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JAMES PETRAS

Katariche http://www.scribd.com/people/view/3502992-jorge

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Globalización y ciudadanía. I Por James Petras DIMENSIONES SOCIALES Y POLÍTICAS Introducción Uno de los problemas fundamentales en la actualidad, con relación a los intelectuales críticos, es la corrupción del lenguaje político, la ofuscación del capitalismo realmente existente a través del uso de eufemismos y conceptos que tienen poca relación con las realidades sociales y políticas sobre las que pretenden hablar. Estamos farniliarizados con este tipo de mistificaciones simplemente al ojear las páginas financieras de la prensa diaria. Términos tales como "reforma económica" no tienen nada en común con sus tratamientos tradicionales ni con su significado de sentido común -redistribución de ingresos, crecimiento de bienes públicos- el concepto ahora se refiere a la reconcentración de ingresos, ascendentes y hacia el exterior, la transferencia de propiedades públicas a monopolios privados, la reasignación de gastos del presupuesto nacional, desde bienes sociales para los trabajadores y pequeños granjeros hasta la exportación de subvenciones para corporaciones gigantes. Surge el mismo problema con todo el repertorio de conceptos elaborados en las últimas dos décadas por ideólogos del neoliberalismo para justificar y disfrazar las crecientes diferencias socioeconómicas y las Prácticas políticas autoritarias que acompañan la hegemonía capitalista. Una discusión seria acerca de los mayores problemas sociales y políticos de hoy en día debe comenzar clarificando conceptos básicos. El tema de esta conferencia contiene dos conceptos: "globalización" y "ciudadanía" que exigen una desmitificación. En este ensayo, procederé a argumentar contra el concepto de "globalización" y en favor del concepto de imperialismo, no en términos ideológicos sino como un modo más preciso de comprender e interpretar el contexto en el que están enmarcados los problemas políticos y sociales. Procederé luego a discutir el problema de ciudadanía a través de un marco de trabajo más amplio, desde una visión crítica de la "democracia" y de las transiciones democráticas, introduciendo el concepto de "neoautoritarismo" para explicar cómo los procesos electorales han conducido a diferencias socioeconómicas perversas y desequilibradas. Dentro de este imperio, e del marco neoautoritario, el ensayo examinará visiones de ciudadanía "oficiales" y críticas, fijando la atención en la diferencia entre prácticas de ciudadanía formal y sustantiva. En la segunda parte del ensayo, discutiré el ascenso y el declive de la democracia y de la ciudadanía en el Sur de Europa en el contexto del nuevo orden imperial y de la consolidación de su posición subordinada dentro de ese sistema. En la conclusión discutiré las futuras perspectivas de cambio, enfocándolas desde una serie de probabilidades contextuales que Podrían hacer detonar transformaciones de gran escala a largo plazo. Mitos globales y Poder imperial. La Globalización o el Imperialismo de los Estados Unidos, esa es la cuestión. Y 1998 debe ser visto como la respuesta definitiva: la economía mundial está cada vez más dominada por el Poder económico de EE.UU. La visión de los años 80 Y Principios de los 90 era la de que estábamos entrando en un mundo de "corporaciones globales" que rebasaban los límites nacionales, lo que algunas autoridades llamaron una "ciudad global" y lo que otros calificaron como estados interdependientes unidos por

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corporaciones internacionales. Esta perspectiva ya no es sostenible. El análisis sistemático de la composición de la economía internacional demuestra de manera concluyente, que las corporaciones multinacionales de EE.UU. están lejos de la fuerza dominante y fuera de ella, y que cada vez lo están más. Las ideas de un mundo "bipolar" o "tricolor", de una economía mundial más diversificada basada en la aparición de las economías del milagro asiático, es un espejismo. La idea de un contrapeso europeo al poder de EE.UU., anclado en una economía alemana unida y que resurge, no es evidente, al menos en términos de corporaciones gigantes que dan forma a la economía mundial. Hasta el extremo en que persiste la globalización retórica, ésta se ha convertido en una máscara ideológica que disfraza el poder de las corporaciones de EE.UU, que está emergiendo, explotando y enriqueciéndose ellas mismas y a sus directores, los jefes del ejecutivo, hasta un nivel sin precedentes. En la actualidad la globalización debe ser vista en gran parte como un nombre en clave del imperialismo ascendente de EE.UU.. El predominio corporativo de EE.UU. El informe más moderno de las compañías más importantes del mundo basado en su capitalización de mercado demuestra que entre las 500 mayores compañías del mundo, los EE.UU. tienen 244 empresas, Japón tiene 46, Alemania 23. Incluso si sumamos todas las de Europa, el total viene a ser de 173 compañías, muy por debajo de EE.UU. Está claro que el capitalismo europeo, no en cambio el japonés, permanece como el único competidor de los EE.UU. en la dominación del mercado mundial. La aceleración del poder económico de EE.UU. y el declive de Japón en 1998 se manifiesta en el creciente numero de firmas empresariales estadounidenses entre las 500 más importantes, de 222 a 244, y el precipitado declive de las firmas japonesas de 71 a 46. Esta tendencia se acentuará en los próximos años debido a que las corporaciones multinacionales estadounidenses están comprando gran número de empresas japonesas, así como coreanas, tailandesas y de otras firmas. Si miramos las 25 firmas más importantes, aquellas en las cuales el capital excede de los 86 billones de dólares, la concentración del poder económico de EE.UU. está aún más clara: más del 70% son estadounidenses, el 26% son europeos y el 4% son japonesas. Si miramos las 100 compañías más importantes, el 61% son estadounidenses, el 33% son europeas y solamente el 2% japoneses. En el nivel en que las multinacionales controlan la economía mundial, es en los EE.UU donde en gran parte han resurgido, de manera abrumadora, como el poder dominante. En la medida en que las compañías más importantes sean la primera fuerza a la hora de comprar compañías menores, mediante uniones y fusiones, podemos suponer que las multinacionales de EE.UU. jugarán un papel más importante en el proceso de concentración y centralización del capital. El mito de los "mercados emergentes" A mediados de los años 70, colectivos de periodistas, banqueros inversores y académicos comenzaron a referirse al fin de la dependencia del Tercer Mundo, al surgimiento de nuevos centros de poder económico, y a la subida de Asia como el nuevo centro del capitalismo mundial. En la actualidad esas declaraciones no tienen valor. Todos los países que están surgiendo (en América Latina, en Asia, en Oriente Medio, en África), juntos, suman 26 de las 500 compañías que están a la cabeza -el 5%. Lo que es aún más significativo es que debido a las crisis económicas y a las políticas de privatización, muchas de esas compañías han sido expropiadas con capital estadounidense o europeo -son, como consecuencia, sucursales de los gigantes del imperio euroamericano. Por ejemplo, en América Latina la mayoría de las compañías de telecomunicaciones y eléctricas, que están entre las mayores del mundo empresarial de América Latina, pertenecen a multinacionales europeas. Las

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privatizaciones en Brasil, especialmente Telebras, la mayor compañía de América Latina, ha extendido el imperio euroamericano. Los sectores económicos que encabezan las 500 compañías más importantes son la banca, comunicaciones, farmacéuticos, equipamiento y software de oficinas y seguros. En otras palabras el predominio de los EE.UU. está localizado tanto en el capital financiero como en la alta tecnología -la mayor compañía del mundo hoy en día es Microsoft seguido de General Electric. El poder imperial de EE.UU. está basado en un taburete de cuatro patas: financiero, alta tecnología, farmacéuticos y recursos energéticos. El cambio dinámico que se ha producido en el poder económico también puede ser ilustrado, mirando el número de grandes compañías nacionales con aumentos significativos, así como decrecimientos de valor entre 1997/98: entre las 23 compañías más importantes 13 eran estadounidenses y 10 eran europeas - ninguna compañía de Asia ni de América Latina estaba en la lista. Como contraste, entre las compañías cuya capitalización había decrecido de manera significativa, 12 eran de Japón, 5 eran de otros países asiáticos y sólo 5 eran de EE.UU. y Europa Occidental. El valor creciente de las compañías de EE.UU. y de Europa les da más capital para extender sus imperios, mientras que el decreciente valor de las compañías de Japón, del Sudeste Asiático y de América Latina las hace vulnerables frente a las compras. El precipitado declive de Asia como poder en la economía mundial, coincide con el final del desafío comunista al poder euroamericano. Las "reglas de la cooperación capitalista" entre los centros del imperialismo y los "mercados emergentes" han cambiado de una forma dramática. En el período previo de confrontación sistemática, el capital asiático emergente era visto por Washington como un aliado estratégico que debía ser consentido con un acceso fácil a los mercados y al capital; sus regulaciones de estado y políticas de proteccionismo eran supervisados convenientemente. En el período postcomunista contemporáneo de competición intercapitalista, todas las reglas han cambiado. Asia es percibida como un competidor, como un objetivo a conquistar. Washington y Wall Street presionaron fuerte para liberalizar, privatizar y desregular sus mercados financieros. La resultante crisis en Asia es una oportunidad tremenda para las compañías de EE.UU. y de Europa para reconquistar empresas lucrativas asiáticas y para eliminar competidores. Ventajas comparativas de las corporaciones de EE.UU. en la economía mundial Incluso en los días más oscuros del relativo declive en el poder global, desde mediados de los 70 a mediados de los 80, las compañías estadounidenses poseían varias ventajas estratégicas que más tarde pudieron explotar enteramente para recuperar la supremacía mundial En primer lugar, las corporaciones estadounidenses tienen un control indiscutible sobre el sistema político en un nivel que es inimaginable en Europa, Tanto el Demócrata como el Republicano están comprometidos paraexpandir el poder corporativo en el extranjero, incluso sacrificando programas sociales en su propia casa. El Congreso, la Presidencia y la Reserva Federal (el Banco Central) ante cualquier diferencia mínima existente sobre cuestiones marginales, están orientados a promover expansiones en el extranjero. En segundo lugar, los sindicatos estadounidenses representan sólo cerca del 10% de la fuerza laboral del sector privado y es más significativo es que dependen totalmente de los dos partidos mayoritarios y además se unen con ellos. No hay democracia social ni amenaza de una política de izquierdas ante el consenso de los dos partidos acerca de la expansión de grandes negocios en el exterior. Los sindicatos estadounidenses oficiales cooperan con las compañías en despidos masivos, reduciendo beneficios sociales, e implernentando reglas de trabajo que maximizan el poder corporativo. Obligan a los trabajadores a aceptar cambios tecnológicos y reclasificaciones en el trabajo en un nivel mucho mayor de lo que hacen los sindicatos europeos o asiáticos.

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Como resultado, las grandes compañías de EE.UU. pueden acumular capital y expandirse extranjero sin ninguna resistencia política como la que encuentran las compañías en Europa o en Asia. En tercer lugar, las corporaciones de EE.UU. tienen los impuestos más bajos que en cualquier país industrializado. Los impuestos corporativos responden al 10% de los ingresos federales, los impuestos sobre la renta de los salarios es del 47%. Los EE.UU. tienen el mayor número de trabajadores sin ningún fondo de salud, que cualquiera de los países industrializados o semi-industrializados. En combinación, estos factores proporcionan a las compañías estadounidenses los mejores beneficios a la hora de comprar competidores y financiar fusiones llegando así a posiciones dominante el mercado laboral. En cuarto lugar, el Departamento de Hacienda Puede financiar los enormes déficits de la cuenta corriente de EE.UU. poniendo en circulación dólares -la mayor moneda de cambio en mundial. Ningún competidor capitalista tiene esta Posición Privilegiada para financiar sus balances negativos con el dinero de otros países. En quinto lugar, los funcionarios del Departamento de Hacienda de EE.UU. son los miembros que mayor influencia tienen en el Fondo Monetario Internacional y en el Banco Mundial, estando de ese modo en una posición que les permite reforzar políticas económicas que minan competidores, aumentando la vulnerabilidad de los países competidores y facilitando al corporativo de EE.UU. ocupar el poder, bajando las barreras a las invasiones financieras o de inversión. Finalmente, el estado imperial de EE.UU. a través de una multiplicidad de agencias (Comercio, CIA, Pentágono, Hacienda) ha concentrado sus esfuerzos minando la economía japonesa, conservando influencia en Europa (vía OTAN), incautándose de bienes en Asia y América Latina mediante una combinación de intervenciones políticas y militares que compone la agenda de desarrollo en dirección a los mercados libres. Estas ventajas internas y externas, políticas y económicas, les han proporcionado a las compañías de EE.UU. unos recursos internos y una estructura internacional para fusiones de gran escala y expansión hacia el extranjero... que ha dado lugar al resurgimiento del imperio económico americano. Y es imperio no globalización, lo que explica por qué la economía de EE.UU. sigue creciendo mientras Asia experimenta quiebras masivas y la economía brasileña colapso. El contraste entre la capitalización creciente de grandes compañías estadounidenses y la caída de la capitalización de firmas empresariales en Asia y América Latina no puede ser explicado mediante una economía global "interdependiente" Más bien, el crecimiento de beneficios, los pagos de intereses a los bancos y las compras hechas por multinacionales que preceden y acompañan al colapso asiático y latinoamericano se entienden mejor corno una operación exitosa del orden imperialista de EE.UU. La crisis de sus competidores es la oportunidad para los negocios de EE.UU.: adquisiciones a bajo precio de empresas y bancos en Corea, Japón y Brasil. Las devaluaciones de los salarios más bajos en los países donde las compañías estadounidenses operan y los bienes de consumo baratos, alimentan el gasto del consumidor estadounidense. Se encuentra una buena ilustración del modo en que la "crisis" ha beneficiado al imperio estadounidense y europeo en las exportaciones de empresas rentables. En 1998, multinacionales estadounidenses y europeas invirtieron 47 billones de dólares comprando firmas brasileñas. En 1999 la devaluación de la deuda y a depresión en Brasil, hacen esperar que compañías euroamericanas hagan compras más lucrativas. En Corea más del 53% de las inversiones de EE.UU. estaban dirigidas a hacerse con el poder de operaciones existentes de empresas nacionales coreanas. En 1998, debido a que la industria japonesa cayó un 6.9%, algunas corporaciones de banca y financieras de EE.UU. están haciendo profundas incursiones en el mercado financiero y de bienes japoneses. El imperio económico creciente se corresponde con el creciente consentimiento de la

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Administración Clinton a usar la fuerza en Irak, en Europa Central, en Asia y en África, para incrementar el presupuesto militar de EE.UU. y para designar unos asesores firmes de inteligencia y de seguridad presidencial para dirigir una intervención militar cubierta y abierta. Washington está preparado para defender su ascendencia económica recién recuperada mediante todos los medios necesarios: mediante el "libre comercio" si es posible, y mediante la fuerza militar si es necesario. Según la mayoría de los defensores de la teoría de la "globalización" estamos entrando en una nueva época de interdependencia, en la que las corporaciones apátridas van más allá de las fronteras nacionales, estimuladas por la tercera revolución tecnológica y facilitadas por los nuevos sistemas de información. Desde este punto de vista el estado-nación es un anacronismo, los movimientos de capital son imparables e inevitables y el mercado mundial es el que determina la macroeconomía y microeconomía política. El neoliberalismo es un derivado ideológico que pone el énfasis en el mercado libre, el libre flujo de capital y la privatización. El resultado, según los teóricos de la globalización, es progresivo, dinámico, que moderniza el mundo con naciones prósperas. El contraste entre premisas y promesas de los teóricos de la globalización y la realidad contemporánea no podía ser más desolador. En lugar de naciones interdependientes tenemos dramáticos contrastes entre naciones acreedoras y deudoras; corporaciones de billones de dólares apropiándose de empresas, intereses, privilegios y excedentes de comercio, mientras billones de trabajadores y campesinos cosechan, pobreza y existencias miserables. Estructuralmente encontrarnos que más del 80% de las mayores corporaciones multinacionales controlan sus inversiones, decisiones acerca de investigaciones y tecnológicas fuera de sus oficinas de casa en EE.UU., Alemania o Japón. Las corporaciones multinacionales se basan en operaciones en todo el mundo pero su control está centralizado. La contradicción más sorprendente en la teoría de la globalización está en el contraste entre la relativa prosperidad del capitalismo en EE.UU. y Europa, y el colapso o la depresión de las economías en el resto del mundo. La crisis en Asia, América Latina, ex-URSS, etc. se alimentó con las presiones de los poderes euroamericanos que animaron en la liberalización, la desregulación y la deuda. En la actualidad estas corporaciones multinacionales (CMN) euroamericanas se benefician mediante compras de bancos y corporaciones a bajos precios, explotan labores de bajo salario, del mismo modo en que ejercitan mayor control sobre el comercio y las políticas macroeconómicas. Es un extraño concepto de "globalización" el que describe el pillaje y se aprovecha en un mismo soplo de las corporaciones interdependientes y apátridas. La gran concentración de ganancias e intereses corresponde a cuentas de los cuarteles de las CMN de los EE.UU. y Europa. El concepto de imperialismo es mucho más preciso al definir la concentración general de riqueza y poder, la centralización de capital, los efectos diferenciales de las crisis, pérdidas debidas a ellas y la distribución de beneficios, Más exactamente, el enfoque histórico del imperialismo está localizado en la actualidad en los EE.UU. El crecimiento de los EE.UU. ha llevado al declive la teoría de declive de EE.UU.. Los bancos estadounidenses y las casas de inversión dominan cada vez más en Asia y Europa. Las exportaciones de la comodidad cultural de EE.UU. han expandido geométrica e igualmente a oficiales estadounidenses nombrados en las instituciones financieras que actúan y son vistos como peldaños para corporaciones multinacionales y bancos estadounidenses. Igualmente importante a causa de la OTAN y de su expansión en la Europa del Este, los EE.UU. ahora tienen una mayor presencia e influencia en Europa que en cualquier-otro período de la guerra fría. La influencia militar de EE.UU. se ve mediante su presencia militar en Bosnia, Irak, Yugoslavia (Kosovo), Macedonia. La influencia estadounidense en las Naciones Unidas, y particularmente su control sobre los inspectores de NU en Irak es ahora conocida públicamente la violación de Washington a los mandatos de NU al bombardear Irak y su reto hacia la OMC

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(Organización Mundial de Comercio) mediante sanciones unilaterales contra Europa en el problema del plátano es simbólico en cuanto a la arrogancia del poder imperialista. Es difícil discutir contra la naturaleza imperialista de las relaciones internacionales, e incluso más difícil negar la ascensión de los EE.UU. dentro del sistema imperialista. Para seguir negando las realidades económicas y militares mediante la referencia continuada a la "naturaleza global" de la economía es necesario convertirse, en parte, a la ofuscación de los actores principales y de los beneficiarios del mismo sistema.

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Globalización y ciudadanía, II. Por James Petras

El nuevo orden imperial: las implicaciones políticas y sociales El nuevo orden imperial y la promoción de los intereses de las instituciones económicas dominantes por medio de políticas neoliberales tiene profundas consecuencias para la democracia y la sociedad. A nivel estructura] significa que agentes externos, oficiales no electos juegan un mayor papel en definir la forma de las decisiones macroeconómicas y macrosociales que tienen efecto en las estructuras básicas de la economía y en el estándar de vida de las naciones. En la actualidad en muchos lugares del mundo, oficiales nombrados por la Secretaría del Tesoro de EE.UU. del Banco Mundial y el FMI (Fondo Monetario Internacional) deciden a niveles de gasto de gobierno, relaciones de propiedad (propiedad privada contra pública), estrategias de desarrollo (mercados de exportación o o domésticos y muchos otros aspectos decisivos de existencia social, evitando el sistema electoral. Estos actores de política externa responden al imperativo de los gobiernos y multinacionales nacionales de sus casas. En la mayoría de los casos, la élite de la política local implementa estas políticas macroeconómicas regresivas sin consultar a su electorado o ni siquiera al cuerpo legislativo elegido. La presunción de toma de decisiones políticas de estos representantes externos del poder corporativo altera fundamentalmente la naturaleza de sistemas políticos electorales. Si el autoritarismo esencialmente es definir decisiones tomadas sin consulta ni responsabilidad pública, la influencia y el poder crecientes de los oficiales no electos de las instituciones financíeras internacionales son un pilar importante de ese sistema. La influencia de los actores financieros no elegidos externos, no obstante, es sólo uno de los aspectos del crecimiento del autoritarismo, aunque es un componente muy importante. El crecimiento de la OTAN con su estructura central de mando, dominado por los oficiales militares estadounidenses, y su creciente papel en la definición de límites nacionales, y en la extensión de su alcance en Europa Central es otra dimensión del nuevo autoritarismo. La resatelización de la Europa del Este por mandato de la OTAN es el vivo recuerdo de que los defensores de ayer de la independencia nacional son los ávidos clientes de hoy de las aspiraciones de la hegemonía estadounidense. El nuevo autoritarismo es diferente a los regímenes del viejo estilo represivo. En el pasado el autoritarismo tenía una cara militar, negaba las libertades individuales y la oposición electoral. El nuevo autoritarismo es un régimen híbrido que combina procesos electorales y libertades individuales con estructuras de toma de decisión altamente elitistas. Mientras acontecen las elecciones, no hay correspondencia entre la retórica populista o social durante la campaña electoral y el gobierno postelectoral en el cual la dura austeridad neoliberal controla las políticas de ajuste estructural, y éstas últimas son aplicadas. El uso deliberado de decepciones políticas llama a cuestionar el significado real de "elecciones competitivas" como se ha dispuesto en la elección que ha hecho el votante y como un medio de influenciar en el electorado a lo largo del proceso político. Por otro lado, el cada vez mayor uso de decretos ejecutivos para implementar la agenda neoliberal (prívatizaciones, políticas de ajuste estructural, etc.) es mucho más similar al estilo de los regímenes del antiguo autoritarismo que a las prácticas democráticas. Igualmente importante es que la expresión rutinaria de las amenazas de la economía

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debidas a la fuga de capital mediante multinacionales que recortan reformas sociales, y las amplificaciones de esas amenazas por medio de ejecutivos políticos, es una forma de chantaje y coacción que niega a los votantes y a las legislaturas la capacidad de discutir y aprobar leyes. El uso de amenazas y coacción son antitéticos para una cultura cívica, donde todos los actores socioeconómicos aceptan las reglas del juego democrático y todos son libres para discutir sobre política sin coacción. El reciente caso de dimisión del anterior Ministro de Finanzas, Osker La Fontaine es instructivo. Su tentativa de corregir ciertas injusticias fiscales, fue contestado por una amenaza de las corporaciones alemanas de salir de Alemania. El Primer Ministro Schroeder procedió a forzar la cuestión, provocando la dimisión de La Fontaine y desbaratando la agenda de reforma social. El electorado que había votado a la reforma social, era marginado y el capital corporativo ya tenía su camino. El proceso democrático en Alemania se sacrificó para enfrentarse con las exigencias del poder corporativo centralizado. El neoautoritarismo, es un sistema híbrido que combina las tomas de decisión de élite y los procesos electorales, el cuerpo legislativo elegido y el corporativo no elegido que toma decisiones, campañas electorales y prácticas de decreto, minan la noción de una cultura cívica. En este contexto es importante examinar de una manera crítica el significado de ciudadanía desde dos ángulos: ciudadanía "formal" y substantiva. La ciudadanía formal se refiere a los atributos legales destinados al ciudadano según una constitución escrita o no escrita. La ciudadanía substantiva se refiere a la capacidad de los individuos a ejercitar el poder en el debate actual de la resolución de cuestiones políticas. Hoy en día, a los ciudadanos se les niega sistemáticamente el derecho de voz y voto en las cuestiones substantivas más profundas que afectan a sus vidas -incluyendo el gasto de estado, impuestos, privatización, programas de austeridad, subsidios para multinacionales, etc. Para encubrir esta negación hacia los ciudadanos los defensores elitistas del estado liberal se refieren a nociones amorfas de "sociedad civil" y "globalización". Vivimos en sociedades de clases, donde las desigualdades socioeconómicas son más agudas de lo que han sido a lo largo de los últimos treinta años. La "sociedad civil" incluye inversores billonarios y banqueros que acumulan fortunas comprando y vendiendo empresas, cerrándolas y explotando a miles de trabajadores, así como pagando salarios muy bajos, negando a los trabajadores eventuales los derechos laborales elementales. Las desigualdades socioeconómicas y las relaciones explotadoras de la "sociedad civil" definen concepciones muy distintivas de ciudadanía y acción política. Para los directores corporativos de la élite rica, la ciudadanía consiste en decisiones macroeconómicas influyentes; para los trabajadores, la ciudadanía consiste en adaptarse a esas decisiones o meterse en política de clases para resistirse a ellas. El punto teórico es que el concepto de sociedad civil es demasiado general e incluyente para explicar las políticas económicas divisorias generadas por una clase de sociedad civil contra otra. El ejercicio de ciudadanía substantiva está estrechamente asociado con la política de clases que reconocen las relaciones distintivas y desiguales entre sociedad civil y las relaciones entrelazadas entre las clases dominantes de la sociedad civil y el Estado. La ciudadanía substantiva está en profundo conflicto con las prácticas coactivas de las CMN. Las amenazas públicas y cubiertas de las CMN de mover el capital, cerrar fábricas, explotar trabajadores es un factor significativo que mina el debate libre y el proceso legislativo democrático. Es el revólver corporativo apuntando a la cabeza del trabajo o del legislador que impiden políticas democráticas. La ciudadanía sólo puede funcionar cuando los ciudadanos pueden elegir a los que tornan las decisiones, no bajo el dedo de actores externos sensibles a las élites políticas y económicas de EE.UU. o de Europa. Los ciudadanos no pueden comprometerse en debates significativos sin una cultura cívica, cuando amenazas y chantajes son las armas de un conjunto de intereses. La ciudadanía requiere que las

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preferencias electorales basadas en campañas electorales tengan alguna correspondencia con las políticas del gobierno. Los socialdemócratas que hablan a la gente antes de las elecciones y se rinden ante las multinacionales después de ellas ponen en cuestión no sólo sus credenciales reformistas, sino que también minan la legitimidad del proceso electoral. Subida y caída de la democracia en el sur de Europa A mediados de los años 70, en el sur de Europa (Portugal, España, Grecia) se experimentó una de las transformaciones políticas más prometedoras desde el final de la II Guerra Mundial: el fin de las dictaduras militar y civiles y el surgimiento de regímenes civiles elegidos democráticamente. Aún más significativo fue que las clases populares (trabajadores, agricultores, estudiantes, etc.) de la sociedad civil jugaron un papel crucial en la "transición" organizando asambleas de masas, publicando revistas, debatiendo cuestiones en consejos de vecinos, en asambleas en fábricas, en cooperativas rurales, en el campus universitario, etc. Un proceso político se había puesto en marcha y se movía para democratizar desde el régimen hasta el lugar de trabajo, relaciones sociales y el estado. Esta profunda dinámica de democratización sin embargo, fracasó. La transición a la "democracia pura" se convirtió en transacción entre las élites políticas emergentes, el poder establecido en el estado autoritario y los escalones más altos de la estructura de clases, ayudada e incitada por los EE.UU. y Europa Occidental -principalmente por lo que entonces era Alemania Occidental. La fusión de nuevos políticos postdictatoriales, de clase media que escalan posiciones socialmente y los centros de poder del estado conservadores que existían, limitaron la transición política a un cambio de régimen, no a una transformación de estado. La nueva configuración institucional continuó minando las bases democráticas sociopolíticas fundamentales de la democracia pura, antes de abolir o revocar los avances socioeconómicos que tuvieron lugar en el período inmediato de la transición. Las agencias estatales se apropiaron del organismo popular de toma de decisiones. Los políticos electorales y los oficiales conformistas de la unión comercial ignoraron o abolieron el estilo asambleario para tomar decisiones en el lugar de trabajo. Grupos autónomos de vecinos eran sustituidos por agencias estatales o marginales en el reparto de recursos. En una palabra, la transacción política que conducía a un "régimen electoral autoritario" híbrido convirtió deliberada y exitosamente una ciudadanía activa en una clientela electoral pasiva. La dinámica política de] régimen transaccional no evitó que la sociedad civil perdiera su autonomía, su agitado espíritu democrático, y procedió a desmantelar o a cooptar las nuevas formas institucionales. Las cooperativas agrícolas fueron desmanteladas, marginadas o burocratizadas. Los consejos de trabajadores se transformaron en agencias "consultivas" marginales. Los jefes locales de los barrios se convirtieron de facto en administradores del desembolso del presupuesto del estado. La élite o las estructuras ---dearriba abajo" continuaron su propia "lógica centralizadora": el poder pasó de las asambleas populares a la clase política electoral, desde el parlamento hasta el ejecutivo, desde la ejecutiva nacional a las élites "internacionales" de Bruselas, Washington y Bonn. El autoritarismo del nuevo estilo fue personificado en el jefe político personalista que designó seguidores leales y sometió bajo el mando de la OTAN a la CEE (Comunidad Económica Europea) y a los banqueros internacionales. Ni las elecciones periódicas, partidos competidores, los parlamentos locuaces, ni los mass-media generalmente libres pero conformistas no eran retos para ellos. Los "regímenes de transacción" reprodujeron un estado centralizado de hecho, comparable con el pasado pero no idéntico a él . Mientras el vocabulario de democracia y de una "transición democrática" circulaba mucho y era aceptado, en general, por la mayoría de los académicos, periodistas y el público en general, el poder político estaba cada vez más concentrado en los acuerdos formados para repartir el

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poder entre las nuevas élites políticas del brazo ejecutivo y los "capitalistas con miras al exterior" y sus cada vez más importantes socios inversores extranjeros. Los regímenes transaccionales del sur de Europa estaban afianzados esencialmente en dos lógicas: la tradicional relación entre patrón/cliente que consolidaba el poder doméstico, y la nueva lógica de "integración" por subordinación ante los circuitos internacionales de capital y poder. Este estilo "híbrido" de hacer política era complementario, no contradictorio. La clientela suministró la estabilidad política que facilitó la "liberalización" y la "apertura económica" beneficiando a esas clases y grupos dentro de los circuitos internacionales, mientras perjudicaba a muchos que estaban fuera de los circuitos. Los regímenes transaccionales siguieron una trayectoria política que movió la democracia social y el liberalismo social a neoliberalismo. Esta trayectoria política reflejó y dio forma a la creación de una estructura de clases nueva, con un desdoblamiento tanto horizontal como vertical: las clases clave, los "capitalistas transnacionales" locales forjaban acuerdos rápidamente o se fusionaban o eran comprados por medio de capital de Europa, de los EE.UU. y de Japón. Las élites de los servicios de turismo, de comercio y de la banca desarrollaron una gran afinidad y cambios substanciales para respaldar enérgicamente un giro hacia el "neoliberalismo", del mismo modo en que lo hicieron los asesores profesionales con las multinacionales y con los académicos con aspiraciones de llegar a ser "funcionarios internacionales". Bajo estas clases clave que salían beneficiadas había trabajadores, agricultores y pequeños hombres de negocios que generalmente sufrieron las consecuencias adversas, particularmente durante el "período neoliberal tardío", viendo desgastados sus beneficios sociales, sus subsidios y su protección laboral. Los partidos socialistas del sur de Europa jugaron un juego fundamental en la formación del régimen transaccional y la desmovilización de las clases populares en la transición hacia el liberalismo social. Sus credenciales oposicionistas les dieron un grado de legitimidad del que los partidos tradicionales de derecha desacreditados carecían. Los socialistas eran capaces de "vender" a las clases populares la idea de que la reconsolidación del régimen híbrido era un elemento de "estabilización de la democracia" y ocultar el hecho de que aquello era una cuña que abría el camino para la vuelta al poder de una nueva forma de reglas elitistas capitalistas. Los partidos socialistas cambiaron el discurso ideológico básico desde justicia social y ecuanimidad hasta "modernización", "europeización" y "empresa", ofuscando (en términos ideológicos) de esta manera el surgimiento de una nueva clase dirigente, y nuevas formas de explotación y desigualdades. El "discurso europeizador" de los socialistas fue particularmente efectivo y útil. En primer lugar, se aprovechó del complejo de inferioridad de los europeos del sur y evocó imágenes de una gran capacidad de consumo y fuertes programas de bienestar social (de los cuales ninguno se materializó de manera continua ni generalizada), En segundo lugar la "europeización" proporcionó a los socialistas una cobertura ideológica en los países del sur de Europa para adentrar su economía y su estructura militar y política en Europa como miembros subordinados. La desigual unión de economías y el sufrimiento que esto ocasionó a muchos fue racionalizado como el coste que había que pagar necesariamente para convertirse en "europeos". Para la élite de la economía, militar y estatal, por supuesto, había beneficios -subsidios, carreras profesionales, prestigio y codos que rozaban con compañeros socialistas de Europa Occidental, así como garantías contra la reversión al pasado o revoluciones en el futuro. En el actual esquema de cosas, los socialistas del sur de Europa han sido ascendidos a posiciones de "responsabilidad" por mandato de la OTAN (léase Washington). Javier Solana, el socialista español, lleva a cabo la política de la Administración de Clinton como Secretario General de la OTAN. Westendorf, un vestigio de Franco que ejerció en el Ministerio de Asuntos Exteriores de Felipe González, desempeña la labor de enviado

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de Washington en Bosnia. Costas Simitis, el Primer Ministro griego, colabora con Washington en la entrega del líder kurdo Ocalan al represivo régimen turco. Portugal provee de tropas a las misiones de la OTAN en Europa. El discurso europeizador es, en efecto, una racionalización ideológica para la abdicación de una política democrática exterior independiente para el sur de Europa. Las conexiones sociales subyacentes entre los intereses capitalistas transnacionales del sur de Europa y el capital euroamericano proporcionan la "base política" para la integración, por medio de una estrategia de subordinación. El resultado de este tipo de europeización es, sin embargo, un nuevo divorcio entre la toma de decisiones los ciudadanos. Las líneas de mandato se extienden más allá, hacia arriba y hacia fuera, las líneas de transmisión de mandato (políticas) son más impersonales y unidireccionales (por medio de los massmedia) y el papel de los ciudadanos es de manera creciente una de dos: o consumidor, o destinatario. Las revueltas, protestas y marchas ocurren en respuesta a los programas económicos de diseño elitista: los granjeros protestan por recortes en los subsidios; los trabajadores se manifiestan contra el desempleo; la servidumbre civil golpea contra los recortes a lo Mastricht en los presupuestos... todavía la estructura centralizada y su apuntalamiento ideológico, y el apoyo de los partidos, ambos se mantienen en su lugar... al menos por ahora. Conclusión El resurgimiento de relaciones imperiales -erróneamente descrito como "globalización" ha hecho estragos en las prácticas democráticas. junto con la redefinición de democracia como toma de decisiones de manera centralizada mediante elecciones, el papel de los ciudadanos como protagonistas de debates políticos públicos francamente ha decaído. El resultado es una mayor apatía del votante, una abstención creciente y el rechazo a apoyos políticos, el "antivoto" - así como una mayor recurrencia a la acción extraparlamentaria. Las perspectivas para una nueva reorganización sociopolítica apremian y la posibilidad de un orden político económico más participativo (democracia pura o socialismo) depende de varios factores. 1. La propagación de la crisis capitalista desde el Sudeste de Asia, América Latina, Rusia y la ex-URSS hasta EE.UU. y Europa. Hay razones muy plausibles para creer que esto es probable, dada la coacción de que el colapso de estos mercados sería aprovechado para realizar las mayores corporaciones en Europa y en los EE.UU.. 2. Se están perfilando en el horizonte cambios sociopolíticos a gran escala en regiones que han sido afectadas por la crisis y que son claves: en China el malestar político está creciendo hacia el interior del país debido a cierres masivos y a las redes de seguridad no existentes. En Brasil, la depresión está provocando cada vez más confrontaciones a muchos niveles -desde gobernadores del Estado hasta los trabajadores sin tierra. En Indonesia, Rusia, etc., devastados por el colapso del capitalismo están surgiendo retos sociales similares. 3. Las confrontaciones militares y políticas provocadas por la partición de Yugoslavia por obra militar de Washington -OTAN puede probablemente provocar un conflicto militar prolongado desestabilizando los Balcanes y podría llevar a una guerra más general, 4. El boom de los EE.UU. se alimenta en parte de una exagerada burbuja especulativa que es insustancial. Los stocks están muy sobrevaluados; los ahorros son negativos y el resultado de la economía productiva no tiene relación con la economía escrita sobre el papel. Si en efecto cualquiera o todos estos sucesos se volvieran realidad estaríamos posiblemente ante un crecimiento de políticas extraparlamentarias en Occidente y

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una radicalización de los procesos políticos en el Sur y en el Este. Los partidos ya establecidos, incluso los socialistas o especialmente ellos, convencidos profundamente de su misión como guardianes del status quo y creyentes de sus propios mitos de pertenecer al "centro izquierda" o Tercera Vía son estructuralmente incapaces de liberarse de un orden político económico en crisis. Los nuevos movimientos sociopolíticos tomarán probablemente en un principio la forma de los consejos de parados en Francia, de las confrontaciones de agricultores y granjeros con el estado, de las huelgas generales de los trabajadores daneses, etc. El colapso del neoliberalismo ya está provocando una profunda reflexión sobre la despreocupada "liberalización" que ha condenado a cientos de millones de personas a la pobreza en Asia, América Latina y Rusia. Hay una gran posibilidad de que se dé un giro hacia un desarrollo interno en contra de la "globalización" imperialista, un restablecimiento del proyecto socialista -la resocialización de empresas privadas en quiebra como alternativa a las adquisiciones del exterior, niveles más altos en planes públicos y un retorno al modelo de asamblea popular para la democratización de espacios públicos y privados. En el sur de Europa, la crisis y la reflexión de la trayectoria realizada al finalizar los años 70 puede llevar a una reanimación del «espíritu de 1974"; la crisis saca lo mejor y lo peor de la gente. Por parte de las clases gobernantes en decadencia siempre hay una amenaza de represión para retener el poder y para subvencionar sus pér didas; para las clases populares, consejos, asambleas, solidaridad -un resurgimiento de la ciudadanía en lugar de relaciones patrón-cliente. Lo que está claro es que un cuarto del mundo capitalista no puede prosperar cuando tres cuartos están en crisis profunda -las leyes de acumulación capitalista no pueden operar en unas circunstancias tan restrictivas. Lo que también queda claro es que el actual éxito del capitalismo en Europa y en los EE.UU. está ampliamente basado en la desmantelación del estado de bienestar social y en el rechazo a acceder a cualquier pacto social significativo. Tal y corno hemos visto, incluso las más mínimas reformas fiscales propuestas por el anterior ministro alemán de finanzas fueron rechazadas, y el propio ministro fue expulsado. Esto suscita una cuestión fundamental: si el bienestar social, tal y como históricamente ha sido entendido en Europa no es verosímil bajo la existencia real del capitalismo, ¿cuáles son las alternativas? Recuerdo una de las exhibiciones retóricas del Presidente Kennedy, que sin embargo contenía una profunda verdad "Aquellos que hacen que la reforma sea imposible hacen que la revolución sea inevitable".

17 de abril de 1999

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1 mayo 2001

EL MOVIMIENTO SOCIAL EN LOS ESTADOS UNIDOS Seattle, Quebec, Nader y la recesión después de la prosperidad James Petras Página/12 --¿A qué se debe esta vez su visita a la Argentina? --Forma parte de una visita a Brasil y Argentina. En Brasil participé con otros intelectuales en una reunión que para la Consulta Popular, que es un movimiento de los movimientos urbanos y rurales, que buscan crear un espacio político que va más allá de ellos mismos pero no está definido si va a formar un nuevo partido o no. También voy a participar en el Tribunal Internacional contra los Crímenes del Latifundio en el Estado de Paraná, en Brasil, para juzgar al gobernador por el asesinato de quince activistas campesinos en los últimos años y otros actos de represión. En Argentina vine a presentar un libro mío de cuentos en la feria del libro que se llama "Andando por el mundo", que publica el Grupo Editorial Altamira y también por una invitación de Hugo Calello del Ciclo Básico de la Universidad de Buenos Aires y por supuesto a ver amigos. Y junto con eso estamos preparando un estudio académico comparado sobre las privatizaciones en Argentina, Brasil, y México. Se trata de analizar críticamente lo que pasó con las privatizaciones cinco o seis años después que fueron hechas y evaluar los resultados. --Las grandes movilizaciones que se produjeron en Seattle en 1999 y ahora en Quebec contra la globalización financiera mostrarían que surge un movimiento importante en los países centrales. ¿Cómo ve usted a este nuevo movimiento, sobre todo en Estados Unidos? --No fue una sorpresa si uno analiza la expansión económica de los paises centrales, como Estados Unidos, en la última década. Esta expansión fomentó las más grandes desigualdades en la historia de estos países y aumentó geométricamente los ingresos del diez por ciento más rico, mientras los salarios del 40 por ciento más pobre sufrieron una pérdida y una pequeña caida en su nivel de vida. La llamada prosperidad que se da entre 1992 y 1999 tuvo resultados polarizadores. En segundo lugar generó enormes inseguridades por el movimiento de capitales afuera del país por la creación de puestos de trabajo de bajos salarios y mucha inestabilidad. Según un cálculo, con estas nuevas condiciones un trabajador cambiará 15 veces de trabajo a lo largo de su vida, en vez de las dos o tres que era lo normal. Entre la incertidumbre, el estancamiento y la creación de mayores desigualdades, entraron en juego varias tendencias. En primer lugar varios sectores sindicales afectados por la fuga de capitales, los bajos salarios y la inseguridad.Estas organizaciones han perdido alguna fuerza porque cada vez son menos los trabajadores sindicalizados en el sector privado, pero al mismo tiempo hay otro descontento más allá de los sindicatos. Los obreros no sindicalizados tienen que buscar otra forma de protesta. Tenemos también la degradación del medio ambiente con la desregulación de Bill Clinton. A pesar de la retórica, todo el mundo sabe que la degradación con la desregulación perjudicó el medio ambiente. Entonces tenemos a los ecologistas y los sindicalistas a los que se suma una nueva generación de jóvenes muy sensibilizados por la explotación que realizan las transnacionales en el exterior. Esos tres grupos formaron la vanguardia.

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Hay poca presencia de la población negra y de los sectores feministas. Participan muchas mujeres pero no bajo las banderas feministas. A todo eso se suma otro fenómeno importante: el desencanto con los partidos. --En este caso sería con el Partido Demócrata que siempre despertó expectativas en los sectores progresistas y radicales... --El Partido Demócrata tenía la autoimagen de ser el partido del pueblo. Con la derechización de Clinton, los recortes sociales, el libre mercado, el NAFTA, tenían que buscar otra forma de expresar su descontento y no sólo a partir del proceso electoral. La gente dice: 'debemos actuar por nuestra cuenta'. Como se trata de algo que involucra a millones de norteamericanos, yo diría que estas movilizaciones fueron apoyadas por un espectro más amplio de la población que el que simpatizó con las grandes movilizaciones contra la guerra de Vietnam. Pese a que los medios mostraron actos de violencia en estas manifestaciones, lo curioso es que eran vistas con gran simpatía en la sociedad. Y entre los sindicalistas era más fuerte que el apoyo de este sector a las protestas contra la guerra de Vietnam y a la lucha por los derechos civiles de los negros. En esta cuestión cualquier blanco entendía que la salida de capitales y la precarización del trabajo afectaba algún pariente, hijo o algún conocido. Hay encuestas que dicen que casi el 80 por ciento de la población, si no está afectada directamente, tiene algún vecino o alguien más cercano afectado por las nuevas normas de trabajo. --¿Cómo analiza el triunfo de George Bush en este contexto? --Yo creo que hay un proceso de reagrupamiento después de la orgía de la campaña donde los dos partidos principales gastaron cerca de 500 mil millones de dólares. Hubo un enorme derroche, saturación de los medios y creo que se da un proceso de reagrupamiento. No sé que porcentaje llegó a la protesta de Quebec desde los Estados Unidos. Yo diría que entre el 15 o 20 por ciento fueron a Quebec desde Estados Unidos. El 80 por ciento eran canadienses y muchos de ellos sindicalistas afiliados a sindicatos de empresas multinacionales norteamericanas. Creo que fue una protesta norteamericana con enfoque en Canadá y con líderes canadienses. --¿Ese movimiento tiene alguna forma orgánica o un líder que lo represente? --No, no hay un personaje, una figura carismática que convoca. Y creo que eso es positivo. Pero hay una falta de liderazgo que facilitaría aglutinar en forma permanente. Hay una descentralización de activistas en diferentes espacios políticos y organizaciones. Hay coordinadores, hay personas que se comunican constantemente y que coordinan acciones conjuntas. --¿Son partidos políticos u organizaciones por los derechos civiles, o sociales? --Son organizaciones sociales, de ecologistas, una gran gama, una sopa alfabética de grupos donde cada cual tiene un círculo que lo apoya y se juntan a partir de acontecimientos como la Cumbre del ALCA, etc. --¿Se mantienen en contacto más allá de esas fechas? --En contacto sí, pero no articulados orgánicamente. Son orgánicos dentro de su propio espacio, pero no tenemos, por ejemplo un Movimiento de los Sin Tierra, no existe ese tipo de organización. --¿El convocante principal son los sindicatos?

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--Por lo general son los sindicatos asociados a una coordinadora que prepara el terreno, se reúnen y se mantienen en comunicación y cuando se produce algún hecho, promueven adhesiones y deciden acciones. Cada una de esas organizaciones tiene activistas, yo no les llamaría militantes, son activistas que están actuando en su local y en su tema específico. Cuando llega el acontecimiento se ponen a actuar a nivel nacional o internacional. --¿Este fenómeno social pudo ser capitalizado o expresado por la candidatura de Ralph Nader? --Yo participé en la campaña de Nader y estuve en Seattle y podría decir que la mitad de los participantes junto a Nader son muy consecuentes y muy coherentes políticamente. Y otro sector que viene del liberalismo, de desprendimientos, simpatizantes del Partido Demócrata, no lo es tanto. Entonces en las últimas semanas de la campaña empezaron a demonizar a Nader diciendo que ayudaba al Diablo. Bush era el fascista, la ultraderecha y el que votaba a Nader favorecía a Bush al restarle votos a Gore. Fue una campaña de terror que asustó a este sector progresista no radical. En segundo lugar, Gore adoptó una política momentánea demagógica y populista. Y además usó a líderes feministas y negros, Gloria Steinhem, Jessie Jackson, algunos ecologistas de la derecha, para hacer campaña sucia y confundir a la gente acusándo a Nader de robar votos de Gore. Esta campaña tuvo efecto. Esperábamos siete millones de votos según las encuestas que se habían hecho dos meses antes de las elecciones, que era el cinco o seis por ciento del total. Cuando la campaña estaba finalizando, los temerosos se dieron vuelta y votaron a Gore tapándose la nariz. Además los medios no dejaban que se mencionara a Nader, no lo dejaron participar en los debates. En un debate de televisión ni siquiera le permitieron pasar y sentarse a escuchar. Llamaron a la policía y lo hicieron echar. Ni siquiera lo dejaron asistir. Fue un bloqueo total a Nader en los medios. Y esto a pesar de que los actos de Nader fueron los más concurridos de la campaña: 20 mil personas en Oregon, 15 mil en Seattle. En Wisconsin tuvo diez mil personas. Y Gore llegaba allí y hacía actos con mil quinientas o dos mil personas, con autobuses pagos y demás. Eso nos levantaba el espíritu y creo que todos los que asistieron a los actos votaron después a Nader. El problema eran los que apoyaban en forma pasiva. --¿Qué tipo de persona o de político es Nader, porque aquí se lo conoce sólo por su actuación en defensa de los consumidores? --Yo diría que recibió un 25 por ciento de votos de los trabajadores y un 10 o 15 por ciento del voto estudiantil. Lo demás es de clase media baja hasta clase media alta, con muy poco apoyo de la población negra, que votó en un 90 por ciento por Gore, porque todos los pastores y sus líderes y la politiquería negra que come de las subvenciones del gobierno federal, se prestaron a llevar los votos a Gore. También debemos entender que el ausentismo en los barrios negros fue de más del 50 por ciento. Nader no podía romper las barreras que tiene el Partido Demócrata a partir de sus politiqueros. --¿Pero existe una afinidad entre Nader y estas movilizaciones que se han realizado en Seattle y Quebec? --Total. Su política tiene un sentido progresista, es decir: no va más allá del Estado de bienestar social. Dice: "debemos recuperar el New Deal de Rooseveltn porque el Partido Demócrata traicionó la política económica de bienestar social". En este panorama es un crítico fuerte de las multinacionales desde dos ángulos: porque explotan a los trabajadores en el exterior, pero también,porque bajan sus costos

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transfiriendo capitales al exterior. Hay un tinte casi proteccionista en la crítica a las multinacionales. Una parte tiene una óptica internacionalista, si se quiere, y la otra es un discurso que critica a las multinacionales porque están cerrando gran cantidad de puestos de trabajo en los Estados Unidos. Con el consumidor tiene un enorme prestigio tras 25 años de actuación en ese medio contra las trasnacionales automotrices y las farmacéuticas. Por eso este sector de clase media lo apoyó muy fuertemente. Con respecto a la población negra y las mujeres, tenía programas mucho más avanzados que Gore, pero no tenía las organizaciones tradicionales. Habló en las asociaciones de negros y de mujeres, lo aplaudieron mucho, pero finalmente estas organizaciones optaron por Gore. --¿La población de origen latino estaba muy influenciada por los cubanos residentes en Miami y los medios que controlan? --No. Los cubanos son una minoría extremista. No todos, porque internamente hay divisiones. En el panorama latino, los puertorriqueños y mexicanos, sus líderes, son progresistas liberales, con excepciones, hay mexicanos americanos que apoyan a Bush porque son clientelistas de Texas. Yo diría que un 60 por ciento de los hispanoparlantes votan Demócrata; un 30 por ciento Republicano y un diez por ciento son radicales o progresistas. Y las proporciones de no votantes son altas también. Los ilegales, que son millones, no votan. Y hay muchos a los que no les interesa. Las horas de trabajo en los Estados Unidos son más que en otros países. El trabajador promedio de Estados Unidos trabaja seis semanas más al año que el alemán, cuatro semanas más que el español y es comparable a los coreanos del sur. --¿Esta experiencia electoral de Nader tiene una proyección hacia el futuro? --Él dice que sí, que debemos continuar las luchas, etcétera. El problema es que el Partido Verde, que utiliza como instrumento de su campaña es muy heterogéneo. Tiene muchos ecologistas radicales que están un poco fuera de la vida cotidiana, están contra los impuestos, no tienen un enfoque muy social. Tiene que transformar este partido para hacerlo más popular, más social. --¿Además de usarlo como herramienta electoral, Nader es dirigente del Partido Verde? --Él fue el candidato presidencial del partido y es uno de sus dirigentes aunque no es el presidente. Con respecto al futuro para convertir la candidatura y los 2.8 millones que votaron por él, en la construcción de algo orgánico con una visión común de la sociedad, yo no lo veo muy claro. --¿Usted sigue participando en el partido de Nader? --Mire, en mi pueblo, Binghampton, una pequeña ciudad de 60 mil habitantes, tenemos un grupo de 25 activistas, pero hay sectores libertarios, cuya principal preocupación es legalizar la marihuana y demás, no tienen vínculo con el pueblo, con los problemas sociales, la desocupación, los bajos salarios. No me siento muy cómodo en las reuniones porque mis intereses están más ligados a lo social y a la ecología anticorporativa y ellos están en cosas más libertarias. --¿Este movimiento tan amplio e inorgánico identifica intereses comunes con los movimientos que se dan en Latinoamérica y en el mundo? --Bueno hay mucha simpatía con los franceses de Bové, con el MST de Brasil, con los movimientos indígenas, hay afinidades con sectores sindicales. Por ejemplo los

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sindicatos portuarios que en Estados Unidos tiene una larga tradición de izquierda, su líder fue simpatizante del Partido Comunista en el pasado, y ellos tienen el apoyo donde hay sindicatos portuarios de izquierda, que no es tN común. Estos sindicatos y los del ala progresista en los Estados Unidos están elaborando relaciones. También el ATTAQ y otros grupos de este tipo han desarrollado actividades conjuntas. --Si se convierte en algo permanente sería un afctor nuevo en la política norteamericana. ¿Eso no puede provocar cambios, mayor represión? --Hay bastante represión ya. La policía mata y pega y después discute. Somos una sociedad muy represiva detrás de la fachada liberal. En todas las ciudades hay gatillo fácil y los ataques policiales son más brutales aquí cuando se rompen los límites de control que tiene fijados. Este fenómeno no representa una amenaza tal como la que teníamos en los '60 cuando se generalizó la represión y asesinaron a dirigentes negros. Yo creo que están en la etapa de creación de equipos de vigilancia, aprobando leyes contra el terrorismo con una interpretación muy amplia. Hay un marco legal muy amplio que están aprobando para restringir las protestas heterodoxas. Hay que ver qué sucederá con la agresividad de Bush y la recesión que estamos pasando. --La recesión empezó a anunciarse en 1999, y recién ahora podría comenzar a mostrar secuelas a afectar a la gente... --Nadie sabe si la recesión provocará diez o 20 millones de desocupados o simplemente siete u ocho millones, mucho dependerá de la profundidad de la recesión. En segundo lugar si Bush se va muy lejos en su política de la nueva guerra, podría estimular el sentimiento antiguerra, antiintervencionista, que en Estados Unidos tiene una larga tradición. Es muy cauto en el compromiso de tropas terrestres. Es la experiencia que han sacado sobre todo de la guerra de Vietnam. Entonces usa muchas bombas, aviones, cipayos mercenarios subcontratando ex oficiales del ejército norteamericano. Hay grandes empresas que subcontratan ex soldados. Utiliza estos mecanismos para que el pueblo no vuelva a ver soldados norteamericanos en guerras. La resistencia a implicar soldados, como ocurre ahora con la situación en Colombia, provoca constantes interpelaciones en el Congreso. "Nosotros no tenemos tropas --dice el gobierno-- tenemos asesores y no están en los frentes de combate". Y cuando mueren los asesores mercenarios subcontratados no aparecen como bajas de soldados, sino como muertes de la empresa. En este panorama, Bush trataría de "latinoamericanizar las guerras para preservar el imperio".-

¿Por qué James Petras? Norteamérica por un norteamericano (Por LB) Es más común que estudiosos norteamericanos tengan una lectura de los movimientos sociales en América Latina o que estudiosos latinoamericanos traten de explorar los fenómenos políticos en Estados Unidos para entender sus consecuencias en los países de la periferia. James Petras es un pensador de izquierda, profesor de ética política en la Universidad del Estado de Nueva York y desde hace 35 años es un asiduo visitante y conocedor de la Argentina. Los grandes movimientos de protesta que se efectuaron en Seattle en 1999 durante la reunión de la Organización Mundial del Comercio pusieron de manifiesto que la prosperidad económica que se vivía en los Estados Unidos generaba también descontento en un sector importante de la población. La candidatura de Ralph Nader, que terció con los históricos demócratas y republicanos desde la izquierda "líberal" fue otro dato de la existencia de una gran red

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de agrupamientos que expresan a los afectados y descontentos con esta realidad. Petras estuvo en las protestas de Seattle y participó en la campaña de Ralph Nader, por lo que se convierte en un testigo directo de este fenómeno del que la mayoría de los latinoamericanos sólo alcanza a percibir sus reflejos, pero que puede llegar a convertirse en un factor inesperado en la política interna de los Estados Unidos, de alguna manera la capital de la globalización financiera. Petras describe la composición y el comportamiento de este fenómeno y señala que dependerá de la gravedad que alcance la recesión que despunta en el país del Norte, para descifrar el futuro político de este heterogéneo e inorgánico movimiento social. Por Luis Bruschtein

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5 de MAYO de 2001

CONSTRUCCION DEL IMPERIO EN AMERICA LATINA: LA ESTRATEGIA MILITAR DE EE.UU James Petras Especial para Rebelión Traducción para Rebelión: A. Santos

Introducción La construcción de un imperio, en particular un imperio capitalista a principios del siglo XXI, requiere de una elaborada arquitectura militar para poder expandir, proteger y consolidar los grandes intereses económicos, esenciales para los imperios modernos. Mientras que los "teóricos globalistas" escriben sobre las "clases dominantes mundiales" y el "fin del estado-nación", el aparato militar del estado imperial, y en concreto el de EE.UU, ha crecido enormemente durante la última década y tiene una importancia fundamental en promover y proteger a las corporaciones, bancos y empresas de importación-exportación basadas en EE.UU. El objetivo de este trabajo es describir y analizar el alcance, la profundidad y la estrategia del aparato militar de EE.UU en América Latina - destacar sus múltiples enlaces y controles sobre los militares y cómo estos controles se dirigen a aumentar el poder del estado imperial norteamericano. Las vastas operaciones de los militares de EE.UU y el éxito alcanzado en forjar instituciones militares dependientes mediante una compleja red de programas y actividades conjuntas refutan la retórica sin sentido sobre el gobierno de las "corporaciones globales". Para demostrar la importancia de lo militar, este informe se centrará en el Imperio Norteamericano en América Latina. La primera parte de este trabajo tratará sobre los intereses económicos estratégicos de EE.UU y la justificación ideológica de la expansión militar norteamericana en América Latina. En la segunda parte, el informe se centrará en la arquitectura del imperio militar, especialmente en el establecimiento de relaciones de dependencia o mercenarias. La tercera parte tratará sobre los objetivos operativos y la propaganda diseñada para legitimar la militarización de la política latinoamericana bajo la tutela de EE.UU. En la conclusión se discutirá el fenómeno dual de la expansión del control militar de EE.UU y el fortalecimiento del papel de los militares en las decisiones sobre las prioridades de la política latinoamericana; el impacto sobre la sustancia y las estructuras del sistema político y el papel del imperio norteamericano en delinear la política interamericana. Las instituciones militares estratégicas, así como las políticas dirigidas a América Latina, han sido detalladas sucintamente por el General Peter Pace, Infantería de Marina de Estados Unidos, Comandante en Jefe del Comando Sur de EE.UU (USSOUTHCOM). El área de responsabilidad del USSOUTHCOM abarca toda América Central y América del Sur, el Caribe y las aguas que la rodean, totalizando más de 15.6 millones de millas cuadradas y más de 404 millones de personas. Este informe se basa en el testimonio del General Pace ante el Comité de Servicios de las Fuerzas Armadas del Senado de EE.UU del 27 de marzo de 2001. Bases Económicas del Imperio Militar

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Los arquitectos de la estrategia militar norteamericana en América Latina son perfectamente conscientes de la importancia central que tienen los intereses empresariales de EE.UU a la hora de formular políticas. La elaboración de la estrategia militar y los programas diseñados para incrementar el poder militar de EE.UU dentro de los ejércitos latinoamericanos está legitimado por los intereses económicos norteamericanos: beneficios, mercados y acceso a materias primas estratégicas, en particular a fuentes energéticas. El General Pace, en su introducción al Senado, enuncia claramente las bases económicas en su discurso sobre la estrategia militar norteamericana: "Más del 39 por ciento de nuestro comercio se realiza dentro del Hemisferio Occidental. Además, 49 centavos de cada dólar gastado en América Latina se utiliza en bienes y servicios importados de EE.UU. América Latina y el Caribe suministran más petróleo a EE.UU que todos los países de Oriente Medio" (El General Pace es bastante ingenioso en el tratamiento de los datos. El "Hemisferio Occidental" al que se refiere aquí incluye a Canadá, que obviamente no es parte de América Latina y es el principal socio comercial de los Estados Unidos del hemisferio. En segundo lugar, cuando dice que 49 centavos de cada dólar se gastan en la importación de bienes y servicios es dudoso, ya que la mayoría de Sudamérica, Argentina, Brasil y Chile tienen importantes relaciones comerciales con Europa y Asia. Puede ser que sus cifras se hayan inflado al incluir el "servicio de la deuda" como "servicios norteamericanos"). Debido al aumento de los movimientos antiimperialistas y anticoloniales en todo el mundo, los poderes imperiales contemporáneos, aún cuando se involucran en las formas más flagrantes y evidentes de dominación, envuelven sus políticas e instituciones imperiales en una retórica democrática. "Las amenazas" al poder imperial se expresan en términos moralistas. El expansionismo militar imperial se justifica en términos de la lucha conjunta contra la actividad criminal internacional, que afecta adversamente tanto al centro imperial como a los países latinoamericanos involucrados. En la práctica, la amenaza real son las fuerzas militares nacionalistas y los sistemas políticos democráticos participativos que desafían la dominación de EE.UU. Los problemas de principio, como son definidos por los estrategas militares norteamericanos, tienen que ver con el control de las consecuencias sociales derivadas de las políticas neoliberales y la explotación económica de América Latina. La expansión militar de EE.UU y el fortalecimiento de los ejércitos latinoamericanos son la principal amenaza para el surgimiento de la democracia y la estabilidad regional. Los militares, sin embargo, ven las consecuencias - oposición popular - producidas por el dominio y la explotación norteamericana como "la amenaza" para América Latina. Por consiguiente, el General Pace argumenta que "La mayor amenaza para la democracia (sic), la estabilidad y la prosperidad regional (?) de América Latina son la inmigración ilegal, el tráfico de armas, el crimen, la corrupción y el tráfico de drogas ilegales" (los comentarios en paréntesis son míos). La inmigración ilegal está directamente relacionada con la militarización norteamericana de Colombia, y el empobrecimiento de Perú, América Central y México se deben a la aplicación de políticas neoliberales. Lo que el Comandante de USSOUTHCOM describe como "amenazas" son en realidad las prácticas de los aliados militares del USSOUTHCOM. Los Contras respaldados por EE.UU en América Central; Montesinos, un recurso de la CIA en Perú; Noriega, el ex hombre fuerte de Panamá (viejo empleado de la CIA) y muchos otros militares han estado activamente involucrados en el tráfico de armas con el conocimiento y apoyo del USSOUTHCOM. El incremento de la emigración ilegal, un antiguo problema en México, está directamente relacionado con las enormes transferencias de beneficios, intereses y pagos de royalties desde México a los bancos y corporaciones norteamericanas. El creciente problema de la emigración ilegal desde Colombia a los países vecinos es el resultado de la estrategia, la ayuda militar y el asesoramiento del USSOUTHCOM. El equipamiento y entrenamiento de los escuadrones de la muerte colombianos (las llamadas "unidades paramilitares") es parte de una estrategia general para militarizar Colombia y absolver a los militares

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colombianos de las masacres generalizadas de dirigentes civiles de los movimientos sociales. La verdadera preocupación del USSOUTHCOM es que los países vecinos de Colombia (Ecuador, Venezuela, Panamá, Brasil), que están sufriendo los mismos efectos adversos de las políticas neoliberales, se movilicen políticamente contra la dominación militar y los intereses económicos de EE.UU. Como indica el General Pace, "Muchos de los países que comparten fronteras permeables con Colombia continuarán siendo vulnerables a la inmigración ilegal y a las incursiones de insurgentes armados". La militarización de Colombia por parte de EE.UU y sus efectos de desbordamiento hacia los países vecinos significa que el USSOUTHCOM se está movilizando para militarizar toda la región, incrementando los envíos de armamento y el control de las fuerzas armadas de toda esa zona. La militarización regional se denomina ahora como "Iniciativa Andina". Tráfico de armas. El mayor traficante de armas de la región es el USSOUTHCOM y no los carteles de la droga. Los segundos mayores traficantes son los aliados militares de Washington, con el equipamiento en particular de los grupos paramilitares. Los terceros mayores traficantes son los carteles de la droga que trabajan con el ejército y la policía. Las guerrillas en Colombia carecen del armamento pesado que tienen las fuerzas armadas, no tienen ni siquiera sistemas portátiles de armas para defensa aérea. El tráfico de armas que realizan los insurgentes es una actividad mínima en comparación con la que realizan el USSOUTHCOM y sus aliados militares. Además, los fines y la utilización de la compra de armas son radicalmente distintas: EE.UU y el Ejército trafican con armas para proteger el orden socioeconómico existente y aterrorizar a la población, mientras que los insurgentes, sus armas livianas y sus misiles "caseros" están diseñados para derribar ese orden y defender al campesinado. El delito y la corrupción son otros de los "peligros", según el General Pace, para la democracia y la prosperidad. La corrupción de la política y los políticos es predominante entre los que tienen el poder gubernamental y los altos cargos del ejército con los que el USSOUTHCOM colabora activamente, a los que asesora y dirige. Cada gran escándalo de corrupción que ha tenido lugar en América Latina durante la década pasada involucró a políticos y oficiales que llevaban adelante los lineamientos norteamericanos de política económica neoliberal y la "defensa del hemisferio" (léase hegemonía de EE.UU). Mientras los guerrilleros secuestran millonarios para financiar sus actividades, los mayores bancos norteamericanos, incluidos el Citibank, el Bank of América y los principales bancos de Miami y otras ciudades blanquean entre $250 y $500 mil millones al año, según las audiencias del senado norteamericano. En cuanto al tráfico de drogas, la mayoría de los beneficios se blanquean en los bancos norteamericanos. El campesino recibe una fracción del precio final. La erradicación de la coca, que conlleva la penetración profunda de EE.UU en todos los niveles de la policía, fuerzas armadas y el sistema político latinoamericano es un pretexto para el control a largo plazo y a gran escala por el USSOUTHCOM de todo el aparato del estado latinoamericano. La Arquitectura de la Esfera Militar El USSOUTHCOM se encuentra ubicado en Miami (con una sub-sede en Puerto Rico). Es responsable de la planificación, coordinación y conducción de la actividad militar de EE.UU en toda América Latina y el Caribe. El USSOUTHCOM ha instalado bases militares con aeropuertos en Aruba-Curacao, en las Antillas Holandesas; en Manta, Ecuador y en Comalapsa, El Salvador. Estas bases le permiten a EE.UU introducirse tanto en el espacio aéreo de la mayor parte de los países de América Latina, como por mar y tierra. Además, EE.UU tiene una base operacional militar en Soto Cono, Honduras, que proporciona apoyo a helicópteros en las misiones intervencionistas norteamericanas en América Latina y el Caribe. La facilidad con que los militares

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norteamericanos pudieron construir esta red de bases al servicio del imperio se debió principalmente al apoyo y entrenamiento a largo plazo de oficiales militares dependientes realizado por el USSOUTHCOM en América Latina. Así lo manifiesta el General Pace, "Las excelentes relaciones entre EE.UU y El Salvador, fortalecidas durante años de sólido contacto entre militares de ambos ejércitos, ayudó a alcanzar negociaciones favorables sobre el acuerdo FOL " (Emplazamientos Operativos de Avanzada, en inglés Forward Operating Locations, base aérea). Los años de sólida colaboración entre los ejércitos incluyen la década de 1980 en la que 75.000 salvadoreños fueron asesinados por los militares. La victoria militar sobre las guerrillas fue seguida por la consolidación del poder de EE.UU sobre sus lacayos salvadoreños y la utilización de las instalaciones salvadoreñas como base de avanzada para la expansión militar norteamericana en toda la región. En El Salvador la década de colaboración con los militares y los escuadrones de la muerte valió la pena: El Salvador es ahora un lugar clave para la expansión del control del USSOUTHCOM en la zona. Actualmente el USSOUTHCOM se ha embarcado en un proyecto similar con el ejercito colombiano y sus subordinados, los escuadrones de la muerte, las llamadas fuerzas "paramilitares". De la misma forma, la intervención política norteamericana en Ecuador para derribar a la junta popular en enero de 2000 y la consolidación de régimen de Noboa, ha facilitado grandemente que el USSOUTHCOM pueda asegurar la base militar de Manta. La intervención militar norteamericana, al apuntalar o imponer a sus clientes en un país, proporciona un trampolín para un control regional más general: se dispara una especie de efecto imperial multiplicador. La construcción de fuerzas militares dependientes requiere una multiplicidad de actividades. Así lo describe el General Pace, "Nuestro enfoque se centra en operaciones combinadas, ejercicios, entrenamiento y educación, ayuda en temas de seguridad y programas de asistencia humanitaria". Tanto en la forma como en la organización y los contenidos, los oficiales latinoamericanos son entrenados directamente para servir a los intereses estratégicos, económicos y militares del imperio. Con estos programas, EE.UU exige el fortalecimiento de los militares y el aumento de su capacidad para reprimir a los adversarios - según sean estos definidos por EE.UU. En cada región: el Caribe, América Central y el resto de América Latina, el USSOUTHCOM ha estado armando, entrenando y adoctrinando a los ejércitos nacionales para servir a los intereses de EE.UU bajo su liderazgo. La finalidad es evitar la utilización de tropas norteamericanas y de esta forma reducir la oposición política en los Estados Unidos. El modelo consiste en que Washington dirige y entrena a los ejércitos latinoamericanos mediante "programas conjuntos" extensivos e intensivos, y subcontrata compañías privadas de mercenarios que proporcionan militares especializados, todos ellos oficiales "retirados" del ejército norteamericano. La construcción de esta red imperial se describe con el sardónico lenguaje eufemístico común a todas las sangrientas tentativas militares contemporáneas. Por ejemplo, el General Pace describe la construcción de estados-cliente en el Caribe como "asistir a la Nación Asociada en el entrenamiento de sus fuerzas de seguridad, con nuevo equipamiento defensivo": consecuentemente, los lacayos caribeños "acogieron al TRADE WINDS 2000, un ejercicio multinacional que promueve la cooperación de fuerzas de mar y tierra en respuesta a las crisis regionales..." El alcance de la participación militar de EE.UU en el Caribe ha aumentado enormemente en los últimos dos años. Los Guardacostas norteamericanos dirigen operaciones y entrenamientos y aumentan el flujo de armas hacia los militares caribeños. En estas operaciones, gran cantidad de agencias norteamericanas participan por tierra, mar y aire en los países del Caribe. Según el USSOUTHCOM, estas agencias incluyen a la DEA (Agencia Antidroga, en inglés Drug Enforcement Agency), el Departamento de Defensa, el Servicio de Aduanas de EE.UU, los Guardacostas de EE.UU y varias otras

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agencias. En América Central, el USSOUTHCOM pretende aumentar el tamaño y la eficiencia de los ejércitos para que sirvan a los intereses estratégicos de los Estados Unidos. Bajo la retórica eufemística de "mantener la paz", el USSOUTHCOM ha organizado seminarios y operaciones para promover la subordinación a los militares norteamericanos y sus objetivos estratégicos. En este contexto, "mantener la paz" se refiere a la organización de ejércitos con militares de varios estados dependientes bajo la dirección del USSOUTHCOM para asegurar las zonas conflictivas y mantener o reinstaurar regímenes favorables a los Estados Unidos. Los ejercicios conjuntos son considerados por el USSOUTHCOM como una excelente oportunidad para "entrenar personal multinacional de las naciones del Caribe y de América Central para operaciones de mantenimiento de la paz". El USSOUTHCOM también entrena y adoctrina a tropas de tierra y aire de América Central en un programa llamado "Cielos Centrales" - aparentemente para campañas antidroga, son ejercicios con fines múltiples, diseñados para consolidar el control de EE.UU, incrementar la vigilancia aérea contra potenciales insurgentes antiimperialistas, así como campañas selectivas antidroga. La tercera región en la que el imperio militar ha extendido su alcance es el "Cono Sur", que incluye Chile, Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay. Los últimos años han sido testigos de programas intensivos de adoctrinamiento ("diálogo"), mayor colaboración militar bajo la tutela del USSOUTHCOM ("cooperación en defensa") y "ejercicios multilaterales de entrenamiento" bajo dirección norteamericana. Con un fuerte respaldo de Washington, los regímenes chileno y brasileño están "modernizando" sus ejércitos, mediante el aumento de los gastos militares, especialmente compras a fabricantes de armas norteamericanos (Chile está negociando con Lockheed Martin la compra de aviones F-16). Dado el gran descenso del nivel de vida y los fuertes recortes de los presupuestos para financiar la deuda externa con los bancos norteamericanos, el resto de los países latinoamericanos tienen limitaciones en los fondos disponibles para comprar armas a los EE.UU para defender el imperio. El USSOUTHCOM ha dirigido ejercicios militares "conjuntos" con los países del Cono Sur, llamados CABANAS, que se realizaron en el 2000 en Argentina, en contra de la Constitución del país "anfitrión", sin conocimiento de la opinión pública en general y sin aprobación legislativa. Una vez más, estos ejercicios fueron organizados para combatir a enemigos internos, no a invasores extranjeros. Han sido diseñados para integrar a los ejércitos Latinoamericanos bajo el comando de EE.UU en la represión de la insurgencia interna, en caso de que colapsen algunos de los regímenes neoliberales envueltos en la crisis económica. La contraparte marítima de los ejercicios CABANAS son los ejercicios UNITAS: el mayor ejercicio naval multinacional dirigido por EE.UU en el hemisferio occidental. El USSOUTHCOM ha diseñado estos ejercicios para organizar la estructura de mando, profundizar su influencia en el personal de los ejércitos latinoamericanos y formar a los oficiales en los procedimientos y tácticas del ejército norteamericano para implementar de forma más eficiente las prioridades políticas del USSOUTHCOM. La cuarta región designada por el USSOUTHCOM es el "Sistema Andino" que incluye a Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia. En medio de las revueltas populares de Ecuador en enero de 2000, los militares norteamericanos, junto con el embajador de EE.UU, desempeñaron un papel relevante instigando a los cuadros superiores del ejército a derrocar a la junta popular y apoyar al nuevo Presidente (Noboa). Así describe el General Pace el papel de EE.UU, "En Ecuador, el USSOUTHCOM ha trabajado en estrecha colaboración con el embajador norteamericano y el gobierno del Presidente Noboa, proporcionando ayuda al ejército ecuatoriano, especialmente en la gestión de la crisis nacional." Al apoyar al régimen de Noboa, el USSOUTHCOM pudo asegurar la Base Aérea de Manta en la costa noroeste, una plataforma de lanzamiento clave para extender la vigilancia aérea norteamericana por toda la región andina y, más específicamente, para proporcionar inteligencia aérea al ejército colombiano (y a

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los escuadrones de la muerte) entrenados y dirigidos por EE.UU, involucrados en actividades de contrainsurgencia. Desde Manta, el imperio militar norteamericano ha extendido su control aéreo sobre toda América del Sur. Como indica el General Pace, "Manta... es la clave para reajustar nuestra zona de responsabilidad (AOR), nuestra arquitectura (el aparato militar) y para extender el alcance de nuestra cobertura aérea de DM y T (Detection, Monitoring and Tracking, en español Detección, Control y Seguimiento) en la Zonas Fuente (zonas de producción de droga)" El nuevo imperio militar se ha extendido, controlando no solo tierra, mar y aire, sino también los ríos de Colombia y Perú. El USSOUTHCOM ha entrenado y equipado a militares con base en los ríos de ambos países. En Iquitos, Perú, las fuerzas especiales de la marina norteamericana, Seals, son una gran fuerza operacional que el General Pace describe como "la mejor instalación de este tipo en el AOR" (zona de nuestra responsabilidad, en inglés area of our responsibility). En Colombia, con $1.300 millones en ayuda militar norteamericana destinada al Plan Colombia, el USSOUTHCOM está involucrado en todos los niveles de las operaciones militares colombianas. Ha entrenado tres "batallones antidrogas" de elite para operaciones contrainsurgentes. Está formando a las tripulaciones de helicópteros equipados con misiles y ametralladoras que trabajan con los mercenarios norteamericanos subcontratados por el Pentágono. Los cuadros superiores y las Fuerzas Especiales del USSOUTHCOM participan activamente en los campos de batalla, dirigiendo operaciones de combate y coordinando la colaboración militar con los escuadrones de la muerte, tal como se vio en El Salvador, Guatemala y anteriormente en Vietnam. En Bolivia las Fuerzas Especiales y la DEA (Drug Enforcement Agency, en castellano Oficina antidroga) actúan en el Chapare, entrenando y construyendo nuevas bases militares. Las actividades del USSOUTHCOM están interrelacionadas. Los ejercicios militares multilaterales son el preludio a los programas de formación doctrinaria. El General Pace declara: "El programa de ejercicios del USSOUTHCOM es el motor de nuestro Theater Engagement Plan (programas de entrenamiento)." Los programas de entrenamiento doctrinario se dirigen particularmente a aquellos militares latinoamericanos que demuestran una mayor predisposición para servir en la red militar imperial. Los oficiales latinoamericanos que completan los programas de adoctrinamiento son valiosos activos del imperio militar, ya que muchos continúan la carrera hasta convertirse en cuadros superiores. El General Pace identifica claramente el papel de los programas de entrenamiento de EE.UU y los beneficios que proporcionan al Imperio. "La formación y el entrenamiento militar internacional (IMET, en inglés International Military Education and Training) y su complemento el IMET Expandido proporcionan oportunidades de formación profesional para militares y candidatos civiles seleccionados cuidadosamente. Estos programas son la columna vertebral de nuestra combinación de formación y profesionalización militar. Suministran fondos a los militares y el personal civil de nuestras Naciones Asociadas para asistir a los cursos de desarrollo profesional en las instituciones militares de EE.UU. Por solo un modesto coste, estos programas son valiosas inversiones ya que muchos de los estudiantes continúan la carrera hasta llegar a ser altos cuadros dirigentes en sus respectivas instituciones militares y gubernamentales." En el ejercicio 2000 el USSOUTHCOM recibió $9.8 millones para el IMET y entrenó a 2.684 estudiantes, incluidos 474 civiles. El proceso de construcción de un imperio militar es por lo tanto un proceso integrado e interrelacionado que comienza por ejercicios militares con los estados clientes ("Naciones Asociadas"), donde se selecciona y entrena a los militares prometedores. Estos oficiales alcanzan posteriormente los puestos más altos y se convierten en activos valiosos para el Imperio, suministrando las bases militares para que las Fuerzas Armadas norteamericanas ocupen el espacio aéreo, terrestre, marítimo y fluvial del país. La expansión del estado imperial de EE.UU, y la integración de los militares lacayos en

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sus redes, destacan la importancia del estado en el mundo contemporáneo. La expansión del imperio militar propiciada por el USSOUTHCOM también incluye el fortalecimiento de la infraestructura de comando, control, comunicaciones e inteligencia para operaciones fijas y móviles en toda América Latina. Al construir esta infraestructura, el estado dependiente latinoamericano suministra al USSOUTHCOM, en palabras del General Pace, "comunicaciones vía satélite (que) son de vital importancia para nuestras fuerzas desplegadas en tiempos de crisis." El USSOUTHCOM ha comenzado varios programas para aumentar la efectividad del Imperio en el control del rebelde pueblo latinoamericano. Según el General Pace el control y las operaciones que realiza el USSOUTHCOM con los aparatos de inteligencia, vigilancia y reconocimiento (ISR) en los estados dependientes son "prioritarias" para dominar América Latina. Los ISR proporcionan a los militares norteamericanos, y a los oficiales latinoamericanos de todos los niveles, indicaciones y advertencias, conocimiento situacional y evaluación de los daños producidos en las batallas. Estos sofisticados sistemas de reconocimiento son necesarios para proteger a los militares norteamericanos que dirigen en combate a las fuerzas armadas dependientes. En términos más eufemísticos el General Pace declara "Los sistemas de reconocimiento sofisticados son necesarios para mejorar la protección de nuestra limitada cantidad de personal desplegado en zonas de alto riesgo". El General Pace admite que las fuerzas militares norteamericanas participan en situaciones de combate real, dirigiendo las fuerzas militares contra la insurgencia popular en América Latina. El alcance y profundidad de la participación del USSOUTHCOM demuestra, por un lado, la recolonizacion de los aparatos militares de los estados clientes mediante su absorción, y por otro, la presencia militar directa y el control de las rutas aéreas, terrestres, marítimas y fluviales. Conclusión El imperio militar norteamericano, dirigido por el USSOUTHCOM, ha construido y extendido múltiples organizaciones regionales, coordinadas por el Comando de EE.UU de Miami y Puerto Rico. El imperio tiene control e influencia sobre el espacio aéreo, las aguas costeras, las rutas fluviales y terrestres -a través de los aeropuertos, instalaciones navales y bases militares. El Imperio está construido y sostenido por el suministro de equipos militares, entrenamiento y servicios a los clientes latinoamericanos y caribeños. El USSOUTHCOM ejecuta un gran número de programas (178 en el año 2000), combinando operaciones y ejercicios de entrenamiento, cursos de formación, equipos móviles de entrenamiento, intercambio de unidades y financiación y ventas militares. Sobre todo ha utilizado conscientemente y sistemáticamente el entrenamiento y las operaciones "antidroga" para captar a los oficiales latinoamericanos e integrarlos al imperio. En la actualidad, el imperio militar norteamericano nos recuerda a los imperios coloniales: comandantes blancos del USSOUTHCOM y oficiales mestizos que dirigen a los soldados de piel oscura de las tropas de primera línea de combate. Esto incluye a las Fuerzas Especiales y a los mercenarios subcontratados, escuadrones de la muerte y conscriptos, detección electrónica aérea y fuerzas paramilitares que empuñan machetes sobre el terreno. El Imperio se extiende hacia el sur desde Miami a través del Caribe, América Central, los países andinos hasta el Cono sur. Es un imperio difícil de manejar, abierto a desafíos y aún "deserciones", como demuestran los levantamientos militares nacionalistas de Venezuela y Ecuador. Mientras que EE.UU invierte miles de millones en armas y envía miles de asesores para reclutar y adoctrinar a los militares latinoamericanos, los oficiales de bajo rango y los soldados rasos están presionados por las luchas sociales masivas y los cada vez más deteriorados niveles de vida de sus países. Han aparecido fisuras, aunque el Imperio haya preparado fuerzas multinacionales. El papel del USSOUTHCOM es intervenir

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constantemente para prevenir deserciones mayores y maximizar la participación militar latinoamericana. El apoyo aéreo y operativo está diseñado para minimizar la utilización de fuerzas terrestres norteamericanas en combate. La pregunta es si todo esto será suficiente. Si las crisis actuales inducidas por el pillaje económico llevan a levantamientos populares a gran escala, ¿qué solidez tienen los militares latinoamericanos dependientes? ¿Podrán contrarrestar a las fuerzas de la nación dirigidas contra el imperio? La lección de Irán en 1979 es clara: un gran ejército moderno, fuertemente equipado y entrenado por los Estados Unidos y sus asesores militares, puede ser vencido. Lo que está absolutamente claro es que el Estado -el Estado imperial- mediante su aparato militar, es esencial para asegurar los mercados y las inversiones de las corporaciones multinacionales basadas en los EE.UU. La total ausencia de cualquier referencia a este creciente papel del imperio militar norteamericano en los escritos de las "teorías de la globalización" es otro ejemplo de la vacuidad e irrelevancia de sus argumentos.

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Conferencia de James Petras en Madrid James Petras (Trascripción de Miguel Álvarez, Colectivo Garibaldi, CELSI) Quiero dar las gracias a los organizadores de esta Conferencia, y saludar las presentaciones anteriores, que iluminan una parte importante de la situación actual. Hoy voy a hablar sobre el Imperio Americano en este periodo de transición, una transición que tiene muchos matices. No es simplemente un cambio de un presidente por otro, o de un partido por otro. Yo creo que hay otros cambios importantes que están ocurriendo en este momento y que podrían tener una enorme influencia en el próximo periodo. Para empezar voy a enunciar de forma telegráfica las claves [que permiten] reflexionar sobre esta nueva coyuntura. Primero, el fin de la burbuja especulativa -hablando de EEUU- con todas sus implicaciones. Segundo, la profundización de la recesión, en su impacto, su profundidad y su extensión. Tercero, un cambio en la ideología, o en la publicidad que justifica el sistema: desde lo que llaman el populismo del mercado hacia un conservadurismo en el mundo de negocios. [Indicaré] entre paréntesis que el populismo de mercado era la ideología de que cualquier secretaria, funcionaria, etc... podía invertir sus pocos ahorros en la economía de burbuja y terminar millonaria para jubilarse con 35 años con su favorecido amante, e ir a Marbella a disfrutar. Esto ya se acabó: los pequeños pensionistas y empleados no llegan a nada porque pierden sus fortunas con el colapso de esta gran estafa, estimulada por la prensa respetable The New York Times o su imitador en el España, El País. Cuarto, no hay ningún representante directo de Wall Street en el gabinete actual de Bush. Han salido y están reemplazados por representantes del gran capital industrial y extractivo (petróleo, minería, energías, etc...). Quinto, hay continuidades y cambios en la política identitaria: Bush aprendió mucho de Clinton sobre la simbología, y ahora hay más mujeres y más negros en el gobierno, y más homogeneidad en la política liberal; más caras hispanas, asiáticas, más faldas, ... y menos diferencia entre la política económica y la política exterior, menos preocupación por una diversidad que podría tener vínculos con los movimientos sociales. (Clinton era el gran maestro de seducir a los representantes de las organizaciones sociales, sin darles nada más que tocar el saxo, ir a la iglesia para gritar Aleluya y llorar con los pobres. Bush tal vez podría tocar la armónica o rezar con voz de bajo en las iglesias negras, pero no va a entrar de esa forma en la política de mistificación.) Sexto, la composición social del gabinete, es el retorno de los aglosajones del Oeste del país, reduciéndose notablemente el porcentaje de judíos del Este en el gobierno: el anterior tenía a Cohen, Rubin, Berger, Albright, pero ahora son O'Neil, Rumsfeld y Powell. Esto no creo que tenga ningún significado en términos del manejo de la política mundial... quizá ofrezca algunas posibilidades diferentes en el tratamiento de Oriente Medio, tema que luego discutiremos. Séptimo y último punto, EEUU ahora, tal y como están articulando su política exterior, no quiere ser la policía mundial de una forma indiscriminada. Quiere mejor dirigir intervenciones estratégicas en regiones de alta prioridad económica: va a declinar la retórica humanitaria -que era la ideología de intervención indiscriminaday va a intervenir por razones abiertamente económicas en aquellos lugares donde

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calcule que pueden verse afectados los intereses de las grandes compañías extractivas e industriales. No hay tiempo de discutir en detalle las políticas anteriores a Bush, que generan el contexto actual para su actuación. Pero simplemente hago notar los puntos de la política de Clinton que afectan de forma importante a lo que Bush puede hacer y la respuesta que debe elaborar. Primero, Clinton hizo los recortes más drásticos en la historia de EEUU sobre los gastos sociales. Excluyó a millones de mujeres solteras de las compensaciones sociales, forzándolas a trabajar en puestos muy mal pagados sin tener centros infantiles. A partir de los recortes en bienestar social, el excedente del presupuesto aumentó a miles de millones, hechos directamente vinculados. Ahora Bush quiere regalar este excedente a los grandes capitales con recortes de impuestos. Se habla mucho del excedente presupuestario, pero sin comentar de dónde procede, y sin enfocar la discusión hacia quién va a recibir la mayor parte de la tarta de los recortes impositivos: el 1% de los más ricos recibe el 60% de los beneficios impositivos. Segundo, Clinton desregularizó el sector financiero para que el capital pudiera entrar, subir, bajar, y además lavar miles de millones de dólares sucios que vienen de ultramar. Sobre esto estoy haciendo un estudio, revisando muchos documentos oficiales. Un dato: los bancos más grandes y respetables: Citibank, Chase Maniatan y Bank of America en conjunto lavan cada año 500 mil millones de dólares sucios que vienen de los bancos de las Bahamas, islas Caimán, Gibraltar y otros lugares para entrar en EEUU, o que directamente proceden de regímenes corruptos como Bongo de Gabón, que lava en un año 130 millones de dólares. Y obviamente cuando preguntamos a los gerentes de los bancos norteamericanos: "¿cómo haces esos tratos?" o "¿qué sabes de los orígenes del dinero?", [la respuesta es] "En la ficha tienen como depositario al 'oficial de gobierno'", y ante la pregunta "¿y no te parece sospechoso que un oficial de gobierno ingrese 130 millones de dólares?", me respondían: "¡Qué se yo!, será un error". Esta desregulación y este tratamiento criminal financian en gran parte el enorme déficit externo en las cuentas de comercio de EEUU. No es un simple problema de moralidad. Es un problema estructural. Por eso, a pesar de tantas leyes y tantas posturas morales que adoptan contra la corrupción, son los bancos norteamericanos quienes están lavando dinero con ambas manos. Esto indica que, aparte de toda la retórica sobre la revolución informática, muchísimo más importante es el dinero sucio para estimular la economía norteamericana que todos los Bill Gates, Microsofts, y demás..., esa revolución científica de la que tanto hablan los académicos de la seudo-izquierda. Clinton juega un papel muy importante en este proceso de sobrevaloración de la revolución informática, estimulando la burbuja especulativa que no generaba ningunos ingresos -no ya ganancias-: empresas fantasmas que prometen duplicar las inversiones en un año. Y, como todos los fraudes financieros, duran un tiempo, y los primeros que entraron se beneficiaron, pero los que llegan tarde, que son siempre los pequeños inversores, terminan con las manos vacías. (Tengo un sobrino que tenía opciones para dos años de un empresa informática para la que trabajaba. Valía 195 dólares cada acción, que ahora se venden por 4 dólares y 50 centavos. La famosa revolución informática pronto convertirá sus acciones en papel higiénico.) Manuel Castells, famoso sociólogo español, colaborador de Felipe González, habla también de la nueva edad informática, "donde la información sustituye al capital". Clinton dió grandes pasos para permitir la penetración de la política liberal en todas partes. Él abrió los mercados y no sólo a empresas estadounidenses: uno de sus principales acompañantes en América Latina era España, cuyas grandes acumulaciones de capital durante el periodo del PSOE (Telefónica, Unión Fenosa, ...) entran ahora a sacar gran tajada del mercado liberalizado por EEUU. Sin embargo, hay una falta de planes de futuro, pues están empobreciendo entre Europa y Norte América al conjunto de países sudamericanos, y además la absorción de dinero y recursos al exterior debilita la capacidad de los países para salir de su propia crisis,

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que precisamente fue generada por su apertura. Ahora bien, esta política de Clinton tenía su contrapartida en la militarización de su política exterior. Si uno mira "con poca memoria" -y los medios de comunicación favorecen que se enfoque sobre cada incidente, en vez de con perspectiva históricahoy es Iraq, mañana Colombia, después los Balcanes, pero el cuadro en su conjunto da una muestra de que usar el término de militarización no es hablar de forma retórica, si no que es una expresión con base empírica. Primero tenemos la primera guerra nuclear de baja intensidad. Como los compañeros del CSCA han mostrado, el uso de armas radioactivas [de uranio empobrecido] en las guerras se ha normalizado. Es una forma precisa de guerra nuclear, usando la radioactividad como medio para aplastar al enemigo. Desde Hiroshima entramos en las guerras nucleares locales. Después, ya con Clinton empiezan las guerras ofensivas en Europa y también la guerra prolongada en Oriente Medio (30.000 acciones áereas sobre Iraq durante su presidencia), extensión de la OTAN hacia los límites con Rusia y reclutamiento de los países ex-soviéticos como cipayos o lo que llaman "asociados de la OTAN" los académicos brillantes que siempre están hay para crear nuevos eufemismos... asociados que están ahora bien entrenados, con manuales norteamericanos, para la obediencia. Tercero, se multiplican las bases militares en América Latina (Ecuador, Perú, El Salvador, Aruba). Tumbaron a Fujimori y a Montesinos porque andaban con negocios de venta de armas clandestinas a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), pero toleran todo tipo de asesinatos, narcotráfico, terrorismo, corrupción... hasta que Montesinos se mete, como Noriega, a hacer su propio negocio de armas. Y ahora con el nuevo y respetable presidente [colombiano] tienen sus agentes militares, sus mercenarios y la aprobación con democráticas ovaciones del ""Plan Colombia"". En Palestina, Clinton estaba dentro del propio gobierno de Israel: el gran estafador de los bancos inversionistas, Marc Rich , un judío belga que tiene invertidos en fundaciones israelíes 200 millones de dólares e hizo servicio con el Mosad (servicios secreto de Israel), que renunció a su ciudadanía norteamericana para vivir en Suiza y comprar la española, consigue su indulto con el apoyo de Barak y la ayuda del rey de España. Clinton ha mantenido una política de apoyo incondicional a Israel en la represión de los palestinos y, más aún, ha apoyado la política de [establecimiento] de bantustanes o pequeños enclaves autogobernados en los Territorios [de Gaza y Cisjordania] por la Autoridad Palestina. En pocas palabras, podemos decir que Clinton extendió la influencia política y militar de EEUU pero sobre débiles fundamentos de la estructura económica: una expansión de la economía de papel sobre la economía productiva, flujos externos y déficits enormes en las cuentas externas, mercados externos fuertes y una falta de ahorro interno. La capacidad de EEUU para intervenir, para corregir los excesos, queda así muy debilitada y, con ello, la economía real para favorecer la especulativa de Wall Street. Y asociado a ello, se da una sobre-extensión del Imperio, debilitando su capacidad de intervenir en lugares estratégicos -EEEUU interviene en Somalia, Albania, Kosovo, Afganistán, ...- deteriorándose además los lazos con los regímenes conservadores árabes y las relaciones con los mercados de América Latina -admitiendo la presencia de España en algunos de los enclaves más lucrativos. El desafío de Bush, entonces, es cómo continuar la política neoliberal de Clinton, con los recortes presupuestarios, la política de privatización. En este sentido, Bush propone extender la privatización de la educación a partir de programas de [palabra desconocida], es decir, dar dinero a los padres para que ellos escojan entre la escuela privada o la pública para sus hijos. Bus propone también aumentar el papel de las organizaciones religiosas para subvencionar la miseria y la pobreza, volviendo a la caridad eclesiástica del siglo XVII, concediéndose menos importancia al conjunto de problemas de las minorías. Utilizar el exceso de presupuesto para concentrar el ingreso arriba: tenemos en EEUU las desigualdades más grandes de todos los países industrializados y semiindustrializados. Cuando veáis a los políticos sonrientes con el dedo índice extendido para indicar que son el Number One, sabed que están hablando

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de el número uno en deficiencias de sistema sanitario en todo el mundo. El primer cambio de Bush respecto a Clinton será el fortalecimiento de la política imperial de EEUU, seleccionado objetivos estratégicos y actuando unilateralmente, sin tomar en cuenta a sus aliados. Y [responsables de la nueva Administración] ya han indicado cuáles van a ser la características [de este nuevo enfoque exterior]. EEUU va a dar prioridad a América Latina, principalmente a Méjico (que Bush ya visitó calzado con botas de cowboy), Brasil, Argentina, Colombia y Venezuela. EEUU va a dar menos importancia a las regiones marginales, a los matones albaneses del ELK, ya que realmente no les interesa Kosovo, y además [aquéllos] están creando problemas con otros clientes, como Macedonia o al nuevo cipayo de Serbia [el presidente Kosturika] (poco a poco van a desvelar que los albaneses son terroristas y mostrar a los miles de serbios que viven en la extrema pobreza: para EEUU ya pasó la época de los albaneses y es la hora de abrirse a las penas de los serbios). EEUU va a cerrar algunos bases militares y aumentar el presupuesto de guerra tecnológica con misiles intercontinentales unilateralmente. También va a cambiar la relación con Europa: EEUU seguirá ejerciendo el mando a través de la OTAN, pero Washington quiere descentralizar las intervenciones militares, es decir, que los ejércitos europeos lleven a cabo las tareas de intervención bajo las órdenes de la OTAN. Cuentan para ello con Tony Blair y su discurso de que es posible combinar la Alianza con la iniciativa militar europea de despliegue rápido... siempre que la dirección sea estadounidense. EEUU va actuar como poder absolutista, rechazando pactos sobre [el desarrollo del sistema] antimisiles [Guerra de las Galaxias] con Rusia o acuerdos medioambientales (Protocolo de Kyoto) con Europa. En suma, EEUU va a relanzar la Guerra Fría con Rusia, China y Corea del Norte. Ahora bien, el problema de Bush (y él mismo así lo reconoce) es que estamos entrando en una recesión, cada día, cada semana más profunda. Se agota la burbuja especulativa de Clinton y esto tiene implicaciones sobre la capacidad y el alcance de la política exterior. El paro crece, y frente a las bancarrotas económicas que se multiplican sólo tiene un instrumento: bajar las tasas de interés y los impuestos, siempre con la teoría de que cuanto más concentramos la riqueza arriba, más posibilidades tenemos de estimular la inversión. Pero, ¿cómo van a invertir [las empresas] cuando el mercado cada vez es más pequeño? Y, sobre todo, cuando los instrumentos keynesianos ya no existen y están prohibidos por los parámetros no sólo de la ideología neoliberal sino por los propios intereses económicos que maneja la política económica. En otras palabras: ¿cuál es la alternativa de Bush? No puede mirar hacia atrás e intentar un Estado intervencionista para estimular la economía. Está realizando una intensificación de la campaña de desregularización de la economía y la primera víctima es el medioambiente, con la insólita extensión de la explotación de petróleo a los lugares, hasta ahora vírgenes, del norte de Alaska (el encuentro con Fox en Méjico tuvo como principal objetivo abrir el sector público petrolero mejicano a la penetración norteamericana). La política externa se resumirá en la extensión del libre comercio a toda América Latina a fin de consolidar este mercado frente a la competencia europea y principalmente de España y Alemania, que tienen ya demasiado espacio. Esta es una gran prioridad, tanto en el campo manufacturero como en el petróleo. La segunda prioridad en política exterior es consolidar las relaciones económicas que EEUU tiene en Europa y en los países árabes respecto al comercio de petróleo. La tercera prioridad es lanzar el "Plan Colombia" en el triángulo estratégico de América Latina de Ecuador, Venezuela y Colombia.[Estos tres países] producen petróleo, y el área es por ello muy importante geopolíticamente como fuente de reserva energética alternativa frente a la inestabilidad de Oriente Medio. El "Plan Colombia" cuenta ya con 500 oficiales ya activos, 200 mercenarios manejando helicópteros ya en combate, que son ex-oficiales de las fuerzas especiales que ahora trabajan para empresas privadas. Y es que de hecho, el "Plan Colombia" supone la privatización de

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la guerra, lo cual tiene sus ventajas. Para empezar un mercenario extranjero muerto no cuenta igual que los soldados de las tropas oficiales norteamericanas. En Venezuela EEUU utiliza sectores reaccionarios de la iglesia y el mundo empresarial para estimular la oposición militar contra Chávez. No hay duda de que en la política de Bush está ya decidida una guerra prolongada y oculta destinada a deponer a Chávez. Algunos sectores del gobierno norteamericano querrían hacer un enfrentamiento precipitado y abierto contra Chávez, pero el nuevo subsecretario de Exteriores -antiguo embajador de Venezuela- ha recomendado trabajar de forma paulatina, ganando posiciones, acumulando fuerzas y estimulando distensiones, para derrocarlo "cuando las condiciones políticas sean más favorables", es decir, "cuando podamos movilizar sectores sociales desencantados con la lentitud del régimen venezolano para realizar su programa social". Ecuador ya tiene bases militares norteamericanas, y una gran financiación pendiente, con una economía completamente dolarizada (dicen algunos indiscretos que el presidente [ecuatoriano] tiene un tatuaje con el signo del dólar sobre una nalga, para recordar a su esposa quién es su primer dueño: Washington). Pero la amenaza de Colombia no es, en primera instancia económica, aunque en el país sí haya petróleo (la petrolera BP tiene importantes explotaciones) y pueda potencialmente producir tanto crudo como Venezuela: el problema es que en Colombia está el más grande desafío al neoliberalismo en toda América Latina y el Tercer Mundo, las FARC. Las FARC representan actualmente a la mitad del país en lucha. Influye en el 50% de los municipios, con 20.000 soldados revolucionarios, pero lo más importante es que estos peces armados nadan en un mar de millones de campesinos descontentos que les apoyan. La prensa burguesa reitera que los pobres campesinos están entre el fuego cruzado de paramilitares y guerrilleros. Esto es falso. ¿Cómo se puede construir de 14 personas en 1964 un ejército de 20.000 personas armadas en 2000? Son los hijos e hijas de los campesinos en un 70% (según me comunicaron las propias FARC). Eso significa un desafío, porque Washington no puede tolerar ningún ejemplo de lucha exitosa prolongada que muestra a toda América Latina que "sí, se puede crecer, se puede ganar, se puede acumular fuerzas, nosotros lo hicimos". Y esto es intolerable. Ni en un país tan pobre como Haití, cuando el reformista Arístide ganó las últimas elecciones con un 90% de votos, EEUU le reconoció como presidente porque, como explícitamente se explicó entonces, aquél no quería privatizar la poca industria pública que le queda al país. Esta obsesión por no permitir ni el más mínimo ejemplo, muestra cuan grande es el problema que se plantea en Colombia, un país de 40 millones de habitantes, con gran extensión y fronterizo con Brasil, Ecuador, Perú y Venezuela. El objetivo es, ciertamente, destruir la guerrilla, pero aceptando las negociaciones de paz como táctica. Ahora el presidente Pastrana al abrazar a los líderes guerrilleros gana tiempo mientras prepara batallones que asedian el territorio desmilitarizado para un posterior enfrentamiento de gran magnitud que, tarde o temprano, ha de desencadenar. Pero en ésta guerra las dos partes están casi igualadas. Políticamente las FARC tienen más fuerza que un desprestigiado gobierno que tiene un apoyo del 20% del electorado. En las ciudades todos los afectados por el neoliberalismo organizan numerosas huelgas generales; las marchas siguen a pesar de las masacres, ¡qué valentía frente a los asesinos del gobierno! Incluso el Departamento de Estado dice que el ejército colombiano está implicado hasta el cuello con los paramilitares. El gobierno EEUU tiene una doble moral, por un lado denuncia los ataques paramilitares ante la prensa internacional pero por otra parte los financia y ampara. En Venezuela EEUU mantiene una lucha para aislar a la FARC, su enemigo estratégico. Quiere primeramente presionar a Chávez para que corte sus relaciones con la guerrilla y cerrar sus fronteras. Pero también quiere debilitar su postura nacionalista. Cuando Chávez viaja a Iraq está abriendo un camino para que todos los demás países petroleros recuperen sus relaciones con Bagdad, en lo que es una gran derrota diplomática de uno de los ejes de la política estadounidense en Oriente Medio

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-más allá de las limitaciones internas políticas de Chávez-, junto con el hecho de que Venezuela encabece la OPEP e impulse una nueva política petrolera. EEUU está preparando la guerra propagandística: los medios no hablan del presidente elegido de Venezuela, si no del "régimen del ex-golpista"; tratan la pobreza como si fuera una creación de Chávez, y no la herencia de los gobiernos anteriores o la consecuencia del imperialismo: es la política de atrición, es decir, de debilitamiento y desgaste primero para provocar después una crisis de gobierno y forzar el cambio, en vez de la confrontación militar. En Ecuador hay poderosos movimientos populares que asediaron Quito hace pocas semanas y forzaron al gobierno a retroceder sobre ciertas medidas liberales. Indígenas y campesinos organizados bajaron de la montaña y cortaron las principales carreteras del país, tomando numerosas ciudades del interior. Mientras tanto, el Frente Patriótico -que unifica a la izquierda urbana- convocó a una huelga general conjunta que paralizó el transporte y otros sectores. Temporalmente se llegó al acuerdo de retirar las fuerzas hasta la aplicación de diez demandas básicas. Frente a ello, Washington quiere controlar, a partir de la política económica, de la dolarización de la economía, con el apoyo de sus bases militares en dl país, el movimiento indígena, aislándolo y caracterizándolo como un simple movimiento indigenista para poder debilitarlo y preparar el asalto directo: hay sectores empresariales de Ecuador, muy vinculados a EEUU, que presionaban por una masacre generalizada, para que el gobierno usase las armas contra las marchas. El enfrentamiento se está preparando, por tanto. Pero lo más importante de toda esta política, lo que más interesa a Bush en este momento -más allá del "Plan Colombia"- es la política del libre comercio, esto es, extender el neoliberalismo en América Latina con el apoyo de todos los gobiernos. El problema es que mientras la recesión económica siga afectando a EEUU, Washington no puede bajar sus barreras: se va a liberalizar el comercio hacia América Latina sin la reciprocidad lógica; las cuotas [arancelarias] se van a bajar pero solo en una dirección, de forma unilateral (es más, probablemente vayan a incrementarse las cuotas sobre el acero brasileño, se vaya a limitar la importación de textiles colombianos, etc... realizándose concesiones menores. EEUU quiere seguir extendiendo la dolarización para crear un bloque efectivo contra su competidor en Latinoamérica, la Unión Europea. Mientras tanto, EEUU va a profundizar en la extracción de la riqueza para compensar la debilidad interna. Washington insistirá en los pagos de las deudas externas, [lo cual vaticina] más conflictos y más explotación en América Latina, no menos. EEUU va a soltar la correa de los gobiernos socialdemócratas y democristianos de Europa para que ellos mismos organicen sus intervenciones. EEUU pescará otro Solana, otro Kouchner para hacer el trabajo que obedientemente realizan y además de forma muy eficiente; buscará nuevas relaciones que Washington define como multilaterales pero que en el fondo defienden tan solo los intereses norteamericanos. Cuando EEUU quiera que Europa no intervenga en un lugar estratégico, como Iraq, Washington tomará la iniciativa unilateral. Y esto lo reconoce abiertamente [la Administración Bus]. Cuando el secretario [estadounidense] del Tesoro Público O'neil fue a la reunión del G7 dijo que era un acto muy interesante e informativo..., pero que allí no se resolvía nada, lo cual motivo que los representantes europeos se mostraron ofendidos cuando tales declaraciones aparecieron en la prensa. El tercer área de importancia es Oriente Medio. El vicepresidente Cheney era el alto gerente de Haliburton, una multibillonaria empresa de construcción muy presente en países como Arabia Saudí. Las petroleras tienen una excelente representación en el gobierno de Bush, anticipada desde que éste era gobernador de Tejas. EEUU quiere consolidar unas relaciones que empiezan a aflojar, sacando a flote la política de Clinton [respecto a Iraq], que está hundiéndose. Van a hacer pequeñas concesiones, modificar el embargo, etc. para mantener buenas relaciones con algunos regímenes que son claves desde el punto de vista económico. EEUU quiere favorecer la

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estabilidad de Jordania, Egipto, Yemen, Líbano, Túnez, Marruecos. E Israel seguirá siendo importante, pero no tan central. No porque condenen los asesinatos que comete Sharon, sino por el miedo de que el extremismo radical de Sharon cree inestabilidad en su relación con los aliados árabes. El proyecto de Israel es la expulsión masiva de los Palestinos de todos los territorios. Con Barak Israel construyó más colonias que con todos los gobiernos anteriores. Sharon trae la aceleración de esa expulsión, usando más fuerza. Los palestinos desplazados irán a los países vecinos, dónde van a seguir siendo una bomba política, lo cual preocupa a EEUU. Continuarán los ataques contra Iraq, mientras que se intenta seguir presionando a Irán y Libia. [Con ambos países] no va a ver una normalización [de relaciones], pero EEUU permitirá que las grandes empresas norteamericanas intervengan en estos países a partir de intermediarios subsidiarios (de hecho, las petroleras norteamericanas, asociadas al capital europeo, ya están operando en Libia). Washington llevará en este sentido una política doble: criticando formalmente pero a la vez reconociendo que Italia tiene ya empresas en Libia, mientras Francia y Japón están firmando acuerdos con Irán. En este sentido hay que reconocer un retroceso respecto al poder que EEUU tenía en el año 90 o 95, un proceso paulatino de deterioro de su política diplomática de absoluta dominación. Lo importante del gobierno de Bush será su acción unilateral. Washington no quiere discutir, mucho menos compartir, poder con Europa. Es un gobierno que está preparado para relanzar su Guerra Fría contra Rusia, China y Corea del Norte. Es, en suma, un gobierno muy influido por el complejo militar-industrial. Finalmente quiero hablar sobre cómo la crisis doméstica va a afectar a la política externa. En primero lugar, el declive de la economía norteamericana va a golpear a todas las economías abiertas y todas las estrategias de exportación. Los países que mayormente han adoptado su modelo de crecimiento a partir de la exportación van a verse muy afectados: Corea del Sur, China, Méjico y los países productores de petróleo. Hasta el momento Europa occidental no va a verse tan gravemente afectada, debido a que una parte importante de su comercio es interno, entre sus propios países. Pero cuando la recesión profundice, la crisis se extenderá inevitablemente. El constipado de EEUU es la neumonía de América Latina: van a bajar los precios y perder mercados. Eso agudizará la crisis y la respuesta a la crisis. Así, frente a De La Rua, en Argentina, se anuncia un cambio de gabinete que imponga el ultralibremercado. Por otro lado las presiones van a favorecer el enfoque nacionalista: si no podemos vender en el mercado externo, protejamos el mercado nacional para sustituir importaciones, porque si no se puede vender, no se puede comprar, y por lo tanto estaremos obligados a consumir producción interna. Debido a esas presiones están creciendo oposiciones varias al neoliberalismo. El peligro está en los gobiernos de centro-izquierda, presentes, por ejemplo, en el Foro de Porto Alegre. Ellos todavía manejan economías social-liberales; hablan de aumentar las inversiones sobre la pobreza, pero no tienen un proyecto alternativo, radical, nacionalista (ni hablar de socialista). Me refiero a los Frentes Amplios -ni hablar ya del Sandinista en Nicaragua, que está pactando con la ultraderecha del presidente Alemán. La alternativa son los movimientos socio-políticos, como el de Brasil, donde están todos los sectores más radicalizados del país, recuperando el socialismo como proyecto. De no sumarse a unas de estas tendencias, los gobiernos de centro-izquierda se van a caer entre las dos sillas: ni liberales ni de izquierdas. No hay una Tercera Vía, ha fracasado y va virando cada vez más hacia el liberalismo. La profundización de la crisis va a poner todo esto sobre la mesa y va a provocar un giro hacia el nacionalismo, no como mero esquema ideológico sino como necesidad, igual que pasó en los años 30, cuando cayeron las exportaciones y los gobiernos de América Latina forzosamente estaban en esta onda. Lo que puede pasar es que la crisis doméstica provoque aventuras externas como distracción y también tendencias -que existen ya en ciertos sectores sindicales- contra la globalización desde la derecha proteccionista para fortalecer América. Frente a esta

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realidad, debemos entender la cadena de las economías: no hay muros que separen la crisis de EEUU de la crisis en Europa o Japón. Estamos en la primera fase de un tránsito. Estamos acostumbrados a que la izquierda juegue un papel como el del pastor mentiroso, al gritar "¡crisis!" tantas veces que al final nada cambia. Pero ahora hay signos evidentes de la crisis y de sus efectos. Esa es la gran oportunidad para la izquierda que tenga un proyecto. No se puede seguir por la vía de la socialdemocracia. Cuando Jospin fue a la feria de agricultores no pudo bajar del coche hasta que los guardaespaldas contuvieron a los agricultores. Millones de consumidores en Europa se enfrentan a la agricultura y ganadería capitalistas con infecciones, plagas, trangénicos, priones, ... deben ser a quienes busquemos para que nos acompañen en la lucha. Hay grandes oportunidades y peligros. La Administración Bush está influida por sectores ultrabelicistas que buscan el enfrentamiento con China o Rusia, está totalmente entregada a los sectores de capital extractivo. Pero la radicalización derechista de la política norteamericana bajo Bush multiplicará también a sus enemigos y su oposición a ella y, con ello, jugará a favor nuestro.

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(4/03/01)

Conferencia de James Petras en Madrid James Petras (Trascripción de Miguel Álvarez, Colectivo Garibaldi, CELSI) Quiero dar las gracias a los organizadores de esta Conferencia, y saludar las presentaciones anteriores, que iluminan una parte importante de la situación actual. Hoy voy a hablar sobre el Imperio Americano en este periodo de transición, una transición que tiene muchos matices. No es simplemente un cambio de un presidente por otro, o de un partido por otro. Yo creo que hay otros cambios importantes que están ocurriendo en este momento y que podrían tener una enorme influencia en el próximo periodo. Para empezar voy a enunciar de forma telegráfica las claves [que permiten] reflexionar sobre esta nueva coyuntura. Primero, el fin de la burbuja especulativa -hablando de EEUU- con todas sus implicaciones. Segundo, la profundización de la recesión, en su impacto, su profundidad y su extensión. Tercero, un cambio en la ideología, o en la publicidad que justifica el sistema: desde lo que llaman el populismo del mercado hacia un conservadurismo en el mundo de negocios. [Indicaré] entre paréntesis que el populismo de mercado era la ideología de que cualquier secretaria, funcionaria, etc... podía invertir sus pocos ahorros en la economía de burbuja y terminar millonaria para jubilarse con 35 años con su favorecido amante, e ir a Marbella a disfrutar. Esto ya se acabó: los pequeños pensionistas y empleados no llegan a nada porque pierden sus fortunas con el colapso de esta gran estafa, estimulada por la prensa respetable The New York Times o su imitador en el España, El País. Cuarto, no hay ningún representante directo de Wall Street en el gabinete actual de Bush. Han salido y están reemplazados por representantes del gran capital industrial y extractivo (petróleo, minería, energías, etc...). Quinto, hay continuidades y cambios en la política identitaria: Bush aprendió mucho de Clinton sobre la simbología, y ahora hay más mujeres y más negros en el gobierno, y más homogeneidad en la política liberal; más caras hispanas, asiáticas, más faldas, ... y menos diferencia entre la política económica y la política exterior, menos preocupación por una diversidad que podría tener vínculos con los movimientos sociales. (Clinton era el gran maestro de seducir a los representantes de las organizaciones sociales, sin darles nada más que tocar el saxo, ir a la iglesia para gritar Aleluya y llorar con los pobres. Bush tal vez podría tocar la armónica o rezar con voz de bajo en las iglesias negras, pero no va a entrar de esa forma en la política de mistificación.) Sexto, la composición social del gabinete, es el retorno de los aglosajones del Oeste del país, reduciéndose notablemente el porcentaje de judíos del Este en el gobierno: el anterior tenía a Cohen, Rubin, Berger, Albright, pero ahora son O'Neil, Rumsfeld y Powell. Esto no creo que tenga ningún significado en términos del manejo de la política mundial... quizá ofrezca algunas posibilidades diferentes en el tratamiento de Oriente Medio, tema que luego discutiremos. Séptimo y último punto, EEUU ahora, tal y como están articulando su política exterior, no quiere ser la policía mundial de una forma indiscriminada. Quiere mejor dirigir intervenciones estratégicas en regiones de alta prioridad económica: va a declinar la retórica humanitaria -que era la ideología de intervención indiscriminada-

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y va a intervenir por razones abiertamente económicas en aquellos lugares donde calcule que pueden verse afectados los intereses de las grandes compañías extractivas e industriales. No hay tiempo de discutir en detalle las políticas anteriores a Bush, que generan el contexto actual para su actuación. Pero simplemente hago notar los puntos de la política de Clinton que afectan de forma importante a lo que Bush puede hacer y la respuesta que debe elaborar. Primero, Clinton hizo los recortes más drásticos en la historia de EEUU sobre los gastos sociales. Excluyó a millones de mujeres solteras de las compensaciones sociales, forzándolas a trabajar en puestos muy mal pagados sin tener centros infantiles. A partir de los recortes en bienestar social, el excedente del presupuesto aumentó a miles de millones, hechos directamente vinculados. Ahora Bush quiere regalar este excedente a los grandes capitales con recortes de impuestos. Se habla mucho del excedente presupuestario, pero sin comentar de dónde procede, y sin enfocar la discusión hacia quién va a recibir la mayor parte de la tarta de los recortes impositivos: el 1% de los más ricos recibe el 60% de los beneficios impositivos. Segundo, Clinton desregularizó el sector financiero para que el capital pudiera entrar, subir, bajar, y además lavar miles de millones de dólares sucios que vienen de ultramar. Sobre esto estoy haciendo un estudio, revisando muchos documentos oficiales. Un dato: los bancos más grandes y respetables: Citibank, Chase Maniatan y Bank of America en conjunto lavan cada año 500 mil millones de dólares sucios que vienen de los bancos de las Bahamas, islas Caimán, Gibraltar y otros lugares para entrar en EEUU, o que directamente proceden de regímenes corruptos como Bongo de Gabón, que lava en un año 130 millones de dólares. Y obviamente cuando preguntamos a los gerentes de los bancos norteamericanos: "¿cómo haces esos tratos?" o "¿qué sabes de los orígenes del dinero?", [la respuesta es] "En la ficha tienen como depositario al 'oficial de gobierno'", y ante la pregunta "¿y no te parece sospechoso que un oficial de gobierno ingrese 130 millones de dólares?", me respondían: "¡Qué se yo!, será un error". Esta desregulación y este tratamiento criminal financian en gran parte el enorme déficit externo en las cuentas de comercio de EEUU. No es un simple problema de moralidad. Es un problema estructural. Por eso, a pesar de tantas leyes y tantas posturas morales que adoptan contra la corrupción, son los bancos norteamericanos quienes están lavando dinero con ambas manos. Esto indica que, aparte de toda la retórica sobre la revolución informática, muchísimo más importante es el dinero sucio para estimular la economía norteamericana que todos los Bill Gates, Microsofts, y demás..., esa revolución científica de la que tanto hablan los académicos de la seudo-izquierda. Clinton juega un papel muy importante en este proceso de sobrevaloración de la revolución informática, estimulando la burbuja especulativa que no generaba ningunos ingresos -no ya ganancias-: empresas fantasmas que prometen duplicar las inversiones en un año. Y, como todos los fraudes financieros, duran un tiempo, y los primeros que entraron se beneficiaron, pero los que llegan tarde, que son siempre los pequeños inversores, terminan con las manos vacías. (Tengo un sobrino que tenía opciones para dos años de un empresa informática para la que trabajaba. Valía 195 dólares cada acción, que ahora se venden por 4 dólares y 50 centavos. La famosa revolución informática pronto convertirá sus acciones en papel higiénico.) Manuel Castells, famoso sociólogo español, colaborador de Felipe González, habla también de la nueva edad informática, "donde la información sustituye al capital". Clinton dió grandes pasos para permitir la penetración de la política liberal en todas partes. Él abrió los mercados y no sólo a empresas estadounidenses: uno de sus principales acompañantes en América Latina era España, cuyas grandes acumulaciones de capital durante el periodo del PSOE (Telefónica, Unión Fenosa, ...) entran ahora a sacar gran tajada del mercado liberalizado por EEUU. Sin embargo, hay una falta de planes de futuro, pues están empobreciendo entre Europa y Norte América al conjunto de países sudamericanos, y además la absorción de dinero y

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recursos al exterior debilita la capacidad de los países para salir de su propia crisis, que precisamente fue generada por su apertura. Ahora bien, esta política de Clinton tenía su contrapartida en la militarización de su política exterior. Si uno mira "con poca memoria" -y los medios de comunicación favorecen que se enfoque sobre cada incidente, en vez de con perspectiva históricahoy es Iraq, mañana Colombia, después los Balcanes, pero el cuadro en su conjunto da una muestra de que usar el término de militarización no es hablar de forma retórica, si no que es una expresión con base empírica. Primero tenemos la primera guerra nuclear de baja intensidad. Como los compañeros del CSCA han mostrado, el uso de armas radioactivas [de uranio empobrecido] en las guerras se ha normalizado. Es una forma precisa de guerra nuclear, usando la radioactividad como medio para aplastar al enemigo. Desde Hiroshima entramos en las guerras nucleares locales. Después, ya con Clinton empiezan las guerras ofensivas en Europa y también la guerra prolongada en Oriente Medio (30.000 acciones áereas sobre Iraq durante su presidencia), extensión de la OTAN hacia los límites con Rusia y reclutamiento de los países ex-soviéticos como cipayos o lo que llaman "asociados de la OTAN" los académicos brillantes que siempre están hay para crear nuevos eufemismos... asociados que están ahora bien entrenados, con manuales norteamericanos, para la obediencia. Tercero, se multiplican las bases militares en América Latina (Ecuador, Perú, El Salvador, Aruba). Tumbaron a Fujimori y a Montesinos porque andaban con negocios de venta de armas clandestinas a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), pero toleran todo tipo de asesinatos, narcotráfico, terrorismo, corrupción... hasta que Montesinos se mete, como Noriega, a hacer su propio negocio de armas. Y ahora con el nuevo y respetable presidente [colombiano] tienen sus agentes militares, sus mercenarios y la aprobación con democráticas ovaciones del ""Plan Colombia"". En Palestina, Clinton estaba dentro del propio gobierno de Israel: el gran estafador de los bancos inversionistas, Marc Rich , un judío belga que tiene invertidos en fundaciones israelíes 200 millones de dólares e hizo servicio con el Mosad (servicios secreto de Israel), que renunció a su ciudadanía norteamericana para vivir en Suiza y comprar la española, consigue su indulto con el apoyo de Barak y la ayuda del rey de España. Clinton ha mantenido una política de apoyo incondicional a Israel en la represión de los palestinos y, más aún, ha apoyado la política de [establecimiento] de bantustanes o pequeños enclaves autogobernados en los Territorios [de Gaza y Cisjordania] por la Autoridad Palestina. En pocas palabras, podemos decir que Clinton extendió la influencia política y militar de EEUU pero sobre débiles fundamentos de la estructura económica: una expansión de la economía de papel sobre la economía productiva, flujos externos y déficits enormes en las cuentas externas, mercados externos fuertes y una falta de ahorro interno. La capacidad de EEUU para intervenir, para corregir los excesos, queda así muy debilitada y, con ello, la economía real para favorecer la especulativa de Wall Street. Y asociado a ello, se da una sobre-extensión del Imperio, debilitando su capacidad de intervenir en lugares estratégicos -EEEUU interviene en Somalia, Albania, Kosovo, Afganistán, ...- deteriorándose además los lazos con los regímenes conservadores árabes y las relaciones con los mercados de América Latina -admitiendo la presencia de España en algunos de los enclaves más lucrativos. El desafío de Bush, entonces, es cómo continuar la política neoliberal de Clinton, con los recortes presupuestarios, la política de privatización. En este sentido, Bush propone extender la privatización de la educación a partir de programas de [palabra desconocida], es decir, dar dinero a los padres para que ellos escojan entre la escuela privada o la pública para sus hijos. Bus propone también aumentar el papel de las organizaciones religiosas para subvencionar la miseria y la pobreza, volviendo a la caridad eclesiástica del siglo XVII, concediéndose menos importancia al conjunto de problemas de las minorías. Utilizar el exceso de presupuesto para concentrar el ingreso arriba: tenemos en EEUU las desigualdades más grandes de todos los países industrializados y semiindustrializados. Cuando veáis a los políticos sonrientes con el

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dedo índice extendido para indicar que son el Number One, sabed que están hablando de el número uno en deficiencias de sistema sanitario en todo el mundo. El primer cambio de Bush respecto a Clinton será el fortalecimiento de la política imperial de EEUU, seleccionado objetivos estratégicos y actuando unilateralmente, sin tomar en cuenta a sus aliados. Y [responsables de la nueva Administración] ya han indicado cuáles van a ser la características [de este nuevo enfoque exterior]. EEUU va a dar prioridad a América Latina, principalmente a Méjico (que Bush ya visitó calzado con botas de cowboy), Brasil, Argentina, Colombia y Venezuela. EEUU va a dar menos importancia a las regiones marginales, a los matones albaneses del ELK, ya que realmente no les interesa Kosovo, y además [aquéllos] están creando problemas con otros clientes, como Macedonia o al nuevo cipayo de Serbia [el presidente Kosturika] (poco a poco van a desvelar que los albaneses son terroristas y mostrar a los miles de serbios que viven en la extrema pobreza: para EEUU ya pasó la época de los albaneses y es la hora de abrirse a las penas de los serbios). EEUU va a cerrar algunos bases militares y aumentar el presupuesto de guerra tecnológica con misiles intercontinentales unilateralmente. También va a cambiar la relación con Europa: EEUU seguirá ejerciendo el mando a través de la OTAN, pero Washington quiere descentralizar las intervenciones militares, es decir, que los ejércitos europeos lleven a cabo las tareas de intervención bajo las órdenes de la OTAN. Cuentan para ello con Tony Blair y su discurso de que es posible combinar la Alianza con la iniciativa militar europea de despliegue rápido... siempre que la dirección sea estadounidense. EEUU va actuar como poder absolutista, rechazando pactos sobre [el desarrollo del sistema] antimisiles [Guerra de las Galaxias] con Rusia o acuerdos medioambientales (Protocolo de Kyoto) con Europa. En suma, EEUU va a relanzar la Guerra Fría con Rusia, China y Corea del Norte. Ahora bien, el problema de Bush (y él mismo así lo reconoce) es que estamos entrando en una recesión, cada día, cada semana más profunda. Se agota la burbuja especulativa de Clinton y esto tiene implicaciones sobre la capacidad y el alcance de la política exterior. El paro crece, y frente a las bancarrotas económicas que se multiplican sólo tiene un instrumento: bajar las tasas de interés y los impuestos, siempre con la teoría de que cuanto más concentramos la riqueza arriba, más posibilidades tenemos de estimular la inversión. Pero, ¿cómo van a invertir [las empresas] cuando el mercado cada vez es más pequeño? Y, sobre todo, cuando los instrumentos keynesianos ya no existen y están prohibidos por los parámetros no sólo de la ideología neoliberal sino por los propios intereses económicos que maneja la política económica. En otras palabras: ¿cuál es la alternativa de Bush? No puede mirar hacia atrás e intentar un Estado intervencionista para estimular la economía. Está realizando una intensificación de la campaña de desregularización de la economía y la primera víctima es el medioambiente, con la insólita extensión de la explotación de petróleo a los lugares, hasta ahora vírgenes, del norte de Alaska (el encuentro con Fox en Méjico tuvo como principal objetivo abrir el sector público petrolero mejicano a la penetración norteamericana). La política externa se resumirá en la extensión del libre comercio a toda América Latina a fin de consolidar este mercado frente a la competencia europea y principalmente de España y Alemania, que tienen ya demasiado espacio. Esta es una gran prioridad, tanto en el campo manufacturero como en el petróleo. La segunda prioridad en política exterior es consolidar las relaciones económicas que EEUU tiene en Europa y en los países árabes respecto al comercio de petróleo. La tercera prioridad es lanzar el "Plan Colombia" en el triángulo estratégico de América Latina de Ecuador, Venezuela y Colombia.[Estos tres países] producen petróleo, y el área es por ello muy importante geopolíticamente como fuente de reserva energética alternativa frente a la inestabilidad de Oriente Medio. El "Plan Colombia" cuenta ya con 500 oficiales ya activos, 200 mercenarios manejando helicópteros ya en combate, que son ex-oficiales de las fuerzas especiales que ahora trabajan para

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empresas privadas. Y es que de hecho, el "Plan Colombia" supone la privatización de la guerra, lo cual tiene sus ventajas. Para empezar un mercenario extranjero muerto no cuenta igual que los soldados de las tropas oficiales norteamericanas. En Venezuela EEUU utiliza sectores reaccionarios de la iglesia y el mundo empresarial para estimular la oposición militar contra Chávez. No hay duda de que en la política de Bush está ya decidida una guerra prolongada y oculta destinada a deponer a Chávez. Algunos sectores del gobierno norteamericano querrían hacer un enfrentamiento precipitado y abierto contra Chávez, pero el nuevo subsecretario de Exteriores -antiguo embajador de Venezuela- ha recomendado trabajar de forma paulatina, ganando posiciones, acumulando fuerzas y estimulando distensiones, para derrocarlo "cuando las condiciones políticas sean más favorables", es decir, "cuando podamos movilizar sectores sociales desencantados con la lentitud del régimen venezolano para realizar su programa social". Ecuador ya tiene bases militares norteamericanas, y una gran financiación pendiente, con una economía completamente dolarizada (dicen algunos indiscretos que el presidente [ecuatoriano] tiene un tatuaje con el signo del dólar sobre una nalga, para recordar a su esposa quién es su primer dueño: Washington). Pero la amenaza de Colombia no es, en primera instancia económica, aunque en el país sí haya petróleo (la petrolera BP tiene importantes explotaciones) y pueda potencialmente producir tanto crudo como Venezuela: el problema es que en Colombia está el más grande desafío al neoliberalismo en toda América Latina y el Tercer Mundo, las FARC. Las FARC representan actualmente a la mitad del país en lucha. Influye en el 50% de los municipios, con 20.000 soldados revolucionarios, pero lo más importante es que estos peces armados nadan en un mar de millones de campesinos descontentos que les apoyan. La prensa burguesa reitera que los pobres campesinos están entre el fuego cruzado de paramilitares y guerrilleros. Esto es falso. ¿Cómo se puede construir de 14 personas en 1964 un ejército de 20.000 personas armadas en 2000? Son los hijos e hijas de los campesinos en un 70% (según me comunicaron las propias FARC). Eso significa un desafío, porque Washington no puede tolerar ningún ejemplo de lucha exitosa prolongada que muestra a toda América Latina que "sí, se puede crecer, se puede ganar, se puede acumular fuerzas, nosotros lo hicimos". Y esto es intolerable. Ni en un país tan pobre como Haití, cuando el reformista Arístide ganó las últimas elecciones con un 90% de votos, EEUU le reconoció como presidente porque, como explícitamente se explicó entonces, aquél no quería privatizar la poca industria pública que le queda al país. Esta obsesión por no permitir ni el más mínimo ejemplo, muestra cuan grande es el problema que se plantea en Colombia, un país de 40 millones de habitantes, con gran extensión y fronterizo con Brasil, Ecuador, Perú y Venezuela. El objetivo es, ciertamente, destruir la guerrilla, pero aceptando las negociaciones de paz como táctica. Ahora el presidente Pastrana al abrazar a los líderes guerrilleros gana tiempo mientras prepara batallones que asedian el territorio desmilitarizado para un posterior enfrentamiento de gran magnitud que, tarde o temprano, ha de desencadenar. Pero en ésta guerra las dos partes están casi igualadas. Políticamente las FARC tienen más fuerza que un desprestigiado gobierno que tiene un apoyo del 20% del electorado. En las ciudades todos los afectados por el neoliberalismo organizan numerosas huelgas generales; las marchas siguen a pesar de las masacres, ¡qué valentía frente a los asesinos del gobierno! Incluso el Departamento de Estado dice que el ejército colombiano está implicado hasta el cuello con los paramilitares. El gobierno EEUU tiene una doble moral, por un lado denuncia los ataques paramilitares ante la prensa internacional pero por otra parte los financia y ampara. En Venezuela EEUU mantiene una lucha para aislar a la FARC, su enemigo estratégico. Quiere primeramente presionar a Chávez para que corte sus relaciones con la guerrilla y cerrar sus fronteras. Pero también quiere debilitar su postura nacionalista. Cuando Chávez viaja a Iraq está abriendo un camino para que todos los demás países petroleros recuperen sus relaciones con Bagdad, en lo que es una gran

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derrota diplomática de uno de los ejes de la política estadounidense en Oriente Medio -más allá de las limitaciones internas políticas de Chávez-, junto con el hecho de que Venezuela encabece la OPEP e impulse una nueva política petrolera. EEUU está preparando la guerra propagandística: los medios no hablan del presidente elegido de Venezuela, si no del "régimen del ex-golpista"; tratan la pobreza como si fuera una creación de Chávez, y no la herencia de los gobiernos anteriores o la consecuencia del imperialismo: es la política de atrición, es decir, de debilitamiento y desgaste primero para provocar después una crisis de gobierno y forzar el cambio, en vez de la confrontación militar. En Ecuador hay poderosos movimientos populares que asediaron Quito hace pocas semanas y forzaron al gobierno a retroceder sobre ciertas medidas liberales. Indígenas y campesinos organizados bajaron de la montaña y cortaron las principales carreteras del país, tomando numerosas ciudades del interior. Mientras tanto, el Frente Patriótico -que unifica a la izquierda urbana- convocó a una huelga general conjunta que paralizó el transporte y otros sectores. Temporalmente se llegó al acuerdo de retirar las fuerzas hasta la aplicación de diez demandas básicas. Frente a ello, Washington quiere controlar, a partir de la política económica, de la dolarización de la economía, con el apoyo de sus bases militares en dl país, el movimiento indígena, aislándolo y caracterizándolo como un simple movimiento indigenista para poder debilitarlo y preparar el asalto directo: hay sectores empresariales de Ecuador, muy vinculados a EEUU, que presionaban por una masacre generalizada, para que el gobierno usase las armas contra las marchas. El enfrentamiento se está preparando, por tanto. Pero lo más importante de toda esta política, lo que más interesa a Bush en este momento -más allá del "Plan Colombia"- es la política del libre comercio, esto es, extender el neoliberalismo en América Latina con el apoyo de todos los gobiernos. El problema es que mientras la recesión económica siga afectando a EEUU, Washington no puede bajar sus barreras: se va a liberalizar el comercio hacia América Latina sin la reciprocidad lógica; las cuotas [arancelarias] se van a bajar pero solo en una dirección, de forma unilateral (es más, probablemente vayan a incrementarse las cuotas sobre el acero brasileño, se vaya a limitar la importación de textiles colombianos, etc... realizándose concesiones menores. EEUU quiere seguir extendiendo la dolarización para crear un bloque efectivo contra su competidor en Latinoamérica, la Unión Europea. Mientras tanto, EEUU va a profundizar en la extracción de la riqueza para compensar la debilidad interna. Washington insistirá en los pagos de las deudas externas, [lo cual vaticina] más conflictos y más explotación en América Latina, no menos. EEUU va a soltar la correa de los gobiernos socialdemócratas y democristianos de Europa para que ellos mismos organicen sus intervenciones. EEUU pescará otro Solana, otro Kouchner para hacer el trabajo que obedientemente realizan y además de forma muy eficiente; buscará nuevas relaciones que Washington define como multilaterales pero que en el fondo defienden tan solo los intereses norteamericanos. Cuando EEUU quiera que Europa no intervenga en un lugar estratégico, como Iraq, Washington tomará la iniciativa unilateral. Y esto lo reconoce abiertamente [la Administración Bus]. Cuando el secretario [estadounidense] del Tesoro Público O'neil fue a la reunión del G7 dijo que era un acto muy interesante e informativo..., pero que allí no se resolvía nada, lo cual motivo que los representantes europeos se mostraron ofendidos cuando tales declaraciones aparecieron en la prensa. El tercer área de importancia es Oriente Medio. El vicepresidente Cheney era el alto gerente de Haliburton, una multibillonaria empresa de construcción muy presente en países como Arabia Saudí. Las petroleras tienen una excelente representación en el gobierno de Bush, anticipada desde que éste era gobernador de Tejas. EEUU quiere consolidar unas relaciones que empiezan a aflojar, sacando a flote la política de Clinton [respecto a Iraq], que está hundiéndose. Van a hacer pequeñas concesiones, modificar el embargo, etc. para mantener buenas relaciones con algunos regímenes

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que son claves desde el punto de vista económico. EEUU quiere favorecer la estabilidad de Jordania, Egipto, Yemen, Líbano, Túnez, Marruecos. E Israel seguirá siendo importante, pero no tan central. No porque condenen los asesinatos que comete Sharon, sino por el miedo de que el extremismo radical de Sharon cree inestabilidad en su relación con los aliados árabes. El proyecto de Israel es la expulsión masiva de los Palestinos de todos los territorios. Con Barak Israel construyó más colonias que con todos los gobiernos anteriores. Sharon trae la aceleración de esa expulsión, usando más fuerza. Los palestinos desplazados irán a los países vecinos, dónde van a seguir siendo una bomba política, lo cual preocupa a EEUU. Continuarán los ataques contra Iraq, mientras que se intenta seguir presionando a Irán y Libia. [Con ambos países] no va a ver una normalización [de relaciones], pero EEUU permitirá que las grandes empresas norteamericanas intervengan en estos países a partir de intermediarios subsidiarios (de hecho, las petroleras norteamericanas, asociadas al capital europeo, ya están operando en Libia). Washington llevará en este sentido una política doble: criticando formalmente pero a la vez reconociendo que Italia tiene ya empresas en Libia, mientras Francia y Japón están firmando acuerdos con Irán. En este sentido hay que reconocer un retroceso respecto al poder que EEUU tenía en el año 90 o 95, un proceso paulatino de deterioro de su política diplomática de absoluta dominación. Lo importante del gobierno de Bush será su acción unilateral. Washington no quiere discutir, mucho menos compartir, poder con Europa. Es un gobierno que está preparado para relanzar su Guerra Fría contra Rusia, China y Corea del Norte. Es, en suma, un gobierno muy influido por el complejo militar-industrial. Finalmente quiero hablar sobre cómo la crisis doméstica va a afectar a la política externa. En primero lugar, el declive de la economía norteamericana va a golpear a todas las economías abiertas y todas las estrategias de exportación. Los países que mayormente han adoptado su modelo de crecimiento a partir de la exportación van a verse muy afectados: Corea del Sur, China, Méjico y los países productores de petróleo. Hasta el momento Europa occidental no va a verse tan gravemente afectada, debido a que una parte importante de su comercio es interno, entre sus propios países. Pero cuando la recesión profundice, la crisis se extenderá inevitablemente. El constipado de EEUU es la neumonía de América Latina: van a bajar los precios y perder mercados. Eso agudizará la crisis y la respuesta a la crisis. Así, frente a De La Rua, en Argentina, se anuncia un cambio de gabinete que imponga el ultralibremercado. Por otro lado las presiones van a favorecer el enfoque nacionalista: si no podemos vender en el mercado externo, protejamos el mercado nacional para sustituir importaciones, porque si no se puede vender, no se puede comprar, y por lo tanto estaremos obligados a consumir producción interna. Debido a esas presiones están creciendo oposiciones varias al neoliberalismo. El peligro está en los gobiernos de centro-izquierda, presentes, por ejemplo, en el Foro de Porto Alegre. Ellos todavía manejan economías social-liberales; hablan de aumentar las inversiones sobre la pobreza, pero no tienen un proyecto alternativo, radical, nacionalista (ni hablar de socialista). Me refiero a los Frentes Amplios -ni hablar ya del Sandinista en Nicaragua, que está pactando con la ultraderecha del presidente Alemán. La alternativa son los movimientos socio-políticos, como el de Brasil, donde están todos los sectores más radicalizados del país, recuperando el socialismo como proyecto. De no sumarse a unas de estas tendencias, los gobiernos de centro-izquierda se van a caer entre las dos sillas: ni liberales ni de izquierdas. No hay una Tercera Vía, ha fracasado y va virando cada vez más hacia el liberalismo. La profundización de la crisis va a poner todo esto sobre la mesa y va a provocar un giro hacia el nacionalismo, no como mero esquema ideológico sino como necesidad, igual que pasó en los años 30, cuando cayeron las exportaciones y los gobiernos de América Latina forzosamente estaban en esta onda. Lo que puede pasar es que la crisis doméstica provoque aventuras externas como distracción y también tendencias -que existen ya en ciertos sectores sindicales- contra

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la globalización desde la derecha proteccionista para fortalecer América. Frente a esta realidad, debemos entender la cadena de las economías: no hay muros que separen la crisis de EEUU de la crisis en Europa o Japón. Estamos en la primera fase de un tránsito. Estamos acostumbrados a que la izquierda juegue un papel como el del pastor mentiroso, al gritar "¡crisis!" tantas veces que al final nada cambia. Pero ahora hay signos evidentes de la crisis y de sus efectos. Esa es la gran oportunidad para la izquierda que tenga un proyecto. No se puede seguir por la vía de la socialdemocracia. Cuando Jospin fue a la feria de agricultores no pudo bajar del coche hasta que los guardaespaldas contuvieron a los agricultores. Millones de consumidores en Europa se enfrentan a la agricultura y ganadería capitalistas con infecciones, plagas, trangénicos, priones, ... deben ser a quienes busquemos para que nos acompañen en la lucha. Hay grandes oportunidades y peligros. La Administración Bush está influida por sectores ultrabelicistas que buscan el enfrentamiento con China o Rusia, está totalmente entregada a los sectores de capital extractivo. Pero la radicalización derechista de la política norteamericana bajo Bush multiplicará también a sus enemigos y su oposición a ella y, con ello, jugará a favor nuestro.

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LA CUESTIÓN DEL BILINGÜISMO JAMES PETRAS La lucha por un cambio social progresista en Estados Unidos y en España gira alrededor de reformas políticas, económicas y culturales. Existe en la actualidad un reconocimiento cada vez mayor de que el cambio político y socioeconómico depende cada vez más de la capacidad de los trabajadores para expresar sus demandas y preocupaciones en el idioma en el que lo hacen con mayor facilidad. Es más, la creación de una clase obrera capaz de expresarse y segura de sí misma se basa en la recuperación de su Historia, de su contribución cultural, de la memoria colectiva de sus líderes y movimientos que dieron lugar a la industria y a los servicios que hicieron que la nación prosperase. En Estados Unidos, la lucha de los trabajadores hispanos, asiáticos y afroamericanos oprimidos se centra en cambios fundamentales de los programas educativos y sociales. Los manuales de Historia se han escrito de nuevo en muchos sitios para tener en cuenta la experiencia hispana, afroamericana y asiática. Con la misma trascendencia, las guerras culturales han girado en torno a la cuestión del bilingüismo, el derecho de los niños hispanos y asiáticos a recibir la enseñanza en su idioma nativo, sea español o asiático, así como en inglés. La reacción de la derecha angloamericana ha sido la de resistir y oponerse a toda concesión en favor del reconocimiento de un cierto pluralismo y de la diversidad cultural, como forma de retener el poder político y económico. El monolingüismo es el banderín de enganche de la clase étnica dominante en importantes zonas en las que las poblaciones de idiomas español y asiático son mayoritarias o están cerca de la mayoría (California, Texas, la ciudad de Nueva York). Una situación parecida se da en Cataluña, donde la clase étnica catalana dominante está imponiendo un sistema monolingüista a la población de habla hispana, incluso en las numerosas ciudades del cinturón de Barcelona en las que la aplastante mayoría de la población y, sobre todo, los estudiantes son hispanohablantes. La tiranía lingüística de la elite catalana se justifica mediante una retórica centralista de la que Franco se habría sentido orgulloso: alusiones a un mítico pasado catalán, la necesidad de una vigorosa nación unificada y, más discretamente, el sentimiento de superioridad y arrogancia típico de todos los grupos étnicos que dominan los principales bancos, las empresas y los puestos de gobierno. Los monolingüistas, sea en Cataluña o en Estados Unidos, evocan la imagen de «amenazas» a su integridad cultural y, en el colmo del absurdo, se presentan a sí mismos como «oprimidos» por sus víctimas. Resulta curioso que, mientras los movimientos populares de los grupos de habla hispana y asiática han conseguido importantes avances hacia la educación bilingüe en Estados Unidos, ocurra al contrario en Cataluña: el dogma monolingüista es cada vez más la práctica habitual. Item más, si en Estados Unidos son los sindicatos de profesores progresistas, los movimientos sociales de la izquierda liberal y las confederaciones sindicales los que han asumido un papel abiertamente en defensa de los derechos al bilingüismo y a la cultura de afro-americanos, asiáticos e hispanos, en Cataluña los progresistas (incluidos sindicatos y partidos de izquierda) han respaldado las políticas monolingüistas del autoritario régimen catalán. Los Estados Unidos tiene graves problemas étnicos y raciales; en pocas palabras, la sociedad está impregnada de racismo. Pero se admite, y las fuerzas sociopolíticas están divididas y se enfrentan en torno a los temas en conflicto. En Cataluña se da una asombrosa falta de conciencia sobre los derechos de la clase trabajadora de habla hispana, en particular sobre su derecho a recibir enseñanza en su propia lengua. Las

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consecuencias son desastrosas. Estudiantes que se han criado hablando en un determinado idioma en casa son obligados a estudiar en otro, lo que les hace padecer una situación gravemente desventajosa. Tanto los mexicanos en California como los murcianos y andaluces en Cataluña registran más altas tasas de abandono de los estudios y de fracaso escolar que los estudiantes cuyo idioma nativo es el inglés o el catalán. Quizá se trate precisamente de eso al imponer el monolingüismo: perpetuar las posiciones de privilegio de la población anglo y catalano hablante en la sociedad mientras se relega a «los otros» a puestos de baja categoría, peor pagados, porque les faltan los requisitos de formación exigibles. Lo absurdo de esta campaña para catalanizar Cataluña se me reveló hace pocos años, cuando me pidieron que diera una conferencia en la joya de la educación superior en Barcelona, la Universidad Pompeu Fabra. ¡El patrocinador me preguntó si la pronunciaría en catalán o en inglés! «¿Por qué no en español?», pregunté yo. El profesor respondió que eso era inaceptable. Así que hablé en inglés y me dí cuenta de que menos de la mitad de la audiencia entendía la conferencia, aunque el 100% entendía español. Más tarde pregunté a alguien de la jerarquía universitaria por qué pensaba que el inglés era menos represivo que el español, dado que el imperialismo de Estados Unidos enseñoreaba la OTAN y el imperio financiero de los bancos en Wall Street y Londres. Su respuesta: «Hemos estado oprimidos por los españoles mientras que las grandes empresas angloamericanas son socios nuestros en la modernización de nuestra nación». Rambla abajo, ví «la opresión»: la reconstrucción del Barrio Chino financiada con fondos del Estado, las nuevas, enormes y feas torres de acero y cristal de Plaza Catalunya, los bloques de carísimos pisos nuevos en los alrededores del estadio olímpico en los que viven los oprimidos catalanes. Tomé luego el metro a Besós, en Hospitalet, donde los bares rebosaban a primera hora de la tarde de jóvenes en paro que bebían cerveza y todo el mundo hablaba español. ¡Sí, señor! ¡Catalanes oprimidos! Igual que los anglos oprimidos de Beverly Hills o de la parte este de Manhattan, que se quejan de la educación bilingüe. En Estados Unidos, los educadores progresistas que respaldan la diversidad cultural y el bilingüismo han tenido éxito en las grandes ciudades porque los gobiernos locales tienen poder para decidir sobre política educativa. Es indispensable en Cataluña una mayor autonomía municipal para que la mayoría hispanohablante que vive en los suburbios de Barcelona pueda fomentar el bilingüismo en las escuelas. A fin de cuentas, si Pujol puede justificar la autonomía y la autodeterminación catalanas dentro del Estado español, ¿por qué la mayoría hispanohablante de las ciudades de Cataluña no ha de poder exigir también autonomía y autodeterminación en materia lingüística? ¿No es hora ya de que los progresistas catalanes dejen de imitar a la derecha norteamericana? James Petras es profesor de Etica Política de la Universidad de Binghamton (EEUU)

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Los intelectuales de izquierda y su desesperada búsqueda de respetabilidad James Petras Introducción Cuando George Soros, uno de los más grandes y rapaces especuladores del mundo, publicó un libro cuestionando algunos de los aspectos más destructivos del capital especulativo, los intelectuales de izquierda se apresuraron a reproducir sus citas como evidencia de que, efectivamente, "el capital global" era una amenaza para la humanidad. La parte curiosa de este escenario es que Soros ganó publicidad gratis, aumentó sus regalías, y adquirió estatura política e intelectual, mientras seguía beneficiándose de las ganancias de sus fondos de especulación. Este no fue un caso aislado: más temprano que tarde, los intelectuales de izquierda buscan fuentes "respetables" para apoyar sus argumentos, citándolas como "impecables" o "sin afinidades de izquierda", como si la investigación y la escuela de izquierda fueran menos confiables o menos convincentes. La búsqueda de la izquierda por una respetabilidad burguesa tiene profundas implicaciones en la discusión del problema de la hegemonía burguesa sobre las clases populares y el crecimiento de una cultura alternativa en lo político y lo intelectual. Uno de los aspectos más impresionantes de la política contemporánea es la brecha entre las condiciones, objetivamente a la baja, de la clase trabajadora y rural, y las respuestas subjetivas, que son difusas, fragmentadas y frecuentemente están bajo la tutela de partidos neoliberales. Este contraste es muy claro en el Tercer Mundo, pero también está presente en los países capitalistas avanzados. Mientras que las inequidades entre clases sociales, razas, género y regiones se han incrementado, y los servicios para la clase trabajadora han sido tasajeados para lograr impuestos más bajos y subsidios más altos para los ricos, la respuesta subjetiva ha cambiado: las huelgas y protestas tienden a ser vistas como reacciones defensivas; los movimientos agrarios no tienen aliados urbanos y la mayoría de los intelectuales están disociados de las luchas populares o han aceptado premisas de la ideología neoliberal, como que la globalización es inevitable e irreversible. En una palabra, la "hegemonía burguesa" juega un rol vital para asegurar la estabilidad de un sistema social altamente desigual y explotador. La hegemonía burguesa es un producto de numerosos factores, incluyendo los medios de comunicación y las instituciones culturales del Estado. Sin embargo, es también el resultado del pensamiento y los métodos de trabajo de los intelectuales de izquierda, que buscan legitimar su producción intelectual en el mundo burgués. Hoy, muchos intelectuales de izquierda toman prestados, y han asimilado para su análisis del mundo contemporáneo, los conceptos claves y el lenguaje de teóricos burgueses y publicistas. Estos incluyen términos como "globalización", "capital desestatizado", "la revolución de la información", el "ajuste estructural", la "flexibilidad laboral", entre otros. Estos conceptos son parte integral del sistema imperial y la ideología neoliberal -y se entienden en el contexto de un sistema de poder que busca disfrazar y legitimar su dominio. Aún más, los intelectuales de izquierda evitan usar conceptos más precisos que son mucho más útiles para identificar las configuraciones contemporáneas del poder, como imperialismo en lugar de globalización; Estado imperial en lugar de corporaciones desestatizadas; ascendencia del poder financiero en lugar de la "revolución de la información"; explotación intensiva/extensiva en lugar de flexibilidad laboral; reversión económica en lugar de reforma económica; reconcentración y monopolización de la riqueza en lugar de ajuste estructural. El tema de la mímica intelectual, en la que un lenguaje y conceptos amorfos y decepcionantes

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son adoptados por los intelectuales de izquierda contemporáneos, en lugar de un lenguaje más preciso y vigoroso nos lleva a una pregunta: ¿por qué la izquierda cae víctima, o mejor aún, sigue los pasos de la burguesía al trabajar para la construcción del paradigma de la "globalización"? El gran problema Este ensayo busca argumentar que el hecho de que los intelectuales de izquierda muevan el rabo a la burguesía en cuestiones del paradigma de la "globalización" es parte de un problema mayor, fuertemente anclado en la subordinación a la cultura burguesa; es decir, en el hecho de mirar hacia la cultura dominante como fuente de veracidad, objetividad, prestigio y reconocimiento. La subordinación de los intelectuales de izquierda a la cultura burguesa coexiste con el desarrollo de una crítica parcial a las instituciones y cultura de los burgueses Los intelectuales de izquierda que trabajan con el concepto del paradigma burgués de la globalización están en búsqueda de respetabilidad y reconocimiento que no podrían obtener si trabajaran con el concepto del paradigma imperialista. La búsqueda de los intelectuales de izquierda por el prestigio, el reconocimiento, las afiliaciones institucionales y la certificación de la burguesía, implica aceptar, de facto, los valores que se asocian con este grupo. Esta aceptación de valores y prácticas juega un papel importante en la perpetuación de la hegemonía burguesa, a pesar de la retórica de protesta y contra hegemonía de los intelectuales. El hecho es que estudiantes, trabajadores y en general las clases populares que siguen lo que los intelectuales de izquierda dicen y hacen, y la identificación institucional y simbólica de los reconocimientos que persiguen en sus carreras y su vida diaria, habla elocuentemente de qué es lo que realmente valoran. Un aspecto importante dentro del avance y reconocimiento de la carrera, así como en el aseguramiento de una posición en una institución burguesa prestigiosa, tiene que ver con jugar las reglas del juego en el trabajo intelectual. Siguiendo las reglas de este juego, la izquierda intelectual legitima el llamado burgués a la legitimación y refuerza su posición hegemónica. Legitimando la hegemonía burguesa Una de las principales reglas seguidas por los intelectuales de izquierda es citar fuentes burguesas, incluso cuando hay fuentes de izquierda que pueden dar una perspectiva crítica. El pseudo argumento que muchos intelectuales de izquierda enarbolan es que, al citar fuentes burguesas sobre fuentes de izquierda, serán más convincentes con el "público en general" o el mundo académico. Los intelectuales de izquierda logran varias cosas procediendo de este modo. En primer lugar, refuerzan la autoridad de los autores burgueses, poniéndolos como una fuente de verdad objetiva. Segundo, refuerzan y perpetúan la invisibilidad de los investigadores de izquierda y de su trabajo, pues no logran reconocer su contribución. Tercera, adquieren respetabilidad y aceptabilidad, al compartir con sus colegas burgueses una literatura común y un entendimiento común de "lo que es importante haber leído". Cuarto, el citar críticas de notorios procapitalistas contra el capitalismo les permite rediseñar su imagen y les da una futura plataforma para denunciar a la izquierda. La respuesta de los intelectuales de izquierda al libro de George Soros es un ejemplo perfecto. Soros tiene una bien ganada reputación como un especulador que ha ganado millones de pesos mediante el pillaje de economías y la ruina de países enteros antes, durante y después de la publicación de su libro. Jugó, y continúa jugando, un papel de primera línea en el sabotaje de instituciones culturales y en la cooptación de intelectuales, particularmente en países ex comunistas que han implantado el libre mercado y han quedado devastados por ello. A pesar de estos antecedentes, los intelectuales de izquierda se encontraron citando sus críticas a las actividades especulativas y a los excesos capitalistas, como si él fuera una autoridad especial

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sobre los estragos del capitalismo. En su desesperada búsqueda de reivindicación, los intelectuales de izquierda citaron a Soros para apoyar sus críticas al neoliberalismo, obviando el hecho de que incluso mientras el libro salía a las librerías, Soros hacía millones mutilando las economías asiáticas. El aislamiento de los movimientos de masas de los intelectuales de izquierda, y su postración frente al poder burgués es lo que los lleva a buscar personalidades de derecha para justificar sus argumentos frente a audiencias burguesas. La relación de los intelectuales de izquierda con el Banco Mundial es otro ejemplo que ilustra esta búsqueda de respetabilidad. El Banco Mundial publica anualmente un apéndice estadístico que incluye datos sobre la pobreza en el mundo. Es frecuente que los intelectuales de izquierda citen estos datos para defender sus argumentos, sin examinar críticamente cómo se mide la pobreza y en que forma es subestimada. Los intelectuales de izquierda consideran al Banco Mundial una autoridad intachable en el tema de pobreza, precisamente porque es una institución con credenciales derechistas y neoliberales. El hecho es que los datos del Banco Mundial no son confiables y sus formas de medición de pobreza son totalmente inadecuadas. Su "límite de pobreza" es un dólar al día, lo cual no permite vivir en ningún país del mundo. Si los investigadores de izquierda hicieran un índice adecuado, doblarían o triplicarían el número de pobres en el mundo. Sin embargo, al citar al Banco Mundial, los intelectuales de izquierda apelan a sus colegas "conservadores", demostrando que comparten las mismas fuentes. Al citar la autoridad del Banco Mundial, refuerzan su imagen como una "fuente confiable de información". Las medidas del Banco Mundial en el Tercer Mundo llegan al absurdo de que los porcentajes de población viviendo en la pobreza en el sudeste de Asia están casi al mismo nivel que en los Estados Unidos y Canadá. En lugar de reconocer que la ideología neoliberal del Banco Mundial moldea los indicadores y medidores de pobreza, los muy listos intelectuales de izquierda piensan que pueden separar uno de otro y salvarse a sí mismos de la ardua tarea de construir sus propios medidores de pobreza y de hacer su propio trabajo de campo, o peor aún, de citar los datos y estadísticas que otros investigadores y militantes de izquierda han recopilado. La Comisión Económica para América Latina (ECLA, por sus siglas en inglés*) es otra fuente de datos y punto de referencia para los intelectuales de izquierda. Una vez más, presentan a la ECLA como una fuente intachavble, sin ningún tinte izquierdoso, -como si ser de izquierda fuera algo que contamina la información. Por ejemplo, los intelectuales de izquierda usan frecuentemente los datos de ECLA sobre privatización de empresas públicas (que es de hecho una parte clave de la agenda política de ECLA). Pero una mirada cuidadosa a los documentos de la ECLA revela que rara vez discuten la corrupción y las concertasesiones que siempre existen dentro de las privatizaciones. ECLA siempre describe las transacciones como un proceso puramente económico, y asegura que no se involucra en los aspectos políticos no cómo los políticos organizan las privatizaciones, ni mucho menos en las consecuencias negativas que puedan tener en el corto o largo plazo. En términos generales, la ECLA dice que las transacciones de Estado deben ser transparentes, pero no enfrenta el hecho de que las privatizaciones no lo son. La pregunta es ¿porqué la ECLA continúa promoviendo recetas de privatización, cuando saben de primera mano que el proceso es corrupto y que involucra la renuncia a de recursos necesarios a precios irrisorios? Conociendo la desviación de la ECLA, ¿porqué los intelectuales de izquierda siguen citándola cuando prominentes escritores y periodistas de izquierda han publicado discusiones más completas y críticas? Al darle juego a Soros, al Banco Mundial y a ECLA, usando su información, validando sus fuentes y tomando prestado su lenguaje, los intelectuales de izquierda prolongan la hegemonía burguesa. Personalidades burguesas prominentes En su constante búsqueda de respetabilidad, los intelectuales de izquierda no sólo miran hacia las instituciones burguesas para repetir sus argumentos, sino que

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también buscan personalidades burguesas prominentes, con nombre y prestigio dentro de los círculos burgueses, para promover causas populares. Frecuentemente, al organizar un evento público, los intelectuales de izquierda ignorarán a los escritores más consecuentes, los activistas o líderes de izquierda, para favorecer a algún "progresista" actor, abogado, juez o escritor, que no tiene práctica o lucha en su expediente, pero que ofrece algunas obviedades que no educan a nadie y no resuenan entre la gente de acción. Al promover a individuos con "status de celebridad" en los medios como una forma de atraer publicidad y público curioso, los intelectuales de izquierda sacrifican el contenido de sus reuniones. El costo político puede ser significativo: las reuniones políticas se convierten en un espectáculo, un entretenimiento que no más bien despolitiza en lugar de educar a la gente en la causa social y sus consecuencias. Más aún, los intelectuales de izquierda frecuentemente tienen que ser quienes terminan dando explicaciones sobre los "lapsus" de los burgueses prestigiosos -celebridades que frecuentemente confunden la violencia popular por la defensa de la tierra y forma de vida con la violencia predadora de los poderes imperiales. "Por supuesto", dirán apologéticamente los intelectuales de izquierda, "él o ella no es uno de los nuestros, pero vean cuánta gente vino, miren cuantos centímetros nos dieron en la prensa burguesa, cuántos segundos en la televisión". En nombre de la "mayor unidad", la izquierda crea una plataforma para discursos de celebridades burguesas que frecuentemente deriva de críticas del sistema a la de una política, de una política a otra, y de otra a la crítica de una personalidad equis, ofuscando el sentido de la reunión. Aún peor, las celebridades burguesas presumidas como progresistas por intelectuales de izquierda en un evento público, pueden al día siguiente celebrar con altos dignatarios de un régimen regresivo... lo que desacredita a la izquierda y siembra confusión entre la gente sobre la naturaleza de las políticas de izquierda y cuáles son sus líderes y voceros. Debido a que los intelectuales de izquierda están obsesionados con la aprobación de los medios y la respetabilidad burguesa, prefieren buscar a burgueses notables que tengan un oído sensible aunque esto sirva a sus intereses, en lugar de construir el apoyo mediante organizaciones enraizadas. La búsqueda de símbolos de prestigio burgués Los intelectuales de izquierda mueren por el reconocimiento de sus colegas burgueses y despreciarán la acción pública, denunciarán a colegas y adoptarán posturas serviles para complacer a sus jueces superiores y conservadores, en la esperanza de asegurar un símbolo de prestigio burgués. Estos símbolos son un boleto hacia la promoción y la legitimación a los ojos de los intelectuales de izquierda con movilidad ascendente. Los intelectuales consecuentes con compromisos hacia luchas populares no reciben ningún reconocimiento de prestigio. Para los intelectuales de izquierda, ganar un Premio Nobel, una beca Guggenheim o de la Fundación Ford es visto como la culminación de una carrera exitosa. Certifica ante el poder académico de elite, que el intelectual de izquierda puede ser honrado por abstenerse de cualquier lucha antiimperalista o anticapitalista. Es comprensible que Jean Paul Sartre rechazara el Premio Nobel. El empeño por conseguir premios y reconocimientos burgueses presupone ciertos compromisos, y eso está sobreentendido tanto por las fundaciones euroamericanas que los dan, como por los intelectuales que se los piden. Pero los intelectuales de izquierda, cuando acuden a actos políticos, citan estos mismos títulos y premios al presentar al "prestigioso" orador. La izquierda hace reverencias ante los premios burgueses como evidencia de su propia integridad y conocimiento. Al dar un lugar prominente a estos títulos, convencen a la audiencia de que efectivamente la izquierda ha llegado a tener un cierto nivel intelectual. De hecho, lo que la izquierda hace es legitimar los estándares y procesos de selección burgueses que determinan el acceso a las recompensas. En pocas palabras, al cortejar los premios burgueses , la izquierda refuerza la hegemonía burguesa.

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El anhelo de respetabilidad burguesa también se encuentra en el lugar que se le da a las identidades institucionales: los intelectuales de izquierda presumen de ser graduados de Harvard, Yale, Princeton, Oxford, Cambridge, la Sorbona, como si estos no fueran centros en donde se adoctrina a los estudiantes con doctrinas neoliberales y proimperalistas, donde uno aprende a decir algo significativamente crítico sobre el Imperio a pesar de los profesores y los seminarios. Y aún así, la identidad institucional es subrayada por los intelectuales de izquierda al presentar a un orador o un escritor. Esto es verdad también cuando se habla de funcionarios gubernamentales retirados a quienes los intelectuales de izquierda les dan importancia. Uno no puede objetar que los antiguos funcionarios de un gobierno pueden cambiar su forma de pensar y convertirse en críticos del estado, pero el punto de convergencia con la izquierda debería ser el hecho de que son ex funcionarios y no los dueños de antiguas posiciones de "prestigio" en un régimen burgués. Como hace mucho tiempo señaló Karl Marx, la hegemonía burguesa se renueva constantemente, mediante el reclutamiento de individuos talentosos que provienen de clases populares. Esto se hace frecuentemente dando becas a estudiantes pobres pero brillantes, que van a universidades "de prestigio" donde son "reeducados" y entrenados para servir a las clases dominantes. La izquierda debe leer y escuchar lo que dicen los intelectuales a pesar de sus prestigiosas credenciales institucionales, no debido a ellas. Adicionalmente a los premios y las identidades institucionales, los intelectuales de izquierda están en búsqueda perpetua de patrocinadores burgueses para sus eventos: personalidades, instituciones, funcionarios. La idea es que entre más burgués es un patrocinador, mayor serán la respetabilidad, legitimidad y audiencia. De hecho, esto lleva a una mayor visibilidad y legitimidad de las instituciones burguesas del poder, mientras que las instituciones más marginales o radicalizadas se hacen invisibles. Como aseguran su carrera los intelectuales de izquierda Ser una persona de izquierda activa y crítica tiene un costo político que no es menor cuando se persigue una carrera académica. Aún así, muchos intelectuales han seguido senderos que los han llevado a una carrera exitosa dentro de instituciones burguesas, y han logrado retener una pequeña parcela de credenciales de izquierda. Podemos identificar al menos cuatro estrategias de carrera para los respetables y móviles intelectuales de izquierda. La primera estrategia puede describirse como el enfoque de "congelamiento", en donde los intelectuales de izquierda mantienen un perfil bajo durante años, haciendo investigación más o menos convencional, mientras aseguran una posición dentro de la institución y consolidan su carrera, mientras esperan el día de "volverse" radicales. El problema es, por supuesto, que la mayoría de los "criptoizquierdistas" es que en el tiempo de adaptación a las exigencias de sus carreras exitosas, eventualmente terminan creyendo lo que están haciendo y nunca se "vuelven": se convierten en lo que hacen. Para la minoría que se "convierte" el pastel queda entero: tienen una identidad prestigiosa en el mundo burgués y el aplauso de la izquierda, particularmente porque le añaden a su retórica radical el mérito, según la izquierda, de un título prestigioso. La segunda estrategia para asegurar una carrera dentro de una universidad de prestigio es combinar la investigación convencional y pregonar, entre los tiempos de trabajo y las pláticas de pasillo, charla radical. Ser de izquierda como si fuera un "apostolado" es particularmente atractivo para los guardianes burgueses de la academia, porque esto no afecta la investigación científica y no cuestiona el rol del sistema educativo para reproducir líderes de elite o entrenar trabajadores conformistas. Esta izquierda puede describirse como la "izquierda de coctel" -que en escenarios privados puede ventilar sus inconsecuentes puntos de visa mientras trabaja para escalar la escalera académica. La tercera estrategia para el éxito de la izquierda dentro de la academia yace en el tiempo y esfuerzo desproporcionados que se dedica al trabajo académico convencional,

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en comparación con los escasos esfuerzos que se dedican a movimientos populares. En esta estrategia, el intelectual de izquierda dedica meses y años para preparar documentos y publicaciones para consumo académico, mientras que improvisa conferencias con material anecdótico para sus audiencias radicales/populares, reciclándose frecuentemente o repitiendo la misma plática del año anterior. En algunos casos, los intelectuales de izquierda, a pesar de contar con fondos sustanciosos para su trabajo, simplemente dan reminiscencias de un pasado radical; la nostalgia se convierte en el substituto de un análisis serio. Estas reminiscencias no requieren ningún análisis que pueda llevar a compararlas con luchas actuales, son pura improvisación y anécdotas de la clase más superficial e impresionista. Finalmente, están los académicos de izquierda que investigan y dirigen becas como académicos "desinteresados", lejos de las luchas, movimientos y compromisos políticos. Escriben sobre la clase trabajadora sin ninguna perspectiva política. Es probable que den información útil si alguien más puede elaborar un cuadro político e intelectual que sirva para unir esa información a eventos políticos contemporáneos. Esta estrategia de éxito académico tiene algo de mérito y utilidad si es que hay otros intelectuales o activistas que han realizado el riesgoso trabajo político de construir un movimiento; de otra forma, sólo sirve para extender el currículum vitae. Este tipo específico de académico de izquierda es particularmente abundante en Estados Unidos, donde hay conferencias anuales que imitan las reuniones profesionales, en las que los académicos hablan sólo entre ellos o, en otras palabras, se divorcian de los movimientos populares. Este divorcio ha garantizado que muchos izquierdistas aseguren sillas altas y bien remuneradas en universidades de prestigio. Las consecuencias de estas prácticas de los intelectuales de izquierda han sido, primero, el reforzamiento del prestigio y la legitimidad de las instituciones, ideas y personalidades burguesas, mientras que los análisis y las posiciones de activistas de izquierda se hacen invisibles, perpetuando una especie de complejo de inferioridad y marginalidad de la izquierda. Segundo, debido a que los académicos de izquierda sirven como modelos para la generación de futuros académicos, su comportamiento propicia el arribismo. La práctica de este arribismo perpetua el mito, sobre todo en el Tercer Mundo, de que el "verdadero conocimiento" está en el extranjero, en las escuelas con prestigio de marca y que los intelectuales locales nacionales son de calidad inferior y, ciertamente, no son modelos a seguir. Tercero, por razones de su propia agenda y condición, los intelectuales de izquierda de instituciones de prestigio, ignoran y reafirman las distorsiones ideológicas, las mistificaciones y los marcos teóricos y conceptuales erróneos que se enseñan en los centros prestigiosos de educación superior. La desviación ideológica que es empacada en estas instituciones es obviada por intelectuales de izquierda que rara vez cambian el trabajo de sus colegas, mucho menos el curriculum, pues saben que serían castigados. En todo caso, si alguna vez verbalizan algún tipo de inconformidad, es su presencia en las instituciones y su proceso de acceso lo que alimenta las ambiciones de nuevas generaciones. Lo más asombroso sobre los intelectuales de izquierda en universidades de prestigio y los que buscan entrar a ellas, es cómo suspenden sus críticas a los patrocinadores, fundaciones y personalidades burguesas que financian las grandes agendas de investigación para perpetuar y extender el poder imperial. Al suspender sus críticas, los intelectuales de izquierda aumentan sus posibilidades de aparecer en diarios de prestigio, conferencias internacionales y posiciones lucrativas dentro de la academia. Aseguran reconocimiento académico y su promoción a puestos honorarios que requieren hacer buenas relaciones con los guardianes de la academia burguesa. Los intelectuales de izquierda tienden a ser muy colegiados, incluso con sus colegas que apoyan las guerras imperialistas y diseñan programas neoliberales que están devastando el Tercer Mundo.

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Intelectuales contemporáneos Hay una gran variedad de "estilos de vida" para ser un intelectual de izquierda hoy en día, frente al poder y la riqueza del Imperio Euroamericano. -Intelectuales en alquiler Este es el tipo de intelectual que hoy vaga por el espectro político ofreciendo sus servicios a una variedad de patrones. Un reconocido intelectual francés denunció las huelgas de empleados en 1995, fue al encuentro internacional zapatista en el verano de 1996 y después voló para encontrarse y halagar al presidente derechista de Uruguay. Estos intelectuales son para todos lugares y precios. Su postura pública tiene sus motivaciones con la necesidad de reconocimiento y publicidad de cualquier bando, pero también con firmes principios intelectuales: no están "vendidos" a la derecha, están rentados e incluso están disponibles para la izquierda en ciertas ocasiones. -Intelectuales de casa Son aquellos cuyo universo son otros intelectuales o incluso su "reflexión interna". Estos intercambios incestuosos son particularmente abundantes entre los posmodernistas que discuten cuántas identidades podrán soportar. Tienen su propio lenguaje exótico, que solo comprenden los iniciados, y su trabajo se concentra en gran parte en descifrar textos y lenguaje divorciados del mundo objetivo. -Intelectuales en angustia perpetua Ha e intelectuales que están en angustia perpetua, que planean sobre los problemas socioeconómicos ("neoliberalismo" y "globalización") y nunca pasan del lugar común "debemos encontrar una alternativa". Ignoran las luchas diarias que buscan crear alternativas; le temen al problema (imperialismo) y le temen a la solución (transformación). -Los pesimistas Otra pose intelectual común es la del izquierdista que se baña en derrotas históricas y encuentra en ellas un pretexto en la medida en que hacen incierto un nuevo y pragmático acomodo con el status quo. Al dramatizar las pérdidas políticas, como batallas profundas e irreversibles, evitan reconocer las nuevas luchas revolucionarias que emergen en el Tercer Mundo, los movimientos sociales que se oponen a la OMC en el Este, a los movimientos de granjeros militantes y trabajadores del transporte, el rechazo masivo de consumidores y productores hacia los patrocinadores corporativos de las comidas y semillas genéticamente alteradas, etcétera. El pathos pesimista se convierte ya sea en una coartada para la inacción y el desentendimiento , o en un billete de ida hacia las políticas liberales, que son percibidas como lo único que hay disponible. -Intelectuales irreverentes En agudo contraste con las posturas antes mencionadas, existe el intelectual irreverente hacia los protocolos académicos, que no se impresiona con los títulos y premios, y que incluso, son respetuosos ante los militantes que están en las líneas de combate anticapitalistas o antiimperialista. Son constantes y productivos en su trabajo intelectual, que está motivado en gran medida por las grandes cuestiones que enfrentan las luchas sociales. Son irónicos y antihéroes, cuyo trabajo es respetado por la gente que trabaja para la transformación social básica. Son objetivamente partidarios y partidariamente objetivos. Los intelectuales irreverentes escuchan y discuten con los pesimistas y otros intelectuales, a pesar de sus títulos y pretensiones, para ver si dicen algo que valga la pena. Para el intelectual irreverente y comprometido, el prestigio y el reconocimiento derivan de los activistas y los movimientos intelectuales que están involucrados con luchas

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populares. Trabajan con estos intelectuales y activistas. Conducen investigación que busca fuentes originales de información; crean sus propios indicadores y conceptos, por ejemplo, para identificar la verdadera profundidad de la pobreza, la explotación y la exclusión. Reconocen que los premios y condecoraciones son parte de un sistema que sostiene la hegemonía burguesa y que hay unos cuantos intelectuales en universidades de prestigio que están claramente comprometidos con luchas populares. Estas excepciones, dicen, deben ser notadas, aunque reconociendo que muchos sucumben al espejismo de la certificación burguesa durante el ascenso por la escalera. Los intelectuales irreverentes admiran a Jean Paul Sartre, quien rechazó un Premio Nobel en medio de la Guerra de Vietnam. Y sobre todo, los intelectuales irreverentes luchan contra la hegemonía burguesa junto con la izquierda, integrando su pensamiento y enseñanza, evitando dividir lealtades. En pocas palabras, los intelectuales irreverentes trabajan en la formación de una cultura contra hegemónica. Conclusión Mientras que buena parte de la investigación alrededor del tema de la hegemonía burguesa se ha realizado mediante el examen de instituciones, los medios, centros educativos y propaganda de Estado, se ha puesto poca atención a cómo, dentro de la izquierda, los signos y símbolos de esta hegemonía son transmitidos, en forma putativa, por los intelectuales de izquierda. Los intelectuales son un grupo importante, particularmente para dar forma a la subjetividad de los estudiantes y, en ciertos contextos, de las clases populares. En la medida en que son visibles y tienen acceso a los medios, representan otro canal a través del cual se forma la subjetividad o conciencia política. Sus valores, carrera, opciones educativas y sus ambiciones juegan un rol al momento de dar forma a "modelos de comportamiento" y de transmitir mensajes que tienen un impacto en grupos estratégicos que se convertirán en líderes de opinión. El grado en que los intelectuales han absorbido metas burguesas e interiorizado el sistema burgués de prestigio, se convierten a su vez en un mecanismo que prolonga y profundiza la hegemonía burguesa, especialmente dentro de la izquierda. El problema de la subjetividad es clave hoy en día. Hay cada vez más desinterés popular a lo largo del Tercer Mundo e incluso en países imperialistas. La clave del cambio está en ligar estos descontentos con movimientos de transformación social. Esto requiere teorías revolucionarias, conceptos críticos e intelectuales comprometidos que den una doble lucha, una contra los poderes burgueses y la segunda contra el doble discurso de los intelectuales de izquierda.

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La geopolitica del Plan Colombia Por James Petras Introducción Para poder comprender el Plan Colombia correctamente, debemos ubicarlo en su perspectiva histórica tanto en relación con Colombia como con los últimos conflictos de América Central. El Plan Colombia es al mismo tiempo una política "nueva" y la continuación de la pasada intervención de los Estados Unidos en Colombia. A principios de los años 60 con el gobierno de Kennedy, Washington lanzó su programa de contrainsurgencia, entrenando a fuerzas especiales diseñadas para atacar a los "enemigos internos". El objetivo era la autodefensa de las comunidades colombianas, particularmente Marquetalia. Posteriormente el Pentágono continuó su presencia en Colombia con mayor o menor intensidad. Por lo tanto, el Plan Colombia es la extensión y la profundización de la guerra interna de Kennedy ahora realizada por Clinton. La diferencia entre la versión antigua de la doctrina de guerra interna y la actual se encuentra en las justificaciones ideológicas de la intervención norteamericana, en la escala y el alcance de su participación y en el contexto regional de la intervención. Bajo Kennedy la contrainsurgencia se basaba en la amenaza del comunismo internacional y hoy la justificación se encuentra en la amenaza de la droga. En ambas instancias existe una negación total de la base histórica y sociológica del conflicto. La segunda diferencia fundamental entre el Plan Colombia de Clinton y el programa de contrainsurgencia de Kennedy es la escala y el ámbito de la intervención. El Plan Colombia es un programa de miles de millones de dólares a largo plazo que incluye el envío de armamento moderno a gran escala. En cambio, la agenda de contra insurgencia de Kennedy era mucho más pequeña. La diferencia en la escala de la operación militar no se debe a diferencias estratégicas o políticas; la causa se encuentra en el diferente contexto político de Colombia y el mundo: en los años 60 las guerrillas eran grupos pequeños y aislados, hoy son un ejercito formidable que opera a escala nacional. En ese momento Kennedy se concentraba militarmente en Indochina, mientras que hoy Washington se encuentra con las manos relativamente libres. El Plan Colombia es entonces la continuación y el aumento de la política militar de los EEUU basada en objetivos estratégicos similares adaptados a la nueva realidad mundial. El segundo factor histórico que debe tomarse en cuenta al discutir el Plan Colombia se refiere a los conflictos regionales recientes como la intervención norteamericana en América Central. El Plan Colombia está muy influenciado por la exitosa reafirmación de la hegemonía de Washington en América Central, como continuación de los llamados "acuerdos de paz". El éxito de Washington en América Central se ha basado en el uso del terrorismo de estado, el desplazamiento masivo de la población, los gastos militares a gran escala y a largo plazo, en los asesores militares y la oferta de un arreglo político que implica la reincorporación de los comandantes guerrilleros a la política electoral. El Plan Colombia de Washington se basa en el éxito obtenido en América Central y su creencia en que puede obtener el mismo resultado en Colombia. Washington cree que puede repetir la formula de terror por paz de América Central con el Plan Colombia en el país andino. A continuación realizaré un análisis de los intereses geopolíticos y las preocupaciones ideológicas que guían al Plan Colombia, las consecuencias de la escalada militar de EE.UU y una critica del diagnostico equivocado que realiza sobre la "cuestión colombiana". El informe concluirá con un debate sobre algunas de las consecuencias adversas imprevistas en las que Washington puede caer en la consecución de su

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política militar en Colombia. El Plan Colombia y el Triángulo Radical El Plan Colombia es descrito por sus críticos básicamente como la política creada y promovida por EEUU para eliminar militarmente a las fuerzas de la guerrilla de Colombia, reprimiendo a las comunidades campesinas que la apoyan. Los políticos norteamericanos describen al Plan Colombia como un esfuerzo para erradicar la producción y el comercio de drogas que se encuentran en las zonas controladas por la guerrilla. En vista de que a la guerrilla se la asocia con las regiones productoras de coca, se desarrolla esta línea de argumento, mandando Washington a sus equipos de asesores militares para destruir lo que ellos llaman las "narco guerrillas." Recientemente y en particular con el éxito político y militar de los dos principales movimientos guerrilleros – las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejercito de Liberación Nacional (ELN), Washington admite cada vez más el hecho de que esta guerra se dirige contra lo que ahora se llama la insurgencia guerrillera. Mientras que los activos económicos son sustanciales en Colombia, tanto para Washington como para la oligarquía gobernante en Bogotá, el asunto más grande y más importante del crecimiento rápido y masivo de la intervención militar de US en Colombia es geopolítico. Los estrategas de Washington están preocupados con varios temas geopolíticos claves que podrían afectar adversamente al poder imperial de EEUU en la región y aledaños. El asunto de la insurgencia colombiana es parte de una matriz geopolítica que está en camino de cuestionar y modificar la hegemonía norteamericana en el norte de Sud América y en la zona del Canal de Panamá. En segundo lugar, el factor de la producción, suministro y precio del petróleo se enlaza con este cuestionamiento en la región y alrededores (en la OPEC, México, etc.). En tercer lugar, el foco de los conflictos con el imperio se encuentra en Colombia, Venezuela y Ecuador (el triángulo radical) pero también existe un creciente descontento izquierdista y nacionalista en países vecinos claves, especialmente en Brasil y Perú. En cuarto lugar, el ejemplo de la exitosa resistencia de los países del triángulo radical ya está resonando en países más al sur - Paraguay, Bolivia, sobre la base de luchas políticas triunfantes realizadas por los movimientos de indigenas-campesinos en las zonas montañosas ecuatorianas o por las "apelaciones Bolivarianas" del Presidente Chaves de Venezuela y a la siempre presente conciencia nacional populista de Argentina. En quinto lugar, la fuerza del triángulo radical y en particular la diplomacia del petróleo y la política de independencia del Presidente Chaves ha echado por tierra la estrategia norteamericana de aislar a la revolución cubana e integrar a Cuba en la economía regional. Más aun, los beneficiosos acuerdos con el petróleo (comercio a precios subsidiados) ha fortalecido la decisión de los regímenes centroamericanos y caribeños de resistir los esfuerzos de Washington para convertir al Caribe en un lago exclusivo de los norteamericanos. Mientras que las guerrillas y los movimientos populares representan un serio reto político y social para la supremacía norteamericana en la región, Venezuela representa un reto diplomático, económico y político en la cuenca del Caribe y alrededores, mediante su liderazgo en la OPEC y con su política externa no alineada. En términos más generales, el triángulo radical puede contribuir a minar la mística de la hegemonía invencible de los EEUU y la idea de que la ideología del libre mercado es inevitable. En términos más específicos el conflicto entre el triángulo radical y el poder imperial norteamericano centra la atención en el hecho de que mucho de lo que se describe como "globalización" se apoya en los cimientos de las relaciones sociales de producción y el equilibrio de las fuerzas de clase en el estado-nación. El reconocimiento de este hecho tiene una importancia especial en el conflicto EE.UU-FARC en Colombia. La hipótesis aquí es que sin una sólida base social, política y militar dentro del estado-nación, la empresa imperial y las redes globales que la

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acompañan están en peligro. En consecuencia es necesario observar más de cerca la naturaleza de esta guerra de representación en Colombia en la que Washington mediante su régimen clientelar intenta destruir a las guerrillas y diezmar y desmoralizar a sus simpatizantes con el objeto de restaurar los cimientos locales del poder imperial. La Geografía del Desafío a Washington En los años 60 y 70 el desafío al poder imperial de EEUU se encontraba en el Cono Sur de América Latina - es decir, Chile, Argentina, Uruguay y Bolivia. Washington respondió respaldando a los golpes militares y el terrorismo de estado para derribar gobiernos y aterrorizar a la oposición popular y lograr su sometimiento. Durante los años 80, América Central se convirtió en la pieza central del desafío revolucionario al poder imperial norteamericano. La revolución nicaragüense, los movimientos de la guerrilla popular en El Salvador y Guatemala representaron un reto serio para los regímenes clientelares norteamericanos y los intereses geopolíticos y económicos. Washington militarizó la región invirtiendo miles de millones en armas, financiando un ejercito mercenario en Nicaragua y la actividad militar terrorista de estado en El Salvador y Guatemala. La guerra de desgaste realizada por Washington finalmente impuso varios acuerdos de paz que restauraron los regímenes clientelares y la hegemonía de EEUU al costo de más de 200.000 muertos en Guatemala, 75.000 en El Salvador y al menos 50.000 en Nicaragua. A fines de los años 90 y ya en el nuevo milenio, la geografía de resistencia al imperio norteamericano se trasladó al norte de Sudamérica – es decir, Colombia, la zona montañosa oriental de Ecuador y Venezuela. En Colombia, las fuerzas combinadas de la guerrilla controlan o tienen influencia sobre una amplia banda de territorio al sur de Bogotá hacia la frontera ecuatoriana, en el noroeste hacia Panamá y en varios bolsillos hacia el este y oeste de la capital, además de unidades de milicia urbana. Paralelamente al movimiento guerrillero, las movilizaciones de campesinos y sindicatos convocaron huelgas generales que han sacudido al régimen de Pastrana. En Venezuela el liderazgo de Chaves ganó varias elecciones, reformó las instituciones del estado (Congreso, Constitución, Poder Judicial) y ha tomado una posición independiente en política externa – llevando a que la OPEC aumente el precio del petróleo, desarrollando lazos con Irak, extendiendo lazos diplomáticos y comerciales con Cuba, etc. En Ecuador un poderoso movimiento indigeno-campesino (CONAIE) en unión con oficiales militares de bajo rango y con sindicalistas, tumbó el régimen de Noboa en enero de 1999 y mientras los militares intervenían para derribar a la junta popular, el CONAIE y sus aliados barrieron en las siguientes elecciones legislativas en el sierra ecuatoriana. Como resultado, la estrategia militar del Pentágono de rodear a las guerrillas colombianas mediante la construcción de una base militar en Ecuador (Manta) está siendo seriamente amenazada. En estos tres países los movimientos armados y civiles y el régimen de Chaves han puesto en cuestión el intervencionismo de Washington y su promoción de la agenda económica neoliberal. La resistencia en estos tres países tiene lugar en una zona que es rica en petróleo; Venezuela es un importante proveedor de los EEUU, Colombia es un país productor y posee importantes reservas sin explotar, al igual que Ecuador, si bien en menor escala. Por lo tanto, el asunto del petróleo es una hoja de doble filo; un estimulo para una política intervencionista agresiva de EEUU (como el Plan Colombia, la intervención contra la junta popular ecuatoriana) y una palanca de poder para desafiar la dominación norteamericana, como ha demostrado Chaves. El Plan Colombia está inserto en la matriz geo-económica del triángulo rico en petróleo del norte de Sudamérica, un recurso estratégico para alimentar al imperio así como un recurso económico que puede permitir a los nacionalistas desafiar cualquier boicot y financiar a aliados potenciales. El Plan Colombia es también una estrategia para contener y minar el atractivo que

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representa el avance revolucionario colombiano para otros países latinoamericanos. La existencia de las FARC, el CONAIE y el régimen de Chaves en los territorios adyacentes se apoyan mutuamente. Mientras que el proyecto nacionalista-populista de Venezuela tiene sus raíces en el revulsivo popular de la corrupción así como la decadencia de sus instituciones políticas y la exclusión de la mayoría de su pueblo, el hecho de que exista un poderoso movimiento social a su puerta protege las fronteras de Venezuela de cualquier política de desestabilizacion inspirada por EEUU. Igualmente el rechazo del régimen de Chaves de permitir que los aviones de reconocimiento vuelen en el espacio aéreo venezolano para buscar y señalar a las fuerzas guerrilleras, disminuye la presión militar sobre las guerrillas. El hecho de que en Ecuador exista un movimiento indigeno-campesino a gran escala que se opone a la militarización norteamericana de la frontera entre Ecuador y Colombia, debilita el esfuerzo de guerra imperial. La adopción del régimen ecuatoriano de la dolarización de la economía y la construcción de una base norteamericana ha deslegitimizado al régimen en el medio de un creciente empobrecimiento y grandes tensiones socio políticas. El triángulo radical y el conflicto con el imperio norteamericano puede extenderse a los países vecinos. Perú, un firme vasallo de los EEUU hasta hace poco gobernado por el miembro de la CIA y jefe de la policía secreta Vladimir Montesinos se encuentra en un periodo de inestabilidad ya que los movimientos populares de masas compiten con los políticos neoliberales por el poder e influencia. En Brasil, el Partido de los Trabajadores de la izquierda reformista ha ganado varias elecciones municipales importantes incluída la municipalidad de Sao Pablo, mientras que el partido del Presidente Cardoso continua en su espiral descendiente. Más importante es el Movimiento de los Sin Tierra (MST) que continua organizando y ocupando grandes fincas agrarias y resisten la represión del estado en zonas del campo tensas y conflictivas. Mas al sur, importantes movilizaciones campesinas y urbanas con una frecuencia creciente han paralizados las economías de Bolivia y Paraguay, mientras que en Argentina, las provincias se encuentran en un estado de revuelta continua, cortando rutas y atacando a las instituciones políticas municipales. Este es el contexto de la creciente movilización continental en el que el Plan Colombia debe verse como un intento para descabezar a la oposición más avanzada, radicalizada y bien organizada a la hegemonía hemisférica de EEUU. Hoy el resurgimiento de la polifacética oposición en el triángulo radical ha hecho jaquemate o revertido las políticas norteamericanas al filo de los intereses imperiales. La histórica política de Washington de aislar la revolución cubana de América Latina y el Caribe se ha visto efectivamente resquebrajada. La visita de Chaves y el acuerdo del petróleo consolida las fuentes de energía de Cuba. La conferencia iberoamericana de Panamá en noviembre de 2000 pidiendo la terminación de la Ley Helms-Burton aisló totalmente a los diplomáticos norteamericanos. Los pasos de Washington, cuidadosamente calibrados para debilitar al régimen de Chaves han sido rechazados. La OPEC eligió a un venezolano, Ali Rodríguez, para presidir la organización. Los países caribeños buscaron entusiasmados la firma de beneficiosos acuerdos sobre el petróleo con Venezuela. El conflicto de Oriente Medio ha fortalecido la mano de Chavez para negociar con los EEUU: vean su ataque público al Plan Colombia y las favorables respuestas diplomáticas de Brasil, México y otros países claves. Washington sigue una estrategia "dominó". El Plan Colombia implica primero la derrota de la guerrilla, luego rodear y presionar a Venezuela y Ecuador antes de moverse hacia el aumento de la desestabilizacion interna. El objetivo estratégico es lograr la reconsolidacion del poder en el norte de Sudamérica, asegurarse acceso irrestricto al petróleo y aplicar la ideología de "no existe alternativa a la globalización" en el resto de América Latina. Manteniendo la Mística

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El Plan Colombia intenta mantener la mística de la invencibilidad del imperio y la irreversibilidad de las políticas neoliberales. La elite en el poder en Washington sabe que las creencias de los pueblos oprimidos y sus líderes son tan eficaces para mantener el poder norteamericano como las demostraciones de fuerza reales. Mientras los regímenes latinoamericanos y la oposición sigan creyendo que no existe alternativa a la hegemonía de EEUU, aceptarán las principales demandas provenientes de Washington y sus representantes en las instituciones financieras internacionales La creencia de que el poder de EEUU es intocable, de que sus dictados están más allá del alcance del estado-nación (que la retórica de la globalización fortalece) ha sido un factor fundamental en el fortalecimiento del dominio material de EEUU (explotación económica, construcción de bases militares, etc.). Una vez que el dominio de EEUU se pone a prueba y es resistido por las luchas populares en una región, la mística se menoscaba y el pueblo y los regímenes de cualquier lugar comienzan a cuestionar los parámetros de acción política definidos por EEUU. Una vez que se desafía a la mística y el cuestionamiento se extiende sobre el continente, se da un nuevo ímpetu a las fuerzas de la oposición, desafiando las reglas de juego y las normativas neoliberales que facilitan el saqueo de sus economías. Una vez que las normas se cuestionen, el capital siempre temeroso de un resurgimiento de las reformas nacionalistas y socialistas y de los ajustes estructurales redistributivos, empezará a circular. La vuelta a mercados más restrictivos y las limitaciones del riesgo y la disminución de los márgenes de ganancia debilitarán al dólar. La huida del dólar dificultará a la economía norteamericana la financiación del enorme desequilibrio de su cuenta corriente. El miedo a esta reacción en cadena se encuentra en la raíz de la hostilidad de Washington a cualquier desafío proveniente de donde sea que pueda poner en marcha una oposición política extendida y a gran escala. Colombia es un buen ejemplo. En sí misma la participación económica y política de EEUU en Colombia no es especialmente importante. Pero la posibilidad del triunfo de una lucha de emancipación dirigida por la FARC, el ELN y sus aliados populares podría minar la mística y poner en funcionamiento a los movimientos en otros países y tal vez poner algo de carácter en algunos líderes latinoamericanos. El Plan Colombia trata de evitar que Colombia se convierta en un ejemplo que demuestre que existen alternativas y que Washington se puede vencer. Más importante, una alianza Cuba-Venezuela-Colombia proporcionaría un poderoso bloque político y económico: la tecnología cubana sobre cuestiones sociales y seguridad, la potencia energética de Venezuela y el petróleo, la mano de obra, la agricultura y la industria colombiana. Las favorables economías políticas podrían ser un polo alternativo al imperio centralizado norteamericano. El Plan Colombia está organizado para destruir la potencial pieza central de esa alianza política: la insurgencia colombiana. Frases Vacias y Realidades Concretas El Plan Colombia tiene la virtud de ser una avanzada operación militar dirigida por EEUU para destruir su enemigo de clase con el objeto de consolidar su imperio en América Latina. La retórica antidroga es más para consumo interno, en lugar de ser una guía operativa de acción. Los lideres de la guerrilla y sus movimientos entienden esto y actúan en consecuencia, movilizando sus bases sociales de apoyo, asegurando sus pertrechos militares y diseñando una estrategia anti- imperial apropiada. Enfrentados con esta fuerte polaridad político militar, claramente definida por cada adversario, muchos intelectuales académicos y supuestamente progresistas se retraen a abstracciones apolíticas divorciadas de las configuraciones del poder real y la lucha de clases, a conceptos oscurantistas y abstracciones materializadas. Hablan del Sistema Capitalista Mundial, la Acumulación a Escala Mundial, Derrotas Históricas, la Edad de los Extremos – palabras vacías muy escritas y repetidas como un mantra que no explica nada y oscurece las bases políticas y de clase de los crecientes movimientos antiimperialistas y de lucha de clases.

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Dada la importancia estratégica de los sucesos colombianos a ojos de Washington y el potencial que la lucha tiene como filo para cortar la hegemonía de EEUU en América Latina, es importante tener en cuenta que la acumulación de capital norteamericano depende de los resultados de la lucha política dentro de un estado-nación. Además, reconociendo la posición central que ocupa el petróleo como fuente principal de energía para EEUU, una victoria político militar de EEUU en Colombia aislaría a Chaves y facilitaría los esfuerzos para minar a su régimen. Mientras que las FARC/ELN existan como el radical "demonio más grande" (a ojos de Washington), los planificadores de la política norteamericana tienen que moverse cuidadosamente contra la política exterior de Chaves por temor a que el radicalice su política interna en línea con la izquierda colombiana. A pesar de todos sus discursos nacionalistas sobre política exterior, Chaves ha seguido una política fiscal bastante ortodoxa, respetando e invitando a nuevos inversores extranjeros y ha pagado escrupulosamente la deuda externa (e interna) de Venezuela. Por lo tanto Washington ha seguido una política compleja hacia sus adversarios en el triángulo, manteniendo relaciones frías pero correctas con el régimen de Chaves, y al mismo tiempo aumentando drásticamente su apoyo a la guerra contra la FARC/ELN. Política Multi-Via de Washington Washington está intentando una política multi-via con las diferentes clases de oposición que enfrenta en la región. En relación con Colombia, donde un vasallo de EEUU controla el aparato del estado y las formaciones guerrilleras representan un desafío sistemico, el Departamento de Estado ha declarado la guerra total, la centralización y la expansión de la maquinaria de guerra y la marginalizacion de las organizaciones populares autónomas en la sociedad civil. Mientras se tolera la zona desmilitarizada en la que se realizan las negociaciones de paz, Washington intenta apretar el cerco militar de la región, controlando militarmente toda la frontera (especialmente la frontera ecuatoriana-colombiana) y preparando eventualmente el ataque militar total sobre la dirección de la guerrilla dentro la zona desmilitarizada. La estrategia militar norteamericana se ha centrado cada vez más en la expansión y la eficacia operativa de las fuerzas paramilitares. Durante más de una década la CIA ayudó a la formación de grupos paramilitares aparentemente para combatir el cartel de la droga. Durante los últimos tres años, Washington ha escalado el apoyo clandestino a las fuerzas paramilitares a través de la ayuda militar a las Fuerzas Armadas Colombianas y tolero sus actividades con el narcotráfico. Los terroristas paramilitares desempeñan un papel esencial en el Plan Colombia: realizando una agresiva "limpieza social" de activistas campesinos en regiones enteras, sospechosos de simpatizar con la guerrilla. La fuerza, estimada en 10.000 paramilitares, es la "carta" de Washington para hundir las negociaciones de paz y convertir al conflicto colombiano en una guerra total. La táctica de Washington es presionar para lograr la presencia de las fuerzas paramilitares en las negociaciones de paz y luego permitir que Pastrana medie como un centrista entre los dos extremos, imponiendo un arreglo que sostenga el status quo socio- económico. Es muy probable que esto cause la ruptura de las negociaciones y la guerra total. Washington combina una política a dos bandas con las fuerzas paramilitares: "critica de papel" en los informes anuales del Departamento de Estado y el apoyo material a gran escala mediante la ayuda militar a los militares colombianos. Mientras que EEUU sigue un camino casi exclusivamente militar con Colombia (acompañado por pequeños incentivos financieros incorporando a las ONGs al trabajo sobre cultivos alternativos), en Venezuela Washington intenta evitar precipitar prematuramente una gran confrontación. El Departamento de Estado entiende que el equilibrio de fuerzas dentro de Venezuela son desfavorables para cualquier acción político militar. Chaves ha reformado el poder judicial, ganado las elecciones legislativas, designado funcionarios con mentalidad constitucional y se ha asegurado un sólido apoyo mayoritario entre la población. Los aliados de Washington entre la

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elite empresarial, los partidos tradicionales y en el aparato de estado no se encuentran en este momento en posición de proporcionar canales eficaces para un esfuerzo desestabilizador dirigido y financiado por Washington. Por ahora la estrategia es realizar una guerra de propaganda basada en la creación de condiciones favorables para una futura desestabilizacion a gran escala y un golpe cívico-militar. Las tácticas de EEUU son el reverso de su política hacia el régimen colombiano. Contra Chaves, Washington habla sobre los peligros autoritarios de la centralización del poder; el Departamento de Estado promueve una mayor autonomía para sus elites clientelares de la sociedad civil. En Venezuela, Washington busca fragmentar el poder y proporcionar una plataforma en la que reorganizar a los desacreditados partidos tradicionales. Mientras en Colombia EEUU apoya los programas de austeridad de Pastrana y el FMI, en Venezuela Washington se centra en la pobreza de las masas y el desempleo, esperando estimular el descontento popular. En Ecuador, al igual que en Colombia, Washington respalda firmemente el liderazgo centralista del poder ejecutivo, la represión de los movimientos sociales y la marginalizacion de la representación opositora en el Congreso. La dolarización de la economía y la concesión de una base militar norteamericana son los más claros indicios de la transformación de Ecuador en vasallo de EEUU. La política multi-via norteamericana de confrontación militar (Plan Colombia) a través del aparato del estado y las fuerzas paramilitares en Colombia, la presión diplomática y política mediante las elites de la sociedad civil en Venezuela, la incorporación política y económica del ejecutivo ecuatoriano definen el complejo modelo de intervención. Es demasiado temprano para realizar un juicio definitivo sobre la política norteamericana multi-via. En sus estadios tempranos, el Plan Colombia ha llevado a una utilización más agresiva de las fuerzas paramilitares y más bajas civiles pero no a un retroceso efectivo de la guerrilla. En el lado negativo, el creciente deterioro de la economía ha aumentado el descontento de los sectores urbanos y ha debilitado la posición política de Pastrana evidenciado por las fuertes pérdidas en las elecciones municipales de fines del 2000. En Venezuela, el régimen de Chaves está consolidando el poder institucional, consiguiendo apoyo en los sindicatos mediante elecciones libres, reteniendo al mismo tiempo el apoyo de las masas. En Ecuador los movimientos sociales y la coalición aborigen-campesina retiene el poder de movilización, aunque los aliados de Washington hayan triunfado momentáneamente en presionarles con los acuerdos militares y la abierta subordinación de la economía ecuatoriana al Tesoro de EEUU (mediante la dolarización). Consecuencias de la escalada militar de EEUU. El Plan Colombia – una típica guerra de baja intensidad (en la que se combinan las armas y la financiación a gran escala de EEUU con la implicación de la infantería de bajo rango) ya ha tenido un impacto de alta intensidad (en campesinos y trabajadores) que está internacionalizando el conflicto. A pesar de los predecibles desmentidos, las agencias militares y de inteligencia norteamericanas han estado activas en la estimulación de las fuerzas paramilitares colombianas para diezmar el apoyo civil, fundamentalmente campesino, de las FARC/ELN en los poblados. Docenas de campesinos sospechosos, activistas comunitarios y otros son asesinados para aterrorizar al resto de la población. Frecuentes barridas paramilitares de las regiones ocupadas por el ejercito colombiano asesorado por EEUU ha llevado al desplazamiento de más de un millón de campesinos. El terror paramilitar es parte del repertorio de tácticas contra insurgentes de EEUU, diseñadas para vaciar el campo y negar a la guerrilla apoyo logístico, comida y nuevos reclutas. Mientras el Plan Colombia escala la violencia, miles de campesinos están huyendo y cruzando la frontera hacia Venezuela, Ecuador, Panamá y Brasil. Inevitablemente los ataques cruzados en la frontera de parte de los paramilitares sobre los refugiados ha extendido el conflicto militar. Los familiares de los activistas guerrilleros que han

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tenido que huir mantienen sus lazos y contactos. La frontera y los limites se han convertido en zonas de guerra en las que los ocupantes refugiados viviendo en la miseria son partisanos en el conflicto y son objetivos de los militares colombianos. Más que contener el conflicto civil, el Plan Colombia está extendiendo e internacionalizando la guerra, exacerbando la inestabilidad en las regiones fronterizas con los países vecinos. El Plan Colombia claramente escala el grado y la visibilidad de la implicación norteamericana en Colombia. Con unos 300 asesores militares y mercenarios subcontratados adicionales que pilotan helicópteros, la implicación norteamericana ha pasado de planificar, diseñar y dirigir la guerra al nivel táctico-operativo. Más aun, los políticos norteamericanos han utilizado su presión financiera para premiar a los oficiales militares colombianos colaboracionistas y maleables y castigar o humillar a aquellos que no responden suficientemente a las directivas o al asesoramiento norteamericano. La percepción (y la realidad) de los colombianos es que el Plan Colombia está transformando una guerra civil en una guerra nacional. No existe ninguna duda de que la elite colombiana y los sectores de la clase media alta están a favor de una mayor y cada vez más directa intervención militar de EEUU. Sin embargo, entre los campesinos la mayor presencia de EEUU significa un mayor uso de defoliantes químicos, y redadas militares, cada vez más agresivas y destructivas para erradicar la coca y otras plantas comestibles y eliminar físicamente a las personas que se encuentran en el camino. El Plan Colombia está transformando una guerra civil en una lucha de liberación nacional. Esta dimensión nacionalista podría proporcionar un apoyo urbano añadido a la lucha de la guerrilla de estudiantes, profesionales y sindicalistas mientras que empuja a los agricultores apolíticos al campo de la guerrilla, para lograr la supervivencia de sus hogares. El énfasis fundamental del Plan Colombia en una respuesta militar a la insurgencia popular es la militarización de la sociedad colombiana – incrementando la salida al extranjero de los profesionales y otros que escapan de la creciente intimidación causada por las descontroladas fuerzas militares/paramilitares en las ciudades. La colocación de Colombia en pie de guerra intimida al colombiano medio pero también aliena a los colombianos de la clase media baja, sujetos a allanamientos arbitrarios e interrogatorios. La perdida del limitado espacio urbano donde los colombianos realizan el discurso civil aumentará la actividad clandestina de algunos mientras obligará al retiro de la vida pública a otros. Las demandas sindicales y cívicas se consideran "subversivas al esfuerzo de guerra" por el gobierno, la oposición civil está formada por "quinta columnistas que actúan de parte de la guerrilla". El resultado es un aumento del número de sindicalistas y periodistas asesinados. La intimidación de algunos será acompañada por el rechazo radical del estado por otros. El Plan Colombia requiere muchos miles de millones (3.500 millones de dólares) del Tesoro colombiano, en un momento en que el gobierno está imponiendo medidas de austeridad y cortes en gastos sociales que afectan adversamente a los grupos de asalariados. Al aumentar los gastos militares de Colombia, el Plan Colombia aumenta la oposición pública al Estado, que al mismo tiempo aumenta la demanda del aparato político/militar de EEUU de incrementar el aparato represivo. Las políticas neoliberales y la militarización del conflicto requiere un Estado centralizado más grande y una sociedad civil encogida y restringida, al menos entre las clases populares de la sociedad civil. El reforzamiento del Estado y su compromiso para pelear en una guerra de dos frentes – una guerra en el campo con armas, y en las ciudades con las políticas neoliberales de austeridad- no solo profundiza la polarización entre el régimen y la población civil, sino también cada vez más aísla al régimen y lo hace más dependiente de Washington y de las desarrolladas fuerzas militares y paramilitares en las ciudades y en el campo. El Plan Colombia tiene muchas consecuencias no intencionadas que lejos de contener el conflicto y construir el apoyo para el régimen, extienden y profundizan el conflicto y aíslan al régimen. Esencialmente esto sucede porque Washington y sus vasallos

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colombianos, cegados por la inquebrantable búsqueda del poder imperial hacen una lectura falsa del desafío revolucionario. Diagnóstico de Washington: Manías y Hechos Esencialmente el Plan Colombia de Washington funciona en base a tres hipótesis equivocadas 1) una falsa analogía extrapolada de sus victorias en América Central, 2) varias ecuaciones falsas sobre la naturaleza de las guerrillas colombianas y sus fuentes de poder, 3) un énfasis desubicado o enfoque exagerado sobre la droga como base del poder político de la guerrilla. El desafío al poder que significan las FARC/ELN no se puede comparar con las luchas guerrilleras centroamericanas de los años 80. En primer lugar, existe el factor tiempo, las guerrillas colombianas tienen una trayectoria más larga, acumulando una gran cantidad de experiencias prácticas, particularmente sobre los obstáculos de los acuerdos de paz que fracasan en la transformación del Estado y la reforma estructural en el centro de una propuesta. En segundo lugar, el liderazgo guerrillero de las FARC está compuesto principalmente por dirigentes campesinos o individuos que han desarrollado profundos lazos con el campo, a diferencia de los comandantes centroamericanos que eran mayoritariamente profesionales de clase media deseosos de retornar a la vida en las ciudades y a una carrera política electoral. En tercer lugar, la geografía es diferente. Colombia no solo es mucho más grande, la topografía favorece la guerra de guerrillas. Además, la relación guerrilla política-terreno en Colombia es mucho más favorable. Las guerrillas, por su origen social y su experiencia están mucho más familiarizadas con el terreno de guerra. En cuarto lugar, los dirigentes de la FARC han puesto en el centro de sus negociaciones políticas las reformas socioeconómicas – a diferencia de los centroamericanos que priorizaron la reinserción de los ex comandantes en el proceso electoral. En quinto lugar, las guerrillas colombianas se auto financian totalmente y no dependen de las presiones y los acuerdos de los apoyos de fuera – como era el caso de América Central. En sexto lugar, las FARC han pasado por un acuerdo de paz – entre 1984-90 en que miles de sus partidarios y simpatizantes fueron asesinados y no se realizó ningún avance en la reforma del sistema socio económico. Finalmente las guerrillas han observado la marcha de los acuerdos y no se han impresionado con los resultados; la ascendencia del neoliberalismo, la impunidad de los militares violadores de los derechos humanos o el enriquecimiento de muchos de los ex comandantes guerrilleros, algunos de los cuales se han unido al coro que apoya la intervención norteamericana en Colombia. Dadas estas diferencias, la política a dos bandas de Washington, hablando de paz y financiando los cultivos alternativos al mismo tiempo que escala la guerra y promueve la erradicación de los cultivos, está condenada al fracaso. La zanahoria de un acuerdo de paz para los comandantes y la guerra de desgaste en la base no llevará a las FARC a aceptar un acuerdo de paz en el que la inserción electoral, la continuidad institucional militar y un neoliberalismo desbocado permanecen inamovibles. La segunda hipótesis falaz de los políticos norteamericanos es el análisis simplista que realizan de las fuentes del poder de las FARC. Los pensadores estratégicos de Washington igualan a las FARC con el narcotráfico, derivando su fuerza de los millones de dólares que acumulan para reclutar combatientes y a las "tácticas de terror" que practican para intimidar a la población y ganar el control del campo. Las ecuaciones simples: FARC=drogas, drogas=$$, $$=combatientes, combatientes=terror, terror=crecimiento de control territorial. Este enfoque superficial carece de dimensión histórica, social y regional, perdiendo de vista completamente la dinámica social de la creciente influencia de las FARC. Primero, ignora el proceso histórico de la formación y crecimiento de las FARC en regiones y clases concretas. Las FARC han llegado a ser una formación guerrillera formidable mediante la acumulación de fuerzas a lo largo del tiempo, no linealmente sino con avances y retrocesos. Los lazos familiares, las experiencias de vivir y trabajar en regiones abandonadas o amenazadas por el Estado han desempeñado un gran

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papel en reclutamiento y movimiento – construyéndose a lo largo de un periodo de 35 años. Por un camino de pruebas y errores, reflexionando y estudiando, las FARC han sido capaces de acumular gran cantidad de entendimiento práctico de la psicología y las bases materiales de la guerra de guerrillas y el reclutamiento masivo. A traves de su historia de defender la reforma agraria y los derechos de los campesinos las FARC han sido capaces de crear cuadros campesinos que conectan a los habitantes de los pueblos y a los dirigentes y comunican en ambas direcciones. Estos lazos históricos y sus experiencias, mucho más que el impuesto al narcotráfico, son el instrumento del crecimiento de las FARC. En realidad, el papel del impuesto a la venta de las FARC está moldeado por su evolución histórica y política y no viceversa. La decisión de cobrar impuestos a los narcotraficantes y reinvertir los fondos en el movimiento – no obstante algunos ejemplos aislados de enriquecimiento personal – revela el carácter político del movimiento. En las zonas bajo control de las FARC no se vende ni se consume droga. Las FARC protegen a los productores campesinos, mientras que los aliados políticos y militares de los EE UU, y sus bancos, comercializan las drogas y blanquean los beneficios. Socialmente las FARC se encuentran insertas en la estructura de clases, acoplándose con los habitantes de los pueblos y defendiendo los intereses de los campesinos. Las FARC reclutan sus soldados de los campesinos y de los pobres de las ciudades con los que trabajan y con los que en muchos casos tienen relaciones familiares. Hasta el punto en que cuando las depredaciones de los militares/paramilitares destrozan los pueblos, los jóvenes campesinos quedan libres y dispuestos a integrarse al ejército guerrillero. Lo mismo sucede con los programas de erradicación de coca: la destrucción del medio rural crea condiciones propicias para escuchar la llamada a las armas de la guerrilla. La fortaleza de la guerrilla en las provincias proviene no solo del gobierno de explotación y abusos de las elites económicas sino también de la concentración del gasto del Estado y el consumo en Bogotá y aunque en menos proporción también en las otras ciudades principales. La polarización histórica campo-ciudad ha contribuido a la formación de ejércitos rurales, tanto por los políticos regionales como por la guerrilla. Pero la intervención violenta y arbitraria en el campo de los militares al servicio de la elite política de Bogotá y de los propietarios de la tierra residentes, aumenta la distancia entre la clase política y los campesinos, muchos de los cuales se sienten más cerca de la guerrilla. Finalmente, los políticos norteamericanos enfatizan en exceso la centralización de los ingresos provenientes de la droga en la guerra de guerrillas. Nadie puede negar que el impuesto a la droga es un factor importante, una fuente de ingresos necesaria para financiar las compras de armas y alimentos. Pero no es de ninguna forma suficiente. Lo que los ideólogos del Plan Colombia ignoran o desvalorizan es la importancia de la lucha de las FARC en la representación de los intereses básicos de los campesinos (tierra, créditos, caminos, etc.), sus llamamientos a la educación política e ideológica, los servicios sociales y la ley y el orden que proporcionan. En la mayoría de sus tratos con la población rural, las FARC representan el orden, la rectitud y la justicia social. Mientras que el impuesto a la droga compra armas, es esta unión de actividades sociales, políticas e ideológicas la que resuena en el campesinado y atrae a los campesinos a la convocatoria a las armas. La lealtad de clase y las alianzas en los pueblos no se compran con el impuesto a la droga o con las armas. Si fuera así, las fuerzas militares y paramilitares serían fuerzas invencibles! La fuerza de las FARC se basa en el interjuego de los llamamientos ideológicos y la resonancia de sus análisis y las prácticas políticas con la realidad diaria de la vida del campesinado. Para minar a las FARC, Washington debería cambiar la realidad socio económica, que el Plan Colombia está diseñado para defender. Resultados y Perspectivas de un "Diagnóstico Equivocado".

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El Plan Colombia de Washington es el típico ejemplo de un poder imperial volcando armas y dinero para promover a un vasallo leal (el régimen de Pastrana) que cada vez más se apoya en la coerción (las fuerzas militares y paramilitares) y en los aliados económico políticos que se apropian de la tierra, quitándosela a las familias de los campesinos. Los militares reclutan conscriptos con ningún costo para los ingresos militares y entrenan profesionales militares sin ninguna compenetración con la gente (solo lealtad a la jerarquía) y que no tienen familiaridad alguna con el terreno de lucha. Los oficiales están entrenados en el armamento militar de alta tecnología y su principal preocupación es la promoción profesional. En general, el programa de militarización dirigido por EEUU no la levantado la baja moral de los conscriptos o de los oficiales de rangos inferiores. Las tácticas de los militares están dirigidas a los grupos de civiles de los que se reclutan muchos conscriptos. La destrucción a gran escala de cultivos y poblados no es muy atractiva para los reclutas normales – y explica la razón por la cual los militares se apoyan en los asesinos pagados de los grupos paramilitares para llevar adelante la "guerra sucia". El Plan Colombia provoca el miedo y la huida de los campesinos y alguna vez las formaciones paramilitares reclutan a unos pocos entre la juventud desarraigada. Sin embargo, es dudoso, por razones de historia, biografía y antecedentes socio económicos, que las fuerzas paramilitares puedan igualar a las FARC/ELN en conseguir nuevos combatientes. La continuación y profundización de la guerra y el aumento del aislamiento del régimen está llevando a una mayor implicación de EEUU. En este momento los asesores norteamericanos están enseñando y dirigiendo una guerra de alta tecnología y proporcionando liderazgo operacional en las cercanías de los campos de batalla. Washington está presionando para extender las bases operativas a nuevas regiones y estas guarniciones serán objetivos de las fuerzas guerrilleras. ¿Si las fuerzas colombianas no son capaces de defender las bases avanzadas desde las cuales operan los asesores norteamericanos, esa será la excusa para enviar más tropas norteamericanas para proteger las bases? Esto sería el comienzo de una cadena que llevaría a mayor implicación de EEUU. Mientras es posible hacerse preguntas sobre el grado y la profundidad de la futura implicancia militar norteamericana, no hay duda de que el Plan Colombia significa la profundización de la guerra y que con seguridad conducirá a minar aun más la economía colombiana. El Tesoro colombiano se vaciará para financiar la guerra, la guerra creciente por aire y tierra provocará un aumento masivo de los refugiados y desestabilizará a las economías regionales (y en última instancia, nacionales) Los campos de refugiados con frecuencia se convierten en semilleros para políticas radicales –las políticas de los desarraigados. Florecerán la droga, el contrabando y otras actividades delictivas, forzando la capacidad de vigilancia de las fronteras de los países vecinos. La historia nos enseña que EEUU no será capaz de mantener los efectos de su guerra fuera de sus fronteras: se producirá otra vez un efecto "boomerang". Conclusión: El Apoyo Explosivo La explosión se refiere a los inesperados efectos adversos de la implicancia de EEUU en las guerras de ultramar. Por ejemplo, el entrenamiento realizado por EEUU de exilados cubanos y de fanáticos islámicos afganos para luchar contra el comunismo llevó a la creación de bandas de narcotraficantes altamente organizadas que suministraron a los mercados norteamericano y europeos y más tarde se involucraron en actividades terroristas, en algunos casos atacando objetivos norteamericanos. Los grandes narcotraficantes colombianos no son la gente descrita por los jefes antidrogas de Washington y difundidas por los defensores ideológicos del Plan Colombia. Las llamadas narco guerrillas y los campesinos que cultivan coca reciben menos del 10% de las ganancias porque ellos solo producen y gravan la materia prima. Los grandes beneficios provienen del mercado de exportación y del blanqueo de los beneficios de la droga. La configuración real del poder del narcotráfico en cada

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punto de tránsito al consumidor demuestra que son aliados estratégicos de EEUU en la guerra contrarevolucionaria. Si observamos las rutas de la droga a través del Caribe y de América Central, veremos que pasan a través de importantes regimenes clientelares y que obviamente se mueven con el respaldo oficial. Lo mismo es cierto para el Sur Asiático y para Oriente Medio. La producción de droga, su procesamiento y transporte sigue una ruta a través de vasallos norteamericanos nuevos o viejos: Afganistán, Burma, las repúblicas ex-Sovieticas—Turquía—Bosnia, Albania—Europa/USA. Turquía es el centro de todo narcotráfico europeo con la protección activa de los militares turcos y las agencias de inteligencia. Tienen profundos lazos con delincuentes bosnios y albaneses cuyas actividades son facilitadas por el fuerte respaldo político y militar norteamericano de Albania/Kosovo y Bosnia. Con respaldo oficial estos gángsters llevan el negocio de la droga, el tráfico de blancas y de armas. En algunos casos, los aliados estratégicos de Washington y los vasallos anticomunistas se han divorciado, en muchos casos después haber sido entrenados en armas y suministro por la CIA. Por ejemplo, ex vasallos de la CIA han organizado células terroristas que han bombardeado objetivos como el New York's World Trade Center. Colombia representa potencialmente un golpe similar. Los traficantes que compran las hojas de coca, procesan la pasta y presentan el producto final (polvo), prácticamente en todos los casos están trabajando con o son miembros de los grupos paramilitares, altos mandos militares, terratenientes y bastantes banqueros y otros respetables capitalistas, que blanquean dinero proveniente de la droga, inviertiendolo en propiedades, construcción, etc. Los beneficios provenientes de operaciones en el extranjero se blanquean en los principales bancos norteamericanos y europeos, como ha sido revelado por investigaciones presentes y pasadas. Los aliados políticos claves de EEUU en Colombia y las influyentes elites económicas de los bancos norteamericanos son los principales jugadores en el narcotrafico, minando la propaganda fundamental ideológica del Plan Colombia de Washington y revelando su verdadera base imperial. Los narcotraficantes respaldados por EEUU se encuentran hoy promoviendo el abuso de la droga y el delito, que continua plagando las ciudades norteamericanas, especialmente entre los menores. En segundo lugar, la violencia asociada con el narcotráfico crea distorsiones conocidas que sacuden los negocios de ultramar, norteamericanos y europeos. En tercer lugar, al involucrarse en confrontaciones violentas los oficiales narcoparamilitares desestabilizan el clima de inversión, perpetuando la inseguridad e inhibiendo las inversiones a largo plazo. Tan pronto como se vea más claramente la brecha entre la ideología antidroga de EEUU y su conexión con las fuerzas narcomilitares/paramilitares, seguramente creará más descontento interno. Por ahora no hay perspectivas de un movimiento de oposición a gran escala en EEUU. Pero en Colombia, en Venezuela, Ecuador y el resto de América Latina, que se saben el blanco de la guerra para salvar al Imperio, el avance de la lucha revolucionaria colombiana tendrá grandes consecuencias para el futuro. Artículo cedido por Cuba Siglo XXI

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¿De quién es la violencia en Palestina? Por James Petras

Los medios de comunicación y los sectores políticos pro israelíes no dejan de hablar y de escribir machaconamente acerca de la violencia en Gaza o en Cisjordania. Ariel Sharon, el recientemente elegido primer ministro de Israel, proclama que no negociará con Arafat hasta que los palestinos renuncien a la violencia. La prensa respetable de Estados Unidos, The New York Times y Washington Post, se hacen eco de los argumentos de Sharon, como era de esperar. Lo que los medios de comunicación de Israel y de Estados Unidos cuentan de la violencia palestina guarda resabios de las prácticas de esos regímenes totalitarios y autoritarios que acusan a sus víctimas de los crímenes que cometen contra ellas. En esta lucha unilateral entre David y Goliat, las pedradas de unos honderos adolescentes se miden con carros blindados, fusiles automáticos y helicópteros de combate. Los resultados de este desigual enfrentamiento ponen de manifiesto las mentiras de la propaganda mediática de israelíes y norteamericanos sobre la violencia de los palestinos. Desde que empezó la Intifada el 28 de septiembre del año pasado, los palestinos han sido mayoría entre los muertos habidos en enfrentamientos. Casi un tercio son niños, casi la mitad no habían tenido participación en los enfrentamientos y cerca del 90% eran civiles. Ni uno solo de estos asesinatos a cargo de las fuerzas armadas israelíes o de colonos paramilitares ha sido objeto de investigación, lo que ha otorgado a los asesinos una inmunidad absoluta. La afirmación de los israelíes en el sentido de que fueron atacados en controles tumultuarios se ve desmentida por el hecho de que cerca de las tres cuartas partes de los palestinos heridos de bala presentaban impactos en la parte superior del torso (pecho, estómago, cabeza). Los asesinatos y las mutilaciones a manos de militares y colonos israelíes se pueden comparar con la violencia de las fuerzas militares y paramilitares colombianas. La violencia en los territorios ocupados es manifiesta y abrumadoramente una violencia agresiva de los israelíes contra los palestinos: tiene por escenario ciudades y poblaciones de los palestinos y las víctimas son palestinas. Según los medios de comunicación estadounidenses y los propagandistas israelíes, la violencia de los judíos está guiada exclusivamente por razones de seguridad nacional. Los datos históricos, sin embargo, revelan algo diferente. Las fuerzas israelíes han asesinado a 89 trabajadores médicos, han acribillado a tiros, como mínimo, seis hospitales palestinos y han disparado contra 40 periodistas. Estos ataques contra objetivos civiles en misiones humanitarias violan las leyes y acuerdos internacionales, pero el pueblo elegido nunca se ha sentido constreñido dentro de los límites de unas leyes que, a fin de cuentas, no dejan de ser terrenales. Los ataques a los periodistas no son por casualidad: no se ha disparado ni un solo tiro a ninguno de los periodistas que escriben opiniones apologéticas en favor del Estado de Israel, sino que tan sólo se ha abierto fuego contra los periodistas que son neutrales o que han facilitado amplios reportajes y fotografías sobre las víctimas palestinas. El punto clave de esta confusión que tienen los israelíes entre los que es un objetivo militar y lo que es un objetivo civil es que no se trata de una acción policial; se trata de una guerra abierta en la que todos los palestinos son objetivos reales o potenciales. La verdad de este conflicto es que los palestinos están librando una guerra de supervivencia con el objeto de evitar que los echen al mar. La lógica de la política israelí, incluso bajo el ex primer ministro Barak o especialmente bajo él, era la construcción de nuevos asentamientos judíos, el desplazamiento de todavía más

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palestinos y el socavamiento de su economía por el procedimiento de destruir sus medios de producción y de intercambio de mercancías. La solución final de Sharon consiste en que la población árabe abandone por completo los territorios ocupados. ¿Una conclusión exagerada? Los antecedentes históricos nos dicen lo contrario. A lo largo de los dos años de negociaciones de paz de Barak, se construyeron más asentamientos judío israelíes que en cualquier otro periodo anterior de dos años. Los datos desmienten la retórica de Barak, la de tierra por paz, en las ruedas de prensa. En segundo lugar, los israelíes cerraron de forma premeditada todas las carreteras, aeropuertos y puertos, lo que obligó a los productores palestinos a buscar mercados dentro de los territorios ocupados y en el mundo exterior, lo que ha acabado con el comercio, el empleo y la producción (el PIB ha caído un 15%). El desempleo ha aumentado hasta cerca del 50% y muchas empresas han tenido que echar el cierre. Cerca de 3.000 edificios han resultado dañados o destruidos y más de 25.000 olivos y otros árboles frutales han quedado arrasados. Miles de hectáreas de tierras han sido ocupadas al haber aplicado los israelíes la práctica de la denominada responsabilidad colectiva, que, irónicamente, fue puesta en marcha por primera vez por la Gestapo en represalia contra la Resistencia durante la II Guerra Mundial. La ocupación armada de los israelíes ha llevado al cierre de escuelas, ha desarraigado a 20.000 estudiantes, ha convertido escuelas árabes en acuartelamientos militares, ha bombardeado o causado daños en decenas de centros educativos y ha acabado con la vida de medio centenar de estudiantes que regresaban desde la escuela a su casa. La política de tierra quemada de los israelíes, el estrangulamiento de la economía y de los servicios sanitarios y educativos, la ocupación de tierras y el uso indiscriminado del terror de Estado tienen un objetivo político: se trata de no dejar ni un sólo momento de acorralar y de aislar a los palestinos en islas de pobreza y desolación sin los recursos necesarios y, por último, forzar su éxodo total. La elección de Sharon es representativa de esta política. Su simbólica invasión, el 28 de septiembre del año 2000, de un lugar religioso islámico constituyó toda una declaración de principios, una manera de decir a los palestinos que no hay nada sagrado, que no hay un sólo lugar que sea de los palestinos y que los judíos israelíes pueden entrar por las bravas donde les apetezca con total impunidad. Ese es el mensaje que Sharon, con el respaldo de Barak y la clase dirigente israelí, dirigió a los palestinos, y así es como lo entendió el mundo árabe. Barak habría preferido el doble lenguaje, hablar de paz y ocupar tierras, en lugar de la abierta y provocadora ostentación de poder e impunidad que hizo Sharon. La elección de Sharon no fue consecuencia de una falta de seguridad de los israelíes; es la búsqueda de un hombre fuerte que sea capaz de echar mano de toda la firmeza que haga falta para profundizar y ampliar la política de Barak de expansión de los judíos en tierras árabes. Tal y como Sharon se ha hartado de proclamar, «lo único que entienden los palestinos es la fuerza». Sharon y todos los políticos israelíes han ignorado todas las resoluciones y acuerdos internacionales, todas las condenas de las Naciones Unidas y todas las críticas de la Unión Europea, porque cuentan con el respaldo económico y militar de Washington. Eso quedó puesto de manifiesto hasta la saciedad bajo el presidente Clinton, que era conocido entre los diplomáticos occidentales como el presidente de Tel Aviv. Nunca ha estado ningún presidente norteamericano tan estrechamente ligado al estado de Israel, tan influido por los políticos israelíes y por el poder financiero judío americano. Su Gobierno contaba con mayoría judía (Defensa, Asesoría de Seguridad Nacional, Política Exterior, Agricultura, el banco central); el principal receptor de ayuda exterior fue Israel y él mismo tuvo una intervención decisiva en el indulto de uno de los más conocidos estafadores financieros judíos y fugitivos de la Justicia de la historia de los Estados Unidos (Marc Rich), en respuesta a «las recomendaciones» de los más destacados dirigentes israelíes (Barak, entre ellos), lo cual hizo que montara en cólera todo el espectro político de Estados Unidos.

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El apoyo de los israelíes a Marc Rich se basaba en sus donativos de 200 millones de dólares a organizaciones benéficas israelíes, dinero que ese hombre había estafado a los ciudadanos norteamericanos. El nuevo presidente Bush no tiene los mismos lazos políticos y no está influido por los grupos israelíes de presión. Su Gobierno se compone fundamentalmente de capitalistas de los sectores extractivos (minería, petróleo) del Oeste. No están presentes Wall Street y los capitalistas financieros. Su vicepresidente, Cheney, mantiene buenas relaciones con los conservadores gobernantes árabes de Oriente Medio. No va resultar tan probable que los grupos israelíes de presión tengan al régimen de Bush en el bolsillo. Es posible que Bush no acabe siendo tan fanáticamente pro israelí como Clinton. Todo va a depender de si los intereses económicos de Estados Unidos en Oriente Medio se ven amenazados por la belicosa actitud de Sharon, pues a Bush y Powell les trae sin cuidado la violencia de los israelíes contra los palestinos. Lo que les preocupa es de qué forma va a afectar el terrorismo de Estado de Sharon a los intereses petroleros en Oriente Medio y a las alianzas estratégicas con los estados árabes del Golfo Pérsico. El tiempo lo dirá.

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Centralidad del mundo en el estado actual James Petras Especial para Rebelión Traducción para Rebelión: J. M. Ribó

I. INTRODUCCIÓN Uno de los mitos más extendidos e insidiosos de nuestro tiempo es la idea que vivimos en un mundo sin estados-nación. Nada podría estar más lejos de la verdad. En todas las regiones del mundo el estado -ya sea imperial, capitalista o neo-colonial- se ha reforzado, sus actividades se han expandido, su intervención en la economía y sociedad civil es omnipresente. El estado en las naciones imperialistas -lo que podríamos llamar estado imperialista- es particularmente activo en lo que respecta a la concentración del poder en el interior de la nación y en su proyección exterior con la ayuda de una gran variedad de instituciones, circunstancias económicas y políticas y mediante el establecimiento de vastas esferas de influencia y dominio. El estado imperialista de los Estados Unidos (USA) lidera el camino, seguido por la Unión Europea (UE), liderada por Alemania y Francia, y Japón. El poder del estado imperialista se extiende a las instituciones financieras internacionales (IFI) como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM), el Banco Asiático (BA), la Organización Mundial de Comercio (OMC), etc. Los estados imperialistas proporcionan la mayor parte de los apoyos económicos, nombran a los lideres de las IFIs y los mantienen responsables de implantar políticas que favorezcan a las empresas multinacionales (EMN) de sus países respectivos. Los que abogan por un mundo sin estados-nación o sostienen teorías globalizadoras (TG) no aciertan a comprender que las IFIs no son una más elevada o nueva forma de gobierno más allá de los estados-nación sino más bien instituciones cuyo poder deriva de los estados imperialistas. Este ensayo se ocupará de discutir y criticar los argumentos infundados de las teorías globalizadoras y, a continuación, detallar y discutir el significado del estado en la economía actual en los ámbitos mundial, regional y local. La tercera sección del ensayo mostrará una explicación de las razones del crecimiento de la estatalización en las economías neoliberales del mundo. II. ARGUMENTOS DEL MITO DEL "MUNDO SIN ESTADOS-NACIÓN" Los que abogan por la tesis del "mundo sin estados-nación" , a quienes llamaremos "teóricos de la globalización" parten de un conjunto de premisas muy dudosas. Existen variaciones y matices entre ellos: algunos argumentan que el concepto del estado-nación es anacrónico, otros argumentan que está en decadencia, otros, que ya no es una realidad. Mientras estas diferencias continúan generando debate, lo que es más significativo son las premisas comunes de los teóricos de la globalización. Estas premisas cuestionables incluyen las siguientes: Premisa 1: Las EMN son corporaciones globales que no tienen ninguna localización específica en ningún estado-nación en particular. Constituyen, pues, una nueva economía mundial divorciada de los controles nacionales y son parte de una nueva clase dirigente mundial. Esta premisa se basa en el hecho de que las empresas multinacionales operan en un

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buen número de países, son móviles y tienen el poder de evadir impuestos y regulaciones de muchas jurisdicciones nacionales. Existen varios problemas tanto a nivel conceptual como empírico con esta hipótesis. En primer lugar, el hecho que las EMNs operen en muchos países no excluye que los cuarteles generales en donde se toman las decisiones estratégicas más importantes y en donde se concentran directores y beneficios están situadas en USA, UE y Japón. En segundo lugar, la movilidad se basa en decisiones estratégicas tomadas por la dirección en los cuarteles generales de los centros imperiales. Estas decisiones dependen de las condiciones políticas y económicas creadas por el estado imperialista y sus representes en las IFIs. La movilidad está supeditada a las relaciones entre estados. En tercer lugar, la evasión de impuestos y regulaciones son posibles por políticas deliberadas llevadas a cabo por los estados imperialistas y sus bancos multinacionales. La no promulgación de leyes contra la transferencia de ganancias ilícitas desde países neo-coloniales hacia los estados imperialistas es una forma que tiene el estado para favorecer la concentración de riqueza a gran escala que fortalece las cuentas exteriores de las economías imperialistas. El desprecio por parte de las EMNs de las regulaciones de los países neo-coloniales es parte de un conjunto más amplio de relaciones de poder ancladas en las relaciones entre estados neo-coloniales e imperialistas. Premisa 2: Los gobiernos de los viejos estados-nación han sido desbancados por un nuevo gobierno mundial, constituido por los mandatarios de las IFI, de la OMC y los de las EMNs. Éste es un argumento basado en una discusión superficial del epifenómeno, más que en una visión analítica de la estructura del poder. Aunque es cierto que las IFIs toman importantes decisiones en gran número de puntos geográficos afectando de forma importante distintos sectores económicos y sociales, estas decisiones y quienes las toman están íntimamente relacionados con los estados imperialistas y las EMNs que los influencian. Los altos cargos de las IFIs han sido nombrados por sus gobiernos nacional/imperialistas. Todas las políticas que dictan las condiciones para la concesión de créditos son establecidas por los ministros del tesoro, finanzas y economía de los estados imperialistas. La inmensa mayoría de la financiación de las IFIs proviene de los estados imperialistas. La representación en el consejo ejecutivo de las IFIs es proporcional a la financiación otorgada por los distintos estados imperialistas. El FMI y el BM han sido siempre dirigidos desde USA o la Unión Europea. La visión que tienen los globalistas sobre el poder de las IFIs está basada en la discusión del poder derivado, no en su origen en el estado imperialista. En este sentido, el poder internacional está basado en los estados imperialistas, no en entidades supra-nacionales. El último concepto sobrestima en gran medida la autonomía de las IFIs y subestima su subordinación a los estados imperialistas. El significado real de las IFIs se encuentra en cómo magnifican, extienden y profundizan el poder de los estados imperialistas y cómo se convierten en terreno para la competencia entre estados imperialistas rivales. Lejos de desplazar a los viejos estados, las IFIs han fortalecido sus posiciones. Premisa 3: Uno de los argumentos más comunes de los teóricos de la globalización sostiene que ha tenido lugar una revolución de la información, eliminando las fronteras entre los estados y creando una nueva economía global. Las TG argumentan que una nueva revolución tecnológica ha transformado el capitalismo aportando un nuevo ímpetu al desarrollo de las fuerzas productivas. La afirmación de que las tecnologías de la información han revolucionado las economías y, en consecuencia, han creado una nueva economía global en la cual los estados-nación y las economías nacionales se han convertido en superfluos es extremadamente dudosa.

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La comparación del crecimiento de la productividad en USA en los últimos 50 años no apoya el argumento globalizador. Entre 1953-73, antes de la llamada revolución de la información, en USA la productividad creció una media del 2,6%; con la introducción de los ordenadores, la productividad creció entre 1972-95 menos de la mitad. Incluso en el llamado boom de 1995-99, el crecimiento de la productividad se situó en el 2,2%, todavía por debajo de las cifras del periodo anterior a los ordenadores. Japón, el país que hace un uso más extenso de ordenadores y robots ha sido testigo de una década de estancamiento y crisis. Entre los años 2000-01, el sector de la información se sumió en una profunda crisis. Decenas de miles de trabajadores fueron despedidos, cientos de empresas suspendieron pagos, la cotización de las acciones cayó alrededor del 80%. La burbuja especulativa, que definió la llamada "economía de la información" explotó. Aún más, la mayor fuente de crecimiento de la productividad según los globalizadores estaba en la informatización del área de la fabricación de ordenadores. Algunos estudios han mostrado que los ordenadores usados en los centros de trabajo se dirigen más al trabajo personal que al intercambio de ideas. Algunas estimaciones sitúan en el 60% el tiempo de ordenador destinado a actividades no relacionadas con la empresa. Las empresas de fabricación de ordenadores suponen el 1,2% de la economía de los USA y menos del 5% del capital. Aún más, el censo de población de USA proporciona otra explicación a las cifras de alta productividad -los cinco millones de trabajadores americanos -mayoritariamente inmigrantes ilegales que inundaron el mercado de trabajo norteamericano en los 90s. Si consideramos que la productividad se mide por la producción por trabajador estimado, los cinco millones de trabajadores no contabilizados inflaron los datos de productividad. Si se incluyen los cinco millones, las cifras bajarían más allá del 2%. Con la caída de la economía de la información y su valor en bolsa, se hace claro que la revolución de la información no es la fuerza trascendente que define a las economías de los grandes estados imperialistas y menos aún configura un nuevo orden mundial. El hecho de que la mayoría de la gente disponga de ordenadores y que algunas empresas tengan mayor control sobre sus inventarios, etc. no significa que el poder se haya alejado de los estados-nación. Las afirmaciones de los publicistas sobre la "revolución de la información" no tienen fundamento ya que los inversores en bolsa trasladan sus inversiones hacia la economía real y lejos de las empresas ficticias de alta tecnología, que no obtienen beneficios y sí, en cambio, pérdidas crecientes. Premisa 4: En relación con la premisa anterior, los globalistas argumentan que vivimos en una nueva Economía que ha desplazado la Vieja Economía industrial, minera, agrícola y de servicios sociales. Según los globalistas, el 'mercado' crea una 'democracia real' en la cual 'la gente corriente' elige su futuro, y la eficiencia de las nuevas tecnologías asegura un alto crecimiento. La recesión del final de 2000 y de 2001 ciertamente rechaza las afirmaciones de los ideólogos de la Nueva Economía: el ciclo de negocio continúa operando y, aún más, el ciclo se acentúa particularmente por la naturaleza altamente especulativa de la 'Nueva Economía. De hecho, la 'Nueva Economía' manifiesta todas las características de una economía volátil y especulativa, orientada a la obtención de beneficios desorbitados. En la ausencia de beneficios o incluso en periodo de recesión, sucede que mucho de lo que fue calificado de 'Nueva Economía' fue una estafa financiera colosal, en donde los grandes beneficios de los primeros inversores llevó a la ruina de los inversores posteriores. La nueva eficiencia prometida por los publicistas de la 'Nueva Economía' no pudo resistir la lógica del ciclo de negocio capitalista. La producción "Just in time" estaba basada en un crecimiento estable y continuo de la demanda: la recesión de 2001, la caída repentina de la demanda, llevaron a una acumulación de stocks entre productores y vendedores, y los despidos resultantes. Los problemas de liquidez incrementaron las deudas y las bancarrotas propias de la "Vieja Economía". Está claro que la llamada "Nueva Economía" no trasciende la crisis capitalista; de hecho, es más vulnerable y dispone de menos recursos en qué apoyarse ya que buena

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parte de sus movimientos de capital dependen de expectativas especulativas de beneficios altos continuados. La brusca caída de ganancias en publicidad de los sitios web y la saturación del mercado informático ha llevado a una crisis estructural de los productores de hardware y software, que, a su vez, ha producido una enorme sacudida en la 'industria' -el desorbitado valor de las acciones ha caído a una fracción de su valor y las más grandes empresas de Internet están luchando por sobrevivir, no para definir la naturaleza de una 'Nueva Economía'. Premisa 5: Algunos teóricos sobre la globalización, como Toni Negre, escriben sobre un 'sistema imperialista' en oposición a los estados imperialistas -como si uno pudiera existir sin los otros. El 'sistema' no tiene 'centro' puesto que todos los estados han perdido su significación especial ante las todopoderosas EMNs que dominan los mercados. Una explicación basada en los sistemas no acierta a reconocer la clase y el poder institucional de los bancos y empresas públicas. Aún peor, los teóricos de los sistemas no aciertan a relacionar las estructuras, operaciones, códigos legales y enlaces entre los estados imperialistas, las empresas multinacionales y sus filiales en las IFIs. El vasto alcance de su poder se concentra en beneficios, intereses, rentas y royalties en los países imperialistas. El 'sistema' se deriva y se sostiene por las fuerzas combinadas de los estados imperialistas y sus EMNs. Hacer abstracción de las especificidades de la propiedad y el poder estatal para describir un sistema imperialista es perder de vista las contradicciones básicas y los conflictos, las rivalidades entre los estados imperialistas y las luchas por el poder del estado. La quimera de los "imperios sin estado" contiene los mismos problemas que la idea de un 'mundo sin naciones-estado' -exagera la autonomía del capital respecto al estado y propaga las proposiciones falsas de las 'ideologías del mercado libre', que argumentan que el 'mercado' (o, en palabras de Negri, el "capitalismo colectivizado") domina el sistema imperialista. Premisa 6: Cuando los globalistas definen las configuraciones de poder operan en un nivel de abstracción tan alto que amalgama las variaciones más significativas en regímenes, estados, configuraciones de clase. Como resultado, no tienen una concepción muy convincente de los cambios socioeconómicos. El malentendido más flagrante se halla en su aproximación al sistema mundial, con sus categorías de 'núcleo' o 'centro' y semi-periferia y periferia. Este tipo de estratificación abstracta y simplista de la economía y del poder mundial subordina la dinámica de las relaciones de clase a una distribución estática de las acciones de los mercados. Las categorías abstractas oscurecen las diferencias fundamentales en los intereses de clase entre naciones de cada categoría; diferencias que determinan cómo las acciones del mercado son distribuidas en el interior de las naciones, la posesión de la propiedad, los niveles de vida así como diferencias entre países dinámicos y estancados. Más fundamentalmente, contemplando las posiciones del mercado, los globalistas pasan por alto la ubicuidad del estado en la preservación y desafío de las relaciones entre los estados y las economías y en la reconfiguración de la economía mundial. III LA CENTRALIDAD DEL ESTADO En el mundo actual, el estado-nación, tanto en su forma imperial como neo-colonial ha multiplicado y expandido su actividad. Lejos de ser un anacronismo, el estado se ha convertido en un elemento central en la economía mundial y en el seno de los estados-nación. De todos modos, las actividades del estado varían según su "carácter de clase", es decir, si son imperialistas o neo-coloniales. Estados imperialistas

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En los recientes años la centralidad de los estados imperialistas se ha evidenciado en áreas fundamentales de actividad político-económica, cultural y económica que refuerzan la posición de los poderes imperialistas, particularmente los de USA. Gestión de la crisis En la década pasada diversas e importantes crisis económicas y financieras tuvieron lugar en varias regiones del mundo. En todos los casos, los estados imperialistas, particularmente los USA intervinieron para salvar las EMNs, y evitar el colapso de los sistemas financieros. Por ejemplo, en 1994, cuando el sistema financiero mexicano estaba al borde del hundimiento, el entonces presidente Clinton intervino para enviar 20.000 millones de dólares al estado Mexicano para salvar a los inversores estadounidenses y estabilizar el peso. En segunda instancia, durante la crisis Asiática de 1998, los USA y los gobiernos europeos aprobaron una ayuda multimillonaria del FMI-BM a cambio de una apertura en las economías de esos países (particularmente Corea del Sur) que permitiese las absorciones extranjeras de industrias básicas. En la crisis brasileña de 1999 y en la crisis argentina de 2001, Washington presionó a las IFIs para salvar los regímenes. Dentro de USA la amenaza de quiebra de un importante banco internacional de inversiones llevó a la intervención de la reserva federal (Banco Central), salvando, de este modo, a un banco privado. En una palabra, con gran frecuencia y con ingentes recursos, el estado imperialista ha jugado un papel dominante en la gestión de las crisis, salvando a importantes inversores de la quiebra, apuntalando EMNs insolventes e impidiendo el desplome de las monedas. Más que nunca, las EMNs y la llamada "economía global" dependen de la constante y masiva intervención de los estados imperialistas para gestionar las crisis y asegurar los beneficios (compra de acciones de empresas locales). Competencia inter-imperialista La competencia entre poderes imperialistas rivales y las EMNs ha sido esencialmente estimulada por los estados imperialistas rivales. Por ejemplo, el estado imperialista norteamericano está dirigiendo la lucha para abrir los mercados europeos a la ternera de USA y las exportaciones estadounidenses de plátanos provenientes de América Central y Sudamérica. Mientras, los estados japoneses y europeos negocian con los USA para incrementar la 'cuota' de una serie de exportaciones que incluyen acero, materiales textiles? El comercio y los mercados se definen de forma muy importante por acuerdos estado-estado. La globalización no es sólo un producto del 'crecimiento de las EMNs' sino más bien un artificio de los acuerdos estado-estado. La competencia en términos capitalistas está mediatizada, influenciada y dirigida por los estados. Los mercados no trascienden los estados sino que operan en sus fronteras. Conquista de los mercados El estado juega un papel extendido y profundo en la conquista de mercados exteriores y en la protección de los mercados locales. En primera instancia, el estado proporciona subsidios directos e indirectos hacia los sectores exportadores. En USA las exportaciones agrícolas reciben ayudas para el agua y la energía eléctrica y también en forma de rebajas impositivas. En segundo lugar, el estado imperialista vía IFI presiona a los países receptores de préstamos en el tercer mundo para reducir o eliminar barreras comerciales y privatizar empresas a través de acuerdos condicionados. Esto permite a las EMNs de USA, Europa y Japón penetrar en los mercados y comprar empresas locales. La mayoría de las exportaciones están financiadas por agencias estatales. La llamada "globalización" no existiría si no fuera por la intervención estatal. De igual modo, los mercados no estarían abiertos si no fuera por la intervención militar y electoral, las amenazas político-económicas o la

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presión y reclutamiento de clientes locales llevadas a cabo por los estados imperialistas. El imperialismo toma muchas formas pero persigue objetivos similares: la conquista de los mercados del tercer mundo, la penetración en economías competidoras y la protección de los mercados domésticos. Europa, los USA y Japón han construido una serie de barreras comerciales en una gran gama de productos de importancia estratégica: las importaciones de vehículos están limitadas por cuotas, lo mismo que las de azúcar, materias textiles, acero, etc. Hay una multiplicidad de restricciones no tradicionales y acuerdos informales que limitan la entrada de productos al mercado estadounidense (todo ello negociado en base a acuerdos estado-estado). En muchos casos, en sus acuerdos con países neo-coloniales, como Brasil durante la presidencia de Cardoso, USA rechaza la reciprocidad, exigiendo y asegurando la liberalización de la indutria de la información al mismo tiempo que se restringían las exportaciones brasileñas de acero, argumentando el falso pretexto de evitar la inundación del mercado. Acuerdos comerciales Todos los grandes acuerdos económicos que liberalizan el comercio y que establecen una nueva regulación de las inversiones son negociados por los estados, exigidos por los estados y sujetos a modificaciones estatales. GATT, WTO, Lome, etc., que establecieron las regulaciones comerciales e instauraron el marco legal para las redes de comercio globales fueron formuladas por los estados. Además, los pactos de comercio bilaterales, regionales y multilaterales, como NAFTA, LAFTA, etc. son iniciados por estados imperialistas para abrir nuevos mercados para sus multinacionales. El estado imperialista opera en sinergia con sus corporaciones multinacionales. Los "mercados en expansión" no tienen nada que ver con empresas multinacionales que desplazan los estados anacrónicos. Al contrario, la mayoría de los movimientos de capital a nuevos mercados dependen de la intervención del estado para hacer caer barreras y, en algunos casos, desestabilizar regímenes nacionalistas. Acuerdos de inversiones Los nuevos acuerdos de inversiones multilaterales y bilaterales están formulados a nivel de estado con el acuerdo y la participación activa de las EMNs. La razón está clara: las EMNs desean la participación estatal para garantizar que su capital no será expropiado , sujeto a impuestos "discriminatorios" o restringido en la obtención de beneficios. El estado se encarga de garantizar las inversiones, un elemento crucial en las inversiones para la expansión de las corporaciones. En muchos casos, los estados imperialistas usan sus representantes en las IFIs para imponer nuevos códigos de inversiones como condiciones para créditos de 'estabilización' y desarrollo. Protección, subsidios y adjudicación El estado imperialista de USA impone poderosas barreras protectoras a sus productos agrícolas. USA y los estados europeos subvencionan fuertemente la agricultura con bajas tarifas para la electricidad y el uso del agua. La investigación y desarrollo de nuevas tecnologías están financiadas fuertemente por el estado y, más tarde revierte en las multinacionales. En cada estadio previo, durante y después de la expansión de las EMNs en el mercado internacional, el estado se implica profundamente. Más todavía, donde las empresas nacionales no son competitivas, los estados imperialistas inventan pretextos para protegerlas de productores más eficientes. Japón protege sus productores de arroz, a pesar que sus precios son diez veces superiores para los consumidores. USA proporciona grandes subsidios a las empresas agrarias exportadoras de California en forma de investigación, tarifas de agua baratas y créditos ligados a la compra de cereales exportados por USA. La UE subvenciona la

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formación de sus industrias de alta tecnología, agricultura, etc. La estatalización o la neo-estatalización es la pieza central de la 'expansión global' de las EMNs. El estado ha crecido, su alcance se ha expandido, su papel en la economía internacional es esencial. La retórica vacía de los 'mercados libres' promovida por los ideólogos conservadores ha sido consumida y repetida por la izquierda 'globalizadora'. Mientras que la izquierda habla de la pérdida de peso del estado, la derecha ha mantenido una posición activa en la promoción de la actividad estatal para fomentar los intereses de las EMNs. Mientras la izquierda habla de 'globalización de mercados' , las EMNs desde los países imperialistas y sus estados se reparten los mercados, ampliando sus esferas de dominación y control. Por encima de todo, el estado imperialista no es simplemente una institución económica; la expansión de las EMNs hacia mercados exteriores depende en gran medida del papel político y militar del estado imperialista. Expansión del poder político y económico del estado imperialista La expansión exterior de las EMNs ha sido posible gracias a la expansión política y militar del imperialismo euro-americano vía OTAN y ejércitos adláteres en el sur de África, Latinoamérica y Asia. En Rusia (la antigua URSS) y Europa del este, los estados imperialistas han apoyado regímenes clientelistas, preparando el terreno para hacerse con una gran cantidad de industrias estratégicas, fuentes de energía, etc. El triunfo del estado imperialista de USA sobre la URSS aportó el ímpetu necesario para desmantelar los estados del bienestar en Europa y lo que pretendía ser un estado del bienestar en USA. Las guerras Euro-americanas en el Golfo y los Balcanes consolidaron la dominación de los estados imperialistas y extendieron su influencia sobre los estados disidentes. La desestabilización de los antiguos regímenes comunistas, las guerras destructivas contra los regímenes nacionalistas del sur de África, Latinoamérica y donde fuera necesario abrieron estas regiones a prescripciones políticas neo-liberales. La expansión militar imperialista relacionada directamente con los aparatos militares de estado acompañó y promovió la expansión de las EMNs en el exterior. La llamada globalización creció a punta de pistola (por supuesto, una pistola de un estado imperialista). Para proteger aún más el capital en el exterior, USA y la UE han creado una nueva doctrina de la OTAN que legitima las guerras ofensivas, dentro y fuera de Europa, contra cualquier país que amenace los intereses económicos (de sus EMNs). La OTAN se ha expandido para incorporar nuevos estados-clientes en Europa del este y nuevos "asociados de paz" entre los estados Bálticos y las antiguas repúblicas de la URSS (Georgia, Kazahkstan, etc...) En otras palabras, las alianzas militares de los estados imperialistas incorporan nuevos estados, con más y mayores aparatos estatales armados que nunca anteriormente -para asegurar la entrada de las EMNs europeas y americanas en sus países y facilitar el flujo de los beneficios de éstas hacia sus cuarteles generales en USA o Europa Occidental. El estado y los Medios de comunicación de masas Mientras los medios de comunicación de masas y su aparato político-cultural cruza más fronteras que nunca, la propiedad y el control están altamente concentradas en las manos de EMNs europeas y americanas. El mensaje es cada vez más homogéneo, y la fuente de inspiración está íntimamente coordinada con los estrategas de Washington, Berlín, Londres, etc. Flujos globales, controles imperiales, ésta es actualmente la esencia de los medios de comunicación de masas. Las multinacionales de los medios de comunicación miran hacia los estados imperialistas para establecer la línea política y para definir los parámetros de la discusión, mientras ellos recogen los beneficios.

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En conclusión los estados imperialistas, lejos de ser desplazados por la expansión del capital exterior, han crecido y se han convertido en componentes esenciales de la política económica mundial. Los teóricos de la globalización confunden el papel del estado imperialista, un adversario esencial, en la defensa de los privilegios y poder de las EMNs. Mientras algunos escritores globalistas podrían reconocer la importancia del estado imperialista, argumentarían que los estados recolonizados están debilitados ante las corporaciones globales que socavan su capacidad de tomar decisiones y regular las economías nacionales. IV Estados re-colonizados: El estado como terreno para la lucha El punto de partida para cualquier discusión sobre los estados del TercerMundo (ETM) es histórico -la mayor parte de los ETM desarrollaron políticas socioeconómicas contrarias a las directrices del FMI y del BM durante el periodo 1945-1975. La razón básica tenía poco que ver con la existencia o no de la URSS. La razón principal eran las clases sociales, las alianzas políticas y la ideología que dirigió la política de los ETM y las presiones de los movimientos de masas. Durante este período de 30 años los estados imperialistas, específicamente USA, presionaron a los ETM para lograr la liberalización de sus economías, la privatización de empresas públicas, etc. La mayor parte de los ETM resistieron ante estas presiones imperialistas (ahora bautizadas como 'globalización'). Dos cambios básicos tuvieron lugar y alteraron este escenario: los poderes imperialistas dirigidos por USA lanzaron una ofensiva militar, utilizando fuerzas mercenarias en el sur de África, América central y del sur y Asia para destruir las economías y derribar a los regímenes nacionalistas y socialistas que rechazaron el programa liberal. El segundo cambio fue la ascendencia en el Tercer Mundo de una nueva clase capitalista transnacional (CCT) (incluyendo altos funcionarios políticos) ligada a circuitos financieros internacionales, con cuentas de banco e inversiones en el extranjero e involucrada de forma importante en el mercado de exportación. Esta CCT, compartiendo el programa neoliberal de los poderes imperialistas, se convierte en la clase dominante en los ETM y procede a la implantación de políticas que conceden privilegios a los intereses de los poderes imperialistas. La interacción dinámica entre las CCT y los poderes imperialistas, produce lo que se conoce por error como globalización. Lo que realmente emerge es la re-colonización del Tercer Mundo vía el rol de pivote de las CCT en los países del Tercer Mundo. Los ETM son descritos por los teóricos de la globalización como desprovistos de cualquier poder, sin los atributos de un estado e incapaces de resistir las fuerzas de la globalización. Existen algunos problemas con esta aproximación. En primer lugar, agrupa a todos los estados del Tercer Mundo en la misma categoría sin distinguir aquéllos que, en el pasado tuvieron atributos diferentes de los de los estados contemporáneos neo-coloniales. Segundo, no considera el hecho que los ETM fueron agentes activos en el desarrollo de políticas que facilitaron la liberalización de las economías. En tercer lugar, los teóricos de la globalización no pueden explicar las variaciones de la política de los ETM en relación a la agenda liberal de los poderes imperialistas. En cuarto, pasan por alto la importancia de la nueva clase, la CCT, que ha ganado ascendencia en el Estado e impulsa la agenda liberal. Quinto, los globalistas subestiman el alcance y profundidad de la intervención estatal en la economía y sociedad liberales, equiparando un estado débil con la ausencia de estado del bienestar. De hecho, el estado neo-colonial es tan activo, regulador e intervencionista como el populista o el estado del bienestar, pero su actividad, reglas e intervención se dirigen a servir los intereses de una clase diferente: el capital extranjero y la CCT. Mientras los estados recolonizados (ER) actúan para servir los intereses de capitalistas extranjeros, banqueros y estados, requieren y retienen recursos sustanciales que permiten a los ER cumplir su misión. De hecho, sin un estado (recolonizado) fuerte los

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objetivos imperialistas estarían en peligro. La fuerza se mide en este contexto por la capacidad de los actores del estado y las instituciones para llevar a cabo importantes cambios estructurales y asegurar su estabilización contra la mayoría de movimientos sociales populares, sindicatos y partidos políticos. Mientras que el estado recolonizado aparece débil ante las demandas de las IFIs, es fuerte cuando traduce esas demandas en políticas nacionales. De hecho, el concepto de estado débil es de valor dudoso, puesto que el estado recolonizado comparte las políticas del estado imperialista y se compone de los socios de las EMNs -su propia CCT-y, por tanto, no puede ser concebido como capitulando ante las IFIs ni dominado por las llamadas "fuerzas globales". La centralidad de los ER en la contrarrevolución liberal es evidente en varias áreas políticas interrelacionadas. Privatización Los ER en consulta con las IFI implementan su agenda liberal por medio de la privatización de empresas públicas estratégicas y lucrativas. La privatización requiere una intervención intensiva por parte del estado, incluyendo el establecimiento de alianzas políticas, represión de los sindicatos y/o el despido de trabajadores militantes, socializando las deudas de las empresas, asegurando el asesoramiento de bancos inversores extranjeros en la organización de la venta, interviniendo para asegurar que los compradores favorecidos tengan ventajas en la compra, y eliminando cualquier control de precios, cuando la empresa pública operaba con tarifas fijas. Imposición de políticas de ajustes estructurales (PAE) Esencialmente, el significado de PAE va mucho más allá de los términos económicos "ajuste" y "estructural". Se refiere a poder de clase, riqueza y control. En este caso, el ER es extremadamente importante y activo puesto que las PAE incluyen cambios en la propiedad (de público a privado, de capital nacional a capital extranjero), imponiendo impuestos regresivos (aumentar el IVA en lugar de impuestos progresivos al capital extranjero), reconcentrando ganancias y propiedad (políticas salariales regresivas, congelando los salarios mínimos, promocionando las industrias agrarias a expensas de los agricultores, etc.), reduciendo las barreras de aranceles (quiebra de los productores nacionales, permitiendo a las EMNs mayores acciones en mercados locales, etc.) reduciendo gastos sociales tanto sanitarios como de educación e incrementado los subsidios para las exportaciones. La PAE es una estrategia diseñada por y para la clase dirigente CCT y el capital exterior y en contra de la gran mayoría de los productores locales, trabajadores y agricultores. Incrementa la desigualdad y la pobreza. La implantación de las PAE requiere un estado fuerte dispuesto a resistir la oposición de la mayoría. Un estado ideológicamente comprometido, dispuesto a ocultar su rol histórico como entidad independiente y a rechazar la idea de la soberanía popular para así poder implantar políticas por vías autoritarias, por real decreto. Quien habla de un régimen neoliberal habla de un estado poderoso que impone e implanta sus políticas. Flexibilidad laboral Éste es un eufemismo para la concentración del poder en las manos de los empresarios y de los ER. La llamada Reforma laboral y de las pensiones constituyen políticas que incrementan los poderes de los empresarios para contratar trabajadores en precario y despedirlos sin apenas indemnización. Representa la total sumisión del trabajo al capital . Los trabajadores no tienen derecho a negociar sus condiciones laborales, seguridad y condiciones sanitarias. Los contratos precarios no ofrecen a los trabajadores ninguna seguridad laboral puesto que el empleo está basado en contratos cortos sin vacaciones, pensiones, etc. La privatización de los fondos de pensión puso miles de millones de dólares en las manos de los inversores privados,

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que reciben exorbitantes comisiones y acceso a los fondos para especular y realizar fraudes, enriqueciendo a unos pocos y amenazando la pensión de jubilación de millones de personas. La implantación de una legislación laboral y de pensiones tan regresiva requiere un estado poderoso que pueda intervenir en contra de los sectores populares de la sociedad civil y reprimir y resistir las protestas de los sindicatos. Su ejecución requiere la consolidación del apoyo de la clase capitalista y asegurar la ayuda de las IFIs, que ya está disponible. Un estado débil no sería capaz de resistir las presiones de las clases populares; haría concesiones. Un estado fuerte puede ignorar las protestas y proceder a implantar una legislación laboral y de pensiones regresiva. Examinando las políticas más importantes perseguidas por los ER, está claro que el alcance y profundidad de la intervención del estado es tan fuerte como siempre. La diferencia más importante se encuentra en la dirección socioeconómica del activismo y la intervención estatales: el neo-estatismo liberal conlleva la intervención para transferir riqueza y propiedad al capital privado, especialmente extranjero. El ER no ha desregulado la economía, ha establecido nuevas reglas para gobernar las políticas de ingresos, pensiones, relaciones laborales, políticas de importación-exportación, flujo de capital, etc. Las nuevas reglas, que favorecen a las CTT y el capital extranjero, requieren un nuevo régimen regulador, en el cual trabajo-capital populistas-nacionalistas sean reemplazados por representantes de la nueva clase dirigente liberal. En el desmantelamiento del anterior régimen regulador y la economía social y en la construcción de las nuevas sociedades y economías liberales, el estado recolonizado juega un papel esencial activista e intervencionista, a pesar de operar bajo la dominación del estado imperial. Por qué el estado juega un papel central Los poderes imperialistas y las CCT del Tercer Mundo tienen una comprensión mucho más realista y pragmática de la centralidad del estado- ya sea imperial o recolonizadoque los llamados teóricos de la globalización que pretenden mantener posiciones de izquierdas. Mientras los publicistas de la clase dirigente lanzan su retórica globalizadora, en la práctica trabajan unidos en fortalecer y extender el poder del estado, porque es necesario para la expansión y la supervivencia de sus intereses. Existen varias razones por las cuales el estado continúa jugando un papel relevante en el mundo contemporáneo. Volatilidad de los mercados La economía del mundo actual está profundamente influenciada por los sectores financieros y por la actividad especulativa que es altamente volátil y requiere constantemente de la intervención estatal para evitar que las crisis financieras periódicas de regiones particulares se extiendan por toda la economía mundial. Los especuladores de los mercados financieros de los países imperialistas dependen altamente de los tipos de interés fijados por los bancos centrales. El colapso financiero y de los sistemas bancarios depende de la intervención del estado para "reestructurar" los malos créditos (pago a los acreedores con el dinero de los contribuyentes) como es el caso en Japón, Corea del Sur y Rusia. Las economías estancadas dependen de la intervención estatal para estimular su crecimiento como en Japón y China. El número de ejemplos se podría multiplicar, pero la idea esencial es que el incremento de movimientos del capital especulativo ha aumentado el papel del estado para tratar de estabilizar la anarquía del mercado, con cualesquiera recursos que puedan ser movilizados desde dondequiera que estén disponibles, pero especialmente por la vía de añadir cargas a los contribuyentes de ingresos bajos. Desregulación financiera

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El decremento del control del estado sobre las transacciones financieras ha incrementado el papel de la intervención del estado para en la superación de crisis a caballo de sistemas financieros y empresa, como fue el caso en las crisis de Ahorros y Créditos en los USA. La falta de controles sobre el capital y el libre cambio ha permitido la especulación en las monedas y las masivas huidas de capital en tiempos de pánico. El estado ha intervenido manteniendo las monedas o dejándolas flotar y/o dificultando los créditos con incrementos de los tipos de interés. La frecuencia y la creciente intensidad de las crisis ha transformado el papel del estado desde policía a bombero -apagando el fuego de las conflagraciones financieras. Competencia inter-imperialista Los estados imperialistas han tomado parte creciente en la lucha por las acciones de los mercados, cada uno defendiendo sus propias EMNs. Los estados recolonizados participan activamente en promover proyectos conjuntos entre sus empresas transnacionales y EMNs. Los estados imperialistas han negociado cuotas en las importaciones, llevado competidores a la OMC, organizado boicots, etc. para fortalecer sus EMNs a expensas de sus rivales. El estado imperialista estadounidense ha luchado para sus exportadores ganaderos contra la UE, amenazando con boicots y medidas de represalia; ha limitado las importaciones de productos agrícolas, del azúcar producido en países tropicales -en una palabra, la competencia entre EMNs nacionales se ha convertido en conflictos entre estados, en los cuales los estados se convierten finalmente en los árbitros. Considerando los mercados menguantes y la recesión creciente de 2001, podemos esperar mayor intervención estatal y más políticas proteccionistas. El alcance y la profundidad de las transformaciones Ninguna EMN (o grupo de ellas) ha tenido, por sí misma, el poder y la autoridad para transformar la economía y estructuras sociales que permiten al capital circular masivamente en los mercados exteriores. El estado ha creado un caparazón dentro del cual el capital fluye y ha establecido las reglas del juego que guían la expansión exterior. Dada la fragilidad de estas estructuras el estado debe involucrarse continuamente para salvar el capital y sostener regímenes recolonizados. Apoyando las IFIs Como las IFIs dependen directamente de los estados imperialistas por lo que respecta a sus líderes, programas y prioridades, el apoyo de los estados imperialistas es esencial para permitir a las IFIs continuar interviniendo en los estados re-colonizados. La subvención de las IFIs depende de los estados imperialistas, sin los cuales no podrían tener ninguna influencia ni ninguna autoridad para forzar sus prescripciones. Si consideramos hasta qué punto las IFIs sirven para enlazar los estados imperialistas con los recolonizados, su posición como centro de poder se basa en el poder derivado de los centros imperialistas. Por estas razones, el estado continúa y continuará siendo esencial en la economía política mundial. Lejos de ser un poder residual derivado del pasado, la relevancia continua del estado forma parte estructural del sistema imperialista actual. Conclusión Las teorías derivadas del paradigma de la globalización no aciertan a explicar el papel central que el estado juega en las economías políticas del mundo actual. Igualmente, la idea de un sistema imperialista no tiene sentido a menos que entendamos las actividades de los estados imperialistas y la multiplicidad de papeles que juegan en la apertura de mercados para la expansión de sus EMNs. El aspecto teórico fundamental es que la actual configuración de poder en la economía

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mundial no está basada en una "ausencia de estados" o en "corporaciones globales" sino en EMNs que colaboran íntimamente con sus estados imperialistas. Las IFIs, como el BM y el FMI no conforman un nuevo estado global sino que derivan su poder y subvenciones de los estados imperialistas. El imperialismo y la no globalización son los conceptos clave para entender los conflictos interestatales y la competencia entre las empresas. Los estados imperialistas y las EMNs no son polos opuestos. Son sinergias entre el neo-estatalismo y el neoliberalismo. En el mundo actual, en contra de la ideología neoliberal del libre mercado, los estrategas políticos tanto de los estados imperialistas como de los recolonizados eligen a los ganadores y a los perdedores a través de incentivos, subsidios, y tarifas. El resultado es la expansión de las grandes agrupaciones capitalistas y la caída de las empresas pequeñas y medianas y también de las grandes que no mantienen vínculos con el régimen. El debate entre los economistas burgueses es si la intervención a gran escala y a largo plazo y las ayudas a las EMNs es un "riesgo moral", es decir, si el conocimiento por parte de los directores de las corporaciones de que el estado subvencionará las pérdidas estimula un comportamiento de "especulación imprudente". Los economistas de la Nueva Economía dejan en un segundo plano su ideología del libre mercado cuando se enfrentan con una crisis y miran hacia el estado en busca de recursos financieros que les pongan a salvo de la bancarrota. Por otra parte, los neo-liberales fundamentalistas argumentan que los beneficios se ganan en base a los riesgos en las inversiones y, por tanto, si el estado elimina el riesgo, socava la colocación eficiente de recursos por parte del mercado y promueve la especulación destructiva. El problema básico con la teoría de la globalización es que mira al epifenómeno -la expansión de las corporaciones nacionales en el exterior y no acierta a considerar sus vínculos con los cuarteles generales de estas corporaciones. Las EMNs compran y venden globalmente pero sus decisiones estratégicas en relación a la tecnología y a las inversiones están controladas por los cuarteles generales nacionales en su estado imperialista. Multinacional en forma pero nacional en contenido -particularmente cuando analizamos los íntimos lazos entre las sedes de las EMNs y los altos cargos de los estados imperialistas. La afirmación de los globalistas de un nuevo "régimen global" basada en la supremacía de las IFIs está basada en la extrapolación superficial de las actividades del FMI y del BM desde las redes de los grandes estados imperialistas de las que ellos forman un punto subordinado. Como resultado, las teorías globalizadoras inflan el poder de las IFIs y desinflan los poderes de los estados -particularmente de los estados imperialistas. Los globalistas mezclan sus errores más allá confundiendo un desplazamiento en el activismo del estado desde el estado del bienestar a los subsidios a las empresas por un "menor peso del estado" o un "debilitamiento del estado". Como hemos demostrado, el estado recolonizado es muy activo, intervencionista y fuerte en la implantación de la agenda neo-liberal. Al negar la importancia del "estado" porque el estado del bienestar ha sido eclipsado por el estado neoliberal, los globalistas ocultan uno de los más importantes terrenos de lucha. Tal como hemos argumentado, el estado retiene potencialmente grandes recursos, capacidad y una posición estratégica entre los productores y la economía mundial. La cuestión pues, se convierte no tanto en la globalización de la lucha como en la transformación de la naturaleza del estado, reconfigurando su relación con las EMNs y las CCT: esto significa que la lucha de clase dentro de la nación por el poder del estado es esencial en lo que respecta a asegurar los recursos económicos -centros de investigación tecnológica, medios de producción, tierra -para redistribuir la riqueza y restablecer los mercados nacionales. Las múltiples y profundas actividades que los estados imperialistas y recolonizados realizan para las EMNs y CCTs indica que se trata de un lugar de recursos, poder y actividades que pueden transformar y mejorar las vidas de los trabajadores si se obra una revolución. La ideología de reducción o

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desaparición del estado en una maniobra de desorientación imperialista diseñada para desviar los movimientos populares hacia instituciones secundarias que reciben su poder del estado. El internacionalismo de los globalistas de la izquierda está basado en eventos -reuniones del FMI, BM, etc. donde un gran conglomerado de grupos se encuentran, protestan y se dispersan. Aunque el valor publicitario es bueno, estas actividades no ponen en peligro los fundamentos del estado y las estructuras del poder imperial y neo-colonial. El internacionalismo es fuerte sólo en la medida que los movimientos políticos nacionales son poderosos, donde las clases oprimidas tienen poder estatal y pueden intervenir en apoyo de sus camaradas en el extranjero. Los movimientos nacionales fuertes construyen una solidaridad internacional poderosa.

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6 de junio de 2001

El estado sigue siendo el factor decisivo de la economía contemporánea James Petras

Conferencia de James Petras, Profesor de Sociología de la State University of New York, dictada en la Facultad Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires, el 2 de mayo de 2001. La exposición del doctor James Petras comprendió los siguientes temas: 1. La teoría de la globalización. 2. Los Estados neoliberales y recolonizados no desaparecen. 3. Las multinacionales tienen matriz en un determinado Estado. 4. El poder es de las multinacionales y no del FMI, del BM o del BID. 5. ¿Hay verdadera revolución científica y técnica? 6. Qué se esconde detrás de la informática y de la biotecnología. 7. El Estado sigue siendo el protagonista. 8. El triángulo no amoroso de la competencia y la colaboración. 9. La expansión política y militar del Estado imperial. 10. Para privatizar el sector productivo el Estado recolonizado se agrandó. 11. Para privatizar el Estado recolonizado tuvo que endeudarse más. 12. Por desregular el Estado recolonizado tuvo que intervenir más. 13. Preguntas de la Audiencia. Quiero agradecer a profesores, docentes, estudiantes, por esta oportunidad de discutir con vosotros. Es un gran placer estar aquí con tantas generaciones actuales a la mía y con las nuevas generaciones que están surgiendo en Argentina. Nuevas generaciones que están a la búsqueda desde las ciencias sociales y de las ciencias naturales y para crear una visión crítica de las realidades, y en la investigación de alternativas. Como parte de este esfuerzo es que quiero compartir con vosotros el tema elegido, que es el tema de El Estado Contemporáneo y su relevancia en la Economía Contemporánea. Forma parte de una gran polémica en el mundo académico con enormes consecuencias políticas. Se trata no solo de un debate entre académicos, sino que es una gran controversia en el conjunto de la sociedad civil e incluso más allá alcanzando las esferas políticas y de las luchas políticas y sociales. Este marco tiene para mí la tradición de vincular los problemas académicos con las luchas sociales y políticas, no en el estrecho sentido de meterse en discusiones acerca de tácticas y sobre qué hacer hoy o mañana pero, dentro del panorama de fórmulas y diagnósticos, buscar caminos para salir de lo que podríamos llamar, sin prejuicios, la gran crisis que está afectando actualmente no sólo a la Argentina sino a todo el mundo, incluyendo a los países del capitalismo en el norte. Teoría de la Globalización Ahora la teoría que más influye es la que podríamos llamar teoría de la globalización. Desde la derecha hasta a algunos sectores de la izquierda, desde académicos a periodistas se habla acerca de una nueva época, donde el capital no tiene casa, circula por todo el mundo, genera su propio poder, sus propias instituciones, y su propia dinámica. Esta nueva configuración del poder habría superado al Estado-nación, y se afirma que el Estado-nación es superfluo, y que es una categoría

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residual que, poco a poco, se hará anacrónica. Yo estoy completamente en contra de estas suposiciones, de estas afirmaciones, porque creo que el Estado sigue siendo factor clave en el desarrollo del capitalismo y es un punto de partida para la transformación del sistema actual. Atrás de esta contraposición se halla el concepto mismo de globalización, que no es el más adecuado para entender la circulación de capitales y las grandes desigualdades que existen entre clases, entre géneros, entre etnias y entre naciones. Creo que debemos recurrir al concepto del imperialismo, como una forma de entender las diferentes configuraciones del poder, la dominación y la concentración de riqueza en algunos sectores sociales como también la exclusión, o mejor dicho la explotación, de otros sectores sociales, clases sociales y naciones. Para mí el factor decisivo consiste en el hecho de que el Estado empíricamente se encuentra en todos lados, en todos los niveles de actividades, tanto político, económico, militar y cultural. El Estado no ha desaparecido. Yo creo que el Estado actual es tan activo, sino más activo, que en el período anterior, donde existían los sistemas de bienestar social y gobiernos nacionalistas y populistas. La diferencia no es que el Estado está desapareciendo o está más débil. Con esto se confunde un tipo de Estado con contenido social con el Estado con formación política que ahora tiene otro contenido. El Estado neoliberal interviene, tiene sus reglas, actúa en forma muy agresiva en la sociedad civil, interviene entre las clases, aumenta las subvenciones para algunos y las baja para otros, aumenta impuestos para unos y los baja para otros. Es un mito decir que el Estado es más débil, que el Estado está desapareciendo. Al contrario, mi tesis, como voy a demostrar, es lo contrario. El Estado, precisamente con el neoliberalismo, tiene que aumentar sus actividades por la naturaleza de las coyunturas que genera la inestabilidad de la política económica neoliberal. Esta es la tesis. Ya la escuchaste, y ahora ya podemos terminar. Los que venían para tomar apuntes de la clase ya tienen el principal punto a discutir y ya pueden abrir los diarios para ver los resultados de Boca con sus adversarios. Perdón a los partidarios de River, pero tengo mis preferencias en el fútbol argentino. Hay tres tipos de Estado Hay por lo menos tres tipos del Estado que podríamos perfilar hoy. Lo que llamo el Estado imperial, que es el Estado de los Estados Unidos, el Estado de la Europa Unida y el Estado de Japón. Al Estado capitalista lo encontramos en los países capitalistas que están desarrollados pero con poco alcance mundial. No son independientes ni conquistadores del mundo, y son como Finlandia, Noruega, o Australia. Y después tenemos a los que quiero llamar Estados colonizados, que son los de América Latina, una porción importante de Asia y casi toda Africa. Ahora bien, yo quiero primero contestar los argumentos de mis adversarios para ser muy amplio en la discusión, y tomar en cuenta lo que dice el adversario tratando de reconstruir, en la forma más objetiva, las premisas y suposiciones de sus argumentos. O sea, los argumentos de los teóricos de la globalización, los teóricos del Estado irrelevante. El mito de la Corporación Multinacional Lo primero que argumentan es que las grandes empresas, a las que llaman multinacionales, ya no tienen casa matriz. Las subsidiarias funcionan por su propia voluntad moviendo capitales por todo el mundo. Ahora bien, analicemos donde estas empresas toman las decisiones estratégicas. Hay un estudio que se llama El Mito de la Corporación Multinacional. Este estudio empírico respecto a las empresas de Alemania, Japón y Estados Unidos muestra que más del 80% de las decisiones más importantes sobre inversiones y tecnologías lo hacen en la casa matriz, es decir en Detroit, Cleveland, Nueva York, o Los Angeles y no en los países donde funcionan las subsidiarias. Es correcto utilizar la palabra multinacional para referir que la empresa

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tiene subsidiarias en muchas partes del mundo. Si quieres utilizar la palabra multinacional para indicar que una empresa que tiene inversiones en muchas partes del mundo no hay problema, pero si al mismo tiempo con ello quieres decir que cada subsidiaria tiene autonomía o actúa fuera del marco político estatal estás equivocado. Están equivocados los que lo afirman. Si hacen las investigaciones de las decisiones estratégicas respecto adónde invertir, dónde des-invertir, qué empresas comprar, qué empresas vender. Se demuestra que todo esto se hace en las casas matrices. Entonces es un mito que en la dinámica de la nueva época hay empresas afuera de los Estados. Y hay muchas razones porqué siguen funcionando relacionadas con los Estados particulares. Y esto voy a tratarlo más adelante cuando me refiera al argumento favorable, pero primero quiero presentar la crítica. ¿Hay nuevo gobierno mundial? La segunda suposición es que hay un nuevo gobierno mundial. Un mundo y un gobierno mundial. Y ¿cómo se configura este nuevo gobierno mundial? La respuesta es que el nuevo gobierno mundial está formado por las instituciones financieras internacionales, las IFI. Como a las multinacionales, que puedes decirles CMN por tratarse de corporaciones multinacionales. Ahora ¿qué pasa con eso? ¿Qué son las IFI? Son el Banco Mundial, el Fondo Monetario, el Banco Interamericano de Desarrollo BID, el Banco de Asia, etcétera. Según los teóricos de la globalización esta configuración conforma el centro de todas las grandes decisiones mundiales y que estas instituciones circulan arriba de cualquier Estado haciendo la política económica. Y eso aparece en muchas protestas: ¡Abajo el Fondo monetario! ¡Abajo el Banco mundial! Son buenos como eslóganes y para agitar y educar a la gente en las primeras etapas, pero hay que profundizar el análisis respecto a cómo se configuran el Banco Mundial y el Fondo Monetario, quiénes son y de dónde vienen las personas que dirigen estas instituciones. El primer aspecto que hay que entender es que el voto para elegir oficiales de estos organismos surge de la contribución de cada nación: más dinero más poder electoral. Entonces hay una división de trabajo: Estados Unidos pone más dinero en el Banco Mundial y ¡siempre! elige al presidente, Para repartir el poder en el Fondo Monetario siempre el presidente es un europeo, elegido por el gobierno alemán o el francés. Es el patrón que no varía. Entonces, la representación está en función de la contribución de los gobiernos imperiales. Los candidatos deben ser aprobados por los países imperiales. Cuando el funcionario de la IFI tiene que considerar préstamos y condiciones lo primero que hace es consultar a los principales ministros de su país y del bloque de poder. En otras palabras, el poder de las IFI está derivado de los Estados imperiales. Es una derivación de un poder potente porque enfrenta a los gobiernos y a los pueblos porque atrás está el poder del Estado imperial. Y atrás de los Estados imperiales, si investigamos más a fondo, están los grandes capitales multinacionales que influyen al Estado imperial, el Estado imperial influye en las IFI, y las IFI presionan e intervienen en el Tercer Mundo, en América Latina, en Argentina. Esta premisa afirma que son superficiales y simples estos enfoques -hablo analíticamente, teóricamente- sobre el Fondo Monetario, y demás IFI. Está bien utilizar estos argumentos para criticar cuando se los utiliza en una confrontación, en un choque, porque son ellos los que aplican la política. Pero una persona de ciencias sociales debe profundizar el análisis. La Informática La tercera suposición de los teóricos de la globalización sostiene que estamos en una época nueva a partir de lo que llaman la "revolución científico-técnica". Dicen que entramos en una nueva fase de la tercera revolución científico-técnica. Y se centran en dos sectores para justificar este argumento: el sector que llaman informático, y la biotecnología, que está revolucionando el mundo. Japón tiene por los menos 30 años

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aplicando informática, robots, en todos los sectores económicos. Pero en los últimos 10 años o 11 años está estancado, con tasas de crecimiento del 1 por ciento o menos. ¡Cómo se puede hablar de revolución científico-técnica cuando las tasas de crecimiento son tan bajas! Por otra parte, si comparamos el comportamiento de 20 años en los Estados Unidos, desde el año 1975 a 1995, la tasa de crecimiento productivo es menor a la de la época preinformática, que va de 1955 a 1975. Entendamos el argumento: con la introducción de la informática no mejoraron las tasas de crecimiento y se encuentran tasas de productividad baja. ¿Por qué? Porque en gran parte las inversiones en informática no estimularon el crecimiento de la productividad. Ejemplo de ello es que el enorme gasto en capitales durante el año 2000 o en el año 1999 anticipando el nuevo milenio recuerda la gran estafa provocada cuando se afirmó que todos los bancos iban a paralizar la economía. Grandiosa estafa histórica que resultó en la más grande estafa mundial. El mundo gastó más de 50 mil millones de dólares para evitar el "peligro" (Y2K). En Finlandia, más vivos, sólo invirtieron 100 mil dólares y no pasó nada. Hubo un enorme derroche en el mundo aprovechado por las compañías informáticas. Y hay más todavía, ya que desde 1995 a 1999 en Estados Unidos creció la tasa de productividad. Creció al nivel de los años 1955 a 1975, pero si analizamos más de fondo, ¿qué sector creció más? La productividad y la producción de computadoras, y las computadoras facilitan la reproducción de computadoras más eficientes, pero el efecto generalizado es muy limitado. Se hicieron estudios en las oficinas sobre el uso de las computadoras porque todo el mundo en las oficinas tiene computadoras, y descubrieron que el 60% del uso es por razones personales. La gente trabaja y está mandando cartas a amigas, novios, amantes, parientes, juegan a Nintendo, miran pornografía en forma discreta, y sólo el 40% del uso tiene algo que ver con la empresa. Y en la empresa solo el 20% está intercambiando ideas. Ahora las empresas están tomando cuenta y controlando las formas en que se utiliza la informática. Y más aún, la gran burbuja informática está en colapso total porque la gran mayoría de las empresas informáticas generaron ingresos sobrevalorando sus ganancias en 180 veces. El valor de las empresas en sus acciones eran 180 veces más de las ganancias que generaban, pero la generación de verdaderas ganancias sólo fue un 10 por ciento. Todo lo demás era papel con mucho bombos y platillos, que estaría generando el mundo nuevo y el cambio y generación de la nueva economía. ¡Qué nueva economía cuando Cisco e Intel están despidiendo miles de obreros y trabajadores! Ahora los taxistas y autónomos son ex empleados de la informática, los unemployed.com como los llaman. ¿Dónde está la nueva economía? No digo que hace cosas interesantes, pero no evitan el ciclo típico del capitalismo de crecimiento y crisis. Más, acentúan las crisis aunque el argumento consiste en que la nueva economía es diferente de la economía vieja de chimeneas. Afirman que ahora todo se incrementa, no hay ciclos, no hay altas y bajas, todo sube. Los inventos de chips y computadoras son increíbles. El famoso just at time del sistema Toyota no puede evitar la sobreproducción. Hay saturación ahora con computadoras, con chips y con todo lo demás. La Biotecnología La biotecnología es otro aspecto de este argumento. Siempre los expositores de ciencias sociales, incluyendo la izquierda, repiten respecto a la revolución biotecnológica como papagayos. Hace poco, el presidente de Genetech, la empresa más importante en el mundo de la biotecnología, dijo textualmente: "No hay una revolución científica con la introducción y experimentación de la biotecnología". Hay 400 empresas biotecnológicas entre las cuales solo 25 tenían algún éxito financiero. Hay gastos de miles de millones en varios experimentos pero solo 63 productos han logrado ganancias. Hay muchos productos fabricados con mucha publicidad, diciéndose que curarían todos los cánceres que tenemos, pero en el período de prueba empezaron a matar pacientes. Curar el cáncer matando al paciente. Otros productos tenían muchos efectos colaterales negativos impidiendo su entrada al mercado.

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Algunas cosas han mejorado la vida con el estudio de los genes, pero aún es muy preliminar decir, aunque sea con mucha modestia, que es parte de una revolución científico-técnica. Todos los argumentos de los globalizadores caen, porque ellos utilizan el argumento de que la globalización está en función de la revolución científico-tecnológica y de la informática para oscurecer que la dinámica de la expansión del capital es parte de un proceso de empuje del imperialismo. En vez de enfrentar la dinámica y la lógica de la acumulación del capital inventan esta tercera revolución tecnológica como el gran factor que facilita o extiende al capital. Avanzamos más allá de las premisas de la teoría de la globalización. Ahora entramos en el argumento propio, como es la afirmación a favor de que el Estado sigue siendo el factor decisivo de la economía contemporánea. En primer lugar, tenemos que examinar las crisis, las crisis económicas, porque siempre en las crisis descubres las verdaderas relaciones, tanto a nivel personal, cuando conoces quienes son tus amigos y amigas, como a nivel económico, en la política económica de los países. Cuando en 1994 México sufrió una quiebra con el llamado efecto tequila; cuando en Rusia en 1998 quebró la economía; cuando en Argentina entra en crisis casi permanente, lo primero que sucede es que los gobiernos piden la intervención de los Estados imperiales. En la crisis de 1998 Asia buscó el financiamiento de los poderes imperiales y así los países imperiales juntaron paquetes de miles de millones de dólares interviniendo en estos países. Cuando Clinton era presidente firmó un decreto por el que prestó a México 20 mil millones de dólares con la garantía de la venta del petróleo mexicano. Pero, ojo, el Estado imperial intervino al conseguir los 20 mil millones de dólares. ¿Por qué hacen esto los Estados imperiales? Por dos razones. Primero quieren salvar a sus especuladores ya que los que van a ser perjudicados con la quiebra son precisamente los norteamericanos, los que han invertido en México. Entonces hacen circular el préstamo del siguiente modo: 20 mil millones de dólares entran desde Estados Unidos al gobierno mexicano; a su vez el gobierno mexicano los circula compensando a los inversionistas norteamericanos. Y ¿qué pasa? La cuenta, los platos rotos, la paga con impuestos y ajustes el pueblo mexicano. Pero desde el aspecto teórico es claro que el Estado imperial está profundamente involucrado. No desaparece el Estado, es el protagonista. Un triángulo no amoroso En segundo lugar, hay un fenómeno que debemos notar porque es importante. Se refiere a la competencia entre la Unión Europea y los Estados Unidos. Y de los Estados Unidos con Japón, y de la Europa unida con Japón. Un triángulo no amoroso. Es un triángulo de competencia y también de colaboración. Dentro de esta competencia, los Estados imperiales de cada país tratan de conseguir mejoras para sus multinacionales. Estados Unidos, por ejemplo, subvenciona su agricultura para hacerla más poderosa que la europea, los japoneses protegen a sus productores de arroz, Europa protege sus industrias. Y más, porque los gobiernos imperiales condicionan los préstamos al Tercer Mundo para facilitar la penetración de sus capitales en América Latina. En las reuniones internacionales fijan normas favorables a sus empresas, por ejemplo desregulando los mercados financieros. Como Wall Street y la City de Londres tienen mucho poder quieren liberalizar al máximo el mercado financiero, y esto es producto de la acción estatal. Con los grandes acuerdos de libre comercio sucede lo mismo. El gobierno de los Estados Unidos actúa con un doble discurso: liberalización en Argentina y en América Latina y proteccionismo de sus mercados donde los productores son débiles. Para ello descubren una vaca enferma en Jujuy y dicen que "no vamos a permitir la entrada de vacas. A Brasil le dicen que está haciendo dumping y colocando productos en el mercado con precios debajo del costo. Todo es ficticio. Y con estos acuerdos establecen dos palabras que son liberar y excepciones. Con las cláusulas de excepciones protegen sus industrias y facilitan la penetración de sus empresas en otros países. Ahora, más allá del campo de la política económica, los Estados imperiales están en

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plena expansión político-militar, aumentado su presencia militar. La Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN, en la actualidad se extiende desde los países bálticos, pasando por el centro europeo y los Balcanes hasta el sur de Asia, y llegando a los países ex comunistas. La extensión de OTAN es el desplegar del alcance del Estado imperial con relación al pasado. Aumentó el papel del Estado militarizado, construyendo un cerco alrededor de China y de lo que queda de Rusia. Además, los Estados están interviniendo en muchas partes: bombas sobre Servia, bombas sobre Afganistán, bombas en Kosovo, bombas en Bosnia, ocupación en Haití, etc. Entonces, ¿cómo se puede argumentar que el Estado ha perdido relevancia? Y no hablamos de los bombardeos a Irak que mataran a más de un millón de niños en los últimos años. Son indicadores empíricos de lo que estamos hablando: de la expansión de los Estados como mecanismo de expansión de los capitales, principalmente en los países petroleros. Hasta ahora hablamos de regiones más alejadas pero aquí más cerca tenemos el Plan Colombia y la Iniciativa Andina, donde los Estados Unidos tiene más de 300 asesores con helicópteros, mercenarios y subcontratados que actúan para limitar las transformaciones sociales en función de una ideología antinarcótica. Como todo el mundo sabe, y en el Clarín del domingo 6 de mayo va a salir, creo yo, un artículo mío diciendo que los bancos de los Estados Unidos son los principales lavadores de dinero sucio en el mundo, principalmente el City Bank. Espero que haya aquí un abogado del City Bank para que me demande, porque tengo miles de páginas del Congreso (de Estados Unidos) para presentar en el juicio. Más de 500 mil millones de dólares lavan anualmente los principales bancos de los Estados Unidos. ¡Cada año! Tenemos con esto otro ejemplo del doble discurso: criminalizar lo latinoamericano y defender sus propios lavaderos. Esto significa que los Estados Unidos y, en menor grado pero con mucha fuerza, los europeos utilizan al Estado como instrumento político-económico. En Colombia tienen miedo por el petróleo que es un factor por las reservas, como también en Venezuela porque tiene considerables reservas petroleras y es, junto a México, la principal fuente de provisión de petróleo de los Estados Unidos. Se teme que un éxito en Colombia podría tener un efecto demostrativo sobre las posibilidades de producir cambios en América Latina. Se intenta, con el miedo, frenar cualquier ejemplo alternativo, cualquier lucha que podría tener un "efecto de contaminación", para usar el lenguaje imperial respecto de la ampliación de las posibilidades reales de transformación. Con esto yo quiero concluir el primer aspecto con relación a que en el Estado imperial es fundamental en la dinámica del capital que está atravesando el mundo. Entonces uno puede decir, o un estudiante astuto preguntar: -Doctor Petras, estás hablando del Estado imperial. Estamos de acuerdo, pero yo entiendo con los académicos que debes hablar del Estado que vos llamás Estado Recolonizado. Estos sí han perdido fuerza, han sido superados por la globalización. Debes dirigirte a esta problemática. Es muy fácil argumentar respecto al Estado Relevante en el mundo imperial. Por qué no tratás este tema que es el que nos afecta aquí. El Estado Recolonizado Como decía, esta pregunta es muy astuta, inteligente y voy a tratar de contestarla directamente. Primero, los Estados Recolonizados, cuando hablamos de Argentina, Brasil, y otros países, han entregado las "joyas de la economía" al capital extranjero. Para privatizar y desnacionalizar el Estado Recolonizado tiene un papel muy significativo. Primero tiene que generar la crisis en las empresas públicas a través de desinversión, sobrecostos y bajas tarifas. Y después, antes de venderlas, debe crear una visión ineficiente y costosa de la empresa estatal. El Estado reconolizado socializa la deuda, la toma y la pasa a cuenta de los ciudadanos. Después el Estado se pone muy activo en los despidos, preparando la empresa para venderla. Porque para venderla al sector privado los compradores quieren una empresa preparada para ganar dinero. Los Estados están muy activos preparando el terreno. Luego el Estado

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busca con propinas, "compensaciones", "comisiones", coimas el precio político, no el precio del mercado, fijando el precio según las influencias de la competencia. Cuando se privatiza firman el acuerdo y luego el Estado actúa para renegociar cada acuerdo tiene alguna norma que hay que cumplir, como dar empleo, introducir tecnología, etcétera. Pero como los grandes capitales no cumplen los contratos piden en todo momento renegociar los contratos originales. Entonces entra otra vez el gobierno para hacer trampa y decirles "entendemos que tienen problemas, les bajamos los impuestos y les extendemos las concesiones, etcétera". Entonces, fíjate, el Estado interviene, el Estado subvenciona, pero ahora en vez de dar subvenciones a los pobres subvenciona a los compradores de empresas. En algunos casos el Estado presta dinero a los compradores extranjeros para que compren las empresas nacionales. El Papel del Pueblo es pagar Deudas En segundo lugar, con los costosos compromisos con las empresas extranjeras el Estado asume la deuda fraudulenta de los gobiernos porque sacan préstamos y muchos de ellos entran al país pero no van a los lugares productivos, sino que van a la bicicleta financiera, a la especulación. Pero la deuda queda para que el pueblo la pague. El pueblo no recibe los préstamos; el papel del pueblo es pagar los intereses y el capital. Entonces, para ajustar la economía en esta situación introducen recortes brutales en el presupuesto educativo, de sanidad, de salud, de pensiones, etc. y eso lo llaman con eufemismo un ajuste estructural (el ajuste es un apriete salvaje) que consiste en la reconcentración de los ingresos, de la propiedad y una pauperización social aumentada. Para eso usan la palabra ajuste y programas de ajuste (PAs). Y esto también significa que el gobierno impone e interviene sobre política salarial, política educativa, política de sanidad, intervencionismo en la economía y después interviene para aplastar a la oposición. Intervención represiva a la sociedad civil, intervención liberal para sostener los mal llamados ajustes. El Neoestatismo Neoliberal Entonces qué conclusiones tenemos. Tenemos la conclusión de que el Estado sigue siendo más activo que nunca, el Estado es más relevante que nunca. Y entonces ¿por qué? Es la última pregunta que vamos a contestar: - Doctor Petras, ¿por qué pasa esto? ¿por qué está ocurriendo ahora? Con la virulencia que está tomando este intervencionismo neoestatismo neoliberal, voy a dar varias hipótesis. Primero porque la desregulación de la economía (desregulación significa falta de control sobre los flujos de capital) genera grandes volatilidades. Volatilidad significa que haya muchas altas y bajas. Y la contrapartida de la mayor volatilidad es más intervención estatal para establecer la estabilidad relativa de los flujos de capitales. No es una paradoja, aunque lo parezca: a más desregulación más intervención del Estado, pero esto es algo lógico dentro del proceso que discutimos. Después tenemos el aumento de competencia capitalista que necesariamente implica que el Estado interviene cada vez más para mejoras las condiciones. Entonces el Estado interviene crecientemente dentro de la intensificación de la competencia de capitales. No hay libre mercado. No hay libre mercado: hay intervenciones estatales puntuales y generalizada. Y más, las transacciones entre las multinacionales se hacen en gran parte fuera del mercado. Ochenta por ciento de las ventas de las empresas se realizan dentro de las empresas. La misma empresa produce el cobre, y el cobre producido por una subsidiaria es vendido por otra subsidiaria que genera la electricidad, la electricidad genera la producción y la distribución. Todas son transacciones que se realizan totalmente fuera del mercado. Entonces el discurso, o mejor dicho la retórica libre mercado, no tiene nada que ver con la realidad. Para terminar entramos al tramo final, ¿qué significa esto políticamente? Significa el hecho de que el Estado es un terreno para luchar y que no es irrelevante. No se debe decir que debemos hacer una

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lucha antisistémica global. Yo creo que eso se puede pensar, pero las luchas de clase internas, a nivel de países, de estados, de la ciudad y la nación sigue teniendo una gran importancia como una forma de controlar los recursos, controlar las inversiones, eliminar los monopolios, negociar el comercio externo. Es falso y muy siniestro decir que el mundo globalizado ha eliminado la lucha por el poder estatal terminando con la lucha de clases. Todos debemos comprar computadoras para transmitir nuestros mensajes en una forma internacional. No estoy en contra del internacionalismo pero entiendo que el Estado tiene muchas posibilidades, como lo usan los capitales mismos: utilizan su Estado para beneficiarse, acumular capitales, proteger sus intereses. Y en forma inversa, los pueblos, los estudiantes intervienen para configurar un nuevo Estado, transformar el Estado Recolonizado en un Estado nacional y tal vez, en algunos casos, socialista, que podría resocializar las economías estratégicas, planificar las inversiones, y producir una economía que tiene como prioridad producir mercancías de consumo popular. Y es obligatorio entrar a la lucha. Ayer en Corrientes cerca de Callao caminábamos a la medianoche, y Buenos Aires no es Africa pero tiene características africanas, o de Bosnia donde hay canibalismo. Anoche a las once y media de la noche en el restorán Toboso tres chicos sentados en la calle estaban comiendo la poca carne cruda que quedaba en los huesos, carne desechada con los huesos. Era una cosa muy impresionante y no lo diga para dramatizar, pero es urgente cambiar, estudiar y luchar. Si hoy algo estimulé en esta área creo que he tenido éxito. Al terminar la conferencia los oyentes hicieron algunas preguntas: Pregunta: -¿Cuál es grado de libertad que tienen los Estados de los países recolonizados? Petras: -Creo que todos los países tienen espacio para actuar, no hay ninguna restricción en absoluto, pero podemos decir que hay espacios y posibilidades relativos. Argentina y Brasil tienen muchas posibilidades por sus tamaños, los recursos que manejan, la capacidad científico-técnica. Países pequeños como Centroamérica, muy cerca de Estados Unidos y con pocos recursos, obviamente están más limitados. Pero incluso en este caso una pequeña isla como Cuba pudo desarrollar un modelo heterodoxo donde combina su herencia revolucionaria con adaptaciones al mercado. El problema principal es el poder, porque para hablar de la libertad de acción debemos identificar la voluntad de aprovechar las oportunidades que existen en el mundo. Como decía, esta competencia entre Europa, Japón y Estados Unidos permite a Cuba transar y combinar con los competidores. Cuba consigue petróleo en Venezuela, comercializa incluso con el nuevo régimen de Rusia, tiene relaciones comerciales de intercambio de azúcar con China, etc. Argentina, que tiene alimentos, minerales, petróleo, pesca, metalurgia potencial que está cerrada pero que puede reabrir, y alto nivel de educación y desocupación, tiene enormes potencialidades pero nunca las va a realizar si no hay una transformación en el Estado, empezando con el desmantelamiento de las fuerzas represivas, fundamental para ejercicio del poder y aprovechar todas las posibilidades que existen. Argentina puede comercializar con todo el mundo: Rusia necesita carne, China granos, Europa quiere transar sobre todo en la gama de productos metalúrgicos y para el transporte. Esto considerando lo que existe, pero debe proyectar lo que podría existir para comercializar, que no es siempre la configuración actual. Dice alguna persona que "si no pagamos la deuda el mercado financiero nos va a estrangular". Hay que ver que significa estrangular, porque una cosa es retirar el dinero, cortar los créditos. Se trata de un cuchillo de dos filos: sales y pierdes, pierdes mercado, todo lo que invertiste en el país. Uno debe saber que si estás perjudicando a la Argentina vas a perjudicar a los inversionistas y a todos los bonos de seguridad que han vendido en el mundo. Obviamente una transformación implica momentos difíciles de transiciones, implica peligros, riesgos, campañas internacionales, pero el mundo actual es muy diversificado. Hay países que han roto el bloque contra Irán que ya tiene contratos con todo el mundo, Libia se ha escapado

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del control norteamericano y tiene relaciones con Italia, con empresas, etc. Hay que usar la imaginación. La capacidad de tecnología informática que tiene Argentina es enorme, porque tiene matemáticos e informáticos afuera y adentro. Un porcentaje de los que se fueron del país volverán si hay una Argentina diferente que les permita ejercer su profesión, aún con salarios más bajos de los que ahora tienen. Yo creo que no debemos pensar que solo hay una alternativa y que todas las puertas están cerradas en el exterior si no conformamos a los intereses imperialistas. En esto Cavallo está, como siempre, totalmente equivocado. Pregunta: -El desarrollo económico de los países recolonizados o recientemente industrializados bajo las reglas de los capitales, ¿no enfrentan a las clases obreras que usted llama a luchar? ¿Por qué cree que la izquierda en la Argentina no cumple la función de lucha? Petras: -Sí, es obvio que las empresas entran porque pueden bajar los salarios, tienen acceso al mercado, tienen acceso a las exenciones impositivas, y una serie de razones. Pero no siempre entran y reprimen o explotan. También se radican porque pactan con los dirigentes sindicales que facilitan todo el proceso de explotación. Argentina tiene todo un aparato que podríamos llamar "la inercia potente". Es un gran aparato incapaz de enfrentar la situación actual pero bloquea la expresión de las bases sociales que están con malestar y descontentas. Hay que ver cómo romper esta inercia potente y crear canales y expresiones políticas que permitan la libre expresión de todo el descontento y la bronca que está latente, latente pero algunas veces muy expresiva, como los piqueteros y otros grupos de acción. Ahora, sobre la izquierda argentina, uno debe hablar en una forma más amplia que los pequeños partidos que llamamos, en forma tradicional, de izquierda: trotskistas, maoístas, comunistas y todas las variantes. Ello forma una parte muy pequeña de lo que yo llamo la izquierda. La izquierda son todas las organizaciones de los desocupados que están enfrentando en acción, son los campesinos en Santiago del Estero que luchan por la tierra, son los pobladores que están confrontando en las municipalidades. Ahora uno dice: Petras es un populista porque habla de generalidades, no tiene programa fijo, no tiene una ideología elaborada. Pero uno no define la izquierda simplemente con programas. Si fuera así hay gropúsculos que ganarían el premio mundial. Pero programas sin respaldo de masas son debates intelectuales. Hay que ver en esta amplia definición de izquierda cuál es la expresión política capaz de aglutinar en un proyecto político más coherente. Pregunta: -¿Cuál es el rol de China? Petras: -El fenómeno de China es muy complejo. Muy contradictorio, ya que la cúpula dominante está en una onda muy liberal. Quieren liberalizar la economía, entregar las empresas y los mercados al estilo Menem, porque tienen los Menem que hablan chino. Están promoviendo el capital, y esta formación política tiene un problema, porque China es un poder real, efectivo, con ejército. Tiene coherencia como país, no como Rusia que es un país quebrado.

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La centralidad del Estado en el Mundo Contemporáneo James Petras I. INTRODUCCIÓN La idea de que vivimos en un mundo sin estados-nación es uno de los mitos más recurrentes e insidiosos de nuestros tiempos . Nada más lejos de la realidad. En todas las regiones del mundo el estado - sea imperialista, capitalista o neocolonial - se ha visto reforzado, se han impulsado sus actividades y ha aumentado su intervención en la economía y en la sociedad civil. El estado en las naciones imperialistas - lo que denominamos el estado imperial - desarrolla una actividad especialmente intensa de concentración de poder en la nación para proyectarlo sobre el exterior a través de una gran variedad de instituciones, tanto económicas como políticas, y estableciendo vastas esferas de influencia y dominación. Estados Unidos lidera este fenómeno como estado imperial, seguido por la Unión Europea (UE), encabezada ésta por Alemania y Francia, y Japón. El poder del estado imperial se extiende hasta las Instituciones Financieras Internacionales (IFI) como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM), el Banco Asiático (BA), la Organización Mundial del Comercio (OMC), etc. Los estados imperiales aportan la mayor parte de los fondos, nombran a los líderes de las IFI y les responsabilizan de políticas que favorecen a las corporaciones multinacionales de sus respectivos países. Los que anuncian un mundo sin estados-nación o teóricos de la globalización se niegan a comprender que las IFI no constituyen una nueva forma de gobierno por encima del estado-nación; son instituciones que obtienen su poder de los estados imperiales. Este ensayo abordará la discusión y crítica de argumentos poco consistentes como los de las teorías de la globalización, así como el debate en profundidad sobre el significado del estado en el mundo contemporáneo, en las economías regionales y locales . La tercera parte de este ensayo presentará una explicación sobre las causas del crecimiento de lo estatal en las economías neoliberales del mundo. II. ARGUMENTOS RELACIONADOS CON EL MITO DE UN MUNDO SIN ESTADOS-NACIÓN Los defensores de la tesis de un "mundo sin estados-nación", a los que llamamos "teóricos de la globalización", parten de presunciones bastante cuestionables. Existen ciertas discrepancias entre ellos, ya que mientras unos consideran que el estado-nación es un anacronismo, otros afirman que está en decadencia, y para un tercer grupo ya no constituye una realidad. A pesar de que estas diferencia continúan suscitando el debate, lo más significativo son los paralelismos que se encuentran en las teorías globalizadoras. Éstas dudosas premisas son: Presunción 1ª: Las corporaciones multinacionales son organizaciones globales que no localizadas en ningún lugar específico de un estado-nación concreto. Forman una nueva economía mundial ajena a los controles nacionales y son parte de una nueva clase gobernante mundial. Esta idea está basada en el hecho de que grandes corporaciones operan en diferentes países, tienen gran movilidad y poder para evadir impuestos y regulaciones en muchas jurisdicciones nacionales. Esta presunción plantea varios problemas conceptuales y empíricos. En primer lugar, el hecho de que las corporaciones multinacionales actúen en numerosos países no entra en contradicción con el hecho de que sus cuarteles generales, de donde surgen la mayor parte de las decisiones estratégicas, directores y beneficios, estén situados en Estados Unidos, Unión Europea y Japón .

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En segundo lugar, la movilidad está basada en decisiones estratégicas tomadas por directores desde las centrales situadas en los núcleos imperiales. Estas decisiones dependen de condiciones económicas y políticas creadas por el estado imperial y sus representantes en las IFI. La movilidad es contingente respecto a las relaciones interestatales. En tercer lugar, logran eludir impuestos y regulaciones gracias a decisiones políticas tomadas en el estado imperial y sus bancos multinacionales . El debilitamiento de las leyes de los estados neocoloniales contra la transferencia de ganancias ilícitas de los estados imperiales es una forma de actuación estatal que favorece la concentración a gran escala de riqueza y engrosa las cuentas externas de los países imperiales. Las corporaciones multinacionales obvian las regulaciones de los estados neo-coloniales y forman parte de un engranaje de relaciones de poder ancladas en relaciones estatales imperiales y neocoloniales. Presunción 2ª: El gobierno de los viejos estados-nación ha sido sustituido por un nuevo gobierno mundial formado por los dirigentes de las IFI, la OMC, y los directores de las corporaciones multinacionales. Este es un argumento basado en un debate superficial de epifenómenos, evitando un análisis profundo de la lógica de poder. Si bien es verdad que las IFI toman decisiones muy importantes en relación con diferentes zonas geográficas, afectando así a sectores económicos y sociales significativos, estas decisiones y los que las adoptan están fuertemente influidos por los estados imperiales y sus corporaciones multinacionales. Los miembros más poderosos de las IFI son dirigidos desde sus gobiernos nacional-imperiales. Las líneas políticas más importantes, que guían las condiciones de los préstamos, son determinadas por los ministros de economía, finanzas y del tesoro de los estados imperiales. La inmensa mayoría de los fondos de las IFI provienen de los estados imperiales y la representación de la cúpula ejecutiva de las IFI se establece en proporción a los fondos aportados por los estados imperiales. El FMI y el BM han estado siempre liderados por individuos de Estados Unidos o la UE . La visión globalizadora se niega a analizar el poder de las IFI como derivado de los estados imperiales; rechazan la idea de un poder internacional basado en las entidades no-supranacionales de los estados imperiales. Esta visión exagera la autonomía de las IFI e infravalora su subordinación a los estados imperiales. La verdadera significación de las IFI reside en su forma de magnificar, extender y profundizar el poder de los estados imperiales, en cómo se convierten en terreno de competición entre estados imperiales rivales. Lejos de debilitar los viejos estados, las IFI han reforzado su posición. Presunción 3ª: Uno de los argumentos más frecuentes de los teóricos de la globalización consiste en afirmar que se ha producido una revolución informativa que ha eliminado las fronteras estatales y ha creado una nueva economía global. Consideran que esta revolución tecnológica ha transformado el capitalismo, aportando un nuevo ímpetu al desarrollo de las fuerzas productivas. Dudamos de la validez de una concepción que afirma que las tecnologías de la información han revolucionado las economías, creando así una nueva economía global, en la que los estados-nación y las economías nacionales serían ya inútiles. Un análisis comparativo del crecimiento de la productividad en Estados Unidos a lo largo de los últimos cincuenta años no corrobora este argumento globalizador. Entre 1953 y 1973, antes de la llamada revolución de la información, en Estados Unidos la productividad crecía una media del 26%; con la introducción de los ordenadores el crecimiento de la productividad entre 1972 y 1995 se redujo a la mitad . Incluso en el llamado período del boom de 1995-1999, el crecimiento de la productividad fue del 2%, por debajo del período anterior a la informatización. Japón, país donde se da un uso extensivo de informática y robótica, ha sufrido una década de estancamiento y crisis. Entre los años 2000 y 2001, el sector de la información sufrió una fuerte crisis, con diez mil despidos, cien empresas en bancarrota y caída del 80% del valor de los capitales. La burbuja especulativa, que definía la llamada economía de la información,

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explotó. Por otro lado, los autores de la globalización sostenían que la mayor fuente de crecimiento de la productividad se encontraba en la informatización del área de fábrica de ordenadores. Diversos estudios han mostrado que el uso de ordenadores en las oficinas consiste fundamentalmente en el uso personal, y no potencia el intercambio de ideas, tal y como confirman algunas estimaciones de las que se extrae que hasta un 60% del uso del ordenador se dedica a temas no relacionados con la empresa. Las fábricas de ordenadores suponen el 1,2% de la economía de Estados unidos y menos del 5% del capital stock . Por otro lado, el censo poblacional de Estados Unidos aporta una explicación diferente en relación con las fuentes de productividad, que se identificarían con los 5 millones de trabajadores en Estados Unidos, la mayor parte inmigrantes ilegales que han inundado el mercado de trabajo en los noventa. Desde el momento en que la productividad se mide en función de la producción de cada trabajador estimado, estos 5 millones de trabajadores no incluidos en la estimación engrosan los datos de productividad. Si fueran considerados, los datos sobre productividad llegarían a descender hasta situarse por debajo del 2%. Con el declive de la economía de la información y las valoraciones de stock se hace patente que la revolución de la información no es el elemento explicativo esencial a la hora de entender la lógica de las economías de los grandes estados imperiales, y desde luego tampoco ha provocad la aparición de un nuevo orden mundial. El hecho de que muchísimas personas tengan acceso a ordenador e internet, o que algunas empresas tengan un mejor control sobre sus inversiones, no significa que el poder haya dejado de estar en manos del estado-nación. Mientras continúan las proclamas en relación con la revolución informativa, los inversores en los mercados mundiales de stock desvían fondos hacia la economía real alejándose de las empresas etéreas de alta tecnología que no aportan ningún beneficio y aumentan las pérdidas. Presunción 4ª: en relación con la presunción anterior, los globalistas afirman que vivimos en una Nueva Economía superadora una Vieja Economía basada en fábricas, minas, agricultura y servicios sociales. Según los globalistas el mercado crea una "democracia real" en la que la "gente corriente" tiene ante sí opciones reales sobre su futuro y la nueva eficiencia aportada por las nuevas tecnologías garantiza altos niveles de crecimiento. La recesión de finales del 2000-2001 claramente refuta las bases de la Teoría de la Nueva Economía: el ciclo económico no sólo no se ha alterado sino que resulta reforzado por la naturaleza especulativa de la "Nueva Economía". De esta forma, la "Nueva Economía" contiene todos los elementos propios de una economía volátil y especulativa, guiada por demandas exorbitantes de altos beneficios. Ante la ausencia de estos beneficios, resulta que parte de lo que se calificaba como "Nueva Economía" consistí esencialmente en una estafa financiera colosal, donde las altas ganancias de los primeros inversores llevaban a aquellos que invertían con posterioridad a la ruina financiera. La nueva eficiencia vaticinada por los partidarios de la "Nueva Economía" no resistió la lógica del ciclo de negocio capitalista. La producción "Just In Time" se estableció en función de un crecimiento estable y continuo de la demanda: la recesión de 2001, causada por la caída repentina de la demanda, conllevó una acumulación de inventarios entre productores y vendedores, provocando abundantes despidos. Con los problemas de la circulación de líquido se multiplicaron los impagos y quiebras propias de la "Vieja Economía". Parece claro que la llamada "Nueva Economía" no sólo no evita las crisis capitalistas, sino que es aún más vulnerable y cuenta con menos recursos a la hora de recuperarse debido a que la mayor parte de su flujo de dinero depende de expectativas especulativas y de altas ganancias constantes. El fuerte declive de los ingresos por anuncios publicitarios en los sitios web y la saturación del mercado informático ha causado la crisis estructural de los productores de hardware y software, creando un auténtico trauma en la "industria". El valor exorbitante del capital se ha reducido drásticamente y las grandes compañías de Internet luchan por sobrevivir en el

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conjunto de la "Nueva Economía". Presunción 5ª: algunos teóricos de la globalización como Toni Negri afirman que el llamado "sistema imperial" es incompatible con un sistema de estados imperialistas como si el uno pudiera existir sin el otro . El "sistema" no tiene "centro" porque los estados se habrían diluido ante las poderosas compañías multinacionales que dominan los mercados. Esta concepción parte de una premisa equivocada al no tener en cuenta el poder de clase e institucional de los bancos e industrias de propiedad y dirección nacional. Y aún más grave, los teóricos de sistemas se niegan a relacionar las estructuras, operaciones, códigos legales y otros elementos de los estados imperiales con sus corporaciones multinacionales y ramificaciones en las IFI. El amplio alcance de su poder se concentra en beneficios, intereses, rentas y regalías que revierten en los estados imperiales. El "sistema" se deriva de y es sostenido por las fuerzas combinadas de los estados imperiales y sus corporaciones multinacionales. Si a la hora de describir un estado imperial no se tiene en cuenta la lógica de la propiedad y el poder de ese estado se pierden de vista las contradicciones y conflictos básicos, las rivalidades Inter.-imperiales y las luchas populares por el poder del estado. La quimera de los "imperios sin estado" conlleva los mismos problemas que la noción del "mundo sin estados-nación"; exagera la autonomía del capital respecto al estado y propaga la falacia del "libre mercado", en la que el "mercado" (o según Negri el capitalista colectivista) domina el sistema imperialista. Presunción 6ª: Los "globalistas" operan en un nivel excesivamente alto de abstracción al abordar la definición de la configuración del poder, obviando las variaciones más significativas en relación con regímenes, estados y lógicas de clase. En consecuencia, no aportan una concepción válida del cambio socio-económico. El fallo conceptual más grave se encuentra en la definición los diferentes estratos del sistema mundial , que denominan "centro", semiperiferia y periferia. Este tipo de estructuración abstracta y simplista de la economía y el poder mundiales, subordina la dinámica de las relaciones de clase a una distribución estática de cuotas de mercado. Estas categorías abstractas oscurecen las diferencias fundamentales que plantean los diversos intereses de clase entre naciones en cada categoría, diferencias que determinan cómo se distribuyen las cuotas de mercado entre naciones, la estructura de propiedad, los niveles de vida, así como las diferencias entre países dinámicos y estancados. Aún más importante, al observar la situación del mercado, los globalistas no consideran la ubicuidad del agente estatal a la hora de preservar o cuestionar la relación entre estados y economías y la reestructuración de la economía mundial. III. LA CENTRALIDAD DEL ESTADO En el mundo contemporáneo el "estado-nación", tanto en su variante imperial como neo-colonial, ha multiplicado y expandido su actividad. Lejos de ser un anacrónico, el estado se ha convertido en un elemento vital para la economía mundial y para el resto de los estados-nación. Con todo, las actividades de cada estado varían en función de su carácter de clase, esto es, en función de su condición imperial o colonial. Estados imperiales En los últimos años, la centralidad del estado imperial se ha puesto de manifiesto en áreas fundamentales de la actividad política, cultural y económica. De hecho, ha sido el apoyo fundamental de la continuidad del poder imperial, en concreto en el caso de Estados Unidos. La gestión de la crisis A lo largo de la última década se han producido fuertes crisis en diferentes regiones del mundo. En cada caso, los estados imperiales, sobre todo Estados Unidos, han intervenido para salvar a las corporaciones multinacionales y evitar el colapso de los sistemas financieros. Por ejemplo, en 1994, cuando el sistema financiero mejicano estaba al borde de la quiebra, el entonces presidente Clinton intervino inyectando 20 billones de dólares en Méjico, con el objetivo de tranquilizar a los inversores

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estadounidenses y estabilizar el peso. Durante la crisis asiática de 1998, Estados Unidos y los gobiernos europeos concedieron una ayuda de varios billones de dólares a cambio de la apertura de sus economías, en especial Corea del Sur, a la toma de sus industrias básicas por parte de extranjeros. En la crisis brasileña de 1999 y en la de Argentina de 2001, Washington presionó a las IFI para que sostuvieran estos regímenes. En EE.UU. la amenaza de quiebra de uno de los mayores bancos inversores, provocó la intervención de la Reserva Federal (banco central), que presionó a los bancos privados para que concedieran su apoyo. En otras palabras, en el manejo de las crisis el estado imperial ha jugado un papel cada vez más importante y ha contado con recursos cada vez mayores a la hora de evitar la quiebra de los grandes inversores, apuntalar corporaciones multinacionales insolventes y prevenir el colapso de las monedas. Más que nunca, las corporaciones multinacionales y la denominada "economía global" dependen de la intervención masiva y constante de los estados imperiales para gestionar las crisis y asegurar beneficios (compra de empresas locales). Competición Inter-imperialista La competición entre poderes imperiales rivales y corporaciones multinacionales ha sido espoleada por estos mismos estados imperiales. Por ejemplo, EE.UU. presiona constantemente a la UE para lograr la apertura del mercado europeo a la carne de vacuno norteamericana y a las exportaciones norteamericanas de plátanos procedentes de América central y del sur, mientras que Japón y los estados europeos negocian con EE.UU. el aumento de la cuota de una serie de exportaciones, entre ellas el acero, los textiles, etc. El comercio y los mercados vienen definidos en buena medida por acuerdos entre estados. La competición en términos capitalistas está mediatizada, influida y dirigida por el estado. Los mercados no superan al estado y de hecho actúan dentro de fronteras definidas por éste. La conquista de mercados El estado tiene una función de inmensa trascendencia tanto en la conquista de mercados extranjeros como en la protección de los mercados locales. En primer lugar, proporciona ayuda directa e indirecta a los sectores de la exportación . Las exportaciones agrícolas de Estados Unidos reciben subvención en forma de agua y electricidad, y ayudas a la exportación a través de reducción de impuestos. En segundo lugar, el estado imperial presiona a los estados beneficiarios de préstamos en el Tercer Mundo a través de las IFI para lograr la eliminación de las barreras al comercio así como la privatización y des-nacionalización de empresas mediante la firma de acuerdos condicionados. Esto permite a las corporaciones multinacionales estadounidenses, europeas y japonesas penetrar en los mercados y comprar empresas locales. La mayor parte de las exportaciones están financiadas por agencias estatales. La denominada "globalización" no existiría sin la intervención del estado, como tampoco los mercados permanecerían abiertos si no fuera por la intervención militar y electoral del estado, las amenazas político-económicas, la presión y el reclutamiento de los clientes locales. El imperialismo adopta muchas formas, pero siempre con objetivos similares: la conquista de los mercados del Tercer Mundo, la penetración de las economías de los competidores y la protección de los mercados nacionales. Estados Unidos, Europa y Japón han elaborado conjuntos de barreras al comercio en un amplio grupo de áreas de producción de importancia estratégica: las auto-importaciones, como el del azúcar, los textiles, el acero, etc, se encuentran limitadas por cuotas . Existen múltiples restricciones no tradicionales o bajo la forma de acuerdos informales (siempre fruto de la negociación entre estados) que limitan la entrada de países exportadores en los mercados estadounidenses. En muchos casos, al negociar con regímenes neocoloniales, como el Brasil de Cardoso, Estados Unidos rechaza el principio de reciprocidad, reclamando y garantizando la liberalización de la industria de la información, cuando paralelamente impone la restricción de las exportaciones de acero de Brasil, basándose en el falso pretexto de costes de "anti-dumping".

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Acuerdos comerciales Cada uno de los grandes acuerdos económicos, que liberalizan el comercio y regulan la inversión, son negociados por los estados y sometidos a modificaciones también estatales. El GATT, la OMC, Lome, etc., que establecieron las normas del comercio y el marco de las "redes comerciales globales", fueron formulados por los estados. Además, los acuerdos comerciales bilaterales y multilaterales regionales, como el NAFTA, LAFTA, etc. fueron el resultado de iniciativas del estado imperial cuyo objetivo fue siempre la apertura de mercados a sus multinacionales. El estado imperial actúa siempre de acuerdo con su corporación multinacional. La "expansión de los mercados" no tiene nada que ver con corporaciones multinacionales superadoras de un sistema estatal anacrónico. En realidad, la mayor parte de los movimientos de capital hacia nuevos mercados depende de que el estado intervenga y destruya obstáculos económicos, o desestabilice, en algunos casos, a los regímenes nacionalistas. Acuerdos sobre inversiones Los nuevos acuerdos sobre inversiones multilaterales y bilaterales son formulados en el nivel estatal con el beneplácito y la participación activa de las corporaciones multinacionales. La razón es obvia: las corporaciones multinacionales reclaman una participación estatal que evite la expropiación de su capital o la restricción de sus beneficios y garantice la minimización de impuestos "discriminatorios". El estado asegura el cumplimiento de las garantías sobre la inversión, elemento crucial en la expansión de la inversión corporativa. En muchos casos, los estados imperiales utilizan su representación en las IFI para imponer nuevos códigos de inversión como condiciones sobre préstamos de "estabilización" o desarrollo. Protección, Subvenciones y Adjudicación Los estados imperiales de la Unión Europea protegen férreamente sus productos agrícolas. Estados Unidos y los estados europeos subvencionan fuertemente su agricultura mediante el descenso del nivel impositivo sobre el uso de electricidad y agua. La investigación y el desarrollo de nuevas tecnologías obtienen abundante financiación estatal para que sus resultados sean más tarde aplicados a las multinacionales. En cada estadio, antes, durante y después, de la expansión de las corporaciones multinacionales en el mercado internacional, el estado está profundamente implicado. Más aún, allá dónde las empresas nacionales no son competitivas, los estados imperiales inventan pretextos para protegerlas de productores más eficientes. Japón protege a sus productores de arroz, a pesar de que su precio resulte finalmente diez veces más caro para el consumidor. Estados Unidos proporciona una enrome subvención a los exportadores del "agro-business" de California en forma de investigación, impuestos leves sobre el agua y préstamos ligados a la compra de las exportaciones de grano estadounidense. La UE subvenciona la formación de sus industrias de alta tecnología, agricultura, etc. La estatalidad o la neo-estatalidad es el elemento central de la "expansión global" de las corporaciones multinacionales. El estado ha crecido, su alcance se ha extendido, su función en la economía internacional es esencial. La retórica falaz del "mercado libre", promovida por ideólogos conservadores, ha sido extendida y cimentada por la izquierda "globalista". Mientras la izquierda se alarma ante el debilitamiento del rol del estado, la derecha se ha preocupado por poner en marcha una actividad dele estado orientada a la satisfacción de los intereses de las corporaciones multinacionales. Mientras la izquierda la "globalización" de los mercados, las corporaciones multinacionales de los países imperiales y sus estados se reparten esos mismos mercados, logrando aumentar sus esferas de dominación y control. Ante todo el estado imperial no es simplemente una institución económica; la expansión exterior de las corporaciones multinacionales depende intensamente del rol militar y político del estado imperial. La Expansión del poder político y militar del estado imperial La expansión exterior de las corporaciones multinacionales ha sido posible gracias a la expansión político-militar del imperialismo euro-americano a través de la OTAN y sus

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ejércitos vasallos en África del Sur, América Latina y Asia. En Rusia (la antigua URSS) y Europa del Este, los regímenes clientelares han sido financiados e impulsados por los estados imperiales, preparando el terreno para la toma de un vasto conjunto de industrias estratégicas, fuentes energéticas, etc. El triunfo del estado imperial estadounidense sobre la URSS proporcionó el impulso necesario para el desmantelamiento de los estados de bienestar en Europa y el llamado estado de bienestar, si es que puede ser considerado como tal, en Estados Unidos. Las guerras euro-americanas en el Golfo Pérsico y los Balcanes consolidaron la preeminencia de los estados imperiales y extendieron su control sobre los estados disidentes. La desestabilización de los antiguos regímenes comunistas y las guerras destructivas contra los regímenes nacionalistas en África del Sur o América Latina entre otros, abrieron estas regiones a las prescripciones políticas neoliberales. La expansión militar imperial, estrechamente relacionada con los aparatos militares estatales promovió la expansión exterior de las corporaciones multinacionales. La llamada globalización creció a partir de los arsenales del estado imperial. Hoy, para proteger aún más al capital en el extranjero, Estados Unidos y la UE han creado una nueva doctrina de la OTAN que legitima las guerras ofensivas dentro y fuera de Europa y contra cualquier país que amenace intereses económicos vitales (sus corporaciones multinacionales) . La OTAN se ha ampliado para incorporar nuevos estados-clientes en Europa del Este, y nuevos "socios de paz" en los estados bálticos y las antiguas repúblicas de la URSS (Georgia, Kazajstán, etc.). En otras palabras, las alianzas militares del estado imperial incorporan más estados, incluyendo más aparatos militares estatales que antes, con el objetivo de asegurar una penetración eficaz de las corporaciones multinacionales euro-norteamericanas en nuevos países y el flujo fácil de beneficios hacia sus centros de decisión en Estados Unidos y Europa occidental. El Estado y los medios de comunicación de masas Ahora que los mass media y su aparato político-cultural atraviesan más fronteras que nunca, la propiedad y el control de los mismos están claramente concentrados en las corporaciones multinacionales estadounidenses y europeas. Sus mensajes son crecientemente homogéneos, dictados y coordinados por políticos de Washington, Berlín, Londres, etc. Flujos globales y controles imperiales: esa es la esencia de los mass media en la actualidad. Los estados imperiales fijan la línea política y definen los parámetros de discusión, que son más tarde difundidos por las corporaciones multinacionales de mass media, garantizando así sus ingentes beneficios. En definitiva los estados imperiales, lejos de haber sido sustituidos por la expansión del capital en el exterior, han crecido hasta convertirse en componentes esenciales en la configuración de la economía política mundial. Los teóricos globalistas banalizan el rol del estado imperial y al hacerlo parecen erigirse en defensores de los privilegios y el poder de las corporaciones multinacionales. Llegado el caso de que algunos teóricos de la globalización admitieran el peso específico del estado imperial, lo harían introduciendo un importante matiz: son ahora los estados re-colonizados los que se están marchitando ante las corporaciones globales, que minan su capacidad para tomar decisiones y regular sus economías nacionales. IV. ESTADOS RECOLONIZADOS: EL ESTADO COMO ÁMBITO DE LUCHA. Debemos partir de un punto de vista histórico a la hora de analizar la situación de los Estados del Tercer Mundo (ETM), dado que la mayor parte de este grupo de estados llevaron a cabo políticas contrarias a las prescripciones del FMI y el BM a lo largo del período 1945-1975. Detrás de esta actitud encontramos a la URSS tan sólo tangencialmente. La explicación fundamental hay que buscarla en las clases sociales, las alianzas políticas y la ideología que motivaba las decisiones de los ETM, así como en la presión ejercida por los movimientos de masas. A lo largo de este período de treinta años, los estados imperiales (fundamentalmente Estados Unidos) presionaban

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a los ETM para que liberalizaran sus economías, privatizaran sus empresas públicas, etc. La mayor parte de estos ETM resistieron estas presiones imperiales, las mismas que hoy se insiste en denominar globalización. Dos cambios esenciales vinieron a alterar este escenario: los poderes imperialistas, liderados por EE.UU., emprendieron una ofensiva militar, utilizando las fuerzas político-militares clientelares como mercenarias. Esta ofensiva se desplegó en África del Sur, América Central y del Sur y Asia, con el objetivo de destruir sus economías y derribar aquellos regímenes nacionalistas y socialistas que rechazaban el programa liberal. El segundo de los cambios fue el ascenso de una nueva Clase Capitalista Trasnacional en el Tercer mundo (CCT), formada fundamentalmente por altos funcionarios políticos y ligada con los circuitos financieros internacionales. Esta nueva clase cuenta con cuentas bancarias en el extranjero, inversiones y está participa activamente en los mercados de exportación. Al aceptar y compartir el programa neoliberal de los poderes imperiales, se transforma en la clase dirigente en los ETM e inicia la implementación de políticas que privilegian a los poderes imperiales. La dinámica interactiva entre la CCT y los poderes imperiales produjo lo que hoy erróneamente se describe como globalización. Lo que realmente se inició fue la recolonización del Tercer Mundo a través de la función de bisagra de la CCT en los Estados del Tercer Mundo. Los ETM son descritos por los teóricos de la globalización como agentes débiles que carecen de los atributos propios de un estado, y por lo tanto incapaces de resistir las fuerzas de la globalización. Este planteamiento conlleva diferentes problemas. En primer lugar amalgama todos los ETM bajo una misma rúbrica, sin lograr singularizar aquellos que en el pasado adoptaron parte de los atributos de los estados neo-coloniales. En segundo lugar, no tiene en cuenta el hecho de que los ETM promovieron voluntariamente políticas que facilitaban la liberalización de las economías. En tercer lugar, los teóricos de la globalización ignoran las variantes que existen en las políticas de los ETM a partir de una misma agenda liberal determinada por los poderes imperiales. En cuarto lugar, prácticamente obvian la importancia de la configuración de una nueva clase, la CCT, que ha adquirido creciente influencia en el estado e impulsa la agenda liberal. Por último, los globalistas infravaloran el alcance y profundidad de la intervención del estado en la economía y la sociedad liberales, concluyendo erróneamente que la ausencia de un estado de bienestar social significa automáticamente que estemos ante un estado débil. En realidad, el estado neocolonial practica una política de regulación e intervensionismo tan activa como la del estado de bienestar o populista. La diferencia estriba en que su actividad, sus normas y su intervención están dirigidas al servicio de diferentes intereses de clase: el capital extranjero y la CCT. A lo largo del proceso de adaptación de su política a los designios de los capitalistas extranjeros, banqueros, los estados recolonizados requieren y retienen recursos sustanciosos y beneficios suficientes para llevar a cabo su función. De hecho, si no existiera un estado recolonizado fuerte los objetivos imperiales no serían alcanzados. En este contexto la fortaleza se mide en función de la capacidad de los actores estatales y sus instituciones para llevar a puerto cambios estructurales que aseguren su estabilización frente a la oposición que representan los movimientos sociales populares, los sindicatos y partidos políticos. El estado recolonizado es débil ante las demandas de las IFI, pero fuerte a la hora de convertir esas exigencias en política nacional. De hecho, el concepto de estado débil plantea en sí muchas dudas, ya que desde el momento en que el estado recolonizado comparte las políticas del estado imperial y cuenta con asociados de las corporaciones multinacionales - su propia CCT - no puede ser concebido como un actor que capitula ante las IFI o está dominado por las llamadas "fuerzas globales". La centralidad del estado recolonizado en la contra-revolución liberal se pone de manifiesto en diferentes áreas políticas relacionadas entre sí. Privatización El estado recolonizado, tras consultar a las IFI, aplica su programa liberal a través de

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la privatización de empresas públicas estratégicas y lucrativas. Esta privatización requiere una intensa intervención estatal que incluye la construcción de alianzas políticas, la represión de los sindicatos del comercio y/o despido de trabajadores militantes, la socialización de las deudas de las empresas, la garantía del apoyo de los bancos inversores extranjeros en la organización de la venta, una intervención que garantice que los compradores obtengan ventajas en la compra, y la eliminación de cualquier control sobre el precio o tarifa en el caso de que la empresa pública funcione con cuotas fijas. La imposición de Políticas de Ajuste Estructural (PAE) En esencia las siglas PAE significan mucho más que un mero "ajuste" económico y "estructural". Hacen referencia al poder, la riqueza y el control de clase . En este caso, el estado recolonizado cobra una enorme importancia ya que las PAE suponen un cambio esencial en el concepto de propiedad (de público a privado, de nacional a privado), la imposición de impuestos regresivos (aumento de los VAT contra la imposición progresiva sobre el capital rico y extranjero), reconcentración de los beneficios y la propiedad (políticas salariales regresivas, congelación de los salarios mínimos, promoción del agro-business a expensas de la agricultura campesina, etc.), descenso de las barreras arancelarias (arruinando a los productores nacionales, poniendo en manos de las corporaciones multinacionales mayores porcentajes de los mercados locales, etc.), disminución de los gastos sociales en salud y educación y aumento de las subvenciones a los exportadores. Las Políticas de Ajuste Estructural son una estrategia por y para la clase gobernante (CCT) y el capital extranjero contra la inmensa mayoría de los productores locales, trabajadores y campesinos. Aumenta la desigualdad y la pobreza. La aplicación de las PAE requiere un estado fuerte dispuesto a imponerse a pesar de la oposición de la mayoría, un estado entregado a una ideología y dispuesto a abandonar su papel histórico como entidad independiente y rechazar la idea de soberanía popular en aras de la implementación de políticas mediante medios autoritarios, a través de decretos del poder ejecutivo. Cuando hablamos de un estado neoliberal nos referimos a un estado poderoso que impone y lleva a cabo su política. Flexibilidad laboral Este es un eufemismo utilizado para hacer referencia a la concentración de poder en manos de los patronos y el estado recolonizado. Las "nuevas" Reformas sobre el Trabajo y las Pensiones incrementan el poder en manos de los patronos a la hora de contratar trabajadores en precariedad y despedirlos con poca o ninguna indemnización. Representa el total sometimiento del trabajo al capital. Los trabajadores quedan privados de cualquier posibilidad de control sobre sus horas o días de trabajo, condiciones de seguridad o salud. Los contratos precarios eliminan la seguridad en el trabajo desde el momento en que los contratos son de corta duración, sin vacaciones, pensiones, etc. La privatización de los fondos de pensiones pone billones de dólares en manos de las empresas privadas que reciben honorarios exorbitantes y acceden a fondos para especulación y fraude, enriqueciendo a unos pocos y amenazando los ingresos por jubilación de millones. La aplicación de legislaciones laborales y de pensiones regresivas requiere de un estado fuerte que pueda actuar contra los sectores populares de la sociedad civil, y reprimir y resistir las protestas de los sindicatos fuertes. Para lograr el cumplimiento de esta tarea es preciso que se consolide el apoyo mutuo y colaboración entre los capitalistas, asegurándose el respaldo de las IFI, siempre disponibles. Un estado débil nunca sería capaz de resistir la presión de las clases populares, haría concesiones. Un estado fuerte ignoraría las protestas y procedería a la aplicación de la citada legislación laboral y de pensiones. Al examinar detenidamente las políticas más importantes emprendidas por el estado recolonizado, se hace patente que la intervención estatal es más intensa que nunca. La principal diferencia se encuentra en la dirección socio-económica de la actividad estatal: el neo-estatalismo liberal viene definido por una intervensionismo que

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persigue poner la riqueza y la propiedad en manos del capital privado, rico, y, ante todo, extranjero. El estado recolonizado no ha desregulado la economía, sino que ha establecido nuevas normas que regulan la política de ingresos, pensiones, relaciones laborales, políticas de exportación-importación, flujo de capital, etc. Esta nueva normativa, que favorece a la CCT y al capital extranjero, necesita un nuevo régimen regulador, en el que las dicotomías trabajo-capital, populistas-nacionalistas, son reemplazadas por un único agente: los representantes de la nueva clase liberal gobernante. Con el desmantelamiento del régimen regulador previo, la economía social, y la construcción de la nueva economía y sociedad liberal, el estado recolonizado juega un papel esencial, activo e intervencionista (aunque actúe bajo la dominación del estado imperial). El porqué del papel central del estado Los poderes imperiales y la CCT del Tercer Mundo tienen una visión mucho más realista y pragmática de la centralidad del estado - sea éste imperial o recolonizado que la de los teóricos globalistas que pretenden pertenecer a la izquierda. Los portavoces de la clase gobernante proclaman y aceptan formalmente la retórica globalista, pero en la práctica se esfuerzan por fortalecer y ampliar el poder del estado, condición necesaria y previa a la hora de lograr la expansión y supervivencia de sus intereses. Diversos factores hacen del estado un actor esencial en el mundo contemporáneo. La volatilidad de los mercados La economía mundial contemporánea está profundamente influida por los sectores financieros y la actividad especulativa, ambos altamente volátiles y necesitados constantemente de una intervención estatal que evite que crisis financieras periódicas en regiones concretas afecten a toda la economía mundial. Los especuladores del mercado de capitales en los países imperiales dependen en gran medida de los precios de los intereses fijados por los Bancos Centrales. Los sistemas financieros y bancarios que colapsan dependen de una intervención del estado orientada a la "reestructuración" de los préstamos "malos" (en los que se paga a los prestatarios con dinero de los contribuyentes) como en el caso de Japón, Corea del Sur o Rusia. Las economías estancadas, como Japón o China, necesitan de la intervención estatal para estimular su crecimiento. El número de ejemplos podría multiplicarse, pero la idea fundamental es que los movimientos crecientes de capital especulativo han extendido el rol del estado. Éste intenta estabilizar la anarquía del mercado, con cualquier recurso a su alcance, fundamentalmente a través del aumento de las cargas impositivas sobre los contribuyentes con ingresos bajos. Desregulación financiera El fenómeno de disminución del control estatal sobre las transacciones financieras ha ido acompañado de la acentuación paralela de la intervención del estado en el manejo de las crisis y la salvaguarda de los sistemas financieros y empresas (por ejemplo en el caso de la crisis de Savings and Loan en Estados Unidos). La inexistencia de controles sobre el capital y la libre conversión han permitido la especulación monetaria y la huida masiva de capital en tiempos de pánico. La intervención del estado ha buscado la protección de las monedas o el establecimiento de reservas monetarias, acompañadas o no de la reducción de los préstamos a través de la subida de los tipos de interés. La frecuencia y creciente intensidad de las crisis hacen que podamos hablar de un estado-bombero (ha dejado de ser esencialmente policía) que lucha contra los incendios creados por las conflagraciones financieras. Competición interimperialista Los estados imperiales han tomado una postura crecientemente activa en la lucha por las cuotas de mercado, defendiendo cada uno sus propias corporaciones multinacionales. Los estados recolonizados emprenden empresas arriesgadas que unen a sus núcleos capitalistas trasnacionales con las corporaciones multinacionales. Los estados imperiales han negociado cuotas de importación, han llevado a sus competidores a la OMC, organizado boicots, etc., con el objetivo de fortalecer sus

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corporaciones multinacionales a expensas de sus rivales. El estado imperial norteamericano ha defendido a sus exportadores de ganado frente a la UE, amenazando con boicots y represalias, y ha limitado la importación de productos agrícolas de los países tropicales productores de azúcar. En pocas palabras, la competición entre corporaciones multinacionales nacionales ha tomado la forma de conflictos interestatales, en los que los mismos estados acaban siendo el árbitro definitivo. Ante mercados que se hunden y una creciente recesión desde comienzos del 2001, es fácil predecir un aumento de la intervención estatal y la protección. El alcance y la profundidad de las transformaciones Ninguna corporación multinacional tuvo nunca el poder suficiente como para emprender la enorme transformación de las estructuras sociales y económicas que precedió y permitió el flujo masivo de capital hacia los mercados extranjeros. Fue el estado el que creó el caparazón en el que fluyó el capital, y estableció las reglas del juego que guiaron la expansión al extranjero. Dada la fragilidad de estas estructuras el estado debe involucrarse continuamente en la salvaguarda del capital, reflotando a los regímenes recolonizados. Respaldando a las IFI Dado que las IFI dependen de los estados imperiales para determinar sus líderes, programas y prioridades, el apoyo de los estados imperiales es también esencial a la hora de permitir que las IFI continúen interviniendo en los estados recolonizados. Los fondos de las IFI dependen de los estados imperiales, y sin ambos no contarían con autoridad alguna con la que imponer sus prescripciones. Las IFI sirven como nexo de unión entre los estados imperiales y los recolonizados. Las IFI obtienen su poder de los centros imperiales. Por estas razones, el estado continua y continuará siendo esencial para la economía política mundial. Lejos de ser un poder residual vestigio del pasado, la continuada relevancia del estado esta anclada estructuralmente en el sistema imperial contemporáneo. V. CONCLUSIÓN. Las teorías derivadas del paradigma de la globalización no logran explicar el papel central que juega el estado en las economías del mundo contemporáneo. De la misma forma, la noción de sistema imperial carece de significación si no analizamos las actividades del estado imperial y la multiplicidad de funciones que desarrolla en la apertura de mercados para la expansión de sus corporaciones multinacionales. La actual configuración del poder en la economía mundial no está basada en la "ausencia de estados" o en "corporaciones globales" sino en corporaciones multinacionales que trabajan codo a codo con sus estados imperiales . Las IFI, como el BM o el FMI, no conforman un nuevo estado global sino que derivan su poder y sus recursos de los estados imperiales. El concepto clave a la hora de entender los conflictos interestatales y la competición intercorporativa es imperialismo y no globalización. Estados imperiales y corporaciones multinacionales no son agentes enfrentados o contradictorios, sino que más bien actúan en un contexto de sinergias entre neo-estatalismo y neo-liberalismo. En el mundo actual, y en contra de la propia ideología neoliberal de libre mercado, los políticos de los estados imperiales y recolonizados eligen a los ganadores y a los perdedores mediante incentivos, subvenciones y aranceles, provocando la expansión de grupos capitalistas específicos y el declive de las pequeñas y medianas empresas o grandes empresas no vinculadas estrechamente con el régimen impuesto. El debate entre economistas burgueses se centra en dilucidar si la intervención a gran escala, largo plazo y protección de las corporaciones multinacionales es un "peligro moral", es decir, si el que los directores corporativos sepan de antemano que el estado subvencionará sus pérdidas alimenta la "especulación temeraria". Los economistas de la Nueva Economía olvidan su ideología de libre mercado, recurriendo al estado en busca de recursos financieros que eviten la quiebra, en tiempos de crisis. Estos

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mismos neoliberales fundamentalistas continúan afirmando que los beneficios se obtienen a partir de la base de los riesgos de inversión y, por lo tanto, si el estado elimina ese riesgo acaba con la asignación eficiente de recursos y promueve la especulación destructiva. El problema central de la teoría de la globalización es que se enfrenta al estudio de epifenómenos, como la expansión exterior de las corporaciones nacionales hacia muchas regiones, sin tener en cuenta sus lazos con los centros estratégicos de estas corporaciones. Las corporaciones multinacionales compran y venden globalmente pero sus decisiones estratégicas sobre tecnología e inversión son controladas desde sus cuarteles generales en el estado imperial. Por su forma son multinacionales, pero su esencia es nacional. Esta máxima es especialmente clarificadora cuando analizamos los lazos estrechos entre los centros de las corporaciones multinacionales y sus directores principales en el estado imperial. La proclama globalista de un nuevo "régimen global" basado en la supremacía de las IFI, surgida de una extrapolación superficial de las actividades del FMI y el BM que obvia la matriz estado imperial, de la que en realidad son un elemento subordinado. Como consecuencia, los teóricos globalistas logra magnificar el poder de las IFI y minimizar el poder del estado, en particular el del estado imperial. Los globalistas intentan enmendar sus errores interpretando el paso del activismo estatal desde el ámbito de lo social al de la subvención de las pérdidas de las corporaciones multinacionales como "declive del estado" o "debilitamiento del estado". Tal y como hemos demostrado, el estado sigue teniendo enormes recursos y capacidad, así como una posición estratégica entre los productores y la economía Mundial. De esta forma, no se trata de globalizar la lucha sino de transformar la naturaleza de clase del estado, reconfigurando su relación con las corporaciones, multinacionales y la clase capitalista trasnacional. Esto significa que la lucha de clase dentro del país por el poder del estado es esencial a la hora de obtener los recursos económicos centros de investigación tecnológica, medios de producción, tierra - necesarios para la redistribución de la riqueza y la reconstrucción de los mercados nacionales. La intensas actividad que el estado recolonizado o imperial lleva a cabo en relación con las corporaciones multinacionales muestra que se trata de un centro de recursos, poder y actividad que puede llegar a transformar y mejorar las vidas de los trabajadores si se revoluciona, si se le da la vuelta. La ideología del declive y la desaparición del estado es una falacia imperial diseñada con el fin de desviar el objetivo de los movimientos populares hacia instituciones estrictamente secundarias que además derivan su poder del estado. El internacionalismo del ala izquierda globalista está basado en eventos - encuentros contra el FMI, BM etc. - donde un amplio conglomerado de grupos se encuentran, protestan y se dispersan. A pesar de que logran una amplia cobertura mediática, estas actividades no amenazan los pilares estatales y las estructuras del poder imperial y neocolonial. El internacionalismo se hará fuerte allá donde los movimientos políticos nacionales sean poderosos, donde las clases oprimidas conquisten el poder del estado y puedan intervenir para apoyar a sus camaradas en el extranjero. Movimientos nacionales fuertes construyen una solidaridad internacional poderosa. Traducción: Elisa Nieto Campaña contra el Banco Mundial Barcelona 2001. Madrid Junio de 2001

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El derecho de libertad para los Prisioneros Políticos Una de las señales más claras de la naturaleza abortada de las transiciones políticas de las dictaduras militares a los regímenes electorales civiles, es la impunidad extendida al ejército, la continuidad de la legislación represiva y las políticas socioeconómicas regresivas. Una de las señales más claras de la naturaleza abortada de las transiciones políticas de las dictaduras militares a los regímenes electorales civiles, es la impunidad extendida al ejército, la continuidad de la legislación represiva y las políticas socioeconómicas regresivas. La llamada transición fue, de hecho, un cambio del autoritarismo militar al neo-autoritarismo civil en el que el ejército retuvo las decisiones sobre la estrategia política y el general Staff de las fuerzas armadas mantuvo el mando por encima de los parámetros de la vida política. Los regímenes civiles neo-autoritarios permitieron las elecciones, la pugna entre los partidos y las libertades individuales al interior de los parámetros establecidos por su pacto con el ejército. Bajo los regímenes electorales neo-autoritarios, el modelo neo-liberal se profundizó y se extendió. Se mantuvo el programa de privatizaciones, la legislación anti-trabajadores, las inmensas desigualdades entre quienes poseen la tierra. Riqueza y propiedad fueron consolidadas. La nueva clase política electoral en colaboración con el ejército se comprometió en la corrupción, en el narcotráfico y en el uso de métodos autoritarios (los decretos presidenciales) para llevar a cabo su agenda neo-liberal contra la voluntad de la mayoría. Los regímenes civiles desnacionalizaron las economías vendiendo los recursos lucrativos a las corporaciones multinacionales europeas y norteamericanas, al tiempo que aplicaron políticas de ajuste estructurales regresivas, diseñadas por los EE.UU., el FMI y el Banco Mundial. Enfrentado con estas brutales realidades, obreros, campesinos, profesionales, y estudiantes organizaron la resistencia, la protesta y la acción directa. En Chile, muchos jóvenes militantes, enfrentados con un sistema autoritario muy cerrado como es el régimen llamado de la Concertación, compuesto principalmente de democristianos, socialistas (sólo de nombre) y radicales, impulsaron rebeliones organizadas. La impunidad de los Generales, incluso la del sangriento dictador Pinochet y la persistencia de la Constitución Militar retrógrada de 1980, obligó a numerosos militantes retornar a la acción directa. Muchos fueron abatidos en las calles, encarcelados y torturados. Se detuvo a periodistas, escritores y comentaristas que ejercieron la libertad de expresión, criticando al ejército. Todo esto fue descaradamente implementado y reforzado por las políticas autoritarias del Gobierno de la Concertación. Algunos de los militantes que luchaban por la democracia y la justicia social contra el régimen de Concertación-Pinochet, tomaron las armas. Decenas fueron encarcelados, torturados y condenados a largas sentencias por los mismos jueces que exoneraron a los comandantes militares genocidas. En lugar de considerar a estos activistas políticos como patriotas y demócratas, los neo-autoritarios y sus apologistas en la universidad, la prensa y los medios de comunicación de masa, los etiquetaron como terroristas. Era como si en Francia, después de la liberación, los militantes que aplicaron justicia en contra de los colaboradores de los Nazis y de Vichy hubieran sido etiquetados como terroristas. Una idea que nadie en aquella época hubiera podido imaginar. No obstante en Chile los socialistas,. que siguen fielmente los dictados de las leyes represivas de Pinochet, persisten en aplicar enérgicamente estas mismas leyes contra los opositores. Peor aún, la elección del mal llamado socialista Lagos continúa manteniendo en prisión a más de un centenar de prisioneros políticos, incluidos prisioneros mapuches, así como militantes que llevan más de 12 años en la cárcel. La tragedia es que muchos líderes

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de derechos humanos e izquierdistas supuestamente progresistas e independientes, utilizan al carcelero Lagos como mal menor, sacrificando los derechos y justicia de los prisioneros políticos a cambio de su propia conveniencia personal. El ejemplo chileno es representativo de toda América Latina, incluso su grado de represión excede a la de algunos de sus vecinos. En Colombia, los partidos de la oligarquía electoral usan las fuerzas armadas y los grupos paramilitares para destruir la organización popular, asesinar a los líderes sindicales y masacrar a pueblos enteros. En este proceso, cientos de disidentes políticos y sociales languidecen en las cárceles. Lo mismo ocurre en México, Paraguay, Perú, Bolivia, Ecuador -quienquiera se resiste al modelo neo-liberal y a la presencia militar U.S.A.- es encarcelado o le sucede algo peor. La tortura se ha vuelto una rutina bajo los regímenes electorales. En países como Brasil y Argentina, se reprimen brutalmente las protestas públicas, sobre todo fuera de las ciudades importantes. En Brasil, se ha asesinado a más de 60 militantes campesinos bajo el régimen de Cardoso. La estrategia de estos regímenes neo-autoritarios es encarcelar y asesinar a los activistas más comprometidos para lograr de esta manera fragmentar y atomizar la oposición al modelo neo-liberal y al imperialismo U.S.A. Dado que la crisis en América Latina agrava el desempleo y el subempleo que alcanza entre un 30-70%, y las "estrategias de exportación" se rompen ante el declive de la demanda en U.S.A. y Japón (debido a sus crisis), crece el número de voces críticas que se levantan, las demandas de justicia social, así como los llamados a poner un término a la impunidad. Precisamente, es en este contexto que la exigencia de liberar a todos los prisioneros políticos es urgente. Los movimientos fuera de las cárceles necesitan de los activistas y líderes ahora en prisión. El primer paso, en la transición de los regímenes electorales neo-autoritarios a la democracia socialista libertaria, empieza vaciando las cárceles de patriotas y encarcelando a los vende-patria. Escribe: James Petras, Desde EE.UU. para Tiempos Modernos

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Imperio con imperialismo 7 de noviembre de 2001

Por James Petras Traducción para Rebelión: Germán Leyens "Imperio" es un libro extraño. Siendo que EE.UU. es la única superpotencia, cuando caso un 50 por ciento de las 500 mayores multinacionales son de propiedad estadounidense y están domiciliadas en EE.UU., y cuando Washington está conduciendo una guerra de intervención contra Afganistán (después de guerras intervencionistas anteriores en los Balcanes, en América Central (Panamá), en el Caribe (Granada) y guerras por encargo en Colombia (Plan Colombia) y antes en Angola, Mozambique, Nicaragua, los autores de este libro tan elogiado, nos cuentan que el imperialismo es algo del pasado. Argumentan que el "Imperio" es un fenómeno pos-imperialista en el que el poder se dispersa y ninguna nación aislada puede controlar el "imperio". Además argumentan que el "imperio" es un adelanto positivo en la historia del mundo. "La cosa [sic] que llamamos el Imperio es en realidad una enorme mejora histórica respecto al sistema y al imperialismo internacionales." Después de 413 páginas de texto y 57 páginas de notas, lo mejor que los autores saben hacer es decirnos que "en este espacio terso (?) del Imperio no hay un sitio determinado de poder -está en todas partes y en ninguna. El Imperio es una OU-Topia o realmente un no-sitio (p.190). Sin una noción clara de los agentes del "imperio" ni su dinámica en los estados imperiales realmente existentes y sus corporaciones, se nos dice que el Imperio es imperial pero no imperialista, que la Constitución de EE.UU. es imperial y no imperialista. De esto deducen (y nosotros aprendemos) que la Constitución de EE.UU. es imperial porque (en contraste con el proyecto del imperialismo de expandir constantemente en forma lineal su poder en espacios cerrados e invadir, destruir, y subsumir a los países sometidos bajo su soberanía) "el proyecto constitucional de EE.UU. está construido sobre el modelo de la rearticulación de un espacio abierto y de reinventar incesantemente diversas y singulares redes a través de un terreno ilimitado. La idea contemporánea de Imperio nace a través de la expansión global del proyecto constitucional interno de EE.UU." (p.182). En otras palabras, la celebración del Imperio, es también una celebración del constitucionalismo de EE.UU. (de la idea para ser exactos), que es un modelo para la "democratización" del Imperio. El estudio se deshace de las clases y de los conflictos de clase como pasados de moda e imprecisos, y sustituye la noción de "multitudes biopolíticas de producción" -un término que nunca es delineado claramente y que no tiene una especificidad histórica o empírica. Aparte de "multitudes", no hay agencias designadas para la "revolución" anunciada pero no especificada. El programa de esta novedosa revolución no es muy diferente del que es adoptado por los socialdemócratas del estado de bienestar. Se ha escrito mucho sobre el "empuje del libro, su grandeza teórica". Frederic Jameson, colega de Hardt en Duke, lo llama "la primera nueva gran síntesis teórica del nuevo milenio.”[1] Dejando a un lado la hipérbola, pocos de los críticos literarios han comentado la falta de evidencia histórica y empírica para basar su sinnúmero de aserciones no fundamentadas. Los autores argumentan desde el comienzo que los orígenes intelectuales de la revolución estadounidense pueden ser encontrados en Spinoza y Maquiavelo. A Rousseau y a Locke los echan con cajas destempladas, a pesar de su mayor relevancia inmediata. Discusiones extensas y tendenciosas de la soberanía están entremezcladas con aserciones reduccionistas que colapsan o que

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omiten numerosas diferencias. Por ejemplo, en su discusión del totalitarismo y de la nación-estado, argumentan "Si Alemania nazi es el tipo ideal de la transformación de la soberanía moderna en soberanía nacional y de la articulación en su forma capitalista, la Rusia estalinista es el tipo ideal de la transmisión del interés popular y la cruel lógica que resulta lleva a un proyecto de modernización nacional, movilizando para sus propias intenciones las fuerzas productivas que ansían liberarse del capitalismo" (p.110). He citado extensivamente para ilustrar la naturaleza confusa, ilógica, anti-histórica de las amplias y vacuas generalizaciones de los autores. ¿Qué base empírica o histórica existe para pretender que Alemania nazi es el "tipo ideal"? La soberanía nacional existía antes de los nazis y continúa después de su desaparición en entornos no-totalitarios. Si la Rusia de Stalin encarnaba "el interés popular" ¿por qué iba alguien a buscar su liberación de ella? "Lógica cruel" de los "intereses populares" son cuentos del antiguo régimen - difícilmente una base para la orientación de las "multitudes" que según los autores son las nuevas agencias para democratizar el mundo. Los autores se involucran en lo que George Saboul calificó una vez de enfoque de "aspiradora" a la historia: un poco de historia antigua, una pizca de exégesis de teoría política elemental, una evaluación de los pros y los contras del posmodernismo, una celebración del constitucionalismo estadounidense, una breve sinopsis del colonialismo y del poscolonialismo. Estas incursiones discursivas proveen un brillo intelectual al argumento central que trata del mundo contemporáneo: la desaparición del imperialismo; la obsolescencia de los estados imperiales, de los estados-nación (y de las fronteras) y la supremacía de un Imperio mal definido, la globalización y los organismos gobernantes supranacionales, aparentemente similares a las Naciones Unidas. Comencemos con la aserción de Negri y Hardt (NH) sobre la decadencia del estado nacional o imperial. Su argumento a favor de un imperio sin estados, exagera la autonomía del capital respecto al estado y repite como un logro las falsas propuestas de los ideólogos del libre mercado que pretenden que el "mercado mundial" es supremo. Contrariamente a lo que pretenden NH, el estado nacional en el mundo contemporáneo, tanto en su forma imperial como en la neocolonial, ha expandido su actividad. Lejos de ser un anacronismo, el estado se ha convertido en un elemento central de la economía mundial y dentro de los estados-nación. Sin embargo, las actividades del estado varían según su carácter de clase y si son estados imperiales o neocoloniales.[2] En los últimos años, la centralidad del estado imperial ha sido evidenciada en áreas fundamentales de las actividades político-económicas, culturales y económicas que refuerzan la posición de los poderes imperiales, particularmente de EE.UU.

Gestión de crisis Durante la última década, han ocurrido varias crisis importantes en los sectores financiero y económico, en varias regiones del mundo. En cada caso, los estados imperiales, sobre todo el estado EE.UU., han intervenido para salvar a las compañías multinacionales, y evitar el colapso de los sistemas financieros. Por ejemplo, en 1994, cuando el sistema financiero mexicano estuvo al borde del colapso, el presidente Clinton intervino para enviar 20.000 millones de dólares al estado mexicano a fin de rescatar a los inversionistas estadounidenses y estabilizar el peso. Otro caso fue durante la crisis asiática de 1998, cuando EE.UU. y algunos gobiernos europeos aprobaron un paquete de rescate por miles de millones de dólares del FMI y del Banco Mundial a cambio de una apertura de sus economías, a la adquisición de sus industrias básicas por empresas extranjeras, particularmente en el caso de Corea del Sur. En la crisis brasileña en 1999 y en la crisis argentina en 2001, Washington presionó a las instituciones financieras internacionales (IFIs) para que rescataran a

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los regímenes. Dentro de EE.UU. la amenaza de bancarrota de un importante banco internacional de inversiones, llevó a la Reserva Federal (banco central) a intervenir, influyendo a favor de un rescate por bancos privados. En una palabra, con cada vez más frecuencia y con medios cada vez mayores, el estado imperial ha jugado un papel dominante en la gestión de crisis, salvando de la bancarrota a importantes inversionistas, apuntalando a compañías multinacionales insolventes e impidiendo el colapso de divisas. Más que nunca, las compañías multinacionales y la llamada "economía global" dependen de la constante y masiva intervención de los estados imperiales para administrar la crisis, y conseguir ventajas (adquisiciones de empresas locales). Competencia inter-imperialista Las competencias entre poderes imperiales rivales, empresas económicas y compañías multinacionales han sido encabezadas esencialmente por estados imperiales rivales. Por ejemplo, el estado imperial EE.UU. dirige la lucha por la apertura de los mercados europeos a la carne de vacuno estadounidense, y a las exportaciones estadounidenses de plátanos de América del Sur y de Centroamérica, mientras los estados japonés y europeos negocian con EE.UU. para aumentar la 'cuota' de una serie de exportaciones, incluyendo el acero, los textiles, etc. El comercio y los mercados son generalmente definidos por acuerdos de estado a estado. La 'globalización' no es sólo un producto del 'crecimiento de las compañías multinacionales', sino que sobre todo un artificio de acuerdos de estado a estado. La competencia entre capitales es lograda, influenciada, y dirigida por el estado. Los mercados no van más allá del estado, sino que operan dentro de fronteras definidas por el estado. Conquista de mercados El estado juega un papel que todo lo invade y que es importante en la conquista de mercados extranjeros y en la protección de mercados locales. En el primer caso, el estado otorga subsidios indirectos y directos a los sectores de exportación.[3] En EE.UU., las exportaciones agrícolas reciben agua y energía eléctrica subvencionadas, y subsidios en la forma de reducciones impositivas. En segundo lugar, el estado imperial, a través de las IFIs, hace presión sobre los estados receptores de préstamos en el Tercer Mundo, a través de acuerdos condicionados, para que reduzcan o eliminen las barreras arancelarias, y que privaticen o desnacionalicen empresas, permitiendo así que las compañías multinacionales estadounidenses, europeas y japonesas penetren los mercados y adquieran empresas locales. La llamada 'globalización' no existiría si no fuera por la intervención estatal, ni los mercados seguirían abiertos si no fuera por la intervención militar y electoral del estado imperial, por las amenazas o la presión político-económicas, y el reclutamiento de clientes locales. El imperialismo adopta muchas formas, pero persigue objetivos similares: la conquista de mercados, la penetración de competidores y la protección de sus mercados interiores. EE.UU. tiene un sistema minucioso de barreras arancelarias en una amplia gama de productos de importancia estratégica: las importaciones de automóviles están limitadas por cuotas, así como el azúcar, los textiles, el acero, etc.[4] Una multiplicidad de limitaciones no-tradicionales y de acuerdos informales limitan a los países exportadores en sus intentos de penetrar los mercados de EE.UU. - todos negociados de estado a estado. En muchos casos, en sus negociaciones con regímenes neocoloniales, como Brasil bajo Cardoso, el estado EE.UU. rechaza la reciprocidad, exigiendo y logrando la liberalización de la industria informática, mientras restringe las exportaciones de acero brasileñas, con el falso pretexto de acusaciones "anti-dumping".

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Acuerdos comerciales Todos los mayores acuerdos comerciales, la liberalización del comercio y el establecimiento de nuevas regulaciones del comercio, son negociados por los estados, impuestos por los estados y sometidos a modificaciones por los estados. El GATT, la OMC, y las Convenciones de Lomé, que establecieron las bases para el comercio y el marco para las redes comerciales globales, fueron formulados por los estados. Además, los pactos comerciales bilaterales, así como aquellos regionales multilaterales, como NAFTA (TLCAN), ALCA, son iniciados por el estado para abrir nuevos mercados para las multinacionales. El estado imperial opera en sinergia con sus corporaciones multinacionales. La "expansión en los mercados" no tiene nada que ver con el que las corporaciones multinacionales sustituyan a estados anacrónicos: por el contrario, la mayor parte de los movimientos de capital a los nuevos mercados depende de la intervención del estado para derribar barreras y en algunos casos desestabilizar a los regímenes nacionalistas. Acuerdos de Inversión Los estados imperiales de la UE imponen poderosas barreras restrictivas para sus productos agrícolas. EE.UU. y los estados europeos, subvencionan fuertemente la agricultura con tarifas bajas para la electricidad y el consumo de agua. La investigación y el desarrollo de nuevas tecnologías son fuertemente financiadas por el estado y luego transferidas a las multinacionales. En cada etapa antes de, durante y después de, la expansión de las compañías multinacionales en el extranjero dentro del mercado internacional, el estado está implicado profundamente. Además, donde las empresas nacionales no son competitivas, los estados imperiales inventan pretextos para protegerlas de productores más eficientes. Japón protege a sus productores de arroz, aunque su producción sea diez veces más cara para los consumidores. EE.UU. da inmensos subsidios a los exportadores del agro-comercio en la forma de investigación, bajos costos del agua y préstamos condicionados a la compra de exportaciones de trigo estadounidenses. La UE subvenciona la formación de sus industrias de alta tecnología. El estatismo o el neo-estatismo es el eje de la 'expansión global' de las compañías multinacionales, ubicadas en los estados imperiales. El estado ha crecido, su alcance se ha extendido, su papel en la economía internacional es esencial. La retórica vacía de los 'libre mercados' promovida por los ideólogos conservadores ha sido consumida y cotorreada por la 'izquierda globalista'. Mientras NH escriben sobre la decadencia del papel del estado, la Derecha ha actuado para promover la actividad del estado en apoyo de los intereses de las compañías multinacionales. Mientras NH escriben de la 'globalización' de los mercados, las multinacionales de los países imperiales y sus estados se reparten los mercados, aumentando sus esferas de dominación y control. Sobre todo, el estado imperial no es simplemente una institución económica; la expansión en el exterior de las compañías multinacionales depende fuertemente del rol militar y político del estado imperial. Expansión del poder político y militar del estado imperial La expansión en el exterior de las compañías multinacionales ha sido posibilitada por la expansión militar y política del imperialismo euro-estadounidense a través de la OTAN y de ejércitos supletorios en África meridional, América Latina, y Asia. En Rusia (la antigua URSS) y Europa Oriental, los estados imperiales han auspiciado y apoyado regímenes clientes, estableciendo los fundamentos para la adquisición de una vasta selección de industrias estratégicas, recursos energéticos, etc. El triunfo del estado imperial EE.UU. sobre la URSS produjo el ímpetu para desmantelar los estados de bienestar en Europa y lo que pretendía ser un estado de bienestar en EE.UU. Las guerras euro-estadounidenses en el Golfo y en los Balcanes consolidaron la

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dominación de los estados imperiales y extendieron su influencia sobre los estados disidentes. La desestabilización de los antiguos regímenes comunistas, las guerras destructivas contra los regímenes nacionalistas y socialistas en África meridional, América Latina y otras partes, abrió esos regímenes a las recetas de la política neoliberal. La expansión militar fue organizada por aparatos estatales que acompañaron y promovieron la expansión exterior de las compañías multinacionales. La así llamada globalización creció en el cañón de un fusil -un fusil estatal imperial. Para proteger aún mejor el capital en el extranjero, EE.UU. y la UE crearon una nueva doctrina de la OTAN que legaliza las guerras ofensivas, fuera de Europa contra cualquier país que amenace sus intereses económicos vitales (sus compañías multinacionales).[5] La OTAN ha sido expandida incorporando a nuevos estados-cliente en Europa Oriental, y a nuevos "asociados por la paz" entre los estados bálticos y las antiguas repúblicas de la URSS (Georgia, Kazajstán, etc.). En otras palabras, las alianzas militares estatales imperiales incorporan más estados, involucrando más aparatos estatales que antes - para asegurar el libre paso de las compañías multinacionales a sus países y facilitar el flujo de los beneficios a sus centrales en EE.UU. y en Europa Occidental. El estado y los medios de comunicación de masas Mientras los medios de comunicación de masas y su propaganda político-cultural atraviesan más fronteras que nunca, su propiedad y control están fuertemente concentrados en manos de compañías multinacionales de EE.UU. y Europa. El mensaje es crecientemente homogéneo, y la fuente e inspiración está estrechamente coordinada con los que deciden las políticas en Washington, Berlín, Londres, etc. Los flujos globales, los controles imperiales son la esencia de los medios de comunicación de masas de la actualidad. Las compañías mediáticas multinacionales miran hacia los estados y funcionarios imperiales para establecer su línea política, como es explícitamente declarado durante la Guerra de Afganistán, y definen los parámetros para la discusión, mientras cosechan los beneficios. En conclusión, los estados imperiales, lejos de ser substituidos por la expansión en el exterior del capital, han crecido y se han convertido en componentes esenciales de la economía política mundial. El concepto de imperio de NH, encubre el papel del estado imperial, disminuyendo así la importancia de un adversario esencial, en las primeras líneas de la defensa de los privilegios y el poder de las compañías multinacionales. Hardt y Negri basan sus argumentos sobre un imperio sin estados y sin clases, sin imperialismo, en una noción de un mercado mundial dominado por las corporaciones multinacionales, las que, argumentan, "deberán eventualmente superar el imperialismo y destruir las barreras entre el interior y el exterior." (p.234). Esas compañías multinacionales "globales" han convertido a las naciones y a los estados imperiales en anacronismos. NH no suministran informaciones sobre la organización interna de las compañías multinacionales (CMN), ningún análisis de la estructura de la toma de decisiones, ninguna discusión de sus relaciones con los estados. Teorizar por decreto es una manera conveniente de evadir estudios empíricos inconvenientes. El argumento de Hardt y Negri se basa esencialmente en seis suposiciones no fundamentadas. Suposición 1: Las CMN son corporaciones globales que no tienen una ubicación específica en ninguna nación-estado en particular. Forman una nueva economía mundial divorciada de los controles nacionales y forman parte de una nueva clase gobernante del mundo. Esta suposición se basa en el hecho de que corporaciones en gran escala operan en una gran cantidad de países, son móviles y tienen el poder de evadir impuestos y regulaciones en muchas jurisdicciones nacionales. Hay varios problemas conceptuales

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y empíricos con esta suposición. En primer lugar, el que las CMN operen en muchos países no cambia en nada el hecho que sus oficinas centrales, donde se concentra la mayoría de sus decisiones estratégicas, sus directores, y sus beneficios, están ubicadas en EE.UU., Europa, y Japón.[6] En segundo lugar, la movilidad se basa en decisiones estratégicas adoptadas por los directores en las oficinas centrales en los centros imperiales. Esas decisiones dependen de las condiciones políticas y económicas creadas por el estado imperial y sus representantes en las IFIs. La movilidad está supeditada a las relaciones entre estados. En tercer lugar, la evasión de impuestos y regulaciones, es posible gracias a políticas deliberadas de los estados imperiales y de sus bancos multinacionales.[7] El no-cumplimiento de las leyes contra transferencias de beneficios ilícitos de los países neocoloniales a los países imperiales, es una forma de actividad estatal que favorece la transferencia en gran escala de riquezas que fortalecen las cuentas externas. El abierto desacato por las CMN de las regulaciones de los estados neocoloniales, forma parte de un sistema más amplio de relaciones de poder, aseguradas por las relaciones entre estados imperiales y neocoloniales. Suposición 2: Los antiguos gobiernos-estado han sido substituidos por un nuevo gobierno mundial, formado de los dirigentes de las IFIs, de la OMC, y los jefes de las CMN (p.326). Es un argumento basado en una discusión superficial de epifenómenos, en lugar de una visión analítica más profunda de la estructura del poder. Aunque es cierto que las IFIs toman muchas decisiones importantes en numerosos emplazamientos geográficos, que afectan importantes sectores económicos y sociales, esas decisiones y los que las toman, están estrechamente ligados a los estados imperiales y a las CMN que los influencian. Todos los principales funcionarios de las IFIs son nombrados por sus gobiernos nacionales / imperiales. Todas las fundamentales orientaciones políticas que determinan sus préstamos y las condiciones para otorgarlos, son establecidas por los ministros de finanzas, del tesoro y de economía de los estados imperiales. La inmensa mayoría de los fondos de las IFIs provienen de los estados imperiales. La representación en el consejo ejecutivo de las IFIs está basada en la proporción de la contribución financiera de los estados imperiales. El FMI y el Banco Mundial han sido siempre dirigidos por individuos de EE.UU. o de la UE.[8] La visión de Hardt y Negri del poder de las IFIs se basa en una discusión del poder resultante y no de su fuente en los estados imperiales. En este sentido, el poder internacional se basa en los estados imperiales y no en las entidades supranacionales. Este último concepto sobreestima en demasía la autonomía de las IFIs y subestima su subordinación a los estados imperiales. La verdadera significación de las IFIs es cómo magnifican, extienden y profundizan el poder de los estados imperiales y cómo se convierten en un campo de competencia entre estados imperiales rivales. Lejos de sustituir a los viejos estados, las IFIs han reforzado sus posiciones. Suposición 3 Uno de los argumentos comunes de teóricos globalistas como Hardt y Negri es que ha habido una revolución de la información que ha eliminado las fronteras de los estados, transformado el capitalismo y creado una nueva época (p.145) trayendo nuevos ímpetus al desarrollo de las fuerzas productivas. La pretensión que las tecnologías de la información hayan revolucionado las economías y así hayan creado una nueva economía global en la que los estados nacionales y las economías nacionales resultan superfluos, es extremadamente dudosa. Una comparación del crecimiento de la productividad en EE.UU. durante el medio siglo pasado no apoya el argumento globalista. Entre 1953 y 1972, antes de la llamada revolución de la información, la productividad en EE.UU. creció un promedio de 2,5%;

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con la introducción de los ordenadores, el crecimiento de la productividad entre 1973 y 1995, fue menos de la mitad.[9] Incluso en el llamado período del boom de 1995 a 1999, el crecimiento de la productividad fue de un 2,5%, aproximadamente lo mismo que en el período anterior a los ordenadores. Japón, que hace el uso más extensivo de ordenadores y de robots, ha sufrido una década de estagnación y de crisis. Durante el año 2000-01. el sector informático entró en una profunda crisis, decenas de miles fueron despedidos, cientos de firmas quebraron, las acciones bajaron su valor cerca de un 80%. La burbuja especulativa, que definía la llamada economía de la información, reventó. Además, la mayor fuente del pretendido crecimiento de la productividad fue la informatización de la producción de ordenadores. Se ha demostrado en estudios al respecto que el uso de ordenadores en oficinas se orienta más hacia el uso personal que hacia el intercambio de ideas. Se calcula que hasta un 60% del tiempo en los ordenadores es utilizado en actividades que no tienen relación con la empresa. Los fabricantes de ordenadores totalizan un 1,2% de la economía estadounidense y menos de un 5% del capital social.[10] Además, el censo de la población de EE.UU. da otra explicación de las altas cifras de productividad - los 5 millones de inmigrantes ilegales que inundaron el mercado laboral de EE.UU. en los años 90. Ya que la productividad es medida por la producción por trabajador registrado, los 5 millones de trabajadores no contados inflan los datos de productividad. Si los 5 millones fueran incluidos, las cifras de productividad se desinflarían. Con la declinación de la economía de la información y sus valoraciones en la bolsa, se hace claro que la "revolución informática" no es la fuerza trascendental que define las economías de los principales estados imperiales, ni mucho menos que puedan definir un nuevo orden mundial. El que la mayor parte de la gente tenga ordenadores y navegue en Internet, que algunas firmas controlen mejor sus inventarios, no significan que el poder haya trascendido la nación-estado. Las afirmaciones de los publicistas sobre la "revolución informática" suenan vacías, cuando los inversionistas en las bolsas del mundo, transfieren fondos hacia la economía real, lejos de las compañías de alta tecnología que no muestran beneficios y aumentan sus pérdidas. Suposición 4 En relación con la suposición anterior, los globalistas NH argumentan que estamos viviendo en una Nueva Economía que ha sustituido a la Vieja Economía, de manufactura, minería, agricultura y servicios sociales (pp. 3-21). Según los globalistas, el 'mercado' crea nuevas eficiencias producidas por las nuevas tecnologías y asegura un elevado crecimiento. La recesión de fines de 2000 a 2002 refuta claramente las afirmaciones de los ideólogos de la Nueva Economía: el ciclo económico continúa operando y, además, el ciclo es particularmente acentuado por la naturaleza altamente especulativa de la 'Nueva Economía'. El resultado es que la 'Nueva Economía' muestra todas las características de una economía especulativa volátil, movida por las promesas exorbitantes de altos rendimientos. En la ausencia de beneficios o incluso de ingresos, resulta que gran parte de lo que era promocionado como una 'Nueva Economía' era, en realidad, un colosal timo financiero, en el que los altos rendimientos para los primeros inversionistas llevaron a la ruina de los que los siguieron. Las "nuevas eficiencias" pronosticadas no superaron la lógica del ciclo económico capitalista. La 'producción justo a tiempo' se basaba en un crecimiento continuo y estable de la demanda. La recesión de 2000 a 2002, la declinación repentina de la demanda, llevaron a una acumulación de inventarios entre los productores y los vendedores, y a los despidos resultantes. Problemas de cash-flow, creciente endeudamiento y las bancarrotas características de la 'Vieja Economía', reaparecieron con fuerza. Es claro que la llamada 'Nueva Economía' no supera la crisis capitalista, en realidad

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es más vulnerable y tiene menos recursos a los que recurrir, ya que la mayor parte de su cash-flow depende de las expectativas especulativas de continuos altos rendimientos. La disminución de las entradas por publicidad comercial en los sitios de la red y la saturación del mercado de ordenadores, han llevado a una crisis estructural tanto para productores de hardware como para los de software, conduciendo a una inmensa escarda en la 'industria' - el exorbitante 'valor ficticio' de las acciones se desplomó a una fracción de su valor y las principales compañías de Internet luchan por sobrevivir, ¡cómo para que vayan a definir la naturaleza de una 'nueva época capitalista'! Suposición 5 Los teóricos globalistas como NH escriben sobre un 'sistema imperial' en lugar de estados imperialistas -(prefacio), como si lo uno pudiera existir sin lo otro. El 'sistema' no tiene 'centro' ya que todos los estados han perdido su especial importancia ante las todopoderosas CMNs que dominan los mercados. Los enfoques sistémicos no llegan a reconocer el poder clasista e institucional de los bancos e industrias de propiedad y dirección nacionales. Lo que es aún más fatal, los teóricos sistémicos no llegan a asociar las estructuras, las operaciones, los códigos legales y los lazos entre los estados imperiales, las corporaciones multinacionales y sus vástagos en las IFIs y el amplio alcance de su poder y de su concentración de beneficios, intereses, arrendamientos y royalties en los países imperialistas. El 'sistema' se deriva de, y es apoyado por, las fuerzas combinadas del estado imperial y sus CMNs. Abstraer de las especificidades de la propiedad y del poder estatal para describir un sistema imperial, es perder de vista las contradicciones y conflictos básicos, las rivalidades imperiales interestatales y las luchas de clase por el poder en el estado. Suposición 6 NH operan a un tal nivel de abstracción al definir las configuraciones del poder que oscurecen las variaciones más importantes en los regímenes, los estados, y las configuraciones de clase. Como resultado, no tienen una concepción muy convincente del cambio socio-económico. Su concepto del imperio se parece al enfoque del sistema mundial. En lugar de núcleo, semi-periferia y periferia, hablan de 'imperio' y de 'multitudes'. Este tipo de estratificación simplista y abstracta de la economía y del poder mundiales, subordina la dinámica de las relaciones de clase a una distribución estática de cuotas de mercado. Las categorías abstractas oscurecen las diferencias fundamentales en los intereses de clase entre las naciones en cada categoría, diferencias que determinan cómo se distribuyen las cuotas de mercado, la posesión de la propiedad, los niveles de vida, así como las diferencias entre países dinámicos y estancados. Lo que es más fundamental, al considerar las posiciones de mercado, NH pasan por alto la ubicuidad del estado en la preservación y la confrontación de la relación entre los estados, las economías y la reconfiguración de la economía mundial. El mito de la tercera revolución científico-tecnológica El segundo argumento principal de N y H, es que vivimos en una época totalmente nueva. Un nuevo capitalismo, gracias a la tercera revolución científico-tecnológica (TRCT). Estudios empíricos detallados de la economía de los años 90, han refutado efectivamente el argumento de que la TI, la transmisión por fibra óptica, y la biotecnología inauguraron una "nueva época del capitalismo" al revolucionar las fuerzas de producción. Japón, que 'robotizó' temprano sus fábricas y que diseñó y aplicó muchos de los nuevos productos de la TI ha estado estancado (crecimiento promedio de aproximadamente un 1% durante los últimos 11 años) y entró a una aguda recesión

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en 2001). El sector manufacturero en EE.UU. tuvo un crecimiento negativo desde fines de agosto de 2000 que continúa durante 12 meses consecutivos - el período más prolongado de crecimiento negativo registrado desde el fin de la segunda guerra mundial. Se espera que la recesión continúe durante un período indeterminado - los cálculos van de 1 a 3 años. Las tasas de crecimiento de la TI fueron negativas durante todo el año 2001. Las perspectivas de una recuperación rápida no son nada de halagüeñas, ya que los niveles de ahorro negativos, los inmensos déficit, el fuerte dólar, inhiben el crecimiento interior o aquel nutrido por las exportaciones. Al coincidir las crisis estructural y cíclica, es muy probable que la recesión continúe durante algún tiempo.[11] La recesión desmiente totalmente a los ideólogos de la TI que declararon que la 'Nueva Economía' había hecho pasar de moda los ciclos económicos. En realidad, las compañías de TI han sido las más maltratadas en el bajón actual. Más de un 80 por ciento de las punto.com no dan beneficios.[12] En segundo lugar, la actual economía de la TI es menos competitiva y más concentrada que nunca antes, ya que sólo unos pocos gigantes han sobrevivido y muchos han fracasado. Mientras miles de punto.com desaparecían, las principales 5 compañías de la TI retuvieron su posición entre las 10 más importantes del mundo.[13] La revolución de la productividad -un crecimiento de un 2,5%- se basaba en un breve intervalo de 4 años (1996-2000) y fue seguido por una disminución de la productividad a un 1,2% negativo durante el primer trimestre de 2001.[14] Las inversiones de miles y miles de millones de dólares en la TI, desviaron las inversiones de otros usos más productivos, llevaron a una vasta sobrecapitalización de un sector con bajos rendimientos y con pocos efectos indirectos. Además, el mayor estímulo para la TI provino del engaño del año 2000 - la exageración de la posibilidad de una avería de los sistemas, con el comienzo del nuevo milenio. Cientos de miles de millones de dólares fueron gastados en la TI entre 1996 y 1999, para evitar un problema dudoso, sin tener virtualmente ningún efecto a largo plazo. No se realizó ninguna evaluación crítica o un análisis comparativo con países como Rusia, China,. Finlandia, y unos pocos otros, que gastaron una fracción de lo que se gastó en Europa y en América del Norte en el Y-2, sin sufrir una "avería catastrófica". Esto viene a presentar la pregunta si la burbuja de la TI propiamente tal, no fue un artefacto de un inmenso fraude promocional. En todo caso, los datos en los que se basan las pretensiones de la TI sobre una revolución productiva, son extremadamente limitados y problemáticos. Un reciente estudio por Paul Strassman, uno de los principales críticos de los ideólogos de la TI, basado en el estudio de 3.000 compañías europeas, demuestra que no hay ninguna relación entre la inversión en ordenadores y la rentabilidad.[15] Por lo tanto, tres argumentos básicos de la revolución de la TI: que ha eliminado el ciclo económico, que ha generado una revolución sostenida de la productividad, y que produce elevados beneficios, no se ajustan a la realidad. Lo cierto es que las irracionalidades del capitalismo han sido ampliadas por la burbuja de la TI: el ciclo económico opera con toda su fuerza, la productividad tiende a estancarse, y existe una tendencia a que disminuya el nivel de rentabilidad. Un artículo reciente de Robert Gordon que analiza el aumento de la productividad (entre 1995 y 1999) presenta serias dudas sobre las afirmaciones de Hardt y Negri sobre una "nueva época".[16] Señala que casi un 70% de las mejoras en productividad pueden deberse a una mejora de los sistemas de medición de la inflación (cálculos más bajos de la inflación significan necesariamente un mayor crecimiento de la producción real, por lo tanto de la productividad) y la reacción de la productividad al crecimiento excepcionalmente rápido de la producción del período de 3 ½ años. Por lo tanto, sólo un 30% del aumento de 1% de la productividad (o sea de un 3%) durante el período de 1995 a 1999, puede ser atribuido a la informatización de la llamada "revolución informática", difícilmente una revolución. Según el estudio longitudinal de Gordon sobre el progreso técnico, que cubre el

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período entre 1950 y 1996, el período de máximo progreso técnico manifestado en el crecimiento anual multi-factores de la productividad, fue en el período entre 1950 y 1964, en los que alcanzó aproximadamente un 1,8%. El período de menor crecimiento multi-factores de la productividad en este siglo fue entre 1988 y 1996, aproximadamente un crecimiento de un 0,5%.[17] Un reciente estudio empírico detallado del Mc Kinsey Global Institute demuestra que la aguda mejora en el desempeño económico de la economía de EE.UU. entre 1995 y 2000 fue debido a sólo un puñado de sectores empresariales y sobre todo no fue el resultado de un repentino aumento de las inversiones en la tecnología de la información.[18] El estudio demuestra que en la mayor parte de los sectores de la economía los grandes aumentos en las inversiones en la TI no produjeron mejora alguna en la productividad (www.mckensey.commends.) El estudio provee información que demuestra que 53 sectores que representan un 69% de la economía contribuyeron sólo un 3% de crecimiento de la productividad. Esos 53 sectores realizaron un 62 por ciento de la aceleración en los gastos en TI. Muchos de ellos incluso tuvieron una deceleración de la productividad. Entre los sectores que mostraron un crecimiento acelerado, la TI fue sólo uno de numerosos factores. Está claro que las innovaciones a principios y a mediados del siglo XX fueron causas mucho más importantes de mejoras generales de productividad en la economía que los sistemas electrónicos, informatizados, de fines del siglo XX. Los fabricantes de ordenadores tienen una participación de un 1,2% en la economía de EE.UU. y de sólo un 2% en el capital social (1997). Aunque las corporaciones gastan montos sustanciales en ordenadores, es sobre todo para reemplazar otros anticuados. No hay evidencia que respalde las afirmaciones de NH de una "nueva época capitalista".[19] La afirmación de Hardt y Negri sobre una nueva era capitalista no se basa en ninguna supuesta Tercera Revolución Científica de la Información. La industria de la biotecnología, junto con la TI y las fibras de transmisión óptica fueron consideradas como los tres motores de la Nueva Economía. La industria de la biotecnología tiene más de un cuarto de siglo y aún tiene que proveer un flujo consistente de nuevos tratamientos y beneficios. Según Arthur Levinson, Presidente y Director General de Genetech, la mayor y más exitosa de las compañías de biotecnología - "no ha habido ninguna revolución en la medicina en los últimos 25 años."[20] Según el Director Ejecutivo de otra compañía biotecnológica, Kevin Sharer, de Amgen, de los miles de millones de dólares invertidos en el sector, sólo han resultado en 63 nuevas drogas presentadas en el mercado.[21] Analistas del mercado señalan que sólo 25 de las más de 400 compañías de biofármacos de EE.UU. lograrán beneficios.[22] La mayor parte de los grupos fundados hace más de una década aún tienen que demostrar que son rentables. La mayor parte de los grupos de biotecnología de los años 80 ya no existen. Toda la publicidad promocional alrededor de las secuencias del genoma humano, que sigue atrayendo miles de millones, probablemente va a provocar desilusiones según Levinson. Como el timo de la TI, la revolución biotecnológica atrajo miles de millones de dólares, desviando inversiones de fines productivos, llevando al mismo tiempo a muchos hacia la bancarrota. En los años 90, el presidente Clinton y los dirigentes, inversionistas, y académicos europeos occidentales vieron un brillante futuro para las fibras de transmisión óptica -la tercera fuerza en la "nueva época capitalista". Entre 1999 y 2000, más de 160 millones de kilómetros de fibras ópticas fueron instaladas en todo el mundo, mientras las compañías gastaban 35 mil millones de dólares para establecer redes de comunicación inspiradas por Internet.[23] Hoy sólo un 5% de la fibra instalada está "activado", pero los costos astronómicos de energía y de entrega al consumidor final, han llevado a una disminución dramática en las inversiones en la industria de la comunicación. Como en la biotecnología, el colapso ha impactado el resto de la economía: miles de millones invertidos en las compañías de telecomunicación parecen haber sido desperdiciados. El agotamiento de la inversión es una de las razones por

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las que la economía se ha paralizado. Los gigantes en los equipos de comunicación como Lucent Technologies y Nortel han declarado pérdidas de miles de millones. Nortel anunció una pérdida de 19 mil millones en el primer trimestre de 2001. En la primera mitad de 2001, hubo compañías que no pagaron 13.900 millones de dólares en bonos de telecomunicación resultando en pérdidas de los inversionistas por 12.800 millones de dólares.[24] Una vez más, la Revolución Técnico-Científica terminó reventando como una burbuja especulativa. La "supremacía global" de EE.UU. y Europa se sostiene sobre 3 soportes inestables e insostenibles. Uno reposa sobre un sector altamente vulnerable y especulativo, tendiente a gran volatilidad y que entra en una profunda recesión. El segundo es el alto nivel de transferencias de beneficios, pagos de intereses y royalties de sus respectivas áreas colonizadas. Sólo en el caso de América Latina se transfirieron entre 1990 y 1998 más de 700 mil millones de dólares en pagos a bancos y multinacionales en Europa y EE.UU.[25] La tercera base del imperio es el poder político (incluyendo el poder de imprimir dinero para cubrir los déficit) y la seguridad que los estados euro-estadounidenses ofrecen a los nacionales extranjeros que transfieren fondos, incluyendo miles de millones obtenidos ilegalmente en sus respectivos países. El poder político y la seguridad de los estados imperiales dependen de la aquiescencia o del consenso de sectores económicos estratégicos que son vulnerables a la competencia de libre mercado de países rivales imperiales y no-imperiales. Por ejemplo, a causa del fuerte dólar, las corporaciones siderúrgicas estadounidenses tienen dificultades para exportar bienes o incluso para competir en el mercado de EE.UU. El problema para los gobernantes euro-estadounidenses es cómo administrar sus imperios frente a una creciente recesión, un sector de la TI deprimido y el creciente desempleo en los sectores económicos que no son competitivos en el mercado mundial. El nuevo imperialismo: alternativa al "Imperio" El neoliberalismo siempre fue un mito: los estados imperiales nunca han abierto completamente sus mercados, eliminado todos los subsidios o dejado de intervenir para apoyar o proteger a sectores económicos estratégicos, sea por razones políticas o sociales. El imperialismo neoliberal siempre significó una apertura selectiva a países seleccionados durante períodos especificados en áreas seleccionadas de productos. El gobierno de EE.UU. abrió mercados a productos producidos por afiliadas estadounidenses en países extranjeros. "El libre comercio" en el país imperial no se basaba en criterios económicos sino que políticos. Por otro lado, los responsables de la política en Europa y EE.UU., y sus empleados en el FMI-Banco Mundial, predicaron el "fundamentalismo de mercado" al Tercer Mundo: la eliminación de todas las barreras arancelarias, subsidios y regulaciones, para todos los productos y servicios en todos los sectores. Las prácticas selectivas de libre mercado de los estados imperiales permitieron que sus multinacionales se aprovecharan de las oportunidades de mercado en los países-objetivo, practicando fundamentalismo de mercado mientras protegían los sectores económicos interiores que afectaban a importantes electorados políticos. El conflicto apareció cuando los dos rivales imperiales, EE.UU. y Europa (ambos activos en el libre mercadeo selectivo) trataron de abrir los mercados de los otros mientras protegían áreas importantes por su influencia electoral. Con el advenimiento de la triple crisis de recesión, colapso especulativo y de competencia intensificada, los países imperiales han recurrido a una mayor intervención estatal en una multiplicidad de sectores: mayores subsidios agrícolas y otros subsidios estatales - 30.000 millones de dólares en EE.UU. en 2001; a un incremento en el recurso a la interferencia en el comercio para imponer "cuotas" a las importaciones (el compromiso de Bush con la industria del acero de EE.UU.)[26] y la intensificación de la explotación de regiones del Tercer Mundo para aumentar el flujo

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de beneficios, intereses, y obtener ventajas comerciales (la proposición del "Libre Comercio de las Américas" de EE.UU.) y la guerra, Keynesianismo militar - como en el ataque de EE.UU. contra Afganistán. El comercio administrado por el estado que combina la protección de los mercados interiores y la intervención para asegurarse de ventajas monopolísticas en el mercado y beneficios para las inversiones, define el contenido del imperialismo neomercantilista. El imperialismo neoliberal con su retórica de libre mercado y su apertura selectiva de mercados está siendo reemplazado por un neomercantilismo que apunta a la mayor monopolización de zonas de comercio regionales, a más decisiones políticas unilaterales para maximizar las ventajas comerciales y la protección de los productores interiores y una mayor dependencia de estrategias militares para profundizar el control sobre las economías liberales atormentadas por las crisis, dirigidas por clientes desacreditados y para aumentar el Keynesianismo militar. Igual que EE.UU. fue el líder en el desarrollo de su imperio neoliberal y Europa fue una región seguidora, ahora cuando se trata de la transición a un imperio neomercantilista, EE.UU. juega el papel dirigente. En lo esencial, si no en el estilo, la transición al neomercantilismo comenzó durante el régimen de Clinton y se convirtió en la estrategia dominante de construcción del imperio durante la administración Bush. Durante la era Clinton, EE.UU. "compartió" la absorción de los mercados y de las empresas latinoamericanos con los europeos. Por ejemplo, los bancos, y las compañías energéticas y de telecomunicaciones de EE.UU. compitieron con las multinacionales españolas en la adquisición de las antiguas empresas públicas y de los bancos nacionales. El régimen Clinton, sin embargo, trató de debilitar a la competencia europea y japonesa, firmando el Tratado Norteamericano de Libre Comercio que privilegió a las empresas estadounidenses en Canadá y México. El éxito de Washington en la monopolización del mercado mexicano contrastó con la relativa disminución de su parte en las empresas recientemente privatizadas y en los mercados latinoamericanos. La proposición de Clinton de extender el control monopolista de EE.UU. a través del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) recibió más ímpetu de la administración Bush -particularmente en la cumbre de las Américas de Québec en abril de 2001. El propósito del ALCA es dar privilegios a las compañías y a los exportadores estadounidenses que operan en América Latina, mientras se restringe el acceso latinoamericano a los mercados de EE.UU. Aunque el ALCA se presenta como una doctrina de comercio recíproco, la administración Bush se negó a hacer concesiones sobre las llamadas regulaciones anti-dumping, que son evocadas normalmente para restringir el ingreso de productos latinoamericanos competitivos, que se apoderarían de segmentos del mercado de compañías estadounidenses. Además, la "reciprocidad" es un concepto sin sentido cuando las dos regiones que comercian tienen desigualdades tan inmensas en la capacidad productiva y en el tamaño de muchos sectores económicos y cuando se obliga a industrias en desarrollo a competir con gigantes empresas bien establecidas. En esas circunstancias, la "reciprocidad" se convierte en una fórmula para adquisiciones estadounidenses y la bancarrota de las empresas latinoamericanas. Como hemos visto, las empresas estadounidenses en los sectores bancario, energético, de telecomunicaciones, minero, y del transporte, tienen inmensas ventajas que han utilizado para desplazar a sus competidores latinoamericanos. El ALCA obliterará decisivamente lo que queda de las economías nacionales latinoamericanas e impondrá una estructura de toma de decisiones económicas que estará concentrada en las centrales de los bancos y de las corporaciones multinacionales de EE.UU. De igual importancia es que el estado EE.UU. dictará las reglas y regulaciones que gobiernan el comercio, las inversiones y la legislación sobre patentes que regirán en las Américas. Esto posibilitará que el gobierno de EE.UU. esté en condiciones de combinar el proteccionismo en el interior, la exclusión de Europa de América Latina y

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los libres mercados en América Latina. Un claro ejemplo de los elementos proteccionistas del imperio neomercantilista son las promesas de la Casa Blanca de proteger las plantas siderúrgicas de EE.UU. contra la competencia extranjera -incluyendo a Brasil. En la primera semana de junio (de 2001), la administración Bush lanzó una acción (una investigación bajo la sección 201 de "prácticas comerciales injustas") para proteger a los productores de acero de EE.UU. contra la competencia extranjera.[27] Tanto Donald Evans, el Secretario de Comercio de EE.UU., como Robert Zoellick, el representante comercial de EE.UU. defendieron públicamente la intervención estatal para proteger a los productores de acero estadounidenses no-competitivos contra el "comercio injusto". La verdadera razón de la pérdida de competitividad de la producción de EE.UU. es el fuerte dólar y los mayores costos operativos en EE.UU. Como indicó la Asociación Nacional de Fabricantes de EE.UU. en una carta al Secretario del Tesoro de EE.UU. [los niveles actuales de cambio del dólar estaban] "teniendo un fuerte impacto negativo en las exportaciones industriales, la producción y el empleo." La carta señalaba que el dólar de EE.UU. ha aumentado un 27% desde principios de 1997, "llevando a precios que excluyen a los productos de los mercados tanto en el interior como en el extranjero."[28] Sin embargo, un dólar fuerte es una estrategia preferida por el poderoso sector financiero de EE.UU. y es vital para el continuo flujo de capital extranjero a EE.UU., para financiar el creciente déficit comercial. El lavado de fondos ilícitos por los principales bancos de EE.UU. es una fuente importante de flujos del extranjero a EE.UU. Cálculos de un subcomité del senado de EE.UU. van de 250 a 500 mil millones de dólares por año. Como el anterior imperio mercantilista que dependía en parte de participar en el botín de sus rapaces piratas, la economía neomercantilista prospera con los gobernantes corruptos que saquean sus economías y transfieren sus fondos ilícitos a los imperios euro-estadounidenses. El dólar fuerte es uno de los atractivos de los depredadores y de los gobernantes corruptos. No es sorprendente que la administración Bush haya debilitado considerablemente su apoyo a una iniciativa internacional tendiente a reforzar la regulación financiera para combatir el lavado de dinero, excepto cuando se trata de fondos "terroristas".[29] El imperialismo mercantilista en el que el estado imperial combina el proteccionismo en casa, los monopolios en el extranjero y el libre comercio dentro del imperio, es por lo tanto la estrategia escogida paras mantener el imperio y recibir apoyo político en el interior, a un costo horrible para América Latina y consternando a los competidores europeos. Para llegar al imperio neomercantilista, Washington debe basarse crecientemente en decisiones y políticas unilaterales. Por su naturaleza monopolista, el mercantilismo depende de la exclusión de aliados competidores y de la maximización de las ventajas comerciales a través de decisiones estatales unilaterales. El rechazo unilateral del acuerdo de Kyoto, su decisión unilateral de proceder con el nuevo programa de misiles, violando los acuerdos existentes, sus crecientes subsidios a la agricultura de EE.UU., su declaración unilateral de guerra contra Afganistán y su intento de acelerar el ALCA, constituyen ejemplos de unilateralismo al servicio de la construcción del imperio neomercantilista. Los ataques terroristas en Nueva York y Washington han llevado a los bombardeos de superficie de Afganistán en la mejor tradición imperialista, digan lo que digan Negri y Haardt, incluso si las condiciones en los mercados mundiales se deterioran. La política de construcción de alianzas, particularmente con la UE, no ha modificado la intención de Washington de lograr la hegemonía, Al contrario, la alianza está basada en la subordinación de la UE al comando militar de EE.UU. y su monopolización de todas las decisiones relacionadas con la guerra, aún más de lo que sucedió en el caso de Kosovo. Lo que sorprende en las primeras fases de la intervención militar de EE.UU. es el grado en el que sus exigencias bélicas fueron totalmente aceptadas por la

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UE, Rusia, China, y algunos regímenes árabes del Oriente Medio, sin ningún quid pro quo explícito. Va sin decirlo, la intervención afgana y el poderoso rol del estado imperial en la definición de los temas, las alianzas, y las circunstancias políticas para las transacciones de mercado, es otro paso en el camino a la derrota de los imperios sin estado y fortalece el argumento a favor de una teoría de un nuevo estilo mercantilista de imperialismo. El mercantilismo, con su fuerte énfasis en los beneficios de los monopolios, la acción unilateral y, particularmente, la intervención estatal para favorecer los intereses empresariales contra sus rivales externos, ha sido acompañado históricamente por conflictos armados y grandes gastos militares. El neomercantilismo contemporáneo sigue la misma regla. El ALCA es acompañado por un importante aumento de los gastos militares de EE.UU. en América Latina, nuevas bases militares, la colonización del espacio aéreo, de las costas, de los ríos y estuarios. El Plan Colombia, la Iniciativa Andina y los gastos militares correspondientes para militarizar las fronteras de Ecuador con Colombia y de Panamá con Colombia, involucran más de 1.500 millones de dólares y cientos de agentes militares estadounidenses. La subcontrata de oficiales militares latinoamericanos, de fuerzas paramilitares y de mercenarios estadounidenses, forma parte integral de la protección y la expansión de la construcción del imperio neomercantilista. La guerra en Afganistán ha llevado a vastos aumentos en los gastos militares (100.000 millones de dólares), mayor proteccionismo y amenazas militares en todas direcciones. Al imperialismo y al Imperio les va bien, sin duda - las únicas que sufren son las "multitudes". Después de leer "Imperio" no sorprende que los críticos de Time y del New York Times hayan aplaudido el libro. "Imperio", alineado con la teoría de la tontería global generalizada, argumenta que la globalización es un movimiento progresista en la historia, al abolirse el imperialismo por decreto intelectual y al encarnarse las alternativas sistémicas en una multitud amorfa que carece de cualquiera de las herramientas de análisis y de organización política que se identificaban con las luchas revolucionarias contemporáneas. La mención en el libro de citas embalsamadas provenientes de un ejército aplastante de pensadores, provee el boato formal para una celebración del constitucionalismo estadounidense - en una época en el que sus dirigentes están bombardeando Afganistán para devolverlo a la Edad de Piedra, después de enviar a Irak y a Yugoslavia a la Edad de Hierro. "Imperio" es una síntesis generalizada de las banalidades intelectuales sobre la globalización, el postmodernismo, el posmarxismo, unidos todos por una serie de argumentos y suposiciones no fundamentados que violan seriamente las realidades económicas e históricas. La tesis del postimperialismo de "Imperio" no es novedosa, no es una gran teoría y explica poco del mundo real. Más bien es un ejercicio verboso vacío de inteligencia crítica. 1 Citado en el New York Times, 7 de julio de 2001, p. A15 2 Para ver una discusión detallada de las instituciones del estado imperial y del desarrollo del imperialismo poscolonial, véase "El estado imperial EE.UU." de James Petras y Morris H. Morley, en Review, Vol. IV. No. 2, otoño de 1980. Muchos de los temas y argumentos discutidos en nuestro artículo fueron repetidos por Leo Panith en Socialist Register, desgraciadamente sin citar nuestro artículo. "Imperio" no contiene ninguna discusión de las instituciones del estado imperial, ni siquiera de su "imperio", excepto para refundir este último con el "mercado mundial". 3 En el año 2000, el Banco de Exportación e Importación de EE.UU. financió más de 15.000 millones de dólares en ventas de exportación estadounidenses. Actualmente, EE.UU. está en séptimo lugar entre los países que subsidian exportaciones, después de Japón, Francia, Alemania, Holanda, Canadá y Corea del Sur. Véase Financial Times, 6 de marzo de 2001, p.4 4 Tanto EE.UU. como la UE manipulan las regulaciones "anti-dumping" para proteger

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a industrias no-competitivas contra productores más eficientes. Véase Financial Times, 6 de marzo de 2001, p.8 5 Véase "El concepto estratégico de la alianza atlántica" Reunión en la cumbre de la OTAN, 23-24 de abril de 1999. 6 Paul Doremus, William Kelly, Louis Pauly y Simon Reich, The Myth of the Global Corporation (Princeton, N.J.: Princeton University Press 1999) ch. 5. 7" Bancos privados y lavado de dinero: un estudio de oportunidades y vulnerabilidades", audiencias ante el Subcomité permanente sobre investigaciones del comité sobre asuntos gubernamentales, senado de EE.UU., Congreso No. 106, 9-10 de noviembre, 1999. También "Informe sobre bancos corresponsales: un portal para el lavado de dinero" Personal de la minoría del subcomité permanente sobre investigaciones del senado de EE.UU., febrero de 2001. 8 Washington nombra al jefe del Banco Mundial, Europa al director del FMI. En la última reunión para seleccionar al jefe del FMOI, EE.UU. trató de imponer a su propio candidato, pero los europeos finalmente ganaron, pero no sin que se les haya obligado a cambiar su postulante. 9. Martin Wolf "Not so new economy", Financial Times, 1 de agosto, 1999, p.10. 10 Martín Wolf, op. cit 11 Financial Times, 15 de mayo de 2001, p.17. 12 Financial Times, 10 de mayo de 2001, p. 12. 13 Alan Cane, "Meltdown, but the strongest keep their cool". FT 500, The world´s largest companies, 11 de mayo de 2001 (suplemento del Financial Times), p. 9 14 Financial Times, 6 de junio de 2001, p.6. 15 Financial Times, 28 de junio de 2001, p.14. 16 Robert Gordon. "U.S. economic growth since 1870: One Big Wave?", The American Economic Review, mayo de 1999. La discusión que sigue se basa en el artículo de Gordon. 17 Ibíd. 18 www.McKensey.commends19 Robert Gordon, op. cit. 20 Financial Times, 6 de abril de 2001, p.14. 21 Ibíd.. 22 Ibíd.. 23 New York Times, 28 de junio de 2001, p.1. 24 Ibíd.. 25 James Petras y Henry Veltmeyer, "América Latina al fin del milenio", Monthly Review, julio y agosto de 1999, pp. 31 a 52. 26 Edward Alden y Richard McGregor, "White House promises to protect U.S. steelworkers", Financial Times, 7 de junio de 2001, p.6. 27 Edward Alden y Christopher Bowe, "Bush seeks friends in steel industry", Financial Times, 8 de junio de 2001, p. 6. 28 Edward Alden, "Manufacturers in call to Bush on strong dollar," Financial Times, 8 de junio de 2001, p.8 29 Edward Alden y Michael Peel, "US may ease stance over money laundering", Financial Times, 1 de junio de 2001. Desde el 11 de septiembre de 2001, funcionarios estadounidenses han llamado a los países a reforzar los controles sobre el lavado de fondos de terroristas, lo que, desde luego, no afecta los miles de millones lavados por los bancos de EE.UU. y de Gran Bretaña.

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El 11 de setiembre: más allá de la tragedia humana

EL OTRO WORLD TRADE CENTER/PENTÁGONO 9 de noviembre de 2001 Traducción para Rebelión: Marta Negro El 11 de setiembre los medios de comunicación ofrecieron al mundo imágenes de una tragedia humana - gente saltando por las ventanas, edificios derrumbándose, y heroicos bomberos y policías muriendo al intentar rescatar a las víctimas. Nos dijeron que diez mil ciudadanos norteamericanos habían sido víctimas de un ataque terrorista indiscriminado contra los Estados Unidos. Periodismo de investigación reciente nos muestra una versión completamente diferente de los hechos del 11 de setiembre. Según la Cruz Roja de los Estados Unidos, el número de víctimas es de 2.563. Según la Associated Press, es de 2.625. Casi un cuarenta por ciento eran extranjeros que trabajaban en los Estados Unidos. En otras palabras, el número total de víctimas de Nueva York puede que no exceda de 1.500 ciudadanos norteamericanos. La cifra que dieron los funcionarios de la ciudad de Nueva York afirma que hubieron el doble de víctimas (4.964) - probablemente por razones políticas, para conseguir más fondos del gobierno federal para reconstruir el distrito financiero. La pregunta que surge es si la muerte de 1.500 ciudadanos norteamericanos justifica una guerra que ya ha provocado el éxodo de 3 millones de afganos y provocado la muerte de varios miles de civiles a causa de bombardeos, malnutrición y enfermedades. En segundo lugar, el WTC no era solamente un "símbolo" de poder económico - según el periódico inglés The Guardian (2 de noviembre 2001) era un centro de la CIA y los servicios secretos. El sótano, 20 metros bajo tierra, almacenaba cientos de armas, incluidos rifles de asalto, bloques de cocaína y taxis falsos usados en operaciones secretas en los Estados Unidos. En otras palabras, la CIA usaba la tapadera civil del WTC como un centro operacional y logístico en el sótano, poniendo en peligro de un modo irresponsable a los civiles que trabajaban en las oficinas de arriba. En tercer lugar, el sótano del WTC era uno de los mayores depósitos de oro del mundo, valorado en 350 millones de dólares. Los inquilinos del WTC incluían los grandes grupos financieros de los Estados Unidos, quienes son directamente responsables de muchas de las grandes tomas de poder y deudas en el extranjero. Incluían J.P.Morgan, Merril Lynch y muchas de las principales empresas financieras que controlan la economía mundial. En otras palabras, no se trató de un ataque indiscriminado contra "América", sino de un ataque político contra un importante objetivo militar-financiero que es primordial para el imperio global de los Estados Unidos. En el caso del ataque a Washington, el objetivo militar, el Pentágono, está directamente involucrado en la planificación e implementación de las estrategias militares de los Estados Unidos para destituir a los regímenes nacionalistas y socialistas, para reafirmar la hegemonía global de Washington y proteger las redes financieras y de inversión de los Estados Unidos. Esto plantea la pregunta fundamental de si la declaración de guerra de Washington se basó en la muerte de un reducido número de ciudadanos norteamericanos (posiblemente 1.500) o en el contenido político-económico del WTC y el Pentágono. El hecho de poner la CIA y los servicios secretos en un edificio catalogado de civil (WTC) proporcionaba una "tapadera protectora" para los activistas de la ciudad de Nueva York, pero ponía a los ocupantes del WTC directamente en la línea de fuego de los numerosos adversarios de la CIA. Algunas de las víctimas del WTC son conocidos estafadores. Poco después del 11 de

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setiembre, los directores de First Equity Enterprises, que tenían oficinas en el WTC, usaron los ataques terroristas para desaparecer con 100 millones de dólares en fondos fraudulentos. Numeroso otros casos de fraude y explotación comercial han salido a la luz, incluyendo exageradas reclamaciones a compañías de seguros, la venta de recuerdos por parte de vendedores ambulantes, la desaparición de millones de dólares en ayudas financieras destinadas a los familiares de las víctimas (el presidente de la Cruz Roja norteamericana tiene un sueldo de 350 mil dólares). Esto no es de extrañar dada la competencia sanguinaria que existe entre las instituciones financieras y los consejeros de inversión que trabajaban en el WTC. Mientras que no hay duda alguna de que mecanógrafos y porteros también murieron en el ataque, había entre las víctimas un número desproporcionado de financieros y especuladores en cambio de moneda que cobraban enormes sueldos. El punto teórico es que la explosión del sentimiento de guerra de Washington probablemente tuvo más que ver con la "calidad" y no la "cantidad" de las víctimas y su influencia en los mercados financieros globales. Las subsiguientes sacudidas a la economía norteamericana - el miedo de inversores y banqueros, la caída de la bolsa - tuvo muy poco que ver con las secretarias y los porteros, y mucho que ver con la importancia económica de las instituciones financieras afectadas. Además, el momento escogido para el ataque coincidió con la creciente recesión y sirvió para acelerar la crisis económica. En octubre, 450 mil trabajadores perdieron sus puestos de trabajo - la cifra mensual más alta de la historia reciente. Es obvio que la decisión de los terroristas no fue un acto de venganza basado en la religión, sino en un estratégico entendimiento económico de la posición económica y espacial de su objetivo, y del momento escogido en el ciclo económico. El lugar y el tiempo fueron seleccionados con tal de maximizar los efectos estratégicos a la economía norteamericana - y no para cobrar el mayor número de vidas humanas. En resumen, los actos del 11 de setiembre tienen dos caras: la tragedia humana y el heroísmo personal que la CNN nos presentó, y el conflicto de poder económico y político entre el imperio de los Estados Unidos y sus adversarios en el Tercer Mundo. Los medios de comunicación y Washington manipulan la tragedia humana para desviar la atención de las dimensiones económicas y militares del conflicto. Esta manipulación se ha hecho evidente hasta en sectores del público norteamericano. Ni dos meses después del 11 de setiembre, los mismos bomberos de la ciudad de Nueva York, alabados por el alcalde por su heroísmo, se manifestaron en las ruinas del WTC para protestar contra la reducción presupuestaria del personal asignado a la búsqueda entre las ruinas. El alcalde Guiliani clasificó a los bomberos de alborotadores e infractores de la ley y alabó a la policía por la represión de la protesta. El alcalde ha reducido el presupuesto asignado a los bomberos para financiar la reconstrucción del centro financiero. Los héroes de ayer son los proscritos de hoy. Del mismo modo, los beneficiarios de los subsidios federales no son los trágicos ex empleados que han perdido su trabajo sino los empresarios millonarios. Los empleados que sufrieron la tragedia del 11 de setiembre se han convertido de nuevo en víctimas, esta vez en manos del gobierno de la ciudad, sus jefes y Washington. Las víctimas de la tragedia, ya no útiles como propaganda política a favor de la guerra, han sido ignoradas y ahora hacen cola frente a las oficinas de empleo. Lo que sugiero es que el 11 de setiembre fue un acto complejo en el que la tragedia humana y cuestiones políticas estratégicas se entrelazaron. La explotación, distorsión y el encubrimiento por parte del gobierno y los medios de comunicación no reducen la tragedia humana. Pero esto también sugiere que, dada la naturaleza estratégica del objetivo, los terroristas actuaron con premeditación: si su intención era desafiar al imperio, escogieron un objetivo importante, aunque el daño circunstancial no deja de ser atroz.

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24 de noviembre de 2001

Carta abierta a los"amigos de EE.UU." franceses Traductor: Germán Leyens Las imágenes y realidades de la experiencia intelectual y política estadounidense, tal como se las interpreta en las columnas de periodistas de derecha en Europa, son fuertemente simplificadas, si no radicalmente tergiversadas. Por ejemplo, Jacques Julliard, el redactor del Nouvel Observateur (El Mundo, 16 de noviembre de 2001, p.13) ataca a los intelectuales franceses de izquierda por la "miseria del antiamericanismo" (mean-spirited anti-americanism). De la misma manera, el académico derechista Bernard-Henry Levy dirige una áspera "carta a aquellos equivocados" refiriéndose a los intelectuales occidentales que critican la guerra de EE.UU. contra Afganistán. Ambos escritores defienden la guerra de Washington (refiriéndose erróneamente a "americanos", olvidando la otra mitad del hemisferio) en Afganistán, y acusan a los críticos de ser "anti-'americanos'". Ambos escritores ignoran en extremo la historia y las actuales divergencias de opinión en "América" (del Norte). Para Julliard, las críticas de las destructivas intervenciones estadounidenses en América Central, África del Sur e Indochina - que costaron más de 7 millones de vidas- provienen de una "lógica delirante". Bernard-Henry Levy, celebrando los exitosos bombardeos de área, denuncia a los intelectuales occidentales por no reconocer los efectos liberadores de varios millones de toneladas de explosivos y de cinco millones de refugiados desplazados. Estos intelectuales franceses de derecha que se pretenden "pro-'americanos'" son en realidad partidarios de una tendencia histórica en la política estadounidense. En su fervor político confunden su propia retórica ideológica con las realidades complejas y conflictivas de EE.UU. En cierto modo no son más que apologistas de los "americanos" que ejercen el poder militar y político. En la actualidad, en los EE.UU. realmente existentes, hay millones de "americanos" que se oponen a la guerra - aunque sean una minoría. En segundo lugar, la mayoría del público de EE.UU., incluyendo a abogados, académicos, periodistas y dirigentes religiosos -pasando por todo el espectro político- se oponen a los poderes dictatoriales asumidos por Bush, específicamente al establecimiento de tribunales militares secretos para juzgar a los extranjeros a los que se acusa de asociación con terroristas. La guerra, el incremento del autoritarismo y la erosión de las libertades democráticas está dividiendo a "América". La alternativa que enfrentan los mal informados apologistas franceses de la guerra es -¿qué "América" apoyan? - ¿la de los tribunales militares y de los bombardeos de área o la del hábeas corpus, de la Declaración de Derechos y de la autodeterminación de las naciones? El actual conflicto entre el EE.UU. democrático y republicano y los poderes autoritarios, imperiales, tiene una prolongada historia, desde la fundación del país. La tradición democrática republicana comenzó con aquellos que lucharon contra la Inglaterra colonial, aquellos que combatieron en la guerra civil contra la esclavitud, aquellos que se opusieron a la invasión de EE.UU. de Cuba y Filipinas, aquellos que confrontaron a los nazis y que más tarde se opusieron a la guerra de Vietnam. Julliard y Levy no apoyan a un EE.UU. abstracto (pero oficial)- apoyan al "otro EE.UU." - el de la dominación sobre los débiles, del apaciguamiento de los poderosos y de la injusticia hacia la mayoría de los estadounidenses. Su postración servil ante el poder de las bombas de Washington los ubica en la misma posición que adoptaron los defensores del imperio británico contra la revolución anticolonial de EE.UU., los esclavistas en el Sur, y los "anti-bolcheviques" estadounidenses como Henry Ford, que consideraban las bombas nazis como un poderoso antídoto contra el comunismo. Nosotros, los intelectuales estadounidenses que vivimos en EE.UU., rechazamos un

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semejante "pro-'americanismo'" sanguinario. Somos pro-estadounidenses- como lo son numerosos intelectuales europeos y latinoamericanos que apoyan a los EE.UU. que están en la tradición republicana-democrática. Estamos contra los "enredos en el extranjero", como aconsejara George Washington en su discurso de despedida, y por la defensa incondicional de la Declaración de Derechos. Nos unimos a la vasta mayoría de los estadounidenses en el rechazo de la violación de nuestra Constitución y la usurpación del imperio de la ley. A los messieurs Julliard y Levy y sus colegas en Francia, nuestra respuesta es que preferimos los demócratas franceses (a los que ustedes se refieren injustamente como "anti-americanos") a su adulación de la poderosa máquina de guerra y de los tribunales militares establecidos para defenderla. Washington podrá "ganar la guerra" en Afganistán, pero los gángsteres y señores de la droga que lleve al poder, conducirán a nuevas guerras y rebeliones. Las mayorías de la actualidad se convertirán en las minorías de mañana. El terror estatal llevará al terror individual. Eso es lo que asusta a muchos estadounidenses, y lo que ignoran Julliard y Levy desde sus cafés parisinos. Después de todo, no son los partidarios y apologistas de Washington en el extranjero los que pagan por las guerras de Washington - es el pueblo estadounidense. Tenemos suficientes problemas defendiendo nuestras libertades contra su cercenamiento por el ejecutivo - no necesitamos "partidarios" que redoblen sus tambores llamando a la guerra y nos lleven por el camino de la "justicia" militar. Ser pro-estadounidense en la actualidad es defender los valores de los EE.UU. democráticos y republicanos. Los auténticos anti-estadounidenses son los que, defendiendo esta guerra infame, confunden la política del estado imperial con la soberanía del pueblo. Nosotros, en Estados Unidos, particularmente lo que nos preocupamos por la libertad, comprendemos que las guerras injustas en el extranjero socavan la democracia en casa. El poder arbitrario no tiene fronteras. Como señaló uno de sus ilustres filósofos (J.P.Sartre) en tiempos de su guerra de Argelia, "las guerras coloniales son el cáncer de la democracia". La responsabilidad de los intelectuales -incluyendo sus compatriotas- es ir más allá de la propaganda oficial, y desmitificar el poder de la destrucción realizada para obtener beneficios. La Alianza del Norte es financiada y dirigida por Washington, como un instrumento político útil, a pesar de las ejecuciones masivas, del pillaje y las violaciones. Distraer la atención de las nuevas barbaries en nombre de la liberación es patológico un caso de perversidad profundamente arraigada en la que las víctimas son acusadas de los crímenes cometidos en su contra, una práctica perfeccionada por los ocupantes en la Francia de Vichy durante la II guerra mundial. Levy y Julliard no son fascistas, sólo imitadores, y definitivamente no pro-estadounidenses, al menos no en la tradición democrática y republicana.

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4 de diciembre de 2001

Las organizaciones no gubernamentales frente a la psicosis de conflicto y guerra James Petras Traductor: Germán Leyens

Introducción Los ataques del 11 de septiembre de 2001 contra el World Trade Center en Nueva York y el Pentágono en Washington, y sus ramificaciones, definen una nueva coyuntura para los movimientos sociales y las ONGs. El contexto global que precedió al 11 de septiembre es importante para la comprensión de la reacción ulterior de Washington y los efectos que han tenido en las perspectivas y el rol que las ONGs pueden jugar en la política global. Antes del 11 de septiembre, la posición internacional de Washington mostraba claros signos de debilitamiento. Los movimientos de masas contra la globalización, desde Seattle a Ginebra, estaban creando mayores obstáculos a la "agenda del libre mercado." El rechazo por Washington del protocolo de Kyoto sobre el recalentamiento global, su renuncia unilateral al tratado sobre misiles antibalísticos, y el hecho de que no firmara la Convención sobre Armas Biológicas y Tóxicas, aislaron a Washington del resto de la comunidad internacional. En el Oriente Medio, Irak se estaba liberando del boicot impuesto por EE.UU., convirtiéndose en un miembro activo de la OPEC, y aumentando sus lazos con sus vecinos árabes. Irán mantiene relaciones económicas con Japón, Rusia, la UE y con la mayor parte del resto del mundo, a pesar del boicot de EE.UU. En América Latina, formidables movimientos sociales en Colombia, Brasil, Argentina y Ecuador, desafiaban el modelo liberal.. La creciente recesión en EE.UU. y Europa afectaba profundamente el "modelo de exportación" en México, América Central y en el resto de América Latina y Asia. Además, la recesión dentro de EE.UU. conducía a grandes despidos y bancarrotas, provocando aún más volatilidad en la bolsa de valores, afectada ya por el colapso de la burbuja especulativa de la tecnología de la información. En resumen, la hegemonía global de EE.UU. se deterioraba, sus fundamentos internos se debilitaban y el descontento aumentaba - antes del 11 de septiembre. Después del 11 de septiembre El período inmediatamente después del trauma del 11 de septiembre fue, en el ámbito gubernamental, un esfuerzo concertado por movilizar al mundo basándose en un discurso bélico. La frase clave, del presidente Bush, fue: "los países tienen que elegir, o están con nosotros o están con los terroristas,". El efecto de este discurso fue la movilización de seguidores previsibles, como Tony Blair de Inglaterra, Aznar de España y Berlusconi de Italia. Otros países de la OTAN se unieron a la "alianza" con cierta vacilación. Aunque la mayoría del resto del mundo condenó el ataque terrorista, y expresó su solidaridad con las víctimas, muy pocos países mostraron ansias por unirse a una campaña mundial cuyo final era imprevisible, contra terroristas vagamente definidos, y naciones que dan albergue a terroristas. Sólo definiendo tácticamente al enemigo, limitando los objetivos (Osama bin Laden y los talibán) consiguió Washington una cooperación mínima dentro del Oriente Medio y en Asia Central. Pero Washington tiene planes más amplios - la guerra contra los principales proveedores de petróleo de Europa y Japón en el Oriente Medio - es decir Irak e Irán. La clave de la campaña mundial del presidente Bush "contra el terrorismo" es la

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inversión del creciente debilitamiento de la hegemonía global de EE.UU. Quiere obligar a Europa a someterse al liderazgo de EE.UU., asegurarse de la total obediencia de los gobernantes árabes en el Oriente Medio y alentar a los regímenes clientes en Asia y América Latina a aumentar sus capacidades represivas contra la oposición política al modelo neoliberal y a la hegemonía de EE.UU. Bush hijo trata de volver a crear un Nuevo Orden Mundial, que Bush padre trató de proyectar después de la guerra del Golfo y que se deterioró poco después. Después de la emergencia de la guerra del Golfo, los intereses competitivos de Europa y Japón entraron en conflicto con la hegemonía de EE.UU., como también sucedió con la emergencia de movimientos sociales, del Norte y del Sur. Es probable que una vez que la psicosis de guerra inicial disminuya, reaparezcan las divisiones y las rivalidades con aún más virulencia que a principios de los años 90. La extensión de la guerra más allá de Afganistán, la recesión mundial, y el intento de Washington de conseguir ventajas económicas como resultado de su liderazgo en la coalición de tiempos de guerra, puede fácilmente provocar divisiones. A pesar de esto, la movilización bélica involucra a corto plazo una ofensiva socio-económica mundial para anular los progresos de fines de los años 90. Esta ofensiva tiene varias características comunes: 1. Aumentar la legislación represiva, limitar las libertades democráticas y ampliar el poder policial. 2. Intentos de invertir el aumento de la recesión mediante un "Keysianismo militar" con mayores gastos militares y subsidios de miles de millones de dólares a los "negativamente afectados" (líneas aéreas, turismo, etc.). 3. Restauración de la hegemonía de EE.UU. utilizando la dominación militar - su "liderazgo" - y el refuerzo de los regímenes clientes. 4. Silenciar a los movimientos contra la globalización reenfocando la atención mundial de los males de las corporaciones multinacionales hacia el terrorismo internacional. 5. Invertir la tendencia al aislamiento de EE.UU. causada por su rechazo unilateral de acuerdos internacionales sobre la paz y el medio ambiente: 1.

El rechazo del Acuerdo de Kyoto sobre los gases invernadero;

2.

El rechazo del acuerdo de misiles antibalísticos;

3.

El rechazo del protocolo que prohíbe la guerra biológica;

4.

El rechazo de la resolución sobre el tribunal internacional de los derechos humanos;

5.

El rechazo del protocolo contra el uso de minas terrestres.

La "alianza antiterrorista" refuerza la conducción global de EE.UU. ya que el poder de decisión está exclusivamente en manos de Washington. La "Alianza" es una asociación de seguidores sin influencia ni en la táctica ni en la estrategia. Incluso la OTAN está excluida de toda influencia operacional. En efecto, la alianza antiterrorista es otra manifestación de la acción unilateral de un estado. El uso imperial del antiterrorismo va mucho más allá de Afganistán. La expresión, tal como la aplica Washington, es interpretada tan vagamente que se puede aplicar a cualquier país en el que haya combatientes de la resistencia, cualquier movimiento involucrado en la transformación social, cualesquiera partidarios de movimientos, incluyendo a las ONGs. El Coordinador para el Terrorismo del Departamento de Estado, Francis Taylor, declaró: "Mi oficina está trabajando con diferentes agencias del gobierno para establecer una estrategia antiterrorista para Colombia y otros países andinos. Esta estrategia es elaborada para complementar el Plan Colombia y la Iniciativa Regional

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Andina," continuó Taylor, "En la actualidad, el grupo terrorista más peligroso en este hemisferio son las FARC." El Departamento de Estado centró la segunda parte de su estrategia antiterrorista (después del Oriente Medio) como "una ofensiva contra el terrorismo en las Américas." El Congreso de EE.UU. aprobó la asignación de otros 730 millones de dólares "para la guerra contra el terrorismo... en la región." El imperialismo actual está firmemente anclado en el estado - el estado imperial, que interviene en el mundo y en la economía interna, para subvencionar, promover y proteger a sus compañías multinacionales, así como para organizar permanentes ataques militares para destruir los desafíos contra su dominación. En la actualidad, más que nunca en el pasado, el estado imperial es la pieza central del imperio y la fuerza impulsora de la expansión multinacional del capital. Actuando de concierto, el estado imperial y las corporaciones multinacionales han polarizado el mundo en líneas de clase, raza, género, naciones y regiones. La ideología imperial trata de ocultar esta división, polarizando el mundo entre la democracia (el imperio) y el terrorismo, a fin de consolidar el poder imperial. Esta polarización también ha penetrado el mundo de las ONGs. Polarización de las ONGs Las ONGs se han multiplicado por decenas de miles durante la última década, reflejando una variedad de perspectivas políticas y sociales, fuentes de financiamiento y filiaciones políticas. La mayoría de las ONGs, y las más "ricas" en su financiamiento, son colaboradoras directas de los estados euro-estadounidenses y de los regímenes neoliberales locales, trabajando activamente contra la propiedad pública/social. A pesar de esto, en los últimos años una cantidad creciente de ONGs ha jugado un papel activo en los movimientos contra la globalización, contra el racismo y la guerra, que han tenido lugar desde Seattle a Sudáfrica. El hecho más significativo en el mundo de la ONGs es la polarización, o sea el mundo tri-polar de las ONGs. Para simplificar, las ONGs pueden ser divididas en tres grupos que tienden a coincidir con sus niveles de financiamiento. 1. Las ONGs que son promotoras activas del neoliberalismo, que trabajan con inmensas sumas del Banco Mundial, de USAID, y de otras agencias de financiamiento internacionales y estatales, sobre la base de 'subcontratos' para socavar las instituciones nacionales de asistencia social generalizada. 2. Las ONGs reformistas que reciben financiamiento de nivel mediano de las fundaciones privadas socialdemócratas y de gobiernos progresistas locales o regionales para financiar proyectos de mejoras y para corregir los excesos del libre mercado. Los reformistas tratan de "reformar" la OMC, el FMI, y el Banco Mundial y de regular el movimiento de capitales. 3. Las ONGs radicales que están básicamente involucradas en los movimientos contra la globalización, contra el racismo, contra el sexismo y por la solidaridad. Entre las ONGs radicales hay diferencias en las tácticas utilizadas, (desobediencia cívica, acción directa), en los objetivos, (anticapitalistas, anticorporativos, contra el capital especulativo), y en las alternativas (comunitarias, ecológicas, socialistas, por la auto administración.) La polarización de las ONGs se refleja sobre todo en las reacciones a los principales eventos, como ser la Conferencia de Durban. Las ONGs radicales denunciaron a Israel como un país racista, mientras que los reformistas trataron de oponerse al racismo sin nombrar a Israel, y las ONGs neoliberales apoyaron a Washington o guardaron silencio. La segunda área de diferenciación es en las principales manifestaciones, de Seattle a Génova, donde las ONGs radicales llaman a abolir el FMI y el Banco Mundial, mientras que las reformistas sólo buscan una mayor regulación del capital

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especulativo (la tasa Tobin), que se perdonen las deudas, que se reaccione ante la pobreza y reformas internas para que el Banco Mundial y el FMI sean más "sensibles" al bienestar popular y al medio ambiente. El tercer plano de diferenciación de las ONGs es entre aquellas ONGs (neoliberales y reformistas) que buscan la colaboración con las instituciones imperiales (globales) y aquellas que colaboran con los movimientos populares de masas. Los "institucionalistas" conciben "divisiones" entre las instituciones, su capacidad de "razonar" con banqueros y funcionarios para demostrar que los intereses de los grandes negocios y las reformas ecológicas y de la asistencia social son compatibles con los beneficios y la estabilidad. Las ONGs radicales orientadas hacia los "movimientos," creen que se precisan cambios estructurales básicos desde abajo -la redistribución del poder, de la propiedad, de los ingresos- para lograr un desarrollo sostenible y la justicia social. Hasta ahora las lecciones son claras: las ONGs neoliberales sólo han tenido éxito en la integración de dirigentes locales, mientras que el modelo económico neoliberal se ha desmoronado en la crisis, aumentando el número de pobres e indigentes. Las ONGs reformistas y radicales han crecido y sus acciones se han multiplicado, el tamaño del movimiento contra la globalización ha crecido -mientras que las tensiones dentro de los movimientos han aumentado. Frente a la creciente polarización y a la crisis económica en el mundo, las ONGs reformistas están perdiendo terreno como posibles interlocutores, al volcarse los poderes imperiales en Bruselas y Washington hacia la guerra contra el Tercer Mundo y hacia el ataque contra el nivel de vida en el Norte. ONGs: repensando las políticas y las estructuras Frente a esta polarización que se profundiza entre el imperio y los movimientos populares, el Norte y el Sur, las ONGs deben repensar su organización interna, sus relaciones con los movimientos de masas y sus políticas de financiamiento. La mayor parte de las ONGs reformistas y radicales son básicamente organizaciones de cuadros, compuestas por un personal profesional y voluntarios que "movilizan a la gente." Aunque muchas de las causas son justas, las estructuras son elitistas. En la actualidad los movimientos más prometedores y dinámicos -el movimiento de los trabajadores desocupados en Argentina, el MST en Brasil, los cocaleros en Bolivia, los zapatistas en México- se basan en asambleas y consultas populares, en la democracia directa- Hay una contradicción en el estilo y en la sustancia entre los movimientos y las ONGs en lo que se refiere a sus concepciones de la lucha y de la organización. Para resolver esta contradicción, que tiene importantes consecuencias tácticas y estratégicas, las ONGs deben democratizar sus estructuras, y llegar a formas de organización compatibles con sus compañeros de los movimientos. En gran parte, las estructuras y la orientación de las ONGs se derivan de sus fuentes de financiamiento. Mientras más dependen de un apoyo financiero institucional, en lugar de contribuciones voluntarias, más retienen una estructura jerárquica. Mientras más se acercan las ONGs a un movimiento, más dependerán de las contribuciones populares y voluntarias. El financiamiento institucional implica límites en la agenda política, las reivindicaciones sociales y la actividad táctica. La dependencia de contribuciones voluntarias significa una mayor integración con la gente en la lucha y más sensibilidad a sus reivindicaciones, junto con una mayor educación política. La segunda área en la que la polarización a escala global exige que las ONGs repiensen su actividad, es en las estrategias. En el pasado, las ONGs progresistas (radicales y reformistas) se concentraban en micro-proyectos (en América Central y en otras partes) y, más recientemente, en movilizaciones contra la globalización. Mientras los "micro-proyectos" mejoraron algunas comunidades, no contrarrestaron los ataques neoliberales contra los niveles de vida y la adquisición de la riqueza nacional mediante privatizaciones por el capital extranjero e interior. El progreso hacia la actividad contra la globalización fue un paso adelante, en la medida en la que las ONGs progresistas reconocieron a algunas de las principales fuerzas político-económicas que

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atacaban a los pobres. Sin embargo, emergieron varios problemas nuevos: la ideología de la "anti-globalización" oscureció la centralidad de los estados imperiales y su ofensiva por la dominación mundial -exagerando la autonomía del FMI-Banco Mundial y de las corporaciones multinacionales. En segundo lugar, las actividades contra la globalización se concentran en gran parte en dramáticos eventos periódicos (Génova, Davos, Melbourne, Praga), mientras disminuye la actividad de organización y lucha de cada día. No se trata de eliminar las confrontaciones internacionales, sino que de combinarlas con luchas de masas regionales y nacionales contra los despidos, el desempleo, la intensificación de la explotación, etc. El tercer sector que hay que "repensar" incluye el financiamiento, los patrocinadores y la colaboración con empresas privadas, instituciones internacionales y gobiernos. Ha habido un prolongado debate con las ONGs sobre estos temas. Los debates se han concentrado en la relación de costo y beneficio de la aceptación de ayuda financiera y del patrocinio de ésta o la otra institución. Por ejemplo, numerosas ONGs discuten si las concesiones en programas y actividades se justifican por las contribuciones financieras y los patrocinios "legítimos." Algunos dirigentes de ONGs se han hecho expertos en la ambigüedad de presentar una imagen moderada y conseguir un financiamiento importante para el trabajo militante de solidaridad. Sea como sea, la mayor experiencia histórica demuestra que la asociación a largo plazo, en gran escala, con la "estructura del poder" lleva a la corrupción de los dirigentes de las ONGs, y a que las ONGs se conviertan en apéndices del proyecto neoliberal. El análisis de costos y beneficios es un marco demasiado estrecho para evaluar el financiamiento y las alianzas de una ONG, porque no toma en consideración la estructura del poder y la trayectoria histórica. Las concesiones tácticas se convierten en una subordinación estratégica cuando se sacrifican los principios en aras del mantenimiento de florecientes y costosas burocracias e infraestructuras. ¿Qué hacer? El punto de partida fundamental es un compromiso de clase, un programa profundamente arraigado en principios, una ideología clara y una transición de una organización de "cuadros" a un movimiento social que se involucre en luchas de solidaridad en el extranjera y en luchas de clase en el país. En la actualidad, tanto el presidente Bush como bin Laden han tratado de polarizar el mundo, uno entre la guerra y el terrorismo, el otro entre el imperio y la religión (el Islam). Las ONGs deben rechazar esta polarización y desarrollar alternativas al imperio y al fundamentalismo, que refuercen la autodeterminación de los pueblos y de los estados seculares con programas de asistencia social para todos. Antes del 7 de octubre de 2001, cuando Washington lanzó su guerra aérea contra Afganistán, las ONGs progresistas (las reformistas y las radicales) confrontaban la polarización socio-económica y política entre el imperio euro-estadounidense y el Tercer Mundo. Hoy en día, esa polarización incluye la guerra del imperio contra el Tercer Mundo, la primera fase, según el régimen de Bush, es concentrarse en Afganistán, para continuar con nuevas guerras, en el futuro cercano, contra otros países del Tercer Mundo. La guerra contra Afganistán forma parte de una ofensiva a largo plazo, en gran escala, para recuperar la hegemonía global de EE.UU.: el imperio está empeñado en una táctica como quien corta un salchichón, eliminando uno tras otro a todo régimen independiente que no se subordina a la alianza euro-estadounidense. Una de las victorias más resonantes del imperio, fue su triunfo ideológico sobre los sectores de las ONGs de izquierda y progresistas, cuando estas últimas apoyaron los bombardeos de la OTAN y la invasión de Yugoslavia, a los terroristas del ELK en Kosovo, a los fundamentalistas en Bosnia, y a la invasión dirigida por el ELK contra Macedonia. En cada uno de estos casos, el imperio manipuló los símbolos democráticos ("los derechos de las minorías") y la retórica humanitaria para expandir su esfera de influencia. Muchas ONGs se convirtieron en herramientas del imperio, recibiendo millones de dólares a cambio de sus servicios humanitarios pro-imperiales. La lógica bélica imperial, desde Irak a Yugoslavia, a Afganistán, desde el Oriente

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Medio a los Balcanes, a Asia del Sur, ha llevado una nueva colonización: dos tercios del espacio aéreo iraquí y un tercio del país están colonizados; hay bases militares de la OTAN en Kosovo, Bosnia y Macedonia ocupados. Un régimen títere está siendo preparado para Afganistán. Se planean nuevas guerras para el Oriente Medio y otros sitios, tratando de incorporarlas en una definición abstracta de la guerra contra el terrorismo. Se dirigen amenazas militares contra países que se niegan a subordinarse a la lógica militar del imperio (que se niegan a "unirse a la alianza".) Los infantes de marina reemplazan a los funcionarios del FMI como emisarios de los conquistadores. En tiempos de crisis económica, las clases gobernantes desvían el descontento y la cólera popular hacia enemigos externos; los movimientos populares y las ONGs progresistas deben oponerse a las guerras imperiales y volcar la atención hacia los opresores internos. Las ONGs deben asociar la lucha contra la globalización a la lucha contra la guerra y a los movimientos contra la recesión. El movimiento avanza sobre cinco frentes El desafío actual para las ONGs es edificar movimientos que elaboren alternativas a cinco problemas entrelazados: 1) la guerra y el terrorismo; 2) la militarización y la represión; 3) el aumento de la recesión económica y la crisis global de los mercados; 4) el colapso de las estrategias de exportación y la vulnerabilidad de los regímenes neoliberales; y 5) el masivo desempleo y el crecimiento de la pobreza en el norte y en el sur. Las guerras imperiales en nuestros días son "guerras totales" - en las que todos los civiles y las condiciones más elementales para la supervivencia (agua, electricidad, alimentación, etc.) son considerados objetivos de destrucción militar. La guerra total contiene las semillas del genocidio; pueblos enteros, como en Afganistán, huyen de la destrucción en masa y enfrentan una muerte inminente por inanición; las muertes causadas por la guerra en Afganistán exceden las en Nueva York y Washington en una proporción geométrica. El estado policial: la legislación antidemocrática, está siendo pasada por el Congreso y los parlamentos a todo correr, sin discusión, abrogando derechos democráticos básicos en el nombre de la seguridad, pero reforzando en realidad los poderes represivos del estado para limitar la oposición popular democrática. La guerra y la represión desplazan la reforma socio-económica como reacción a la profundización de la crisis económica. Los empleadores y las multinacionales aprovechan la psicosis de guerra para despedir a millones de trabajadores, para aumentar la cantidad de trabajadores temporales, intensificar la explotación y presentar al estado pedidos financieros exorbitantes para obtener subvenciones. Lo que es una crisis en el norte, constituye una catástrofe en el sur. Las infames "estrategias de exportación" neoliberales en el Tercer Mundo se descalabran con la disminución de los mercados euro-estadounidenses. Nuevos ajustes estructurales provocan grandes confrontaciones; las importaciones básicas tienen precios inasequibles, las deudas no pueden ser reembolsadas, los sectores de exportación se enfrentan a la bancarrota, el estado neoliberal no tiene recursos: la vulnerabilidad es omnipresente, nadie encuentra soluciones capitalistas. Mientras tanto, los gastos de guerra, los subsidios para las multinacionales en quiebra, y la debilidad de los mercados llevan al aumento del desempleo en EE.UU. y en Europa. Estamos en una época de profundización de los problemas, pero también de grandes desafíos y oportunidades para presentar temáticas básicas y alternativas radicales. Perspectivas y estrategias: a corto y mediano plazo A corto plazo, enfrentamos una ofensiva derechista encabezada por la Alianza bélica euro-estadounidense, respaldada por las poderosas multinacionales y las fuerzas policiales y militares. Esta ofensiva, utilizando los medios de comunicación de masas, que han aceptado abiertamente su conversión a portavoces de la Alianza, ha conseguido el apoyo temporal o la pasividad de la mayoría de la población en América

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del Norte y Europa, pero no en el Oriente Medio o en muchas otras partes del Tercer Mundo. En la actualidad, particularmente en EE.UU. y en la UE, hay una psicosis de guerra manipulada por el estado y amplificada y transmitida por los medios de masas. A corto plazo, esto ha llevado a la supremacía de una unanimidad irracional en la que sectores de la opinión pública han sido llevados a creer que el disenso o la crítica de la guerra es una forma de "colaboración" con el terrorismo. En EE.UU. los directores de los medios de masas han sido instruidos por el estado para que no publiquen o anuncien los discursos de bin Lasen o no informen sobre discursos de los talibán sin identificarlos como propaganda terrorista. Probablemente no hubo necesidad de una intervención directa del estado ya que la autocensura de los medios y su incondicional apoyo a la guerra, hicieron innecesario todo control estatal. En este contexto, los movimientos sociales populares y las ONGs progresistas tienen un vital papel educativo para contrarrestar la propaganda estatal y sus exponentes intelectuales en los medios de masas. A través de la crítica sistemática de la propaganda de guerra y de sus deformaciones, se puede movilizar a una opinión pública informada, particularmente en las clases populares, para que se oponga a la guerra y a las injusticias e inseguridades que la acompañan. La educación política puede seguir cuatro líneas de contraataque. Por ejemplo, poner énfasis en las inconsecuencias y contradicciones flagrantes del mensaje bélico, la idea de que se trata de una guerra humanitaria, cuando millones de afganos son desplazados por los bombardeos de área y sufren hambre, sed y destrucción de las necesidades básicas (electricidad, agua, alimentación, transporte, etc.)- La idea que la violencia estatal desarraigará el terrorismo, en lugar de multiplicarlo y profundizar el odio y las represalias violentas. La guerra creará una espiral de violencia y la lógica de las guerras prolongadas y extendidas multiplicará los ataques contra civiles de EE.UU. y de la UE. Sólo a través de cambios de la política hacia las fuentes políticas (Palestina, Irak, etc.) de descontento en el Oriente Medio y en los estados del Golfo, puede minimizarse el conflicto y reducir los niveles de violencia. La segunda línea de educación política requiere denunciar la manera en la que las fuerzas socialmente reaccionarias en el estado y en la estructura de clases, se están aprovechando de la "crisis bélica" que ellas mismas han creado, para favorecer sus intereses a costa de la mayoría de los trabajadores. Es una guerra, como muchas guerras anteriores, en la que muchos se sacrifican y unos pocos se benefician. En EE.UU. las inversiones en la asistencia social están siendo reducidas, y los gastos militares se disparan. Las corporaciones multinacionales están despidiendo a millones de trabajadores y recibiendo inmensos subsidios por lo que llaman "daños de guerra", mientras se rechaza el pago de subsidios de desempleo. Los llamados del estado a la "unidad nacional" están siendo manipulados para ocultar las divisiones y las injusticias clasistas, quién se beneficia y quién pierde en la "guerra contra el terrorismo". Un cuadro familiar en EE.UU. es ver a obreros despedidos manejando hacia sus hogares con una bandera ondeando en las antenas de sus coches, mientras los mandamases de las corporaciones se codean con los funcionarios del estado para negociar nuevas subvenciones. El punto clave es que la crisis económica precedió al conflicto, y que la guerra dio a las corporaciones un pretexto "legítimo" para "reestructurar" masivamente sus empresas para reducir costos y aumentar los beneficios. Aclarando el vínculo de los quebrantos socio-económicas con la guerra, se puede alcanzar a millones de trabajadores con un programa de paz y justicia social. La tercera línea de educación política puede enfocar las divisiones reales y latentes dentro de la Alianza de la Guerra. Un conflicto particularmente explosivo es el proyecto de Washington de ampliar la guerra para incluir a Irak, Irán, Siria, etc. La principal fuente de petróleo de la UE es el Oriente Medio, y nuevas guerras llevarán a una reducción catastrófica del suministro de petróleo y a un aumento geométrico en el

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precio del crudo, lo que podría llevar a una depresión importante. Igualmente, los clientes de EE.UU., particularmente en Arabia Saudita, Egipto, Pakistán y otras partes, se encuentran bajo una enorme presión desde abajo y cualquiera presión ulterior de EE.UU. para lograr un mayor apoyo a la actual guerra en Afganistán o para ampliar la guerra a los países vecinos, podría llevar a insurrecciones nacionales. En realidad, la guerra contra Afganistán ha limitado ya el apoyo a los EE.UU. en comparación con la amplia simpatía original para las víctimas en Nueva York y Washington. En cuarto lugar, mucha gente en todo el mundo rechaza la visión dicótoma del mundo de Bush (y bin Laden) ("O están con nosotros -y la guerra- o están contra nosotros.") Una mayoría de "moderados" quiere que terminen los bombardeos y que comience la ayuda humanitaria para alimentar a millones de afganos hambrientos y desplazados. Mucha gente piensa que EE.UU. y la UE debieran considerar la oferta de los talibán de negociar y que debiera presentarse evidencia tangible de la participación de bin Laden en los actos terroristas. El hecho fundamental es que la mayor parte de lo que es conocido públicamente sobre los sospechosos, no apunta ni a bin Laden ni a Al Qaeda. La mayoría eran de clase media, no-fundamentalistas, siete estudiaron en Occidente (Hamburgo), y cinco fueron entrenados en bases militares estadounidenses. Ninguno ha sido identificado como entrenado en Pakistán o Afganistán o indoctrinado por mulás en uno de los dos países. Son temas que hay que difundir ampliamente, porque están en conflicto con la ideología básica utilizada para justificar esta guerra. Activismo: involucrar al público Hay tres ejes posibles para la acción política en esta coyuntura. Uno implica un "enfoque indirecto" que incluye la movilización de comunidades, sindicalistas y vecindarios contra las consecuencias socio-económicas de la profundización de la recesión económica (despidos / desempleo) y los beneficios de la elite provenientes de la "crisis bélica" en el ámbito nacional e internacional. Las decisiones tomadas por las compañías multinacionales de despedir trabajadores por las "condiciones del mercado mundial" constituyen un poderoso argumento contra las llamadas estrategias de crecimiento por la exportación y los argumentos de la "globalización." Es importante para el desarrollo de la actividad de los movimientos en esta coyuntura que se relacione la adversidad social local con la globalización y la guerra. En segundo lugar, la actividad debiera concentrarse en el eslabón más débil de la llamada Alianza de la Guerra: la violencia israelí y su desposeimiento de los palestinos. Fuera de EE.UU. la mayor parte de los comentaristas reconocen que la guerra israelí contra los palestinos es el detonador de la actual crisis. Las políticas genocidas del régimen ultra-derechista de Sharon han unido a todo el mundo árabe, a la mayor parte de la opinión pública europea, y fuera del lobby judío pro-israelí en EE.UU., a sectores de la opinión pública estadounidense. Incluso el presidente Bush y el secretario de estado Powell han hablado, de los dientes para afuera, sobre la idea de un estado palestino. El punto político es que al enfocar en la intransigencia israelí se puede polarizar favorablemente a la opinión pública contra la guerra y convertirlo en un punto de partida para reactivar el movimiento contra la globalización. El tercer sector de actividades se relaciona con los desastres humanitarios causados por las guerras en Afganistán, Irak y Colombia. Según las Naciones Unidas, siete millones de afganos pueden morir de hambre a causa de la guerra, algo comparable con el Holocausto. La ayuda humanitaria sólo puede ser transportada si cesan los bombardeos anglo-estadounidenses. Es un tema que puede llevar a millones de personas a ejercer presión para que terminen los bombardeos, aunque sea temporalmente. La "Guerra contra el Terror" ya se ha convertido en una escalada contra las fuerzas populares insurgentes en América Latina. El jefe de la DEA en México declaró que el EZLN es una organización "terrorista." Un portavoz del departamento de estado ha declarado que habrá un masivo aumento de 700 millones de dólares y más personal militar para combatir el "terrorismo de las FARC." Las

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víctimas humanas de estas nuevas guerras son horrendas: entre el 1 y el 15 de octubre, los paramilitares respaldados por los militares colombianos asesinaron a 150 campesinos y obreros y la cuenta sigue. El tema del terrorismo de ESTADO es ilustrado gráficamente como el verdadero contenido de nuestra definición de la guerra contra el terrorismo. Un tribunal internacional sobre la catástrofe humanitaria en Afganistán, dirigido por personalidades internacionales podría concentrar la atención mundial y educar a la opinión pública sobre el verdadero significado de la guerra. En resumen, las ONGs progresistas debieran relacionar sus estrategias contra la globalización con la profundización de la crisis económica interna y desarrollar alternativas programáticas basadas en la socialización de la producción, la redistribución de los ingresos y el incremento de los mercados internos, basándose en el aumento de los gastos sociales. Las ONGs debieran ligar su apoyo a la ayuda humanitaria con el movimiento contra la guerra y las catastróficas consecuencias económicas para Europa, que resultarían de la extensión de la guerra a otros países del Oriente Medio y del Golfo. La creación de alianzas internacionales basadas en la crisis internacional, requiere la creación de organizaciones de base en cada barrio, municipalidad y región. Las ONGs debieran aprender las lecciones de los movimientos de acción directa como el MST en Brasil, los trabajadores desocupados en Argentina, que aplican piquetes de bloqueo de rutas no-violentos y presiones estratégicas en la producción y la distribución. Conclusión Está claro que existe una ofensiva derechista a escala mundial: las llamadas "medidas de seguridad" están fortaleciendo los poderes arbitrarios del estado a costa de las libertades individuales y los derechos sociales colectivos. Además está claro que está emergiendo un creciente movimiento de resistencia, particularmente en los países musulmanes y en un grado considerable en Europa (Italia, Inglaterra, Francia.) El mismísimo extremismo de la estrategia de la guerra total de Bush está teniendo un efecto de bumerang: la prolongación de la guerra y el creciente número de víctimas, están aumentando la cantidad de voces de los grupos humanitarias, de derechos humanos y de los ciudadanos de los países musulmanes. Puede lograrse que la ofensiva derechista se vuelva en su contra. Al multiplicarse los temores y las inseguridades, al debilitarse las economías como consecuencia de la guerra y al afectar adversamente a más y más gente, esas "víctimas masivas" en las economías internas de la UE, e incluso de EE.UU., pueden convertirse en reclutas potenciales para los movimientos sociales. La alianza internacional para la guerra puede llevar a una contra-alianza por la paz y la oposición al militarismo. La legislación represiva puede incrementar las sensibilidades democráticas; el autoritarismo puede alimentar los movimientos por la democracia. Las polaridades y las alternativas compulsivas ("la guerra contra el terrorismo") pueden tener un efecto de bumerang, aislando a sus proponentes en sus propias formulaciones extremas. Los movimientos deben redefinir las polaridades: la globalización y la guerra, o la democracia, la autodeterminación, la ayuda humana a las víctimas de la guerra y trabajo para los desocupados. La amplia mayoría de la gente rehúsa escoger entre las guerras imperiales y el terror fundamentalista. La mayoría escogerá alternativas de naciones seculares, pacíficas, en las que la gente tenga libertad para escoger el sistema social que mejor satisfaga sus vidas. En la actualidad, la mayor amenaza para la humanidad es el unilateralismo - la decisión de Washington de comenzar la guerra, de bombardear un país de vuelta a "la edad de piedra;" de rechazar Kyoto, los controles de misiles, la abolición de las minas terrestres; de no aceptar las cortes internacionales de justicia y las decisiones de la ONU que exigen que Israel se retire de los territorios ocupados. El unilateralismo hoy en día significa militarismo. Frente a la crisis económica mundial y a la creciente competencia, el unilateralismo significa la intensificación de la lucha por expandir el control sobre recursos y mercados vitales, utilizando métodos no-económicos.

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El unilateralismo socava cualquier pretensión de construir alianzas durables. El militarismo aliena a aquellos que pagan el precio de la guerra: la mayoría de la humanidad. El unilateralismo fuerza a los aliados a la oposición; la crisis económica lleva a una reevaluación de las prioridades, modelos, mercados - desafiando la ortodoxia neoliberal. Tácticamente es imperativo buscar la alianza táctica más amplia posible contra el unilateralismo, el militarismo y el neoliberalismo. La historia de las dos guerras mundiales, de las guerras de Argelia y Vietnam, nos enseña que las penurias, el sacrificio desigual y el costo político y social de la guerra, debilitan la unanimidad inicial y fortalecen la resistencia. Al crecer la oposición desde abajo, se profundizan las rupturas verticales y horizontales y la arrogancia imperial de un "Nuevo Orden Mundial" se desmorona y se abren oportunidades para transformar el mundo y las eternas esperanzas de paz y justicia se convierten en las bases programáticas de nuevos movimientos socio-políticos. Para formar parte de la solución y no del problema, las ONGs progresistas deben trazar una clara línea de diferenciación entre ellas y las ONGs millonarias, como el Foster Parent Plan, que junta 300 millones de dólares por año, Misereor, 214 millones al año, World Vision, 500 millones, Care, 50 millones. Esas agencias millonarias colaboran con el imperialismo euro-estadounidense y son financiadas para debilitar los movimientos sociales mediante el "desarrollo comunitario" y "familiar" en el marco del colaboracionismo de clase. En la actualidad, las fundaciones de las corporaciones multinacionales, el Banco Mundial y los imperios euro-estadounidenses, invierten más de 7 mil millones de dólares en ONGs para minar un desarrollo público general y los movimientos anti-sistémicos. Las ONGs progresistas sólo pueden participar en las luchas populares para oponerse a la guerra y resistir a la globalización si rechazan los fondos de fuentes que limitan sus objetivos. Todo financiamiento proveniente de la estructura del poder comporta "condiciones" -restricciones en las luchas, el programa, las tácticas, y la estrategia. Pensar de otra manera es engañarse, Para llegar a ser una fuerza verdaderamente independiente, las ONGs progresistas deben volver a sus raíces, y conseguir la lealtad de su gente para autofinanciarse y vivir y trabajar con donaciones voluntarias de aquellos que pretende servir. No es una época fácil para las ONGs, ni para los movimientos populares, pero los tiempos cambian, la reacción sobrepasa las fronteras. La necesidad lleva a la gente a la lucha. Creo que hay un poderoso movimiento de resistencia que va desde el campo y los barrios de América Latina, Asia y África a las calles, a las ciudades y a los movimientos contra la globalización de Europa-EE.UU. Debemos aprovechar nuestras oportunidades y avanzar, rechazando los cantos de sirenas de derrota, muerte, destrucción y desmoralización.

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Siete tesis sobre el significado histórico del golpe militar del 24 de marzo de 1976, en Argentina James Petras REDH El significado histórico del golpe militar del 24 de marzo de 1976 determina una transformación en la historia Argentina en diferentes aspectos relacionados entre sí. A saber, en primer término, el golpe militar destruyó el tejido social de la sociedad Argentina, desarticulando las fuerzas populares en la sociedad civil. A diferencia de previos golpes que se caracterizaron por el asesinato dirigido a determinados líderes populares, el golpe del 76, asesinó sistemáticamente a miles de activistas y dirigentes populares, cuya existencia mantenía la unidad de millones de trabajadores con sus debates y su capacidad de organización. Es tan sólo ahora, veinticinco años más tarde en que, nuevamente, las organizaciones populares han resurgido emergiendo y reconstruyendo el tejido social de la Argentina. Organizaciones populares tales como piqueteros, cortando rutas, "Hijos" con sus escraches como también sectores de la CTA organizando protestas, paros etc. El sentido histórico del golpe militar de 1976 es el intento de intervención político militar de Washington después de su derrota en Indochina y su victoria en Chile. La lección aprendida por Washington después de Indochina y Chile fue que el único camino para reestablecer su hegemonía era el establecimiento del terrorismo de estado. Ese camino que iniciaron en 1976, encuentra continuidad lógica y directa en el proyecto de dolarización de la economía Argentina (Plan Cavallo). Del estado de terror a la recolonización. El tercer significado histórico del golpe ha sido la transformaciòn de la burguesía Argentina que se ha convertido en "multinacional". La idea de conciliación de clases sociales; alianzas populares y nacionalistas se declaró extinguida. La burguesía se convirtió en aliada de los Estados Unidos en la sistemática destrucción de las bases populares y del poder de los trabajadores para la construcción del nuevo edificio: la economía neoliberal. El cuarto aspecto del golpe estuvo representado por la transformación del Peronismo de movimiento nacional y popular a su constitución como un nuevo partido neoliberal. Con el giro a la derecha de la burguesía, después del 76, el peronismo tenía dos posibles caminos. Tanto la construcción de un partido de trabajadores democrático social o bien aliarse con la burguesía. La presidencia de Menem fue la confirmación de esa segunda hipótesis. El quinto aspecto fue la domesticación general de los intelectuales y las clases dirigentes. La dictadura impuso parámetros inamovibles en el proceso electoral. Aspectos vinculados con la propiedad privada, el mercado financiero, los recursos, la desigualdad y el permanente estado de las instituciones cada vez más alejadas de la transformación política y el debate. La transición fue -en consecuencia- estrictamente controlada y el proceso electoral y el el debate intelectual relegado a un segundo plano. Los intelectuales aceptaron las reglas de juego y siguieron los dictados de Esados Unidos y las fundaciones europeas comprometidos con el oscurantismo imperial. Sólo veinticinco años más tarde, en medio de una severa crisis, emerge una nueva generación de intelectuales para combatir al neoliberalismo. El sexto aspecto esta representado por el fin de los partidos tradicionales ( comunista, trotkista, socialista) como importantes referentes políticos durante el período pos-militar. El partido comunista perdió para siempre su credibilidad después de su resplado a Videla en 1976. La incapacidad de los grupos de izquierda en construir una

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resistencia posible durante la dictadura o durante el período de transición los convirtió en sectas marginales. Los nuevos movimientos populares surgen desvinculados de la izquierda tradicional. Sus líderes y combatientes están enfrentando directamente al liberalismo y la desintegraciòn de la sociedad. El proceso de transformación del movimiento revolucionario, sin los partidos de la izquierda tradicional es el más importante desfío dentro de la izquierda argentina. El séptimo y último significado histórico del golpe militar de 1976 fue demoler el mito de una Argentina potencia, excepcional europea y no latinoamericana. El golpe militar demostró que Argentina era aún una oligarquía neocolonial con características más similares a Paraguay y Bolivia que a Suecia y Dinamarca. Desde el golpe, la desnacionalización de la economía, el crecimiento del 35% de la pobreza en áreas urbanas, en cuidades, el 20 % en la tasa de desocupación, el crecimiento geométrico de subempleados, la llamada "economía informal", la proletarización de la clase media y la tutela directa de Washington inscribe claramente a la Argentina como parte de latinoamérica , del tercer mundo. CONCLUSION La herencia que dejó el golpe del 24 de marzo de 1976 está representado aún en la Argentina de hoy. Las fuerzas de derechos humanos y fuerzas políticas que continúan luchando para anular las leyes de impunidad [1] son un claro ejemplo de ello. Los viejos políticos del PJ y UCR continúan defendiendo privilegios y prerrogativas de los militares mientras que la nueva mayoría Argentina está clamando por justicia. El plan económico-social instrumentado por Martinez de Hoz perdura aún en el super liberal ministro López Murphy.[2] Sólo hoy, nuevas fuerzas han surgido dentro de la oposición tales como la organización de trabajadores, grupos de protesta social en el interior del país y en los suburbios pobres del gran Buenos Aires. El golpe de estado de 1976 no fue sólo militar sino también un golpe de clases. Un enfrentamiento brutal de una clase sobre la otra. Veinticinco años después, el enfrentamiento continúa. Los militares y sus políticas sociales han ganado decisivamente la batalla por imponer su programa reaccionario, pero no la guerra. El aislamiento , descrédito y corrupción dentro de esta elite ha ido en aumento y producido gran resistencia: La lucha continúa. [1] Nota de los traductores. Hace referencia a las leyes de Obediencia debida y Punto Final [2] Idem. En el momento en que fue escrita esta nota aún no se había producido la renuncia del citado ministro y el nombramiento de Cavallo, como sí se dieron de hecho en el instante mismo en que esta traducción llegaba a su término, por lo que se considera pertinente esta información. Versión de la traducción a cargo de Rose Wind and Paul Jones

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"Los zapatistas son la piedra en el zapato del imperialismo" Pascual Serrano La nueva Administración Bush parece que ha entrado con una política mucho más agresiva: bombardeando Iraq, endureciendo su posición frente a Corea del Norte, desarrollando su proyecto de explotar el petróleo de la reserva natural de Alaska.... ¿Era de prever esa política?, ¿es tan diferente de la de Clinton? Yo creo que la idea es intervenir con gran fuerza en sus planes estratégicos. Se trata de un error afirmar que estas iniciativa son más duras puesto que algunas de las políticas de la actual administración Bush están extendiendo y profundizando las medidas de Clinton. Clinton hizo los grandes recortes sociales, en los presupuestos de bienestar social, salud, educación, etc. Bush tiene como herencia el excedente de presupuesto que procede en gran parte de esos recortes. A partir de ahí va bajando los impuestos a los ricos y clases acomodadas. Se trata más de una interrelación entre Clinton y Bush que una ruptura o una diferencia. Sobre la política exterior, debemos ubicar a Bush como un presidente que tiene interés en consolidar los mercados e inversiones en America Latina donde los Estados Unidos mantienen ventajas sobre otros países y su balanza comercial le es favorable. Mientras que con Europa y Asia mantienen una balanza comercial negativa. Por ello, tiene más interés en Brasil que en Bosnia, Kosovo, etc. Creo que incluso van a desentenderse de estos lugares, no les interesan, no ven ventajas económicas. ¿Y en Oriente Medio? Sí hay un interés importante en Oriente Medio. Hay una división bastante clara entre el Pentágono y Powell (1). Powell quiere defender el imperio reconstruyendo la hegemonía norteamericana en los países del Golfo y el Africa Arabe, porque en los dos últimos años de Clinton han perdido influencia diplomática. La izquierda no aprecia cuanto avanzan sus posiciones. Arabia Saudí ya está abriendo relaciones con Irán, Iraq ya está en el Consejo de Países Arabes, Egipto y otros países se están acercando a Irán e Iraq, Siria se está normalizando con Iraq. No son grandes saltos pero sí hay un desgaste o deterioro del control total que tenia EEUU en los 90. Ante eso, Powell quiere volver a consolidar la influencia. Frente a esa estrategia hay otro más dura, la de Rumself (2), que se reflejó en el último bombardeo a Iraq. Con él se pretendía dar un mensaje de intimidación: Si no atienden nuestros intereses, miren lo que podemos hacer. Powell es mucho más sutil, considera que no siempre la forma de mantener la adhesión a Estados Unidos es mostrando la fuerza, especialmente cuando el gobierno israelí tiene como objetivo expulsar a todos los palestinos. Yo creo que la idea es expulsarlos a todos, Sharon dijo una vez: "Los palestinos ya tienen un país, Jordania". Si analizamos la labor de Barak, observamos que consolidó más las colonias judías, el territorio palestino está más achicado desde los Acuerdos de Oslo que antes. Tienen menos territorio, menos recursos económicos, más dependientes de subvenciones del exterior. Yo creo que frente a este panorama, Powell tiene claro que la agresión israelí genera una inestabilidad peligrosa en los países árabes. El quiere tener una relación más amable con algunos sectores árabes para estar informado de los efectos que puede tener esta inestabilidad, y también quiere distanciarse del lobby judío, no mucho pero una distancia razonable, por eso criticó la política de estrangulamiento de las comunidades palestinas. Por esta razón creo que vamos a asistir a una mala publicidad de Powell en los grandes medios de Estados Unidos, muy influidos por los

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grupos judíos proisraelíes. En cuanto a la estrategia económica, parece que existe una ofensiva para dolarizar América Latina. Ecuador hace una año, ahora El Salvador, en Argentina la ley de Convertibilidad. El republicano Connie Mark elaboró en la anterior legislatura un proyecto de ley donde establece el protocolo para la dolarización de los países. ¿Qué opinión le merece? Yo creo que la dolarización ya está en marcha en América Latina pero con mucha resistencia en Brasil y Venezuela. No va a ser fácil, ni va a ser fácil imponer un tratado de libre comercio en toda América Latina. Los apoyos fuertes para EEUU son Perú, con su nuevo gobierno más entreguista que Fujimori como lo ha demostrado aceptando que fuerzas especiales marinas creen una base en Iquito para apoyar el Plan Colombia. También tiene el apoyo de Argentina, de Banzer en Bolivia y Macchi en Paraguay. Esos son los gobiernos completamente cipayos. Pero después están Venezuela y Brasil que están poniendo resistencia. Pastrana es otro cliente de Washington. México tiene que balancear su herencia independiente en política exterior con el entreguismo de Fox. Su ministro de relaciones exteriores, Jorge Castañeda, es un tipo muy servil, como algunos intelectuales españoles que presentan una fachada liberal socialdemócrata pero en el fondo son más serviles que la derecha tradicional, más entreguistas frente a Washington. Es el caso de Javier Solana. No va a ser fácil para EEUU convencer a Brasil, porque detrás del presidente Cardoso hay sectores de la burguesía que no quieren eliminar las barreras comerciales. También hay una fuerte oposición desde la izquierda y de sectores de centro que estarían incómodos con el entreguismo de la dolarización. Brasil es muy difícil, Venezuela muy difícil y México problemático. Esos son los países que tienen peso en América Latina. Lo más fuerte que tiene de su lado Washington es Argentina, con de la Rua que es un completo cipayo, no hay duda. América Latina es la gran enchilada para Washington, después el Golfo Pérsico y Africa no cuenta. En Asia, Bush tiene que inventar el problema de Corea del Norte, quiere montar el programa de misiles y romper el pacto con Rusia, y una de las justificaciones, entre comillas, es la amenaza Iraq-Corea del Norte. Si quieren montar los nuevos misiles no pueden llegar a un acuerdo con Iraq y Corea del Norte, son los países que ellos llaman "amenaza para EEUU". Por este vínculo con su plan de misiles quieren enfriar sus relaciones con Corea del Norte. El problema es que hay fortísimas presiones en Corea del Sur para acercarse a la otra Corea, es una cuestión de sangre, como en Alemania occidental y oriental pero más fuerte todavía. Su análisis sobre el papel de las ONG´s como cómplices del neoliberalismo, participando en su gestión y sofocando las iniciativas sociales ha tenido una gran repercusión. ¿Cómo cree que deberían actuar las ONG´s para no tener ese papel y ser una auténtica vía de participación y contestación social? Deben colaborar con los movimientos en lucha, con los zapatistas, con los Sin Tierra, con las FARC, con todos los grupos de acción directa, los cocaleros en Bolivia, etcétera, y no tratar de competir ni crear polos ni dividir comunidades mediante la caridad, como nuevos misioneros con retórica izquierdista. Hay ONG´s que entienden eso, hay buenas ONG´s, pero no son las que reciben la gran parte del pastel. Son activistas de una adecuada línea política. De los veinte mil millones de dólares que van a ONG´s, yo decía que el noventa por ciento va a los que colaboran con el FMI, el BM y gobiernos neoliberales. Lo demás está dispero entre grupos tibiamente progresistas y otras minorías, pequeña pero que se presta a apoyar los movimientos antiimperialistas y que están en las primeras trincheras de la lucha.

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Usted ha trabajado mucho sobres los movimientos sociales en América Latina. Asombra ver que no haya una estrategia de lucha común en esos países, más allá de sus encuentros en el Foro de Sao Paulo. Son muy diferentes los métodos del MST en Brasil, las FARC en Colombia o los zapatistas en México. Incluso los medios de lucha pueden parecer contradictorios, se podría decir que la estrategia de las FARC tiene un alto coste de vidas humanas y que la de los zapatistas no es suficientemente combativa, quedándose en una guerrilla lírica que no está consiguiendo grandes logros para los indígenas. ¿Cuál es su valoración de estas luchas? Yo creo que todos tienen su papel y su contexto positivo. Yo no creo que las FARC provoquen un alto coste de vidas humanas, están actuando a favor de parar la violencia y abriendo espacios en sus audiencias en los territorios desmilitarizados. Creo que los asesinatos de los paramilitares, los narcotraficantes, los militares, etc. existían cuando las FARC no tenían fuerza, existen ahora y existirán después de las FARC si no hay un cambio en la política económica. Es absolutamente falso decir que los muertos surgen por la existencia de la guerrilla, las FARC son un obstáculo para la extensión y profundización de la violencia. Creo que es importante entender este punto. Sobre los zapatistas, creo que han detonado una gran ánimo y solidaridad en México que no existía antes. Hace dos años, los sindicatos más poderosos e independientes de México, los electricistas, me invitaron a un congreso internacional contra las privatizacionnes, y una de las cosas interesantes que descubrí es el apoyo que tiene la dirección de este sindicato a los zapatistas, apoyo material, politico y moral. Se sienten identificados porque es una forma de revelarse contra el partido único, el neoliberalismo, coinciden en estos grandes temas. Porque los anarquistas y otros grupos olvidan que la bandera principal del zapatismo es el antiimperialismo. El día que se levantaron fue el día que entro en vigencia el NAFTA y no fue accidental. Cuando ellos reivindican la autonomía de las comunidades y el control de sus recursos naturales supone reivindicar el petróleo que hay en Chiapas. Por eso el diario El País publica esas cosas escandalosas, es un ejemplo de la prensa de las cloacas, llamando a Marcos pendejo o diciendo que están tomando posiciones que van en contra de todos los mexicanos. El zapatismo es la piedra en el zapato porque siguen enfrentándos a Fox cuando el centroizquierda, el quivalente del PSOE y pseudoizquierda están a la espera de lo que dice Fox, cuando la esencia del ex presidente de Coca Cola es profundizar el neoliberalismo de los priístas anteriores. Creo que, en este sentido, la marcha zapatista y las banderas que están alzando son muy positivas. Están tratando de romper el cerco, cerco militar con una acción sumamente atrevida porque en el país los asesinatos políticos comunes del gobierno-pri y los que manejan los poderes fácticos cualquier cosa es posible. Y un atentado contra Marcos no me sorprendería. Pero el hecho es que América Latina hay una gran coincidencia entre zapatismo, FARC, Sin Tierra y es romper las barreras hacia la participación de las masas. Todos están enfrentando los obstáculos institucionales controlados por las oligarquías, y eso es importante. Y no sólo esos países, la Federación Nacional de Campesinos está ocupando Asunción estos días, en Ecuador casi tomaron el poder, llegaron a formar una Junta Patriotica Popular y Nacional. Lucha de masas en lugares como Paraguay, Brasil y Ecuador y lucha militar en lugares donde no existe espacio político, donde lo común es matar. ¿El caso de Colombia? Recordemos los cuatro mil progresistas y comunistas de la Unión Patriotica que mataron en Colombia en la tregua del 84 y 90. Eso marca las negociaciones. Las FARC no van a integrarse otra vez en un progreso político mientras no haya una

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transformación del ejército que desarme a los paramilitares. Marulanda, en mi opinión, como lider politico y militar es el mayor y mejor estratega desde Giap de Indochina, autor de la derrota de los japoneses primero y de los franceses y norteamericanos después, uno de los grandes estrategas de lucha popular de la historia. Ahora tenemos a Marulanda, treinta y cuatro años construyendo un ejército, trabajo de hormiga acumulando fuerzas. No está reconocido como el gran líder que es, ni por los partidos comunistas ni por los sectores progresistas porque es un hombre humilde, no habla mucho, no es un demagogo carismático, es un hombre meticuloso, lee mucho, sobretodo a los grandes teóricos de las luchas populares como Mao Tse-Tung y Giap, libros de contrainsurgencia... Las FARC han enfrentado todos los cercos, desde Kennedy a los paramilitares, y han construido un poderoso ejército y el punto de confrontación con el imperio norteamericano en todo el mundo. Lo que está en juego en Colombia es toda América Latina, no es simplemente Colombia. Si gana el pueblo colombiano van a crear un referente de 40 millones de personas para América Latina. EEUU no tolera ninguna victoria porque interumpirá su estrategia en América Latina. ¿Cuál es en su opinión la estrategia de Pastrana con sus conversaciones con las FARC y la aceptación de la zona de despeje? Pastrana está ganando tiempo, mientras habla de paz está entrenando tres batallones especiales de intervención. Están intensificando la destrucción de la alimentación que sostiene a millones de campesinos. Pastrana habla de paz y está haciendo la guerra, guerra intensiva porque desplaza a miles de campesinos mediante el uso de herbicidas. Todo el mundo sabe que está destruyendo la fuente de alimentación de los sectores populares. Hablo de cien mil hectáreas. ¿Eso qué significa?. Desplazar millones de campesinos. Las FARC son un ejército campesino, con miles de vínculos con campesinos: padres, hijos, abuelos, tíos, primos. ¿Cómo se sostienen veinte mil personas si no tienen redes, una gran masa popular de apoyo?. La gran táctica de Pastrana es vaciar el mar para capturar los peces y preparando asesores mercenarios norteamericanos que manejan los helicópteros de guerra, están gestando el gran asalto. Mientras, las FARC quieren un territorio desmilitarizado para abrir un dialogo político con los civiles, han participado treinta mil personas en las audiencias en territorio desmilitarizado, y ellos saben que con ese espacio pueden llegar a muchas más personas que si permanecen sólo en la montaña o en la selva. El sesenta por ciento de la población colombiana ahora está en las ciudades y ellos quieren formar una gran alianza urbana-rural. Se diría que los partidos políticos tradicionales están en crisis. Ningún movimiento popular contacta con ellos y viceversa. ¿Qué están haciedo mal los partidos de izquierda?, ¿hemos de renunciar a ellos como medios a utilizar para cambiar las cosas? Los partidos políticos de izquierda que no han hecho un trabajo en las bases, no han encabezado las huelgas o las ocupaciones de tierras, no han participado en la lucha de barrios por la sanidad, etc. y han concentrado en las confrontaciones electorales enormes gastos y dinero, creo que han perdido los orígenes. Los resultados de las elecciones son producto de las grandes luchas, porque a partir de las luchas creas los vínculos y la conciencia para después presentar candidatos. Ahora los partidos de izquierda van al contrario, creen que a partir de las elecciones llegarán a la gente y a partir de la gente van a crear conciencia. Yo estuve en Chile cuando ganó Allende, yo fui asesor allá. Te juro que Allende ganó porque los cinco años antes de las elecciones hubo ocupación de terrenos urbanos, sindicalización rural, reforma agraria, organización de barrios, luchas sindicales muy fuertes, masacres. Allende estaba allá. Por ello, los socialistas y comunistas ganan las

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las elecciones a pesar de tener toda la propaganda en contra. Ahora la izquierda llora porque no tiene el apoyo de los medios. Qué esperan si no. En Chile todos los medios estaban contra Allende, la televisión, la radio, la CIA financiando El Mercurio y el resto de la prensa. ¿Y cómo ganaron a pesar de los medios de comunicación?. Porque en cada lugar, en cada barrio, tenían sus cuadros trabajando con la gente. Cuando llegan las elecciones ya no tienes que ser un paracaidista de fuera, ya estás dentro. Recuerdo una anécdota. Una mujer que lavaba la ropa en mi casa, entonces no teníamos lavadora, me contaba que el cura llamó a su puerta haciendo propaganda por la democracia cristiana. Le decía que los comunistas iban a raptar a sus hijos y mandarlos a Rusia. Ella le respondió: "Ojalá, que los lleven a Rusia para recibir educación y salud gratuita". ¿Cómo llegó ella a pensar en esa respuesta?. Porque participó en una toma de terreno previa para construir su casa. ¿Donde estaban los socialistas, los comunistas, los miristas (4)?. Estaban con ella, enfrentando a la policía y luchando por conseguir electricidad, conseguir una clínica, etc. Y entonces llega el momento de las elecciones. Allende pide el voto, y ellos ya saben a quien votar. Esa mujer cuando estaba en el mercado conversando con su vecino, ella le recordaba "no olvides a quienes nos ayudaron y a quienes nos piden ahora el voto". ¿Cómo valora la situación y evolución de los movimientos sociales de contestación social en Europa y en EEUU? Yo creo que los partidos y los movimientos tienen algo que aportar cada uno. Los movimientos tienen la fluidez, la capacidad de incorporar mucha gente, trabajar cosas inmediatas, pegar fuerte, enfrentar, confrontar, desobiendiencia civil máxima, ocupar edificios. Y los partidos ofrecen la capacidad de aportar una visión del problema nacional, internacional, la idea de disciplina actuando juntos. Mi idea es incorporar los dos elementos, lo que llamo movimientos políticosociales. No sirve luchar en un sólo sector, pero tampoco formar los funcionarios y estructuras rígidas del partido. La fluidez y dinamismo de los movimientos con la disciplina y proyecciones nacionales, integrando las luchas sectoriales en un proyecto común. El Movimiento Sin Tierra, por ejemplo, combina las dos estrategias. 1. Colin Powell, secretario de Estado de la Administración Bush 2. Donald Rumself, secretario de Defensa de la Administacion Bush 3. Vo Nguyen Giap (1912- ), general y ministro de Defensa vietnamita (1945-1980). Principal figura en la victoria militar comunista en la guerra de Vietnam. Maestro en la guerra de guerrillas, liberó Hanoi de los japoneses en 1945. Después planificó y dirigió las operaciones militares contra los franceses que culminaron con la derrota de éstos en la batalla de Dien Bien Phu en 1954. Durante la década de 1960, Giap se encargó de las operaciones guerrilleras contra Vietnam del Sur y Estados Unidos, y planificó la ofensiva final de la guerra de 1968, que supuso un severo golpe psicológico para las fuerzas estadounidenses. 4. Militantes del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). Grupo armado revolucionario constituido en 1965, aunque crítico apoyó la Unidad Popular de Allende y suspendió sus acciones durante su mandato.

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16 de diciembre de 2001

La Contraofensiva Imperial Para el Foro Social de Porto Alegre, Brasil 30 de enero al 5 de febrero de 2002 James Petras Traductor: Germán Leyens La tesis general de este artículo es que el ataque de EE.UU. contra Afganistán es un esfuerzo por invertir el debilitamiento relativo del imperio de EE.UU. y por reestablecer su dominación en las regiones conflictivas. La guerra en Afganistán sólo forma parte de una contraofensiva imperial general con varios componentes: 1) reestablecer la subordinación de Europa a Washington, 2) reafirmar su control total en la región del Oriente Medio y del Golfo, 3) profundizar y extender la penetración militar en América Latina y en Asia, 4) aumentar la guerra militar en Colombia y proyectar su poder en todo el resto del continente, 5) restringir y reprimir la protesta y la oposición contra las corporaciones multinacionales (CMNs) y las instituciones financieras internacionales (IFIs), como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la Organización Mundial del Comercio, reemplazando los derechos democráticos por poderes dictatoriales, 6) utilizar los gastos del estado en armamentos y los subsidios a las CMNs que están casi en quiebra (líneas aéreas, seguros, agencias de turismo) y las reducciones retrógradas de impuestos para detener una recesión que se profundiza, la que debilitaría el apoyo del público para el proyecto de construcción del imperio. La segunda tesis es que los preparativos para la contraofensiva imperial siguieron una secuencia planificada en tres partes: Fase 1: 11 de septiembre a 6 de octubre - Un masivo esfuerzo propagandístico que exageró y deformó la naturaleza de los ataques contra el World Trade Center y el Pentágono a fin de obtener apoyo político en todo el mundo. La campaña contra el terrorismo creó la apariencia de un "consenso mundial" a favor de Washington. Fase 2: Del 7 de octubre al presente - Un intensivo ataque militar fue lanzado, activamente apoyado por el núcleo duro de los partidarios de EE.UU. (Gran Bretaña, Turquía, Pakistán, Francia, Italia, Japón, España, etc.) Las barreras políticas, psicológicas y legales a la participación en la guerra fueron demolidas en EE.UU., Japón y Alemania. Esto preparó la escena para nuevas intervenciones militares, aumentó la represión interna y acrecentó la especulación, bajo el pretexto de condiciones de "guerra permanente". Fase 3: Implica una ofensiva militar general contra adversarios y críticos reales o potenciales, utilizando la intimidación (la amenaza de bombardeos masivos como en Afganistán) y una mayor presencia militar para extender y profundizar el control en regiones en crisis como Colombia. La tercera tesis es que hay tres "crisis internacionales," 1) La crisis político-militar: La guerra de duración indefinida declarada por Washington a fin de restaurar unilateralmente su poder, imponiendo nuevos estados clientes; 2) La crisis económica: El debilitamiento y el reto al poder imperial euro-estadounidense resultante de la recesión mundial (y de la eventual depresión) y de los crecientes movimientos opositores dentro y fuera de los estados imperiales; 3) Las crisis de la oposición de izquierda: La contraofensiva de EE.UU. ha impuesto una nueva gama de problemas a los movimientos populares: mayor represión, aumento de la militarización, un esfuerzo monolítico y masivo de propaganda y la generalización del miedo y de la ira.

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El nuevo orden imperial crea muchos desafíos, peligros y oportunidades para la resistencia, si la izquierda puede superar su actual desorientación. Estas tres crisis internacionales que afectan tanto al imperio como a la oposición, generan varias posibles consecuencias que resultan de sus respectivas contradicciones. En el desarrollo de este ensayo identificaremos en primer lugar el contexto de la contraofensiva imperial, es decir el debilitamiento relativo del poder de EE.UU. Luego pasaremos a las ventajas imperiales de la guerra extendida, de duración indefinida, (como una solución a las crisis político-económicas) y a sus contradicciones. Finalmente, consideraremos la guerra como parte de las crisis y su impacto sobre la oposición popular así como el potencial existente para una nueva resurgencia del poder popular. Debilitamiento relativo del imperio y "la necesidad de un nuevo imperialismo" La expresión generalmente repetida, "después del 11 de septiembre de 2001, el mundo ha cambiado," ha recibido muchos significados diferentes. El sentido más frecuente, explícitamente indicado por Washington, repetido por la Unión Europea, y amplificado por los medios de masas es que, como resultado del 11 de septiembre, se abrió una era enteramente nueva, un nuevo "período histórico" en el que se "establecieron" una nueva serie de prioridades, de relaciones de alianzas y políticas. La perspectiva de Washington de periodicizar una nueva era histórica desde el 11 de septiembre refleja, sin embargo, sus propias pérdidas y vulnerabilidades. Desde la perspectiva del Tercer Mundo (y tal vez más allá) la "nueva era·" comienza el 7 de octubre de 2001, la fecha de la masiva intervención y bombardeo de área de Afganistán por EE.UU. El 7 de octubre es importante porque señala el comienzo de una importante ofensiva mundial contra los adversarios de EE.UU. bajo definiciones muy elásticas y amplias de "terrorismo," "refugios de terroristas," y "simpatizantes de terroristas". Marca claramente una nueva ofensiva militar contra los oponentes y competidores del poder imperial de EE.UU., incluyendo a la disensión interior. Es importante comprender el significado dela expresión "nueva época" porque gran parte de lo que está sucediendo no es nuevo, sino más bien la continuación y la profundización de la continua agresión militar imperial que precedió al 11 de septiembre y al 7 de octubre. Igualmente, las luchas de liberación popular en muchas partes del mundo continúan sin disminución, a pesar del 11 de septiembre y del 7 de octubre, a pesar de algunos cambios significativos en su contexto. En breve, aunque el 11 de septiembre y el 7 de octubre son eventos importantes, queda por ver si los acontecimientos que siguieron después de esas fechas marcan un nuevo período histórico desde el punto de vista cualitativo. Yo diría que es más útil analizar la interrelación entre los acontecimientos y los procesos históricos antes del 7 de octubre y después, a fin de separar lo que es nuevo y significativo de lo que es efímero o establecido. Algunos factores significativos establecen los parámetros y el contenido para nuestra discusión. El primero es el debilitamiento relativo del poder político y económico de EE.UU. durante todos los años 90 en áreas clave del mundo, particularmente en la región del Oriente Medio y del Golfo, de América Latina, Asia, y Europa, junto con un aumento de la influencia de EE.UU. en los estados balcánicos menos importantes de Kosovo, Macedonia y Serbia. El segundo factor es la vasta expansión de los intereses económicos de EE.UU. a través de sus corporaciones y bancos multinacionales en el Tercer Mundo, y el debilitamiento gradual de los regímenes clientes que apoyan esa expansión. Evidentemente, las instituciones financieras internacionales (IFIs) tales como el Banco Mundial (BM), y el Fondo Monetario Internacional (FMI), habían agotado hasta tal punto la riqueza de las economías locales con sus políticas de ajuste estructural, las doctrinas de libre comercio y las exigencias de privatización, que los estados clientes se estaban fragmentando y debilitando y se veían plagados por elites corruptas del sector privado y políticos que saqueaban el tesoro nacional. El debilitamiento de la

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"estructura de control" imperial significó que la dependencia tradicional casi exclusiva de las IFIs para la extracción del superávit se estaba volviendo inadecuada. La disminución del control imperial "indirecto" de los estados empobrecidos y devastados del Tercer Mundo, requería un "nuevo imperialismo," según el periodista del Financial Times, Martín Wolf, (FT, 10 de octubre de 2001, p. 13.) En pocas palabras, las bombas y los infantes de marina, complementaron a los funcionarios del FMI y de a los programas de ajuste estructural en la "reestructuración" de las economías y asegurando la subordinación de los estados del Tercer Mundo. Como dice Wolf: "Para enfrentar el reto del estado fracasado [saqueado y consumido] lo que se precisa no son piadosas aspiraciones sino una fuerza coercitiva honesta y organizada." En otras palabras, guerras imperiales como en Afganistán, Yugoslavia, etc., deben ser acompañadas por nuevas conquistas imperialistas -la recolonización es el "nuevo imperialismo," un proceso que ya está en camino en el espacio aéreo, terrestre y marítimo de América Latina. Desde el fin de la guerra del Golfo y la presidencia de Bush (padre) al 7 de octubre de 2001, EE.UU. venció en conflictos militares en los Balcanes y en América Central, (regiones periféricas), y sufrió una seria pérdida de influencia en regiones estratégicas. De manera similar, la economía de EE.UU. pasó por un mini-boom especulativo entre 1995 y 1999 y luego sufrió una creciente recesión al entrar en el nuevo milenio. La combinación de las victorias periféricas y de la burbuja especulativa ocultó la creciente debilidad estructural. Las pérdidas en la influencia estadounidense pueden ser brevemente resumidas. En el Oriente Medio, la estrategia de EE.UU. de derrocar o aislar al gobierno iraní y al régimen iraquí de Sadam Husein fue un fracaso total. Esos regímenes no sólo sobrevivieron, sino que rompieron efectivamente el boicot estadounidense. Las sanciones de EE.UU. contra Irán fueron rotas, de facto, por la mayor parte de los "aliados" de EE.UU., incluyendo a Japón, la UE, los estados árabes, etc. Irán fue aceptado entre los países de la OPEC revitalizada y firmó acuerdos de energía nuclear con Rusia y contratos petroleros con Japón. Irán firmó acuerdos de inversiones y comercio con todos los principales países con la excepción de EE.UU. e incluso tres CMNs estadounidenses, trabajando a través de terceras partes, se involucraron en el comercio iraní. Irak fue reintegrado a la OPEC, fue aceptado como miembro en las reuniones de los estados del Golfo, en las cumbres árabes y en las conferencias islámicas internacionales. Irak vendió millones de barriles "clandestinos" de petróleo a través de Turquía y Siria, claramente con conocimiento de los "regímenes de tránsito" y de los consumidores europeos occidentales. La insurrección palestina y el apoyo unánime que recibió de los regímenes árabes (incluyendo los clientes de EE.UU.) aislaron a EE.UU. que permaneció estrechamente ligado al estado israelí. En África del Norte, Libia desarrolló fuertes lazos económicos con la UE y sus compañías petroleras, particularmente con Italia y estableció relaciones diplomáticas con numerosos países de la OTAN. Por lo tanto, tres países productores de petróleo, identificados como objetivos importantes de la política de EE.UU., aumentaron su influencia y sus lazos con el resto del mundo, debilitando así el dominio de EE.UU. sobre la región, después de la guerra del Golfo. Evidentemente, el "Nuevo Orden Mundial" de Bush padre se encontraba en ruinas, reducido a mini-feudos, en el patio trasero, en las provincias albanesas en los Balcanes, infectadas por la mafia. Otro signo importante de la disminución del poder de EE.UU. se mostraba en el masivo aumento de los superávit comerciales acumulados a costa de EE.UU. en Asia y en la UE. En el año 2000, EE.UU. llegó a un déficit comercial de 450 mil millones de dólares. Los 350 millones de consumidores de Europa Occidental compraron crecientemente bienes producidos en Europa -más de 2/3 del comercio de la UE fue intereuropeo. En América Latina, las CMNs europeas, particularmente las españolas, derrotaron a sus competidores estadounidenses en la adquisición de lucrativas empresas privatizadas.

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Políticamente, sobre todo en América Latina, la dominación de EE.UU. estaba siendo puesta severamente a prueba por los formidables movimientos de guerrilla en Colombia, por el presidente de Venezuela, Chávez, y por los movimientos de masas en Ecuador, Brasil, y otros sitios. El colapso de la economía argentina, las crisis económicas generales en el resto del continente y la significativa pérdida de legitimidad de los regímenes clientes de EE.UU., fueron otros indicadores del debilitamiento del poder de EE.UU. en sus provincias neocolonizadas. El fuerte crecimiento del "movimiento contra la globalización," particularmente de sus sectores "anticapitalistas" en toda Europa Occidental, América del Norte y otras partes, desafió el poder de Washington en la imposición de nuevas reglas favorables al imperio para las inversiones y el comercio. Confrontado con la disminución de su influencia en regiones estratégicas, una creciente crisis económica interior, el fin de la burbuja especulativa (tecnología de la información, biotecnología, fibras ópticas), Washington decidió comenzar a militarizar su política exterior (mediante el Plan Colombia) y a buscar agresivamente ventajas comparativas a través de decisiones unilaterales: la abrogación de tratados (el acuerdo anti-misiles ABM con Rusia, el Acuerdo de Kyoto, el Tribunal Internacional de Derechos Humanos, y los acuerdos contra la guerra biológica y contra el uso de minas terrestres, etc.) La acción unilateral fue considerada una manera de invertir el debilitamiento relativo, combinando la acción militar regional y la presión económica. Para contrarrestar la disminución de la influencia de EE.UU. en América Latina y aumentar su control, Washington impulsó el Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA) para limitar la competencia europea y aumentar la dominación estadounidense. Sin embargo, encontró una oposición considerable en cuatro de los países clave de la región: Brasil, Venezuela, Colombia y Argentina. El 11 de septiembre, (que se agregó al ataque contra el acorazado Cole en Yemen, a los ataques contra las embajadas en Kenia y Tanzania y a los intentos anteriores de destruir el World Trade Center) fue otra señal del debilitamiento relativo del poder de EE.UU., esta vez de la incapacidad de Washington de defender los centros del poder financiero y militar dentro del imperio. El 11 de septiembre no es una fecha significativa. No lo es porque continuó marcando la disminución relativa de la influencia de EE.UU. Lo es porque se convierte en el momento crucial para una importante contraofensiva para invertir el debilitamiento y reconstruir un "Nuevo Orden Mundial" centrado en EE.UU. La contraofensiva: 7 de octubre La declaración de guerra de Washington contra Afganistán tiene dos fases importantes: la estructuración de una amplia alianza dominada por EE.UU. basada en la oposición al ataque terrorista contra el World Trade Center y el Pentágono, y más tarde en la conversión de este frente antiterrorista en un instrumento político para apoyar la intervención militar en Afganistán y más allá. La intención evidente de la administración Bush era lanzar una cruzada mundial contra los opositores al poder estadounidense, y al hacerlo, invertir el debilitamiento a fin de reconstruir un nuevo orden imperial. Desde el comienzo, los masivos bombardeos y la invasión por cientos de miembros de las Fuerzas Especiales, en misiones de muerte y destrucción, tenían el propósito de obliterar las objeciones internas a futuras guerras terrestres y a nuevas intervenciones militares. Lo que es igualmente importante, las masivas matanzas y el desplazamiento de millones de civiles sirvieron un propósito explícito de intimidación política orientada a obligar a adversarios reales o imaginarios del estado a aceptar la dominación y el control de EE.UU. sobre sus políticas extranjeras y domésticas, así como a amenazar a los movimientos sociales conque la misma violencia podría ser dirigida contra ellos. En una palabra, la efectividad declinante de las IFIs como instrumentos de la hegemonía de EE.UU. ha llevado a Washington a basarse crecientemente en la fuerza militar bruta y en la violencia de alta intensidad. La amenaza abierta de una serie de

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ataques militares está contenida explícitamente en la referencia de la Administración a la invasión de Afganistán como la primera fase, con la evidente implicación de que será seguida por otras guerras imperiales. La más prominente es la amenaza de Washington de lanzar otro ataque de gran escala contra Irak, y otros "refugios" para "terroristas". La llamada "alianza contra los terroristas" se ha fusionado en una Alianza para la Guerra (incluyendo a todos los principales países de la OTAN.) Todas las principales decisiones militares y políticas, hasta en el nivel táctico, son tomadas exclusivamente y sin la menor consulta por Washington. En otras palabras, la Alianza para la Guerra es la continuación del previo unilateralismo de Washington, sólo que ahora ha reestablecido con éxito su dominación sobre los países de la UE. Aunque la actividad hiper-cinética de Tony Blair por cuenta de la guerra de Washington ha merecido elogios del presidente y de los medios de comunicación de EE.UU., no ha conducido en lo más mínimo a alguna participación suya en la toma de decisiones. Por lo menos en esta primera fase de la contraofensiva de EE.UU., Washington ha reestablecido su dominación sobre Europa. Aprovechando al máximo su carta más poderosa en el sistema inter-estatal, el poder militar, Washington ha buscado la militarización de las realidades político-económicas. Convirtiendo el "anti-terrorismo" en el tema dominante de todo foro internacional y regional (APEC, [Cooperación Económica de Asia y el Pacífico], ONU, OEA) Washington espera debilitar las divisiones horizontales entre clases y países ricos y pobres y reemplazarlas con una polarización vertical ideológico-militar entre los que apoyan a los adversarios definidos como "terroristas" por EE.UU. y aquellos que los resisten y consienten a su intervención militar. Numerosos regímenes se han aprovechado de esta definición militar de las realidades socio-económicas para reprimir a los movimientos populares y de izquierda y a las organizaciones por la liberación en el Oriente Próximo, América Latina y Asia Central. La multiplicación de purgas "anti-terroristas" por parte de varios regímenes clientes sirve perfectamente la política de Washington, siempre que los movimientos recién etiquetados de terroristas se opongan a la política de EE.UU. y siempre que sus clientes autoritarios sigan aceptando el Nuevo Orden Imperial. Como era previsible, la amenaza de Washington de guerras indefinidas y extensas de conquista imperial, ha sido acompañada por la correspondiente legislación represiva que, en efecto, confiere poderes dictatoriales al presidente. Todas las garantías constitucionales son suspendidas y todos los terroristas sospechosos nacidos en el extranjero son sometidos a tribunales militares en EE.UU. - sin que importe su ubicación geográfica. Existe un amplio consenso para considerar que los poderes que ha asumido el ejecutivo para lanzarse a la guerra violan la letra y el espíritu de la Constitución y de las normas de un régimen democrático. No convence el argumento de los defensores del autoritarismo de que estas medidas evidentemente dictatoriales son sólo temporales, considerando la posición del presidente de que vamos hacia un período de guerra largo y extenso. En otras palabras, el autoritarismo y la participación en guerras imperialistas agresivas van mano en mano, obliterando la visión democrática republicana de la revolución estadounidense. La historia nos enseña que las guerras imperiales son siempre costosas, los beneficios económicos son desigualmente distribuidos y las costos son soportados por los trabajadores. Las medidas autoritarias sirven para reprimir o intimidar a aquellos que ponen en duda la retórica patriótica, que comienzan a descalificar la consigna belicista de: 'Los Enfrentamos Unidos', agregando, 'Pero Nos Beneficiamos por Separado'. La resurrección de la construcción del imperio durante una recesión económica que se agrava, es una estrategia problemática. Mientras la administración rebaja los impuestos para los ricos, la guerra aumenta los gastos - ejerciendo considerable presión sobre presupuesto y la masa de los contribuyentes. El keynesianismo militar podrá estimular a unos pocos sectores de la economía, pero no invertirá la aguda disminución de los beneficios que afecta al sector capitalista en su conjunto. Además,

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el aumento al extremo de los aparatos represivos de los regímenes clientes para asegurarse de su aquiescencia al proyecto de construcción del imperio global, no expandirá los mercados mundiales para las exportaciones de EE.UU. En realidad, los conflictos en el exterior reducirán los mercados al profundizar las cuentas externas negativas de la economía de EE.UU. Lo que es más significativo para el actual enfoque militar de la construcción del imperio en el período posafgano (fase 2), es que amenaza con desestabilizar las economías de Europa, Japón y de los estados del Oriente Próximo. Un ataque militar y la ocupación de Irak afectarán con certeza el flujo de petróleo a Europa y Japón y desestabilizarán la política interior en Arabia Saudita y otros países del Golfo y del Oriente Próximo. El temor a los efectos desestabilizadores de la fase dos de la construcción del imperio ya ha conducido al disenso, incluso entre los incondicionales europeos más serviles de Washington en Inglaterra. Sin embargo, considerando la visión imperial de Washington, su enfoque unilateral y su acceso a fuentes alternativas de petróleo, (México, Venezuela, Ecuador, Alaska, Canadá, etc.), un ataque militar contra Irak podría servir dos objetivos estratégicos - debilitar a los competidores europeos y eliminar a Irak como posible rival regional. El bombardeo de Irak dañaría las economías de la UE y alienaría a sus dos principales clientes árabes (Arabia Saudita y Egipto), pero Washington ha demostrado que puede echar a un lado todas las objeciones europeas y a pesar de ello asegurarse su aquiescencia. Una nueva guerra de EE.UU., sin embargo, podría crear inseguridad entre los inversionistas a escala mundial, y el debilitamiento de Europa repercutiría negativamente en la economía de EE.UU. durante un período de crecimiento negativo. Un debilitamiento europeo inducido por la guerra podría mejorar la posición relativa de EE.UU., pero su economía se debilitaría en términos absolutos. Al concentrarse exclusivamente en la persecución de un puñado de supuestos terroristas, el presidente Bush trata de atrapar mosquitos, y traga camellos. El daño generalizado a las economías tanto de la UE como de EE.UU. causado por una nueva guerra excede de lejos todas las posibles pérdidas que puedan ser causadas por terroristas. La imposición de la definición militar de la administración Bush a los conflictos político-económicos en el Tercer Mundo, encuentra su eco en las políticas de terrorismo de estado de Israel (contra los palestinos), de Argelia (contra los beréberes), y de Turquía (contra los kurdos) en el Oriente Próximo y en África del Norte, y en ninguna otra parte. Los Ariel Sharon en Washington (defensores de una guerra permanente para la construcción del imperio) no han pensado virtualmente para nada en las consecuencias económicas de la intervención militar en el Oriente Próximo. El colapso de la arquitectura financiera y de los suministros de energía de los estados imperiales puede derribar un imperio mucho más rápido y con mucho mayor seguridad que cualquier red terrorista, real o imaginaria. La contraofensiva: América Latina La contraofensiva imperial es mundial. En la jerarquía de las regiones por reconquistar, América Latina se destaca en segundo lugar, después del Oriente Próximo. Es la región que ha facilitado a EE.UU. sus únicas balanzas de pago favorables. Sus clases gobernantes y afluentes han extraído cientos de miles de millones de dólares en transferencias ilegales a los bancos de EE.UU., y durante la última década la economía estadounidense ha recibido casi un millón de millones de dólares en beneficios, pagos de intereses, royalties, y otras transferencias. Los regímenes clientes en América Latina siguen usualmente de manera servil las posiciones de EE.UU. en los foros internacionales y proporcionan fuerzas militares nominales para sus excursiones intervencionistas, suministrando así una hoja de parra para lo que en realidad son acciones unilaterales. Washington identificó como grupos terroristas a los movimientos de guerrilla colombianos, basados en el campesinado (FARC/ELN), el desafío más poderoso contra su dominación en el hemisferio. Con su control o influencia sobre más de un 50 por

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ciento de las municipalidades del país a mediados de los años 90, el avance de las FARC y el ELN junto con la política extranjera independiente del régimen de Chávez en Venezuela, y el gobierno revolucionario en Cuba, representan un polo alternativo a los serviles presidentes peones del continente que sirven al imperio. Comenzando a fines de la presidencia de Clinton, y crecientemente durante la administración Bush, EE.UU. declaró la guerra total a la insurgencia popular. El Plan Colombia y más tarde la Iniciativa Andina, fueron esencialmente estrategias de guerra que precedieron a la guerra afgana, pero que sirvieron para enfatizar la nueva contraofensiva imperial. Washington destinó 1.500 millones de dólares en ayuda militar a los militares colombianos y a sus suplentes paramilitares. Cientos de miembros de las Fuerzas Especiales fueron enviados a dirigir las operaciones en el terreno. Pilotos mercenarios estadounidenses, de firmas privadas, fueron subcontratados para participar en la guerra química en los campos de cultivo de coca de Colombia. Las fuerzas paramilitares se multiplicaron bajo la protección y la promoción del comando militar. El espacio aéreo, la costa marítima y los estuarios fluviales, fueron colonizados por las fuerzas armadas de EE.UU. Se establecieron bases militares en El Salvador, Ecuador y Perú para dar apoyo logístico. Funcionarios de EE.UU. establecieron una presencia operativa directa en el Ministerio de Defensa en Bogotá. La contraofensiva mundial del 7 de octubre profundizó el proceso de militarización en Colombia. Bajo la dirección de EE.UU. la fuerza aérea colombiana viola el espacio aéreo sobre la zona desmilitarizada donde las FARC negocian con el régimen Pastrana. Las incursiones ilegales a través de la frontera de la zona han causado conflictos. La identificación de las FARC y del ELN como "terroristas" por el Departamento de Estado, los pone en la lista de objetivos que han de ser atacados por la maquinaria bélica de EE.UU. Bajo la doctrina Bush-Rumsfeld, la mitad de Colombia es un refugio de terroristas y está por lo tanto expuesta a la guerra total. La fiebre de la guerra total llevó al Departamento de Estado a enviar una delegación oficial a Venezuela para coaccionar al gobierno de Chávez para que apoye la ofensiva imperial. Según funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela, cuando Chávez condenó el terrorismo y la guerra de EE.UU., el Departamento de Estado amenazó al gobierno con represalias en la mejor tradición de los capos de la mafia. La dimensión fundamental del proyecto de construcción del imperio de Washington en América Latina es el propuesto Acuerdo de Libre Comercio de las Américas. Esta proposición dará a las CMNs y a los bancos estadounidenses un acceso incontrolado a los mercados, las materias primas y a la mano de obra, mientras limita la penetración europea y japonesa y protege los mercados de EE.UU. Este sistema imperialista neomercantilista es otra iniciativa unilateral, tomada de acuerdo con los regímenes satélites de la región, sin ninguna consulta popular. Considerando los altos niveles de descontento en la región, bajo los regímenes neoliberales, la imposición del imperialismo neomercantilista, llevará probablemente a condiciones sociales explosivas y a la reemergencia de alternativas nacionalistas y socialistas. La doctrina militar anti-terrorista de Washington, con sus amenazas de intervenciones violentas y su presencia militar activa y directa, sirve de arma ideológica útil para imponer el imperio neomercantilista. América Latina está actualmente colonizada a medias: sus banqueros, políticos, generales, y la mayor parte de sus obispos, apoyan y favorecen al Imperio. Desean una mayor "integración." La otra mitad de América Latina, la vasta mayoría de sus obreros, campesinos, indios, empleados públicos de la baja clase media, y sobre todo sus decenas de millones de desocupados que son explotados por el imperio, la rechazan y resisten. La contraofensiva imperial está orientada a intervenir a fin de sostener a sus clientes coloniales y a doblegar a la otra mitad de América Latina - la que no tiene propiedades, pero representa los intereses históricos de la región. Estamos ingresando en un período de aún más guerras, de constantes amenazas militares, de salvajes bombardeos, y de decenas de millones de personas desplazadas.

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Las zonas de conflictos sociales violentos ya no se limitan al Tercer Mundo, aunque es donde la gente pagará el más alto precio. ¿Será también éste un período de revoluciones - como en el pasado? ¿Puede sostener la economía de EE.UU. una sucesión de guerras, sin socavar sus propios fundamentos? ¿Puede sobrevivir desestabilizando no sólo a sus competidores europeos y japoneses, sino también a sus socios comerciales e inversionistas? Centralidad del estado imperial Hay claras señales de que las bases económicas del imperio de EE.UU. se están debilitando por razones económicas y políticas. Económicamente, el sector fabricante de EE.UU. ha estado en recesión durante 18 meses y seguirá estándolo en el año 2002. Cientos de miles de millones de dólares invertidos en la tecnología de la información, en las fibras ópticas y en empresas de biotecnología han sido perdidos. Miles de empresas se declaran en quiebra al desplomarse sus ingresos. Tanto las economías "antigua" como "nueva," se encuentran en crisis profundas y prolongadas. Los sectores financieros y especulativos de la bolsa de valores dependen fuertemente de las volátiles circunstancias político-psicológicas en EE.UU. y en la economía mundial. La caída vertical de la bolsa de valores después del 11 de septiembre, y la rápida recuperación después del 7 de octubre, reflejan esa volatilidad. De manera más específica, los mercados de acciones y bonos de EE.UU. dependen fuertemente de inversionistas extranjeros, así como de especuladores locales. Esos acaudalados inversionistas así como sus equivalentes estadounidenses, invierten en EE.UU. tanto por razones políticas como económicas: buscan refugios seguros y estables para sus fortunas privadas. El 11 de septiembre sacudió su confianza, porque demostró que los propios centros del poder económico y militar eran vulnerables a un ataque y a la destrucción. Por ello se produjo esa fuga masiva. El ataque del 7 de octubre, la masiva contraofensiva mundial del imperio, y la destrucción de Afganistán, restauró la confianza de los inversionistas y llevó a un importante ingreso de capitales y a la recuperación temporal del mercado de valores. La estrategia de guerra total adoptada por el Pentágono lo fue tanto para restaurar la confianza de los inversionistas en la invencibilidad y seguridad del poder imperial, como por cualquier razón política o incluso por los futuros oleoductos. La conducta del mercado de valores, particularmente la de los inversionistas extranjeros en gran escala, a largo plazo, en el mercado de acciones y de bonos de EE.UU., parece ser motivada tanto por razones de seguridad como por el estado real de la economía de EE.UU. De ahí la paradoja entre la relación inversa entre el mercado de valores y la economía real: mientras todos los indicadores económicos de la economía real disminuyen, hacia un crecimiento negativo, el mercado de valores se recuperó temporal a sus niveles de antes del 11 de septiembre. Hay límites, sin embargo, a esa base política para las inversiones. Es casi absolutamente seguro que un crecimiento negativo prolongado y la disminución de los beneficios (o el aumento de las pérdidas) causarán, en su momento, el fin de la recuperación y producirán un agudo descenso en el mercado de valores. El planteamiento teórico es que a medida que se debilitan los fundamentos teóricos del imperio, el papel del estado imperial aumenta. El imperio depende aún más de la intervención estatal, revelando los lazos estrechos entre el estado imperial y los inversionistas, incluyendo a las CMNs. Lo que es igualmente significativo es que los componentes militares del estado imperial juegan un papel cada vez más dominante en el restablecimiento de la "confianza de los inversionistas," aplastando e intimidando a los adversarios, reforzando regímenes neocoloniales debilitados, imponiendo acuerdos económicos favorables (ALCA) para los inversionistas estadounidenses y perjudicial para los competidores euro-japoneses (la acción militar en el Golfo y en el Oriente Próximo.) El antiguo imperialismo de los años 80 y 90, que dependía más de las IFIs (BM y FMI), está siendo suplantado y / o complementado por el nuevo imperialismo de la acción

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militar: las Boinas Verdes reemplazan a las reverencias de los funcionarios del FMI y del BM. La OTAN, dirigida por EE.UU., extiende su dominio desde los estados clientes del Báltico a los satélites de los Balcanes y, pasando por Turquía e Israel, a las repúblicas de Asia Central y del Sur (exsoviéticas.) El eslabón que falta en esa cadena imperial son los estados del Golfo, estratégicamente importantes: Irán e Irak. Aunque esta cadena imperial es importante desde el punto de vista militar, significa más bien un costo para el imperio que una fuente de ingresos: contiene grandes riquezas, pero no las produce, por lo menos hasta ahora. Esto lo tiene claro la administración Bush, que está más interesada en destruir poderes regionales que en inversiones en gran escala en la construcción de estados coloniales, como demuestran los escasos recursos invertidos en los Balcanes, Asia, tal como será probablemente el caso, en Afganistán. La centralidad del estado imperial en la conquista y expansión del poder de EE.UU. ha refutado las suposiciones de los principales teóricos del movimiento contra la globalización como Susan George, Tony Negri, Ignacio Ramonet, Robert Korten, etc., que piensan en términos de la "autonomía de las corporaciones globales"- Su énfasis en el papel central del mercado global en la creación de la pobreza, del dominio y la desigualdad constituye en el contexto actual un anacronismo. Ya que los estados imperiales euro-estadounidenses envían tropas para conquistar y ocupar más países, para destruir, para desplazar y empobrecer a millones, existe una gran necesidad de pasar de la antiglobalización a los movimientos antiimperialistas, de la falsa suposición de súper-estados dominados por CMNs autónomas, a la realidad de las corporaciones multinacionales ligadas a los estados imperiales. La contraofensiva a escala mundial, guiada y dirigida por el estado imperial EE.UU., apunta a la reconstrucción del fracasado "Nuevo Orden Mundial" del período posterior a la Guerra del Golfo. En la actualidad, ante la crisis económica y la creciente resistencia popular, las multinacionales no tienen la voluntad o los recursos para actuar "autónomamente" a través de las fuerzas del mercado. El nuevo imperialismo se basa en la intervención militar (Afganistán/Balcanes), la colonización (bases militares), el terror (Colombia.) El gigante imperial avanza, de las guerras en Irak y los Balcanes a Afganistán, justificando cada nueva catástrofe humana con una descarga aún más grande de propaganda de misiones humanitarias. La ofensiva imperial después del 7 de octubre se basa en imperativos estratégicos y económicos, y no tiene nada que ver con el "choque de civilizaciones". El imperio de EE.UU. incluye a estados musulmanes (Pakistán, Arabia Saudita, Egipto, Turquía, Marruecos, Bosnia, Albania, etc.) a estados judíos (Israel), así como a regímenes seculares, nominalmente cristianos. Lo que define la ofensiva imperial de EE.UU. no son sus aliados permanentes (de una religión / civilización o la otra), sino que sus intereses permanentes. En los Balcanes, y antes en Palestina y Afganistán, Washington estimuló a musulmanes fundamentalistas y a traficantes de drogas contra nacionalistas y socialistas seculares. Los clientes musulmanes de ayer (los talibán) son, en algunos sitios, los enemigos de hoy. El hilo que une a todas estas alianzas cambiantes es la necesidad de defender las esferas imperiales de dominación. La aparente "hipocresía" o el "doble estándar" de las elites imperiales lo es sólo desde el punto de vista del espectador que creyó erróneamente en la propaganda original del imperio y que ahora se siente "traicionado" por el cambio de clientes imperiales. Los avances militares de EE.UU. en Afganistán están preparando el camino para nuevas guerras. La alianza militar en Afganistán está basada en los señores de la guerra tribales rivales, que viven del contrabando, del tráfico de drogas y del saqueo del botín de las guerras locales. En otras partes se vislumbran severas contradicciones estructurales y crisis futuras. Contradicciones del imperio

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La ofensiva imperial de EE.UU. enfrenta dos tipos de contradicciones que son coyunturales y estructurales. En el contexto actual, la Guerra de Afganistán polarizó a los estados musulmanes entre sus dirigentes favorables al imperio, y la masa de los simpatizantes del pueblo afgano y de Osama bin Laden. Esta polarización aún no ha producido ningún reto organizativo serio a los gobernantes clientes, aunque la crucial monarquía saudí es la más vulnerable. La victoria militar de EE.UU. y de su cliente, la "Alianza del Norte" y del régimen musulmán de coalición resultante, podría disipar a la masa amorfa de la oposición puramente musulmana. La oposición de la UE y de los estados árabes sólo se activará si Washington extiende su guerra a Irak y desestabiliza a los proveedores europeos de petróleo. Éstas y otras contradicciones coyunturales secundarias no debilitarán el impulso imperial de Washington, aunque podrían aislarlo diplomáticamente, particularmente en algunas organizaciones internacionales. Las contradicciones estructurales más profundas a largo plazo del "Nuevo Imperialismo" se encuentran en la expansión militar durante una recesión económica que se profundiza, tanto local como mundialmente. El keynesianismo militar -el incremento de los gastos militares- no ha reducido ni reducirá la recesión, ya que afecta a pocos sectores de la economía y porque las industrias que recibirán algún estímulo -la aeroespacial, están duramente afectadas por la recesión en el mercado de la aviación civil. Mientras la maquinaria militar del estado imperial promueve y defiende los intereses de las CMNs estadounidense, no es el proveedor de servicios más eficiente desde el punto de vista de los costos. Los miles de millones de dólares en gastos en el extranjero, exceden de lejos los beneficios inmediatos para las CMNs y no afectan la disminución de la tasa de beneficios, tampoco abren nuevos mercados, particularmente en las regiones de máxima participación militar. La intervención militar expande las regiones colonizadas sin aumentar el rendimiento del capital. El resultado neto es que las guerras imperiales, en su forma actual, socavan la inversión de capital no-especulativo, aunque ofrezca garantías a los inversionistas extranjeros. Como en América Central, los Balcanes, y ahora en Afganistán y Colombia, EE.UU. está más interesado en destruir a sus adversarios y en establecer regímenes clientes que en inversiones en gran escala, a largo plazo, en la "reconstrucción." Después de elevados gastos militares para la conquista, las prioridades presupuestarias se transfieren a subvencionar a las CMNs estadounidenses, y a reducir los impuestos para los ricos - ya no hay más "Planes Marshall". Washington deja que Europa y Japón "despejen los escombros humanos" después de las victorias militares de EE.UU. La reconstrucción de la posguerra no intimida a posibles adversarios, los bombardeos de área de los B52 sí lo hacen. El vencedor militar en la presente coyuntura deja sin solucionar la consolidación de un régimen cliente pro-imperial. Igual como EE.UU. financió y armó la victoria fundamentalista contra el régimen afgano secular y nacionalista en 1990 y luego se retiró, conduciendo a la supremacía del régimen talibán anti-occidental, la victoria y la retirada de hoy van a tener, probablemente, resultados similares en la próxima década. La brecha entre la alta capacidad bélica del estado imperial y la debilidad de su capacidad para revitalizar las economías de las naciones conquistadas es una contradicción mayor. Una contradicción aún más seria es el esfuerzo agresivo por imponer regímenes y políticas neoliberales, especialmente cuando los mercados de exportación, para los que fueron elaboradas, están derrumbándose y cuando los flujos externos de capital se están terminando. La creciente recesión en EE.UU., Japón y en la UE ha dañado seriamente a los estados-clientes más leales y serviles, particularmente en América Latina. Los precios de las exportaciones "especializadas" que impulsan a los regímenes neoliberales se han desmoronado: exportaciones de café, petróleo, metales, azúcar, así como de textiles, tejidos y otros bienes manufacturados elaborados en las "zonas de libre comercio" han sufrido por las fuertes bajas de precios y la saturación de los mercados.

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Los poderes imperiales han respondido presionando por más "liberalismo" en el Sur, mientras aumentan los aranceles proteccionistas en el interior y los subsidios para las exportaciones. Los aranceles para las importaciones del Tercer Mundo en los países imperiales, son cuatro veces más elevados que aquellos fijados para las importaciones de otros países imperiales, según el Banco Mundial (Global Prospects and the Developing Countries 2002, ) El apoyo a las CMNs agrícolas en los países imperiales fue de 245 mil millones de dólares en el año 2000 (Financial Times, 21 de noviembre de 2001, p.13.) Como señala el informe del Banco Mundial, "la parte de las exportaciones subvencionadas ha aumentado aún más [durante la última década] para muchos productos de interés para la exportación a los países en vías de desarrollo." La doctrina neoliberal del Viejo Imperialismo, están dando paso a la práctica neo-mercantilista del Nuevo Imperialismo. Las políticas del estado dictan y dirigen el intercambio económico y limitan el papel del mercado a un papel subsidiario -todo para beneficiar a la economía imperial. La naturaleza altamente restrictiva de las políticas neo-mercantilistas, en el pasado y en el presente, polariza la economía entre productores locales y monopolios respaldados por el estado imperial. El debilitamiento y el colapso de los mercados en el exterior perjudican a los sectores de exportación "neoliberales". El papel altamente visible del estado imperial en la imposición del sistema neo-mercantilista, politiza al creciente ejército de los desempleados y de los trabajadores, campesinos y empleados públicos mal pagados. El colapso de los mercados en el exterior significa que se obtienen menos divisas para pagar las deudas externas. Menos exportación, significa menos capacidad para importar alimentos y bienes de equipo esenciales para mantener la producción. En América Latina, la estrategia de exportación sobre la que se basa todo el edificio imperial está derrumbándose. Sin poder importar, América Latina se verá obligada a producir localmente o abstenerse. Sin embargo, la ruptura definitiva con la estrategia de exportación y la subordinación al imperio no ocurrirán sólo por contradicciones internas - requieren una intervención política. Oportunidades y Desafíos para la Izquierda A corto plazo ("la coyuntura,") la izquierda enfrenta todo el impacto de la contraofensiva imperial de Washington, con todo lo que implica en términos de más belicosidad, más amenazas y más servilismo de las elites clientes gobernantes. Sin embargo, aunque este nuevo esfuerzo de "reconquista" dirigido por los militares ha comenzado, encuentra serios obstáculos prácticos, ideológicos y políticos. Por una parte, la ofensiva tiene lugar en medio de un importante resurgimiento de la izquierda en varios países estratégicos y un serio debilitamiento en las economías neoliberales. En Colombia, Brasil, Argentina, Ecuador y Bolivia, han emergido poderosos movimientos político-sociales y han consolidado su influencia en importantes electorados populares, mientras los respectivos regímenes clientes están profundamente desacreditados, en muchos casos con cifras de popularidad de un solo dígito. Esta situación presenta peligros y oportunidades. Peligros provenientes de la respuesta crecientemente militarizada y represiva de Washington que es coreada por sus regímenes clientes en América Latina, como lo demostraron en la Declaración de la Conferencia Iberoamericana del 23 de noviembre de 2001 sobre el terrorismo (La Jornada, 24 de noviembre de 2001.) Las oportunidades provienen del hecho que la izquierda resurgente no ha sufrido una derrota mayor en este período (comparando con 1972-1976) y está en una posición sólida para pasar de la protesta al poder. Los regímenes neoliberales no han encontrado mercados externos para sostener la producción interna, y no han ubicado nuevos flujos de capital para compensar las vastas salidas por pagos de la deuda, remesas de beneficios, etc. La prolongada depresión en Argentina es emblemática para la dirección que ha tomado toda América Latina. La actual crisis es sistémica, porque no sólo afecta a los trabajadores y a los

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desocupados - porque aumenta la pobreza, el desempleo y las desigualdades - sino por los mecanismos mismos de acumulación del capital. El capital que se acumula en América Latina es depositado en cuentas en el extranjero como "riqueza muerta". Es evidente para cualquiera, con la excepción de los académicos más obstinadamente ciegos, - que no son pocos que digamos- que el neoliberalismo está muerto y que el nuevo sistema imperial neomercantilista no deja sitio para "alternativas de mercado". Desde esta perspectiva, lo esencial para convertir estas oportunidades objetivas en cambios estructurales sustanciales, es el poder político. Los movimientos sociales han movilizado a millones, han realizado innumerables cambios en el ámbito local, han creado un nuevo nivel promisorio de conciencia social y, en algunos casos, controlan o influencian a gobiernos locales y han logrado concesiones de las clases dominantes mediante la presión de masas. Sin embargo, hay varios aspectos que aún no han sido resueltos por estos movimientos de los que puede decirse que prefiguran una alternativa política al poder estatal. En primer lugar, los movimientos esposan, desde el punto de vista político, una serie de exigencias programáticas y alternativas -que son positivas e importantes- pero que carecen de una comprensión política de la naturaleza del sistema imperial que se está desarrollando, sus contradicciones y la naturaleza de la crisis. En segundo lugar, hay falta de unidad, un desarrollo disparejo entre los movimientos urbanos y rurales, entre el interior y la costa; y dentro de algunos movimientos hay rivalidades basadas en personalidades, tácticas, etc. El conglomerado de los movimientos existentes, si estuvieran unificados en un solo movimiento coherente, estaría mucho más cerca de representar un desafío al poder estatal. En tercer lugar, muchos de los movimientos enuncian tácticas militantes y programas radicales articulados, pero en la práctica se empeñan en una negociación constante para conseguir concesiones muy limitadas, reduciendo así sus movimientos al nivel de grupos de presión dentro del sistema, en lugar de ser protagonistas en el derrocamiento del régimen. El desafío actual es cómo desarrollar un programa de transición adaptado a las exigencias inmediatas del pueblo, pero que coloque en el centro de la lucha la construcción de una alternativa socialista. El creciente autoritarismo de los regímenes clientes dirigidos por el imperio requiere la formación de movimientos de masas democráticos y antiimperialistas. La estrategia imperial de militarización de EE.UU. para imponer un imperio neomercantilista requiere mayor capacidad para incorporar a nuevos aliados y hace necesaria la preparación para diversas formas de lucha. Los estrategas imperiales han seleccionado a Colombia como el terreno de prueba para el "Nuevo Imperialismo" porque es el país donde enfrentan el mayor desafío político-militar. Todas las fuerzas reaccionarias del hemisferio han sido movilizadas contra los ejércitos guerrilleros, así como contra los crecientes movimientos de masas. Todos los presidentes peones del hemisferio se han enrolado en la cruzada antiterrorista y las FARC y el ELN han sido identificados por el imperio como terroristas. Éxitos militares en Colombia acelerarían y alentarían la conquista militar y la colonización de América Latina, tal como sucedió cuando el golpe militar dirigido por EE.UU. en Brasil (1964) fue seguido por invasiones (República Dominicana en 1965) y subsiguientes golpes militares en Bolivia (1971), Uruguay (1972), Chile (1973), y Argentina (1976.) Una victoria o guerra prolongada contra las guerrillas en Colombia, daría un respiro al resto de la izquierda. Por lo tanto es esencial que se extienda el máximo apoyo y solidaridad posibles a la lucha colombiana. El internacionalismo no es sólo la red solidaria contra la nueva ofensiva militar imperial, en general, sino el apoyo a los campesinos y obreros colombianos, organizados en sus "Ejércitos Populares". Vivimos en tiempos peligrosos y plenos de esperanzas -peligros de doble filo: para el Imperio y para la izquierda. La lucha continúa.

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22 de diciembre de 2001

Navidad en los Territorios Ocupados James Petras Traducido para Rebelión por Germán Leyens La aldea estaba ocupada, las tiendas cerradas, las oficinas de asistencia social bombardeadas, su propio hogar en ruinas y José sin trabajo. Nadie tenía suficiente dinero para contratar a un carpintero. Y aunque lo hubieran tenido, los ocupantes no permitían ni nuevas construcciones ni reparaciones, ni siquiera poseer materiales de construcción. Cuando María salió al alba, el aire gélido le mordió la piel y se envolvió estrechamente el cuello y las mejillas con su chal. Fue al pozo y llenó su cubo con agua. Le costó agacharse, su voluminoso abdomen era un obstáculo. Toda la noche había tenido espasmos y sabía que el momento decisivo se acercaba. Habían tratado de encontrar un sitio donde estar, pero sus parientes vivían en la aldea vecina, en un sitio llamado Belén. Los caminos principales estaban bloqueados por tanques y vehículos blindados, con soldados armados de fusiles automáticos. José se lavó la cara y le ayudó a acostarse sobre la frazada que cubría el piso de tierra de su tienda de campaña improvisada. Le pasó su mano callosa por los cabellos y le dio unas cariñosas palmaditas en el estómago. María sonrió, a pesar de su malestar. Era sólo una muchacha, de unos dieciocho o diecinueve años, más joven que el barbudo José. -Hablé con Sami, el pastor. Acepta llevarnos por los senderos a Belén esta noche. José empaquetó sus pocas pertenencias. A medianoche, María montó el burro, José cargó sus cosas y Sami los guió por los campos. Cada paso por el rocoso sendero por el que ascendían, era una cuchillada en las entrañas y piernas de María. Al aproximarse a Belén vieron una potente luz que escudriñaba las afueras de la ciudad. Sami les señaló una reja en el perímetro: -Hay un espacio entre la reja y las rocas y pueden irse por ahí, pero tienen que abandonar el burro. -¿Abandonar el burro...? ¡Jamás! -José lo miró con desconfianza. Sami se sintió ofendido por las sospechas de José: -¡Entonces van a tener que pasar por el puesto de control israelí! Yo los dejo aquí. Que Dios los acompañe. José miró a su alrededor. María dormitaba. Condujo el burro por la ladera del cerro hasta la ruta principal. La luz los encandiló. Una voz fuerte, áspera resonó por un altavoz: -¡Deténganse o disparamos! ¡Ahora mismo! -¡Desmonten, tiren su bolsa y levanten las manos! ¡Rápido, o disparamos! -ladró la voz invisible. José colocó su bolsa en el suelo y ayudó a desmontar a María. Sus movimientos eran torpes. Estaba semidormida y muy asustada. -¡Avancen con las manos en alto, especialmente tú, el árabe gordo! María, con sus brazos bien arriba, sintió de repente que tenía que orinar, mitigar la presión en su pesada barriga. Cuando un soldado le ordenó a José que avanzara, gritando, "Ponte las manos arriba de la cabeza!," María se sintió abandonada. Le ordenaron que avanzara, lentamente. Los soldados acariciaban los gatillos de sus Uzis, apuntando a su cabeza y su abdomen. -¡Abre tu abrigo y levántate el vestido! -gritó una voz oculta por la oscuridad. Hubo una pausa. Sólo José la había visto desnuda. Alzó su vestido.

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Un soldado apuntó sus binoculares hacia su abdomen. -No hay bombas... sólo grasa o una barriga cargada de bebé. Pasó los binoculares a su jefe. Éste miró y gritó furioso: -¡Levántate esa enagua, no te vengas a hacer la virgen con nosotros! María estaba confundida, su cara enrojecida. Levantó su enagua y una linterna alumbró su inmenso abdomen que colgaba por sobre sus bragas. -¡Quiero verlo todo, puta árabe de mierda, podrías esconder algo entre tus piernas fuera del pijo de tu marido! María hubiera preferido morir al bajarse los calzones. La luz alumbró su oscuro púbico. -¡Date vuelta! Se dio vuelta, -¡Ahora vístete! ¡Y tú, el de la barba, levántate! Dos soldados se le acercaron e hicieron señas a María para que avanzara. María y José fueron interrogados durante varias horas. Que de dónde venían, que por qué se habían ido, que por qué su casa había sido destruida. -¡Tienen que haber hecho algo! -lanzó el oficial israelí -dónde iban, por qué viajaban de noche y por senderos perdidos, con quién se iban a quedar, por cuánto tiempo, y sobre todo su relación con la Autoridad Palestina, Hamás, Yihád, el FPLP. Cada respuesta directa y simple provocaba muecas sospechosas. María sentía que las contracciones se hacían más y más frecuentes. Sus pies estaban entumecidos de frío. José, un carpintero con poca educación que jamás había pertenecido a alguna organización, y María, que nunca había expresado una opinión política, estaban totalmente confundidos. El oficial apuntó con su pulgar al abdomen de María: -Otro subversivo. Ustedes los terroristas se reproducen como conejos. María apretó los dientes. Una contracción violenta y prolongada atravesó su cuerpo. Los oficiales israelíes se consultaron. -Está claro que son agentes. Soltémoslos y los seguimos hasta llegar a sus jefes. El oficial superior les dijo que pasaran. Aún era oscuro cuando entraron a Belén y María apenas podía continuar por las contracciones. José estaba desorientado. No podía encontrar ni la calle ni la casa. No había nadie en la calle, por el toque de queda. El burro sacudió su hocico y los llevó a un establo en el que algunas cabras y ovejas yacían en el heno. José ayudó a acostarse a María y ella se recostó con la cabeza apoyada en un fardo de heno. El burro comenzó a mordisquear la paja. María estaba en pleno trabajo de parto y se le escapó un grito por entre sus dientes apretados. José le ayudó lo mejor que podía. Milagrosamente, un bebé nació y comenzó a gritar de inmediato. Se encendió una luz, los dueños salieron. Una pareja palestina. La mujer limpió el bebé y cubrió a María con unas mantas. La casa estaba repleta de parientes que habían huido de Nablus y Ramala para evitar los misiles israelíes. Se encontraban entre palestinos cristianos de Belén, seguramente sería más seguro. A la noche siguiente, una resplandeciente estrella brilló en el firmamento y los Tres Reyes, que venían de ultramar, pasaron los puestos de control israelíes sin que los vieran, protegidos por el Señor -pensaban. Y llegaron al establo que albergaba al recién nacido, llamado Jesús, y le llevaron regalos y se arrodillaron ante su Salvador que dormía en un pesebre improvisado hecho por José. De repente hubo gritos y culatas de fusiles que destrozaban las puertas y rompían los cristales. Un helicóptero pasó rugiente y de pronto hubo una explosión, y el establo estalló. Brazos, piernas, cabezas de ovejas, piernas de cabras, torsos humanos y la cabeza de un bebé, volaron hacia el oscuro cielo aterciopelado. La radio israelí anunció que tres terroristas árabes sospechosos, huyendo de Afganistán, habían sido muertos en un escondite en Belén, después de cruzar la frontera. El gobierno israelí se disculpó por toda muerte de civiles. Los medios

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estadounidenses repitieron la historia, mientras Washington felicitaba al gobierno israelí por su papel en la lucha contra el terrorismo internacional. Jesús vivió un solo día.

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28 de diciembre de 2001

Los intelectuales y la guerra: de la retirada a la rendición James Petras Traductor: Germán Leyens Introducción La oposición de los intelectuales izquierdistas occidentales a la devastadora guerra de Washington en Afganistán se ha prácticamente desintegrado. Esto nos hace preguntarnos si el fin de una tradición de oposición intelectual requiere un nuevo comienzo, el que por su parte necesita severas reflexiones sobre el pasado reciente. Ya hubo claras señales de un repliegue intelectual a mediados de los años 60, cuando numerosos intelectuales apoyaron la guerra de EE.UU. en Vietnam, hasta que se vio claramente que no se ganaría la guerra, y entonces comenzaron a oponerse a ella. A principios de los años 70, muchos intelectuales de izquierda abandonaron su breve amorío con los movimientos sociales independientes contra la guerra y contra el racismo, para volver al Partido Demócrata y a su portaestandarte liberal, George McGovern. El primer cambio inconfundible hacia un redescubrimiento de la naturaleza virtuosa del imperialismo, ocurrió durante la Presidencia Carter. Después del derrocamiento de los dictadores y gobernantes coloniales respaldados por EE.UU. en Etiopía, Nicaragua, y especialmente en Irán, y con nuevos gobiernos izquierdistas radicales en Afganistán, Angola, Mozambique y Guinea Bissau, la administración Carter lanzó una nueva ofensiva militar contrarrevolucionaria, acompañada por la retórica sobre los derechos humanos. La presidencia Carter armó y organizó una serie de fuerzas reaccionarias para destruir o debilitar a los nuevos gobiernos. Cientos de millones de dólares en armamentos fueron canalizados a Savimbi en Angola, a los contras en Nicaragua, a Renimo en Mozambique y a los señores de la guerra tribales en Afganistán. A pesar de todo, numerosos intelectuales occidentales se intoxicaron con la retórica sobre los derechos humanos de Carter. La contraofensiva imperialista, que devastó los países contra los que se dirigía y que revirtió las reformas progresistas, se justificó como parte de una campaña por los derechos humanos y fue endosada por un sector importante de la izquierda. La masiva intervención de EE.UU. en Afganistán fue respaldada por el dictador militar paquistaní, el general Zia y su policía secreta, así como por el tesoro de Arabia Saudita. EE.UU. y sus estados-clientes reclutaron a decenas de miles de voluntarios fundamentalistas en todo el mundo árabe, Procedieron a destruir las escuelas mixtas, las instituciones seculares, y a degollar a cientos de mujeres que enseñaban en las escuelas rurales y a los campesinos que habían recibido tierras del programa de reforma agraria del gobierno secular. La insurrección reaccionaria, auspiciada por EE.UU., de los señores de la guerra tribales y los mercenarios extranjeros, obligaron al régimen secular izquierdista de Kabul a apelar a la URSS para que suministrara ayuda militar y soldados. La intervención de EE.UU. y la contrarrevolución tenían un doble propósito: derrocar a un régimen izquierdista y provocar la entrada de la Unión Soviética en una guerra de desgaste. La secuencia de los acontecimientos provee un contexto importante para comprender la traición de los intelectuales occidentales. La verdadera secuencia del establecimiento de un régimen izquierdista secular en Afganistán, seguido por el terrorismo auspiciado por EE.UU. contra la población civil y, finalmente, la intervención soviética, siguiendo la invitación de un aliado y vecino bajo ataque, fue totalmente obliterada por la maquinaria de propaganda de Washington. La

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insurrección auspiciada por EE.UU. fue etiquetada como "la invasión soviética de Afganistán," la intervención de los mercenarios fundamentalistas extranjeros fue bautizada como lucha por la liberación de los muyahidin afganos. Zbigniew Brzezinski, el consejero de seguridad nacional del presidente Carter, se ha vanagloriado abiertamente de que la intervención militar de EE.UU. comenzó seis meses antes del ingreso de tropas soviéticas en Afganistán y que fue preparada para debilitar el régimen de Kabul y obligar a pedir con urgencia la presencia de tropas terrestres soviéticas. La izquierda occidental en su casi totalidad -y la mayor parte de la izquierda en el Tercer Mundo- se alineó con Washington en el ataque contra "la intervención soviética." Prácticamente no hubo intelectuales occidentales apoyando el régimen secular sitiado en sus campañas por la igualdad de los géneros a través de la educación y la reforma agraria. Mientras los diversos señores de la guerra retrógrados avanzaban contra las tropas afganas y soviéticas combinadas, violaban y asesinaban a miles de mujeres trabajadoras, obligaban a miles de doctoras y maestras a huir de los campos y a confinarse en sus casas y a vestir la burka. Ninguna de las organizaciones feministas occidentales, ni las dirigentes feministas marxistas, denunciaron la contrarrevolución auspiciada por EE.UU. y la destrucción de las reformas por el avance de los señores de la guerra fundamentalistas. En lugar de hacerlo, se unieron al "coro antisoviético." La mayor parte de las sectas de izquierda, la sopa de letras de los grupúsculos trotskistas, maoístas y anarquistas, agregaron su retórica antisoviética a la campaña orquestada por EE.UU. Algunos, desde luego, criticaron a los muyahidin por sus excesos y trataron de encontrar a un señor de la guerra tribal progresista que postulara la "Tercera Vía". La retirada de los intelectuales izquierdistas occidentales (IIO) confrontados con "Afganistán I" fue estratégicamente importante. Al encontrar una base común con los intereses y las políticas estadounidenses, los IIO comenzaron el proceso de socavar toda la noción de imperialismo como el principal carácter definitorio de EE.UU. La "nueva forma de pensar" que comenzó en 1980 levó a muchos intelectuales occidentales de izquierda a considerar el imperialismo sólo como una política, no como una estructura de poder y de expansión económica. Según esa visión, una política imperial era sólo el producto de una constelación específica de funcionarios gubernamentales que competían con otros funcionarios. El resultado era que la política imperial o humanitaria dependía del contexto, los valores y de políticos influyentes. Los "nuevos pensadores" entre los IIO procedieron a atacar a la izquierda antiimperial por ser "antiestadounidense" o "marxistas ortodoxos" porque los antiimperialistas nunca encontraban nada positivo en la política de EE.UU. Uno de los aspectos positivos, por ejemplo, fue la oposición de Washington contra la "invasión soviética de Afganistán". Los IIO suspendieron todo juicio crítico o investigación seria sobre la secuencia en el levantamiento tribal auspiciado por EE.UU. y el ingreso soviético. Después de "Afganistán I" un importante sector de los IIO se unió a las filas del imperialismo humanitario. Los estrategas políticos en Washington sintieron que valía la pena repetir su exitosa fórmula para lograr el apoyo de los intelectuales occidentales en la guerra afgana. Tenían razón. Washington justificó su intervención en Granada, citando una toma del poder "estalinista" de un gobierno populista. En Panamá, EE.UU. justificó su invasión pretendiendo su oposición contra el "narco-dictador" Noriega. En la Guerra del Golfo, EE.UU. entró a la guerra para oponerse a "un nuevo Hitler". El imperialismo humanitario se ganó a otros pocos IIO. Flaquearon en su oposición, pretendiendo que se "oponían" tanto a las fuerzas invasoras de EE.UU. como al dictador. Se olvidaron de que una invasión imperial destruye a un país y su derecho a la autodeterminación, una condición previa para toda lucha contra un régimen dictatorial. Esta ecuación simplista, igualando a los ejércitos imperialistas con dictaduras locales

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que se oponen a la ocupación del país, se convirtió en el distintivo de la evasión y de la decadencia moral de los IIO. La "teoría del doble demonio" fue un punto de tránsito entre un antiimperialismo consecuente y la apología del imperialismo humanitario. La naturaleza del régimen que se opone a la invasión imperial es secundaria frente a la conquista imperial del poder, especialmente para los intelectuales en los estados imperiales. La alternativa no es el imperialismo humanitario o las dictaduras del Tercer Mundo, sino la autodeterminación o la recolonización. La discusión sobre la guerra comienza con esta alternativa básica dentro del sistema entre estados. La dinámica histórica de la conquista imperial exitosa en una región lleva inevitablemente a más agresión y conquista en otras regiones. Resulta en continuas guerras y en el saqueo de países y continentes. Es el motivo por el cual la oposición a los dictadores locales está subordinada a la lucha antiimperialista. Antes de y durante el siglo XX, y sobre todo durante los últimos veinticinco años, las principales guerras han sido de naturaleza antiimperialista. Washington comenzó con Granada, seguido por Panamá e Irak, y luego los Balcanes, Afganistán y numerosos otros países por venir. El ejercicio del poder imperial por Washington es cada vez más devastador en su aplicación y más destructivo en sus consecuencias. La dinámica del imperialismo histórico no es comprendida por los IIO, que consumen la propaganda humanitaria con la que Washington y sus portavoces mediáticos bombardean el mundo, perdiendo de vista la interrelación entre una guerra imperial y la otra. El momento crucial para los IIO fue la Guerra del Golfo. Fue la "última batalla" de la izquierda antes de su colapso durante los salvajes bombardeos de la OTAN y su ocupación de los Balcanes. Sólo días antes de que el presidente Bush padre lanzara su ataque militar contra Irak, la mayor parte de los intelectuales de izquierda se oponían a la guerra. Exigían una solución diplomática y un retiro pacífico de las tropas iraquíes de Kuwait, o simplemente se oponían a la intervención de EE.UU. como parte de una estrategia motivada por el petróleo. La rápida y abrumadora victoria militar de Washington - con la ayuda de sus socios comanditarios europeossin sufrir pérdidas importantes, convirtió a un público dividido en una inmensa mayoría a favor de la guerra. El grueso de los IIO que se oponían a la guerra fue silenciado. Muchos se retiraron o se unieron al ruidoso coro pro-guerra de los intelectuales ex-izquierdistas, acoplados a la política exterior israelí a los que no les bastaba con aplaudir la guerra, sino que exigían que se marchara sobre Bagdad. La demonización de Sadam Husein en la propaganda de los medios estatales (un "Hitler árabe") fue repetida por los izquierdistas arrepentidos. Renunciaron convenientemente a su inteligencia crítica para abrazar la partición y ocupación del espacio terrestre, marítimo y aéreo iraquí, y un bloqueo económico genocida que ha llevado a la muerte de 500.000 niños. La fusión de los sentimientos pro-israelíes y pro-imperialistas alimentó un nivel intelectual particularmente vitriólico, que encontró un amplio espacio en los principales medios de comunicación impresos y electrónicos. Sus ataques personales contra intelectuales de izquierda de principios, sirvieron para intimidar o para restringir la crítica de colegas indecisos. Una vez más, reapareció la retórica del "doble demonio". El asesinato en masa de cientos de miles de iraquíes, la colonización de facto del país, el bloqueo económico, la legalización del espionaje para identificar objetivos de bombardeo a través de los inspectores de armamentos de la ONU, fueron equiparados con el régimen dictatorial de Sadam Husein, que estaba defendiendo su país de la destrucción total. La política perversa de los "equivalentes morales" pasó por alto la lógica histórica de la escalada de la expansión imperial y el creciente poderío y la disposición a destruir toda resistencia a esa expansión. Irak fue el primer terreno de pruebas para el uso de un poder militar masivo contra una potencia de segunda línea -en comparación con estados marginales como Granada y Panamá. El bombardeo y la invasión de Yugoslavia por EE.UU. y la OTAN,

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extendió los parámetros de intervención a un régimen europeo que no había realizado invasión alguna, que tenía una economía de mercado y un gobierno multi-partido elegido. En este caso, un conflicto entre etnias, azuzado por políticos separatistas, y alentado por las potencias de la OTAN, sirvió como pretexto para la intervención imperial. Washington se alineó con los musulmanes bosnios y con el régimen pro-fascista de Croacia, mientras que Alemania apoyaba a los eslovenos, y el régimen mafioso de Albania apoyaba a un sector de los kosovares albaneses anexionistas todos opuestos a la multi-étnica República Yugoslava, gobernada por serbios. "Historias de atrocidades" publicitadas por Washington, tendenciosas, exageradas, o inventadas, estaban saturadas con la sangre de la limpieza étnica serbia. Deliberadamente omitieron los degüellos de civiles serbios por musulmanes fundamentalistas en Bosnia, o la expulsión de 200.000 serbios de la región Krajina ocupada por el ejército croata. El aluvión propagandístico de Washington y la OTAN, con intensas imágenes de atrocidades reales o falsificadas, hicieron un impacto masivo en el público y particularmente sobre los IIO. Casi la totalidad de los IIO apoyaron la guerra humanitaria de Washington y sus masivos bombardeos de objetivos civiles en Belgrado, Kosovo y otras partes. Hospitales, fábricas, puentes, trenes de pasajeros, estaciones de radio y televisión fueron bombardeados. Los IIO no dudaron, gimoteando a favor de las víctimas bosnias en Sarajevo, de los albanos en Kosovo. La ceguera moral e intelectual de los IIO les impidió reconocer que la mayor atrocidad cometida en Sarajevo fue tramada por los musulmanes bosnios: el bombardeo de su propio mercado, matando a una multitud de personas, para lograr la simpatía de Occidente y dar a la OTAN el pretexto necesario para la intervención militar "para salvar a los musulmanes del genocidio serbio". La ceguera moral y política aseguró a los intelectuales de las ONGs un certificado de 'Ética Política' de la OTAN y les ayudó a embolsarse millones de dólares en el período de 'reconstrucción'. Los IIO con su certificado ético se hicieron los ciegos durante la intervención de EE.UU. y la OTAN en Kosovo y su subsiguiente armamento del Ejército de Liberación de Kosovo terrorista y el asesinato y brutal expulsión de cientos de miles de civiles serbios, roma, albaneses cristianos, turcos, bosnios, y judíos. El silencio ensordecedor y las excusas abyectas de los IIO para los bombardeos terroristas de la OTAN contra Yugoslavia y para la limpieza étnica del ELK, fueron la señal del fin de la política intelectual de izquierda occidental, tal como la habíamos conocido durante los cincuenta años previos. El strip-tease moral de los IIO comenzó con la primera guerra afgana, cuando los intelectuales se despojaron de sus vestimentas exteriores, rehusando apoyar al régimen secular en Kabul y respaldando la insurrección fundamentalista respaldada por EE.UU. Después, se despojaron de sus camisas y pantalones, dando un apoyo subrepticio a la conquista imperial de Irak ("¡Había que hacer algo para detenerlo!") En los Balcanes se despidieron de la ropa interior: el apoyo de los IIO para la masiva guerra destructiva contra Yugoslavia, repitiendo como papagayos la línea del Pentágono de la guerra humanitaria. (Algunas sectas trotskistas llegaron a proponer que se compraran armas para los tratantes de blancas, traficantes de drogas, y autores de limpiezas étnicas del ELK.) Un caso de reacción política combinada con una psicosis. De dobles demonios y del gran demonio. La actual guerra de Washington contra Afganistán evocó el menor disenso de cualquiera de las recientes guerras imperiales. El silencio y la complicidad se han convertido en un hábito. En la guerra de los Balcanes, los IIO habían entregado sus principios morales y políticos. Ya no podían analizar la secuencia de las guerras imperiales destructivas; en lugar de hacerlo consideraban cada guerra como otra respuesta humana a tiranos, traficantes y terroristas. Lo que es igualmente reprensible, igualaban la agresión global de un tirano imperialista con la resistencia de un autoritario local.

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Las bases intelectuales y morales para la capitulación política fueron establecidas mucho antes de que las primeras bombas de 7.000 kilos (corta-margaritas en el morboso léxico del Pentágono), cayeran sobre Afganistán. La cobardía moral estaba enraizada en el silencio intelectual sobre la lucha palestina. Renunciando a la responsabilidad moral y a los principios políticos los IIO simularon su horror ante la "violencia" en el Oriente Próximo. La tortura, la expulsión, el asesinato y la mutilación de cerca de 20.000 palestinos -cristianos, musulmanes, izquierdistas seculares- y la destrucción de miles de casas, miles de hectáreas de olivares y huertos frutales, para establecer asentamientos coloniales, fueron "igualados" con el repudio de los atentados suicidas contra autobuses y bares por individuos oprimidos por el colonialismo, incapacitados para combatir contra tanques, helicópteros artillados y misiles teleguiados. La cobardía tanto como la vacuidad moral, condujeron al silencio, a la ambigüedad moral y al abandono de los principios anticoloniales más elementales. La cobardía nacida del temor de ser calificado de "antisemita" por fanáticos intelectuales judíos y partidarios incondicionales de la colonización israelí de los territorios ocupados y de la expulsión de la población cautiva. La cobardía intelectual ante los asesinatos cotidianos y la tortura institucionalizada - y nada de esto oculto tras chimeneas humeantes y malolientes. Los IIO que temen las recriminaciones de sus colegas pro-israelíes agresivos dirán, "Después de todo el conflicto del Oriente Próximo es importante para ellos, no es mi prioridad". Es lo que dicen muchos IIO cuando están entre ellos, sin sus colegas pro-israelíes. "Palestina" no es una prioridad, por el temor de ser descalificado políticamente y quedar aislado en los medios y en las esferas profesionales. El temor también proviene de la propaganda de los medios estatales y de la multitud enfurecida agitando banderitas en el caso de Afganistán. Cuando el 11 de septiembre llevó al 7 de octubre, cuando el presidente, respaldado por ambos partidos, el Congreso y todos los medios de comunicación de masas declaró la guerra contra Afganistán y confrontó al mundo con su agresivo "o están con nosotros o están con los terroristas," la mayor parte de los IIO ni pensaron en dudar. Se pusieron sus uniformes, saludaron y procedieron a discutir objetivos bélicos, el terrorismo y la seguridad nacional. "La guerra total" (el bombardeo indiscriminado de todas las instalaciones civiles y militares), se convirtió en una parte aceptada, aunque no declarada, del discurso antiterrorista que dominaba a los IIO. Muchos críticos, que solían ser izquierdistas, aceptaron las premisas básicas de la guerra: que bin Laden y una conspiración internacional apoyada por Afganistán eran responsables por el 11 de septiembre y que Washington tenía derecho a "defender su pueblo" -bombardeando al pueblo afgano. Lo que fue crucial para la conversión de los IIO a la II Guerra Afgana fue el hecho que los atentados terroristas del World Trade Center en Nueva York y el Pentágono fueron exagerados hasta llegar a convertirlos en eventos de importancia en la historia mundial, "sin precedentes en los tiempos modernos" según los hiperbólicos pronunciamientos que emanaban de Washington y de los medios de masas de EE.UU. y eran repetidos por sus pares en el resto del mundo. En realidad, la muerte de entre 2500 y 3000 personas no fue ni con mucho un acontecimiento sin precedentes. Aproximadamente la misma cantidad de serbios fue asesinada o 'desaparecida' por los terroristas del ELK en Kosovo durante la ocupación de la OTAN, Los bombardeos de EE.UU. y Gran Bretaña y el bloqueo de Irak, causaron cientos de miles de muertos entre los niños de menos de diez años -unas mil muertes por semana. Se podrían citar muchos otros ejemplos de la violencia política dirigida por EE.UU. con mayores tasas de mortalidad que el 11 de septiembre. En una palabra, el número de víctimas mortales no constituye precisamente una tragedia humana "sin precedentes". Sin embargo, los IIO se alinearon dócilmente, repitiendo las invocaciones de los medios de masas y difundiendo el mensaje de que la guerra de EE.UU. y la OTAN contra Afganistán era una "guerra justa," con la piadosa advertencia de que la guerra debería evitar víctimas civiles. Era la deshonestidad derivada de la cobardía -intelectuales que sabían perfectamente que la guerra sería total, que habría masivos bombardeos de

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todos los objetivos, incluyendo hospitales, hogares, campos de refugiados, etc. Sus reservas fueron ahogadas por el coro celebrando una "guerra justa". Entre los intelectuales de Nueva York el ataque del 11 de septiembre hizo aflorar valores totalitarios derivados de su apoyo incondicional al estado terrorista israelí. Seymour Hersh, y otras figuras consagradas de la izquierda literaria liberal, abogaron por la tortura de los miembros de las familias de los sospechosos de terrorismo, citando y elogiando los infames métodos practicados a diario por la policía secreta israelí. El izquierdista convertido al terror estatal del imperio, conjuró el fantasma paranoico de una inminente acometida terrorista que, afirmaba, justificaba la tortura como una política de 'defensa nacional'. El Secretario de Defensa Rumsfeld y el Fiscal General Ashcroft no llegaron tan lejos como esos intelectuales neoyorquinos -ellos 'sólo' arrestaron a cientos de sospechosos árabes, suspendieron los derechos de hábeas corpus y defendieron la proposición del presidente Bush de utilizar tribunales militares secretos y ejecutar a los condenados en juicios secretos. Las ambigüedades en las que se han empecinado durante años los intelectuales de Nueva York -su apoyo a la represión israelí contra los palestinos y su crítica a la intervención militar de EE.UU. en otras partes- se resolvieron: ahora podían apoyar la guerra de EE.UU. contra Afganistán y la matanza de palestinos por parte de Israel. La sinergia de este abrazo de la violencia, eliminó sus últimas dudas críticas. Los intelectuales neoyorquinos apoyaron plenamente la guerra total. Propagaron una visión paranoica de un terrorismo omnipresente para exacerbar la guerra permanente. Eran los totalitarios culturales que escuchaban a Bach y elogiaban los B-52, que publicaban revistas culturales en papel satinado y se sonreían ante Kabul en ruinas, que elogiaban a la Orquesta Sinfónica de Israel e ignoraban a los 6000 niños palestinos mutilados en el último año de represión. Su visión es y será siempre el totalitarismo cultural. Si los intelectuales de Nueva York, por sus vinculaciones pro-israelíes, se encontraban en el último extremo de la comitiva belicista de los IIO, hubo muchos otros que descubrieron sus propias razones para justificar su capitulación ante la máquina de guerra imperial. Feministas que apoyaron originalmente la guerra, desde Carter a Clinton, contra el régimen afgano secular, progresista respecto a los problemas de género (todas se opusieron a la 'invasión soviética'), cambiaron de trinchera y apoyaron la guerra de EE.UU. contra los talibán. La guerra de EE.UU. se convirtió, desde su punto de vista, en una oportunidad para liberar a las mujeres de la opresión, olvidándose de que todos los dirigentes afganos de la Alianza respaldada por EE.UU. eran partidarios de la opresión de las mujeres. La constante en el ala feminista de los IIO no es su apoyo a la igualdad de los géneros, sino su leal apoyo al poder global de EE.UU., esperando extraer fondos y sitios en la cola de las ONGs para recibir prebendas. No todos los IIO apoyaron la guerra, por lo menos abiertamente. Algunos recurrieron, como era de esperar, al argumento del doble demonio, comparando el ataque del 11 de septiembre con el continuo bombardeo terrorista de un país empobrecido. La muerte de unos 2.500 ciudadanos estadounidenses por un cerebro gris -lo que aún queda por probar-, fue comparada con el bombardeo terrorista de 27 millones de personas, el asesinato y la tortura de miles de civiles y prisioneros de guerra, y el desplazamiento de 3,5 millones de refugiados de sus aldeas y hogares arrasados. Los teóricos del doble demonio argumentan que lo que importa es el "principio" del terror, no la cantidad de víctimas. Para los que deciden la política imperial, el criterio no es la cantidad, sino la calidad: una víctima estadounidense vale por 100.000 refugiados afganos; veinte agentes de bolsa valen por 20.000 hospitales, clínicas, escuelas, almacenes y mercados. La perversión fundamental de la equivalencia moral se encuentra en los dos factores de la ecuación: El terror estatal de EE.UU. es evidente para todos; el otro factor es un gran signo de interrogación, pero con un asterisco -nadie sospecha al régimen afgano

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de ser responsable de los ataques. Lo más lejos que han llegado las acusaciones es que ha brindado refugio al presunto terrorista Osama bin Laden. El régimen afgano ofreció negociar y entregar el acusado a un tribunal internacional independiente si se presentaba una evidencia objetiva. No se ha presentado jamás alguna evidencia que podría servir para fundamentar una condena en algún tribunal que valga su nombre, como admitió Tony Blair después de presentar una lista de "pruebas" circunstanciales. El aspecto teórico y moral es que no hay una culpa equivalente en lo que respecta a la guerra y el terror a "ambos lados". Por un lado, Washington es culpable de terrorismo en masa en aras de una victoria militar; por otro lado, jamás se ha probado que el régimen afgano haya estado implicado en el incidente terrorista en EE.UU. y ha estado dispuesto a considerar una resolución judicial del sospechoso en su territorio. El uso del terror estatal por la administración Bush es inmoral. La proposición de negociaciones diplomáticas sobre la evidencia judicial de los talibán, fue una propuesta civilizada y humana para enfrentar conflictos entre estados. Si el ardid de los IIO de basarse en la equivalencia moral está plagado de suposiciones falsas y de conclusiones inmorales, ¿para qué sirve? A los IIO les suministra una tapadera política. Les permite distanciarse de los defensores de la independencia afgana y asegurar al estado imperial y a su coro de partidarios, que ellos también están de acuerdo con que los talibán fueron parte del atentado en EE.UU. Sobre todo, piensan que la equivalencia les otorga protección política, mientras critican la guerra como el medio erróneo de confrontar el "crimen" de los talibán. El resultado es legitimar la causa de la agresión imperial, condenando al mismo tiempo la reacción belicosa. En el mundo real, la asociación que hacen los IIO entre el régimen afgano y bin Laden y el incidente terrorista del 11 de septiembre exacerbó la sensación de que se trataba de un imperio herido. Después de que han nutrido el frenesí del terror de los medios de comunicación, la crítica de la guerra que declaran los IIO resulta intrascendente. Habiendo reforzado la justificación difundida por el estado, las dudas de los IIO respecto a la guerra llegan a pocos y convence aún a menos. Como en toda guerra imperial anterior, la izquierda oportunista evita los temas fundamentales, concentrándose en aspectos secundarios para justificar su hipocresía política. Se concentran en, y amplían, cualquier y todo defecto en las políticas y prácticas del régimen que se opone al poder imperial. Citan la opresión de las mujeres, el analfabetismo, las tasas de mortalidad infantil, el autoritarismo, las prácticas religiosas restrictivas. Las políticas reaccionarias de los talibán son analizadas con un microscopio y se pregonan repetidamente a los cuatro vientos. El verdadero mensaje es que el régimen merece ser destruido, que los bombardeos de área de los B52 representan un evento liberador... Los IIO no apoyan realmente a los B52, sólo contextualizan el acto de violencia y luego se retuercen las manos en señal de desesperación. Las fuerzas retrógradas apoyadas por EE.UU. y la masiva destrucción de la mínima estructura social existente en Afganistán es contemplada a través de un telescopio, lo que provoca aún más retorcimiento de manos. Los IIO evitan los temas fundamentales: la autodeterminación, el anticolonialismo, la imposición imperial de un régimen cliente, y la lógica de las invasiones imperiales pasadas, presentes y futuras. Estos problemas son enterrados y en su lugar los medios de masas presentan una discusión de la libertad del cambiador de divisas en Kabul, de los vendedores de vídeos en Kandahar y de los propietarios de prostíbulos en todas partes. Si los intelectuales neoyorquinos uniformados aconsejan a los interrogadores de la policía, aplauden los bombardeos y llaman a nuevas guerras contra "los árabes," en Los Ángeles, los patrones culturales y los actores de Hollywood se presentan como voluntarios para servir a los conquistadores militares. El 3 de diciembre de 2001, más de 40 ejecutivos superiores y dirigentes sindicales del cine y la televisión, se reunieron con Karl Rove, consejero político de la Casa Blanca, y con Jack Valenti, jefe de la Asociación de la Industria Cinematográfica de EE.UU. para considerar cómo la

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industria cultural podría movilizar el apoyo para la guerra en EE.UU. y entre las tropas en ultramar, mientras hacen propaganda en el resto del mundo. El primer batallón de soldados rasos de Hollywood -incluyendo a George Clooney, Matt Damon, Andy Garcia y Julia Roberts- viajó a las bases militares de EE.UU. para levantar la moral. "Estrellas" de cine, representantes de la cultura mediática de EE.UU., están jugando un papel importante como herramientas propagandísticas en la guerra imperial. En un ejemplo simbólico del salvajismo de la guerra, David Keith, estrella de "Tras las líneas enemigas," una película militar- dijo a los marinos estadounidenses en un portaaviones en el Mar de Omán: "ustedes son los puños para destrozar sus bocas... y nuestros dientes para desgarrar sus gargantas", (Financial Times, 2 de diciembre de 2001, p. 9). Hollywood está preparando una serie de películas que en estilo y sustancia van a transmitir explícitamente la línea de Washington sobre la guerra. El propósito es convencer a los estadounidenses de que apoyen la expansión de la guerra a otras regiones, preparar al público de EE.UU. para que acepte futuras víctimas (si es necesario), presentando las invasiones de EE.UU. como guerras justas con altas probabilidades de victoria. Las películas de propaganda "recontextualizarán" los hechos de una guerra pasada según un productor hollywoodense. Una película basada en la invasión de Somalia por EE.UU. presentará a los africanos como agresores y a las tropas invasoras de EE.UU. como liberadores. El papel de Hollywood en las guerras de conquista es importante. El mensaje político de las películas de Hollywood complementará la retórica imperial de Washington, glorificando a los depredadores imperiales, "personalizando" a los conquistadores, incluyendo romances entre los conquistadores y los conquistados y ennobleciendo la conquista al omitir la tortura y la destrucción civil. Las películas convertirán a las víctimas en verdugos y a los conquistadores en liberadores, y elogiarán a los colaboracionistas locales como si fueran patriotas. ¿Qué obtiene Hollywood por esta colaboración "voluntaria" con el estado? Como corporaciones de miles de millones de dólares, comparten los intereses y la ideología de los responsables de la política imperial. También esperan aprovechar la fiebre bélica para atraer inmensas audiencias y beneficios lucrativos. En una palabra, esperan que la transmisión de la propaganda del estado valga la pena. La radio y la televisión se unieron desde el 11 de septiembre a las filas de la maquinaria de guerra. Uno de los principales presentadores de "noticias," Daniel Rather de CBS, declaró públicamente que está "listo para recibir las órdenes del presidente Bush". La televisión saturó los hogares y las oficinas de imágenes, entrevistas y comentarios apoyando el bombardeo de Afganistán. Excluyeron toda "información negativa" y restaron importancia o justificaron las víctimas civiles y reprobaron la oposición tanto en Afganistán como en el resto del mundo. Las fuentes de las "noticias" de la televisión y la radio provenían invariable y exclusivamente de funcionarios estadounidenses, de expertos favorables a la guerra o de señores de la guerra clientes. Estos comentarios parciales reforzaron la posición política oficial de Washington. Los medios de masas eliminan cualquier mención de la complicidad o la responsabilidad de EE.UU. por atrocidades pasadas o presentes - tales como la tortura y el asesinato de 600 prisioneros en Mazar-i-Sharif. Ningún medio menciona el apoyo de EE.UU. a los fundamentalistas en su guerra contra el régimen secular afgano en los años 80. No se incluye una sola palabra sobre la activa cooperación de Washington con los fundamentalistas en Bosnia, Kosovo, Chechenia y Macedonia durante toda la década del 90 y a comienzos del nuevo milenio. No hay discusión alguna en los medios sobre el subsidio de 40 millones de dólares de Washington a los talibán en mayo de 2001 para eliminar el cultivo y el transporte del opio. Ante todo, los medios evitan relacionar la huida de millones de refugiados afganos con los bombardeos estadounidenses de ciudades y aldeas. Confrontados con esta arremetida mediática, la mayor parte de los intelectuales occidentales se retiran a su "horror del 11 de septiembre" - como una excusa para el

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hecho de que no están dispuestos a declarar públicamente su oposición a la guerra total. Ante la tragedia del pueblo afgano, causada por los masivos bombardeos y los ataques asesinos de los señores de la guerra clientes, el reparto del país y el desencadenamiento de los traficantes de drogas y forajidos que saquean todo lo que no forma parte de caravanas armadas de comerciantes que hacen largos recorridos, la mayor parte de los intelectuales izquierdistas occidentales, que no han sucumbido a la tentación totalitaria, se retiran a sus libros, bibliotecas y oficinas. ¿Es por cinismo o por cobardía? Ante monstruosos crímenes contra la humanidad, se tornan hacia sus estudios de temas arcanos y se absorben en sus tareas rutinarias. Hay intelectuales y periodistas disidentes y valerosos. El periodista británico, Robert Fisk, es un brillante ejemplo de esta minoría. Pregunta si debería establecerse un Tribunal de Crímenes de Guerra para los perpetradores de la Guerra Total. Seguimos esperando una reacción de los IIO. Los manifestantes contra la guerra protestan, sin ser tomados en cuenta por los medios de masas, y son calumniados por los derechistas del Nuevo Totalitarismo, intelectuales franceses como Bernard-Henry Levy y Jacques Julliard por su "anti-americanismo". Esos intelectuales "amigos de EE.UU." conocen sólo el EE.UU. del imperio e ignoran su linaje revolucionario antiimperialista. Muchos antiguos IIO mitigan sus ansiedades repitiendo las banalidades patrioteras y celebrando una "guerra justa". Otros vacilan mediante la equivalencia moral. La mayoría se retira a reflexiones apolíticas. Los intelectuales izquierdistas occidentales han llegado a un callejón moral sin salida. La rendición intelectual de hoy tiene sus raíces en el reflejo anticomunista de principios de los años 80 y en el apoyo auto-ilusorio de las guerras imperiales humanitarias de los 90. Su transvaloración de la guerra total como una ·"guerra justa" es una perversión de los imperativos morales al servicio del imperio. Las guerras imperiales, como escribió Jean Paul Sartre, son el cáncer de la democracia. El renacimiento de la práctica intelectual de la izquierda occidental requerirá más que una inteligencia crítica, requerirá un coraje moral capaz de resistir la fácil elección entre dobles demonios y equivalencias morales. Los nuevos intelectuales izquierdistas tendrán que decir lo indispensable sobre los estados coloniales, a pesar de las sensibilidades étnicas de sus colegas. Ante todo, reconocerán que viven en un imperio y que tienen la singular responsabilidad de reconocer que los imperios no hacen guerras humanitarias, sólo guerras contra la humanidad.

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El movimiento de los sin tierra El proceso gana impulso Por James Petras

En los últimos 30 años, los gobiernos brasileños -tanto militares como civiles-. han proclamado la necesidad de la "reforma agraria", pero se han resistido a la implementación de una política efectiva en ese sentido. El Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria (INCRA), que es la oficina gubernamental a cargo de la distribución de la tierra, ha seguido una política de asentamiento de familias sin tierra en campos de fronteras distantes, generalmente lejanos de los mercados, y en tierras yermas, infestadas de malaria. En sus 30 años de existencia, el INCRA ha instalado menos del 7% de las familias rurales sin tierra, 331.276 de los 4 millones de familias sin tierra existentes, y la mayoría de los asentamientos fueron iniciados por ocupaciones organizadas por el MST (el movimiento de los trabajadores sin tierra), que fueron luego legalizadas por el INCRA. La mayoría de los recursos agrícolas, tanto federales como estatales, están destinados a promover los grandes negocios agrícolas y a subsidiar a los agricultores orientados a la exportación. La promoción y financiación de los grandes agroexportadores ha sido denominada "modernización agrícola" tanto por los militares como por el actual régimen de Cardoso. La "modernización" agrícola ha sido un componente clave de la estrategia neoliberal del régimen de Cardoso y condujo tanto al masivo desplazamiento de pequeños productores y trabajadores rurales del interior del país como al aumento creciente de la influencia del MST. Como resultado, el interior del país fue el sector más duramente golpeado de la economía y el centro de la oposición al régimen. La reestructuración de la economía que llevó adelante Cardoso sólo se ha enfrentado con una oposición esporádica e inefectiva de los sindicatos urbanos (como la CUT) y de la oposición parlamentaria (Partido de los Trabajadores, Partido Comunista de Brasil, etc.) Por otro lado, en el interior del país tenían lugar grandes confrontaciones. Las luchas en gran escala han sido una realidad constante. La ofensiva política de Cardoso, caracterizada por la privatización masiva de lucrativas minas, telecomunicaciones, energía (y otras industrias clave), su desregulación de los mercados financieros, la liberalización del comercio y los flujos de capital, ha erosionado seriamente la base económica de los sectores populares y nacionalistas, compuestos por quienes producen para el mercado local y por los trabajadores industriales. La ofensiva urbana de Cardoso se apoya en una coalición de banqueros e industriales extranjeros y grandes empresarios agrícolas, terratenientes e intereses financieros e industriales. La conducción del MST percibió tempranamente las consecuencias negativas que tendrían las transformaciones previstas por Cardoso -en gran escala y a largo plazo- para los trabajadores rurales y urbanos, pequeños agricultores y productores orientados al mercado local. La respuesta del MST a la ofensiva de Cardoso fue lanzar su propia ofensiva en el interior del país a principios de 1995. El MST organizó una campaña de ocupaciones de tierra en forma escalonada, que involucró a un número creciente de familias a lo largo de toda la administración de Cardoso. La respuesta del régimen de Cardoso a la ofensiva del MST fue cambiando en las diferentes etapas. Al principio, la administración trató de ignorar al Movimiento minimizando su significado y etiquetándolo como "anacronismo histórico". Luego de una histórica movilización de 100.000 personas en Brasilia convocada por el MST en 1996, Cardoso cambió de táctica, abriendo negociaciones y tratando de cooptar al

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Movimiento a través del ofrecimiento de una cuota de asentamientos, a cambio de la desmovilización del Movimiento. Desmovilizando al MST, Cardoso esperaba conseguir ventajas para su estrategia política de crear un sector de alta tecnología agrícola para exportación, basado en complejos agroindustriales a gran escala, ligando a los terratenientes locales con el exterior, en especial con los exportadores agroindustriales norteamericanos. El MST entró en negociaciones pero insistió en que bajo ninguna condición acordaría frenar las ocupaciones de tierras improductivas, ya que la mayoría de los casi 4 millones de familias de trabajadores sin tierras continuaría con sus necesidad mínimas sin cubrir, debido a las limitadas cuotas fijadas por el régimen de Cardoso. La ofensiva del MST tuvo un gran impulso en 1996, cuando se registró un gran número de ocupaciones de tierra. La estrategia de ocupación de tierras del Movimiento combinó tácticas legales y constitucionales con acciones extra parlamentarias y con un estilo de coalición política muy abarcativo, que aunó a organizaciones eclesiásticas, grupos de derechos humanos, sindicatos urbanos, partidos parlamentarios, grupos cívicos locales, y representantes municipales. El MST confiaba en las cláusulas constitucionales que promovían que el Estado expropiara tierras sin cultivar y las redistribuyera entre los trabajadores rurales, y financiara los nuevos asentamientos rurales. Dentro de este marco legal constitucional, el MST podía construir amplias coaliciones de apoyo a sus pacíficas y bien organizadas ocupaciones de tierras. Con apoyo mayoritario en la opinión pública de San Pablo, Río de Janeiro y otras importantes ciudades, el MST podía neutralizar la represión del gobierno central. Sin embargo, a nivel local y estatal, los gobernadores, funcionarios locales y terratenientes aliados de Cardoso organizaron violentas represiones y procesos judiciales para aplastar el creciente atractivo del MST. Los terratenientes organizados en la UDR (Unión Democrático Ruralista) lanzaron aprovechando su influencia entre los gobernadores estatales y los funcionarios locales, una violenta contraofensiva de derecha, con el apoyo político y de propaganda del régimen de Cardoso. Esto culminó en abril de 1996, con la infame Masacre de Eldorado de Carajas (en el Estado de Para), donde la Policía Militar dirigida por el gobernador del Estado, masacró a 19 trabajadores sin tierra, para reprimir una marcha pacífica. En total, durante los primeros cuatro años del régimen de Cardoso fueron asesinados 163 trabajadores rurales. La masacre de Eldorado, que tuvo como propósito intimidar al Movimiento, consiguió el efecto contrario: la opinión pública se volcó masivamente a favor del Movimiento de Trabajadores sin Tierra y el MST respondió lanzando una nueva ola de ocupaciones de tierra a través del país. El régimen de Cardoso, forzado a la defensiva y políticamente aislado, intentó sacar ventaja de las nuevas ocupaciones de tierras declarándose favorable a las mismas. Sin embargo esta estratagema falló, y se duplicó el número de familias asentadas. Mientras el gobierno tenía éxito en vender sectores estratégicos de la economía, desregulaba los mercados financieros y rebajaba las tarifas comerciales, el interior se agitaba cada vez más. La rebaja en las tarifas aduaneras significaba importaciones de comida barata; el desmantelamiento de subsidios estatales, el apoyo crediticio y la asistencia técnica debilitaba a los pequeños productores locales. En los primeros cuatro años del régimen de Cardoso, más de 400.000 pequeños productores terminaron en la bancarrota y fueron expulsados de la tierra o convertidos en trabajadores sin tierra o en empleados de las grandes empresas agroindustriales de exportación, que son el núcleo de la llamada "estrategia exportadora de modernización agrícola" de Cardoso. En 1996, los pequeños agricultores siguiendo el ejemplo del MST, comenzaron a movilizarse y organizarse, en particular en el sur de Brasil. En 1997 surgió una nueva organización, el Movimiento de Pequeños Agricultores (MPA). El MPA comenzó a imitar las tácticas de acción directa del MST, bloqueando rutas, ocupando oficinas gubernamentales, y participando en grandes demostraciones en las capitales estatales. En agosto de 1999 hubo una manifestación en Brasilia en la que

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participaron más de 15.000 pequeños, medianos y grandes productores fuertemente endeudados, demandando el perdón del 40 al 60% de sus deudas. Cardoso ofreció perdonarles del 10 al 20% de las dudas -en especial la de los grandes productores. Bajo presión, el régimen de Cardoso combinó concesiones al MPA -facilitando el crédito y ofreciéndoles un perdón parcial de las deudas- mientras que al mismo tiempo reducía las partidas presupuestarias federales para las producciones agrícolas familiares, para ajustarse a las metas fiscales del FMI-BM. Como resultado de esto, dos semanas después los productores, trabajadores rurales, sindicatos y partidos de izquierda organizaron una protesta masiva en Brasilia en la que participaron 100.000 personas, para denunciar el presupuesto de austeridad de Cardoso. Enfrentado a la intransigencia estatal, el MST se volcó a la construcción de coaliciones político-sociales con movimientos urbanos e intelectuales, a través de una campaña política nacional: la Consulta Popular, un programa de desarrollo alternativo que combina programas industriales nacionalistas, proteccionistas y dirigistas con reforma agraria y participación de masas en el proceso político. El "nuevo giro" del MST -su intento de romper con un marco estrictamente "rural"- llevó a nuevas iniciativas urbanas, como la organización de residentes de las favelas en algunas de las ciudades más importantes, incluyendo San Pablo, Río, y otras. La organización urbana condujo, en algunos casos, a la ocupación de parcelas en las inmediaciones de las principales ciudades, como el asentamiento de Nuevo Canudos, a menos de una hora de San Pablo, que incluyó a trabajadores desocupados del gremio de la construcción y del metal. El régimen de Cardoso y el Gobernador del Estado enviaron a la Policía Militar para desalojar a los ocupadores ilegales urbanos, con el argumento de que la tierra de Nuevo Canudos era "cultivada". En realidad, estando a una hora de San Pablo, era tierra valiosa para la especulación inmobiliaria. La desesperada situación de los ocupantes de tierra urbanos los llevó a apropiarse de dos camiones que transportaban pasta y carne, y eso produjo una razzia policial en el asentamiento y el arresto de varios activistas. A comienzos de 1999, el Gobierno Federal y sus aliados políticos en los gobiernos estatales decidieron abolir el mandato constitucional existente que financiaba las expropiaciones de tierra. El régimen de Cardoso introdujo un esquema del Banco Mundial para crear lo que bautizó como "reforma agraria de mercado". El Gobierno Federal desvió fondos del Instituto de Reforma Agraria (INCRA) al "Banco de la Tierra". El presupuesto general del INCRA fue reducido 53%, de 1.900 millones de reales a 1.000 millones; los fondos del INCRA para expropiaciones de tierras fueron reducidos de 600 millones de reales a 200 millones; se cerró la línea especial de créditos blandos del INCRA para nuevas cooperativas. Los drásticos cortes en el INCRA implicaban que los campesinos ocupantes de tierra no tendrían fondos para cultivar la tierra improductiva que ocupaban. En lugar de eso, el gobierno propuso comprar tierras a los terratenientes y vendérsela a agricultores individuales, que serían obligados a tomar créditos para financiar la producción. El resultado sería la creación de una clase de pequeños agricultores con pesadas deudas, que deberían enfrentar una competencia desigual con las importaciones baratas de alimentos. El resultado sería la casi segura bancarrota y la reventa de las tierras, que pasarían de manos de pequeños agricultores familiares a productores comerciales o a especuladores inmobiliarios. La inviabilidad económica de la "reforma agraria de mercado" es evidente. En todo caso, el propósito del Gobierno Federal es político -eliminar la posibilidad de que las ocupaciones de tierra del MST conduzcan a la formación de cooperativas de producción exitosas (como lo han sido en la mayoría de los casos en todo el país). El segundo propósito de la estrategia de Cardoso es seducir a los trabajadores sin tierra con la oferta de asentamientos y de acceso al crédito, dividiendo con esto al movimiento y creando en su interior estratos de pequeños productores que apoyarían al régimen. Las primeras experiencias de la "reforma agraria de mercado" no son promisorias. Se han producido ya una serie de grandes demostraciones demandando

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el perdón de las deudas como producto de la devaluación masiva y la declinación de ingresos y demanda. Los recortes de fondos que hizo Cardoso se evidencian en el creciente número de familias sin tierra que han ocupado tierras improductivas y cuyas demandas de expropiación no han sido atendidas. Durante los primeros cuatro meses de 1999, 22.000 familias organizadas por el MST y la Confederación Nacional de Trabajadores Agrícolas (CONTAG) ocuparon más de 155 grandes fincas. A mediados de 1999 había más de 72.000 familias -más de 350.000 campesinos- "acampando" a la espera de una respuesta. Algunas familias vivieron en campamentos hasta cuatro años. Reteniendo los fondos federales, el régimen de Cardoso espera desalentar la ocupación de tierra y minar el apoyo al MST. La respuesta usual del gobierno a los trabajadores rurales y a los desempleados -que debían emigrar a las ciudades- suena a hueco, dado el 20% de tasa de desempleo en la mayoría de los grandes centros urbanos. La defensa que hace Cardoso de las elites rurales y su política negativa hacia los potencialmente productivos trabajadores rurales sin tierra ha aumentado la tensión en las ciudades, que concentran la nueva ola de productores rurales desplazados. Esta es otra razón de porqué el MST está cada vez más dedicado a la organización urbana. En respuesta a los ataques del gobierno a la constitución nacional y al desmantelamiento efectivo de las instituciones de la reforma agraria y sus presupuestos, el MST se ha volcado a la esfera política. El pensamiento guía es que lo que los trabajadores sin tierra están ganando en términos de apoyo popular y ocupaciones de tierras, lo están perdiendo en términos de financiamiento del estado para nuevos asentamientos. La conducción nacional del MST está ampliado sus esfuerzos en dos direcciones: muestra una creciente tendencia a involucrarse directamente en la política electoral y aumenta sus esfuerzos para formar coaliciones políticas en el orden nacional para desafiar directamente al gobierno. Mientras estos cambios estratégicos ocurren a nivel nacional, y el Gobierno Federal intensifica sus esfuerzos para quitarle la iniciativa política al Movimiento, en el nivel estatal y local los aliados de derecha de Cardoso agudizan sus ataques al MST. En los estados de Parana, Para, San Pablo, grupos de activistas del MST y trabajadores sin tierra han sido torturados, golpeados y encarcelados con falsos cargos. Por el contrario, militares de alto rango filmados mientras asesinaban a pacíficos manifestantes han sido exonerados, como fue el caso de los oficiales que ordenaron la masacre de Eldorado de Carajas. Los poderosos lazos entre los terratenientes y el sistema judicial están demostrados por el hecho de que, entre 1985 y 1999, con relación al asesinato de 1.158 activistas rurales, sólo 56 personas fueron llevadas a juicio y sólo 10 fueron condenadas. Al profundizarse la crisis económica en 1999 y aumentar el desempleo, la popularidad de Cardoso cayó estrepitosamente, y lo dejó en una situación de gran dependencia del FMI-BM y los inversores extranjeros. La presión del FMI-BM para cortar los gastos públicos y reducir el déficit aumentó la polarización social y son pocos los sectores productivos de la economía nacional interesados en sostener al régimen. Enfrentado con el desmantelamiento del Instituto de la Reforma Agraria (INCRA), el MST trató de ampliar sus alianzas en el interior del país, trabajando con pequeños y medianos productores y sus organizaciones para luchar conjuntamente contra la política de precios y créditos del gobierno. El aumento de las acciones políticas y las alianzas sociales del MST corre paralelo a su constante política de acción directa. Son varios los factores que pesan en la conformación de la nueva política del MST. Primero, la naturaleza muy politizada del sistema judicial, puesta en evidencia con las graves violaciones jurídicas que cometió el juez actuante en el juicio a los oficiales acusados de asesinar a 19 trabajadores sin tierra, en Para. Con independencia de las poderosas evidencias presentadas y de la declaración inicial de culpabilidad por parte del jurado, la intervención del juez, cuestionando la suficiencia de la prueba presentada y su rechazo al testimonio de testigos oculares, demostró que sin

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influencias políticas concretas era imposible asegurar la justicia en las cortes, contra los influyentes y organizados terratenientes. El segundo factor que da forma al cambio político del MST es el desmantelamiento del Instituto de la Reforma Agraria y la eliminación práctica de los fondos para nuevos asentamientos. La estrategia de ocupaciones de tierra del MST dependía grandemente del reconocimiento legal que tenía el INCRA, la formalidad de las expropiaciones y los fondos para lanzar con éxito la producción en los asentamientos de tierra. Sin los fondos del INCRA, las ocupaciones de tierra organizadas por el MST se verían en severos aprietos financieros, en especial para asegurar la semilla, los fertilizantes, las herramientas agrícolas y los arreglos básicos para vivir. El régimen de Cardoso, cortando los recursos del INCRA y desviando recursos al Banco de la Tierra, ha cometido una violación clara de su mandato constitucional, estableciendo una nueva agenda política que no puede ser combatida por la acción directa - o por lo menos por acciones sociales a nivel local o estatal. Sólo la acción política directa dirigida a la conformación de un poder político nacional es capaz de restaurar los fondos para los asentamientos establecidos a través de la ocupación de tierras. Sólo las organizaciones políticas nacionales son capaces de contrarrestar la reforma agraria "privatizada" y al Banco de la Tierra promovido por el Banco Mundial e implementado por el régimen de Cardoso. El tercer factor que incide en la nueva política de amplias alianzas sociales del MST, fue la profundización de la crisis económica y la extensión y radicalización de las demandas de sectores sociales que estaban antes paralizados o inmovilizados. Este es el caso de los pequeños y medianos agricultores, los sectores nacionalistas de la industria nacional, los cada vez más inquietos empleados públicos, y la creciente masa de desempleados del antiguo sector industrial privado. El lanzamiento de la Consulta Popular significa abrir una puerta a la "convergencia nacional" entre clases sociales geográfica y socialmente diferentes, dentro y fuera del sector agrícola. El cuarto factor que influye en el cambio hacia coaliciones políticas nacionales son, precisamente, los devastadores efectos de la política agraria federal. La política de mercado libre, las importaciones baratas y la relativa declinación de los precios con relación al crédito y a los costos de los insumos condujo a un éxodo masivo del campo de casi 5.500.000 personas entre 1986-1996. El censo rural de 1986 estimaba la población rural en 23,4 millones de personas; en 1996 la población rural había caído a 18 millones. La concentración de tierras, por un lado, y la falta de tierras en el interior de Brasil, por el otro, ha continuado acelerándose. En 1970, las fincas de más de 1.000 hectáreas representaban el 0,7 del total de las fincas existentes y sus dueños poseían el 40% de la tierra; en 1996, el 1% de los terratenientes que tenía fincas de más de 1000 hectáreas poseían el 45% de la tierra. Más de cuatro millones de trabajadores rurales no tienen tierra. La declinación de la población rural, y su fuga a la periferia de los pueblos y ciudades es un importante afluente potencial para los organizadores del MST, en particular aquellos que mantienen lazos rurales. El MST ha intentado organizar a desocupados rurales emigrados a las ciudades para llevar a cabo ocupaciones de tierra en los campos adyacentes, con resultados inciertos. Uno de los problemas más difíciles es que casi todas las tierras cercanas a la ciudad están por lo menos parcialmente cultivadas, un pretexto que el gobierno usa para desalojar violentamente a las familias que las ocupan. Dentro de los estrechos límites políticos con que se define la tierra no cultivable, el MST percibió la necesidad de involucrarse en política para ampliar su base para la expropiación de tierras. Mientras el MST ha dado un cambio hacia una mayor participación en la política nacional y la creación de coaliciones en el ámbito nacional, continúa organizando la ocupación de fincas improductivas en el interior el país. En los primeros 6 meses de 1999, el MST organizó 147 ocupaciones con la participación de 23.000 familias, manteniendo la presión sobre el gobierno, en desafío a su "reforma agraria de mercado". El MST está siguiendo una estrategia a dos puntas: continúa la

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organización de las bases en el interior y sus alianzas políticas en el ámbito nacional. La clave del éxito de la alianza rural- urbana es la extensión y consolidación de un movimiento rural poderoso que sirva tanto como punto de apoyo del MST en sus negociaciones nacionales como de catalizador de los movimientos y partidos urbanos para profundizar su propia inserción en las organizaciones de base. Las exitosas movilizaciones del MST y las transformaciones concretas de los trabajadores rurales demuestran que un movimiento democráticamente estructurado, bien organizado, políticamente consciente, puede desafiar con éxito la agenda neoliberal del Banco Mundial- FMI. El éxito de combinar tácticas legales y de acción directa en el contexto de la construcción de un apoyo público y establecer alianzas sociales con instituciones civiles ha permitido al MST convertirse en el foco central de oposición del régimen de Cardoso. La retirada de los partidos tradicionales de izquierda y los sindicatos no es el producto de los cambios estructurales de la economía sino el resultado de sus deficiencias políticas y organizativas. Las "condiciones objetivas" en Brasil están maduras para una acción política de masas. Esto es más evidente en el interior del país, donde la disminución de ingresos, la liberalización de las políticas comerciales y las crecientes tasas de interés han devastado a los pequeños productores y forzado a los trabajadores rurales a abandonar el campo. El crecimiento del sector de trabajadores rurales sin tierra, la declinación de la agricultura de pequeños productores y la expansión de las grandes fincas constituyen un terreno propicio para que el MST expanda su influencia y aumente su atractivo. Sus bien organizadas y exitosas ocupaciones de tierras y la consecuente organización de cooperativas agrícolas viables y productivas atrajeron favorablemente la atención del público y eso se evidenció en las encuestas de opinión realizadas en grandes ciudades. El fracaso del régimen de Cardoso en zanjar diferencias con el MST lo llevó inexorablemente a estrechar vínculos con los partidos de derecha y con las organizaciones de terratenientes. Su compromiso con la agenda neoliberal lo condujo a desmantelar el marco legal y político existente, que permitía una módica reforma del interior. La escalada de la contrareforma del régimen de Cardoso provocó a su vez un cambio radical en la estrategia del MST -de un movimiento social a un movimiento político social; de una organización del "sector rural", a una coalición que engloba importantes movimientos y partidos urbanos. Como argumenta J.Yves Martin, la estrategia de comercialización de Cardoso está acompañada por la militarización del campo en una escalada mutuamente complementaria y altamente conflictiva de confrontación política. Esto fue representado gráficamente en las páginas del Finantial Times: por dos artículos que estaban en la misma página, uno al lado del otro. Uno se titulaba: "Brasil aligera los controles de capital para atraer inversiones extranjeras" el otro se titulaba: "Tres policías sobreseídos por asesinatos en Brasil". Las políticas de Cardoso de atraer al capital extranjero están estrechamente ligadas a su política de recortes fiscales y flexibilización laboral, que a su vez se conecta con mayor represión, que inevitablemente se conecta con mayor impunidad para los agentes de la represión. El "modernizador" Cardoso ha quedado profundamente atrapado en la red de políticas oligárquicas tradicionales: regalías al exterior, alianzas con terratenientes, políticas sociales regresivas y represión militar. El debilitamiento y la declinación del régimen de Cardoso ofrecen grandes oportunidades al MST de capitalizar políticamente la nueva situación. El problema fundamental es la débil y fragmentaria naturaleza de los movimientos y partidos urbanos, por lo que se busca unificar fuerzas. Lo que está claro es que el MST ha reconocido los límites de la "política de movimiento" a niveles locales, aun cuando hasta ahora ha tenido un impresionante éxito. La cuestión es si tendrá éxito en organizar una fuerza política nacional en las aguas turbias del parlamentarismo urbano y la política de clientelismo sindical.

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Las dos caras de las ONG Por James Petras

La Jornada Comentaristas e intelectuales se mostraron sorprendidos cuando muchos líderes y activistas de organizaciones no gubernamentales (ONG) se unieron a la campaña electoral de Vicente Fox y, tras su victoria, esperan recibir puestos dentro de su nuevo gobierno. La idea de que líderes "progresistas" de las ONG se unan a un régimen abiertamente partidario del "libre mercado" parece anómala. No obstante, un análisis más profundo de la historia y antecedentes de funcionarios de ONG en América Latina, así como de su ideología y nexos con donantes externos, podía haber vaticinado este escenario. En la transición hacia la política electoral en Chile, Bolivia, Argentina y América Central, numerosos líderes de ONG se aliaron a regímenes neoliberales que utilizaron su experiencia organizacional y retórica progresista para controlar protestas populares y socavar movimientos de clases sociales. Desde el principio de la década de los 80, las clases dominantes neoliberales, junto con el gobierno de Estados Unidos y gobiernos europeos, se percataron que las políticas del "libre mercado" estaban polarizando a las sociedades en América Latina. Mediante fundaciones privadas y fondos estatales empezaron a financiar a las ONG, mismas que expresaban una ideología contra el Estado y promovían la "autoayuda". A finales de este milenio, existen unas 100 mil ONG en todo el mundo que reciben cerca de 10 mil millones de dólares y compiten con los movimientos sociopolíticos por la lealtad de las comunidades militantes. Aun cuando las ONG han criticado violaciones a los derechos humanos, rara vez denuncian a sus benefactores en Europa y Estados Unidos. A medida que aumentó la oposición al neoliberalismo, el Banco Mundial (BM) incrementó los donativos destinados a las ONG. El punto fundamental de convergencia que comparten las ONG y el BM era el rechazo de ambas entidades al "estatismo". Superficialmente, las ONG criticaban al Estado desde un perspectiva de "izquierda" en la que defendían a la "sociedad civil", mientras que al BM lo criticaban en nombre del "mercado". En realidad, el BM y los regímenes neoliberales aprovecharon las ONG para minar el sistema de seguridad social estatal, y fueron utilizados y reducidos a medios para compensar a las víctimas de las políticas neoliberales. Mientras los regímenes neoliberales disminuían los niveles de vida y saqueaban la economía, las ONG se fundaron para promover proyectos de "autoayuda" que absorberían, temporalmente, a pequeños grupos de desempleados pobres, a la vez que reclutaban líderes locales. Las ONG se convirtieron en "el rostro comunitario" del neoliberalismo y se relacionaron íntimamente con los de arriba y complementaron su labor destructiva. Cuando los neoliberales transferían lucrativas propiedades estatales, privatizándolas para los ricos, las ONG no fueron parte de una resistencia sindical. Por el contrario, se mostraron activos en la creación de proyectos privados, promoviendo el discurso de la iniciativa privada ("autoayuda") al dedicarse a fomentar la microempresa en las comunidades pobres. Las ONG crearon puentes ideológicos entre pequeños capitalistas y los monopolios que se beneficiaron de las privatizaciones --todo en nombre del antiestatismo y la construcción de la sociedad civil. Mientras los ricos creaban vastos imperios financieros a partir de las privatizaciones, profesionales de clase media que trabajaban con las ONG recibían pequeños fondos para financiar sus oficinas, sus gastos de transporte y sus actividades para promover actividades económicas a

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pequeña escala. Lo importante aquí es que las ONG despolitizaron a sectores de la población, ignoraron sus compromisos hacia actividades del sector público y se valieron de líderes sociales potenciales para la realización de proyectos económicos pequeños. En realidad, las ONG no son no gubernamentales. Reciben donativos de gobiernos extranjeros o funcionan como agencias subcontratadas por gobiernos locales. Igualmente importante es el hecho de que sus programas no son calificados por las comunidades a las que ayudan, sino por sus benefactores extranjeros. Es en ese sentido que las ONG sabotean la democracia al arrancar programas sociales de las manos de las comunidades y de sus líderes oficiales, para crear dependencias a cargo de funcionarios no electos, provenientes del extranjero, quienes eligen y ungen a sus interlocutores locales. La ideología de las ONG en cuanto a sus actividades privadas y voluntarias destruye el sentido de lo "público"; la idea de que el gobierno tiene la obligación de procurar a todos sus ciudadanos. Contra esta noción de responsabilidad pública, las ONG fomentan la idea neoliberal de una responsabilidad privada hacia los problemas sociales y la importancia de los recursos pararesolver estos problemas. De tal suerte, las ONG imponen una doble carga sobre los pobres: el pagar impuestos para financiar a un Estado neoliberal que sirve a los ricos; y el autoexplotarse de manera privada para satisfacer sus propias necesidades. Muchos de los líderes y militantes de las ONG son ex marxistas o "post marxistas", quienes toman prestada mucha de la retórica referida a "dar poder al pueblo", "el poder popular", "la igualdad de género" y "el liderazgo de las bases como el único que logra legitimidad", mientras que alejan la lucha social de las condiciones que marcan la vida de las personas. Las ONG se convierten en un vehículo organizado que permite la movilidad social ascendente para desempleados o profesionistas ex izquierdistas mal pagados. El lenguaje progresista disfraza el núcleo conservador de las prácticas de las ONG. Ejemplo de esto es el hecho de que la naturaleza local de las actividades de las ONG tiene siempre que ver con "dar poder", pero los esfuerzos de estos organismos rara vez van más allá de una influencia en pequeñas áreas de la vida social, utilizando los recursos limitados y siempre dentro de las condiciones permitidas por el Estado neoliberal. En lugar de dar educación política sobre la naturaleza del imperialismo y sobre las bases clasistas del neoliberalismo, las ONG discuten sobre "los excluidos", "los indefensos" y "la extrema pobreza" sin jamás pasar de sus síntomas superficiales para analizar el sistema social que produce estas condiciones. Al incorporar a los pobres a la economía neoliberal a través de acciones voluntarias que son exclusivamente de la iniciativa privada, las ONG crean un mundo en el que la apariencia de una solidaridad y acciones sociales ocultan una conformidad hacia las estructuras nacionales e internacionales del poder. No es casual que las ONG se hayan convertido en entes dominantes en ciertas regiones donde las acciones políticas independientes han decaído y el neoliberalismo rige sin oposición alguna. La conversión de líderes de las ONG; de abanderados del "poder popular", a simpatizantes del presidente electo conservador, Vicente Fox, es por lo tanto perfectamente comprensible. Los funcionarios de las ONG proporcionan la retórica "populista" en torno a la sociedad civil que legitiman las políticas del libre mercado. A cambio, sus nombramientos como funcionarios gubernamentales satisfacen sus ambiciones de movilidad y ascenso social. Para los ex izquierdistas, el antiestatismo es el pasaje que les concederá tránsito ideológico de la política de clases y el desarrollo comunitario hacia el neoliberalismo. Para los intelectuales críticos, el problema no es sólo el neoliberalismo del "libre mercado" que viene de las cúpulas, sino también el neoliberalismo de la "sociedad civil", que proviene de abajo. Traducción: Gabriela Fonseca

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Los neoliberales estatólatras Ajustes estructurales en oferta Por James Petras y Steve Vieux Es necesario aclarar la terminología adoptada por los ideólogos del capitalismo desregulado, ya que, para nombrar las propuestas neoliberales, utilizan términos tales como "ajuste estructural" o "reforma económica". Sin embargo, primero, estas fórmulas no reflejan la realidad de los procesos emprendidos, y, segundo, han sido tomadas a corrientes reformistas de izquierda que les daban otro sentido en los años cincuenta y sesenta: el de redistribuir el ingreso, las tierras y la propiedad a favor de las capas desfavorecidas de la sociedad. Ahora, las expresiones de "ajuste estructural" y "reforma económica" describen políticas que conducen a una redistribución de recursos a favor del sector privado, de los exportadores, a una disminución de los gastos públicos para fines sociales, etcétera (véase el recuadro "¿Qué es un ajuste estructural?"). A lo largo de este análisis crítico, mantenemos en mente que se ha invertido su sentido inicial. Crisis y transformación del Estado ¿Cómo establecer o prolongar eficazmente un capitalismo desregulado a escala mundial? Durante los últimos diez años, este asunto ha pasado a conformar el centro de las preocupaciones de círculos elitistas y cerrados de gente que toma decisiones, y que incluyen oficinas de asesores, departamentos de universidades de renombre e instituciones financieras internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM). Esta discusión tomó vigor durante los últimos años a causa de la proliferación de programas de ajuste estructural en el tercer mundo durante los años ochenta. La primera ola de investigaciones se enfocó a temas económicos tocantes, ante todo, a las secuencias y los ritmos de las "reformas económicas". Las medidas —que se catalogan bajo la etiqueta de "consenso de Washington"— se concentraban en el cambio de la función del Estado en la Economía y en la ampliación de las relaciones mercantiles. Implicaban recortar presupuestos estatal, liberalizar mercados financieros, unificar tipos de cambio a niveles competitivos (mediante fuertes devaluaciones y supresión de tipos de cambio preferenciales), reducir aranceles, privatizar industrias estatales, abrir las economías a las inversiones extranjeras, reducir y reorganizar las reglas de intervención del estado y garantizar los derechos de propiedad privada (esto también para los inversionistas extranjeros). Estos debates se activaron a inicios de los noventa, tras el derrumbe del bloque soviético, en el marco de una tendencia a liquidar la supuesta planificación centralizada. Con el paso de la década, los expertos se dieron cuenta de que la aplicación de los programas de ajuste estructural dependía de manera decisiva de la existencia de condiciones políticas favorables. Así, los debates de orientación se desplazaron cada vez más hacia temas relativos a la política. Esta modificación de los términos de la discusión en gran medida la estimuló la multiplicación de los movimientos populares de oposición, a veces violentos, contra los ajustes y los gobiernos que debían garantizar su aplicación. Éstos mataron a decenas y a veces a centenas de personas en el tercer mundo durante las protestas espontáneas contra sus decisiones. Desde entonces, el debate académico y político ha gravitado alrededor de la temática siguiente: ¿bajo qué condiciones políticas y mediante qué instituciones se pueden imponer con más eficacia los programas de ajuste estructural? ¿Cómo se puede reforzar el apoyo político a estos programas, y de qué formas se puede neutralizar a la oposición? De esta manera, el debate se ha centrado en los medios y no tanto en los

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fines, en las técnicas y la administración, y no en los fundamentos y la lógica de los programas. Una de las tendencias más influyentes, respecto a la materialización de los programas de ajuste, insiste en la función decisiva del Estado en estos procesos. Llamaremos a esta corriente la del neoliberalismo estatólatra. Su visión subraya la necesidad de que el aparato de Estado disponga de capacidad técnica y administrativa de alto nivel y tome la máxima autonomía posible respecto de la sociedad en la que echa sus raíces. Afirma que tal autonomía, respecto de grupos de interés u otras fuerzas sociales, es esencial. Al respecto, estos neoliberales citan los trabajos de la corriente de la "Nueva Política Económica" (NPE), cuyos representantes más conocidos son Mancur Olson y Anne Krueger, quienes desarrollaron la argumentación: en lugar de meterse en actividades económicas productivas, los sectores rentistas buscan trabar alianzas con políticos y burócratas con miras a obtener ventajas tales como subsidios, medidas proteccionistas contra ciertas importaciones, créditos intereses bajos, etcétera; presionan al personal político para que establezca tales acuerdos a cambio de apoyo electoral y otras formas de sostén político. Esta interacción entre políticos y sectores rentistas obstaculiza la procuración de objetivos sociales más amplios, tales como el crecimiento del producto interior bruto (PIB), la reducción de la inflación, etcétera, lo cual aventaja el mejoramiento económico de sectores muy delimitados. Sin embargo, los partidarios del neoliberalismo estatólatra rompen con el diagnóstico muy pesimista de la corriente de la NPE, ya que firman la capacidad del Estado, bajo ciertas condiciones, para liberarse de la dependencia de fuerzas rentistas y transformar sustancialmente la sociedad con rumbo a una economía capitalista más abierta y competitiva. Los análisis de la NPE ya habían descartado la posibilidad de tal viraje, mientras no intervinieran catástrofes, guerras o revoluciones, como en Alemania y Japón. Los neoliberales estatólatras redujeron a su manera este factor de Olson de la crisis o catástrofe. Así, afirman que para aplicar una política de ajuste durable, se requiere de los siguientes elementos. Es menester trastocar el status quo socioeconómico mediante una crisis económica lo suficientemente severa, para romper los lazos de dependencia de los actores económicos que gozan de ingresos de origen estatal y disfrutan de diversas rentas y protecciones, ya que estos lazos impiden el desarrollo. La pura perspectiva de un programa de ajuste estructural es poco eficaz para modificar el status quo social, ya que las medidas tradicionales de ajuste sólo provocan un número limitado de perdedores a corto plazo, sin lograr más que prometer beneficios futuros y difusos a amplios sectores de la sociedad. En consecuencia, ya desatada una crisis lo bastante amplia para desestabilizar las inercias sociales, es esencial que un aparato de Estado, con un grado suficiente de autonomía en relación con las fuerzas sociales, se afirme y empiece a aplicar el programa de ajuste. El dispositivo lo completa el apoyo proveniente de fuerzas exteriores tales como el FMI o el Banco Mundial. Este argumento a favor de la autonomía del aparato de Estado no se reduce a una simple preferencia por las dictaduras. Es cierto que la mayoría de las economías con resultados exitosos en los últimos años están sometidas a regímenes netamente autoritarios. Sin embargo, no todos los regímenes autoritarios han estimulado el crecimiento, y entre las economías con alto nivel de crecimiento, se encuentran algunas democracias o sistemas políticos en transición hacia la democracia. El Estado será capaz de actuar con tanta más eficacia mientras mayores sean su sofisticación técnica y la competencia de su burocracia, y reforzará su aislamiento respecto de los grupos de interés y otras presiones políticas. Donde existen regímenes electorales, a menudo se garantizará la consolidación política de las condiciones del ajuste mediante el establecimiento de un sistema político que incluya dos partidos centristas que dispongan de una base de varias clases sociales lo suficientemente amplia, y estén establecidos en circunscripciones electorales grandes y heterogéneas. Esto permitirá absorber y moderar los antagonismos de clases.

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La opción por una pieza: El Estado La escuela neoliberal estatólatra se alimenta de una segunda fuente. Se inspira del análisis del crecimiento económico acelerado en Japón, Corea del Sur, Taiwán y Singapur, tomado como un proceso articulado por el Estado. Este enfoque "centrado en el Estado" insiste en la magnitud de la intervención estatal en el Sudeste Asiático para promover el crecimiento, proteger las industrias y los mercados interiores, asignar créditos a tasas de interés bajas y concentrar los subsidios en ciertos sectores industriales. También pone en relieve la debilidad o la represión de los grupos de interés, en particular de los asalariados. Subraya la autonomía de esos Estados respecto de la sociedad civil, autonomía ligada al apoyo estadunidense durante los momentos fuertes de la guerra fría. En fin, recalca el poder extraordinario e independiente de instituciones tales como el Economic Planing Board (consejo económico de planificación) de Taiwan o el MITI japonés (Ministerio de Comercio Exterior y de la Industria) en el establecimiento de la planificación económica. Todas esas características del desarrollo económico en el sureste de Asia, han servido de modelo para elucubrar la función articuladora que podría desempeñar la autonomía de los aparatos de Estado, coherentes en la afinación y aplicación de las "estrategias de desarrollo" de los programas de ajuste estructural. Los neoliberales estatólatras insisten sistemáticamente en un elemento: que la estabilización y el ajuste otorgan a la administración pública de los países sujetos al ajuste responsabilidades muy grandes. Stephen Haggard y Robert Kauffman escriben: "A menudo se olvida que numerosas reformas económicas, incluso las orientadas a incrementar el papel de las fuerzas de mercado, requieren de capacidades administrativas y técnicas cuya existencia es limitada en los países en desarrollo: nivel de educación adecuado entre los funcionarios de las capas medias e inferiores, capacitación especializada a funcionarios de alto rango, y equipos técnicos y capacidades para reunir información, ordenarla y comunicarla." Problemas de método Las precondiciones políticas para el ajuste que enuncian los neoliberales estatólatras son de un carácter casi incestuoso. Los autores se copian de un libro a otro, de una conferencia a otra. Las mismas citas y referencias bibliográficas se encuentran en un artículo y en otro. Muchos autores vienen de un círculo restringido del medio académico o de fundaciones privadas. Por lo general han beneficiado de financiamientos del Banco Mundial. Casi todos son firmes partidarios de la extensión de las relaciones mercantiles a escala internacional y ello por medio de la aplicación de programas de ajuste estructural. La obra de referencia de John Williamson, The Political Economy of Reform, es un ejemplo elocuente. Este libro contiene trece análisis de casos acerca de los países que supuestamente han logrado el éxito por medio de programas de ajuste estructural. La meta del libro es ofrecer "consejos útiles a los que practican los ajustes" e inician "reformas económicas radicales". En las conclusiones, redactadas junto con Haggard, se presentan ocho tesis para resumir las lecciones de los estudios: 1) una crisis previa al ajuste es muy útil para romper las prácticas comunes de los grupos de interés autóctonos y facilita los cambios profundos de orientación político-económica; 2) un gobierno dedicado a la aplicación del programa de ajuste, que accede al poder en plena crisis podrá gozar de un periodo de gracia entre las capas populares, lo que favorece la aplicación del ajuste; 3) un equipo preparado de economistas competentes y capacitados para tal efecto facilitará la reorientación político-económica; 4) es útil tener un líder de envergadura nacional, que presente un proyecto de cambio de conjunto; 5) también se necesita un número de medidas coherentes que puedan realizarse rápidamente; 6) rara vez es provechoso valerse de una política de encantamiento (voodoo politics), ya que llevará a los políticos favorables al ajuste a

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esconder sus metas y opciones reales; 7) donde existen instituciones parlamentarias, puede ser de utilidad contar con un apoyo legislativo, y 8) muy a menudo un apoyo exterior puede contribuir al proceso de cambio de orientación que representa el ajuste estructural. Con base en estos estudios de caso, los autores reunidos por Williamson rechazan la idea de que dictadores o gobernantes de derecha sean esenciales. Concluyen también que la utilización de los medios de comunicación para apoyar sus reorientaciones no necesariamente es útil. así como no hay que crear una capa muy vistosa de beneficiarios de las nuevas políticas. Manifiestamente, estas conclusiones plantean algunos problemas desde el punto de vista del método: la decisión de los criterios que sirvieron para seleccionar los casos estudiados sólo podía conducir a esas conclusiones. Además, los organizadores de este estudio solicitaron informes sobre los países a los expertos directamente implicados en la elaboración de los programas. Por lo que no sorprende que esos mismos expertos concluyan que la participación de expertos como ellos era crucial para el éxito del ajuste. Asimismo, no tiene nada de sorprendente que los estudios insistan en la necesidad de un cambio global y coherente de orientación. En efecto, los que ordenaron los estudios habían excluido investigaciones sobre países que habían iniciado reformas paulatinas, como Malasia o Singapur. Las mismas consideraciones se aplican a la noción de "apoyo político". Los estudios sobre los programas de ajuste se concentraron en los que tenían "un éxito en el plano político", lo que implicaba un apoyo político, de lo que estos expertos concluyen que el apoyo político es necesario. Por ende, no es de sorprender que obtengan resultados tan nítidos. Otra anomalía en estos estudios es la selección de los casos, que hace que la investigación se mueva en una ámbito de aire puro. Se dedican algunas páginas a Venezuela, donde los esfuerzos del presidente Carlos Andrés Pérez (socialdemócrata, electo en 1989 y destituido por corrupción en 1993) condujeron a una serie de revueltas populares masivas, brutalmente reprimidas y a una intentona militar en 1992. Los autores seleccionaron Perú, pero a inicios de los años ochenta, en la época de la presidencia de Fernando Belaunde Terry, entre 1980 y 1985, y no los años de la presidencia de Alberto Fujimori (electo en 1990) marcada por la disolución del parlamento y por muy serias violaciones a los derechos humanos. También se evita con sumo cuidado la Argentina de Menem, con su corrupción generalizada y su sistema de gobierno por decretos presidenciales. La ausencia de examen de tales casos garantiza la ausencia de lo que constituye el contenido real de la "economía política de la reforma". También se ignora por completo África subsahariana. Evidentemente, una discusión profunda de los programas de ajuste estructural en esta parte del mundo habría suscitado una serie de preguntas perturbadoras acerca de los procesos de ajuste mismos y de sus consecuencias para la democracia, la soberanía y el crecimiento. Esto subraya simplemente los métodos sesgados de obras de referencia tales como The Political Economy of Reform que construyen la evaluación positiva de una orientación a partir de resultados cuya función es autoconfirmarse, producidos por los mismos que diseñaron los programas de ajuste en cuestión. Ausencia de funcionario weberiano y ajuste Pasemos del método al contenido. Para empezar, enfoquémonos al papel del Estado en el ajuste. Un primer asunto tiene que ver con la función que esos autores le atribuyen al carácter central de las competencias y a la coherencia de las burocracias estatales en la aplicación de los programas de ajuste estructural. Sin embargo, estos programas se han aplicado común y profundamente en casi todo el tercer mundo, mientras que la existencia de burocracias ordenadas, con capacidad administrativa, de innovación e intervención, como las del supuesto modelo del sureste asiático, es más bien excepcional.

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Esto no tiene nada de asombroso. En efecto, las especificidades históricas que han permitido la existencia de aparatos estatales con esas características en el sureste asiático, sólo podían producirse excepcionalmente en otros lugares del mundo: continuidad de la presencia colonial en Hong Kong; toma del poder por un partido militarizado, el Kuomingtang, en Taiwán; ocupación militar americana y ayuda masiva a Corea del Sur, dado el lugar estratégico de ese país durante la guerra fría. Por ello, los análisis neoliberales estatólatras forzosamente concluyen que las aptitudes burocráticas según ellos indispensables para la restructuración son poco comunes en el tercer mundo. Al final de un largo artículo acerca de la función del Estado en el desarrollo, Peter Evans hace el comentario siguiente: "La primera y más importante lección que se debe extraer del estudio de caso es que la burocracia (el cuerpo de funcionarios de Estado) es insuficiente, y no excesiva. Y ese problema no se limita a las sociedades postcoloniales de la región subsahariana. Incluso países como Brasil, que gozan de recursos relativamente abundantes en términos de personal calificado y poseen una larga tradición de intervención estatal en la economía, muestran que les hace falta un cuerpo de funcionarios de Estado fiable y competente según normas como las de Max Weber." Sin embargo, aunque ese tipo de burocracia escasee, ¡no sucede lo mismo con los programas de ajuste estructural! Un examen de estos programas en Latinoamérica durante los años ochenta, para ver cuánto se han aplicado, revela la existencia de esfuerzos sistemáticos por ponerlos en práctica. Williamson muestra que se aplicaron ajustes vigorosos en siete países del subcontinente en los años setenta y ochenta: Chile, Costa Rica, Bolivia, México, Jamaica, Uruguay, y Trinidad y Tobago. En África, durante la década de los ochenta, se iniciaron 241 programas de ajuste, y sólo se abandonaron 21. Evaluaciones del FMI y del Banco Mundial acerca de la extensión de los programas en África, concluyen que "se aplicó totalmente o en gran parte 75 por ciento de todas las condiciones dictadas por los programas". Así, surge una pregunta legítima: dada la infrecuencia de las capacidades y de la coerción burocráticas en el tercer mundo, ¿cómo ha sido posible, según los neoliberales estatólatras, aplicar todos esos programas de ajuste estructural? Una característica de los ajustes en Sudamérica esclarece el contenido real de la necesidad supuesta (por los neoliberales en cuestión) de un aislamiento de las fuerzas gubernamentales que aplican los programas ante las presiones políticas de la población. Así, en América del Sur, los decretos presidenciales constituyen un instrumento de utilización sistemática de los ajustes. Por ejemplo en Bolivia, el presidente Paz Zamora, que se hacía llamar socialdemócrata, inició un ajuste brutal en 1985 por medio de un decreto. En 1991, el presidente argentino Carlos Menem firmó un megadecreto de lieberalismo, de 122 artículos, que puso fin a décadas de desregulación, abolió las instituciones de regulación social y debilitó al extremo la capacidad negociadora del movimiento sindical. Ni a Menem ni a Paz Zamora les pareció obligatoria la delegación de poderes a burócratas aislados. Estaban expuestos directamente a las presiones políticas, pero su poder ejecutivo extremadamente fuerte les permitió actuar mediante mecanismos discrecionales. Estos dos ejemplos también hacen pensar que esos ejecutivos tenían confianza plena en el apoyo sólido de Estados Unidos, el FMI, los banqueros y los militares para aplicar su política de ajuste: no apostaban a la autonomía de su burocracia estatal o a la ruptura con las redes de clientelismo. Un empréstito fraudulento Otra faceta de la visión sesgada de los neoliberales estatólatras, reside en el intento de deducir la función del Estado en las "estrategias de desarrollo", a partir de una extrapolación abstracta de la función del Estado en el Sureste Asiático durante los cuarenta años posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Las exigencias relacionadas con la aplicación de un programa de ajuste estructural, son muy diferentes de las que se proponen a una intervención económica compleja tomada a cargo por instituciones

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tales como el MITI de Japón (que interviene mediante subsidios, autorizaciones de exportación, atribuciones de implantaciones industriales y que participa en la red de dirigentes de empresas muy grandes), o el Consejo de Planificación Económica (EPB) de Corea del Sur. Los programas de ajuste se realizan mediante la aplicación del choque y la marginación de los opositores, el establecimiento de una "credibilidad" de la reforma bajo los efectos del choque. Al contrario, el MITI y el EPB funcionan trabajando de manera minuciosa y sistemática con los industriales y las direcciones de grandes empresas y sus organismos representativos. Lo último que necesitan Menem o Paz Zamora es un "cuerpo de altos funcionarios de Estado" impasibles y aptos para negociar. La proyección técnica de un programa de ajuste estructural la suelen establecer los equipos del FMI y del Banco Mundial. Un economista antiguamente asignado a ese tipo de funciones ante el FMI lo constata: "Así, a pesar de la responsabilidad reivindicada por el gobierno para definir el programa, los programas del fondo en la práctica esencialmente los conciben equipos del FMI con una participación totalmente limitada del gobierno." Por otro lado, los propios neoliberales estatólatras reconocen esta realidad sin darse cuenta: "Los estudios de caso, de una manera un tanto sorprendente, han demostrado que un bajo nivel de competencia técnica no necesariamente constituye un obstáculo a la adopción inicial de un conjunto de reformas liberales, y de hecho puede facilitarla. Los gobiernos de Ghana y Bolivia, por ejemplo, han podido emplear inmigrantes y apoyarse en los equipos del FMI y del Banco Mundial para concebir programas y reformas muy amplios." Esto no les impide a los mismos expertos afirmar teóricamente, y más de una vez, exactamente lo contrario. Un rasgo característico del enfoque de los neoliberales estatólatras, reside en su interés exclusivo por el Estado, en tanto que instrumento de aplicación de los ajustes estructurales. De la experiencia del Sureste Asiático, lo único que retoman es el Estado fuerte y autónomo, no el conjunto de medidas orientadas a reforzar y proteger la industria exportadora sostenida o incluso creada por esos mismos Estados. Estas medidas representan un factor determinante de la historia de su desarrollo, lo que hasta economistas neoliberales reconocen. En África y en más de un país de Asia, el Estado fuerte que opera un ajuste lo hace con la meta contraria: eliminar las protecciones a los empresarios locales, abriendo completamente los mercados internos a los recursos, los productos y los inversionistas extranjeros; eliminan las barreras al libre movimiento de capitales. En resumen, los neoliberales estatólatras abogan por la aplicación de los programas de ajuste estructural por todo el tercer mundo, con el matiz de que quieren que los aplique y los defienda un Estado fuerte, que disponga de un cuerpo de funcionarios aislados de las presiones populares. Su visión podría sintetizarse así: una mezcla de la doctrina de las instituciones de Washington (FMI y Banco Mundial) y los Estados del Sureste Asiático. Camuflaje y legitimación tecnocrática Un segundo problema importante que se encuentra en las obras relativas a las condiciones políticas de los programas de ajuste estructural, reside en las razones invocadas a favor de una intervención amplia del Estado. La burocracia de Estado debe intervenir como salvaguarda del bienestar económico, en apego a lo que dicen esos expertos. Y eso porque los programas de ajuste estructural se toparán con la fuerte oposición de los que sufrirán la experiencia de las pérdidas súbitas y fuertes y, a la indiferencia de los otros —cuyos límites son difíciles de imaginar por adelantado—, quienes podrán en el futuro beneficiarse del crecimiento del PIB y de la baja de la inflación. Los perdedores más directamente afectados se verán obligados a reaccionar rápidamente y con fuerza. Será necesario reducir los problemas planteados por sus acciones colectivas. Y en la medida en que no existan fuerzas sociales

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significativas dispuestas a apoyar los programas de ajuste, el Estado actuará como una especie de sustituto capaz de presionar a su favor. Este análisis tiene que ver con una confusión. Esconde los verdaderos desastres provocados por los ajustes estructurales en el grueso de la población. Hace caso omiso de las ganancias masivos que les asegura a las clases más acomodadas de un país y a sus aliados internacionales. Además guarda silencio acerca del apoyo fundamental que le atribuyen las clases acomodadas a la política de ajuste, dada su certidumbre de que su aplicación rápido les dejarán ventajas sustanciales. El ajuste estructural contribuye a cambiar la correlación de fuerzas a favor de las clases dominantes indígenas y en contra de las capas populares. Se concreta —en la fase de estabilización, y luego en la de ajuste— en reducir los salarios reales y aumentar los precios por efecto de las devaluaciones (carestía de productos importados), reducir drásticamente los gastos sociales, suprimir los subsidios a los bienes de consumo básicos, liquidar el control de precios de los bienes de consumo o los servicios públicos (transportes), despedir funcionarios gubernamentales que a menudo distribuyen su salario en una red familiar muy amplia, etcétera. Muchos estudios comprueban la rápida depauperación generada por los programas de ajuste estructural. Además, como la demanda interna se reduce con el fin de mejorar la balanza de pagos (se importa menos dado que los ingresos disminuyen y los precios de los productos importados crecen) y el desempleo y el subempleo se incrementan junto con la explosión del llamado sector informal. La reducción drástica de los ingresos populares y el aumento del desempleo constituyen hechos de orden económico y político. En efecto, al intensificar la ansiedad de cada quien por sobrevivir y agudizar la competencia entre trabajadores, esas medidas desorganizan a las masas urbanas y debilitan sus medios y organizaciones de resistencia. A este deterioro de las condiciones de vida de las capas populares, los programas de ajuste estructural la mayoría de las veces agregan una transferencia importante de riquezas, e incluso subsidios, a la clase dominante. Incluyen además una socialización de las deudas privadas: instituciones estatales asumen responsabilidad por las deudas de las empresas con bancos extranjeros, lo que constituye una garantía para éstos (el Estado garantiza el servicio de la deuda, y en última instancia la población la paga). Así, en América del Sur, la proporción de deudas exteriores con garantía pública pasó de 53.7 por ciento en 1982 a 79.5 por ciento en 1986. Las privatizaciones también crean la posibilidad de ganancias importantes y rápidas para la clase dominante y los inversionistas extranjeros (que compran partes de deuda a precios rebajados con los bancos prestatarios y las utilizan para obtener minas, industrias o servicios a precios menores en los países endeudados). El gobierno de Menem vendió las líneas aéreas argentinas a un precio irrisorio. La ola de privatizaciones se volvió a acelerar durante los años noventa con enormes redistribuciones de riqueza hacia un polo de la sociedad (Argentina, Chile, México… .). A la hora de sacar los balances de las pérdidas y ganancias de un ajuste, los teóricos del neoliberalismo estatólatra suelen olvidar los recursos de esa índole asignados a las clases dominantes. Es particularmente falso suponer que las clases dominantes, en especial en América Latina, no veían con claridad el contenido y sentido de clase de los ajustes estructurales y que sólo se esperaban ganancias vagas y lejanas en el tiempo. El Banco Mundial, en un inicio, aclamó las políticas aplicadas por las dictaduras del cono sur como ejemplares. No hay que olvidarlo. El informe anual del Banco Mundial en 1980 era explícito en ese sentido. Los ajustes estructurales en el cono sur permitieron debilitar y desarmar a las clases populares y simultáneamente extender las prerrogativas de los poseedores de capitales que podían "operar sufriendo interferencias mínimas". E insistimos, en lo esencial de las obras mencionadas, se subraya claramente que perjuicios inmediatos de los programas de ajuste estructural se concentran en un sector social limitado. Sin embargo, y es bastante extraño, un número importante de

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obras aceptan implícitamente que las masas urbanas —¡que no son ninguna minoría!— constituirán el centro de gravedad de la oposición al ajuste. Cuando esos teóricos hablan de excluir a alguna oposición, se refieren a los asalariados y a las masas urbanas depauperadas: "Donde la oposición sindical se combina con protestas más amplias, por lo general provenientes de sectores de masas urbanas y populares —aunque a veces también de sectores económicos—, se debieron modificar mucho los programas de ajuste o incluso hubo que abandonarlos." Entre las recomendaciones de los teóricos del ajuste, a menudo figura la hipótesis de una protesta de las masas urbanas y de los trabajadores a los programas de ajuste. En efecto, esos teóricos ponen énfasis en que los regímenes políticos que conduzcan la restructuración podrán actuar mejor si logran apoyarse en dos partidos centristas capaces de atraer de todo. La hipótesis de trabajo reposa en la idea de que disponer de una base social heterogénea provista por tales partidos permitirá amortiguar las movilizaciones y protestas populares. Un sistema tal de partidos "podrá ofrecer una cierto lugar a las fuerzas de izquierda y sindicales, pero como aliados secundarios (junior partners), de los partidos centristas dominados por las elites y que procuren captar en sus redes a sectores sociales de orígenes diversos". El acento puesto en la función decisiva de la burocracia estatal como sustituto del apoyo social supuestamente necesario para una política de ajuste desempeña un papel ideológico de primer orden. Este enfoque otorga una protección de legitimidad tecnocrática orientada a camuflar el sentido y el efecto del ajuste estructural. Por ello se presenta como resultado de un proceso impersonal, de deliberaciones de expertos impermeables a todo, apoyo interesado de parte de alguna fuerza social. Esta presentación suprime todo esclarecimiento de la importante redistribución del poder y de los privilegios de clase que todo ajuste estructural implica. En resumen, el análisis centrado en el Estado enmascara los intereses sociales en juego en los enfrentamientos existentes durante un ajuste y, a la vez, reduce al mínimo su magnitud y naturaleza. Explicar el ajuste global Para una corriente de pensamiento decidida a explorar las condiciones políticas de una reforma, es impresionante que sus promotores no intenten explicar el motivo de la densidad de ajustes estructurales a escala mundial desde inicios de los años ochenta. No basta con aludir al "segundo choque petrolero" (a la deuda y la segunda recesión de los países desarrollados) o "al deterioro de los términos del intercambio" (disminución de precios de las materias primas exportadas en relación con los productos manufactureros importados). Las necesidades dictadas por los ajustes y la capacidad de operarlos son dos cosas distintas. Además, no basta con un análisis de cada país. Un proceso de conjunto requiere de una explicación al mismo nivel. ¿Entonces cuáles han sido las condiciones políticas que han permitido aplicar los programas de ajuste estructural? ¿Por qué de súbito fueron posibles los ajustes si en el pasado se logró derrotar reformas análogas, como la devaluación hindú de mediados de los años sesenta, detenida por la oposición nacionalista y la izquierda? La explicación de las condiciones de aplicación de los programas de ajuste estructural debe buscarse en las derrotas políticas acumuladas por la izquierda y los movimientos populares. Aunque se sufrieron profundas derrotas durante los años sesenta —en particular el aplastamiento del movimiento popular y la liquidación del partido comunista en Indonesia en 1965, así como la derrota de varias guerrillas a finales de la misma década en América Latina—, las que se produjeron en África y en América Latina posteriormente fueron de otra magnitud. Un cuadro de los retrocesos y las derrotas de los movimientos populares en Latinoamérica, Asia, —junto con la implosión del llamado bloque soviético a finales de los ochenta— permite entender cómo se crearon las condiciones políticas que facilitaron la aplicación generalizada de los programas de ajuste estructural. Discutir del "desarme de las oposiciones en cada

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país, caso por caso, en el momento de los ajustes en un país específico, ahorrándose el examen de la trayectoria histórica de conjunto de los movimientos populares de resistencia", es tan mal fundamentada como discutir de la crisis de las balanzas de pagos caso por caso, sin tener en cuenta las tendencias generales, como el segundo choque petrolero (que endeudó a países importadores de petróleo del tercer mundo) o la política de préstamo a muchísimos países "en vías de desarrollo" amenazada por las bancas privadas durante el periodo 1974-1982. Democracia y ajuste Los analistas de la economía política de las reformas no se interesaron en el tema de la democracia por sus valores intrínsecos. Se imaginan demasiados tropiezos en la introducción del ajuste, desde el punto de vista de un conjunto de instituciones que podrían obstaculizarla. ¿Cómo pueden las instituciones democráticas frenar el avance o la consolidación de los ajustes estructurales? ¿Qué régimen y cuál sistema de partidos políticos puede ofrecer mayor resistencia a un ajuste? Esas interrogantes dominan la agenda de investigaciones de los expertos del ajuste. En gran medida se deja de lado el impacto del ajuste sobre la magnitud y calidad de la participación democrática, y sobre la obligación de las instituciones públicas de rendir cuentas a las mayorías. Excepcionalmente, cuando mecanismos democráticos afectan la concretación de un programa de ajuste estructural, retienen su atención. No se examinan en detalle los rasgos autoritarios de los llamados "nuevos regímenes electorales" de países en los que se está aplicando el ajuste. En efecto, en la mayoría de esas naciones, se ha presenciado una hipertrofia de los órganos ejecutivos, un mayor ejercicio del poder por decretos y una marginación de los parlamentos. Además, el desarrollo de los programas de ajuste estructural ha acelerado mucho esas tendencias. La reorientación de los presupuestos de los Estados y el desplazamiento de sus intervenciones han debilitado los lazos entre los individuos electos a puestos y sus bases. De esa manera, se ha debilitado la legitimidad de los parlamentos junto con la capacidad de los individuos electos para responder a una parte de las reivindicaciones de su electorado. El atrofiamiento de la democracia y el reforzamiento del autoritarismo en el seno mismo de los sistemas electorales no es un tema de preocupación prioritaria para los ideólogos del ajuste. De hecho, los neoliberales estatólatras ven en la democracia un peligro. Las masas son poco susceptibles de comprender y apoyar las reformas. Se necesita por lo tanto una crisis para quitarles sus ilusiones. Se requiere de una elite de expertos calificados para elaborar políticas que estimulen el crecimiento y la prosperidad. Debe idearse un sistema de instituciones políticas, incluyendo partidos, para impedir que las masas excitadas corrompan las reformas pensadas por las elites. El cuerpo de funcionarios estatales debe aislarse en su interior, alejado de las influencias políticas y de los resentimientos de amplias capas de la población. Llenas de estas preocupaciones, todas esas obras están marcadas de un desprecio por el ciudadano ordinario. Es menester manipular a tales personas para que apoyen las orientaciones correctas, porque ignoran el consenso técnico que existe entre los expertos de Washington. Así, John Waterbury canta loas a la ()duperie- necedad: "Las pérdidas y las ganancias a favor de los diferentes sectores deben mantenerse veladas; a mayor precio político y económico potencial del ajuste, mayor deberá ser la confusión deseada." Haggard y Kauffman recomiendan un programa mixto de manipulación y efecto de choque para las masas urbanas, sin dejar de remarcar que "el compromiso es más importante cuando se trata de negociar con los privilegiados". John Williamson, del Instituto de Economía Internacional, se plantea la pregunta de saber si es preferible "optar por una crisis provocada deliberadamente" para facilitar la aceptación de un ajuste o concebir una "pseudocrisis que pueda tener la misma función concreta". Es poco probable que Fujimori o Menem necesiten de ese tipo de lecciones de engaño político. Pero, por otro lado, una decisión brutal de aumentar el precio del pan o del

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transporte dificulta el uso de ese tipo de triquiñuelas, aún para el mentiroso más experimentado. Quizás el cinismo extendido en esas obras sirva simplemente para señalar la adhesión total de sus autores a las metas de los que sujetan los hilos de la bolsa y su asignación de becas de investigación desde las oficinas del FMI y del Banco Mundial. ¿Qué es un programa de ajuste estructural? El Fondo Monetario Internacional ha presionado a los países endeudados, en el Sur, en el Este, y en ocasiones en el Norte, para que reorienten sus políticas macroeconómicas a favor de los prestatarios internacionales (bancos y otros). Un programa de ajuste estructural se divide en dos grandes fases: La inicial, llamada de estabilización, comprende, primero, una devaluación, cuya función oficial es estimular las exportaciones, ya que su precio relativo baja (una dificultad si todos los países exportan materias primas devaluando su moneda, ya que se anulan las ventajas de la devaluación, y la sobreproducción de productos agrícolas o materias primas reduce aún más los precios y los ingresos por concepto de exportación). Una devaluación implica asimismo un aumento de los precios de los productos importados, lo que debe mejorar la balanza comercial (relación exportaciones e importaciones), ya que habrá menos importaciones. Segundo, una austeridad fiscal para afectar los gastos sociales y las inversiones públicas. Tercero, liberalización de los precios, o en otras palabras, supresión de los subsidios a los bienes de consumo, mientras que los productos importados (pesticidas y abonos) aumentan. De esto resulta un aumento de los precios de consumo elementales. Cuarto, incremento de las tarifas por los servicios públicos para limitar el déficit. Quinto, hacer independientes los salarios de la inflación, lo que acentúa la disminución del poder de compra. Una de las metas de estas medidas es garantizar que un país endeudado pueda hacer frente al servicio de su deuda (transferencia de sus riquezas hacia los bancos y las instituciones financieras internacionales). La posterior, en la fase llamada estructural, se incluye, primero, eliminar las barreras arancelarias que protegen el mercado interior. Segundo, privatizar al sector bancario y liberalizar las tasas de interés. Tercero, privatizar las empresas estatales o paraestatales. Cuarto, modificar el sistema fiscal, incrementando el peso de los impuestos indirectos. Quinto, detener las reformas agrarias, y reprivatizar las tierras. Sexto, aplicar una política de "adelgazamiento", que consiste en una afinación de las estructuras gubernamentales más presentables, combinadas con una reglamentación coercitiva de las actividades del movimiento sindical, campesino y asociativo. Desde los años noventa, se aplican técnicas de "descentralización", que implican el desentendimiento del Estado central y la administración con base en recursos propios (se conciben las comunidades como "centros de ganancias" que deben equilibrar sus recursos).

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Hay un desafío contra los poderes hegemónicos Por James Petras Entrevista publicada en "El Mundo" realizada por Fernando Múgica MADRID.- No usa el tono de un predicador. Habla mirando a los ojos con una voz suave y persuasiva. Se sabe la lección. Ha dedicado muchos años de su vida a estudiar los fenómenos sociológicos y políticos en Latinoamérica. En nuestro país causó impacto con lo que se conoció como el Informe Petras, un estudio sobre el cambio de la composición de la fuerza del trabajo durante los últimos 25 años en el Estado español. Ahora ha reflexionado en un libro, La izquierda contraataca, de ediciones Akal, sobre los conflictos de clases en América Latina en la era del neoliberalismo. ¿Cuál es el eje de su planteamiento? Se trata de seguir el fenómeno del surgimiento de una nueva ola de izquierdas muy sui géneris. Algo muy distinto de la izquierda tradicional a la que estábamos acostumbrados en el Cono Sur y en los países centroamericanos de los años 60 y 70. Lo de ahora son movimientos nuevos, alejados de la guerrilla clásica y de los partidos políticos. Son movimientos sociales con proyectos políticos. ¿Qué tienen en común estos movimientos? Por lo general son grupos formados por gentes de clase media. No son cinturones de transmisión de otros proyectos ni se dejan manejar por dirigentes políticos. Padecen cierta endogamia. Son gente que se ha educado a sí misma. Podríamos calificarlos de trabajadores rurales. No son analfabetos. Pueden ser jóvenes con educación primaria e incluso secundaria. ¿Cuáles son sus prioridades, sus preocupaciones? Están relacionados con la ciudad. Es una respuesta a lo que se ha dado en llamar la economía global. Fijan sus prioridades en función de problemas agrarios concretos. Son proyectos orientados al mercado interno. Realizan una función catalítica con movimientos urbanos, movilizan el sindicalismo dormido. Se preocupan por problemas concretos, a los que dan soluciones concretas. Estamos hablando de los Sin tierra en Brasil, los cocaleros de Bolivia o los zapatistas de México ¿Cuál puede ser el futuro de todos estos movimientos? Pienso que ya están teniendo éxitos concretos. Por ejemplo, en Brasil han conseguido solucionar, con asentamientos, la educación, el alimento y la vivienda de 250.000 familias. Eso supone, al menos, aliviar los problemas de un millón de personas. Satisfacen las necesidades básicas de un grupo importante de población. En muchos lugares pretenden movilizar a las fuerzas sociales de las ciudades. Se trata de un desafío contra los poderes hegemónicos. Se oponen a la política neoliberal y a lo que representa el Fondo Monetario Internacional, y lo hacen no con grandes discursos, sino con soluciones a problemas concretos. ¿Cree usted que conseguirán cambiar las cosas?

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Bueno, no tiene más que ver el ejemplo de Ecuador. La Confederación Nacional de Indígenas ha conseguido derribar a un presidente de la nación. Como es lógico, no han podido dar más pasos porque son movimientos que no tienen armas. Se trata de una revolución pacífica. Tienen una visión distinta de la democracia y desde luego se oponen a la intervención de Estados Unidos. Es una alternativa. Los gobiernos en los últimos 20 años nos han demostrado con sus grandes fusiones y sus impuestos regresivos que son incapaces de mejorar las cosas, y que sólo sirven para perpetuar la situación. Y eso lleva al desencanto.

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El nuevo campesinado revolucionario El crecimiento, liderado por el campesinado, de la oposición al neoliberalismo Por James Petras Fui invitado a dar unas de las charlas inaugurales en el Segundo Congreso del CLOC (Congreso Latinoamericano de Organizaciones del Campo) que se celebró en Brasil del 3 al 7 de Noviembre del año 1997. Había aproximadamente 350 delegados de prácticamente todos los países latinoamericanos (solo estaban ausentes Uruguay y El Salvador). El Congreso marcó un punto de inflexión en la política revolucionaria latinoamericana al destacar el resurgimiento y el dinámico crecimiento de movimientos independientes, de base popular, dedicados a derrocar los regímenes neo-liberales y crear una alternativa humana e igualitaria. El crecimiento de la masiva oposición, liderada por el campesinado, al neo-liberalismo es desigual. En algunos países, como Brasil, donde el Movimiento de los Campesinos Sin Tierra (MST) representa a centenares de miles de granjeros, el movimiento rural proporciona liderazgo a la lucha nacional. En otros países, por ejemplo Chile, los movimientos formados por granjeros aún no se han recuperado de la salvaje represión del régimen de Pinochet y es una fuerza marginal incluso a niveles locales. Uno de los factores clave que explica la creciente influencia de los movimientos campesinos es su autonomía e independencia de los partidos políticos y de los "comandantes" de la guerrilla allí donde solo son meras "correas de transmisión" de la política. El segundo factor es que abarcan una agenda socio-política nacional. En las discusiones con muchos de los líderes campesinos en la conferencia de la CLOC (como también en otros encuentros en los cinco años anteriores) la cuestión fundamental fue la "auto-determinación", la idea que los granjeros solo pueden liberarse a través de sus propias organizaciones. La FENOC en Ecuador, el MST en Brasil y la Federación Campesina paraguaya, que han jugado, las tres, un papel preponderante en la formulación del debate nacional sobre la reforma agraria, emergieron de la organización campesina de base, desarrollaron sus propias estructuras y líderes, y no debían nada a ningún partido. Por contra, las organizaciones rurales chilenas están ligadas, mayoritariamente, a las élites de los partidos políticos (Socialistas y Cristianodemócratas) los cuales forman parte de la coalición de gobierno que implementa una agenda neo-liberal. Estas organizaciones tienen poca capacidad para organizarse y dependen del Estado para obtener unos escasos subsidios. La influencia y poder de los movimientos rurales es evidente: En Ecuador los movimientos campesino e indígena fueron la punta de lanza de la movilización que forzó la dimisión del presidente Bucaram, acusado de corrupción y de tratar de imponer al pueblo una agenda de libre mercado según las directrices del FMI. En Brasil, el MST ha instalado a cerca de 150000 familias, lo que representa casi un millón de personas, sobre tierras sin cultivar a través de la acción directa –esto es, las movilizaciones de ocupación de tierras. Con sus acciones en 21 estados, el MST ha llevado la reforma agraria al centro del debate político. Un indicador de su éxito lo encontramos en recientes encuestas realizadas en Sao Paulo (la ciudad más grande de Brasil), las cuales indican que cerca del 75 por ciento de la población apoya una distribución de tierras que favorezca a los campesinos sin tierra. En Bolivia, los campesinos, particularmente los cultivadores de coca, antiguos mineros del estaño, han liderado la lucha en defensa de la soberanía nacional y

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recientemente sus candidatos han arrasado en las elecciones en el área de Cochabamba. En Colombia, el ejército guerrillero de base rural, el ejército popular de las fuerzas armadas revolucionarias de Colombia (FARC), ha extendido su influencia a casi la mitad de los municipios rurales del país. Aunque, estrictamente hablando, no se trata de un movimiento rural ya que casi un tercio de sus reclutas proceden de áreas urbanas, muchas de sus demandas programáticas se centran en temas rurales: reforma agraria, derechos humanos en el campo, sindicación de los granjeros, etc. Con cerca de 15000 combatientes, en su mayoría campesinos, es, probablemente, el ejército guerrillero más potente en el Tercer Mundo en la actualidad y cada vez gana más fuerza. Es indicativo el hecho que el Departamento de Defensa de los EE.UU. haya abandonado la ficción que su multimillonario programa de ayudas militares está dirigido a la lucha contra el narcotráfico. Los EE.UU. han confirmado públicamente que los envíos de armamento son para reprimir la insurgencia campesina. En Paraguay, solo la masiva movilización de campesinos y estudiantes bloqueó un temido golpe militar. La caída en picado de los precios del algodón ha puesto a centenares de miles de campesinos al borde de la bancarrota. Las políticas de libre comercio y de promoción estatal de los grandes exportadores agrarios están perjudicando seriamente a los pequeños productores locales, incitando un ciclo de ocupaciones de tierra por parte de los campesinos y violentos desalojos militares. En México, el movimiento zapatista (EZLN) ha reabierto la cuestión de los derechos de los indígenas, la reforma agraria, y de manera más profunda el rechazo al paquete completo de políticas de mercado libre promocionadas por Clinton y Zedillo, reforzadas a raíz de la firma del NAFTA [Acuerdo NorteAmericano de Libre Comercio]. Sin la sublevación zapatista de 1994, la firma y posterior implementación del NAFTA habría pasado como un evento ceremonial de las élites. Desde que empezó la implementación de los acuerdos NAFTA, cerca de un millón de campesinos se han arruinado y decenas de millones de asalariados han visto reducidos a la mitad sus ingresos. Las demandas y la crítica del EZLN resuenan por todo el país. El nuevo campesinado Los movimientos campesinos contemporáneos no son comparables a los del pasado, y tampoco encajan con el estereotipo de campesinos analfabetos, locales y tradicionales luchando con la consigna "la tierra para el que la trabaja". Muchos de los delegados campesinos e indígenas en el congreso de la CLOC eran personas instruidas (ya sea autodidactas o con al menos seis años de escolarización formal) y tenían conocimientos de asuntos nacionales e internacionales. Los nuevos movimientos rurales tienen una agenda nacional: no solo se preocupan de las cuestiones rurales. Más específicamente, saben que las políticas de redistribución de tierras solo tendrán éxito con créditos, asistencia técnica, y mercados protegidos. Reconocen que la alianza política con clases y organizaciones urbanas es necesaria para transformar el régimen. No son simplemente "organizaciones económicas". Son movimientos socio-políticos, que combaten las políticas privatizadoras de libre mercado, desreguladoras, y promotoras de la exportación. Los movimientos rurales han formado alianzas políticas con sindicatos y han contribuido a la organización de los habitantes de los barrios pobres de las ciudades. Las huelgas generales que sacudieron Ecuador en Febrero del 1997, Brasil en Junio del 1996, Bolivia en Diciembre del 1996, por ejemplo, se basaban en alianzas entre sindicatos y campesinos indígenas. En la conferencia de la CLOC la mayoría de los delegados estaban entre los 20 y los 30 años. Se presentaban al congreso dejando moméntaneamente sus luchas regionales y nacionales. La histórica primera Asamblea Latinoamericana de Mujeres del Campo se celebró antes que la conferencia de la CLOC y tuvo una asistencia de cerca de 100 delegadas. Sobre un 40 por ciento de los delegados en el encuentro de la CLOC eran campesinas, la mayoría sobre 20 y 30 y pocos años. Este fue un cambio

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extraordinario: en el congreso anterior de la CLOC celebrado tres años antes menos del 10 por ciento de los delegados eran mujeres. Afortunadamente, los delegados más jóvenes no han conocido las guerras sectarias de los 60 y los 70 en el seno de la izquierda. Su apoyo a la Revolución Cubana se fundamentaba en su resistencia a la intervención estadounidense y a su reforma agraria progresista. Pocos, si es que hay alguno, adquirió de Fidel Castro sus "normas doctrinales". "Incorporaron" al Che Guevara o Fidel Castro a causas sociales y nacionales particulares. Así el delegado de los cultivadores de coca mencionó el antiimperialismo del Che cuando habló de la lucha contra las políticas de erradicación de cultivos promovidas por la DEA estadounidense. Se citó a Fidel Castro como precursor de la lucha de los campesinos brasileños en la ocupación de tierras y la resistencia al desalojo. Así pues, no hay ni repudio ni entronización de revolucionarios del pasado. El crecimiento de los nuevos movimientos campesinos afronta retos importantes, planteados tanto en las sesiones formales como en las discusiones informales. Por ejemplo, uno de los "slogans" de la conferencia fue "reforma agraria, anti-imperialismo, y socialismo", aunque los representantes de la organización guatemalteca (CONIC) me dijeron que era imposible plantear ninguna de esas cuestiones en Guatemala. "El terror masivo y las continuas operaciones de los escuadrones de la muerte paramilitares siguen pesando mucho en el mundo rural". Los acuerdos de paz firmados por los comandantes de las guerrilla dejó a los generales genocidas inmunes ante cualquier persecución. El sistema político emergente aún está ligado a las instituciones violentas del Estado (ejército, magistratura y policía secreta), a las cuales solo se les ha lavado la imagen, dándoles otro nombre y reorganizando su personal. "La principal prioridad es crear una organización que haga de paraguas a la docena de movimientos campesinos surgidos en los últimos años. Tenemos que moderar nuestra actividad para no poner en peligro el precario y muy limitado espacio político que ocupamos", comentó un líder rural. Los fondos para cuestiones rurales de la ayuda estadounidense se han usado para crear organizaciones rivales de los movimientos campesinos militantes y para animar a las agrupaciones a pensar en términos de "proyectos" y no en la reforma agraria. Cultura y revolución Las cuestiones culturales, particularmente las demandas de una autonomía territorial por parte de los indígenas, reconocimiento de sus religiones, lenguas y sus economías de base comunitaria fueron cuestiones centrales planteadas, especialmente, por las delegaciones ecuatoriana, boliviana y guatemalteca. Una líder campesina boliviana habló de la naturaleza religiosa y sagrada de la producción de la coca, en la cual ella se involucró para ayudar a su familia. Los guatemaltecos se hicieron eco de una preocupación común de todas las delegaciones campesinas indígenas acerca de un mayor derecho al auto-gobierno. Lo que sí quedo claro, sin embargo, en el curso de las discusiones, fue las profundas diferencias entre estos militantes y las figuras públicas que los grandes medios occidentales presentan como "portavoces de los indígenas". Por ejemplo, los bolivianos hablaron despectivamente de su "vice-presidente de habla quechua", el cual se llena la boca con los indígenas y trabaja para los extranjeros ricos. Los guatemaltecos fueron muy críticos con Rigoberta Menchú por desligar su abrazo a los simbólicos cambios culturales "Mayas" de las grandes cuestiones político-económicas y de derechos humanos. Y los líderes ecuatorianos de la FONIC-I criticaron a dos líderes indígenas del movimiento paraguas CONAI que cedieron para formar parte del régimen corrupto y partidario del libre mercado de Bucaram. Los líderes de los movimientos indígenas presentes en el congreso de la CLOC no eran víctimas de la política de la "identidad cultural" diseñada para dividir y comprar a los líderes locales

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con la idea de subvertir las demandas de los movimientos sobre el derecho a las tierras. Los nuevos movimientos han sido profundamente influenciados por las doctrinas sociales de la Iglesia. En una de las sesiones plenarias, Fray Beto, el teólogo católico brasileño, preguntó cuántos de los delegados habían sido influenciados por las enseñanzas religiosas: sobre un 90 por ciento de los delegados levantaron la mano. La religiosidad popular, fusión de las lecciones bíblicas y de los valores religiosos, ha tenido un efecto directo estimulando a la nueva generación de líderes rurales, junto con el marxismo, los valores comunitarios tradicionales y las modernas ideas feministas y nacionalistas. La disciplina organizativa, integridad personal, y el compromiso moral que infunde gran parte del movimiento proviene de su anterior substrato religioso, aunque la mayoría de los militantes se encuentran muy lejos de la conservadora jerarquía de la Iglesia y del Vaticano. El éxito de la Asamblea Latinoamericana de Mujeres Campesinas se manifestó en la respuesta abrumadoramente favorable a sus propuestas por una presencia equitativa en todos los niveles de la organización campesina (de la internacional a la local) y en todas las instancias del proceso de reforma agraria (desde los títulos de propiedad sobre las tierras al liderazgo de cooperativas). Las energías y el entusiasmo desatado proporcionaron una vitalidad adicional a las propuestas para una acción coordinada continental acerca de las demandas rurales. La nueva militancia de mujeres campesinas se manifestó con otros ejemplos. Una delegada del movimiento campesino de la Cochabamba describió la lucha de los cultivadores de coca contra la campaña de erradicación dirigida por los EE.UU. "Este año ya han asesinado a varios de nuestros miembros y a uno de nuestros líderes. Hemos resistido y continuaremos resistiendo. Estoy ayudando a mi anciana madre y a mi único hijo en mis cuatro acres. Negociamos con el gobierno un pacto a cambio de la erradicación de 7000 acres dedicadas a la producción de la coca y el gobierno prometió financiar actividad económica alternativa, incluyendo una fábrica para emplear a los granjeros desplazados. Hemos reducido en 3000 acres la zona de producción de coca pero aún ni siquiera se ha comenzado a construir la fábrica. Nos la han jugado otra vez. Ahora nos amenazan con enviar a los militares a masacrarnos y erradicar los cultivos de todas nuestras tierras sagradas, dejándonos en la miseria. Quiero aprender a usar un arma. Porque quiero ser capaz de formar parte de la resistencia armada cuando llegue la invasión del ejército". Militarización y represión estatal Los regímenes neo-liberales y los que les apoyan en Washington han respondido a los crecientes movimientos rurales militarizando el campo: hay 40000 soldados en Chiapas, México, además de los, al menos 5, nuevos grupos paramilitares desde 1995. En Colombia, el ejército ha armado decenas de grupos paramilitares, aterrorizando y desplazando varios centenares de miles de campesinos a los que se ve como potenciales o reales simpatizantes de las FARC. En Perú, el ejército, con el apoyo de los EE.UU., ocupa tres cuartas partes del campo y el presidente Fujimori celebra sus conferencias de prensa y sus reuniones de altos vuelos en los cuarteles. En Bolivia, los militares, secundados por consejeros de la DEA estadounidense, han masacrado a los cultivadores de coca y están saturando la región para un gran asalto sobre un territorio en el cual hay unas 40000 familias cuyo único medio de vida es el cultivo de la hoja de coca. Es transparente la responsabilidad de Washington en la militarización de las zonas rurales latinoamericanas, con el consiguiente crecimiento de la violencia. La apuesta de Clinton por los mercados perjudica a los productores rurales locales que se ven arruinados por las baratas importaciones de cereal y grano estadounidenses. La financiación por parte de la Casa Blanca de las estrategias en pro de grandes negocios agrarios dedicados a la exportación está convirtiendo el campo en una enorme

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plantación desplazando campesinos y granjeros indígenas comunales. Aquellos que no son desplazados por el mercado, aquellos que deciden quedarse y organizarse o dedicarse a cultivos alternativos que son comercializables, son expulsados por fuerzas militares y paramilitares entrenadas por los EE.UU. Si algo está claro en Latinoamérica es que los activistas rurales se han dado cuenta de la complicidad de la administración Clinton con algunas de las políticas económicas más perniciosas que han experimentado. Con la subvención por parte de Washington de la creciente militarización del continente, Clinton puede superar el sangriento record de Reagan de 275000 muertos centroamericanos en los años 80. Pero los nuevos movimientos campesinos han crecido, a pesar de la represión de los nuevos regímenes civiles. En Santa Carmen hubo una ocupación de tierras en la cual los campesinos estaban aclarando el terreno con sus machetes y se alimentaban en una cocina comunitaria. En agosto del año 1996, el ejército ocupó el territorio y mató a tres campesinos, destruyó sus casas y sus cosechas, y echó a decenas de familias del territorio. Varios meses después los campesinos re-ocuparon las tierras y organizaron una conferencia nacional a la que asistieron un millar de personas que incluían a estudiantes, profesionales, hombre de negocios progresistas y campesinos procedentes de todo el país. Formaron un comité de coordinación nacional para la reforma agraria. Del mismo modo, en Brasil, en Para, 18 campesinos sin tierra que bloqueaban pacíficamente autopistas fueron masacrados por la policía militar por orden del gobernador. Un fotógrafo grabó en vídeo los hechos. Inmediatamente se produjo una protesta nacional. Manifestaciones masivas tuvieron lugar en Sao Paulo, Rio, y en otras ciudades. Las encuestas de opinión mostraron un apoyo abrumador al MST. El MST organizó una marcha sobre la capital y a ella se le unieron unas 100000 personas, incluyendo sindicalistas y habitantes de los barrios pobres. El presidente Cardoso, quien denunció el MST como un "movimiento anacrónico" luchando por batallas anticuadas (como la reforma agraria), encaró las masivas protestas, e invitó a uno de los líderes al Palacio Presidencial para discutir la mejor manera de implementar las reformas. La mesa nacional formada por 15 miembros apareció en público para demostrar que no había un solo líder y rechazó la oferta de Cardoso de firmar un acuerdo que suspendiese las ocupaciones de tierras a cambio de asentar 49000 familias acampadas en tierras en litigio. Como dijo después Joao Pedro Stedil, un líder del MST, "es necesario negociar pero nunca al precio de desmobilizar al movimiento. Si así lo hiciéramos, no habría nada que negociar en el futuro." Pero no todos los movimientos campesinos se encuentran en situación de responder a la represión de los escuadrones de la muerte. Un líder campesino de Colombia habló, en el congreso, del exterminio sistemático de activistas campesinos y de sus familias por parte de grupos paramilitares que sospechan que cualquier partidario de la reforma agraria o de los que abogan por los derechos humanos es un simpatizante de la guerrilla disfrazado porque las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) también apoyan esas demandas. En Perú, la Confederación Campesina de Perú (CCP) se encuentra en el proceso de reagrupar sus fuerzas, diezmadas por los asesinatos del régimen de Fujimori, de Sendero Luminoso, la fanática secta maoísta, y las divisiones provocadas por los partidos políticos que buscan sacar provecho de sus miembros. En algunas regiones la CCP ha organizado "rondas campesinas" [nota: en español en el original], grupos de auto-defensa campesinos para resistir a las fuerzas paramilitares y las "acciones ejemplarizantes" de los sectarios de Sendero. López y otros campesinos son críticos con las trayectorias de anteriores líderes de su movimiento que ganaron un sillón en las elecciones. "Cuanto más cerca del parlamento, más lejos del pueblo". ONG

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Las ONG crean muchos problemas a las luchas de los campesinos: existe mucho financiamiento exterior ligado a practicar políticas compatibles con el libre mercado; centrarse en proyectos locales más que en cambios estructurales (léase reforma agraria); el énfasis en las estrategias de auto-explotación y auto-ayuda en lugar de salud pública universal, educación y promoción de la vivienda. Los activistas y los líderes campesinos han descrito como las ONG competían con los líderes rurales, dividiendo a las comunidades, y se ganaban a los activistas con sus fondos. Una activista brasileña habló de los esfuerzos de las mujeres del MST para formular una estrategia común en el Encuentro Latinoamericano de Mujeres Campesinas. "Propusimos una estrategia unitaria sobre reforma agraria, un papel activo en el liderazgo en la lucha relacionada con la ocupación de tierras y una estrategia de confrontación con el rol represivo del estado. En el encuentro no se consiguió alcanzar un acuerdo", dijo, "a causa del comportamiento manipulador de las mujeres profesionales de las ONG, que querían controlar la agenda y limitarla exclusivamente a la cooperación internacional y constreñir la lucha a cuestiones feministas exclusivamente lo que significa no apoyar la reforma agraria, ni el anti-imperialismo ni el anti-neoliberalismo". Continuó describiendo a las feministas profesionales de las ONG como "autoritarias y con mentalidad colonialista; no tienen a nadie detrás excepto sus ricos financiadores extranjeros". Un líder campesino ecuatoriano comentó "Yo no tengo ninguna objeción a la financiación de nuestro movimiento por la reforma agraria por parte de ONG extranjeras si eso es lo que quieren hacer. Pero es ofensivo que impongan sus prioridades y financien a profesionales de nuestro país para que vengan y socaven nuestra lucha". Los campesinos han aprendido del pasado que incluso profesionales progresistas bienintencionados han usado su apoyo a los campesinos para cimentar una carrera profesional lucrativa en la política como expertos o asesores en materia exterior. Eso no quiere decir que los campesinos den la espalda a los intelectuales o profesionales. La principal diferencia es que quieren que los intelectuales sean un recurso añadido para los movimientos, en vez que los movimientos sirvan de trampolín a los profesionales e intelectuales para obtener becas del extranjero. Alianzas urbano-rurales El aspecto más prometedor de los nuevos movimientos rurales es la comprensión que han alcanzado sobre los límites de los "movimientos campesinos" estrictamente confinados a las cuestiones del campo. Todos los grandes movimientos campesinos están haciendo un esfuerzo concertado para construir una base urbana de apoyo y para coordinar las luchas rurales y las urbanas. En Ecuador, la FENOC está envuelta en la lucha para elegir una asamblea constitucional, reflejando los intereses de los pobres del campo y de la ciudad. La Federación Campesina paraguaya ha formado un Fórum Sobre la Reforma Agraria que incluye estudiantes, profesionales, y gente de negocios. Han extendido sus horizontes políticos para oponerse al capitalismo de libre mercado y a la élite narco-capitalista. En Bolivia, los cultivadores de coca han formado un nuevo partido político, la Alianza para la Soberanía del Pueblo. La Alianza consiguió la victoria barriendo en todas las regiones dedicadas al cultivo de la coca, alcanzando alrededor de un 60 por ciento de los votos y eligiendo a Evo Morales como representante en el Congreso. En Brasil, el MST ha comenzado un esfuerzo sistemático de cara a organizar las inmensas favelas , los grandes asentamientos marginales que circundan Sao Paulo, Rio, y otras grandes ciudades. Han encontrado mucha receptividad entre los favelados, principalmente a causa de sus exitosas luchas rurales y del hecho que muchos de los favelados son emigrantes recientes del campo. El MST no solo se centra en demandas inmediatas de títulos de propiedad de tierras e infraestructura (luces, agua, carreteras pavimentadas, transporte público, etc.), sino también en la educación

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política en escuelas que formen para el liderazgo político y el desarrollo de una perspectiva anti-capitalista basada en la comprensión de la naturaleza explotadora del capital, sea de bienes raíces o financiero. Tienen la esperanza de evitar el patrón previo según el cual los líderes que encabezaron una lucha valiente y fueron elegidos para el Ayuntamiento seguidamente se dedicaron a construir máquinas electorales basadas en políticas clientelistas. El MST ve a su proyecto para la organización urbana como parte de la lucha política nacional. Con ese fin, han formulado un programa llamado "Proyecto Brasil" que se basa en la inversión de las más importantes contra-reformas del mercado libre: renacionalización de las industrias básicas (petróleo, telecomunicaciones, etc.), la socialización de los centros estratégicos de la economía (bancos, comercio exterior) y una reforma agraria integral, que limite las exportaciones baratas y promocione enlaces entre cooperativas y plantas industriales de procesado de alimentos. Ganarse a las ciudades no es un camino fácil. Hay obstáculos: la clase media urbana e incluso los sindicatos aún tienen una visión condescendiente para con el campesinado. Hoy en día son los trabajadores rurales quienes están desafiando la creencia tradicional que los líderes de la clase trabajadora urbana son la vanguardia designada para el cambio histórico. Los líderes campesinos actuales están buscando una alianza con los trabajadores de la ciudad, como también con los habitantes de las enormes bolsas de pobreza urbanas para fijar un programa común en el cual las cuestiones agrarias ocupen un lugar central. El internacionalismo de viejo estilo ligado a una patria socialista ha sido reemplazado por un nuevo internacionalismo voluntario, descentralizado y consultivo en el cual florecen culturas diversas y luchas comunes se forjan no a través de líderes carismáticos sino por el constante trabajo de organización y el heroísmo diario, con campesinas y campesinos viajando día y noche a los pueblos de Guatemala, a los altiplanos de Ecuador y a las enormes extensiones de Brasil, enseñando, aprendiendo y creando una nueva política revolucionaria de liberación social y realización espiritual.

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El imperialismo resurgente: El problema principal del nuevo milenio Por James Petras Mitos desafiantes y cuestiones sin respuesta que se presentan Mito 1. El neoliberalismo es un fenómeno universal. Mito 2. El capitalismo mundial está en crisis. Mito 3. La globalización define el nuevo orden mundial. Mito 4. La crisis del capitalismo no acaba. Mito 5. Los regímenes del centro-izquierda representan una tercera vía entre el «neoliberalismo» y el socialismo de estado. Mito 6. El mundo está dividido en tres grandes bloques que compiten entre ellos (EEUU-Japón-Europa). Mito 7. La hegemonía de los EE.UU. está en declive en Europa, en Asia y en América Latina. Mito 8. Las luchas nacionales y de clase han pasado de moda; las políticas de identidad organizadas a escala internacional son sólo aproximadamente viables. Cuestiones sin respuesta 1. Si el neoliberalismo es universal, ¿cómo se explica la continuación de las cuotas de proteccionismo en numerosos productos agrícolas e industriales en los EE.UU. y en Europa? 2. Si el neoliberalismo es una doctrina aplicada de manera selectiva, ¿quién decide cuándo y dónde es aplicable?, ¿qué nos dice esto de la organización del poder en la economía política internacional? 3. Si el «capitalismo mundial» está en crisis, ¿cómo se explica su crecimiento ininterrumpido, aumentando las ganancias e incremen-tando el poder de EE.UU. y de Europa Occidental? ¿Deberíamos continuar escribiendo/hablando de una crisis capitalista «mundial» o de una crisis capitalista de una nación en particular? 4. Si tanto en Europa como en América el capitalismo se está expandiendo y prosperando, y el resto del mundo está en crisis, ¿cómo se explican las diferentes trayectorias político-económicas? ¿Qué teoría puede explicar el hecho de que haya prosperidad y crisis, y sus interrelaciones? 5. ¿Qué teoría explica el nuevo orden mundial emergente en el que el poder militar y económico están concentrados en los EE.UU., la globalización o el imperialismo? ¿En qué sentido están dominando los principales medios -corporaciones multinacionales (CMN) y bancos multinacionales (BMN)- el comercio internacional y los flujos de capital global y/o nacional? 6. Si la crisis actual del capitalismo representa el final del neoliberalismo, ¿cómo se explican las nuevas medidas neoliberales más radicales? ¿Cuál es el problema, el capitalismo o las «soluciones» adoptadas para «reestabilizar» el capitalismo? En otras palabras, ¿se ha convertido la recuperación del capitalismo en un medio para aumentar la crisis para los trabajadores, agricultores y la clase media? ¿Cómo explicamos la mejora de ciertos indicadores macroeconómicos para los grandes inversores extranjeros y nacionales, y el declive de los indicadores macrosociales para las clases asalariadas? El final de la «crisis» del capitalismo, ¿puede significar una posición estructural mucho más baja para los trabajadores y los agricultores? 7. ¿Por qué la «tercera vía» de Blair/Clinton y sus seguidores en Europa/Asia/América Latina lleva a una intensificación de recortes en programas sociales, a guerras

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imperialistas agresivas y a una mayor concentración de riquezas y poder en las grandes corpora-ciones? ¿Qué conexión hay entre la «tercera vía» y el neoliberalismo? Si la «tercera vía» es una intensificación y una extensión del neoliberalismo, ¿por qué niegan su paternidad sus autores ideológicos? 8. Si, tal y como muchos defensores de la globalización mantienen, la lucha nacionalista y de clases está anticuada, ¿cómo se explica el virulento crecimiento del poder imperialista y de las intervenciones militares? Los nuevos movimientos sociopolíticos basados en identidades étnicas o religiosas, ¿han resuelto o han intensificado las crisis económica, militar y política? Las frecuentes conferencias y reuniones internacionales de las ONG, ¿han tenido algún impacto en las políticas de sus gobiernos? Los movimientos nacionalistas, ¿han tenido más éxito movilizando a la gente para la lucha? ¿Qué relación hay entre el incremento de movimientos nacionalistas y la creación de la solidaridad internacional? Estas cuestiones plantean un reto a los mitos dominantes que están actualmente en boga entre los intelectuales y que son propagados por los mass-media. Las respuestas a estas cuestiones no sólo son de importancia a nivel intelectual, sino que son centrales a la hora de desarrollar una alternativa ante el nuevo orden imperial resurgente.

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El menenismo: El contexto internacional de la década de los 90 La década de los 90 fue el período más espectacular en todo el siglo XX en lo relacionado a la transferencia de riqueza de América Latina a los Estados Unidos y Europa. Fueron los años durante los cuales una importante cantidad de presidentes surgidos de elecciones sufrieron distintas suertes: algunos fueron juzgados y condenados por fraude y enriquecimiento ilícito (Collor de Mello en el Brasil, Pérez en Venezuela y Bucaram en el Ecuador); otros fueron públicamente identificados con asesinatos y narcotráfico (Salinas en Méjico), drogas y contrabando (Jaime Paz en Bolivia), y venta fraudulenta de empresas públicas (Cardoso en el Brasil). La presidencia de Menem tuvo la particularidad de combinar todos los vicios de sus colegas presidentes, con una diferencia: mantuvo el apoyo de Wall Street, la Comunidad Económica Europea y las más importancias instituciones financieras (FMI, Banco Mundial, BID). Menem es parte de la corte de presidentes latinoamericanos responsable de haber vendido a precio vil los recursos públicos más lucrativos en la historia de la región. De esta manera, el menemismo es parte de un fenómeno más genérico, el "peonismo (servilismo) político": la utilización de la presidencia al servicio de las demandas y el espíritu adquisitivo de las corporaciones multinacionales. Comprender al menemismo es enfocarlo como un fenómeno relacionado con un patrón general de comportamiento en América Latina. Los presidentes de Méjico, Brasil, Chile, Venezuela, Ecuador, etc. sirvieron de instrumentos para hacer que la década del 90 haya sido la más lucrativa para los bancos y multinacionales de los Estados Unidos y Europa: cerca de un trillón de dólares en ganancias, pagos de intereses de la deuda, excedentes comerciales y pagos en concepto de regalías, sumados a la venta de la mayor parte de los activos de las empresas más valiosas, y la transferencia del control del grueso de los mercados internos. El peonismo político presidencial ha enriquecido a las clases capitalistas de los Estados Unidos, Europa y el Japón hasta un grado sin precedentes, al tiempo que redujo de forma sistemática el estándar de vida de las tres cuartas partes de la población. La política de Menem al servicio de las multinacionales fue representativa de todo el período en la región, ya que éste, al igual que Fujimori y Cardoso, pudo obtener durante una década un poderoso apoyo externo a su personal mando autoritario. Dentro de este subgrupo de presidentes autoritarios, el dominio de Menem se basó en una mezcla de intimidación política a través de agencias de inteligencia policial, control del Estado a través del partido peronista y utilización del paternalismo estatal para controlar la pobreza urbana. Menem, como Cardoso en el Brasil y Salinas en Méjico, representa una ruptura radical con las instituciones "nacionalistas y populares" de su país: el completo desmantelamiento de los programas de bienestar social y la venta de empresas públicas. La personal idiosincrasia de Menem, su extravagante pillaje del tesoro público para sacar fondos para sus placeres personales, los nexos de su familia con el tráfico de drogas y el contrabando, y su imagen estrafalaria de playboy, no nos debería distraer de su más consecuente conducta en lo atinente a la transformación de la Argentina en una sociedad altamente polarizada y totalmente dependiente del capital financiero de los Estados Unidos. Menem, como sus pares en América Latina, fue responsable de la más impresionante era de depredación extranjera y ganancias hechas por inversores extranjeros en el siglo pasado; igualmente importante es el hecho de que fortaleció una corte poderosa de inversores argentinos, financistas y especuladores que establecieron los parámetros económico-políticos que todo futuro político capitalista se verá obligado a seguir. Su legado, es decir, la economía altamente dependiente y vulnerable, significa que cualquier desvío en política podría provocar un colapso del edificio financiero y la

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huida del capital especulativo. El menemismo hizo que cualquier reforma capitalista resulte inviable: este legado ha polarizado las opciones económicas entre el capitalismo neoliberal o el socialismo. Si, como creemos, al "menemismo" se lo encuentra en la mayoría de los países latinoamericanos, la explicación no puede atribuirse a la idiosincrasia del presidente argentino, sino a una serie de factores generales que afectan a América Latina en su conjunto. El surgimiento del "menemismo continental" se explica por dos factores, uno externo y otro interno: el primero se relaciona con el resurgimiento del imperialismo de los Estados Unidos y Europa, después del retroceso temporal durante los años 70. Este retroceso se da a partir de su derrota en Indochina, el resurgimiento del radicalismo islámico en Irán, los movimientos de liberación nacional en el sur de África y el breve florecimiento de regímenes populares en el cono sur de América Latina. De cualquier manera, a finales de los `70 el imperialismo norteamericano y europeo lanzó una exitosa contraofensiva, que logró aislar los procesos revolucionarios de Indochina e Irán, acabar con los regímenes progresistas de América Latina y destruir la promesa de liberación en Angola, Mozambique, etc. Esta contraofensiva culminó en la restauración del capitalismo en la Unión Soviética, el este de Europa y China. Con el capitalismo en ascenso y el socialismo en retirada, el imperialismo norteamericano "radicalizó" su agenda política: se implementó una política coordinada para destruir los Estados capitalistas nacionales a través del uso combinado de instituciones financieras internacionales, dictaduras militares complacientes e intervenciones estatales imperialistas. De esta forma, uno de los factores clave que influenciaron en la aparición del "menemismo continental" es el resurgimiento de un imperialismo "radicalizado, sin el impedimento de una izquierda en retirada política y, en algunos casos, militarmente derrotada. El segundo factor, interno, que influenció en el surgimiento del "menemismo continental" es la aparición en América Latina de una nueva clase capitalista transnacional (NCCT), que no mira más al mercado interno como su principal fuente de ganancias, ni tampoco busca protección del Estado: está ligada al capital exterior a través de joint ventures, invierte la mayor parte de su capital en el exterior y obtiene principalmente sus préstamos de bancos extranjeros. En pocas palabras, la NCCT opera en los mismos circuitos financieros del capital extranjero, moviendo sus fondos dentro y fuera de América Latina al igual que los especuladores extranjeros. Esta nueva clase capitalista transnacional de América Latina comparte los mismos intereses económicos y perspectivas políticas que el capital extranjero, con la única y principal diferencia que está enraizada en la estructura político-económica del subcontinente, es decir, tiene un pie en éste y otro en los Estados Unidos o Europa. Ocupando posiciones estratégicas en las finanzas, la industria y el comercio, la NCCT no es simplemente el "comprador" capitalista del pasado, ya que está en condiciones de influenciar los flujos de inversión y comercio dentro del subcontinente y, de esa manera, en posición como para precipitar una "crisis"-hiperinflación, salida de capitales, etc.-, para minar cualquier régimen capitalista que pretenda imponer el viejo modelo nacional-populista. El "menemismo continental" es la expresión de la ascendente NCCT en América Latina y de la disolución de la vieja "burguesía nacional". La ruptura de Menem, Cardoso y Salinas con el anterior modelo nacional-popular y su adaptación al modelo neoliberal corresponde al ascenso de la clase capitalista transnacional latinoamericana como nueva referencia sociopolítica, determinante de cualquier desarrollo capitalista. En síntesis, la aparición del "menemismo continental" en década pasada, coincide con la transformación interna de la clase capitalista y la radicalización del resurgido imperialismo euro-norteamericano. La "coincidencia de intereses" entre estos dos fenómenos refuerza el ascenso del menemismo continental. El argumento de que no hay alternativa al neoliberalismo se basa en el hecho de que no existe un poder capitalista viable capaz de sostener un modelo de desarrollo alternativo con el ascenso de la NCCT. Su corolario es que el resurgimiento del

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imperialismo internacional ha eliminado la alternativa socialista en dicho ámbito. En este caso, se identifica al "socialismo" con los regímenes de la ex Unión Soviética. El ascenso de la NCCT en América Latina es consonante con los intereses del capital multinacional y sirve de orientación a cualquier político capitalista que sea elegido para gobernar. La convergencia de estas fuerzas internas y externas explica por qué líderes políticos de distintos orígenes o adscripciones partidarias -ya sean socialcristianos, socialdemócratas, nacional-populares, etc.-, terminaron convergiendo en su totalidad en el neoliberalismo. En el contexto de la Argentina posdictatorial, el régimen de Alfonsín fue una muestra palpable de las demandas de poder de la nueva configuración capitalista: allí se juntaron la falta de habilidad de expresidente argentino para acelerar las propuestas neoliberales, su breve flirteo vía Grinspun con una moderada dosis de políticas reformistas y su debilidad para acabar con la dirigencia sindical propulsora de huelgas que ocasionaban perjuicios económicos -la huida de capitales, las crisis y la "falta de confianza". El eje de la "estabilización" de Menem apuntó a un objetivo político -romper la resistencia popular, con vistas a cumplir con todas las propuestas de la NCCT y las del capital imperialista: privatización, recorte social drástico, flexibilidad laboral, etc. El nombramiento de un gabinete ultraliberal, una vez alcanzada la primera victoria electoral menemista, fue la señal de que la NCCT era el único punto de referencia para su política económica. Situaciones políticas similares a las Menem se dieron en el Perú con Fujimori y en el Brasil con Cardoso. El capital precipitó una crisis contra los débiles regímenes "nacionalistas" de Alan García en el Perú y de Itamar Franco, en el Brasil. Consiguientemente, los nuevos presidentes electos, que habían desarrollado su campaña en base a programas populistas, procedieron a implementar programas de estabilización orientados a crear el clima para la privatización drástica. Menem fue el líder de la segunda ola de neoliberalismo: estableció la conexión explícita con el capital extranjero e introdujo las nuevas políticas autoritarias a fin de asegurar la implementación de sus políticas. En primer lugar, eludió al Congreso, privatizando por decreto; en segundo lugar, intervino en el ámbito judicial para asegurarse jueces complacientes; en tercero, impulsó la reforma constitucional para asegurar su reelección. Este patrón de ejercicio autoritario del poder fue seguido subsecuentemente en el Perú y el Brasil. De esta manera, al tiempo que las fuerzas imperialistas externas y la NCCT interna intervenían para darle forma a los parámetros de acción política de la segunda ola de neoliberalismo menemista, el régimen político de Menem conformaba una configuración institucional político-económica que permitía la implementación de las políticas neoliberales sin ninguna oposición popular o democrática. El neoliberalismo ha avanzado en dos olas en América Latina: la primera, llevada a cabo por Pinochet en Chile y más tarde retomada por Martínez de Hoz en la Argentina, estableció las bases para el surgimiento y la hegemonía de la NCCT latinoamericana, en alianza con las corporaciones multinacionales de los Estados Unidos y Europa. Esta primera ola creó una "cabeza de playa" o un nuevo punto de referencia en las postrimerías de los `70 para la ofensiva imperialista, que coincidió con el resurgimiento de los políticos electoralistas tradicionales. El menemismo representa el arquetipo de la segunda ola de neoliberalismo: totalmente servil con los poderes de arriba -corporaciones multinacionales y NCCT-, y represivo frente a las fuerzas populares de abajo, un ejemplo de la clásica personalidad autoritaria analizada por Theodore Adorno. Menem fue pionero del peonismo presidencial en el supuesto de que su servilismo incondicional al imperialismo le aseguraría una posición "privilegiada", como socio menor, en el imperio en expansión. La competencia entre los "peones presidentes" de América Latina en otorgar concesiones y "negocios especiales" socavó toda posibilidad de una política latinoamericana conjunta en la renegociación de la deuda externa, en la regulación del flujo especulativo de capitales, etc.

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En este contexto, la constitución del Mercosur debería ser vista, no como una estrategia regional, sino como un marco institucional a través del cual las multinacionales extranjeras, ahora propietarias, podrán expandir sus mercados, reducir pagos de tarifas aduaneras e integrar procesos productivos más allá de las fronteras nacionales. Lejos de ser una alternativa "latinoamericana" a la dominación imperialista, el Mercosur es una herramienta importante para profundizar la expansión euro-norteamericana dentro de la región. El Mercosur se hizo posible a causa de la diseminación del menemismo desde la Argentina al Brasil, el Uruguay y el Paraguay. La convergencia de las políticas neoliberales entre Menem y Cardoso estableció las bases para una nueva ola de expansión entre las fronteras por parte de las industrias automotrices norteamericanas y europeas y el control extranjero de las empresas manufactureras en el Brasil y agropecuarias en la Argentina (de las que Soros es sólo un ejemplo). En una retrospectiva histórica, el nuevo y más radical programa de privatización iniciado por Menem, como líder de la segunda ola de neoliberalismo, desempeñó la función de profundizar y extender la explotación y adquisición de riqueza por parte de los Estados Unidos y Europa. Lo que también es claro, de todos modos, es que el imperialismo euro-norteamericano no ha retribuido a sus sátrapas locales con ninguna prebenda económica. El servilismo de Menem garantizó, como máximo, la tolerancia política euro-norteamericana y el apoyo a su régimen hasta el momento en que su corrupción flagrante y su rufianería política se transformaaron en un estorbo... entonces, buscaron un sustituto que continuara sus políticas económicas sin los "excesos" de aquél: de esta forma se explica el apoyo a De la Rúa. La internacionalización del menemismo, ya sea bajo la forma de peonismo presidencial o de electoralismo autoritario, ha provocado una serie de confrontaciones sociales importantes en varios países de América Latina, donde las fuerzas de la izquierda nacionalista son más fuertes que en la Argentina. Los regímenes políticos en Venezuela, el Brasil y el Ecuador, que intentaron seguir el modelo de Menem han sido derribados, derrotados o enfrentados severamente. Este modelo funciona mejor allí donde las masas puedan ser controladas por un partido de gobierno, donde la izquierda esté fragmentada y los movimientos sociales sean de alcance local, y donde la oposición esté ampliamente ligada a los mismos intereses euro-norteamericanos y de la NCCT. En Venezuela, el menemismo bajo la forma de los regímenes de Pérez y de Caldera, colapsó y fue reemplazado por un régimen bastante parecido al nacional-populista, como el de Chávez. En el Ecuador el régimen de Bucaram fue desplazado del poder por medio de huelgas generales prolongadas que paralizaron el país. En el Brasil, el régimen de Cardoso está aislado y desacreditado ya que encuentra una resistencia nacional diseminada ampliamente a partir del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST), los sindicatos (CUT) y el Partido de los Trabajadores (PT). Sólo en el Perú, donde Fujimori se enfrenta a una izquierda débil y fragmentada y donde maneja un aparato estatal clientelista fuertemente represivo, encontramos un menemismo con una fuerza formidable. Mientras el rasgo general del menemismo crea una profunda contradicción al nivel de las relaciones nacionales y de clase, las expresiones políticas de estas contradicciones se manifiestan de acuerdo a la estructura interna de las fuerzas sociales nacionales y populares. Los resultados políticos y sociales desiguales y diferenciados de la creciente polarización socioeconómica apunta a la centralidad de las políticas internas de clase y la lucha de clases como los determinantes principales que conforman una perspectiva de largo alcance en el desarrollo progresivo de alternativas al menemismo en América Latina. Neoliberalismo y cleptocracia En la Argentina se generalizó el rechazo a la endémica corrupción del régimen menemista. Es necesario analizar la corrupción general que acompaña a los procesos

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de privatización en América Latina, y particularmente cómo la nueva configuración de poder, basada en el predominio del capital extranjero y la dominación imperial, induce a la corrupción. Una de las principales fuentes de corrupción es el proceso de privatización: cuánto más amplio y generalizado es el proceso de privatización, es más factible que se implemente mediante decretos ejecutivos, menos probable que se sujeten a un control contable público, y hay más oportunidades de que la elite política se involucre en prácticas corruptas. Hay varias formas a través de las que el proceso de privatización se presta, en sí mismo, a la corrupción. Primero, en el avalúo de la empresa pública: se asegura un bajo precio de venta y el favoritismo a un comprador mediante coimas a autoridades gubernamentales del entorno presidencial. La transferencia de propiedades públicas a manos privadas frecuentemente involucra el pago de sumas de dinero a miembros de la familia y "amigos" del presidente. Estos pagos pueden aparecer bajo la forma de "comisiones" a consultores u otros mecanismos. La falta de transparencia es resultado del estilo autoritario de toma de decisiones propio de la elite y de la naturaleza antipopular del proceso de privatización. De esta forma, los altos niveles de corrupción en el régimen de Menem son en gran parte una función de su papel de presidente peón del imperialismo euro-norteamericano, que incluye la privatización masiva y su consecuente corrupción. La corrupción masiva y endémica también es el resultado de la concentración de la propiedad. La ruta tradicional hacia la movilidad social para la clase media se daba, por ejemplo, a través de la apertura de un negocio, el incremento de la producción y las ventas, que le permitía acumular riqueza en forma gradual. Con la privatización y la concentración de la propiedad de la tierra, las finanzas y la industria, el "costo de ingreso" para involucrarse en negocios exceden de lejos la capacidad económica de cualquier persona de clase media en América Latina. Imposibilitados de ascender socialmente a través de la competencia en el mercado, los individuos de clase media con ambición de ascenso social, ingresan a la política y transforman su cargo político en un mecanismo para servir al capital extranjero a cambio de comisiones económicas (coimas, acciones bursátiles, etc.). Ya que los canales de ascenso social están cerrados, el cargo político se transforma en la única arena donde la clase media puede competir, obtener una oficina y subir la escalera económica a través de mecanismos ilegales. El presidente Menem es el arquetipo de clase media baja provinciana que fue capaz de convertir su retórica populista en cargo gubernamental y política económica en medio de una transferencia masiva de riqueza a los bancos extranjeros y a las multinacionales a cambio de beneficios económicos. En este sentido, la corrupción política es el principal vehículo de la movilidad social en la era de la monopolización imperial del mercado. No es simplemente una transgresión de la moral por parte de individuos imperfectos, sino una condición estructural endémica del modelo neoliberal. En el contexto internacional de los `90, la corrupción menemista es la norma de conducta de todos los políticos que promueven la dominación imperial de las economías. Conclusión Este contexto internacional de la última década del siglo revela una realidad dual: la profundización de la crisis capitalista para las masas de América Latina, una mayor concentración de poder de la NCCT nativa y un período de prosperidad sin precedentes del imperialismo euro-norteamericano. Menem fue un pionero en la introducción y consolidación de las políticas económicas y las relaciones entre Estados que promovieron este modelo. Su modelo de peonismo presidencial estableció un punto de referencia importante a seguir por los otros presidentes latinoamericanos. Menem fue igualmente importante en establecer un modelo híbrido electoral y autoritario, en el que las formas electorales democráticas se saturaron de prácticas

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políticas autoritarias, permitiendo, de esta manera, a los presidentes electos imponer las preferencias imperiales antipopulares. En conclusión, mientras que la correlación internacional de fuerzas favorecían la expansión imperial y la extensión de la doctrina neoliberal, los desarrollos económicos internos (es decir, el ascenso de la NCCT) y los cambios políticos (surgimiento de figuras políticas innovadoras, serviles y autoritarias a la vez, al estilo de Menem), resultaban instrumentales a la imposición del modelo neoliberal. Sin lugar a dudas, están apareciendo cambios significativos en la correlación interna de fuerzas de clase nacionales, que están confrontando al menemismo en América Latina... en el Brasil con el MST, en Colombia con las FARC y el ELN, en Venezuela con el movimiento de masas chavista, y en la Argentina con los sindicatos disidentes y los movimientos populares. De cualquier forma, queda claro que, dada la ausencia de una burguesía progresista, sólo un movimiento socialista basado en las clases populares puede crear un modelo económico alternativo y viable, y una base duradera con vistas a un nuevo orden internacional

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Socialismo en la era del imperialismo James Petras Introducción En un pasado no muy lejano, millones de personas de todo el mundo, buscando escapar de la tiranía y explotación del imperialismo, encontraron una respuesta en la construcción de una sociedad socialista. Hoy en día, proponer la alternativa socialista genera más preguntas que respuestas. Estas preguntas pueden agruparse en varias subdivisiones: las preguntas más generales contraponen las nuevas y adversas condiciones "mundial-histórico" políticas, económicas y culturales, al surgimiento de movimientos y luchas revolucionarias; un segundo grupo de preguntas, que aunque acepta los aspectos estructurales negativos de un mundo dominado por el imperialismo, se cuestiona si a nivel micro, se puede desarrollar una subjetividad socialista; un tercer grupo de preguntas cuestiona si una revolución socialista triunfante puede desarrollar una estrategia viable en el medio de un mar de adversarios imperiales o simplemente se enredará en el mercado capitalista. Estas son preguntas importantes que deben dirigirse a aquellos que se plantean una alternativa socialista al poder imperial reinante, porque se necesitan respuestas exactas. Solamente visionar una alternativa "utópica", o evocar un sueño socialista no nos va a llevar muy lejos y será muy difícil que convenza a alguien excepto a aquellos que ya se encuentran entre los iniciados. Más importante aún, las utopías concebidas individualmente generalmente están confeccionadas por intelectuales divorciados de las luchas populares, y sus ideas están tan desconectadas de las experiencias y necesidades de las clases populares como lo está su vida diaria. Antes de embarcarnos en una discusión sobre las posibilidades históricas de una transformación socialista, será de utilidad especificar las preguntas más relevantes presentadas por los escépticos y los adversarios de la alternativa socialista. El primer grupo de preguntas pone el énfasis en las nuevas restricciones estructurales. ¿El socialismo es posible en la era del imperialismo? ¿El poder de las corporaciones globales gigantes puede ser desafiado dentro de países o por países? ¿El poder de los medios masivos de comunicación Euro-Americanos y la influencia de sus mensajes propagandísticos sobre los pobres urbanos y rurales puede ser contrarrestado por formas alternativas de comunicación desde una perspectiva de la clase trabajadora? ¿Puede crearse una nueva subjetividad revolucionaria?¿Cuáles son las lecciones históricas de los períodos anteriores de expansión imperial en relación con la revolución? Un segundo grupo de preguntas trata sobre los problemas de la subjetividad, la falta de una referencia socialista o revolucionaria. Las preguntas relevantes a este cuestionamiento de las posibilidades revolucionarias incluyen lo siguiente. Las ultimas décadas han demostrado que el aumento de la pobreza masiva y de las desigualdades no ha llevado hacia la revolución. ¿Podría ser que la movilidad individual y las relaciones de reciprocidad entre las clases bajas hayan creado formas alternativas de comportamiento y organización compatibles con el imperialismo? ¿Puede el socialismo reconstruirse sobre la base de experiencias nuevas, nacionales (o internacionales) a la vista del colapso de la URSS y la conversión de la elite china al capitalismo? ¿Es el estado un anacronismo trascendido por actores globales comprometidos con el sistema imperial? El tercer grupo de preguntas no niega la existencia de oposición al imperialismo o a muchas de sus manifestaciones negativas pero cuestiona que los revolucionarios y los socialistas tengan una estrategia alternativa consecuente. Ellos preguntan: ¿existe

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una estrategia socialista coherente que pueda revertir los actuales intereses socioeconómicos imperiales creados, y las configuraciones del poder político? ¿Se pueden revertir las contrareformas neoliberales sin traumas ni crisis? ¿Son las instituciones socialistas viables en un mar de relaciones capitalistas?¿Los valores socialistas son compatibles con las operaciones en mercados mundiales o locales? ¿Puede una sociedad socialista organizar su seguridad nacional y su planificación económica sin caer en gobiernos burocráticos? Estas son las importantes cuestiones académicas y políticas que plantean los temas fundamentales que enfrenta cualquier defensor de una alternativa socialista al imperialismo contemporáneo. Sin embargo existen respuestas, algunas más provisionales que otras, todas argumentando que, a pesar de todo el escepticismo, dudas y críticas, existen bases sólidas para la lucha por el socialismo, como una posibilidad objetiva y subjetiva. Condiciones objetivas para el Socialismo. Una de las objeciones más fuertes al socialismo se basa en el alto grado de integración de los procesos económicos; el gran desarrollo de la división social del trabajo. Se nos dice que hoy más gente forma parte de más sectores económicos, que abarcando una multiplicidad de países, cooperan en la producción y distribución de todo tipo de bienes. Puesto de otra forma, se argumenta, la globalización -o en nuestros términos, el imperialismo- ha roto las limitaciones sectoriales del territorio nacional en la circulación de bienes y capital, creando, por lo tanto, un mercado y una unidad productiva interdependiente. En un sentido, esto es parcialmente cierto, en otro es claramente falso. La profundización de la producción socializada, en la que muchas unidades económicas ubicadas en una multiplicidad de lugares cooperan para producir a escala mundial, es un hecho destacado en el mundo contemporáneo. Pero es falso presentar esto como una forma cooperativa de producción basada en un mayor grado de interdependencia. Porque esta cooperación para la producción de bienes está presidida por un inequívoco segmento de propietarios privados individuales y administradores de las empresas que toman las decisiones sobre las inversiones estratégicas y se apropian de los beneficios. Los propietarios privados y los controladores de la producción socializada no son interdependientes con sus trabajadores y empleados - ellos establecen las condiciones de trabajo, los niveles de remuneración y se asignan sus propios ingresos en una forma altamente desigual. El poder, la propiedad, el prestigio y el factor de ingresos son asignados en una forma altamente asimétrica basada en relaciones jerárquicas de explotación- no de interdependencia. El Imperialismo ha puesto en movimiento dos procesos claros y opuestos: un alto grado de cooperación social entre los productores como un modo de aumentar la eficiencia; y una mayor concentración de la apropiación privada de la riqueza que se produce. Esta contradicción o polaridad creciente entre cooperación para la producción y la apropiación privada de los bienes colectivamente producidos es fundamental para el desarrollo de una transformación socialista. Se mida como se mida, el aumento de eficiencia, las crecientes innovaciones tecnológicas y la creciente productividad se encuentra en el mayor desarrollo de la división social del trabajo o producción cooperativa. La principal función de los propietarios privados y los administradores de las empresas es la apropiación de esta riqueza. La creciente concentración de la riqueza - la emergencia de una clase de super multibillonarios- se basa en el creciente número de trabajadores sometidos por este sistema de producción social: el socialismo está, por tanto, objetivamente situado dentro de la producción colectiva y la lucha se basa en extender la producción social a la propiedad y dirección social. La idea de cooperativa productiva es, por tanto, una parte integral de la producción global pero está mediatizada, defendida, racionalizada por la clase capitalista dominante que se apropia de su riqueza. El secreto capitalista de acumulación de riqueza no se encuentra en la genialidad de los capitalistas

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individuales sino en el vasto ejército de trabajadores, investigadores y empleados que producen y distribuyen bienes y servicios. El trabajo colectivo puede existir y prosperar sin ni un solo empresario capitalista incluido William Gates, pero el capitalista billonario no puede acumular riqueza sin el trabajo cooperativo. El descubrimiento de la naturaleza social de la generación de la riqueza contemporánea, sin embargo, mientras proporciona un punto sólido de partida para la propiedad colectiva no nos conduce en si misma al socialismo, a menos que exista una comprensión profunda y extensa, una organización y lucha por parte de los productores directos para resolver esta contradicción. Por lo tanto el argumento de que la nueva ola de expansión imperial ha descartado la transformación socialista debido a la extensión de las relaciones de mercado se ha dado vuelta: el mismo proceso de incorporar a más trabajadores de más países dentro de la división social del trabajo crea una base objetiva para la acción social por la propiedad social. La segunda base objetiva para argumentar a favor del socialismo es la naturaleza crecientemente centralizada de las decisiones políticas. Hoy más que nunca un pequeño grupo de funcionarios no elegidos tiene más voz y poder sobre un vasto número de personas en todo el mundo. Los funcionarios de los Bancos Centrales y de los ministerios de Economía y Finanzas del Imperio Euro-Americano, sus representantes en las llamadas instituciones financieras (IFI) como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, el Banco de Asia, el Banco Interamericano de Desarrollo, hacen las políticas macro y micro económicas que afectan adversamente a miles de millones de personas. Estas elites no elegidas de hacedores de políticas económicas responden directamente a los intereses de sus multinacionales y billonarios bancarios. En efecto, estas elites de tomadores de decisiones se adelantan a los poderes políticos ostensiblemente sostenidos por los funcionarios elegidos de los estados no hegemónicos. En otras palabras, el electorado del mundo vota por funcionarios electorales que están subordinados a las elites económicas no elegidas y que sirven a las instituciones imperiales y sus intereses. El electorado popular está, en efecto, privado del derecho al voto: las decisiones estratégicas se toman de forma centralizada por funcionarios no elegidos que gobiernan por decreto sin representación, deliberación o consulta popular. Por lo tanto, mientras más y más gente está crecientemente sujeta al gobierno de una elite centralizada, tienen menos control sobre sus condiciones sociales y económicas. El divorcio entre la política electoral y el dominio de las elites, entre los beneficios sostenidos para la elite del imperio y los ingresos y las condiciones sociales en disminución para la mayoría, establece las bases objetivas para las luchas extra parlamentarias y abre grandes oportunidades para que las fuerzas revolucionarias cuestionen las pretensiones oligárquicas de que capitalismo y democracia son términos coincidentes. Objetivamente la vasta centralización del poder oligárquico proporciona las bases para demostrar que la democracia solo puede recuperarse bajo el socialismo. Si las contradicciones de las estructuras imperialistas contemporáneas proporcionan una sólida base objetiva para el desarrollo de una alternativa socialista, la experiencia histórica pasada nos proporciona una base más. La Expansión Imperialista y la Revolución Socialista en Perspectiva Histórica. El imperialismo es el resultado de los trabajos internos del capitalismo combinado con oportunidades externas, en parte ellas mismas instrumentos de los políticos imperialistas. En el pasado como en el presente, la expansión y conquista de los mercados externos y las fuentes de ingresos estatales han deshecho y rediseñado las relaciones de clase y las configuraciones del estado para maximizar los intereses económicos imperiales y las posiciones politico-militares estratégicas. El mismo proceso de desarrollo capitalista inducido por el imperialismo muy a menudo ha llevado hacia el desplazamiento masivo de campesinos, relaciones de trabajo de gran explotación, conflictos étnicos y raciales a diario y desigualdades de clase abismales.

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Los altos jefes políticos imperiales que dirigen el sistema solo responden ante sus propias clases gobernantes, provocando conflictos con un gran abanico de clases y grupos, desde elites pre-imperiales a modernos intelectuales y trabajadores asalariados. Estos conflictos inducidos por el imperio han llevado a innumerables revueltas y en algunos casos a revoluciones socialistas triunfantes, particularmente en períodos de guerras inter-imperialistas, cuando las clases dominantes locales y las elites gobernantes estaban debilitadas y desacreditadas. El punto teórico es claro, los sistemas imperiales a gran escala y de larga duración no han inhibido las luchas revolucionarias ni evitado las revoluciones socialistas. Las revoluciones socialistas son producto de las guerras imperialistas realizadas por trabajadores y plebeyos dentro de los países imperiales y también por los pueblos colonizados o cuasi colonizados. La famosa Comuna de París fue una prolongación de la Guerra Franco-Alemana de 1870-71, entre viejos y nuevos países imperialistas. La victoria militar alemana y la conquista de la mayor parte de Francia puso en funcionamiento una poderosa sublevación popular en París y la consiguiente comuna. Mientras que la Comuna de París duró apenas unos meses, su organización, legislación y hasta sus errores sirvieron como modelo práctico para las teorías revolucionarias de Marx y Lenin. La Primera Guerra Mundial inter-imperialista (1914-18) con sus millones de muertos, desplazamientos de población, hambre y destrucción puso en funcionamiento levantamientos populares masivos, protestas y revoluciones. La Guerra, la búsqueda de conquistas imperiales por medios militares, destruyó los lazos convencionales entre los líderes burgueses y sus seguidores plebeyos, y minó el control de los terratenientes sobre los sumisos campesinos. Las revoluciones socialistas se hicieron en Hungría, Bavaria, Finlandia y Rusia. Soldados y trabajadores se sublevaron en Berlín y en la flota del Báltico. El poderoso sistema imperial europeo, que dominaba en cinco continentes y se sostenía en una fuerza armada masiva y en tesoros rebosantes, como un bastión inexpugnable del poder capitalista, llevó a levantamientos masivos de trabajadores y campesinos y a una revolución socialista triunfante en Rusia. En el período entre guerras existió un resurgir del imperialismo, particularmente los nuevos países imperialistas emergentes de Alemania y Japón, que desafiaron a los países europeos ya establecidos y a los Estados Unidos en sus regiones de hegemonía. Los conflictos y conquistas que vinieron a continuación, liberaron una nueva y poderosa ola de movimientos populares antiimperialistas entre los países destruidos por la guerra e hiper explotados, particularmente entre los millones de campesinos desplazados en China, Indochina y Corea. La expansión imperial y el pillaje de la tierra, minas y unidades productivas intensificado por la guerra, creó un gran ejército de resistencia revolucionaria, que condujo a revoluciones socialistas bajo el liderazgo de los Partidos Comunistas nativos en China, Indochina y Corea del Norte. Lo que comenzó como guerras antiimperialistas se convirtió en guerras civiles en las que finalmente triunfaron las fuerzas socialistas. En Europa se dio un proceso similar en Yugoslavia. En otros países la lucha anticolonial se dividió entre regímenes que consolidaron la relación neo-colonial y otros que buscaron crear estados nacionales-populares mixtos y no alineados. Es necesario subrayar dos puntos. En primer lugar, fue precisamente el nuevo y virulento imperialismo con su poderosa máquina militar y estructuras de estado totalitarias, lo que disparó las revueltas populares que minaron la dominación imperial. En segundo lugar, los viejos poderes imperiales europeos y el nuevo imperialismo de Estados Unidos no fueron capaces de restaurar la hegemonía imperial en varios países importantes (China, la mitad de Corea e Indochina. El punto teórico es que esta segunda ola de imperialismo, a pesar de su mayor poder de fuego y humano, el ámbito y la profundidad de su alcance económico, no pudieron evitar que las revoluciones socialistas transformaran con éxito la sociedad. Es importante notar en este sentido que las revoluciones triunfaron a pesar de y no debido a la ayuda de la sociedad colectivista que existía en la URSS. El mar de relaciones capitalistas no pudo evitar las revoluciones sociales.

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El período de posguerra que siguió a la Segunda Guerra Mundial fue testigo del surgimiento del Imperialismo de Estados Unidos a escala mundial, con una red mundial de bases y alianzas militares, el mayor presupuesto militar y la tecnología militar más avanzada y empresas gigantes muy capitalizadas preparadas e involucradas en una expansión mundial para conquistar los mercados extranjeros (el surgimiento de las llamadas empresas multinacionales). Mientras el nuevo imperio de los Estados Unidos era capaz de reprimir y vencer a un cierto número de revueltas populares revolucionarias en todo el mundo, fue derrotado en dos conflictos importantes (China y Cuba), fue obligado a retirarse en una tercera (Corea) y vencido temporalmente en otras (Nicaragua, Angola, Mozambique, Chile, Granada, República Dominicana). Las revoluciones triunfantes tuvieron lugar precisamente en los países en los que la presencia del Imperialismo norteamericano era más dominante: Indochina, con 500.000 soldados y decenas de miles de millones de dólares de inversiones estatales en infraestructura militar. Cuba fue el país con la mayor concentración de propiedades norteamericanas y una gran base naval (Guantánamo). Los Estados Unidos aportaron más ayuda militar y asesores durante la guerra civil China que en ningún otro país desde la mitad a finales de la década de 1940. Igualmente los Estados Unidos dedicaron cientos de miles de soldados, y miles de millones de dólares en ayuda para conquistar la península de Corea y tuvieron que aceptar una negociación para dividir el país. El punto teórico es que la profundización de la presencia militar y económica del imperio Norteamericano fue un factor condicionante que precipitó una revolución socialista triunfante, y no solamente un factor poderoso de inhibición. Respecto a la relación entre la revolución socialista y la ausencia o presencia del bloque soviético, debe notarse que todas las revoluciones en el período posterior a la Segunda Guerra Mundial tuvieron lugar a pesar de la oposición del Kremlin: Yugoslavia, China, Cuba e Indochina. Mientras que los Soviéticos proporcionaron apoyo importante una vez que las revoluciones se habían consumado, la caída de la URSS no llevó al colapso de la revolución en Cuba, si bien la obligó a ajustar su política hacia el capital extranjero y buscar nuevos socios comerciales. El inicio y éxito de todas las revoluciones socialistas del siglo XX tuvieron poca relación con la presencia del bloque Soviético y más con el desarrollo de las luchas de clase y antiimperialistas en el país y la solidaridad internacional. Esto indica que la ausencia de la URSS hoy en día (el mar de capitalismo) no es un nuevo impedimento histórico sino un factor constante durante todo el siglo XX. El resurgimiento de luchas populares de masas bajo direcciones socialistas o al menos anti-neoliberales o antiimperialistas en todo el mundo al comienzo del nuevo milenio, debería dejar de lado la noción de que el triunfo del imperialismo Euro-Americano es irreversible y no puede ser cuestionado. En América Latina las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC),el movimiento rural de los Trabajadores sin Tierra (MST) en Brasil, la breve toma del poder por una alianza de indígenas, campesinos y suboficiales en Ecuador son los puntos destacados en el resurgimiento de la izquierda antiimperialista de masas. En Asia han surgido movimientos populares de masas similares basados en los sindicatos de trabajadores industriales (Corea del Sur) y también han surgido movimientos urbanos y campesinos en, entre otros, Indonesia, Filipinas y Nepal. El punto teórico es que las dramáticas generalizaciones sobre un triunfo absoluto y universal del capitalismo/imperialismo en el despertar de la muerte de la URSS, voceado por sus defensores y repetido por los sectores desmoralizados de la intelectualidad de la izquierda no tiene bases empíricas. Esta postura ideológica triunfalista solo se puede sostener debido a la mediocridad de sus defensores y, en la izquierda, por el deseo de encontrar un nicho crítico en el imperio. Si fuera cierto que el imperialismo Euro-Americano ha triunfado tanto y está tan consolidado como dicen sus fieles y la izquierda desmoralizada, el imperio no tendría necesidad de recurrir constantemente a políticas violentas y contrarevolucionarias y

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agrandar y profundizar su capacidad militar de intervención. Si la revolución ha terminado, o como dice un escritor izquierdista, el imperio se ha apuntado una victoria histórica decisiva, ¿por qué la necesidad de armar constantemente a la OTAN, entrar en guerras ofensivas en los Balcanes, el Golfo, el Cuerno de Africa? ¿Por qué los Estados Unidos están aumentando la ayuda militar 5 veces en Colombia y multiplicando el número de bases militares y oficinas del FBI en más de 30 países? Ciertamente ninguno de estos movimientos militares ofensivos están dirigidos contra el ataque de algún estado. El argumento más plausible se basa en el bastante frágil equilibrio socio político que existe entre las fuerzas pro y anti-imperialistas, en todo el mundo: un imperio todavía poderoso y un movimiento antiimperialista emergente como una corriente especifica y crecientemente anticapitalista. Subjetividad entre Condiciones Objetivas y Revoluciones Populares. Existe una brecha importante entre las oportunidades objetivas y la lógica racional de la revolución socialista y el nivel de conciencia revolucionaria entre los explotados y las clases marginalizadas. El desarrollo general y la profundización de la conciencia revolucionaria puede aparecer después de una convulsión revolucionaria o antes. En el análisis final la subjetividad revolucionaria no es una mera reflexión sobre la codiciosa explotación económica de los imperios en expansión. Es el eslabón esencial que comprende las condiciones objetivas y transmite esa comprensión en un programa político y en acción revolucionaria. Las condiciones objetivas son una condición necesaria pero no suficiente para la creación de clases sociales revolucionarias. La expansión imperial desplaza o subordina a los pequeños productores, convierte a los campesinos en trabajadores sin tierra, aumenta el número de asalariados, expulsa a los asalariados y los convierte en pobres urbanos autoempleados, quiebra las pequeñas y medianas burguesías. La respuesta ideológico política de estos grupos adversamente afectados no está predeterminada por la fuente imperial de su desgracia. El determinante de sus respuestas socio políticas se encuentra en la disponibilidad, capacidad de organización y liderazgo de los grupos ideológicos que compiten entre sí para convocar a las masas descontentas. En las presentes circunstancias existen varias formas organizadas y expresiones políticas de este descontento. La respuesta más conservadora a la expansión imperial encuentra su expresión en los dependientes étnicos de los poderes Euro-Americanos, que promueven las apropiaciones y la explotación imperiales desde arriba y la expropiación de otros grupos étnicos desde abajo (por ej. guerras étnicas de liberación que legitiman el robo de la propiedad y los asesinatos públicos). Una segunda respuesta es un tipo de "nacionalismo clerical" en el que las antiguas elites tradicionales desafían la dominación imperial para restaurar el poder y las prerrogativas de algunas de las elites religiosas y, en algunos casos, comerciales y terratenientes. A falta de los grupos izquierdistas seculares, los religiosos antiimperialistas presentan alternativas a la decadente moral occidental en lugar de un reto sostenido del poder económico Euro-Americano. No es raro que una división del poder económico, cultural y político resulte en que la autoridad religiosa controla las instituciones políticas y culturales mientras los partidarios de la libertad de mercado controlan la economía. Una tercera respuesta a la dominación imperial surge entre sectores de la pequeña burguesía que se ven afectados desfavorablemente por la libertad de comercio, que socava a los fabricantes locales, pago de deudas que reducen el crédito y aumentan los intereses y los inversores especulativos que generan volatilidad económica y provocan quiebras. Este grupo de profesionales progresistas, dirigentes de ONGs y otros están interesados en compartir el poder con los poderes imperiales. Luchan por un lugar en la mesa del FMI, del Banco Mundial y en las reuniones de la OMC. Piden alguna regulación para el movimiento de capitales, mayor acceso a los mercados occidentales y argumentan contra las condiciones de trabajo dictadas por occidente. Su demanda más radical es la tasa Tobin (un impuesto

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sobre las transacciones financieras a corto plazo). Los movimientos más consecuentemente antiimperialistas se encuentran en las florecientes alianzas populares entre los trabajadores rurales sin tierra, los pequeños agricultores y productores campesinos y los trabajadores urbanos. Forman el moderno movimiento antiimperialista enlazando las reformas radicales con el socialismo. La multiplicidad de respuestas a la conquista Euro-Americana demuestra tanto la extensión de la oposición como su carácter fragmentado. La respuesta refleja solo parcialmente las posiciones de clase - así como la mayoría de las respuestas anteriores contienen una variedad de bases de masas aun si sus líderes vienen de medios sociales particulares. Está claro que la misma causa (la explotación imperialista) genera una variedad de efectos y organizaciones políticas. Evidentemente los políticos no provienen de procesos económicos, se crean en un campo de luchas culturales, ideológicas y políticas. Los grupos políticos con más posibilidades de triunfar, son aquellos cuyas organizaciones resuenan efectivamente con la experiencia diaria, proporcionan una fundamentación general (independientemente de lo irracional y equivocada que pueda ser), parecen resolver los problemas de cada día (no importa cuan depredadores puedan ser) y crean una imagen positiva de víctima triunfante. El problema hoy no es objetivo - las vastas desigualdades mundiales y las transferencias de riqueza desde el mundo re-colonizado al imperio Euro-Americano son transparentes. El mundo capitalista está polarizado, los campesinos y trabajadores están explotados como nunca antes, el número de empobrecidos crece y sobre todo, dirigiendo el proceso está un imperialismo Euro-Americano omnipresente, arrogante, e invasor, un imperio sin ninguna virtud salvadora. El problema es subjetivo - la debilidad específica se encuentra en la oposición o en los críticos del imperialismo, algunos de los cuales hasta reconocen los imperativos sistémicos políticos y económicos que definen el sistema imperialista, influenciados por el marco teórico y conceptual de sus adversarios, como se evidencia en su adopción del lenguaje del imperio (globalización, reforma económica, ajuste estructural, etc. etc.). Las ONGs, si bien enfocan correctamente sus criticas del OMC, el FMI, el Banco Mundial y los problemas del capital especulativo, pobreza, etc. no tienen una base organizada entre los trabajadores y los campesinos. Operan principalmente fuera de estas clases - porque carecen de un análisis clasista de los problemas y por lo tanto, de las soluciones. Muchos de los intelectuales, incluídos pensadores críticos, han adoptado una visión pesimista del mundo, inflando el poder del imperio y la reputación de sus apologistas mientras condenan a la izquierda (y a aquellos que tienen la audacia de involucrarse en la lucha antiimperialista) por no haber desentrañado suficientemente las profundidades de su derrota y no haberse adaptado a las nuevas realidades, o sea, encontrar un nicho realista en el sistema donde se puedan codear con la "nueva Derecha", socialdemócratas convertidos en social-imperialistas. Este género de intelectuales carece de una visión mundial, toman prestado el paradigma dominante, proporcionan un poco de crítica abstracta, marcan su ascendencia y proyectan su futura continuidad mientras exponen sus excesos y ofrecen paliativos no solicitados en la usual forma servil-realista con el poder que sea. En el campo de las organizaciones de masas los sindicatos tradicionales, salvo algunas notables excepciones, se han adaptado a las exigencias de las políticas neoliberales y las demandas de los conglomerados económicos. Los máximos funcionarios sindicales han adoptado una posición hacia el estado similar a la relación entre los monarcas y los nobles: juran lealtad al orden neoliberal a cambio del control de su feudo (el sindicato). A pesar de todo, importantes minorías del ejército de trabajadores, dentro y fuera de las confederaciones sindicales oficiales, se han involucrado en numerosas acciones militantes no autorizadas y a menudo se han unido con otros movimientos sociales de izquierda anti corporaciones en una masiva oposición al OMC, el Banco Mundial, el FMI y sus organizaciones en el exterior.

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Igualmente una importante minoría de intelectuales y estudiantes han elaborado programas anti corporaciones, anti globalización para acompañar e inspirar sus políticas de acción directa. Así como los partidos históricos de la izquierda (Comunistas) y el centro izquierda se han dirigido a abrazar al neoliberalismo (La Tercera Vía de Blair es el ejemplo más claro), los nuevos grupos antiimperialistas,y anti corporativos han creado sus propias redes internacionales, su propio estilo de movimiento, organización política y formas innovadoras de políticas de acción directa que incluyen las ocupaciones de tierras en Paraguay y Brasil, huelgas generales y levantamientos populares en Ecuador y Bolivia, ocupaciones de fábricas en Corea del Sur, masivas demostraciones de desobediencia civil en Londres, Seattle, Washington y Amsterdam y luchas guerrilleras a gran escala en Colombia. Los intelectuales militan en los movimientos contra la deuda externa, ONGs progresistas contra la globalización y que atacan a los modelos económicos neoliberales. La marea creciente de oposición extraparlamentaria a la dominación imperial (mal llamada globalización) ha introducido un nuevo factor en la ecuación política: un eslabón subjetivo entre las condiciones objetivas de explotación y una transformación social popular. Los nuevos movimientos que propugnan la nueva sociedad en sus múltiples o concretos aspectos políticos, necesitan confrontar algunos retos importantes en el diseño de una sociedad socialista nueva. Para ahorrar espacio, las voy a catalogar en una lista abreviada: 1) la división internacional del trabajo, 2) la dependencia de los mercados externos y las finanzas, 3) pesados pagos de deuda, 4) migración extranjera (emigración de trabajadores calificados inducido por el imperio), 5) dependencia de las clases altas y medias de los bienes importados, 6) el aparato de los partidos y sindicatos existentes están atados al status quo, 7) los medios masivos de comunicación hostiles están ligados a los conglomerados y transmiten propaganda pro imperialista, 8) posibles embargos económicos y amenazas militares, 9) tiranía de la doctrina de la "inevitabilidad de la globalización", 10) fuga de capitales, 11) revueltas mercenarias, étnicas o militares sustitutas. Para construir una sociedad socialista nueva, corresponde a los militantes el anticipar los posibles escenarios adversos para preparar las respuestas. En primera instancia el socialismo debe verse como un cambio integral basado en transformaciones en la esfera económica, cultural y política; basado en la comprensión de la dominación multidimensional del imperialismo. No se puede tender a la transformación económica sobre un aparato estatal hostil ni introducir cambios sociales cuando los medios masivos de comunicación exhortan a una demanda excesiva del consumo, a la rebelión militar, etc. Aun reconociendo los profundos retos que el imperialismo Euro-Americano representa para una transformación socialista, los socialistas poseen varios activos políticos estratégicos. En primer lugar, las tecnologías de información (TI) proporcionan enormes posibilidades para recoger información de fuentes específicas sobre mercados alternativos, conflictos de competencia entre poderes imperiales, recursos inutilizados en el país así como para informar y registrar las demandas populares. Las nuevas tecnologías pueden procesar y producir nuevos paradigmas y políticas alternativas basadas en restricciones y activos en el mundo de la toma de decisiones económicas y políticas, que pueden proporcionar un público más amplio con los costos y beneficios de las decisiones políticas alternativas. Las TI no son un sustituto de la prática política democrática sino una herramienta que permite al pueblo registrar sus necesidades a través de la riqueza de datos, facilitando decisiones óptimas. Una precondición esencial para la democracia con TI es un estado nuevo, configurado de manera adecuada. El estado juega un papel de pivote, proporcionando el terreno para la participación popular, el debate y la formulación de un programa de transición que vaya de una economía de configuración neo-imperial a una economía socialista. Las configuraciones de un nuevo estado presuponen varias condiciones de factibilidad - esencialmente cambios estratégicos en la sociedad y en la economía. Primero y sobre todo, el principio de base social de apoyo político debe pasar de partidarios pasivos a

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activos: la masa de población explotada, excluida y desplazada debe ser movilizada, organizada y debe estar provista de canales para la deliberación, la consulta y la toma de decisiones efectiva. Sobre todo, debe diseñarse una estrategia económica de manera que la base social del régimen sea la primera beneficiaria, para demostrar que la revolución es por el pueblo y para el pueblo y no un subterfugio ideológico para intelectuales con una movilidad social ascendente. Siguiendo esta línea, el segundo cambio estratégico implica la reordenación de la producción, la inversión, los prestamos y las prioridades del mercado para estimular el empleo, los ingresos y la producción de la base de masas. Es esencial moverse hacia la nueva economía y consolidar el apoyo político. Interelacionado con el cambio y la introducción de nuevas prioridades de producción está la necesidad de redistribuir ingresos y la tierra para romper el poder de los terratenientes y los conglomerados y mejorar la posición de los trabajadores y los pequeños productores. Finalmente, el estado es de crucial importancia para reordenar las prioridades presupuestarias en términos de impuestos y gastos: terminar con los subsidios a las exportaciones y a las corporaciones imperiales y aumentar los gastos sociales para la atención médica universal, vivienda publica, educación y pensiones. Para evitar una crisis fiscal, los porcentajes de los impuestos deberían ser más progresivos en ingresos, ganancias e incrementos inmobiliarios. Estos cambios socioeconómicos son estratégicamente importantes en fortalecer la capacidad del estado socialista democrático para enfrentar el inevitable intento subversivo de la oposición imperial corporativa. Esa oposición se expresará en primera instancia como una crisis de confianza inversora- tácticas de miedo diseñadas para acobardar al régimen y conseguir que reniegue de su política. Esto requiere que el estado realice acciones decididas y movimientos tácticos compatibles con sus objetivos estratégicos. Esencialmente existe una línea de tres ramas de acción preventiva. Primero, políticas económicas de choque, creadas a imitación de las del FMI, solo que invirtiendo beneficiarios y perdedores: congelamiento de las cuentas bancarias, ganancias y otros activos, control de precios de los productos básicos, congelamiento de todos los empleos. Esto debe ser seguido por políticas de ajuste estructural desde abajo - las empresas en quiebra o con problemas económicos deberían intervenirse, sus deudas reestructurarse, su administración reorganizarse -introduciendo el control de los trabajadores y de los empleados técnicos. Estas políticas deberían ser parte esencial de un paquete más amplio de reformas económicas que pondrían el énfasis en la ampliación y profundización del mercado interno, cerrando selectivamente la economía a los conglomerados monopolistas y fomentando el espíritu empresarial dentro de empresas socializadas cooperativas o las pequeñas y medianas empresas privadas. Las reformas económicas deberían combinar un plan nacional formulado democráticamente con la existencia de empresas públicas autónomas y descentralizadas, cooperativas y firmas privadas coordinadas por una asamblea legislativa nacional y ejecutiva. Gestión de Crisis Estas políticas seguramente provoquen la oposición de los centros pro imperiales, llevando a una crisis en la economía de transición. Esto, a su vez, requiere una estrategia de gestión de crisis. Pueden seguirse varias líneas de acción simultáneamente. Primero, la política debe orientarse a garantizar las necesidades básicas de la base social de masas. En segundo lugar, se deben aplicar políticas de austeridad sobre los ricos (extranjeros y nacionales): una política de tomar rehenes de MNC para poder negociar. La elección debe ser: cooperación o expropiación. Debe mencionarse que la desinversión es una espada de doble filo; afectar a la economía popular es un negocio de una sola opción: una vez que los inversores se marchan no hay vuelta atrás. En tercer lugar, el régimen debe sustituir nuevos factores de producción para reemplazar la fuga de capitales. Esto requiere la movilización de

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recursos no utilizados (los desempleados y los subempleados, tierras en barbecho, transporte de animales en distancias cortas, tecnologías autóctonas, etc.) para producir bienes que extiendan y profundicen la economía interna y sostener las importaciones. Mediante las bases de datos TI, los políticos pueden reutilizar los recursos inutilizados para cubrir las necesidades básicas en la micro y macro economía. Hacia una Política de Consolidación de la Transición. El surgimiento de una economía libre socialista y cooperativa no puede basarse en su totalidad en un modelo o visión preconcebido. Por el contrario, el resultado será una mezcla de intentos conscientes y contingencias basadas en el comportamiento, actitud y desempeño político y económico de actores sociales y clases claves. Por ejemplo, la transición puede comenzar con un modelo de coparticipación entre capital y trabajo, pero bajo circunstancias de desinversión evolucionan desde el control de los trabajadores a la expropiación y reestructuración que lleva a una forma de auto gestión. A su vez, la auto gestión basada en un sistema descentralizado se modificará hasta el grado en que las prioridades sociales nacionales se acepten o se rechacen y el auto enriquecimiento de forma a las decisiones de los nuevos gerentes, llevando hacia nuevas desigualdades. Una intervención estatal selectiva en forma de impuestos y políticas redistributivas puede legislarse para evitar grandes desigualdades regionales y sectoriales. Mientras el nuevo régimen socialista proporcione una amplia libertad de formas de propiedad en diferentes sectores, ciertos sectores estratégicos como la banca, comercio exterior, telecomunicaciones, recursos nacionales, transportes, infraestructuras, salud serán de propiedad pública bajo control popular. El sector público combinará el espíritu empresario y la contabilidad popular. El viejo y angosto espíritu empresario relacionado con el beneficio se reestructurará para hacer que la innovación, la gestión y la investigación sean más propensas a la creación de habilidades nacionales. Se introducirán nuevos estilos de gestión flexibles, adaptándose a las necesidades de los trabajadores, la familia, los consumidores y el medio ambiente. Las TI deberían proporcionar programas flujo de matrices para facilitar el nuevo estilo de gestión. Una de las áreas clave para el nuevo liderazgo es el problema de la corrupción política y las ganancias ilícitas. El sobreprecio realizado por las empresas privadas exigirá un control de precios de los productos básicos, tales como productos farmacéuticos, agua, granos básicos, transporte, etc. Esto se puede combinar con el precio libre de los bienes de lujo - sujetos a fuertes impuestos a la importación e impuestos a la propiedad personal. El nuevo régimen debería investigar y confiscar los bienes de fortuna transferidos ilegalmente a cuentas en el exterior. Debería amarrar los activos nacionales y reclamar a los holdings extranjeros de la droga, la prostitución y el contrabando capitalista y a sus cómplices financieros. Políticas del Régimen Pos-Imperial El control sobre el estado requiere el despido o arresto de altos funcionarios corruptos o que estén involucrados en comportamientos altamente perjudiciales para las clases populares (involucrados en represión que causa la pérdida de vidas). Esto implica la creación de nuevas instituciones en el ámbito de lo militar, lo judicial y de banca central. Se deben crear nuevas estructuras estatales que sean compatibles con el nuevo régimen socialista y demócratico y la nueva economía. Debe desarrollarse una nueva policía de seguridad nacional para garantizar la seguridad de los ciudadanos y las naciones y protegerlos de la intervención imperial y la subversión. Esto requiere organización popular así como nuevos códigos legales que impidan la financiación y la promoción imperial de candidatos clientelares. Las asambleas regionales y locales (como las del estado de Río Grande do Sul en el sur de Brasil) deberían debatir y resolver las asignaciones presupuestarias para proyectos

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sociales, económicos y culturales. Deberían realizarse asambleas anuales en los lugares de trabajo para debatir y decidir proyectos de nuevas inversiones así como prioridades de las empresas y de la comunidad local en consulta con los grupos minoritarios. Deberian ser elegidos comités del lugar para dirigir la producción conjuntamente con comités de ingeniería, marketing y gestión en una base de representación del 50/50. Las políticas económicas a corto plazo deberían dirigirse hacia la conservación de las relaciones comerciales externas, orientándose tan pronto como sea posible hacia la diversificación de los mercados, y la recomposición de las exportaciones y acreedores mientras se profundiza el mercado interno. Debería efectuarse una moratoria sobre el pago de la deuda. Los préstamos de los políticos corruptos y los préstamos privados para empresas con fines no productivos deberían repudiarse. Los pagos deberían renegociarse y posponerse hasta que la economía se estabilizase. Cualquier medida punitiva o políticamente hostil por parte de los prestamistas debería llevar al rechazo de la deuda. Las posibilidades de evasión de impuestos deberían desaparecer y se debería castigar a las corporaciones que encarezcan los productos via transferencia de precios. Los sectores estratégicos de la economía deberían socializarse y pagarse con bonos a largo plazo con pagos diferidos para recapitalizar y modernizar las empresas. La gestión económica del estado debería modernizarse para aumentar su pericia y su capacidad para la administración económica y elevar su eficiencia en detectar evasión de impuestos, regulando la salud y las condiciones laborales. Debería profundizarse la producción para la sustitución de importaciones y acompañarse por el desarrollo continuado de la educación en solidaridad política e innovación tecnológica. Los mercados internos en particular tienen prioridad esencial en la construcción de la nación. Las políticas del imperialismo y el libre mercado han llevado a la quiebra a la economía campesina y a las industrias provinciales, causando la despoblación masiva del interior. Para el imperialismo, la "nación" son los enclaves urbanos y mineros y los centros administrativos que refuerzan la perspectiva del mercado libre y promociona las absorciones extranjeras. La nación como ente político geográfico es una formalidad vacía. La tarea de un régimen socialista es recrear la nación, reconstruyendo los mercados y las unidades productivas del interior de los países por medio de créditos, redes de transporte que conecten los sectores productivos complementarios de las provincias y la infraestructura social. La seguridad nacional implica la consolidación de la construcción de la nación y de la base social popular del régimen. Elevar el nivel nutricional de la población requiere un compromiso importante en inversiones para la autosuficiencia alimentaria. Esto exige la promoción de productores locales mediante cooperativas de productores y empresas familiares. La producción local de bienes de consumo populares tiene un efecto de multiplicación que lleva a extender la reproducción y a un mercado interno vibrante. La eficiencia de la producción socializada, la distribución, el transporte, las telecomunicaciones y las TI debería medirse por el grado en que estimula el crecimiento del ingreso, la producción y el estándar de vida para la economía social; la disminución de los ingresos del estado puede llevar a déficits empresariales, pero a excedentes sociales - en términos de estándares de vida generales y la expansión de la red productiva en las economías provinciales. El cálculo de los beneficios sociales es la forma más adecuada de medir la eficiencia de la economía socialista. Política Cultural Post-Imperial. Mientras exista una esfera distinta de política cultural, su significado puede entenderse y representarse mejor dentro de una matriz económica, política y social mayor. Dada la importancia estratégica de consolidar la base social popular, durante el período transicional el régimen socialista debería priorizar la educación básica en alfabetismo incluyendo formación informática, formación técnica, análisis crítico de clase y reconocimiento de las contribuciones del arte clásico occidental y no occidental. La esfera cultural debería involucrarse en la promoción de expresiones

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culturales nacionales innovadoras, la participación popular en creaciones artísticas así como nuevas síntesis de formas de arte cosmopolitas y locales. La política debería dirigirse a maximizar la participación popular a expensas de los promocionados y sobrevaluados espectáculos comerciales de las millonarias supuestas superestrellas Euro-Americanas. La política cultural debería dirigirse hacia el redescubrimiento desde abajo de la historia y las relaciones de clase contemporáneas. Realismo crítico y expresiones románticas que se construyen desde el recuento imaginativo de las realidades sociales y los deseos personales. Básicamente el estado debería participar de un debate público sin coerción con adversarios artísticos y apologistas de los intereses del imperio. A través de trabajos de arte imaginativos y argumentos razonados, los regímenes culturales pos imperiales deberían promocionar valores de solidaridad, las críticas de los beneficios antisociales y la exploración individual de la dimensión socio psicológica de los problemas personales. La honesta presentación de los problemas universales de la mortalidad, el amor, la muerte, el envejecimiento, los fracasos y éxitos. El estado debería subsidiar las artes - en sus expresiones alta, baja y media que entretiene y educa. Si bien los intelectuales, las figuras deportivas y los artistas muy formados pero oportunistas deberían poder emigrar libremente a mercados más rentables, deberían retribuir a la clase trabajadora y a los campesinos por los gastos de su educación y formación, ya sea mediante tiempo de trabajo o pagos directos. Los precios de entrada a los espectáculos deportivos y los eventos artísticos deberían establecerse de forma que sean accesibles a todos los trabajadores. Los salarios de los actores profesionales deberían concordar con los de los profesionales o los trabajadores altamente cualificados. No deberían ser parte de una elite privatizada. Las instalaciones culturales deberían ser públicas y estar ampliamente disponibles: casas de campo y mansiones de la playa deberían socializarse y estar disponibles para las vacaciones de las familias trabajadoras. Finalmente, la revolución cultural promoverá la auto realización a través de trabajos culturales de estilo experimental y clásico. Como conclusión, el socialismo puede comenzar a resolver el problema básico de la existencia material, acabando con el saqueo. Podría también proporcionar las bases para confrontar las tragedias y los triunfos de las relaciones personales y las necesidades emocionales. El socialismo no resolverá estos problemas muy básicos, que persistirán. Pero el camino estará abierto al debate sobre la naturaleza de las pasiones humanas y los dilemas insolubles de la vida diaria. Las cuestiones de ciencia, tecnología, sus usos y abusos, los sentimientos religiosos estarán todos abiertos al debate, dentro de los parámetros de nuestra democracia participatoria igualitaria, fuera de su uso instrumental para aumentar el poder imperial. Traducción para Rebelión: Alicia de los santos

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El Che Guevara y los movimientos revolucionarios actuales Por James Petras

Le Monde Diplomatique Para discutir la relevancia del pensamiento y de la práctica del Che Guevara hoy, es importante distinguir entre su política revolucionaria por un lado, y su aplicación táctica particular en la forma de "lucha armada" o, incluso, más específicamente, de guerra de guerrillas rural, por el otro. Esta distinción es importante porque el Che fue ante todo un actor y teórico revolucionario, incluso cuando no estaba involucrado en el combate armado. Además, sirve para analizar los diferentes niveles del pensamiento y de la práctica del Che. Podemos anotar varias dimensiones. Primero: su análisis general de la estructura de clases, del rol del imperalismo, de las alianzas políticas, de las experiencias históricas, de la correlación de fuerzas a nivel nacional, regional e internacional. Segundo: el pensamiento y la práctica revolucionarios del Che combinaban un análisis crítico del imperialismo y del capitalismo con un involucramiento activo y reflexiones sobre la construcción del socialismo. Tercero: el pensamiento y la práctica revolucionarios del Che concebían al socialismo como parte de un orden mundial nuevo, en el que los países imperialistas se movilizaban a escala mundial para destruir cada revolución, lo cual, a su vez, obligaba a los revolucionarios a buscar apoyo y extender la revolución internacionalmente. Entre la posición táctica del Che sobre la guerra de guerrillas y su análisis general del capitalismo, del imperialismo y del socialismo, estaban sus puntos de vista sobre ética y práctica política, sobre la relación entre organizaciones revolucionarias y pueblos oprimidos, sobre las interrelaciones entre revolución e imperialismo, y sobre la relación entre valores personales y acción revolucionaria. Yo argumentaría que la relevancia del Che para la política revolucionaria contemporánea se encuentra en su análisis general de la política y en sus reflexiones de nivel medio sobre la acción política y las estructuras económicas, más que en sus ideas tácticas aplicadas a circunstancias coyunturales específicas. Fusionar estos tres niveles de la práctica revolucionaria del Che, o reducir sus pensamientos a discusiones tácticas sobre la lucha guerrillera o armada, es entender completamente mal y desvalorar su relevancia hoy. Del análisis general y de las reflexiones de nivel medio del Che, uno puede derivar una variedad de estrategias y tácticas políticas y sociales, y una variedad de formas de acción organizacionales que pudieran o pudieran no incluir la "lucha armada" y la guerra de guerrillas. Ya que éstas últimas son cuestiones tácticas derivadas de determinaciones contextuales específicas y de circunstancias coyunturales, su utilidad y relevancia son históricamente limitadas. Por lo tanto, la línea de decisión más fructífera es enfocar sobre el conocimiento y la visión revolucionarios del Che respecto del capitalismo y, particularmente, del imperialismo, y sus reflexiones de alcance medio acerca de la relación entre subjetividad y condiciones objetivas. La dialéctica del imperialismo y de la revolución: el Che contra los globalizadores Para el Che, la expansión del capitalismo a escala mundial y su penetración, cada vez más profunda, de mercados, producción, distribución, banca y servicios, eran esencialmente un fenómeno social y político. Los movimientos económicos del capitalismo estaban sustentados en la acción político-militar, como premisa que creaba las "apropiadas" relaciones sociales estables de explotación entre el capital y el

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trabajo. Dentro de este marco social y político, inducido imperialmente, acontecían los movimientos de capital, se expandían las multinacionales, inversionistas extranjeros compraban empresas públicas privatizadas, eran implementados programas de austeridad del Fondo Monetario Internacional(FMI). La descripción del Che de la expansión del capitalismo como esencialmente una relación de poder político, se encuentra en contraste agudo con los teóricos contemporáneos que parlotean acerca de la "globalización". Éstos describen la expansión del capitalismo como un proceso universal, impersonal, que es irreversible porque es el producto de estructuras económicas. La lectura del Che de la expansión capitalista como una relación social y política contrasta con los teóricos globalistas contemporáneos, que hablan en términos de procesos objetivos. Estas concepciones diferentes tienen ramificaciones políticas enormes. Debido a que el Che reconoce que el poder político es la fuente de la expansión del capital mundial, utiliza un concepto analítico incisivo--el imperialismo--. Los teóricos globalistas no tienen ejes centrales donde ubicar su amorfa categoría, en gran parte descriptiva, de la "globalización". Segundo, el Che define el imperialismo como una relación social y política entre clases y Estados; por lo tanto sujeta a la transformación. Los globalistas describen la globalización como una estructura objetiva que se propaga mediante su lógica interna y que, por ende, elimina cualquier acción política o social transformativa. Tercero, el Che conceptualiza el imperialismo como un fenómeno histórico contradictorio, cuya expansión crea conflictos nacionales/de clase que conducen a su declive. En contraste, los globalistas tienen una concepción linear de la expansión capitalista, que resulta en su consolidación en un nuevo orden mundial. En su forma extrema(y reaccionaria), los globalistas conciben al capitalismo deviniéndo en un "sistema capitalista mundial" auto perpetuante, en el que los únicos cambios ocurren entre diferentes localidades dentro del sistema. Para el Che, una vez que las relaciones socioeconómicas de explotación estan en su lugar, la subjetividad es determinante del orden social y del sistema económico. En el pensamiento globalista, las estructuras económicas continúan dominando a la subjetividad, dejando solamente pequeños espacios para la acción social. Mientras que para el Che los grandes interrogantes, el poder del Estado, la dominación imperialista y las relaciones de clase permanecen en el centro de la disputa política, entre globalistas contemporáneos, los grandes interrogantes han sido resueltos. Para los globalistas, la única política posible es negociar los términos de la capitulación ante el imperialismo; èllos se concentran en debates culturales concernientes a identidades formales y al espacio social ocupado por varios grupos de identidad que funcionan en los intersticios del "sistema". En una palabra, mientras que el Che desafía al imperialismo mundial a partir del nivel micro de las aldeas de Africa y de Bolivia, la perspectiva globalista está casada con el micro mundo de los posmodernistas en los intersticios de un hiperdeterminado sistema capitalista mundial. La perspectiva política del Che evoca una imagen prometeica de seres humanos luchando por cambiar su mundo. Los globalistas contemporáneos evocan el pesimismo de Schopenhauer con respecto a las perspectivas de transformar el capitalismo, o una euforia mánica posmoderna que enumera la proliferación de identidades distintas, todas firmemente situadas en el firmamento capitalista. El conflicto político y teórico fundamental hoy se da precisamente entre la perspectiva prometeica del Che y el pesimismo schopenhaueriano y/o su eufórica contraparte panglossiana, que piensa que nosotros ya "vivimos en el mejor de los mundos posibles". Aproximarse hoy a la acción política revolucionaria requiere que uno escoja la perspectiva guevariana. El punto de partida para el análisis teórico y para la acción práctica reside en examinar las relaciones de clase y políticas que apuntalan la expansión del capitalismo. El proceso de transformación de la estructura del

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capitalismo o del imperialismo mundial comienza con las relaciones sociales que la sostienen a cada nivel; desde las unidades más básicas (el lugar de trabajo, la economía local), pasando por los sectores productivos y el Estado nacional, hasta las instituciones financieras internacionales y los Estados imperialistas. El Che: subjetividad, "condiciones objetivas" y revolución Siguiendo esta línea de investigación y práctica, pasamos a la segunda contribución mayor del Che a la política revolucionaria contemporánea: la centralidad de la acción humana: consciencia, organización disciplinada y claridad ideológica. En sus tiempos, el gran enemigo del Che eran los ideólogos y epígonos de los partidos socialdemócratas y pro soviéticos quienes aconsejaban pasividad ante el "desarrollo de las fuerzas productivas". Ellos argumentaban que los "partidos revolucionarios" deberían promover la "maduración del capitalismo", así posponiendo la acción revolucionaria para una "etapa posterior", ya que la clase trabajadora todavía estaba en proceso de "ser formada". A estas perspectivas reaccionarias, o en el mejor de los casos, "reformistas", el Che planteó varias objeciones y una perspectiva alterna. En primer lugar, argumentó que mientras el capitalismo podría "avanzar", lo haría explotando a más trabajadores y socavando las mismas condiciones de existencia de éstos. El Che argumentó que el capitalismo, en curso de "desarrollar las fuerzas productivas", estaba profundizando las desigualdades y minando la capacidad de las clases y de las naciones para actuar por sí mismas. Segundo: el Che no veía ninguna razón a priori por la cual trabajadores y campesinos deberían esperar o posponer sus actividades revolucionarias sociales para una "etapa posterior", si ya estaban en su lugar las mismas condiciones de explotación y de miseria, y las experiencias colectivas que hacían posible una revolución. El interrogante para el Che no era un asunto cuantitativo de cuántas máquinas y obreros estaban en su lugar, sino un asunto cualitativo. ¿Polarizaba el imperialismo las clases dentro de las unidades básicas de producción? ¿Caracterizaban las relaciones clasistas de explotación a la formación social? Si así fuere, entonces la revolución no solamente era posible sino necesaria. Hoy está presente la misma dualidad de perspectiva que en tiempos del Che; únicamente han cambiado los nombres y el lenguaje. Los ideólogos de hoy de centro izquierda argumentan que en esta etapa del capitalismo global, la opción es entre variedades muy diferentes de capitaismo: neoliberalismo(variedad retrógrada) o capitalismo asistencialista(variedad progresista). Junto con su acomodamiento al capitalismo, argumentan que las tareas actuales de la izquierda giran alrededor de "modernizar" la economía, "reformar" el Estado y "descentralizar" el gobierno. Detrás de estas formulaciones generales se encuentra la noción de que la revolución social es imposible, (debido a la globalización, un mantra evocado en la ausencia de poder cerebral), o de que queda pendiente para el futuro distante. Mientras tanto, los revisionistas actuales argumentan que la tarea es colaborar("concertación") con la burguesía "moderna" y con el imperialismo, para construir una economía competitiva, capaz de participar en la economía global y para promover el bienestar del "pueblo". Al igual que en los tiempos del Che, quienes comparten su pensamiento hoy rechazan esta tesis y proponen otra basada en las contradicciones que emergen del capitalismo realmente existente. Primero, señalan el hecho de que la burguesía más dinámica y más avanzada (aquellos quienes más activamente invierten, exportan y producen) es precisamente la más explotadora en términos de relaciones capital/trabajo. Segundo, el "desarrollo de las fuerzas productivas", como ocurre hoy bajo condiciones de dominación total del Estado, está desintegrando y desplazando masas de obreros y campesinos, (a través de la tecnología, de la especulación, de las adquisiciones de industrias locales, de las importaciones baratas, etc.), no ampliando y creando una nueva clase trabajadora cohesiva.

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Tercero, la "reforma del Estado" que favorecen los revisionistas significa en la práctica el despido masivo de empleados públicos de los servicios sociales, y la creciente influencia de pequeños núcleos de tecnócratas entrenados en el extranjero y organizaciones no gobernamentales, ONGs), quienes son sirvientes a sueldo o socios del imperialismo, y colaboran con la clase dominante y su Estado. Cuarto, la "descentralización" traslada la responsabilidad por los servicios sociales a los gobiernos locales sin los recursos correspondientes, mientras que los ingresos del erario se concentran en un ejecutivo centralizado que financia a la élite económica. A partir de su crítica de los revisionistas contemporáneos, los seguidores actuales del Che establecen un conjunto diferente de premisas para la ación política. Para empezar, argumentan que la política electoral de hoy no es la arena para llevar a cabo el cambio social; solamente ha sido efectiva la acción directa que involucra la movilización masiva. Para respaldar esta proposición citan quince años de práctica política. Segundo, argumentan que la pobreza que se profundiza y la creciente desigualdad entre trabajadores y campesinos explotados y desplazados requiere de la solidadridad de clase, no de pactos sociales("concertación") con los explotadores. De nuevo, esto está basado en experiencias históricas recientes y en observaciones empíricas. Tercero, señalan el conflicto de clases dentro de la sociedad civil, (entre terratenientes y trabajadores rurales, ejecutivos corporativos y trabajadores asalariados, etc.), así como la centralidad del Estado en promover la agenda neoliberal. Rechazan las ideas de una "sociedad civil" virtuosa y homogénea, y de un Estado populista malvado. Cuarto, los revolucionarios de hoy argumentan que la acción política necesita ser estructurada, organizada y orientada por una educación política. Se oponen tanto a la espontaneidad como a los pactos electorales cupulares o de élite. La lucha entre los revisionistas y los revolucionarios de hoy refleja los debates de antes entre el Che y sus antagonistas. ¿Quiénes son actualmente los "seguidores" del la práctica revolucionaria del Che? Como mencioné anteriormente, la cuestión no se resuelve decisivamente contando el número de armas (la ecuación militar), sino entendiendo las políticas y las prácticas que guían a las nuevas organizaciones sociales revolucionarias. Podemos empezar con el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra(MST) en Brazil, la Federación Nacional Campesina en Paraguay, el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional(EZLN) en México, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia(FARC), el Sindicato Campesino y sectores de las uniones mineras en Bolivia, la federación india y campesina en Ecuador, el CUC en Guatemala, el ADC en El Salvador, la Fuerza Revolucionaria en la República Dominicana. Lo que distingue a estos grupos revolucionarios de los revisionistas no es la cuestión de las armas, sino el contenido y el estilo de la política. Lo que asocia a estos grupos con Guevara es la perspectiva política común, el diagnóstico político común y el punto de partida común para la acción política: las relaciones sociales de producción, el asumir que la subjetividad es el motor clave de la historia, la idea de que la subjetividad necesita ser expresada en formas disciplinadas y organizadas, y que la pieza central de la política es la liberación de los campesinos y de los trabajadores por su propia acción directa, y no por las élites electorales divorciadas de las luchas cotidianas de ellos. Esto no quiere decir que estas fuerzas revolucionarias no participen en la política electoral o que no busquen apoyo en partidos electorales próximos a sus posiciones políticas. Sí significa que la política electoral y que las alianzas multi clasistas estan subordinadas a políticas de acción directa y a su agenda programática. Uno pudiera argumentar que este análisis "diluye" la "esencia" revolucionaria del pensamiento del Che, al incluir a grupos diversos, con estrategias diferentes, involucrados en formaciones no militares. Ante esa crítica hay que recalcar que la premisa fundamental de este trabajo es que el pensamiento y la práctica del Che son polifacéticos, complejos e incluso , en algunos

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casos, determinados contextualmente. El Che estaba agudamente consciente de la variación histórica y de las realidades objetivas, al mismo tiempo que en casos particulares cometió errores tácticos. Esta línea de argumentación, lejos de diluír el pensamiento y la práctica del Che, expande e incorpora su pensamiento politíco más amplio; rechaza el enfoque reduccionista militarista a favor de un entendimiento teórico más amplio, uno que explica la razón por la cual la mayoría de los movimientos político-sociales enumerados arriba se ven a sí mismos como herederos de la teoría y la práctica del Che. Internacionalismo: el Che y los movimientos actuales Mientras que el Che comenzó desde la perspectiva internacionalista de la Revolución Cubana y se desplazó hacia un área de acción nacional específica, e incluso local, los movimientos revolucionarios actuales parten de una base sólida a nivel regional o local y se trasladan hacia lo nacional o internacional. Mientras que el pensamiento internacional del Che configuró su práctica local, los movimientos político-sociales de hoy actúan localmente y piensan internacionalmente. El resultado es que mientras que el Che tenía una comprensión brillante de la naturaleza de las políticas imperialistas, una perspicacia profunda de los efectos multiplicadores de las revoluciones y de las vulnerabilidades estructurales de sus adversarios, era tácticamente débil y menos que lúcido en cuanto a las localidades específicas donde él originaba la acción. En contraste, los movimientos revolucionarios actuales tienen una facultad fundamental para captar las condiciones locales, incluyendo un entendimiento profundo de estructuras de poder nacional y regional, de los reclamos particulares y de las capacidades organizativas de las clases explotadas. Pero estan aún en las etapas iniciales de la formulación de una estrategia internacionalista. Una síntesis de las fortalezas prácticas y teóricas del análisis internacional del Che Guevara y de las practicas locales de los movimientos revolucionarios actuales proporcionaría capacidades organizacionales y tácticas y estratégicas en las tareas de crear condiciones para una transformación socialista del capitalismo. Ética y política Etica y política es otra área en la cual el análisis del Che Guevara es relevante e influyente para la política revolucionaria actual. Esto asume varias formas; en primera instancia, el método de combatir la distancia(jerarquía) entre seguidores y líderes. En segundo lugar,la idea de combatir la estructura burocrática y las distinciones privilegiadas entre líderes y seguidores. Tercero, la práctica de involucrarse en el trabajo y la vida cotidianos de la gente mientras ejercen autoridad en posiciones de liderazgo. Cuarto, comprometerse con medios que son compatibles con los fines. Quinto, enseñar dando el ejemplo, no por decreto o mandato. Las prácticas éticas no son concepciones idealistas divorciadas de la existencia material. El materialismo histórico incluye las normas de acción, así como la práctica misma. Un enfoque materialista histórico que entienda la relevancia política y las continuidades de la influencia del Che Guevara sobre las políticas revolucionarias actuales requiere que examinemos su concepto de "la ética" de la política. La vida privada del Che fue austera: su influencia política no resultó en la acumulación de riqueza y privilegios. No había ninguna "piñata" sandinista en su vida posrrevolucionaria. La revolución tenía que ver con avances sociales de clase como un todo, no con el engrandecimiento individual. Cuanto menor la distancia material entre líderes y seguidores, tanto más probable que compartan los mismos problemas, tanto más probable que los líderes respondan a las mismas necesidades y problemas de la generalidad de la población. Cuanto menor la distancia material, tanto mayor la posibilidad de perspectivas compartidas y tanto menores los obstáculos a la comunicación y al acceso directos, y también menor la probabilidad de que el

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movimiento atraiga a oportunistas interesados en utlilizar la política como trampolín para una carrera lucrativa. Hoy, la práctica del Che de condiciones materiales compartidas es ejercida por todos los nuevos movimientos revolucionarios mayores. Los líderes del MST en Brasil, de los cocaleros en Bolivia, de la federación campesina en Paraguay, viven en viviendas, comen y se visten a niveles bastante similares a los de la mayoría de quienes les apoyan. Las gratificaciones del liderazgo no se encuentran en recompensas materiales o en privilegios, sino en crear y mejorar las posibilidades de la propia vida en un grado igual al de los militantes del movimiento. Buen liderazgo es recompensado con respeto, reconocimiento y autoridad entre las bases. El Che luchó constantemente contra estructuras y métodos "burocráticos", pugnando por una organización eficiente y efectiva, trayendo a los cuadros a trabajar en las faenas físicas prácticas, y creando y educando a la gente común en las tareas a ser resueltas. La lucha antiburocrática no era espontánea. Exigía disciplina y estructuras que permitían el esfuerzo adicional e iniciativas individuales. Los movimientos revolucionarios exitosos de hoy estan altamente organizados y, sin embargo, permiten iniciativas locales y regionales en la realización de metas e intereses comunes. El MST, por ejemplo, es un movimiento organizado, disciplinado, con un liderazgo nacional cuyo propósito es realizar una reforma agraria profunda. Mientras que el liderazgo nacional proporciona la dirección general, las organizaciones regionales organizan las ocupaciones de tierra, la resistencia y la producción. Y las cooperativas locales deciden su organización interna y sus políticas. El Che era un partidario convencido del trabajo productivo; de combinar tareas mentales y físicas como un elemento clave para entender los problemas y preocupaciones cotidianos de la gente. Vio el trabajo voluntario como un ingrediente importante en desmantelar perspectivas de casta entre profesionales e intelectuales; para enseñarles cómo era generada la plusvalía para proveer la actividad cultural. Más básicamente, el Che veía esta práctica como clave para crear vínculos entre trabajadores mentales y manuales, para evitar el surgimiento de una Nueva Clase basada en la superioridad de los intelectuales. Hoy, los nuevos movimientos revolucionarios estan involucrados en una lucha similar: en reclutar intelectuales que sirvan al movimiento y no que se conviertan en vanguardias autoproclamadas. Una de las áreas de mayor conflicto a este respecto es la lucha entre los profesionales de las ONGs y los líderes populares de los movimientos sociales revolucionarios. En muchos casos, los profesionales de las ONGs fragmentan los movimientos, los ponen bajo tutela, o los arrean a proyectos apolíticos, así socavando su programa político revolucionario. Los movimientos revolucionarios insisten en fijar la agenda, en definir sus necesidades y en invitar a los intelectuales a fomentar la lucha en los términos fijados por los líderes populares. Algunos intelectuales aceptan, muchos se retiran. Moralidad personal y política estan entrelazadas en la práctica del Che. En la Sierra Maestra prohibió a sus camaradas emplear la tortura para obtener información de un espía que trabajaba para la policía secreta. Argumentó que el uso de la tortura derrotaría el propósito de la revolución, que consistía en abolir el trato inhumano. Es más, el Che argumentó que la práctica de la tortura corrompería a los revolucionarios que la practicaran. Igualmente, el Che liberó frecuentemente a soldados comunes durante la guerra revolucionaria, reconociendo que ellos también eran víctimas del sistema. Sólo torturadores y aquellos oficiales perpetradores de crímenes de sangre eran ejecutados sumariamente. La idea del Che era que las organizaciones revolucionarias deberían involucrarse en actividades y crear relaciones que preconfiguraran la sociedad nueva. De ahí que su creencia en "El Hombre Nuevo" estaba basada en la idea de que lo que hoy se hace, y cómo se hace, conforman lo que emergerá en el futuro. No compartía la creencia soviética de que fijar precios o estímulos comerciales para motivar a la gente crearía una sociedad comunista. Al contrario, percibió correctamente que detrás de la fachada

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de la propiedad del Estado, los soviéticos estaban creando una mentalidad capitalista. Así, el Che anticipó con gran previsión el colapso del comunismo soviético y el surgimiento repentino de la ideología capitalista. Como argumentaban él y Fidel Castro, "no se puede erigir el comunismo con signos de dólares en los ojos de la gente". Esto no quiere decir que mejoras materiales no fueran esenciales en la visión del Che. Pero lo que argumentaba era que la manera de consecución, (lucha colectiva para mejoras colectivas basadas en un esfuerzo igual), era tan importante como el resultado: las mejoras materiales. Muchos de los movimientos revolucionarios contemporáneos en América Latina reportan las mismas ideas hoy. Los movimientos luchan por combinar medios éticos para lograr fines justos. No coaccionan a sus miembros a que persigan una sola forma de organización social después de que tierra ha sido expropiada. Educan y entonces dejan que las familias escojan. Consultan a sus miembros en asambleas organizadas; no hay ningún caudillo iluminado quien actúa por la gente. Por supuesto, esto es la norma que no siempre es practicada. En cualquier movimiento de masas hay individuos quienes, a veces, se involucran en actividades egoístas y buscan ganar pequeñas ventajas a expensas de otros. Hay líderes a quienes la crítica les disgusta. El punto, sin embargo, es que éstas son desviaciones de las normas reconocibles, no la regla que guía la conducta, como sucede en los códigos capitalista o stalinista. Enseñar por medio del ejemplo era el principio rector del Che. En su rol activo en la lucha guerrillera sufrió las mismas privaciones y dificultades, tomó los mismos riesgos y no pidió ningún favor especial, a pesar de su serio impedimento físico(asma). De hecho, se sobre comprometió; trabajó horas más largas, durmió menos, y era muy crítico de sus errores y traspies. Su estilo pedagógico era que el aprendizaje estaba basado en observar lo que uno hacía, no sólo lo que uno decía. Demasiado frecuentemente las masas perdían confianza en las ideas por causa del doble discurso; las divergencias entre lo que prometía o decía un líder, y la manera en que vivía o practicaba realmente la política. El Che creía que la confianza era esencial en la edificación de un movimiento popular, y en crear una organización basada en una conducta apegada a principios. Por este motivo creía que los líderes deberían enseñar dando el ejemplo. Los líderes revolucionarios de hoy aplican las enseñanzas del Che: en las conferencias comen los mismos alimentos, duermen sobre el mismo tipo de litera o hamaca, viaja en la misma clase de autobús, se involucran en el mismo tipo de práctica y de trabajo. Cuando hablan a favor de la ocupación de tierras, estan en la primera línea de acción, no en el cuartel general en la ciudad capital emitiendo boletines de prensa y dando entrevistas a la televisión. El éxito de los nuevos movimientos revolucionarios es en parte el resultado de la práctica de la ética y de la política articuladas por el Che. La admiración popuñar y la emulación está fundamentada en la creencia compartida de que las bases materiales de la sociedad nueva son construídas a partir de los valores del igualitarismo, de la responsabilidad personal y del respeto mutuo. El Che y las tácticas de la lucha armada Probablemente el área en el cual la contribución del Che sea de la menor relevancia hoy es en el ámbito de la táctica militar. Su éxito guerrillero en Cuba estaba basado en gran medida en la pre existente organización de masas en las ciudades, en la politización histórica del campesinado de ciertas regiones y en el genio estratégico de Fidel Castro. La experiencia del Che en el Congo y en Bolivia eran en buena parte esfuerzos infructuosos por cristalizar una lucha por el poder. Esto no quiere decir que la lucha armada no haya sido una estrategia exitosa (Vietnam, Nicaragua, Cuba, China, Mozambique, etcétera); ni tampoco que no existan importantes movimientos populares armados hoy (FARC en Colombia, EZLN en México, la AFLD de Kabila en Zaire, etcétera.). Más bien, en este terreno uno tiene que tener cuidado de no deletrear qué es lo relevante en los escritos y en la práctica del

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Che, y qué queda como históricamente anecdótico. Primero, el Che describió detalladamente las condiciones bajo las cuales la lucha armada era necesaria: la dictadura (Cuba de Batista, Bolivia de Barrientos), invasiones imperialistas (Vietnam, Guatemala), dictadores coloniales/neocoloniales (Congo, Zaire). Algunas de estas condiciones estan presentes hoy día en algunos países de América Latina (Perú, Colombia, México). En América Latina, por ejemplo, Colombia, a pesar de su fachada electoral, es un Estado terrorista, en el cual los escuadrones de la muerte y los militares gobiernan vastas regiones del país. El Partido Revolucionario Institucional(PRI) de México es una dictadura de partido-Estado, que asesina a rivales y roba elecciones. Perú está gobernado por una dictadura cívico-militar. Segundo, el Che reconoció los límites de la democracia capitalista y cuestionó la voluntad de la burguesía para aceptar desenlaces electorales que fueran en contra de sus intereses fundamentales de propiedad; o en el caso del imperialismo, de que acepte democracias que fueran contra sus sus inversiones, cobranza de deuda y oportunidades de mercado. En esas condiciones, la posición del Che anticipó el derrocamiento estadunidense-militar del régimen de Allende, electo democráticamente. Estas observaciones del Che fueron la base para su perspectiva de la lucha armada, y hoy continúan estando abiertas al debate y a la discusión. Lo que es menos relevante es su concepción de la relación entre la lucha armada y movimientos populares de masas. Incluso en Cuba, el Che malentendió y subestimó la importancia crucial de la lucha urbana y de sus redes de apoyo; un punto del que finalmente se percató, en su fracasado esfuerzo en Bolivia cuando éstas no funcionaron. La selección de áreas de lucha, hechas por el Che, y su análisis de las relaciones específicas de fuerza en los sitios de acción, en el Congo, Bolivia, Argentina y Perú, estaban bastante fuera del blanco. Su dependencia de fuentes de información de segunda mano y sus valoraciones generales fueron una metodología inadecuada. Su sentido de subjetividad de la población local y de la distribución física de sus partidarios fue incorrecta. En pocas palabras, intentó formalizar un modelo de guerra de guerrillas, (basado en supuestos erróneos en Cuba), y extrapolarlo a otro conjunto de países. El método fue equivocado y las consecuencias fatales. En este sentido, los movimientos revolucionarios actuales tienen una tremenda ventaja táctica y gran experiencia para complementar y trascender la enseñanza revolucionaria del Che. Dicho de otra manera, puede y debe haber un diálogo crítico y creativo entre el pensamiento vivo del Che Guevara, su brillante análisis general, sus reflexiones críticas sobre teoría y práctica, y los nuevos movimientos revolucionarios en América Latina, sus prácticas perspicaces y sus creativas perspectivas estratégicas.

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El papel de las clases privilegiadas en la destrucción de la democracia chilena Por James Petras Fuente: H.I.J.O.S.

Introducción En el vigésimo quinto aniversario del derrocamiento de Salvador Allende, presidente del gobierno socialista chileno democráticamente elegido, el juicio convencional de los hechos continúa repitiendo los mismos errores básicos en relación con la violenta destrucción de las instituciones democráticas, sus perpetradores, y, más específicamente, sobre la relación entre las clases media y alta y las prácticas totalitarias de los dictadores militares. Pintar el derrocamiento de la democracia como un suceso puramente "militar", ajeno a la estructura de clases, a las elites políticas y a las tradiciones autoritarias profundamente arraigadas en una sociedad tan estratificada como la chilena, contribuye a ocultar las verdaderas fuerzas actuantes en el golpe de estado y permite la colaboración entre una izquierda supuesta y el centro-derecha gobernante. La distorsión de la historia política de Chile y del papel jugado por las clases y sectores civiles implicados en el derrocamiento del gobierno de la Unidad Popular es acompañada por la falsificación de la naturaleza del sistema político chileno anterior al golpe. Actualmente algunos ex-izquierdistas dispuestos a colaborar con los responsables del golpe de estado y quienes lo apoyaron, proclaman que fue la izquierda chilena la que lo provocó con su ideología, valores y conducta antidemocráticas. Estos arrepentidos describen al gobierno de Allende como compartiendo el mismo talante autoritario que el régimen militar de Pinochet, buscando con ello legitimar su actual colaboración con el régimen neoliberal vigente al que presentan como el mejor de los mundos posibles. Sin embargo, este enfoque, denominado como la estrategia de los "dos demonios" por sus críticos, no resiste un examen histórico cuidadoso. Este ensayo sostendrá, en primer término, que el derrocamiento de Allende fue un golpe clasista en el cual civiles pertenecientes, casi exclusivamente, a las clases altas jugaron un papel decisivo en el apoyo y la promoción de medidas totalitarias antes, durante y después del violento golpe que derrocó al presidente electo. En segundo término, sostendremos que bajo el gobierno de Allende, Chile experimentó un nivel de participación democrática sin precedentes en su historia, comparable a los sistemas más avanzados en el ámbito mundial. El problema de Chile no fue la ausencia de democracia, sino la incapacidad de su gobierno, democráticamente electo, para distinguir entre oposición legítima y subversión totalitaria. El problema consistió en la falta de voluntad de los demócratas en el gobierno de Allende para defender el orden constitucional frente al comportamiento ilegal y violento de las clases altas, sus organizaciones sociales y las elites de los partidos políticos que defendían sus intereses. Golpe militar o golpe clasista Durante los diez años en que realicé estudios sobre la política chilena (1962-1973) creció mi escepticismo sobre el paradigma dominante que hablaba de su prolongada y asentada tradición democrática. Descubrí que desde finales del siglo XIX hasta mediados los años sesenta, varios gobiernos chilenos estaban implicados en algunas de las más sangrientas represiones ocurridas en América Latina contra sindicatos democráticos y pacíficas protestas campesinas y urbanas. El sistema electoral era tan imperfecto que, hasta bien entrado este siglo, menos del 10 por ciento del electorado podía determinar los resultados electorales. En segundo lugar, Chile experimentó una

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serie de violentas convulsiones que prepararon el terreno para la caída de Allende. En 1891, así como en el período comprendido entre la segunda mitad de los años veinte y el comienzo de los treinta, el proceso político estuvo marcado por golpes militares y convulsiones civiles, con las clases dominantes reclamando la intervención del ejército para resolver los conflictos laborales y para derribar a políticos nacionalistas. Aquellas recurrieron a la organización de milicias paramilitares "republicanas" para reforzar su dominio frente a los movimientos de izquierdas emergentes, incluso después de la restauración de la democracia, a mediados de la década de 1930. El autoritarismo, profundamente asentado, de la política chilena se manifestó en la década comprendida entre 1948 y 1958 con la proscripción del Partido Comunista y el establecimiento de campos de concentración en varias localidades de norte desértico del país, como Pisagua, constituyendo un verdadero precedente de los campos abiertos por el régimen militar del general Pinochet, respaldado por esas clases dominantes, en la década de 1970. La proscripción de la principal organización política de la clase obrera (el Partido Comunista) durante los años cincuenta, pone en tela de juicio la premisa fundamental sostenida por los que afirman la existencia de una "tradición democrática sólidamente asentada a lo lago de un siglo" en la política chilena. Al comenzar mis estudios de campo en Chile a mediados de los sesenta, topé con frecuencia con actitudes y conductas autoritarias entre los miembros de las clases alta y media alta. Desdeñaban las preferencias de voto de obreros y campesinos, al tiempo que se mostraban hostiles a las normas y procedimientos democráticos que afectaban sus intereses sociales y económicos. Aplaudían públicamente las medidas represivas adoptadas por el gobierno Frei contra los mineros del cobre y del carbón. Durante la década de 1960 circularon dos versiones relativas a la naturaleza del sistema político chileno: la "versión oficial" que repetía sin cesar que Chile era una democracia que gozaba de vibrante vitalidad, y la "versión extraoficial", que inspiraba el comportamiento de las clases dominantes y que consideraba a la democracia como algo a tolerar siempre y cuando los privilegios de clase, las desigualdades y la concentración de la propiedad permanecieran intactos. En varios encuentros informales mantenidos con grandes terratenientes a finales de los sesenta, me manifestaron su intención de oponerse la reforma agraria promulgada y de alentar un derrocamiento violento del gobierno. Cuando en aquella época desarrollé la tesis de un golpe apoyado por la clase alta (en las conclusiones de mi primer estudio Politics and Social Forces in Chilean Development) los autores más convencionales descartaban esa posibilidad. La tradición autoritaria de las clases alta y media alta chilenas (CAMA) se activó inmediatamente después de la victoria electoral de Salvador Allende. Al comienzo, miembros violentos de las CAMA asesinaron al general Schneider, un constitucionalista, esperando provocar con ello un golpe militar. Ejecutivos de multinacionales norteamericanas (AT& T) junto a sus homólogos chilenos contribuyeron a financiar otro golpe de estado que terminó fracasando. El derrocamiento violento de Allende fue un proceso, no un evento singular sucedido el 11 de septiembre de 1973. Las actividades ilegales y violentas de los partidos, dirigentes y activistas de las CAMA jugaron un papel principal en el desencadenamiento del asalto militar al poder, colaborando con el gobierno en la represión desatada en fábricas y barrios, apoyando al nuevo régimen militar-civil y recogiendo los beneficios de su política. Entre 1970 y 1973, pero especialmente durante el período que se extiende desde mediados de 1972 hasta septiembre de 1973, prácticamente la totalidad de los empresarios y propietarios rurales con los que conversé criticaban la reticencia militar a derrocar el gobierno. Por supuesto muchos de ellos rechazaban la idea de arriesgarse personalmente para defender sus sagrados derechos de propiedad. Hombres de negocios, profesionales enriquecidos, propietarios de empresas de transporte y comerciantes mayoristas participaban en boicots ilegales que amenazaban el bienestar popular, con el fin de derrocar al régimen, no de alcanzar reivindicaciones específicas. Los propietarios de los medios de comunicación

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colaboraron con organismos de espionaje extranjeros (como, por ejemplo, Agustín Edwards de El Mercurio con Richard Helms de la CIA) para provocar el caos y apoyar acciones violentas encubiertas. La casi totalidad de los empresarios organizaron lock-outs ilegales para paralizar la economía y derrocar al gobierno. Con frecuencia colaboraron con grupos derechistas para intimidar a aquellos que rehusaban participar en los cierres patronales. La dirección del Partido Demócrata-Cristiano (PDC) se implicó en los esfuerzos sistemáticos para paralizar al gobierno de la Unidad Popular bloqueando la aprobación de presupuestos, intentando la dimisión de ministros con los pretextos más nimios, e instruyendo a sus partidarios en los sindicatos y las asociaciones profesionales para que colaboraran con los empresarios para desbaratar la producción y bloquear los mecanismos de negociación colectiva. La cúspide dirigente del PDC conspiró con servicios de inteligencia extranjeros recibiendo fondos ilegales, y con oficiales militares dispuestos a derrocar a Allende y sustituirlo por un demócrata-cristiano. El Partido Nacional, de extrema derecha, junto al grupo terrorista Patria y Libertad, organizó el sabotaje de la producción, distribución y transmisión de energía. Los acontecimientos militares del 11 de septiembre de 1973 fueron precedidos por un nivel inédito de actividades violentas apoyadas y dirigidas por las CAMA, con el propósito explícito de crear un clima propicio al golpe militar. El proceso de "organización del golpe" estuvo controlado, casi por completo, por civiles pertenecientes a las clases alta y media alta, con el objetivo de debilitar a las organizaciones de la clase obrera y del campesinado. Fue un proceso de carácter claramente clasista dirigido a subvertir y anular los cambios socioeconómicos y políticos que habían permitido el acceso a la propiedad a los campesinos, el control obrero en la industria y el desarrollo de un sistema financiero para promover el sector económico de propiedad social. El violento derrocamiento del gobierno democrático por los militares era el medio idóneo para recuperar privilegios de clase, la propiedad indiscutida sobre los medios de producción y el control total de las relaciones de producción. Una vez desencadenado el golpe de estado y ante la mínima posibilidad de que hubiera resistencia armada, los miembros de las clases dominantes se refugiaron en sus domicilios a la espera de acontecimientos mientras los partidos Demócrata Cristiano y Nacional hacían explícito su apoyo al golpe -desde la seguridad de sus cuarteles generales. La naturaleza militar del asalto final al gobierno, fue la culminación de las actividades ilegales instigadas por los civiles, que "legitimaron" la violencia a los ojos de los generales. La judicatura, la mayor parte de la burocracia civil y la gran mayoría de la elite empresarial y profesional -incluyendo a muchos profesores de la Universidad Católica y la Universidad de Chile- ofrecieron inmediatamente su colaboración a la nueva junta militar. Inmediatamente después de la consumación del golpe de estado, las CAMA aportaron una colaboración esencial en la formulación de la política económica, la represión de los trabajadores, la expropiación a los beneficiarios de la reforma agraria, en obtener la asistencia financiera internacional y una política de defensa para la junta militar. Sin esta colaboración a gran escala y a largo plazo, la junta militar habría tenido serias dificultades para sostenerse. Industriales, gerentes y terratenientes desencadenaron purgas masivas contra los sospechosos de simpatizar con el gobierno de Allende. Empresarios y burócratas sindicales aliados a la Democracia Cristiana y al Partido Nacional denunciaron a activistas y dirigentes sindicales sometidos a tortura, ejecutados o encerrados en campos de concentración por la policía secreta y los militares. Los dirigentes de las principales organizaciones industriales, comerciales y médicas se colaboraron con el régimen militar con asesores y técnicos para suplir su inexperiencia en temas económicos. Los infames Chicago-Boys de la Universidad Católica proporcionaron los programas económicos y trajeron a Chile a asesores como Milton Friedman y Arnold Harbeger para legitimar el "modelo" económico de superexplotación. Muchos miembros del alto clero expresaron públicamente su apoyo a la junta militar, aún cuando sacerdotes demócratas eran arrestados y torturados. El Partido Nacional e inicialmente la Democracia Cristiana aprobaron la disolución del

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parlamento. La primera divergencia se produjo poco después que los militares disolvieran los partidos políticos. Los demócrata-cristianos que habían aprobado al primera ola de arrestos y ejecuciones masivas, terminaron objetando cuando vieron claramente que el golpe no les devolvería el poder. Algunos sectores protestaron por la disolución de su partido. Otros, en cambio, la aceptaron y se unieron al régimen de Pinochet. Mucho más significativo fue el abrumador apoyo a la junta, sin interrupción durante una década y media, del grueso de las CAMA, instaladas en los lujosos barrios de Santiago (Las Condes, Vitacura, Providencial), Concepción, Valparaíso, Temuco. Las razzias militares en los barrios de chabolas, habitados por las clases bajas, las brutales masacres durante as protestas populares que se produjeron entre 1983 y 1986 fueron aplaudidas por las CAMA y el grueso de la clase media bajo los auspicios de El Mercurio, La Tercera y las principales cadenas radiofónicas y televisivas. Prácticamente no se registran casos de familias pertenecientes a las clases altas dando refugio o protección a militantes obreros o campesinos. En ese sentido la actitud de la clase alta chilena frente al atropello de los derechos humanos fue peor que la registrada en la Europa ocupada durante la persecución de los judíos por los nazis. Los contados casos en que ofrecieron refugio o apoyo a demócratas perseguidos fue cuando se trataba de izquierdistas pertenecientes a su propia clase. Profesionales y hombres de negocios chilenos contaron, en algunos casos, con el apoyo familiar para refugiarse en las embajadas. El carácter clasista de la sociedad chilena se manifestó incluso en la persecución de la oposición. Muchos de los izquierdistas pertenecientes a la clase media abandonaron a sus compañeros de la clase obrera, llegando a Europa donde alcanzaron, en muchos casos, posiciones lucrativas en las universidades así como subsidios. Mientras que campesinos y obreros sufrieron el peso de la represión militar y de la explotación y el abuso de las clases dominantes. El aspecto clave de la fusión y colaboración entre las CAMA y los militares fue su acuerdo "en colocar a obreros en su sitio", restaurar las estructuras clasistas y castigar con severidad a los transgresores. Los industriales ya no tuvieron que afrontar huelgas o negociaciones colectivas con los sindicatos. Los terratenientes pudieron contar nuevamente con la obediencia ciega de los campesinos aterrorizados. Las damas de la alta sociedad pudieron tiranizar sin obstáculos a sus sirvientas. El retorno de un orden y una legalidad clasista incuestionables fue el motivo de la colaboración mutua entre las CAMA y los militares. La distribución de los beneficios económicos en el nuevo orden militar fue otro de los puntos clave en la consolidación de sus relaciones con las clases dominantes. Las enormes ganancias que obtuvieron banqueros y empresarios industriales, los vastos imperios económicos surgidos en el seno de la nueva clase de millonarios es una consecuencia directa de la naturaleza esencialmente capitalista del régimen militar. En términos estrictos la junta militar reprimió con el asesoramiento y la ayuda de jueces y líderes civiles pertenecientes a las clases altas. En el ámbito social y económico fueron las clases altas chilenas las que diseñaron y aplicaron las políticas que privatizaron empresas públicas lucrativas, quienes aseguraron los préstamos internacionales que permitieron recuperar la banca en crisis para que pudiera privatizarse. Se comete un serio error cuando se dice que los militares devolvieron su riqueza a los ricos, porque el régimen nunca fue exclusivamente militar. Especialmente en el ámbito de la política económica fueron los miembros de las clases altas, vinculados a las instituciones económicas más importantes de la sociedad civil chilena, quienes dictaron los términos. La visión totalitaria de Pinochet fue compartida por la mayor parte de las clases altas durante su mandato. Apoyaron sus medidas diseñadas para sostener el modelo económico que las enriquecía mientras empobrecía a millones. La continuidad del autoritarismo en el período postpinochetista

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Lo más notable en la transición al sistema electoral es la continuidad de las desigualdades económicas y sociales del período precedente, la permanencia del aparato militar y de inteligencia con sus estructuras intactas y la impunidad de los principales responsables de las violaciones de los derechos humanos. Este continuismo explica la facilidad con que las autoritarias CAMA han aceptado al proceso electoral. El férreo control ejercido por las clases dominantes sobre la sociedad, los medios de comunicación y las instituciones económicas, a través de los partidos políticos gobernantes expresa el continuismo del poder en un nuevo contexto. La anterior fusión cívico-militar de la dictadura ha sido reeditada en la Concertación: la fusión de las clases altas con los partidos políticos, el estado y los militares. En los años noventa esta continuidad se manifiesta así mismo en el control estatal sobre los sindicatos y las organizaciones campesinas, en la salvaje represión de las protestas pacíficas y en la incorporación del máximo líder del estado totalitario en una de las cámaras parlamentarias. Firmemente instaladas en los centros del poder económico y militar, las CAMA toleran la actividad pública que no afecta los aspectos centrales del gobierno y la economía. Los debates y manifestaciones políticas reciben poca o ninguna difusión pública y son consideradas como entretenimientos para pacificar a la oposición. Los intelectuales arrepentidos Una de las dificultades que afronta la nueva generación de opositores al status quo en Chile es el reencuentro con el pasado. Uno de los mayores obstáculos son los "intelectuales izquierdistas arrepentidos". El papel fundamental del intelectual arrepentido y reconciliado con el status quo, es el de distorsionar la rica experiencia democrática del gobierno de Allende para conseguir una buena posición dentro del sistema electoral neo-autoritario dominado por las CAMA. El sistema político chileno durante el gobierno de la Unidad Popular fue uno de los más democráticos en la historia occidental reciente, cualquiera que sea el aspecto desde el que se lo examine. No sólo tuvieron lugar elecciones libres, abiertas y regulares para elegir a los representantes políticos, sino que también aquellas tuvieron lugar en los sindicatos, organizaciones campesinas, de mujeres y vecinales, así como en otros sectores de la sociedad civil. Trabajadores elegidos democráticamente administraron las fábricas, los campesinos votaron para designar a los dirigentes de los asentamientos generados por la reforma agraria, y los estudiantes y empleados universitarios participaron en la elección de los equipos de gobierno de los centro académicos. Muchos institutos de investigación y servicios públicos (salud, vivienda e higiene) fueron sometidos al control de los ciudadanos. Esta contundente realidad democrática, sin precedentes en Chile como en Occidente, ha sido negada, distorsionada y falsificada por estos ex-izquierdistas arrepentidos. Enfocan sus críticas sobre los "valores autoritarios" de la izquierda chilena, su "visión instrumental" de la democracia, su afinidad por las ideologías autoritarias (pro-soviéticas). Sin embargo, la cuestión fundamental es que estos denominados por aquellos como intelectuales autoritarios se atuvieron a las reglas de juego democráticas. Ninguno fue capaz de imponer sus supuestos valores "autoritarios" en el sistema político. En mis diez años de investigación en Chile, entre 1963 y 1973, la mayor parte de los datos que obtuve demuestran que el grueso de las medidas democráticas fue impulsado por la izquierda: comités barriales democráticamente elegidos, fábricas y granjas autogestionadas, coparticipación universitaria, comités de salud pública comunitarios, etc. Los ex izquierdistas vergonzantes falsifican la realidad deduciendo actitudes autoritarias a partir de esquemas ideológicos abstractos en lugar de observaciones empíricas e históricas sobre el comportamiento de la izquierda. Por lo tanto inventaron el mito que presenta a la izquierda rechazando a la democracia, adjudicándole que la consideraba como un mero "instrumento en el camino a al dictadura del proletariado". La realidad es que la izquierda extendió y profundizó la democracia participativa más allá de la convocatoria periódica de elecciones parlamentarias, extendiéndola a los lugares de trabajo y a los

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barrios así como al sistema educativo y sanitario. Las normas democráticas fueron utilizadas para realizar una democracia sustantiva igualdad de condiciones y libertad de expresión para las clases populares, hasta ese momento oprimidas e intimidadas por empresarios, terratenientes y damas de al alta sociedad. Lo que resulta particularmente deshonesto en esos intelectuales ex izquierdistas es su falta de interés en explorara y criticar actualmente el pasado autoritario y totalitario de sus colegas demócrata-cristianos y derechistas en el parlamento y las universidades. No lo intentan para lesionar su mutuo acuerdo y el nuevo consenso basado en denunciar el pasado igualitario y socialista y celebrando el régimen electoral neoliberal y autoritario. Para estos ex izquierdistas los demócratas fueron los responsables del golpe de estado, no las CAMA implicadas en la violencia. Aducen que los políticos que nivelaron riqueza y propiedad fueron "provocadores". Este absurdo lógico es una apología transparente de los tres años de violencia y violación de las normas democráticas organizadas por el PDC y el P. Nacional en colaboración con las clases altas durante la presidencia de Allende. La nueva generación que alcanza la madurez política en Chile en la búsqueda de cambios auténticamente democráticos debe recuperar la verdadera historia de la democracia bajo el gobierno de la Unidad Popular y rechazar los mitos y falsedades difundidas por los intelectuales ex izquierdistas. Sobre todo deben rechazar los rasgos autoritarios de las CAMA chilenas mientras perfilan su programa de justicia social.

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ONGs y movimientos sociopolíticos James Petras Las ONG enfatizan en los proyectos, no en los movimientos: "movilizan" a la gente para producir en los márgenes y no para luchar por el control de los medios básicos de producción y riqueza; focalizan su atención en la asistencia técnica financiera a los proyectos y no en las condiciones estructurales que conforman la vida cotidiana de la gente. Las ONG cooptan el lenguaje de la izquierda: "poder popular", "fortalecimiento del poder", "igualdad de género", "desarrollo sustentable", "dirigencia de abajo hacia arriba", etc. El problema es que ese lenguaje está ligado a una estructura de colaboración con donantes y agencias gubernamentales que subordinan la actividad práctica a la política de no confrontación. La naturaleza local de la actividad de las ONG -que significa "fortalecimiento del poder"- nunca va más allá de la influencia sobre áreas pequeñas de la vida social que disponen de recursos limitados dentro de las condiciones permitidas por el Estado neoliberal y la macroeconomía. Las ONG y sus contingentes de profesionales post marxistas compiten directamente con los movimientos socio-políticos por la influencia sobre los pobres, las mujeres, los racialmente excluidos, etc. Su ideología y práctica desvía la atención desde las fuentes y las soluciones de pobreza (mirando hacia atrás y al interior en vez de hacerlo hacia arriba y al exterior). Hablar de microempresas en lugar de referirse a la explotación por los bancos internacionales refleja -más que la búsqueda de una solución- la noción subyacente que de el problema tiene que ver con la iniciativa individual más que con transferencia de capitales al exterior. La ayuda de las ONGs llega a sectores pequeños de la población, generando competencia entre comunidades que luchan por recursos escasos, provocando diferencias insidiosas y rivalidades inter e intra comunitarias que destruyen la solidaridad de clase. Lo mismo vale para los profesionales: cada cual se preocupa de su ONG para solicitar financiamiento internacional. Compiten en presentar proposiciones más apegadas al gusto de donantes y que ofrezcan los costos más bajos, mientras sostienen mayor número de seguidores... El efecto concreto es una proliferación de ONG que fragmentan las comunidades pobres en grupos sectoriales y subsectoriales incapaces de ver el contexto social que los aflige y, mucho menos, de unirse para luchar contra el sistema. Experiencias recientes demuestran también que los donantes internacionales financian proyectos durante "crisis" (políticas y sociales) que desafían el status quo. Una vez que los movimientos han amainado, ellos desvían el financiamiento hacia ONG que "colaboran" con el régimen, ajustando los proyectos a la agenda neoliberal. El desarrollo económico compatible con el libre mercado, antes que la organización de base para el cambio social, se convierte en el ítem dominante para la distribución de fondos. La estructura y naturaleza de las ONG, con su postura "apolítica" y su preocupación por la autoayuda, despolitizan y desmovilizan a los pobres. Refuerzan los procesos electorales impulsados por los partidos neoliberales y los medios de comunicación de masas. Se elude la educación política acerca de la naturaleza del imperialismo, las bases de clase del neoliberalismo, la lucha de clase entre los exportadores y los trabajadores de temporada. En vez de eso, las ONG hablan de "los excluidos", de "los sin voz", de la "extrema pobreza", de la "discriminación racial o de género" sin ir más allá de los síntomas, comprometiéndose así con el sistema social que produce esas condiciones. Al incorporar a los pobres a la economía neoliberal a través solamente de la "acción voluntaria privada", las ONG crean un mundo político en el que la apariencia de solidaridad y acción social oculta una conformidad conservadora con la estructura de poder nacional e internacional. No es coincidencia que en ciertas regiones en que las ONG se convirtieron en

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dominantes, declinara la acción política de clase independiente y el neoliberalismo campeé sin cortapisas. El asunto de fondo es que el crecimiento de las ONG coincide con el mayor financiamiento proveniente del neoliberalismo y la profundización de la pobreza allí donde se produce. A pesar de los muchos éxitos locales que reclaman las ONG, el poder del neoliberalismo en su conjunto se mantiene incontrarrestable y las ONG tienen que buscar cada vez con mayor intensidad nichos en los intersticios del poder. El problema de la formulación de alternativas ha sido obstaculizado de diversas maneras. Muchos de los antiguos líderes guerrilleros y de los movimientos sociales, sindicatos y organizaciones populares de mujeres han sido cooptados por las ONG. La oferta es tentadora: remuneraciones elevadas (a veces en moneda dura), prestigio y reconocimiento por parte de los donantes internacionales, viajes y acceso a redes de trabajo, ayudantes y equipamiento en infraestructura, seguridad relativa ante la represión. Frente a ellas, los movimientos socio-políticos ofrecen pocos beneficios materiales, pero sí un mayor respeto e independencia y, lo que es más importante, libertad para desafiar la política y el sistema económico. Las ONG y sus financistas internacionales (Banco Interamericano de Desarrollo, Banco Mundial) publican informes y boletines sobre experiencias exitosas de micro empresarios y otros proyectos de autoayuda, sin mencionar los altos promedios de quiebras y fracasos que se producen a medida que baja el consumo popular o que las importaciones de bajo precio inundan el mercado y suben las tasas de interés. Incluso los "éxitos" se refieren solamente a una pequeña fracción del total de pobres en el grado en que otros no pueden entrar al mismo mercado. Sin embargo, la propaganda sobre los éxitos individuales de microempresarios es importante para alimentar la ilusión de que el neoliberalismo es un fenómeno popular. Los frecuentes estallidos de violencia que tienen lugar en regiones en que se promueven las microempresas sugieren que la ideología que la sustenta no es hegemónica y que las ONG no han desplazado todavía a los movimientos de clase independientes. Por último, las ONG nutren un nuevo tipo de colonialismo cultural y económico y una nueva dependencia. Los proyectos se diseñan -o al menos se aprueban- dentro de las "pautas" de prioridades de los centros imperiales o sus instituciones. Ellos son administrados y "vendidos" a las comunidades. Las evaluaciones son hechas por -y para- las instituciones imperiales. Los cambios de prioridades en los financiamientos y las malas evaluaciones provocan desastres de grupos, comunidades, granjas y cooperativas. Todo (personas y cosas) se ajusta para cumplir con las exigencias de los donantes y los evaluadores de proyectos. Los nuevos virreyes supervisan y controlan que haya conformidad con los objetivos, valores e ideología del donante, así como el uso adecuado de los fondos. Si hay "éxito" se hacen cada vez más dependientes de la continuación del apoyo externo; en caso contrario, colapsan. Mientras la mayoría de las ONG son instrumentos del neoliberalismo, hay una pequeña minoría que logra desarrollar una estrategia alternativa que apoya políticas de clase y antiimperialistas. Ninguna de ellas recibe fondos del Banco Mundial o de agencias gubernamentales europeas o norteamericanas. Ellas mismas sostienen los esfuerzos de vincular a las organizaciones de poder local con las luchas por el poder del Estado. Vinculan los proyectos locales con los movimientos socio-políticos nacionales que impulsan la ocupación de tierras, que defienden la propiedad pública y el dominio nacional frente a las multinacionales. Entregan apoyo político a los movimientos sociales involucrados en luchas para conseguir la expropiación de la tierra. Se solidarizan con las luchas de las mujeres con perspectiva de clase. Reconocen la importancia de la política en la orientación de las luchas locales e inmediatas. Creen que las organizaciones locales deben también luchar a nivel nacional y que los

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dirigentes nacionales deben ser responsables ante los activistas locales. En una palabra, estas ONG no son post marxistas

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Democracia y capitalismo. Transición democrática o neoautoritarismo James Petras La temática de hoy, democracia y capitalismo, puede presentarse como interrogante: ¿estamos en una transición democrática o vamos hacia un neototalitarismo? Esa es la primera pregunta que quiero plantear. Después quiero discutir sobre la relación entre capitalismo y democracia. Y tercero, quiero vincular todos estos debates con el efecto que han tenido sobre la intelectualidad en América latina, porque yo creo que gran parte del giro hacia el centro, centroderecha de la intelectualidad, está profundamente vinculado con las actividades, discursos y escritos sobre la temática de las llamadas transiciones y el sentido que tienen la democracia y el autoritarismo. Vamos a finalizar, entonces, con esta cuestión de la intelectualidad, de las fuerzas y debates que están influyendo sobre su trayectoria. Ahora, algunos comentarios generales. El debate sobre las llamadas transiciones democráticas es muy pobre. Hemos revisado un mar de tinta y toneladas de papeles escritos. Y la conclusión que saco de ello es que hay una gran pobreza. Primero, la presentación de una dicotomía, entre autoritarismo militar y democracia electoral. Esta dicotomía es una gran simplificación. Que lo que no es militar, lo que es civil, cuando hay elecciones, necesariamente significa un sistema democrático. Voy a argumentar que la otra alternativa es considerar regímenes electorales autoritarios. Por eso lo voy a llamar neoautoritarismo, para distinguirlo del viejo autoritarismo relacionado con las dictaduras militares. Segundo, en el debate falta una discusión seria sobre la composición de las instituciones políticas básicas que conforman los parámetros de las actividades políticas en los sistemas que se llaman democráticos. Hay que ir a fondo a discutir no solo las instituciones, sino también las decisiones y los procesos que están implicados en la toma de decisiones. Y finalmente, analizar la cultura política que es determinante sobre la forma en que están actuando las elecciones, los políticos y la estructura de decisión. Tercer punto en relación con esta pobreza discursiva es la falta de estudios históricos comparativos que puedan utilizarse para especificar las condiciones en que capitalismo y democracia son compatibles o no compatibles, y sus limitaciones. Tenemos que considerar toda una gama de experiencias históricas para argumentar sobre cuáles son las condiciones que permiten la confluencia de capitalismo y democracia. Y cuáles son las condiciones en las que la democracia y el capitalismo son incompatibles. Cuarto punto, debemos considerar una tendencia creciente, de largo plazo, de gran alcance, del aumento de los agentes no elegidos como principales actores en la toma de decisiones en los sistemas actuales. En otras palabras, debemos considerar la creciente influencia que tienen funcionarios no elegidos en estos sistemas llamados democráticos, que actúan sobre la macroeconomía, las macro estructuras sociales y sobre todos los aspectos que afectan la vida de los ciudadanos. T ransiciones o transacciones A partir de una evaluación, un análisis que debe ser breve esta noche, podríamos contestar la pregunta inicial: si esta transición está llevándonos hacia una democracia o hacia un neototalitarismo. En otras palabras, para nosotros, en la primera parte de nuestra discusión, la idea de una transición democrática es problemático, es para debatir, no es una cosa dada ya como afirman, atreviéndose incluso de hablar de

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"consolidación" o "no consolidación", de "democracia restringida" o "no restringida", utilizando adjetivos para modificar sus posiciones históricas (que tienen una enorme y nefasta influencia desde fines de los '80), justificando y defendiendo la tesis de una transición democrática frágil, problemática, pero anunciando que se dirigía hacia una gran transición que culminaría en la consolidación democrática. Entonces, las dos hipótesis que confrontan pueden expresarse así: ¿desde los gobiernos militares hemos transitado hacia la democracia o hacia un gobierno electoral neoautoritario? Primero, debemos hacer una distinción fundamental entre régimen y Estado. Tenemos de verdad lo que podríamos llamar una transición híbrida y debemos rechazar los criterios que siempre dicen: tenemos partidos competitivos, tenemos elecciones, tenemos alternancia, y después a partir de eso ya estamos en la democracia. Esta definición muy estrecha excluye una discusión sobre las instituciones políticas más importantes del sistema político. Debemos reconocer la continuidad en la composición, funcionamiento y vínculos de las instituciones estatales con los sectores dominantes del sistema político anterior. En otras palabras, el régimen político electoral está insertado en una serie de instituciones sumamente autoritarias, militares, policiales, poder judicial, autonomía del Banco Central, instituciones que no responden a cualquier política que resulte de una mera consulta electoral. Esta matriz de fuerzas autoritarias fija los límites del debate político y fija los límites sobre la toma de decisiones de la política, la macropolítica. Condiciona lo que es factible y lo que no es factible. Entonces, es preciso reconocer que no son cosas de autoritaristas, que quede un Patti aquí, un Massera allá, sino que son estructuras que tienen un legado operativo que sigue funcionando en la actualidad. No son anomalías. Un asesinato, una represión, una persecución, tienen raíces en la institucionalidad actual. Segundo factor que debemos tomar en cuenta es el legado histórico del pasado. Teníamos un período de mucho protagonismo popular en un sistema electoral, viene el golpe militar y después viene el gobierno civil. Durante el período de gobierno militar hay una represión feroz. Se impone una cultura del terror y los políticos que surgen después de la dictadura internalizan la política represiva. ¿Qué significa internalizar? Dicen que a partir de la nueva situación debemos bajar las banderas, debemos asimilar el nuevo discurso, debemos dejar de hablar del Estado, debemos hablar de la retórica democrática y no de los poderes verticales que dominan sobre la política. Y este legado entonces, que es producto de experiencias históricas, es un factor que influye sobre la toma de decisiones y el pensamiento de los mismos políticos y es un factor difícil de cuantificar y mucho más difícil de medir con la precisión de la matemática y por ello es mucho más eficaz y eficiente en la influencia. Entonces, si uno analiza los aspectos estructurales debemos concluir que en la relación transición hacia la democracia y continuidad del Estado, está el primer argumento a favor de la hipótesis del neototalitarismo. Ahora, lo que tenemos es realmente lo que decía ... porque la caída de los militares era producto de dos fuerzas: luchas, protestas populares y un desgaste, por un lado, y negociaciones de las élites para conseguir una salida que proteja sus intereses, por otro. Como resultante de las dos fuerzas, tenemos una situación doble: mejoramiento relativo de los derechos individuales, libertad de palabra, con todos los crímenes que continúan: matando periodistas, amenazando estudiantes, profesores, etcétera. Hablando relativamente conseguimos estos espacios para reunir, conversar y discutir. Pero los grandes parámetros institucionales, socioeconómicos son productos de aquella negociación. Por eso digo que debemos hablar de regímenes híbridos que combinan el autoritarismo estructural y la variable liberal, democrática, que funciona dentro de aquel marco político. El otro factor que creo que debemos entender es la composición político-económica de las campañas electorales. Las grandes finanzas que influyen sobre las campañas, son

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imprescindibles para motivar a los ciudadanos a votar en ausencia de alternativas reales. Necesitan gastar millones y millones en publicidad mediática por la falta de motivación en los contenidos del discurso de los políticos y las campañas. Y más, las campañas electorales tienen un defecto fundamental: lo que se discute en la campaña no tiene ninguna relación con lo que hacen los elegidos en el gobierno. En todos los países los políticos atacan el neoliberalismo para profundizarlo después. La disociación entre la campaña electoral y la política de gobierno, significa que la campaña no tiene sentido. Es una gran decepción. Si la campaña, la competencia es una decepción. ¿Cómo entendemos la práctica democrática de que un ciudadano a partir de una campaña, puede elegir su programa, sus preferencias? ¿Qué significa entonces? ¿Que esta campaña define el camino de una democracia en transición o define precisamente la decepción hacia un neoautoritarismo? Y más aún el proceso de toma de decisiones fundamentales en toda América latina, que en el último tiempo es por decreto presidencial: en una tarde Menem cambia todo el panorama económico firmando decretos de privatización. Lo mismo hace Cardoso, Fujimori ni hablar. Las decisiones de gran trascendencia ocurren sin consultar a los congresistas, al cuerpo legislativo, mucho menos consultas populares. No se atreven a poner un referéndum sobre las privatizaciones de petróleo, de los bancos, de los servicios públicos, etcétera. Está hecho con el dedo, al mejor estilo de los militares. Son civiles del dedo: es el estilo de gobiernos autoritarios, es el neoautoritarismo. Un gobierno democrático consulta, entra en debate, pone sobre la mesa las preguntas durante la campaña, antes de la campaña, etcétera. Ultimo punto en relación con eso. Las decisiones estratégicas en el último período, la política de ajustes estructurales, las privatizaciones, la "flexibilización" del trabajo, la concentración económica, las fusiones, la gran mayoría de las estrategias económicas y las medidas prácticas, son producidas por funcionarios no elegidos. O son instituciones llamadas internacionales, con funcionarios de Europa o de Estados Unidos, que actúan en el Fondo Monetario, actúan en el Banco Mundial, en el Banco Interamericano de Desarrollo, las que toman las decisiones, fijan las normas y condicionan cualquier préstamo en función de ellas. Cualquier ministro de Hacienda o presidente del Banco Central (funcionarios no elegidos) ahora debe ser un hombre de confianza de otros funcionarios no elegidos. No es exagerado decir, entonces, que estamos hablando de un nuevo colonialismo. No es una expresión retórica, para conseguir aplausos. Analizamos las visitas-inspección, los planes de ajuste, la implementación, los condicionamientos. ¿Cómo podemos hablar de una transición a la democracia cuando las decisiones fundamentales están tomadas por funcionarios no elegidos, ni siquiera nacionales, extranjeros? Y los funcionarios nacionales no elegidos seleccionados, los mal llamados tecnócratas, tienen que ser personas de confianza de los poderes externos, tampoco elegidos. Caso reciente es el del presidente del Banco Central de Brasil, hombre de confianza del financista internacional George Soros. Está nombrado precisamente por eso. Y cuando se refieren a "la confianza", están diciendo que el criterio de selección es "la confianza" de los no elegidos en otros no elegidos. Implica la expropiación del ejercicio democrático de elección por los ciudadanos. Es la otra cara de la moneda. Ahora, tomando todo eso en cuenta, algunos escritores académicos hablan de "paradoja". Más elecciones, dicen, más desigualdad; más presidentes electos, más pobreza, más concentración de riqueza. Son "paradojas", la democracia está generando una situación tan deteriorada... y con tanta pobreza. No hay tales "paradojas" si aceptamos la hipótesis del autoritarismo. La política sustancial, el contenido de las políticas prácticas es elitista, porque la estructura que está tomando estas decisiones no tiene nada que ver con la democracia. Son los funcionarios no elegidos, nacionales o extranjeros, es la manera autoritaria imponer las políticas, los que generan las desigualdades. No hay ninguna paradoja: vemos desde otra óptica el verdadero funcionamiento del sistema político y sus instancias de decisión.

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Entonces es muy explicable lo de la gente. Lo de ese pobre pueblo estúpido, que sigue votando por fulano y eligiendo y tomando decisiones sobre su propio destino hacia la catástrofe. Tomando los cuatro criterios que hemos seleccionado ¿qué es la cultura? La cultura política es la política de la incertidumbre, la política de la inseguridad. Está estudiado por los políticos. Es la teoría de que si nosotros empezamos a implementar medidas efectivamente populares, vamos a provocar a los militares. Entonces cultivan una cultura del terror. No la cultura cívica, no promoviendo la participación y la organización. Segundo, ahora tienen otro demonio: se van los inversionistas, viene el caos. Entonces debes aguantar más. Esta cultura del terror es incompatible con la hipótesis de una transición democrática, es el cultivo del miedo, de la incertidumbre: es la fórmula de cualquier gobierno autoritario. Capitalismo y democracia En esta primera parte de la presentación expusimos sobre las teorías de transición; ahora quiero entrar en otro aspecto de este debate que es la relación entre capitalismo y democracia. La derecha argumenta que el capitalismo y la democracia están vinculados. El capitalismo genera una pluralidad de clases: clases populares, clases medias, clases dominantes. Y este pluralismo social genera un pluralismo político que es la base de la democracia: la competencia de clases sociales llega a la competencia política. Si no hay mercados no hay pluralismo. Si no hay pluralismo, no hay democracia. O a la inversa, si hay capitalismo, hay pluralismo y hay democracia. La izquierda argumenta que capitalismo y democracia son incompatibles. Que el capitalismo siempre es la concentración del poder contra los esfuerzos por democratizar y abrir camino para la competencia electoral y para la participación del ciudadano en la política. Y tercera, una versión de Norberto Bobbio y otros que podríamos llamar un poco "centristas", dicen que capitalismo y democracia son compatibles cuando se respetan las reglas del juego que permiten la legitimidad y la alternancia política. Estoy simplificando, ya no hay tiempo de elaborar sobre Bobbio, un hombre muy influyente aquí y que tenía alguna popularidad en algunos círculos... Ahora, cómo analizamos estos aspectos. En relación con el último, la posición de los procedimientos, de las reglas del juego como factor determinante, compaginando democracia y capitalismo. Primero, esta teoría no tiene una explicación de cómo se formulan las reglas de juego, qué son los parámetros, las relaciones más generales que podrían influir sobre cuáles son los parámetros en que ocurre la alternancia, etcétera. Hay prioridades anteriores a la formulación de reglas políticas, y debemos entender que las reglas políticas están formuladas dentro de los parámetros de las relaciones de clase que existen con anterioridad. Y cuando el poder estatal está establecido, cuando las clases sociales ya están establecidas, en este contexto se discuten qué reglas van a operar y qué reglas no van a operar y cómo se van a redefinir las reglas según la composición de poder dentro del panorama sociopolítico. Sobre el argumento de la derecha creo que tenemos, más que nada en Argentina, suficientes ejemplos para mostrar que el capitalismo genera tanta represión como cualquier otro sistema. Tenemos muchos años de gobiernos militares precisamente vinculados con el capitalismo como para que sea sustentable el argumento de Fiedmann y otros, que democracia y capitalismo son compatibles. Y la izquierda que argumenta sobre la incompatibilidad de la democracia y capitalismo, si tomamos la definición más estrecha de que "elecciones igual democracia", tenemos que decir que esta explicación que democracia y capitalismo son incompatibles, no explica la introducción y el apoyo del imperialismo norteamericano a las elecciones en todo el mundo. ¿Por qué en este momento los

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Estados Unidos apoyan elecciones en todas partes, en todas partes del mundo y antes no? Argumentos como que han cambiado su pensamiento son poco convincentes. Entonces tenemos que explicar las anomalías tanto en los postulados de la derecha, la izquierda y de la argumentación sobre las reglas del juego. Y para mí, lo que explica la relación entre el capitalismo y la democracia son dos conceptos: uno, la hegemonía y otro, las relaciones de propiedad. Primero, la democracia capitalista es contingente de la hegemonía capitalista y la solidez de la propiedad capitalista, esos son puntos básicos para entender la introducción de la democracia dentro del sistema capitalista. Segundo punto, el capitalismo tiene una visión instrumental de la democracia. Y depende de la naturaleza del régimen que apoyen o no apoyen las prácticas democráticas en las instituciones. Si uno cree como muchos académicos que la democracia es buena en sí, es una frase vacía. Y los principales protagonistas del capitalismo no creen que la democracia es buena en sí, es solo buena si funciona dentro de un marco de relaciones sociales y de propiedad. Decir que es buena en sí es como una extrapolación de la historia y de la realidad y siempre una imputación normativa de lo que uno siente, más que analizar cómo funciona la democracia en relación con los poderes de clase, propiedad y Estado. Los capitalistas tienen una visión de democracia muy relativista, cuando extienden sus intereses que fortalecen sus posiciones estatales están en la onda democrática. Cuando sus intereses están violados, amenazados, pasan a la política autoritaria y apoyan un régimen autoritario. Cuando hablamos de la democracia capitalista y la democracia obrera, esa no es una frase leninista, como O'Donnel y compañía dicen. "Frases anacrónicas". Estamos diciendo una cosa muy precisa conceptual e históricamente: que las democracias como las entendemos funcionan con la capacidad de defender algunos intereses contra otros intereses. Si este factor no es operativo, si no es así, podríamos hablar de una democracia sin apellidos, pero lo que voy a citar es una serie de ejemplos que niegan esta "desafiliación". Lo que afirmo es que la propiedad y los intereses hegemónicos son sobredeterminantes sobre lo que llamamos la democracia y ése es el sentido real de la frase democracia capitalista. Casos históricos Empezamos brevemente a revisar los ejemplos. En 1918, en Finlandia, ocurre una revolución donde los obreros eligen un gobierno democrático que practica a partir del Parlamento y el primer ministro, una política tibiamente reformista a favor de los trabajadores. Frente a esta democracia obrera con todas sus limitaciones, parlamentaria, la burguesía encabezada por Mannerheim y apoyada por el ejército alemán invade Finlandia, destruyen el sistema parlamentario, uno de cada cinco obreros es asesinado o forzado al exilio o encarcelado, imponen la dictadura; después de eliminar a los trabajadores como factor influyente, vuelven a construir el sistema parlamentario en el que ellos mandan y dirigen la política económica. Segundo ejemplo, Guyana, que era colonia inglesa, allá arriba cerca de Brasil y Venezuela. Un socialista parlamentario estilo Allende, Cheddi Jagan, presenta su candidatura en 1953 y es elegido libremente por una mayoría, no pluralidad, mayoría absoluta. Los ingleses invaden el país y lo tumban, lo desplazan. Vuelve otra vez la candidatura, en el '61, gana otra vez, y esta vez interviene la CIA provocando divisiones raciales y tumba a Jagan otra vez. Una vez que lo tumban vuelven a montar elecciones, ahora en un país polarizado racialmente y gana un candidato más hacia la política de Estados Unidos. Tercer caso, Chile '70 y '73. Gobierno popular, gobierno con apoyo obrero y campesino, elegido libremente, libre competencia. La burguesía se organiza, tocan las puertas de los cuarteles, Estados Unidos interviene: todo el cuento conocido. Después que destruyen todo este proyecto los Estados Unidos vuelven en el '85, '86 frente a las grandes movilizaciones a convencer a los socialistas, a colaborar con la derecha

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demócrata-cristiana y vuelven a las elecciones, ahora dentro de los nuevos parámetros: Constitución del '80 de Pinochet, toda la institucionalidad militar, neoliberalismo, capitalismo, privatización, etcétera. ¿Qué es diferente? ¿Cambió sus ideas el imperialismo o cambiaron los contenidos, los parámetros de acción política-económica? Caso Guatemala: eligieron un gobierno en el '50, el de Jacobo Arbenz. Empieza un programa de reforma agraria de las tierras de las grandes multinacionales norteamericanas, empieza a dar espacios democráticos para los sindicatos, empieza a haber libertades para los socialistas, comunistas: interviene la CIA otra vez. Tumba al gobierno, una guerra prolongada que cuesta doscientas mil personas. Y después, más tarde, en el '91, se acuerda la paz, empiezan a introducir a los guerrilleros en la política electoral, dentro de parámetros en los que no hay reforma agraria, no hay castigo para los asesinos, donde el neoliberalismo está profundizándose en los últimos años en una forma descarada: entonces ¿qué tipo de transición a la democracia? Vuelven a crear el marco electoral ahora porque están establecidos la hegemonía, el poder, la propiedad, etcétera. Podríamos multiplicar muchos casos, Irán en el '54: un gobierno elegido, tumbado por la CIA, impone la dictadura y después cuando la dictadura del Sha cae después del apoyo multimillonario de los Estados Unidos surgen los musulmanes que empiezan a tomar medidas contra las compañías norteamericanas, los Estados Unidos y otros liberales apoyan el retorno de qué... de las elecciones. Perdido el control político-económico- social busca una forma ahora de insertar una posición democrática. Ahora, el caso de Haití, es muy indicativo de todo lo que estamos discutiendo, en el '91 gana Bertrand Aristide una elección con una mayoría abrumadora. Recuerdo, estuve con haitianos, que James Carter fue allá tratando de convencer a Aristide de retirarse de la campaña en favor del candidato norteamericano que era un ex funcionario del Banco Mundial. Aristide dice no y empieza a implementar un programa populista tibiamente nacionalista. Estados Unidos apoya, debajo de la mesa, el golpe militar, aunque públicamente lo denunció. Tenemos todas las pruebas de que financió y colaboró con los golpistas. Bueno, después del golpe hay una enorme salida de haitianos hacia Florida. Eso preocupa a los racistas en Washington y en Florida. Entonces ¿cómo evitar la ola migratoria? Bueno, tenemos que cambiar el gobierno allá. Se sentaron con Aristide en un aula en Washington y le presentaron los ministros. Les juro, eso es lo que pasó. Estuve con un asesor de un congresista, me contaban, incluso la gente que le presentaban a firmar la agenda económico-social, y los ministros que tenía que incluir. "Si quieres volver, nosotros te llevamos con los marines para volver. Pero no vas a tocar ninguna propiedad y no vas a volver a esa política populista. Si aceptas eso, te vamos a presentar como el presidente elegido". Y finalmente Aristide acepta, y vuelve pero ya es un político totalmente diferente de cuando fuera elegido democráticamente. Estados Unidos apoya el retorno de la democracia, pero dentro del marco de clase, dentro del marco del imperio. Se opone al gobierno elegido cuando estaba actuando contra los intereses norteamericanos. Otro caso muy ejemplar es el caso de Nicaragua. En el '84, con miles de observadores de Europa, de Estados Unidos, de Canadá, ganan los sandinistas con mayoría abrumadora. Todos dicen: elecciones relativamente limpias. Estados Unidos dice que no y fortalece a los mercenarios, los llamados "contras". Aumenta la agresión, los asesinatos, el bloqueo del puerto, etcétera. En el '89 después del desgaste de la guerra, más los errores políticos de los sandinistas, empiezan a aplicar los ajustes: conclusión, gana la derecha. Estados Unidos: bienvenida la democracia ya, estas elecciones son democráticas, dentro del nuevo marco, con Violeta Chamorro privatizando, incorporando al sandinista Humberto Ortega, que pasó a ser millonario corrupto, dirigió así la represión del pueblo sandinista que se movilizaba contra Violeta. Con el aplauso de los marines de Estados Unidos asesorándolos. Solamente

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cuando Humberto hizo el servilismo demasiado descarado y ofreció una medalla a un coronel de la marina, dijo no quiero, no quiero tener nada que ver con ustedes. Hagan su trabajo y déjenme hacer mi trabajo. Esto fue una cosa vergonzosa. Pero lo que es un punto clave en esto, es que otra vez aplican el criterio de clase para evaluar la democracia, el criterio del imperio. Y no sólo en América latina y el Tercer Mundo. En Alemania, la suba del fascismo y el nazismo era respaldado por todos los grandes capitalistas; los judíos, que ahora están criticando y quejándose, nombran a las principales multinacionales alemanas y al gran capital, como los principales beneficiarios del régimen de Hitler. Y piden compensación por el trabajo de esclavos. Hitler primero eliminó los sindicatos, los partidos de izquierda. Después de la Segunda Guerra Mundial, cuando la izquierda ya está bastante aplastada y los socialdemócratas ya incorporados al capitalismo, Estados Unidos y los capitales alemanes vuelven a apoyar la democracia, porque ya la democracia funciona dentro del marco de hegemonía norteamericana y la vuelta del capital alemán, sin el desafío que en los '30 eran socialistas y comunistas. Bueno, podríamos continuar con muchos más ejemplos, pero el punto teórico es que la democracia capitalista no existe independientemente de la lucha de clases y los intereses de clase. Y debemos entender este punto cuando la gente habla de que la democracia es un bien en sí mismo. No existe el "sí mismo". Existen las relaciones de clases, hegemonías, configuración de estados. Globalización o imperialismo Ahora, cómo discutimos la democracia en la edad del imperialismo. No hablo de globalización porque es una frase vacía. La globalización, es un concepto muy nefasto que ha circulado mucho en las mentes de la gente. Quienes circulan los capitales, son las empresas multinacionales norteamericanas, europeas en menor grado, japonesas. Los bancos, las grandes inversiones tienen nombre y apellido, hablar de globalización no tiene ningún sentido, es una palabra utilizada por los grandes empresarios de Estados Unidos que no querían obviamente tener un concepto peyorativo con antecedentes negativos. El problema es que la izquierda empieza a utilizarlo como algo novedoso, creativo. Pero no tiene sentido científico hablar de capitalismo circulando por el mundo sin bases económicas, políticas, estados respaldándolos, cuando hay crisis en el Estado intervienen, ayudando, las multinacionales norteamericanas. Crisis en México, está presente Clinton en veinticuatro horas para resolver el problema. Lo mismo sobre comercio externo negociando con Europa para romper barreras para sus capitales. En Colombia ahora están metidos con la política militar, para mantener a Colombia dentro de las filas norteamericanas. Entendemos eso, entendemos por qué la palabra imperialismo es la palabra más precisa para comprender las relaciones de poder, la configuración mundial que ocurre. ¿Cómo entendemos la democracia en la edad del imperialismo? Volviendo a la temática original. Las instituciones financieras internacionales en un lado están tomando decisiones macroeconómicas, y en el nivel microeconómico social han contratado las ONG, que nadie las elige y no son responsables frente a la ciudadanía. No se presentan como candidatos, no consultan a ningún pueblo, fijan sus programitas, buscan financiamiento de los gobiernos, por ser no gubernamental, consiguen dinero y tienen más de diez mil millones de dólares de presupuesto anual, una gran parte ahora viene de AID, viene del Banco Mundial. Están copando las decisiones a nivel local y por otro lado al macronivel y están vaciando la legislatura de sus poderes. Qué van a hacer si las ONG arreglan los problemas locales a través de proyectos financiados afuera, entonces cuál es el espacio para el Congreso, los partidos, etcétera. En otras palabras, el espacio público, para debates públicos, para actividad ciudadana en relación con la política pública, cada vez se va achicando más. Están poniéndolos en un rincón donde pueden discutir las cosas irrelevantes, los

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gritos de denuncia, o una investigación inconsecuente. ¿Y frente a eso qué hacen? Financian proyectos sobre cultura, financian proyectos sobre lo que llaman ellos los nuevos movimientos sociales. Algunos que tienen una buena posición de denuncia, denuncia del ambiente, denuncia de la Organización Mundial de Comercio, pero que no tienen un programa político sobre el poder. Están fragmentando la política a partir de estos burocratitos, importantes, pero desvinculados de proyectos nacionales de poder. Desvinculadas de la pobreza del pueblo, tantas organizaciones de género desvinculadas de la lucha de los campesinos en Brasil, desvinculadas de los pobres en las favelas. Si entran en lucha contra el imperialismo no reciben los financiamientos. Ningún movimiento de género va a recibir un peso del Banco Mundial si empieza a criticar al imperialismo. Criticar, no alguna medida discriminatoria (como que no incluyen a la mujer como directora del banco). Pero si entra en la lucha de clases, los docentes, enfrentando al Estado, cambia la cuestión. Estuve en Bolivia, en La Paz, las mujeres que son la gran mayoría de docentes, se encontraban enfrentando al Estado contra un salario de miseria, y docenas de ONG estaban con los brazos cruzados organizando las microempresas de las mujeres que producen cestas para vender. Yo preguntaba: ¿por qué no están encabezando la lucha?, el noventa por ciento son mujeres, están sufriendo salarios malos, muchas son solteras, jefas de familia. Es un problema de género, género de clase obviamente. No, no es nuestra causa, decían, estamos a favor que ganen, pero estamos en otra cosa. Y eso es un problema que creo que debilita la lucha por la democracia, es otra táctica que están utilizando los poderes para debilitar la democracia a partir de organizaciones que no son responsables de ningún grupo de ciudadanos organizados. El Imperialismo y los intelectuales Ahora tenemos estas temáticas, democracia, imperialismo y voy a tratar de terminar. Tendremos tiempo de discutir cómo todo esto está vinculado con el problema de los intelectuales. Yo creo que uno de los grandes éxitos del imperialismo en los últimos tiempos es el que ha tenido con un porcentaje importante de intelectuales americanos, que han cambiado del marxismo hacia el liberalismo, del socialismo hacia el capitalismo. Variantes de la vertiente neoliberal, liberal, social liberal. Y lo más problemático o más peligroso, el disociar a los intelectuales de las luchas populares y sustituir el papel del intelectual por el de consultor. Consultor, académico o recadero de cualquier institución oficial, y el menos malo, una postura pasiva frente a los grandes acontecimientos. Ahora, ¿cómo entendemos esta victoria parcial del imperialismo sobre los intelectuales? Hay tres períodos en los que el imperialismo norteamericano trata de influir a los intelectuales latinoamericanos. Primer período, '48 al '58, durante la primera fase de la Guerra Fría. En esta época los Estados Unidos apoyaban toda una colección de dictaduras de derecha. Pérez Giménez, en Venezuela; Odría, de Perú; Batista, de Cuba; bueno, la lista es larga y conocida. Y en este contexto, a estos gobiernos represivos, no les molesta reprimir la izquierda democrática, la izquierda revolucionaria, todos eran blancos de la represión. Y Washington no se preocupa por eso. Ya tenía su gente en el poder dando medallas, Eisenhower, a Pérez Giménez, Odría invitado a Washington. Como consecuencia de esto y como producto de la revolución cubana en el '59 empieza una nueva fase de Estados Unidos. Toda la intelectualidad de los años '48, '58, pasa a la lucha antiimperialista. Casi era de rigor ser antiimperialista, porque era antiimperialista-antidictatorial. La democracia y el antiimperialismo marchaban juntos. Entonces hay una gran radicalización por lo menos formal de las universidades y de muchos académicos, intelectuales, escritores. En el '59 la revolución cubana atrae una enorme gama de los intelectuales en América

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latina. Apoyando, activando, simpatizando. Washington está totalmente aislado. Entra Kennedy en el '60 y empieza a tratar de construir puentes hacia lo que ellos llaman la izquierda democrática, contra la izquierda comunista, revolucionaria o lo que sea. Empieza un diálogo, abre puertas y declara la Alianza para el Progreso, las reformas contra la revolución, la reforma agraria contra la revolución agraria. Empieza en este período del '59 hasta el '79 una política de acercamiento. Y este acercamiento no es afectado esta vez cuando apoyan las dictaduras militares. A diferencia de los años 40 y 50 combinan un apoyo a los gobiernos de la derecha represivos con líneas de comunicación y becas y apoyo a la izquierda democrática no comunista. Tiene consecuencias enormes para el período actual. Cuando empiezan a caerse o desgastarse los gobiernos militares, Washington ya tenía una imagen positiva entre los sectores que recibieron becas en Europa o que se fueron al exilio a Occidente. Y cuando caen las dictaduras o se reemplazan, Estados Unidos empieza a impulsar con Reagan incluso la vuelta de estos sectores en colaboración con la centroderecha que ya surge como política de conciliación y de colaboración. En otras palabras, este período genera la oportunidad de influir a un sector importante de los intelectuales. Y éste entra con fuerza con las fundaciones y las instituciones académicas de los Estados Unidos. Empiezan a volcar enorme cantidad de dinero, conferencias, becas, para discutir ya las transiciones a la democracia. En esta transición los académicos norteamericanos introducen este concepto de la democracia sin apellidos. Empiezan a hablar de la democracia en sí, dejan de hablar del imperialismo, hablan de la globalización, etcétera. Imponen a partir de esos proyectos su lenguaje, sus imágenes del intelectual. El intelectual disociado de los problemas de la gente: ahora tenemos el académico, ahora tenemos el ideólogo. Y Princeton y Harvard, Illinois, Standford, empiezan a invitar a los latinoamericanos de centroizquierda. No simplemente a los viejos derechistas o centroderechistas. Se llena de latinoamericanos que vienen a entrar en el mismo diálogo, sobre la transición, las consolidaciones, el debate, las críticas. Totalmente ausente una crítica al imperialismo. No aparece. Empecé a revisar los paneles donde están participando los latinoamericanos, son docenas de paneles, no hay ninguno, ninguno que diga "El imperialismo y la transición". Nada. ¿Es la falta de preparación intelectual? ¿La falta de realidad? No, yo creo que son condicionados ya, socializados en las ciencias sociales norteamericanas. Entonces tenemos la modernización sin la justicia, tenemos la globalización sin el imperialismo, tenemos la democracia sin adjetivos. Y a partir de eso los académicos norteamericanos que trabajan con las fundaciones, que son activos en la política, muchísimos académicos en los Estados Unidos cuando vuelven al país son the brief. ¿Qué significa the brief? Van a consultar con el Departamento de Estado y a contarles sus experiencias en el país. No es espionaje simplemente, es un intercambio de ideas (Risas). Dicen fulano, Ricardo está en eso, Néstor está en el otro, este tipo está ahora desencantado con el marxismo, por qué no le ofrecemos una beca, venir aquí (Risas). Son cosas crudas, pero ojo, este período de los '80 en adelante es formativo en esta nueva intelectualidad. Y hay mucho prestigio, mucho acceso, Washington está muy abierto a los intelectuales que están dispuestos a entrar en este diálogo, estas condiciones conceptuales del lenguaje, vocabulario que ellos mismos favorecen. Entonces, el punto clave en la transformación de la intelectualidad es justamente el debate sobre la democracia. La transición democrática es la premisa de que si hay una transición a la democracia, ya es el terreno del enemigo. Reclutan toda la intelectualidad de América latina, toman el marco intelectual con todos estudiantes graduados de FLACSO, CLACSO, MACSO (Risas). Y entran en este terreno (Aplausos). Entonces el que entra a cuestionar eso es antidemocrático, como se me acusó (no voy a mencionar nombres), sos antidemocrático, de fondo estás contra la democracia, como entendía él la democracia. Yo decía no, no estoy a favor del autoritarismo que estaba con el gobierno de Alfonsín. Entonces, un marxista serio, respetado y reputado,

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pasa a ser el que acepta la definición imperialista de lo que es elecciones libres, mercados libres. Es aceptar que bajo el imperialismo uno puede luchar a favor de transformaciones con conceptos amorfos, como el de sociedad civil. Cualquier niño sabe que la sociedad civil incluye esclavistas, banqueros, dueños de plantaciones. ¿Cómo es la lucha de la sociedad civil? La sociedad civil está dividida en clases, latifundistas y peones forman parte de la sociedad civil, entonces la problemática no es que la sociedad civil es homogénea, que va a luchar contra la opresión. El problema de la sociedad civil es el de la definición de "sociedad civil". Entonces lo que empezó como un debate intelectual, como democracia sin clases, sin lucha de clases, termina creando una nueva generación de intelectuales que toman posturas fatalistas, posturas que dicen que debemos aceptar el nuevo terreno de debate. Debemos aceptar que hay una democracia, ya estamos en transición, hay que considerarla como parte de nuestro proyecto, etcétera. Y también los nuevos convertidos inventan este mito de que la izquierda en el pasado siempre estuvo contra la democracia. Una gran mentira. Yo sé que existen autoritarios en la izquierda, pero casi toda la izquierda que yo conocía luchaba por mejores derechos en los sindicatos, listas plurales en los sindicatos, asambleas en los barrios, participando, apoyando el Estado de Bienestar, mejorando la vida, discutiendo al infinito. ¿Qué es esta mentira de que la izquierda era autoritaria y empieza ahora a aprender de la democracia? ¿Cuántas dictaduras surgieron de la izquierda en América latina? Ninguna. En Brasil lucharon contra la dictadura. Algunas organizaciones más verticales y otras menos. Pero en los movimientos amplios participaron y construyeron sindicatos pluralistas, listas competitivas, hay que reconocer esto. Yo sé que hay pugnas, unos dicen stalinistas, otros trotskistas. Pero todos participaban y luchaban entre sí, que es el juego democrático. Conclusión Debemos volver a recuperar las tradiciones de los años 50, 60 y 70. Estas grandes tradiciones críticas de la mejor intelectualidad en las universidades de América latina. Debemos tratar de hacer críticas sistemáticas de lo que llaman democracias, transiciones y globalizaciones. Debemos retener y fortalecer y profundizar nuestro análisis de la política clasista, de la política antiimperialista, de las formas diferentes, complejas de la lucha de clases. Cómo se articulan con los ecologistas, con mujeres, con los grupos étnicos. Debemos comprometernos otra vez con la lucha popular, y no simplemente quedarnos encerrados, debemos aceptar colaborar con el pueblo en lugar de pelear por los boletos para asistir a las conferencias financiadas por las grandes fundaciones.

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Las relaciones USA - Latinoamérica: Quién obtiene qué, dónde y cómo Por James Petras I PARTE: Visión general Durante algo más de década y media Washington y Wall Street han estado celebrando una nueva era en las relaciones EE.UU-Latinoamerica. Nos estamos refiriendo a que la combinación de mercados libres y elecciones libres ha transformado la región en un "mercado emergente" donde los inversores y hombres de negocios pueden tener éxito, los ciudadanos ejercer elecciones libres y la prosperidad ser compartida. Habiendo eliminado los desafíos revolucionarios en América Central y asegurado regímenes políticos favorables a las políticas de libre mercado, Washington y Wall Street han procedido a cosechar los beneficios de esa nueva era sin gran publicidad ni mucha preocupación por las consecuencias para la región. En una palabra, mientras Latinoamerica funcione como una máquina estable de hacer dinero para los banqueros y grandes empresas de EE.UU., sin que se vean perturbados por crisis graves o por protestas populares, Latinoamerica estará relegada a las últimas páginas de la sección de noticias. En la sección de economía de los periódicos, las grandes ofertas y las subastas de empresas públicas rentables (privatizaciones) atraen alguna atención, de la misma forma que lo hacen las altas tasas de rentabilidad de las inversiones empresariales, la clasificación de los bonos, los tipos de interés, los niveles de reservas exteriores y las fluctuaciones de los mercados de cambio. De hecho, la idea de Latinoamerica como un "mercado emergente" ha excluido de la discusión a la gran mayoría de la gente trabajadora, así como las relaciones políticas, culturales y sociales que definen la región. Las relaciones políticas y económicas entre Latinoamerica y EE.UU. se han desarrollado de forma cíclica. Los comienzos del siglo XX, aproximadamente desde la Guerra Hispano-Cubana-Norteamericana a la Gran Depresión, fueron testigo de un periodo de intervenciones militares directas por parte de EE.UU., del auge de la Diplomacia del Dólar y de la posterior penetración a gran escala de las economías latinoamericanas por banqueros e inversores. La ideología del libre comercio mandó en las relaciones EE.UU.-Latinoamerica, a pesar de ello fue aplicada selectivamente, principalmente en interés del acceso estadounidense a los mercados latinoamericanos y con mayores restricciones respecto a la entrada de Latinoamérica en los mercados de EE.UU. (v.g. cuotas de azúcar, etc.). Con la Gran Depresión el "sistema de libre mercado" colapsó, muchos inversores, banqueros y comerciantes estadounidenses desinvirtieron, algunos fueron a la bancarrota y otros encontraron pocos compradores para vender sus mercancías. En Latinoamerica mediante circunstancias planeadas y/o forzadas, los gobiernos comenzaron a desarrollar la industrias nacional por la vía de las inversiones públicas y las barreras arancelarias proteccionistas; las subvenciones favorecieron a los productores locales en los mercados nacionales y hicieron accesible la alimentación básica al conjunto de la población. La regulación pública de los beneficios de las grandes empresas y las remesas del extranjero mantuvieron los ingresos por divisas que fueron asignados a las industrias y actividades ligadas más estrechamente a la producción local de bienes industriales. En suma, la economía política nacional-populista floreció durante casi medio siglo. Wall Street se adaptó a este modelo hasta tal punto que Washington no podía invertirlo y volver a la anterior bonanza del periodo de laissez-faire. Con el comienzo de la Guerra Fría, Washington utilizó la amenaza soviética como

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vehículo para reestablecer el modelo de Libre Comercio en América Central y el Caribe, y para presionar al resto de Latinoamerica a revertir sus compromisos con objeto de liberalizar sus economías. En el extremo opuesto del espectro político, los revolucionarios latinoamericanos pretendían radicalizar el régimen nacional-populista y transformarlo al socialismo. Los revolucionarios tuvieron éxito en el caso de Cuba, mientras Washington fue capaz de arrebatar a la fuerza el control del resto de Latinoamérica por la vía de una serie de dictadores militares y regímenes civiles autoritarios. Ayudado por la crisis de la deuda, Washington pudo obligar a los regímenes latinoamericanos a aceptar la vuelta a la economía del laissez-faire. Desde principios de los 80 hasta finales del siglo, una nueva regla de juego fue introducida en Latinoamerica, la misma ha sido denominada Libre Mercado o "régimen neo-liberal". Los componentes esenciales del sistema de libre mercado incluyen la eliminación de todas las barreras al comercio, el fin de todos los subsidios estatales a la industria y a los consumidores de baja renta, la privatización de toda empresa de propiedad pública, bruscas reducciones en los gastos sociales del estado, libre convertibilidad de monedas, ilimitada remisión de beneficios, ilimitada explotación de aquellos recursos naturales escasos en el país de origen de los inversores, desregulación de las inversiones y una nueva reglamentación del trabajo que facilita la concentración de poder para contratar y despedir en los gerentes. Este "paquete de medidas" llamado por sus beneficiarios "reformas económicas" ha tenido un importante impacto en los intereses de EE.UU. Ni desde los años 20 y finales del siglo XIX ha disfrutado Wall Street de un tratamiento tan favorable. Las "reformas" han suministrado más oportunidades a más empresas estadounidenses para que inviertan en los más diversos sectores de la economía latinoamericana y para maximizar su beneficio, que en ningún otra época en la historia de las relaciones EE.UU.-Latinoamérica. Al mismo tiempo, las altas tasas de beneficios para Wall Stret han sido acompañadas con el surgimiento de una pequeña élite de multimillonarios latinoamericanos que también han participado de esos beneficios sin precedentes. Por otra parte, las desigualdades sociales, la pobreza, la marginalidad y explotación de la mayoría de la población ha alcanzado niveles sin precedentes. Este "nuevo sistema" (que alberga muchas semejanzas con la vuelta al modelo explotador de principios de siglo) ha sido construido mediante la intervención consciente de los policy makers en Washington y Latinoamérica, en estrecha colaboración con las élites de las instituciones financieras y económicas, y de los grandes complejos industriales y comerciales de EE.UU. y Latinoamérica. Los artífices o arquitectos del sistema de libre mercado han creado oportunidades históricas para los inversionistas de Wall Street y formulado estrategias económicas que maximizan sus ventajas, particularmente en el periodo posterior a la Guerra Fría. Detrás de la "apertura de mercados" y la disminución de las barreras comerciales se encuentran dos importantes tendencias, una "interna" y otra externa. Dentro de Latinoamérica una nueva clase de capitalistas transnacionales ha emergido, estos tienen grandes inversiones en compañías del exterior, están involucrados en "joint ventures" (sociedades conjuntas con acuerdos de riesgos compartidos temporalmente) con empresas multinacionales, son altamente dependientes de la financiación externa y tienen sustanciales cuentas en la banca off-shore (banca no sometida a regulaciones nacionales). Los capitalistas transnacionales han amasado una inmensa fortuna por distintas vías, frecuentemente combinándolas. Algunos acumularon inicialmente pequeñas fortunas por la vía de los contratos estatales durante la anterior etapa nacionalista, luego aprovecharon su dinero para comprar empresas públicas a "precios políticos" (es decir, precios determinados en función de las conexiones políticas), durante el furor privatizador con ocasión de la llegada de los neoliberales. Otros capitalistas transnacionales son el producto, casi exclusivamente, de las transferencias de dinero a gran escala habidas mediante las vinculaciones con el estado y la corrupción existente (no ocasionalmente vinculada a las drogas). Posteriormente el dinero fue "blanqueado" mediante amplias

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inversiones en empresas legítimas vinculadas, a menudo, a inversores extranjeros. Otros siguieron el camino de la acumulación de capital y luego "vendieron" a empresas extranjeras continuando como accionistas minoritarios. Finalmente una minoría fue capaz de combinar la acumulación normal, con la ventaja de sobornar a las empresas públicas, las favorables asociaciones con inversores del extranjero, los préstamos subsidiados y los mercados monopolizados para acumular inmensas fortunas que les facilitan alcanzar el estatus de transnacional. Con posiciones dominantes en una diversidad de sectores económicos estratégicos y fuertes relaciones con el aparato de estado, los capitalistas transnacionales latinoamericanos están deseosos de entrar en los mercados del exterior y construir alianzas. Tienen acceso al capital extranjero y son defensores poderosos y con éxito de las políticas neoliberales, además de ser decisivamente influyentes en la elección de Presidentes y legisladores. La importancia de los capitalistas transnacionales latinoamericanos en configurar la estructura política de la que el "Libre Mercado" emergió no puede ser subestimada. Ellos constituyen el vínculo vital entre el eje Washington/Wall Sreet, la penetración en los mercados latinoamericanos y el estado, y la explotación del trabajo y los recursos. Los capitalistas transnacionales latinoamericanos y sus amaestrados economistas estadounidenses (y británicos) son artífices importantes de las políticas de Libre Mercado, a la vez que importantes beneficiarios económicos de las mismas. El segundo factor que facilita el surgimiento del Libre Mercado es la creciente capacidad de EE.UU. para intervenir en el periodo posterior a la Guerra Fría. La eliminación del bloque chino-soviético ha dado una oportunidad sin precedentes a Washington: la capacidad de intervenir militarmente en cualquier parte del mundo sin temor o miedo a represalias; en otras palabras, la impunidad imperial ha sustituido el equilibrio del terror. Al contrario de muchos escritores que describen el periodo posterior a la Guerra Fría como un tiempo de paz, cooperación y prosperidad, el mundo político-militar unipolar suministra a Washington una formidable oportunidad para modelar la agenda político económica de los regímenes renuentes que no reconocen esas verdades evidentes por sí mismas del "Libre Mercado". El poder real y potencial para intervenir militar, económica o secretamente, ha sido un importante resorte para imponer el régimen de Libre Mercado, y la ideología neoliberal de los inversores privados, especuladores económicos e instituciones económicas internacionales. Las intervenciones militares periódicas de Washington en África, Europa Central, América Central y Sudeste asiático han sido recordatorios a los régimenes que aún puedan cuestionar el Libre Mercado, de que ellos también pueden convertirse en objetivos. A pesar de que cada una de esas intervenciones fue justificada con una amplia variedad de argumentaciones, la justificación genérica era "la necesidad de mantener el liderazgo USA" y/o "retener la credibilidad política global". En otras palabras, enviar un mensaje militar de que los distintos regímenes deberían admitir y someterse a la agenda de Libre Mercado de Washington /Wall Street. Washington, en búsqueda de los objetivos del Libre Mercado, actuó de común acuerdo con sus representantes económicos en las Instituciones Financieras Internacionales (IFI: Banco Mundial y Fondo Monetario Internacional, principalmente) y con las poderosas instituciones financieras privadas de Wall Street, poniendo de moda lo que más tarde fue denominado " el consenso de Washington" o reinado del régimen de Libre Mercado en Latinoamérica. Todas y cada una de las políticas que surgen de las IFI son previamente discutidas y aprobadas por el Departamento del Tesoro de EE.UU., de común acuerdo con las necesidades e intereses financieros y empresariales privados. La influencia combinada de Wall Street y Washington ha sido un instrumento para desmantelar las instituciones de asistencia social y las empresas públicas de Latinoamérica, la legislación progresista sobre el trabajo y los subsidios estatales para la alimentación básica de los pobres. Una vez que Washington se ha asegurado la desregulación de los mercados financieros de Latinoamérica permitiendo el libre flujo de mercancías,

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capitales, beneficios, dividendos y pagos de intereses, la influencia de Wall Street fue derribada a patadas (¿¿). Para frenar las salidas de los flujos de capital y retener la afluencia de fondos, los regímenes latinoamericanos fueron obligados a subir los tipos de interés y someterse a condiciones más onerosas. Los artífices del Libre Mercado fueron en gran medida ayudados en su cruzada por la pujanza de una secuencia de acontecimientos políticos que acentuaron su influencia. Los golpes militares desde mediados de los 60 a mediados de los 70 en Brasil, Indonesia, Chile, Argentina, Bolivia, Uruguay y otros países, fueron importantes puntos de apoyo político para los defensores del libre mercado. En todos los casos, Washington estuvo activamente implicado en promover y/o organizar y financiar el ejército. Con posterioridad a los golpes de estado y con grados diferentes de "liberalización", los nuevos regímenes dictatoriales transformaron sus economías adaptándose a la agenda de Libre Mercado de Washington/Wall Street mientras fomentaban el ascenso de la nueva clase de capitalistas transnacionales. La así llamada "crisis de la deuda" permitió a los arquitectos del Libre Mercado imponer su agenda neoliberal. Aunque mucho se dijo y criticó sobre la dificultad creada por los pagos de la deuda (en la mayoría de los casos justificadamente), lo que sería estratégicamente más devastador fueron las condiciones impuestas a cambio de la "renegociación" o "reestructuración" de la misma. Para los artífices del Libre Mercado la deuda exterior se convirtió en un instrumento para un fin más ambicioso. Aunque la recaudación de los pagos por intereses fue importante, objetivos más amplios y más lucrativos eran más preocupantes: la captación de los sectores financieros locales, la compra de empresas estratégicas del sector público (telecomunicaciones, petróleo, etc.), la penetración en todos los sectores de la economía. Las negociaciones de la deuda resultaron en la imposición de una serie de condiciones que condujeron de hecho a la implementación de la agenda del Libre Mercado por parte de los regímenes locales. Las Nuevas estructuras, políticas y prácticas El sistema de Libre Mercado en Latinoamerica llevó a largo plazo a la transformación del comercio a gran escala, a la aplicación de determinadas políticas económicas y financieras, y al surgimiento de un nuevo tipo de "intervencionismo estatal" con su propio sistema regulatorio. Los recursos claves fueron asignados hacia atrayentes inversores extranjeros, no hacia el fomento del ahorro nacional o la expansión de los mercados nacionales. Los sistemas de comunicaciones, reglamentaciones del trabajo y leyes sobre la inversión fueron todos dirigidos a incentivar a las empresas extranjeras a adquirir la economía local. La política comercial al favorecer a los exportadores extranjeros, arruinó a los productores locales pequeños y medianos e incentivó el crecimiento de capitalistas dedicados al comercio internacional o de compradores (como importadores). La liberalización financiera provocó el boom del capital especulativo (tanto extranjero como nacional) a costa de la inversión productiva y la financiación de la investigación y el desarrollo. De importancia crucial para estos cambios económicos ha sido la transformación del estado, el cual (al contrario de su ideología de Libre Mercado) reorientó su intervencionismo y reestructuró sus regulaciones fomentando el beneficio de los inversores extranjeros y sus homólogos transnacionales. La introducción del capitalismo de libre mercado estuvo lleno de problemas desde su nacimiento. Primero las medidas orientadas hacia la desregulación y privatización fueron precedidas por lo que se denominó "terapias de choque" o dicho de otro modo brutales aumentos del precio de los alimentos básicos, servicios públicos, gasolinas, etc. Esto fue acompañado de una congelación de salarios, y recortes masivos en los gastos públicos para programas sociales, inversiones públicas y salarios de los funcionarios. El estado intervino así para reorientar el gasto público a favor de las empresas en lugar de a los

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grupos asalariados, mientras que colocaba al movimiento laboral a la defensiva. La intervención estatal en la sociedad civil particularmente contra las clases populares siguió con objeto de reducir la oposición al tratamiento de choque. La intervención del estado en la economía continuó: la privatización fue esencialmente la transferencia de empresas públicas del estado a monopolios privados a precios, en muchos casos, determinados por las vinculaciones políticas entre los inversores privados y los funcionarios estatales. El estado volvió a socializar la banca privada con deuda y transfirió los bancos "saneados" a propietarios privados alineados con el régimen. Posteriormente el estado intervino financiando grandes empresas privadas al borde de la bancarrota y transfiriendo fondos públicos a los bolsillos privados. El intervencionismo definió así el nuevo estado de libre mercado a pesar de que era un tipo bastante distinto de la variante nacional populista previa. Aunque los defensores del Libre Mercado hablaban de desregulación, su estado, de hecho, instituyó un nuevo conjunto de regulaciones, conducido por una nueva configuración de reguladores. El sistema regulador de Libre Mercado fue básicamente formado por un nuevo conjunto de actores socioeconómicos (capitalistas transnacionales, directivos de las IFI, etc.). Este sistema regulador estableció las normas para controlar los flujos de capital, las relaciones del mercado con el estado y los sectores designados para la privatización. En suma, la ascendencia del sistema de Libre Mercado fue acompañada por la transformación del estado pero no exactamente en los términos descritos por sus ideólogos. El nuevo estado de libre mercado fue aún más activista, más profundamente atrapado en contradicciones al elaborar las regulaciones y más propenso a intervenir en la sociedad civil, que el anterior estado nacional populista. La principal diferencia eran las poderosas relaciones entre el Estado de Libre Mercado y Wall Street y Washington, el mayor grado de control del capital transnacional latinoamericano y el propósito o compromiso más unilateral de reconcentrar las ganancias en los de arriba y el exterior. Las nuevas políticas comerciales y de inversión encarnadas o personificadas en el sistema de Libre Comercio y la nueva estructura del estado han tenido un gran alcance y han generado un profundo impacto en las actuaciones de EE.UU. en Latinoamerica. Concretamente ellas generan grandes ingresos a los bancos, grandes empresas y fondos de inversión estadounidenses, así como también suministran grandes superávit a las de otra manera desequilibradas cuentas exteriores de EE.UU. A gran escala, las multinacionales estadounidenses y las empresas financieras de Wall Street han sido los principales beneficiarios del sistema de Libre Mercado que Washington ha contribuido a insertar en la zona. Los beneficios han ascendido a extremos sin precedentes, los pagos de intereses han sido recaudados muchas veces por encima de la deuda original, los ingresos por patentes, los contratos por licencias y sobre productos culturales han alcanzado niveles records. Enormes flujos de inversiones especulativas o de cartera han festejado los exorbitantes tipos de interés y los artificialmente inflados precios de las aciones. Nunca en la historia de las relaciones EE.UU-Latinoamérica los inversores estadounidenses han hecho tanto dinero en tan corto espacio de tiempo, y desde una variedad tal de fuentes, como ha ocurrido durante los últimos 20 años. El baile de billones ha beneficiado a los capitalistas transnacionales de Latinoamérica convirtiendo a los multimillonarios en billonarios y a estos en propietarios de inmensos imperios que abarcan el continente. Sin embargo, las mismas estructuras que tan elegantemente han beneficiado a las élites financieras y empresariales USA tienen dos consecuencias negativas. Primero, la más importante a saber, la estructura básica que facilita los flujos de capital es precisamente la misma que provoca la fuga de capitales. Y subyaciendo a ello son economías y sociedades con poca o ninguna capacidad visible de producir innovaciones o nuevos productos o aumentar el consumo nacional. En una palabra, hay un abismo irreconciliable entre la afluencia de capital y la capacidad de la

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economía de expandirse durante demasiado tiempo suministrando ingresos o ganancias a largo plazo. Como consecuencia es de esperar que ocurra una crisis interna. En segundo lugar, el método fundamental de reestructurar la economía para acomodarla a las demandas de las clases dominantes ha polarizado la sociedad entre una mayoría que ha venido disminuyendo gravemente sus estándares de vida y una minoría super-rica que comparte con la élite estadounidense los beneficios, préstamos y subsidios. El resultado a largo plazo será el surgimiento de conflictos sociales y políticos a gran escala. Igualmente importante es la reduccion del mercado nacional y el constante drenaje exterior de recursos financieros, lo que significa que ningún paquete de estímulo puede ponerse fácilmente en marcha para compensar el colapso de los mercados exteriores Igualmente devastador es probablemente la peculiar estrechez de quiénes constituyen, controlan y configuran política y socioeconómicamente el estado del Libre Mercado al usar su poder político para financiarse a sí mismos en las crisis y trasladar los costes a las clases asalariadas, exacerbando así los conflictos de clase mientras imposibilitan cualquier "reforma" significativa que tenga lugar. Finalmente, dada la naturaleza "abierta" del modelo de Libre Mercado y el papel integral unitario que las inversiones especulativas juegan en el mantenimiento del mismo, los primeros signos de crisis interna provocaránn fugas de capital a gran escala. PARTE II La Lógica del Estudio Con objeto de comprender el alcance y sentido de los beneficios estadounidenses durante los 20 años de bonanza en Latinoamerica, nos proponemos analizar las relaciones económicas específicas entre EE UU y Latinoamérica; es decir, las relaciones comerciales, de inversiones, préstamos y royalties. Los beneficios empresariales estadounidenses han sido multisectoriales, prolongando y aumentando las tasas de ganancia de los periodos previos. Los beneficios han sido tanto específicamente sectoriales como sistémicos o internos, en el sentido de que no sólo los bancos mejoraron sus márgenes de beneficio, sino que también la balanza de pagos de la economía estadounidense fue ampliamente mejorada. Lo que comenzó como una "crisis" en las relaciones financieras EE UU-Latinoamérica (la llamada crisis de la deuda de 1981-82) fue convertida literalmente en una oportunidad de oro para que los intereses de la banca y empresas estadounidenses apalancaran y accedieran de una forma sin precedentes a los mercados latinoamericanos, a sus recursos, bancos (y ahorros locales) y al trabajo, bajo condiciones enormemente ventajosas; es decir, con costes laborales reducidos (gracias a las devaluaciones), desregulaciones comerciales y monetarias, y tipos impositivos favorables. Los beneficios sectoriales y las ventajas estratégicas de la posición económica global que gozaba EE UU reforzó el gran interés en sostener las agendas "neoliberales" en Latinoamérica. Esto requirió que Washington apoyara a las élites latinoamericanas frente a la insatisfacción popular general que provocaban los resultados socioeconómicos de las políticas de Libre Mercado. La política económica estadounidense hacia Latinoamérica es casi exclusivamente definida por los intereses de las 500 empresas que aparecen en la revista "Forbes", los mayores bancos y empresas multinacionales estadounidenses que suministran la enjundia y el contenido a la de otra manera vacua retórica de la "globalización". La lógica de la expansión financiera y empresarial estadounidense; es decir, la conquista y consolidación de cuotas del mercado latinoamericano conduce o lleva a inversiones crecientes en "mercados de derivados" y a la enorme expansión de capital especulativo en la economía de papel. Así, mientras los préstamos e inversiones en Latinoamérica crecen, el ámbito y profundidad del mercado real (consumidores y

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productores) se reduce. Los primeros inversores obtienen altas ganancias sobre la base de la entrada de los últimos inversores que inflan el valor de las acciones y bonos por encima de su capacidad de ganancia real. En cuanto los principios o fundamentos económicos vayan mal, el boom artificial se debilitará con el primer signo de que las altas tasas de ganancias de los primeros inversores se estuvieran agotando. El resultado será el comienzo de una precipitada caída en los beneficios, intereses, dividendos y ganancias especulativas de los inversores privados. Esto no será meramente un fenómeno de "boom y ruina" sino esencialmente el colapso de un "esquema tipo pirámide" que, sin embargo, arrastra con él a las "inversiones productivas normales" que se hayan producido en la industria, minas, comercio al por menor, etc. La crisis de los 90 ha afectado la tasa de beneficio de las 500 empresas Forbes y a sus ingresos agregados, acarreando distintas consecuencias negativas para las cuentas exteriores de EE UU, ya cada vez más fuera de equilibrio en Asia. Lo que la mayoría de los expertos financieros y economistas convencionales de prestigiosas Universidades describen como "fundamentos o bases saneadas" ("economías reformadas", libre convertibilidad, privatización de la empresa pública, eliminación de los controles de cambio, etc.) que facilitan la entrada a gran escala del capital extranjero para financiar el crecimiento, fueron precisamente las condiciones que minaron y desarticularon las economías latinoamericanas llevándolas a una crisis más profunda. Las inversiones de cartera a gran escala expandieron las reservas latinoamericanas pero aceleraron el colapso: la entrada fácil lleva a la salida rápida. La lógica del capitalismo de libre mercado es una sociedad depauperada como condición para las entradas de capital exterior a gran escala y un colapso interno o sistémico ante las salidas de capital. Por encima del camino de la parábola del libre mercado surgen distintos ganadores y perdedores. Los ganadores tienen estrechas relaciones con los principales arquitectos del modelo de Libre Mercado (incluso aunque al final los ganadores acaben devorando a sus propios hijos). Quiénes ganan y quiénes pierden (1989-1999) La mejor forma de comprender las implicaciones económicas y políticas de USA en Latinoamérica es desde la perspectiva de saber quién gana y quién pierde. Los principales beneficiarios desde el lado estadounidense han sido los "cuatro jinetes": exportadores, inversores (fabricantes y otros), banqueros (y especuladores financieros) y rentistas (recaudadores de royalties). Cada uno de estos cuatro jinetes operan en mercados específicos y son capaces de captar los altos beneficios que generan las actividades a través de las ventajas que proporciona el crecimiento de los sistemas de mercado inducidos políticamente. Comercio Para los exportadores estadounidenses Latinoamérica era una región clave en el mercado mundial. Por encima del 20% de las exportaciones de las 80 empresas más importantes de EE.UU tienen como destino Latinoamérica. Dentro de Latinoamérica, Brasil, Méjico y Argentina son los principales mercados de los exportadores estadounidenses representando en conjunto el 60% del comercio de EE.UU. con Latinoamérica. En paralelo al comercio empresarial desde EE.UU., las principales empresas obtienen importantes beneficios de lo que se describe como "comercio regional", concretamente con la asociación de comercio MERCOSUR. Las ganancias del comercio desde EE.UU. a Latinoamérica, así como del comercio intraregional, representan una parte importante de los ingresos empresariales de las principales multinacionales. Aunque los exportadores estadounidenses se benefician, también lo hacen los importadores de EE.UU., concretamente los importadores de materias primas estratégicas. Por la vía del apalancamiento de la deuda y las privatizaciones

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indiscriminadas, las empresas de EE.UU. han adquirido algunos de los ingresos más rentables en la producción minera, petróleo, telecomunicaciónes y compañías internacionales de alimentación. El resultado neto es que los importadores son capaces de reducir los costes de producción y aumentar los beneficios por la venta final de los productos. Bajo el sistema de Libre Mercado, la industria manufacturera exportadora de EE.UU. ha sido capaz de desplazar y/o comprar la industria nacional aumentando su participación en el mercado Latinoamericano en áreas de alto crecimiento (tales como computadores, telefonía celular, etc.). Asimismo, las empresas agroalimentarias han llevado a la quiebra a los productores locales de cereales (trigo, maiz y arroz) en Méjico, mientras que por otra parte captan o acaparan los inputs (maquinaria agrícola, fertilizantes, etc.) y elaboran los alimentos agrícolas. Resultados similares se han producido en el mercado de los "bienes culturales de masas": el libre mercado ha dado lugar a la proliferación e inundación de películas, tiendas de distribución de vídeos, CDs, casettes y espectáculos de entretenimiento de los EE.UU.. El resultado es que EE.UU. tienen una Balanza de Pagos espectacularmente favorable con Latinoamérica. Si comparamos y analizamos el superávit comercial de EE.UU. en Latinoamérica con sus déficit comerciales con Asia y Alemania podemos comprender las enormes ventajas que el sistema de libre comercio le ha generado en una región, Latinoamérica, donde las empresas de estadounidenses gozan de ventajas competitivas y de instituciones políticas favorables a sus intereses. Sin esas balanzas comerciales favorables con Latinoamérica las cuentas exteriores de EE.UU. estarían desequilibradas, lo que provocaría graves presiones sobre el dólar y sobre la capacidad de EE.UU. para financiar sus déficit. La apertura comercial que existe en Latinoamérica y la capacidad de las empresas estadounidenses para explotarla es con diferencia mayor que en cualquier otro lugar del mundo (desde luego mayor que en Asia) Préstamos Los beneficios de las bancos USA provienen de distintas fuentes: pagos de intereses de los préstamos, pagos de intereses de los pagos de intereses, la penetración del sistema financiero y bancario Latinoamericano (y la captación de los ahorros locales), la adquisición total o parcial de las empresas locales a cambio de los pagos de deuda denominados en dólares y la facilidad para llevar a cabo "fugas de capitales" y el "blanqueo" de billones de dólares mediante los ingresos ilícitos u "oscuros" de las influyentes élites políticas y económicas. En las dos décadas que van desde principios de los 70 a los 90, los bancos de EE.UU. estuvieron capitalizando a tipos de interés variables, el empeoramiento en las condiciones para devolver los créditos que habían concedido y las acomodaticias élites políticas latinoamericanas defensoras del libre mercado hizo que se captaran pagos de intereses por encima de la media, de forma que las devoluciones acumuladas excedieron con diferencia la deuda original en que se incurrió en los 70. Las renegociaciones de la deuda fueron cruciales para apalancar a las economías latinoamericanas en el Libre Mercado sirviendo a los intereses de los capitalistas transnacionales latinoamericanos y estadounidenses que deseaban la libre convertibilidad. De camino, esto último animaba el crecimiento masivo de la inversión en cartera interesada en los rápidos ingresos y la fácil convertibilidad a dólares. Los principales grupos bancarios y financieros fueron capaces de acumular valiosos activos por debajo de los precios de mercado mediante swaps de deuda, diversificaban así sus holdings y multiplicaban las fuentes de sus lucrativas remuneraciones. El Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial suministraron oficialmente la financiación que permitió a los bancos de EE.UU. recuperar los préstamos al suministrar a los regímenes latinoamericanos fondos para satisfacer el pago de las deudas privadas. Así, por ambos lados (acreedor y prestamista) los fondos públicos asumieron los costes al "socializar" los malos préstamos, aunque facilitando

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suculentos beneficios. La adquisición parcial de los bancos latinoamericanos endeudados y la constante necesidad de los regímenes latinoamericanos de crear confianza a la inversión por la vía de mantener altos niveles de reservas exteriores (en dólares) suministró a los bancos e instituciones económicas extranjeras la oportunidad de invertir en bonos gubernamentales a alto tipos de interés, otra lucrativa zona de donde obtener beneficios. La inestabilidad y volatilidad de las inversiones de cartera a corto plazo inherente a su dependencia de la flotación libre del tipo de cambio, la falta de crecimiento en la economía real, los altos niveles de quiebra en las economías locales auspiciaron la fuga de capitales (parte de la cual fue de hecho transferencia de capital desde Latinoamerica a EE.UU. Los inversores latinoamericanos compraron bonos y acciones y depositaron sus ahorros en cuentas bancarias estadounidenses, todo lo cual beneficiaría a los sectores financieros públicos y privados de EE.UU. La volatilidad y las salidas de capital también obligaron a los regímenes de Libre Mercado Latinoamericanos a subir los tipos de interés para hacer atractivos los bonos del Estado a los inversores extranjeros. Los inversores, de camino, demandaron y recibieron instrumentos denominados en dólares para cubrirse ante las súbitas devaluaciones de la moneda local. Lo que aparecía como especulaciones financieras de "alto riesgo", sin embargo, no eran a menudo tales. Por ejemplo, el dinero de los contribuyentes estadounidenses fue usado por Washington para financiar a los especuladores de Wall Street que habían perdido varios billones de dólares con el "crash" mejicano de 1994. El sistema de Libre Mercado en EE.UU. y Latinoamérica requirió un estado "activista" para recuperar las inversiones privadas arbitrarias y poco fundadas, revelando así el poder del capital financiero tanto en EE.UU. como en Latinoamérica. Al minimizar las pérdidas mediante la financiación o monetización de las mismas por el gobierno y maximizar las ganancias por la vía del fomento gubernamental de las políticas de Libre Mercado, incluyendo el apalancamiento de los swaps, las instituciones financieras y bancarias estadounidenses han sido los grandes ganadores en Latinoamérica así como serían los grandes perdedores si se produjera el colapso del sistema de Libre Mrecado. Inversión Los inversores comerciales, mineros y de la industria de servicios USA también se han beneficiado a partir la década del "baile de billones". A la primera oportunidad el sistema de Libre Mercado ha estado en vanguerdia bajando los costes laborales vía reducción de hecho de los salarios mínimos, debilitando gravemente la legislación laboral que afecta a la higiene, salud y seguridad en el trabajo, socavando el poder de negociación de los sindicatos por la vía de la represión estatal y la cooptación de sindicalistas corruptos, y aumentando el desempleo y subempleo para exacerbar las presiones a la baja en los salarios de los trabajadores empleados. Junto a costes del trabajo más bajos, los inversores estadounidenses se han beneficiado de las devaluaciones comprando a precios de saldo aquellas empresas locales con problemas, a menudo mediante pagos a políticos profesionales y dóciles consejeros económicos adiestrados en el libre mercado de EE.UU. La ausencia de impuestos, la desregulación de los controles sobre las propiedades extranjeras y las remesas de beneficios, la libre convertibilidad y eliminación de las restriccciones a las propiedades extranjeras ha permitido a las multinacionales extranjeras con sus inmensos recursos expandir la obtención de beneficios a nuevos sectores económicos, incluyendo tiendas de alimentos al por menor, inmobiliarias, comercio al por menor, petróleo y otros minerales estratégicos. El resultado han sido altas tasas de ingresos no sólo en las inversiones directas sino ganancias inesperadas, a través de la adquisición de empresas públicas rentables mediante la privatización de las mismas. Antes de la privatización los sistemas de

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Libre Mercado Latinoamericanos asumieron la carga de los trabajadores despedidos absorbiendo las deudas y desregulando los precios o tarifas (concretamente la de los servicios públicos), así garantizaban a los nuevos propietarios multinacionales una alta tasa de ganancia. En algunos casos, las adquisiciones de las empresas privadas han estado basadas en la conversión de las deudas en inversiones, de este modo ningún nuevo capital (o títulos valores) entra en el precio de compra. El sistema de libre mercado puede obtener una fuerte inyección de fondos de la venta, pero pierde beneficios a largo plazo y los productores y consumidores pagan precios más altos por los bienes y servicios, mientras las multinacionales aumentan sus remesas de beneficios o financian nuevas inversiones en nuevos sectores de la economía. La privatización no suministra normalmente nueva tecnología, investigación o puestos de trabajo como en gran medida ocurre cuando se producen cambios en la propiedad. La privatización conduce a la reasignación de los beneficios, con mayores cantidades saliendo al exterior y hacia arriba, introduciendo de esa manera una mayor presión en la balanza de pagos y en las reservas exteriores, especialmente por aquellas empresas que producen mayoritariamente para el mercado nacional. Si las negociaciones de la deuda, los swaps y la condicionalidad aceleraron la adquisición de recursos y empresas latinoamericanas por las multinacionales de EE.UU., la liberalización de los movimientos de capital que acompañó el proceso y la desregulación del sistema financiero abrieron la puerta al crecimiento masivo de la especulación (sobre las divisas, acciones, derivados, bonos basura, etc.) otra fuente de volatilidad y drenaje de riqueza hacia los bolsillos de los grandes fondos de inversión de Wall Street. El posterior colapso de la especulación de valores era inevitable dada la muy estrecha base de la economía real, la reducción del mercado consumidor nacional las expectativas inversoras grandemente infladas basadas en la percepción de que "otras y posteriores inversiones" continuarían inyectando dinero en la ya saturada "economía de papel". El sistema de Libre Mercado mantuvo la afluencia de capitales mediante divisas altamente sobrevaloradas y tipos de interés exorbitantes que consumieron la inversión local, y llevaron al estancamiento, la recesión y el desempleo masivo. Cuando el sentido de la realidad penetró finalmente incluso el denso humo ideológico de la clase dirigente, y la economía real mostró signos de colapso, los inversores extranjeros huyeron en masa socavando las reservas exteriores y sacando las cuentas exteriores de su equilibrio. Los tipos de interés artificialmente altos y las monedas locales sobrevaloradas, que previamente habían dañado gravemente a los exportadores, les obligaron a desplazar los recursos a cuentas denominadas en dólares, la economía de papel y la compra de bonos a corto plazo, retroalimentaron así la economía de papel. El colapso de los valores y préstamos que no se devolvieron a tiempo al sistema financiero fueron así los detonantes de un colapso que se originó por los "fundamentos" o "principios" de la economía de libre mercado: los incentivos diseñados para atraer inversores extranjeros, las estructuras que transformaron la toma de decisiones empresariales en una clase de bomba de crecientes inversiones improductivas y la acumulación basada en el exterior Royalties Una de las fuentes más grandes y más rápidas de extracción de beneficios y de enriquecimiento de las empresas de EE.UU. en Latinoamérica son los acuerdos sobre royalties y licencias de patentes. Los emergentes billonarios y multimillonarios de Latinoamérica que se han "asociado" con las multinacionales de EE.UU. prefieren alquilar las licencias y tecnologías más que hacer inversiones a gran escala y a largo plazo en investigación y desarrollo. Muchas grandes empresas estadounidenses prefieren en muchos casos alquilar tecnologías y patentes por un porcentaje de ventas garantizado, evitando los conflictos nacionalistas y laborales, así como los problemas de comercialización. Así, sin añadir un solo dólar de inversión, software, biotecnología y productos farmacéuticos, películas, vídeos, Cds,.., circulan a través de las empresas

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latinoamericanas que pagan un perpetuo royaltie a las empresas de EE.UU. Los pagos por royalties son una parte crecientemente importante del total de ingresos acumulados y transferidos a EE.UU. Y nuevas áreas están siendo añadidas, concretamente en el área ambigua y poco definida de la "propiedad intelectual". De hecho, productos medicinales y plantas que siempre han sido usados por la gente en Latinoamérica están siendo "patentadas" por las multinacionales, prohibiendo así su producción y uso por sus originales usuarios. Sucursales de gigantescas empresas agroalimentarias de EE.UU. están produciendo "semillas empaquetadas" que están diseñadas genéticamente para impedir a los granjeros utilizar las semillas de la planta original. Los royalties que las multinacionales recaudan se ven aumentados por estas nuevas formas de "imperialismo transgénico", y la homogeneización de la producción que socava la potencial innovación inducida localmente es una consecuencia de las políticas básicas del sistema de libre mercado. Resumen Las ganancias acumulativas de las grandes empresas de EE.UU., bancos y empresas de inversiónes, totalizan una extraordinaria acumulación de riqueza por cualquier cálculo que se haga. Quizás en mayor medida que en cualquier otra época de la historia reciente y que en cualquier otro lugar del mundo, las empresas de EE.UU. han obtenido con diferencia la mayor recompensa económica de ningún otro poder imperial o poder que aspire a ser global. Es claro que la mayoría de los beneficios son el producto del sistema de libre mercado y la rígida aplicación de políticas que favorecen a las grandes empresas. Dado el deprimente funcionamiento de las economías en su conjunto, el prolongado estancamiento económico, la crisis crónica de la balanza de pagos y la creciente asignación de los recursos nacionales para satisfacer las obligaciones externas, parece claro que el sistema de Libre Mercado ha hecho poco por el desarrollo de Latinoamérica y mucho por aumentar las oportunidades de una multitud de grandes empresas estadounidenses de saquear la economía y sociedad latinoamericanas Las mayores empresas de EE.UU. en la banca, exportación e inversión extraen o sacan la parte más importante de sus ingresos de Latinoamérica: de hecho su viabilidad depende de mantener en funcionamiento esa bomba de succión. El colapso de las economías latinoamericanas , en gran parte inducido por el sistema de libre mercado y el masivo pillaje de su economía por parte de la élite empresarial, bancaria e inversora de EE.UU. y sus socios latinoamericanos, es inminente. El impacto en las principales empresas de EE.UU. será rápido y profundo, amenazando con provocar el mayor crash desde 1929. Reconociendo los peligros para las principales multinacionales de EE.UU., Washington ofreció 30 billones de dólares para evitar el colapso de la economía brasileña. Incluso aquellos fondos hicieron poco por evitar la crisis brasileña y mucho por financiar a los atemorizados inversores estadounidenses de las principales pérdidas del "papel" que ellos mantuvieron en préstamos, títulos y anotaciones brasileños. El aspecto crucial es que el impacto de la crisis de las economías latinoamericanas tendrá un efecto fundamental en los principales actores económicos, las empresas que van a la cabeza en la economía estadounidense. El gobierno de EE.UU. está preparado para desviar billones de los programas sociales nacionales y de las infraestructuras nacionales deterioradas apoyando o sosteniendo las estructuras tambaleantes que han engordado las cuentas de los bancos y empresas de EE.UU.. Al promover los sistemas de Libre Mercado, Washington no está sólo actuando en beneficio o representación de los intereses empresariales privados y de Wall Street, está también sosteniendo sistemas que han acentuado los intereses hegemónicos de EE.UU. Las ganancias políticas de Washington

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A nivel general los sistemas de Libre Mercado latinoamericanos han funcionado como un coro en defensa de las políticas de libre mercado de Washington en el mundo entero. Menem en Argentina, Frei en Chile, Cardoso en Brasil, Fujimori en Perú,..la lista es muy larga-, y mientras los Presidentes cambian, la retórica del libre mercado continúa. En Latinoamérica Washington se ha asegurado discípulos ejemplares y socios billonarios interesados por sí mismos en promover el programa de Wall Street de privatizar los planes de pensiones, las empresas públicas rentables y aplicar rigurosamente la redistribución o reconcentración de la renta (ajustes estructurales) sin tener en cuenta la oposición ni los intereses del pueblo. Al ligar su suerte al vagón de Washington los regímenes latinoamericanos suministran una coartada o tapadera que legitima las prácticas que claramente favorecen a los principales protagonistas económicos de EE.UU. (y de Europa y Japón). Aunque el funcionamiento actual de la economías de libre mercado no es para alardear sobre las mismas, el "efecto demostración" que tiene sobre las élites de Asia y otros lugares es probablemente significativo. Las inmensas fortunas acopiadas por los socios de Wall Street en Latinoamérica son probablemente la envidia de muchos especuladores de Asia crecientemente móviles, la capacidad o facilidad para despedir trabajadores en Chile es seguramente la envidia de los fabricantes de transportes surcoreanos. Latinoamérica sirve como "rampa de lanzamiento" para "globalizar" la ideología y políticas de libre mercado al resto del tercer mundo. Y no de manera poco significativa Washington puede contar conlos votos de Latinoamérica en el GATT y otros foros económicos internacionales para respaldar o dar apoyo moral a su posición general sobre el libre comercio, incluso aunque tengan diferencias en cuestiones concretas. Los sistemas de libre comercio latinoamericanos que brindan un alto nivel de colaboración entre su capitalistas transnacionales estratégicamente situados y los intereses de las grandes empreesas de EE.UU., han asentido o dado el consentimiento en extender el radio de acción de Washington a las instituciones políticas, militares y judiciales de Latinoamérica en un grado sin precedentes. No es una exageración considerar a las naciones latinoamericanas como naciones "semi-soberanas". En primer lugar, los sitemas de Libre Mercado han aceptado, de hecho, las peticiones de Washington de "extraterritorialidad". El arresto, transporte, juicio y sentencia por parte de Washington del General Noriega fue un ejemplo. Las críticas por no mantener las formas fueron seguidas por un profundo silencio y posterior cooperación al prorrogar las bases militares de EE.UU. en Latinoamérica y ampliar el papel oficial de la DEA (Agencia de Lucha contra la droga), CIA y FBI en la vigilancia de las sociedades latinoamericanas. Los regímenes latinoamericanos se han sometido a los procedimientos de "certificación" USA en lo que respecta al narcotráfico, lo cual da a Washington un papel esencial en la selección y rechazo de altos funcionarios políticos, militares, judiciales y de la policía (lo que precisamente no supone una insignificante intromisión y delimitación de la "soberanía nacional". Los sistemas de Libre Mercado latinoamericanos han implementado fervorosamente las "Políticas de ajuste" diseñadas por EE.UU. por la vía del control e influencia del Tesoro en el Banco Mundial y el FMI. Las características principales de las economías (relación entre la propiedad pública y privada, reglas de comercio, reglamentación laboral, sistema de pecios y subsidios,...) han sido profundamente moldeados por Wall Street a través de Washington de tal manera que sería la envidia de los Virreyes españoles. Las características de la actividad estatal y la reorientación del activismo estatal hacia la promoción de los inversores extranjeros es otro gran plus político de Washington. El Gobierno de EE.UU. se ha asegurado mediante los acuerdos sobre comercio e inversiones, no sólo la eliminación de las barreras al comercio y a la inversión extranjera, y la protección de los inversores estadounidenses de las posibles nacionalizaciones, sino la aquiescencia por parte de los sistemas de Libre Mercado del "papel clave" que los inversores extranjeros juegan en cualquier esquema de "desarrollo".

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Es como si los regímenes latinoamericanos hubieran asumido el papel de Washington de guardianes de los inversores estadounidenses ( con la cláusula añadida de que los contribuyentes latinoamericanos pagan la factura. En términos globales y regionales, los sistemas de libre mercado han contribuido a realzar los fines estratégicos de EE.UU. en el terreno ideológico, económico y militar, mientras que disminuyen todos los obstáculos a la penetración en el público de masas de la cultura estadounidense. Aparte de los beneficios "macropolíticos", Washington se ha asegurado el apoyo en áreas y cuestiones concretas. Las élites económicas y políticas del libre mercado Latinoamericano se hacen eco de las posiciones de Washington sobre el terrorismo, derechos humanos y las políticamente definidas como "naciones non gratas". Por ejemplo, los libres hombres de negocios latinoamericanos nunca se pronuncian sobre cuestiones relativas al terrorismo de estado que dimana de Washington (bombardeo de Afganistán y Sudán), pero condenan a Serbia en Kosovo. Condenan lo que Washington califica como "criminales de guerra" en Bosnia, pero siguen la indicación de Washington absolviendo a los generales latinoamericanos genocidas de Guatemala, Chile y Argentina. Condenan y boicotean a Libia for el caso Lockerbee, pero se abstienen de condenar la tortura sistemática de palestinos por parte de Israel. En los conflictos regionales y el "alineamiento de bloques", los regímenes latinoamericanos es más probable que se alineen con Washington frente Europa y Japón en cuestiones de comercio, y en cuestiones del Medio Oriente y de seguridad. Hay también áreas de desacuerdo, concretamente en cuestiones regionales donde hay un notable sentimiento público e intereses empresariales locales opuestos a las políticas de Washington y donde Europa respalda "la postura independiente" de los regímenes latinoamericanos. La más notable diferencia entre los regímenes de Libre Mercado latinoamericanos y Washington es en la legislación Helms-Burton que sanciona a las empresas que se relacionan con Cuba. En el comercio cubano los regímenes latinoamericanos son defensores del "libre mercado" más consistentes que sus tutores del norte, cuya política está más "motivada ideológicamente". Otra cuestión de conflicto es Las Malvinas, donde Washington respalda a Londres contra el suave apoyo de Latinoamérica a Buenos Aires. Lo que estas y otras diferencias nos dicen es que en las grandes cuestiones que definen la posición hegemónica de Washington los regímenes de Libre Mercado latinoamericanos son "seguidores de la fuerza hegemónica". Pero en cuestiones específicas que afectan sensibilidades nacionales concretas y los importantes intereses de sus capitalistas transnacionales, los regímenes de Libre Mercado latinoamericanos han disentido, particularmente cuando han contado con el apoyo europeo y canadiense. Claramente las relaciones entre los sistemas de Libre Mercado latinos y Washington han sido inmensamente favorables a las posiciones hegemónicas de Washington. Los regímenes latinoamericanos han permitido el acceso sin precedentes por parte de EE.UU. a los recursos naturales, han facilitado la influencia de Washington dentro de sectores clave del gobierno, incluyendo los servicios secretos, el ejército y el poder judicial. Lo que claramente es un excelente ejemplo de un súbdito hegemonizado, es en muchos casos el papel de aquellos regímenes latinoamericanos que toman iniciativas en beneficio de los intereses de USA sin coerción o directivas de washington. Por ejemplo el Presidente Zedillo paga préstamos multibillonarios de dólares a los EE.UU. con antelación a su fecha a pesar de la enorme dificultad que ello supone para el pueblo mejicano. El Presidente Menem a menudo se adelanta a las demandas políticas y económicas de EE.UU. y se apresura a implementarlas antes de que sean planteadas realmente por Washington. Las décadas de los regímenes latinoamericanos de Libre Mercado han sido claramente el periodo más favorable en este siglo para Wall Street y Washington. Pero ¿qué le ocurre a Latinoamérica bajo la hegemonía USA? ¿Quién gana y quién pierde bajo el Nuevo Imperio?. Latinoamérica bajo la hegemonía de EE.UU.: ¿quién gana y quién pierde?

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El éxito de las instituciones políticas y económicas estadounidenses en Latinoamérica ha tenido un importante impacto socioeconómico en la región. Esencialmente podemos considerar tres hipótesis en relación a los éxitos o logros norteamericanos. La hipótesis ganancia-ganancia: ganadores en todas partes. La prosperidad general acompaña la hegemonía de EE.UU. y la implementación de las políticas de libre mercado. Después de un breve periodo de sufrimiento inicial los grupos de asalariados y propietarios participan de los beneficios y dádivas de las inversiones estadounidenses (inversiones en cartera y de adquisiciones de empresas). La hipótesis de suma cero sugiere que las "ganancias" de EE.UU. se ven acompañadas por pérdidas latinoamericanas. Esta hipótesis argumenta que las transferencias de riqueza a los EE.UU., la explotación de recursos y las privatizaciones benefician el "centro" y perjudican a la "periferia". Esto es, que las sociedades hegemonizadas están de hecho "subdesarrolladas" y sin fuentes autóctonas de acumulación. La hipótesis tercera de ganancia-ganancia-pérdida sugiere que el éxito de Wall Street incrementa el enriquecimiento de una "élite minoritaria" crecientemente segmentada mientras que empobrece a la mayoría. El sistema de libre mercado no está encapsulado rígidamente en regiones "geográficas" sino que se describe mejor a través de las alianzas de clase e interestatales. Lo que los apologistas del libre mercado impermeabilizan como "economía globalizada" describe de hecho una estructura de clases altamente polarizada a nivel interno en la que los capitalistas transnacionales latinoamericanos comparten los beneficios, las ganancias financieras y las privatizaciones con Wall Street. Los éxitos son resultado de la redistribución de la renta, los gastos del gobierno, los préstamos y créditos a favor de los de arriba, y de la descapitalización de las empresas y granjas productivas locales y de la caída del empleo y la renta entre los productores asalariados y los campesinos pobres. Para medir el impacto del éxito de EE.UU. en la sociedad latinoaméricana es importante analizar distintos indicadores socioeconómicos: La distribución de la renta: Los estudios han demostrado consistentemente que la desigualdad entre el 10%de la población con rentas más altas y el 40% con rentas más bajas ha aumentado a lo largo de los 20 años. Si miramos la parte más alta de la pirámide de rentas encontramos que ha surgido una nueva clase de billonarios super ricos cuya riqueza y activos económicos exceden ampliamente cualquiera de las fortunas previamente acumuladas por las clases con mayor riqueza. Un vehículo de transformación de los "ricos" (millonarios) en super-ricos" (billonarios) ha sido la privatización de activos rentables a precios de saldo. Después de las ventas, las valoraciones han subido vertiginosamente sin que se produzca ninguna nueva inversión significativa, mientras las privatizaciones han ocasionado despidos masivos, precios más altos y pagos más bajos por los despidos. El crecimiento de la renta de las diferentes clases (la cuestión del nivel de vida): Aunque en su conjunto los niveles de renta pueden haber aumentado en algunos países, los niveles de vida de los asalariados y pequeños productores han disminuído. La subida del desempleo, el crecimiento de la fuerza de trabajo informal, los recortes en los gastos estatales en salud, educación , bienestar y vivienda, implican que los salarios del Tercer Mundo no mantienen un ritmo de acción uniforme a los precios como en el primer mundo. La privatización de los servicios sociales significa que una mayor parte de la renta monetaria tiene que ser asignada para pagar lo que previamente era financiado gratuitamente o a más bajo coste por los programas públicos de asistencia. La calidad de la educación y de la sanidad pública también se ha deteriorado. Así, aparte de la disminución relativa y absoluta de renta monetaria, la eliminación de los subsidios de los servicios y productos alimenticios, reduce el poder de compra de la clase asalariada y de los pequeños productores. Concentración de la tierra y carencia de tierras: Con la implementación de la agenda de Libre Mercado la concentración de tierras y la carencia de las mismas ha crecido rápidamente. La bajada de las barreras arancelarias ha llevado a abaratar la importaciones de EE.UU. y a la ruina de los pequeños productores de cereales que no

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pueden competir con las subsidiadas exportaciones de cereales estadounidenses. La promoción de productos para la exportación y la asignación de los créditos gubernamentales y de asistencia técnica ha provocado la expansión de grandes empresas agrarias y el declive del campesino agrícola. La mecanización y especialización de cultivos ha desplazado a los granjeros arrendatarios y a los aparceros, y convertido en obsoletos a los jornaleros agrícolas. La consecuencia ha sido el éxodo acelerado de campesinos desde las zonas rurales a los barrios pobres de las ciudades y un aumento en el número de campesinos virtualmente sin tierras en el campo. En Brasil, Méjico y Argentina grandes empresas agroalimentarias de EE.UU. han financiado la producción a gran escala así como contratado productores latinoamericanos, dando lugar a una mayor especialización y concentración de la propiedad. Como resultado la producción alimenticia latinoamericana ha disminuído y la importaciones de alimentos han subido vertiginosamente. Mientras tanto, los campesinos relegados a las tierras marginales subsisten a duras penas. Otros, incapaces de pagar aquellos productos alimenticios básicos a los que se les ha quitado el subsidio, están de forma creciente sufriendo hambre o malnutrición. El Libre Mercado al causar la crisis en la agricultura ha sido un factor importante para la generación de una nueva ola de militancia campesina y de un aumento en la produción de coca y otros cultivos ilícitos. Autosuficiencia alimenticia: Latinoamérica no tiene alimentos suficientes. La región ha llegado a ser dependiente alimenticiamente incluso cuando aumenta sus exportaciones agarias. Esto es el resultado directo de las políticas de Libre Mercado que favorecen las importaciones de alimentos estadounidenses y a las élites de las empresas agroalimentarias de EE.UU. y Latinoamérica que se especializan en productos de exportación. Los campesinos productores y los granjeros pequeños y medianos eran los principales productores de artículos de primera necesidad (maiz, arroz, frijoles,...) para el consumo local. Como las políticas comerciales y de crédito del Libre Mercado han beneficiado a los productores especializados y arruinado a los pequeños productores, Latinoamérica se ha convertido en un importador neto de alimentos, un importador que no puede suministrar alimentos a precios asequibles a su población rural y urbana. El empleo: formal e informal: Directa e indirectamente el sistema de Libre Mercado ha tenido un impacto importante en el mercado de trabajo. El cambio más espectacular ha sido el crecimiento de la fuerza de trabajo "informal"; es decir, el crecimiento del empleo inestable con baja remuneración y al margen de la normativa laboral. En muchos países latinoamericanos la "fuerza de trabajo informal" es mayoritaria y los trabajadores formales una distinguible minoría. En muchos casos el crecimiento del "trabajo informal" es producto de la subcontratación de la produción a los principales fabricantes por parte de los pequeños productores locales que de paso distribuyen el trabajo a productores que lo hacen en familia El crecimiento y proliferación del empleo "informal" es una forma encubierta de desempleo. El sistema de Libre Mercado ha provocado el despido masivo de trabajadores de las empresas privatizadas y de empleados públicos debido a los recortes en los gastos estatales especialmente en los servicios sociales. El resultado es un amplio conjunto de trabajadores que ejercen presiones a la baja en los salarios y que aumentan la rotación de los trabajadores con contratos temporales mal pagados. El anverso de esta situación es un tremendo aumento del poder de los empleadores e inversores extranjeros que tienen capacidad para reducir los costes laborales aumentando las ganancias de los inversores. Especialización, estrategias exportadoras y vulnerabilidad: El sistema de Libre Mercado ha reestructurado las economías latinoamericanas fomentando la especialización y las exportaciones frente a la diversificación de la economía y el desarrollo del mercado nacional. El resultado es la desarticulación de las redes internas de transportes, infraestructuras e intercambios de bienes, y la "modernización" de enclaves y redes de distribución ligadas a los mercados exteriores.

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La especialización en limitados productos de exportación significa una mayor vulnerabilidad a las fluctuaciones de precios lo que de paso provoca unos ingresos gubernamentales inestables que están conduciendo a la incertidumbre en la inversión y a restricciones a largo plazo en las inversiones de capital público y privado. La dependencia de los mercados exportadores en un mundo de "exportadores" provoca un exceso de productores en un mundo de escasos (shrinking) consumidores,a una sobre acumulación de capital en un mundo de cada vez más débiles oportunidades de inversión. El crash de los importantes mercados de exportación en Asia, Rusia y cada vez más sitios, ha presionado para que sectores latinoamericanos se adentren en la crisis. Los desequilibrios entre el mercado nacional y los sectores exportadores debilitan la capacidad del estado de reavivar la economía, a no ser que cambie la estructura básica de la economía. La desarticulación del mercado nacional significa tanto la ruina de los productores agrarios locales como que los ingresos de las exportaciones no alcanzan a cubrir las importaciones de alimentos. La especialización en las exportaciones y la reducción de las barreras arancelarias llevaron a la bancarrota a muchos fabricantes locales capaces de sustituir con productos locales las inaccesibles importaciones extranjeras que estaban lejos del alcance de los consumidores locales. Asimismo, la estrecha integración del estado con el capital transnacional debilitó su capacidad de reconstruir una economía capaz de sustituir la producción nacional y los mercados locales. Los "desequilibrios" creados por la especialización de las exportaciones no sólo son perjudiciales económicamente sino que han comprometido seriamente la capacidad del estado para liberar a las naciones latinoamericanas de las crisis. Auge y quiebra de las finanzas: Latinoamérica nunca experimentó un boom económico real bajo la égida del sistema de Libre Mercado. Una significativa expansión tuvo lugar en los especializados sectores mineros, en los mercados de valores y en assembly plant zones ¿¿ -pero ninguna de ellas acarreó importantes innovaciones y nuevas líneas de producción capaces de sostener el crecimiento. El boom en los denominados "mercados emergentes" fue en gran parte el resultado de flujos a gran escala de inversiones en cartera que inflaron artificialmente el valor monetario de las acciones por encima de su capacidad para generar ganancias. La privatización encaminó al capital extranjero y nacional a la compra de las empresas ya establecidas, no a añadir nueva capacidad productiva, mientras los regímenes usaban los ingresos obtenidos por la venta de las empresas públicas para pagar a los acreedores extranjeros. El efecto neto fueron cambios en los títulos de propiedad pero poco crecimiento real de las fuerza productivas y la pérdida de futuros ingresos públicos. El problema clave en la transferencia de propiedad, desde la propiedad nacional a la extranjera y desde lo público a lo privado, es la pérdida de control sobre resortes estratégicos de la economía. Las decisiones para reinvertir las ganancias al expandirse la producción local están ahora basadas en una comparación con las tasas de ganacia internacionales, no en consideraciones locales de empleo, ahorro de divisas o en profundizar las ligazones hacia atrás y hacia delante de la economía nacional. Asimismo, la privatización impide la toma de decisiones clave sobre la financiación de la investigación y el desarrollo tecnológico, nuevas líneas de productos y nuevas estrategias de comercialización, trasladándolas fuera del alcance de los policy makers nacionales y hacia los consejos de administración de compañías extranjeras. En suma, el Libre Mercado crea a corto plazo ganancias inesperadas y a largo lazo debilidad estructural; esto es, afluencias de capital a gran escala y salidas rápidas. Es precisamente cuando se necesita capital nuevo para suplir los déficit de reservas y de ingresos de divisas, etc.. cuando el capital extranjero vuela respondiendo a lo que los inversores extranjeros consideran "señales del mercado negativas", de esta forma, repentinamente, exacerban la debilidad estructural subyacente. La fuga de capital nacional que acompaña la desregulación del Libre Mercado ha aumentado la necesidad de préstamos extranjeros que necesitan los regímenes latinoamericanos. El ratio deuda/exportaciones tiende a subir con el aumento del gap

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entre los gastos por importación y los ingresos por exportación. El resultado neto son presiones añadidas sobre el sistema para pedir prestado o despojarse de otros activos nacionales para atraer nuevos flujos de capital extranjero a corto plazo. Para asegurar la financiación exterior los tipos de interés se elevan a niveles a los que los productores locales no pueden permitirse pedir prestado y son incapaces de sostener la producción, mientras los consumidores no pueden adquirir créditos y la economía se estanca. La contradicción central es esta: las condiciones necesarias para atraer del exterior grandes flujos de capital en cartera (los altos tipos de interés) son precisamente las condiciones que generan el estancamiento nacional. Un fenómeno que ha llegado a ser generalizado en Brasil desde mediados de los 90 y que se extiende a través del resto del continente. Como consecuencia del declive de la inversión nacional pública y privada se produce el estancamiento de los mercados nacionales, el deterioro de la infraestructura social pública (instalaciones educativas y sanitarias), así como de la infraestructura física. El resultado es una incidencia creciente de las enfermedades contagiosas como el cólera y la fiebre amarilla, y el crecimiento del analfabetismo funcional. El aumento de los pagos de la deuda que acompañan el crecimiento de los préstamos, sugiere fuertemente que la mayoría de los nuevos créditos, préstamos e inversiones, no son productivos o coste eficientes; es decir, no son capaces de generar las rentas e ingresossuficientes para cubrir los nuevos costes del pago del principal y los intereses. Por tanto, los préstamos y créditos que se suponen son para sacar a Latinoamérica del estancamiento y la deuda, sirven en su lugar para suministrar de nuevo a los inversores extranjeros la privatización de más empresas rentables y el pago de intereses más altos a los especuladores. Los aumentos en la deuda están inversamente relacionados al crecimiento (un círculo de desarrollo perverso, no virtuoso). Mirado desde el ángulo del desarrollo nacional, el crecimiento a corto plazo de los sectores especializados (los que tienen mayores flujos de capital de cartera) y el crecimiento de ciertos sectores exportadores no compensan o garantizan el crecimiento agregado y sostenido de la economía nacional: grandes sectores de la economía nacional están en declive, una mayoría de la fuerza de trabajo está subutilizada (ocupada en trabajos de baja productividad), la investigación innovadora ha sido exterminada, la economía sigue el patrón de las crisis: crecimiento y después colapso. Hay poco que hablar en términos de una estrategia de desarrollo del sistema de Libre Mercado. Hay great deal un gran negocio que considerar en términos de reconcentración de la riqueza, del poder y los assets valores. La estructura de la toma de decisiones El sistema de Libre mercado ha llevado a un agudo deterioro de la capacidad de tomar decisiones por parte de los representantes nacionales elegidos. Las decisiones más significativas que afectan a las relaciones entre la propiedad pública y privada, los salarios, precios, inversiones, gastos e ingresos son forjadas o configuradas por los protagonistas extranjeros que se ocultan o refugian en las instituciones financieras internacionales. Ellos son seleccionados por funcionarios del Tesoro del gobierno de EE.UU. y responden a las necesidades e intereses de las grandes compañías y empresas estadounidenses. Los nuevos reguladores que determinan o fijan las reglas comerciales y de inversión son los funcionarios no elegidos de los bancos centrales nacionales, los ministros de finanzas y sus asesores, y los consejeros que forman las IFIs. Las decisiones tomadas nunca son el resultado de la consulta y el debate con el gran público antes, durante o después de las elecciones. Por el contrario, las decisiones son deliberadamente tomadas para evitar la consulta y el debate público porque está claro para todo el mundo que ellas perjudican a la mayoría y benefician a las élites muy ricas. Las decisiones básicas, quiénes las toman y la manera en que son tomadas, revelan la naturaleza profundamente autoritaria del sistema de Libre

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Mercado. El hecho de que las decisiones estén basadas en una gran disparidad de ganancias y pérdidas entre por una parte las élites nacionales y extranjeras y por otra la gran mayoría de latinoamericanos, explica la centralidad del comportamiento autoritario dentro de los sistemas de Libre Mercado. Conclusión Hacia una teoría de las relaciones Latinoamericanas-Estadounidenses El desafío al estudiar (y cambiar) las relaciones EE.UU.-Latinoamérica es llegar a términos en teoría, con la divergencia fundamental de los beneficios e intereses incrustado enlavado en los sistemas de libre mercado. El entramado conceptual reciente que afirma destaca la "interdependencia" fracasa totalmente para captar la tremenda disparidad en los beneficios y pérdidas, asi como llas relaciones de poder situadas a los lados. Más recientemente otros han destacado la noción de relaciones hegemónicas, destacando la difusión y asimilación de la ideología neoliberal dominante. Aunque la hegemonía explica en parte el comportamiento de las élites políticas en Latinoamérica, ella fracasa al tratar con el uso pasado y presente de la fuerza y la intervención USA abierta y encubierta para imponer los regímenes iniciales de hecho que establecieron los parámetroslos parámetros políticos de los contemporáneos sistemas político económicos de libre mercado. Además la "hegemonía" puede aludir más al comportamiento de las élite políticoeconómicas latinoamericanas que se han beneficiado de las políticas y por tanto no tienen ninguna necesidad de ser "influenciadas". En este aspecto, hay numerosas indicaciones de que la ideología de libre mercado (la expresión de la hegemonía USA) no se extiende muy por debajo de las clases medias si acaso en Latinoamérica. A la luz de las huelgas generales de masas, las ocupaciones de tierras y otras formas de oposición popular a las políticas claves de libre mercado es probable que la "hegemonía" tiene una clase específica y aplicación de tiempo concreta particular. Aún más general y más pervasive es el uso del término "globalización" para descridbir la actuales relaciones USA-Latinoamérica. El problema con este concepto es que fracasa para reconocer bancos y grandes corporaciones tienen su base están asentadas en USA, protegidos por Washington y nutridos por los funcionarios del departamento del Tesoro en las IFIs. Aunque estas grandes empresas funcionan en muchos países, ellas tienen el cuartel general en USA donde la mayoría de los CEOs (Chief executive officiar) toman las decisiones, sacan sus salarios y distribuyen los beneficios. La interface entre Whashington y Wall Street difícilmente da prestad o financia por sí la noción de "aldea global" y otras tales pintorescas pero irrelevantes metáforas. Las divergenciad en los beneficios y pérdidas en las relaciones entre USA y Latinoamérica no puede ser comprendida por vacuas abstracciones como "centro" o "periferia" que se abstrae de las relaciones de clases a través de las naciones ni explica la integración de los capitalistas transnacionales latinoamericanos en el sistema de libre mercado dentro de Latinoamérica y en las redes internacionales de acumulación de riqueza. La divergencia de intereses y beneficios puede ser comprendida dentro de un paradigma teórico que puede explicar porqué y cuando los intereses de los bancos y empresas USA ganan y las clases productoras, trabajadoras y campesinas latinoamericanas pierden. La teoría del imperialismo tiene varias ventajas. Primero, permite tener en cuenta las raíces históricas de las relaciones contemporáneas. Segundo, se cimenta, se basa alrededor de la centralidad de relaciones de clases y estados, entre capital y trabajo, lo que nos permite centrarnos en las relaciones de explotación así como en la dominación nacional. En tercer lugar, suministra una comprensión de la fuerza que conduce la expansión extranjera (la actividad maximizadora del beneficio de bancos prestamistas y empresas). En cuarto lugar, suministra una comprensión de la "nación-estado concreta" base de la dominación y

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por ello de la explotación. En quinto lugar, el imperialismo suministra una estructura para comprender la diferenciación discriminación de clase y la explotación que lleva a "pérdidas y ganacias". Además, nos los suministra con una comprensión del papel sistemático del estado imperial en promover, expandir y consolidar y defender los intereses de grandes compañías multinacionales que funcionan en Latinoamérica. El imperialismo suministra una comprensión del papel colaborador de los estados y clases transnacionales latinoamericanas al identificar los intereses económicos comunes y su modo de asociación. La "hegemonía" puede ser mejor comprendida como un producto de la fase específica del imperialismo en la que los golpes cruentos o sangrientos se deshicieron d elos adversarios, los políticos locales son cooptados o asimilados al asumir las ideas dominantes y los intelectuales institucionales u orgánicos difunden las ideas estipuladas o decretadas por los poderes dominantes. En resumen, la fuerza imperial precede a la persuasión hegemónica. El concepto d imperialismo es extremadamente útil para comprender la naturaleza de las "transiciones" de la administración militar y el talante autoritario d los sistemas electorales del libre mercado. La democracia latinoamericana bajo el imperialismo USA ha sido desde el comienzo un asunto de las élites: la misma transición fue marcada por negociaciones relativas a las élites que efectivamente congelaron mantuvieron el status quo de la era militar. Además, el mismo funcionamiento, estructura y restricciones de la democracia latinoamericana ha sido profundamente influido por las relaciones que atraviesan las naciones entre instituciones autoritarias y elitistas en Latinoamérica (como el ejército y los grupos empresariales y financieros locales) y sus equivalentes u homógos en USA. Washington ha defendido regularmente la impunidad de los exdictadores militares que cometieron flagrantes abusos de los derechos humanos (para resguardar defensores estratégicos de los sistemas de lire mercado. El estilo y sustancia d la influencia política y económica d USA en Latinoamerica es por la vía de negociaciones de elite a puerta cerrada en gran medida con representantes o funcionarios no elegidos que son de absoluta confianza para Washington y Wall Street. Las decisiones a las que llegan son frecuentemente "legisladas" mediante decretos ejecutivos decretos ley, un procedimiento autoritario muy aplaudido por Washington y los medios USA como "actos de coraje" frente a la masiva desaprobación o rechazo. El autoritarismo en la sustancia y estilo que caracteriza la democracia latinoamericana es en gran parte producto de las conexiones o relaciones de los intereses imperialistas que definen las relaciones Latinoamericanas-USA. Por tanto para referirse a la "continuación del legado autoritario en las actuales democracias latinoamericanas" requeriría una explicación de ela matriz imperial que sostiene los centros modernos de poder autoritario. Las élites políticas que administran las democracias latinoamericanas lo hacen bajo las "restricciones" de acomodar arreglar a los capitalistas transnacionales latinoamericanos (que definen lo que es el capitalismo hoy) y la la multiplicidad d los intereses USA que se extienden y dominan sectores clave del sistema político y económico. Estas excluyen al pueblo y a la mayoría del electorado de representación en las áreas de interés y más importante aún de cualquier legislación y consulta significativa. En suma, el imperialismo mantiene las formas pero vacía el contenido de la democracia. La democracia bajo el imperialismo es en gran medida hablar para el pueblo y trabajar para los ricos, especialmente los ricos de fuera extranjeros. Las relaciones imperiales entre USA y Latinoamérica están cargadas con crisis. LA extraordinaria volatilidad de los flujos de capital en ambas direcciones, el pillaje o saqueo sin precedentes de la economía y las enormes concentraciones de riqueza han socavado los fundamentos para un crecimiento capitalista sostenido y creado la base para una crisis severa. La base d apoyo a los extraordinarios beneficios para los intereses USA se ha estrechado: pocos recursos públicos quedan por ser explotados,

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los erarios públicos se han vaciado para pagar los cada vez más onerosos pagos de la deuda, las reducciones en los gastos sociales para incentivar a los inversionistas han sido ya reducidos hasta llegar a los huesos. El sistema regulador de libre mercado ha destruido el mercado nacional, socavado las infraestructuras materiales y levado a la bancarrota a los productores locales. La capacidad para importar es cada día más rstringida por desequilibrada estrctura renta de la demanda. El menor pánico financiero puede llevar accionar a los inversionistas extranjeros, el líquido sangre vital del sistema, a la escapada. La precariedad del sistema de "Libre Mercado" en su conjunto es tanta que el edificio entero depende d inyecciones grandes y cada vez más grandes de préstamos estatales y de la incierta confianza de los prestamistas financieros. Dada la importancia económica de Latinoamérica para las compañías multinacionales y bancos claves, el colapso de Brasil, Méjico, Argentina y Venezuela llevará a una crisis de consecuencias imprevisibles. La misma importancia que las ganacias latinoamericanas (beneficios, pagos de intereses, etc.) se han dado por hecho o asumido por los sectores claves de la élite económica USA (y para la Balanza de Pagos) tiene su lado negativo en las duras consecuencias que un colapso tendrá en las pérdidas para Wall Street. El imperialismo y el gap en las ganacias y pérdidas que ha producido, ha generado movimientos sociopolíticos a gran escala a través del continente. Su alcance y detalle varia de pais a pais. Desde los masivos Movimientos de Trabajadores sin tierras en Brasil a los 15.000 miembros de la guerrilla en Colombia y otros muchos movimientos entre otros. El imperialismo no solo produce ganadores y perdedores sino que la subyacente explotación que produce aquellas divergencias de intereses también provoca reistencia, rebelión y quizás un nuevo ciclo de revoluciones

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El impacto político y social del neoliberalismo por James Petras Hay varias mistificaciones en cuanto al neoliberalismo, que propagan sus defensores y que desafortunadamente toman como verdaderas muchos escritores de izquierda. Para comprender como el neoliberalismo impacta sobre la sociedad en general, y sobre los obreros rurales en particular, hay que tener una comprensión clara de lo que es y de lo que no es el neoliberalismo. Los defensores del neoliberalismo, arguyen que es una forma nueva y avanzada del capitalismo, que es la culminación de la historia. Arguyen que es el inevitable resultado de una revolución tecnológica, un producto de la racionalidad del mercado. Arguyen que es la forma más eficaz de organización económica. Hay varias fallas fundamentales en el argumento neoliberal. Mitos y realidades del neoliberalismo En primer lugar, el neoliberalismo no es nuevo. América Latina ha experimentado estrategias económicas liberales durante la mayor parte de los últimos 500 años. Desde la mitad del siglo XIX hasta los años 30, la mayoría de América Latina siguió la estrategia liberal: economía abierta, especialización exportadora, propiedad privada (mayormente extranjera) de recursos básicos y dependencia de préstamos e inversiones extranjeras. El análisis crítico de este sistema, tuvo lugar en los años '30, durante las crisis mundiales capitalistas. Las crisis del liberalismo condujeron a rebeliones populares en México y por toda América Latina. Estas rebeliones fueron provocadas por la extrema concentración de riqueza y poder y por el aumento masivo de la pobreza y el desempleo. Después, definieron una fase de desarrollo nacionalista-populista, tanto en las empresas públicas como en la protección del mercado doméstico, la industrialización nacional estimulada por el Estado y los programas socio-populistas. El "neoliberalismo" contemporáneo, ha creado desigualdades socio- económicas parecidas a las del liberalismo del siglo XIX. Aunque la estructura de clase, los patrones demográficos y los sistemas económicos son distintos hoy en día, los resultados generales son similares. Es importante esta crítica perspectiva histórica para señalar el hecho de que el neoliberalismo no es el fin de la historia, sino una regresión, una vuelta atrás, hacia una doctrina que falló en el pasado. En segundo lugar, el neoliberalismo no es el producto del "progreso evolutivo", sino que es parte de un proceso cíclico. El neoliberalismo llegó al poder en el siglo XIX, se extendió, se deterioró y se reemplazó por un sistema distinto: en algunos casos por el populismo nacional, en otros por el socialismo. El reclamo neoliberal de que éste representa un producto de la revolución tecnológica, es falso, al menos en dos aspectos. Primero, el neoliberalismo tiene una historia de ascensos y descensos, con 500 años de historia, anteriores a cualquier revolución tecnológica. Muchos de los fundamentales cambios tecnológicos, como el ordenador y la automatización, precedieron al actual resurgimiento del neoliberalismo, y por lo tanto no se pueden atribuir al "mercado". En tercer lugar, el argumento de que el neoliberalismo es producto de una elección racional y de la eficacia del mercado, contrasta con el hecho de que los orígenes del neoliberalismo en América Latina, se ubican en el período de las dictaduras militares de los '60 y '70, las cuales reprimieron "elecciones libres" y prohibieron el debate racional. Además, es difícil describir el neoliberalismo como un sistema "eficaz", en tanto aumenta el número de trabajadores subempleados y desempleados a un 60 por ciento de la fuerza laboral y la tierra no cultivada se

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concentra en pocas manos, al tiempo que se desplaza a los obreros rurales. Resulta claro que el ascenso del neoliberalismo no es el producto de la eficacia de la racionalidad. El neoliberalismo es el resultado del poder político y de la lucha de clases. Las victoria militares y políticas de los capitalistas exportadores y financieros aliados con el imperialismo y el ejército, impusieron el neoliberalismo a la fuerza y sostienen el modelo a través del control del Estado. A modo de resumen, el neoliberalismo es esencialmente un proyecto político basado en una configuración de poder de capitalistas exportadores y financieros, que controlan el Estado. Desde esta base de poder en el Estado, la burguesía neoliberal dicta la política económica, contrata ideólogos y compra elecciones. Para cambiar la política neoliberal hace falta un cambio fundamental en la correlación de poder de clase dentro del Estado. La lucha de clases y la ascendencia del neoliberalismo La ascendencia del neoliberalismo no es el resultado de un debate doctrinal, sino el producto de las derrotas militares y políticas de la izquierda entre 1964 y 1967. En este período, la clase capitalista tomó el Estado y comenzó una guerra prolongada contra el avance social de las dos décadas previas: se eliminó la legislación laboral progresista, se privatizaron y desnacionalizaron las empresas públicas, se bajaron los sueldos, y se revirtieron los avances en materia de reforma agraria. Las derrotas político-militares de la Izquierda en Brasil (1964), Chile y Uruguay (1973), Argentina (1976), Bolivia (1971), etc., fueron seguidas por la implementación de las primeras etapas de programas neoliberales de "choque". Los aliados estratégicos de esta ofensiva política neoliberal fueron las multinacionales estadounidenses y el Estado imperial, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. La lección es clara: cualquier intento de reversión del neoliberalismo debe seguir la misma lógica que tomaron los capitalistas para establecer su sistema: la lucha de clases que conduce al poder del Estado, la renacionalización de la industria y la redistribución de tierra e ingresos. En resumen, los orígenes del neoliberalismo no son ni "tecnológicos" ni "económicos" sino, en el análisis final, políticos y sociales: las políticas neoliberales y las expresiones ideológicas siguieron a la toma del poder del Estado. Desde esta ventajosa perspectiva, podemos ahora examinar las consecuencias políticas del reinado del neoliberalismo. Consecuencias políticas del neoliberalismo El neoliberalismo en el poder, ha transformado la naturaleza de las políticas y las propias relaciones políticas e interestatales. El hecho político fundamental es la aparición de un sistema político neoautoritario, bajo el disfraz del proceso electoral. Los regímenes recurren a un estilo autoritario de gobierno -característico de regímenes militares-, para poder implementar las políticas neoliberales antipopulares de privatización de empresas públicas, promover los intereses agro-industriales en desmedro de los campesinos y obreros rurales, e incrementar el número de desempleados para bajar los sueldos urbanos. 1o Gobiernan por decreto: la privatización de las empresas públicas se decreta por el Ejecutivo sin consultar a la ciudadanía ni al Congreso. 2o Las decisiones las toman organizaciones no electas por la ciudadanía, como las instituciones financieras extranjeras y domésticas. 3o El aparato del Estado (judicatura, altos mandos militares, policía y agentes de inteligencia) permanece incambiado con respecto a la dictadura. 4o El régimen promueve una cultura de miedo: se usan amenazas de fuerza e intimidación para inhibir la movilización de masas y la oposición pública. 5o Las elecciones se controlan a través de la manipulación y el control de los medios de comunicación, vía fraude (como en México) o por la compra de diputados del Congreso (como en Brasil). El neoliberalismo es compatible con las elecciones, pero depende de medidas autoritarias e instituciones para implementar su programa. El proceso electoral en sí, se devalúa porque los políticos neoliberales nunca hacen campaña para su programa real e

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incluso prometen corregir los abusos del neoliberalismo. Una vez electos, proceden a profundizar y extender el proceso de privatización. Entonces hay un abismo profundo entre lo que ocurre durante la campaña electoral y lo que los neoliberales practican cuando llegan al poder. La carencia absoluta de correspondencia entre las campañas electorales y el gobierno elegido, alienta la apatía de los votantes, el cinismo hacia la política electoral y el giro hacia la política extra-parlamentaria. Por ejemplo, cuando los políticos prometen reformas agrarias durante su campaña electoral y entonces, una vez elegidos, promueven los intereses de los exportadores de plantaciones a gran escala, los obreros rurales y los campesinos toman la acción por fuera del sistema electoral y al ocupar tierras legislan su propia reforma agraria. La política neoliberal favorece a los capitalistas vinculados al mercado exportador, a los inversionistas extranjeros y a los que operan en el sector bancario, y frecuentemente excluyen al Congreso y a la oposición política de cualquier decisión importante. Los ejecutivos neoliberales buscan evitar cualquier debate público y la revelación pública de los ilícitos vinculados a la privatización de las empresas públicas lucrativas y -para evitar investigaciones- de las superganancias que obtienen. Lo mismo pasa con las violaciones de los derechos humanos por parte del Estado (como por ejemplo, con las masacres de campesinos). Cuando los presidentes neoliberales no pueden convencer a los legisladores, frecuentemente recurren a chantajes y a la implementación de fondos especiales para proyectos locales, que les aseguren votos decisivos para legitimar su políticas. En resumen, el neoliberalismo corrompe el proceso legislativo, haciendo de los miembros del Congreso elegidos por los votantes, meros funcionarios del Ejecutivo. El nuevo autoritarismo de los neoliberales se manifiesta en su política hacia los trabajadores. Mientras los regímenes militares sencillamente reprimieron los derechos laborales, los neoautoritarios aprueban leyes laborales restrictivas, que facilitan el despido de los trabajadores, debilitan o derogan las regulaciones con respecto a la salud y al bienestar, y alientan a los patrones a intensificar la explotación a través de prácticas de "flexibilidad laboral" El crecimiento del desempleo y las nuevas leyes laborales, tienen el doble efecto de "fragmentar" los sindicatos tradicionales, debilitando su poder colectivo de negociación. En respuesta al declive de los sindicatos tradicionales, han surgido nuevos movimientos socio-políticos comprometidos en la acción directa. Por ejemplo, mientras las confederaciones laborales urbanas más importantes han perdido huelgas y han estado a la defensiva, los obreros rurales y los movimientos de campesinos de Brasil, Paraguay y México, Bolivia, Ecuador, etc., han tomado la ofensiva, ocupando la tierra y atacando las políticas liberales del régimen. Los regímenes neoliberales recurren a "tácticas de choque", combinando los aumentos dramáticos de los precios al consumidor, con cortes drásticos en los gastos sociales, en los sueldos y en el trabajo estable. Como resultado, los salarios han caído casi un 70 por ciento en México, 30 por ciento en Argentina, 60 por ciento en Bolivia, etc. Las llamadas "estrategias de supervivencia", despolitizan a los pobres y los confinan en proyectos locales a pequeña escala, dirigidos por organizaciones no gubernamentales y financiados por donantes extranjeros. En muchos casos, los neoliberales combinan los programas macro- sociales que favorecen a los ricos, con programas "de pobreza" micro-sociales, diseñados para evitar que los pobres reaccionen políticamente en contra el régimen neoliberal. En resumen, uno de los resultados claves del neoliberalismo, es el crecimiento de los gobiernos neoautoritarios, junto con la corrupción del proceso electoral y la de los diputados electos. Esto ha estimulado como contra-respuesta-, el crecimiento de la acción directa extra-parlamentaria, especialmente la de los movimientos rurales. Los nuevos regímenes autoritarios, cuentan con el Estado represivo para implementar sus "políticas de choque" y con sus seudo programas anti-pobreza para evitar rebeliones populares. El efecto combinado está diseñado para fragmentar los movimientos de masas. El resultado, sin embargo, es el debilitamiento del proceso tradicional de negociación colectiva de los sindicatos urbanos y el fortalecimiento de los movimientos de acción directa en las zonas rurales.

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El retorno de la izquierda Sería un grave error sobreestimar la capacidad de los regímenes neoliberales para imponer sus políticas y consolidar su gobierno a perpetuidad. El neoliberalismo sigue un ciclo de ascenso, consolidación y declive político. Las misma condiciones que marcan el "éxito" de un régimen neoliberal (privatización de los bienes públicos, crecimiento de las exportaciones e importaciones, incremento de la inversión externa, concentración del ingreso) extienden y profundizan la oposición. Hoy, por toda América Latina, está surgiendo una izquierda nueva, a partir de nuevos actores socio-políticos. El centro principal (pero no exclusivo) de resistencia, está en el campo, en las provincias y entre los funcionarios (profesores, trabajadores de la salud, etc.). Los líderes campesinos son muy distintos de los del pasado, incluso si han aprendido de las luchas tradicionales. Son jóvenes (entre 20 y 30 años), cosmopolitas (saben de agricultura y de política nacional e internacional), viven de acuerdo a como viven aquéllos a quienes representan (no tienen privilegios económicos) y funcionan dentro de organizaciones democráticas en las que priman las decisiones colectivas. Combinan la política de acción directa en las zonas rurales, con la construcción de coaliciones con movimientos urbanos. Estos nuevos movimientos campesinos son organizaciones autónomas que combinan el marxismo y la política de clases, con las luchas de género y de etnia. Trabajan con partidos fraternales, pero rechazan la idea de ser "correas de transmisión" partidarias. Uno de los componentes básicos de estos nuevos movimientos, es que entienden que, para tener éxito, la cuestión de la reforma agraria tiene que formar parte de una transformación social general que involucre a las instituciones financieras, tanto como a las comerciales y culturales. Lo que hace que estos nuevos movimientos rurales revolucionarios sean diferentes a los de los sindicatos reformistas, es que conciben la lucha contra el neoliberalismo, no sólo como una cuestión económica, sino en términos de lucha política. Los nuevos movimientos rurales ponen énfasis en la lucha contra el imperialismo cultural y la manipulación de la cultura popular. Proporcionan recursos impresionantes para la educación popular, y en la lucha por crear una nueva subjetividad. Están de acuerdo con el Che Guevara en que "no se puede construir el socialismo con los símbolos del dólar en los ojos de la gente". Los movimientos agrarios están comprometidos en una lucha cultural directa contra los neoliberales para ganar los corazones y las mentes de las clases populares rurales u urbanas. Mientras el neoliberalismo promueve el interés individual, los movimientos enfatizan la solidaridad social de clases; mientras el neoliberalismo idealiza la promoción individual, los movimientos promueven el avance colectivo; mientras el neoliberalismo glorifica la ganancia, la avaricia y el consumismo, estos movimientos jerarquizan la riqueza social, la salud pública, la educación y la vivienda. En esta confrontación cultural sobre la zona crucial de la subjetividad, está mucho en juego: la subjetividad da forma a la organización y a su capacidad de luchar y transformar las condiciones impuestas por el neoliberalismo. No sólo el empobrecimiento económico conduce directamente a la acción social colectiva. Para transmitir los valores e ideas "neoliberales", las clases dominantes cuentan con los medios de comunicación, para moldear individualidades apolíticas y atomizadas, que viven virtualmente la vida de los ricos y famosos que exhibe la televisión. Para contrastar con los medios de comunicación, los movimientos rurales cuentan con miles de líderes de opinión a nivel local, con activistas, militantes, radios locales y publicaciones, con las que dan forma a una cultura alternativa basada en la solidaridad. Una vez más, es un error sobreestimar el poder de los medios de comunicación y la capacidad del neoliberalismo para establecer su hegemonía sobre las masas. En primer lugar, en donde hay comunidades hegemónicas que comparten una experiencia de clases común y que tienen su propios líderes de clase, el mensaje neoliberal no penetra la conciencia de la gente. La ideología neoliberal penetra en la conciencia de las masas, cuando la gente está atomizada, desorganizada, "victimizada", o cuando sus organizaciones son dirigidas por burócratas enriquecidos

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que no prestan atención a la educación política y que dependen de su "carisma personal" o de sus conexiones con la élite. El neoliberalismo no es meramente un fenómeno económico, también es cultural e ideológico: proyecta una visión mundial. Como tal no se le puede enfrentar sólo en el nivel económico o político, sino también a través de una visión alternativa, como parte de una totalidad democrática, coherente y colectivista. Las herramientas del neoliberalismo La ideología neoliberal se puede dividir en dos tipos de discursos. Uno de ellos se dirige a las clases gobernantes y se diseña para formular políticas que reparten los recursos estatales y las empresas para enriquecer aun más a lo ricos. Por ejemplo, el neoliberalismo promueve la privatización de empresas públicas (en realidad, su venta a monopolios privados), y la eliminación del salario mínimo para bajar los gastos laborales de los capitalistas. Estas políticas macro socio-económicas que definen el carácter general de la economía, la estructura de clase y el Estado, polarizan la sociedad, aumentan las desigualdades y concentran la riqueza y el poder. Pero si se sigue al neoliberalismo en su "lógica pura", sólo llegaría a una minoría privilegiada, aislada y vulnerable a la revolución. Por miedo a una rebelión social, un grupo de ideólogos ha formulado una doctrina que se llama "neoestructuralismo". Este discurso apoya los propósitos básicos del neoliberalismo, pero añade una serie de proyectos "microsociales" para contener el malestar social. La política microsocial comprende el reingreso del Estado para "corregir" algunos de los excesos (pobreza de masas, desempleo, etc.) generados por las macro políticas. Estas micro-políticas incluyen las siguientes propuestas diseñadas para complementar el modelo neoliberal: 1o "Auto-ayuda" y "micro-empresas" 2o Política de "identidad" 3o "Desarrollo alternativo" Las políticas de autoayuda son financiadas por fundaciones neoliberales, gobiernos extranjeros y regímenes locales. Su propósito es desviar el malestar popular, para que no exija fondos del Estado, inversiones y repartos de tierra destinados a la autoexplotación, promoviendo la labor familiar sin pago, el trabajo en turnos dobles y la auto-financiación. La autoayuda está vinculada con "microempresas", que proveen de mano de obra barata para la distribución de los productos de las grandes corporaciones o para la fabricación de mercancías a través de subcontratistas. En todos los casos, los "microempresarios" no tienen vacaciones pagas, no pensiones, ni programas de salud, etc. La tasa de bancarrota es muy alta, porque la competencia es intensa. Sin embargo, quiénes promueven las micro-empresas editan publicaciones financiadas sobre "historias exitosas" de "micro-empresarios" que han logrado beneficios. El problema es que no se resuelve ninguno de los problemas básicos de los sin tierra y de la pobreza de las masas. Pero sí se cultiva la ilusión y la esperanza de que es posible "tener éxito a través de la iniciativa individual". La segunda arma ideológica del neoliberalismo, al nivel micro social, se centra en los temas de género, ecología e identidad étnica, divorciados de los de clase, tierra y cuestiones económicas. Se dirige mucho dinero a organizaciones promovidas por ecologistas que critican los problemas ecológicos sin examinar y desafiar sus raíces económico-políticas en la estructura del poder capitalista. Se dan fondos para organizaciones feministas que centran su enfoque en los problemas de nivel personal o familiar, pero que no se comprometen en la la lucha de clases por la reforma agraria, por el empleo estable o por centros de cuidado para los niños de las madres que trabajan. De la misma manera, la estrategia neoliberal aporta fondos para actividades culturales reivindicadoras del idioma y del folclore de los indios y negros, pero rechazan sus luchas por el retorno a la tierra fértil y por la creación de empleos estables y bien pagados. Los neoliberales han incluso cooptado el discurso de algunos grupos progresistas, al dar fondos para economías de comunidad o para "alternativas populares". Estas "alternativas" combinan muchas de las características de la autoayuda y la microcooperación, pero están desconectadas de la lucha para transformar el macro sistema de poder. Los proyectos basados en las comunidades

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son sujetos a las mismas presiones del libre comercio, del declive en las inversiones del Estado, y la escasez de la tierra, del crédito y la asistencia técnica. La "descentralización" significa que el gobierno local asume la responsabilidad por la educación y la salud, pero sin los recursos económicos que se concentran en el Estado y que financian a las élites exportadoras. El propósito de estas políticas microsociales es dividir, localizar y despolitizar a los obreros rurales y los campesinos. Promueven la autoexplotación, además de la explotación capitalista. La respuesta del movimiento popular a este reto neoestructural, es radicalizar estas propuestas al vincular la cooperación étnica, de género y local, a luchas nacionales e internacionales para transformar los sistemas macro sociales. La lucha campesina por la igualdad entre los hombres y las mujeres, se basa sobre la solidaridad de clase para la reforma agraria, por la socialización de los bancos, por la protección del Estado al mercado doméstico y por préstamos de bajo interés a los productores. Frente a la propuesta neoliberal, que subordina las campesinas a mujeres burguesas, en una organización común que opera dentro de los parámetros del neoliberalismo, los movimientos revolucionarios de campesinos y sus líderes femeninas, proponen una alianza de clases de mujeres, dentro de la lucha de clases por reforma agraria. La igualdad de género en el movimiento es un prerequisito para la transformación social. El impacto organizativo del neoliberalismo El neoliberalismo ha provocado un impacto mayor sobre la organización socio-económica de la producción y sobre las organizaciones socio-políticas de la sociedad. Es útil enfocarse en el impacto del neoliberalismo en el campo. Podemos especificar siete cambios organizacionales mayores en la producción en las zonas rurales. 1o Las trasnacionales subcontratan a granjeros locales la mayoría de la producción, mientras ellos ganan de la venta de insumos y la comercialización. Así, el "granjero independiente" es de hecho, un empleado del complejo agro- industrial. 2o La organización de las cooperativas rurales, está vinculada con las trasnacionales y eso determina que los cooperativistas dependan de la producción, la distribución y los precios de las trasnacionales, las que también deciden la elección de mercancía y mercados. 3o Los complejos agroindustriales han transformado la fuerza laboral, al introducir la tecnología y la producción especializada, aumentando así el volúmen del excedente de mano de obra. La misma está fragmentada en una masa de trabajadores temporales y una pequeña minoría de empleados permanentes. 4o La política del Estado se dirige a subvencionar a los grandes exportadores y convertir a los campesinos en trabajadores sin tierra, a través de dos mecanismos: la importación de alimentos baratos y la intervención militar para destruir la producción de la coca. Los intereses de los exportadores estadounidenses y la DEA convergen con los de los grandes productores locales. 5o El Estado promueve la colonización de los campesinos sin tierra en tierras marginadas, lejos de los centros políticos y económicos. El resultado es la dispersión política y económica de campesinos con potencia radical. 6o El Estado neoliberal, a través de sus políticas de precios bajos, altos tipos de intereses, libre comercio y políticas de subvención selectiva que favorecen a los grandes exportadores, socava a los productores locales a pequeña escala, llevándolos a la bancarrota. El desplazamiento masivo de poblaciones rurales a las ciudades, ha sido una manera de promover la agricultura extensiva de los agroexportadores. El desplazamiento de productores pequeños, también crea excedente de mano de obra, lo cual baja los sueldos en el campo y en la ciudad. 7o El Estado neoliberal depende de la confianza de los grandes inversionistas para financiar sus deudas, cubrir sus déficit de comercio y sus inversiones. La "confianza" de los grandes inversionistas depende de que se les aseguren altas tasas de ganancias y mano de obra dócil y de la carencia de controles por parte del Estado. Debido a las desigualdades socio-económicas y al malestar socio-político creciente, el Estado depende cada vez más de la represión para mantener la confianza de los inversionistas y evitar la huida del capital. La represión toma la forma de intervención directa del Estado, apelando a grupos paramilitares no

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oficiales, muchos de los cuales son en realidad organizaciones militares oficiales. Estas nuevas formas dadas a la organización de la producción bajo el neoliberalismo, generan la resistencia popular y el crecimiento de las organizaciones de clase. Para desarticular los movimientos de clase, los neoliberales establecen organizaciones de competencia, que intentan socavar la resistencia popular. El neoliberalismo y las ONG El neoliberalismo alienta el crecimiento de las organizaciones no gubernamentales, que buscan atraer a los campesinos y a los pobres urbanos al ámbito de influencia de donantes extranjeros, oficiales gubernamentales locales y profesionales contratados. Estas organizaciones sociales se presentan como grupos progresistas que defienden el "poder popular", el "desarrollo sustentable" y la "democracia participativa". En la práctica, son correas transmisoras para la política neoliberal, que ayudan a desmantelar los servicios públicos y a promover la privatización de los servicios sociales. Las ONG no se oponen a la privatización masiva de los recursos naturales, o a los grandes flujos de capital extranjero que se dirigen hacia el crecimiento exportador no sustentable. Finalmente, las ONG son dirigidas por un grupo de élite de profesionales, que tiene que responder ante sus donantes extranjeros, es decir, son organizaciones verticales, no democráticas. La segunda organización socio-política promovida por el neoliberalismo son los "programas de pobreza", controlados por el Estado. El Estado neoliberal patrocina grupos de "autoayuda" y otros similares, en contra de la pobreza, que ni atacan las raíces de la misma ni responden a las necesidades básicas de la gente, sin cuestionar el tema de los medios de producción necesarios para resolver sus necesidades básicas. Estos programas de autoayuda y contra la pobreza, dirigidos por el Estado, son nuevas organizaciones que sirven a los poderes establecidos. Representan una manera de generar el clientelismo para conseguir votos en beneficios de los políticos neoliberales. En tercer lugar, las agencias internacionales de préstamos, dan financiación para "economías basadas en la comunidad". Estos grupos son subordinados a los intereses de los grandes capitalistas. en muchos casos, los "líderes de la comunidad", son empleados del Estado o colaboradores que dependen de los recursos financieros de los banqueros neoliberales. En cuarto lugar, los neoliberales han sido activos en financiar sectores "apolíticos", espiritualistas, evangélicos y pentecostales, que se oponen a la teología de la liberación. Enseñan la obediencia al Estado y la sumisión al sufrimiento resultante de las políticas neoliberales. En quinto lugar, los neoliberales promueven organizaciones feministas, étnicas y ecológicas, que se comprometen en la colaboración de clase con el imperialismo. Se preocupan por echarle la culpa a los pobres por la desforestación, el machismo y el racismo. Las ideologías de la política de identidad, arguyen que estas "identidades" trascienden las divisiones de clases y se las puede tratar a través de actividades culturales y proyectos en pequeña escala. En resumen, el neoliberalismo está cambiando la organización de la economía y la sociedad, en modalidades que fragmentan la mano de obra y debilitan las organizaciones de clase. Estos cambios organizacionales, sin embargo, han sido enfrentados por nuevas formas de organización social y por el retorno de la política de lucha de clase. El neoliberalismo y la lucha de clases en los '90 El neoliberalismo ha provocado una oposición creciente por todo el continente, que es distinta en muchos aspectos a la política revolucionaria del pasado. Para colocar la nueva ola de organizaciones sociales revolucionarias y el retorno de la lucha de clase en su contexto histórico, es importante repasar los ciclos revolucionarios pasados. Esencialmente, podemos distinguir cuatro ciclos revolucionarios diferenciados: 1o (1957-67) Comienza con la revolución cubana y los movimientos guerrilleros en Perú y Venezuela, y termina con la muerte de Guevara, la consolidación de la revolución

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cubana y la derrota de algunos de estos movimientos. 2o (1968- 76) Se compuso de luchas urbanas de masas, movimientos guerrilleros y avances electorales en Chile, Argentina, Uruguay, Brasil y México. El período termina con una serie de golpes de Estado, que conducen a las dictaduras militares. 3o (1979-89) Comienza con la revolución sandinista y la ofensiva popular en El Salvador y Guatemala, y terminó con la derrota electoral de los sandinistas y los acuerdos de paz con el neoliberalismo. 4o (1990) Este ciclo continúa en ascenso y se basa fundamentalmente en las luchas campesinas en Brasil, México, Ecuador, Bolivia, Paraguay, Colombia y en otros paises. Muchos de los antiguos revolucionarios se han transformado en neoliberales y colaboradores del imperialismo. Algunos aún usan la retórica e incluso critican al neoliberalismo, pero forman alianzas electorales con los llamados "sectores modernizantes" de la burguesía. La cuarta ola de oposición revolucionaria es distinta de las del pasado, en el sentido de que la mayoría de los movimientos importantes se basa en organizaciones autónomas de campesinos. Los líderes son líderes rurales, no intelectuales urbanos. Las organizaciones rechazan el papel de correas transmisoras para los partidos electorales o los comandantes guerrilleros. Son democráticas y no verticales. Su liderazgo es colectivo y no personalista. Algunos de los movimientos tienen relaciones fraternales con partidos electorales de la izquierda, pero su actividad principal se basa en la acción directa antes, durante y después de las elecciones. Algunos de los movimientos se vinculan con movimientos guerrilleros como las FARC-EP en Colombia o los zapatistas en México; otros dependen de la movilización política de masas, la solidaridad y la autodefensa. Mientras la mayoría de los movimientos dinámicos tienen una base rural fundamental entre los obreros sin tierras y los campesinos, buscan forjar coaliciones sociales y políticas con los movimientos urbanos y los sindicatos. Mientras la reforma agraria es una exigencia central, ellos tienen la visión de la transformación de las relaciones agrarias como parte de un cambio mayor en el sistema capitalista. Surge la pregunta: ¿por qué lo rural ha llegado a ser el centro de la movilización política? ¿por qué la lucha agraria ha surgido con centro de la oposición al neoliberalismo, pese al declive relativo de la población rural?. Básicamente, no hay una sola explicación. La estrategia de exportaciones ha diezmado a los pequeños productores; la promoción de la agroindustria ha aumentado la importancia del excedente de mano de obra en el campo; la crisis urbana ha cerrado las ciudades como válvula de escape. Mientras la economía campesina ha sido golpeada duramente, el campo sigue manteniendo fuertes lazos sociales: la familia, la comunidad, los lazos étnicos y religiosos, contribuyen a la solidaridad social. Así que la combinación de la extracción intensificada de riquezas y la solidaridad social, ha conducido a una mayor capacidad para la movilización social. En segundo lugar, ha surgido un liderazgo nuevo en el campo, que no ha sido corrompido por las estructuras burocráticas existentes y por la financiación del Estado. Ser un líder en el campo no es fuente de privilegios, es un oficio peligroso. Así que los individuos que buscan posiciones de liderazgo, lo hacen por intereses éticos y morales, además de los de clase. Estos líderes han jugado un papel importante en la construcción de movimientos desde abajo, basados en la participación de las masas. En tercer lugar, los movimientos rurales han sido creativos en combinar el marxismo, la religión y las creencias comunitarias y étnicas, en una ideología dinámica y ecléctica que es inclusiva y no exclusiva. Finalmente, los movimientos del campo han sido eficaces en movilizar las asociaciones religiosas, los sindicatos y el apoyo universitario sin perder su autonomía. En algunos casos, los nuevos revolucionarios rurales han establecido la hegemonía sobre los movimientos urbanos de masas: la reforma agraria es la exigencia central de una amplia alianza de movimientos rurales y urbanos. Las alternativas sociales, culturales y políticas

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Las alternativas surgen de las experiencias reales y del análisis de una realidad concreta. Las utopías son el opio de los intelectuales. Lo que es fundamental a cualquier alternativa es la cuestión del Estado. A pesar de lo que los neoliberales arguyen, el Estado es central a la promoción y defensa de las políticas neoliberales y a la perpetuación de las desigualdades. La cuestión básica es la relación entre los movimientos revolucionarios y el Estado. La tarea estratégica fundamental es establecer un Estado democrático y socialista, que responda a los movimientos populares democráticos. Esta meta estratégica, sin embargo, es el producto de una lucha prolongada y acompañada por luchas que dan soluciones de corto a mediano plazo a los problemas básicos que existen. Los revolucionarios tienen que centrar su esfuerzo, en ganar el control de los medios de producción, de comunicación y de distribución, a nivel local, regional y nacional. Los movimientos deben describir sus papeles en relación al sistema económico, como clases y no en términos de la distinción legal de ciudadanos en el sistema electoral. Son ciudadanos-campesinos, ciudadanos-obreros. En segundo lugar, los movimientos deben identificar las divisiones de clases y la explotación que definen la "sociedad civil" y rechazar la ideología que homogeiniza todas las clases como miembros de la llamada sociedad civil. En breve, deberemos profundizar nuestra comprensión de clase, del Estado y de la sociedad. En tercer lugar, debemos comprender que las clases no son homogéneas, que son diferenciadas internamente, que debemos luchar por la igualdad de género, de raza y de etnia dentro de la clase y por las exigencias culturales de grupos étnicos específicos dentro de la clase. Ese reconocimiento, no obstante, debe tomar lugar dentro de la unidad de la clase, dentro del marco de la perspectiva de lucha de la clase. La integración entre las unidades económicas populares, atravesando las fronteras nacionales, es un imperativo creciente para enfrentar la "integración desde arriba". Las cooperativas rurales y los complejos industriales urbanos que vinculan la producción y el consumo, se deben desarrollar para apoyar la lucha política y para crear los mercados alternativos. Se deben crear nuevos modelos de empresas públicas que se controlen democráticamente, que sean innovadoras y abiertas a nuevas ideas y tecnologías. No podemos tumbar al neoliberalismo repitiendo los errores del pasado. A partir de los movimientos democráticos y autónomos, las nuevas alternativas deben vincular abiertamente sus luchas sectoriales a una visión nueva de la sociedad socialista democrática, en la cual la propiedad colectiva, sea un medio para procurar una mayor libertad individual, mayor ocio y atención a las demandas afectivas. La liberación cultural significa la creación de medios de comunicación alternativos, la promoción de escritores, poetas y músicos locales; significa luchar contra la saturación de mercancías culturales imperialistas, al crear actividades culturales significantes y divertidas. No hay fórmulas culturales prefabricadas, y cualquier intento de imponer la conformidad a un estilo, está destinado a fracasar. Las alternativas a nivel político, se basan en los micromodelos, en los movimientos, asambleas, en la consulta y en los líderes representativos. Las alternativas están presentes en las prácticas, y las prácticas tienen que ser teorizadas y proyectadas a nivel nacional. En el análisis final, el neoliberalismo condena a la gente a una vida vacía. La alternativa revolucionaria da sentido a la vida. Luchamos, luego, existimos. El neoliberalismo es un sistema moribundo, pero no caerá solo. La sociedad revolucionaria está luchando para nacer. Solamente la intervención popular directa, puede hacer que eso suceda.

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El Imperialismo: Pasado, presente y futuro James Petras Cuanto mayor sea la realidad del poder imperialista, menos se escribe, se habla de ella o siquiera se menciona. Circulan toda clase de ideas vagas y amorfas: la globalización, el neoliberalismo, "la doctrina única". El imperialismo es la dominación, el control, la posesión y la explotación por parte de las clases dominantes de una nación-estado sobre otra nación, sus recursos, mercados y gente. Actualmente en un grado sin precedentes, los banqueros inversores, las empresas multinacionales y las instituciones financieras de Europa y Estados Unidos controlan la vasta mayoría de las principales organizaciones económicas que producen, invierten, comercian y circulan capital y commodities. Estas no son compañías "sin estado". Sus casas centrales se encuentran en Europa y Estados Unidos. Sus estados negocian, manipulan, presionan y se involucran en guerras para crear oportunidades, comprar a sus competidores, derribar barreras a su expansión económica y eliminar cualquier adversario real o imaginario. Los gobernantes imperialistas plantean amenazas nucleares, utilizan armamento de alta tecnología y destruyen a sus enemigos. Sus negociadores comerciales eliminan restricciones de los competidores y justifican las barreras comerciales para sus propias empresas. La principal función del estado imperialista es dominar de tal modo que sus multinacionales puedan florecer. El estado imperialista se ha hecho más poderoso e invasor con el crecimiento de los capitalistas "internacionales". El estado imperialista emplea a más funcionarios para abrir mercados, recaudar grandes sumas para financiar los regímenes de sus clientes en crisis financieras, envía a sus mejores banqueros a negociar deudas, aumenta la provisión de fondos para mejorar su capacidad militar y de inteligencia, para destruir a sus enemigos y debilitar a sus competidores. El estado imperialista otorga subsidios a un pequeño ejército de ideólogos para que discutan que el estado es anacrónico, que las reglas del "mercado libre" y las empresas globales no tienen lealtades nacionales. La hegemonía del estado imperialista se basa sobre la negación de su poder, para extender y profundizar su ejercicio. El lenguaje del Imperio En el período previo a la revolución bolchevique de octubre de 1917, el imperialismo era entendido a través del sistema euronorteamericano de dominación colonial de Africa, Asia y América Latina. Los estados coloniales y el capital euronorteamericano y japonés trabajaban de la mano para conquistar tierras y pueblos. Los países dominantes aceptaron ser designados como potencias imperialistas como signo de prestigio, ser una Gran Potencia. Después de las revoluciones comunistas, el surgimiento de los movimientos de liberación nacionales y la desaparición de las potencias imperialistas fascistas, la etiqueta de "imperialista" quedó desprestigiada. Se asociaba con saqueo y dominación. Por respeto a las susceptibilidades democráticas de Occidente y a las revueltas en el Tercer Mundo, la práctica del imperialismo se disfrazó y surgió un nuevo vocabulario de "regímenes post-colonialistas", "países en vías de desarrollo" y "países desarrollados". La realidad del imperialismo continuó, sólo que estaba más disimulada, El ejercicio actual de las intervenciones militares imperialistas imita al del pasado. En el período colonial, la ocupación euronorteamericana y el saqueo de los continentes estaban justificados en nombre de traer la "civilización occidental". Actualmente las guerras de agresión y la ocupación militar están justificadas en nombre de "misiones humanitarias". En el pasado, el mito imperialista era "El Descubrimiento de Nuevas Tierras"; en la actualidad es el mito de la "Invasión por Invitación" (extendida por los

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clientes locales). En el pasado, lo piratas, aventureros y funcionarios comerciales sobornaban, embaucaban y reclutaban a los jefes locales y líderes tribales para que traicionaran a su pueblo y colaboraran con el Imperio. Actualmente las "agencias de inteligencia" participan en operaciones encubiertas entrenando a ejércitos mercenarios, montando "gobiernos en el exilio" y proporcionándoles un libreto que declara su nacionalidad y afirmando su derecho a la autodeterminación. Lo que los ideólogos imperialistas consideran la legítima autodeterminación nacional es la división de las naciones y la creación de mini regímenes clientes que dependan del imperio. En el pasado, las órdenes religiosas y las autoridades coloniales participaban en el adoctrinamiento ideológico de los pueblos sometidos. En la actualidad los medios masivos de comunicación, el sistema de "educación superior" y las organizaciones no gubernamentales subvencionadas por el imperio junto con la propaganda del Vaticano proporcionan el mensaje ideológico que describe la subordinación como "modernización", la recolonización como "globalización" y la especulación financiera como la Era Informática. Actualmente, a diferencia del pasado, el poder imperialista penetra en todas las áreas geográficas y en todos los aspectos de la vida socioeconómica. Las corporaciones multinacionales y los bancos dominan no sólo los mercados de commodities y financieros, las principales redes comerciales locales e internacionales, sino también la elaboración genética de alimentos, la producción y comercialización masivas de "productos" culturales. Las fuerzas militares de los países están dirigidas por generales de los cuarteles euronorteamericanos. La marca del "éxito" cultural y educativo debe ser "certificada", "reconocida" y financiada por los líderes culturales en los centros culturales del imperio euronorteamericano. El imperialismo es un fenómeno multifacético. Componentes del Poder Imperialista Se nos recuerda constantemente que las corporaciones multinacionales en la actualidad no tienen una identidad nacional. Sin embargo, un reciente estudio empírico (The Myth of the Global Corporation) observó que más del 80% de las decisiones clave en inversiones y tecnología se toman en las casas centrales del "país de origen". Mientras que las multinacionales producen y distribuyen en todo el mundo, sus casas centrales siguen administradas y dirigidas por Europa, Estados Unidos y Japón. En una palabra, los circuitos económicos internacionales están bajo el control imperialista El alcance de la dominación imperialista puede ser mal entendido si se observan los componentes clave del poder imperialista, especialmente el control de las principales organizaciones económicas, el ejercicio del poder político-militar y el alcance de la hegemonía cultural. Economía de Imperio El concepto amorfo de "globalización" oscurece el grado en el que el poder económico está concentrado en las instituciones de Europa y Estados Unidos. Datos extraídos del Financial Times, 28 de enero de 1999, revelan que entre las 500 compañías más grandes (basadas en su capitalización de mercado), 244 son norteamericanas, 173 europeas y 46 japonesas. En otras palabras, el 83% de las mayores empresas que controlan el comercio y la producción mundiales son norteamericanas y europeas. Lo que resulta igualmente importante es el aumento del poder de Estados Unidos y la declinación de Japón en los últimos años. La cantidad de firmas japonesas entre las 500 principales disminuyó de 71 a 46; mientras que la cantidad de grandes firmas norteamericanas entre las primeras 500 aumentó de 22 a 244. Esta tendencia se acentuará en el nuevo milenio porque las compañías norteamericanas están comprando una gran cantidad de empresas japonesas, coreanas y de otros países

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asiáticos. La concentración de poder es aún más sorprendente si analizamos las 25 compañías más grandes del mundo (aquellas cuya capitalización excede los 86 mil millones de dólares): más del 70% son norteamericanas, el 26% son europeas y el 4% japonesas. En la medida en que las multinacionales controlen la economía mundial, es principalmente Estados Unidos el que resurge como potencia abrumadoramente dominante El argumento de que la "globalización" crea un nuevo mundo "interdependiente" es falso. Todos los llamados "mercados nacientes" de Asia, América Latina y Africa constituyen sólo el 5% (26) de las 500 empresas principales. Lo que es más significativo aún es que, debido a la crisis económica y las privatizaciones, muchas de estas 26 empresas son compradas por capitales norteamericanos o europeos y se convierten en subsidiarias del imperio euronorteamericano En la esfera financiera de poder, 11 de las principales 13 casas financieras y de inversiones son norteamericanas, las otras dos son europeas. Los mega fusiones y las comisiones billonarias en dólares que estos bancos "asesores" reciben los convierten en los actores más influyentes en el mundo financiero E l Imperio, no la "globalización" explica porqué la economía de los Estados Unidos continúa creciendo, mientras que Asia, América Latina, la ex U.R.S.S. sufren bancarrotas, crisis económicas y se derrumban. Las transferencias masivas de ganancias, intereses y pago de regalías a las multinacionales de Europa y Estados Unidos preceden y acompañan la crisis del resto del mundo. Este sistema de prosperidad y crisis puede entenderse mejor como el exitoso funcionamiento del imperio euronorteamericano. La "crisis" se ve precipitada por la liberalización forzada y las inversiones especulativas. Como consecuencia de la crisis, los países imperialistas se benefician mediante la compra de empresas en bancarrota, pagando bajos salarios en moneda devaluada y comprando bienes de consumo baratos. En nuestros días el capital euronorteamericano ha extendido su control mucho más allá de los primeros enclaves imperialistas en minería, agricultura o industria. En la actualidad los bancos euronorteamericanos sostienen miles de billones de dólares en deudas y reciben cientos de billones en pagos de deudas. Controlan los bienes inmobiliarios, las tiendas minoristas, los centros comerciales (shopping centers), productos de cultura masiva, los medios. Administran la política macroeconómica a través del FMI y del Banco Mundial. El alcance y la profundidad del imperialismo contemporáneo excede ampliamente la antigua "versión colonial" Este lucrativo imperio económico es creado, mantenido, protegido y expandido por el estado: no es, contrariamente al folklore neoliberal, un "sistema de mercado que se autoabastece". El Estado Imperialista El creciente imperio económico se corresponde con la mayor militarización de la política internacional. Encabezando el camino en esta dirección se encuentra el principio de poder de construcción del imperio: Estados Unidos y el gobierno de Clinton. Los presupuestos militares proyectados para los próximos cinco años rondan los 1,5 trillones de dólares. Se construyen nuevos sistemas antimisiles. Más importante que eso es que el régimen de Clinton, apoyado por los líderes europeos, ha definido explícitamente a la OTAN como una alianza militar ofensiva enfocada sobre la intervención en conflictos internos en cualquier parte del mundo. La doctrina militar neoimperialista está descripta en un documento titulado "El concepto estratégico de la Alianza" publicado por la cumbre de la OTAN el 23-24 de abril de 1999 y aprobado por los jefes de estado de Estados Unidos y Europa que se reunieron en Washington. Este documento brinda la explicación más explícita y global de la nueva doctrina militar que sirve para defender el creciente imperio económico euronorteamericano. La pieza fundamental de la nueva doctrina de la OTAN es la ampliación de la definición de intervención militar, la creación de nuevas fuerzas militares y la formulación explícita de una base unilateral para la acción militar ofensiva basada en los intereses

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imperialistas de los países de la OTAN. En el primer caso, la OTAN ya no es concebida como una alianza defensiva que responde a ataques militares. En lugar de ello, la OTAN ahora puede actuar simplemente para "mejorar la seguridad y estabilidad de la región euroatlántica" ). Es más, la participación militar de la OTAN se basa ahora en la "prevención del conflicto ... el manejo de la crisis -a través de- operaciones de respuesta a una crisis". En otras palabras, cada vez que los estados euronorteamericanos perciben que sus intereses corren peligro debido a los movimientos sociopolíticos que surgen, pueden intervenir militarmente dentro de un país ("operaciones de respuesta a una crisis"). Los pretextos sin límite prefijado para la intervención militar de la OTAN son más explícitos en la 2 Parte, titulada "Perspectivas Estratégicas". Bajo el subtítulo "Desafíos y riesgos para la seguridad" - que subraya posibles escenarios para la intervención militar, el documento establece que: "Algunos países en y alrededor de la región euroatlántica enfrentan serias dificultades económicas, sociales y políticas. Rivalidades étnicas y religiosas, disputas territoriales, intentos inadecuados o fallidos de reforma, el abuso de los derechos humanos y la disolución de estados ... tales conflictos podrían afectar la seguridad de la Alianza [OTAN]". En otras palabras, si los obvios fracasos de las transiciones capitalistas en Europa Oriental y en la ex U.R.S.S. llevan a movimientos anticapitalistas ("inestabilidad") que amenacen a regímenes miembros de la OTAN en la región, esta puede intervenir militarmente en las luchas internas con el pretexto de que el conflicto pone en peligro la seguridad de los países integrantes de la OTAN. Para intervenir en cualquier parte del mundo para proteger al nuevo imperio euronorteamericano, el documento propone una nueva fuerza estratégica (la creación de "fuerzas de despliegue rápido"), y un mayor gasto militar ("los aliados europeos fortalecen su capacidad para la acción, incluyendo el aumento de sus capacidades militares"). El carácter claramente imperialista de la nueva estrategia militar queda explícito en dos párrafos clave que van más allá de la declaración original de propósito de la OTAN. En el pasado, la acción militar de la OTAN se basaba en la premisa "ante cualquier ataque armado al territorio de los aliados". Sin embargo, en la nueva versión de la doctrina de la OTAN leemos: "La seguridad de la Alianza (OTAN) debe tener en cuenta el contexto global. Los intereses de seguridad de la Alianza pueden verse afectados por otros riesgos de una naturaleza más amplia, incluyendo actos de terrorismo, sabotaje y el crimen organizado y por la alteración del flujo vital de recursos". En otras palabras, si sustituimos la palabra "imperio" por "seguridad", podemos entender mejor que los líderes euronorteamericanos ahora pueden citar una multitud de asuntos internos/pretextos para intervenir militarmente fuera de Europa. Es más, si un régimen progresista decide nacionalizar sus recursos naturales y/o dedicar una mayor parte de los recursos al desarrollo interno en lugar de destinarlos a los cofres de las multinacionales euronorteamericanas, puede ser acusado por la elite de la OTAN de "alteración del flujo de recursos" y estar sujeto a una invasión por parte de las fuerzas de despliegue rápido y a un bombardeo por parte de los "administradores de las crisis" de la OTAN. Si no existen "verdaderas crisis", la elite de la OTAN puede imaginar una "crisis potencial en una etapa inicial" en cuyo caso las "fuerzas militares de la Alianza puede ser llamadas a realizar operaciones de respuesta a una crisis". En otras palabras, las elites de la OTAN pueden inventar una crisis hipotética para enviar sus misiles y su fuerza aérea para bombardear a un país disidente y calificarla de "operación de respuesta a una crisis". La expansión mundial y la conquista del capital euronorteamericano van acompañadas por una militarización mundial de la política exterior. Como establece el documento de la OTAN: "El tamaño, la disposición, la disponibilidad y el despliegue de las fuerzas militares de la Alianza reflejarán su compromiso con la defensa colectiva y con la ejecución de operaciones de respuesta a una crisis, a veces con poco tiempo de

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aviso, lejos de sus estaciones centrales, incluso fuera del territorio de los Aliados". La OTAN se presenta como la fuerza policial del mundo, definiendo para sus propios propósitos la naturaleza de crisis y de "defensa". El documento de la OTAN, a la vez que reconoce que la explotación imperialista y el pillaje en la "periferia" del imperio llevan a conflictos con los movimientos populares, proporciona los fundamentos políticos para la intervención militar: " Deberán tenerse en cuenta consideraciones regionales y en particular geoestratégicas dentro de la Alianza, dado que las inestabilidades en la periferia de la OTAN podrían conducir a una crisis o a conflictos que requieran (sic) una respuesta militar de la Alianza, potencialmente con poco tiempo de preaviso". Evidentemente, los blancos de la OTAN se extienden mucho más allá del continente europeo hasta América Latina, Asia y Africa. En el pensamiento de los estrategas de la OTAN se encuentra implícita la idea de que las políticas del mercado libre en Europa Oriental y Central, los Balcanes y la ex U.R.S.S. han producido resultados catastróficos para la mayoría de sus habitantes. Los líderes de la OTAN están preocupados porque esto provoque importantes levantamientos y un retorno al socialismo o que resulte en alguna variedad de nacionalismo benefactor. Por lo tanto, los militares intensifican su poderío para proteger a los nuevos regímenes de los clientes pro-imperialistas. Los planificadores militares estratégicos de la OTAN reconocen explícitamente que las políticas imperialistas de apoyo evocarán poco, o nada de, apoyo popular en el país elegido para la intervención militar. El documento dice: "Montar y mantener operaciones fuera del territorio de los Aliados donde haya poco o ningún apoyo por parte de la nación anfitriona significa la aparición de desafíos logísticos especiales". Para los estrategas militares del imperio, el problema no es la oposición política de la gran mayoría de la población en el país invadido, ni las violaciones a la soberanía, ni las inevitables y masivas pérdidas civiles de este indeseado ataque, sino la logística, la coordinación de todo el espectro de armas destructivas y de las tropas para llevar a cabo la misión imperialista. Para llevar a cabo la misión militar de los estrategas euronorteamericanos del imperio, la OTAN ha reclutado a los nuevos regímenes clientes de Europa Oriental: la República Checa, Hungría, Polonia, así como también 21 nuevos regímenes subordinados llamados "Socios para la Paz". Los nuevos líderes en Europa Oriental que, durante la era soviética, decían querer la "independencia nacional" ahora proporcionan tropas, bases y apoyo para el comando militar de Europa y Estados Unidos. Del mismo modo, desde el Báltico hasta el Cáucaso, la OTAN ha extendido su alcance militar, rodeando a Rusia y atacando a cualquier régimen disidente, desde Yugoslavia hasta Irak, Somalia y Afganistán. Los llamados Socios para la Paz están completamente subordinados a los comandantes de Estados Unidos y a la plana mayor de Europa Occidental. Los "socios" están preparados para convertirse en el equivalente de los nuevos legionarios extranjeros, reciben paga y son promovidos en proporción directa a los servicios leales que brindan al imperio euronorteamericano. Rivalidades interimperialistas: la OTAN y las Fuerzas Europeas de "Defensa" La toma de decisiones de la OTAN siempre ha estado bajo el control de Estados Unidos. Cuando el gobierno de Estados Unidos decidió reemplazar a Wesley Clark del comando de la OTAN en Yugoslavia, el llamado "Secretario General de la OTAN" Javier Solano se enteró por el diario. La oposición europea a la dominación de la OTAN por los Estados Unidos refleja el hecho que las decisiones militares tienen importantes consecuencias político-económicas que afectan a las fortunas de sus respectivos intereses capitalistas. Allí donde la OTAN interviene, Estados Unidos posteriormente forja o extiende su esfera de influencia, logrando que sus multinacionales obtengan una entrada privilegiada; el nuevo régimen del cliente es "leal" a Estados Unidos: en una palabra, la OTAN es el brazo armado del imperio norteamericano. Como resultado, a medida que el capital europeo se expande por todo el mundo y compite con Estados Unidos en Europa Oriental, en la ex U.R.S.S., en el Medio Oriente y en

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cualquier otra parte, los líderes europeos reconocen la necesidad de tener su propia fuerza militar independiente, sus propias fuerzas de despliegue rápido para establecer esferas de influencia en el continente y para intervenir cuando los intereses económicos imperialistas europeos estén en peligro. El resurgimiento del imperialismo europeo coincide con la remilitarización de Alemania y las propuestas de los líderes franceses Jospin/Chirac y del Primer Ministro británico Blair para incrementar en forma masiva el gasto militar y el reclutamiento. La propuesta de la nueva Unión Europea es equipar hasta 60.000 tropas para intervenir en cualquier lugar del mundo donde los "intereses estratégicos" europeos se vean amenazados. Según lo explicó el canciller de Alemania, Gerhard Schroder: "La Europa del futuro deberá poder defender sus intereses y valores eficazmente en todo el mundo". No es coincidencia que los principales exponentes del nuevo militarismo en Europa sean los llamados Social-demócratas de la llamada "Tercera Vía". Como los defensores más agresivos de las mega fusiones en su propio país y de la expansión agresiva en el exterior de los bancos del capital multinacional en otros países, representan a la Nueva Derecha - que tiene su identidad precisamente en la creación de una nueva presencia global europea para competir con el imperio norteamericano.

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El postmarxismo rampante: Una crítica a los intelectuales y a las ONG Por James Petras El postmarxismo se convirtió en una posición intelectual de moda con el triunfo del neoliberalismo y el retroceso de la clase trabajadora. El espacio que dejó vacante la izquierda reformista ha sido ocupado en parte por políticos e ideológos capitalistas, tecnócratas e iglesias tradicionales y fundamentalistas. En el pasado, este espacio lo ocupaban políticos socialistas, nacionalistas, populistas y activistas religiosos asociados con la teología de la liberación. El centroizquierda era muy influyente con los regímenes políticos ( en su cúpula) o con las clases populares menos politizadas ( en sus regímenes inferiores). Alentadas y, en muchos casos, subsidiadas por las principales instituciones financieras y agencias gubernamentales promotoras del neoliberalismo, ha surgido un número masivo de organizaciones sociales cuya ideología, vínculos y prácticas están compitiendo directamente y en conflicto con la teoría y práctica marxista. Estas organizaciones, que en su mayoría se autodescriben como no gubernamentales o centros independientes de investigación, se muestran activas en proponer ideologías y prácticas políticas compatibles y complementarias con la agenda neoliberal de sus patrocinadores financieros. Componentes Los proponentes intelectuales del marxismo son, en la mayoría de los casos, exmarxistas cuyo punto de partida es una crítica al marxismo e intenta proveer una teoría alternativa o al menos una línea aceptable de análisis. Es posible, más o menos, sintetizar los diez argumentos básicos del discurso postmarxista: 1.El socialismo fue un fracaso y todas las teorías generales de sociedades están condenadas a repetir ese proceso. Las ideologías son falsas (salvo el postmarxismo), porque reflejan un pensamiento dominado por un solo sistema cultural de raza/género. 2. El énfasis marxista sobre las clases sociales es reduccionista, porque las clases se están disolviendo. Los principales puntos políticos de partida son culturales y están arraigados en diversas identidades (raza, género, etnicidad, preferencia sexual). 3. El Estado es el enemigo de la democracia y la libertad, y un proveedor ineficaz de bienestar social. En su lugar, la sociedad civil es el protagonista de la democracia y la mejoría social. 4. La planificación central crea la burocracia, un producto que también entorpece el intercambio de bienes entre productores. Los mercados, quizá con regulaciones limitadas, permiten un mayor consumo y una distribución más eficaz. 5. La lucha tradicional de la izquierda por el poder del Estado es corruptora y conduce a regímenes autoritarios, los cuales proceden a subordinar a su control a la sociedad civil. Las luchas de asuntos sociales por parte de las organizaciones también locales son la única forma democrática de cambio, junto con la petición/presión sobre autoridades nacionales e internacionales. 6. Las revoluciones siempre terminan mal o son imposibles : las transformaciones sociales amenazan provocar reacciones autoritarias. La alternativa es luchar por transiciones democráticas y consolidarlas para salvaguardar el proceso electoral. 7. La solidaridad de clases es parte de ideologías pasadas y refleja políticas y realidades anteriores. Las clases ya no existen. Hay comunidades fragmentadas en las que grupos específicos ( identidades) participan de labores y relaciones recíprocas

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para la supervivencia basadas en cooperación con partidarios externos. La solidaridad es un fenómeno que trasciende las clases, un gesto humanitario. 8. La lucha de clases y el enfrentamiento no producen resultados tangibles; provocan derrotas y no resuelven problemas inmediatos. La cooperación gubernamental e internacional respecto de proyectos específicos si genera incrementos en la producción y el desarrollo. 9. El antiimperialismo es otra expresión del pasado. En la economía globalizada no hay posibilidades de enfrentar los centros económicos. El mundo es cada día más interdependiente y hay una necesidad de mayor cooperación internacional en la transferencia de capital, tecnología y conocimientos de los países ricos hacia los países pobres. 10. Los líderes de las organizaciones populares no deben estar orientados exclusivamente para organizar a los pobres y compartir sus condiciones. La movilización interna debe basarse en fondos externos. Los profesionales deben diseñar programas y asegurar el financiamiento externo para organizar a grupos locales. Sin ayuda externa, los grupos locales y las carreras profesionales se desplomarían. Crítica a la ideología Los postmarxistas tienen un análisis crítico de la estrategia de desarrollo del mundo: en una palabra, es la misma ideología general que ellos condenan al discutir acerca del marxismo. Además, se trata de una ideología que no identifica la crisis del capitalismo ( estancamiento prolongado, pánicos financieros periódicos, etc) y las contradicciones ( desigualdad y polarización social) en escala nacional e internacional que inciden en los problemas sociales. Los orígenes del neoliberalismo son producto del conflicto de clases. Sectores específicos del capital aliados con el Estado y el imperio derrotaron a las clases populares e impusieron el modelo. Los orígenes sociológicos del postmarxismo están incrustados en el cambio de poder político que escapó de la clase trabajadora para desplazarse hacia el capital exportador. ¿Qué quiere decirse con "el fracaso del socialismo"? ¿El fracaso de la URSS, de los regímenes de Europa Oriental? Qué es lo que ha fracasado: ¿el sistema político, el sistema socioeconómico?. Los resultados recientes de elecciones en Rusia, Polonia, Hungría y muchas de las ex repúblicas soviéticas sugieren que una mayoría de votantes prefieren un retorno a aspectos de política económica de bienestar social y prácticas económicas del pasado. Si la opinión popular en las naciones excomunistas es un indicador de "fracaso", los resultados no son definitivos. Si por "fracaso del socialismo" los postmarxistas entienden la declinación en el poder de la izquierda, debemos insistir en una distinción entre "fracaso" pro ineficacia interna de las prácticas socialistas, y derrotas político-militares por parte de agresores externos. Nadie diría que la destrucción de Hitler por las democracias europeas fue un "fracaso de la democracia". Regímenes capitalistas-terroristas-intervenciones de Estados Unidos en Chile, Argentina, Bolivia, Uruguay, República Dominicana, Guatemala, Nicaragua, El Salvador, Angola, Mozambique y Afganistán desempeñaron un papel importante en la declinación de la izquierda revolucionaria. Las derrotas militares no son fracasos del sistema económico, y no reflejan la eficacia de las experiencias socialistas. Cuando analizamos los desempeños internos durante el periodo socialista relativamente estable o de gobierno popular, los resultados son, según múltiples indicadores, mucho más favorable que lo que llegó después: participación popular, salud, educación y crecimiento igualitario bajo Allende se comparan muy favorablemente con lo que ocurrió posteriormente bajo Pinochet. Los mismos indicadores bajo los sandinistas se comparan favorablemente con el régimen de Chamorro en Nicaragua. El gobierno de reformas agrarias y políticas de derechos humanos de Arbenz se compara favorablemente con la política del gobierno instalado por la CIA, que se caracterizó por la concentración de tierras y ciento cincuenta mil

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asesinatos. Si bien es cierto que los neoliberales hoy gobiernan y los exmarxistas están alejados del poder, difícilmente puede encontrarse un país en el Hemisferio Occidental donde los movimientos de masas influídos por socialistas o marxistas no estén encabezando manifestaciones importantes y desafiando a los políticos y regímenes noeliberales. En Paraguay, Uruguay y Bolivia, huelgas generales exitosas; en México, movimientos importantes de campesinos y guerrilleros indígenas; en Brasil, el movimiento de trabajadores carentes de tierra reflejan, en todo caso, influencia marxista. El socialismo fuera del bloque comunista fue esencialmente una fuerza democrática popular, que obtuvo un gran apoyo porque representaba a los intereses populares libremente decididos. Los postmarxistas confunden el comunismo soviético con los movimientos socialistas democráticos populares en América Latina. En este sentido, la perspectiva postmarxista de "el fin de las ideologías" no sólo es insconsciente con sus propios pronunciamientos ideológicos, sino también con la continuación del debate ideológico entre marxistas pasados y presentes, y los debates y enfrentamientos con el neoliberalismo y su hijo postmarxista. La disolución de clases y el surgimiento de identidades Los postmarxistas atacan desde diversas perspectivas la idea marxista del análisis de clases. Argumentan que oscurece la igualmente o más significativa importancia de las identidades culturales (género, etnicidad): 1. Acusan a los analistas de clase de ser reduccionistas económicos y de no poder explicar las diferencias étnicas y de género dentro de las clases Luego proceden a argumentar que estas diferencias definen la naturaleza política. 2. La segunda línea contra el análisis de clase se genera de la perspectiva que la clase es sólo una construcción intelectual, esencialmente un fenómeno subjetivo determinado por la cultura. En consecuencia, no hay intereses objetivos de clase que dividan la sociedad, dado que los "intereses" son meramente subjetivos y cada cultura define sus preferencias. 3. La tercera línea de ataque arguementa que ha habido bastas transformaciones en la economía y en la sociedad que han borrado las viejas distinciones de clase. En la sociedad postindustrial, argumentan los postmarxistas, la fuente de poder está en los nuevos sistemas de información, en las nuevas tecnologías y en quienes las manejan y las controlan. La sociedad, según este punto de vista, está evolucionando hacia una nueva sociedad donde los trabajadores industriales están desapareciendo en dos direcciones: hacia arriba, a la nueva clase media de alta tecnología, y hacia abajo, hacia la subclase marginal. Los marxistas nunca han negado la importancia de las negaciones raciales, de género y étnicas dentro de las clases, pero han hecho énfasis en el sistema social que genera las diferencias y la necesidad de unir las fuerzas de clase para eliminar las desigualdades en el trabajo, el barrio y la familia. Los marxistas se oponen a que las desigualdades de género y raza sean analizadas y resueltas fuera del ámbito de clase: que mujeres terratenientes con sirvientes y riqueza tienen una identidad especial con las mujeres campesinas que están empleadas con sueldos de hambre. Las clases no adquieren realidad debido a un edicto: son organizadas por la clase capitalista para apropiarse del valor. En consecuencia, la idea de que la clase es una noción subjetiva dependiente de tiempo, lugar y percepción está confundiendo clase con conciencia de clase. Es obvio que hay cambios importantes en la estructura de clases, pero no en la dirección que señalan los postmarxistas. Los cambios importantes han reforzado las diferencias de clase y su explotación, al mismo tiempo que han cambiado las condiciones e índole de las clases explotada y explotadora. Hoy existen más trabajadores temporales, muchos más empleados en el sector informal. El tema de la explotación sin regular no describe un sistema que transciende el capitalismo del pasado: es el regreso de las formas de explotación laboral del siglo XIX. Quien requiere de análisis es el capitalismo después de que el

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Estado populista protector ha sido demolido. Esto significa que los complejos papeles de los Estados y partidos que mediaban entre capital y mano de obra han sido reemplazados por instituciones estatales vinculadas evidentemente a la clase capitalista dominante. Cualesquiera que hayan sido los determinantes múltiples del comportamiento del Estado y régimen en el pasado, hoy el modelo neoliberal depende del control estatal centralizado, vinculado a los bancos internacionales para implantar pagos de deudas y a los sectores de exportación para ganar divisas extranjeras. Sus vinculos verticales al ciudadano como sujeto y su liga primaria por medio del aparato estatal represivo y organizaciones no gubernamentales (ONG) encargadas de restar peligro a posibles explosiones sociales. El desmantelamiento del Estado protector significa que la estructura social está más polarizada: entre burócratas en los sectores de salud, educación y seguridad social, por una parte, y profesionales bien pagados ligados a corporaciones multinacionales, ONG y otras instituciones, financiadas externamente y vinculadas al mercado mundial y a los centros de poder político. La lucha actual no es entre las clases en las fábricas, sino entre el Estado y las clases desarraigadas en las calles y los mercados, desplazadas del empleo fijo y obligadas a producir y vender y a soportar los costos de su reproducción social. La integración al mercado de explotadores de élite y compradores medianos y pequeños tiene su contrapartida en la desintegración de la economía del interior: industria local, pequeñas granjas con su concomitante desplazamiento de productores hacia la ciudad o al extranjero. La importancia de bienes de lujo para la clase media alta está basada en utilidades remitidas por el trabajo "exportado" de los pobres. El nexo de explotación se inicia en el empobrecimiento del interior, el desarraigamiento de los campesinos su emigración a las ciudades y al extranjero. Los recursos que remiten los miembros de esta mano de obra exportada proporcionan las divisas duras para financiar importaciones y proyectos neoliberales de infraestructura para promover los negocios de exportación interna y externa y el turismo. La cadena de explotación es más compleja, pero aún así reside, en última instancia, en la relación capital- mano de obra. En la era del neoliberalismo, la lucha para recrear la nación, el mercado nacional ,la producción y el intercambio nacional es, una vez más, una demanda histórica. En la misma forma, el empleo desregulado (trabajo informal o subterráneo) requiere de una poderosa inversión pública y un centro regulatorio para generar empleo formal con condiciones sociales vivibles. En una palabra, el análisis de clase debe ser adaptado al imperio del capital sin mediación en un mercado laboral no regulado con vínculos internacionales, en el que las políticas redistributivas del pasado han sido reemplazadas por políticas neoliberales que concentran el ingreso en la cúpula. La homogeneización y movilidad hacia debajo de vastos sectores de trabajadores y campesinos que antes estaban en el mercado de trabajo crea un gran potencial para la acción revolucionaria unificada. Hay una identidad común de clase que abona el terreno para organizar las luchas de los pobres. En suma, en contra de lo que argumentan los postmarxistas, la transformación del capitalismo ha hecho más relevante que nunca el análisis de clase. El crecimiento de la tecnología ha exacerbado las diferencias de clase, no las ha abolido. Los trabajadores en industria de microchips y aquellas industrias en las que han incorporado esos nuevos chips no han eliminado la clase trabajadora. Más bien, han desplazado las sedes de actividad y el modo de producir dentro del continuado proceso de explotación. La nueva estructura de clase, hasta donde es visible, combina las nuevas tecnologías con formas más controladoras de producción. La automatización de algunos sectores acelera el ritmo de trabajo en la línea de ensamblaje: cámaras de televisión aumentan la vigilancia del trabajador al tiempo que disminuyen el personal administrativo: círculos de control de calidad, en los que trabajadores presionan a trabajadores, incrementan la autoexplotación sin aumento

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de sueldo o poder. La revolución tecnológica está moldeada, en última instancia, por la estructura de clase de la contrarrevolución neoliberal. Las computadoras permiten a las agroempresas controlar el coste y el volumen de los pesticidas, pero son los trabajadores mal pagados quienes esparcen las sustancias y se envenenan. Las redes de información son unidades para distribuir trabajo a los talleres clandestinos de los hogares ( economía informal), para producir textiles, zapatos, etc... Estado y sociedad civil Los postmarxistas pintaron la imagen del Estado con un solo rostro. El Estado es descrito como una enorme burocracia ineficaz que saqueó el tesoro público y dejó en la pobreza al pueblo y en la bancarrota a la economía. En la esfera política, el Estado era la fuente del gobierno autoritario y dictámentes arbitrarios, obstaculizando el ejercicio de la democracia y del libre intercambio de bienes. Por otra parte, argumentan los postmarxistas, la sociedad civil era la fuente de libertad. De una sociedad civil activa surgiría una economía igualitaria y dinámica. Lo que es extraño acerca de esta ideología es su peculiar capacidad para pasar por alto 50 años de historia. El sector público era necesariamente el encargado de estimular la industrialización en ausencia de la inversión privada y debido a las crisis económicas ( la crisis mundial de los 30, la guerra de los 40, etc.).En segundo lugar, el crecimiento del analfabetismo y la salud pública fue, en gran parte, una iniciativa pública. En siglo y medio de libre empresa ( del XVIII al decenio de 1930) América Latina padeció las siete plagas de la Biblia, mientras la mano invisible del mercado permanecía inmóvil: genocidio, hambruna, enfermedades, tiranía, dependencia, desarraigo y explotación. El sector público creció en respuesta a esos problemas y se desvió de sus funciones públicas al grado de que fue apropiado privadamente por las elites de negocio y política. La ineficacia del Estado está directamente relacionada con la subordinación a intereses privados Los programas amplios de salud y educación del Estado nunca han sido reemplazados por la iniciativa privada, la Iglesia o las ONGs. Estas proporcionan atención y educación sólo a grupos limitados, dependiendo de los caprichos e intereses de los capitales extranjeros. Los postmarxistas han dejado que su retórica antiestatista los ciegue a los logros positivos comparativos de lo público sobre lo privado. El argumento de que el Estado es fuente de autoritarismo resulta y no verdad. Han existido y existirán Estados dictatoriales, pero la mayoría tienen poco o nada que ver con la propiedad pública. La mayoría de las dictaduras han sido antiestatistas y en favor del libre mercado hoy, en el pasado y probablemente en el futuro. Los ataques generalizados, históricos y asociales contra el Estado no tienen razón de ser y sólo sirven como instrumento político para evitar que ciudadanos del libre mercado forjen una opción eficaz y racional anclada en las potencialidades creativas de la acción pública. La posición contraria de la sociedad civil con relación al Estado es también una dicotomía falsa. La sociedad civil o, más exactamente, las clases dirigentes de la sociedad civil, al tiempo que atacan al estatismo de los pobres, se han preocupado por reforzar los vínculos con la tesorería y los militares para promover y reforzar su posición en la sociedad civil. En igual forma, las clases populares en la sociedad civil, cuando son provocadas, han tratado de romper el monopolio de las clases gobernantes sobre el Estado. Los pobres siempre han dirigido la mirada a los recursos del Estado para reforzar su posición económica relativa a los ricos. El asunto es, y siempre ha sido, la relación de las diferentes clases con el Estado. Los ideólogos postmarxistas, marginados del Estado por los neoliberales, han hecho una virtud de su impotencia. Absorbiendo acríticamente la teoría antiestatal que les

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llega de arriba, la transmiten hacia abajo. Los postmarxistas tratan de justificar los vehículos organizacionales (ONG)que utilizan para lograr movilidad hacia arriba, con el argumento de que operan fuera del Estado y en la sociedad civil cuando, de hecho, están financiadas por gobiernos extranjeros para trabajar con los gobiernos nacionales. La lucha de clases y la cooperación Los postmarxistas a menudo escriben de la cooperación de todos, sin profundizar mucho en el precio y las condiciones para garantizar la cooperación de los regímenes neoliberales y las organizaciones populares. La lucha de clases se considera un atavismo con un pasado inexistente. Hoy se nos dice que los pobres están empeñados en construir una nueva vida, están hartos de la política, las ideologías y los políticos tradicionales. Hasta allí vamos bien. Los grupos de empresarios hacen que los postmarxistas participen en un nuevo tipo de política similar a la de los enganchadores de un pasado no tan lejano: que reunían a las mujeres que necesitaban capacitación y establecían microempresas subcontratadas con productores o exportadores de mayor envergadura. La política de los postmarxistas es de compradores: ellos no elaboran productos nacionales, sólo relacionan a los capitalistas extranjeros con la mano de obra local para facilitar la continuación del régimen neoliberal. Los postmarxistas en su papel de administradores de las ONGs son fundamentalmente actores políticos cuyos proyectos, capacitación y talleres no producen un impacto económico importante, ni en las ONGs ni en diminuir la pobreza. Pero sus actividades si desvían a la gente de la lucha de clases. La perspectiva marxista de la lucha y confontación de clases se construye en las verdaderas divisiones sociales de la sociedad: entre quienes obtienen beneficios, intereses, renta e impuestos y quienes luchan por optimizar los salarios, el gasto social y las inversiones productivas. Los resultados de las perspectivas marxistas son actualmente evidentes en todas partes: la concentración del ingreso y el aumento de las desigualdades son más grandes que nunca. Instituciones como el Banco Internacional de Desarrollo (BID) financian empresas agroindustriales de exportación que explotan y envenenan a millones de trabajadores agrícolas, y al mismo tiempo proporcionan fondos para el financiamiento de pequeños microproyectos. El papel de los postmarxistas en los microproyectos es neutralizar la oposición política de la parte inferior, mientras se promueve el neoliberalismo en la parte superior. Su teoría de la cooperación liga a los pobres por medio de los neoliberales. Intelectualmente, son polícías que definen la investigación aceptable, distribuyen los fondos para investigar y filtran los tópicos y las perspectivas que proyectan el análisis de clases y la perspectiva de la lucha. El control de la moda intelectual, publicaciones, conferencias y fondos para investigar les proporcionan una base importante de poder, pero en última instancia dependen de evitar el conflicto con sus patrones, quienes les otorgan el financiamiento desde el extranjero. Los intelectuales marxistas críticos tienen su fuerza en el hecho de que sus ideas resuenan con las realidades sociales en evolución. La polarización de clases y los violentos enfrentamientos aumentan, tal como lo pronostican sus teorías. Es a partir de estos hechos que los marxistas demuestran debilidad táctica, pero fuerza estratégica en relación con los postmarxistas. ¿Murió el antiimperialismo? En los últimos años el antiimperialismo desapareció del diccionario político de los postmarxistas. Los ex guerrilleros de Centroamérica se convirtieron en políticos electorales y los profesionales que manejan las ONGs hablan de cooperación e

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interdependencia internacionales. Sin embargo, los pagos de la deuda siguen transfiriendo gigantescas sumas de los pobres latinoamericanos a Europa, Estados Unidos y Japón. Las propiedades públicas, los bancos y por encima de todo los recursos naturales se van enajenando a precios muy bajos por parte de las transnacionales. Hay más multimillonarios de América Latina que tienen la mayor parte de sus fondos en bancos estadounidenses y europeos que nunca antes. Entre tanto provincias enteras se han convertido en cementerios industriales, y el campo está despoblado. Estados Unidos tiene más asesores militares, funcionarios antidrogas y policías federales encargados de dirigir la planeación, que en ninguna otra etapa de la historia mundial. No obstante, algunos exsandinistas y exfarambundistas dicen que el antiimperialismo/imperialismo desapareció al término de la guerra fría. El problema-dicen- no es la inversión o ayuda extranjeras, sino la falta de ellas y piden más ayuda imperial. La miopía política y económica que acompaña a esta perspectiva no entiende que las condiciones políticas para los créditos son el abaratamiento de la mano de obra, la eliminación de la legislación social y la transformación de Latinoamérica en una gran plantación, un gran campo minero, una gran zona de libre comercio desprovista de derechos, soberanía y riqueza. El énfasis marxista en la profundización de la explotación imperialista tiene su origen en las relaciones sociales de producción y las relaciones del Estado entre el capitalismo imperialista y el dependiente. El derrumbe de la URSS ha intensificado la explotación imperialista. Los postmarxistas (ex marxistas) que creen que el mundo unipolar tendrá por resultado una mayor cooperación, interpretaron mal la invasión estadounidense en Panamá, Irak, Somalia y otros países. En forma más fundamental la dinámica del imperialismo radica en la dinámica internacional del capital, no en la competencia externa con la URSS. La pérdida del mercado interno y los sectores de Latioamérica es un retorno a la fase prenacional: las economías latinoamericanas empiezan a tomar características de su pasado colonial. La lucha actual contra el imperialismo involucra la reconstrucción de la nación, el mercado local, la economía productiva y una clase trabajadora ligada a la producción y al consumo sociales. Dos perspectivas de la transformación social : organización de clase y ONG Para adelantar la lucha contra el imperialismo y sus colaboradores neocompradores nacionales hay que pasar por un debate ideológico y cultural con los posmarxistas que están dentro y en la periferia de los movimientos populares. El neoliberalismo opera actualmente en dos frentes: el económico y el culturalpolítico; y en dos niveles: el régimen y las bases populares. En la parte más alta las políticas las formulan y las implantan los personales usuales: Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, en combinación con Washington, Bonn, Tokio y en asociación con os regímenes neoliberales y los exportadores locales y grandes conglomerados empresariales y banqueros transnacionales. A principios de los 80, los sectores más perceptivos de los gobernantes neoliberales vieron que sus estrategias estaban polarizando a la sociedad y provocando descontento a gran escala. Los políticos empezaron a financiar y a promover una estrategia paralela desde abajo: la promoción de organizaciones de base con una ideología antiestatista para intervenir entre las clases posiblemente conflictivas y crear un cojín social. Estas organizaciones dependían económicamente de fuentes neoliberales y estaban involucradas en una competencia con los movimientos sociopolíticos por la lealtad de los líderes locales y las comunidades activistas. Para la década de los noventa estas organizaciones descritas como no gubernamentales llegaban a miles y recibían en todo el mundo cerca de 4 mil millones de dólares. La confusión concerniente a su carácter político se deriva de su historia anterior a los años 70. En este período las ONGs desplegaron su actividad proporcionando apoyo

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humanitario a las víctimas de las dictaduras militares y denunciando las violaciones de los derechos humanos. Las ONGs apoyaron las cocinas de beneficencia que permitían a las familias de las víctimas sobrevivir a la primera oleada de tratamientos de choque. Este período creó una imagen favorable de las ONGs hasta en la izquierda. Se les consideraba como parte del campo progresista. Aún entonces sus límites eran evidentes aunque atacaban las violaciones de los derechos humanos de las dictaduras locales, raras veces denunciaban a sus patronos estadounidenses y europeos que las financiaban y asesoraban. Tampoco había un esfuerzo serio por relacionar las políticas económicas neoliberales y las violaciones de los derechos humanos con el nuevo rumbo que tomaba el sistema imperialista. Obviamente, las fuentes externas de financiamiento limitaban la esfera crítica y acción en materia de derechos humanos. Al crecer la oposición al neoliberalismo a principios de los ochenta, los gobiernos europeos, estadounidenses y el Banco Mundial aumentaron el financiamiento de las ONG. Existe una relación directa entre el desarrollo de los movimientos que desafiaban el modelo neoliberal y el esfuerzo por subvertirlos mediante la creación de formas alternas de acción social por medio de las ONG. El punto básico de convergencia entre las ONG y el Banco Mundial era su oposición común al estatismo. En su superficie las ONG criticaban al Estado desde una perspectiva izquierdista, defendiendo a la sociedad civil, mientras que la derecha lo hacía en nombre de los mercados. En realidad el Banco Mundial, los regímenes neoliberales y la fundación occidental se combinaron y alentaron a las ONG para hacer tambalear al Estado benefactor proporcionando servicios sociales para compensar a las víctimas de las empresas multinacionales. En otras palabras, conforme los regímenes neoliberales devastaban a las comunidades al inundar al país con importaciones baratas, pagos de la deuda externa y la abolición de las legislaciones laborales, creando una masa cada vez más grande de trabajadores mal pagados y desempleados las ONG recibieron financiamientos para establecer proyectos de autoayuda, educación popular, capacitación para el trabajo, etc, y absorben temporalmente a pequeños grupos pobres y captan a los líderes locales para minar las luchas contrarias al sistema. Las ONG se convirtieron en el rostro de la comunidad del neoliberalismo intimamente ligadas con los poderosos y complementaron así su labor destructiva con proyectos locales. En efecto, los neoliberales organizaron una operación de pinza o estrategia doble. Desgraciadamente, muchos izquierdistas sólo se enfocaron en el neoliberalismo desde arriba y desde fuera (FMI y BM) y no en el neoliberalismo desde abajo y desde dentro (las ONG y las microempresas). Una razón importante para este error de apreciación fue la conversión de muchos neomarxistas a la fórmula y a la práctica de las ONG. El postmarxismo fue el boleto de tránsito ideológico de la política de clases al desarrollo comunitario, del marxismo a las ONG. Mientras los neoliberales transferían lucrativas propiedades estatales al rico sector privado, las ONGs no formaban parte de la resistencia de los sindicatos. Al contrario, participaban activamente en proyectos privados para promover el discurso de la empresa privada (auto-ayuda) en las comunidades locales enfocándose en la microempresa. Las ONGs construyeron puentes ideológicos entre los capitalistas en pequeña escala y los monopolios que se benefician de la privatización, todo en nombre del atiestatismo y formando sociedades civiles. En tanto los ricos acumulaban vastos emporios financieros a partir de la privatización, los profesionales de la clase media de las ONGs obtuvieron pequeñas sumas para financiar oficinas, transportes y una actividad económica en pequeña escala. Políticamente, lo importante es que las ONGs despolitizaron a sectores de la población, redujeron su compromiso con los empleados públicos y nombraron a líderes potenciales para proyectos pequeños. Las ONGs se abstienen de participar en las luchas de los maestros de escuelas

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públicas y educadores del sistema oficial contra sueldos y recortes presupuestales, porque su presupuesto proviene de gobiernos neoliberales. En realidad, las ONGs no son no gubernamentales. Reciben fondos de gobiernos extranjeros o trabajan como subcontratistas privados locales. Con frecuencia colaboran abiertamente con dependencias gubernamentales a nivel local o transnacional. En este sentido, las ONGs ponen en peligro la democracia, al quitar los programas sociales de las manos de la gente local y sus funcionarios de elección popular, y crear dependencia en funcionarios extranjeros. Además desvían la atención y luchas populares del presupuesto nacional hacia la autoexplotación, para garantizar los servicios sociales locales. Esto les permite a los neoliberales restringir los presupuestos sociales y transferir fondos del Estado para subsidiar las cuentas incobrables de los bancos privados, créditos a los exportadores, etc. La autoexplotación ( la autoayuda) significa que, además de pagar impuestos al Estado y no recibir nada a cambio, los empleados tienen que trabajar horas extras con recursos marginales, gastando sus escasas energías para obtener servicios que los burgueses obtienen del Estado. En la forma más fundamental, la ideología de las ONGs de la actividad voluntaria privada mina el sentido público, la idea de que el gobierno tiene una obligación de velar por sus ciudadanos y proporcionarles vida, libertad y búsqueda de la felicidad: que la responsabilidad política del Estado es esencial para el bienestar de los ciudadanos. Contra ese concepto de responsabilidad pública las ONGs promueven la idea neoliberal de la responsabilidad privada de los problemas sociales y la importancia de los recursos privados para resolver esos problemas. En realidad imponen una carga doble a los pobres: la de pagar impuestos para financiar al Estado neoliberal, que sirve a los ricos, y la autoexplotación privada que se ocupe de sus propias necesidades. ONG y movimientos sociopolíticos Las ONGs ponen énfasis en los proyectos, no en los movimientos; movilizan a la gente para que produzca en los márgenes, no para luchar por controlar los medios básicos de producción y riqueza: se enfocan a la asistencia técnica y financiera de proyectos, no en las condiciones estructurales que forman la vida cotidiana. Las ONG se apropian del lenguaje de la izquierda: Poder popular, igualdad, desarrollo sustentable, liderazgo popular, tec.El problema es que ese lenguaje está ligado a un ámbito de colaboración con los donantes y las dependencias gubernamentales que subordinan la actividad práctica a la política no conflictiva. Las ONGs y su personal profesional postmarxista compiten directamente con los movimientos sociopolíticos para adquirir influencia entre los pobres, las mujeres y los marginados, las minorías raciales, etc. Su ideología y práctica desvía la atención de las fuentes y las soluciones de la pobreza. Hablar de microempresas en vez de explotación de parte de los bancos extranjeros, se basa en el concepto de que el problema es de iniciativa individual, no de la transferencia de los ingresos al extranjero. La ayuda de las ONGs afecta a pequeños sectores de la población y establece una competencia entre comunidades por los escasos recursos, lo cual genera distinción y rivalidades internas y externas que perjudican la solidaridad de clase. Lo mismo sucede entre los profesionales: cada uno establece sus ONGs para solicitar fondos del extranjero. Compiten con propuestas "al gusto" de los donantes extranjeros, mientras afirman hablar en nombre de más seguidores. El efecto real es la proliferación de las ONGs que fragmentan las comunidades pobres y las convierten en grupos sectoriales y subsectoriales incapaces de ver de manera más amplia el cuadro social que los aflige y menos capaces aún de unirse en la lucha contra el sistema.

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Las experiencias recientes demuestran que los donadores extranjeros financian proyectos durante las crisis, pero una vez que los movimientos menguan, cambian el financiamiento a colaboración del régimen, y adaptan los proyectos de las ONG a su agenda neoliberal. La estructura y agenda de las ONG, con su postura apolítica y su enfoque de auotayuda, despolitiza y desmoviliza a los pobres. Además, refuerzan el proceso electoral alentado por los partidos neoliberales y los medios de comunicación. Las ONGs hablan de excluidos, de los sin poder, de la pobreza extrema, de la discriminación por sexo o raza, pero no pasan de los síntomas superficiales para abordar el sistema social que produce estas condiciones. Incorporan a los pobres a la economía neoliberal por medio de una acción voluntaria puramente privada, las ONGs crean un mundo político donde la apariencia de solidaridad y acción social disimula una conformidad conservadora con la estructura de poder nacional e internacional. No es coincidencia que conforme las ONGs se han hecho dominantes en ciertas regiones, la acción política independiente de clase ha declinado, y el liberalismo no tiene freno. La línea de fondo es que el crecimiento de las ONGs coincide cada vez más con el financiamiento del neoliberalismo y la profundización de la pobreza en todas partes. A pesar de sus afirmaciones de muchos éxitos a nivel local, el poder general del neoliberalismo no tiene rival, y las ONGs buscan cada vez más posiciones en los intersticios de poder. El problema de formular alternativas se ha impedido en otra forma. Muchos de los antiguos líderes de movimientos guerrilleros y sociales, sindicatos y organizaciones femeninas han sido atraídos por las ONGs. La oferta es tentadora: mayor salario, prestigio y reconocimiento de los donantes extranjeros, conferencias y redes en el extranjero, personal de oficina y relativa seguridad de no verse sujetos a represión. En cambio, los movimientos sociopolíticos ofrecen pocos beneficios materiales, pero mayor respeto e independencia y, lo que es más importante, la libertad de retar al sistema político y económico. Las ONGs y sus patrocinadores financieros en el extranjero (BID y BM) publican boletines con narraciones sobre el éxito de las microempresas y otros proyectos de autoayuda, pero no mencionan los elevados índices de fracasos conforme baja el consumo popular, importaciones baratas inundan el mercado y las tasas de interés suben en espiral. Hasta los éxitos afectan sólo a una pequeña fracción del total de los pobres y sólo afectan en el sentido de que otros no pueden ingresar en el mismo mercado. El valor propagandístico del éxito individual de la microempresa, no obstante, es importante para crear la ilusión de que el neoliberalismo es un fenómeno popular. Las frecuentes explosiones populares de violencia que tienen lugar en regiones donde existe la promoción de la microempresa, sugiere que la ideología no es hegemónica y que las ONGs todavía no desplazan a los movimientos independientes de clase. Las ONGs fomentan un nuevo tipo de colonialismo y dependencia cultural y económica. Los proyectos se diseñan, o al menos se aprueban, según las normas de las prioridades de los centros imperialistas o sus instituciones. Son administrados y vendidos a las comunidades. Se hacen evaluaciones por y para las instituciones imperialistas. Los cambios en el financiamiento de las prioridades o las malas evaluaciones tiene como consecuencia el abandono a su suerte de los grupos, comunidades, granjas y cooperativas. Todo y todos se disciplinan cada vez más para cumplir con las demandas de los donantes y los evaluadores de sus proyectos. Los nuevos virreyes supervisan y garantizan el cumplimiento de las metas, los valores y las ideologías del donante, así como el uso adecuado de los fondos. Donde se registran éxitos, dependen en gran medida del apoyo continuo del extranjero para evitar que se derrumben. Aunque la mayor parte de las ONGs son cada vez más instrumentos del neoliberalismo, hay una pequeña minoría que intenta desarrollar estrategias alternas que apoyen la política de clase y el antiimperialismo. Ninguna de ellas recibe fondos del BM o de dependencias gubernamentales estadounidenses o europeas. Apoyan los

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esfuerzos para ligar el poder local con el poder estatal. Relacionan los proyectos locales con los movimientos nacionales que ocupan, defienden la propiedad pública y nacional contra las multinacionales...En una palabra, no son postmarxistas

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El fin del mito de la globalización Los medios informativos mundiales no habían presentado nunca antes un panorama de contrastes tan sorprendentes como el del año pasado. Las páginas de economía ofrecen enardecidos artículos sobre el auge bursátil sin precedentes, que ya dura cuatro años, de Estados Unidos y de Europa Occidental. Los inversores han obtenido unos beneficios de alrededor del 20% anual en los últimos años. En cambio, las páginas de la sección internacional hablan de los nueve millones de rusos que corren peligro de morir de hambre en las ciudades industriales del círculo ártico, devastadas a causa del fallido experimento de restauración del sistema capitalista en Rusia. El fracaso del experimento neoliberal de Brasil es la primera ficha de dominó que cae en América Latina. La estrategia de Cardoso, basada en las privatizaciones, la vinculación del real al dólar estadounidense y la desregulación del comercio y de las finanzas, aumentó la vulnerabilidad de Brasil ante las presiones financieras de Estados Unidos al tiempo que socavaba la capacidad de crecimiento interno. El colapso financiero de Brasil ha dejado al Gobierno fuertemente endeudado, ha minado la industria y ha aumentado el desempleo real hasta cerca del 20 por ciento. Mientras la moneda brasileña se devalúa, las multinacionales europeas y estadounidenses adquieren empresas nacionales endeudadas a precio de saldo y reducen el salario de sus trabajadores. En 1998 las multinacionales extranjeras, atraídas por los bajos precios, invirtieron la cifra récord de 56.000 millones de dólares (7,8 billones de pesetas) en la adquisición de empresas latinoamericanas. De esta suma, 47.000 millones de dólares (6,6 billones de pesetas) se emplearon en la compra de compañías brasileñas. La crisis y la pobreza de los brasileños son las oportunidades y los beneficios de Wall Street El Departamento del Tesoro de Estados Unidos ha informado que los beneficios obtenidos por las multinacionales, los bancos y los exportadores norteamericanos en América Latina durante los años 90 han registrado máximos históricos. Sin embargo, en esta misma región del mundo el desempleo, las quiebras y la marginación han alcanzado cotas sin precedentes. En Asia el número de personas que viven en la pobreza ha aumentado de forma geométrica desde 1996; en Indonesia el número de pobres ha pasado de 30 millones a cerca de 100 millones en dos años. En cambio, las multinacionales norteamericanas se han dedicado a adquirir empresas asiáticas en crisis por apenas una fracción de su antiguo valor. Por ejemplo, el Gobierno de Corea del Sur ha declarado que en 1998 más del 53% de la inversión norteamericana se destinó a la compra de empresas administradas por ciudadanos coreanos. El Tesoro de Estados Unidos ha recibido un flujo constante de capitales a través de la venta de bonos a los capitalistas asiáticos que se retiran de sus maltrechas economías. El déficit comercial es un problema que afecta negativamente a muchas regiones del mundo. En cambio Estados Unidos se beneficia de tener el mayor déficit comercial del mundo, ya que al importar artículos de bajo costo mantiene controlada la inflación y los salarios, y fomenta el consumo. A su vez, el Tesoro de Estados Unidos financia su déficit con la venta de dólares a los inversores de los países en crisis. Esta situación económica, llena de contrastes, demuestra que no existe la llamada «crisis global del capitalismo». Algunos países capitalistas marchan muy bien mientras otros van muy mal. Y la razón por la cual no hay una «crisis global» es porque no hay una «economía global». Con esto quiero decir que el actual sistema capitalista se basa en las naciones estado, algunas de las cuales ejercen un profundo control sobre el resto de las economías del mundo. Una de los principales ofuscamientos de nuestros tiempos consiste en pensar que la Nación Estado es un anacronismo y que el capital

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trasciende las fronteras nacionales. En realidad, los bancos y las empresas de mayor importancia y tamaño se encuentran en Estados Unidos, Europa Occidental y Japón; sus decisiones y sus beneficios están centralizados, su tecnología y sus finanzas están centralizadas, y sus respectivos gobiernos intervienen de forma masiva y continuada para apoyar y ampliar sus operaciones. Los grandes bancos y las principales empresas de Estados Unidos no son globales; es cierto que obtienen la mayor parte de sus ingresos en otros países, aunque concentran sus capitales en su país de origen. Puesto que han diversificado sus riesgos y obtienen beneficios de muchas partes del mundo, los bancos y las empresas de Estados Unidos (y de Europa Occidental) no han sufrido los efectos de la crisis. Además, la actual situación contradictoria de crisis y prosperidad en el mundo capitalista requiere que reflexionemos sobre el elevado grado de concentración y centralización del poder entre ciertas naciones. Contrariamente a lo que sostiene la teoría de la globalización, las estrechas relaciones que existen entre las multinacionales, los banqueros y los poderes financieros de Estados Unidos y el Estado contribuyen a la protección y promoción de los inversores y los prestamistas norteamericanos en las regiones en crisis. A través del FMI, los funcionarios de Estados Unidos negocian condiciones favorables para los inversores norteamericanos, quienes se aprovechan de la vulnerabilidad de los indonesios, los brasileños y los rusos. Con la emisión de más dólares para los inversores extranjeros, el Tesoro de Estados Unidos cubre su déficit y puede bajar los tipos de interés, respaldando así los ataques de los especuladores norteamericanos contra las monedas extranjeras y sus operaciones en el mercado de valores. La estrecha relación entre Wall Street y Washington, así como entre el Banco Central y los grandes intereses financieros, ha quedado de manifiesto en una serie de crisis regionales. Cuando el sistema bancario mexicano se desplomó Washington concedió al Gobierno mexicano 20.000 millones de dólares (2,8 billones de pesetas) en préstamos para que rescatara las inversiones norteamericanas. A cambio de estas ayudas, México concedió a Estados Unidos el control de sus ingresos por las ventas de petróleo y privatizó varias empresas rentables. Washington consolidó los intereses de Wall Street y potenció los beneficios de las multinacionales, al tiempo que la economía mexicana se deprimía y el nivel de vida y los salarios de los trabajadores mexicanos descendían en un 40%. En resumen, la crisis mexicana se limitó a México (afectó principalmente a los trabajadores y los campesinos mexicanos), mientras que la Bolsa de Estados Unidos alcanzaba máximos históricos. En Asia se ha producido una situación similar. En contra de las previsiones de la mayoría de los teóricos globalistas, la crisis asiática no se ha extendido a Estados Unidos ni ha causado grandes problemas económicos en este país. Si bien las exportaciones norteamericanas disminuyeron, los importadores norteamericanos y las empresas asiáticas se han beneficiado de la reducción de costes y del abaratamiento de la mano de obra. El mercado de valores de Estados Unidos ha ganado un 20% y el Tesoro ha vendido un número récord de bonos a los inversores asiáticos que intentan proteger sus capitales refugiándose en una moneda segura. Este contraste de crisis y prosperidad apunta a la necesidad de reflexionar sobre la naturaleza de las «relaciones globales», no en términos de un mundo de interdependencias, sino del predominio del poder imperial. Los imperios son los banqueros del mundo; imponen condiciones a los países deudores, sus gobiernos dictan las condiciones financieras que favorecen a sus inversores. La explicación más razonable para este panorama de contrastes, de crisis y prosperidad, se encuentra en las relaciones desiguales entre los estados y las economías. El milagro asiático dependía de la financiación de Estados Unidos, de su mercado y de su tecnología. El crecimiento de Asia fue resultado de la posición privilegiada de estos países en el mercado de Estados Unidos, debido a la Guerra Fría. Cuando Washington y Wall Street cambiaron las reglas de la economía internacional, los gobiernos asiáticos descubrieron que su endeudamiento y su producción eran

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excesivos, y que sus monedas estaban sobrevaloradas. El colapso del milagro asiático ha sido consecuencia de la reafirmación del poder imperial de Estados Unidos. La crisis asiática ha puesto fin al mito de la teoría de la globalización de que el Tercer Mundo podrá adquirir prosperidad por el camino del capitalismo. Tal como declaró un banquero neoyorquino: «A nuestro mercado de valores le va fantásticamente, sólo a los asiáticos les va mal»

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La Gran Cama y la insurrección popular (La revolución por debajo de la cama) James Petras - Rebelion Traductor: Germán Leyens Dedicado a las Madres de la Plaza de Mayo Este relato se basa en numerosas historias que me han sido contadas por amigos y compañeros que participaron activamente en el Argentinazo. Estoy en deuda con ellos por su tiempo y su confianza al compartir conmigo sus experiencias y observaciones personales. Sin duda este relato será atacado por los que lo consideren ofensivo, como una provocación anarquista basada en rumores. Todo lo que les puedo contestar es que confío más en las versiones de los que luchan en las calles que en las de sus críticos. La Cama era grande. Tenía que serlo, porque debajo estaban los dirigentes de toda la izquierda argentina, además de los líderes de las tres confederaciones sindicales. Si uno se atreviera a formular una pregunta impertinente diría: ¿Qué hacían debajo de la Gran Cama durante el levantamiento popular -el histórico Argentinazo? Muchas cosas (que sólo ellos podrán referir) y nada. Esta paradójica situación tiene una explicación fácil. Los líderes pasaron varios días y noches discutiendo entre ellos y dentro de sus grupos y publicando muchos manifiestos revolucionarios desde sus sitios fijos bajo la cama. A diferencia de aquellos militantes que sucumbieron a la fascinación de la insurrección, los líderes brillaron por su ausencia de las manifestaciones de masas, marchas y de los programas de distribución de alimentos en los supermercados. Bajo la cama, la izquierda estaba distribuida en cuatro esquinas según su sabiduría: la electoral, la intelectual, la revolucionaria y la voyeurista. En la mitad de la cama se amontonaban los dirigentes de las tres centrales sindicales: la oficial, la disidente y la disidente extraoficial. El cuadrilátero de la izquierda revolucionaria, por su parte, estaba subdividido entre el Partido In-Operario (PiO), el Partido de la Revolución Socialista-Para Ayer (PRS-PA), Partido de la Revolución Socialista-Para Mañana (PRS-PM), Partido Bolchevique Sin-Saqueo (PB-SS) y los dos segmentos del anteriormente unificado Partido Proletario ( PP) dividido entre el PP-AL (Partido Proletario Anti-Lumpen ) y el PP-AE ( Partido Proletario Anti-Espontaneidad.) Antes del Argentinazo, el PiO mostraba generalmente las pancartas más grandes de auto-bombo en todos los desfiles. Pero en el Argentinazo no se dejaron ver para nada. Pero lo compensaron publicando la mayor cantidad de panfletos, anuncios y manifiestos a las "masas que se levantan." Fueron tan generosos con sus consejos a los trabajadores rebeldes como cautelosos en la protección de sus cuadros. La ausencia de todos los dirigentes de la izquierda revolucionaria no fue el producto de algún consenso entre los pendencieros Secretarios Generales, fue más bien el resultado de deliberaciones entre cada secretario general y su politburó. El PRS-PA argumentó que el Argentinazo no cumplía con los requerimientos de una revolución -no había soviets, ni siquiera aquellos de carácter reformista. En el mejor caso, dijeron, se trata de una rebelión popular. La razón porque la que no se trataba de una revolución, según el Secretario General, es que no había una vanguardia revolucionaria. La vanguardia debiera prepararse para intervenir si y cuando aparecieran los soviets, según un documento interno que circuló bajo la Cama. El PRS-PM consideró que las condiciones objetivos y subjetivas no estaban maduras. Según su Secretario General el Argentinazo fue sólo la primera etapa de un "proceso molecular, cuyo carácter de clases aún no se hace visible".

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El PiO llamó a sus cuadros a vender el periódico, pero que se abstuvieran de participar en confrontaciones directas, a fin de evitar "que se confunda nuestro programa con la línea de frente popular de los caceroleros de clase media". Según un documento interno, "en las manifestaciones los trabajadores y los desocupados estaban mezclados con la clase media, y era importante esperar hasta que se desarrollara una mayor polarización para aclarar la situación". Las dos alas del PP estuvieron ausentes del Argentinazo porque "no había liderazgo programático o político". En una palabra, las masas no consultaron a la vanguardia. Según los dos oráculos de los dos PPs, el saqueo de negocios no era el camino a la revolución. Según los dirigentes de los PP, el camino correcto era que los oficinistas y los trabajadores de los supermercados se unieran con su partido y exigieran la expropiación del capital. La división entre los PP se hallaba en el tema de la caracterización del "proceso". Un sector, el PP-AL, sostenía que el "llamado" Argentinazo fue básicamente una "actividad dominada por el lumpen que, sin embargo, incluyó a algunos jóvenes desocupados desorientados, a los que debieran aproximarse los cuadros del PP." La otra sección, el PP-AE argumentó que había sido una protesta "puramente espontánea" sin dirección ni programa, que corría el peligro de ser infiltrada por la extrema derecha, peronistas, oportunistas, etc... El Secretario General ordenó que sus cuadros volvieran a las fábricas y convocaran a asambleas para discutir una Huelga General, y que no se dejaran distraer por la juventud pequeño burguesa rebelde. Los dirigentes de la Confederación Sindical se reunieron en la mitad de la Gran Cama. El Gran Califa del Sindicalismo Oficial denunció al Presidente después que éste había sido obligado a demitir, y defendió al Presidente siguiente, antes de que él renunciara. Su principal objeción fue que el gobierno había confiscado los fondos de pensión del sindicato, lo que impidió que el Gran Califa terminara de pagar las cuotas para su penthouse multimillonario en Miami. El Presidente del Sindicato Disidente Oficial denunció al Presidente antes de que dejara el cargo y se sacó una foto con el segundo Presidente durante su primer día en el puesto. Calificó el Argentinazo de una "victoria para el pueblo sobre el FMI y los Bancos" y pasó a decirle a la gente que volviera a sus casas y que esperaran hasta que el nuevo Presidente realizara la "revolución nacional popular". Ya que habló desde debajo de la cama, sólo sus funcionarios remunerados lo escucharon y aplaudieron. El Secretario General de la Confederación Disidente-No-Oficial, fue el más vehemente en su denuncia del Presidente saliente. Durante el Argentinazo había estado tan profundamente ocupado en la elaboración de un Programa para Combatir la Pobreza, que no había visto a los pobres enfrentando a la policía en las calles y aliviando su pobreza al llevarse alimentos de los supermercados. Durante el levantamiento, el Secretario General estuvo negociando con otros dirigentes sindicales. Según un portavoz, su ausencia de todas las marchas y reuniones masivas en las plazas, fue debida a su preocupación por la planificación estratégica. No podía perder su tiempo con protestas de todos los días. La izquierda electoral saludó la caída de los Presidentes y exigió nuevas elecciones. La izquierda de la izquierda exigió elecciones a una asamblea constituyente, en la reunión de conmemoración de los 30 combatientes callejeros que murieron. Sin duda los diversos partidos de izquierda revolucionario-electoralistas encontrarán excelentes razones para luchar entre sí por la "hegemonía" en las listas electorales. Algunos intelectuales de izquierda estuvieron suficientemente enfurecidos para unirse a los manifestantes callejeros (sus cuentas bancarias habían sido congeladas y no pudieron salir de vacaciones.) Algunos escribieron sobre el "fin del neoliberalismo" y el "significado histórico del 20 de diciembre" basándose en su observación de los eventos televisados, las noticias en Internet y, en algunos casos arriesgados, las observaciones hechas desde sus balcones y los informes de los vendedores de los quioscos vecinos. El sonido y la furia de las manifestaciones de masas resonaban en sus palabras escritas, pero no se oyó ni una palabra de su parte en las plazas y en las avenidas ensangrentadas.

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Los mirones de izquierda estuvieron de verdad en las calles -a título personal. Ellos sí que olieron el gas. Vieron a las muchedumbres, desde lejos. Se movieron rápida y perceptiblemente cuando apareció la policía a caballo. Vieron las caras ensangrentadas, a las Madres golpeadas, a los combatientes callejeros. Tomaron nota de todo. Se quedaron impresionados por el coraje de los manifestantes y perturbados por la violencia. "Si sólo las cosas hubieran continuado pacíficamente..." fue un refrán común enviado a su larga lista de corresponsales de correo electrónico. La Gran Cama hospedó a la Izquierda organizada. Todos estaban dispuestos a salir de debajo de la Gran Cama y presentar batalla cuando las condiciones estén maduras, el lumpen se quede en las villas, y los proletarios nos llamen- no cualesquiera trabajadores, tenía que ser una clase obrera disciplinada, organizada, con ciencia de clase, agrupada en soviets. Mientras tanto, con la multitud rebelde en las calles y la policía utilizando munición de guerra, el mejor lugar para desarrollar una perspectiva clasista prístina y lúcida era... debajo de la Gran Cama

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Cuando el rio suena Petras analiza los sucesos del 11 de septiembre

James Petras Revista "Locas" Madres de Plaza de Mayo Después de los hechos acaecidos en los Estados Unidos el 11 del mes pasado, fecha muy recordada en la agenda mundial por los acontecimientos que sucedieran otrora en Chile, el sociólogo y escritor norteamericano James Petras, desde Nueva York, mantuvo un extenso diálogo con el periodista Herman Schiller -y un panel de personalidades invitadas- durante un programa realizado en una emisora radial de Buenos Aires. La extensión y lucidez de sus comentarios -que en exclusividad LOCAS da hoy a conocer- nos obligó a extractar las partes esenciales de su pensamiento y enfoque, dándole a los mismos titulo-guías de orientación que servirán para considerar su visión como un ensayo-marco sobre un tema de insoslayable actualidad y posicionamiento. No es fácil hablar de lo acontecido. Todo este episodio tiene una larga historia. Y es una historia que se inicia con la intervención de los Estados Unidos en Irán, en 1954. para tumbar al gobierno de Mossadegh. Después viene el respaldo de Washington a Israel en relación al conflicto con los palestinos, que culminó con la masacre del Líbano y con el asesinato de Sabra y Chatila por el actual primer ministro de Israel. Tenemos así muchos acontecimientos concatenados, desde el boicot a Irán, las bombas sobre Irak y otros muchos incidentes. ¿Qué quiere decir todo esto? Que hay una guerra -aunque no declarada- contra todos los países árabes por parte de los Estados Unidos, y una guerra que ha cobrado muchos muertos. Tenemos también la voladura de un avión iraní con 280 pasajeros por la aviación yanqui y la posterior condecoración del piloto que la hizo. con una medalla por parte de la presidencia norteamericana. Es una acumulación interminable de conflictos que ocurren en Medio Oriente, de los cuales estoy mencionando los principales. Ahora la guerra ha pasado a territorio estadounidense y también con muchos muertos. Todo esto refleja un conflicto que tiene origen en un factor esencial: Estados Unidos sigue tratando de dominar a los países árabes del Medio Oriente, no quiere respetar los derechos de los palestinos (está dando más de 2.000 millones anuales de dólares a Israel, más la ayuda de armamentos). Lo que sucedió es algo que en alguna medida se esperaba que sucediera: cuando el río suena...; la sorpresa fue el momento y el lugar. Y desde ese momento y desde ese lugar (los centros vitales del país) se impone la necesidad de la reflexión: o los Estados Unidos quiere ser un Imperio despótico (con todas las consecuencias que ello implica) o quiere retomar a sus raíces de país republicano que respeta a los demás países y pueblos del planeta.Como a todos los imperios. según la historia, las guerras que emprenderán los pueblos de la periferia terminarán por derrumbarlo. . Un cuchillo de doble filo Obviamente que este incidente servirá para que la derecha recalcitrante norteamericana aproveche para usar la fuerza de manera indiscriminada. Se aumentará -tras lo ya logrado-el presupuesto militar y se buscará eliminar toda la agenda social pendiente, a su vez que aumentará la represión dentro y fuera del país. El fenómeno acelerará un proceso que estaba en marcha: Bush había rechazado ya el Tratado de Kioto y otros convenios internacionales y había aumentado el presupuesto

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antes del acontecimiento de las torres, y ahora. en esta coyuntura. si bien es cierto que la derecha lanzará una política más bélica y agresiva, no es cierto que esta política vaya a tener éxito, porque sí lanza una guerra en Medio Oriente tendrá un efecto boomerang; en la medida que más ataque a esa zona más subirá el precio del petróleo, que profundizará la recesión económica. Igual que si aumenta su apoyo a los gobiernos autoritarios de América Latina -en este momento de recesión y de incredibilidad hacia los políticos-, puede profundizar aún más la crisis. Entonces debemos ver que, esencialmente, la política bélica y derechista de los Estados Unidos es un cuchillo de doble filo. Y creo que, en este sentido, discrepo con algunas opiniones que ven en la reacción derechista algo inevitable. No hay tanta torpeza o puede que la haya. Pero creo que hay que poner esta cara de la moneda en un contexto más dinámico y ver, qué fuerzas están en juego. Presupuesto militar récord De cualquier modo. conviene estar prevenidos: el Congreso de los Estados Unidos, después de los hechos, aprobó en cinco minutos -creo que es histórico- una adición de 40.000 millones de dólares: 20.000 para la reconstrucción del Pentágono y otros destrozos, y 20.000 millones para los sectores militares, la CIA, policía, bomberos y demás cuerpos armados. Pero más allá de esto, hay propuestas para aumentar los gastos militares hasta los cien mil millones -aparte de los 300.000 que ya integraban el presupuesto actual. Esto significa duplicar el presupuesto militar en un año. Es un dato a tener en cuenta. De los talibanes a Osama bin Laden Respecto del tema cabe recordar que los Estados Unidos no sólo entrenaron a los talibanes y los financiaron para derrocar al gobierno secular y reformista de Afganistán, sino que colaboraron estrechamente con la policía secreta de Pakistán y de Arabia Saudita, y utilizaron los voluntarios de la guerra afgana para luchar contra los serbios en Kosovo y Macedonia. Muchos de los voluntarios en la guerra de los Balcanes que lucharon con los norteamericanos y los musulmanes albaneses en Bosnia son integrantes, ahora, de las fuerzas desconocidas que están atacando al ex amigo en su propia casa. El señor bin Laden recibió armas, instrumental y entrenamiento de manos de la propia CIA en los primeros años de los 80. Y este personaje es un producto acabado de la rara simbiosis que surge de especiales interpretaciones del Corán y de la técnica y la preparación militar recibida de la propia CIA y de los servicios secretos de Pakistán. Es necesario observar que ahora hay dos cosas que están funcionando alrededor de todo esto: una es la estrategia más allá de la coyuntura y otra es la coyuntura misma. Hay un pensamiento estratégico que está aprovechando, en este momento, esta coyuntura para reproyectar el poder de los : Estados Unidos a nivel global. Como se utilizó en su oportunidad la guerra del Golfo para subordinar a los países de Europa al poder norteamericano, ahora la guerra contra el terrorismo tiene o podría tener la misma función. Volver a subordinar y cohesionar un frente -en medio de fisuras, competencias y crisis diversas- movilizando a los cipayos de todos los países satélites y obligándolos a actuar con más fuerza en el área del Tercer Mundo. Al mismo tiempo dar "luz verde" para que Ariel Sharon aplaste definitivamente a los palestinos. Entonces hay que ver el calculo fino que están haciendo los estrategas militares y financieros, cálculos que no son conejos que saldrán de una galera: multiplicación del presupuesto militar, ataques punitivos parciales, medidas para evitar la insinuada profundización de la recesión, etc., etc. No están tan aturdidos por el número de víctimas inocentes... No. Psicológicamente, rápido, largan la posibilidad de la guerra, la política bélica y de agresión, de subordinación de viejos y nuevos aliados, de activación del cipayaje incondicional con que cuentan en cada país. Es para recuperar

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el liderazgo que estaban perdiendo frente al desarrollo de las luchas de Irak, del pueblo palestino y las de todas e innumerables resistencias populares que se dan en los países periféricos, llámense resistencias de los zapatistas, de los Sin Tierra, de los piqueteros, etcétera. Incógnitas y contexto internacional En relación con quienes efectuaron los actos no se sabe todavía -o lo ocultan- quiénes son ni de qué sectores provinieron. Se barajan nombres de origen árabe. Pero nada se sabe de la afiliación o creencias políticas, ideológicas y religiosas. Se cree que son ciudadanos egipcios, de los Emiratos Arabes y de Arabia Saudita. Pero todavía no hay pruebas contundentes de su vinculación a ningún gobierno. Si se supone que recibieron entrenamiento aquí, en Estados Unidos, sobre el manejo de aviones. Por otra parte, debemos entender que los movimientos musulmanes son muy pluralistas, tanto como los movimientos de la izquierda antiimperialista. También debemos comprender que hay un contexto político internacional en el que se debe andar con cuidado -y operar con delicada mesura-, porque si los apellidos que predominan entre los presuntos culpables son sauditas, Washington estaría dispuesto a tirar bombas contra el país que es su principal fuente de abastecimiento petrolero y su mejor aliado en el Golfo? El señor bin Laden es un ciudadano saudita. Su familia está sumamente vinculada con el régimen monárquico saudí. Los servicios secretos de Pakistán, el mejor aliado de los Estados Unidos, son los más implicados con los talibanes y los que les dan entrenamiento, armas y financiación. Arabia Saudita es el apoyo diplomático más fuerte de los talibanes. Entonces si Estados Unidos quiere operar a partir de la especulación de las pruebas que presuntamente tiene, éstas determinan que debe atacar a sus propios aliados: Pakistán, Arabia Saudita y los Emiratos Arabes Unidos. Los "desniveles" del discurso oficial Hay también ciertas señales y detalles relevantes. Aunque es muy engorroso averiguar quiénes o quién escribe los discursos de Bush -porque él no tiene capacidad para hacerlo-, se advierte en ellos, desde el inicial, diversos registros, diversas intenciones y proyectos. Eso es también un elemento importante. Como en realidad la política informa el lenguaje, de los últimos discursos va surgiendo la intencionalidad de la guerra, de ampliación del presupuesto militar, de la movilización de los peores sectores de la sociedad norteamericana y de los países considerados aliados, como pidiendo un consenso, una especie de respaldo que posibilite una suerte de "carte blanche" para lanzar ataques militares indiscriminados. En los últimos ha utilizado un lenguaje de venganza, de revancha, y creo que este cambio es porque en el primero estaba sondeando las aguas para medir el respaldo a una escalada militar y a la política estratégica que maneja. También hay que sopesar algo que parece trivial: durante los minutos en que se desarrolló el desastre, Bush y la mayoría de los "altos funcionarios" se escondieron en sus búnkers, en actitud plenamente cobarde que luego quisieron explicar como "de seguridad". Pero el alcalde Giuliani ~y uno puede discrepar con su política- durante esos minutos bajó al lugar de los hechos y se mezcló con los bomberos y personal de rescate. Debemos entender entonces que el discurso de Washington no es muy firme, y que el cambio de lenguaje y registro es el de la cobardía que sale de la protección de su búnker y adopta luego el tono del bravucón. De última, si no es así, por lo menos es un discurso errático. El peligro de la militarización

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Hay algo más de vital importancia: nadie debe admitir que este acontecimiento -que está manipulado por una estrategia de largo plazo para activar las fuerzas represivas en todo el mundo- aumente todavía más sus proyecciones siniestras. No se debe confundir la solidaridad hacia las víctimas que ha dejado, con la justificación de una política represiva que pueda estar preparando Estados Unidos.Hay que tener cuidado porque este clima se transmite a todo el mundo, a todos los países.Y en especial, al estar hablando con ustedes y como los conozco, pienso en la Argentina, donde hay justificada efervescencia social. Se puede utilizar la lucha contra el terrorismo para relanzar un terrorismo desde el Estado. De lo que hay una larga y triste memoria.En este sentido, la posición del gobierno argentino de querer mandar tropas si Estados Unidos así lo determina, creo que el hecho, de concretarse, como episodio enmarcado dentro de la política exterior, habilitaría también al uso de fuerzas militares para cierta represión interna. Lo que sería una militarización de lo que se da en llamar "las incipientes democracias", y seria también una militarización de la política.Todo ello, en realidad, para justificar y preservar una conducción y una dirección económicas de miseria y exclusión que no tiene el más mínimo apoyo en el país. El afuera y el adentro son dos caras de la misma política, como en una moneda

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29 de diciembre del 2001

El Argentinazo: Lecciones positivas de la acción directa de masas James Petras Traducido para Rebelión por Germán Leyens El Argentinazo es el cuarto y mayor alzamiento popular contra la dominación autoritaria neoliberal y la impunidad política. En 1982 el pueblo y los soldados se levantaron para denunciar a los militares después del desastre de las Malvinas. El resultado fue el enjuiciamiento de los generales genocidas. La segunda gran movilización fue contra la amenaza de un golpe militar por Seyneldin - que obstruyó efectivamente el camino al resurgimiento de los militares. La tercera acción directa de masas fue la lucha en las calles y la expropiación de alimentos en los supermercados de 1989, que derribó al régimen de Alfonsín. El Argentinazo del 20 de diciembre tuvo éxito al derribar el régimen de De la Rúa y Caballo y al lograr el repudio temporal de la deuda externa. Las históricas lecciones de estas cuatro acciones directas de masas son claras. Ninguna de ellas fue dirigida u organizada por los sindicatos oficiales o por los partidos de "izquierda." Todas tuvieron éxito donde las rituales huelgas generales oficiales, las protestas parlamentarias y las negociaciones de la elite habían fracasado. El Argentinazo fue el levantamiento popular más prolongado (5 días) y amplio (nacional) en la historia argentina, y fue el más exitoso en términos del poder político y de los cambios en la agenda gubernamental y política. En comparación, las tres centrales sindicales con sus negociaciones inefectivas y huelgas esporádicas y por sectores, no tuvieron impacto alguno en la política y los gobiernos durante los dos años pasados. Los partidos de izquierda eligieron a diputados impotentes en un Congreso impotente. Los movimientos de trabajadores desocupados y su acción directa con cortes de rutas fueron el "ensayo general" para el Argentinazo. Suministraron la experiencia y el espíritu de acción directa que detonó el Argentinazo. Piqueteros y Argentinazo son sinónimos de acciones de masas exitosas. Hay otra lección del pasado: después de cada levantamiento exitoso, cuando al consolidarse en el poder, un nuevo régimen pasaba a revocar las concesiones hechas. Alfonsín firmó la ley de punto final, Menem profundizó la agenda neoliberal. El Argentinazo es un poderoso ejemplo del poder de la acción directa de masas. Para extender y profundizar los cambios iniciales, los activistas del 20 de diciembre deben organizarse para avanzar más allá de las promesas de Saá y crear un gobierno alternativo de poder popular.

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8 de enero de 2002

La recolonización y la "necesidad de un nuevo imperialismo" James Petras Alcaabajo La expresión generalmente repetida, "después del 11 de septiembre de 2001, el mundo ha cambiado," ha recibido muchos significados diferentes. El sentido más frecuente, explícitamente indicado por Washington, repetido por la Unión Europea, y amplificado por los medios de masas es que, como resultado del 11 de septiembre, se abrió una era enteramente nueva, un nuevo "período histórico" en el que se "establecieron" una nueva serie de prioridades, de relaciones de alianzas y políticas. La perspectiva de Washington de periodicizar una nueva era histórica desde el 11 de septiembre refleja, sin embargo, sus propias pérdidas y vulnerabilidades. Desde la perspectiva del Tercer Mundo (y tal vez más allá) la "nueva era*" comienza el 7 de octubre de 2001, la fecha de la masiva intervención y bombardeo de área de Afganistán por EE.UU. El 7 de octubre es importante porque señala el comienzo de una importante ofensiva mundial contra los adversarios de EE.UU. bajo definiciones muy elásticas y amplias de "terrorismo," "refugios de terroristas," y "simpatizantes de terroristas". Marca claramente una nueva ofensiva militar contra los oponentes y competidores del poder imperial de EE.UU., incluyendo a la disensión interior. Es importante comprender el significado dela expresión "nueva época" porque gran parte de lo que está sucediendo no es nuevo, sino más bien la continuación y la profundización de la continua agresión militar imperial que precedió al 11 de septiembre y al 7 de octubre. Igualmente, las luchas de liberación popular en muchas partes del mundo continúan sin disminución, a pesar del 11 de septiembre y del 7 de octubre, a pesar de algunos cambios significativos en su contexto. En breve, aunque el 11 de septiembre y el 7 de octubre son eventos importantes, queda por ver si los acontecimientos que siguieron después de esas fechas marcan un nuevo período histórico desde el punto de vista cualitativo. Yo diría que es más útil analizar la interrelación entre los acontecimientos y los procesos históricos antes del 7 de octubre y después, a fin de separar lo que es nuevo y significativo de lo que es efímero o establecido. Algunos factores significativos establecen los parámetros y el contenido para nuestra discusión. El primero es el debilitamiento relativo del poder político y económico de EE.UU. durante todos los años 90 en áreas clave del mundo, particularmente en la región del Oriente Medio y del Golfo, de América Latina, Asia, y Europa, junto con un aumento de la influencia de EE.UU. en los estados balcánicos menos importantes de Kosovo, Macedonia y Serbia. El segundo factor es la vasta expansión de los intereses económicos de EE.UU. a través de sus corporaciones y bancos multinacionales en el Tercer Mundo, y el debilitamiento gradual de los regímenes clientes que apoyan esa expansión. Evidentemente, las instituciones financieras internacionales (IFIs) tales como el Banco Mundial (BM), y el Fondo Monetario Internacional (FMI), habían agotado hasta tal punto la riqueza de las economías locales con sus políticas de ajuste estructural, las doctrinas de libre comercio y las exigencias de privatización, que los estados clientes se estaban fragmentando y debilitando y se veían plagados por elites corruptas del sector privado y políticos que saqueaban el tesoro nacional. El debilitamiento de la "estructura de control" imperial significó que la dependencia tradicional casi exclusiva de las IFIs para la extracción del superávit se estaba volviendo inadecuada. La disminución del control imperial "indirecto" de los estados empobrecidos y devastados

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del Tercer Mundo, requería un "nuevo imperialismo," según el periodista del Financial Times, Martín Wolf, (FT, 10 de octubre de 2001, p. 13.) En pocas palabras, las bombas y los infantes de marina, complementaron a los funcionarios del FMI y de a los programas de ajuste estructural en la "reestructuración" de las economías y asegurando la subordinación de los estados del Tercer Mundo. Como dice Wolf: "Para enfrentar el reto del estado fracasado [saqueado y consumido] lo que se precisa no son piadosas aspiraciones sino una fuerza coercitiva honesta y organizada." En otras palabras, guerras imperiales como en Afganistán, Yugoslavia, etc., deben ser acompañadas por nuevas conquistas imperialistas -la recolonización es el "nuevo imperialismo," un proceso que ya está en camino en el espacio aéreo, terrestre y marítimo de América Latina. Desde el fin de la guerra del Golfo y la presidencia de Bush (padre) al 7 de octubre de 2001, EE.UU. venció en conflictos militares en los Balcanes y en América Central, (regiones periféricas), y sufrió una seria pérdida de influencia en regiones estratégicas. De manera similar, la economía de EE.UU. pasó por un mini-boom especulativo entre 1995 y 1999 y luego sufrió una creciente recesión al entrar en el nuevo milenio. La combinación de las victorias periféricas y de la burbuja especulativa ocultó la creciente debilidad estructural. Las pérdidas en la influencia estadounidense pueden ser brevemente resumidas. En el Oriente Medio, la estrategia de EE.UU. de derrocar o aislar al gobierno iraní y al régimen iraquí de Sadam Husein fue un fracaso total. Esos regímenes no sólo sobrevivieron, sino que rompieron efectivamente el boicot estadounidense. Las sanciones de EE.UU. contra Irán fueron rotas, de facto, por la mayor parte de los "aliados" de EE.UU., incluyendo a Japón, la UE, los estados árabes, etc. Irán fue aceptado entre los países de la OPEC revitalizada y firmó acuerdos de energía nuclear con Rusia y contratos petroleros con Japón. Irán firmó acuerdos de inversiones y comercio con todos los principales países con la excepción de EE.UU. e incluso tres CMNs estadounidenses, trabajando a través de terceras partes, se involucraron en el comercio iraní. Irak fue reintegrado a la OPEC, fue aceptado como miembro en las reuniones de los estados del Golfo, en las cumbres árabes y en las conferencias islámicas internacionales. Irak vendió millones de barriles "clandestinos" de petróleo a través de Turquía y Siria, claramente con conocimiento de los "regímenes de tránsito" y de los consumidores europeos occidentales. La insurrección palestina y el apoyo unánime que recibió de los regímenes árabes (incluyendo los clientes de EE.UU.) aislaron a EE.UU. que permaneció estrechamente ligado al estado israelí. En África del Norte, Libia desarrolló fuertes lazos económicos con la UE y sus compañías petroleras, particularmente con Italia y estableció relaciones diplomáticas con numerosos países de la OTAN. Por lo tanto, tres países productores de petróleo, identificados como objetivos importantes de la política de EE.UU., aumentaron su influencia y sus lazos con el resto del mundo, debilitando así el dominio de EE.UU. sobre la región, después de la guerra del Golfo. Evidentemente, el "Nuevo Orden Mundial" de Bush padre se encontraba en ruinas, reducido a mini-feudos, en el patio trasero, en las provincias albanesas en los Balcanes, infectadas por la mafia. Otro signo importante de la disminución del poder de EE.UU. se mostraba en el masivo aumento de los superávit comerciales acumulados a costa de EE.UU. en Asia y en la UE. En el año 2000, EE.UU. llegó a un déficit comercial de 450 mil millones de dólares. Los 350 millones de consumidores de Europa Occidental compraron crecientemente bienes producidos en Europa -más de 2/3 del comercio de la UE fue intereuropeo. En América Latina, las CMNs europeas, particularmente las españolas, derrotaron a sus competidores estadounidenses en la adquisición de lucrativas empresas privatizadas. Políticamente, sobre todo en América Latina, la dominación de EE.UU. estaba siendo puesta severamente a prueba por los formidables movimientos de guerrilla en

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Colombia, por el presidente de Venezuela, Chávez, y por los movimientos de masas en Ecuador, Brasil, y otros sitios. El colapso de la economía argentina, las crisis económicas generales en el resto del continente y la significativa pérdida de legitimidad de los regímenes clientes de EE.UU., fueron otros indicadores del debilitamiento del poder de EE.UU. en sus provincias neocolonizadas. El fuerte crecimiento del "movimiento contra la globalización," particularmente de sus sectores "anticapitalistas" en toda Europa Occidental, América del Norte y otras partes, desafió el poder de Washington en la imposición de nuevas reglas favorables al imperio para las inversiones y el comercio. Confrontado con la disminución de su influencia en regiones estratégicas, una creciente crisis económica interior, el fin de la burbuja especulativa (tecnología de la información, biotecnología, fibras ópticas), Washington decidió comenzar a militarizar su política exterior (mediante el Plan Colombia) y a buscar agresivamente ventajas comparativas a través de decisiones unilaterales: la abrogación de tratados (el acuerdo anti-misiles ABM con Rusia, el Acuerdo de Kyoto, el Tribunal Internacional de Derechos Humanos, y los acuerdos contra la guerra biológica y contra el uso de minas terrestres, etc.) La acción unilateral fue considerada una manera de invertir el debilitamiento relativo, combinando la acción militar regional y la presión económica. Para contrarrestar la disminución de la influencia de EE.UU. en América Latina y aumentar su control, Washington impulsó el Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA) para limitar la competencia europea y aumentar la dominación estadounidense. Sin embargo, encontró una oposición considerable en cuatro de los países clave de la región: Brasil, Venezuela, Colombia y Argentina. El 11 de septiembre, (que se agregó al ataque contra el acorazado Cole en Yemen, a los ataques contra las embajadas en Kenia y Tanzania y a los intentos anteriores de destruir el World Trade Center) fue otra señal del debilitamiento relativo del poder de EE.UU., esta vez de la incapacidad de Washington de defender los centros del poder financiero y militar dentro del imperio. El 11 de septiembre no es una fecha significativa. No lo es porque continuó marcando la disminución relativa de la influencia de EE.UU. Lo es porque se convierte en el momento crucial para una importante contraofensiva para invertir el debilitamiento y reconstruir un "Nuevo Orden Mundial" centrado en EE.UU.

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22 de enero del 2002

Israel y Estados Unidos, una relación única James Petras CSCAweb/Rebelión Las relaciones entre EE.UU e Israel han sido descritas de distintas maneras. Los políticos se refieren a Israel como el mejor aliado de EE.UU en Oriente Medio, si no en el mundo. Otros lo consideran un aliado estratégico. Algunos piensa que Israel y EE.UU comparten valores democráticos comunes en la guerra contra el terrorismo. Dentro de la izquierda, los críticos consideran a Israel una herramienta del imperialismo norteamericano para minar el nacionalismo árabe, un baluarte contra el terrorismo fundamentalista islámico. Unos pocos escritores señalan el "exceso de influencia" que el gobierno israelí ejerce en la política del gobierno norteamericano a través de los poderosos lobbies y personalidades judíos en los círculos mediáticos, financieros y políticos. Aun cuando haya algo de verdad en lo anterior, existe un aspecto único en esta relación entre una potencia imperial como EE.UU y una potencia regional como Israel. A diferencia de la relación de Washington con la Unión Europea (UE), Japón y Oceanía, Israel es quien presiona y obtiene vastas transferencias de recursos financieros (2,8 mil millones de dólares al año; 84 mil millones en 30 años). Israel obtiene transferencias de los más modernos armamento y tecnología, acceso sin restricciones a los mercados de EE.UU, libre acceso de emigrantes, el compromiso de apoyo incondicional de EE.UU en caso de guerra y represión del pueblo palestino colonizado, y la garantía del voto de EE.UU en contra de cualquier resolución de Naciones Unidas. Desde el punto de vista de las relaciones entre Estados, la potencia menor regional es la que arranca un tributo al Imperio, un resultado aparentemente único o paradójico. La explicación de esta paradoja se encuentra en el poderoso e influyente papel de los judíos proisraelíes en sectores estratégicos de la economía norteamericana, partidos políticos, el Congreso y el poder Ejecutivo. El equivalente más próximo con imperios del pasado es el de los influyentes colonizadores blancos de las colonias, que por medio de sus vínculos en el extranjero fueron capaces de obtener subsidios y relaciones comerciales especiales. Los "colonos" israelíes en EE.UU han invertido y donado miles de millones de dólares a Israel, en algunos casos desviando fondos de las cuotas de los sindicatos de trabajadores con bajos sueldos para comprar bonos israelíes empleados para financiar nuevos asentamientos coloniales en los territorios ocupados. En otros casos, el Estado de Israel ha protegido a judíos fugitivos de la justicia norteamericana, especialmente a riquísimos estafadores como Mark Rich, e incluso a gángsteres y asesinos. Las ocasionales demandas oficiales de extradición por parte de la justicia norteamericana han sido deliberadamente ignoradas. El imperio colonizado se ha desvivido por ocultar su sumisión ciega a su supuesto aliado, pero poder hegemónico de hecho. La relación entre EE.UU e Israel es la primera de la historia contemporánea en la que el país imperial encubre un importante ataque militar deliberado de un supuesto aliado. En 1967 el U.S. Liberty, un barco de comunicaciones y de reconocimiento, fue bombardeado y destruido durante casi una hora por aviones de combate israelíes en aguas internacionales, lo que provocó cientos de muertos y heridos entre los marineros y oficiales [1]. Mensajes por radio israelíes interceptados así como el hecho se que se mostrara muy claramente la bandera norteamericana demuestran que fue un acto deliberado de agresión. Washington actuó como habría actuado cualquier dirigente del tercer mundo ante un embarazoso ataque a su hegemonía: silenció a sus

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oficiales de marina que habían sido testigos del ataque y aceptó discretamente una compensación y una disculpa formal. Aparte del hecho de que esto fuera una acción sin precedentes en las relaciones militares y diplomáticas de EE.UU con cualquier aliado, no se conoce ningún caso de un país imperial que encubra un ataque de un aliado regional. Muy al contrario, a circunstancias similares han seguido respuestas diplomáticas y militares belicosas. En ningún caso se puede explicar esta aparente anomalía por medio de la debilidad militar o la ineficacia diplomática: el armamento de Washington es claramente superior y sus diplomáticos son capaces de elevar una enérgica protesta ante aliados o adversarios cuando existe voluntad política. El lobby judío- norteamericano, los congresistas, los medios y los magnates de Wall Street estratégicamente situados en el sistema político económico de EE.UU, garantizaron que el Presidente Johnson actuara dócilmente [2]. Ni fueron necesarias presiones directas porque un liderazgo político hegemónico actúa, aparentemente, según sus propias creencias una vez aprendidas la reglas del juego político. La relación entre EE.UU e Israel es una relación única, que ni siquiera un ataque militar no provocado puede poner en cuestión. Como todos los poderes hegemónicos, Washington amenazó a los testigos de la marina norteamericana con un juicio militar si hablaban mientras que mimaban a sus agresores en Tel Aviv. Otro ejemplo de la asimétrica relación se encuentra en uno de los principales casos de espionaje durante la Guerra Fría que implicó a un agente israelí, Jonathan Pollard, y al Pentágono. Pollard robó y copió durante varios años bolsas llenas de documentos reservados sobre el servicio de inteligencia norteamericano, la contrainteligencia, planes estratégicos y armamento militar, y los puso en manos israelíes. Fue el caso de espionaje más importante llevado a cabo contra EE.UU por cualquier aliado en la historia reciente. Pollard y su mujer fueron declarados culpables. El gobierno norteamericano protestó en privado al israelí. Los israelíes, por su parte, organizaron por medio de sus aliados judío-norteamericanos un lobby para hacer propaganda a su favor. Finalmente, todos los principales dirigentes israelíes e integrantes de los lobbies judío-norteamericanos hicieron campaña a favor de su amnistia y estuvieron a punto de lograrlo con el presidente Clinton. La desigual relación se hace claramente patente en el caso de un importante fugitivo de la justicia, Mark Rich. Financiero y comerciante, el tribunal federal norteamericano lo condenó por diversos casos de clientes estafados y timados. Huyó a Suiza y posteriormente obtuvo el pasaporte y la ciudadanía israelí al invertir fuertes cantidades de su mal adquirida fortuna en industrias y obras benéficas israelíes. A pesar de la gravedad de su delito, Rich se codeó con los principales líderes en Israel y con su elite económica. En el año 2000 el primer ministro israelí y numerosas personalidades judías pro-israelíes, incluyendo a la ex-esposa de Rich, convencieron a Clinton de que lo amnistiara. Mientras se alzaban protestas por la relación entre la amnistia de Rich y la contribución de más de 100.000 dólares realizada por su esposa al Partido Demócrata, la subyacente relación de subordinación a la influencia israelí y al poder del lobby israelí en EE.UU se hacía claramente más importante. Vale la pena señalar que es extraordinariamente poco frecuente que un presidente de EE.UU consulte a un gobernante extranjero (como hizo Clinton con Barak) en relación a un estafador convicto. No tiene precedentes el perdonar a un acusado fugitivo de la justicia y que nunca cumplió condena. El poder de Israel se manifiesta en los numerosos peregrinajes anuales que influyentes políticos norteamericanos hacen a Israel para declarar su lealtad al Estado israelí, incluso durante periodos de represión intensiva de los rebeldes. Por el contrario, los sátrapas norteamericanos del mini-imperio israelí aplaudieron la invasión del Líbano por parte del Estado judío, su sangrienta represión de la primera y segunda Intifada y se opusieron a cualquier mediación internacional para prevenir más masacres israelíes, sacrificando así cualquier credibilidad en la ONU. En las votaciones en la ONU, incluso en el Consejo de Seguridad, a pesar de la

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abrumadora evidencia de violaciones de los derechos humanos presentada por los aliados de la UE, Washington ha trabajado duro al servicio de su hegemonía. Sacrificando su credibilidad internacional y distanciándose deliberadamente de otras 150 naciones, Washington calificó las críticas al racismo israelí de antisemitismo. Esto no constituye el punto culminante del servilismo de Washington ante Israel. El caso más reciente y quizá más importante del servilismo de Washington sucedió en los meses anteriores y posteriores al ataque del 11 de septiembre al World Trade Center y al Pentágono. El 12 de diciembre de 2001, los informativos de la Fox supieron por fuentes del servicio de inteligencia de EE.UU e investigadores federales que desde el 11 de septiembre habían sido detenidos 60 israelíes implicados en una campaña mantenida durante largo tiempo para espiar a funcionarios del gobierno norteamericano. Muchos de estos detenidos son agentes israelíes activos, militares o de la inteligencia. Fueron arrestados según la Ley Patriótica antiterrorista. Muchos fueron descubiertos en el detector de mentiras al responder a preguntas relativas a actividades de vigilancia contra y en EE.UU. Aún más grave, investigadores federales creen con razón que los agentes israelíes habían recopilado previamente informaciones acerca de los atentados del 11 de septiembre y que no informaron a su aliado de Washington. El grado de implicación de Israel en los hechos del 11 de septiembre es un secreto celosamente guardado. Un importante investigador federal dijo a los informativos de la Fox que existen "conexiones". Cuando se le pidió que diera detalles, el investigador federal se negó: "las pruebas que vinculan a estos israelíes con el 11 de septiembre están clasificadas. No puedo hablarles de las pruebas que se han reunido. Es información clasificada". Nada como este caso de espionaje israelí ejemplifica el poder que Israel tiene sobre Washington. Incluso en el caso del peor bombardeo en la historia de EE.UU Washington suprime pruebas reunidas federalmente que vinculan a conocidos espías israelíes con posibles evidencias de un conocimiento previo. Es evidente que estas pruebas pueden plantear preguntas acerca de los vínculos y lazos entre elites políticas y económicas así como minar las relaciones estratégicas en Oriente Medio. Lo que es más importante, puede enfrentar a la Administración Bush con el lobby judío norteamericano y su poderosa red formal e informal en los medios, las fianzas y el gobierno. Los informativos de la Fox obtuvieron numerosos documentos clasificados de investigadores federales, probablemente frustrados por el encubrimiento del espionaje israelí por parte de dirigentes políticos en Washington. Estos documentos revelan que incluso antes del 11 de septiembre, al menos otros 140 israelíes habían sido detenidos o arrestados en una investigación secreta sobre el espionaje israelí, a gran escala y durante muchos años, en EE.UU. Ninguno de los principales medios escritos o electrónicos informó de estas detenciones. Ni el presidente ni ninguna de las principales figuras del Congreso habló acerca de los continuos y persistentes esfuerzos de Israel por obtener datos militares y de inteligencia claves de EE.UU. Los documentos clasificados detallan "cientos de incidentes en ciudades y pueblos por todo el país", que los investigadores aseguran que pueden ser una creciente actividad de la inteligencia israelí organizada. Según los documentos federales citados por los informativos de la Fox, los agentes israelíes seleccionaron y penetraron en bases militares, en la DEA [Agencia contra la droga], en el FBI y en docenas de centros gubernamentales e incluso en oficinas secretas y domicilios particulares (no incluidos en ninguna guía) de personal de los departamentos de justicia e inteligencia. El documento de la General Accounting Office [Oficina General de Cuentas] -una sección de investigación de Congreso norteamericano- se refiere a Israel como "País A" y afirma que "el gobierno del País A lleva a cabo la más agresiva operación de espionaje contra EE.UU de todos los países aliados de EE.UU". Un informe de la Inteligencia de Defensa afirma que Israel tiene una "voraz apetito de información... Recopila agresivamente tecnología militar e industrial, y EE.UU es su principal prioridad". El Informe de los informativos de la Fox escrito por Carl Cameron apareció en Internet un día (el 12 de diciembre de 2001) y luego desapareció; no hubo continuación.

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Ninguno de los demás medios aprovechó este importante informe sobre espionaje. Es indudable que la poderosa influencia proisraelí sobre los medios tuvo que ver con ello. Más significativamente que la "presión" directa, la hegemonía israelí "persuade", "intimida" a los medios y a los dirigentes políticos para que actúen con la mayor discreción restringiendo la información sobre apropiación israelí de información estratégica. Mientras que la red de agentes israelíes a veces es objeto de arrestos, interrogatorios y expulsiones, el Estado israelí y sus ministros en activo nunca son condenados públicamente, ni hay nunca respuesta oficial alguna como la simbólica retirada temporal del embajador norteamericano. El paralelismo más cercano con el comportamiento estadounidense respecto a los espías israelíes es la respuesta de los países pobres y dependientes del Tercer Mundo ante casos de espionaje norteamericano. En este contexto, los dóciles gobernantes piden discretamente al embajador que refrene a algunos de los más agresivos agentes.

Una pregunta no respondida: el 11 de septiembre y los israelies Después del 11 de septiembre, por todo el Oriente árabe circularon rumores de que el bombardeo había sido una conspiración israelí para incitar a Washington a atacar a sus adversarios árabe-musulmanes. Estas noticias y sus autores sólo proporcionaron pruebas circunstanciales, a saber, que la campaña antiterrorista de Bush legitimaba la represión "antiterrorista" de los palestinos por parte de Sharon. Las noticias que implicaban a Israel fueron completamente descartadas por todos los medios y dirigentes políticos adeptos. Los investigadores federales norteamericanos revelan ahora que Israel pudo haber tenido noticias del ataque antes de que éste ocurriera y no informar de ello. Esto plantea la cuestión de la relación entre terroristas árabes y los servicios de información israelíes. ¿Penetraron los israelíes en el grupo u obtuvieron información acerca de ellos? La información confidencial de los investigadores federales podría posiblemente clarificar estas vitales cuestiones. Pero, ¿se hará alguna vez pública esta información confidencial? Lo más probable es que no, por la sencilla razón de que pondría de manifiesto, por medio de esos agentes secretos, la influencia israelí en EE.UU y, más importante, de sus poderosos lobbies en el extranjero y de sus aliados en el gobierno y las finanzas. La ausencia de cualquier declaración pública concerniente al posible conocimiento israelí de los hechos del 11 de septiembre es muestra de la vasta, omnipresente y agresiva naturaleza de sus poderosos defensores en la diáspora. Dada la enorme importancia económica y política que los medios han otorgado al 11 de septiembre, y los aplastantes poderes, fondos e instituciones creados en torno a la cuestión de la seguridad nacional, es sorprendente que no se haya mencionado a las redes de espionaje israelí que operan en las más delicadas esferas del antiterrorismo norteamericano. Por supuesto, esto no es sorprendente si comprendemos correctamente la "relación única" entre el imperio norteamericano e Israel, una potencia regional. Cuestiones teóricas La relación entre EE.UU, una potencia global imperial, e Israel, una potencia regional, nos proporciona un modelo único de relaciones interestatales. En este caso, la potencia regional arranca un tributo (2,8 mil millones de dólares en contribuciones directas del Congreso norteamericano), libre acceso a los mercados norteamericanos, protección en el extranjero a delincuentes judíos ante procesos judiciales o posible extradición a EE.UU mientras estén implicados en espionaje persistente y blanqueo de dinero. Además, Israel establece límites de la política de EE.UU en Oriente Medio en foros internacionales. La hegemónica posición israelí ha perdurado tanto bajo la

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presidencia republicana como bajo la demócrata, durante casi medio siglo. En otras palabras, es una relación historicamente estructural, que no se basa ni en personalidades ni en configuraciones transitorias de política de partido. Diversas hipótesis emergen del estudio de esta realción única. La primera proviene del hecho de que el Estado territorial israelí tiene poco poder de persuasión, alcance económico o influencia militar, en comparación con las principales potencias (Europa y EE.UU). El poder de Israel se basa en la diáspora, las muy bien estructuradas y política y económicamente poderosas redes judías que tiene acceso directo e indirecto a centros de poder y de propaganda en el más poderoso país imperial del mundo. El tributo es extraido por medio de la influencia de esos "colonialistas internos" que operan en el nivel de los fabricantes de opinión en los medios y vía el Congreso y la presidencia. Cerca del 50% de los fondos del Partido Demócrata procede de judíos proisraelíes. Por cada dólar gastado por las redes judías para influenciar el voto, el Estado de Israel recibe 50 en ayudas para financiar la construcción y el armamento de los asentamientos coloniales en los Territorios Ocupados, incluyendo piscinas, jardineros rumanos y doncellas filipinas. Por medio de las redes en el extranjero, el Estado israelí puede intervenir directamente y establecer los parámetros de la ayuda exterior norteamericana en Oriente Medio. Las redes en el extranjero desempeñan un papel principal en perfilar el debate interno sobre a la política norteamericana respecto a Israel. La propaganda que asocia la represión israelí de los palestinos a una respuesta justificada de las víctimas del Holocausto ha sido repetida y divulgada por todos los medios. Desde las cumbres de los medios a las salas de juntas de los abogados y las salas de espera de los médicos los que apoyan la red tildan agresivamente de antisemita a cualquier voz crítica. Por medio de la intimidación a nivel local y de maliciosas intromisiones en las distintas profesiones, los fanáticos defienden la política israelí y a sus dirigentes, aportan dinero, organizan a los votantes y se infiltran en los despachos. Una vez ahí sintonizan con las necesidades de la política israelí. El fenómeno de expatriados extranjeros que tratan de influir en una potencia imperial no es exclusivamente judío. Pero en ningún otro caso tiene conexiones dirigidas a establecer una relación hegemónica duradera: EE.UU, imperio colonizado por un poder regional, paga tributo a Israel y está sometido a las anteojeras ideológicas de estos colonos extranjeros. Muchas preguntas permanecen sin respuesta mientras el Imperio prosigue agresivamente su expansión militar y las voces internas de la represión reducen los términos del debate público. Conclusión Al tiempo que estos colonos extiende su influencia por las esferas política e intelectual, se sienten mas seguros reafirmando la superioridad israelí sobre EE.UU, especialmente en los ámbitos de la coacción política y la guerra. Se jactan descaradamente de la superioridad del sistema de seguridad israelí, de sus métodos de interrogatorio, incluyendo sus técnicas de tortura, y piden que EE.UU siga la agenda de guerra Israel en Oriente Medio. Seymour Hersch insta al FBI y a la Agencia de Inteligencia norteamericanos para que siga la práctica de la policía secreta israelí de usar o amenazar con tortura a los familiares, padres incluidos, de los sospechosos de terrorismo. Richard Perle, que tiene una gran influencia en el Departamento de Defensa de Rumsfeld, aboga por la táctica israelí de bombardeos ofensivos a los adversarios. "En 1981 los israelíes se enfrentaron a una decisión urgente: ¿debían permitir que Sadam Husein abasteciera de combustible a un reactor nuclear construido por Francia cerca de Bagdad, o destruirlo? Los israelíes decidieron atacar preventivamente. Todo lo que sabemos (sic) acerca de Sadam Hussein obliga (sic) al presidente Bush a tomar una decisión similar: emprender una acción preventiva o esperar, posiblemente hasta que sea demasiado

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tarde" [3]. Otro prominente colono, el senador Joseph Lieberman, hizo un llamamiento para que EE.UU bombardeara Siria, Iraq e Irán tras el 11 de septiembre, haciéndose eco del consejo del primer ministro Sharon al presidente Bush. Alan Dershowitz, profesor de derecho en Harvard, refrendó públicamente la represiva legislación en EE.UU, cuyo modelo era el sistema israelí de detención ilimitada de palestinos. Los colonos subordinan la política norteamericana a las necesidades de la política exterior israelí, independientemente de las circunstancias y de los extremos a los que les empuja la política colonial israelí. Además, como representantes del poder hegemónico en EE.UU, tratan incluso de controlar a bajo nivel las medidas de seguridad -tortura en los interrogatorios- al tiempo que se convierten en vociferantes defensores de una guerra generalizada en Oriente Medio. Los colonos han influido con éxito en el gobierno de EE.UU para que bloquee cualquier iniciativa de la UE respecto a una mediación internacional, al tiempo que EE.UU auspiciaba el Plan Mitchell, que recomendaba observadores de paz. En resumen, a pesar de sus intranscendentes y puntuales críticas a los excesos de Israel, EE.UU no sólo ha sido un defensor incondicional de Israel, sino que ha hecho lo mismo, en el contexto de la sangrienta y prolongada represión y ocupación de los territorios palestinos, de las que Washington es cómplice. La hegemonía israelí sobre EE.UU a través de sus colonos es un arma formidable para neutralizar a los aliados de EE.UU de la OTAN, a los vasayos petroleros árabes, a la vasta mayoría de la Asamblea General de la ONU e incluso a su propio público en determinados asuntos de Oriente Medio. Más peligrosa todavía es la paranoia irracional que los colonos transfieren de la política israelí a EE.UU. Todos los árabes son sospechosos. Se debe a amenazar a los adversarios de Oriente Medio, si no bombardearlos. Se deben establecer tribunales militares secretos y la justicia sumaria para los sospechosos de terrorismo. Los medios están especialmente puestos a punto para recoger el síndrome de paranoia israelí: magnificando cada amenaza, mostrando la resolución y eficiencia israelí contra los terroristas árabes. El estilo paranoico de la política ha conducido a los ataques israelíes a países árabes en Oriente Medio, al espionaje en EE.UU, a la compra ilegal de armas nucleares en EE.UU y a una violencia sin tregua contra los palestinos y los libaneses. El peligro es que la asimilación del estilo paranoico por parte de EE.UU tiene enormes consecuencias, no sólo para Oriente Medio, sino para el resto del mundo y para las libertades democráticas en EE.UU. Lo que los intelectuales colonos y otros publicistas israelíes olvidan mencionar es que la política de seguridad israelí es un completo desastre: estaciones de autobús, centros comerciales, hoteles de cinco estrellas, pizzerías y todas sus fronteras han sido atacados, y cientos de ciudadanos israelíes han sido asesinados o heridos. Miles de israelíes cultos huyen del país precisamente a causa de la inseguridad y de la proximidad de la violencia que ni el Shin Ben, ni el ejército, ni los colonos de los asentamientos son capaces de impedir. Ciegos ante los fallos de la seguridad israelí, los colonos insisten en crear condiciones para la represión interna y la guerra externa. Dado su influyente papel en los medios, su importancia en las páginas de opinión y en los editoriales de los más prestigiosos periódicos, el mensaje de los colonos llega mucho más allá de su limitado número y de su mediocridad intelectual. Posición y dinero pueden compensar sus patologías sicológicas y políticas así como anular cualquier escrúpulo acerca de lealtades dobles.

1. James Bamford, Body of secrets. Doubleday: New York, 2001. pp.: 187-239. 2. Muchos judíos no están de acuerdo con aspectos particulares de la política israelí y no aprueban el incondicional apoyo del lobby judío-norteamericano a Israel. Pero sus voces no se escuchan y en la mayoría de los casos tienen escasa o nula influencia en

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la política, los medios y la economía. 3. New York Times, 28 de diciembre de 2001, pág. 19.

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2 de febrero de 2002

Un Escritor de un Talento Excepcional James Petras Traducido para Rebelión por Jorge Capelán Desde temprano, Biperdhar Sukumar estuvo resentido de todo y de todos los que le rodeaban: Cuando al hijo de Mukarjee, Ravi, le dieron una bicicleta nuevecita, se dijo a sí mismo que era porque su padre que era comerciante, engañaba a los clientes sacando ventaja de los cañeros ignorantes. Cuando al cabo de tanto porfiar logró que su padre le comprara una bicicleta, anduvo por las calles y los caminos disfrutando del espectáculo de las anchas hojas de tuna, ignorando a los cargadores descalzos con pesadas cargas de caña cortada. Su padre le hablaba de su abuelo, un brahmán, un hombre de espíritu y dignidad, que llegó como sirviente contratado, como jornalero, pero un hombre de vasta profundidad espiritual. B.S., como llegó a llamarse más tarde a sí mismo, era bajo y rechoncho, y él también se imaginaba la gran profundidad espiritual de la India, su maravilloso pasado ancestral. Despreciaba a los ágiles africanos y a los atléticos Hindúes que palo en mano competían en los partidos de cricket. "Lo que les falta de cerebro lo reponen con músculo, hasta entre medio de las orejas," éste fue uno de los primeros aforismos de B.S. Él era un comentarista social lúcido, cuyo conocimiento de primera mano del Caribe más tarde le sería recompensado en su segundo hogar, Inglaterra. Su primer hogar era la India, nació en Trinidad por un malentendido. Desde muy temprano, B.S. demostró una habilidad inconfundible en manipular el color de su piel y su origen nacional para congraciarse con sus maestros de escuela británicos. En la clase era el primero en levantarse y con un canto a toda voz de 'God Save the Queen' [Dios Salve a la Reina] para el placer de sus maestros y la ira de sus compañeros de clase. Valientemente resistía los impactos de misiles de papel masticado que rebotaban sobre sus orejas extendidas. Era el más estudioso de todos los estudiosos entre los alumnos, y no sólo de Sheakespeare, Swift y los victorianos: también consumía y regurgitaba los prejuicios raciales y clasistas de sus autores británicos preferidos. Compartía la fe colonial en el efecto terapéutico del 'deporte' para los revoltosos políticos con demasiadas hormonas del África y de la India (Oriental); pero no para sí mismo. Su única queja de la escuela fue la hora de ejercicio obligatorio; desde pequeño tuvo problemas para alcanzar con los brazos los dedos de los pies. Le encantaba alabar a sus profesores en base a redacciones y una estudiada imitación del estilo literario de Dickens y otros victorianos. Uno de sus maestros, entrenado en Gran Bretaña, encontró bochornosos ese acogimiento chillón a los valores de los amos coloniales, y sus demostraciones públicas de civilidad y peculiar vida rural chapada a la antigua. Animó a B.S. ser más selectivo, que mucha de esa civilidad exterior y esas muestras de comportamiento cortés enmascaraban superficialidades y actos brutales. Pero B.S. ni se conmovía: cualesquiera fuesen los errores que pudiesen ser atribuibles a la clase media británica, eran más que compensados por su decencia en lo fundamental. Eran el ejemplo de un pueblo civilizado, algo que a la Isla le faltaba. Su infancia fue una de aislamiento, en parte autoimpuesto por su sentido de superioridad, un batallador brahmán caribeño. La mayoría de los afrocaribeños lo ignoraban por sus raros amaneramientos, mientras que los hijos de los cortadores de caña hindúes se reían de él por sus aires de superioridad. Más tarde logró vengarse de todos ellos: tomó todas sus habilidades de aprendizaje básico de las escuelas de la Isla y luego acreditó a Inglaterra y a su incomprendida y mítica India por su éxito. Lo que más le molestaba era que nadie supiese cuál era su lugar. Los caribeños eran una mezcolanza de razas, impurezas, y él sabía que el mestizaje no podía producir nada de

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valor, sólo la interminable palabrería pretenciosa y vacía, los traseros bamboleantes y una risa alta y falsa. "Muestran más los dientes que el cerebro," le confió una vez a un editor inglés. En Inglaterra pensó que había encontrado la segunda cosa más parecida a la casta: un rígido sistema de clases que sostenía una forma de gobierno altamente civilizada. Bastante curiosamente, B.S. llegó a Inglaterra precisamente cuando el antiguo sistema de clases de caballeros predestinados como patrones de las artes estaba tocando a su fin. Con la expansión del sistema de bienestar social, los impuestos progresivos y la conversión de la antigua elite rentista al estilo de codos afilados del capitalismo estadounidense, la Vieja Inglaterra había muerto. Siendo un recién llegado con poco sentido de las realidades históricas cambiantes y de las realidades sociales, B.S. buscó resucitar la visión del libro de cuentos victoriano de Inglaterra como la tierra de la civilidad, la democracia y la preocupación patricia por lo pobres. Suez no le preocupó: tampoco llegó a siquiera a pestañear ante la masacre de los kenianos durante el levantamiento de los Mau Mau, o de la complicidad británica con la guerra de los EEUU en Indochina. Su obsesión con mantenerse leal a las virtudes de los Tories le hizo pasar por alto cualquier tipo de imperfecciones morales sobre las mejillas rojas de ginebra de la Reina. Su búsqueda de reconocimiento y dinero, tanto como el resentimiento hacia su pasado -- el Caribe, los Africanos, el Tercer Mundo -echaban leña al fuego de sus rabiosas polémicas vestidas con las ropas de sus caracteres literarios. Su inteligencia en el giro de la frase, en el proveer un incisivo primer plano de la vida cotidiana y fundirlo con sus banales reflexiones filosóficas, ciertamente le dieron a su obra una apariencia de realismo y universalismo. Pero sólo la apariencia. La adopción por Biperdhar Sukumar de un nombre de dos iniciales vino de su reencarnación como gentleman académico. Más tarde, las dos iniciales fueron precedidas de un título nobiliario, aunque devaluado. Sir B.S. Nodpol estaba silenciosamente furioso por el hecho de que su título nobiliario le hubiese sido otorgado después que el de Mick Jagger, quien aparentemente había hecho más intercambio exterior para las arcas de la Corona con sus contorsiones y sus alaridos amanerados que los libros de Biper. Las iniciales dobles se ajustaban a la imagen de sí mismo de un gentleman inglés y le ayudaron a olvidar los feos y peyorativos apodos ("Viper")[La Víbora] con que sus compañeros de clase se referían a él en la Isla. Todo aquello que no podía hacer, o que le salía mal, lo odiaba. Tal vez esa no fuese una respuesta inusual, pero lo que difícilmente era normal era el grado tal al que B.S. era capaz de elevar sus aversiones personales a principios universales. Un fracaso miserable en los deportes y el baile, un loco por el control desprovisto de toda espontaneidad o sentido de la solidaridad, compensó todo eso adulando a sus superiores, especialmente aquellos que lo pudiesen ayudar a subir la escalera del éxito. Convirtió sus vicios en virtudes. Justificó sus ligeras narraciones de la historia desprovistas de toda investigación tediosa de las fuentes argumentando que sus profundas reflexiones filosóficas no podían ser encajonadas por la "pedantería". Lo que a sus ensayos les faltaba en documentación lo repuso con frases listas y bien afiladas. La elegancia literaria y la convincente articulación de su peculiar sensibilidad hacia los matices de la vida cotidiana en el Caribe encubrieron su investigación descuidada y su desdeño por el récord histórico y social. Lo que impulsó su carrera fue la combinación de estilo y prejuicios imperiales. El primero sedujo a los liberales, los últimos atrajeron el gusto de los conservadores. La caricatura de su mirada amargada y el ridículo de los críticos del nuevo imperialismo entretuvieron al Centro Comercial de Londres, a los snobs, y a los amateurs aficionados al Suplemento Literario del Times. Los estetas de las casas contables y los guardianes del establecimiento literario eran fundamentales para ser invitado a la Gran Casa, como la llamaban los indo-caribes de Trinidad. B.S. hizo maravillas por el idioma inglés, pero no de la forma en que algunos de sus acólitos liberales lo entendieron.

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Luego de su primer éxito literario, y a medida que se fue convirtiendo en un autor citable, se volvió un virtuoso en el vaciar conceptos de su significado clásico y rellenarlos con sus propios prejuicios egoístas. Por ejemplo, cuando Biper hablaba o escribía acerca del "respeto por las virtudes cívicas," en realidad quería decir adulación servil del stablishment; cuando hablaba de "mantener altos estándares literarios," en realidad estaba hablando de "polémica deshonesta y falta de infundada." Se ajustaba a la personalidad autoritaria de Adorno: a los pies de Su Majestad y a la yugular de aquellos que no tienen poder ni influencias. Esto está ilustrado por sus respuestas a las flatulencias de las clases altas y las de las clases bajas -- el tirarse pedos en público. En una recepción en su honor en el Palacio de Buckingham, estaba escuchando a Su Majestad platicar con un círculo de amistades, cuando ésta soltó un ruidoso, y en consecuencia oloroso pedo, sin parar a respirar ni por una coma. Impresionante prestación, pero él ni por un momento se permitió una sonrisa, ni siquiera para sus adentros. Más tarde escribió un trabajo acerca de la importancia de la Monarquía en el mantenimiento de los modales cívicos en los lugares públicos. En una de sus raras visitas a Trinidad, y en uno de sus más raros aún, pasajes por un mercado público, un vendedor callejero rasta se le acercó para venderle ganga [marihuana en Jamaica y el Caribe]. Sin darse cuenta, el vendedor se tiró un pedo, e inmediatamente pidió disculpas con una sonrisa. Lleno de ira, Biper convirtió el incidente en una imaginativa diatriba filosófica contra el pueblo caribeño "cuyas obscenidades en los lugares públicos son un hecho bien conocido." Desde sus tiempos en Trinidad, B.S. tenía los ojos puestos en el premio, un oído aguzado para recoger los prejuicios de la elite y una lengua afilada para expresarlos. Fanon debe haber tenido a Biper en mente cuando escribió Máscaras Negras, Caras Blancas, un ensayo sobre los intelectuales colonizados del Tercer Mundo. En un dialecto más popular, sus compañeros de clase le llamaban "El Coco": marrón por fuera y blanco por dentro. Esos flechazos difícilmente podrían haber sido causa de desgracia, porque B.S. estaba orgulloso de ser identificado con las autoridades coloniales británicas. Él sabía que esos africanos estúpidos eran orgánicamente incapaces de entender que él y su familia procedían de un antiguo linaje de brahmanes, cuyos sirvientes, limpiadores de bacinicas, eran de carácter superior al de este populacho plebeyo africano. Cuando el poder negro y el movimiento de la negritud de Aime Cesaire comenzó a ganar influencia, B.S. se perturbó mucho, dado que éstos cuestionaban sus valores fundamentales, para no hablar del camino que eligió hacia la movilidad social. Luego del shock inicial, desarrolló un sentimiento de superioridad en lo interior, así como un deleite maligno ante la desgracia ajena en lo exterior. Le dijo a uno de sus conocidos Mahendra Sen, que "El Poder Negro no llegará a ningún lugar." "A ningún lugar," quería decir a una beca en una universidad inglesa. Sin embargo, la adulación servil de Biper no llegó a atraer la atención de los dispensadores de becas, ni en la isla ni en Londres. La desilusión él se la atribuyó a la mediocridad del Comité Afrocaribeño y sus cobardes colegas hindúes. Los altamente respetables británicos no eran responsables de pasar por alto a este genio en potencia. Ellos eran almas confiadas, engañadas por lugareños prejuiciosos que sólo nominaban a los de su propia grey jugadora de cricket. Fue un incidente en la embajada británica el que hizo que Biperdhar Sukumar se precipitase a acortar su nombre a B.S., (aunque era algo que el había añorado hacer en imitación de varios lores británicos y leones literarios). El funcionario de la embajada le llamó Viperarse [Culodevíbora] Kumar Naughtypo. Cuando se ruborizó y débilmente le corrigió, el funcionario se puso visiblemente irritado y lo mandó a volver a su asiento. Fue así que nació B.S. Nodpol, y desde entonces nadie se ha equivocado al pronunciar su nombre. En sus libros de viaje políticos, especialmente hacia el Tercer Mundo, Biper fue particularmente interesante para sus amos coloniales literarios en Londres y Nueva

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York. Les encantaba la manera en que él descuartizaba a los líderes nacionalistas y les encantaba la forma deliciosa en que destruía sus pretensiones de enfrentar al "neocolonialismo" exponiendo sus improcedentes pecuniarios. "Qué encantador el que uno de ellos nos lo diga a nosotros," era una frase común escuchada en las fiestas de cócteles en Mayfair. Pocos disfrutaban en realidad de su presencia. "Prefiero el libro antes que al hombre," comentó un corredor de la bolsa de Oxbridge. "Verdaderamente, es un plomazo insoportable, a pesar de sus obvios talentos," comentó una graciosa anfitriona, arrugando la nariz, luego de que un ataque de flatulenta exuberancia hubiese interrumpido una educada conversación entre Lady Footsie y el Sir Biperdhar. Su gira por América Latina fue muy reveladora de su talento literario. En el Sheraton de Buenos Aires mantuvo una brillante conversación con una prostituta porteña [en español en el original] muy bien proporcionada, que reclamaba descendencia directa de una famosa familia terrateniente. Su libro contenía un memorable capítulo sobre la política argentina. Como era de predecir, fue un panegírico mordaz que ridiculizaba el nacional-populismo y la irracionalidad de la turbamulta peronista que sólo tenía churrasco y fútbol en la cabeza. "Los años dorados del principio de siglo fueron destruidos y en su lugar la turba adoraba a la histriónica ex-cabaretera Eva Perón." Cuando los historiadores y hasta algunos académicos literarios conocedores de la literatura latinoamericana leyeron este libro señalaron errores factuales flagrantes de nombres, fechas, secuencias y eventos a los que B.S. grandilocuentemente restó importancia por perder de vista las verdades interpretativas más profundas que él había puesto al descubierto al mismo tiempo que desnudaba torpe y ambiciosamente a su escultural informadora argentina. "El mundo de la literatura es una obra de la imaginación y no una réplica del mundo de los hechos," declaraba solemnemente en un ensayo del Suplemento Literario del Times. En respuesta a los críticos, B.S. respondió: "Cualquier periodista a destajo puede registrar fechas y horas, así como copiar nombres debidamente. Lo importante al escribir cualquier ensayo político es tener una visión clara de la imagen de conjunto, tener un marco interpretativo que trascienda los hechos cotidianos e ilumine nuestra comprensión de los significados, en última instancia morales de la Cultura y de la Política." Los Tories, y hasta los yuppies del New Labor comprendieron totalmente a B.S. Ellos también trascendieron las estrecheces cotidianas del Sistema Nacional de Salud, el Subte y los mendigos vagos sin casa que se amontonaban en las salidas y en las aceras, con sus visiones de una Inglaterra próspera y moral. El coro airado de críticos le molestó a B.S. Él siempre fue mejor para repartir que para recibir. En una ocasión, cuando eran un escolar ridiculizó a un niño hindú vecino suyo, Shipra Guha, por su gramática no-inglesa, a lo que el niño se dio vuelta y le arrojó en plena cara "mi padre pagó su viaje hasta aquí, el tuyo no." Biper se limpió la cara y corrió hasta su casa, con el labio inferior temblándole de vergüenza y de rabia. A medida que iba creciendo en estatura y reconocimiento, y de que las invitaciones a las recepciones de smoking se iban multiplicando, B.S. escribió un brillante trabajo sobre la conciencia cívica en el occidente civilizado como clave de la estabilidad de la democracia al tiempo que fulminaba a los "estados fallidos" del Tercer Mundo, los cuales dependían de demagogos carismáticos e ideólogos medievales o totalitarios. Cuando La Voz de América lo invitó a hablar sobre el Islam, los regímenes clientes del Tercer Mundo pusieron a sus policías en estado de máxima alerta. Cada año, B.S. esperaba recibir La Llamada de Estocolmo, fingiendo desinterés mientras no la recibía y expresando sorpresa cuando sí la recibió. Fue una pura coincidencia el que se le hubiese otorgado el Premio Nobel de literatura y que él hubiese sido aclamado como el escritor más creativo del mundo el mismo año en que los países anglosajones mandaron a Afganistán de vuelta a la edad de piedra -y por cierto, que a una piedra pulverizada- a punta de bombas. Él recibió el premio con gracia y amabilidad -- como siempre se había comportado hacia sus benefactores de clase alta.

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Hasta cuando Sir B.S. estuvo en el pináculo de su éxito no pudo escapar a sus raíces en el "sórdido" Caribe. El "incidente" ocurrió luego de haber hecho un brindis con Sus Majestades blancas como la nieve, el Rey y La Reina en Estocolmo, y de haber puesto sus dedos regordetes sobre los guantes bancos de varias decenas de dignatarios políticos, celebridades de la cultura y estafadores globales de todos los credos y colores. A su regreso a Londres se encontró con un autobús lleno de turistas trinitarios de edad media que estaban sacando partido de las rebajas de fuera de temporada, estacionado no muy lejos de Trafalgar Square. Al tiempo que nuestro gigante literario del premio Nobel iba pasando, alguien gritó "Eh, Coco." B.S. sacudió la cabeza -- un reflejo incontrolable. "Hola, hombre," un fornido hombre negro se apresuraba hacia él con la mano extendida. B.S. trató de apurar el paso, pero el hombre negro estaba parado en frente de él, grande como una puerta. Contra sus deseos fue forzado a estrechar la mano de aquel hombre (una acción que más tarde despreciaría como "servilismo hacia las masas"). B.S. se quedó mirando la gran sonrisa en la cara del hombre, que decía: "Quiero felicitarlo por haber ganado el premio Nobel. Usted sabe que esto no sólo es un honor personal, es un honor para todos los trinitarios." B.S. pestañeó, se mordió el labio inferior y la vejiga se le puso a punto de explotar. "Bueno, muchas gracias" murmuró Biper, "Ahora me tengo que ir." Intentó pasar por un costado del hombre grande. "Quedamos encantados con que un muchacho del lugar hubiese conseguido el premio, alguien educado en la misma escuela, sabe?" soltó una risotada alta. "Le dije a los muchachos en nuestra partida semanal de dominó que su nivel de percepción del mundo es uno de los más altos, y que su prosa es el instrumento perfecto para plasmar esas percepciones en el papel." Se agachó y dio unas palmaditas en la espalda jorobada de B.S. Biper siguió caminando, visiblemente conmovido y fastidiado, maldiciendo alternativamente en hindú de bazaari y en cockney de trastienda. "Eso es, el charlatán ese, nunca le habló sobre mí a los vagos con los que juega dominó. Sacó esos comentarios de Martin Amis en The Guardian. Un típico vividor caribeño, eso es lo que es, un emblema de todo lo que representa esa región." B.S. estaba siendo algo injusto. Después de todo, el tipo había leído el Guardian, y nada más ni nada menos que la página cultural. Se lavó las manos suaves y regordetas y se fijó a ver si las callosas manos del causante de sus tormentos no le habían dejado alguna marca. Luego se sentó y escribió un ensayo memorable sobre "Culturas Falsificadas: Las Civilizaciones Caribeña y Occidental." Era una denuncia desacostumbradamente vehemente de lo que llamó "música estridente de basurero, bailes vulgares de pelvis contorneándose." Describió el "reggae" como un "repetitivo ritmo fascistoide cuyas letras eran toscas, derivadas de primitivos rituales copulatorios africanos." Se acordó con vergüenza de la noche en que llevó a sus ancianos padres a cenar en un restaurante supuestamente de primera categoría y mientras estaban sentados en la terraza al aire libre, un trovador callejero comenzó a cantar "mis canciones de amor para el gran bambú." "La pasión de su hostilidad hacia su patria afro-indocaribeña era atenuada por la elegancia de la expresión," comentó uno de sus críticos en el Guardian. Como era de esperarse, los "intelectuales callejeros" no tenían ninguna simpatía hacia B.S. Un psicólogo sin licencia había diagnosticado sus violentas eyaculaciones contra la cultura afrocaribeña como envidia del pene. "No quiero decir que no lo tenga, pero sí que tiene problemas al usarlo." Un poeta transplantado que hacía sus primeros retoños dijo que Biper era un "escritor inspirado, que escribía desde el profundo abismo de su propio odio a sí mismo." Los intelectuales radicales hindúes y paquistaníes estaban divididos. Aquellos que tenían acceso a los medios de masas, pensaban que era una pena que un escritor tan talentoso que tan bellamente retratase el carácter de las gentes de las

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indias orientales tuviese que negar tan vehementemente su identidad cultural. Los hindúes más jóvenes, locuaces y conscientes de la raza decían que era un "lameculos," y continuaron con la venta ambulante de sus vídeos pirateados, sus cedes y su hachís en las agitadas aceras de Londres. Viperdhar Sukumar tenía las credenciales como para ganar un Premio Nobel. Además de la elegancia de su estilo, muy comentada por los críticos literarios, estaba su tiradera de basura contra el Tercer Mundo: "los estados fallidos," la corrupción interna, los líderes demagógicos, las masas ignorantes y atrasadas y los intelectuales dogmáticos que siempre le echaban la culpa al "imperialismo occidental" de sus fracasos. Sólo entre entre las figuras literarias anglosajonas, B.S. se decantaba por el orientalismo precisamente cuando éste ya no estaba de moda. Las masas orientales eran propensas a las ideologías irracionales y a los líderes autoritarios. Su sistema político era inherentemente hostil a una cultura cívica. B.S. era un virulento crítico de los antropólogos enclenques y sus cómplices literarios que hacía patronazgo para los degenerados del África con su relativismo cultural. Él, un hombre de color marrón, apreciaba la profunda distancia entre los valores democráticos occidentales y la alta cultura, y los despreciables logros y falsos intentos del Tercer Mundo de restaurar un pasado muerto o decrépito de asesinatos en masa y rituales de sangre. Su desvergonzada celebración de la Cultura Occidental y la Democracia tuvieron lugar en el momento en el que un puñado de intelectuales blancos anglosajones estaban criticando los bombardeos anglo-estadounidenses de Yugoslavia, la indiscriminada destrucción de la República Islámica de Afganistán y el prolongado boicot de Irak, que había causado medio millón de muertes infantiles. B.S. Nodpol no fue al número 10 de Downing Street a tomar el té o a almorzar a la Casa Blanca con el fin de ser orientado. No tenía necesidad porque intuitivamente ya estaba en sintonía con las voces del poder imperial occidental. Lo amaba, y más aún, los beneficios que se acrecentaban con él. B.S. creía sinceramente que había sido alabado y laureado por ser exactamente lo que era: un escritor muy talentoso y perceptivo con una imaginación inigualada para defender a unos pocos privilegiados en nombre de la civilización británica. Su profundo odio hacia la "cultura plebeya" tuvo eco entre los estafadores thatcheristas que ostentaban de su riqueza. Sobre todo, él denostó la cultura y la consciencia de clase de los trabajadores como "una cultura agresivamente plebeya que se celebra a sí misma por ser plebeya." B.S. era extremadamente personal en sus ataques a los autores que se atreviesen a poner un pie en los temas literarios de su auto-asumida propiedad. Describió la famosa novela de E. M. Forester "Un Pasaje a la India" como basura. Con el propio Forester fu menos amable. "Él era alguien que no conocía al pueblo Hindú. Sólo conoció a unos pocos hindúes de clase media y a los chicos jardineros a los que le gustaba seducir." B.S. se sentía incómodo a causa del profundo conocimiento de Forrester del servilismo de los hindúes de movilidad social ascendente. Su vívida mirada sicológica le traía resonancias demasiado cercanas. El comportamiento de B.S., y peor aún, su manera de escribir concordaban demasiado con la hipocresía y la falsa piedad de los funcionarios hindúes colonizados de los que Forester tan aptamente se burlaba. Sobre todo, la recompensa del Premio Nobel fue facilitada por la basura que Sir Biper le tiró al Islam en momentos de conquista y destrucción imperiales. Según los rumores, el premio literario se hizo sobre la base de criterios políticos, el servicio intachable brindado por Sir Biperdhar a la defensa de la civilización imperial. Académicos hindúes, feministas y no pocos escritores protestaron vehementemente cuando B.S. resultó galardonado como el académico más distinguido del siglo por el gobierno de BJP. Los historiadores estaban particularmente ardidos por la comprobada ignorancia del Sir Biper acerca de los recientes trabajos académicos sobre la 'cultura nacional' emergente de la India durante y contra el régimen colonial. "Sus puntos de vista son los de un inmigrante de tercera generación. Tiene una

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imagen idealizada de lo que fue la India, de lo que ésta es hoy en día y de hacia dónde va. Su narrativa es poco más que una especulación malformada para encandilar a los anglohindúes en el extranjero," comentó un prominente profesor de estudios sobre género. Un sociólogo, con orígenes de casta baja, encontró "una ignorancia absoluta de la cultura popular hindú y de las formas autóctonas de creación y resistencia. Su libro debe haber sido escrito en un café del Soho o en un salón de té de Grovsenor Square." No hace falta decir que había un ejército de escribas, editores y expertos que (no importa cuáles fuesen sus reservaciones en privado hacia su cátedra) se sintieron orgullosos de recibir al hijo hace tanto perdido y ganador del Premio Nóbel, como uno de los suyos. Aquellos que en el pasado podrían haber nombrado a sus hijos Vladimir, ahora corrían para registrar una multitud de Biperdhares. Por supuesto, no faltaron los acostumbrados suaves y deliciosamente circumvolutivos funcionarios literarios británicos que encontraron maneras de encontrar rodeos para las diatribas desinformadas del brahmán contra el Islam y su "calamitoso efecto" sobre la sociedad. Olvidando varios cientos de años de dominio islámico durante el cual filósofos judíos, mercaderes griegos, matemáticos árabes y académicos y científicos clásicos occidentales florecieron, el ganador del Premio Nobel condenó al Islam, plagiando la retórica del Secretario de Seguridad y Defensa de los EEUU Donal Rumsfeldt. "Para convertirse al Islam, uno tiene que destruir su pasado. Debe pisotearlo, debe decir 'mi cultura ancestral no existe, no importa.'" Funcionarios británicos relamidamente suavizaron la tosca diatriba de B.S. contra las sociedades islámicas, diluyéndola en generalidades vacías. "La presente situación tal vez dé lugar para una reacción más atenuada. Lo que en realidad él ataca es un rasgo particular que ésta tiene en común con todas las culturas que traen consigo los conquistadores, el de tratar de eliminar a la cultura precedente." Por supuesto, B.S. no se refería a "todos los conquistadores." Nunca despotricó contra los aviones de guerra B-52 anglo-estadounidenses y sus "corta-margaritas" de 15.000 libras que estaban haciendo un trabajo de lo más completo de "pisotear el pasado y el presente" de las culturas afganas, junto con pueblos, hospitales, escuelas y toda piedra que quedase sobre otra. Es fácil dar rienda suelta a la licencia poética de un gran escritor, aún en sus escapes más prosaicos de capricho colonialista. Aún entre sus más fervientes acólitos conservadores, quedaban algunos de la "Vieja Escuela" que tenían algunas reservas acerca B.S., particularmente aquellos que tenían alguna experiencia de la India colonial. En su club privado, el Lord Anthony Blimpton una vez le contó a su cuaterna de bridge "Sé que él es bueno para el Imperio, pero ustedes saben, en aquellos tiempos nuestros jardineros hindúes, con una sonrisa respetuosa decían una cosa en frente de uno, y luego hablaban mal de uno cuando estaban entre ellos mismos. Nunca inviten a un hindú a cenar, si tienen cubiertos de plata!" Su colega Percivile objetó: "Vamos, Anthony, no escuchó lo que Biper dijo de Tony Blair? 'él está destruyendo nuestra civilización.' Justo en el blanco, diría yo. Yo lo invitaría a cenar, o al menos a un vaso de jeréz." El Sir Blimpton se enrojeción: "A cenar, tal vez, pero nunca invitaría a ese mono marrón a mi casa. Basta de hablar de eso! Hasta qué punto habremos llegado, cuando necesitamos de un hindú caribeño para que nos defienda!" El Sir Blimpton se tuvo que inclinar para mirar su mano de barajas; la vanidad le impedía usar anteojos. Es bastante poco probable que el Sir Biper llegue a oír los comentarios despectivos de Lord Blimpton, pero efectivamente, él compartía su zoológica opinión acerca de los trinitarios. Para el Lord inglés él era un mono. Para el ganador del Premio Nobel, la gente de Trinidad cabe precisamente en esa descripción, de acuerdo a una entrevista concedida a The Guardian. "No puedo ver un Mono -- usted puede usar la eme mayúscula, esa es una palabra afectuosa para la mayoría de los que leen mi obra. Estas gentes de Trinidad viven vidas que yo encuentro deleznables. Sólo los convierte en tipos interesantes en las universidades que llevan adelante estudios compasivos

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sobre las bestias." [B.S. es un eufemismo inglés usado para la palabra bullshit. N. del T.]

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El movimiento de desempleados en Argentina James Petras Traducido para Rebelión por Juan Antonio Julián Ya desde la presidencia del general Juan Domingo Perón DE 1946 A 1955, la provincia argentina de Jujuy, en el noroeste del país, disponía de empresas estatales e industrias protegidas, como las del tabaco y el azúcar. Un símbolo de la visión que Perón tenía del país era la empresa Aceros Zapla, una explotación minera y siderúrgica de propiedad estatal, situada a una hora de camino al Este de la capital provincial, San Salvador de Jujuy. La empresa pagaba a sus empleados salarios de clase media. Pero la vida en Jujuy empezó a deteriorarse a finales de los 80, a medida que Argentina comenzaba a reducir sus aranceles aduaneros y a privatizar las empresas del Estado. Jujuy perdió miles de empleos, en beneficio de países como China e India, en donde los trabajadores tenían unos salarios mucho menores. El peor golpe lo sufrió en 1992, cuando la acería de Aceros Zapla redujo su mano de obra radicalmente, de 5 000 a alrededor de 700 personas. El nuevo dueño de la empresa, un consorcio que incluía a Citicorp, de Nueva York, decidió que podía alcanzar mayores beneficios dedicándose a una producción de aceros de gama alta para usos específicos. El Gobierno, mientras tanto, recortaba el sistema de bienestar de la nación y hacía poco por crear empleo. El índice oficial de pobreza entre los 600 000 habitantes de Jujuy se elevó de un 35% en 1991 a 55% en 1999. Después de recurrir a la militancia sindical, presentar peticiones al Gobierno y realizar manifestaciones pacíficas ?todo ello sin resultado? los residentes de Jujuy fueron de los primeros de entre el creciente grupo de los desempleados argentinos en desarrollar una nueva táctica: el bloqueo de carreteras. Uno de sus primeros bloqueos cortó el puente internacional de Horacio Guzmán, enlace principal entre Argentina y Bolivia, la noche del 7 de mayo de 1997. Durante los siguientes cuatro días, las barricadas se extendieron a toda la provincia. La primera respuesta del Gobierno fue la violencia: el 20 de mayo, centenares de trabajadores del azúcar resultaron heridos por las balas de goma y las granadas lacrimógenas del Ejército. Pero cuando los manifestantes resistieron, los funcionarios provinciales acordaron crear más de 12 500 empleos y aumentar la ayuda al desempleo. El bloqueo de carreteras se extendió rápidamente de Jujuy y otras provincias septentrionales a los suburbios empobrecidos de ciudades industriales, como Córdoba, Rosario, Neuquén y Buenos Aires. Los "piqueteros", nombre con el que se conocen los parados manifestantes, se organizan por barrios y municipios. Para evitar las manipulaciones, la mayor parte de los grupos mantienen su autonomía e insisten en que todos los "piqueteros" participen en las decisiones. Las principales barricadas se han montado alrededor de La Matanza, un suburbio al oeste de la capital, donde viven 2 millones de pobres en medio de centenares de fábricas ociosas de donde en otros tiempos salía todo tipo de productos, de automóviles a textiles. Los "piqueteros" de La Matanza forman el núcleo central de una agitación que no muestra ningún signo de amainar, después de haber acabado con dos Gobiernos argentinos en diciembre. Con unas demandas que van desde paquetes de comida a la renacionalización de industrias, los "piqueteros" son más radicales que los jóvenes de clase media que asaltaron las sucursales de Citibank y Bank of Boston en enero, cuando se hizo público que el bloqueo de los ahorros se mantendría durante meses. Además, sus barricadas son más estratégicas que las frecuentes huelgas generales argentinas, con las que las federaciones sindicales dan salida al descontento de la clase obrera sin

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desafiar el orden económico de la nación. Mostrando el poder de los trabajadores "marginales", los parados de Argentina están zarandeando ese orden económico, considerado una vez la joya de corona de la élite económica global. Están promoviendo tácticas contra las políticas de mercado libre que pueden emular los pobres de todo el mundo. Están mostrando que el cambio fundamental no viene de los políticos y burócratas, sino de la democracia de base y de la acción directa. LA PRIMERA PRESIDENCIA de PERÓN fue seguida por tres décadas de dictadura militar, con solo breves interrupciones de gobierno civil, incluida la vuelta de Perón en los años 70. Después del último régimen militar, los gobiernos de los presidentes Raúl Alfonsín (1983-1989), Carlos Menem (1989-1999) y Fernando de la Rúa (1999-2001) fueron fieles a la línea marcada por los organismos de crédito multilaterales dominados por el Departamento del Tesoro de EE UU. La "liberalización" del comercio y las privatizaciones que devastaron Jujuy y La Matanza crearon ciudades fantasma en todo el país, y los drásticos cortes en los gastos sociales perjudicaron a todos aquellos que no podían permitirse una enseñanza y una atención sanitaria privadas. Para empeorar las cosas, el Gobierno adoptó políticas monetarias que llevaron a una especulación desenfrenada y a la fuga masiva de capitales. Una recesión que venía gestándose desde 1997, se convirtió en el año pasado en una auténtica depresión, creando la mayor concentración mundial de trabajadores industriales parados. La tasa de desempleo oficial del país alcanzó el 18,3%, una cifra que los economistas independientes consideran que está muy por debajo de la real. En algunas ciudades, cuatro de cada cinco trabajadores carecen de trabajo decente. El índice oficial de la pobreza de la nación ha alcanzado una cifra record de 44%, el doble que en 1991. En un país de entre los mayores productores de ganado y cereales del mundo, la mayor parte de los argentinos no pueden permitirse comer carne o pasta: los trenes transportan esos productos a los puertos para exportarlos a Europa. Algunos "piqueteros" han pasado toda su vida en la economía sumergida, como vendedores callejeros, trabajadores eventuales, trabajadores domésticos, etc. Pero muchos otros tuvieron hasta hace poco con salarios decentes en la industria ?metalúrgica, de la energía , de la confección, etc.? y muchos de ellos tienen experiencia sindical. Una mayoría de "piqueteros" son en realidad "piqueteras", mujeres cuyos maridos están desalentados como resultado del paro de larga duración. Los sindicatos argentinos, como sus homólogos norteamericanos, culpan de su creciente pérdida de protagonismo a la desaparición de empleos industriales. La más antigua de las tres federaciones sindicales principales del país ?la Confederación General de Trabajadores (CGT), liderada por Rodolfo Daer? colaboró con la última dictadura y se ha aliado desde entonces con cada uno de los gobiernos en el poder. Una federación disidente toma su nombre de su líder, Hugo Moyano: la CGT-Moyano organiza huelgas generales y utiliza una retórica populista, pero sólo presiona al Gobierno en asuntos de escasa importancia, y negocia a espaldas de los trabajadores. La tercera federación, la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), es más progresista. Liderada por la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), un sindicato de funcionarios, la CTA se ha comprometido con los parados y plantea cuestiones estructurales, pero tiende a iniciar acciones militantes para luego retroceder y entrar en negociaciones a puerta cerrada. Durante las protestas de los días 19 y 20 de diciembre, que acabaron con el gobierno de de la Rúa, los militantes sindicales aseguran que su principal dirigente, Víctor de Gennaro, estaba ausente. Las tres federaciones tienen una trayectoria basada en lealtades personales hacia sus burócratas de más alto rango, muchos de los cuales cobran sueldos comparables a los de los altos funcionarios argentinos. Las tres se concentran en sus miembros cotizantes, no en la clase obrera en su conjunto; todas mantienen lazos estrechos con los dos partidos principales: el Partido Justicialista de Menem (peronistas) y la Unión

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Cívica Radical (UCR) de Alfonsín y de la Rúa. Estos intereses explican porqué las huelgas generales, más comunes en Argentina que en cualquier otro país, siguen siendo asuntos de un solo día, sin ocupación de empresas o cualquier otra movilización estratégica. Los funcionarios corporativos y del Gobierno han aprendido a no moverse hasta tanto todo vuelve a la normalidad, a la mañana siguiente. Estos intereses explican porqué los escasos sindicatos que intentan organizar a los parados tienden a la indiferencia. Ningún jefazo sindical está dispuesto a chapotear en el barro de una "villa miseria"; ninguno está dispuesto a asistir a reuniones improvisadas en lugares inhóspitos, en el viento helado o el calor bochornoso, entre niños que lloran, mujeres que exigen alimentos para sus familias y jóvenes a los que las conferencias económicas aburren. Ninguno está dispuesto a colocarse con un tirachinas detrás de una barricada de neumáticos ardiendo, bloqueando carreteras y enfrentándose a disparos de munición real. Los jefes sindicales prefieren una cita de media horita en el Ministerio de Trabajo, un comité tripartito de apoyo a las empresas y los programas de austeridad, que amortiguan la situación garantizan la "gobernabilidad". La organización militante a partir de los barrios está en auge en toda América Latina. En la República Dominicana, los pobres urbanos luchan por seguir teniendo electricidad; en Venezuela, están impulsando la agenda populista de Presidente Hugo Chávez; en Bolivia, están trabajando con los sindicatos contra la privatización del agua potable, etc. Esa organización de barrio se entrelaza con los fuertes movimientos rurales de Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, México y Paraguay. En muchos países, la táctica más efectiva es la barricada. El tráfico se acumula, los camiones no pueden moverse, las fábricas no pueden obtener suministros, y las grandes explotaciones agrícolas no pueden mover su grano. Una barricada bloquea tanto los insumos como los productos acabados. Como una huelga debilitante, impide a la élite la acumulación de beneficios, ralentiza el cambio de divisas, recorta los ingresos por impuestos que permiten que el Gobierno pague su deuda. Con esta potente táctica, los "piqueteros" argentinos han impulsado una agenda amplia. En una barricada típica, se exige la liberación de militantes encarcelados y la retirada de la policía, se piden paquetes de comida, empleos con subsidios estatales, salarios decentes, subsidios de desempleo, financiación de siembras, e inversiones públicas en agua, electricidad, calles pavimentadas e instalaciones sanitarias. Los parados argentinos practican una democracia desde la base. Todas las decisiones, desde formular demandas a erigir una barricada, se toman colectivamente en asambleas abiertas a nivel de barrio o a nivel municipal. Una vez que se elige una carretera, la asamblea organiza el apoyo en la vecindad de la carretera. Centenares e incluso miles de gente participan: montan tiendas y organizan ollas populares. La amenaza de intervención de la policía atrae a una muchedumbre incluso más amplia. El Gobierno, por miedo a que se desencadene una batalla, generalmente decide negociar. Los trabajadores desempleados exigen que las negociaciones se desarrollen en el lugar de la barricada, de modo que todos los "piqueteros" puedan participar. Si el Gobierno se aviene a proporcionar empleo, los parados distribuyen los puestos de trabajo de acuerdo con la necesidad familiar y la participación en el bloqueo. Los "piqueteros" han aprendido por experiencia que el envío de representantes para negociar a una oficina del Estado en el centro de la ciudad da como resultado que las personas asistentes a la negociación, sus parientes y amigos, obtienen trabajo, pero no necesariamente los demás. Las movilizaciones de "piqueteros" en algunas zonas han quitado el poder de las manos de los funcionarios locales, creando zonas cuasi liberadas. En una ciudad del noroeste, General Mosconi, los trabajadores parados han elaborado una "economía paralela" de más de 300 proyectos, que incluye una panadería, huertos biológicos, plantas de depuración del agua y centros de atención médica primaria. Una parte de

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los proyectos están ya en funcionamiento, con pleno éxito. La primavera pasada, cuando las fuerzas de seguridad del Estado comenzaron a responder con más violencia, el movimiento de desempleados se radicalizó. En los meses que siguieron al 17 de junio, día en que un ataque de las fuerzas de seguridad mató a dos manifestantes e hirió a alrededor de 40, en una barricada cerca de General Mosconi, muchos "piqueteros" ingresaron en los sindicatos más militantes y coordinaron a decenas de miles de argentinos en protestas a nivel nacional, bloqueando más de 300 carreteras y paralizando la economía. En septiembre, los "piqueteros" organizaron bloqueos masivos de carretera en la capital y colaboraron con los sindicatos militantes en el cierre de las empresas públicas y privadas más importantes. Las acciones contaron con la significativa participación de las clases medias: tenderos, pensionistas, trabajadores de la sanidad, maestros y activistas de los derechos humanos, especialmente las Madres de la Plaza de Mayo. Cuando el Gobierno congeló las cuentas de ahorros, el 3 de diciembre, en una virtual confiscación de miles de millones de dólares de las clases medias argentinas, el número de manifestantes aumentó masivamente. En las dos semanas siguientes se realizaron manifestaciones masivas y se organizó el saqueo de supermercados, seguido por días de saqueo desorganizado y de choques mortales con las fuerzas de seguridad. En una intervención televisada, el 19 de diciembre, de la Rúa anunció un estado de sitio durante 30 días, que decenas de miles de residentes de Buenos Aires desafiaron, saliendo a las calles apenas unos minutos después de su discurso. Muchos de ellos llevaron la cacerolada a las puertas de la residencia del ministro de economía, Domingo Cavallo, obligándolo a dimitir esa misma noche. Otros manifestantes sufrieron ataques de la policía, que produjeron muertos y que obligaron a de la Rúa a dimitir al día siguiente. La agitación dio paso a una rueda de presidentes, hasta que el Congreso nombró presidente, el 1 de enero, al peronista Eduardo Duhalde. LAS DEMANDAS DE LOS "PIQUETEROS" que hace apenas dos meses se consideraban exigencias izquierdistas ?desde obras públicas masivas a la denuncia de una deuda de 140 000 millones de dólares? se han convertido en gritos de batalla de la clase media argentina. Una lista de tales demandas surgió en septiembre de dos reuniones nacionales, una en La Matanza, un suburbio de Buenos Aires, y la otra en la ciudad de La Plata, a una hora al sudeste de la capital. Convocadas por los comités de parados, las reuniones contaron con más de 2 000 representantes de los "piqueteros", sindicatos militantes, grupos de derechos humanos, partidos de izquierda, grupos de estudiantes, colectivos de artistas, etc. A medida que se profundiza la depresión en Argentina y que el Gobierno responde a las protestas con una represión más dura, no hay aún ningún liderazgo reconocido que transforme el movimiento de los barrios en un gobierno de los trabajadores. Al darse cuenta de que la resistencia del movimiento proviene de la autonomía local, algunos de los grupos más exitosos de "piqueteros" se oponen a una organización a escala nacional. General Mosconi, por ejemplo, no envió delegados a las reuniones de La Matanza y La Plata. Los partidos de izquierda y de centro-izquierda, por su parte, se han limitado a la venta de sus publicaciones y a elegir sus representantes a un Parlamento impotente. Mientras que algunos "piqueteros" han aceptado puestos en partidos izquierdistas, incluida una nueva formación llamada Polo Social, la mayoría del movimiento de parados evita la política electoral, temiendo que los partidos sometan a los "piqueteros" a una agenda reformista. Un miedo similar surge de las relaciones tácticas con los sindicatos. Algunos "piqueteros", influenciados por la ATE, el sindicato de los funcionarios, han permitido el paso por carreteras alternativas, en una clara concesión dirigida a "ganarse" a los

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que deben desplazarse cada día al trabajo y al Ministerio de Trabajo. Desde la derecha, entretanto, algunos peronistas oportunistas dan respaldo a las demandas de los "piqueteros" y ofrecen negociar los puestos de trabajo con el Gobierno. Su objetivo es atraer a parte de los parados para reconstruir el partido. Los "piqueteros" han resistido hasta ahora estos acercamientos, pero si la represión se intensifica y las necesidades básicas siguen sin cubrirse, tendrán que elegir entre radicalizarse más o cooperar con los jefes políticos. Duhalde conoce este juego. Su mandato de ocho años (1991-1999) como gobernador de la provincia Buenos Aires, debió mucho a un aparato patrocinador que distribuyó cestas de comida y empleos. Y cuando los favores no funcionaron, envió a sus escuadras fascistas. Incluso durante la ceremonia de toma de posesión de Duhalde, estos escuadristas hicieron su aparición y apalearon a los manifestantes que protestaban. La policía dio su apoyo a los ultras. El Gobierno de EE.UU. convenció rápidamente a Duhalde para que negociase nuevos préstamos, condicionados a un presupuesto austero, lo que solamente añadirá leña al fuego del levantamiento y conducirá a un régimen más represivo o a la revolución popular. Con el apoyo tácito de EE UU, como mínimo, la dictadura argentina de 1976-1983 enterró el movimiento izquierdista, asesinando a 30 000 personas. Pero los "piqueteros" no ceden. En Jujuy, los trabajadores parados bloquearon las carreteras el 15 de enero bajo una bandera en que se leía "Movimiento de lucha de clases". Al día siguiente, a medida que las protestas se extendían de nuevo a todo el país, miles de personas en la capital lanzaban el slogan: "Queremos 100 000 puestos de trabajo, ya".

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5 de febrero del 2002

James Petras proclama socialismo única alternativa al neoliberalismo El Foro Social Mundial enjuicia la globalización neoliberal de la cultura

NODAL Agencia Prensa Latina El Foro Social Mundial culminaba ayer uno de los más concurridos espacios de reflexión sobre el impacto de la globalización neoliberal en la cultura con el debate sobre hegemonía y diversidad en el ámbito audiovisual. En realidad se trata de un encuentro paralelo, dentro del FSM, que reúne a especialistas del arte y la industria cinematográfica, así como intelectuales de otras especialidades, inspirados en el lema "Otra mirada es posible". El también llamado Foro Mundial Audiovisual reunió en su primera jornada a un público en el que se mezclaron varias generaciones de cineastas, artistas y amantes del séptimo arte, junto a líderes y activistas de movimientos sociales y populares. Un encuentro inédito desde todos los puntos de vista, que contó con una conferencia inaugural del laureado director, guionista, productor y actor argentino Fernando Pino Solanas, autor de La nube, Sur y Tangos: El Exilio de Gardel, entre otros filmes de repercusión mundial. Solanas estremeció al publico, que abarroto el amplio teatro de la Pontificia Universidad Católica, al advertir que el tesoro de la diversidad estética de la humanidad esta amenazado por el discurso visual homogenizador de la globalización del neoliberalismo. Hoy, alertó, un pueblo que no tiene imagen, que no logre preservar sus memorias y su imaginario, es un pueblo indefenso, que puede ser víctima de agresiones salvajes. El famoso cineasta argentino hizo un análisis pormenorizado de como el cine norteamericano se tornó hegemónico en las pantallas latinoamericanas y del resto de los países del Tercer Mundo y apenas no consiguió igual objetivo en Europa gracias a leyes que protegen una parte del tiempo de proyección para las películas locales. Somos invadidos de la manera más grosera, dijo, al subrayar que el cine en América Latina tampoco tiene un espacio garantizado en la televisión abierta de los países de la región. No queremos ser mas "el globalizado". No queremos pasar a ser de colonizados a globalizados, enfatizó. Este es un tema estratégico, agrego, que los cineastas y especialistas del medio audiovisual debemos poner en manos de los movimientos sociales. Otra realidad apuntada como un peligro es el hecho de que sólo un dos por ciento de los filmes que pasan en cines o en la televisión de Estados Unidos es extranjero, lo que da una idea de cuan poco conocen los norteamericanos al resto del mundo. En contrapartida, el 85 por ciento de los filmes que se proyectan en cines y la televisión abierta latinoamericana son procedentes de Estados Unidos, lo cual califico de "un escándalo". James Petras proclama socialismo única alternativa al neoliberalismo. El sociólogo norteamericano James Petras cerró hoy el panel "Socialismo, la alternativa de la esperanza" con un llamado a movimientos sociales aquí reunidos a plantearse un cambio real del capitalismo neoliberal.

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Junto a él estuvieron en el tercer y ultimo día del debate conferencistas de reconocido prestigio como Rita Edwards, de Sudáfrica, y Fausto Bertinotti, del Partido Refundacion Comunista de Italia, quienes también hicieron una demoledora critica del sistema. En un análisis de las conductas políticas de partidos tradicionales, populistas y socialdemócratas, Petras dijo que todos terminan acomodándose al juego electoral, sus representantes electos prometen una cosa y hacen lo contrario. En su evaluación de las corrientes socialistas en el mundo actual, dijo que hay dos vertientes básicas: una para ricos y otra para pobres. "Socialismo de ricos es aquel de la llamada tercera vía, de los socialdemócratas. Es un socialismo de mercado, que mantiene la subordinación de las empresas públicas al capital extranjero", señaló. Se trata -enfatizo- de un adiós al socialismo y un gran abrazo con el capitalismo. Petras sostuvo que en los últimos 25 años no hubo avances sociales en cualquiera de las regiones geográficas del planeta, ni en los países nórdicos, ni en Europa, África o América Latina. Aplaudido por un auditorio donde se mezclaban trabajadores rurales sin tierra brasilenos, activistas sociales llegados de Argentina, junto a cientos de delegados de movimientos de Europa y el resto de América Latina, Petras ataco la corrupción de presuntos políticos y legisladores de izquierda. La realidad viene demostrando que esos políticos se adaptan a las exigencias del sistema, prometen avances sociales y terminan aplicando los programas neoliberales. Dijo que tecnócratas no elegidos, apuntados por las burguesías locales y organismos financieros internacionales, son los encargados de ejecutar los planes neoliberales, en tanto la democracia queda reducida a un parlamento impotente. Petras agrego que en América Latina la burguesía integrada al capital internacional, con sus recursos financieros depositados en el exterior e interesada en exportar, es incapaz de promover los cambios necesarios exigidos por los movimientos populares. En opinión del italiano Bertinotti, "el nuevo capitalismo torna más actual la revolución, ya que la globalización es una restauración del capitalismo, una revolución de los patrones que está cambiando el mundo, pero dejando inalterado el poder en sus manos". Añadió que el proceso de mundializacion de la economía construye un único pensamiento, aquel representado por los bancos y por las empresas. Se trata de una revolución capitalista, dijo, que entraña el riesgo de destruir a la humanidad por medio de la barbarie, lo cual se expresa en situaciones como la muerte de una persona cada 10 segundos por falta de agua potable. El dirigente italiano señaló en sus conclusiones que las injusticias ocurridas constantemente en todo el mundo llevan a situaciones extremas.

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8 de febrero 2002

Rebelión en Argentina: "Uno mismo tiene que tomar la acción y desde la base" James Petras Socialist Worker Traducido por Héctor Reyes En noviembre, Argentina era un símbolo del desastre del mercado libre. Años de recesión habían llevado el desempleo a casi 20 por ciento y empujado a una tercera parte de la población a la pobreza. Y todo lo que el Presidente Fernando de la Rúa y su odiado ministro de economía Domingo Cavallo pudieron ofrecer fue más sueldos recortados a través de medidas de austeridad, despidos, recortes, y privatización. Pero Argentina es hoy el símbolo de algo más: la esperanza de un mejor futuro. A mediados de diciembre, el pueblo argentino dijo NO a la miseria de un sistema manejado por banqueros y patrones. Para el 20 de diciembre de 2001, cada ciudad y pueblo de Argentina, inclusive Buenos Aires, fueron paralizados por demostraciones masivas. Cavallo fue el primero en irse. Entonces de la Rúa. Y una semana después de esto, una ola nueva de demostraciones tumbó a otro gobierno. James Petras ha trabajado por los últimos dos años con el movimiento de desempleados en Argentina y con el movimiento rural de trabajadores de sin tierra en Brasil por más de una década. El es el autor de numerosos libros sobre América Latina. El más reciente, escrito conjuntamente con Henry Veltmeyer, se titula "Globalization Unmasked: Imperialism in the 21st Century", publicado por Zed Books. El habló a principios de enero con Alan Maass, el redactor de Obrero Socialista, acerca del levantamiento. ¿De donde salió la chispa para el levantamiento de diciembre? La fuerza motriz de estas movilizaciones masivas tiene sus raíces en las actividades sostenidas y de gran escala del movimiento de los desempleados. El movimiento de trabajadores desempleados ha estado ganando fuerza durante los últimos cinco años. Pero en el último año, se ha extendido a través del país y ha jugado un papel mayor en asegurar programas de subsistencia del gobierno y programas de obras públicas para por lo menos un sector de los desempleados. Sus tácticas consisten en paralizar la circulación de bienes y el transporte. Así que los llamados piqueteros bloquean las carreteras más importantes para hacer sus demandas. En el movimiento de los desempleados existe una preponderancia de mujeres, especialmente mujeres a la cabeza de su hogar, que ha crecido con el desempleo. En algunas áreas, el desempleo es probablemente de 50 a 60 por ciento. Muchos de los piqueteros son trabajadores de fábrica con experiencia sindical. Muchos otros son jóvenes que nunca han tenido un trabajo. Ellos se organizan y bloquean las carreteras. El tráfico se embotella, los camiones no pueden moverse, las fábricas no pueden obtener sus suministros. Estos son los equivalentes funcionales de cuando los trabajadores de una fábrica ponen un alto al uso de sus herramientas. En este caso, en vez de la producción ser directamente parada, ellos paran las entradas de materia prima y la salida de productos procesados. Entonces el gobierno puede mandar a la policía, en cuyo caso hay una confrontación total. Hay gente que ha muerto, cinco o seis recientemente en el norte de Argentina. Pero el temor del gobierno es que si las confrontaciones continúan, las muchedumbres de los inmensos arrabales pueden sumarse al conflicto, y podrían convertirlo en una

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mini-guerra civil. Pero el gobierno generalmente - después de amenazas y movilizaciones de la policía - negocia un acuerdo. Estos acuerdos son discutidos por los participantes mismos. Ellos no delegan a ningún líder para ir al centro de la ciudad. Ellos hacen que el gobierno venga a las carreteras, y la gente allí discute lo que ellos deben exigir y lo que ellos deben aceptar. Su experiencia con el liderazgo delegado es que éstos van el centro, se sientan en una habitación grande con el gobierno o con la burocracia del sindicato, y usualmente son comprados. Los líderes reciben algún soborno, aún los líderes militantes. O son atrapados en algún acuerdo tripartita, y la base es traicionada. Su actividad se trata de representación directa, negociación directa, acción directa. Estas demostraciones han sido enormemente exitosas dentro de las áreas limitadas en que ellos operan. Pero recientemente, tan temprano como septiembre del año pasado, hubo dos reuniones nacionales que trataron de coordinar los comités de las diferentes ciudades y regiones y suburbios de Buenos Aries, y ellos crearon una clase de comité coordinador. Pero lo que ellos le enseñaron a toda la población es que uno no puede depender de los políticos. Uno mismo tiene que tomar acción y desde debajo. ¿Como fue que las luchas de los piqueteros prepararon el camino para las demostraciones de diciembre? Pienso que ese espíritu comenzó a manifestarse, aún en el centro de Buenos Aires, poco antes de este último levantamiento. Hubo varios casos donde quejas surgieron, y los comerciantes y otros decidieron cerrar las calles del centro de la ciudad. Había un debate inmenso dentro del movimiento, porque el supuesto liderato progresista del sindicato pensó que podría ganar el apoyo de la clase media bloqueando las calles principales pero permitiendo funcionar a las calles alternativas. Esto fue opuesto por los movimientos de desempleados más militantes, que dijeron que o se cierran todas las calles, o ninguna. Este espíritu capturó la imaginación no sólo de trabajadores empleados y, por supuesto, de los jóvenes, pero también de la empobrecida clase media baja, e incluso sectores más opulentos de la pequeña burguesía, como comerciantes, pequeños empresarios y otros que tenían cuentas en los bancos. Cuándo el gobierno confiscó finalmente los ahorros - billones de dólares en ahorros de la clase media, estas capas también se tiraron a las demostraciones en las calles. Esta es una clase media empobrecida y radicalizada. Es un error pensar en ésta como simplemente la clase media. Estas son gentes que perdieron todos sus ahorros. No tienen dinero pagar sus compras en el supermercado, o sus alquileres, o ir de vacaciones, o lo que sea. Así que a partir del ejemplo de los trabajadores desempleados, llegaron a juntarse varios sectores de la población. Hay una gran masa de desempleados que está envuelta en algún tipo de economía informal. Hay trabajadores que no habían recibidos sus sueldos porque las cuentas de sus patrones habían sido congeladas. Y hay una gran masa de empleados públicos y pequeños comerciantes y otros que forman un frente muy amplio contra los banqueros. Los banqueros han podido sacar su dinero. Usando la compra de acciones argentinas en la bolsa de valores de Nueva York, ellos no han tenido ningún problema en sacar su dinero fuera del país. Entonces esto es un fenómeno de clase, en que los trabajadores desempleados formaron un polo de atracción, atrayendo a los trabajadores, a la pequeña burguesía y otros sectores de la clase media a la política de la lucha extraparlamentaria a la política de rechazar a los grandes partidos burgueses. Esto, yo pienso, es la dinámica. Ahora, si esta clase media será un aliado estratégico si ellos logran un arreglo que les permita sacar su dinero de los bancos es algo que está por verse.

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Pero creo que el factor más importante en esto es que la acción de masas, más que todas las huelgas rituales de la burocracia sindical, llevó al desalojo de los líderes principales del neoliberalismo y de los portavoces principales de los bancos de los EE.UU. y del imperialismo estadounidense en el gobierno en aquel momento. Cada vez, estos fueron reemplazados por caras nuevas, todos dentro del marco del neoliberalismo. No hay forma de que la deuda sea pagada sin precipitar un levantamiento masivo, en cuyo caso, yo pienso, el sistema parlamentario burgués colapsará, y quizás habrá una guerra civil, con el ejército entrando en acción. Nada en la prensa burguesa captura el grado de tensión y polarización que existe hoy en Argentina. En Argentina, los activistas y revolucionarios lo describen como una situación pre-revolucionaria. Y ciertamente el grado de hostilidad hacia todos los partidos burgueses y el grado de militancia de grandes masas de personas describiría la situación como pre-revolucionaria. No hay en este momento un partido revolucionario organizado con raíces y apoyo. Hay miles de activistas y militantes locales que se envuelven en estas actividades, y hay una amplia radicalización de conciencia entre cientos de miles, sino millones, de argentinos hoy inaudito en tiempos recientes en América Latina. Pero los pequeños partidos de izquierda - todos los Trotskistas y los partidos marxistas - gastaron la mayor parte de sus recursos recientemente para elegir oficiales a un parlamento impotente. Y en ningún lugar estos partidos - o la centro-izquierda, por supuesto - han ejercitado cualquier clase del liderazgo. Han estado fuera de vista. Ellos publican sus manifiestos; ellos venden sus periódicos. En ninguna de estas crecientes confrontaciones de masas que alcanza las proporciones de cientos de miles en ciudades diferentes ha habido alguna vanguardia organizada. Hay militantes del movimiento de los desempleados, que tienen alguna experiencia de lucha callejera y preparación. Programáticamente, ellos están claros sobre sus demandas inmediatas que son proyectos masivos de empleo, sueldos decentes, beneficios de desempleo, y por supuesto, el rechazo al pago de la deuda. Y algunos sectores claman por la renacionalización de los sectores estratégicos de la economía. ¿COMO VA ser el nuevo gobierno de Duhalde? EL ACTUAL gobierno del Presidente Duhalde es claramente una provocación. El es un hombre de la derecha, y él organizó, en el pasado, un aparato político de matones. A pesar de lo que la prensa dice, él es capaz de movilizar a luchadores callejeros derechistas grupos cuasifascistas que pueden atraer a lumpenes y a algunos desempleados desorientados a retar por la hegemonía de las calles y quitarle un poco de presión a la policía. Ya ha habido una confrontación mayor, con la policía, por supuesto, tomando el lado de los matones peronistas de Duhalde. Pero esto es, yo pienso, un ensayo. No va a haber un período de luna de miel para Duhalde. Ahora, mientras hablamos, están ocurriendo demostraciones masivas en Argentina, y hay preparaciones para una muestra grande de fuerza cuando él anuncie su programa económico esta tarde. Más que ningún otro acontecimiento [internacional] reciente, nosotros hablamos de un país que tiene una larga tradición sindical, de acción colectiva. Las huelgas generales son más comunes en Argentina que en cualquier otro país del mundo. Este es el país que hoy tiene la concentración más grande de trabajadores industriales desempleados del mundo. Y tercero, este es el país con el número más grande de trabajadores desempleados organizados y comprometidos con la acción directa. Pienso, que lo que es necesario o que hace falta en este contexto es un liderato político reconocido que pueda llevar este proceso dinámico hacia adelante a la creación de un gobierno de trabajadores. Creo que la corriente lucha pondrá de relieve esta cuestión muy agudamente. Debemos tener presente que el liderato en Washington no descansará hasta que entierre este movimiento. Y pienso lo que quizás veamos es la preservación de la fachada política civil y el regreso del ejército como un factor determinante en la

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política. Y eso es como tirar madera al fuego. Como vimos con la dictadura de 1976, esto requirió 30,000 muertos y desaparecidos para enterrar al movimiento. Esta vez, hay muchos, muchos más activistas y militantes que los que había en el apogeo de las movilizaciones de los 1960s y 1970s. Hablaste acerca de lo conservador de los líderes obreros y de las huelgas generales "rituales". ¿Pero no han jugado las uniones un papel en la resistencia? UNO NO puede meramente hablar de una huelga general en Argentina. Hay huelgas generales, y hay huelgas generales. Y todos saben esto en Argentina. Uno puede hablar con un conductor de taxi, que, cuando uno le pregunta, "¿Qué piensas de esta huelga general?", dirá que los burócratas la usan para disipar la presión. Estas son eventos de un día sin movilizaciones activas u ocupaciones de fábricas. Los patrones lo saben, y el gobierno lo sabe que si ellos se sientan y cruzan los brazos por un día, todo volverá a la normalidad. Así que tienen pocas consecuencias. Hay poca movilización y poco que lleve a activar a la clase y a crear conciencia de clase. Son decididas desde arriba, y son apagadas desde arriba. Hay tres confederaciones sindicales en Argentina. El sindicato oficial es la CGT, que se ha aliado con cada gobierno desde que cayó la dictadura e incluso llegó a tener arreglos con la dictadura. Está la CGT-Moyano a CGT disidente dirigida por Hugo Moyano, que ha sido crítico de la CGT oficial por estar tan cercanamente vinculada al gobierno. Pero en cambio, esta federación es manejada por otro conjunto de burócratas que utilizan su oposición al status quo para presionar al gobierno a hacerle concesiones a sus miembros mientras se mantienen al margen de algún desafío estructural. La tercera unión de importancia es la progresista CTA, que surgió como un rechazo a la CGT y que tiene muchos de los trabajadores del sector público trabajadores que no han recibido ningún alivio tras el cierre y los recortes de servicios y los despidos de cientos de miles. La burocracia del sindicato de Moyano ha estado más dispuesta a comprometerse con las huelgas generales y a movilizarse en torno a asuntos específicos. Ellos usan muchísima retórica populista, pero negocian luego sobre asuntos más estrechos de carácter sectoriall, constantemente negociando a espaldas de los trabajadores. Esto es por lo que muchos sectores de la clase de trabajadora desconfían de ellos, viéndolos esencialmente como una oposición oportunista que es capaz de traer gente a las calles, pero que es también bastante capaz de sacarla de las calles. La CTA ha sido el más activo y radical de los sindicatos, dirigida por la ATE, la unión de empleados públicos. Ellos han estado envueltos con los piqueteros y los desempleados. Ellos han señalado asuntos estructurales muy importantes. Sin embargo, en ningún momento han cuestionado el sistema capitalista. Además, ellos tienden a enfrascarse en acciones militantes, y entonces retroceden y negocian. Ellos han estado conscientes de su posición como empleados del estado y por lo tanto están comprometidos a negociar con el estado pero más allá de palabras no se comprometen con el resto de la clase trabajadora. Ellos dicen que debemos unificar a los desempleados con los empleados públicos. Pero la experiencia de los trabajadores desempleados con el liderato nacional de la CTA y, particularmente, el de la ATE ha sido que los desempleados se convierten en auxiliares. Y cuando las negociaciones verdaderas suceden, es sobre reducciones en empleo en el sector público. Eso es por lo que los desempleados decidieron irse y organizarse por sí mismos. Entonces, hay sectores poderosos de las uniones de empleados públicos, más sectores de la unión de maestros, que se han envuelto en la lucha de masas y en confrontaciones y han sufrido algunas heridas y muertes aún en las grandes

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movilizaciones. Pienso que uno tiene que distinguir entre el liderato nacional - particularmente de la CTA y en menor grado del grupo de Moyano - y la gente común. Esto es especialmente cierto en las provincias, donde uno encontrará sindicalistas muy militantes y muy radicales, inclusive líderes locales, así como también de la base. Por ejemplo, en Córdoba, en Salta, y en Neuquén, donde la industria del petróleo está localizada, uno tiene un número grande de activistas sindicales, algunos que han sido influenciados por los piqueteros, que se han unido a las luchas. ¿Cual és la forma que toman los vínculos entre los movimientos de desempleados y los miembros de base de las uniones? TE PUEDO dar un ejemplo. Los trabajadores de un hospital en Neuquén protestaron por semanas, tratando de deshacerse de un director abusivo. Finalmente, el director llamó a la policía para que terminara el bloqueo que los huelguistas tenían de la entrada al hospital. La voz rodó hasta que llegó a los desempleados. Ellos se montaron en sus automóviles y autobuses - o cualquier transporte disponible - y llegaron allí, tantos como 300. En menos de una hora, el director fue destituido, y los trabajadores del hospital eligieron a un director nuevo. Esto es un ejemplo de la clase de solidaridad entre los trabajadores de la salud y los piqueteros que ocurre frecuentemente en el interior del país. Yo pienso que esto es un desarrollo muy prometedor. Pero tiene que ser visto en el contexto. Las declaraciones que vienen de los lideratos generales no son representativas de lo que ellos hacen y ciertamente no corresponden a las clases de alianzas que se están levantando a nivel de base. Esto es lo significativo. No quiero decir que no haya líderes individuales en algún sector particular de la industria que haya demostrado militancia. Pero la militancia de hoy tiene que ser entendida en un sentido muy concreto. ¿Dónde estaban a los líderes de la ATE y la CTA durante las protestas del 20 de diciembre? Los militantes me dicen que estos estaban debajo de su cama. Ellos brillaban por su ausencia en esos días magníficos que derribaron al gobierno de de la Rúa. Ellos no enseñan la cara, como dicen en Argentina. Y eso es muy importante, porque la acción dice mucho más que los discursos y los programas. ¿En donde figuran los trabajadores industriales en este panorama del movimiento obrero? El grueso de los trabajadores industriales está hoy desempleado. Ellos solían ser el 40 por ciento de la fuerza laboral. Hoy en día son menos del 20 por ciento. Tenemos que pensar de los desempleados no como algún tipo de vendedores ambulantes urbanos pobres. Estamos hablando de Argentina. Hablamos de gente que trabajaba en plantas de autos, que eran trabajadores del acero, que trabajaban en la metalurgia y la mecánica. Cuándo hablé en una reunión en Argentina en mayo pasado, conocí a muchísimos trabajadores que tenían experiencia en los sindicatos. Y lo que es aún más interesante son las esposas de los que fueron trabajadores industriales. Una de las cosas que he notado es la militancia y los niveles altos de participación de las esposas de los trabajadores industriales, esposas que han tomado aún más responsabilidades familiares porque sus esposos han llegado a desorientarse, en parte a causa de estar desempleados por tanto tiempo. Las mujeres son quienes los empujan a unirse a la línea de piquete a llegarse allí y estar activos para conseguir un trabajo. Porque si uno no está en el bloqueo de la carretera, uno no va a estar allí para conseguir un trabajo cuando la asamblea reúna. Para entender al movimiento sindical, pensemos que [John] Sweeney [presidente de la confederación sindical de los EE.UU., la AFL-CIO] y el sector común y corriente de la AFL-CIO estarían en la CGT. La centro-izquierda de la AFL-CIO estaría probablemente

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con Moyano, el disidente. Muy pocos sindicalistas estarían en la CTA. Y por supuesto, la sección militante de la CTA sería totalmente foránea al sindicalismo estadounidense o inclusive a la mayor parte del sindicalismo europeo contemporáneo. Tenemos que poner esto en perspectiva. La acción de masas y las confrontaciones de masas que comenzaron el 20 hicieron más para cambiar la agenda política y la fisionomía del gobierno que todas las huelgas generales y las protestas simbólicas de los sindicatos en los últimos cinco o diez años. Las huelgas generales son importantes cuando tienen un contenido social cuando los trabajadores ocupan las fábricas y salen y confrontan al gobierno. Esto es lo que yo pienso que estos movimientos de los desempleados tienen. Hoy estos son gente desesperada. Estos no son trabajadores empleados que luchan contra cierta reducción. Ellos han perdido todos sus ahorros. Ellos llevan sin trabajo mucho tiempo. Muchos de ellos no han visto carne por meses. Esto es toda una masa desesperada de gente que abarca varias clases pero en donde las demandas de clase son articuladas. ¿Cuáles son las perspectivas para el desarrollo de una organización o un partido que pueda adelantar las grandes cuestiones políticas? EL PRINCIPIO organizativo de la lucha ha sido el hambre. Eso es lo que instigó el saqueo de los supermercados en diciembre, y la organización de los bloqueos de carreteras antes de eso. Había lo quizás podríamos llamar demandas de sobrevivencia pidiendo trabajos aún trabajos de baja paga como los de obras públicas que pagan unos $200 al mes y alimentos. A partir de esa lucha y organización, algunos de los trabajadores más avanzados en el movimiento con experiencia sindical y alguna experiencia política comenzaron a traer otros asuntos, asuntos estructurales como el repudio de la deuda, inversiones públicas de gran escala y la renacionalización de las industrias estratégicas. Hay marxistas y socialistas que han estado envueltos en algunas de estas organizaciones. Pero ellos están allí como militantes dentro de estos movimientos. Ellos no son, ciertamente, la fuerza dominante. Y ellos ciertamente no tienen la influencia en estos movimientos para dar liderato y dirección por lo menos por el momento. Pienso que lo que tenemos son tres niveles. Uno es la base, que sufre una privación horrenda. Este es un país que es uno de los productores de carne y grano más grandes del mundo, y los trabajadores pasan hambre. Ellos no tienen carne de res, no tienen las pastas, no pueden alimentar a sus hijos y ellos ven los trenes transportando las decenas de miles de toneladas de carne hacia Buenos Aires para ser embarcadas a Europa. Esto es una provocación. Aquí está una de las áreas más fértiles del mundo con un desempleo en gran escala y con hambre, inaudito en la historia de Argentina. Eso es un nivel. El segundo nivel es el liderato emergente, que tiene una concepción de los cambios estructurales que nosotros podríamos llamar anti-capitalista y populista. Y entonces tenemos un tercer nivel, en que los asuntos del socialismo y de una revolución entran en juego. Mientras el gobierno continúa evitando medidas que alivien los problemas, cada vez más el poder dentro de estas movilizaciones se mueve hacia la izquierda. Hace un mes, el asunto de la repudiación de la deuda extranjera era un asunto izquierdista. Hoy, es común y corriente. El asunto de grandes proyectos de obras públicas era un asunto izquierdista. Hoy, también se ha hecho común y corriente. La renacionalización de industrias estratégicas básicas tenía un grupo muy pequeño de partidarios. Hoy, está ganando decenas de miles de adeptos. La intervención en los bancos era un asunto de una minoría. Hoy, ha llegado a ser un asunto principal. Así que todo el debate político se ha movido hacia la izquierda, según la izquierda comienza a ganar hegemonía ideológica. Pero son las ideas, no una izquierda organizada.

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12 de febrero del 2002

Israel y EE.UU James Petras Traducido para Rebelión por Marta Negro Las cartas de los señores Almeyra, El Fisgón y Petro Miguel, y Arnoldo Kraus, publicadas en el periódico La Jornada, en las que se critica mi artículo "Israel y EEUU: una relación única", están llenas de distorsiones, invenciones y acusaciones calumniosas. 1. Mi artículo dice que la política de EEUU hacia Oriente Medio y su relación con Israel están fuertemente influenciadas por el grupo de presión israelí y adinerados e influyentes judíos norteamericanos. Yo no escribí sobre una conspiración mundial judía. El título de mi artículo era EEUU e Israel y hacía referencia explícita a los judíos norteamericanos que dan apoyo incondicional a Israel. Escribí que la política de EEUU en Oriente Medio (no en el mundo) está fuertemente influenciada por Israel mediante el grupo de presión pro Israel y prominentes organizaciones judías. El señor Almeyra desvirtúa mi discusión acusándome de escribir que EEUU es un "agente" de Israel. 2. Ninguna de las tres cartas habla de los hechos que se presentan en mi artículo: que Israel recibe 2800 millones de dólares anuales de EEUU, más de 84000 millones de dólares en 30 años, más de lo que reciben África y Asia juntas; que el gobierno de EEUU veta cualquier resolución que condene los asesinatos masivos de palestinos en el Líbano y los Territorios Ocupados; y que el gobierno de EEUU proporciona a Israel las armas más modernas de destrucción masiva, que significan la muerte para cientos de niños, mujeres y activistas palestinos. El poder del grupo de presión israelí en los asuntos relacionados con Oriente Medio es evidente en la administración Bush. A pesar de mantener una estrecha relación con la industria petrolífera de Texas desde hace ya años, Bush ha dado apoyo al terror de Sharon, y condenado a Arafat por buscar armas para proteger a su gente de los ataques israelíes, mientras que por otro lado abastece Israel de helicópteros Apache. Las compañías petrolíferas norteamericanas dan apoyo a los regímenes conservadores árabes, como el de Arabia Saudí, que se opone a la violencia de Sharon. Aún así, Bush sigue dando apoyo a Israel, en contra de los sauditas y sus aliados de la industria del petróleo. ¿Por qué? La respuesta es evidente para cualquiera que se haya entrevistado con alguno de los grupos de negocios de EEUU, militares, líderes religiosos y políticos: el grupo de presión pro Israel es el más poderoso en Washington por lo que se refiere a asuntos relacionados con Oriente Medio. Cité las principales áreas de la política para ilustrar la relación de EEUU e Israel: el presupuesto de ayuda al exterior de EEUU, el blanqueo de dinero, el ataque militar de Israel contra el buque USS Liberty, el espionaje, los votos en las Naciones Unidas, los procesos de extradición, el perdón de ricos judíos fugitivos (Marc Rich). Ninguno de los autores de las cartas pone en duda estos hechos. Lo que hacen es meterse en perniciosas y deplorables calumnias al comparar mi análisis empírico con "Protocolos de Zion". Por lo visto, el bueno del doctor Kraus nunca se ha fijado en el presupuesto de ayuda al exterior de EEUU, ni ha leído nada sobre la financiación de candidatos políticos por parte del grupo de presión israelí, ni se ha fijado en los documentos de las Naciones Unidas sobre las votaciones de EEUU en cuestiones referentes a Oriente Medio. El señor Kraus prefiere predicar la ética de la difamación, o aún peor, la "ética" de la censura política a quienes documentan los antecedentes de la influencia israelí sobre la política de EEUU en Oriente Medio a través de su poderoso grupo de presión pro Israel. Doctor Kraus, su defensa poco sutil de la censura sí se practica en EEUU, pero ya no en México; y está encontrando una resistencia creciente en Israel, donde cientos de

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soldados y oficiales rechazan la política genocida de Sharon, Bush y el grupo de presión pro Israel de EEUU. La única imprecisión de mi artículo es un error del traductor de La Jornada, que convirtió en un siglo mi medio siglo de influencia israelí en Washington. Aparte de esto, la traducción es excelente. En ningún momento mi artículo se refiere a todos los judíos de EEUU (y aún menos del mundo). Se refiere claramente a los judíos que dan apoyo incondicional a la política de estado de Israel. Mis comentarios sobre la presencia de numerosos espías israelíes en EEUU antes y después del 11 de setiembre se basan en un artículo del respetado periodista Carl Cameron, en un informe de la Fox News (12 de diciembre 2001), y en informes de la Oficina de Contaduría General de EEUU. Algunos de estos espías fueron detenidos y expulsados discretamente sin ninguna protesta oficial ni publicidad alguna. Cité el artículo de Cameron y su declaración de haberse entrevistado con numerosos oficiales de la inteligencia de EEUU, y los relatos de estos sobre que los israelíes podrían haber tenido conocimiento previo de los hechos del 11 de setiembre. Estas son cuestiones legítimas que vale la pena explorar. Intelectuales norteamericanos de origen judío, como Noam Chomsky, Norman Finkelstein, Edward Herman y Howard Zinn, que critican a Israel y al grupo de presión israelí en EEUU ven como se les niega el acceso a los medios de comunicación de masas, y no tienen influencia alguna en la política de EEUU. Con frecuencia los colonos pro Israel les acusan de "antisemitas que se odian a si mismos" por sus críticas honestas y francas al estado israelí, con la misma virulencia deplorable que caracteriza a los autores de estas cartas. Es muy triste ver que individuos que en teoría son de izquierdas se meten en polémicas que recuerdan a lo que Leon Trotsky llamó la Escuela Stalinista de la Falsificación. Estoy abierto al debate y a las críticas sobre mis ensayos, pero sólo si se basan en los hechos y las teorías que presento, no en calumnias dirigidas a silenciar las voces de argumentos medidos y razonados. La calumnia es el último recurso de la ignorancia. Continuemos el debate – por supuesto. Pero sobretodo, rechacemos las voces autoritarias que quieren convertir el diálogo en un monólogo a través de la censura y las acusaciones difamatorias. Para quienes estén interesados en mis análisis, mi página web es la siguiente: http://www.rebelion.org/petras.htm. Encontraran un análisis de clase que refuta absoluta y completamente las calumnias de Almeyra, Kraus, etc

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13 de febrero 2002

¿Reforma o Revolución? Una discusión en las condiciones actuales de América Latina James Petras Exposición en Forum Social Mundial Porto Alegre 2002 El tema de hoy tiene una larga historia de discusiones. Cuando hoy lo retomamos, no podemos ignorar la situación en la que estamos los revolucionarios, que somos minoría en casi todos los contextos de la izquierda, aunque en algunos casos estemos creciendo creciendo. En primer lugar, tenemos que comenzar precisando qué es concretamente el reformismo, ya que los revolucionarios no nos caracterizamos por el rechazo a las reformas como muchas veces nos imputan los reformistas. No está allí la diferencia. Hlando muy esquemáticamente, diríamos que el reformismo es la corriente política que busca aumentar los ingresos de los trabajadores, disminuir el grado de las desigualdades sociales, promover políticas de distribución del ingreso y políticas sociales por la vía de buscar un mayor peso del estado, y promoviendo estos objetivos dentro del marco del propio sistema capitalista. La política revolucionaria en cambio tiene métodos de lucha distintos al reformismo: acción extraparlamentaria, creación de nuevas formas de organización popular, de doble poder. Pero no se trata de una diferencia metodológica que se justifique por sí misma. La razón de ser de esta metodología es la búsqueda sistemática, por parte de los revolucionarios, de la posibilidad de transferir a estas organizaciones populares el control de las relaciones de producción y de las formas de gestión de la producción social. Viendo la realidad actual, podemos decir que hay un error muy grande, a veces, por parte de los revolucionarios, de seguir calificando de reformistas referirse a corrientes políticas con las que disputan en seno del movimiento popular y la izquierda. Porque, de hecho, si nos atenemos a la caracterización anterior, vemos que estas organizaciones llamadas reformistas, o que provienen del reformismo clásico que conocimos, ya no lo son. Podemos ejemplificar esto gráficamente citando Milton Friedman, el papá del neoliberalismo, quién llegó a decir la vez que conoció a Felipe González, que si él hubiese sabido que los socialistas eran así, se hubiese hecho socialista. Pero para actuar sobre esta realidad no alcanza con repetir definiciones sobre las diferencias entre reformistas y revolucionarios a partir de los textos clásicos, porque si nos limitamos a tachar de reformistas a quienes no comparten la política revolucionaria, perdemos la oportunidad de actuar en el escenario político real. De lo que se trata, en cambio, es de partir de un análisis de la realidad. Veremos inmediatamente que las condiciones que existían en los momentos históricos de auge del reformismo clásico, ya no existen más. Y eso nos permite explicarnos entonces el por qué del fenómeno de que ese reformismo clásico ya no funcione. Porque la Historia nos muestra que el reformismo avanza en determinadas condiciones: cuando hay crecimiento de la economía capitalista, cuando hay posibilidades de ampliar el mercado interno, cuando hay una situación internacional favorable, cuando puede existir un sistema político más abierto. Tal es el caso, por ejemplo, de la coyuntura de las guerras de los países imperialistas entre ellos. En esa situación los países del Tercer Mundo encontraban condiciones favorables para las ventas de sus materias primas, y al mismo tiempo no podían importar productos industriales del Primer Mundo porque la industria de estos últimos estaba volcada a la producción militar.

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Debieron entonces llevar adelante la sustitución de importaciones, desarrollar su propia industria para atender el mercado interno. Y eso generó las condiciones en las que fueron posibles los casos de reformismo en el Tercer Mundo, cuyos ejemplos veremos. La revoluciones surgieron en cambio en otras situaciones, a partir de los desastres producidos por las guerras, de colapso del mercado capitalista, y cuando el capital imperialista había logrado copar nuevamente los mercados interiores de los países del Tercer Mundo, cuando las burguesías de estos países pasan entonces a ser lo que llamamos burguesías compradoras , simples intermediarias del capital imperialista sin ninguna autonomía productiva. Pero aclaremos que el colapso del capital por sí mismo no crea las revoluciones. Capital quebrado no significa el fin del capitalismo, o la etapa final del capitalismo. No hay una etapa final del capitalismo, el capitalismo sólo se termina cuando la gente decide tirarlo. Y si miramos las experiencias políticas de los últimos veinte años, podemos decir que no hay ni un sólo ejemplo de reformismo real, salvo alguna excepción parcial. El peronismo de la década del cuarenta fue un ejemplo de reformismo en el Tercer Mundo (de tipo populista). Pero el gobierno de Menem desarrolla una política ultra-neoliberal. El partido socialista chileno, el partido de Allende, podría ser tomado como un caso de reformismo en otra época, pero hoy es el partido más liberal de América Latina. Y en todo el continente vemos casos de movimientos nacionalistas que se han transformado en liberales. Como excepción, podemos contar apenas con pequeños episodios de reformismo, por tiempos muy limitados. Alán García en Perú tuvo una muy breve política reformista (nacionalización de la banca), pero muy pronto claudicó. Jospin impulsó primero la reducción de la jornada laboral a 35 horas, pero de inmediato comenzó la mayor ola de privatizaciones en Francia, superando aún a la de Chirac. Y debemos decir que no se trata exclusivamente de Jospin y los socialistas, porque los verdes y el PCF van a cola, discrepando, es cierto, pero conservan sus ministerios. Y Chávez en Venezuela es otro de esos casos. Y la tragedia es precisamente que cuenta con un gran apoyo popular. Más allá de su discurso, y hablo porque tuve oportunidad de conocerlo personalmente en París y hablar extensamente con él, se trata de un nacionalista liberal de rasgos populistas. En tres años no ha realizado ninguna reforma profunda en Venezuela, no ha invertido ni siquiera en programas sociales de envergadura, no ha hecho obras para atender a las necesidades de las masas gastando grandes sumas de dinero en ello como sí lo hicieron los reformistas populistas de hace décadas. Tiene sí una política externa de confrontación con el imperialismo, pero al mismo tiempo, impulsa una apertura económica de Venezuela de corte liberal. Su ley de tierras es más conservadora incluso que la reforma agraria del 61, pagando las expropiaciones en efectivo y de inmediato. Pero incluso en ese contexto, su política externa es ya demasiado para el imperialismo, y ha provocado la ira de EE.UU. Los aspectos de su política internacional que chocan con el extremismo actual de EE.UU. son: su rechazo a la agresión a Irak, su rechazo al Plan Colombia, no permitir los vuelos militares por sobre el territorio venezolano, y, sobre todo, su rechazo a la cruzada antiterrorista de EE.UU. Por este punto, los funcionarios del gobierno norteamericano fueron expresamente a Venezuela a advertirle que le iban a hacer pagar un alto precio. Por eso ahora han alentado una campaña abierta contra Chávez por parte de la derecha. Chávez no tiene base orgánica, y no tiene tiempo para crearla. La gente está cansándose de haber esperado seis años sin resultados. En estas condiciones, si no radicaliza en forma inmediata su política social interna, no va a tener posibilidades de sustentar su política exterior independiente, y no terminará este año. Esto que estamos diciendo no es un argumento deducido de los textos clásicos, las limitaciones actuales que hacen imposible estos tipos de reformismo surgen de la propia realidad.

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Lo que ha ocurrido hoy a escala mundial es un viraje del neoliberalismo a un neomercantilismo. El colapso del neoliberalismo no significa su final, por el contrario, hoy van a apretar más, significa su combinación dentro de una nueva política, que llamamos neomercantilismo, y que esta caracterizada por muros de contención para los sectores no competitivos de los EE.UU., que reciben subsidios y créditos, al mismo tiempo que el Estado imperialista trabaja para abrir los mercados en el sur. Y vemos que se cierran las posibilidades de exportación a EE.UU. en un sector tras otro, autos, cítricos, azúcar, en el caso de Brasil. Si aún pueden exportar café es porque EE.UU. no produce café, de modo todos Uds pueden transformarse todos en cafetaleros sin molestar a EE.UU. El neoliberalismo ya pasó, hoy es el neomercantilismo, que se impone por la fuerza de la misma forma que el mercantilismo clásico que conoció la Historia. Y esta nueva estrategia imperialista provoca la liquidación de los mercados internos de los países del Tercer Mundo, y de esta forma, es una sentencia de muerte para la pequeña y mediana industria y la pequeña y mediana propiedad que fueron la base material del reformismo de otrora. Hoy se extrae el excedente a la fuerza. A su vez, la burguesía en América Latina se ha transnacionalizado. Gran parte de sus ingresos están depositados en bancos internacionales. 500 mil millones son transferidos por año del Tercer Mundo a los bancos internacionales. En estas condiciones, el proyecto reformista de Lula, de las democracias cristianas, del Polo Social, y de tantos otros ejemplos en el continente, no tiene posibilidades de ser realizado. Esto lo saben estos líderes políticos, y ya tienen decidido que los programas que sus organizaciones esgrimen no se van a poner en práctica, se van a dejar de lado. Si llegan al gobierno, por el contrario, van a profundizar el proyecto liberal. Además el neomercantilismo viene sustentado en la guerra. Esto significa la militarización de América Latina, el llamado pacto antiterrorista impuesto por EE.UU. y firmado de inmediato por todos los presidentes del continente menos Castro y Chávez, que significa abrir las puertas de todo tipo de represión y el Congreso deja las manos libres a la CIA a texto expreso, algo nunca visto anteriormente. Con la nueva política belicista, EE.UU. busca matar dos pájaros con una sola piedra. Al involucrar a sus aliados en ella, los usan para destrozar la resistencia del Tercer Mundo, y al mismo tiempo crearles problemas a sus competidores entre las potencias imperialistas. Estados Unidos difícilmente tenga problemas de abastecimiento de petróleo a causa de la guerra en Medio Oriente, pero Europa sí puede llegar a tenerlos. Esta política belicista tiene entonces un gran impacto en América Latina. Y en este continente se dice desde hace unos años que vivimos una transición, pero ¿transición a qué? Uno de los grandes errores de la izquierda latinoamericana es hablar de una transición democrática luego de las dictaduras militares. Lo que en realidad hubo es una transición de un autoritarismo militar a un autoritarismo cívico-militar, donde se conservan todos los resortes del autoritarismo tradicional, donde las decisiones son tomadas por políticos no elegidos e impuestas por la intimidación y el chantage. Algunos hablan de democracia, pero no la hay. Claro que hay diferencias, ahora que estamos reunidos, no nos están golpeando, aunque ayer mismo invadieron diez hombres armados el local de la CUT en São Paulo. Hay una tensión permanente entre estas dos tendencias, como un paisaje híbrido autoritariosmo-democracia. Pero esto tiene un nuevo giro a partir del 6 y 7 de octubre (creo que hay que tomar esta fecha y no el 11 de setiembre como fecha clave) como masacre a Afganistan, Y no guerra, porque no hay realmente una guerra si hubo 20000 muertos afganos y un soldado norteamericano. Un nuevo viraje que trae una ola de invasiones generalizadas, aunque en general se trata de una invasión de funcionarios de cuello blanco del FMI, siempre es una invasión militarizada porque los marines son el soporte de esos funcionarios. En esta nueva situación represiva, muchos políticos de izquierda pensaron que no hay más remedio que acomodarse a la nueva realidad. Es un error, cuanto más se

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acomoden, más golpes recibirán. La política de presión usada en los tiempos del viejo reformismo debe ahora dejar paso a una política de vocación de poder. Y para definir esta debemos prestar atención a las nuevas situaciones, como la de Argentina, en que aparecen nuevas formas de lucha y nuevos protagonistas. Los desocupados cortan las rutas, y al cortar el proceso de circulación de las mercancías cortan el circuito de valorización del capital, en una forma equivalente a las huelgas de los trabajadores que interrumpen la producción. Ahora, el desocupado es muchas veces un ex-sindicalista que aporta su experiencia organizativa en las nuevas organizaciones barriales. Aparecen también otros actores, luchas de los cocacoleros en Bolivia y campesinos en otros países, los Sem Terra de Brasil, etc. Y en las luchas de los indígenas en Ecuador, vemos entrar en escena a los explotados de los explotados. Ante estas situaciones debemos tratar de comprender la nueva realidad. Lenin esperaba la revolución en Alemania y no ocurrió, entonces volvió su mirada a otros lados. Estas otras luchas tenían formas distintas. Mao fue criticado en su momento por quienes argumentaban que organizar un ejército de campesinos no es el camino para realizar una revolución socialista. Se equivocaron, por más que aquella revolución que Mao llevó al triunfo tuviese sus limitaciones. Fue una auténtica revolución de inspiración socialista. Lo mismo Cuba donde la izquierda se automarginó de la lucha hasta último momento. Y por último, el gran líder Manuel Marulanda en Colombia, despreciado por la izquierda por tratarse de un campesino que no tiene producción escrita, pero que ha logrado formar un ejército de veinte mil hombres que controla el 40% del territorio de Colombia y se mantiene por treinta años, superando en esto al Che, y lo digo con el mayor de los respetos hacia el Che. Debemos aprender de todas estas nuevas experiencias. Y si no entendemos esta realidad, terminamos quedándonos debajo de la cama.

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18 de febrero 2002

Porto Alegre 2002: Una historia de dos foros James Petras Traducido para Rebelión por Jorge Capelán El Foro Social (FS) que tuvo lugar en Porto Alegre entre el 1 y el 5 de febrero de 2002 atrajo casi 70.000 participantes, incluyendo a más de 15.000 delegados de casi 5.000 organizaciones. Los delegados vinieron de 150 países para participar en 28 conferencias, 100 seminarios y 700 talleres. Más de 3.000 periodistas de radio, televisión, periódicos y revistas cubrieron el evento. Siendo el primer evento de envergadura desde el 11 de septiembre/7 de octubre, el FS refutó la línea de propaganda de Bush-Rumsfeld de que los pueblos del mundo habían escogido entre el imperialismo de los EE.UU. y el terrorismo islámico. Porto Alegre demostró que el movimiento mundial "antiglobalización" está vivo y crece: en 2002 participó el doble de gente que el año anterior, hubo una mayor cobertura de los medios de comunicación (excepto en los EE.UU.), el espectro de grupos y participantes fue más amplio de lo que ha sido en cualquiera de los foros previos; finalmente, la manifestación de clausura con 50.000 participantes anti-ALCA fue la mayor hasta el momento en América del Norte o del Sur. Probablemente, tan importante como la presencia física de grandes cantidades de gente y movimientos lo fue el espíritu del foro: la fe y el optimismo ascendentes se reflejaron en la consigna central, "Aquí? otro mundo es posible." Había pocos rastros del derrotismo y la desmoralización evidentes en los círculos intelectuales de los EE.UU. y Europa después del 11 de septiembre. Las esperanzas en un mundo alternativo fueron atemperadas por el reconocimiento de que la ofensiva militar de los EE.UU. y su postura unilateralista pondrían más altos los obstáculos para el cambio socioeconómico y medioambiental. En gran parte, la cobertura más amplia de los medios de comunicación y los reportajes más objetivos (excepto en los EE.UU.) se debieron a la presencia de celebridades políticas que sostienen posiciones centristas (miembros de la diligencia del Partido Socialista Francés, representantes de las Naciones Unidas, Banco Mundial, dirigentes del sector moderado/socialdemócrata del Partido de los Trabajadores del Brasil, etcétera). Los avances políticos y los logros del FS2002 notados por los medios Europeos Occidentales fueron acompañados por un particular prejuicio en los reportajes: la mayoría de los periodistas y redactores citaron y presentaron favorablemente las "ideas serias" de las personalidades y los líderes políticos más moderados que se reunieron en la Universidad Católica. Muy pocas veces se citó o se mostraron fotografías de los dirigentes de masas y de los activistas de los movimientos populares. Por ejemplo, el Financial Times (5 de febrero de 2002, p.28) caricaturizó las diferencias entre los radicales y los reformistas de la siguiente manera: "Tras las teatrales expresiones de protesta, el Foro se caracterizó por un serio intercambio de ideas y propuestas, tales como reformas de los acuerdos sobre los derechos de propiedad intelectual de la OMC. La mayoría (sic) de los participantes dijeron que no estaban en contra de la globalización, sino por una forma equitativa de la misma, con una participación internacional más amplia en la toma de decisiones." Los medios de comunicación, en su mayoría, ignoraron los cientos de reuniones paralelas organizadas en los campamentos por grupos de activistas y las discusiones formales e informales de las organizaciones radicales y revolucionarias de mujeres, jóvenes, campesinos, indígenas. Mientras los medios de comunicación calificaron la presencia del Banco Mundial, de las Naciones Unidas y de otros funcionarios como que "agregaban legitimidad al Foro," para la mayoría de los activistas del Tercer Mundo lo fueron la presencia de fuertes contingentes de militantes de Argentina,

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recién venidos de echar abajo el régimen neoliberal, quienes le dieron al Foro su legitimidad. Mientras que muchos de los líderes mencionaron la "diversidad" del FS, noventa por ciento de los participantes eran: brasileños (67%), italianos, españoles, franceses y argentinos (23%). Más significativo que la diversidad de las nacionalidades (que como lo demuestran los porcentajes indicados arriba, fue bastante limitada), fueron las diferencias sociopolíticas entre los participantes brasileños y europeos. Una historia de dos Foros Si la declaración final unitaria emitida por numerosos movimientos sociales expresó un nivel de consenso contra el pago de la deuda externa, oposición a la guerra de los EE.UU. en Afganistán y solidaridad con los palestinos, las demandas programáticas reflejaron las exigencias de las ONGs más reformistas y de las personalidades más ilustres, mientras que el calendario de las movilizaciones para 2002 reflejó la influencia de los activistas. En realidad, el FS2002 se dividió entre reformistas y radicales, una división que encontró su expresión al interior de las diferentes organizaciones e individuos presentes. Esta división fue evidente hasta en la ubicación física de las discusiones, así como en el estilo de la presentación y composición de la audiencia. La mayor parte de lo que se ha escrito acerca del FS está basado en lo que tuvo lugar en la Universidad Católica (PUC). Los eventos del PUC no fueron representativos del FS, al menos a los ojos de muchos activistas del movimiento. Los organizadores señalaron que aproximadamente una quinta parte (10.000) de los participantes del FS estuvieron en el PUC -por lo general, aquellos de más de 40 años de edad y en su mayoría profesionales de clase media. Fuera del PUC, aproximadamente 50.000 personas participaron en un espacio más politizado, que incluyó debates y discusiones acerca de la lucha por el socialismo. En la Universidad Católica (PUC) por lo general académicos, intelectuales y 'oenegeros' discutieron entre ellos mismos. Sólo hubo un número muy limitado de dirigentes campesinos, activistas urbanos y sindicalistas. Más aún, los académicos hicieron muy poco por comunicarse efectivamente con los pocos activistas de base presentes, y sus presentaciones en su mayoría no lograron articularse con las preocupaciones actuales de los militantes. En las reuniones y talleres paralelos en los campamentos hubo mayor debate entre activistas y oradores, un intercambio más fluido de ideas y un mayor esfuerzo para articular experiencias entre los militantes de base. El Foro estuvo fuertemente politizado. Por un lado estaban los reformistas -los oenegeros, los académicos y la mayoría de los organizadores del Foro: ATTAC -los partidarios de la Tasa Tobín de Francia- y dirigentes del ala social-liberal del Partido de los Trabajadores del Brasil. Por el otro, estaban los radicales del Movimiento Sin Tierra del Brasil, intelectuales activistas, piqueteros de Argentina, representantes de partidos de izquierda, sindicatos, movimientos urbanos y grupos de solidaridad. Hubieron diferencias significativas en la composición social de las reuniones y de las manifestaciones. En la marcha inaugural, dirigida por los funcionarios reformistas, los manifestantes pertenecían a un conjunto diverso de grupos. La marcha no-oficial de 50.000 participantes contra el ALCA fue organizada por grupos radicales y concluyó con un amplio contingente de trabajadores brasileños, campesinos y gente sin vivienda, así como militantes internacionalistas de las luchas que están teniendo lugar en Argentina, Bolivia y otros países. Lo que resultó más llamativo de ambas manifestaciones fue la preponderancia de contingentes, pancartas y banderas que representaban a los movimientos de izquierda y radicales, y la mínima visibilidad de los contingentes reformistas/ONGs. Hubo pocas pancartas del Partido de los Trabajadores, de la CUT de Brasil, de los grupos globales de ATTAC, etcétera. Las diferencias en cuanto a poder de 'convocatoria' eran evidentes. Sin embargo, los oradores centrales en ambos eventos fueron políticos del

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Partido de los Trabajadores del Brasil, que este año se encuentran de campaña electoral. El Foro también estuvo dividido en cuanto a la dirección a seguir. Los reformistas, citando cláusulas de la constitución de Foro Social, justificaron la exclusión de los zapatistas, de las FARC y de otros movimientos populares insurgentes calificándolos de "movimientos políticos," mientras que por otro lado presentaban figuras dirigentes del Partido de los Trabajadores del Brasil, el Partido Socialista francés, etcétera. Más aún, las exclusión por parte de los funcionarios del FS2002 de las Madres de Plaza de Mayo, un movimiento social argentino muy prominente, fue protestada por el Movimiento Sin Tierra del Brasil, que envió una invitación a las Madres y un pasaje de avión a Hebe Bonafini. La división entre reformistas y radicales fue más evidente aún en sus definiciones de lo central de la lucha y en las propuestas. Los reformistas todavía hablaban el lenguaje de oponerse a la globalización, sumando a esto la oposición al militarismo yanqui. Los radicales, vinculaban cada vez más la expansión de las corporaciones multinacionales a los estados imperiales y hablaban cada vez más el lenguaje del antiimperialismo. Esta no es una distinción retórica, está profundamente enraizada en la orientación y las perspectivas estratégicas de los alineamientos en pugna. Mientras que los reformistas hablaban el lenguaje de continuar con las movilizaciones, su impulso principal es el del cabildeo y las negociaciones entre elites con el Banco Mundial y otros Organismos Financieros Internacionales para asegurarse promesas de "globalización humanitaria." Muchos de los reformistas hablan y escriben de "otra globalización," una globalización que implica agregar cláusulas de derechos humanos, y un lugar en la mesa junto a los poderes imperiales y sus banqueros y directores ejecutivos. Los radicales ven la movilización como tendiente a la creación de nuevas organizaciones de poder popular, basadas en la organización de masas de movimientos de pobladores urbanos, trabajadores, indios y negros. Su orientación es la de crear nuevos movimientos internacionales basados en la clase, como la Vía Campesina, que busca implementar transformaciones radicales de los derechos de propiedad y las relaciones sociales de producción. Los reformistas, al referirse a la "sociedad civil," no muestra interés en el "poder estatal;" se contentan con presionar a los poderes imperialistas existentes para asegurarse mayor regulación, limitaciones sobre los capitales especulativos (la Tasa Tobín) y una mayor liberalización del comercio para ayudar a las elites agroexportadoras en el Tercer Mundo a asegurarse nichos de mercado en el Norte. Los radicales se refieren concretamente a organizaciones de clase que combinan género, raza y ecología, y reconocen que, aunque las reformas son esenciales, éstas no han sido duraderas y ni siquiera han sido implementadas por los estados imperialistas o por sus lacayos locales. Señalan la necesidad de un nuevo poder estatal, basado en asambleas de base y movimientos sociales capaces de socializar los medios de producción y democratizar las relaciones sociales -desplazando totalmente a las actuales elites corporativas y sus benefactores de las Instituciones Financieras Internacionales. Rechazan las políticas de compartir espacios en la mesa del Banco Mundial como estrategia de cooptación, en la que el control de los lazos financieros y estructurales a los estados imperiales y a las Corporaciones Multinacionales, hacen de la coparticipación una estrategia sin salida que sólo enriquece a los 'oenegeros' a expensas del pueblo. En su búsqueda del máximo (en realidad, mínimo) común denominador para la "unidad antiglobalización," los reformistas incluyen personalidades y representantes políticos cuyos partidos apoyan la masacre de Afganistán y que dan apoyo ("con reservas") a la ofensiva militar de Bush a escala mundial. Los radicales describieron la presencia de éstos como incompatible con los principios básicos del Foro y algunos anarquistas estuvieron involucrados en un incidente de tarta-en-la-cara para dar a conocer su opinión en ese sentido. Dentro del bando radical, los disciplinados movimientos sociales, particularmente el MST, fueron la fuerza predominante para

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prevenir que provocadores y anarquistas se lanzasen al vandalismo y para movilizar a miles de militantes en una masiva pero pacífica demostración de fuerza política. Mientras muchos comentaristas notaron la diversidad de los grupos y sus demandas, pocos cuestionaron la representatividad de los presentes. Muchas de las ONGs de Europa y los EE.UU. que estuvieron presentes son organizaciones en el papel, y la mayoría de las ONGs del Tercer Mundo son miembros de pequeños grupos de profesionales con pocos (si acaso) simpatizantes organizados y poseen poco poder de convocatoria. Por otro lado, hubo un pequeño número de representantes de movimientos de masas africanos, particularmente de Sudáfrica y Asia, que representaron a cientos de miles de activistas de base. Sin embargo, fueron las conocidísimas personalidades intelectuales de las ONGs las que llenaron las tarimas e informaron al público acerca de los movimientos en sus regiones. La sobre-representación de grupitos de personalidades a expensas de los militantes ciertamente que atrajo a los medios, pero no aumentó el intercambio de ideas y la transmisión de experiencias a aquellos que se encuentran en la primera línea de la lucha. Las sesiones plenarias oficiales y los "testimonios" estuvieron fuertemente sesgados a favor de los 'oenegeros' y los intelectuales, mientras que los talleres paralelos y los seminarios fueron el lugar de ocasionales intercambios fructíferos entre activistas de movimientos sustantivos trenzados en batallas significativas contra el imperialismo ("globalización"). En la discusión de "alternativas," los organizadores oficiales enfatizaron el imperialismo "reformado" y el capitalismo "regulado," mientras que los movimientos sociales radicales abrieron un debate y pusieron sobre la mesa la discusión acerca del socialismo. La declaración final de los movimientos sociales reflejó un compromiso entre los reformistas y los radicales. Por un lado, hubo un diagnóstico radical de los problemas del mundo y un calendario repleto de movilizaciones para todo el 2002, y por otro lado, las demandas finales reflejaron en su mayoría la inclinación de los reformistas por los intercambios de migajas, dejando de lado cualquier demanda estratégica por un socialismo participativo y la derrota del imperialismo. Conclusión Con nubarrones de guerra imperialista sobre el horizonte, una recesión mundial que se profundiza y Washington activamente dedicado a construir su imperio neomercantilista desde América Latina hasta los campos petrolíferos del Asia del Sur y Central, hay poco espacio y lugar para la política reformista. Como lo ha declarado el Presidente Bush, se trata de adaptarse al imperio o perecer. El giro a la derecha de los organizadores del Foro Social 2002, su programa minimalista y su énfasis en presentar personalidades moderadas, no es probable que logre construir una resistencia contra la ofensiva imperial de los EE.UU. El nuevo imperialismo está polarizando el mundo de una manera que se ajusta a los análisis de los radicales. La amplitud y la profundidad de la militarización de los EE.UU. no puede ser confrontada con protestas esporádicas de redes de ONGs sin un apoyo popular organizado. Los movimientos sociales radicales que construyen poderosos movimientos anticapitalistas locales, regionales e internacionales son mucho más efectivos que las ONGs internacionales trotamundos. El FS2003 tendrá un año para reflexionar acerca de las nuevas realidades, y esperemos que pueda capitalizar el vasto apoyo presente en el FS2002 para profundizar y radicalizar su agenda, en línea con las realidades históricas emergentes. Hacer otra cosa llevará a una nueva consigna, "Otro Foro Social es Posible."

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21 de febrero de 2002

El capitalismo al fin del milenio James Petras Henry Veltmeyer - Semanario La Aldea Introducción Un buen lugar para iniciar una revisión del capitalismo latinoamericano es la Era del imperialismo de Harry Madoff. Las últimas dos décadas del desarrollo capitalista en América latina han sido testigo de un período de prosperidad sin paralelo de los bancos estadounidenses multinacionales y de las corporaciones, así como de un poder político casi indisputado, ejercido desde Washington. A pesar del consenso intelectual que se ha formado alrededor del concepto de globalización, las dinámicas de estos desarrollos en América latina pueden ser entendidas mejor en términos de la actuación del imperialismo euro-americano. Aunque tiene raíces largas y profundas en la región, no es sino hasta las décadas de los ochenta y noventa que el imperialismo, el estadio más elevado -y final- del capitalismo, llegó efectivamente a la mayoría de edad en América latina, creando las condiciones para su consolidación. Varias cuestiones son centrales en nuestra discusión sobre la configuración actual del poder capitalista en América latina al inicio del siglo XXI. Primero, hay una creciente evidencia de la hegemonía de Estados Unidos sobre el proceso global de acumulación capitalista. A lo largo de los noventa el capital estadounidense y su estado imperial han incrementado su peso y posición en la economía global, embarcándose en un verdadero frenesí de fusiones y adquisiciones de las corporaciones líderes en los sectores estratégicos de la economía global, al punto que 224 de las 500 corporaciones más importantes son ahora norteamericanas (contra 222 de hace sólo un año); y de las 100 primeras, 60 lo son. En lo que respecta a América latina, 10 de las 20 más importantes son propiedad norteamericana. Esta hegemonía emergente y de creciente poder económico, y la declinación correspondiente de la posición de Europa, y particularmente del capital japonés [1], va paralelo a una serie de movimientos estratégicos para establecer el control sobre las palancas e instituciones de las finanzas globales y el "ejercicio del gobierno" así como potencia militar. Segundo, la riqueza y el poder sin paralelos de Wall Street y Washington en América latina es un fenómeno relativamente reciente, arribado después de varias décadas de políticas nacionalistas y populistas que limitaron la profundidad y amplitud del imperialismo norteamericano y bloquearon su hegemonía. Tercero, a pesar de diversos esfuerzos por reactivar las economías nacionales en la región, éstas han estado acosadas por una tendencia a la profundización de la crisis. Las condiciones de esta crisis incluyen el pillaje de los recursos en proporciones asombrosas y operaciones aun más grandes de rescate de los inversores norteamericanos, organizadas por el estado imperial y sus adjuntos institucionales de la «comunidad financiera internacional". Cuarto, mientras las condiciones de pobreza y las desigualdades sociales en la distribución de los recursos productivos y del ingreso están encastradas en estructuras económicas y sociales hondamente enraizadas, la actual ascendencia del imperialismo de Estados Unidos en la región ha llevado a una reversión de los avances limitados que habían logrado la clase obrera y las clases medias, así como a un serio

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retroceso en sus niveles de vida. Quinto, la transición capitalista desde una economía agrícola rural a una economía industrial centrada sobre las ciudades ha conducido a una nueva y fundamental división en la sociedad latinoamericana. De un lado hay una burguesía dominada por un puñado de super ricos, ligados con los circuitos de¡ capital global y un pequeño racimo de corporaciones multinacionales orientadas a la exportación. Del otro, una creciente masa de trabajadores empobrecidos, superexplotados y marginalizados, ubicados en el sector informal en desarrollo de las economías urbanas de la región, despojados de derechos sociales y de legislación laboral protectora. Sexto, se ha construido un nuevo lenguaje político y discurso teórico para cegar la actuación de¡ imperialismo en la región y en cualquier otro lugar. Los bancos y corporaciones trans o multinacionales en sus operaciones (toma de empresas productivas, apropiación de activos, dominación de mercados y extracción de ganancias sobre la base de¡ trabajo barato) ya no son entendidos como unidades y agentes del sistema imperialista; ahora son vistas allanando la globalización y la creciente integración e interdependencia de la economía mundial. La transferencia del ingreso del trabajo al capital y su reconcentración es considerada un mecanismo de ajuste interno a las exigencias de la economía global. La compra barata de activos públicos y estatales es llamada "privatización". La quita de restricciones a la inversión extranjera, la liberalización de los mercados, la desregulación de la empresa privada, todas políticas destinadas a incrementar la tasa de ganancia del capital invertido, son vistas como formas de "ajuste estructural". La prescripción imperial de políticas macroeconómicas es descripta como "estabilización". La imposición de políticas económicas destinadas a atraer y favorecer el capital extranjero; el salvamento de inversores internos y el acrecentado control sobre las fuerzas militares y policiales, bajo el pretexto de las campañas contra la droga, son llamadas libertad de mercados" o "políticas amigas de los mercados". La acomodación del "Tercer sector" o de organizaciones populares a los intereses y políticas del estado imperial es descripta como buen gobierno" o "fortalecimiento de la sociedad civil", un factor crítico en el proceso de desarrollo económico". Y las acciones en busca de beneficios llevadas a cabo por la clase dominante son consideradas como el comportamiento socialmente orientado y subjetivamente significativo de los nuevos agentes económicos o, en términos "posmo ernos", como las acciones de individuos diversos y particulares en búsqueda de su identidad social. Con la disolución en el pensamiento de las estructuras operativas y las condiciones materiales del sistema capitalista, las clases también desaparecen. Aun la clase capitalista -dominante económica y políticamentebase social del sistema imperialista es reemplazada por una multiplicidad de actores sociales e individuos, y cada uno batalla por definir y ubicarse en el contexto social del nuevo orden económico global y la heterogeneidad de sus condiciones, que son vistas y tratadas más como subjetivas que objetivas. Para entrar en la discusión del capitalismo y del imperialismo en América latina, el primer paso es descartar el lenguaje y discurso eufemístico, impreciso y enceguecedor que se ha convertido en una moda, y volver a las categorías más precisas y rigurosas del marxismo. Orígenes históricos de la hegemonía imperial Desde 1930 hasta mediados de los setenta el imperialismo norteamericano en América latina se vio constantemente desafiado por regímenes y movimientos nacionalistas, populistas y socialistas democráticos. Estos desafíos eran por lo general más reformistas que revolucionarios, en la medida en que cuestionaban elementos del proyecto imperialista, pero no el conjunto de las relaciones y el sistema existente. En los años treinta y cuarenta el presidente Cárdenas de México nacionalizó los intereses petroleros de Estados Unidos, mientras Vargas en el Brasil, Perón en la

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Argentina y el Frente Popular en Chile promovían la protección estatal de la industria nacional con barreras comerciales, iniciando un vasto movimiento hacia la nacionalización de industrias estratégicas en la región. En los cincuenta el presidente de Guatemala, Arberiz, expropió la tierra de la United Fruit y la distribuyó entre los campesinos, lo que dio por resultado un golpe de estado exitoso dirigido por la CIA contra su administración. Una revolución de tipo radical nacionalista tuvo lugar en Bolivia en 1952, seguida de una revolución social en Cuba que desafió la hegemonía imperial en la región. Los sesenta y setenta fueron testigos del surgimiento de regímenes y movimientos populistas, nacionalistas y democráticos a lo largo del continente. Este "largo medio siglo" de avance social y político dio como resultado una significativa legislación social y económica que legalizó sindicatos, proveyó de beneficios sociales básicos, extendió la educación pública y la asistencia en salud a sectores sustanciales de la clase obrera industrial, de los empleados públicos y en unos pocos casos (Chile entre 1970 y 1973) a los campesinos. Este período, que precedió a la actual fase de hegemonía imperial de Estados Unidos y que asistió a la gradual incorporación de la clase obrera y de las clases medias al proceso político y de desarrollo, no fue de ninguna manera una "edad dorada" de desarrollo o un paraíso para los trabajadores. Estos eran explotados, los campesinos estaban excluidos de la legislación social, y las economías dependían fuertemente de la exportación de bienes primarios a los países adelantados industrialmente para financiar sus importaciones de bienes de capital e intermedios. De todas maneras, todavía había algunas restricciones sobre el capital, y bajo diversos regímenes populistas mejoró de manera significativa la distribución de¡ ingreso entre el capital y el trabajo. En el caso de Chile bajo el régimen socialista de Allende el trabajo recibió casi el 60% de¡ ingreso derivado de la producción social, un avance que fue rápidamente revertido por el régimen de Pinochet. Este creó las condiciones para que en 1989, después de 17 años de políticas neoliberales, la participación de¡ trabajo en el ingreso nacional estuviera reducida al 19%, una de las más bajas del mundo. El sistema de dos clases (campesinos/propietarios de tierras) que había prevalecido en el período de depresión fue reemplazado por una estructura más compleja que, además de los campesinos y propietarios de la tierra, incluía obreros, pequeña burguesía y burguesía industrial. Una ola de nacionalizaciones en los años sesenta y comienzos de los setenta vio cómo la energía, minería, telecomunicaciones, transporte, acero y otros sectores estratégicos de la economía pasaban a estar bajo el control del estado. En algunos casos las firmas imperiales fueron compensadas generosamente y muchas encontraron lucrativas salidas para nuevas inversiones. Las barreras tarifarias impulsaron la industrialización nacional pero no impidieron que las corporaciones multinacionales (CMNs) siguieran estableciendo plantas filiales. De todas maneras, por lo general tuvieron que sujetarse a la legislación que establecía requisitos en cuanto al sector de la economía, el empleo de los nacionales y el régimen cambiario (producir para la exportación). Más serio todavía fue que las CMNs tuvieron restricciones en lo que respecta a la inversión directa y la repatriación de beneficios, viéndose forzadas a recurrir a subterfugios tales como la transferencia de los beneficios mediante los precios, de manera que emergieran a la superficie en economías más liberales y menos restrictivas. Los regímenes nacional-populistas de América latina permitieron que hubiera sustanciales beneficios sobre el capital extranjero invertido y las operaciones de las CMNs. De todas maneras, tras la revolución cubana, nuevas y más radicales medidas estuvieron en los programas de muchos gobiernos, creándose las condiciones para la reacción política de las fuerzas sociales generadas en el proceso de acumulación capitalista. En particular, una nueva clase de ricos operadores de negocios y de banqueros estaba irritada por la legislación laboral y los controles establecidos sobre sus capitales, para no hablar de las medidas destinadas a redistribuir los recursos productivos, tales como la tierra, así como el ingreso. Esta clase se volcó hacia las fuerzas armadas y las corporaciones multinacionales en busca de apoyo para romper

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la alianza populista y asegurar una mayor participación en los mercados exteriores, financiamiento de sus emprendimientos y acceso a nueva tecnología. Así se formó la base social para las políticas de contrarreforma y el ascendiente del imperialismo norteamericano que caracterizaría al capitalismo latinoamericano en las siguientes dos décadas. Las bases políticas e ideológicas del ascendiente imperial De acuerdo con los ideólogos del neoliberalismo el "mercado libre" se ha convertido en el modelo dominante debido al fracaso del "estatismo" y a las virtudes inherentes del mercado. Pero los datos históricos sugieren otra cosa. El "mercado libre" surgió en América latina precisamente en reacción al éxito de las reformas sociales y fue impuesto con la intervención política violenta. Washington, en concierto con los militares de América latina, derribó a los gobiernos elegidos democráticamente en Chile, la Argentina, el Brasil y el Uruguay. Las nuevas dictaduras, apoyadas por las instituciones financieras internacionales, procedieron a desmantelar las barreras sociales y proteccionistas, a desnacionalizar los sectores industriales y bancarios y a privatizar los activos públicos. Las políticas de mercado libre fueron implementadas y puestas en vigor por regímenes draconianos que mataron a miles, encarcelaron y torturaron a decenas de miles y obligaron a muchos más a ir al exilio. Los vínculos políticos entre los bancos, las corporaciones multinacionales, los capitalistas transnacionales de América latina y el estado fueron reforzados y las aspiraciones de hegemonía de Estados Unidos se hicieron realidad. La centralidad de la política, la violencia estatal y la intervención del estado imperial en la construcción de la nueva configuración neoliberal desmiente a los que sostienen que la institución del "nuevo modelo económico" se debió a la mayor eficiencia y racionalidad del mercado. La expansión de la inversión imperial vía compra de empresas privatizadas, la toma de bancos latinoamericanos y la penetración de los mercados no fue el producto de fuerzas globales impersonales e inevitables (y amorfas); mucho menos fue un inevitable "imperativo de la globalización" o del "sistema mundial capitalista". Más bien la nueva configuración de poder es el resultado de una guerra de clases conducida en el nivel nacional, regional e internacional y ganada por las fuerzas imperiales y sus aliados domésticos, quienes procedieron a construir un nuevo orden económico y sociopolítico, acorde con sus intereses. Inmediatamente después entraron en juego los ideólogos del nuevo orden imperial. Ellos han elaborado un nuevo discurso (globalización) para darle cierta legitimidad. El nuevo proyecto imperial hace varias afirmaciones y proyecciones futuras acerca del desarrollo capitalista que necesitan ser deconstruidas y sometidas a un análisis crítico. La primera afirmación es que el sistema anterior "estatista-populista" y su modelo económico estaba en crisis, una vez cumplido su ciclo, y que un nuevo modelo de acumulación era necesario, dirigido hacia el exterior en lugar de estar orientado hacia adentro: dirigido hacia el mercado mundial -el motor del crecimiento económico y el sector privado -su chófer-. La segunda afirmación es que el nuevo modelo requeriría un período de ajuste penoso en el cual los salarios más bajos y la eliminación de los empleos en servicios públicos llevarían a un crecimiento dinámico basado sobre la concentración del ingreso (un nivel más alto de ahorro e inversión), y flujos de capital en amplia escala, de largo plazo, que llevarían a nuevos trabajos mejor pagados y a ingresos más altos. La tercera afirmación es que la "transformación productiva" (conversión tecnológica) y "modernización" que acompañó la liberalización incrementaría la competitividad internacional de las firmas latinoamericanas, aumentaría el consumo privado sobre la base de menores costos de producción e importaciones más competitivas y llevaría a una torta económica más grande, que incrementaría el ingreso real y beneficiaría a los pobres, aun cuando las desigualdades sociales existentes persistieran, como se

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esperaba que sucediera. Finalmente, los neoliberales sostienen que, una vez que el nuevo orden esté establecido, la liberalización económica conducirá a una política democrática. Entonces surgirán políticos responsables, preocupados con la administración del sistema de libre mercado y con evitar las demagógicas e irracionales demandas "populistas". En esta concepción del "orden económico del nuevo mundo" (la consolidación del sistema imperial) se presume y argumenta que las adaptaciones a los cambios en él (y los requerimientos del) sistema económico mundial darían un nuevo dinamismo a las economías de la región, permitiéndoles participar de la "nueva ola de prosperidad" que está por inundar a todo el mundo. De todas maneras las evidencias sugieren un desarrollo y giro muy diferente de los acontecimientos: el surgimiento de una enorme división entre nuevas formas del capital y el trabajo, que producen en abundancia, de un lado, grandes concentraciones de riqueza y, del otro, condiciones de extendida y creciente pobreza y miseria. En el contexto de este desarrollo, sostenemos que la retórica de la globalización y del ajuste estructural, y la previsión de un crecimiento renovado y prosperidad, están destinadas a encubrir el proyecto imperial de recolonización. El programa real que está detrás de la consolidación del nuevo orden imperial en América latina es no sólo generar un renovado ciclo de acumulación capitalista, sino también crear en el proceso las condiciones que permitirán a las fuerzas del imperialismo norteamericano avanzar y expandirse en otras partes del mundo. En efecto, América latina ha sido señalada no sólo para ser saqueada en sus recursos, sino también como un terreno de lanzamiento hacia la batalla pendiente por el mercado mundial entre los centros líderes de los poderes capitalistas y las aspiraciones hegemónicas, y las pretensiones del capital de Estados Unidos. El Nuevo Orden Imperial: doce años en el poder Existe abundante evidencia para sostener que los miembros de la elite de la clase capitalista transnacional de América latina así como las "empresas" imperiales se han beneficiado enormemente con la hegemonía imperial de Estados Unidos en el último cuarto de siglo. La naturaleza del Nuevo Orden Imperial en América latina puede ser entendida en términos de los hondos lazos estructurales que han servido como puntos de extracción de excedente y de las relaciones clase/estado que los han sustentado. El Nuevo Orden Imperial se construye sobre cuatro pilares: pagos de intereses a largo plazo de la deuda externa en gran escala; transferencia masiva de beneficios derivados de las inversiones directas y de cartera; compras y toma (takeovers) de empresas públicas lucrativas y de empresas nacionales con problemas financieros, así como inversiones directas en talleres y fábricas de sobreexplotación, en recursos energéticos y en manufacturas e industrias de servicios de bajos salarios; cobro de rentas provenientes del pago de regalías sobre una amplia gama de productos, patentes, mercancías culturales, etc.; balances de cuenta corriente favorables basados sobre la dominación de las corporaciones y bancos de Estados Unidos en la región gracias a la tradicional "familiaridad" con el mercado y a los lazos históricos. (i) Pagos de intereses sobre la deuda En lo que respecta al pago de los intereses sobre la deuda externa, las estadísticas causan vértigo y la realidad que les corresponde aún más. La mayoría del capital original en forma de préstamos bancarios sindicados fue prestada en los setenta, cuando los bancos comerciales de Estados Unidos expandieron rápidamente sus operaciones internacionales para ubicar sus excedentes de capital y ganar las altas tasas de retorno que anticipaban. Para 1982, unos 257.000 millones de dólares habían sido extendidos en esta forma (préstamos bancarios) a los gobiernos

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latinoamericanos y al sector privado, particularmente en México y el Brasil, que por sí solos tenían más del 50% de toda la deuda acumulada del tercer mundo. Con el inicio de la "crisis de la deuda" en 1982 el volumen de los créditos bancarios a la región fue drásticamente reducido, a pesar de que en el curso de la década -desde 1983 a 1989la deuda externa acumulada de la región creció de 257.000 millones de dólares a 452.000 millones; esto a pesar de haberse pagado intereses por 170.000 millones. El resultado fue un drenaje neto de recursos tan grande (120.000 millones), que el entonces presidente del Banco Mundial se vio impulsado a observar, con alguna vacilación, que la transferencia de recursos en tales proporciones es... probablemente prematura". Para los noventa, cuando el flujo de capital a la región había cambiado significativamente en su composición (crecientemente en la forma de valores y no deuda), los Institutos Financieros Internacionales (IFIs) anunciaron en son de triunfo el fin de la crisis de la deuda, a pesar de que la mayoría de los países aún tenían que servir sus deudas externas por un nivel (50% de los ingresos por exportaciones) que el mundo bancario define como "crítico". En el curso de la década el problema de la deuda externa no se superó de ninguna manera, a pesar de que era visto ahora por los IFIs como "manejable" (Cuadro1). Para 1998 el total de la deuda externa de América latina trepaba a 698.000 millones de dólares, un incremento del 64% respecto de la deuda existente en 1987, el año pico de la crisis de la deuda. De todas maneras, lo que es significativo acerca de esta deuda no es su tamaño (alrededor del 45% del producto bruto regional) ni el peso que representa para los trabajadores, productores y clases medias de la región, sino el volumen de los pagos de intereses a los bancos de Estados Unidos como una forma de plusvalía y el drenaje de una inmensa masa de capital potencial de América latina. En sólo un año (1995) los bancos recibieron 67.500 millones de dólares de esta fuente y en el curso de la década más de 600.000 millones, un número equivalente a aproximadamente el 30% del total de los ingresos por exportación generados en el período a un enorme costo económico y social.

Cuadro 1 Deuda y pago por la deuda, América latina, 1982-98 (en miles de millones de dólares, promedios anuales, a precios corrientes) '80

'87

'90

'91

'92

'93

'94

'95

'96

'97

'98

Stock de deuda

257

474

476

491

450

526

547

588

627

650

698

% de pnb

36

66

45

45

42

37

35

36

35

33

36

Pagos

30

47

41

39

37

38

35

36

35

33

35

% de exportaciones

36

37

32

26

26

28

29

29

Fuentes: Banco Mundial World Debt Tables 1994/95, 1994, World Development Report, varios años; Cepal, 1998b:25 (ii) Inversiones de cartera Seducido por un programa de reformas neoliberales, el capital privado ha afluido a América latina a una tasa acelerada a partir de 1991 (Cuadro 2). Las inversiones de cartera en acciones y títulos han formado una parte importante de este flujo de capital, representando la parte del león del total de los flujos de capital a lo largo de la década y, como inversión directa extranjera (IDE), altamente concentrada en los

345

países avanzados más industrializados de la región, el Brasil y México. En los años que llevan a la crisis de la deuda de los ochenta hubo una salida neta de inversiones de cartera, que reflejan no sólo la volatilidad de esta forma de capital, sino también un síntoma de la fuga del capital así como de las condiciones que llevaron a un incremento persistente de los déficits de la cuenta corriente en la región y la erosión, sino saqueo, de las reservas de divisas de los bancos centrales (Cuadro 6). Los primeros años de los noventa vieron un boom de las inversiones de cartera, atraídas por las altas tasas de interés y las oportunidades en los mercados emergentes, pero en los años siguientes ha habido un considerable sube y baja, y entrada y salida, en el flujo de la inversión de cartera, en la medida en que los inversores responden a los ajustes de los gobiernos, a las manipulaciones de las tasas de cambio y de interés, y a las condiciones cambiantes. En general, se observa (Cuadro 2 y UNCTAD ) [2] que países de América latina (más que en cualquier otro lugar, con la excepción de Chile) han tendido a apoyarse más sobre la inversión extranjera de cartera que en la inversión extranjera directa (IDE). Hasta hace poco y desde 1992 los flujos de entrada de inversión de cartera en la región (bonos y títulos emitidos por gobiernos, especialmente del Brasil y México) han excedido por mucho a los flujos de entrada de IDE [3]. Cuadro 2 Flujos de capital en activos hacia América latina (miles de millones de dólares acumulados) 1981-8 9

1990

1991

1992

1993

1994

1995

1996

1997

Entrada neta [4]

-8.3

12.2

25.3

51.1

76.3

66.3

61.2

89.1

94.8

IDE + Cartera

82.1

28.2

45.7

91.6

91.8

37.3

94.2

88.6

IDE

83.0

11.6

17.6

17.2

28.7

31.9

43.8

56.1

Cartera

-9

16.6

28.1

74.4

63.1

5.4

50.9

32.5

Otras

-90.5

-2.9

0.4

-15.3

-25.5

23.9

-5.1

6.2

8.7

Fuente: Para inversiones de cartera y otras, FM1 lnternational Financial Statistics varios años; para. W 1990-97: UNCTAD (1998: 256, 362) basada sobre datos provistos por ECLAC, Unit on Investment and Corporate,Strategies. De acuerdo con Securities Data (Excelsior, 16 de enero de 1999) 54.400 millones de dólares en OE en 1998 fueron usados para comprar activos de corporaciones existentes en 1998.

(iii) Inversiones directas extranjeras A lo largo de los ochenta la mayor parte del capital en la forma de valores se dirigió a otros países desarrollados, mientras que los créditos bancarios se dirigieron hacia los países en desarrollo; pero en los noventa la dirección y composición de los flujos de capital ha cambiado significativamente. El mayor cambio ha consistido en un giro relativo hacia inversiones en valores tanto en forma de cartera como directa [5]. Desde 1978 a 1981 los préstamos bancarios sindicados representaron la parte del león de todos los flujos de capital hacia América latina (82%). Una década más tarde desde 1990 a 1993 sólo representaba el 32%, pero hacia el fin del milenio, unos seis años después, la inversión en valores representa más de las tres quintas partes de tales flujos -una tercera parte en la forma de cartera y cerca del 45% en la forma de inversión directa, Otra característica de este flujo de capital es su acrecentada preferencia por los "mercados emergentes" de América latina y por los activos debido a

346

las condiciones altamente favorables que presenta el amplio programa de privatización de América latina, la profundización de la liberalización, la estabilidad macroeconómica -y política-, así como la Política general de los gobiernos y el stock de recursos naturales, mercados, trabajo y "activos creados" de la región[6]. En el curso de la década, el flujo de inversión directa creció un 223% en el mundo, pero en América latina la tasa de aumento estuvo cerca del 600%, la mayor parte (62%) corresponde al Brasil, México y la Argentina, mientras que a Chile, Colombia, Perú y Venezuela les corresponde el 26% [7]. Este flujo de entrada de IDE a la región (Cuadro 2) se refleja en el rápido crecimiento del stock acumulado de IDE y en la acrecentada participación de la IDE en la formación de capital fijo bruto -de un promedio anual de 4,2% en los años 1984 a 1989, 6,5% de 1990 a 1993, 8,6% en 1993 y 11 % en los siguientes años un nivel que refleja el peso desproporcionado de las CMNs en la economía de la región [8]. La mayor parte de esta IDE se ha usado para comprar los activos de las empresas públicas privatizadas y de empresas "privadas" de la región con problemas financieros, con poca formación de capital comprometida [9]. Tales adquisiciones, juntas, representan entre el 68 y el 75% de toda la IDE de la región. La naturaleza improductiva de esta IDE se refleja en las estadísticas sobre la explosión de fusiones y adquisiciones transfronteras, que ha llevado a que sectores industriales clave y corporaciones de primera línea cayeran en las manos (con compañías tenedoras de acciones o en operaciones) de corporaciones de Estados Unidos, las unidades más grandes en operaciones del imperialismo norteamericano [10]. Para 1999, 33 de las 100 corporaciones más importantes de América latina habían caído víctimas de los inversores extranjeros, en su mayoría de Estados Unidos [11]. El poder económico y el control efectivo ejercido por estas corporaciones sobre la economía latinoamericana es mucho mayor que el tamaño de su capital comprometido (entre el 3,5 y el 5% del pbn de la región). Esto se debe a que los activos actuales en posesión y controlados por las filiales de las firmas imperialistas es aproximadamente 3,5 veces más grande que su stock de entrada de IDE [12]. A esto hay que agregar que el control corporativo está concentrado y es ejercido estratégicamente. El flujo de IDE en la región ha generado preocupación por el impacto negativo de la IDE en las balanzas de pagos. En el Brasil, por ejemplo, el déficit de la cuenta corriente ascendió de 1.200 millones de dólares en 1994 a 33.000 millones en 1997, a la par que los flujos de entrada subían de 3.000 millones a 17.000 millones [13]. Un estudio realizado por Varman-Schneider (Cuadro 5) sugiere que este problema abarca a toda la región y está ligado con la cuestión de la huida de capital, que aparece como un residuo en los datos de las balanzas de pagos [14]. De hecho, Varman-Scheneider muestra que grandes entradas en deuda y valores de capital, así como los crecientes déficits en la cuenta corriente y el vaciamiento de las reservas de divisas se vinculan con el fenómeno de la fuga de capitales, que en muchos casos alcanza y aun excede las proporciones de la deuda externa. Y estos problemas también se vinculan con la enorme salida de ganancias realizadas por los administradores de dinero de Wall Street y los bancos de inversión en sus inversiones especulativas de corto plazo. En relación con esto, un informe reciente sobre la crisis financiera en el Brasil señala las enormes ganancias realizadas por algunas casas de inversión y bancos como el Chase Manhattan, que en el contexto de la crisis brasileña duplicaron y hasta cuadruplicaron su tasa "normal" de beneficio [15]. El ingreso generado por los flujos de entrada de IDE es considerable, constituye una fuente muy importante de beneficios, de los cuales un 50% es reinvertido regularmente (y por lo tanto considerando el volumen del flujo actual de IDE, el flujo real de entrada de capital es sólo el 6% del total del flujo registrado [16]. El Cuadro 3 presenta diferentes formas de este ingreso y la tasa de ganancia sobre la IDE de Estados Unidos. El ingreso registrado representa en promedio anual una tasa de beneficio del 12% sobre la IDE de Estados Unidos, calculada por el Departamento de Comercio (de Estados Unidos), pero una tasa que va del 22 al 34% tal como la calcula

347

ECLAC. Por supuesto, la tasa real de retorno y de beneficio es mucho mayor porque gran parte de él no es informado, o es disimulado a través de mecanismos de transferencia con los precios, pero también porque no incluye los beneficios reinvertidos y se calcula después de las deducciones por impuestos, las obligaciones de las corporaciones matrices, los pagos por seguros y derechos por licencias y regalías, y una serie de "ajustes" relacionados con las valuaciones de las monedas. De todas maneras, aun como se registra oficialmente, la tasa y magnitud de la repatriación de beneficios es significativa -sobre la base de los cálculos de la ECLAC, sólo en los últimos tres años fue de 157.000 millones de dólares [17]. Esto constituye una fuente crucial de combustible para el proceso de acumulación global y expansión del imperialismo norteamericano. Cuadro 3 Pagos de ingreso sobre inversiones en valores y tasas de beneficio (en miles de millones, promedios anuales) 1993

1994

1995

1996

1997

Ingreso sobre activos

27.5

34.0

41.6

40.0

59.0

IDE

14.3

16.6

16.7

17.8

19.9

Otros

12.6

18.1

25.7

22.2

20.1

14.2

12.3

12.1

11.6

27.2

34.3

Tasa de beneficio sobre IDE [18] (1) (2)

Fuentes: FMI, varios años; UNCTAD, 1998: 267-268; Departamento de Comercio-BEA Estados Unidos, 4 de marzo de 1999. (iv) Royalties y derechos por licencia La batalla de Estados Unidos por incluir las cláusulas de "propiedad intelectual" en la Ronda Uruguay del GATT se basó sobre el hecho de que las regalías y los pagos por licencias han devenido cada vez más importantes para el balance de pagos de Estados Unidos (Cuadro 4). Entre 1982 y 1992 los pagos por regalías y licencias totalizaron unos 1.300 millones de dólares, pero en los noventa tales pagos han excedido los mil millones por año y representan un gravamen creciente impuesto anualmente por las corporaciones matrices de Estados Unidos a las operaciones de sus filiales en América latina. No sólo estos pagos constituyen una forma de renta que puede ser cobrada sin añadir valor a la producción, sino también permiten a las empresas matrices bajar sus tasas de beneficios declarados en el país receptor. Los pagos de royalties y derechos de licencias también están aumentando en los últimos años, crecieron un 14% en 1996 y otro 20% en 1997. Cuadro 4 Pagos por royalties y derechos de licencias a Estados Unidos desde América Latina. (en miles de millones de dólares, promedio de pago anual) 1985-90

1991-93

1994-95

1996

1997

0.9

1.1

1.6

1.4

1.7

Fuente: UNCTAD, 1998: 268; Depto. de Comercio - BEA de Estados Unidos, "US Direct Investment Abroad. Capital Flows" (1994; 1999) (v) Comercio

348

Los retornos acumulados de la inversión directa de Estados Unidos en un amplio abanico de sectores económicos y los altos márgenes de ganancia de las mayores corporaciones son de vital importancia para sostener la economía norteamericana. Pero de igual importancia es el papel jugado por el comercio entre América latina y Estados Unidos. Cerca de un cuarto de las exportaciones norteamericanas y de las importaciones desde Estados Unidos se dirigen hacia América latina. En este sentido, América latina es la única región en el mundo que provee a Estados Unidos con un excedente significativo en la cuenta corriente. Sin este excedente, el déficit externo en cuenta corriente de Estados Unidos sería significativamente mayor, el dólar estaría más débil y el rol de Estados Unidos como banquero del mundo se volvería mucho más problemático. Perder este papel devastaría la capacidad de Estados Unidos para financiar sus enormes déficits. En este aspecto América latina está considerada una reserva estratégica, que compensa la debilidad comercial de Estados Unidos en otros lugares y provee un importante flujo de beneficios para sostener la expansión imperial. La especialización de las economías de América latina impuesta por la "comunidad financiera internacional" ha generado ganancias inesperadas para Estados Unidos y otros poderes imperiales. La doctrina de las "ventajas comparativas" según la cual se aconseja a los países latinoamericanos especializarse en ciertas líneas de producción que reflejen sus dotaciones de factores, ha socavado el proceso de diversificación económica que se había iniciado y puesto en marcha durante la fase industrial nacional. El resultado ha sido una sobredependencia en una limitada línea de productos de exportación -particularmente materias primas- que ha sufrido una fuerte caída de precios a lo largo de años, con el resultado de un deterioro relativo de los términos de intercambio, que se estima ha costado a la región un 25% de las ganancias potenciales por exportación. En la actual coyuntura (marzo de 1999) una precipitada caída en el precio mundial del cobre, petróleo y café está causando desastres en numerosas economías de la región, con el resultado de que se anticipa una tasa general de crecimiento negativa para el último año del milenio, con un ajuste hacia la baja de un anterior -y repetido- pronóstico de crecimiento sostenido. En este contexto, en la medida en que los precios de¡ petróleo declinan fuertemente en el mundo, las economías de México y Venezuela han incrementado su dependencia de las exportaciones de petróleo hacia Estados Unidos, con una desastrosa baja en sus ingresos que, a su vez, ha provocado cortes salvajes en los programas sociales y en las inversiones públicas y, por lo tanto, un deterioro sustancial de los niveles de vida y un incremento masivo de la pobreza y el desempleo. La caída en los ingresos ha llevado a la venta de aun más activos públicos lucrativos para cumplir con los pagos de la deuda con el extranjero. Por otro lado la economía de Estados Unidos se ha beneficiado enormemente con las fuentes de energía barata para alimentar su propio crecimiento y maximizar los beneficios de sus corporaciones. La estructura del comercio entre Estados Unidos y América latina no sólo ha provisto a Estados Unidos de un excedente sustancial en su balanza comercial con la región, sino también facilita la transferencia encubierta de una significativa masa de plusvalía y ganancia. Entre otras cosas, las filiales de las corporaciones norteamericanas dominan este comercio y, se estima, un 58% de ese comercio consiste en transferencias intrafirmas y por lo tanto no está sujeto a las llamadas "fuerzas del mercado". Más aun, hay evidencia de una considerable subfacturación o falsificación de documentos de transacciones comerciales, como un medio de ganar divisas por fuera del control o la regulación de los bancos centrales de la región [19]. Cuando se suma al ingreso perdido por el mecanismo de los términos de, intercambio y el ingreso generado sobre las exportaciones e importaciones, así como el enorme flujo hacia fuera de ingreso en la forma de renta, pago de intereses y beneficios sobre inversiones a largo y corto plazos, el resultado es una enorme masa de recursos que ha succionado al exterior, a la manera de un sifón, la sangre vital de la región, para enriquecer a los capitalistas locales o extranjeros, pero mutilando la economía y

349

empobreciendo a la gente. Estancamiento, regresión y nuevo dualismo en América latina El otro lado de la prosperidad de las corporaciones dentro del imperio norteamericano es la profundización del estancamiento y las crisis sistemáticas en América latina. Como Magdoff y Sweezy lo han argumentado de manera convincente, el capitalismo en su fase monopolista posee una tendencia inherente al estancamiento y la crisis. En ningún lado esto es más evidente que en América latina hoy (Cuadro 5). A pesar de los anuncios periódicos del Banco Mundial y del FMI acerca de América latina se ha recuperado de la crisis y está en camino de un crecimiento dinámico, tales proyecciones optimistas siempre son de corta vida en la medida en que surgen nuevas y más serias crisis, a partir de la debilidad de los fundamentals de la economía y las grietas en su base. Entre 1980 y 1999 América latina ha experimentado el estancamiento, perforado por crisis sistemáticas que son acompañadas por costosos salvamentos que debilitan aún más las estructuras básicas de la economía. Los años ochenta fueron llamados la década perdida" en cuanto los bancos internacionales drenaron la economía regional a través de masivas transferencias de pagos de la deuda y la primera ola de compras de empresas públicas lucrativas. Las deudas renegociadas y los nuevos préstamos estuvieron condicionados a la aplicación de políticas que debilitaron el sistema productivo y socavaron el empleo y la inversión pública en infraestructura, que pudo haber prevenido una recurrencia de las crisis. Las "condiciones" impuestas por los IFIs abrieron aún más las economías de la región a una inundación de importaciones baratas y aflojaron los controles sobre los flujos de capital. El resultado ha sido un boom de corto plazo en inversiones especulativas de cartera, un debilitamiento del poder del estado sobre sectores estratégicos de la economía y una mayor dependencia y vulnerabilidad con respecto a los centros imperiales del capital extranjero. Las inyecciones de capital de corto plazo en gran escala, de tiempo en tiempo, dan la impresión de una "recuperación" y de la llegada a la "tierra prometida" promovida por los ideólogos neoliberales De todas maneras, poco después de que se anunciara la recuperación", un evento disparado (en casa o afuera) llevaría al asalto de la moneda nacional y de las reservas de los bancos centrales, conduciendo a una masiva fuga de capitales, estimada por fuentes oficiales en una magnitud que excede en mucho los nuevos flujos entrantes de capital. Esto condujo a una nueva crisis, profundizando el estancamiento y el crecimiento del desempleo y subempleo, exponiendo la fragilidad del sistema financiero y productivo, y la completa dependencia (leída como relaciones de interdependencia) de la región de las agencias e instituciones imperialistas. Cada "solución" ofrecida profundiza la penetración imperialista, aumenta las oportunidades rentables y debilita los fundamentals de la economía. Cuadro 5 Indicadores macroeconómicos del desarrollo de América latina

Pnb per cápita

198189

1990

1991

1992

1993

1994

1995

1996

1997

-0.9

-2.2

2.0

1.3

2.3

3.8

-1.2

1.8

3.6

0.7

-20

-32

-50

-37

-64

-84

62

80

62

1998

Balanza de pagos (en miles de millones) Comercio Cuenta Corriente

-5

-22

-38

-41

Capital

350

-46

52

Balanza de pagos (promedio anual de cambio en %) Comercio

-2.1

0.4

-1.2

-1.5

-0.6

-0.5

-0.5

-1.6

Cuenta Corriente

-0.2

-1.5

-2.7

-3.2

-3.1

-2.1

-2.0

-3.2

Capital

-0.7

1.9

3.8

4.3

2.5

1.7

3.5

4.1

Fuente CEPAL, 1998 a: 1; 1998 b: 26. Para atraer nuevo capital a las economías en deterioro los regímenes neoliberales ofrecen tasas de interés más altas a los especuladores, llevando a una ola de inversiones de cartera, venta de empresas lucrativas y a una política de puertas abiertas a mayores flujos de importaciones, profundizando por lo tanto el estancamiento en la medida en que las empresas locales van a la bancarrota. En este sentido, se estima que unas 38.000 empresas medianas en la Argentina, aquellas operadas por la pequeña burguesía, o bien quebraron en la pasada década o están agobiadas por deudas imposibles de pagar. En México este desarrollo es aun más crítico, dando como resultado la formación de una organización de productores endeudados con los bancos (El Barzon) que en el lapso de pocos años ha reunido más de 750.000 miembros. En el mismo contexto, los industriales locales buscan mantener la tasa de beneficio sobre sus inversiones y operaciones bajando los salarios aún más y/o volcándose hacia actividades de intermediación y especulativas, así como a actividades ilícitas (drogas, contrabando y prácticas corruptas en gran escala, comprendiendo sobre costos en los contratos estatales). Para atraer las inversiones de cartera la "estabilidad macroeconómica" que se busca a cualquier costo da como resultado una moneda sobrevaluada, lo que lleva a la caída de las exportaciones y al aumento de los déficits comerciales, lo que a su vez provoca apuestas especulativas y corridas sobre la moneda, lo que demanda nuevas operaciones de salvataje y el saqueo de las reservas de divisas de los Bancos Centrales [20]. El resultado es un círculo vicioso (estancamiento -crisis -salvamento -estancamiento) que beneficia al sistema imperial de conjunto así como a sus corporaciones clave y a los agentes financieros, pero que sujeta a los que conducen la política de la región a considerables dificultades en la administración económica y gobernabilidad. Del estancamiento a la crisis de clase Para mantener los beneficios capitalistas bajo condiciones de estancamiento crónico, la clase capitalista de América latina se ha empeñado periódicamente en una serie de asaltos directos contra la clase obrera, atacando su capacidad organizativa y negociadora, y en un asalto indirecto (vía el estado) contra los beneficios sociales legislados estatalmente, revirtiendo la legislación social del período previo para debilitar aún más la capacidad del trabajo de participar en cualquier aumento de la productividad. En este aspecto, muy poco del capital atraído a la región ha sido o es invertido productivamente. En el curso de los ochenta y noventa la tasa de participación del capital en las ganancias de productividad asociadas con el proceso de conversión tecnológica y transformación productiva, según la mayoría de los cálculos, fue negativa o marginal. El trabajo, por otro lado, ha participado sustancialmente del aumento de la productividad, pero lo ha hecho sin un aumento correspondiente en sus niveles de participación. De hecho la participación del trabajo en el valor añadido a la producción y al ingreso nacional (Cuadro 6) ha sido reducida drásticamente en el proceso de reestructuración laboral, lo cual ha resultado en una compresión dramática del valor de los salarios, así como una reducción de la parte del trabajo en e¡ ingreso nacional. La clase obrera indudablemente soporta el embate más

351

fuerte del proceso de ajuste generado por los esfuerzos de insertar la economía de América latina en el proceso de globalización. Cuadro 6 Salarios como porcentaje del ingreso nacional 1970

1980

1985

1989

Argentina

40.9

31.5

31.9

24.9

1992

Brasil

34.2

35.1

36.3

Chile

47.7

43.4

37.8

19.0

Ecuador

34.4

34.8

23.6

16.0

15.8

México

37.5

39.0

31.6

28.4

27.3

Perú

40.0

32.8

30.5

25.5

16.8

Fuente: CEPAL, varios años La base de este ajuste es la reestructuración del trabajo en sus formas de empleo (precarización), sus condiciones de trabajo (irregularidad e informalidad) y particularmente en su relación con el capital. El proceso puede ser seguido en dos niveles. En términos estructurales, se refleja, en primer lugar, en las condiciones que llevaron a una significativa reducción de la participación del trabajo en los ingresos nacionales (y en el valor añadido a la producción). A comienzos de los setenta, bajo el régimen de Allende, los trabajadores chilenos recibían más de un 50% del ingreso nacional. Para 1980, después de cinco años de crisis y de medidas draconianas contra el trabajo, esta participación se había reducido al 43%; para 1989, después de 17 años de dictadura y de reformas de libre mercado, al 19%. Y en otros países la historia es la misma: en promedio, la parte del trabajo (salarios) en el ingreso nacional ha sido reducida alrededor del 40% al comienzo del proceso de ajuste a menos del 20%, y este desarrollo fue paralelo con una aún mayor reducción de la parte del trabajo en el valor agregado al producto social. Otros cambios estructurales pueden ser registrados en la reducción de los trabajos en el sector formal de la producción y en una declinación asociada y desaparición de proletariado industrial. Los cambios estructurales en la clase obrera también son evidentes en la caída en el valor de¡ salario promedio y de los salarios mínimos y en el empeoramiento que va asociado de las ya amplias y profundas disparidades en la distribución de los ingresos de los hogares. En muchos casos, los niveles salariales a comienzos de los noventa estaban todavía por debajo de los niveles alcanzados en 1980 y en el caso de la Argentina y Venezuela en 1970. El Banco de México estima que al final de 1994 -esto es, antes de la más reciente crisis que trajo una reducción mayor y drástica de los niveles salariales- los salarios habían mantenido sólo el 40% de su valor de 1980. En Venezuela y la Argentina los trabajadores todavía no recuperaron los niveles salariales alcanzados en 1970 [21]. En cuanto a la distribución del ingreso basada sobre una compresión generalizada de los salarios, la Argentina brinda un caso ejemplar. En 1975 el ratio de ingreso recibido por los quintiles superior e inferior de la población era de 8 a 1. En 1991 esta brecha en el ingreso se había duplicado y en 1997 llegaba a un asombroso 25 a 1 En el caso extremo -pero no atípico- del Brasil el 10% más alto recibe 44 veces más ingreso que el último decil. En otros países se puede encontrar el mismo patrón y la misma historia: crecientes desigualdades sociales en la distribución de la riqueza y el ingreso; en un extremo, florece un puñado de enormes fortunas y un proceso de acumulación asociado, y en el otro, la extendida ampliación y profundización de una agobiante pobreza. ECLAC estima que en el curso de las reformas estructurales implementadas

352

en la región en los ochenta la tasa de pobreza aumentó del 35 al 41% de la población, pero que en la primera mitad de ¡os noventa esta tasa de pobreza se redujo algo en ocho de doce países estudiados. De todas maneras un examen más atento de las estadísticas sugiere manipulación o directamente ocultamiento y mentiras: la pobreza se reduce redefiniendo la línea de pobreza en términos del Banco Mundial de 1 dólar por día. Con otras medidas más razonables, relacionadas con la capacidad de la población de satisfacer sus necesidades básicas, la tasa de pobreza ha continuado subiendo, hasta el 60% o más de los hogares, de acuerdo con algunos estudios. En todo caso, el mínimo progreso que se identificaba para la primera parte de los noventa ha desaparecido en la segunda mitad. En el nivel político, el ajuste de los trabajadores a las demandas del imperialismo se refleja en la desarticulación y destrucción de sus organizaciones de clase y en un generalizado debilitamiento de su capacidad de negociar acuerdos colectivos con el capital. Estos desarrollos, así como el fracaso o incapacidad de la clase obrera para resistir efectivamente la imposición en todos lugares del nuevo modelo económico reflejan una nueva correlación de fuerzas de clase en la región. En los setenta los trabajadores enfrentaron una concentración de fuerza armada y represión así como un asalto directo del capital a su capacidad organizativa y a las condiciones de su existencia social. En los ochenta el principal mecanismo de ajuste fue una reestructuración de la relación capital -trabajo basada sobre las fuerzas liberadas en el proceso de cambio de la política económica. En los noventa, dentro del mismo marco político e institucional, la clase obrera enfrentó una gran campaña a favor de la reforma del mercado laboral, llevada a cabo por organizaciones como el Banco Mundial. El objetivo de esta campaña, la última arma en el arsenal de estas organizaciones que se han unido a la batalla del capital, fue crear las condiciones políticas para un nuevo y más flexible régimen de acumulación (capitalista) y un modo de regulación (laboral): dar al capital, en su función de dirección, mayor libertad para contratar, despedir y usar el trabajo en la medida que lo necesite y flexibilizarlo, es decir, predispuesto a aceptar los salarios ofrecidos bajo las condiciones del libre mercado y someter al nuevo modelo de dirección su relación con el capital y la organización de la producción. Tal como el Banco Mundial lo elabora, la extendida interferencia de los gobiernos en el mercado laboral y lugares de trabajo (legislación salarial mínima), así como el excesivo (monopólico) poder de los sindicatos, han distorsionado el funcionamiento del mercado, llevando al capital a retirarse del proceso de producción y generando con ello los problemas de desempleo, pobreza e informalidad que infestan la región. Para resolver estos "problemas", las legislaciones laborales que protegen el empleo son reemplazadas por leyes que aumentan el poder arbitrario de los empleadores para despedir obreros, contratar trabajo temporal y transitorio y reducir las indemnizaciones por despidos. Tal desregulación del mercado laboral y de otros mercados ha conducido a nuevas reglas impuestas por la elite capitalista para facilitar la transferencia de ganancias, inversiones y de la producción dentro y fuera de la región, con el resultado de que fueron diezmados los trabajos estables, aumentó la marginalidad en las comunidades y se polarizaron agudamente las economías nacionales. Las disparidades en la distribución de¡ ingreso y el acceso a los recursos productivos cuya distribución es aun más sesgada y la compresión y reducción del valor de los salarios, se reflejan, en un polo, en la abundancia de unos pocos multimillonarios, la concentración del ingreso en la clase capitalista y propietaria, que dispone de la parte del león de los recursos productivos y del ingreso. Peor aún, mucho del ingreso disponible para esta clase no está declarado. Por ejemplo, los ingresos provenientes del narcotráfico de capitalistas de México, réditos de los cuales una parte se distribuye entre compinches -políticos, banqueros y otros- exceden los ingresos provenientes de su principal exportación, el petróleo y están subregistrados en gran medida.

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Por otra parte, los hogares más pobres disponen de una reducida parte del ingreso que está creciendo poco o no crece en absoluto en términos reales. Un resultado de esto es la generación de nuevas formas y condiciones de pobreza que alcanzó a las clases medias de las sociedades de América latina. En relación con esto, una característica que impresiona de la desigualdad inducida por el imperio es el crecimiento de los pobres urbanos y el cambio de la composición de clase de los pobres. La nueva pobreza es urbana más que rural y se extiende mucho más allá de las clases trabajadoras y productoras, llegando a la otrora orgullosa clase media, que ha sido diezmada por las fuerzas liberadas en el proceso de reestructuración. En el pasado, la mayoría de los pobres estaban concentrados en las áreas rurales en declinación. Mientras la pobreza rural continúa siendo la regia, el crecimiento más rápido del número de pobres hoy se registra en las ciudades. A diferencia del pasado, los nuevos pobres urbanos no son simplemente "migrantes rurales" sino trabajadores en situación descendente y capas bajas de la clase media, que han sido despedidos de sus trabajos y no encuentran empleo en el superpoblado sector informal. El creciente ejército de pobres urbanos de América latina está formado ahora por trabajadores de segunda y tercera generación, que crecientemente viven en villas de emergencia, incapaces de subir en la escalera de ocupaciones hacia una mejora creciente de las anteriores generaciones. Una de las mayores consecuencias de esto ha sido el gran crecimiento del crimen, directamente ligado con la desintegración de la familia, y concentrado en una juventud que en la anterior época habría canalizado sus quejas a través de los sindicatos o del sistema fabril. El nuevo dualismo: primer mundo, cuarto mundo Los presidentes Carlos Menem, Fernando Cardoso, Ernesto Zedillo y Eduardo Frei han anunciado, en alguno u otro momento, que sus respectivos países (la Argentina, el Brasil, México, Chile) entraban en el primer mundo. Exhiben los modernos shoppings, el boom de los teléfonos celulares, los supermercados abarrotados de bienes importados, las calles atoradas por autos y los mercados accionarios que atraen a grandes especul¡adores extranjeros. Hoy en América latina el 15 a 20% de la población comparte un estilo de vida "primer munclo": envían sus hijos a exclusivas escuelas privadas, pertenecen a countries privados donde nadan, juegan al tenis y hacen ejercicios aeróbicos, se hacen Iffing en sus caras en clínicas privadas, viajan en autos lujosos en caminos con peajes y se comunican vía computadoras, faxes y servicios de correo privado. Viven en comunidades con entradas protegidas por policía privada. Frecuentemente veranean y hacen compras en Nueva York, Miami, Londres o París. Sus hijos van a universidades en el extranjero. Disfrutan del fácil acceso a políticos influyentes, a los grandes personajes de la prensa, celebridades y consultores de negocios. Por lo general hablan un inglés fluido y tienen la mayoría de sus ahorros en cuentas en el exterior o en títulos locales nominados en dólares. Forman parte del circuito internacional del nuevo sistema imperial. Constituyen la audiencia a la cual los presidentes de América latina dirigen sus grandilocuentes discursos de primer mundo sobre una nueva ola de prosperidad global basada sobre el sometimiento a las exigencias del nuevo orden económico mundial. Y a pesar de las subas y bajas de la economía, continúan beneficiándose del sistema imperial. El resto de la población vive en un mundo totalmente diferente: está descendiendo del estilo de vida "tercer mundo" al "cuarto mundo". Los recortes en el gasto social y la eliminación de los subsidios para la comida básica han llevado a los campesinos a la malnutrición y el hambre. Los despidos en gran escala de trabajadores industriales y su entrada en el "sector informal" significan el retorno a una existencia de subsistencia y dependencia de la1amilia extendida", de la caridad basada sobre la comunidad y de la "solidaridad (ollas populares) para sobrevivir. La reducción radical de los presupuestos en salud pública y educación da como resultado que cada vez haya que pagar más los servicios y éstos sean cada vez peores. Los recortes en las

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inversiones para mantener el agua, las redes cloacales y otros servicios públicos han dado como resultado el resurgimiento de enfermedades infecciosas. Los niveles de vida en baja, medidos en ingreso monetario, así como las condiciones de vida, son la realidad de dos tercios o más de la población. Una declinación desde el estado de bienestar del tercer mundo a la miseria del cuarto mundo. En la medida en que se profundiza la crisis del sistema de conjunto, la elite de la clase, para desarrollar nuevas capacidades productivas, intensifica la explotación de las clases asalariadas. Como los costos de asociarse con los poderes del primer mundo se incrementan, las elites de América latina desvían un mayor porcentaje de los ingresos estatales para subsidiar sus sociedades a expensas de los programas sociales para las familias trabajadoras. En la medida en que se acumulan los pagos de la deuda, y los intereses, regalías y ganancias se van al exterior, los ingresos en retroceso achican los mercados domésticos. Se multiplican las quiebras y la competencia de los mercados extranjeros en baja se intensifica. La crisis deviene sistémica: las economías vacilan al borde de¡ colapso. El estancamiento se transforma en depresión, grandes bancos e instituciones financieras van a la quiebra, se fusionan o son compradas por grupos financieros de¡ exterior. Los especuladores del exterior amenazan con una salida rápida. Los salvatajes internacionales se hacen más frecuentes y amplios, y son instrumentados para prevenir el colapso inminente como es el caso del Brasil. La crisis de los sectores y clases "excluidas" ha comenzado a extenderse desde las clases medias a los sectores de elite y a las clases ligadas con la economía internacional. América latina, uno de los eslabones más débiles de la economía mundial capitalista, tiene la menor capacidad de resistencia: las reservas extranjeras que parecen formidables en un momento, desaparecen en meses, sino en semanas porque están construidas sobre arena; o peor, sobre la gran afluencia de inversiones de cartera basadas sobre la fácil entrada y la rápida salida. A comienzos de 1999 las propias elites reconocían que las mayores y más importantes economías de América latina marchaban hacia la depresión. Se espera que la economía del Brasil caiga un 5% en 1999, arrastrando toda la región a la recesión; se anticipa una caída del 1,2%. México, la Argentina, Venezuela están en la misma espiral descendente, así como Chile, la actual estrella y la vidriera del neoliberalismo latinoamericano. Inversores de Estados Unidos ya están saliendo, los banqueros toman resguardos ante la probabilidad de que no se cumplan pagos de la deuda y los exportadores están enfrentando fuertes pérdidas en los mercados. La crisis sistémica no es una predicción, es visible en las estadísticas económicas. La verdadera cuestión ahora es cuán honda va a ser, cuánto va a durar y cómo afectará a la economía de Estados Unidos. Respuestas a la crisis: reforma o revolución En los últimos años algunas voces desde el seno del consenso imperial han comenzado a cuestionar seríamente los resultados del "nuevo modelo económico" sustentado sobre las operaciones del "mercado libre". Funcionarios internacionales, intelectuales, políticos y líderes de negocios han hablado de la necesidad de "volver a traer al estado". Al tiempo que aceptan las premisas básicas del libre mercado, reclaman una intervención estatal limitada para suavizar los golpes del mercado, financiando programas de entrenamiento laboral, de alivio o reducción de la pobreza y de autoayuda. Algunos han propuesto controles al capital para estimular las inversiones productivas más que la Inversión especulativa". Al tiempo que apoyan las privatizaciones como una cosa buena, cuestionan la "transparencia" de los negocios, la venta a precios no competitivos a compinches. Critican el alto desempleo, pero evitan abordar sus causas estructurales, prefiriendo pedir más flexibilidad y entrenamiento laboral. En efecto, promueven el modelo de mercado libre pero abogan por un banco agrario para financiar a los productores pequeños y medianos al borde de la bancarrota, por protección contra la afluencia de importaciones baratas y la

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necesidad de aumentar la base social de la producción [22]. Algunas de estas propuestas han sido implementadas y, como era previsible, han fracasado en frenar la profundización de la crisis; otras han sido archivadas una vez que los críticos entraron al gobierno. Por otro lado está creciendo una oposición más consecuente, extraparlamentaria, que cuestiona la "globaloney" de las clases dominantes. Estos nuevos movimientos sociopolíticos como el ELZN de México, el MST de Brasil, las FARC de Colombia, los movimientos campesinos-indios de Ecuador, Bolivia, el Paraguay, están desafiando abiertamente los regímenes neoliberales y a los imperialistas que los respaldan. A pesar de que sus tácticas varían desde las ocupaciones de tierra en gran escala, a los ejércitos guerrilleros, pasando por una amplia gama de otras acciones de masas, estos movimientos han llamado a la socialización de los sectores estratégicos de la economía, a una redistribución de gran alcance de la tierra y la reducción de la deuda externa y de otras transferencias. Mientras que programas completos alternativos todavía están en proceso de ser elaborados, estos movimientos están luchando por crear regímenes antiimperialistas que pueden comenzar la reconstrucción del mercado doméstico, recuperar el control sobre las palancas esenciales de la economía, redistribuir la riqueza y crear una forma de democracia participativa para reemplazar los sistemas electorales dirigidos por la elite, basados sobre el extranjero, que corrientemente se describen como democracias. Conclusión La parábola neoliberal ha completado su curso. A partir de los setenta, cuando el neoliberalismo irrumpió en escena bajo las armas de los militares y el tutelaje de la CIA y del Pentágono, se inauguró un nuevo ciclo que atacó salvajemente a la clase obrera y al campesinado, demolió el estado de bienestar y despejó el camino para la expansión capitalista sin restricciones. Alimentados por masivos préstamos de los IFIs, el flujo de capital de las corporaciones multinacionales y los préstamos privados en gran escala y a largo plazo, los regímenes consolidaron temporariamente su dominio. Ellos se aseguraron el apoyo entre sectores de la pequeña burguesía y los trabajadores mejor pagados con facilidades de crédito e importaciones baratas. El boom, de todas maneras, terminó en seguida con la crisis mundial de estanflación de comienzos de los ochenta que llevó al colapso virtual de las economías y casi a una década de retroceso y desacumulación. El descontento popular, el malestar en la elite y la intervención de Washington llevaron a las transiciones desde las políticas militares a las electorales ampliamente ubicadas dentro del "caparazón" de economías neoliberales e instituciones estatales autoritarias. Las elites electorales profundizaron y extendieron las políticas de libre mercado y las instituciones inauguradas por los regímenes previos, sin consulta popular. Amplios sectores de la economía fueron privatizados por decretos ejecutivos, los pagos de la deuda fueron satisfechos al costo de los programas sociales y se impusieron planes de austeridad al pueblo. Las políticas gubernamentales no guardaban ninguna similitud con las campañas electorales: las promesas de reforma social precedieron las fuertes reducciones en el gasto social; las promesas de pleno empleo fueron seguidas por despidos en masa; la retórica sobre la defensa del patrimonio nacional fue seguida por la privatización de las empresas estratégicas y rentables. El capital volvió a la región en el período 1990-93, la mayor parte en forma de inversiones especulativas de cartera o simple compra de empresas. El estancamiento subyacente de las fuerzas productivas todavía es la realidad, como es la propensión a las crisis. El crash mexicano de 1994-95 puso de relieve la declinación definitiva del neoliberalismo, dejando como resultado la destrucción masiva de empleo productivo y el colapso del sistema financiero. El "paquete de rescate" de 20.000 millones de dólares sólo salvó a los especuladores norteamericanos y sujetó a México a un abierto control colonial, con sus futuros ingresos petroleros como hipoteca para el Departamento del Tesoro de Estados Unidos.

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Al final del milenio, el estancamiento de largo plazo y la crisis están transformándose en un colapso en gran escala. Las reservas extranjeras están siendo vaciadas, los salvatajes se multiplican en la medida en que las monedas son amenazadas por el colapso, la tasas de crecimiento negativas y de dos dígitos de desempleo (el Brasil: 12%; la Argentina: 14%) van paralelas a un ejército permanente de reserva y/o subempleo (el sector informal), alcanzando el 50, 60 y 70% de la población en países como la Argentina, México y Venezuela. Los ingresos por exportaciones están en picada, se están reduciendo las importaciones, las deudas, internas y externas, están reduciendo cualquier recurso estatal que hubiera podido usarse para estimular la economía. El ciclo neoliberal se acerca al colapso aun cuando los regímenes continúan aplicando fórmulas vacías para enriquecer un estrecho círculo de compinches de clase, el 10% más alto de la población. La vieja izquierda de los años setenta y ochenta, enlodada en disputas electorales y acomodamientos socioliberales al status, muestra poca imaginación y menos audacia para organizar una ruptura radical con el sistema, a pesar de su colapso. Figuras militares populistas como Hugo Chavez emergen como radical outsiders que rápidamente se. ponen en buenos términos con los banqueros extranjeros y los inversores mientras florea la retórica y se frustran las expectativas de las masas. La brecha entre las condiciones objetivas de la crisis y el posible colapso del sistema capitalista y la respuesta revolucionaria subjetiva se está ensanchando en la medida en que la crisis se hace más sistémica. Las ONGs en este contexto zozobran en los intersticios del sistema, sus proyectos locales y microempresas de autoayuda actúan como un soborno ineficaz frente a niveles de vida que colapsan. Los nuevos movimientos sociopolíticos radicalizados en sus asentamientos rurales tienen hondas raíces populares "fuera" del sistema. Ellos están comprometidos en la construcción de una nueva subjetividad revolucionaria. El problema fundamental es convertir estos movimientos sectoriales en formaciones políticas nacionales capaces de transformar las luchas regionales en revoluciones sociales. El fin del milenio trae intensas privaciones, elevadas polaridades sociales y nuevas formas de represión estatal. El nuevo milenio puede ser el preludio del renacimiento del socialismo, pero es probable que el camino sea largo y tortuoso. Bibliogratía Bergsten Fred, Henning Randall (1996), Global Economic Leadership and the Group of Sevenm Institute for Internation Economics. CEPAL/ECLAC (1990), Productive Transformation with Equity, Santiago, ECLAC. CEPAL (1 998a), Balance preliminar de las economías de América latina y el Caribe, Santiago. CEPAL (1998b), Estudio económico de América latina y el Caribe, Santiago. CEPAL (1998c), La inversión extranjera en América latina y el Caribe: Informe 1998, Santiago. CEPAL (1 998d), Panorama preliminar de las economías de América latina y el Caribe, Santiago. Fields G.S., Newton A.B. (1997), "Changing Labor Market Conditions and Income Distribution in Brazil, Costa Rica and Venezuela", en Edwards S., Lustig N. (eds.), Labor Markets in Latin America, Brookings Institute, Washington D.C. International Monetary Fund (1995), Internatíonal Capital Markets: Development, Prospects and Policy Issues, Washington IMF. South Centre (1997), Foreign Direct Investment, Development and the New Global Economic Polícy, Ginebra. UNCTAD (1994), World Investment Report, New York y Ginebra: UN. UNCTAD (1997), World Investment Report, New York y Ginebra: UN. UNCTAD (1998), World Investment Report, New York y Ginebra: UN. US, Dept. of Commerce-Bureau of Economic Analysis (1999), Balance of Payments. Transactions by Area, 4 de marzo.

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US, Dept. of Commerce-Bureau oí Economic Analysis (1994, 1999), US Direct Investment Abroad. Capital Flows. Varman-Schineider Benu (1991), Capital Ffight from Developing Countries, Westview Press. World Bank (1994), World Debt Tables 1994/1995. World Bank (1995), World Developement Report, New York: Oxford University Press Notas * La versión original de este trabajo, enviada por los autores para su reproducción en la revista Realidad Económica, fue publicada en Monthly Review (julio-agosto 1999). Traducción del inglés: Rolando Astarita. 1.- Este asunto es discutible. Bergsten y Randall Henning (1996), entre otros, han llamado la atención sobre la evidencia existente acerca del renacimiento de la rivalidad interimperialista, reflejada en las disensiones en el seno del G-7. De todas maneras, sostendremos que existe evidencia del esfuerzo creciente y éxito de Estados Unidos, luego del colapso de la URSS y del bloque socialista, en establecer su hegemonía sobre el conjunto del sistema. El Japón, en particular, ha estado perdiendo terreno. Al mismo tiempo, y a pesar de la evidencia de una creciente batalla por el mercado global y de las dificultades dentro del G-7 para concertar políticas de management global y de gobierno, y de las dificultades para controlar los efectos del capital especulativo de corto plazo, el sistema en conjunto está cada vez más bajo el poder y la hegemonía de Estados Unidos. Este desarrollo se refleja en la participación decreciente del Japón en las 500 multinacionales más importantes (de 71 en 1998 a 46 en 1999) y de la Comunidad Europea (173 contra 244 de Estados Unidos). Entre las 100 primeras, la preponderancia de EStados Unidos es aun más llamativa: el 70% contra 26% para Europa y 4% para el Japón (Financial Times "Global 500", 28 de enero de 1999) 2.- UNCTAD, 1998:17 3.- La liquidez y volatilidad de las inversiones de cartera se refleja en la caída dramática de los flujos de inversión de cartera en 1995 con la crisis financiera mexicana; inmediatamente después de ésta más de la mitad de los bancos del país entraron en default, requiriendo un salvataje equivalente al 8,6% del pnb de México. 4.- El flujo real de capital así como el ingreso derivado del mismo es difícil de determinar y es probable que sea considerablemente mayor al informado. Esto se debe en parte a las "distorsiones significativas" -como dice CEPAL (1999:1)- generadas por el hecho de que más del 40% del capital en activos, aun registrado oficialmente como flujo hacia la región, es depositado en los "centros financieros del Caribe". Más todavía, un "inusualmente alto" porcentaje de los ingresos de las filiales -58% en 1997, 54% en 1996 y 38% desde 1982 a 1995- es reinvertido (Departamento de Comercio de Estados Unidos, Survey of Current Business, junio de 1998). Como resultado, la contribución de nuevo capital es mucho menor que lo que reflejan las estadísticas del flujo de capital. 5.- En cuanto al stock de inversión directa extranjera, calculado en 3,5 billones de dólares para 1997 (UNCTAD, 1998:xvii), provee la base para las operaciones de unas 53.000 corporaciones multinacionales y 448.000, aproximadamente, de sus filiales, que dominan la producción y el comercio mundiales; valor total se calcula en 9,5 billones de dólares. Observando el flujo de IDE, los países en desarrollo tuvieron cerca de 2/5, o 149.000 millones de dólares de la IDE del mundo en 1997, lo que representaba el doble de su participación en 1993 y diez veces la de 1985 (UNCTAD, 1998:16). Para 1997 América latina había superado a Asia del Sur, del Este y del Sudeste como lugar preferido de llegada de IDE y en IDE per cápita (ibid: 17,264) 6.- UNCTAD, 1998: xvii-xix, 246, 264. Dice la UNCTAD : "los marcos politicos liberales nacionales" en la región son ahora tan comunes que pierden su poder para atraer capital extranjero, el cual crecientemente se orienta en sus decisiones por las "ventajas locales" de una región, esto es, su stock de recursos humanos,

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infraestructura, acceso a los mercados, así como los "activos creados" como tecnología y capacidad innovativa (xxxi). 7.- UNCTAD, 1998: 224. En 1996 el Brasil mantuvo su posición como líder de la región en la recepción de IDE, superando a México; en 1997 esta superioridad sobre México se consolidó con una entrada adicional cuantiosa basada sobre la mayor privatización efectuada hasta la fecha. 8.-UNCTAD (1996 a: 61), UNCTAD (1998: 12,243). Mientras los flujos de IDE hoy son casi dos veces mayores de lo que han sido en 1990 y aproximadamente siete veces su volumen de 1989, ello subvalora fuertemente la magnitud real de la inversión de las CMN porque no cubre las inversiones que son financiadas con fondos captados en los mercados domésticos e internacionales (UNCTAD, 1997a). Si éstos se incluyeran se estima que el capital base de la producción global correspondiente a las corporaciones transnacionales (CTN) y sus filiales sería de unos 1,6 billones de dólares, aproximadamente 3,5 veces el valor del stock de IDE (UNCTAD, 1998: 8). 9.- De acuerdo con el Banco Central do Brasil (1998) sólo aproximadamente el 30% de los activos privatizados en Brasil han sido adquiridos por inversores extranjeros (la mayoría de Estados Unidos), aunque en los sectores de telecomunicaciones y electrónica el involucramiento de empresas extranjeras es más alto (39 y 40% respectivamente). Más en general, desde 1996 la IDE se usa en forma creciente para adquirir las acciones de firmas no privatizadas -un 40% de acuerdo con la CEPAL (1999). 10.- En 1997 el total de las transacciones por fusiones y adquisiciones transfronteras (F y A) en el mundo sumaron unos 342.000 millones, representa aproximadamente el 25% de todas la F y A del mundo, pero el 58% del total de los flujos de IDE (UNCTAD, 1998: 19). En el Brasil, el campo de deportes de América Latina favorito del capital transnacional, desde 1992 a 1997 se produjeron 600 F y A, 61% de los cuales involucraron a firmas extranjeras (en su mayoría de Estados Unidos). Estas F y A han sido particularmente evidentes desde 1994 en los sectores de bancos, seguros y finanzas (que en 1997 se convirtieron en el principal destino para la IDE en la región), así como en productos farmacéuticos y químicos y telecomunicaciones (UNCTAD, 1998: 19 y ss.). 11.- América Economía, 1997/1998; UNCTAD, 1998: 248. 12.- UNCTAD, 1998: 8. 13.- IDB, 1998; UNCTAD, 1998: 263. 14.- La fuga de capital se mide de manera diferente en diversos estudios (Varman-Schneider, 1991). Tal como lo elabora el Banco Mundial, es un ítem residual en la cuenta de la balanza de pagos, esto es, la diferencia entre la fuente de financiamiento (cambio en las reservas oficiales de divisas, déficits en la cuenta corriente y salidas de capital). Alternativamente la fuga de capital se mide como la suma del cambio en la deuda externa acumulada, el aumento en la IDE neta, el excedente en la cuenta corriente y el cambio en las reservas oficiales. 15.- New York Times, 26 de marzo de 1999. El mecanismo de estos super beneficios es la especulación acerca de los tiempos de las acciones políticamente manipuladas del gobierno sobre la tasa de cambio del real. Chossudovsky (1999) estima que los administradores de dinero de Wall Street y los especuladores hicieron una ganacia adicional de 20.000 millones de dólares por esta vía. 16.- UNCTAD, 1997: 27. 17.- ECLAC, 1998 c: 2; Slide 18. 18.- La tasa de beneficio es calculada por los autores sobre la base de los datos de la balanza de pagos informada por el Departamenteo de Comercio -BEA- de Estados Unidos, sobre el ratio entre el ingreso por inversión (el retorno sobre la IDE de Estados Unidos) y la posición de la IDE de Estados Unidos (sobre la base de los costos históricos). El ratio (1) es el ingreso de inversión calculado por el BEA sobre la IDE de Estados Unidos, mientras que el ratio (2) utiliza los datos del ingreso de IDE presentados por Investment and Entrepreneurship Strategy Unity de ECLAC, del 12

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de octubre de 1998. De acuerdo con esta fuente, la IDE desde 1990 a 1997 en las once economías más grandes de la región (Cuadro 5 para 1996-1998) generó un total de ingreso neto de 323.000 millones de dólares, más del doble del ingreso registrado por el Departamento de Comercio de Estados Unidos para ese período. Estos cálculos de la tasa de beneficio sobre las inversiones directas se comparan con los siguientes cálculos realizados por la UNCTAD (1994: 29) de los beneficios realizados por CMNs con base sobre Estados Unidos sobre las inversiones directas en América Latina: 11,7 (1977), 16,1 (1982), 10,7 (1987), 10,9 (1988), 14,6 (1989) y 11,4 (1990). A pesar de que estos cálculos claramente subestiman las tasas reales de ganancia, el Departamento de Comercio de Estados Unidos nota que la IDE en América Latina y en otros lugares siempre genera una considerable prima sobre las ganancias generadas en las operaciones domésticas, en compensación de los riesgos más altos involucrados. 19.- Varham-Schneider, 1991: 12. 20.- Este proceso está bien ilustrado en el caso del Brasil y su más reciente crisis financiera que creó las condiciones que condujeron al "miércoles negro" (15 de enero de 1999); un asalto especulativo masivo sobre la moneda, con el resultado de una devaluación de facto del 20%; la pérdida de 50.000 millones de dólares de reservas, la mayoría de los cuales terminaron en los cofres de los especuladores de Wall Street y en las cuentas en el exterior de la elite financiera del Brasil; y una fuga de capital que, de acuerdo con fuentes oficiales, promedió los 400 millones de dólares por día, pero que en por lo menos dos días alcanzó 1.500 millones y 3.000 millones. 21.- Fields y Newton (1997). En términos de los datos del Banco Mundial (1995), el índice de salarios bajó en Bolivia de 192 (1980) a 76,4 (1987); en México de 129,2 en 1980 a 103,3 (1990); en el Brasil de 100 (1981) a 68,3 (1989); y en Venezuela de 100 (1980) a 47,4 (1992). 22.- Cepal/ECLAC (1990) es la mayor fuente institucional de tales propuestas en la región. Mientras el modelo neoliberal está dirigido a un pequeño racimo de empresas (se estima un 15% aproximadamente de todas las empresas) que son compeatitivas internacionalmente, así como a otro grupo de empresas medianas que tienen "capacidad productiva", CEPAL sostiene que es necesaria una forma de desarrollo económico más participativa e inclusiva: incorporar en el proceso de producción (y desarrollo) aquellas empresas formadas por los campesinos en la economía rural, y por los operadores de micro empresas en la economía urbana informal, que han sido dejados a merced de los vientos de las fuerzas del mercado por el modelo neoliberal.

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23 de febrero de 2002

El 11-S, cinco meses después James Petras CSCAweb La teoría de la conspiración ha creado una especie de psicosis bélica en EEUU que justifica la guerra sin fin y los sacrificios económicos crónicos, permitiendo a Washington planificar una nuevo imperio mercantilista en el que bombarderos e inversores van de la mano, colonizando nuevas regiones, ejerciendo el monopolio sobre mercados y recursos estratégicos, y marginando a sus competidores europeos Desde el 11 de septiembre, se han sucedido los acontecimientos históricos a escala global. El 7 de octubre, EEUU declaraba la guerra a Afganistán; una guerra que ha masacrado a miles de civiles y soldados afganos y ha tenido como resultado el éxodo forzado de varios millones de personas. EEUU ha establecido sus bases militares en Asia Central. Washington ha derrocado a los talibán, estableciendo un régimen satélite en Afganistán. El presidente Bush ya ha anunciado que habrá nuevas guerras, y ha designado a Corea del Norte, Irán e Iraq como posible objetivos futuros. Los portavoces del Pentágono Rumsfeld y Wolfowitz han promulgado la doctrina de la guerra permanente, unilateral, y con carácter "preventivo". A pesar de los cambios tan profundos que están teniendo lugar, sigue sin probarse la existencia de una red terrorista internacional islámica dirigida por Osama Ben Laden, supuestamente responsable de los ataques contra el World Trade Center y el Pentágono, y que ha servido como justificación del Nuevo Imperialismo. Más bien ocurre al contrario: existen pruebas firmes que niegan la teoría de una conspiración internacional defendida por Washington. La justificación que desde Washington se ha dado para destruir y ocupar Afganistán y su ofensiva militar de alcance global se basan en varios argumentos. 1. Bin Laden planificó, dirigió, y llevó a cabo los ataques contra el World Trade Center y el Pentágono. 2. El régimen talibán cooperó con Bin Laden y ha servido de refugio para los terroristas. 3. Los 19 terroristas [del 11-S] formaban parte de la red de Al-Qaeda de Osama Bin Laden y habían sido organizados, financiados, y dirigidos por éste último. 4. La red terrorista amenaza al planeta con nuevos atentados similares a los del 11-S. Contra la teoría conspiratoria de Washington, me gustaría presentar un escenario alternativo y volver a examinar las circunstancias que se han dado en los últimos cinco meses con el objeto de decidir cuál de las dos tiene mayor validez. Mi contra-teoría se basa en el argumento de que los 19 terroristas del 11-S eran un grupo autónomo de conspiradores que planificaron, organizaron y ejecutaron sus acciones independientemente de la red de Al-Qaeda y de Osama Bin Laden. Si bien los 19 pudieron haber recibido pequeñas cantidades de dinero procedentes de grupos radicales islámicos e incluso algunos pudieron haber conocido a miembros de Al-Qaeda, eran en esencia un grupo autónomo. La validez de una u otra teoría tiene importantes consecuencias políticas a la hora de comprender la política militar de Washington y el futuro de la paz mundial. Las pruebas El hecho más sorprendente después del 11-S es la ausencia de nuevas acciones terroristas que hayan tenido lugar en EEUU, Europa, Oriente Próximo, o incluso Afganistán. A pesar de las advertencias diarias lanzadas por todas las secciones de los servicios de inteligencia norteamericanos, no ha ocurrido nada. Tras la muerte de los 19 suicidas, no ha habido ningún incidente grave. El supuesto miembro de Al-Qaeda que llevaba una bomba en los zapatos resultó ser un ladrón

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semi-analfabeto de Jamaica que carecía de la precisión y la capacidad operativa de los 19. Según los argumentos y las descripciones ofrecidas por la CIA sobre la existencia de una red conspiratoria, y vista la devastación de Afganistán, era de esperar que se produjeran nuevos ataques terroristas. Pero no ha habido ningún ataque. Es lógico concluir que los 19 actuaron independientemente de Al-Qaeda y de que tuvieron éxito precisamente porque no tenían conexión con el grupo. El director de la CIA, George Tenet, ofreció, sin darse cuenta, aún más argumentos para pensar que los terroristas del 11-S actuaron autónomamente. En su declaración ante el comité del Senado el 6 de febrero de 2002, Tenet asegura que las labores de infiltración de la CIA han dado como resultado la detención de más de 1000 agentes de Al-Qaeda desde el 11-S. Más aún, Tenet afirma que la CIA había mantenido una guerra contra Al-Qaeda durante 5 años, y que la Agencia había infiltrado a espías y había vigilado la red de comunicación de sus líderes. Tenet afirma categóricamente: "¿Se había penetrado el objetivo [Al-Qaeda]? Por supuesto. ¿Manteníamos operaciones activas? Faltaría más. ¿Dónde reside el secreto de la planificación del 11-S? Probablemente, en la mente de tres o cuatro personas". Es una declaración devastadora, porque viene a querer decir que los únicos "tres o cuatro" que podían conocer lo que ocurriría eran los líderes de los 19: no Bin Laden ni otros líderes de Al-Qaeda. Visto el nivel de infiltración y vigilancia mantenidos por la CIA contra Al-Qaeda y la aseveración de Tenet de que la CIA mantenía un agente cerca de Bin Laden, la única explicación posible de que los 19 no fueran detectados es porque no se comunicaron con, ni formaban parte de, Al-Qaeda, y porque evidentemente no obedecían órdenes de Bin Laden. A pesar de que Tenet afirma que las fuerzas especiales norteamericanas han descubierto una cantidad considerable de material de Al-Qaeda (documentos, vídeos, material informático, etc.) ninguna de los materiales [encontrados] contiene ni una sola prueba de que haya habido comunicación entre Al-Qaeda y los 19. La razón por la que los 19 no fueron detectados, de que su célula no hubiese sido infiltrada ni vigilada, es porque no formaban parte de Al-Qaeda y tampoco actuaban bajo las órdenes de Bin Laden, que estaba siendo vigilado por la CIA y era uno de los activos de la Agencia. Pese a que cientos de prisioneros de Al-Qaeda y algunos líderes talibán han sido interrogados (y torturados), no existen pruebas que vinculen a los 19 con Bin Laden. Los vídeos de Bin Laden que según Rumsfeld y Bush constituyen una prueba de su vinculación con los 19, prueban de hecho lo contrario. En los vídeos, Bin Laden no asume la responsabilidad [de los atentados], aunque alaba e incluso celebra los ataques terroristas. Vista la naturaleza de su política y el apoyo que ha brindado al terrorismo, lo más seguro es que de haber sido el responsable se hubiera atribuido el mérito. Contrariamente a lo que ocurrió con los 19, la imagen de los talibán y de Al-Qaeda de mártires fanáticos por la causa se contradice con su comportamiento durante la "guerra". Decenas de miles se marcharon o se rindieron antes de librar una "guerra santa hasta la muerte". Se comportaron como haría un soldado ordinario que debe hacer frente a una adversario infinitamente más poderoso. En otras palabras, durante los últimos 5 meses no ha habido ningún grupo capaz de actuar con la misma precisión, organización y dedicación demostradas por los 19. El contraste entre la organización de los 19 y el hombre del "zapato bomba" vinculado con Al-Qaeda es sorprendente, y pone de manifiesto las diferencias existentes entre un grupo terroristas autónomo y bien educado y una red internacional terrorista incompetente, infiltrada, y falta de eficacia. Las implicaciones de la 'contrateoría' Dado que los atentados del 11-S fueron organizados por un grupo aislado, es posible explicar por qué en los cinco meses siguientes no se han producido nuevas acciones. En consecuencia, la guerra contra Afganistán no se sostiene sobre base alguna. La ausencia de lazos entre el grupo de los 19 y cualquier red terrorista internacional

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quiere decir que la campaña internacional contra el terrorismo lanzada desde Washington se basa en suposiciones falsas y proyecciones futuristas bastante dudosas. La teoría de una conspiración internacional tramada desde Washington ha sido diseminada con el fin de justificar una campaña militar a escala global que tiene como objetivo la expansión de las bases norteamericanas en Asia Central, Filipinas, y Latinoamérica, justificar una intervención militar de carácter unilateral, y dejar al margen a los competidores europeos y japoneses en regiones estratégicas productoras de petróleo como el Próximo Oriente o el Mar Caspio. Al mismo tiempo, la propaganda de guerra contra el terrorismo sirve dentro de EEUU para reforzar a un Estado represivo, debilitar la oposición a los recortes masivos en la esfera social, e incrementar enormemente el nivel de militarización [del país], así como para silenciar cualquier voz que cuestione la teoría de una conspiración terrorista internacional. La teoría de la conspiración ha creado una especie de psicosis bélica en EEUU que justifica la guerra sin fin y los sacrificios económicos crónicos, permitiendo a Washington planificar una nuevo imperio mercantilista en el que bombarderos e inversores van de la mano, colonizando nuevas regiones, ejerciendo el monopolio sobre mercados y recursos estratégicos, y marginando a sus competidores europeos.

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2 de marzo de 2002

La lucha por el socialismo en la actualidad James Petras Traducido para Rebelión por Jorge Capelán Una discusión acerca de la lucha por el socialismo hoy en día debería comenzar por ver qué es y qué no es el socialismo. Es importante tener claridad política acerca de las falsas alternativas, así como de los componentes básicos de una sociedad socialista. Este ensayo abordará el asunto analizando críticamente tres de las ideologías antisocialistas más influyentes que se dicen abogar por una izquierda renovada y proponen un enfoque socialista alternativo. Este análisis seguirá con una discusión de la vía militante al socialismo y una crítica de las ilusiones que rodean a la política electoral. La última sección se centrará en la discusión del contexto mundial actual y de los retos y oportunidades que enfrenta la Izquierda de cara a la ofensiva imperial de Washington. Lo que NO es el socialismo La Izquierda se enfrenta esencialmente a tres alternativas falsas de socialismo: (1) "La Tercera Vía" promovida por Tony Blair, (2) la Socialdemocracia europea y del Tercer Mundo y (3) el "socialismo de mercado" al estilo chino. La "Tercera Vía" propuesta por el líder del Partido Laborista Británico Tony Blair, pretende definir una "tercera vía" entre la propiedad pública de los medios de producción y de los servicios sociales y el mercado liberal no regulado. De hecho, combina lo peor de ambos mundos, una burocracia estatal grande y cara al servicio de las poderosas instituciones financieras y la banca, y una legislación autoritaria que viola las libertades individuales. En la práctica, la "Tercera Vía" de Blair es un camino directo hacia las guerras, las crisis y la profundización de las privatizaciones a expensas de los consumidores, el medio ambiente y los trabajadores. El régimen de Blair ha sido un activo colaborador subalterno de Washington en los salvajes bombardeos de civiles en Yugoslavia, Afganistán e Irak, y de la conquista y ocupación de Afganistán, Kosovo y Macedonia. La Tercera Vía promovió la desindustralización de Inglaterra, la burbuja especulativa de las telecomunicaciones y su colapso, precipitando la actual recesión. El programa de privatizaciones de Blair ha minado el plan nacional de salud, perpetuado el peor sistema de transporte e infraestructura de Europa Occidental, y puesto a los trabajadores ingleses en el peor lugar en lo que respecta a los derechos sociales. Claramente, la "Tercera Vía" es un simple eufemismo para el neoliberalismo autoritario y el militarismo. La segunda versión burguesa del socialismo es la socialdemocracia. Durante los últimos 20 años, los partidos socialdemócratas y populistas de Europa y América Latina han abandonado sus programas reformistas, de bienestar social, en favor de las políticas neoliberales, la subordinación a la hegemonía imperial de los EE.UU., y en Latinoamérica, la adopción de los programas de ajuste estructural del FMI. En breve tiempo, los socialdemócratas y los populistas se han convertido al neoliberalismo, redistribuyendo el ingreso hacia las clases altas y el capital extranjero. Ya no son partidos reformistas de las clases trabajadoras, son partidos reaccionarios, proimperialistas y neoliberales. Los mejores ejemplos de esta conversión son el PSDB de Cardozo en Brasil, y el partido Peronista en Argentina. El tercer ejemplo de socialismo fantasma es el así llamado "socialismo de mercado" practicado en China. La realidad política de la China es la de la subordinación de la propiedad social al mercado capitalista. No queda absolutamente nada del socialismo chino: los trabajadores tienen las jornadas más largas, los peores salarios y los menores derechos sociales de todos los trabajadores asiáticos. Los capitalistas chinos

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y sus socios de ultramar extraen las ganancias más altas y envían ilegalmente al otro lado del mar entre 30.000 y 40.000 millones de dólares al año - creando las desigualdades más grandes del Asia. El estado socializa las deudas de las empresas privadas y de elites estatales corruptas roban millones del tesoro público para financiar sus inversiones, sus cuentas en el extranjero y sus estilo de vida de un lujo obsceno. El "Socialismo de Mercado" es una ideología para justificar la transición de la propiedad colectiva al capitalismo salvaje. Lo que el socialismo significa hoy en día Contra esos ejemplos de "falso socialismo," el socialismo de verdad hoy, ante todo implica la socialización de los medios de producción, la transformación de la propiedad y el control de los bancos, las fábricas, la tierra, los servicios sociales, el comercio exterior y la transferencia del poder de los capitalistas a los productores directos, a los consumidores y a los defensores del medio ambiente. El socialismo significa la oposición a todas las guerras imperialistas, a las intervenciones militares, y el apoyo a la autodeterminación de las naciones y a los movimientos de liberación nacional. Bajo un régimen socialista, la representación y las elecciones tendrían lugar en los lugares de trabajo, en los barrios y en las cooperativas, y conducirían a una asamblea nacional que rendiría cuentas directamente ante las organizaciones de trabajadores, campesinos y consumidores. El socialismo promoverá profundas reformas en la familia, en el trabajo y en los servicios sociales para facilitar la igualdad de género. El gasto público se transformará, de subsidiar a los capitalistas y pagar la deuda externa, a proveer de forma gratuita y amplia salud, educación y entornos recreativos en una escala masiva. Las diferencias entre el falso socialismo y el verdadero son fundamentales e insoslayables. No hay bases para una alianza o "cohabitabilidad." Los antagonismos sociales entre las clases se expresan en el conflicto entre el falso y el verdadero socialismo. Las distinciones no son sólo intelectuales; son prácticas. La Vía Militante al Socialismo El camino hacia el socialismo implica una serie de actividades prácticas que enfrentan a los militantes socialistas contra las prácticas elitistas de los jefes políticos del falso socialismo. En la lucha por el socialismo, los militantes actúan en varios niveles de acción: (1) se comprometen directamente en las luchas cotidianas en el barrio, el lugar de trabajo y el mercado callejero; (2) organizan movimientos de masas, no sectas políticas, para llevar a cabo una reforma agraria integral, la socialización de las fábricas, la propiedad pública de los bancos y el control estatal del comercio exterior; (3) los militantes se organizan para conseguir el poder político - no se la pasan todo el tiempo en foros internacionales, reuniéndose con otros turistas de izquierda que no tienen ninguna base social en sus países de origen; (4) los militantes se reúnen para resolver las cuestiones que están a la orden del día, para resolver los problemas de las masas y para estudiar los procesos políticos, las estructuras de poder y la creación de alternativas revolucionarias; (5) combinan la lucha de masas con la creación de formas de organización socialistas y de participación de estilo asambleario; (6) los militantes rechazan a los líderes que cultivan el "culto a la personalidad" y que subordinan las luchas y las organizaciones populares a su poder personal; (7) los militantes y los movimientos invierten tiempo y recursos educando a dirigentes y organizadores capaces de tomar decisiones difíciles, discutiendo las tácticas y las estrategias en las asambleas; (8) los dirigentes siempre comparten los mismos riesgos que aquellos a quienes dirigen - en primera fila de la lucha, sin diseñar estrategias "desde abajo de la cama." Para inspirar la acción resuelta en la lucha de masas es importante "mostrar la cara." La historia y la experiencia nos muestran que la acción popular directa de masas es la única vía para lograr cambios fundamentales en el poder, la propiedad y en la

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autoestima. Las elecciones para parlamentos impotentes no han conducido a ninguna reforma digna de ese nombre en el último cuarto de siglo. Los dirigentes populares que comienzan en la izquierda, y son elegidos para el parlamento, son asimilados por el sistema y terminan hablándole al pueblo y trabajando para el capital. El caso de la trayectoria de Lula confirma este análisis. Él comenzó liderando las luchas populares y terminó abrazando a la derecha neoliberal en una coalición electoral. Combatir ilusiones: Elecciones, La Vía Parlamentaria y las Reformas El abrazo abierto a la política neoliberal por el Partido de los Trabajadores de Brasil, y la selección por parte del candidato presidencial Lula de un gran empresario derechista (Alencar) como socio en la vicepresidencia, ilustran la decadencia de la izquierda parlamentaria y su evolución hacia la derecha. Durante los últimos 25 años de elecciones parlamentarias, en los que los medios de masas de manera uniforme han servido a los políticos capitalistas y a los grandes financieros en todas las campañas electorales, la gran mayoría de la clase trabajadora, de los campesinos y de los desocupados han sufrido una severa regresión de sus niveles de vida. Las campañas electorales burguesas han servido de fachada para legitimar el poder y las decisiones de elites no-electas del FMI, el Banco Mundial y los funcionarios locales al servicio de la clase local capitalista en el poder. Como resultado de ello, los líderes políticos electos llevan adelante políticas regresivas: la concentración de la tierra a expensas de los campesinos sin tierra y los pequeños productores, la erosión de los derechos democráticos del pueblo al gobernar por decreto y apoyar una legislación anti-trabajadores, y la imposición de una política macroeconómica (el "neoliberalismo") que destruye el mercado doméstico, mina el control público nacional y erosiona la propiedad de los sectores estratégicos de la producción, las materias primas y las finanzas. En contraste con los fracasos de las políticas electorales, la política de la acción directa abrazada por los movimientos sociopolíticos en Brasil, Ecuador, Argentina y en otros lugares ha tenido éxito al lograr cambios sociales y políticos significativos. El Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra en Brasil, a través de su política de ocupaciones de tierras ha asentado a más de 250.000 familias. La CONAIE de Ecuador ha derribado a dos presidentes. En Argentina, las fuerzas combinadas de los movimientos de trabajadores desempleados (Piqueteros), las organizaciones vecinales (Cacerolas) y los jóvenes activistas han obligado al no-pago de la deuda externa, han derribado a 5 presidentes y creado un movimiento popular nacional de masas contra toda la clase política burguesa. El contraste entre los logros prácticos de los movimientos sociopolíticos comprometidos con la acción directa de masas y la impotencia, la corrupción y la cooptación de la izquierda electoral salta a la vista. El proceso electoral no tiene impacto sobre las políticas de los funcionarios electos. Repetidas veces, durante las campañas electorales, los candidatos burgueses y de izquierda prometen crear empleo, atacar al "neoliberalismo" y crear un sistema económico más equitativo. Sin embargo, cuando los políticos asumen sus cargos, profundizan y extienden las privatizaciones, imponen nuevas políticas de ajuste estructural y aumentan la represión contra los movimientos populares. Los candidatos electos por los partidos de izquierda se quedan impotentes en la oposición o, peor aún, evolucionan hacia las alianzas y la colaboración con la derecha, reciben grandes sueldos y, de manera creciente, se divorcian de las luchas de las masas, priorizando la actividad en las instituciones. En muchos casos, los políticos de izquierda convierten a los activistas que les ayudaron a ser elegidos en funcionarios de bajo nivel y convierten a los movimientos en maquinarias electorales. La conversión de los partidos socialdemócratas y populistas y sus líderes en neoliberales, significa que las principales organizaciones que luchan por reformas (reforma agraria, cancelación de la deuda externa, sistema nacional de salud, etcétera) son los movimientos sociales de la acción directa. Los viejos partidos socialdemócratas y populistas ya no son reformistas. Son liberales que trabajan con el capital local

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transnacional e imperial. El declive del reformismo socialdemócrata esta basado en el hecho de que la clase burguesa dominante ya no es "nacional" - producen para los mercados extranjeros, depositan sus ganancias en el extranjero, dependen de financiamiento extranjero y de tecnología extranjera. Están integradas en los circuitos imperialistas del capital. Los Socialdemócratas dependen del capital transnacional y no pueden implementar reformas sociales sin sufrir fugas de capitales, presiones financieras, etcétera. Enfrentados a la elección de abandonar las políticas de la colaboración de clases y construir poderosos movimientos clasistas de masas para realizar "reformas," los socialdemócratas han rechazado las reformas y se han acomodado a los intereses de sus socios capitalistas transnacionales. El abandono de los socialdemócratas de sus programas reformistas de "bienestar social" ilustra su subordinación a y su dependencia de la orientación de la clase capitalista hacia los mercados, las finanzas y las redes imperiales. Para los movimientos sociopolíticos, los sindicatos y los marxistas, el continuar apoyando "críticamente" a los partidos ex-socialdemócratas es convertirse en rehenes de la burguesía neoliberal y traicionar su compromiso con la transformación social. Con el colapso del proyecto neoliberal - ilustrado por la total bancarrota de la Argentina y la recesión mundial-, las posibilidades de reformas sociales y de una recuperación del estado del bienestar capitalista son remotas. Las reformas del estado de bienestar tuvieron lugar en un período de expansión capitalista en Europa y los EE.UU. durante el período de 1950-72, y en América Latina entre los 1940s e inicios de los 1970s. Hoy las clases capitalistas ven a los obreros y campesinos como un costo de producción para los mercados extranjeros, no como un consumidor para el mercado interno. La polarización mundial provocada por la actual ofensiva militar de Washington desvaloriza cualquier intento de las fuerzas reformistas por organizar coaliciones progresistas. El apoyo de los socialdemócratas a la cruzada contrarrevolucionaria de Washington refuerza a los cuerpos represivos del estado y a la legislación represiva dirigida contra las reformas propuestas por los movimientos sociopolíticos. Los socialdemócratas, atrapados en la polarización cada vez más profunda entre el imperialismo y los movimientos sociopolíticos, abandonan su oposición al militarismo, el ALCA y la deuda externa. La recesión y el declive de los ingresos presupuestarios hacen imposible para los socialdemócratas el subsidiar las exportaciones y las empresas en quiebra, sacar de apuros a los bancos, pagar la deuda externa y al mismo tiempo financiar reformas sociales para las clases populares. El declive de los mercados de exportación, la disminución de la inversión extranjera y los recortes a la producción local significan que el proyecto reformista, de apoyar el neoliberalismo e incrementar el gasto en los pobres, no es viable. El compromiso socialdemócrata para trabajar con un modelo neoliberal en un momento en el que los estados imperiales aumentan el proteccionismo y expanden sus subsidios agrícolas significa que la crisis socioeconómica en América Latina se profundizará y que su régimen político estará en una crisis perpetua. La posibilidad de combinar reformas sociales con regímenes neoliberales es virtualmente nula. Sólo los movimientos sociopolíticos revolucionarios o radicales pueden llevan a cabo reformas, en el transcurso de una acción directa de masas que construyan nuevas formas populares de representación. Las reformas duraderas sólo son posibles bajo un nuevo estado revolucionario de obreros y campesinos. La coyuntura actual: Obstáculos y Oportunidades La lucha por el socialismo en esta coyuntura requiere que evitemos dos concepciones erróneas. La primera es la de suponer que el imperialismo estadounidense es omnipotente y omnipresente - que lo que Washington dice y hace automáticamente tendrá éxito. El segundo error es el de asumir que el ascenso popular de las luchas en

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América Latina, particularmente en Argentina, significa que estemos entrando en un período revolucionario - una lucha por el poder del estado. La ofensiva militar mundial de los EE.UU. (su rechazo unilateral de los tratados de Kioto, de misiles, de armas biológicas, etc., su marginación de Europa/OTAN en la masacre afgana, su apoyo incondicional a la masacre israelí de los palestinos, las nuevas guerras propuestas contra Irak, Irán y Corea del Norte, su intervención militar en gran escala en Colombia y la campaña de desestabilización contra Chávez y el enorme aumento de los gastos militares) están dirigidos a revertir el declive de su poder e influencia en el mundo. Antes del 11 de septiembre, Irán erosionó el boicot de los EE.UU. desarrollando lazos de inversiones y comercio con Europa y Asia. Irak se convirtió en miembro activo de la OPEP y de la organización internacional de países islámicos. La Intifada Palestina y Hezbollah en el Líbano desafiaban al poder israelí. En América Latina, Chávez rechazó las políticas imperiales de los EE.UU. -su bombardeo de Afganistán, el Plan Colombia, los vuelos estadounidenses sobre el espacio aéreo venezolano y el cronograma estadounidense para el ALCA. Los avances militares y políticos de las FARC y el deterioro del régimen cipayo de Pastrana, amenazaban la dominación estadounidense y su control sobre Colombia. El colapso del régimen cliente de los EE.UU. en Argentina, en diciembre, y el levantamiento popular amenazaron la dominación de los EE.UU. en un país clave en América Latina. En Brasil, la radicalización del electorado, las crecientes protestas anti-ALCA, el crecimiento de los movimientos sociopolíticos como el MST y el deterioro del régimen de Cardozo reflejaron el declive de la influencia de los EE.UU. en el país más grande y más importante en América Latina. La consolidación de la Unión Europea y del euro amenazaron la supremacía del dólar y las ventajas de los EE.UU. como santuario para las fugas de capitales. Los conflictos comerciales con Europa resultantes de los subsidios y el proteccionismo estadounidenses desafiaron la retórica de mercados libres de Washington. La militarización de la política de los EE.UU. y su unilateralismo reflejan un giro hacia el imperialismo neomercantilista. En respuesta a los retos antes mencionados, Washington adoptó una nueva estrategia: el neo-mercantilismo. El ALCA está basado en la idea de un bloque comercial diseñado para desplazar a la competencia europea y para privilegiar a los inversionistas y exportadores de los EE.UU. La defensa de las posiciones económicas monopólicas de los EE.UU. depende de la militarización cada vez mayor y de la intervención estatal de los EE.UU., para proteger y subsidiar a los sectores no-competitivos de la economía estadounidense. El neo-mercantilismo y la intervención militar son serias amenazas para los movimientos sociopolíticos populares. Pero las bases del poder imperial de los EE.UU. son vulnerables y las contradicciones y crisis del imperio estadounidense son profundas y crónicas, creando oportunidades para el avance de la lucha por el socialismo. Mientras que los EE.UU. expanden su poder militar a lo largo y ancho del mundo y amenazan a países de cuatro continentes, la economía de los EE.UU. está en una posición precaria. Los EE.UU. financian el enorme déficit de sus cuentas con el exterior emitiendo dólares y no a través de la producción. Algunos de sus mayores gigantes corporativos (Enron, Qwest, Crossways) han colapsado, y los inversionistas han perdido su confianza en los asesores de inversiones y las agencias contables de Wall Street. Los beneficios se han reducido y los mercados de ultramar han caído. El excedente del presupuesto de los EE.UU. se ha convertido en un déficit creciente. Mientras que el gasto militar ha aumentado, hay menos recursos para subsidiar y/o salvar a las multinacionales en quiebra. Lo que es más importante, los bancos de los EE.UU. y las agencias de crédito están amenazadas por crashes financieros al estilo Argentina y negativas al pago de la deuda que podrían erosionar el imperio financiero de Wall Street. Las dos fuerzas motrices del imperio de los EE.UU. se están moviendo en direcciones opuestas: su economía va en declive, mientras que el gasto militar se expande -lo que produce un efecto tijera insostenible. Más aún, los costos de las conquistas militares

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no traen consigo beneficios en el corto o medio plazos. Los costos de las guerras interminables a escala mundial sólo agravarán cada vez más la diferencia del efecto tijera entre las inversiones improductivas en la expansión militar y la actividad económica en declive. La segunda contradicción se centra en la transición de los EE.UU. hacia un imperio neomercantilista. En la versión actual del imperio, el estado imperial juega un papel central en establecer la primacía económica de las corporaciones y bancos de los EE.UU. El estado imperial aumenta los subsidios agrícolas para conquistar mercados de ultramar, mantiene o introduce nuevas barreras arancelarias, y asegura contratos de construcción para las multinacionales estadounidenses en los países clientes al terminar las guerras imperiales. El estado imperial provee subsidios para sus exportadores y establece barreras arancelarias y cuotas para proteger sus industrias cada vez menos competitivas (acero, automóviles, etc). EE.UU. insiste en el Acuerdo Latinoamericano de Libre Comercio, que es un tratado comercial promovido por el estado y diseñado para privilegiar a los inversionistas de los EE.UU. a expensas de los competidores europeos y japoneses. La mejor explicación de la postura militarista y unilateral de Washington se encuentra en el giro hacia el neo-mercantilismo: el intento de asegurarse ventajas mercantiles no a través de la competencia del mercado, sino a través de los decretos de estado unilaterales y la intervención militar que intimida a los competidores y mina o perturba el desarrollo de sus economía. Sin embargo, el neo-mercantilismo agudiza los conflictos y provoca mayores rivalidades interimperialistas. Europa ha denunciado las amenazas militares de los EE.UU. contra los estados productores de petróleo del Golfo Irak e Irán, con los que han aumentado las inversiones y el comercio de petróleo. Los países asiáticos, como China y Corea del Sur, han rechazado las amenazas militares de los EE.UU. contra Corea del Norte -que deterioran el comercio y la ampliación de inversiones interasiáticas. La alianza militar de los EE.UU. con sus estados árabes clientes, es contrarrestada por los esfuerzos de la UE de forjar relaciones más cercanas con la Asociación de Estados Islámicos. En América Latina, la UE está promoviendo un acuerdo de integración y libre comercio con el MERCOSUR, la organización regional de comercio que incluye a Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay y Bolivia. Mientras que la brecha en poderío militar entre los EE.UU. y la UE se ensancha, el mercado integrado de la UE y sus vínculos con el exterior proporcionan un reto formidable a la construcción del imperio neo-mercantil. A medida que se incrementan las tensiones y se profundizan los conflictos, las rivalidades podrían tener un impacto al erosionar las bases económicas del imperio militar de los EE.UU. y los esfuerzos estadounidenses para minar a la sociedad europea. Por ejemplo, en Afganistán y luego de las conquistas militares de los EE.UU., estos se niegan a cooperar con Europa en la erradicación de los cultivos de drogas que tienen un potencial de producción de 4,500 toneladas de opio y 450 toneladas de heroína - de las cuales 150 toneladas inundarán Europa y amenazarán su tejido social (Financial Times 18 de febrero de 2002, p. 3). Segundo, la invasión militar de los EE.UU. y los bombardeos victoriosos no producen áreas de inversión que den beneficios: destruyen áreas potenciales de ganancias y crean economías corruptas, tribales y gangsteriles como en Kosovo, Albania, Macedonia y Bosnia. En Afganistán, los señores tribales de la guerra están combatiendo salvajemente a lo largo y ancho del país, incluyendo Kabul. Los regímenes clientes de Washington terminan como estados fallidos sin ley, incapaces de establecer las condiciones mínimas de seguridad, mucho menos de un clima para las inversiones. Mientras que Rumsfeldt puede comparar favorablemente a la conquista militar de alta tecnología de Afganistán con la blietzkrieg de los Nazis en Europa (Financial Times 18 de febrero de 2002, p. 4), el uso innovativo de las armas guiadas por láser no tiene el menor impacto para sacar a los EE.UU. de una recesión industrial que ya lleva dos años. El imperio de Washington, precisamente porque ha vinculado a sus estados clientes

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de ultramar con el mercado estadounidense, ha transmitido sus crisis a todo el mundo. Todos los así llamados "estados clientes neoliberales" han visto reducirse sus mercados de exportaciones, caer los precios de sus mercancías, y muchas de sus plantas de ensamblaje ir a la quiebra. La bancarrota de la estrategia de crecimiento "guiada por las exportaciones" significa que los estados clientes tienen severas insuficiencias en sus rentas e ingresos, que les impiden importar alimentos básicos y productos acabados o semiacabados, lo que provoca tasas negativas de crecimiento, niveles de vida en declive y un aumento de la demanda para la renacionalización de las industrias estratégicas y los bancos, junto con un cambio hacia la producción para el mercado doméstico. La oposición a la dominación estadounidense y europea se ha extendido, desde los desempleados urbanos y los pobres rurales, a una clase media empobrecida y de movilidad social descendente. Esto es especialmente evidente en la Argentina, donde el régimen cliente en colaboración con los bancos extranjeros confiscaron los ahorros de toda la clase media. Como resultado, la clase media ha radicalizado sus exigencias para incluir un amplio conjunto de demandas antiimperialistas por primera vez en su historia reciente. Por último, y lo que es lo más importante, la intervención militar de los EE.UU. en defensa de sus clientes y su dependencia casi exclusiva de la guerra y de las amenazas militares, esta creando una polarización favorable a la Izquierda, lo que aumenta la oposición y aísla a los aliados de los EE.UU.. Las 50.000 personas que marcharon contra el Acuerdo de Libre Comercio en el Foro Social de Porto Alegre el 4 de febrero de 2002, sólo son la punta del iceberg de la creciente oposición popular. Los cientos de millones de dólares de ayuda militar dirigidos a las fuerzas militares y paramilitares de Colombia no ha cambiado el equilibrio de fuerzas entre la guerrilla y los militares en ese país. Al contrario, ha distorsionado aún más la economía del país y ha incrementado la oposición de las organizaciones cívicas. En Bolivia, Paraguay y Ecuador, las movilizaciones de masas, las huelgas generales y los bloqueos de carreteras han sido más extensos y efectivos al paralizar la economía y desacreditar a los regímenes clientes. En Brasil, el papel activo de los movimientos sociopolíticos y de los partidos marxistas en las luchas de masas aún ejercen una poderosa influencia entre importantes sectores de la población. Aún más importante, la continua masivadad del levantamiento popular en la Argentina y la obligada renuncia de cinco presidentes son indicadores del potencial revolucionario en ese país clave. Sin embargo, esta contraofensiva popular, que continúa a pesar de la política de militarización global de Washington, tiene sus limitaciones. Muchos de los movimientos de masas están atados a demandas en su mayoría limitadas (comida y trabajo para los desempleados en Argentina); los movimientos son regionales y sectoriales, y por lo tanto no cuentan con una dirigencia nacional capaz de plantearse el reto de la toma del poder estatal. Muchos de los dirigentes activistas desafían a los regímenes clientes, y luego negocian acuerdos de corto plazo (la mayoría de los cuales nunca son cumplidos por el estado) -creando de esta forma un proceso cíclico de movilización - acción directa - confrontación - negociación - acuerdos - promesas rotas - movilización, etcétera. Sin embargo, hay signos importantes de un gran adelanto en lo político. Muchos de los activistas y militantes en toda América Latina están totalmente desilusionados con los líderes electorales de izquierda. El pacto de Lula con el Partido Liberal y su abierto apoyo a la política procapitalista obligan a la mayoría de la izquierda consecuente a dar el giro hacia la acción directa de masas y, posiblemente, hacia una nueva formación socialista. En Argentina, las luchas en los barrios, en los suburbios empobrecidos de la clase trabajadora, entre los desempleados, entre las clases medias de movilidad social descendiente y entre los sectores de los empleados públicos, la fecha significativa no es el 11 de septiembre

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como lo quisiera Bush, sino el 19 y 20 de diciembre, los días de las barricadas y del derrocamiento del régimen cipayo neoliberal en el poder. Conclusión Estamos viviendo un período de guerras imperiales, levantamientos populares, crecientes militarización y polarización política y social. El intento de Washington de formar una alianza contrarrevolucionaria mundial muestra fisuras cada vez más profundas. Las bases económicas del imperio tienen profundas fallas. La resistencia popular en los estados colonizados se está extendiendo. Las alternativas reformistas, al tiempo que aún presentes, ya no son viables. Los políticos electoral-parlamentarios se encuentran cada vez más al margen de las grandes confrontaciones históricas. Los grandes aparatos sindicales ya no controlan ni contienen a la lucha de las masas. Al interior de las luchas de masas, el socialismo reemerge, tanto de las cenizas de la experiencia estalinista derrotada y desacreditada como de una socialdemocracia igualmente corrupta y servil, inmersa en el lodazal neoliberal. La lucha por el socialismo emerge inicialmente como una serie de cambios estructurales: reforma agraria, renacionalización de la banca, de los sistemas de telecomunicación y de los recursos estratégicos. Sin embargo, el avance socialista no se desarrolla de modo lineal: hay derrotas y retiradas; dirigentes históricos de la clase trabajadora, como Lula y el Partido de los Trabajadores del Brasil se lanzan a la reacción y desorientan a sus partidarios entre la clase obrera. Un régimen neoliberal es derribado (De La Rúa) y reemplazado por otro (Duhalde) en la Argentina. Cortes masivos de carreteras y huelgas en Bolivia desafían al estado y terminan abruptamente sin tocar las cuestiones fundamentales. En Colombia, la insurgencia popular se desarrolla de manera despareja - poderosa en el campo, débil en las ciudades. Las rivalidades personales y divisiones entre "reformistas" y revolucionarios continúan. La coordinación internacional entre los movimientos nacionales y la organización de manifestaciones internacionales son parte integrante del calendario político. Las luchas nacionales, los levantamientos locales, llevan a la formación de militantes revolucionarios conscientes al interior de los movimientos. El imperio no puede estar siempre en todos lados. A medida que la lucha por el socialismo se extiende de los militantes a las masas, la amenaza de las bombas y de la propaganda masiva ya no intimidan a los movimientos de masas. Los desempleados, los empobrecidos, los destituidos, con los ojos hambrientos y los puños cerrados, avanzan: la cuestión es quién organizará la lucha por el poder socialista del estado.

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13 de marzo del 2002

La ofensiva de los EE.UU en América Latina: golpes, retirada y radicalización James Petras Traducido para Rebelión por Jorge Capelán Introducción La actual ofensiva político-militar de los EEUU se pone de manifiesto en América Latina en múltiples contextos, usando una variedad de tácticas (militares y políticas) e instrumentos, dirigida a apuntalar regímenes clientes en decadencia, desestabilizar a los regímenes independientes, presionar al centro-izquierda para que se mueva hacia la derecha y destruir o aislar a los movimientos populares en ascenso que desafían al imperio de los EEUU y sus lacayos. Procederemos discutiendo en primer lugar las formas particulares de la ofensiva de los EEUU en cada país, para luego explorar las razones generales y específicas de la ofensiva en la América Latina contemporánea. Esta discusión nos aportará las bases para el análisis teórico de la naturaleza específica de "Nuevo Imperialismo" que reviste esta ofensiva y su impacto sobre los partidos electorales de centroizquierda y los movimientos sociopolíticos radicales. En la sección final discutiremos las alternativas políticas existentes en el contexto de la ofensiva de los EEUU y del nuevo imperialismo. Ofensiva Político-Militar: Métodos Diversos, Objetivo Único El aspecto más llamativo de la ofensiva político-militar de los EEUU en América Latina lo constituyen las variadas tácticas utilizadas para establecer o consolidar a los regímenes clientes y derrotar a los movimientos sociopolíticos populares opuestos a la dominación imperial. El centro de la atención sobre la intervención estadounidense de alta intensidad se da en Colombia y Venezuela. En ambos países Washington mantiene apuestas muy altas, que tienen que ver con intereses políticos, económicos e ideológicos, así como con consideraciones geopolíticas. Ambos países tienen costas hacia los países caribeños y andinos, al igual que Brasil; la emergencia de un régimen revolucionario en Colombia o la estabilización de un régimen nacionalista en Venezuela podrían inspirar transformaciones similares en las regiones adyacentes y minar el control que ejerce EEUU a través de sus regímenes clientes. Más aún, de producirse cambios políticos significativos, estos podrían afectar el control de los EEUU sobre la producción y el abastecimiento de petróleo, no sólo en Venezuela y Colombia, sino que también podrían imponer presión sobre México y Ecuador para que retrocedan en sus procesos de privatizaciones. A toda costa Washington quiere mantener un abastecimiento seguro de petróleo en el actual período de "guerra no declarada" contra países productores de petróleo del Golfo - es decir, Irak e Irán- y frente a la creciente vulnerabilidad de Arabia Saudita. Geopolíticamente, las transformaciones socio-políticas en Colombia y Venezuela podrían llevar a un pacto de integración con la Cuba revolucionaria, destruyendo así el embargo de cuarenta años de Washington y creando una alternativa viable al Acuerdo de Libre Comercio (ALCA/FTAA en inglés) patrocinado por los EEUU. Washington ha optado por diferentes estrategias hacia esos dos países. Para derrotar a la insurgencia popular en Colombia, ha adoptado una estrategia de "guerra total." En Venezuela, combina una estrategia civil de desestabilización político-económica que culminaría en un golpe militar. La estrategia contrainsurgente de Washington en Colombia operaba bajo el manto de una campaña antinarcóticos, para justificar la acelerada escalada militar. Las

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campañas antinarcóticos se centraban en regiones en las que las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) eran más fuertes, al mismo tiempo que ignoraban virtualmente las áreas controladas por los paramilitares aliados de las Fuerzas Armadas Colombianas. El avance político-militar de las FARC a fines de los 90s obligaron al gobierno colombiano a ir a la mesa de negociaciones e incrementaron su dependencia de la ayuda militar y los asesores del ejército de los EEUU. En los EEUU (y en Colombia) las "negociaciones de paz" fueron vistas como una táctica temporal para prevenir una ofensiva a gran escala de las FARC sobre los centros urbanos de poder y como una tregua para fortalecer la capacidad militar del ejército colombiano. También para extender y profundizar la influencia militar de los EEUU sobre las fuerzas militares-paramilitares, así como sobre la estrategia militar de las mismas. Los "negociadores de paz" del gobierno también esperaban distraer o dividir a las FARC ofreciéndoles una "opción electoral," tal y como sucedió en Centroamérica (El Salvador y Guatemala). Las FARC, conocedoras del brutal asesinato en masa de activistas políticos (4,000-5,000) en la segunda mitad de los 80s y del abyecto y estrepitoso fracaso de los guerrilleros centroamericanos, convertidos en políticos electoralistas para apenas lograr cambios sociales significativos, se negaron a rendirse. Insistieron en reformas fundamentales de las estructuras del estado y la economía como precondiciones para cualquier acuerdo de paz duradero. Esas propuestas de reformas democráticas y socioeconómicas fueron totalmente inaceptables para los regímenes de EEUU y de Pastrana, que se estaban moviendo en la dirección opuesta, hacia una mayor militarización de la vida política y de liberalización de la economía. A lo largo de todo el período de negociaciones de paz, los EEUU y Pastrana combinaron una retórica de paz con el financiamiento y la promoción de grupos paramilitares (a través del ejército colombiano) involucrados en la toma y destrucción de pueblos y aldeas, el desplazamiento de millones de campesinos y sindicalistas y el asesinato de miles de campesinos sospechosos de tener simpatías izquierdistas. El objetivo era el de aislar la las FARC dentro de la zona desmilitarizada y al mismo tiempo entrenar, armar y acumular tropas en las fronteras, llevar adelante inspecciones de reconocimiento de alta tecnología para identificar blancos estratégicos. Por fin, romper abruptamente las negociaciones y atacar por sorpresa la región por aire y por tierra, capturando o matando a los líderes de las FARC y desmoralizando a los insurgentes en retirada. No hace falta decir que esas tácticas fallaron. La guerrilla continúa activa fuera de la zona de paz, fortalecieron sus fuerzas en el interior de la zona desmilitarizada y no sufrieron pérdidas serias cuando Pastrana rompió las negociaciones de paz. Los Estados Unidos hicieron de Colombia un "caso experimental" para su ofensiva político- militar en América Latina. Antes que nada porque las FARC son la formación antiimperialista más fuerte que amenaza con tomar el poder del estado. En segundo lugar, porque tiene frontera con Venezuela y es percibida como un aliado del Presidente Chávez. La derrota de las FARC le permitiría a los EEUU "cercar" e incrementar la presión externa sobre Venezuela, y reforzar la campaña de desestabilización interna. A medida que la base política de Pastrana se erosiona - debido a la prolongada recesión y a los recortes sociales producto del enorme presupuesto militares - los EEUU aumentan su ayuda militar. Ahora, toda la economía colombiana está subordinada a la estrategia militar estadounidense; y la estrategia militar esta dirigida por una política de tierra arrasada - guerra total. Esto significa que todas las consideraciones civiles y económicas de Colombia son secundarias para el interés primordial de Washington de "ganar la guerra" contra las FARC. Dadas la fuerza y la experiencia de la FARC y la formidable capacidad estratégica de su dirigente, Manuel Marulanda, y de su Comandancia General, la guerra entre los EEUU y Colombia promete un desarrollo prolongado y sangriento, en el que probablemente haya un escalamiento de grandes dimensiones de la intervención de

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los EEUU, un mayor uso del terror paramilitar y mayores y más indiscriminados bombardeos de blancos civiles. Sin embargo, una victoria militar de los EEUU es muy dudosa: el resultado final podría estar más cerca de Vietnam que de Afganistán. Los primeros signos de que la ofensiva de Washington podría tener un efecto de boomerang son visibles en Colombia. Hace menos de dos semanas, luego que los EEUU presionasen al Presidente Pastrana para que terminara las conversaciones de paz y declarase zona de guerra al área desmilitarizada, el primer general al frente de las tropas que entraron a la zona renunció. Declaró públicamente que la victoria militar era imposible. La causa inmediata de su renuncia fue la destrucción por las FARC de un puente que conducía hacia la antigua zona desmilitarizada, bajo el mando militar directo del general. La exitosa ofensiva militar de las FARC que siguió al fin de las conversaciones de paz, llevó al Embajador de los EEUU en Colombia a admitir que el Plan Colombia era un fracaso. En contraste con la estrategia militar de tierra arrasada en Colombia, los EEUU implementan un enfoque cívico-militar para derrocar al presidente Chávez en Venezuela. Chávez es un nacionalista liberal: ha seguido una política económica interna bastante ortodoxa al mismo tiempo que ha emprendido una política exterior nacionalista e independiente. La estrategia de los EEUU tiene varias fases y combina ataques cívico-económico-mediáticos con esfuerzos para provocar fisuras dentro del ejército tendientes a provocar un golpe de estado. La primera fase de este conflicto es la desestabilización de la economía, a través de acciones muy coordinadas de grupos allegados de negocios y profesionales, y dirigentes sindicales de derecha. El propósito es el de movilizar la oposición pública y centrar la atención de los medios en la inestabilidad del país, inhibiendo las inversiones de los capitalistas menos politizados quienes, sin embargo, tienen miedo de ver descender sus ganancias ante una situación conflictiva. Los medios de comunicación emprenden una campaña sistemática para derrocar al régimen de Chávez, abogando por una toma violenta del poder. Las protestas gubernamentales y públicas contra el comportamiento subversivo de los medios le permiten a Washington orquestar una campaña internacional contra las "violaciones a la libertad de expresión," en especial a través de la Asociación Interamericana de Prensa, influenciada por los EEUU. La segunda fase de la estrategia de la Administración Bush consiste en pasar directamente de la desestabilización a un golpe militar. Esto incluye dos fases. La primera es la de movilizar los recursos de inteligencia de los EEUU, oficiales venezolanos retirados y aquellos denominados "disidentes" entre los oficiales militares en activo de las ramas más reaccionarias del ejército - en el caso de Venezuela, la Fuerza Aérea y la Marina. La idea es la de forzar una discusión política en el comando militar, provocar a otros oficiales con ideas afines para que "salgan" en defensa de los oficiales expulsados y reforzar el mensaje de los medios/empresarios acerca de la "inestabilidad" y de una inminente "caída de Chávez," estimulando así un incremento en la fuga de capitales. El segundo paso es el de organizar a los oficiales autoritarios de la marina y la fuerza aérea para que presionen al ejército - el grueso del apoyo a Chávez - para conseguir adherentes, neutralizar a los oficiales apolíticos y aislar a los leales a Chávez. La estrategia de dos fases de Washington culminaría en un golpe militar con apoyo activo de los EEUU, en el cual una "junta cívico-militar de transición" acabaría en el poder. Vinculada a su estrategia interna, basada en sus lacayos venezolanos, Washington ha implementado una "estrategia externa." El Secretario de Estado Powell ha denunciado públicamente a Chávez como autoritario, y tanto él como el FMI han dado públicamente su apoyo a un "gobierno de transición" - una señal clara y evidente del apoyo de los EEUU a los golpistas internos. Las "Fuerzas Especiales" de los EEUU ya operan en Ecuador, Colombia, Perú, Panamá, Afganistán, Yemen, Filipinas, Georgia, Uzbekistán y otros estados lacayos del Asia Central. Es más que probable que, en el caso de un intento de golpe, el Pentágono envíe elementos tácticos operativos y asesores políticos para "conducir el golpe" y asegurarse de que emerja la configuración

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apropiada de personalidades civiles con propósitos propagandísticos. El peligro que el régimen venezolano enfrenta es el de que, en la "guerra de desgaste político" de Washington, en la que abundan las avalanchas propagandísticas diarias y las acciones provocadoras, Chávez no puede depender de las constantes movilizaciones de masas. Debe implementar seriamente políticas socioeconómicas redistributivas radicales para mantener el compromiso de las masas y el apoyo activo organizado. La ofensiva orquestada por los EEUU está orientada a crear una "tensión permanente" como un arma psicológica para agotar el apoyo popular y socavar la moral del ejército. La política exterior independiente de Chávez es lo que suscita el antagonismo de los EEUU. Esto incluye su oposición al Plan Colombia, su crítica a la guerra de los EEUU en Afganistán y a la ofensiva imperial a nivel mundial, sus relaciones cordiales con Irak, Irán y Cuba, y su rechazo a permitir que los EEUU colonicen el espacio aéreo venezolano. Su política exterior no ha sido complementada con reformas socioeconómicas integrales que redunden en el bienestar de millones de sus partidarios desempleados y mal remunerados que viven en los barrios pobres y en las villas miserias. Los esfuerzos de los EEUU por derrocar a Chávez están basados en su rechazo, a inicios de octubre, a apoyar la ofensiva imperial mundial - la así llamada "campaña antiterrorista." Asesores cercanos a Chávez me informaron que una delegación de altos funcionarios de Washington visitaron a Chávez y le dijeron sin rodeos que "pagaría un alto precio por su oposición al Presidente Bush." Poco después, la cámara de comercio local y los dirigentes sindicales lanzaron sus campañas - aún cuando el Presidente Chávez había introducido una reforma impositiva muy modesta (que en su mayoría afectaba a las compañías petroleras extranjeras), un plan de adquisición (remunerada) de tierras, y había privatizado la mayor empresa eléctrica pública de Caracas. Claramente, los intentos de Chávez de montar sobre dos caballos - una política exterior independiente y una política interna liberal-reformista- lo hacen muy vulnerable a la estrategia golpista diseñada por los EEUU. La táctica imperial de los EEUU en Venezuela difiere sustancialmente de la empleada en Colombia, en gran parte porque en un caso está defendiendo a un estado cliente contra la insurgencia popular y en el otro está tratando de crear un movimiento civil para provocar un golpe. Sin embargo, estratégicamente, el resultado político buscado es el mismo: el de consolidar un régimen lacayo que subordine el país al imperio neomercantilista personificado en el ALCA, y se convierta en vasallo dispuesto a hacer de policía del imperio en Latinoamérica y tal vez de proveedor de mercenarios para las nuevas guerras de ultramar. Argentina es el tercer país en el que Washington está interviniendo. Luego del levantamiento popular de masas del 19/20 de diciembre de 2001, y de la caída de cinco "Presidentes" lacayos, Washington comenzó a operar a través de una estrategia de varias fases que fue diseñada para continuar transfiriendo activos por miles de millones de dólares a las compañías estadounidenses, perjudicar a los competidores europeos y reasegurarse una posición privilegiada en el sistema político y económico de la Argentina. El colapso del régimen vasallo de De La Rúa, y la debilidad del régimen de Duhalde para "imponer" un retorno al estatus quo anterior al levantamiento popular, han llevado a Washington a recurrir a los allegados civiles incondicionales (el ex-presidente Menem y el ex-ministro de economía Murphy) y al aparato de inteligencia militar - relativamente intacto desde los días de la sangrienta dictadura. El problema de Washington con el régimen de Duhalde no es su "rectificación" de las "medidas populistas" (ha accedido al pago parcial de la deuda, ha jurado apoyo incondicional a la ofensiva global de los EEUU, propone limitar el gasto público, etcétera). El problema de los EEUU es que Duahlde no puede cumplir de manera enérgica con sus compromisos con el FMI y Wall Street. Los movimientos populares

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están creciendo en tamaño y actividad, y son más organizados y radicales. En sus asambleas, plantean cuestiones fundamentales así como preocupaciones inmediatas. Sus demandas incluyen el repudio a la deuda externa, la nacionalización de la banca y de los sectores económicos estratégicos y la redistribución del ingreso - en una palabra, repudian el "modelo neoliberal," en un momento en el que los EEUU están presionando para extender y profundizar su control por medio del ALCA neomercantilista. Cabe pocas dudas de que el régimen de Duhalde está preparado para acceder a la mayoría de las demandas del FMI - pero le falta la capacidad de implementar todo el paquete completo de austeridad y rescatar económicamente a los bancos en el tiempo y las condiciones que Washington y el FMI lo demandan. Cada concesión al FMI como los recortes presupuestarios - alimenta el fuego de más manifestaciones de maestros y empleados públicos; el rescate de los bancos extranjeros requiere continuar la confiscación de los ahorros privados; la rebaja drástica de los presupuestos provinciales provoca más desempleo, hambre y revueltas. El régimen de Duhalde ya ha incrementado el nivel de represión y desatado a sus matones callejeros - pero los movimientos todavía proliferan y el tenue barniz de legitimidad de este régimen se está disolviendo. El director de la CIA Tenet ya ha señalado la "preocupación" de los EEUU con la inestabilidad en la Argentina - refiriéndose a las movilizaciones populares. Los recursos estadounidenses en el aparato de inteligencia argentino están lanzando globos sonda que evalúan la respuesta a los rumores de un golpe militar. Esas jugadas tentativas, exploratorias, han sido diseñadas para asegurar un consenso entre las elites militares, financieras y económicas - junto con los banqueros y las multinacionales estadounidenses y europeas, especialmente españolas. Los medios de EEUU y Europa han comenzado a hacerse eco de la estrategia en desarrollo de Washington - escribiendo sobre el "caos," el "colapso," y la "inestabilidad crónica" del régimen civil. Washington apunta hacia un régimen cívico-militar, si y cuando Duhalde renuncie o sea derrocado. La estrategia de Washington es la de decapitar a la oposición popular. Puede ser resumida como la Triple M, un régimen conformado por el ex-presidente Menem, el ex-ministro de economía Murphy y los Militares. Su falta de todo apoyo social entre las capas medias y los pobres urbanos significa que ese sería un "régimen de fuerza": diseñado para poner a la clase media contra la pared, dirigiéndola hacia un éxodo masivo por medio de una reducción brutal de los niveles de vida para cumplir con los compromisos de la deuda externa. En resumen, Washington está trabajando en dos direcciones: por un lado presionando a Duhalde para que se pliegue a sus demandas asumiendo poderes dictatoriales totales, y por el otro preparando las condiciones para un nuevo régimen vasallo "cívico-militar", más autoritario y derechista. El recurso a dictaduras militares con una fachada cívica provee a la Administración Bush con la fachada ideológica de "defender la democracia y la libertad de mercados." Los medios de los EEUU pueden embellecer esto, así como toda una variedad de motivos relacionados. La estrategia de militarización de Washington también es evidente en Ecuador, Bolivia y Paraguay, donde los regímenes lacayos, desprovistos de toda legitimidad popular, se aferran al poder e imponen las fórmulas neo-mercantilistas de Washington (mercados libres en América Latina y proteccionismo y subsidios en los EEUU). En Brasil y México, Washington depende grandemente de instrumentos políticos y diplomáticos. En el caso de México, Washington tiene acceso directo a la Administración Fox en política económica y un virtual agente en el Ministro de Relaciones Exteriores Jorge Castañeda. La meta de la subordinación mexicana al neo-mercantilismo de los EEUU no es cuestionada, dado que Fox y Castañeda están totalmente de acuerdo. Lo que sí es cuestionado es la efectividad del régimen en implementar las políticas estadounidenses. El esfuerzo de Fox para convertir el sur de México y América Central en una gran planta de ensamblaje, centro petrolero y

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turístico de los EEUU (Plan Puebla-Panamá) ha chocado con una oposición sustancial. El desplazamiento masivo de capitales estadounidenses hacia China, donde los salarios son más bajos, ha provocado el desempleo en gran escala en los pueblos de la frontera entre México y los EEUU. Los así llamados "beneficios recíprocos" de la "integración" brillan por su ausencia. El dumping estadounidense de cereales y otros productos agrícolas ha sido desbastador para los campesinos y agricultores mexicanos. La toma de control estadounidense de todos los sectores de la economía mexicana (finanzas, telecomunicaciones, servicios, etcétera) ha llevado a un flujo masivo de pagos al exterior en concepto de beneficios y licencias. En cuanto a las relaciones exteriores, la influencia de Washington nunca ha sido mayor, dado que Castañeda remeda groseramente las políticas del Departamento de Defensa y de la CIA - declarando el apoyo incondicional a la política estadounidense en Afganistán y en cualquier intervención militar futura, e interviniendo burdamente en la política interna de Cuba y provocando el peor incidente en la historia reciente de las relaciones diplomáticas Cubano-Mexicanas. Las groseras intervenciones anticubanas de Castañeda apoyando a Washington tuvieron el resultado contrario, con la gran mayoría de la clase política mexicana pidiendo un voto de censura para el ministro o su renuncia. Sin embargo, se ve claramente que la mera presencia de tan desvergonzado promotor de la política estadounidense, como lo es Castañeda en la Administración Fox, es indicativa de la conquista agresiva de espacio por parte de Washington en el sistema político mexicano. La poderosa presencia de bancos y corporaciones multinacionales de EEUU y de numerosos vasallos políticos locales y regionales, facilitan la recolonización de México - contra una fuerza laboral cada vez más empobrecida y difícil de controlar. En Brasil, los EEUU han estado activos, tanto en la esfera política como en la económica. Su apoyo a Cardozo produjo resultados sin precedentes: la virtual entrega de las principales empresas públicas en los sectores de las finanzas, los recursos naturales y el comercio. Más significativo aún es que los vínculos de los capitales de EEUU y Europa con los imperios brasileños en los sectores de los medios y los grandes negocios, han tenido una poderosa influencia sobre la clase política y sobre la conformación de la política electoral. Este bloque de poder ha conseguido hacer girar políticos electoralistas de centroizquierda hacia la derecha, con el objetivo de asegurar el acceso a los medios y el apoyo financiero para ganar las elecciones nacionales. La hegemonía de los EEUU sobre Brasil es un proceso político. Su influencia se transmite tanto a través de intermediarios locales y regionales como de los monopolios mediáticos nacionales. La "conquista" más reciente de la ofensiva estadounidense es la de la dirigencia del así llamado Partido de los Trabajadores, y en particular de su candidato presidencial Ignacio Lula da Silva. En respuesta a la ofensiva de los EEUU, Lula seleccionó a un magnate textil del derechista Partido Liberal como candidato a la vicepresidencia. Ha intentado congraciarse a si mismo buscando una reunión con Kissinger, declarando su lealtad al FMI y jurando cumplir los compromisos de la deuda externa, las industrias privatizadas, etcétera. El giro a la derecha de Lula y el Partido de los Trabajadores significa que todos los mayores partidos electorales permanecerán dentro de la órbita estadounidense y garantizarán la hegemonía indiscutible de los EEUU sobre las clases políticas. En resumen, la ofensiva imperial ha adoptado una variedad de tácticas y enfoques en diferentes países, en una variedad de contextos político-militares. Al tiempo que dándole una mayor supremacía a la intervención militar y a los golpes militares (siempre con alguna forma de fachada civil) en ciertos países (Colombia, Venezuela), Washington continúa por un lado instrumentalizando a sus vasallos políticos y diplomáticos, y por otro "dando la vuelta" a sus adversarios políticos. El objetivo estratégico de construir un imperio neomercantilista enfrenta una gran variedad de obstáculos políticos, sociales y militares, lo que es particularmente evidente en Colombia, Venezuela y Argentina. En otras palabras, la proyección imperial de poder está lejos de haberse realizado. Se encuentra enredada en una serie

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de relaciones conflictivas y en un contexto en el que los fracasos socioeconómicos del imperio en el pasado no crean un terreno favorable para el avance ni justifican el supuesto de una victoria inevitable. Por el contrario, la actual ofensiva imperial es en parte el resultado de importantes reveses en los años recientes y del crecimiento de la oposición entre sus antiguos partidarios en las clases medias de algunos países. La Decadencia del Imperio: Las Bases de la Ofensiva Imperial La ofensiva político-militar de los EEUU en América Latina forma parte de una campaña mundial para revertir el deterioro de su influencia política y su dominación económica, y para extender y consolidar su poder imperial por medio de una combinación de bases militares y regímenes políticos vasallos. Con el inicio el 7 de octubre de 2001 del bombardeo masivo y la subsecuente ocupación de Afganistán, Washington procedió a establecer un régimen títere, completamente dependiente del poder militar de los EEUU. La construcción de satélites se extendió hacia el Asia Central, donde Washington apartó abruptamente a los enlaces rusos y estableció bases militares y relaciones patrón-cliente con los regímenes. Procesos similares de intervenciones militares, ocupaciones de bases y relaciones patrón-cliente fueron establecidas con los gobernantes de Filipinas, Yemen y Georgia. En América Latina, antes del 7 de octubre de 2001, los EEUU ya habían establecido bases militares en Ecuador, Perú, Aruba, El Salvador y en el norte de Brasil. Más significativo aún es que la ubicación de nuevas bases fue acompañada por un papel operativo extenso y directo en el financiamiento, el entrenamiento y la dirección de operaciones de contrainsurgencia de las fuerzas militares y paramilitares colombianas que combaten a la insurgencia popular. Es importante hacer notar dos puntos. Primero, parte de esta expansión del poder de los EEUU está dirigida a contrarrestar los avances de los movimientos populares y de los regímenes antiimperialistas. Segundo, la ofensiva no sólo busca recuperar la influencia perdida, sino establecer nuevos centros estratégicos de poder en orden de imponer un imperio mundial indiscutido. En el caso de América Latina, ambos procesos están en camino: un esfuerzo imperial concertado para derrotar los desafíos populares al poder imperial y establecer un imperio neo- mercantil más exclusivo, explotador y represivo que el que existió durante el período denominado como "neoliberal." El propósito inmediato de la ofensiva político-militar de los EEUU en América Latina es el de recuperar su dominación en una región en la que sus regímenes lacayos están desacreditados y perdiendo su capacidad de controlar las políticas macroeconómicas debido a la oposición de las masas. Esencialmente, la presencia militar de largo plazo de los EEUU tiene un objetivo político - apuntalar regímenes desacreditados, reemplazar regímenes vasallos débiles por juntas cívico- militares más autoritarias y derrocar gobiernos nacionales independientes que se rehusan a seguir las políticas de Washington. El que los regímenes vasallos de los EEUU se están debilitando salta a la vista por el fracaso del modelo económico liberal, el declive vertical de la popularidad registrado en las encuestas de opinión, la fuga en ascenso de capitales locales y lo que es más importante, en algunos países, la beligerancia cada vez mayor de robustos movimientos populares de masas dirigidos a desafiar la autoridad del régimen cuando no el poder del estado. El desafío más poderoso y organizado al proyecto de construcción de satélites del imperio se da en Colombia. La oposición popular al régimen cívico-militar se basa en un poderoso movimiento agrícola multisectorial (que incluye a agricultores, campesinos y trabajadores rurales), perjudicado por los recortes en los créditos, la política de puertas abiertas hacia las importaciones de alimentos baratos estadounidenses y el bajo precio de sus productos de exportación. La oposición incluyó también luchas sindicales militantes, particularmente de los sindicatos petrolero, de los empleados públicos y de la industria. La tercera y más significativa

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oposición se encuentra en el movimiento guerrillero más poderoso y mejor organizado de la historia reciente de América Latina. Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) de menor tamaño, incluyen más de 20,000 combatientes. La tarea principal de los expertos en contrainsurgencia es la de dirigir a los escuadrones de la muerte paramilitares para que expulsen del campo por la fuerza a cientos de miles de campesinos simpatizantes de la guerrilla, y asesinar a los habitantes progresistas de los barrios pobres, activistas estudiantiles, trabajadores por los derechos humanos y líderes sindicales. La violencia de las fuerzas paramilitares esta dirigida a aislar a las guerrillas de su base natural de masas - y fuente de alimentos y reclutas - en orden de facilitar a las Fuerzas Armadas el enfrentamiento directo con la guerrilla. La amplitud y la profundidad de la violencia militar -40,000 civiles asesinados en la década de 1990- sugieren el grado en el que la guerrilla estuvo y está profundamente enraizada en la población trabajadora y campesina. La guerrilla controla o tiene influencia sobre la mitad de los municipios rurales del país y no ha sufrido derrotas significativas, a pesar de las frecuentes "campañas de exterminio" del ejército. Por el contrario, la guerrilla se encuentra activa a menos de 80 kilómetros de la capital, Bogotá, controla carreteras principales y domina una vasta franja de zonas rurales. Al tiempo que inmersos en una guerra móvil, más bien que de posiciones, los insurgentes han, de hecho, establecido un sistema de doble poder en varias regiones del país. Más aún, los insurgentes tienen la ventaja del conocimiento del terreno, la proximidad a la población local y una dirigencia estratégicamente superior que más que compensa la superioridad tecnológica y numérica del ejército dirigido por los EEUU, en su mayoría compuesto por reclutas. La entrada masiva de armas y oficiales estadounidenses está dirigida a reforzar al régimen y a impedir su deterioro o colapso de cara a la recesión que ya lleva dos años, al descontento civil y a las arremetidas de la guerrilla. En Venezuela, el régimen de Chávez ha desafiado la política exterior de los EEUU en varias regiones vitales: 1) en el Medio Oriente, los Estados del Golfo y el Norte de África. El gobierno de Chávez ha fortalecido a la OPEP y visitado Irak, Irán y Libia, rompiendo así el boicot de los EEUU. 2) En el Sur de Asia, Chávez se opuso a la intervención militar de los EEUU ("la respuesta al terror no es más terror"); en América Latina se opuso al Plan Colombia y a la estrategia militar contrainsurgente de los EEUU, prohibió los vuelos espías estadounidense sobre el espacio aéreo venezolano, rechazó la implementación inmediata del ALCA, desarrolló lazos cercanos con Cuba y ofreció su mediación en la disputa entre la guerrilla y el régimen en Colombia. En términos más generales, Chávez ha fortalecido la OPEP y ha revitalizado su capacidad de toma de decisiones, y sobre todo Chávez ha rechazado someterse a la cruzada por la dominación mundial del tándem Bush-Rumsfeld. Esta última toma de posición es la que ha llevado a los EEUU a retirar temporalmente su embajador y enviar una delegación de alto nivel de funcionarios del Departamento de Estado que amenazaron a Chávez en un estilo que recuerda más bien a la mafia que a los diplomáticos de carrera. La política exterior independiente de Chávez marca un claro contraste con los anteriores regímenes vasallos corruptos, que hacían de eco de la política internacional de los EEUU. El tercer país que ha sido testigo de un agudo declive de la influencia de los EEUU es la Argentina. El colapso del régimen de De La Rúa y su séquito de ministros, a remolque de los banqueros extranjeros y de los bancos multilaterales controlados por Europa y los EEUU, hicieron sonar las campanas de alarma en Washington. La instalación de la camarilla de Duhalde y sus concesiones a Washington y al FMI no han pacificado a la Casa Blanca porque su régimen es percibido como inestable e incapaz de poner fin de manera efectiva a las movilizaciones de masas. El hecho político más significativo es el de que la gran mayoría de la clase media se ha puesto en contra del neoliberalismo y sus promotores extranjeros, y rechazan a todos los políticos locales asociados con estos. A diferencia del golpe de 1976, en el que los

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EEUU y los generales fueron capaces de echarle la culpa a la izquierda del "desorden" y la "violencia," en 2002 son los regímenes liberales derechistas pro-estadounidenses los que confiscaron los ahorros de la clase media, haciendo descender sus niveles de vida y reprimiendo violentamente las asambleas y los cacerolazos de la clase media. Un golpe cívico-militar respaldado por los EEUU tendría lugar en un vacío político, prácticamente sin ninguna base social de apoyo y dependiendo exclusivamente de la represión violenta contra la práctica totalidad de las organizaciones de la sociedad civil. El total descrédito político de los lacayos políticos de los EEUU, como el ex-presidente Menem, el ex-ministro (ministro por 15 días) Murphy y los comandantes genocidas del ejército, significa que Washington enfrenta una correlación de fuerzas socio-políticas muy desfavorable en este momento y en un futuro inmediato. En este contexto, las estrategias más probables de Washington serán las de llamar a Duhalde a tomar medidas represivas aún más severas como un medio de desmovilizar a la oposición para cumplir con las condiciones de los bancos extranjeros, con la promesa de nuevos préstamos del FMI. Otro escenario posible serían nuevas elecciones, en las que una renovada versión de coalición de centroizquierda llegue al poder, y Washington recurra a una estrategia de desgaste político - minando las inversiones, los préstamos, etcétera a efectos de provocar el descontento para así descargar un golpe de estado en un entorno de caos y políticas fallidas. En este contexto tiene lugar una carrera entre los movimientos de masas y Washington, para ver quién consigue llenar el espacio dejado por la derecha civil en desintegración. Los EEUU tienen las armas del estado pero no la base social. Los movimientos de masas tienen el apoyo popular pero ninguna dirigencia nacional organizada en una posición de pujar por la toma del poder del estado. Colombia, Venezuela y Argentina expresan claramente los centros de la influencia y el poder en decadencia de los EEUU. Sin embargo, fuerzas alternativas avanzan en varios otros países latinoamericanos. Hay signos claros de que los regímenes vasallos en Paraguay (Macchi), Bolivia (Quiroga), Ecuador (Noboa), Perú (Toledo) están desacreditados y tienen poco apoyo popular en su implementación de la agenda de Washington. Lo que es más, hay poderosos movimientos de masas multisectoriales en los tres primeros países que han demostrado su capacidad para la acción directa al bloquear algunas de las leyes más retrógradas. Mientras que esos movimientos son poderosos, su fuerza reside en regiones y en clases sociales particulares (campesinos) y son propensos a negociar acuerdos limitados (que nunca son implementados por el régimen - lo que de este modo precipita nuevas movilizaciones y confrontaciones). Analizar la influencia política de Washington en Brasil es muy complejo. Por un lado, el régimen centro-derechista y pro-estadounidense de Cardozo ha perdido mucho apoyo en la opinión pública - excepto entre los banqueros extranjeros y las elites locales - debilitando así la hegemonía de los EEUU. Por otro lado, la izquierda ha sido severamente debilitada por el giro a la derecha de la dirigencia del Partido de los Trabajadores y su candidato presidencial Ignacio Lula Da Silva. Su alianza con el derechista Partido Liberal y su adopción de la mayor parte de la agenda neoliberal dejan a los EEUU con una situación en la que sólo pueden ganar. El giro a la derecha alienará a muchos de los votantes de base del PT y tal vez divida al partido, causando que pierda las elecciones. O, si se da el resultado improbable de una victoria del PT-Liberales, las consecuencias políticas no afectarán los intereses fundamentales de los EEUU. La incógnita es en qué medida el giro a la derecha del PT va a resultar en un reagrupamiento de la izquierda - en el que los poderosos movimientos sociales (Trabajadores Sin Tierra, pequeños agricultores, movimientos urbanos y habitacionales), los partidos de izquierda radicales (PSTU, PCdoB, etcétera) y los disidentes de izquierda del Partido de los Trabajadores puedan aunar fuerzas. Independientemente de los partidos electorales, hay una poderosa y creciente corriente de opinión nacionalista y antiimperialista, que se opone fuertemente al ALCA y a las políticas económicas promovidas por los EEUU y Europa que han traído consigo una década de estancamiento económico. Más aún, el ejército brasileño no es

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un aliado de fiar para el Pentágono, dado que hay una fuerte corriente nacionalista con raíces históricas que podría resistirse a una mayor intervención estadounidense. En resumen, sería una equivocación atribuir la actual ofensiva político-militar de los EEUU exclusivamente a factores globales. La contraofensiva de los EEUU es de fecha anterior al 11 de septiembre y al 7 de octubre. El Plan Colombia comenzó casi dos años antes. Ciertamente, la ofensiva imperial en América Latina recibió un ímpetu ideológico y militar mayor luego de los eventos de la segunda mitad de 2001, pero igualmente importante es el avance de los movimientos populares y la extensión de los sentimientos antiimperialistas y antiliberales hacia sectores sustantivos de las clases medias en algunos de los países más grandes. La compleja interacción entre la decadencia de la influencia en América Latina y en los Estados del Golfo, combinada con la competencia de Europa, ha cambiado dramáticamente la concepción del imperio por parte de Washington. El Nuevo Imperialismo: Del Neo-Liberalismo al Neo-Mercantilismo El caso de los "regímenes fallidos" al interior del imperio neoliberal de los EEUU en América Latina fue ilustrado dramáticamente por la Argentina, pero se repite en otros países. El Neoliberalismo, como estrategia imperial para obtener el control de los mercados, las empresas nacionales y los recursos naturales, parece estar llegando a su punto final. Esto no significa el fin del imperialismo. Lo que está teniendo lugar es un mayor grado de control del estado imperial sobre las economías y los circuitos de circulación del capital y las mercancías. El ALCA de Washington es precisamente un plano para la construcción de un imperio neomercantilista, en el que los EEUU establecen el marco legal para consolidar una posición privilegiada en los mercados y en la economía latinoamericanos, por encima y en contra de sus competidores europeos/japoneses. Los imperios neo-mercantilistas se basan esencialmente en decisiones de estado unilaterales (rechazando las negociaciones) y en la supremacía militar, ambas diseñadas para imponer políticas a los competidores internacionales, regionales y nacionales. Dada la debilidad de los estados- clientes neoliberales para contener la insurgencia popular, el estado imperial neomercantilista opta por un mayor uso de la fuerza y de la militarización de la política. Contra las conquistas económicas en América Latina de sus aliados europeos, el neo-mercantilismo busca limitar las pérdidas futuras atando América Latina a los Estados Unidos. La transición de un imperio neoliberal a uno neo-mercantil no es un cambio abrupto; el nuevo imperialismo todavía tiene muchas de las características del anterior: EEUU todavía importa muchas más mercancías que hace 30 años, y continuará siendo dependiente de las importaciones en el futuro previsible. Pero de modo cada vez mayor, Washington se esta moviendo hacia el control de las importaciones, cuotas y tarifas para proteger a las industrias domésticas no- competitivas, desde el acero hasta el camarón. Segundo, muchas de las exportaciones de los EEUU han sido subsidiadas y, en cierta medida, el proteccionismo siempre ha existido, aún en los momentos más álgidos del imperio neoliberal. La verdadera cuestión es el grado y, lo que es más importante, la dirección del comercio subsidiado por el estado. EEUU ha incrementado desproporcionadamente sus subsidios a la agricultura, y a causa del dólar sobrevalorado pasaron a imponer aranceles al acero, a un costo para los exportadores de ultramar de casi 10,000 millones de dólares en ingresos no-percibidos. Europa tomará represalias; los clientes latinoamericanos, no - especialmente aquellos comprometidos con el ALCA. Tercero, a medida que EEUU pasa a ser un imperio de comercio e inversiones dirigidos por el estado, en América Latina mantendrá su retórica neoliberal implementando al mismo tiempo una estrategia estatista, desorientando así a los analistas superficiales. Varios factores llevan a una coincidencia entre el neo-mercantilismo y el incremento de la militarización. En primer lugar, la evidente asimetría de las relaciones

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comerciales - los EEUU protegen y dan subsidios a su industria, pero exigen "libre comercio" para América Latina - conduce a desequilibrios que sólo pueden ser impuestos y sostenidos por la fuerza. Segundo, el neo-mercantilismo degrada y aliena a sectores de las clases medias locales, de los agricultores, y de los pequeños negocios urbanos, estrechando así la base política del régimen lacayo local. En tercer lugar, el papel cada vez mayor del estado imperial politiza la oposición al estado. En cuarto lugar, el neomercantilismo debilita el empleo local en las industrias y en los servicios sociales del sector público, engrosando las filas de los des- y subempleados y ampliando la base social para la acción directa de masas. Quinto, la presión del estado imperial sobre los estados vasallos para que cumplan con el pago de la deuda externa, elimina la mayor parte del ingreso para financiar servicios sociales locales o proyectos de capital, reduciendo el empleo de profesionales y el desarrollo de la infraestructura. En resumen, la transición a la economía neo-mercantil requiere más explotación y dominación. La ideología global "antiterrorista" usada para justificar una mayor militarización estadounidense en América Latina es un ardid propagandístico: las bases económica de la militarización están enraizadas en la transición hacia el nuevo imperialismo. La Ofensiva de los EEUU: Su Impacto en la Izquierda La actual ofensiva imperial de los EEUU ha tenido un impacto diferencial en las formaciones de izquierda en América Latina. En general, podemos decir que los partidos electoralistas han girado a la derecha y que los movimientos sociopolíticos se han radicalizado. La ofensiva no sólo ha afectado a las configuraciones políticas y las estrategias, sino también a los programas económicos. Comencemos por el lado negativo - aquellos sectores de la izquierda que, como resultado de la intervención de los EEUU, las amenazas, las presiones y la propaganda, han girado a la derecha. Los dos casos más destacados son los del Partido Sandinista (FSLN) en Nicaragua y el Partido de los Trabajadores en el Brasil. En ambos casos hubo un gradual giro hacia el centro durante la última década. En las elecciones presidenciales de Nicaragua de 2001, Daniel Ortega escogió un candidato neoliberal para vicepresidente y luego del 11 de septiembre avaló el bombardeo de los EEUU sobre Afganistán, su ofensiva militar a escala mundial, el ALCA, el pago de la deuda externa y la política neoliberal ortodoxa. Eso no sirvió de nada: Washington y el embajador de los EEUU intervinieron en las elecciones favoreciendo al candidato liberal convencional y lanzaron amenazas al electorado en caso de votar por una guerrilla reciclada convertida en liberal. Ortega perdió las elecciones y el apoyo de la militancia y de la izquierda, sin lograr asegurarse el apoyo de las elites capitalistas. En Brasil, la dirigencia del Partido de los Trabajadores ha pasado de un programa socialista a uno socialdemócrata y, recientemente, a uno neoliberal. Mientras que el Partido aún cuenta con una fuerte minoría de socialdemócratas de izquierda y un contingente de intelectuales marxistas, su orientación actual es la de desplazarse hacia el centro-izquierda para asegurar alianzas con el conservador Partido Liberal y el PMDB (el Partido Movimiento Democrático Brasileño). Mientras que los dirigentes del partido dan el giro a la derecha, el dirigente máximo, Lula, asume más bien las características de un caudillo autoritario - más interesado en ganar posiciones de poder que en reformar o cambiar el sistema socioeconómico. Lula y sus seguidores en la dirección han tomado medidas tanto simbólicas como efectivas para asegurar a Washington su voluntad de ser vasallos obedientes: prometen garantizar el pago de la deuda, defender a las empresas privatizadas y estimular a los inversores estadounidenses. En el nivel simbólico-sustantivo, la selección por parte de Lula de un magnate textil, hostil a los sindicatos militantes, los homosexuales y el Movimiento de Trabajadores Sin Tierra (MST) y favorable al ALCA sugieren que el PT continúa en movimiento… hacia la derecha. Lula alabó a Kissinger, archidefensor de las guerras imperiales y de la OMC, durante su reciente visita a São Paulo. Lula ha visitado

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Washington para dar seguridades a la Casa Blanca de su apoyo total a su campaña global "antiterrorista." El giro a la derecha, aún más pronunciado por parte del PT luego del 11 de septiembre, sugiere que la presión de Washington aceleró un proceso que ya estaba teniendo lugar como resultado de la política partidaria interna. En México, el voto del PRD (junto con los otros dos principales partidos de derecha) a favor de la legislación que perjudicaba a las comunidades dirigidas por los zapatistas y de hecho, todas las comunidades indígenas - es un indicador de las políticas conciliatorias de la actual dirigencia. La negativa del actual líder del Partido a denunciar los provocadores pronunciamientos del ministro de relaciones exteriores mexicano y las acciones contra Cuba, son indicadores de que algunos sectores del PRD pueden estar compitiendo con el PAN para ser los lacayos favoritos de Washington en el Senado mexicano. En resumen, la ofensiva de los EEUU ha tenido un impacto significativo en empujar a la mayoría de los partidos electoralistas de centroizquierda hacia la derecha. En casi todos los casos, sin embargo, este giro hacia la derecha ya estaba en camino - la presión sólo aceleró el proceso y quizás empujó a esos partidos mucho más hacia la derecha de lo que se podía prever. En contraste, la ofensiva político-militar estadounidense y el gran empujón dado para imponer el ALCA han aumentado la extensión, profundidad y radicalización de muchos de los movimientos sociopolíticos de la región. En Colombia, la presión de los EEUU para romper las negociaciones de paz y militarizar la zona neutral ha conducido a grandes y exitosas contraofensivas de las guerrillas, a una colaboración más estrecha entre las FARC y el ELN y a un drástico deterioro de la economía, incluyendo los flujos de petróleo y energía, y el abastecimiento de agua, producto de los ataques de la guerrilla. Aún más, bajo condiciones de guerra y confrontación de clases, es probable que las demandas programáticas de la insurgencia se radicalicen. Al menos en su primera fase, la ofensiva estadounidense en Colombia ha conducido a varias derrotas tácticas y, aparte de la captura de unas pocas poblaciones aisladas en la zona desmilitarizada, ha llevado a pérdidas significativas entre los escuadrones de la muerte paramilitares patrocinados por los ejércitos de EEUU y Colombia. En Argentina, el intento de Duhalde para aplacar a los EEUU en cuanto al pago de la deuda, ofreciendo votar contra Cuba, cumplir con el FMI, etcétera, ha fortalecido a la oposición y radicalizado las demandas. Los grupos y clases de oposición, otrora dispares, convergen cada día más hacia una coalición efectiva. Las reuniones de unidad nacional cuentan con una asistencia de miles y los cacerolazos de la clase media continúan uno detrás del otro con grandes bloqueos de carreteras a cargo de los desempleados. La economía continúa hundiéndose, previéndose un crecimiento negativo de dos dígitos. La masa de la clase media con sus fondos todavía confiscados sabe que los banqueros estadounidenses y europeos y sus clientes argentinos pudieron enviar a los EEUU, Europa y Uruguay cerca de 40,000 millones de dólares antes de que sus cuentas fuesen congeladas. El resultado es un rechazo poderoso y consciente hacia la clase política. La ofensiva de los EEUU ha tenido el efecto de aislar a sus vasallos políticos. No ha tenido ningún efecto en cuanto a amortiguar o neutralizar el ascenso popular. Mientras el régimen de Duhalde respalda la ofensiva de los EEUU, se ve socialmente impotente y políticamente aislado, incapaz de implementar medidas políticas significativas. Más importante aún es que Washington no posee interlocutores estables en la mansión presidencial - el régimen de Duhalde podría terminar antes de cumplir con el período de su mandato. En Venezuela, la ofensiva estadounidense ha movilizado exitosamente a las elites comerciales (Fedecámaras), a la jerarquía religiosa y a los jefes sindicales en manifestaciones a gran escala con la esperanza de provocar un golpe militar y reemplazar a Chávez por un vasallo local. Por otro lado, Chávez ha respondido fomentando manifestaciones masivas de sus partidarios entre los pobres de las ciudades y los sindicalistas disidentes. También cuenta con la lealtad de los

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comandantes del Ejército. La intervención de los EEUU ha radicalizado los discursos de Chávez, quien ha dado señales de que podría introducir cambios socioeconómicos más sustanciales a favor de los pobres. Las confrontaciones están llevando a una mayor polarización social entre las clases altas ricas y las clases medias prósperas por un lado, y la clase media pauperizada y los pobres urbanos y rurales por el otro. La ofensiva de Washington ha polarizado al país y ha radicalizado las demandas políticas y sociales en ambos bandos: las clases ricas y el empresariado apoyan abiertamente una solución militar para volver a imponer un régimen lacayo que revierta la política exterior independiente de Chávez; los pobres pidiéndole a Chávez que use mano dura para tratar a la oposición dirigida desde el exterior y que implemente un programa redistributivo radical. Chávez hasta el momento mantiene una cada vez más insostenible "posición intermedia" resistiendo los intentos de la derecha para derrocarlo, llamando a movilizaciones de masas en apoyo al régimen constitucional, manteniendo su política exterior independiente pero sin comprometerse claramente en un proceso de transformaciones sociales claramente delineado. En México, Brasil, Bolivia, Ecuador y Paraguay, los EEUU se han asegurado el respaldo de los regímenes lacayos a su ofensiva mundial. Pero en ese proceso, los regímenes mismos se convierten cada vez más en instrumentos aislados e inefectivos de las políticas de los EEUU dentro de América Latina. Más aún, por debajo del nivel del gobierno, hay poco apoyo para cualquier campaña militar estadounidense que favorezca a las políticas económicas asesinas y que se sostenga en fuerzas militares represivas con un largo historial de masacrar movimientos populares. Washington consigue asegurarse alineaciones favorables de parte de la mayoría de los regímenes en los foros internacionales, por medio de las amenazas y la compra de votos, pero ha perdido la hegemonía ideológica en toda la región, excepto en algunos círculos de elites intelectuales y entre las ONGs conformistas. En contraste con esto, los cortes de carreteras de multiplican - desde las "autopistas" de la Patagonia hasta los caminos rurales de Bolivia o las junglas de Colombia: "ellos" no pasan. Los EEUU se aseguran las promesas de los Presidentes títeres, pero cada vez más los palacios presidenciales y los edificios del congreso son rodeados por manifestantes, mientras que el olor a neumáticos ardiendo se filtra por entre los alambres de púas y pasa por las caras adustas de los soldados fuertemente armados. La ofensiva estadounidense ha intimidado o cooptado a los políticos oportunistas precisamente en el momento en el que el electorado los estaba abandonando. Conclusión Claramente, estamos entrando en un período de ofensiva política y militar de los EEUU, golpes militares (o intentos de golpes), acción directa de masas, polarización política y nuevas formas de representación social. No hay resultados uniformes – los beneficios y las pérdidas que resulten de la ofensiva estadounidense no pueden ser medidos contando los votos de los presidentes y el nivel de asentimiento de los generales leales. Los movimientos sociales en avance y la insurgencia popular han desenmascarado el saqueo imperial y han derribado regímenes lacayos, pero los resultados políticos importantes están todavía por venir. Los conflictos sociales y los enfrentamientos militares tiene lugar a escala continental; presidentes lacayos suben y bajan, se imponen reemplazantes. Movimientos y partidos crecen y luego enfrentan retos decisivos: hacer compromisos o luchar por el poder. Los fallos y las limitaciones de los programas reformistas han vuelto a poner el socialismo en la agenda. Ha surgido una nueva generación que no vivió en carne propia las derrotas políticas y el terror de las décadas de 1960 y 1970, pero que ciertamente ha vivido el hambre, la pobreza, el desempleo y la corrupción política de la década de 1990. Ninguno de los movimientos militantes emergentes o de las insurgencias populares ha experimentado una derrota histórica en esta década. El movimiento, con ascensos y descensos

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temporales, todavía sigue una trayectoria ascendente. Sin embargo, ningún resultado es inevitable ni predeterminado: la organización consciente, la claridad política y la audaz intervención humana son necesarias para contrarrestar la actual ofensiva imperial y convertirla en una derrota histórica, y más allá de eso, en una revolución socialista victoriosa.

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26 de marzo de 2002

El concepto de imperialismo neoliberal no es válido, estamos en una transición ya consumada del neoliberalismo al imperialismo neo-mercantilista de Estados Unidos James Petras Entrevista realizada en el Foro Social Mundial de Porto Alegre a James Petras: Jorge Lora Cinco mil organizaciones, movilizaciones de decenas de miles de personas y encuentros fortuitos de los luchadores anticapitalistas en el II FSM expresaron la necesidad de vincularse y de protestar contra el imperialismo y la globalización de la guerra después del fracaso del neoliberalismo en gran parte del mundo. Quedaron muchas interrogantes ante la actual agresividad imperialista, faltaron programas y medidas concretas de acción para impedir el nuevo intervencionismo multilateral que amenaza a Latinoamérica, particularmente a los movimientos político sociales más avanzados de la región como las FARC-ELN, el EZLN, el MST, la CONAIE, los piqueteros, los cocaleros. James Petras, intelectual revolucionario y latinoamericanista, que nunca cejó en la lucha antiimperialista, responde a algunas preguntas. ¿Cuál sería su evaluación del segundo Foro Social Mundial? Este foro es un importante evento. En primera instancia porque es el primer acto internacional después del 7 de octubre y del 11 de septiembre; es decir, es un evento después del acto terrorista y la guerra declarada, o mejor dicho la masacre de Afganistán por parte de Estados Unidos, que muestra que los movimientos políticos sociales en el mundo todavía no solo están presentes, sino que están en ascenso. Sesenta y ocho mil participantes en este foro es mas de cuatro veces la cantidad del año pasado, con una variedad de talleres, seminarios y plenarias de una amplia gama de fuerzas sociales y políticas; es un repudio de los temerosos, los oportunistas y capitulacionistas que decían que ahora el mundo ha cambiado, que hay que someterse a los Estados Unidos, siguiendo el ejemplo del vergonzoso Jorge Castañeda y compañía, eso es lo mas importante desde mi punto de vista en el contexto mundial. Segundo, es un buen lugar para intercambiar ideas y elaborar la lucha contra el ALCA, el punto más alto de este Foro fue la marcha de cincuenta mil personas contra el ALCA, que muestra su cara más combativa, porque el foro expresaba variedad de posiciones, desde los mas reformistas que quieren poner una cara humanista al capitalismo hasta los movimientos políticos sociales que quieren transformar el capitalismo en un sistema socialista y antiimperialista, entonces, yo creo este es el segundo punto importante: la gama de fuerzas internacionales de Europa, de Asia, con los compañeros de América Latina. Tercero, creo que algunas de las sesiones sirvieron para extender y profundizar las propuestas alternativas y dar un diagnóstico a fondo de que atrás de la retórica de la globalización hay una realidad imperialista y,

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Cuatro, creo que es un lugar para conversaciones informales y algunas formales para articular una serie de actividades juntos en el futuro, a partir de Vía Campesina, a partir del MST, etcétera. Ahora, cuales son las debilidades frente a este cuadro tan positivo, una fue la parte que estaba en la Católica, en la PUC donde hubo mucho academicismo y poca coordinación entre las presentaciones, poco relevante para la lucha de masas, era como ir a una conferencia académica. Segunda, la poca articulación entre los diferentes grupos, se formaron casi tribus, cada cual con sus diversas actividades y discursos, dando la impresión de un supermercado de puntos de vista y la tercera, creo que fue la reticencia de algunos sectores oficiales de aprobar una visión mas definida frente al imperialismo, reticencia en el sentido de que si debemos oponernos al neoliberalismo, pero sin definir el marco político de lo que es el neoliberalismo; incluso en mi opinión el concepto de imperialismo neoliberal no es válido. Para darte una aproximación de mi perspectiva teórica, estamos en una transición ya consumada del neoliberalismo al imperialismo neo-mercantilista, donde Estados Unidos quiere monopolizar América Latina a partir del ALCA, propuesta sumamente neo-mercantilista, para profundizar su penetración en América Latina y proteger sus propios mercados, industrias, agricultura que no es competitiva, ni con América Latina ni con Europa o Asia. Es este sistema neo-mercantilista sobre el que debemos profundizar el análisis para combatirlo, porque Estados Unidos para nada es liberal; protege una gama de industrias hasta la del pescado y muchas mas, y solo cuando sus empresas multinacionales venden a Estados Unidos abren las puertas completamente. Se reubican en maquiladoras, entonces las puertas estarán abiertas. Pero cuando es un problema de competencia en acero por ejemplo, inventan cuotas, inventan restricciones, todo un conjunto de cosas. Debemos entender que todas las exportaciones de Estados Unidos están subvencionadas por el Estado, todas las entradas al mercado están en función de presiones del Estado; el neomercantilismo implica un poderoso estado imperialista, hablar de la lógica del mercado me parece totalmente equivocado. La lógica del mercado está en función de las posibilidades que abre el Estado; lo mismo ocurre con la crisis, cuando hay crisis o amenaza de no pagar la deuda, interviene el Estado imperialista y sus mensajeros del Fondo Monetario Internacional, para implementar las políticas de chantaje. En este sentido creo que debemos abrir un debate sobre la naturaleza del imperialismo que estaba ausente. Aquí hay mucha repetición, de papagayos del neoliberalismo, etcétera. Tiene muy poca relevancia explicar por ejemplo el unilateralismo de Estados Unidos que está en función del nuevo modelo liberalista, neomercantilista, es explícitamente unilateralista, por la naturaleza y la forma en que está llevando a cabo la dominación. Militarismo, Estados Unidos y la guerra permanente, está también vinculado con la idea de que este sistema neomercantil provoca conflictos en todos lados porque implica la no reciprocidad, incluso con los sectores burgueses exportadores; deben ser compradores, intermediarios o producir solo como complementación de las industrias norteamericanas, debemos volver a estudiar el siglo XVIII, no el XIX, de sistemas mercantilistas para tener una idea de lo que esta pasando con Estados Unidos y América Latina. Y esta debilidad teórico práctica, creo debemos corregir y no hay ningún espacio aquí en el foro. Otro tema que no se debatió y que la dirección del Foro no quiso pronunciarse al respecto y tampoco los intelectuales quieren hablar de ello, es el tema de la violencia política, la violencia política de las FARC, ¿Por qué cree usted que hay tanta resistencia a defender a estos revolucionarios, que son quienes están oponiendo más fuerte resistencia al imperialismo y al ALCA? Yo creo que hay dos cosas que uno debe analizar cuidadosamente sobre eso, primero la formulación del foro está dirigida a agrupar movimientos sociales, no guerrilleros,

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esa es la formula legal, y tampoco partidos, pero en la práctica hay un desequilibrio porque invitaron a políticos del Partido de los Trabajadores en todos los grandes eventos, al Gobernador, al Alcalde y a varios mas y según estas prácticas venían como individuos, pero en cada lugar eran introducidos como gobernantes o miembros de un partido, entonces hay un doble juego: si fueran lógicos con sus parámetros no deberían invitar a ellos al igual que no invitan a las FARC, yo creo que esa en una contradicción. Segundo punto es que la mayoría de los organizadores están en desacuerdo con la lucha de las FARC a tal punto que no querían incluirlos en el debate. Ahora, tácticamente y dadas estas circunstancias, en vez de protestar, yo creo personalmente que las FARC deberían tener una fundación o un movimiento y presentar a sus oradores y conferencistas, para no quedarse excluidos, deben buscar otra forma de presentar su punto de vista aquí, porque el enemigo no es el foro, el enemigo es el imperialismo. Hay que buscar formas de acomodar estas restricciones para dar -el hecho es importante- voz a sus posiciones y no quejarse de la conferencia, eso me parece, es mi punto de vista sobre el asunto. Y las Madres de Plaza de Mayor, que son un movimiento social importantísimo, me parece que tampoco fueron invitadas No fueron invitadas por los organizadores del foro, pero sí fueron invitadas del MST que pagó su pasaje, entonces tuvieron presencia, estuvieron en las actividades paralelas y han tenido expresión, y salieron en los diarios. Esa actitud me parece la expresión puramente política de la mayoría mas reformista del foro que no querían darle una presencia oficial porque el año pasado las madres polarizaron entre izquierda y derecha y ellos quieren mantener esta posición de centro izquierda, en mi opinión esta decisión es equivocada, deberían invitarlas como la voz auténtica de un pueblo y región importante de América Latina. Hablando de movimientos sociales, han aparecido en los últimos años importantes movimientos, o al menos se han desarrollado. Está el EZLN en México, el MTD de Solano en Argentina, están los compañeros de la CONAIE y su movimiento indígena, los campesinos bolivianos, y las mismas FARC, que ya es el movimiento más antiguo en América Latina pero para muchos intelectuales no es considerado un movimientos social. ¿Yo quisiera saber cuál de estos movimientos cree usted que está aportando más a la experiencia de la resistencia latinoamericana al imperialismo Yo creo que cada uno de los que mencionaste está dando contribuciones importantes desde varios ángulos diferenciados, por ejemplo creo que movimientos indígenas en Ecuador han articulado una crítica al imperialismo y de la dominación capitalista, lo que llaman neoliberalismo, desde el ángulo de las masas indígenas. Los desocupados de Solano en Argentina expresan la nueva y novedosa forma de luchar organizando a los desocupados, cortando los caminos y movilizando como detonante del levantamiento popular, lo que ellos llaman el argentinazo, el repudio de la deuda externa, etcétera y el grupo mas integral y consecuente y poderoso, los Sin Tierra de Brasil expresan el repudio del imperialismo, luchan por una la reforma agraria y ponen sobre la mesa un proyecto abiertamente socialista a partir de la movilización de masas y la lucha extraparlamentaria. Yo trabajo con ellos hace mas de diez años, como maestro en la escuela de liderazgo, entonces creo que hay la necesidad de articular estas diferentes instancias de acción, porque Jorge, a fin de cuentas no son simples movimientos sociales son movimientos social-políticos, los mas ambiguos en todo esto son los grupos indígenas en Ecuador, porque si bien es cierto, tienen gran capacidad de movilización, de enfrentar al gobierno, tumbaron a dos presidentes, han tenido variedad de experiencias, donde diferentes líderes han sido cooptados y otros han pasado a negociar pactos de límites muy estrechos dejando colgados a grupos urbanos, etcétera, entonces no es simple decir movimientos indígenas, hay que

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especificar que son los dirigentes y en que contexto y con que política, porque si algunos grandes eventos los definen como protagonistas hay una dinámica entre los indígenas y las variedades políticas entre los indígenas que hay que tomar en cuenta y no ser racista al hablar del movimiento indígena, como si todos los indígenas fueran iguales, como sabemos entre los blancos o mestizos hay variaciones en política de clase, ¿porque pensar que los indígenas son todos puros, revolucionarios, etc.? Ahora bien yo creo que los movimientos que yo llamo político sociales en diferente grado han formulado un proyecto socialista y dentro de este panorama creo que está marchando Argentina, en algunos sectores de desocupados con una visión clara, no sectaria porque la gran enfermedad en Argentina es el caudillismo de la pequeña izquierda y su sectarismo y este problema espero que no continúe y afecte y fragmente la nueva ola de lucha, pero una cosa muy clara es la politización de las masas, la politización de la juventud y la radicalización de las reivindicaciones, hace seis meses el repudiar la deuda externa estaba reducido a los grupos mas radicales, ahora es una reivindicación mas generalizada, llegando al 80 por ciento de la población Argentina o mas, para dar un simple ejemplo, entonces estamos en una situación contradictoria de avances y contradicciones no violentas, contradicciones en el sentido del que hablabamos. Quizás la debilidad del movimiento ecuatoriano de la CONAI y el movimiento Pachacuti, etc, tenga que ver con la presencia muy fuerte de las ONG´s detrás del movimiento políticosocial Las ONG´s las podemos dividir en tres variantes, las abiertamente colaboracionistas con el Banco Mundial o fundaciones que se prestan a la privatización y la apertura liberal, que son las ONG´s mas ricas, que colaboran con el BID, con el AID. Después tenemos los reformistas, que están presentes en este foro en gran número, que critican el ambiente, el capitalismo, la globalización, con propuestas concretas pero estrechas, que no ponen en cuestión al sistema y tienen poca presencia en las grandes luchas de clases. Lanzan actos dramáticos de publicidad, pero nunca están insertos en la ocupación de tierras, por ejemplo, y tienen contrapartidas en América Latina, que son cuadros profesionales, muchos ex izquierdistas que hacen política ambigua, critican el régimen dominante sin poner en cuestión al Estado y sin subordinarse a los movimientos de masa, al pueblo. Y el tercer grupo muy reducido de ONG´s que se prestan a dar recursos a los movimientos de masas en lucha, que están dispuestos a subordinar su proyecto organizativo a canalizar recursos, así a los zapatistas como a otros grupos; pero como decía en general son minoría, no son las mas ricas pero tienen alguna vida consecuente, el problema con estos grupos es que no hacen suficiente trabajo de organizar y politizar al pueblo en sus propios países y segundo la estructura interna poco democrática, hay un jefe, hay un staff, cuadros y se marcan, deben democratizar y volver sobre sus raíces de formar grupos de masas solidarios con la lucha y no simplemente canalizar recursos, que eso es bueno que lo hagan. Yo creo que el caso de Ecuador es la segunda y primera categoría que funciona, gran parte de ONG´s que creen que tienen la verdad sobre indígenas, sobre una y otra cosa, organizan foros y hay gente, dirigentes indígenas y que hacen un tipo de turismo de izquierda, van a un foro y a otro, hablan mucho del problema indígena, de la pobreza y van acumulando un curriculum de muchas actividades en los foros internacionales mas que organizar la lucha de masas, eso es un problema peor en los resultados de Chile y Perú, destruyeron gran parte y captaron a los líderes por eso no hay nada significativo, en Chile están los mapuches en el sur, hay algunos otros movimientos campesinos muy reducidos. En Perú, la fragmentación de la CCP, Perú está lleno de ONG´s y el problema de ellos es que hay mas ONG´s que dinero, pelean entre sí para capturar a algún pobre y mostrar a los visitantes de Europa que representan algo, en todo caso hay que tener una visión crítica de las ONG´s, no categóricamente rechazando a todas pero con mucha precaución y evaluando que

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hacen, con quien y porqué. En el plano teórico hay una discursión entre quienes plantean la construcción de contrapoderes y quienes plantean la destrucción del poder, la toma del poder, usted cree que son propuestas complementarios o son distintas Hay diferentes etapas, primero es la organización de masas en función de reivindicaciones cotidianas, donde uno puede hacer una propaganda educativa sobre fines, metas, sobre teoría y de práctica, pero que principalmente es tomar contacto con las grandes masas, el problema agrario, el problemas de tierras, de habitación. La segunda fase es cuando las masas se empiezan a organizar, a formar territorios de influencia, sectores de población organizada, con capacidad de controlar espacios políticos y que generan un tercer nivel de crear un poder paralelo pero en confrontación, lo que llaman el contrapoder, es casi el viejo concepto marxista de poder dual, el contrapoder, poder y contrapoder, como yo lo entiendo. Y después entre los dos poderes no se puede subsistir en el mismo terreno, o gana uno u otro, entonces no hay que decir que no queremos el poder y solo el contrapoder, no es viable, uno y otro no pueden los dos ocupar el mismo espacio en disputa permanente porque el sistema no funciona, la circulación de mercancías, la reproducción de capital, las necesidades por parte del capital, el otro necesita solucionar problemas, la masa no siempre está movilizada, a la espera, hay que resolver problemas, entonces la situación es sumamente inestable, entonces la lucha por el poder está implícita en la formación de contrapoder y la transformación del Estado es obligatoria, no se puede sostener un régimen del poder del pueblo, en una situación en que cada momento las instituciones de Estado intervienen y derrocan al régimen. Ahora, un pequeño paréntesis, hay algunos ideólogos de las ONG´s por las limitaciones de su organización, que hablan de un contrapoder retórico radical, pero que en realidad son reformistas de las ultranzas, porque lo que ellos llaman contrapoder es simplemente grupos de presión sobre el poder, donde piensan que pueden presionar por concesiones, etcétera y mas un sector peor todavía de los contrapoderistas es que crean que están inventando algo nuevo con la reciprocidad, la economía de trueque, micro proyectos, es absurdo porque en cualquier crisis económica quiebran, las microempresas, y la subsistencia no es la solución para la gran mayoría de masas, quizás para unas ONG´s, que tienen sus departamentos, su propio Jeep cherokee de 30 000 dlls y lo demás, para ellos es el mundo ideal, casi el comunismo primitivo y no se qué, pero de fondo estos proyectos viven en islas controladas y determinadas por la macroeconomía y por el poder del Estado y en cada crisis hay quiebras masivas de micro empresas. Nosotros hicimos investigaciones en Chile, hace muchos años y el 80 % de las microempresas quiebran en un año y si preguntas, entrevistas a los ambulantes, ¿prefieres un trabajo en fábrica, los salarios, prestaciones sociales y jubilación o ser ambulantes?. El 90 % dicen obviamente que quieren lo primero. Hablas con empleadas domésticas ¿prefieres trabajo de 40 horas en fábrica o quedarse bajo el mando de la señora?, ni hablar, entonces toda esta mitología de que el mundo, contramundo contra alternativa desde abajo, toda esta retórica pseudo popular está adaptada al sistema de fondo porque el Banco Mundial está prestando millones para reproducir estos sistemas que no son ningún desafío al poder pero se titulan, se tachan de contra poder y finalmente esta este discurso de Marcos de no tomar el poder, yo creo que se está convirtiendo la necesidad en virtud. En una primera época ellos pensaban en marchar a México sobre el cerco militar, delimitando sus territorios, entonces no pueden tomar el poder por eso dicen que no lo quieren. En realidad quieren poder, quieren poder en Chiapas, quieren poder para sus instituciones, asambleas, etcétera, los anarquistas en el exterior utilizan eso para justificar una acomodación lúdica al sistema.

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Podría seguir desarrollando su análisis sobre los zapatistas ¿Qué otras limitaciones encuentra, qué otras contradicciones internas? Yo creo que el zapatismo, el movimiento en Chiapas por los menos, es muy positivo, desde un principio dividió a la sociedad con todo sus exponentes, desde Octavio Paz en la derecha apoyando las masacres hasta los centristas como Carlos Fuentes que dijo que son buenas las metas pero que los métodos hay que cuestionarlos, hasta la izquierda consecuente que apoyó el alzamiento, en este sentido creo que primero el hecho de que se lanzaran en la inauguración del TLC es un hecho antiimperialista detonante. Creo que la participación indígena, la articulación de las demandas, la dignidad que impone en Chiapas para los indígenas frente a los coletos es impresionante, romper el racismo, la discriminación, la vergüenza y todo lo demás, en este sentido lo creo importante y también enfocar el problema de los pobres en México mundialmente, la proyección desde Chiapas informando al mundo que México no es simplemente un patio de Estados Unidos, que la gente lucha y tiene expresión, cara y huesos. Las limitaciones en parte son el desarrollo desigual de las luchas indígenas, desigual en el sentido de que Chiapas avanza, otros sectores no los acompañan, en segundo lugar yo creo que en parte el discurso de Marcos estaba mas orientado a los marginados, que a la clase obrera, a los sindicatos, etcétera. Debe dar una expresión mas, por ejemplo el sindicato de electricistas es mucho mas importante como base de apoyo que los homosexuales de Coyoacán, en este sentido y no estoy contra los homosexuales, deben estar presentes, incluidos en el programa de liberación, lo digo en términos grosso modo. Tercero, creo que las convocatorias a las grandes asambleas incluyeron a muchas sectores e individuos no representativos, delegados o representantes que realmente no representaban mucho, entonces deben tener mas cuidado en las invitaciones, buscar lazos mas orgánicos, con formaciones representativas de masas y creo que eso también era un problema y en general el discurso antiimperialista para mi es importante, en México contra los cipayos y vende patrias como Castañeda y todo el grupo que son realmente la peor expresión de la intelectualidad Mexicana vendida, y creo en este sentido, que no debemos idealizar demasiado el zapatismo, hay grandes movimientos en Oaxaca, en Guerrero y en otras partes demasiado numerosas; y un gran desafío que no entiendo es el porque no se podría articular por lo menos una red de coordinación y eso podría dar una gran fuerza, en vez de pegar con un dedo, pegar con el puño cerrado y eso es un mayor desafío que articular con Europa, con Estados Unidos. Es muy importante, pero o debe subestimar esta gran tarea difícil, complicada, de articularse con Guerrero, con una gran tradición de lucha, mucho mas importante que los anarquistas de Barcelona. Parece que los asesores del gobierno mexicano están proponiendo a su gobierno organizar otro congreso indígenas, sabiendo precisamene esa debilidad de la que usted habla Sí, no hay duda y van a ofrecer dinero con un discurso liberador y tengo miedo porque estuve, no voy a mencionar el nombre, con una destacada dirigente internacional indígena que hace poco me dijo que van a organizar una reunión en México con Fox invitado y yo decía no se los participantes pero tu, vas a estar desprestigiada entre los indígenas de lucha indígena, te va a costar enormemente estar en la plataforma con un gobierno profundamente anti indígena y pro imperialista, yo creo que cualquier indígena que se presta a este juego está quemado de por vida ¿Cómo ve usted la situación de los intelectuales de izquierda en la actual coyuntura? Hablando de Europa y de Estados Unidos, hay un gran colapso frente a la guerra, muchos intelectuales progresistas de Estados Unidos capitularon frente a la presión

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fuerte burguesa, la vigilancia, las amenazas capitularon, apoyaron. Con muchos ataques a los Talibanes olvidaron el principio fundamental antiimperialista que es la autodeterminación. Dicen que la guerra debe ser justa, no se que y lo mismo en sectores importantes en Europa. Ahora en América Latina yo creo que hay dos generaciones, la generación nuestra que en gran parte yo creo que o está pasiva, academicista o se han derechizado, con excepciones notables como John Saxe Fernández y otros, y hay una nueva generación de intelectuales jóvenes en la búsqueda de la crítica, con mucha sed de crítica, de elaborar proyectos antiimperialistas. Debemos trabajar en minoría, no importa y esta generación nueva y los pocos que quedan de nuestra generación hacer una gran convergencia. Elaboraciones nuevas teóricas desde el ángulo de la lucha de clases, del marxismo creativo y el marxismo aplicado, quiero enfatizar, no una elaboración abstracta, hay que tomar los conceptos mas útiles para analizar problemas concretos, o sea, el imperialismo cómo se organiza ahora empíricamente y que consecuencias empíricamente o históricamente y no hacer un simple trabajo althuseriano de elaborar todo un aparato sin saber cómo aplicarlo. Las fundaciones imperialistas como la Fundación Ford, la Fundación Rockefeller, etc..., igualmente los gobiernos latinoamericanos, tienen todo un proyecto de absorción de los intelectuales de izquierda, ¿nos podría hacer algunos comentarios sobre ésto? Sí claro, uno, la fundación Ford empezó con muchos líderes de la CIA y ha seguido muchos años dando becas para remodelar el mundo académico intelectual en función del gobierno norteamericano, donde son asesores del gobierno o de políticos, creo que siguen siendo muy nefastos. Más ahora porque prestan algún dinero a gente progresista mientras su actividad está orientada a suplementar la política mercantilista, neoliberal o lo que sea.

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28 de marzo de 2002

Antiglobalización, militarismo y lamebotismo James Petras La Jornada Tres fuerzas principales actúan sobre el mundo contemporáneo: el movimiento antiglobalizador, cada vez más opuesto al dominio del capital euroestadunidense y a las guerras imperiales; la militarización que realiza Washington de la política y la economía de su país y del mundo, y el incremento del lamebotismo entre líderes tercermundistas ansiosos de ofrecer favores a Washington a cambio de préstamos, de acceso a los mercados, o por simple servilismo ideológico. Cada una de estas tendencias es evidente en los sucesos recientes, en forma que sugiere que están interrelacionadas. El resurgimiento de la oposición global a la dominación imperial estadunidense y europea es evidente en todo el mundo desde diciembre de 2001. En Porto Alegre 70 mil participantes de todo el mundo repudiaron el dominio del capital y promovieron una variedad de propuestas progresistas alternativas para lograr la paz y la justicia social. En Argentina cerca de tres millones de personas han mostrado activamente su repudio a la clase gobernante local y a sus patronos europeos y estadunidenses, y lograron ya deponer al primer presidente lamebotas, aunque no a todos. En Barcelona, España, el 16 de marzo pasado, cerca de 400 mil personas denunciaron el neoliberalismo, el capitalismo y los preparativos de guerra de Washington, desafiando a 20 mil soldados y policías de Aznar, así como a helicópteros armados, fragatas de guerra y aviones AWAC. En Italia, el 23 de marzo, dos millones de trabajadores y empleados marcharon en contra de las políticas neoliberales de Berlusconi, la guerra estadunidense y la globalización. Los movimientos sociales convergen, hermanándose a través de las fronteras y creciendo en tamaño y perspectiva, uniendo temas nacionales con la oposición a las trasnacionales y a los planes bélicos de Washington. En respuesta al desafío democrático popular, Washington ha adoptado una estrategia dual consistente en aumentar su gasto militar y lanzar una ofensiva diplomática para estimular el lamebotismo entre políticos clientes, en particular, aunque no exclusivamente, en América Latina. El gobierno de George W. Bush ha incrementado oficialmente su presupuesto militar en cerca de 20 por ciento, casi 300 mil millones de dólares. En el mismo periodo ha extendido sus bases militares nuevas en las antiguas repúblicas soviéticas de Asia central y Georgia, así como en Yemen, Macedonia, Kosovo, Montenegro, El Salvador, Filipinas, Ecuador, Brasil, Aruba y Perú. Además, Washington recluta y financia mercenarios para patrullar regiones de conquista, como las fuerzas turcas en Afganistán, los militares paquistaníes en las fronteras afganas, los kurdos en el norte de Irak, etcétera. La confrontación mundial entre los movimientos antiglobalizadores y populares y el militarismo estadunidense se relaciona íntimamente con el creciente rechazo a las políticas neoliberales y a la explotación que realizan las bancas estadunidense y europea y las corporaciones trasnacionales. En esta confrontación Washington ha demandado cada vez más a sus gobiernos clientes del Tercer Mundo que intervengan en favor de su imperio. El lamebotismo no es un fenómeno nuevo: en los periodos coloniales y neocoloniales hubo líderes de tribus, terratenientes, señores de la guerra y mercaderes dispuestos a colaborar en el saqueo de sus países a cambio de dividendos materiales y estatus privilegiado entre los súbditos coloniales. La típica sicología del colaborador lamebotas es autoritaria (en el sentido que Theodor Adorno da al término): a los pies de los poderosos, a la garganta de los indefensos.

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En meses recientes Washington ha dado luz verde a sus clientes lamebotas en América Latina. El presidente designado de Argentina, Eduardo Duhalde, se ha comprometido a votar junto con Estados Unidos en contra de Cuba y se manifestó dispuesto a enviar tropas mercenarias a cualquier guerra que Washington declare. El mandatario Andrés Pastrana pone fin a las negociaciones de paz, apoya el control creciente de Washington de las operaciones militares en Colombia y sigue perdiendo tanto el apoyo popular como la guerra con la guerrilla. El presidente Alejandro Toledo ofrece a Washington nuevas bases militares, mayor control sobre los ríos y fronteras de Perú a cambio de puras promesas de mayores préstamos militares. El gobernante de Chile, Ricardo Lagos, ofrece votar contra Cuba en Naciones Unidas (Ginebra) y apoyo al ALCA a cambio de ser incluido en el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica. Mientras estos presidentes siguen la línea ortodoxa de servilismo lamebotas a cambio de algún favor económico, Jorge G. Castañeda, secretario de Relaciones Exteriores de México, aplica una política lamebotas heterodoxa: actúa en favor de la política estadunidense mientras incrementa los privilegios económicos de sus patrones estadunidenses. George Castañeda, como se le conoce entre sus mentores de Washington, demuestra que el lamebotismo puede alcanzar alturas nuevas e insospechadas... de servilismo. George fue el primer canciller latinoamericano en declarar apoyo incondicional a la intervención militar estadunidense en Afganistán. De hecho, ¡les ganó por varios días a sus competidores lamebotas latinoamericanos! Luego, durante una reunión con exiliados cubanos en Miami, procedió a provocar una ruptura de los lazos históricos entre México y Cuba, incitando al lumpen isleño a irrumpir violentamente en la embajada mexicana en La Habana. Posteriormente desinvitó a Fidel Castro a la conferencia de la ONU en Monterrey, cumpliendo en la forma más servil con los "protocolos" de Bush. Castañeda no pidió nada a cambio de estas violaciones de la tradicional política exterior independiente de México: no hubo intercambio alguno. Más aún, Castañeda apoyó la propuesta de Bush de que la ayuda al exterior debe ir acompañada de mayor control e intervención imperial para asegurar que los fondos no sirvan a propósitos nacionales o populares. Castañeda, con aprobación del presidente Vicente Fox, accedió a permitir mayor control aduanero y migratorio estadunidense en el lado mexicano de la frontera. Estados Unidos ha respondido al servilismo de Castañeda cerrando miles de maquiladoras (se han trasladado a China) y despidiendo a decenas de miles de trabajadores. No creo que Washington haya "presionado" a George, como afirman algunos críticos. Tiene un largo y nada distinguido historial de servir a sus patrones estadunidenses. Su variedad de lamebotismo heterodoxo es ideológica y personal: ideológica porque cree que los líderes del Tercer Mundo deben subordinarse a Washington ya que ése es el orden natural del mundo. Como un campesino servil me dijo alguna vez: "Hay una jerarquía en el mundo en la cual uno sirve al patrón y ordena a los peones". Personal, porque el grupo de referencia de George, en cuanto a éxito y estatus, son los personajes e instituciones de prestigio en Estados Unidos y de ellos le interesa recibir los espaldarazos. La gran confrontación entre el imperio militar estadunidense y el movimiento antiglobalizador se hizo presente en Monterrey, con Fidel Castro hablando por los oprimidos y contra la globalización, y Bush defendiendo el militarismo y ofreciendo al Tercer Mundo menos ayuda anual de la que destina al régimen invasor israelí. El intento de Castañeda por limitar el atractivo que el mensaje de Castro tendría para el pueblo de México y para el mundo, mediante maquinaciones groseras y despreciables, fue sin duda del agrado de su patrón texano. Sin embargo, a final de cuentas, la historia recordará el discurso de Castro en la conferencia de Monterrey como una contribución al creciente movimiento mundial contra la globalización. Los futuros científicos sociales, al estudiar las patologías políticas, harán notar los extremos a los que el lamebotismo fue llevado por el ex canciller George Castañeda, todo para obtener una plaza de profesor visitante en la Escuela Kennedy de la

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Universidad de Harvard. Traducción: Jorge Anaya

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9 de abril de 2002

El Campanero James Petras Rebelión Traducido para Rebelión por Jorge Capelán Ibrahim se despertó antes del amanecer dado que ese había sido su hábito desde que tenía uso de razón. Metió los pies dentro de las pantuflas que tenía al lado de la cama, levantó la cajetilla de fósforos que tenía sobre la veladora, encendió una vela y luego prendió una pequeña cocina de queroseno. Se puso de pie y se estiró, pero no miró por la ventana, como solía hacerlo, para ver cómo estaba el tiempo. El trueno de las piezas de artillería que explotaban y el fuego de ametralladora que le hacía a uno rechinar los dientes le disuadieron de esa práctica habitual. Se miró en el espejo, de cerca, y luego abrió el grifo -- no había agua. Metió una taza en un balde y se lavó, secándose la cara con la toalla que colgaba al lado del lavabo. Miró la toalla estrujada, la volvió a levantar y la volvió a poner en su lugar, pulcramente doblada. Se sacó el pijama y lo dobló bajo su almohada, estiró las sábanas y las frazadas muy prolijamente. Se dirigió hacia el pequeño quemador para hacerse el café. Sacó el viejo pan negro de la alacena, cortó dos rebanadas y lo volvió a poner en su lugar. Abrió el refrigerador, no estaba frío, sacó la mantequilla blanda y el queso y untó el pan y rebanó el queso, al que procedió a cortar en trozos de tamaño uniforme. Se sirvió su café en una taza azul y llevó el queso y el pan con mantequilla hasta una mesa pequeña de madera en un plato floreado. Encendió la radio - pero no salía ningún sonido. En las cercanías cayó una bomba que hizo temblar el edificio y casi apagó la vela. Ibrahim hizo un hueco con su mano en torno a la llama, como para protegerla de intrusiones violentas. Mojó el pan crujiente en el café y lo comió con un pedazo de queso. Cuando terminó recogió el plato y la taza y los llevó al fregadero, abrió el grifo, pero no salía agua. Sacó otra taza del balde, lavó los platos y los dejó a secar en el secaplatos. Sacó un trapo y limpió todas las migas de la mesa y de la encimera. Sacó la regadera y con las últimas gotas regó las plantas. Echó una mirada furtiva por la ventana hacia su jardín: los rosales estaban pisoteados y había soldados por todos lados. "Hoy no puedo regar las plantas," se dijo para sus adentros. "Las ramas están quebradas, pero tal vez las raíces estén protegidas y las flores vuelvan a brotar de nuevo, cuando se vayan los soldados". Hablaba más consigo mismo que con cualquier otra persona. Vivía solo desde hacía una década, después de la muerte de sus padres. Buscó debajo de la cama y sacó sus zapatos, y una pequeña sonrisa le cruzó por la cara. "Ella trataba de ayudar, pero desordenó todo. Me ponía loco de rabia porque ella ponía todo en el lugar que no era". Ibrahim hablaba de su cuñada, que había intentado, hacía ya varios meses, limpiar y ordenar de nuevo el apartamento. Había puesto sus zapatos en el armario y los cuchillos y las cucharas en el cajón y sacaba las frazadas para ventilarlas. Ibrahim no estaba contento y volvió a poner todo en su lugar. "Tú necesitas una esposa, una mujer para que te cuide", le había dicho su hermano hace años. Ibrahim no había respondido, aunque escuchó respetuosamente. "Quién te va a cuidar cuando estés viejo, o si nos mudamos?" Ibrahim había vuelto los ojos, perplejo. "No soy viejo", se dijo para sus adentros más tarde, mientras se miraba al espejo. Justo cuando estaba de pie frente a la cama, hubo una tremenda explosión en el piso de abajo, esquirlas de vidrio se metieron en su apartamento, las cortinas volaron hacia adentro y hasta el piso tembló bajo sus pies. Ibrahim se arrastró por el piso, recogiendo los pedazos de vidrio roto y tapó la ventana

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con la tabla de picar. Miró afuera hacia la plaza de la Iglesia de la Natividad y vio un tanque monstruoso con su enorme cañón apuntando hacia la puerta de la iglesia. Ibrahim cayó de rodillas, el miedo le oprimió el corazón, rezó en árabe y luego sacó una cruz de debajo de su camisa. La miró: son las seis, la misa comienza dentro de poco. Había un fuego continuo de ametralladoras, las órdenes de los soldados, los gritos de los heridos. Se puso el abrigo y la gorra, y se puso la bufanda alrededor del cuello. Miró hacia abajo, un gato grande y negro se refregaba contra su pierna. Cortó un poco de pan, lo remojó en leche y lo puso en un tazón. Salió y bajó las escaleras. Todas las puertas estaban cerradas, pero podía oír los sonidos de los niños llorando y los murmullos de sus padres. Cuando llegó al final de las escaleras, la puerta de un apartamento se abrió de pronto y una pareja de ancianos se paró frente a él. "Ibrahim, a dónde vas?" Eran pequeños, les temblaban las manos y estaban llenos de miedo. Ibrahim señaló hacia la iglesia. "Voy a tocar la campana de la iglesia. Quieren que les traiga algo al regresar?" "Ibrahim! Hoy no hay misa. Los negocios están cerrados. No hay comida. Hoy los soldados han cerrado la iglesia. Nadie puede dejar su casa. Están matando a todo el que encuentran en la calle. Tienes que volver a tu cuarto y esperar." Ibrahim frunció el ceño. Abrió la puerta. Frente a él estaba el monstruo de hierro. La pareja de viejos cerró rápido la puerta y le habló desde adentro. "Ibrahim, no te dejes ver! Están matando a todo el mundo. Si te pegan un tiro en la calle nadie te va a ayudar. Le disparan a los doctores. Te vas a pudrir donde caigas, porque ni siquiera los curas ni los de las pompas fúnebres se van a hacer cargo de tu cadáver. También los matarán a ellos". Ibrahim dudó un poco. Pero si todo el mundo en Belén lo conocía. En los amaneceres grises de los últimos 25 años se había levantado y había caminado hasta la pequeña puerta al costado de la entrada de la iglesia. Había entrado y se había persignado en el Sagrado lugar del Nacimiento de Jesús y había subido las escaleras del campanario. Seis toques para la primera misa del día, ocho para la misa de la mañana, cuatro para un casamiento, tres para un bautismo, y diez toques para un funeral. Con todas las muertes que han habido últimamente, parecía que las campanas de la iglesia siempre sonaban. Las manos callosas de Ibrahim estaban acalambradas. Comenzó a caminar calle abajo mirando hacia adelante, como transmitiéndoles a los malhechores el mensaje de que sólo se dirigía hacia la puerta lateral, de que sólo iba a tocar las campanas para llamar a los fieles como lo había venido haciendo cada día durante el último cuarto de siglo. Sólo jalar seis veces de la campana. Sin arma, sin gatillo, con las manos abiertas a los costados del cuerpo. Caminó frente al tanque y sintió el calor del metal, el olor a diesel quemado le penetró en la nariz. A su izquierda, cerca de la entrada de la iglesia estaba un cuerpo sin cabeza, y la sangre salpicaba el pavimento y la puerta. De repente, Ibrahim fue asaltado por el miedo, comenzó a caminar más rápido, sólo estaba a diez metros de la iglesia cuando se escuchó un disparo y luego varios más. Ibrahim giró sobre sí mismo, con los ojos llenos de miedo de morir. Su boca se movía. "Por qué yo? Yo sólo quería tocar las campanas para la primera misa". Cayó muerto. Las campanas no doblaron por el campanero. Era un palestino en la tierra del Gran Israel.

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16 de abril de 2002

El voraz apetito del arzobispo James Petras Rebelión Traducción Gabriela García Cedro. Salió de la puerta trampa, linterna en mano, sin sus vestiduras elegantes y sus anillos- impedimentos para la tarea a realizar. En su camisa de dormir y pantuflas se deslizó hasta el baño contiguo al dormitorio y se sentó sobre el retrete a esperar. En unos momentos, un joven seminarista se deslizó al compartimento y el arzobispo apretó sus muslos, lo dio vuelta y lo sodomizó, ignorando su "Ave Marías". El Arzobispo Edward Putz durmió profundamente esa noche y soñó con angelicales muchachos jóvenes en el paraíso haciendo reverencias sobre un lecho, con sus túnicas enrolladas hasta sus muslos de alabastro. Al día siguiente, él dio a un solemne sermón sobre las virtudes de la abstinencia antes del matrimonio. Putz tenía un apetito voraz, algo bien conocido desde sus tempranos días en el Vaticano dónde él era miembro activo en la Secretaría de la casa del Papa - junto con una docena de otros hombres jóvenes. El joven e inocente Edward, de una iglesia pequeña en Lubon, un pueblo cerca de Poznan, fue enormemente atraído por las intrigas y políticas del Vaticano, especialmente, por las habilidades de su mentor, el futuro Papa Juan Pablo. Fue en Roma, más específicamente en el sótano del Vaticano donde Putz se inició en las alegrías de la carne. La iniciación de Putz tuvo lugar en las duchas del dormitorio, bajo la dirección capaz y la tutela de un mayor experimentado. Prelado italiano. Comenzó con un juego al que el Padre Luigi llamó, jocosamente, "dejando caer el jabón" y terminó en mutua sodomización. A continuación, Luigi organizaba las cenas de los sábados con otros miembros de la Secretaría quienes también gustaban de la buena comida, el vino y la sodomía. Como el Padre Luigi explicó, "la actividad está diseñada para purgar el alma de los deseos enfermos, la morbosidad y los pensamientos y actos pecaminosos". Él enfatizó que "tales actos, cuando se dirigen a la congregación, son pecados peores que las "purgas ocasionales" entre los guardianes espirituales de la fe." Edward observó la mirada santa en la cara de Luigi durante la misa que siguió a un rato particularmente vigoroso de sodomía. "El camino a la beatitud", pensó, "empieza a través de extraños orificios". De esta manera, el una vez el célibe y austero prelado polaco floreció. Pasó de ser un subordinado obediente y pasivo a convertirse en un extrovertido, vigoroso y astuto practicante del arte de identificar a los agentes de poder emergentes y servir a sus necesidades, tanto espirituales como de las otras. Se volvió indispensable para el nuevo Papa polaco. Él excorió a los reformadores de la Iglesia como más insidiosos que los conocidos enemigos comunistas de la Iglesia. Él castigó a aquéllos que hicieron pensar en la introducción de prelados mujeres acusándolos de violar la pureza espiritual de la Madre Santa - un "non sequiter" que agradó al Papa pero dejó perplejos a los teólogos. Ante todo, estaba la actividad política de Putz en demonizar a comunistas, socialistas y filo-comunistas demócratas cristianos que le valieron una citación al obispo de parte del Santo Padre, y un boleto de regreso a Polonia. "Ve, hijo mío, y sé digno de mi bendición. Ve con los trabajadores polacos y apártalos de los falsos profetas del estado de bienestar y el comunismo. No temas tomar los recursos materiales de las agencias de inteligencia Occidentales, porque cualesquiera sean sus pecados, ellos están sirviendo a la Santa Iglesia Evangélica. Para combatir al Comunismo tenemos que tomar prestados sus métodos. A aquéllos que disienten púrgalos; a aquéllos que obedecen y siguen al Único y a la Verdadera Fe, bendícelos

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para que prosperen y sean buenos a los ojos de Dios." El Papa hizo una pausa, pasó su mano a través del cabello de Putz y la apoyó sobre su hombro. Miró a Putz a los ojos. "Recuerda, Poznan no es Roma. Cuídate de la tentación del diablo." Se detuvo. "Tú eres mi hijo querido, pero? " la voz suave y amable del Papa se endureció, "guía tu apetito. Encuentra una ama de casa fiel, preferentemente una viuda mayor. No hagas nada que perjudique a la Iglesia." Al principio, el Obispo Edward Putz siguió los órdenes Padre Santos al pie de la letra. Él era el intermediario financiero (el "limosnero") para el sindicato Soldoutery. Transfirió los fondos de las agencias de inteligencia alemanas y americanas y les dio la mayoría de ellos a los líderes del sindicato con mejor predisposición clerical. Cuando fue cuestionado por la C.I.A. sobre los déficits en los pagos, afirmó que había utilizado el dinero para "caridades relacionadas con otras iglesias" que no podía revelar debido al "carácter confidencial de la confesión". Los inspectores de inteligencia Occidentales notaron que el obispo tenía una bañera especial de agua caliente y una sauna instaladas en el sótano de su residencia privada. "No tan malo - él escamoteó sólo 10%", comentó un cínico operario "la partida tomada en el Medio Este es doble." La inauguración de sus nuevas facilidades higiénicas coincidió con la visita tumultuosa de Su Eminencia acompañada por un numeroso entorno de Roma que incluía a dos de los antiguos compañeros de juegos de Edward de los días del sótano del Vaticano. Después de un día agotador dándole la comunión a algunos de los líderes de Soldoutery, a los muchachos les gustó retozar en la jabonosa tina de agua caliente de Putz, tras haber probado sus proezas sexuales en el baño sauna. En una sesión privada con el Santo Padre, el Obispo Putz reportó su misión: relató los lazos íntimos con Lick Ballesa, el líder indiscutible de Soldoutery, enumeró los sermones contra el aborto "comunista"; detalló el dinero transferido entre "nuestros amigos del Oeste" y "la estimada, querida y leal congregación sindical". El Papa le golpeó suavemente la cabeza y le preguntó gentilmente si había seguido su consejo paternal contratando a una ama de casa. El obispo se ruborizó inconscientemente. "Aún no, Padre, todavía estoy buscando a la mujer correcta que pueda realizar sus deberes y sea sincera en su fe." El Santo Padre evaluó a Putz y con una sonrisa mansa le informó que "cuando el monstruo comunista sea finalmente derrotado y extirpado, tendrás que ser considerado para Arzobispo por tu resistencia al enemigo ateísta, tu servicio a la Iglesia y tu "rectotud" El Obispo se sobresaltó por el error en la pronunciación del Papa, pero hizo una reverencia y besó la mano con el gran anillo. Fue poco después de la partida del Papa y la huelga general precedente a la ley marcial, que el Obispo empezó a tener noches desveladas, poluciones nocturnas y deseo constante. Pensó en entrevistar a las viudas mayores disponibles, pero su "demonio" estaba pidiendo la carne del estudiante de primer año. Su abrazo a los clérigos visitantes y los ayudantes jóvenes duró mucho más tiempo y fue acompañado, primero por palmaditas en las mejillas, y luego, por un apretón de manos, a veces sostenido muy cerca del centro de su ardor. Pero esto sólo sirvió aumentar la pasión de Edward, sin apagar sus deseos. Se le ordenó a la señora de limpieza que cambiara las sábanas manchadas dos veces por semana. El jubiloso, aunque más tarde trágico, descubrimiento del túnel secreto ocurrió justo antes de la caída de Jaruzelski. El jardinero, un viejo campesino de barba gris con las mejillas rojas, apisonaba la tierra en el jardín del Obispo. "Usted sabe, Santo Padre, hay un túnel aquí abajo, que fue usado por los patriotas para escapar de la persecución Nazi. Y más tarde se dijo que algunos de los partidarios de Pilsudski usaban los túneles después de la Guerra para esconderse de los rusos." El Obispo estaba menos interesado en las historias de guerra y los salvadores nacionales, que en averiguar dónde estaba el túnel. "¿Con qué se conecta el túnel?", preguntó mientras miraba esperanzadamente el seminario cercano. "Yo pienso que va en esa dirección", el jardinero apuntó al dormitorio de la escuela. Edward apenas podía contener su alegría. Se volvió abruptamente y se encaminó a su

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casa, directamente al sótano. Después de varias horas de búsqueda, cubierto con telarañas, encontró la entrada. Abrió la puerta y con una lámpara en la mano, procedió. A diferencia de Diógenes, él no buscaba la sabiduría, sino la satisfacción física. Guiado por las visiones de hombres jóvenes soñolientos con las nalgas gordas y redondas, siguió. Al final del túnel, vio una deteriorada escalera de mano y la puerta trampa. Ya era de noche y podía oír las campanillas que sonaban para las oraciones de la tarde. Dudó. Su mente le dijo que volviera pero sus ijadas lo impulsaron a seguir. Subió los escalones y alzó la puerta trampa. Se abrió al final de un vestíbulo en el dormitorio, al lado de un baño. Se incorporó, cerró la puerta y se arrastró a lo largo del vestíbulo. Oyó una puerta que se abría- por lo que se deslizó al baño, entró en un casillero y se quedó de pie en el asiento del retrete. Un seminarista se deslizó en el casillero contiguo y empezó a masturbarse. El Obispo estaba en llamas. Miró hacia abajo y decidió hacer su movimiento. La aventura acabó satisfactoriamente, por lo menos para el Obispo. Combinando amenazas de expulsión, infierno y purgatorio con sus caricias experimentadas, logró sodomizar al joven asustado. El Obispo le hizo jurar discreción y le exigió que se encontraran al día siguiente para la confesión. La victoria electoral de Lick Ballesa y la caída del Comunismo fueron celebradas en todas las Iglesias. En Poznan, una gran misa fue llevada a cabo en la Catedral, pero se extendió a la plaza mayor y las calles laterales. El Obispo pidió que todos los sistemas de micrófonos confiscados a los rojos fueran puestos a lo largo de la ciudad para transmitir la Palabra de Verdad Universal y Liberación Nacional. Cineastas famosos fueron invitados para grabar el histórico momento. Poco después, se le envió al Estimado Padre en Roma una película que lo impresionó debidamente. No fue mucho antes de que el Obispo se hiciera Arzobispo - el prelado más alto en Polonia. Cuando se le preguntó si se mudaría a Varsovia, declaró, bajando sus ojos y susurrando que, a pesar de su nueva posición privilegiada, él deseaba continuar sirviendo a sus humildes parroquianos. En realidad el recientemente ungido Arzobispo tenía en Poznan una red entera de hombres jóvenes para escoger durante sus cabriolas nocturnas y él no quería abandonarla. En el seminario, él estaba fuera del baño y en la alcoba. Sus favoritos eran dos fornidos muchachos campesinos. Él los inició y los invitó a su tina caliente y su sauna, intercambiando favores por todos los orificios. La promoción de Putz no podía haber ocurrido en un mejor momento. Una campaña de rumores sobre sus abusos sexuales empezaba a extenderse. El rector del seminario y varios sirvientes menores del Señor estaban preparándose para archivar las quejas y estaban discutiendo la posibilidad de acercarse discretamente al Concilio de los Obispos. Con su promoción, ninguno de los Obispos se atrevió a desafiar a Putz, desde que él seleccionaba y financiaba sus visitas semi-anuales al Vaticano. Animado por sus éxitos con los seminaristas, el Arzobispo empezó a extender su mano para alternar muchachos y miembros del coro. Más tarde se reportó que había alterado el confesionario para facilitar la comunicación más directa entre Dios y Sus pecadores. Pero nadie habló. Las demandas de los niños sobre los juegos obscenos fueron acalladas por sus padres, quienes temían que la protesta pública solamente ensuciara la pureza de la Iglesia y apenara al Santo Padre polaco en Roma. Putz creyó que sus engaños amorosos no eran detectados gracias a su inteligencia. En realidad, sus hazañas eran generalmente conocidas y cubiertas por los creyentes en nombre de la protección de la Iglesia contra las indignas calumnias de los Comunistas ateístas. Como uno de los defensores de Putz argumentó: los únicos beneficiarios de cualquier revelación pública serían los rusos y sus agentes polacos. El apetito voraz del Arzobispo no se suavizó con el tiempo -de hecho, buscó asegurarse su continuada virilidad extendiendo su alcance a los prelados visitantes, extraños virtuales que pasaron a obtener fondos prominentes. La caída del Arzobispo coincidió con una serie de "shocks externos": una marcada caída en la asistencia de la Iglesia; el fin de subsidios de "nuestros amigos Occidentales", una vez que el régimen comunista cayó; la debacle del régimen

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corrupto de Lick Ballesa. La cuadruplicación del desempleo acompañado por el cierre de "ineficaces" industrias pesadas llevó a una merma en las contribuciones. La proliferación de salones de fiestas, cabarets y discotecas distrajeron a la juventud del camino de la Iglesia. Los Nuevos Ricos invirtieron sus fondos mal habidos de las privatizaciones en cuentas fuera del país, negándole su diezmo a la Iglesia. Era un momento de "decaimiento moral", según el Arzobispo, pero nadie prestó mucha atención. "Ah, por los buenos viejos tiempos de comunismo"- reflexionaba el Arzobispo. El declive en los réditos, y la pérdida de esperanza de cualquier "renovación moral" por parte del Arzobispo, movilizó a un grupo de sacerdotes a escribir una lista de cargos contra Putz y enviarla al Vaticano. Una copia se deslizó al periódico local que publicó los cargos de inmoralidad incluyendo el abuso sexual de seminaristas, muchachos y otros. El Arzobispo protestó vigorosamente, negando todo y enviando una carta a todos los sacerdotes en sus diócesis para que fuera leída en la Misa del domingo. Pocos obedecieron. Incluso, pocos de los creyentes abusados se animaron a atestiguar en su contra por temor a "brindar argumentos a los enemigos ocultos de la Iglesia." Nuevas revelaciones aparecieron en los periódicos locales. Los medios de comunicación de Varsovia vieron apropiado enviar reporteros y móviles de la televisión. Los servicios internacionales de noticias sembraron los informes alrededor del mundo. El Santo Padre estaba dolido. Su protegido le había fallado. Duplicidad. El Santo Padre se entristeció profundamente. Él oró por el alma de su Arzobispo desviado. Oró por las almas de todos los pedófilos y felones "quienes no encontraron los compromisos que vienen con la ordenación sacerdotal y quienes están pasando por un período de dificultad y crisis." Él también oró por aquéllos "que, a sabiendas o no, llevaron al Arzobispo a desviarse del camino." Y en las profundidades de San Pedro, se preguntó dónde y cuándo había empezado todo. Él se cuestionó por qué Putz no había tomado el virtuoso camino de contratar a una viuda mayor como ama de casa, como habían hecho en el pasado tantos otros con apetitos desenfrenados. "Él debe irse", ordenó firmemente el amable Santo Padre a la comisión investigadora del Vaticano antes de que partiera para Poznan. El día antes de su llegada el Arzobispo continuaba la ofensiva negando todos los cargos y denunciando una campaña "mendaz y masiva contra mi persona, la Iglesia y el pueblo polaco". En menos de una semana la Comisión concluyó sus entrevistas y su visita al sitio que incluyeron el confesionario reestructurado, el túnel, el baño con sauna y tina caliente y el pijama manchado de un seminarista. El día siguiente de su regreso al Vaticano, el Arzobispo Putz anunció su renuncia, para alivio de muchos de los creyentes. Otros, aquéllos que no eran de la Verdadera Fe, preguntaron por qué él no era encarcelado por crímenes sexuales, como se hacía con los pedófilos y violadores ordinarios. Otros, los abogados más occidentalistas preguntaron por qué los padres de las víctimas no demandaban a la Iglesia por complicidad con que cubrían los abusos de Putz, como se hacía en la Tierra de los Libres, en Chicago, Boston y en otros lugares más. El domingo cuando Putz anunció su renuncia, un grupo de polacos se puso de pie en la Iglesia y denunció a los pedo-sacerdotes en el vestíbulo de los violadores. Pero la Iglesia polaca no estaba en el peligro. Un nuevo Obispo ha sido designado, quien sólo pellizcará las mejillas de los seminaristas sin abrazarlos. El Vaticano anunció que el Santo Padre, amante y afligido, viajaría a Polonia para reavivar la fe, y estimular esperanzadamente el renacimiento espiritual en estos tiempos de desempleo de dos dígitos y la migración de jóvenes obreras textiles de Cracovia a los burdeles de Hamburgo.

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22 de abril de 2002

Conferencia de James Petras en la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo

La contraofensiva imperialista: Peligros, contradicciones y oportunidades James Petras Cuba Siglo XXI Texto de la Conferencia - Homenaje de JAMES PETRAS a las Madres, en sus 25 años de lucha, dada el Viernes 12 de Abril de 2002 en el Auditorio de la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo, y posterior intercambio con el público. VICENTE ZITO LEMA (Director Académico de la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo): Buenas noches compañeros, en principio pedirles disculpas por la tardanza, hay algunas dificultades con el tránsito y el profesor Petras no podía llegar. Luego agradecer a los docentes y estudiantes que están presentes, esta es una clase abierta y por lo tanto agradecer la presencia de todos ustedes, que han venido a nuestra Universidad para escuchar a James Petras, que, aparte de ser un intelectual conocido por todos, estamos honrados con su amistad, y en especial porque el profesor Petras es el presidente del Consejo Académico Internacional de la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo.(aplausos) Y ahora, el pequeño marco de referencia inevitable para una reunión como esta, les doy la bienvenida y me presento, a quienes no me conocen, soy Vicente Zito Lema, Director Académico de la Universidad. Para nosotros, recibirlo a Petras es motivo de alegría, porque es un compañero que comparte esta historia hermosa de la Universidad, que hace tres años que llevamos adelante. Es además alguien que ama a nuestro pueblo, es un compañero que históricamente ha participado desde todas sus posibilidades, y corriendo los riesgos de un intelectual que viviendo en el centro del imperio, alza su voz desde allí, que no es fácil, insisto que es un compañero desde hace muchos años ligado a las Madres de Plaza de Mayo, y como sabemos este año se celebran 25 años de hermosa y corajuda existencia de las Madres. (aplausos) Y es en este mes de celebración de sus 25 años, que el compañero Petras ha querido dar su aporte, por eso está aquí para reflexionar sobre un tema que obviamente lo conmueve, que es la acción del imperialismo, lo que él llama la nueva contraofensiva del imperialismo. Insisto, coferencia del compañero Petras, siempre bien recibido en nuestra casa de la que es parte, especialmente unido a los 25 años de Madres pero también unido a un momento muy importante, por lo que ocurre en el mundo y lo que ocurre en nuestro país. Todos sabemos que ayer cayó el gobierno del presidente Chávez, de Venezuela, que modifica también para el que quiere ver y para los que no lo quieren ver, una vez más la realidad histórica social de América latina. Habla Petras, en el momento en que para vergüenza de todos nosotros el gobierno argentino, quiere adherir otra vez a esa votación contra el gobierno de Cuba, contra el pueblo de Cuba, aduciendo de forma grosera, que en Cuba se violan los derechos humanos, cuando por una cuestión mínima de honestidad intelectual, (claro muchas veces es pedir mucho), los que están

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a cargo del gobierno argentino, tendrían que abocarse a pedir públicas disculpas, por las continuas reiteradas, y obsesivas violaciones de los derechos humanos que el actual gobierno sigue haciendo, como lo hicieron los gobiernos anteriores, que también en forma hipócrita, y permítaseme la palabra, en forma canallesca, se adjudicaron, el rol de decir que en Cuba se violaban los derechos humanos. Cuando todos sabemos que hay un país, en donde la violación de los derechos humanos se ha convertido prácticamente en la existencia natural, es desgraciadamente aquí. Perdón Cuba por tener el gobierno que tenemos, perdón Cuba por este voto que no nos representa. Y es también claro, Petras dará esta conferencia en el marco de la presencia del Fondo Monetario, lo sabemos todos: una visita que acarreará mas desgracias sobre las que ya padecemos; en un marco mundial en el que para todos aquellos que aman la paz, ésta es la casa de las Madres, de la Universidad, por lo tanto la paz, es algo muy importante, porque la paz en definitiva es el resultado de la justicia, y aquí históricamente peleamos por la justicia, y al pelear por la justicia estamos sin hipocresías luchando por la paz, y no podemos obviar entonces lo que está pasando hoy por hoy en Medio Oriente, no podemos negar la masacre que sufre el pueblo palestino, porque más de una vez hemos dicho que todas las desgracias nos duelen, cualquier muerto que suceda también en Israel, como ser humano nos duele, y mucho, pero aquí lo que está en juego es una violación flagrante del derecho que tiene el pueblo palestino a ser un país, a ser un Estado respetado por el conjunto de los luchadores por la paz. En este complejo contexto para ayudarnos a pensar en nuestra situación, para ayudarnos a discutir, a plantearnos a pura luz que está pasando hoy aquí en Latinoamérica, la palabra del compañero James Petras. JAMES PETRAS: Bueno, estoy aquí en Argentina principalmente por esto de celebrar con las Madres sus 25 años, esa es la razón para este viaje, de este viejo con problemas en la espalda, un poco miope, algo de alzheimer y todo lo demás, pero celebrando con las Madres sus 25 años de intransigencia, contra los presidentes de turno, los militares y demás canallas que sabemos están en este país rico en minerales y con gran pobreza. Entonces bien, hoy noche quiero empezar a partir de la discusión de cinco grandes estafas en este último período, para entrar en la actualidad de las estafas de la gran política imperialista de la actualidad. En primera instancia tenemos la "estafa del año 2000", recuerden, como todo el mundo está a "punto del cataclismo", y entonces teníamos que invertir miles de millones de dólares para financiar las compañías de informática, para "salvarnos" de la quiebra mundial, que caen los aviones, los bancos dejar pasar dinero etc....( Para controlar la circulación dinero no necesitan quebrar Haití, necesitan un Cavallo como ministro en un país, y eso resulta mayor desastre que cualquier pecado de los computadores).(aplausos) En todo caso termino diciendo, era una estafa, porque países como Finlandia gastaron menos de cien mil dólares y no tenían ningún problema, y China y Rusia lo mismo y los que gastaron cientos de miles de millones llegaron al mismo punto. Eso ha servido para inflar valores y expectativas de lo que llaman la nueva economía, no era un estímulo de la producción, era precisamente la estafa que estimuló, infló los valores, y después tenemos el hecho, de que un año después hubo una caída vertical y descubrimos todos que los fundamentos de la nueva economía eran falsos. Por ejemplo: la biotecnología, a pesar de 30.000 millones de dólares de inversión, ha

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producido solo 25 medicinas que generaron lucro, tenemos el caso de fibras ópticas, cuyo 95 % no están enchufados y no están funcionando, es algo espantoso, otra vez se comieron cientos de miles de millones de dólares y todavía no está operativo en su capacidad, solo el 5% de la capacidad. Más allá de eso tenemos las grandes inversiones de computadores, software, y lo demás, sus valores han caído, muchas empresas están en bancarrota, y en conclusión el estímulo que dieron a la economía es mínimo, menos 0.5% de lo que es la economía, y entonces la mal llamada "tercer revolución tecnológica", era en realidad una invención de sus promotores; y comieron mucho de los pequeños peces, y algunos grandes también, que entraron tarde y se quemaron, pensando que podrían ganar dinero fácil sin trabajar. Simplemente como las abuelas, y los jóvenes "yuppies", esperando que caiga del cielo el dinero de sus inversiones en la famosa nueva tecnología, algunos ganan mucho dinero pero la mayoría queda entre el frío y la bancarrota. Luego tenemos actualmente la guerra en Afganistán, el hecho de que hay una guerra, entre Estados Unidos y el gobierno de Afganistán, pero, una pregunta básica sería: ¿como podemos llamar un guerra, cuando 3000 personas mueren, millones están desplazados, otro tanto de destrucción de escuelas, forzando a abandonar sus comunidades, y del otro lado pierden solo un soldado, un torturador que, interrogando presos, los torturados se levantan y lo mataron, luego mataron los 500 presos que quedaron encerrados? Eso es una gran estafa, una invención de la prensa, no era eso, era una masacre premeditada, y realizada con sus cómplices, todos los medios de comunicación, que nos convencen de que hay una red de fanáticos que están dispuestos a luchar hasta las últimas consecuencias, nos dicen que eran fundamentalistas. ¿y como explicamos a los que salieron con las bombas de 15.000 kg. que cayeron sobre sus cabezas? Eran realmente soldados normales, pueblo Afgano, tratando de defender su país de los invasores. Otra gran estafa, junto con las que ya hemos mencionado. Y ahora tenemos otras dos estafas, en esta semana: la primera que quiero mencionar es la estafa de la "restauración de la democracia en Venezuela", un gobierno que gana 6 elecciones en 4 años, que permite elecciones libres de sindicatos, y los que ganan tienen el control de sus sindicatos, permite que toda la prensa, la televisión, los medios de comunicación lo ataquen pidiendo el golpe de estado. Este gobierno es en realidad ultra democratismo, democratismo en exceso, en mi opinión; pero nada de autoritario, nada de represivo. Luego, la mayoría de los muertos ayer y antes de ayer, eran seguidores de Chávez, muertos en realidad por la policía sublevada; la prensa aquí, la televisión mostraba solo personas histéricas: ?¡Chávez ha matado mi hijo!? La mayoría de las víctimas del ¡golpe militar! del ¡gol-pe-mi-li-tar!, eran seguidores de Chávez. Aquí estamos frente a otro gran fraude publicitario planificado hace meses, y exactamente este escenario, era como ver la tragedia en el comienzo y ahora verla otra vez, repitiéndose. Finalmente tenemos el fraude de Israel luchando contra el terrorismo, y este seudo debate de si Israel está cometiendo genocidio o no. Los israelitas permiten por primera vez que los Palestinos vuelvan a Israel, como cadáveres.... El ejército Israelita está llevando miles de cadáveres de gentes, un pueblo totalmente destruido, enterrándolos en Israel, como dice un oficial judío de Israel:" para que no

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vuelvan a llamarnos masacradores como los de Sabra y Chatila". Destruyeron el pueblo, peor que los nazis en Varsovia, no queda un solo ladrillo arriba de otro, con los bulldozers terminan los pocos ladrillos que quedan. Todas las familias han perdido personas, han agrupado todos los hombres y han "desaparecido" nadie sabe donde están. Tal vez les hayan "permitido volver a Israel como cadáveres". Es una política sistemática, conciente, y cuando Saramago hizo la comparación con los nazis no es una exageración. Los periodistas que quieren entrar en Jenín, para ver la destrucción, el genocidio, no les permiten entrar, porque no quieren que sean visto los camiones cargados de cadáveres que van entrando en Israel, para que esto no pueda ser denunciado, para que los oficiales israelíes puedan decir luego ?...ah, matamos doscientas personas?. Las noticias sobre los palestinos siempre se califican en la prensa. Se dice: "-Según lo que dicen los palestinos-", o bien:"- reportajes no confirmados-", porque lo que dicen los familiares, los vecinos, los compañeros de los palestinos, nunca puede estar confirmado, como nunca los periodistas pueden entrar a conversar con ellos... Pero sí reproducen los boletines del comando director del ejército israelita como noticia, estas mentiras, estas estafas forman el mundo en que vivimos. Esto para entender que el "nuevo imperialismo" nace y funciona en el centro de grandes estafas mundiales. Todos los grandes pronunciamientos: "guerra en Afganistán"," revolución cientifico-técnica", "el año 2000 cataclismos", cada cual funciona de acuerdo con un proyecto de concentrar el poder y la dominación y extenderlo hacia el mundo. Mi tesis esta noche es muy simple: el imperialismo norteamericano actual, quiere todo: todo el poder y toda la dominación, toda la riqueza, y no está dispuesto a compartirlas con nadie, ni con los aliados europeos, ni con los cipayos presidentes de otras partes, regiones del mundo. Esto es lo que voy a elaborar hoy. Primero empezando con el proyecto inicial. El ataque de Afganistán, es en realidad un pretexto, un pueblo que sirvió como plataforma de lanzamiento de la ofensiva generalizada de este proyecto de dominio mundial. En este sentido ¿por qué lo lanzaron en Afganistán? Porque era un país clave entre Asia y Europa y los centros de petróleo, donde se puede mover fácilmente, y a partir de donde podría conseguir un consenso temporal, entre los llamados aliados europeos árabes y otros. ¿Porqué? Porque son los talibanes, los fundamentalistas, se puede pintar un cuadro bien negro y justificar la destrucción. Nunca pudieron juntar a los talibanes con los acontecimientos del 11 de setiembre, no se ha encontrado ninguna documentación que permita vincular a quienes atentaron con Bin Laden, a pesar de que entran toneladas de documentos, y que dicen que han capturado oficiales, no han podido mostrar ningún vínculo serio. En realidad es una guerra que encontraba un pretexto para lanzarse. Eso parece la primera tesis que quisiera discutir. Que la masacre de Afganistán forma parte de una ofensiva generalizada para generar

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un nuevo tipo de imperialismo, en que el Estado sirve como punta de lanza de dominación, de control, de exclusión y después de explotación, que rompe todos los esquemas de aquellos que piensan que todas las multinacionales, el capital, los mercados, generan un nuevo mundo globalizado ¡Totalmente falso! El Estado encabeza todos los avances, promueve todas las seguridades del gran capital, y abre caminos, particularmente para el avances del capital norteamericano en competencia con sus rivales. La idea entonces de esta nueva guerra es subordinar Europa al proyecto norteamericano, por eso no los consulta. Es un aviso: de ahora en más ustedes limpiarán el piso salpicado de sangre, después que nosotros hemos dominado la región. Manden después sus policías, sus guardias, vosotros financiaréis la reconstrucción de lo que destruímos; métanse en las luchas tribales que nosotros organizamos ¡y ojo!, que las nuevas "cosechas de ruinas" producto de nuestros fieles aliados, no las consumen sus soldados, porque ya hay una sobrecosecha este año que podría causar algunos problemas de disciplina. Como hay sobrecosecha del precio de ruinas, han bajado al nivel de las cajas de ravioles ahora. Segundo, yo creo que la idea es lanzarse hacia el Medio Oriente, controlar la principal fuente de petróleo, no solo en el mar Caspio, como dice mucha gente. La razón, yo creo, es atacar Irán, Irak y los demás países, y capturarlos, colonizarlos, fragmentarlos, y después controlar y monopolizarlos como instrumento estratégico para aumentar su influencia sobre Japón y Europa. Mas allá del daño que hará a los pueblos y naciones árabes. Y más a partir de la militarización de esta nueva fase del imperialismo, aumentar su penetración en América Latina, frente a una situación de desgaste generalizado de todos los presidentes peones, o peones presidentes, no sé como es más apropiado decirlo... Vicente, mi profesor de gramática, aquí a mi lado, tus correcciones están siempre bienvenidas. Es profundizar en América latina, y extender la penetración en los países ex-soviéticos, con la aprobación del señor Putin, que es una suerte de clown, reencarnación con menos vodka del señor Yeltsin; (aplausos y risas) ...solo se va a resistir cuando los militares norteamericanos estén a la puerta del Kremlin y los helicópteros bajen en la Plaza Roja con todos los oficiales y entonces dirá: ?señor Bus, usted ya pasó los límites?, pero será Bush el que le diga: ?no, eres tú el que está fuera de su oficina, Putin, porque no has pagado el alquiler?. Esta situación es muy dramática, porque están conquistando todo el sur de lo que era la Unión Soviética, y esto significa que la carta militar, el instrumento militar es clave para la política, la actuación del Estado es clave. No tenemos razón para pensar ahora que el principal enemigo es simplemente los instrumentos del estado imperialista. El FMI, las multinacionales, son parte de este proyecto organizado y dirigido por el estado imperialista, una lucha sumamente política y no simplemente social. Y más.. este gran empuje tiene consecuencia profunda sobre los derechos democráticos, en cada país ahora, donde se profundiza esta mal llamada "alianza antiterrorista", mejor sería decirle "de extensión del terrorismo del estado". Este proyecto en todas partes del mundo ha aumentado la violación de los derechos

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democráticos, aumentando el aparato del Estado, los andamiajes legislativos, para colocarnos a todos nosotros en cada país, en una suerte de campo de concentración, como apoyantes, simpatizantes con el terrorismo, porque violamos los derechos de los inversionistas, que obviamente son antiterroristas, y como nosotros los estamos perjudicando automáticamente nos transformamos en terroristas. Se dan ustedes cuenta de la lógica ¿muy claro, no? Muy kantiano. Este proyecto pasa por una elaboración, no nace así, como una concepción inmaculada, es una elaboración, y podríamos decir, si identificamos a micronivel como funciona este nuevo proyecto imperialista, yo diría que debemos detenernos a examinar el período entre el 11 de setiembre y el 6 o 7 de octubre, antes de que empiece la masacre de Afganistán, e inmediatamente después que se produjo el atentado de las torres. Se desató una campaña mundial homogeneizadora y masiva, intensiva de propaganda, que tenía una meta, revertir nuestro pensamiento sobre que son las causas y prioridades en la lucha. La pobreza, la pauperización social, las divisiones horizontales eran falsas. Lo que realmente que había que hacer era encarar la lucha contra el terrorismo, una lucha vertical, contra los "fundamentalistas" de todas clases sociales, y esto establecía entonces una opción, entre apoyar aEEUU o bien apoyar a los terroristas, esto es que lavaron el cerebro de las personas; para traumatizar a la gente repiten los imágenes de las torres y los mil quinientos norteamericanos que murieron, con cifras completamente exageradas: diez mil, seis mil. Ahora sigue bajando la cifra, hay setecientos extranjeros y mil quinientos americanos, entre los cuales hay una mezcla de personas civiles, inversionistas y personas de la CIA., en las torres gemelas estaba escondida una oficina de operaciones de la CIA. Esto en algún momento fue mencionado, después rápidamente desapareció de las noticias; Parece que era un gran centro de operaciones del noreste, no solo de Nueva York y la ciudad de Maniatan, era parte de un proyecto. Bueno, entonces esta propaganda generó en el ambiente intelectual mundial un clima: hay que hacer algo contra el terrorismo, porque está por sobre todos los otros conflictos, la desintegración en Argentina, la pobreza , los zapatistas, el problema de los inmigrantes en EEUU, (diez millones en Norteamérica) . Todo desaparece, solo queda la agenda de EEUU. Esta captura de atención y subordinación de los gobernantes en todo el mundo: Europa, China, Rusia, etc., servía como un gran estímulo para los EEUU, que tenía el mundo en sus manos para hacer lo que quiere hacer. Y esto es la punta de lanza, para después pasar a generar su gran ofensiva. Creo que este proyecto norteamericano, genera tres grandes crisis: primero, la crisis de una guerra sin fin. Una guerra que no define una meta, (ahora conquistamos este país, ahora tenemos este gobierno u otro gobierno) es en realidad para parafrasear a Trotsky, la guerra permanente; si termina en un lugar, empieza en otro, derrocan un gobierno, y empiezan a derrocar otro, hasta el final como decía, quieren tener absolutamente todo. Quieren tener todo. No negocian para compartir, negocian para conquistar.

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Esto lo dijo Chávez, cuando estuvimos compartiendo una charla en La Sorbona, en Paris, yo decía: ?ya se acabó el tiempo de las negociaciones, te quieren poner el yugo? y el dijo: ?ah, no estamos preparados?. (Ya veo como estabas preparado. Para la derrota.) Subestimar al imperialismo es el peor pecado. Todos los que están en este pecado van a estar en el infierno, sacando carbones vivos con la manos y sin guantes. Es la condena de los que subestiman al imperialismo. No puede subestimarse la importancia y centralidad política imperialista en esta época. ¿Qué significa una guerra sin fin? Una gran agresividad, pero en realidad es también la generación de contradicciones en todos lados, entre otros capitalistas que quieren repartir la torta; significa además limitar el espacio de los cipayos para actuar, no tienen otra opción que seguir. Y tercera parte, multiplica los frentes en los que debe luchar EEUU y sobreextender sus fuerzas generando puntos débiles en su lanzamiento en cada lugar. Entonces es una crisis del mundo frente a la agresión de guerra sin fin, pero por otro lado genera posibilidades de multiconflictos en el mundo, y la posibilidad de la quiebra de la cadena de las guerras lanzadas. Segundo punto, es la crisis económica: si uno ve los diarios cada día, por ejemplo: en enero empiezan a hablar de la recuperación de EEUU, cada semana tiran datos, repuntes etc., exportaciones que crecen, el sector manufacturero muestra alguna vida etc.,etc. Después en marzo: la recuperación está estancada, la desocupación crece, las inversiones están en realidad muy abajo...¿Que pasa? Si tomamos todo el período, en realidad la crisis está todavía, y más, las expectativas que podrían buscar nuevos mercados están en verdad muy limitadas, precisamente por las limitaciones que ponen sobre los mercados potenciales, cada vez resultan más perjudicados. Como todos necesitan exportar y nadie debe importar se crea un problema de sobreproducción y surgen dificultades para generar tasas de ganancia. suficientes para satisfacer a los inversionistas. Esto significa que seguimos teniendo un estancamiento mundial, que no veo y muchos observadores lo hacen, no se visualiza una salida fácil y pronta. Peor aún, tenemos a Japón, que entra en depresión. después de once años de estancamientos, la segunda economía mundial va a tener un saldo negativo. Europa va como el cangrejo, un paso adelante, otro atrás, dos al lado. L a idea de que Europa puede constituirse en punta de lanza de la recuperación, no está funcionando. Entonces dicen bueno, entonces China. Bueno, China es una cleptocracia; los que crean las estadísticas de China son idiotas. Ejemplo: miden el producto bruto y dicen: cada año crecemos 8 %. Miras entonces el crecimiento de energía que es un buen señalador, y entonces ves un 3%, máximo un 4% siendo optimista. ¿Entonces hay un defasaje entre lo que se dice que está creciendo y el uso de energía, que debería estar vinculado con las cifras de la economía en su conjunto? Dicen que tienen excesos en los balances externos, de 90

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mil millones de dólares, pero la acumulación de divisas en las reservas crecen solo 5000 millones de dólares. ¿Donde están los 80 y pico mil millones de dólares restantes?. Es un misterio. Dicen una parte es la fuga,( 40 mil millones). Entonces: ¿quién está sacando el dinero? Es otro gran misterio. ¿Pero y los cuarenta mil que quedan? Bien... por eso digo es una cleptocracia, porque la idea de la China dinámica tiene que tratar el hecho de falsificar los datos; cleptocracia e indisponibilidad de capitales para seguir el país un alto nivel de crecimiento, y el desplazamiento de cientos de millones de chinos del campo y de las industrias estatales. Entonces hay una crisis del capitalismo, no es simplemente una palabra para justificar una posición de izquierda. Objetivamente hay una crisis que va a afectar la capacidad de solucionar los problemas sociales, y estimula a EEUU a extender su política de guerra, primero para estimular su economía con los gastos militares, y luego exteriorizar las contradicciones externas, distraer al pueblo para que piense que el problema no es su capitalismo, sino los obstáculos en el exterior. Y un tercer punto, es que dadas las debilidades norteamericanas, lo que deben hacer es conquistar, colonizar las economías en un sistema neo-mercantilista, donde EEUU protege su acero, sus textiles, sus azucareras, y abre los mercados en el Tercer Mundo. Esto no solo es injusto, sino que perjudica a sectores de la burguesía, buscando entrar en el juego del liberalismo: neoliberales frustrados y neo-mercantilistas que mandan Otros puntos de este gran conflicto que estamos enfrentando. Finalmente la crisis de la izquierda. Más crece la efervescencia, los choques violentos, tanto en el norte cono en el sur. Hace poco estuve en Barcelona, ¡400.000! personas contra 20.000 del ejército español, todos estaban allí, con tanques, helicópteros, inclusive pusieron dos cruceros armados en el puerto de Barcelona. ¡Era una invitación para todos los jóvenes a marchar a Barcelona! No se puede intimidar la gente... Hablan de anti-globalización, pero la mitad de los participantes estaban organizados por la plataforma contra el capitalismo. Eso, junto con los levantamientos en Argentina y otros países de América latina, significa una gran oportunidad político-social, pero enfrentan los problemas de represión, la militarización y también la fragmentación. Este es el desafío: cómo unificar las fuerzas dispersas, como un elemento que pueda actuar a nivel nacional, coherentemente hacia la transformación del Estado. Y entonces la pregunta: ¿ y por qué el Estado? Porque el Estado tiene todos los recursos, los impuestos, ingresos de comercio externo. Porque controla represión, por eso el Estado. Los que dicen que no quieren el poder del Estado, es porque quieren chupar del Estado existente. No hay ninguna lucha ni en Chiapas, ni los Sin Tierra, que no quieran el poder; poder local, regional ... Crear una fuerza nacional e internacional, para cambiar los recursos en inversiones en salud, educación. La lucha por el Estado es céntrico, más ahora que en ningún otro momento en la historia.

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Es el terreno que más preocupa al imperialismo, y a las clases dominantes, y no debemos permitirnos ser desviados por algunos intelectuales desubicados que nos dicen que el Estado no es un proyecto para la izquierda. Perdónenme, pero no sé en que mundo viven. Pero seguro no viven en el mundo que sufre la represión y la pobreza generada por este Estado. Bien, me gustaría continuar con un momento que tiene que ver con el momento de entender la periodización, que tiene que ver con acontecimientos ocurridos en los años ?90. Esto es el debilitamiento relativo del poder imperialista. después del padre Bush, ¿lo recuerdan? Hablaba del nuevo orden mundial, publicó un documento, con un escenario como EEUU puede dominar el mundo, a partir de la masacre en Irak, que llamaron también "guerra del golfo", tirando bombas sobre ciudades ¿Es guerra, no? Misiles destruyendo todo, matando miles de civiles y ciudades. Es guerra, según entienden ellos. Entonces en este período post-Bush padre, primero, en el Medio Oriente, los países Irak e Irán, empezaron a establecer relaciones con todo el mundo, menos con EEUU Irán principalmente: contratos con Europa, Japón, bueno, comercio, vínculos culturales etc. El boicot está roto, EEUU pierde, debilita su control sobre esta particularidad. Luego Irak, que integra la Asociación de Países Islámicos, está vinculado con Chávez, en la OPEP, empezó a partir de terceros, incluso de aliados de la OTAN como Turquía a vender su petróleo y recibe reconocimiento últimamente de sus adversarios árabes. Otra vez debilitamiento de EEUU. Libia lo mismo, el levantamiento de Palestina, debilita el posicionamiento del principal socio de EEUU en el área de Palestina-Israel. Entonces son expresiones. Bueno, uno podría decir : en los Balcanes gana EEUU. Gana Albania, Macedonia y así.... pero hablando fríamente son puntos marginales en la política global, no tienen materia estratégica, no pesan en la política mundial. Mas allá de eso podríamos ver en Asia, donde los inversionistas norteamericanos siguen siendo fuertes, pero cada vez más podríamos ver que los clanes chinos empiezan a entrar con fuerza, desde Hong-Kong, Taiwán, y las grandes fortunas chinas están inversionando en China, y dando competencia por ahí... En América latina, los capitales españoles, europeos que compraron las empresas más lucrativas, y el comercio interregional del MERCOSUR, el comercio Argentino-Brasileño, está funcionando, y a pesar de que hay multinacionales actuando, causa unos desequilibrios en las ventas directas de EEUU; entonces estas fórmulas de que hablábamos, de regresión del poder de EEUU generan esta necesidad. ¿Por qué? EEUU necesita competir con Europa ahora. En el grado en que pueda debilitar las fuentes de petróleo de Europa aumenta sus costos de producción- y por lo tanto baja su productividad - EEUU tiene México, Venezuela, Canadá, Alaska etc, ellos pueden compensar sus pérdidas en este sentido, pero Europa no. Segundo: EEUU necesita América Latina, es el único lugar en el mundo donde consigue balances favorables, sus ingresos superan sus afueras. No sólo en las cuentas oficiales, el lavado de dinero en EEUU es increíble, cifras que nosotros hemos

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encontrado en las audiencias del senado, por ejemplo: City Bank, Bank of America, lavan por año entre ¡200mil y 500mil millones de dólares! y citan casos particulares de cada dictador latinoamericano, Cómo arregló el City Bank para lavar el dinero, no hay tiempo para referirlo, pero es interesante. A ver, tal vez uno pudiera conocer la fórmula, sobre todo algún millonario que esté presente aquí en la sala. Yo creo que hay en expertos en todo caso en Argentina, no se en esta aula pero... (risas) y bueno, City Bank es muy colaborador, entonces tienen entradas legales e ilegales que sirven para reflotar la economía norteamericana cada vez que resulta no competitiva a nivel mundial. Estas situaciones de declive relativo, son la base para el lanzamiento del nuevo imperialismo. Es la base económica para lanzarla, ¿y por qué militarmente? Porque si no, significa bajar más el estándar de vida en EEUU, significa reestructurar la economía, una modalidad que tiene un altísimo costo político social. No se puede sostener el imperialismo en el exterior con descontento adentro. La formula es entonces: extenderse afuera, domesticar, derrocar, destruir los adversarios y establecer el dominio monopólico. Esto es lo que debemos entender; porque muchos progresistas, por ejemplo en "Pagina 12" y en otros, hablan del pecado de unilateralismo. EEUU no consulta, cancela el acuerdo de misiles. Cancela las leyes sobre el uso biológico-químico, cancela abruptamente. Cancela el acuerdo de Kyoto, sobre la ecología, ahora mismo rechaza este acuerdo sobre la corte internacional contra las violaciones de DDHH, de crímenes contra la humanidad, y dicen desde el congreso claramente: no aceptamos, porque cada vez que se produzca una misión de soldados en el exterior, en las misiones humanitarias en las que matamos gente, ¿vamos a permitir que extranjeros juzguen a nuestros soldados?. Van a condenar todas nuestras fuerzas en el exterior, puesto que cada vez que enviamos soldados afuera matamos gente. Entonces rechazaron. Este unilateralismo es un aspecto, no es el decisivo, es una derivación del proyecto neo-mercantilista, es decir, ser unilateral porque quieres monopolizar los mercados y cuando tienes un proyecto de monopolizar no puedes consultar, porque significa que debes compartir. Multilateralidad significa compartir riqueza, compartir poder; unilateralismo es malo, pero de forma de actuar, vinculado con el contenido del nuevo imperialismo. Y bien, entramos concretamente en América Latina. EEUU tiene como blanco principal en esta lucha Colombia y Venezuela. En Colombia porque es la lucha más avanzada antiimperialista, en donde un gran territorio está bajo control de las FARC y el otro en menor grado de ELN, que están abiertamente enfrentados con el imperialismo y están por un cierto tipo de socialismo, eso sería para discutir. Y están armados, preparados, disciplinados, y con un liderazgo de gran experiencia. Yo decía que Marulanda es un estratega histórico, es un líder histórico, es creo, superior de cualquier otro - sacando a Fidel Castro - pero es un campesino, no escribe mucho, no tiene una sonrisa como la del Che. En el Pentágono lo saben, están tratando con un militar de gran capacidad. Y están intentando en Colombia territorios arrasados, represión, paramilitares, masacres. Pero es un empate hasta ahora, no avanzan, pero tampoco están a punto de caer. Pero EEUU está canalizando cada vez más millones y millones de dólares, está llegando ahora a los 2000 millones de dólares, escondidos o directos, con asesores, y aún así

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no pueden avanzar. El otro blanco es Venezuela, primero por el mal ejemplo de una política externa alternativa, y el petróleo, que es clave para Washington. Tercero porque a partir de Venezuela forman el cerco contra los guerrilleros de Colombia. Ahora tienen al cholo Toledo, este cholo del banco Mundial, lo pintan como un cholo, pero es un charlatán, ya está metido hasta las narices con especuladores de World Street ¿Qué cholo? nos engañan siempre. Entonces estos son los principales, y luego hay otros dos puntos sensibles: Argentina, por el desgaste total de los políticos que defienden los intereses norteamericanos y europeos, y segundo por la concientización de grandes masas de personas. Dicen las cifras que tres millones de personas han participado en alguna marcha, en alguna protesta, y eso es mucho. Y un grado de politización de la ciudadanía impresionante, precisamente lo que no quiere Washington. Quiere que las élites gobiernen, como el señor calvo Cavallo. Bueno en eso yo estoy bien, tengo un poco más, no solo arriba, bueno. Este desgaste ahora de De la Rua, y en Paraguay. Cardoso mismo está muy desgastado, el favorito en Brasil está poniendo distancia de él mostrándose como candidato propio, no hijo de Cardoso. Y tenemos también a Fox, que salió como el caballero, el gaucho de coca-cola, sale como algo nuevo, y metieron algunas ONG en su gabinete, que ya renunciaron. Los verdes entran y salen, y bueno, tiene este otro gran George Castañeda, como lo llama el departamento de estado norteamericano. George-boy, actuando como punta de lanza en la política y romper una tradición de más de cien años de México, y subordinarse a una política de sumisión de los EEUU; estos personajes que se juegan por EEUU, no siempre por el servilismo pero si por el contenido social y económico de su política, pero bueno, ambas cosas van juntas. Aumenta para financiar su gran proyecto para el imperialismo, el plan Puebla Panamá, y debe aumentar los impuestos sobre medicamentos y la canasta básica de comida. Eso se llamaría en Argentina un proyecto político de gran profundidad. ¡Boludez! (risas) La boludez, es cuando tomas medidas políticas que sabes con anticipación que van a fracasar. Eso tiene premio, tanto para Castañeda como para Fox. Eso no lo puedes vender, hasta el PRI en el parlamento, le dijo: mira, eso no puedes vender, nosotros vamos a perder votos, y Fox, quedó un poco colgado. Ahora no le permiten salir del país, ahora no puede irse del Distrito Federal porque le piden que conteste que hizo Castañeda para provocar la salida de Castro de Monterrey. Este fanfarrón de Castañeda dice "no tengo tiempo para ir al congreso". Bueno, pero estás en el país, ¿qué, estás limpiando tus uñas? Bueno, vamos a encontrar tiempo. En tanto, el presidente Fox no puede ir a EEUU. Entonces tenemos en este contexto, que se lanza militarmente para fortalecer los regímenes no importa quien es Duhalde, De la Rua, Rodríguez Sa... no les importa un pito el personaje, les interesa el régimen y si es capaz de mantener el pago de la deuda y la implementación de los paquetes que van a bajar el nivel de vida aún más. No quieren hundir el cuchillo en la carne: quieren que llegue al hueso. Esto va junto a este nuevo militarismo, estimulando arriba, atrás, la idea, globos de ensayos, para

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saber hasta qué punto se puede ir. Porque el golpe en Venezuela - porque es un golpe, no es una restauración de la democracia como se quiere decir - es un golpe. Puede ser uno de los golpes en cadena en otras regiones, o partes y eso no se puede hacer en vacíos político-sociales, no se puede hacer con la gran mayoría del pueblo, con las clases medias, obreros, desocupados piqueteros, no se puede hacer con un golpe en un contexto de vacío. Tenían tiempo a lanzarse los sindicalistas corruptos en Venezuela, los empresarios, los lúmpenes contratados y poner fuerza en la calle, y generar el pretexto. Pero en Argentina no pueden hacer esto. Todo lo desprestigiado está en el gobierno, no hay contexto aquí, si hay un golpe los golpistas serían totalmente aislados, y nada puede funcionar así. Ni la industria ni los trenes, nada. Un golpe así es un cuchillo de dos filos, un golpe radicaliza la agenda de la oposición, pone sobre la mesa el problema del Estado para todos los ciudadanos, no sólo para los sectores más avanzados. Entonces estamos frente a los peligros de la militarización, la neo-mercantilización, el emborrachamiento con el poder, cuando veo a Brushwell. Me da náuseas cuando lo escucho por televisión: ?nosotros no consultamos nada?, ?siempre hay muertos cuando hay guerra?, ese lenguaje fascista, abiertamente fascista, me da mucha bronca, me da ganas de arrojar el zapato contra la televisión. Yo creo que estamos en una situación de un desarrollo de la lucha desigual. Hay un retroceso hoy en Venezuela, evidentemente. Pero un retroceso que nos da lecciones: no se puede hacer política externa progresista, y una política liberal internamente. Yo decía hace algún tiempo, incluso en París, que no se puede combinar una política liberal internamente con una política nacional externamente. Porque uno no sostiene a la otra. Es dialéctico. Chávez se empecinó en hacerlo, privatizó la compañía de electricidad en Caracas. Extendió los derechos de exportación a las empresas extranjeras, del petróleo. Modificó una pequeña parte de los impuesto aumentando los gastos sociales en habitación etc., pero aumentó el impuesto sobre los ingresos. Una política muy moderada, en los años 60 lo llamaríamos demócrata cristiano. Y en segundo lugar, el creía en este mito de los soldados profesionales, los soldados sólo van acatar a los presidentes, este es un mito equivocado. Y tercero, creía que él mismo con el carisma, hombre simpático, en mi opinión encantador, populista, canta, baila, pero, obviamente esto es insuficiente para organizar esta masa de rancheros, villeros inorgánicos. No se puede organizar con el personalismo, tiene que institucionalizar, organizar. Mas para organizar tienes que cambiar el estatus y las condiciones de las masas. Hay que arrojar los libros de responsabilidad fiscal por la ventana, hay que gastar, hay que invertir, hay que crear 5 o 6 millones de la burguesía que se va a Miami, hay que paralizar la fuga de capitales al exterior, hay que armar la propia prensa. Hace dos semanas, me escriben algunos asesores de Chávez, y me dicen. "la prensa está contra nosotros". ¿Y que esperas, que te besen? Yo les digo pero sos gobierno, quince mil millones de ingreso por año, ¿por qué no abren estaciones de televisión, su propio diario, su radio? Es preciso hacer su propio medio de comunicación de masas, no quejas, no estáis en la oposición. Continuaron con una política de adaptación, de criticarlos, que son oligarcas... mejor no criticarlos tanto y hacer cosas. Camina con un gran palo y habla en un tono bajo. No hablar con un palito pequeño y gritar todo el tiempo. La mala política.

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Estamos, decía, en un desarrollo desigual. Argentina avanza. Lo digo con verdad, hace un tiempo estuve aquí, y era muy diferente. El otro día venía caminando a mi hotel de lujo de 2 estrellas (risas) y veo en la esquina de Ayacucho, 60 personas discutiendo política, pensaba que estaba en Grecia antigua... Entonces esta gran transformación política desde abajo es un gran salto, mientras hay un retroceso en Venezuela. La lucha en Brasil sube y baja, se ha derechizado el PT, no es ya un partido con un proyecto de izquierda, es un proyecto de centro derecha. Han dejado todo con un vise de candidato al estilo Alzogaray. En Colombia, la lucha sigue con toda la violencia muy salvaje, pero creo que todavía falta una definición entre izquierda y derecha, y hay que tomar partido con todas las reservas y críticas que uno quiere hacer, las FARC son una alternativa positiva, en este contexto de desangre, y estamos en eso entonces. No hemos sufrido una derrota como en el ?76, no hemos sufrido otros golpes al estilo Pinochet. Hemos avanzado en el sentido de ubicar quiénes son nuestros enemigos, tenemos aliados en Europa que no teníamos antes. España, Francia, en Italia 2 millones contra Berlusconi. No vivimos solos en este mundo, si no tenemos Estados en el sentido de Rusia y lo demás, tenemos independencia y claridad política, un futuro donde nosotros podemos escribir nuestra historia. VICENTE ZITO LEMA: Muchas gracias al compañero Petras, disculpas a la gente por no tener más lugar para poder ubicarlos a todos. Como es una clase abierta, abramos el espacio para las preguntas que espero sean pertinentes y lo más concretas posibles, para que haya más lugar para los que quieran hacerlas. Sin que signifique esto una mordaza... VICENTE ZITO LEMA: solicitan a Petras exponga un poco más su opinión, sobre las concepciones de Negri y otros politicólogos, en relación con una discusión que se está dando en el sentido de utilizar el termino ?imperio? en lugar del termino ?imperialismo?. Sobre esa disputa intelectual es la pregunta PETRAS: Tenía una exigencia de una revista académica inglesa para escribir un artículo sobre el libro de Negri, y entonces empecé a leerlo. Luego de 50 paginas, pensé que ya no valía la pena perder el tiempo leyéndolo, trae unas 400 páginas, citaciones, bibliografía; finalmente el director de la revista me dijo: ?bueno mire que es un libro que está leyendo mucha gente en Argentina, en Europa, en América Latina, debes hacer un esfuerzo?. Y bueno escribí un ensayo, y quiero decir entonces que es un libro que tiene la virtud de fracasar en 5 niveles: teórico, conceptual, empírico, histórico y las prescripciones. Entonces bueno, primero habla que el capital en el mundo ahora no tiene país. Es falso. Todos los directores de los capitales -estén donde estén- son de las nacionalidades de los países donde están ubicados sus lugares centrales. Todas las decisiones de las multinacionales están tomadas en sus casas matrices. Sobre las investigaciones, sobre las inversiones, son ellos los que formulan la estrategia; y más, cuando quieren solucionar problemas consultan el Estado. En casos de crisis como la de Argentina, piden que venga Piqué, o bien Felipe González, o bien Aznar y toda la politiquería de España. Cuando EEUU ha tenido problemas con las quiebras en Asia, en México también, con grandes préstamos a partir de las instituciones. Entonces hablan de instituciones internacionales de un mundo ficticio que crean los ideólogos del capitalismo, de los bancos internacionales, ahora han tenido una fuerza propia...una idiotez. Cualquier tonto puede entender que los nombrados en el Banco Mundial, el FMI,

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cualquiera sabe que están puestos por la Hacienda en Europa y el Tesoro de EEUU, que son responsables de responder semanalmente, de los dineros y préstamos que entran en sus oficinas. ¿¿¿Qué autonomía??? Hablan de un "gobierno supranacional". Tal vez un tipo de Naciones Unidas. ¿Naciones Unidas? Ha sido una organización servil ante las exigencias de los Estados Unidos en todas sus actuaciones. Eso simplemente, luego dicen que la nación-estado es un anacronismo.¡Qué cosa!... Esto, mientras EEUU se pasa tirando bombas, mientras EEUU gobierno y sus militares está conquistando Afganistán, tomando bases en todo el mundo: Yemen, Filipinas, Uzbekistán, Georgia, ¡Qué más! El estado no está desapareciendo, mi tesis es en contrario, es cada vez más relevante, más omnipresente, más vinculado con el capital que nunca en su historia. Entonces hablando teóricamente, hablando empíricamente, ¡que justificación!¡Adonde han chupado estas afirmaciones, en que mundo viven! Hablan además de "multitudes", y la mayoría de la gente participando en las asambleas son asalariados. Son definiciones socioeconómicas, viven de salarios, están organizados en sindicatos, tienen organizaciones que expresan sus intereses de clase. No están allá en discursos platónicos. Los que toman las tierras en Brasil, no son multitudes. Estamos hablando de clases sociales bien definidas, en un mundo donde la configuración de clases, arriba, están gestando estas políticas imperialistas. Están bien definidos, no debemos hablar con frases vacías, oscurantistas. "Multitudes" ¡que atraso!, ¡que salto a la oscuridad este libro! En "Gandhi" tienen una pila inmensa, le pregunto a la cajera - a la gente lo compra- me dijo, bueno a lo mejor lo comen después, van a conseguir algo más que la nutrición intelectual. Pero habla de qué, de la constitución de los EEUU, el país que esta martirizando el mundo, y dice: la forma de democratizar la economía mundial ahora expandiendo el constitucionalismo norteamericano, por eso Time, Newsweek, y O' Globo en Brasil, y Clarín, han hecho comentarios tan elogiosos, y le han dado tanto espacio. ¡Pero qué confusión, qué falta de pensamiento crítico! de los intelectuales que están pasando bajo la influencia y dicen ?es un libro importante Petras, se puede discrepar pero...? ¡Pero discrepo totalmente! Con la teoría, la concepción, el análisis, y la falta de cualquier documentación empírica para justificar un mínimo de declaración, no vale la pena discutir tanto, pero imagino que algunas personas aquí han leído el libro y están iluminados. MUJER DEL PUBLICO. ¿ porqué habla de nuevo imperialismo, no es siempre el mismo? PETRAS: No, no... quiero distinguir varios factores. Primero el factor de la importancia del militarismo del Estado, en relación con el pasado reciente, donde yo creo que en el mercado las instituciones económicas servían más como instrumentos de dominación y extensión de poder, donde el FMI, el Banco Mundial, servían suficientemente para controlar los factores, de decisión... Segundo: creo que el discurso neoliberal que formaba parte de este período anterior,

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era la forma en que trataban de organizar el imperialismo, a partir de la liberizacion de comercio e inversiones. Yo pienso que estamos entrando en otra fase de proteccionismo de barreras e imposiciones. Lo que yo llamo la transición del neoliberalismo al neo-mercantilismo. SEÑOR DEL PUBLICO: quiero preguntarle si esta contraofensiva imperialista no debe ser vista como el ocaso de los dioses, por recordar la película de Visconti. Dos, si el eje del ataque en América no está más bien dirigido a Brasil, y tercero, ¿que pasa con la izquierda y la clase obrera norteamericana? PETRAS: Creo que en la charla mencioné que la nueva ofensiva está en función de dos cosas: una, el declive del poder en varias regiones estratégicas del mundo, declive es recuperar y superar la influencia anterio; y segundo la crisis interna, y los desequilibrios externos, esos son los factores que motivan este nuevo imperialismo y la forma que está tomando. Entonces no quiero volver a repetir en la primera parte de la conferencia. Me aburre repetir, oír mi voz, voy a tener que tomar mate. Entonces segunda sobre Brasil. En un sentido tiene razón: Brasil es más poderoso, pero creo que la política no funciona en relación con la geografía, y simplemente una enumeración económica de los factores. Brasil sí, es el país económicamente más importante de América Latina, pero no es el país donde las luchas económico-sociales son más intensas. Donde el desafío hacia Washington es más fuerte, el desafío es Colombia, que tiene capacidades agrícolas, tiene petróleo, manufactureras, es céntrico en relación con Ecuador, Perú y Venezuela; entonces el lugar donde la lucha es más intensa es donde EEUU está concentrando su fuerza y preocupaciones, y ¿cómo sabemos? Porque usamos indicadores. ¿Cuál es un indicador? El dinero que EEUU está utilizando para frenar el proceso en Colombia, en relación con Brasil; diez veces más. Otro indicador: más presencia de observadores militares norteamericanos. El eje de la lucha de clases esta más en los países nombrados. La tercera: sobre la lucha de clases en EEUU. Sigue estando en retroceso, pero el 11 de setiembre fue un gran golpe para los movimientos sociales y populares, lo que surge de cierto está en un proceso de reformación de 6 meses. Bueno, pero ahora en abril hay una movilización en Washington, tuvimos unos 10.000 en una movilización de protesta del grupo de Davos que no es mucho pero es algo. En el sindicalismo, hay un nuevo discurso de que debemos organizar a los no organizados, pero la dirección sindical sigue cobrando salarios que son cientos de miles, y no solo en el nivel de confederación, sino también a niveles de las regionales, algunos cobran 350.000 dólares por año, a pesar de que su discurso aparentemente más progresista, apoyan la guerra en Afganistán, en América. Algunos gremios locales particulares están en contra de las masacres de trabajadores en otros países: los portuarios progresistas, o bien otros limpiadores de Los Ángeles, pero el conjunto de los trabajadores sigue atado al partido demócrata, y carece de independencia política. En última instancia apoyan las agresiones imperialistas. UN JOVEN: Quería preguntarle de que manera, piensa Ud. se puede enfrentar un imperio que está basado militarmente... PETRAS. No voy ha hablar militarmente porque es un tema muy delicado y para ser tratado en otros foros y otras personas a discutir. Pero Argentina -sin exagerar-, científicamente es un país casi autosuficiente, con una capacidad para alimentar aquí

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330 millones de personas. Es mucho, hay también minerales, petróleo, metalurgia, mano de obra calificada, están todos los ingredientes, dispersos, mal usados, abusados, entonces esto primero. Segundo, Argentina tiene capacidad de desarrollar relaciones en el Mercosur, con China, con Medio Oriente y con Europa, que está en competencia con EEUU. L a posibilidad de tener un comercio diversificado en función de complementar el desarrollo del mercado interno es obvio. De no pagar la deuda, captura recursos para utilizarlos aquí, mejorar la infraestructura, vincular el interior con la costa, los centros de producción más hacia una política de interrelación, esto algún economista puede mostrártelo un poco mejor que yo, las formas de vincular e intervincular los diferentes sectores complementarios en las economías provinciales. Entonces, el mundo externo es muy favorable, la capacidad interna es mejor que la de cualquier otro país del Tercer Mundo. Lo que se llama capital humano está bien situado, hay mercados regionales completamente abiertos de gran tamaño, etc. Yo veo esto del hindú , que si el FMI no nos da un préstamo, quebramos, esta chupando estas amenazas de su dedo, debe dejar de chupar su dedo, y hablar en serio. Trae una receta similar para Uganda, Haití y Argentina. Este país tiene capacidades para insertarse en la economía mundial, fortalecer el mercado interno, socializar sectores estratégicos de la economía, y planificar su propio desarrollo, controlando los efectos negativos del mercado, donde va a seguir jugando un papel en las transacciones multisectoriales, y no puedo entrar más porque hay mucho más que discutir, estoy simplemente contando las potencialidades, y contra esta mentalidad cerrada imperial y provinciana al mismo tiempo, porque se encierra en el mundo intelectual del imperio, donde el Tercer Mundo nunca puede actuar por su cuenta. UNA SEÑORA: Quisiera saber su opinión respecto del Foro Social de Porto Alegre, considerando que una buena porción socialdemócrata se intentó apoderar del mismo. PETRAS: Estuve en el Foro, a partir de las luchas de mis compañeros de "Sin Tierra" porque parece que muchos estaban con dudas de si podían invitarme o no. Estuve en la parte social, entre los notables, marginado, pero presente. Lo importante es que me pagaron el pasaje, el hotel, después me pasé casi todo el tiempo en los campamentos, en las calles, cumplí los "deberes matrimoniales" presenté la charla, en el foro oficial. Estaban dos foros que estaban en la Universidad Católica, presentaciones oficiales, y tenían este tinte reformista que excluyó de ser invitados a las FARC a los Zapatistas, a las Madres. Hebe vino por invitación de los Sin Tierra, estaba presente, entonces hay dos foros. Primero creo que era un gran salto positivo, porque después del 11 de setiembre, era la primera expresión grande de una marcha, de una disidencia, frente a la "guerra contra el terrorismo" llevada adelante por EEUU. Con todas las limitaciones en el oficialismo. Hay una derechización en el foro, por lo menos en niveles de cúpulas, acomodación, la socialdemocracia, lo que tu dices. Y yo escribí un artículo, llamándolo, el cuento de los dos foros. Pero en general es bueno encontrarse con la gente de las bases y poder criticar a los personajes del oficialismo que estaban allá invitados como los sabios del mundo, y aprender, porque las discusiones paralelas de los talleres y demás, servían para intercambiar ideas y formular una estrategia a seguir juntos. La Vía Campesina tiene un lista de eventos de todo el año en diferentes lugares, calendarios de lucha. Yo pienso que debemos tener una postura de apoyo crítico y hablar claramente lo que son las críticas, porque el enemigo principal no son los reformistas, el enemigo principal es el enemigo

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norteamericano, estamos entre vida y muerte. UN ASISTENTE: Hay una idea en las asambleas populares y es formar una asamblea constituyente popular y darle un contenido político revolucionario. PETRAS: No estoy para abrir juicios sobre estas propuestas, pero tengo sí una pregunta: Estas propuestas ¿significan una situación prerrevolucionaria? O por lo menos en esa situación de una gran polarización, donde amplios sectores de la población está en condiciones de aceptar e implementar un proyecto de esta naturaleza y la pregunta que hago es ¿esto es así? Si esto es así, entonces está bien, en cambio si las cosas están mas lentas e incrementándose ... me parece que hay un camino más largo para todo esto. Sin quedar a la cola, creo que no hay que precipitar declaraciones que no se realizan, que pierden entonces validez, sentido para la gente. Repetir slogans y no poder implementarlo es devaluarlo. Tal vez se podría debatir aquí, a lo mejor, armar un quilombo (se ríe) UN ASISTENTE: Quisiera preguntar, de que forma cree Ud. que podemos pararnos para enfrentar al imperialismo, porque hay quienes lo han hecho y bueno, salieron perdiendo, me imagino a Sadam Husein, o bien en nuestra propia historia, las luchas de las décadas del ?70 que llevaron a una gran derrota, y el golpe de estado. PETRAS: Es que yo creo que nunca hay garantías en la vida, o te mueres con hambre en las villas de Rosario o te levantas y buscas soluciones para tus hijos, para vivir mejor. Yo no puedo garantizar nada, y creo que nadie aquí pueda dar una opinión con garantías. Lo que pienso es que si tu ganas ahora 500 pesos y mañana te dicen ?bueno, solo ganarás 100?, bueno, serás vos el que deba decidir si vas a preguntarte lo que paso en el 76 o vas a luchar.

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3 de mayo de 2002

Jenin: Auschwitz o el gueto de Varsovia James Petras Traducido para Rebelión por L.B. Aunque coincido con la caracterización global que hace Saramago del ataque israelí contra los palestinos, opino que la analogía más apropiada no es Auschwitz, sino la insurrección del ghetto de Varsovia contra los nazis. Naturalmente, tanto los israelíes como los nazis buscaban aniquilar el tejido social de la población oprimida y expulsarla del territorio conquistado. En el caso de los nazis, por medio de hornos crematorios y cámaras de gas; en los territorios ocupados, a través del uso sistemático del terror y de la destrucción de las estructuras básicas de la sociedad: vivienda, hospitales, escuelas, carreteras, electricidad, agua, almacenes, alimentos, comercio, agricultura e industria. En ambos toda la población masculina comprendida entre los 15 y los 60 años fue arrestada de forma sistemática e internada en campos de concentración. Sin embargo, la resistencia palestina de Jenin y de otras ciudades y campamentos de refugiados es similar a la violenta insurrección de los judíos del ghetto de Varsovia contra los nazis y diferente de la pasiva sumisión de los judíos deportados a Auschwitz. Ironías de la historia, los judíos israelíes destruyeron Jenin el mismo día (19 de abril) en que los judíos conmemoran la insurrección del ghetto de Varsovia. El ejército israelí tomó prestadas de los nazis de forma explícita sus tácticas de guerra urbana y provocó una destrucción masiva al recurrir a tanques y transportes blindados de tropas después de toparse con una fuerte resistencia en los combates que se desarrollaron casa por casa. El Estado Mayor judío ordenó que los tanques bombardearan los edificios con sus habitantes dentro y luego arrasó las viviendas con bulldozers, sepultando a las víctimas bajo los escombros. Las tropas de asalto nazis practicaron la misma política de tierra quemada. El resultado es que tanto Jenin como el ghetto judío de Varsovia presentan el mismo aspecto lunar y despiden el mismo hedor causado por los cadáveres en descomposición sepultados bajo los escombros. Son similares también las respuestas de los dos Gobiernos a sus crímenes contra la humanidad: los combatientes resistentes palestinos y los judíos alzados del ghetto son tildados de "terroristas". Sin embargo, el calificativo que les aplica su propia gente es diferente. Tanto los combatientes callejeros judíos de Varsovia como los milicianos palestinos son considerados por sus respectivos pueblos como héroes nacionales. La maquinaria propagandística de los Estados judío y nazi difundió la misma propaganda falaz: la invasión de los ghettos y la destrucción de la resistencia judía son descritas por los nazis como una "estrategia defensiva", mientras que la destrucción del tejido social palestino es descrita por el Gobierno israelí en términos de destrucción de infraestructura terrorista. Sharon, como Goebbels, habla de buscar la paz ... a través del genocidio. Tanto Hitler como los israelíes prohibieron a la Cruz Roja el acceso a los ghettos para auxiliar a los heridos, enfermos y perturbados mentales. La misma visión paranoica que llevó a la maquinaria bélica de Hitler a asesinar a mujeres y a niños conduce hoy a los israelíes a desafiar y descalificar a grupos pro derechos humanos, a las Naciones Unidas, a la Unión Europea y a otras agencias humanitarias horrorizadas por la masacre. Mientras que en su paranoia Hitler denostaba a todos los demócratas críticos contra su política tachándoles de "antiarios", Sharon y sus fanáticos cómplices de dentro y fuera de Israel acusan de "antisemitismo" a la ONU, a la Cruz Roja y a otras organizaciones humanitarias en arrebatos constantes de conducta psicótica. La profunda irracionalidad de los líderes israelíes halla su mejor ilustración en un incidente que tuvo lugar en el hospital psiquiátrico palestino de Ramallah. Después de

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que un tanque israelí destruyera una pared del asilo, un enfermo mental internado en el mismo preguntó a su doctor: "¿Me presta su móvil? Quiero llamar a la CNN y decirle a Ariel Sharon que puede venir aquí y recibir tratamiento gratis". La respuesta de los partidarios del Estado nazi y judío a los acontecimientos de Varsovia y de Jenin son similares: celebraciones de victoria y declaraciones de renovado apoyo. Alrededor de 100.000 personas, la mayoría judíos, desfilaron en Washington coreando su apoyo incondicional a Sharon y a su campaña genocida. Respetables médicos, dentistas, hombres de negocios, celebridades de los medios de comunicación, recolectaron millones de dólares para financiar la maquinaria bélica israelí. Mientras que profesionales judíos y elementos progresistas de Israel huyen de su país por inseguridad o por asco, líderes judíos de Israel y de los Estados Unidos visitan la Argentina para reclutar a judíos depauperados de la clase media ofreciéndoles pasaje gratuito, casa, subsidios, trabajo y jardín -todo ello robado a los palestinos. Exactamente de la misma forma como los nazis expulsaron a los judíos y confiscaron sus propiedades para distribuirlas después entre sus acólitos. Varsovia y Jenin: judíos como víctimas y judíos como opresores. Descendientes de los héroes de los ghettos de Varsovia aplicando los métodos y la estrategia de los asesinos de sus abuelos. Evidentemente, hubo y hay entre los nazis y los judíos personas que se oponen a la maquinaria de guerra nazi e israelí. Millones de disidentes alemanes socialistas, comunistas, sindicalistas y demócratas fueron asesinados, encarcelados y represaliados por el régimen nazi. En la actualidad, una minoría de valientes israelíes protestan abiertamente contra Sharon y sus cómplices. Exiliados progresistas alemanes condenaron la masacre de judíos de Varsovia y algunos hasta expresaron su solidaridad con la resistencia. Igualmente, en los Estados Unidos y en Europa grupos de judíos críticos condenan la maquinaria bélica de Sharon. Pero los medios de comunicación de masas no se hacen eco de esta denuncia. Son voces críticas que se silencian. En los Estados Unidos solamente se escucha la voz y las imágenes del Estado de Israel: poderosos funcionarios sindicales continúan adquiriendo bonos con los fondos de pensiones de sus afiliados. La venta de bonos israelíes se ha convertido en una industria floreciente. Hollywood es cómplice. La diferencia reside en que, a diferencia de la Alemania nazi, aún no ha surgido en Hollywood el productor que produzca algo similar a "El Triunfo de la Voluntad", la glorificación de los desfiles nazis realizada por Leni Reisenthal. Compárense Jenin y Varsovia. En ambos casos el mundo, las democracias occidentales, se mantuvieron al margen y se limitaron a contemplar la carnicería. Horrorizados, pero sin voluntad para intervenir. Sin embargo, hoy, en Jenin, a diferencia de lo que ocurrió durante la masacre nazi de los judíos de Varsovia, nadie puede alegar ignorancia. Jenin: el genocidio de nuestro tiempo. La destrucción del ghetto de Varsovia no fue un acto único ejecutado por un único poder maléfico. Los judíos no son el único pueblo que ha sufrido un holocausto. Nuestro holocausto se llama Jenin. La insurrección palestina la lideran nuestros combatientes de la libertad. El 19 de abril, en el curso de una ceremonia celebrada en Buenos Aires para conmemorar el aniversario de la insurrección del ghetto de Varsovia, Osvaldo Bayer evocó ante su audiencia mayoritariamente judía la resistencia palestina de Jenin. Algunos asistentes aplaudieron. La mayoría permanecieron callados. Algunos críticos pueden objetar que Israel es una democracia mientras que Alemania era un Estado totalitario. Israel es una democracia para los judíos y un violento opresor para los palestinos de los territorios ocupados. En los territorios ocupados Israel actúa como los nazis, robando la tierra y el agua de los palestinos, encarcelando a millares de personas y demoliendo las casas del "pueblo inferior". Otros críticos podrían argüir que los palestinos practican el terrorismo contra los colonos de los territorios ocupados y contra los ciudadanos corrientes del Estado de Israel, a diferencia de los resistentes de Varsovia, que combatieron contra el ejército nazi. La diferencia es sólo marginal: los combatientes de Varsovia también mataron a

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funcionarios civiles alemanes, a polacos e incluso a colaboradores judíos. La principal diferencia es de orden geográfico, una mera cuestión de distancias: simplemente, en aquella época los alemanes estaban demasiado lejos. Después de la guerra, la totalidad de la población civil alemana fue severamente castigada por los crímenes perpetrados por su Gobierno. Como ocurre con todas la analogías, la analogía Varsovia/Jenin tiene sus límites temporales y espaciales. Pero en sus aspectos básicos revela una similitud espeluznante: en ambos casos, un pueblo heroico se alzó en armas para repeler la agresión de la maquinaria militar de un Estado genocida.

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7 de mayo del 2002

¿Quién financia al estado de Israel? James Petras Traducido para Rebelión por L.B A la vista del desafío que plantea Israel a la opinión pública internacional y de su negativa a permitir que ninguna organización humanitaria internacional examinar las consecuencias de su criminal destrucción de ciudades y campamentos de refugiados en los Territorios Ocupados, ¿quién está financiando al Estado de Israel y por qué razón esa financiación continúa sin suscitar el oprobio del mundo? Los intentos de la ONU por investigar la destrucción israelí de Jenin han provocado la hostilidad de toda la clase política israelí. Shimon Peres (el autodenominado laborista moderado que forma parte del Gobierno de Ariel Sharon) acusó de perpetrar un "libelo de sangre" a los más de 170 países miembros de la ONU, incluyendo presumiblemente en la acusación a los Estados Unidos, que votaron a favor de la resolución a favor de la creación de una comisión investigadora. La cuestión de quién financia al Estado de Israel es crucial, ya que Israel, en la forma como lo conocemos hoy, sería un Estado inviable sin la contribución masiva del apoyo exterior. Billones de dólares recaudados por instituciones judías y no judías son canalizados para el mantenimiento de la maquinaria de guerra israelí, de su política de generosos subsidios que actúan como señuelo para atraer a los judíos que se establecen tanto en Israel como en las colonias judías de los territorios ocupados, y del elevado nivel de vida de los ciudadanos judíos de Israel. Sin ayuda exterior la economía de Israel exigiría severos recortes que implicarían un deterioro del nivel de vida y de las condiciones laborales y que provocarían con toda seguridad el éxodo de la mayoría de los profesionales israelíes, de los empresarios y de los inmigrantes recién llegados; el presupuesto militar israelí sufriría recortes e Israel se vería obligado a reducir sus intervenciones militares en los países árabes y en los territorios ocupados. Israel dejaría de ser un Estado rentista que vive a expensas de los subsidios que recibe del exterior y se vería obligado a dedicarse a la actividad productiva, es decir, a regresar a la agricultura, la manufactura y los servicios, pero sin las ventajas que ahora obtiene de la explotación de sirvientas asiáticas mal remuneradas, de trabajadores agrícolas importados de los países de Europa del Este y de trabajadores palestinos de la construcción. Europa continúa privilegiando la importación de productos y servicios financieros israelíes a pesar de los ataques frontales y malintencionados que está sufriendo por parte de los líderes de los dos partidos presentes en el Gobierno de Sharon. Prominentes organizaciones judías de Francia e Inglaterra vinculadas a los dos partidos israelíes mayoritarios han abortado cualquier tentativa de utilizar la baza comercial para ejercer presión sobre Israel y forzarle a aceptar la mediación de la Unión Europea o de las Naciones Unidas. Sin embargo, los lazos comerciales y financieros que unen a Europa con Israel no constituyen el pilar principal sobre el que descansa la maquinaria bélica israelí. La base principal de apoyo financiero a largo plazo y a gran escala a Israel hay que buscarla en instituciones públicas y privadas de los Estados Unidos. En los Estados Unidos existen fundamentalmente cuatro bases de apoyo financiero, ideológico y político a la economía rentista israelí: 1. Acaudalados contribuyentes judíos y poderosas organizaciones dedicadas a recaudar fondos para Israel. El Gobierno de los Estados Unidos, tanto el Congreso como la Presidencia. Los medios de comunicación, en especial el New York Times, Hollywood y las principales cadenas de televisión.

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Dirigentes sindicales y directores de fondos de pensiones. La actuación de estas cuatro configuraciones institucionales se superpone de forma sustancial. Por ejemplo, los activistas judíos del lobby israelí trabajan en estrecha colaboración con los líderes del Congreso para asegurar la ayuda militar a largo plazo y gran escala de Estados Unidos a Israel. La mayoría de los medios de comunicación de masas y unos cuantos sindicatos actúan bajo la influencia de partidarios incondicionales de la maquinaria bélica israelí y de su economía rentista. Judíos pro israelíes se hallan representados de forma desproporcionada en el mundo financiero, político, profesional, académico, inmobiliario, en el sector de los seguros y en los medios de comunicación de masas. Aunque los judíos constituyen una minoría en cada uno de esos sectores, disfrutan de un poder e influencia desproporcionados porque están organizados, son activos y concentran toda su labor en una única cuestión: la política de los Estados Unidos en el Oriente Medio, y, de forma específica, en garantizar el apoyo militar, político y financiero masivo, incondicional e ininterrumpido de los Estados Unidos a Israel. Maniobrando desde sus puestos estratégicos en la estructura del poder, son capaces de influir en la política y censurar la circulación de cualquier voz disidente en los medios de comunicación y en el sistema político. En la esfera política, políticos pro israelíes y poderosas organizaciones judías han unido sus fuerzas con cristianos fundamentalistas de extrema derecha partidarios de Israel y con poderosos líderes políticos vinculados al complejo militar-industrial como el Secretario de Defensa Rumsfeld y el vicepresidente Cheney. El apoyo incondicional de Israel a la Guerra Fría de Washington y a la ulterior ofensiva militar antiterrorista ha reforzado los lazos ideológicos y militares entre los líderes estadounidenses derechistas, los políticos pro israelíes y los líderes de las principales organizaciones judías. La política del nuevo imperialismo norteamericano concuerda a la perfección con la política de conquista y destrucción de los territorios ocupados desarrollada por el tándem Sharon-Peres. No resulta sorprendente que dos de los principales defensores en el Pentágono de la doctrina de guerra permanente que prevalece en Washington y de la agresión israelí sean Paul Wolfowitz y Richard Perle, dos acérrimos partidarios de organizaciones judías de extrema derecha. Los medios de comunicación de masas de los Estados Unidos, y en particular el "respetable" New York Times, se han puesto a la cabeza del esfuerzo propagandístico destinado a presentar ante la opinión pública la conquista y destrucción israelí de los territorios ocupados como una acción "defensiva" y una "guerra antiterrorista". Ni una sola voz o editorial del New York Times se ha alzado para denunciar las masacres de civiles palestinos y la destrucción por parte de Israel de lugares de incalculable valor histórico y religioso de una antigüedad superior a los 2000 años. Mientras que la maquinaria bélica israelí destruye antiguos monasterios y una porción de la herencia cultural del mundo, los medios de comunicación pro israelíes de los Estados Unidos concentran sus atención en los escándalos protagonizados por el clero católico. El resultado es el silenciamiento de las protestas de la Iglesia contra el bombardeo israelí de la Basílica de la Natividad y contra el asesinato de las personas allí refugiadas. Las opulentas y eficientes organizaciones judías, los complacientes representantes del Congreso y las organizaciones fundamentalistas de extrema derecha no son sin embargo las únicas fuentes de financiación con que cuenta Israel. Los contribuyentes norteamericanos han venido sufragando la maquinaria militar israelí durante 35 años a razón de 3 billones de dólares por año concedidos en concepto de ayuda directa (más de 100 billones en total, y la cuenta sigue). Los afiliados de base de los sindicatos se sorprenderían al saber que sus fondos de pensiones han sido invertidos en la compra de bonos israelíes que ofrecen intereses inferiores a los normales y presentan riesgos más elevados. A pesar del bajo atractivo financiero de los bonos israelíes, algunos de los principales sindicatos norteamericanos, fondos de pensiones de trabajadores y principales corporaciones multinacionales han prestado colectivamente billones de dólares al régimen israelí. En todos los casos, la decisión de adquirir bonos de un

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Gobierno extranjero es adoptada por los dirigentes sindicales y por los gestores empresariales de los fondos sin consultar a los afiliados ni a los accionistas. Cuando preguntaron a Nathan Zirkin, director financiero del Sindicato de Detallistas, Mayoristas y Grandes Almacenes, si su sindicato pensaba continuar adquiriendo bonos israelíes a pesar de que Israel se dedica a reprimir y arrestar a sindicalistas palestinos, respondió lo siguiente: "Sin ninguna duda. Los palestinos no tenían un duro hasta que llegó Israel". Los ingresos procedentes de la venta de los bonos son empleados para financiar asentamientos judíos en Cisjordania y Gaza. El grueso del resto de los ingresos generados por los bonos se transfiere al presupuesto ordinario israelí para costear los gastos militares y los servicios de inteligencia. Muchos de los sindicatos que compran bonos israelíes están controlados por la Mafia o se hallan bajo su influencia. El sindicato de camioneros es el mayor comprador de bonos israelíes; también es el sindicato con mayor número de altos cargos incursos en causas penales por mantenimiento de vínculos con la Mafia, por uso ilícito de fondos sindicales y por robo masivo de fondos de pensiones de los afiliados al sindicato. En este caso, los sindicalistas mafiosos compraban a los medios de comunicación de masas propaganda favorable y apoyo para las "respetables" organizaciones judías a través de la adquisición de bonos israelíes. Los fondos de pensiones de los sindicatos han sido utilizados también por sindicalistas burócratas para adquirir bonos israelíes. El caso más sangrante es el del antiguo Sindicato de Trabajadores de la Confección Femenina, actualmente denominado UNITE, un sindicato cuyos afiliados son en un 95% trabajadores negros, hispanos y chinos con ingresos inferiores al salario mínimo. La directiva y plantilla de UNITE está formada en su inmensa mayoría por judíos con ingresos que oscilan entre los 100.000 y los 350.000 dólares anuales, más dietas. Al canalizar más de 25 millones de dólares de los fondos de pensiones de ese sindicato hacia Israel se despoja a los trabajadores estadounidenses afiliados a ese sindicato de la posibilidad de acceder a préstamos de vivienda, a servicios sociales, a defensa legal, etc. Claramente, los líderes sindicales judíos están en mayor sintonía con el Estado de Israel y con la opresión que éste ejerce contra los trabajadores palestinos que con sus propios y mal organizados trabajadores, víctimas de algunas de las peores condiciones de trabajo de los Estados Unidos. Los promotores de bonos israelíes, ayudados por dirigentes sindicales corruptos vinculados a la Mafia, han vendido bonos israelíes por valor de cientos de millones de dólares a 1.500 organizaciones sindicales con unos tipos de interés inferiores a los de otros títulos y mucho menores de los que cualquier inversor esperaría razonablemente de préstamos realizados a un Gobierno extranjero tan problemático desde el punto e vista económico como es Israel. Tres factores explican que los dirigentes sindicales estadounidenses canalicen los fondos de pensiones de sus afiliados y sus cuotas sindicales hacia la compra de bonos israelíes: 1) la protección política y respetabilidad que obtienen al verse asociados con Israel y sus lobbystas -esto es especialmente importante en el caso de funcionarios corruptos con vínculos mafiosos; 2) los lazos ideológicos y étnicos existentes entre los dirigentes sindicales judíos e Israel, y, 3) la posibilidad de utilizar la compra de los bonos israelíes como método para lavar el dinero obtenido ilegalmente por algunos dirigentes sindicales. La principal organización dedicada a la venta de bonos israelíes se las arregló para llegar a un acuerdo con las autoridades estadounidenses y resolver "fuera del tribunal" una demanda por lavado de dinero presentada contra ella a instancias de la Comisión Estadounidense de Bolsa y Valores. Cómplices de genocidio En abril del 2002, 100.000 personas, en su mayoría fundamentalistas judíos y cristianos, realizaron una marcha de apoyo al régimen de Sharon justo en el momento en el que tenía lugar el asedio de Jenin. En Israel, dos de cada tres israelíes (65%) encuestados a finales de abril del 2002 apoyaban a Sharon y casi un 90% daban

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crédito a la propaganda del régimen según la cual la comisión de la ONU para investigar la devastación de los Territorios Ocupados "no será justa con Israel". El público israelí, los dirigentes sindicales estadounidenses y las élites políticas y financieras que financian a Sharon son cómplices de los crímenes perpetrados por Israel contra el pueblo palestino. Obviamente, la cada vez más reducida minoría de judíos en Israel que se opone a la maquinaria militar israelí tiene poca o nula influencia sobre la política del país, sobre los medios de comunicación y prácticamente ninguna capacidad para recaudar fondos del exterior. Los acaudalados y poderosos judíos del extranjero gravitan en torno a la órbita de Sharon. Siete de entre los ocho oligarcas billonarios de la Mafia rusa han realizado generosas contribuciones al Estado de Israel y mantienen excelentes relaciones con Sharon y con Shimon Peres, con quienes comparten idéntico desdén por los militares reservistas disidentes. Conclusión Debido en primer lugar al enorme e incondicional apoyo militar y financiero que recibe por parte de influyentes judíos de los Estados Unidos, de fundamentalistas cristianos, del complejo militar-industrial, de los extremistas del Pentágono y de corruptos sindicalistas estadounidenses, Israel puede permitirse el lujo de desafiar a la opinión pública mundial, difamar a las organizaciones humanitarias y a líderes defensores de los derechos humanos y proseguir con todo desparpajo con su política genocida. Los líderes israelíes conocen a "su gente": saben que cuentan con partidarios incondicionales que ya han sido puestos a prueba. Saben que sus banqueros, profesionales y fundamentalistas van a apoyarles hasta que acaben de asesinar al último palestino. La marcha de los 100.000 realizada en Washington en mitad de la masacre de Jenin es la prueba de ello.

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15 de mayo de 2002

Modelo Occidental, Desastre para el Tercer Mundo James Petras Traducido para Rebelión por Jorge Capelán Entre 1992 y 1997, el Banco Mundial alababa a la Argentina como país modelo en el Tercer Mundo. Washington y Bruselas se sumaron al coro de alabanzas. Los periódicos financieros más prestigiosos (The Wall Street Journal, The Financial Times) hacían editoriales acerca de la profundidad y efectividad de las "reformas económicas" llevadas a cabo por el régimen neoliberal de Menem. Las razones del efusivo apoyo eran la total liberalización de la economía, la privatización masiva de los sectores estratégicos de la banca, las telecomunicaciones, los sectores petrolero e industrial y la total desregulación de la economía. Hoy, la Argentina es un desastre (apenas) viviente. Se encuentra en medio de una depresión que ya dura cinco años (y cuyo fin no está a la vista), con un crecimiento negativo que se espera excederá el 20%; los ahorros de millones de argentinos por un valor de unos 40 billones de dólares han sido confiscados (o congelados). Los principales bancos de propiedad extranjera están al borde del colapso o preparan su salida del país. Cientos de miles de empleados públicos en el interior del país no han recibido sus sueldos durante varios meses. Las principales carreteras son bloqueadas por piqueteros desempleados; decenas de miles de jubilados y de personas de la clase media empobrecida golpean sus cacerolas todos los días, por toda la ciudad de Buenos Aires, exigiendo sus ahorros, sus salarios, sus pensiones. El país ha cesado en los pagos de su deuda externa de unos 150.000 millones de dólares. Las instituciones financieras internacionales (FMI, Banco Mundial) se niegan a hacer nuevos préstamos, Washington y la Unión Europea demandan mayores reducciones del gasto público, más despidos de empleados públicos y menos subsidios sociales, aunque más de un tercio de los niños van a la escuela sin haber desayunado, y aún cuando en mayo de 2002 más del 50% de la población ya se encuentra por debajo de la línea de pobreza. De haber sido el "modelo" de la economía neoliberal, en los ojos de los Gobiernos Occidentales, Argentina se ha convertido en un estado "paria" o "leproso". La Argentina, una vez citada como la "historia exitosa" de los 90s, se ha convertido en la historia desastrosa del nuevo Milenio. El problema es que la Argentina aplicó todas las prescripciones ortodoxas del liberalismo ordenadas por los expertos económicos liberales, y ellos enriquecieron a banqueros e inversionistas extranjeros y minaron la economía local: las empresas y bancos privatizados y desnacionalizados extrajeron y repatriaron enormes ganancias y enormes pagos de intereses; la desregulación condujo a estafas financieras y fugas masivas de capital; los fuertes préstamos externos condujeron a unos pagos de la deuda cada vez mayores y a que no hubiese ninguna expansión productiva. Los expertos extranjeros y sus políticos lacayos prometieron que los sacrificios inmediatos llevarían a una prosperidad en el largo plazo. En vez de esto, lo que hay son sacrificios de largo plazo sin ningún alivio inmediato. Washington y Bruselas se niegan a admitir el fracaso de sus recetas. En vez de esto, culpan a los argentinos y piden más sacrificios y más dolor. Los líderes políticos repiten las mismas fórmulas ortodoxas. Pero nadie escucha. La consigna más popular es "Que se vayan todos!". Los intentos del gobierno de imponer las políticas del FMI llevaron al levantamiento masivo del 19 y 20 de diciembre de 2001, que derribó al gobierno. En respuesta, el gobierno ha propuesto un fondo de emergencia para aliviar la pobreza de 150 pesos (50 dólares) mensuales por familia. Para una familia de cuatro personas, eso es igual a 1.66 dólares por día, o 0.42 dólares por persona al día para

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pagar la comida, la vestimenta, el transporte, etcétera. Esto es claramente un subsidio de hambre. El FMI, apoyado por Washington y Bruselas demandó en mayo de 2002 mayores medidas de austeridad que elevarán el número de los que se encuentran por debajo de la línea de pobreza a un 70% y el número de los desempleados a un 35%. Con la hiperinflación cobrando fuerza este año (en abril fue del 10%), y los salarios congelados y sin cobrar, Argentina se dirige hacia un gran levantamiento popular o hacia el descenso hacia el "cuarto mundo", y no por cierto a llegar a ser "el próximo aspirante a entrar al primer mundo", como predijo el Banco Mundial hace seis años.

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21 de mayo de 2002

¿Quién Gobierna el Mundo? James Petras Traducido para Rebelión por Jorge Capelán Se han escrito una serie de libros y artículos superficiales acerca de la "globalización", las "corporaciones globales" y el "imperio", sin la menor noción de la estructura real de poder. Un análisis de un reciente informe hecho por el Financial Times (suplemento del 10 de mayo de 2002) de las 500 mayores compañías del mundo basadas en valor, país y sector pone fin al debate entre globalización del imperio e imperialismo. Los estados nacionales, en este caso los estados imperiales, no están desapareciendo, sino que son prioritarios para entender los centros de poder político y económico. Casi un 48% de las mayores compañías y bancos en el mundo son de los EE.UU. y un 30% son de la Unión Europea, sólo 10% son Japoneses. En otras palabras, casi 90% de las mayores corporaciones que dominan la industria, la banca, y los negocios son estadounidenses, europeas o japonesas. El poder económico esta en esas 3 unidades geográfico-económicas, no en conceptos sin sentido como "imperio" sin imperialismo o corporaciones multinacionales "desterritorializadas". Al interior de este sistema imperial, el poder económico imperial de los EE.UU. es aún dominante. Si examinamos los sectores económicos claves esto se vuelve evidente. Cinco de los 10 principales bancos son estadounidenses, seis de las 10 principales compañías farmacéuticas y/o biotecnológicas, cuatro de las 10 principales compañías de telecomunicaciones, siete de las principales compañías de tecnologías de la información, cuatro de las principales compañías de petróleo y gas, nueve de las 10 principales compañías de software, cuatro de las 10 principales compañías de seguros y nueve de las 10 principales compañías de comercio minorista. Sólo en el sector de las aseguradoras la Unión Europea tiene una proporción mayor entre los 10 primeros lugares que los EE.UU. (un margen de 5 a 4). El poder imperial de los EE.UU. está diversificado a lo largo de varios sectores económicos, pero es particularmente la fuerza dominante en las finanzas, en la farmacéutica y la biotecnología, en las tecnologías de la información y el software, y en el comercio minorista. En otras palabras, las gigantescas compañías de los EE.UU. tienen una poderosa red de control sobre los sectores más importantes de la "nueva economía", las finanzas y el comercio. La concentración del poder económico de los EE.UU. es aún más evidente si miramos a las 10 principales compañías del mundo: 90% son propiedad estadounidense; de las principales 25, 72% son propiedad estadounidense; de las principales 50, 70% son estadounidenses y de las principales 100, 57% son propiedad estadounidense. En el círculo de las mayores compañías, los Estados Unidos tienen una abrumadora presencia y dominio. Africa y América Latina están ausentes de la lista. Y los así llamados Tigres Asiáticos tienen tres compañías entre las principales 500, menos de un 1%. Las implicaciones políticas de esta concentración de poder son importantes. Ningún país del Tercer Mundo tiene recursos para "liberalizar" sus mercados porque el bloque estadounidense-europeo inmediatamente controlará la situación a causa de su superioridad de recursos. El argumento liberal de que el libre comercio incrementará la "competitividad" de las economías del Tercer Mundo es falso, dado que existe una concentración tan desigual del poder económico en las compañías estadounidenses y europeas. En segundo lugar, la concentración de poder no es meramente un producto de la eficiencia, la administración y el know-how, sino un resultado directo las políticas estatales de los Estados Unidos y la Unión Europea. Por ejemplo, el Congreso de los

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Estados Unidos acaba de aprobar (en mayo de 2002) una propuesta de subsidio para el sector agroindustrial de los EE.UU. para la próxima década, convirtiendo en una broma las propuestas de "libre comercio" de Washington. Las implicaciones para los encargados de formular las políticas de los países del Tercer Mundo son claras: deben proteger y subsidiar a sus productores públicos o privados en orden de obtener una porción de los mercados, ya sea en casa o en el extranjero - de la misma manera como los principales poderes imperiales lo hacen. La concentración del poder económico mundial en las compañías y bancos de los Estados Unidos y en menor medida, de la Unión Europea significa que los mercados mundiales no son competitivos, sino que en gran medida están formados por los monopolios de los EE.UU. y Europa que los dominan. Los flujos de los sectores financiero, farmacéutico, de software y de seguros están formados por las diez principales compañías estadounidenses y europeas. Los mercados mundiales están divididos entre las principales 238 compañías y bancos de los EE.UU. y las 153 de la Unión Europea - esta concentración de poder es lo que define la naturaleza imperial de la economía mundial, junto con los mercados que controlan, las materias primas que saquean (80% de las principales compañías de petróleo y gas son propiedades estadounidenses o europeas) y de la fuerza de trabajo que explotan. La lucha del movimiento antiglobalización para que "otro mundo sea posible" debe confrontar esta monopolización del poder económico y de los estados imperiales que la defienden. La única manera de democratizar la globalización es la de socializar esos monopolios gigantes dondequiera que operen o enfrentar las presiones económicas y las amenazas de minar las economías locales. Los estados imperiales tienen serios problemas para mantener su imperio, por diversas razones. En cuanto al costo militar, el presupuesto militar de los EE.UU. ha aumentado casi un 20% para 2002/2003, y los recortes de impuestos para los ricos, que estimulan la inversión externa, han causado un serio déficit presupuestario y mayores recortes del gasto social, amenazando la estabilidad fiscal y política. Lo que es más importante, el poder y la concentración económicos de las compañías y bancos de los EE.UU. se han basado en la inversión en el exterior, las ganancias y las re-exportaciones a los EE.UU. por medio de subsidiarias. El resultado es que el creciente imperio económico en el exterior ha salvado la balanza de pagos de los EE.UU. - los EE.UU. tienen un déficit en su balanza comercial que este año se aproxima al nivel insostenible del medio billón de dólares ($400-500.000 millones). La economía de los EE.UU. depende esencialmente de un flujo masivo de fondos de los inversionistas extranjeros para mantener su déficit externo. En otras palabras, a medida que crece el imperio, la 'república' entra en crisis más profundas, privada de sus empresas competitivas e incapaz de limitar sus importaciones de artículos de consumo. Esta contradicción no puede ser fácilmente resuelta, porque la dirigencia política esta totalmente comprometida con la construcción imperial y la única concesión que puede hacer a la economía doméstica son mayores subsidios y más proteccionismo - los que a su vez aumentan las tensiones y los conflictos con sus competidores imperiales de Europa y los regímenes exportadores dependientes en el Tercer Mundo. La solución de la Administración Bush para esta contradicción entre crecimiento imperial y decadencia doméstica es la conquista de los países del Tercer Mundo que tienen recursos vitales. El despliegue de Washington hacia los países productores de petróleo del Mar Caspio, sus planes de invasión de Irak, son parte del plan para extraer riqueza que pueda ser transferida de vuelta a los EE.UU. para financiar sus déficits. El Acuerdo de Libre Comercio de las Américas es parte integral de esta estrategia: al monopolizar los mercados latinoamericanos los EE.UU. puede bajar sus déficits comerciales y capturar sectores financiero y comerciales lucrativos. El Plan Puebla-Panamá es el prototipo de la nueva estrategia imperial de aumentar las exportaciones directas hacia México, mientras que las maquiladoras de propiedad estadounidense o subcontratistas de ese país mueven los mercados de fuerza de

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trabajo más barata hacia China, Vietnam y la India. Mientras que está claro que el control imperial de los EE.UU. sobre la economía mundial aún es una realidad, también está claro que ese poder está basado en fundamentos frágiles y en un orden global altamente polarizado. La emergencia de movimientos anticapitalistas masivos y una corrida contra el dólar podrían llevar a la caída del imperio.

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22 de mayo de 2002

La polarización izquierda/derecha: Entre las urnas y la calle James Petras Traducido para Rebelión por L.B. Introducción Los medios de comunicación, los académicos y los políticos convencionales han centrado su atención en el aumento del poder electoral de la derecha y de la extrema derecha. La reciente primera ronda electoral francesa, en la que el voto combinado de la extrema derecha aglutinó al 20% del electorado, suele ser mencionada como ilustrativa del giro hacia la extrema derecha. En el espacio de unos pocos días, sin embargo, más de medio millón de manifestantes se echaron a las calles de Paris y de otras ciudades en contra de Le Pen. Mi tesis es que no hay un giro generalizado hacia la derecha, sino más bien una agudización de la polarización entre derecha e izquierda, con aquélla manifestándose en las urnas y ésta en la calle. Esta polarización es el reflejo de diversas y complejas situaciones y adopta una gran variedad de formas y expresiones. El mismo concepto de polarización derecha/izquierda requiere una explicación debido a la confusión política que envuelve a los conceptos de "izquierda" y "derecha". Vamos a proceder definiendo los términos de nuestra discusión para después analizar y describir la polarización y concluir centrándonos en el análisis de sus implicaciones teóricas y políticas. Derecha e izquierda hoy. Académicos, periodistas y publicistas políticos han creado una gran cantidad de confusión con su negligente catalogación de los regímenes políticos. Por ejemplo, el líder político francés Le Pen es clasificado correctamente como de "extrema derecha" debido a su retórica racista y xenófoba. Sin embargo, la Administración Bush, implicada en guerras (Afganistán, Colombia), golpes de Estado (Venezuela) y planes para futuras guerras (Irak), es calificada erróneamente como "conservadora", en lugar de ser catalogada correctamente como "régimen de extrema derecha". Igualmente, la Gran Bretaña de Tony Blair y la Francia de Jospin y la anterior Administración de Clinton son catalogadas como de "centro izquierda", a pesar de que recortaron drásticamente programas de bienestar social y promovieron la especulación financiera y las conquistas militares en los Balcanes y, en el caso de Jospin, privatizaron más empresas del sector público que ninguno de sus predecesores conservadores. Claramente, la etiqueta más adecuada es la de "conservador" o "centro-derecha". En la práctica, muchos de los políticos de centro-derecha no son "conservadores" en el sentido genérico de que apoyan las disposiciones constitucionales vigentes: Blair y Clinton rebasaron ampliamente las limitaciones constitucionales al usurpar poderes de guerra en los Balcanes, mientras que Jospin privatizó Air France, France Telecom y las industrias de Defensa sin contar con la autorización del Parlamento. La transición del "centro-derecha" a la derecha y la extrema derecha tiene sus raíces precisamente en las repercusiones negativas que sus políticas socio-económicas tienen sobre sus electorados populares Hoy en día la fuerza significativa y dinámica de la auténtica izquierda se encuentra en la calle, halla su expresión en movilizaciones masivas y no en el proceso electoral. En Italia, 300.000 personas se manifestaron en contra del capital y dos millones en

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contra de Berlusconi; en España, 400.000 personas, en su mayoría manifestantes anti-capitalistas, protestaron en contra de la cumbre de la UE y de la presidencia española de Aznar. Lo que antes se llamaba "centro-izquierda" se ha desplazado hoy hacia el centro-derecha o hacia la derecha, y lo que era considerado como derecha se ha convertido en extrema derecha. En la actualidad, el centro-izquierda se halla debilitado o es inexistente; los debates electorales tienen lugar entre el centro-derecha, la derecha y la extrema derecha. A diferencia de la izquierda, los partidos de la derechas operan a través de las instituciones del poder y tienen poca capacidad o interés para promover movilizaciones en la calle, salvo en períodos de campaña electoral. Las políticas que definen a todas las variedades de la derecha incluyen los siguientes elementos: privatización de empresas públicas, recortes de los servicios del sector público, desregulación de la economía, debilitamiento de los sindicatos, activación de leyes que precarizan el empleo y las coberturas sociales y apoyo a las guerras imperiales, pasadas y futuras. Las diferencias entre los diferentes partidos de derecha incluyen diversos grados de proteccionismo (Bush y Le Pen estarían a la cabeza, Blair y Aznar serían más "liberales"), inmigración (la mayoría de la derecha europea es restrictiva, Le Pen y Haider son partidarios de la expulsión), Oriente Medio (los EEUU y Le Pen apoyan a Sharon incondicionalmente, el resto de los europeos son moderadamente críticos). En Latinoamérica la derecha y la extrema derecha abarcan a casi todos los regímenes que apoyan las guerras e intervenciones de los EEUU, aceptan la Zona Latinoamericana de Libre Comercio y siguen las recetas de instituciones europeo-estadounidenses tales como el FMI. En realidad, se hallan incluidos en ese rubro todos los regímenes del área excepto Cuba y Venezuela. En Latinoamérica la izquierda electoral -es decir, el centro-izquierda-o bien se ha movido hacia el centro-derecha --y hasta más a la derecha incluso--, o bien es una fuerza minoritaria. La máxima expresión de la izquierda realmente existente se encuentra en los grandes movimientos sociopolíticos y en los alzamientos populares de carácter organizado como los que han derrocado a dos presidentes en Ecuador, a cuatro presidentes en Argentina y al presidente de Bolivia. La izquierda tiene muchas expresiones, demandas y formas de acción diferentes. Pero existe un vínculo común que las une a todas: el hecho de que su acción descansa en movilizaciones masivas en la calle -acción directa-y su rechazo del imperialismo americano (Plan Colombia, ALCA, etc), del pago de la deuda externa, de las políticas de ajuste estructural y de otras prescripciones del FMI. En la mayoría de los casos, apoya la reforma agraria, la nacionalización de los bancos, el incremento drástico del papel económico del Estado a través de inversiones públicas en servicios sociales, protección y promoción del mercado doméstico, nuevas formas directas de representación popular y mayor igualdad social vía legislación tributaria de carácter progresivo, expropiación de monopolios y confiscación de fortunas ilegales. Existe todavía una izquierda electoral, particularmente en Europa (Francia e Italia, principalmente) y en Latinoamérica (Argentina, Brasil, México, Ecuador), pero no ha tenido un impacto significativo en su papel institucional: solo cuando los activistas y líderes de la izquierda electoral se convierten en partes de un movimiento mayor de acción directa consiguen tener algún impacto. Resumiendo, las antiguas divisiones electorales entre el centro-izquierda y la derecha se han convertido al día de hoy en irrelevantes: la mayoría de los partidos Comunistas y Socialdemócratas han adoptado políticas de centro-derecha y de derecha, favoreciendo al capital y a las guerras imperiales y abandonando la legislación social del Estado de Bienestar. Las divisiones izquierda/derecha, no obstante, son más

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relevantes que nunca si tomamos como protagonistas a los crecientes movimientos de masa de izquierda y a las fuerzas electorales/institucionales de la derecha. El giro derechista: La marcha a través de las instituciones. Los éxitos electorales de los partidos políticos de ultraderecha en Francia (Le Pen), Austria (Haider), Israel (Sharon) están directamente relacionados con el giro hacia la derecha de las antiguas coaliciones de "centro-izquierda". Los regímenes putativos de "centro-izquierda" han demostrado estar a favor de la reducción del gasto público -amenazado así el sistema de Seguridad Social que ampara a los ancianos--, a favor de la reducción de las barreras arancelarias en detrimento de los pequeños agricultores, a favor de aplicar medidas de inmigración selectiva, y han introducido la "flexibilidad laboral" (abaratando el precio del trabajo y dando facilidades al despido de trabajadores de mayor edad), incrementando de ese modo la precariedad laboral, enfatizando medidas policiales en lugar de invertir en empleo para atajar la violencia juvenil, etc. El resultado del giro derechista es que sectores significativos del pueblo se sienten engañados y abandonados por los partidos tradicionales de derecha y de izquierda. Además, el antiguo "centro-izquierda" ha ampliado e intensificado la privatización de empresas públicas, convirtiéndose así en la percepción popular en una coalición de grandes empresarios, indistinguible de la derecha tradicional. Del lado de la derecha, la difuminación de diferencias con el centro-izquierda en cuestiones socioeconómicas tiene el doble efecto de empujar a la derecha más cerca de la extrema derecha en temas como la represión policial (ley y orden), inmigración (mayores restricciones) y aumento de connivencias públicas con las grandes empresas. En este contexto, las proclamas xenófobas y chauvinistas de la extrema derecha son legitimadas por la derecha, mientras que sus políticas proteccionistas y liberales atraen a los pequeños empresarios, agricultores y tenderos amenazados por las políticas liberales del antiguo centro-izquierda. De igual importancia en la esfera internacional, las políticas extremadamente militaristas e imperialistas que surgen de Washington han contribuido a fortalecer a la extrema derecha. El apoyo de la Administración Bush al líder ultraderechista israelí Ariel Sharon y la masacre de afganos, palestinos y, próximamente, de iraquíes, refuerza y legitima la postura "antiárabe", "antimusulmana" y "antiinmigrante" de la extrema derecha. Igualmente, la adopción por parte de Washington de la causa del unilateralismo, su postura de "el imperio americano primero", y su chovinista campaña doméstica alimentada con retórica antiterrorista, se acomoda perfectamente con la posición de Le Pen, Haider y el resto de la ultraderecha europea. Se puede argumentar con fundamento que el mayor elemento de avance e impulso para la extrema derecha lo constituye la elección y gobierno del equipo Bush-Rumsfeld-Cheney. El programa de la ultraderecha europea busca imitar a la Administración estadounidense. No obstante, la ultraderecha europea tiene un problema de relaciones públicas, puesto que está lastrada también con el equipaje ideológico de un abierto antisemitismo y de un racismo declarado públicamente. Mientras que los medios de comunicación de masas hablan o escriben acerca de la "conservadora" Administración Bush, en realidad se trata de una Administración todo menos conservadora en lo que respecta a su esencia y a su política. La Administración Bush ha denunciado y rechazado de forma unilateral toda una serie de acuerdos internacionales de carácter fundamental: el acuerdo de Kioto sobre calentamiento del planeta, el acuerdo con Rusia sobre misiles antibalísticos, el tratado sobre guerra biológica y bacteriológica. La Administración Bush se ha opuesto a la creación de un tribunal internacional con capacidad para juzgar crímenes contra la humanidad. La Administración Bush ha impuesto tarifas aduaneras y cuotas para proteger el comercio no competitivo de madera, tejidos, azúcar, automóviles, acero y numerosas otras industrias, en violación del acuerdo GATT y de las normas de la Organización

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Internacional del Comercio. El régimen de Bush no preserva el status quo económico -sus políticas representan una ruptura radical y un giro hacia políticas ultraderechistas. En el área de las relaciones internacionales, la Administración Bush ha profundizado y ampliado las políticas de conquista militar iniciadas por Clinton a través de la implementación de un estrategia de guerra permanente. La guerra de la Administración Bush contra Afganistán, sus bases militares en Asia central, Filipinas, América Latina, los Balcanes, la organización del fallido golpe de Estado militar en Venezuela, marcan un nuevo y virulento estadio de expansión militar. Tanto en estilo como en sustancia (en forma de expansión militar unilateral), los más altos estrategas políticos de los EEUU defienden públicamente la destrucción de Afganistán, rechazan cualquier influencia europea y abrazan abiertamente la opción de intervenir en otros países. Bush llama a Sharon un "hombre de paz" en el mismo momento en que las fuerzas armadas israelíes masacran, encarcelan, torturan y desplazan a millares de palestinos. El historial de la Administración Bush sobre la guerra y los musulmanes es mucho más ultraderechista que las retóricas de Le Pen y Haider, y, ciertamente, excede holgadamente las políticas de derechistas europeos convencionales como Berlusconi y Aznar. Le Pen habla de proteger a las industria francesa de los efectos de la "globalización", pero Bush ha instituido una vasta panoplia de barreras comerciales. Le Pen amenaza principalmente a los inmigrantes árabes, pero Bush ha encarcelado y acosado a cientos de miles de inmigrantes árabes y ha abastecido de armamento estratégico, apoyo diplomático y ayuda económica a Israel, que se dedica a expulsar de su tierra a los palestinos. Le Pen propuso proyectar el poder imperial francés hacia el mundo, pero la construcción imperial de Bush sobrepasa hasta lo inimaginable los ensueños de Le Pen. Le Pen propone aumentar los poderes de la policía y reducir el crimen y las actividades terroristas. Bush, a través del Acta Patriótica y con un presupuesto de 27 billones de dólares a su disposición, ha puesto ya en pie una batería legislativa que autoriza los tribunales militares y otras medidas policiales que violan la Constitución. Le Pen apoya con palabras la guerra de Sharon contra los palestinos, pero Bush lo auxilia con armas y dinero. El principal área de diferencia se refiere al uso que Le Pen hace de la retórica antisemita, que es evitada por Bush. Si, tal como suponen la mayoría de los comentaristas, políticos y gurús mediáticos, Le Pen representa a la extrema derecha, entonces no cabe ninguna duda de que la Administración Bush representa a la ultra-ultraderecha. En la práctica, en cuestiones relativas a la guerra, a la política, al imperio, a los inmigrantes árabes, a los tratados internacionales --que son los temas sobre los cuales se arguye la adscripción de Le Pen a la ultraderecha--, la práctica de Bush es mucho más contundente, directa y tiene mayores consecuencias. Además, el apoyo electoral a Bush y su ascenso al poder está muy en la línea -incluso superándola-del enfoque de Le Pen. Bush recibió sólo el 24% de los votos del electorado (el 49% del 50% que votó), lo cual representa una minoría del voto popular, y recurrió a maniobras ilegales en Florida para hacerse con el poder. Le Pen y la ultraderecha obtuvieron aproximadamente el 18% de los votos y no recurrieron a métodos ilegales para llegar al poder. Lo significativo del "ascenso de la extrema derecha" no es el apoyo electoral mayoritario, sino las políticas que se implementan una vez que llega al poder. Una vez en el poder, la minoritaria y ultraderechista Administración Bush se aprovechó de la guerra y de la manipulación masiva de la psicosis terrorista para definir la agenda política a nivel mundial y para asegurarse la mayoría en el interior. Igualmente significativo, regímenes convencionales de derechas como Chirac, Aznar y Berlusconi y antiguos centro-izquierdistas reconvertidos al conservadurismo como Blair, Jospin, Schroeder y otros colaboraron con las políticas belicistas y ultraderechistas de

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Washington o les presentaron una oposición inefectiva. Solo cuando las medidas proteccionistas estadounidenses sobre el acero afectaron a los intereses empresariales europeos y japoneses se decidieron éstos a responder con amenazas de sanciones. Entre los regímenes conservadores europeos, solo la Inglaterra de Tony Blair ha seguido la agenda imperial ultraderechista marcada por Washington, apoyando los planes de Bush para una futura guerra en el Golfo. El hecho de que la ultraderecha europea esté adquiriendo prominencia no se debe solo o principalmente a cuestiones domésticas, sino a que cuenta con un modelo y un competidor en la Administración Bush. Menciono el "auge de la ultraderecha" como una suposición y no como un hecho, ya que los datos electorales comparativos del voto a Le Pen difícilmente se compadecen con la tesis de un eclosión de la ultraderecha. El voto de Le Pen en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales del 2002 fue una réplica del voto que obtuvo siete años antes. El voto combinado de la izquierda (trotskistas, comunistas, socialistas de izquierda y verdes) en la primera vuelta fue prácticamente el mismo que el de Le Pen. Lo significativo del voto a la ultraderecha no es su matriz doméstica, sino su imitación de la política nacional e internacional de la Administración Bush. Mientras que el respetable ultraderechista de la Administración Bush y Blair critica severamente a Le Pen y a la extrema derecha europea por sus excesos retóricos, omite deliberadamente las mayores similitudes de perspectiva global que les vincula a ellos. El éxito de la Administración Bush en obtener apoyo popular para atacar a grupos musulmanes y su campaña antiterrorista ha cautivado la imaginación de los políticos europeos ultraderechistas. Igualmente significativo, las amenazas políticas de Washington, su postura unilateralista y su proteccionismo comercial amenazan la soberanía y la expansión europeas. La débil respuesta de la derecha europea (tanto del antiguo centro izquierda como de los conservadores tradicionales) al matonismo global de Washington proporciona un terreno fértil para las políticas de "primero los franceses" de la ultraderecha, que no es sino una réplica de la política de Washington. Si el "giro derechista" ha obtenido su máximo avance y expresión en los EE.UU, un giro similar hacia la derecha ha tomado fuerza en la política electoral europea. Si descartamos las etiquetas tradicionales de "centro izquierda" y "centro derecha" propias del pasado, la actual política de los regímenes europeos en las últimas décadas presenta un cariz, una estrategia y una práctica indefectiblemente contrarias a los intereses de los trabajadores y favorable a las grandes empresas. El giro a la derecha, sin embargo, varía en velocidad y extensión y en las características que presenta en cada país, especialmente en lo que respecta a la fuerza de los movimientos de masa y de los sindicatos. Ningún país europeo, ya esté gobernado por antiguos socialdemócratas, por cristianodemócratas, por conservadores o por cualquier otro partido tradicional, ha aumentado la cobertura social de la clase trabajadora. Al contrario, todos los regímenes han debilitado la legislación que protege el empleo, la seguridad de los trabajadores y los derechos sindicales; prestaciones sociales, sanitarias y educativas han sido recortadas en diferentes grados. Con la posible excepción de Francia (y esta excepción apenas debe nada al régimen) la jornada laboral no ha sido reducida; de hecho, la multiplicación del empleo precario y mal retribuido ha dado como resultado el pluriempleo y la jornada laboral intensiva. Los regímenes europeos han participado y brindado su apoyo a las guerras lideradas por los EE.UU, al bombardeo e invasión de Irak y Yugoslavia, con instalación de bases permanentes en Macedonia, Kosovo, Albania y Afganistán y al control aéreo todo Irak. Los regímenes europeos han adoptado la agenda "militaro-neoliberal" promovida por sus bancos y multinacionales y han financiado la expansión hacia Europa del Este, Rusia, Oriente Medio y América Latina, en muchos casos en competencia con y/o colaboración con los EE.UU. La convergencia de todos los partidos políticos europeos mayoritarios en la agenda "militaro-neoliberal" significa que existe un vacío prácticamente total en la izquierda electoral --ningún partido representa a las

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personas perjudicadas por las políticas neoliberales, por el expansionismo militar y por los subsidios a las grandes empresas y bancos. El sistema multipartidista europeo se han convertido en el sistema americano de "un partido y dos facciones". En este contexto de unanimidad de partidos electorales y de hostilidad y descontento popular, han emergido dos fuerzas encontradas: la ultraderecha electoral y la izquierda extraparlamentaria han surgido y han ganado el apoyo de las masas. La ultraderecha ha cosechado apoyo electoral practicando una "oposición pasiva" a las políticas de los partidos neoliberales. La base de su apoyo la constituyen personas mayores temerosas del aumento de criminalidad derivado del declive social y de las políticas neoliberales que generan el desempleo juvenil (especialmente entre los jóvenes inmigrantes). También obtienen el apoyo de pequeñas empresas y agricultores amenazados por la competencia de productos importados y de las grandes empresas. En este sentido, la ultraderecha combina una política "proteccionista" con respecto a los productores extranjeros y una "política liberal" con respecto a los monopolios domésticos. Los ultras también atraen a veteranos de guerra de conflictos coloniales, tradicionalistas cristianos e inveterados partidarios de sectas o movimientos de naturaleza fascista o cuasifascista. El atractivo más potente, sin embargo, lo ejerce el "sentimiento nacional", la afirmación de la soberanía nacional en contra de la Unión Europea controlada por las grandes empresas no democráticas, en contra de la influencia cultural de los EE.UU y a favor de una mayor independencia cultural norteamericana. La ultraderecha es hostil a los sindicatos, tanto por razones ideológicas (son dirigidos por "comunistas"), como por razones económicas (frenan la productividad). Instan a los trabajadores a unirse para "proteger sus puestos de trabajo contra los extranjeros", en lugar de aunar fuerzas contra las multinacionales que dictan sus despidos. Finalmente, la ultraderecha se hace eco del mantra antiterrorista para reforzar su consigna a favor de un Estado policial fuerte y lo combina con sus políticas antimigratorias y antiizquierdistas, a fin de atraer a derechistas convencionales. Esta mezcla de retórica antisistema combinada con un programa liberal favorable al sistema se superpone a las convencionales apelaciones de la "vieja derecha" a Dios, la patria y la vieja empresa. La vitriólica retórica de la extrema derecha agudiza la polarización política, religiosa y racial existente entre la izquierda y la derecha al tiempo que trata de oscurecer las crecientes divisiones de clase provocadas por las políticas neoliberales. La extrema derecha ha avanzado electoralmente y ha elegido el terreno de la política institucional, pero no ha demostrado tener un poder significativo en las calles. Sus millones de partidarios son en su mayoría votantes, por razones demográficas, y porque su política está dirigida al fortalecimiento del aparato estatal capitalista y al reforzamiento de las políticas liberales en el plano doméstico, e incluso quizá al establecimiento de un "liberalismo global" una vez electos. Los ataques van dirigidos contra los partidos, no contra la policía o el ejército; contra personalidades y no contra la propiedad privada y relaciones; contra aspectos concretos de las políticas liberales, no contra el liberalismo en sí. El enfoque "exclusionista" con respecto a los no-europeos y la adopción abierta de una política de "mayor represión policial" (las políticas de "ley y orden" o de tolerancia cero) se ha nutrido de la legislación restrictiva en materia de inmigración aprobada por la nueva y vieja derecha en el poder, la campaña antiterrorista orquestada por Washington y los expeditivos poderes policiales promovidos por el ex-alcalde de Nueva York, paladín de la "tolerancia cero", Rudolph Giuliani. El enfoque institucional-electoral de la extrema derecha les ha investido de un acierta "legitimidad constitucional" -juegan con las mismas reglas que la derecha neoliberal convencional-e infundido a su convergencia programática en aspectos básicos una razón para trabajar dentro del sistema. La "polarización institucional" y la intensa competición interpartidista acerca de quién representa mejor los intereses capitalistas de Europa (pequeño capital versus gran capital, productores internacionales versus productores domésticos) eclipsa la común hostilidad de la extrema derecha y de las derechas convencionales contra la creciente oposición

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extraparlamentaria de izquierda. El giro izquierdista: La calle es nuestra. La convergencia de ex-socialdemócratas y ex-comunistas con partidos liberales y conservadores para apoyar al capital internacional, a las guerras imperiales y a la legislación antiobrera ha provocado que cientos de miles de obreros, empleados públicos y particularmente jóvenes se hayan volcado hacia la "política callejera". Desde Seattle hasta Ottawa, desde Melbourne hasta Génova y Barcelona, decenas de millares de personas se han organizado primero en contra de la "globalización" y después en contra del capitalismo. Las manifestaciones han aglutinado a decenas de millones de personas y han conducido a la proliferación de un vasto tejido de seguidores, organizadores y grupos coordinadores internacionales. Movimientos regionales contrarios al Tratado de Libre Comercio Latinoamericano (ALCA) han crecido en fuerza y tamaño. La arena electoral ha sido desbordada debido al fuerte bloqueo institucional (el monopolio de los partidos burgueses sobre los medios de comunicación, las limitaciones consagradas en los mecanismos electorales) y porque los cuerpos legislativos electos son impotentes frente a la centralización del poder en instituciones de carácter ejecutivo, Bancos Centrales y otras instituciones no refrendadas por sufragio. La corrupción, la cooptación y la impotencia de las instituciones elegidas por sufragio han obligado a trabajadores, campesinos, desempleados, disidentes y opositores de izquierdas a adoptar formas de lucha extraparlamentaria, cosa que a la postre ha resultado ser más eficaz para plantear las cuestiones y asegurar el cambio. Las manifestaciones masivas de Seattle, Londres, Génova, Melbourne, Barcelona, han sido mucho más eficaces para politizar y activar a una nueva generación de jóvenes que todas las campañas electorales de la "izquierda" y "centro-izquierda" juntas. Las manifestaciones de las plataformas antiglobalización y anticapital han sido mucho más efectivas a la hora de llamar la atención sobre las injusticias del Nuevo Orden Imperial y las organizaciones financieras internacionales (FMI, Banco Mundial, IDF, etc) que cualquier crítica realizada en el Congreso. Los debates públicos en los foros internacionales de masas acerca de cuestiones tales como la deuda externa, la privatización o el neoliberalismo son mucho más eficaces para generar solidaridad internacional con los pobres y explotados del Tercer Mundo que el atronador silencio de los salones del Congreso de los EEUU y que los solitarios críticos de los Parlamentos europeos. Las movilizaciones extra-parlamentarias en contra del FMI, de las multinacionales, de la Organización del Libre Comercio (WTO) les han colocado a la defensiva: cada uno de los lugares en los que celebran sus reuniones es rodeado por cientos de miles de activistas y tiene que ser protegido con alambre de espino y por miles de policías auxiliados con helicópteros y vehículos blindados: La polarización de clases enfrenta a jóvenes, agricultores, empleados y profesionales contra las clases dirigentes financieras e industriales. A medida que los antiguos partidos socialdemócratas y comunistas se desplazan hacia el centro-derecha y hacen suya la agenda neoliberal de derechas, los movimientos extraparlamentarios van ocupando el espacio de la Izquierda y se aprestan a enfrentarse a la ultraderecha y a las políticas neoliberales de la nueva y vieja derecha. En Francia los movimientos obreros de masas de los años 1995-96 precipitaron la derrota del Gobierno de derechas; la misma presión social consiguió forzar al régimen neoliberal de Jospin a introducir la jornada laboral de 35 horas semanales antes de que se procediera a pivatizar Air France, las industrias de Defensa, las telecomunicaciones y antes de "flexibilizar" las condiciones de trabajo en beneficio de los patrones. No fueron las tibias e impotentes resoluciones del Parlamento europeo criticando a la banca internacional lo que forzó a la Organización Mundial del Comercio a reunirse en

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una isla remota del Golfo Pérsico. Fue la amenaza de otra "Génova" más militante y de mayores proporciones. La polarización entre los regímenes electorales de derechas (incluida la antigua centro-izquierda y la derecha convencional) y la izquierda extraparlamentaria se manifiesta en el Tercer Mundo, en Asia y en América Latina. En el Tercer Mundo, el "giro derechista" de Europa y los EEUU -el ascenso al poder de la ultraderecha en Washington y la acomodación europea a sus designios-ha ahondado y radicalizado la polarización izquierda-derecha. Polarización creciente en América Latina Hay muchos indicios que demuestran el corrimiento hacia la ultraderecha en América Latina. En México, el régimen de Fox ha roto con todas las prácticas anteriores en materia de asuntos exteriores y ha abrazado de forma abierta las posiciones intervensionistas de los EEUU; propuso un Plan Pueblo-Panamá que convierte la economía mexicana en una inmensa maquiladora (economía de plantas de ensamblaje), estuvo a punto de provocar la ruptura de relaciones diplomáticas con Cuba, y, a través de su ministro de Asuntos Exteriores Jorge Castaneda, abandonó cualquier apariencia de una política exterior independiente. En el terreno de la política interior, Fox promueve la privatización progresiva de la lucrativa industria petrolífera y la aplicación de una tasa sobre los artículos básicos de consumo de la población. El régimen de Fox es un claro ejemplo de la forma y el contenido implícitos en el giro hacia la extrema derecha: subordinación absoluta al proyecto estadounidense de construcción imperial unilateral, aceptación sin restricciones del control estadounidense de todos los recursos estratégicos de la economía y aceptación incondicional de los acuerdos de "libre comercio" auspiciados por EEUU. Mientras el régimen de Fox se desplaza progresivamente hacia la derecha, la oposición popular no ha dejado de crecer. Con motivo de las manifestaciones multitudinarias del 1 de mayo, a lo largo y ancho de toda la geografía mexicana sindicatos grandes y pequeños, organizaciones indígenas y campesinas manifestaron su repudio a la hostilidad de Fox contra Cuba y a su servilismo con respecto a la Administración Bush. La oposición parlamentaria integrada por el centro izquierda (PRD) y la derecha (PRI) critica a Fox y trata de modificar sus políticas. Sin embargo, la derrota de la agenda de Fox llegará por efecto de la presión de la masa de mexicanos que se hallan fuera de los salones del Congreso -las manifestaciones del Primero de Mayo en las calles del país. Venezuela ha experimentado el grado más alto de polarización socio-política de su historia reciente. La derecha proimperial, dirigida, financiada y apoyada por la Administración Bush y respaldada por la totalidad de la burguesía respaldó un fallido golpe de Estado militar que fracasó por la acción de las masas pobres del campo y de la ciudad y por algunos sectores del ejército. Hasta los poderes institucionales estuvieron divididos: una minoría se alió al golpe auspiciado por los EEUU y la burguesía, mientras que una mayoría prestó su apoyo a la exitosa restauración de la democracia liberal protagonizada por las masa populares. La extrema derecha de Washington halló su correlato en la ultraderecha venezolana. Esto se hizo evidente durante el golpe fallido de abril del 2002. Las primeras medidas adoptadas por el cabecilla del golpe, el líder empresarial Carmona, estaban en absoluta sintonía con la agenda de Washington: embargo petrolífero a Cuba, rechazo de las cuotas de producción de crudo acordadas por la OPEP, alineamiento con la política exterior de Bush, disolución de todas las instituciones elegidas por sufragio (casi todas ellas con mayoría de votos a favor de Chávez). El acceso al poder de la ultraderecha en Venezuela adoptó la forma de un régimen títere de carácter autoritario entregado de pies y manos a los designios de Washington, dispuesto a efectuar una purga masiva de todas las instituciones públicas para eliminar de ellas a

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cualquier representante del movimiento bolivariano (los partidarios del gobierno del presidente Chávez). La oposición al golpe de Estado no provino inicialmente de los representantes electos, del Congreso o de las fuerzas armadas. Vino de cientos de miles de pobres, organizados o no, que tomaron las calles de Caracas y de otras grandes ciudades para reinstaurar a Chávez en el poder. Esta demostración de poder popular animó a grupos de militares "lealistas" a rechazar el golpe y provocó que los indecisos generales se decantaran a favor del sector "lealista" de las fuerzas armadas. Algunos militares que habían respaldado el golpe desde su misma concepción tuvieron que hacer verdaderas piruetas cuando constataron el fracaso del putsch, sumándose a la demanda de restauración democrática a fin de estar en mejores condiciones para imponer sus términos al repuesto presidente Chávez. A pesar de los relatos de los medios de comunicación citando el papel relevante jugado por las fuerzas armadas, el verdadero punto de inflexión del proceso de restauración de Chávez y de la democracia radicó en los cientos de miles de personas que reocuparon Caracas y amenazaron con tomar al asalto el palacio presidencial. El grueso de las fuerzas armadas se vio enfrentado a una doble elección: o bien aliarse con los golpistas y provocar una sangrienta guerra civil de desenlace incierto, o bien intervenir para impedir al populacho tomar las riendas del Gobierno y radicalizar el proceso político. El ejército intervino tanto para frenar la radicalización popular como para reponer en el poder a Chávez y restaurar la democracia liberal. La complejidad de la polarización venezolana, en donde Chávez, representante de una mezcla de política exterior de corte nacionalista y política interior neoliberal, se enfrenta a una burguesía nacional y unos líderes sindicales absolutamente subordinados a los intereses de Washington, se superpone a una real polarización de clases. Una clase alta que goza de privilegios de gran solera y que practica el racismo, la corrupción y el pillaje se enfrenta a una masa encolerizada de pobres y a una clase media-baja en proceso de declive social azotadas por índices de desempleo superiores el 60% y por una tasa de pobreza que rebasa el 80%. Propietarios de apartamentos en Miami y especuladores de Wall Street contra pobres habitantes de los "ranchos" que salpican las colinas que circundan Caracas. Chávez no ha organizado y satisfecho las demandas básicas de las masa de pobres que le apoyan. Sin embargo, ha politizado y dado forma política a su hostilidad en contra de los ricos y poderosos, les ha inculcado un sentimiento de orgullo racial por su origen africano y ha afirmado la identidad nacional venezolana a través de una política exterior independiente. Participación popular e independencia son dos cosas que sacan de sus casillas a Washington y a las clases dominantes locales y que les animan a preparar el terreno para el Golpe 2. El acceso al poder de la ultraderecha en los EEUU significa luz verde para golpistas de todo pelaje y abierto apoyo público a más represión para mantener la situación de pillaje extranjero de las economías nacionales. Colombia es el tercer ejemplo del ascenso de la ultraderecha en la política electoral. El candidato presidencial Uribe, que figura como favorito, es el vocero de la consigna de Washington: guerra total contra la insurgencia popular. Mientras tanto, la Administración Bush se encuentra preparando un programa de ayuda nuevo, multianual y multimillonario, dirigido específicamente contra la guerrilla de base campesina. En Colombia el régimen de Pastrana, que cuenta con el respaldo estadounidense, rompió las negociaciones que mantenía con los insurgentes y lanzó una infructuosa ofensiva militar contra la guerrilla que provocó la escalación del conflicto y el aumento de los asesinatos de civiles no combatientes por parte de elementos paramilitares. El Plan Colombia --el paquete de ayuda ofrecido inicialmente por Clinton para frenar el avance de la insurgencia popular en Colombia-- ha sido ampliado por la Administración Bush con el Plan Andino, que supone la militarización del Ecuador y

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de Perú, la creación de nuevas bases militares en San Salvador, Manta (Ecuador) y la parte central y norte del Perú, así como la intervención directa de funcionarios militares estadounidenses, de Fuerzas Especiales y de mercenarios a sueldo. La militarización de la política colombiana auspiciada por los EEUU ha provocado una polarización que alcanza las proporciones de una guerra civil entre la oligarquía y los militares, por un lado, y la guerrilla y el campesinado, por otro. La pugna política se dirime en Colombia extramuros del Congreso. Su forma actual es la de la confrontación directa entre el Estado Mayor de las fuerzas armadas y la insurgencia popular extraparlamentaria. La política argentina revela una polarización social y política extremas entre el "régimen electoral" no electo (el presidente Duhalde no fue plebiscitado en las urnas) y la vasta mayoría del electorado cuyo principal slogan es "¡Que se vayan todos!". La revuelta popular del 19-20 de diciembre del 2001 fue un estallido espontáneo de cólera, una manifestación de hostilidad y rechazo de la clase política en general, de los partidos mayoritarios, de los líderes provinciales, municipales y congresionales y en especial del Presidente, que huyó de la Casa Rosada en helicóptero para evitar cruzarse con los cientos de miles de ex-miembros de las clase media y de desempleados que se echaron a la calle para manifestar su ira. La polarización social no podía ser peor: los bancos (en su mayoría de propiedad extranjera), apoyados por el Gobierno, confiscaron todos los ahorros de la clase media (más de 45 billones de dólares), mientras que entre 30 y 40 billones de dólares pertenecientes a la élite del país volaron fuera del país justo antes del congelamiento de las cuentas bancarias. La clase financiera (que obtiene unos beneficios anuales de más del 30%) propuso a través del régimen del autoelecto presidente Duhalde y con el beneplácito del FMI y del Banco Mundial que el Gobierno emitiera bonos de diez años a un interés del 2% como pago a los ahorristas cuyos ahorros los bancos afirmaban no estar en condiciones de restituir dado que los fondos habían sido evacuados a sus oficinas centrales. Esta polarización socio-política queda reflejada en la emergencia de instituciones políticas paralelas: "asambleas populares" vecinales en las que participan miembros de la clase media depauperada, pensionistas, empleados públicos, trabajadores, desempleados y otros. Las asambleas populares reflejan la creciente politización y participación de la mayoría argentina y se postulan como alternativas a las instituciones formales que han perdido toda su legitimidad y carácter representativo. La distancia que separa a la gran mayoría de los argentinos de sus élites políticas y clases dirigentes se ha ensanchado y ahondado como nunca lo había hecho en toda la historia de la República. Por un lado, tenemos a una clase gobernante formada por banqueros extranjeros, financieros locales y poderosos "grupos económicos" poseedores de un capital superior a los 150 billones de dólares depositados en cuentas en el extranjero y que ha confiscado los ahorros de cada uno de los argentinos, y en el otro lado tenemos a una gran masa de argentinos sin ahorros --el 30% de ellos sin empleo, el 50% de ellos viviendo por debajo del umbral de pobreza--, a pensionistas incapaces de subsistir a base de pensiones retrasadas o devaluadas de 50 dólares mensuales (y descendiendo), y a cientos de miles de empleados públicos en las provincias (trabajadores de la sanidad, maestros, funcionarios, empleados municipales, etc) que llevan meses sin cobrar su salario (y cuando lo perciben se les abona con una moneda "provincial" de curso legal restringido a la provincia). En este contexto de depauperación masiva y de cinco años de recesión económica (la industria cayó en un 20% durante el ejercicio 2001-2002), el FMI, el Banco Mundial y la Administración Bush, respaldadas por la Unión Europea, exigen mayores recortes presupuestarios, la eliminación de déficits y monedas provinciales y más despidos como condición para la concesión de nuevos préstamos. Habida cuenta del grado de polarización social y dado el aislamiento del régimen, el acatamiento de las directrices

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de Washington es imposible sin contar con un régimen de fuerza, bien sea una dictadura militar en toda regla o bien un régimen presidencialista dispuesto a hacerse con un poder dictatorial. La Administración Bush y el FMI reclaman abiertamente un Presidente que tenga la "voluntad" necesaria para implementar las medidas económicas necesarias para reducir las obligaciones de la deuda externa y aliviar a los bancos extranjeros de sus obligaciones financieras con respecto a los ahorristas argentinos. En este contexto en el que la disyuntiva es entre supervivencia colectiva/nacional o pobreza/desintegración inducida por la ingerencia imperialista, la mayoría popular se halla dividida por luchas intestinas entre facciones de izquierda y por la dispersión de las protestas. La polarización socioeconómica no ha cuajado aún en un liderazgo unificado y organizado capaz de desafiar al poder estatal. Y tampoco la derecha favorable a un golpe de Estado cuenta con el más mínimo apoyo social para ejecutar una intentona. El desplazamiento hacia la derecha y la ultraderecha de los partidos gobernantes de EEUU y Europa tuvo un poderoso impacto en América latina. En primer lugar, el giro derechista en los EEUU y Europa condujo al saqueo de las economías y provocó una creciente crisis económica. En segundo lugar, ahondó la polarización socio-económica al concentrar la riqueza y alentar el fraude bancario que por valor de billones de dólares se ha realizado a expensas de los ahorristas y contribuyentes. En tercer lugar, la derecha europea y estadounidense aspira a saquear aún más a poblaciones que se hallan en estado de cuasi-indigencia y a economías en declive por medio de nuevas exigencias que impiden la recuperación económica y que hacen más fácil la transferencia de mayores volúmenes de riqueza hacia el exterior y hacia las capas superiores. Y, en cuarto lugar, dado el aislamiento total de los regímenes clientelares y el rechazo unánime de las nuevas medidas, Washington está optando de forma abierta por las intervenciones militares y por regímenes autoritarios y dictatoriales con o sin fachada electoral democrática. Nada refleja con mayor precisión el ascenso de la ultraderecha en Washington que las extremas medidas económicas y la polarización social y política de América Latina. A lo largo y ancho de América latina la clase política ha fracasado en la tarea de impedir el colapso de los índices del nivel de vida, la depauperación de la clase media y el incremento del número de desempleados y de empleados precarios, colectivos éstos que agrupan al 50-80% de la población trabajadora. Por el contrario, la derecha (los antiguos partidos de "centro-izquierda") han sido cómplices de este proceso al aprobar legislaciones regresivas que acarrean recortes drásticos de los servicios públicos y que satisfacen las obligaciones de la deuda externa y al privatizar empresa públicas rentables. Los partidos de la izquierda electoral han sido unos críticos vociferantes pero impotentes, marginados por el crecimiento de los poderes ejecutivos y por el rol dominante de los banqueros europeos y estadounidenses y de los funcionarios del FMI, del Banco Mundial y del IDF. En muchos casos, los partidos de izquierda se han deslizado a través del espectro político hacia el centro e incluso hacia la derecha a fin de acomodarse al poder imperial. El resultado es que la polarización socio-política en América latina tiene lugar entre los movimientos extraparlamentarios y el imperialismo estadounidense-europeo ligado a las élites políticas domésticas y a las clases dirigentes. Brasil es un buen ejemplo. En los años noventa el Partido Social Democrático brasileño de Cardoso se movió a la derecha, abrazó la política neoliberal y se alió con la ultraderecha, con el partido de los terratenientes (PFL) y con la derecha (PMDB), abrazó a Wall Street y recibió el apoyo de Washington. En las elecciones del 2002, el autotitulado Partido de los Trabajadores se movió del centro-izquierda a la derecha, hizo suya la agenda neoliberal, atacó al Movimiento de Trabajadores Sin Tierra, expresó su apoyo a Washington y se alió con el ultraderechista Partido Liberal. Solo los movimientos sociales del tipo del Movimiento de Trabajadores Rurales

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Sin Tierra (MTRST) permanece para expresar y defender los intereses y demandas populares. La calle, y no la urna electoral, es el camino para la creación de auténticas formas de representación democrática en contra de las instituciones políticas oficiales marcadas por la corrupción, la impotencia y la complicidad. Solo los movimientos de masas han sido capaces de derribar a presidentes conchabados con las instituciones imperiales en la tarea de empobrecer a la población y saquear la economía. La lista de presidentes expulsados del poder por los movimientos de masas es larga y va creciendo con el tiempo: cuatro presidentes en un solo mes en Argentina, dos presidentes en Ecuador, uno en Venezuela, Brasil y Bolivia. El poder social de los movimientos de masas ha permitido el establecimiento en granjas de más de 300.000 familias sin tierra en el Brasil, ha defendido la fuente de ingresos de miles de cultivadores de coca en Bolivia y Colombia, ha derrotado un golpe de Estado orquestado por los EEUU y ha restaurado la democracia en Venezuela. Se aprecia un extraordinario contraste entre el poder, la integridad y la eficacia de los movimientos sociopolíticos izquierdistas de masas y la impotencia, el oportunismo y la marginalidad de los partidos electorales de izquierda. El extremismo derechista de los EEUU y de Europa ha debilitado las opciones electorales del centro-izquierda, ha minado sus bases de apoyo en los sindicatos y en la antigua clase media y ha sentado las condiciones para una confrontación clásica entre la reacción dictatorial y la revolución. La polarización del Oriente Medio. El giro hacia la ultraderecha en los EEUU ha alentado y fortalecido a la ultraderecha en todo el mundo. Existen innumerables ejemplos de ello, desde el apoyo estadounidense a la invasión y destrucción israelí de los Territorios Ocupados, a la consolidación de la dictadura militar en Pakistán del aliado de Washington general Mussharaf, hasta los estrechos lazos con el régimen indio del BJP, partido hindú extremista, antimusulman y partidario del libre mercado. En Asia Central, los dirigentes de las antiguas Repúblicas Soviéticas abren sus puertas a las bases imitares estadounidenses y se convierten así de hecho en clientes subordinados del imperio estadounidense. En la India, el régimen del BJP, alineado con la campaña antiterrorista de Washington, mantiene alianzas con los fascistas hindúes de Gujarat que organizaron los progroms antimusulmanes y asesinaron y mutilaron a millares de personas y desplazaron a más de 150.000 personas. En Pakistán, el General Mussharaf ha autorizado a las Fuerzas Especiales estadounidenses a intervenir y atacar a comunidades tribales de Pakistán, al tiempo que se organizaba un referéndum fraudulento para ampliar su mandato (obtuvo el 98% de los votos, dato del cual se hizo eco la prensa imperial occidental sin la menor muestra de sonrojo o ironía). En las Filipinas, el régimen Macapagal-Arroyo ha rebasado todas las barreras constitucionales y ha autorizado a los EUU a reimplantar bases militares y a emplear directamente a oficiales estadounidenses de alto rango en la lucha contra los separatistas musulmanes. El desplazamiento hacia la ultraderecha en Asia Central/Pakistán, India y Filipinas (mensurable por el creciente índice de recolonización del territorio, penetración militar e implacable represión de minorías y disidentes) está directamente relacionado con el ascenso al poder en los EEUU de la ultraderecha y con su interés mutuo por consolidar el poder local y ponerlo al servicio de la dominación imperial. La alianza Bush-Sharon es el mejor ejemplo de la convergencia de la ultraderecha en el poder. La invasión militar israelí de ciudades palestinas y la política de tierra quemada que ha dejado a sin hogar a cientos de miles de personas y que ha causado decenas de miles de muertos, heridos o prisioneros en campos de concentración, fue apoyada militarmente por Washington y recibió el apoyo abrumador del Congreso y del

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Senado norteamericanos. En el Senado el voto fue de 94-2, y en el Congreso de 352-21. En medio de la matanza de Jenin el presidente Bush alabó a Sharon calificándole de "hombre de paz" y denunció a los resistentes palestinos como "terroristas". Poderosos líderes judíos del Congreso encabezados por el senador Lieberman establecieron la conexión, relacionando la guerra de Israel contra el pueblo palestino con la ofensiva militar estadounidense a escala global. La política ultraderechista israelí de arrasamiento de las instituciones económicas, sociales y políticas palestinas tiene como objetivo, tal como declara el escritor israelí Uri Avnery, expulsar a los palestinos de sus tierras, posición que cuenta con el apoyo público del líder de la mayoría del Congreso Richard Armey, quien reclamó la expulsión forzosa de todos los palestinos de los Territorios Ocupados. Esta versión fascista de la Solución Final procede del tercer político con más poder de EEUU, el tercero en la línea de sucesión presidencial después de Bush y el vicepresidente Cheney. El extremismo estadounidense e israelí ha polarizado completamente a la opinión pública palestina y árabe a favor de la resistencia armada y ha ejercido una presión enorme sobre los clientes políticos estadounidenses de Egipto, Arabia Saudita y sobre Yasir Arafat. Exceptuando a los tres emiratos árabes del Golfo, el eje Israel-EEUU está completamente aislado y su proyectada guerra contra Irak suscita un rechazo prácticamente unánime. La dinámica estadounidense de adhesión a posturas extremistas en el Oriente Medio está estrechamente relacionada con los poderosos lobbies judíos de los EEUU. El Comité de Asuntos Públicos Americano-Israelíes (AIPAC), que emplea a 140 personas, es descrito por el Financial Times como "uno de los cinco principales grupos de presión en Washington" (FT, 2 de mayo del 2002, p. 4). Para propagar las políticas del Gobierno israelí y asegurarse el apoyo político y militar estadounidense a Israel la AIPAC trabaja en estrecha conexión con los 37 miembros judíos del Congreso estadounidense, con el Comité Judeo-Americano, con los presidentes de las principales organizaciones judías y con los influyentes líderes fundamentalistas ultraderechistas cristianos, especialmente con los líderes del Congreso Thomas Delay y con el líder de la mayoría en el Senado Richard "Me-alegraría-que-Israel-pillara-toda-Cisjordania" Armey. Dentro de la Administración Bush, los incondicionales partidarios ultraderechistas de Sharon incluyen a personalidades tanto judías (Perle y Wolfwitz en el Pentágono) como no judías (el vicepresidente Cheney y el secretario de Defensa Rumsfeld). Esta poderosa constelación de fuerzas ideológicas y étnico/religiosas ha desbancado a las compañías petrolíferas estadounidenses aliadas con los productores árabes de crudo a la hora de dibujar las líneas maestras de la política estadounidense en Oriente Medio. El resultado es una política pro-israelí extraordinariamente desequilibrada basada exclusivamente en estrechas consideraciones militares y la transformación de Israel en un proveedor subrogado de operativos e instructores de contrainsurgencia que operan según testimonios en Colombia, Venezuela, Perú, Ecuador y otros países. La guerra estadounidense-israelí contra los palestinos ha hecho de la cuestión del anticolonialismo y del antiimperialismo el eje central de confrontación en el Oriente Medio, marginando a los críticos parlamentarios de Europa y del Oriente Medio. Sharon y sus protectores estadounidenses han elevado la apuesta: rendición incondicional a la fuerza militar o resistencia armada. La ultraderecha ha minado la posición del centro. El apoyo a Sharon ha aumentado drásticamente en Israel hasta un 75% entre la población judía; en los EEUU cerca de 100.000 judíos estadounidenses desfilaron en apoyo de Sharon y el AIPAC y las organizaciones judías aliadas recolectaron cientos de millones de dólares por medio de la venta de bonos israelíes de emergencia y aseguraron el apoyo prácticamente unánime del Congreso americano y de los medios de comunicación de masas a Israel. Por otro lado, millones de europeos y decenas de millones de árabes y musulmanes han tomado posiciones a

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favor de la resistencia palestina. Mientras, Sharon y sus aliados laboristas proclaman su derecho a masacrar palestinos, hacen suyo el lema de Bush de que "o estás conmigo o estás contra mí" y rechazan toda crítica proveniente de las Naciones Unidas, la Cruz Roja y otras organizaciones. Los EEUU respaldaron el rechazo de Sharon a autorizar la creación de una comisión investigadora para esclarecer la masacre de Jenin. La arrogancia colonial israelí ante la condena de la opinión pública mundial es emblemática de su confianza en el respaldo de Washington y en la capacidad de los lobbies y políticos judíos para ejercer su influencia sobre las dos cámaras del Congreso estadounidense. Europa y los EEUU: ¿Polarización? La polarización entre el imperialismo y los movimientos socio-políticos constituye un factor de importancia creciente en la política europea. El movimiento antiglobalización se ha radicalizado en los últimos años, adoptando una posición anticapitalista, antiimperialista y antiisraelí en el contexto de la ofensiva militar global estadounidense y de la invasión israelí de la nación palestina. Desde Londres hasta Praga y desde Génova hasta Barcelona las manifestaciones han ido creciendo en tamaño y han ido radicalizando sus programas. Los movimientos sociales y políticos han crecido en proporción directa al giro derechista de los antiguos partidos socialdemócratas. El Partido Laborista Británico es el partido de la City de Londres, es el partido que se opone a la reducción de la jornada laboral de los trabajadores británicos y al aumento de salarios hasta equipararlos con los del resto de los países europeos. El socialista Jospin y sus satélites verdes y comunistas privatizaron más empresas públicas que los partidos políticos de la derecha convencional. Aznar, el gobernante español, ha apoyado la agenda militar global ultraderechista de Bush, ha secundado a Washington en su apoyo al fallido golpe de Estado en Venezuela y está en primera línea a la hora de apoyar los intentos del FMI por imponer nuevas medidas draconianas a la clase trabajadora argentina para rescatar a los banqueros españoles y a los monopolios españoles del petróleo y las telecomunicaciones. En sintonía con Bush y Blair, Aznar ha recortado severamente las libertades democráticas por medio de una serie de medidas antiterroristas que ha conducido a la ilegalización de partidos disidentes y ha restringido las protestas civiles pacíficas. Durante la marcha contra la cumbre de la UE de Barcelona (marzo del 2002), Aznar movilizó a más de 20.000 policías y elementos de las fuerzas armadas con helicópteros y buques de guerra para intimidar a los protestantes. La estrategia le salió rana porque más de 400.000 manifestantes llenaron las calles. En Italia, Alemania y Francia, la política electoral se desplaza hacia la derecha y los movimientos sociales ocupan un lugar privilegiado como principal fuerza de oposición. En Francia, durante la primera vuelta de las elecciones presidenciales, la coalición encabezada por Jospin sufrió un estrepitoso fracaso, la abstención se disparó hasta cerca del 30% y el ultraderechista Le Pen se hizo con cerca del 20% de los votos emitidos. En la segunda vuelta, sin embargo, cerca de un millón de personas se manifestaron en la calle y se movilizaron en contra de la derecha fascista, consiguiendo que decreciera el apoyo obtenido por ésta. Desgraciadamente, la izquierda extraparlamentaria fue incapaz de convencer a los votantes para que rechazaran al vencedor derechista Chirac. En Italia, más de dos millones de trabajadores se manifestaron en contra de la legislación antiobrera de Berlusconi en lo que constituyó la mayor protesta desde el final de la Segunda guerra Mundial, y consiguieron bloquear la legislación -algo que el centro-izquierda y la izquierda electorales habían sido incapaces de conseguir. Mientras se intensifica la presión del imperialismo estadounidense y aumenta el descontento popular desde abajo, la clase dirigente europea oscila entre la crítica a los

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EEUU y la capitulación y el respaldo a las políticas de Washington. Los movimientos sociales y políticos europeos han obligado a los gobiernos europeos a aceptar el protocolo de Kioto, a criticar la masacre de palestinos perpetrada por Sharon, a apoyar al Tribunal Internacional de Crímenes contra la Humanidad, el acuerdo internacional contra la guerra bacteriológica y química, el tratado ABM antimisiles, y todo ello frente a la oposición unilateral de los EEUU. Por otro lado, la clase dirigente europea ha secundado la ofensiva militar de Washington, comenzando por la guerra de Afganistán. La UE apoya la posición del FMI y de los EEUU sobre Argentina y Europa y ha seguido la política comercial estadounidense consistente en proteccionismo de cara al mercado interior y liberalismo de cara al mercado exterior. Esta política ha conducido a una serie de grandes disputas comerciales causadas por la competencia con el imperialismo rival para controlar el mercado global. Las tarifas estadounidenses que gravan el acero producido en Europa y los subsidios concedidos a los productores estadounidenses han provocado las represalias europeas. La Zona de Libre Comercio propuesta por los EEUU en América latina es un intento de monopolizar mercados a expensas de Europa. Las decisiones unilaterales estadounidenses en materia de medio ambiente están diseñadas para abaratar los costes de producción de la industria estadounidense y mejorar así su posición competitiva. Las intervenciones militares estadounidenses y las atrocidades que llevan aparejadas precisan, para ser posibles, que Washington rechace cualquier autoridad judicial internacional. La dinámica de la actual carrera estadounidense por la hegemonía no incluye el compartir riqueza y mercados con su socio imperial europeo. Parafraseando a Bush, "o estás conmigo o estás con mi enemigo". El "ultraimperialismo" de la ultraderecha en el poder ha creado un cierto grado de polarización entre los EEUU y la UE, siendo Washington más fuerte en el plano militar y Europa más fuerte en el plano económico. Hasta ahora, en todas las cuestiones centrales Europa ha capitulado ante Washington tras expresar dudas, reservaciones e incluso críticas. Con el ascenso de la derecha en Inglaterra, Italia, España y Francia, la UE seguirá la política militarista e intervensionista excepto en los casos en que ello suponga perjuicio para sus intereses estratégicos, por ejemplo una guerra contra Irak que obstruya el flujo del crudo y mine su economía. Es poco probable que las disputas comerciales lleguen a dar paso a una guerra comercial, pues Europa carece de la voluntad para enfrentarse a los EEUU. No obstante, dado el poder creciente de los movimientos anticapitalistas europeos y la militancia de los movimientos sindicales franceses, italianos y, en menor medida, alemanes, la derecha europea no puede sumarse a la agenda estadounidense sin perjudicar a sus propias multinacionales y sin provocar la oposición de las masas. La llave del ahondamiento de la polarización existente entre Europa y los EEUU la tienen en su mano los movimientos extraparlamentarios, no los cálculos capitalistas de los regímenes derechistas.

Conclusión La polarización a escala mundial se está produciendo entre la ultraderecha y la derecha que detenta el poder estatal, por un lado, y la izquierda que ocupa las calles y los movimientos socio-políticos de masas, por otro. Esta es la realidad política que define a este comienzo de siglo XXI. El ascenso al poder de la ultraderecha en Washington con su doctrina de guerras permanentes y de dominación total ha ahondado la polarización en América Latina, Asia y Europa. El giro derechista del centro-izquierda y su asimilación de las posiciones de la derecha ha provocado que sean los movimientos socio-políticos de izquierda la única alternativa existente al proceso de construcción imperial emprendido por los EEUU.

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El poder de la derecha/ultraderecha reside en su control del poder estatal, incluyendo a los instrumentos de represión y a las instituciones económicas básicas. Estas bases de poder proporcionan continuidad de acción y control sobre los medios de comunicación. El poder de la izquierda reside en su capacidad para la movilización de masas y en su ocasional capacidad para derribar a líderes políticos, paralizar la actividad económica y plantar cara a las cumbres que organizan los poderes imperiales. La debilidad de la ultraderecha/derecha reside en su posición estructural como raíz última del expolio mundial, de la explotación y la destrucción ecológica, cuyas consecuencias afectan a varios miles de millones de personas y sólo benefician a una minoría. La debilidad de la izquierda radica en la falta de continuidad de su acción y su carencia de una clara estrategia para hacerse con el poder estatal. Poderosos en la oposición, los movimientos socio-políticos de izquierda carecen sin embargo de la vocación por acceder al poder estatal y al mando que caracteriza a la derecha. A medida que el tiempo pasa va aumentando la intensidad del conflicto implícito en el proceso de polarización. La ultraderecha de Washington interviene militarmente en todo el planeta, presionando a sus clientes para que efectúen recortes draconianos en los programas sociales, e intensifica su acción militar. Los golpes de Estado militares, la consolidación de la dictadura militar en Pakistán y el genocidio perpetrado por Sharon en los territorios palestinos se han convertido en la norma. En la izquierda, los movimientos de masas copan las calles, la totalidad del pueblo palestino resiste, las guerrillas colombianas contraatacan, las manifestaciones anticapitalistas en Europa aumentan en tamaño y extensión. La izquierda electoral es marginada y el antiguo centro-izquierda se alinea con la derecha. El punto teórico es que hoy en día la polarización no adopta la forma de una simple confrontación entre partidos de izquierda y el Estado. Hoy en día las mayores batallas tienen lugar entre los partidos de la izquierda extraparlamentaria y los Estados imperiales que operan en alianza con sus clientes locales. En segundo lugar, la arena política electoral está siendo desbordada por todos los flancos. La derecha gobierna a golpe de decretos ejecutivos imperiales y la izquierda responde con manifestaciones en la calle. La derecha obtiene su poder gracias al monopolio que ejerce sobre el proceso electoral y después gobierna al servicio de los intereses de la gran empresa. La izquierda se moviliza utilizando sus redes internacionales y nacionales, Internet y dando expresión articulada a quejas compartidas por amplias capas de la población pero que son ignoradas por los "órganos electos" nominales. Nos encontramos en un período de guerras, de creciente poder de gobiernos derechistas autoritarios, de profundización de la polarización social y de una acción extraparlamentaria cada vez más eficaz. Se trata de un período de guerras permanentes, de golpes de Estado y de construcción imperial sin fin. Estas "circunstancias impuestas" son los vectores fuerza que impulsan el resurgir de las movilizaciones de masas a lo largo y ancho de América latina. El desenlace político de esta polarización no está predeterminado: dependerá de la intervención política de uno u otro antagonista. Existen al menos cuatro escenarios posibles: Escenario nº 1: La polarización y la confrontación se resuelven con una vuelta a la socialdemocracia. La izquierda extraparlamentaria crece y amenaza el dominio del capital pero carece de vocación de poder. La clase dirigente, temerosa de perder poder, riqueza y propiedades, negocia con el "mal menor" -un centro-izquierda resucitado-un pacto social que implica el reparto de la riqueza.

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Escenario nº 2: La polarización se resuelve con la victoria de la derecha y la ultraderecha, que dan paso a un imperio mundial estadounidense basado en regímenes represivos tercermundistas y en un sistema político unipartidista al estilo estadounidense en Europa. Escenario nº 3: Movilizaciones izquierdistas combinadas con conflictos intestinos de los poderes imperiales, guerras comerciales y crisis económicas culminan con la toma del poder estatal por parte de la izquierda y con el comienzo de la socialización de los medios de producción. Escebario nº 4: Polarización continua, irresuelta y sin desenlace definitivo. El imperio estadounidense no es sostenible por su coste económico y por la debilidad de sus regímenes clientelares; los movimientos socio-políticos plantan cara a los dictadores y a los regímenes clientelares pero son incapaces de tomar el poder; la UE se agita en un torbellino de luchas de clase y de conflictos derivados de la inmigración. A la vista de estos posibles escenarios, ¿qué hacer? ¿Qué se puede hacer para conseguir que el tercer escenario se convierta en realidad? La tarea primera y fundamental de la izquierda extraparlamentaria es romper resueltamente todos los lazos que la unen con la izquierda electoral y concentrarse en ampliar su base da masas más allá de su base electoral original y desarrollar una estrategia de poder estatal. Esto exige la ruptura total con la izquierda sectaria y con ideólogos de la "espontaneidad" que fragmentan los movimientos y/o transforman a los poderosos movimientos de masas en grupos de presión. En segundo lugar, la izquierda extraparlamentaria debe desarrollar continuidad de acción, tomando parte directa en las luchas cotidianas que se desarrollan a nivel de barrio y sindicato y en las luchas de los trabajadores rurales. La movilización de masas con ocasión de eventos internacionales debe estar subordinada a la construcción de organizaciones continuas orientadas a la consolidación de movimientos de clase nacionales. En tercer lugar, los movimientos extraparlamentarios deben asumir el hecho de que su principal adversario lo constituye el imperialismo estadounidense y europeo y no una cierta vaga idea de globalización o de imperio. La claridad ideológica es esencial para la formulación de un programa alternativo. La posibilidad de un renacimiento de una fuerza electoralista de centro-izquierda es altamente improbable a causa del giro derechista. Por otro lado, incluso bajo la presión de las masas es improbable que la clase capitalista vaya a aceptar regresar al Estado de Bienestar. Casi con toda seguridad adoptará soluciones ultraderechistas. Incluso suponiendo que se produzca la reaparición de un centro-izquierda viable, difícilmente será una formación estable dado el actual grado de polarización de la escena política. Una victoria definitiva de la derecha/ultraderecha tendría lugar en la mayoría de los lugares sin una base de masas significativa. Pero incluso una dictadura militar nacida de un golpe de Estado orquestado por los EEUU tendría que afrontar el problema de cómo gobernar sin disponer de recursos económicos (el propio régimen golpista habría sido alumbrado para continuar pagando la deuda externa, etc) e incluso sin la aquiescencia tácita de la clase trabajadora. La izquierda debe movilizarse para impedir que la ultraderecha tome el poder, absteniéndose de pactar con la derecha bajo ninguna de sus formas. Solo a través de la independencia política, de la acumulación desde debajo del poder político y de una vocación de poder estatal podrá resolverse la actual polarización en una dirección históricamente progresista.

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27 de junio del 2002

La triple crisis de EE.UU James Petras La Jornada El concepto de crisis ha sido utilizado en exceso por los analistas de izquierda, sobre todo en relación con la economía capitalista. Efecto de ello es que cuando ocurre una crisis de verdad no se le toma en serio. El sistema político y económico estadunidense atraviesa por una crisis seria, una triple crisis que afecta a sus principales corporaciones trasnacionales y, por lo tanto, a la economía; una crisis política que afecta al Estado en su relación con la seguridad interna y con la beligerancia externa, y una crisis del sistema político, que no sólo no representa al electorado, sino que tampoco responde a las crisis política y económica. La crisis económica, a la que la prensa financiera define como "crisis de la dirección corporativa", se refiere a fraudes multimillonarios cometidos por muchas de las mayores compañías de energía, petróleo y comunicación, bancos de inversión, firmas de contabilidad y megaconglomerados en Estados Unidos y otras partes del mundo. Los nombres son familiares: Credit Suisse, First Boston, Enron, El Paso Oil, Merrill Lynch, Xerox, Adelpha, Tyco, Worldcom, Dynergy, Southeby y docenas de otras empresas e instituciones bancarias. El número de pensionados, empleados e inversionistas que han perdido sus ahorros llega a decenas de millones. El director ejecutivo de Goldman Sachs, Henry Paulson, líder financiero en Wall Street, declaró que las corporaciones estadunidenses están "en una posición de mala fama que nunca había visto en mi vida". Según el Financial Times y el Wall Street Journal, el problema radica en la "ambición corporativa" y la "pérdida de confianza de los inversionistas". El problema en realidad no es sólo la ambición individual, sino la desregulación total de los sectores empresariales y financieros, y la naturaleza especulativa de la economía del país. Es un mal del sistema: la concentración del poder económico y el control que las corporaciones ejercen sobre el sistema político significa que los altos ejecutivos de los consorcios diseñan la legislación y escriben las reglas que les dan mano libre para cometer fraudes en gran escala y obtener enormes ganancias a corto plazo antes que sus empresas se derrumben. El caso de Enron y El Paso Oil, y su papel dominante en el trazo de la política energética de Bush y Cheney es emblemático de esa relación simbiótica, en la misma forma en que los vínculos de Clinton con Wall Street condujeron a la desregulación de los sectores financieros y bancarios. Las consecuencias sistémicas de estos fraudes en gran escala que contaminan todo lo que está a su alcance han sido la pérdida de legitimidad de los grandes bancos de inversión y una disminución masiva de la inversión extranjera en Estados Unidos. De enero a febrero de 2001 fluyeron al país 78 mil millones de dólares; en esos mismos dos meses de 2002 sólo se invirtieron 14 mil millones en acciones y bonos estadunidenses. Esta retracción de los flujos de capital foráneo ha debilitado sustancialmente al dólar y amenaza con llevar a niveles alarmantes los déficit de las cuentas externas estadunidenses, lo que obligaría a reducir las importaciones y el nivel de vida. La pronunciada caída en la inversión extranjera se debe a que los capitalistas ya no confían en los informes de utilidades de las grandes corporaciones financieras, en particular los que emiten los auditores locales y los directivos de las empresas. El resultado es que el mercado de valores ha declinado, y las pérdidas en acciones persisten en 2002 por tercer año consecutivo, las quiebras de consorcios importantes aumentan y las utilidades decaen: una verdadera crisis económica.

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La crisis política tiene sus raíces en el contexto político de los acontecimientos que antecedieron al 9/11 y los que vinieron enseguida. La revelación de que Washington tuvo conocimiento previo de un complot terrorista para secuestrar aviones en el país incluso advertencias de ataques a edificios públicos y privados- ha planteado interrogantes fundamentales. La versión oficial del gobierno de Bush, el Departamento de Estado, la CIA/FBI y los demócratas en el Congreso es que hubo una "falla de inteligencia": burócratas individuales no actuaron, la burocracia no fue "eficiente" y "faltaba personal calificado". Para intelectuales críticos, periodistas y expertos en inteligencia, las explicaciones oficiales no aclaran varias discrepancias importantes. En primer lugar, Condoleezza Rice, la consejera de Seguridad Nacional, declaró en público que durante el verano de 2001 el gobierno creía que "Al Qaeda podría secuestrar un avión y utilizarlo para exigir la liberación de prisioneros. No creo que nadie hubiera podido predecir que esta gente se apoderaría de un avión y lo estrellaría en el World Trade Center" (Financial Times, 5/18-19, 2002, pág. 6). Rice reconoció que "sólo esperábamos un aerosecuestro tradicional". El gobierno hizo caso omiso de advertencias de Francia, Egipto, Israel e Inglaterra de que un atentado terrorista era inminente; pasó por alto avisos de agentes de la FBI en Arizona y Minnesota sobre posibles secuestros de aviones por terroristas que habían recibido cursos de piloto comercial, así como un informe de la CIA al presidente Bush, fechado el 6 de agosto de 2001, en el que se indicaba que Al Qaeda planeaba un aerosecuestro. La mayoría de los observadores creen que si, según Condoleezza Rice, hubo tantas advertencias a altos funcionarios, provenientes de tantas fuentes responsables, hay otra explicación: que el régimen de Bush/Cheney/Rumsfeld estaba preparado para permitir que ocurriera un aerosecuestro "tradicional", para explotarlo para sus intereses políticos tanto internos como externos. Jamás sospecharon que los terroristas atacarían las Torres Gemelas y el Pentágono. Otros indicios hacen aumentar las sospechas de que altos funcionarios del gobierno de Bush contribuyeron a facilitar los aerosecuestros: los líderes terroristas contaban con visas de entrada múltiple, que no son fáciles de obtener por turistas ordinarios. Los terroristas funcionaban a campo abierto, inscribiéndose en escuelas de vuelo e incluso solicitando préstamos del Departamento de Agricultura para comprar aeroplanos para "fumigar campos de cultivo". Muchos recibieron visas de Arabia Saudita, país que, según declaraciones recientes de un ex funcionario del consulado estadunidense, emitió muchas visas bajo presiones de la CIA, probablemente para combatientes reclutados con financiamiento de Washington para las guerras islamistas en Bosnia, Kosovo, Chechenia y Asia Central. Hay una buena probabilidad de que al menos algunos de esos terroristas fueran "agentes dobles", lo que podría explicar las "fallas de inteligencia" y la renuencia a admitir que hubo conocimiento previo de lo que ocurriría el 11 de septiembre. Hay gran cantidad de estudios históricos en Estados Unidos que demuestran que Washington "fabrica crímenes" para justificar guerras. Los ejemplos van desde el "bombardeo del Maine" como preludio a la guerra con España por Cuba hasta el conocimiento previo que Roosevelt tenía de Pearl Harbor, o el infamante "incidente Tonkin" de Johnson durante la guerra de Vietnam, o la invención de una destrucción de incubadoras con recién nacidos en Kuwait por parte de los iraquíes, en tiempos de Bush padre. En cada uno de estos casos el presidente en turno declaró que hubo un "ataque no provocado" y movilizó al público a una guerra de colonización y conquista en gran escala. En el caso de la guerra en Afganistán, es del conocimiento público que el 10 de septiembre de 2001 el gobierno de Bush tenía preparado un plan de ataque al talibán y Al Qaeda, el cual procedió a ejecutar después del 11. La fabricación y uso de provocaciones ha sido una larga e innoble práctica histórica en las expansiones estadunidenses, europeas y japonesas, como los mexicanos pueden atestiguar dolorosamente con las frecuentes invasiones y anexiones justificadas con el argumento del combate a "bandidos terroristas". La guerra ha sido insrumento esencial de la construcción imperialista de los cuatro

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presidentes anteriores de Estados Unidos. Las guerras exitosas de Ronald Reagan en Granada y Panamá contribuyeron a su popularidad, debilitaron el "síndrome de Vietnam" y permitieron a su régimen derogar leyes progresistas en materia social. Esta pauta fue reproducida y extendida por Bush padre en la guerra contra Irak, en la que la victoria militar condujo a la proclamación del "nuevo orden mundial" basado en la supremacía de Washington. La guerra de Clinton contra Yugoslavia y la continuación del bombardeo sobre Irak vinieron acompañadas de la desregulación total de la economía, la liquidación de los restos del programa de bienestar social y la burbuja especulativa en los campos de la tecnología informática, la biotecnología y la fibra óptica. Bush hijo, como presidente minoritario, llegado al poder mediante el fraude electoral en Florida, se sirvió de la guerra en Afganistán para incrementar su respaldo público, aumentar enormemente los presupuestos y el poderío del Ejército y de la policía secreta, subsidiar a las grandes corporaciones y expandir el imperio político y militar estadunidense en Asia, América Latina y la ex Unión Soviética. El acto terrorista inicial, y el encubrimiento de la participación del gobierno han contribuido a una seria restricción de las libertades democráticas y a la amenaza constante de nuevos atentados terroristas para incrementar la intervención de la policía del Estado en todos los aspectos de la sociedad civil. Tanto el reconocimiento de "errores" por parte del gobierno como las críticas de los legisladores por la "incompetencia" han prestado un buen servicio al aparato policiaco- militar: la "defensa de la patria", mediante el crecimiento presupuestario y de personal, recibió 37 mil millones de dólares adicionales a los 29 mil millones originales. El recién creado Departamento de Seguridad Nacional contará con 170 mil empleados, entre agentes y mandos. Mientras el gasto en la policía y la milicia se eleva hasta el cielo, se hace a un lado a los inversionistas privados, crecen los déficit presupuestales y los capitalistas extranjeros se vuelven hacia sitios más lucrativos, todo lo cual desestabiliza la economía del país. Mientras el imperio se expande, el sistema político y económico interno se debilita y el dólar se hunde. No hay mecanismos correctivos a la vista. En épocas pasadas, cuando ocurrían escándalos empresariales y financieros en gran escala, se llevaban a cabo reformas importantes. Hoy no existe una oposición legislativa ni un movimiento popular importante que exija reformas. En palabras del Financial Times, la política "sigue su curso". La razón de la falta de un movimiento en pro de una reforma empresarial es que los mismos bancos y corporaciones corruptos, como Enron, Merril Lynch y demás, hacen aportaciones financieras a ambos partidos políticos. El encubrimiento que hace Washington de sus acciones conducentes al 11 de septiembre se relaciona con el de los ataques con ántrax. Periodistas y microbiólogos de prestigio han identificado el laboratorio de investigación militar en Fort Detrick, Maryland, como la fuente de la que provino el bacilo, e incluso han señalado a dos microbiólogos estadunidenses como probables sospechosos. La FBI se ha negado a actuar. La razón es que los científicos participaban en proyectos para dar uso bélico al ántrax y otros agentes químicos y biológicos, trabajo que viola el Tratado Químico y Biológico de 1991. No hay investigación en el Congreso ni informaciones en los medios. Ninguna reacción pública. La triple crisis se profundiza, mientras los apologistas del imperio califican a los críticos del sistema de "teóricos de la conspiración". Sin embargo, los intelectuales críticos continúan acicateando la conciencia pública, con la esperanza de que se produzca un renacimiento de la política democrática. © 2002, James Petras Traducción: Jorge Anaya

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Paradojas de la injusticia: guerra y crisis James Petras El colapso de grandes empresas trasnacionales de la energía y las comunicaciones -Enron, WorldCom, Adelphi y otras- ha perjudicado a numerosos pensionistas y pequeños inversionistas. Pero también ha producido pérdidas enormes a muchos políticos corruptos, narcotraficantes e individuos acaudalados de América Latina que transfirieron ilegalmente e invirtieron miles de millones de dólares en el mercado estadunidense de valores. Los latinoamericanos adinerados que confiaron con fervor en el consejo de los bancos de inversión de Estados Unidos estaban seguros de que el mercado de valores de este país, y en particular las mayores y mejor conectadas de las trasnacionales, eran dignos de su confianza. Esos mismos inversionistas tenían profunda desconfianza en la economía y la gente de sus países. Los megaestafadores estadunidenses tomaron sus fondos y los dejaron con papeles sin valor: WorldCom pasó de 96 dólares a 6 centavos por acción. Típico caso del pez grande que se come al chico. Un ejemplo, quizá, de perversa justicia, pero que para las víctimas finales en América Latina apenas si representa cierta satisfacción emocional. El vasto y trascendental esquema de corrupción, encubrimientos y fraude en las más altas esferas del mundo empresarial estadunidense tiene profundas raíces culturales y políticas y consecuencias económicas de largo alcance. En Estados Unidos es dogma aceptado la idea de que "lo que es bueno para los negocios es bueno para el país": las figuras más prestigiadas e influyentes en los ámbitos de la cultura, la política, la academia y los medios de comunicación provienen del mundo empresarial. Su posición dominante no se pone en duda, incluso si sectores del público llegan a criticar sus excesos. Políticos de los dos partidos principales buscan el apoyo financiero de esas figuras en las campañas electorales, y después de los comicios, banqueros, financieros y abogados de empresa dominan el gabinete y el banco central. Muchos funcionarios de alto nivel entran al mundo de los negocios cuando dejan sus cargos públicos. El hecho de que los reguladores gubernamentales no hayan detectado los fraudes que se fraguaban en los más altos niveles empresariales obedece en parte a la creencia de que los hombres de negocios son incapaces de actuar mal. Y si cometen delitos, es mejor que los investigadores miren al otro lado, por miedo de poner en tela de juicio la confianza esencial de la gente en el sistema empresarial. Sólo cuando la corrupción de los grandes consorcios condujo a un descenso considerable en la confianza de los inversionistas se decidió el gobierno a intervenir, en un intento por restaurar el sistema. El temor en Wall Street es que los estafadores capitalistas provoquen el retiro de inversiones y el colapso del sistema. Otro caso de perversa moralidad: la injusticia conduce a una justicia de naturaleza onerosa y limitada. El tercer ejemplo de la paradoja de la injusticia en Estados Unidos se refiere al refugio que proporciona a notorios torturadores. El Centro de Justicia y Responsabilidad ante la Ley, organización de abogados estadunidenses que defiende a víctimas de tortura, señala que más de mil torturadores y ex dictadores extranjeros viven en Estados Unidos, de los cuales más de 300 están en Florida. En forma selectiva Washington brinda un santuario a terroristas de ex estados clientes en todo el mundo. Entre ellos se cuentan el oficial militar que organizó el asesinato del arzobispo Oscar Arnulfo Romero, el oficial de la policía secreta chilena que asesinó al general constitucionalista Carlos Pratts, el notorio torturador haitiano Emmanuel Constant y muchos más. Estos terroristas viven en libertad en Estados Unidos porque colaboraron estrechamente con las agencias de inteligencia de Washington hasta que se les amenazó con la persecución judicial. Washington no puede permitir que sean

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extraditados porque eso socavaría su relación con los regímenes represivos y torturadores de hoy. El gobierno de este país brinda refugio a conocidos torturadores-terroristas por más que ese hecho debilite considerablemente la actual campaña mundial contra el "terrorismo". ¿Qué autoridad moral tiene Estados Unidos para perseguir terroristas más allá de sus fronteras si los resguarda en su territorio? La paradoja de la injusticia (proteger a clientes terroristas) conduce a la justicia (el desenmascaramiento de la campaña antiterrorista de Washington como subterfugio para dominar el mundo). Existe, sin embargo, una paradoja aún mayor. La creciente crisis moral, política y económica del país no propicia ningún movimiento de reforma o renovación política ni ningún desafío serio a la estructura económica del mundo empresarial estadunidense. En cambio el régimen de Bush planea metódicamente otra guerra, una invasión militar de Irak. Una guerra contra Irak se percibe como una forma de distraer la atención de la profunda corrupción empresarial y los estrechos vínculos entre los altos ejecutivos de los consorcios y el gobierno de Bush. La guerra sirve para inducir al público a enfocar su atención en la "moralidad de una guerra justa" y no en la inmoralidad de los altos círculos. Puede utilizarse para provocar inestabilidad en Medio Oriente y Europa y atemorizar a los inversionistas para que compren dólares e inviertan sus capitales en el mercado estadunidense de valores. La guerra contra Irak y otros países llamados "terroristas" puede emplearse para silenciar las críticas a la doble moral de Washington hacia el terrorismo. La guerra, en otras palabras, se considera en Washington un medio necesario para resolver favorablemente los efectos debilitadores de las perversas paradojas domésticas. Con una agenda bélica, el gobierno de Bush puede contar con que los medios masivos cambiarán su enfoque de la inmoralidad de la elite empresarial a historias terribles sobre Saddam Hussein, y del derrumbe del sistema económico a noticias sobre victorias militares de las fuerzas armadas estadunidenses. Con una guerra los medios dejarán de comentar la decadencia moral de los negocios y elogiarán las virtudes de la "intervención humanitaria". La idea de Washington es que la única forma de evitar la opción de una reforma política como mal menor ante el descrédito es mediante un mal mayor: la conquista de Irak. La guerra permite a Washington continuar protegiendo a directivos empresariales corruptos, y a terroristas clientes del pasado y el presente en nombre del antiterrorismo. La conquista de Irak, que cuenta con la segunda reserva petrolera en importancia en Medio Oriente, se ve en el Pentágono como un medio de recobrar inversiones extranjeras y fortalecer el dólar. Toda la historia del gobierno de Bush está basada en la construcción fantasiosa, desde el 11 de septiembre hasta ahora. Ahora sabemos que Al Qaeda no era una organización mundial: cuando mucho tenía 200 miembros. Pese a las declaraciones diarias o semanales del gobierno sobre nuevas amenazas terroristas, ninguna se ha materializado. Los dos "terroristas" detenidos eran ex convictos analfabetos que apenas si saben amarrarse las agujetas. Los 150 mil millones de dólares gastados en el antiterrorismo han llevado casi a la bancarrota a la industria aérea, al derrumbe masivo del turismo y al asesinato de cientos de afganos inocentes que celebraban bodas. El gasto gubernamental en el ejército y la policía ha conducido a una disminución de la inversión pública que podría estimular el crecimiento y revivir la confianza en el mercado estadunidense. Todo esto conduce a la última y mayor paradoja: el uso de la guerra por el gobierno de Bush para resolver la crisis nacional puede ni más ni menos que exacerbar todas las contradicciones internas: los bribones empresariales seguirán actuando con impunidad; nuevas y mayores estafas ocurrirán, y ello puede propiciar más fugas de inversionistas del mercado estadunidense y nuevas caídas del dólar. La guerra puede elevar temporalmente la menguante popularidad de Bush, pero la exaltación militar de Rumsfeld y Cheney no evitará una caída profunda de la economía y la inseguridad general que será consecuencia del desempleo masivo.

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© James Petras Traducción: Jorge Anaya

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¿Quién gobierna el mundo? Por James Petras Una gran cantidad de libros y artículos sobre globalización, corporaciones globales e imperio se ha publicado sin que exista la más mínima noción de la estructura real del poder mundial. El análisis de un estudio reciente del Financial Times (suplemento, 10 de mayo de 2002) sobre las 500 compañías más grandes del mundo, con base en criterios de valor, país y sector, viene a poner fin al debate en torno a la globalización del imperio o imperialismo. El Estado-nación, en este caso los estados imperiales, no sólo están lejos de desaparecer, sino que además son cruciales para identificar y entender los centros neurálgicos del poder político y económico. Casi 48 por ciento de las empresas y bancos más importantes del mundo son de Estados Unidos y 30 por ciento son de la Unión Europea; solamente 10 por ciento pertenece a Japón. En otras palabras, casi 90 por ciento de las corporaciones más grandes que dominan los sectores de la industria, los bancos y el comercio son estadounidenses, europeas y japonesas. El poder económico se concentra en estas tres unidades económicas geográficas, y no en conceptos vacíos como "imperio" sin imperialismo o corporaciones multinacionales "sin territorio". Dentro de este sistema el poder económico imperial de Estados Unidos sigue siendo dominante. Esto resulta claro si examinamos de cerca los sectores económicos clave. Cinco de los 10 bancos principales son estadounidenses, así como seis de las 10 empresas farmacéuticas y biotecnológicas, cuatro de las 10 compañías de gas y petróleo más importantes, nueve de las 10 compañías líderes de seguros y nueve de las 10 principales empresas generales de comercio al por menor. El sector de las aseguradoras es el único en el que la Unión Europea se lleva la mejor parte del pastel con respecto a Estados Unidos (por un margen de cinco a cuatro). El poder imperial estadounidense está diversificado a lo largo de varios sectores económicos, pero particularmente la fuerza dominante la tienen en las finanzas, la industria farmacéutica y biotecnológica, de la información y el software, y el comercio al por menor. Dicho de otra forma, las gigantescas compañías estadounidenses poseen una red poderosa que controla los sectores de la "nueva economía", las finanzas y el comercio. Africa y América Latina brillan por su ausencia en la lista. Y los llamados "tigres asiáticos" cuentan con tres empresas en la lista de las 500 más grandes, esto es, contribuyen con menos de uno por ciento. Las implicaciones de esta concentración del poder son relevantes. Ningún país del denominado Tercer Mundo puede darse el lujo de "liberalizar" sus mercados, ya que Europa y Estados Unidos se lo impiden debido al control que logran ejercer con la superioridad y concentración de sus recursos. Así pues, es falso el argumento liberal según el cual el libre comercio aumentará los niveles de "competitividad" de las economías en vías de desarrollo. En segundo lugar, la concentración del poder no es meramente producto de la eficiencia, la gestión y el know how, sino que es resultado directo de las políticas estatales de Estados Unidos y Europa. Por ejemplo, el Congreso de Estados Unidos acaba de aprobar (mayo 2002) un monto de 182 mil millones de dólares para subsidiar la agricultura estadounidense durante

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la próxima década, en contradicción con las propuestas de "libre comercio" que Washington tanto gusta defender. Las implicaciones para los tomadores de decisiones en el Tercer Mundo son claras: deben proteger y subsidiar a sus productores privados o públicos para compartir el pastel de los mercados, dentro y fuera de sus países, tal como los poderes imperiales lo hacen. La concentración del poder económico mundial en las empresas y los bancos de Estados Unidos y, en menor medida, de la Unión Europea no significa que los mercados mundiales son competitivos, sino que en buena medida son definidos por los monopolios de ambos poderes que los dominan. La idea del movimiento antiglobalización de que "otro mundo es posible" debe enfrentar esta monopolización del poder y los países imperiales que la defienden. La única manera de democratizar la globalización es socializar estos gigantes monopolios dondequiera que operen, o bien soportar la presión económica y las amenazas que tanto perjudican a las economías locales. Los países imperiales, particularmente Estados Unidos, tienen serias dificultades para sostener su imperio por diversas razones. El costo militar es una de ellas. El presupuesto militar de Estados Unidos ha aumentado en casi 20 por ciento para 2002-2003 y las reducciones en los impuestos de los ricos que estimulan las inversiones foráneas han conducido a un déficit presupuestario y a mayores recortes en el gasto social, todo lo cual conlleva desestabilización financiera y política. Más importante aún, la concentración del poder económico en empresas y bancos de Estados Unidos se ha basado en las inversiones extranjeras, las ganancias y las reexportaciones hacia Estados Unidos vía los subsidios. El resultado es que el creciente imperio económico proyectado en el exterior ha afectado negativamente la balanza de pagos estadounidense, de tal manera que el déficit comercial de este año se acerca a los 500 mil millones de dólares. La economía de Estados Unidos depende esencialmente del flujo masivo de fondos provenientes de los inversionistas del exterior para financiar ese déficit. En otras palabras, a medida que el imperio crece, la "república" se hunde en crisis más profundas, alejada de sus empresas competitivas e incapaz de limitar las importaciones de bienes de consumo. Esta contradicción no puede resolverse fácilmente debido a que el liderazgo político está totalmente comprometido con la construcción de su imperio y la única concesión que está dispuesto a hacer a su economía interna es darle más subsidios y más protección. La solución que ofrece el gobierno de George W. Bush a la contradicción que existe entre el crecimiento imperial y la decadencia interna es la conquista de países ricos en recursos vitales. Los planes de invadir Irak son parte del objetivo de extraer riqueza para financiar el déficit. El Acuerdo de Libre Comercio para las Américas forma parte de esta estrategia: al monopolizar los mercados latinoamericanos Estados Unidos puede reducir sus déficit comerciales y capturar sectores financieros y comerciales jugosos.

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30 de julio del 2002

Después de Gaza, la solución final de Sharon James Petras Traducido por Beatriz Morales El asalto israelí a un bloque de viviendas que mató e hirió a más de 200 personas, incluyendo la muerte de 10 niños tiene un significado más profundo. A pesar de algunas disculpas rituales e hipócritas por parte de algunos funcionarios israelíes por el asesinato de los palestinos, la triunfalista opinión de Sharon acerca de los asesinatos puso de manifiesto los verdaderos sentimientos del Estado de Israel. Sharon aplaudió el ataque como "uno de nuestros principales éxitos", mientras que los palestinos transportaban ataúdes que contenían los restos de las 14 víctimas y el cuerpecito de un bebé. Sharon y sus comandantes defienden el lanzamiento de una bomba de una tonelada sobre un barrio densamente poblado salvo para causar una matanza y muchos heridos, y lo consiguieron. Hay varias razones estratégicas por las cuales Sharon decidió bombardear a civiles palestinos en Gaza en ese momento -con el pretexto de la presencia del dirigente de Hamas, Al Salah Shehade. En primer lugar, Sharon y el régimen israelí trataban de boicotear una propuesta de alto el fuego firmada por todas las organizaciones de resistencia palestina (incluyendo a Hamas, Jihad, etc) y respaldada por la mayoría de los Estados árabes, incluso Arabia Saudí. La propuesta incluía un compromiso unilateral de acabar con los atentados suicidas contra civiles israelíes. Sharon decidió bombardear a civiles palestinos precisamente en ese momento para no tener que afrontar la perspectiva de negociación -un acuerdo recíproco de alto el fuego y retirada del ejército israelí de los territorios ocupados. Unas negociaciones que avanzaran en este dirección minarían la estrategia de Sharon de expulsar a los palestinos de Palestina por medio de la destrucción y ocupación de sus casas, y de la infraestructura social y económica. Para Sharon, como para muchos dirigentes israelíes anteriores a él, la guerra y el terror son preferibles a desmantelar los asentamientos y a reconocer un Estado palestino. Cuando Sharon habla de "éxito" quiere decir que prevé que las matanzas y mutilaciones de civiles en Gaza provocarán represalias por parte de los palestinos. No es accidental que Sharon eligiera la ciudad de Gaza, una de las ciudades mejor organizadas y con mayor conciencia social de los territorios ocupados. Sharon está contando con las represalias militares de la resistencia palestina para presentar una vez más a Israel como la "víctima" del terrorismo y recibir una cobertura favorable en los media norteamericanos. En otras palabras, Sharon está dispuesto a sacrificar a unas cuantas víctimas judías a las represalias palestinas para sabotear cualquier oportunidad para las negociaciones y cualquier acuerdo. El éxito israelí se mide por la habilidad para mantener la espiral de violencia en Palestina. El propósito más amplio del ataque terrorista de Sharon es minar el creciente consenso programático entre los Estados árabes (que hasta incluye a Arabia Saudí, Egipto y Jordania) y los movimientos de resistencia palestinos. El violento ataque de Sharon está planeado para provocar una respuesta militar de los palestinos, una medida que no apoyarán los conservadores Estados árabes. En el contexto de las represalias palestinas, Sharon puede contar con el apoyo del presidente Bush a pesar de la leve crítica de Washington a la masacre israelí. El bombardeo de Gaza por parte de Sharon también está pensado como una prueba de lealtad de las principales organizaciones de judíos pro-israelíes y de fundamentalistas cristianos en EEUU. Ni una sola de las principales organizaciones judías que apoyan a Israel ha pronunciado critica alguna al ataque de Sharon. Y lo mismo respecto a los fundamentalistas cristianos de ultraderecha. Sharon puede

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contar con su apoyo incondicional para desencadenar otra oleada de terror tras las inevitables represalias palestinas. Sharon prospera en un ambiente de guerra y tensión permanentes, en el que puede ejercer su voluntad totalitaria. El bombardeo de Gaza alimentó su ofensiva para invadir y destruir las comunidades palestinas en Gaza, igual que antes había destruido Jenín, y ocupado y aterrorizado Cisjordania. Sharon actúa con impunidad a pesar de críticas ocasionales del Parlamento o de dimisiones de miembros del gobierno, porque sabe de antemano que, sean cuales sean las críticas que reciba de la Casa Blanca, puede contar con el apoyo de Bush para su estrategia de limpieza étnica. En el momento en que Sharon estaba celebrando su gran victoria, el portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleisher declaraba "el presidente [Bush] es y siempre será un gran amigo de Israel. El presidente comprende perfectamente lo que Israel (sic) ha estado pasando. El presidente es el primero en defender el derecho de Israel a defenderse a sí mismo". El bombardero F-16 de ejecutó el bombardeo era un reciente regalo de Washington a Tel Aviv, sabiendo de antemano su probable uso para masacrar palestinos. Sharon es y siempre ha sido un extremista militarista -un dirigente israelí con un odio violento hacia los palestinos y, en especial, hacia sus movimientos de resistencia y sus dirigentes. Por medio de sus ataques políticos y militares a los palestinos ha provocado represalias, que ha utilizado para suscitar un intenso apoyo entre un amplio sector de la sociedad israelí y organizaciones judías de fuera de Israel. Su comportamiento de psicópata encuentra hoy un terreno favorable en la "Guerra contra el terrorismo" de la administración Bush. La reciente masacre por parte de las fuerzas aéreas norteamericanas de centenares de campesinos afganos y su justificación en Washington resuena con la aprobación de Sharon del bombardeo de la ciudad de Gaza. La expansión militar de Washington, sus nuevas bases militares en Asia central, los Balcanes y América del sur son versiones más amplias de la militarización de Sharon de los territorios ocupados. La división que hace Washington del mundo entre imperio o terroristas se refleja en la división que hace Sharon entre Gran Israel y terroristas. Y el lobby israelí en EEUU unía Israel y EEUU contra "los terroristas" -Palestina y el resto del rebelde Tercer Mundo. Nadie se cree que el bombardeo de Gaza fuera un "fallo de los sistemas de inteligencia" o un "error" -porque incluso Sharon declara públicamente que fue planeado y ejecutado bajo sus órdenes. La afirmación de Sharon de que el propósito era ejecutar a un dirigente de Hamas carece de credibilidad . Su propósito era más estratégico: establecer el escenario para un masivo asalto militar a Gaza (tras las represalias palestinas) y llevar a los palestinos al desierto del Sinaí y unir el "Gran Israel". La postura negociadora de Simon Peres es complementaria de la solución militar de Sharon. Devolver lo fondos confiscados apoya a Arafat y a su entorno mientras que Sharon destruye la resistencia palestina y aterroriza a la comunidad. Como ha aprendido muchas veces a lo largo de esa Intifada, la resistencia palestina sólo puede confiar en sí misma en su lucha contra la "Solución final" de Sharon. ¿Acaso es sorprendente que en una situación en la que todos los intentos de paz evocan una mayor violencia de Estado y con el estéril desierto a sus espaldas y en medio de las desoladas ruinas de sus comunidades, jóvenes palestinos desarraigados respondan al terror con terror? 25 de julio de 2002

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18 de agosto del 2002

Buscado: un Secretario General de la ONU íntegro James Petras Traducido para Rebelión por Germán Leyens Mucha gente progresista en todo el mundo solía considerar a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como la mejor institución para la solución pacífica de conflictos y para servir la causa de la justicia, libre del control de los intereses de las grandes potencias. Dentro de la ONU, el secretario general era considerado como una persona de ecuanimidad, integridad y, sobre todo, independencia de la persuasión de las grandes potencias. Para algunos izquierdistas postmodernos como Toni Negri, la ONU era un nuevo modelo para un gobierno mundial. La historia reciente nos enseña una lección diferente –la atroz bancarrota de la ONU como una institución por la paz y la decadencia moral de la función del Secretario General bajo Kofi Annan. Una y otra vez hemos visto cómo la ONU permanece pasiva o realmente colabora ante guerras de agresión, limpieza étnica y genocidio económico. Para ser justos, la ONU, en las décadas previas, estaba lejos de ser una organización perfecta y el Secretario General era usualmente una persona que evitaba las confrontaciones con las grandes potencias –particularmente con los países de la OTAN. Pero en los años 70 y hasta principios de los 80, la Asamblea General solía criticar consecuentemente las desigualdades entre el Norte y el Sur, y proponía un nuevo orden mundial en el que el Tercer Mundo recibiría la ayuda técnica y financiera necesaria para el desarrollo social y económico. Entonces, el Secretario General Kurt Waldheim se negó a ceder ante la presión de EE.UU. y tomó una actitud equitativa hacia el Oriente Próximo, oponiéndose a la ocupación israelí y apoyando una solución de dos estados. Incluso Boutros-Gali, que inicialmente fue apoyado por Washington y que fue el predecesor de Annan, se opuso a la ocupación israelí y estuvo a favor de una conferencia multilateral más activa con la participación de Europa. Washington se opuso a su reelección, a pesar de que en general tenía puntos de vista pro-occidentales. Kofi Annan fue el candidato preseleccionado por Washington para el puesto de Secretario General. Presentado como "representante de África," Annan fue elegido gracias a una fuerte intervención, sobornos y amenazas de EE.UU., hacia sus clientes y receptores de ayuda de África y América Latina. Annan no poseía una base política independiente de apoyo, era un virtual desconocido del público en general, pero era conocido en Washington, como un candidato maleable con el que podía contar para que cumpliera con sus órdenes en todos los temas de importancia para EE.UU. Fiel a su vocación, Kofi ha ganado el título de "El Mensajero" en círculos de la ONU, por su capacidad para transmitir las órdenes de Washington a la comunidad mundial. Bajo Annan, varios importantes funcionarios de la ONU con una actitud crítica, por razones humanitarias, hacia las políticas de EE.UU., han sido obligados a renunciar; guerras agresivas han sido excusadas y la ONU ha suministrado fuerzas de ocupación militar ("mantenedores de la paz") para consolidar las victorias imperiales. Bajo Annan ha perecido más de un millón de iraquíes, mientras se niega a condenar el embargo y ha forzado la renuncia de dos vicesecretarios generales de la ONU a cargo de los programas de "Petróleo por alimentos" que criticaron el embargo dirigido por EE.UU. como un desastre humanitario. Bajo Annan, la ONU ha encubierto crímenes contra la humanidad cometidos por EE.UU. y su aliado israelí. Finalmente, ningún Secretario General ha sido más flagrante y públicamente identificado con el libre mercado y las multinacionales que Kofi Annan.

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Su historial habla por sí sólo: Cuando la ONU organizó el mortífero embargo contra Irak, Annan lo administró –utilizando a la ONU como pantalla para un programa que impedía que Irak reconstruyera su infraestructura básica para suministrar agua limpia, un suministro adecuado de alimentos y de productos farmacéuticos. Además permitió a sabiendas que un equipo de inspección de armamentos de la ONU, infiltrado por espías de EE.UU., reuniera información utilizada en los bombardeos de EE.UU. El antiguo Jefe de Inspectores de Armamentos de la ONU en Irak (1991-1997), Rolf Ekeus confirmó recientemente que Annan retiró los inspectores de la ONU a fines de los años 90, cuando Washington informó a Annan que estaban planeando el bombardeo de Bagdad. Más tarde, Annan repitió la mentira de Washington de que Irak había expulsado el equipo de inspección de la ONU. Durante todo el período Annan se ha negado a negociar la naturaleza del proceso de inspección – a pesar de la admisión de espionaje de la misión anterior –repitiendo la estipulación de "sin condiciones" de Washington. Dos distinguidos funcionarios civiles internacionales, Denis Haliday y Hans Von Sponeck, que sirvieron bajo Annan como coordinadores humanitarios en Irak entre 1997 y 2000, renunciaron en protesta contra la prolongación del embargo y la aquiescencia del Secretario General. Bustani, un destacado brasileño a cargo de la Comisión de las Naciones Unidas contra los armamentos químicos y biológicos, responsable por la supervisión, acusó a Estados Unidos de haber dirigido la campaña para desbancarlo. Annan recibió bien su reemplazo. Mary Robinson, la antigua Presidente de Irlanda y conocida humanitaria, fue obligada por Washington a renunciar como Alta Comisionada de la ONU sobre Derechos Humanos. Annan le agradeció sus servicios y acogió positivamente su reemplazo. Durante los ataques de EE.UU. y de la OTAN contra Yugoslavia, Annan nunca expresó crítica alguna contra el bombardeo de objetivos civiles –hospitales, obras hidráulicas, estaciones de televisión. La misión de Annan de la ONU en Kosovo no actuó para impedir el asesinato de más de 2.000 personas y la fuga obligada por el ELK de 200.000 no albanos después de la guerra. En lugar de hacerlo, Annan ajustó su retórica sobre la naturaleza humanitaria de la guerra de la OTAN. Mientras crecía la oposición mundial a la Organización Mundial de Comercio y el Foro Social Mundial en Porto Alegre lograba la atención del mundo, Annan voló a Davos, Suiza, y dio un endoso sin precedentes de la ONU a los "libre mercados" y a la "globalización" ante la reunión de multimillonarios y funcionarios corporativos. Nunca antes un Secretario General había hecho una tal inequívoca declaración en defensa de una de las instituciones más corruptas y explotadores de nuestra época. Más recientemente, Annan ha servido a sus amos de Washington ofreciendo una pantalla para crímenes contra la humanidad. Después de la destrucción israelí de Yenín, donde miles perdieron su hogar y cientos de civiles fueron asesinados o heridos, Annan envió una comisión a Yenín para "investigar" el alcance de la catástrofe humana. Basándose en fuentes israelíes, ignorando a las agencias médicas y humanitarias palestinas, la comisión de Annan declaró que no hubo masacre, ya que sólo pudieron identificar a 53 muertos, incluyendo a 26 civiles. Los medios israelíes y los medios de masas de EE.UU. difundieron la propaganda de la "no masacre" en un intento por desacreditar a los palestinos y a todos los críticos de la violencia israelí – mientras Annan permanecía hipócritamente en segundo plano. Poco después Washington se vio nuevamente ante profundos problemas por la matanza de numerosos aldeanos afganos. Annan envió otra comisión a Afganistán. Esta vez el informe preliminar indicó que había ocurrido una masacre y que las fuerzas de EE.UU. penetraron a la escena del crimen y eliminaron evidencia condenatoria. Cuando el informe preliminar fue filtrado a la prensa, el fiel sirviente de Washington, Kofi, intervino y el informe fue corregido para complacer a la administración Bush. El informe completo nunca fue hecho público.

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Kofi Annan ha establecido nuevos estándares para el nombramiento de un Secretario General de las Naciones Unidas: El servilismo hacia Washington, la agilidad en la manipulación de informes para que convengan a las potencias occidentales, la aquiescencia en el despido de funcionarios humanitarios dedicados, y la ceguera moral ante las depredaciones imperiales. No cabe duda que Annan ha servido bien al imperio de EE.UU., pero ha causado un gran perjuicio a la humanidad, sobre todo a los millones en el Oriente Próximo, en Asia del Sur y en los Balcanes. Sus frases piadosas y vacías no engañan a nadie. Bajo su dirección la ONU ha degenerado, su misión se ha degradado de ser un instrumento de paz y justicia a ser una organización para la guerra, cuyos funcionarios se enriquecen encubriendo las atrocidades de Washington y sus aliados. Esto es más evidente en Kosovo que en ninguna otra parte, donde se ha visto que los funcionarios de la ONU no son sólo los mejores clientes en los burdeles con muchachas adolescentes, sino que algunos han formado operaciones comerciales conjuntas con empresarios albanos –liberados de las restricciones del ahora destruido estado yugoslavo. Sin duda Kofi Annan registrará esto como otra exitosa misión humanitaria de las Naciones Unidas. ¿Quién nominará a Kofi para el Premio Nobel de la Paz – Rumsfeld o el agradecido ELK?

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2 de septiembre de 2002

EEUU ganó en Afganistán pero perdió el país James Petras La Jornada Desde el 11 de septiembre de 2001 han ocurrido grandes cambios. La invasión y ocupación de Afganistán, la proliferación de bases militares estadunidenses en todo el mundo, un incremento en la legislación represiva ''antiterrorista'' y la articulación e instauración de la doctrina Bush de guerra permanente, intervención militar e impunidad criminal. En el nivel institucional el Pentágono, dirigido por Rumsfeld, ha dado una definición exclusivamente militar de la política exterior de Washington y los intereses internacionales, promoviendo nuevas guerras en Medio Oriente (Irak y posiblemente Arabia Saudita) y estableciendo una nueva red internacional de policía secreta (Fuerzas de Operaciones Especiales) para matar a líderes de Al Qaeda y otros adversarios. Si bien han ocurrido estos cambios importantes durante este último año, si miramos la evolución general de los acontecimientos experimentamos una sensación de déja vu. En muchos sentidos el régimen de Bush junior repite la trayectoria de la presidencia de su padre. En el curso del año, el régimen de Bush ha dado un giro completo desde la debilidad aparente hasta un poderío mundial en apariencia sin paralelo, y de ahí a una caída en picada. Antes del 11 de septiembre, la influencia de Estados Unidos en Medio Oriente y el sureste asiático iba en declive. Irak, Irán y Libia habían debilitado el embargo estadunidense, Israel se enfrentaba a un levantamiento importante en una condición de total aislamiento diplomático, y Europa progresaba hacia la unificación y presentaba a Estados Unidos un desafío económico en los principales mercados. En el ámbito interno, el gobierno de Bush se consideraba como una minoría en el poder a causa de un cuestionable recuento de votos y enfrentaba críticas por la alta inflación y por su inadecuada atención a la salud pública. El 11 de septiembre permitió al régimen de Bush tomar la iniciativa tanto en el ámbito nacional como en el internacional. La movilización bélica y la campaña antiterrorista unificó al país en respaldo al gobierno. Aliados, clientes e incluso antiguos adversarios apoyaron dócilmente la guerra estadunidense y la conquista de Afganistán. Las antiguas repúblicas soviéticas de Asia Central concedieron bases militares a Washington, mientras los foros internacionales y regionales expresaban apoyo a la campaña antiterrorista. A fines de 2001, la influencia y el poder de Washington parecían abarcar el mundo entero. Sin embargo, de enero en adelante, cuando la Casa Blanca comenzó a aplicar la doctrina Bush de guerra permanente, surgió el disentimiento entre los aliados europeos y los clientes de Medio Oriente. Encabezada por Francia y Alemania, Europa rechazó una nueva guerra con Irak y el apoyo incondicional de Estados Unidos a Ariel Sharon. De manera similar, Saudiarabia, Kuwait, Jordania y la mayor parte del mundo árabe cuestionó el apoyo estadunidense a la violencia israelí y rehusó apoyar una guerra contra Saddam Hussein. En Afganistán, la derrota del talibán y de Al Qaeda no condujo a la captura de Bin Laden y de casi ningún otro dirigente. Los señores de la guerra, cuya lealtad fue comprada, combatieron al talibán sólo para asegurar sus propios dominios. En varias regiones surgieron reyertas entre los aliados estadunidenses. Washington compró el voto de la Loya Jirga (concilio tribal) a favor de Karzai, pero éste estaba en tal aislamiento político y tan carente de apoyo, que el régimen de Bush se vio forzado a suministrar a sus Fuerzas Especiales para que le sirvieran de guardia presidencial.

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Afuera de Kabul no había gobierno central ni ejército nacional. La Alianza del Norte se desintegró y los llamados ''garantes de la paz'', comandados por los británicos y más tarde los turcos, permanecieron en Kabul. Sin contar con un control territorial efectivo, Washington también subestimó la base popular del talibán. Decenas de miles de dolientes peregrinaron en homenaje y recordación hacia el sitio donde fueron enterrados los últimos mártires de la resistencia en Kandahar. Estados Unidos ganó en Afganistán, pero perdió el país. En lo interno, la crisis económica minó la popularidad del régimen. Después de estar sujeta a siete meses de intensa propaganda bélica, la población comenzó a cansarse de las constantes amenazas de ataques inminentes que jamás se materializaban. La campaña antiterrorista ocasionó grandes pérdidas y bancarrotas en la industria del transporte aéreo, el turismo y servicios conexos. Los enormes escándalos de corrupción empresarial y los vínculos que prominentes defraudadores tienen con el gobierno de Bush incrementaron la desconfianza de los inversionistas y ocasionaron fuga de capitales de los mercados de valores y del dólar. Después de tres meses de recuperación, entre enero y marzo, el país volvió a caer en recesión y Bush se vio forzado a emprender una gira de discursos en la que lo único que tenía que ofrecer para levantar la alicaída economía era ''optimismo''. Sin embargo, el hecho significativo fue que la opinión pública mostraba mayor interés por la crisis que por el histrionismo ''antiterrorista'' de Bush, Rumsfeld y Powell. Washington no compró lealtad eterna, más bien alquiló a los señores de la guerra Por si fuera poco, se intensificaron las luchas entre los burócratas de la administración por cuestiones de jurisdicción y tácticas. El intento de Rumsfeld de tomar control sobre la política exterior y las operaciones clandestinas lo puso en oposición con Powell y Tenent (jefe de la CIA). Mientras que Powell favorece la propagación de la doctrina antiterrorista por medio de regímenes clientes ''legales'' (Macapagal en Filipinas, Uribe en Colombia, etcétera), Rumsfeld se inclina por la intervención militar directa y el uso de las Fuerzas Especiales Delta para asesinar a opositores del extranjero, aun sin consultar a los países involucrados. Rumsfeld está creando su propia red clandestina de inteligencia a expensas de la CIA. La cuestión es que la megalomanía de Rumsfeld se percibe cada vez más en círculos empresariales y gubernamentales como una desventaja y una amenaza para el sistema. A principios de agosto un columnista se refirió a Rumsfeld como ''cañón suelto'' (Financial Times, 10/11 de agosto 2002, pág. 7). El gobierno de Bush ha dado un giro completo, de un régimen unificado que dictaba políticas al resto del mundo y anunciaba el futuro, a un imperio abandonado por sus aliados y resistido por sus clientes y por un gobernante afgano que ni siquiera puede mantener seguro el palacio presidencial. En vez de un apoyo casi unánime, Bush enfrenta ahora un público que cuestiona cada vez más su política y ética económicas. Bush hijo y sus asociados de línea dura en el gabinete derivaron varias lecciones del esfuerzo fallido de Bush padre por instaurar un nuevo orden mundial: (1) la importancia de no depender de aliados, es decir, la necesidad de ''ir solos''; (2) la necesidad de emprender guerras continuas, incluso de conquista; (3) la necesidad de construir una red mundial de bases militares desde las cuales lanzar nuevos ataques para consolidar el imperio. El esfuerzo actual de Bush hijo por construir un nuevo orden mundial no ha podido sacar otras lecciones del pasado reciente: (1) que las crisis económicas internas socavan la construcción de imperio y conducen a la derrota de los presuntos imperialistas; (2) que las campañas antiterroristas en Afganistán pueden tener un efecto bumerán. Los señores de la guerra a quienes Estados Unidos financió y dio armas para combatir

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a los talibanes no deben lealtad a Washington, sino al control de sus dominios. Washington no compró lealtad eterna, más bien alquiló a los señores de la guerra para tareas específicas, que eran combatir al talibán y votar por Karzai en la Loya Jirga. Después de cumplir su tarea y recibir su paga, los señores de la guerra siguieron su curso, exprimiendo a su gente con impuestos, traficando drogas, guerreando entre sí, oprimiendo a sus mujeres y desafiando al gobierno central (y a Washington). (3) Que ''ir solos'' no es una estrategia viable para mantener un imperio duradero, puesto que Washington no tiene ni fondos para financiar un gran ejército de ocupación ni la voluntad de enviarlo al frente; (4) que la supremacía, expansión y conquista no necesariamente se traducen en ganancias económicas. Todos los movimientos militares del año en cualquier territorio han sido costosos y han obtenido escasas ganancias económicas; (5) la militarización no puede remplazar un modelo económico fallido. Si bien Washington se aseguró el apoyo de sus regímenes clientes de América Latina, la mayoría resultaron abyectos fracasos políticos y económicos. La lista de regímenes fracasados -aquellos cuya popularidad anda entre 5 y 20 por ciento y que se enfrentan a pobreza creciente y bancarrota económica- es larga: Duhalde en Argentina, Toledo en Perú, Cardoso en Brasil (su protegido para la presidencia va en cuarto lugar en las encuestas), Noboa en Ecuador, Macchi en Paraguay y el ex presidente Quiroga en Bolivia (cuyo partido logró 3 por ciento en los comicios presidenciales de 2002). El incremento de la ayuda bélica, las bases militares, los golpes castrenses y amenazas fallidas no han reducido la recesión económica. El derrumbe de los regímenes clientes, la fuga de inversionistas y la creciente oposición sociopolítica a Washington siguen en aumento. Las ''lecciones'' no han sido aprendidas, y esto explica el fracaso del régimen de Bush en construir imperios. La razón estructural de que no pueda aprenderlas está en la naturaleza del liderazgo político del gobierno. *** Conclusión La declaración de Rumsfeld de que está organizando a las fuerzas de Operaciones Especiales para involucrarse en acciones clandestinas en la campaña contra el terrorismo es un reflejo de su frustración por el fracaso de la guerra y por el creciente aislamiento político y diplomático de Washington. Enviar, como Rumsfeld propone, fuerzas Delta en misiones encubiertas de asesinato, sin consentimiento o conocimiento de los países involucrados, es admitir que no existen acuerdos y alianzas políticas abiertas o no funcionan. Andar por el mundo persiguiendo líderes y activistas de Al Qaeda es reconocer el fracaso del propósito principal de la guerra en Afganistán, que era destruir la organización. Recurrir a medidas extremas y desesperadas de asesinatos políticos en distintos países no sólo es indicativo de una mente desequilibrada sino, sobre todo, apunta a un liderazgo político carente de estrategia política. La rápida caída del apoyo nacional e internacional al gobierno de Bush es resultado de su composición y de la naturaleza de su liderazgo. Es un régimen basado en el capitalismo tramposo, ha privilegiado sus vínculos con un estrecho grupo de magnates texanos de la energía y ''capitalistas extractivos'' que siempre han confiado en los lazos políticos dentro del país y en la fuerza en el exterior para acumular riqueza. En segundo lugar, y relacionada con esto, está la autonomía del componente militar del gobierno. Mientras la camarilla de tramposos estimula una estrecha visión de la construcción imperial, el Pentágono proporciona una definición militar estratégica de la realidad política global, ajena a las consideraciones económicas. El tercer elemento en el gobierno de Bush es su profunda inmersión en la corrupción empresarial, encarnada en el vicepresidente Cheney. La corrupción empresarial tiene sus orígenes en las políticas desregulatorias del régimen de Clinton, pero se ha

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desparramado por toda la clase capitalista. La trapacería, la autonomía militar y la corrupción florecen en la mediocridad de la que Bush es el representante perfecto. Esta clase de liderazgo es incapaz de entender el ascenso y caída de los imperios. El problema es que la podredumbre interna no sólo derrumba los imperios, sino que aventureros políticos como Rumsfeld son capaces de llevarse con ellos a buena parte del mundo. El año que termina el próximo 11 de septiembre ofrece la esperanza de que la oposición a la guerra, a la corrupción y a la injusticia puede una vez más ganar ascendiente. Pero para eso se necesita echar abajo la imagen de un imperio omnipotente y reconocer el poder en aumento de los movimientos sociopolíticos y los partidos electorales. De las selvas de Colombia al Congreso de Bolivia, de la fuerza de las urnas al poderío de la gente en las calles, la izquierda está una vez más en marcha.

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17 de septiembre de 2002

Cómo funciona el Imperio: la segunda vía James Petras Traducido para Rebelion por Gabriela García Cedro Introducción En el último año, la construcción del imperio del los EUA ha enfocado principalmente la conquista militar, las amenazas de guerras regionales y un aumento masivo de operaciones de inteligencia y militares clandestinas. Particularmente, desde la guerra y ocupación de Afganistán, el inminente ataque sobre Irak y el fallido golpe militar en Venezuela, la vía militar en EUA ha llevado la delantera en el debate público. Sin embargo, la política estadounidense opera en dos vías, la militar y la político-diplomática, para expandir y consolidar su poder imperial. Aún hoy mientras los medios y las autoridades se centran en los preparativos de guerra de EUA, en las bases cotidianas sobre muchos asuntos cruciales del día, los diplomáticos estadounidenses, los operativos de inteligencia y las agencias permaneces activos intimidando, sobornando, y presionando a los supuestos adversarios para aceptar y colaborar con el imperialismo de EUA o al menos refrenar su crítica hacia él. Numerosos casos cobran importancia en estos días. Sabotear la operación de la Corte Internacional de Justicia, a la cual EUA se opone, diplomáticos de Washington han presionado exitosamente a varios países para firmar acuerdos bilaterales proveyendo impunidad a soldados estadounidenses en sus países. La lista incluye Rumania, Argentina, Colombia, Inglaterra (y por supuesto Israel, que vio la oportunidad de obtener impunidad para sus criminales de guerra) y la lista continúa alargándose. Los diplomáticos de EUA pudieron prevenir a la UE y otros miembros de pasar cualquier resolución significante en cualquier problema mayor, incluyendo los blancos de combustible, el recalentamiento global y la reducción de la pobreza en la reunión global de Johannesburgo. En relación a las recientes decisiones adversas de la Organización de Comercio Mundial (World Trade Organization. WTO) concerniente a las prácticas comerciales de Estados Unidos, oficiales y diplomáticos de comercio han amenazado a europeos y otros diplomáticos con horribles consecuencias si ellos realmente implementan las sanciones de la WTO. Los europeos se abstuvieron de implementar esta reglamentación. Es claro que la construcción del imperio opera en dos vías interrelacionadas en las que las amenazas políticas y económicas son usadas para subordinar a los competidores aliados al tiempo que los clientes retroceden por el poder del ejército y la fuerza militar o las amenazas contra los adversarios detectados. La vía político-diplomática es también usada para cooptar y/o reprimir la oposición dentro de los países clientes, particularmente una oposición que se ha convertido de insurrección popular a política electoralista legal. El proceso por el cual el canal diplomático opera para silenciar o limitar la oposición legal es evidente en una reciente conferencia internacional organizada para discutir y debatir el Plan Colombia y la política de los Estados Unidos y sus implicancias para América Latina. La conferencia tuvo lugar en El Salvador, entre el 20 y el 22 de julio de 2001 y fue auspiciada por el Departamento de Filosofía de la Universidad de El Salvador y fue programada para desarrollarse en el hall de conferencias de la Universidad. La operación del canal diplomático Uno de los objetivos principales de las políticas oficiales extranjeras de EUA en la Embajada es la de convertir a líderes políticos de la oposición en aliados de Washington. Las técnicas incluyen convencerlos para pasar de la acción directa de los

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movimientos de base (ya sean armadas o civiles) al la política electoral. La embajada ofrece a estos líderes la legalidad para la separación de la lucha de las masas por cambios socio-económicos. Con legalidad y acuerdos institucionales, los políticos opositores son vulnerables ante futuras presiones de la Embajada para evadir ataques directos en la política norteamericana. Oponiéndose a la oposición, la Embajada utiliza sus recursos políticos locales y extranjeros para sostener la posición política de Washington – evitando, así, la confrontación directa y haciendo aparecer que el debate está entre los adversarios nacionales o regionales. En nuestro estudio del caso de la intervención de diplomáticos estadounidenses para minar la conferencia de El Salvador, los oficiales de la Embajada combinaron varias de las técnicas mencionadas más arriba para debilitar la efectividad de la conferencia. Contrariamente a la propaganda de Washington, hay mayor preocupación por la manipulación política para imponer uniformidad en apoyar la línea política de Washington en un debate libre y abierto de ideas. Este ensayo se traza sobre un memorando (al que se referirá como memo en el texto) emitido desde la embajada de los EUA en El Salvador en julio de 2001 por vía segura Acta de libertad de información. El primer punto a resaltar es que la Embajada caracterizó el evento como un ejercicio de propaganda organizada a pesar del escenario académico y la presencia de varios Premios Nobel prominentes (José Saramago y Adolfo Pérez Esquivel), el presidente del Concilio Mundial de Iglesias (Arzobispo Pagura de Argentina), el entonces presidente del Parlamento Argelino (Ahmed Ben Bella) y dos reconocidos profesores de México y los Estados Unidos – Heinz Dieterich y James Petras. Los auspiciantes incluyeron al Frente Martí de Liberación Nacional (FMLN), el principal partido opositor y anfitrión de las fundaciones locales y las ONGs de EUA. De acuerdo con el memo, un oficial político de la Embajada (Poloff) "expresó franca y enérgicamente ... a los miembros del FMLN que la prensa libre (crítica de los EUA) era de retórica inflamatoria y que habría dos costos serios si la conferencia procedía de ese modo". Entre los serios costos para el FMLN, Poloff mencionó que el "FMLN perjudicaría su propia imagen, mostrando que prefería "un aplastamiento anticuado de los Estados Unidos" a la discusión responsable de asuntos serios." Poniendo a la defensiva a Eugenio Chicus, el consejero del FMLN por el comité de asuntos extranjeros, este último hizo notar que el FMLN no podría controlar lo que otros participantes dijeran. Poloff insistió en que "como organizador el FMLN mostraba responsabilidad expresa" y fue a prevenir que "si no tomaban distancia de la retórica inflamatoria, estarían tácitamente ligados a esos comentarios". Varios asuntos importantes surgieron a partir de este memo. Primero, que la Embajada claramente amenaza al partido político con represalias –serios costos– lo que implica una reversión a la ilegalidad desde que la Embajada oficial clama que su imagen (como partido electoral legal) fue dañada por la vuelta a un aplastamiento anticuado de los Estados Unidos (una referencia a la política anti-imperialista del FMLN cuando representó la insurrección popular) El uso de una retórica violenta e hiperbólica para referirse a las posiciones de disenso de los ganadores del Premio Nobel, arzobispo y académicos como un medio de desacreditar la conferencia es una técnica designada para recordar al FMLN que una condición para la tolerancia estadounidense es que desista de la crítica sistemática a la construcción del imperio de EUA. La estrategia de los Estados Unidos estaba basada en presionar al FMLN para disminuir la orientación crítica de la conferencia y operar con los parámetros dictados por la embajada. La proclama de Washington de favorecer una discusión responsable de asuntos serios es una simple estrategia de propaganda, apelando al estilo no-confrontativo de los consejeros legislativos del FMLN como una minoría en el congreso salvadoreño. En realidad la Embajada ha diseñado su propia estrategia para mostrar la conferencia y

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su cobertura por las redes principales de información. La embajada fue a trabajar para recluir "amistosamente" a periodistas y políticos colombianos "asegurar que el punto de vista de los EUA es articulado" (memo). La estrategia era encontrar periodistas colombianos respetables y, en El Salvador, una "voz razonable desde la izquierda" hacia los Estados Unidos para reunir formas oficiales del gobierno y escritores del ala derechista, para proveerlos con argumentos que presumiblemente los volvieran a El Salvador para mostrar la conferencia. Entre las personas que influirían al respetable periodista colombiano Eduardo Torres, anclado en tres canales de televisión y columnista para el periódico conservador El diario de hoy –se encontraba un tal Francisco Santos, uno de los dueños del mayor diario de Bogotá El Tiempo, a quien la embajada asumió como el que presentaría el punto de vista de los Estados Unidos. Si Santos fue un acierto de la inteligencia de los EUA no es claro, pero hoy él es el Vicepresidente de Colombia, bajo el presidente Uribe –pasado y actual organizador de los escuadrones de la muerte paramilitares. La búsqueda de la Embajada de una "voz razonable dentro de la izquierda" es una estrategia común, en la cual los individuos con algún pasado en la izquierda y algunos críticos moderados del orden existente son cooptados para hacer el trabajo sucio de desacreditar a prestigiosos críticos como los invitados a la conferencia. Usando sus auto-proclamadas credenciales como activistas de "derechos humanos" ellos pasan la mayor parte de su tiempo atacando a la izquierda y alabando las preocupaciones retóricas de Washington. Sus visiones son ampliadas: como establece el memo –"nosotros podríamos seguir las conferencias con telepress entre periodistas y especialistas colombianos del sector privado. Además, Post (un operativo de la embajada) asegurará que los medios y contactos interesados" estén informados. Conclusión La Embajada no tuvo éxito en detener el encuentro, pero ejerció presión en la Universidad para cancelar el uso del hall de reuniones en el último minuto y limitar la cobertura mediática detrás de los varios cientos que asistieron al evento. La estrategia de dos vías es evidentemente un componente importante en la construcción del imperio. En el contexto salvadoreño, incluyó la Vía 1: la intervención militar en los ochenta y el asesinato de más de 75.000 salvadoreños, seguido de la Vía 2: los así llamados acuerdos de paz, la legalización del FMLN y las tácticas de presión y cooptación. Esta doble estrategia reposa pesadamente sobre "contactos personales", amenaza con rescindir el status legal y la "buena voluntad" embajadora, y en algunos casos la cooptación de izquierdistas razonables, quienes tienen acceso a los medios puede ser usado para desacreditar a la izquierda. El desafío para la izquierda es focalizar su oposición en dos modos: oponerse a la militarización tanto como a la intimidación y cooptación diplomático-política. La izquierda debe rechazar la retórica imperial que etiqueta "anti-imperialismo" como "anticuado", que habla de una preocupación razonable por los derechos humanos mientras está envuelta en una campaña mundial para violarlos. La construcción del imperio es un proceso integral que combina violencia y diplomacia, represión y cooptación –no hay "buenos diplomáticos" y "malos militaristas", ellos trabajan en tándem, como un modo de promover el mismo objetivo imperial: ellos no trabajan en caminos paralelos– ambos convergen en un mundo donde las voces de resistencia son silenciadas por la violencia y las "voces razonables de la izquierda".

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24 de septiembre de 2002

Entrevista a James Petras: Guerra en el golfo Pérsico James Petras y Ricardo Martínez Martínez Rebelión A un año de los ataques en Nueva York y Washington contra símbolos del poder económico y militar de los Estados Unidos y luego de responder con una guerra en Afganistán, los intereses del grupo petrolero en el poder comandado por el presidente George W. Bush, apuntan a preparar una incursión militar en el Golfo Pérsico. Esta vez "Washington apuesta al control total de Medio Oriente y para ello sus ideólogos guerreristas impulsan una política militar con la visión del imperio", aseveró en entrevista vía telefónica el especialista en temas geopolíticos, James Petras. El catedrático de la Universidad de Binghamton de Nueva York y analista del actual orden mundial dijo que la eventual guerra de Estados Unidos contra Irak tiene el objetivo de controlar la generación y comercialización del petróleo en Asia y restar poder a sus competidores China y Rusia. Pese a la inminencia de la guerra, "los resultados de varios conflictos –actualesconfirman que el monopolio de las armas no es el único elemento para mantener el dominio, aunque el complejo industrial militar de Estados Unidos sigue siendo el más poderoso de la tierra", apuntó James Petras. -Luego de los ataques contra las Torres Gemelas y el Pentágono hace un año ¿Cómo interpretas las pruebas y las hipótesis del gobierno estadounidense sobre los autores intelectuales del atentado? -Yo creo que el cuadro que estamos descubriendo con cada reporte de la policía, de la inteligencia mundial, es que en el fondo la agrupación clave en el atentado es el llamado Grupo de Hamburgo, con centro de operaciones en Alemania. Si en algún momento esta organización mantenía algún contacto con la Red Al Qaeda, siempre actuó con bastante autonomía y bajo su propia capacidad, aunque no se pueden negar las simpatías con los objetivos de la red de Osama Ben Laden. Lo que se demuestra a un año de los sucesos del once de septiembre es que la famosa red Al Qaeda no tiene capacidad operativa, es decir, no hay ningún incidente o atentado que pueda replicar al presunto acto del grupo de Hamburgo. Por otra parte, la información con la que contamos indica que el régimen de Bush tenía información sobre un acto terrorista, pero no tomó medidas para impedirlo. La consejera de seguridad de los Estados Unidos, Condolezze Rice, dijo muy claramente que esperábamos un atentado tradicional lo que significó que no anticiparon un ataque como el de las Torres Gemelas y el Pentágono. Su cerrazón los llevo a pensar en que podrían movilizar a la opinión pública en favor del gobierno de George W. Bush. La primera respuesta del Pentágono el mismo día de los hechos fue vincular al gobierno de Bagdad y lanzar una guerra ofensiva contra Irak. Sin embargo, la idea de la administración Bush junior sobre la posibilidad de montar una serie de guerras a partir de los atentados quedó altamente cuestionada. A un año de los sucesos de septiembre la famosa Alianza Antiterrorista está en pedazos. Países como Alemania, Rusia, China y las naciones árabes se oponen terminantemente a otra guerra. -El gobierno de George W. Bush impulsa desde sus fronteras y junto a sus aliados medidas de seguridad hemisférica ¿Qué implicaciones concretas tienen en el actual orden mundial? -Es otra expresión de lo que está en juego, es decir, el imperialismo de Estados

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Unidos. La aplicación de leyes norteamericanas son excusas para intervenir los fondos en el exterior de grupos disidentes al empire. Se trata del uso de las leyes de manera extraterritorial, es decir, las leyes de la Unión Americana son superiores a las leyes de los países en los cuales el dinero está depositado. Esto quiere decir que las leyes locales no cuentan y sólo las leyes de los EU tiene la preferencia. Además, Washington desplegó un ejército de empleados y funcionarios en las aduanas de otros países, supuestamente en búsqueda de materiales terroristas y estableció bases militares en muchas partes del mundo donde los soldados actúan con toda impunidad, cometen crímenes y actos de genocidio sin poder ser juzgados. Esta impunidad de la extraterritorialidad así como de otras medidas, implica realmente que estamos hablado, sin ninguna limitación, de una política imperialista y que se está defendiendo como lo hicieron los antiguos romanos y los británicos. -Diversos analistas han dicho que el desarrollo tecnológico militar es tan grande y diversificado que las potencias hegemónicas poco a poco pierden control de él y así el monopolio de la violencia... -Yo decía que hablar de monopolios de la violencia es exagerar. Hay varias formas de luchar contra el poder, hay poder de las mayorías, hay poder político y hay poder de las armas. A pesar de que Estados Unidos tiene mucho más fuerza militar que Alemania, no puede forzar a los alemanes a seguir sus planes de guerra contra Irak; en el caso de Venezuela, Washington no logró imponer el modelo del golpe de Estado y en Argentina la embajada norteamericana no pudo evitar la caída del gobierno proestadunidense al momento de la insurrección popular en diciembre pasado. Los resultados de varios conflictos confirman que el monopolio de las armas no es el único elemento para mantener el dominio, aunque el complejo industrial militar de Estados Unidos sigue siendo el más poderoso de la tierra. -Luego de la guerra en Afganistán ¿Cómo se configura políticamente el actual orden regional de Asia Central? -Pakistán vive una dictadura militar encabezada por el presidente Pervez Musharraf y a todas luces cuenta con un nulo apoyo del pueblo. Si la dictadura de Musharraf tiene el 25 por ciento de la población a su favor ya es hablar mucho de sus alcances políticos internos y naturalmente externos. Asimismo observamos a las dictaduras corruptas de la ex Unión Soviética que conforman una serie de satélites de EU que sirven para controlar el petróleo del mar Caspio, frente a las empresas rusas. Por su parte, Afganistán es ahora más inestable que nunca y hay constantes luchas violentas entre los diferentes grupos tribales que coincidieron en su momento dentro de la llamada Alianza del Norte. Los clanes y señores de la guerra no son leales entre sí y tampoco con los EU. Los guerreros en Afganistán aceptaron dinero del imperio, actuaron por su cuenta, lucharon contra el Talibán, se pelearon entre ellos y ahora colaboran con los restos de los talibanes. Afganistán es un mosaico caótico guerrero que actúa en función del paraguas de EU. Washington ha establecido muchas nuevas bases militares, ha coptado a varias cúpulas de poder, pero aún así nada es estable en esa región de Asia Central. - Washington prepara incursiones militares en el Golfo Pérsico en el marco de la llamada lucha contra el terrorismo ¿Qué puedes interpretar sobre los intereses de Washington en derrocar al régimen de Sadam Hussein? Yo creo que hay dos cosas vinculadas. Los intereses del grupo texano petrolero de Bush y el militarismo de los ideólogos guerreristas de Washington que impulsan la política con la visión de imperio. Estos militaristas no toman en cuenta las consecuencias económicas de sus agresiones. Entonces entre las influencias petroleras y las militares se está diseñando la estrategia bélica en el Golfo Pérsico. Estas fuerzas impulsoras de la guerra no tienen ninguna idea de las consecuencias

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económicas de una acción militar contra Irak, no avizoran que hará un grave daño los EU, subirá el precio del petróleo limitando la oferta en Europa y Japón y generando una situación inestable en los países árabes. El lobby norteamericano no toma en cuenta las realidades, sólo defiende los intereses del gran capital. Hay voces de algunos asesores de gobiernos anteriores, incluso de Bush padre que critican la propuesta de guerra contra Irak porque entienden que será perjudicial para los intereses de Wall Street, entre otros. -¿Qué papel juegan otras potencias cómo Europa, Rusia y China en la geopolítica de Asia Central? En algún sentido, los principales interesados en Asia Central son los rusos y los chinos porque geográficamente están muy próximos y porque tiene interés también en el acceso al petróleo. Asimismo se juega el problema geomilitar. EU pretende formar un cerco alrededor de China y hacer cortes de salami para restar influencia a Rusia. Europa tiene grandes intereses económicos, pero sus Estados no han tomado un papel todavía muy activo en la región.

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25 de octubre de 2002

El ALCA visto desde los Estados Unidos El ALCA forma parte de la estrategia imperial James Petras Traducido para Rebelión por Manuel Talens (www.manueltalens.com) Las conversaciones y entrevistas de los hombres de negocios y de los banqueros de Wall Street, las opiniones de los editores financieros y de los representantes del gobierno en Washington y la lectura de periódicos económicos y documentos públicos nos indican que el ALCA goza de un apoyo entusiasta y casi unánime en este país. La confederación sindical AFL-CIO, que en cualquier caso carece prácticamente de poder, está tratando de imponer tarifas a las exportaciones de América Latina para proteger a los trabajadores estadounidenses, pero si hacemos abstracción de algunos grupos afines a iglesias cristianas y de las organizaciones latinoamericanas de solidaridad que se oponen al ALCA, el resto de la opinión pública estadounidense ni siquiera conoce la existencia de este acuerdo comercial. Tales premisas nos permiten plantear diversas preguntas: (1) ¿Cómo es posible que tras el fracaso de las políticas de libre mercado aplicadas durante las dos últimas décadas en América Latina y la pobreza cada vez mayor que sufre México bajo el NAFTA exista un respaldo tan firme por el ALCA?; (2) ¿Por qué sería necesario el ALCA, si las compañías multinacionales estadounidenses y europeas han prosperado bajo el actual marco neoliberal? y (3) ¿En qué aspecto de la estrategia de guerra global de la administración Bush encaja el ALCA? La transición, desde los beneficios exorbitantes al ALCA Entre los años 1990 y 2002 -la "edad de oro del neoliberalismo"- los bancos y las compañías multinacionales obtuvieron un trillón de dólares en beneficios, intereses de la deuda y regalías provenientes de América Latina. Además, la elite latinoamericana expatrió cerca de novecientos mil millones de dólares de "dinero sucio" (fondos de origen ilícito) por mediación de los bancos estadounidenses y europeos. Éstos, durante el mismo periodo, adquirieron más de 4000 lucrativos bancos públicos, compañías de telecomunicaciones, de transportes, petroleras y mineras, y de venta al por menor en toda Latinoamérica, pero sobre todo en Argentina, México y Brasil. El superávit del comercio de los Estados Unidos con América Latina compensó más del 25% de su déficit con Asia o más del 50% con Europa. Las tasas de beneficios e intereses de las compañías multinacionales y de los bancos estadounidenses en Latinoamérica duplicaron y triplicaron su rentabilidad en los Estados Unidos. Dichas empresas, al relocalizarse en el cono sur, fueron capaces de reducir sus gastos laborales en un 70 a 80%; la parte del mercado de venta al por menor en Latinoamérica se incrementó de manera exponencial por mediación de los bancos y de las compañías filiales, sobre todo en la comida rápida, en los centros comerciales y en los bienes raíces. En otras palabras, las políticas de "libre mercado" dieron lugar a resultados diametralmente opuestos: por un lado, los beneficios más inmensos y la mayor presencia de multinacionales estadounidenses en América Latina de todo el siglo XX y principios del XXI y, por el otro, el crecimiento más bajo durante el mismo período en la región, especialmente en Argentina, Brasil y México. La pobreza y el estancamiento de América Latina es un producto de la concentración y la centralización de la riqueza, así como de la expansión de los Estados Unidos. Los banqueros estadounidenses son de la opinión que los regímenes "neoliberales"

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fueron un éxito resonante y consideran que el ALCA profundizará y prolongará los años literalmente dorados de 1990 a 2002. Las transferencias masivas de riqueza hacia el "norte" han limitado la acumulación y el crecimiento local; la privatización ha conducido a beneficios cada vez mayores y a un desempleo creciente; la desregulación bancaria ha permitido que los bancos estadounidenses se apropien de los ahorros locales y transvasen de manera ilegal miles de millones de fondos ilícitos desde América Latina a los Estados Unidos (entre los cuales se encuentran los cien millones de dólares que el Citibank desvió a nombre de Raúl Salinas de Gortari), mientras que, al mismo tiempo, los productores locales se enfrentaban a elevadas tasas de interés y a un crédito exiguo; el "proteccionismo y el mercado libre" asimétricos han conducido al control del comercio al por menor, de las telecomunicaciones y de los bienes raíces por parte de las compañías estadounidenses, así como a cupos y restricciones a las exportaciones latinoamericanas de productos agrícolas (cítricos, azúcar, algodón, langostinos, etc.), del transporte, de los textiles y de otras muchas mercancías. Si excluimos el petróleo y los productos de las plantas de montaje -de propiedad extranjera-, que poseen un bajo valor añadido, el porcentaje de las exportaciones latinoamericanas en comparación con las exportaciones de los Estados Unidos ha disminuido considerablemente. Si este inmenso volumen de riqueza que se esfumó en dirección de los Estados Unidos se hubiese invertido en América Latina durante la pasada década, el nivel de vida habría aumentado allí un 40% y los sistemas nacionales de salud y educación habrían mejorado enormemente. La conclusión está bien clara: el apoyo de los Estados Unidos al ALCA se debe a los beneficios exorbitantes que obtienen con las políticas de libre mercado y a la creencia de que el acuerdo consolidará el marco necesario para la continuidad de las ganancias. La desintegración de las economías de América Latina y la descomposición de sus sociedades únicamente entrarían en los cálculos de Wall Street y Washington si llegaran a producirse revueltas populares, en cuyo caso Washington está preparado para imponer un control militar, pero no para modificar las condiciones de explotación. La necesidad del ALCA El ALCA es una continuación necesaria del "libre mercado" porque establece una base institucional legal y formal para la absorción absoluta de los recursos, ahorros, mercados, comercio y empresas de América Latina. Tal como hemos visto más arriba, el neoliberalismo ha obtenido un tremendo éxito para Wall Street, pero todavía existen pequeños espacios de control local, así como unas pocas y debilitadas leyes restrictivas nacionales y sociales y, en algunos casos, regímenes endebles incapaces de poner en práctica en su totalidad las políticas de Washington a causa de la presión popular. El ALCA permitirá la abolición de dichos impedimentos que limitan el pillaje imperial. Tal como ha sido concebido, las políticas económicas del ALCA serán dictadas por una comisión dominada por los Estados Unidos, de la misma manera que dominó la OEA, la BID y otras organizaciones regionales. Los reglamentos del ALCA serán impuestos por un personal administrativo y por alianzas militares bajo el control de los Estados Unidos. El ALCA nace ya adulto de la matriz neoliberal, pero es también un intento de que sus políticas y estructuras se vuelvan "irreversibles". El ALCA, tras eliminar los organismos legislativos y ejecutivos locales sujetos a la influencia popular, los sustituirá por comisarios no elegidos bajo la dirección de los departamentos estadounidense del Tesoro y del Comercio, que supervisarán y formularán las políticas destinadas a una mayor penetración de los Estados Unidos, así como a proteger a las empresas estadounidenses de cualquier competición, a expensas de sus contrincantes europeas y de los productores latinoamericanos. Por último, las compañías multinacionales estadounidenses consideran que el ALCA es un medio para impedir que sus rivales europeas se hagan con los lucrativos

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recursos latinos y con partes del mercado. Dado el cada vez mayor déficit comercial de los Estados Unidos con el resto del mundo, el ALCA permitirá incrementar los excedentes comerciales y facilitar las transferencias hacia el norte del "dinero sucio". El desmoronamiento de los regímenes neoliberales que les sirven de clientela, así como el auge de los movimientos populares y la elección en las urnas de regímenes progresistas, hacen que el ALCA se proponga arrebatar el poder de la toma de decisiones de manos de su desacreditada clientela para ponerlo en las de funcionarios imperiales. El ALCA y la estrategia de la Guerra global de Bush Mientras que los funcionarios económicos estadounidenses se ocupan del trabajo preparatorio previo al pacto del ALCA en el año 2005, las autoridades de alto rango de la administración Bush cumplen un trabajo diferente, pero paralelo: la conquista militar y el monopolio de los recursos estratégicos petroleros a través de la guerra y posterior ocupación de Iraq, así como de probables guerras futuras y colonizaciones de otros países productores. Los intensos esfuerzos de Washington por fomentar un golpe militar en Venezuela y promover una guerra total en Colombia son el punto de convergencia entre la conquista por la fuerza de los recursos petroleros y América Latina. El predominio de la ultraderecha militarista en el régimen de Bush (Wolfowitz, Perle, Cheney, Rice y Rumsfeld) significa que, al menos de manera temporal, la guerra y las políticas represoras tienen prioridad por encima de las económicas, incluido el ALCA. Washington asume que su clientela de regímenes latinoamericanos y el activo de que dispone entre los serviles ministros de asuntos exteriores se ocuparán de la promoción del ALCA. Desde el punto de vista estratégico, si fuera necesario imponerlo, los señores estadounidenses de la guerra confían en sus lazos cada vez mayores con los militares y la policía secreta de América Latina (eso que se suele denominar fuerzas de seguridad y servicios de "inteligencia). Estudiado con objetividad, el énfasis que pone el régimen de Bush en la conquista militar se sustenta en el enorme déficit económico actual y en la esperanza de los futuros beneficios monopolísticos que obtendrá tras controlar el petróleo del Oriente Próximo y Venezuela. Mientras tanto, en el período de "transición" que va del déficit actual a las ganancias futuras, Washington trata de exprimir América Latina para obtener la diferencia. Sin embargo, los cálculos de Washington y de Wall Street no tienen en cuenta el alcance y la profundidad de la emergente ola de movimientos populares contra el ALCA y su brazo militar; mientras que Washington se ocupa de sus proyectos de construcción imperial, las masas están cada vez más inquietas y la clientela de regímenes neoliberales empieza a convertirse en un accidente de la historia. Queda por dilucidar la cuestión de qué ocurrirá en primer lugar: ¿Crearán los movimientos populares regímenes nacionalistas y socialistas antes de que Washington pueda encerrarlos en la jaula del ALCA? Yo apuesto por los movimientos populares. Nota del traductor: ALCA: Área de Libre Comercio de las Américas. AFL-CIO: American Federation of Labour merged with Congress of Industrial Organisations. NAFTA: North American Free Trade Agreement. OEA: Organización de Estados Americanos BID: Banco Interamericano de Desarrollo.

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La Jaula de Hierro James Petras El ALCA es una continuación necesaria del ³libre mercado² porque establece una base institucional legal y formal para la total absorción, por parte de Estados Unidos, de los recursos, ahorros, mercados, comercio y empresas latinoamericanas. El neoliberalismo ha sido un exitazo para Wall Street, pero aún persisten en América Latina negocios bajo el control de intereses locales, y algunas debilitadas legislaciones que restringen la inversión extranjera y, en unos casos, regímenes incapaces de poner en práctica la totalidad de las políticas de Washington debido a la presión popular. Con el ALCA, estos impedimentos a un total saqueo imperial serán abolidos. Los cálculos de Washington y Wall Street, sin embargo, subestiman el alcance y la profundidad de la emergente ola de movimientos populares masivos contra el ALCA y su componente militar. Este es uno de los materiales que Masiosare presenta en este número con el tema del Área de Libre Comercio de las Américas, con motivo de la reunión ministerial que se realizará esta semana en Quito, Ecuador EN CONVERSACIONES Y ENTREVISTAS con hombres de negocios estadunidenses y banqueros de Wall Street, editores financieros y funcionarios gubernamentales en Washington, así como en la lectura de diarios de negocios y documentos públicos, resulta claro que hay un casi unánime y entusiasta apoyo al Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA). La confederación de sindicatos, AFLCIO, que, en cualquier caso, es prácticamente impotente, busca imponer aranceles a las exportaciones latinoamericanas para proteger a los trabajadores estadunidenses. Aparte de algunos grupos de iglesias cristianas y organizaciones de solidaridad con América Latina que se oponen al ALCA, el resto de los ciudadanos estadunidenses ignoran la existencia de la negociación comercial. Varias preguntas importantes surgen de estos hechos: (1) En vista del fracaso de las políticas de libre mercado de las pasadas dos décadas en América Latina y la creciente pobreza en México bajo el TLCAN, ¿por qué hay un apoyo tan fuerte al ALCA? (2) ¿Por qué es necesario el ALCA si las empresas multinacionales estadunidenses y europeas han prosperado bajo el actual marco neoliberal? (3) ¿Cómo encaja el ALCA dentro de la estrategia de guerra global de la administración de Bush? De las megaganancias al ALCA De 1990 a 2002, la ³era dorada del neoliberalismo², los bancos estadunidenses y las empresas multinacionales remitieron desde América Latina un billón de dólares en ganancias, pagos de intereses y derechos de autor. Además, cerca de 900 mil millones de dólares en ³dinero sucio² o fondos ilegalmente obtenidos fueron enviados por la elite latinoamericana al extranjero, a través de bancos estadunidenses y europeos. En el mismo periodo, los bancos estadunidenses y europeos compraron más de 4 mil lucrativos y antes estatales bancos y compañías de telecomunicaciones, de transportación, petroleras y mineras, minoristas y otras en América Latina, pero principalmente en Argentina, México y Brasil. Los superávits comerciales estadunidenses con América Latina cubrieron más del 25% de su déficit con Asia o más del 50% con Europa. Las tasas de ganancia e interés de empresas multinacionales y bancos estadunidenses en América Latina fueron dos o tres veces superiores a las tasas de ganancia dentro de Estados Unidos. Las empresas estadunidenses que se posicionaron en América Latina pudieron reducir sus costos laborales en de 70 a 80%; las acciones estadunidenses en los mercados latinoamericanos de minoristas, colocadas a través de subsidiarias bancarias y locales, se incrementaron geométricamente, especialmente en el ramo de la comida rápida, los centros comerciales y los bienes raíces. En otras palabras, las políticas de ³libre mercado² generaron resultados diametralmente opuestos: para las

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multinacionales estadunidenses, significaron las más altas ganancias y la mayor presencia en América Latina en los siglos XX y XXI; y para América Latina, el peor desempeño del crecimiento en el mismo periodo especialmente en Argentina, Brasil y México. La pobreza y el estancamiento de América Latina es un producto de la concentración y la centralización de la riqueza y expansión de Estados Unidos. Desde el punto de vista de los banqueros estadunidenses, los regímenes ³neoliberales² fueron un exitazo y su comprensión del ALCA les dice que éste se profundizará y prolongará los años, literalmente ³dorados², de 19902002. Las masivas transferencias de riqueza hacia el norte han socavado la acumulación y el crecimiento local; la privatización ha provocado ganancias cada vez mayores y mayor desempleo; la desregulación de los bancos ha estimulado que éstos se apropien de los ahorros locales, la transferencia irregular de miles de millones de fondos ilegales de América Latina a Estados Unidos (incluyendo la transferencia de Citibank de 100 millones de los fondos ilícitos de Raúl Salinas), y más altas tasas de interés y escaso crédito para los productores locales; los asimétricos ³libre comercio y protección² han llevado a que las empresas estadunidenses se apropien del comercio al menudeo, las telecomunicaciones y los bienes raíces, y a cuotas y restricciones a las exportaciones latinoamericanas de bienes agrícolas (cítricos, azúcar, algodón, camarones, etc.), transporte, textiles y muchos otros productos. Si excluimos el petróleo y los productos de bajo valor agregado de las maquiladoras extranjeras, las exportaciones de América Latina, como porcentaje de las exportaciones estadunidenses, se han reducido considerablemente. Si esta inmensa transferencia de riqueza a Estados Unidos se hubiera invertido en América Latina durante la pasada década, los niveles de vida se hubieran incrementado en 40% y los sistemas nacionales de educación y de salud se hubieran mejorado sustancialmente. La conclusión es totalmente clara: el apoyo estadunidense al ALCA se basa en las megaganancias de las políticas de libre mercado y en la creencia de que el ALCA va a consolidar el marco para que las altas ganancias continúen. La desintegración de las economías latinoamericanas y la decadencia de las sociedades latinoamericanas está totalmente fuera del cálculo de Wall Street y Washington, sin contar el hecho de que pueden desencadenar sublevaciones populares. En caso de que esto acontezca, Washington está preparado para militarizar la región, en vez de modificar las condiciones de la explotación. La necesidad de un ALCA El ALCA es una continuación necesaria del ³libre mercado² porque establece una base institucional, legal y formal, para la total absorción de los recursos, ahorros, mercados, comercio y empresas latinoamericanas. Como se dijo anteriormente, el neoliberalismo ha sido un exitazo para Wall Street, pero persisten en América Latina negocios bajo el control de intereses locales o debilitadas legislaciones nacionales y sociales que restringen la inversión extranjera y, en algunos casos, regímenes incapaces de poner en práctica la totalidad de las políticas de Washington debido a la presión popular. Con el ALCA, estos impedimentos al total saqueo imperial serán abolidos. Así como están concebidas, las políticas económicas del ALCA serán dictadas por una comisión dominada por Estados Unidos de la misma manera en la que dominó a la OEA, al BID y a otras organizaciones regionales. Las reglas del ALCA serán puestas en práctica por personal administrativo controlado por Estados Unidos y por alianzas militares. El ALCA emerge, maduro, del cascarón neoliberal, pero también es un intento por hacer que las políticas y estructuras regresivas se vuelvan ³irreversibles². Al eliminar los organismos ejecutivos y legislativos locales sujetos a la influencia popular, el ALCA los sustituirá con comisionados no electos, bajo la dirección del Departamento del Tesoro estadunidense y el Departamento del Comercio, quienes supervisarán y formularán las políticas para avanzar en la penetración estadunidense y proteger a las empresas estadunidenses no competitivas, a expensas de los competidores europeos y los productores latinoamericanos. Finalmente, las multinacionales estadunidenses ven en el ALCA un medio para restringir el acceso de las competidoras multinacionales europeas a los lucrativos

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recursos y acciones del mercado latinoamericano. Dado el aumento del déficit comercial estadunidense con el resto del mundo, el ALCA permitirá que haya más superávits comerciales y facilitará la transferencia hacia el norte de ³dinero sucio². Con el colapso y el descrédito de los regímenes clientelares neoliberales, el incremento de los movimientos populares y el cada vez mayor número de gobiernos progresistas emanados de las urnas, el ALCA propone trasladar el poder de tomadedecisión de sus desacreditados clientes locales directamente a las manos de los funcionarios imperiales. El ALCA y la estrategia de guerra Mientras los funcionarios económicos estadunidenses están preparando las bases para el pacto del ALCA de 2005, los altos funcionarios de la administración Bush van por un carril diferente pero paralelo: la búsqueda de la conquista militar y la monopolización de los recursos estratégicos petroleros a través de la guerra y la ocupación de Irak y de las muy probables guerras futuras y de la colonización de otros países productores de petróleo. La convergencia entre la conquista militar, cuya meta es el petróleo, y América Latina se haya en los intensos esfuerzos por fomentar un golpe de Estado en Venezuela y en promover una guerra total en Colombia. El ascenso de los militaristas de ultra derecha en el régimen Bush (Paul Wolfowitz, secretario adjunto de Defensa; Richard Perle, presidente del comité del Pentágono para Políticas de Defensa; Dick Cheney, vicepresidente; Condoleezza Rice, consejera de Seguridad Nacional; y Donald Rumsfeld, secretario de Defensa) significa que las políticas represivas y de guerra por lo menos temporal tienen una prioridad más alta que las políticas económicas incluyendo el ALCA. Washington asume que sus regímenes clientelares latinoamericanos y sus activos políticos entre los serviles ministros del Exterior ³cargarán con la bolita² de empujar el ALCA. En un sentido estratégico, los señores de la guerra estadunidenses cuentan con sus crecientes lazos con los militares y la policía secreta latinoamericana (la llamada ³inteligencia² y las fuerzas de seguridad) para imponer el ALCA, si es necesario. Hablando objetivamente, el énfasis del régimen de Bush en la conquista militar se basa en los actuales déficits económicos y las futuros ganancias monopólicas que provengan del control directo sobre el petróleo del Medio Oriente y Venezuela. En el periodo de ³transición², entre los actuales déficits y las futuras ganancias, para compensar, Washington se propone exprimir a América Latina. Los cálculos de la Casa Blanca y Wall Street, sin embargo, subestiman el alcance y la profundidad de la emergente ola de los movimientos populares masivos contra el ALCA y su componente militar; mientras Washington continúa con su proyecto imperial, las masas se inquietan y los regímenes clientelares se vuelven notas al pie de página de la historia. Queda todavía por resolverse una cuestión de tiempos: ¿Crearán los movimientos populares regímenes nacionalistas y socialistas antes de que Estados Unidos pueda imponer su jaula de hierro del ALCA? Yo le apuesto a los movimientos populares. (Traducción: Tania Molina Ramírez) ---------9 de octubre del 2002 La disputa por el gas y el petróleo en el marco del ALCA (I) Gustavo Castro Soto CIEPAC INTRODUCCION El control de los yacimientos, el mercado y los precios del petroleo y el gas natural han sido factores decisivos para la creacion de conflictos politicos y sangrientas guerras. Incluso miles de civiles han pagado con su vida el costo de tal ambicion. Segun Oil Watch entre estas guerras estan las de Nigeria que se libro de 1967 a 1970 y de 1980

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a 1984; Sudan que se debate en el conflicto desde 1983; las guerras en Yemen entre 1986 y 1987 y entre 1990 y 1994; el Congo entre 1997 y 1999; Irak de 1974 a 1975 y luego diez anos mas tarde entre 1985 a 1992. Por este motivo tampoco termina el conflicto en Indonesia desde 1986, en Angola desde 1992 ni en Argelia desde 1991. Cada 5% de aumento en la dependencia al petroleo, estos paises gastaron un 1.6% mas en gastos militares, segun Oxfam y citado en el documento de Oil Watch, "Moratoria a la ampliacion de la frontera petrolera". Luego de la guerra contra Afganistan a partir del 11 de septiembre y el intento de golpe militar contra el gobierno venezolano y su petroleo, la sombra del aguila de la muerte comenzo nuevamente a merodear los pozos petroleros de Irak. En abril del 2002 Sadam Hussein anuncio el recorte temporal de todas las exportaciones de petroleo en protesta por la ocupacion de Israel en ciudades palestinas. Cuatro meses despues el gobierno iraki firmo con Rusia un acuerdo de cooperacion economica y comercial por 40 mil millones de dolares. Desde la derrota en la Guerra del Golfo Persico, Irak fue obligada a canalizar la totalidad de sus ingresos procedentes de la venta del petroleo a traves de un programa de la ONU que ofrece ayuda humanitaria y reparaciones de guerra. Pero se sospecha que Irak ha desviado alrededor de 300 millones de dolares a la industria militar, no muy distinta a la actitud del gobierno de los Estados Unidos (EU) con su industria belica. Sin embargo, hay grandes intereses para que las cosas sigan igual ya que Chevron-Texaco, Exxon-Mobil Oil y Valero Energy han devorado casi la mitad del petroleo exportado por Irak. Hace algunos anos el Banco Mundial (BM) afirmo que las guerras del siglo XXI serian provocadas por el control mundial del agua dulce cada dia mas escasa en el planeta. Y sobre este recurso van las transnacionales. En Barranquilla, Puerto Colombia y ahora con la localidad de La Soledad, la empresa Tecnicas Valencianas del Agua (Tecvasa) de Espana, que no tiene inversiones en su propio pais, logro la concesion del servicio del agua por 20 anos. Creada en 1999 para concursar en las privatizaciones del agua en America Latina, a solo tres anos cuenta ya con cuatro filiales: Metroagua en Santa Marta (Colombia); AAA Dominicana (Santo Domingo, Republica Dominicana); Amagua en el canton de Samborondon (Ecuador) y AAA Venezuela, en el Estado Zulia. Tecvasa controla una zona con nueve millones de habitantes en America Latina, con un volumen total de negocios de 180 millones de dolares en 2001. Asi, despues de largas y sangrientas luchas por la independencia de America Latina, el nuevo colonialismo espanol contraataca. Pero hay otro recurso del cual se preve provocara fuertes conflictos: el oro verde, la biodiversidad. Sobre los bancos geneticos sobrevuelan los buitres transnacionales de alimentos transgenicos y medicinas como Bayer, Monsanto y Novartis entre otras. "El verdadero petroleo y el verdadero oro del futuro lo seran el agua y el oxigeno; lo seran nuestros mantos acuiferos y nuestros bosques" (Extracto del Mensaje Inaugural de la Toma de Posesion del Presidente de la Republica de Costa Rica, el Dr. Abel Pacheco de la Espriella, periodo constitucional Mayo 2002-Mayo 2006). En fin, agua, petroleo, gas y biodiversidad han provocado y provocaran mas militarizacion en las tierras que cuenten con estos recursos estrategicos. Y el costo es y sera para los pueblos indigenas y campesinos, porque ellos han sido los depositarios de tal riqueza. Los pueblos indigenas son y seran los muros de contencion contra la depredacion y la ambicion del capital, resistiendo en sus tierras, luchando contra la expulsion, recogiendo el petroleo de los rios, mares y lagunas; evitando que aterricen las transnacionales o abran el vientre de la madre tierra para inyectar oleoductos y gasoductos por "las venas abiertas de America Latina". Hoy se han levantado muchas esperanzas en America Latina y el Caribe. El triunfo de los campesinos de Atenco contra el megaproyecto del nuevo aeropuerto internacional de Mexico fincan precedentes de que, frente a los avances privatizadores y de expropiacion de tierras campesinas; pese al aparato gubernamental aliado a los medios de comunicacion y pese a los acuerdos comerciales, entre otros pesares, la sociedad puede detener el avance del Plan Puebla-Panama (PPP) y el Area de Libre Comercio de Las Americas

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(ALCA). Otro ejemplo lo ponen los bolivianos y uruguayos quienes han detenido procesos de privatizaciones de los recursos publicos en manos de las grandes corporaciones multinacionales, o los indigenas miskitos de Nicaragua y los garifunas hondurenos declarando sus territorios libres de la exploracion petrolera. ¿QUE SON LAS RESERVAS DE HIDROCARBUROS? "Son las acumulaciones de hidrocarburos conocidas a una fecha determinada y que se pueden explotar y recuperar comercialmente. Todas las reservas estimadas involucran algun grado de incertidumbre, que depende principalmente de la cantidad y calidad de informacion geologica, geofisica, petrofisica y de ingenieria disponible al tiempo de la estimacion e interpretacion de esos datos. Las reservas probadas son volumenes de hidrocarburos evaluados bajo condiciones economicas actuales, que se estima seran comercialmente recuperables en una fecha especifica, con un elevado nivel de certidumbre. En esta categoria de reservas la probabilidad de recuperacion sera de 90 por ciento o mas de la cantidad estimada (...) Las reservas probables son aquellas reservas en donde el analisis de la informacion de los yacimientos sugiere que son mas factibles de ser comercialmente recuperables, que de no serlo" (Raul Munoz Leos, director de Pemex). El gas tiene muchas utilidades entre las que se encuentra la produccion de energia electrica mediante al quema del gas cuyo calor hace mover la turbina generadora; y en una planta de ciclo combinado se puede reaprovechar para calentar agua y producir vapor, que al mismo tiempo mueve la siguiente turbina. Estas plantas tardan menos en construirse que una hidroelectrica, produce mas energia y su costo es mas bajo. Aunque tambien contaminan, lo son menos en comparacion a las plantas generadoras de energia con carbon, diesel o agua. Sin embargo tambien desaloja poblados de sus tierras al construir los gasoductos para transportar el gas, como en Peru y Bolivia. La industria petrolera es una de las mas contaminantes. Tan solo 122 empresas en el mundo son responsables del 80% de la contaminacion mundial y cinco de ellas, las famosas "cuatro hermanas" petroleras (Exxon-Mobil Oil, BP Amoco, Shell y Chevron-Texaco) son responsables del 10% de todas las emisiones de carbono en el planeta. Una gran contaminacion de la tierra, aire y agua se producen durante el proceso de exploracion, extraccion, transportacion y quema de combustibles fosiles, incluso en comercializacion. Todo ello requiere de infraestructura como oleoductos, gasoductos, plataformas, carreteras, entre otras, amenazando con la deforestacion de areas naturales protegidas. Segun Oil Watch, por cada pozo de exploracion se deforestan 2 hectareas de bosques. "En la perforacion exploratoria de petroleo y gas, se generan ciento de miles de pies cubicos de desechos toxicos que son vertidos en el ambiente sin ningun tratamiento", agregan. Esta contaminacion tambien destruye la biodiversidad maritima y terrestre, la soberania alimentaria de los pueblos y las economias ligadas a la naturaleza. Ademas, la extraccion y transporte de petroleo y gas induce a una ocupacion desordenada de los territorios que conlleva, en el mejor de los casos, a una reubicacion forzada de los duenos de la tierra, y por lo general a expulsiones violentas con el apoyo del monopolio represivo del estado, ejercito y policias, e incluso con el apoyo de grupos paramilitares en contubernio con las corporaciones transnacionales aliadas a dictaduras militares. Pese al conocimiento de que la quema de combustibles fosiles es la principal causa del Cambio Climatico, las inversiones en energia fosil han sido 100 veces mayores que en otras formas de energia. LAS TENDENCIAS MUNDIALES Diversos analistas internacionales consideran que no habra en los proximos 20 anos una sustitucion significativa de los hidrocarburos como fuente primaria de energia. Es

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mas, se espera que en este lapso de tiempo la demanda aumente mundialmente hasta duplicar la demanda registrada entre 1970 y el ano 2000. Para la Administracion de Informacion sobre Energia (EIA) de EU la demanda mundial de petroleo aumentara 56% que equivalen a 43 millones de barriles al dia para el ano 2002. Por su lado, la Agencia del Departamento de Estadisticas Energeticas pronostico que la demanda mundial de petroleo pasara de 75 millones a 119.6 millones de barriles por dia para el 2020. En fin, independientemente de la fuente todos marcan la misma tendencia: mas extraccion de petroleo y gas en las proximas decadas. ?Como terminara el mundo dentro de 20 anos? ?Como veremos el planeta, las tierras y los bosques? ?Cuantos pueblos mas desplazados o asesinados? Incluso, la posibilidad de acceder a nuevos yacimientos de hidrocarburos en el mundo en lugares hoy inaccesibles aumentara debido al avance de la tecnologia. Segun el Instituto del Petroleo, tomado de los estimados de la EIA's International Energy Outlook 2001, el consumo de gas natural en los paises industrializados para el 2020 sera mayor en Japon y Australia, seguidos de Norteamerica y luego Europa Occidental. En cuanto al petroleo el consumo mayor sera en Norteamerica seguido de Europa Occidental y por ultimo Japon y Australia. La banca multilateral no esta ausente del gran negocio del gas y petroleo. Tambien ha facilitado para que en los ultimos 10 anos se hayan incorporado 100 nuevos paises a la actividad de exploracion. Se calcula que cuentan con inversiones de cerca de los 50 mil millones de dolares. Entre ellas estan, para no variar, el Banco Mundial (BM) con un total de 5,950 millones de dolares invertidos en el sector entre 1995 y 1999; el Banco Europeo para la Reconstruccion y El Desarrollo; el Banco Asiatico de Desarrollo; el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la financiacion por Agencias de Credito a la Exportacion De Desarrollo Upstream de Petroleo y Gas (No Minero). El ano de 1999 fue el de mayores descubrimientos. Aunque algunos se hicieron en yacimientos ya explotados como son los casos de Arabia Saudita e Iran, otros se llevaron a cabo en diversos paises gracias al avance tecnologico como son los casos de las exploraciones en aguas profundas de Brasil y Angola. Entre 1995 y 2000 se incorporaron a las reservas probadas 4.5 millones de barriles por cada sondeo de exploracion realizado, que equivale a un 50% mas que en el periodo de 1990 a 1995. En la segunda mitad de la decada de los 90, los nuevos descubrimientos de gas han sido superiores a los de petroleo en un 85%. En los ultimos anos se encontro petroleo en 95 paises y el 50% del petroleo encontrado se ubico tan solo en 10 de ellos: Iran, Arabia Saudita, Angola, China, Mexico, Azerbaijan, Nigeria, Guinea Ecuatoriana, Brasil y Noruega. De hecho, el Instituto de Petroleo del Reino Unido calcula que existen alrededor de 4 mil millones de toneladas de carbono en los combustibles fosiles que se encuentran todavia bajo la superficie de la Tierra. Segun Oil Watch, cada barril de petroleo implica, en promedio, 0.12 toneladas de carbono. Segun Alfredo Elias Ayub, Gerente General de la Comision Federal de Electricidad (CFE) en Mexico, las plantas generadoras de electricidad son mas eficientes y economicas con gas. El costo por megawatt, que es la unidad de capacidad, en una planta de ciclo combinado de gas, oscila actualmente entre 500 y 600 millones de dolares, mientras que una nuclear o una hidraulica esta por arriba de los mil millones de dolares. Por ello las corporaciones transnacionales estan ligando sus inversiones en torno a todo el proceso: el gas, el petroleo, el agua y la generacion de energia electrica. Especialmente la convergencia del gas y la electricidad ha abierto una dura pugna entre petroleras y electricas en la batalla por producir kilovatios con gas. De hecho, en 2000 la venta de gas natural a la CFE crecio en un 18.8%, y en el 2001 la tasa de crecimiento del consumo de gas natural por parte del sector electrico mexicano rebaso el 14% anual, y se calcula que se quintuplicaran en la proxima decada. Por ello, para el gerente de la paraestatal solo con la inversion extranjera directa en la energia electrica se podra obtener los 34 mil millones de dolares que se requieren durante el periodo presidencial de Vicente Fox del 2001 al 2006, con el objetivo de modernizar la infraestructura electrica del pais.

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Segun la declaracion del Secretario de Energia de Mexico, Ernesto Martens, en octubre de 2001, entre 2000 y 2006 "la demanda de electricidad se incrementara en 45%, la de gas licuado de petroleo en 17%, la de gas natural en 80% y la de combustibles liquidos, incluyendo diesel y querosina crecera en 20%". Para el ano 2002 senalo que Mexico modificaria su politica energetica para dar mayor prioridad al gas que al petroleo y comenzar a invertir en el "negocio del futuro", porque la demanda de gas crecera 120% en los proximos 10 anos sobre todo para generar energia electrica. Y es aqui donde entra la guerra de las corporaciones electricas. Para el 2009 la CFE tiene calculado que habran entrado en operacion 49 centrales de ciclo combinado en el pais que produciran 21 mil megavatios, ya que calcula que el consumo de energia electrica aumentara a una tasa anual promedio de 5.5% para el periodo 2001-2010. Es desde este angulo donde debemos analizar el proyecto del Plan Puebla-Panama (PPP); el Area de Libre Comercio de Las Americas (ALCA) y los Acuerdos de Libre Comercio; el Plan Colombia; la militarizacion de las regiones estrategicas del Continente Americano y de tierras indigenas y campesinas, asi como la creciente instalacion de bases militares de los EU a lo largo de todo el Hemisferio. Tambien, desde este angulo debemos analizar las negativas de los gobiernos a dialogar con los pueblos indigenas, de aceptar sus autonomias y respetar sus derechos humanos. Muchos ejemplos existen hoy en America Latina de represion y expulsion de los pueblos autoctonos. La negativa del gobierno mexicano de cumplir los Acuerdos de San Andres negociados y firmados con el EZLN es un rechazo de Estado, donde el Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial niegan la consecucion de la paz y la distribucion de la riqueza con equidad. Los gobiernos se postran ante los intereses de las corporaciones petroleras mas poderosas del mundo y dan la espalda a los intereses de la mayoria, a la soberania de los pueblos. Asistimos hoy a una profunda crisis de las democracias, a una democracia virtual y a una dictadura corporativa transnacional-militar. ¿QUIEN TIENE HOY EL PETROLEO Y EL GAS? En el Medio Oriente esta el 65% de las reservas mundiales de crudo; y en Venezuela el 7% lo que tambien explica la militarizacion con el Plan Colombia y las bases militares norteamericanas en las islas de Curazao. El otro 7% se encuentra en Africa principalmente en Argelia, Libia y Nigeria; y el 5% en Rusia. Asia Central es la segunda cuenca petrolera mas grande del mundo que tiene cerca de 200 mil millones de barriles de reservas de petroleo, despues del Golfo Persico que cuenta con 660 mil millones de barriles. De ahi el interes de EU por tomar el control del puente europeo asiatico. Por otro lado, el territorio de Afganistan concentra el 4% de las reservas mundiales de carbon que todavia no son explotadas; y cuenta ademas con cobre, hierro, azufre, zinc, sal, plomo y piedras preciosas y semipreciosas. Para otras fuentes, en el territorio ruso de Siberia se encuentra la segunda reserva de petroleo mundial que le provee al gobierno ruso el 60% de sus ingresos fiscales. Por cierto, curiosamente, en el mes de agosto del 2002, el gobierno mexicano cerro sus embajadas en los paises petroleros de Arabia Saudita y Noruega. Este ultimo pais se consideraba en 1998 como el segundo mayor productor mundial de petroleo, segun su ministro de Energia y Petroleo Tore Sanvold. Recientemente, el periodista Jim Carlton del diario The Wall Street Journal confirmo que bajo las aguas y alrededores de la isla de Sakhalin en Rusia (conocida para su abundancia de salmon, cangrejo y otros mariscos, y ballenas en peligro de extincion), las corporaciones petroleras calculan que hay unos 13 billones de barriles de petroleo, cuando EU cuenta con 22 billones de barriles de reserva y Rusia 49 billones de barriles. Desde 1994 las aguas de la isla Sakhalin estan siendo explotadas por Exxon-Mobil Oil y Royal Dutch/Shell y se pretende comercializar los hidrocarburos

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por oleoductos y gasoductos. En 1999, el primer ano de produccion comercial del petroleo, el impacto sobre los danos ecologicos y la pesca eran ya visibles. Pese a eso se llevan a cabo la construccion de mas torres de perforacion cuyas instalaciones requieren inversiones por los 22 mil millones de dolares. Luego del 11 de septiembre, con mayor razon Rusia se convirtio para los EU en lo que George W. Bush llamo de "importancia estrategica" por su petroleo; e inmediatamente en mayo del 2002 festejo con el presidente ruso Vladimir Putin el proyecto de cooperacion economica por 12 billones de dolares para la exploracion de la isla. En el caso del gas natural, el 28% se encuentra en Rusia; el 9% en el Persico; otro 9% en el Mar del Norte (Holanda, Noruega e Inglaterra); 7% en Canada; y otro 7% en Africa principalmente en Argelia y Nigeria donde Shell y Chevron apoyaron a las dictaduras militares. Por tanto, la Union Sovietica y el Medio Oriente cuentan con la mayoria del gas natural hasta el momento. Por ello, EU pone los ojos sobre el Continente Americano. En Canada, el gas natural se encuentra principalmente en la provincia de Alberta y Saskatchewan, aunque tambien tiene un fuerte potencial en el Artico y en la costa este canadiense. Segun el estudio "Perfil Energetico de America del Norte" difundido por la Secretaria de Energia de Mexico, la demanda de energia en los paises de America del Norte descendera ligeramente en los proximos 8 anos. Establece ademas que "El consumo de energia per capita crecera 10% hacia el 2010 en la region de America del Norte". Este estudio fue elaborado por el Grupo de Trabajo de America del Norte conformado en el 2001 por acuerdo de los Presidentes de Mexico, EU y Canada. Su analisis refleja que en el ano 2000 la region tenia una capacidad instalada de 967 gigawatts, de los cuales 819 correspondian a EU, 111 a Canada y 37 gigawatts a Mexico; que la tendencia de consumo observada desde 1980 seguira y revela tambien necesidades futuras para mantener un sistema interconectado. Refiere que las reservas de petroleo en la zona ascienden a 50 mil millones de barriles, de los cuales 24 mil millones corresponden a Mexico, aunque en gas natural EU tiene reservas por 167 billones de pies cubicos, Canada 92 billones y Mexico solo con 30 billones de pies cubicos. En fin, cada quien con sus datos. Pero se sigue marcando una tendencia comun. Aunque en muy menores proporciones, pero no por eso deja de ser importante para los intereses de EU en el marco del PPP y el ALCA, en otros paises de America Latina y el Caribe tambien hay petroleo como en Brasil, Argentina, Colombia, Ecuador, Peru, Trinidad, Bolivia, Honduras, Guatemala, Nicaragua y Panama. Veamos tan solo un ejemplo que parece una historia de terror sobre un rico pais de pobres donde la codicia de las transnacionales pasa por encima de los pueblos para arrasar con todo. En Bolivia, las transnacionales Shell y Enron (Transredes) que invierten en los sectores del gas y petroleo con la ayuda de los fondos de pensiones de los trabajadores, solicito un credito al BID por 100 millones de dolares para la construccion de un oleoducto Yacuiba-Camiri, y por 434 millones de dolares (BO-0192) para un gasoducto, pese a la resistencia de las comunidades indigenas Weenhayek que viven en el lugar. Y es que los indigenas no pierden la memoria. En enero del 2000 estas empresas produjeron el mayor desastre en la historia de la explotacion de hidrocarburos en Bolivia cuando el oleoducto privatizado a su favor que pasaba bajo las aguas del rio Desaguadero se rompio, derramando 29 mil litros de crudo pesado y gasolina. Otra empresa, Transierra y Petrobras de Brasil, dio inicio a las obras del gasoducto Rio Grande-Yacuiba excavando y enterrando tuberias que afectaran a tierras indigenas guaranies. Por su lado, Petrobras y la Repsol espanola pretenden explorar en los parques nacionales Madidi y la Reserva de la Biosfera y Territorio Indigena Pilon Lajas. El negocio es tan jugoso que las exportaciones de gas a Brasil podrian significar un ingreso a las corporaciones por 5 mil millones de dolares en los siguientes 20 anos mientras que el gobierno boliviano recibiria mientras se lo permiten solo 80 millones

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de dolares al ano en impuestos y regalias. Tambien las reservas de gas de Bolivia son el centro de la ambicion ya que se calcula que podria tener un valor de 80 millones de dolares al ano. Esto equivale a 10 veces la produccion de bienes y servicios de un ano. La reserva boliviana de gas se calcula la mas grande de Sudamerica y superiores a las de Argentina, Brasil, Chile y Peru juntas, y ya estan en manos de Repsol, BP, Petrobras, Pluspetrol, Tesoro BG, Vintage y Maxus entre otras. Para el Ministerio de Desarrollo de Bolivia, el gobierno dejo de percibir 3.152 millones de dolares al bajar los impuestos a los campos hidrocarburiferos de las transnacionales del 50 al 18%. Por si fuera poco, el gobierno boliviano ha avalado el Proyecto de Exportacion de Gas a EU y Mexico a las corporaciones transnacionales British Gas, British Petroleum (BP) y Repsol YPF aglutinados en el Consorcio Pacific LNG, y a las empresas Sempra Energy y Pan American Energy. Es en este pais donde las nuevas iniciativas legales de Reglamento de Expropiaciones y Servidumbres en el sector de Hidrocarburos y el proyecto de Modificaciones al Reglamento de Ductos, le otorgaria a las transnacionales ser duenas no solo del gas y petroleo bolivianos, sino de las tierras. Es en Bolivia donde el gobierno ha ido privatizando la paraestatal Yacimientos Petroliferos Fiscales Bolivianos (YPFB) a las empresas extranjeras asi como su gas y pozos petroleros, en un pais donde su energia proviene en un 90% del petroleo y del gas. ---------11 de octubre del 2002 La disputa por el gas y el petróleo en el marco del ALCA (II) Gustavo Castro Soto CIEPAC LA CRISIS ENERGETICA DE ESTADOS UNIDOS Entre las fuentes de energia se encuentra el agua (hidroelectricas), el petroleo, el gas, el vapor y el carbon (termoelectricas); la energia solar, eolica (viento) o nuclear (uranio enriquecido). Pero si toda la energia la tuviese que generar el petroleo, cada dia el mundo requeriria 210 millones de barriles diarios de petroleo. Pero hoy se producen 75 millones de barriles diarios. De la energia mundial actual el 38% proviene del petroleo; 22% es del gas natural equivalente a 46 millones de barriles; 26% de la energia proviene del carbon; 7% de la energia nuclear; y el otro 7% proviene de la energia hidraulica, solar, eolica, entre otras. El 20% de toda la energia la consume el sector del transporte en el mundo; mas del 30% se destina para la iluminacion, refrigeracion, calefaccion, transmision y recepcion de informacion, uso domestico, comercios y edificios publicos. El resto es para la industria especialmente de acero, cemento, vidrio, quimica, aluminio, celulosa y papel, principalmente. Por tanto, industria y transporte consumen el 70% de la energia mundial por lo que son los pilares del desarrollo neoliberal, del Area de Libre Comercio de Las Americas (ALCA) y del Plan Puebla-Panama (PPP). De ahi que la privatizacion de la energia electrica, el gas y el petroleo mexicanos son algunos de los objetivos estrategicos y de seguridad nacional del poder imperial de EU. EU cuenta con 173 refinerias; Mexico con 6; Rusia con 45 quien consume 4 millones de barriles diarios; y la Union Europea con 20 refinerias y consume 5 millones de barriles diarios de petroleo. A principios del 2002, EU producia el 12% del petroleo mundial, o sea, 9 millones de barriles diarios. Sin embargo, consume el 25% del crudo del planeta siendo el mayor consumidor mundial y el mayor contaminante atmosferico. Por tanto, tienen que importar otros 11 millones para cubrir sus necesidades. De ellos, Mexico le vende un millon 600 mil y Venezuela 2 millones de barriles diarios de crudo, y el resto proviene del mundo

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arabe. Con el ritmo actual de produccion, EU tiene crudo para 11 anos, pero si tuviera que producir con sus reservas todo lo que consume, solo tendria petroleo para 4 anos. Lo anterior explica porque EU busca desesperadamente garantizarse el acceso a los mercados de crudo del Continente Americano, como es el caso de Canada, Mexico y Venezuela. Pero el gobierno venezolano de Hugo Chavez le es amenazante por su discurso antineoliberal, y porque enviaba a Cuba 53 mil barriles diarios de petroleo en condiciones preferenciales en virtud de un acuerdo firmado entre los dos gobiernos en octubre del 2000. A cambio, Cuba prestaba servicios, tecnologia y productos para impulsar el desarrollo economico-social en los sectores mas necesitados. Por tanto, los intentos del derrocamiento de Chavez tambien tienen que ver con su petroleo, al igual que la guerra contra Sadam Hussein quien gobierna el petroleo iraqui. Sin embargo, el gobierno de Vicente Fox en Mexico no es un peligro sino un fuerte aliado de Bush para abrir a los capitales extranjeros la extraccion del gas natural y del petroleo. Para lograrlo se requerira sepultar la soberania de Mexico por medio de las negociaciones-imposiciones del ALCA que se llevan a cabo, y la modificacion del articulo 27 de la Constitucion que hoy reza asi: "Corresponde a la Nacion el dominio directo de todos los recursos naturales (...) el petroleo y todos los carburos de hidrogeno, liquidos o gaseosos (...) Tratandose del petroleo y de los carburos de hidrogeno solidos, liquidos o gaseosos o de minerales radioactivos, no se otorgaran concesiones ni contratos, ni subsistiran los que, en su caso, se hayan otorgado y la Nacion llevara a cabo la explotacion de esos productos (...) Corresponde exclusivamente a la Nacion generar, conducir, transformar, distribuir y abastecer energia electrica que tenga por objeto la prestacion de servicio publico. En esta materia no se otorgaran concesiones a los particulares y la Nacion aprovechara los bienes y recursos naturales que se requieran para dichos fines (...)" EL ALCA: ESTRATEGIA ESTADOUNIDENSE PARA EL CONTROL ENERGETICO Desde otro punto de vista, entre los tres negocios más lucrativos del mundo se encuentran la industria militar, el narcotrafico y los hidrocarburos. Del ultimo dependen los paises ricos del norte y, lamentablemente para ellos, muchos gobiernos de Latinoamerica todavia controlan gran parte del sector, ademas de realizar alianzas que ponen en jaque a la economia norteamericana, como cuando en 1998 Venezuela y Mexico, en alianza historica con Arabia Saudita, decidieron reducir la produccion de petroleo para revertir la crisis del precio del crudo. Por lo anterior, y tomando en cuenta los grandes intereses del mandatario estadounidense George Bush en el sector petrolero de Texas, el gobierno de los EU despliega su estrategia sobre el Continente con el fin de crear un bloque energetico petrolero en torno al ALCA que incluye al PPP y al Plan Colombia. La iniciativa Petroamerica intenta la conformacion de una gran transnacional que podria fusionar a Pemex de Mexico con Petrobras de Brasil, Petroleos de Venezuela S.A. (PDVSA), Ecopetrol de Peru e IPF-REPSOL de Espana en Argentina, bajo los intereses norteamericanos. Y en Mexico encuentra su mas fiel aliado. El presidente Vicente Fox, hijo de madre espanola y el nuevo Malinche de la Nacion, advirtio en febrero del 2002 que "Este mismo ano ya se van a ver muchas realidades de obras de infraestructura, que haran que queden totalmente conectados los mercados de EU y Canada, a traves de Mexico hacia Panama, con ejes carreteros, con puertos, con aeropuertos, que aseguren la infraestructura en la cual la inversion concurra". Durante el mes de agosto del 2002, Fox se reunio con los gobernadores del pais para convencerlos de la reforma electrica haciendo uso de chantajes politicos. Explico que la inversion de 500 mil millones de pesos que se destina a la electricidad, es similar a la transferencia anual a todos los gobiernos estatales y municipales del pais, por lo que en caso de cancelar la posibilidad de la reforma seguirian los problemas presupuestales en todos los niveles de gobierno. Poco a poco, las petroleras se han ido fusionando creando monstruosos oligopolios.

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Hoy, las "cuatro hermanas" petroleras transnacionales mas poderosas del mundo son Exxon-Mobil que, para Fortune, es la compania transnacional que ocupa el primer lugar en mayores ganancias en todo el mundo, registrando en el ano 2001 alrededor de 15,320 millones de dolares. Tambien se encuentra Chevron-Texaco que ocupa el lugar 43; Royal Dutch-Shell con el cuarto lugar; y British Petroleum (BP) en el sexto lugar mundial. Solo la China National Petroleum que ocupa el lugar 23 de las empresas con mayores ganancias a nivel mundial representa una amenaza para las cuatro hermanas. Segun Fortune, Petrobras ocupa el lugar 41 de las empresas mas ricas del mundo, PDVSA el 36, Repsol el 80 y Pemex el lugar 81. Si tomamos solamente el sector petrolero, para el director de la paraestatal Raul Munoz Leos, Pemex ocupa la quinta o sexta posicion mundial. En Ecuador no ha bastado que Chevron-Texaco haya dejado una impresionante contaminacion por la extraccion del crudo ademas de dejar a muchos pobladores sin tierras ni medios de subsitencia, y en mayor pobreza a 300 mil campesinos e indigenas amazonicos, sino que ecologistas, a principios del 2002, se tuvieron que amarrar a los arboles que Repsol y otras corporaciones pretenden derribar en el Bosque Protector de Mindo para construir un oleoducto de crudo pesado que atravesaria 300 millas de areas protegidas, con un prestamo del banco aleman WestLB por 900 millones de dolares. Segun el investigador Aram Ruben Aharonian, en el ano 2000 los ingresos de PDVSA fueron menos de una cuarta parte de los de Exxon-Mobil y menos de un tercio de los de Royal Dutch- Sell o BP, mientras que su patrimonio oscilaba entre la mitad y un tercio respecto a las grandes petroleras. En el periodo 1998-2000, el promedio de las cuatro hermanas superaba a PDVSA en 3.6 veces en ingresos, 1.9 en activos, 1.4 en patrimonio y 1.6 veces en ganancias antes de impuestos. Segun un informe del Institute for Policy Studies del 2000, que incluye datos de la Revista Fortune y del Banco Mundial, de las 100 economias mas grandes, 51 son corporaciones y 49 paises. Segun el informe, en 1999, la venta de la cinco corporaciones mas grandes del mundo superaban el PIB de 182 paises. En ese ano Exxon-Mobil o Shell tenian ingresos mayores al PIB de Venezuela y Colombia, no se diga ya de los paises caribenos y centroamericanos. EL IMPERIALISMO GRINGO Y LA CONQUISTA GACHUPINA Entiendase por "gringo", segun el diccionario Larousse, como "Yanqui, estadounidense"; y "gachupin" como "Espanol establecido en la America de lengua espanola. (Se dio primeramente este nombre a los espanoles en tiempos de la guerra de Independencia mexicana)". Pues bien, el Imperialismo norteamericano y la nueva version de la Conquista espanola hacen ahora alianzas. Mientras que el gobierno espanol de Jose Maria Aznar se deja USAr por Estados Unidos para influenciar sus politicas en Europa y la OTAN; en America Latina tambien es USAdo para abrir la brecha mientras las grandes corporaciones transnacionales norteamericanas se preparan a deglutir a las espanolas de energia, gas y petroleo. Las tres electricas mas grandes de Espana estan buscando mejores posiciones hoy en el mercado y por el control de la energia, el gas y el agua en todo el Continente bajo el acecho imperial. Endesa, la primera electrica espanola cuenta con 20 millones 164 mil clientes (la mitad en el extranjero y la otra mitad en Espana). Entre enero y marzo del 2002 casi duplico su beneficio neto ya que vendio su filial Electra de Viesgo a la electrica italiana Enel para salvar su crisis de inversion en Argentina. Ha incrementado sustancialmente su presencia en el mercado del gas, del que hoy es segundo operador en Espana por numero de clientes, con una cuota del 6% en el mercado domestico de gas natural y del 4.2% en el mercado liberalizado. Pretende para el 2006 alcanzar una cuota del 15% en el mercado liberalizado de gas. De las espanolas, solo Endesa ha incursionado en el mercado europeo especialmente a Italia y Francia, y ademas cuenta con inversiones en los sectores de telecomunicaciones y consultorias.

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Endesa e Iberdrola que en menos de un ano han ingresado al negocio de la venta de gas natural, han lanzado la guerra a Gas Natural y pretenden arrebatar el liderazgo a Repsol en Espana. Endesa tiene en Argentina el 5% de su dinero invertido y el 2.8% de sus activos, que equivale a una inversion de 100 millones de dolares. Esta presente a traves de su participacion en Edesur, una de las principales electricas argentinas y posee dos centrales. Actualmente controla el Sistema de Integracion Electrica para America Central en el marco del PPP y se lanza por la construccion de otra presa hidroelectrica en Chile pese a las advertencias de sus efectos en el medio ambiente y la expulsion de indigenas de sus tierras. Iberdrola, la segunda electrica de Espana, controla mas de un 4% del mercado espanol de gas pero pretende llegar al 20% en el 2006 para atender sus plantas de energia electrica y sus clientes, con quienes desde octubre del 2001 a mayo del 2002 habia firmado cerca de 100 contratos de gas. Ahora pretende convertirse en el segundo suministrador de gas y quitarle clientes al enemigo comun de las electricas, Gas Natural. Es lider en la operacion y construccion de parques eolicos. Entre 2002 y 2006 pretende invertir 12 mil millones de euros de los cuales la tercera parte se destinara a otros paises, principalmente en Mexico y Brasil. Recientemente hubo un intento de fusion entre Repsol e Iberdrola que puso en pie de guerra al sector electrico encabezado por Endesa. La fusion fracaso. Luego otro intento de fusion entre Endesa e Iberdrola y entre Union Fenosa e Hidrocantabrico, que tambien fracasaron. Union Fenosa, tercera electrica espanola tambien contempla el sector gasista como uno de los pilares para su crecimiento. Hacia el 2005 su actividad en el exterior representara el 40% total de sus ventas y el 35% del resultado operativo. La electrica gallega trabaja en la generacion y distribucion de energia electrica y prestacion de servicios como el suministro de agua y consultor. En el 2000 se introdujo en el sector del gas natural e incremento su beneficio neto en un 18.7% en el primer trimestre de este ano por el crecimiento de su actividad internacional. La petrolera espanola Repsol nacio en 1987 sin una dimension internacional. Hoy ocupa la 5a. posicion en Europa y es la 7a. petrolera del mundo. En 1999 decidio comprar Yacimientos Petroliferos Fiscales de Argentina (YPF) con una inversion de 15 mil millones de dolares. Uno de sus objetivos estrategicos es la inversion en electricidad ya que cuenta con el gas. Repsol YPF y Gas Natural construyeron una nueva sociedad con un capital repartido en un 50% para comercializar gas licuado en el mundo. Pero luego llego la crisis de los precios del petroleo y la crisis en Argentina cuyo gobierno impuso un impuesto del 20% a las exportaciones petroleras, por lo que retuvo la mitad de los envios de crudo fuera del pais asi como gasoleo a Bolivia. Repsol YPF se vio obligada a vender sus acciones atrapada en unas medidas que sus propios directivos ayudaron a promover. De este modo, con una deuda de 5 mil millones de euros, Repsol anuncio que vendia el 23% de la participacion de Gas Natural a los catalanes del banco La Caixa quien, con un 26% de las acciones, se convierten en el principal accionista con lo que dan comienzo a su incursion en los negocios del gas natural y la electricidad. Entre el 2002 y el 2006, Gas Natural pretende conseguir más de 10 millones de clientes en distribucion de gas y ganar cuota en el mercado de generacion electrica. Por cierto, Gas Natural por medio de su subsidiaria en Mexico y quien controla 8 de las 14 redes de distribucion de gas natural en el pais, podria ser la unica empresa con la concesion para distribuir el gas natural en el estado de Veracruz por 30 anos. Curiosamente, es el FMI quien ha llevado a la crisis a Argentina y por tanto a las inversiones europeas, sobre todo espanolas en el sector bancario, gas y petroleo. De la misma manera llevo a la crisis a los "tigres asiaticos". No es casualidad que las oficinas del FMI, del Banco Mundial, del BID, la Casa Blanca y el Pentagono, esten en Washington. La petrolera espanola Cepsa tiene inversiones en la planta Interquisa Canada cuya produccion sera principalmente destinada a EU. Cuenta con exploracion en diversas zonas de Colombia y otras en America Latina. Su estrategia de crecimiento se basa en el gas de Argelia, pais cuyos ingresos dependen en un 95% de la venta del petroleo,

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toda vez que su yacimiento RFK cuenta con reservas iniciales de mas de 100 millones de barriles de crudo que se explota desde 1996. Pero hay otro yacimiento 10 veces mayor que este, el yacimiento ORD. Cepsa estudia la construccion de un gasoducto que unira Argelia con Europa, via Espana, bajo la sociedad Medgaz donde estan asociadas Sonatrach, TotalFinal Elf, Endesa, British Petroleum, Gaz de France y ENI. Por lo hasta aqui expuesto podemos afirmar que el futuro de Espana es el futuro de EU. El imperialista devorara tarde o temprano al nuevo conquistador en el escenario de la guerra que libran las transnacionales por el control del agua, el gas, la electricidad y el petroleo. Pero es al mismo tiempo la guerra contra los pueblos indios y campesinos del Continente que luchan y resisten por su dignidad y por su tierra. Son, en definitiva, la vanguardia de los protectores de la naturaleza y la punta de lanza de un mundo mejor para todas y todos.

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14 de noviembre de 2002

Antonio, el estafador James Petras Traducido para Rebelión por María Luján Leiva Antonio mostraba un real espíritu empresarial a una edad temprana. Cuando era monaguillo vendía el vino sobrante de la comunión a un amigo de la familia antes que el sacerdote pudiera humedecer sus labios. También era "un poquito diablito", como se quejó un anciano monseñor a la madre sin entrar en detalles. El jovenzuelo, inocentemente ignoró la mano sigilosa del hombre de Dios, que ascendía de su rodilla a su muslo y justo un poquito más arriba - hasta el chico saltó dando un grito. El padre pío se sobresaltó y empleó palabras tranquilizadoras, pero el joven amenazó decírselo a su confesor, un joven sacerdote que ambicionaba ocupar la lucrativa parroquia del viejo cura. Este último temiendo el escándalo y la pérdida de su pensión, se vio forzado a abastecer al "pequeño diablo" con pistachos, empanadas y pasteles que hacía doña María, una de sus devotas de la parroquia, quien se preguntaba sobre los nuevos gustos del viejo cura. De monaguillo el joven Antonio pasó a ser líder de la división juvenil del Opus Dei, donde fue activo en la recolección de fondos y organizando retiros donde los líderes económicos y la nueva generación podrían encontrarse para la renovación espiritual. Los padres de la Iglesia apreciaban las habilidades organizativas de Antonio y el éxito en la colecta de fondos, aunque algunos obispos arqueaban las cejas sobre la contabilidad "gastos varios" que sumaban un tercio de todos los gastos. En los retiros, Antonio se arrodillaba y bajaba sus ojos en los momentos más visibles y apropiados, pero pasaba la mayor parte del tiempo conversando con ejecutivos de bancos, brokers, inversionistas y miembros de familia políticamente conectados. En las noches durante la hora social el ponía la mira sobre la sobrina de algún muy bien conocido obispo, aunque no era claro si era por la espiritualidad de ella, la línea del busto o los lazos eclesiales lo que atraían a Antonio. De cualquier modo, manejaba todo bien, empezando con Tomás Aquino, el terminaba retozando en el paso y con una presentación al Tío Obispo, quien se había movido de salvar a las almas al manejo de las inversiones y propiedades de la Iglesia. Durante sus años de Universidad en la Facultad Empresarial de los Jesuitas, se unió al grupo de debates, combatiendo fieramente al grupo cripto-comunista de la "Teología de la liberación", ganándose el favor de los jerarcas ancianos que aún estaban en duelo por la muerte de Franco y de la 'época dorada de la Iglesia'. En sus vacaciones de verano, Antonio retozaba desnudo en las playas de Mallorca, invitado por su última novia, Isabel, la hija de un prominente líder del Partido Popular. "Como Adán y Eva", bromeaba mientras rompían las olas. Era un artífice para asegurarse relaciones amorosos sin ningún compromiso estratégico, convenciendo a Isabel que ellos podrían confesarse después de usar un condón. Antonio nunca abandonó completamente a ninguna de sus bien conectadas novias o sus conocidos influyentes, aunque esto afectaba su trabajo en la facultad resultando en calificaciones algo bajas. "Quién tú conoces es tan importante como qué conoces", le dijo a uno de sus compañeros de facultad, mostrándole ostentosamente un reloj Rolex. Ya en tercer año de la Universidad, Antonio estaba trabajando en una agencia de inversiones, haciendo investigación sobre las tendencias de inversión. Pero también apuntó al modo en el que los nuevos fondos eran colocados en cuentas anónimas en el exterior y que no se hacían diligencias sobre los depositantes de más de 100 millones de pesetas. Antonio tenía un buen salario pero no era el dinero sino los clientes lo que le interesaban. Era muy diferente con los altos oficiales militares y respetuoso con el

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alto clero y despectivo con sus colegas que pasaban su tiempo encegueciéndose frente a las pantallas de las computadoras. "No te vuelves rico trabajando para otro", su padre le había aconsejado, un empleado de por vida en el correo, "pero tú no estás tentado de hacer el trabajo del diablo", agregó su piadosa madre. El día después de la graduación Antonio salió para buscar un nuevo auto, empezando con un BMW y terminando con un Mercedes. Las cuotas excedían su salario mensual. Celebró con su familia en un almuerzo y luego invitó a su última novia, la hija de un general de la Guardia Civil, a uno de los restaurantes más caros de Madrid, donde le sugirió un fin de semana en un "resort" de cinco estrellas en las Canarias. Antonio editó un llamativo folleto sobre estadísticas del crecimiento de las inversiones que era el doble de sus antiguos empleadores, solicitó el nombre de conocidos prominentes para el Consejo de Asesores y lo envió a individuos conectados con organizaciones importantes. Luego alquiló una oficina en el distrito financiero, convenció a una rica viuda para postergar la renta por seis meses prometiéndole un 20% de interés. Tal era su confianza, que compró un magnífico escritorio y mesa de caoba, pagando el equivalente de los salarios anuales de una armada de limpiadores del Aeropuerto Internacional de Barajas. Pero Antonio no era uno de quedarse sobre su sofá de cuero admirando el mobiliario. El estaba al teléfono, hablando, visitando clientes potenciales. Logró una lista de las más grandes asociaciones de caridad y de fondos de pensiones, localizó a los directores y luego empezó a telefonear a los amigos o a los amigos de amigos en posiciones altas. Su actual novia era la sobrina del Ministro de Salud en el gobierno conservador. Recorrió la lista de las sociedades de caridad con fondos públicos. Anotó la Asociación de los Mudos, Sordos y Ciegos, los pensionados de la Orden de los Combatientes Falangistas, y la Fundación por las Guardias Civiles Discapacitados. Para empezar, su novia pidió una entrevista con el Ministro de Salud con el cual discutió sus planes para privatizar y convertir a las sociedades de caridad en "auto sustentables" sobre las bases de las ganancias de su Fondo de Inversión, de alta ganancia y bajo riesgo, que él llamó Fondos de Crecimiento y Seguridad (FOCES). "Nosotros bajamos la carga del Estado, introducimos el Mercado pero al servicio de las tradicionales virtudes cristianas de la caridad y de la ayuda a los pobres". El continuó demostrando su sinceridad en la prosecución de la caridad a través de la promesa de bajos costos en la administración de fondos - la mitad de las firmas establecidas. "El tema" aconsejó un exitoso y fugitivo financiero americano - ahora con ciudadanía israelí - "es lograr los grandes dineros. Olvídate de los honorarios - esos son maníes". El Ministro, un devoto practicante del Mercado Libre y miembro del Opus Dei estaba impresionado pero quería más información sobre los récords de FOCES. Antonio le pasó una copia del Report FOCES, el cual presentaba un mapa mostrando una tendencia positiva del 40% sobre el año anterior. "Ud. maneja fondos privados?, inquirió el Ministro. "Sólo para amigos e inversores de más de 50 millones de pesetas", contestó Antonio. "Mi principal incumbencia son los clientes institucionales". El Ministro, cuyos propios fondos estaban alzándose al 14% captó la chance, "Desearía Ud. incluirme en su lista de amigos?" "Por supuesto", sonrió Antonio. Allí, el Ministro firmó un cheque de 20 millones, "sólo para ver como funciona, soy una persona cauta". Antonio fue directamente al Banco y depositó el cheque en su cuenta personal. Esa noche llevó a su novia a un restaurante 3 estrellas y pagó una cuenta de 50.000 pesetas. También pagó sus cuotas atrasadas de su Mercedes. Antonio estaba siempre afuera y corriendo. El siguiente día hizo una cita para ver al Director de la Asociación de Mudos, Sordos y Ciegos. Habiendo recibido una llamada del Ministro, le dio la bienvenida a Antonio, quien lo encontró ciego de angurria y de "fáciles ganancias". Mostró el folleto, siguió el cheque, incluso el favor privado fue incluido. Antonio

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extendió su mano que fue estrechada ansiosamente por su nuevos cliente. "Cuatrocientos millones de pesetas no es un mal negocio temprano en la mañana". Antonio volvió a su oficina y empezó a colocar sus apuestas en los sectores del boom de alta tecnología y telecomunicaciones. La mayor parte de su conocimiento del mercado de varios tratados académicos sobre la "New Economy" escritos por profesores americanos de prestigiosas universidades y un frecuentemente citado catalán que escribió varios tomos sobre "la revolución científico-tecnológica". El teléfono sonó tres veces antes que Antonio se dignara atender. Era Pedro, el gallego, cuyos barcos de pesca transportaban más cocaína y heroína que bacalao y langostinos. "Me gustaría hacer una inversión, Doctor Antonio. Venga a mi oficina después de almuerzo a las 5,30 hs." Antonio dudó, "Ok"- justo para ser educado. Antonio estaba enojado. Después de su gran presa, no tenía ganas de correr a su oficina para levantar la ropa sucia. Dudó. Me sería posible introducirlo a Ud., tengo una agenda compacta, a las 4,30". El otro dijo a las 5 y colgó. Antonio miró su lista. Con el nuevo régimen conservador, los Falangistas retirados habían logrado un gran impulso en el presupuesto del estado. Marcó el número y habló al director. La brusca voz juvenil se suavizó cuando él mencionó FOCES. "Sí, qué tal mañana a la mañana para el desayuno?". El iba muy suave. Antonio lo halagó con alguna reflexión sobre "la segunda ola" de Franquistas que impresionó grandemente al director, hijo de un antiguo general del Ejército Nacional. "Vea usted, Franco restableció el orden a través del estado, y proveyó seguridad de la propiedad; la 'segunda ola' moderniza la sociedad privatizando la economía, y pone al mercado al servicio de nuestros valores tradicionales". El director sonrió, le dio un nuevo significado a su prosecución de riqueza y virtud. El neo-falangista estaba igualmente impresionado por la publicación y la lista de clientes que ya se habían suscripto a los fondos de FOCES. "Nosotros tenemos 400 millones de pesetas en fondos de pensión de nuestros valientes ex - combatientes, puede usted manejarlos?." Antonio sonrió, "es el promedio de nuestras inversiones institucionales. Estoy comenzando un nuevo portafolio diversificado incluyendo importantes compañías de energía de USA, en las cuales se incluirían los fondos falangistas, porque mi familia tiene lazos con el Movimiento desde los inicios". El falangista lo miró un momento. "Hay alguna comisión para volcar estos fondos en FOCES?", susurró. Antonio lo miró fijo. "Comisión? Mi porcentaje para nuestras obras de caridad es la mitad de mis competidores y un tercio de lo que cobran los vascos y catalanes. Y usted quiere una comisión?. No, mi colega, no puedo aceptar pagar 'comisiones' que comprometan la integridad de mi Casa, a mí mismo y a mis otros clientes". El ejecutivo se quedó frío. "Estaba probándolo", dijo, "Como Dios probó a Abraham". Antonio se alegró de no haber perdido la cuenta - prefiriendo este tipo de diligencia a una auditoría de sus libros. En compensación, Antonio acordó pagarle un "honorario de consulta" si él le abría paso entre los ricos de la "segunda ola" falangista. En algunos meses el Fondo de Inversiones de Antonio aparecía en los titulares de las páginas financieras de los principales diarios de Madrid y Cataluña. Era descripto como un "muchacho genio" de la New Economy. Daba conferencias en varias empresas y bancos de ahorro y préstamos (cajas) cobrando su usual honorario de 1 millón de pesetas por una conferencia de 45 minutos y 30 minutos de preguntas. Las más importantes redes televisivas lo entrevistaban, y cuando los directores lo invitaban a almorzar le pedían discretamente un consejo para la inversión. Las filas se formaban afuera de las oficinas de FOCES aunque Antonio había alquilado dos pisos

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como también a un pequeño ejército de secretarias, contadores y analistas de mercado. Los inversores en fondos de pensión le rogaban que tomara sus dineros órdenes religiosas de ambos sexos, la Guardia Civil, la Asociación para la Protección de la Familia, la Tradición y la Nación; las abuelas, las viudas, las secretarias como también académicos líderes y por supuesto, a hurtadillas, la Familia Real. Antonio les dio entrada privilegiada a ellos en una nueva oferta de una compañía estadounidense de software, FlyByNite.com, la cual proveía acceso a acciones calientes, fútbol y popcorn. La Reina lo invitó al Palacio donde pudo encontrar otras celebridades del mundo del cine, la alta sociedad y el mundo de las altas finanzas. Antonio estaba muy ocupado viajando principalmente por Estados Unidos, Rusia y el Caribe. Pasaba la mayor parte del tiempo en Nueva York con lo más granado y mejor de Wall Street, consultando e investigando de acuerdo a las recomendaciones de las Grandes Casas - Solomon Brothers, Goldman-Sachs, Merrile-Lynch. Los antisemitas viscerales de la Iglesia Tradicional abandonaban sus prejuicios en la medida que sus acciones remontaban ("Esos judíos son gente astuta" decía el manager de inversiones a sus píos clientes", y "Antonio los conoce a todos"). En Rusia, Antonio se encontró en el aeropuerto con un séquito de hombres corpulentos que lo llevaron a un hotel. Su consejero económico era del íntimo círculo de los más cercanos consejeros de Yeltsin - así les dijo. "El Gran Hombre es muy lúcido, cuando está sobrio", Iván Shactman le deslizó a Antonio. "Y cuando está sobrio, firma tratos de negocios muy lucrativos para el sector privado". Antonio estaba más impresionado por la variedad de truhanes ofrecidos por los managers del hotel, que por los directores financieros, cuyas manos y cuentas mostraban claros signos de exceso de lavado "sin detergente". Antonio tenía el signo dólar en los ojos pero dudó cuando su consejero Schactman desapareció después de una discusión en la sala del Consejo de GAZPROM, el gigante del petróleo y la energía. Cuando Antonio preguntó a otro consultor de inversiones, le dijeron "se escapó con una secretaria ucraniana de dieciséis años a Marbella". Antonio se hizo cauto y temeroso por la forma en que las compañías cambiaban de mano sobre cadáveres. "Es más seguro no invertir aquí pero hay posibilidad de transferir capital de Rusia a España", pensó. "Nosotros resolvemos nuestras disputas en cortes de justicia, este es un país sin ley de asesinos y estafadores - no es como América" comentó cuando se dirigía al aeropuerto. Antonio no invirtió en capitales rusos, pero volvió con varios contratos lucrativos "para invertir fondos rusos" con propósitos de lavado con una saludable comisión del 20%. Desde su retorno, Antonio dio una conferencia en la Universidad sobre "Globalización: El Nuevo Orden Mundial". Describió como la "globalización es el estadio más alto del capitalismo - eliminando clases y conflictos generacionales. Todos ganan, nadie pierde". Luego como una provocación para los pocos profesores izquierdistas de cara amarga alardeó "Nuestra firma está reclutando más gente trabajadora y asalariada que todos los izquierdistas y los sindicatos de España porque nosotros los hacemos ricos ahora, no les ofrecemos un pedacito de cielo en la ilusoria utopía de un futuro impredecible". Muchos estudiantes y profesores se amontonaron en el podio cuando terminó, pidiéndole trabajos, "tips"de inversión, su autógrafo. Antonio sonreía con gracia y sus ayudantes entregaban tarjetas profesionales y su chofer le abrió la puerta de su Jaguar. Antonio, llamó a la oficina. "Tenemos que tener una reunión inmediatamente cuando llegue a la oficina: Tenemos un inmenso mercado no destapado - 'la democracia de los tenedores de acciones'. Invita a algunas secretarias y señoras de la limpieza!". Antonio caminaba dentro del salón de reuniones. "Nuestro foco ha sido convencional, institucional". Se sacó la corbata y dejó caer su saco Armani sobre el respaldo de la silla. "Millones juegan a la lotería y pierden. Nosotros invertimos sus fondos y ellos se

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enriquecerán! Nosotros somos los verdaderos revolucionarios: convertiremos a cada español en millonario. Cuántas de nuestras secretarias han invertido en fondos FOCES? Muchas manos se levantaron. "Han ganado dinero?" "Sí" gritaron todas. "Quieren ser ricas"? Todas sonrieron. "Por supuesto". "Está bien", Antonio estaba exultante, "mañana llamamos a una conferencia de prensa y ustedes estarán en el centro de la atención. Estamos lanzando un esfuerzo de organización masivo para asegurarles un futuro de bienestar y de prosperidad a cada español que pueda levantar su colchón!". Todos aplaudieron. "Nuestras comisiones serán altas dado que podemos esperar un montón de clientes son pequeñas sumas. Pero recuerden, nosotros no estamos más en una operación de negocios, estamos construyendo una democracia económica, con inversiones y ganancias para todos". Antonio terminó con un brillo en los ojos, casi gritando como un nuevo converso al mercado. En la conferencia de prensa, un cronista le preguntó a Antonio, "qué le sucedería a la economía, si cada secretaria se convirtiera en millonaria, quién trabajaría?". "Ese será un problema para el futuro. Tendremos que resolver el problema del ocio y de la alta cultura, quizás debamos volver a Carlos Marx y consultar lo que decía sobre la organización del tiempo de ocio en una sociedad sin clases", contestó jocosamente. "Qué si la economía se sumerge y las acciones bajan?, preguntó otro periodista. Antonio sonrió. "Esa cuestión es parte del pensamiento conservador. En nuestro tiempo con la Nueva Economía revolucionaria no hay ciclos económicos, como no hay más chimeneas humeantes o vestidos formales". Hay fibras ópticas, biotecnología, y sobre todo tecnología informática. Esto significa que nunca más experimentaremos el alza y la caída de los mercados. Hay un sólo camino y es hacia arriba. Ayer 2000, hoy 3000, mañana 4000 - no hay límites para las acciones, la creencia y el éxito!". Antonio se iba caminando mientras los periodistas empujaban por las tarjetas de sus asistentes. Dos días después, mientras Antonio con su pijama de seda estaba tendido junto a su nueva novia, una princesa de Silicon Valley, quien le llamó la atención sobre las noticias del colapso de una docena de empresas dot.coms en Silicon Valley. "Llamaré a mi agente en New York y veré que dice", Antonio bostezó. "Hola, es Antonio de FOCES - FOCES en Madrid", dijo Antonio algo ofendido que el agente de New York no reconociera inmediatamente su voz. "Quiero saber qué sabes sobre el colapso de esas dot.coms en Silicon...". "Nada de preocuparse. Un pequeño sacudón de las firmas marginales. Pasa todo el tiempo después de la explosión, hay fusiones, ventas y algunos perdedores. Luego empieza de nuevo. Nada para preocuparse. Si tienes algo en esas compañías no es mucho y el resto del NASDAQ va bien. Le aconsejo comprar en las bajas y vender en las alzas". Antonio colgó y sonrió a su princesa de Silicon. "Dice que es una normal sacudida, todo está bien"" . Ella se rió tontamente, "espero que signifique una sacudida y no un derrumbe". En las siguientes 3 semanas más empresas dot.coms se plancharon. El mercado temblaba y luego se sumergía abruptamente. Antonio estaba perplejo. Estaba en constante contacto con sus agentes en Nueva York, Londres, San Francisco. Cuando les hablaba, le aconsejaban quedarse calmo, "es una sacudida"; o le advertían "si usted se va en la bajada, usted pierde - espere la recuperación". Antonio empezó a incrementar sus "comisiones" y trasladarlas a cuentas off-shore anónimas. Llamó a una reunión a todo su equipo, sus agentes y analistas. "Tenemos una necesaria corrección en el mercado. Tenemos que informar a nuestros inversores de mantenerse firmes, resistir sino de otras maneras ellos perderán una gran tajada. Es lo que se apoda en Wall Street una "sacudida" inevitable, donde las grandes firmas se apoderan de las firmas marginales".

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No obstante los teléfonos, los faxes y los mails inundaban las oficinas de FOCES. Afuera de las oficinas se formaban filas de clientes. Antonio abría las puertas y les decía: "Manténganse firmes, no cunda el pánico, nuestras inversiones están seguras en los sectores de punta de las nuevas telecomunicaciones". Pero algunos inversores empezaron a retirarse en grande. Antonio llamó a sus agentes en EE.UU - el mercado IT estaba cayendo aceleradamente: algunas acciones de millones de dólares eran más baratas que el papel higiénico; algunas acciones de billones de dólares no servían ni para una entrada a la corrida de toros. Llamó a una reunión de sus contadores y auditores. "Necesitamos cubrir nuestras pérdidas temporarias"- todos sonrieron - "no es una broma, sus puestos de trabajo son los próximos!". Antonio ordenó con aspereza "podemos 'tomar préstamos' de las 'transacciones financieras' de Rusia y ubicar amplias órdenes de compra y venta con diferentes agentes en el mismo día. Esto inspirará confianza a nuestros inversores mientras se dará la impresión que FOCES está dirigiendo una buena cantidad de negocios." Uno de los contadores mencionó el creciente faltante en las cuentas corrientes y la ausencia de 'cash' para cubrirlo. "Bien, usted opera con las categorías de la vieja economía. Nuestros bonos, y opciones no son realmente 'costos' - son 'inversiones' - nosotros somos 'activos'. Usted necesita ponerlos en la otra columna". "Qué pasa acerca de créditos con bancos en el exterior?", interrumpió un contador senior. "Eso mi querido colega, es el secreto de nuestro éxito. Cómo nosotros creamos confianza en los inversores, pagamos buenos bonos - cómo nosotros compramos nuestras residencias en Marbella y los yates de 20 metros - y nos metimos en la muy volátil New Economy. El secreto de nuestro éxito son los préstamos secretos - no queríamos preocupar a nuestros inversores acerca de nuestros créditos, así que los mantuvimos fuera de los informes oficiales". "Pero Antonio, esas son nuestras deudas, deben ser pagadas y los nuevos flujos de capital se están secando y nuestras inversiones quiebran. Qué debemos hacer?". Los auditores de Armani estaban preocupados, sabían mejor que ninguno que el barco se hundía y no querían quedarse con la valija en la mano. Antonio arqueó sus cejas, por primera vez unas gotas de sudor aparecieron en su frente, no obstante el aire acondicionado. "Hablaré con nuestros amigos, el Ministro de Salud y de Economía, que no permitirán que nos hundamos, para que nos den un crédito puente". El encuentro terminó. Esa tarde, varios Arzobispos llamaron, como también el Director de los Fondos de Pensiones de la Guardia Civil. Todos querían una cita privada o amenazaban retirar sus fondos. Antonio sonreía mientras revisaba sus acciones. "Amenazas vacías", reía nerviosamente. "No hay nada que puedan retirar". Se puso a leer el sector financiero de El País. "Las inversiones FOCES en crisis?", él leyó. Llamó al editor para quejarse. El asistente del Director le contestó que sus "fuentes eran impecables: ex - auditores recientemente licenciados". "No hay lealtad en este mundo", moralizó. "Sólo socios para los buenos tiempos". Su secretaria le comunicó que había recibido una llamada de los asociados económicos de Rusia que venían de Moscú para una reunión privada. Antonio cambió de colores: del rosa al amarillo pálido. A los huérfanos, ciegos y sordos los podía manejar pero a la mafia rusa no, miró sus delicados dedos y un estremecimiento recorrió su espalda. Qué si ellos traen a los albaneses con ellos, estos tipos cortan orejas, no sólo quiebran manos?". Antonio agarró su maletín, lo llenó con todos los papeles de valor y se fue por la puerta trasera, diciendo a su secretaria que estaba afuera en viaje de negocios por el resto de la semana.

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Dejó su Jaguar en el garaje de la oficina y alquiló un Peugeot. Llamó a su novia y le dijo que se encontraran en su departamento en diez minutos. "Necesito un lugar para descansar - una 'villa' tranquila, quizás Portugal". Su noviecita preguntó "pero qué pasa con mi ropa, mis zapatos"? "Todos necesitamos hacer sacrificios", replicó Antonio, tenso. "Le prometí a mi mamá advertirla si dejamos la ciudad", agregó con sonrisa tonta. Antonio condujo hacia Extremadura. Los corpulentos hombres de negocio rusos empujaban a través de la multitud de la elite española, no mostrando ningún respeto ni consideración por las pesadas cruces de oro, o las medallas de los generales, o las abuelas con anteojos de sol y zapatos de tenis. "Dónde está él?". Bramaban los jefes de la mafia rusa en un español deficiente. Las secretarias españolas estaban muy atemorizadas. Los contadores y agentes se metían en la cafetería; un auditor de orejas grandes decidió llamar a la policía cuando uno del grupo albanés miró su orificio auditivo. La Guardia Civil salió de los ascensores y corrió hacia el Director de sus Fondos de Pensión, la Guardia usaba sus bastones para desalojar a los sudados rusos y al grupo albanés para poner a su Director de Pensiones en la primera línea. En vano. Antonio se había ido. Todos los periódicos encajaron la noticia en primera página, los canales de televisión competían con las noticias sobre los fondos de las asociaciones de caridad y de pensiones que habían sido escamoteados. Mientras, Antonio descansaba en una villa de las sierras de Extremadura, lo despertaban los cencerros de las ovejas en las mañanas y gozaba de caminatas en los senderos de montañas. Hablaba a pocas personas y gozaba del aire campestre, preparando su próxima movida. "Los Estados Unidos de América - no tomé dinero de ellos, al contrario logré un pepino de ellos!. Florida tiene un clima para disfrutar, una cierta cultura latina y es el centro del giro de capital de América Latina que busca inversiones prometedoras." Su novia sonrió. "Nada mejor que un lugar bendecido por Dios. Pero no tienes miedo de ser extraditado?". Antonio sonrió, "No extraditan a amigos del mercado libre. Leí que hay más de mil ex dictadores, torturadores, militares, estafadores, que viven vidas normales en Florida. Y yo soy un inversor cuyas inversiones se estropearon como a millones de americanos. Empaca, mi querida". Como Antonio cargó el auto, tres patrulleros lo pararon en la polvorienta ruta. Y bloquearon su camino. Saltaron varios Guardias Civiles. "Es él", exclamó un pastor. "Es uno de los que estafaron el Fondo que pagaba 10.000 pesetas de pensión a mi hijo sordomudo". Antonio fue llevado a un costado. Su novia gritaba. "No te olvides de tirarme las llaves del auto". En prisión, sus abogados le aconsejaron no pedir una fianza, ya que un grupo de siniestros rusos y albaneses merodeaban sus oficinas y su departamento. Se lanzó una investigación parlamentaria, y la mayoría de los Ministros del Partido Conservador alegaron que fueron engañados por las cartas de recomendación de los Directores de los Fondos de Pensión y de las Asociaciones de Caridad, quienes a la vez acusaron a los obispos que se remitieron a cartas de un desesperado monseñor que a la vez alegaba recordar a Antonio como un monaguillo un poco diablito.

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2 de diciembre de 2002

El giro a la derecha del presidente Lula Epílogo: Brasil en noviembre de 2002 James Petras Traducido para Rebelión por Manuel Talens http://www.manueltalens.com Según la mayor parte de los criterios económicos, el régimen de Cardoso fue el peor de los siglos XX y XXI en Brasil. Sin embargo, uno de los resultados positivos de sus fracasos fue que provocó un cambio masivo hacia la izquierda en el electorado. En las elecciones presidenciales de octubre de 2002, Luiz Ignacio "Lula" da Silva, el candidato a la presidencia por el Partido de los Trabajadores obtuvo la cifra récord de 52 millones de votos, es decir, el 61,4%, frente al 38,6% de José Serra, el delfín de Cardoso. La elección de Lula fue el reflejo tanto de las condiciones abismales de la economía brasileña como de las enormes expectativas de la clase trabajadora y de los campesinos para que este gobierno lleve a cabo una profunda redistribución de la riqueza y de la tierra, así como para que mejore los servicios sociales, ofrezca oportunidades de trabajo y vuelva a socializar las industrias estratégicas. A pesar de que algunos sectores de la clase capitalista brasileña apoyaron a Lula, los observadores estiman que más del 80% de sus votos procedían de los pobres de zonas urbanas y rurales, que esperan cambios sociales básicos y una ruptura con el modelo neoliberal existente. Sin embargo, el nuevo presidente no es ni mucho menos el candidato izquierdista de años pasados. Antes de las elecciones, designó como vicepresidente al magnate de la industria textil Alencar, que procede del derechista Partido Liberal, forjó alianzas con grupos evangelistas de derecha y con sindicatos, lo cual dio lugar a protestas del clero progresista católico y de la izquierdista Confederación de los Trabajadores (CUT). Lula firmó asimismo un pacto con el FMI por el que se compromete a mantener los pagos de la deuda, una política fiscal estricta y un superávit de 3% en el presupuesto que será dedicado a las obligaciones de la deuda. Aceptó también continuar las negociaciones de la Alianza de Libre Comercio de las Américas (ALCA), impulsado por Washington, y se negó a apoyar un referéndum informal sobre este asunto promovido por la iglesia y los movimientos sociales. El programa de Lula era esencialmente de centro, pues prometía (1) bajar las tasas de interés para los inversores sobre la base de su distinción entre el capital "productivo" y el "especulativo"; (2) financiar programas para que los pobres hicieran tres comidas por día; (3) mejorar los programas de la educación y la sanidad públicas; (4) proteger las industrias locales y (5) llevar a cabo un programa de reforma agraria. El giro de Lula hacia el centro-derecha, alejado de un programa de cambios estructurales, no es sorprendente. Durante el último congreso de su partido, más de 75% de los delegados eran profesionales de clase media, funcionarios públicos, etc.; el otro 25% incluía sindicalistas y una serie de líderes de los movimientos sociales. Hace veinte años, el Partido de los Trabajadores se basaba en representantes de las fábricas, activistas de las favelas urbanas, movimientos rurales y "comunidades de base" de la iglesia progresista. El "giro a la derecha" de Lula no es sólo un reflejo de un cambio táctico para ganar apoyo electoral, sino del cambio estructural interno en la composición del Partido de los Trabajadores. En segundo lugar, las estructuras internas del partido han cambiado de manera importante. Durante sus primeros años, el Partido de los Trabajadores estaba vinculado directamente con los movimientos sociales, pero a principios de los noventa evolucionó para convertirse en una máquina electoral, separada de los movimientos, y sus miembros elegidos, tanto en los ámbitos local como estatal y nacional, se vincularon a las estructuras institucionales. Debido a dicho cambio, la base popular empezó a tener cada vez menos influencia en el

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programa del partido y en los miembros elegidos, que se convirtieron poco a poco en políticos burgueses convencionales, muchos de los cuales privatizaron servicios públicos y forjaron alianzas con las elites del mundo de los negocios. El cambio programático de Lula se vio precedido por el giro a la derecha de muchos gobernadores, alcaldes y otros legisladores locales del Partido de los Trabajadores. El ejemplo más notable es el de Antonio Palocci, uno de los estrategas electorales más importantes de Lula, que ha sido, además, el primero en acceder al gabinete (como ministro de Economía). Cuando era alcalde de Ribeirão Preto, en el estado de São Paulo, Palocci privatizó el agua y las compañías municipales de teléfonos y se alió con los barones del azúcar, archienemigos de los trabajadores rurales. El paso de Palocci por la alcaldía es una muestra más de las deficiencias de su "giro a la derecha". Tras siete años en el puesto, la ciudad sólo trata el 17% de las aguas residuales, los índices de desempleo y de criminalidad han aumentado y el tiempo de espera y las colas en los hospitales también. Las posibilidades que tiene Lula de mejorar sustancialmente el nivel de vida de los pobres brasileños, de financiar una reforma agraria y una promoción a gran escala del empleo y de la expansión industrial son muy limitadas, y ello debido a sus alianzas preelectorales y a los acuerdos económicos que pactó. En primer lugar, su acuerdo con el FMI significa que dispondrá de muy pocos fondos una vez que su gobierno aparte un superávit del 3% del presupuesto para pagar la deuda pública. En segundo lugar, las tasas de interés de 23% de Cardoso se basan en la necesidad de seguir atrayendo capital extranjero para impedir la inflación. La aceptación por parte de Lula de esta agenda "antiinflacionista" significa que será incapaz de disminuir sustancialmente las tasas de interés para estimular la inversión local "productiva". Dados los acuerdos presupuestarios de Lula y sus lazos con las elites de los negocios, probablemente será incapaz de responder a las exigencias de los trabajadores de aumentar los salarios, o incluso de incrementar el salario mínimo. En el caso de que Lula responda en parte a las expectativas populares, puede esperar que el FMI suspenda los préstamos. Si disminuye las tasas de interés para estimular la inversión local, los inversores extranjeros se retirarán, lo cual hará aumentar la inflación. A pesar de que el control de la inflación puede ser una herramienta política positiva, es bastante probable que provocara la inclusión de Lula en la lista negra de las instituciones financieras internacionales y de los bancos locales privatizados. El hecho de haberse comprometido con un esquema neoliberal hará que Lula tenga dificultades para iniciar cualquier nuevo programa, incluso los que prometió a sus nuevos aliados de las elites de los negocios. Más aún, existe el peligro de que el nuevo régimen tenga que adoptar medidas represivas para contener las exigencias populares dentro de los límites impuestos por el FMI y el Partido Liberal. Durante la campaña electoral, Lula prometió utilizar toda la fuerza de su régimen para reprimir las ocupaciones ilegales de latifundios, es decir, los programas de las organizaciones de los trabajadores sin tierra. También Cardoso utilizó medidas represivas similares, de acuerdo con sus alianzas preelectorales con los hacendados que controlan el Partido del Frente Liberal. No cabe duda alguna de que Lula ha heredado una economía en condiciones desastrosas: inflación galopante, casi 20.000 millones de dólares de desembolsos anuales para la deuda externa, déficit de la balanza de pagos, crecimiento negativo per cápita, una moneda en declive, fuga de capitales, grandes desigualdades y un desempleo y una pobreza cada vez mayores. Pero existen dos opiniones ante la crisis brasileña. La perspectiva progresista la considera como una oportunidad para transformar el país, argumentando que es precisamente el fracaso de las políticas liberales y las alianzas con la derecha lo que exigen una ruptura clara con el pasado y un giro hacia la izquierda para redistribuir la riqueza y estimular la economía local, renacionalizar la industria y las instituciones financieras, retener la renta para inversiones dentro del país y generar empleo, así como para realizar una reforma agraria que estimule el consumo rural de productos industriales y la reducción de las importaciones alimentarias. La perspectiva conservadora –que predomina en el régimen de Lula– arguye que la

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crisis interna requiere la conformidad con el modelo existente para "estabilizar" y "reactivar" la economía, lo cual permitiría llevar a cabo reformas sociales una vez pasada la crisis. Esencialmente, esta orientación en "dos etapas" sólo prevé cambios al alza en el gasto público. En nuestra opinión, la perspectiva conservadora únicamente perpetuará o incluso profundizará la crisis e impedirá las reformas marginales. El problema de la "reducción de la pobreza" sólo se puede resolver eliminando la concentración de la riqueza que produce la pobreza y perpetúa las desigualdades. Y la manera más eficaz de impedir las fugas de capitales consiste en cambiar las formas de propiedad y las relaciones sociales de producción. El nuevo régimen tiene un mandato de más del 90% de los 52 millones de brasileños que votaron por Lula para llevar a cabo una transformación social. Si el gobierno de los Trabajadores sucumbe a las lisonjas de las concesiones al comercio marginal de la Administración Bush y a los préstamos del FMI y del Banco Mundial, y da la espalda a las exigencias mayoritarias de cambios sociales básicos, no solamente desilusionará a millones de sus seguidores, sino que pospondrá el desarrollo de Brasil durante otra generación. Tres semanas después de su aplastante victoria electoral, Lula dio una clara señal de la dirección que tomará su régimen. Convocó una reunión de los líderes de sindicatos, trabajadores rurales, empleados y funcionarios de gobierno para discutir un "pacto social". El tema principal que debatieron fue una "reforma laboral" que aumentaría el poder de la patronal para contratar y despedir trabajadores y congelar salarios, la eliminación de un impuesto a la patronal para financiar programas sociales y sindicatos y la concesión, también a la patronal, del poder de renegociar contratos que invaliden las ventajas sociales legalmente establecidas de los trabajadores. Al mismo tiempo que daba prioridad a la aceptación de las exigencias de la patronal, Lula se negó a conceder un incremento inmediato del salario mínimo de 50 dólares por mes y prometió considerar un incremento de en torno al 10% (5 dólares), pero a mediados de 2003. Está claro que Lula, al igual que su predecesor Cardoso, más que representar a sus electores trabajadores, lo que hizo fue dar señales de izquierda antes de las elecciones, pero luego se ha pasado a la derecha. Las dos centrales sindicales principales, la CUT (Confederación Unida de Trabajadores) y la Força Sindical, así como el movimiento de los sin tierra (MST), han rechazado de plano las proposiciones de Lula y han afirmado al mismo tiempo su independencia con respecto al nuevo gobierno. La agresividad con la que Lula lleve a cabo su programa favorable a los negocios será lo que determine en qué momento tendrá lugar la ruptura entre su régimen y las centrales sindicales.

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20 de diciembre 2002

Los perversos efectos psicológicos del capitalismo salvaje

Neoliberalismo, resistencia popular y salud mental James Petras Traducido para Rebelión por Manuel Talens - www.manueltalens.com Los quebrantos socioeconómicos causados por la economía neoliberal son muy evidentes en todo el planeta. Millones de trabajadores han perdido sus puestos, la patronal ha obtenido un control casi absoluto del lugar de trabajo y ha aumentado con ello los índices de explotación, mientras que decenas de millones de campesinos y de pequeños agricultores han perdido sus trabajos, los salarios han disminuido y la pobreza se ha disparado. Al mismo tiempo, la renta de los altos ejecutivos de las principales corporaciones se ha multiplicado por 10. Lo que no ha recibido una atención seria es el daño psicológico infligido a los trabajadores asalariados y eventuales, que en muchos aspectos es tan grave como las pérdidas materiales. Las entrevistas, los testimonios y las visitas a las comunidades revelan las patologías mentales debidas al desempleo, a la inseguridad en el trabajo y a la degradación de éste: los índices de depresión crónica, de rupturas familiares, de suicidio, de violencia doméstica, de malos tratos infantiles y de comportamiento antisocial están en aumento, en particular si los desempleados se encuentran aislados o son incapaces de exteriorizar su hostilidad y su rabia mediante la acción social colectiva. La impotencia social y política del individuo genera impotencia personal y se expresa bajo la forma de pérdida de la autoestima, de trastornos sexuales y de inversión de la rabia hacia el interior, lo cual da lugar a un comportamiento autodestructivo. Soy de la opinión que la organización y la acción colectivas, bajo la forma de movimientos de desempleados, de organizaciones sociales comunitarias que llevan a cabo exigencias colectivas tienen un efecto positivo no sólo sobre la creación de nuevas oportunidades de trabajo, sino también desde el punto de vista terapéutico. Las luchas colectivas incrementan la autoestima y la eficacia personal, crean solidaridad y ofrecen una perspectiva social, todo lo cual reduce la anomia. Método Con respecto a la salud mental colectiva, el enfoque dialéctico es la mejor manera de estudiar la relación existente entre fenómenos macropoliticoeconómicos, tales como el neoliberalismo, y el comportamiento psicológico microsocial. De la misma manera que las decisiones macroeconómicas que toman banqueros y ejecutivos afectan el empleo –y, de rebote, el desempleo y las psiques individuales–, las respuestas del trabajador –ya se trate de una depresión o de su implicación en un movimiento social– pueden asimismo tener una consecuencia importante sobre la macroeconomía, ya sea por medio de la ocupación de fábricas o del cambio de las formas de la propiedad. Franz Fanon, en su ya clásico libro The Wretched of the Earth [Los desheredados de la tierra], señaló los efectos psicológicos profundos y negativos que la opresión política y económica ejerce sobre los individuos cuando éstos se encuentran atomizados. Estudios recientes han puesto de relieve que el desempleo prolongado conduce a los trabajadores al desánimo y a la falta de voluntad para inscribirse en las listas oficiales de desempleo. Ello hace que las estadísticas distorsionen y subestimen seriamente los índices reales, ya que no dejan constancia de los trabajadores no inscritos por causa de depresión. A su vez, esto permite que los portavoces de las clases dominantes hagan propaganda sobre la salud de la economía y sobre la supuesta mejora del

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empleo. La lógica dialéctica de la estructura política y económica, de la organización social y de la mente individual funciona desde los niveles superiores a los medios y desde éstos a los inferiores. El capital internacional, la patronal local y la camarilla política, que hace de correa de transmisión, toman las grandes decisiones en el nivel superior y dichas decisiones reflejan las relaciones de poder existentes entre las clases y los estados-nación. Este es el contexto actual que vive América Latina entre el imperialismo yanqui y sus regímenes clientes. Las decisiones de la elite tienen un impacto sobre las organizaciones sociales, las relaciones de clase entre los trabajadores asalariados, las organizaciones sociales, los barrios, etc. La organización social sirve de mediador entre las clases dominantes y el individuo, reforzando el impacto negativo, mejorando los efectos u ofreciendo formas de resistencia colectiva. De manera dialéctica, la reacción individual (o la falta de reacción) influye sobre la organización social y, en circunstancias excepcionales, puede incluso invertir de manera parcial o total las decisiones macroeconómicas y el dominio de las elites. La salud mental, más que un trastorno hereditario o anclado en las experiencias infantiles, está socialmente determinada por las relaciones de poder, lo cual sugiere que quienes sufren de enfermedad mental o depresión inducidas por el desempleo, la inseguridad laboral o la disminución del nivel de vida, pueden acceder a la curación a través de la resocialización adulta (la conciencia de clase), ya sea a través de la organización colectiva o de la acción social. Los problemas socioeconómicos inducidos por el neoliberalismo tienen consecuencias para la salud mental El trabajo organiza nuestra vida, nuestras costumbres diarias, nuestro ocio, nuestro nivel de vida y nuestra vida familiar. La pérdida del trabajo altera la disciplina cotidiana, vacía el bolsillo (o la cuenta bancaria) y deja al individuo lleno de deudas y con una sensación de pánico. Hoy en día, la patronal utiliza tácticas de choque: los despidos repentinos, sin previo aviso para evitar protestas u organizaciones colectivas, aíslan todavía más a la víctima. Si la pérdida del trabajo se vio precedida por un sentimiento de inseguridad, puede que el trabajador o el empleado experimenten al principio una sensación de alivio cuando la tensión entre el trabajo y su ausencia se ha resuelto, aunque sea de manera desfavorable. No obstante, este alivio inicial se ve reemplazado por la depresión cuando el desempleado va al mercado de trabajo y descubre que no hay nada para él. El rechazo repetido de sus peticiones lo conduce a la depresión, en especial cuando la ausencia de empleo se vive como un fracaso personal, lo cual sucede cuando patrones y economistas culpan al individuo de no poseer los atributos personales apropiados, de ser demasiado viejo, demasiado joven, de no vivir en la región apropiada, etc. Sin embargo, cuando el desempleado socializa su problema, comprueba que éste afecta a millones de otros seres y que los responsables son las clases dominantes y las camarillas políticas y se entera de que existen medios para exteriorizar la rabia mediante la acción política, es menos probable que sufra los peores efectos de la depresión. El segundo problema inducido por el neoliberalismo es la reducción de los niveles de vida y de la renta. Los despidos obligan a los trabajadores a buscar empleos peor pagados o a echar mano de sus ahorros y, en muchos casos, a caer por debajo de los niveles de pobreza. La pérdida de estatuto social, el miedo y la inseguridad frente a la incapacidad de pagar las facturas de la electricidad, del agua o la hipoteca de la casa crean una profunda y constante ansiedad y una pérdida del respeto de sí mismo. En algunos casos, en especial entre los empleados de oficina, éstos mantienen la fachada de respetabilidad incluso cuando sus bases materiales han desaparecido. No es infrecuente observar a profesionales desempleados, con chaqueta y corbata, leyendo los anuncios de trabajo en el periódico. El intento desesperado de mantener las apariencias frente a la decadencia ha llevado a comportamientos esquizofrénicos: se

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vive como un proletario mientras que, al mismo tiempo, se niega la realidad. La pérdida del empleo o los salarios de miseria dan lugar al colapso del estilo de vida, a la pobreza, al aislamiento, a la intensificación de los conflictos familiares y a una sensación de impotencia. Las crisis económicas del neoliberalismo, en particular el aumento del desempleo y la proliferación de los trabajos mal pagados e inseguros, tienen múltiples efectos, que se extienden más allá de las condiciones materiales de vida y afectan tanto al ser social como a las relaciones más íntimas de los individuos que las sufren. Los efectos sociales y psicológicos La personalidad al completo se ve afectada por el colapso provocado por el neoliberalismo, pero la respuesta varía según sean las personas y los contextos. La respuesta inicial más frecuente es un choque profundo y una depresión, en muchos casos acompañados de rabia que, si se posee conciencia de clase, se dirige contra los patrones o los políticos tradicionales. Otros, quienes confían en sus jefes, pasan a odiarse a sí mismos, pues aceptan las explicaciones que éstos les dan: son ‘culpables’ de lo que les sucede. En tales circunstancias, existe una tendencia a retraerse, a sentir vergüenza y perder la autoestima, lo cual conduce a la disminución de la libido, al insomnio y a la incapacidad para dar o recibir afecto. La hostilidad reprimida en contra del poder superior se desplaza hacia abajo: contra la pareja, los hijos o los amigos. Por el contrario, cuando el trabajador victimado socializa su descontento y lo convierte en un problema público, es más fácil que la hostilidad se canalice en movimientos sociales, que dirigen la agresión hacia la patronal y el estado. No obstante, si no existen movimientos progresistas, la hostilidad exteriorizada corre el peligro de caer bajo el control de grupos que actúan contra otros trabajadores o colectivos marginales (minorías raciales, mujeres inmigrantes, etc.). Patologías extremas En circunstancias extremas, la interiorización de los problemas sociales o la autodepreciación pueden conducir a tendencias al suicidio, a comportamientos autodestructores (alcoholismo crónico o drogadicción), a conductas homicidas o a una paranoia clínica. En un contexto político, la autodepreciación refuerza el complejo de inferioridad y puede hacer que el individuo se ponga del lado de la poderosa elite que le inflige los tormentos, o bien que desarrolle una personalidad fascista, que se pone de rodillas ante los poderosos y ataca a los desvalidos. Son, en potencia, tropas de ataque de la derecha listas para ser reclutadas. Salud mental y militancia social y política Incluso si es casi inevitable un cierto grado de trastorno mental con las crisis económicas y la pérdida del empleo, su grado y duración pueden ser contrarrestados mediante las propiedades curativas de la organización y la acción social y política. Los efectos de choque de los despidos de fábricas u oficinas pueden hacer que los trabajadores y los empleados comprendan la naturaleza arbitraria y explotadora del poder corporativo. El despido destruye el falso sentido de las lealtades y de las obligaciones mutuas entre el capital y el mundo del trabajo y revela en toda su brutalidad la auténtica sustancia de las relaciones capitalistas: los beneficios están por encima del sustento, de la familia o del trabajador individual. Y así, el trabajador sin empleo se ve forzado a aceptar que su situación personal constituye un ejemplo del concepto marxista de los intereses antagónicos entre el capital y el trabajo, pues los años de esfuerzo, de puntualidad, de lealtad y de productividad no impiden que sea algo desechable, como un condón que se tira después de utilizado. La salud mental de los trabajadores desempleados depende del grado de solidaridad social con que se encuentran una vez expulsados de su lugar de trabajo. Entre el despido y las organizaciones sociales de los trabajadores victimados, las relaciones del individuo con su entorno social tienen un efecto importante sobre su salud mental.

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Los movimientos sociales, en particular las asambleas populares y los movimientos de trabajadores desempleados, proporcionan un marco para la transformación de los problemas privados individuales en respuestas sociales colectivas, pues exteriorizan la hostilidad contra el sistema, contra la patronal económica y política. Las asambleas son un foro donde los individuos pueden hablar y expresar sus ideas y sentimientos, así como escuchar y aprender de otros que se encuentran en la misma situación social. Las manifestaciones a favor de exigencias programáticas proporcionan dirección y objetivos y ayudan a vencer el sentido de impotencia, de aislamiento y de anomia. La acción colectiva es una forma de terapia social, pero no a través de la consulta de un profesional de pago, sino en la calle, con la gente que comparte las mismas condiciones en el mundo real, con sus peligros (de represión) y sus victorias (los cambios sociales). La acción social incluye organización, participación, implicación individual y debate, que aumentan la autoestima, porque utilizan las capacidades y el conocimiento del desempleado. El logro de cambios o reformas a través de la acción colectiva, ya sea bajo la forma de obras públicas financiadas por el estado o de empresas económicas de base comunitaria, proporcionan esperanza para el futuro y beneficios inmediatos. En este contexto, la catástrofe económica se convierte en una experiencia de aprendizaje, de solidaridad práctica, no en una competición individual; de igualdad social, no de distinciones injustas. Cuando los movimientos sociales de desempleados o las asambleas populares están organizadas, se suelen basar en redes familiares y comunitarias. La familia, en vez de convertirse en un terreno de conflicto, es la base del apoyo social, donde los compañeros comparten trabajo casero y valores sociales comunes. Los vecindarios se unen para organizar proyectos de autoayuda mientras se movilizan para el cambio del sistema. Las nuevas relaciones creadas por los lazos sociales de solidaridad de clase disminuyen la alienación encarnada en las relaciones corporativas y en las jerarquías estatales. La integración social en los movimientos colectivos disminuye el comportamiento antisocial y la inclinación a las tendencias delictivas. Los sentimientos de solidaridad en la familia refuerzan los lazos íntimos y el afecto personal. La exteriorización de los conflictos aumenta la estima personal y el deseo sexual. Los movimientos sociales y la acción política no pueden ayudar a los individuos afectados de patologías extremas o aumentar la autoestima de las víctimas que continúan aferradas a sus verdugos. Tampoco la acción social resuelve los problemas económicos fundamentales que deterioran la salud mental, pero es un paso en la buena dirección hacia una nueva persona con mayor sensibilidad y solidaridad. Ya lo dice el eslogan del movimiento de trabajadores desempleados: "Tocas uno, tocas todos".

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26 de diciembre de 2002

Nuevas amenazas y viejos apologistas Respuesta de James Petras a Horacio Verbitsky Traducción: Gonzalo Moyano En un artículo publicado en Página 12 ("Nuevas Amenazas", 15/12/02), Horacio Verbitsky realiza una serie de acusaciones infundadas y ataques personales que implican absolutas falsedades, al tiempo que se opone a las movilizaciones populares contra el régimen de Duhalde. Su método de difamación personal intenta vincular a quienes apoyan la lucha popular con estrategas militares estadounidenses (una vieja técnica estalinista, reciclada como "teoría de los dos demonios"). Verbitsky cita un documento de la Junta Interamericana de Defensa (JID) que menciona las "nuevas amenazas" a la dominación estadounidense por parte de los movimientos y movilizaciones populares en toda América Latina. El documento de la JID citado por Verbitsky propone la militarización de América Latina para reprimir dichas "nuevas amenazas". La "oposición" de Verbitsky a la militarización consiste en atacar los movimientos populares que luchan contra la desnutrición, el desempleo y la pobreza, acusándolos de favorecer la represión militar. Escribe: "Facilitar los pretextos (luchas populares) necesarios a esa decisión (remilitarización) no parece lo más conveniente a los intereses populares". En este contexto se comprende porque Verbitsky no considera las jornadas del 19 y 20 de diciembre una victoria popular y condena las reclamaciones y esfuerzos por construir nuevas instituciones representativas: éstas constituyen "nuevas amenazas", en palabras de la JID, o "pretextos" para la remilitarización, según Verbitsky. Tanto Verbitsky como la JID se oponen a los nuevos movimientos extraparlamentarios, una en nombre de la "Seguridad Hemisférica" (léase el imperialismo estadounidense) y el otro en nombre de los "intereses populares" (léase un régimen civil corrupto subordinado a los EE.UU.). Para la JID, el derrocamiento de De la Rúa generó una "amenaza" y, según Verbitsky, es un "pretexto" para la remilitarización: es preferible sufrir el robo de decenas de miles de millones de dólares en ahorros (con más de la mitad de la población viviendo en la pobreza). Pero Verbitsky no se contenta con denunciar las luchas populares contra Dela Rúa, Duhalde y otros "pretextos" para la intervención estadounidense. No sólo me denuncia por apoyar las luchas populares en Argentina, sino también denuncia mi crítica ideológica a la derechización de Lula en Brasil. Si Verbitsky leyera alguna otra cosa más allá de su columna, descubriría que en todos los diarios, desde el Financial Times de Londres hasta la Folha de Sao Paulo o el Wall Street Journal, todos los periodistas respetables llegan a la misma conclusión. Lula ha virado a la derecha al nombrar a un banquero neoliberal al frente del Banco Central, otro liberal en la vicepresidencia y otro en el Ministerio de Hacienda. En segundo lugar, si Verbitsky leyera las declaraciones de los principales sindicatos (CUT, Força Sindical) y del Movimiento de Trabajadores Sin Tierra (MST), también descubriría que ellos repudian el giro a la derecha de Lula, afirman su independencia y se están movilizando contra su programa económico y social. Existe una coincidencia de opiniones entre el MST, la CUT y Petras acerca de la derechización de Lula y la necesidad de movilizarse, porque las políticas que Lula y sus funcionarios designados proponen, contradicen las promesas electorales a los 50 millones de brasileños pobres que lo votaron. Ni el MST brasileño ni la CUT, ni las asambleas barriales argentinas, ni los piqueteros necesitan mi asesoramiento para actuar y movilizarse. Hay más que un número suficiente de dirigentes locales competentes para hacerlo. Una de las reglas elementales del periodismo ético es la de obtener los datos biográficos básicos correctos. Verbitsky sostiene que yo vivo en mi "confortable casa de

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Boston". Jamás he vivido en Boston. Vivo en Binghamton, Nueva York, una ciudad provinciana y empobrecida en una zona desindustrializada que tiene los precios inmobiliarios más bajos del país. No soy propietario de ninguna casa. En los últimos 50 años he participado activamente en los sindicatos y movimientos universitarios, comunitarios y solidarios tanto en Estados Unidos como en América Latina, Europa y Asia. Todos los años recibo invitaciones de muchos movimientos populares de América Latina para dar conferencias y clases. En diciembre de este año fui invitado por Evo Morales a un encuentro nacional en Chapare (Bolivia) para analizar el imperialismo norteamericano con 500 delegados de los campesinos cocaleros. En noviembre, por los trabajadores petroleros de Esmeralda (Ecuador) y los trabajadores de la electricidad de México. El MST de Belén (Brasil) me invitó a participar de un Tribunal en mayo de 2003. También me invitaron los piqueteros de Neuquén. Yo asisto porque los movimientos populares me convocan y acepto porque estoy activamente comprometido con sus luchas y quiero aprender de su experiencia y de nuestros diálogos. Me he metido en el barro entre nubes de mosquitos mientras hablaba en campamentos de campesinos sin tierra en Río Grande do Sul. He compartido debates políticos y arroz con porotos con los zapatistas en México. He debatido con militantes campesinos de Santiago del Estero mientras compartía un asado. No necesito consejos sobre mi estilo de vida de un enemigo jurado de las Madres, pero usted, Verbitsky tiene mucho de que responder. Verbitsky, ¿es incorrecto que yo acepte invitaciones de estos movimientos y de la Universidad de Madres? ¿Lo objeta cuando sus patrocinadores financieros, los directores académicos de la Fundación Ford, le aconsejan al Departamento de Estado como "contener" las "nuevas amenazas" al imperialismo norteamericano? Verbitsky ¿por qué no enfrenta el hecho de que no sabe nada acerca del estilo y contenido de mi actividad política de los últimos 40 años en América Latina? ¿Por qué no debatir francamente los nuevos movimientos sociales, en lugar de calumniarlos con su concepto reciclado de los "dos demonios"? Quizás así, como escritor conservador, pero honesto, podría ser reconocido como periodista y no como propagandista.

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01 ernero 2003

Política agrícola de los Estados Unidos de América hacia Latinoamérica James Petras Introducción Desde el final de la Segunda Guerra Mundial la política de los EUA hacia Latinoamérica ha cambiado drásticamente. Esencialmente podemos dividirla en tres distintos periodos basados en los distintos intereses político-económicos dentro de los Estados Unidos, las alianzas socio-políticas con las élites Latinoamericanas y la relación particular con el interés global de los Estados Unidos: (1) Fase Extractiva: dictaduras, inversiones directas y latifundismo: 1945-59; (2) Reforma, democracia y la burguesía progresista: la alianza para el progreso:19601973; (3) Modernización desde arriba y desde afuera: 1974-2000 Este artículo apoya varias tesis: (1) La política agraria norteamericana no tiene aliados permanentes, solo intereses permanentes. Las alianzas cambian de los propietarios de latifundios tradicionales a reformadores agrarios y hasta legar a exportadores comerciales de agronegocios dependiendo en los cambios en el poder político y social dentro de Latinoamérica. (2) La política de los Estados Unidos siempre apoyó una política selectiva de libre comercio hacia Latinoamérica. Comenzando con el Caribe y América Central en los 40’s y 50’s y extendiéndose hacia el sur después de la mitad de los 70’s, Washington intentó capturar los mercados de alimentos y unir la agricultura Latina a las empresas manufactureras químicas y de equipo agropecuario de los Estados Unidos. (3) La política de libre comercio en los Estados Unidos fue bloqueada en los 60’s y a principios de los 70’s por regímenes nacionalistas y de izquierda en Sudamérica y México, durante extensos periodos, particularmente después de la Revolución Cubana y fue forzado a adoptar una política de acomodo a la Reforma Agraria como una estrategia para evitar la Revolución Socialista. (4) Washington contribuyó a la derrota de los movimientos populares rurales en los 60’s y a principios de los 70’s y en la instalación de los regímenes autoritarios, los cuales revirtieron las reformas pero no restauraron los latifundios pre-reforma. En vez de ello Washington favoreció una modernización capital intensiva de la agricultura que marginó a los propietarios de tierra tradicionales y a los campesinos en favor de granjas comerciales a gran escala, agricultores subcontratados y agricultores de mediano tamaño integrados al mercado. (5) La política agrícola de libre mercado está guiada por la búsqueda de Washington de nuevas salidas dentro de Latinoamérica para los inversionistas, un superávit comercial en su búsqueda de aminorar sus déficit comerciales globales y la promoción de la especialización de la agricultura Latina para proveer con importaciones de alimentos baratos para mantener la inflación local baja y proveer trabajadores locales con alimento de bajo precio. (6) "La apertura" de la agricultura Latinoamericana desde los 80’s es parte de una "estrategia neo-liberal" que afecta a todos los sectores de la economía Latinoamericana. Las fuerzas sociopolíticas dentro de Latinoamérica promueven la desregulación, la especialización de exportaciones, la privatización y la reducción del gasto social, son las mismas fuerzas que están canalizado los créditos, los prestamos y la asistencia técnica los exportadores de agronegocios a gran escala. La alianza entre Washington y los comerciantes libres de Latinoamérica se está

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polarizando y concentrando la riqueza y la tierra en una minoría de capitalistas transnacionales. En el campo, están los sectores exportadores y en las ciudades, los grupos financieros y de manufactura atados a los circuitos internacionales. (7) La política de libre comercio de los Estados Unidos está provocando movimientos rurales de protesta a gran escala y a largo plazo, resistencia y movilización social a través de Latinoamérica. Los movimientos rurales en tanto ganan fuerza están construyendo alianzas con movimientos urbanos y partidos políticos radicales, los cuales desafían tanto las políticas agrícolas de los Estados Unidos no solo están dañando el abastecimiento local de alimentos y están minando a los productores a pequeña escala, y también están encendiendo la oposición sociopolítica más significativa hacia el modelo neoliberal. Fase extractiva: 1945-59. Justo después de la Segunda Guerra Mundial los inversionistas norteamericanos concentraron sus inversiones en la minería y en la agricultura. Las áreas de mayor interés fueron el Caribe y Centroamérica. Washington se alió con las clases propietarias de grandes tierras y con los regímenes autoritarios establecidos: Trujillo en la República Dominicana, Batista en Cuba, Somoza en Nicaragua, Pérez Jiménez en Venezuela, Duvalier en Haití, Los dictadores ofrecieron entrada libre a los mercados y regulaciones liberales para la inversión. En efecto, estos fueron los tiempos de la liberalización temprana’ donde los inversionistas de los Estados Unidos se estaban concentrado en extraer beneficios de los enclaves exportadores en minas y plantaciones. Los patrones de inversión de los Estados Unidos comenzaron a cambiar a principios de los 50’s, 3 particularmente en Sudamérica y México, cuando los manufactureros, a gran escala comenzaron a invertir para supera las barreras arancelarias establecidas mediante las políticas de sustitución de importaciones. La política económica extractiva enlazada con la alianza, con los dictadores políticos y los terratenientes tradicionales, provocó rebeliones populares particularmente en Guatemala y Bolivia a principios de los 50’s. La respuesta de Washington varió en cada caso. En Guatemala el régimen democráticamente electo de Arbenz aprobó una legislación que legalizaba los sindicatos y expropiaba las tierras no cultivadas propiedad del Unite Fruit Company. Los Estados Unidos organizaron un boicot y más tarde con éxito derrocaron al gobierno a través de un golpe dirigido por la CIA. En Bolivia los Estados Unidos aceptaron una reforma de la Tierra y expropiaron a los latifundistas bolivianos y se aliaron con los nacionalistas de la clase media para prevenir una revolución socialista dirigida por los mineros. Las diferentes respuestas demuestran tanto la rigidez como la flexibilidad de Washington en asuntos de cambio agrario. La rigidez cuando las reformas agrarias afectan los intereses de negocios de los Estados Unidos, la flexibilidad cuando no. Es igualmente importante hacer notar que el poder imperial de Washington no fue ilimitado. Aún en los 50’s, los retos radicales de abajo emergieron y en alguna ocasión tuvieron éxito. La Revolución Cubana: su significado para la política agraria de los Estados Unidos: 1959-62. La Revolución Cubana tuvo un gran impacto en la política de los Estados Unidos hacia la agricultura Latinoamericana. Previo a la revolución Washington nunca cuestionó sus alianzas con terratenientes tradicionales porque ellos eran la clase más favorable para la "economía abierta de libre comercio". La mayor parte de las estaciones experimentales agrícolas de los Estados Unidos y las misiones de ayuda técnica, especialmente el programa Rockefeller en el desarrollo de nuevas semillas híbridas estaba encaminado hacia la programación de actividad agraria de exportación a gran escala. La Revolución Cubana, en el curso de sus primeros tres años, expropió la mayor parte de las plantaciones propiedad a gran escala de los Estados Unidos y los cubanos, fábricas de azúcar y ranchos ganaderos. Convirtió muchas granjas estatales y

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cooperativas y repartió tierra a los pequeños propietarios La primera y segunda reformas agrarias crearon una base rural de apoyo político para la socialización del resto de la economía, por lo tanto convirtiendo a cuba en el primer país socialista del hemisferio. Cuando los Estados Unidos cortaron la cuota de azúcar de Cuba, el régimen de Castro desarrolló lazos comerciales con la ex Unión Soviética, China y mantuvo sus lazos con Canadá y Europa Occidental. Como resultado de la Revolución Cubana los autores de la política de los Estados Unidos comenzaron "a re-pensar la política" en Latinoamérica con dos propósitos en mente: (1) cómo limitar el atractivo de la Revolución Cubana en Latinoamérica; (2) cómo evitar que las luchas sociales para la reforma agraria se unieran con los movimientos de trabajadores en las ciudades y que por lo tanto se produjera una revolución social. El presidente Kennedy propuso la Alianza para el progreso la cual combinaba la reforma agraria y la promoción de una alianza entre la industria latina y las corporaciones multinacionales norteamericanas. Junto a la Reforma social, Kennedy luchó por elecciones libres y programadas de contrainsurgencia: elecciones para ganarse a la clase media latina y represión militar para detener el avance político de los campesinos, trabajadores y estudiantes radicalizados. Las condiciones políticas en el continente americano estaba maduro para revoluciones sociales: movimientos campesinos a gran escala se encontraban activos en Perú, Brasil, Chile, Colombia, México y otros países. Las guerrillas rurales surgieron en Venezuela, Guatemala, Perú y Colombia; los movimientos de masas urbanos en la República Dominicana, Brasil, Chile y Argentina estaban en ascenso. Estos movimientos rechazaban el "mercado libre" y, las políticas de puerta abierta de la alianza Estados Unidos- Latinoamérica. Washington condicionó la ayuda económica a la legislación que promoviera la reforma agraria, esperando que la presión sobre los regímenes latinos formara una nueva alianza reformista entre los campesinos y la clase media para disminuir la radicalización en el campo. La legislación de la reforma agraria se aprobó formalmente, pero no se implementó y se llenó de obstáculos administrativos. Los regímenes electorales de clase media no pudieron o no quisieron poner en riesgo a los terratenientes, ya que muchos de ellos poseían lazos económicos, políticos y familiares con las élites rurales y estaban temerosos del radicalismo de los campesinos. Aún más, los militares reprimieron a los militantes campesinos e intervinieron para minimizar los cambios agrarios que ponían en peligro a la élite terrateniente. Los Estados Unidos adoptaron una política contradictoria de apoyo a la reforma agraria, y la contrarreforma militar. El resultado de la alianza para el progreso fue una profundización de la radicalización. Para fines de 1963 los políticos en Washington estaban debatiendo sobre si dar por terminado su apoyo a la reforma agraria y dirigirse hacia una políticamente más aceptables "estrategia de modernización de la élite". La resolución en parte llegó con el golpe militar apoyado por los Estados Unidos en Brasil en 1964. Esto fue el comienzo del fin de los coqueteos de Washington con la política reforma agraria. Los militares brasileños destruyeron los movimientos campesinos y se embarcaron en un compromiso a gran escala y a largo plazo hacia una estrategia de agricultura dirigida a la exportación, financiando por el Banco Mundial y la organización USAID y apoyado por las agencias agrícolas públicas y privadas de los Estados Unidos. Mientras que Washington consideraba la estrategia brasileña como un modelo de "modernización desde arriba y desde afuera" para Latinoamérica, tenía que acomodar otras realidades en otras partes de Latinoamérica. En Chile y Perú los regímenes reformistas (demócratas cristianos y la izquierda en Chile, nacionalistas militares en Perú), instauraron políticas redistributibas a gran escala, dando por terminado el latifundio y estableciendo nuevas cooperativas rurales. Sin ninguna alternativa social en aquél entonces, Washington no resistió los cambios, particularmente debido a que las inversiones norteamericanas estaban concentradas en sectores no agrícolas. Washington en el contexto de un apalancamiento político limitado, buscó la reforma

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para evitar la revolución, ya que la política del mercado libre no era una alternativa viable. Washington sin mucha ceremonia abandonó sus alianzas previas entre los latifundistas chilenos y peruanos para abrirle los brazos a los nuevos reformistas de clase media, por el momento. A principios de los 70’s, la crisis y las confrontaciones se profundizaron en Latinoamérica: las reformas sociales estaban alcanzando niveles inaceptables para la clase capitalista local y sus aliados en Washington. Comenzando en Sudamérica los golpes de estado militares respaldados por los Estados Unidos en Bolivia, Chile, Argentina, Uruguay y Ecuador. Washington decidió a terminar su apoyo a la política de reformas y negociación. Decidió hacer un cambio radical en su estrategia general hacia Latinoamérica con un nuevo grupo de élites económicas y un nuevo grupo de hombres de decisión. Modernización "desde arriba y desde fuera": 1974-2000. Si la revolución cubana marcó la vuelta hacia la ‘reforma’ e política agraria de los E. U., la contrarreforma chilena de 1973 señaló un cambio decisivo en la política de los E. U. Hacia el neoliberalismo, la instauración sin ataduras de una política de libre comercio y la ascendencia de los agro-negocios. Desde la mitad de los 70’s hacia adelante, el marco conceptual, el vocabulario de la economía político-agraria, cambió drásticamente, reflejando los cambios en el poder. Términos como "reforma agraria", "agricultura cooperativa", "política redistributiva" y otros asociados con la ascendencia de movimientos masivos de campesinos de la década previa desaparecieron. En su lugar los expertos agrarios, y los políticos en Washington y Latinoamérica hablaron el lenguaje de la "modernización", ""fuerzas del mercado", "estrategias de exportación" y "eficiencia", reflejando la ideología y el poder de la agricultura corporativa. Por supuesto que el tema real no era la productividad contra la reforma social como algunos defensores de la política corporativa argumentaron. El tema real era político: las relaciones sociales, la tenencia de la tierra y las estrategias de mercado que serían instauradas. Las estrategias de desarrollo no son empujadas por la "tecnología", sino por patrones de tenencia de la tierra. La organización social determina los tipos de tecnología desarrollada y aplicada. La nueva era de la contrarreforma no tenía que ver con una restauración de formas previas de la agricultura basada en latifundio, más bien se movió hacia la "corporatización de la agricultura". Las empresas multinacionales y el gobierno de los E. U. ya no encontraban utilidad en la labor intensiva en predios tierras de cultivo extensivo del pasado. No sólo por su ineficiencia, sino porque estaban muy carentes de lazos hacia adelante y hacia atrás dentro de la matriz de los agro-negocios. Washington estaba interesada en revertir la agricultura reformada basada en campesinos y en integrar la nueva agricultura capitalista al mercado internacional utilizando insumos caros (fertilizantes, pesticidas, semillas, maquinaria agrícola) y en proveer bienes agrícolas baratos para los procesadores y exportadores norteamericanos. Brasil era la vanguardia de la nueva estrategia E. U.-Latinoamérica (parte porque comenzó casi una década antes que el resto de Latinoamérica). Los dictadores militares brasileños promovieron la especialización en el cultivo a gran escala de productos para la exportación (soya, café, jugo de naranja, etcétera). Los Estados Unidos estaban involucrados profundamente en la venta de importaciones y particularmente en el comercio de exportación. Mientras tanto, la represión militar de movimientos campesinos y la eliminación de la reforma agraria condujeron a un pronunciado declive en el porcentaje de la población que vivía en el campo y la emigración masiva hacia las favelas o ciudades perdidas de las grandes ciudades. Se desarrolló una gran brecha, un golfo entre los sectores corporativos encaminados a la exportación y los productores campesinos desplazados o arruinados, algunos de los

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cuales emigraron hacia las grandes ciudades del sureste o hacia el Amazonas para crear áreas de sobrevivencia. Chile bajo Pinochet siguió la "experiencia brasileña". El régimen promovió la restauración de tierra expropiada con un esfuerzo concertado para fomentar nuevos negocios agrícolas exportación de fruta entre nuevos inversionistas. El régimen neo-liberal no recreó el viejo sistema de latifundio. Lo que siguió al desmantelamiento del sector de la reforma agraria fue el crecimiento forzado de una agricultura altamente intensiva de exportación ligada a los mercados mundiales. La estrategia de Pinochet de "modernización desde arriba y el exterior" combinó exportaciones de fruta hacia los E.U. dirigido por una nueva élite de productores corporativos chilenos. Los campesinos emigraron a las ciudades o bien se volvieron trabajadores de granja por temporal, trabajando en los campos o viviendo en empresas empacadores (packing proses). A principios de los 90’s, una nueva y lucrativa división del trabajo internacional evolucionó, en la cual los gigantes conglomerados estadounidenses "contrataron" granjas latinas y productores agro-corporativos para producir cosechas específicas que se ajustaran a los mercados norteamericanos y proveer cosechas de temporada, por ejemplo vegetales y frutas de invierno. Los controles de calidad especificados por el Departamento de Agricultura de los E. U. se referían principalmente a la apariencia, tamaño y color -con menos preocupación sobre los pesticidas u otro contenido químico. El Contacto político militar para la ascendencia de los agro-negocios. Los E.U. se comenzaron a involucrar mediante una relación CIA-Pentágono-Departamento de Estado en colaboración con las élites militares y económicas de Latinoamérica al establecer los regímenes neo-liberales. Subsecuentemente el Departamento del Tesoro, Comercio y Agricultura intervinieron para proveer una estrategia múltiple de penetración y promoción de los intereses norteamericanos en los agros-negocios. El Tesoro proveyó los préstamos y sus representantes en el Banco Mundial financiaron a los grandes agroexportadores, los proyectos de irrigación, caminos y redes de transporte que unieron a los nuevos agro-exportadores a los mercados externos, a la vez que aislaron a los pequeños productores de los mercados locales. El Departamento de Comercio promovió "los mercados abiertos" para las exportaciones norteamericanos de granos, ganando importantes segmentos de mercado y convirtiendo algunos países que previamente tenían excedentes agrícolas de granos en países con déficit alimentario. Los términos financieros liberales hechos por el Banco de Exportaciones y Importaciones de los E. U. hacían que los importadores latinos les fuera barato comprar granos norteamericanos para sí arruinar a los productores locales pequeños y de mediano tamaño. El Departamento de Agricultura trabajó con los complejos norteamericanos más grandes Cargill, Archer Daniels y otros para promover el control norteamericano sobre la comercialización, así como con las compañías químicas norteamericanos como Monsanto, Dow Chemical, etcétera. La agencia estadounidense AID contrató a un número de universidades norteamericanas para promover la agricultura basada en productos químicos ligada a unidades a gran escala orientadas hacia exportaciones, creando así una "industria del conocimiento" ligada a una producción corporativa multinacional. "El conocimiento técnico" se ancló a una forma particular de agricultura corporativa. Lo que se asumía acerca de los métodos de producción, mercados, formas de producción y poblaciones, estaba basado en creencias derivadas de estrategias corporativas. A pesar de sus compromisos con las multinacionales muchos de los expertos agrícolas norteamericanos declararon su "neutralidad ideológica". Sólo una minoría de expertos agrarios en los E. U. buscaron desarrollar una "ciencia para la gente", creando tecnologías apropiadas para proveer comida nutritiva y barata para poblaciones locales dentro del marco de relaciones de tenencia

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de la tierra equitativas. La relación integrada entre agencias políticas, militares y agrícolas en el gobierno de los E. U. que promovían los regímenes neo-liberales, y la "agricultura abierta" en Latinoamérica, dieron sus frutos. Los patrones de consumo latino cambiaron, al tiempo que los puntos de venta de comida procesada norteamericana se expandieron. Los Corn Flakes de Kellogg's remplazaron las tortillas, la Coca-Cola reemplazó los jugos de frutas; Mc Donald's reemplazó los antojitos. Los déficit en la dieta crecieron, al tiempo que el consumo de productos imperialistas se incrementó. Los inversionistas norteamericanos a gran escala sacaron ventaja de las crisis en la deuda, los deft-swaps, las devaluaciones y el valor bajo de la tierra para comprar tierras agrícolas valiosas. En la actualidad el especulador norteamericano George Soros es el exportador de ganado más grande en Argentina. El patrón que se replica en México, Venezuela y Brasil, con otros gran inversionistas norteamericanos europeos y japoneses. Las principales compañías agroquímicas y exportadoras de semillas, han financiado la experimentación agrícola que ha generado nuevas semillas que son más "productivas", pero más costosas en términos de insumos. Así se desplaza a los pequeños productores, reduciendo la diversidad de las especies e incrementando la vulnerabilidad hacia nuevas plagas que crean inmunidad hacia los productos químicos actuales en un ciclo que nunca termina. Igualmente importante es la nueva estrategia de agro-exportaciones, la cual conduce a la influencia de financiamiento de ultramar y en particular al papel de los bancos internacionales para "aceitar las ruedas del comercio". En tiempos de alza de precios de productos básicos esto no es problema; sin embargo los movimientos repentinos y hacia abajo en los precios y los pagos más elevados a los bancos conducen a crisis financieras aún para los "agrosectores corporativos". El efecto neto de la nueva estrategia de "modernización" por lo tanto no está confinado a la elevada explotación, desplazamiento y empobrecimiento de los campesinos más pobres, sino a la bancarrota y al endeudamiento de agricultores medianos y aún grandes, como es el caso de los cultivadores de maíz y trigo en el sur de Brasil, México y otros países. En la perspectiva global Washington se beneficia de la emigración de los campesinos a las ciudades a través del crecimiento de una población laboral excedente disponible para trabajo barato dentro los E.U. y en las industrias de la frontera. La "modernización desde arriba", crea una masa de fuerza de trabajo excedente para la manufactura ligera, plantas maquiladoras que se han convertido en grandes "plataformas de exportación". El excedente de la labor rural, ha servido para poner una gran presión hacia abajo en el salario de la fuerza de trabajo, no sólo en Latinoamérica sino también en los E. U., donde las amenazas de "salir del país", disciplina a los trabajadores de los E.U. a para mantener las demandas salariales a niveles bajos. La estrategia de modernización desde arriba, promovida por los E.U. ha resultado en una sociedad de clases altamente polarizadas y en un crecimiento desigual. Una nueva clase de "agricultores" latinoamericanos multimillonarios vinculados a las empresas agronegocios de los E. U. mandan sobre una población campesina cada vez más pobre, agricultores de mediano tamaño en bancarrota o cerca de la bancarrota y granjeros altamente dependiente de los contratos. El resultado ha sido un éxito espectacular de los creadores de política de E. U.: han consolidado una posición económica decisiva en la agricultura latinoamericana, una posición que influye entre los creadores de política latinoamericanos y que juega un papel importante en el entrenamiento de agrónomos latinoamericanos cómplices. Aún así el éxito al establecer la hegemonía norteamericana ha creado contradicciones y oposición manifiesta. (1) El empobrecimiento de los productores tradicionales de granos a través de

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competencia injusta ha motivado la producción de droga, cocaína, mariguana, etcétera, la cual ha tenido repercusiones negativas en la sociedad norteamericana. (2) Movimientos sociales a gran escala, tales como el MST en Brasil, los zapatistas en México, los cocaleres en Bolivia, los movimientos campesinos de Ecuador, la guerrilla y movimientos campesinos en Colombia, los movimientos campesinos en Guatemala, El Salvador, etcétera, han jugado un papel importante en la creación de polos de oposición políticos no sólo hacia las políticas de agro-negocios, sino hacia los regímenes neo-liberales. (3) La internacionalización de la producción ha elevado los precios pero ha dejado a los consumidores locales sin subsidios alimentarios en un momento en que los salarios han declinado y los beneficios sociales han sido cortados, creando una población urbana explosiva. (4) La internacionalización de las inversiones crea una vulnerabilidad más grande, al tiempo que la demanda y los precios fluctúan y los sitios de inversión cambian de acuerdo con las preferencias corporativas. El fenómeno de altas y bajas de la economía especulativa está profundamente inmerso en la nueva economía agrícola. (5) El daño ambiental se acumula, ya que debido a los agronegocios se hace uso intensivo de productos químicos, y esto ha levantado un movimiento ecologista significativo popular así como de profesionistas. La unión entre asuntos de justicia social y los grupos ambientalistas, crea la base para una oposición política nacional que une a los campesinos y a la clase media. (6) Una nueva generación de agrónomos con una perspectiva crítica hacia la "estrategia de modernización desde arriba" ha emergido y está técnicamente preparada así como socialmente unida a movimientos populares, para desarrollar un nuevo marco en la agricultura el cual pone los asuntos de alimentación y tenencia de la tierra locales en él, dentro de los debates sobre producción y tecnologías. Enfrentando una oposición a largo plazo y a gran escala entre movimientos rurales politizados y cada vez más sofisticados, la élite de los agronegocios ha recurrido a financiar proyectos, los cuales distraen los retos fundamentales de tenencia de la tierra, propiedad, financiamiento y mercadeo. Para minar la oposición han diseñado "programas de pobreza" que proveen subsistencia temporal a los campesinos alejados de su tierra por las fuerzas del mercado para evitar su movilización social. El Banco Mundial brinda fondos de "autoayuda" y "microempresas" en los intersisticios de la economía para dirigir la atención de los campesinos empobrecidos hacia bajo y hacia adentro. El Banco Interamericano de Desarrollo apoya proyectos locales que impactan poblaciones limitadas a corto plazo sin poner en riesgo el poder de las élites sobre la macro-economía agrícola. Las instituciones financieras apoyan con fondos ciertas ONG orientadas hacia el sector privado para minar los programas públicos y los fondos para campesinos y pequeños granjeros. Las microempresas tienen poco impacto a largo plazo y a gran escala. La mayor parte de los microproyectos cubren a poca gente, frecuentemente fallan pero tienen un impacto político a corto plazo consiguiendo el voto para los neoliberales, una minoría de ONG’s progresistas se están aliando con movimientos campesinos progresistas y revolucionarios orientados hacia la transformación social. En el contexto de movimientos sociales, proyectos locales pequeños se han unido a transformaciones sociales, creando nuevos modelos de producción colectiva democrática. Conclusión. Es una de las ironías más grandes de nuestro tiempo que el lazo más débil en el nuevo imperio global sea precisamente las áreas rurales. La transformación capitalista de la agricultura ha puesto en movimiento una nueva generación de campesinos orientada a crear movimientos ligados a los centros urbanos y a las organizaciones internacionales como la "Vía Campesina". El mismo éxito del neo-liberalismo para concentrar la riqueza está conduciendo a la acumulación de nuevas fuerzas en un

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polo alternativo: rurales sin tierra, campesinos, agrónomos progresistas, trabajadores urbanos, granjeros en bancarrota y profesionales en la clase media. En el nuevo milenio es posible ver un nuevo modelo de agricultura "desde abajo y en el interior", el cual se base en las habilidades técnicas de los agrónomos entrenados ligados a las demandas de justicia social y la democracia participativa de los productores rurales. La clase gobernante de los norteamericanos no es omnipotente. Las políticas agrícolas no se envían directamente del centro imperial y se implementan automáticamente en latinoamérica. La instauración de políticas de libre mercado norteamericanas reflejan relaciones de poder. Cuando los regímenes latinoamericanos están controlados por políticos ligados a élites exportadoras, Washington tiene una gran influencia. Las políticas favorables a Washington se instauran. Cuando los regímenes nacionalistas o socialistas están en el poder, Washington se ve forzado a enfrentar o adaptarse a los cambios hechos en latinoamérica. Es crucial para la ejecución de la política de Washington la unión con las clases colaboradoras y los creadores de políticas en latinoamérica. Cuando están en el poder, Washington muestra una política de cooperación. Cuando emergen regímenes que tienen en la mente la reforma agraría y que persiguen estrategias alternativas, Washington intenta minarlos con presión económica y derrocarlos vía fuerza militar. El punto teórico es que las alternativas para las políticas de libre mercado surgieron en los 60’s y a principios de los 70’s, precedidos por una década de movilización social. Hoy podemos tomar las lecciones del pasado. Contra aquellos académicos que argumentan que la "globalización" o el imperialismo son inevitables, apuntamos al pasado reciente, cuando los movimientos políticos retaron y forzaron a los E.U. a modificar su agenda agrícola. Podemos apuntar al paralelismo entre los movimientos masivos crecientes en el campo en la actualidad y aquellos que surgieron en los 50’s, actividades que precedieron transformaciones políticas de los 60’s y de principios de los 70’s. La pregunta decisiva es si una estrategia alternativa puede ser desarrollada y un liderazgo político puede emerger, el cual unifica las luchas sociales a una estrategia política nacional, que vea hacia la profundización y a la extensión de los mercados locales, como ocurrió entre 1940-1980. La historia nos enseña a no ser esclavos de los amos del momento: dentro de cada movimiento rural se crean y se llevan a cabo las esperanzas y realidades de las nuevas sociedades.

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7 de enero de 2003

James Petras analiza el año que comienza desde el materialismo histórico

2003: un año de guerras imperiales, crisis económica y levantamientos populares James Petras Traducido para Rebelión por Manuel Talens www.manueltalens.com Las luchas políticas y sociales a lo largo de la década pasada han probado una vez más que los "profetas" de ciclos largos, basados en proyecciones económicas, son incapaces de comprender los acontecimientos más profundos del devenir contemporáneo. No son "los medios de producción" lo que constituye el motor de la historia, sino "las relaciones sociales de producción", entendidas en sentido amplio como el poder estatal, los sistemas productivos y las relaciones de clase. Esencialmente, el sistema no es un amorfo "capitalismo mundial " o "imperio", sino un sistema imperialista, que no está controlado por un "centro" sociológicamente vacío y su "periferia" sino, de forma concreta, por un estado estadounidense imperial que ha vuelto a colonizar el Tercer Mundo y ha subordinado a sus rivales imperiales en Europa y Asia. El estado imperial no es sólo un producto de "fuerzas de mercado", sino el resultado del poder militar y político ejercido por las clases dominantes en las principales economías imperiales. El comportamiento de las clases dominantes es menos un subproducto de "ciclos largos" que el resultado de su política estratégica y de sus alianzas políticas. Para poder entender los trascendentales acontecimientos del pasado, del presente y del futuro es necesario teorizar a partir de fuerzas políticas claramente identificadas, que actúan en circunstancias concretas, no de proyecciones a largo plazo, basadas en fórmulas abstractas y ajenas a las principales luchas políticas y sociales. En el sistema imperialista existen cuatro luchas mundiales simultáneas. La primera es la del imperialismo estadounidense para conquistar el mundo a través de la guerra (Irak, Afganistán), la presencia militar (Colombia), los bloqueos económicos (Venezuela), las amenazas con armas de destrucción masiva (Corea del Norte) y el chantaje diplomático (Europa y Japón). La segunda se encuentra en los movimientos nacionales y sociales de liberación, en su resistencia al imperialismo y en su capacidad de conquistar el espacio político en las calles, en el campo, en las junglas y en los parlamentos de todo el mundo. La tercera enfrenta a las clases dominantes de EE.UU., Europa y Japón, que buscan ampliar inversiones, negociar y conquistar mercados en todo el mundo, y a los trabajadores asalariados y en paro, que sufren las consecuencias del rápido deterioro de sus economías nacionales. La cuarta tiene lugar entre los regímenes imperiales de guerra y conquista y los movimientos antiimperialistas y pacifistas de Europa, Oriente Medio, América Latina, Asia, África del Norte y Norteamérica. Los resultados de su pugna tendrán un profundo impacto sobre el futuro de la humanidad durante la próxima década. A corto plazo, el estado imperialista estadounidense está preparado para llevar a cabo una serie de guerras de conquista, en principio contra Afganistán, Irak y Corea del Norte y, después, contra Venezuela, Irán y otros países ricos en petróleo. El desenlace reforzará probablemente la posición geopolítica, geopetrolera y militar de EE.UU. en la economía mundial. No obstante, su economía interior sufre al mismo tiempo una profunda recesión que debilitará las bases financieras y fiscales del imperio y ejercerá un intenso impacto negativo sobre las economías de los regímenes proimperialistas en todo el mundo, ya que dependen de los mercados y de las inversiones estadounidenses. El impacto combinado de las guerras imperialistas de conquista y una recesión mundial refuerza la posición de los movimientos de liberación en el

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Tercer Mundo: el declive del neoliberalismo, el fracaso del "libre comercio" y el debilitamiento de la clientela proyanqui, así como de los regímenes de centro izquierda, favorecen los movimientos extraparlamentarios de izquierda. En el mundo árabe es probable que estallen importantes disturbios y, en América Latina, el impulso podría derrocar los regímenes de Argentina, Bolivia, Ecuador y otros países. En Venezuela, Brasil, Uruguay y Perú aumentará la presión política a favor de transformaciones sociales. Los efectos combinados de guerras imperiales, crisis económica y poderosos movimientos de liberación serán un estímulo importante para el crecimiento de movimientos de masas en Europa y, en un grado menor, en Japón y Norteamérica. En particular en Francia, Italia y España, la lucha será substancial y desafiará la complicidad de sus regímenes con las guerras estadounidenses de conquista. El creciente desempleo, que es el resultado de la recesión y de los recortes salariales y de los servicios sociales, podría radicalizar los movimientos europeos. Los efectos políticos de las guerras imperiales, la recesión mundial y el auge de los movimientos de liberación en todo el mundo probablemente harán irrupción en la política interna de los EE.UU. Sin embargo, la propaganda del terror en todos los medios de comunicación, la vigilancia a gran escala del estado policial, un liderazgo sindicalista corrupto e impotente y un bipartidismo cómplice del estado imperialista limitarán la influencia política directa de los crecientes movimientos antiglobales y pacifistas en los EE.UU. Los estados europeos, a pesar de sus conflictos comerciales con EE.UU. y de sus "reservas" simbólicas e inconsecuentes sobre las guerras estadounidenses de conquista, no ofrecen ninguna auténtica oposición. El "debate" de las Naciones Unidas sobre la guerra estadounidense lo ilustra bien: los EE.UU. fueron capaces de obtener una resolución que les asegura un pretexto para la guerra; la arbitraria incautación estadounidense de los documentos iraquíes sometidos al Consejo de Seguridad de la ONU y la purga de ocho mil de sus once mil páginas no encontró gran oposición. Sin presentar prueba alguna de que Irak había infringido la resolución de las Naciones Unidas, los EE.UU. han programado una invasión de dicho país, que tendrá lugar en febrero de 2003. Europa protestó, pero ha terminado por plegarse a la voluntad de los EE.UU. En el Extremo Oriente, Washington rompió su acuerdo para suministrar energía a Corea del Norte, acusó a dicho país de ser una amenaza terrorista y prepara una guerra de agresión. Corea del Sur y Japón se quejan de la agresión estadounidense, pero la aceptan. La oposición proviene de los millones de coreanos del sur, que temen más a EE.UU. que los del norte. El año 2003 será decisivo para el resto de la década: a corto plazo, el imperialismo estadounidense conquistará Irak haciendo uso de la información de los inspectores sobre las armas de destrucción masiva. El hecho de que los equipos anteriores de inspección de las Naciones Unidas destruyesen la mayor parte de armas iraquíes facilitará la conquista militar. El apoyo de estados clientes de los EE.UU. en Oriente Medio (Kuwait, Turquía, Omán) y de su aliado Israel asegurará el éxito imperial. La ofensiva militar se basa en el monopolio por parte de Washington de las armas de destrucción masiva y en sus esfuerzos para impedir que otros países las desarrollen. La campaña para desarmar y destruir la capacidad militar de Irak forma parte de la estrategia imperial de debilitar a los países que son futuros objetivos y en impedirles que obtengan armas disuasorias. Las amenazas de Rumsfeld de declarar la guerra a Corea del Norte buscan impedir el desarrollo de medios militares para oponerse a la invasión estadounidense. La ideología de la guerra "contra el terror" y "contra las armas de destrucción masiva" es un instrumento de propaganda para permitir que la conquista imperial tenga lugar con impunidad, con pocas víctimas estadounidenses, con un mínimo de gastos políticos interiores y con un máximo de pérdidas físicas en el país considerado como objetivo. Sin embargo, el éxito militar a corto plazo del estado imperial no impedirá que la recesión se incremente, sino que más bien la exacerbará. El aumento del los precios del petróleo, el declive del dólar y el déficit cada vez mayor pondrán a prueba la economía estadounidense. Los gastos de las conquistas imperiales serán sufragados por los trabajadores de EE.UU. y, lo que es peor, por los

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del Tercer Mundo, sobre todo en América Latina. Esto dará lugar a transferencias de riqueza cada vez más cuantiosas y a un aumento de la militarización. Los regímenes clientes de América Latina se verán forzados a aceptar las reglas del imperio a través del ALCA. Washington exigirá la privatización de los recursos petroleros estatales en Ecuador, Venezuela y México, el pago total de la deuda y una disminución todavía mayor de las barreras comerciales. La imposición a América Latina de gastos adicionales para la construcción del edificio del imperio tiene lugar en un momento en que Colombia, Venezuela, Argentina y Bolivia están sometidas a grandes confrontaciones sociopolíticas y en que el modelo neoliberal existente se derrumba o está al borde del colapso en Brasil, Paraguay y Perú. Para Washington será sumamente difícil obtener más recursos económicos de la empobrecida pero combativa gente de América Latina. A medio plazo, el conflicto entre el costo militar del imperio y su declinante economía interior, el auge de los movimientos de liberación y el colapso de las economías neoliberales latinoamericanas probablemente ejercerán una enorme presión sobre los regímenes "de centro izquierda", que intentan navegar entre dos aguas combinando los acuerdos internacionales con el imperio y las reformas sociales en la política interior. El eslabón más débil de la cadena del imperio mundial de Washington se encuentra en América Latina. El desigual desarrollo de los movimientos sociopolíticos en América Latina, su fragmentación y la ausencia de mando nacional es la debilidad estratégica más seria ante el centralizado poder militar y económico del estado estadounidense imperial. A pesar de que el Foro Social Mundial es útil como punto de encuentro para debates y reuniones, no proporciona la cohesión programática y estratégica necesaria para impedir el avance de imperio y la descomposición de los regímenes clientes. Son de esperar cambios profundos en el ámbito de los estados-nación, que a su vez puedan servir como eje político o "eje del Bien" para proporcionar apoyo político a los movimientos de liberación que surjan en otros países. Nadie puede predecir las consecuencias totales de las guerras imperiales estadounidenses en 2003, porque todo dependerá de la respuesta subjetiva de los pueblos del mundo a muchas preguntas políticas: ¿Precipitará la guerra un levantamiento en Arabia Saudita, lo cual provocaría una intervención estadounidense todavía mayor y una escalada del conflicto? ¿Expulsará Israel a millones de palestinos durante la invasión estadounidense de Irak, lo cual daría lugar a una nueva ronda de conflictos entre árabes e israelíes? ¿Provocarán los acuerdos del Fondo Monetario Internacional con Brasil un levantamiento de grandes proporciones, una crisis en el régimen y una mayor radicalization? ¿Podrán los regímenes europeos seguir siendo cómplices de los EE.UU. frente a una crisis económica cada vez más profunda, al aumento de los movimientos de masas y a la posible escasez en el suministro de petróleo? Las fórmulas económicas abstractas no sirven para explicar la "crisis del capitalismo mundial". Las respuestas dependerán del grado de conciencia de clase y de conciencia nacional, expresado a través de la intervención política.

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11 de enero de 2003

Grito de los Excluidos James Petras Traducido para Rebelión por Gabriela García Cedro El "grito de los excluidos" tiene varios significados, dependiendo del contexto histórico y del protagonista. La palabra "excluido" tiene un doble significado. En el contexto más comúnmente aceptado, se refiere a las clases y los grupos sociales (indígenas, negros, mujeres, etc.) que son excluidos de los servicios sociales como salud y educación, de los productos e ingresos que generan y de las instituciones políticas que gobiernan un país. Muchos de los "excluidos" juegan un rol importante o esencial en la producción y distribución como empleados domésticos, cuyo trabajo permite a los profesionales y ricos comprometerse en actividades redituables; como los obreros de la construcción, que construyen oficinas, fábricas y hogares lujosos para los banqueros, industriales y profesionales; como desempleados o semi-empleados, que venden productos terminados por los manufactureros. En una palabra, los "pobres" están integrados al sistema de producción y distribución pero no reciben ningún beneficio porque están excluidos de las esferas de poder. La batalla de base no es sobre la "incorporación" de los pobres dentro del sistema, dado que ya están "incorporados" como sectores clases/razas/ géneros esencialmente subordinados, excluidos del poder, la tierra, la riqueza, la propiedad y los servicios. El problema real de los excluidos es la "transformación" del sistema de propiedad y de poder a fin de que los pobres tengan acceso al control de los recursos de riqueza y servicios sociales. Hoy, los pobres son "excluidos" del empleo, ellos forman una reserva de desempleados que son usados para abaratar costos de empleado. Los pobres están "excluidos" del trabajo limpio y bien pago –ellos trabajan en empleos sucios, mal remunerados e inestables, la mayoría en el "sector informal", sin pensiones, vacaciones o beneficios de salud. La pregunta es: ¿quién excluye a quién y con qué propósito? Los "excluidos" son principalmente, trabajadores rurales sin tierras, indígenas y paisanos en minifundios o granjas de subsistencia, trabajadores urbanos desempleados o sub-empleados, trabajadoras domésticas, la masa de vendedores callejeros, obreros de la construcción temporarios, operarios de fábricas con contratos precarios, jóvenes que nunca tuvieron un trabajo estable –en otras palabras, más del 70% de la población de Ecuador, Bolivia, Perú, Venezuela, Argentina y el resto de América Latina. ¿Quién "excluye"a los pobres de los beneficios que producen y quién monopoliza el poder político? Los estados imperialistas –los Estados Unidos, la Unión Europea y Japón– y sus corporaciones multinacionales y bancos que se apropian de los beneficios, intereses y pagos principales y se aseguran ventajas comerciales mediante un comercio desigual. El Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, que son instrumentos de los estados imperiales, excluyen a los pobres a través de políticas socio-económicas que transfieren las empresas públicas a las multinacionales mediante privatizaciones y fuerzan pagos onerosos, empobreciendo a los pobres y enriqueciendo a las elites extranjeras. Los gobiernos locales de América Latina y las clases dominantes excluyen a los pobres gracias a su monopolio del poder político, su robo del tesoro público y las "rentas" que reciben de los explotadores del trabajo y los recursos nacionales. Los "excluidos" y "excluyentes" están en esencial conflicto: la condición para la dominación de algunos es la exclusión de muchos. La política del "inclusión" está basada sobre la transformación de este sistema: la "exclusión" de las clases gobernantes extranjeras y nacionales y sus estados –los principales "excluyentes". El "Grito de los excluidos" es oído en diferentes contextos y tiene varios significados. El primer "grito" surge del dolor y del sufrimiento de pobreza y

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explotación que hace erupción cuando los pobres se rehúsan a sufrir en silencio. Este grito es un anuncio al mundo que el dolor de la pobreza ya es intolerable. Los gritos iniciales resuenan de una casa a otra, a lo largo de los barrios de los pobres y desempleados y se convierten en un nuevo grito colectivo: el grito de los movimientos sociales organizados demandando justicia, trabajo, tierra, alimento, vivienda y escuelas. El grito de los movimientos sociales es de afirmación, de poder colectivo, un grito no ya de desesperación sino un grito de guerra para la batalla. Fuera de las luchas de los movimientos sociales emerge un nuevo grito que va más allá de concesiones inmediatas –la demanda por el poder popular y la demanda por la renuncia de los políticos ("Que se vayan todos"). El grito del poder popular avanza desde el poder local dentro de las comunidades hacia el poder estatal. El "grito de los excluidos" exige socialización de los medios de producción y toma del poder estatal. El grito final es un grito festivo –la celebración de la construcción de una nueva sociedad sin clases, sin excluidos ni excluyentes. El grito de dolor y sufrimiento de los excluidos se convierte en grito de júbilo y en el final de la exclusión. En el mundo contemporáneo, en América Latina y el resto del Tercer Mundo, el grito de los excluidos refleja un mundo de explotación imperialista y de guerras, de decadencia social y saqueo económico. Realidades socio-económicas de los excluidos La pobreza masiva ha aumentado astronómicamente a lo largo de América Latina en los últimos cinco años. Cada país latinoamericano está experimentando desempleo y subempleo masivos. El hambre corre desenfrenadamente incluso en los antiguos países "más ricos" de la región. En Argentina, que produce suficiente carne y trigo para alimentar a 350 millones de personas, casi 8 millones de habitantes (más del 20 por ciento) son indigentes y sufren de malnutrición. La degradación de los excluidos no es sólo un dato estadístico –está evidentemente probada. En mayo de 2002, en la acera opuesta a un restaurante cercano al congreso nacional, tres niños harapientos, de no más de diez años de edad, estaban royendo los restos de carne de huesos tirados a la basura. Según las estadísticas oficiales del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), cuyas estadísticas siempre subestiman la calamidad social, América Latina tiene las peores desigualdades en el mundo: 10 por ciento de las clases más ricas tienen ingresos 84 veces superiores al 20 por ciento de los ingresos de los más pobres. Ochenta y cinco por ciento de los niños latinoamericanos viven en la pobreza, 33 por ciento de los niños sufren de malnutrición. En América Central –Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Honduras, el hambre crónica acecha la tierra: entre 1992 y 2002 el porcentaje de gente hambrienta ha aumentado un 33 por ciento, de 5 millones a 6.4 millones. Los "acuerdos de paz" de Estados Unidos han agregado 1,4 millones de hambrientos. La decadencia masiva del nivel de vida en los últimos cinco años es más evidente en la otrora abundante Argentina. Hace diez años el porcentaje de gente viviendo bajo la línea de pobreza era inferior al 15 por ciento, en el año 2000 el número de pobres subió al 30 por ciento y en diciembre de 2002, el 53 por ciento está en la pobreza. De acuerdo con las Naciones Unidos, en 1997 el ingreso per capita de Argentina era de 8,950 dólares, en marzo de 2002 era de 3,197 dólares e iba en descenso –un 67 por ciento de caída en el nivel de vida promedio. Argentina, con la tierra más rica de América Latina, es ahora la tierra del hambre e incluso de la inanición: en las últimas semanas de 2002 más de 40 niños en las provincias de Tucumán y Misiones murieron de hambre. En México cerca del 60 por ciento de la población vive en la pobreza –y cifras comparables o aún mayores se encuentran en Colombia, Perú, Ecuador, Bolivia y Paraguay. En Brasil, más de 100 millones de personas viven bajo la línea de pobreza, mientras en Uruguay y Venezuela, los niveles de vida están disminuyendo a gran velocidad. En Chile, las cifras reales de pobreza exceden ampliamente las estimaciones oficiales –más de un tercio de la población. La pobreza es el resultado del desempleo y el sub-empleo que están creciendo. En Argentina en los años 2001-2002 el desempleo aumentó del 16,4 al 25 por ciento; en Brasil, del 6 al 11 por ciento, Uruguay de 15 al 20 por ciento, en Venezuela de 14 al 17 por ciento. En América Latina los llamados "trabajadores informales" –sin

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pensiones, planes de salud o empleo estable, y con bajos ingresos, ahora exceden el 60 por ciento de la fuerza laboral. En México los economistas estiman que la caída del ingreso real para los trabajadores es de más del 60 por ciento desde 1994, y que tomará 30 años recobrar el nivel de inicios de los ’90 y 60 años para recuperar los niveles de ingreso de los ’70 –antes de que las políticas neo-liberales fueran implementadas. Trabajadores mexicanos han experimentado la mayor decadencia en los salarios mínimos en América Latina en los últimos veinte años (1982-2002) –81 por ciento de pérdida en el poder adquisitivo. Hace veinte años con el salario mínimo mensual se podían comprar 25 kilos de tortillas, hoy sólo pueden adquirir ocho kilos de tortillas. En 1982, el sueldo mínimo permitía adquirir el 93,5 por ciento de la canasta familiar básica; en diciembre de 2002 sólo permite comprar el 19,3 por ciento. El costo de vida ha aumentado cuatro veces sobre el salario mínimo. En los primeros años de la presidencia de Fox (2000-2002) el poder adquisitivo ha caído un 11,7 por ciento. La pobreza rural y el desempleo son causados por la concentración de la propiedad –el crecimiento de la agroindustria orientada a la exportación, la adquisición de grandes haciendas por capitales extranjeros, terrorismo estatal y para-militar y desplazamientos forzados. En Colombia, los sucesivos regímenes contra-revolucionarios y sus aliados entre los escuadrones de la muerte paramilitares han desplazado a tres millones de paisanos de su tierra. En Ecuador, casi un tercio del campo ha emigrado a la costa, a los barrios bajos urbanos o extranjeros en la última década. En Brasil, entre 1995 y 2002 más de un millón y medio de pequeños granjeros y trabajadores sin tierra han sido forzados a abandonar su tierra, sus hogares y sus comunidades. Las políticas neoliberales del "mercado libre" no sólo han conducido a un desempleo masivo, caída de los niveles de vida promedio, la bancarrota de pequeños granjeros y el robo de los ahorros de la clase media, también ha provocado el empobrecimiento de los jubilados debido a la apropiación de los fondos de pensión por "administradoras privadas". Durante los ’80 y los ’90, los regímenes neoliberales "privatizaron" los fondos de pensión, dejando su administración en manos privadas. El resultado es que un exorbitante porcentaje de los fondos de pensión son "apropiados" por administradores privados como "costos administrativos". Una comparación de los costos públicos versus los de la administración privada de contribuciones anuales demuestra la ventaja del sector público. En los Estados Unidos la administración pública de los fondos de pensión cuesta el 0,5 por ciento; la administración privada en Argentina es del 23 por ciento, en Chile del 15,6 por ciento, en México del 22,1 por ciento y en Colombia del 14,1 por ciento. Claramente, los "altos costos" de las administradoras privadas reducen significativamente la pensión que los trabajadores recibirán, en tanto que los dueños de las compañías privadas incrementan su riqueza en billones de pesos. La visión de millones de jubilados hambrientos a lo largo de América Latina está directamente relacionada al saqueo de sus contribuciones, como resultado de las privatizaciones de las pensiones, una parte central del programa neo-liberal. La masificación de la pobreza ha ayudado a aumentar la deserción escolar: más del 40 por ciento de los niños pobres no termina la escuela primaria. Sólo el 20 por ciento de aquellos que entran al colegio secundario completan sus estudios. Las clínicas y los hospitales están siendo cerrados o carecen de recursos médicos básicos e instalaciones para tratar las largas filas de pobres que esperan ocho o diez horas para ser atendidos. Los accidentes de trabajo aumentan puesto que la legislación de protección laboral es suprimida y el número de inspectores es reducido. En México, en 2002 los trabajadores presentaron 308.000 quejas por violaciones de los derechos laborales por parte de los empleadores. La transición de gobiernos militares a políticas electorales ha sido acompañada por un descenso en el nivel de vida promedio, mayor desempleo y empobrecimiento masivo. La "transición" ha sido de un régimen militar-oligárquico a un régimen civil-oligárquico, de una forma de gobierno de elite autoritaria a otra. El crecimiento de la exclusión masiva bajo regímenes electorales de elite es el resultado de una ausencia de democracia, no una causa de la misma. Los regímenes electorales

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de elite han profundizado las políticas neo-liberales y saqueado la economía vía corrupción y robo masivos. La reducción de barreras tarifarias ha permitido que los granos y otros alimentos subsidiados de Estados Unidos y Europa destruyan a millones de granjeros familiares locales. El fin del subsidio a los alimentos en América Latina llevó al hambre urbana masiva. La desregulación del sector financiero terminó en el gran fraude bancario que llevó a que los ahorristas en Argentina, Uruguay, Ecuador y Bolivia perdieran decenas de millones de dólares de sus depósitos. Las importaciones baratas subsidiadas han destruido las industrias locales aumentando el desempleo de ese sector. Actualmente, el sector informal de auto-empleados excede a los trabajadores formalmente empleados en una proporción de 5 a 1. El proceso electoral es controlado por los medios de comunicación, los candidatos son intimidados por las bancas internacionales y el imperialismo norteamericano, y las campañas electorales están completamente disociadas de las prácticas de los políticos electos. En otras palabras, incluso aquellos políticos que hacen campaña sobre un programa "anti-neoliberal" de "cambio social" para ganar votos, una vez electos, implementan el programa neoliberal –austeridad para los pobres; concesiones mineras, agrícolas e impositivas para los ricos, especialmente los ricos extranjeros. Los excluidos golpean de nuevo: alternativas populares Una reciente encuesta demostró que el apoyo a los regímenes electorales de la elite neo-liberal (descriptos como "democracias") está decayendo: sólo 48 por ciento de la gente apoyó estos regímenes. En Brasil, solamente el 30 por ciento de la población confía en que los regímenes electorales lleven a cabo sus promesas. En Argentina, el slogan más popular es "Que se vayan todos". Sólo el 30 por ciento del electorado confía en los presidentes, 25 por ciento en el Congreso y 20 en los partidos tradicionales. La razón para este rechazo popular a los regímenes electorales es una combinación de empobrecimiento y represión estatal. Bajo la presidencia de Cardoso en Brasil (1994-2000), más de cien activistas rurales fueron asesinados por grupos estatales y paramilitares. En Bolivia, docenas de cocaleros fueron asesinados o heridos. En Argentina, más de 31 personas murieron durante el derrocamiento de De la Rúa (19 y 20 de diciembre de 2001). En respuesta, los excluidos se han rebelado exitosamente, han derrocado presidentes, creado movimientos autónomos, liberado territorios y tomado el manejo de las fábricas. El "grito de los excluidos" en su lucha ha pasado de sufriente a combativo, el grito de los movimientos en avance, las celebraciones de batallas exitosas y victorias parciales. En Ecuador, los levantamientos indígenas y urbanos derrocaron dos regímenes neoliberales de elite. En Argentina, el levantamiento de la empobrecida clase media y los desempleados derrocó a tres presidentes en dos semanas. En Venezuela, un levantamiento popular en defensa del presidente Chávez, desbarató el golpe militar orquestado por los Estados Unidos en abril de 2002 y resiste un prologando ataque en diciembre de 2002. En México un movimiento masivo de campesinos bloqueó el intento del presidente Fox de expropiar las tierras cultivables para construir un nuevo aeropuerto. En Cochabamba, Bolivia, una alianza de las fuerzas populares frenó un intento por privatizar el agua. En Perú, un movimiento de masas que comenzó en Arequipa y se extendió por todo el país bloqueó la agenda de privatizaciones del presidente Toledo. En Colombia, las guerrillas –FARC/ELN–han combatido a las fuerzas militares y paramilitares financiadas por los Estados Unidos, manteniendo un impasse con el territorio parejamente dividido. Los movimientos populares en crecimiento han creado sus propias instituciones económicas –embriones del poder dual. En Argentina, más de doscientas empresas con miles de empleados han sido tomadas y puestas en funcionamiento por los trabajadores. En Bolivia, los cocaleros han creado gobiernos cooperativos y municipales que responden a las asambleas populares. Los trabajadores han ocupado las fábricas cuyos dueños habían cerrado, defendiéndolas de los esfuerzos gubernamentales para desalojarlas y ahora están produciendo y comercializando sus productos. Cuando el estado trata de apoderarse de esas fábricas, miles de trabajadores de otras fábricas, gente de las asambleas

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barriales, estudiantes y desempleados enfrentan a la policía, poniendo en práctica el lema "Tocas a uno, tocas a todos". En Bolivia, una coalición nacional de granjeros cocaleros, empleados domésticos y trabajadores auto-empleados, pensionados, pobres urbanos, paisanos sin tierra y pequeños granjeros se han unido para reclamar la renacionalización de las industrias privatizadas, el derecho de los cocaleros para cultivar media hectárea de tierra, inversiones públicas y varias otras demandas sociales. Estas demandas serán reforzadas con el bloqueo de las rutas nacionales. En Ecuador, una coalición de movimientos sociales, liderado por los trabajadores del petróleo y la electricidad han, hasta hoy, desbaratado los esfuerzos por privatizar ambas industrias, mientras que los movimientos de indígenas y paisanos han creado un partido político electoral, "Pachakutic", el cual esperan representará mejor sus intereses. En México, los trabajadores de la industria eléctrica han logrado detener los esfuerzos de privatización del régimen de Fox, mientras que los Zapatistas y otros movimientos indígenas y rurales continúan la lucha por la tierra y la autonomía política y cultural. En Brasil, el movimiento de los sin tierra (MST) ha establecido a 350.000 familias, ocupando tierras, resistiendo la represión y produciendo cosechas, mientras continúa la batalla por la reforma agraria integral. En Venezuela, millones de pobres urbanos (en su mayoría negros y mulatos) están organizados en "círculos bolivarianos" defendiendo al democráticamente electo régimen de Chávez contra la oposición salvaje y tenaz de las elites blancas y sus simpatizantes de la clase media, financiados y dirigidos desde Washington. El nuevo milenio ha sido inaugurado por una lucha continental de todos los excluidos de América Latina contra el ALCA, el empeño de Washington por recolonizar América Latina. En todos lados, desde las selvas de Chiapas a los maizales de los Mayas en América Central, desde los ranchos de Venezuela a las montañas de Colombia, desde las aldeas andinas hasta la movilización urbana en Buenos Aires, hay un grito común: "ALCA no pasará". Los excluidos han gritado de dolor por la muerte y enfermedad de sus niños, en desafío bloqueando las rutas por empleo, tierra y comida, con victoria al tomar las fábricas, tierras y municipalidades y con determinación al avanzar hacia la transformación del injusto sistema del capitalismo neoliberal. Para algunos intelectuales el problema es hacer unas pocas reformas a fin de ofrecer una "oportunidad" a algunos líderes de los pobres; para los reformistas, se trata de compartir una parte de la riqueza con los pobres; para los revolucionarios, la demanda es transferir el poder social, económico y político a los excluidos, para construir una nueva sociedad socialista auto-dirigida.

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13 de enero de 2003

Argentina y el hambre James Petras A comienzos y mediados de los años 90 las instituciones financieras internacionales (el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial), las instituciones financieras regionales (El Banco de Desarrollo Interamericano) y los países del 7-G (Norteamérica y Europa Occidental) alabaron el programa de liberalización argentino como un modelo económico para el Tercer Mundo(1). Entonces el presidente Menem y su ministro de economía Cavallo prometieron al pueblo argentino que pronto formarían parte del "Primer Mundo". Hoy Argentina se halla en estado de absoluta desintegración; no solamente su economía atraviesa su quinto año de recesión/depresión, sino que su sistema bancario ha colapsado, el índice de desempleo se ha disparado y más de las mitad de la población vive por debajo de la línea de pobreza. En este informe analizaremos las políticas neoliberales impulsadas por las instituciones financieras internacionales (IFIs) y el G-7 y aplicadas por los regímenes Menem (De la Rúa y Duhalde) desde los años 90 hasta el 2002; a continuación, analizaremos críticamente los postulados teóricos y los resultados prácticos que han llevado a la situación actual (mediados del 2002). Nuestra tesis es que esas políticas y las fuerzas socio-económicas que las han implementado son la causa directa de la desintegración del país. A fin de calibrar la profundidad y dimensiones de la desintegración nacional argentina, estudiaremos tres series de indicadores: 1) colapso de la economía: estudiaremos la industria, las finanzas y los servicios; 2) empobrecimiento masivo: analizaremos empleo, ingresos, sanidad y alimentación; 3) fractura de la autoridad política y nivel de conflicto social. A continuación, pasaremos a examinar los nexos causales que relacionan las políticas neoliberales, las estructuras del poder estatal y la subordinación internacional con la desintegración de Argentina. La lógica de nuestra pesquisa nos llevará a continuación a analizar las consecuencias de la desintegración de Argentina en relación con: 1) sus antiguos patronos de las IFIs y del G-7, 2) las demandas actuales de sus benefactores externos y sus implicaciones, 3) las alternativas a la desintegración y subordinación encarnadas en dos programas diferentes, el Plan Phoenix y el Plan Prometeo. El hilo conductor de nuestro estudio estará constituido por las siguientes hipótesis: 1) La economía argentina se encuentra en proceso de regresión irreversible y constante que lleva a la desintegración de la soberanía nacional, al desempleo masivo y a la depresión económica. 2) La causa principal de la recesión se halla en las estructuras neoliberales del poder y en políticas que han facilitado el saqueo de la economía, la corrupción a escala masiva y una deuda externa creciente que no halla correlato en el crecimiento de las fuerzas productivas. 3) Las fracasadas políticas neoliberales, el saqueo económico y la deuda externa exponencial hicieron de Argentina un país inatractivo para inversores extranjeros y prestamistas oficiales que procedieron a demandar mayores sacrificios al tiempo que en la práctica rechazaban conceder más financiación para reflotar el régimen y la economía. 4) Los Estados neoliberales fracasados como la Argentina se enfrentan a tres alternativas: a) convertirse en súbditos coloniales del neoimperialismo;

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b) embarcarse en un proyecto neoestructuralista; c) emprender transformaciones de corte revolucionario. Estas son las hipótesis que guían nuestra investigación y dirigen nuestra pesquisa sobre las causas que explican la situación de los Estados neoliberales fallidos y sobre el tipo de acción decidida que puede evitar su fracaso y reformar o revolucionar a naciones que han caído presas de la trampa neoimperial. COLAPSO ECONÓMICO Y EMPOBRECIMIENTO MASIVO Ningún país ha caído tan rápida y profundamente en un estado de pobreza masiva ni ha experimentado un colapso económico tan prolongado como la Argentina. Aunque la mayoría de los países latinoamericanos han aplicado políticas neoliberales, ninguno lo ha hecho de forma tan intensa y acelerada como Argentina. Además, ningún país latinoamericano estaba tan avanzado desde el punto de vista industrial y poseía una economía tan diversificada como la Argentina(2). Por último, Argentina disfrutaba del nivel de vida más alto de la región, la fuerza de trabajo más especializada y cualificada y la dirigencia política más determinada a seguir los preceptos de las IFIs y del G-7. Argentina es un banco de pruebas de la eficacia y limitaciones de la perspectiva neoliberal bajo condiciones óptimas: un Gobierno complaciente, una infraestructura bien desarrollada, una fuerza de trabajo cualificada, antiguos vínculos con los mercados mundiales y una clase media significativa con tendencias consumistas compatibles con los patrones culturales euroamericanos. El resultado de 27 años de neoliberalismo nos proporciona una adecuada referencia temporal para evaluar su impacto sobre la economía y la sociedad y evitar desenlaces circunstanciales o coyunturales. EMPOBRECIMIENTO MASIVO Y DESIGUALDADES CRECIENTES El número de argentinos que viven por debajo del umbral de pobreza ha aumentado de forma geométrica. Hace 10 años eran menos del 15%, hace 2 años eran el 30% y en junio del 2002 el porcentaje sobrepasaba el 50%(3). En Argentina, a fecha de junio del 2002, el régimen de Duhalde reconoce que sobre 18,2 millones de argentinos el 51,4% vive por debajo del umbral de pobreza. De esos, 7,7 millones son indigentes de acuerdo al SIEMPRO (Sistema de Información, Monitoreo y Evaluación de Programas Sociales), una institución oficial bajo jurisdicción presidencial. La cifra de niños y adolescentes que viven en condiciones de pobreza es casi la mitad de los 8,2 millones de pobres. La depauperación está creciendo a un ritmo acelerado. Entre enero y mayo del 2002 el número de pobres creció en 3.8 millones de personas, es decir, 762.000 al mes, es decir, 25.000 al día. Entre los pobres, el índice de pobres indigentes está creciendo de forma incluso más rápida que el índice general de pobreza. Por ejemplo, en 1998 el 28,9% de los pobres eran indigentes; en junio del 2002 la proporción de indigentes era del 42,6% de la población de pobres. La masificación de la pobreza extrema se manifiesta en los elevados índices de malnutrición infantil (más del 58% de los niños están desnutridos en Matanzas, un suburbio obrero de Buenos Aires). En el interior se multiplican los informes acerca de niños que se desmayan en la escuela por falta de alimentación. Más del 60% de los recién nacidos en Misiones padecen anemia como consecuencia de los recortes que el Gobierno ha efectuado en programas de alimentación escolar para complacer las demandas del G-7 y del FMI. Exceptuando al 10% de la población situada en la cúspide de la pirámide social y a los capitalistas extranjeros, los ingresos de todos los sectores obreros de la población y de los pensionistas han experimentado un declive medio del 67% en términos de ingresos mensuales. El descenso de los ingresos ha sido profundo, repentino e ininterrumpido. En 1997 el Programa para el Desarrollo de las Naciones Unidas (PDNU) calculó que la renta per cápita anual de Argentina era de 8.950 dólares. En marzo del 2002 era de 3.197 dólares(4). Este descenso afecta a todas las regiones del país. Si utilizamos como indicadores aproximados de "clase" las diferentes regiones de la provincia de

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Buenos Aires podemos estimar de forma aproximada el impacto social de la crisis. La capital Buenos Aires, que podemos considerar como integrada básicamente por la clase media, vio descender los ingresos medios desde 909 dólares mensuales en diciembre del 2001 a 363 dólares en marzo del 2002. En los suburbios obreros de la ciudad de Buenos Aires los ingresos cayeron de 506 dólares a 202 dólares. En la provincia de Buenos Aires los ingresos cayeron de 626 dólares a 250 dólares(5). Si examinamos la estructura ocupacional, el mayor descenso se produce entre los trabajadores del sector informal y entre los pensionistas. En la capital los ingresos de los "informales" cayó de $643 a $257; en los suburbios obreros descendió de $334 a $134; en la provincia, de $394 a $158. Entre los pensionistas el descenso fue igualmente devastador: de $437 a $175 en la capital; de $320 a $128 en los suburbios obreros y de $360 a $144 en la provincia(6) La situación es mucho peor en el resto de las provincias, donde los salarios son más bajos, el desempleo mayor y las demoras en el pago de los salarios y pensiones alcanzan frecuentemente entre los 3 y 6 meses. Para la clase trabajadora y para la clase media la pérdida de empleo formal significa un severo descenso de sus ingresos. Con el desempleo duplicándose entre 1999-2002 (mayo) el número de indigentes y pobres pertenecientes a la antigua clase media/trabajadora ha aumentado de forma geométrica. Asalariados del sector privado de la capital que ganaban $904 en diciembre del 2001, tres meses más tarde (marzo del 2002), reducidos a la condición de subempleados, ganaban $257 en el sector informal. Con un incremento de precios del 30% en el mismo periodo, el poder adquisitivo real en diciembre del 2001 se redujo aún más.El descenso de los ingresos de diferentes categorías profesionales indica el descenso absoluto y relativo de la clase media, su claro proceso de proletarización: empleados de banca de la capital han visto cómo sus ingresos se reducían cerca del 60%, de $1.081 a $432 al mes, y funcionarios de la capital han experimentado una caída de $1144 a $458 mensuales(8). A fecha de abril del 2002 los ingresos medios de la antigua clase media no alcanzan a cubrir sus necesidades básicas de alquiler, alimentación, transporte, educación y sanidad; de ahí la necesidad de que todos los miembros de la unidad familiar recurran al pluriempleo –algo prácticamente imposible. La movilidad descendente de la clase media se hace evidente si comparamos su salario actual con el que percibían los trabajadores asalariados con anterioridad a la devaluación. Los salarios privados de los trabajadores suburbanos antes de la devaluación eran de $550; los ingresos de la clase media posteriores a la devaluación son solamente el 75% de los antiguos salarios de la clase trabajadora. Si tomamos la cifra de $400 como marca del umbral de pobreza y la de $250 como marca de la línea de indigencia, hallamos que todas las categorías profesionales de la clase trabajadora de los suburbios del Gran Buenos Aires se encuentran situadas por debajo de la línea de pobreza y que algunas categorías son indigentes. En la capital, el 60% de los sectores laborales se hallan por debajo de la línea de pobreza (autónomos, sector informal, trabajadores del sector privado). Los pensionistas que dependen fundamentalmente de sus pensiones son indigentes en todos los sectores geográficos, como lo son también todos los trabajadores desempleados (25%-30% de la población laboral) que viven en los suburbios y en el Gran Buenos Aires. Incluso si aceptamos que algunos trabajadores desempleados trabajan en el sector informal, prácticamente todos ellos se hallan cercanos a, o por debajo de, la línea de indigencia. El incremento masivo del desempleo hasta el 25%30% a nivel nacional, hasta el 40%-60% en los suburbios obreros y hasta índices aún superiores en algunas de las antiguas ciudades industriales del interior, la movilidad descendente y el empobrecimiento de la clase obrera y media –su precipitado declive en términos de ingresos y condiciones de vida—recuerdan los peores años de la depresión estadounidense de los años treinta y de la Alemania de Weimar de los años veinte. Simultáneamente, y en relación con el empobrecimiento de la inmensa parte de las

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clases obrera y media, se produce la concentración de riqueza en manos de la clase dirigente, de la alta clase media y de capitalistas y banqueros extranjeros. En 1974 el 10% más rico de la población acaparaba el 28% de los ingresos nacionales; en 1992 algo más del 34% y en el 2001 más del 37%, mientras que el 10% más pobre recibía el 2,2% en 1974 y en 1992 y el 1,3% en el 2001, antes de la devaluación y del dramático aumento del desempleo(9). En 1974 el 10% más rico de los ricos ingresaba 12 veces la cantidad ingresada por el 10% más pobre. Si tomamos en cuenta el abultado y común maquillaje a la baja de los ingresos declarados por las clases acaudaladas, el departamento de estadística del Gobierno calcula que las desigualdades actuales son mucho mayores: según su estimación, el 10% más rico de la población gana 40 veces más que el 10% más pobre(10) El conjunto de las clases altas –la case dirigente más la clase media alta—perciben el 53% del los ingresos declarados, y probablemente la proporción real está más cerca del 60-65% anterior a la devaluación. Dado que las clases altas pudieron retirar sus fondos (de 30.000 a 40.000 millones de dólares) de los bancos y sacar su dinero del país, evitando su confiscación (la de diciembre del 2001), el porcentaje de riqueza en manos de las clases altas es probablemente cercano al 80%. El impacto del neoliberalismo ha tenido un profundo y doble efecto estructural: empobrecer a la clase obrera y a la clase media y enriquecer a las clases altas. A mediados de los años 90, el desigual crecimiento de los ingresos nacionales basados en la entrada masiva de fondos especulativos, créditos extranjeros y privatización de empresas públicas aumentaron de forma artificial los ingresos medios. Sin embargo, cuando cesaron esas inyecciones de capital a corto plazo los ingresos y el empleo cayeron en picado para el 80% de los trabajadores asalariados y para los autónomos, mientras que la movilidad del capital, la elevada liquidez y las fuentes de ingresos diferentes de los salarios de los que disfrutaban los muy ricos protegían su riqueza y condujeron a un extraordinario aumento de las desigualdades. Mientras que la depauperación y las diferencias en los ingresos aumentaron con la recesión/depresión que arrancó en 1998, la desastrosa caída de ingresos y de nivel de vida para las clases medias (el 40% de la población de la capital) se produjo al comenzar la depresión del 2001-2002, seguida por la confiscación/congelación de cuentas bancarias de diciembre del 2001 y de la consiguiente devaluación e inflación. Según estimaciones de expertos financieros, a comienzos del 2001 los argentinos tenían 86.500 millones de dólares depositados en bancos de titularidad mayoritariamente extranjera y en su gran parte en dólares(11). Durante el año 2001, y especialmente a partir del período abril-noviembre, las clases altas retiraron y sacaron del país 40.000 millones de dólares. En diciembre el Gobierno congeló las cuentas bancarias y después convirtió los fondos congelados en pesos (al 1 de junio del 2002 el cambio se sitúa en 3,3-3,5 pesos por dólar). En efecto, las cuentas se redujeron de 45.000 millones de dólares a aproximadamente 13.000 millones de dólares y continúan bajando ya que no existe indexación. El intento del régimen para convertir el capital restante en bonos del Estado amortizables en 10 años al 2% de interés devaluaría aún más los ahorros, habida cuenta del índice de inflación del 30% para el primer cuatrimestre del 2002. Esta tentativa por parte del régimen para estafar a los argentinos el resto de sus ahorros fue abortada por medio de manifestaciones masivas realizadas por la clase media empobrecida –los cacerolazos que amenazaron el Congreso y asaltaron las oficinas bancarias. La desintegración social y la polarización tienen su raíz en el colapso de la economía argentina y en la profunda y crónica recesión industrial. Durante los tres primeros meses del 2002 la actividad industrial descendió en más del 18%(12). La recesión industrial se aceleró entre abril del 2002 y marzo del 2002: de –2% en abril del 2001, a –4% en julio del 2001, a –10% en septiembre, a –12% en noviembre y a -18% en marzo del 2002(13). La producción de automóviles cayó un 55% en marzo del 2002 comparada con el mismo periodo del año anterior, mientras que la producción textil y manufacturera cayó un 48% con respecto al año anterior. En el 2001 la industria

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descendió un 10%(14). El número de cierres de factorías aumentó a lo largo del período 1999-2002, alcanzando cotas sin precedentes en el último trimestre del 2001 y en la primera mitad del 2002. A principios del 2002 casi tres cuartas partes de los industriales predijeron que la crisis empeoraría(15). El nivel de la capacidad industrial no utilizada sobrepasaba el 50% en la mayoría de los sectores económicos, incluyendo el sector del metal, del textil y de los componentes de automoción. El sistema financiero se encuentra al borde de la bancarrota, en parte debido a las transferencias financieras a gran escala realizadas a la casa madre por filiales de propiedad extranjera. La deuda externa creció de 58.700 millones de dólares en 1990 a 139.900 millones de dólares en 1998, mientras la fuga de capitales y el pago de intereses aumentó en el mismo período a 115.000 millones y 81.700 millones de dólares(16). En otras palabras, el crédito externo financió ampliamente la fuga de capitales y parte del exuberante pago de deuda, dejando un déficit neto de flujos de capital. Esto erosionó la capacidad económica para sostener el crecimiento y condujo a la recesión, a mayores recortes presupuestarios, los cuales a su vez convirtieron la recesión en depresión. La retirada masiva de fondos realizada por las élites extranjeras y nacionales –auxiliadas y toleradas por los bancos extranjeros— provocó la confiscación de los ahorros de millones de argentinos y el virtual colapso del sistema financiero. A lo largo del período 1999-2001 los préstamos del FMI solo sirvieron para pagar a bancos privados y a las IFIs, al tiempo que exacerbaron el problema de la deuda, agudizaron la recesión e hicieron descender el nivel de vida. Para conseguir créditos a corto plazo Argentina estaba pagando el 16% sobre bonos del Tesoro estadounidense hasta una fecha tan tardía como agosto del 2001(17). Cuando finalmente se produjo el colapso, ni las IFIs ni el Banco Mundial ni el G-7 estaban dispuestos a prestar más dinero, a menos que el Gobierno central aboliera su Ley de Subversión Económica (una ley cuyo objeto era perseguir las prácticas bancarias ilícitas), suprimiera las monedas provinciales que estaban manteniendo a flote las economías locales y despidiera a varios cientos de miles de funcionarios de la sanidad, educación y otros servicios públicos. La preocupación clave de las IFIs al rechazar la Ley de Subversión Económica era que se trataba de un instrumento para perseguir a los bancos del G-7 implicados en la transferencia ilegal de más de 50.000 millones de dólares en el año 2001-2002 (en junio del 2002 la ley fue retirada por presiones del FMI). Mientras el FMI acusaba a los ahorristas argentinos de ser responsables de la crisis financiera (por haber retirado sus ahorros presa del pánico), existen datos sustanciales que demuestran que los bancos privados, en su mayoría propiedad de extranjeros, ya habían consumado una transferencia masiva de fondos al extranjero y no tenían el menor deseo de recapitalizar los bancos(18). Por otro lado, el FMI/Banco Mundial presionaron al Gobierno argentino para que se hiciera cargo de las obligaciones de los bancos privados con respecto a sus depositarios y emitiera bonos del Estado con diez años de garantía en lugar de pagar directamente a los titulares de las cuentas de ahorro. En ausencia de fondos y con la negativa de las casas matrices para recapitalizar sus sucursales argentinas, los bancos privados extranjeros y nacionales declararon hallarse al borde de la bancarrota en el momento en que los titulares legítimos de la cuentas intentaron retirar sus ahorros. La única medida capaz de impedir el colapso total fue la congelación de las retiradas de fondos. Resumiendo, el experimento neoliberal no sólo ha empobrecido al 80% del pueblo argentino, no sólo ha arruinado sus industrias, conducido a más de un cuarto de ellas a la bancarrota o a sus aledaños y robado sus ahorros a sus clases medias, sino que ha socavado los cimientos mismos de la economía capitalista. Aparte del aumento de desigualdades descomunales, la economía neoliberal ha conducido al saqueo de la economía mediante la transferencia legal/ilegal al extranjero de decenas de miles de millones de dólares que han sido sustraídos del circuito de la economía nacional y colocados en inversiones en el extranjero, cuentas de ahorros, propiedades inmobiliarias y bonos del tesoro. Para aquellos capitalistas con capital fijo y limitados

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recursos de capital activo las políticas neoliberales han tenido consecuencias desastrosas debido a los desorbitados tipos de interés, a la desigual competencia derivada de la entrada en el país de importaciones baratas exentas de aranceles y por el colapso de la economía doméstica debido a los elevados índices de desempleo y al descenso en picado de las condiciones de vida de la clase media. El neoliberalismo es como "la cerda que devora a su propia progenie". CAUSAS DEL COLAPSO La causa inmediata del colapso del capitalismo argentino ha sido el papel jugado por los bancos extranjeros y las IFIs dirigidas por el FMI en la tarea de vaciar el sistema financiero argentino. Las causas a más largo plazo son los cambios estructurales regresivos (privatizaciones / SAP / apertura de mercados) y la casi criminal `desregularización' de la economía, que causó no solamente el colapso de la producción doméstica sino también el saqueo sistemático de la economía y, más tarde, de millones de cuentas de ahorro. Los expertos económicos y otros apologetas de la élite financiera arguyen que los causantes de la crisis bancaria fueron los ahorristas, que retiraron sus depósitos y los sacaron del circuito del sistema financiero(19) Mientras que las retiradas de fondos realizadas por los ahorristas fue un factor que contribuyó a la crisis, no fue sin embargo la causa principal o determinante que la desencadenó. Durante el período que culminó en la crisis (febrero 2001– noviembre 2001), los activos financieros (préstamos y otros créditos) del sistema financiero argentino disminuyeron en 44.800 millones de dólares, de los cuales 37.300 millones provenían del sector privado (83,4%), de los cuales 26.500 millones de dólares (59,1%) provenían de los diez principales bancos privados(20). En otras palabras, en los meses que condujeron a la crisis, los diez principales bancos sacaron aproximadamente 27.000 millones de dólares del sistema financiero argentino. Esto es evidente si analizamos los activos y pasivos de los bancos. "Otros créditos de intermediarios financieros" en el capítulo de activos y "Otras obligaciones de intermediarios financieros" en el capítulo de pasivos(21). La existencia de estas categorías revela el hecho de que el sistema financiero argentino operó en dos niveles: por un lado, existía un sistema formal de depósitos y créditos y, por otro, funcionaba un "sector informal" en el que las mega-cuentas operaron sobre todo para lavar fondos y desarrollar todo tipo de actividades especulativas en el sector financiero. Las "otras" categorías" en febrero del 2001 representaban una cifra de 56.900 millones de dólares en activos y 60.000 millones de dólares en obligaciones(22). Para noviembre, el total de los "otros" descendió a 25.000 millones de dólares para los activos y 35.000 millones para las obligaciones. Un análisis más detenido revela que del descenso de 25.000 millones de dólares de activos más del 74% tuvo lugar entre los diez bancos más importantes(23). Los créditos del FMI a Argentina sirvieron para cubrir la creciente sangría de recursos del sistema financiero causada por las élites financieras, al tiempo que se imponían recortes más drásticos en el gasto público y en las inversiones. El triple fenómeno de creciente depresión económica, fuga de capitales y creciente endeudamiento fue causado por la alianza de las IFIs, los grandes financieros locales y extranjeros y los bancos extranjeros. Los pequeños y medianos ahorristas argentinos fueron las víctimas de una estafa financiera encubierta, no sus perpetradores, como pretenden los expertos económicos. Su desesperado y tardío intento de retirar sus ahorros fue una reacción a la estafa financiera ejecutada por las élites financieras. La mayoría de los pequeños y medianos ahorristas, sin embargo, no tuvieron éxito. Los pasivos de los bancos después de la fuga de las grandes cuentas y del agotamiento de los créditos externos sobrepasaba ampliamente el montante de sus activos; con la crisis económica, muchos de sus extraordinarios créditos eran delictivos y no había forma humana para que las casas matrices inyectaran fondos para cubrir la demanda de los ahorristas. El Gobierno intervino para "salvar a los bancos" congelando efectivamente todos los depósitos e impidiendo de esa forma que los impositores recuperaran sus

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ahorros. El escandaloso sesgo clasista del plan de rescate financiero ideado por el Gobierno provocó la cólera de las clases bajas y medias. La ulterior devaluación del peso les robó de hecho dos tercios del valor nominal de sus ahorros congelados y rebajó sus ingresos, mientras que la clase media-alta y la clase dirigente, que habían sacado su dinero del sistema financiero, vieron abaratados los precios que afectaban a su nivel de vida, producción y consumo en un 65%.El colapso financiero y la depresión económica tienen su raíz en las políticas neoliberales y en el contexto en el que fueron aplicadas. Sin embargo, más fundamentales aún son la naturaleza y la estructura de las clases dirigentes y gobernantes que impusieron el modelo neoliberal que ha destruido la economía argentina. A diferencia de la mayoría del resto de los países de América Latina, Argentina era un país altamente industrializado que a mediados de la década de los 70 contaba con uno de los más elevados porcentajes del mundo de fuerza laboral empleada en el sector manufacturero. Aún a finales de la década de los 80 Argentina era proporcionalmente el país más industrializado de la región. Con una fuerza de trabajo altamente especializada y relativamente mejor pagada que en el resto de América Latina y con un sistema de cobertura social para los trabajadores sindicados comparable al de Europa, existía en Argentina un sustancial mercado interno. Argentina poseía algunos de los suelos cultivados más ricos y extensos del mundo y un sector de agro-exportación muy competitivo, así como multitud de fuentes de energía (petróleo, gas natural, energía hidráulica). En una palabra, Argentina poseía un mercado atractivo para los exportadores, recursos rentables para los inversores y sustanciales depósitos bancarios para la banca extranjera. La rápida y extensiva liberalización de la economía produjo un efecto devastador sobre este país fuertemente industrializado. La industria argentina sufrió por un lado la presión de las importación de mercancías baratas provenientes de áreas de bajos salarios (Asia) y, por otro, del impacto de las importaciones a gran escala de las fuertemente subsidiadas manufacturas de alta tecnología americanas y europeas. El argumento liberal de que la "competencia" haría que las empresas argentinas fueran más "eficientes" era falso: pocas compañías argentinas tenían las dimensiones necesarias para competir con las mayores multinacionales estadounidenses y europeas y ni siquiera los trabajadores argentinos peor pagados podían competir con los trabajadores chinos cuyo salario es de un dólar al día. La rápida desaparición de las barreras arancelarias impidió a su vez cualquier posibilidad de preparse adecuadamente para afrontar la competencia y la ausencia de reciprocidad en la reducción de subsidios y la eliminación de los aranceles en los USA y Europa impidió a las empresas argentinas competitivas conquistar mercados extranjeros. La experiencia histórica y contemporánea de las políticas de liberalización en los USA y en los países de la Unión Europea demuestra que en esos países el proceso de liberalización ha sido un proceso gradual de liberalización selectiva, al menos en comparación con la experiencia argentina. La libre convertibilidad no se aplicó en Europa hasta que las economías no se encarrilaron en una senda de expansión constante, cosa que en algunos casos no ocurrió hasta bien entrados los años 60. Barreras comerciales, incluidas cuotas, tarifas y limitaciones no tradicionales (barreras sanitarias, injustas reglas comerciales y antidumping) son aún utilizadas de forma frecuente y extensa para proteger a sectores no competitivos. Masivos subsidios públicos y déficits fiscales son usados para promover exportaciones y estimular el crecimiento doméstico. En Argentina las barreras comerciales se desmoronaron. La vinculación del peso con el dólar limitaba las posibilidades de acometer políticas monetarias expansivas orientadas a estimular la economía. Se recortaron los subsidios y se antepuso el pago de la deuda a las inversiones productivas. Se obtuvieron créditos mediante estrategias privatizadoras que afectaron a sectores lucrativos de la economía, socavando los ingresos públicos, aumentando los costes de producción y, por consiguiente, erosionando la competitividad. La privatización provocó severos recortes en el

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transporte que unía a las diferentes economías provinciales, perjudicando sus transacciones industriales y comerciales. Mientras que en economías basadas en la exportación de minerales y materias primas como Chile la liberalización abrió el país a la inversión extranjera en los sectores de exportación consolidados que eran competitivos y complementarios con la economía industrial capitalista, en la economía argentina, mucho más desarrollada y diversificada, la industria resultó perjudicada. La avalancha de importaciones y el declive de las industrias nacionales provocó bancarrotas y desempleo, la transformación de manufactureros en importadores y comerciantes y, en las provincias, la inflación del sector público como último recurso del patrono. Vastas sumas de inversiones se desplazaron desde la arriesgada actividad productiva hacia instrumentos financieros de elevada rentabilidad(24). El régimen Menem dio la imagen de ser un "régimen opulento" basado en créditos elevados y en un incremento extraordinario de los ingresos derivados de la venta de bienes públicos. La mayor parte de las entradas de capital incrementaron el consumo de la clase alta y facilitaron le corrupción masiva de la totalidad de la clase política y de su entorno de funcionarios, jueces, aduaneros, policía y militares(25). Los banqueros internacionales estaban dispuestos a conceder créditos porque los tipos de interés eran entre 10 y 20 puntos superiores a los tipos europeos y estadounidenses y la liquidez era sencilla debido a la convertibilidad libre y a que la dolarización de facto de la economía garantizaba la estabilidad monetaria. Así, cada paso del proceso de liberalización iba debilitando los fundamentos de la economía: la economía doméstica se retrajo, los empresarios huyeron a las aparentemente lucrativas actividades financiero-especulativas, se disparó el pago de la deuda, las transacciones de créditos a cambio de acuerdos de privatización llegaron a su punto límite y se aceleró la fuga de capitales a medida que las clases altas fueron sintiendo que el edificio liberal estaba condenado al colapso y que en breve no habría ni sistema productivo ni recursos monetarios para reconstruirlo. Un factor decisivo para el colapso de la burbuja económica lo constituyó la conducta de la gran burguesía argentina(26). Cómodamente instalada en el régimen Menem, fue la beneficiaria inicial del proceso de privatización y de los créditos extranjeros(27). Fue también el grupo que dictó la política económica. El principal punto de referencia del régimen Menem para el desarrollo de la agenda liberal fueron las clases dominantes argentinas que disponían de inversiones en el extranjero y que estaban estrechamente ligadas a los bancos extranjeros a través de inversiones conjuntas en bancos privatizados y de créditos extranjeros que demandaban un peso fácilmente convertible a dólares. La liberalización a ultranza permitió a esta burguesía argentina "transnacional" adquirir bancos y empresas públicas a precio de saldo y venderlas posteriormente al capital extranjero(28). La desregularización bancaria abrió la vía a masivas transferencias de fondos al exterior del país y al lavado de ganancias ilícitas. Importaciones baratas, créditos fáciles y masiva fuga de capitales fueron los tres conceptos sobre los que las élites argentinas definieron el proceso de liberalización. Por razones evidentes los países del G-7 y las IFIs se mostraron entusiasmados: se hicieron con el control de bancos y depósitos, de lucrativas redes de telecomunicaciones, de compañías aéreas, industrias petrolíferas y numerosas otras empresas públicas altamente rentables. Y animaron al régimen a que avanzara a toda máquina con temeraria despreocupación. Mientras que la economía doméstica se desmoronaba, especialmente en las provincias, los gobiernos provinciales se endeudaron de forma desmesurada, en parte para financiar la corrupta maquinaria política que mantenía al Gobierno nacional y en parte para evitar revueltas populares a nivel provincial. A diferencia de Corea del sur, China y Japón, la corrupción a escala masiva no alcanzó a engrasar las ruedas de la producción nacional: los sobornos untaban las manos de quienes vendían lucrativas empresas públicas a inversores extranjeros que absorbían los activos y reducían la producción local a favor de la especulación a gran escala. Se estableció una relación inversamente proporcional: a medida que aumentaba la corrupción, declinaba la

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industria, los ingresos fiscales se reducían y la competitividad se transformaba en un slogan vacío. La propiedad extranjera que los abogados de la liberalización describían como una fuerza dinámica de crecimiento sostenido resultó no serlo tanto. La experiencia argentina describe la típica parábola viciosa: al aumento inicial de inversión extranjera que animó al régimen Menem a embarcarse en un proceso exuberante (o delirante) de privatización que causó una entrada masiva de capitales --de cartera y directos— le siguió un drástico declive a medida que los sectores lucrativos eran acaparados, los trabajadores eran despedidos, los mercados locales se contraían y la fuga de capitales a gran escala se ponía en marcha. El resultado fue una efímera eclosión de crecimiento a comienzos y mediados de los 90, seguida de declive y colapso. La secuencia era enteramente predecible dado que los inversores extranjeros inicialmente se aprovecharon de las ventas a precio de saldo de las empresas públicas con beneficios casi garantizados (en mercados monopolizados) y con tipos de interés desorbitados y, después, de forma silenciosa pero rápida, retiraron sus fondos dejando a la economía sin activos y con un futuro extremadamente incierto. Las IFIs actuaron como maestros y discípulos de la parábola: condicionaron la concesión de créditos públicos a una mayor liberalización durante el periodo inicial para favorecer a los inversores extranjeros y, más tarde, cuando la economía comenzó a decaer y crecían las deudas y el descontento social, impusieron condiciones aún más duras para continuar aportando financiación. El proceso mismo de negociaciones entre el régimen y las IFIs se modificó con el tiempo. Al principio, cuando muchos recursos, mercados y oportunidades estaban a disposición de los inversores extranjeros, las IFIs extendieron un cheque en blanco al régimen, prestándole miles de millones de dólares y dando luz verde a banqueros privados e inversores extranjeros para que con extraordinarios beneficios explotaran el "mercado emergente". El resultado fue la adquisición de más bancos lucrativos, más empresas de telecomunicaciones y de petróleo por parte de bancos españoles y multinacionales e inversores estadounidenses. Mientras tanto, los inversores extranjeros se introdujeron en los sectores de la agroindustria, del comercio (grandes superficies), de la propiedad inmobiliaria y de la hostelería, en asociación con un pequeño núcleo de la élite económica argentina y con algunos sectores de la cleptocracia política encabezada por la familia extensa Menem y su entorno político. El primer efecto adverso fue el despido de empleados en el proceso de preparación de las empresas públicas para su privatización. El Estado despidió a cientos de miles de trabajadores de los sectores de telefonía, ferrocarril y agua, asumiendo los costes económicos y la responsabilidad de reprimir las protestas consiguientes. Muchas ciudades del interior, como por ejemplo la ciudad petrolífera de Neuquen, pasaron de ser prósperas ciudades a convertirse en ciudades fantasma con índices de desempleo cercanos al 30-40%. Las promesas de "empleo alternativo" nunca fueron cumplidas, pues los funcionarios provinciales y municipales vinculados al Gobierno central, o bien robaban directamente los fondos, o bien los utilizaban para financiar sus maquinarias políticas fomentando la creación de empleos "administrativos" improductivos. El segundo efecto negativo fue la reducción de los servicios y del transporte, lo que aisló a las regiones argentinas de los mercados y proveedores regionales, nacionales e incluso internacionales. Los balances de las compañías privatizadas se basaban en beneficios empresariales, no en los rendimientos y rentas de la multitud de industrias y granjas que dependían de las redes de electricidad, energía, telecomunicaciones y transportes. De ese modo, mientras que los balances de las compañías privadas en manos extranjeras arrojaban saldos positivos, los resultados de las economías periféricas aparecían en caracteres rojos y dependían de forma cada vez mayor de subsidios del Gobierno central. Por otro lado, el coste público de la infraestructura necesaria para mantener a flote a las empresas privatizadas aumentaba, mientras que los ingresos a las arcas del Estado disminuían debido a exenciones fiscales y

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subsidios a gran escala. El resultado final fue el aumento del gasto público y el intervencionismo para promover la privatización –mientras los ingresos descendían—y la necesidad de mayores recortes en gastos sociales y mayores préstamos de capital extranjero con tasas de interés cada vez más elevadas dado que la deuda externa se duplicó y los pagos de intereses aumentaron 2.5 veces entre 1992-1998. La privatización privó a la Argentina de aportaciones de bajo coste para la industria, hizo que subieran los costes del transporte y sobrevaluó el peso haciendo que los productos argentinos con alto valor añadido resultaran demasiado caros para ser vendidos en los mercados internacionales e incluso en los nacionales. La liberalización, lejos de aumentar la competitividad de la industria argentina, la condujo por la pendiente de la bancarrota y de la descapitalización de la investigación y el desarrollo (I+D). El apoyo a la industria y a la innovación sufrió un recorte drástico ya que la financiación pública a centros universitarios y de investigación disminuyó y los fondos privados se orientaron de forma cada vez mayor hacia el inflado y altamente rentable sector financiero. La unilateral reducción de barreras aduaneras llevada a cabo por el Gobierno Menem debilitó a las empresas locales sin recompensar adecuadamente a los productores eficientes, ya que el régimen no supo garantizar acuerdos recíprocos con los USA y Europa para que también estos países redujeran sus barreras comerciales. El resultado final de todo esto fue que la Argentina compitió con dos juegos de reglas diferentes: por un lado seguía los rígidos preceptos del liberalismo en relación con su economía y, por otro, aceptaba las flexibles reglas "liberal-proteccionistas" que aplicaban la mayoría de sus socios comerciales. La continuación y profundización de las políticas de liberalización durante la década de los 90 –la bomba de relojería a punto de estallar—se basó en las estructuras del poder estatal. El régimen Menem era un régimen altamente autoritario que ignoraba al Congreso o sobornaba a los legisladores, que acaparaba los tribunales para asegurarse mayorías afectas, que centralizaba el poder en funcionarios no electos y que organizaba y generalmente financiaba a una poderosa maquinaria de partido que inhibía el desarrollo de una oposición organizada y aislada en los vecindarios más pobres --hasta que llegó el colapso de finales de los 90. Además, el gangsterismo selectivo del partido estatal organizado por las agencias de inteligencia logró silenciar por medio de amenazas y, ocasionalmente, de asesinatos selectivos, a las voces críticas que se expresaban a través de los medios de comunicación. La "centralización" de los poderes Legislativo y Ejecutivo en la Presidencia –en su propia persona—y los métodos dictatoriales utilizados por Menem para legislar (la mayoría de los bancos e industrias fueron privatizados via decreto presidencial) facilitaron la liberalización rápida y extensiva. La concentración y centralización del capital argentino fue simultáneamente causa y consecuencia de la liberalización y creció paralela a la centralización del poder Ejecutivo. El punto de referencia político y la perspectiva estratégica del régimen Menem estaban profundamente influidos por los vínculos estructurales con los grandes grupos económicos que emergieron durante la la dictadura y después(29). Mientras que la composición interna de los grandes grupos variaba, externamente su política era consistentemente liberal y orientada a ensanchar y profundizar sus lazos con las redes financieras europeas y estadounidenses. Para el presidente Menem y su zar económico Cavallo, estos grandes grupos económicos y sus circuitos internacionales y asociados constituían la realidad económica: el objetivo del Estado era velar por sus intereses, consolidar sus estructuras y expandir sus oportunidades. La neoliberalización significaba el desarrollo de políticas que facilitaran la adquisición de empresas públicas por parte de los grandes grupos económicos, la fácil transferencia de capitales al exterior, el acceso ventajoso a créditos extranjeros y la socialización por parte del Estado de las pérdidas privadas. Bajo Menem el Estado se involucró en la tarea de financiar la consolidación de los imperios económicos privados, más que en financiar inversiones productivas mediante

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el apoyo a los empresarios pequeños y medianos. Su liberalización comercial permitió a los grandes grupos económicos centrar sus actividades en las finanzas, la inmobiliaria y el comercio, descuidando las inversiones para aumentar la productividad del sector manufacturero. El neoliberalismo significó que el régimen se especializaba en vender recursos públicos sin aumentar la producción ni la productividad. A su vez, los grandes grupos económicos argentinos adquirieron empresas públicas no para transformarlas en eficientes unidades productivas o de servicios, sino para revenderlas con beneficios al capital extranjero(30). El enorme influjo de capital estadounidense y europeo cambió la configuración del Estado argentino: pasó de ser un Estado liberal a ser un Estado neocolonial liberal, donde el Estado, a falta de ingresos domésticos, dependía cada vez más de los créditos extranjeros y de los ingresos derivados de los ingresos por exportación generados por empresas de titularidad extranjera.La transición de una economía mixta a una economía liberal primero y neocolonial liberal después acompañó el ascenso y caída de la "parábola viciosa" de la economía argentina. Una secuencia que podría ser descrita como una tragedia griega en la que el orgullo desmedido de los protagonistas presagió el colapso final de una relación viciada en su misma base. La analogía, sin embargo, es deficiente en la medida en que los protagonistas –los Menems, los banqueros, las IFIs—no son quienes al final sufren la ruina. La figuras trágicas son la nación argentina y el 80% de su población. Consecuencias: Desintegración, Abandono y Pobreza. A medida que la economía argentina pasaba de la recesión a una total depresión, a medida que la producción industrial declinaba de un –6% en el último trimestre de 2001 a un –15% en el primer trimestre de 2002 y a medida que el sistema financiero se iba dirigiendo hacia un crash y se hizo evidente que la Argentina no podría pagar la mayor parte de su deuda, las IFI, los bancos extranjeros y los países del G-7 se niegan a concederle nuevos préstamos sino en las condiciones más onerosas (31) En diciembre de 2000, los bancos concedieron un paquete de $40 billones bajo la dirección del FMI y en agosto de 2001 el FMI le concedió al tambaleante régimen de De La Rúa un crédito de emergencia de $8 billones, 5 billones de los cuales fueron a parar al Banco Central Argentino y salieron del país a medida que la clase media alta sacaba billones hacia el extranjero entre enero y noviembre. Varios billones fueron destinados a la reestructuración de la deuda, de hecho, para pagar a los dueños de bonos en el extranjero. La asignación de fondos tampoco hizo nada para estimular la economía local, para bajar las tasas de interés o prevenir retiros privados de depósitos bancarios. De hecho, el préstamo del FMI a la Argentina incrementó su deuda de $130 billones a casi $140 billones en 2001 sin hacer frente a los problemas estructurales fundamentales –poniendo de esta manera en movimiento de colapso final en diciembre de 2001. La causa por la que los créditos fracasaron en "salvar" a la economía argentina es que no estaban destinados a eso. Simplemente aportaron fondos para ser reciclados en la economía para "salvar" a las clases altas y a los grandes accionistas. Los grandes prestamistas reconocían lo peligroso de las condiciones: la tasa de interés distribuida entre papeles de la deuda del estado argentino y bonos del Tesoro de los EEUU se elevó al 16.7% a fines de agosto de 2001. En noviembre, los especuladores no estaban comprando bonos de la deuda argentina a ningún precio, dado que el gobierno inevitablemente iba rumbo al default (cesación de pagos de la deuda). A medida que la economía argentina colapsaba, los prestamistas extranjeros y sus filiales bancarias presionaban al régimen para congelar los depósitos, amenazando con hacer colapsar el sistema financiero y retirarse de la Argentina. El gobierno accedió. Devaluó la moneda, reduciendo las obligaciones de los bancos con respecto a sus depositarios de dólares. Los bancos y sus gobiernos delegaron en el FMI para desempeñar un papel de protagonista en las negociaciones para recuperar sus préstamos, aún cuando la economía estaba sedienta de nuevos financiamientos y de

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inversiones estatales y privadas. Falto de todo recurso público, firma o banco rentable que generase ingresos o ganancias gracias a las anteriores políticas privatizadoras del así llamado "genio económico" del milagro argentino, Domingo Cavallo, no recibió ningún salvavidas de sus amigos en Wall Street. Lo que Cavallo erróneamente supuso era su genio personal y su confianza ganada entre los banqueros del mundo se convirtió en un espejismo: los bancos no estaban interesados en sacar a flote una economía que habían comprado, saqueado y que ahora estaban en proceso de descartar mientras se mudaban a otros lugares más lucrativos del mundo. La fórmula secreta de Cavallo es conocida para todo estafador financiero: cambiar bonos de la deuda estatal vencidos hace tiempo y con altos intereses por otros con tasas de interés aún más altas, un proceso insostenible que estaba destinado a colapsar y que de hecho colapsó. La respuesta del FMI al colapso se materializó en la misión de dicha institución que viajó a la Argentina en abril de 2002. Conducida por Anoop Singh, la misión dictó conferencias, dio entrevistas y públicamente dictó políticas para cada aspecto de la economía doméstica y las políticas sociales de la Argentina. (32) En plena recesión, demandó que la Argentina recortase sus gastos, que eliminase las monedas provinciales y las deudas, que facilitase las adquisiciones de empresas por parte de los acreedores liquidando a las empresas deudoras y aboliendo la legislación bancaria que prevé sanciones para los bancos extranjeros involucrados en movimientos ilegales de divisas. En otras palabras, Singh demandó una política estatal de austeridad orientada a asegurar un excedente estatal destinado a pagar las deudas con los bancos extranjeros, al tiempo que brindando facilidades para ampliar las transferencias de fondos al extranjero y facilitar las adquisiciones por los bancos extranjeros de las empresas endeudadas. (33) En términos político-económicos, esto se denomina como pelar los huesos del esqueleto. Con la Argentina en una depresión de gran envergadura, lo que menos necesita es balancear su presupuesto y reducir el gasto público – especialmente con seis de cada diez trabajadores en el paro en los suburbios pobres y tres de cada diez a nivel nacional. Pero Horst Kohler, el presidente del FMI, pensaba que a la Argentina habría que exprimirla aún más: "La Argentina," dijo en abril de 2002, "debe tomar la píldora amarga para salir de la crisis."(34)4 La "píldora amarga" son más recortes en el gasto público y la eliminación de más servicios y más desempleo. Como lo admitió el mismo Kohler, por lo menos 450.000 empleados públicos deberían ser despedidos por encima de un desempleo del 30%.(35) Esto elevaría la tasa de desempleo a entre un 35 y un 40% -- una situación catastrófica. A continuación, él procedió a echarle las culpas a la víctima: "Los problemas que la Argentina está sufriendo son de origen doméstico."(36) Como si diez años de préstamos condicionados por el FMI, misiones extranjeras, programas de ajuste e ideología liberal no jugasen papel alguno en ocasionar la crisis. El secretario del Tesoro de los EEUU Paul O'Neill puso su grano de arena al lado del "apretón final" del FMI, refrendando el salvataje económico del FMI a los banqueros y la adquisición de los sectores restantes de la economía. Pero él demandó, con un lenguaje típicamente eufemístico 'una solución política'.(37) Pidió un régimen autoritario fuerte, capaz de hacerle tragar por la fuerza a los argentinos empobrecidos los despidos masivos, los cortes presupuestarios y la abolición de las monedas locales. O'Neill cuestionó la "capacidad de liderazgo" del gobierno de Duhalde.(38) Según una entrevista, O'Neill dijo que el problema de la Argentina se reducía a una sola cuestión: La de si el gobierno argentino sería capaz de hacer lo que tiene que hacer, o sea, de implementar las políticas del FMI.(39) Lo que O'Neill y otros en las IFI y el G-7 quieren decir con 'voluntad política' es precisamente el pasarle por encima a los intereses y a la supervivencia de 33 millones de argentinos, cargos electos del Congreso, gobernadores y alcaldes, y obligarles a aceptar más bancarrotas y desempleo – a empujarles más allá de un nivel de pobreza del 53% para satisfacer a los inversionistas y banqueros extranjeros.

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La UE adoptó una línea igualmente dura hacia la Argentina. Según el entonces ministro de economía francés Laurent Fabius, "Las respuestas que el gobierno argentino nos ha dado [en respuesta a las recetas de austeridad del FMI] no son satisfactorias."(40) Probablemente, los comentarios más obscenos vinieron de Anne Krueger, segundo al mando del FMI, designado por los EEUU y ex-catedrático de Standford. En una entrevista para el Financial Times, afirmaba que "las autoridades argentinas no son lo suficientemente realistas."(41) Realismo, según Krueger, significa que en plena depresión, se corte el gasto público, se bajen los niveles de vida y se aumente el desempleo. El "realismo" al que se hace referencia en el mundo del capital financiero y su voraz apetito por exprimir aún más pagos de intereses de provincias, negocios y tesoros públicos en bancarrota, por retirar aún más ahorros impunemente de la Argentina. El equipo de la Embajada de los EEUU en la Argentina fue aún más lejos. El Agregado de Asuntos Políticos Michael Matera afirmaba que la crisis de la Argentina se debía no sólo a sus líderes políticos, sino a todo el pueblo argentino. "El punto de vista de los economistas internacionales es incompatible con la mentalidad nacional de los argentinos. Los argentinos tienen una incapacidad colectiva para cambiar; son inmaduros y paranoicos."(42) Hay algunas evidencias de que una razón adicional para la línea dura de EEUU-UE-FMI es la cesación unilateral de pagos de parte de Argentina sobre la deuda de $140 billones. Según un congresista argentino, un funcionario del FMI le dijo que "Lo que nunca les perdonaremos es que su gente del Congreso celebrase y aplaudiese luego que (el ex-presidente por una semana) Adolfo Rodríguez Saa declarase la cesación de pagos."(43) Desde esta perspectiva, la línea dura tendría como sentido el advertir a cualquier otra nación latinoamericana que contemple la cesación de pagos de la deuda acerca de las duras consecuencias. El régimen de Duhalde, atado estructuralmente al capital transnacional financiero argentino, al sector agroexportador y al capital extranjero sólo puede encontrar una solución a través de un acuerdo con el FMI, el cual presumiblemente podría abrir un poco las billeteras de los prestamistas privados, y conducir a una renegociación de la deuda pendiente. La falta de disposición del gobierno de Duhalde para desarrollar un plan alternativo, como lo demandan los economistas disidentes argentinos, está basada en vínculos estructurales a gran escala y a largo plazo con entre el régimen y la clase dominante. Dado el total descrédito de esa clase dominante y sus desastrosas políticas para el 80% de la población argentina y la desintegración de la nación, y una oposición masiva y activa, su autoridad política es virtualmente nula y su capacidad de toma de decisiones se ve estrechamente limitada. El trasfondo histórico de la secuencia de políticas del G-7 y las IFI de finanzassaqueo-abandono y su cambio hacia una posición de línea dura está basada en dos consideraciones. Durante los 14 años anteriores, el capital euroestadounidense consiguió todo lo que quería de los gobiernos de Menem y De la Rúa. En segundo lugar, las 'gangas' fáciles y lucrativas del pasado ya no están disponibles, sólo una explotación intensiva en lugar de una extensiva puede proveer ganancias en este momento histórico. La historia anterior en la que el FMI dictaba las políticas y el gobierno argentino obedecía ha condicionado a los dirigentes a asumir un régimen de obediencia en lugar de uno de negociaciones y reciprocidad. Los prestamistas extranjeros siempre han sido conscientes del carácter venal de la clase política y dirigente argentina, pero estaban dispuestos a seguir prestando dinero aunque fuese objeto de la rapiña durante tanto tiempo como fuera posible, siempre y cuando ellos a su vez pudiesen saquear la economía. Hoy, sin embargo, con el saqueo ya completo, la elección es entre los ingresos de los bancos o el despilfarro de los fondos para mantener a las maquinarias electorales provinciales corruptas. Los acreedores están demandando que la clase política recorte a los caudillos provinciales y a sus sectores públicos inflados para hacer frente a sus obligaciones con el extranjero. Si esto significa dar

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fuerza a la oposición y minar el apoyo político del régimen, entonces los banqueros insisten por todos los medios que se apliquen poderes extraordinarios, que se muestre "decisión política" – que se convierta al régimen en una dictadura autoritaria. Cómo es que esta dirigencia podría gobernar – aún con un poder dictatorial – dado el eventual empobrecimiento de tres cuartas partes de la población es una pregunta que ni Krueger, O'Neill, Kohler, Wolfenson hacen ni para la que tienen respuesta. Sin embargo, las IFI y el G-7 sabe que Duhalde estructuralmente no tiene alternativas para ver el mundo, excepto a través del refinanciamiento a cargo de un grupo de banqueros dirigido por el FMI. Ellos saben que él es un rehén y representante de toda la vida el capital extranjero y de sus socios domésticos, y por lo tanto, presa fácil de las presiones. La vulnerabilidad que ellos perciben en el régimen da aliento a su enfoque de "línea dura". El tercer factor que condiciona la respuesta de línea dura del FMI y el G-7 es la radicalización cada vez mayor de la población argentina y las protestas de masas y levantamientos populares casi diarios. El "factor de riesgo" en la Argentina es extremadamente alto a los ojos de los inversionistas. El miedo es el de que si Duhalde cae o es derrocado podría resultar un régimen populista nacionalista que renegase de todos los acuerdos previos. Paradójicamente, si las demandas del FMI y del G-7 fuesen satisfechas, probablemente darían pie a un gran levantamiento popular. Entre más alto el FMI y el G-7 ponen la barrera para garantizar el financiamiento, más dura será la caída del régimen que intente saltarla. Implícita en la estrategia económica de línea dura de las elites políticas y económicas de Washington y Madrid está la idea de que el ejército argentino intervendría para derrocar un régimen popular adverso. Sin embargo, un golpe militar en el presente contexto tendría lugar en un vacío político absoluto, desprovisto de todo apoyo político y social. El estilo y la sustancia de las relaciones de la Argentina con el G-7 hablan de un nuevo imperialismo:(44) el saqueo de la economía, el crecimiento de profundas desigualdades, el estancamiento económico seguido por una depresión profunda y duradera y el empobrecimiento masivo de la población como consecuencia de la mayor concentración de la riqueza en la historia argentina de los siglos XX y XXI. El nuevo imperialismo funciona directamente a través del sistema interestatal y de las instituciones financieras subsidiarias como el FMI para dictar las políticas. La misión de abril del FMI, con sus pronunciamientos públicos sobre todos y cada uno de los aspectos de la economía argentina, los dictados descarados de la embajada de los EEUU y de los ministros de economía del G-7 tienen un fuerte eco de las relaciones coloniales del pasado. La sumisión ciega del régimen argentino, su buena disposición para implementar esas políticas, que deterioran profundamente los niveles de vida para satisfacer las demandas imperiales, hablan a las altas y a las claras de un nuevo tipo colonial de imperio. El Nuevo Colonialismo, sin embargo, impuesto sobre un ex país industrializado con niveles de vida relativamente altos para el Tercer Mundo, no sólo tiene que provocar mayores desigualdades económicas, sino también una extrema polarización política y social, lo que va totalmente en contra de los poderes imperiales-coloniales y toda la clase política argentina. Los Levantamientos Populares En una gira por la provincia de Tucumán en abril de 2002, visitamos las grandes villas miseria o barrios marginales y hablamos con la multitud de pobres e indigentes: nos dijeron que entre 2001 y 2002, en sólo un año, el número de niños que sufren de malnutrición se incrementó seis veces. La combinación de despidos masivos, inflación y los recortes de raciones de alimentos convirtió a los pobres en indigentes, incapaces tan siquiera de satisfacer sus necesidades alimenticias más básicas. Una semana más tarde, cuando estábamos reunidos con un delegado sindical del sindicato de trabajadores bancarios de Buenos Aires, fuimos informados de que los bancos estaban planeando despidos masivos. Un mes más tarde (el 19 de mayo de 2002), un periódico cercano a la elite financiera, La Nación, publicó en un reporte que

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los bancos estaban planeando despedir a dos terceras partes de sus empleados, 80.000 de los 120.000 existentes, y reducir los sueldos del resto de la plantilla.(45) A principios de julio las calles se encontraban agitadas con manifestantes, el crimen estaba fuera de control, profesores universitarios con tres cátedras estaban ganando 200 dólares al mes, se bloqueaban carreteras y los caceroleros jubilados y miembros de la clase media empobrecidos se estaban reuniendo, no sólo para demandar el derrocamiento del gobierno, sino de toda la clase política. La profundización de la polarización política en Argentina ha tomado una variedad de formas políticas y sociales: un levantamiento popular que derrocó al régimen de De la Rúa el 19 y 20 de diciembre de 2001; la rebelión permanente en las provincias, las constantes movilizaciones de masas de los desempleados (piqueteros) y las asambleas de gente de clase media y barrios de las clases trabajadoras (caceroleros). El 19 y 20 de diciembre de 2001, cientos de miles de argentinos salieron a las calles a protestar contra la declaración del estado de emergencia por parte del gobierno que prohibía las demostraciones públicas, la confiscación de 40 billones de dólares de los ahorristas, la recesión galopante y la tasa de desempleo de un 23%.(46) El levantamiento que terminó por obligar al Presidente De la Rúa a renunciar y a salir del Palacio Presidencial en un helicóptero fue la culminación de una serie de bloqueos masivos de carreteras de los piqueteros desempleados, caceroladas y asambleas de los barrios, movilizaciones provinciales, así como ataques a los gobernadores, alcaldes y funcionarios del gobierno. Mientras que cada una de las acciones de masas en particular tiene su base social específica, formas de acción directa y demandas priorizadas, todas convergen en el rechazo al pago de la deuda externa, los programas de austeridad del FMI y la confiscación de los ahorros. El movimiento de masas de los trabajadores desempleados, como ya lo he discutido en otras ocasiones en mayor detalle, (47) fue el detonante del levantamiento del 19 y 20 de diciembre, aún cuando los desempleados organizados no fuesen una fuerza decisiva en el día del derrocamiento del presidente. El movimiento de los trabajadores desempleados (MTD) se ha extendido geográficamente por toda la Argentina y ha escalado su lucha durante los últimos seis años a medida que la recesión se ha ido convirtiendo en una depresión y millones de trabajadores fabriles antiguamente sindicalizados han venido siendo despedidos y se han convertido en desempleados de 'larga duración.' Los MTDs están organizados territorialmente – por barrio, municipio y más recientemente, a nivel de varios municipios, en algunos casos en organizaciones nacionales que compiten entre sí. Su táctica principal es la de levantar barricadas en las principales carreteras, bloqueando el transporte de bienes, servicios y trabajo, y de las industrias, los bancos y otros sectores. Sus demandas invariablemente incluyen trabajos financiados por el estado y comida. Por lo general son autónomos con respecto a los principales sindicatos y partidos políticos, aunque hay excepciones importantes. Los miembros del MTD por lo general se reúnen en asambleas en sus barrios para decidir acerca de las tácticas, las demandas y la distribución de los empleos conseguidos en luchas exitosas. A principios de 2002, más de 200.000 trabajadores desempleados estaban organizados, aunque muchos más trabajadores y desempleados son los que participan en sus bloqueos de tráfico y marchas. Los MTDs sacan su apoyo de los sindicalistas de base, de dirigentes sindicales regionales, en particular de los sindicatos de empleados públicos (ATE) y la confederación disidente (CTA) y los partidos marxistas. Los MTDs claramente ha sido la punta de lanza de la organización de la oposición al régimen Desde junio de 2001 hasta junio de 2002, el número de bloqueos de carreteras ha aumentado aún más, fundiéndose y combinándose con otras formas de lucha, incluyendo las marchas masivas de los cacerolazos (marchas de gente de la clase media que hacen sonar sus cacerolas), levantamientos masivos urbanos (puebladas), asaltos de supermercados en búsqueda de comida y el levantamiento nacional del 19 y 20 de diciembre de 2001 (en especial, el 20 de diciembre). Varias lecciones teóricas emergen de un análisis del MTD. Primero, la idea de que los

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desempleados, fuera de las fábricas, no pueden organizarse porque están demasiado dispersos, fragmentados y sin apoyo social es falsa. Los MTDs demuestran que su situación social común, la dirección desde abajo con raíces en trabajadores que antes habían estado organizados sindicalmente a través de asambleas populares en estructuras horizontales puede tener éxitos organizativos aún en plena depresión, a pesar de la hostilidad y la indiferencia de toda la dirigencia político-partidaria y sindical. El punto focal de la acción social colectiva se ha movido de la fábrica a la calle, especialmente a medida que el desempleo en los barrios de clase trabajadora ha alcanzado el 40-60%, el subempleo, el 20-30% y el hambre afecta a más de un tercio de los niños de familias de clase trabajadora. La masa activista se ha "feminizado" en gran parte, dado que en la mayoría de los casos las mujeres son cabezas de familia y están a la cabeza de la organización de las barricadas y de los sistemas de apoyo logístico (ollas populares a la orilla de las carreteras). Las mujeres de familias de clase trabajadora aportan al MTD la experiencia de dos décadas de organización vecinal, primero a través de los planes de reforma vecinal de los diferentes regímenes, y durante los últimos siete años, a través de los militantes autónomos del MTD.(49) Los bloques de rutas han evolucionado, de ser acciones esporádicas, casi espontáneas, en actividades sistemáticas y organizadas, coordinadas entre miles de desempleados. En 1998 hubieron 51 cortes de rutas, 252 en 1999, 514 en 2000 y casi mil en 2001.(50) En 2002 los cortes de rutas se combinaron a menudo con levantamientos generalizados, particularmente en las provincias del interior, aunque también en la región del Gran Buenos Aires. En enero de 2002, por ejemplo, los cortes de rutas acompañaron a movilizaciones populares en Córdoba, Santa Fe, el Chaco, Misiones, Santiago del Estero, Salta y Formosa.(51) Las luchas combinadas incluían tanto las demandas de los miembros del MTD como las de los otros sectores de manifestantes, como el pago de salarios adeudados a los empleados públicos, casas para la gente sin techo, el fin de la confiscación de los ahorros y la distribución de alimentos. En algunos casos se saquearon edificios municipales y supermercados, se asaltaron las mansiones de los gobernadores y se ocuparon asambleas legislativas provinciales. El saqueo de negocios minoristas puede ser diferenciado según los organizadores y los objetivos perseguidos. (1) Aquellos organizados por los jefes bajo la tutela del partido peronista (Justicialista), particularmente antes del 19 y 20 de diciembre de 2001, para desestabilizar la presidencia de De la Rúa, un dirigente del Partido Radical. (2) Aquellos que se organizaron "espontáneamente" por los indigentes y los pobres con hambre. (3) Aquellos que el MTD organizó o amenazó con organizar como una medida de presión para negociar con los supermercados para asegurar donaciones voluntarias.(52) El grado de organización y el trabajo de los MTDs varía grandemente a lo largo y ancho del país. El MTD en Matanza, bajo la dirección de D'Elía, tiene 25.000 afiliados, organizados por barrio en la municipalidad de Matanza, una ciudad de más de un millón de habitantes. En Mosconi, Cutral-Co y Tartagal, ex-ciudades petroleras, el MTD está dirigido por ex-trabajadores petroleros, antes sindicalizados y bien pagados. En Mosconi, un impresionante conjunto de talleres pequeños y micro empresas se ha establecido en lugar de los planes estatales "cosméticos" que incluye panaderías, herrerías, obras de construcción y otras ramas de actividad. Queda claro que los piqueteros no son sólo lo aparentan ser, trabajadores desempleados que luchan por la justicia social. En particular el Partido Peronista, ahora en el poder, ha usado los subsidios de trabajo para intentar dividir al MTD, distribuyendo los formularios de solicitud a través de sus jefes barriales y organizando bandas de malhechores para romper las reuniones a nivel local. A esto se suma que jefes peronistas locales han contratado desempleados para asaltar e intimidar las asambleas populares en varios barrios, aunque rara vez se atrevan a intimidar al MTD. En algunos municipios, el MTD se ha estado expandiendo gradualmente pero ha tenido problemas en la organización de la producción a pequeña escala. En Solano,

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por ejemplo, la membresía se ha duplicado hasta alcanzar más de 1.200 miembros en un año.(53) Algunos proyectos, como una panadería local, construcciones, herrerías y talleres de costura han tenido éxito, pero los huertos caseros han fallado debido a las inundaciones frecuentes y a la falta de experiencia agrícola. Asimismo, el MTD enfrenta el problema de mantener la disciplina laboral, especialmente entre algunos sectores de los jóvenes desempleados que son militantes en las barricadas, pero que nunca han experimentado la puntualidad del reloj y la prontitud a la hora de cumplir con las obligaciones laborales, lo que causa roces y conflictos al interior de los colectivos.(54) El MTD es una fuerza potente, aunque cada vez más dividida en organizaciones sociopolíticas con conflictos y competencia entre sí. El MTD en Matanza, conducido por D'Elía y otros bajo la influencia de la CCC (coordinadores basados en la clase) colaboran y negocian con el régimen de Duhalde. En lo táctico, han diluido fuertemente el impacto de los cortes de ruta al permitir 'rutas alternativas' en búsqueda de lo que llaman "alianzas policlasistas". Estos tipos de grupos del MTD trabajan de cerca con la confederación sindical disidente CTA en subordinar la confrontación a la negociación. Ninguna de estas organizaciones participó en el levantamiento de masas del 19 de diciembre y D'Elía se opuso a la participación el día 20. Estos grupos del MTD son claramente reformistas. Los grupos radicales del MTD están dispersos por todo el país y en la región del Gran Buenos Aires. Incluyen a Aníbal Verón, Almirante Brown, Teresa Rodríguez, Solano y muchos otros, incluyendo a afiliados regionales de la CCC que han mantenido el estilo militante y confrontativo de la acción social, el total bloqueo de las vías de comunicación y su autonomía de todas las confederaciones sindicales. Sin embargo, los mismos grupos radicales del MTD están divididos entre sí a lo largo de las líneas políticas, con el Polo Obrero trotskista, el 'Tierra y Liberación' comunista y otras formaciones que compiten por la hegemonía.(55) El resultado es que el MTD radical, en el mejor de los casos sólo tiene alianzas tácticas, mientras que se encuentran en conflicto más bien a menudo, al punto tal de llevar a cabo negociaciones separadas con el régimen. A pesar del formidable crecimiento y poder alcanzado por los MTD, no han alcanzado todo su potencial. Han tenido éxito en asegurar la asistencia temporal de subsistencia, pero no han sido capaces de convertirse en una fuerza para la transformación del sistema. En parte esto es debido a las barreras impuestas por la burocracia sindical colaboracionista y al conflicto entre los diferentes MTDs. Los MTDs no tienen una dirigencia nacional aceptada y reconocida capaz de organizar un plan nacional de lucha, el cual podría confluir con las asambleas populares, con los levantamientos populares y los sindicatos disidentes, particularmente con los empleados públicos. Cuando un levantamiento popular de masas tuvo lugar en la capital, los MTDs no lo condujeron ni aportaron a sus actores principales, a pesar de que en los años previos de escalamiento de la acción directa crearon un clima favorable. El Levantamiento Popular del 19 y 20 de Diciembre de 2001 Las banderas rojas de la izquierda marxista, por lo general omnipresentes, las centrales sindicales disidentes y los piqueteros estuvieron casi completamente ausentes cuando decenas de miles de argentinos marcharon a la Plaza de Mayo enfrente al Palacio Presidencial, la Casa Rosada, la calurosa tarde del 19 de diciembre de 2001. Este fue el comienzo de un levantamiento de dos días que terminó con el aborrecido gobierno de De la Rua y su zar económico Cavallo, y que costó las vidas de entre 30 y 40 manifestantes y miles de heridos y detenidos. Lo que comenzó como una serie de caceroleadas en los barrios pronto de volcó hacia las principales avenidas en una multitudinaria protesta pacífica pero estridente. La gente de clase media miró la verdad a la cara – sin ahorros ni acceso a sus cuentas

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bancarias, muchos sin trabajo o a punto de perderlo, incapaces de pagar las hipotecas de sus casas, las tarifas de los colegios y la salud, se veían caer en la clase media y seguir de largo directo hacia la pobreza. Para muchos de ellos esa fue su iniciación en la lucha política callejera de masas. Habían creído fervientemente en las promesas de Menem de que ingresarían al primer mundo; habían gastado y habían pedido préstamos, visitaban las brillantes boutiques de moda en los nuevos centros comerciales, ignoraban o eran molestados por los bloqueos de tráfico de los desempleados. Sólo los empleados públicos, la clase media de cuello blanco, que le hacían frente a los recortes y, en las provincias, a los largos retrasos en el pago de los salarios expresaban alguna solidaridad con los movimientos de masas en ascenso. Entonces, la recesión se asentó en 1999 y se profundizó en 2000, el desempleo comenzó a afectar a los negocios de clase media y a la clientela de los psicólogos. Los servicios se caían a pedazos. Ya en 2001, la recesión se estaba convirtiendo en una depresión, el financiamiento externo se estaba secando y, con la cesación de pagos en el horizonte, sectores de la clase media-alta y alta comenzaron a retirar sus fondos seguidos con retraso por la clase media y media-baja. Por noviembre, cuando la economía estaba colapsando, la clase media salió en carrera a retirar sus fondos, sólo para descubrir que no les era permitido hacerlo, precisamente en el momento en el que los dos principales partidos, la Corte Suprema y el régimen bloqueaban sus cuentas. Obligados a confiar en su propia voz, se congregaron agresivamente enfrente de los bancos, en especial de los extranjeros, el Banco de Boston, el Citybank, el de Galicia, el de Escocia, tratando de forzar las puertas, protestando con rabia y decepción, y expresando su despertar político. Durante más de dos décadas los bancos saquearon el país, sus recursos, su tesoro público, a medida que las ganancias de los exorbitantes intereses llenaban sus cajas fuertes, mientras que la clase media apoyaba al régimen bipartidista (Radicales/Peronistas) que supervisaba el saqueo. Entonces, le llegó el turno a los ahorros de la clase media. De la conformidad complaciente a las estentóreas erupciones callejeras, la clase media buscaba acceder a su dinero. Los bancos y el régimen se convirtieron en blancos de su ira.(56) Los vecinos iban a reuniones para hablar de su calvario, para expresar su rabia y su solidaridad. De reuniones informales a nivel de barrio, comenzaron a extender sus horizontes a calles más alejadas, hasta las principales avenidas, donde habían visto marchar a los pobres, a los piqueteros. Salieron a las calles y algunos se desquitaron la rabia en los cajeros automáticos, también rompieron las vidrieras de los bancos. Las calles se iban llenando, el ruido de las cacerolas se iba haciendo más alto, y cada vez salían a la calle más vecinos con sus cacerolas de los balcones de sus apartamentos. El 19 de diciembre convergieron enfrente de la Casa Rosada, ignorados por el presidente, confrontados por la policía montada, involucrados en una manifestación ilegal. Las cifras de los asistentes varían de 100.000 a 200.000, pero el hecho significativo fue que la clase media estuvo enfrente al Palacio Presidencial pidiendo la renuncia del Presidente. De hecho, pidiendo la renuncia o el derrocamiento de toda la clase política (que se vayan todos). La policía atacó con bastones, gas lacrimógeno y balas de plomo. Varios manifestantes fueron asesinados, cientos fueron heridos, una marcha pacífica de protesta se convirtió en una batalla campal, a medida que los manifestantes de mayor edad huían, los jóvenes respondían. Trabajadores mensajeros en sus motocicletas les proveían de los informes logísticos y de inteligencia. El centro de Buenos Aires estaba lleno de gas, un campo de batalla sangriento con llantas ardiendo, lleno de combatientes callejeros tirando piedras y milicos de gatillo alegre, reminiscentes de la Intifada palestina. Sin ser ni totalmente espontáneos ni mínimamente organizados, los días y semanas que siguieron a la confiscación de los bancos, lo humillante de los oídos sordos de los voceros públicos, los grotescos salarios y los beneficios extras de los legisladores (12.000 dólares al mes más mordidas y coimas), todo eso fue una enorme provocación que quebró el conformismo consuetudinario y la complacencia, y sobre todo, la fe en el

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sistema electoral y en la idea de un gobierno representativo. En los barrios, las asambleas llenaban las plazas donde la falta de confianza pública se puso en evidencia: las asambleas rechazaban los dirigentes, las agendas arregladas, las etiquetas partidarias (hasta las de la izquierda), todo debía de discutirse y someterse a votación, pero a menudo era muy poco lo que se implementaba.(57) La ausencia de la Izquierda en el primer día del levantamiento (el 19 de diciembre) puede atribuirse a varios factores, tanto ideológicos como organizativos.(58) La mayor parte de la izquierda operaba a partir de un análisis clasista rígido del cual deducía un determinado comportamiento político. La izquierda era en general "obrerista", lo que no salía de las fábricas era algo sospechoso. Esta rigidez adoptaba la siguiente lógica: obrero fabril-sindicalización-partido revolucionario-huelga general- revolución. Mientras tanto, los trabajadores sindicalizados se convirtieron en una minoría, la mayoría de los trabajadores eran sub- o desempleados y muchos de ellos estaban organizados en el MTD. Tardíamente, la izquierda se volcó a organizar, movilizar y fragmentar al MTD. Análogamente, la izquierda perdió de vista la dinámica de la movilidad de clase: la rápida movilidad descendente de la clase media, su empobrecimiento y proletarización. Habiendo perdido todos sus ahorros, a la clase media no le quedaba nada por perder – profundamente alienada de sus tradicionales valores conservadores. Estaban abiertos a un nuevo estilo democrático de política callejera y formas directas de democracia de estilo asambleario. La izquierda sólo se sumó al levantamiento en el segundo día, el 20 de diciembre, y sólo los activistas, dado que los dirigentes permanecieron en sus cuarteles generales dedicados a la estrategia. El 20 de diciembre, importantes contingentes de sindicalistas del sector público, piqueteros, activistas marxistas y decenas de miles de miembros de la clase media radicalizada salieron a las calles. Miles de jóvenes, de estudiantes de clase media baja hasta jóvenes piqueteros desempleados se sumaron a la marcha y a los eventuales enfrentamientos con la policía frente al Palacio Presidencial en Buenos Aires y en otras grandes ciudades. La manifestación de la clase media de movilidad social descendente fue el detonante de la arremetida masiva y continuada contra el poder. Cuatro gobiernos entraron y salieron en rápida sucesión durante los siguientes 14 días. El levantamiento fue exitoso en varios puntos importantes. El régimen de Saa declaró que la Argentina no cumpliría con el pago de la deuda. El pueblo fue capaz de obligar la renuncia de cuatro presidentes. El levantamiento deslegitimó a la clase política y al poder judicial, exponiendo su venalidad y su carácter antinacional y antipopular. El levantamiento de masas del 19 y 20 de diciembre fue único en términos históricos por una serie de razones: fue la primera vez en la historia de la Argentina que un levantamiento popular había derrocado a un líder elegido o dictatorial en bancarrota. Fue la primera vez en la historia en la que la mayoría de los argentinos confrontaron y rechazaron a toda la clase política. El levantamiento y la solidaridad que le siguió condujeron a la creación nuevas y creativas formas de representación popular directa en la forma de asambleas barriales, y nuevas tácticas de lucha, las manifestaciones de caceroladas que eran capaces de bloquear las decisiones estatales que afectaban adversamente a la gente (tales como el intento del régimen de Duhalde de convertir los ahorros confiscados en bonos fijos recuperables a cinco años). Luego de la selección de Duhalde como presidente a través de una conspiración de jefes del partido peronista, gobernadores y unas pocas promesas demagógicas, las dos centrales sindicales oficialistas, la CGT y la CGT-Moyano respaldaron su régimen. La vasta mayoría de la población se opuso desde el inicio, y lo fue haciendo cada vez más a medida que pasaba el tiempo. A seis meses de vida del régimen, su apoyo se ha diluido hasta menos del 10% y ha enfrentado una nueva ola de cortes de rutas y huelgas generales. Las asambleas populares comenzaron a descansar cada vez más en las comisiones de

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trabajo para implementar cambios de políticas a medida que las sectas marxistas comenzaban a penetrar, debatir, discutir acerca de las tácticas, los programas y toda la cháchara partidaria, alienando a muchos y logrando reclutar a unos pocos.(59) Hubo un retroceso temporal con respecto al clímax alcanzado en diciembre de 2001. El movimiento cacerolero ha demostrado su capacidad para vetar las nominaciones y decretos presidenciales. Sin embargo, su falta de un enfoque claramente político y su estructura organizativa difusa debilitaron su capacidad de consolidar un poderoso movimiento nacional. La guerra interna entre las sectas de izquierda minó el atractivo de las asambleas para muchos participantes. A pesar de las debilidades que se iban poniendo de manifiesto, la experiencia política y la sensación de poder han mantenido a una corriente de opinión cada vez más radical y creciente entre la clase media empobrecida. Los sondeos de opinión acerca de los candidatos presidenciales afines de mayo de 2002 favorecían a un marxista, Zamora, por encima de todos y cada uno de los de los grandes partidos. La Revuelta en las Provincias El 17 de abril, los trabajadores portuarios de La Ensenada (Provincia de Buenos Aires) tomaron por asalto la mansión del gobernador demandando el pago de los salarios del mes anterior. A ellos se les sumaron empleados públicos con su sindicato (ATE) y maestros con su sindicato (SUTEBA). (60) Ese mismo día, miles de maestros en huelga en Córdoba marchaban hacia el gobierno provincial, al tiempo que miles de sindicalistas y piqueteros manifestaban en apoyo a los desocupados que las oficinas del Ministerio del Trabajo demandando trabajos públicos.(61) Por toda la provincia de Chubut, miles de desempleados y sindicalistas marchaban en las principales ciudades por trabajo y contra los recortes presupuestarios, mientras que en Catamarca, los trabajadores se encontraban en el segundo día de una huelga provincial en demanda del pago de sus salarios atrasados desde marzo.(62) En San Juan, los empleados públicos tomaron el parlamento provincial, enfrentándose con la policía, demandando sus salarios atrasados. El 18 de abril, los empleados públicos y los desocupados de las provincias de Chubut y Jujuy se enfrentaban a la policía al tiempo que se abrían paso hacia el parlamento provincial.(63) Entre los manifestantes había trabajadores bancarios, maestros, empleados públicos que demandaban pagos atrasados mientras que los desempleados pedían trabajo. En Jujuy, además de atacar y parcialmente destruir la asamblea legislativa, saquearon un supermercado, atacaron los cuarteles generales de los grandes partidos y las casas de dos políticos del régimen.(64) Las "provincias están en llamas" y el gobierno se está armando. El Secretario de Seguridad del régimen le pidió a la policía estatal (la Gendarmería) que diseñara un programa de entrenamiento policial provincial para reprimir los conflictos sociales y solicitó ayuda "técnica" internacional (incluyendo armas y asesores). (65) La rebelión en las provincias está profundamente enraizada en las políticas liberales del último cuarto de siglo, que han desindustrializado las economías provinciales. Hoy sólo quedan unas pocas empacadoras de carne en la tercera ciudad de Argentina, Rosario. Donde los padres estaban empleados como cortadores de carne, sus hijos están desocupados. Su única experiencia de cortar carne es la de algún viaje en un camión descubierto que lleva ganado al mercado, la única carne en su dieta durante muchos meses, si no en años.(66) La desindustrialización es un resultado de la privatización, de la bajada de las barreras comerciales, y de la entrada en masa de importaciones baratas, así como de las barreras comerciales hacia la carne y los productos agrícolas en Europa y los EEUU. El incremento en los costos de transporte y energía y la falta de inversiones del gobierno para el mejoramiento de las industrias y la promoción de nuevas empresas también han contribuido a la desaparición de la industria. Los despidos masivos y las altas tasas de desempleo que afectan al Buenos Aires de fines de los 90s hasta el presente, comenzaron una década antes en Rosario, Tucumán y otras ciudades del interior. El libre mercado ha minado a los productores

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locales en las provincias, mientras que los beneficiarios a corto plazo en Buenos Aires disfrutaban de bienes de consumo importados baratos. Las industrias alimentaria, textil y de bienes de consumo declinaron y el sector de agroexportación sufrió de los subsidios y el proteccionismo de los productores europeos de estadounidenses. Más aún, los enclaves exportadores en las provincias (el petróleo, la minería, la agricultura) hacían un uso intensivo de capital. Absorbían pocos trabajadores. La privatización barrió con decenas de miles de puestos de trabajo, particularmente en la industria petrolera, a medida que los nuevos dueños extranjeros cerraban sus operaciones en las provincias, convirtiendo los pocos enclaves en provincias como Neuquén en centros de desempleo y estallidos sociales. La promesa del régimen de crear empleos alternativos para los trabajadores desplazados por las empresas privatizadas nunca se materializó. El ingreso individual declinó a medida que se multiplicaban las bancarrotas de los comercios. El comercio interprovincial declinó debido a las reducciones en el transporte de las aerolíneas y vías férreas privatizadas, mientras que los costos del transporte por carreteras se elevaron debido al alza de los peajes por parte de los dueños privados. Los ingresos en el presupuesto de los gobiernos provinciales cayeron estrepitosamente, mientras que sus costos fijos se elevaban debido a la crisis social. Para cubrir el déficit cada vez mayor y evitar estallidos sociales, los gobiernos provinciales recurrieron crecientemente al financiamiento federal y a imprimir monedas locales. El sector público provincial expandía sus servicios no-productivos al tiempo que el sector productivo declinaba. El sector público se convirtió en el empleador de primera y última instancia. Los partidos políticos dominantes y los jefes partidarios provinciales se robaban decenas de millones de pesos del gobierno local y regional, desviaban ganancias de empresas provinciales y financiaban grandes maquinarias electorales, perpetuándose en el poder por medio de trabajos para algunos, al tiempo que arruinaban la economía y empobrecían a las mayorías excluidas de los despojos del estado. Las principales IFIs (Banco Mundial, FMI, BID) no se quejaban mientras los jefes políticos corruptos respaldaban al Presidente Menem y su agenda liberal al tiempo que imponían e implementaban el proceso de privatizaciones en sus propias provincias. Vivir de las dádivas del gobierno federal, que reforzaban las desigualdades sociales y regionales, era una forma de contra-insurgencia. Cuando las rebeliones populares se intensificaron, los gobernadores provinciales y legisladores corruptos se aseguraban un préstamo o un paquete de ayuda del gobierno federal para pagar salarios atrasados o crear puestos de trabajo ficticios. Cuando la recesión y luego la depresión golpearon al país, particularmente a Buenos Aires y al gobierno central, los fondos de las provincias disminuyeron. Los gobernadores locales convertibles y reconocidas sólo dentro de su jurisdicción, limitando las transacciones interprovinciales, el transporte, la movilidad y los viajes. Con el fin de los recursos públicos privatizables en orden de asegurarse nuevos financiamientos de las IFIs, el gobierno federal se vio obligado a aceptar drásticos recortes de la ayuda a los gobiernos provinciales. Con el default, las IFIs demandaron que el gobierno federal impusiera fuertes trabas fiscales sobre los gobiernos provinciales ya casi en la bancarrota y la eliminación de las monedas provinciales, provocando así despidos masivos, quiebras y un enorme crecimiento de la pobreza. Las provincias se rebelaron. Como lo notaba el Financial Times, "Con niveles de pobreza que aumentan día a día y gobiernos provinciales cortos de dinero, incapaces de pagar a los trabajadores y ofreciendo limosnas a los pobres, hay temores de una nueva ola de violencia."(67) Una semana después entraba en efecto una masiva huelga general de 24 horas. El conflicto político de clases se intensificó durante todo 2002. El resultado final de la lógica de privatizaciones y liberalización de los mercados fue una rebelión política generalizada que se extendía de provincia en provincia, moviéndose hacia el centro de Buenos Aires y hasta la sede del poder político y

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financiero. Las rebeliones provinciales son muy similares a los levantamientos populares en el sentido de que incorporan una amplia variedad de estratos sociales en las mismas movilizaciones de masas: empleados públicos, maestros de escuela, trabajadores desempleados, obreros industriales a los que no se les ha pagado el sueldo. La línea clara y definida entre los sindicatos conducidos burocráticamente, las asambleas populares y el MTD (trabajadores desempleados) que opera en la capital, se desdibuja en las provincias. Allí, por lo general, los sindicatos de la ATE y de los maestros se involucran en acciones conjuntas con los trabajadores desempleados apoyando las demandas de pagos atrasados. La distancia social entre los dirigentes y los miembros de base de las centrales sindicales de las provincias se ha acortado. Muchas familias tienen miembros que son empleados del estado y otros que son desempleados. La lucha de clases es principalmente contra el estado, el estado neoliberal, a pesar de las demandas de alternativas son difusas. Muchas rebeliones han terminado con el retorno del patronazgo estatal, pagando unos salarios atrasados por aquí y creando unos pocos empleos por allá. Sin embargo, ya en 2002 la capacidad del "patronazgo estatal" de terminar temporalmente con las rebeliones es extremadamente limitada, justo al tiempo que el ingreso cae y el desempleo llega al 30-40% en las ciudades y al 60-70% en las villas. El resultado de esto fueron las "puebladas" – levantamientos de ciudades enteras que se rebelan, tomando edificios públicos, bloqueando carreteras y tomando legisladores como rehenes. El ciclo de acción radical seguido por la elección de políticos conservadores está cambiando. El período de movilizaciones populares se está extendiendo y los niveles de acción se están intensificando al tiempo que los políticos electorales, despropósitos de patronos, están totalmente desacreditados. La acción colectiva en las calles es más representativa de los intereses y actitudes de la gente que los gobernadores y legisladores en funciones. Las puebladas crean una especie de "poder dual" en funciones que, sin embargo, no ha encontrado la forma de institucionalizarse. La crisis cada vez más profunda ha homogeneizado a vastos sectores de la población: los profesionales han visto caer su ingreso en dos tercios, los empleados públicos no han recibido sus salarios desde hace meses (salarios reducidos en un 70%), y sus ahorros han sido confiscados. Las puebladas son una clara expresión de la creciente homogeneización de las clases sociales, de su situación social común. La acción conjunta y la solidaridad entre empleados, profesionales y desempleados personifican este declive de las distinciones socioeconómicas. Aunque las rebeliones sociales se hacen cada vez más frecuentes, intensas e incluyentes, y aún cuando tienen lugar en al mismo tiempo, no están coordinadas y no tienen una dirigencia interprovincial generalmente aceptada, ni un programa económico alternativo. La táctica es "ofensiva", las demandas son "defensivas". Sólo en unas pocas instancias la clase obrera ha tomado la iniciativa o creado patrones alternativos de propiedad y de relaciones sociales. Las Tomas de los Trabajadores: Brukmann y Zanón El poderoso movimiento piquetero de los desempleados, las tan extendidas asambleas barriales, el levantamiento del 19 y el 20 de diciembre de 2001 y la huelga general del 29 de mayo de 2002 apuntan hacia una oposición masiva a los regímenes neoliberales, sus políticas y sus dirigentes. Lo que es igualmente importante, esas acciones colectivas de masas demandan cambios profundos en la política económica nacional e internacional y en las relaciones con los bancos extranjeros, las IFIs, Washington y el G-7. No ha habido una definición clara de una alternativa político-económica radical a nivel nacional. Sin embargo, a nivel local dos ejemplos indican la alternativa revolucionaria – una transformación de la propiedad y las relaciones sociales: las ocupaciones y puesta en operación de varias fábricas por los trabajadores. Las más conocidas de estas ocupaciones tuvieron lugar en Neuquén, en

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la planta de cerámica Zanón, y en Buenos Aires, en la fábrica de textiles Brukmann. Esas dos fábricas bajo control de los trabajadores apuntan hacia una alternativa a los cierres de fábricas, los planes cosméticos de trabajo del estado y las ollas populares. Durante la primera mitad del año 2002, los cierres de plantas se multiplicaron y los despidos de trabajadores se aceleraron: en enero, 1000 trabajadores al día; en febrero, 2000 al día; en marzo, más de 65.000 estaban en la calle.(68) Varias fábricas amenazadas por cierres, fueron ocupadas por los trabajadores para evitar más despidos y la venta de la maquinaria. Los propietarios, con la ayuda de burócratas sindicales colaboracionistas, procedieron a obtener órdenes legales de evacuación de los locales y enviaron a la policía para desalojar a los trabajadores. Las ocupaciones de los trabajadores siguieron una secuencia específica.(69) Primero, los trabajadores en las fábricas votaron para reemplazar a los delegados de fábrica en deuda con la burocracia sindical, con representantes combativos electos que respondían ante las asambleas de fábrica. Luego, procedieron a destituir por medio de votaciones a los cargos ocupados por los colaboradores en el sindicato local. Con una nueva dirigencia y las decisiones en manos de las asambleas de fábrica, los trabajadores votaron a favor de hacer resistencia contra los cierres de las plantas, ocupando y operando ellos mismos las fábricas. Las fábricas operadas por los trabajadores y los nuevos sindicatos se aseguraron el poyo de las asambleas populares en la ciudad, de activistas sindicales a nivel local, de estudiantes universitarios, sobre todo, del MTD. Enfrentados con amenazas de desalojo, las asambleas sindicales llamaron a sus aliados en las asambleas barriales y en el MTD para hacerle frente a la policía. Enfrentados con una resistencia masiva de un amplio y decidió espectro de organizaciones, la policía se tuvo que retirar. Las fábricas operadas por los trabajadores se han asegurado el apoyo técnico de las universidades y el personal administrativo de las propias fábricas. Pero la principal innovación organizativa ha sido el establecimiento de comisiones encargadas de los insumos y de las ventas, la salud y la solidaridad, así como otras áreas a medida que van surgiendo nuevos retos. En la fábrica de cerámicas Zanón, los antiguos dueños presionaron a los proveedores para que recortasen la venta de insumos, reduciendo así la producción de un 80 a un 25% entre febrero y marzo de 2002.(70) Desde entonces, la comisión de los trabajadores se ha movido para restablecer las redes de abastecimiento. Los trabajadores de Zanón y Brukmann no ven la ocupación de fábricas aisladas como la solución, dada la crisis general, así como el alto nivel de desempleo. Ellos apoyan una ofensiva generalizada de los trabajadores para ocupar las fábricas y demandar la propiedad pública bajo el control de los trabajadores, o sea el socialismo. Las experiencias de Brukmann y Zanón han recibido la atención nacional y se han convertido en puntos de referencia para otros trabajadores que enfrentan cierres de fábricas. Pero el primer paso hacia cualquier transformación social reside en el establecimiento de representantes de fábrica y dirigentes sindicales democráticamente electos a base de asambleas que respondan a las asambleas de fábrica. En todas las luchas para impedir los cierres de fábricas, las confederaciones sindicales nacionales y sus representantes locales han sido los grandes obstáculos para las ocupaciones. Los ejemplos de Zanón y Brukmann indican que la destitución de las actuales elites burocráticas es el primer paso en la confrontación exitosa con los dueños de las fábricas y el estado. Las ocupaciones de fábricas son vistas por la nueva dirigencia democrática como el primer paso hacia una transformación nacional, de ahí su apoyo a la demanda del MTD "por un empleo de verdad" por unos salarios de los que se pueda vivir en actividades productivas socialmente necesarias (construyendo escuelas, hospitales, viviendas de bajo costo, artículos de consumo popular). Las fábricas bajo control de los trabajadores están basadas en la organización clasista en el lugar de trabajo de y por los mismos trabajadores; el éxito de su perspectiva de lucha de clases se encuentra en agudo contraste con el enfoque colaboracionista de los burócratas a nivel nacional que han fracasado en contener los despidos masivos y

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que han entrado en acuerdos implícitos y explícitos con el régimen con la esperanza de asegurarse puestos de trabajo cosméticos para los desempleados, o simplemente para mantener sus salarios e incentivos. Aunque el alcance del movimiento de tomas de fábricas por los trabajadores sea limitado y pequeño en número de participantes en comparación con otras formas de movilización de masas, ciertamente es el más significativo en lo que respecta a una poderosa alternativa de sistema social, y una alternativa democrática al sistema electoral elitista y corrupto que ha llevado a la Argentina por el camino de la desintegración. Alternativas: Plan Fénix o Plan Prometeo A la luz del colapso total y completo del modelo neoliberal argentino han emergido varios modelos de desarrollo alternativo. Uno de ellos, el Plan Fénix (PF), propuesto por 100 economistas y cientistas políticos, es el que ha circulado más ampliamente y de mayor influencia en círculos intelectuales.(71) El otro, que podemos llamar Plan Prometeo, está articulado al interior de las organizaciones democráticas revolucionarias emergentes. El PF es tanto un diagnóstico crítico de las políticas neoliberales y una prescripción de cambio y desarrollo. El diagnóstico crítico cubre un amplio espectro de áreas de política económica, desde políticas fiscales, de gasto público, ALCA y MERCOSUR, hasta las privatizaciones y las políticas tecnológicas.(72) Mientras que la mayoría de los analistas son críticos hacia las políticas neoliberales, algunos lo son más que otros. Azpiazu y Basualdo, por ejemplo, son más críticos hacia las estructuras de poder que Katz y Stumpo, que son liberales bastante ortodoxos.(73) Las virtudes principales del PF se encuentran en su crítica de la total desregulación de la economía, la apertura indiscriminada al mercado mundial, la reducción unilateral y radical de las barreras tarifarias (sin reciprocidad), la pérdida de control sobre la política monetaria a través de la dolarización de facto, el desmantelamiento del estado como instrumento de la política económica, la gran concentración del poder económico y la falta de transparencia en la privatización de las empresas públicas. El rechazo por parte del PF de los argumentos de los ideólogos de la globalización de que el estadonación ya no es un instrumento viable para la definición de políticas es parte de un nuevo proyecto para revitalizar el rol del estado en la búsqueda de una política industrial que priorice el desarrollo del mercado interno y de la competitividad a nivel internacional.(74) En el área de reformas, el PF se concentra en asegurar reducciones en los pagos de la deuda a través de una moratoria o una reducción de los mismos – el documento es contradictorio. En todo caso, sus moderadas propuestas han sido sobrepasadas por los eventos ulteriores, dado que tres meses después de la publicación del PF el gobierno entró en default. El PF favorece un incremento de los impuestos a los ricos, los grupos financieros y otros sectores "no-productivos", y la eliminación de los subsidios para las clases privilegiadas. Los ingresos así obtenidos serían canalizados hacia las inversiones generadoras de empleo en áreas socialmente útiles (escuelas, viviendas de bajo costo, centros de cuidado infantil), así como en programas de capacitación para los trabajadores. La premisa básica del documento del PF es que una coalición de partidos políticos, sectores privados productivos, y la sociedad civil serían las bases políticas para un nuevo régimen regulador.(75) El estado dirigiría al capital financiero para financiar el capitalismo productivo, al capital financiero para reinvertir sus ganancias en la economía nacional, y al capital productivo para invertir capital en actividades socialmente útiles. La prioridad del PF sería la de desarrollar un plan nacional de desarrollo para reactivar la economía, fijar prioridades sociales, proteger selectivamente a los productores locales, buscar fuentes de financiamiento doméstico y luego negociar con las IFIs, incluyendo al FMI.(76) El énfasis estaría concentrado en la transformación interna y en el rol del estado nacional, no en acuerdos externos con las IFIs.

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El PF propone "reprogramar los pagos de la deuda" para asegurar un "período de gracia" a través de la negociación con las IFIs y asegurar créditos del G-7 para desarrollar un estado de bienestar, basado en una economía privada regulada por el estado. Citando ejemplos de Europa Occidental en los 60s e inicios de los 70s, el PF creía que el estado de bienestar y el capitalismo eran compatibles. La coalición para llevar adelante sus políticas se asemeja a los componentes de la alianza "nacionalpopular" de los 40s y los 50s.(77) El PF contiene una crítica informada de diversos sectores de la economía con una concepción totalmente desfasada de las realidades sociopolíticas y económicas, particularmente el comportamiento, intereses y orientación de las clases sociales, los partidos políticos, la banca extranjera y las IFIs. Como uno de los contribuyentes al PF, Alfredo García señalaba, "En el marco político, cualquier propuesta económica sólo tiene validez si hay una fuerza social capaz de instrumentalizarla."(78) El PF es básicamente un plan neo-estructuralista que acepta el proceso de privatizaciones, la distribución de la propiedad y las relaciones sociales de producción existentes.(79) Los dueños realmente existentes de los bancos, las fábricas, las telecomunicaciones, las propiedades, la tierra y los minerales para nada son cuestionados. La reforma básica es la de insertar al estado para que regule su comportamiento, reduzca los excesos del mercado, aumente los impuestos y les convenza de que aumentes sus inversiones en el sector industrial, en el consumo doméstico y en el bienestar social. Hay varios problemas con las políticas reguladoras. Las clases dominantes políticas y financieras han esquivado y resistido todos los intentos por "reorientarlas" porque están atadas a los circuitos internacionales. Los intentos anteriores de regulación han llevado a fugas de capitales en masa – tal y como se vio cuando se publicó el PF – aunque ambos eventos no estuviesen directamente conectados. La regulación parte de que existe una economía viable, que no es el caso de la Argentina, en este momento. El PF es publicado en un momento de depresión. Cuando la economía está retrocediendo un –15% al año y el ingreso cae en un 60%, el proponer "regular" en un contexto de unas tasas de quiebras en alza no tiene sentido. La cuestión de la intervención estatal implica grandes inversiones públicas directas en un sector público, lo que sólo puede tener lugar por medio de la re-socialización y nacionalización de los sectores económicos estratégicos. Las medidas de bienestar social e inversiones públicas no pueden ser financiadas por medio de impuestos adicionales cuando los inversores han mandado sus ahorros al extranjero o caen las ganancias. Cuando el régimen de Duhalde intentó "retener" las ganancias del sector agroexportador, éste organizó un boicot productivo que hizo retroceder al régimen. Las propuestas adelantadas por el PF subestiman totalmente la amplitud y profundidad de la crisis argentina – la desintegración de la economía y de la sociedad. El proponer políticas paliativas en un momento todo el sistema productivo-financiero-distributivo se está rompiendo es totalmente inadecuado para relanzar la economía. Los supuestos del PF de que las IFIs y los bancos privados van a cooperar reduciendo sus ganancias (a través de impuestos) y bajar sus trasferencias hacia sus sedes centrales, se estrella contra las realidades prácticas. Los bancos privados retiraron enormes sumas de sus ganancias y de los depósitos de los ahorristas y se han resistido a refinanciar a sus subsidiarias durante todo el período 2000-2002, un comportamiento difícilmente compatible con el pagar mayores impuestos, reinvertir sus ganancias en la Argentina y expandir el bienestar social. Sobre este último punto, la reestructuración propuesta por la banca extranjera incluye echarle al estado el fardo de sus pasivos de depósitos, despidiendo hasta 2/3 de la fuerza de trabajo, reduciendo el número de subsidiarias y, en algunos casos, cerrando y yéndose del país, como fue el caso del Banco de Escocia y varios otros.

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El rechazo de las IFIs para conceder o extender el crédito a la Argentina por no hacer ésta más concesiones liberales o recortes difícilmente se puede entender como un signo de que éstas "negociarían nuevos créditos y refinanciamientos" a un régimen que implemente impuestos a las transacciones de la banca extranjera, que limite el movimiento de las ganancias y "oriente" a los bancos a prestar dinero a los sectores productivos de la Argentina que produzcan para el mercado doméstico, tal y como lo propone el PF. El PF subestima los lazos entre las IFIs y el capital extranjero en el contexto de los 1990s. Su extrapolación del estado de bienestar de los años 60s, cuando los sindicatos eran fuertes, el comunismo era una alternativa, el capitalismo se encontraba en expansión y el capital financiero estaba subordinado al capital industrial, es una clara falta de comprensión del contexto global y nacional actual. El capital está vinculado a los mercados internacionales y es profundamente hostil al estado de bienestar en su conjunto – en todas partes. Las burocracias sindicales tienen poca influencia y los partidos políticos nacionalistas/populares ya no existen. La extrapolación del PF no logra darse cuenta de que hoy en día el capitalismo euroestadounidense no puede ser "regulado" – desinvierte, se retira de los países, hace resistencia; desestabiliza para evitar la regulación, el bienestar social y los impuestos progresivos. La cuestión es nacionalizar el capital en función de regularlo – cambiar el carácter de las relaciones de propiedad en función de realojar las inversiones, invertir en la economía doméstica, y financiar el bienestar social y la infraestructura. Sin embargo, el fallo más grande del documento del PF reside en su total dependencia del estado para estimular, colaborar con y alentar a los "agentes privados": subsidiar al sector privado (para crear puestos de trabajo), trabajar con el capital extranjero para reinvertir las ganancias, regular el comportamiento de las empresas privatizadas para corregir las tarifas excesivas y el mal servicio, etc. La crítica al ALCA sigue la misma línea: El ALCA es criticado por las barreras tarifarias y subsidios de los EEUU, más que por las desigualdades estructurales entre las CMNs [Corporaciones Multinacionales, N. Del T.] gigantes del Norte y los sectores industriales de la Argentina. La crítica del PF, aún si fuese aceptada por los EEUU (algo extremadamente poco probable, dado que la administración Bush aumentó sus subsidios a la agricultura), podría aumentar ciertas exportaciones agrícolas, pero continuaría perjudicando a la industria local y a algunos productores de IT. Igualmente problemático es el tipo de estado que propone el PF. El problema no son sólo la incompetencia, el nepotismo y la corrupción – que ciertamente son serios problemas, como Oszlak correctamente lo señala,(80) sino la composición política del estado y aún más, de toda la clase política. Luego del colapso de la economía argentina, toda la clase política ha sido desacreditada, inclusive todos los partidos que el PF propone como componentes de su "nueva coalición social". La "coalición de fuerzas productivas" propuesta por el PF carece de realismo – los empleadores están despidiendo trabajadores, reduciendo jornadas laborales, bajando los salarios, empleando trabajadores temporales, cerrando fábricas y mudándose a otros lugares (dentro y fuera del país), transfiriendo su capital a otros sectores o al extranjero. Los trabajadores están ocupando fábricas, los desempleados están cortando rutas y tomándose edificios municipales, y hasta se levantan para derrocar presidentes. Esta realidad hace no-viable a la "coalición social" propuesta – los niveles e intensidad del conflicto social, la fiera competencia sobre los escasos recursos, han rotos todos los lazos entre el capital y el trabajo. Los "productores nacionales" no han mostrado propensión alguna para financiar programas de bienestar – excepto para su propia sobrevivencia y fuga. Las bases policlasistas para una economía mixta de bienestar social no se han materializado durante los últimos 20 años de políticas electorales. Por el contrario, cada coalición electoral victoriosa (Alfonsín, Ménem, La Alianza) durante las últimas dos décadas se ha basado en una coalición nacional-popular que al llegar al poder

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implementó duras medidas neoliberales, siguiendo el rumbo marcado por los grupos empresariales y financieros dirigentes. Los pequeños y medianos productores del interior y de Buenos Aires pueden jugar un papel, pero ciertamente que no en términos de exportaciones, financiamiento y creación de empleo en gran escala y a largo plazo en el contexto actual.(81) Las tasas más altas de quiebras se encuentran precisamente en este sector, y éste paga los salarios más bajos y provee la cobertura social más baja para los trabajadores. Las PYMES difícilmente son empleadores modelo desde el punto de vista de los trabajadores. El peligro del PF es que no logra comprender o siquiera menciona los problemas de la confrontación con el imperialismo de los EEUU. (82) El default es hoy una realidad, y el Tesoro de los EEUU y el G-7 han lanzado un ultimátum: pagar, recortar, despedir trabajadores y acabar con los déficits de las provincias, o de lo contrario habrá un bloqueo financiero/crediticio. No hay una estrategia ni un acuerdo en el documento del PF acerca de cómo hacer frente a una confrontación política global. Sin prestar atención a una agresión económica (y militar) de los EEUU/Europa, los autores actúan como si fuese una cuestión de hacer reformas a nivel nacional y negociar a nivel internacional. Pero son precisamente las reformas a nivel nacional – aún los cambios graduales -- las que no son aceptables para los EEUU y Europa, por miedo ante el efecto de contagio que unas reformas exitosas podrían tener en los países vecinos. El documento del PF está disociado de los poderosos movimientos sociales y de los levantamientos políticos que han tenido lugar. Éstos ni siquiera son mencionados de pasada. Los desempleados organizados, las asambleas populares, los movimientos de tomas de fábricas, las rebeliones en las provincias, todos aquellos que tienen un interés directo por las metas de bienestar, desarrollo y empleo del PF son ignorados. En lugar de esto, el PF mira hacia los desacreditados burócratas sindicales de las confederaciones, los partidos políticos y los dirigentes que han sido la principal causa del desastre para que vuelvan a poner en escena una nueva coalición popular-nacional con capital extranjero y créditos de las IFIs. El seguir la lógica política y social del PF significa que cualquier régimen que emerja será presionado por sus propios agentes económicos privados para descartar las disposiciones de bienestar social y las regulaciones nacionales para asegurarse un mínimo de cooperación para la producción. La hegemonía interna se revertiría hacia los "agentes privados" y los programas de bienestar social serían subordinados a la maximización de las ganancias a corto plazo. Si, por otro lado, las "fuerzas sociales" de la coalición ganan ascendencia, los "agentes económicos privados" probablemente se aliarían con el capital extranjero y el G-7 para desestabilizar al régimen y provocar una intensificación del conflicto social tendiente a crear una inestabilidad política favorable a la derecha. Dada la inviabilidad del programa de reforma regulatoria del PF en el contexto argentino y global actual, la alternativa es un retroceso hacia la política neoliberal en bancarrota o un cambio revolucionario que incorpore las reformas sociales del PF en una estructura económica realista, socializada con el apoyo de sus principales beneficiarios. El Plan Prometeo: La Alternativa Revolucionaria Antes que nada está la necesidad de una nueva coalición social del 80% de los argentinos que sufren un severo deterioro de sus niveles de vida, incluyendo al 55% que se encuentra por debajo del nivel de pobreza. Sólo los trabajadores desempleados y subempleados llegan a cerca del 50% y la clase media empobrecida incluye otro 2030%. Esta es una coalición de bases amplias, que no está vinculada a los bancos extranjeros. Éstos son sus enemigos jurados por haber confiscado sus ahorros. Esto le da al estado socialista la base social para renacionalizar la banca y el sistema financiero y provee una base política para resistir las presiones de los banqueros del

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G-7. La nacionalización del comercio exterior le daría al estado un mecanismo para reorientar el intercambio con el exterior para financiar la inversión pública y la industrialización del país. La renacionalización del petróleo le daría al estado ingresos y beneficios para estimular la capacitación, la infraestructura y los proyectos sociales generadores de empleo. Los impuestos progresivos y la recolección de impuestos pueden ser ejecutados bajo amenazas de expropiar las propiedades de los evasores y delincuentes fiscales. Las reformas estatales propuestas por el documento del PF deberían de articularse con nuevas formas asamblearias de representación popular y la incorporación de los nuevos movimientos sociales (los piqueteros) en los gobiernos locales y municipales. Las asambleas populares deberían ejercer un control directo sobre las asignaciones de los presupuestos y los gastos, una forma avanzada de presupuesto participativo. La propiedad de los sectores estratégicos de la economía es esencial para mantener las políticas redistributivas, tal y como lo atestiguan las décadas recientes. Con las privatizaciones aumentaron las desigualdades, el poder de decisión de las políticas macroeconómicas fue monopolizado por poderosos grupos económicos. La crisis económica ha bajado el ingreso per cápita en dos tercios. Dados los escasos recursos y la desintegración de la base productiva, sólo la propiedad pública bajo el control de los trabajadores puede expandir la base material y generar una mayor igualdad. Una mayor igualdad depende de que el control social del ingreso sea distribuido. La propiedad social está en el centro del Plan Prometeo. Combina los impuestos y los gastos del PF pero dentro de sector de propiedad social vastamente más amplio, democráticamente controlado por los productores directos y administrado por una administración pública meritocrática. Es prometeico porque involucra la reconstrucción total de una economía en vías de desintegración con un tejido social despedazado frente a los poderosos adversarios imperiales de EEUU y Europa. Sin embargo, el tener control sobre los sectores básicos de la economía significa el retorno y la reinversión de las ganancias en la Argentina. El default significa el ahorro de más del 50% de los ingresos de las exportaciones. La diversificación de la producción y la reactivación de la economía significan que se puede hacer un uso óptimo de la capacidad no utilizada existente. El MERCOSUR, la China, los países árabes y sectores de la UE y Rusia ofrecen mercados alternativos ante cualquier boicot organizado por las IFIs. Las inversiones públicas en la innovación, la tecnología, la investigación y el desarrollo pueden incorporar a la fuerza de trabajo argentina, altamente capacitada pero actualmente subutilizada. La reactivación de los mercados internos y la protección selectiva de los productores de las provincias pueden expandir los mercados. Las inversiones públicas en infraestructura pueden emplear a los desempleados y facilitar el comercio entre las provincias y a lo interno del MERCOSUR. El Plan Prometeo incorpora las críticas del Plan Fénix y las amplía, de modificar el comportamiento de actores privados a transformar su posición estructural. Prometeo incorpora algunas de las reformas sociales específicas del PF, pero las ubica en un marco de propiedad político-económica más realista que evita las trabas y amenazas de la no-cooperación privada y/o extranjera. Prometeo reemplaza la coalición nacional-popular propuesta por el PF con una coalición popular más realista enraizada en los movimientos sociales realmente existentes y sus intereses.

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30 de enero de 2003

Activismo, ideología y medios de comunicación

La cultura y los retos del mundo contemporáneo

James Petras Traducido para Rebelión por Manuel Talens (www.manueltalens.com) Nunca construiremos una conciencia comunista con un signo de dólar en las mentes y en los corazones de los hombres. Fidel Castro Introducción Escribir de cultura es escribir de arte, ideología, educación, deporte y otras muchas cosas. La cultura se puede enfocar desde numerosas perspectivas, que incluyen la personalidad, la estética, la política y la historia. Me centraré expresamente en la cultura como terreno para la lucha política y dejaré para otro momento y otro lugar la discusión de la cultura como medio estético, como fuente de reflexión y de realización humanas. Me centraré en particular en la cultura como ideología y en cómo influye en la clase y en la conciencia nacional, así como en la acción política. La cultura como ideología implica la creación y la expresión de una «subjetividad» humana o, expresamente, la conciencia nacional y de clase, que es la manera en que la gente (clases, géneros, grupos étnicos y raciales) percibe y actúa para influir en sus circunstancias objetivas. La subjetividad es esencial para la comprensión de los conflictos, las estructuras de poder y los movimientos que buscan la transformación en el mundo contemporáneo. La «subjetividad» como conciencia política se puede entender en su relación dialéctica dinámica con la realidad objetiva. La manera en que la gente y las clases reaccionan a sus condiciones objetivas da forma a su realidad material, la cual, a su vez, produce un impacto en su subjetividad. Las creencias ideológicas y la acción política son el resultado de múltiples determinaciones, que incluyen las condiciones socioeconómicas (crisis, posición en la estructura de clase, movilidad social hacia arriba o hacia abajo, naturaleza del Estado) y las organizaciones políticas, el liderazgo, los medios de comunicación, las instituciones religiosas y las organizaciones sociales inmersas en tradiciones y en prácticas familiares y comunitarias. El comportamiento de clase puede verse influido tanto por las condiciones económicas presentes como por las aspiraciones futuras y las esperanzas. La ideología y las grandes cuestiones Para entender la clase y el conocimiento nacional en relación con las grandes cuestiones en el mundo contemporáneo es importante identificar su naturaleza. La mayor parte de la humanidad se enfrenta a cinco retos principales, que son: El afán imperialista estadounidense por dominar el mundo a través de la doctrina bushiana de las «guerras permanentes». Esto queda ejemplificado por las guerras de conquista en los Balcanes, Afganistán e Irak, por los preparativos de guerra contra Corea del Norte, Irán y el Este árabe y también por la intervención militar en Colombia a través del Plan Colombia, por la actitud beligerante hacia Cuba y por el apoyo a un golpe militar en Venezuela. La nueva colonización de América Latina a través de la imposición del ALCA y la

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transferencia de soberanía a la comisión del ALCA, controlada por los EE.UU. La utilización que hace Washington de la doctrina de la «extraterritorialidad», que afirma el derecho de EE.UU. a pasar por encima de las leyes nacionales e internacionales. El rechazo estadounidense del Tribunal Penal Internacional, rechazo que deja impunes los crímenes cometidos por su estamento militar. Los EE.UU. se han adjudicado el «derecho» a que sus militares y agentes de inteligencia puedan asesinar adversarios políticos dentro de las fronteras de cualquier país. El pillaje del Tercero Mundo, en particular de la América Latina, que conduce a la reimplantación de retrógradas formas anteriores de explotación, como son la esclavitud blanca (pues lanza sin remedio a millones de mujeres y niños a la prostitución, sobre todo en la antigua URSS y en América Latina); el pillaje económico (el robo y la transferencia a EE.UU. y Europa de cientos de miles de millardos de dólares de ahorros privados y públicos provenientes de América Latina, a través del sistema bancario internacional), la apropiación de todos los sectores principales de la economía (industria, financias, comercio) y la desindustrialización de las economías latinoamericanas a través del libre comercio, mientras que EE.UU. conserva sus barreras a la importación y las subvenciones a la exportación. El resultado es la reaparición en muchas partes de América Latina de relaciones económicas precapitalistas. Por ejemplo, en Argentina, la economía de trueque implica ahora a más de 4 millones de personas. En América Latina más del 60 % de la mano de obra funciona a través de la economía informal o de subsistencia, simplemente intercambiando productos. La hegemonía estadounidense sobre la clase política, desde los partidos de centro izquierda a los de extrema derecha, que se han acomodado al proyecto imperialista de perpetuación del sistema de pillaje y a la nueva colonización. Por ejemplo, la Organización de Estados Americanos (OEA) y los autoproclamados «Amigos de Venezuela» han intervenido para promover los planes políticos de la clientela estadounidense golpista contra el presidente Hugo Chávez. El desigual auge de poderosos movimientos sociopolíticos en todo el mundo, pero más directamente en América Latina, en respuesta al proyecto imperialista estadounidense. Los problemas de las guerras imperiales, de la nueva colonización y del pillaje constituyen un reto fundamental para las clases populares y los Estados que se organizan contra el imperio. La hipótesis principal que desarrolla este ensayo es que la realidad objetiva derivada de la construcción del imperio ha creado condiciones necesarias, pero no suficientes para un frente antiimperialista y anticapitalista de masas a escala mundial. La regresión de las condiciones socioeconómicas globales sólo puede proporcionar la base de una transformación fundamental en presencia de factores subjetivos. Para ilustrar la importancia de lo subjetivo o «factor cultural» frente al desafío del imperio, es útil comparar las experiencias de países diferentes. Subjetividades comparativas: Argentina y EE.UU. En los Estados Unidos y en Argentina el fraude a gran escala y las estafas cometidas en 2001 y 2002 dieron lugar a la pérdida de decenas de millardos de dólares en fondos de pensión y en ahorros. En el caso de EE.UU. fueron las compañías multinacionales, los bancos privados de inversión y los auditores corporativos quienes llevaron a cabo las estafas con la complicidad de agencias reguladoras del gobierno. En Argentina, los autores fueron los bancos privados, sobre todo los de propiedad extranjera, con la complicidad directa del gobierno. En Argentina hubo protestas masivas, que llevaron a un levantamiento popular que obligó a la dimisión del gobierno. Con posterioridad, miles de ciudadanos crearon asambleas barriales, que formaron alianzas con los movimientos de trabajadores desempleados para presionar al gobierno. En los Estados Unidos no hubo movimientos de masas, sólo quejas individuales,

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malestar privado y hostilidad localizada contra las compañías multinacionales. La alienación frente al sistema político aumentó. Algunos grupos contrataron abogados para llevar a los tribunales a las corporaciones, con la esperanza de recuperar sus fondos. La mayor parte de la empobrecida clase media se resignó a una vida laboral más larga, a retrasar su jubilación y a disminuir su nivel de vida. Muchos pequeños inversionistas retiraron sus inversiones de fondos de pensión. Las inconsecuentes audiencias del Congreso y el nombramiento de nuevos reguladores estatales no cambiaron nada. Nadie puso en entredicho el sistema, las compañías siguieron funcionando de la misma manera y el Presidente y su partido se aseguraron una «mayoría» en el Congreso, mientras que las dos terceras partes del electorado ni siquiera fueron a votar. Estos dos casos sugieren la siguiente pregunta: ¿Por qué fraudes masivos similares y la pérdida significativa de ahorros tuvieron respuestas subjetivas tan distintas? La respuesta se encuentra en el diferente contexto político, cultural e ideológico de cada país. En Argentina hay movimientos políticos y sociales a gran escala: los «piqueteros» en paro se manifiestan y bloquean carreteras; los partidos de izquierda intervienen en la vida política; una confederación disidente del sindicato de los funcionarios está en la oposición activa; hay un rechazo generalizado de la ideología de «libre mercado» en la población general. Las condiciones subjetivas que dan lugar a protestas de masas en Argentina se deben a una cultura política que favorece la acción colectiva, a una ideología que achaca la responsabilidad política de las pérdidas económicas a los bancos y al régimen y a un exitoso modelo de acción política basado en los piqueteros. La «cultura política» de oposición se ha extendido, a pesar del apoyo que los medios de comunicación han prestado al gobierno. El movimiento asambleísta creó sus propias redes de comunicación y utilizó los medios de comunicación alternativos existentes. El movimiento asambleísta y la acción de masas tuvieron lugar a pesar de la ausencia de apoyo por parte de la burocracia sindical oficial, estrechamente vinculada al régimen en el poder. En los Estados Unidos, los millones afectado por el fraude carecen de cultura política de protesta y movilización. La mayor parte de ellos son partidarios de uno de los dos partidos capitalistas, que se alternan en el poder financiados por los principales estafadores corporativos. Las demás «asociaciones cívicas» a que pertenecen son conservadoras o apolíticas, no proporcionan marco alguno para entender la naturaleza y la responsabilidad del gobierno en el fraude ni son un vehículo para la acción política. Las mentes de millones de víctimas están programadas en torno a la idea de lealtad al Estado, a las corporaciones y a la familia. Una vez que el Estado y las corporaciones les fallaron, echaron mano de la familia, que sólo les ofreció consuelo personal y ninguna base para la acción colectiva. En ausencia de cualquier referencia a organizaciones para la acción colectiva, sin los ejemplos de exitosas movilizaciones populares, las víctimas buscaron en gran parte soluciones personales, se tragaron las pérdidas en silencio y en un aislamiento impotente. Los principales estafadores regresaron a sus negocios con impunidad. Unas «subjetividades» y un grado de acción social y de organización social tan opuestos entre los EE.UU. y Argentina, en condiciones similares de adversidad socioeconómica, indican la importancia decisiva de la cultura política, de la ideología y de la intervención política. En los Estados Unidos el lema fue «sálvese quien pueda». En cambio, en Argentina fue «quien roba a uno roba a todos». La diferencia fundamental es la aparición de una cultura de la solidaridad en Argentina, que contrasta con la dependencia vertical característica del mundo corporativo estadounidense. Comparación: Brasil y Venezuela Durante los años noventa, Brasil y Venezuela atravesaron una década de estancamiento económico, con el incremente de las desigualdades sociales y una

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disminución de la renta per cápita. En ambos países las condiciones objetivas eran favorables a cambios políticos consecuentes. En ambos, una gran mayoría de votantes eligió a un presidente populista o de centro izquierda, Hugo Chávez en Venezuela y, en 2002, Lula da Silva en Brasil. Con posterioridad, sin embargo, Chávez se ha enfrentado a huelgas y a largos cierres patronales. Una minoría sustancial del electorado (las cifras son conflictivas) exigió su dimisión y dio su apoyo a los líderes del ala derecha. Mientras que disminuía el apoyo a Chávez, el de Lula aumentó durante la carrera que condujo a su elección. En otras palabras, hubo un giro a la derecha bajo un presidente en funciones y un giro a la izquierda hacia un candidato recién elegido, en condiciones económicas generalmente similares. La distinta subjetividad y las diferencias requieren una discusión del contexto político, social y cultural. En el primer caso, el régimen de Chávez funcionó durante un estancamiento económico, mientras que Lula estaba todavía en la oposición y la responsabilidad de los problemas socioeconómicos recaía claramente en el régimen precedente, el de Cardoso. En segundo lugar, el régimen de Chávez concentró sus inversiones públicas en la mejora de los servicios de los sectores más pobres (la salud, la educación y la vivienda), mientras que la clase media se resintió de una pérdida relativa de su bienestar económico. En Brasil, el régimen recién elegido de Lula aumentó su apoyo al prometer la supresión del hambre sin afectar el poder y los privilegios de las clases altas y medias gobernantes. En tercer lugar, los medios de comunicación proimperialistas de Venezuela iniciaron una vitriólica y permanente guerra de propaganda contra Chávez cuando éste declaró su independencia de la política exterior de los EE.UU., en particular del Plan Colombia, del ALCA y de las guerras de conquista en Afganistán, Irak y en otras partes. Por el contrario Lula, una vez elegido, se ha referido a Bush como «aliado», ha prometido «negociar» sobre el ALCA y se ofrecido para «mediar» entre los golpistas y el gobierno de Chávez (en vez de confirmar su apoyo al gobierno constitucional). Al adoptar una agenda centrista, Lula se ha asegurado el apoyo de los poderes financieros y la «neutralidad» de los medios de comunicación. La tenaz reiteración de propaganda abiertamente engañosa y calumniadora por parte de los medios de comunicación venezolanos buscaba abiertamente la incitación a la rebelión militar y el derrocamiento del gobierno electo de Chávez. La campaña de los medios de comunicación fue uno de los factores principales que han influido en la inquina de las clases medias contra Chávez y en que tomaran las calles. Los medios venezolanos han propagado una imagen de un presidente autoritario que preside un estado dictatorial, informado y aliado por el comunismo castrista y que está destruyendo la economía. La eficacia de los medios en la propagación de esta imagen totalmente falsa se puede medir por el sustancial sector de la clase media que se lo ha creído, incluso si la experiencia directa lo desdice. La gran mayoría de los venezolanos, sobre todo aquellos que ahora tratan de derrocar el régimen, participaron y votaron sin coacciones en siete elecciones libres, en las que Chávez o su programa constitucional fueron aprobados. El régimen ha respetado la división entre los tres poderes de gobierno y ha tolerado los enormes excesos de la prensa y los medios electrónicos de comunicación, más allá de lo que lo hubiera hecho cualquier otro sistema electoral occidental. El gobierno ha permitido y ha protegido asambleas de masas y marchas, incluso de los que incitaban a la rebelión militar y al derrocamiento violento del gobierno elegido. A pesar de que el gobierno no ha conseguido mejoras sustanciales del nivel de vida, sobre todo para la clase media, su funcionamiento económico representó una mejora relativa con respecto al régimen anterior, hasta que la patronal estatal del petróleo saboteó la producción. La causa principal de la rápida disminución del nivel de vida fue el cierre y la parálisis de la industria petrolera, organizada por la patronal y por el director de las compañías petroleras estatales, que se empeñaron en la consecución de una profecía: «predijeron» el colapso y luego hicieron todo lo posible para hacer que tuviese lugar. Frente a ellos, el gobierno ha estado luchando para reiniciar la producción e impedir

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que sigan disminuyendo los ingresos. Está claro que, en el terreno ideológico y político, la oposición proestadounidense ha estado ganando la guerra cultural. Existen pocas dudas y muchos precedentes históricos para sospechar que los costosos esfuerzos de propaganda de los medios de comunicación probablemente están financiados en parte por fondos encubiertos de agencias de inteligencia estadounidenses. De otro modo, no es posible entender que el cierre patronal pueda prolongarse durante tanto tiempo. Sin ingresos publicitarios y con los enormes gastos generales que deben afrontar, los medios privados de comunicación no podrían mantener a todo su personal, siete días por semana, durante casi dos meses, a no ser que estén recibiendo transferencias a gran escala de la CIA, que utilizó subvenciones similares encubiertas para financiar El Mercurio en Chile, La Prensa en Nicaragua y muchos otros medios aliados de los EE.UU. en países donde Washington buscaba derrocar regímenes independientes. Esto sugiere la pregunta de por qué la propaganda progolpista, antichavista y proyanqui ha tenido tanto éxito a la hora de polarizar el país y, en particular, de «persuadir» a las clases medias de una manera que sería inimaginable en Brasil La clave es la «cultura política» de la clase media de Caracas, más armonizada con Miami que el país interior y los pobres urbanos. El «complejo de Miami» se basa en las visitas frecuentes, en las vacaciones y en las excursiones de consumo a Florida en particular y a los EE.UU. en general. Este complejo contribuyó a la reproducción del modelo consumista estadounidense y a la aparición de una «cultura del centro de compras», en torno a la cual gira la existencia de la clase media de Caracas. La «clase de referencia» de la clase media venezolana es la clase media alta que vive en Miami, cuyo estilo de vida aspira a imitar: un condominio, gastos ilimitados con tarjeta de crédito y criadas haitianas mal pagadas. La disminución del nivel de vida durante las dos pasadas décadas y el malestar de la clase media hizo que algunos votaran por Chávez. Su esperanza se basaba en la idea de que acabaría con la corrupción y aumentarían sus ingresos para sostener su visión de Miami. El problema surgió cuando Chávez entró en conflicto con los EE.UU., algo que tuvo dos efectos en Venezuela: los clientes políticos de Washington en los negocios y en la elite sindical se pusieron en marcha y utilizaron a la clase media para echar a Chávez. La clase media, en gran parte blanca, se vio obligada a escoger entre un presidente negro, que apela a los pobres, y su identificación con el complejo de Miami. El racismo latente entre la clase media blanca (latente sólo mientras fue dominante) fue activado por las elites y contrapuesto a su «modelo», el estilo de vida de las prósperas elites blancas de Miami. Cultura y política Estas experiencias comparativas destacan la importancia de la cultura, la ideología y los medios de comunicación en la formación de respuestas políticas divergentes a circunstancias económicas similares. La propaganda de los medios proimperialistas es sobre todo eficaz en aquellos lugares donde la izquierda no ha organizado a los electores y donde la cultura de la solidaridad brilla por su ausencia. El predominio de una cultura «mimética y consumista» facilita la penetración de la ideología autoritaria y la alineación, con líderes políticos favorables a los Estados Unidos. El impacto de los medios derechistas de comunicación es muy limitado cuando hay organizaciones populares de masas (en particular las de estructura «horizontal») basadas en luchas y experiencias comunes, bajo la influencia de la ideología igualitaria. Tanto en Argentina como en Brasil, los medios de comunicación son uniformemente favorables a las elites del ala derecha en el poder, pero en ambos casos las masas rechazaron el mensaje de propaganda. En Argentina, el movimiento de masas derrocó el régimen de De La Rua; en Brasil, más del 60 % de la población votó por quien estaba considerado como un candidato de centro izquierda.

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Cultura y guerra En la actualidad, la cuestión principal es la guerra imperialista, en especial el ataque militar de Washington y la invasión de Irak, así como las amenazas nucleares contra Corea del Norte. La máquina de propaganda de Washington, sus regímenes clientes y sus «aliados» europeos están implicados en un esfuerzo global para justificar la guerra, neutralizar opositores y ganar adherentes, en particular entre la clase política. Incluso los sectores más belicosos y militaristas del régimen de Bush –que son los más propensos a hacer caso omiso de la opinión pública mundial– se ven forzados a encontrar «razones» para asegurarse el apoyo de sus clientes. Los medios de comunicación –en particular los que pertenecen a los EE.UU.– han saturado el mundo con propaganda favorable a la guerra, presentando y justificando la línea oficial y excluyendo las voces alternativas críticas o cualquier noticia de grandes protestas. Sin embargo, los sondeos de opinión pública demuestran que la aplastante mayoría de los ciudadanos europeos y de América Latina no cree que los EE.UU. tengan razones convincentes para la guerra, y en algunos países como Francia, más del 75 % se opone la guerra imperialista. Incluso en EE.UU. las encuestas indican que el público está dividido. A pesar de que muchos apoyan una guerra, la oposición está creciendo, como lo demuestran las manifestaciones masivas de más de 700,000 personas el 18 de enero de este año. Más aún, incluso entre quienes apoyan la guerra, la mayoría lo hace con condiciones: sólo si las Naciones Unidas votan a favor de una solución militar. La propaganda de los medios de comunicación es menos creíble y sólo sirve para reforzar el sentimiento favorable a la guerra entre la elite política, así como para inmovilizar a quienes se oponen verbalmente a la guerra. En la batalla por la conciencia popular, la oposición política a la guerra ha sido capaz de ganar apoyos a través de los medios alternativos de comunicación (los medios electrónicos) y de las manifestaciones públicas. Las voces de figuras culturales críticas, de intelectuales y de líderes religiosos –en particular cristianos y musulmanes– también han contribuido a la movilización de la opinión pública. A pesar de la gran disparidad en el poder institucional y de los estrechos vínculos existentes entre los medios de comunicación y el Estado estadounidense imperial, la mayoría de la opinión pública mundial no está convencida. Las manifestaciones mundiales contra la guerra crecen en tamaño y militancia y han comenzado a influir en los sectores de la clase política de Europa. Sin embargo, algunos intelectuales estadounidenses y fundamentalistas cristianos –en particular los alineados con el Estado israelí– han abrazado la «cultura» militarista imperial, basada en la dominación violenta. La visión de la «guerra permanente» en el exterior y la represión en el interior evoca las imágenes del Tercer Reich… Su apoyo a guerras ofensivas («guerras preventivas») y su aceptación de asesinatos políticos, intervenciones indiscriminadas o chantajes económicos busca intimidar a cualquier régimen que pudiera atreverse a poner en entredicho la voluntad de Washington de convertirse en el Imperio Global. La aparición de intelectuales totalitarios, vinculados a interminables guerras imperiales de conquista, está ejemplificado por su apoyo a la violencia masiva contra Irak. Las Naciones Unidas estiman que la invasión estadounidense dará lugar a diez millones de muertos y heridos. El hecho de atacar a una población prácticamente indefensa con el previo conocimiento de que diez millones de personas morirán o resultarán heridas es un acto de genocidio premeditado, comparable o mayor que el Holocausto nazi contra los judíos o las persecuciones de gitanos y serbios. Los intelectuales totalitarios que abrazan con entusiasmo esta política genocida son fervientes abogados de bombardeos aterradores de civiles, a la búsqueda del poder estadounidense mundial. Los medios de comunicación hacen caso omiso del informe de las Naciones Unidas sobre los probables millones de víctimas o bien lo trivializan como si fuese otra noticia

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sólo digna de las páginas interiores. Prominentes líderes fundamentalistas cristianos y el ala derecha de los intelectuales judíos de EE.UU. justifican en los medios impresos y audiovisuales de comunicación este genocidio premeditado, este crimen científicamente planeado contra la humanidad. En Europa lo apoyan los principales gobiernos occidentales (en particular los de la Gran Bretaña, Italia y España). El presidente de los EE.UU., con el apoyo de las tres ramas del gobierno y de los medios de comunicación, se siente libre para llevar a cabo el genocidio con impunidad. Parafraseando a Eduardo Pavlovshy, lo que aquí nos interesa, mucho más que las patologías individuales de Bush, Rumsfeld y Wolfowitz y otros genocidas practicantes, es la institucionalización del genocidio, ya que si insistimos en los atributos individuales de los verdugos de políticas genocidas perderemos de vista la clave del problema: el genocidio como institución. Dentro del contexto institucional, es lógico que la Administración Bush haya rechazado el Tribunal Penal Internacional. La impunidad internacional es un acompañamiento necesario del genocidio institucional. Hoy, las guerras culturales entre intelectuales totalitarios y pacifistas hacen surgir cuestiones fundamentales, pero ninguna de ellas es más importante que la lucha contra el genocidio premeditado. ALCA, resistencia y guerras culturales El ALCA es fundamentalmente la nueva colonización de América Latina y significa la pérdida total de soberanía nacional y popular, así como la conquista de la economía latinoamericana. Pero para llevar a cabo la conquista colonial, el poder imperial necesita ejercer la hegemonía cultural ideológica. La anterior política neoliberal ha creado el núcleo principal de políticos, intelectuales y economistas favorables al imperio, que promueven el ALCA. Los que son abiertamente favorables al ALCA no sólo se encuentran a la derecha, sino también en eso que se denomina «centro izquierda», y son los que aceptan negociar para «reformar» el ALCA, a la espera de conseguir por escrito algunas concesiones favorables a los sectores de su clase dirigente interior. Con los fracasos del neoliberalismo y el auge de los movimientos antiimperialistas de masas, los intelectuales de la derecha y los políticos que apoyan el ALCA están en gran parte desacreditados. En su lugar, ha aparecido un nuevo tipo de intelectual colonialista: el crítico anticolonialista y anti-ALCA que, sin embargo, al mismo tiempo acepta el marco imperial, mucho mayor, en nombre del «realismo» o del «pragmatismo». Estos intelectuales citan «el desfavorable marco internacional», «la gravedad de las crisis internas», «la necesidad de evitar enfrentamientos internacionales» en apoyo de su aceptación de negociaciones sobre el ALCA. El peligro de estos intelectuales –antiguos izquierdistas recientemente convertidos al ALCA– es que sus cartas credenciales son todavía de izquierda y su historia personal es creíble. Su principal afirmación ideológica consiste en argumentar que los recién elegidos políticos de centro izquierda representan una «nueva era» para América Latina y citan en apoyo su historia pasada y su «orígenes populares». Cuando los críticos de izquierda hacen hincapié en los nombramientos de ministros económicos y de banqueros centrales de credo neoliberal, así como en sus acuerdos regresivos con el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, estos ideólogos abogan por el «pragmatismo», el «realismo» y la necesidad de hacer «alianzas». Los ideólogos ex izquierdistas de «centro izquierda» se sienten claramente incómodos con la defensa de regímenes que inician negociaciones sobre el ALCA (sobre todo después de haber sido ellos mismos sus críticos más feroces). Recurren a diatribas irracionales contra «marxistas escolásticos» que defienden «teorías anticuadas y fracasadas«, «izquierdistas de café» «totalmente ajenos a la realidad nacional». La demagogia antiintelectual se ha convertido en el último resorte de los apólogos de la transición del régimen de centro izquierda hacia el ALCA. Su «realismo» es, de hecho, el acomodo

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a la existente estructura de poder nacional e internacional. Su caricatura del marxismo es un subterfugio frente a los intelectuales antiimperialistas que critican la inserción del centro izquierda en el orden imperial. El ataque contra los «marxistas de café» se basa en su propio distanciamiento de la praxis de los intelectuales izquierdistas, que sí están comprometidos en las protestas contra el ALCA. La incorporación de muchos antiguos políticos e intelectuales de «izquierda» a los aparatos de los nuevos regímenes de centro izquierda constituye un gran desafío para los izquierdistas consecuentes. La tarea principal del intelectual de izquierda no es entrar y luchar dentro del aparato estatal, terreno sin esperanza en el que las estratégicas posiciones económicas y represivas están controladas por ministros y funcionarios favorables al ALCA. El auténtico desafío debe mirar fuera del aparato estatal, hacia los crecientes movimientos agrarios y urbanos de masas. Dentro de estos movimientos de masas, que cuentan en sus filas con millones de las víctimas de la explotación imperialista, hay un creciente debate sobre el papel de la política electoral, la relación con los recién elegidos regímenes de centro izquierda y la relación con el ALCA. El resultado de tales debates tendrá un profundo impacto sobre América Latina durante la próxima década. Política electoral y política de movimiento El movimiento revolucionario considera la política electoral como un elemento subordinado a la lucha de masas y al partido electoral como un «instrumento» de apoyo a las exigencias populares y a la acción extraparlamentaria. Esta relación entre el movimiento de masas y la política electoral ha quedado ilustrada en Bolivia durante las movilizaciones populares convocadas por los cocaleros y generalmente apoyadas en todo el país. El MAS, –«instrumento» electoral de los movimientos de masas– se echó a la calle junto con los piqueteros en las obstrucciones de carreteras. La lucha de clases tiene lugar dentro de movimientos populares de masas mayores y mejor establecidos. En Ecuador, por ejemplo, muchos de los líderes indios integrados en la política electoral y que forman parte de los regímenes de centro izquierda son comerciantes locales, propietarios de transportes y beneficiarios de fondos extranjeros que les llegan a través de ONG. Obtienen ganancias como intermediarios y se consideran parte de una móvil clase media alta. Cuando le pregunté a uno de esos líderes indígenas sobre la educación bilingüe, me dijo que era para la «gente pobre» y que él llevaba a sus hijos a escuelas de lengua castellana, porque ésa es «la manera de tener éxito en la vida». La creciente diferenciación de clase dentro de «comunidades indias» rompe la imagen de los ideólogos de la identidad, que rechazan el análisis de clase a favor de la imputación de atributos culturales a grupos étnicos enteros. La posición central de desacuerdos socioeconómicos dentro de grupos étnicos ha tenido consecuencias políticas: la transformación de movimientos en partidos reformistas electoralistas. El enfoque reformista electoralista está bien ilustrado por el Partido de los Trabajadores de Brasil, que rechazó apoyar el referéndum contra el ALCA para asegurarse alianzas electorales con partidos neoliberales de la derecha. Durante el Foro Mundial Social en Porto Alegre, Lula decidió participar en el Foro Social Mundial y en la reunión de Davos, organizada por las oligarquías financieras y de negocios del mundo. A pesar de que más de 52 millones de brasileños votaron por Lula con la esperanza de cambios sociales, Lula eligió un estratégico equipo económico de notables neoliberales sin consultar ni con los movimientos de masas ni con el Partido de los Trabajadores. En Brasil, la política electoral domina los movimientos de masas (como se hizo evidente durante la campaña electoral, cuando el Partido de los Trabajadores exigió que los movimientos suspendiesen todas las luchas que pudieran «enajenar» a los oligarcas de la derecha). La tensión entre los partidos electorales y los movimientos de masas se refleja en la polarización de los intelectuales. Para aquellos vinculados con los partidos electorales, sus opiniones ideológicas y sus valores abrazan la política de acomodo a corto plazo

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con el poder y de control de los puestos públicos. Los intelectuales vinculados con los movimientos populares conservan una posición realista y autónoma en relación con los movilidad hacia la derecha de los regímenes de centro izquierda y afirman la perspectiva de construir un proyecto antiimperialista alternativo y transformador. Mientras que los intelectuales de centro izquierda valoran el poder, el prestigio y la aprobación de los medios de comunicación, los intelectuales de movimientos populares valoran la organización de los explotados, el pensamiento crítico y la independencia política. Hoy, en toda América y en el resto del mundo, los intelectuales de izquierda han de hacer frente a estos debates y a estas opciones: por un lado la de formar parte del sistema imperial y de sus bloques regionales, por el otro, la de optar por los movimientos de masas globales y locales sobre la base de la clase social, que buscan el derrocamiento del sistema. Ésta es la opción entre quienes apoyan las negociaciones sobre el ALCA y quienes lo rechazan, entre quienes apoyan la existente estructura de poder (en nombre del gobierno para «todos») y quienes actúan a favor de los explotados. En el movimiento pacifista hay quienes se oponen a la guerra imperialista estadounidense y quienes se oponen sólo porque el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas no la aprueba. Estas guerras culturales –los debates ideológicos– no son simplemente el reflejo de intereses económicos: también producen bloques de poder, partidos y movimientos que decidirán la disyuntiva entre las guerras imperialistas o la paz, entre la nueva colonización o Estados libres y vibrantes, sensibles a las clases empobrecidas.

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01 febrero 2003

"Estamos en un momento de correr contra el tiempo" Entrevistadora :Alina Perera Robbio fuente: Juventud Rebelde (Cuba) Hace unos cincuenta años que conoce y se mueve en el mundo de la política. Comenta risueño y con el desenfado de quien le sabe todos los secretos a su oficio, el investigador y profesor del Departamento de Sociología de la Universidad del Estado de Nueva York (Binghamton), James Petras. Lo cierto es que en todo ese tiempo le ha tomado el pulso, con minuciosidad, al desenvolvimiento social del mundo. Sus estudios y análisis han dejado como fruto numerosos textos sobre las dictaduras y represiones que ha sufrido América Latina; sobre los conceptos de reforma y de revolución; sobre el capitalismo, el socialismo y la crisis mundial; sobre el Tercer Mundo, las trampas de la democracia, la globalización... Por tercera vez ha llegado a la Isla. Recuerda que su primera visita fue en 1969, y que en el verano de ese año participó durante un mes en un corte de caña que le hizo bajar diez kilogramos de peso. Aquellos días dejaron en la memoria del académico norteamericano la sensación de un país hirviente y cambiante en todas sus puntas. Volvió en 1992, en los momentos iniciales del período especial, y compara esa segunda ocasión con el presente en el cual aprecia que los cubanos están más relajados, menos tensos, han solucionado problemas básicos aunque la sociedad no está exenta de contradicciones. Usted ha compartido con los participantes en la Conferencia Internacional por el Equilibrio del Mundo su certeza de que es muy importante rescatar la subjetividad de la conciencia. ¿Qué está proponiendo con esa idea? Hay que entender la existencia de un marxismo vulgar que anticipaba determinadas conductas a partir de la posición de clase de la gente. Según esa teoría, si alguien era obrero automáticamente iba a tomar conciencia de su condición, entrar en la lucha, organizarse y combatir. Pero en la práctica no era eso lo que siempre sucedía. Algunos sectores sí tomaron conciencia. Otros no. Esa forma mecánica de ver las cosas perdió vigencia con la Revolución cubana, particularmente con los planteamientos críticos del Che Guevara y de Fidel Castro, precedidos de los de Lenin y Gramsci, quienes hablaron de la importancia de las influencias culturales y del entendimiento, por parte de las fuerzas actuantes de la Historia, de lo que sucede alrededor. Una obrera puede decir : soy pobre porque Dios lo quiere así, si está influenciada por una iglesia conservadora. O puede decir : la solución es actuar por mi cuenta, si está influenciada por el liberalismo. O podría decir: voy a mejorar mis condiciones a partir de reiniciarme en un sindicato de clases. Para los líderes de opinión de una sociedad es clave saber la trascendencia que hay en explicar a esa obrera qué sucede en su escenario, ubicarla en un espacio explicativo para que ella escoja la mejor opción de cambio. De eso se trata, y no de aceptar mecánicamente esa teoría pasiva según la cual las condiciones objetivas, la pertenencia a una determinada clase social, transformarán automáticamente la subjetividad. Si no hay intervención ideológica, política, cultural, todo junto; no se podrá apreciar cambio alguno. ¿Cuáles son, a su modo de ver, los desafíos principales del mundo actual? El primer gran desafío es el imperialismo a ultranza entronizado en los Estados Unidos, esa visión de conquistar el mundo entero y esa filosofía de que haya guerras interminables

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en todos los espacios del planeta. Esa es una doctrina fascista, y no lo digo en términos metafóricos. La última vez que escuchamos un discurso del estilo de la actual presidencia norteamericana fue durante el III reich, y sin dudas eso constituye un gran peligro y un enorme desafío. El otro es la recolonización de América Latina a partir del ALCA; la militarización de ese continente, y la hegemonía que ejerce Estados Unidos sobre la clase política en gran parte de la región a partir de conexiones económicas e ideológicas. Asimismo es un problema el desarrollo desigual de los movimientos sociopolíticos que están en la búsqueda de la unidad continental o de un programa común de lucha para la transformación de los escenarios. Sin dudas lo que está sucediendo en América Latina es interesante incluso para el mundo. ¿Cuál es su reflexión al respecto? No hay dudas de que está sucediendo algo muy interesante en América Latina. Y la atención principal, a mi modo de ver, debemos ponerla en las grandes masas que protagonizan los actuales cambios. Al paso de algunos años, cómo mira un mundo que vivió el derrumbe del socialismo en Europa del Este, la desaparición de la URSS, los vaticinios del fin de la Historia como los que hiciera Fukuyama? Lo primero a decir es que Fukuyama no tuvo mucha influencia con sus ideas ni siquiera en los Estados Unidos. Seguramente haya sido en Norteamérica donde menos lo tomaron en serio. En Estados Unidos, seis meses después de haber salido publicados sus comentarios en alguna que otra revista, ya nadie lo recordaba mucho. Tampoco lo tenían como el gran teórico. En cuanto a Rusia, todo el mundo sabía que había quebrado el país en un sentido catastrófico, pero eso no significaba que sus habitantes se fueran a quedar en absoluta y total miseria para siempre. Hubiera sido absurdo pronosticar que la historia terminara con el 90 por ciento de los rusos viviendo como indigentes y ya. Por otra parte, después de la desaparición del socialismo en ese país, las luchas no solo continuaron en América Latina sino que se extendieron. Se acabó un sector de la izquierda, pero las fuerzas de izquierda de América Latina no estaban vinculadas, como un brazo, al ministerio de relaciones externas de Rusia, tal como lo propuso la mitología anticomunista. De modo que ellas seguían creciendo. A partir de los años ochenta y hasta finales del siglo pasado, la ocupación de tierras por parte de los sin tierra en Brasil, ubicó hasta 300 000 familias. Eso da la señal de que la dinámica era realmente en función de la lucha de clases y no en función de la lucha de estados, en un esquema de guerra fría del este contra el oeste. La dinámica de cambio social fue de Centroamérica al sur, dadas las condiciones y las capacidades organizativas del pueblo en América Latina. Esa es la dinámica que no se ha detenido y que está multiplicando los avances en la actualidad. Creo que esta lucha está creciendo mundialmente. Lo que empezó como un movimiento antiglobalización, ahora está incluyendo la lucha anticapital, antiimperialista y antiguerrerista. Y la lucha no solo está ampliándose en cantidad, sino que también se está radicalizando. Por otra parte, si miramos a Norteamérica en los últimos meses, es obvio que la multiplicación de la oposición es insólita. Nunca había visto crecer un movimiento político social con tanta fuerza y rapidez. Yo participé durante los años sesenta en manifestaciones de oposición, pero entonces nos costó tres, cuatro años, poner en Washington unas 500 000 personas, y eso ocurre ahora en solo dos o tres meses. Acontece la radicalización en la medida en que aumenta el extremismo de la Casa Blanca. El mundo mira que estamos ingobernados por extremistas de la ultraderecha, y ese es un peligro pero también una oportunidad porque se van haciendo políticas que cada vez alienan más personas, las mismas que tendrán que rebelarse.

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Hay una total irracionalidad del imperialismo militar. Y eso despierta no solo la efervescencia desde abajo, sino también un cuestionamiento de las elites económicas de Estados Unidos y de Europa. ¿Qué importancia le concede a estar en este evento que, en homenaje al ideario de Martí, se plantea los desafíos del mundo actual? Creo que es importante que el Marxismo y el Socialismo se adapten, en su aplicación, a las historias y cultura de cada país. No se puede hacer un socialismo que no está enraizado en la Historia, que no beba de los libertadores del pasado, quienes tienen elementos humanistas y de emancipación. Por eso Martí, su ética, es importante. Él debe ser reconocido como un precursor, por ejemplo, del Che Guevara, porque se empeñó en combinar la teoría con la praxis y erigió la teoría del revolucionario integral, ese que no debe hablar por la izquierda y trabajar por la derecha. ¿Usted cree que podamos equilibrar el mundo? ¿Acaso podríamos morir intentándolo? No creo en las muertes. Creo que avanzaremos. Y no será de forma lineal. Estamos en un momento de correr contra el tiempo. En Estados Unidos, por ejemplo, la oposición al gobierno crece mientras ese gobierno tiene prisa por lanzarse a la guerra. Entonces es un enfrentamiento jugando con el tiempo: si nos sostenemos dos meses más en esta lucha contra la guerra, posiblemente lleguemos al punto de desestabilizar la política belicista. Mirando a otra parte tengo que decir, después de mis recientes visitas a Ecuador, Bolivia, Brasil, y Argentina, que el movimiento popular no ha sufrido ninguna derrota histórica desde hace 25 años. Ha sufrido retrocesos, pero no una derrota que postergue la revolución que harán otras generaciones. Todo está sobre la mesa. Nada garantiza que la victoria sea inevitable, pero las fuerzas están movilizadas y creo que hay buenas posibilidades de avanzar en un proceso transformador. Creo que definitivamente estamos en ascenso.

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3 de febrero de 2002

Los signos del Estado policial se encuentran por doquier James Petras Z Magazine Traducido por Katia Rico y revisado por Pedro Prieto Hace algunos años un conocido autor, Bertram Gross, escribió que el fascismo vendría a los EEUU con una cara amigable: no con juicios de Nuremberg, o con doctrinas de superioridad racial, sin prohibir formalmente partidos políticos, abolir la Constitución o eliminar las tres ramas del gobierno, pero con el mismo fervor nacionalista, leyes arbitrarias y dictatoriales y con violentas conquistas militares. En los EEUU, las muestras de un estado-policía son evidentes en todas partes. Miles de estadounidenses con ascendencia del Medio Oriente han sido arrestados sin cargos, y se ha catalogado como apoyo al terrorismo el ejercicio de su derecho a criticar las políticas de los EEUU hacia Medio Oriente. Este pogrom [N.T.: Del yiddish, se refiere a la organización de masacres de gente indefensa] ha sido alentado e incitado por funcionarios del gobierno, especialmente por la policía, tanto local como federal y por una variedad de grupos de veteranos y políticos demagogos. El presidente ha decretado poderes dictatoriales, al establecer tribunales militares anónimos para juzgar a los imigrantes que parezcan "sospechosos" y a extranjeros "sospechosos", quienes pueden ser secuestrados y juzgados en los EEUU. El habeas corpus ha sido suspendido. Los niños en edad escolar han sido forzados a cantar himnos cuasi-religiosos y a jurar lealtad a la bandera. Muchos empleados que expresaron su crítica a la guerra o el apoyo de los EEUU a Israel o denunciaron las masacres de los palestinos por los israelíes, han sido suspendidos o despedidos. Todas las cartas, correos electrónicos y llamadas telefónicas estan sujetas a control, sin necesidad de ningún tipo de revisión judicial. Los medios de comunicación "vomitan" la propaganda del gobierno, producen en serie historias chauvinistas y son relativamente silenciosos respecto a las masacres en el extranjero y la represión interna. Sospecha mutua Uno de los sellos de un régimen autoritario es la creación de un estado de sospecha mutua por la que la sociedad civil se transforma en una red de informantes secretos de la policía. Después del once de septiembre, el FBI (Agencia Federal de Investigación) exhortó a cada ciudadano estadunidense a informar sobre cualquier comportamiento sospechoso de amigos, vecinos, familiares, conocidos y extraños. Entre septiembre y fines de noviembre se registraron casi 700,000 denuncias. Miles de vecinos originarios de Oriente Medio, tenderos locales y empleados fueron denunciados, así como muchos otros ciudadanos estadounidenses. Ninguna de estas denuncias tuvo como consecuencia un arresto o por lo menos, información relacionada con el once de septiembre. Aun así, cientos, miles de personas inocentes fueron investigadas y acosadas por la policía federal. Decenas de millones de estadounidenses se han vuelto paranoicos - temiendo al "terrorismo" en su vida diaria, en el trabajo, de compras y en las actividades de ocio. La gente se abstiene de hacer la más ligera crítica sobre la guerra o el gobierno, por miedo a ser clasificados como simpatizantes de los terroristas, denunciados a las autoridades, investigados y perder su trabajo.

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Chivos expiatorios El facismo amistoso tiene como chivos expiatorios a los árabes - a los que arresta, investiga, acusa y señala- mientras en el discurso público se proclaman las virtudes de la tolerancia y el pluralismo. Las doctrinas raciales no se cuestionan, pero se acepta que la policía local, estatal y federal disponga de procedimientos para con el perfíl racial de Medio Oriente. Las grandes concentraciones de comunidades árabes, tales como Dearborn, Michigan se sienten como si estuviesen viviendo en un ghetto, esperando a que suceda un pogrom. La dirección del FBI considera a todas las asociaciones árabes cívicas, caritativas o de otro tipo, sospechosas de ayudar al terrorismo y susceptibles a ser investigadas y sus miembros, sujetos a ser arrestados. Las masivas "razzias", los allanamientos de policías a hogares privados, tiendas y oficinas de grupos cívicos, han creado una mentalidad de asedio. La campaña policiaca ha despertado los instintos racistas y fomentado una oleada de insultos entre civiles y hostilidades. Poderes dictatoriales del ejecutivo En los estados totalitarios, el líder supremo toma los poderes dictatoriales, suspende las garantías constitucionales (reclamando "poderes de emergencia"), dota de poder a la policía secreta y selecciona tribunales de manera aleatoria para arbitrariamente arrestar, juzgar y condenar al acusado a prisión o a ser ejecutado. El trece de noviembre, el presidente Bush dio el fatal paso de asumir poderes dictatoriales. Sin consultar al Congreso, Bush decretó un estado de emergencia. Este estado le permite al gobierno arrestar a no-ciudadanos de quienes se tengan "razones para creer" que son terroristas, para ser juzgados por tribunales militares. Los juicios son secretos y los fiscales no tienen que presentar pruebas, si es "en el interés de la seguridad nacional." Los condenados pueden ser ejecutados, aún si un tercio de los jueces militares están en desacuerdo. Los poderes dictatoriales para encarcelar o ejecutar a los sospechosos sin un juicio adecuado, son la escencia de los líderes totalitarios. A mediados de noviembre, el Departamento de Justicia rechazó revelar las identidades y el estado de más de 1,100 personas arrestadas desde el once de septiembre. Como en regímenes totalitarios, los prisioneros políticos son constantemente interrogados sin abogados y sin cargos por el FBI, en la esperanza de forzar confesiones. El 26 de octubre Bush firmó el USA/Patriot Act (Ley Patriótica de los EEUU), que fortaleció inmensamente los poderes de la policía sobre la sociedad civil. El aumento de los poderes de la policía secreta fue aprobado de manera prácticamente unánime por el Congreso (muchos de cuyos miembros nunca leyeron la ley). Cada una de las cláusulas de esta ley violó la constitución de los EEUU. Bajo esta ley: (a) cualquier agencia que observe el acatamiento de la ley puede entrar secretamente a cualquier casa o comercio, reunir pruebas y no informar al ciudadano del allanamiento, para después usar la prueba (encontrada o 'plantada') para condenar al ocupante de un delito; (b) cualquier agencia de policia tiene el poder de supervisar el tráfico de Internet y los correos electrónicos, interceptar teléfonos celulares, sin permiso de millones de "sospechosos"; (c) cualquier agencia de policía federal puede invadir las instalaciones de cualquier negocio, confiscar toda la información, con el argumento de que está "conectada" con una investigación de terrorismo. Los ciudadanos que públicamente protestan por estas arbitrarias e invasivas acciones pueden ser arrestados. Como sus contrapartes totalitarias, la Ley Patriótica de los EEUU tiene una vaga e

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imprecisa definición de "terrorismo" la cual pemite reprimir cualquier organización disidente y actividad de protesta. De acuerdo a la sección 802 de esta Ley, el terrorismo se define como "las actividades que involucran actos peligrosos para la vida humana y que violan las leyes sobre delitos de los Estados Unidos...[y] que parezca que intentar intimidar o coartar a la población civil [o]...influenciar la política gubernamental, mediante la intimidación o coerción." Ahora cualquier protesta anti-globalización, tal y como la ocurrida en Seattle, puede ser etiquetada como "terrorista", sus líderes y participantes arrestados, sus casas y centros de trabajo allanados, su documentación confiscada y, si ellos no son ciudadanos (estadounidenses), enviados a tribunales militares. Estos decretos y leyes de "emergencia" están vigentes hasta 2005 y más allá si las investigaciones empezaron antes del último año. Tal vez cuando el país haya sido re-democratizado, la fiebre chauvinista haya disminuido y unos medios informativos justos y plurales hayan reemplazado el estado actual de las máquinas de propaganda, podamos descubrir duras verdades. Cuando los archivos de la policía secreta se abran tal vez podamos descubrir que muchas respetables y honorables personas denunciaron a sus vecinos y amigos debido a "vendettas" personales, que algunos profesionistas informaron secretamente sobre sus colegas que criticaban a Israel; que el FBI espíaba a millones de estadounidenses progresistas, que cumplían la ley, porque ideólogos de derechas pretendían eliminarlos. Al estudiar las grabaciones, las transcripciones y los videos de los mensajes de los medios informativos, podremos ver que fácil y que rápido y de que forma tan completa se convirtieron en armas de propaganda del amigable estado fascista. Los investigadores se maravillarán o impresionaran por la corrupción del lenguaje político: bombardeos masivos de grandes ciudades en nombre del "anti-terrorismo", eufemismos para justificar masacres, asesinatos masivos de prisioneros de guerra descritos como "muertos durante revueltas de prisioneros". Los historiadores también descubrirán la ausencia de voces críticas, la ausencia de informes de víctimas civiles. Cuando los futuros investigadores vean en videos las jocosas declaraciones del Secretario de Defensa Rumsfeld de "matar a todos los terroristas", no compartirán las risas de las audiencias de periodistas, cuando recuerden las montañas de cadáveres ejecutados a sangre fría por los mercenarios sustitutos de Rumsfeld. Los historiadores debatirán si el consentimiento masivo del público de los EEUU al bombardeo y las ejecuciones fue el reflejo de la incesante y extensa propaganda o si fueron voluntariamente cómplices de la masacre. Los filósofos y psicólogos debatirán si el ondear las banderas celebrando el Nuevo Orden Mundial fueron motivadas por las sonrientes caras y la retórica belicosa de sus líderes o si fueron ellos mismos los que abrazaron aquel amable fascismo debido a su paranoia, miedo y a la ansiedad inducida por las voces de la autoridad y amplificada por los medios informativos. Esta visión supone que las voces críticas sobrevivirán el actual periodo de fascismo amigable y construirán un movimiento para desfiar su poder. Uno debe esperar y creer que pasará porque, de otra forma, las mentiras y asesinatos del presente quedarían sin respuesta.

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16 de febrero de 2003

La gran confrontación está en marcha: barbarie contra civilización

Guerra y genocidio premeditado: ¿Qué es lo que está en juego?

James Petras Traducido para Rebelión por Manuel Talens www.manueltalens.com Según estimaciones de las Naciones Unidas, la guerra estadounidense de agresión provocará la muerte, la invalidez o el desplazamiento de más de 10 millones de iraquíes. Es sumamente probable que las cifras que manejan los servicios de inteligencia de los EE.UU. sean similares. Washington ha puesto en marcha un plan militar que incluye cientos de aviones y barcos de guerra dispuestos a lanzar miles de toneladas de explosivos sobre ciudades, pueblos, infraestructuras esenciales e instalaciones de defensa de Irak. Los medios de comunicación del mundo han descrito con mayor o menor detalle el despliegue por tierra, mar y aire. Los funcionarios públicos estadounidenses hablan abiertamente de la destrucción sistemática, del pillaje y de la ocupación prolongada de Irak. El genocidio –la destrucción masiva, sistemática de un pueblo y de una nación– ha sido planeado hasta el último detalle táctico. Los economistas han calculado de forma minuciosa el costo de los movimientos de tropas, de los bombardeos y de los desplazamientos de la población, tras lo cual han estimado el impacto de la guerra sobre el presupuesto nacional y los futuros beneficios a obtener del petróleo, así como el tiempo que durará la ocupación y los gastos a que dará lugar. Se trata de un genocidio científicamente premeditado, similar al que preparó la Alemania nazi durante la Conferencia Wannsee de enero de 1942, cuando el alto mando decidió la exterminación de los judíos. La diferencia principal con aquella experiencia es que la decisión de Washington con respecto al genocidio antecede a la guerra y los verdugos la han difundido ampliamente en documentos públicos y en discursos oficiales. Los arquitectos de la aniquilación proceden de diversos grupos étnicos, raciales y religiosos: dos son negros, algunos son anglosajones, varios son judíos y uno es de origen hispano. A excepción de Powell, todos ellos evitaron el servicio militar o cualquier función de combate durante la guerra de Vietnam. Todos ellos han estado implicados en la planificación o el apoyo de guerras anteriores de agresión o de atrocidades militares. Durante la guerra de Vietnam, Powell escribió un informe en el que justificaba la matanza de My Lai, es decir, el asesinato de cientos de campesinos desarmados por parte del ejército estadounidense. En tiempos de la Administración Reagan, Rumsfeld fue un gran defensor de la intervención militar y el apoyo de terroristas en América Central, Asia y África. Paul Wolfowitz y Richard Perle, como consejeros del Likud, diseñaron la estrategia de la destrucción sistemática del Estado palestino, política que el régimen de Sharon ha venido poniendo en práctica desde entonces. Lo que en el pasado fueron ejercicios teóricos de limpiezas étnicas, planificación de matanzas localizadas y justificaciones teóricas, se ha fundido ahora en una doctrina sistemática de genocidio internacional. Cada miembro de la elite genocida aporta sus patologías particulares: Powell, su capacidad para fabricar sistemáticamente «pruebas» que justifiquen las matanzas; Condeleeza Rice, su apego ilimitado al poder a cualquier precio; Rumsfeld, las frustraciones de no haber sido nunca más que un mediocre no combatiente que ahora se las da de ser el mayor estratega militar del

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mundo; Wolfowitz y Perle, su odio visceral hacia los palestinos y los árabes y su adhesión incondicional a las limpiezas étnicas israelíes y al terror. Lo que les importa a las elites genocidas no es el petróleo o Wall Street, sino el poder ilimitado y la dominación mundial. No ven peligro alguno en la extrema derecha, sino aliados como Sharon. Para estas elites, las críticas de socios de la OTAN como Chirac y Shroeder representan el mal y no son más que «obstáculos». Protegen y promueven a sus innobles y serviles vasallos en la Europa del Este y del Sur. Las fanfarronadas y los insultos de taberna que ha lanzado Rumsfeld retumban como un eco por los salones silenciosos de las Naciones Unidas. La aguda voz metálica de Bush busca la complicidad del pueblo estadounidense para llevar a cabo su genocida invasión de Irak. Los integrantes de la elite militarista, cada uno de ellos según su propio estilo, avanzan en formación militar en pos del exterminio sistemático de una nación entera, y ello con un sentimiento absoluto de impunidad y una arrogancia ciega. Pero sus consejeros y sus publicistas les han dicho que la gente está inquieta. Cientos de miles de ciudadanos se han echado a las calles en todas las ciudades principales y en muchos de los pueblos a lo largo y a lo ancho de los EE.UU. Al principio, los genocidas recibieron tales informes como provenientes de «los izquierdistas habituales». Pero, entonces, decenas de miles de otros ciudadanos, que incluyen a escritores prominentes, artistas, ex embajadores y generales, unieron sus voces a las de la calle. Los genocidas se pusieron frenéticos e intentaron negar el clamor de la oposición pública activa: «Prohiban las protestas callejeras», «impidan cualquier cobertura en los medios de comunicación». Ahora, se inventan mentiras más audaces, dan más ruedas de prensa, escriben discursos más beligerantes y envían al Emperador Bush a que lea sus discursos en cualquier parte donde esté garantizado un público seguro. Los genocidas están cada vez más histéricos, sus insultos son cada vez más fuertes conforme se enfrentan a «obstáculos» en la OTAN y en las Naciones Unidas y a la creciente oposición en el interior del país. Sienten que corren contra el reloj, pues cuanto más retrasen los europeos el genocidio, mayor será la conciencia pública del horror y de las implicaciones de la empresa, y más probabilidad habrá de que la oposición aumente por millones y sea imposible controlarla con los medios de comunicación y la policía. Quieren el genocidio ahora: les aterra que todos sus planes, sus fantasías de poder mundial y de un Oriente Próximo bajo poder angloisraelí y sin la resistencia árabe, se esfumen en el aire y que ellos, personalmente, fracasen y pasen a la historia como los genocidas que cayeron derrotados por su propio pueblo y no por ejércitos invasores, que es lo que les sucedió a sus precursores en el Tercer Reich. En la cima del poder, los líderes de Europa y EE.UU. discuten sobre las condiciones y el momento de la guerra: los EE.UU. movilizan a sus satélites de la Europa del Este, heredados de la antigua URSS, mientras que los gobiernos francés, alemán y belga cuentan con el apoyo de la inmensa mayoría de sus votantes, que se oponen a la guerra. Washington y Gran Bretaña movilizan a sus reservistas militares y a los fundamentalistas cristianos y sionistas de extrema derecha, mientras que los sindicatos obreros ingleses, franceses, italianos y españoles amenazan con huelgas y las principales iglesias cristianas se unen, y millones de ciudadanos cierran filas a través de las naciones con protestas públicas y actos de desobediencia civil. La guerra que se acerca al Oriente Medio no es sólo una conquista colonial imperial, sino también un conflicto entre la barbarie y la civilización, cuyos resultados y consecuencias no se limitarán al desenlace militar en Irak. Estamos ante una confrontación histórica entre los partidarios del genocidio, que creen en uno, dos o muchos Afganistán e Irak, y la oposición floreciente de millones de seres humanos, de sus mejores escritores e intelectuales, de todo lo que hay de noble y digno entre sus portavoces religiosos y espirituales y, por encima de todo, de sus líderes naturales entre las clases populares. No es posible hacer compromiso alguno, no habrá final hasta que se llegue a uno de estos dos resultados: o bien el mundo abraza una

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civilización limpia de imperialismo, genocidio y matanzas étnicas o bien descenderemos al infierno de un mundo gobernado por psicópatas genocidas que consideran la guerra como el medio para la dominación perpetua. Tal como dejó escrito Jean-Paul Sartre, "no hay salida", hemos de tomar partido y afrontar las consecuencias. Allá donde vivamos y trabajemos, tendremos que implicarnos, porque el imperio está por todas partes, desde el norte de México al centro de Buenos Aires, desde los yacimientos petrolíferos de Oriente Próximo a los bancos de Yakarta. Pero también los movimientos populares están por todas partes. En las calles de Roma, Londres, París, Madrid, Atenas, Seúl, Manila, Nueva York y en otros cientos de ciudades y pueblos pequeños, millones de trabajadores, de pobres urbanos, de campesinos, de jubilados, de miembros de la clase media y de estudiantes, se han movilizado. La gran confrontación tendrá lugar. Estamos viviendo la historia. Creo que ganaremos. No con la fe del visionario, sino con la convicción de que nuestra lucha representa lo mejor del género humano.

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17 marzo 2003

Genocidio y vida cotidiana en Estados Unidos James Petras / LA JORNADA El Pentágono anunció que fue probada la bomba no nuclear más grande de la historia, con un peso de nueve toneladas y media, en preparación para su posible uso en Irak. Dos semanas antes el general Richard Meyers, presidente del comando conjunto del estado mayor, afirmó que la política estadunidense era crear un shock a Irak para obligarlo a rendirse, soltando sobre Bagdad 3 mil bombas guiadas y misiles durante las primeras 48 horas de la campaña bélica. Funcionarios militares estadunidenses calculan que 300 mil soldados y civiles iraquíes morirán. Naciones Unidas estima que al menos 10 millones de iraquíes resultarán muertos, heridos, desplazados y traumatizados. A diferencia de las políticas genocidas alemanas contra los eslavos, gitanos, judíos y homosexuales, el genocidio estadunidense es del conocimiento público, se discute abierta y concienzudamente en los medios masivos de comunicación con las mismas voces sin inflexión e imágenes que uno espera que acompañen el reporte del tiempo. Los más grandes entre los diarios respetables, The New York Times, The Washington Post y Los Angeles Times, publican en sus primeras planas extractos, y a veces incluso transcriben íntegramente, los discursos de generales, ministros y del presidente, en los que se describen tácticas y estrategias de aniquilamiento masivo. Sus páginas editoriales no son espacio para manifestar desacuerdo. A medida en que estas armas de destrucción masiva se acumulan en Medio Oriente, y las tropas estadunidenses se preparan para lanzar una invasión de envergadura, los medios se congracian con los lectores publicando reportajes "de interés humano" sobre parejas llorosas que se abrazan en la despedida, madres patrióticas que ondean sus banderas o patrones generosos que ofrecen conservar los planes de salud de sus empleados mientras ellos están inmersos... en una guerra genocida. Los preparativos anunciados y premeditados de esta guerra genocida son presentados por los medios junto con los marcadores de los juegos de básquetbol, los recientes escándalos de Hollywood, el reporte climatológico y, desde luego, los comerciales de desodorantes, automóviles y los reportes de la bolsa de valores. Los medios de comunicación han intentado integrar al genocidio dentro de la vida cotidiana de los ciudadanos comunes. Matar, mutilar, desplazar a millones de personas se ha convertido en una simple "medida de seguridad", como los consejos que aparecen en los periódicos provinciales que advierten a los ciudadanos cerrar con llave sus puertas por las noches. A nivel sicológico, los medios tratan de inculcar la idea de que quienes perpetrarán el genocidio son las víctimas de un complot mundial para destruir a Estados Unidos, y que las víctimas iraquíes de tal genocidio son los agresores. La paranoia política masiva inducida por los medios de comunicación sirve para lanzar una guerra genocida. A diario la prensa estadunidense inventa terroristas, da publicidad a acusaciones infundadas, infla incidentes menores, reporta las denuncias fabricadas que el secretario de Estado, Colin Powell, presenta ante el Consejo de Seguridad, y después omite la cuidadosa refutación que de ellas hacen los inspectores de armas de la ONU. En todo el mundo se publican los escándalos mayúsculos que se generan porque han sido intervenidos teléfonos, faxes y correos electrónicos de los miembros de Naciones Unidas, pero estas noticias están totalmente ausentes en el New York Times y el Washington Post. Funcionarios estadunidenses aislados (como el congresista Moran) que se atreven a mencionar la influencia en el gobierno de políticos judíos de derecha (Wolfowitz, Perle, Cohen, Kagan, Abrams, etcétera) en relación a la cuestión de Israel, son tachados de

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antisemitas y obligados retractarse y someterse a una humillante autoacusación; sufren el mismo tratamiento que los críticos de José Stalin en la década de los 30. La negativa a retractarse ha destruido las carreras de muchos servidores públicos experimentados. La marcha de Washington hacia el genocidio ha sido impulsada por el fanatismo en varios estratos ideológicos. Bush es un fundamentalista cristiano quien, para horror de la comunidad científica, proclama la historia bíblica de la creación en forma literal mientras fustiga las bases del conocimiento científico sobre la evolución como se enseña en escuelas secundarias y universidades. Como muchos alcohólicos reformados, se ha aferrado al fundamentalismo cristiano con un fervor que llega al extremo de que haya lecturas diarias de la Biblia en los salones del gobierno federal. Afirma que Dios lo predestinó para ser presidente (con la intervención divina de boletas electorales defectuosas en Florida y una corte en manos de republicanos), y para guiar a la nación en una cruzada contra el mal que justifica el genocidio del pueblo iraquí (la Babilonia del Cinturón de la Biblia estadunidense). El segundo estrato ideológico poderoso es el fanático compromiso y lealtad ciega hacia el Estado de Israel y su expansión y dominio en Medio Oriente, que caracteriza a los políticos de derecha judía y militarista, quienes son los arquitectos ideológicos de una doctrina de guerra permanente. El tercer estrato poderoso son los ideólogos civiles ultrabelicistas, como Rumsfeld y Condoleezza Rice, quienes codician un dominio mundial y alardean que con el poderío militar de su país podrían pelearse dos, tres o más guerras de exterminio. Un cuarto estrato está formado por oportunistas como Colin Powell, que promueven el genocidio como un medio de fortalecer su propia posición política para un futuro intento de llegar a la presidencia. La confluencia de estas visiones de extremismo religioso, de contenido étnico y militarista que imperan en la administración Bush es el motor que impulsa el genocidio premeditado. La creencia de que existe "gente elegida por Dios" y "personas especiales" limpia la conciencia ante cualquiera que piense en la suerte que correrán millones de víctimas iraquíes, y además prepara el camino para futuros asesinatos en masa en Siria, Irán, Corea del Norte, Libia y tal vez en la "Europa antisemita", como la llamó Richard Perle, el principal asesor militar de Rumsfeld. Los respetables medios de comunicación, sus prestigiados periodistas y sus alegres editores proveen el tipo de reportajes que amplifica las políticas extremistas de estos dirigentes, idelógicamente fanáticos. Publican fotografías de funcionarios clave anunciando asesinatos masivos con rostros joviales o pensativos, como el de tu tío. La mayor ofensa de los medios estadunidenses es la forma en que "normalizan" los preparativos para una invasión brutal, de la misma forma en que han normalizado el perpetuo asesinato de Israel a sus oponentes palestinos. Al presentar los planes para un genocidio como si se tratara de un "evento" rutinario, algo cuyos detalles técnicos se discuten con los caudillos estadunidenses en entrevistas favorecedoras, los medios despojan a este crimen de toda dimensión moral, humana y política. "Imagínense una bomba de nueve toneladas y media, más grande que la Cortadora de Margaritas, que pesaba sólo siete y media toneladas", anuncia alegremente el vocero militar. "Entre más grande es mejor", dicen los militaristas. "Una forma más rápida y barata de reordenar Medio Oriente y purgarlo del mal", canta un coro de fundamentalistas cristianos y de fanáticos del Likud. Ningún medio ha evocado la imagen de misiles crucero incinerando a más de 400 civiles iraquíes en el refugio antibombas de Amiriya en un solo ataque en una noche clara de febrero de 1991. Diversas voces solemnes, trabajando en armonía para lograr un sistema imperialista más violento y sin escrúpulos, o como sugieren los respetables medios cobardes, para "tener la esperanza de un mundo más pacífico" para aquellos iraquíes que sobrevivan y podrían disfrutar la pax americana. Funcionarios del Pentágono anunciaron en titulares recientes sus generosos planes de "emplear" a soldados iraquíes que se rindan para labores de limpieza (o para cavar fosas comunes).

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Pero a pesar de su irredenta propaganda, que incluye burdos intentos de vincular a Irak con los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington, y con la red fundamentalista Al Qaeda, los medios no han tenido éxito en su intento de convencer a millones de ciudadanos estadunidenses. Más de 40 por ciento rechaza la guerra; un porcentaje menor se opone a la guerra independientemente de cualquier resolución en la ONU. ¿Cómo fue que el poder combinado de los medios y del Estado no han logrado convencer a decenas de miles de estadunidenses? Las razones incluyen una repugnancia moral hacia una ofensiva bélica que tiene base en acusaciones falsas, el miedo a represalias de terroristas, la preocupación de que la crisis económica doméstica se profundice, una sensación de aislamiento político o solidaridad con miles de millones de personas en el extranjero que se oponen a la guerra. Quizá, a un nivel más profundo, existe el temor de que los extremistas fanáticos que impulsan una máquinaria bélica sin control con misticismos religiosos, convicciones militaristas y enredos en el extranjero puedan provocar resultados catastróficos e impredecibles para este país. Muchos ciudadanos estadunidenses prosiguen su vida diaria como siempre; ven televisión por demasiadas horas, consumen montañas de comida chatarra, están aprehensivos ante la inseguridad en sus empleos y se dedican a sus familias y sus comunidades. A sus ojos, existe una diaria trivialización de una guerra inminente, la preparación unilateral de una destrucción masiva sin ningún apoyo exterior, sin ningún argumento creíble. Una descarada agresión que ahora aterra a un número creciente de estadunidenses de todas las edades y sectores. En las calles de miles de ciudades, pueblos y comunidades hay quienes protestan contra la guerra. Hay sitios de Internet que los conectan con alternativas noticiosas y con la prensa extranjera más crítica. Se escucha el grito de "No en nuestro nombre" de una multitud de celebridades y escritores. Hay amigos y vecinos que discuten sobre la guerra y deciden oponerse a ella. Una extensa nube de incertidumbre cubre a todo Estados Unidos, y toca tanto a los inversionistas de Wall Street como a los mecánicos. Los precios del petróleo se disparan; ante los déficits insostenibles, se habla de una inflación futura, y aumentan las protestas antibélicas. Los medios de comunicación han fracasado al intentar mo-vilizar al público, pese a sus masivos esfuerzos por legitimar la guerra. Aún hay esperanza en el futuro. Traducción: Gabriela Fonseca

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18 de marzo del 2003

James Petras desbarata los argumentos de Perry Anderson

Sobre la guerra y la paz

Rebelión Perry Anderson, seguido de James Petras. Traducido para Rebelión por Manuel Talens Aviso del traductor: Perry Anderson, profesor de Historia en la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), publicó el 6 de marzo de 2003 un ensayo titulado 'Casuistries of War and Peace' en la revista London Review of Books (www.lrb.co.uk/v25/n05/ande01_.html), que ha suscitado una punzante respuesta del sociólogo estadounidense James Petras, profesor en la Universidad de Binghamton: 'What Makes Perry Run?'. En aras de una mejor comprensión de los argumentos de ambos, he considerado oportuno ofrecer al lector en primer lugar el texto de Anderson, tras el cual encontrará el de Petras. LAS CASUÍSTICAS DE LA PAZ Y LA GUERRA Perry Anderson La probabilidad de una segunda guerra en Irak suscita un gran número de preguntas, tanto analíticas como políticas. ¿Cuáles son las intenciones ocultas tras la inminente campaña? ¿Cuáles serán las consecuencias? ¿Qué nos dicen los preparativos de la guerra sobre la dinámica a largo plazo del poder estadounidense global? Estas cuestiones permanecerán sobre la mesa todavía durante algún tiempo, más allá de cualquier ofensiva que tenga lugar esta primavera. El proscenio está ocupado en la actualidad por distintos argumentos, relativos a la legitimidad o a la cordura de la expedición militar que ahora se prepara. Mi objetivo aquí consistirá en reflexionar sobre las críticas que recibe en la actualidad la Administración Bush articuladas dentro de la opinión general, así como sobre las respuestas de la Administración a tales críticas, todo ello con vistas a discernir la estructura de justificación intelectual de ambos argumentos, lo que los divide y lo que tienen común. Por último, terminaré con unos comentarios sobre cómo se ve este debate desde la perspectiva de unas premisas distintas. Si observamos por encima las múltiples objeciones que se le hacen a una segunda guerra en el Golfo, podemos distinguir seis críticas principales, expresadas de maneras diferentes y distribuidas a través de un amplio abanico de la opinión. 1. El ataque proyectado contra Irak es una cruda demostración de la unilateralidad estadounidense. La Administración Bush ha declarado abiertamente su intención de atacar Bagdad, con el aval de las Naciones Unidas o sin él. Esto representa no solamente un grave revés para la unidad de la alianza occidental, sino que conducirá a un peligroso debilitamiento sin precedentes de la autoridad del Consejo de Seguridad, que es la encarnación más elevada del derecho internacional. 2. La intervención masiva a tal escala en el Oriente Próximo sólo puede fomentar el terrorismo antioccidental. Más que ayudar a la destrucción de Al Qaida, probablemente multiplicará el número de voluntarios que se alistarán en esa organización. Los Estados Unidos correrán más peligro después de una guerra contra Irak que el que corrían antes. 3. La campaña en preparación es un ataque preventivo, abiertamente declarado como tal, que socava el respeto hacia el derecho internacional y expone al mundo a un

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torbellino de violencia, conforme otros estados sigan la misma senda y se tomen la justicia por sus propias manos. 4. La guerra, en cualquier caso, siempre debería ser una última instancia para resolver un conflicto internacional. En el caso de Irak, un endurecimiento de las sanciones y la vigilancia bastarían para desmantelar el régimen baath, ahorrando vidas inocentes y conservando la unidad de la comunidad internacional. 5. La obsesión con Irak es una distracción del peligro más agudo que plantea Corea del Norte, país que tiene un mayor potencial nuclear, un ejército más poderoso e incluso unos dirigentes más temibles. Los Estados Unidos deberían ocuparse con mayor prioridad de Kim Jong Il, no de Sadam Husein. 6. Incluso si la invasión de Irak se llevase a cabo sin complicaciones, la ocupación del país será una empresa demasiado arriesgada y costosa para que los Estados Unidos salgan de ella sin problemas. La participación aliada es necesaria para que tenga cualquier posibilidad de éxito, pero la unilateralidad de la Administración compromete la posibilidad de dicha participación. El mundo árabe probablemente asistirá con resentimiento a un protectorado extranjero. Incluso con una coalición occidental para controlar el país, Irak es una sociedad profundamente dividida, sin tradición democrática, que no podrá ser fácilmente reconstruido según el modelo alemán o japonés de la posguerra. Los costos potenciales de la aventura pesan más que cualquier posible ventaja que los Estados Unidos pudieran obtener. Tal es, más o menos, el conjunto de las críticas que se pueden encontrar en los medios de comunicación convencionales y en respetables círculos políticos, tanto en los propios Estados Unidos como -incluso más- en Europa y en otros lugares. Se pueden resumir en unos pocos títulos: los vicios de la unilateralidad, los riesgos de alentar el terrorismo, los peligros de la guerra preventiva, el costo humano de la guerra, la amenaza de Corea del Norte y las responsabilidades de hacer más de lo necesario. Como tal, se dividen en dos categorías: las objeciones de principios -los males de la unilateralidad, de la guerra preventiva- y las objeciones de prudencia: los peligros del terrorismo, Corea del Norte, el problema de hacer más de lo necesario. ¿Qué respuestas puede dar la Administración Bush a cada una de ellas? 1. La unilateralidad. Históricamente, los Estados Unidos siempre se han reservado el derecho de actuar solos si era necesario, si bien buscando aliados dentro de lo posible. En años recientes actuaron solos en Grenada, en Panamá, en Nicaragua... ¿Cuáles son sus aliados que se quejan ahora de los acomodos que tuvieron lugar en cualquiera de esos países? En cuanto a las Naciones Unidas, la OTAN no las consultó cuando lanzó su ataque contra Yugoslavia en 1999, en el que participaron todos los aliados europeos que ahora hablan de la necesidad de una autorización del Consejo de Seguridad y que fue apoyado calurosamente por el 90 por ciento de la opinión que ahora se queja de nuestros planes para Irak. Si fue correcto derrocar por la fuerza a Milosevic, que no tenía armas de destrucción masiva y que incluso toleró una oposición que llegó a ganar unas elecciones, ¿por qué no lo ha de ser derrocar por la fuerza a Sadam, un tirano más peligroso, cuyo historial de violaciones de derechos humanos es peor, que ha invadido a un vecino, que utilizó armas químicas y que no soporta oposición de ninguna clase? En cualquier caso, las Naciones Unidas ya han aprobado la resolución 1441, que deja la vía libre a los miembros del Consejo de Seguridad para aplicar la fuerza contra Irak, con lo que la legalidad de un ataque no está en entredicho. 2. El terrorismo. Al Qaida es una red que se guía por el fanatismo religioso de una fe que apela a la guerra santa del mundo musulmán contra los Estados Unidos. La creencia de que Alá asegura la victoria a los jihadi es uno de sus principios básicos. Por ello, no hay mejor manera de desmoralizar y terminar con dicha creencia que

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demostrando la falsedad de la ayuda celestial y la imposibilidad absoluta de resistir a la muy superior fuerza militar estadounidense. Los fanatismos nazi y japonés se apagaron con el simple hecho de una derrota aplastante, y si Al Qaida está muy lejos de aquel poderío, ¿por qué ahora sería distinto? 3. La guerra preventiva. Lejos de ser una nueva doctrina, es un derecho tradicional de los estados. Al fin y al cabo, ¿qué fue la más admirada victoria militar de la posguerra, sino un ataque preventivo? La Guerra de los Seis Días de Israel, en 1967, lejos de ser condenable, dio lugar a la moderna doctrina de las Guerras justas e injustas, tal como la definió el distinguido filósofo de la izquierda estadounidense Michael Walter en un trabajo vivamente elogiado por el todavía más ilustre filósofo liberal John Rawls en su The Law of Peoples [El derecho de los pueblos. Más aún, al atacar Irak, lo único que haremos es completar el vital ataque preventivo de 1981contra el reactor Osirak. ¿Quién se queja ahora de aquello? 4. El costo humano de la guerra. En verdad es algo trágico y haremos todo lo que podamos -que técnicamente es mucho- para reducir al mínimo las víctimas civiles. Pero la realidad es que una guerra rápida ahorrará vidas y no al contrario. Según la UNICEF, desde 1991 las sanciones contra Irak -apoyadas por la mayor parte de quienes ahora se oponen a la guerra- han causado 500.000 muertes por desnutrición y enfermedad. Incluso si aceptamos una cifra inferior, es decir, 300.000, es muy improbable que la guerra rápida y quirúrgica que somos capaces de llevar a cabo se acerque a esta destrucción provocada en tiempo de paz. Al contrario, una vez Sadam derrocado, el petróleo fluirá libremente de nuevo y los niños iraquíes tendrán bastante para comer. La población aumentará de nuevo con celeridad. 5. Corea del Norte. Se trata de un estado comunista arruinado que seguramente plantea un gran peligro para el nordeste asiático. Tal como señalamos mucho antes de las actuales protestas, es la otra extremidad del Eje de Mal. Pero es de sentido común que concentremos nuestras fuerzas primero en el eslabón más débil del Eje, no en el más fuerte. Si hemos de proceder con mayor cautela al derrocamiento del régimen no es porque Pyongyang tenga o no tenga unas rudimentarias armas nucleares, que podemos fácilmente destruir, sino porque podría abalanzarse sobre Seúl en un ataque convencional. ¿Acaso alguien duda de que tenemos la intención de ocuparnos también del régimen norcoreano cuando llegue el momento? 6. El problema de hacer más de lo necesario. La ocupación de Irak realmente plantea un desafío, que no subestimamos. Pero es una apuesta razonable. La hostilidad árabe está sobreestimada. Al fin y al cabo, durante los dos años que ha necesitado Israel para aniquilar la segunda intifada ante las cámaras de la televisión, no ha habido ni una sola manifestación de importancia en el Oriente Próximo, y eso que la simpatía popular por los palestinos es mucho mayor que por Sadam. También suele olvidarse que ya tenemos un protectorado muy ventajoso en el tercio norte de Irak, donde hemos abatido cabezas kurdas con bastante eficacia. ¿ Alguna vez se ha quejado alguien? El centro sunni del país seguramente será más difícil de controlar, pero la idea de que en Oriente Próximo es imposible mantener regímenes estables creados o dirigidos por poderes extranjeros es absurda. Basta con recordar la prolongada estabilidad de la monarquía que establecieron los británicos en Jordania o el satisfactorio pequeño estado que crearon en Kuwait. Mejor aún, pensemos en nuestro leal amigo Mubarak, de Egipto, que tiene una población urbana mucho más numerosa que Irak. Todo el mundo decía que Afganistán era un cementerio para los extranjeros -británicos, rusos, etc.-, pero lo liberamos con bastante rapidez y ahora las Naciones Unidas hacen un trabajo excelente que lo está haciendo revivir. ¿ Por qué no Irak? Si todo va bien, podríamos obtener grandes ventajas: una plataforma estratégica, un modelo institucional y considerables provisiones de petróleo. Ahora, si uno considera desapasionadamente ambos modelos de argumentos, quedan pocas dudas de que, en cuestiones de principios, la posición de la Administración

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Bush contra sus críticos es inatacable, y está muy claro por qué. Ambos lados comparten una serie de asunciones comunes, cuya lógica hace que el ataque contra Irak sea una proposición sumamente defendible. ¿Cuáles son tales asunciones? Se pueden resumir como sigue: 1. El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas representa la expresión legal suprema de la 'comunidad internacional'; excepto en los casos en que no se especifica, sus resoluciones tienen una fuerza obligatoria jurídica y moral. 2. Sin embargo, las intervenciones humanitarias u otras por parte de Occidente, cuando son necesarias, no requieren el permiso de las Naciones Unidas, aunque siempre sea preferible obtenerlo. 3. Irak cometió una ofensa contra el derecho internacional cuando trató de anexar Kuwait y fue castigado por aquel crimen, contra el cual las Naciones Unidas se han venido alzando desde entonces como una sola voz. 4. Irak también ha procurado adquirir armas nucleares, cuya proliferación es, en cualquier caso, un peligro urgente para la comunidad internacional, por no hablar de las armas químicas o biológicas. 5. Irak es una dictadura como no hay otra, o quizá sólo unas pocas más, incluida Corea del Norte, que viola los derechos humanos. 6. En consecuencia, Irak no puede gozar de los derechos de un estado soberano, sino que debe someterse a bloqueos, bombardeos y pérdidas de integridad territorial, hasta que la comunidad internacional decida lo contrario. Equipados con estas premisas, no es difícil demostrar que a Irak no se le puede permitir que posea armas nucleares o de cualquier otro tipo; que ha desafiado resoluciones sucesivas de las Naciones Unidas; que el Consejo de Seguridad aprobó tácitamente un segundo ataque contra su territorio (cosa que no hizo en el ataque contra Yugoslavia) y que Sadam Husein hace tiempo que se merece la destitución. No obstante, estas mismas premisas pueden ser utilizadas por los críticos de la Administración Bush, aunque no basándose en principios, sino simplemente en razones de prudencia: puede que la invasión de Irak sea moralmente aceptable e incluso deseable, pero ¿es políticamente acertada? El cálculo de las consecuencias es siempre más imponderable que la deducción a partir de principios, de manera que deja mucho espacio libre para desacuerdos considerables. Es poco probable que cualquiera que esté convencido de que Al Qaeda es un bacilo mortífero a la espera de convertirse en una epidemia, que Kim Jong Il es un déspota todavía más demente que Sadam Husein o aquel Irak podría convertirse en otro Vietnam, se deje influenciar si se le recuerda la resolución 1441 de las Naciones Unidas o la alta misión de la OTAN en la protección de derechos humanos en los Balcanes. Las estructuras de justificación intelectual son una cosa. El sentimiento popular, aunque no sea inmune a ellas, es otra. Las multitudinarias manifestaciones del 15 de febrero en la Europa occidental, en los Estados Unidos y en Australia, opuestas a un ataque contra Irak, plantean un tipo diferente de pregunta. Es así de simple. ¿Cómo explicar esta enorme y apasionada rebelión contra la perspectiva de una guerra cuyos principios se diferencian poco de precedentes intervenciones militares, las cuales fueron aceptadas o incluso bienvenidas por tantos de quienes ahora se alzan contra ésta? ¿Por qué la guerra en Oriente Próximo hoy despierta sentimientos que la guerra de los Balcanes no despertó, si lógicamente son tan similares? Es poco probable que la desproporción de las reacciones tenga algo que ver con distinciones entre Belgrado y Bagdad y, en cualquier caso, esta última ha dado más motivos para la intervención. Está claro que la explicación se encuentra en otra parte. Tres factores parecen haber sido decisivos.

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En primer lugar, la hostilidad al régimen republicano de la Casa Blanca. La aversión cultural por la presidencia de Bush está muy extendida en la Europa occidental, donde sus ásperas afirmaciones sobre la supremacía estadounidense y su tendencia poco diplomática de aunar las palabras con los hechos han logrado que la opinión pública, acostumbrada a que se suela correr un velo decoroso sobre la realidad del poder, no lo aprecie en absoluto. Para comprender hasta qué punto tiene peso este ingrediente en el sentimiento pacifista europeo, basta con recordar la sumisión con que se tomaron los sucesivos bombardeos de Clinton sobre Irak. Si una Administración Gore o Lieberman estuviese preparando una segunda guerra del Golfo, la resistencia sería la mitad de la que hay ahora. La aversión actual hacia Bush de los medios de comunicación y de la opinión pública de la Europa occidental no tiene ninguna relación con las diferencias reales entre los dos partidos en los Estados Unidos. Basta con señalar que Kenneth Pollack y Philip Bobbitt, que son respectivamente el principal exponente práctico y el principal teórico intelectual de la guerra contra Irak, son antiguos ornamentos del régimen de Clinton. Pero como los sistemas políticos occidentales tienden a difuminar los contrastes sustanciales de la política, las diferencias simbólicas de estilo y la imagen pueden adquirir, en compensación, una rigidez histérica. El Kulturkampf entre demócratas y republicanos dentro de los Estados Unidos ahora se está reproduciendo entre los Estados Unidos y la Unión Europea. Es típico que en tales discusiones la violencia de las pasiones partidistas sea inversamente proporcional a la profundidad de los auténticos desacuerdos. Pero al igual que en los conflictos entre las facciones azules y verdes del hipódromo bizantino, preferencias afectivas mínimas pueden tener consecuencias políticas importantes. La Europa que echa de menos a Clinton -véase cualquier editorial en The Guardian , Le Monde, La Repubblica o El País-- puede unirse para rechazar a Bush. En segundo lugar está el espectáculo. La opinión pública estaba bien preparada para la Guerra de los Balcanes debido a la masiva cobertura de la prensa y de la televisión con respecto a las salvajadas étnicas que se estaban cometiendo en la región, que eran reales y -tras Rambouillet, en un grado considerable- míticas. Las incomparablemente mayores matanzas de Ruanda, donde los Estados Unidos, por temor a que los medios de comunicación dejasen de informar sobre Bosnia, bloquearon la intervención durante el mismo período, fueron totalmente ignoradas. El sitio de Sarajevo, retransmitido con todo detalle, horrorizó a millones de personas. La destrucción de Grozny, que sucedió fuera de campo, apenas provocó un encogimiento de hombros. Clinton la llamó liberación y Blair se apresuró a felicitar a Putin por las elecciones que ganó por tal motivo. En Irak, la grave situación de los kurdos fue ampliamente televisada después de la guerra del Golfo, lo cual movilizó a la opinión pública a favor de la creación de un protectorado angloestadounidense, sin necesidad de una autorización de las Naciones Unidas. Pero hoy, por mucho que Washington o Londres declamen las atrocidades de Sadam Husein, por no hablar de sus armas de destrucción masiva, son invisibles a todos los efectos prácticos para el espectador europeo. Las sesiones de diapositivas de Powell en el Consejo de Seguridad no tienen parangón con las imágenes de Bernard-Henri Lévy o de Michael Ignatieff vibrando ante el micrófono. A falta de imágenes, la liberación de Bagdad deja fría la imaginación de los europeos. En tercer lugar, quizás la razón más importante sea el miedo. Los bombardeos aéreos pudieron llevarse a cabo sobre Yugoslavia en 1996 y de manera continua sobre Irak a partir de 1991 sin ningún riesgo de represalias. ¿Qué podían hacer Milosevic o Sadam? Eran blancos fáciles. El atentado del 11 de septiembre alteró este sentimiento de seguridad. Fue de verdad un espectáculo inolvidable, diseñado para hipnotizar a Occidente. El objetivo de los ataques eran los Estados Unidos, no Europa. Si bien los estados europeos, con Gran Bretaña y Francia a la cabeza, participaron en la respuesta contra Afganistán, para sus poblaciones la guerra se desarrolló en un

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escenario remoto, y el telón se bajó con rapidez. La perspectiva de una invasión y de una ocupación de Irak, mucho más grande y más cercana, en el corazón de Oriente Próximo, donde la opinión pública europea observa con inquietud -pero sin hacer nada al respecto- que algo va mal en la tierra de Israel, es otra cosa. El espectro de la venganza por parte de grupos como Al Qaeda o similares en una nueva versión de la Guerra de los Balcanes ha enfriado a muchos ardientes partidarios del nuevo 'humanismo militar' de finales de los años noventa. Los serbios eran una bagatela: menos de ocho millones. Los árabes son doscientos ochenta millones y están más cerca de Europa que de los Estados Unidos, e incluso muchos de ellos en su interior. Ante la expedición a Bagdad, incluso los militantes leales del New Labour se preguntan ahora: ¿estáis seguros de que esta vez nos vamos a librar? Los grandes movimientos de masas no se deben juzgar con rígidas normas lógicas. Sean cuales sean sus motivos, las multitudes que han protestado contra una guerra en Irak son un latigazo contra los gobiernos que la promueven. En cualquier caso, había allí elementos demasiado jóvenes como para haberse comprometido a causa de los precedentes. Pero si el movimiento desea permanecer deberá desarrollarse más allá de las limitaciones del club de fans, de la política del espectáculo, de la ética del miedo. Porque la guerra, si tiene lugar, no se parecerá a Vietnam. Será corta y aguda y no hay ninguna garantía de que la justicia poética llegará después. Una simple oposición prudencial a la guerra no sobrevivirá al triunfo, y tampoco lo hará lo que se escriba a mano sobre su legalidad en una hoja de parra de las Naciones Unidas. Los diversos jueces y abogados que ahora ponen reparos a la campaña que se avecina harán las paces con sus comandantes bastante pronto, una vez que los ejércitos aliados se instalen en el Tigris y Kofi Annan pronuncie uno o dos discursos para hacer las paces, redactados por los 'negros' del Financial Times , sobre la distensión de la posguerra. La resistencia, si desea perdurar, deberá encontrar otros principios en qué basarse. Y puesto que los debates actuales invocan interminablemente a la 'comunidad internacional' y a las Naciones Unidas, como si fuesen un bálsamo contra la Administración Bush, deberán asimismo comenzar por ahí. He aquí algunas proposiciones telegráficas que podrían servir de alternativas: 1. No existe ninguna comunidad internacional. El término es un eufemismo de la hegemonía estadounidense. Se debe a la Administración el que algunos de sus funcionarios lo hayan abandonado. 2. Las Naciones Unidas no son un lugar de autoridad imparcial. Su estructura, dado el poder abrumador de las cinco naciones vencedoras de una guerra que tuvo lugar hace cincuenta años, es políticamente indefendible: comparable históricamente a la Santa Alianza de principios del siglo XIX, que también proclamó su misión de preservar la 'paz internacional 'en beneficio de la humanidad'. Mientras que estos poderes estuvieron divididos por la guerra fría, se neutralizaron unos a otros en el Consejo de Seguridad y la organización fue inofensiva. Pero ahora que la guerra fría se ha terminado, las Naciones Unidas se han convertido esencialmente en una pantalla para la voluntad estadounidense. Supuestamente dedicada a la causa de la paz internacional, la organización ha emprendido dos guerras importantes desde 1945 y no ha impedido ninguna. Sus resoluciones son sobre todo ejercicios de manipulación ideológica. Algunos de sus afiliados secundarios -la UNESCO, la Unctad y otros similares- hacen un buen trabajo y la Asamblea general es poco dañina. Pero no hay ninguna posibilidad de reformar el Consejo de Seguridad. El mundo estaría mucho mejor -sería un conjunto más honorable de estados iguales- sin su presencia. 3. El oligopolio nuclear de los cinco poderes vencedores de 1945 es igualmente indefendible. El Tratado de no proliferación nuclear es una burla de cualquier principio de igualdad o de justicia, pues quienes poseen las armas de destrucción masiva insisten en que todos, excepto ellos, se deshagan de ellas en beneficio de la humanidad. En el caso de que algunos estados reclamaran tales armas, serían los

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pequeños, no los grandes, ya que éstas compensarían el poder y la arrogancia de estos últimos. En la práctica, como era de esperar, estas armas están muy difundidas, y puesto que los grandes poderes se niegan a desechar las suyas, no hay ninguna razón para oponerse a que otros las posean. Kenneth Waltz, decano estadounidense de la teoría de las relaciones internacionales y una fuente impecablemente respetable, publicó hace mucho tiempo un tranquilo y detallado ensayo, que nunca ha sido refutado y que se titulaba 'The Spread of Nuclear Weapons: More May Be Better' [La proliferación de las armas nucleares: más puede ser mejor]. Es una lectura recomendable. La idea de que no se debe permitir que Irak o Corea del Norte posean tales armas, mientras que se puede perdonar que Israel o la Sudáfrica blanca sí las tengan, no tiene base lógica alguna. 4. Las anexiones de territorios -denominadas conquistas en un lenguaje más tradicional-, cuyo castigo es la justificación nominal del bloqueo impuesto por las Naciones Unidas a Irak, nunca atrajeron las iras de las Naciones Unidas cuando los conquistadores eran aliados de los Estados Unidos, sino únicamente cuando eran sus adversarios. Las fronteras de Israel, a pesar de las resoluciones de las Naciones Unidas de 1947, por no hablar de 1967, son el producto de conquistas. Turquía se apoderó de dos quintas partes de Chipre, Indonesia de Timor oriental y Marruecos del Sahara Occidental, sin que nadie temblara en el Consejo de Seguridad. Los detalles legales importan sólo cuando los intereses de los enemigos están en juego. En lo que respecta a Irak, las agresiones excepcionales del régimen baath son un mito, tal como John Mearsheimer y Stephen Walt -a quienes difícilmente se los puede tachar de radicales incendiarios- han demostrado recientemente con detalle en su reciente ensayo publicado en Foreign Policy. 5. El terrorismo, tal como lo practica Al Qaeda, no es una amenaza seria para el statu quo en ninguna parte. El éxito espectacular del ataque del 11 de septiembre se basó en la sorpresa -incluso la del cuarto avión- y es imposible de repetir. Si Al Qaeda hubiera sido una organización fuerte, habría descargado sus golpes en los estados clientes de Estados Unidos en Oriente Próximo, donde el derrocamiento de un régimen significaría una diferencia política, más que en los Estados Unidos, donde sólo hizo el efecto de un pinchazo. Tal como han señalado Olivier Roy y Gilles Keppel, las dos mejores autoridades en el campo de islamismo contemporáneo, Al Qaeda es el remanente aislado de un movimiento de masas del fundamentalismo musulmán, cuya utilización del terror es el síntoma de su debilidad y de su derrota, el equivalente islámico de la Facción del Ejército Rojo o de las Brigadas Rojas que surgieron en Alemania y Italia una vez que los grandes levantamientos de estudiante de finales de los años sesenta se hubieran desvanecido, y que fueron fácilmente reprimidos por el estado. La total incapacidad de Al Qaeda para organizar un solo atentado mientras que sus bases estaban siendo destruidas y sus mandos aniquilados en Afganistán, habla mucho sobre su debilidad. De formas diferentes, la evocación del espectro de una conspiración enorme y mortal, capaz de golpear en cualquier momento, le hace el juego tanto a la Administración como a la oposición del Partido Demócrata, pero es un invento que tiene poco que ver de una u otra manera con Irak, que ni tiene hoy conexiones con Al Qaeda ni probablemente podrá hacer que la organización reviva si cae mañana. 6. Las tiranías o el abuso de los derechos humanos, que ahora se utilizan para justificar intervenciones militares -pasando por encima de la soberanía nacional en nombre de valores humanitarios- son otra cosa que las Naciones Unidas también utilizan con criterios no menos selectivos. El régimen iraquí es una dictadura brutal, pero hasta que atacó a uno de los peones estadounidenses en el Golfo había sido armado y financiado por Occidente. Su historial es menos sangriento que el del régimen indonesio, que durante tres décadas fue el pilar principal de Occidente en el sudeste asiático. La tortura era legal en Israel hasta ayer, abiertamente aceptada por el Tribunal Supremo. A diferencia de Irak, Turquía, reciente candidata a la entrada en

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la Unión Europea, ni siquiera tolera la lengua de sus kurdos y, en calidad de buen miembro de la OTAN, tortura y encarcela sin obstáculo alguno. En cuanto a la 'justicia internacional', la farsa del Tribunal de la Haya sobre Yugoslavia, puesto que la OTAN es juez y parte, se amplificará con el Tribunal Penal Internacional, en el que el Consejo de Seguridad puede prohibir o suspender cualquier acción que no le guste (es decir, que irrite a sus miembros permanentes).Además, se invita a compañías privadas o millonarias -Walmart o Dow Chemicals, Hinduja o Fayed, pongamos por caso- a financiar investigaciones (Artículos 16 y 116). Sadam, en caso de que lo capturen, seguramente será juzgado por este augusto tribunal. ¿Alguien se imagina que Sharon o Putin o Mubarak alguna vez lo serán? ¿Cuáles son las conclusiones? Simplemente éstas: maullar sobre la locura de Blair o la crudeza de Bush sólo sirve para salvar los muebles. Los argumentos contra la guerra inminente serían más creíbles si se centrasen en la estructura anterior al tratamiento especial que las Naciones Unidas le otorgaban a Irak, en vez de ocuparse de la cuestión secundaria de si hay que seguir estrangulando despacio el país o bien sacarlo rápidamente de su miseria.

¿QUÉ ES LO QUE MOTIVA A PERRY? James Petras Perry Anderson ha escrito una polémica crítica de los argumentos de los sectores liberales del movimiento pacifista. Su crítica del apoyo a las Naciones Unidas y en particular al Consejo de Seguridad y al Tratado de no proliferación nuclear está bien argumentada, si bien peca de unilateral. Aparte de sus perspicaces reproches al campo pacifista liberal, el resto de su polémica adolece de profundos y penetrantes fallos teóricos, de conceptualización y de realidad. En primer lugar, Anderson hace caso omiso de la compleja y plural coalición que vincula a antiimperialistas radicales con pacifistas y con liberales religiosos y seglares. La discusión que hace Anderson de los preparativos estadounidenses para la guerra carece de cualquier alusión a un marco teórico digno de este nombre. Su vaga y escueta mención de la 'hegemonía' estadounidense no funciona. Su reticencia a la hora de discutir (o incluso de mencionar) el imperialismo estadounidense y las especificidades de su elite gobernante excluye cualquier comprensión del contexto, de la radicalización y del crecimiento del movimiento pacifista y, en particular, de su poderosa vertiente antiimperialista. Anderson se limita al debate entre conservadores y liberales, que son tanto probélicos como pacifistas y, a continuación, inserta el movimiento pacifista de masas dentro de estos estrechos límites. La idea que tiene Anderson del movimiento pacifista está distorsionada por la lectura del London Times o del Los Angeles Times o por los chismorreos de Beverly Hills. El movimiento pacifista es una superación de los sectores radicales del movimiento antiglobalizador, para ser más precisos de su ala anticapitalista. En segundo lugar, un sector mayoritario del movimiento pacifista (sobre todo fuera de la órbita angloestadounidense) se opone a la guerra con independencia de cualquier decisión de las Naciones Unidas, lo cual demuestra su posición crítica con respecto al comportamiento pasado y presente de las Naciones Unidas. En tercer lugar, en muchos países, incluidos Inglaterra, Turquía, Italia y Francia, los trabajadores han iniciado acciones directas -huelgas- o han amenazado con otras acciones para oponerse a la naturaleza imperialista de la guerra. En el norte de Italia los sindicalistas y los activistas pacifistas han bloqueado vías férreas que se utilizan para transportar convoyes cargados de armas. El 14 de marzo, millones de trabajadores

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españoles organizaron una huelga general contra los preparativos de la guerra. La fláccida discusión de Anderson sobre los motivos que mueven al creciente movimiento pacifista es una caricatura del movimiento, más cercana a Paul Wolfowitz que a las explicaciones dadas por los propios participantes. Según Anderson, la oposición se basa en la hostilidad cultural hacia los republicanos, en los defectos de la campaña de propaganda ('espectáculo') de los medios de comunicación adictos a Bush y en el 'miedo'. Las principales consignas que se gritan en las manifestaciones de todo el mundo son 'No cambiemos sangre por petróleo', 'Petróleo = Guerra' y otras muchas variantes del mismo tema, que reflejan la oposición a la guerra que promueve Washington para quedarse con el petróleo de Irak. Estos eslóganes reflejan un razonamiento coherente, lógico y exacto, que vincula una guerra imperial con la búsqueda del control de una materia prima estratégica. Anderson subestima la repugnancia popular hacia el asesinato en masa, así como la convicción que tienen los movimientos pacifistas de que millones de iraquíes serán asesinados, heridos o desplazados. La opinión popular de las masas ha sido capaz de ver a través de la campaña de propaganda sin precedentes, masiva y homogénea de Bush, Blair, Aznar, Berlusconi y otros. En vez de reconocer una nueva conciencia crítica pública, Anderson le reprocha a Bush el que no haya emprendido una campaña de propaganda mas agresiva y eficaz. Al parecer, Anderson olvida que sólo pueden proyectar sus imágenes de propaganda durante 24 horas por día. La cuestión del miedo a la venganza es un factor que influye en el auge del movimiento pacifista, pero esta inquietud psicológica está ligada tanto a los sentimientos pacifistas como a los favorables a la guerra. Las razones que encaminan la condición psicológica hacia una dirección particular -a oponerse a los Estados Unidos como agresor- son factores políticos, sociales y económicos, el reconocimiento de que Washington ha falsificado los datos que justifican la guerra, de que no hay ninguna prueba de que existan amenazas creíbles provenientes de Irak y la sensación de que los Estados Unidos son la auténtica amenaza terrorista. Ésta es la cuestión en la mayor parte de los países, en particular fuera del mundo anglosajón. En Corea del Sur, según encuestas recientes, la mayor parte de la población, tres de cada cuatro coreanos, considera que los Estados Unidos son una amenaza mayor que Corea del Norte. En lo que seguramente será considerado como el argumento logicodeductivo más absurdo sobre el movimiento pacifista, Anderson aduce que 'en cuestiones de principios, la posición de la Administración Bush contra sus críticos es inatacable'. Conforme uno lee con detenimiento el resumen que hace Anderson de las asunciones en que se basan tales 'principios' , advierte que no logra explicar en detalle el principio bushiano de la guerra permanente sobre la base de una conspiración planetaria internacional mundial hoy vigente en 60 países, la doctrina de las guerras preventivas, las múltiples guerras en Oriente Próximo y la ilógica posición de apoyar los principios de las Naciones Unidas y de anularlos en la práctica. Si no fuera por lo mucho que está en juego, resultaría divertido leer la enérgica presentación que hace Anderson de la guerra 'de principios' de la Administración Bush y su disparatado resumen de la ilógica e incoherente discusión de la posición pacifista liberal. En sus esfuerzos por desacreditar los argumentos liberales pacifistas, sin querer -o bien deliberadamente- intenta abrir una brecha entre la coalición plural que se opone la guerra. Para lograrlo, su principal arma consiste en un ataque general contra las Naciones Unidas, el Consejo de Seguridad y la 'comunidad internacional' como simples instrumentos de la 'hegemonía' estadounidense. Las generalidades de Anderson contienen verdades a medias, carecen de cualquier sentido táctico político y de estrategia y están desprovistas de cualquier idea sobre cómo sobrepasar el movimiento pacifista más allá de algunas declaraciones poco pertinentes.

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El punto de partida es la incapacidad de Anderson para entender el comportamiento político de las Naciones Unidas durante el medio siglo que acaba de transcurrir. Mientras que los Estados Unidos dominaron las Naciones Unidas durante los años cincuenta y sesenta, en los setenta se cambiaron las tornas y los Estados Unidos quedaron en minoría frente a las exigencias de un Nuevo Orden Internacional. Los Estados Unidos tuvieron que recurrir a su veto para bloquear resoluciones que afectaban al socio especial de Washington, Israel. Durante los años noventa, la influencia de los Estados Unidos en las Naciones Unidas alcanzó su punto máximo, que ha declinado conforme se acercaba la segunda Guerra del Golfo. No cabe duda de que los Estados Unidos son un poderoso país imperialista con vocación para la conquista (no para la hegemonía), pero Anderson hace caso omiso de que, hoy, Washington encuentra oposición en su camino y amenaza con actuar con independencia de las Naciones Unidas. ¿Cuál es la fuente de este conflicto, rivalidades interimperialistas, elites gobernantes diferentes? Nunca llegamos a averiguarlo, porque Anderson, con su lógica sublime, ignora totalmente estas cuestiones y, lo que es peor, no llega a ver que los conflictos interelititistas son una condición importante para el avance antiimperialista en ciertas circunstancias. Los treinta millones de activistas pacifistas incluyen a gente que todavía cree en las Naciones Unidas, que confían en Chirac y en una resolución de las Naciones Unidas. ¿Acaso debería la izquierda romper con ellos y debilitar el movimiento o bien debería trabajar junto a ellos, presentar sus propios argumentos antiimperialistas y profundizar el conocimiento popular de las causas sistémicas de la guerra? Está claro que los revolucionarios y los antiimperialistas reformistas han escogido correctamente el segundo camino, y con mucho éxito, tanto desde el punto de vista cualitativo como cuantitativo. El movimiento pacifista se está radicalizando, crece por millones conforme se acerca la guerra y ha llevado a los aliados burgueses e imperiales hacia una oposición temporal. Incluso si las Naciones Unidas estuviesen totalmente dominadas, tal como afirma Anderson, han servido de foro para plantear cuestiones fundamentales y para obligar a los Estados Unidos a exhibir su lado más oscuro: el chantaje político, las amenazas violentas, la corrupción económica y el crudo espionaje de representantes de las Naciones Unidas, lo cual no sólo ha afectado desfavorablemente la imagen de los Estados Unidos, sino que también ha sacado a la luz los límites de las Naciones Unidas y del Consejo de Seguridad. Las apelaciones a las Naciones Unidas son demandas de transición, que unen la actual conciencia moderada antibelicista con una perspectiva antiimperialista más radical, siempre que la izquierda no renuncie a su posición de principios. La alternativa de Anderson al movimiento pacifista antiimperialista consiste en abolir el Consejo de Seguridad y en estudiar las pasadas relaciones de las Naciones Unidas con Irak, lo cual es algo que carece de importancia frente a un movimiento pacifista de masas correctamente centrado en el papel del régimen imperial de Washington y en sus actuales proyecciones militares en Oriente Próximo, un movimiento que pretende profundizar y explotar las 'ilógicas' y 'contradictorias' posiciones adoptadas por las clases rivales dominantes y sembrar la conciencia antiimperialista entre los mil millones de oponentes a la guerra.

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22 de marzo de 2003

Guerra Genocida: Lecciones para el futuro. James Petras Traducido para Rebelión por Juan Antonio Julián Rebelión Irak es en estos momentos un infierno. Mientras miles de millones de personas de todo el mundo observan lo que está sucediendo, millones de irakís se agolpan en refugios destruidos, mercados, hospitales y escuelas, irradiados por las nuevas armas de destrucción masiva, abrasados con napalm, volatilizados con bombas gigantes de 9.5 toneladas. Entretanto, se oye la voz de muerte de Donald Rumsfeld declarando a los periodistas: "Pónganlo como quieran, pero hemos destruido a Sadam Husein". Los Estados Unidos han destruido las Naciones Unidas como organización internacional para la resolución pacífica de conflictos, pero no sólo por medio del genocidio en Irak. Los Estados Unidos no han estado solos, han contado con el apoyo de sus sátrapas de Gran Bretaña, España, Australia y algunas otras concubinas de América Central, así como por los hasta ahora respetables y civilizados regímenes de Dinamarca y Países Bajos. Las tropas y las fuerzas aéreas y navales que lanzan las armas de destrucción masiva estaban basadas en su mayor parte en países árabes y musulmanes: Bahrain, Jordania, Kuwait, Omán, Qatar, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y Turquía. Regímenes venales, que, temerosos de sus propios pueblos, prefieren ser un feudo del Imperio. Los nuevos satélites de Estados Unidos en Europa Oriental – la República Checa, Bulgaria, Hungría, Eslovaquia, Rumania— han sido cómplices conscientes y sus corruptos líderes han negociado la sangre iraquí por promesas de préstamos. Al evaluar la razón del fracaso de las Naciones Unidas para impedir el genocidio provocado por los Estados Unidos, su fracaso mayor, debemos darnos cuenta de que dicho genocidio ha sido el último golpe, no el primero. Las primeras grietas en el edificio de las Naciones Unidas aparecieron con su tolerancia de las intervenciones militares unilaterales norteamericanas en Panamá y Grenada, pequeños países marginales sin duda, en los que los EE UU sacaron en conclusión que podían invadir con total impunidad. De la primera guerra del Golfo, Washington concluyó que podía utilizar la máxima fuerza militar para subyugar a una nación y prolongar su sufrimiento como ejemplo para todo el mundo. Los europeos, los japoneses y la mayor parte de los regímenes árabes dieron su aquiescencia y colaboraron decididamente, incitando a los señores de la guerra civiles estadounidenses y a los ideólogos de hoy a elaborar, ya a partir de 1992, documentos que describen la dominación mundial. El asalto norteamericano a Yugoslavia, la limpieza étnica realizada por los gángsteres albaneses promovida por el presidente Clinton –y apoyada por Bernard Kouchner, socialista francés, y Javier Solana, socialista español portavoz de la OTAN— reforzaron el convencimiento de Washington de su destino como muñidor de naciones clientes en Europa, a su imagen y semejanza. Luego llegó el momento de Afganistán, con sus bombardeos terroristas masivos, su intervención militar unilateral al margen de todo debate en los Estados Unidos o en la OTAN, aprobada por las potencias europeas y los regímenes musulmanes --una asamblea de jeques-playboys--, monarcas absolutistas, ex comunistas tratantes de blancas y elegantes diplomáticos de Europa Occidental. A los ojos de Washington, la construcción del Imperio implica una división del trabajo: Estados Unidos interviene unilateralmente, nombra un nuevo régimen títere basado en una alianza de criminales, jefes de tribu y señores de la guerra de diferentes etnias, se apodera de los grandes contratos de reconstrucción en beneficio de sus transnacionales, y se hace con el control de todo tipo de recursos estratégicos o rutas de transporte, y a continuación solicita a Europa que envíe fuerzas militares de policía del nuevo régimen cliente, que limpie los restos del destrozo y financie la ayuda

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humanitaria. El fracaso en impedir la intervención militar unilateral estadounidense en Irak tiene sus antecedentes en anteriores fracasos de la ONU y en el acomodo de Europa a la conquista imperial norteamericana. Consideraban que cada nueva conquista constituía un acontecimiento único que no iba a afectar a sus intereses. Si bien es cierto que los señores de la guerra civiles estadounidenses diseñaron y promovieron la doctrina de dominación mundial, el apaciguamiento, la indulgencia y la complicidad europeos que condujeron a la invasión de Irak facilitaron la realización de ese sueño imperial. Hasta el mismo día de la invasión norteamericana, los europeos y los inspectores de la ONU facilitaron la conquista de los hombres de Washington. Todos los miembros del Consejo de Seguridad estuvieron de acuerdo en que las armas defensivas de Irak constituían la principal amenaza a la paz mundial, y no la masiva y continua acumulación norteamericana de armas de destrucción masiva en Oriente Medio, sus declaraciones de intenciones de destrozar Irak, y su apoyo a la masacre de palestinos por parte de Israel. Las Naciones Unidas desarmaron a Irak e ignoraron los preparativos militares estadounidenses. El jefe de inspectores, Blix, insistió en forzar a Irak a destruir armas que eran claramente defensivas. Después del ataque, Blix mismo ha admitido que los EE UU nunca estuvieron interesados en las inspecciones, y que se sentían decepcionados cuando los irakís colaboraban con los inspectores, arrebatándoles así un pretexto para la invasión. Kofi Annan presidió el embargo de bienes esenciales para el pueblo iraquí e instó a los inspectores a identificar todos los centros de importancia militar estratégica de Irak. Toda esta información se transmitió a los miembros del Consejo de Seguridad, proporcionando con ello valiosos datos a los estrategas militares estadounidenses empeñados en una rápida conquista de Irak en unas pocas semanas. Si bien la intención de las Naciones Unidas y la mayoría de miembros del Consejo de Seguridad puede haber sido la de cuestionar las tácticas imperiales de EE UU y promover soluciones diplomáticas, su promoción del desarme unilateral iraquí sólo consiguió enardecer a los más agresivos de entre los estrategas estadounidenses que elaboran las políticas de ese país, que estimaban que un Irak debilitado era un blanco más fácil, que provocaría menos bajas estadounidenses, y que ofrecería mayores oportunidades de despedazar el país en una serie de mini feudos dirigidos por un general de EE UU. La única vía verdadera hacia la paz pudo haber sido un plan de paz de la ONU que incluyera el desame mutuo de armas de destrucción masiva en Oriente Medio. Pero en ninguna de sus sesiones se mencionó siquiera un plan de este tipo, por cuanto implicaba que los miembros del Consejo de Seguridad en la oposición realizasen una evaluación crítica de su pasado apoyo a las conquistas militares de EE UU. En el último momento, la ONU se opuso al genocidio norteamericano, pero para entonces el genio ya se había escapado de la botella, se había permitido a Israel asesinar impunemente, y se había ignorado la lógica imperialista de guerra y dominación mundial. ¿Y ahora, qué? La comprensión más profunda y cabal de esta guerra estadounidense se halla en los millones de personas que se manifiestan en las calles, no en los pérfidos pasillos de unas impotentes Naciones Unidas. Las redes internacionales emergentes están creando unas nuevas "naciones unidas" desde abajo, sin apaciguadores, cómplices y diplomáticos que debaten sobre la paz de los cementerios. Los cientos de millones de personas en todo el mundo que se vuelven hacia sus propios líderes: activistas sindicales, pacifistas, líderes religiosos progresistas y líderes comunitarios. Es decir, ciudadanos corrientes. Algunos países están aprendiendo la lección de que la debilidad militar sólo es un incentivo para la agresión norteamericana. Irán, según los representantes de Israel en la Casa Blanca, Wolfowitz, Feith y Perle, es el nuevo blanco de una "guerra preventiva". Esperemos que Irán y el resto del mundo aprendan la lección de Irak y el fracaso de las Naciones Unidas: la solidaridad internacional y la disuasión militan pueden elevar los costes de la guerra más allá de los cálculos de los mercaderes de guerras de Washington.

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2 de abril de 2003

Ayuda humanitaria y medios de comunicación

Guerra total: Resistencia

James Petras Rebelión A medida que se prolonga la guerra contra Irak, que crece la resistencia iraquí civil y militar, que los ataques de la guerrilla y las milicias se hacen más audaces, y que las bajas británico-estadounidenses aumentan y las líneas de suministro pierden consistencia, el mando civil y militar estadounidense desarrolla su escalada bélica. De una ofensiva rápida basada en las fuerzas terrestres, ideada por Donald Rumsfeld, se pasa a la campaña de bombardeos aéreos sostenidos desarrollada durante la primera guerra del Golfo y conocida como "doctrina Powell". El bombardeo terrorista de blancos civiles se ha hecho rutinario y sus objetivos son las grandes concentraciones de civiles, especialmente a la luz del día, y los populosos mercados. Se ordena al ejército realizar misiones de "búsqueda y destrucción" (search and destroy), de infame recuerdo en Vietnam, centradas en la localización y destrucción de hogares, escuelas, hospitales y de cualquier habitante de zonas en las que se sospeche que puedan albergarse "fuerzas enemigas". En un país en el que se ha demostrado que más del 90% de la población es hostil a la invasión norteamericana, la política de "búsqueda y destrucción" hace explícita la naturaleza genocida de la guerra. Las consecuencias del bombardeo británico-estadounidense de blancos civiles desde el aire serán más atentados con coches bomba iraquíes en tierra. La guerra total de los EE UU contra la decidida resistencia de todo el pueblo iraquí ha convertido este conflicto en una "guerra popular" internacional contra la conquista imperialista. Su expresión más llamativa es el resurgimiento masivo de la solidaridad panárabe en todo el mundo árabe, y más allá de éste. Desde los días del líder egipcio Gamal Abdel Nasser no había habido tantos millones de ciudadanos árabes en las calles, expresando su solidaridad e inspirándose en la heroica resistencia popular iraquí. El surgimiento de este panarabismo ha producido un profundo movimiento democratizador de las naciones árabes: han surgido en toda la región emisoras independientes de televisión, y periódicos semioficiales egipcios y de otros países se han desvinculado de los gobiernos y han denunciado la agresión norteamericana y a los gobiernos colaboradores árabes. El plan imperial de George Bush de colonización del Oriente Próximo ha tenido el efecto opuesto: el poderoso, creciente e independiente movimiento panárabe amenaza con cimentar una vibrante sociedad civil, compuesta de ciudadanos antiimperialistas activos y capaces de derrocar a sus corruptos regímenes pro estadounidenses y cerrar las bases militares norteamericanas. A medida que se extiende y profundiza el movimiento panárabe, los gobiernos árabes clientes de Washington y aliados encubiertos suyos comienzan a sufrir divisiones. Siria permite la entrada de alimentos y armas ligeras en Irak; Jordania, Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos, amenazados por protestas masivas y por la hostilidad activa de toda su población, reprimen y retroceden. Miles de voluntarios árabes, exilados y emigrantes iraquíes, y ciudadanos no iraquíes forman brigadas internacionales y cruzan las fronteras para unirse a la resistencia iraquí. En los países occidentales, a medida que los movimientos masivos manifiestan su oposición a gran escala, los enfrentamientos cotidianos y la desobediencia civil, la división comienza a manifestarse entre las élites gobernantes. En Gran Bretaña, el ex ministro laborista de Asuntos Exteriores Robin Cook ha presentado su dimisión; en España, uno de los protectores políticos más antiguos de Aznar, Félix Pastor Ridruejo, rompe con el Gobierno, y le sigue un buen número de cargos locales; en los EE UU, el sólido apoyo a la guerra de los líderes religiosos y las organizaciones judías se cuartea, y los

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judíos contrarios a la guerra cuestionan las posiciones de los principales mecenas del grupo de Bush y del influyente lobby judío que lo apoya. El 27 de marzo, un grupo de líderes de negocios formado por europeos y norteamericanos, reunido en Bruselas, denunció el unilateralismo de EE UU y sometieron a Alan Larson, alto asesor económico de Colin Powell, a un severo interrogatorio en el European Policy Center. Los líderes empresariales europeos se sentían particularmente ofendidos por la decisión de otorgar a empresas estadounidenses los jugosos contratos multimillonarios de reconstrucción de Irak y excluir de los mismos a las empresas europeas. Incluso empresarios norteamericanos se unieron a las críticas, quejándose de que solo se habían seleccionado empresas pertenecientes a la camarilla del vicepresidente Cheney y del secretario de Defensa, Rumsfeld. Mientras las élites empresariales occidentales se disputan los despojos de la guerra, los gobiernos europeos opuestos a la guerra unilateral estadounidense han vuelto, parcialmente, a su posición subalterna. El 27 de marzo, Francia, Alemania y Bélgica se unieron a otros 22 países en el rechazo a una moción de convocatoria de una sesión especial del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, con el fin de examinar la situación humanitaria y de derechos humanos del pueblo de Irak bajo el salvaje ataque de las fuerzas de EE UU. En la Asamblea General y el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas no se adoptó ninguna resolución concreta de condena sobre el homicidio de civiles iraquíes, a pesar de las demandas de 80 representantes nacionales, el primer día de sesiones. Mientras millones de personas fuera de la ONU condenan la guerra, la ONU guarda silencio, lo cual demuestra que la lucha contra la guerra es básicamente un asunto extraparlamentario. El giro a la derecha del gobierno francés es totalmente evidente en lo relativo a la cuestión de la ayuda humanitaria. El 27 de marzo, Dominique de Villepin, ministro de Asuntos Exteriores, pidió una rápida reanudación del programa de las Naciones Unidas de "petróleo por alimentos", con el fin de proporcionar ayuda humanitaria a Irak, y añadió que los EE UU podrían administrar un Irak ocupado "bajo el paraguas legitimador de la ONU". Afirmó que la ONU debería aprobar, aunque no las gestionase, las operaciones humanitarias en el Irak de la posguerra. Resulta evidente que los gobiernos europeos aceptan la conquista de Irak, si bien esperan poder asegurarse una parte de sus riquezas en petróleo tras haber hecho ostentación de su oposición. A primera vista, el asunto de la ayuda humanitaria parece sencillo; se trata de proporcionar alimentos, agua y cobijo a 23 millones de iraquíes cuyos medios de vida, y sus propias vidas, han sido destruidas por la guerra de EE UU. Sin embargo, las políticas de la ayuda humanitaria tienen un alcance mucho mayor y plantean varias preguntas fundamentales. Por ejemplo, si la ayuda humanitaria ha de ser un instrumento de guerra y conquista o bien una ayuda a las víctimas de una guerra criminal. O si la ayuda humanitaria es realmente una ayuda. Y también, quién ha de administrarla y cuál será el destino final de la ayuda y en qué condiciones se distribuirá. En primer lugar, no es realmente una "ayuda". Su origen son los ingresos que proporciona la explotación y venta del crudo iraquí que ha sido confiscado por la ONU y los EE UU. No es aceptable calificar de acto "humanitario" lo que no es sino la devolución de una parte de la riqueza robada a un país victimizado. La ayuda humanitaria durante y después de la guerra solo está destinada a los territorios ocupados por los EE UU, y se les ofrece a las ciudades controladas por los iraquíes a condición de que se rindan. Eso no es ayuda, es chantaje. En las actuales circunstancias, la ayuda humanitaria forma parte de la estrategia de sitio de los EE UU: matar de hambre y bombas a la población civil. El cerco militar y el bombardeo de mercados e instalaciones depuradoras provoca hambre, sed y la muerte lenta de millones de personas. La ayuda humanitaria es pues un modo de quebrar la resistencia de los sectores más vulnerables y debilitados de la población. En la posguerra, la ayuda humanitaria será un medio de legitimación de lo que Villepin llama la "solidaridad transatlántica" y del dominio colonial de EE UU. Una auténtica política de ayuda humanitaria debería incluir contribuciones de la ONU, además del

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programa de "petróleo por alimentos"; debería incluir un alto el fuego que permitiera que la ayuda humanitaria llegase a la población civil, especialmente a la población cercada en pueblos y ciudades. La ayuda humanitaria debería entregarse a los funcionarios iraquíes, la Media Luna Roja y las organizaciones de la sociedad civil para su distribución, y no debería ir "etiquetada" con fines propagandísticos. Bush ha aprobado la iniciativa de la ONU en materia de ayuda humanitaria, pero la ONU no se ha puesto en contacto con ninguno de los programas que se ocupan de las víctimas en las ciudades controladas por la resistencia iraquí. Una de las razones principales de que el asunto de la ayuda humanitaria no se comprenda cabalmente se debe al papel que desempeñan los controlados medios de comunicación británico-estadounidenses, y sus equivalentes europeos, japoneses y latinoamericanos. La clave que permite comprender el papel de dichos medios en la guerra de propaganda es el análisis de lo que Washington llama "periodistas incrustados" (embedded reporters), es decir, profesionales integrados en las unidades británico-estadounidenses que atacan las ciudades iraquíes, y que están sujetos a la censura del mando militar. A los periodistas independientes que trabajan por cuenta propia no se les permite acompañar a las fuerzas invasoras. El resultado es la exclusión de toda información relativa a las matanzas perpetradas por las fuerzas estadounidenses y de las fotos de civiles mutilados y muertos en las calles y hospitales de Bagdad y Basora. Lo que se publica es propaganda británico-estadounidense: noticias de inexistentes ciudades capturadas; levantamientos populares que no han tenido lugar, como el supuesto de Basora; y niños iraquíes que reciben dulces de manos de los soldados estadounidenses. El Daily Mirror, de Londres, fue el único diario británico o estadounidense que publicó la foto de dos soldados iraquíes decapitados, junto a una bandera blanca de rendición desgarrada, mientras soldados "aliados" observaban a sus víctimas. Los militares estadounidenses celebran el éxito de los "periodistas incrustados", que refuerzan la fe de los que están a favor de la guerra en EE UU y Gran Bretaña, y cuyos "reportajes en directo desde la zona de guerra" son utilizados como propaganda destinada a convencer a los indecisos sobre la "autenticidad" de la guerra... tal como la entienden los generales conquistadores y los oficiales con mando de tropa. Estos medios de comunicación amplifican y difunden la propaganda de Bush/Blair sobre malos tratos a los prisioneros entrevistados en la televisión iraquí, olvidando los miles de prisioneros afganos y árabes que murieron sofocados y fueron asesinados en contenedores metálicos tras su rendición a las fuerzas de EE UU y la Alianza del Norte, o a los cientos de prisioneros que mantienen en Guantánamo esposados, con los ojos vendados y recluidos en jaulas. Los periodistas que acompañan a las unidades repiten como cotorras la propaganda estadounidense sobre prisioneros maltratados, pero callan todo sobre las recientes órdenes de "búsqueda y destrucción", que tienen por blanco los civiles iraquíes, y las de "no hacer prisioneros". La noción de "periodistas incrustados" –es decir, la incorporación formal de los periodistas como parte integrante de la maquinaria de propaganda militar— representa un ataque a la libertad de presa en las sociedades de EE UU y el Reino Unido. La guerra imperialista ha encontrado en Irak una resistencia masiva, y los costes políticos y económicos de la guerra han incrementado la oposición interior a la misma. El presidente Bush declara que la guerra continuará indefinidamente y los señores de la guerra estadounidenses admiten que no hay un final próximo a la vista. Los gobiernos de España y Gran Bretaña sufren un aislamiento terrible en sus propios países. Algunos de los medios de comunicación favorables a la guerra se pasan a la oposición (El País, en España; el Daily Mirror, en Gran Bretaña; y hasta, por primera vez, el New York Times ha publicado algunos artículos críticos). Sin embargo, la guerra está poniendo de manifiesto el aumento del autoritarismo en los países que apoyan a EE UU. Los medios ignoran a la gran mayoría de los ciudadanos que están contra la guerra, y Bush limita sus apariciones en público a las bases militares. Los aliados euroamericanos se reúnen en una remota isla del Atlántico, temerosos del rechazo masivo de la población. Las decisiones se adoptan en el seno de camarillas de

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confianza y se excluye a los parlamentarios, las cámaras de diputados y la sociedad civil. El espacio civil se militariza. A medida que la resistencia iraquí continúa y que la campaña terrestre se encalla; a medida que la oposición nacional crece y el panarabismo cobra vida, los extremistas descontrolados de la Casa Blanca preparan una "solución final" --en consulta con los expertos militares israelíes sobre una solución como en Jenin— a base de la destrucción masiva con bulldozers, el uso de helicópteros artillados y bombardeos de saturación de toda la población de Bagdad. Sin embargo, la resistencia iraquí es mayor y tiene más armamento que los palestinos, y, además de contar con el apoyo de decenas de millones de manifestantes en Europa y América del Norte, cuentan con la "calle árabe", que ha comenzado a agitarse. ¿Qué va a llegar primero: la caída de Bagdad, el derrocamiento popular de los gobiernos clientes o el colapso de la democracia occidental? ¿Traerán las nuevas guerras nuevos movimientos revolucionarios? Luchemos contra aquéllas para hacer posibles éstos. 2003 es un año para vivir peligrosamente, un año de crímenes contra la humanidad y de resistencia heroica; es una ocasión de rechazar la guerra y ampliar nuestra solidaridad con el pueblo iraquí en ésta su hora de la verdad

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Manifiesto para un boicot económico global contra el imperio James Petras y Manuel Talens Por fin, con la predestinación inevitable de una tragedia griega, los guerreros homicidas de Washington han sembrado de muerte la tierra milenaria de Irak. Nada parece detenerlos en su sed de venganza, ni el enérgico antagonismo de algunos gobiernos europeos ni la oposición del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas ni, menos aún, el espectacular despliegue de manifestaciones pacifistas en todo el planeta. Se ha hablado mucho durante las últimas semanas del carácter ilegal de esta guerra obscena, que contraviene explícitamente el derecho internacional, pero tal argumento, por muy innegable que sea, sólo sirve para dejar al descubierto de manera expresa el principio histórico inamovible de que la gestión de los asuntos del mundo no se ha guiado nunca por la ley, sino por el poder del más fuerte. Lo demás, las sociedades de naciones, los tribunales internacionales, las declaraciones de derechos humanos, en suma, las bellas palabras, son sólo la retórica que envuelve la realidad con una cortina de humo, pues cada vez que se invocan tales principios para frenar acciones contrarias al bien común la respuesta es invariable: la violencia. Es un hecho conocido que los imperios nacen, florecen y terminan por declinar. Le sucedió a Roma, a España y a Inglaterra. Hoy, los Estados Unidos de América ocupan el lugar que éstos dejaron vacío. Su manera de gobernar no ha cambiado. Sí, en cambio, la retórica. Ahora ya no se trata de civilizar naciones salvajes ni de convertirlas a la fe de Dios, sino de imponerles a sangre y fuego su peculiar sentido de la democracia o liberarlas del dictador de turno, argucias que dejan como botín el control de recursos naturales ajenos que Washington necesita para sobrevivir. Con tales fines, el imperio actual se ha dotado del arsenal armamentista más descomunal de todos los tiempos y no duda en emplearlo cada vez que le conviene. La agresión contra Irak es el último ejemplo. Las armas, sin embargo, son sólo la vanguardia que desbroza el camino para que las tropas civiles avancen sin dificultad y ocupen posiciones estratégicas, ya que el objetivo final de este imperio no es la violencia en sí misma, sino el dominio absoluto de la economía global. Dichas tropas civiles son las compañías multinacionales estadounidenses –la industria ideológica de lo audiovisual, con Hollywood a la cabeza, ocupa un lugar especial–, más mortíferas a la larga que las bombas, pues producen poco a poco un insidioso cambio cultural en los países colonizados y los convierten en lacayos inconscientes y serviles del poder. Rebelión ya ha lanzado al ciberespacio la idea de un boicot económico global contra los Estados Unidos (www.rebelion.org/economia/030325boicot.htm ). Estas líneas nacen con la voluntad explícita de convertirse en el manifiesto de dicha idea y apelan a las gentes de bien –que son la mayoría de la humanidad– a boicotear de forma selectiva y en la medida de sus posibilidades los productos estadounidenses de carácter imperialista, desde los restaurantes de comida rápida a las bebidas en lata, desde las películas que difunden la propaganda imperial a los automóviles que enriquecen la industria de Detroit, desde las tarjetas de crédito a los electrodomésticos, desde las poderosas y dictatoriales discográficas a las petroleras que venden gasolina manchada de sangre. Los Estados Unidos obtienen un enorme porcentaje de beneficios en los mercados situados fuera de su territorio. A largo plazo, la mejor manera de hacer mella en su economía parasitaria y de contribuir a la paz consiste en negarse a comprar productos del imperio. El cambio en los hábitos de consumo no ha de ser circunstancial, sino mantenido, definitivo. A partir de ahora, les corresponde a los esforzados militantes antiimperialistas de cualquier cultura la difusión de este manifiesto, su traducción a las diversas lenguas, la elección cuidadosa de los productos estadounidenses

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considerados como objetivo de boicot y la difusión de la consigna por los cuatro puntos cardinales. ¡A trabajar, compañeros!

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04 abril 2003

Guerra total: Resistencia, ayuda humanitaria y medios masivos James Petras / LA JORNADA A medida que se prolonga la guerra contra Irak, que la resistencia civil y militar iraquí se intensifica, que los ataques de guerrilleros y milicianos se vuelven más audaces, que las bajas militares angloestadunidenses aumentan y las líneas de abastecimiento se vuelven más ralas, el comando civil-castrense de Estados Unidos incrementa la intensidad de la guerra y pasa de la ofensiva rápida terrestre promovida por Rumsfeld a la campaña aérea sostenida que se desarrolló durante la primera guerra del Golfo, a la "doctrina Powell". El bombardeo de civiles se ha vuelto rutinario, tomando como objetivo grandes concentraciones de civiles, en particular a la luz del día, y barrios de comercio. Las fuerzas militares reciben órdenes de llevar a cabo misiones de "búsqueda y destrucción", tristemente célebres en Vietnam, cuyo enfoque es localizar y destruir hogares civiles, escuelas, hospitales y a cualquier poblador de áreas en las que se sospecha que se refugian "fuerzas enemigas". En un país en el que se ha demostrado que más de 90 por ciento de la población es hostil a la invasión estadunidense, la política de "búsqueda y destrucción" hace explícita la naturaleza genocida de la guerra. Las consecuencias del bombardeo angloestadunidense de blancos civiles desde el aire significan más coches bombas iraquíes desde tierra. La guerra total de Estados Unidos contra la decidida resistencia de todo el pueblo iraquí ha convertido esto en una "guerra de la gente" de todas las naciones contra la conquista imperial. La expresión más impactante es el renacimiento masivo de la solidaridad en todo el mundo árabe y, por supuesto, más allá. Desde los días del líder egipcio Abdel Nasser no se habían visto tantos millones de ciudadanos árabes en las calles, expresando solidaridad y tomando inspiración de la heroica resistencia popular iraquí. El levantamiento panárabe ha conducido a un profundo movimiento hacia la democratización de las naciones árabes: por toda la región surgen nuevas estaciones independientes de televisión, los periódicos semioficiales en Egipto y en otras partes han roto con sus regímenes y denunciado la agresión estadunidense y a los regímenes colaboracionistas árabes. El plan de Bush de colonizar Medio Oriente se ha vuelto en su contra: el movimiento panárabe independiente, que gana cada vez más adeptos y poderío, amenaza con echar los cimientos de una vibrante sociedad civil, ciudadanos activamente antimperialistas capaces de derrocar a sus corruptos gobernantes pro estadunidenses y expulsar las bases militares del Pentágono. A medida que este movimiento panárabe se extiende y profundiza, los regímenes clientes de Washington y los aliados encubiertos comienzan a dividirse. Siria permite que fluyan alimentos y armas ligeras hacia Irak. Jordania, Saudiarabia y los estados del Golfo, al verse amenazados por las protestas masivas y la hostilidad activa de sus pueblos, rectifican y retroceden. Miles de voluntarios árabes, exiliados iraquíes, emigrantes y no iraquíes forman brigadas internacionales y cruzan las fronteras para unirse a la resistencia en Irak. En Occidente, a medida que los movimientos de masas llevan su oposición hasta los enfrentamientos en gran escala y la desobediencia civil, ocurren fracturas en las elites gubernamentales. En Inglaterra renuncia el ex ministro de Exteriores del Partido Laborista, Robin Cook; en España, el que fue durante años mentor político de Aznar rompe con el régimen junto con decenas de funcionarios locales. En Estados Unidos

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se resquebraja el sólido apoyo que brindaban a la guerra los líderes y organizaciones religiosas judíos, porque judíos opuestos a la guerra confrontan las posiciones de los recaudadores de aportaciones políticas y los influyentes judíos derechistas del régimen de Bush. El 27 de marzo, dirigentes empresariales europeo-estadunidenses reunidos en Bruselas denunciaron el unilateralismo estadunidense y sometieron a un severo interrogatorio a un importante asesor económico de Colin Powell en el Centro Europeo de Políticas. Los empresarios estaban particularmente indignados porque los contratos multimillonarios de posguerra para la reconstrucción de Irak se otorgaron a empresas estadunidenses y se excluyó a las europeas. Incluso las elites empresariales estadunidenses se quejaron de que sólo empresas cercanas a la camarilla de Cheney y Rumsfeld fueron escogidas. Mientras las elites empresariales de Occidente se disputan los despojos de la guerra, los regímenes europeos que se opusieron a la agresión unilateral de Washington han vuelto en parte a su posición subordinada. El 27 de marzo Francia, Alemania y Bélgica se unieron a otros 22 países para derrotar una moción dirigida a convocar a una sesión especial de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU en la cual se examinaría la situación humanitaria del pueblo iraquí sometido a la salvaje agresión de Washington. Ni en la Asamblea General ni en el Consejo de Seguridad se prevé la adopción de resoluciones que condenen la matanza imperialista de civiles iraquíes, pese a los 80 oradores que desfilaron en el primer día de sesiones. Mientras miles de millones de personas fuera de la ONU condenan la guerra, la organización guarda silencio. Esto demuestra que la lucha antibélica es esencialmente una batalla extraparlamentaria. El giro del régimen francés a la derecha es más evidente en las políticas de "ayuda humanitaria". El 27 de marzo Dominique de Villepin, ministro francés del Exterior, se manifestó por una rápida restauración del programa Petróleo por Alimentos de la ONU para dar ayuda humanitaria a Irak. Sostuvo que Estados Unidos podía administrar el Irak ocupado "bajo la sombrilla de la ONU para darle legitimidad". Afirmó que la ONU debería aprobar operaciones humanitarias en el Irak de posguerra, aunque no las administre. Está claro que los regímenes europeos aceptan la conquista estadunidense de Irak, pero tienen la esperanza de asegurarse parte de la riqueza petrolera después de haber expresado oposición a la guerra. En la superficie, el tema de la ayuda humanitaria parece sencillo: proporcionar alimentos, agua y refugio a 23 millones de iraquíes cuyas vidas y medios de subsistencia han sido destruidos por la guerra estadunidense. Pero las políticas de ayuda humanitaria van mucho más a fondo y plantean preguntas fundamentales. ¿Será la ayuda humanitaria un instrumento de guerra y conquista, o es un apoyo desinteresado a las víctimas de una guerra criminal? ¿La ayuda humanitaria es ayuda de verdad? ¿Quién la entregará, cuál es su destino y bajo qué condiciones? En primer lugar no es realmente "ayuda": la fuente de la "ayuda" se deriva de la explotación y venta del petróleo iraquí que ha sido confiscado por Estados Unidos y la ONU. Malamente puede ser un acto "humanitario" devolver una porción de la riqueza robada a un país victimado. La ayuda humanitaria durante la guerra y después de ella está destinada sólo a los territorios ocupados por Estados Unidos y se ofrece a las ciudades y pueblos controlados por el gobierno iraquí a condición de que se rindan. No es ayuda, sino chantaje. Bajo las circunstancias actuales la ayuda humanitaria es parte de la estrategia del sitio estadunidense: bombardear y matar de hambre a la población civil. El cerco militar y el bombardeo de zonas comerciales y fuentes de agua provocan hambre, sed y muerte lenta a millones de personas. La ayuda humanitaria se ofrece, pues, para destrozar la resistencia del sector más vulnerable y debilitado de la población. En el periodo de posguerra esta ayuda se utilizará para legitimar lo que De Villepin llama la "solidaridad trasatlántica" y el dominio imperial estadunidense. Una verdadera política de ayuda humanitaria incluiría contribuciones de la ONU: además del programa Petróleo por Alimentos, un cese del fuego para permitir el envío

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de ayuda a toda la población civil, en especial a la de pueblos y ciudades sitiados. La ayuda humanitaria debería entregarse a funcionarios iraquíes, a la Media Luna Roja y a grupos de la sociedad civil para que la distribuyan y no debe ser "etiquetada" con fines de propaganda. Bush aprobó la iniciativa de la ONU de ayuda humanitaria, pero la ONU no ha hablado de ninguna política verdadera de ayuda humanitaria que atienda a las víctimas en las ciudades controladas por la resistencia iraquí. Una de las principales razones por las que temas como la ayuda humanitaria no se entienden apropiadamente es el papel de los medios masivos controlados por los angloestadunidenses y sus contrapartes en Europa, Japón y América Latina. La clave para entender el papel propagandístico de estos medios es examinar a los que Washington llama "reporteros incrustados": periodistas integrados con las fuerzas que atacan ciudades iraquíes y sujetos a censura del comando militar. A los periodistas que trabajan por su cuenta o para medios independientes no se les permite acompañar a las fuerzas invasoras. El resultado es la exclusión de reportes sobre las masacres estadunidenses y de fotografías de civiles muertos y mutilados en las calles y hospitales de Bagdad y Basora. Lo que se publica es propaganda angloestadunidense, referente a la captura de ciudades que no existen, a levantamientos populares ficticios en Basora y a niños iraquíes que reciben caramelos de los soldados estadunidenses. El Daily Mirror de Londres fue el único diario que publicó la foto de dos soldados iraquíes decapitados al lado de una andrajosa bandera de rendición mientras los soldados "aliados" miran a sus víctimas. El Pentágono celebra el éxito de sus "reporteros incrustados", que refuerzan las convicciones de quienes en Estados Unidos y Gran Bretaña están en favor de la guerra, pues sus "reportes directos desde la zona de guerra" sirven de propaganda para convencer a los indecisos de la "autenticidad" de la acción armada... según la experimentan a través de los ojos y bocas de los generales y oficiales del ejército conquistador. Los medios amplifican y diseminan la propaganda de Bush/Blair sobre los abusos cometidos con prisioneros entrevistados por la televisión iraquí, olvidándose de los miles de prisioneros afganos y árabes que fueron sofocados y asesinados en contenedores de metal después de haberse rendido a la Alianza del Norte, apoyada por Washington, o de los cientos de prisioneros maniatados, enjaulados y vendados de los ojos en Guantánamo. Los reporteros incrustados repiten como loros la propaganda estadunidense que habla de abusos a prisioneros, pero no informan sobre las recientes órdenes de "búsqueda y destrucción" que abarcan a todos los civiles iraquíes con la consigna de "no tomen prisioneros". La noción de "reporteros incrustados" -es decir, la incorporación formal de los periodistas como parte de la maquinaria propagandística- representa un asalto general a la libertad de prensa en la sociedad angloestadunidense. La guerra imperialista ha encontrado oposición masiva en Irak, y los costos políticos y económicos han incrementado la oposición doméstica. El presidente Bush declara que la guerra continuará indefinidamente. Los señores estadunidenses de la guerra reconocen que no habrá un fin rápido. Los regímenes de España y Gran Bretaña están en terrible aislamiento doméstico. Algunos medios pro bélicos se están yendo hacia la oposición: El País en España, el Daily Mirror en Inglaterra, y por primera vez hasta el New York Times ha publicado algunos artículos críticos. Pero la guerra está demostrando el profundo crecimiento del autoritarismo en regímenes que apoyan a Estados Unidos. Washington desprecia a la vasta mayoría de ciudadanos que se opone a la guerra; Bush limita sus reuniones públicas a las bases militares. Los aliados angloestadunidenses se reúnen en una isla remota del Atlántico, temerosos del rechazo público masivo. Las decisiones son tomadas por una camarilla de gente de confianza: los parlamentos y la sociedad civil quedan excluidos. El espacio civil está militarizado. A medida que prosigue la resistencia iraquí y el terreno de la campaña militar se empantana, que la oposición doméstica crece y el panarabismo se vuelve realidad, los extremistas sin control de la Casa Blanca miran hacia la Solución Final -consultan con

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los expertos militares israelíes sobre una "solución tipo Jenin"-: la destrucción masiva con bulldozers, helicópteros artillados, bombardeo rasante de toda la población civil de Bagdad. Pero la resistencia iraquí es más fuerte y está mejor armada que los palestinos, y cuenta con el apoyo de decenas de millones de manifestantes en Europa y Norteamérica: la "calle árabe" empieza a movilizarse. ¿Qué vendrá primero: la captura de Bagdad, el derrocamiento popular de regímenes clientes, el colapso de la democracia occidental? ¿Vendrán en consecuencia nuevas guerras o nuevos movimientos revolucionarios? Lucharemos contra las primeras y actuaremos para propiciar los segundos. Este 2003 es un año para vivir en peligro: de crímenes contra la humanidad y de heroica resistencia; es hora de no rehuir la lucha y de extender nuestra solidaridad hacia el pueblo iraquí en éste, su momento de la verdad. Traducción: Jorge Anaya

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Irak: La ironía de la Historia James Petras - 5 de abril de 2003 Traducido para Rebelión por Alberto Villalba Entre las mentiras y distorsiones más insidiosas que los regímenes de Bush y Blair y sus medios de comunicación de masas han inventado para justificar esta guerra genocida está la idea de que el pueblo iraquí acogería a los invasores como liberadores y que (especialmente los chiítas) se sublevarían para derribar el régimen de Saddam Hussein. Cuando nada de eso ocurrió –la población iraquí es hostil a los invasores– la campaña de los medios de comunicación angloamericanos dijo que se debía a su miedo al ejército iraquí, a los mandos del partido Baaz y a la milicia local. Los medios siguieron describiendo al pueblo iraquí como ‘aterrorizado’ por Saddam Hussein y esperando a que EEUU destruyese su régimen antes de expresar sus ‘verdaderos sentimientos’ de gratitud a los invasores, sus tanques, misiles y bombas de fragmentación. La teoría de los medios occidentales y de los generales y políticos angloamericanos era que había una distancia insalvable entre Saddam Hussein, el Estado iraquí y el ‘pueblo’, lo que llevaría a un colapso del ejército, una vez que las fuerzas armadas angloamericanas conquistasen las ciudades y pueblos. El registro histórico y la realidad empírica refuta todas las propuestas del mando militar de EEUU. Primero, la guerra no condujo a ninguna división ni abandono dentro de las Fuerzas Armadas o entre los dirigentes políticos de Irak, pese a que las unidades militares estaban descentralizadas y frecuentemente aisladas del mando de Bagdad. Segundo, no hubo ningún levantamiento popular contra el régimen iraquí durante los primeros días de la invasión estadounidense ni cuando los invasores entraron en las ciudades. Por el contrario, la resistencia más eficaz y consistente en el sur de Irak contra esos invasores fue la milicia popular y las fuerzas guerrilleras que incluían, en su mayoría, a civiles y ciudadanos desconectados con la Guardia Republicana Especial o el ejército regular. El tremendo bombardeo de Basora y el asedio británico de la ciudad se debieron a que los ciudadanos, la milicia y los soldados lucharon juntos –no por la coacción de Saddam Hussein– sino porque eran patriotas iraquíes defendiendo a sus familias, sus comunidades y su nación de los invasores genocidas. Cualquier oposición al régimen que pueda haber existido, desapareció ante el bombardeo masivo, el asesinato y la mutilación de miles de niños, mujeres, ancianos y ciudadanos normales iraquíes. La ‘guerra total’ de Rumsfeld unió a los distintos sectores políticos y sociales de la población iraquí en pueblos, ciudades y villas. Campesinos ancianos disparaban a los convoyes, mujeres embarazadas atacaban a los marines de EEUU, los adolescentes disparaban a los helicópteros desde los tejados de las casas… En el sur de Basora, Al-Najaf y grandes zonas de Al-Nasiriya no han sido tomadas, pese a semanas de bombardeo aéreo y artillero. Las fuerzas invasoras angloamericanas, al encontrarse con hostilidad y rechazo generales, han comenzado a disparar indiscriminadamente contra hombres y mujeres jóvenes con sus grandes ropajes flotando al viento por llevar el tipo incorrecto de calzado, y a las mujeres con sus grandes ropajes; sobre todo, el mando general ordenó a las fuerzas aéreas que usasen bombas de fragmentación para diezmar a la población urbana. La milicia local no son simplemente activistas del partido Baaz, sino que son principalmente iraquíes apolíticos furiosos por la muerte y la mutilación de amigos y familias, la destrucción de viviendas, escuelas, fábricas, oficinas y sus medios de vida. Los activistas del partido Baaz se mezclan con miles de voluntarios de barrios pobres y

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exiliados de clase media que han regresado para luchar por la nación iraquí. Las distinciones que los medios de comunicación occidentales hacen al describir la resistencia iraquí son falsas --bajo las condiciones de una guerra genocida-- porque las bombas y los misiles no hacen distinciones en sus ataques asesinos. Los medios de comunicación de masas de los Estados occidentales describen a Saddam Hussein como un ‘dictador’, un tirano, un ‘Hitler’ que es odiado por su pueblo. Eso podría haber sido verdad entre algunos sectores de la población antes de la Guerra, pero ante el bombardeo terrorista angloamericano, la ocupación de los pozos petrolíferos, la ocupación del país y la destrucción de los suministros de agua, electricidad y alimentos, el rechazo y la resistencia de Saddam Hussein le ha convertido en un héroe popular nacional. Muchos periodistas occidentales progresistas bienintencionados siguen intentando ‘equilibrar’ su descripción de las atrocidades angloamericanas con la continua referencia a los crímenes de Saddam Hussein de hace una o dos décadas atrás como si su pecado original aún le define a él y a su identidad política actual, en medio de una guerra contra los invasores coloniales. Estos reporteros progresistas no pueden aceptar que un político como Saddam Hussein (incluso uno que ha cometido graves delitos en el pasado), se redima y se redefina en las nuevas circunstancias: que, lejos de ser un criminal de Guerra, está comprometido a luchar contra el genocidio; de ser un cliente de EEUU contra Irán, se ha convertido en un líder de una revitalización del movimiento panárabe que pretende derribar a los regímenes corruptos clientes de EEUU en Oriente Medio. La Historia funciona de modos extraños. Hoy día, no teme lavarse las manos de los ‘dobles demonios’ Rumsfeld lanzando bombas sobre ciudadanos civiles y el dictador Saddam Hussein armando a todo el pueblo y quedándose solo entre los dirigentes árabes para defender a la nación árabe contra la recolonización. En la película ‘La batalla de Argel’, un joven ladronzuelo encarcelado por las autoridades coloniales francesas es puesto en libertad y se incorpora al Frente de Liberación Nacional, convirtiéndose en un líder de la resistencia anticolonialista y en un héroe de las masas argelinas. La máquina propagandística estatal colonial preferiría haberle descrito como parte de la ‘conspiración criminal-terrorista’ por desafiar los símbolos y la presencia de los colonos franceses. Para el pueblo colonizado, fue visto como un símbolo heroico de la nación resistiendo a los invasores y a los bombardeos, un hombre que, en el transcurso de su lucha, se ha transformado de ser un ladronzuelo, en un héroe popular … Es posible, quizá igualmente, que ha ocurrido también con Saddam Hussein: no ha huido, no se ha rendido, no se ha marchado al exilio, ha permanecido en Bagdad y se ha quedado para luchar pese al bombardeo terrorista, día y noche, y a un cuarto de millón de invasores que buscan su cabeza. No nos equivoquemos, Saddam puede personificar la resistencia nacional para mucha gente, pero para la mayoría de los iraquíes que luchan contra los tanques Abram, los helicópteros Cobra y los bombarderos B52 de EEUU, armados con poco más que fusiles y lanzagranadas, la lucha es por objetivos que transcienden a Saddam Hussein: están luchando por su país, por su nación, sus cinco mil años de civilización y por su dignidad como un pueblo independiente. Por eso, millones de iraquíes están resistiendo a los invasores, mujeres embarazadas y jóvenes siguen atacando a los ejércitos ocupantes. Eso es algo que todos los expertos del Pentágono, los comentaristas de los medios de comunicación de masas y los asesores israelíes no podrían comprender y no lo entenderán: esas fuerzas pueden conquistas pero nunca gobernarán. Un pueblo orgulloso e independiente luchará al lado de un tirano nacional convertido en líder valiente contra un invasor conquistador y asesino. En los años venideros, los investigadores expertos en Oriente Medio quizá escriban sobre la gran ironía de la Historia, que democracias occidentales autoproclamadas cometieron crímenes contra la Humanidad mientras, un dictador único resistió y defendió a su pueblo en medio de los escombros ardiendo de una antigua ciudad

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devastada. Será más reverenciado muerto que vivo, por lo que defendió finalmente, y no por su pasado.

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11 de abril de 2003

¿Dónde se ha metido Al Qaeda? ¿Qué fue de la "conspiración terrorista"? James Petras Traducido para Rebelión por Juan Antonio Julian Los soldados estadounidenses garabatean sobre sus misiles y bombas "Recuerda el 11 de septiembre", antes de enviarlos a abrasar niños iraquíes, algunos de los cuales ni siquiera habían nacido en esa fecha. Donald Rumsfeld habla de nuevas guerras contra Siria, Irán y los terroristas de todo el mundo. Los funcionarios del Pentágono prometen "meter mano" a Corea del Norte, una vez liquidado Irak. Hasta Venezuela se ha convertido en un santuario de "narcoterroristas", según mandos militares de EE UU. Washington prepara nuevas invasiones y bombardeos en todas partes, en una Fase 3 de la lucha contra el terrorismo (la Fase 1 fue Afganistán; la Fase 2, Irak; la Fase 3 promete muchas más guerras). Lo que no aparece en estas belicosas declaraciones de Washington es Al Qaeda, Bin Laden y su red terrorista, los "terroristas originales" que nos vendieron como "la mayor amenaza a la seguridad norteamericana en el nuevo milenio". Han desaparecido de los medios de comunicación de masas tan rápidamente como aparecieron: no hay nuevas conspiraciones, ni ataques inminentes, ni imágenes. Algunos críticos de la guerra han señalado que la invasión estadounidense de Irak provocaría el surgimiento de más terroristas y la realización de nuevos ataques terroristas. Pero el Gobierno de Washington ha descartado las nuevas amenazas terroristas potenciales. En determinados casos, simplemente utilizaron idéntico argumento para respaldar sus intenciones de atacar... Siria, Irán o Líbano. Hay una buena razón que explica la desaparición de Bin Laden y de Al Qaeda del estridente palabrerío de Washington (y, por consiguiente, de los obedientes medios de comunicación de masas): esos infames, omnipresentes y omnipotentes terroristas han sido de utilidad a los fines del gobierno de Bush, a sus objetivos propagandísticos; sirvieron de acicate a la fea mentalidad militarista y racista latente en muchos estadounidenses; y sirvieron para acorralar al Congreso y hacer que suspendiera las garantías constitucionales y diera carta blanca al gobierno Bush. Las imágenes de una poderosa conspiración terrorista árabe-musulmana abonó el terreno para la multiplicación del presupuesto militar, la creación de un aparato interior de seguridad y la movilización del público estadounidense a favor de las conquistas imperiales por las armas. La conspiración terrorista mundial de los Bin Laden y Al Qaeda preparó a la opinión pública para aceptar el plan Bush de dominación mundial. Luego, fue sustituida por la propaganda masiva contra Irak, sus armas de destrucción masiva y el dictador Sadam Husein, en preparación de la invasión militar de ese país. Donald Rumsfeld y Paul Wolfowitz siguieron las instrucciones del propagandista nazi Joseph Goebbels, quien afirmó que vender una guerra imperialista era fácil: "Todo lo que hay que hacer es hacer creer a la gente que estamos siendo atacados y denunciar a la vez a los pacifistas por su falta de patriotismo y por exponer al país al peligro". Retomando el argumento de Goebbels, Rumsfeld y Wolfowitz proponen conquistar todo el Oriente Próximo con el fin de asegurar los intereses de Washington y Tel Aviv. Hay muchos problemas políticos graves relacionados con la pretensión de crear regímenes satélites en Oriente Próximo, y uno de ellos, y no el menor, es la justificación original o inicial de la "guerra contra el terrorismo", es decir, la no existencia de un enemigo principal: Al Qaeda . Desde el 11 de septiembre de 2001 no ha habido ningún ataque terrorista de importancia en América del Norte o Europa que haya logrado su objetivo. Han sido invadidos por EE UU dos grandes países musulmanes (Afganistán e Irak), en los que las fuerzas

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militares han hecho estragos; sus mezquitas han sido destruidas, han sufrido la mutilación y muerte de muchos niños, a la vez que Al Qaeda ha estado totalmente inactiva, no operativa. A pesar de algunas llamadas de Bin Laden a favor de la "yihad" no ha habido acciones violentas contra los intereses estadounidenses ni en los territorios ocupados por Estados Unidos ni en su propio territorio. En otras palabras, no hay signo alguno de actividad de nada que pueda parecerse a un grupo conspirador terrorista organizado y disciplinado. Casi toda la oposición activa ha tenido su origen en la movilización masiva de ciudadanos unidos en una protesta pacífica, sin la más remota conexión con Bin Laden. A medida que continúa la resistencia iraquí, miles de árabes e iraquíes desean regresar voluntariamente a Irak. No hay un incremento en el número de reclutas de los conspiradores terroristas. Mientras Bagdad se halla en estado de sitio, bombardeada hasta los escombros, los tanques, buques y aviones estadounidenses funcionan con petróleo saudí, argelino y kuwaití. Estos colaboradores árabes y sus pozos petrolíferos no han sufrido ni un solo ataque terrorista atribuible a Al Qaeda. Una situación como la actual, en la que una supuesta organización terrorista internacional dirigida por un líder implacable no reacciona en el momento de la batalla decisiva y profiere amenazas tremebundas que luego no cumple, nos lleva a la conclusión que dicha organización no existe, que ha sido un invento de los servicios secretos euro-estadounidenses. Como mínimo, podemos llegar a la conclusión de que sea lo que sea lo que se escondía en las cuevas de Afganistán es hoy algo no operativo, incapaz de organizar ninguna actividad de importancia, no digamos ya de llevar a cabo una "guerra santa" generalizada, aun cuando millones de vidas de musulmanes iraquíes se hallen en peligro. Las órdenes de Bin Laden caen en un terreno estéril: entre su mensaje y sus acciones hay una enorme nada. Sin duda, la provocación es bien visible en las televisiones árabes, y la rabia y la indignación son tan notables y universales en los países árabes que es de esperar algún incidente grave. La hipótesis más lógica sería que si no hay organización no puede haber acción. Más concretamente, no hay acción porque Al Qaeda nunca existió como organización terrorista internacional efectiva, ni tampoco ha cobrado vida en unas condiciones de máximo ataque a una población musulmana. La idea de una "conspiración terrorista internacional" fue un montaje elaborado en Washington, adornado por la belicosa retórica de Bin Laden, líder sin seguidores, creado por los medios de comunicación, incapaz de dirigir un solo ataque terrorista operativo. Si no hay pruebas de la existencia operativa de Al Qaeda, y si Bin Laden no cuenta con seguidores reales, es evidente que nunca hubo una conspiración terrorista. Esta idea fue todo un montaje de Washington destinado a justificar los planes previamente elaborados por Paul Wolfowitz y Richard Perle (1992, 1998) para conquistar Oriente Próximo. El hecho de que la "conspiración terrorista internacional" sea un montaje evidente plantea preguntas fundamentales sobre el acontecimiento que dió el pistoletazo de salida de la conquista militar por parte de los Estados Unidos: los atentados del 11 de septiembre. Es un hecho ya sabido que nunca ha existido una conexión entre Irak y Bin Laden/Al Qaeda, a pesar de los denodados esfuerzos de Colin Powell por convencer al Consejo de Seguridad de la ONU con sus pruebas preparadas. Y lo que resulta igualmente significativo es que ni los EE UU, ni la ONU, ni Tony Blair, ni los señores de la guerra y el narcotráfico afganos, ni otros aliados de EE UU hayan conseguido presentar pruebas tangibles que relacionen a Bin Laden/Al Qaeda con los ataques terroristas del 11 de septiembre. Ni un mensaje cifrado, correo electrónico, grabación telefónica, video, memorando; nada, a pesar de la montaña de papel de este dossier. La única "prueba" es la ampulosa celebración y el elogio de los atentados del 11 de septiembre por Bin Laden, quien por otra parte ha sido incapaz de organizar ningún tipo de ataque en Estados Unidos o Europa desde entonces. La conclusión lógica es que Bin Laden/Al Qaeda han tenido, como mucho, un papel marginal en el asunto. Lo que sí sabemos es que varios de los terroristas obtuvieron con facilidad en Arabia Saudí visados de entrada múltiple en la embajada de los Estados Unidos en ese país. Y también que al menos dos de los secuestradores de los

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aviones recibieron formación en bases militares norteamericanas. Y que el FBI y la CIA tuvieron conocimiento previo de los secuestros y que permitieron que los preparativos continuasen. Y que Condoleeza Rice admitió tener noticias de antemano de un "secuestro tradicional" poco antes de que sucediese. Y que las fuerzas aéreas de los EE UU no entraron en acción hasta después de la realización de los atentados. Ahora sabemos que Al Qaeda no tiene capacidad operativa fuera de Afganistán, que Bin Laden es incapaz de llevar a cabo cualquier tipo de ataque efectivo en algún lugar del mundo, y que ningún país del Oriente Próximo ha estado asociado a Bin Laden y Al Qaeda. Por eliminación, todo ello deja solo tres posibilidades: o bien los secuestradores formaban parte de una célula autónoma que operaba siguiendo sus propias directrices; o bien el ataque terrorista fue organizado por Washington con el fin de poner en marcha sus planes previos de conquista militar de Oriente Próximo; o bien el ataque fue una combinación de ambos supuestos: terroristas autónomos y agentes infiltrados operando según planes propios a cada uno de ellos y con una idea diferente del objetivo de los ataques. Personalmente, tiendo a aceptar el primer supuesto, si bien no excluyo el tercero. No obstante, lo importante en sentido general no es quién cometió los atentados del 11 de septiembre sino quién los utilizó y cómo lo hizo, y cómo luego condujeron a una serie de montajes políticos concebidos para ampliar los objetivos imperiales de los EE UU. Y al menos podemos decir que los que fabricaron las historias de las armas de destrucción masiva, de que los iraquíes acogerían a los invasores estadounidenses alborozados, de todas esas organizaciones terroristas internacionales, etc., son como mínimo capaces de fabricar la historia del 11 de septiembre. Sin duda, no es accidental que, a pesar de la abundancia de sospechosas "pifias" de los servicios de inteligencia, la comisión de investigación de los hechos del 11 de septiembre, creada por el gobierno de los EE UU, haya desaparecido de las cabeceras de la prensa, no haya celebrado ninguna reunión y probablemente no lo haga nunca. Está de más en esta búsqueda del imperio.

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15 de abril de 2003

"EE.UU. no soporta autodeterminación de Venezuela" Según James Petras, oposición teme estabilización de la economía. Darvin Romero Montiel http://www.forobolivariano.org.ve/ "Oposición venezolana es 5% nacional, porque 95% de sus capitales está en Estados Unidos". Cree el científico estadounidense que Chávez comenzó proponiendo la unión de todas las fuerzas productivas, pero los empresarios disfrazados de políticos no quieren compartir las posibilidades que ofrece el país, con el resto de los venezolanos. Asegura que al gobierno de Bush le duele que Venezuela negocie con la Opep y otros países sin consultar a Washington. El científico norteamericano James Petras, quien se encuentra en Venezuela participando en el Primer Encuentro Mundial de Solidaridad con la Revolución Venezolana afirmó que, según su análisis, el conflicto político... ...en nuestro país pudiera radicalizarse en la medida que el gobierno logre estabilizar la economía. Según el sociólogo la oposición sabe que si Chávez logra esto la revolución se consolidaría, "por eso los conspiradores insisten en sabotear los principales centros de producción del país", afirmó. Petras asume con propiedad el tema venezolano, ya que además de ser un reconocido estudioso de la política internacional vivió en este país y fue profesor de la Universidad del Zulia. Cuenta como una anécdota que cuando se llevó a cabo la llamada Nacionalización del Petróleo, promulgada por Carlos Andrés Pérez, muchos trabajadores de la industria y estudiantes de su cátedra, pedían que les explicara en qué consistía el cambio, a lo cual respondía que eso no era más que la legalización del monopolio asociativo entre un grupo de políticos y empresarios venezolanos y otro norteamericano. El también periodista estadounidense, recomienda al gobierno venezolano que trate de postergar las elecciones hasta que se estabilice la economía y no caiga en el juego de la oposición, cuyo propósito -asevera- es justamente convocar a un proceso eleccionario en medio de un escenario inestable, a fin de utilizar el descontento de algunos sectores como instrumento político. Sin embargo Petras cree que los sectores opuestos a Chávez han perdido credibilidad y poder de convocatoria entre quienes hasta hace poco los seguían: "Cada vez son menos los manifestantes? y los promotores, o están en pugna o están en el exilio". Desde su perspectiva, la revolución se está consolidando. Otra de las recomendaciones que como especialista en el tema político, hizo Jemes Petras al gobierno, fue que impulsara medidas más severas contra los conspiradores, a quienes considera "venezolanos 5%, ya que 95% de sus capitales está en los Estados Unidos". Advierte que PDVSA y las Fuerzas Armadas, han sido infiltrados por la inteligencia norteamericana a través de cursos y talleres con una fuerte carga imperialista, que nuestros funcionarios han estado recibiendo desde hace años en Estados Unidos y en Venezuela.

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"Es imposible conciliar con Bush" Petras es categórico al asegurar que lo que no puede soportar el gobierno de Bush es que Chávez haya roto con la tradicional dependencia que los gobiernos anteriores tenían con respecto a Washington, al momento de negociar con la OPEP y con otros gobiernos del mundo. Según el sociólogo norteamericano, en la medida que Venezuela aumente su autodeterminación, aumentará también la presión solapada por parte del gobierno de Estados Unidos. "Eso ha sido y seguirá siendo así? por eso las relaciones de la Casa Blanca con Latinoamérica las maneja la más rancia gusanería conformada, no sólo por excubanos, sino también por traidores de otras naciones de América Latina". Para el científico social la política internaciones de Estados Unidos, sigue siendo primitiva, es decir, basada en la fuerza, el amedrantamiento y las invasiones ilegales como las de Irak. Petras, está convencido de la participación de los gobiernos de Bush y Asnar en el golpe perpetrado en abril de 2002 contra el presidente venezolano, pese a que "Chávez y José Vicente Rangel, parecieran todavía creer que es posible conciliar con el gobierno norteamericano", puntualizó

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21 de abril de 2003

El genio del mal del imperio: ¿Resurgirá Irak de nuevo? James Petras Traducido para Rebelión por Marina Trillo 18 de Abril de 2003 Millones de ciudadanos estadounidenses protestaron antes de la guerra y cuando ésta empezó pero conforme la máquina de la guerra estadounidense procedió a conquistar Irak, el movimiento declinó, el número de manifestantes se redujo a unos miles, y estaba integrado mayormente por activistas comprometidos. En su lugar, cientos de miles de banderas estadounidenses comenzaron a brotar de las antenas de los coches y de las fachadas. Las encuestas indicaban que cerca de tres cuartas partes de la población apoyaba el modo en que estaba dirigiendo Bush la guerra. Está claro que la rápida conquista militar y la destrucción de Irak por los EE.UU. produjeron una ola de apoyo irracional patriotero a Bush y a la guerra. La perra diosa del éxito – incluso del "exitoso" genocidio -- tiene multitud de seguidores en los Estados Unidos. Esto plantea muchas preguntas dolorosas y difíciles sobre la naturaleza del movimiento pacifista estadounidense y sobre los sentimientos populares. Está claro que esos intelectuales que elogiaron la oposición de la pre-guerra como una "nueva fuerza moral" en continuo ascenso, estaban equivocados. Muchos disidentes pacifistas chaquetearon y apoyaron la guerra cuando comenzó. Una multitud incluso mayor salió agitando sus banderas después de que Irak fuera derrotado, la sociedad iraquí destruida y a la gente iraquí humillada. La guerra no incrementó la oposición, como esperaban algunos intelectuales progresistas, el éxito militar disminuyó la protesta y aumentó los sentimientos patrioteros. Por encima, cuando Bush, Rumsfeld, Wolfowitz y otros permitieron que los saqueadores y bandas organizadas desvalijaran a la sociedad entera, no hubo virtualmente afrenta popular – tan solo algunos arqueólogos y restauradores profesionales deploraron las pérdidas para la humanidad. ¿Cómo se explica la muerte del movimiento pacifista estadounidense e incluso la aceptación de la guerra entre algunos sectores de los manifestantes, particularmente conforme el ejercito pulverizaba y conquistaba Bagdad? El factor único más importante era el alejamiento del miedo a un "ataque" letal por Irak, a la "seguridad" de una conquista y ocupación militar de Bagdad por los EEUU. En otras palabras muchos anti-guerra estadounidenses no estaban motivados por principios morales o por solidaridad - actuaban contra la guerra porque temían que la sociedad estadounidense y los soldados pudieran verse afectados adversamente. Una vez que estuvo claro que no había ocasión para ninguna toma de represalias significativa dentro de los EEUU o de Irak (Bush siempre supo que Irak fue eficazmente desarmado antes de la invasión), que la milicia estadounidense tenía el control total, chaquetearon sus lealtades y se unieron al apoyo a los señores de la guerra. Los medios de comunicación presentaron los éxitos y conquistas militares como el resultado del genio estratégico de los líderes militares y civiles estadounidenses. Los medios presentaron cada rendición y cada humillación de los iraquíes como una disminución de la "amenaza" a los soldados y a los civiles de los EEUU. La ausencia de cualquier ataque iraquí con armas de destrucción masiva y las imágenes de la ocupación estadounidense de los principales pozos petrolíferos y los palacios del régimen fue ofrecida en los medios, y bien recibida, incluso de modo jocoso, por la mayoría de los ciudadanos estadounidenses. En la psique de muchos ciudadanos de

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los EEUU la ausencia de peligro desató una orgía de patrioterismo y una aceptación de los genios del mal. Los ideólogos pro-guerra y sus partidarios se volvieron más agresivos para promover nuevas guerras. Los dubitativos y los críticos se pusieron a la defensiva y algunos se desmoralizaron ante la vista del pillaje total, la matanza de los iraquíes que protestaban por la ocupación estadounidense y el turbio comportamiento patriotero de sus vecinos y compañeros de trabajo, ninguno de los cuales mostró la más mínima preocupación porque Irak se convirtiera en una ardiente desolación. Si hubiera una preocupación mínima entre la masa de ciudadanos de los EEUU habrían observado que las imágenes de "masas" de iraquíes supuestamente "dando la bienvenida" a los "libertadores" estadounidenses mostraban a unos centenares en una ciudad de 5 millones. Que el derribo de una estatua de Saddam fue precedido por el izado de la bandera de los EEUU y que los soldados de los EEUU estaban entre el puñado de iraquíes que derribaron la estatua. En Mosul, Bagdad, Najaf, Nasariya y varias otras ciudades, miles de valientes iraquíes se enfrentaron a los fusiles, tanques y helicópteros estadounidenses, para exigir su libertad de los EEUU y de sus hombres de paja designados entre los exiliados, así como de Saddam Hussein. Pero los ciudadanos estadounidenses continuaron exaltando con orgullo a los "héroes conquistadores" ("nuestros bravos soldados") – los asesinos de manifestantes pacíficos que demandaban libertad de sus pasados tiranos y sus presentes señores supremos militares. Al grueso del público estadounidense no le preocupó que un militar de EEUU gobierne a 23 millones de iraquíes. Los periódicos están verdaderamente ensoberbecidos al ver al General Franks celebrando la ocupación y su nuevo papel como gobernador militar. Casi el ochenta por ciento de los ciudadanos estadounidenses cree que la conquista, destrucción y violación cultural de Irak fue una guerra digna. Reverencian a los generales y a la administración por llevar a cabo una guerra "honorable" a pesar del hecho de que se ha demostrado que todas las justificaciones oficiales para la guerra eran mentira. No se encontró ninguna arma de destrucción masiva; no se encontró ningún vínculo con al Qaeda; no se llevó a cabo la captura de Saddam Hussein; no se intentó proteger a la población civil; no se protegieron los hospitales. Por el contrario, las fuerzas de ocupación estadounidenses permitieron que los hospitales fueran atacados y sus medicinas y equipos saqueados – mientras que millares de niños, mujeres, ancianos y soldados mutilados y heridos gritaban de dolor y los más afortunados morían en medio de piscinas de sangre en los suelos del hospital, de heridas tratables. Al contrario que los progresistas optimistas, la gran mayoría de ciudadanos estadounidenses están totalmente desinteresados del sufrimiento de los iraquíes a manos de los vándalos y saqueadores apoyados por los Estados Unidos. Tan solo han protestado unos pocos restauradores indignados. En la mayoría de las capitales y pueblos, los ciudadanos están preparando celebraciones para "dar la bienvenida al hogar a nuestros valientes hombres y mujeres en armas", contentos de que los bombarderos B-52, los mísiles y las bombas de fragmentación permitieran terminar la guerra tan rápidamente, de modo tan decisivo y con tanto éxito... al coste de tan solo 121 soldados estadounidenses muertos. "Vamos a por Siria", "Vamos a por Irán". Puedo oír ahora en las cantinas de la American Legión y de Veterans of Foreign Wars, así como en las bien moduladas pero amenazantes voces de los líderes de las organizaciones judías más importantes, haciendo eco de la voz de su real Presidente, Ariel Sharon. Esta no fue una "guerra" contra un dictador, ni incluso una masacre simplemente fea del pueblo iraquí, es la destrucción deliberada de una civilización realizada por los bárbaros modernos - bárbaros modernos que combinan las armas de destrucción masiva de alta tecnología, usadas para destruir hogares, fábricas, oficinas, estaciones de depuración de agua, servicios públicos; con los vándalos primitivos y las fuerzas paramilitares que destruyen la herencia de 5000 años de civilización y de 30 años de un estado árabe secular moderno. Los vándalos desatraillaron para incinerar los

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archivos de una nación, sus bibliotecas y sus institutos de investigación, para despojar el más famoso museo arqueológico de antigüedades sin precio y joyas del arte islámico, para destruir universidades, expedientes escolares, hospitales, documentos que detallaban los aspectos más importantes de la vida iraquí moderna así como la herencia nacional iraquí. Esta es la destrucción sistemática de todo lo que permite que un pueblo exista como nación reconocida. No hay duda de que el pillaje realizado por los vándalos fue una política deliberada del gobierno de los Estados Unidos. Washington fue advertido antes de que empezara la guerra, sobre el peligro para los museos y los preciados archivos históricos. Con todo Washington eligió reunirse en enero con tratantes de antigüedades para "liberalizar" las leyes sobre venta y exportación de arte saqueado. Perlstein y otros representantes estadounidenses de tratantes de arte exigieron que los EEUU abolieran la política "retencionista" de Irak sobre arte y antigüedades. Conforme tenía lugar la ocupación, los ciudadanos iraquíes imploraban a los oficiales y soldados de EEUU que protegieran los museos, las oficinas, los archivos y los hospitales, y fueron desterrados. En aquellos casos en los que los ciudadanos defendieron personalmente sus hogares y negocios de los vándalos, fueron denunciados a los infantes de marina como partidarios de Saddam y les dispararon. El mayor criminal de guerra del mundo, Rumsfeld, en su habitual manera jocosa, cínica y siniestra absolvió a los vándalos… "Siempre hay saqueo después de una guerra" Añadió, " No hay nada que pudiéramos hacer … libertad significa ser libres para hacer cosas malas" Las fuerzas armadas de los EEUU, -200.000- ocuparon las principales ciudades, protegieron los pozos de petróleo, asumieron el control los palacios presidenciales, patrullaron por las calles principales del centro de las ciudades -helicópteros, ametralladoras, tanques por todas partes- pero el ejército más poderoso del mundo ¿no podía detener a unos centenares de criminales mal armados y de incendiarios que actuaban delante de sus narices?. Uno tiene que ser completamente estúpido para creer que esto era simplemente un descuido. Cuándo se producen alborotos y saqueo de supermercados en los EE.UU., se da orden a las National Reserves de "disparar a matar"… y lo hacen, sobre todo con negros e hispanos, pero no con los vándalos, desvalijando la herencia de la humanidad. El pillaje sigue la lógica del imperio estadounidense. Primero las sanciones, empobreciendo el país y minando la salud de la nueva generación; después la guerra para destruir el fundamento básico de la economía y la infraestructura; seguidos del pillaje por grupos paramilitares para borrar la memoria histórica, los símbolos y las señas de una civilización; y finalmente la partición del país entre una colección de jeques, mullahs, lacayos exiliados de mala reputación, tiranos tribales y gángsteres locales -- bajo la dirección de un generalísimo de los EEUU y de los infantes de marina y protegidos por la policía servil y los funcionarios locales dispuestos a servir bajo el yugo extranjero. La utilización por parte de los EEUU de vándalos y asesinos sigue el ejemplo de la invasión israelí del Líbano y la utilización de las milicias Maronitas para desvalijar y asesinar a los refugiados palestinos en Sabra y Shatila. La destrucción de hospitales, escuelas, ministerios de sanidad y de educación, registros de propiedad de la tierra, y centros culturales se asemeja a Jenin, Ramala y a Nablus – solo que a escala nacional. Los bárbaros imperiales utilizan a vándalos locales para completar la "solución final" -- la reducción de una nación histórica orgullosa a una serie de fragmentados feudos primitivos de vasallos serviles y tiránicos. Los bárbaros imperiales borrachos de poder, ensoberbecidos por el apoyo masivo del público, espoleados por Ariel Sharon y sus sionistas subrogados en la administración Bush se preparan inmediatamente para las nuevas conquistas de Siria e Irán, reciclando la misma fórmula usada para invadir y destruir Irak. La motivación para las guerras imperiales ya no es el petróleo, son los intereses regionales israelíes. Un antiguo analista de alto nivel de la CIA lo explicó muy claramente en la US National Public Radio… "Después de Irak, los legisladores de los EEUU están planeando el

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cambio de régimen o la modificación del régimen en Siria e Irán, lo cual dará la seguridad de que Israel sea la superpotencia indiscutida en la región". El "genio del mal" del imperio estadounidense ha infectado al país - de un rasguño se ha convertido en una gangrena. La creencia de que los EEUU pueden emprender guerras de conquista con éxito sin pérdida de soldados, es ahora moneda corriente entre la masa de estadounidenses. Los bárbaros de la alta tecnología del imperio están desatados. A los críticos consternados que preguntan "¿por qué la destrucción y el pillaje?", Rumsfeld les contesta "¿Por qué no?. Nosotros ganamos. Ellos perdieron." Rumsfeld, Sharon, los generales y los subrogados israelíes en Washington no han derrotado de modo definitivo al pueblo iraquí. Ya sospechan o rechazan abiertamente a los vasallos subrogados, falsos "primeros ministros" y administradores designados por el imperio. Las fuerzas de ocupación de los EEUU se asustan por las calles con cada "extranjero" – pues son el primer ejército conquistador que jamás luchó... (lo hicieron todo las bombas). Cara a cara con decenas de miles de iraquíes que los rechazan totalmente, se aterran, disparan y asesinan, pero la presión civil está aumentando. Su lema "Ni Saddam ni EEUU" puede no ser el programa completo para la democracia y el desarrollo... pero es un comienzo. El pueblo iraquí se está levantando de las cenizas de nuevo, es la historia de 5.000 años de civilización, conquista y liberación nacional.

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22 de abril de 2003

Cada éxito militar alimenta nuevas invasiones" Con James Petras: los objetivos primarios en latinoamerica son Colombia, Venezuela y Cuba.

Mateo Grille Caras y Caretas - mailto:[email protected] uno de los más encumbrados opositores del gobierno estadounidense. Junto con Noam Chomsky, es el norteamericano más requerido por los movimientos sociales para tratar de entender qué es lo que se viene. Desde Nueva York, James Petras dialogó con CARASyCARETAS. -¿Estamos asistiendo a la debacle de un imperio o a la confirmación y expansión del mismo? -Yo creo que estamos ante dos procesos simultáneos. Uno es la proyección del poder norteamericano en una serie de guerras de conquista que han tenido militarmente éxito; desde los Balcanes a Afganistán y ahora en Iraq, han conseguido por lo menos el derrocamiento del gobierno y el establecimiento posterior de gobiernos títeres. Están preparando una serie de nuevas guerras a partir de los éxitos que han tenido militarmente contra Irán, Siria y Corea del Norte y más allá están ocupando bases y creando tensiones entre Venezuela y Colombia, o en la triple frontera, o dentro de Bolivia donde el embajador estadounidense está actuando agresivamente y no hay que olvidarse de lo que están generando contra Cuba, que bien podría ser otro blanco en esta nueva ola de esta política de conquista. Cada éxito militar alimenta las nuevas guerras y el problema es que cuando hay un máximo de resistencia bajan las posibilidades, pero esta gente no parece tener mucha resistencia y cada vez que conquista países dentro de un tiempo relativamente corto, a partir de bombardeos muy generalizados lo que genera grandes genocidios que sirven para bajar el costo político dentro de los sectores que apoyan a Bush, que son en estos momentos mayoritarios en el pueblo. Del otro lado, el contrapeso va creando una situación económica muy inestable con la continuación de la recesión, enormes déficit y deudas muy grandes. Uno no puede especular sobre cuando será el momento en que eso empieza a tener un efecto político dentro del país. Porque también puede ser que el chauvinismo sobrepase la crisis interna que se está viviendo aquí. Eso es una cosa que no podríamos pronosticar , entre otras cosas porque en tanto Estados Unidos siga conquistando nuevos terrenos y generando una inestabilidad mundial, también sigue consiguiendo que el dólar domine la mayoría de las transacciones y el financiamiento de estos déficit. En otras palabras, la crisis interna se podría descargar sobre los hombros del resto del mundo, aunque esto es una incógnita, dado que el dólar cayó en los últimos 18 meses un 20%. -¿Qué papel juega el Euro? -No sé exactamente. Yo creo que la fuga del dólar respecto al Euro refleja la debilidad y las condiciones deficitarias de Estados Unidos. También refleja la imagen de E.E.U.U. como una economía de grandes estafadores, de auditores mentirosos. Esa estructura corrupta ha debilitado la tasa de inversión en EEUU y como consecuencia, ha bajado la fuerza del dólar como último refugio para los inversionistas. Y creo que en este sentido, no es que la performance de Europa sea sensacional porque la veo bastante mediocre, pero en relación con las estafas y el descontrol en la bolsa y los

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mercados de capitales estadounidenses, como mal menor los grandes inversionistas prefieren los euros que dólares. -¿El aniquilamiento de la ONU es parte de una estrategia o respondió a la coyuntura? La ONU siempre funcionó como un foro de debates mientras E.E.U.U. ganaba los votos. Cuando E.E.U.U. sintió que no podía tener el apoyo en votos en ONU no tuvo ningún problema en invadir Panamá, República Dominicana o Granada por citar algunos. Incluso la guerra sobre Afganistán no paso por una aprobación o debate en la ONU. Ya desde los sucesos en el Congo, en los años 60, la ONU no funcionaba de forma imparcial ni a favor de los principios que ha declarado siempre. Cuando mataron a Patrice Lumumba, era Dag Hammarskjold el Secretario General que encabezó la misión que derrocó al gobierno. Ejemplos sobran. Lo que hoy tenemos es una opinión mundial que desprecia a la ONU. Y la colaboración de la ONU con Estados Unidos fue evidente con el desarme a Saddam Hussein y con las tramposas declaraciones de Blix y Al-Baradei que dejaron a los iraquíes totalmente desarmados para enfrentar los ataques de E.E.U.U. Todos los terrenos del debate estaban enfocados sobre los problemas de Iraq y no sobre la preparación del genocidio que Estados Unidos iba a cometer. En este sentido, creo que la ONU perdió toda credibilidad como interventor o mediador en estos conflictos, mucho menos como un opositor consecuente a los planes bélicos. Kofi Annan, que es el peor de los cipayos de Estados Unidos, está diciendo textualmente - con el apoyo de Francia y Alemania - que la ONU debe tener un papel importante en la reconstrucción iraquí para dar legitimidad a la administración de Iraq por parte de los invasores. Es muy claro de qué lado está. -¿Por qué Francia, Alemania y Rusia se opusieron en un momento y ahora reclaman un papel reconstructor? - Primero, ellos tenían un gran miedo por las inversiones y posibilidades que tenía en la explotación de Iraq y consideraban que ante la invasión, se podría llegar a monopolizar todo lo que tuviera que ver con el petróleo allí y cortar o controlar el flujo de petróleo hacia estos países. Por lo menos Francia y Alemania cumplen estos casos. Segundo, ellos tienen gran preocupación por el futuro. Mientras Estados Unidos siga esta secuencia de conquistas que van desde Afganistán, Iraq y ahora amenazando irán y Corea con guerras, nadie podrá estar muy seguro. Porque ya los medios masivos están tocando los tambores por una nueva guerra contra Irán y cualquier otro país que se oponga a Israel en Medio Oriente. No podemos subestimar la poderosa influencia que tiene el lobby israelí en la política de Estados Unidos. El señor Collin Powell y Condoleza Rice fueron recorriendo congresos de los judíos en Estados Unidos jurando apoyos a Israel en Medio Oriente y amenazando a Irán y Siria, por lo que obtuvieron muchos aplausos. Y este poder y la representación directa que tienen con una docena de elementos que son los arquitectos de esta guerra de limpieza del Medio Oriente están directamente vinculados con el partido Likud en Israel, no hay nada escondido en esto. Y no sólo judíos. El próximo director de política es un personaje con profundos lazos en Israel. En este sentido, Europa está marginada de una región bajo dominación norteamericana que se apoya a sí mismo y a Israel que quiere regímenes títeres en ese lugar del mundo. -Esta guerra según dicen ha unificado el sentimiento anti norteamericano en el mundo árabe. ¿Eso no podría llegar a "palestinizar" toda la región? -Es difícil aventurar eso. En un sentido surge sí un panarabismo muy fuerte desde la muerte de Abdul Nasser y han tenido enormes movilizaciones y hay hasta un 99% de oposición a los Estados Unidos de un lado. Por otro, hay algunos medios que critican a Estados Unidos y otros que se atreven a criticar a los colaboradores árabes, pero en el fondo lo que hay que ver es que Arabia Saudita, Yemen, Kuwait y todos los demás países árabes en la OPEP han aumentado la producción de petróleo que alimenta a los tanques y aviones que tiran las bombas que destruyen Iraq. Entonces no debemos subestimar el grado de apoyo táctico y estratégico que los mismos países árabes han dado a la guerra imperialista y creo que en este sentido, debemos distinguir entre los pueblos árabes y los gobiernos. Creo además, que las grandes limitaciones de las protestas árabes están ubicadas en el problema de no tener una gran estructura

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organizativa para tumbar los gobiernos. Mientras tanto, los gobiernos están reprimiendo en forma brutal cualquier manifestación que no sea aceptada por los regímenes. Hay miles de presos en Jordania, Egipto y otros países de la región mientras los gobiernos murmullan algo de crítica hacia la guerra genocida de Estados Unidos. -¿Qué papel juega China en todo esto? -China es un país de comerciantes a quienes no les importa mucho más que los mercados, descuidando completamente los problemas militares y estratégicos que van a afectarlos con la monopolización del poder por parte de los Estados Unidos. Han mantenido un perfil bajo, han criticado la invasión pero ni siquiera llegan a un nivel de oposición como el del gobierno francés. Son críticas verbales. Además, no permiten ninguna manifestación contra el genocidio para no perjudicar a los inversionistas extranjeros. Y más aún, este virus nuevo que está afectando a miles y miles de chino incluso en Beijing y Shangai, están escondiéndolos para que no baje la taza de inversión ni la cantidad de visitantes. Es un gobierno muy corrupto que entre sus ingresos por exportación se pierden casi 40.000 millones de dólares por año, o a través de estafas o de reciclar dinero fuera del país. No podríamos crear con un país comerciante y de corruptos una respuesta contundente. -¿Y no es un país que, a pesar de lo que usted dice, amenace la unipolaridad estadounidense en unos años? -Con las tendencias a subordinarse que tiene es difícil pensar eso, pero no sé. Para reorientar la política de China necesita una revolución interna que cambie la configuración de poder. La tendencia a mi juicio es integrarse y subordinarse totalmente al gran capital. Va a ponerlos más dependiente y más seguidores de Estados Unidos. Esa imagen de que China vuelve a ser un gran poder y que tendría una enorme influencia regional está elaborada sobre una premisa que yo creo errónea. Esa premisa es que el crecimiento económico y de los mercados, está determinando la nueva fuerza de China. Pero cuando analizamos quiénes son los que más exportan en China descubrimos que más del 60% de las exportaciones están hechas por empresas extranjeras y entonces el peso realmente chino de este proceso dinámico de exportación está completamente dependiendo de capitales extranjeros y mercados principalmente de Estados Unidos. - ¿Qué amenaza constituye Corea del Norte? Porque es como Iraq, en la medida que es un país independiente que tenía una posición contra la expansión de Estados Unidos y se resiste a ser un satélite norteamericano a costa de su independencia. Todavía tiene una economía colectivizada aunque muy golpeada por el boicot norteamericano y la traición de Rusia y China con venderles o comercializar sobre insumos. Entonces, por estas razones tanto políticas como económicas y militares, los Estados Unidos en esta época de políticas de conquista, consideran a Corea del Norte un peligroso adversario. Es Estados Unidos quien rechaza a firmar un pacto de paz. Es Estados Unidos quien amenaza con lanzar una guerra contra Corea del Norte. Es Estados Unidos quien rompió el acuerdo con el pacto de 1994 para dar petróleo y alimentos a cambio de cerrar las instalaciones atómicas. Así que por ese lado tienes grandes amenazas de Estados Unidos hacia Corea del Norte, tiene pactos rotos unilateralmente y tienes nuevas indicaciones de que Estados Unidos está preparando una guerra, que puede ser nuclear, contra ellos. Los coreanos, muy atentos, están preparándose para aumentar el costo de una invasión norteamericana. Es la única política que les queda es aumentar sus armamentos y echar a los funcionarios de la ONU que tienen una visión tuerta cuando solo miran las armas de Corea del Norte y no miran ni desarman a Estados Unidos que es el verdadero verdugo en este conflicto. Además del plan Colombia, el golpe de estado en Venezuela o lo sucedido hace pocos días en Bolivia, ¿cómo podemos visualizar la ofensiva norteamericana en esta zona? Yo creo que Estado Unidos está aumentando su agresión. Ya tienen bases militares en muchas partes de América, en Ecuador, en Colombia, en Bolivia, están haciendo ejercicios en Argentina e incluso tienen una base militar en B5rasil. Debemos entender, entonces, que estados unidos seguirá su política de conquista. Ahora mismo está creando un punto de gran tensión con Venezuela en la frontera usando paramilitares y militares

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de Colombia para crear incidentes y con ese escenario llamar a la OEA, u Organización de "Colonias" Americanas, con Gaviria que ha mostrado su colores en el conflicto interno. En este sentido, el eje de agresión de Estados Unidos está generalizado pero enfocado primordialmente sobre Venezuela, Colombia y Cuba. En ese marco podemos entender estos últimos hechos en Cuba.... Exactamente aunque creo que allí las agresiones son dobles. En primer lugar el representante norteamericano, James Cason, han hecho enormes intervenciones en toda la isla, han viajado más de 6.000 millas hasta cualquier pueblo donde encuentren un disidente como ellos le llaman, dispuesto a ser funcional para la política norteamericana. Les han dado más de 8.000.000 de dólares para financiar estos supuestos disidentes o periodistas. Si esta gente funcionara así en Estados Unidos ya estaban en cárceles por actuar para un gobierno extranjero, no se registran en Estados Unidos como agentes extranjeros y entonces están sujetos a juicios penales enseguida. (El caso de los cinco Cubanos, ver CARASyCARETAS Nº 86). Ocho millones de dólares supuestamente para estas organizaciones. Hay un sitio de AID (programa de apoyo a la disidencia) que muestra cada entrega, cada organización, el nombre y la tarea a desarrollar y dicen textualmente que "financiamos organizaciones que coincidan con nuestra política para derrocar al gobierno de Cuba". En este marco, entonces, dadas las declaraciones bélicas, Cuba no puede tolerar a personajes como ese representante norteamericano que tiene a cierta gente funcionando para la política estadounidense en un período que no quiero llamar de preguerra, pero sí de grandes agresiones. Creo que es algo que la Seguridad Nacional de Cuba está haciendo para protegerse de la agresión externa de Estados Unidos. Y por otro lado, los Estados Unidos han creado esto para ejercer presión e intentar agresiones internas que justifiquen una escalada de agresiones externas. Y creo que está jugando tal vez para la expulsión del representante estadounidense en Cuba y así poder cerrar la oficina de intereses de los cubanos en Estados Unidos para intimidar a la gran mayoría de empresarios y representantes que está a favor de abrir el comercio y terminar de una vez con el bloqueo económico. ¿Qué le queda a la sociedad civil por hacer ante tanta arrogancia bélica? Primero, formar y coordinar redes de movilizaciones en todo nivel. Un frente amplio entre pacifistas, guerreristas, musulmanes y todos los que están contra este militarismo guerreristas. Segundo, organizar boicots de los más conocidos productos norteamericanos a nivel mundial. Tercero, montar campañas educativas mostrando las limitaciones y el papel de la ONU en este proceso de avanzada del imperialismo y, por último, tratar de transformar los gobiernos en cada país para que tengan políticas exteriores que defiendan los intereses internos. Lo que no podemos es quedar esperando que el imperio se caiga por sus propias contradicciones y acuñar frases como que la hegemonía está terminando y esas cosas. Porque está resurgiendo una enorme ola de militarismo aquí que continuará con una enorme secuencia de guerras y hay que entenderlo. Lo que pongan la cabeza bajo la arena diciendo que por suerte ya termina lo de Iraq se están engañando. Aquí ya empezó la campaña para invadir Irán y Corea del Norte. El The New York Times ya dice cosas por el estilo y tiene enorme apoyo de muchos grupos judíos y pro gubernamentales y además el gobierno está totalmente por fuera de cualquier control del Congreso y sus Constituyentes. -¿Y todo esto tiene tiempo estimado? -Es difícil. Hoy están preparando el terreno. Si traen a los europeos para que limpien la sangre en Iraq, se podrán dedicar exclusivamente a eso, de lo contrario les tomará un tiempo mayor pero ya comenzaron a hablar del tema. Es exactamente el mismo patrón que configuraron en Afganistán. Puede ser en seis meses o puede ser en un año, uno nunca sabe cómo funciona el calendario.

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6 de mayo de 2003

De cómo algunos intelectuales de Occidente le hacen el juego al imperialismo

La responsabilidad de los intelectuales: Cuba, los Estados Unidos y los derechos humanos James Petras Traducido para Rebelión por Manuel Talens (www.manueltalens.com) De nuevo, los intelectuales han decidido intervenir en un debate, esta vez sobre el imperialismo estadounidense y los derechos humanos en Cuba. "¿Qué importancia tiene el papel de los intelectuales?", me pregunté a mí mismo un soleado sábado por la tarde (el 26 de abril de 2003), mientras paseábamos por la madrileña Puerta del Sol y el eco de los gritos contra Castro de varios centenares de manifestantes resonaba en la plaza casi vacía. A pesar de una docena de artículos y columnas de opinión de conocidos intelectuales en los principales periódicos de Madrid, de las horas de propaganda en radio y televisión y del apoyo de burócratas sindicales y jerifaltes de partidos, sólo acudieron a la convocatoria unos ochocientos manifestantes, la mayor parte de ellos exiliados cubanos. "Está claro", me respondí, "que los intelectuales contrarios a Cuba tienen poco o ningún poder de convocación, al menos en España". Pero la impotencia política de los escritores contrarios a Castro no significa que los intelectuales en general no representen un papel importante; tampoco la falta de resonancia popular significa que carezcan de recursos, sobre todo si cuentan con el apoyo de la máquina guerrera y propagandística estadounidense, que amplifica y disemina sus palabras en todo el planeta. Para poder adoptar una decisión en el debate que bulle entre intelectuales sobre los derechos humanos en Cuba y el imperialismo estadounidense, vale la pena tomar distancias y considerar el papel de los intelectuales, el contexto y las principales cuestiones que enmarcan el conflicto entre los Estados Unidos y Cuba. El papel de los intelectuales El papel de los intelectuales consiste en clarificar las cuestiones más importantes y definir las amenazas a la paz, a la justicia social, a la independencia nacional y a la libertad en cada período histórico, así como en identificar y apoyar a los defensores de los mismos principios. Los intelectuales tienen la responsabilidad de distinguir entre las medidas defensivas tomadas por países y pueblos sometidos al ataque imperial y los métodos ofensivos del poder imperial en su campaña de conquista. El establecimiento de equivalencias morales entre la violencia y la represión de los países imperiales conquistadores y los del Tercer Mundo sometidos a ataques militares y terroristas es el colmo de la doblez y de la hipocresía. Los intelectuales responsables examinan críticamente el contexto político y analizan las relaciones entre el poder imperial y sus funcionarios locales a sueldo –los denominados "disidentes"–, en vez de otorgar un fíat moral basado en sus pocas luces y en sus imperativos políticos. Los intelectuales comprometidos que pretenden hablar con autoridad moral, sobre todo los que presentan como garantía su crítica del imperialismo, tienen la responsabilidad política de desmitificar el poder y el estado y la manipulación de los medios, sobre todo en lo relativo a la retórica imperial de violaciones de derechos humanos por parte de estados independientes del Tercer Mundo. En los últimos tiempos hemos visto cómo demasiados intelectuales "progresistas" occidentales

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apoyaban o bien guardaban silencio ante la destrucción estadounidense de Yugoslavia y la limpieza étnica de más de 250.000 serbios, gitanos y otra etnias en Kosovo, y se tragaban la propaganda estadounidense de una "guerra humanitaria". Todos los intelectuales de los Estados Unidos (Chomsky, Zinn, Wallerstein etc...) apoyaron el levantamiento fundamentalista en Afganistán –financiado por el Pentágono contra el gobierno civil prosoviético, con el pretexto de que la Unión Soviética había "invadido" el país y los fanáticos fundamentalistas eran "disidentes" que defendían la "autodeterminación"–, estratagema propagandística confesada y satisfactoriamente ejecutada por el jactancioso antiguo consejero de seguridad nacional Zbig Bryzinski. Tanto entonces como ahora, intelectuales prestigiosos blanden sus cartas credenciales pasadas como "críticos" de la política exterior estadounidense para prestar credibilidad a su denuncia poco informada de las presuntas transgresiones morales cubanas, y comparan la detención en Cuba de funcionarios pagados por el Ministerio de Asuntos Exteriores estadounidense y la ejecución de tres secuestradores terroristas con los crímenes de guerra del imperialismo estadounidense. Los practicantes de equivalencias morales aplican un microscopio a Cuba y un telescopio a Estados Unidos, lo cual les presta una cierta aceptabilidad entre los sectores liberales del imperio. Imperativos morales y realidad cubana: la moralidad como falta de honradez Los intelectuales están divididos en lo relativo al conflicto entre los Estados Unidos y Cuba: Benedetti, Sastre, Petras, Sánchez-Vázquez, Pablo González Casanova y muchos otros defienden a Cuba; los intelectuales de la derecha, entre ellos Vargas Llosa, Savater y Carlos Fuentes, como era de esperar, han publicado sus diatribas habituales contra Cuba, y un pequeño ejército de intelectuales asimismo progresistas –Chomsky, Saramago, Galeano, Sontag, Zinn y Wallerstein– se ha unido el coro de condenas, agitando sus posiciones críticas anteriores en un esfuerzo por distinguirse tanto de los opositores de la derecha como de los cubanos a sueldo. Es este último grupo de "progresistas" el que le ha causado mayor daño al floreciente movimiento antiimperialista y estas líneas críticas van dirigidas a ellos. La moralidad basada en la propaganda es una mezcla mortal –en particular cuando los juicios morales provienen de prestigiosos intelectuales izquierdistas y la propaganda emana de la administración ultraderechista de Bush. Muchos de los críticos "progresistas" de Cuba reconocen, de pasada y en términos generales, que los Estados Unidos han sido un agresor hostil contra la isla, por lo que "generosamente" le conceden a este país el derecho a la autodeterminación, pero luego se lanzan a una serie de acusaciones infundadas y de falsificaciones desprovistas de cualquier contexto especial que hubiera podido servir para clarificar las cuestiones y proporcionar una base razonada a... "los imperativos morales". Lo mejor es empezar por los hechos más fundamentales. Los críticos de la izquierda, sobre la base del etiquetado del Ministerio de Asuntos Exteriores estadounidense, denuncian la represión del gobierno cubano de individuos, disidentes, periodistas, dueños de bibliotecas privadas y miembros de partidos políticos implicados en actividades políticas no violentas que intentan ejercer sus derechos democráticos. Lo que los "progresistas" no pueden o no quieren reconocer es que los detenidos eran funcionarios a sueldo del gobierno estadounidense. Según la Agencia de Desarrollo Internacional (AID), que es la principal agencia federal de subvenciones y préstamos para la implementación de la política exterior estadounidense, el Programa USAID destinado a Cuba (resultante de la ley Helms-Burton de 1996) ha canalizado desde 1997 más de 8,5 millones de dólares US a los opositores cubanos del régimen de Castro, destinados a publicaciones, encuentros y propaganda favorable al derrocamiento del gobierno cubano, en coordinación con ONG, universidades, fundaciones y otros grupos (véase Profile of the USAID Cuba Program, en el sitio web de AID). El programa U.S.AID, a diferencia de su estilo habitual, no envía los pagos al gobierno de Cuba, sino a su clientela cubana de "disidentes". Los criterios para la

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financiación son meridianos: todo aquel que desee recibir pagos y subvenciones debe haber manifestado un claro compromiso favorable al "cambio de régimen", propiciado por los Estados Unidos, hacia el "mercado libre" y la "democracia", sin duda similar a la dictadura colonial estadounidense en Irak. La ley Helms-Burton, el Programa U.S.AID, los funcionarios cubanos a sueldo y el manifiesto progresista de los intelectuales "condenan la falta de libertad, el encarcelamiento de disidentes inocentes, y piden un cambio democrático de régimen en Cuba". Se trata de extrañas coincidencias que requieren un análisis. Los periodistas cubanos que han recibido 280.000 dólares de Cuba Free Press no son disidentes, sino funcionarios a sueldo. Los grupos de "derechos humanos" cubanos, que recibieron 775.000 dólares de la tapadera de la CIA "Freedom House", no son disidentes, dado que su misión consiste en promover la "transición" (el derrocamiento) del régimen cubano. La lista de subvenciones y pagos a "disidentes" (funcionarios) cubanos por parte del gobierno estadounidense es larga y detallada y accesible a todos los críticos progresistas morales. Lo que debe contar es que los opositores encarcelados por el gobierno cubano eran funcionarios a sueldo del gobierno estadounidense, pagados para poner en práctica los objetivos de la ley Helms-Burton según los criterios del U.S.AID y bajo la dirección de James Cason, el jefe de la Sección de la US Interest Section en La Habana. Entre el 2 de septiembre de 2002 y marzo de 2003, Cason mantuvo docenas de reuniones con sus "disidentes" cubanos, tanto en su casa como en su oficina, para darles instrucciones y directrices sobre qué escribir y cómo reclutar, mientras que pronunciaba arengas públicas contra el gobierno cubano, de manera muy poco diplomática. USAID proporcionó a los funcionarios cubanos a sueldo de Washington equipos de comunicación electrónica, libros y otros materiales de propaganda, así como dinero para financiar "sindicatos" favorables a los Estados Unidos a través de la tapadera denominada "American Center for International Labor Solidarity". No se trata de bienintencionados "disidentes" que desconocen quién les paga y cuál es su papel como agentes imperiales, puesto que el informe de USAID (en la sección titulada "The US Institutional Context") señala que el Programa de Cuba está financiado a través del Fondo de Apoyo Económico, cuyo objetivo consiste en apoyar los intereses económicos y de política exterior de los Estados Unidos mediante ayudas financieras a aliados [sic] y a países en transición hacia la democracia". Ningún país del mundo tolera o etiqueta de "disidentes" a aquellos entre sus ciudadanos que están a sueldo y trabajan para promover los intereses imperiales de un poder extranjero. Esto es sobre todo verdad en los Estados Unidos, donde el apartado 18 de la sección 951 del U.S. Code establece que "cualquiera que dentro de los Estados Unidos acepte trabajar bajo la dirección o el control de un gobierno o funcionario extranjero podrá ser sometido a procesamiento penal y una condena de diez años cárcel". Salvo que, desde luego, esté inscrito como agente extranjero a sueldo o trabaje para el gobierno israelí. Los intelectuales "progresistas" estadounidenses han abdicado de sus responsabilidades como analistas y críticos y aceptan sin poner en entredicho que el Ministerio de Asuntos Exteriores de los Estados Unidos califique a sus funcionarios a sueldo de disidentes que luchan por la "libertad". Algunos defensores de los agentes-disidentes protestan porque estos funcionarios fueron condenados a "sentencias escandalosamente largas". De nuevo, la miopía empírica da lugar a moralizaciones mendaces. Cuba se halla en pie de guerra. El gobierno de Bush ha declarado que el país está en la lista de objetivos militares susceptibles de invasión y de destrucción masiva. Y, por si acaso nuestros intelectuales moralistas no están al corriente, Bush, Rumsfeld y los halcones sionistas de la Administración cumplen lo que dicen. La total falta de seriedad de Chomsky, Zinn, Sontag y los dictados morales de Wallerstein se deben a que no logran reconocer la amenaza inminente de una guerra estadounidense con armas de destrucción masiva, anunciada por adelantado. Esto resulta particularmente oneroso si consideramos que muchos de los detractores de Cuba viven en los Estados Unidos,

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leen la prensa estadounidense y son conscientes de hasta qué punto a las declaraciones militaristas suelen seguir acciones genocidas. Pero a nuestros moralistas no les preocupa el contexto ni las amenazas inmediatas o futuras contra Cuba, pues prefieren ignorar todo para demostrarle al Departamento de Estado que no sólo se oponen a la política exterior estadounidense, sino que también condenan a cada país, sistema o líder independiente que se oponga a los Estados Unidos. En otras palabras, señor Ashcroft, cuando castigue usted a los "apólogos" del "terror" cubano, recuerde que nosotros somos diferentes, también condenamos a Cuba y también exigimos un cambio de régimen. Los críticos de Cuba no hacen caso de que los Estados Unidos han puesto en marcha una estrategia politicomilitar de dos vertientes, con el objetivo de controlar el país. Washington proporciona asilo a piratas del aire, hace todo lo posible para desestabilizar la economía turística de Cuba y trabaja estrechamente con la terrorista Cuban American Foundation en sus intentos de asesinato de líderes cubanos. Hay nuevas bases estadounidenses en la República Dominicana, Colombia y El Salvador y un campo de concentración cada vez mayor en Guantánamo, y todo ello con el objetivo de facilitar una invasión. El embargo estadounidense es cada vez más intenso, con el apoyo de los regímenes derechistas de Berlusconi en Italia y de Aznar en España. La actividad agresiva y abiertamente política de James Cason, de la Interest Section, similar a la de sus seguidores cubanos entre los funcionarios-disidentes, forma parte de la estrategia interior diseñada para minar la lealtad cubana hacia el régimen y la revolución. Nuestros prestigiosos críticos intelectuales han decidido ignorar la conexión existente entre ambas tácticas y su convergencia estratégica, pues prefieren darse el lujo de emitir prédicas morales sobre la libertad en todas partes y para todos, incluso cuando un Washington psicópata coloca el cuchillo en la garganta de Cuba. No, gracias, señores Chomsky, Sontag y Wallerstein, Cuba actúa con toda la razón cuando les pega a sus atacantes una patada en las pelotas y los envía a que se ganen honradamente la vida cortando caña. La pena de muerte para los tres terroristas que secuestraron un bote es un duro tratamiento, pero igual de dura era la amenaza que pesó sobre las vidas de cuarenta pasajeros cubanos que afrontaron la muerte a manos de los secuestradores. De nuevo, nuestros moralistas olvidan hablar de los actos temerarios de piratería aérea y de otros complots descubiertos a tiempo. Los moralistas no logran entender por qué estos terroristas desesperados buscan escapar de Cuba de manera ilegal. La Administración de Bush ha eliminado prácticamente el programa de visados para emigrantes cubanos que deseen marcharse. Los visados han disminuido desde 9000 durante los cuatro primeros meses de 2002 a 700 en 2003. Se trata de una táctica sutil para alentar actos terroristas en Cuba y luego denunciar las duras sentencias, que a su vez hacen cantar el coro de los que dicen sí en el rincón del amén de la progresía intelectual estadounidense y europea. ¿Es simplemente ignorancia lo que hay tras estas declaraciones morales contra Cuba o es algo más, un chantaje moral destinado a obligar a sus colegas cubanos a rebelarse contra su régimen, su gente, so pena de afrontar el oprobio de intelectuales prestigiosos y de verse todavía más aislados y estigmatizados como "apólogos de Castro"? Por un lado están las amenazas explícitas de Saramago de abandonar a sus amigos cubanos y de abrazar la causa de los funcionarios a sueldo de los Estados Unidos. Por el otro, las amenazas implícitas de no volver a Cuba y de boicotear sus conferencias. ¿Es una cobardía moral el salir en defensa del imperio y meterse con Cuba justo cuando ésta se enfrenta a una amenaza de destrucción masiva por haber encarcelado agentes a sueldo, decisión que cualquier país del mundo hubiera tomado? Lo que resulta francamente vergonzoso es que hagan caso omiso de los enormes logros de la revolución cubana en el empleo, la educación, la salud y la igualdad, de su heroica oposición, basada en los principios, a las guerras imperiales –Cuba es el único país que lo dice claramente– y de su capacidad de resistir casi cincuenta años de invasiones. ¡¡Eso no cuenta nada para los intelectuales estadounidenses, eso es escandaloso!! La actitud de los intelectuales es

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una desgracia, una marcha atrás en busca de respetabilidad después de haberse "atrevido" a oponerse a la guerra estadounidense junto con otros treinta millones de personas en el mundo. Éste no es el momento de "equilibrar" las cosas condenando Cuba, pidiendo un cambio de régimen o apoyando la causa de los funcionarios-disidentes cubanos "adictos al "mercado". Vale la pena recordar que los mismos intelectuales progresistas apoyaron a "disidentes" financiados por Soros y por el Ministerio de Asuntos Exteriores de los Estados Unidos en la Europa del Este y en la Unión Soviética. Los "disidentes" entregaron el país a la mafia rusa, tras lo cual la esperanza de la vida disminuyó cinco años (más de 10 millones de rusos murieron de forma prematura tras la ruina del sistema sanitario nacional), mientras que en Europa Oriental los "disidentes" cerraron los astilleros de Gdansk, ingresaron en la OTAN y proporcionaron mercenarios para la conquista estadounidense de Irak. Brilla por su ausencia entre estos partidarios actuales de los "disidentes" cubanos cualquier reflexión crítica sobre los resultados catastróficos de sus diatribas anticomunistas y de sus manifiestos a favor de los "disidentes" que hoy son soldados del imperio estadounidense en Oriente Próximo y en la Europa central. Nuestros moralistas estadounidenses no han reflexionado nunca –lo repito, nunca– de manera crítica sobre sus fracasos morales pasados o presentes, ya que, mire usted, están a favor de la "libertad en todas partes", incluso cuando la gente "equivocada" toma el poder y el "otro" imperio lo asume y millones de seres mueren de enfermedades curables y florecen las redes de esclavitud blanca. Su respuesta es siempre la misma: "Esto no es que queríamos, deseábamos una sociedad libre, justa e independiente, pero cuando exigíamos un cambio de régimen y apoyábamos a los disidentes nunca sospechamos que el imperio se quedaría con todo, se convertiría en la única superpotencia y de dedicaría a colonizar el mundo". Los intelectuales moralistas deben aceptar la responsabilidad política de las consecuencias sin esconderse tras tópicos morales abstractos, ni en el caso de su complicidad pasada con el auge de imperio ni en el de sus escandalosas declaraciones actuales contra Cuba. No pueden alegar que desconocen las repercusiones de lo que dicen y de lo que hacen. No pueden pretender inocencia después de todo lo que han visto, han leído y han escuchado sobre los proyectos estadounidenses de guerra contra Cuba. La autora y promotora principal de la declaración anticubana en los Estados Unidos (firmada por Chomsky, Zinn y Wallerstein) es Joanne Landy, que se declara "socialista democrática" y que desde hace cuarenta años aboga por el derrocamiento violento del gobierno cubano. En la actualidad es miembro del Council on Foreign Relations (CFR), una de las principales instituciones que desde hace medio siglo han asesorado al gobierno estadounidense en política imperial. Landy apoyó públicamente la invasión estadounidense de Afganistán y de Yugoslavia, así como a la organización terrorista albanesa KLA, responsable del asesinato de dos mil serbios y de la limpieza étnica de cientos de miles de serbios y otros grupos en Kosovo. No sorprende en absoluto que la declaración escrita por esta camaleónica extremista de derecha no contenga mención alguna a los logros sociales de Cuba y a su oposición frente al imperialismo. Preciso es señalar, además, que a lo largo de su ascensión a posiciones influyentes en el CFR, Landy fue una opositora visceral de la revolución china, de la vietnamita y de otras revoluciones sociales. Por mucho que se jacten de su conciencia crítica, los intelectuales "progresistas" han pasado por alto la indeseable política de la autora que promovió la diatriba contra Cuba. El papel del intelectual en la actualidad Muchos críticos de Cuba hablan de "principios" como si fuesen algo único y aplicable a todas las situaciones, con independencia de quién esté implicado y de las consecuencias. La aplicación de "principios" como el de la "libertad" a los

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responsabilizados de la planificación del derrocamiento del gobierno cubano en complicidad con el Ministerio de Asuntos Exteriores de los Estados Unidos convertiría a Cuba en otro Chile –donde Allende fue derrocado por Pinochet– y conduciría a una inversión de las ventajas populares de la revolución. Hay principios más básicos que la libertad para funcionarios cubanos a sueldo del imperio, y son la seguridad nacional y la soberanía popular. Existe una cierta atracción, sobre todo entre la izquierda progresista estadounidense, por las víctimas del Tercer Mundo, por quienes sufren derrotas, así como una aversión por los revolucionarios que tienen éxito. Al parecer, los intelectuales estadounidenses progresistas siempre encuentran una coartada para evitar comprometerse con la revolución. Si el estado juega un papel importante en la economía o tienen lugar movilizaciones de masas, sacan el viejo estribillo del "estalinismo" y hablan de "dictaduras plebiscitarias"; y si las agencias de seguridad previenen satisfactoriamente la actividad terrorista, hablan de "estado policiaco represor". El hecho de vivir en la nación menos politizada de la tierra, con uno de los aparatos sindicales más serviles y corruptos de Occidente y sin ninguna influencia política fuera de los campus universitarios, hace que los intelectuales de los Estados Unidos no tengan ningún conocimiento práctico o experiencia de las amenazas cotidianas y de la violencia que pende sobre los gobiernos revolucionarios y sobre los activistas en América Latina. Sus conceptos políticos, los criterios que esgrimen para condenar o aprobar cualquier actividad política, no existen en ninguna parte excepto en sus cabezas, en su agradable y progresista entorno universitario, donde disfrutan de todos los privilegios de la libertad capitalista y no corren ninguno de los riesgos contra los que los revolucionarios del Tercer Mundo deben defenderse. Un poco de modestia, queridos intelectuales prestigiosos, críticos y predicadores de libertad. Hagan introspección y pregúntense si les gustaría caer en manos de una organización terrorista con sede en Miami. Pregúntense si les resultaría agradable estar sentados en el café de uno de los principales hoteles turísticos de La Habana y que de pronto estallara una bomba, un regalito de los terroristas que toman cerveza con Jeb, el hermano del Presidente. Piensen en lo que es la vida en un país que está en el número uno de la lista negra del régimen imperial más violento que ha existido desde la Alemania nazi. Si lo hacen, quizá sus sensibilidades morales atenuarían sus condenas de la política de seguridad cubana y podrían contextualizar sus escrúpulos morales. Quiero concluir estas líneas estableciendo mis propios "imperativos morales", dedicados a los intelectuales críticos. El primer deber de los intelectuales de Europa y de América consiste en oponerse a sus propios dirigentes imperiales que pretenden conquistar el mundo. El segundo deber consiste en clarificar las cuestiones morales implicadas en la lucha entre militaristas imperiales y la resistencia popular/nacional y en rechazar la postura hipócrita que compara el terror de masas del uno con las restricciones justificadas y a veces excesivas de seguridad del otro. El intelectual crítico debe establecer normas de integridad política y personal con respecto a los hechos y cuestiones antes de emitir juicios morales. El intelectual crítico debe resistir a la tentación de convertirse en "héroe moral del imperio" por el hecho de negarse a apoyar las luchas victoriosas populares y los regímenes revolucionarios, que no son perfectos y que carecen de todas las libertades puestas a la disposición de los intelectuales impotentes e incapaces de amenazar al poder (que, por eso mismo, gozan del derecho de reunión, de discusión y de crítica). El intelectual crítico debe negarse a ser el juez, el fiscal y el jurado que condena a los progresistas que tienen el coraje de defender a los revolucionarios. El ejemplo más ridículo de esto ha sido el burdo ataque de Susan Sontag contra el novelista y premio Nobel colombiano Gabriel García Márquez, al que acusó de falta de integridad y de ser un apólogo del terror cubano [sic]. Sontag profirió su acusaciones difamatorias en Bogotá (Colombia). Las brigadas de la muerte colombianas, que trabajan con el régimen y con los militares, han matado a más sindicalistas y periodistas que en

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cualquier lugar en el mundo, y lo hacen por mucho menos que por ser "un apólogo" del régimen de Castro. Se trata de la misma Sontag que fue partidaria entusiasta de la invasión imperial estadounidense y del bombardeo de Yugoslavia, apóloga del régimen fundamentalista bosnio y testigo silenciosa de la matanza y de las limpiezas étnicas de serbios y otras etnias en Kosovo. ¡Menuda integridad moral! El inestimable sentido de superioridad que poseen los intelectuales de Nueva York hace que Sontag pueda señalar con el dedo a García Márquez y se quede convencida de que ha hecho una gran declaración moral. Los intelectuales de Europa y de los Estados Unidos no deberían confundir su propia inutilidad política y su posición inconsecuente con las de sus colegas los intelectuales comprometidos latinoamericanos. Hay lugar para el diálogo constructivo y el debate, pero nunca para los ataques personales ofensivos contra individuos que viven amenazados a diario. A los intelectuales críticos les resulta fácil ser "amigos de Cuba" en los buenos tiempos de celebraciones, cuando los invitan a dar conferencias Es mucho más difícil ser "amigo de Cuba" cuando un imperio totalitario amenaza a la isla heroica y pone sus pesadas manos sobre los defensores. Es en tiempos como los actuales –con guerras permanentes, genocidios y agresiones militares–, cuando Cuba necesita la solidaridad de los intelectuales críticos, solidaridad que está recibiendo de todas partes de Europa y, en particular, de América Latina. Ya va siendo hora de que nosotros, en los Estados Unidos, con nuestros ilustres y prestigiosos intelectuales progresistas, de sensibilidades morales majestuosas, reconozcamos que hay una revolución vital, heroica, que lucha para defenderse contra el gigante del norte y, modestamente, dejemos de lado nuestras importantes declaraciones, apoyemos esa revolución y nos unamos al millón de cubanos que acaban de celebrar el 1 de mayo con su líder, Fidel Castro.

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7 de mayo de 2003

«Estados Unidos tiene el proyecto de conquistar el poder mundial» El Irak post Sadam - Entrevista a James Petras Rosa Meneses Aranda El Mundo, España Martes, 29 de Abril de 2003 Ayudado por su humor ácido e irónico, el sociólogo y politólogo estadounidense James Petras es uno de los intelectuales más críticos con la política exterior de su país. El pasado fin de semana, acudió a Madrid para participar en un acto solidario con el pueblo iraquí, organizado por el Comité de Solidaridad con la Causa Arabe, tras el que accedió a entrevistarse con EL MUNDO. Pregunta.- ¿Cómo evolucionará Irak después de Sadam Husein y con la presencia de las tropas de Estados Unidos? Respuesta.- EEUU trata de consolidar su dominación en Irak mediante los cipayos iraquíes en el exilio y una estrategia para dividir y debilitar a la oposición. No será un camino fácil para las personas que Washington ponga en los puestos clave del Gobierno, pues no tienen apoyo interno. Es más, son vistos como una extensión del poder extranjero. En Irak no hay ninguna figura con legitimidad para llevar las riendas del Gobierno. Esto implica que la estancia de EEUU en Irak será prolongada y que tendrá que proteger a los funcionarios no aceptados. La Casa Blanca intentará también politizar las diferencias étnicas y religiosas. La resistencia a la ocupación está comenzando con fuerza y será más profunda en la medida en que Washington comience a aplicar sus políticas para tomar el control de la industria petrolera iraquí. P.- George Bush ya está apuntando a Siria y a Irán. ¿Cuál cree que será el próximo objetivo de la guerra contra el terror? R.- No cabe duda de que EEUU tiene el proyecto de conquistar el poder mundial. Y este proyecto tiene una gran influencia sionista fanática y militarista que no hay que subestimar. Por otra parte, mucho antes del 11-S ya figuraban en la agenda estadounidense los planes para atacar Afganistán. Tras los atentados, esta guerra se justificó con la teoría de la conspiración internacional terrorista dirigida por Osama bin Laden desde las cuevas de Afganistán.Desde entonces, no se ha producido ningún atentado en Europa o en EEUU. No hay una conspiración terrorista. Es astrología.Es una invención que persigue generar paranoia para justificar guerras políticas. P.- Los motivos de Bush para ocupar Irak están claros; pero ¿qué intereses mueven a Tony Blair y José María Aznar? R.- Blair no se vende, se alquila. Aznar es un neofranquista que no necesita beneficios económicos para prestarse. Comparte la visión imperialista de Bush y, para él, esto ha sido una conquista política. Tal vez le suponga algún contratito en la reconstrucción. P.- ¿Por qué EEUU ataca a Irak con la excusa de que tiene armas de destrucción masiva y, en cambio, mantiene negociaciones para que Corea del Norte suspenda su programa nuclear? R.- Por tres razones: Irak tiene petróleo, está en una región estratégica y es un país adversario de Israel. En Corea del Norte hay otros factores. Uno es que Corea del Sur percibe a EEUU como más peligroso que su vecino del norte. Otro es que en la región no hay apoyo a las pretensiones belicistas de Washington. Y, por último, que Corea del

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Norte tiene poderosas armas nucleares, misiles transatlánticos y posibilidades de lanzarlos. Esto sirve de estrategia de contención. Además, el costo de una guerra contra Pyongyang sería muy alto. P.- ¿Qué esperanza les queda a todos aquellos que se manifestaron en contra de la guerra? ¿Su lucha ha sido en vano? R.- Mucha gente ha obtenido respuestas, ha aprendido y ha profundizado sus conocimientos sobre la esencia imperialista de EEUU. También aprendió los límites de la ONU. Si bien algunos manifestantes sienten que su postura se ha debilitado porque finalmente Washington ha ocupado Irak, otros se van a radicalizar y van a convertir su oposición a la guerra en apoyo a la resistencia iraquí contra la presencia de EEUU. Hemos perdido batallas, pero no la guerra.Tenemos que plantearnos políticas nuevas más allá de las protestas.Hay que avanzar desde la protesta a la política. Desde las manifestaciones espontáneas a la profundización en las estrategias políticas.

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29 de mayo de 2003

Reportaje a James Petras en Neuquén Mano a mano con un grande de la izquierda internacional (Primera parte) Por Elio Brat desde Neuquén ¿Cómo llega a ser el Petras que hoy conocemos? "Mi padre era un trabajador que cortaba peces y yo lo seguí a él en ese trabajo. Empecé a los 14 años y trabajé cuatro con él, mientras estuve en la escuela secundaria. Hasta que un día, después de pasar una noche con amigos y habiéndome levantado, como era común, a las cinco de la madrugada para ir a comprar los peces, se me escapó el cuchillo y me corté casi todos los dedos. No los perdí pero fue muy problemático? Entonces mi padre me dijo que mejor que siguiera los estudios porque para ese trabajo no servía. Decía que tenía mi cabeza en otro lado. Y me dijo: "mejor que estudies porque no servís como trabajador?". Así que me transformé en un intelectual porque soy un obrero fracasado? (risas). MI madre era una mujer educada que nació bajo el imperio otomano, y eso hizo que tuviera, por lo menos, una actitud nacionalista. En mi casa nosotros hablábamos griego y ella era de un territorio muy cerca de Asia, de Turquía y cerca de Palestina, del Medio Oriente. Pero cuando fui a la universidad, eran tiempos malos porque había macartismo y mucho miedo e intimidación. Tenía amigos judíos cuyos padres era por lo menos socialdemócratas y nuestro barrio era algo curioso. Teníamos muchas discusiones mientras tomábamos cerveza y hablábamos de política, de religión y temas como el existencialismo. Así que, por fin, decidí abandonar el lugar donde vivimos cerca de Boston y me fui a California porque entendía que en la universidad de allá las cosas eran más progresistas. Llegué en el período de los grupos rebeldes culturales. Pero luego del primer semestre dejé la universidad y empecé a escribir cuentos y poesías que leía en los bares y cafés donde nos juntábamos para ver y escuchar lo que habíamos escrito. Y en 1960, en San Francisco fue donde conocí grupos marxistas, quienes me convencieron -o me convencí yo mismo leyendo libros de Marx, Lenin, Trotsky, Gramsci- de sus ideas. La verdad es que también me radicalicé acompañando la Revolución Cubana, cada vez que los cubanos se iban más y más a la izquierda, declarándose una revolución socialista. Y fue en esa época que mis compañeros me convencieron de volver a trabajar en una fábrica. Así lo hice durante tres años en una metalúrgica que mantenía máquinas automáticas que pelaban fruta. La verdad es que no reclutamos a nadie ya que eran buenos tiempos para los obreros de las fabriles, quienes tenían aumento de salarios de 6 a 7 por ciento anual. Y eran muy pocos los que nos escuchaban". ¿En qué organización militaba? "Estaba en un grupo que se llamaba Partido de Obreros Socialistas, que era un grupo trotskista. Pero desde el comienzo yo tenía una visión diferente de cómo hacer política. Ese tiempo en la fábrica generó muchas lealtades con los obreros, que eran en su mayoría conservadores del sur pero también eran muy solidarios cuando me expulsaron de la fábrica por estar en una manifestación contra el macartismo.

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Cuando tomamos el ayuntamiento en San Francisco, la policía federal fue a la fábrica y pidieron mi expulsión como castigo. Allí, los obreros -entre los cuales había muchos que eran veteranos de la guerra en Corea y otros que venían del sur y que eran medio racistas- cuando llegó le momento de mi expulsión, el delegado de la fábrica se me acercó y me dijo que no estaba de acuerdo con mis opiniones pero que él respetaba el derecho que tenía de decirlas. Así fue como los obreros amenazaron con cerrar la fábrica y hasta convencieron a la burocracia sindical para que me respalden porque sino van a perder todo el respeto en una fábrica donde había cien obreros calificados. Y la lucha se ganó y me tenían que reinsertar en el trabajo. Pero como me notificaron con sólo 24 horas y yo estaba visitando a mi madre, al volver me dijeron que como no había aparecido me indemnizaban con salarios por un año. Con eso vuelvo a la universidad de Berkeley, donde participé en la lucha en defensa de Cuba contra la política agresiva de Kennedy. En esa universidad que era la mayor, creamos un gran movimiento de estudiantes que llegaron a ser unos 40 activistas trotskistas, incluyendo muchos jóvenes que eran anarquistas y de la nueva izquierda. El tema es que nuestro partido miraba todo ese movimiento como un gran peligro, porque no aceptábamos la verticalidad. Al final tuvimos alguna discrepancia y nos fuimos todos. El partido se quedó con dos personas. Allí empezamos a integrarnos a la lucha de masas de los negros y de los antiguerra, con los cuales llevamos a cabo las primeras grandes huelgas generales estudiantiles que tuvieron de más de 30 mil jóvenes. Ese movimiento detonó en todo el país. Terminé esta fase de mi vida y preparando mi tesis fui a Chile, Perú y Argentina. Pero concentrándome especialmente en Chile, escribí una tesis sobre el proceso de lucha y la formación socioeconómica de Chile. Y mi tesis ganó un premio, publicándose como un libro que también llegó a editarse en Argentina. El libro era un poco profético porque en el último capítulo escribí que era muy probable que gane (Salvador) Allende las elecciones (de 1970) pero que iba a encontrar el autoritarismo chileno latente y muchas fuerzas para derrocarlo. Eso fue en el año 1968, donde la tendencia para mí era clara por la trayectoria de Allende. Pero también algo descubrí debajo de la fachada cívica democrática de Chile, donde existía un fuerte autoritarismo y una historia de odio de clases desde arriba. Allí participé varios años asesorando al gobierno de Allende, trabajando con varias personas y también manteniendo relaciones con grupos extraparlamentarios. Finalmente salí de Chile nueve días antes del golpe del 11 de septiembre del '73 porque pensaba que todo estaba perdido una vez que Allende aceptó la renuncia de los tres generales constitucionalistas. Fue un acto de suicidio y yo personalmente pensaba que Allende cometió terribles errores, sacrificando la lucha de masas y el pueblo obrero organizado en las fábricas por pactar con militares y buscando una alianza con la Democracia Cristiana en el final de esa época. Creo que eso facilitó el golpe y me fui". ¿Se lo dijo cara a cara al presidente Salvador Allende? "No se lo dije a él sino a su ministro de Defensa Orlando Letellier, quien era mi contacto con el gobierno. Luego lo volaron con una bomba en su carro en Washington? Cuando volví, enseguida me llamó el senador Lelio Basso de Italia y formamos el Tribunal Russel contra la violación a los Derechos Humanos en América Latina. Y en esa época la organización de ese tribunal tuvo mucha influencia en la prensa y en los medios de comunicación de masas. Lo conformamos con media docena de premios nobeles y otros como García Márquez y Julio Cortázar y otros matemáticos de gran prestigio. Integré este jurado como una persona menos conocida que todos los demás, pero fui más que nada el autor del documento de preparación para la acusación contra el gobierno norteamericano y contra las multinacionales implicadas en la represión, tanto en Brasil, Chile, después Bolivia y todos los países que vinieron con el avance de la derecha.

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Eso fue una gran experiencia. Allí conocí al dirigente del Partido Socialista griego Andreas Papandreu, que estuvo en una de las sesiones. Me invitó a Grecia y fui en 1976 para dar un cursillo como tutor de quien iba a ser el próximo presidente que saldría del Partido Socialista en Atenas. Discutimos mucho, enseñando los conceptos básicos del marxismo y cómo aplicarlo para entender lo que pasa en Grecia. Bueno, no fue mi mejor alumno porque cuando llegó al poder dio señales por la izquierda y virajes por la derecha? Yo estuve en Italia cuando ganó las elecciones y le mandé un telegrama de felicitaciones. Y enseguida me invitó a Grecia. Al otro día viajé y me ofreció un centro de estudios en el Mediterráneo, vinculado con los sindicatos, cooperativas y otras organizaciones. Pasé casi tres años allí en Grecia? Una experiencia rica con avances sobre la legislación de la mujer, legislación de las pensiones y la sindicalización. Fueron avances democráticos pero el presidente no se atrevió a intervenir las fábricas endeudadas para entregarlas a los obreros como yo traté de insistir. El siempre decía que primero solucionamos la crisis y después lo pensamos. Yo decía que al contrario, debíamos atacar la crisis precisamente a partir de intervenir las fábricas y así íbamos a estimular la recuperación. Teníamos diferencias. Y finalmente cuando él empezó a aplicar un plan de ajuste, los sindicatos llamaron a una huelga -incluso los sindicalistas socialistas- y él expulsó a todos del partido. Entonces yo renuncié en solidaridad con los expulsados. Eso fue aproximadamente en el '86. Entretanto estuve antes en Venezuela y en Centroamérica con el sandinismo? Nunca me identifiqué mucho con los sandinistas porque los encontraba muy soberbios, verticalistas y algo oportunistas". ¿Usted dice el propio Daniel Ortega? "Ortega y su hermano Humberto, quien termina con un estilo corrupto siendo uno de los hombres más ricos de Nicaragua. Colaboró con Chamorro y les dio medallas a los marines norteamericanos. Pero en Venezuela estuve en el primer período de Carlos Andrés Pérez, en el 76/77, cuando ocurre la nacionalización del petróleo. Y un año después hice una investigación cuando estaba dando un curso en Maracaibo. Investigué qué impacto tenía la nacionalización sobre la estructura de clases y los ingresos. Y descubrí que el simple hecho de nacionalizar no dio los resultados que se esperaban. Los nuevos gerentes hablaban con acento inglés, ocupaban las mismas enormes casas y tenían los mismos privilegios que los anteriores. Entonces vi que no había cambiado nada en las relaciones sociales de producción. Y peor: los nuevos ingresos se canalizaban hacia sectores pseudoagrícolas que tenían granjas pero recibían préstamos que los invertían en bienes inmobiliarios y no en la agricultura y en la producción. Allí hice un estudio crítico de quién se beneficia con esa nacionalización. Y ahora con Chávez es muy relevante el libro que escribí hace tanto tiempo?" ¿Usted confía en el presidente Hugo Chávez? Algunos hablan que es otro Perón? "No hay que hacer analogías. Chávez es un sui generis. Es un populista en su estilo. Es un hombre muy sencillo, plebeyo, amable. Nos conocimos dos veces, en un almuerzo y en una cena donde conversamos. Yo creo que está bien intencionado, pero que no tiene claro un programa estratégico. En su gobierno hay muchas improvisaciones. Y tiene una política similar a Perón en el sentido que puede unificar todos los productores: capitalistas, obreros, agricultores, campesinos en un gran block de producción. Utilizando los ingresos de petróleo para financiar obras sociales. Y más: cree que puede compaginar el nacionalismo independiente con buenas relaciones con Estados Unidos. Y eso creo que son sus limitaciones. Por otro lado, creo que su discurso y el hecho de su gobierno dirigiendo fondos a obras

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sociales provocó una reacción muy fuerte en la clase media alta y en la clase dominante. Provocó un gran odio hacia él y hacia las clases populares que lo apoyaron. Un odio de clase que solo uno puede imaginar en una situación de un régimen socialista. Un odio mutuo: después de dos golpes Venezuela es lo más dividido que se ha visto desde la polarización en Chile. Y más: creo que como tenemos en los Estados Unidos un gobierno extremista, odia al régimen también de una forma visceral. Creo que eso genera una situación bastante interesante porque Chávez, diferente de Perón, hizo una política hacia el ejército. Trató de reagrupar oficiales jóvenes alrededor de su política. Hizo una buena purga de los golpistas, por lo menos en los primeros niveles. No armó los obreros pero están organizando las villas de allá. Entonces, es un proceso muy contradictorio y él sigue pensando que se puede combinar el antiimperialismo con una política liberal. Su equipo económico es el punto más débil porque, por ejemplo, en el Banco Central son neoliberales. Y él propone políticas de bienestar. El sigue pagando la deuda pero también quiere extender los programas sociales. Pero cuando caigan los precios del petróleo ahora, después de lo de Irak, tiene que tomar una definición. Porque van a bajar los precios del petróleo y van a bajar dramáticamente los ingresos del gobierno. Su gran momento son las derrotas de los golpes, que fortalecieron su gobierno".

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30 de mayo de 2003

Reportaje a James Petras en Neuquén Mano a mano con un grande de la izquierda internacional (Segunda parte) Por Elio Brat desde Neuquén Usted que conoce y quiere a la Revolución Cubana ¿qué piensa que puede pasar a la muerte del Comandante Fidel Castro? "No hay una sola posibilidad sino son varias cosas las que pueden pasar. Una es que se forme una dirección colectiva entre lo que llaman la nueva generación de tecnócratas de izquierda en conjunto con viejos cuadros militantes de la época de la revolución. Juntos podrán combinar a seguir adelante, tal vez, ampliando el espacio político y también racionalizando los planes económicos de una forma más orgánica. Eso es una posibilidad. Mucho depende de las condiciones entre Estados Unidos y Cuba. En el grado que Estados Unidos siga en pie de guerra contra Cuba yo creo que cambios dramáticos en la situación interna políticamente van a ser limitados por razones de seguridad nacional. Creo que otra opción surge de una combinación entre más liberalización y más espacio político en un grado mayor de autonomía. Esto en referencia a sindicatos y otros organismos, pero aquí vuelve a depender de la situación de seguridad nacional a la cual me referí anteriormente. En tercer lugar, que continúe un régimen bajo Raúl Castro, quien tiene menos carisma y es menos agudo en el análisis de la problemática que genera algunas contradicciones entre las nuevas y viejas generaciones y también entre la política de seguridad y la marcha de la política en general. En mi opinión, la opción más probable es que cambios graduales que combinen tres debates internos: uno entre eficiencia y participación, otro desde la apertura externa en el comercio y la profundización de la socialización de las empresas estatizadas y en tercer lugar un debate sobre en que grado se puede mantener el sistema de seguridad en relación con las presiones de profundizar las relaciones con Europa, Canadá, etcétera. Esos, para mí, son los temas de gran debate. Y dentro de ellos las varias definiciones de la democracia. En qué grado la democracia está ubicada en los debates del partido y en qué grado deben ser más autónomas las estructuras de la sociedad civil y los sindicatos. Y cada vez que los Estados Unidos pega fuerte todos en Cuba se unifican bajo el liderazgo del partido como baluarte y el ejército. En un grado que Estados Unidos tenga un retroceso o se repliegue en su política hay más posibilidades para que los cubanos se sientan suficientemente seguros para abrir una discusión más amplia". ¿Qué piensa de las críticas que han hecho últimamente a Cuba intelectuales como Saramago y otros? "Yo creo que los críticos de la izquierda como Galeano y Saramago están totalmente equivocados en una cosa muy muy grave: ellos ignoran totalmente el problema de la seguridad nacional en Cuba como si fuera una cosa más del análisis. Cuando vemos actos terroristas, amenazas de guerra, tantos atentados con Castro, contra los hoteles, contra las líneas de comunicación y transporte sólo para estrangular la revolución y tirar piedras en un momento de enfrentar a un gobierno fascista e imperialista como

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el de Bush en su política al mundo, me parece totalmente irresponsable. Nosotros tenemos que contextualizar nuestras críticas y apreciaciones de lo que hay en Cuba". Si le cabe a Usted alguna crítica al régimen cubano ¿cuál sería? "En la medida que haya seguridad en Cuba, yo creo que deben ampliar la discusión sobre las decisiones en la economía. Eso puede extenderse a los cuadros sindicales, los intelectuales y todos los que están luchando a favor de la revolución. Eso excluye los más llamados disidentes y los cubanos pagados por el Departamento de Estado norteamericano. Yo creo que este espacio. Por ejemplo, podría permitir un debate sobre la expansión de un turismo sobredimensionado y también la expansión hacia áreas donde Cuba podría satisfacer sus necesidades como en el arroz, donde importa dos tercios de lo que necesita. Y dar menos importancia o fe en la biotecnología y lo que son las nuevas áreas porque nuestra experiencia con 40 mil millones de dólares en biotecnología solo hay 25 productos rentables y hay un alto costo por producto. Y ellos deben reconocer que tienen una fe mágica sobre lo que pueden generar con la biotecnología. A lo sumo se puede invertir en algunas áreas específicas de experimentación en el campo de a biotecnología pero todo eso tiene un alto riesgo en mi opinión. Y el turismo también es muy bueno para Cuba porque tiene recursos muy bien establecidos. Pero como en planteamiento que había sobre el azúcar, si sobredimensionaban esa área cuando hay una saturación de productores y dependían totalmente del mercado soviético, hay que diversificar más la economía cubana en varios renglones. Eso es un tema grande para discutir". Petras, usted recordó a los soviéticos. ¿Usted considera que Gorbachov es un gran traidor? ¿Cómo se llega a un Putin con posiciones absolutamente de derecha, incluso de apoyo relativo a la invasión a Irak? ¿Cómo vivió la caída de la Unión Soviética? "Yo creo que la caída fue una catástrofe, desde el ángulo humano. El estándar de vida bajó un 80 por ciento para un gran número de obreros y los pensionistas perdían todo. Los abuelos y abuelas están en la calle y no tienen más de diez dólares mensuales para vivir. La extensión de vida bajó de 64 años a 58. Hay una enorme prostitución. Enfermedades venéreas. Una catástrofe. Es que diez millones de rusos murieron y no tenían porqué morir en estos diez años. Yo creo que eso no es el simple problema de Gorbachov. La suba de Stalin y los privilegios que consiguieron la casta que apoyó a Stalin se convirtió de terroristas a burócratas occidentalizados, mirando más hacia el capitalismo norteamericano y no la herencia de la revolución. Estaban totalmente integrados en el estilo de vida y los valores del capitalismo mientras todavía existían como burócratas. Y esos son las fuerzas que hicieron subir a Gorbachov y definieron su política: una acomodación con el Occidente para implantar un capitalismo, hablando retóricamente del socialismo y del mercado que era más mercantil que socialista. Y Gorbachov como político era un idiota, un imbécil de gran alcance. Cuando Bush volvió de negociar con él dijo que "nunca esperaba que van a regalarnos todo lo que queríamos, sin incluso conseguir nada". Entonces como político, estrictamente, Gorbachov fue un idiota en las negociaciones, idiota en el conocimiento del poder, idiota en la forma de gobernar. Y sigue siendo un idiota vendiendo pizza para Pizza Hut. Es un personaje muy desprestigiado en todos los círculos, incluso en los círculos realistas de los Estados Unidos. Lo creen un idiota que regaló un imperio a los Estados Unidos". Y dentro de todo ese marco ¿China, post Mao Tsé Tung?

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"Hay muchas rigideces en el período Mao, con muchas contradicciones y campañas irracionales. Algunas estaban bien intencionadas y otras con resultados nefastos. Yo creo que las virtudes del período maoísta era la igualdad y los programas sociales en el campo, más allá de las aventuras del "gran salto adelante" en los fines de los años 50. Yo creo que garantizaba el empleo, la salud y la educación y la protección de la salud de las mujeres. Cuando Mao y sube esta nueva clase social en China, protocapitalista, liberaron en las fuerzas de producción las restricciones sobre la expansión de granjas y demás pero en una forma muy irracional. Pensaban que debían hacer más reformas capitalistas en forma irreversible. Como resultado yo creo que hay dos cosas: una enorme polarización entre clases sociales porque estoy convencido que las condiciones de trabajo en China son las peores en el mundo. Peores en el mundo! Mientras antes, con la burocracia en el partido, tenían una función de protección del obrero sin darles autonomía. Las condiciones de trabajo bajo Mao eran muy suaves. Yo estuve en fábricas y los obreros trabajaban pero no con tanta prisa. Tenían descansos, dormían media hora en la tarde, 20 minutos en la media mañana. No ganaban mucho pero tampoco estaban estresados. Ahora ganan más pero bajo condiciones absolutamente brutales, particularmente en las fábricas de exportación de capital extranjero. En final de cuentas, creo que las fuerzas productivas crecen en una tasa bastante sustancial mientras la polarización de clases, las huelgas y protestas se están multiplicando. No recibimos ni una fracción de noticias sobre las rebeliones y enfrentamientos que están ocurriendo en todo China. Creo que la irresponsabilidad completa del partido capitalista chino -que se llama comunista todavía- está llegando a niveles explosivos. Yo creo que la enfermedad del SARS muestra en todo sentido el deterioro del sistema de salud pública, la soberbia de la burocracia y la vulnerabilidad de la economía que depende mucho en la exportación y del capital extranjero. El 50 por ciento de lo que llaman exportaciones chinas están hechas por las multinacionales extranjeras, pero se calcula como chino porque están ubicados allá. Pero las ganancias y la tecnología queda en manos de los extranjeros. Hay que ver en qué grado, en los próximos diez años, estas vulnerabilidades y contradicciones pueden volar el sistema". No me quiero despedir sin hablar del pago chico y su presencia en Neuquén. ¿Qué se lleva de Zanón y su experiencia obrera autogestionada? "Mientras Zanón amplíe y profundice sus alianzas sociales aquí entre los sectores sindicales, ATE, CTA, los maestros, los profesores universitarios, la iglesia, tiene muchas posibilidades de continuar y prosperar. Yo creo que no se pueden excluir otros esfuerzos para defender a Zanón. Creo que va a seguir un proceso de tensión. La lucha para legalizar la expropiación es muy importante y se tienen que combinar todos los medios de lucha: luchas callejeras, luchas institucionales, luchas legales, todas las formas para que se mantenga un equilibrio de fuerzas y no permitir que el gobierno se sienta fuerte para lanzarse contra la fábrica. Pienso que Zanón está aprendiendo cada día más como manejar la empresa. Están aprendiendo con técnicos que ayudan a profesionalizar su trabajo mientras continúan con la asamblea. El punto que creo que deben discutir en Zanón es que deben financiar un fondo de capitalización para tener dinero para reparaciones y sustitución de maquinarias, etcétera. No se puede simplemente dirigir todo el dinero al salario. Hay que balancear el consumo con la inversión. Eso es básico. Y en segundo término creo que deben buscar financiamiento en varios lugares para extender las líneas de producción y los nuevos clientes afuera de Argentina como Bolivia, Venezuela, etcétera, donde creo que pueden con el excelente producto que tienen hacer una empresa de exportación de cerámicos". De lo que Usted vio en la Argentina de los años 60 y pico a esta parte ¿considera que lo de Zanón es inédito en la Argentina y también insólito?

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"Sí, pero hay características anteriores como el planteamiento de empresas autogestionadas siempre estaba en el centro de muchos debates y luchas como en Córdoba y en otros lados. Que se puede tomar y prolongar y extender la experiencia de Zanón es algo insólito".

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9 de junio de 2003

Clasificaciones estadounidenses de los Regímenes latinoamericanos James Petras Rebelión Traducido para Rebelión por Marina Trillo Lo que resulta de las entrevistas y conversaciones con inversores y directores de riesgo de Wall Street y funcionarios de negocios y comercio en Washington, así como de una lectura detallada de los informes del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional, Wall Street Journal, Financial Times y las páginas financieras del New York Times en los primeros 6 meses de este año (2003) es que hay una jerarquía de favoritos y enemigos entre los gobiernos latinoamericanos. Los criterios usados para juzgar a los regímenes son su buena disposición para seguir las políticas neoliberales de Wall Street-Washington, su capacidad para ponerlas en práctica y su capacidad para procurarse legitimidad política. Las clasificaciones del "establishment" han cambiado el año pasado en particular allí donde los regímenes favoritos han sido ineficaces para imponer tales políticas o han quedado aislados políticamente. Por ejemplo hace un año o menos el Presidente Boliviano Sánchez de Losada, el Presidente Peruano Toledo y el gobierno de Uribe en Colombia presentaban una alta clasificación debido a su fuerte apoyo al Comercio Libre Latinoamericano, sus programas de privatización, su compromiso para el pronto y completo pago de la deuda y el apoyo incondicional a las intervenciones militares de Bush, en Colombia, Afganistán e Irak. Este año han sido rebajados de categoría, no porque hayan cambiado su política, sinó porque están casi privados de apoyo político - clientes aislados y desacreditados, de valor limitado para seguir los planes de Washington y Wall Street. Los Favoritos de Wall Street de 2003 En cabeza de la lista de favoritos están los regímenes Brasileño y Ecuatoriano. Aunque la mayor parte de los más astutos diplomáticos y funcionarios veteranos del Ministerio de Asuntos Exteriores sabían antes de la elección presidencial del 2002 que Lula ya no era una amenaza radical ni incluso un reformador consecuente, la mayor parte de los ideólogos de Wall Street y Washington, sorprendidos por la selección de Lula de un equipo económico ortodoxo liberal, quedaron absolutamente embelesados cuando de modo convincente comenzó a impulsar una agenda neoliberal radical, que incluye la privatización de la seguridad social, baja considerablemente las pensiones de los empleados de sectores públicos y reduce el coste y alivia las exigencias para que los capitalistas despidan a los trabajadores. Un funcionario de Washington me comentó que el claro rechazo de Lula de la política redistributiva Keynesiana de su partido (Partido de los Trabajadores) le recordaba el rechazo del comunismo por parte de Gorbachev y la entrega de Europa Oriental a Washington sin ningún tipo de coacción ni compromiso. El consenso en Wall Street es que la única diferencia económica significativa entre Lula y Bush es que el Presidente brasileño es un defensor del libre mercado más consecuente que Bush. Exige que Washington baje su barrera comercial sobre una lista de productos protegidos (zumo de naranja, acero, textiles, etc.). Brasil está actualmente en la cima de la clasificación del "establishment" estadounidense debido a cuatro factores: 1) lo que un cínico agente de bolsa de Wall Street (un antiguo Izquierdista) llamó "neoliberalismo Talibán de Lula" (refiriéndose a

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su dogmático abrazo de todo el repertorio del Fondo Monetario Internacional desde la austeridad fiscal a sus peticiones a las multinacionales para luchar contra la pobreza); 2) la inmediata y vigorosa puesta en práctica por Lula de la áspera agenda neoliberal formando incluso alianzas con partidos de derecha y castigando a los diputados disidentes de izquierdas de su propio partido que discrepen; 3) el hecho de que Lula conserve una mayoría popular en las encuestas y haya tenido éxito en cooptar o neutralizar a la organización sindical de izquierda (CUT) y en no hacer caso de las demandas del MST; 4) que Lula siga impulsando la agenda del Fondo Monetario Internacional a pesar del índice de crecimiento negativo durante los 6 primeros meses de 2003. El segundo Presidente más popular es Lucio Gutiérrez de Ecuador que ha reafirmado la economía dolarizada, ha confirmado la base militar estadounidense de Manta, apoya la intervención militar estadounidense en Colombia (Plan Colombia) y propone privatizar los sectores clave del petróleo, electricidad, e industrias ligeras. Antes de la elección de Gutiérrez Washington le consideraba como una especie de oportunista raro que hablaba a favor de Pinochet y Castro dependiendo de quien pagara sus gastos de viaje. Poco después de la primera ronda de las elecciones Gutiérrez fue a Washington donde le consideraron "un oyente dócil" según declaró extraoficialmente un funcionario de Washington. Una vez elegido Gutiérrez "hablaba a los Indios, pero trabajaba con nosotros" según un importante asesor de inversiones petrolíferas. Para gran placer de Washington, ha dividido al anteriormente poderoso movimiento indio cooptando a su ala política Pachacuti dando a algunos notables, puestos ministeriales molestos (con poco poder efectivo) y proporcionando puestos menores en la administración a algunos políticos locales. El movimiento social indio CONAIE está todavía más dividido entre líderes y seguidores sobre si hay que romper con Gutiérrez, debilitando severamente los esfuerzos para unificar la oposición. El mismo proceso de cooptación tiene lugar con el otrora poderoso sindicato de trabajadores del petróleo. Todo esto son buenas noticias para el "establishment" de Washington, porque Ecuador ya ha visto a dos anteriores Presidentes clientes estadounidenses derrocados por CONAIE y sus aliados en los sindicatos de trabajadores de electricidad y petróleo. Un poco más abajo en las clasificaciones positivas están el Presidente Fox de México, Uribe de Colombia y Lagos de Chile. Todos son devotos discípulos de la agenda neoliberal ALCA de Washington. Varios factores han hecho que estos Presidentes clientes pierdan puestos en la clasificación. Primero Fox ha sido incapaz de impulsar los planes de privatización del petróleo y la electricidad, que promueve Wall Street; y Fox aún insiste en el "quid pro quo" de la legalización de 4 millones de trabajadores mexicanos en EEUU. En segundo lugar, Fox permitió que el activo número uno de Washington Jorge Castaneda fuera expulsado del ministerio de Asuntos Exteriores. Además Fox no apoyó a Bush con el voto en el Consejo de Seguridad para la invasión estadounidense de Irak. De la misma manera Uribe bajó puntos debido a su fracaso e incompetencia en la implementación de la guerra de Washington contra los guerrilleros y a su creciente aislamiento político y social. Uribe prometió a Washington que militarizaría el país, y destruiría a los guerrilleros. Después de más de un año de combate ha fallado por completo. Fuentes del Pentágono aseguran que los comandantes militares de Uribe están más interesados en la confiscación de droga para la reventa que en combatir a los guerrilleros. Lagos todavía está muy bien considerado en Washington, pero con la derecha neo-Pinochetista ganando fuerza y la coalición pro-Lago inmersa en escándalos de corrupción, Washington ha degradado ligeramente a Lagos, especialmente después de su perorata sobre la resolución de Irak en el Consejo de Seguridad. Los clientes de segunda fila tienen la virtud, a los ojos del Wall Street, de ser aliados neo-liberales estratégicos, incluso si su esporádica y moderada expresión de desacuerdo irrita al Pentágono de Rumsfeld. El tercer nivel de clasificaciones positivas incluye a muchos de los primeros puestos

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anteriores, Batlle de Uruguay, Sánchez de Losada de Bolivia y Toledo de Perú. Batlle dirige un régimen quebrado y montado en la corrupción que permanece en el poder en gran parte gracias a la inercia del sistema político y al ultra-legalismo y la prudencia de la oposición parlamentaria de centro-izquierda. Sánchez de Losada y Toledo tienen menos del 10 % de apoyo y son confrontados constantemente por oposición masiva en las calles. Son totalmente ineptos y carecen de poder para poner en práctica los planes de privatización de Wall Street, y la política represiva de Washington hacia los agricultores cultivadores de coca en la medida en que les gustaría. Washington/Wall Street siguen hasta ahora apoyando a estos regímenes, pero contemplan dejarlos de lado si aumenta la presión popular. Entonces tendrán la opción de buscar a un centrista "responsable" (como Alan Gareen de APRA en Perú) para apagar el incendio, o a la junta militar-civil en Bolivia (como arguye el Embajador Greenlee) para que tome el poder "para salvar la democracia" según la fórmula de Rumsfeld. Entre las clasificaciones positivas y negativas está el nuevo Presidente argentino Néstor Kirchner. Washington mostró su reacción negativa a la derrota de sus dos candidatos ultraderechistas preferidos (Menem/Murphy) mandando a un cubano emigrado de nivel bajo, a la inauguración del Gabinete ministerial de Kirchner. En Wall Street están ansiosos por ver como maneja Kirchner las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional, cuanto tarda en reanudar el pago de deudas, y durante cuanto tiempo puede mantener el orden y garantizar un acuerdo con la élite local financiera y las multinacionales. Tanto a Washington como a Wall Street no les gustó la declaración de independencia política de la élite corporativa de Kirchner y la prioridad que dio a la integración regional en contraposición al ALCA. Pero tanto los observadores de Wall Street como los profesionales de Washington están acostumbrados a la retórica populista y nacionalista postelectoral y esperan para ver que política concreta seguirá Kirchner. "Como gobernador de la provincia rica en petróleo de Santa Cruz, Kirchner apoyó la privatización de la lucrativa industria petrolífera, y eso cuenta algo", me comentó un periodista financiero. Washington y Wall Street colocan a Kirchner en el apartado inclasificado marcándole con un asterisco, "Esperando la puesta en práctica de los planes político económicos." En las clasificaciones negativas figuran Venezuela y Cuba en ese orden. Venezuela está en negativo en las clasificaciones de Washington, y más o menos en las de Wall Street. La discrepancia tiene que ver con la política heterodoxa del Presidente Chávez. Paga sus deudas a tiempo a los Bancos de Wall Street; es un leal proveedor de petróleo a los EEUU incluso durante una guerra imperialista; no ha nacionalizado ninguna propiedad estadounidense ni ha fijado impuestos graduados. Su equipo económico y su política neo-liberal son vistos como ventajas en Wall Street. Sin embargo, ha despedido a los directivos pro-Wall Street más maleables y corruptos de la empresa estatal de petróleo, y ha desviando ganancias hacia inversiones en el desarrollo interno en vez de a la bolsa estadounidense, lo que ha costado lucrativas comisiones a firmas de Wall Street. Ha instituido controles de capital, limitando la salida de capital y ganancias, lícitas e ilícitas, a bancos estadounidenses e inversores inmobiliarios. Aunque existe cierta ambigüedad en Wall Street respecto a los resultados económicos de Venezuela, en Washington la clasificación de Venezuela es totalmente negativa. El presidente Chávez derrotó a los "activos" venezolanos dirigidos por la CIA y a los clientes político-económicos de Washington que por dos veces trataron de derrocar al Presidente elegido. Chávez ha adoptado una posición crítica sobre la guerra estadounidense contra el terrorismo, el Plan Colombia y ALCA en nombre de la paz, la antimilitarización y la integración latinoamericana. La Venezuela de Chávez, tiene amistosas relaciones comerciales y diplomáticas con Cuba. En la opinión mundial de Rumsfeld-Wolfowitz Venezuela necesita "un cambio de régimen." Cuba está claramente en el pedestal más bajo de las clasificaciones de Washington. La administración de Bush ha etiquetado a Cuba como objetivo militar, parte "del eje del mal" a invadir, si Cuba no tuviera las fuerzas armadas mejor entrenadas del Tercer

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Mundo, un sistema de seguridad magnífico y el apoyo popular de millones de cubanos. Cuba es el enemigo número uno porque es una clara alternativa para las colonias neo-liberales de la región. Cuba es una fuerza importante en las Naciones Unidas y en todos los foros internacionales, expresando su solidaridad con los movimientos antiglobalización y antiimperialistas y oponiéndose a los diseños imperiales estadounidenses en Asia, Oriente Medio y sobre todo América Latina. Mientras Washington da a Cuba la clasificación más baja posible, Wall Street, o al menos sectores del enorme área de negocios agrícolas, no siempre están de acuerdo. La Cámara del Comercio estadounidense, importantes exportadores agrícolas y gigantescas empresas de transporte de grano han dado a Cuba una clasificación económica positiva en términos de su potencial de mercado, pues tiene importante turismo, líneas aéreas e industrias de servicio. Conclusión Las clasificaciones estadounidenses reflejan los cambios que operan dentro de las complejas fuerzas políticas y sociales de América Latina así como el éxito y fracaso de las políticas de Wall Street y Washington. Mientras que los movimientos populares han minado las clasificaciones de varios regímenes cliente estadounidenses como instrumentos efectivos de la política estadounidense, en otros casos importantes la evolución derechista de determinados líderes políticos populares ha motivado que Washington incluyera a sus países entre las clasificaciones más altas. En gran parte las clasificaciones estadounidenses de regímenes latinoamericanos son un resultado de las luchas políticas internas y de clases, los fracasos de la política económica neo-liberal, y la lucha entre la intervención imperial y los movimientos y naciones antiimperialistas. En segundo lugar, está claro que aunque en muchos casos Washington y Wall Street coinciden en sus clasificaciones hay casos de ciertas divergencias. Finalmente en el caso del Brasil de Lula tenemos una situación peculiar en la cual la administración de Bush-Rumsfeld y los políticos de centro izquierda en América Latina coinciden en altas clasificaciones. La evaluación positiva de Washington está basada en la política real de Lula, y el centro izquierda en sus equivocadas expectativas o sus ilusiones.

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10 de junio de 2003

Realizada por Pablo Scatizza, en su paso por la Cerámica Zanon. Entevista a James Petras Comisión de Prensa de los obreros de la Cerámica Zanon

Acaba de conocer personalmente la experiencia de los obreros de Zanón. ¿Qué enseñanza se lleva? Bueno, es impresionante el hecho de que los obreros hayan tomado la iniciativa, y que tiene muchas implicaciones la operación de la empresa bajo control obrero. Primero mundialmente, porque muchos obreros han perdido su trabajo por el hecho de que la empresa se fue a la banca rota, por la fuga de los capitales o por estafas. Tenemos varios casos grandes en Estados Unidos como Enron y otras empresas, incluso en mi ciudad, donde perdimos algo más de 20 mil puestos de trabajo, donde los obreros se quedaron colgados. . Creo que el ejemplo de Zanón, donde los obreros tomaron la empresa y pusieron en marcha la empresa, es una indicación de que hay una solución para este problema, más allá de lo que dicen los burócratas que hay una sola solución, que es buscar una mejor indemnización. Eso es sólo una solución para los más viejos, con algún pago considerable, pero no es una solución para los obreros por debajo de los 50 años. . Segundo, es importante por el hecho de que los obreros muestran las responsabilidad de poner la empresa en funcionamiento, invertir y tener la disciplina de trabajo mientras organizan un nuevo sistema, asambleísta, para tomar las decisiones estratégicas. . Y tercero, cómo se sumaron las personas calificadas de la universidad, desde salud; uno puede ver que la empresa es una empresa social en doble sentido, porque junto con los obreros, ingenieros, diseñadores y otros sectores se ponga la empresa a trabajar, y que la empresa también forme parte de la comunidad, dando solidaridad a otros sectores, impactando sobre la vida cívica. Creo que todo eso es importante. . Finalmente es importante porque al ser dueños locales se maximizan los insumos comprado localmente, y los gastos generan otros más trabajos y los ingresos vienen a estimular el resto de la economía, cuando, por otro lado, las ganancias de las empresas privadas, en su gran mayoría, no se vuelven a reinvertir en los pueblos dónde funcionan. Por ejemplo Walmart. Walmart gana su dinero aquí y transfiere sus ganancias afuera, mientras que una empresa cuyo dueño es obrero, va a volver a invertir el dinero que gana aquí, y eso tiene un efecto múltiple, de cinco veces más allá de lo que ganan los propios obreros. . Los trabajadores de Zanón proponen la estatización de la fábrica bajo control obrero, ¿usted cree que eso es viable con un estado neoliberal como el de esta provincia y el de este país? . Yo creo que el ser neoliberal es el comienzo del proceso. El estado neoliberal es una barrera en el camino, pero no necesariamente significa que el proceso va a terminar con sólo decir que es una empresa neoliberal. . Te voy a dar ejemplos. México tiene un gobierno neoliberal hace 25 años, pero la empresa estatal petrolera sigue siendo pública, la industria eléctrica sigue siendo pública, los guerrilleros zapatistas siguen controlando Chiapas. Lo mismo uno puede decir de Venezuela, donde la empresa petrolera sigue siendo pública. El caso de

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Ecuador, donde la electricidad y el petróleo sigue siendo estatal, aunque el gobierno seudopopulista (de Lucio Gutiérrez) es el primero que se va a atrever a privatizarlo. . En definitiva sí, (el Estado neoliberal) es un obstáculo, genera peligros, muchos peligros, pero no es inevitable. Eso implica que lo que va a determinar los resultados es una correlación de fuerzas. Si con 50 mil firmas y respaldo generalizado se puede, por lo menos, hacer una victoria dentro de la campaña. Obviamente el gobierno va a resistir otros esfuerzos de estatizar otros sectores, pero la guerra esta compuesta por muchas batallas, y el gobierno ha ganado varias batallas con las privatizaciones, con las grandes subvenciones a empresas privadas después de que fueron a la bancarrota. Pero también pueden perder luchas en muchos sectores, mientras controlan el gobierno. Lo que está atrás de todo eso es el fantasma del 20 y 21 de diciembre, que es una sombra detrás del poder virtual que hay ahora. . Ya que lo menciona, ¿no cree que la Argentina perdió una oportunidad histórica luego de las jornadas del 20 y 21 de diciembre? . Si..., bueno, perdió y algo escapó, mejor dicho. Yo creo que el levantamiento de diciembre fue un levantamiento espontáneo, no una revolución. Una revolución implica una organización política, un respaldo de masas, un liderazgo, un programa. El levantamiento popular de diciembre fue un gran acto de repudio de un régimen, no del Estado. Ni hay soviets, ni hay Ejército Rojo, ni hay Fidel Castro. Las experiencias varían , pero en ninguna de las experiencias se pueden ubicar los factores esenciales. . Ahora, este levantamiento abre espacio para el avance de las organizaciones populares, desde las asambleas, asambleas de barrios, para ampliar el apoyo de los piqueteros, estimular muchas actividades en las universidades, etcétera. . Lo que pasa, y en este sentido puede encontrarse algún error en la izquierda, es que se metieron en todo este proceso los grupos de izquierda, pero de una forma sectaria, y en vez de tratar de unificar fuerzas, fragmentaron las organizaciones de masas, y eso fue un error. Segundo no tuvieron la agilidad de reconocer el cambio que existían en el país a partir de junio, donde la situación de otro levantamiento ya estaba pasando, cuando debieron organizar sus fuerzas aprovechar las divisiones en la clase dominante para presentar candidatos y un movimiento unificado para las elecciones. Si la izquierda salía con una organización política creíble, con líderes con amplio apoyo popular, con el cinco por ciento de la gente lo toman todo aquí. Pero como se presentaron en pequeñas fracciones... . Ese es el problema histórico que ha tenido la izquierda, en especial en nuestro país. ¿Por qué cree que la izquierda siempre pierde en el terreno electoral, en los estamentos gubernamentales, en los espacios de poder? . Bueno yo no se si la izquierda siempre pierde, yo creo que la izquierda cuando se unifica como fuerzas populares avanza, avanza en situaciones particulares donde muestra alguna capacidad de encabezar luchas populares. Yo creo, en este sentido, que la izquierda cuando participa de muchas huelgas donde se unifica con otras fuerzas, influye en sindicatos, cuando participa en organizaciones unitarias como Zanón, la izquierda gana, pero no cuando juega un papel hegemonizador. Fracciona, divide y pierde. . Cuando la izquierda es inteligente y audaz, y unificadora, puede compartir poder con otras fuerzas. Yo creo que no hay que decir que la izquierda "esencialmente pierde", intrínsecamente por ser de izquierda. . ... me refería precisamente a los estamentos gubernamentales de poder... .

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Si, bueno, hay sectores de izquierda que han equivocado siempre la historia, como el partido comunista, que primero se opone a Perón en el 46, después vuelven a apoyar a Videla y después caen en mil trampas por las políticas erróneas de su composición. . Pero eso qué nos indica: yo creo que aquí la izquierda sólo puede avanzar dejando de ser sectarios. Deben disolver las organizaciones existentes y fusionar con los movimientos sociopolíticos bajo banderas más amplias, sin un caudillo. Un carácter de la izquierda es que siempre tiene el mismo vocero, que es el centro del pensamiento, y los otros tiran volantes, hacen la organización; y hay una cabeza. . En "Clase, Estado y Poder en el Tercer Mundo", donde analiza la luchas de clase en América Latina, usted habla de la importancia de la organización para poder triunfar en una revolución. Menciona la necesidad de líderes, cuadros, combatientes, militantes y simpatizantes, organizados en ese orden. ¿Se refiere a que hoy no existe en la izquierda ese tipo de estructura? . No sólo estructura, sino la manera de pensar. Si uno piensa en el éxito de las revoluciones que existen son una gran extensión de poderes. China, por ejemplo, formando cientos de miles de cuadros y millones de simpatizantes, millones. Cuba avanza de la insurrección a conseguir el apoyo de millones. Entonces, tu no puedes construir una formación revolucionaria con simples cuadros sueltos. Tiene que ser una organización amplia, que incluya a muchos sectores. Fidel Castro dijo que una organización que se combina con religiosos revolucionarios, teología de la liberación, marxistas, nacionalistas radicales, demócratas avanzados, todos estos sectores pueden participar en una transformación. Pero simplemente reducir la organización de unos cuadros, a unos líderes, y confundir eso con una vanguardia es una excepción. . Yo creo que en la Argentina existen muchos sectores, desde la clase media progresista hasta los sindicalistas, los maestros, las fábricas ocupadas, los desocupados, los mapuches, es un bloque social muy significativo, y este polo podría atraer a los pequeños comerciantes y otros amenazados por los monopolios como Walmart. . Walmart va a limpiar en poco tiempo a todo el centro de la ciudad de tiendas, de los comerciantes, como lo hicieran en mi pueblo. El centro de la ciudad está ahora lleno de tiendas vacías, parece un pueblo fantasma, porque las guerras de precios que hace Walmart mata , porque compra en grandes cantidades, y cuando quieren dar competencia bajan el precio al costo, y una vez que hacen la limpieza suben los precios. . Entonces, hay en Neuquén grandes posibilidades para proyectar un poder social político, pero eso implica una gran alianza, una formación política con una visión. Una visón amplia pero dirigido hacia una transformación, con un plan de desarrollo provincial, no simplemente reflejando una serie. Podrían ser planteos esenciales para el sector público, obras para desocupados, ampliar la producción en Zanón, etcétera. . Hablando de luchas populares. Tenemos en Latinoamérica a los indígenas en Ecuador agrupados en la CONAIE (Confederación Nacional Indígena de Ecuador) y otras organizaciones, los cocaleros en Bolivia, campesinos sin tierra y en lucha por ella en Brasil, piqueteros desocupados en Argentina, obreros que ocupan fábricas, ¿Qué une y qué divide a estas diferentes formas de lucha popular. . En primer lugar, yo creo que la primera cosa, que es muy evidente, es que todos dependen de la lucha de acción directa. No alcanzan reformas o mejoras esperando que algún político elegido les entregue tierras, reivindique las demanda básicas. Primero se organiza, ocupan, resisten, y producen. . Esta secuencia de generar y ganar victorias, tiene un efecto muy poderoso como propaganda. Luchar y ganar tiene un gran impacto. La gente está harta de escuchar

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sobre derrotas, sufrimientos, pobreza; ya lo saben. No vas a agitar personas haciéndolas escuchar que somos pobres, o estamos sufriendo. . La gente quiere escuchar reportajes de éxito. Eso es lo que da vigor y vitalidad a la gente. Y en mi experiencia una victoria vale más que 10 denuncias. Esa es la significación de Zanón. Toca a 300 obreros, que no es poco, pero el hecho de ganarle al patrón, resistir al Estado, poner la empresa a funcionar y pagarle a los obreros, eso es lo que la gente quiere escuchar. Es mi experiencia de los últimos viajes, y ya tengo más de 43 años en la política. . Hasta los encarcelados, cuando yo estuve en la cárcel dando conferencias, haciendo denuncias, todos están así, muchachos duros, quietos; y en el momento que menciono la victoria de Cuba en Angola contra los ejércitos de Africa del Sur, la unidad congolina cubana obteniendo la primera gran derrota del racismo, no puedes imaginar Pablo cómo los puños se levantaron y los gritos que se escucharon. Una audiencia de 80 por ciento negros y portorriqueños. Ellos lo que querían escuchar es que podemos ganar. . Es el secreto, con todas sus contradicciones, de los cubanos. Luchan, derrotan y resisten el poder más fuerte en el mundo, esa es la inspiración. . Petras, tenemos a un Lucio Gutiérrez en Ecuador apoyado -al menos al comienzo de su gestión- por los indígenas, a un Chávez en Venezuela que tiene el apoyo de los sectores populares, a Lula en Brasil -sin saber aún si Brasil giro a la izquierda o Lula a la derecha-, tenemos a un Evo Morales emergente en Bolivia, y a un faro que ilumina todo desde la isla de Cuba como Fidel Castro. ¿qué está pasando en América Latina? . Mira Pablo, Lucio Gutiérrez tenía el respaldo de los sindicatos, de la CONAIE, etcétera, pero era una figura indefinida. O peor, mostraba señales bastantes macabras: hacía declaraciones a favor de Castro y Pinochet. Llegó la primera vuelta (electoral), ganó, y antes de la segunda se va a Washington a pactar con los Estados Unidos. ¿Quién era el verdadero Lucio?. Bueno, no perdamos mucho tiempo. Llega a la presidencia y quiere subir los precios de los combustibles, aplicar un ajuste a los empleados públicos, y de ahí en adelante amistades y acuerdos con los Estados Unidos, dolarización garantizada, base de Manta, etcétera. Entonces la imagen que se mostró de una gran ola izquierda electoral con los personajes que mencionaste es falsa. No hay una nueva ola progresista desde el lado electoral. . El caso de Lula es muy emblemático. Si Gutiérrez nunca fue izquierdista, tenemos con Lula el caso de una persona que empieza en la izquierda y termina en la derecha, que tiene pactos con los sectores más reaccionarios de Brasil, los grandes hacendados, con los grandes bancos imperialistas, seleccionando como principal ministro a (Enrique) Merelles, ex gerente del Banco de Boston, que estafó a los ahorristas de la Argentina. . Yo decía que Lula puede llegar a ser el peor presidente de la historia del Brasil, sin dudas. Y cuando lo digo la piel de la gente suda, particularmente los del partido comunista de Argentina. Se indignan mucho, digo, especialmente el sector de banqueros del partido comunista, los que financian los grandes proyectos faraónicos en Buenos Aires. . El hecho habla por sí mismo, Lula va a expulsando a cualquier disidente. Es un autoritario, personalista, bruto. Quiere bajar las pensiones, lo que llama reformas; quiere promover los sectores de agricultura de exportación, de soja, etcétera, contrario a los intereses de los pequeños productores; va a liberalizar más los mercados y prehipotecar a los cooperativistas de los Sin Tierra. Recortes en el presupuesto social, 30 por ciento, adiós Plan de Hambre Cero, y una lista larguísima. Es un segundo Menem. .

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Pero Lula fue la gran esperanza de la izquierda... . Si. No hay duda que 50 millones que votaron por él no votaron por este programa, votaron por una ruptura con este programa... . Pero no sólo los 50 millones de brasileños que lo votaron, sino la izquierda de toda Latinoamérica... . Si, mira, es tal vez comprensible porque quedaron con una visión congelada del PT y Lula; porque siguieron con la foto de los 80, como si siguiera siendo el metalúrgico, el sindicalista. Es como hablar de Vandor como de vanguardia de la clase obrera. En su momento era militante metalúrgico y pasó a ser un arquetipo de burócrata. . Pasó lo mismo con Lula. A fines de los 80 convirtió al Partido de los Trabajadores en una máquina electoral, disociado de la lucha popular, y en el último congreso del PT, el 75 por ciento de los delegados nunca trabajó en fábricas. Eran abogados, funcionarios, profesionales, empresarios. Hasta tal punto, Pablo, que Lula gastó más dinero en su campaña publicitaria que el candidato oficialista. Y ahora tiene que pagar la deuda; los capos del capitalismo no invierten dinero sin cobrar al próximo día de las elecciones... . O sea que la esperanza en América Latina sigue sin estar en las elecciones y sí en los movimientos populares... . Si, pero con una excepción. La campaña electoral de Evo Morales. Evo es muy diferente, por lo menos hasta ahora, en relación con Gutiérrez y Lula. Cómo está muy pegado al movimiento popular, particularmente a los cocaleros, y como no tiene ningún futuro bajo ningún gobierno burgués, es imposible cooptar a Evo sin que él pierda a toda su base social. Y Evo combina la lucha de masas en las calles con cortes de caminos y levantamientos populares con el proceso electoral. . Y uno es complementario del otro. En este caso llegó a ser la segunda fuerza política, y ahora es lejos la figura más popular en el país, con el 38 por ciento de aprobación contra (Gonzalo) Sánchez de Lozada, el presidente, con menos del 5 por ciento. . Petras, como buen marxista, usted centraliza su discurso y sus prácticas en la lucha de clases. El libro que le mencionaba recién dedica su mayor parte a estudiar la lucha de clases en América Latina. En términos marxistas, sabemos que la lucha de clases se da entre los propietarios de los medios de producción y los obreros que nos los poseen, en una relación en la que los primeros enajenan el trabajo de los segundos. . En la actualidad, en este contexto conformado por una gran gama de actores sociales, desde obreros que ocupan fábricas para ponerlas a producir, campesinos e indígenas que luchan por sus tierras, piqueteros, desocupados que buscan ser explotados, que es en definitiva lo que les va a suceder si entrar al sistema, en este contexto, ¿De qué hablamos cuando hablamos de lucha de clases? . Bueno, hay que entender que no siempre es el obrero que trabaja en la fábrica es el que se puede caracterizar como obrero. Un jornalero en el campo es un obrero; por el hecho de trabajar en el campo no se hace menos obrero. . Ahora, hay muchos sectores desocupados que buscan volver a ser trabajadores, no buscan ser explotados, buscan el empleo... . Bueno, pero en este modelo... . Si, van a ser explotados, en el grado que las condiciones de entrar al mercado de trabajo se entra en condiciones de explotación; eso no implica que van a ponerse de rodillas y besar los pies del patrón. Van a entrar en diferentes condiciones, van a tener diferentes experiencias. . Ahora, hablando de otras categorías, como los cocaleros. Los cocaleros son autoocupados. No son obreros strictu sensu, pero muchos vienen de la minería, eran

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obreros, en Cochabamba, muchos de los fabriles en calzado y textiles, destruidos la economía, por las importaciones de China, etcétera. . Entonces, en el concepto de organización, de orientación, se asimila el proyecto obrero, porque entienden que la raíz de su condición está en función del capitalismo: la concentración y centralización de capital, y producto de la integración de capitales con el Estado. Por eso, la lucha de clases entre estos sectores, pasa directamente contra el Estado.

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11 de junio de 2003

Argentina: valoración general tras 18 meses de lucha popular James Petras Traducido para Rebelión por Manuel Talens (www.manueltalens.com) Introducción He pasado el mes de mayo de 2003 en Argentina, visitando fábricas, suburbios de clase obrera, villamiserias (menesterosas viviendas de okupas sin trabajo), asambleas de clase media baja en las ciudades, centros sociales de desocupados y universidades, hablando con sindicalistas, trabajadores desocupados, estudiantes y activistas académicos y de derechos humanos, directores de cine y de video, con las dos agrupaciones de las Madres de la Plaza de Mayo, escritores, médicos, periodistas, y líderes políticos marxistas y de centro izquierda. Ha sido este mi 38º año de visitas, estudios y conferencias en Argentina. Pasé la mayor parte de mi tiempo en el gran Buenos Aires y en la provincia de Neuquén, donde la principal fábrica de cerámica del país pasó a manos de sus trabajadores y está administrada sobre la base de un sistema de autogestión democrática. Argentina es la tercera economía más importante de América Latina (después de Brasil y México) y, hasta finales del siglo pasado, tenía el nivel de vida más alto en la región. Desde entonces, padece uno de los índices de pobreza e indigencia más elevados de América Latina, si se excluye América Central y el Caribe. Para entender la compleja y cambiante realidad de la Argentina actual, tras cinco años de depresión económica, colapso financiero y levantamientos populares y movimientos de masas en 2001 y 2002, así como el reciente retorno de los partidos políticos tradicionales al poder, es importante identificar los principales acontecimientos politicoeconómicos que dan forma a las perspectivas presentes y futuras de los movimientos populares sociales y políticos. Siete tesis en Argentina (1) En el curso de los últimos quince años, Argentina ha pasado de un auge especulativo a mediados de los años noventa a una depresión económica (1998-2003), a un levantamiento popular en 2001 con el florecimiento de movimientos de masas y al actual período de auge de partidos políticos y personalidades de la derecha. (2) La clase obrera y los pobres han cambiado desde la acción directa de masas hasta un grado elevado de participación electoral entre 2001 y 2003 –la campaña de sectores de la izquierda a favor de la abstención en las elecciones presidenciales de 2003 fue un fracaso total–, puesto que el 79 % del electorado votó. (3) El movimiento de trabajadores desempleados para ocupar fábricas y autogestionarlas ha sido invertido en parte, pues el Estado desaloja por la fuerza a los trabajadores en algunas fábricas y las restantes están en gran parte a la defensiva. (4) La unidad de las asambleas populares y del movimiento de trabajadores desocupados ha cedido el paso a la fragmentación y, en algunos barrios, al regreso de los jefes locales peronistas con sus prácticas clientelistas. (5) La profunda crisis socioeconómica sigue y, a pesar de la frágil «estabilización» durante 2003, la pobreza y los índices de indigencia han seguido creciendo, incluso cuando el desempleo disminuyó ligeramente. (6) Los «fundamentos» de la economía siguen siendo incompatibles con cualquier

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recuperación económica sostenida, puesto que la economía neoliberal sigue vigente, las nuevas inversiones brillan por su ausencia, las compañías extranjeras privatizadas y sus socios locales siguen descapitalizando la economía (con la canalización al extranjero de 19 mil millones de dólares en 2002) y el poder del gran capital persiste y sustenta la ampliación de las desigualdades sociales. (7) Mientras los movimientos de masas han decaído y los políticos convencionales dominan el campo electoral, las organizaciones populares siguen luchando; no han sufrido ninguna derrota decisiva y son capaces de recuperar el terreno si la economía entra otra vez en barrena y los movimientos son capaces de construir una formación sociopolítica unificada orientada hacia el poder estatal. Con vistas a analizar estas «tesis», relacionadas con la Argentina contemporánea, es necesario repasar brevemente los acontecimientos políticos y económicos que condujeron al levantamiento popular de los días 19 y 20 de diciembre de 2001. Podemos dividir los acontecimientos políticos en dos partes, sobre la base de los presidentes de Argentina responsables del auge y del colapso. Las presidencias de Menem y De la Rua La presidencia de Menem (1989-2000) fue un período de préstamos extranjeros masivos y privatización de todas las industrias importantes y de la mayor parte de las secundarias, de las compañías de servicios, de los bancos y de los servicios públicos. La mayor parte de los préstamos y de los beneficios se gastaron en la compra de bienes de consumo de importación, miles de millones desaparecieron robados en monstruosas corruptelas y en la financiación del partido justicialista-peronista de Carlos Menem. La bolsa subió por las nubes y los bancos extranjeros abrieron cuentas en dólares cuando el gobierno inauguró su política de convertibilidad entre el dólar y el peso. Hacia 1998, aquella economía no productiva, en manos extranjeras, especulativa y cargada de deudas, entró en una recesión/depresión que se fue haciendo más profunda con cada año que pasaba. La desocupación aumentó, las fábricas, incapaces de competir con los exportadores asiáticos y estadounidenses subvencionados por los Estados Unidos bajo el régimen neoliberal de libre mercado, quebraron. Los ricos con «información privilegiada» retiraron miles de millones y los pusieron a salvo en ultramar. La evasión fiscal de los ricos era la norma. Hacia el final del segundo mandato de Menem, en el año 2000, la economía entró en una espiral de descontrol y se hizo inminente una depresión de grandes proporciones: la deuda de Argentina dobló y ya no había manera de pagar la deuda y financiar una recuperación. En 2000 fue elegido De la Rua, candidato del tradicional Partido Radical, en coalición con un peculiar centro izquierda. De la Rua exacerbó la crisis con una estricta política monetaria, desreguló los mercados financieros y pagó decenas de miles de millones de dólares de deuda externa, mientras que la desocupación sobrepasaba el 20 % y los ingresos disminuían el 30 %. En la carrera hacia su forzada dimisión, los bancos extranjeros transfirieron más de 40 mil millones de dólares a sus sedes en el exterior. De la Rua congeló todos los ahorros y las cuentas corrientes, lo que despojó a la clase media de todos sus ahorros, mientras que los bancos se declararon insolventes, lo cual destruyó literalmente los ahorros de los pensionistas y de cinco millones de argentinos de clase media. La economía se hundió hasta un crecimiento negativo del 15 % en 2001-2002, la desocupación se elevó hasta el 25 % y los salarios cayeron en un 65 %. Protestas callejeras masivas bloquearon las carreteras. El 19 de diciembre de 2001, cientos de miles de empobrecidos individuos de clase media y jubilados, desocupados y activistas sindicales se dieron cita con cacerolas ante el palacio presidencial de la Plaza de Mayo para exigir la destitución de De la Rua. Los manifestantes fueron agredidos por policías a caballo provistos de bastones. Retrocedieron, se reagruparon y entonces la policía los recibió con balas. Más de 30 murieron y muchos resultaron heridos. De la Rua dimitió y escapó en un helicóptero. Decenas de miles de manifestantes se concentraron en la Plaza del Congreso y lo asaltaron. Entretanto, la economía quedó totalmente paralizada durante

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casi dos semanas. El congreso eligió a tres presidentes en menos de siete días, que se vieron forzados a dimitir ante la presión de los manifestantes. Por fin, los gobernadores provinciales, los congresistas y los dirigentes del Partido Peronista (JP) seleccionaron a Duhalde para la presidencia. La presidencia de Duhalde – Primera parte: el auge de los movimientos populares A pesar de las alegaciones de algunos izquierdistas, que consideraron el levantamiento popular de diciembre de 2001 como una «situación prerrevolucionaria», en realidad fue una rebelión espontánea de las masas con un limitado orden del día y un amplio apoyo popular, que iba desde los indigentes a la clase de pequeños y medios comerciantes, antaño bien acomodados. El levantamiento en Buenos Aires se vio seguido por explosiones similares en el interior, en las provincias arruinadas y deprimidas. Pero lo más significativo fue que las asambleas populares barriales se extendieron por todas partes en la ciudad de Buenos Aires y que en ellas se reunieron espontáneamente cientos de miles de ciudadanos para discutir de sus pérdidas, de sus dificultades; quienes antes habían sufrido en silencio empezaron a hablar y a expresar su cólera en aquellas reuniones y los debates se prolongaban durante horas. Se votaron y aprobaron cientos de propuestas y demandas radicales, si bien pocas de ellas fueron puestas en práctica. Los pequeños partidos marxistas y los anarquistas intervinieron, cada uno de ellos con su propio orden del día y su concepción del papel que deberían representar las asambleas. Las discusiones duraban casi toda la noche en parques, plazas y esquinas callejeras. Los anarquistas argumentaban como «horizontalistas» a favor de reuniones abiertas sin orden del día ni líderes ni portavoces ni clausura. Los pequeños grupos marxistas estaban a favor de un orden del día fijo (el de sus prioridades), de una directiva establecida (sus cuadros) y votaciones por mayoría. Cada grupo veía las asambleas como prototipos de «comunas» o de «soviets». En enero y febrero, los movimientos de trabajadores desocupados (MTD) y las asambleas barriales convergieron en manifestaciones de masas. Los MTD apoyaron las exigencias de las asambleas de clase media de que se descongelaran sus ahorros y, a su vez, participaron en el bloqueo de calles del centro en apoyo de las demandas de empleo y de ayuda alimentaria de los «piqueteros» (trabajadores desempleados). Se organizaron conferencias para unificar ambos movimientos con grupos de derechos humanos, movimientos universitarios, intelectuales progresistas y sindicalistas. Como mucho, se alcanzaron acuerdos temporales entre los líderes de los múltiples grupos implicados, pero más tarde cada uno siguió adelante según su orden del día local. Entre los trabajadores desocupados y las asambleas barriales existía un rechazo general de los tradicionales líderes políticos, expresado en el lema, «Que se vayan todos», lema que para los anarquistas, los partidarios de lo espontáneo y muchos líderes de movimiento sociales significaba un rechazo de cualquier forma de organización política y de actividad electoral. Lo que en un principio era un sano rechazo espontáneo de la clase política dominante se convirtió en un dogma, que excluía el desarrollo de un nuevo liderazgo político y de tácticas flexibles capaces de obtener el poder político institucional. En el punto álgido de las movilizaciones populares, a principios de 2002, los analistas estimaron que entre 2 y 3 millones de argentinos participaron en una protesta pública. Las organizaciones de desocupados contaban con más de 100.000 participantes activos que tomaron parte en gran cantidad de cortes de rutas y en ocupaciones pacíficas de oficinas gubernamentales. A finales de 2001 y principios de 2002, muchas fábricas fueron ocupadas por trabajadores amenazados de despidos masivos y cierres de la empresa. Estaba claro que el sistema capitalista se hallaba sumido en una profunda crisis, que los tradicionales líderes políticos y los partidos estaban desacreditados o en declive y que los nuevos movimientos sociales adquirían importancia política. El principal desafío con el que se enfrentaban los activistas era cómo sostener y ampliar los movimientos, cómo asegurar la influencia o el control de los recursos públicos para financiar

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empleos, viviendas y sistemas de salud, y por último, cómo desarrollar la coherencia organizativa, encontrar líderes políticos y un programa común para aspirar al poder estatal. A pesar de que el movimiento de trabajadores desocupados en un principio se mostró prometedor en su presión para obtener empleos y financiación para proyectos locales, pronto se vio confrontado a una serie de problemas graves. En primer lugar, el movimiento sólo apelaba a una fracción de los trabajadores desempleados, menos del 10 % de 4 millones. En segundo lugar, mientras que los MTD eran bastante militantes, sus exigencias siguieron centradas en los contratos de trabajos públicos con salarios de 150 pesos mensuales y, fuera de los líderes y de sus seguidores inmediatos, existía en ellos poca profundidad o conciencia de clase política. La asunción de muchos anarcoizquierdistas y marxistas era que la crisis «radicalizaría» por sí misma a los trabajadores o que las tácticas radicales de cortes de rutas crearían automáticamente una perspectiva radical. En esto fueron particularmente dañinos pequeños grupos de estudiantes universitarios que propagaron las teorías de transformaciones «espontáneas», basadas no en la búsqueda del poder político o estatal, sino en la conservación de lealtades locales en torno a proyectos a pequeña escala. Su gurú, un profesor británico desprovisto de cualquier experiencia con los movimientos populares argentinos, aportó un lustre intelectual a las prácticas de sus seguidores estudiantes locales. En la práctica, los profundos problemas estructurales persistieron y el nuevo gobierno de Duhalde pronto inició una gran ofensiva destinada a pacificar los municipios rebeldes de trabajadores desempleados con la oferta de más de dos millones y medio de contratos de trabajo durante 6 meses, distribuidos por sus «hombres y mujeres» leales en los barrios. Esta táctica redujo el poder de atracción de los líderes radicales de los MTD para ampliar sus organizaciones y proporcionó al partido peronista unos lazos organizativos con los pobres y desempleados para futuras elecciones, sobre todo si se considera que los líderes del movimiento rechazaban la política electoral y descuidaron cualquier tipo de educación política. Con el tiempo, la mayor parte de los seguidores iniciales, «anarquistas», espontáneos y grupúsculos partidarios de la «ausencia de poder» los abandonaron y se trasladaron a los comités de desocupados controlados por los peronistas. A principios de 2003, los tradicionales peronistas populistas de derecha entraron de nuevo en los barrios de desocupados y establecieron relaciones clientelistas, incluso con los activistas que seguían apoyando a los MTD de izquierda y participando en cortes de rutas. A pesar de que todos los grupúsculos marxistas seguían activos de alguna forma en las asambleas, movimientos de trabajadores desocupados y ocupaciones de fábricas, sus contribuciones organizativas iniciales se vieron más que rechazadas a causa de sus tácticas sectarias, que buscaban el control en gran parte de las discusiones y ganaban posiciones de liderazgo en reuniones prolongadas (lo cual es una especialidad de los sectarios), una vez que la mayoría de los nuevos militantes se habían marchado ya antes de la medianoche. El resultado fue un conjunto de organizaciones MTD y de «coordinadores» con líderes que competían entre sí, divididos por diferencias mínimas y con frecuencia incapaces de actuar al unísono el Primero de Mayo, y mucho menos en luchas diarias. Los sectarios de izquierda dividieron los movimientos, pero no estaban solos. Otro golpe importante al desarrollo de un movimiento sociopolítico unificado lo dio un grupo de líderes militantes del MTD que elevaron el ambiguo término de «autonomía» a la categoría de principio universal. Al principio, se consideraba que autonomía significaba independencia de la dominación de los partidos electorales (tanto de izquierda como de derecha) y de los corruptos sindicatos burocráticos. Con el tiempo, sin embargo, la «autonomía» empezó a significar actitudes negativas hacia cualquier coalición política, hacia alianzas con cualquier sindicato y hacia cualquier forma de unidad con otros movimientos sociales, excepto sobre una base táctica. La «autonomía» extrema excluyó cualquier alianza estratégica. El MTD sigue siendo hoy una fuerza vital en los barrios pobres, pero su poder de movilización ha disminuido, su movimiento está dividido y el gobierno se dedica cada vez más a tentar a algunos activistas ofreciéndoles beneficios. Las asambleas barriales que

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surgieron por todas partes en Buenos Aires entre enero y mayo también han sufrido una metamorfosis similar. En sus inicios, los deseos espontáneos de implicarse y hablar con vecinos y amigos, la grave situación común de pérdidas de empleos y ahorros y los cierres de empresas reunieron a decenas de miles en lugares de encuentros de los barrios. Al principio había infinitas discusiones sin fin, que permitieron airear ideas, algunas de ellas inmediatas y prácticas, otras revolucionarias e ideológicas y otras, por fin, peculiares y terapéuticas. Las reuniones duraban toda la noche sin alcanzar ningún plan de acción definitivo, salvo el de reunirse de nuevo a los pocos días. Hubo tentativas de elegir líderes o incluso coordinadores para convocar reuniones, formular un orden del día (cualquier orden del día), pero los espontáneos y anarquistas intervinieron para denunciar cualquier estructura o medida práctica como «autoritaria» o «manipuladora». En los debates que seguían sobre si era preciso tener un orden del día, los grupúsculos marxistas intervinieron con argumentos racionales, pero con objetivos sectarios. Las infinitas discusiones procesales y los prolijos debates entre anarquistas y marxistas dieron lugar a que muchos abandonaran el empeño. La mayor influencia de los marxistas, con su control de los debates y del orden del día, alejó a otros muchos hacia las cafeterías locales o a ver los partidos de fútbol. En enero, cientos asistían a las reuniones en el Parque del Centenario; cuando yo participé, a principios de abril de 2002, había menos de treinta personas, la mayor parte de ellas militantes de organizaciones de partido. Las asambleas barriales desaparecieron o se dedicaron, en algunos casos, a formar comisiones para solucionar problemas locales. Mientras tanto, el régimen de Duhalde empezó a poner en marcha la maquinaria represiva del estado. El punto decisivo fue el asesinato por parte de la policía, en junio de 2002, de tres manifestantes desocupados que bloqueaban el Puente de Pueyredon que conduce a Buenos Aires desde los suburbios. Miles se movilizaron los días siguientes. Una grabación de un videoaficionado identificó claramente a un inspector de policía que le pegó un tiro en la cabeza a un manifestante herido. El video fue ampliamente difundido. Una vez que disminuyeron las protestas, el régimen inició una serie de ataques contra okupas sin hogar que habían ocupado edificios abandonados, desalojándolos. Durante la última parte de 2002 las manifestaciones de trabajadores y de empleados que no cobraban sus salarios fueron violentamente reprimidas en las provincias, sobre todo en el noroeste (Salta, Jujuy y Tucumán). Hacia el final de 2002, el régimen de Duhalde anunció nuevas elecciones para mayo de 2003, sobre la base de una situación económica y social relativamente estable y de los contratos de trabajo mínimo para ir tirando. Duhalde anunció que no sería candidato, desacreditado en gran parte a causa de las astronómicas cifras de pobreza (que aumentaron del 50 % al 60 %) durante sus 18 meses en el cargo. Sin embargo, «designó» y apoyó a su reemplazante, Néstor Kirchner, que terminaría siendo el vencedor. En 2003, los tribunales –con el apoyo de Duhalde– ordenaron que las fábricas controladas por los trabajadores fueran devueltas a sus dueños, incluidos dos de los principales símbolos de la ascensión de la izquierda: la fábrica textil Bruckmann, en Buenos Aires, y la fábrica de cerámica Zanon, en la provincia de Neuquén. El régimen logró desalojar a los trabajadores en Bruckmann, pero fracasó en Zanon. Es importante analizar los motivos de la victoria parcial en Zanon. Cerámica Zanon: autogestión 2003 La fábrica de cerámicas Zanon está localizada en la provincia de Neuquén, en la región de la Patagonia y es una de las principales fábricas de azulejos para suelo y pared en Argentina. Fue inaugurada en 1979 con cuatro líneas de producción, gracias a una subvención de terreno gratuito, créditos estatales, exenciones fiscales y tarifas de gas y eléctricas a bajo precio. Cuando los obreros la tomaron en 2002, su deuda total con diversos acreedores públicos y privados ascendía a 75 millones de dólares, en gran parte debida a la desviación de las ganancias y a los préstamos de dúctiles autoridades públicas. En 1998, los directivos de Zanon, con el asentimiento de los

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acomodaticios burócratas sindicales, despidieron a cien trabajadores, lo cual precipitó un movimiento dentro de la planta para sustituir al delegado sindical, ligado a la burocracia y los patrones. Al principio, el «sindicato interno» funcionó de manera clandestina para evitar que los burócratas lo señalasen con el dedo y los patrones procedieran a su despido. Las exigencias de los organizadores eran la protección del empleo, el poder del trabajador en la fábrica, mejores condiciones de trabajo, el final de las mentiras sindicales y, la más importante de todas ellas, la discusión abierta y las decisiones por votación en las asambleas de la fábrica. Los funcionarios sindicales oficiales se opusieron con vehemencia a la exigencia de asambleas populares, así como a otras muchas demandas. Argumentaron, junto con los patrones, que la compañía estaba en «crisis», incluso cuando los contables de planta cercanos a los movimientos de base presentaron documentos que mostraban lo contrario. Los patrones de Zanon intentaron dividir a los trabajadores según su antigüedad, mediante el cierre de las líneas de producción más antiguas y la conservación de las más nuevas. También introdujeron el «trabajo flexible», con el despido de todas las trabajadoras debido a la obligación de combinar el levantamiento de maquinaria pesada con el manejo operativo de ésta. A finales de 1999, el movimiento de las bases ganó las elecciones de la fábrica y, en 2000, salió victorioso en las elecciones provinciales por un margen de 3 a 1. Hay varias fábricas de cerámica en Neuquén. En el proceso que condujo a la ocupación de la fábrica en octubre de 2001, los patrones retrasaron el pago de salarios, cerraron la enfermería y la cafetería y, el 28 de noviembre de 2001, despidieron en masa a la mayor parte de los trabajadores y procedieron al cierre patronal de la fábrica. El 30 de noviembre, los trabajadores de Zanon organizaron una marcha pacífica para presentar una solicitud de intervención al gobierno, pero fueron brutalmente reprimidos. Los trabajadores empezaron a distribuir octavillas en barrios, centros de trabajadores desocupados y entre los empleados del sector público, como profesores y personal sanitario. Su lema, «Una fábrica dirigida por los trabajadores al servicio de la comunidad», apelaba a amplios sectores de la sociedad, incluidos la Iglesia católica y los grupos cívicos. En marzo de 2002 una marcha multisectorial de tres mil personas liberó a diecinueve trabajadores de la cerámica que estaban encarcelados. El 2 de marzo de 2002, los trabajadores que ocupaban la fábrica votaron por iniciar la producción. Tenían la opción de permanecer desempleados y recibir una cantidad de subsistencia de 150 pesos al mes (50 dólares) o tomar el control de la fábrica. El voto fue unánimemente favorable a una fábrica gestionada por los trabajadores. En una asamblea se fijó por votación un salario máximo de 800 pesos mensuales, pagados de forma igualitaria a cocineras, contables, trabajadores especializados y semicualificados. Los trabajadores formaron comisiones para la administración, las ventas, la seguridad y la producción. La planta emplea a trescientos diez trabajadores, de quienes dependen económicamente mil quinientas personas. La política de los trabajadores consiste en «comprar material local» en la medida de lo posible: materias primas, piezas de maquinaria, alimentos, ropa de trabajo. etc. El poder adquisitivo de los trabajadores ha estimulado pequeños comercios locales. Los trabajadores de Zanon han trabajado estrechamente con el MTD en Neuquén, han participado en manifestaciones de masas en defensa de la gestión de la fábrica por parte de los trabajadores y en las demandas de vivienda, trabajos públicos y empleos. Durante los pasados quince meses, la fábrica de Zanon ha estado funcionando bajo la tutela de los trabajadores, mientras que el Estado intervenía otras fábricas en las mismas circunstancias, desalojaba a los trabajadores y devolvía las plantas a los patrones. El éxito de los trabajadores de Zanon en el mantenimiento del control y en la continuación de la producción se debe a varios factores. Ante todo, pusieron en marcha una amplia alianza entre diversos sindicatos (maestros, funcionarios, profesores de universidad), estudiantes, grupos religiosos –incluido el Obispo– y organizaciones de trabajadores desocupados. Estas fuerzas se han movilizado para bloquear las incursiones de la policía y presionar al alcalde de la ciudad y al gobernador estatal a que negocien en vez de reprimir. En segundo lugar,

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los trabajadores de la fábrica desarrollaron en sus asambleas un alto grado de solidaridad y de conciencia de clase antes de la toma de la fábrica. Esto facilitó discusiones animadas y abiertas y la elección de un comité de coordinación que reflejaba los diversos intereses de los trabajadores. Algunos de los líderes son miembros de pequeños partidos marxistas, pero son una minoría y, lo que es más importante, su lealtad primera es hacia la fábrica, hacia la escucha en las asambleas y hacia la creación de una coalición. No están allí para imponer una línea sectaria. Ninguna «personalidad» domina las reuniones o asambleas. En tercer lugar, los trabajadores de Zanon han «aprendido lo que no sabían» en el manejo de la fábrica. Han compensado sus carencias buscando apoyo técnico y administrativo y siguiendo cursos cortos de ingeniería y de gestión, así como con la ayuda de los pocos administradores que se quedaron y que trabajan en la nueva fábrica dirigida por trabajadores. Igual de importante es que los trabajadores han aprendido haciendo las cosas. Combinan las actividades productivas con la movilización política, en solidaridad con diversos grupos oprimidos, como los indios mapuches, los trabajadores desocupados y otros. Hacen turnos de trabajo de vez en cuando para asistir a manifestaciones políticas y convocan asambleas para «acontecimientos especiales». Las comisiones toman la mayoría de las decisiones diarias relacionadas con la producción y luego presentan cada semana un informe a las asambleas. La asamblea eligió a un antiguo administrador superior como director ejecutivo, sujeto a su autoridad. Dos contadores y un especialista en informática mantienen los libros de contabilidad de la fábrica. Personal sanitario universitario –enfermeras, médicos y psicólogos– trabaja a diario de forma voluntaria en la planta junto a los especialistas de primeros auxilios. Según el psicólogo de la planta, el estrés es el principal problema de salud y se debe a la aceptación de responsabilidades nuevas, al miedo a que el gobierno recupere la planta, al hostigamiento constante de los jueces y a las órdenes judiciales de desalojo. Algunos trabajadores estaban tan acostumbrados a seguir órdenes que sus nuevas responsabilidades hicieron que sufrieran de estrés por miedo al fracaso. La disciplina de la fábrica es elevada, el ausentismo o los retrasos son bajos y los trabajadores están impacientes por agregar capacidad de producción para aumentar el empleo entre sus aliados desocupados. Los principales problemas a que se enfrentan los trabajadores de Zanon son: primero, la amenaza de una orden judicial de desalojo por la fuerza. Los trabajadores de Zanon han obtenido 40.000 firmas para pedir que la legislatura estatal expropie la fábrica bajo su control. En segundo lugar, la planta funciona al 20 % de su capacidad debido a la carencia de créditos, capital y préstamos –los gobiernos estatales y provinciales se niegan a proporcionar cualquier fondo– y ello a pesar de que el Estado se ha gastado miles de millones ayudando a bancos y monopolios privados. En tercer lugar, los trabajadores tienen que mejorar su control de la comercialización. El Estado y los grandes capitalistas en Neuquén han presionado a las empresas para que no compren productos de Zanon: el gobernador, que alardea del lema «Compre Neuquén», importa cerámica de Brasil en vez de comprarla en Zanon y participa en una campaña concertada para socavar la fábrica autogestionada. En cuarto lugar, los trabajadores tienen que establecer un fondo de depreciación. Los gastos actuales incluyen el 70 % para materias primas, el 15 % para salarios y el 15 % para impuestos, electricidad, agua y beneficios netos, lo cual deja muy pocos fondos para nuevas inversiones o para costos de reemplazo de capital. Los trabajadores son conscientes de estos problemas y, tal como declaró uno de sus líderes, «aprendemos constantemente, comenzamos sin experiencia pero ya hemos gestionado la fábrica durante dieciocho meses, y seguiremos creciendo, aumentando, empleando tantos desocupados como sea factible para servir a la comunidad». Mientras que los trabajadores han permanecido firmes en sus luchas, oponiéndose a ataques físicos y detenciones, enfrentándose y derrotando a burócratas sindicales, desafiando al sistema judicial favorable al patrón, los asaltos violentos de la policía y los boicoteos del gobernador y de las principales corporaciones, su heroísmo ha logrado mantener la fábrica porque también buscaron

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y se aseguraron el apoyo de ingenieros y técnicos para que los entrenaran y los aconsejaran, y también porque crearon una amplia coalición que incluía a la izquierda, pero también a la iglesia, a sindicatos, estudiantes y desocupados. Sin la amplia coalición y el apoyo activo de los profesionales, los trabajadores no habrían tenido éxito. La ausencia virtual de política sectaria y el amplio apoyo comunitario probablemente tiene mucho que ver con el lugar geográfico en que se encuentra Zanon. En las provincias, las luchas internas sectarias son menos intensas, ya que todos se conocen y trabajan juntos cara a cara y la camaradería en el lugar de trabajo es más fuerte que los altercados ideológicos, en particular cuando llega la hora de cerrar filas ante una gran amenaza. De la misma manera, en las ciudades provinciales el concepto de «comunidad» es más fuerte y los vínculos de redes sociales con la familia, los vecinos y las organizaciones sociales crean lazos más cercanos de solidaridad social, en la que la «reciprocidad» en el apoyo a la lucha de los demás es un rasgo común. Los trabajadores de la telefonía: de trabajador temporal a permanente Otro ejemplo de victoria en el lugar de trabajo en la lucha de las masas de trabajadores argentinos desde diciembre de 2001 se puede encontrar en la lucha de un grupo de jóvenes trabajadores temporales contra la compañía telefónica. El éxito de la lucha se basó en gran parte en la autoorganización y la cooperación y la ayuda de los trabajadores militantes veteranos, que antes habían luchado sin éxito contra la privatización de la compañía. Casi todos los trabajadores temporales eran estudiantes universitarios que, supuestamente, se encontraban en periodo de «formación en el trabajo» para una futura carrera. De hecho, eran trabajadores a contrato, excluidos de cualquier ventaja social, al igual que otros millones de jóvenes trabajadores. Los salarios mensuales para «temporales» varían entre 115 dólares en las provincias y 200 dólares en Buenos Aires. La universidad recibía el 10 % del sueldo en calidad de agencia de trabajo. Los trabajadores-estudiantes firmaron un contrato de cuatro años como «temporales».Los trabajadores permanentes ganaban 350 dólares más la pensión, los planes de salud, vacaciones y dos pagas extraordinarias al final del año. Al cabo de los seis primeros meses, los «temporales» comprendieron dos cosas: (1) los empleos no tenían nada que ver con su educación universitaria y (2) no había otros empleos en el mercado de trabajo. Comprendieron que eran «trabajadores», no estudiantes en tránsito hacia algo mejor. Durante más de un año, los «temporales» mantuvieron una organización clandestina y publicaron un boletín. En diciembre de 2001, justo antes del levantamiento popular, la compañía telefónica despidió a los líderes de los trabajadores temporales. Aquellos que trabajaban junto a trabajadores permanentes estaban mejor organizados, en gran parte porque los delegados sindicales en los edificios donde trabajaban les proporcionaron apoyo y solidaridad. Organizaron una huelga que se extendió a otros edificios y sectores que eran exclusivamente temporales. La burocracia sindical intentó romper la huelga y luego la aceptó, debido a la diseminación de las protestas de masas en las calles, que llevaron al levantamiento popular de los 19 y 20 de diciembre de 2001. Los trabajadores temporales ganaron la huelga, se convirtieron en trabajadores permanentes y se aseguraron una mejor protección y «períodos de prueba» más cortos para trabajadores temporales recién empleados. Está claro que la victoria de los trabajadores temporales dependió de la solidaridad intergeneracional y de la desaparición de fronteras y miedos entre trabajadores «temporales» y permanentes. Los trabajadores más antiguos temían que los temporales los sustituyeran y éstos pensaban que los permanentes no les harían caso en la búsqueda de sus propios intereses económicos. El puente crucial lo constituyeron los militantes delegados sindicales con conciencia de clase, que tenían la experiencia y la capacidad para oponerse a los burócratas sindicales y proporcionar los instrumentos organizativos para la victoria.

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Río Turbio Río Turbio es un pueblo minero en la poca hospitalaria punta austral de Argentina, con un militante sindicato de mineros del carbón que condujo satisfactoriamente a una lucha para nacionalizar de nuevo la mina –al menos parcialmente– con la participación de la burocracia sindical. Varios de los líderes sindicales son miembros de un partido marxista, pero se consideran primero sindicalistas y luego miembros de su partido, de cuyas opiniones y prácticas sectarias discrepan con frecuencia. La fábrica fue privatizada en 1994 y parcialmente nacionalizada de nuevo a principios de 2002. Los burócratas sindicales de la compañía de electricidad poseen el 25 % de las acciones, como hacen otros propietarios privados de acciones. La nueva nacionalización parcial fue el resultado de una acción conjunta entre el sindicato local de mineros del carbón, otros sindicatos del sector público y una asamblea de la comunidad general de 3000 personas (el 21 % de los 14.000 residentes de Río Turbio). La práctica de una solidaridad y una participación comunitaria de masas fue muy anterior a los acontecimientos de diciembre de 2001, aunque quizás el tamaño de la asistencia reflejara la influencia de los acontecimientos en Buenos Aires. Después del éxito parcial de los trabajadores, la asamblea barrial desapareció, y reaparece cada vez que hay una cuestión importante que afecta a la ciudad o a la región. La clave de la asistencia comunitaria fue el contrato de la empresa minera y el papel del estado en impedir que la compañía privatizada quebrase debido a la mala gestión y a la desinversión. En 2003, la mayoría de los trabajadores votó a favor de Néstor Kirchner en las elecciones presidenciales, como una alternativa moderada al derechista Menem, y los sindicalistas de izquierda no tuvieron ninguna influencia sobre el comportamiento en las urnas de los miembros del sindicato: «la campaña a favor de la abstención fracasó y los candidatos de los partidos marxistas apenas obtuvieron votos (menos del 2 %). Los sindicalistas marxistas criticaron a los partidos de izquierda –incluidos los suyos– por participar en la política «con un cubo en sus cabezas» y sus lemas resonándoles en los oídos, lo que hizo que confundieran el eco de sus propias voces con lo que pensaban y decían la mayor parte de los trabajadores. Los líderes sindicales de izquierda en Río Turbio, a diferencia de los marxistas en Buenos Aires, no consideraron el levantamiento popular de diciembre de 2001 como una «situación prerrevolucionaria», porque, según señalaron, ni entonces ni ahora había ninguna estructura revolucionaria». Los líderes mineros estudiaron el declive del movimiento de masas desde finales de julio de 2002 hasta la actualidad (junio de 2003) y señalaron como un momento clave de tal declive la intervención estatal en las minas en junio de 2002, que sustituyó la asamblea de trabajadores por funcionarios designados. Presidente Kirchner: perspectivas para 2003 La elección de Néstor Kirchner en mayo de 2003 marca una nueva línea divisoria en la política argentina, línea que probablemente tendrá un impacto importante sobre la clase obrera y las luchas populares en el futuro inmediato. Los comentarios iniciales de Kirchner, los nombramientos para su gabinete, la purga de militares y sus promesas de deshacerse de los corruptos y derechistas jueces del Tribunal Supremo, así como su encuentro con grupos de derechos humanos son un buen augurio para el futuro del país. Sus nombramientos reflejan un enfoque pragmático y moderado que mezcla a partidarios personales de su propia provincia de Santa Cruz con un heterodoxo ministro económico social liberal y varios partidarios del saliente régimen de Duhalde. Su oposición a las exigencias del Fondo Monetario Internacional de reiniciar de inmediato el pago de la deuda y la promesa de posponer o condicionar los pagos a la recuperación económica son respuestas racionales para un país en el que el 60 % de la población se encuentra por debajo del umbral de pobreza y más del 20 % está desocupado. Su «retiro» forzoso de cincuenta generales y almirantes de derecha

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y su reemplazo con oficiales destinados en su provincia de Santa Cruz es una medida de seguridad para debilitar la capacidad golpista de los Estados Unidos y sus aliados entre la elite argentina. Kirchner ha dado la prioridad a la financiación de un proyecto de trabajos públicos de tres mil millones de dólares para reducir el desempleo. Se trata de medidas progresistas que han gustado a la mayoría de los argentinos. Sin embargo, hay varios elementos contradictorios en el orden del día de Kirchner. Ante todo está la cuestión del poder político: su estrategia económica de capitalismo de estado, regulado y dirigido, no depende de la cooperación, la inversión y la producción por parte de la banca, la agroexportación y las compañías controladas por extranjeros, ninguna de las cuales se ha mostrado favorable a cualquiera de las medidas mencionadas. Si, tal como parece probable, prosiguen sus actividades especulativas, envían sus ingresos al extranjero y no invierten el dinero, Kirchner se enfrentará a la opción de aumentar el papel del Estado y nacionalizar de nuevo las compañías lucrativas o capitular y dar marcha atrás en sus compromisos. La segunda contradicción se encuentra entre su promesa de mantener una política fiscal ajustada y proporcionar una compensación a las compañías privadas que hayan salido perdiendo a causa de la devaluación y a la necesidad de aumentar los gastos para financiar proyectos generadores de empleos. Kirchner propone financiar las nuevas inversiones mediante una recaudación fiscal más estricta y el castigo a los evasores fiscales, pero si la historia pasada sirve de ejemplo, le será difícil cumplir con estas medidas. Además, la mayor parte de la clase dirigente argentina considera el castigo de los evasores fiscales como un «acto hostil» y puede condicionar las ofertas de inversiones futuras a una política de clemencia ante la evasión fiscal. En cuarto lugar, la derecha peronista, incluidos los partidarios de Menem y del régimen de Bush, y los banqueros poseen una fuerza importante en el Congreso, en el Tribunal Supremo y entre los gobernadores de varias provincias. Este año hay elecciones para renovar esos cargos. Si Kirchner espera proseguir con su política pragmática, tendrá que movilizar y organizar a las clases populares, lo cual lo obligaría a una ruptura con el Partido Peronista, algo bastante improbable. En consecuencia, tendrá que echar mano de decretos presidenciales o poner en peligro la mayor parte de sus reformas de la estructura del poder institucional. En el momento de su investidura, tenía el apoyo de facto de las tres confederaciones sindicales, de la gran masa de la clase media empobrecida, de importantes sectores de funcionarios y de sus sindicatos y de la mayoría de empresas pequeñas y medianas. El Fondo Monetario Internacional y el capital financiero local e internacional lo están presionando para que permita que los acreedores recuperen las hipotecas de las decenas de miles de propiedades de las clases medias bajas de argentinos, es decir, de las mismas clases que esperan de él nuevas iniciativas que lleven al país a un mayor desarrollo nacional. La llegada de Kirchner es un reto a los nuevos movimientos de trabajadores desocupados y sindicalistas militantes, que han decidido suspender las confrontaciones durante tres meses para permitirle al régimen que defina y ponga en práctica su política social y económica. Dado el amplio apoyo de que goza Kirchner, se trata de un enfoque realista y práctico, que deja abierta la posibilidad de una acción directa si Kirchner no logra cumplir con sus promesas. Conclusión La política argentina ha dado un vuelco completo, desde un levantamiento popular que obligó a la dimisión de un presidente y de varios presidentes en ciernes hasta el retorno de un presidente que casi salió elegido (Menem se retiró antes de la segunda vuelta). Los argentinos han pasado de la lucha en las calles a las urnas, del desprecio por los políticos tradicionales a la esperanza de que el presidente recién elegido empiece a invertir la caída del nivel de vida y reactive la economía. Este ciclo no ha sido el de un automático «movimiento pendular», sino que se ha basado en la incapacidad de la izquierda, de los marxistas, socialistas, anarquistas, «horizontalistas» y otros muchos para organizar y canalizar el amplio descontento que

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se extendió por todo el país durante más de seis meses tras el desplome del sistema financiero y el empobrecimiento de las masas. Si alguna vez las «circunstancias objetivas» llegaron a favorecer una transformación radical, ése fue el período entre diciembre de 2001 y julio de 2002, con sus movimientos de masas en las calles, una clase media proletarizada en su nivel de vida, si no en sus perspectivas, y la clase dirigente desacreditada pero nunca desalojada o eficazmente derrotada; también, con un movimiento de trabajadores desocupados para ocupar fábricas abandonadas: 160 ocupaciones de las 2500 compañías cerradas tuvieron lugar entre 2001 y 2002. Más allá de los errores tácticos, varias cuestiones teóricas pasaron a primer plano. Una rebelión popular de masas no es una revolución. El hecho de concluir, como tantos de izquierdistas y anarquistas hicieron, que hubo una «situación prerrevolucionaria» (entre diciembre 2001 y febrero de 2002) y de actuar como si la búsqueda de «reformas» y la creación de coaliciones con sindicatos progresistas no fuese necesaria, dio lugar al aislamiento de la vanguardia del movimiento y a la pérdida de contacto con la mayoría de trabajadores desocupados descontentos y con la clase media. El segundo punto teórico es que ninguna organización tenía apoyo suficiente como para asumir cualquier papel de mando (incluso si todas ellas fingían ser autosuficientes) ni de definir un proyecto político hacia la toma, con el tiempo, del poder estatal. En ausencia de un mando unificado y cohesivo, los diletantes intelectuales y los líderes locales dividieron los movimientos en nombre del fetichismo autonomista y del vanagloriado vanguardismo, y todos ellos se pusieron el «cubo en la cabeza» y se creyeron sus propios lemas espontáneos o revolucionarios... que seguramente no resonaron entre las masas. El tercer punto es que los movimientos sociales (sobre todo algunos de ellos) que carecen de una vocación para alcanzar el poder y rechazan la lucha política, terminan como grupos de presión dentro de un sistema político dominado por los políticos tradicionales y por los partidos. El lema antipolítico «Que se vayan todos» intimidó a los eventuales candidatos de izquierda y, en última instancia, llevó a la dominación completa de la política electoral por parte de los partidos tradicionales de derecha. El punto final y más importante es que, cuando la masa de la población se rebeló y le dio la espalda a los partidos tradicionales, no estaba preparada u organizada para una insurrección política de tipo «barricadas»: buscaba una formación política de masas unificada, creíble y capaz de ofrecer al electorado una salida de la crisis. Incluso si una minoría de activistas pensó que había llegado el momento de luchar por el poder, estaban fragmentados, divididos y carecían de líderes experimentados, capaces de organizar una opción seria, incluso minoritaria, por el poder, en ausencia de medios militares para consumarla. Sin duda las ilusiones de «insurrección» se disiparon después de los días embriagadores de diciembre de 2001 y principios de enero de 2002. La tarea de organizar a los tres o cuatro millones de desocupados estaba en el orden del día; los trabajadores empleados del sector privado estaban todavía controlados por los dirigentes sindicales. Estos problemas nunca fueron resueltos. Los cientos de miles de activistas radicalizados no se convirtieron en millones. Y, sin embargo, había una manera de organizar una alternativa electoral unificada de las masas para iniciar el proceso de cambio, ya que la clase dirigente estaba dividida en cinco facciones enfrentadas. Esto también fue desaprovechado, por parte de los anarquistas, que rechazaron las elecciones; de los líderes de movimientos, que rechazaron la política como algo corrompido por naturaleza; de las sectas marxistas, cada una de las cuales presentó a sus gurús singulares para consolidar su 2 % del voto. Una oportunidad perdida para la transformación no cuenta toda la historia. Tal como demuestran nuestros estudios de caso de Zanon, de los mineros de Río Turbio y de los jóvenes trabajadores de la telefonía, hubo victorias sustanciales: Zanon demostró que las fábricas dirigidas por trabajadores pueden tener éxito; los trabajadores temporales pueden cambiar sus contratos de trabajo; las asambleas populares pueden trabajar con los sindicatos y con grupos de desocupados. El levantamiento de diciembre es un punto de referencia para millones de argentinos.

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Los días heroicos de solidaridad de masas y los cambios de régimen son un recordatorio de lo que el poder popular puede lograr y logrará, incluso si es espontáneo. Es también un recordatorio de que si el presidente Kirchner fracasa, el ciclo puede invertirse otra vez hacia la política de masas, y es posible que entonces los activistas y militantes tengan en cuenta las experiencias positivas y negativas del pasado.

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13 de junio de 2003

Situación Actual en América Latina James Petras Traducido para Rebelión por Marina Trillo

Introducción Hay cuatro claves para entender la situación actual en América Latina: El desarrollo desigual de la lucha étnica y de clase y las contradicciones dentro de los movimientos sociales. La derechización de antiguos partidos electorales izquierdistas o populistas y su alianza con el imperialismo estadounidense El declive del modelo socioeconómico neoliberal y el aislamiento de los regímenes neoliberales y su acrecentado recurso a la violencia Resurgimiento del militarismo y colonización imperiales - sus victorias y derrotas. Desarrollo Desigual de Clase, Lucha étnica y Anti-imperialista Los movimientos y luchas populares latinoamericanos reflejan una compleja pauta de avances y retrocesos, que dependen de circunstancias específicas y momentos puntuales. No hay ninguna "nueva ola" general de victorias o derrotas. En el lado positivo está la victoria del movimiento popular en Venezuela - derrotando dos golpes de estado orquestados por EEUU y el programa de reforma agraria del Presidente Chavez que promete colocar a 100.000 familias hacia agosto del 2003. En Bolivia, el MAS y los movimientos sociales, sobre todo los cocaleros, han bloqueado satisfactoriamente el programa de privatización del gobierno del Presidente Sánchez de Losada y han acrecentado su apoyo electoral y de masas. En contraposición, en Ecuador y Brasil, la adopción del neoliberalismo por parte de los Presidentes Lucio Gutiérrez e Inacio Lula representa un debilitamiento temporal de la izquierda y la lucha de masas. El desarrollo desigual de la lucha popular de masas se produce en toda América Latina – Perú avanza, Chile está estancado, Argentina en declive pero la guerrilla Colombiana se expande. La clave para comprender el reflujo y flujo de la lucha de masas en América Latina requiere que vayamos más allá de un análisis de las crisis económicas y examinemos la cuestión política - en particular la relación entre la política electoral y la de masas. La razón está clara: todas las economías latinoamericanas están en crisis profunda y adolecen de generar desigualdades sociales - pero en algunos países, la lucha avanza y en otros declina. La clave para entender el desigual desarrollo de la lucha se encuentra al observar las diferentes relaciones entre movimientos sociales y formaciones políticas. En Bolivia, Venezuela, Cuba, los movimientos de masas están vinculados a formaciones políticas populistas y socialistas - que promueven los objetivos de los movimientos. En Brasil y Ecuador los movimientos de masas están (¿o estaban?) vinculados a regímenes políticos y partidos neoliberales que se oponen a las reivindicaciones básicas de los movimientos populares y están ligados al Fondo Monetario Internacional y a élites neoliberales. En Perú, Colombia y México los movimientos de masas y guerrilleros progresan porque son independientes de los regímenes neoliberales y de los partidos burgueses. En Argentina, y en mucho menor grado en Paraguay y Uruguay, los movimientos de masas no son capaces de construir una alternativa política - como

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consecuencia las heroicas luchas y protestas de masas no se han traducido en un desafío serio para el poder estatal sinó que han permitido a partidos electorales burgueses y reformistas capitalizar el descontento con la elección de Kirchner en Argentina y el Frente Amplio en Uruguay En resumen, los movimientos sociales que han llegado más lejos en el período actual son los que están vinculados a formaciones políticas de clase/populistas, mientras que aquellos movimientos sociales que no tienen vínculos se han estancado o se han retirado. La paradoja consiste en que en Argentina el levantamiento popular y el floreciente movimiento de trabajadores en paro y asambleas de vecindad carecieron de organización política para alcalzar el poder político, mientras que en Brasil los movimientos populares estaban unidos a un partido político - el Partido de los Trabajadores (PT) - que se derechizó y abandonó el movimiento. Tanto en Argentina como en Brasil el avance del movimiento social fue frustrado por la carencia de una organización de clase política independiente, a pesar de la madurez de condiciones objetivas. La Situación Socioeconómica La situación objetiva en América Latina está "madura" para una transformación social. Todos los principales indicadores sociales son negativos. Si tomamos la cifra realista de USD 5 diarios como nivel de pobreza, más del 70 % de latinoamericanos viven en la pobreza y casi el 40 % son indigentes - viviendo con menos de USD 2 al día. En Argentina, el país más rico en producción de carne y cereal per cápita, casi el 60 % de las población vive en la pobreza y un tercio es indigente. Brasil ha estado en recesión durante más de 3 años y ha pagado más de 60 mil millones de dólares de deuda, mientras que tanto Cardoso como Lula han reducido la financiación pública para vivienda, salud, educación y reforma agraria. En México, Uruguay, Bolivia, Colombia y Venezuela las economías están en profunda crisis, a medida que el modelo neoliberal basado en exportaciones, transfiere al exterior los ingresos por exportaciones en forma de remesas de beneficios, pagos de deudas y evasión fiscal. Las desigualdades se han extendido durante los 5 años últimos por toda América Latina: bajo los programas de austeridad introducidos en Brasil, Argentina y México, las clases altas aumentan sus ganancias gracias a impuestos más bajos, pago de salarios inferiores y pagos más reducidos de seguros sociales - a expensas de los trabajadores. El estancamiento económico crónico y las desigualdades sociales no han cambiado con las elecciones de Lula en Brasil, Gutiérrez en Ecuador o Toledo en Perú – si acaso la situación socioeconómica ha empeorado. Durante los 6 primeros meses del 2003 Brasil muestra un índice de crecimiento negativo del 1 %, Gutiérrez ha polarizado el país, favoreciendo a los inversores extranjeros y perjudicando a los campesinos e indios, y Toledo que ha seguido a la perfección la fórmula del Fondo Monetario Internacional, afronta protestas callejeras masivas de todos los sindicatos principales, organizaciones de campesinos y federaciones de estudiantes del país. El ascenso y derrumbe de la "Cuarta Ola de Neoliberalismo" El neoliberalismo se parece a un gato con nueve vidas. En cada década desde mediados de los años 1970 hasta la fecha, han surgido nuevos dictadores o presidentes, que prometían "modernizar" el país por medio de "política de libre mercado" regida por la exportación y han dejado el poder con ignominia, o han sido expulsados por incompetentes, corruptos, o ambas cosas. Sólo para ser sustituidos por una nueva versión de lo mismo, con cada nuevo presidente prometiendo "cambios" y realizando "ajustes" aún más severos que empobrecen más al país. El período actual no es ninguna excepción - Da Silva, Gutiérrez, Fox, Toledo se presentaron como los "presidentes del pueblo" durante su campaña electoral, pero una vez resultaron elegidos prosiguieron con y ahondaron en la agenda neoliberal y sus lazos con el

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imperialismo estadounidense. Esta "cuarta ola" de neo-liberales despierta una nueva ronda de confrontaciones profundas. Las protestas de masas más recientes han ocurrido en Bolivia dirigidas por los cocaleros de Chapare, los 'fabriles' de Cochabamba, los mineros de los Andes y los pobres urbanos de La Paz; en Perú los maestros de la escuela pública han lanzado una huelga general, apoyada por agricultores y campesinos contra los salarios miserables y los bajos precios de los productos agrícolas que son consecuencia de la importación de grano y cereales subvencionados estadounidenses. Las mismas alianzas maestro-agricultor-campesino se encuentran en México y Colombia; en Venezuela las masas urbanas que derrotaron a los golpistas apoyados por EEUU organizan círculos Bolivarianos y presionan al gobierno Chávez para que lleve a cabo cambios estructurales y de política redistributiva más radicales en la economía y la sociedad. En Colombia, los dos grupos guerrilleros - el FARC-EP y el ELN han rechazado de modo satisfactorio todas las importantes ofensivas militares desde que el Presidente Uribe subió al poder - y hoy su régimen es más débil y menos capaz de lograr apoyo político y económico para la guerra, excepto por parte del Pentágono. En Ecuador, dirigidos por CONAIE y en Brasil, dirigidos por el MST, los movimientos de masas comienzan a expresar sus críticas respecto a los nuevos regímenes que al principio apoyaron, a medida que crece la frustración sobre la política neoliberal y la derecha, incluyendo a grupos paramilitares que toman la ofensiva en Brasil, aprovechando la favorable política de "agro-exportación" de los Presidentes electos. Como las élites financieras en EEUU y Europa reconocen que Lula, Gutiérrez y Toledo cuentan sólo con un tiempo limitado para implementar las "reformas" neoliberales del Fondo Monetario Internacional – les urgen a actuar enérgica y rápidamente antes de que queden políticamente aislados y tengan que encarar las confrontaciones de masas. A pesar del derrumbamiento inminente de la "cuarta ola" de regímenes neo-liberales, las alternativas políticas populares sólo son visibles en Cuba, Venezuela y Bolivia Subjetividad: Las Futuras Alternativas No hay ninguna duda de que la derechización de los antiguos candidatos izquierdistas/populistas ha limitado temporalmente las luchas populares en Brasil y Ecuador - pero sólo durante un corto período. Como hemos visto en Perú, Bolivia, Ecuador y Argentina, cuando los pseudo-populistas exponen sus planes neoliberales, se enfrentan antes de un año a intensificadas movilizaciones populares que ponen en cuestión su legitimidad y estabilidad. En el pasado reciente numerosos Presidentes han sido echados del poder por movilizaciones de masas antes de que su mandato oficial hubiera expirado: Pérez de Venezuela, De la Rua en Argentina, Collor en Brasil, Mahuad y Buccaran en Ecuador, y Fujimori en Perú. Las cuestiones principales que afrontan los movimientos sociales son ¿cómo traducir su acción defensiva a una estrategia ofensiva, cómo convertir sus demandas sociales en un programa político, cómo unificar los movimientos sociales en un instrumento político? Los movimientos sociales de masas han sido el vehículo más eficaz para expresar el descontento popular y llevar a cabo reformas - en gran contraste con los ineficaces y oportunistas partidos electorales "de izquierdas". Sin embargo los movimientos sociales no han creado sus propios instrumentos políticos - con la notable excepción de los cocaleros Bolivianos - MAS (Movimiento para el Socialismo). La mayor parte de los movimientos sociales han unido sus esperanzas a partidos y candidatos electorales que ellos no controlan y que con frecuencia tienen lazos con intereses imperialistas como el Fondo Monetario Internacional. Los movimientos sociales se encuentran con una contradicción entre la acción independiente directa de masas y los vínculos a partidos electorales burgueses. Esta contradicción puede ser resuelta no dando la espalda a la política, o a instrumentos políticos o incluso partidos electorales, sinó construyendo un instrumento político de masas controlado dirigido y subordinado a los movimientos sociales.

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Hoy el debate dentro de los movimientos sociales avanzados de América Latina es como construir a partir de los avances positivos del pasado, aprender de los errores del presente y construir nuevas coaliciones políticas de masas para ir más allá de la protesta hacia la política de transformación social. Conclusión En la situación actual de América Latina, hay muchos signos positivos y algunas circunstancias ambiguas. Aunque América Latina está gobernada por regímenes neoliberales (excepto quizás Venezuela), ninguno de los Presidentes ha consolidado el poder. Por todas partes se da el mismo modelo: Los presidentes ganan las elecciones, pactan con el Fondo Monetario Internacional, multinacionales y bancos y pierden la calle - porque la inmensa mayoría de la gente se vuelve en contra del presidente "elegido". El Toledo de Perú de hoy ha ido de más del 50 % del voto a menos del 10 % de popularidad. En Bolivia Sánchez de Losada pasó del 22 % del voto a menos del 5%... La misma pauta ocurrirá con los nuevos presidentes de Ecuador y Brasil dentro de un año o dos. En segundo lugar aunque la lucha de masas aumenta y disminuye, no ha habido ninguna derrota decisiva, como ocurrió con los golpes militares de 1964, 1973, 1976 etc... En tercer lugar los movimientos de masas de algunos países han combinado varias formas de lucha – bloqueos de carreteras, ocupaciones de tierra y toma de fábricas y edificios gubernamentales- con luchas electorales. Finalmente la conciencia de clase de las masas está desarrollando lentamente un punto de vista crítico respecto a los partidos electorales "de izquierda" y los "candidatos populistas". El período actual presenta grandes oportunidades y peligros para los movimientos de masas. El peligro proviene principalmente de los proyectos de colonización de EEUU por medio del ALCA y la militarización con el Plan Colombia, las "coaliciones militares interamericanas" dirigidas por EEUU y las bases militares para instigar golpes militares. Washington ha tenido éxito al conseguir que apoyen el ALCA Fox de México, los regímenes cliente Centroamericanos y caribeños, Uribe en Colombia, Lagos en Chile, Lula en Brasil y Toledo en Perú. Por supuesto que habrá algunas "negociaciones" respecto a las subvenciones y medidas proteccionistas estadounidenses (sobre todo por parte del régimen brasileño). Pero el ALCA también ha generado oposición masiva en toda América Latina, donde casi el 80 % de la población (el 95 % en Brasil) se opone al "nuevo colonialismo". En cualquier referéndum el ALCA pierde. Por lo tanto EEUU y las élites latinoamericanas aprobarán el acuerdo de recolonización sin consultar a la gente y quizás ni siquiera al cuerpo legislativo. La nueva "doctrina Bush" de invasiones militares ofensivas en cualquier parte y en cualquier momento representa una amenaza para todos los movimientos populares. La estrategia de militarización de Bush ya ha sido puesta en práctica por presidentes clientelistas locales. Desde principios del 2003, más de 60 trabajadores y campesinos fueron asesinados por el régimen de Sánchez de Losada en Bolivia. Varios activistas y trabajadores rurales en Brasil y en Guatemala han sido asesinados por fuerzas paramilitares vinculadas a grandes terratenientes. Cientos de campesinos y sindicalistas han sido asesinados en Colombia. Docenas de manifestantes han sido heridos y asesinados en Perú. Cientos de activistas políticos indios fueron encarcelados en Chile, Bolivia, México, Paraguay, Perú y Guatemala América Latina demuestra, sin embargo, que el imperialismo estadounidense puede ser derrotado. Cuba ha desmontado varias redes terroristas financiadas por EEUU y ha derrotado amenazas internas y externas a su seguridad nacional. Venezuela ha derrotado dos tentativas de golpe de estado patrocinadas por EEUU. En Bolivia, la izquierda es hoy la fuerza política dominante en las calles y una oposición poderosa en el Parlamento. En Colombia los movimientos populares y guerrilleros siguen creciendo a pesar de las intervenciones militares estadounidenses. En Perú millones exigen la dimisión de Toledo. En Argentina, bajo la presión de las masas el Presidente Kirchner

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se propone posponer los pagos de deuda a favor de gastos sociales e inversión pública - promesa que está pendiente de cumplimentación. En otras palabras, el Imperio estadounidense es poderoso y peligroso pero no es omnipotente - puede y ha perdido varias luchas recientes. La situación actual promete ser un período de creciente polarización social y política en Brasil, Ecuador, Perú y Argentina. Antes de finales del 2003 probablemente veremos una nueva alineación de fuerzas políticas y sociales desde abajo y quizás algunos "cambios de régimen" desde arriba o desde abajo.

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24 de julio del 2003

Entrevista a James Petras

"Lo que yo veo es el final del PT como un proyecto popular" Mario Hernandez Rebelión MH: Recientemente publicaste un artículo muy crítico sobre los primeros pasos dados por Lula en Brasil JP: Primero, creo que es importante hablar con los hechos y no con impresiones. Segundo, entender que los partidos tienen trayectorias y no quedarse con las fotos fijas, sino ver una película donde se pueden notar cambios significativos desde los orígenes hasta hoy. El PT no es el partido de 1980. ¿De qué forma ha cambiado? En el 80 era un partido íntimamente vinculado con los movimientos sociales, a los barrios, las favelas, a los Sin Tierra, mucha efervecencia, debates marxistas, teólogos de la liberación, muchos voluntarios, ningún profesional, trabajaban en los barrios, tenían un programa socialista, con fuerte contenido marxista, tenían bases de los movimientos, asambleas populares para discutir, evaluar los candidatos, rechazarlos, criticarlos. No tenían máquina electoral, eso es lo que cambió. ¿Qué es el PT ahora? En el último Congreso el 75% de los delegados eran abogados, profesionales, funcionarios, empresarios, etc. No tenían nada de popular. Además, me comentó Perry Anderson en Caracas, que Lula recibió más dinero para financiar su campaña el candidato oficial. Recibió mil millones de reales para publicidad en televisión ¿De dónde venía el dinero? Venía del gran capital. Entonces, más allá de la composición, de la orientación, tiene deudas con el gran capital. No es simplemente la estructura de poder, los cambios organizativos, los giros. Son acuerdos concretos con sectores que le dieron ciento de miles de reales para montar la campaña publicitaria. ¿Por qué? Porque pactó con el FMI un ajuste brutal, aumentó el porcentaje del PBI para cumplir con la deuda, bajando el presupuesto social un 30% en educación, salud, etc. Peor que Cardoso. Después elige con su dedo -ya no es un partido de asambleas- al Vicepresidente, un gran capitalista textil, un explotador de sus trabajadores; empieza a pactar con los partidos burgueses, en cada Estado, a veces contra sus propios partidarios. No quiere apoyar el referendum contra el ALCA a pesar que 11 millones votaron en contra. Cuando llega al poder empieza a cumplir porque los que pagan la cuenta quieren cobrar. Empezó con un ajuste estructural, luego la flexibilización del trabajo, habla de igualdad de las jubilaciones, bajando las del sector público, con demagogia, citando algunas excepciones, algún Juez que cobra U$S 10.000, algún fulano U$S 6.000, pero la gran mayoría no supera los 2.000, quiere bajarlas a 1.000 para ser equitativo con el sector privado, es la igualdad de empobrecer. Habla de Plan Hambre 0 pidiendo

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colaboración a los capitalistas para financiarlo. La peor caridad. La gente no quiere bolsas de comida, quiere empleo. Fue a Davos a pedir colaboración a los grandes capitalistas, a Soros y los otros, para la lucha contra la pobreza. A los mismos que la generaron, ahora Lula les pide colaboración. Forma el Comité de amigos de Venezuela ¿Con quién? Con Aznar, Bush, Fox, Lagos, entonces -me contó el Ministro de Relaciones Exteriores, Amorin- Venezuela le pidió: '¿por favor, podemos poner algunos amigos de Venezuela en el Comité de amigos?'. '¡No!', contestó, 'no podemos cambiar, eso es lo que hay', entonces, Fidel dijo, con todo su sentido del humor: 'con amigos como esos no necesitas enemigos' y Chávez remató: 'prefiero tratar los asuntos nosotros mismos'. MH: ¿Qué opinan los sindicatos, el Movimiento de Trabajadores Sin Tierra? JP: Hace 3 días, Joao Pedro Stedile, secretario de los Sin Tierra, me mandó un artículo del domingo pasado donde un gran diario de Brasil titula: "Lula y los hacendados en clima de paz". Allí, relata una gran fiesta organizada por los más grandes hacendados donde estuvo Lula como invitado, para celebrar, para sacarse fotos con los hacendados ¿Por qué? Porque su principal proyecto en la agricultura es estimular a los agro-exportadores, introducir los transgénicos y extender la producción de soja y otros productos para la exportación. La reforma agraria tiene que ser en lugares alejados de las tierras fértiles cultivables. El MST se siente defraudado porque lo apoyaron puerta a puerta, lucharon, ahora están con mucha frustración y fijaron fecha para dentro de 3, 4 meses lanzar, otra vez, la única forma en que saben hacer la reforma agraria con gobiernos que toman estos virajes: las ocupaciones de tierras. En el artículo que te comentaba Lula dice, refiriéndose a los hacendados: "Antes yo hablaba mal de vosotros. Ahora creo que todos nos entendemos mejor", mientras hay 60.000 acampados viviendo bajo carpas de plástico, sin comida y esperando que Lula lance algún tipo de reforma agraria. Los empleados públicos están preparando una huelga general -no sé si van a lanzarla para este mes-, los metalúrgicos de Forza Social -que es una central sindical supuestamente más amarilla que la CUT- ya anunciaron que preparan una huelga contra la política salarial. El salario mínimo de Lula de U$S 69 es exactamente igual al de Cardoso, o incluso puede ser un poco menos. Todos estos sectores empiezan a moverse, no a grandes saltos pero, lentamente, el descontento está generándose, independientemente de lo que dicen las encuestas de un 60/70% de aprobación. En América Latina creo que algunos sectores están empezando a darse cuenta que no es un gobierno de izquierda, pero se quedan con la ilusión que si fue votado por 52.000.000 de personas es popular, olvidando que Menem también consiguió una gran mayoría mientras estaba destruyendo el país. MH: Me pregunto si no es una visión exageradamente negativa. JP: A veces la gente dice: 'Petras, usted es negativo, no cincide con lo que dice la radio, eres terrible, nadie te satisface', y yo contesto: 'Sí, algunos me satisfacen: los cocaleres, los Sin Tierra'. Fijate que yo no estoy diciendo que todas las medidas tienen que salir de asambleas populares, sino de representantes que estén vinculados con el pueblo y sus organizaciones. Como hace Evo Moralesen Bolivia. Estuve con él en Chapare, en diciembre del año pasado cuando estaban discutiendo el plan de lucha, haciendo una consulta en una gran asamblea de cocaleros que escuchaban, haciendo

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comentarios, formulando los 10 puntos del programa para los jubilados, para los trabajadores fabriles y demás sectores populares. Discutieron, luego Evo, como un gran líder, presentó los puntos para negociar y rompió las negociaciones cuando no vio ningún resultado. Para mí ese es un liderazgo que consulta, discute y después va implementando desde arriba. No hay que convocar todos los días una asamblea para ver qué hacer. Se discute un plan de lucha y luego el líder decide la táctica, la forma de implementarlo, eso es obvio. MH: Hay sectores al interior del PT que sostienen que hay 2 planes. JP: Esa es la izquierda del PT que dice: 'El Plan A va a fracasar y luego Lula tendrá que girar al Plan B'. Pero Lula está anunciando el plan para los próximos 4 años, no es simplemente una táctica, entonces la lucha es inevitable. Las páginas del Wall Street Journal y el Financial Times le aconsejan que se apresure a poner en práctica el programa de modificar las indemnizaciones, bajar las jubilaciones, eliminar las restricciones a las inversiones de capitales, porque "la luna de miel va a terminar dentro de un año". Ellos lo saben. La izquierda del PT vive de ilusiones ¿Por qué? Porque siguen congelados con el cuadro de 1980, 85, 90, no están al día con las transformaciones orgánicas del PT, la transformación programática, la transformación del partido, siguen con la ilusión de Lula del pasado. Hablan de Lula como el 'Presidente metalúrgico'. Hace 23 años era metalúrgico. Todas las tendencias juntas de la izquierda del PT llegaron a representar el 35/40 %, se quejaban, criticaban, pero a partir de fines de los 80 aceptaron la lucha en el interior del aparato del PT contra el centro que era Lula y la derecha con Suplici y los demás. Pero ya todos funcionaban dentro del aparato. El Ministro de Finanzas presentó el plan económico y lo votó a favor el 70%. Cuando hablan de la primera fase, de la crisis que tenemos que superar para luego hacer otra política social, como dijo el Ministro de Planificación, es para reírse. Designaron derechistas en Finanzas, Agricultura, Industria, Comercio, los ministerios claves. El Presidente del Banco Central pretende separarlo del control del Poder Legislativo y a eso lo llama autonomía y todos, incluso Celso Furtado, hablan de su privatización, poniendo al frente a un ex gerente del Banco de Boston que hizo la gran estafa a los ahorristas argentinos. Sinceramente, yo no creo que haya un Plan B, lo que yo veo es el final del PT como un proyecto popular. Hay que volver a reconstruir otro proyecto, conotra estructura, tal vez aprendiendo de los primeros períodos del PT. MH: ¿Te parece que un polo Argentina-Brasil, sobre todo sin Menem en el poder, abriría la posibilidad de un Mercosur que objetivamente se oponga a los intereses de EE.UU. en la región? JP: ¡No! Para nada. Brasil está copatrocinando el ALCA con EE.UU. pretendiendo modificar algunas políticas ¿Qué medidas quiere modificar? EE.UU. es tan liberal como Brasil y Lula está completamente comprometido con la política liberal a ultranza. Lo que quiere es quitar proteccionismo a EE.UU., hacerlo simétricamente liberal. Es una crítica desde el liberalismo contra el proteccionismo norteamericano. Creo que algunas medidas extremistas de Cavallo y cía., frenando y poniendo barreras a la circulación, pensando que perjudicando a Brasil ganaban el favor de Washington, no les interesan. Ahora van a bajar las barreras para que circulen mejor las mercaderías entre Brasil y Argentina y complementariamente con EE.UU. que no tiene problemas ni con Kirchner ni con Lula, incluso va a apoyar a Kirchner porque no va a

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robar ni extorsionar a las empresas norteamericanas cobrándoles un 10/15% de comisiones por los acuerdos. Tal vez Kirchner baje el precio a 5% o menos. MH: ¿Dirías que el Mercosur es funcional al ALCA? JP: No exactamente funcional, pero sí complementario. No es opuesto. Lo dicen Amorín, también el presidente del Banco Central de Brasil. Es su discurso, no el mío. Un ejemplo es que Lula rechazó el referéndum contra el ALCA diciendo: "En el PT no vamos a participar del referéndum contra el ALCA" y se cumplió con algunas excepciones como Heloísa Helena, una senadora valiente pero totalmente marginal del gobierno y del PT. Están preparando su expulsión y la de algunos otros diputados porque es un partido cada vez más personalista, más verticalista. Tarso Genro, uno de los 2 ó 3 asesores más íntimos de Lula, está preparando la expulsión de su propia hija, Luciana. No sé cómo se van a arreglar en la familia una expulsada y su expulsador. Va a ser un problema.

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28 julio 2003

Construcción imperial y dominación James Petras / LA JORNADA Salvo algunos dinosaurios intelectuales, muchos escritores, periodistas y académicos han vuelto a introducir el concepto de imperialismo en sus análisis de la estructura de poder mundial. Las discusiones que se centraban en la "hegemonía" han resultado inadecuadas para explicar el nuevo énfasis que los constructores del imperio estadunidense ponen en la coerción militar, la invasión y la ocupación, y en el dominio impuesto por la fuerza. Hace 50 años la Cepal describió la economía mundial en términos de "centro" y "periferia", y 20 años después los teóricos del sistema mundial añadieron una semiperiferia. La mayoría de los escritores críticos del mundo contemporáneo ya no encuentran utilidad alguna en estos términos, privados desde hace mucho de una especificidad histórica, de clase o de Estado. Todas las preguntas importantes que nos confrontan hoy respecto de la naturaleza y dirección de las relaciones internacionales de poder, la naturaleza de los conflictos, las conquistas y las resistencias que se multiplican giran en torno de la naturaleza y la dinámica del imperialismo, en particular el de la potencia imperial más agresiva y poderosa: Estados Unidos. Se han formulado preguntas fundamentales sobre la sustentabilidad del imperio estadunidense, por lo menos en su actual estructura militar y económica. En su forma más simple, la pregunta más co-mún es si el imperio estadunidense se encuentra en ascenso o en decadencia. Si bien en la superficie ésta parece ser la "cuestión central", en realidad oscurece preguntas más esenciales que deben abordarse, referentes a las relaciones entre las economías y las políticas nacionales y el imperio, a las relaciones de clase y políticas que sostienen a éste y las que se le oponen, y a la capacidad política del imperio para sostener la expansión hacia el exterior y la decadencia interna. Alegar, como algunos académicos, que el imperio declina porque está sobrextendido (Kennedy, Hobsbawm, Wallerstein) es pasar por alto la capacidad de la clase gobernante imperial de continuar reasignando recursos de la economía nacional al imperio; las duraderas instituciones estatales, mediáticas y partidistas que propician la continuidad de la construcción imperial y, de manera más importante, la capacidad de reclutar clientes que sirvan al imperio. La dinámica y continua expansión im-perial, que incluye la conquista militar de tres regiones (los Balcanes, Afganistán e Irak), se lleva a cabo con la aprobación activa de la gran mayoría de los ciudadanos estadunidenses, que padecen los peores recortes sociales y económicos en los programas gubernamentales y la legislación fiscal más regresiva de la historia reciente. Está claro que se equivocaban los comentaristas impresionistas que pretendieron ver en las ocasionales manifestaciones masivas en Seattle, Washington y otras ciudades contra la globalización y la guerra en Irak un desafío al imperio y un signo de su debilitamiento. Una vez iniciada la conflagración, las grandes ma-nifestaciones terminaron y no existe ningún movimiento de masas que se oponga a la sanguinaria ocupación colonial o apoye la resistencia anticolonial. Igualmente grave, desde la perspectiva metodológica, es que los críticos del po-der del imperio sean incapaces de explicar la naturaleza global de la doctrina imperial, que consiste en librar guerras "en todos lados y por el futuro previsible", conforme con la doctrina Bush. Aferrados al objetivo más visible y obvio -en el caso de Irak, el petróleo-, los críticos activistas pasan por alto los múltiples sitios de continua

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intervención militar imperialista en América Latina, Africa y Asia (Colombia, Djibutí, Filipinas, etcétera). El petróleo es un componente importante de la construcción imperial, pero también lo es el poder, el control y la dominación de los clientes y de los estados rivales e independientes. Para entender con propiedad la agresión política y militar global de los constructores del imperio estadunidense, debemos enfocarnos en el alcance y ex-tensión del imperio económico de ese país. A fin de comprender adecuadamente si el imperio estadunidense está en decadencia o en expansión debemos distinguir entre la economía doméstica y la economía internacional, que es la que constituye propiamente el imperio. El imperio económico de EU Uno de los parámetros clave de las di-mensiones económicas del imperio estadunidense es el número y porcentaje de sus corporaciones trasnacionales y bancos entre los 500 mayores consorcios del mundo en comparación con otras regiones económicas. Casi todos los analistas económicos coinciden en que las trasnacionales son la fuerza motriz de la economía mundial, las instituciones centrales de las inversiones internacionales, las transacciones financieras y el comercio mundial. Algo igualmente importante es que ningún Estado puede aspirar a la dominación mundial si sus principales instituciones económicas, las trasnacionales, no ejercen un papel de liderazgo en la economía del planeta. Cualquier discusión seria del presente y el futuro de la supremacía imperial estadunidense tiene por fuerza que analizar la distribución del poder entre las trasnacionales en competencia. Existen varias formas de medir las "trasnacionales líderes". He seguido el enfoque del Financial Times y utilizado los datos que ese medio ha compilado. Califica las empresas según su capitalización de mercado, es decir, el valor en acciones de cada compañía. Mientras mayor sea el valor de mercado de una empresa, más alta será su calificación. La capitalización de mercado se obtiene multiplicando el precio de cada acción por el número de acciones emitidas. Sólo se incluyen las empresas en las que las acciones libres exceden de 85 por ciento del total, con lo cual se excluyen las compañías en las que un alto porcentaje del capital está en manos del Estado o de familias. Las trasnacionales estadunidenses do-minan la lista de las 500 principales empresas del mundo. Casi la mitad de las mayores trasnacionales (48 por ciento) son de propiedad y dirección estadunidenses, casi el doble del competidor regional más próximo, Europa, con 28 por ciento. Las trasnacionales de propiedad japonesa representan sólo 9 por ciento, y el resto de Asia (Corea del Sur, Hong Kong, India, Taiwán, Singapur, etcétera) posee en conjunto menos de 4 por ciento de las 500 firmas y bancos principales. La concentracióndel poderío económico es aún mayor si nos fijamos en las principales 50 trasnacionales, de las cuales 60 por ciento son de propiedad estadunidense, y es todavía más evidente al examinar las 20 mejor situadas, de las cuales más de 70 por ciento son de ese país. De las primeras 10, Estados Unidos controla 80 por ciento. Muchos analistas impresionistas, para quienes el descenso de los valores de mercado de las trasnacionales estadunidenses es indicativo de una declinación de la posición estadunidense en el planeta, no se dieron cuenta de que el valor de mercado de las trasnacionales de Europa, Japón y el resto del mundo también bajó -en igual o mayor grado-, lo cual neutralizó el efecto de la caída de los consorcios estadunidenses en su preponderancia global.

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Podemos examinar otras formas de me-dir el persistente y consolidado poderío económico del imperio estadunidense. Si comparamos la capitalización neta de las trasnacionales de ese país que figuran entre las primeras 500 del mundo con las de otras regiones, encontramos que el valor de esas compañías estadunidenses excede el valor combinado de todas las demás regiones. La valuación de las trasnacionales estadunidenses es de 7 billones 445 mil millones de dólares, contra 5 billones 141 mil millones de dólares de las otras. Las trasnacionales estadunidenses tienen un valor de mercado superior al doble de sus competidoras más cercanas, las europeas. El argumento en favor de la tesis de que existe un imperio económico estadunidense consolidado y en expansión se ve realzado si examinamos los ocho principales sectores de la economía mundial, que son banca, industria farmacéutica, telecomunicaciones, hardware para la tecnología de la información, petróleo y gas, software y servicios de cómputo, se-guros y cadenas de autoservicio. Las trasnacionales estadunidenses constituyen mayoría entre las que ocupan los primeros lugares en cinco sectores, conforman 50 por ciento de uno de ellos (petróleo y gas) y sólo son minoritarias en un sector (seguros). La misma pauta se puede observar si examinamos la llamada "vieja economía", en la cual las trasnacionales estadunidenses -entre ellas las de las industrias minera, petrolera, automotriz, química y de bienes de consumo- suman 45 de los cien consorcios líderes. Entre las principales 45 relacionadas con la manufactura, Estados Unidos tiene 21, Europa 17, Japón cinco y el resto del mundo dos. Estados Unidos tiene la compañía que ocupa el escalón más alto en 23 de 34 grupos de industrias, y sus trasnacionales controlan casi 59 por ciento de las principales empresas extractivas y manufactureras, casi tantas como los consorcios europeos y japoneses juntos. La principal área de debilidad estadunidense es el sector electrónico, donde ese país sólo posee dos de las 23 firmas líderes. En la medida que las trasnacionales son el fundamento y la fuerza motriz de la construcción del imperio económico, está claro que Estados Unidos sigue do-minando, controlando, y que muestra po-cos signos, o ninguno, de "debilitamiento", "decadencia" o pérdida de posición frente a Japón o Europa. La tesis de una economía "sobrextendida" o "decadente" tiene pocas bases. La reciente burbuja especulativa sólo ha afectado a algunos segmentos del sector de la tecnología de la información, pero esto se aplica también a los competidores de Estados Unidos. Además, mientras ese sector declinó, los de la "vieja economía" se han expandido. E inclusive dentro de los sectores de la tecnología de la información ha habido un proceso de concentración y centralización del capital, en el que Microsoft, IBM y unos cuantos gigantes estadunidenses más han mejorado posiciones en tanto muchos otros decayeron. Si bien los fraudes y la corrupción han afectado la confianza de los inversionistas en las trasnacionales estadunidenses, también ha ocurrido así en Europa y Japón. El resultado ha sido una declinación general en las evaluaciones de mercado de todas las trasnacionales de los centros imperiales en competencia (Estados Unidos, Unión Europea y Japón). La disminución global de la valuación de mercado es evidente si comparamos los totales entre 2002 y 2003: en 2002 el valor neto era de 16 billones 250 mil millones de dólares, en comparación con 12 billones 580 mil millones en 2003, una caída de 22.6 por ciento. Sin embargo, aproximadamente 50 por ciento de esta disminución se experimentó en el sector de hardware para la tecnología de la información. El hecho indiscutible es que el imperio económico estadunidense es dominante y está en fase ascendente: su profundidad y amplitud sobrepasa a sus rivales europeos y japoneses por múltiplos de dos en la mayoría de los casos. Quienes hablan de la

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"decadencia del imperio", o no comprenden los elementos estructurales del imperio estadunidense o recurren a pronósticos de largo plazo basados en comparaciones históricas, cuya conclusión es que en algún momento del futuro el imperio estadunidense decaerá, como to-dos los imperios (Hobsbawm). La predicción histórica a largo plazo de una decadencia inevitable tiene la virtud de consolar a los miles de millones de personas que enfrentan la explotación y las guerras destructivas, y a los gobernantes de naciones amenazadas con la invasión militar y con el despojo de sus lucrativos recursos naturales. Pero es totalmente irrelevante para diagnosticar el poder del imperio hoy día, su dinámica y las fuerzas organizadas en su contra. La tesis de la decadencia está basada en teorías abstractas, que en el peor de los casos son simple racionalización de deseos, y en el mejor extrapolaciones de la economía doméstica del imperio. Lo que es necesario enfatizar es que las "contradicciones" que amenazan al imperio no son simples deducciones económicas a partir de un supuesto "imperio sobrextendido" que presumiblemente impulsará a "la gente" a derrocar a la elite constructora del imperio, o forzará a sus dirigentes a repensar su proyecto imperialista. El imperio estadunidense está construido y apoyado por los dos principales partidos políticos, por todas las ramas del gobierno, y ha seguido una trayectoria ascendente vía guerras imperiales, conquistas coloniales y expansión de las trasnacionales, en particular desde la derrota en las guerras de Indochina. Las derrotas imperiales y los momentos de decadencia son resultado directo de las luchas políticas, sociales y militares, la mayoría de las cuales han tenido lugar en América Latina y Asia, y en menor medida en Europa y Norteamérica. Traducción: Jorge Anaya

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6 de agosto de 2003

Construcción imperial y dominación: EE.UU. e Iberoamérica James Petras Traducido para rebelión por Marina Trillo Introducción Con excepción de algunos dinosaurios intelectuales, muchos escritores, periodistas y académicos han reintroducido el concepto de imperialismo en sus análisis sobre la estructura del poder mundial. Los anteriores debates centrados en "la hegemonía" han mostrado ser inadecuados para explicar el nuevo énfasis de los constructores imperiales estadounidenses sobre la coerción militar, la invasión, ocupación y gobierno por la fuerza. Hace cincuenta años la Comisión Económica de Iberoamérica (CEPAL) describió la economía mundial con los términos de "centro" y "periferia", veinte años más tarde los teóricos del sistema mundial agregaron una semi-periferia. Estos términos, ampliamente desprovistos de cualquier especificidad histórica, de clase o estado ya no se consideran útiles por la mayoría de los escritores críticos del mundo contemporáneo. Todas las preguntas importantes con las que nos enfrentamos hoy respecto a la naturaleza y dirección de las relaciones internacionales de poder, la naturaleza de los crecientes conflictos, las conquistas y la resistencia giran alrededor de la naturaleza y dinámica del imperialismo – especialmente del poder imperial más poderoso y agresivo, los Estados Unidos de América. Se han planteado cuestiones fundamentales respecto a la sostenibilidad del imperio estadounidense – por lo menos en su actual estructura militar y económica. En su forma simplificada, la pregunta más común es si el imperio de EEUU está en ascenso o si está en declive. Aunque en la superficie éste parece ser el ‘asunto principal’ en realidad oscurece cuestiones más fundamentales que deben formularse, referidas a las vinculaciones entre la política y la economía domésticas respecto al imperio, las relaciones de clase y políticas que apoyan y se oponen al imperio y la capacidad política del imperio para sostener la expansión exterior y el declive doméstico. Argüir, como hacen algunos académicos, que el imperio está en declive debido a que está "sobre-extendido" (Kennedy, Hobsbawm, Wallerstein) es desestimar la capacidad de la clase dirigente imperial para continuar reasignando los recursos de la economía doméstica al imperio, al estado duradero, los medios de comunicación, y a las instituciones del partido que apuntalan la continuación de la construcción del imperio y lo que es más importante, la habilidad para reclutar a clientes al servicio del imperio. La continuada expansión dinámica imperial, incluyendo la conquista militar de tres regiones (Balcanes, Afganistán e Irak) tiene lugar con la aprobación activa de la inmensa mayoría de los ciudadanos estadounidenses, que están sufriendo los peores recortes sociales y económicos en programas gubernamentales y la legislación fiscal más regresiva de la historia reciente. Claramente, los comentaristas impresionistas que pretendieron ver las ocasionales manifestaciones de Seattle, Washington y otras ciudades contra la globalización y la guerra de Irak como un desafío y debilitación del imperio, estaban equivocados. Una vez iniciada la guerra, se acabaron las grandes manifestaciones y no existe ningún movimiento de masas que se oponga a la sangrienta ocupación colonial ni apoye la resistencia anticolonial. Igualmente grave,

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desde la perspectiva metodológica, los críticos del poder imperial son incapaces de explicar la naturaleza mundial de la doctrina imperial – para librar guerras imperiales "en cualquier parte y durante el futuro previsible" según la doctrina de Bush. Encerrándose en el objetivo más visible y obvio – en el caso de Irak, el petróleo – las críticas de activistas pasan por alto los múltiples sitios de continuada intervención militar imperialista, en Iberoamérica, África y Asia (Colombia, Djibouti, y Filipinas, etc.). El petróleo es un componente importante de la construcción del imperio, pero también lo es el poder, el control y la dominación de clientes, rivales y estados independientes. Para entender adecuadamente la agresión política y militar a nivel mundial de los constructores imperiales estadounidenses, debemos fijarnos en el alcance y extensión del imperio económico de los EEUU. Para entender adecuadamente si el imperio estadounidense está en declive o en expansión debemos distinguir entre la economía doméstica (lo que llamaré "la república") y la economía internacional (a la que llamo "imperio"). El imperio económico estadounidense. Una de las medidas claves de las dimensiones económicas del imperio estadounidense es el número y porcentaje de sus corporaciones multinacionales (CMN) y bancos entre las primeras 500 firmas del mundo en comparación con otras regiones económicas. Casi todos analistas económicos están de acuerdo en que la fuerza impulsora de la economía mundial, las instituciones fundamentales para las inversiones internacionales, las transacciones financieras y el comercio mundial son las CMN. Igualmente importante, ningún estado puede aspirar a la dominación global si sus principales instituciones económicas, las CMN, no desempeñan un papel primordial en la economía mundial. Cualquier debate serio sobre la presente y futura supremacía imperial estadounidense está obligado a analizar la distribución de poder entre las CMN en competición. Hay varias maneras de evaluar las "CMN punteras". He seguido el enfoque del Financial Times – y he utilizado los datos que han compilado. El FT clasifica a las compañías según su capitalización bursátil, es decir, según la valoración de sus acciones. Cuanto mayor sea el valor de mercado de una compañía más alta será su clasificación. La capitalización bursátil es igual al precio de la acción multiplicado por el número de acciones emitidas. Sólo se incluyen compañías en las que la libre participación en las acciones sobrepase el 85% quedando así excluidas las compañías que tengan grandes participaciones estatales o familiares. Las CMN estadounidenses dominan la lista de las 500 corporaciones principales del mundo. Casi la mitad de las CMN más grandes (48%) está en poder de estadounidenses que asimismo las dirigen, casi duplicando a su siguiente competidor regional, Europa que tiene el 28%. Los japoneses poseen solo el 9% del total de CMN y el conjunto del resto de Asia (Corea del sur, Hong-Kong, India, Taiwán, Singapur etc…) posee menos del 4 por ciento de las 500 firmas y bancos más grandes. La concentración del poder económico estadounidense es aún mayor si miramos las 50 CMN más grandes – donde más del 66% es de propiedad estadounidense; y el poder de los gigantes económicos de EEUU es aún más evidente cuando examinamos las 20 primeras CMN, donde más del 70% es de propiedad estadounidense. Entre las 10 CMN punteras EEUU controla el 80%. Muchos analistas impresionistas que citan el descenso del valor bursátil de las CMN estadounidenses como indicador de un declive general en la posición global de EEUU omiten reconocer que el valor bursátil de las CMN de Europa, Japón y resto del mundo cayó también – en igual o mayor grado – neutralizando de este modo el efecto

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del descenso de EEUU en la dominación continuada que ejercen las CMN estadounidenses. Podemos examinar varias otras valoraciones del continuado y consolidado poder económico del imperio estadounidense. Si comparamos la capitalización neta de las CMN estadounidenses entre las primeras 500 firmas con la de las CMN de otras regiones encontramos que el valor las CMN estadounidenses sobrepasa la valoración conjunta de todas las demás regiones. La valoración de las CMN estadounidenses es de entre $7.445 mil millones y $5.141 mil millones. Las CMN estadounidenses tienen un valor de mercado que excede el doble al de su competidor más próximo, Europa. El argumento respecto al consolidado y creciente imperio económico mundial estadounidense queda más reforzado si examinamos los ocho sectores económicos que lideran la economía mundial, a saber, banca, productos farmacéuticos, telecomunicaciones, hardware de informática, petróleo y gas, servicios de software y computación, seguros y detallistas generales. Las CMN estadounidenses son mayoría entre las primeras clasificadas de cinco sectores, poseen el 50% de un sector (petróleo y gas) y son minoría en un sector (seguros). La misma pauta se cumple cuando examinamos la denominada "vieja economía". Las CMN estadounidenses de la vieja economía que incluye minería, petróleo y automoción, productos químicos y bienes de consumo ascienden a 45 de entre las 100 primeras CMN. Entre las primeras 45 CMN vinculadas a la fabricación las CMN estadounidenses poseen 21, Europa 17, Japón 5 y el resto del mundo 2. EEUU cuenta con la compañía puntera en 23 de 34 grupos industriales. Las CMN estadounidenses controlan casi el 59% de las principales compañías manufactureras y mineras – casi iguala a la suma de las CMN europeas y japonesas. La mayor área de debilidad estadounidense está en el sector de electrónica donde EEUU posee sólo 2 de las 23 empresas principales. Hasta donde las CMN son base y fuerza impulsora para la construcción económica del imperio, está claro que EEUU es todavía dominante, controlando aún y mostrando poco o ningún signo de "debilitación", "declive" o pérdida de clasificación respecto a Japón o Europa. La tesis de una economía "sobre-extendida" o "declinante" tiene poca base. La reciente burbuja especulativa solo ha afectado a áreas del sector de IT (informática), pero esto también afecta a los competidores de EEUU. Además mientras el sector IT decreció, sectores de la "vieja economía" se han expandido. E incluso dentro de áreas de IT, ha habido un proceso de concentración y centralización de capital – con Microsoft, IBM y otros pocos gigantes estadounidenses avanzando en la clasificación mientras muchos otros disminuyen. Aunque el fraude y la corrupción han afectado la confianza de los inversores en las CMN estadounidenses, también ha sido ése el caso en Europa y Japón. El resultado ha sido un descenso general en las valoraciones de mercado de todas las CMN de los tres centros competidores imperiales (EEUU, UE, Japón). El descenso mundial en la valoración de acciones es evidente si comparamos los totales de 2002 y 2003: en 2002 el valor neto era $16.250 mil millones comparado con $12.580 mil millones en 2003 – un 22.6% de bajada. Sin embargo aproximadamente el 50% de la bajada sucedió en el sector de hardware. El hecho indisputable es que el imperio económico estadounidense es dominante y está en fase ascendente – su profundidad y alcance superan a sus rivales europeos y japoneses por múltiplos de dos en la mayoría de los casos. Los abogados del "imperio en declive", u omiten captar los elementos estructurales económicos del imperio de EEUU, o recurren a pronósticos a largo plazo basados en la comparación histórica que concluyen que en algún momento futuro el imperio estadounidense entrará en declive,

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como todos los imperios (Hobsbawm). Los pronósticos históricos a largo plazo sobre un declive inevitable tienen la virtud de consolar a los miles de millones de personas que sufren explotación y guerras destructivas, y a los gobernantes de las naciones amenazadas con invasión militar y la rapiña de sus lucrativos recursos naturales. Pero es totalmente irrelevante para diagnosticar el poder actual del imperio, su dinámica y las fuerzas organizadas contra él. La tesis del declive se basa en teorías abstractas, buenos deseos en el peor de los casos, y a lo más en extrapolaciones de la economía doméstica del imperio. Lo que necesita ser destacado es que las "contradicciones" que amenazan al imperio no son simples deducciones económicas de un asumido "imperio sobre-extendido" que presumiblemente estimulará a "la gente" a derribar a la elite constructora del imperio, o forzará a los ideólogos imperiales a replantearse su proyecto imperialista. El imperio estadounidense es construido y apoyado tanto por los dos partidos políticos principales como por todas las ramas del gobierno y ha seguido una trayectoria ascendente por medio de guerras imperiales, conquistas coloniales y expansión de las CMN, en particular desde la derrota en las guerras de Indochina. Las derrotas imperiales y los momentos de declive son el resultado directo de luchas políticas, sociales y militares - la mayor parte de las cuales han ocurrido en América Latina y Asia, y en menor grado en Europa y Norteamérica. Militarismo e Imperio Económico Existen pocas dudas de que el imperio económico global estadounidense ha tenido desde hace mucho tiempo y a gran escala una relación positiva con el imperio militar estadounidense. EEUU tiene bases militares en 120 países que forman el corazón del imperio militar. El militarismo estadounidense, que implica guerras, intervenciones interpuestas utilizando mercenarios, combatientes contratados, fuerzas especiales y operaciones de inteligencia encubiertas ha creado, en muchas regiones del mundo durante un prolongado período de tiempo, condiciones favorables para la expansión del imperio económico estadounidense. Los regímenes que imponen restricciones o excluyen la inversión extranjera estadounidense, rehúsan pagar deudas a los bancos estadounidenses, nacionalizan las propiedades estadounidenses de ultramar o apoyan a los movimientos nacionalistas han sido amenazados hasta la sumisión, derribados o invadidos, resultando en la imposición de regímenes cliente favorables a la construcción del imperio estadounidense. No hay ninguna secuencia exacta entre la expansión económica y la acción militar aunque haya una superposición enorme de vínculos. En algunos casos, los intereses económicos dictan las bases militares o la intervención de la CIA (como fue el caso de Chile en 1973); en otros casos la acción militar, incluyendo guerras, fuerzan a países o regiones a rendirse a la construcción imperial (como en el caso de Irak en 2003). Tampoco hay una "simetría perfecta" entre la intervención y el gasto militar imperial y la construcción del imperio económico. A veces la intervención militar va "rezagada" respecto a la expansión de las multinacionales estadounidenses, como ocurrió a mediados de los años 1950 hasta principios de los 1960 y más tarde entre el final de las guerras de Indochina y principios de los años 1980. En otros momentos ocurre al revés, y la participación militar domina los planes político económicos como sucedió durante la guerra de Corea (1950-53), la guerra de Indochina (1965-1974), la era de Reagan (1981-1989) y hoy (2001-?). El "movimiento" y la "construcción" del edificio imperial no siguen una línea recta de simetría perfecta entre los componentes económicos y militares. El énfasis periódico, desproporcionado, de uno u otro no conduce a la muerte del imperio, como queda de manifiesto tras una revisión del último medio siglo de imperio estadounidense. La noción de un imperio "sobre-extendido" es una pieza de especulación no histórica

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que asume que la construcción del imperio debe seguir una especie de "modelo ideal" donde los gastos militares y los beneficios económicos van de la mano. Esto es falso por varios motivos: los beneficios de la construcción del imperio van a la elite corporativa de ultramar y doméstica, los gastos son pagados por los contribuyentes estadounidenses y las familias de bajos ingresos que proporcionan los soldados para la ocupación y el combate. Además lo que parecen ser "desproporciones" económico-militares durante un período conducen al "equilibrio" en el siguiente. Por ejemplo los gastos militares estadounidenses de la guerra fría y las intervenciones contribuyeron a la caída de los regímenes comunistas lo que más tarde llevó a una lluvia de ganancias, mano de obra barata y lucrativa explotación de los recursos minerales en los países ex-comunistas y sus aliados así como a la reducción de programas de asistencia social en Occidente. Para argumentar que el "exceso" de imperialismo militar perjudica a la construcción del imperio económico, es necesario especificar si el alcance y la profundidad del control de las CMN estadounidenses sobre la economía mundial ha declinado, si el acceso a materiales estratégicos ha disminuido, y si los ciudadanos estadounidenses rechazan sufrir los recortes sociales, las cargas fiscales regresivas y las asignaciones presupuestarias que sostienen la construcción del imperio. La tesis de la "sobre-extensión" del imperio militar estadounidense pasa por alto la capacidad de los constructores del imperio estadounidense para reclutar aliados subordinados y estados-cliente para que acepten sus deberes policiales, administrativos y financieros al servicio del imperio estadounidense. En los Balcanes, los europeos tienen más de 40.000 soldados que sirven bajo las órdenes de la OTAN controlada por EEUU. En Afganistán, fuerzas militares europeas, personal administrativo de Naciones Unidas y un número estados cliente del Tercer Mundo proporcionan el personal para salvaguardar el régimen marioneta de Karzai designado por EEUU. En Irak, aliados subordinados como Gran Bretaña y estados vasallos como Polonia y otros clientes de Europa del Este suministran auxiliares militares y civiles para hacer cumplir el dominio colonial estadounidense. La creación de estados-cliente en Europa del Este a gran escala y desde hace tiempo remontándose al menos a los años 1980 con Solidaridad en Polonia, proporciona un vasto depósito de apoyo político y diplomático y ejércitos mercenarios para el impulso actual de construcción imperial. Enormes bases aéreas y plataformas para despliegue de tropas se están construyendo actualmente en Rumania y Bulgaria a añadir a las de Kosovo y Macedonia. Los constructores del imperio estadounidense han echado a los rusos de Asia Central y Asia del Sur, construyendo bases aéreas en Kazajstán, Uzbekistán, Georgia y Afganistán. El reclutamiento de regímenes-cliente desde el Báltico a Oriente Medio, Asia Central y Asia del Sur demuestra el rápido crecimiento del imperio militar estadounidense y las consiguientes nuevas oportunidades de las CMN estadounidenses para la expansión del imperio económico. Este imperio extendido ha llevado a la formación de alianzas regionales dominadas por el imperio que proporcionarán nuevos reclutas militares para sostener y consolidar el imperio en expansión. En vez de ver la construcción del imperio estadounidense como un proceso de "sobre-extensión" debería ser visto como un proceso de ensanchar el depósito de nuevos reclutas que reforzarán el mando militar estadounidense. El poder estadounidense ha aprendido a desechar la participación en el poder multilateral de sus competidores-aliados imperiales europeos, favoreciendo la subcontratación de la ocupación militar y funciones policiales a los nuevos clientes de Europa Oriental, Asia Central y Asia del Sur. Durante todo el crecimiento y la expansión del imperio estadounidense, la Unión Europea le ha seguido en pos de sus conquistas, financiando y proporcionando administradores militares y civiles. El breve interludio de desacuerdo alemán, francés y belga, antes de la invasión estadounidense de Irak fue seguido del servilismo casi

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total hacia la política imperial estadounidense - demandas belicosas e impertinentes y ataques a Irán, Corea del Norte y Cuba; compromisos para seguir las pautas de EEUU en el despliegue de una fuerza militar rápida; respaldo para la ocupación de Irak por los EEUU (Resolución 1483 del Consejo de Seguridad) y de modo más general un reconocimiento de que, según palabras del sumiso Ministro de Asuntos Exteriores de la Unión Europea, Javier Solana, "No queremos competir con Estados Unidos - sería absolutamente ridículo – sinó ver el problema conjuntamente." La Unión Europea acepta su papel (según lo definieron Rumsfeld o Wolfowitz) como un aliado subordinado del impulso estadounidense para la dominación mundial, procurando asegurarse un lugar en la artesa económica y el poder delegado y participaciones menores en cualquiera de los contratos y empresas privatizadas. Aquellos teóricos imperiales que abogaron por incrementar la independencia europea y la competencia para debilitar el imperio estadounidense deberían leer a Romano Prodi, Presidente de la Comisión Europea, que en una declaración de prensa en Washington durante junio de 2003 dijo, "Cuando Europa y EEUU están unidos, ningún problema o enemigo puede afrontarnos; si no estamos juntos cualquier problema puede convertirse en una crisis". Prodi y Solana representan el nuevo pensamiento de Europa: mejor colaborar con un imperialismo victorioso y asegurarse ventajas menores que ser castigado, intimidado y excluido de las nuevas colonias. Los constructores del imperio estadounidense dan la bienvenida al nuevo pensamiento y lo animan, teniendo en cuenta la promesa de la Unión Europea de ayudar a sufragar los gastos iniciales de ocupación y construcción del estado colonial sin desafiar la supremacía estadounidense. Hasta la fecha, incluida la fase actual de guerras estadounidenses de conquista imperial, no existen signos de que el militarismo global esté erosionando la construcción del imperio económico estadounidense. Las CMN estadounidenses siguen dominando la banca, fabricación, IT, industrias farmacéuticas, petróleo y gas. La invasión iraquí ha reforzado el control y acceso de los estadounidenses a las segundas mayores reservas de petróleo y gas del mundo. En tercer lugar, no existe una inminente rebelión popular ni un rechazo ciudadano a la construcción imperial. En medio de la conquista colonial, más de la tercera parte de los ciudadanos estadounidenses - la proporción más alta del mundo - dicen estar "muy orgullosos de su país"; más de ocho de cada diez personas apoyan la invasión de Irak aún cuando es público y notorio que la justificación del Presidente Bush para la guerra - eliminar las armas de destrucción masiva – se ha demostrado que es una pura fabricación. A pesar de la reducción de impuestos más regresiva de la historia reciente, el recorte a gran escala de los gastos sociales y el enorme déficit presupuestario, los ciudadanos de EEUU no muestran ningún signo de protesta de masas. El movimiento pacifista de enero-febrero de 2003, desapareció casi completamente tras el éxito de la conquista militar y la ocupación de Irak. En resumen, la extensión de la actividad militar desde los Balcanes pasando por Oriente Medio hasta el Sur de Asia no ha afectado desfavorablemente a la posición económica internacional de las CMN estadounidenses, ni ha minado el apoyo político doméstico a los arquitectos del imperio. Mientras el imperio prospera y proliferan las bases militares estadounidenses, la "república", la economía dentro de las fronteras territoriales de EEUU declina, su sociedad de clases se hace más polarizada, su política se hace más represiva. El declive de la República Hay dos "economías" y actividades estatales distintas pero interrelacionadas en EEUU, el imperio que encapsula el mundo de las multinacionales, el aparato global militar y las instituciones financieras internacionales vinculadas al estado imperial; y la república que son la economía, las instituciones estatales y las clases sociales

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localizadas en los EEUU, que proporcionan los soldados, directivos, impuestos y mercados que sostienen el imperio. El crecimiento del imperio ha empobrecido la economía doméstica visiblemente y de muchas maneras, mientras se enriquecen los presidentes (y sus amplios séquitos) que se benefician de, y dirigen, las actividades exteriores de las CMN. Los constructores del imperio estadounidense han añadido más de 100 mil millones de dólares a los gastos militares para financiar las guerras de Irak y Afganistán, recortando los gastos de los programas de sanidad, educación y sociales. Hay actualmente más de 50 millones de ciudadanos estadounidenses sin ninguna cobertura de salud, otros 50 millones con cobertura parcial e inadecuada y muchos millones más que gastan hasta un tercio de sus ingresos netos para obtener una cobertura médica adecuada. Los fondos de pensiones y seguridad social se vaciaron para cubrir los gastos corrientes e impedir que el déficit presupuestario se hinchara fuera de control. La financiación del imperialismo ha llevado a un déficit presupuestario estimado de 400 mil millones de dólares en 2003 que puede aumentar cuando la ocupación militar de Irak llegue al menos a 80 mil millones de dólares. La producción doméstica industrial, en particular la industria automovilística ha visto como caía bruscamente el margen de beneficios, como la Ford ha sufrido unas pérdidas de varios miles de millones de dólares mientras la mayoría de fabricantes estadounidenses han invertido dinero en el extranjero o han subcontratado a trabajadores locales en América Latina y Asia. El resultado es que las filiales de las CMN estadounidense han capturado una parte importante de las exportaciones de China al mercado de EEUU, pero han aumentado el déficit externo estadounidense durante 2003 que ha llegado a 500 mil millones de dólares y sigue subiendo. Los grandes beneficios obtenidos por las CMN reubicadas en todas partes de las nuevas economías coloniales y semicoloniales de Asia y América Latina refuerzan las instituciones imperiales mientras debilitan la economía doméstica, la financiación de su presupuesto y sus cuentas exteriores. Los "gastos insoportables de la dominación global" (financiero Felix Rohatyn) son de verdad "soportables" - no hay ninguna rebelión de masas a pesar del aumento de desigualdades, disminución del nivel de vida, exhaustos o inexistentes servicios sociales, ampliaciones de jornada laboral, cuotas individuales más altas para servicios sanitarios y fondos de pensiones, y corrupción generalizada y fraude - escándalos que roban a millones de inversores y pensionistas estadounidenses sus ahorros y fondos de pensiones. El crecimiento del paro sobrepasa ahora el 10% en 2003 incluyendo a aquellos que ya no se registran. Los constructores imperiales gastan sumas enormes para conquistar el mundo basándose en argumentos fabricados. Aterrorizan a la población con visiones paranoicas de ataques inminentes, en búsqueda de guerras infinitas, conquista mundial y horrorosas matanzas de gente indefensa. Patrocinan o protegen a los terroristas de ántrax domésticos que aterraron a la población de EEUU y sirvieron para justificar el terrorismo estatal estadounidense. En general la gran mayoría de la población de los EEUU "se repantigó y observó" (Harold Pinter) o aún peor se enorgulleció y sintió placer vicario al identificarse con los turbulentos ejércitos victoriosos. Mientras que las principales ciudades estadounidenses están en bancarrota o tremendamente endeudadas, el Gobierno Federal gasta miles de millones en subsidiar a las elites agro exportadoras con la cantinela de 180 mil millones de dólares en 10 años, entregando a gigantescas CMN contratistas (Halliburton) con vínculos cercanos a los constructores imperiales lucrativos contratos de miles millones de dólares, mientras gastan miles de millones para subvencionar a ejércitos mercenarios en Afganistán, Irak y Colombia. En medio del estancamiento doméstico, los constructores imperiales conceden enormes recortes de impuestos a la elite corporativa – aquellos que con toda probabilidad van a invertir en las CMN que operan

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en el extranjero Para atraer miles de millones de dólares de inversores extranjeros, el estado imperial permite que los bancos multinacionales estadounidenses laven decenas de miles de millones de dólares de fondos ilícitos, de multimillonarios evasores de impuestos, banqueros corruptos y funcionarios políticos de la elite de América Latina, China, África y otras partes (Congreso estadounidense). Los fondos para sostener el imperio están basados en parte en la corrupción generalizada de los clientes del exterior que "invierten" en la economía de EEUU abriendo sus países al pillaje imperial. Sin embargo el declive de la economía de la república ya no atrae altos niveles de "inversión extranjera" a medida que el dólar se debilita y merman las oportunidades lucrativas. La inversión directa extranjera ha disminuido de 300 mil millones de dólares en el 2000 a 50 mil millones de dólares en el 2002. La república necesita 2,7 mil millones de dólares diarios en aportaciones de capital para financiar el déficit externo. La respuesta al reforzamiento del imperio y debilitamiento de la república es mayores sacrificios sociales en casa, más proteccionismo, mayores transferencias de ganancias y pagos de intereses desde América Latina y otras regiones neocoloniales, más cruzadas moralistas, campañas en medios de comunicación más poderosas, mentiras oficiales aún más ostensibles y nuevas guerras para recargar el infinito suministro de jugos chovinistas. El gran timo corporativo con cargo a millones de inversores y pensionistas estadounidenses enriqueció a los presidentes y financió la expansión de las CMN en el extranjero. La corrupción no es una anomalía de presidentes descarriados – es un rasgo estructural de la construcción imperial estadounidense tanto en el extranjero como en casa. Guerras imperialistas y "República" A pesar de las ocasionales críticas de líderes europeos y de la disensión inconsecuente dentro de la legislatura de la "república", el régimen de Bush ha ampliado enormemente la construcción imperial sobre las bases políticas y militares y las redes de sus predecesores en particular la presidencia de Clinton. Los constructores imperiales durante el gobierno de Clinton expandieron el imperio militar desde el Báltico a los Balcanes y más allá, hasta la ocupación parcial de Irak. Los militaristas de Bush extendieron el imperio militar estadounidense a la conquista de Irak, Cáucaso, Asia Central, a Afganistán y Sudeste Asia, un enorme archipiélago de bases aéreas, zonas de aprovisionamiento militar y fortalezas desde las que atacar y conquistar toda la hilera del sur de Asia, hasta e incluyendo Corea del Norte. En Oriente Medio, Bush anuncia 'una zona de libre comercio' – del Norte de África a Arabia Saudita, incluyendo Israel - controlada por los EEUU. Nunca ha crecido tanto el imperio militar estadounidense, ni con tal rapidez y facilidad - haciendo de los comentarios sobre el "declive del Imperio" charla ociosa o ejercicios auto indulgentes de "curación por la fe" No hay duda de que ciertos sectores económicos han padecido la propaganda histérica "antiterrorista" del imperio diseñada para asegurarse el apoyo del público a las guerras y conquistas imperiales. Los sectores adversamente afectados incluyen los de las industrias aeronáuticas civiles, turismo, y actividades relacionadas del sector servicios. Sin embargo las subvenciones estatales a gran escala y los préstamos sin interés han amortiguado los efectos para el sector corporativo. Factores sistémicos impulsan la construcción imperial en nuestro tiempo, reforzados por el extremismo ideológico. Las tentativas simplistas para explicar la guerra mediante referencias a la influencia del complejo militar-industrial no tienen en cuenta la disminución relativa en las clasificaciones del espacio aéreo principal y el sector de defensa en 2001-2002 entre las 500 primeras firmas. Hoy las conquistas

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imperiales están basadas en el impulso para conquistar el mundo y para abrir oportunidades futuras para las CMN estadounidenses - el imperio militar está diseñado para asegurar el futuro acceso a la riqueza, no para generarlo en el proceso de conquista; la guerra y la red de satélites militares están diseñados para crear una red mundial que facilite el monopolio de las ganancias por medio de dirigentes-cliente dispuestos a ofrecer los derechos de explotación a las CMN estadounidenses. "La construcción imperial no es ninguna fiesta", me dijo una vez un coronel retirado de los Marines de EEUU, refiriéndose a las sistemáticas violaciones de derechos humanos que acompañan a las guerras y conquistas imperiales. Nada capta la deliberada, planeada, violenta conquista y brutal ocupación incrustadas en la construcción imperial estadounidense, como la oposición de EEUU a la Corte Penal Internacional y el corrompido retorcer de brazos que ha forzado a más de 50 países a firmar pactos bilaterales que proporcionan impunidad al personal militar estadounidense. Pero no es la naturaleza inhumana de las guerras imperiales, ni las gruesas violaciones de la Ley internacional, ni la fabricación de provocaciones para justificar la conquista colonial lo que causa grietas en el bloque de poder dirigente (políticos y élite corporativa) sinó las relaciones entre gobernantes constructores militares imperiales y constructores económicos imperiales sobre el mejor modo de construir el imperio y consolidar la autoridad sin minar la capacidad de la república para financiar el estado imperial. Conflicto de Clases inter-gubernamental Hay varios niveles en los que ocurre la lucha inter-elite sobre la construcción imperial. El primer y más general tema de debate es la cuestión sobre la relación de los militaristas y los constructores corporativos imperiales. Aunque ambos comparten una visión común de un "imperio dominante estadounidense ", discrepan (al menos algunos) sobre el grado de "autonomía" con el que actúan los militaristas – elaborando a veces estrategias militares que se concentran en la conquista más que en los costes y beneficios económicos. Las exitosas conquistas militares han aumentado el poder e independencia de los militaristas para dar forma a la estratégica estrategia global por encima y en contra de algunas preocupaciones de los constructores económicos imperiales del sector privado. La segunda cuestión son las distorsiones en la construcción imperial estadounidense generadas por estrategas clave del imperio debido a sus vínculos con el sionismo y la influencia que esto tiene en la conformación de la política imperial en Oriente Medio y más allá. Sionistas como Wolfowitz, Feith, Perle y una multitud de otros arquitectos de la estrategia de conquista global, siguiendo la política israelí, dirigen la política estadounidense hacia la destrucción de los adversarios árabes de Israel en todo Oriente Medio, incluso cuando son factibles acercamientos "negociados" a la expansión del imperio estadounidense. Este es claramente el caso de Irán y Siria, a pesar de la aparición de movimientos políticos liberales pro-estadounidenses y personalidades que siguen métodos no violentos. Igualmente dañino, a los ojos de militares convencionales y estrategas de inteligencia, los constructores imperiales sionistas han proyectado el punto de vista paranoide de la política israelí - un mundo lleno de enemigos, Europeos en los que no se puede confiar, gente del Tercer Mundo como terroristas potenciales. Sionistas influyentes como Richard Perle siguen los preceptos de uno de los infames políticos-militares israelíes (Moshe Dayan) "los Árabes sólo entienden (el lenguaje de) la fuerza". Mientras la "filosofía" sionista-israelí es bastante mortífera en Oriente Medio, sus exponentes en Washington tienen el poder global y la capacidad para ponerla en práctica a escala mundial. La visión mundial israelí de guerras "preventivas", "colonización", ocupación, castigo colectivo, y empleo unilateral de fuerza a despecho de la ley internacional han

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sido adaptados por los militaristas estadounidenses que tienen vínculos permanentes desde hace mucho tiempo con Israel y han convertido las prácticas israelíes en la guía doctrinal para la construcción imperial. El resultado del "sesgo sionista" en la construcción estratégica imperial estadounidense ha generado varios puntos de conflicto en el seno de la elite imperial: entre los constructores imperiales económicos que buscan alianzas con dirigentes árabes del petróleo para ampliar su dominio; entre la elite profesional de militares y agencias de inteligencia estadounidenses que han sido castigados y marginados por los sionistas por no proporcionar la inteligencia "correcta" para justificar las guerras de destrucción de los enemigos de Israel. Esto llevó al Subsecretario de Defensa Paul Wolfowitz a formar una estructura de inteligencia paralela compatible con la política sionista para "destruir a los enemigos de Israel". Este falso grupo de inteligencia que se autodenomina "trama" no es tanto una agencia de inteligencia para recabar información fiable como una agencia de propaganda para fabricar "informes" que justifiquen la política predeterminada de guerra basada en la visión mundial israelí. El tercer nivel de conflicto está entre Rumsfeld, el Secretario de Defensa, y los profesionales militares y de inteligencia. Rumsfeld, como figura clave implicada en el proceso de construcción militar imperial, ha estado enérgicamente dedicado a concentrar poder en sus manos y las de su círculo personal dirigido por Wolfowitz, Perle, Boulton y otros militaristas extremistas. Rumsfeld ha pasado por encima de los profesionales del Pentágono sobre la reorganización de las fuerzas armadas, la obtención de armas, la estrategia de guerra y las operaciones de inteligencia. Ha promocionado a oficiales militares leales sobre aquellos con mayor antigüedad y experiencia militar, y ha humillado a los que expresan el más leve desacuerdo. Su comportamiento tiránico hacia altos oficiales militares es su método de sofocar cualquier desacuerdo en la elite. Sus subordinados más leales y sus consejeros influyentes son aquellos que se adhieren a su estrategia extremista de construcción militar imperial: guerras secuenciales que se superponen y se combinan con programas mundiales terroristas encubiertos de asesinato. No hay duda de que Rumsfeld ha sido la figura que controló la formulación y ejecución de la estrategia de conquista mundial militar - una estrategia imperial que se parece íntimamente a la de la Alemania nazi. La concentración de poder de Rumsfeld dentro de la elite imperial y la hostilidad hacia los profesionales fue expresada dramáticamente con su nombramiento del General retirado Schoomaker, antiguo comandante de las Fuerzas Especiales "Delta", que me fue descrito por oficiales mayores militares en el cuartel general de Delta en Fort Bragg como una colección de "psicópatas entrenados para asesinar". Claramente el general ex-Delta fue seleccionado precisamente porque su perfil ideológico y conductal encaja con las propias tendencias Nazis de Rumsfeld. Las primeras diferencias importantes y conflictos internos entre Rumsfeld y las jerarquías militares/inteligencia surgieron después de la guerra iraquí sobre la cuestión de la inexistencia de armas de destrucción masiva (WMD) en Irak. Como las WMD fueron la justificación principal para la guerra según la Administración de Bush, esto provocó debate en los medios de comunicación y entre algunos miembros del congreso. El conflicto inter-elite afloró cuando los "profesionales" del ejercito y de las agencias de inteligencia filtraron informes e hicieron declaraciones que cuestionaban las alegaciones de Rumsfeld en la carrera a la guerra. Claramente los "profesionales" esperaban señalar a Rumsfeld y al círculo de "inteligencia" personal como responsables de "cocinar los datos" para justificar los planes de guerra de Rumsfeld-Wolfowitz. En breve la intensidad de la lucha inter-elite por el poder burocrático había alcanzado el punto en el cual los profesionales pro-imperio estaban

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dispuestos a poner en cuestión una acertada guerra imperialista por verse libres de un tirano burócrata que sentían ponía en peligro la construcción imperial para llevar adelante su estrecho poder personal dentro del aparato del estado imperial. Sin embargo los militaristas con la ayuda del Congreso y los medios de comunicación fueron capaces de enterrar la cuestión – e incluso tuvieron éxito para lograr apoyo público a la guerra. La cuarta cuestión en debate en el seno de la elite imperial gobernante es el conflicto de relaciones entre los constructores militares y económicos del imperio. Los últimos ven claramente la acción militar como los medios para el fin - un imperio económico estadounidense dominante. Para los imperialistas militares, la definición militar de la conquista mundial se ha convertido en el objetivo estratégico, que si se asume redundará eventualmente en beneficio de los constructores económicos imperiales. Esto conduce a que críticos e ideólogos entre algunos constructores económicos imperiales cuestionen el conocimiento que tienen los militaristas sobre los gastos económicos – a corto y largo plazo - de una política indiscriminada de intervención militar y guerras permanentes. Esto puede convertirse en un debate importante sobre los métodos de construir el imperio, pero no sobre el imperio mismo que ambos apoyan. A este debate hay que añadir la disputa sobre el "compadreo económico" que aflige a los militaristas. Entregan lucrativos contratos de posguerra a las CMN favorecidas que están vinculadas a la pandilla de Rumsfeld-Cheney-Bush mientras ignoran las peticiones de otros sectores corporativos. Sin embargo estas disputas entre capitalistas y constructores militares del imperio son claramente secundarias a los poderosos intereses y política que los une. A pesar de las preocupaciones ocasionales y actuales expresadas por algunos capitalistas sobre la política de guerra imperialista, la clase capitalista, en particular las CMN son poderosos partidarios de la construcción imperial de Bush-Rumsfeld. Hay al menos ocho razones por las que las CMN apoyan a la Administración de Bush a pesar de ciertas dudas de capitalistas aislados acerca de la doctrina neonazi de guerra permanente. Aunque algunos editorialistas de la prensa financiera y capitalistas aislados han criticado los déficits presupuestarios del régimen de Bush, la debilidad del dólar y los crecientes déficits de cuentas exteriores, la mayoría de la clase capitalista sigue proporcionando firme apoyo a la construcción imperial del régimen de Bush por motivos muy concretos. El régimen de Bush ha rechazado todos los tratados internacionales, incluyendo el acuerdo Kyoto, que impone controles medioambientales a la industria, bajando así los costes de producción a firmas estadounidenses. En segundo lugar la Administración de Bush proporciona miles de millones en subvenciones a la exportación en particular a grandes firmas exportadoras agrícolas, aumentando de este modo sus cuotas de mercado, su "competitividad" y sus ganancias. En tercer lugar la Administración de Bush concede medidas proteccionistas a más de 200 productos, afectando a decenas de miles de productores no competitivos que venden en el mercado ("doméstico") de la república y de este modo bloquean o limitan la entrada de competidores más eficientes. En quinto lugar el régimen de Bush ha rebajado los impuestos a toda la clase capitalista – beneficiando a los presidentes de las CMN y a los capitalistas que operan en la "república", incrementando así las ganancias por dividendos, plusvalías y salarios. En sexto lugar la Administración de Bush en gran parte ha tolerado (o ha participado en) el encubrimiento de corrupción, fraude y graves delitos de auditoría en la mayor parte de las principales CMN y bancos, por miles millones de dólares. Séptimo el régimen sigue tolerando normativas bancarias negligentes, promoviendo de hecho el lavado de dinero de miles de millones de dólares por bancos multinacionales estadounidenses. Y octavo la Administración de

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Bush ha rechazado aumentar el salario mínimo y ha seguido un plan anti-trabajo, bajando los costes de la mano de obra para grupos de negocios grandes y pequeños dedicados a las fábricas donde se explota al obrero y al sector servicios. Estas y otras políticas similares proporcionan las bases económicas para acoplamientos estructurales a largo plazo y gran escala entre la Administración Bush y la clase capitalista en su totalidad. Esto explica por qué hay colaboración íntima entre los constructores económicos y militares del imperio, entre los constructores militares del imperio y la clase negociante que funciona en la república. El ‘trato’ (¡si es que necesita haber uno!) conlleva compensaciones financieras económicas estatales a la elite local de negocios a cambio del apoyo político y financiero de la clase capitalista a los constructores militares del imperio. Lo que permite a los constructores militares del imperio estadounidense proseguir en su búsqueda de la conquista mundial, a pesar de la crítica inconsecuente y momentánea de sus aliados europeos es el saber que cuentan con el apoyo sólido de Wall Street y "Main Street" (capitalistas que producen para el mercado interior de la república). Además el poder exterior y los vínculos corporativos de las CMN y bancos estadounidense con sus colegas europeos han debilitado la determinación europea para desafiar la supremacía estadounidense y vigorizaron los regímenes de derechas de Berlusconi y Aznar en Italia y España. Imperialismo: Circo sin Pan La construcción imperial estadounidense no proporciona compensaciones económicas a los trabajadores, empleados, pequeños agricultores y pequeños negocios del imperio. Su apoyo al imperio se basa en el consumo de propaganda estatal en los medios de comunicación, la gratificación simbólica de formar parte de una 'potencia mundial' victoriosa y una actitud servil hacia la autoridad estatal establecida. La falta de un partido o movimiento de izquierdas creíble mina aún más la oposición popular. Incluso peor, los que pasan por ser diarios izquierdistas o progresistas o intelectuales estuvieron en gran parte apoyando las guerras de EEUU contra Yugoslavia, Afganistán y en menor grado Irak. Lo que aún cuenta más, la gran mayoría de los intelectuales de la izquierda estadounidense se unieron al coro de Bush para atacar a Cuba respecto a la ejecución de terroristas cubanos y el encarcelamiento de los agitadores financiados por EEUU. Los movimientos "progresistas" y los periódicos estadounidenses, salvo pocas y notables excepciones, jamás han mostrado solidaridad con movimientos de resistencia anticolonial presentes o pasados, luchas nacionales de liberación o regímenes revolucionarios – ya fueran el Frente Nacional de liberación en Vietnam, la resistencia Iraquí o la revolución Cubana. La mayor parte de la oposición estadounidense es legalista (según la ley constitucional), y moralizadora (según los preceptos universales) divorciada de cualesquiera ejemplos prácticos, y aún menos de prácticas revolucionarias del Tercer Mundo. El estado, los medios de comunicación y el mundo corporativo animan el compromiso estúpido, pasivo de los espectáculos de masas que crean una "identificación" apolítica (deportes y héroes y heroínas de culebrón) y refuerza la visión imperial de un mundo de "buenos" y "malos", donde los "tipos buenos" derrotan a los "malvados" por medio de la violencia y la destrucción A medida que crece el imperio, desaparece la financiación de pensiones corporativas, los gastos médicos y farmacéuticos se ponen por las nubes y el paro y la pobreza crecen más allá de las falseadas estadísticas oficiales. A julio del 2003, la tasa oficial

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de paro era del 6,5% - la no oficial ascendía casi al doble. La construcción imperial no crea una "aristocracia laboral" que comparta las migajas de Imperio - al menos si excluimos a los varios miles de cuadros sindicales que negocian cientos de miles de dólares en salarios anuales, pensiones e indemnizaciones aunque el porcentaje de afiliados cotizantes en el sector privado es el 9% de la mano de obra. Las desigualdades aumentan: la relación entre los ingresos de un director general y un obrero ha subido desde el 80 a 1 de hace veinticinco años al 450 a 1 de hoy, y sigue aumentando. Los trabajadores estadounidenses tienen menos tiempo de vacaciones (de promedio tres veces menos que los trabajadores europeos), vida laboral más larga, impuestos más regresivos y ninguna representación en el sistema político, porque los dos partidos dominantes están controlados por los constructores imperiales. Las pérdidas objetivas de la clase trabajadora no han llevado a ninguna oposición significativa a la construcción imperial excepto entre los negros - que se opusieron a la guerra iraquí en buen número. El declive del estado de bienestar y la transferencia de riqueza hacia arriba sirve para financiar la construcción imperial (el fin de la guerra fría fue un "dividendo imperial"). La corrupción corporativa a gran escala en una economía especulativa estancada y el paro creciente han acompañado un dramático giro a la derecha de la política imperial. Ha habido un aumento de los delitos corporativos, chovinismo nacional y extensión de la ideología de supervivencia individual. Minorías en paro y poco instruidas deciden enrolarse en el ejército imperial, mientras muchos trabajadores blancos pobres manifiestan su hostilidad a los Musulmanes, Árabes y pueblos del Oriente Medio. Los abundantes líderes de las principales organizaciones judías dan su apoyo incondicional al carnicero Sharon y sus colegas ideológicos en el régimen de Bush mientras éstos planean nuevas guerras imperiales apuntando a Irán en particular. Entre tanto la "progresía" estadounidense comienza una vez más su esfuerzo perenne y vano para transformar el partido demócrata pro imperial en un partido demócrata de la república. No existen en EEUU desafíos importantes al imperio, al menos en el futuro previsible, ni de capitalistas disidentes (debido al creciente vacío entre el imperio y la república), ni de la clase trabajadora. La amenaza principal al imperio viene de afuera, de las luchas de masas existentes en el Tercer Mundo, principalmente América Latina, Oriente Medio y Asia. Imperialismo y América Latina En ninguna parte del mundo contemporáneo han sido las relaciones económicas entre el imperio y los regímenes del Tercer Mundo tan unilaterales - tan beneficiosas para los Estados Unidos y Europa y tan perjudiciales como en América Latina. Al debatir sobre las relaciones imperio-estado cliente es importante establecer una periodización, que distingue los grados de dominación y control, la clase específica de colaboradores del imperio, y lo que es más importante, identifica las distintas formas de construcción imperial del último cuarto de siglo. Hablar de imperialismo como "500 años de explotación y dominación" es a la vez verdadero en términos generales y expresamente engañoso. Aunque los constructores imperiales europeos y estadounidenses han explotado a muchos de los países de América Latina la mayor parte del tiempo durante más de medio milenio, también es cierto que los movimientos populares latinoamericanos, regímenes nacionalistas y socialistas han modificado o han transformado considerablemente sus relaciones con el imperio en diferentes momentos. El imperialismo está basado en relaciones de clase y estatales que por su naturaleza implican conflictos, confrontaciones y conquistas, revoluciones, contra-revoluciones y transformaciones.

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En la historia reciente, los regímenes nacional-populistas desde los años 1930 a los 1960 tuvieron éxito al transformar parcialmente América Latina desde una economía basada en la exportación de materias primas a una economía urbana industrial diversificada produciendo para el mercado interior. Desde los años 1970 hasta el presente la contrarrevolución dirigida por el imperio (dirigida por el estado imperial de EEUU y el IFI) en alianza con capitalistas transnacionales latinoamericanos (sectores del capital vinculados a redes internacionales financieras, comerciales y de comercialización) impusieron un modelo "neoliberal" por medio de regímenes clientes. Hacia finales de los años 1990, el Imperio, habiendo tomado el dominio de los sectores estratégicos y dinámicos de la economía y consolidado control sobre una clase política cliente, lanzó la transición hacia la recolonización de la región, llamando al proceso "Área de Comercio Libre de las Américas". El proceso de recolonización está bastante avanzado, sostenido por líderes tradicionales de derechas y reclutamiento de nuevos dirigentes clientes entre las filas de los izquierdistas renegados y populistas de América Latina. Resumiendo podemos identificar tres períodos distintos de relaciones imperio-cliente. El período 1930-60 de dominación imperial relativamente limitada estaba basado en el eclipse (no el desplazamiento) de las clases de colaborador liberal agro-mineral, y la emergencia y expansión del estado nacional y empresas privadas industriales, comercio exterior y regímenes de control de divisas y bancos nacionales. El período 1970-95 incluyó la privatización masiva de empresas públicas y la desnacionalización de bancos, industrias, telecomunicaciones, servicios de energía estratégicos etc... La tercera fase (período actual) conlleva la transformación de las conquistas económicas estratégicas en un nuevo régimen político legal - la Comisión ALCA - que confiere a los constructores imperiales estadounidenses el gobierno formal de la región. Construcción imperial: Fase I La transición del nacional populismo al neoliberalismo se consumó con conflictos violentos, golpes militares, masacres, exilios forzados, y el establecimiento de un aparato estatal (militares y policía) leal al imperio y una clase política de cómplices bien dispuestos hacia el gobierno imperial. Los constructores imperiales y gobernantes clientes, tanto militares como civiles, abrieron inmediatamente la región a una invasión masiva de especuladores y corporaciones multinacionales estadounidenses y europeas. La construcción del imperio económico se hizo posible mediante los constructores militares del imperio que directa e indirectamente intervinieron para reprimir, desarticular y fragmentar la oposición popular. Los golpes militares en Brasil (1964), Bolivia (1971), Chile (1973), Argentina (1976) y golpes militares civiles en Uruguay (1972), y Perú (1993) crearon el marco político y los acuerdos internacionales con el IFI que dieron la vuelta al proyecto de industrialización nacional y abrieron América Latina a la conquista por las corporaciones multinacionales estadounidenses y europeas. A mediados de los años 1980 bajo la presión de las masas los EEUU acordaron una "transición negociada" de militares a gobierno de elite electoral política autoritaria, salvaguardando el marco económico "neoliberal" para impulsar la expansión del imperio económico. Entre mediados de los años 1980 hasta 2000, los imperios económicos se expandieron – tanto el Europeo (mayormente español) como el estadounidense, a medida que cayeron las barreras comerciales y las materias primas estadounidenses, de la Unión Europea y asiáticas inundaron los mercados Latinoamericanos, desplazando a millones de pequeños agricultores, productores locales, fabricantes y minoristas.

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Los nuevos regímenes cliente autoritarios saquearon la economía, privatizando y vendiendo miles de empresas públicas, mientras las CMN compraban bancos locales y fabricantes, tierras y bienes inmuebles. Según un estudio reciente (Minella), en Brasil en 1989 los bancos extranjeros poseían el 9,6 % de las acciones bancarias, hacia el 2000 controlaban el 33%. En 2001, el capital financiero extranjero controlaba 12 de los 20 bancos más grandes de Brasil. El crecimiento del capital extranjero es casi exclusivamente resultado de la adquisición de bancos nacionales públicos y privados, no de la creación de nuevas empresas. En América Latina, un estudio de 212 directores de 19 sociedades financieras que representan a bancos de l4 países Latinoamericanos, reveló que el 55% eran representantes de bancos extranjeros. Una mayoría de los líderes de las redes financieras de Latinoamérica son banqueros norteamericanos o europeos. Estas redes financieras a su vez directamente o indirectamente controlan propiedades industriales, comerciales e inmobiliarias. Igualmente importante, establecen las condiciones para la financiación externa en colaboración con el IFI. La mayor parte de los ideólogos cliente estadounidenses de América Latina se formaron en universidades de propaganda de la elite como Chicago, Harvard, Stanford etc. Por medio del terrorismo estatal y la coacción impusieron el "modelo neoliberal" centrado en el imperio. El IFI reforzó el "modelo" por medio de sus políticas de ajuste estructural apoyando a los regímenes cliente y beneficiando a las elites financieras locales vinculadas a los bancos multinacionales estadounidenses. El modelo centrado en el imperio condujo al pillaje sistemático durante mucho tiempo y a gran escala de todos los países de América Latina. El último estudio, para el año 2002, de Naciones Unidas, Comisión Económica para América Latina, revela que más de USD 69,2 mil millones en pagos de intereses y beneficios fueron remitidos a las oficinas centrales en los EEUU. El estudio no incluía los varios miles de millones en pagos de derechos ("royalties"), fletes, seguros y otros honorarios por servicios ni los demás miles de millones ilegalmente transferidos por las elites latinoamericanas a través de bancos estadounidenses y europeos a cuentas en el extranjero. El total saqueado a América Latina se acerca a 100 mil millones de dólares. Si multiplicamos esta suma por la década 1992-2002 podemos estimar de manera conservadora que la explotación de América Latina sobrepasó 1 trillón de dólares. Un proceso similar de construcción imperial es patente en el dominio de la apropiación del comercio, instalaciones productivas y mercados locales. Según un estudio del Banco Bilbao Vizcaya Argentina (BBVA) con sede en España, más de un tercio (56) de las 150 empresas más grandes son de propiedad extranjera, la mitad son de particulares nacionales y casi el 13% (19) son firmas estatales nacionales. Sin embargo las 75 firmas nacionales privadas sólo generan el 30% de las ventas totales de las 150 empresas más grandes. Las firmas de propiedad Latinoamericana solo corren con el 22% de las exportaciones de las 150 firmas más grandes, las firmas en manos extranjeras el 15% y las firmas públicas el 63 % de los beneficios por exportaciones. En otros sectores las CMN estadounidenses y europeas controlan una parte sustancial del mercado interior, mientras que las firmas públicas nacionales son los que más beneficios tienen por el cambio de divisas. Las CMN estadounidenses, europeas y japonesas dominan los mercados interiores y en gran parte desplazan a los productores locales. La fórmula imperial para América Latina es exportar capital para capturar mercados domésticos e importar materias primas de las empresas de capital público. En 2002, las CMN transfirieron 22 mil millones de dólares por ganancias sobre las inversiones directas de 76 mil millones de dólares - una tasa de retorno de casi el 35%. Con las empresas públicas contabilizando 245 mil millones de dólares en ventas de las cuales el 35% representó exportaciones queda claro que el objetivo estratégico de

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la construcción imperial estadounidense es hacerse con el control de este sector. El foco está sobre las empresas estatales de petróleo y de gas de México, Venezuela, Brasil, Ecuador, Colombia y Bolivia así como la Corporación Chilena de Cobre (BBVA citado en La Jornada el 15 de junio de 2003.) Así que la construcción imperial implica cuatro etapas: 1) intervención ideológica-militar-política para imponer el "modelo centrado en el imperio" y los parámetros de debate "realista" político económico - con algunas "imperfecciones" (resistencia popular, diferentes momentos de puesta en práctica, dirigentes incompetentes etc.) . 2) implementación de la primera ola de desregulación, privatización y desnacionalización que conduce al dominio por las elites locales vinculadas al IFI y las CMN. 3) Paso de la privatización nacional al control extranjero mediante pagos de deudas, préstamos y compras de participaciones que conducen a la toma de posesión de grandes cuotas de mercado en ventas y banca. 4) Impulso para el control directo político militar imperial para reprimir la resistencia de las masas que es resultado del pillaje de las etapas 1-3, y para extender y profundizar en la privatización que incluya la energía lucrativa, las materias primas y luz y empresas públicas energéticas. La etapa cuatro es la preparación para la imposición del ALCA etapa final de la construcción imperial - la recolonización de América Latina. Como gobierna el imperio La clave de la construcción imperial - la dinámica del imperialismo - es el papel dinámico del estado imperial y sus "casi-privados/públicos" auxiliares en el sector privado. Las CMN y la expansión y financiera en América Latina son cruciales para la acumulación, y para contrarrestar la tendencia a disminuir de la tasa de beneficios. Pero también es importante reconocer el papel del estado imperial en la resolución de la cuestión fundamental de los lugares geográficos/económicos donde se desarrollan estos procesos, el tiempo de resolución o de intento de resolución de estas crisis económicas y las necesarias relaciones político sociales y el marco que permite que estas contradicciones económicas se resuelvan. La superproducción puede impulsar al capitalista a volverse hacia la conquista de mercados exteriores, pero los "mercados" no se abrirán si los regímenes locales no son forzados a bajar las barreras con invasiones militares, golpes, y la colocación de economistas-ideólogos centrados en el imperio en puestos de toma de decisiones. El apalancamiento del IFI vinculado al estado imperial es también un componente básico en la apertura de mercados. La decreciente tasa de beneficios en sectores económicos clave (y sus CMN principales) no se puede revertir si la legislación laboral de los estados cliente no es "reformada" por el IFI y la resistencia organizada de masas no es reprimida por el aparato policial y militar de los clientes. Tasas de retorno del treinta y cinco por ciento no están aseguradas en sociedades democráticas, participativas, con pleno empleo y derechos laborales. Tasas de retorno exorbitantes, pillaje de recursos públicos, saturación de mercados, y pago puntual y completo de la deuda en medio de la pobreza de las masas exige la represión sangrienta de los gobernantes cliente, lo que está mucho más allá de la capacidad de las "fuerzas de mercado". Aperturas estratégicas para las CMN requieren claramente la participación masiva sistemática del estado imperial. La construcción económica imperial está íntimamente relacionada con la construcción del régimen cliente (lo que los ideólogos imperiales llaman "construcción nacional"). El estado imperial que funciona en América Latina no sólo crea los fundamentos iniciales del desarrollo centrado en el Imperio, sinó que está profundamente implicado en controlar, castigar, reclutar, corromper, cooptar y amenazar a los políticos electorales para que sirvan como colaboradores locales.

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El imperio gobierna por medio del IFI que hace cumplir la disciplina económica mediante préstamos, acondicionamiento y amenazas – siendo el objetivo utilizar las deudas para ahondar en la privatización y obligar al cumplimiento de la política de "mercados abiertos". El gobierno de mercado abierto se aplica a Latinoamérica, pero no a EEUU o a la Unión Europea donde impera el proteccionismo selectivo. El estado imperial ha establecido más de 120 bases militares por todo el mundo - incluyendo más de dos docenas de bases y posiciones operacionales por toda América Latina para reclutar funcionarios y entrenarlos ideológicamente para que se identifiquen con el imperio, se opongan a los adversarios anti-imperiales e intervengan en momentos de crisis de régimen. Lo que es más importante, el estado imperial interviene para influir en las elites políticas, financiando a candidatos y partidos, comprando, cooptando, amenazando, y seduciendo a las figuras políticas emergentes. Los hacedores de la política imperial estimulan mayores vínculos con las CMN y mayor distancia respecto de los grupos electorales populares. La última actividad implica la dedicación durante largo tiempo a figuras de la oposición de lo que el Departamento de Estado (Ministerio de Asuntos Exteriores) llama izquierda "responsable" o "izquierda democrática" que emite las "señales correctas" - apoyo electoral en contraposición a la lucha de masas, compromisos favorecedores de consiguientes concesiones a las CMN y cierta afinidad por la movilidad individual sobre la colectiva. El imperio mira de buen grado un perfil personal de gobierno personalista que proporcione una puesta en práctica autoritaria para implementar duras normas de austeridad para la mayoría y concesiones a gran escala para los ricos, en particular los extranjeros ricos. Los éxitos más recientes de la estrategia del estado imperial de construcción de regímenes cliente se encuentran en Brasil y Ecuador. En ambos casos los líderes políticos, Ignacio Da Silva y Lucio Gutiérrez fueron apoyados por movimientos radicales populares antes de que "se dieran la vuelta" o se convirtieran a la política centrada en el imperio mediante el proceso de persuasión ideológica en línea con un giro a la derecha en la dirigencia de su aparato de partido. El estado imperial a través de sus vínculos formales e informales con instituciones culturales basadas en los EE UU - tanto privadas como públicas - recluta "estrellas" de los medios de comunicación, intelectuales arribistas, estudiantes y periodistas para diseñar y promover prácticas culturales centradas en el imperio e institutos que entrenan activistas e influyen sobre la opinión pública. El jefe de US-AID exigió recientemente que las ONG financiadas por EEUU se olvidaran de su fachada "no gubernamental" y declararan abiertamente que son "un brazo del gobierno de los EEUU." (Financial Times, 13 de junio de 2003.) Hay muchos "brazos del gobierno de los EEUU", declarados o no, que combinan la función cultural y el adoctrinamiento ideológico, noticias mundiales y propaganda imperial, becas y subvenciones a fundaciones de pensamiento y actuación centrados en el imperio. El estado imperial ha creado y defendido este universo cultural "público-privado" para la construcción imperial en América Latina. En resumen Washington gasta dólares de los contribuyentes para financiar la expansión del imperio económico estadounidense depauperando la república. En ninguna parte están los lazos directos entre la construcción político militar imperial y la dirigencia más claramente relacionados con la construcción económica imperial que en América Latina y el proceso va hacia el gobierno colonial imperial. Nuevas Direcciones del Imperio

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La construcción imperial ha tomado una dirección nueva y más agresiva en el nuevo milenio – embarcándose en una serie de guerras imperialistas y conquistas llevadas a cabo por el estado imperial y dirigidas por ideólogos militaristas. En el curso de dos años EEUU ha librado dos guerras de conquista, innumerables asesinatos e intervenciones por todo el mundo con "operaciones de fuerzas especiales" clandestinas y el reclutamiento y la cooptación de gobernantes cliente por toda Asia, África, América Latina y Balcanes. Los constructores imperiales han consolidado el control sobre sus clientes de Europa del Este y Bálticos y han seguido adelante para cementar sus lazos con los regímenes de extrema derecha de España e Italia. Bajo presión, la resistencia inicial de la Unión europea ha cedido dando paso al hecho de convertirse en socios subordinados a EEUU, protegiendo a los regímenes títere estadounidenses de Afganistán, proveyendo ayuda régimen colonial de EEUU en Irak, respaldando las amenazas de EEUU contra Irán, y uniéndose al ataque contra Cuba al apoyar a agentes cubanos financiados por EEUU. Los constructores imperiales estadounidenses han acelerado el proceso de colonización de América Latina por medio del ALCA. Hay varios motivos por los que EEUU está presionando el proceso de colonización: 1) los clientes y colaboradores de América Latina están todavía en sus puestos, pero su poder es tenue a lo más, 2) la resistencia de las masas aumenta por toda la zona, 3) el modelo mercantilista, proteccionista-liberal del imperio está provocando oposición entre sectores de las elites latinoamericanas de exportación, 4) EEUU procura monopolizar la toma de posesión de las principales empresas públicas que quedan según son privatizadas evitando las pérdidas habidas para Europa, especialmente España, durante la ola anterior de los años 1990, 5) los clientes militares están todavía en sus puestos pero no están presentes en todas partes y en el mismo grado particularmente en Venezuela, Brasil, Ecuador, Bolivia, 6) EEUU tiene el "ímpetu" de sus conquistas militares-políticas en Asia para presionar y chantajear la conformidad de las elites políticas de América Latina, 7) la conversión por sorpresa de dos regímenes - Da Silva en Brasil, Gutiérrez en Ecuador - al ALCA, y su vulnerabilidad respecto a la oposición de masas hace que los constructores imperiales se muevan deprisa. Los constructores imperiales estadounidenses se han movido hacia la dominación colonial con poder desnudo y exigencias centradas en el imperio, ignorando cualesquiera concesiones a sus regímenes cliente, debilitando así severamente su base para el cumplimiento. El caso de México es el más claro: EEUU ha rechazado la petición del Presidente Fox para legalizar la situación de 4 millones de trabajadores inmigrantes mexicanos, o mantener la reciprocidad en los acuerdos comerciales sobre transporte, textiles y varias otras materias primas. En vez de ello Washington exige la completa privatización de la industria pública de petróleo de México (PEMEX) – la empresa con mayores réditos y ganancias por entrada de divisas del país. El precedente histórico para el actual proceso de construcción imperial estadounidense en América Latina es el sistema mercantilista de los imperios coloniales europeos. Los rasgos básicos comunes incluyen: 1) Control imperial manifiesto por medio de una autoridad política (ALCA) que establece la normativa económica y el marco legal para el monopolio estadounidense de una posición económica privilegiada en América Latina; 2) estructuras imperiales de mando militar, bases, implicación directa en las operaciones de campaña para reprimir alzamientos populares; 3) comercio no recíproco que implica la liberalización total del comercio Latinoamericano y medidas protectoras selectivas para impedir que productores competitivos Latinos compitan satisfactoriamente en el mercado de EEUU; 4) exclusión efectiva de Europeos, Japoneses y otros para competir en los mercados Latinoamericanos.

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El sistema imperial neomercantilista está siendo puesto en práctica explícitamente por medio del ALCA en el aspecto económico, y por el Plan Colombia, la Iniciativa Andina y la coordinación continental de la economía militar por los comandantes militares veteranos en el frente militar La perspectiva para la construcción imperial, recolonización y consolidación descansa sobre tres patas políticas: 1) la cooptación de ex líderes "populares" como Lula en Brasil, Gutiérrez en Ecuador y Kirchner en Argentina; 2) la aceleración de los acuerdos militares ALCA ante clientes en descomposición (Toledo en Perú, Sánchez de Losada en Bolivia y Uribe en Colombia); y 3) el aislamiento y/o derrocamiento de los regímenes de Venezuela y Cuba y la derrota de la creciente oposición popular en América Latina. ALCA proporcionará a los constructores imperiales estadounidenses el control sobre una institución, la Comisión ALCA, que dictará la política sobre cada aspecto del comercio, inversión, relaciones público-privadas, servicios (incluidas la educación, salud, pensiones, etc.). Al igual que la refinanciación de la deuda de los regímenes Latinoamericanos facilitó la liberalización, los actuales regímenes neoliberales facilitan la recolonización por medio del ALCA. Bajo el dominio colonial estadounidense las estructuras administrativas Latinas permanecerán, reducidas y reconfiguradas, para implementar la política colonial estadounidense adoptada en el seno de la comisión ALCA. La legislatura Latino Americana, poderes ejecutivos y judiciales quedarán reducidos a debatir los métodos, marcha y aplicación de la política dictada por ALCA-EEUU. Como en todos los sistemas coloniales, estructuras verticales autoritarias serán sobrepuestas sobre las instituciones electorales. El creciente poder militar estadounidense y sus proyecciones en América Latina han envalentonado a los constructores imperiales para actuar más agresivamente. En Venezuela un golpe de estado civil y el cierre de la patronal fueron orquestados por agencias de inteligencia estadounidenses. En Colombia, la participación militar estadounidense ha intensificado las matanzas y el desplazamiento de cientos de miles de campesinos para privar de reclutas, apoyo logístico y alimentos a los rebeldes populares. Contra Cuba, Washington ha organizado abiertamente núcleos de cuadros contrarrevolucionarios (llamados "disidentes") para dedicarse a la propaganda y reclutamiento, mientras explícitamente incluyen al régimen revolucionario como su próximo objetivo militar. Por toda América Latina, han sido establecidas bases militares estadounidenses como cabeza de playa para intervención en los casos en que puedan ser derrocados por las mayorías populares los regímenes cliente. Igualmente importantes son las conquistas políticas de los constructores imperiales. En Brasil, el régimen de Lula ha sido convertido completamente en un satélite del Imperio – abrazando sin criterio a las elites financieras y agro-exportadoras que juegan un papel integral en la promoción de ALCA y la recolonización. En Ecuador, Lucio Gutiérrez y sus compañeros, el partido Pachacutik se han movido rápidamente para privatizar las empresas estatales de petróleo y eléctricas, adoptar la dolarización, bases militares estadounidenses, Plan Colombia y ALCA, rompiendo huelgas, y militarizando las refinerías de petróleo en el curso de la preparación del país para el estatus colonial. Las "nuevas perspectivas" para la colonización de América Latina existían antes de los acontecimientos del 11-S y la llamada "guerra contra el terrorismo" estadounidense. El nuevo militarismo después del 11-S aceleró el proceso de colonización y dio mayor ímpetu a la militarización y la intervención directa. El cambio más significativo desde el 11-S fue la exclusión total de cualquier consulta y las concesiones a regímenes cliente – haciendo aún más desequilibradas las relaciones. En el mejor de los casos es vano y en el peor es engañoso especular y consolarse con el hecho de que en un futuro distante "todos los Imperios declinan". Antes de que

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ocurra ese tiempo inespecificado millones de vidas están en juego, la soberanía nacional está en peligro y ocurren luchas populares. Colocar "juicios finales" en el centro del análisis es distanciarse uno mismo de los actores para el cambio y del poder real del imperio hoy, su lógica y dirección. Lugares comunes tendenciosos, como "los imperios declinan", no nos proporcionan el marco analítico para entender las fuerzas motrices del imperialismo y el alzamiento de las fuerzas de oposición. El análisis histórico abstracto e inespecífico y la discusión superficial sobre los constructores imperiales (sus decisiones son "frívolas") es en sí mismo frívolo y superficial. La "larga visión de la historia" divorciada del análisis concreto sobre el actual poder dominante del imperio estadounidense y su impulso para la conquista mundial y las luchas antiimperialistas basadas en las clases es un espejo del estilo de los ideólogos de los constructores imperiales. No hay ningún final de las lumbreras imperiales que escribieron acerca del "American Century", Pax Americana, Global Power y otras vacuas "amplias visiones" de la historia. Para entender las contradicciones actuales del imperio tenemos que analizar clases concretas, clases étnicas, la naturaleza específica de los regímenes con sus configuraciones de clase así como las capacidades organizativas de los movimientos populares para montar desafíos a clientes imperiales y al imperio. Pontificar desde analogías históricas abstractas y descubrir el lugar común de que los imperios eventualmente declinan, no tiene ni relevancia intelectual ni relevancia política práctica. Imperio: Relaciones de Clases y Estado La construcción imperial estadounidense y el deterioro se construyen sobre relaciones de clase y estatales. Las clases colaboradoras son formadas a través de un proceso complejo de clases internas y formación política e integración externa dentro de relaciones subordinadas pero beneficiosas (para la elite). La hegemonía y la dominación por parte de las clases dirigentes transnacionales Latinoamericanas es esencial para conformar y apoyar a los estados cliente imperiales que implementen la "política neoliberal" centrada en el imperio. El papel del estado imperial fue fundamental para la formación de estados cliente - tanto en términos de apoyo financiero como político así como para proporcionar amenazas y recompensas personales que indujeran a la puesta en práctica activa de la privatización de empresas públicas lucrativas y la eliminación unilateral del comercio exterior y barreras a la inversión. Lo que les parece a los críticos académicos extranjeros una agresión imperial "irracional" es de hecho un cálculo sumamente racional basado en la facilidad histórica con la cual los estrategas de la política imperial han afianzado una posición dominante en la economía colonizada, el cumplimiento de los estados cliente y el apoyo impaciente de las elites financieras y especulativas transnacionales Latinas. El éxito fácil para imponer los "modelos" centrados en el imperio, para derrocar y/o invadir regímenes Latinoamericanos recalcitrantes o nacionalistas (en Chile, Brasil, Panamá, República Dominicana, etc.) ha animado a los constructores imperiales a actuar con mayor violencia, manejando desvergonzadamente la fuerza como el arma más razonable, considerando su eficacia para afianzar los objetivos imperiales. Deberíamos recordar que el éxito intervencionista estadounidense en Guatemala (1954) causó que EEUU repitiera su política con Cuba en 1961 - una política que lo llevó a la derrota. Los exitosos golpes militares orquestados por EEUU en Brasil (1964) e Indonesia (1965) y la invasión de la República Dominicana (1965) animaron a EEUU a ahondar y expandir su invasión militar de Indochina que condujo a una derrota histórica pero temporal de los estrategas imperiales y el profundo debilitamiento del apoyo político doméstico.

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La reconstrucción del proyecto de construcción imperial bajo el Presidente Carter se focalizó en la guerra político-ideológica sobre el terreno favorable de Europa Oriental y la URSS y la reconstrucción de vicarios militares encubiertos en el Sur de Asia (Afganistán) en alianza con fundamentalistas Islámicos. En África del Sur (Angola y Mozambique) los estrategas de la política imperial financiaron y suministraron a vicarios tribalistas apoyados por la racista Sudáfrica. En Sur y Centroamérica (Argentina, Chile, Bolivia, El Salvador, y Guatemala) EEUU actuó a través de regímenes militares cliente, y en Nicaragua mediante clientes mercenarios del tráfico de drogas. A partir de finales de los años 1970 hasta 1990, los constructores imperiales reconstruyeron el aparato militar estadounidense y reconquistaron gradualmente el apoyo político doméstico para las conquistas de ultramar con las invasiones militares de Panamá y Granada. La "fórmula ideológica" para la conquista imperial es muy similar a la usada por el Tercer Reich: los líderes de la oposición son demonizados, la invasión y la imposición de regímenes cliente son descritas como liberación y restauración de la democracia y la incorporación dentro de la esfera de influencia de los EEUU se describe como entrar a formar parte del "mundo libre". El imperio militar de Carter-Reagan creó las bases para que el padre de Bush se lanzara a la creación de otro "Nuevo Orden Mundial" estadounidense con la guerra del Golfo, un proyecto que fue prematuro y al que le faltó la "ocupación colonial" para asegurar el control indisputado. La década de Clinton (1992-2000) contempló la expansión masiva de la construcción imperial a escala mundial - guerras en los Balcanes, conquista de un tercio de Irak por medio de los clientes kurdos del norte y zonas 'sin vuelos' en el sur (combinados con bombardeos de castigo y bloqueos económicos para destruir el estado y la economía), alianzas militares con nuevos clientes y bases militares desde los estados del Báltico pasando por Europa Central a los Balcanes y Cáucaso meridional. La conquista agresiva militar y la colonización comenzaron con la bandera del imperialismo humanitario bajo Clinton. La radicalización doctrinaria vino con Bush, Rumsfeld y Wolfowitz. Es un grave y notorio error ver la fecha '11/09/2001' como punto de partida para la construcción militar imperial. Lo que ocurrió después del 11-S es la búsqueda sistemática, unilateral, de la construcción imperial con una doctrina más explícita de guerra global, a diferencia de la práctica poco sistemática pero igualmente violenta del imperialismo humanitario propuesto por Clinton. Imperio y Relaciones de Clase y Estatales: Conflicto Inter-imperialista y de Clases/Nacional En primer lugar, el poder imperial está incrustado en las relaciones de clase y estatales: antes del movimiento de capital y la imposición del poder imperial estatal, tiene lugar una lucha de clases nacional, una lucha que varía en intensidad, pero se repite a lo largo de todo el período de ocupación imperial y dominación. Como quedó indicado antes, en América Latina la imposición de los regímenes neoliberales centrados en el imperio fue establecida por medio de una violenta lucha de clase-estatal "desde arriba". Las clases victoriosas transnacionales reconfiguraron el estado, para poder "reconstruir" relaciones sociales (relaciones trabajo-capital, formas de propiedad pública-privada y extranjera-nacional) conformadas al modelo centrado en el imperio. Los regímenes neoliberales e imperios neomercantilistas fueron el resultado de luchas de clases como lo son las continuadas relaciones antagonistas que se oponen al proyecto de recolonización de los constructores imperiales. Las relaciones de clase antagonistas son una constante en la construcción imperial contemporánea. Sin embargo las relaciones sociales, de clase, las fuerzas étnicas y de género que se enfrentan hoy entre sí son diferentes del pasado reciente debido a la

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transformación de la estructura de clases forjada por un cuarto de siglo de gobierno neoliberal. Es importante resumir los cambios en la formación de clases para entender las clases sociales actuales que se enfrentan a los constructores imperiales y a los estados cliente locales. Las nuevas fuerzas de clase han desarrollado a su vez nuevas tácticas, estrategias y liderazgos que son importantes en los esfuerzos para derrocar la dominación imperial. Cambios Básicos en la Estructura de Clases y Relaciones Sociales Desde el inicio de neoliberalismo en los años 1970 se han producido varios cambios clave políticos y socioeconómicos en la estructura de clases. La apertura de la economía a importaciones baratas de manufactura extranjera ha tenido dos impactos principales sobre la estructura de clases: ha reducido el tamaño de la clase obrera industrial, ha establecido "una mano de obra cautiva" en las zonas de libres comercio 'maquiladores' / plantas de montaje, ha reducido el número de trabajadores especializados del metal, y ha creado industrias 'contratistas de mano de obra' más pequeñas más explotadoras descentralizadas. Como consecuencia, el tamaño de la mano de obra industrial empleada estable ha disminuido en la mayor parte de países (como Bolivia, Perú, Colombia, Brasil y Argentina) mientras que los que siguen colocados temen ser reemplazados por la buena gana de los patronos para desplegar el ejército de reserva de parados. El relativo peso socio-político de los trabajadores industriales dentro de la clase obrera ha disminuido, al igual que el porcentaje de trabajadores sindicados y número de huelgas y la militancia obrera en el sector industrial. Por otra parte, el número de trabajadores en paro y en trabajos basura ha aumentado geométricamente, yendo del 40% al 80% en países como Argentina, Perú, Bolivia, Colombia, Brasil, Venezuela y México. Las regiones maquiladoras industriales más antiguas - zonas fronterizas del Norte de México, Caribe - han experimentado cierres de plantas a medida que los capitalistas estadounidenses se trasladaron a China o a las "áreas rurales" (sur de México) donde los salarios son más bajos y las condiciones de trabajo aún más explotadoras (jornadas más largas, menor normativa sobre seguridad, salud y ambiental.) El crecimiento de una "masa crítica" de trabajadores en paro ha llevado al desarrollo de movimientos autónomos de trabajadores en paro que atacan a la clase capitalista fuera del sitio de producción (la fábrica) en las calles, bloqueando la circulación de maquinaria y materias primas (entradas) y productos acabados (salidas) que se transportan al mercado, poniendo limitaciones sobre la realización de beneficios. La promoción de una "estrategia de crecimiento de exportación" unida a la importación de alimentos baratos subvencionados, en particular cereal, ha provocado el desplazamiento de campesinos y la bancarrota familias campesinas que producían para los mercados locales. Más del 90 % de las subvenciones estatales agrícolas se dedican a los agro exportadores a gran escala, denegando créditos estatales y financiación a los pequeños productores. La política agrícola centrada en el imperio ha aumentado el porcentaje y número de trabajadores rurales sin tierra, ha polarizado el campo y radicalizado a pequeños agricultores familiares que encaraban la extinción debido a la intervención del estado cliente a favor de las importaciones de alimentos y las elites agro exportadoras. Creciente concentración de tierras, usurpación de las tierras de la gente indígena, alto coste de los "inputs" de granja y bajos precios de los productos de alimentación han radicalizado el campesinado y las comunidades de campesinos Indios, privándoles de la tierra, mercados y márgenes de beneficio. El crecimiento de la alfabetización y la interacción social con la Iglesia progresista y núcleos sindicales y las recientes experiencias de lucha han convertido el campo en un centro de movimientos antiimperialistas. Los movimientos rurales contemporáneos no están integrados por "rebeldes primitivos, "tradicionalistas" que miran hacia atrás resistiéndose a la "modernización".

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Los movimientos campesinos están dirigidos por hijos e hijas cultos de familias rurales venidas a menos, procuran obtener créditos, y cuotas de mercado, recuperan la tierra ocupada por el capital, y la protección estatal de importaciones baratas subvencionadas. Buscadores del medios de producción modernos, cuotas de mercado, créditos baratos y ‘precios justos’, trabajando y luchando colectivamente son el contraste de las modernas, pero empobrecidas clases rurales. Están bien informados sobre el negativo impacto de la política centrada en el imperio (ALCA, neoliberalismo). En Brasil, el Movimiento Rural de Trabajadores Sin tierra (MST), en Bolivia (los cocaleros), en Colombia (los movimientos campesinos y guerrilleros rurales), en Ecuador (sectores del movimiento campesino-Indio) y en menor grado en Paraguay, Perú y México, movimientos de base campesina han sido los mejor organizados y las vanguardias de la resistencia anti-imperialista. La contradicción campesinado-imperio ha sido la más aguda, no debido a mayor explotación y extracción de plusvalía, sinó debido a la amenaza de desplazamiento total (tierra, casa, familia, comunidad), apropiación violenta de los medios de producción, y denegación de un lugar para ‘ganarse la vida’. La mano de obra rural está sumamente estratificada y es en muchos casos étnicamente diversa, causando desacuerdos sociopolíticos; sin embargo allí donde se han superado estas ‘diferencias’, las combativas clases organizadas rurales han logrado más éxitos al desafiar la expansión imperial – tanto en el campo como en las ciudades. El MST ha ocupado grandes latifundios y ha establecido 350.000 familias en menos de 20 años y actualmente tiene 120.000 familias organizadas para ocupar fincas sin cultivar (julio 2003). En Bolivia más de 40.000 familias se ganan la vida cultivando coca en comunidades vibrantes de familias estables gracias a la organización y las luchas del sindicato de agricultores cocaleros. El principal desafío militar en América Latina para los regímenes cliente y los constructores militares del imperio estadounidense está en el campo colombiano, donde los dos grupos guerrilleros principales (FARC y ELN) controlan más del 40 % del territorio. Muchas de las organizaciones principales nacionales que organizan manifestaciones urbanas contra el ALCA están localizadas, la mayoría de las veces, entre las organizaciones rurales militantes. Considerando el papel visible y dominante de los modernos movimientos rurales de base agraria que se oponen al imperio estadounidense, es sorprendente que no se encuentre ningún debate sistemático en los escritos de Hobsbawn, Wallerstein, y otros profetas del eventual declive imperial. Estos escritores ponen de relieve rivalidades inter-imperiales, conflictos inter-elite (capitalistas contra el imperio), basando sus argumentos en disputas comerciales concretas y diferencias relativas a los modos de construcción imperial o las nociones generales, tendenciosas y emocionalmente gratificantes de que "todos los imperios declinan", todos los "sistemas capitalistas con el tiempo entran en crisis" – dejando que la magia del mercado alcance lo que ellos llaman "cambios sistémicos" desde el "caos". Una visita a una reunión de campesinos en un estado ocupado es probable que proporcione estímulo suficiente para que estos profetas de salón centrados en el imperio se replanteen sus teorías sobre el declive imperial. El Nuevo Proletariado Urbano - Trabajadores del Sector público En julio-junio de 2003, en Ecuador, Bolivia, Perú, Brasil, Argentina y Colombia los funcionarios públicos – sobre todo maestros de la escuela pública – estuvieron de huelga indefinida, involucrando a millones, y en algunos casos desencadenando paros laborales por parte de asalariados del sector privado. En las ciudades los funcionarios públicos han sido la vanguardia de las mayores y más militantes luchas urbanas contra los regímenes cliente y sus políticas centradas en el imperio. Este es necesariamente el tema, dado que la expansión imperial se basa en la privatización de las empresas públicas, causando despidos masivos, pérdida de la pensión y otros

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beneficios sociales y tenencia de trabajo. En segundo lugar los acreedores imperiales exigen excesos de presupuesto para pagar la deuda a los acreedores extranjeros, lo que conlleva recortes en todos los servicios sociales y gastos públicos para el desarrollo llevando a reducir aún más el número de funcionarios públicos, reducción salarial, pensión y beneficios sociales y mayor intensificación de la carga de trabajo (relación profesor-estudiante y relación médico paciente). La pérdida de tenencia y el alquiler de trabajadores contratados (ONG) han minado la seguridad en el puesto de trabajo de los funcionarios públicos - haciéndoles sujeto de las mismas "inseguridades de mercado" que los trabajadores de las fábricas. En suma, las estrategias constructoras imperiales de privatización de firmas públicas, la prioridad del pago de la deuda en la asignación del presupuesto y la proletarización del nivel de vida y condiciones de trabajo son los factores objetivos que sacan a los funcionarios públicos a las calles y en prolongadas huelgas a escala nacional. Los compañeros de coalición principales en todas las confrontaciones importantes con los estados cliente y sus patronos imperiales son los funcionarios públicos, sobre todo los maestros y los campesinos. Las acciones sindicales más militantes en las ciudades provinciales y en la capital están encabezadas por los funcionarios públicos, implicando la ocupación de edificios municipales y federales, bloqueo de calles y desahucios de funcionarios públicos. Con frecuencia, los funcionarios públicos han sido reducidos a la casi indigencia debido a las tardanzas en los pagos y/o pagos en dinero devaluado. En Brasil, los funcionarios públicos han perdido el 20% de sus ingresos reales porque los salarios fueron congelados desde 1998-2003. En las provincias argentinas, a los trabajadores municipales les retrasaron los pagos durante 3-4 meses y luego les pagaron con moneda local, provincial. Los nuevos protagonistas de la política anti-imperialista son: campesinos sin tierra, movimientos agrícolas y campesinos, parados urbanos y autónomos (sobre todo en Argentina, Venezuela, Bolivia y Perú) y funcionarios públicos de toda la región en particular los trabajadores de la industria del petróleo y gas señaladas para privatización. Sus demandas específicas están con frecuencia vinculadas al rechazo al ALCA, bases militares estadounidenses y política centrada en el imperio de los regímenes cliente. Construcción imperial: La omnipotencia está en los Ojos del Observador En los medios de comunicación estadounidenses y en las expresiones públicas de la elite de Washington el avance del imperio estadounidense parece ser un proceso inevitable, siempre acertado, totalmente justificado e irreversible, para aplaudirlo o sufrirlo. Para los críticos las "contradicciones internas" o la "sobre extensión" del imperio llevarán a los constructores imperiales a su propia caída. El sentido de omnipotencia imperial impregna tanto a celebrantes como a pesimistas que adoptan una visión a largo plazo del imperio. Lo que falta tanto a los especuladores históricos del "largo plazo" como los apologistas del corto plazo es comprender a fondo las luchas concretas que conforman hoy la correlación de fuerzas que determinarán si el imperio estará con nosotros durante unos años, una década o un siglo Los constructores imperiales estadounidenses han sufrido varias derrotas importantes en una serie de confrontaciones importantes. En Venezuela, los pobres urbanos, los parados, los autónomos bajaron de los ‘ranchos’ de Caracas en cientos de miles y proporcionaron ímpetu a los militares legitimistas para derrocar el régimen dictatorial de Carmona impuesto por un golpe militar-civil orquestado por EEUU y restaurar al populista Hugo Chavez elegido para la presidencia. Un año más tarde, los EEUU apoyaron económicamente a medios de comunicación y sindicatos clientes para

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intentar derrocar el régimen con la paralización de la industria petrolífera. También fueron derrotados por una alianza de mandos militares legitimistas, sectores de la clase obrera y la masa de los pobres urbanos, muchos organizados en "círculos Bolivarianos", organizaciones de masas con base en los barrios. En Colombia, el esfuerzo de EEUU para establecer el dominio por medio de campañas de terror paramilitares y estatales ordenadas por el Presidente cliente Uribe han sido contenidas con decisión por las Fuerzas armadas Revolucionarias de Colombia - el Ejército del Pueblo (FARC-EP) y el Frente De Liberación Nacional (ELN), a pesar de los miles de mercenarios pagados por Estados Unidos, trabajadores contratados y asesores de combate que operan con un presupuesto de más de 2 mil millones de dólares y con tecnología punta de vanguardia y helicópteros artillados. En Bolivia, los cocaleros han resistido satisfactoriamente la campaña orquestada por Estados Unidos para destruir a los agricultores de coca y sus organizaciones. A pesar de la violenta represión del Presidente cliente estadounidense Sánchez de Losada y la intervención directa del Embajador estadounidense en la política boliviana, los cocaleros han creado, en asociación con mineros, pobres urbanos, trabajadores de fábricas y autónomos, en Cochabamba, La Paz, Sucre y Oruco una formidable coalición capaz de bloquear la política neoliberal - como la privatización del agua creando un movimiento político nacional que es el principal partido de la oposición en el Congreso, y un liderazgo nacional con capacidad para derrotar la entrada de Bolivia en el ALCA En Cuba, los movimientos de masas urbanos y rurales proporcionaron firme apoyo al atinado esfuerzo del régimen revolucionario para desmontar las redes terroristas financiadas por Estados Unidos así como las embrionarias células de propaganda promovidas por el jefe de la sección de intereses de Estados Unidos. Los desafíos más exitosos y derrotas a la construcción imperial estadounidense han ocurrido en el Tercer Mundo, por fuerzas de clase autónomas organizadas. Los opositores a la construcción imperial menos consecuentes son los antiguos regímenes electorales socialdemócratas, de centro izquierda y populistas que en gran parte han adoptado las estrategias económicas y sociales centradas en el imperio y se han aliado con los capitalistas latinoamericanos transnacionales y las multinacionales de la Unión Europea y Estados Unidos. El ejemplo más asombroso es el régimen de "Lula" Inacio da Silva y el Partido de los Trabajadores (PT). El régimen del PT ha sido convertido en un cliente servil de EEUU, designando a ministros económicos clave y a un banquero central que están totalmente integrados en el proyecto de "desarrollo" centrado en el imperio. El programa monetarista económico de Da Silva de reducir las pensiones de los funcionarios públicos, fuertes recortes de los gastos sociales, impuestos regresivos y "reforma laboral" a favor del patrón es tan sólo parte de un programa a favor del imperio. Procesos similares han ocurrido con otros políticos electorales pseudo populistas en Ecuador con Lucio Gutiérrez y en Perú con Toledo. El desarrollo más significativo es la velocidad con la que la masa de los movimientos a base de clases - en particular los funcionarios públicos, campesinos y trabajadores autónomos – se movilizan para enfrentar y atacar a estos nuevos clientes del imperio. En cada caso, las masas que votaron a favor del "centro izquierda" son las mismas fuerzas que en las calles exigen su dimisión como colaboradores del imperialismo. En todo el continente Latinoamericano, no hay prácticamente ningún movimiento de masas organizado por la clase capitalista - o en realidad por los pequeños y medianos empresarios o agricultores, aunque una minoría de vez en cuando apoye protestas concretas sobre cuestiones del pago de la deuda, tasas de interés y proteccionismo. Lo que excluye la inclusión de la burguesía en las luchas de masas, es su apoyo a la

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legislación neoliberal anti-trabajo, el bajo nivel del salario mínimo, la reducción de las cuotas a la seguridad social y la tolerancia del régimen respecto a la enorme evasión fiscal y los corruptos vínculos con funcionarios de aduanas y comercio de rango inferior en lo referente a tasas de importación y licencias de exportación. Los movimientos sociopolíticos que tienen estrechas relaciones con regímenes de "centro izquierda", convertidos en clientes imperiales, han estado severamente desorientados y en algunos casos están en procesos de debate interno y discusiones. El MST Y CUT en Brasil, CONAIE en Ecuador, el movimiento de trabajadores en paro en Argentina, los sindicatos en Uruguay, todos se enfrentan al problema de escoger entre la lucha de clases anti-imperialista o la colaboración con los nuevos regímenes electorales clientes imperiales de "centro izquierda". En contraste con la lucha por el poder estatal basada en las clases, de orientación política, que ha infligido golpes a la expansión imperial, los amorfos movimientos "antiglobalización" y los Foros Sociales Mundiales no han derrotado ninguno de los proyectos de construcción imperial ni tampoco han logrado impedir ni una sola conquista militar. Aún más, los líderes "antiglobalización" no han creado ningún apoyo de masas para la resistencia popular anti-imperialista contra la ocupación militar y el pillaje estadounidense en los Balcanes, Afganistán o Irak. Las manifestaciones de masas son acontecimientos rituales limitados en tiempo y espacio. Carecen de tácticas o estrategias que tengan un impacto destacado sobre la expansión imperial, preparativos de guerra, privatizaciones, políticas de ajuste estructural o cualesquiera otras medidas centradas en el imperio. Sólo cuando rivales imperiales estadounidenses en Europa (en particular Francia, Alemania, Italia y España) toman medidas para hacer sus CMN más competitivas bajando las pensiones o subiendo la edad de jubilación o recortando los gastos sociales, se manifiestan los trabajadores. Sólo en Francia hay algún esfuerzo del movimiento de los trabajadores para ir más allá de las limitadas huelgas "rituales" - protestas simbólicas que pueden demorar, pero ciertamente no eliminar la imposición de cargas domésticas para financiar la expansión imperial. Las metódicas y de tiempo limitado manifestaciones pacifistas masivas que se enfrentan simbólicamente al poder estatal - desfilaron por la ciudad de Londres hasta el Hyde Park para escuchar por altavoces discursos anti-imperialistas, pero no tienen capacidad para paralizar el sistema o implicarse en una guerra política seria. Es propio de las 'muchedumbres' el ir y venir según gusten, careciendo de una estructura política organizada. Las sectas izquierdistas están limitadas a vender sus periódicos o distribuir panfletos en foros radicales mientras los autodenominados anarquistas (y provocadores policiales) rompen unos cuantos escaparates para auto convencerse de que son anti-capitalistas. La fuerza del movimiento anti-imperialista se encuentra entre los guerrilleros de las selvas de Colombia, los círculos Bolivarianos de los barrios de chabolas de Caracas, las manifestaciones de las calles de Cuba, los trabajadores sin tierra que ocupan las fazendas de Brasil, los agricultores de coca de Bolivia, los pobres urbanos subempleados y desempleados de Perú y Argentina - en una palabra las clases organizadas, desplazadas, explotadas y empobrecidas por los regímenes cliente centrados en el imperio. Hacia una Teoría de los Movimientos Anti-imperialistas Cualquier teoría sobre anti-imperialismo debe ser por su naturaleza provisional y contingente porque intenta tratar con la naturaleza fluida de la subjetividad de clase y nacional - conscientemente.

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Una teoría de los movimientos anti-imperialistas (MAI) debe tomar en consideración varios factores contingentes: 1) Todos los MAI populares de masas van unidos a la lucha por demandas económicas inmediatas o concretas. Por ejemplo, los agricultores de coca exigen el final del programa de erradicación de coca, la expulsión de las bases militares estadounidenses y se oponen ALCA. El MST brasileño une la expropiación de la tierra no productiva y una reforma agraria a sus demandas de protección de los productores locales de alimentos y la oposición al ALCA. 2) Los MAI se construyen sobre las debilidades estructurales y las pérdidas económicas de sus partidarios constituyentes. Los agricultores y campesinos mexicanos se oponen al Tratado de Libre Comercio Norteamericano (NAFTA) porque ha permitido la entrada en el mercado mexicano de las exportaciones subvencionadas estadounidenses de alimentos lo cual ha empobrecido y ha llevado a la bancarrota a millones de mexicanos. La movilización colectiva socio política y el poder compensan la relativa debilidad de mercado o económica de los productores Latinoamericanos. 3) Condiciones económicas y estructurales objetivas son necesarias universalmente, pero no suficientes para la emergencia de los MAI. Por toda América Latina hay cientos de millones de personas explotadas y desplazadas por los constructores imperiales, pero sólo una fracción es consciente y/o está organizada para la lucha. Factores históricos, de organización, estructurales, políticos, demográficos y geográficos juegan un papel significativo en la creación de la conciencia anti-imperialista. Lo que la mayor parte de los MAI de América Latina tienen en común es su predominantemente, pero no exclusivamente, 'centro' rural de organización. Los campesinos están en el centro de los MAI porque el imperialismo ha golpeado del modo más duro a la economía rural aunque uno pueda ver el impacto negativo de la política centrada en el imperio sobre el paro urbano de Argentina, Colombia y otras partes. Los movimientos sociales rurales están más avanzados porque su nivel de organización es más fuerte y ha surgido un liderazgo político que no está obligado hacia los agentes de poder de los regímenes cliente. Los motivos de la mayor fortaleza de la organización agraria no son porque el sector rural sea de mayor tamaño - en realidad en términos relativos y absolutos está mermando – sinó porque los líderes militantes rurales son mucho más independientes que los sindicatos urbanos subvencionados por el estado, y porque tienen lazos más estrechos con su base campesina (de hecho la mayoría son de extracción campesina o de pequeño agricultor). Además los movimientos rurales no están confrontados con aparatos sindicales reaccionarios vinculados a los jefes como es el caso de los sectores industriales tradicionales. En otras palabras, el factor subjetivo en el campo tiene menos estorbos de lazos ministeriales y aparatos sindicales conservadores que bloquean la articulación de las demandas, desmovilizan a los sectores populares, y se acomodan a las estrategias de construcción imperial. Los cocaleros, el MST, las FARC, los Zapatistas, y hasta hace poco, el CONAIE, juegan un papel decisivo al enfrentarse al imperialismo porque sus líderes y organizaciones son capaces de articular demandas populares libres de compromisos estatales, permitiéndoles movilizarse y pasar a la acción directa que avanza la lucha popular. Los movimientos MAI de base urbana son más diversos, pero por lo general se vinculaban a los sindicatos de izquierdas de los trabajadores del sector público, parados, la masa de trabajadores-consumidores y los beneficiarios de programas sociales promovidos por regímenes anti-imperialistas en el caso de Cuba y Venezuela. Profesionales cultos venidos a menos (trabajadores de la sanidad, maestros), anteriores obreros especializados del metal convertidos en parados, y consumidores empobrecidos afectados por la merma de ingresos, subidas de precios y transportes y tarifas de utilidades (energía, luz, agua, teléfono, transporte público, etc.) de empresas privatizadas de propiedad extranjera han encabezado los MAI urbanos.

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Los "movimientos antiglobalización" norteamericano y europeo se organizan en reacción a acontecimientos específicos de la elite (reuniones de la OMC, cumbres de la Unión Europea, etc.) pero no tienen ningún vínculo organizado con una base de masas. Por consiguiente sus actividades no tienen ninguna continuidad real en la lucha aparte de la de los acontecimientos específicos de la elite y tienen poco impacto sobre la expansión en curso económica y militar del imperio. Incluso más seriamente, sólo una muy pequeña minoría de los movimientos antiglobalización del norte se involucra en las luchas actuales contra la colonización imperial y la represión de los pueblos conquistados de Irak y Afganistán, y la colonización económica de América Latina por medio del ALCA. Aunque las protestas de masas de los movimientos antiglobalización y pacifistas son positivas en el sentido de que muestran la oposición pública, no tienen ninguna perspectiva política y mantienen pocos, si es que tienen alguno, vínculos con la lucha popular de masas o grupos de electores en contraste con los MAI Latinoamericanos. En otras palabras, los MAI consecuentes son decididamente un fenómeno de las naciones oprimidas -- y en particular las clases rurales y urbanas explotadas que están desplazadas económicamente, a ritmo descendente y vinculados a movimientos sociopolíticos dirigidos por una nueva generación de líderes de bases, autónomos respecto al estado y a los partidos electorales de centro izquierda. Futuro de Imperio Es difícil especular con cierta precisión el momento en el que el imperio estadounidense comenzará su declive. Es aún más difícil determinar si el declive será estructural o coyuntural. Lo mejor que puede hacerse es delinear las contradicciones principales. Las contradicciones más importantes son políticas y sociales y también económicas. La contradicción fundamental y el desafío está hoy entre las masas organizadas rurales y urbanas de América Latina y los constructores imperiales estadounidenses y sus gobernantes cliente, capitalistas transnacionales y ONG / sindicatos auxiliares. La segunda contradicción importante está entre el imperio en expansión y la república en declive - y la capacidad de la clase dirigente imperial para transferir riqueza, ganancias y personal para la construcción imperial. La tercera contradicción está entre la conquista y la ocupación de países colonizados y los masivos movimientos nacionales de resistencia anticoloniales – tanto en Irak como en Afganistán. La cuarta contradicción está entre el creciente imperio militar y la incapacidad para extraer ganancias de las regiones recién colonizadas, futuras rentas del petróleo no obstante. La posición fundamental de las luchas de tercer mundo para debilitar al imperio estadounidense queda mejor ilustrada por los efectos de la resistencia iraquí sobre el ejército de ocupación estadounidense. Las fuerzas de ocupación coloniales estadounidenses están sufriendo bajas a diario - muertos y heridos por todo el país a manos de los guerrilleros iraquíes apoyados por el pueblo. El efecto más inmediato es bajar la moral de las fuerzas de ocupación estadounidenses. El rápido desencanto de las tropas estadounidenses y la hostilidad abiertamente expresada hacia cualquier ocupación de larga duración es uno de los eslabones más débiles del imperio estadounidense – como lo fue después de la segunda guerra mundial, y las guerras de Corea e Indochina. Esta debilidad clave de las fuerzas armadas imperiales estadounidenses significa que los militaristas tienen un grave problema para mantener las conquistas coloniales - a menos que haya una infusión importante de legionarios extranjeros de India, Paquistán, Turquía, Europa Oriental y otros regímenes cliente.

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La enorme superestructura tecnológica de la máquina de guerra imperial estadounidense, confía en última instancia en las tropas de tierra para ocupar y consolidar el gobierno imperial. El problema sin embargo es que la naturaleza de las tropas de tierra estadounidenses no es compatible con la vigilancia policial de larga duración en las colonias. Primero la mayor parte del ejército de ocupación está integrado por reservistas – no por soldados alistados de por vida – que se alistaron en el ejército para complementar su paga civil y obtener beneficios sanitarios y de pensión que no se pueden obtener de otra manera. La idea de "servicio militar" de los reservistas es un entrenamiento una noche por semana y unas cortas prácticas en el verano, con llamadas para cortos períodos de servicio activo en momentos de emergencia nacional. Esta perspectiva es incompatible con la ocupación colonial de larga duración. Este sector del ejército tiene poco estómago para una ausencia prolongada del trabajo, familia, escuela y comunidad, sobre todo en Irak y Afganistán afrontando las duras condiciones de intenso calor, carencia de agua e instalaciones decentes, vasta hostilidad popular y frecuentes ataques de francotiradores. En segundo lugar, muchos de los soldados alistados lo hicieron para evitar el paro o trabajos de ingresos bajos sin futuro con la esperanza de 'aprender un oficio' y volver a la vida civil. Pocos voluntarios esperaban el combate cuerpo a cuerpo en territorio hostil. En tercer lugar los "soldados profesionales" se resienten de que los asignen a actividades de policía colonial, especialmente teniendo en cuenta el ambiente hostil del día a día y la incompetencia total de los grados más altos del mando militar para reconstruir una infraestructura básica. En cuarto lugar existe una profunda brecha en la "soldadesca" entre los abundantes, arribistas, expertos mediáticos generales y coroneles del aire acondicionado, que vuelan a los países ocupados para informes, revisiones y ruedas de prensa y vuelan de regreso a su seguro y bien equipado cuartel general en Qatar, Florida o Washington, para cenar fillet mignon, mientras las fuerzas de ocupación se alojan en tiendas bolsa-de-pulgas, comen raciones envueltas en plástico, no tienen agua para duchas y váteres y se enfrentan con la hostilidad general del pueblo iraquí conquistado. En quinto lugar, las fuerzas de ocupación están cada vez más resentidas y frustradas con las mentiras y engaños del alto mando respecto a la duración de su servicio. La brecha entre ideales y promesas y la realidad está mandando ondas de choque a través de todas las fuerzas de ocupación. Primero, les dijeron que les darían la bienvenida como a un "ejército de liberación"; en vez de eso se enfrentan a hostilidad general y con razón son considerados como un ejército de opresores. Les dijeron que trabajarían con "iraquíes libres" para reconstruir el país, en vez de eso patrullan por calles destrozadas en transportes blindados, dedicándose a reventar casas y a barridos militares masivos. Lo que es más importante, les dijeron que lucharían en la guerra, conquistarían el país y volverían a casa como héroes. En cambio, ahora les dicen que tendrán que pasar años esquivando granadas y balas para sostener un inepto y mundialmente odiado gobernador colonial. El ejercito estadounidense, que fue entrenado para la guerra de alta tecnología, se enfrenta con guerrilla urbana en las calles, universidades, y vecindarios donde la resistencia iraquí tiene toda la ventaja de conocer el terreno y contar con el apoyo de los habitantes del lugar. La propaganda de Rumsfeld sobre la resistencia urbana de que es simplemente un "remanente" de las derrotadas fuerzas Baathistas les suena a falso a los soldados que experimentan hostilidad desde los niños de escuela primaria a los millones de Musulmanes que antes fueron perseguidos por Saddam Hussein. El dilema de los militaristas civiles es que los 160.000 soldados estadounidenses en Irak resultan inadecuados para controlar a 24 millones de iraquíes que exigen la autodeterminación. Dado el hecho que el ejército estadounidenses necesita al menos 5 soldados no combatientes por cada combatiente activo, y dada la disminución en el

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reclutamiento de "voluntarios" ante las duras exigencias de ser un ejército de ocupación, los militaristas civiles no tienen ninguna otra opción, que la de limitar la rotación de las tropas y buscar ayuda "multilateral" de clientes y aliados. Lo que los militaristas civiles no están dispuestos a hacer es volver a la conscripción general. Como antiguos prófugos, los militaristas de la administración de Bush no tienen ningún deseo de llamar a sus hijos y nietos para que arriesguen la vida por su imperio. Tanto los gentiles de clase media alta como los sionistas no tienen ningún deseo de sacar a su progenie de las universidades y escuelas profesionales de la elite o de la banca lucrativa y carreras financieras para luchar contra el "terrorismo internacional." Finalmente, los gobernantes civiles-militares responsables de la política colonial están totalmente divorciados, no sólo de la dilatada oposición de masas en Irak y de las rebeliones crecientes de sus propias tropas de tierra, sinó de sectores de sus propios mandos militares. Los ideólogos Rumsfeld-Wolfowitz desacreditaron y dejaron de lado a los militares y a las fuentes de inteligencia de la CIA crearon sus propios "círculos interiores" para imponer su propia "inteligencia" sumamente politizada para justificar la conquista militar. Su obsesión con la conquista imperial y el dominio militar está abastecido con el combustible de la animosidad racista antiárabe y guiada por la idea de una mayor "esfera de co-prosperidad" USA-Israel en Oriente Medio. La división organizativa-ideológica en la cúspide de la organización de inteligencia militar imperial puede con el tiempo erosionar seriamente el poder de los militaristas civiles. A medida que la "república" va siendo sustituida por el imperio, es más que probable que una de las principales fuentes de conflicto y rebelión pueda tener lugar en el seno del ejército y con el tiempo esto puede tener impacto sobre la política doméstica. La guerra y el impulso para el control colonial han generalizado fuerte resistencia popular anticolonial en los países ocupados y víctimas diarias de las fuerzas de tierra imperiales. Estos factores (resistencia, víctimas, descontento militar) comienzan a afectar la popularidad de la guerra colonial. La imagen negativa en EEUU se deriva de las víctimas estadounidenses, el caos económico y político de Irak, los gastos de conquista y la incompetencia de los gobernantes coloniales. Incluso notables apologistas imperialistas lamentan la falta de "preparación" o "capacidad" de los estrategas de la dominación colonial. La acción militar unilateral estadounidense benefició el intento a corto plazo de los militaristas de guerra sin restricciones, pero mina las bases para conseguir el apoyo financiero y militar multilateral en la construcción colonial post-conquista. Las diatribas sumamente cargadas y emocionales de los militaristas civiles con su "voluntarista" neonazi "deseo de poder mundial " choca contra la realidad de los estados vasallo poco dispuestos, el resurgimiento de la oposición masiva iraquí y la creciente rebeldía de las tropas estadounidenses en las tierras ocupadas. Aquellos ideólogos y políticos que toman sus indicaciones de la estrategia israelí-Sharon de fuerza masiva unilateral para dominar las colonias, olvidan que Sharon no puede existir sin el apoyo del gobierno de los EEUU y la diáspora sionista – los EEUU no tienen, ni un poder que les apoye ni abundantes benefactores. Algunos observadores, al fijarse en las discrepancias sobre disputas tácticas y comerciales alegan crecientes rivalidades inter-imperialistas entre la Unión Europea y Estados Unidos. Lo que es significativo sobre estos conflictos es cuan rápidamente son desactivados, cuan pequeño es su impacto y más recientemente lo rápido que se reconcilian los contendientes para proseguir la construcción imperial conjuntamente. Por ejemplo, la oposición de algunos países europeos a la invasión estadounidense-británica de Irak fue posteriormente seguida de un acuerdo en el

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seno de la Unión Europea para montar sus propias fuerzas de despliegue rápido. Francia envió paracaidistas a tres países africanos poco después de la guerra de Irak. La decisión de Europa de seguir a Estados Unidos queda ilustrada por su decisión de reducir las relaciones con Cuba, colaborar con EEUU en el aislamiento de Irak, aprobar las resoluciones promovidas por EEUU en contra de la proliferación de 'armas de destrucción masivas', etc... Los vínculos imperiales entre Europa y EEUU son mucho más fuertes que sus intereses contrapuestos. Igualmente importante la fuerza del imperio militar y económico estadounidense y su agresivo ejercicio han intimidado a los potenciales críticos de Francia y Alemania que están rodeados por satélites estadounidenses en Europa Oriental, naciones Bálticas y los Balcanes La economía de la república de los EEUU está basada en la especulación, fraude, crédito, deuda, mano de obra barata inmigrante, enormes subsidios estatales directos e indirectos, préstamos extranjeros y enormes y crecientes déficits comercial y presupuestario. Cuando la economía se mueva desde el estancamiento a una recesión importante esto debilitará el Imperio si el estado es incapaz de imponer la carga de la recuperación sobre las espaldas del salario, grupos asalariados y pequeños empresarios y si el estado es forzado a reasignar recursos y personal de la construcción imperial a la república. Lamentablemente la historia del último cuarto del siglo nos dice que el público estadounidense ha mostrado poca resistencia activa a los gastos militares en épocas de guerra y sólo hay una oposición minoritaria a la conquista imperial. Los sindicatos son políticamente impotentes y están vinculados al imperio a través de sus vínculos con el partido demócrata. No existe ningún movimiento nacional político y social capaz de desafiar a los constructores imperiales, ni hoy ni en el futuro previsible. Con más del 90% de la fuerza obrera del sector privado sin sindicar, los trabajadores no sólo muestran poca, en caso de tener alguna, influencia política, sinó que ni siquiera disponen de una organización social que potencialmente pudiera reasignar el presupuesto hacia mayor gasto social en vez de militar. Una de las grandes ventajas de los constructores imperiales estadounidenses sobre Europa e incluso Japón es precisamente su capacidad para explotar a los trabajadores (jornadas laborales más largas, inexistencia de servicio de atención sanitaria nacional, pensión o planes de vacaciones), despido fácil y barato, y reubicación de empresas. La ventaja clave comparativa de los constructores imperiales estadounidenses contra sus potenciales rivales europeos y japoneses se basa en su control sobre la clase obrera más atrasada del mundo industrializado. Las sumamente explotadoras relaciones sociales de producción en EEUU proporcionan el excedente necesario para la expansión de ultramar y limitan las posibilidades de las cada vez menos pagadas clases asalariadas y trabajadoras para desafiar el declive de la República. El argumento del declive del imperio no puede esperarse de ningún derrumbamiento económico automático o rebelión interna o consiguiente división entre constructores imperiales económicos y militares. El imperio será derrotado desde afuera o nunca será derrotado. Sólo con derrotas externas surgirá la disensión interna, activando a los explotados y a los pobres, en particular la población negra e hispana. La particularidad del imperio estadounidense en contraste con Europa, Asia y otras partes, es que carece por completo de una tradición de clase obrera o de un anti-imperialismo de izquierdas. La oposición en el pasado reciente estaba dirigida contra el "capital global" y la política y prácticas de las CMN. Excepto para una pequeña minoría, no tenía ningún sentido para el movimiento antiglobalización el que problema principal era el estado imperial estadounidense. Y ni siquiera a esta altura del reciente movimiento pacifista ha habido ninguna comprensión sobre la naturaleza

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imperial-colonial de la guerra. Esto quedó patente con la subsiguiente virtual desaparición del movimiento pacifista, tras iniciarse la guerra. Durante la ocupación estadounidense, el dominio colonial y la matanza de iraquíes que protestaban contra la ocupación estadounidense y la destrucción de su economía, no hubo prácticamente ningún movimiento anticolonial. La única oposición interna duradera contra la política imperial estadounidense ocurrió durante la Guerra de Vietnam debido a la prolongada duración y a la eficacia de los movimientos de resistencia indochinos, la derrota de EEUU y el gran número de muertes y bajas de soldados estadounidenses. Los constructores imperiales actuales han aprendido de sus derrotas anteriores - no vacilan en lanzar ataques aéreos masivos, usar armas mini nucleares (bombas con el extremo de uranio) y movilizar a mercenarios de sus nuevos regímenes cliente en Inglaterra, Polonia, Ucrania, etc. Recurren a reclutar a miles de mercenarios privados subcontratados por el Pentágono para la implementación del Plan Colombia y la pacificación de los Balcanes. El problema de la "sobre extensión" no es por tanto un problema irremediable, sobre todo desde que la Unión Europea ha puesto en marcha un programa similar de fuerzas de despliegue rápido para invadir y ocupar países donde los clientes estén en peligro o surjan estados o movimientos independientes. La dinámica de la construcción imperial estadounidense está todavía en pleno apogeo aunque las contradicciones se hagan más profundas y aparezcan grietas. El estado imperialista exige lealtad de su clase dirigente doméstica y sectores sustanciales de una fragmentada, chovinista población con nivel de vida decreciente a pesar de la creciente inquietud entre el público a medida que crece la resistencia iraquí. La economía imperial sigue dominando los sectores claves mundiales de inversión, comercio y finanzas por medio de sus multinacionales. Los constructores militares imperiales han establecido más bases militares en más regiones que nunca, adoptando abiertamente una doctrina de guerra permanente e intervención militar en cualquier parte del mundo - con la aquiescencia de Europa y Japón. ¿Ha alcanzado su "punto culminante" el imperio estadounidense? Quizás. Pero los proyectos imperiales actuales son de más guerras. Se están consolidando nuevas redes imperiales coloniales. En América Latina la conversión del régimen de Da Silva al ALCA y la formación de una conexión "USA-Brasil-México" garantiza a EEUU nuevos mercados más grandes y la puesta en práctica de enormes y privilegiadas oportunidades para las CMN estadounidenses. La conexión USA-Israel promueve una "Zona de Libre Mercado" en Oriente Medio dominada por las dos potencias. Los promotores de la conquista imperial-colonial estadounidense no trazan límites, no experimentan ninguna coacción interna y disponen de cómplices dispuestos entre las otras potencias mayores y menores, la mayoría de los cuales están impacientes por compensar su manso desacuerdo sobre las tácticas estadounidense en la carrera para la conquista iraquí. La evidencia está clara - la Unión Europea ha asumido el vareo de EEUU para atacar a Cuba, Irán, Corea del Norte con vehemencia y amenazas sin precedentes, ganando méritos ante Washington. Sobre la base de la exitosa conquista estadounidense de Irak, los constructores imperiales en la Unión Europea y Japón han decidido que es mejor unirse a la maquinaria de guerra estadounidense y compartir los despojos de la conquista que quedar excluido en el futuro. Si nuestras pruebas y argumentos son ciertos, está claro que las rivalidades imperiales, oposición interna y contradicción económica no jugarán un papel decisivo en el "declive del imperio". Las luchas político-sociales de masas en las naciones colonizadas y estados cliente son las fuerzas motrices que ponen en cuestión la durabilidad del imperio, su durabilidad y sus éxitos y pérdidas. La resistencia popular de masas en Irak está retrasando las entregas de petróleo, minando la moral militar,

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recalcando todos los rasgos feos totalitarios de una fuerza de ocupación sanguinaria. Las fuerzas guerrilleras a gran escala en Colombia bloquean la expansión de las CMN estadounidenses y minan las estrategias militares estadounidenses. La continuada resistencia Palestina bloquea la consolidación del Gran Israel y los planes USA-Israel sobre una zona más amplia libre de aranceles. El alzamiento urbano de las masas en Venezuela derrotó el cierre empresarial respaldado por Estados Unidos y minó los esfuerzos estadounidenses para monopolizar el petróleo desde Venezuela a Irak. El régimen revolucionario cubano sigue siendo modelo y esperanza de resistencia para cientos de millones en el Tercer Mundo. Sólo cuando estas y otras luchas hagan detonar levantamientos regionales más amplios y luchas radicales, aumentando las víctimas estadounidenses y los costes, surgirá la oposición en Estados Unidos y la Unión Europea. Potencias imperiales rivales pueden aprovecharse del declive para afirmar sus propios intereses imperiales y disociarse de un imperio debilitador. La construcción imperial estadounidense no es simplemente un producto de la "acumulación a escala mundial" estadounidense, ni tampoco los constructores militares imperiales han franqueado los límites de la posibilidad económica ('rebasar'). La construcción imperial ha seguido con altibajos durante más de medio siglo acelerándose en el período reciente con la caída bloque sino-soviético y sus aliados nacionalistas en el Tercero Mundo. Tanto los Demócratas como Republicanos, administraciones de Clinton y de Bush aprovecharon con impaciencia las ocasiones para ampliar las bases militares, lanzar conquistas coloniales e imponer regímenes cliente, aún cuando las justificaciones ideológicas difieren entre los dirigentes. Los dirigentes de ambos partidos principales estadounidenses han subordinado la economía de la república al imperio. Ambos partidos persiguen el ALCA - el primero lo promovió, el segundo lo puso en práctica. El sistema de partidos políticos estadounidense, el congreso, el sistema de tribunales y los medios de comunicación están totalmente encajados en el sistema imperial. Los valores imperiales y los intereses de los fundamentalistas cristianos, ideólogos sionistas, militaristas civiles, banqueros y altos ejecutivos de las CMN están embebidos en el estado imperial. La mayor parte de los ciudadanos estadounidenses que defienden el imperio no reciben los despojos del imperio (más bien lo financian), pero todavía están imbuidos de una ideología racial-nacionalista que se arroga todo lo bueno para sí misma y lo malo para los críticos y los adversarios exteriores del estado. El cambio sólo vendrá cuando la realidad de la resistencia del Tercer Mundo y las rebeliones minen la voluntad de las tropas estadounidenses para conquistar.

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28 de agosto del 2003

La política tras la tragedia de la ONU James Petras El bombardeo del recinto de Naciones Unidas en Irak ha provocado cólera, pena, altisonantes bravuconadas del gobierno de Bush y promesas irreflexivas de "continuar con la misión humanitaria" por parte del Secretario General Kofi Annan. El debate y la discusión, en el grado en que han aparecido en los medios de comunicación, se centra en quien fue el responsable de los "fallos de seguridad", la ONU y sus partidarios señalan la incompetencia del ejército de ocupación estadounidense, los oficiales estadounidenses culpan de negligencia a los funcionarios de la ONU. Estas discusiones son cuestiones secundarias, técnicas, y omiten ocuparse de los motivos políticos más profundos que subyacen tras el ataque a la ONU. Previsiblemente, los neoconservadores pro-israelíes de Washington atribuyen el bombardeo de la ONU al terrorismo-árabe-islámico y amontonan juntos el bombardeo de un autobús israelí y el de la ONU como justificación para una mayor violencia por parte de EEUU y de Israel. El centro izquierda alaba las virtudes diplomáticas y humanitarias del representante especial de la ONU en Irak, Sergio Viera de Mello y con indisimulada incomprensión claman que el bombardeo dañó la causa del pueblo iraquí y retrasó el proceso de reconstrucción nacional. Tanto la ONU como los oficiales de EEUU, neoconservadores e intelectuales de centro izquierda omiten analizar el verdadero papel político de Naciones Unidas en Irak y especialmente el partidista papel político de Sergio Viera de Mello que pudieran haber provocado el ataque. La ONU dirigida por Kofi Annan no ha jugado un papel imparcial en el conflicto EEUUIrak. Durante más de una década la ONU apoyó las sanciones económicas contra Irak, causando más de 1 millón de muertos iraquíes, en su mayor parte niños, y la dimisión de dos altos funcionarios de la ONU en protesta. Los inspectores de la ONU supervisaron el desarme de las defensas iraquíes e ignoraron o aprobaron los bombardeos estadounidense-británicos de Irak durante 12 años. Hasta la hora final de la invasión estadounidense de Irak, toda la atención de la ONU se dirigió a presionar al Gobierno Iraquí para que aceptara las exigencias de EEUU, no condenando los preparativos de guerra estadounidenses, aún cuando el Consejo de Seguridad finalmente rehusó aprobar la invasión unilateral de EEUU. El registro histórico de la década que precede a la invasión pone claramente a la ONU del lado de EEUU, hasta el punto que fueron identificados varios inspectores de la ONU que estaban trabajando con la CIA y realizando búsquedas y proporcionando información estratégica a la inteligencia militar estadounidense. A esto puede oponerse algún escritor y argumentar que la colaboración de la ONUEEUU fue una cosa del pasado, después de la conquista militar estadounidense la ONU no ha apoyado la ocupación colonial y promovió una transición hacia un autogobierno democrático. Documentos publicados, entrevistas oficiales y resoluciones de la ONU presentan un cuadro muy diferente. Uno en el que la ONU aceptó y trabajó con el gobernante colonial estadounidense, Paul Bremer, en un intento de consolidar el control estadounidense del país ocupado. Después del desastroso mes del gobierno del primer gobernador colonial estadounidense Garner, y de su reemplazo por Paul Bremer, quedó claro incluso para

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el más tenaz y sanguinario militarista del Pentágono que ese gobierno imperial trajo como resultado un poderoso movimiento de resistencia de todos los sectores de la sociedad Iraquí y el aislamiento total del régimen colonial estadounidense respecto a todos los gobiernos árabes, musulmanes o europeos (menos Inglaterra y por supuesto Israel). El gobierno de Bush fue inexorable en su reclamación del poder total en Irak, pero estaba dispuesto a permitir que la ONU operara bajo el gobierno estadounidense. Annan despachó a Viera de Mello a trabajar con el gobernador colonial estadounidense Bremer y fue un brillante éxito político en términos que resultaban ventajosos para el poder colonial estadounidense. La misión de Naciones Unidas de Viera de Mello era colaborar con Bremer y estaba encaminada a crear una junta consultora (Consejo Interino Nacional Iraquí) que proporcionara una hoja de parra al control colonial estadounidense. Actuando bajo la Resolución 1483 aprobada por el Consejo de seguridad el 22 de mayo de 2003, se le asignaron a De Mello ocho áreas de actividad, que tenían que ver todas ellas con la "reconstrucción" del país especialmente en la esfera política. De Mello se mostró muy activo para engatusar a los líderes tribales, clérigos conservadores así como a los prodigios del exilio del Pentágono, para formar la junta con la cláusula de que el gobernador colonial estadounidense tendría que aprobar a todos sus miembros, y que todos aprobaban la invasión estadounidense y la ocupación. En efecto, de Mello organizó una impotente colección de las autoproclamadas élites que no tenía credibilidad en Irak ni legitimidad entre el pueblo Iraquí, para que sirviera de escaparate al gobierno colonial estadounidense. Una vez que la junta aprobada por EEUU ocupó su puesto, de Mello viajó por todo el Oriente Medio tratando de convencer a los países vecinos de que la "creación" estadounidense, a la que se oponía la mayoría de los iraquíes, era un "régimen de transición" legítimo y representativo. El argumento principal de De Mello era que la junta designada por EEUU era un cuerpo "gubernamental" y no meramente "consultivo", argumento que no convenció a nadie, y menos a los oficiales estadounidenses que estaban repartiendo contratos a Halliburton Corporation y organizando la privatización del petróleo iraquí, e indudablemente tampoco al ejército estadounidense que estaba aterrorizando y disparando a inocentes civiles iraquíes. Tanto la resolución 1483 de la ONU en pos de la "reconstrucción" bajo gobierno colonial estadounidense, como el activo papel de De Mello promoviendo y defendiendo el régimen provisional títere de EEUU, no eran actividades humanitarias desinteresadas. Eran posiciones políticas - compromisos que implicaron la aceptación del gobierno colonial estadounidense, y una decisión clara y deliberada de utilizar a las Naciones Unidas como vehículo para la legitimación del gobierno imperial por medio de una junta impotente y corrupta rechazada por el pueblo iraquí. De Mello era plenamente consciente de la concentración de poder en manos de Bremer, era plenamente consciente de que el pueblo Iraquí - al que no se dio en ningún momento voz ni voto en su selección, rechazó la junta; tomó parte activa para excluir del consejo a los críticos anticoloniales. Su estrecha relación de trabajo con Paul Bremer, el gobernante estadounidense de Irak, sin duda socavó cualquier pretensión de que la ONU fuera una fuerza independiente en Irak. A los ojos de los iraquíes y de dos anteriores altos funcionarios de la ONU (Boutros Ghali y Denis Halliday) la ONU y en particular Kofi Annan y De Mello era apéndices del poder colonial estadounidense. Denis Halliday, el anterior adjunto al Secretario General de la ONU y Coordinador Humanitario de la ONU en Irak declaró recientemente que el bombardeo de la ONU en Irak fue en revancha por la colusión con EEUU. El 24 de agosto de 2003 en una entrevista con The Sunday Herald (Escocia) observó que la "colaboración adicional" entre la ONU y EEUU e Inglaterra "sería un desastre para Naciones Unidas porque se

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vería inducida a secundar la ocupación ilegal de Irak… La ONU ha sido incitada a ser un brazo de EEUU - una división del Departamento de Estado. Kofi Annan fue designado y apoyado por EEUU y eso corrompió la independencia de la ONU". En una entrevista con la BBC, Boutros Boutros Ghali, anterior Secretario General de la ONU, hablando de las repercusiones del bombardeo, declaró "la percepción en gran parte del Tercer Mundo es que Naciones Unidas, a causa de la influencia Americana (sic)… es un sistema que discriminó (en contra de) muchos países del Tercer Mundo." George Monbiot del periódico inglés The Guardian (el 25 de agosto de 2003) indica "El gobierno de EEUU ha dejado perfectamente claro que la ONU puede operar en Irak sólo como subcontratista. Las tropas extranjeras recibirán sus órdenes de Washington." Ninguna de estas observaciones apareció en modo alguno en ninguno de los medios de comunicación estadounidenses. La ONU se ha alejado mucho de sus principios fundacionales originales. En tiempos la ONU defendía la paz, la justicia y la autodeterminación social y se oponía a las guerras coloniales, al pillaje de la riqueza nacional y al gobierno colonial. Dado el activo papel partidista de la ONU en Irak, para crear un armazón político compatible con un prolongado gobierno colonial estadounidense, no es ningún misterio por qué la resistencia Iraquí apuntó contra el edificio de la ONU del mismo modo que apunta contra el ejército imperial y los oleoductos que están en venta a corporaciones multinacionales estadounidenses y europeas. Habiendo tomado partido por EEUU, es el colmo de la hipocresía que altos funcionarios de la ONU digan que son víctimas inocentes. Igualmente es engañoso que EEUU y funcionarios de la ONU declaren que la resistencia anticolonial está compuesta por "extranjeros", "restos" de Saddam Hussein, terroristas de Al Qaeda, extremistas Sunníes o Chiítas Iraníes. La resistencia no está confinada a las áreas donde era popular Saddam Hussein, ni está limitada a áreas de creyentes Sunníes; está al norte y al sur, al este y al oeste, cubriendo todas regiones y los enclaves étnicos y religiosos. La resistencia es nacional, indígena y basada en oposición a la ocupación colonial estadounidense, la destrucción de la infraestructura y la degradación física y psicológica de 23 millones de Iraquíes. Mientras los iraquíes sufren un desempleo del 80% y están sin agua limpia, alimentos ni electricidad, altos funcionarios de Naciones Unidas cobran unos salarios de entre $80,000 a $150,000 anuales, se mueven en coches de lujo y SUV, trabajan en oficinas con aire acondicionado y cenan alimentos frescos importados en confortables apartamentos o chalés - gozando de lo mejor de la vida colonial. Uno no necesita introducir la hipótesis de Al Qaeda para entender que el resentimiento político y personal contra estos engreídos colaboradores imperiales podría bullir en un ataque violento. Está claro para muchos en Oriente Medio que la ONU se ha convertido en un cuerpo falso de agencias vasallas dirigidas por funcionarios escogidos a dedo como de Mello, cuyo encanto e inteligencia no compensan por su colaboración en la construcción del imperio estadounidense. Para un número creciente de profesionales, periodistas y especialmente para la gente corriente está claro que la ONU ha perdido su independencia y utilidad como fuerza para la paz. Cada vez más movimientos sociales y naciones del Tercer Mundo están buscando organizaciones y foros internacionales nuevos para proseguir con los principios que la ONU ha traicionado. El nuevo cuerpo tendrá que renunciar al carácter elitista de la actual ONU con su sistema de dos filas de votar y poder; tendrá que rechazar como miembros a países que adopten guerras "preventivas" de conquista y gobierno colonial y pillaje de recursos nacionales. En una palabra la nueva organización internacional y su Secretario General no deben ser un apéndice de Washington - si desea evitar la tragedia de la ONU - un cuerpo que comenzó con grandes ideales y acabó como un manipulador cínico de los ideales a

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servicio del poder imperial. 24 de agosto de 2003

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16 de septiembre de 2003

El debate sobre la Gran Defecación James Petras Traducido para Rebelión por Ainhoa Botto y Annie Ferrer En medio del revuelo nacional causado por la amenaza que suponían las armas de destrucción masiva que el presidente Tush se sacó de la manga para justificar la invasión de Irak, surgió un acalorado debate entre los círculos científicos y periodísticos acerca de lo que ha pasado a conocerse como "La controversia de la gran defecación". Son escasos los congresos psicológicos o revistas médicas que no hayan salido a la palestra con apasionados argumentos sobre el tema. Se componen y descomponen tesis enteras sobre los distintos enfoques posibles, y mientras, las acusaciones de manipulación de datos y de problemas con la obtención de pruebas se han convertido en críticas por falta de ética. Lo que en un principio se consideraba simplemente como el eterno debate científico-esotérico entre psicólogos y antropólogos acerca de cuestiones como la privacidad y vulnerabilidad, ahora es una discusión política mordaz que ha alcanzado la cúspide de la pirámide gubernamental. El resultado del debate parece influir en cómo el creciente imperio estadounidense será dirigido, y puede que incluso ayude a comprender las razones que impulsan a la construcción de imperios. La tesis original A finales de verano de 2001, justo antes de la caída de las Torres Gemelas del World Trade Center de Nueva York, y casi de forma simultánea, dos investigadores independientes publicaron sendos estudios acerca de las pautas de la defecación. Uno de los estudios lo realizó un equipo de psicólogos que afirmaba que las personas procuraban defecar donde no puedan ser vistos (tras puertas cerradas, en espacios separados o escondidos detrás de un árbol) por vergüenza, por no querer ser sorprendidos ensuciando el entorno a la vez que mostrando las partes más íntimas o aún peor, demostrando que sus cuerpos contuvieron sustancias de fétido olor. El derecho a la "privacidad" era el eufemismo empleado para evitar ser acusado de comportamiento indecoroso (producir fétidos olores, exponer los genitales, exhibir una conducta incontrolable). La "privacidad" permitía a los individuos defecadores "tapar" su indecente acto (tirar de la cadena del váter, enterrar o tapar el excremento) e ir vestido normalmente. El otro estudio llevado a cabo por un grupo de antropólogos argumentaba que la conducta defecadora estaba regulada por el sentido de la "vulnerabilidad". En pleno acto de defecar, un individuo se ve incapacitado y procura protegerse en un lugar apartado, a puerta cerrada (si puede ser con llave), o en un edificio separado y con su propia entrada. Los investigadores estudiaron desde sociedades primitivas hasta prácticas tribales actuales de África y se percataron de que la vulnerabilidad durante la defecación es el resultado de quedarse sin armadura, escudo, espada o lanza protectora alguna para poder excretar adecuadamente los residuos corporales. Desarmados y ocupados con la tarea defecadora (que en ocasiones requiere un gran esfuerzo para liberar los residuos) incluso el guerrero más temible es vulnerable ante el enemigo más débil. Para ganar tiempo y prevenir el ataque del enemigo en potencia, los individuos ponen distancia y obstáculos al adversario; de ahí la necesidad de encontrar lugares cerrados u ocultos. Los periódicos populares y los medios recogieron el debate científico alentados por la creciente paranoia ciudadana creada a raíz de la retórica cada vez más belicosa del Régimen Tush. Los libertadores civiles plantearon cuestiones de privacidad mientras la nueva y represiva legislación antiterrorista permitía colocar cámaras en lavabos

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públicos y ordenadores en miniatura en las tazas de los váteres para analizar cavidades anales y asegurarse de que sólo los desechos no contaminados (por productos químicos de destrucción masiva) caían en la taza. Expertos en ciencias sociales y humanidades indicaban que las amenazas a las personas (la brutal propaganda que afirmaba que terroristas fundamentalistas planeaban ataques a las alcantarillas que provocarían que las aguas fecales volviesen a las casas y oficinas creando riegos a la salud) causaba estrés corporal e inhibía el flujo defecativo, lo cual aumentaba la propensión al estreñimiento. Las principales empresas farmacéuticas que controlaban las patentes de laxativos guardaban silencio, aunque mediante contribuciones financieras apoyaban a la administración y su propaganda antiterrorista. Una serie de acontecimientos extraños propiciaron entonces que el Presidente Tush, el Secretario de Defensa Culsfelt y el Subsecretario de Defensa Cacowitz saltasen a la palestra. Un canal de televisión por cable creado por un grupo de colgados de Texas condenados al ostracismo, descendientes de accionistas de Pedoenburton y Petróleo y Construcciones Eruptantes, satirizaron en un programa la imagen del Presidente Tush, que aparecía en el baño de la Casa Blanca con la puerta cerrada. Le acompañaba un texto que decía: "El presidente Tush temeroso e inseguro se echa pedos y caga con la puerta cerrada". El Presidente Tush, que acababa de regresar de sus azarosas vacaciones de verano en el Rancho de Cagadaful, estaba haciendo zapping y fue a dar con el programa. Indignado, se levantó del sofá inmediatamente y mirando a la pantalla exclamó: "¡yo cago como se me antoja!." Por un momento se quedó absorto en sus pensamientos; más bien, durante 5 largos minutos y, al fin, con cierto recelo, añadió "¿Cómo saben cómo cago?" "¿ Será que hay algún agente secreto infiltrado en mi casa o alguna cámara secreta?". Llamó a seguridad y les reunió para cuestionar su "utilidad" y también al equipo de contraespionaje de Dallas para investigar a los servicios especiales. Al mismo tiempo, expertos en electrónica inspeccionaron el baño, la taza del váter y su dormitorio. No dieron con ningún aparato escondido. Al día siguiente El Presidente Tush fue al baño y dejó la puerta abierta de par en par. Procedió a desabotonarse el pijama, se bajó los calzones y se tiró un sonoro pedo que despertó a La Señora Tush. "¡bajad!, ¡bajad!", gritaba mientras expulsaba una boñiga tras otra. "¿Sucede algo malo, cariño?", preguntó ella. Y él contestó: "me niego a cagar con la puerta cerrada, porque ni tengo miedo ni soy vulnerable. Debo mostrar al mundo que el país está seguro en mis manos. No cierres la puerta, que caiga la mierda, que caigan las bombas". Tush se levantó, se limpió el trasero y observando el papel higiénico manchado añadió: "ni el miedo ni la vergüenza evitarán que este presidente tome cartas en el asunto. Pásame el teléfono, cielo". La Señora Tush que en ese momento estaba haciendo ascos a la bola de papel higiénico impregnada con una majestuosa boñiga, sonrió y le alcanzó el teléfono inalámbrico al Presidente. "Agente especial, comuníqueme con Culín y Caquín". Ya me entiende, con Culsfelt y Cacowitz, tengo que hablar con ellos, dígales que se trata de una emergencia." ¿Estás ahí, Culín?, ¿eres tú, Caquín? No sé si sabréis compañeros que circula por los medios de comunicación en los Estados Unidos una campaña siniestra que nos tacha de ser "conejillos de indias," y lo peor es que ahora dicen que si cagamos con la puerta cerrada es porque tenemos miedo, somos vulnerables y todo eso. No podemos dar al mundo el liderazgo al que aspira en estos momentos de crisis. Si los gabachos se enteran de todo esto nos pondrán a parir en las Naciones Unidas. Se hizo un silencio al otro lado del teléfono hasta que Culsfelt exclamó: "¿Qué quieres que hagamos?", "¿cagamos en público o bombardeamos Bagdad?". "¿ Por qué no las dos cosas al mismo tiempo?", añadió Cacowitz. "A ver, lo más importante es que dejéis la puerta abierta mientras defequéis. Así reafirmaremos nuestra valentía. Debéis filtrar a los medios de comunicación que

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cagamos igual que actuamos, es decir, confiando en la fuerza de nuestro país y con la certeza de que Dios nos ampara, tal y como sucedió por ejemplo cuando enviamos aviones de guerra a Tabul y Bagman." " Entiendo Señor Presidente, pero es que no tengo ganas de defecar", contestó Culsfelt. "Pero no seas tonto Culín, todos defecamos en algún momento del día. No te avergüences de ello. Ahora debéis comunicar este asunto con discreción al resto del gabinete. "Puertas de par en par y bombas fuera." "De acuerdo, Señor presidente, ¿algo más?", preguntó Cacowitz. En media hora, el presidente debía acudir a una reunión con Mossad para hablar sobre un defectante iraquí clave, pero no les comentó nada a estos, dada la gravedad de la situación. "Sí, quiero que se instalen cámaras en todos vuestros baños. Así me aseguraré de que todos estamos unidos en esto. Si luchamos juntos, conseguiremos que nuestra nación pase a ser la mejor de todos los tiempos, ¿entendéis?." " Sí, Señor Presidente". Cacowitz se organizó un horario, de modo que la expulsión de sus despojos corporales y su consiguiente fetidez no coincidiesen con ninguna reunión ineludible. Culsfelt hizo lo mismo. A pesar de que la comunidad científica no sabía todavía que cada uno de los altos cargos del régimen de Tush estaba cambiando su patrón defecador, sin duda este hecho iba a ser trascendente para la investigación del futuro. A las siete de la mañana, antes de recibir órdenes militares y de emprender algún nuevo ataque o masacre se pudo oír decir en voz alta a cada uno de los miembros del gabinete: "bajad, bajad", al tiempo que sus cagadas iban descendiendo y salpicaban la taza del váter. Aliviados, miraron a la cámara y sugirieron la "V de victoria".

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25 de septiembre de 2003

Política antiimperialista: Formación de clase y acción socio-política James Petras Introducción Para comprender la naturaleza y dinámica de la política antiimperialista es importante responder a varias preguntas clave. Entre ellas: ¿Qué constituye un movimiento antiimperialista (MAI)? ¿Son antiimperialistas los movimientos o eventos antiglobalización, antiALCA, antiIrak (o antiguerra)?. ¿Bajo qué condiciones y localizaciones geopolíticas emergen y se expanden los MAI? ¿Qué clases específicas inician y cuales expanden los MAI, y qué clases, estados, y regímenes defienden el imperialismo?. ¿Bajo qué condiciones (contexto político y económico) las clases estructuralmente determinadas (explotadas) se involucran en luchas antiimperialistas?. ¿Marcan alguna diferencia las fuertes crisis económicas y la emergencia de nuevas organizaciones y líderes? ¿Bajo que condiciones surgen los movimientos MAI en los países imperialistas (EEUU y UE)? ¿Cuáles son su potencial y limitaciones? ¿Qué estrategias y tácticas promueven o limitan el crecimiento de los MAI?. Las respuestas a éstas y otras relevantes cuestiones proporcionan una guía para nuestro debate sobre la teoría y política antiimperialista actual. Movimientos antiimperialistas La oposición al imperialismo adopta una gran variedad de formas y prácticas organizativas. No hay una sola organización internacionalmente dominante, que se oponga completamente al imperialismo como sistema de poder. Más bien, los que predominan son una serie de movimientos monotemáticos que se oponen a la política e instituciones imperiales. Por ejemplo, importantes manifestaciones en toda Latino América, movimientos y referéndums se han opuesto al Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) patrocinada por EEUU. Para muchos de los adversarios, la oposición al ALCA se basa en los efectos destructivos que el libre comercio ejerce sobre los trabajos, así como sobre los granjeros y campesinos. Para otros, el ALCA es visto como parte de una estrategia global estadounidense para conquistar y dominar las economías y la política de Ibero América y del resto del mundo. Los movimientos antiALCA se oponen a un aspecto importante del imperialismo estadounidense - su intento de dominar el comercio e inversión de toda la región por medio de su control formal del armazón político legal que rige las relaciones económicas. El movimiento antiglobalización y la campaña antiguerra (Irak, Afganistán) abarcan tanto a grupos antiimperialistas como a "reformistas imperiales" que por lo general apoyan el poder imperial estadounidense pero se oponen al particular modo de ejercitar el poder, o a la ubicación específica en la que se manifiesta. Otros se oponen al comportamiento de las corporaciones multinacionales pero no al estado y sistema imperial en el que están inmersas. Estos movimientos son antiimperialistas en cuanto movilizan fuerzas populares para oponerse a una importante manifestación de la expansión imperial, despiertan la conciencia popular sobre los motivos de los regímenes de EEUU y la UE y abren la posibilidad de profundizar y extender la resistencia al imperialismo como sistema.

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No obstante, con frecuencia no se comprenden las potencialidades de estas políticas monotemáticas; la lucha contra un solo asunto se queda aislada del rechazo general al imperialismo, y la victoria o derrota del poder imperial generalmente termina con las movilizaciones. La movilización antiguerra de Vietnam, que fue la oposición más amplia y más duradera contra una guerra imperialista, disminuyó cuando se acabó el reclutamiento militar, los vietnamitas ganaron la guerra y los EEUU retiraron sus tropas. Los efectos posteriores fueron limitar el uso masivo de tropas estadounidenses de infantería durante quince años, (hasta la Guerra de Golfo) y aumentar la contratación de ejércitos mercenarios (Afganistán, Nicaragua, Angola, Mozambique, etc.), aumento de la dependencia en agencias de inteligencia y fuerzas especiales para derrocar a los regímenes antiimperialistas (Chile 1973, Argentina 1976, Uruguay 1973, etc.) y fuerzas a pequeña escala para invadir países pequeños (Grenada, Panamá). Además, los movimientos antiimperialistas monotemáticos no impidieron, ni siquiera se movilizaron para terminar con el bloqueo económico a Cuba, Vietnam, Camboya, Laos, etc. Finalmente muchos de los antiimperialistas de tema único se unieron al ala liberal del pro imperialista Partido Demócrata de los EEUU, y los partidos reformistas pro OTAN de Europa - el Partido Socialista de Francia, el Partido Comunista de Italia etc. El registro histórico de los movimientos antiimperialistas monotemáticos es muy ambiguo; en algunos casos tiene efectos residuales a medio plazo, en otros se disuelve en la política tradicional y en unos pocos casos alimenta movimientos sociales más grandes. En el último caso, las luchas anticoloniales de Francia e Italia alimentaron los mayores movimientos antisistema; París 1968, otoño caliente de Italia en 1969. La clave para identificar la dinámica (hacia adelante o hacia atrás) de los movimientos antiimperialistas monotemáticos es la política: la ideología, los líderes y los programas en torno a los que se organizan los movimientos. La mayor parte de los impactos a corto plazo son resultado de la ideología política de los líderes de mínimo denominador pragmático, fijándose exclusivamente en el tema más inmediato (política imperial), disociados del imperialismo como sistema de poder, evitando cualquier desafío político al poder del régimen o del estado, y acomodando o subordinando el movimiento de masas a los políticos oportunistas "disidentes" de los principales partidos imperiales, que buscan capitalizar la protesta de masas con fines electorales. Las movilizaciones antiimperialistas monotemáticas, como la antiglobalización, surgen con fuerza, se extienden y después se hacen rutina y declinan, porque omiten conectar instrumentos políticos para desafiar al poder, con las luchas populares de masas. En el caso de la lucha antiglobalización, las falsas premisas de los ideólogos del movimiento, la idea de las corporaciones multinacionales como poderes autónomos divorciados del estado imperial, fallaron en prever las guerras imperiales y la ocupación colonial. La reorientación de muchos antiguos activistas antiglobalización, hacia el movimiento antiguerra de Irak, condujo a un aumento masivo de protestas con el tema único de la guerra, seguidas de un desplome después que EEUU conquistó y ocupó Irak. No ha surgido ningún movimiento de masas que se opongan al régimen colonial estadounidense ni que apoye la resistencia iraquí. La erupción de los movimientos de masas monotemáticos opuestos a políticas antiimperialistas específicas no lleva necesariamente a un progresivo, radicalizado y consecuente movimiento antiimperialista, a menos que el movimiento vaya más allá de asuntos únicos y desarrolle un programa y un liderazgo capaces de vincular el antiimperialismo con la transformación del sistema. Condiciones para la emergencia de los MAI La segunda pregunta clave es: ¿Bajo qué condiciones emergen y se expanden los MAI? Casi todos los movimientos MAI más importantes y consecuentes han tenido lugar en

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Latino América, Asia, o África. En el período actual podemos identificar varios contextos en los que han surgido MAI significativos. 1. Invasión colonial y ocupación: Irak ha visto la reagrupación y resistencia de los movimientos antiimperialistas de masas organizados contra el gobierno colonial-militar. Los regímenes coloniales saquean la economía, designan a los gobernantes coloniales, destruyen la infraestructura, matan a civiles, y torturan a sospechosos. Las humillaciones diarias de millones provocan hostilidad, rechazo y resistencia. Lo mismo es válido para Afganistán, donde existe resistencia armada contra la fuerza de ocupación EEUU-UE y su régimen títere (Karzai) 2. Intervención Militar: La participación militar estadounidense a largo plazo como asesores, proveedores de armas, y apoyo financiero de la oligarquía Colombiana han provocado una guerrilla antiimperialista y oposición ciudadana a gran escala y de larga duración. La fase más reciente de la intervención militar imperial (Plan Colombia) ha polarizado al país, empobrecido a los trabajadores urbanos, y aumentado las matanzas de campesinos, activistas pro derechos humanos, periodistas y sindicalistas. La participación directa de subcontratistas mercenarios estadounidenses en el combate y la erradicación de la coca ha contribuido aún más al crecimiento de la política antiimperialista en las áreas rurales. 3. Privatización y Disminución del Nivel de Vida: La mayor parte de los bancos privatizados, telecomunicaciones, servicios públicos (luz y energía), empresas minerales y petrolíferas han terminado en manos de las CMN de EEUU y UE. El resultado ha sido tiroteos masivos, precios más altos, reducción de las regiones servidas y transferencia de recursos al extranjero a gran escala, legal e ilegalmente. El proceso mismo de la privatización no fue transparente, porque los sobornos y cohechos produjeron compras por debajo del valor de mercado. Esto ha llevado a protestas masivas contra la empresa privada extranjera, la política estatal y las consecuencias negativas. Enormes protestas antiprivatización han tenido lugar en Perú (empresas eléctricas nacionalizadas), Bolivia (agua), Ecuador (petróleo y electricidad) y muchos otros países. En Argentina hubo un levantamiento popular (20/21 diciembre 2001) después de que los bancos de capital extranjero transfirieron al exterior los ahorros de los depositantes. El grueso de la actividad antiprivatización se ha centrado sobre el apoyo del IFI a la privatización y el respaldo al IFI por parte de EEUU y la UE. 4. Comercio Desigual e Inversión: EEUU y la UE subsidian sus productos agrícolas en una cifra de más de cincuenta mil millones de dólares en desembolsos directos, y varios miles de millones más en sistemas de irrigación financiados por el estado, subvenciones a la exportación, ayuda técnica, tarifas eléctricas y energéticas, promoción de comercialización, infraestructuras, redes y "ayuda vinculada". Además tanto EEUU como la UE imponen barreras arancelarias, cuotas, barreras comerciales no tradicionales, a las exportaciones agrícolas y de productos manufacturados del Tercer Mundo. En contraposición, los estados imperiales de EEUU y la UE exigen la bajada y eliminación de tarifas y subvenciones en el Tercer Mundo. Como resultado, el Tercer Mundo pierde aproximadamente doscientos mil millones por año en ingresos comerciales, más del doble de todos los préstamos, inversiones, concesiones y transferencias de los regímenes imperialistas. EEUU propone, por medio del ALCA (Área Latinoamericana de Libre Comercio), consolidar y profundizar en su desigual relación comercial con América Latina estableciendo un marco legal y político bajo una comisión ALCA, que lo controlará, convirtiendo de este modo a América Latina en una zona colonial mercantil. En todas partes de Latinoamérica millones han protestado contra la firma del acuerdo ALCA. En Brasil en un referéndum informal, el noventa y cinco por ciento de los votantes rechazó el ALCA – un total de once millones de votantes. La clave para el avance del

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ALCA se encuentra en los regímenes vasallos que gobiernan en Latinoamérica en particular en Brasil, Colombia, México, Ecuador, Chile, Bolivia, Perú y otras partes. La derrota del esfuerzo de re-colonización de Washington pasa por el derrocamiento o la expulsión de los regímenes vasallos, que colaboran activamente con EEUU. Las principales fuerzas sociales contrarias a la re-colonización son los campesinos y los pequeños agricultores, que no pueden competir con los productos agrícolas subvencionados estadounidenses que se venden a precios inferiores debido a las subvenciones imperiales estatales a la exportación. En Bolivia, los campesinos se vuelven hacia un cultivo alternativo, la coca, ya que no pueden competir con las subsidiadas importaciones agrícolas estadounidenses. En México, Bolivia, Colombia, y Perú los movimientos rurales reivindican el derecho a producir cosechas alternativas y oponerse al ALCA. En Brasil el Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) es la principal fuerza que se opone ALCA. En la medida en que ALCA, en sustancia y símbolo, representa la conquista imperial estadounidense y la colonización de América Latina, los movimientos antiALCA representan un elemento clave de la lucha antiimperialista. La transición del libre comercio al imperialismo colonial mercantilista ha estimulado las condiciones para la aparición y extensión de los movimientos antiimperialistas (MAI) Igualmente importante, el ALCA ha ampliado el alcance de la oposición a la dominación de EEUU y la UE. Durante la primera fase del neoliberalismo, la oposición al imperialismo estaba basada en una privatización específica de la política y se fijaba en sectores industriales afectados concretos (o incluso en firmas concretas) Las protestas iban dirigidas contra injusticias específicas, pérdida de empleo, bajada de salarios, aumento de precios, etc. Estas luchas particulares persisten - principalmente las de los trabajadores ecuatorianos del petróleo contra la privatización y desnacionalización de la industria petrolera, los trabajadores de centrales eléctricas y sector energético de México etc. Sin embargo, estas luchas concretas están cada vez más explícitamente unidas a la oposición al ALCA y a la conquista imperial estadounidense. Movimientos antiimperialistas: Perspectiva histórica Los actuales MAI son la más reciente de una serie de luchas que se remontan a la conquista original del Tercer Mundo. Sin embargo los objetivos, clases sociales, y programas de los MAI difieren enormemente de lo que fueron en tiempos anteriores. Podemos distinguir varios tipos y subtipos de MAI históricos y actuales. MAI tradicionales Los primeros movimientos contra la conquista imperial colonial, frecuentemente se oponían al genocidio, exterminación, esclavitud, desplazamiento, y servidumbre. Los objetivos de al menos algunos de sus líderes eran restaurar los sistemas precoloniales de gobierno jerárquico con emperadores locales, consejos o comunidades. Las rebeliones, derrotas, re-esclavitud, y dispersión de los pueblos colonizados crearon dos economías paralelas: la economía colonial dominante y las comunidades de subsistencia de pueblos anticoloniales en regiones remotas de los países conquistados. MAI modernos Los MAI modernos pueden dividirse y subdividirse en aquellos que lucharon por la independencia política del dominio colonial manifiesto (América Latina en el siglo diecinueve y principios del veinte) y Asia/Africa (a mediados del siglo veinte) y aquellos que lucharon por la independencia política y económica por medio de luchas revolucionarias nacionales y socialistas a mediados del siglo veinte (China, Cuba, Vietnam, Yugoslavia, etc.) Estas revoluciones antiimperialistas a su vez sentaron las bases para la nueva confrontación entre movimientos capitalistas-nacionalistas y socialistas-populistas. Los MAI modernos lograron establecer economías y regímenes

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"híbridos", estado mixto, formas de propiedad privadas y colectivas, y regímenes populares jerárquicos. Estos "regímenes y economías híbridos" sirven de base para nuevas confrontaciones con el imperialismo. Las nuevas élites nacionalistas y comunistas, divorciadas de las realidades socio-económicas de las masas, y sujetas a la influencia o intervención imperial, evolucionaron durante décadas hacia una nueva clase o fueron derrocadas y sustituidas por regímenes vasallos del imperio, en particular durante las últimas décadas del siglo XX. Regímenes nacionalistas de África y Asia fueron derrocados y sustituidos por señores de la guerra tribales, vasallos coloniales y clérigos reaccionarios - todos ellos inicialmente vinculados a EEUU y/o la UE. La conversión de regímenes colectivistas en regímenes pro capitalistas/proimperialistas en la ex URSS, Europa Oriental, y Asia del Sur se basaron tanto en fuerzas sociales externas como internas. En Europa Oriental, el apoyo financiero e ideológico estadounidense a políticos nacionalistas, élites intelectuales y jefes sindicales, facilitaron el cambio de sus regiones pasando de satélites de Rusia a estados vasallos estadounidenses - extendiendo el Imperio estadounidense desde el Báltico hasta los Balcanes. La intervención militar y el apoyo de fuerzas paramilitares subrogadas extendieron el imperio estadounidense desde los Balcanes a Oriente Medio. En el siglo veintiuno los EEUU se expandieron al Oriente Medio y Asia del Sur con las guerras de Afganistán e Irak. La ideología de la conquista imperial varió su teórica del tradicional "humanitario" colonial a la de la "liberación" de Irak, y al moderno subterfugio antiterrorista de Afganistán Hacia el final del siglo XX ya surgieran tres variantes de antiimperialismo: Antiimperialismo de derechas, articulado por disidentes cliente estadounidenses en Europa Oriental, Balcanes, y Cáucaso como instrumento para mudar lealtades de la dominación soviética al imperio estadounidense. Antiimperialismo clerical, basado en la oposición religiosa (Musulmana) a la agresión militar, conquista política, influencia cultural, depredaciones económicas y hostilidad racial estadounidenses, orientado hacia la "restauración" de las opiniones clericales tradicionales y en algunos casos combinándolas con valores nacionalistas modernos. Antiimperialismo moderno, oponiéndose a las guerras y conquistas imperiales, las CMN, la OMC, el ALCA, apoyando las luchas de liberación del Tercer Mundo. Las profundas diferencias de clase y políticas en los movimientos antiimperialistas o nacionalistas -- entre movimientos pro imperio estadounidense, movimientos clericales-nacionalistas y movimientos modernos de liberación -- tienen importantes consecuencias teóricas y prácticas. La guerra de EEUU contra Yugoslavia basada en una alianza con terroristas Musulmanes en Bosnia y Kosovo (ELK), los clérigos derechistas de Afganistán y la tentativa de establecer una junta colonial clerical (Shia) en Irak indican el modo como se articula el imperialismo con derechistas reaccionarios contra regímenes seculares. El apoyo estadounidense y su influencia sobre las élites disidentes de Europa Oriental y la conversión de éstas en vasallos estadounidenses muestran la capacidad del imperio para cooptar la ideología antiinfluencia y sus propagadores al objeto de afianzar bases militares y estados vasallo políticos. El uso y desuso selectivo de Musulmanes, intelectuales seculares, y extremistas étnicos son una parte fundamental de la estrategia imperial estadounidense para debilitar a los regímenes antiimperialistas y dividir a los opositores al imperialismo. Esto es particularmente eficaz en el caso de críticos en los MAI que carecen de una perspectiva de clase respecto de la naturaleza del imperialismo, las múltiples formas que toma y las flexibles concesiones que adopta: apoyar a los Musulmanes contra los izquierdistas en un momento, atacar a los nacionalistas Musulmanes y favorecer a vasallos seculares o Musulmanes en otro momento. La ola actual de MAI incluye fuerzas seculares y clericales, socialistas y nacionalistas, progresistas y restauracionistas.

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Antiimperialismo en EEUU: Los movimientos antiimperialistas han sido sumamente débiles en Estados Unidos. A excepción del pico con motivo de la invasión estadounidense de Indochina entre 1966-1972, ha habido pocas actividades antiimperialistas de masas continuadas. Sin embargo, la opinión pública estadounidense y las protestas electorales dirigidas contra incursiones imperiales estadounidenses concretas, no han sido infrecuentes. Esencialmente, podemos identificar varios períodos de oposición pública estadounidense a aspectos de la política imperial. 1945-1947 oposición pública estadounidense y manifestaciones de tropas de ultramar forzaron a los planificadores imperiales después de la segunda Guerra Mundial a reducir considerablemente los despliegues de tropas estadounidenses en los países ocupados y a limitar la intervención estadounidense contra las revoluciones China, Indochina, y Socialista Yugoslava. 1951-1953 oposición pública estadounidense a la Guerra Coreana condujo a la derrota del candidato presidencial demócrata pro guerra y presionó a Eisenhower a negociar un armisticio que negó la victoria militar a Washington. 1966-1972 oposición pública estadounidense (manifestaciones de masas, y acusada polarización sociopolítica) y el descontento a gran escala entre los militares en Vietnam minaron las bases políticas y militares del poder imperial y contribuyeron a la derrota del ejército de los EEUU. Posteriormente hubo una protesta pública continuada sobre la intervención estadounidense de Centroamérica, el apoyo estadounidense al régimen apartheidista sudafricano y más recientemente a la invasión estadounidense de Irak. Estas protestas tuvieron un efecto muy limitado para influenciar la política estadounidense. Igualmente importante, la intervención de EEUU en Angola, América Central y América del Sur durante la década de 1973 a 1983, en apoyo de mercenarios y/o golpes militares, produjo poca respuesta pública excepto por parte de pequeños grupos de activistas. La manifestación "antiglobalización" de 50.000 en Seattle en 1999 fue un acontecimiento singular - con poca continuidad efectiva, excepto el rebrote de manifestaciones pacifistas de enero-febrero de 2003. ¿Qué cuenta para las raras pero exitosas movilizaciones de protesta antiimperialista en EEUU? Tanto en Corea como en Vietnam, las tropas estadounidenses fueron derrotadas o no fueron capaces de ganar y sufrieron muchas bajas (varios cientos de miles de muertos o heridos) durante un prolongado período de tiempo (de tres a diez años) a manos de las fuerzas nacionales de liberación. Las derrotas imperiales y las bajas devolvieron la guerra a las comunidades, vecindarios, lugares de trabajo, familias, y organizaciones sociales estadounidenses. En segundo lugar las anteriores guerras se libraron con ejércitos de reclutas forzosos, que incluían o amenazaban incluir en situaciones de combate a los hijos de las clases medias y medias altas, afectando así a un importante sector del electorado. La amenaza del alistamiento forzoso en un ejército que ya estaba sufriendo muchas bajas con una guerra prolongada motivó que muchos hombres en edad militar y sus padres se opusieran activamente a la guerra. En tercer lugar, las guerras imperiales prolongadas y costosas, aunque estimularon la economía, llevaron a una pérdida de valores en los mercados mundiales y fortalecieron a los rivales imperiales estadounidenses, al tiempo que limitaron la capacidad de Washington para intervenir y controlar otras regiones del mundo. Sectores de las clases dirigentes y políticas comenzaron a dar prioridad a los intereses estratégicos del imperio en vez de continuar con una guerra sin esperanzas que había llegado a un punto muerto, llevando a desacuerdos entre la elite acerca de como mejor construir un imperio mundial

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Los factores combinados de probada resistencia popular, bajas militares estadounidenses, miedo al alistamiento y desacuerdos entre la élite, propiciaron los movimientos de masas organizados y oposición sostenida. Sin embargo, incluso en las protestas a gran escala contra la invasión estadounidense de Indochina, la gran mayoría no se opuso al sistema imperial estadounidense, sinó a aspectos concretos del mismo, como la guerra de Indochina, el alistamiento, y las bajas militares estadounidenses. Al final de la guerra, el éxito del movimiento era relativo; esto llevó a una reducción temporal de los gastos militares (1974-1978), y a resistencia a nuevos compromisos masivos de tropas de tierra en intervenciones manifiestas. Posteriormente, durante los años 1970 a 1990, cuando EEUU cambió a intervenciones encubiertas de la CIA (Chile, Argentina, Uruguay), y utilizó ejércitos mercenarios en Angola, Mozambique y Centroamérica (Contras Nicaragüenses), se produjo poca protesta. No hubo ninguna oposición de importancia en relación con las invasiones estadounidenses de países diminutos, débiles, como Grenada y Panamá en los años 1980 que causaron muy pocas bajas entre los reclutas de EEUU. Posteriormente, las invasiones y ocupaciones estadounidenses de regiones como Yugoslavia y Afganistán, ambas en gran parte guerras aéreas con apoyo en tierra de señores de la guerra fundamentalistas Musulmanes y terroristas, obtuvieron un significativo apoyo público en EEUU. La invasión y la conquista de Irak por EEUU confirman este análisis. La exitosa invasión y conquista fueron en gran parte resultado de la enorme fuerza militar y bombardeo, una guerra aérea acompañada por la rendición encubierta de los comandantes militares iraquíes, que condujeron a una conquista militar rápida y exitosa con un mínimo de víctimas estadounidenses. Sin embargo, la subsecuente ocupación y el gobierno colonial han llevado a la oposición popular a gran escala en Irak y a una probada guerrilla urbana, que causan docenas de bajas estadounidenses cada semana (más de cuatro mil heridos y más de ciento cincuenta muertos) en los seis primeros meses (Mayo-Octubre 2003) A medida que crecen la resistencia guerrillera iraquí y la oposición popular, y las bajas estadounidenses se acumulan, la opinión estadounidense comienza a cambiar desde el apoyo rotundo a las guerras imperiales, a la oposición creciente con un 49% de opositores a Bush hacia finales de agosto. Esto coincidió con citas para audiencias en el Congreso y críticas a la guerra en la campaña electoral. Igualmente importante la invasión estadounidense de Irak es la primera guerra imperialista que no ha ido unida a beneficios socioeconómicos para las clases de masas de asalariados y obreros. El imperio se amplía, las compañías petroleras y los beneficios de las corporaciones bombean para doblar dígitos, a medida que el paro aumenta y los recortes en las prestaciones sanitarias y educativas erosionan cada vez más el nivel de vida de la masa obrera. A pesar de las medidas extremas de la agresión imperialista y la severidad de los ataques sobre el nivel de vida, ha habido poco "movimiento" contra el imperialismo por parte de las clases obrera y asalariada. En círculos de oposición oficiales y semioficiales, la oposición se dirige contra la "propaganda engañosa" (las mentiras del estado) no contra la cuestión fundamental de las guerras imperiales. Los disidentes progresistas critican la política concreta que llevó a la guerra no las estructuras de poder que generan la política; critican al régimen de Bush no al estado imperial. La "solidaridad" existente se dirigida a los soldados estadounidenses ("traed a nuestros chicos a casa") no a la resistencia anticolonialista del pueblo contra un ejército de ocupación. El registro histórico nos dice que serán necesarias condiciones extremas para mover fuerzas significativas en EEUU que se opongan a la agresión imperial, tales como una gran crisis económica, importante pérdida de vidas, o guerras prolongadas de atrición. Debemos mirar hacia otra parte (fuera de EEUU) para localizar la dinámica de los movimientos antiimperialistas, precisamente a aquellas regiones y entre aquellas clases que han sufrido de lleno el impacto de la conquista imperialista. Impacto del imperialismo en la Estructura de Clases

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Los nuevos MAI de clases surgen de la enorme transformación causada por la penetración y toma de posesión de las economías del Tercer Mundo, en particular en América Latina. El imperialismo, sobre todo su política económica y el lograr tomar posesión de sectores estratégicos financieros, comerciales, minería, y del petróleo, han tenido gran efecto sobre la naturaleza cuantitativa y cualitativa de todas las clases sociales de América Latina. Además, la política económica impuesta por las autodenominadas instituciones financieras "internacionales" (FMI, Banco Mundial, Banco Interamericano de Desarrollo) también ha contribuido decisivamente a la transformación de la estructura de clases. Igualmente importante, la ejecución selectiva de la política de "libre comercio" ha sido un factor determinante en la reestructuración de la estructura de las clases urbana y rural. Todos los cambios causados por las clases e instituciones imperialistas han contribuido de modo decisivo a conformar la naturaleza de los movimientos antiimperialistas que surgen. En el campo, la política y la clase imperialistas habían tenido varios efectos clave: Minado de pequeños y medianos productores agrícolas por la política de "libre mercado" que permite la afluencia masiva de exportaciones agrícolas estadounidenses subvencionadas. Concentración de la propiedad y desplazamiento de campesinos de subsistencia y sin tierra a través de préstamos y ayuda a firmas agro-exportadoras (tanto en Latinoamérica como en EEUU) que se especializan en la producción de productos de exportación, como soja, café, y zumo de naranja. Aumento de la polarización en el campo por terminar las restricciones sobre la propiedad extranjera, y acabar con los títulos comunales de la tierra, estimulando la estratificación interna. Bajada de precios a productores locales, aumentando el precio del crédito (sobre todo denegando crédito formal y forzando a los pequeños productores a tomar prestado a tasas de interés desorbitadas en el mercado informal de préstamos) El resultado neto es el aumento del número de productores rurales sin tierra, la bancarrota de familias campesinas y forzar a los emigrantes rurales a la periferia de los centros urbanos regionales. El empobrecimiento de masas inducido por el imperio, la concentración de la tierra y el desplazamiento del campesinado han sido factores clave para la ignición de los movimientos sociales rurales que han estado en la vanguardia de las luchas contra el ALCA, el IFI, y el neoliberalismo. Igualmente importante la política imperial ha afectado desfavorablemente a países con altas concentraciones de campesinos y labradores indios y negros, por medio de la mecanización y eliminación de puestos de trabajo, el apoderarse de la tierra de pasto o el empleo de mecanismos coercitivos ilícitos y legales para hacerse con tierra de reservas minerales probadas. La financiación de infraestructura del IFI casi exclusivamente vincula a los grandes agro-exportadores con los mercados, ignorando las necesidades de las comunidades rurales. Lo que es probablemente más importante para los pequeños productores de Bolivia, Perú, y Colombia, programas químicos de "erradicación" diseñados por el imperio han destruido el sustento de millones de familias sin proporcionar ninguna cosecha viable alternativa a la producción de coca. El resultado ha sido la organización y movilización de los movimientos sociales de masas de campesinos en defensa de su tierra, granjas, y comunidades, y un agudo aumento de la conciencia antiimperialista. En las ciudades, las privatizaciones de firmas promovidas por el imperio y las reducciones presupuestarias para pagar a los acreedores extranjeros han tenido un severo impacto sobre empleados y asalariados. Millones de empleados del sector público, especialmente de los servicios sociales y la administración pública, han perdido sus empleos y su seguridad en el puesto de trabajo y la mayoría han sufrido disminución de ingresos de hasta un cuarenta por ciento durante la pasada década. Los nuevos dueños han despedido a trabajadores industriales, a medida que consolidaban operaciones empresariales o saqueaban los recursos públicos recién adquiridos. El resultado final ha sido la "proletarización" de los trabajadores del sector

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público como consecuencia de los bajos ingresos, la inseguridad en el trabajo y la disminución de estatus. El resultado ha sido un gran aumento de la protesta organizada del sector público dirigida contra los programas de "ajuste estructural" promovidos por el imperio - y más allá contra los autores intelectuales en seno del IFI. La política e instituciones imperiales han minado estos dos pilares de "estabilidad política" de la hegemonía imperial, pequeños propietarios rurales y profesionales de ingresos medios del sector público. Los trabajadores urbanos en paro y los trabajadores rurales desplazados han sido concentrados en el llamado "sector informal " y en las mal pagadas, sumamente explotadas y fuertemente controladas "maquiladoras" (plantas de montaje) Cada vez más organizados como movimientos de trabajadores en paro, vendedores callejeros autónomos con base en el barrio u organizados en diversos mercados, el liderazgo y activistas en Bolivia, Argentina, Perú, Venezuela y en algunos de los otros países han estado en la vanguardia de oposición a la política imperialista de privatización, como las del agua en Cochabamba, Bolivia y electricidad en Arequipa, Perú y el aumento de tarifas de utilidad pública impuestas por las firmas recientemente privatizadas que anteriormente eran de propiedad estatal y están controladas por monopolios extranjeros. La universidad, los profesores de la escuela primaria y secundaria y los estudiantes se han opuesto a las reducciones presupuestarias y el deterioro de las escuelas públicas y a las reducciones salariales ordenadas por el IFI para pagar a los acreedores extranjeros. Han surgido protestas ocasionales entre los obreros de las fuertemente controladas "maquiladoras", pero los tradicionales sindicatos del sector industrial privado han demostrado, o carencia de interés, o incapacidad para apoyar la sindicación en las firmas de propiedad imperialista. De hecho los trabajadores industriales y en particular sus sindicatos han sido los componentes menos activos y menos militantes de los movimientos antiimperialistas. Muchos trabajadores temen la pérdida de empleo en medio de una masa de trabajadores en paro. Igualmente dañino la mayor parte de los funcionarios del sindicato se ha hecho con el control y se ha vinculado estrechamente a pactos tripartitos con el estado y la patronal, y rechazan la acción de clases independiente, cuanto más la solidaridad antiimperialista activa. Aparte de las denuncias formales al ALCA, neoliberalismo y SAP, los sindicatos industriales han sido actores menores en la nueva ola de luchas antiimperialistas en América Latina, mucho menos comprometidos que los sectores progresistas de la Iglesia Católica. Existen excepciones, pero representan una minoría, en las confederaciones Brasileña, Uruguaya, Chilena, y Argentina. El imperialismo ha reestructurado la clase capitalista; cientos de miles de fabricantes pequeños y medianos han sido llevados a la bancarrota o han cambiado a la actividad comercial, porque el alto coste y la escasa disponibilidad de crédito han cortado el flujo de efectivo, las importaciones baratas han minado las ganancias y las CMN han exprimido las ganancias de los subcontratistas. Un patrón similar ha ocurrido en el sector de comercio; enormes almacenes por departamentos y supermercados, de capital extranjero, han reducido bruscamente la parte cuota de los negocios particulares pequeños y medianos en la venta al detalle y el sector de alimentación. El resultado neto es un importante aumento de trabajadores mal pagados, no sindicados, empleados en el sector servicios por emporios gigantescos de capital extranjero. La toma de bancos a gran escala por banqueros estadounidenses y europeos ha llevado a despidos masivos de empleados de banca, y al estímulo de un aumento enorme del capital especulativo y flujo legal e ilegal de miles de millones de dólares de beneficios evasores de impuestos, y ganancias ilícitas. En vez de radicalizar la burguesía, la política imperial ha creado socios imperiales, vinculados a redes financieras y comerciales, un ejército de consultores locales, publicistas, consejeros legales y fiscales y promotores políticos locales que sirven como intermediarios para el allanamiento, las privatizaciones lucrativas, los contratos estatales y los controles de monopolio de mercado. Una minoría de productivos capitalistas pequeños y medianos (PYMES) se muestra activa en la búsqueda de crédito más barato, protección,

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subvenciones y tarifas de servicios públicos más bajas, pero su oposición está atenuada por su apoyo a la legislación antitrabajo y antisocial promovida por el IFI y por lo tanto juegan un papel menor en los nuevos movimientos antiimperialistas. El imperialismo también ha transformado la naturaleza del estado mediante la intervención militar, chantaje económico, golpes de estado, y procesos electorales corruptos, o por la manipulación de elecciones con la ayuda de los medios de comunicación de masas. El estado en América Latina, principalmente el Banco Central, ejército, policía, servicios de inteligencia, altos cargos de la administración (todas las "instituciones permanentes" del gobierno) son entrenados, adoctrinados y "conectados en red" por el estado imperial, con algunas excepciones notables. El estado refuerza los regímenes vasallo imperiales, que sustituyeron a los regímenes populista-nacionalistas del período anterior. El imperialismo ha establecido los parámetros de la política de los regímenes vasallos: subordinación imperial en política exterior, libre mercado y SAP en política económica, re-concentración de rentas en sentido ascendente y hacia fuera en política social, prioridad de pago de deuda a acreedores extranjeros sobre la reactivación del consumo interno y la inversión. Este régimen de acumulación centrado en el imperio requiere la intervención estatal a largo plazo y gran escala para reasignar los recursos a las empresas imperiales, leyes que faciliten el flujo libre de ganancias y pago de intereses al exterior, e intervención a gran escala en la sociedad civil para reprimir, cooptar, o eliminar a los líderes y activistas antiimperialistas, entre otros, como ocurre en Colombia, Bolivia, Guatemala, Perú, y en el campo en Brasil, Paraguay, y México. El imperialismo se ha movido hacia el control político manifiesto por medio del ALCA, un supuesto tratado comercial y de inversión que convertirá los estados vasallos en rotundas colonias del nuevo modelo político-económico formal centrado en el imperio. Organización de Clase y Política Antiimperialista En superficie parece que los movimientos antiimperialistas abarcan multitud de clases, identidades, estratos que se extienden desde el fondo a cerca de la cima de la jerarquía social. Esta impresión refleja las opiniones de los movimientos "antiglobalización" europeos y los activos en EEUU. Esta imagen está lejos de la realidad en América Latina. Hoy como en el pasado reciente la mayor parte de los movimientos antiimperialistas están integrados por obreros, parados y subempleados urbanos, estudiantes y trabajadores autónomos, y especialmente campesinos, agricultores de subsistencia indios y trabajadores rurales sin tierra. No hay ninguna "multitud" indiferenciada, más bien los participantes están organizados y/o son convocados por organizaciones sociales de clase cuyos líderes y organizadores tienen "historias" de participación en la lucha de clases y la política de clases, ya sea en el lugar de trabajo o en los vecindarios. Los movimientos antiimperialistas contemporáneos son considerablemente diferentes a los del pasado en la medida en que la composición de los movimientos, el mando y sus fuerzas políticas ha tomado las características específicas del período actual. Ante todo está la ausencia de una "burguesía progresista" como factor hegemónico o participante. La mayor parte de la burguesía local se ha puesto en contacto bajo cuerda con firmas imperiales, se han convertido en socios marginales, han sido comprados, o se han beneficiado de la legislación laboral regresiva que baja los costes de la mano de obra, aún cuando les afecte desfavorablemente la bajada de barreras arancelarias. En contraste con el pasado, el eje central de la base popular de los MAI ha cambiado de los sindicatos industriales al campesinado y movimientos rurales, porque muchos de los sindicatos están implicados en acuerdos de negociación colectiva con las CMN y prefieren negociar contratos a suscitar cuestiones como nacionalización. En contraposición, el sustento de los campesinos y agricultores y casas se ven afectados directamente y desfavorablemente por la entrada a gran escala de productos de alimentación subvencionados, programas de erradicación dictados por el imperio y expansión de corporaciones agro exportadoras de capital extranjero.

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En tercer lugar los movimientos antiimperialistas actuales no están bajo la influencia de estados externos como URSS y China como sucedía en el pasado y tenían así mayor flexibilidad táctica y una noción más clara de la dinámica de clases interna de la explotación imperialista. En el pasado la agenda antiimperialista estaba influenciada en parte por las prioridades de los "aliados" externos, hoy las prioridades antiimperialistas están determinadas internamente y las acciones internacionales se basan en consultas abiertas. Finalmente el liderazgo de los MAI es hoy mucho más propenso a la acción directa y luchas de clases sostenidas vinculadas al antiimperialismo y menos a grandes manifestaciones simbólicas. Los Foros Sociales, sean mundiales o regionales o nacionales, son lugares de encuentro para movimientos y otros para intercambiar ideas, pero no proporcionan liderazgo o programas ni tampoco proporcionan recursos para las luchas antiimperialistas diarias en curso dentro de los estados nación. Cuestiones Teóricas La clave para los nuevos MAI se encuentra en su análisis teórico que localiza la contradicción central entre clases y no estados. Los nuevos MAI vinculan la explotación de clases al pillaje imperialista, a diferencia del pasado donde los conflictos se percibían como conflictos entre bloques, como el Socialista contra los estados Capitalistas, o regímenes, como el Tercer Mundo contra el Primer Mundo. Los nuevos MAI ven claramente que las diferencias de clase y las desigualdades internas están vinculadas y reforzadas por la coalición de CMN y estados imperiales. La penetración imperial del estado nación, en particular la cúpula del estado, y el régimen y jerarquías financieras significa que las clases imperialistas y clases colaboradoras locales son el punto inicial de conflicto entre capital y trabajo. En otras palabras, el imperialismo no simplemente influye y controla las estructuras nacionales económicas, culturales y políticas, sinó que también opera en los niveles macro y micro políticos y socioeconómicos. El resultado es que el antiimperialismo se expresa en ambos niveles, el nacional en forma de grandes manifestaciones en las principales ciudades, pero también en el nivel municipal y en el nivel de ciudad. Además los diferentes movimientos antiimperiales con frecuencia se interconectan y se intensifican yendo de lo local a lo nacional, pero también viceversa. Por ejemplo en Bolivia, en la región de Chapare y en Cochabamba, tuvieron lugar dos importantes luchas antiimperialistas en el nivel micro de ciudad/campo. En el caso de Cochabamba, fue sobre la privatización del agua por una empresa extranjera, y en Chapare fue sobre la política estadounidense de erradicación de coca. Estas luchas locales iban unidas a luchas más grandes contra la imposición de la política neoliberal que minó el empleo local agrícola y de fabricación y la financiación del sector público lo que a su vez condujo a movimientos antiimperialistas contra el ALCA, el Fondo Monetario Internacional y el imperialismo estadounidense. La clave para los nuevos MAI es precisamente el vínculo directo entre la política macro imperialista y sus impactos sobre la clase sectorial y local que sirven para ampliar la conciencia de los trabajadores y campesinos desde el nivel de simples demandas económicas a las luchas políticas nacionales. Por ejemplo las SAP (políticas de ajuste estructural) impuestas por instituciones financieras euro-estadounidenses sobre la economía Peruana y Argentina causan despidos masivos y reducciones salariales a los funcionarios, en especial a los maestros y trabajadores de la sanidad. Esto llevó a enormes manifestaciones públicas exigiendo aumento de salarios y a ataques contra el régimen que implementaba las SAP y los dictados del IFI en política así como los estrategas imperiales estadounidenses y los banqueros que se benefician de los pagos de intereses garantizados por excedentes estatales. Las protestas más grandes y más extendidas contra el imperialismo estadounidense van unidas a la amplia ringlera de clases afectadas por la política macroeconómica del imperialismo estadounidense y las clases específicas y sectores públicos afectados por las SAP, las doctrinas de Libre Comercio y los funcionarios imperiales con ostensible

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poder de decisión que imponen esta política. La alta visibilidad de los estrategas imperiales, su clara identificación con el estado imperial, el negativo y sostenido impacto directo de la política económica imperial proporciona a la masa de clases explotadas un objetivo muy claro para su oposición y movilización. Las clases populares no requieren gran esfuerzo para identificar las fuentes de su adversidad cuando el Fondo Monetario Internacional dicta SAP que provocan merma de financiación del sector público, pérdida de empleo público y terminación de clínicas en los barrios, aulas atestadas, huelgas de profesores y mendicidad infantil. Los MAI ya no son movimientos nacionalistas dominados por la clase media, son movimientos de clase porque el imperialismo está empotrado en el trabajo diario y en la supervivencia familiar. Movimientos y Regímenes Antiimperialistas En contraste con la retórica triunfalista de EEUU, Gran Bretaña e Israel después de la exitosa invasión militar estadounidense de Irak y Afganistán, los movimientos antiimperialistas están ganando terreno en varios frentes. En Afganistán los movimientos anticoloniales se están reagrupando y han lanzado varios ataques con éxito, en particular contra las agencias civiles de la ocupación colonial. Lo que es aún más asombroso, el movimiento de resistencia iraquí ha infligido bajas diarias a las fuerzas de ocupación anglo-estadounidenses. Las protestas civiles masivas y la hostilidad diaria de millones de iraquíes están erosionando seriamente la moral de las tropas de ocupación. Los esfuerzos israelíes, respaldados por sionistas estadounidenses en el Pentágono, para extender la Guerra de Oriente Medio a Irán, Siria y Líbano, y provocar una renovación de la guerra contra los Palestinos, incrementan la actividad antiimperialista y elevan la conciencia por todas partes de Oriente Medio. Pero es en América Latina donde la intersección de la extensión imperial estadounidense y el aumento del descontento popular con el declive del nivel de vida es más intensa. Después de cuatro años de crecimiento negativo (1999-2002) y altos niveles de transferencia de riquezas a EEUU y Europa, América Latina representa la ilustración simbólica y sustancial más clara de todos los males del imperio. Para analizar los movimientos antiimperialistas es importante distinguir entre eventos antiimperialistas y luchas en curso y movimientos organizados. Por ejemplo, el referéndum antiALCA en Brasil en julio de 2002 incluía una coalición de movimientos, grupos progresistas de la iglesia y partidos de izquierda. Once millones de personas votaron en el referéndum, convirtiéndolo en un importante acontecimiento, destacando la oposición activa a las pretensiones coloniales estadounidenses. El referéndum fue un acontecimiento, la convergencia simultánea de las fuerzas sociales en un movimiento específico. Un acontecimiento similar pero más amorfo fueron los "Foros Sociales Mundiales" que se reunieron, aprobaron resoluciones y luego se disolvieron o volvieron a organizar foros sociales nacionales. Por el contrario, las organizaciones de cocaleros de Bolivia están en una lucha continua contra la política, instituciones y agencias del imperialismo estadounidense profundamente implicadas en la dirección de la política agraria del país y el control de las ramas ejecutivas y militares del gobierno. Al hablar de antiimperialismo es importante señalar los movimientos continuados y no simplemente una recitación de los actos internacionales que han recibido la mayor parte de la publicidad, pero han tenido menos efecto en el cambio del gobierno imperial que las luchas nacionales continuadas de los movimientos en curso. Los movimientos antiimperialistas de América Latina se han desarrollado de modo desigual. Se pueden identificar tres niveles: a) movimientos continuados a gran escala, b.) Movimientos que son a gran escala, pero no son continuados en el tiempo, c) movimientos que son esporádicos y de dimensiones menores. También podemos

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distinguir entre movimientos que son coherentemente antiimperialistas y aquellos que combinan el antiimperialismo conciliándolo con imperialismo. Movimientos Continuados, a Gran Escala Amarya Sen y otros han argumentado que los regímenes electorales, los que ellos denominan gobiernos "democráticos", generan mayor equidad, desarrollo y estabilidad política que las dictaduras. Este argumento es engañoso por varios motivos. Primero, a pesar de celebrar elecciones, muchas de las decisiones clave socioeconómicas de los regímenes electorales son tomadas por élites extranjeras y domésticas no elegidas, y han causado mayores desigualdades, empeoramiento del nivel de vida, y crecimiento negativo o regresivo. Los cuatro países donde los movimientos antiimperialistas son más fuertes, son todos regímenes electoralistas y todos ellos vasallos económicos de EEUU, que han seguido la política dictada por el imperio durante las dos décadas pasadas. El régimen permanente electoral más antiguo, Colombia, ha estado bajo ley cuasi marcial durante el medio siglo pasado y recibe la mayor cantidad de ayuda militar estadounidense, consejeros y contratación de fuerzas extranjeras mercenarias de América Latina. Colombia es también el sitio del movimiento de mayor, más combativo y continuado movimiento antiimperialista de América Latina. Cuenta con dos ejércitos populares guerrilleros nacionales e importantes movimientos sociales. En Colombia, los guerrilleros son el componente más importante del movimiento antiimperialista. Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) cuentan aproximadamente con veinte mil combatientes y casi diez mil partidarios activos entre sus milicias urbanas, comandos y unidades de apoyo rural que cubren la mitad los municipios del país. El Ejército Nacional de Liberación (ELN) tiene aproximadamente cuatro mil quinientos combatientes y probablemente otros cinco mil simpatizantes civiles en las ciudades y en provincias específicas. Los regímenes militar y de escuadrones de la de muerte paramilitares han diezmado durante años a los movimientos civiles antiimperialistas legales. Más de doscientos cincuenta líderes sindicales fueron asesinados entre 2002 y agosto de 2003, con mucho las cifras más altas del mundo. En contraposición a los movimientos antiimperialistas de otras partes, las FARC-ELN apuntan al derrocamiento del régimen vasallo y la toma del poder estatal para terminar con el control imperialista de la economía, ejército y estado. Tienen un vasto programa multi sectorial que incluye la oposición al ALCA pero se amplía a la oposición a la propiedad extranjera de los recursos naturales, finanzas, pago de deuda externa y el estratégico "Plan Colombia" estadounidense. Si las condiciones socioeconómicas de Colombia son similares a las del resto de América Latina, ¿qué cuenta para el crecimiento de un movimiento antiimperialista revolucionario en Colombia y no tanto en el resto de América Latina? Podemos suponer varios factores. El sumamente represivo sistema político colombiano elimina físicamente a los críticos políticos del imperialismo, tales como la Unión Patriótica, el movimiento electoral de los años 1980 que sufrió cinco mil muertes a manos del régimen y sus aliados paramilitares. Hay una gran tradición de resistencia armada rural popular contra el control centralizado de un gobierno vinculado a terratenientes locales y narcotraficantes. Finalmente, la organización del movimiento guerrillero rural y su mando encabezado por Manuel Marulanda, quien tiene estrechos lazos con el campesinado, con el sesenta y cinco por ciento de los luchadores guerrilleros que proceden del campo, ha mantenido su independencia respecto a los reformistas urbanos y partidos electorales. La presencia desde hace mucho tiempo de fuerzas contrarrevolucionarias estadounidenses y sus tácticas de desplazamientos de masas de campesinos, erradicación de lucrativas cosechas de agricultores familiares y la alianza de EEUU con las fuerzas militares/paramilitares y terratenientes clave han radicalizado el campo. El "ultra decidido" papel de EEUU, en la estrategia militar e intervención durante más de cuarenta años, las tradiciones históricas de insurrección rural vinculadas a líderes rurales y la carencia de espacio democrático han sido los

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elementos clave para nutrir el movimiento antiimperialista más poderoso de América Latina. El segundo movimiento antiimperialista de masas más importante se encuentra en Bolivia. Otra vez, la vasta y antigua intervención militar, política, y financiera estadounidense, el apoyo estadounidense a regímenes militares y golpes de estado, la erradicación de cosechas y el apoyo a los cierres de minas, ha producido una conciencia antiimperialista profundamente asentada y muy extendida. Desde la intervención estadounidense en la post revolución nacionalista de 1952, a la promoción de juntas militares pro-estadounidenses en los años 1960, 1970, y 1980 al cierre US-FMI de las minas de estaño, la masiva y violenta campaña de erradicación de coca de los últimos veinte años, la política de EEEU y la entrada en la política boliviana han tenido un impacto negativo de gran duración y a gran escala sobre los mineros urbanos, los trabajadores de la fábricas (por las doctrinas de libre comercio) y los campesinos. El segundo factor es la antigua tradición de revolución y lucha antiimperialista, desde la revolución de 1952 y la formación de milicias de trabajadores, a la Asamblea Popular de masas de 1970-1971, a la historia de repetidas huelgas generales, a los actuales bloqueos masivos de carreteras por grupos de campesinos militantes, al levantamiento popular rural-urbano de febrero de 2003 contra la política US-FMI, los movimientos Bolivianos populares demuestran una capacidad para la lucha continuada. El tercer factor es el liderazgo político y social de masas de los agricultores de coca y sus disciplinados y democráticos movimientos sociales y sindicatos. El líder popular, Evo Morales, combina la acción rural directa con la política urbana electoral para construir un movimiento antiimperialista nacional que una las demandas locales para acabar con la erradicación de coca dirigida por EEUU a la oposición al ALCA. En Bolivia, la lucha antiimperialista tiene apoyo popular cimentado en su relación con la supervivencia familiar y laboral. En Argentina, Brasil, y Ecuador hay movimientos antiimperialistas a gran escala que combinan un rechazo consciente al FMI y a la política de desarrollo dictada por el imperio, con actos de masas en protesta de los pagos de deuda exterior, ALCA, y otras manifestaciones del poder imperial. Estos movimientos, sin embargo, no están unidos a un proyecto para llegar al poder político y carecen de un mando político unificado y organización. No obstante, han mostrado capacidad para expulsar regímenes apoyados (Argentina y Ecuador) y registrar oposición de masas al ALCA (referéndum de once millones en Brasil en 2002). En el resto de América Latina hay amplia oposición al ALCA, a la "política neoliberal" dirigida por el imperio, al Plan Colombia y más expresamente a iniciativas pro-imperialistas del régimen, como el programa de privatización de Toledo en Perú, que encendió protestas nacionales de masas. Además de los movimientos antiimperialistas, hay dos gobiernos opuestos o que son parcialmente independientes del imperialismo: Cuba y Venezuela. Cuba ha estado en la vanguardia de la lucha contra el imperialismo desde Sudáfrica a América Latina y más allá. A diferencia de otros regímenes de izquierdas y nacionalistas del pasado, como el de Allende en Chile (1973), Goulant en Brasil (1964), y varios otros, el régimen revolucionario de Cuba ha derrotado satisfactoriamente los esfuerzos estadounidenses para derrocarlo. A diferencia de otros regímenes ex-izquierdistas y ex-nacionalistas como los Socialistas de Chile, y los Peronistas de Argentina y el Partido de los Trabajadores de Brasil, Castro ha rechazado retirarse a la política pro-imperialista. ¿Qué es lo que explica la antigua trayectoria de Cuba como un país antiimperialista ante el derrocamiento o decadencia de otros regímenes de izquierdas? Básicamente hay varios factores tanto internos como externos. El régimen cubano es el resultado de un proceso y liderazgo revolucionarios que destruyeron el viejo aparato estatal y han construido satisfactoriamente una sofisticada organización de seguridad de la patria para neutralizar a los terroristas y saboteadores. En segundo lugar, Cuba tiene unas fuerzas armadas grandes, profesionales, sumamente motivadas y estrechamente vinculadas a las masas populares, subordinadas al mando revolucionario y capaces de

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defender Cuba de una invasión frontal de EEUU (En simulacros de 'juegos de guerra' el Pentágono ha estimado unas bajas estadounidenses de decenas de millares en una invasión de Cuba por tierra). En tercer lugar, el mando revolucionario cubano original ha logrado reproducir una nueva generación de cuadros revolucionarios y técnicos, que asumiendo las riendas del poder, defiendan los beneficios sociales originales de la revolución. En cuarto lugar, la gran mayoría de trabajadores y campesinos cubanos están considerablemente mejor que sus colegas de América Latina y disfrutan de los beneficios de asistencia social que no están a disposición de los exiliados cubanos en EEUU. En quinto lugar, el mando cubano logró conseguir favorables acuerdos comerciales, militares y económicos con la URSS y China para resistir los ataques militares estadounidenses y el embargo económico. Posteriormente el mando cubano logró reestructurar su economía en el período postsoviético y desarrollar relaciones comerciales y económicas con Europa, Asia, y América Latina. Más recientemente ha desarrollado lazos mutuamente beneficiosos con Venezuela, asegurándose fuentes energéticas estratégicas. Finalmente, la política estadounidense de constante hostigamiento y amenazas militares ha minado a los grupos de Cuba orientados hacia una conciliación con el imperialismo. En otras palabras, el anti-imperialismo para Cuba es tanto una necesidad como un ideal. Venezuela, bajo el Presidente Chávez presenta un una imagen más ambigua, similar a la de aquellos antiguos nacionalistas latinoamericanos. Sigue una política exterior independiente, oponiéndose a guerras imperialistas como la invasión de Irak y programas de contrainsurgencia como el Plan Colombia, promoviendo la solidaridad y relaciones fraternales con Cuba, y criticando el ALCA. En política doméstica, sin embargo, ha seguido una política neoliberal, privatizando firmas públicas, ofreciendo concesiones petrolíferas a MNC estadounidenses, pagando la deuda exterior y siguiendo una política monetaria y presupuestaria bastante ortodoxa. La clave de la política ambigua o contradictoria de Venezuela se encuentra en el proceso por el cual Chávez alcanzó el poder, las alianzas de clase y los programas que previó para gobernar el país y su opinión liberal de la estructura política y social del país. Chávez formó alianzas con una amplia serie de fuerzas sociales y políticas y la mayor parte incluían un número importante de grupos y personalidades neoliberales y pro imperialistas, que posteriormente desertaron hacia la oposición a favor del golpe de estado. A diferencia de Cuba, Chávez no ha organizado un movimiento sociopolítico de masas coherente que apoye a su régimen. El desahogo del apoyo popular de masas que lo rehabilitó en el poder tras el intento de golpe de estado fue sobre todo espontáneo. Sólo tras llevar tres años en el poder está teniendo lugar la organización de una federación de sindicatos pro-Chávez y se están organizando los vecindarios por medio de los 'Círculos Bolivarianos'. Chávez todavía depende de mandos militares "institucionales" y su lealtad personal para defender el régimen. La mayor parte de estos oficiales no han tomado parte en ninguna experiencia social revolucionaria; excepto la de oponerse a dos intentos de golpe de estado orquestados por EEUU. En tercer lugar la ideología de Chávez nunca ha puesto en duda las desigualdades de clases, y las propiedades y riqueza de las clases superiores. Sus reformas se construyen en torno a estos obstáculos a la justicia social. Considerando esta compleja situación, de una economía política de derechas, una administración pública de lealtad y competencia dudosas y una política exterior de independencia nacional, los límites del anti-imperialismo de Chávez quedan claros: son políticos no económicos, tolera una burguesía pro imperialista y CMN estadounidenses en los sectores estratégicos de la economía y moviliza a los pobres urbanos radicalizados que son más consecuentemente antiimperialistas en lo concerniente a la propiedad y el control de la economía doméstica. Tanto los movimientos antiimperialistas como los estados han creado cantidad de partidarios políticamente conscientes, que son activados para luchas locales, nacionales, e internacionales. Todos los movimientos y regímenes exitosos han desarrollado potentes líderes vinculados de antiguo a la lucha de masas. Aún más

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importante, los movimientos más grandes y más boyantes han crecido en conflicto directo con EEUU. En Cuba, Colombia, Bolivia, Venezuela, la fallida intervención armada o los golpes militares radicalizaron a los partidarios del pueblo. Igualmente significativo, los movimientos antiimperialistas son fundamentalmente movimientos de clase, no una multitud amorfa. Las bases de las masas de los guerrilleros en Colombia son campesinas, los movimientos antiimperialistas urbanos se fundamentan en asalariados y obreros. En Cuba, la masa de obreros y campesinos y en Venezuela los urbanos pobres son la base de los MAI. Lo que es asombroso es la ausencia de algún sector significativo de la burguesía a pesar del hecho de que el control imperial de mercados, crédito y política estatal han perjudicado a muchos grupos hasta llevarlos a la bancarrota. Los grupos pivotales de Colombia, Brasil, Argentina, y Perú son los funcionarios que han sido machacados por las reducciones presupuestarios dictadas por el imperio. En el caso de Venezuela, Paraguay, y México los empleados del sector público han estado divididos, sectores importantes que deben sus empleos al patrocinio político se han unido a sus patronos de partido a favor del imperialismo. La base de clase popular de los movimientos antiimperialistas ha influido en las tácticas de acción directa de los movimientos y asimismo se han involucrado debido al empleo de tales tácticas. Tácticas y Estrategias de los MAI Los MAI, su crecimiento y extensión a todas partes del mundo son en parte resultado del éxito de la política de acción directa que, a su vez, es respuesta a los fracasos y traiciones de los partidos electorales de ex-izquierda. Para entender la política de "acción directa" de los MAI, es importante contextualizarla. Destacan dos factores: la agresividad creciente del imperialismo estadounidense y europeo, tanto en su vertiente económica como en la militar, y la colaboración activa de los partidos tradicionales Socialdemócratas y ex-Comunistas y los sindicatos, con los regímenes implicados en las conquistas imperiales. En la variante estadounidense, es la ausencia de una alternativa electoral o sindical significativa, al imperialismo, lo que obliga a la oposición callejera. Los actos de los MAI en EEUU y Europa difieren considerablemente de los que ocurren en América Latina, aún cuando existen puntos de semejanza y convergencia de activistas. En EEUU y Europa, la táctica principal y el enfoque de la organización son los Grandes Acontecimientos como Seattle, Génova, Davos, y Barcelona, donde un número enorme de ONG, sindicatos, y grupos antiglobalización convergen para protestar contra las reuniones de los poderes imperiales, tales como la OMC y el G-7. Estos eventos sirven para mostrar el alcance y profundidad de la oposición popular a la política imperialista, para educar al "público pasivo" y quizás para forzar a los gobernantes imperiales, en particular en Europa, a volverse más circunspectos en su apoyo a los proyectos estadounidenses para la conquista mundial. Estas movilizaciones también sirven a los MAI como lugar de encuentro para intercambiar ideas, coordinar futuras actividades y crear redes de solidaridad en caso de represión, particularmente en América Latina. En América Latina el objetivo principal de los MAI está en la lucha día a día contra el imperialismo; las movilizaciones contra las constantemente recurrentes privatizaciones, y la serie infinita de SAP y programas de austeridad del FMI y exigencias de pagos de la deuda, la profunda penetración de operaciones militares estadounidenses en programas de contrainsurgencia y de erradicación de cosechas e intentos de golpes de estado orquestados por EEUU. Aunque estas confrontaciones reciben mucha menos publicidad que los Grandes Acontecimientos de los países del Norte, involucran a más trabajadores y campesinos y han obtenido resultados concretos en el bloqueo de la privatización, en la lucha sostenida y en la educación de la población local. Los Grandes Acontecimientos, como el Foro Social Mundial y sus derivados nacionales e incluso municipales, realmente ocurren en América Latina. Sirven a una función educativa, pero tienen más de impacto simbólico o inspirador

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para los participantes que de impacto directo sobre las conquistas imperiales. De hecho, con el tiempo el FSM ha pasado de ser un crítico del imperialismo a una empresa mucho más ambigua, sobre todo debido a que uno de sus patrocinadores clave, el Partido de Trabajadores de Brasil, se ha convertido en un partido pro imperialista. Hay diferencias más profundas entre la táctica de los movimientos de Grandes Acontecimientos en el Norte y las luchas sostenidas populares de América Latina. Programáticamente los movimientos del Norte son una mezcla de reformadores progresistas del imperialismo, radicales anticapitalistas y sindicalistas proteccionistas chovinistas, que lo hacen difícil de concretar para activistas en curso. Además los Grandes Acontecimientos, aparte de barricadas dispersas por la calle, algunas ventanas rotas y contenedores de basura quemados, tienen poco impacto sostenido sobre las estructuras políticas o las actividades económicas diarias de los poderes imperiales, incluso en el mismo país en el que tienen lugar los acontecimientos. Por el contrario en América Latina, los movimientos MAI han paralizado la actividad nacional de transporte y económica con el mantenimiento de bloqueos populares de calles, toma de edificios públicos y huelgas generales contra la privatización. Estas acciones han tenido impacto para forzar a los regímenes a retirar decretos de privatización, limitó los programas de erradicación estadounidenses, contrarrestó la intervención militar estadounidense y derrotó golpes militares orquestados por Estados Unidos. En una palabra, las tácticas de los MAI latinoamericanos son mucho más políticas que meramente sociales, más anticapitalistas que reformistas, más centradas en el poder que en protestas simbólicas y sirven de experiencia educativa a los líderes políticos por la praxis más que por conferencias públicas de prohombres de ultramar. La disyunción profunda entre la lucha antiimperialista de las FARC, los cocaleros, las masas venezolanas y los movimientos del Norte es evidente en la abundante publicidad de los medios de comunicación y la solidaridad que reciben estos últimos y la atención y solidaridad mínimas de los anteriores. Cuando sesenta activistas antiimperialistas bolivianos fueron asesinados entre enero y febrero de 2003 apenas hubo protesta por parte de las ONG del Norte, sindicatos o intelectuales progresistas; cuando un activista italiano fue asesinado en Génova, hubo protesta mundial, petición de investigación parlamentaria, y se convirtió en un punto de referencia para el movimiento del Norte. En una palabra, el movimiento antiimperialista a pesar de sus pretensiones de ser "internacionalista" todavía refleja diferencias profundas en el grado de solidaridad recíproca. Las diferencias tácticas se reflejan en los objetivos estratégicos contrapuestos de los MAI del Norte y de América Latina. La mayor parte del movimiento del norte (en especial las ONG) son profundamente reformistas, atacan el "capital especulativo", los preparativos de guerra, los excesos de las CMN, piden la tasa Tobin y códigos de conducta para las CMN, y apoyan las resoluciones de la ONU contra las guerras. En América Latina los MAI luchan para transformar el sistema capitalista, sustituir a los que detentan el poder y expresan solidaridad hacia la gente colonizada del Tercer Mundo. Más expresivamente, existen profundas diferencias políticas entre los intelectuales del Norte y los Latinoamericanos en relación con la intervención imperialista y la solidaridad con Cuba. Los intelectuales estadounidenses y europeos "Progresistas" condenaron la detención por parte Cuba de agentes financiados por EEUU que se hacen pasar por disidentes y la aplicación de la pena capital a los terroristas que piratearon un buque cubano y amenazaron las vidas de sus pasajeros. En Latinoamérica la gran mayoría de intelectuales y movimientos antiimperialistas declararon su solidaridad con Cuba, reconociendo la financiación y el control estadounidense de los "disidentes". Las ambigüedades e inconsistencias de los intelectuales del Norte y ONG antiimperialistas se explican en parte por los poderosos medios de comunicación,

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compañeros, y presión gubernamental, que etiquetan a los antiimperialistas latinoamericanos como "terroristas", "autoritarios", "y narcotraficantes". Los intelectuales progresistas del Norte atenúan sus críticas al imperialismo con la condena de los antiimperialistas latinoamericanos que no encajan en su modelo preconcebido de oposición. Esta política de hacer equivalencias morales alcanza su punto más bajo en la guerra colonial de EEUU contra Irak, donde los principales críticos intelectuales a la guerra estadounidense, rehusaron apoyar la resistencia anticolonial iraquí durante la invasión o incluso durante el período post Saddam Hussein. A pesar de mucha retórica internacionalista y de solidaridad, la oposición del Norte (en particular en EEUU) tiene un oscuro registro: muchos sectores apoyaron la invasión de estadounidense de Yugoslavia y Afganistán, muchos criticaron la invasión estadounidense de Irak, pero condenaron igualmente la resistencia iraquí; la mayor parte critican el ALCA, al tiempo que también critican a los principales regímenes de América Latina que se oponen al mismo, a saber Cuba y Venezuela En América Latina casi todos los principales movimientos MAI y líderes e intelectuales principales apoyan la revolución cubana y expresan públicamente su solidaridad en la mayor parte de las movilizaciones de masas contra los golpes de estado organizados por el imperialismo, ALCA y otros actos de conquista imperial. Tras las diferentes actitudes hacia Cuba existe una diferencia estratégica más profunda - los movimientos e intelectuales de EEUU están todavía mayormente atados a las instituciones pro imperiales de la sociedad civil (el Partido Demócrata "de izquierda", la pro imperial AFL-CIO, la confederación de sindicatos partidarios del golpe de estado) y siempre se han echado atrás en el apoyo de los logros revolucionarios sociales de América Latina. La carencia de una visión común muestra los límites de cualquier alianza estratégica entre los MAI estadounidenses y los latinoamericanos. Conclusión La mayor parte de los MAI estadounidenses están formados por profesionales de la clase media, estudiantes y ONG afiliadas. La gran mayoría de los MAI de América Latina lo están por trabajadores, pobres urbanos, campesinos, funcionarios y estudiantes de clase media baja de provincias. Los movimientos estadounidenses están muy vinculados a los movimientos ecologistas, sindicatos proteccionistas y movimientos ciudadanos pacifistas y progresistas. En EEUU, el imperialismo es visto negativamente debido a sus efectos sobre el medio ambiente, libertades cívicas, pérdida de empleos y sus inmorales intervenciones extranjeras y sus engaños así como su degradación de la política democrática en Estados Unidos. En América Latina los MAI está basados en los impactos negativos directos sobre nivel de vida, empleos, producción agrícola y control de la política económica. Los lazos entre imperialismo y estados represivos y organizaciones paramilitares son un importante punto de confrontación. El resultado es un conocimiento antiimperialista mucho más profundo y más comprensivo que pervade las "divisiones sectoriales" de los MAI estadounidenses y europeos. El punto teórico es que las relaciones de clase y posiciones diferentes en la estructura de clases en Europa, EEUU y América Latina tienen un impacto directo sobre la aparición de los diferentes niveles de conocimiento antiimperialista. El desigual impacto de la política imperialista, su impacto directo sobre las vidas de los Latino Americanos y los efectos indirectos en EEUU y Europa han causado un desarrollo desigual de la acción militante, su alcance y mantenimiento. Los MAI religiosos y seculares del Tercer Mundo coinciden en su oposición al dominio estadounidense, pero difieren en sus objetivos estratégicos, en particular en el Oriente Medio. La aparición de MAI a escala mundial, a pesar de sus fluctuaciones en EEUU y Europa y su represión en Oriente Medio y América Latina muestran las vulnerabilidades del imperialismo estadounidense y europeo. La transformación de la

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OTAN en un ejército de ocupación colonial y el rápido desarrollo de fuerzas armadas imperiales es en gran parte una respuesta a la nueva resistencia antiimperialista así como un impulso para imponer el dominio colonial. Las configuraciones de clase del los nuevos MAI, su relevante carácter popular, y su relación con la resistencia contra el dominio colonial manifiesto (sea en Afganistán, Irak, o a través del ALCA en América Latina) asegura que no es probable que la lucha sea traicionada por la deserción de nacionalistas burgueses. En otras palabras las fuerzas de clase involucradas son las que probablemente se verían más perjudicadas por el abandono de la lucha antiimperialista. Hay encajados en los movimientos intereses de clase esenciales que proveen la base para las luchas sostenidas. La vulnerabilidad del imperialismo queda claramente evidente en una serie de derrotas tácticas; la inversión del golpe venezolano de abril de 2002; el reagrupación y aumento de actividad de la resistencia anticolonial en Afganistán; la resistencia guerrillera anticolonial de Irak; el fracaso del Plan Colombia para derrotar a las FARC, ELN, y movimientos cívicos; la creciente resistencia continental al ALCA. El gobierno imperial está basado en las relaciones de clase y a medida que crece la resistencia en el Tercer Mundo y crecen los costes humanos y gastos económicos de EEUU y Europa, se comienzan a generar conflictos políticos y sociales en el seno de y entre los poderes imperiales de EEUU y Europa y en un futuro no lejano podrían causar un desafío unificado al poder imperial.

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29 septiembre 2003

La fundación FORD y la CIA Un caso documentado de colaboración filantrópica con la policía secreta En la actualidad, como en los años 50 y 60, la Fundación Ford financia selectivamente a grupos antiizquierdistas de derechos humanos que se concentran en el ataque contra las violaciones de los derechos humanos cometidas por los adversarios de EE.UU. y se distancian de las organizaciones de derechos humanos antiimperialistas y sus dirigentes. James Petras| Estados Unidos

Introducción La CIA utiliza fundaciones filantrópicas como el conducto más efectivo para canalizar grandes sumas de dinero a proyectos de la Agencia sin alertar a los destinatarios sobre su origen. Desde principios de los años 50 al presente, la intrusión de la CIA en el campo de las fundaciones fue y es inmensa. Una investigación del Congreso de EE.UU. en 1976, reveló que cerca de un 50% de las 700 subvenciones otorgadas en el campo de las actividades internacionales por las principales fundaciones fue financiado por la CIA (Saunders, pp. 134-135). La CIA considera a fundaciones como Ford "la mejor y más plausible forma de cobertura para financiamientos (Saunders 135).1 La colaboración de fundaciones respetables y prestigiosas, según un antiguo agente de la CIA, permitió que la Agencia financiara una "variedad aparentemente ilimitada de programas de acción clandestina que afectan a grupos juveniles, sindicatos, universidades, editoriales y otras instituciones privadas." (p. 135). Estas últimas incluyeron a grupos de "derechos humanos" desde comienzos de los años 50 al presente. Una de las "fundaciones privadas" más importantes que han colaborado con la CIA durante un período prolongado en proyectos significativos en la Guerra Fría cultural es la Fundación Ford. Este ensayo demostrará que la conexión entre la Fundación Ford y la CIA fue un esfuerzo conjunto, deliberado y consciente, por fortalecer la hegemonía cultural imperial de EE.UU. y debilitar la influencia política y cultural de la izquierda. Procederemos considerando los lazos históricos entre la Fundación Ford y la CIA durante la Guerra Fría, examinando los presidentes de la Fundación, sus proyectos conjuntos, así como sus esfuerzos comunes en varias áreas culturales. Antecedentes: La Fundación Ford y la CIA A fines de los años 50, la Fundación Ford poseía activos de más de 3 mil millones de dólares. Los dirigentes de la Fundación estaban completamente de acuerdo con la proyección del poder mundial en Washington posterior a la Segunda Guerra Mundial. Un destacado erudito de ese período escribe: "A veces parecía como si la Fundación Ford fuera simplemente una extensión del gobierno en el área de la propaganda cultural internacional. La fundación tenía un historial de participación íntima en acciones clandestinas en Europa, trabajando en estrecha relación con el Plan

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Marshall y los funcionarios de la CIA en proyectos específicos." (Saunders, p. 139). Esto es gráficamente ilustrado por el nombramiento de Richard Bissell como presidente de la Fundación en 1952. En sus dos años en el cargo, Bissell se reunió a menudo con el jefe de la CIA, Allen Dulles, y otros funcionarios de la CIA, en una "búsqueda común" de nuevas ideas. En enero de 1954, Bissell dejó la Ford para convertirse en asistente especial de Allen Dulles (Saunders, p. 139). Bajo Bissell, la Fundación Ford (FF) fue la "vanguardia del pensamiento de la Guerra Fría". Uno de los primeros proyectos de la Guerra Fría de la FF fue el establecimiento de una editorial, Inter-cultural Publications, y la publicación de una revista en Europa: Perspectives, en cuatro idiomas. El propósito de la FF, según Bissell no era "tanto derrotar a los intelectuales izquierdistas en el combate dialéctico (sic) como atraerlos, alejándolos de sus posiciones" (Saunders p. 140). El consejo de dirección de la editorial estaba totalmente dominado por partidarios de la Guerra Fría. Ante la potente cultura izquierdista en Europa en el período de la posguerra, Perspectives no logró atraer lectores y quebró. Otra revista Der Monat financiada por el Fondo Confidencial de los militares de EE.UU. y dirigida por Melvin Lasky fue adquirida por la FF, para darle un aspecto independiente. (Saunders p. 140). En 1954, el nuevo presidente de la FF fue John McCloy. Era la personificación del poder imperial. Antes de llegar a ser presidente de la FF, había sido subsecretario de Guerra, presidente del Banco Mundial, Alto Comisionado de Alemania ocupada, presidente del Chase Manhattan Bank de Rockefeller, abogado en Wall Street de las siete grandes compañías petroleras y director de numerosas corporaciones. Como Alto Comisionado en Alemania, McCloy había provisto coberturas para muchos agentes de la CIA (Saunders p. 141). McCloy integró a la FF a las operaciones de la CIA. Creó una unidad administrativa dentro de la FF específicamente para tratar con la CIA. McCloy dirigió un comité consultivo de tres personas con la CIA para facilitar el uso de la FF como cobertura y canalización de fondos. Con esos lazos estructurales, la FF era una de esas organizaciones que la CIA podía movilizar para la guerra política contra la izquierda antiimperialista y pro comunista. Numerosos "frentes" de la CIA recibieron importantes subsidios de la FF. Muchas organizaciones culturales, grupos de derechos humanos, artistas e intelectuales, supuestamente independientes, auspiciados por la CIA, recibieron subsidios de la CIA y la FF. Una de las donaciones más grandes de la FF fue al Congreso por la Libertad de la Cultura organizado por la CIA, que recibió 7 millones de dólares a principios de los años 60. Numerosos agentes de la CIA consiguieron empleo en la FF y continuaron la estrecha colaboración con la Agencia (Saunders p.143). Desde su origen mismo hubo una estrecha relación estructural y un intercambio de personal a los niveles más altos entre la CIA y la FF. Este lazo estructural estaba basado en los intereses imperiales comunes que compartían. El resultado de esa cooperación fue la proliferación de una cantidad de revistas y el acceso a los medios de comunicación de masas que los intelectuales pro-EE.UU. utilizaron para lanzar polémicas vituperantes contra los marxistas y otros antiimperialistas. El financiamiento de la FF para esas organizaciones e intelectuales antimarxistas suministraba cobertura legal para sus afirmaciones de que eran "independientes" de los fondos gubernamentales (CIA). El financiamiento de frentes culturales de la CIA por la FF era importante para reclutar a intelectuales no comunistas a los que alentaba a que atacaran a la izquierda marxista y comunista. Muchos de estos izquierdistas no-comunistas pretendieron más adelante que fueron "engañados," que si hubieran sabido que la FF era una fachada de la CIA, no le hubieran prestado su nombre y su prestigio. Sin embargo, esta desilusión de la izquierda anticomunista, no tuvo lugar hasta después de que las revelaciones sobre la colaboración entre la FF y la CIA fueron publicadas en la prensa. ¿Eran de verdad tan ingenuos esos socialdemócratas anticomunistas como para creer que todos esos Congresos en mansiones de lujo y en hoteles de cinco estrellas en el lago Como, en París y en Roma, todas esas costosas exposiciones de arte y esas

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brillantes revistas eran simples actos voluntarios de filantropía? Tal vez. Pero hasta los más ingenuos deben haberse dado cuenta de que en todos los congresos y revistas el objetivo de la crítica era el "imperialismo soviético" y la "tiranía comunista" y los "apologistas izquierdistas de la dictadura": ‹a pesar de que era un secreto a voces que EE.UU. intervino para derrocar el gobierno democrático de Arbenz en Guatemala y el régimen de Mossadegh en Irán y que los derechos humanos eran masivamente violados por las dictaduras respaldadas por EE.UU. en Cuba, la República Dominicana, Nicaragua y en otras partes. La "indignación" y las afirmaciones de "inocencia" de muchos intelectuales de izquierda anticomunistas después de que se reveló que fueron miembros de los frentes culturales de la CIA, deben ser tomadas con una buena dosis de cínico escepticismo. Un prominente periodista, Andrew Kopkind, escribió sobre un profundo sentido de desilusión con los frentes culturales financiados por las fundaciones privadas y la CIA. Señaló que: "La distancia entre la retórica de la sociedad abierta y la realidad del control fue mayor de lo que alguien se hubiera podido imaginar. Todo el que viajó al extranjero para una organización estadounidense era, de una u otra manera, testigo de la teoría de que el mundo estaba dividido entre el comunismo y la democracia y que todo lo demás constituía una traición. La ilusión del disenso fue mantenida: la CIA apoyaba a socialistas partidarios de la guerra fría, a fascistas partidarios de la guerra fría, a negros y blancos partidarios de la guerra fría. La amplitud y la flexibilidad de las operaciones de la CIA fueron sus principales ventajas. Pero era una farsa de pluralismo y era extremadamente corruptor." (Saunders, pp. 408-409). Cuando un periodista estadounidense, Dwight Macdonald, que era redactor de Encounter (una influyente revista cultural financiada por la FF y la CIA) envió un artículo criticando la política cultural y política de EE.UU. el que fue rechazado por los editores, en estrecha relación con la CIA (Saunders pp. 314-321). En el campo de la pintura y el teatro, la CIA trabajó con la FF para promover el expresionismo abstracto contra cualquier expresión artística con contenido social, suministrando fondos y contactos para exposiciones altamente publicitadas en Europa y que recibieron reseñas favorables de periodistas "auspiciados". El directorio entrelazado entre la CIA, la Fundación Ford y el Museo de Arte Moderno de Nueva York, llevó a una generosa promoción del arte "individualista," alejado de la gente ‹y a un maligno ataque contra los pintores, escritores y dramaturgos europeos que trabajaban desde una perspectiva realista. "El expresionismo abstracto," sea cual fuere la intención del artista, se convirtió en un arma en la Guerra Fría (Saunders, p. 263). La historia de colaboración y nepotismo entre la CIA y la Fundación Ford en su promoción de la hegemonía mundial de EE.UU. es ahora un hecho bien documentado. Queda por ver si esa relación continúa en el nuevo milenio después de las revelaciones de los años 60. La FF ha hecho algunos cambios superficiales. Es más flexible en el suministro de pequeños subsidios a grupos de derechos humanos y a investigadores académicos que a veces discrepan con la política de EE.UU. No es probable que recluten agentes de la CIA para que dirijan la organización. Lo que es más importante, es probable que cooperaran más abiertamente con el gobierno de EE.UU. en sus proyectos culturales y educacionales, particularmente con la Agencia de Desarrollo Internacional. La FF ha refinado de cierta manera su estilo de colaboración con el intento de Washington de lograr la dominación cultural mundial. Como el FMI, la FF impone condiciones como ser la "profesionalización" del personal académico y la "mejora de los estándares". En la realidad, esto se traduce en la promoción del trabajo científico social basado en las suposiciones, valores y orientaciones del imperio de EE.UU.; tener profesionales desligados de la lucha de clases y relacionados con los académicos y funcionarios pro imperiales de EE.UU., partidarios del modelo neoliberal.

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En la actualidad, como en los años 50 y 60, la Fundación Ford financia selectivamente a grupos antiizquierdistas de derechos humanos que se concentran en el ataque contra las violaciones de los derechos humanos cometidas por los adversarios de EE.UU. y se distancian de las organizaciones de derechos humanos antiimperialistas y sus dirigentes. La FF ha desarrollado una estrategia sofisticada de financiamiento de grupos de derechos humanos (GDH) que llaman a Washington a cambiar su política, mientras denuncian a los adversarios de EE.UU. por sus violaciones "sistemáticas." La FF apoya a GDH que igualan el terror estatal masivo de EE.UU. con los excesos individuales de sus adversarios antiimperialistas. La FF financia a DGS que no participan en las acciones de masas contra la globalización y contra el neoliberalismo y que defienden a la Fundación Ford como "organización no-gubernamental" legítima y generosa. La historia y la experiencia contemporánea nos dicen algo diferente. En circunstancias en las que un financiamiento de actividades culturales por Washington se hace sospechoso, la FF llena una función muy importante en la proyección de las políticas culturales de EE.UU. como una organización aparentemente "privada," filantrópica y no política. Los lazos entre los principales funcionarios de la FF y del gobierno de EE.UU. son explícitos y continuos. Una revisión de los proyectos recientemente financiados por la FF revela que nunca ha financiado un proyecto de importancia que contravenga la política de EE.UU. Presenciamos una importante ofensiva político-militar de EE.UU. Washington ha presentado la alternativa como "terrorismo o democracia," igual como durante la Guerra Fría cuando se trataba de "Comunismo o democracia." En ambos casos, el imperio reclutó y financió "organizaciones, intelectuales y periodistas de fachada, para atacar a sus adversarios antiimperialistas y neutralizar a sus críticos democráticos. La Fundación Ford está bien ubicada para volver a jugar su papel para contribuir una cobertura para la Nueva Guerra Fría Cultural. 1 Frances Stonor Saunders "La Guerra Fría Cultural". La CIA en el mundo de las artes y las letras. (The New Press: Nueva York 2000). Este libro es el estudio definitivo sobre el papel de la CIA en la organización de frentes culturales y la colaboración con fundaciones filantrópicas. Se basa en entrevistas exclusivas y documentos recientemente desclasificados. Este ensayo se inspira en ese estudio. Las masacres encubiertas de la CIA William Blum, autor del compendio más extenso sobre las actividades encubiertas de la CIA en el Tercer Mundo, afirma en su libro Killing Hope que la aparición de los primeros escuadrones de la muerte se registró en Brasil tras el golpe de Estado contra el Presidente Joao Goulart, en 1964. Como en el caso de Arbenz, el brasileño toleraba a los comunistas y había adoptado una política exterior independiente, absteniéndose a votar en contra de las sanciones que ordenó EU contra el régimen de Fidel Castro. El entonces embajador estadunidense en Brasil, Lincoln Gordon, y el agregado militar, coronel Vernon Walters, figura nefasta en la historia de América Latina durante casi cuarenta años, informaron al Departamento de Estado que Goulart "estaba a punto de asestar una desesperada acometida para instaurar un poder totalitario". Una semana después, los militares brasileños, con el general Humberto de Alencar Castelo Branco, depusieron al gobierno legítimamente instaurado, culminando así la conspiración dirigida desde la embajada de EU en ese país. Enseguida, los militares instalaron una de las más brutales dictaduras en América del Sur, que se prolongó durante dos décadas. Detrás de la campaña contra Goulart estaban el secretario de la Defensa, Robert McNamara, y el procurador general Robert Kennedy, que durante una reunión previa con el Presidente brasileño le manifestó su "preocupación" por permitir que "comunistas" tuvieran cargos en agencias gubernamentales. Según Phillip Agee, que desertó de la CIA en 1969 y denunció las atrocidades de la Agencia en su libro Dentro

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de la Compañía, EU invirtió entre 12 y 20 millones de dólares para esta operación. Pero además de las "contribuciones" de la CIA para desestabilizar y deponer al gobierno de Goulart, millones de dólares adicionales se canalizaron a través de la Agencia para el Desarrollo Internacional (AID), para financiar campañas electorales de candidatos afines a EU, como lo hace en la actualidad por medio del Fondo Nacional para la Democracia, y sumas adicionales se destinaron a la creación y entrenamiento de escuadrones de la muerte "para atormentar" a los izquierdistas, indica Blum. Durante los primeros días después del golpe, varios miles de brasileños fueron arrestados, comunistas y sospechosos de serlo por igual y los graduados del programa del AIFLD (Instituto Americano para el Desarrolo del Libre Trabajo), designados por el nuevo gobierno para purgatra los sindicatos. Luego, Castelo Branco instauró un programa que llamó "Rehabilitación Moral de Brasil', que no fue otra cosa que una campaña de represión encomendada a policías y militares entrenados por la CIA. Así nacieron los escuadrones de la muerte al servicio de las dictaduras en América Latina. Su labor encubierta consistía en "desaparecer" a cualquiera que representara un peligro real o imaginario para los regímenes de derecha instaurados y apoyados por Washington. "Tras la exitosa experiencia en Brasil, la Oficina Pública de Seguridad de EU (OPS), la CIA y la AID proporcionaron asistencia técnica, equipo y programas de adoctrinamiento para apoyar los horrores que se cometieron en países como Uruguay y Guatemala, y en el caso de Brasil se designó a Dan Mitrione para establecer una `fuerza policiaca' que para 1969 contaba con cien mil policías altamente entrenados y 523 elementos `especializados' que recibieron instrucción en EU", relata Blum. En febrero pasado, la administración Clinton desclasificó documentación relacionada con tres décadas del intervencionismo estadunidense encubierto en Guatemala, donde durante ese lapso se calcula fueron asesinados más de 200 mil indígenas mayas a manos de escuadrones de la muerte. En su libro La Guardia Pretoriana, el ex agente de la CIA, John Stockwell, señala que nada ilustra mejor el poder de "racionalizar el cinismo" que el llamado Programa de Seguridad Pública, que llevó a cabo el AID, mediante el cual "entrenó y organizó a oficiales policiacos y paramilitares de todo el mundo, en técnicas de control de población, represión y tortura". Y agrega que para lograr sus fines, Estados Unidos abrió escuelas en su territorio, en Asia y Panamá, a las que asistieron cientos de miles de "estudiantes" que eran entrenados incluso por ex oficiales del Tercer Reich de Hitler. "Se utilizaban películas y material didáctico de diversas técnicas de tortura y eventualmente los estudiantes tenían que practicar. Entonces Mitrione ordenaba secuestrar limosneros de las calles, que se usaban como conejillos de Indias. Cuando se colapsaban, un médico les inyectaba vitaminas y tras dejarlos en un periodo de recuperación volvían a ser parte de una nueva sesión. Los que morían eran descuartizados y tirados en la calle para despertar el miedo entre la población", asegura Stockwell. Anteriormente, en investigaciones congresionales efectuadas a finales de la década de los ochenta, a propósito del escándalo Irán-contras, salieron a la luz pública los excesos cometidos por los servicios de inteligencia de EU y la Mossad de Israel en América Central, particularmente en El Salvador, donde grupos paramilitares armados y entrenados por la CIA cobraron cientos de miles de víctimas, entre ellas monseñor Oscar Romero, asesinado por Roberto D'Abuisson, que durante años se encargó de "desaparecer" a los opositores del régimen proestadunidense. Sin embargo, la exposición pública más amplia de las actividades clandestinas de la CIA desde los años cincuenta ocurrió en 1975, durante las audiencias que llevó a cabo un comité especial que encabezó el senador Frank Church. Por primera vez en la historia el mundo conoció cómo y dónde se habían efectuado operaciones encubiertas, más de 900 en ese entonces, destacando las perpetradas contra Cuba, Chile y Vietnam, y otras en Siria, Indonesia, Guyana Británica, Italia, Cambodia, Laos, Haití, Algeria, Ecuador, Congo, Perú, República Dominicana, Ghana, Uruguay, Grecia, Bolivia, Costa Rica e Irak.

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invasiones del imperio gringo con la guerra sucia de la CIA Simultáneamente, en 1954 la CIA orquestó un golpe de Estado mucho más audaz y cerca de sus fronteras. Tres años antes, Jacobo Arbenz había sido elegido Presidente de Guatemala, una nación empobrecida, donde 2 por ciento de la población era dueña de 70 por ciento de la tierra y donde el único patrón que explotaba a la fuerza de trabajo era la United Fruit Company. La United Fruit Company es de las mismas familias dueñas de la Universidad de Yale, del Bak of Boston y de la CIA. Decidido a sacar a Guatemala -la original "banana republic"- de la miseria y la injusticia, el nuevo Mandatario decretó una serie de reformas para restituir los derechos sindicales y la repartición de tierras, políticas que naturalmente disgustaron a la United Fruit, que apeló a sus poderosos contactos en Washington. Aunque no designó a ningún comunista para ocupar un puesto en su gabinete, Jacobo Arbenz los toleraba y cooperaba con ellos. Esto fue inadmisible para Washington, que decidió que el Presidente guatemalteco no sólo era una amenaza para los intereses económicos de EU, sino que había convertido al país en un pie de playa para los comunistas en las Américas. En marzo de 1953, la CIA apoyó a la derecha guatemalteca con armas y dinero para organizar una revuelta que finalmente fracasó. Sin embargo, el Presidente Eisenhower ya había decidido que "Arbenz tenía que irse" y fue entonces cuando el director de la CIA, Allen Dulles, encargó la misión al subdirector de Planeación, Frank Wisner. Con una inversión de 20 millones de dólares, Wisner diseñó un golpe de Estado que debía ser presentado ante el mundo como una revuelta interna de militares y exiliados guatemaltecos y eligió al coronel Carlos Castillo Armas como figura central de la operación. Mercenarios estadunidenses, sudamericanos y guatemaltecos fueron entrenados en bases en Nicaragua y con el apoyo del jefe de la dinastía Somoza, el viejo Tacho, la CIA dispuso una impresionante flota de guerra aérea en el aeropuerto de Managua y estaciones radiotransmisoras en la frontera con Honduras. En mayo de 1954 la CIA se enteró del envío de un cargamento de armas de Checoslovaquia a Guatemala y ese fue el pretexto para iniciar una campaña continental, magnificando los vínculos de Arbenz con el comunismo internacional, una técnica muy similar a la que utilizó Ronald Reagan dos décadas más tarde para justificar la guerra contra los sandinistas en Nicaragua. Un mes después los efectos de la propaganda de la CIA fructificaron y los altos mandos militares guatemaltecos desertaron al campo enemigo. El 18 de junio, Castillo Armas y su ejército cruzó la frontera desde Honduras y aviones de guerra P-47 de EU bombardearon el puerto de San José en la costa del Pacífico, así como la ciudad capital. A nueve días de la invasión, Arbenz se rindió. Tras la firma de un pacto entre la Junta Militar y Castillo Armas, éste asumió el poder de lo que sería un largo reino de terror para el pueblo guatemalteco. Las reformas fueron revertidas y la tierra arrebatada a los campesinos y devuelta a la United Fruit. En Washington, el secretario de Estado, Foster Dulles, aseveró que la lucha en Guatemala había expuesto "los propósitos malignos del Kremlin para encontrar dónde hacer nidos en las Américas" y agregó que con el coronel Castillo Armas a la cabeza, "los patriotas se levantaron para retar al liderazgo comunista y cambiarlo". Bajo el punto de vista de la CIA, de que "un buen golpe de Estado merece otro", en noviembre de 1960, cinco días después del triunfo electoral de John F. Kennedy, la Agencia intervino secretamente para aplastar una revuelta militar contra el Presidente Miguel Ydígoras. El movimiento golpista, de carácter nacionalista más que ideológico, era un reflejo del descontento al interior de las fuerzas armadas ante la corrupción y el saqueo ilimitado de los recursos de su país por un poder extranjero. Para 1960 su paciencia llegó al

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límite cuando Ydígoras permitió a la CIA instalar bases de entrenamiento en territorio guatemalteco, en preparación para una próxima invasión a Cuba, para derrocar al naciente régimen revolucionario de Fidel Castro. En pocos días, la Fuerza Aérea guatemalteca "por sí misma" conjuró el atentado golpista y Eisenhower ordenó a unidades aéreas y navales estadunidenses patrullar el Caribe y "disparar si era necesario" para evitar cualquier invasión "encabezada por comunistas" a Guatemala y Nicaragua. Sin embargo, años después se revelaría que pilotos del exilio cubano y estadunidenses fueron quienes bombardearon los cuarteles de los oficiales golpistas para conjurar la insurrección. Los éxitos de la CIA en sus dos primeras misiones en el Tercer Mundo, en Irán y Guatemala, donde instauró dictaduras afines a los intereses nacionales de EU, fueron factores decisivos para que Washington optara en los siguientes 40 años por las operaciones clandestinas, antes que una guerra abierta, para cambiar el destino de las naciones en América Latina. Gracias a la asistencia económica y militar de la Agencia, Haití, Nicaragua, Brasil, Chile, Argentina, Paraguay, Uruguay, Panamá y Honduras, entre otros, padecieron el peso del terror y la miseria a manos de dictadores de derecha, una especie en extinción a partir de la desaparición de la ex URSS. Fuentes: http://www.nuevaopinion.com/Reportaje/Cia_Kgb/cia_kgb.htm

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3 de octubre de 2003

Brasil y el ALCA James Petras Traducido para Rebelión por Marina Trillo La mejor manera de entender la posición de Brasil respecto al ALCA es empezar examinando a los políticos clave que están implicados en la elaboración de la política económica exterior. El presidente del Banco Central es Henrique Meirelles, anterior presidente del Fleet Boston Global Bank, un neo-liberal ortodoxo que mantiene excelentes relaciones de trabajo con Wall Street. El ministro de Finanzas es Antonio Palocci, antiguo trotskista que ha renegado de su anterior izquierdismo dogmático para abrazar las doctrinas de "libre mercado". El ministro del comercio Luiz Fernando Furlan es un millonario dueño de una empresa de negocios agrícolas - y practicante de las políticas neoliberales. El ministro de Agricultura es Roberto Rodriguez que fue presidente de la Brazilian Agro-Industrial Association es un ardiente defensor de los cultivos modificados genéticamente y colaborador íntimo de Monsanto, el gigante corporativo estadounidense. El 25 de septiembre de 2003, el régimen de Lula legalizó la soja modificada genéticamente. El Ministro de Asuntos Exteriores, Celso Amorin, es otro antiguo marxista que ha virado a la derecha y está trabajando en estrecha colaboración con la US Trade Commissioner Zoellick en la presidencia conjunta de la comisión preparatoria del ALCA. El Presidente Luis Inacio Lula da Silva, extrabajador del metal (hace casi un cuarto de siglo) se ha convertido a la doctrina del libre comercio. Al iniciar la reunión de la Asamblea General de la ONU en septiembre de 2003, atacó el proteccionismo de los países industrializados y defendió la tesis de que el proteccionismo es el mayor obstáculo para el desarrollo de las fuerzas productivas del mundo y aquéllos que practican el proteccionismo ganarían mucho más con la dinámica de una economía global basada en la liberación verdadera y completa del comercio (La Jornada, 23 setiembre 2003) La estrategia del régimen de Lula es promocionar sus competitivos productores agro-exportadores y conseguir acceso sin trabas a los mercados estadounidenses y europeos, especialmente de productos cítricos y habas de soja, un negocio multibillonario en dólares. Con este fin Lula ha dejado definitivamente de lado cualquier reforma agraria doméstica seria, asentando a tan solo 2.000 familias en los primeros 9 meses de gobierno, la décima parte de los regímenes anteriores, la trigésima de las 60.000 familias que una vez prometió y una sexagésima de lo que exige el MST (Movimiento de Trabajadores Rurales sin Tierra) Los granjeros corporativos del Oeste y del Sur cuentan con una poderosa voz en Washington y se oponen a cualquier bajada de barreras comerciales y subsidios, y la administración Bush confía en su apoyo político. Para contrarrestar la resistencia de EEUU a lo que Lula denomina un "verdadero y completo" mercado libre, el equipo de Lula ha formulado una estrategia de presión colectiva por medio de coaliciones con otros países. En la reunión de Cancún de Ministros del Comercio Mundial (septiembre de 2003), Brasil fue en vanguardia de la oposición de "Los 21", (países del Tercer Mundo que incluyen a China, India y Sudáfrica) exigiendo el final de los subsidios comerciales estadounidenses y europeos y reglamentación antidumping. Brasil asumió el liderazgo en Cancún y ganó ventaja estratégica para sus propias negociaciones bilaterales con EEUU, al objeto de impulsar los intereses agro-exportadores bajo la bandera de la "antiglobalizacion". De hecho la política de Lula era promover el neoliberalismo simétrico, y no tenía ningún interés en defender a los pequeños agricultores que producen para el mercado local. La segunda estrategia del régimen de Lula es consolidar y ampliar el MERCOSUR (grupo regional de

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integración económica en el que están Argentina, Uruguay y Paraguay para incluir a Bolivia, Chile, Perú y Venezuela), no como alternativa al ALCA, sinó como una herramienta para fortalecer su posición de negociación internacional respecto a Norteamérica (Financial Times, 26 de agosto de 2003, p.3) La tercera y relacionada estrategia es implicarse en acuerdos bilaterales de libre comercio con otros países Latinoamericanos para conseguir mercados y presentar a los EEUU una muy lucrativa oportunidad de ganar diversos mercados abiertos si los EEUU están realmente dispuestos a abandonar sus políticas proteccionistas. Brasil no está construyendo un sistema alternativo de integración que excluya a los EEUU per se, sinó que está intentando forzar a EEUU a que liberalice y proporcione oportunidades comerciales a la élite agraria que es la espina dorsal de la estrategia de Lula de crecimiento de la exportación. Los intereses comerciales estadounidenses y la Comisión Comercial Zoellick están decididos a conseguir un "amplio y comprensivo" acuerdo sobre derechos comerciales, de inversión, de servicios, e intelectual, al tiempo que sacan de la agenda el tema del proteccionismo agrícola estadounidense ya habiéndolo tratado en la ronda de Doha (Financial Times 24 Stbre 2004) EEUU desea a la vez, dominar totalmente las finanzas, la industria, los servicios y la investigación de Latinoamérica (recolonizando la región a través de un sistema de normas controladas por los EEUU), y proteger sus no competitivos sectores agrícolas y manufactureros. Brasil, con sus propias poderosas corporaciones agro-industriales está intentando ejercer presión sobre EEUU mediante la formación de coaliciones que ofrecen mayores oportunidades para lograr que pase el ALCA, pero a condición de que su propia burguesía también se beneficie. En noviembre, Brasil y los EEUU co-presidirán una reunión para impulsar un acuerdo ALCA en 2005. EEUU ha logrado sacar de la mesa de negociaciones el tema de los subsidios agrícolas y ha forzado a Brasil a convenir negociaciones bilaterales de libre comercio entre EEUU y el MERCOSUR en el contexto del ALCA. Los progresistas y las ONG que vieron el liderazgo Brasileño de "Los 21" en Cancún como parte de un movimiento antiglobalización están totalmente equivocados; los políticos, las políticas y las alianzas Brasileñas no son ni antiglobalización ni mucho menos antiimperialistas. La idea de que la promoción Brasileña del MERCOSUR sea una alternativa al ALCA es también una noción equivocada, los líderes Brasileños lo consideran como un medio de ejercer presión sobre EEUU para conseguir ventajas para las élites locales agro-exportadoras dentro del ALCA. Los Brasileños de seguro que negociarán e insistirán en concesiones contra un régimen estadounidense que lo quiere todo - libre flujo de inversiones y control de América Latina y proteccionismo en casa. La oposición al ALCA viene, no del régimen de neoliberales de Da Silva, sinó de la gran mayoría de Brasileños. En un referéndum informal en 2002, votaron 11 millones de brasileños y 95% estaban en contra del ALCA. Los principales movimientos sociales, como el MST, los sindicatos, sectores progresistas de la Iglesia, partidos marxistas y miembros radicales disidentes del PT, están a la vanguardia de la campaña de oposición. Representan la verdadera alternativa al neoliberalismo en el país y vía el ALCA.

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6 de octubre de 2003

Invasión Estadounidense de Irak: Guerra de Pega y Resistencia Popular James Petras Traducido para Rebelión por Marina Trillo

Introducción Las explicaciones de la invasión estadounidense de Irak están cubiertas de mentiras y distorsiones, que magnifican los éxitos del mando militar de EEUU. La historia de una victoria rápida, con un número mínimo de bajas, es aducida como ilustrativa del superior poder militar estadounidense, del genio de los estrategas del Pentágono y del derrumbe de la moral militar entre las fuerzas iraquíes al enfrentarse a una fuerza militar superior y a la inevitabilidad de una victoria militar estadounidense. A pesar de la amplia circulación de estas explicaciones en todos los medios de comunicación y su virtual aceptación por parte de los escritores de todas las tendencias políticas, hay varias preguntas importantes sin contestar: ¿Por qué no fueron utilizados aviones iraquíes para atacar los puestos de mando estadounidenses en Kuwait y los navíos estadounidenses (que estaban) a pocos minutos de distancia? ¿Por qué dejaron prácticamente abandonada militarmente a Bagdad? ¿Por qué ha habido más bajas militares estadounidenses "después de la guerra" que antes? ¿Por qué la resistencia y la moral de lucha de los iraquíes no han disminuido bajo la ocupación militar por tropas estadounidenses? Estas y otras preguntas llevan a una cuestión más profunda - ¿Fue el 'contrato' militar entre las fuerzas invasoras estadounidenses y el gobierno iraquí realmente una 'guerra'? Más de 30.000 soldados iraquíes y ocho mil civiles fueron matados y muchos miles más heridos. Esto significa que hubo un ataque estadounidense muy violento contra ciudades iraquíes e instalaciones militares. Una invasión militar e incluso una ocupación no necesariamente significan que se libró una guerra. No quiero decir que no hubiera focos de resistencia, algunos de ellos bastante decididos, pero lo que está claro es que ciudades estratégicas, ciudades petroleras del Norte, Bagdad la capital, en el centro y las ciudades petroleras de las zonas fronterizas del sur, fueron conquistadas sin encontrar ninguna resistencia de importancia, a pesar de los enormes escondrijos de armas, un gran ejército permanente y guerrilleros irregulares armados. La idea de 'guerra' implica conflicto entre dos ejércitos, lo que en gran parte no ocurrió. Es verdad que EEUU actuó como si hubiera una guerra - bombardearon, mutilaron, masacraron y sus fuerzas de tierra y armamentos móviles conquistaron Irak… pero nunca entraron en combate. Una guerra peculiar con una parte bombardeando y conquistando y la otra parte… implicándose al mínimo. A medida que las horas se convirtieron en días y fuerzas de EEUU fueron arrollando sin esfuerzo, militares estadounidenses sacaron a la luz dos explicaciones, ambas a beneficio suyo y ambas extensamente diseminadas por los medios de comunicación. La primera fue que los ataques aéreos habían "devastado" al ejército iraquí tanto física como psicológicamente y por eso "se retiraron", abandonando sus puestos o rindiéndose. Esta "explicación" suscita aún más preguntas: Si "se retiraron" ¿a dónde fueron, si en ningún momento hubo una "última posición" - una posición concentrada de resistencia de masas? Si abandonaran el ejército, ¿cómo fue que sus comandantes y oficiales militares permitieron que sucediera tal cosa? La responsabilidad de la disciplina, orden y reagrupamiento de un ejército recae en el mando militar - ¿cual fue

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su papel? En tercer lugar, menos del 5% del ejército Iraquí resultó incapacitado, al menos físicamente, ¿por qué no siguió combatiendo el restante 95% de las fuerzas armadas? Cuando los racistas, neo-conservadores y lumbreras sionistas y académicos hacen sus frecuentes e ignorantes incursiones en la "Mente Árabe", expresan abierto desprecio por la carencia de disciplina de los "Árabes", su capacidad para luchar y su capacidad para hacer frente a un adversario democrático decidido como Israel y EEUU. Usan estos clichés imperialistas genéricos para "explicar" cada éxito militar, y justificar futuras invasiones militares. Esta "explicación" omite hablar de los ataques ejecutados a diario por la resistencia iraquí contra el ejército de ocupación estadounidense "después" de terminada la guerra. Además esta opinión racista sobre los "Árabes" especialmente por parte de los sionistas del Pentágono es la responsable de los mayores "errores de cálculo" estadounidenses respecto a la guerra: la equivocada noción de que los iraquíes se doblegarían ante la ocupación estadounidense, que habría poca resistencia, y que la "calle árabe" podría ser intimidada mediante las 'grandes bombas' (según Kagan) La mayoría de las tropas iraquíes no se rindieron - muchos de los iraquíes hechos prisioneros lo fueron después de la guerra. El mando estadounidense y británico informó acerca de sólo unos miles de prisioneros militares. La mayor parte de las armas militares iraquíes no se rindieron porque los portadores de las mismas no las entregaron. EEUU no desarmó al ejército Iraquí porque nunca lo capturaron para desarmarlo - como normalmente ocurre cuando un ejército victorioso captura tropas enemigas. La Tesis de una Guerra de Pega La invasión militar estadounidense de Irak resultó ser una guerra de pega, donde EEUU fingió enfrentarse en combate contra un enemigo, cuando de hecho ocupó violentamente el país con un mínimo de resistencia. EEUU no ganó una guerra, como declaran sus líderes políticos y militares, los generales Iraquíes y algunos de sus políticos clave les entregaron el país. EEUU ocupó Irak rápidamente debido al comportamiento traidor de sus comandantes militares. El comportamiento de sus líderes políticos promoviendo la guerra - en particular en relación con Naciones Unidas también minó severamente las defensas iraquíes. Sin mando, estrategia o dirección, las fuerzas armadas Iraquíes apenas combatieron el avance militar estadounidense. Además los tratos secretos entre generales Iraquíes y EEUU, les proporcionaron una huida segura a cambio de desmovilizar las fuerzas Iraquíes en particular en Bagdad y otras ciudades y preservar los yacimientos petrolíferos para su explotación por EEUU. Las fuerzas armadas Iraquíes no fueron derrotadas en combate, pero su capacidad de resistir la primera fase de la invasión fue minada. Posteriormente sin el mando general traidor y habiendo sido desahuciados por el segundo virrey estadounidense (Bremer), muchos de los ex-soldados se transformaron en resistencia anticolonial, que a diario ejecuta docenas de operaciones de combate contra las fuerzas armadas estadounidenses. Contrariamente a lo que dijo Bush, la guerra estadounidense-iraquí comenzó, no terminó, el 1 de mayo de 2003. Por primera vez el pueblo iraquí no estaba dirigido por líderes conciliatorios que permitieron a Naciones Unidas inspeccionar, desarmar e informar sobre las defensas iraquíes, proporcionando así inteligencia estratégica vital y apoyo a los preparativos de guerra estadounidenses y británicos. La resistencia anticolonial iraquí representa una nueva y más eficaz configuración de adversarios militares contra el imperio estadounidense, y es capaz de una guerra popular prolongada, lo que resultaba inconcebible bajo Saddam Hussein y sus mandos militares. Para entender el brote de la verdadera guerra estadounidense-iraquí es útil revisar el proceso que condujo a ella.

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Preparativos de antes de la guerra: Conciliación estadounidense e iraquí A lo largo de los años 1990 el régimen iraquí adoptó una política conciliatoria hacia EEUU. A pesar la propaganda del gobierno estadounidense y los medios de comunicación sobre la "no-cooperación", la "intransigencia" de Saddam Hussein y sus armas secretas de destrucción masiva, el régimen de hecho se sometió a las misiones de Naciones Unidas de busca y destrucción en todas las principales instalaciones militares, fábricas de armas e instalaciones científicas. Bajo la dirección del Secretario General designado por EEUU, Kofi Annan, los inspectores de Naciones Unidas que incluyeron a Richard Butler y otros que estaban trabajando con y para la CIA, entregaron a la inteligencia estadounidense datos estratégicos sobre la posición de objetivos militares y capacidad iraquí. Además, proporcionaron información obtenida en entrevistas con científicos, generales y funcionarios políticos, sobre su grado de compromiso con el régimen y las probables reacciones ante un futuro ataque estadounidense. En el transcurso de la década, los equipos de inspección de Naciones Unidas y sus colegas de la Agencia Internacional de Energía Atómica dirigida por otro cliente designado por EEUU, El Baradei, destruyeron totalmente todo sistema de armas concebible que pudiera haber defendido a Irak e infligido bajas a un ejército invasor estadounidense. El bombardeo constante e impune de Irak por parte de la fuerza aérea y mísiles estadounidenses y británicos durante la década da fe del éxito del programa de desarme unilateral de los inspectores de Naciones Unidas. Las Naciones Unidas hicieron cumplir las sanciones económicas dictadas por EEUU que mataron a más de un millón de iraquíes, incluidos más de 500.000 niños, debilitando aún más la capacidad defensiva de Irak. En la parte norte de Irak, EEUU creó un protectorado colonial, armando y protegiendo a sus señores de la guerra Kurdos. Aunque el régimen iraquí protestó enérgicamente por las constantes violaciones de su soberanía, la división del país, los bombardeos de terror de los EEUU y el desarme, por parte de EEUU/ONU, en última instancia se sometió en cada punto. El régimen iraquí creyó que su franqueza política aminoraría su vulnerabilidad militar, esperando que cada concesión lograría el levantamiento de las sanciones económicas. De hecho, sucedió lo contrario, cada concesión aumentó la presión estadounidense, porque Washington las interpretó como signos de debilidad y como una brecha para conseguir el control total del estado Iraquí y sus yacimientos petrolíferos por medio de un régimen cliente. El régimen dictatorial debilitó todavía más la capacidad defensiva de Irak al proscribir la emergencia de las bases de movimientos populares antiimperialistas, excluyendo las iniciativas independientes locales, controlando todas las decisiones a través de un círculo muy reducido de leales a Saddam y generales de cuestionables compromisos y capacidad. La emergencia de los movimientos antiimperialistas de masas y la resistencia militar tendrían que esperar a la caída de la dictadura de Saddam y el desmantelamiento del mando militar subsiguiente a la invasión estadounidense. El Pacto Secreto que Ganó la Guerra: La Traición y la Guerra de Pega Las cámaras de televisión de los reporteros empotrados destacaron las explosiones de bombas y mísiles, la quema de tanques iraquíes, y el avance de las tropas británicas y estadounidenses. Casi todos los reporteros asesinados eran periodistas y fotógrafos independientes no-estadounidenses, que fueron matados por militares estadounidenses, no por fuego Iraquí. Los medios de comunicación recogieron la dispersa resistencia, la captura de docenas de prisioneros y sobre todo las ruedas de prensa de los generales de salón que dirigían la invasión desde el cuartel general de Florida. A medida que avanzaron las fuerzas angloamericanas, la resistencia principal fue ofrecida por pequeñas unidades en los pueblos y en la ciudad de Basora, y estaba en gran parte formada por destacamentos iraquíes bajo mando local y fedayines Baazistas. Para apuntalar la imaginería de una guerra a gran escala y por supuesto

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hinchar los logros militares de los generales, cada escaramuza fue magnificada y se dió una importancia exagerada a cada cruce de fuego. A medida que la máquina de guerra estadounidense avanzaba con poca oposición militar, los medios de comunicación y los oficiales militares le atribuyeron un poder formidable, el consumado esplendor de la estrategia militar de Rumsfeld, la perspicacia de los planes de guerra de Wolfowitz y el absoluto espectáculo del poder de la pandilla de militaristas-sionistas (Kagan, Perle, Kristol, Cohen, Adelman, Feith, y Pipes). En algún momento, un periodista no empotrado advertía inoportunamente que tal vez el rápido avance militar estadounidense tuviera algo que ver con el hecho de que el "otro lado" no estaba luchando con mucha fuerza, que los EEUU no habían encontrado el grueso del ejército iraquí, que no fue lanzado ningún misil iraquí de corto alcance y que no había atacado ningún avión suicida. "Pasará en la próxima oportunidad," decían los generales y los medios de comunicación lo adornaban. Después "sus militares no estaban preparados," dijo otro estratega de Washington (¡cómo si la acumulación de tropas estadounidenses y el anunciado ataque militar, con seis meses de adelanto, fuera el ataque más secreto de la historia militar moderna!). Luego un genio militar sumamente bien situado declaró solemnemente, "aprendieron en la última guerra del Golfo que serían masacrados con una guerra en el desierto. Se han retirado a las ciudades. Están concentrando sus tropas y armamento en Bagdad para la resistencia última." Otra vez más los medios de comunicación tomaron nota y lo titularon "la Batalla de Bagdad" y repicaron tambores sobre la próxima gran batalla. Todos los días y a todas horas, los periodistas empotrados contaban los kilómetros para la Batalla Final, especulaban sobre cuantos miles de soldados entrarían en combate, víctimas potenciales, cómo libraría EEUU los combates "casa por casa" y la "lucha en las calles". En las afueras de Bagdad, había fuego de francotiradores, algún fuego ligero de ametralladora y por supuesto el bombardeo estadounidense de la ciudad, barrios pobres, mercados y hospitales. Miles de civiles resultaron mutilados o muertos, pero de esto no se informó. Se produjo algún tiroteo disperso en el aeropuerto que fue pregonado por los medios de comunicación como una importante batalla aún cuando los transportes acorazados estadounidenses ocuparon en unas horas las instalaciones (donde varios soldados estadounidenses se produjeron lesiones al irrumpir en los departamentos de licores de las tiendas libres de impuestos). En un corto intervalo de tiempo, las tropas estadounidenses, vehículos acorazados y helicópteros entraron en Bagdad y no hubo prácticamente ninguna resistencia en una ciudad de 6 millones de habitantes. La resonancia de cada tiro fue amplificada por los medios de comunicación para dar la impresión de un importante y exitoso combate. Los principales edificios militares, de inteligencia, y del petróleo fueron tomados intactos. Las tropas estadounidenses tomaron los Ministerios de Defensa y del Petróleo, pero se negaron a enfrentarse con la muchedumbre de vándalos que estaban saqueando las principales instituciones civiles. Tendremos que esperar por un veredicto final que aclare si las tropas estadounidenses se negaron a intervenir por miedo o por complicidad con los vándalos. Impidieron la intervención de la policía armada iraquí y hasta dispararon contra los ciudadanos que trataban de luchar contra los saqueadores. No hubo ninguna hazaña, ninguna derrota de Estalingrado, ninguna gran batalla, por lo tanto ninguna gran victoria. Ésta tuvo que inventarse. El emblema de esta guerra de pega fue el "rescate" de la soldado Jessica Lynch, una soldado estadounidense con heridas serias a consecuencia de un accidente de automóvil, que fue capturada y tratada en un hospital iraquí. Durante su hospitalización, le dieron tratamiento médico de prioridad. Incluso las enfermeras donaron sangre para sus transfusiones. Sin embargo en la búsqueda de hazañas, EEUU inventó la historia de una valiente soldado Jessica, la guerrera adolescente, que luchó y mató a un escuadrón de iraquíes, fue llevada bajo guardia a un hospital por abusivos soldados y liberada de sus sádicos captores por un grupo de comandos estadounidenses que lucharon abriéndose paso hasta el hospital, redujeron a las enfermeras y sacaron a la soldado

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Jessie hacia un lugar seguro. Dispararon contra el hospital y lo destrozaron, los médicos, las enfermeras e incluso los enfermos fueron aterrorizados, esposados, algunos encapuchados y llevados lejos. No había ningún soldado iraquí en el hospital, ninguna resistencia armada, sólo pacientes y personal médico que había salvado la vida de un prisionero enemigo seriamente herido. Lynch, que nunca había pegado un tiro, presentaba fracturas y heridas consecuencia de un accidente con su vehículo y no las heridas de bala y apuñalamiento relatadas por la atolondrada prensa. El fraude se desenredó silenciosamente mientras los editoriales borboteaban sobre las habilidades combativas de las mujeres soldado estadounidenses. Lynch, por su parte, declaró sufrir amnesia, fue honorablemente rebajada de servicio y ahora va tras un contrato de 1 millón de dólares por un libro con un escritor "negro" (no está mal para una amnesia). La guerra iraquí fue solamente la escritura ampliada de la historia de Jessie Lynch. La explicación de la desaparición de los 250.000 de la consistente Guardia Republicana de élite, el impedido vuelo de 500 aviones militares iraquíes, el almacenaje de depósitos de mísiles antitanque, morteros y toneladas de armas pesadas y ligeras y transportes acorazados, es que se consumó un pacto secreto entre el Pentágono y los generales iraquíes. No puede darse ninguna otra explicación sobre el hecho de que los tanques estadounidenses pasaron prácticamente sin impedimentos a lo largo de carreteras modernas, por qué los tanques y tropas pudieron cruzar los puentes de Bagdad que estaban minados pero no fueron volados y por qué miles de soldados estadounidenses estaban cabizbajos en el centro de Bagdad con tan solo fuego de francotiradores ocasional. Mucha mayor resistencia se produjo en Basora, An Nassariya, Kerbala, An Najaf que no estaban bajo el mando central de los generales iraquíes o los altos escalones de la Guardia Republicana. Entrevistas con soldados iraquíes de la tropa que estaba en el aeropuerto informaron de que se produjo un breve intercambio de fuego seguido por órdenes de retirada total. El pacto sereto aprobado por el Pentágono ofreció transporte y salvoconducto a los altos mandos de la Guardia Republicana y sus familias a Estados Unidos u otras zonas seguras además de importantes sumas de dinero. A los que eligieron ir a EEUU les garantizaron permiso de residencia y posible ciudadanía. A los oficiales de grado inferior les prometieron altos cargos en el reestructurado ejército iraquí que iba a ser organizado por la ocupación estadounidense. A cambio, los generales desertores y comandantes principales desmontaron las defensas, desmovilizaron las tropas y silenciosamente rindieron Bagdad. Proporcionaron información militar detallada sobre la ubicación de los focos de resistencia militar y la localización de Saddam Hussein, miembros de su familia y 'leales' que no estaban en el 'ajo'. Dada la estructura de mando centralizada, las órdenes de virtual rendición fueron cumplidas en línea descendente - excepto en los destacamentos locales que ofrecieron resistencia. Los soldados abandonados con armas, en algunos casos, se unieron a los saqueadores o alborotadores, ya fuera por lucro personal o para expresar su ultraje ante la traición. El abandono de las estructuras de mando al principio creó desmoralización y flujo a los focos locales de resistencia que luego se reagruparon en redes de resistencia guerrillera. El primer virrey estadounidense Garner, conocedor del "trato" y procurando crear la transferencia ordenada del poder a sus manos, propuso reorganizar las Fuerzas Armadas reincorporando una parte sustancial del viejo ejército a la tutela militar estadounidense. Este programa se encontró con el fuego pesado de los intransigentes sionistas del Pentágono que buscaban destruir por completo el ejército iraquí y convertir el país en feudos etno-religiosos controlados por militares estadounidenses para conseguir que Israel tuviera supremacía absoluta en el Oriente Medio y un régimen iraquí dispuesto a establecer relaciones con el estado judío (una versión iraquí de la dictadura Hashemita Jordana). Cuando Bremer sustituyó a Garner procedió a implementar la línea Wolfowitz-Feith – abolió entero el fuerte ejército iraquí de 500.000, incrementando con ello el número de parados

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armados, haciéndoles accesibles al mensaje de los núcleos originales de resistentes militares que habían surgido después de la deserción de los generales. La incorporación de especialistas militares en minas, explosivos y guerra táctica aumentó enormemente la capacidad de la recién formada resistencia clandestina para combatir a las tropas estadounidenses en múltiples ataques diarios. La concentración de los EEUU sobre el control militar, la extracción de petróleo, y la subcontratación política de la reconstrucción de la infraestructura iraquí condujo a prolongadas demoras y en última instancia al fracaso en restablecer los servicios básicos para 25 millones de iraquíes, creando un mar de hostilidad hacia la ocupación estadounidense y una nueva oleada de reclutas y simpatizantes de la floreciente resistencia guerrillera. Conforme la resistencia demostró su eficacia nuevos luchadores internacionalistas se unieron desde países vecinos musulmanes y árabes. El asombroso éxito de la guerrilla puede medirse de varios modos: la capacidad para realizar docenas de acciones militares diarias, de manera sostenida, y en una gran variedad de regiones del país; su éxito en la lucha relámpago que maximiza las bajas estadounidenses y reduce al mínimo las pérdidas; su eficacia en el minado de los proyectos del oleoducto colonial cambiando así la culpa popular sobre los ocupantes; su eficacia en la expulsión de los auxiliares coloniales en Naciones Unidas, Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional y muchas ONG - que podrían haber hecho incursiones para cooptar colaboradores locales, en particular entre los profesionales de élite en paro y los subcontratistas locales. Lo más importante de su lucha es la noción de que no puede emprenderse ninguna reconstrucción antes de que se acabe el dominio colonial; la "reconstrucción bajo dominio colonial" sólo perpetuará los nuevos gobernantes y enriquecerá a las multinacionales que tomarán el control de las empresas públicas iraquíes, petróleo, electricidad, agua y otras infraestructuras básicas, establecerá enormes bases militares permanentes estadounidenses y minará la unidad del país. La Nueva Ola: El Futuro de la Resistencia La tentativa estadounidense de "dar marcha atrás al reloj" a un período anterior de invasiones coloniales y gobierno directo fue una noción extraña impuesta a los imperialistas de la Administración Bush por los extremistas funcionarios sionistas y militaristas. Su objetivo no era seguir tácticas flexibles para crear un nuevo estado cliente, sinó destruir Irak, ahora y para el futuro, como potencial alternativa al poder israelí en Oriente Medio. Obligaron a la destrucción total del estado para convertir a Irak en una economía de subsistencia, forzando a la emigración del Oriente Medio a millones de trabajadores y profesionales cualificados. Demandaban un régimen presidido por militares estadounidenses y una colección de clientes del exilio obligados hacia sus patrocinadores sionistas del Pentágono. Ahmed Chalabi es el ejemplo principal. Por consiguiente, la política de gobernar y arruinar ha tenido el efecto de aumentar las fuerzas de resistencia armada, provocando la oposición anticolonial de la aplastante mayoría y minando los esfuerzos del régimen de Bush por desenredarse de Irak "internacionalizando" su gobierno colonial con soldados mercenarios de Paquistán, India, Bangla Desh y Europa Oriental. La pandilla S (sionista) dirigida por Wolfowitz ahora admite haber "subestimado" el problema de la post-invasión de Irak. De hecho su obsesión principal de defender Israel a toda costa – incluso con aumento de bajas estadounidenses – estaba tras el plan de destruir el ejército iraquí y creer que el poder militar haría agacharse a "los árabes" en eterna sumisión. Los "errores" fueron construidos sobre el anacrónico modelo original israelí de colonización y puño de hierro - que la pandilla de S tiene en gran estima y que elaboraron algunos de ellos (Perle y Feith) en su informe para Netanyahu en 1996.

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Ahora los EEUU están embebidos en una guerra colonial que, la historia nos enseña no pueden ganar. En EEUU entre algunos Demócratas "liberales" (Kerry) y Republicanos (McCain) hay peticiones para que se aumente el número de tropas de ocupación colonial. Otros liberales y conservadores proponen "internacionalizar" la guerra, compartiendo alguna autoridad con unas Naciones Unidas flexibles, para traer a 40-50.000 tropas hindúes y Musulmanas del Sur Asia. La camarilla de Bush teme que un mayor despliegue de tropas le cueste la elección; Rumsfeld quiere más tropas extranjeras pero sin ceder ningunos poderes o un monopolio digamos sobre la asignación de contratos, la estrategia militar y la extracción de petróleo. El régimen de Bush y sus amplificadores en los medios de comunicación siguen reciclando la noción de que la resistencia la forman simplemente "extranjeros", "agentes de Al Qaeda", "remanentes de los seguidores de Saddam Hussein" (o el Partido Baaz) - en otras palabras, fuerzas marginales e insignificantes que serán eliminadas en breve a medida que las fuerzas estadounidenses peinen las ciudades, pueblos, barrios, ayudados por una red de informadores y policía colonial iraquí." Estas son ilusiones coloniales, necesarias para conservar el apoyo público en vista del rápido deterioro de la situación. EEUU aún no ha aceptado que lo que precedió al 1 de mayo fue una guerra de pega, una guerra mediática que fue ganada por un pacto secreto de la élite, un trato que permitió a EEUU conquistar Irak y dejó fuera a 25 millones de personas. La nueva guerra lleva ahora cinco meses - y EEUU no ha hecho progresos en cuanto a la disminución de los ataques, ni ha capturado posiciones estratégicas, porque no hay ninguna - la resistencia está por todas partes. Para la gran mayoría de iraquíes el objetivo político estratégico es la retirada estadounidense de Irak y la disolución del "régimen interino" cliente iraquí. La nueva guerra la libra una fuerza guerrillera sumamente motivada, que no está dirigida desde arriba y desde lejos por corruptos generales de salón ni está amenazada por un gobernante déspota. La forman miles de antiguos soldados, incluidos muchos especialistas militares. La forman cientos de miles de paisanos hartos de humillaciones diarias, incursiones de medianoche reventando puertas y del abuso de sus mujeres e hijas, que han tomado el fusil o proporcionan inteligencia o apoyo logístico a los luchadores. La forman millones de trabajadores en paro y empobrecidos, agricultores y profesionales que no tienen ningún futuro bajo el dominio colonial estadounidense. Como informa un periodista del Financial Times, "puede que pronto los mandos estadounidenses tengan que afrontar el hecho de que se enfrentan a la rebelión de una región entera de Irak, el Centro Sunni". Prosigue para citar a un miembro iraquí de la milicia apoyada por EEUU (Fuerza de Protección de Falluja o FPF), "la ciudad entera rechaza la ocupación americana… los muyahidin son habitantes de la ciudad …" Concluyó que, "parece (sic) haber un modelo de venganza contra las tácticas agresivas usadas por la coalición (sic) en Fallujah y en otras partes." Cita a un capitán de las FPF que declaró que la resistencia comenzó a principios de mayo después que las fuerzas estadounidenses masacraron a 15 manifestantes pacíficos, mataron a una niña pequeña y a varios otros civiles." (Financial Times, el 25 septiembre 2003 p.6) Unos cuantos mullahs cooptados, un par de cientos de exiliados colonizados importados y unos miles de policías no tienen ninguna posibilidad contra la rebelión que bulle en las masas de iraquíes que ven cada acto violento directamente relacionado con la presencia del mando militar estadounidense. Toda la propaganda de los medios de comunicación estadounidenses destinada a los iraquíes no cambia la miseria absoluta de su vida diaria, la humillación de los constantes insultos y amenazas que les lanzan en las calles, en los mercados y la arrogante sumisión forzada de los sospechosos capturados encapuchados y empujados al suelo, con una bota sobre sus cuellos, un arma apuntando a su cabeza, bajo las luces de búsqueda de los vehículos acorazados y helicópteros. Estas "ayudas visuales", rutinas de gobierno colonial, han liberado un odio razonado que sólo ahora se ha unido a la guerra contra el imperialismo. Todavía se harán tratos pero beneficiarán sólo a unos cuantos – ya no existe un

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mando central para ejecutar órdenes o ejecutar a los sujetos desobedientes. Hay traidores e informadores, pero sus vecinos y colegas los conocen y son tratados en el contexto de la resistencia anticolonial. No hay frentes de batalla - está por todas partes, hay minas en las carreteras porque las plantaron y detonaron comandos locales; no hay ninguna 'Batalla de Bagdad ' - habrá mil y una batallas en Bagdad - en cada camino, callejón, bloque de apartamentos y plaza del mercado. No hay ninguna familia de la élite que sea el objetivo, ningún líder que matar al terminar la guerra; hay millones de familias y miles de líderes. Esta es una nueva guerra. Rumsfeld y Wolfowitz mejor que se preparen para una guerra prolongada, invencible, con bajas diarias que con el tiempo les llevarán a retirarse de la política. Recuerden a LBJ, recuerden Vietnam. Numerosas bajas significan que el gigante durmiente al fin se despertará.

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13 de noviembre del 2003

Los derechos humanos en Brasil bajo el régimen de Lula James Petras Rebelión Traducido para Rebelion por Manuel Talens En un principio, los grupos defensores de derechos humanos en Brasil y en todo el mundo dieron la bienvenida a la elección de Luiz Inacio Da Silva, «Lula», el candidato a presidente del Partido de los Trabajadores, de centro izquierda. Además de sufrir las peores desigualdades sociales en el mundo, Brasil tenía uno de los peores historiales de derechos humanos entre los sistemas electorales no militares. Un cuidadoso estudio llevado a cabo por la respetada Comisión Pastoral de la Tierra (CPT), un grupo de derechos humanos relacionado con la Iglesia, documentó entre 1985 y 2002 1.280 asesinatos de campesinos, de abogados, consejeros técnicos, líderes sindicales y religiosos ligados a la lucha por la tierra. El estudio de la CPT encontró que la impunidad era la regla general. Sólo 121 asesinos, el 10%, fueron procesados; sólo 14 de los terratenientes que contrataron a los asesinos fueron juzgados y, de ellos, sólo 7 fueron condenados. De los intermediarios implicados en las matanzas, sólo 4 fueron acusados y 2 recibieron condena. De los asesinos que perpetraron los crímenes, 96 fueron juzgados y 58 fueron condenados. Está claro que los sistemas policial y judicial funcionan muy mal, sobre todo en el campo, donde los funcionarios de policía y los jueces se hallan estrechamente vinculados con los propietarios. La otra cara de la impunidad de los propietarios es la dura represión que se ejerce contra los trabajadores rurales. Entre 1985 y 2002, 6.300 trabajadores rurales fueron encarcelados, 715 torturados y más de 19.349 sufrieron maltratos físicos. Sólo en 2002, el último año de la socialdemocracia del presidente Cardoso, 43 activistas rurales fueron asesinados. En el mismo año hubo 20 intentos de asesinato, 73 amenazas de muerte contra trabajadores, 20 casos de tortura y 44 casos de maltratos físicos de activistas rurales encarcelados. Hace veinticinco años, cuando el presidente Lula era un sindicalista activo, sufrió persecución estatal y fue encarcelado. Durante su campaña electoral prometió poner en práctica un amplio programa de reforma agraria y hacer cumplir las garantías constitucionales de derechos humanos en las zonas rurales, así como acabar con la impunidad de los propietarios en su represión de campesinos. En lo tocante a derechos humanos durante los primeros nueve meses en el poder, es posible evaluar el régimen de Lula mediante varios criterios, que incluyen: (1) el asesinato de activistas; (2) el encarcelamiento de líderes campesinos y activistas sociales; (3) las actividades de los grupos paramilitares; (4) la impunidad de los militares; (5) la igualdad de todos ante la ley; (6) el reconocimiento de la legitimidad del movimiento de reforma agraria; (7) el fin de las expulsiones de los campesinos que ocuparon tierras no cultivadas; (8) la puesta en marcha de una amplia reforma agraria y (9) el mantenimiento de la prohibición de cosechar semillas genéticamente modificadas. Estos criterios proporcionarán una base empírica para juzgar al presidente Lula en lo relativo a derechos humanos. Asesinatos

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Según un detallado estudio de la CPT, publicado a finales de agosto de 2003, 44 activistas rurales fueron asesinados entre enero y mediados de agosto de 2003, uno más que los 43 de 2002, el último año de la presidencia de Cardoso. Esto da un promedio de 5,5 asesinatos por mes, el más elevado desde 1990. Los «campos de la muerte» bajo el presidente Lula superan la tasa de asesinatos políticos bajo Cardoso, cuya presidencia fue testigo de varias matanzas sangrientas. La política de impunidad todavía persiste. Durante los ocho años de gobierno de Cardoso, 278 trabajadores sin tierra y líderes sindicales rurales fueron asesinados (casi 35 por año), pero sólo 5 asesinos fueron juzgados y condenados, menos del 2 %. En el caso más notorio, la matanza de 19 pacíficos y desarmados trabajadores rurales sin tierra en Eldorado do Carajas, en el Estado de Pará, los 163 policías militares fueron absueltos. El régimen de Lula no ha hecho esfuerzo alguno por reabrir estos juicios o acelerar los casos pendientes en los tribunales. Además, el caso de los guerrilleros Ariagua, que fueron asesinados por la dictadura militar en 1974 y cuyos cadáveres luego «desaparecieron», ha sido reabierto por el Tribunal Federal, que exige un informe completo de los militares. El régimen de Lula, siguiendo la costumbre de sus precursores de la derecha y de acuerdo con los militares, se ha negado a ejecutar la orden judicial. Grupos paramilitares Las formaciones paramilitares al servicio de los propietarios han crecido en todas las regiones rurales de Brasil durante el primer año del régimen de Lula. Las fuerzas paramilitares funcionan con impunidad, su presencia ha sido televisada y sus entrevistas difundidas por los medios nacionales de comunicación. En Paraná, Pará, Bahía y en todas partes del noreste, norte central e incluso el sudeste de Brasil, los paramilitares funcionan con frecuencia en asociación o con la complicidad de la policía militar y con la tolerancia de la judicatura. Estas «fuerzas de seguridad privadas» han asesinado a la mayor parte de los líderes campesinos bajo la política «permisiva» de Lula. La campaña nacional de la Comisión Pastoral de la Tierra (CPT) para la prohibición de estas milicias armadas ha contado con el amplio apoyo de todos los grupos de derechos humanos brasileños e internacionales, pero no ha tenido prácticamente ningún impacto sobre el régimen de Lula, que arguye que, bajo la separación de poderes, se trata de un «asunto judicial», del que se deben ocupar los «estados». La política de Lula ha llevado a la proliferación de nuevos grupos paramilitares y escuadrones de la muerte, el Primer Comando Rural (Primeiro Comando Rural) en Paraná, que tiene como objetivo la expulsión de más de 14.000 familias ya establecidas en las tierras. Expulsiones Las expulsiones de campesinos se han multiplicado durante el régimen de Lula, por decisión de autoridades locales, estatales y federales. Las familias que se habían establecido en tierras desocupadas hasta siete años antes de la llegada de Lula han sido expulsadas por la fuerza, sus casas quemadas, sus mejoras del terreno y sus cosechas destruidas. Entre enero y junio, 8.492 familias, en torno a 40.000 personas, han sido desahuciadas, lo cual supera en cuatro veces el número de campesinos que recibieron tierra en el mismo período. Presos políticos Varias docenas de activistas políticos y sociales en el movimiento de reforma agraria están detenidos. Unos han sido juzgados y condenados a penas de hasta 4 años de cárcel por su participación en ocupaciones de tierras. En la actualidad, 17 líderes del MST de los estados de São Paulo, Paraná, Mato Grosso do Sul, Goias y Paraibo han

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sido encarcelados. José Rainha Junior, uno de los líderes más prominentes del MST, está acusado de organizar «una banda armada», acusación penada con diez años de cárcel que previamente había sido denegada en la apelación. Criminalización de los movimientos sociales En septiembre de 2003, ciento cincuenta policías militares rodearon la oficina central del MST en São Paulo y se prepararon para un asalto armado con el pretexto de buscar activistas sociales acusados de ataques contra la propiedad (ocupaciones de tierra). Sólo la intervención masiva de grupos de derechos humanos, de los obispos católicos y de los sindicatos impidió un asalto potencialmente sangriento. El régimen de Lula terminó por ceder para evitar deslustrar todavía más su imagen internacional con una matanza en la ciudad más grande de Brasil. No hubo investigaciones ni funcionarios amonestados y, desde luego, tampoco había «criminales» en la oficina central. Sin embargo, el efecto mediático logró criminalizar los movimientos sociales en general y el MST en particular. Lula, que buscó activamente y recibió el apoyo sin reservas del MST y de los movimientos sociales durante la campaña electoral, se ha lavado las manos con respecto a su responsabilidad en la creciente persecución judicial, en las detenciones arbitrarias y en la intervención de la policía militar. Con la excusa de la «división de poderes» entre el ejecutivo, el legislativo y el judicial, se ha negado a usar la autoridad y el influjo de su presidencia para acabar con las fuerzas de la represión o mantener las garantías constitucionales contra detenciones arbitrarias y ejecuciones extrajudiciales por parte de grupos paramilitares vinculados a los grandes propietarios. La razón de la negativa a actuar de Lula se encuentra en su profundo compromiso a favor de la promoción del modelo de agroexportación y del mantenimiento de «un clima favorable» a los inversores extranjeros, así como en su idea de que cualquier intervención contra el gran capital y sus aliados judiciales, policiales y paramilitares enviaría «malas señales» al «mercado». Esto casa mal con un presidente que ha cenado en casas de campesinos sin tierra para mostrar su «neutralidad» en esta lucha fundamental por la justicia social y los derechos humanos. Sin embargo, la política de Lula no es «neutra», por mucho que él lo pretenda y siga repitiendo clichés sobre la división de poderes. De hecho, su política ha dejado el campo libre a las fuerzas más retrógradas de la elite brasileña para que liquiden los beneficios alcanzados durante las dos últimas décadas, al favorecer las expulsiones de quienes se habían beneficiado de la reforma agraria y de los okupas, instigando el comportamiento ilegal de los propietarios y de la judicatura corrupta que actúa a sus órdenes. Las Naciones Unidas y los derechos humanos La enviada de las Naciones Unidas Asma Jahangar señaló en septiembre y octubre de 2003, al final de una visita de tres semanas durante la cual investigó las ejecuciones sumarias por parte de la policía brasileña, que «Brasil es una democracia, pero lo que yo veo aquí es una situación desgraciada, triste, sin justicia alguna» ( BBC News 10/10/2003). Dos de los testigos que testimoniaron ante la enviada de las Naciones Unidas sobre los actos de los escuadrones de la muerte en áreas rurales y urbanas fueron asesinados poco después, como para confirmar el patético estado de los derechos humanos en Brasil. La representante de las Naciones Unidas afirmó que el problema no es simplemente la existencia de vigilantes locales, sino un problema institucional que impregna al estado brasileño. Hizo acopio de informes detallados y extensos de los grupos de derechos humanos, que vincularon a los escuadrones de la muerte con policías y vigilantes. Tal como señaló Jahangar, «la policía no puede luchar contra el crimen cometiendo crímenes». Lula ha prometido de boquilla

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solucionar el problema, si bien no ha emprendido ninguna reforma seria ni en la policía, ni en la judicatura ni en otras instituciones dedicadas al cumplimiento de la ley. La «ley» de la inmunidad prospera bajo Lula igual que lo hacía bajo los regímenes anteriores, militares y civiles. Derechos humanos: la reforma agraria Brasil sufre las desigualdades más extremas del mundo en cuanto a la distribución de la tierra. Menos del 1% de los propietarios poseen el 50% de la tierra, mientras que veinticinco millones de familias rurales carecen de tierra. La cuestión de una reforma agraria era la exigencia central de las clases rurales más empobrecidas de la sociedad brasileña, una exigencia que apoyan las dos terceras partes de la población. Durante la campaña electoral, Lula prometió «una reforma agraria profunda, integral y dentro de la ley». La principal organización de los trabajadores rurales sin tierra, el MST, exigía tierra para 120.000 familias durante el primer año. Lula prometió tierra para 60.000 familias. Durante los 9 primeros meses en el gobierno, 2.100 familias recibieron la tierra, la treceava parte de su promesa original. El régimen de Lula está muy por debajo del anterior régimen neoliberal de Cardoso, que se ocupó de un promedio de aproximadamente 40.000 familias por año. Con respecto a las exigencias del MST, Lula va a cumplir aproximadamente el 4% de su objetivo. Las más de 200.000 familias que viven en condiciones precarias al borde de las carreteras y en campos abandonados tienen unas perspectivas bien tristes durante el futuro inmediato, a no ser que tomen la iniciativa y organicen ocupaciones de tierra. El fracaso del régimen de Lula a la hora de poner en práctica la reforma agraria se debe a la prioridad que ha dado al pago de la deuda externa, al cumplimiento de los objetivos de austeridad del Fondo Monetario Internacional y a la promoción del sector de la agroexportación. La financiación de cuestiones de derechos humanos como la reforma agraria tiene la prioridad más baja. En octubre de 2003, tras haber incumplido sus promesas a los trabajadores sin tierra y haberse puesto abiertamente del lado de los grandes agroexportadores, el presidente Lula emprendió un burdo ataque contra el MST y sus propuestas de reforma agraria. «No voy a llevar a cabo la reforma agraria que propone el MST, que significaría un cambio de la miseria urbana por la pobreza rural, simplemente para aumentar el número de unos beneficiarios que no producen nada (Veja, 29 de octubre de 2003, página 40). Los 350.000 beneficiarios de la reforma agraria no sólo producen millones de reales de alimentos para el mercado local, sino que también han desarrollado productos de exportación, y casi todos los universitarios y periodistas objetivos han señalado la enorme mejora que la reforma ha supuesto en sus vidas. De hecho, Lula no tiene alternativa a la reforma agraria, tal como afirmó Marcelo Rezende, el ex presidente del Instituto de la Reforma Agraria (INCRA), cuando anunció su dimisión en agosto de este año. Modificaciones genéticas y derechos humanos En todo el mundo, desde Europa Occidental a la India, desde África a Brasil, granjeros, campesinos, ecologistas y consumidores han luchado contra las grandes corporaciones agroalimentarias que intentan imponer semillas genéticamente modificadas, fertilizantes químicos y herbicidas. Hasta el inicio del régimen de Lula, la agricultura basada en semillas genéticamente modificadas se limitó a regiones aisladas del sudeste de Brasil. Sin consultar con el congreso ni con las organizaciones representativas de los pequeños granjeros y trabajadores sin tierra ni con los grupos

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medioambientales, Lula decretó la aprobación de la siembra de estos productos, bajo la presión de Monsanto. Contra la mayoría de los brasileños, el equipo económico de Lula, dirigido por su ministro de la agricultura, asociado desde hace tiempo a Monsanto, impuso tal medida. El espectro de una agricultura de exportación de origen químico amenaza con minar los precarios márgenes entre el costo de producción y de venta en que se mueven los pequeños productores, y asimismo podría perjudicar las exportaciones a los mercados europeos. La generalización de una agricultura basada en sustancias químicas, de coste elevado, y la posterior ruina de millones de productores locales son un atentado contra los derechos humanos. Al parecer, el compromiso de Lula con las elites de la agroexportación de productos genéticamente modificados pasa por encima del terrible futuro que les espera a los campesinos. Conclusión Durante los diez primeros meses del régimen de Lula, el historial de derechos humanos ha sido malo desde todos los puntos de vista. Los observadores de las Naciones Unidas, la iglesia brasileña (CPT) y los activistas han señalado la creciente violencia de los propietarios y las ejecuciones extrajudiciales, la criminalización estatal de los movimientos sociales, las detenciones arbitrarias y la impunidad continuada de torturadores de la policía y asesinos. Esto se debe fundamentalmente a la continuidad de los aparatos judicial, policial y administrativo heredados del pasado y a la negativa de Lula a reconocer la desigual y selectiva aplicación de la ley. La criminalización de facto de los movimientos sociales ayuda e incita a los propietarios locales a incrementar sus actividades parapoliciales. La segunda razón del triste historial de derechos humanos del régimen de Lula se debe al profundo compromiso de sus equipos económicos a favor de la creación de un «clima favorable» para los inversores extranjeros y a la determinación de Lula de reprimir cualquier signo de protesta social como si fuese una «amenaza para la paz social». La tercera razón se debe a la estrategia agroexportadora del régimen. Dada la alta prioridad que Lula otorga al cumplimiento de las exigencias de los acreedores externos y al cumplimiento de su acuerdo con las condiciones del Fondo Monetario Internacional, su gobierno favorece aquellos sectores de agricultura que generan divisas fuertes, a expensas de los sectores agrícolas, que producen alimentos para el consumo local. Es precisamente esta «triple alianza» entre el régimen de Lula, las elites agroexportadoras y los acreedores financieros externos lo que ha minado el compromiso del gobierno con los derechos humanos. Es esta alianza triple lo que ha llevado al compromiso de Lula de negociar la entrada de Brasil en el ALCA, y ello bajo unas condiciones que permitirán la entrada de exportaciones agrícolas brasileñas en el mercado estadounidense, a cambio de la entrada libre en Brasil de las importaciones de alimentos estadounidenses, que llevarán a la ruina a los productores locales. Para sostener este «modelo», el régimen de Lula se ha opuesto a las demandas de la reforma agraria y ha criminalizado los movimientos sociales que la propugnan, mientras que presiona a los EE.UU para que reduzca sus tarifas y elimine sus cuota sobre la soja, los cítricos, el algodón, el azúcar y otros elementos de exportación. Las violaciones de derechos humanos en Brasil no se deben sólo a funcionarios locales o a propietarios, sino a un profundo problema estructural inmerso en la estrategia básica del gobierno. Las elites de América Latina ya han reconocido el valor de Lula. La Folha de São Paulo (29 de octubre de 2003) destacó en primera página una encuesta realizada entre las elites de seis países latinoamericanos, que escogieron a Lula como «el mejor presidente de América Latina», con un margen muy superior al de los demás presidentes neoliberales.

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Imperialismo y resistencia en Latinoamérica James Petras Rebelión Traducido para Rebelión por Marina Trillo Es totalmente pertinente que la Cumbre de Presidentes Ibero Americanos (IAPS) se celebre este año en Bolivia. Porque apenas unas semanas antes, Bolivia fue el sitio de una confrontación histórica, que quizás marque época, entre una élite neoliberal corrupta apoyada por la Embajada de EEUU y las Fuerzas Armadas y los campesinos, trabajadores, estudiantes y pobres urbanos decididos a recobrar el control soberano de sus fuentes energéticas y mercados interiores. No es accidental que la IAPS tenga lugar en Santa Cruz, la única ciudad de toda Bolivia donde el presidente en su huída procuró provocar un infortunado golpe de estado apoyado por empresarios. El levantamiento popular de octubre 2003 tiene dimensiones verdaderamente heroicas, pero es sólo la ola de apertura de una lucha de amplitud continental que está emergiendo en toda Latinoamérica. Para entender esta naciente confrontación es importante examinar brevemente los protagonistas del cambio, la naturaleza de la polarización entre los constructores del imperio y sus regímenes vasallos por un lado, y los movimientos socio-políticos de masas por otro lado, colocando esto dentro del contexto de los cambios de poder históricos de las últimas décadas. Este contexto político es importante para delinear el campo de batalla fundamental - y los asuntos sobre los que se producirán las luchas presentes y futuras. Estos incluyen la batalla por el gas, el petróleo y otras fuentes de energía; la cuestión agraria en todas sus manifestaciones, desde la distribución de la tierra, a la autodeterminación del cultivo de cosechas (incluida la coca), la protección de los mercados interiores y la promoción de la seguridad alimentaria doméstica; el tema del enorme ejército de trabajadores urbanos parados permanentes; el punto fundamental de los derechos humanos sostenibles y el asunto de la justicia social y la impunidad de la élite. En la sección final demostraremos por qué el imperialismo es el tema principal de nuestro tiempo. En todos y cada uno de los más importantes problemas sociales, políticos y económicos de nuestro tiempo, una resolución progresista exige la derrota del proyecto imperial. Cambio de Marea Hay indicadores empíricos significativos de que la marea se está volviendo en contra de los regímenes cliente estadounidenses de Latinoamérica, aunque a un coste muy alto y sangriento. En Bolivia una alianza de clase de varios millones de Bolivianos derribó el régimen de Sánchez de Losada en octubre de 2003 e impuso al Presidente entrante, Meza, un límite de 90 días para renacionalizar el gas y las fuentes energéticas, revocar el programa de erradicación de coca e implementar otras demandas populares. El coste fue alto: 81 Bolivianos fueron matados y 400 gravemente heridos. En la vecina Colombia, el Presidente Uribe, EEUU y el FMI promovieron un referéndum que no logró obtener el mínimo 25% del electorado y fue sonoramente derrotado - bloqueando así los planes neoliberales de austeridad y privatización de Uribe. Un candidato de "centro-izquierda" derrotó también al elegido de Uribe para la alcaldía de Bogotá, la segunda posición política más importante del país. El programa de contra-insurgencia de Uribe no ha conseguido hacer ningún progreso significativo contra la guerrilla, a pesar de que las fuerzas paramilitares

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continúan asesinando y desahuciando por la fuerza a millares de campesinos en las áreas conflictivas. En Venezuela, los intentos apoyados por EEUU para derrocar violentamente por medio de sicarios locales al régimen democráticamente elegido del Presidente Hugo Chávez fueron derrotados dos veces por una alianza de pobres urbanos y sectores del ejército constitucionalista. Como resultado Chávez ha "renacionalizado" la compañía estatal del petróleo, reasignando sus ganancias desde las inversiones exteriores a proyectos sociales locales para sanidad, educación, viviendas económicas para los pobres y reforma agraria para los campesinos sin tierra - 100.000 beneficiarios en 2003. En Argentina un levantamiento de masas populares en diciembre de 2001 y la movilización urbana a lo largo de 2002-2003 han llevado a la acusada reducción de los pagos de deuda, una bajada del precio de la electricidad, gas y otras utilidades y el principio de la reforma del corrupto y represivo Estado dejado por la dictadura militar y los venales regímenes civiles neoliberales de Menem, De La Rua y Duhalde. En Perú, Ecuador y Brasil, los movimientos de masas se reagrupan para relanzar sus proyectos de transformaciones sociales, después del giro a la derecha hacia el neoliberalismo ortodoxo de los presidentes pseudo populistas, Lucio Gutiérrez en Ecuador, Da Silva en Brasil y Toledo en Perú. El apoyo a Toledo ha caído a plomo a cifras de un sólo dígito; Gutiérrez ha perdido el apoyo de los grandes sindicatos y organizaciones indiascampesinas y se ha aliado con el ultraderechista Partido Cristiano Social Febres Cordero. En Brasil para gran desilusión de la mayor parte de sus 50 millones de votantes, Da Silva ha abrazado una versión extrema del "programa de ajuste" neoliberal del FMI, cortando los programas sociales, reprimiendo a los activistas rurales, cortando las pensiones de los funcionarios y distribuyendo tierras a menos del 5% de los 60.000 trabajadores rurales sin tierra a los que prometió asentar en el primer año de su mandato. El MST, los funcionarios públicos, los trabajadores autónomos y muchos otros sectores populares están ya en huelga, preparando ocupaciones masivas de tierras y organizando un nuevo partido político. El resurgimiento popular del año 2003 representa la cuarta oleada de lucha popular durante el último medio siglo. La primera oleada abarcó el período entre 1959 y principios de los 1970 - empezando con el éxito de la revolución cubana y terminando con la derrota de socialistas y populistas y la imposición de dictaduras militares en el Cono Sur. La segunda oleada se centró en América Central y empezó con la Revolución Sandinista de 1979 y terminó con su derrota en las elecciones de 1990 y la consolidación de regímenes cliente de EEUU en Nicaragua, Guatemala y El Salvador. La tercera oleada, empezó a finales de los años 1990 y terminó en 2002, una mezcla de movimientos populares de masas y coaliciones con personalidades y partidos electorales pseudo populistas. La cuarta oleada, que gana ímpetu rápidamente, está cada vez más ligada a los movimientos sociopolíticos de toda Latinoamérica. La integran coaliciones de indios-campesinos-clase obrera urbana parada, dedicadas a actividades extra parlamentarias. El asunto que unifica esta cuarta oleada de insurgencia popular es su oposición a la recolonización de Latinoamérica por medio del ALCA promovido por los EEUU. La singularidad de estos movimientos es su independencia del control de partidos electorales, su alcance de amplitud continental, su poderosa red internacional de solidaridad a través de varios foros sociales y organizaciones. Lo más importante son su profundo enraizamiento en movimientos locales y su participación en luchas concretas, basados en un análisis derivado de las especificidades de la historia, cultura, estructura de clase, características étnicas y de género de cada país. Contexto histórico para la Re-colonización de Latino América (ALCA)

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Los avances y retrocesos de los regímenes cliente apoyados por EEUU y los intereses económicos imperiales han estado en relación inversa a la fuerza de los movimientos populares y los regímenes socialmente progresistas del último medio siglo. La primera oleada de regímenes cliente apoyados por el imperio estaba formada por dictaduras militares anti comunistas enormemente represivas durante los años 1950: Batista en Cuba, Somoza en Nicaragua, Trujillo en la República Dominicana, Odria en Perú, Pérez Jiménez en Venezuela, Armas en Guatemala. Estos fueron los predecesores de los gobernantes neoliberales militares y civiles de la última parte del siglo. Sirvieron esencialmente para abrir las puertas a una temprana invasión del capital estadounidense y para proporcionar apoyo incondicional a los EEUU durante la Guerra Fría. Los constructores del imperio estadounidense apuntaron contra los emergentes regímenes nacional-populares y socialistas - Perón en Argentina, Vargas en Brasil, Allende en Chile, J. J. Torres en Bolivia - que promovían la propiedad nacional de las fuentes de energía y la empresa pública en industrias básicas. Los EEUU intervinieron y derrocaron a los regímenes nacionalistas populistas por medio de golpes de estado de las élites cliente militares y civiles, e invasión directa (República dominicana 1965). El resultado fue la implantación del modelo "neoliberal" o el modelo de acumulación de capital centrado en el imperio (ICMCA), con el que se privatizaron las empresas públicas y fueron vendidas a corporaciones multinacionales estadounidenses y europeas. Además invadieron los mercados locales con exportaciones subvencionadas y las deudas extranjeras contraídas por gobernantes corruptos fueron utilizadas para socavar cualquier estrategia nacional de desarrollo equitativo. Los años 1980 presenciaron la transición de dictaduras militares a electoralistas civiles autoritarios e intensificación del "modelo neoliberal" y transferencia masiva de ganancias, intereses, royalties y fondos ilícitamente ganados a EEUU y la Unión Europea. La consolidación de los regímenes neoliberales llevó al desmantelamiento de los sistemas de bienestar social, al desempleo urbano masivo, enormes aumentos de migración rural huyendo de la miseria absoluta en el campo, aumento de los niveles de pobreza a más del 50% y al creciente descontento generalizado con el modelo de acumulación centrado en el imperio. El período entre 1990-2001 presenció el derrocamiento popular de dos presidentes neoliberales en Ecuador, otro en Brasil (Collor), un cuarto en Venezuela (Carlos Pérez), preludios del derrocamiento de los corruptos políticos electorales autoritarios de Perú (Fujimori), De La Rua (Argentina), Sánchez de Losada (Bolivia) en los primeros años del nuevo milenio. Aunque el neoliberalismo proporcionó ganancias extraordinarias a las corporaciones multinacionales europeas y estadounidenses y a las élites locales multimillonarias no es ni políticamente ni socialmente sostenible. El descenso y deterioro del neoliberalismo quedan patentes en las tasas de crecimiento per capita negativas, la descapitalización de las economías, el descenso del consumo doméstico, la profundización de la crisis de la agricultura (excepto en los enclaves de exportación), y los pagos exorbitantes de deuda que socavan cualquier inversión pública en economía y programas sociales. Neoliberalismo en Crisis: Re-Nacionalización o Re-Colonización El ALCA es la respuesta propuesta por EEUU a las declinantes fortunas del neoliberalismo y a los estados fallidos asociados con su implementación. El ALCA implica la transferencia de soberanía a una comisión ALCA dominada por los EEUU. Esta comisión establecerá el armazón legal, económico y político para la implementación a largo plazo y gran escala de los intereses imperiales

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estadounidenses. El ALCA conducirá a la cesión de todas las funciones legislativas y ejecutivas Latinoamericanas y su subordinación total a un ALCA controlado por EEUU. La meta económica inmediata del ALCA será privatizar las restantes áreas lucrativas de propiedad nacional: el petróleo y las telecomunicaciones Venezolanas, Mexicanas y Ecuatorianas y la privatización de la sanidad pública, la educación y los servicios sociales. El ALCA también significará la protección continuada de los sectores agrícolas e industriales estadounidenses no competitivos, la subvención continuada a los exportadores estadounidenses - y la monopolización del comercio para privilegiar a los exportadores estadounidenses por encima de los productores asiáticos y europeos. Para defender el ALCA como un proyecto de re-colonización, los constructores del imperio estadounidense están militarizando la región por medio del Plan Colombia, construyendo extensas redes de bases militares y aumentando los contactos político-personales que suman a funcionarios militares por la vía de 'maniobras militares conjuntas'. El aumento del conflicto social y de la insurgencia generalizada de las masas populares no es sólo una respuesta a las pasadas y presentes depredaciones sinó al futuro proyecto de re-colonización, que implica el control de los recursos energéticos (como el gas Boliviano), la expulsión y desarraigo del campesinado rural y la "solución final" a la autodeterminación nacional y la soberanía popular. La crisis del neoliberalismo y la transición a la re-colonización sucede, sin embargo, en terrenos de gran contestación política y social: la emergencia de la "cuarta oleada de movimientos sociopolíticos" y la relativa debilidad y aislamiento de los regímenes vasallos pro-ALCA. Bolivia ha ido por delante, primero al derrocar al corrupto régimen de Sánchez de Losada y al señalar una dirección alternativa: la re-nacionalización de las fuentes de energía y la protección y autodeterminación de sus productores agrícolas domésticos. Los métodos Bolivianos de demandas de cambio y programáticas tienen profunda resonancia entre el pueblo de Latinoamérica, cada vez más desengañado de los líderes políticos elegidos cuyas campañas y promesas electorales se oponen diametralmente a lo que hacen una vez alcanzan el poder. Plan de la Cuarta Oleada de Movimientos Sociopolíticos El eje de las luchas sociopolíticas emergentes gira alrededor de cinco grupos de asuntos, implicando cada uno de ellos choques frontales entre las élites locales y los constructores del imperio estadounidense de un lado y los indios-campesinos, trabajadores, parados y juventud del otro lado. 1. El filo de la confrontación del imperio contra el pueblo es la batalla por el gas, el petróleo y otras fuentes de energía. Una victoria de los poderes imperiales - a saber, privatización o continuación de la privatización - abrirá la puerta a la toma completa de la economía y proporcionará enormes recursos para financiar la dominación imperial y sus élites vasallas. Una victoria del pueblo - la derrota del imperialismo - en la toma del control de la energía tendría como resultado el proporcionar recursos para financiar la inversión pública en infraestructura que ligue los mercados interiores y proporcione empleo, financiación de la reforma agraria y programas sociales y modernización de los servicios sanitarios, educativos y sociales. Igualmente importante, la re-nacionalización podría proporcionar el ímpetu para revertir otras privatizaciones ilegales y de alto coste y desnacionalizaciones, aumentando el alcance y profundidad del control público y popular sobre la economía. El gas y el petróleo no son sólo una fuente de riqueza sinó que son también emblemas de la lucha por el desarrollo autónomo y la defensa de la identidad nacional. 2. La fuerza impulsora de la actual insurrección popular, los movimientos sociales mejor organizados y más conscientes se encuentran en las áreas rurales de

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Latinoamérica. El tema esencial es la cuestión agraria en formas múltiples y complejas, que van desde las demandas por la reforma agraria en Brasil a las demandas de los cultivadores de coca en Bolivia, Perú y Colombia por el derecho a cultivar y comercializar la hoja de coca. La lucha fundamental se da entre pequeños campesinos, trabajadores rurales sin tierra y campesinos de tipo medio que producen alimentos para los mercados locales contra los agro-exportadores, los importadores comerciales y los grandes exportadores subvencionados de Europa y EEUU. Los asuntos son múltiples - unas tres cuartas partes del crédito, asistencia técnica, subvenciones de derechos del agua son asignadas por los regímenes neoliberales a los sectores agro- exportadores, mientras que los campesinos y pequeños granjeros locales son forzados a pedir prestado a tasas usurarias a prestamistas locales, grandes hacendados y comerciantes. En Brasil, Paraguay y Colombia propiedades inmensas en su mayor parte de tierra sin cultivar coexisten con millones de trabajadores sin tierra y campesinos de subsistencia. En Colombia y Brasil cientos de miles de campesinos son desahuciados y cientos asesinados cada año por los ejércitos privados de los grandes terratenientes protegidos por el corrupto sistema judicial. La misma "justicia de clase" encarcela a millares de activistas campesinos que intentan remediar las quejas de sus partidarios. El problema de la pobreza rural sólo puede arreglarse confrontando el asunto de la concentración de riqueza, tierras y crédito. El problema agrario es el tema más explosivo que probablemente sea detonante de una guerra social a largo plazo y a gran escala. La tercera área de la lucha de masas se da entre la creciente masa de parados urbanos concentrados en todas las capitales y principales ciudades provinciales. Entre el cuarenta y el ochenta por ciento de la mano de obra Latinoamericana está en paro o empleada en actividad económica precaria que no proporciona unos ingresos suficientes para vivir. Movimientos de ocupación de tierras a gran escala en la periferia de ciudades por los sin hogar de Brasil, bloqueos de carreteras masivos por los trabajadores en paro organizados de Argentina, y la insurgencia urbana en El Alto, Bolivia, son sintomáticas de la explosividad de los urbanos pobres. El punto clave que afecta al empleo y desempleo es la descapitalización de Latinoamérica por medio de onerosos pagos de deuda a bancos extranjeros, repatriación de ganancias por parte de las corporaciones multinacionales y colusión de los bancos estadounidenses y europeos al transferir miles de millones de fondos ganados ilegalmente por los bancos locales, políticos y élites locales de negocios. La segunda fuente de desempleo es la bajada de aranceles y la inundación de los mercados locales con productos subvencionados de EEUU y la UE así como de corporaciones multinacionales que exportan desde plataformas de trabajo barato en China. Los subempleados y parados incluyen a trabajadores fabriles que han perdido sus trabajos y a jóvenes que entran al mercado de trabajo y nunca han estado empleados. Los recientes levantamientos en Bolivia y Argentina, que lograron derrocar regímenes vasallos de EEUU, y la movilización popular que restauró al Presidente Chávez en el poder estaban integrados en gran parte por subempleados y parados urbanos más que por sindicatos industriales de base fabril. La cuarta área de la lucha de masas está en la esfera de los derechos humanos entendida ampliamente. Los movimientos de masas contra la impunidad de los funcionarios del gobierno implicados en masacres, genocidio, tortura y encarcelamiento están en marcha, especialmente en Argentina, Bolivia, Perú, Paraguay y Colombia. Campañas a gran escala para liberar a activistas políticos y sociales encarcelados, están teniendo lugar en Brasil, Colombia y otras partes. La lucha contra la impunidad de antiguos asesinos políticos se dirige hacia prevenir la reincidencia - la repetición de crímenes por los mismos funcionarios en el presente y el futuro. El número más grande de extorturadores, exdictadores, exmilitaristas de

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Latinoamérica se encuentra en confortable exilio en los EEUU, especialmente en Miami que tiene la concentración per capita más alta del mundo de terroristas Latinoamericanos. Puesto que la mayoría de los crímenes contra los derechos humanos son el resultado de los gobernantes que protegen los privilegios, enormes tenencias de propiedad y pillaje de recursos nacionales por parte de élites minoritarias, la defensa más efectiva de las obligaciones de derechos humanos sostenibles requiere la transformación de las estructuras del estado y la redistribución de la riqueza, y la propiedad hacia el control mayoritario - por los trabajadores, campesinos y profesionales. La continuación de violaciones de los derechos humanos, la persistencia de la criminalización de los movimientos sociales y la impunidad de las élites bajo los recientemente elegidos regímenes de Da Silva, Gutiérrez y Toledo sugieren que los derechos humanos no serán respetados por un cambio de Presidentes, si no va acompañado de cambio estructural. Imperialismo Estadounidense: En el Ojo de la Tormenta Desde la caída de los regímenes comunistas, Washington ha expandido su influencia sobre la mayor parte de los antiguos países comunistas - desde el Báltico por Europa Oriental a los Balcanes y más allá al Asia Central y Meridional, mediante guerras, invasiones y operaciones encubiertas. El imperio estadounidense abarca casi el cincuenta por ciento de las 500 corporaciones multinacionales y bancos más grandes, 120 bases militares alrededor del mundo y centenares de misiones militares. El ALCA forma parte integral de la Doctrina de Bush de dominación del mundo. Pero este imperio no es omnipotente, el poder mundial no es "unipolar", ni el imperio está omnipresente. En Irak, el régimen colaborador-colonial se encuentra con resistencia popular masiva con más de tres docenas de enfrentamientos armados diarios y numerosos soldados estadounidenses y colaboradores civiles heridos y muertos cada semana. La resistencia aumenta también en el Afganistán colonial. En Latinoamérica, los proyectos de poder estadounidenses fueron derrotados en Venezuela, Colombia y Bolivia. La resistencia popular derrotó dos golpes de estado orquestados por EEUU en Venezuela, el "Plan Colombia" en Colombia y la venta del gas de Bolivia por Sánchez de Losada. El coste de la construcción imperial de Washington está socavando la economía doméstica y el apoyo político de los regímenes, a medida que la cantidad de soldados muertos sube junto con el déficit del presupuesto - mientras el gasto social y los trabajos industriales descienden. El "imperio crece pero la república declina" - es la mayor contradicción, junto con la contradicción entre la ocupación colonial y la resistencia anti-colonial en Irak y Latinoamérica. La Centralidad de Latinoamérica para el Imperio estadounidense y la Centralidad del Imperio estadounidense en la Regresión Latinoamericana Las políticas y las prácticas de las principales instituciones políticas y económicas estadounidenses están en el centro de los mayores problemas a los que se enfrenta Latinoamérica. La noción de la "centralidad" del imperio no niega el papel negativo de los especuladores locales, políticos corruptos, terratenientes y gente de negocios explotadores y oficiales militares autoritarios. Pero deja en claro que los funcionarios de EEUU han elaborado el modelo de acumulación centrado en el imperio que ha estado en el centro de la regresión de la sociedad Latinoamericana y el estancamiento de su economía. La importancia de Latinoamérica para la construcción imperial estadounidense se encuentra en tres áreas generales: comercio, márgenes de beneficio y control de la

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energía y otros recursos estratégicos. EEUU tiene un creciente e insostenible déficit comercial con Asia y Europa; la única región en la que EEUU mantiene una cuenta excedente neta es Latinoamérica. Si no fuera por los superávit de comercio y servicios en Latinoamérica, la balanza comercial negativa estadounidense pondría en riesgo el dólar y quizás contribuiría a acelerar una crisis financiera. El ALCA es visto por EEUU como un mecanismo para sostener y ensanchar este superávit en vista de las deprimentes perspectivas competitivas de otros sitios. En segundo lugar, los márgenes de beneficio estadounidenses, especialmente en finanzas y banca pero también en talleres de maquilas, energía y comercio están por encima de la tasa media de retorno en los EEUU. Entre 1990-2000 más de 900 mil millones de dólares ($900.000.000.000) fueron transferidos a EEUU en concepto de pagos de interés, royalties, ganancias y transferencias ilícitas de dinero de las corruptas élites locales. Latinoamérica, especialmente México, Venezuela, Ecuador, es la principal fuente de importación de la energía necesaria para sostener la economía estadounidense especialmente en tiempos de guerra y resistencia popular en Oriente Medio y Asia Meridional. Dados estos estratégicos asuntos - todos ellos componentes básicos de la construcción del imperio estadounidense - las presiones de EEUU hacia el ALCA llegan a ser totalmente entendibles: Le proporciona a EEUU el control directo, colonial, sobre los superávits Latinoamericanos al conformar las políticas comerciales en su propio beneficio, asegurándose la extracción continua de pagos de interés y la toma de las fuentes de energía por medio de privatizaciones. Las instituciones imperiales estadounidenses y los políticos están en el centro de la lucha de clases en Latinoamérica en tres áreas de gran significado histórico. Los EEUU y sus auxiliares en las Instituciones Financieras Internacionales (IFI) como el FMI, BM, BID son los arquitectos y principales promotores y beneficiarios de la ideología y prácticas neoliberales. La lucha contra el neoliberalismo implica la confrontación directa con los regímenes locales que aplican esas políticas e indirectamente pero de modo aún más significativo el ataque a las IFI y sus patrocinadores en Washington y Europa. EEUU es la fuerza primaria que presiona para la rápida imposición del ALCA y el más prominente beneficiario de la re-colonización de Latinoamérica. La creciente oposición generalizada al ALCA es 'lenguaje cifrado' para la oposición a la reconquista imperial estadounidense de Latinoamérica, y el efecto último, la des-emancipación de los ciudadanos latinoamericanos y la muerte de la soberanía nacional. La principal fuente de conflictos hoy y en el pasado ha estado relacionada con la toma o con el intento de apropiación por parte de los EEUU de las fuentes energéticas Latinoamericanas. Los mayores y más sangrientos enfrentamientos recientes entre los movimientos populares Latinoamericanos y los clientes estadounidenses se produjeron en Bolivia y Venezuela - sobre el control del petróleo y el gas. El comportamiento violento de los clientes apoyados por EEUU, un golpe en Venezuela y masacres en Bolivia, nos dice mucho acerca de la base política profundamente autoritaria de la recolonización estilo ALCA. En 'análisis sectoriales' más específicos encontramos todo el penetrante impacto negativo del imperialismo - especialmente en aquellas áreas problemáticas anteriormente aludidas, la cuestión agraria, el desempleo, los derechos humanos y los recursos energéticos. El imperialismo y la Cuestión Agraria

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Hay cinco áreas donde los intereses imperiales han tenido un impacto negativo sobre los granjeros Latinoamericanos, los campesinos y los trabajadores sin tierra: 1. Los pequeños granjeros y los campesinos han sido empobrecidos y desahuciados por las exportaciones estadounidenses de alimentos subvencionados y en general por el apoyo de EEUU para eliminar las barreras arancelarias que protegen a los productores locales. 2. Agencias policiales estadounidenses como la DEA ha impuesto la carga del tráfico de drogas a los campesinos productores de coca, que no producen drogas adictivas, ni las consumen, ni reciben más de un 5% del precio final de las calles de las ciudades estadounidenses. El programa estadounidense de erradicación de droga ha puesto en peligro el sustento de cientos de miles de casas campesinas y socavó las economías de cinco veces ese número de establecimientos comerciales y de servicios que dependen del gasto de los productores de coca, por no mencionar las pérdidas de rentas públicas que podrían financiar el desarrollo y el empleo. 3. El desarraigo y desplazamiento masivos, la 'urbanización forzada' de millones de campesinos en Colombia, América Central y otras partes es el resultado de los mil millones de dólares en programas de contra-insurgencia que han aterrorizado el campo, destruido las casas productivas y socavado la confianza inversora en cualquier tipo de inversiones que hubieran creado puestos de trabajo. 4. La sistemática militarización del Pentágono de la política Latinoamericana especialmente en las áreas rurales y la alianza entre terratenientes, barones de la madera y jefes políticos derechistas han llevado al crecimiento de un 'déficit alimentario' porque la mayoría de los productores de alimentos básicos para consumo local son pequeños granjeros adversamente afectados por la militarización estadounidense del campo. 5. Finalmente la insistencia de EEUU y las IFI en el pago inmediato e íntegro de la deuda ha agotado los cofres de las administraciones municipales - fondos que podrían haber sito usados para proporcionar crédito, compra de tierra para la reforma agraria o producción subvencionada de alimentos. Desde luego no sorprende, dada la completa, profunda y adversa participación del imperialismo estadounidense en todos los aspectos de la agricultura, que los campesinos, los indios y los trabajadores sin tierra hayan estado en la vanguardia de los movimientos sociales opuestos al imperialismo estadounidense en sus varias reencarnaciones, como 'neoliberalismo', "ALCA" y "pagos de deuda". El gas y el petróleo son de importancia estratégica para el imperio y también para las empobrecidas gentes de Latinoamérica. El asunto es claro: las enormes ganancias y rentas del gas y del petróleo, el uso y procesado de energía tienen implicaciones enormemente importantes para sostener el imperio o, desde la perspectiva popular, para la financiación de la actividad productiva, sanidad, educación, empleo y actividad relacionada agrícola e industrial. La pregunta fundamental es la propiedad, dirección y asignación. El imperio estadounidense quiere que sus corporaciones multinacionales posean, dirijan y se beneficien del petróleo al servicio de la economía de EEUU. Los movimientos populares quieren la propiedad pública nacional bajo control democrático para reinvertir las ganancias del petróleo en multiplicar el crecimiento económico y social dentro de sus países y para suministrar energía y electricidad baratas a sus hogares, granjas y fábricas. Desempleo e Imperialismo

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El modelo de acumulación centrado en el imperio (ICMA), mejor conocido como "neoliberalismo", está implicado en profundizar y extender el desempleo tanto en las áreas urbanas como en las rurales. Las exportaciones agrícolas subsidiadas por Washington y la protección de cultivadores y fabricantes no competitivos locales han llevado a la quiebra a granjeros y cerraron los mercados a los productores locales, aumentando el número de parados en millones. El ICMA ha eliminado la protección de los fabricantes locales llevando al enorme despido de trabajadores porque los industriales pasan a realizar actividades comerciales tales como la venta productos baratos importados. Del mismo modo el proceso de privatización ha llevado a despidos masivos y crecientes cargas sobre la energía provocando que los usuarios locales no sean competitivos en los mercados locales y extranjeros. Finalmente las demandas de los banqueros y las IFI de pagos completos e inmediatos de la deuda privan al estado de recursos para financiar los servicios públicos e inversiones de capital que a su vez llevan a despidos masivos de empleados del sector público y socavan la capacidad del estado para crear nuevos puestos de trabajo y financiar reformas agrarias que podrían absorber a la población rural excedente. Aunque la corrupción y la incompetencia de los funcionarios locales y la fuga de capitales de los inversores locales son importantes factores contribuyentes, el sobrecurvado armazón político-económico generador de desempleo ha sido diseñado y reforzado por las agencias imperiales de EEUU y sus auxiliares en las IFI. Imperialismo y Derechos Humanos El vínculo más flagrante y obvio entre el imperialismo y los profundos problemas estructurales existentes en Latinoamérica está en el área de los derechos humanos. Todas las principales instituciones estatales y para-estatales - ejército, policía, inteligencia y sus auxiliares en las fuerzas paramilitares - implicadas en violaciones de los derechos humanos reciben armas, entrenamiento, adoctrinamiento, financiación y poderoso apoyo político de sus agencias equivalentes en el estado imperial estadounidense. Si es el Plan Colombia, las bases militares de EEUU por toda Latinoamérica, o la intervención directa y flagrante del Embajador de EEUU para promover golpes de estado y represión, el estado imperial estadounidense es profundamente cómplice de crímenes contra la humanidad, ya sea en la promoción del asesinato de 300.000 civiles en América Central durante los años 1980, la matanza de 30.000 campesinos en Colombia en los años 1990, o la masacre y centenares de heridos en Bolivia en 2003. Como indica el caso de la residencia actual en Miami del expresidente Sánchez de Losada, EEUU proporciona refugio y santuario a fugitivos y criminales que huyen de procesos judiciales sobre violación de derechos humanos y pillaje del tesoro público lo que convierte a EEUU en cómplice de sus crímenes. Conclusión Es totalmente pertinente que haya dos conferencias en Santa Cruz, Bolivia. Una, la Cumbre Iberoamericana de Presidentes, representa los intereses de los constructores imperiales estadounidenses y europeos y sus estados vasallos, mientras que la conferencia alternativa reúne a la resistencia popular contra el imperio - las fuerzas que luchan por una transformación social profunda. Está claro que la correlación de fuerzas en Latinoamérica y en el mundo está cambiando lenta e inexorablemente en contra del imperialismo: después de los discursos triunfales que acompañaron la invasión y ocupación de Irak ahora oímos la creciente resistencia popular anti-colonial, las crecientes bajas estadounidenses y el descontento en el corazón del imperio. En Ibero América el ascenso y caída de "presidentes" vasallos imperiales se acelera: en asunto de meses los recién elegidos, aclamados por los medios de

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comunicación como "nuevos salvadores", sucumben rápidamente a las demandas de sus patronos imperiales y confrontan a los cada vez más movilizados campesinos, trabajadores parados, mujeres, jóvenes y pueblos indígenas. Sus aceptaciones populares se hunden a cifras de un sólo dígito. Bolivia es emblemática en este acelerado proceso de cambio: Sánchez de Losada fue expulsado en menos de 2 años, Carlos Meza, el Presidente provisional, siguiendo órdenes del Embajador estadounidense Greelee, ha declarado la guerra contra los cocaleros y puede no durar más allá de los 90 días de mandato dados por el plebiscito popular. Mientras los movimiento populares avanzan, con retiradas, bajas y conquistas, así también el imperio prepara golpes militares, masacres y corrupción de los líderes populares. Quedan por delante grandes batallas. Presenciamos un período de luchas masivas, represión violenta, intervención patente y distorsiones monstruosas en los medios de comunicación, convirtiendo a las víctimas en verdugos, y a los verdugos en víctimas. Pero los movimientos avanzan, dolorosamente, pero con seguridad, enterrando a sus camaradas, atendiendo a sus heridos, nutriendo a sus supervivientes y aumentando su solidaridad. Finalmente, con organización, consciencia y audacia ganaremos, no sólo porque la causa de la libertad y la igualdad es justa, sinó porque nos atrevemos luchar.

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20 de noviembre de 2003

Bolivia: entre la colonización y la revolución James Petras Traducido para Rebelión por Manuel Talens

Introducción Muchos comentaristas del levantamiento boliviano que derrocó al presidente Sánchez de Lozada, títere de los Estados Unidos, no han considerado el desarrollo histórico de la política de clase que precedió a los acontecimientos de octubre. Un análisis serio de la rebelión popular de octubre de 2003 requiere como mínimo una breve discusión sobre la tradición revolucionaria, las profundas raíces de clase y la conciencia antiimperialista que prevalece entre las clases campesinas rurales y urbanas. A esta perspectiva histórica se le debe añadir un análisis del nuevo contexto de lucha de clases, del renovado liderazgo de los principales movimientos y de los nuevos rostros de la reacción. Con dicho telón de fondo estaremos en mejor situación para entender los dos movimientos de insurrección acaecidos durante 2003, la derrotada revolución de febrero y el victorioso levantamiento de octubre. Un análisis de los logros y las limitaciones de la rebelión de octubre nos permitirá examinar las perspectivas para el futuro. ¿Habrá un "octubre rojo" o un golpe militar sangriento apoyado por los Estados Unidos? Bolivia: 1952-2003 La multitud de bolivianos que bloquearon carreteras, construyeron barricadas y rodearon el palacio presidencial –campesinos, mineros, vendedores callejeros, desempleados y muchos otros– eran el producto de al menos medio siglo de lucha revolucionaria contra propietarios, dueños de las minas, grandes capitalistas y la embajada de los Estados Unidos. A partir de la revolución social de 1952, que expropió las minas y los bienes raíces de la oligarquía y destruyó a los militares, los trabajadores y los campesinos bolivianos establecieron sus propios sindicatos y milicias de clase. Sin embargo, el poder estatal fue acaparado por el partido Movimiento Nacional Revolucionario (MNR) de la clase media, que inició un proceso de restauración de la hegemonía capitalista en alianza con los Estados Unidos. Siguió una situación de "poder dual" hasta 1964, cuando un golpe militar apoyado por los Estados Unidos colocó a René Barrientos en el poder, lo que dio lugar a matanzas de mineros y a una alianza entre los militares y los líderes campesinos de la vieja guardia. Con la muerte de Barrientos, un régimen nacionalista militar civil asumió el poder en 1968, nacionalizó Gulf Oil y abrió la puerta a una fase más radical y prerrevolucionaria durante los años 1969 y 1971. En este período, bajo la Presidencia de J. J. Torres, los trabajadores y el movimiento de campesinos de izquierda organizaron una asamblea popular, basada en la representación proporcional de trabajadores (el 50%), campesinos (el 30%) y profesionales y estudiantes, elegidos en el lugar de trabajo. La asamblea procedió a legislar un programa revolucionario de socialismo autogestionado en la industria, una radicalización del programa de distribución de la tierra y un amplio programa de asistencia social. Por desgracia, mientras el régimen legislativo de campesinos y trabajadores se radicalizaba, el ejército, al mando de Hugo Banzer, siguió siendo reaccionario y, con el apoyo de los Estados Unidos, tomó el poder y procedió a encarcelar, exiliar, proscribir y asesinar a los principales líderes y activistas populares. Banzer, al igual que sus colegas dictatoriales en Chile, Argentina y Uruguay, trabajó

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estrechamente con la CIA durante los años setenta para asesinar disidentes exiliados en el denominado Plan Cóndor. Sin embargo, a principios de los ochenta el movimiento popular boliviano, dirigido por los mineros del estaño, surgió para desafiar a la dictadura y, mediante prolongadas huelgas generales, batallas desiguales entre dinamita y M-1, condujo al restablecimiento de la política electoral. De nuevo, una coalición de partidos de izquierda y de centro asumió el poder e intentó satisfacer las exigencias de los trabajadores y del capital, y terminó por caer víctima de la elevada inflación. En 1984-85, una coalición del partido del antiguo dictador Banzer y del antiguo grupo izquierdista guerrillero MIR (Movimiento de la Izquierda Revolucionaria) asumió el gobierno. Bajo la dirección del gobierno de los Estados Unidos y la CIA, el régimen puso en práctica un "programa de ajuste" diseñado por un economista de Harvard, Jeffery Sachs, que condujo al cierre de las principales minas de estaño y al desempleo de 40.000 mineros. Sachs argumentó que los fondos que el Estado ahorraba al no tener que subvencionar las minas estimularían nuevas industrias y nuevas inversiones, que absorberían a las decenas de miles de desempleados. Pero no había ningún capitalista boliviano capaz de competir con las importaciones baratas que la política de mercado libre de Sachs estimuló. Sin embargo, la política de Sachs llevó de manera indirecta a la creación del movimiento militante de cultivadores de coca. Muchos mineros cobraron su indemnización por el despido y lo invirtieron en tierras del sur, en Chapare, y del norte, en las Yungas, y empezaron a cultivar la única cosecha que les proporcionaba ingresos constantes. Estos nuevos "cultivadores de coca" trajeron con ellos sus tradiciones de solidaridad, organización y conciencia de clase, y pusieron en marcha un poderoso sindicato, con una nueva generación de líderes campesinos militantes. A principios de los años noventa, los sindicatos de cultivadores de coca crecieron de manera notable para oponerse a la agresiva y sangrienta campaña de erradicación de la coca, organizada y dirigida por sumamente visibles militares estadounidenses y agentes de la DEA (Drug Enforcement Agency). Conforme los sindicatos de cocaleros acogían a más de 60.000 afiliados, las escaramuzas fueron en aumento. Entretanto, mientras las organizaciones regionales de clase incrementaban su fuerza, el poder político estaba en manos de un cliente cada vez más derechista del mercado libre de los Estados Unidos, Sánchez de Lozada (1994-1997). Los cocaleros organizaron un instrumento político –la Asamblea de Pueblos Soberanos– que ganó las elecciones municipales en 1996-1997 y sirvió como base para un nuevo partido radical, el actual Movimiento Al Socialismo (MAS), dirigido por Evo Morales. El MAS amplió su programa de oposición a la erradicación de la coca para incluir las exigencias económicas de los trabajadores del servicio público (maestros y trabajadores sanitarios), las luchas por el reparto de la tierra de los trabajadores rurales sin tierra, las pensiones a los jubilados, las reivindicaciones salariales de los trabajadores, las exigencias de empleos públicos de los parados, las luchas nacionales contra el ALCA y la privatización del gas y los pozos de petróleo. En las elecciones presidenciales de 2002, el MAS se benefició de una década de lucha de clases y de movilizaciones y obtuvo el 21,9% del voto, perdiendo frente a Sánchez de Lozada, el candidato apoyado por los Estados Unidos, por una escasa diferencia del 0,6% (Sánchez de Lozada obtuvo el 22,5%). Dado que Felipe Quispe, el otro líder militante campesino indio, obtuvo el 7%, estaba claro que la izquierda logró más votos que el ganador de la derecha. Varios factores explican el aumento en más del triple del apoyo al MAS: (1) la intensa lucha de clases que precedió a la campaña electoral y que continuó durante ésta polarizó y elevó la conciencia de clase del electorado, neutralizando así la ventaja de los medios de comunicación y las ventajas económicas de la derecha; (2) la ostensible intervención del embajador estadounidense Rocha, que amenazó al electorado boliviano con la cancelación de la ayuda y del comercio si se atrevían a votar a Evo Morales y al MAS precipitó un gran cambio a la izquierda entre la mayoría de los bolivianos antiimperialistas; (3) la presencia de Evo Morales, un carismático líder de

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manifestaciones de masas, investigaciones del Congreso y confrontaciones populares con el Estado, que hizo una campaña en lengua quechua y en español, sobre cuestiones nacionales, internacionales y locales. Tras las elecciones, el MAS se convirtió en el principal partido de la oposición en el Congreso, con numerosos diputados indios, mujeres y obreros. Cambio de contexto de la lucha de clases Desde principios de los años cincuenta hasta mediados de los ochenta, los mineros marxistas del estaño fueron la vanguardia de la lucha revolucionaria. Dirigieron la Central Obrera Boliviana (la COB) y probaron en huelgas generales y mediante la resistencia armada que eran el centro de la oposición a los mandatos de Fondo Monetario Internacional y a los saqueos de los estafadores locales y de los capitalistas extranjeros. Sin embargo, el cierre de las minas de estaño, las luchas sectarias internas y la corrupción gubernamental de los líderes debilitó la COB y el liderazgo de los mineros. A principios de los años noventa estaba claro que el mando de la lucha había cambiado a los sindicatos de la coca, a las coaliciones urbanas de sindicatos, a los consumidores, a los vendedores callejeros y a los desempleados. El cambio en el mando no fue aceptado con facilidad. Evo Morales me dijo una vez que la primera vez que asistió a una reunión de la COB como delegado del sindicato campesino, un líder minero le pidió "que le comprara un paquete de cigarrillos" y, más tarde, cuando apoyó a un líder sindicalista campesino como líder de la COB, fue ridiculizado por el resto de los delegados mineros. Esto ahora es historia. Existe una amplia aceptación del papel dinámico de los cocaleros y una mayor solidaridad, tal como ha demostrado el levantamiento de octubre. El nuevo liderazgo revolucionario está ilustrado por la aparición de Evo Morales, el líder de los cultivadores de coca en la región de Cochabamba, portavoz político del MAS y, posiblemente, el próximo presidente de Bolivia. Evo ha dedicado su entera vida política a la creación del sindicato de trabajadores de la coca, con un cuadro sustancial de antiguos mineros militantes convertidos en cultivadores de coca, de mujeres, de organizadores comunitarios y de sindicalistas. La clave de la fuerza del sindicato de cultivadores de coca está en las asambleas populares, en las frecuentes conferencias de delegados libremente elegidos y en los estrechos lazos y la responsabilidad entre los dirigentes, las asambleas y su lucha a muerte por conservar sus tierras, sus casas y un nivel de vida decente contra las campañas estadounidenses de erradicación de la coca. En diciembre de 2002, me invitaron a hablar a la Asamblea de Cultivadores de Coca, en Chapare. Después de la charla, los delegados de todas las comunidades locales discutieron inmediatamente un "plan de lucha" de 15 puntos para lanzarlo durante la segunda semana de enero tras cuatro meses de negociaciones infructuosas con el régimen de Sánchez de Lozada. La DEA estadounidense rechazó la oferta del movimiento de limitar el cultivo de coca a menos de un acre. Fue el presidente Sánchez de Lozada (en Bolivia lo llaman el "Gringo") quien hizo pública la decisión de la embajada, en su español de fuerte acento yanqui (por haber vivido la mayor parte de su vida en los Estados Unidos) y quien ordenó al ejército que siguiera actuando. La discusión abierta y las exigencias de pasar a la acción por parte de los delegados en la reunión reflejaron la cercana relación entre el sindicalismo de estilo asambleario democrático y la militancia de clase. Se estableció un programa de 15 puntos que incluía las principales exigencias de una amplia gama de clases sociales y grupos económicos, con la idea de establecer una coalición nacional para una huelga general. El 15 de enero, los cocaleros se movilizaron y bloquearon las principales carreteras con piedras de las montañas, cargas de dinamita y enfrentamientos con la policía y los militares. Sánchez de Lozada envió refuerzos a los militares y prometió limpiar las carreteras a cualquier precio. Muchos cocaleros fueron heridos y detenidos. Varios fueron asesinados. La respuesta en las ciudades era tibia y los cocaleros de las Yungas, dirigidos por Quispe, tardaron en reaccionar. Sin embargo, a principios de febrero Sánchez de Lozada, minimizando

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el polvorín sobre el que estaba sentado, impuso un impuesto del 12% a los salarios de la población. El ochenta por ciento de los bolivianos vivía ya en la pobreza y el nivel de vida había disminuido un 20% durante los dos años anteriores. Hubo una huelga general, que incluyó a todos los sectores de la mano de obra. En La Paz, y en otras partes, los funcionarios y la policía no sólo se negaron a reprimir a la numerosa población, sino que se unieron a la protesta. Sánchez de Lozada llamó al ejército tras atrincherarse en el palacio presidencial, cuyas ventanas habían sido apedreadas. El Palacio de Justicia fue saqueado. Más de cuarenta personas cayeron asesinadas en la sangrienta rebelión de febrero, ensayo general de la insurrección de octubre. Fuentes gubernamentales revelaron que el embajador estadounidense Greenlee, un antiguo agente de la CIA, le exigió al presidente que hiciera todo lo necesario para conservar el poder. La matanza de febrero polarizó todavía más el país y aisló a Sánchez, cuya popularidad cayó en picado, pero con el apoyo de Greenlee y de los militares siguió adelante con la venta del gas boliviano, un polémico acuerdo que ofrecía pingües beneficios a las compañías estadounidenses y europeas del gas. Caras nuevas, viejos reaccionarios Sánchez de Lozada representa la nueva cara más abiertamente colonial de los regímenes clientes de los Estados Unidos. Estudió y pasó la mayor parte de su vida en ese país, mientras hacía negocios ocasionales en Bolivia, Chile y los Estados Unidos, que lo hicieron millonario. A diferencia de los anteriores déspotas clientes de los Estados Unidos, Sánchez de Lozada no ascendió a través de la maquinaria del partido del derechista "Movimiento Nacional Revolucionario", con una retórica nacionalista. Ha sido, desde el principio hasta el fin, un partidario de la economía de mercado favorable a los yanquis. Tal como sucede en la Europa del Este, en los Balcanes, en los países bálticos y ahora en Irak, los "antiguos patriotas" o "exiliados" que están totalmente a favor de los intereses estadounidenses regresan y, con una generosa financiación, acceden a puestos elevados y utilizan sus conexiones de negocios para asegurar inversiones, préstamos y desarrollo. En todos los casos, estos "antiguos patriotas" se convierten en intermediarios de las liquidaciones al por mayor de recursos nacionales vitales. La liquidación del gas boliviano fue uno de estos ejemplos, que terminó por hacer explotar el levantamiento que derrocó a Sánchez de Lozada. La privatización del gas: fórmula para la insurrección Entre 1985 y 1997, tanto el presidente como el Congreso de Bolivia decretaron una serie de privatizaciones. Estas ventas tuvieron lugar en gran parte durante la primera presidencia de Sánchez de Lozada, que promovió las privatizaciones como una manera de "inyectar nuevo capital" en la economía, con lo que camufló la transferencia de la propiedad como "capitalizaciones", no como privatizaciones que permitirían la entrada en funciones de depredadores locales y extranjeros. En 1997, el último año de su primer mandato presidencial, Sánchez de Lozada y los líderes del Congreso aprobaron en secreto un decreto que permitió la propiedad multinacional del gas natural en su "origen", lo cual significaba que el gas era "boliviano" mientras permanecía bajo tierra, pero de propiedad extranjera cuando se bombeaba y se vendía. Cualquier escolar boliviano con un conocimiento mínimo de la historia sabe que la constitución establece que los recursos naturales pertenecen al estado de Bolivia. El acuerdo original con las multinacionales estipulaba un reparto a medias entre el Estado y las corporaciones privadas, pero Sánchez de Lozada incluyó una cláusula secreta en la que los "nuevos pozos" serían explotados con un porcentaje para el Estado boliviano de sólo el 18%, mientras que el 82% restante sería para las multinacionales. Éstas procedieron a designar muchas instalaciones de operaciones como "nuevos pozos". La parte del Estado boliviano se calcularía en el puerto de salida en Chile, no como una proporción del precio en los Estados Unidos. Por consiguiente, Bolivia recibiría el 18% de 70 centavos de dólar (0,70 dólares) por cada mil pies cúbicos. Este extraño arreglo

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contrastaba con el precio de 2,70 dólares por trescientos pies cúbicos de gas que se les vendían a los empobrecidos bolivianos. En otras palabras, los bolivianos pagarían doce veces más que el precio calculado como base para sus entradas por el gas exportado. Además, después de que Sánchez de Lozada hubiera cedido los derechos de explotación del gas, los geólogos a sueldo de las multinacionales "descubrieron" que el gas boliviano y las reservas de petróleo eran diez veces superiores a las estimadas con anterioridad. En 2002, Evo Morales llamó la atención en el Parlamento sobre este enorme timo y fue inmediatamente expulsado de la legislatura. Esta acción tuvo consecuencias, ya que hubo movilizaciones de masas en todo el país y Evo fue rehabilitado. Entretanto, la población entera se dio cuenta de la estafa y de la enorme posibilidad de salir de la pobreza mediante los miles de millones que se podrían obtener del gas y del petróleo si se cancelaban las privatizaciones y los acuerdos fraudulentos. Mientras tanto, la prensa burguesa y muchos progresistas presentaron la cuestión como si fuese un conflicto "histórico" entre Bolivia y Chile a propósito del puerto por el que el gas sería transportado, en vez de una lucha antiimperialista. A pesar de su completo aislamiento y de la clara muestra de su monumental complicidad para estafar a la nación, Sánchez siguió adelante con el proyecto del gasoducto favorecido por las multinacionales. De nuevo los bolivianos, esos "hombres pobres sentados sobre una montaña de riqueza", estaban siendo estafados, hasta que el levantamiento de octubre puso término temporalmente a dicha situación al derrocar al protegido de los Estados Unidos que, de manera apropiada, escapó a Washington para informar a sus amos. A la lucha de masas debida al gas se le suma la creciente lucha por una nueva reforma agraria. La reforma agraria de 1952 ha sido totalmente neutralizada: dos millones de familias, sobre todo indias, trabajan cinco millones de hectáreas, mientras que menos de cien familias poseen veinticinco millones de hectáreas. Cuando los barones del ganado reclamaron que necesitaban sesenta hectáreas por cada res, Evo Morales respondió que para obtener cincuenta hectáreas es preciso ser una vaca. La insurrección de octubre Después de la matanza de febrero de 2003, el mando del levantamiento de octubre pasó a otro líder cocalero, Felipe Quispe, de las Yungas, líder del Movimiento Indígena Pachakuti. El 29 de septiembre de 2003, el jefe de la COB apeló a una "huelga general indefinida" contra la política del gas y económica del régimen. Al principio, la llamada a la huelga recibió una débil respuesta; únicamente los sindicatos de mineros en Oruro y Potosi depusieron sus herramientas, seguidos de los maestros. Al tercer día de huelga, los estudiantes de La Paz se echaron a las calles. A partir del 3 de octubre, miles de campesinos de las Yungas bloquearon todas las carreteras principales que conducen a La Paz. Las guarniciones del ejército en La Paz fueron movilizadas y trasladadas a El Alto, una ciudad de un millón de habitantes situada por encima de la capital. El Alto tiene la renta per cápita más baja de Bolivia: es, literalmente, una "ciudad de proletarios". Los consejos centrales de trabajadores de Cochabamba, dirigidos por Oscar Oliveri, así como otras ciudades, se declararon a favor de la huelga general. Día tras día, las calles de todas las ciudades principales se llenaron de manifestantes y barricadas. Las luchas callejeras estallaron en La Paz y en todas las carreteras. Los militares cambiaron los gases lacrimógenos por municiones. En El Alto, la ciudad proletaria, decenas de miles de trabajadores jóvenes desempleados lucharon contra el ejército barrio por barrio, calle por la calle, casa por casa. El número de muertes se elevó conforme pasaban los días y los heridos abarrotaron los hospitales. Decenas de miles de mineros bajaron por las carreteras desde las tierras altas con cartuchos de dinamita y unos pocos Mausers oxidados de 1930, procedentes de la guerra del Chaco. Las mujeres estaban en las líneas de combate, como líderes de las asociaciones de vecinos, enfrentándose el ejército y haciendo retroceder a los reclutas

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campesinos. Hacia el 13 de octubre, el palacio presidencial fue rodeado por cientos de miles de encolerizados trabajadores, campesinos, indios, vendedores callejeros y desempleados. Los partidos que sostenían el régimen dimitieron del gabinete, mientras que algunas de sus sedes eran asaltadas y quemadas. El vicepresidente Meza, convenientemente, dimitió. El embajador Greenlee, el antiguo experto en contrainsurgencia de la CIA, le exigió a Sánchez de Lozada que se mantuviese en el poder por la fuerza. La economía se paralizó. En las ciudades no entraban ni alimentos, ni gas ni ningún otro producto básico; los pequeños vendedores se fueron de los mercados en prueba de solidaridad y de los supermercados a causa del miedo. El 15 de octubre, el presidente escapó a Santa Cruz, donde pensaba que la elite de la derecha de los negocios organizaría un golpe militar para devolverle el poder. Esperó seis horas y, luego, siguió camino hacia Miami, junto a otros estafadores, torturadores y presidentes electos que escapan a la ira de los pueblos masacrados. Hubo ochenta y un muertos y cuatrocientos heridos o incapacitados. Evo Morales y el Congreso apoyaron la designación del vicepresidente Meza como nuevo presidente interino. Meza recibió el mandato de convocar una Asamblea Constitucional y nuevas elecciones, así como de declarar nulo el programa anterior y de revocar el acuerdo del gasoducto. Frente a medio millón de personas en las calles de La Paz y tal como se esperaba, Meza señaló su compromiso de "revisar la política del antiguo régimen y responder a las exigencias del pueblo". Luego, designó un gabinete de tecnócratas totalmente ajenos a las exigencias del pueblo y, dos semanas más tarde, anunció que seguiría la política de su predecesor (y de su patrón, el embajador Greenlee) en la erradicación de la coca. Evo Morales reconoció parcialmente su error al apoyar a Meza y declaró que su partido, el MAS, dejaría de secundarlo si seguía con el programa de erradicación. Sin embargo, en declaraciones más recientes, Evo ha vuelto a apoyar al neoliberal Meza, mientras denunciaba los preparativos de un golpe militar. Conclusión Es preciso señalar varios puntos. A pesar de sus vínculos de muchos años con todas las principales luchas a lo largo de la década pasada, el MAS y Evo Morales representaron un papel muy secundario en la lucha durante el levantamiento de octubre. De hecho, Evo estaba en Ginebra en una conferencia interparlamentaria durante la mayor parte de la sangrienta lucha callejera y los cocaleros no obstruyeron las carreteras hasta los últimos días del levantamiento. El comportamiento del MAS, ejemplar hasta entonces, resulta difícil de explicar y tampoco se comprende por qué Evo apoyó el nombramiento de Carlos Meza como sucesor de Sánchez de Lozada, ya que es claramente un neoliberal que había secundado al presidente hasta su último día en el gobierno. Una explicación puede ser la posible influencia de la política electoral institucional en la domesticación del MAS. Puede que sea así, pero Evo tiene unos límites que no podrá sobrepasar en su relación con las estructuras del poder, que son las masas –los cocaleros– y la insistencia intransigente de los Estados Unidos en la erradicación. Evo no puede llegar a acuerdos con ningún político que proponga destruir a los cocaleros. La cuestión de la coca, en última instancia, mantiene a Evo en la izquierda radical. La segunda cuestión es el enorme poder de los levantamientos latinoamericanos para derrocar regímenes clientes de los Estados Unidos y la ausencia de cualquier liderazgo político para sustituir a los regímenes expulsados. El mismo fenómeno ocurrió en Argentina con el levantamiento de diciembre de 2001 y, antes, en Ecuador y Perú. Los levantamientos radicales de masas no terminan en revoluciones. La ausencia de una organización sociopolítica revolucionaria y de un liderazgo con vocación para asumir el poder es una obviedad. En tercer lugar, la división entre los dos líderes militantes cocaleros, Quispe y Evo, no es simplemente personal, sino que refleja dos conceptos diferentes de política: étnica

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frente a étnica de clase. Quispe propugna la necesidad de una nación aymara separada, con su propio gobierno; Morales apoya una nación multiétnica, en la que las comunidades indias gozarían de gran prioridad y el poder estaría en manos de la pequeña burguesía de trabajadores y campesinos. El problema de la opción de Quispe es que la mayor parte de la riqueza del petróleo y del gas de Bolivia se encuentra fuera de las regiones aymaras. El levantamiento boliviano ha recibido un amplio apoyo entre los pueblos de América Latina. Los activistas y militantes lo ven como una demostración de que los regímenes neoliberales apoyados por los Estados Unidos pueden caer derrotados. En Bolivia, el tiempo corre en contra del nuevo presidente. El embajador Greenlee y los 5 "expertos" del Pentágono, que llegaron a Bolivia después del levantamiento, sin duda preparan un golpe sangriento. Meza, que carece de partido o de aliados en el mundo de los negocios y tiene poco contacto con los militares, es incluso más débil que su predecesor. La izquierda se dedica a organizar a los activistas de masas que hagan posible la insurrección. Esto requiere la unión de los dos sindicatos de la coca, la COB, los consejos regionales del trabajo, las organizaciones de vecinos, los mineros, el MAS, el MIP (Movimiento Indígena Pachakuti) y las decenas de miles de jóvenes luchadores callejeros desempleados. La clase obrera boliviana y el campesinado han demostrado su coraje sin límites, su inmensa solidaridad, su antiimperialismo desafiante y su enorme deseo de controlar y usar sus recursos naturales para mejorar sus vidas. ¿Encontrarán sus líderes la manera de unificar sus fuerzas? ¿Desecharán las tentaciones de la estructura de poder que impregna la política electoral? ¿Tomarán el poder del Estado"? ¿Será la próxima ocasión un "octubre rojo"?

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24 noviembre 2003

México sufrirá un desastre si privatiza su sector eléctrico Un proyecto de nación independiente debe sostener esta industria

"Empresas como General Electric, Edison International, Pacific Gas, Enron, Niagara Mohawk y National Power, responsables de grandes apagones, son algunas de las que buscan invertir en México, con todas las facilidades que les ofrece el gobierno" Ricardo Martínez Martínez La Jornada "Si México permite la apertura al capital privado de su industria eléctrica, el efecto será catastrófico: deterioro del servicio, aumento indiscriminado de los precios de consumo, descenso significativo del empleo, especialmente calificado, y reducción de los ingresos del Estado", aseguró en entrevista James Petras, especialista en temas económicos y sociales de la Universidad de Binghamton, Nueva York. Al tiempo que el gobierno de Vicente Fox Quesada presiona para que el Congreso de la Unión reforme los artículos 27 y 28 de la Constitución, y en medio de movilizaciones sociales con el fin de impedir la desregulación del sector eléctrico, el influyente analista estadunidense advirtió sobre la creación de un "monopolio leonino" y los efectos "colaterales" de la apertura energética nacional. "El precio del consumo de la electricidad aumentará, afectando las economías doméstica y manufacturera; los ingresos del Estado descenderán a un ritmo promedio de tres a uno, es decir, en tres años los ingresos de las empresas privatizadas cubrirán los costos de la compra por la imposición de altas tarifas en el servicio y el Estado dejará de percibir recursos para cubrir necesidades del gasto público; aumentarán las ganancias de las empresas privadas suprimiendo gastos de mantenimiento, infraestructura y mano de obra, con el efecto inmediato de un aumento en el desempleo." Países como Estados Unidos, Inglaterra, Argentina y Brasil han vivido los efectos negativos de la privatización del sector, lo que supondría que México correría con la misma suerte. "Eso es lo que hemos visto en todos los países, y para el caso del socio menor de Estados Unidos no hay excepción"; además, "empresas como General Electric, Edison International, Pacific Gas, Enron, Niagara Mohawk y National Power, responsables del abandono tecnológico de amplias redes de energía y de grandes apagones", son algunas de las "firmas que buscan invertir en el mercado mexicano con todas las facilidades que les ofrece el gobierno". El modelo de la administración foxista de entregar la industria eléctrica gradualmente a empresas privadas es un fracaso, "y lo que podríamos ver en corto plazo es una aguda descapitalización del sector y un eventual desmantelamiento de la infraestructura que costó esfuerzos de años de los trabajadores mexicanos", apuntó Petras. El gobierno federal plantea que empresas privadas abastezcan de energía a las industrias, quitando a la instancia rectora (la Comisión Federal de Electricidad) su mayor fuente de ingresos y, con ello, reducir la inversión pública en el sector.

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"Hablan de eficiencia, pero si uno compara la distribución de electricidad por el sector público y el privado; el primero es mucho más eficiente y estable en sus costos y beneficios, ya que puede retener un porcentaje de sus ingresos para mejorar y modernizar la producción de electricidad, mientras la empresa privada retiene sus ingresos para invertirlos en el mercado financiero, desatendiendo las necesidades vitales de infraestructura, mantenimiento y alta calificación de la mano de obra." Fracasos energéticos Las empresas privadas que se establecieron a partir de la desregulación del sector eléctrico en Estados Unidos e Inglaterra mantienen el control total de la producción y la distribución, lo que les permite la manipulación de los precios de consumo. "En vez de competir entre ellas, empezaron a colaborar para manipular los precios artificialmente. Manejaron y redujeron la oferta de la energía para dar la pantalla de que era escasa y, de esa forma, justificaron un aumento en los precios", explicó el catedrático estadunidense. Enron, empresa acusada de fraudes millonarios, "está involucrada en la crisis de California tras empezar a vender y comprar electricidad. Cada vez que realizaba una transacción de venta subía los precios y cuando se trataba de comprar presionaba para que bajaran"; esta manipulación "tiene sus raíces estructurales en la desregulación y el control de la industria por un pequeño grupo de empresas privadas que, a raíz de la concentración monopólica, puede hacer lo que les dé la gana sin que el gobierno tenga instrumentos para investigar, revisar y limitar sus actividades económicas". A partir de que los precios de la electricidad se incrementaron en los países donde se permitió la privatización, las compañías manufactureras e industriales se endeudaron con los bancos; así, la cadena de intereses y beneficiarios se fue agrandando. "Esa deuda creció hasta que los ciudadanos tuvieron que financiar el saneamiento de las compañías privadas, es decir, mientras las compañías de electricidad tenían ganancias, el Estado financiaba las pérdidas, interviniendo para subvencionar y salvarlas con recursos públicos." Otro factor importante del fracaso de la privatización de la industria, sostiene, "es la desarticulación de todo el proceso de distribución de la electricidad". En las empresas públicas, la generación y distribución de la energía se regía en una cadena planificada, mientras en manos privadas las estrategias son distintas. Por ejemplo, "varias compañías definieron su propio monto de reservas, invirtieron poco en el mantenimiento de infraestructura y actuaron sin coordinación; el efecto lógico se materializó en serios apagones. Las empresas privadas prefirieron sacrificar al consumidor en aras de mantener altas tasas de ganancia. "Hay un cálculo para California. El precio por la privatización y desregulación fue de 71 mil millones de dólares, que, a la larga, fue costeado por los mismos usuarios, mientras el precio del megavatio/hora de electricidad en 2000 fue calculado a 30 dólares, para el próximo año aumentó a 3 mil 880 dólares por la misma unidad de uso", sintetizó el especialista. Los problemas en América Latina Bolivia, Argentina, Brasil y República Dominicana (donde actualmente hay manifestaciones de rechazo a las privatizaciones) son ejemplos bien documentados de las grandes estafas, asegura Petras, y agregó que en esas naciones se utilizó "la ideología del libre mercado para que los nuevos dueños de la electricidad fijaran monopolios y oligopolios".

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Las promesas de los ejecutivos de las empresas privadas de bajar las tarifas y hacer más competitivos los servicios fueron incumplidas. "Cuando dicen que bajan los precios hay que entender que suben, y cuando señalan la competitividad como efecto automático de la libre empresa, hay que comprender que las empresas son ineficientes." Actualmente, en la República Dominicana hay más de cien sindicalistas encarcelados porque han protestado por los apagones que duran más de 20 horas en repararse. "Las consecuencias han sido dolorosas y las empresas extranjeras, particularmente de Europa y Estados Unidos, son las responsables." El caso clásico y desastroso de la política privatizadora de la energía eléctrica es Brasil, "donde hay una enorme capacidad hidroeléctrica que, al momento de privatizarse, las compañías comenzaron a importar gas con el propósito de utilizarlo en las presas generadoras de electricidad. El resultado todos lo sabemos: aumento inmediato de los costos de producción y consumo". También el sistema de redes eléctricas quedó desmantelado, provocando "apagones que nunca existieron antes en ese país sudamericano; un desastre total". En síntesis, las firmas corporativas compran las redes de electricidad, extraen ganancias monopólicas, controlan los precios y chantajean a los gobiernos con la amenaza de apagones; todo con el objetivo de obtener el acceso privado a la electricidad. Lo peor, concluye Petras, es que las empresas controlan las decisiones principales de la industria eléctrica, que conforma los nervios centrales de cualquier actividad económica, desde la doméstica hasta la manufacturera y ensambladora. En este sentido, añade, los países sufren la privatización de las ganancias y la socialización de las pérdidas, "una verdadera desnacionalización de las áreas estratégicas de los países, lo que supone su recolonización". Hay opción Ante este panorama, ¿cuál es la alternativa para mantener eficiente el sistema eléctrico nacional? "El mejor sistema de generación y distribución de electricidad es el público, en el cual trabajadores, técnicos y ecologistas estén al frente de la dirección de las empresas. Se trata de una industria planificada, eficiente y que proteja a sus trabajadores, quienes dan su vida para mantener la industria y las necesidades energéticas de los países. "Una empresa pública, libre de corrupción y con alta responsabilidad ética de cuidar el medio ambiente, es lo que requiere el planeta. "Además, es de todos conocido que las empresas públicas calculan los beneficios no simplemente en las ganancias anuales, sino también en dar el servicio a los grupos de bajos salarios que requieren de electricidad para realizar sus tareas cotidianas. El cálculo sobre los beneficios no es sólo cuánto dinero recaba la empresa, sino cuánto beneficia a la economía en su conjunto. Esa es la forma en que veo cómo integrar la industria eléctrica en un proyecto nacional. "Hay que entender que debemos analizar este tema en su totalidad, no de manera aislada de las otras actividades sociales y económicas del país. Creo que en el caso de México, el Sindicato Mexicano de Electricistas tiene buen conocimiento de los múltiples efectos colectivos que puede tener el mantenimiento del sistema eléctrico en manos públicas." *Periodista. Trabaja en Radio Educación, es corresponsal de la página alternativa Rebelión y da clases de periodismo en la Facultad de Ciencias Políticas de la

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21 de diciembre de 2003

A tiempo James Petras Traducido para Rebelión por Manuel Talens William Osgood, Bill, no le quitaba el ojo a la calzada. Respetaba el paso de peatones, reducía la velocidad ante la luz amarilla y, en las paradas, retenía el autobús con un pie en el freno. Se fijaba en los pasajeros rezagados que podrían intentar colarse sin pagar. En cada parada, miraba su reloj para ver si no iba con retraso. Algunos chóferes más viejos le tomaban el pelo por su puntualidad. «Llegarás a tiempo a tu entierro», se reían. «Pueden reírse todo lo que quieran», refunfuñaba Bill. «Ellos no han estado trece meses sin trabajo. Ya se nota que no son temporales.» Aquella mañana se cumplía la semana número veintiséis desde que estaba a prueba. Al final de la jornada entraría en plantilla o lo dejarían fuera. Llegó a la terminal central media hora antes que de costumbre. –Va a hacer mucho calor –había comentado la mujer de Bill–. ¿No prefieres una camisa de manga corta? –No, así estoy bien –Bill prefería el uniforme–. «¿Quién sabe lo que podría decir el supervisor?», pensó para sus adentros. Ya en la terminal, fichó y se acercó a su autobús. Entonces, oyó la voz del supervisor: –Bill, hoy le he cambiado el trayecto, porque Clancy está enfermo. Usted hace el suyo. Aquí tiene el mapa. –Sí, señor –rió con nerviosismo–. No hay problema alguno. –Más vale que empiece ya –dijo el supervisor mientras Bill echaba un vistazo al mapa–. El trayecto de Clancy pasa por el centro de la ciudad. –Este Clancy no ha podido escoger un día peor para ponerse enfermo –dijo Bill entre dientes. Arrancó el motor y miró el mapa. –Es mi último día como temporal. Si consigo que todo salga bien, estoy seguro de que me darán el trabajo. De todas maneras, el supervisor habrá apreciado el modo en que he aceptado la nueva asignación. Sin protestas ni problemas sindicales. Hostia, incluso podría sacarle provecho a la enfermedad de Clancy. Bill se sintió mejor y se concentró en el trayecto, las paradas, los pasajeros, el reloj. A media tarde, el tráfico aumentó. El autobús avanzaba con lentitud de una parada a otra. Bill empezó a ponerse nervioso. Casi le cerró la puerta a un pasajero que estaba entrando. No se fijó en su cara, pero sí en la frágil mano que temblaba al depositar las monedas en la caja. Vio por el espejo retrovisor que era un anciano obeso, que avanzaba despacio hacia el fondo del autobús, demasiado despacio, pesadamente. Bill arrancó de la parada y el hombre se dejó caer como un fardo en el asiento. Los semáforos cambiaban antes de tiempo, los jodidos taxistas le cortaban el paso, los peatones atravesaban la calzada por cualquier sitio. Bill los maldijo a todos entre dientes. –Diez paradas más y termino –apretó los labios y siguió adelante. –¡Eh, chófer, hay un hombre enfermo! –gritó alguien desde atrás. Bill hizo como si no lo hubiera oído. Unos segundos más tarde, cuando el autobús paró para recoger a unos cuantos pasajeros, una mujer mayor se le acercó al salir. –Debería llevarlo al hospital, está muy mal. Ese hombre gordo respira con problemas y tiene los ojos abiertos de par en par. –Gracias, señora –Bill le sonrió automáticamente. La mujer se sobresaltó por la sonrisa y se bajó. Miró su reloj. «Tres minutos de retraso». Volvió a arrancar y casi le dio a un taxi que se metía en el carril del autobús.

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–¡Eh, maricón!, ¿te crees que la calle es tuya? –una cara morena se asomó del taxi y lo miró malamente. A Bill le hubiera gustado contestarle o, mejor aún, partirle la cara. Pero apretó el volante. –¡Eh, señor, este hombre ha dejado de respirar! –vociferó un jovenzuelo. Varios pasajeros miraban al gordo derrumbado en su asiento, a la espera de ver lo que haría Bill. –Tiene que hacer algo, oiga. ¡Me parece que está muerto! –Sí, señor, voy a llevarlo a la terminal. Allí tienen una ambulancia –respondió Bill mientras llegaba a otra parada. Subieron tres pasajeros. «Dos paradas más», se dijo Bill. «Sólo llevo dos minutos de retraso». A la siguiente parada, el joven que había gritado se levantó para bajarse. –Eh, tío, está usted paseando un cadáver. ¿Ha pensado alguna vez en trabajar en una funeraria? Bill apretó los labios. «¿Qué sabrá este punk? A mí me pagan por recoger y transportar pasajeros. Vivos o muertos, tienen que llegar a tiempo.» Llegó a la terminal, se bajó y le dijo al supervisor que traía «un pasajero enfermo». Llamaron una ambulancia, pero estaba claro que se trataba de un cadáver. Al día siguiente, los familiares del muerto contrataron a un abogado cuando supieron que había fallecido en el autobús. El abogado puso un aviso en el periódico para ponerse en contacto con los pasajeros. La empresa de autobuses decidió investigar el caso. El supervisor llamó a Bill a su oficina. –¿Qué pasó, Bill? ¿Hizo usted algo que se pueda interpretar como la causa de la muerte? ¡No, señor! –contestó Bill de inmediato–. Yo sólo cumplí con mi obligación. Llegar a tiempo, como siempre. Bill se sobresaltó por la pregunta. «Yo no hice nada. Aquel gordo probablemente había fumado, bebido o comido demasiado. ¿Qué tiene eso que ver conmigo?», pensó para sí. –El abogado va a hacerle preguntas. Asegúrese de que le dice justo lo que hizo y no nos mezcle con ese cadáver –al supervisor le preocupaba la posibilidad de un pleito–. Vamos a tener que retrasar la decisión sobre su trabajo hasta que se aclare este asunto. Pero todavía puede seguir un poco más como temporal. –Sí, señor, gracias –Bill se alejó. «¿Por qué tuvo Clancy que ponerse enfermo mi último día? ¿Por qué el gordo la palmó en mi último trayecto?». Le daba rabia. Hubo un juicio. La anciana declaró. –No paró. No hizo nada. Aquel hombre se murió en su asiento y él siguió conduciendo, como si nada –dijo con indignación. El joven juró que paró por lo menos una docena de veces mientras el tipo se asfixiaba. El abogado llamó a Bill a declarar. –¿Oyó usted a los pasajeros que le decían que había un hombre muriéndose en el autobús? –Sí, señor. –¿Por qué no lo llevó a un hospital o paró el autobús para llamar una ambulancia? –Pensaba hacerlo, señor, una vez que hubiera llegado a la terminal. –¿Una vez que hubiera llegado a la terminal? –el abogado fingió indignación–. ¿Había un hombre muriéndose en el autobús y usted pensó en vender unos pocos billetes más? –miró al jurado y vio signos de dólar en sus ojos. –Puede que a usted le parezcan unos pocos billetes de autobús, pero mi trabajo estaba en juego. Tenía que terminar el trayecto a tiempo. Son los reglamentos de la empresa. Es la única posibilidad que tenemos los temporales de entrar en nómina.

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–¿Pretende decirme que en una urgencia como ésta la empresa valora más llegar a tiempo que ayudar a una persona muy enferma? –Sí, señor, no, señor –Bill estaba confundido. –¡Me opongo! –eyaculó el abogado de la empresa de autobuses–. No hay absolutamente ninguna prueba de que eso sea la política de la compañía. Fue una decisión del chófer. El juez pidió una explicación. –Consideramos que fue una circunstancia muy insólita y el chófer se comportó de manera anormal. Actualmente está suspendido. El trabajo, la pensión, el seguro de enfermedad, las vacaciones, el sueldo regular se estaban volatilizando. Bill se levantó cuando el abogado se le acercó. –¿Está usted de acuerdo con esta declaración? –le pinchó el abogado. –Mire, estuve sin trabajo durante trece meses. Acepté este trabajo de seis meses como temporal. Durante cinco meses y veintinueve días mi autobús estuvo siempre a tiempo. Incluso con un cadáver llegué a tiempo. ¿Qué podía hacer, llegar tarde, que me despidieran sólo porque alguien decidió morirse mi último día como temporal? El abogado fingió simpatizar con el chófer para poder darle más duro a la empresa. Funcionó. La familia del gordo obtuvo cinco millones de dólares, el abogado se quedó con un tercio, la empresa negó cualquier responsabilidad, el contrato de Bill no fue renovado y el reportero del New York Times que escribió la historia del «chófer obsesivo que no hizo caso de un enfermo» ganó un Premio Pulitzer a la mejor historia de interés humano

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19 de diciembre de 2003

El significado de la captura de Saddam James Petras Traducido para Rebelión por Marina Trillo Los medios de comunicación más importantes de Estados Unidos y Europa se unieron a la celebración de la Casa Blanca por la captura de Saddam Husein. Previsiblemente las masas Occidentales se unieron al júbilo - ante la perspectiva de un fin rápido y exitoso de la guerra colonial. En Irak, sin embargo, la cólera va en ascenso por todo el país a medida que los EEUU y las tropas satélites, están intensificando el allanamiento violento de millares de casas, la voladura de hogares de "terroristas sospechosos" como forma de castigo colectivo, y las redadas indiscriminadas de centenares de jóvenes en sus incursiones nocturnas. Las actuales injusticias estadounidenses de arrestos arbitrarios, destrucción de hogares, muros tipo ghetto de alambre de espino alrededor de aldeas y pueblos y asesinato diario de niños y civiles preocupan mucho más al pueblo Iraquí que la captura de Saddam Husein. Para Washington procesar a Saddam por violación de los derechos humanos es una jugada muy peligrosa, porque los mismos crímenes de los que sea acusado son igualmente aplicables a la administración colonial anglo-estadounidense. La captura de Saddam Husein, en contra de lo que dicen los medios de comunicación estadounidenses, no es un golpe a la resistencia popular sinó un importante revés a la base completa de la ocupación colonial (del mismo modo que el fracaso en descubrir las armas de destrucción masiva socavó el pretexto imperialista para la guerra). Todos los argumentos para la ocupación y violenta represión estadounidense de millones de Iraquíes giraron en torno a la amenaza del "regreso de Saddam Husein". Nos contaron que "robó miles de millones de dólares" que "estaba financiando a una red de terroristas Baasistas y ex especialistas militares" para atacar a las fuerzas de "liberación" estadounidenses. El descubrimiento de Saddam en una choza de aldea, enterrado en un hoyo de 3 metros sin comunicaciones, e incluso sin instalaciones higiénicas elementales, señala a un fugitivo que se oculta para asegurarse su supervivencia individual, no señala a la mano secreta que dirige un movimiento de resistencia de ámbito nacional. Su captura se produjo gracias a un delator, no fue resultado de la diligencia, tortura o habilidades investigadoras de sus perseguidores estadounidenses y sus asesores del Mossad. No se produjo ninguna ofensiva general lanzada por leales seguidores tras su captura – sólo las docenas de ataques "habituales" y dos bombardeos importantes de la resistencia Islámica. Los limitados fondos que encontraron en poder de Saddam y su ubicación remota e inaccesible señalan la mentira de que las acciones de la resistencia estaban financiadas y dirigidas por el ex presidente. En resumen, la captura de Husein y su estado físico indican a las claras que virtualmente no jugó ningún papel de liderazgo y a lo sumo era un símbolo para algunos sectores del partido Baasista que, a su vez, son una pequeña minoría de la resistencia. Hay muchas razones para pensar que la captura de Saddam aumentará la resistencia a la ocupación estadounidense. Porque en primer lugar, los EEUU se quedan como único y principal enemigo para muchos Iraquíes, uniendo a nacionalistas seculares, Islamistas, izquierdistas y otros que puedan haber tenido diferencias de opinión sobre el liderazgo de Saddam en el pasado. En segundo lugar el descubrimiento de un Saddam "aislado" refuerza la hipótesis de que la resistencia es un movimiento descentralizado con libertad para desarrollar sus propias iniciativas, sin control centralizado. En tercer lugar la pobreza que rodeaba a Saddam sugiere que el "aparato Baasista" fue inoperante e incapaz de funcionar para proporcionar seguridad al ex

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dictador. En cuarto lugar el aislamiento de Saddam subraya el hecho de que la actual resistencia nacional no es un movimiento "restauracionista" sino un movimiento para renovar la soberanía nacional y establecer un sistema electoral viable libre de líderes seleccionados por el imperio. ¿Qué es probable que ocurra si llevan a Saddam a juicio? Puede presentar alguna evidencia condenatoria por sus relaciones duraderas e íntimas con el gobierno estadounidense hasta la primera Guerra de Golfo. Podría incluso requerir como testigos principales a Bush Padre, Rumsfeld, Baker y líderes israelíes de los años 1980. Podría proporcionar detalles adicionales y demostrar la ausencia de armas de destrucción masiva – clavando así otro clavo en el ataúd de letanías de mentiras de Washington e Israel para justificar la guerra. O quizás Saddam sufrirá una imprevista enfermedad fatal durante su interrogatorio e internamiento y no será capaz de proporcionar la prolija evidencia que pudiera poner en un aprieto las aspiraciones presidenciales de Bush. Lo más probable es que la lógica de la resistencia anticolonial polarizará aún más a la sociedad Iraquí en gran menoscabo de los EEUU. A medida que la resistencia aumente, concretamente sus ataques contra colaboradores locales, en especial contra la policía, va a haber probablemente menos "voluntarios" y más infiltración por parte de militantes de la resistencia, colaboradores renuentes y agentes dobles entre las fuerzas de seguridad. La respuesta fuera de Irak revela también una mayor polarización. Sharon ha indicado a sus protectores sionistas del Pentágono que, después que Saddam, es momento de apuntar a Siria, Irán y Líbano, mientras por otra parte, la UE firma acuerdos de la amplio alcance con el régimen de Assad. En el seno del régimen de Bush crecen las diferencias entre los sionistas extremistas (Wolfowitz, Feith, Abrams) y sus influyentes colaboradores de Washington (Perle, Kagan, Cohen, Kristol, Pipes) por una parte y los "realistas" del Departamento de Estado y la Casa Blanca sobre el asunto de un "cambio de régimen" a nivel mundial. Los sionistas del Pentágono bajo el pretexto de una "campaña global para imponer la democracia" pretenden intensificar y extender la intervención de EEUU para destruir a los adversarios de Israel. Los realistas son cada vez más conscientes de los costes políticos de cara a las próximas elecciones presidenciales y el peligro de seguir las pautas de estrategas políticos que tienen duplicidad de lealtades, verdaderas o aparentes. La captura de Saddam y la elevación de la resistencia anticolonial aumenta la probabilidad de que algún candidato demócrata a la presidencia arguya que la "meta" de la intervención era la captura de Saddam y que es momento de convocar elecciones anticipadas y retirar las tropas. Es probable que esto resuene en amplios sectores del electorado que están hartos de los crecientes costes políticos y económicos de la invasión, la corrupción y el robo por parte de los contratistas de guerra y el empeño fanático de los grupos de presión israelíes en pro de su plan especial a costa de los intereses nacionales estadounidenses. Es típico de los medios de comunicación estadounidenses inflar la propaganda de victorias, como la captura de Saddam, durante unos pocos días, captar la atención del público, estimular una euforia artificial y, después, cuando emerja de nuevo la realidad de la prolongada lucha Iraquí de liberación nacional y aumente la lista de soldados estadounidenses muertos y heridos es usual que el público estadounidense busque a alguien a quien culpar, acusar y rechazar.

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28 de diciembre de 2003

Reflexiones sobre 2003: Ideólogos y Profetas, Izquierda y Derecha James Petras Traducido para Rebelión por Marina Trillo El 2003 no fue un año de Victorias Históricas ni Derrotas Históricas; fue un año de relaciones de poder constantemente cambiantes entre el imperialismo y los movimientos de resistencia popular. El imperio estadounidense y sus socios coloniales israelíes pudieron conquistar países y territorios nuevos pero no pudieron consolidar su dominio frente al aumento de la resistencia popular. La economía estadounidense no entró en declive ni se desplomó como predijeron algunos izquierdistas, sino que se expandió y ganó ímpetu a medida que avanzaba el año, aún cuando empeoraran los "fundamentos económicos", especialmente el déficit por cuenta corriente y el presupuesto. Los oráculos tanto de la izquierda como de la derecha se equivocaron: los EEUU no experimentaron ni una crisis terminal ni triunfos irrevocables. Los pronósticos de año en año son problemáticos y a largo plazo son tan exactos como la astrología. En las derechas, los profetas de exitosas guerras coloniales, empezando con Irak, Palestina y siguiendo después con Irán, Siria y Líbano quedaron rápidamente desacreditados. Primero por los heroicos combatientes de la resistencia Palestina cuyo sacrificio y dedicación bloqueó la visión totalitaria de Sharon de un estado judío étnicamente puro. En Irak, la resistencia popular masiva después de la conquista colonial, infligiendo millares de heridos y centenares de muertos a la potencia ocupante dejó en evidencia a los intrigantes Sionistas-Rumsfeld del Pentágono, socavando su autoridad en todas partes, incluso en partes del ‘establishment’ de Washington. No hubo victorias militares decisivas para los EEUU ni venturosas victorias políticas: El 2003 fue un año de transición. Los mayores perdedores fueron los sionistas, como Wolfowitz, Perle, Feith que proyectaron una serie de guerras estadounidenses para destruir o socavar a todos los adversarios de Israel en Oriente Medio y Europa. El alto coste, el aislamiento y la resistencia de Irak han impuesto severas limitaciones a nuevas invasiones coloniales estadounidenses. Los imperialistas "realistas" como James Baker (antiguo Secretario de Estado con Bush padre) vinculado a intereses petrolíferos conservadores árabes, rechazan a los ideólogos Sionistas ligados a Sharon que promueven guerras estadounidenses para imponer "cambios de régimen" en pro de Israel. Las declaraciones fraudulentas hechas por Wolfowitz y otros Sharonistas con respecto a las armas de destrucción masiva de Irak como justificación para la guerra fueron el punto culminante del inaudito poder de la influencia sionista en la política de EEUU. La infamia y la exposición parcial de esta ‘trama’ sui géneris llevó, al menos, a un descenso temporal de la presencia pública de este sector de la Administración Bush. El imperio estadounidense está dividido entre ideólogos con lealtades nacionales dobles y ‘realistas’ vinculados a intereses petrolíferos estadounidenses y árabes y a bancos europeos. Estas diferencias entrarán en escena en 2004 e influirán sobre si EEUU compartirá el botín imperial con Europa, Rusia y la élite árabe o seguirá la política del colonialismo militar ciego. 2003 fue el año en el que la dinámica aparición de la economía China se convirtió en el centro de la política mundial. China, la tercera mayor economía del mundo, tiene un enorme superávit comercial con EEUU y relaciones crecientes y poderosas con

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todos los países grandes y pequeños de Asia y Oceanía. El imperialismo estadounidense no puede sobrevivir en Asia sin llegar a acuerdos con China. Aquí también están divididos los responsables de formular la política imperial. Los ‘realistas’ proponen una estrategia a largo plazo de adaptación y asimilación complementaria y gradual, basada en cientos de miles de millones en inversiones estadounidenses, exportaciones e importaciones así como en compras Chinas a gran escala de bonos de EEUU. Los "confrontacionistas" están integrados por los sectores atrasados no competitivos de la industria estadounidense, la burocracia sindical y los ideólogos militaristas que revisten sus políticas agresivas con la retórica de los ‘derechos humanos’, el ‘comercio injusto’ y el ‘trabajo esclavo’. Aparte de alguna retórica electoral pseudo populista, los ‘realistas’ parecen estar dirigiendo las relaciones imperiales con China, forzando a los ideólogos a centrarse en crear conflictos con Corea del Norte y Taiwán. Con respecto a Latinoamérica, los oráculos de la derecha y de la izquierda fallaron en reconocer los factores estructurales más profundos que influyeron sobre los acontecimientos políticos. A principios de año fue la izquierda la que celebró de modo triunfalista una ola hemisférica de victorias políticas. La elección de Lucio Gutiérrez en Ecuador, Inacio Lula Da Silva en Brasil, Kirchner en Argentina, y la presencia masiva en el Foro Social Mundial de Porto Alegre fueron considerados como importantes ‘puntos de inflexión’ políticos que llevaron a la derrota del ALCA, el fin del neoliberalismo y un rechazo del imperio estadounidense. La extrema derecha estadounidense, en particular los inmigrantes cubanos en la Administración de Bush (especialmente Otto Reich) también predijeron que vendrían malos tiempos. Habían transcurrido pocos meses desde principios del año nuevo cuando Lucio Gutiérrez declaró su total subordinación al FMI, ALCA, Plan Colombia, y apoyo a las subidas de precios, reducciones de salarios y privatización del petróleo y electricidad. Da Silva hizo lo mismo: aplicando al máximo las prescripciones del FMI; designando banqueros neoliberales de derechas, ejecutivos e ideólogos corporativos en todos los puestos económicos clave; apoyando una versión modificada del ALCA y estableciendo un inútil "Comité de Amigos de Venezuela" dominado por presidentes iberoamericanos abiertamente opuestos al Presidente Chávez. En Argentina, el recién elegido Presidente Kirchner, bajo la intensa presión de los masivos movimientos sociales, combinó cambios judiciales progresistas limitando la inmunidad a los violadores de los derechos humanos, con una reducción en los pagos de la deuda, y tácticas políticas para dividir y debilitar a los movimientos militantes de trabajadores en paro. Las profecías de la izquierda no se cumplieron – las relaciones entre los EEUU e Ibero América a nivel de estado no variaron: El ALCA siguió adelante con cambios secundarios, las políticas económicas neoliberales continuaron siendo aplicadas y la pobreza se hizo más profunda. Las mayores derrotas del imperio estadounidense a nivel de estado sucedieron en Venezuela y Cuba. En ambos países la intervención estadounidense y el apoyo a un "cierre patronal de ejecutivos" (Venezuela) fueron derrotados y en Cuba, los terroristas apoyados por EEUU y los propagandistas pagados fueron neutralizados. En Ibero América, el poder imperial continuó deteriorándose y la resistencia anti-imperial ganó fuerza a pesar de cierta limitación política. En Bolivia fue derrocado el cliente estadounidense Sánchez de Losada; los referéndums en pro de la privatización en Uruguay y Colombia fueron derrotados de modo contundente, en Ecuador se planea una marcha popular masiva, reminiscente del levantamiento del 2000, exigiendo la expulsión de Gutiérrez, mientras que, en Perú, a Toledo se le opone más del 84% de la población y parece improbable que termine su mandato electoral. El MST de Brasil, a pesar de las promesas rotas de Da Silva, ha realizado unas 330 ocupaciones de tierra que afectan a 55.000 familias. En Argentina, más de 50.000 piqueteros se manifestaron para conmemorar el alzamiento del 19/20 de diciembre de 2001. Está claro que los movimientos sociopolíticos no han sido paralizados por las regresiones imperialistas de los pseudo populistas presidentes electos. Pero también

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está claro que estos poderosos movimientos populares tienen poder para derrotar a los clientes imperiales pero no han demostrado tener poder para reemplazar a los reaccionarios titulares con líderes nuevos procedentes de los movimientos populares. Esto es evidente incluso en el caso de la insurrección Boliviana de octubre de 2003: El nuevo Presidente Carlos Meza es un neoliberal de toda la vida, que apoyó a Sánchez de Losada hasta sus últimos días de gobierno. Desde que llegó al cargo, Meza ha seguido atacando y deteniendo a cultivadores de coca, expresó su apoyo al ALCA y no ha tomado ninguna iniciativa para cambiar los acuerdos del gas y petróleo (excepto promesas ambiguas). El 2003 fue un año de movilizaciones masivas y quizás un ensayo para revoluciones sociales en el 2004. Sin embargo, para que suceda tal cosa, tenemos que comprender qué instrumentos y líderes políticos son capaces de asumir el poder con visión crítica de las trampas de la política electoral. No hay un retroceso sistemático del poder estadounidense – aunque pierda en Venezuela con Chávez, gana con Da Silva en Brasil. Lo que gana al derrotar y capturar a Saddam Hussein, lo pierde frente a la costosa y prolongada guerra popular durante la ocupación. Las reuniones financieras internacionales son interrumpidas, pero se firman los acuerdos bilaterales y regionales de libre comercio. La resistencia aumenta el coste de la conquista pero el imperio y sus sátrapas mercenarios se vuelven más salvajes. En Navidad los estadounidenses bombardearon Bagdad, miles de jóvenes fueron acorralados en razzias y conducidos en manada, encapuchados, a atestados campos de prisioneros para ser interrogados y torturados. Israel construye muros de apartheid muy adentro de la Palestina Ocupada, asesina de modo rutinario a niños y a activistas Palestinos, bajo la benigna protección de sus "hermanos" Likudianos del Pentágono. La superestructura del imperio, Bush, Cheney etc. es desafiada pero las bases (presupuestos militares, intereses petrolíferos) no son cuestionadas. La "crisis económica" no estalla – permanece latente. Los EEUU continúan pidiendo prestado; el capital asiático todavía fluye a EEUU permitiéndoles consumir más allá de su capacidad de pagar. Las predicciones de declive o "sobre-extensión" fueron exageradas. Washington está comprando y entrenando a millares de mercenarios Iraquíes, y afianzando a otros de Europa Oriental y compañías privadas de seguridad. Los intelectuales críticos estadounidenses son más influyentes en el exterior de lo que lo son dentro de EEUU. La dinámica para el cambio de la política imperial está claramente en el exterior – en Irak, Ibero América, quizás en partes de Europa. El año 2003 nos dice que la realidad de la relación entre el imperialismo y la resistencia popular es demasiado compleja y contradictoria como para encasillarla con netas fórmulas generales lineales. La conclusión que podemos sacar es que el imperio estadounidense no es omnipotente sinó peligrosamente violento; que los movimientos populares pueden desafiar al dominio colonial con éxito y derribar a regímenes clientes; que la economía estadounidense se puede recuperar temporalmente incluso si sus bases económicas continúen siendo precarias. El 2003 también sugiere que la izquierda ganaría más del estudio paciente de las complejas y contradictorias realidades de la lucha nacional y de clases, que de formular grandiosas profecías globales a largo plazo desvinculadas de los movimientos populares.

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24 de enero de 2004

Discurso de Bush sobre el Estado del Imperio James Petras Traducido para Rebelión por Marina Trillo El discurso de Bush sobre el “Estado de la Nación” no fue un elogio a “América” como declaró – versó acerca del fascismo en casa y el imperialismo en el exterior. Fue un discurso exaltando las conquistas de países del Tercer Mundo (Afganistán e Irak), celebrando la fuerza como instrumento del chantaje político (Libia) y una declaración de nuevas imposiciones imperiales en todo el Oriente Medio. El discurso reiteró los elementos más retrógrados de la doctrina de Bush: El uso unilateral de la fuerza, la guerra preventiva, la supremacía de los dictados imperiales estadounidenses por encima de la soberanía nacional de enemigos y aliados. El Presidente sonriente glorificando las conquistas imperiales estadounidenses mientras sus aduladores y partidarios, que abarrotaban el Congreso, le jaleaban, fue una versión de un ‘Nüremberg ligero’: Un guión coreografiado para exaltar los logros del presidente imperial. El emperador negó las intenciones imperiales aún cuando defendió las conquistas imperiales y los proyectos de nuevas expediciones imperiales. El discurso de Bush fue más allá del ‘triunfalismo’ y la mendacidad: Fue una visión surrealista que colocó a los EEUU en el centro de un universo divino, en el cual el Pueblo Elegido exterminará a sus enemigos e iluminará por la fuerza a sus aliados reacios. Bush habló como un milenario, matando demonios (terroristas) con una espada justiciera (o bombas de racimo), un instituido y ungido discípulo de Dios. Entre el triunfalismo y la celebración, el emperador sembró sin embargo el temor a la violencia enemiga, para sustentar la misión imperialista. La paranoia complementó la misión divina. El “terrorismo” estaba por todas partes, escondido y disfrazado, la fuerza maligna que, en cualquier momento, podría reproducir el 11 de septiembre de 2001. La ideología imperial de triunfalismo fue yuxtapuesta con la vulnerabilidad permanente, la celebración con el temor. Este discurso ilógico y contradictorio no importa, sin embargo, lo que importa es el poder. Se utilizó la retórica triunfalista para capturar los recursos domésticos (inflados presupuestos militares y soldados) para proseguir una guerra colonial y la paranoia para justificar la concentración de poderes dictatoriales (por medio de la Patriot Act) para reprimir, silenciar y acoquinar a la oposición antibelicista. No se permitió que nada mundano o basado en hechos interfiriera en la construcción de esta visión gloriosa del Imperio Mundial. Ninguna mención a los centenares de soldados estadounidenses muertos, miles de mutilados y desmembrados, veintenas de suicidios y millares de mentalmente perturbados. Bush no mencionó a los muertos y heridos estadounidenses, no tan sólo porque no servían al propósito de exaltar el imperio, sinó porque eran la prueba de que los soldados estadounidenses son vulnerables (no eran los ‘superhombres’ elegidos y protegidos por Dios) y que el pueblo colonizado estaba resistiendo de modo efectivo contra la ‘invencible máquina militar’. Como saben muy bien Bush y su círculo de allegados, en sus momentos menos exaltados, cada victoria de la resistencia Iraquí, cada baja estadounidense erosionan su apoyo electoral, socavan el ‘Deseo de Poder’ de Rumsfeld. Las derrotas en Irak se mofan de la visión de los Militaristas-Sionistas del Pentágono sobre guerras sin fin en el Oriente Medio. La visión milenaria militarista-sionista de conquistas militares sucesivas (después de Irak, Siria, Irán y otros) ha sido quebrantada por las batallas en los suburbios de Bagdad, los centenares de miles de manifestantes de Basora, las minas en las carreteras por todas partes.

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La resistencia Iraquí ha señalado la mentira de la imagen racista de los aborrecedores de Arabes del Pentágono y sus colegas de Israel: Los Arabes ni están acoquinados por el poder militar estadounidense ni son incapaces de organizar la resistencia; son los soldados estadounidenses los que a centenares están dándose de baja del ejército, es el gobierno estadounidense el que desesperadamente implora mercenarios de América Central para que reemplacen a las desmoralizadas tropas de EEUU. El informe de Bush sobre el estado del Imperio, incluyó necesariamente un panegírico general acerca de los éxitos domésticos sociales y económicos de su régimen. El imperio se construyó con “fusiles y mantequilla”, o algo así se suponía que transmitiera su mensaje. Pero aquí, el cuento resultó menos creíble incluso para el sector más reaccionario y chovinista del público estadounidense. La mayoría de la gente sabe que 3 millones de trabajadores estadounidenses han perdido sus trabajos en los pasados 3 años. Más de dos tercios de la población saben que los planes sanitarios y farmacéuticos fallan y que las políticas de Bush han aumentado la vulnerabilidad de todos, excepto la de los muy ricos. Es precisamente porque Bush sabe que más 60% del público estadounidense rechaza su política social, por lo que acentuó la necesidad de prorrogar la fascista y represiva Patriot Act, con sus cláusulas que facultan al Presidente para suspender todos los derechos democráticos. Como su predecesor Nazi, Bush declaró la guerra a las familias no tradicionales, al sexo, a los homosexuales, a los inmigrantes ilegales (no hay amnistía para 10 millones de Mexicanos) al objeto de movilizar a su principal base de masas de cristianos fundamentalistas. Oculto bajo la retórica de “defender al pueblo Americano” Bush acentúa el papel central de la policía, la legislación represiva, el ejército – no hubo alusión al 80% de desempleados iraquíes, al bombardeo de aldeas en Afganistán, a la matanza diaria de Palestinos, al tratamiento abusivo del estado policial respecto a los no europeos que visitan los EEUU – considerados presuntos culpables (fotografiados y tomadas sus huellas dactilares) que deben demostrar su inocencia. Como los Nazis, Bush deniega por completo las frágiles bases domésticas del imperio; la transferencia masiva de fondos estatales que forman la “república” (economía doméstica) para financiar el imperio que genera déficit presupuestarios enormes sobrepasando los $400 mil millones en 2003. Cegado por la expansión económica imperial se niega a ver que el flujo de salida de capital y exportaciones de filiales estadounidenses en el extranjero está creando un monstruoso déficit comercial y socavando la credibilidad del dólar. Como su predecesor en el Tercer Reich, Bush cree que el “pueblo Americano” debe sacrificarse por el mayor bien de su virtuoso imperio. Con el apoyo total de los cuasi-estatales medios de comunicación, el mensaje se esparce en los EEUU y por todo el mundo, pero la recepción en el mundo es diferente de la de los EEUU. Le Monde informa que después del discurso de Bush, el 67% de sus lectores sintió que los EEUU representan una grave amenaza para la paz mundial. Idénticas opiniones fueron expresadas en el resto del mundo (con la excepción de Israel). En los EEUU escuchó el discurso menos del 15% de la población y, aparte de los convencidos, pocos expresaron algún tipo de apoyo. Al día siguiente del discurso había más interés en partido del campeonato de fútbol Superbowl que se celebrará dentro de dos semanas, que en la oratoria de Bush. La versión estadounidense del fascismo es en algunos aspectos bastante distinta de la de su predecesor Alemán: Compra los votos con centenares de millones de dólares en propaganda en los medios de comunicación; no obliga a la aprobación, no aterroriza abiertamente a la población, simplemente siembra paranoia respecto a los “otros”. No hay organización de masas y espectáculos de masas para mesmerizar a la población; en su lugar hay frivolidad y mentiras banales para enajenar a los votantes y producir una tasa de abstención de más del 50%. El próximo Presidente de EEUU será elegido por menos del 20% del electorado potencial, dado el 50% de abstención, la exclusión

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de inmigrantes “ilegales” (10 millones) y antiguos presidiarios (4 millones). Si este proceso electoral excluyente no basta para asegurar el resultado apropiado, puede haber fraude electoral, exclusión e interferencia judicial. Esto es ‘fascismo blando’ pero lleva en sí el potencial para el otro, la versión dura. El comandante anterior de la fuerza de invasión estadounidense en Irak, General Tommy Frank (asesor de Bush muy allegado) declaró recientemente que si hay otro “ataque importante” en los EEUU, deberá suspenderse la Constitución y deberá declararse la ley marcial, y establecer tribunales militares para juzgar a los sospechosos. La reiterada defensa de Bush de la “Patriot Act” se hace eco de los pronunciamientos abiertamente fascistas del General Frank. En otras palabras, cualquier provocación instigada por el régimen puede cambiar el frágil equilibrio hacia el fascismo. El autoritarismo en pos del imperialismo se enfrenta a dos obstáculos fundamentales – la resistencia democrática y armada en Irak y el declinar de la república estadounidense. La reunión de las élites gobernantes en Davos está perturbada por el descenso del dólar, el déficit de la balanza comercial estadounidense y su déficit fiscal, pero apoyó y apoya todavía la invasión estadounidense de Irak, negándose a reconocer la interrelación entre la expansión imperialista y el declive republicano. Los dilemas de la élite de Davos son, la oportunidad de la izquierda: Cuanto mayor sea nuestra solidaridad con la resistencia Iraquí, que debilita al ejército colonial, mayor probabilidad de éxito tendremos para construir movimientos sociales y ‘refundar’ la república democrática en los EEUU y fortalecer los movimientos revolucionarios de masas en el Tercer Mundo.

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28 enero 2004

El imperialismo y la resistencia en América Latina James Petras Revista Koeyu Latinoamericano A MANERA DE INTRODUCCION El presente texto es una traducción del texto en inglés "Imperialism and Resistance in Latin America" enviado especialmente por el norteamericano analista y amigo de los pueblos - James Petras para el Encuentro Social Alternativo que se realiza en la ciudad de Santa Cruz en el marco de la XIII Cumbre Iberoamericana de presidentes. En sus manos está un texto profundo y polémico; un texto que requiere una amplia difusión en momentos en que "una ola continental de luchas está surgiendo a lo largo de América Latina", para hacer frente al "imperalismo, problema central de nuestro tiempo". Agradecemos especialmente el aporte de James, quien en forma incansable y comprometida se dedica a conocer, analizar y difundir los problemas de los pueblos. La edición del presente texto ha sido posible gracias a la Universidad Gabriel René Moreno, de Santa Cruz, mediante su dirección de postgrado, que promovió la iniciativa, y el Centro de Documentación e Información Bolivia (CEDIB) de Cochabamba, que editó el documento y se encarga de la difusión, con la colaboración en España de MINKA Centro de Promoción y Solidaridad. El autor permite la reproducción parcial o general del texto, siempre mencionando la fuente. Noviembre de 2003 EL IMPERIALISMO Y LA RESISTENCIA EN AMERICA LATINA Es completamente entendible que la Cumbre Iberoamericana de Presidentes (CIP) este año se realice en Bolivia. Hace unas semanas atrás, Bolivia fue el sitio de una histórica confrontación entre una élite neo-liberal corrupta, respaldada por la Embajada americana y las fuerzas armadas, contra campesinos, obreros, estudiantes y pobres de sectores urbanos que decidieron recobrar el mando soberano de sus fuentes de energía y los mercados domésticos. No es ninguna casualidad que la CIP se realice en Santa Cruz, la única ciudad de Bolivia dónde el fugado presidente intentó provocar un golpe con la ayuda de los empresarios. El levantamiento popular de octubre del 2003 tiene dimensiones verdaderamente heroicas, pero es sólo el inicio de una ola continental de luchas que está surgiendo a lo largo de América Latina. Para entender esta confrontación, brevemente es importante inspeccionar a los protagonistas del cambio, la naturaleza de la polarización entre constructores del imperio y sus regímenes vasallos y, por otro lado, los movimientos socio-políticos, poniendo esto en el contexto de los cambios históricos en el poder durante las recientes décadas. Es importante delinear el contexto político del campo de batalla fundamental y los temas de las luchas presentes y futuras. Éstos incluyen la batalla del gas, petróleo y otras fuentes de energía; la cuestión agraria en todas sus manifestaciones, desde la distribución de la tierra, a la libre determinación de cultivo de la cosecha (incluso la coca); la protección del mercado interno y la

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seguridad alimentaria; el problema de la masa de obreros urbanos desempleados; los derechos humanos y los problemas de justicia social e impunidad de la élite. En la última sección nosotros demostraremos por qué el imperialismo es el problema central de nuestro tiempo y cómo un avance positivo en las cuestiones sociales, políticas y económicas importantes de nuestro tiempo, requiere de la derrota del proyecto imperial. El retorno de la marea Hay importantes indicadores empíricos que dicen que la marea está volviéndose contra los regímenes latinoamericanos respaldados por EE.UU., aunque a un costo alto y sangriento. En Bolivia, una alianza de varios millones de bolivianos derrocó al régimen de Sánchez de Lozada en octubre de 2003 e impuso un límite de 90 días al entrante Presidente Mesa para que renacionalice el gas y las fuentes de energía, revoque el programa de erradicación de la coca e instrumente otras demandas populares. El costo fue alto: 81 muertos y 400 personas gravemente heridas. En el vecino país Colombia, el referéndum promovido por Uribe, EE.UU. y el FMI, no pudo obtener el mínimo del 25% del electorado y se derrotó rotundamente, quedando bloqueada la agenda neo-liberal de austeridad y las privatizaciones planteadas por Uribe. Un candidato de "centro-izquierda" también derrotó la opción de Uribe para alcalde de Bogotá; la segunda posición política más importante en el país. El programa de contrainsurgencia de Uribe no ha obtenido logros significativos contra las guerrillas, incluso cuando las fuerzas paramilitares continúan matando a miles de campesinos en las áreas disputadas. En Venezuela, los EE.UU. patrocinaron los esfuerzos para derrocar el régimen democráticamente elegido del Presidente Hugo Chávez, derrotados dos veces por una alianza de los pobres urbanos con sectores constitucionalistas del ejército. Como resultado, Chávez ha "re-nacionalizado" la compañía estatal de petróleo, reasignando las ganancias de las inversiones extranjeras a los proyectos sociales locales en salud, educación, casas de bajo para los pobres y una reforma agraria para los campesinos sin tierra (100.000 beneficiarios en 2003). En Argentina un masivo levantamiento popular en diciembre del 2001 y la movilización urbana a lo largo de 2002-2003 ha llevado a una aguda reducción en los pagos de la deuda, una baja en el precio de electricidad, gas y otros servicios y el inicio de la reforma de los restos del sistema estatal corrupto y represivo de la dictadura militar y los regímenes neoliberales civiles de Menem, De La Rua y Duhalde. En Perú, Ecuador y Brasil, los movimientos de masa se están reagrupando para relanzar sus proyectos de transformaciones sociales, considerando el giro al neo-liberalismo ortodoxo de los presidentes seudo-populistas, Lucio Gutiérrez en Ecuador, Da Silva en Brasil y Toledo en Perú. El apoyo a Toledo ha caído a simples dígitos; Gutiérrez ha perdido el apoyo de los sindicatos mayores y organizaciones de indígenas y campesinos y se ha aliado con Febres Cordero, del Partido Social Cristiano de la extrema derecha. En Brasil hay una gran desilusión por parte de la mayoría de sus 50 millones de votantes, porque Da Silva ha abrazado "el programa de ajuste", una versión neoliberal extrema del FMI, cortando los programas sociales, reprimiendo a los activistas rurales, cortando las pensiones de empleados públicos y distribuyendo la tierra a menos de 5% de los 60.000 campesinos sin tierras que él prometió efectivizar al término de su primer año de gobierno. Los MST, los empleados públicos, los obreros por cuenta propia y muchos otros sectores populares ya están en la huelga, mientras preparan masivas ocupaciones de tierras y organizan un nuevo partido político. El resurgimiento popular en el año 2003 representa la cuarta ola de forcejeo popular durante el último medio siglo. La primera ola abarcó el periodo entre 1959 y los años 70, empezando con el éxito de la revolución cubana y acabando con la derrota de

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socialistas y populistas y la imposición de dictaduras militares en el Cono Sur. La segunda ola se centró en Centroamérica y empezó con la Revolución Sandinista en 1979 y acabó con su derrota en las elecciones de 1990 y la consolidación de regímenes "clientes" de los norteamericanos en Nicaragua, Guatemala y El Salvador. La tercera ola, empezó en las postrimerías de 1990 y acabó en 2002; una mezcla de movimientos populares masivos y alianzas con personalidades electorales seudo-populistas y partidos políticos. La cuarta ola, que rápidamente está llegando a su punto más alto, se une cada vez más a los movimientos socio-políticos a lo largo de América Latina. Éstos incluyen coaliciones de desempleados, campesinos, indígenas y trabajadores urbanos comprometidos en actividades extraparlamentarias. El tema unificador de esta cuarta ola de insurgencia popular es la oposición a la re-colonización de América Latina por la vía del ALCA promovida por EE.UU. La singularidad de estos movimientos es su independencia del control de los partidos electorales, su alcance es continental; tiene una poderosa red internacional de solidaridad en varios foros sociales y organizaciones. Lo más importante son sus profundas raíces en los movimientos locales y la implicación en luchas concretas, basadas en un análisis de las especificidades de la historia de cada país, su cultura, estructura de la clase, étnica y rasgos de género. El contexto histórico para la re-colonización de América Latina (ALCA) Los avances y retiradas de los regímenes "clientes" respaldados por EE.UU. y los intereses económicos imperiales han estado en relación inversa a la fuerza de los movimientos populares y regímenes sociales progresivos durante el último medio siglo. La primera ola de regímenes con respaldo imperial eran dictaduras militares anti-comunistas, en gran parte altamente represivas, durante los años 1950: Batista en Cuba, Somoza en Nicaragua, Trujillo en la República Dominicana, Odría en Perú, Pérez Jiménez en Venezuela, Castillo Armas en Guatemala. Éstos eran los precursores de las reglas neo-liberales militares y civiles de la última parte del siglo. Esencialmente ellos sirvieron para abrir las puertas a una invasión del capital de EE.UU. y mantener el apoyo incondicional a EE.UU. durante la Guerra Fría. Los constructores del imperio americano apuntaron a los regímenes nacional-populares y socialistas que emergieron Perón en Argentina, Vargas en Brasil, Allende en Chile, J.J. Torres en Bolivia - y promovieron la propiedad nacional de fuentes de energía y las empresas públicas en la industria básica. EE.UU. intervino y derrocó los regímenes populistas nacionalistas a través de una alianza civil-militar "cliente" con golpes y la invasión directa (República Dominicana 1965). El resultado era la implantación del modelo "neoliberal" o del modelo imperial de acumulación de capital en el que se privatizaron las empresas públicas y las vendieron a EE.UU. y a capitales europeos. Además, los mercados locales fueron invadidos por las exportaciones subvencionadas y la deuda externa bajo gobernantes corruptos, quienes minaron las estrategias nacionales de desarrollo equitativo. Los años ´80 atestiguaron la transición de las dictaduras militares a autoridades civiles-electorales, la profundización del "modelo neo-liberal" y el masivo traslado de ganancias, intereses, derechos y de fondos ilícitamente ganados a EE.UU. y la Unión Europea. La consolidación de los regímenes neo-liberales llevó a desmantelar el sistema de "bienestar social", al desempleo urbano masivo, al incremento vertiginoso de la migración rural, miles de campesinos que huyen de la miseria absoluta en el campo, al aumento de niveles de pobreza a más de 50% y al descontento general de las masas con el modelo de acumulación imperial. El período entre 1990-2001 atestiguó el derrocamiento popular de dos presidentes neo-liberales en Ecuador, otro en Brasil (Collor de Mello) y un cuarto en Venezuela (Carlos Andrés Pérez), preludio del derrocamiento de políticos autoritarios corruptos en Perú (Fujimori), De La Rua (Argentina) y Sánchez de Losada (Bolivia) en los primeros años del nuevo milenio. Mientras el neo-liberalismo mantuvo las ganancias extraordinarias para las empresas

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europeas y americanas y las élites multi-millonarias locales, éste ha demostrado no ser una política socialmente sustentable. El declive y decaimiento del neo-liberalismo se evidencia en las importantes tasas de crecimiento negativo, la descapitalización de las economías, el declive del consumo doméstico masivo, la profundización de la crisis en la agricultura (salvo los enclaves de exportación), y los exorbitantes pagos de la deuda que minan cualquier inversión pública en los programas económicos y sociales. El neo-liberalismo en crisis: re-nacionalización o re-colonización El ALCA es una respuesta frente a la decadencia del neo-liberalismo propuesta por los EE.UU. y los estados asociados en su aplicación. ALCA quiere decir el traslado de soberanía a una comisión de ALCA dominada por los EE.UU. Esta comisión establecerá el armazón legal, económico, político para la aplicación, a largo plazo y a gran escala, de intereses imperiales americanos. El ALCA llevará al sometimiento de todas las funciones de los poderes legislativos y ejecutivos latinoamericanos a EE.UU. que controlará el ALCA. La meta económica inmediata del ALCA será privatizar las áreas lucrativas restantes de propiedad nacional: el petróleo venezolano, mexicano, ecuatoriano, las telecomunicaciones y la privatización de la salud pública, educación y servicios sociales. El ALCA también querrá decir la protección continuada de EE.UU., en sus sectores agrícolas e industriales; el subsidio continuado de exportadores americanos y la monopolización del comercio para privilegiar a los exportadores americanos por encima de los productores asiáticos y europeos. Para defender el ALCA como un proyecto de re-colonización, los constructores del imperio americano están militarizando la región vía el Plan Colombia, construyendo extensas redes de bases militares y aumentando los contactos personales-políticos de funcionarios militares a través de ³ejercicios militares conjuntos². El aumento de los conflictos sociales y las masivas insurgencias populares no sólo es una respuesta a las depredaciones pasadas y presentes, sino también al proyecto futuro de re-colonización incluyendo el control de recursos de energía (como el gas boliviano), y el desarraigo del campesinado rural y la "última solución" a la autodeterminación nacional y la soberanía popular. Sin embargo, la crisis del neo-liberalismo y la transición a la re-colonización tiene lugar en el terreno político y social calurosamente disputado: la emergencia de la "cuarta ola de movimientos social-políticos", la debilidad relativa y el aislamiento de los regímenes vasallos en favor del ALCA. Bolivia ha hecho el camino, primero derrocando al corrupto régimen de Sánchez de Lozada y apuntando a una dirección alternativa: la re-nacionalización de las fuentes de energía, la protección y la autodeterminación de sus productores agrícolas domésticos. Los métodos bolivianos de cambio y de demandas programáticas tienen una resonancia profunda entre los pueblos de América Latina, desencantados cada vez más con los líderes políticos elegidos que en campaña hacen promesas electorales diametralmente opuestas a lo que practican. La agenda para la cuarta ola de los movimientos socio-políticos El centro de las luchas socio-políticas emergentes se mueve alrededor de varios ejes, involucrando cada uno élites locales ligadas al imperio estadounidense por un lado y campesinos-indígenas, obreros, desempleados y jóvenes, por otro. 1. El desafío más grande del imperio es el control del gas, el petróleo y otras fuentes de energía. Una victoria de los poderes imperiales mediante la continuada privatización - abrirá las puertas para un control completo de la economía y proporcionará recursos poderosos para financiar la dominación imperial y sus élites vasallas. Una victoria para el movimiento popular la derrota de imperialismo con la toma del

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control de las fuentes energéticas, proporcionaría para los pueblos los recursos para financiar la inversión pública en infraestructura que se vincularía a mercados domésticos y el empleo; consolidaría la reforma agraria, los programas sociales y modernizaría la salud, los servicios educativos y sociales. Además, la re-nacionalización podría proporcionar la fuerza necesaria para revertir otras privatizaciones y desnacionalizaciones ilegales y de alto costo, incrementando el alcance y la profundidad del control popular de la economía. Finalmente el gas y el petróleo no sólo son fuente de riqueza, sino también emblema de las luchas por el desarrollo autónomo y la defensa de identidad nacional. 2. La fuerza de la actual insurgencia popular, las mejores organizaciones y movimientos sociales más concientes, se encuentran en las áreas rurales de América Latina. El tema central es la cuestión agraria con sus múltiples luchas complejas, que van desde las demandas por la reforma agraria en Brasil hasta las demandas de los productores de coca en Bolivia, Perú y Colombia por el derecho a cultivar y comercializar la hoja de coca. La lucha fundamental está entre los pequeños productores, los campesinos sin tierra y los productores medianos de alimentos para mercados locales, contra los grandes agro-exportadores, importadores comerciales y agro-exportadores subvencionados en Europa y EE.UU. Los problemas son múltiples; más de tres cuartas partes de los créditos, la ayuda técnica, y los subsidios al derecho al agua son asignadas por los regímenes neo-liberales a los sectores agro-exportadores, mientras que se obliga a los campesinos y a los productores pequeños que pidan préstamos a los prestamistas locales, hacendados grandes y comerciantes, en condiciones de usura. En Brasil, Paraguay y Colombia existen grandes propiedades de tierra sin cultivar, pero con millones de campesinos sin tierra y productores de subsistencia. En Colombia y Brasil cientos de miles de campesinos son desarraigados y los ejércitos privados de los grandes hacendados, protegidos por el sistema judicial corrupto, asesinan a centenares de campesinos cada año. La misma "justicia de clase" encarcela miles de activistas campesinos que buscan soluciones a los problemas de su sector. El tema de la pobreza rural sólo puede solucionarse confrontando el problema de la concentración de riqueza, tierra y crédito. El tema agrario es el problema más explosivo para detonar la guerra social de gran potencia a largo plazo. 3. El tercera área de las luchas masivas está entre la masa creciente de desempleados urbanos concentrados en las grandes ciudades y provincias. Cuarenta a ochenta por ciento de la fuerza obrera en América Latina es desempleada o empleada en una actividad económica incierta que no sostiene un ingreso sostenible. Los poderosos movimientos de ocupación de tierras en la periferia de ciudades por los Sin Techo en Brasil; masivos bloqueos de caminos por los desempleados organizados en Argentina y el levantamiento urbano en El Alto de Bolivia son síntomas de la explosividad de la pobreza urbana. El tema clave determinante del desempleo es la descapitalización de América Latina por medio de pagos onerosos de la deuda a los bancos extranjeros, la repatriación de ganancias por las multinacionales corporativas (MNCs) y la colusión de los bancos de EE.UU. y la unión Europea que transfieren billones de fondos ilegalmente ganados por los bancos locales, por los políticos y élites de negocios locales. La segunda fuente de desempleo es la inundación de los mercados locales por los productos subvencionados de los EE.UU. y la Unión Europea, así como de MNCs que exportan desde las plataformas obreras baratas en China. El sub-desempleo incluye a obreros de fábricas que han perdido sus trabajos y a jóvenes que entran en el mercado obrero quienes nunca antes habían sido empleados. Los recientes levantamientos en Bolivia y Argentina, que tuvieron éxito derrocando a los regímenes sirvientes americanos y la movilización popular que restauró al

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presidente Chávez, fueron impulsados principalmente por los sub-desempleados en lugar de los sindicatos industriales que tienen su base en las fábricas. 4. El cuarta área de luchas masivas está en la esfera de los derechos humanos. Retornaron los movimientos contra la impunidad de oficiales gubernamentales implicados en las matanzas, el genocidio, la tortura y encarcelamientos del pasado, sobre todo en Argentina, Bolivia, Perú, Paraguay y Colombia. Las campañas de gran potencia para la libertad de los activistas políticos y sociales encarcelados están teniendo lugar en Brasil, Colombia y en otras partes. Las luchas contra la impunidad de asesinos políticos del pasado se dirigen a prevenir la repetición de crímenes por los mismos oficiales en el presente y futuro. El mayor número de ex-verdugos, ex-dictadores y ex-militares de América Latina que se encuentran en un cómodo destierro en EE.UU., particularmente en Miami, ciudad que tiene la más alta concentración per cápita de los terroristas latinoamericanos en el mundo. El hecho que la mayoría de los crímenes contra los derechos humanos son el resultado de gobernantes que protegen los privilegios, tenencias de propiedades grandes y el pillaje de recursos nacionales por las élites minoritarias, la defensa más eficaz para un verdadero desarrollo humano requiere de la transformación de estructuras estatales y la redistribución de riquezas y la propiedad bajo el control mayoritario de obreros, campesinos y profesionales. La continuación de las violaciones de los derechos humanos, la persistencia de la criminalización de los movimientos sociales y la impunidad de élites como Da Silva recientemente elegido, Gutierrez y Toledo, sugiere que los derechos humanos no serán respetados por un cambio de Presidentes, si no se acompaña por el cambio estructural. El imperialismo americano: En el ojo de la tormenta Desde la caída del muro, Washington ha extendido su influencia sobre la mayoría de los países ex comunistas --desde el Báltico, a través de Europa Oriental, a los Balcanes y más allá hasta Asia Central y Sur-- a través de guerras, invasiones y operaciones encubiertas. El imperio americano incluye casi cincuenta por ciento de los 500 MNCs y bancos más grandes, 120 bases militares alrededor del mundo y ciento de misiones militares. El ALCA forma una parte integral de la doctrina Bush de dominación mundial. Este imperio todavía no es el poder omnipotente mundial, no es "el unipolar", ni es el imperio omnipresente. En Irak, el régimen colonial-colaborador está encontrándose con la masiva resistencia popular con más de tres docenas de choques armados por día y decenas de soldados americanos y colaboradores civiles heridos y muertos cada semana. La resistencia también está aumentando en Afganistán colonial. En América Latina, se derrotaron proyecciones americanas de poder en Venezuela, Colombia y Bolivia. La resistencia popular derrotó dos golpes orquestados por EE.UU. en Venezuela, ³el Plan Colombia² en Colombia y evitó que temporalmente - Sánchez de Losada concrete un multimillonario negociado de venta de gas a Chile. El costo de construir el imperio de Washington está minando la economía doméstica y el apoyo político al régimen, como el peaje de muerte de los soldados junto con los déficits del presupuesto, mientras cae el gasto social y el trabajo industrial. ³El imperio crece, pero la república declina², ésa es la contradicción mayor, junto con la contradicción entre la ocupación colonial y la resistencia anti-colonial en Irak y América Latina. El "centralismo" de América Latina hacia el imperio americano y el "centralismo" del imperio americano hacia la regresión latinoamericana Las políticas y prácticas de las instituciones políticas y económicas más grandes de EE.UU. están en el centro de los mayores problemas que enfrenta América Latina. La noción del "centralismo" de imperio no niega la existencia de especuladores locales, políticos corruptos, propietarios explotadores y hombres de negocios, oficiales y militares autoritarios. Lo que está claro que esos oficiales de EE.UU. han elaborado un

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modelo centrado en la acumulación imperial que es la causa de la regresión de la sociedad latinoamericana y el estancamiento de sus economías. Latino América es importante para la construcción del imperio en tres áreas generales: el comercio, márgenes de ganancia y el control de la energía y otros recursos estratégicos. EE.UU. tiene un creciente e insostenible déficit en sus transacciones con Asia y Europa; la única región en la que EE.UU. tiene una cuenta con superávit neto es América Latina. Si no fuera por excedentes del comercio y los servicios en América Latina, la balanza comercial americana negativa pondría en riesgo al dólar americano y quizás contribuiría a acelerar una crisis financiera. El ALCA es vista por EE.UU. como un mecanismo para sostener y expandir este excedente. En segundo lugar, para la construcción del imperio son importantes los márgenes de ganancia, particularmente en las finanzas, la banca, la energía y el comercio. Entre 1990-2000 más de 900 mil millones de dólares fueron transferidos a EE.UU. en pagos de interés, derechos de autor, ganancias y dinero ilícito transferido por las élites corruptas locales. América Latina, especialmente México, Venezuela y Ecuador, es la principal fuente de importaciones de energía necesaria para sostener la economía americanaparticularmente en tiempos de guerra y de resistencia popular en el Medio Este y Asia del sur. Dadas estas preocupaciones estratégicas ladrillos básicos para el imperio americano el empujón americano hacia ALCA se vuelve completamente entendible: le proporciona el mando directo, colonial a EE.UU. encima de los países latinoamericanos, acomodando las políticas comerciales a sus intereses, asegurando la sucesión de dineros por el pago de interés y apropiándose de las fuentes de energía por medio de las privatizaciones. Las instituciones imperiales americanas están en el centro de la lucha de clases en América Latina en tres áreas de gran importancia histórica. El gobierno de los EE.UU., con el respaldo de las Instituciones Financieras Internacionales (IFIs) como el FMI y el BM, son los arquitectos, promotores principales y beneficiarios de la ideología neo-liberal y sus prácticas. La lucha contra el neo-liberalismo involucra la confrontación directa con los regímenes locales, quienes llevan a cabo esas políticas, y atacan más aun a los IFIs y sus patrocinadores en Washington y Europa. Los EE.UU. es el primer interesado en empujar la imposición rápida del ALCA y es el beneficiario más prominente de la re-colonización de América Latina. La oposición masiva creciente al ALCA en realidad es expresión de una oposición generalizada a la re-conquista imperial americana del continente latinoamericano; de un profundo rechazo de sus ciudadanos ante la disminución de la soberanía nacional. El conflicto central hoy y en el pasado está relacionado directamente con la apropiación de las fuentes de energía de América Latina. Las recientes confrontaciones más importantes y sangrientas en América Latina que se dieron entre los movimientos populares y los sectores de poder relacionados con los EE.UU., se libraron justamente en Bolivia y Venezuela, por el control de petróleo y gas. La conducta violenta de sectores locales respaldados por los EE.UU., en el golpe de estado en Venezuela y las matanzas en Bolivia, nos dicen mucho sobre la profunda base autoritaria del estilo ALCA-re-colonización. El imperialismo y la cuestión agraria Hay cinco áreas dónde los intereses imperiales han tenido un impacto negativo en granjeros, campesinos y obreros latinoamericanos: Los pequeños agricultores y campesinos se empobrecieron por una política de subvenciones de alimentos y exportaciones en general de los EE.UU, así como también por la implementación de aranceles que protegen a sus productores locales.

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Las agencias policíacas americanas como la DEA hacen recaer la responsabilidad del tráfico de drogas en campesinos que no producen las drogas adictivas ni las consumen, ni reciben más de 5% del precio final de las drogas en las calles de las ciudades americanas. El programa norteamericano de erradicación de drogas ha puesto en peligro el sustento de centenares de miles de campesinos de América Latina y ha minado las economías de las industrias de servicio que dependen del gasto de los productores, sin mencionar las pérdidas por la falta de acceso a créditos públicos, que podrían financiar el desarrollo y empleo. La migración forzada de millones de campesinos en Colombia, Centroamérica y otros lugares, es el resultado de los programas millonarios de "contrainsurgencia" de los Estados Unidos que aterrorizan al campo, destruyendo cadenas productivas y minado la confianza de inversionistas, desmotivando cualquier inversión importante que crearía empleos. La militarización sistemática por parte del Pentágono de las políticas latinoamericana, particularmente en el área rural, y la alianza entre grandes propietarios, barones de madera y dirigentes políticos derechistas, han llevado al crecimiento de un déficit alimentario para el consumo local. Finalmente EE.UU. y la presión de las IFIs para el pago puntual de la deuda han vaciado las arcas de los gobiernos locales, fondos que se podrían haber usado para proporcionar créditos, tierra y para impulsar una reforma agraria con una producción sostenida de alimentos. No es sorpresa alguna la incursión adversa y profunda del imperialismo americano en todos los campos de la agricultura. Campesinos, indígenas y obreros de América Latina - tradicionalmente al margen de esta realidad - han impulsado movimientos sociales en oposición a esta política norteamericana en sus varias reencarnaciones, como es el neo-liberalismo del "ALCA" y "los pagos de la deuda". El gas y petróleo son de importancia estratégica para el imperio y también para la gente empobrecida de América Latina. El problema está claro: las ganancias enormes del gas y petróleo, el uso y generación de energía tienen implicaciones enormes en el sostenimiento del imperio, consolidando su actividad productiva, salud, educación, empleo y actividades agrícolas e industriales relacionadas. La cuestión fundamental es la propiedad, el control y el uso. El imperio americano quiere el control para sus transnacionales con el fin de salvar su economía. Por su parte los movimientos populares buscan una propiedad pública nacional bajo un mando democrático que reinvierta las ganancias de los hidrocarburos para multiplicar el crecimiento económico y social dentro de sus países, proporcionando energía barata para sus hogares, granjas y fábricas. El desempleo y el Imperialismo El modelo imperial central de acumulación (ICMA), bien conocido como "el neo-liberalismo", se fortalece ahondando y extendiendo el desempleo en las áreas urbanas y rurales. Las exportaciones agrícolas subvencionadas de Washington y la protección de la agricultura y sus mercados locales, ha llevado a la ruina y ha cerrado mercados para los productores locales en América Latina, mientras que aumentó el número de desempleados por millones. El ICMA ha eliminado la protección a los fabricantes locales obligando a la mayoría de los obreros e industriales a vender y consumir las importaciones baratas. Igualmente el proceso de privatización ha llevado a un uso creciente de automatización y consumo energético, volviéndose poco competitivo en los mercados locales y extranjeros. Finalmente las demandas de los banqueros y el IFI para los pagos de la deuda, priva al Estado de recursos para financiar los servicios públicos y otras importantes inversiones, minando la capacidad del estado de crear nuevos trabajos, o de financiar

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reformas agrarias que podrían absorber a la población rural. La corrupción e incompetencia de las instancias oficiales, y la salida de un sector importante de inversores locales, se constituyen en factores importantes de una estructura económico-política que genera el desempleo, y que a su vez está respaldada por las agencias imperiales americanas. El imperialismo y los derechos Humanos La unión más flagrante y obvia entre el imperialismo y los problemas estructurales profundos encontrados en América Latina está en el área de los derechos humanos. Todas las instituciones del estado- el ejército, inteligencia y sus auxiliares- impulsan las violaciones, reciben armamento, entrenamiento, adoctrinamiento, además de financiamiento y apoyo político de las poderosas agencias del estado imperial americano. Sea en el Plan Colombia, las bases militares americanas a lo largo de América Latina, o la intervención directa y flagrante del Embajador americano promoviendo golpes y represión, el estado imperial americano es cómplice en los crímenes contra la humanidad, sea promoviendo el asesinato de 300,000 paisanos en Centroamérica durante 1980, la matanza de 30,000 campesinos en Colombia en 1990, o matando e hiriendo a centenares de personas en Bolivia en el mes pasado. Como el caso del ex-presidente Sánchez de Lozada con residencia actual en Miami, los EE.UU. protege y brinda asilo a múltiples fugitivos que huyen de los procesos judiciales por abusos de los derechos humanos y el pillaje de la tesorería pública, haciendo al gobierno americano cómplice de sus crímenes. La conclusión Resulta totalmente comprensible que haya dos conferencias en Santa Cruz, Bolivia. Una, la cúspide de los Presidentes Iberoamericanos, que representa los intereses de los constructores del imperio americano- europeos, mientras la conferencia alternativa reúne la resistencia popular al imperio, fuerzas que buscan una transformación social profunda. Está claro que la correlación de fuerzas en América Latina se inclina lentamente pero en forma segura contra el imperialismo: … Después de los discursos triunfales que acompañan la invasión y ocupación de Irak, ahora oímos hablar de un crecimiento de la resistencia popular anti-colonial en el seno del mismo imperio. … En América Latina el levantamiento y caída de "presidentes" lacayos se acelera: en pocos meses, aquellos recientemente elegidos y aclamados por los medios de comunicación de masas como "los nuevos salvadores", rápidamente sucumben ante las demandas de sus patrocinadores imperiales y confrontan crecientes movilizaciones por parte de campesinos, obreros, desempleados, mujeres, e indígenas. Bolivia es un ejemplo de los procesos de cambio: Sánchez de Lozada tuvo que retirarse en menos de 2 años; Carlos Mesa, el Presidente interino, es presionado por los diferentes sectores en un marco de 90 días de gobierno. Mientras los movimientos populares avanzan, con retrocesos y conquistas, el imperio también se prepara para golpes militares, masacres y la corrupción de líderes populares. Batallas grandes se acercan. Somos testigos de un periodo de masivas luchas, represiones violentas, intervenciones y distorsiones en los medios masivos de comunicación, convirtiendo a las víctimas en los ejecutores de justicia, y a los ejecutores de justicia en víctimas. Pero los movimientos están adelantando, dolorosamente, pero seguros, enterrando a sus camaradas, cuidando sus heridos, mientras nutren a sus sobrevivientes y aumenta su solidaridad. Finalmente, con la organización, conciencia y audacia nosotros ganaremos, no sólo

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porque la lucha por la libertad e igualdad es justa, sino porque nosotros nos atrevemos a luchar.

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3 de febrero de 2004

Entrevista a James Petras en Turquía – Enero 2004

Los campesinos han vuelto a la vanguardia de las luchas de masas. Cospomolitik y www.sendika.org Traducida para Rebelión por Marina Trillo James Petras estuvo en Turquía del 7 al 17 de enero de 2004. Fue su primera visita a este país, cercano a sus orígenes familiares, y la visita fue una contribución muy valiosa para los activistas turcos y militantes de los movimientos sociales que, desde hace mucho tiempo conocen y siguen sus estudios, especialmente sobre imperialismo y movimientos sociales Iberoamericanos. Petras fue invitado a Turquía por las Casas del Pueblo (Halkevleri - una organización democrática vecinal de la clase obrera) y por Cosmopolitik una revista trimestral, que está publicando sus libros en turco. Dio dos conferencias en Estambul y Ankara bajo el título de "Imperialismo, Globalización y Resistencia". A continuación sigue la entrevista realizada a Petras, con fecha 16 enero 2003, por Çigdem Çidamlý y Hakan Tanittiran para Cospomolitik y www.sendika.org (una web obrera en turco). -- Petras, hoy uno de los problemas históricos más importantes de Turquía ha llegado a un punto decisivo; el problema de Chipre. Salió elegido un gobierno liberal en la sección turca, en el norte de Chipre, que es apoyado también por el gobierno de AKP en Turquía y ambos dan apoyo al Plan de Annan. ¿Cuáles son sus comentarios sobre el asunto? -- Creo que la cuestión de Chipre fue una tragedia doble. Primero el derrocamiento de Makarios y el ascenso de la facción de extrema derecha del nacionalismo griego, Grivas, Sampson, etc. Sampson era un psicópata. Creo que ésta fue la primera tragedia. La segunda tragedia fue la invasión y la ocupación de Chipre por el ejército turco, con el estímulo de Kissinger. Esto rebajó la posibilidad de un Chipre independiente, neutral, que pienso que era la idea de Makarios. El ala izquierda progresista de la sección griega era un Partido Comunista que tenía un programa muy moderado. Yo creo que hoy la idea de un Chipre unificado está en el orden del día con el surgimiento de una nueva generación en el norte, con el aumento de movimientos progresistas y con el relativo declive del Denktash y su política reaccionaria. Creo que el lado griego es más conciliatorio y no puede volver al pasado. Creo que lo que veremos es una especie de gobierno federal unitario en el que habrá autogobierno en el ámbito regional para ambas comunidades y en el ámbito nacional tendrá que haber cierta acomodación y reconocimiento del gobierno de ambas mayorías y respeto a los derechos de las minorías, garantizados por la Unión Europea. Bajo estas condiciones, tengo la esperanza de que las fuerzas progresistas, los sindicatos, las fuerzas de clase, puedan formar un movimiento sindical unido, un movimiento ecologista unido, etc. Para que se aclaren los asuntos de clases y se calmen las animosidades nacionales y étnicas. La apertura de movimiento entre las dos zonas fue un muy buen primer paso; las personas pueden empezar a conocerse entre sí etc. En ese sentido soy optimista. Por supuesto nunca se sabe lo que puede suceder en estas circunstancias, a mí me preocupa de modo especial el ala derecha del ejército en Turquía que apoyó totalmente al Denktash y puede vetar el arreglo final. -- ¿Cómo ve usted la posición de Turquía en general en la región Euro-Caucásica? -- Bien con los grandes cambios, creo que es una gran oportunidad para la izquierda; la estrategia estadounidense para esta región ha cambiado. Antes Turquía era un cliente estratégico muy importante para EEUU, a causa de la Unión Soviética, a causa

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del ala nacionalista de izquierdas, a causa del aislamiento de Israel. Así que los EEUU pusieron mucho énfasis en el Mediterráneo Oriental y en Turquía. Ahora con la desintegración de la URSS, con EEUU estableciendo clientes nuevos en Georgia, Uzbekistán, Turquestán etc., tienen otros puntos operativos, no se sienten amenazados por Rusia, así que ahora se están expandiendo. Están más interesados en la expansión que en la contención. En el Oriente Medio, están creando clientes nuevos con los Kurdos en Irak Septentrional. Están buscando algún tipo de liberalización en la India y por supuesto hay algunos vínculos entre la Unión Europea e Irán. Esto significa que Turquía ya no es tan vital dentro de la estrategia imperialista. Esto es muy positivo porque debilita la posición del ejército. En el pasado decían, "somos los socios más importantes de los Estados Unidos"; ahora la cuestión se dirige más al desarrollo interno que a la dependencia exterior. Si ahora la izquierda destaca que Turquía puede jugar un papel independiente, jugará un papel independiente, y su punto inicial fue la negativa a enviar a tropas a Irak. Creo que esto apunta hacia estas posibilidades. Hay mucha más capacidad interna, para definir una política exterior alternativa, una política exterior democrática, con autodeterminación, con solidaridad internacional con la gente oprimida, no al nivel estatal sino al nivel popular. --¿Quiénes pueden ser los socios de la izquierda turca en la región? -- Creo que en un ámbito significa que la izquierda puede empezar a desarrollar lazos más fuertes con la resurgencia del nacionalismo en Irak, la izquierda que está débil en Irán y con parte de los movimientos pan árabes que están resurgiendo de nuevo. En el ámbito estatal quiere decir que se dispone de un proyecto para diversificar las relaciones comerciales de Turquía de estrictamente la UE y EEUU, hacia relaciones más amplias con los países del Oriente Medio especialmente Irán. Es difícil de ver ahora, porque estamos en un período muy fluido. La oposición al imperialismo estadounidense está dominada en un grado considerable por la derecha Islámica: antiimperialismo de derechas y antiimperialismo de izquierdas. Así que para la izquierda secular y democrática hay limitadas oportunidades para desarrollar relaciones sólidas. Quizás algunas coincidencias prácticas sobre cuestiones anticoloniales. En lo que respecta a la solidaridad internacional ideológicamente compatible, piense a menor escala. -- En Turquía hay ahora una facción integracionista (en pro de la Unión Europea) de las clases gobernantes incluido el gobierno neoliberal de AKP, los grandes jefes etc. y algunas secciones de la clase gobernante y del ejército están produciendo reacciones más nacionalistas contra esta integración neoliberal y esta división está influyendo sumamente a la izquierda en general. ¿Cree usted que es posible que la izquierda apoye a una de estas facciones o establezca alianzas con la llamada ala nacionalista del ejército como en el caso de Chávez? -- Creo que hay ahora una importante doble tentación para la izquierda. Una es apoyar de modo crítico al gobierno de Erdogan, porque proporciona más espacio para la política a costa del liberalismo económico: Un pacto con el diablo. La otra sección de la izquierda dice, "Vale, debemos apoyar tácticamente al estado, el estado es el ejército contra el liberalismo aunque sepamos que son autoritarios y represivos. Las dos tentaciones del diablo. Creo que es un error para la izquierda formar cualquier tipo de alianza, corta o larga, con cualquier grupo. Si hay un golpe militar contra Erdogan todos protestaremos contra este gobierno militar, pero eso no significa que uno deba dar apoyo político al gobierno. El problema entonces es definir una nueva clase de socialización, que no sea ni estatalista ni mercado. Para proporcionar una comprensión clara de que cuando nosotros hablamos acerca del socialismo no estamos hablando acerca de un estado administrado burocráticamente. Debemos hablar sobre fábricas controladas por los obreros; debemos hablar sobre las organizaciones administrativas que son responsables ante los consumidores y los

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receptores de los programas públicos. Eso significa representantes en vivienda, representantes elegidos en programas médicos y en educación, padres y otros. Debemos hablar claramente acerca de qué es realmente socialismo. Autogobierno por los productores, no burocracia estatal sobre las personas. Si surge allí, como en Venezuela, un antiguo oficial militar, democráticamente elegido, en clara oposición al imperialismo y que abra el espacio político, que permita a la izquierda promover las organizaciones populares, entonces yo creo que sería una cuestión para abrir debate sobre cómo participar críticamente en ese proceso. Pero es un error pensar en un Chávez en el contexto del ejército turco. Chávez ha ganado seis elecciones libres, congresal, constitucional y dos elecciones presidenciales. Son más que las elecciones de cualquier político burgués. Así que pienso que no debemos hacer analogías entre situaciones que son diferentes. Es un error decir, "Vale, hay nacionalistas, apoyemos el golpe"... En el golpe el ejército siempre determina lo que habrán de hacer los que los apoyan. Este es uno de los graves riesgos, tomar atajos al poder. Es una tentación cuando queda mucho camino por delante. -- Volvamos a Ibero América, el continente de movimientos sociales más prometedores contra el neoliberalismo. "Revolución de amplitud continental", ¿qué se puede decir acerca de las posibilidades y esfuerzos sobre este ideal de movimientos revolucionarios en la actual izquierda y movimientos sociales Iberoamericanos? -- Hay muchas tentativas desde direcciones diferentes para crear un movimiento e ideología unitarios. Hay muchas semillas plantadas. Por ejemplo está la Confederación de Organizaciones Campesinas Latinoamericanas, CLOC, y esta es una reunión periódica de las organizaciones de campesinos y granjeros que tratan de planificar un calendario de actividades conjuntas: fechas diferentes, manifestaciones diferentes etc. El segundo es los Movimientos de Solidaridad Bolivarianos que proceden de Venezuela y en menor grado de Colombia. Están estableciendo sus redes para propagar la idea de un nacional populismo Bolivariano. Hay otras organizaciones internacionales de indios y mujeres, que se celebran reuniones. Está el Foro Social de Porto Alegre y está el foro más antiguo de Sâo Paulo, que reúnen a todos los viejos social demócratas, social liberales, marxistas, etc. Todos ellos abarcan corrientes diferentes e intercambian ideas e incluyen a líderes muy conocidos. Intercambian ideas, expresan solidaridad cuando hay represión, celebran las victorias comunes, pero no es un movimiento centralizado. Cada movimiento mantiene su autonomía, lo cual tiene su lado positivo: ningún país ni grupo dictan su programa de actividades. Por otra parte no tiene suficiente cohesión y dirección. Por eso cuando algunos movimientos o partidos se vuelven más conservadores, todavía permanecen en la asociación. Por ejemplo el llamado Partido de los Trabajadores, de Brasil, es ahora un partido neoliberal, pero aún se considera un promotor líder del Foro Social. Pienso puede ser un paso delante en el sentido de alguna coordinación, pero no en clarificación ideológica: es el pluralismo y la unidad el coste de la claridad ideológica y política. -- ¿Cree Usted que dentro de los movimientos anti ALCA Iberoamericanos se puede dar un paso revolucionario hacia adelante? -- Sí creo que el movimiento anti ALCA es muy importante. Es la constatación de que estamos en transición del neoliberalismo al colonialismo. Y esto ha despertado a una mayoría de personas a oponerse de modo activo al ALCA. De nuevo hay insuficiente cohesión y movilización respecto al asunto del ALCA sobre una base de amplitud continental. Hay grandes manifestaciones contra el ALCA que tienen lugar en momentos distintos con líderes diferentes. Sus muchas corrientes no están todavía unidas en un río. -- El desplome de la Unión Soviética, este fenómeno se convirtió en un punto decisivo en las discusiones internas de la izquierda turca a principios de los años 1990. ¿Cuáles son sus comentarios acerca de tal desarrollo para las otras partes de la izquierda internacional?

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-- La Unión Soviética no fue referencia para el modelo revolucionario de Iberoamérica. El principal ejemplo de revolución victoriosa fue Cuba, al igual que en Asia lo fue durante mucho tiempo China. Así que cuando la Unión Soviética se desplomó, se convirtió en crisis primero entre los Partidos Comunistas, que se fracturaron y muchos de ellos desaparecieron. Y también para los intelectuales pequeño burgueses que creían que la Unión Soviética les proporcionaba alguna base para sus propias actividades políticas. Francamente, yo creo que el desplome de la Unión Soviética sirvió de excusa a muchos intelectuales para justificar su giro a la derecha. Creo que la tendencia, que empieza en los años 1970 con las ONG y la absorción gradual en la política democrática burguesa aceleró esta tendencia, privilegiando a la democracia burguesa sobre la lucha para la transformación social. Utilizaron el argumento de que la Unión Soviética falló porque no era una democracia, en vez de ver las divisiones de clases en la Unión Soviética como el hecho principal que socavó al régimen. Así que las diferentes interpretaciones acerca de lo que fue la contradicción principal de la Unión Soviética permitieron que estos intelectuales continuaran su viaje. Ahora ¿qué impacto tuvo de hecho el final de la URSS? En Brasil los movimientos crecieron a pesar de, o quizás a causa de, este desplome. Los cocaleros se expandieron en Bolivia. En Argentina tuvimos la gran insurrección de movimientos en 2001. En Colombia tuvimos un Partido Comunista y uno de los grupos guerrilleros, el FARC, identificados hasta cierto punto con el modelo soviético. Tuvieron debate interno, autocrítica y después se reorientaron hacia lo que podemos denominar comunismo nacional. No hubo una debilitación importante de la izquierda en Colombia aunque estuviera de alguna manera influida por el Partido comunista que estaba muy subordinado a la política soviética. En Venezuela la izquierda se movió en alianza con Chávez y el nacionalismo, y el PC ya se había reducido a un grupo pequeño después de las divisiones de la guerrilla en los años 1960. Así que en general podemos decir que la izquierda revolucionaria ha estado mas influida por las condiciones en Iberoamérica que fomentaron la creación de una ola revolucionaria nueva sin referencia a poderes exteriores. En muchos aspectos este es un desarrollo muy positivo. Los movimientos se basan, no en los conflictos entre estados, sinó en el desarrollo de conflictos entre clases. -- Estos nuevos conflictos de clase, ¿qué tipo de oportunidades proporcionan para la recreación de una alternativa revolucionaria nueva? -- Seamos claros, la gran exclusión de las masas de la producción, el desplazamiento de los obreros de las fábricas, los cambios tecnológicos, la reorganización del trabajo y la movilidad del capital han creado una reserva inmensa de trabajo precario, de parados, que ha empezado un proceso autoorganización. Y esta cara del capitalismo, esta dislocación ha llevado a formas nuevas de organización fuera de las fábricas e industrias, en los barrios y las calles. Y creo que esto necesita aún mayor elaboración teórica. La segunda cosa es que, la ruptura más decisiva dentro de la estructura social de los países del Tercer Mundo está teniendo lugar en el sector agrícola donde la agricultura todavía representa el 30% y más de la población. Este fenómeno de ruptura de la estructura agrícola ha llevado a enormes excedentes de mano de obra rural, llamémosles trabajadores rurales sin tierra o campesinos empobrecidos, quienes ya no ven las ciudades como un escape porque las ciudades en sí mismas no ofrecen una solución en forma de empleo industrial. Así que hay tres respuestas a eso: La tradicional de la migración a las capitales de provincia, la segunda es la emigración al extranjero y la tercera es quedarse y luchar. Esto significa que los movimientos agrícolas a pesar de los desfavorables cambios demográficos han vuelto a la vanguardia de las luchas de masas. En India, en Iberoamérica, y quizás podamos ver otra vez su expresión en Turquía. Así que debemos de tratar de analizar los diferentes puntos, donde esta acumulación centrada en el imperio está creando las relaciones más conflictivas. Yo no creo que

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debamos hablar en términos de procesos de "acumulación general". Creo que tenemos que examinar estos procesos precisamente por sus efectos específicos sobre sectores y clases diferentes de la sociedad. Estudiar al nivel abstracto de "la lógica del capital" puede ser verdad, pero no es muy relevante hasta que queramos vincularlo a la teoría de la acción. Debemos ver donde suceden las rupturas y la acción o donde pueden suceder potencialmente. Esto es porque aquéllos de nosotros que estamos interesados en la acción política no deseamos estudiar los procesos generales por sí mismos, sino sólo cuando entran en el campo de la acción social - conflicto de clases, luchas con el estado y eso me lleva al último punto. Tenemos un fenómeno ahora cuando las luchas se politizan inmediatamente desde que el capital, el capital centrado en el imperio, entra en nuevas áreas de explotación, a sectores agrícolas, en la reorganización de la industria y las finanzas. El capital extranjero no tiene hegemonía dentro de la sociedad: es claramente un fenómeno exterior, no como el antiguo capital familiar nacional con sus relaciones y vínculos paternalistas con los pobres, los campesinos, etc. El capital imperial requiere intervención activa y directa del estado para regular la industria y las finanzas, reorganizando el proceso del trabajo, facilitando la compra de la tierra y el desplazamiento de los campesinos etc. Así que todas las contradicciones, todos los conflictos de modo directo o indirecto implican directamente al estado. Por ello esto es tanto una oportunidad como un problema. Es una posibilidad que politice rápidamente los movimientos y las luchas y un problema porque el estado es mucho más fuerte que los capitalistas individuales y los terratenientes. -- En sus conferencias aquí en Turquía usted destacó que los movimientos anti neoliberales de muchos países Iberoamericanos habían llegado a las puertas del Palacio Presidencial, pero no entraron en él. Estos son países, como usted sabe, que al menos durante 20 años han estado sujetos a programas neoliberales, tienen enormes masas de obreros empobrecidos pero no industrializados; en tales condiciones ¿cuales pueden ser las piedras angulares de un programa popular y pre-socialista en dichos países si llegara a suceder allí un verdadero cambio revolucionario del poder? -- Ante todo creo que la izquierda debe volver a pensar cómo conceptualizamos el socialismo. Algunos hablan del socialismo como una utopía, tienen un plan en el cielo o en sus sueños, dicen que debemos volver a soñar en el socialismo y las utopías. Esto es muy ajeno a mi manera de pensar. Pienso que el socialismo crece a partir de las experiencias prácticas que la gente tiene al trabajar, pensar y actuar colectivamente. Una de las maneras principales de construir el socialismo es alentar la toma de decisiones colectiva, en debate asambleario, en asambleas en las fábricas para discutir los contratos sindicales, los problemas del centro de trabajo etc.; en el sector agrícola, celebrar asambleas de ámbito regional o cooperativas para el trabajo colectivo. Los partidos políticos tienen que rechazar el culto a la personalidad y favorecer las asambleas activas que trabajen sobre diferentes asuntos; esto se traduce incluso en cosas tan simples como no sacar el retrato del líder en cada revista o publicación; tener líderes rotativos, representantes diferentes que vayan a reuniones internacionales para romper la idea de un movimiento organizado alrededor de un líder. Ahora una vez establecido este principio dentro de este armazón, se abre un área institucional para discutir programas. Creo que no debemos formular programas de transición y llevárselos a la gente. Creo que el programa de transición debe ser resultado de la interacción entre propuestas, de debates abiertos y de resolución. Ahora ¿qué tipos de resoluciones podemos imaginar? Lo más importante dentro de la lucha por el poder político para crear las bases para el socialismo es capturar el superávit generado por la sociedad. Las sociedades actuales, pobres, explotadas y dominadas generan cantidades inmensas de superávit. Dicen que son países pobres; son países pobres porque la riqueza que crean no se reinvierte. Así que debemos capturar (lo evadido al) extranjero y los beneficios, para que puedan

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ser reinvertidos en el país por el gobierno popular. Segundo, debemos repudiar por completo la deuda externa; es una deuda ilegal, fue una deuda contraída por la oligarquía, así que obliguémosle a ella a pagarla. En tercer lugar, debemos bloquear por completo las salidas de capital. Es un programa muy radical y por supuesto enajenará a las finanzas internacionales, enajenará a los exportadores agrarios y también enajenará a una gran sección de la burguesía local, que gana localmente y manda sus ganancias al exterior. Este es el comienzo. Estos cambios estructurales van dirigidos a hacer reformas sociales exitosas. En otras palabras, si se lleva a cabo una reforma agraria, la pregunta es ¿cómo financiarla? Si se está pensando en nacionalizar algunas industrias se deben modernizar las industrias. Se necesita inversión, tecnología, aumentar la producción y también emplear a más trabajadores. No se puede hacer esto si no se controlan las finanzas y el capital. Está la cuestión de hasta donde llegar en la nacionalización de la industria. Aparte de los sectores estratégicos: banca, comercio exterior, principales telecomunicaciones e industria básica, el ritmo depende de la capacidad del nuevo gobierno para explotar estas fábricas a la capacidad normal. ¿Qué importa nacionalizarlas si luego no se pueden hacer funcionar? Así que aquí hay un período de control por parte de trabajadores bajo administración capitalista. Puede ser muy inestable, y muchas veces los capitalistas se negarán pero pienso que es posible negociar. El ritmo de transformación social estará determinado por las capacidades crecientes de la sociedad para sustituir al sector privado con la propiedad [social] y la explotación eficaz. Dijimos que muchos capitalistas no querrían cooperar. En tal caso tenemos que tomar una decisión política para avanzar en el proceso social, aunque somos conscientes de que la capacidad y el desempeño disminuirán. Finalmente en esta dirección es un error nacionalizar las empresas de servicios pequeñas y medianas en parte porque se echaría de modo innecesario a estos sectores a manos de la burguesía y en segundo lugar porque el estado no tiene capacidad para explotarlas. La intervención llevaría al cierre, y esto es negativo para los trabajadores y los consumidores. Así que la socialización de la sociedad no es algo que vaya a suceder en una vida, puede que en 2-3 generaciones. La tendencia debería ser la regulación de estos sectores para que no entren en el mercado negro y no exploten a sus trabajadores. Significa introducir impuestos sobre estas firmas privadas para que no aumenten las desigualdades, al objeto de que el pequeño burgués rico no se convierta en un punto de referencia para los trabajadores; para que la meta de los trabajadores sea la de mejorar la vida y el trabajo en la fábrica en vez de la apertura de un negocio privado. ¿Cómo gravar a muchas empresas pequeñas? Pueden hacerse estimaciones de las ganancias que obtendrán y gravarlas indirectamente porque no se puede contar solo con el impuesto sobre las ventas. Es un tema muy prolijo pero con ordenadores, con programas muy sofisticados, se puede organizar una economía planificada, lo cual anteriormente era mucho más difícil. Se pueden hacer análisis de entradas y salidas por sectores y al nivel de firmas y planificar fácilmente actividades multisectorales y cambios. Así que las posibilidades técnicas de planificación son hoy día más prometedoras y con la asamblea de participación democrática se puede tener un flujo mucho mayor de información de fuentes diferentes, trayendo a trabajadores, consumidores y ecologistas a la toma de decisiones del sistema de planificación. Podemos evitar la planificación burocrática de la Unión Soviética.

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6 de febrero de 2004

El destacado politólogo norteamericano James Petras opina sobre la política del Gobierno de EE.UU.

Cuba y Venezuela son puntos de referencia para los movimientos sociales María Julia Mayoral GRANMA Tres razones básicas ubican a Cuba como blanco posible de las agresiones militares de Estados Unidos: la política exterior fascista de la gran potencia, cuya expresión más acabada es la doctrina Bush-Rumsfeld; la sobredeterminación que ejercen en las decisiones de la Casa Blanca los descendientes de la ultraderecha cubana radicada en la Florida, y el creciente miedo del imperio al ejemplo de la Isla que junto a otros, como el de Venezuela, constituyen puntos de referencia cada vez más tenidos en cuenta por los movimientos sociales. James Petras estará entre los ponentes del VI Encuentro Internacional de Economistas. Así opina el doctor James Petras, profesor de la Universidad del Estado de Nueva York, quien se encuentra en La Habana para participar en el VI Encuentro Internacional de Economistas, que tendrá lugar a partir del lunes próximo en el Palacio de las Convenciones. Reconquistar Venezuela, dijo a la prensa el investigador, es una alta prioridad para Washington, por las riquezas energéticas de la nación sudamericana y para evitar la consolidación de un proceso con proyectos diferentes a los deseados por el imperio. CONGELAMIENTO COYUNTURAL El gran empuje imperialista iniciado con la desintegración de la Unión Soviética, comenzó a encontrar los límites de sus posibilidades a partir de la guerra contra Iraq, no tanto por el costo económico, sino por la resistencia política y militar en ese país del Medio Oriente, considera el profesor. Por lo menos en esta coyuntura, señala, el imperio está congelado militarmente. La ocupación extendida sin los éxitos esperados deja ver sus repercusiones en el ánimo de los soldados, el deterioro del apoyo interno a la guerra y en el aumento de los gastos económicos. Sin embargo, alerta, los peligros no desaparecen, aumentan. El "empate" en Colombia entre la guerrilla y el Gobierno, ejemplifica, limita abrir nuevos frentes de agresión en esa área de América Latina. Pero si derrotan a la guerrilla, Estados Unidos tendría mayores posibilidades de alimentar a los golpistas dentro de Venezuela. Pese a las críticas de la opinión pública mundial, lo único que Washington entiende es la fuerza y la fuerza, y si no avanza más en su empleo es por las autolimitaciones de ese poder, recalca. OPOSICIÓN AL ALCA

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No hay dudas, afirma Petras, de que las grandes mayorías en América Latina están en contra del ALCA, pero resulta claro también que todos los gobernantes, menos Chávez, se hallan dispuestos a acomodarse a las exigencias de la Casa Blanca. La situación es potencialmente muy conflictiva. Entonces, hay que preguntarse si fuera de los poderes ejecutivos y de los parlamentos ¿habrá capacidad para impedir el ALCA?, indica el analista, quien ve en la combinación de la lucha de masas con la acción de fuerzas políticas, un camino viable para frenar el avance del proyecto recolonizador. Hasta ahora según aprecia, el único cambio significativo en las posturas gubernamentales está en Venezuela con Chávez. En los demás casos, pese a existir algunas diferencias, no hay rupturas con el imperio ni con las imposiciones de las instituciones financieras internacionales. BUSH Y LA REELECCIÓN No estoy de acuerdo, expresa Petras, con quienes afirman que Bush tiene las elecciones en sus bolsillos. Hay factores de incertidumbre sobre todo por los resultados de la política económica y social interna. Si bien los números oficiales indican crecimiento económico durante los últimos meses, las experiencias de precariedad y pérdida de empleos bien pagados, tienen efecto popular, a lo cual se une el paulatino aumento del rechazo a los gastos militares y a la guerra. Hoy, asevera, no hay garantías de que Bush pierda o gane. SILENCIO EN EL CASO DE LOS CINCO En general los grandes medios de comunicación mantienen silencio sobre el caso de los Cinco Cubanos prisioneros políticos en EE.UU. No aparecen noticias ni en pro ni en contra, critica el destacado politólogo. Desde el año pasado, refiere, sectores liberales progresistas y de izquierda en Estados Unidos, aumentaron su conocimiento sobre el tema, pero no se definen como debieran, pues la realidad fue desvirtuada con mucha fuerza desde el principio. Es importante liberarlos. Es vital que estos Cinco prisioneros políticos salgan del maltrato, el abuso y la tortura lo más rápido posible, concluyó el doctor Petras, quien anunció su interés por los próximos debates del VI Encuentro Internacional de Economistas, calificado por él como excelente oportunidad para la confrontación de ideas desde la pluralidad del pensamiento.

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4 de marzo de 2004

Capitalismo frente socialismo: el Gran debate revisitado James Petras Traducido por Manuel Talens para Rebelión El debate entre socialismo y capitalismo sigue en pie. De hecho, la batalla de las ideas se está intensificando. Las agencias internacionales, incluidas las Naciones Unidas, la Organización Internacional de Trabajo (OIT), la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la Organización Mundial de la Salud (OMS) y los informes de organizaciones no gubernamentales, de la UNESCO y de expertos económicos independientes, regionales y nacionales, son una buena prueba de que es necesario comparar las ventajas del capitalismo y del socialismo. Las comparaciones entre países y regiones, antes y después del advenimiento del capitalismo en la Europa del Este, Rusia y la Europa Central, así como una comparación de Cuba con los antiguos países comunistas, nos proporcionan una base adecuada para sacar algunas conclusiones definitivas. Quince años de «transición al capitalismo» son un tiempo más que adecuado para juzgar el funcionamiento y el impacto de los políticos capitalistas, las privatizaciones, la política de libre mercado y otras medidas destinadas a restaurar la economía, la sociedad y el bienestar general de la población. Resultados económicos: crecimiento, empleo y pobreza Bajo el comunismo, las decisiones económicas y la propiedad eran nacionales y de dominio público. Durante los pasados quince años de transición al capitalismo, casi todas las industrias básicas, la energía, la minería, las comunicaciones, las infraestructuras y las industrias comerciales pasaron a las manos de compañías multinacionales europeas y estadounidenses y de multimillonarios mafiosos, o bien cesaron de existir. Esto ha llevado al paro masivo y al empleo temporal, a un estancamiento relativo, una enorme emigración y una descapitalización de la economía a través de transferencias ilegales, lavado de dinero y pillaje de recursos. En Polonia, los antiguos astilleros de Gdansk, el punto de origen del sindicato Solidaridad, están cerrados y ahora son una pieza de museo. Más del 20% de la mano de obra se encuentra oficialmente en paro (Financial Times, 21/22 de febrero de 2004) y así ha sido durante la mayor parte de la década. Otro 30% está «empleado» en trabajos marginales y mal pagados (prostitución, contrabando, drogas, mercados callejeros, vendedores ambulantes y economía sumergida). En Bulgaria, Rumania, Letonia y la antigua Alemania del Este prevalecen condiciones similares o peores: el verdadero promedio per cápita del crecimiento durante los pasados quince años es muy inferior al de los quince años precedentes bajo el comunismo (sobre todo si incluimos las ventajas de la asistencia médica, la educación, la vivienda subvencionada y las pensiones). Además, las desigualdades económicas han crecido de manera exponencial y el 1% de la población que disfruta de los ingresos superiores controla el 80% de los activos privados y más del 50% de los ingresos, mientras que los niveles de pobreza sobrepasan con creces el 50%. En la antigua URSS, sobre todo en las repúblicas asiáticas más meridionales, como Armenia, Georgia y Uzbekistán, el nivel de vida ha caído en un 80%, casi un cuarto de la población ha emigrado o se ha convertido en indigente y las industrias y el tesoro público y las fuentes de energía han sido objeto de latrocinio. Los sistemas científico, sanitario y educativo han sido casi destruidos. En Armenia, el número de investigadores científicos disminuyó desde 20 000 en 1990 a 5 000 en 1995, y sigue bajando (National Geographic, marzo de

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2004). Armenia, de ser un centro de alta tecnología soviética ha pasado a ser un país controlado por bandas criminales en el que la mayoría de la gente vive sin calefacción ni electricidad. En Rusia, el pillaje ha sido aún peor y el declive económico mucho más grave. A mediados de los años noventa, más del 5 % de la población (e incluso más en el exterior de Moscú y San Petersburgo, la antigua Leningrado) vive en la pobreza, ha aumentado el número de personas sin hogar y los servicios sanitarios y educativos universales ya no existen. Nunca en tiempos de paz de la historia moderna hubo un país que cayera tan bajo y con tanta rapidez y profundidad como la Rusia capitalista. La economía fue «privatizada», es decir, fue asumida por gángsteres rusos, dirigidos por los ocho oligarcas multimillonarios que sacaron fuera del país más de doscientos mil millones de dólares, sobre todo a bancos de Nueva York, Tel Aviv, Londres y Suiza. El asesinato y el terror han sido las armas escogidas para la «competitividad económica», conforme cada sector de la economía y de la ciencia quedaba diezmado y los científicos de clase mundial mejor entrenados se veían privados de recursos, de instalaciones básicas y de ingresos. Los principales beneficiarios fueron los antiguos burócratas soviéticos, los capos mafiosos, los bancos estadounidenses e israelíes, los especuladores inmobiliarios europeos, los constructores del imperio estadounidense, los militaristas y las compañías multinacionales. Los presidentes Bush (padre) y Clinton proporcionaron apoyo político y económico a Gorbachov y a los regímenes de Yeltsin que supervisaron el pillaje de Rusia, ayudados e incitados por la Unión Europea e Israel. El resultado del robo masivo –el paro, la pobreza y la desesperación– ha contribuido a un enorme aumento de suicidios, trastornos psicológicos, alcoholismo, drogadicción y enfermedades raramente padecidas en los tiempos soviéticos. La esperanza de vida entre los rusos de sexo masculino cayó desde 64 años al final del socialismo a 58 años en 2003 (Wall Street Journal, 2 de abril de 2004), por debajo del nivel de Bangladesh y 16 años por debajo de los 74 años de Cuba (Estadística Nacional Cubana 2002). La transición al capitalismo en Rusia, por sí sola, ha dado lugar a más de 15 millones de muertes prematuras (que no habrían ocurrido si las tasas de esperanza de vida hubieran permanecido en los niveles del socialismo). Estas muertes socialmente inducidas bajo el nuevo capitalismo son comparables a las del peor periodo de las purgas de los años treinta del pasado siglo. Los expertos demográficos predicen que la población de Rusia disminuirá en un 30% a lo largo de las próximas décadas (WSJ, 4 de febrero de 2004). Las peores consecuencias de la «transición» al capitalismo apoyada por Occidente todavía están por venir durante próximos años. La introducción del capitalismo ha minado por completo el sistema de salud pública, lo que ha conducido a una explosión de enfermedades infecciosas mortales, antes bien controladas. El Programa Conjunto de las Naciones Unidas el sobre el VIH/SIDA (UNAIDS) publicó un informe general en el que se decía que en Europa del Este y en Asia Central «…los niveles de infección crecen con mayor rapidez que en otras partes, más de 1,5 millones de personas en la región están hoy infectadas (2004), en comparación con los 30 000 casos en 1995» (y menos de 10 000 en el período socialista). Las tasas de infección son todavía más elevadas en la Federación Rusa, donde la tasa de aumento de la infección por el virus del sida entre los jóvenes que llegaron a la mayoría de edad bajo los regímenes «capitalistas» apoyados por Occidente entre 1998 y 2004 se encuentra entre las más elevadas del mundo. Las bandas criminales de Rusia, Europa del Este, los Balcanes y los países bálticos contribuyen enormemente a la epidemia de sida a través del tráfico de heroína y de las 200 000 «esclavas sexuales» que cada año distribuyen por los burdeles de todo el mundo. La violenta mafia albanesa, que opera en el recién «liberado» Kosovo, controla una parte significativa del tráfico de heroína y de la prostitución en toda la Europa Occidental y en Norteamérica. Las enormes cantidades de heroína producidas por los señores de guerra del «liberado» Afganistán –aliados de EE UU– pasan a través de los miniestados de la antigua Yugoslavia e inundan los países de la Europa Occidental.

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Los recién «emancipados» oligarcas de la mafia judía rusa controlan una parte importante del tráfico de drogas, armas ilegales, mujeres y niñas destinadas a la industria sexual y del blanqueo de dinero en todos los países de EE UU, Europa y Canadá (Robert Friedman, Red Mafiya, 2000). Los multimillonarios de la mafia han comprado y han vendido prácticamente a todos los principales políticos electorales y partidos políticos de las «democracias del Este», siempre en alianza informal o formal con los servicios de inteligencia estadounidenses y europeos. Los indicadores económicos y sociales demuestran de manera concluyente que el «auténtico capitalismo existente» es muchísimo peor que el pleno empleo y el crecimiento moderado de los estados del bienestar que existían durante el anterior periodo socialista. Desde el punto de vista personal –en lo relativo a la seguridad pública y privada, el empleo, las pensiones y los ahorros– el sistema socialista fue un lugar mucho más seguro para vivir que las sociedades controladas por bandas capitalistas que las substituyeron. Desde el punto de vista político, los estados comunistas fueron mucho más sensible a las demandas sociales de los trabajadores, pusieron límites a las desigualdades económicas e, incluso adaptándose a los intereses de la política exterior soviética, diversificaron, industrializaron y fueron propietarios de todos los principales sectores de la economía. Bajo el capitalismo, los políticos electorales de los antiguos estados comunistas vendieron a precio de rebaja todas las industrias principales a monopolios extranjeros o locales, crearon monstruosas desigualdades y dejaron de ocuparse de la salud y de los intereses de los trabajadores. Con respeto a la propiedad de los medios de comunicación, el monopolio estatal ha sido sustituido por monopolios extranjeros o nacionales, con similares efectos de homogenización. No hay duda de que si se analizan de manera objetiva los datos comparativos entre los quince años de «transición» capitalista y los quince años anteriores de socialismo, el período socialista es superior en casi todos los indicadores de la calidad de la vida. Comparemos ahora el socialismo cubano con los nuevos países capitalistas surgidos de Rusia, Europa del Este y el Asia meridional. El socialismo cubano sufrió el duro golpe del giro al capitalismo en la URSS y Europa del Este. La producción industrial y el comercio disminuyeron un 60% y la ingesta calórica diaria de cada cubano cayó a la mitad. No obstante, la mortalidad infantil en Cuba siguió disminuyendo desde 11 casos por cada 1000 nacimientos vivos en 1989 a 6 en 2003 (cifras que se comparan favorablemente con las de EE UU). Mientras que Rusia dedica sólo el 3,8% de su PNB al gasto sanitario público y el 1,5% al privado, el presupuesto cubano asciende al 16,7%. Mientras que la esperanza de vida entre los varones bajó a 58 años en la Rusia capitalista, en la socialista Cuba se elevó a 74 años. Mientras que el paro creció hasta el 21% en la capitalista Polonia, disminuyó al 3% en Cuba. Mientras que las drogas y las bandas criminales campan por sus respetos entre los nuevos países capitalistas, Cuba ha iniciado programas educativos y de formación para la juventud en paro y paga salarios mientras se aprende un oficio y se obtiene un empleo. Los continuos avances científicos de Cuba en biotecnología y medicina son de categoría mundial, mientras que las infraestructuras científicas de los antiguos países comunistas se han derrumbado y sus científicos han emigrado o viven sin recursos. Cuba conserva su independencia política y económica, mientras que los nuevos países capitalistas se han convertido en clientes militares de EE UU y proporcionan mercenarios al servicio del imperio en los Balcanes, Afganistán e Irak. Al contrario de los europeos orientales, que trabajan como soldados mercenarios para los EE UU en el Tercer Mundo, 14 000 médicos cubanos trabajan en algunas de las regiones más pobres en América Latina y África en cooperación con diversos gobiernos nacionales que han solicitado sus habilidades. Hay más de 500 médicos cubanos en Haití. En Cuba, la mayor parte de las industrias son nacionales y públicas, con enclaves de mercados privados y empresas conjuntas con capital extranjero. En los antiguos países comunistas, casi todas las industrias básicas son de propiedad extranjera, como lo son la mayor parte de los medios de comunicación y las

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«industrias de la cultura». Mientras que Cuba conserva una red social de seguridad para los alimentos básicos, la vivienda, la salud, la educación y los deportes, en los nuevos países capitalistas el «mercado» excluye del acceso a muchos de estos bienes y servicios a sectores sustanciales de los desempleados y de los trabajadores mal pagados. Los datos comparativos sobre la economía y la sociedad demuestran que el «socialismo reformado» en Cuba ha sobrepasado enormemente el funcionamiento de los nuevos países capitalistas de Europa del Este y Rusia, por no hablar del Asia Central. Incluso con las consecuencias negativas de la crisis de principios de los noventa y del creciente sector del turismo, el clima moral y cultural de Cuba es mucho más sano que el de cualquiera de los regímenes corruptos dirigidos por mafias electorales, cómplices del tráfico de drogas, de las redes de prostitución y de subordinación al imperio estadounidense. De igual importancia es el hecho de que, mientras el sida infecta a millones de personas en Europa del Este y Rusia, Cuba tiene los mejores y más humanitarios programas de tratamiento y prevención del mundo para hacer frente al sida. Fármacos antivirales gratuitos, tratamiento médico sin coste alguno, programas de salud pública bien organizados y educación sanitaria explican a la perfección por qué Cuba tiene la incidencia más baja de sida de los estados en vías de desarrollo, a pesar de la presencia de una prostitución en pequeña escala, relacionada con el turismo y los bajos ingresos. El debate sobre la superioridad del socialismo y el capitalismo sigue en pie, porque lo que ha sustituido al socialismo tras el derrumbamiento de la URSS es mucho peor en todos los índices de importancia. El debate sigue en pie porque los logros de Cuba sobrepasan los de los nuevos países capitalistas y porque en América Latina los nuevos movimientos sociales han llevado a cabo cambios en el autogobierno (los zapatistas), en la democratización de la propiedad de la tierra (el MST de Brasil) y en el control de los recursos naturales (Bolivia) muy superiores a cualquier cosa que el imperialismo estadounidense y el capitalismo local puedan ofrecer. El socialismo actual es una nueva configuración que combina el estado del bienestar del pasado, los programas humanos sociales y las medidas de seguridad de Cuba con los experimentos de autonomía del EZLN y del MST. ¡Ojalá nos vaya bien!

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28 marzo 2004

Entrevista a James Petras

"El plan de Kirchner es un viejo plan Peronista" - En artículo escrito hace un tiempo, plantea usted 4 claves para entender a América Latina. Una de ellas, quizás la mas importante, es el desarrollo desigual de la lucha de clases en los distintos paises que integran América Latina. ¿Cómo se puede reafirmar o actualizar ese análisis al día de hoy? - Yo creo que hay un desarrollo desigual no sólo entre paises sino también entre períodos. Por ejemplo: en Argentina hace un par de años parecía haber una situación insurreccional o de rebelión generalizada, la clase media radicalizada, alianza entre obreros y asambleas de clase media. Eso ha cambiado dramáticamente. El ambiente ahora es mucho mas defensivo, reivindicativo. La clase media parece acomodarse a la política de Kirchner. Aquí vimos ayer una gran marcha de la CCC sin ninguna clase media, ningun estudiante, todos eran pobres proletarios o proletarios marginados. Entonces eso indica que el desarrollo de la lucha va en altos y bajos en poco tiempo, en un proceso acelerado. Lo mismo en Ecuador. Hace un año y pico la CONAIE tenía fuerza, los petroleros tenían fuerza, y ahora dentro de los petroleros hay una gran desconfianza entre los líderes y la base. La CONAIE esta muy debilitada por su presencia en el gobierno de Lucio Gutiérrez, hay diferentes sectores unos criticando al otro. Algunos apoyando al gobierno, otros rechazando, etc. Entonces estamos pasando un momento de reflujo en algunos paises. Lo mismo en Brasil. Lula ha tenido un efecto sumamente negativo sobre la lucha con su política neoliberal taliban extremista, entregando 50 mil millones a los bancos y acreedores el año pasado, mientras los 200 mil campesinos sin tierra quedan en las carreteras. Pero empieza ahora en este 2004 un repunte. Hay huelgas empezando a multiplicarse, un rechazo entre sectores de empleados públicos y los sin tierra han declarado que vuelven a las ocupacion de tierras en escala masiva. Entonces si me planteas la pregunta en Brasil, yo decía el año pasado que era el punto bajo. Sin embargo ahora empieza a repuntar. Imagino este año 2004 va a ser un año caliente. Hay que analizar la polarización en venezuela que sigue siendo muy aguda. Yo creo que EEUU está planificando otro esfuerzo para tumbar al gobierno y que hay una ofensiva norteamericana similar a la del período de fines de los ´80, cambios de presidentes, derechizaciones de candidatos que aparentemente eran centro izquierda y creo que el año 2004 será un año muy difícil desde el ángulo de la lucha de clases. Pero no hay ninguna derrota histórica. Es que todas las organizaciones estan intactas para volver a la carga en el momento en que estos gobiernos se desenmascaren. Como el caso de Bolivia en que el sr. Mesa que quiere concentrar todo el poder en sus manos, ya sacó todo el jugo que podía a Evo Morales y los demás. Y ahora creo que está en camino de reorganizar la derecha con Paz Zamora y toda la mierda que siempre funcionaba en el parlamento boliviano. Lo que es sorprendente es la política partista de Evo Morales que es un gran cambio en su manera de actuar. Parece que es mas popular en el exterior que entre los que participaran en la insurrección de octubre. Entonces hay que ver este año el grado de recomposición de la lucha, pero sin grandes expectativas. Tabare Vazquez esta completamente en la línea liberal de Lula o Kirchner. Es una política de pactos entre cúpulas, sin ninguna modificación estructural. - Con respecto a la Argentina, ¿analiza que se ha cerrado el ciclo abierto el 19 y 20 del 2001? - No sé si cerrado, porque siguen los piqueteros clasistas y combativos. Sí hay un sector que se empieza a acomodar a la política de Kirchner, pero creo que vamos a ver

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resurgir nuevos líderes de DDHH, nuevos líderes en la lucha contra el desempleo, los que consiguen empleo van a tener mas valentía para exigir mejores salarios. Entonces pueden surgir luchas mas reivindicativas. Ahora, mas alla de eso, yo creo que hay un fenómeno muy común que parece que muchos argentinos supuestamente de izquierda no entienden. Cualquier gobierno burgués que sube al poder en medio de una crisis política social, con gran turbulencia, empieza un giro hacia la centroizquierda para desmovilizar y neutralizar a la oposición. Un ejemplo claro similar a la Argentina: Despues de la segunda guerra mundial, los gobiernos en Francia e Italia, donde existían poderosos movimientos comunistas, de resistencia antifascista, invitaron a los comunistas como ministros, pero sin controlar interior, defensa y finanzas. Ministro de trabajo, Ministro de deportes, Ministro de acción social. Quedaron un año o dos para bajar la temperatura, con promesas de juicios a los violadores de DDHH colaboradores de los nazis, etc. Después que consolidaron el gobierno, exprimiendolos lo más posible para desmovilizar, los echan. Les dan una patada en el culo, se van del gobierno y empiezan la oposición pero ya perdiendo la dinámica en la lucha y la gente empieza a desconfiar. Entonces ya perdían la posibilidad de una transformación. En momentos de mayor tensión se pasan a la oposición pero con mucho menos fuerza. Y creo que lo mismo va a pasar aquí con todos los dirigentes que están invitados al palacio a hablar de DDHH, los piqueteros para recibir algunos más otros menos planes de trabajo, y con la contraparte de no movilizar y no desafiar al gobierno. Una vez que este regimen esta consolidado, han creado una base solida, yo creo que es inevitabe que de un giro hacia las multinacionales, los creditores. Un incidente en particular: ¿cómo el gobierno elige los asesores para negociar la deuda externa? Son los peores enemigos: Merril Lynch y Barckley. Abiertamente partidarios de los creditores. ¿esos son los asesores?. No es un error ingenuo de mal cálculo. Esta calculado decir: "hasta nuestros asesores dicen que debemos aumentar los pagos". Eso me parece una señal más en este camino y de que poco a poco van a descartar o empujar grupos apoyantes en el grado que han tomado el camino neoliberal. De estructura el plan de Kirchner es un viejo plan peronista, juntar la burguesía nacional, el Estado, los trabajadores, etc. Pero no hay una burguesía nacional. Los argentinos con dinero tienen mucho depositado en EEUU, están asociados o son dependientes del capital extranjero, y cuando fracase el funcionamiento de esta clase, porque no va a invertir, Kirchner va a decir: "mira la burguesía nacional no esta funcionando, no nos queda otra alternativa que buscar capital extranjero y para conseguir eso debemos aumentar el pago por la deuda". Es la próxima etapa. No si se va a votarlo este año o el proximo, pero inevitablemente esto esta en la carta. Kirchner nunca piensa decir que como la burguesía nacional no funciona, debemos aumentar el peso del Estado directamente en la inversión productiva. Esto esta fuera de su marco ideológico. - ¿Cómo analiza, sobre todo en cuanto a la relación con América Latina, la posiblidad de un cambio de gobierno en EEUU? - Yo creo que Kerry apoya el plan Colombia lanzado por su colega Clinton, apoya una forma absolutista, el ALCA, no esta contra la presencia militares de EEUU en América Latina, esto esta afuera de su agenda. Lo que sí se puede pensar es menos presencia de los cubanos exiliados, cambiar un poco la composición de algunos sectores. Pero eso no significa un cambio de política. Lo que nosotros hemos escuchado hasta ahora es que Kerry no piensa abrir relaciones con Cuba ni terminar con el bloqueo. Entonces yo no creo que haya ninguna actividad pensada de hacer cambios sustanciales, quizás algún gesto simbólico. Como Bush tiene buenas relaciones con Lucio Gutiérrez, con Lula e incluso con Kirchner, mientras se queda en la órbita norteameicana, no veo ninguna alianza para el progreso o financiar en formas parciales para evitar las explosiones. Hasta ahora no hay ninguna indicación. Entonces los que piensan: "cualquiera menos Bush", en mi país donde gran parte de los sectores progresistas han tirado por Kerry, estan proyectando más sus

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aspiraciones que la práctica política del Sr. Kerry, que siemre ha sido, es y va a ser, un apoyante del libre comercio y de que los paises cumplan con la deuda. - ¿y en cuanto a la situación económica de los EEUU? - Yo creo que los problemas de EEUU son dos. Para extender el imperio y profundizarlo, fortalecer el imperialismo militar, cada vez más tiene que poner el costo sobre las espaldas de los ciudadanos que pagan impuestos, la clase trabajadora. Entonces va contra la teoria de Lenin de que el imperialismo genera una clase obrera aristócrata. Cada vez hay menos trabajadores sindicalizados. El 91% del sector privado no esta sindicalizado. Entonces lo que veo es que la primera contradicción está entre el imperio, imperio con imperialismo, y la república, el conjunto de clases que estan apoyando el imperialismo. Esto se refleja en recortes sociales, reubicación de fondos para la guerra, y esto esta desgastando lentamente el gobierno de Bush. En el imperio extendido, los EEUU dependen cada vez mas de la reubicación de trabajos bien pagados a sus colonias o clientes. Y esta transferencia a India, a China, al Sur de Asia, para multiplicar las tasas de ganancia y aumentar el poder imperialista de los EEUU, esta a costa de trabajos bien pagados en EEUU. Reubicando las fuentes de acumulación, se perjudica a los obreros en EEUU, de clase media, profesionales, en informática, manufactureros, etc. Entonces genera trabajos mal pagados en EEUU y la pérdida de empleos con más valor adicional y calificación en el exterior. Un ejemplo de como el imprerio ha construido en su contra, es la situación del empleo en EEUU. Esto esta generando fuertes contradicciones. El otro punto debil del imperialismo es la resistencia que ha crecido en el exterior. Dos puntos clave son Irak y Venezuela. La resistencia aumenta los costos de conquistas bloqueando las posibilidades de dos, tres o cuatro guerras. Este es un factor importante porque no sólo limita la extensión de guerras, sino debilita el apoyo interno sobre la guerra por los muertos, heridos, etc. Estan llegando a 10 mil ahora, según entendemos, el total de heridos, traumatizados, muertos, etc. Y eso tiene un efecto dialéctico: cuanto más costos económicos y humanos, mas se despierta la oposición interna. Mañana vamos a tener grandes movilizaciones, algunos hablan de millones otros de cientos de miles. Es directamente un producto de la pérdida en Irak y la incapacidad de tumbar a Chavez, que es una figura clave en el aumento de precio del petróleo. Entonces hay una dialéctica: cuanto más resistencia y más se desgasta el gobierno, más se motoriza la oposición interna. - ¿Cómo caracteriza al gobierno de Chávez? - Yo creo que es un gobierno heterodoxo que combina una política externa de no aliado, independiente y nacionalista, con una política interna de bienestar social combinada con política liberal. La cúpula de gobierno, Chávez, tiene una visión de nacionalismo moderado, pero la dinámica de la situación de EEUU, la ultraderecha que domina e incluso los dos partidos, ve a un gobierno de centroizquierda como extremadamente radical, porque estan acostumbrados a tratar con gobiernos de la derecha o centro derecha. Entonces exageran el radicalismo y fomentan una oposición artifical internamente. Creo que eso ha dado una visión mucho mas radical y revolucionaria de los que es Chávez. La radicalización gradual de Chávez no es por iniciativa propia, es a partir de los ataques que empujan para, por ejemplo, limpiar a los corruptos y pronorteamericanos en las empresas de petróleo. Cuando lanzaron el paro de gerentes no tenía otra opción. Yo creo lo mismo con el golpe militar, estaba forzado a fomentar organizaciones de los pobres, de los ranchos. Su radicalismo es mas reactivo que proactivo. En todo caso eso lo ha empujado a posiciones con muchas mas posibilidades de ir mas lejos. Como EEUU está preparando el cuarto golpe ahora, después del referéndum, después del golpe y del paro, que podría radicalizarlo aún más. Por que lo que están pensando ahora es una aventura, digo aventura literalmente, de fomentar un levantamiento militar-civil junto con Colombia y tropas norteamericanas. Aventura porque es un mal cálculo, con excepción de que ellos

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coparan la cúpula de fuerzas armadas. Tienen influencia en la marina, en la aviación, pero han perdido muchos espacios con las nuevas promociones. Creo que están con una autovisión de que son omnipotentes. Por eso es que equivocaron con la conquista de Irak, se equivocaron con la resistencia que vuelve a reflotar en Afganistán. Haití era para ellos un ensayo sobre lo que piensan hacer en Venezuela, sin calcular las grandes diferencias entre Aristide y Chávez. Entonces eso puede tener un efecto boomerang, porque no sé si Uribe es tan servil, no sé si está dispuesto a correr el riesgo de meter su mejor tropa en Venezuela y permitir que el segundo frente de la guerra avance, poniendo en cuestión su propio régimen. En esto creo que tiene muchas dudas, de que grado de intervención es capaz de hacer si todavía existe la oposición de 20 mil luchadores con gran experiencia militar. Hay otra cadena entonces, van buscando al payaso Lucio Gutiérrez para ver si se puede meter el ejército ecuatoriano y respaldar la espalda mientras colombia entre a venezuela. - Uno de los rasgos mas notables de la administracion Bush, en los ultimos tiempos, es el gran incremento de las agresiones hacia Cuba, sobre todo teniendo en cuenta que se acerca una nueva votacion en Ginebra por los derechos humanos... - Es constante, porque hay 18 funcionarios gusanos en el gobierno de Bush y ellos son clave para vincular el voto en Florida con la política de Bush. Otra cosa muy importante frente al fracaso de los clientes neoliberales, es que Cuba queda como una referencia cada vez más importante. Como han recuperado la pérdida por las conexiones que tenían con la URSS, han creado otro modelo, han acomodado, han encontrado nuevos inversionistas, nuevas corrientes de comercio, han reconstruído una economía menos dependiende de lo que era antes en relación con Rusia. Independientemente de que algunos intelectuales criticaran a Cuba, como Galeano. Por ejemplo Chomsky estuvo en Cuba y retiró sus críticas, y paso a hacer grandes reconocimientos, Saramago lo mismo. Solo queda solito Galeano con el Frente Amplio que se han derechizado tremendamente. Entonces yo creo que Cuba, como un ejemplo, con su capacidad de mantenes los programas sociales frente a la crisis, por lo menos parcialmente, representa una amenaza frente el fracaso de Bush y la política neoliberal.

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7 de abril del 2004

Estrategias Latinoamericanas

ACCIÓN DIRECTA DE CLASE VERSUS POLÍTICA ELECTORAL POPULISTA James Petras Rebelión Traducido para Rebelión por Laura Abad La historia reciente ha sido testigo de levantamientos populares masivos que han derrocado a políticos de derechas neoliberales en Bolivia (octubre de 2003), Argentina (201), Ecuador (2000) y Perú (2001). Sin embargo, en posteriores elecciones, han alcanzado el poder diferentes políticos burgueses, entre los que se incluyen Da Silva en Brasil, Kirchner en Argentina, Mesa en Bolivia y Toledo en Perú la izquierda marxista se enfrenta, una vez más, con el "viejo debate" de si el liderazgo en la lucha contra el neo-liberalismo y contra el imperialismo puede estar dirigido por la "burguesía nacional" o por una alianza de clase que incluya a campesinos, cocaleros, funcionarios, parados, subempleados, trabajadores rurales sin tierra y otros grupos de la clase trabajadora. A lo largo de los últimos veinte años, políticas neoliberales han sido aplicadas por "socialistas" (Chile), "populistas" (Argentina), socialcristianos(Venezuela) y conservadores (México). Las decisivas fuerzas de clase internas que han apoyado las retrógradas políticas de privatización, austeridad selectiva, desnacionalización y ataques masivos a la legislación laboral y social, han sido las de la burguesía en todas sus grandes variantes -la banca, la industria, la agro-exportación, el comercio y el negocio inmobiliario. La burguesía no se opuso, en ningún país, a las absorciones imperialistas -fue la burguesía nacional, en Argentina, quien vendió las empresas públicas a Estados Unidos y a multinacionales europeas. Todos los regímenes electorales, sea cual sea su supuesta etiqueta, basaron sus estrategias de desarrollo en asegurar el apoyo del capital local. Esto condicionó su cooperación en la puesta en práctica de políticas neoliberales, puesto que todos los sectores de la burguesía latinoamericana son parte esencial de los circuitos internacionales financieros, comerciales y tecnológicos dominados por el imperialismo estadounidense y europeo. Como resultado, los "capitalistas trasnacionales" de Latinoamérica no respaldaron ninguna campaña que se opusiera a los programas del FMI -al contrario, los apoyaron. En consecuencia, las únicas fuerzas sociales que actuaron para bloquear, resistir e incluso derrocar los regímenes neoliberales fueron las de los movimientos de clase -incluyendo aquí a los campesinos indios, los comités urbanos vecinales de parados, trabajadores rurales sin tierra, trabajadores en condiciones precarias, campesinos, funcionarios (del petróleo, de la electricidad, de la sanidad, profesores, etc.) y los autónomos pobres. Sólo en contados casos excepcionales se sumaron a la guerra de clases los trabajadores industriales organizados en sindicatos privados. Lo que es crucial es que estas luchas no fueron protagonizadas ni dirigidas por la burguesía, ni nacional ni internacional. La exitosa oposición a la privatización del agua en Cocachamba (Bolivia) y de la electricidad en Arequipa (Perú), fue llevada a cabo y apoyada por movimientos de masa populares ante la impotencia política o complicidad de los partidos electorales nominalmente "populistas" o "socialistas". En diciembre de 2001, movimientos populares masivos de la clase media baja, en Argentina, se aliaron con los desempleados para expulsar a varios posibles presidentes en cuestión de días. En Ecuador, movimientos similares de indios y funcionarios organizaron el derrocamiento del titular del cargo de presidente Mahuad,

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en enero de 2000 -y amenazan ahora con hacer lo mismo con Lucio Guitiérrez, que abandonó a sus partidarios campesinos indios para acoger a la "burguesía nacional" de Guayaquil. En octubre de 2003, los cultivadores de coca de Yungas, los mineros de Guanín, los desempleados urbanos y los subempleados de El Alto, junto con los manufactureros y autónomos de La Paz y Cocachamba, hicieron caer al régimen neoliberal de Sánchez de Losada -un destacado cliente capitalista de Washington, respaldado por la "burguesía nacional" de Santa Cruz. Conviene señalar varias observaciones: la evidencia empírica e histórica demuestra que los movimientos sociopolíticos de acción directa de clase han sido las únicas fuerzas políticas capaces de resistir, cambiar e incluso derrocar los regímenes y políticos neoliberales. No hay ninguna prueba de ningún régimen electoral en el que la burguesía nacional jugara un papel esencial, que haya desafiado al neoliberalismo o al acuerdo neocolonial patrocinado por los Estados Unidos, el ALCA. Las tácticas del régimen de Da Silva En noviembre de 2003, una encuesta realizada a la elite empresarial latinoamericana concluyó que el presidente brasileño Da Silva era el "mejor Presidente" de Latinoamérica, por encima de la segunda opción, el presidente chileno Ricardo Lagos, con un amplio margen (39% y 20%). Tanto en Estados Unidos como en Latinoamérica (aunque en mucha menor medida), izquierdistas, periodistas y académicos progresistas todavía se refieren a él como un líder popular de "centro- izquierda". Para analizar las opuestas percepciones y expectativas de capitalistas e izquierdistas, es necesario seguir una serie de procedimientos metodológicos: 1. Transformación histórica del PT -cómo ha evolucionado en los últimos 25 años. 2. Las relaciones entre el PT y los gobiernos nacionales, estatales y municipales en los que ha ostentado poder o sobre los que ha tenido influencia legislativa. 3. La naturaleza mutante del programa del PT. 4. La campaña electoral, las alianzas políticas y los pactos económicos durante las elecciones presidenciales de 2002. 5. La "imagen" y la realidad de un candidato. 6. La identidad, el trasfondo y las prácticas de los funcionarios ministeriales y económicos clave del régimen de Da Silva. 7. Las decisiones político-económicas y las prioridades estratégicas de los primeros 14 meses del régimen. A principios de los años 80, el PT estaba estrechamente vinculado a los movimientos Sociales. En su interior había un variado debate y distintas tendencias políticas -de marxistas a socialdemócratas y había un liderazgo colectivo. A principios de los 90, el PT se convirtió en un instrumento electoral cada vez más dedicado exclusivamente a las elecciones y con una creciente tendencia a la "verticalidad" en su estructura decisoria. El margen de debate se limitó y los dirigentes elegidos oscilaban entre las políticas social-democráticas y social-liberales. Para las elecciones de 2002, el partido ya estaba fuertemente centralizado y dirigido por Da Silva y su camarilla personal. Más del 75% de los delegados en el congreso del partido eran funcionarios, profesionales, dirigentes y el resto eran, en su mayoría, burócratas sindicales a tiempo completo. El programa adoptó políticas de ajuste estructural, flexibilidad laboral, pagos totales de la deuda exterior y privatizaciones. El partido ya no era el "partido de

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los trabajadores" en lo que se refiere a su programa, estructura y liderazgo (Da Silva lleva fuera de las fábricas como funcionario a tiempo completo un cuarto de siglo). Desde principios de los años 80 y hasta 2002, el PT mantuvo varios cargos de gobernador y gobernó en muchos municipios -incluido Sao Paulo. El balance fue una mezcla de políticas social-liberales y social-democráticas con poco apoyo activo a la lucha por la reforma agraria de los Sin Tierra y ningún esfuerzo por municipalizar los servicios públicos. El tan cacareado "presupuesto participatorio" de Porto Alegre, según el cual los grupos vecinales dentro de un municipio se unirían para tomar decisiones sobre las prioridades de gasto, afectó sólo a una pequeña porción del presupuesto de la ciudad -que fue acordado pro el consejo municipal. A finales de los años 90, los dirigentes del PT elegidos privatizaron empresas públicas locales, aplicando impuestos regresivos sobre los pensionistas e imponiendo una austeridad presupuestaria. La campaña electoral presidencial de 2002 puso de manifiesto el autoritario giro del PT hacia la derecha. No se consultó ningún asunto al partido, ni mucho menos a los movimientos sociales, por no hablar ya de la población urbana, o los pobres del campo. Da Silva y su camarilla personal eligieron a un millonario de la industria textil del derechista Partido Liberal como candidato a la vicepresidencia, acordaron un pacto con el FMI para reducir las pensiones, los salarios y los programas sociales y destinaron un excedente de 4,5% del PIB para pagar la deuda externa. Da Silva se negó a permitir que el PT participara en un referéndum sobre el ALCA organizado por los movimientos sociales y la iglesia progresista. La campaña de Da Silva fue financiada, en su mayor parte, por grandes contratistas, mafiosos y capitalistas industriales -mostrado en parte en un vídeo hecho público en febrero de 2004, en el que se veía uno de los mayores mafiosos de Río realizando un pago a uno de los recaudadores de fondos para la campaña de Da Silva de 2002. Da Silva y su camarilla liderada por Jose Dirceu (conocido como el "comisario" dentro del PT por su estilo autoritario) eligió a los que debían tomar decisiones económicas dentro del régimen -muchos de ellos firmes neoliberalistas millonarios, de los cuales la mayoría nunca habían votado por el PT. Henrique Meirelles, ex presidente del Fleet Boston Global Bank, fue nombrado director del Banco Central. Antonio Palocci, ex trotskista convertido al neoliberalismo fundamentalista, fue nombrado ministro de Economía. Luiz Fernando Furlon, director del gigante de la alimentación Sadia, fue nombrado ministro de Desarrollo y Comercio. Roberto Rodríguez, presidente de la Brazilian Agribusiness Association, fuertemente vinculada a Monsanto, fue nombrado ministro de Agricultura. Estos ministros y asesores de Da Silva establecieron los parámetros socioeconómicos y la estrategia del régimen, que después aprobó el 72% del partido. A la "izquierda" del PT se le concedió varios ministerios con presupuestos y personal reducidos para trabajar en un marco de "libre mercado". El mayor problema dentro del régimen fue el del grado de apoyo a capital financiero exterior y doméstico y los agro-exportadores y el capital industrial. En el mejor de los casos, se ignoraron los intereses de los trabajadores, los Sin Tierra y los funcionarios. En el peor, se les dañó gravemente. Las políticas del régimen de Da Silva Dada la evolución del PT, la estructura y composición del régimen y las alineaciones políticas con el FMI y los grandes negocios locales, se puede entender la total aceptación de la agenda neoliberal de Da Silva. Política macroeconómica El régimen del PT impuso una política de pago de la deuda que superó a la del acuerdo del ex presidente Cardoso con el FMI. Aumentó el excedente del presupuesto al 4,25% del PIB, destinando 150 billones de reales (aproximadamente $50 billones) a entidades de crédito extranjeras y nacionales en 2003. Para ello, redujo los pagos de

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pensiones a los funcionarios en más del 30% incluso para los retirados con ingresos medios y bajos. Las políticas estrechamente financiadas, la explosión de inversión especulativa y los pagos de la deuda llevaron a tasas de desempleo en Sao Paulo (donde se concentra el 40% de la industria brasileña) a un histórico 21%. Los salarios se cayeron en un 12% cuando Da Silva promovió la moderación salarial para incentivar la "competitividad". Al mismo tiempo el capital financiero, local y extranjero, con unos tipos de interés de entre el 22% y el 18%, experimentaron una buena fase. Los especuladores del mercado bursátil doblaron sus ingresos mientras la BOVESPA (la bolsa brasileña) subió un 98% durante 2003. Política y reforma agraria El agro-negocio compartió esa bonanza. Los agro-exportadores crecieron un 20%, mayoritariamente gracias a la floreciente demanda china de soja, algodón y otros artículos de primera necesidad, así como por la política del régimen de canalizar la mayoría de los créditos y financiar este sector. Mientras se beneficiaba el 10% de la elite agricultora, la masa de trabajadores sin tierra fue ignorada -los beneficiarios de la distribución de tierras disminuyeron muchísimo con Da Silva. Antes de ser elegido, Da Silva prometió beneficiar a 60000 familias, mientras que el Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra (MST) demandaba 120000. El ex presidente Cardoso (estrecho aliado de Bush) estableció una media de 40000 familias al año durante sus ocho años de mandato. El régimen de Da Silva sólo estableció a 10000 familias -la cifra más baja desde el régimen militar veinte años antes. El régimen de Da Silva ha puesto sobre la mesa una "reforma" laboral para 2004, además de la privatización de las infraestructuras, una mayor desregulación, la apertura de nuevas regiones del Amazonas para su explotación, la aprobación del ALCA "suavizado" (comercio libre paso a paso y con reciprocidad). En política exterior, Da Silva critica el ALCA porque la administración Bush no aplica consistentemente políticas de libre mercado en relación a la agricultura. Como ha señalado Da Silva repetidamente, "los mercados libres traen prosperidad si se respetan por todas las partes". Brasil ha intervenido en contra del régimen progresista de Chávez, organizando un grupo apodado de "Amigos de Venezuela", compuesto por regímenes derechistas hostiles a Chávez (Chile, México, España, Estados Unidos y Brasil). Cuando Venezuela pidió que se añadiese un país con más simpatías por Venezuela, el ministro de Exteriores brasileño Celso Amorin se negó. Como dijo entonces Fidel Castro: "con amigos así, quién necesita enemigos". El servilismo de Brasil es aún más evidente en el envío de policía militar a Haití en apoyo del golpe, patrocinado por Estados Unidos, que derrocó al presidente Aristide. Da Silva visitó al presidente Bush cinco veces durante 2002 y 2003, coordinando políticas y buscando el respaldo de Wall Street y de Washington a su modelo de desarrollo basado en el imperio (descrito por sus ideólogos como "la inserción de Brasil en el modelo de la globalización). Derechos humanos La Comisión Pastoral de la Tierra (CPT) ofrece los informes anuales más fiables y exhaustivos sobre los derechos humanos en Brasil. Del 1 de enero al 30 de noviembre de 2003, la CPT registró 71 asesinatos de trabajadores rurales, lo que supone un aumento del 78% en relación con el año anterior. Las agresiones graves se duplicaron, mientras que los intentos de asesinato crecieron un 76%. Hubo un aumento del 27% en el número de familias expulsadas de la tierra por orden judicial y un aumento del 88% en los ocupantes de tierra expulsados por la fuerza. Varios factores explican la benigna negligencia de Da Silva en materia de derechos humanos. En primer lugar y ante todo, hay que mencionar el papel estratégico que juegan los grandes terratenientes vinculados al sector de la agro-exportación en el del mercado de divisas para pagar la deuda. Da Silva se muestra reticente a involucrarse en

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conflictos que afecten a algún sector de los grandes terratenientes que pueda "desestabilizar" a los agro-exportadores. De ahí el recurso de Da Silva al subterfugio de la "jurisdicción limitada" y la "división de poderes". Su autodefinida limitación de poderes en cuanto a la violación de los derechos humanos no se corresponde, sin embargo, a la privatización por decreto de los bancos estatales -pasando por alto el Congreso. La violación de territorio indio ha aumentado dramáticamente, tal y como ha registrado la agencia gubernamental de asuntos indígenas FUNAI, que ha visto su presupuesto y personal reducido gracias al recorte del 10% en presupuesto social realizado por Da Silva. El proyecto favorito de Lula, "Hambre Cero" también ha fracasado en su intento por erradicar la pobreza -Da Silva redujo su presupuesto en un 25% para mantener lo acordado con el FMI. Con su habitual demagogia teatral, Da Silva proclamó a principios de su presidencia que todos los brasileños harían tres comidas al día al final de su mandato. Entonces, viajó a su ciudad natal, Caetes, en el noreste, para lanzar su programa "Hambre Cero". A finales de diciembre de 2003, el obispo Irineu Roque Scherer, cuya jurisdicción incluye Caetes, apuntó que "Da Silva tiene un discurso precioso con encanto que convence a la población pero el PT no lo retoma. En consecuencia, el gobierno promete, pero nada ocurre". El régimen de Da Silva ha definido clara y directamente un programa de cuatro años de profundización y extensión de políticas neoliberales. El PT se ha aliado con algunos de los partidos más retrógrados del congreso y las elites económicas para sacar adelante políticas neoliberales. Su crítica a la política comercial estadounidense va en la misma dirección -más libertad de comercio, no menos. Para sacar adelante sus políticas, Da Silva ha eliminado y sancionado a más de una docena de congresistas. Miles de militantes que construyeron el PT y se involucraron en las primeras luchas han renunciado a su carnet de socio. El PT los está sustituyendo con nuevos miembros reclutados con relaciones de patrón y cliente. Si se analizan seriamente los lazos estructurales entre el capital financiero y el régimen de Da Silva y la composición clasista y políticas del régimen, lo que es evidente es un régimen de derecha con un profundo y permanente compromiso con el neoliberalismo. Esto supone un gran revés para los trabajadores brasileños, empleados y trabajadores del campo. Sin embargo, han vuelto a las únicamente verdaderas y probadas formas de lucha -la movilización de clase organizada a través de la acción directa, independientemente y, en todo caso, en contra de las políticas de Da Silva. La ocupación tierras pasó de 176 en 2002 a 328 en 2003. El número de familias que participaron en la ocupación de tierras creció de 26958 en 2002 a 54368 en 2003. En 2004, el régimen de Da Silva promete mayores concesiones de capital financiero, inversores extranjeros y superiores incentivos a los agro-exportadores. En marzo de 2004, la resistencia popular ya ha aumentado y el conflicto de clase se extiende de la industria al campo. Algunos comentadores se están planteando si el régimen de Da Silva, como otros de su misma naturaleza, se verá forzado a dimitir antes de que termine su mandato. Una vez más, la experiencia de Da Silva demuestra que los regímenes "populistas" apoyados por la burguesía son incapaces de resolver los problemas de Latinoamérica: estancamiento, desempleo, trabajadores sin tierra y pillaje imperialista.

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11 de abril del 2004

Resistencia en el Tercer Mundo y solidaridad intelectual occidental James Petras Falluya, Bagdad, Ramadi- todo un pueblo se ha alzado para enfrentar al ejército de ocupación colonial, sus mercenarios, lacayos y colaboradores. Primero, en protestas pacíficas masivas, fueron masacrados por las tropas de Estados Unidos, Gran Bretaña, España y Polonia: no tenían más armas que sus manos contra los blindados y las ametralladoras. La resistencia armada, en el comienzo una minoría, hoy indiscutidamente la mayor fuerza popular, respaldada por millones. Los ejércitos coloniales, temerosos de cualquier iraquí, disparan salvajemente hacia las multitudes y se retiran, rodean ciudades enteras, disparan cohetes en vecindarios repletos de gente trabajadora, los helicópteros derraman su metralla en domicilios particulares, fábricas y mezquitas… para los ojos de los soldados coloniales el enemigo está en todos lados. Sólo que esta vez tienen razón. La resistencia resiste en cada bloque de viviendas, en cada casa particular, en los establecimientos comerciales, se dispara, la resistencia esta en todos lados. Cada edificio soporta el bombardeo, la resistencia no disminuye. El pueblo ayuda a los combatientes heridos, les lava las heridas. Provee de agua a los sedientos -para aplacar sus gargantas y enfriarles las manos - porque las armas automáticas están incandescentes. Y dónde están los mercenarios occidentales? Los alquilados a 1.000 dólares por día, con sus chalecos antibalas, gafas oscuras -su autosuficiencia e insolencia? - Han desaparecido. Han podido contemplar que las balas también les entran a sus antiguos compañeros de fechorías. Cientos de iraquíes han sido asesinados, miles han sido heridos, muchos más habrán de morir pero después de cada funeral particular, decenas de miles más, los pacíficos, los apolíticos, los "ve y espera", tomarán las armas de los caídos. "Es una Guerra civil" grita la burguesía. Un simple deseo del pensamiento. Los shiíes y los sunitas están en el combate juntos, hermanos y hermanas (sí, hay mujeres en los combates) cubriendo las espaldas de sus camaradas mientras estos enfrentan a los blindados. Y la resistencia está ganando. Olvidémonos de las "proporciones" -cinco, diez o veinte por cada soldado colonial. La resistencia iraquí está ganando políticamente. Ningún colaborador oficial designado tiene futuro: sobreviven en tanto y cuanto los militares norteamericanos permanezcan, pero volaran desde los techos de sus cuevas tan pronto como la armada invasora se retire. Militarmente, los norteamericanos están teniendo cientos de bajas, decenas de muertos y heridos por cada día de combate. En Washington los militaristas civiles, los arquitectos de la destrucción de Iraq están con el pánico a flor de labios. "Envíen mas tropas" dice Rumsfeld, Wolfowitz y el presidente que será, Kerry. Desde su rancho en Texas, Bush proclama que el líder de la resistencia Mogtada Sadr es, un "asesino". Lejos del fuego, los contratiempos, las masacres, su televisión no le muestra al niño con la cara aplastada. Bush una vez mas está lejos de los campos de la muerteVietnam y ahora Iraq. Ahora tiene que solicitar un pagaré -es él el presidente que declaró unilateralmente el fin de la guerra en Mayo del 2003. Ahora, abril del 2004, hay más de 600 soldados norteamericanos muertos, mientras la resistencia iraquí se levanta para enfrentar la bravuconada de "Bring them on" [tráiganmelos] y arrebata las calles al ejercito colonial, vienen avanzando y conquistando las ciudades y se

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mantienen sobre el terreno llenos de coraje y determinación. Los árabes resisten mientras el zapallo relleno Sharon sigue silencioso. Sus agentes una vez locuaces- Wolfowitz, Feith, Abrams y sus escuderos, están extrañamente silenciosos. Están preocupados de que haya un repudio masivo a los que manipularon la información para empujar los EE.UU. a una guerra en la cual miles de soldados norteamericanos morirán o terminarán lisiados, para "proteger" a Israel en sus pretensiones de dominio en el Cercano Oriente. A comienzos de la primavera de este año, 2004, en abril para ser exactos, los sueños de un nuevo imperio colonial se derrumbaron sobre las cabezas de los que abogaban por un Nuevo Orden Mundial, un imperio indisputado y unilateral. El fin del sueño de los Sharon-Wolfowitz-Blair-Cheney de "una Esfera de Co-prosperidad en el Cercano Oriente". La resistencia iraquí ha convertido el sueño de Rumsfeld-Wolfowitz de una serie de guerras contra Siria, Irán, Cuba y Corea del Norte, en una pesadilla de sangrientos combates callejeros en Falluya y la ciudad de Sadr, Bagdad. El heroísmo, el valor, la inspiración, la resistencia masiva, es cada vez mayor en la medida que el pueblo iraquí desarrolla sus propios recursos, su propia solidaridad, su historia particular, su convencimiento de que serán libres y que sepultarán a todo soldado colonial luchando hasta la muerte. La frase "Patria o Muerte" toma un significado especial y muy concreto en Iraq: no es la consigna de un líder, una vanguardia, para levantar e inspirar al pueblo- es la práctica misma de toda la población. Patria o Muerte viene de la garganta de los adolescentes luchadores callejeros así como de los vendedores y las viudas con sus pañuelos negros. Los "días de abril iraquíes" son una lección para todo el Tercer Mundo y todo otro aspirante a poder colonial imperialista: la resistencia armada masiva no puede ser derrotada política o militarmente. El heroísmo de la resistencia iraquí se yergue en fiero contraste con la cobardía consuetudinaria de los líderes árabes: los monarcas de Arabia Saudita y de Jordania, el miserable y corrupto "presidente por vida" Mubarak, los colaboradores del Ayatolla iraní. Ninguno de ellos ha movido un dedo para ayudar a la lucha de liberación iraquí. Temen que el ejemplo de que una resistencia iraquí triunfante prenda la fogata bajo sus amplios traseros. Y los intelectuales occidentales? Desde que la resistencia comenzó hace un año… ni un solo intelectual norteamericano, o una docena de progresistas, pensadores críticos ("No en mi nombre") se ha animado a declarar su solidaridad con la lucha anticolonial. "Tienen problemas" escucho "con respecto a apoyar "el fundamentalismo árabe, los terroristas, el antisemitismo, etc." Son ecos de la intelectualidad francesa que también se oponía a la resistencia popular armada "porque los comunistas se iban a apoderar de la misma"…o más tarde en Argelia "porque los colonos también tienen derecho a vivir en Argelia" (Albert Camus). En su libro "Escucha yanqui" C. Wright Mills desafió a los "progresistas" de los EE.UU. que vacilaban en apoyar a la Revolución Cubana a comienzos de los años 60. "Esta es una revolución popular de verdadero coraje y sangre" dijo. "Uds. pueden hacer la diferencia, ser una solución o una parte del problema". Los intelectuales occidentales tienen un problema. No están comandando las tropas, aún menos ellos (o sus hijos y nietos) aprietan los gatillos que asesinan escolares iraquíes. Están sentados sobre sus propias manos. "Pero -dicen- nos oponemos a la Guerra" mientras agitan las alcancías para apoyar al candidato Kerry que apoya la Guerra y aun más, exige el envío de 40.000 soldados más para que disparen cohetes en los barrios, bajo los auspicios de las Naciones Unidas, como medida de seguridad. Así que, dónde están los intelectuales occidentales en estos momentos cuando el pueblo iraquí se levanta con las armas en la mano para resistir al Frankestein

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norteamericano? Hay dos bandos: una nación entera luchando contra un ejército de ocupación colonial y el imperialismo norteamericano. Los intelectuales políticos serios y consecuentes tienen que hacer una elección. Rehusar tomar partido es evidente complicidad, la autosatisfacción intelectual es un lujo para los intelectuales que viven en el imperio. No existe en Iraq. Mas de 1000 intelectuales y profesores iraquíes han sido asesinados durante la ocupación. Esto no son problemas oscuros o complejos. Una parte exige elecciones libres, una prensa libre y la autodeterminación, mientras que la otra parte, los funcionarios coloniales, prohiben periódicos, promueven títeres al gobierno y asesinan oponentes. La parálisis de los intelectuales norteamericanos de izquierda, su incapacidad para expresar solidaridad con la resistencia iraquí es una enfermedad que aflige a todos los intelectuales "izquierdistas" de los países coloniales. Tienen miedo ante el problema (la guerra colonial) y tienen miedo de su solución (la liberación nacional). Al final, el confort y las libertades que disfrutan, el aplauso universitario y la adulación que reciben en la patria colonial tiene más peso que los costos mentales de la declaración directa de apoyo a los movimientos de liberación revolucionarios. Recurren a tonterías como "la equivalencia moral" contra la Guerra y contra los "fundamentalistas", los "terroristas", los "lo que sea" que están ocupados en su propia auto emancipación y no le han prestado atención suficiente a los designados por sí mismos guardianes de Los Valores Democráticos Occidentales. No es difícil comprender la ausencia de solidaridad con los movimientos de liberación, entre la intelectualidad progresista occidental en los países imperiales: han sido colonizados ellos también, mental y materialmente. Miles de personas humildes en Iraq están dando a estos eruditos occidentales una lección práctica de solidaridad desde el 4 de Abril del 2004. En medio de los blindados amenazantes y de los helicópteros armados, miles marcharon de Bagdad a Falluya llevando alimentos y medicina a los que están combatiendo y rodeados en una ciudad que será recordada por siempre como la cuna de la emancipación. Fijaran nuestros intelectuales su atención en el suceso? Pueden por lo menos hacer circular un manifiesto "En nuestro nombre" de solidaridad con la resistencia iraquí? En el mientras tanto, la resistencia popular masiva en Iraq combate contra los bien alimentados, super armados ejércitos de ocupación en combate singular. No preguntan si sus vecinos, amigos o camaradas son sunitas, laicos, shiíes, del partido Baath o comunistas, no dan un paso al costado cuando una mezquita, una escuela, un proyecto habitacional es bombardeado o ametrallado… Han jurado comprometerse con la lucha, unirse en un movimiento nacional para expulsar al invasor, los ladrones del petróleo, los asesinos, los que están al alcance de la mano y los otros, que están lejos. Es una desgracia, más para ellos mismos que por cualquier contribución material que pudieran haber hecho a esta lucha histórica, que los intelectuales progresistas de los EE.UU. han elegido abstenerse y una vez más han demostrado su irrelevancia, la de los Intelectuales Occidentales, a la Liberación del Tercer Mundo.

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28 de abril de 2004

Entrevista a James Petras

"Que retire España las tropas de Irak ha sido magnífico" A. Cárdenas Ideal Digital Granada.- Cuando era adolescente compaginaba sus estudios con el trabajo en una pescadería con su padre. Le ayudaba a su progenitor a preparar el pescado para los clientes y un día se cortó los dedos. El padre le dijo que mejor era que siguiera sus estudios ya que como trabajador dejaba mucho que desear. «Así que me transformé en un intelectual porque soy un obrero fracasado». Se trata de James Petras, un destacado intelectual norteamericano que el pasado lunes intervino en el 'Encuentro por una izquierda antagonista' organizado por la Universidad de Granada. Docente e investigador del Departamento de Sociología de la Universidad del Estado de Nueva York (Binghamton), asesor del Movimiento sin Tierra en Brasil, autor de 63 libros, miembro del Tribunal Ruseel contra la represión en América Latina y uno de los más furibundos críticos de la forma de hacer política de su país, al que considera el responsable de muchos de los males de desigualdad social existente en el mundo. Entre los temas de toda su producción intelectual, especializada en la problemática latinoamericana, se destacan sus reflexiones sobre el conflicto entre clases sociales, el imperialismo, el Estado, la revolución, la transición a la democracia, y otros. En la actualidad tres temas son los que ocupan su atención: las rivalidades entre las distintas potencias imperialistas (Estados Unidos, Japón y Europa), el repliegue de los intelectuales críticos durante la década del 80, y las contradicciones del socialismo de mercado. -Señor Petras, antes que nada, ¿qué le ha parecido la decisión de Zapatero de retirar las tropas españolas de Irak? -Ha sido un paso magnífico ya que esa medida ha abierto la caja de Pandora y ha hecho pensar a otros países que participan que pueden hacer lo mismo. -¿Y en su país? ¿Qué piensa la gente en general sobre este conflicto? -Antes de comenzar la guerra había un clima de rechazo. Luego, cuando empezó, cambió esa actitud generalizada y la gente incluso la apoyaba. Ahora, mientras la resistencia hace que mueran todos los días norteamericanos, esa actitud crítica ha vuelto. -¿En qué acabará todo esto? -Como le digo, cada vez que crece el número de muertos norteamericanos en la guerra, el descontento también crece. La guerra prolongada va a desgastar mucho al gobierno de Bush y tarde o temprano va a provocar una movilización ciudadana contra la guerra. Claro, que eso va a tardar. La gente no quiere que pase otro Vietnam.

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Postura crítica -Su postura crítica sobre el imperialismo americano es ya conocida. Se muestra totalmente contrario al mismo. ¿Tan negativo es para un país intentar abarcar mucho? -Tengo una teoría, cuando un país es más imperialista, más avanza en la influencia de sus fronteras, más pobreza de todo tipo genera en su interior. El imperialismo está extendido más que en cualquier otra época del mundo. Hoy día, Estados Unidos y Europa lo controlan todo, las comunicaciones, dictan las macroeconomías, las modas, el turismo... Está influyendo sobre las costumbres de los pueblos a partir de los medios de comunicación de masas y no tienen ninguna reserva en utilizar el poder militar para intervenir en cualquier parte del mundo bajo cualquier pretexto. Eso, evidentemente, es un obstáculo para replantearse el bienestar social, la igualdad y la democracia. -¿Cómo se la apaña un intelectual y crítico como usted para vivir en un país tan represivo como el suyo? -En mi país hay mucha represión legal. Esto siempre ha existido, lo que pasa que se ha agravado bastante tras el 11-S. Ahora, por ejemplo, si te acusan de simpatizar con terroristas, te pueden encarcelar e incluso suspender el 'habeas corpus'. Allí puedes hablar, pero sin llegar a ninguna parte. No se si me entiende. Puedo hablar de mis teorías antiimperialistas, pero es como el que hablar al aire libre en Los Pirineos, predicar en el desierto. Te hacen el vacío absoluto. Ninguna reseña en la prensa, nada de público de masas. Todo está controlado para que al crítico con ese poder nadie lo oiga. Se pueden criticar los medios, pero los fines son sagrados.

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CLASE OBRERA, ACIERTOS, OBSTÁCULOS Y OPORTUNIDADES James Petras Al Filo La Clase obrera encara muchas circunstancias objetivas y subjetivas adversas: los regímenes neoliberales han debilitado los derechos sociales y los derechos sindicales, han establecido "zonas de libre comercio" y han cooptado a las burocracias de los sindicatos charros. Los grandes negocios se han desplazado y han amagado con cerrar sus empresas, al tiempo que los trabajadores y sindicalistas activos demandan incrementos a los salarios; el efecto es que la movilidad del capital está debilitando la militancia obrera. El crecimiento del trabajo precario, el empleo informal y "la nulidad de las fuentes de trabajo" están fragmentando la fuerza de trabajo a través de "trabajadores de confianza", "por honorarios" y trabajadores subcontratados, lo que dificulta la organización y las acciones colectivas. El consumismo, la propagación de la ideología individualista por los medios masivos de comunicación, y la migración masiva hacia otros países, han permitido el declive de la solidaridad de clase y han debilitado la conciencia de clase. La política imperial de Estados Unidos, su penetración cultural y militar también ha permitido la privatización de las empresas públicas, aumento del desempleo e incrementos en los costos para los consumidores, la fabricación de películas virtuales y los llamados reality shows que envenenan las conciencias, y la militarización de las sociedades, así como la represión. El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), El Área de Libre Comercio de las Americas (ALCA), el Plan Colombia, El Plan Andino, y la llamada "guerra contra el terrorismo" son esfuerzos imperiales para recolonizar las economías de los países latinoamericanos, convertir a los ejércitos locales en mercenarios del imperialismo y mantener la explotación de las masas trabajadoras. Pese a estas condiciones objetivas y subjetivas, la clase obrera latinoamericana ha logrado victorias importantes y ve en su horizonte avances significativos. En Bolivia (2003) y en Ecuador (2000), la alianza obrero-campesina expulsó a los presidentes neoliberales aliados del imperialismo. Desempleados y obreros se aliaron con la pequeña burguesía y generaron una insurrección que expulsó al presidente pro-imperialista de Argentina, Fernando de la Rúa, en el 2001. Trabajadores y sectores de la pequeña burguesía defendieron y revirtieron la privatización del agua y la electricidad en Cochabamba y El Alto (Bolivia) y Arequipa (Perú); los puertos y la electricidad en Montevideo y la industria eléctrica en México. Trabajadores y campesinos han sido la vanguardia en la lucha contra el ALCA –forzando prolongadas negociaciones-. Los obreros y los pobres urbanos fueron la fuerza motriz que derrotó a los militares y a la cúpula de la burguesía golpista contra el presidente Chávez, restituyéndole su investidura de vuelta en el poder. Nuevas Confederaciones de obreros emergen proponiendo programas independientes y de clase en Brasil y Venezuela en oposición a los sindicatos oficiales. En Brasil, Argentina, Ecuador y Perú los sindicatos han incrementado sus luchas contra los presidentes de centro-izquierda, quienes embarnizan al neoliberalismo; el presidente Néstor Kirchner de Argentina enfrenta grandes huelgas en los sectores público y privado, sindicatos sectoriales demandan incremento a los salarios y compensación salarial del 20 por ciento, luego de su declive en el 2001. El presidente Ignacio Lula Da Silva atacó los derechos de la seguridad social y las pensiones, el derecho a Huelga, y apoyó el recorte presupuestal, lo que ha generado la oposición resuelta de los sindicatos del sector público y de los obreros en las empresas privadas. El desarrollo más importante en torno a las condiciones laborales es la uniformidad de

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sus políticas seguidas por los regímenes latinoamericanos. Esta no es una coincidencia en todos los lineamientos a seguir del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial aplicados independientemente del grado del empleo, condiciones de trabajo o de vida de los obreros. En términos concretos, si el Estado capitalista es, como apuntó Carlos Marx, "el comité ejecutivo de la clase dominante", entonces el FMI es el comité ejecutivo (imperial) de la clase dominante internacional. El internacionalismo de la clase obrera no es un ideal, sino una práctica necesaria para el movimiento obrero con el fin de contener la concentración y la acción del capital. La práctica de los sindicatos, orientada a la simple negociación de derechos contractuales, enfrentados a gran escala y en términos de largo plazo, no han sido suficientes como hemos deseado durante las décadas de los 80, 90 y en este nuevo milenio. Los regímenes neoliberales privatizaron un sector tras otro: telecomunicaciones, bancos, transportes, energéticos, etc. La clase trabajadora resistió en cada sector, pero sin el apoyo activo de otros sindicatos, fue derrotada. Aún en aquellos lugares donde los sindicatos son poderosos y su organización es fuerte, el estado neoliberal y el FMI han ganado momentáneamente algunas batallas. Las lecciones de los últimos treinta años son evidentes. Para que los sindicatos sobrevivan y aseguren victorias deben de formar coaliciones con la gran masa de trabajadores pobres organizados en los barrios y en sus organizaciones comunitarias, los cuales representan el 80 por ciento de la clase obrera en las ciudades y no están organizados en los sindicatos. Justo al momento de que los movimientos del capital cruzan las fronteras, los sindicatos dirigentes en la lucha de los obreros deben de pensar y actuar globalmente, con espíritu internacionalista. La prioridad debe ser la construcción de una Confederación Latinoamericana de Sindicatos basada en la independencia política y de clase. Esto significa, en primera instancia, la exclusión de toda sujeción con sindicatos pro imperialistas tal como la estadunidense AFL-CIO y la Unión de Europa aliados con "sus" capitalistas. Las viejas confederaciones de colaboración entre clase han sido un total fracaso en todas partes: Sus miembros se han separado, los actuales se han desilusionado, y los líderes bien pagados son autocráticos contra sus representados, pero serviles con sus amos. En muchos de los casos, las más significativas acciones de los trabajadores en los sindicatos han sido al margen de los líderes, a través de la acción directa y las huelgas generales, las ocupaciones masivas de las fábricas y los piquetes o tomas de carreteras, avenidas y redes de comunicaciones y transportes… El primero de mayo de 2005 no es sólo un día para recordar el pasado y a los mártires de Chicago, sino para mostrar la fuerza, expresar la potencialidad de la organización y solidaridad de la clase obrera. La gran manifestación del primero de mayo se realiza en aquellas naciones donde la lucha de los trabajadores ha sido dirigida por un liderazgo con alta conciencia de clase. El hecho de que el día de la clase obrera no se demuestre en Estados Unidos es un indicativo de la ruina total en la que está el "negocio de los sindicatos". El reto es orientar la manifestación internacional de solidaridad obrera este primero de mayo en una práctica continua, de un evento simbólico en un proyecto revolucionario. Artículo proporcionado por el autor. Traducción de Ricardo Martínez Martínez. Sociólogo de la Universidad de Binghamton, Nueva York.

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03 mayo 2005

Respuesta a Stanley Gacek, de la AFL-CIO

El modelo de democracia de Lula James Petras Caracas (Venezuela) 9 de abril de 2005 Introducción Permítanme que comience enumerando una serie de importantes conceptos políticos planteados por el gobierno de Lula en Brasil. El primero es que la misión del gobierno consiste en garantizar los intereses de los "mercados" financieros (operadores financieros, banqueros, especuladores, acreedores, etc.) antes de abordar cualquier tipo de política o reforma social o económica. El segundo es que sólo el sacrificio de los trabajadores de salarios más bajos, los campesinos sin tierra y los funcionarios jubilados hace posible que el gobierno ponga su presupuesto en orden y de sostén al crecimiento económico. El tercero consiste en que el concepto de "intervención del Estado" es un término interclasista que puede ser discutido con independencia de los intereses de clase de quienes detentan el poder y de las clases sociales que se benefician de la intervención estatal. Por último, está el problema del papel central que tienen las instituciones decisorias no elegidas -como el FMI, el Banco Central o los Ministerios de Finanzas y Comercio, así como los bancos internacionales- en el establecimiento de los parámetros de las políticas macro y socioeconómicas de los regímenes electorales, socavando sus intentos de actuar democráticamente y convirtiendo en sus programas preelectorales en "falsedades pragmáticas" postelectorales. Los ideólogos de la ortodoxia neoliberal y los actuales regímenes de "centro-izquierda" latinoamericanos siguen este método, que es también el que utiliza el gobierno de Lula en Brasil. Centraré aquí mi reflexión en los aspectos relacionados con la reforma agraria (o la falta de ella), el establecimiento de políticas públicas (autoritarias o democráticas), la intervención estatal (¿quién hace qué y en favor de quién?), el cambio estructural a diferencia del clientelismo estatal, y la política exterior (independiente o dependiente). Reforma agraria Lula se reunió con el Movimiento de los Trabajadores Rurales sin Tierra (MST), igual que lo hizo el anterior presidente, Cardoso, antes y después de su elección como presidente. En las dos ocasiones prometió solemnemente la entrega de tierras a 430.000 familias antes del final de su primer mandato. Según declaraciones de Joao Pedro Stedile, secretario general del MST, (27.12.2004) el presidente Lula ha dejado repetidamente de cumplir su palabra. En el primer año, se logró el asentamiento de alrededor de 20.000 familias en explotaciones agrarias expropiadas. En el segundo año, el número ascendió a unas 30.000, mientras otras 200.000 familias permanecían abandonadas en sus precarios cobijos hechos de plástico. Las principales ONG, las organizaciones de campesinos, la conferencia nacional de obispos y casi todas las organizaciones populares de la sociedad civil han condenado la incapacidad del gobierno de Lula de promover la justicia social. Ninguna de las recomendaciones en materia de reforma agraria realizadas por él MST, los ecologistas o la iglesia católica han tenido impacto alguno en las políticas oficiales. Leyendo las entrevistas realizadas con líderes campesinos, obispos y gente de la iglesia, ONG y

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agrónomos, no he encontrado ninguna opinión que indicase que la política agraria de Lula es diferente de algún modo de las sus elitistas predecesores. La democratización de las políticas públicas Lula gobierna por decreto, o mediante alianzas con los partidos derechistas del Congreso. Hasta ahora ha ignorado totalmente las opiniones mayoritarias progresistas expresadas por las organizaciones populares de la sociedad civil. Se ha negado a consultar o a tener en cuenta a la amplia mayoría de dichas organizaciones progresistas en cuestiones como (a) la copresidencia, junto al Gobierno Bush, del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) (b) el envío de tropas brasileñas para apuntalar el régimen títere pro estadounidense de Haití; (c) el apoyo a la utilización de organismos genéticamente modificados;(d) la ayuda a la expansión de la agroindustria de la soja y de la producción de vacuno en la selva húmeda amazónica, que ha conducido a la reciente destrucción de más de 3 millones de hectáreas de selva; y (e) la imposición de un incremento real del salario mínimo de sólo 1% en dos años. Todas y cada una de las principales políticas implementadas por Lula lo ha sido sin participación alguna de la sociedad civil o siquiera de la minoría crítica de su propio partido. El PT tiene como modelo al FMI, con el que firmó un acuerdo renovable en 2003 y 2004. Algunas diferencias críticas con las políticas regresivas de Lula en materia de salarios y pensiones han conducido a la expulsión de un senador y tres congresistas de su propio partido y a la suspensión y amenazas de sanciones de otros dentro de un grupo parlamentario que pone objeciones a la línea neoliberal de Lula. Éste, lejos de democratizar las políticas públicas como prometió en su campaña electoral, preside un gobierno autoritario y elitista que utiliza técnicas de relaciones públicas para mejorar su imagen. Algunos de los defensores de Lula afirman que éste ha cambiado el papel del Estado en el sentido de adoptar un papel más "activista" en cuestiones económicas y sociales, a la vez que renuncia a las privatizaciones. No obstante, las políticas explícitas de su ministro de Finanzas, Palocci, consisten precisamente en la privatización de todos los sectores de la economía. Como primera medida, ha permitido la apertura a la inversión privada extranjera de todos los sectores de la infraestructura, suprimiendo o flexibilizando las regulaciones de éstos, y prometiendo vender franjas enteras de los lucrativos sectores del petróleo, el gas, la electricidad y las finanzas. Cualquier estudioso que esté dispuesto consultar las publicaciones financieras brasileñas, o incluso la prensa especializada en lengua inglesa (Financial Times, The Economist, The Wall Street Journal) se dará cuenta de que Lula ha sobrepasado en mucho a sus más neoliberales predecesores, algo de lo que el propio Lula hace alarde públicamente. En un momento dado, Lula llamó al ex presidente Cardoso -y a otros"cobarde" por no atreverse a recortar las pensiones de jubilación de los funcionarios de clases medias. El Estado brasileño participa activamente en la promoción de la agroindustria y las exportaciones minerales, en beneficio de las grandes compañías. Éstas reciben en torno al 85-90% de los créditos y subvenciones del Estado, en detrimento de las pequeñas explotaciones familiares fuertemente endeudadas que producen para el mercado interior. El Estado muestra una total pasividad en la persecución de los grandes propietarios y sus escuadrones de la muerte: más de 90 activistas campesinos fueron asesinados en 2003, y cerca de 80 lo fueron en 2004, incluyendo más de dos decenas de activistas del MST. La represión continúa en 2005 y hasta la fecha varias decenas han perdido la vida, incluyendo una activista religiosa de nacionalidad brasileño-estadounidense. La Comisión Pastoral de la Tierra, establecida por la iglesia católica, ha hecho públicos

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informes detallados en los que muestra la participación de la agroindustria y la ausencia de condenas judiciales. Los antecedentes de clase y los intereses personales de los principales responsables de las políticas económicas del gobierno de Lula nos indican mucho sobre las políticas pro agroindustria y antipopulares de éste. El puesto clave de gobernador del Banco Central lo ocupa Henrique Meirelles, ex presidente del Fleet Boston Global Bank, que votó en su día al candidato del presidente Cardoso (Jose Serra) en las elecciones presidenciales. Se trata de un neoliberal militante, responsable de la implementación de las medidas dictadas por el FMI de reducción de pensiones, congelación de salarios mínimos y pago de la deuda y sus altos intereses conexos. Luiz Fernando Furlan, millonario presidente de la corporación agraria Sandia, preside el Ministerio de Comercio y Desarrollo. Roger Rodríguez, ministro de Agricultura, preside la asociación brasileña de agroindustria y está estrechamente asociado a la compañía transnacional Monsanto. Entre otros, obtuvo la legalización de los cultivos de organismos genéticamente modificados. Antonio Palocci, ministro de Finanzas, es un ex trotskista reconvertido a las teorías de Milton Friedman que ha dado su apoyo entusiasta al mercado libre y que ha recibido el porcentaje más alto de aprobación en una encuesta realizada entre las élites empresariales (85%). El "Estado activista" de Lula iguala, e incluso sobrepasa, a cualquier otro gobierno latinoamericano o europeo en cuanto a representación de los intereses de las élites empresariales. La composición socioeconómica del gobierno de Lula explica porqué éste ha pagado ya más de 40.000 millones de dólares a los acreedores extranjeros, a la vez que recortaba las pensiones de la gran mayoría de empleados públicos en 2003 y 2004. Las regresivas políticas en materia de salarios mínimos no tiene nada que ver con el plan "salvación de la seguridad social", tal como proclama demagógicamente Lula, sino que se trata de la acumulación de un excedente presupuestario exorbitante con el cual pagar a los poseedores de bonos del Estado, que es una de las primeras prioridades de este gabinete representante de los grandes negocios. Las políticas sociales compensatorias (Programa Hambre Cero) proclamadas por Lula han resultado ser un fracaso total y absoluto. Las cestas de la compra apenas han alcanzado al 10% de la población que sufren desnutrición. El Programa está administrado por los principales jefes políticos locales del partido de Lula y está plagado de corrupción, favoritismo político e ineptitud burocrática. Frei Betto, amigo personal de Lula y principal defensor del Programa Hambre Cero, dimitió y, según algunos de sus amigos y asociados, deplora profundamente la forma cómo se está llevando el Programa y su escaso impacto. La brecha entre las deterioradas condiciones sociales y educativas y las pretensiones de gasto del gobierno de Lula se manifiestan en las frecuentes huelgas de enseñantes, trabajadores médicos y sociales, y estudiantes y pacientes, en demanda de mejores condiciones laborales, de mejores salarios y de limitación de las subvenciones al sector privado. Los economistas aseguran que los costes administrativos de alto nivel, la incompetencia burocrática de los responsables nombrados por Lula -que hace que mucha parte de los fondos asignados no serían distribuidos- y los sistemas de subcontratación, que se hallan en manos amiguetes políticos corruptos, consumen la mayor parte de los gastos sociales. El Banco Nacional de Desarrollo de Brasil (BNDES) era el encargado de promover una "nueva política industrial", en oposición al "neoliberalismo". Carlos Lessa, ex director y uno de los más respetados economistas keynesianos de Brasil, dimitió de su puesto recientemente precisamente porque consideraba imposible llevar acabo una estrategia industrial nacional en el contexto de las políticas neoliberales dictadas por los Ministerios de Finanzas y Comercio y por el Banco Central.

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El nuevo director, Guido Mantega, es un gacetillero político, capaz de utilizar una retórica estatalista a la vez que financia los cada vez más grandes conglomerados, nacionales y extranjeros, que dominan la economía brasileña. Las tasas de quiebra entre los pequeños y medianos agricultores e industriales han alcanzado niveles cada vez más altos y se espera que se acelere gracias a las políticas de libre mercado de Palocci, Furlan y compañía. La pólítica exterior de Lula En materia de política exterior, el gobierno de Lula ha indicado repetidamente que está totalmente a favor de la generalización del libre mercado. La principal crítica del gobierno contra el ALCA consiste en acusar a Estados Unidos de no suprimir sus subvenciones a las exportaciones agrícolas y de restringir las cuotas a las exportaciones agrícolas y siderúrgicas brasileñas. Por lo que respecta a Brasíl, ésta fue la principal disputa dirimida en Cancún. En posteriores reuniones celebradas entre el ministro de Asuntos Exteriores, Amorin, y el representante del Ministerio de Comercio estadounidense, Zoelnick, acordaron continuar las conversaciones con el fin de reducir las diferencias en el marco de un acuerdo general dentro del ALCA que Amorin calificó de "ALCA bajo en calorías". Todo ello esta documentado públicamente, aunque los apologistas de Lula pasan por alto estas cuestiones cuando aseguran que Brasil socava el ALCA, afirmación que sorprende a casi todos los funcionarios brasileños especialistas en comercio. Lula ha dado su apoyo a la actual puesta en práctica del ALCA país por país que está realizando el gobierno de Estados Unidos, mediante acuerdos bilaterales con Perú, Chile, Ecuador y Colombia. La decisión del gobierno de Lula de enviar 1.500 soldados a Haití en 2004, con el fin de defender a un gobierno títere e ilegal impuesto por las armas de Estados Unidos es una clara indicación de la oportunista política de Brasil, consistente en dar satisfacción a los intereses hegemónicos estadounidenses con objeto de lograr el apoyo de este país para conseguir un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Un general brasileño manda las fuerzas de ocupación en Haití siguiendo las directrices políticas del Departamento de Estado de EE UU y de los "asesores" del Pentágono. Bajo el mando de este brasileño, docenas de parlamentarios y cargos públicos elegidos que apoyaron al ex presidente Aristide han sido asesinados, heridos o hechos prisioneros por las nuevas fuerzas policiales, militares y paramilitares "reformadas". Centenares de seguidores de Aristide habitantes de los barrios de chabolas han sido asesinados, y en dichos barrios reina el terror. Los principales grupos independientes de derechos humanos y la mayor parte de los activistas sociales han condenado las violaciones a los derechos humanos que tienen lugar bajo el régimen títere y la fuerza de paz que mandan los brasileños, enviada por las Naciones Unidas. Lula no sólo defendido su papel en esta ocupación colonial sino que ha prometido repetir dicha acción si se lo vuelve a pedir Estados Unidos. En cuanto a las relaciones con Venezuela, hay poco bueno que decir. El ministro de asuntos exteriores de Lula, Amorin, organizó el grupo "Amigos de Venezuela" con el fin de mediar en el conflicto interno entre el gobierno elegido y la oposición autoritaria. Dicho grupo estaba compuesto por países hostiles al presidente electo Chávez, y entre ellos estaba Estados Unidos, que participó, por mediación de la agencia oficial National Endowment for Democracy, y de su aliado sindical AFL-CIO, del embajador estadounidense y de la CIA, en la planificación del golpe contra Chávez. Tanto el presidente Lagos de Chile como Fox de México son neoliberales resueltos que no tiene ninguna afinidad con Chávez. Pero, ¿y Brasil? Brasil legitimó a la oposición golpista mediante su oferta de intermediación entre un presidente elegido y una

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oposición cuyo único objetivo era el derrocamiento del gobierno. Cuando Chávez manifestó sus quejas por la naturaleza sesgada de dicho grupo de "amigos" y pidió la inclusión de otros países menos hostiles, Lula y Amorin lo rechazaron. "Amigos de Venezuela" es un epitafio a un gambito político brasileño decididamente poco amistoso. Alternativas reales ¿Cuáles son las alternativas reales a las políticas neoliberales de Lula y su gobierno? En primer lugar debemos rechazar cualquier lectura determinista que retire los parámetros de las políticas de las manos de Brasil y los ponga en manos los mercados financieros. Las alternativas comienzan en primer lugar por cambiar la composición del gobierno, los intereses de clase que sirve, su ideología y la composición del Consejo económico y social (dos tercios de cuyos miembros representan a las empresas), así como la coalición con partidos derechistas. Dado un gobierno democrático de izquierdas dotado de una agenda reformista, existe un gran número de alternativas, presentadas por la mayor parte de los principales economistas y portavoces de las organizaciones de la sociedad civil popular de Brasil. En primer lugar, se debería poner un límite o realizar una moratoria del pago de la deuda exterior. En segundo lugar, se deberían aprovechar los beneficios por el cambio de moneda extranjera y establecer una tasa a las exportaciones y ventas de minerales y a sus ingresos. En tercer lugar, se debería imponer una tasa a las transacciones financieras, en particular a las "inversiones" especulativas, introducir una política de recaudación de impuestos efectiva que afecte a los beneficios de capital de los ingresos de la élite brasileña. Asimismo, la nacionalización de las minas, los servicios públicos, las comunicaciones, los bancos y otros sectores lucrativos. Con todo ello el gobierno podría disponer de un fondo de reserva de 100 a 200 millones de dólares por año con el que financiar una reforma agraria que disminuyese el desempleo, tanto el declarado con un encubierto, del 40% a menos del 10% en cuatro años, que incrementase la producción alimentaria para consumo local y que redujese la pobreza (en su mayor parte, pero no exclusivamente, concentrada en el campo), que proporcionase las herramientas (tierra, créditos y asistencia técnica) para una mejora colectiva, en lugar de proporcionar cestas gubernamentales de alimentos para unos pocos. Éstos ingresos añadidos podrían utilizarse para financiar empresas públicas productivas que vinculasen la agricultura y la minería a la industria, añadiendo valor, creando empleos y mejorando el nivel de éstos. La renacionalización podría tener como resultado la obtención de 15.000 millones de dólares en beneficios, que permitirían una reducción en el coste entre los servicios públicos y podría poner la electricidad, el agua potable y la energía al alcance de millones de familias pobres y de pequeñas y medianas empresas privadas. Una política industrial basada en la propiedad pública de sectores económicos estratégicos daría prioridad a la producción de bienes de consumo popular y a la financiación de viviendas, seguridad social, escuelas públicas y otras medidas destinadas a reducir las grotescas desigualdades que siguen creciendo bajo en régimen de Lula (el número de millonarios ha pasado de 76.000 a 85.000 entre 2003 y 2005). No hay evidencia empírica que justifique los supuestos que los "lulistas" manejan para justificar sus políticas pro empresariales y sus nombramientos de altos cargos empresariales. La situación económica de Brasil no estaba en puertas del colapso, estaba estancada; y su posición financiera era vulnerable a los especuladores y ha seguido dependiendo de la entrada de "dinero caliente". El crecimiento del 4,5% en 2004 se basó en gran parte en la volatilidad de los precios de las materias primas.

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Por encima de todo, hay muchas alternativas al sistema de toma de decisiones de arriba abajo que practica Lula, el FMI y sus ministros empresarios. Las organizaciones de la sociedad civil, como el MST, muchas de las organizaciones de base y los sindicatos disidentes de izquierda practican una democracia asamblearia que constituye un "micro modelo" de democracia efectiva. Traducido para Rebelión por J. A. Julián Rebelión

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11 diciembre 2005

Cambio de régimen: En qué circunstancias tiene éxito y en qué circunstancias fracasa James Petras Rebelión Traducido para Rebelión por Sinfo Fernández Introducción ¿Qué sucede con los dirigentes y partidos políticos electos que son derrocados o desestabilizados por fuerzas derechistas auspiciadas por EEUU y posteriormente resultan elegidos de nuevo? ¿Qué efectos tiene el golpe o proceso de desestabilización en las políticas del régimen en la "segunda ronda"? ¿Qué factores influyen en los dirigentes y partidos políticos durante el intervalo de su expulsión y su vuelta al poder? ¿Cuáles son las circunstancias políticas en las que un dirigente político vuelve al poder? ¿Lo hace con un programa más conservador o más radical? A un nivel más teórico, ¿qué factores motivan los cambios que, a tenor de la estrategia imperial, van desde la desestabilización a la aprobación de los puntos de vista de Washington sobre democracia e intervención autoritaria? El presente documento considerará varios estudios de caso que recogen estas preguntas. Dichos estudios se refieren a cuatro países del Caribe (Guyana, Jamaica, Haití y la República Dominicana) y a dos de Sudamérica (Chile y Venezuela). Nos referiremos brevemente a la historia de la experiencia de cada país y después procederemos a analizar los cambios que tuvieron lugar antes de pasar a discutir los determinantes de los mismos. En todos los casos nos centraremos en regímenes de izquierdas que fueron derrocados por elites locales derechistas financiadas y dirigidas por EEUU que, tras un período interino de mayor o menor duración, volvieron al poder con la aquiescencia de EEUU y de su elite local de colaboradores. Guyana El 24 de abril de 1953, en la anteriormente denominada Guyana "Británica", las primeras elecciones generales celebradas mediante sufragio de los mayores de edad dieron una rotunda victoria al izquierdista Partido Progresista Popular (PPP). Obtuvieron 18 de los 24 escaños del Consejo Legislativo. Bajo el liderazgo de Cheddi Jagan, el PPP empezó a llevar a cabo un programa descolonizador, de libertades democráticas y de legislación social en beneficio de los trabajadores. El gobierno Jagan abolió las medidas represivas que limitaban la libertad de expresión, de reunión y de información, aprobó una legislación sobre relaciones laborales que obligaba a los empresarios a negociar con los sindicatos mayoritarios y a reconocer la negociación colectiva de los derechos de clase dirigida por los sindicatos y promovió numerosas leyes de bienestar social relativas a sanidad, educación y patrimonio nacional. Igualmente importante fue la actitud de Jagan durante la Guerra Fría Jagan rechazando la postura anti-soviética de la OTAN. Menos de cinco meses después (9 de octubre de 1953), con un fuerte apoyo de Washington, el gobierno británico invadió Guyana, suspendió la constitución, destituyó al gobierno del PPP, declaró el "estado de emergencia", encarceló y disparó contra miles de personas y prohibió la mayor parte de las organizaciones de masas. El gobierno británico impuso un gobierno interino de unos tres años y medio. En agosto de 1957, se celebraron elecciones generales bajo una constitución muy restrictiva. A pesar de las persecuciones, represiones e intervenciones escandalosas, el PPP ganó 9 de los 14 escaños y Cheddi Jagan se

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convirtió en Primer Ministro. Entre 1957-1961, el PPP gobernó bajo el ojo vigilante del gobierno británico. En las elecciones generales de agosto de 1961, el PPP ganó 20 de los 34 escaños de la Asamblea Legislativa. Entre 1961 y 1964, el gobierno Jagan intentó limitar el poder de las corporaciones multinacionales, aumentando los impuestos sobre sus beneficios a la vez que promovía una mayor propiedad pública y control de la economía para poder financiar su programa de bienestar social. También se identificó estrechamente con el Movimiento de los No Alineados. Ante estas actuaciones, EEUU puso en marcha y financió a toda velocidad un plan de desestabilización, creando conflictos políticos para provocar división racial, daños en la economía mediante determinadas actuaciones de los sindicatos, disturbios y continua violencia callejera, todo lo cual obligó a Jagan a abandonar el poder. Posteriormente, diversas elecciones amañadas mantuvieron fuera del poder a Jagan durante casi treinta años (1964-1992). En 1993, el PPP volvió al poder. Chaddi Jagan suscribió entonces un ‘programa de ajuste estructural’ del FMI, se manifestó y actuó a favor de la agenda neo-liberal de libre mercado y privatización de empresas públicas y contuvo los salarios pero no así los beneficios. Jamaica En 1972, Michael Manley y su partido, el PNP barrió en las elecciones celebradas en Jamaica, con un programa que postulaba una mayor independencia, socialismo democrático, reforma de la tierra –incluida la expropiación de las zonas azucareras de propiedad extranjera- e impuestos más altos sobre las corporaciones multinacionales del sector de la bauxita. A pesar de las presiones cada vez mayores del FMI, de las corporaciones multinacionales, del Banco Mundial y de la CIA a través de la financiación por parte de la AFL-CIO Ф del derechista Partido del Trabajo Jamaicano, Manley y el PNP fueron reelegidos en 1976. Durante su segundo mandato, el gobierno de Manley procedió a nacionalizar sectores de la industria de la bauxita, desarrolló y profundizó lazos diplomáticos y acuerdos socio-económicos con Cuba y se mostró cada vez más crítico con la intervención imperialista estadounidense en el Tercer Mundo, concretamente en los casos de Chile, Angola y algún lugar más. De 1976 a 1980, la CIA se embarcó en un amplio programa de desestabilización, proporcionando financiación y pistolas a las bandas bajo control del derechista Partido del Trabajo. Los EEUU, a través de sus representantes en el FMI y en el Banco Mundial, bloquearon los préstamos y comprometieron gravemente la posición de Jamaica en los mercados de capital. Miles de personas fueron asesinadas, los barrios se convirtieron en galerías de tiro al blanco, se multiplicó el narcotráfico, la economía se vino abajo y el pueblo sufrió graves privaciones e inseguridad. En aquella época Washington dedicó sumas importantes a financiar la derrota de Manley en las elecciones de 1980. Seaga se convirtió en Primer Ministro y procedió a privatizar las empresas nacionalizadas, a distanciar a Jamaica de Cuba y a ir a remolque de la línea que marcaba EEUU en las instancias internacionales. Como recompensa, Washington volvió a abrir el grifo de las instituciones financieras internacionales (IFI). Nueve años de políticas neo-liberales polarizaron profundamente a la sociedad jamaicana y prepararon el terreno para la vuelta al poder de Manley en las elecciones de 1989. Una vez en el poder, Manley abandonó las políticas de "socialismo democrático", sustituyéndolas por las políticas neo-liberales "basadas en el mercado" del desacreditado régimen de Seaga, hasta que se jubiló en 1992 por razones de salud. Chile En 1970, una coalición de partidos de izquierda (Unidad Popular) dirigida por Salvador Allende ganó las elecciones presidenciales en Chile. Su gobierno procedió a ampliar y

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profundizar la legislación sobre reforma agraria, a sindicar a los trabajadores rurales y las asambleas vecinales. El Gobierno se aseguró el apoyo unánime del Congreso para nacionalizar las minas de cobre de las que se había apropiado EEUU. Esas actuaciones fueron seguidas de una legislación que permitía que el gobierno comprara los bancos privados a fin de canalizar crédito público hacia las empresas productivas. Tras fuertes presiones de la clase trabajadora, el gobierno intervino industrias estratégicas que se habían manifestado conformes con los cierres patronales diseñados para desestabilizar el gobierno. Se incrementaron sustancialmente los presupuestos de educación y sanidad, así como los sueldos y el salario mínimo interprofesional de forma proporcional al aumento de los ingresos nacionales. Finalmente, el gobierno desarrolló el comercio y las relaciones diplomáticas con Cuba y trabajó estrechamente con el Movimiento de los No Alineados. Incluso antes de que Allende fuera elegido, EEUU había financiado a candidatos de la oposición; tras la elección, trató de sobornar al Congreso para que apoyara al candidato perdedor. Posteriormente, el gobierno estadounidense, dirigido por el Presidente Nixon y el Asesor para la Seguridad Nacional Kissinger, lanzó una campaña de desestabilización a gran escala, financiando grupos terroristas, propietarios de empresas de transporte, empresarios y oficiales militares para conseguir destrozar la economía. Cuando vieron que no lograban desalojar al gobierno del poder mediante desestabilización, los EEUU pasaron a apoyar un golpe militar en septiembre de 1973. Después de esta acción, EEUU abrió el grifo a fin de que llegara ayuda financiera masiva para que la dictadura de Pinochet pudiera encarcelar, torturar, asesinar y forzar al exilio a cientos de miles de chilenos. El régimen militar privatizó la mayoría de las empresas públicas y revocó todas las reformas sociales. Tras 17 años de dictadura, una coalición de demócrata-cristianos y de socialistas ganaron en 1989 las primeras elecciones presidenciales. La coalición aceptó trabajar dentro de la constitución elaborada por la dictadura, profundizando y ampliando sus políticas neo-liberales de libre mercado, privatizando casi todas las empresas públicas que quedaban, defendiendo la legislación restrictiva laboral existente y promoviendo políticas que agrandaban las vastas desigualdades entre multimillonarios y clase trabajadora. En política exterior, el régimen apoyó las posiciones de EEUU en los foros internacionales. Estas políticas continuaron con la elección del ‘socialista’ Ricardo Lagos en el nuevo milenio, incluida la política de impunidad para los militares y policías secretos implicados en crímenes contra la humanidad. Haití En 1990, un sacerdote populista, Jean Bertrand Aristide, fue elegido presidente por un margen de cuatro a uno, con un programa basado en el desmantelamiento de las escuadrones de la muerte y de los militares rapaces, aumentando los impuestos a los ricos y dedicando bastantes fondos a sanidad y educación para los pobres. Aristide dio prioridad a la promoción de la inversión pública en la economía productiva, consiguiendo aumentar así el consumo de masas a nivel local y la participación popular a través de organizaciones sociales, especialmente de los comités de barrio. En política exterior, el gobierno prometió desarrollar las relaciones económicas y diplomáticas con todos los gobiernos, incluida Cuba. Menos de un año después (en 1991), Aristide fue derrocado por una junta militar a cuyo frente estaba el General Cedras, respaldado por la CIA. De 1991 a 1994, la dictadura llevó a cabo una represión masiva, asesinando a miles de personas y obligando a decenas de miles a salir del país, sobre todo hacia la costa de Florida. En el interior de Haití, a principios de 1993, una resistencia popular masiva amenazó con derrocar la junta. Washington intervino y el régimen militar soltó el poder ante los ocupantes estadounidenses que invadieron el país, impidiendo el flujo masivo de emigrantes y las movilizaciones populares. En Washington, el Departamento de Estado impuso a Aristide severas exigencias neo-liberales como

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condición para que pudiera regresar. Aristide volvió al poder en 1994, donde se le permitió mantenerse sólo un año con el dudoso argumento de que su interrumpido mandato, que había empezado en 1990, terminaba en 1995. Con el respaldo de Aristide, Rene Preval fue elegido presidente en 1995. En noviembre del 2000, Aristide fue elegido presidente para un segundo mandato no consecutivo. A pesar del apoyo de la mayoría de los observadores internacionales, EEUU rechazó aceptar la victoria electoral de Aristide, poniendo en marcha una campaña de desestabilización. Aristide renunció parcialmente a la mayor parte de los contenidos de su anterior programa populista, pero mantuvo los lazos diplomáticos con Cuba, se negó a privatizar empresas estratégicas de propiedad pública y conservó el apoyo masivo de la mayoría de los inmensos barrios bajos urbanos y los empobrecidos haitianos del campo. En 2004, EEUU invadió Haití y secuestró a Aristide en connivencia con antiguos oficiales militares, dirigentes de los escuadrones de la muerte y la oligarquía local. Se mató, encarceló e hirió a miles de personas. EEUU se aseguró la ocupación colonial reclutando fuerzas militares de Uruguay, Argentina, Brasil y Chile. El ejército ocupante fue encabezado por un general brasileño, bajo la dirección ‘formal’ de un chileno, Gabriel Valdés. Aristide se vio forzado a exiliarse en Africa. República Dominicana En 1962, Juan Bosch, fundador del socialdemócrata Partido Revolucionario Dominicano (PRD) fue elegido Presidente casi tres décadas después de la dictadura de Trujillo, que había contado con el apoyo de EEUU. En 1963, Bosch fue derrocado mediante un golpe militar apoyado por la CIA, tomando el poder un triunvirato dictatorial. En 1965, un levantamiento popular de masas cívico-militar derrocó la dictadura para restaurar el elegido democráticamente gobierno de Bosch. El Presidente Johnson despachó a 300.000 soldados estadounidenses para invadir y ocupar la isla. Con el respaldo de EEUU, un antiguo protegido de Trujillo, Joaquín Balaguer, ganó unas elecciones amañadas durante las cuales cientos de seguidores de Bosch fueron intimidados: asesinados, encarcelados y exiliados. Durante los años de Balaguer los escuadrones de la muerte ejecutaron a numerosos activistas de izquierdas, dirigentes de sindicatos y seguidores de Bosh. Doce años después (1978), fue elegido presidente Silvestre Antonio Guzman, un empresario y candidato del PRD. Aparte de ampliar las libertades de prensa y de liberar a unos 200 prisioneros políticos, no se llevaron a cabo reformas ni sociales ni económicas. Guzman adoptó la agenda neo-liberal. En 1980, fue elegido Jorge Blanco, también del PRD. Continuó con la privatización de empresas públicas, fomentando e implicándose en la corrupción masiva, por lo que más tarde se le procesó y juzgó en ausencia. El PRD aplicó religiosamente las medidas de austeridad prescritas por el FMI, incluyendo aumentos de precios en productos básicos y petróleo, a la vez que congelaba sueldos y salarios. Todo ello hizo que se generalizaran los disturbios masivos por todo el país. Tras la re-elección de Balaguer en 1986, Juan Bosch disputó las elecciones presidenciales en 1990. Continuando con una plataforma esencialmente neo-liberal para el PLD, Bosch se aseguró la mayoría de votos pero no consiguió ganar las elecciones debido al fraude masivo que se produjo, legitimado y confirmado por el Departamento de Estado de EEUU y la Fundación James Carter. En 1996, resultó elegido Lionel Fernández, un cercano asociado de Bosch, con un programa neo-liberal ortodoxo. Venezuela Hugo Chavez fue elegido Presidente de Venezuela en 1998 tras una victoria electoral arrolladora. A lo largo de los cinco años siguientes, Chavez celebró varios referendum y elecciones con objeto de que una asamblea constituyente reformara y democratizara la constitución, pusiera fin a la omnipresente corrupción y promoviera reformas

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sociales. La coalición política que respaldaba a Chavez barrió en las elecciones para el Congreso, en las municipales y en las estatales. Chavez puso en marcha una serie de modestos incrementos presupuestarios en gastos sociales, un programa suave de reforma agraria en 2001 y una política exterior independiente que criticó la invasión estadounidense de Iraq y Afganistán, se opuso a la militarización por parte de EEUU del conflicto colombiano ("Plan Colombia") y a la "guerra contra el terrorismo" de Bush. En abril de 2002, EEUU apoyó un golpe dirigido por militares y oligarquía, que derrocó a Chavez e instaló un régimen clientelista que procedió a suprimir todas las instituciones electas. En 48 horas, una marcha de un millón de personas, apoyada por oficiales militares defensores de la constitución, restauró en el poder al democráticamente elegido Presidente Chavez. De diciembre de 2002 a febrero de 2003, los EEUU financiaron los cierres de empresas de las grandes patronales y la paralización de la industria petrolífera en un esfuerzo por obligar a dimitir al Presidente Chavez. La AFL-CIO, el National Endowment for Democracy y el Departamento de Estado a través de la Agency for International Development (AID) se dedicaron a financiar, en sus esfuerzos desestabilizadores, a la corrupta federación de sindicatos y a numerosas ONG. Con un respaldo popular masivo y el apoyo de los militares, la campaña de desestabilización se vino abajo y los dirigentes y seguidores del cierre patronal fueron despedidos. Desde comienzos de 2003 y hasta la actualidad (2005), Chavez ha ido adoptando una serie de medidas que profundizaban y ampliaban su programa de reformas sociales. La reforma agraria procedió a instalar en la tierra a unas 100.000 familias a través de una serie de aceleradas expropiaciones de grandes extensiones de haciendas infrautilizadas. Se subieron los impuestos que pagaban las compañías petrolíferas de propiedad extranjera y se renegociaron los contratos, todo ello con objeto de aumentar el patrimonio del sector público. Miles de cooperativas de productores y consumidores recibieron préstamos a bajo interés para que pudieran optimizar a sus empresas. La atención médica gratuita se extendió al 65% de la población, cubriendo completamente las necesidades de las clases más desfavorecidas. Se organizaron programas de extensión educativa y alfabetización masiva por todo el país. Venezuela profundizó sus lazos económicos y políticos con Cuba y aumentó el envío de petróleo bajo subsidio a sus vecinos del Caribe y Centroamérica. Venezuela diversificó su comercio para incluir a China, Irán, Rusia, Francia, así como también Argentina y Brasil, presentando una propuesta alternativa a la de ALCA (Área Libre de Comercio de las Américas) de EEUU. Desde que se produjeron el golpe y los cierres patronales, Venezuela y Chavez se han convertido en una clara alternativa a EEUU en Iberoamérica. Análisis: El Impacto de los Golpes de Estado y la Restauración en el Poder Está claro que los golpes de estado que EEUU propició consiguieron, por lo general, que dirigentes y partidos políticos de centro-izquierda se volvieran menos radicales, con la notable excepción del Presidente Chavez. La pregunta que cabría hacerse es: ¿Qué es lo que produce la pérdida de radicalización en la mayoría de los contextos y no la produce en otros? Uno de los determinantes clave de la pérdida de radicalización de los anteriormente progresistas dirigentes políticos fue la forma en la que abandonaron el poder: en todos los casos, los dirigentes depuestos o huyeron a embajadas de países capitalistas occidentales (Lagos en Chile), o aceptaron sencillamente la derrota debido a la desestabilización, convirtiéndose en una impotente oposición electoral durante un período prolongado de tiempo (Manley, Jagan, Bosch), o aceptaron residir en EEUU (Aristide). En todos estos casos, esos líderes abandonaron las luchas sociales del conjunto de sus partidarios y la defensa de sus programas y empezaron a negociar con los poderes que les habían derrocado. El segundo determinante del proceso de pérdida de radicalización vino conformado por

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el prolongado período fuera del poder y, en algunos casos, fuera del país, pero más específicamente fuera del contacto con los graves sufrimientos de sus empobrecidos seguidores. La mayoría vivieron confortablemente en el exilio con los subsidios de potencias europeas o de otros lugares. Los dirigentes depuestos se comprometieron levemente a organizar a sus seguidores, pero no se implicaron en las luchas de masas ni en la educación política para dar a conocer las limitaciones de las democracias capitalistas a la hora de emprender cambios sociales radicales. Enfrentados a la necesidad de examinar de forma crítica su expulsión del poder por la intervención imperialista, esos líderes progresistas tuvieron que enfrentarse con dos líneas de debate opuestas. Por un lado, estaban quienes argumentaban que el programa de reformas de su régimen era demasiado radical, teniendo en cuenta el papel dominante del imperialismo de EEUU y sus vínculos con los militares y, por tanto, la única opción "práctica" era renunciar a las reformas socio-económicas a cambio de poder político. La segunda línea de razonamiento se basaba en que el programa de reformas no era lo suficientemente radical, ya que no se debió confiar en los militares ni en los compromisos y negociaciones con las elites, y en que faltó voluntad para reconocer la amenaza que suponían los EEUU. La crítica radical argumentaba que el régimen debería haber debilitado la intervención imperial expropiando a sus cómplices entre las elites locales, reorganizando las fuerzas armadas, creando una nueva milicia popular y reforzando las medidas de seguridad. Al final, todos los dirigentes progresistas (excepto el Presidente Chavez) eligieron la línea conservadora de razonamiento y la adaptación posterior al programa de Washington. La pregunta que cabe hacerse es por qué. Tras su regreso al poder, dos fueron los factores que jugaron papeles cruciales en el "giro" de los ex progresistas y ex izquierdistas hacia políticas de centro-derecha y neo-liberales. Un factor importante fue la debilidad de la lucha interna –muy comprometida en los sectores más pobres de su base social-, lo que indicó a los dirigentes que el camino hasta el poder político iba a ser largo y lleno de dificultades. Esta percepción era egoísta y circular en una gran parte; al igual que los parlamentarios que les habían precedido, hicieron muy poco para dirigir u organizar al pueblo llano. El segundo determinante era la fortaleza relativa de los seguidores externos de los depuestos partidos y dirigentes. Muy pocas fundaciones europeas social-demócratas ofrecieron subsidios y ayuda financiera a aquellos sectores y dirigentes de los partidos que prescindieron de sus anteriores programas progresistas y adoptaron la noción de democracia de libre mercado: recuperaron el acceso al poder político a cambio de un modelo centrado en el imperio y en el desarrollo capitalista. Como anfitriones de dirigentes "exiliados" (a la fuerza o autoexiliados), los EEUU y los europeos vieron que sus huéspedes recibían visitas de catedráticos, establecían compromisos y seminarios en universidades prestigiosas y en importantes foros mundiales, think tanks, fundaciones y ministerios oficiales. En otras palabras, dirigentes y partidos fueron adoctrinados y vueltos a socializar para que consideraran, desde la perspectiva de sus anfitriones imperiales, sus dilemas políticos y opciones, y fueron recompensados por compartir sus valores, diálogos e ideas. Las recompensas adoptaron dos formas: sobornos inmediatos en términos de pagos monetarios, estatus (reconocimiento político y social por los poderes imperantes) y recompensas futuras mediante apoyo imperial o neutralidad en su intento de recuperar el poder político. La eficacia de EEUU y los anfitriones imperiales europeos arraigó en las prioridades políticas de los dirigentes depuestos. Debido a que todos ellos eran políticos parlamentarios que tendían a dar mucha prioridad a la política electoral y a volver al poder político por encima de sus progresistas programas socio-económicos originales, se mostraban receptivos ante una operación política que les volvía a insertar en el poder presidencial, con la condición de mantener la estructura social existente y las fuerzas de seguridad impuestas por la intervención imperial y sus clientes.

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El proceso de pérdida de radicalización ilustra la forma en que una secuencia a base de fuertes intervenciones y flexibles concesiones políticas por parte del imperio hacen descarrilar a partidos y dirigentes electorales progresistas y los convierten en clientes neo-liberales de dicho imperio. Los medios de comunicación, periodistas, académicos y asesores políticos confunden el proceso de pérdida de radicalización y la marea de cambio de programas que sobrevienen al designar a antiguos partidos y dirigentes políticos con una etiqueta de pasado progresista que no tiene ningún valor cognitivo. De ahí la referencia a uno de los más extremados neo-liberales de Iberoamérica, el Presidente Ricardo Lagos como un "centro-izquierdista". Los mismos calificativos equivocados se aplicaron en su época a Manley, Jagan, Aristide y Bosh, incluso cuando llevaban a cabo los conservadores programas socio-económicos del FMI. Esto no se produjo simplemente por una cuestión de ignorancia. Para los objetivos propagandísticos era útil reforzar las "credenciales progresistas" de los regímenes neo-liberales ante las audiencias de allende los mares, "demostrando" así que incluso los dirigentes "radicales" del Tercer Mundo estaban adoptando el programa de libre mercado. La derecha ha buscado siempre "cartas de recomendación" de antiguos dirigentes izquierdistas para dotar de legitimidad sus impopulares políticas de desarrollo centradas en el imperio, encontrándoles utilidad al emplearles como propagandistas con frecuencia, ya que están familiarizados con el lenguaje de la izquierda. Venezuela: la Excepción a la Regla La vuelta del Presidente Chavez al poder estuvo marcada por un giro significativo a la izquierda. Reemplazó a cientos de oficiales militares proclives a EEUU y a antiguos ejecutivos de la compañía estatal petrolífera, y auspició la formación de una confederación sindical alternativa que eclipsó con rapidez a la confederación subsidiada por EEUU. La radicalización social, política y diplomática del gobierno de Chavez tras su vuelta al poder fue consecuencia del transformado contexto político. En primer lugar, como Presidente electo, Chavez se comprometió profundamente con la movilización de masas, la educación política y la comunicación directa con el inmenso ejército de desfavorecidos de los barrios de chabolas que rodeaban Caracas y otras ciudades importantes. No hubo una brusca diferencia entre la política electoral de Chavez y sus campañas de educación política de masas entre elecciones. En segundo lugar, el conflicto entró con rapidez en una deriva internacional con la visible intervención de EEUU contra Chavez en nombre de las elites privilegiadas. En tercer lugar, las divisiones raciales coincidieron con la polarización de clase y anti-imperio: Los partidarios de Chavez eran de color, pobres y nacionalistas; los opositores blancos, ricos y pro-EEUU. En cuarto lugar, Chavez como antiguo oficial militar se había asegurado la lealtad política de un sector importante del liderazgo militar con mando en tropa y deseosos de luchar junto a la mayoría electoral en contra de los golpistas civiles y militares apoyados por EEUU. Finalmente, en cuanto al golpe, como se supo que Chavez había rechazado darse por vencido o presentar su dimisión, se convirtió en un símbolo de resistencia desde el principio. En otras palabras, los golpistas, cuando vieron que tenían que enfrentarse con un levantamiento popular de millones de gentes marchando hacia el palacio presidencial respaldados por una mayoría importante de las fuerzas armadas, renunciaron rápidamente al poder y se marcharon al exilio. A diferencia de otros presidentes depuestos, Chavez no estuvo fuera del poder más de 48 horas y no pasó tiempo exiliado (fue un prisionero político breve) como impotente opositor parlamentario. Chavez volvió al calor de un levantamiento de masas triunfante basado en una intensa polarización de clase, que sirvió para debilitar las presiones de la derecha política e incrementar las luchas por las reformas sociales desde la izquierda popular. El segundo intento de golpe a través de los cierres de las grandes patronales desde diciembre de 2002 a febrero de 2003 también fue derrotado

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y además debilitó sus derechos económicos pero elevó las demandas de clase de los partidarios de Chavez entre las clases bajas rurales y urbanas. Con una derecha políticamente decapitada, unos EEUU temporalmente derrotados y una masa movilizada de desfavorecidos, Chavez respondió aumentando el gasto social y la financiación pública de almacenes populares, cooperativas, reforma agraria y promoción de reserva de milicias populares en los barrios bajos. Dentro del movimiento Chavez, las fracciones más conservadoras habían desertado y se habían pasado a los golpistas durante 2002-2003; el resultado fue el advenimiento al poder de los titulares del poder social-demócratas y de dirigentes de masas izquierdistas radicales. Derrotar a los golpistas respaldados por EEUU mediante la movilización de masas vía acción directa extra-parlamentaria, libre de "pactos" con los EEUU o las oligarquías internas, aseguró que la restauración de Chavez llevara a radicalizar su programa soco-económico. El golpe en contra de Chavez fue corto y sin consecuencias, estructuralmente hablando. El golpe al régimen no pudo reprimir violentamente, ni aterrorizar ni atomizar la base de las masas chapistas, ni levantar un Nuevo Orden "irreversible" de firmas públicas privatizadas y estrechar lazos financieros con Wall Street. El breve intento de desmantelar las instituciones representativas del estado y de la sociedad civil fueron revocadas con rapidez, y sus autores desacreditados políticamente a los ojos de la mayor parte del público democrático. Conclusión Los estudios de caso históricos sobre "cambio de régimen" como producto de las campañas de desestabilización, invasiones y golpes sugiere que los resultados discrepantes dependen de la naturaleza de los regímenes escogidos, sus vínculos con el pueblo y posmilitares, sus prioridades políticas, la duración del tiempo fuera del poder y las naciones anfitrionas en las que pasen la época en que estén fuera del poder. En aquellos casos donde partidos y dirigentes progresistas estrictamente electorales abandonan el poder, tienen pocos vínculos importantes y continuados con su base de población y los militares, pasen una época larga como "huéspedes" en países imperiales y disfrutan de subsidios de donantes liberales, es muy probable que al volver a ocupar la Presidencia adopten políticas dirigidas por el imperio a cambio de mantenerse en el poder. En el "caso excepcional" de Venezuela, donde la movilización electoral y política de las masas unió identidades nacionales, de raza y clase en políticas y vínculos democráticos con oficiales militares constitucionales, el cambio de régimen orquestado por EEUU fracasó en un doble sentido: No sólo fracasó en cuanto a reemplazar un gobierno titular democrático sino que además radicalizó su programa y prácticas sociales. El "cambio de régimen" puede ser claramente una espada de doble filo; más exitoso contra regímenes electorales formales, pero mucho menos cuando va contra gobiernos y movimientos políticos con fuertes raíces en las masas, con vínculos con las mayorías populares y el poder militar. (Quiero expresar mi agradecimiento al Profesor Dennis Canterbury por su ayuda a la hora de recopilar datos sobre los regímenes caribeños).

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14 diciembre 2005

Un nuevo momento crucial

Elecciones venezolanas: ¡Chávez gana, los Estados Unidos pierden (de nuevo)! James Petras Rebelión Traducido del inglés para Rebelión por Carlos Sanchis y revisado por Manuel Talens Las elecciones venezolanas al congreso del 4 de diciembre de 2005 marcan un momento crucial en la política interior y en las relaciones entre los Estados Unidos y Venezuela. El partido del presidente Chávez, el Movimiento de la Quinta República, ganó aproximadamente el 68% de los escaños del congreso y con otros partidos progubernamentales, se repartió a todos los representantes. La concurrencia a las elecciones del congreso sin una campaña presidencial fue del 25%. El porcentaje a favor Chávez excede la mayoría afianzada en anteriores elecciones al congreso en 1998 (el 11,24%) y en 2000 (el 17%). Si comparamos la participación de votantes con los comicios más recientes, que incluyeron a la oposición (los municipales de agosto de 2005), la campaña por la abstención únicamente logró un 6% en el aumento de ciudadanos que escogieron no votar (del 69% al 75%). La afirmación estadounidense de que la baja participación fue resultado del boicot de la oposición respaldada por los EE.UU. es claramente falsa. El argumento de que ese nivel de participación permite poner en entredicho la legitimidad de las elecciones no se sostiene, porque si se aplicase a cualquiera de las elecciones al congreso, municipales y a gobernador que tienen lugar en los Estados Unidos "fuera de año electoral", muchas de ellas perderían la legitimidad. Uno de los aspectos más llamativos de las elecciones fue la altamente polarizada participación del electorado: en los barrios de la elite y la clase media alta la participación estuvo por debajo del 10%, mientras que en los numerosos barrios populares, la BBC informó de colas que esperaban para emitir sus papeletas de voto. Con cerca de la mayoría de los pobres como votantes y más del 90% de los votos a favor del partido de Chávez y de una legislatura totalmente chavista, queda abierta la vía para una nueva y más progresista legislación, sin las tácticas de obstruccionismo de una oposición virulenta. Esto debe llevar a medidas que aceleren la expropiación de los latifundios y de las fábricas en quiebra y cerradas, así como a nuevas e importantes inversiones sociales y en infraestructuras. También es posible que una nueva enmienda constitucional permita un tercer mandato al presidente Chávez. Washington: la estrategia del "todo o nada" La administración Bush (con el apoyo del Congreso demócrata) se ha lanzado a una desesperada política de "casino", con una estrategia del "todo o nada", en lugar de incrementar gradualmente su oposición. Washington empujó a su confederación sindical clientelista (CTV) (con apoyo financiero y "asesoramiento" del AFL-CIO) a una huelga general en 2001 que fracasó y que, eventualmente, llevó a la formación de una nueva confederación que ha reducido la CTV a un aparato impotente. En abril de 2002, los EE.UU. respaldaron un golpe militar que fue derrotado en 47 horas por un levantamiento popular masivo, apoyado por los oficiales militares constitucionalistas, que tuvo como consecuencia la retirada forzosa del ejército de centenares de oficiales favorables a los EE.UU. De diciembre de 2002 a febrero de 2003, funcionarios respaldados por los EE.UU. y su entorno en la compañía estatal de petróleo, PDVS, organizaron un cierre patronal y paralizaron la economía de forma temporal.

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Trabajadores e ingenieros leales, apoyados por el gobierno, rompieron el cierre patronal y todos los principales funcionarios y empleados que se habían implicado en el mismo fueron despedidos, lo cual tuvo como consecuencia un redireccionamiento de las rentas del petróleo desde la clase alta a los pobres. Además, los EE.UU. canalizaron millones a raudales a través del National Endowment for Democracy hacia una ONG, "Súmate", para financiar un referéndum que revocara a Chávez en el 2004. El referéndum cayó derrotado por 16 puntos de margen (el 58% contra el 42%), lo cual llevó a la desmoralización, apatía y despolitización de los votantes de la derecha. En la reciente campaña al congreso, dado que las encuestas predecían otra derrota electoral masiva, Washington presionó a sus ONG y a su clientela política para que se retirase de las urnas y pidiese la abstención, con el resultado referido: la pérdida completa de cualquier esfera institucional de influencia, la marginación de su electorado político y el giro inevitable de la clase empresarial a negociar directamente con los congresistas de Chávez en lugar de hacerlo a través de la oposición. En cada confrontación, Washington ha quemado un grupo clientelista estratégico en su afán por hacerse con el poder estatal en el plazo más corto… Washington se ha negado a ir acumulando poder mediante una estrategia política gradualista desde el interior, a modificar legislaciones por medio de la negociación, a explorar agravios reales o imaginarios y a suavizar la retórica demagógica que caracteriza su política exterior. La política que subyace a las fracasadas astucias de Washington La cuestión básica es ¿por qué persistió Washington en sus fracasadas políticas del todo o nada a pesar de una sucesión de derrotas? A pesar de que existe una continuidad en las políticas del todo o nada, los determinantes de dicha política fueron variando en cada momento. Entre 2001 y 2002, los ideólogos de las guerras múltiples, con la astucia de la lucha contra el terrorismo y el eslogan "O se está con nosotros o se está con los terroristas" (Bush, 23 de septiembre de 2001), estaban determinados a quitarse de en medio el régimen de Chávez. La razón era que el presidente Chávez fue uno de los poquísimos regímenes no comunistas que se opuso a la guerra estadounidense contra Afganistán y condenó el terror estadounidense (Chávez declaró: "No se puede luchar contra ningún terror con terror"). Dado que los extremistas controlaban el poder en Washington, ya en octubre del 2001, un funcionario del Departamento de Estado Estadounidense (Grossman) amenazó a Chávez diciendo que "él y las generaciones futuras (de venezolanos) pagarían" por haberse opuesto a la agresión estadounidense. Junto con el embajador estadounidense Charles Shapiro, los neoconservadores, sobre todo los cubanoestadounidenses en el Departamento de Estado que diseñaron las políticas para Latinoamérica, sobrestimaron su influencia en el ejército venezolano y exageraron el poder de los medios y de la elite empresarial en cuanto a la viabilidad de un golpe militar. La precipitada acción se debió a la entonces cercana invasión de Iraq y la necesidad obsesiva de imponer silencio a la oposición gubernamental extranjera, dada la masiva oposición en los EE.UU. y en Europa a una guerra contra Iraq. El segundo factor que influyó en la persistencia de Washington en sus políticas de todo o nada, en el momento del cierre patronal, fue la futura crisis del petróleo con la invasión de Iraq y los lazos de Chávez con Iraq e Irán a través de su dirección de la OPEP. Tras haber jugado sus "cartas" militares y haber perdido, Washington jugó la del petróleo para debilitar o romper la OPEP y detener así cualquier subida del precio y asegurarse un incremento del flujo de petróleo de Venezuela. Una de las medidas inmediatas impuestas por los golpistas de 47 horas habría sido la de retirarse de la OPEP. Los ejecutivos del cierre patronal petrolero lo habrían hecho efectivo si hubiesen logrado derrocar al gobierno de Chávez. La política del "todo o nada" de Washington también continuó a causa de las crecientes relaciones de Chávez con Cuba. El virulento grupo de presión anticubano y

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sus representantes en el Departamento de Estado, Otto Reich y Roger Noriega, intentaron destruir la alianza estratégica de Cuba con Venezuela, sin que les importase el riesgo que pudiesen correr los clientes estadounidenses en Venezuela, de la misma manera que los defensores de Israel en el Pentágono empujaron a la guerra con Iraq y están preparados para ofrecer apoyo yanqui a un ataque israelí contra Irán sea cual sea el costo para los clientes árabes de Oriente Próximo apoyados por los EE.UU. El tercer factor que formó la política del todo o nada fue la oposición de Chávez al Área de Libre Comercio de las Américas y el creciente apoyo que suscita en Latinoamérica su propuesta Alternativa Bolivariana para la América (ALBA). Los extremistas de Washington consideraron que la hegemonía estadounidense había disminuido en Latinoamérica debido a la infección por una serie de regímenes de centro izquierda "comprados" o influenciados por la oferta venezolana de crudo y financiación petrolera. En realidad ninguno de los regímenes en cuestión (Lula en Brasil, Kirschner en Argentina, Vázquez en Uruguay, etc.) estaba siguiendo de ninguna manera las políticas de bienestar de Chávez o su posición crítica frente al imperialismo estadounidense. Los fracasos estadounidenses en consolidar los gobiernos en Iraq o Afganistán y sus derrotas en la ONU y en la OEA a la hora de aislar a Cuba hicieron que los extremistas, desesperados por una victoria política, adoptasen la estrategia del todo o nada en Venezuela, cada vez con menos apoyo institucional y político, en un juego perdedor que buscaba compensar las derrotas anteriores. Cuanto más débil era la fuerza de su clientela, más chillona era la retórica y menor la resonancia en Venezuela, en Latinoamérica e incluso en el Congreso estadounidense, gracias a la política de Chávez de ofertar petróleo subvencionado para consumidores de bajos ingresos en los EE.UU. El destino poselectoral de la clientela política estadounidense: la oposición venezolana ¿Qué harán los viejos partidos que han boicoteado las elecciones, ahora que se han autoexcluido del Congreso? Los dos mayores partidos, Acción Democrática (AD) y Social Cristiano (COPEI), basaban su fuerza en la influencia del partido y en los puestos gubernamentales para asegurarse activistas y votantes. Sin ellos, el posible aparato del partido podría sobrevivir de la limosna de las falsas ONG estadounidenses (The Democratic and Republican Institutes), pero sin trabajos y beneficios extras sus partidarios buscarán en otro lado y quizá se enganchen en algunos de los grupos políticos más conservadores favorables a Chávez o se retiren de la política o formen un nuevo partido. Chávez tenía razón cuando dijo que estas elecciones significaban el entierro de los partidos tradicionales como contendientes viables para el poder electoral. Algunos, pero no la mayoría de los partidarios políticos de los partidos tradicionales, no están preparados ni les apetece arrojar bombas o la lucha callejera. Sin embargo, algunos de los otros grupos, como el pseudopopulista Partido Primero Justicia y los extremistas del entorno de la ONG Súmate apoyado por Bush y financiado por la National Endowment for Democracy podrían iniciar alguna clase de violencia callejera. No cabe ninguna duda de que la derecha venezolana es incapaz de reproducir las "revoluciones naranjas" de la CIA-Soros en el Cáucaso, y ello por varias razones. Primero, porque el régimen de Chávez tiene una masiva base popular, activa y comprometida, que domina la acción en la calle. Segundo, porque no existe ningún problema en torno al cual la derecha pueda movilizarse y unificarse en un movimiento popular. Los vastos programas de bienestar son populares, la economía está creciendo, los niveles de vida están subiendo, la corrupción no está fuera de control y hay libertad absoluta de reunión, prensa y discurso. Las asociaciones empresariales conservadoras están prosperando cada vez más con los contratos del gobierno y dependen de sus contactos con el partido victorioso en el poder para consumar acuerdos. No es probable que hagan una apuesta arriesgada

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con ONG derrotadas y partidos con una historia de política aventurera fracasada, pues ahora les resulta más fácil ganar dinero, y ello a pesar de sus prejuicios contra el "negro" en los cócteles de sus fiestas privadas. Eso deja dos opciones a la oposición. Los pragmáticos, sobre todo entre la elite empresarial, probablemente tratarán de abrir un diálogo a través del conservador arzobispo de Caracas con el ala más moderada del gobierno de Chávez (los ministerios de economía y finanzas) y con el Congreso para ganar influencia y limitar los cambios desde "dentro". La segunda opción es un giro a la acción violenta extraparlamentaria y el reclutamiento de algunos militares o funcionarios de inteligencia con lealtades ambiguas. Podemos esperar unos pocos atentados, como los que tuvieron lugar el día de las elecciones , la voladura de un oleoducto y un cartucho de dinamita arrojado cerca de una base militar en Caracas. Ninguno de ellos tuvo mayores repercusiones. Una mejora de los comités de vigilancia comunitarios y de las operaciones contraterroristas controlarán a estos extremistas, a pesar del obvio apoyo que reciben de la CIA. Política estadounidense: después de las elecciones Claramente, la estrategia del "todo o nada" ha llevado a la desaparición, desintegración, rechazo y aislamiento de las palancas más significantes del poder que Washington poseía en la sociedad venezolana. Lo que queda son los medios privados de comunicación que todavía pueden montar una formidable campaña de propaganda antigubernamental a favor de EE.UU. Los Estados Unidos. pueden fortalecer y quizá radicalizar su mensaje, jugando la carta del "todo o nada" una vez más, con la esperanza de provocar medidas represivas, bajo la extraña premisa del "cuanto peor, mejor". Ya Thomas Shannon, el Subsecretario Estadounidense de Estado para Asuntos Hemisféricos Occidentales, respondió a la aplastante la victoria electoral de Chávez calificándola de "paso hacia el totalitarismo", un dictamen rechazado por cada país del Norte o del Sur de América, por las Naciones Unidas y por un ejército de observadores de la Unión Europea. Los propagandistas estadounidenses, claramente, no han reconocido el hecho de que es el extremismo lo que los ha llevado al virtual aislamiento total, incluso entre la mayoría de la clientela fiel a EE.UU. en la región. Washington puede intentar presionar a Colombia y a su presidente Uribe para crear conflictos fronterizos, pero eso no va a funcionar. El comercio venezolano-colombiano está creciendo rápidamente y cantidades de 3 mil millones dólares son muy superiores a las del comercio de Colombia con EE.UU. Es más, Venezuela es el mercado más importante de Colombia para productos manufacturados (el 25% del total). Con unos importantes mil millones de dólares, los gaseoductos y oleoductos venezolanos que atraviesan Colombia, apenas hay rancheros, industriales o banqueros que apoyen una incursión colombiana en Venezuela respaldada por EEUU. Washington tiene otras dos palancas: las ONG y los terroristas clandestinos, que pueden intentar sembrar el caos y la destrucción para provocar un golpe o, por lo menos, manifestaciones callejeras. Hay dos problemas que socavan la efectividad de ONG, como Súmate. La dependencia económica de EE.UU. y la falta de una posición independiente ha reducido su legitimidad entre la clase media baja, comerciantes, profesionales y sectores conservadores de empleados públicos. Es más, sus numerosas campañas fracasadas y la pérdida de poder institucional han desmoralizado a aquellos que acudían a las manifestaciones. Eso deja a Washington con sus colegas del todo o nada, los terroristas armados clandestinos que tienen algo de apoyo entre un sector reducido de la elite en forma de casas seguras, acceso a armas y dinero. Sin menospreciar totalmente su capacidad de colocar bombas, el terrorismo es como un bumerang que al fortalecer las demandas populares de mayores medidas de seguridad, favorece la "mano dura". Eso deja una posible intervención directa de EE.UU. A pesar de que los extremistas de Washington son teóricamente capaces, en la práctica les faltan aliados regionales, sus

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recursos políticos están en su punto más débil y la debilidad en la política interior de la administración Bush y el público estadounidense cada vez más contrario a la guerra (e incluso algunos sectores de Congreso) evitan una nueva invasión e implican una guerra prolongada contra un gobierno apoyado por millones de sus ciudadanos, con y sin armas. Sin embargo, dadas las perspectivas combinadas del "todo o nada" y del extremismo en Washington, nada puede excluirse del todo. Congreso debilitado, gobierno de Chávez debilitado Con la desaparición de los partidos, el pluralismo, el debate y la competición política se expresarán en otra parte. Hay numerosos partidos políticos y tendencias que son "pro Chávez", incluso una docena de ellos que pueden ser clasificados como liberal-democráticos, social-liberales, nacionalistas y una variedad de grupos marxistas. Igualmente, en los sectores agrarios e industriales y dentro de los movimientos sociales y sindicatos hay divisiones y competición entre los reformadores, centristas y revolucionarios. Dentro del Congreso y en los ministerios estas tendencias defienden, debaten, proponen y modifican políticas. Y el propio Chávez tiene un lado pragmático "reformista" y un lado revolucionario en su discurso y en su praxis. En otras palabras, la democracia pluralista está viva y goza de buena salud. Las grandes cuestiones entre mercado y estado, propiedad privada y pública, hacendados y campesinos, fábricas autogestionadas y monopolios privados y capital extranjero y nacional se discutirán y se resolverán dentro del manto chavista de tendencias múltiples. El ala moderada o conservadora del chavismo se preocupa por la legitimidad a pesar de las elecciones limpias y certificadas. Probablemente buscarán extender la mano a las personalidades menos extremas, a personajes notables de la iglesia y líderes de los negocios para que anime a una nueva y "razonable" oposición política a neutralizar el guión estadounidense amplificado por los medios locales sobre la deriva hacia el totalitarismo. Los pragmáticos tratarán de mantener la disciplina fiscal y limitarán el gasto social y promoverán la asociación público-privada. Los grupos y partidos centristas tratarán de consolidar el poder político dentro de las instituciones y su electorado, promoviendo reformas graduales y aumentarán el gasto social y distribuirán contratos de la gran infraestructura a la burguesía progresista. Los grupos de izquierda, organizados principalmente en los nuevos sindicatos con orientación de clase, en cooperativas basadas en barrios y comunidades, movimientos sociales campesinos y, sobre todo, en empresas autogestionadas por trabajadores y movimientos, están presionando para una profundización de la estatificación y una inversión mayor en empresas productivas locales, con vistas a reducir el 50% de la población activa que permanece desempleada o subempleada. Al mismo tiempo, atacan selección verticalista de los candidatos electorales. Es probable que surjan conflictos entre los activistas de masas en los barrios y sindicatos y ciertos oportunistas y funcionarios municipales y provinciales corruptos, sobre todo en la asignación de fondos y en el estilo de liderazgo. Chávez está con la izquierda y los movimientos de masas pero no descarta a los pragmáticos que deciden la política macroeconómica ni a los centristas que están intentando institucionalizar el poder político. Todavía es Chávez quien sintetiza las diferentes posiciones, educa al público y proporciona un liderazgo carismático que unifica y mueve todo el movimiento. Es Chávez quien denuncia el imperialismo norteamericano y se reúne con los líderes iraníes y es Chávez quien firma acuerdos económicos con el neoliberal Uribe de Colombia y loa al Lula da Silva de Brasil, el muchacho del póster de Wall Strett, manchado de corrupción. Chávez quiere un amplio debate en su visión del socialismo del siglo XXI, ventas subvencionadas de petróleo a países y pueblos pobres (incluso en los EE.UU.) y aprueba nuevos contratos de explotación del petróleo con las gigantes multinacionales. El apoyo de Washington a la autoinmolación de la oposición venezolana en el congreso

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venezolano abre la puerta a mayores avances en la legislación que favorece trabajos, propiedad pública, reforma agraria, legislación laboral progresista y lazos hacia una mayor integración latinoamericana. La pérdida estadounidense de palancas de poder presenta la mayor oportunidad para reformistas y revolucionarios de aprovechar el momento histórico y no sólo demostrar su capacidad de derrotar al imperio, sino de construir una sociedad socialista incorruptible, democrática, única e igualitaria en la que la masa de la población esté involucrada en la legislación, no simplemente en votar a políticos que pueden o no defender sus mejores intereses. Epílogo El problema de la legitimidad de las elecciones no es una cuestión seria. Los observadores latinoamericanos de las comisiones electorales de numerosos países conservadores han declarado que las elecciones y sus resultados fueron democráticos, transparentes y un reflejo fiel de la voluntad de los electores. Los observadores de la Unión Europea certificaron que las elecciones fueron transparentes. Con respecto a la participación del 25% del censo y la campaña de abstención promovida por la oposición respaldada por EE.UU: en primer lugar, muchos de los que no votaron eran partidarios del presidente Chávez y no lo hicieron por varias razones: a. No vieron ninguna razón para votar, puesto que se suponía la victoria; unas elecciones competitivas habrían movido a votar a muchos de ellos. b. Chávez no concurría. La base de la masa popular es más pro Chávez que partidaria de los partidos chavistas, incluso de su propio Movimiento por la Quinta República. c. Muchas redes partidarias de Chávez se abstuvieron porque no les gustó la manera en la que sus candidatos fueron elegidos (de manera vertical) o no les gustaban sus políticas o su estilo político (corrupción, nepotismo, falta de iniciativa para emprender reformas). d. Muchos de los beneficiarios de las reformas de bienestar público son pasivos porque están acostumbrados a recibir ayuda desde arriba, en lugar de luchar por beneficios desde abajo. El bienestar distribuido de una manera paternalista no anima a la actividad política. En segundo lugar, muchos de los votantes de la oposición no se molestaron en votar debido a la apatía y a la desmoralización tras los recientes fracasos electorales (referéndum, elecciones municipales) y las costosas campañas autodestructivas que los llevaron a pérdidas de trabajo y de sueldos (cierre patronal y golpe). Este grupo de los que se abstuvieron de votar incluye a muchos que, aunque no simpatizan con los partidos de Chávez, se benefician de los programas económicos y rechazan la retórica extremista y la violencia perpetrada por sectores de la oposición. Muchos, si no la mayoría de los que no votaron no eran partidarios de la campaña de abstención de la oposición. No cabe duda de que la participación electoral por lo menos se duplicará en las elecciones presidenciales cuando Chávez se presente a la reelección, aunque la oposición se abstenga o presente un candidato o candidatos.

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Entrevista con James Petras

Decir simplemente "yo soy indígena o vengo de orígenes humildes o populares", no garantiza nada Efraín Chury Iribarne CX36 Radio Centenario Comentarios de James Petras. Lunes 19 de diciembre de 2005 "Obviamente hay una gran masa de personas pobres que no saben bien la historia, los zig zag y medidas mediatizadoras de Evo. No saben que no apoyó los levantamientos, que apoyó a Mesa y después desvió las manifestaciones, el camino electoral, etc. Entonces yo creo que en la masa popular hay una división entre el sector organizado y con conciencia de clase y una masa pobre que se identifica con la simbología de Evo de pobre" Chury: Hoy arrancamos con la elección boliviana y la transformación de Evo Morales como triunfador. Petras: Bueno, hay que ponerlo un poco en perspectiva. Yo no soy persona de celebrar resultados electorales sin dar una mirada cuidadosa porque hemos sido engañados tantas veces por tantos políticos que prometen hacer cambios por el pueblo y después de ser elegidos le dan la espalda. Ahora hay que mirar primero el hecho que muchos dicen que es el primer indígena elegido presidente. En algún sentido es cierto, pero hay que recordar que hace muchos años Bolivia tenía un vicepresidente indígena que compartía la presidencia con un neoliberal y se quedó en el gobierno a pesar de medidas profundamente antipopulares que también se llamaba presidente del pueblo originario. Después, tenemos el caso del cholo en Perú, Toledo ¿recuerdas? que se ponía la chomba, el sombrero indígena, cantaba algunas canciones y realmente se convierte en el peor enemigo del pueblo peruano, que nunca pasó del 10 por ciento de apoyo en los últimos dos años de su presidencia. Y tenemos el caso de Ecuador, donde el gobierno de Gutiérrez llegó al poder con el apoyo de los indígenas, con la Ministra de relaciones externas indígena y varios otros Ministros, y termina un gobierno más pro yankee y pro plan Colombia que todos. Forzosamente los indígenas tenían que salir en el gobierno y después el mismo Gutiérrez estaba derrocado. Segundo: tenemos el ejemplo de Lula, hombre del pueblo supuestamente, que mientras hay 90 millones de pobres en Brasil decide pagar 15 mil millones de dólares al Fondo Monetario en vez de mejorar las condiciones de los pobres, incluso pagando con mucha anticipación. Quiero decir que con decir simplemente "yo soy indígena o vengo de orígenes humildes o populares, no garantiza nada". Y tercer punto, en los últimos dos años es evidente para cualquier observador que no sea ciego, sordo y mudo, que el señor Morales se ha derechizado bastante, oponiéndose a las manifestaciones; no participó en la gran protesta que derrocó a Sánchez de Lozada; apoyó a Mesa hasta que lo echaron los luchadores en el año 2005 y ahora últimamente han hablado de apoyar un capitalismo ridículo que se llama capitalismo andino, supuestamente una variante del capitalismo más simpático para los indios que están explotados en la montaña. Han conversado sin publicidad con el embajador norteamericano, han tenido consultas con los capitalistas que últimamente prestaron apoyo financiando la campaña; han dicho que van a seguir pagando la deuda; dicen que van a nacionalizar el petróleo y el gas pero su vicepresidente dice que van a respetar los contratos, que simplemente van a

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aumentar el impuesto. También hay indicaciones de que ganó el apoyo en Santa Cruz pactando con los oligarcas de Santa Cruz, diciéndoles que no les va a tocar sus intereses etc.. Entonces Evo Morales llega a la presidencia como Lula, con una gran mayoría abrumadora, apoyado por los indígenas, los pobres, el alto y también sectores de la clase media y más sectores capitalistas, entonces ¿quien va a recibir los beneficios, el pueblo o los capitalistas? ¿Dónde se pueden insertar los pobres, en el capitalismo andino que es la bandera de Morales que dice que el socialismo no es por los próximos 50 ó 100 años, no recuerdo cuál era el pronunciamiento? Debemos tomar mucha cautela, yo creo que es otro caso de centro-izquierda que tiene una historia muy cuestionada últimamente y apoyar los movimientos sindicales y populares que han dicho a Evo que la primera medida debe ser convocar a una Asamblea Constituyente para refundar el país que ha prometido y segundo nacionalizar el petróleo y el gas. Los sectores más combativos están a la espera que estas dos cosas estén dentro de las primeras medidas. Y han dicho que si no cumple van a empezar enseguida a organizar presiones para que se cumpla. Creo que en este sentido hay una gran diferencia entre el traidor Lula y Morales. Morales tiene que enfrentar un sindicalismo que no va a dar grandes plazos a lo que obviamente él como socialdemócrata va a pedir diciendo que no se puede hacer todo de inmediato, tenemos que reconstruir el país primero, no debemos asustar a los inversionistas, etc. etc., todo ese discurso oportunista. Si él no toma el camino indicado en las elecciones y las promesas que ha hecho, el pueblo a diferencia de Brasil, tiene una vanguardia, una masa, dispuesta a tomar acciones fuera del Parlamento. Ahora ¿en qué grado la masa boliviana va a decir que no hay que esperar? es una pregunta. Pero por lo menos hay que notar que las fuerzas populares organizadas no dieron a Evo Morales un cheque en blanco. Los periódicos progresistas pueden celebrar hoy, pero el pueblo organizado en el alto y las otras organizaciones sindicales prestaron el apoyo crítico, no un apoyo incondicional para que haga lo que le da la gana y han mandado un mensaje a la mayoría de los diputados que no son de orígenes populares, que son clase media, sicólogos, médicos, profesionales, abogados y esta gente debe tomar en cuenta que están allá por el apoyo popular, deben responder a eso y no a su clase de origen. Chury: Quiere decir entonces que es temprano para analizarlo pero que el pueblo boliviano va a estar muy atento a los caminos que pueda seguir Evo Morales. Petras: Exactamente. Por lo menos digo el pueblo, el pueblo organizado, el pueblo más consciente. Obviamente hay una gran masa de personas pobres que no saben bien la historia, los zig zag y medidas mediatizadoras de Evo. No saben que no apoyó los levantamientos, que apoyó a Mesa y después desvió las manifestaciones, el camino electoral, etc. Entonces yo creo que en la masa popular hay una división entre el sector organizado y con conciencia de clase y una masa pobre que se identifica con la simbología de Evo de pobre indígena etc. y no tiene conocimiento del pasado cuestionable de Evo. Por eso el gran tema es así: si Evo llega al poder y no cumple con las medidas y empieza una prolongada negociación para aumentarle los impuestos a las multinacionales petroleras, creo que la gran pregunta es si la vanguardia sindical y la conciencia de clase puede movilizar a los otros sectores populares para presionarlo para que cumpla. Yo imagino que el discurso de Evo va a ser "dénme tiempo, dénme tiempo", para evitar presiones desde el lado de la izquierda y popular, para que se pueda regatear con los capitalistas y poner su casa en una situación más estable con las transnacionales.

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Pero hay que ver; en enero vamos a saber la verdadera elección, si Evo elige el camino del pueblo o elige el camino del capitalismo andino. Chury: Petras ¿y ese sorpresivo pago de la deuda que hizo el gobierno de Kirchner al Fondo Monetario? Petras: Sí, es lo mismo que hizo Lula. Hay dos cosas para decir muy claramente: el pueblo, digo los obreros, los pobres, los desocupados, muchas veces, yo digo mil veces, recibieron el mensaje de los gobiernos de Kirchner y de Lula de que no hay dinero para aumentar el salario mínimo, no hay dinero para financiar la educación, la salud e inversiones en empresas públicas. Siempre el mismo discurso y de repente, ¡sacan 15 mil millones en Brasil y 10 mil millones en Argentina y pagan la deuda con dos años de anticipación! que no era ninguna obligación pagar anticipadamente cuando tienen tanta pobreza y tantos problemas postergados. ¿Por qué ahora sacan el dinero que tanto tiempo negaron que tenían? Y segundo ¿por qué ponen como prioridad no sólo pagar la deuda sino pagarla con anticipación? Y ahora le van a volver a decir a los pobres «pagamos la deuda, ahora no tenemos dinero para vosotros». Y ese argumento muy idiota que dicen, de que pagaron la deuda para liberarse del Fondo Monetario ¿qué es liberarse poniendo en la bolsa del Banco dinero que le faltaba al Banco? Porque aquí en Estados Unidos se está recortando el presupuesto para financiar al Fondo Monetario entonces el FMI estaba en la búsqueda de dinero para compensar lo que EE.UU. no va a darle y estos generosos presidentes -generosos con los banquerosdescubren que sí tienen dinero para el Banco, para ayudar a los banqueros a financiar otras estafas en el mundo. Chury: Petras, nos vamos ahora a Chile ya que andamos aquí en la región. No es de esperar que hayan cambios profundos, gane quien gane el balotaje en el sentido de la conducción económica y de la política social. Si gana Bachelet o si gana el otro liberal más o menos debe ser lo mismo. Petras: Sí, igual. No hay ninguna indicación de que alguno de los dos candidatos vaya a hacer alguna rectificación. Yo creo que ambos están comprometidos con el ultraliberalismo, la impunidad de los militares; van a mantener las desigualdades, van a seguir dando exoneraciones de impuestos al gran capital etc. En lo que hay algún grado de diferencias es en la base social de apoyo que en alguna parte la concertación tiene más apoyo popular y la derecha más apoyo de la clase media, media baja, etc. pero los mismos programas y políticas incluso en la campaña, es una farsa, como los dos chiflados que están insultándose uno al otro y al final de cuentas se van a abrazar y besar. Ahora, el partido Comunista tiene un 5 por ciento del voto, un 4 por ciento y decide darle el respaldo a Bachelet por algunas reivindicaciones electorales y algún aumento en el pago del salario mínimo. Yo creo que Bachelet puede firmar cualquier documento con tal de conseguir los votos y mandar al P.C. después a la mierda, ponerlo en la lista de espera como se dice. Creo que el problema en Chile es que los dos partidos, las dos coaliciones, no muestran ninguna diferencia. Ambos ahora se golpean el pecho porque el sistema de pensiones privado está fracasando, bajando las pensiones y perjudicando a los jubilados y ambos están criticando la pobreza y el alto porcentaje de gente que vive precariamente pero ¿qué ofrecen? más de lo mismo: más mercado, más influencia de grandes capitales, etc. Yo creo que es seudo-socialismo. Hay que entender -y quiero decir esto- que los chilenos gastan por cápita más para los militares que cualquier otro país en las Américas, incluyendo los países de Centro América, Brasil e incluso Colombia. Eso primero y segundo, el ejército chileno bajo los socialistas, está reprimiendo en Haití y Chile firmó un acuerdo bilateral de libre comercio con los Estados Unidos. Más aún, podríamos decir que tiene la peor situación para los

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trabajadores jornaleros en el campo, la peor situación de negociación colectiva para los sindicatos y que es el país que entre Brasil y México, tiene las peores desigualdades de clase entonces el socialismo chileno es como Tony Blair: habla al pueblo pero trabaja por el capital. Chury: Nos quedan dos minutos y quería preguntarte qué repercusión ha tenido en los últimos días la declaración del jefe de Estado de Irán en torno a Israel, que levantó una gran polvareda ¿cómo está eso? Petras: Bueno, son comentarios extremistas y debemos condenarlos pero el eje del asunto son las declaraciones de guerra, preparando la guerra, que están saliendo de los oficiales israelitas, incluso el señor Sharon fijando fecha ya para atacar militarmente provocando una conflagración en todo Medio Oriente. Podríamos criticar y debemos criticar algunas de las expresiones del presidente, pero no nos engañamos, realmente lo más grave son las amenazas de guerra y ataque de Estados Unidos e Israel contra Irán, que va a precipitar una nueva guerra, cinco veces más grave que la que hay ahora en Irak. Eso me parece lo más grave entonces mientras hagamos nuestras críticas a los ataques verbales, debemos concentrar nuestras críticas más a Israel y EE.UU. por sus preparaciones materiales de guerra. Chury: James Petras, como siempre el agradecimiento y un gran abrazo desde Montevideo. Petras: Bueno, quiero mandar felicitaciones por la Navidad. No sé vosotros pero nosotros, marxistas y ateos, siempre celebramos la Navidad como una gran fiesta del pueblo donde tomamos un buen vino, tenemos un asado, tenemos una ensalada y muchos postres. Y quiero que todos los uruguayos, de cualquier condición que sean, espero que puedan conseguir un asado y prepararlo con todos los amigos, vecinos y familiares. Y voy a brindar por el pueblo uruguayo y mi gran amigo Chury. Chury: Muy bien, es recíproco. Te deseamos que pases muy bien tú también con tu familia. Un abrazo muy grande. Petras: Gracias, adiós.

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19 enero 2006

El Imperio en 2006 James Petras La predicción más difícil para 2006 es la dirección y trayectoria de la economía estadunidense. En 2005 la economía del país desafió todos los dogmas conocidos de la teoría económica: aun a la vista de los déficit comerciales sin precedente, de los monstruosos déficit presupuestarios, de una guerra fallida y de grandes escándalos políticos protagonizados por colaboradores presidenciales, el dólar se fortaleció contra el euro y el yen, la economía creció 3.4 por ciento y todas las principales casas de inversión tuvieron ganancias récord. Parece que la economía estadunidense desafió las leyes de la gravedad, flotando por encima de la turbulencia política y de las vulnerabilidades estructurales. Pero el objetivo de la "profecía" no es especificar el día y la hora de una aguda declinación y recesión, sino identificar las profundas vulnerabilidades estructurales y los posibles sucesos que podrían detonar una crisis. La economía estadunidense continuará divergiendo en dos sentidos. El sector financiero se expandirá en el exterior, sobre todo las principales firmas de inversión como Goldman Sachs, JP Morgan, Citibank, en tanto el sector manufacturero, encabezado por el sector automotriz de las tres grandes, decaerá aún más, y hay buena probabilidad de que General Motors caiga en bancarrota. Las trasnacionales estadunidenses se expandirán a escala mundial, comprando participación accionaria en bancos e industrias importantes, sobre todo en China, y extenderán el alcance económico del imperio, en tanto la economía doméstica sufrirá, pues la burbuja especulativa en la vivienda y los bienes raíces estallará y los altos precios de la energía minarán la competitividad de las exportaciones, todo lo cual causará un pronunciado descenso en el gasto de consumo. El imperio estadunidense se verá cada vez más identificado con sus gigantes económicos, pues sus guerras fallidas conducirán a un retiro de las tropas combatientes y a apoyarse más en el poderío aéreo, en las fuerzas militares de cipayos, las sanciones económicas y el acomodamiento de regímenes de liberalismo social. La crisis social doméstica se profundizará al expandirse las oportunidades de ganancias en el exterior. En 2006, más de 90 por ciento de los trabajadores estadunidenses pagarán por su costosa atención individual de salud y sus planes de pensiones y, si no pueden pagar, perderán su cobertura. Los contratos de trabajo precarios son la norma para todos, excepto un pequeño sector de empleados públicos. La inflación real (incluidos costos incrementados en salud, educación y energía) se elevará a unas dos veces el índice de precios al consumidor y contribuirá a disminuir más los actuales niveles de vida. El estallido de la burbuja de la vivienda reducirá a la mitad el "valor en papel" de los propietarios de casa y llevará a la quiebra a muchos que ya están endeudados. Sin embargo, como ha ocurrido en décadas recientes (después de los fracasos especulativos de Ahorros y Préstamos, Punto com, Enron y otros), si bien millones de pequeños especuladores e inversionistas en bienes raíces perderán miles de millones de dólares, su descontento no encontrará expresión política. A mayores desigualdades en ingreso, propiedades y riqueza entre las elites financieras y económicas imperiales, por una parte, y las clases domésticas asalariadas por la otra, menor nivel de oposición política y social organizada. En 2006 Estados Unidos se volverá el país desarrollado con las mayores desigualdades, con el descenso más persistente en los niveles de vida y el menos capaz de organizar una defensa de los derechos sociales -ya no se diga una alternativa- contra el modelo de acumulación capitalista centrado en el

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imperio. En una palabra, la crisis de los niveles de vida domésticos financiará una mayor construcción imperial en vez de desafiarla. La expansión global estadunidense es sostenible a causa de cambios fundamentales que ocurren en India, China, Indochina y los reinos petroleros de Medio Oriente. Estos países han derribado muchas barreras a la inversión externa, a las empresas conjuntas e incluso a la propiedad mayoritaria de industrias de alto crecimiento, bancos y fuentes de energía. Las trasnacionales y bancos estadunidenses, europeos y japoneses acelerarán su entrada más allá de las cabezas de playa y penetrarán con mayor profundidad en todos los sectores de la economía: 2006 marcará la transición china del "capitalismo nacional" a un modelo de crecimiento capitalista imperial de conducción nacional. Estados Unidos continuará sustituyendo la guerra terrestre por la aérea en Irak: por cada 10 mil soldados que se retiren habrá cientos de ataques aéreos adicionales. La política hacia Irak es un caso clásico de "domina o arruina", de proporciones bíblicas. Como Washington o sus títeres no pueden dominar, la política es reducir el país a un Afganistán de señores de la guerra y líderes étnicos y tribales en conflicto permanente, con base en pequeños feudos. El debate sobre una nueva guerra en Irán no se ha resuelto a causa de las profundas divisiones en Washington, de las amenazas militares israelíes y el juicio por espionaje a dos dirigentes del principal cabildo pro israelí (Comité Estadunidense Israelí de Asuntos Públicos, AIPAC, por sus siglas en inglés). Pero si Israel ataca se desencadenarán una serie de conflictos en Medio Oriente que impulsarán al alza los precios del petróleo. Si de allí se deriva una recesión económica mundial, el choque económico podría neutralizar la influencia de los sionistas en círculos políticos de Europa y, tal vez, inclusive en Estados Unidos. Si bien existen muchas contingencias que pueden conducir a una recesión económica mundial y a una corriente antisraelí, es prudente ponderar lo peor. Si bien el extremismo militar de Tel Aviv puede socavar cualquier reducción de las fuerzas militares estadunidenses en Medio Oriente, el debilitamiento de los cabildos pro israelíes podría permitir a Washington apoyarse en la fuerza policial y militar iraquí y kurda. Es muy improbable que éstas puedan sostenerse contra los insurgentes y la oposición de masas. Lo más probable es que el ejército se desintegre y que los funcionarios pro estadunidenses huyan de la devastada nación y vacíen las arcas nacionales en su camino de vuelta hacia Estados Unidos y Europa. Un resultado probable será un régimen heterogéneo clerical-nacionalista en pie de guerra, enfrentado a un miniestado kurdo secesionista respaldado por Israel, que emprendería una limpieza étnica de no kurdos. En Washington, el Congreso y los dos partidos políticos se verán más desacreditados porque Jack Abramoff, confeso cabildero defraudador, implicará a docenas de legisladores, líderes partidistas y funcionarios gubernamentales en un enorme escándalo de sobornos. El juicio y persecución judicial de líderes del Congreso, sobre todo republicanos, podría prevenir la entrada en vigor de una nueva legislación regresiva y represiva, pero también precipitar al presidente a otra aventura militar (bombardear Irán) para capear el temporal político. Por otro lado, otra fallida intervención militar de la Casa Blanca en el contexto de un Congreso desacreditado, encabezado por líderes partidistas criminales, podría encender un movimiento encaminado a entablar juicio político al Ejecutivo. Unas fuerzas armadas debilitadas, la decadencia de los clientes neoliberales ortodoxos y las fallidas iniciativas diplomáticas en foros regionales orillan a Estados Unidos a "hacer lugar" a políticos de centroizquierda en América Latina. La mayor flexibilidad de Washington encontrará expresión en la continuidad de buenas relaciones con los presidentes de Brasil, Uruguay, Argentina y probablemente Bolivia. La hostilidad del Departamento de Estado hacia el presidente Hugo Chávez de Venezuela se verá atemperada por su pérdida de influencia en lo interior y por los cercanos vínculos entre las empresas petroleras estadunidenses y venezolanas. Es probable que Washington no intervenga en las elecciones de Colombia, Chile, México o Brasil,

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porque todos los principales candidatos están bien dentro de la órbita neoliberal. Un resultado improbable en Perú, donde uno de los principales contendientes es un ex oficial militar "nacionalista" allegado a Chávez, produciría tal vez un fuerte respaldo para el candidato conservador. Washington pudiera enredarse en algunos "trucos sucios" en la retaguardia de las elecciones presidenciales venezolanas, sabiendo de antemano que Chávez ganará por amplio margen. En otras palabras, Estados Unidos perderá su mayoría electoral automática en América Latina y se verá forzado a archivar algunos de sus intentos más descarados de imponer su dominio económico. Sin embargo, ninguna de sus bases estratégicas y extensas posesiones financieras y de recursos, ni sus lucrativos pagos de deuda se verán amenazados por la elección de presidentes de "centroizquierda". El mayor riesgo de este potencial resultado de "cohabitación" es un levantamiento popular exitoso si la centroizquierda falla: en eso caso es probable que Washington intervenga con testaferros locales, y ello detonará la oposición regional. En suma, 2006 será sin duda un año extremadamente volátil e incierto para el imperio. Las derrotas militares, las crisis internas, una gran caída del dólar y un debilitamiento general de los fundamentos económicos domésticos se yuxtapondrán a la creciente expansión económica en el exterior, las altas tasas de ganancias financieras, una oposición interna extremadamente débil y elites acomodaticias en Asia y Sudamérica. La mayor amenaza a la construcción imperial no radica en el frente doméstico ni en el mercado competitivo, sino en la guerra pendiente con Irán, pues un ataque estadunidense o israelí podría poner en movimiento una serie de severos colapsos económicos, políticos y militares que cambiarían en forma radical todas las predicciones y resultados previos relativos al estado del imperio en 2006. El segundo gran colapso en construcción es la creciente revuelta popular contra las monstruosas desigualdades y las horrendas condiciones de trabajo impuestas por la clase gobernante china en alianza con el capital extranjero. Una conmoción más podría surgir más allá de 2006, en caso de que el auge de mercancías se derrumbe y mine la estrategia exportadora de los regímenes de centroizquierda de América Latina. En ese contexto, es probable una nueva ola de movimientos extraparlamentarios y antimperialistas que podría suscitar temores en todo el imperio. Traducción: Jorge Anaya

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06 febrero 2006

Presidente Morales: Peculiar Comienzo en Bolivia James Petras Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández Las federaciones más importantes de sindicatos, los grandes movimientos sociales vecinales (en la combativa ciudad de El Alto) y los movimientos rurales de los sin tierra expresaron su consternación y rechazo ante algunos de los ministros nombrados por el Presidente Morales para que integren su gabinete, así como por las prioridades políticas inicialmente formuladas, que van en contra de las promesas hechas durante la campaña electoral del candidato Morales. Nombramientos en el Gabinete: Neoliberalismo Multicultural Uno de los peores pronósticos de la mayoría de las políticas gubernamentales aparece conformado por la retórica que se despliega durante las campañas. Este es especialmente el caso de los candidatos presidenciales que se van deslizando desde una posición de izquierdas hacia el centro. Se obtiene un indicador mucho más fiable de las políticas concretas que un régimen recién inaugurado puede desarrollar tras analizar a quién se ha nombrado ministro de gabinete para los ministerios más importantes. El Presidente Morales nombró a 16 ministros de gabinete, de los cuales siete han sido ya cuestionados por los movimientos de masas que llevaron a Morales a la Presidencia. Mientras que comentaristas y propagandistas extranjeros alabaron la presencia de varios "indios" y cuatro mujeres en el gabinete, los movimientos populares en Bolivia están consternados por las pasadas trayectorias políticas de casi la mitad de los nuevos ministros. Salvador Ric Riera, un empresario conservador de Santa Cruz y acreditado multimillonario, acusado por los dirigentes del sindicato local de blanqueo de dinero y otras actividades sospechosas, fue designado para el Ministerio de Obras y Servicios Públicos. En todos los regímenes anteriores, Obras Públicas fue uno de los ministerios más tristemente célebres por su corrupción, especialmente a la hora de asignar contratos para la construcción de autopistas del Estado. Teniendo en cuenta la importancia que Morales ha dado a la lucha contra la corrupción, la mayoría de los activistas se sintieron espantados por el nombramiento de Riera, quien apareció como donante financiero de última hora en la campaña de Morales. Su nombramiento es considerado como una concesión al sector de la oligarquía de Santa Cruz. El Ministerio clave de Minas ha sido entregado a Walter Villarroel, que desertó de la derechista UCS para subirse al carro de Morales. Su nombramiento fue denunciado por el dirigente minero Cesar Lugo por las anteriores contribuciones de Villarroel en el gobierno, ya que durante el mismo ayudó a desmantelar la Corporación Minera Boliviana (COMOBOL) y a privatizar una de las mayores minas de hierro del mundo. También ha sido atacado por apoyar al anterior Presidente neo-liberal Carlos Mesa, quien antepuso las cooperativas privadas al fortalecimiento de las empresas estatales bajo control de los trabajadores. El estratégico Ministerio de Defensa fue asignado a Walter San Miguel Rodríguez, abogado y anterior director de las Aerolíneas Bolivianas Lloyd (LBA), acusado de encubrir la privatización ilegal de las anteriores aerolíneas estatales. Actualmente, la Asociación de Pilotos ha pedido al Estado que intervenga en la firma para investigar delitos e irregularidades. El Ministro de Defensa es desde hace tiempo miembro del

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derechista MNR y un antiguo partidario del ex Presidente Sánchez de Losada, el Presidente que masacró a decenas de manifestantes en 2003 antes de volar al exilio en EEUU. ¡Menuda selección adecuada e "incorruptible" para liderar a los militares! La Confederación de Profesores ha rechazado el nombramiento efectuado por Morales de Felix Patzi Paco como Ministro de Educación porque no tiene experiencia en la profesión, no tiene conocimientos en ese campo y es claramente incompetente para afrontar la crisis actual que sufre la educación. La Confederación del Trabajo (COB) ha criticado duramente el nombramiento de Luis Alberto Arce para encabezar el Ministerio de Hacienda. Arce estuvo conectado durante mucho tiempo con las instituciones financieras internacionales (FMI, Banco Mundial y Banco de Desarrollo Inter-Americano) y fue siempre partidario de sus regresivos programas de ajuste estructural. El Ministerio de Hacienda es el responsable del establecimiento de los parámetros para el resto de los ministerios, incluidas las inversiones, los gastos e ingresos sociales. El Ministerio de Asuntos Exteriores será dirigido por un antiguo concejal del ayuntamiento de El Alto, David Choquehuanca. Fue un estrecho colaborador del corrupto ex Presidente neo-liberal Jaime Paz Zamora. Tiene capacidad para defender sus políticas de libre mercado tanto en español como en aymara. La designación hecha por Evo Morales de Abel Mamani para el Ministerio de Agua fue muy protestada por los dirigentes de la Federación de Consejos Vecinales (FEJUVE) de El Alto, la organización principal que encendió la mecha de las insurrecciones que derribaron a los dos anteriores presidentes neoliberales y que dieron a Morales una rotunda mayoría del 70% en El Alto. Morales y Mamani actuaron sin consultar con las asambleas populares de FEJUVE, a pesar de la importancia del tema del agua en El Alto. Además, Mamani, antiguo dirigente de FEJUVE, fue criticado por malversación de fondos y por su fracaso a la hora de conseguir satisfacer la demanda general de nacionalización de los derechos de distribución de agua en El Alto, que siguen siendo de propiedad extranjera. Los grupos vecinales se sintieron menos impresionados por la facilidad de Mamani para hablar en quechua que por su falta de militancia y por su oportunismo político. Los movimientos sociales alabaron los nombramientos de Morales para Hidrocarburos (André Soliz Rada) que prometió promover la nacionalización del gas y del petróleo, Justicia (Casimira Rodríguez Romero, una dirigente de la Unión de Trabajadoras Domésticas), Trabajo (Alex Galve Mamani, un antiguo líder de la Confederación de Trabajadores de la Industria). En cuanto al resto de Ministros, no hay, por el momento, ni oposición seria ni alabanzas. Sin embargo, en el nombramiento de Soliz Rada para Hidrocarburos debe tenerse en cuenta que era un antiguo dirigente del partido de centro-derecha CONDEPA, que cohabitó con antiguos presidentes neo-liberales, incluso cuando polemizó contra la ilegal liquidación de los recursos estatales petrolíferos. El Ministro de Asuntos Agrarios y Campesinos es un intelectual de Santa Cruz, sin vínculos con los movimientos campesinos importantes de los Andes o Cochabamba. Los puestos económicos clave han ido a parar a manos de tecnócratas y liberales mientras que los "ministerios sociales" han recaído en izquierdistas. Aunque esta situación da la impresión de diversidad en la representación, de hecho es el ministerio económico (Hacienda), el que establecerá los parámetros económicos para conceder los presupuestos que influirán profundamente en cualquier cambio social. La Agenda Post-Electoral En su discurso inaugural en el Congreso, Evo Morales fue categórico en su defensa de los grandes propietarios de plantaciones y en su oposición a cualquier redistribución de tierras fértiles y productivas. "Quiero contarles, distinguidos Congresistas, mi posición en cuanto a la política sobre la tierra. Quiero decirles que la tierra productiva, tanto si es productiva o ha sido prestada para usos sociales económicos, será respetada en los tamaños de 1.000, 2.000, 3.000 o 5.000 hectáreas. Pero

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aquellas tierras que estén siendo utilizadas para propósitos especulativos revertirán al Estado para redistribuirlas entre los campesinos sin tierra" (22 de enero de 2006). Morales también condenó la esclavitud en las regiones orientales de Bolivia. La exclusión de todas las grandes propiedades de la tierra, plantaciones y latifundios hecha por Morales satisface las promesas pre-electorales hechas a los ricos oligarcas y empresarios del agro de Santa Cruz, pero implica una negación de sus promesas de reforma agraria a los movimientos campesinos y a los sin tierra. Como ya ocurrió en el pasado, los asentamientos promovidos por el gobierno en remotas tierras públicas de suelo precario, que se sitúan lejos de instalaciones de mercados, transportes y de facilidades para la obtención de créditos, están destinados al fracaso. En su discurso al Congreso, Morales destacó la "austeridad" de los salarios gubernamentales para los legisladores y para él mismo. Sin embargo, esa moralidad personal fue aprovechada para llevar también la austeridad a los presupuestos estatales – una posición claramente articulada por su reciente nombramiento de Luis Arce como Ministro de Hacienda. Tan pronto como Arce tomó posesión de su cargo, convocó una reunión con los directores del Banco Central, la Oficina de Impuestos e Ingresos, los Ministerios de Desarrollo y Planificación y otros para anunciar que Bolivia seguiría cuatro "ejes" en política: mantener la estabilidad macro-económica, generar una nueva conciencia para pagar impuestos, animar a los consumidores a comprar productos hechos en Bolivia y fomentar el uso de la divisa boliviana en lugar del dólar. La defensa de Arce del pacto de estabilidad macro-económica respaldada por el FMI es una garantía de que los programas sociales patrocinados por el gobierno se verán severamente limitados y de que no se emprenderán cambios estructurales ni menores ni mayores (expropiaciones de tierra, industrias, bancos y minas). Las cuatro prioridades de Arce excluyen cualquier programa redistributivo y favorecerán la adopción de medidas intrascendentes que, en términos absolutos, tendrán un impacto cero a la hora de reducir las desigualdades o la pobreza y, como mucho, sólo lograrán aumentar un mínimo los servicios sociales. Ya se había intentado anteriormente animar a los consumidores para que "compraran productos bolivianos" y se había fracasado porque el contrabando proporciona un sustento decente en ausencia de programas de trabajo a gran escala financiados públicamente (lo que es impensable con la estrategia de austeridad fiscal de Arce). Además, sin incremento sustancial alguno en el salario mínimo mensual de 50$, los consumidores preferirán el contrabando de productos chinos más baratos a los productos manufacturados locales. Finalmente, dado el enorme ejército de vendedores callejeros ‘informales’ que dependen de vender importaciones baratas, cualquier tipo de inversión pública en alternativas de empleo condenará las campañas de consumo "nacionalista". El nuevo Ministro de Asuntos Exteriores de lengua aymara, David Choquehuanca, tras tomar posesión, afirmó que Bolivia estaba abierta a discutir un acuerdo de libre comercio con EEUU – algo que el anterior régimen neo-liberal no pudo avanzar. )". Reiteró, en cuanto se hizo cargo del Ministerio de Exteriores, "No rechazamos entrar en el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA)". Y fue más lejos aún, "Vamos a tener relaciones con todo el mundo, tenemos que hablar de acuerdos de libre comercio con varias naciones y analizar la situación con la Comunidad Andina, el Mercado del Cono Sur (MERCOSUR), organizaciones con las que Bolivia tiene acuerdos comerciales". Continuó aludiendo a los viajes de Morales al extranjero por varios países latinoamericanos, europeos y por Sudáfrica antes de su toma de posesión. "Cuando Evo viajó al exterior dijo que aprendió cómo hacer buenos negocios". Efectivamente, el periplo de Evo por el extranjero y sus conversaciones con el Embajador de EEUU en Bolivia (Greenlee) y el Secretario de Estado Adjunto para Asuntos del Hemisferio Occidental, Thomas Shannon, se produjeron esencialmente para asegurarle a Europa y a EEUU su ortodoxia en el campo de la economía, para fomentar más y mayores inversiones en el sector de la minería y para asegurar su certificado de buena conducta.

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Puestos a recordar la retórica de su campaña, aunque los nombramientos de Morales para los puestos clave de su gabinete y el apoyo entusiasta que le prestan las comunidades indias pueden parecer "contradictorios" a los observadores extranjeros, todo es en realidad compatible con el lado menos público de su trapicheo y negociaciones políticas con las elites políticas y económicas que se desarrollaron antes y durante su campaña electoral. De hecho, desde que se presentó para la presidencia en el año 2002, el Presidente Morales se ha opuesto a muchas de las demandas de los movimientos sociales de masas que han tenido lugar durante estos últimos años. No apoyó ni participó en los movimientos insurreccionales populares que derrocaron al Presidente neoliberal Sánchez de Losada en octubre de 2003, ni en el movimiento popular que expulsó al Presidente Carlos Mesa en mayo-junio de 2005. Apoyó un referéndum del Presidente Mesa (2004) para aumentar el pago de impuestos sobre el gas y el petróleo que excluía de forma explícita la nacionalización. Durante su campaña electoral y en sus encuentros con las masas, Morales manifestó que apoyaba la "nacionalización" al tiempo que aseguraba a las compañías extranjeras alrededor del petróleo y del gas que garantizaría sus activos, inversiones y beneficios con la condición de que aumentaron sus pagos de impuestos. En su viaje a Brasil, Argentina, España y Francia reafirmó su compromiso de proteger las inversiones existentes en los sectores del petróleo y del gas, y fue más allá pidiéndoles que aumentaran y ampliaran sus inversiones en explotaciones mineras y en el tratamiento del producto obtenido. Su nombramiento del liberal Walter Villarroel para el Ministerio de Minería, a pesar de las decididas objeciones y amenazas de acción en el trabajo de los sindicatos mineros (que le llevaron al poder), es indicativo de la determinación del Presidente Morales de seguir un modelo ortodoxo de explotación minera basado en la inversión exterior. Carlos Villegas, Ministro de Desarrollo Sostenible y Planificación del Desarrollo, tras tomar posesión de su cargo declaró que REPSOL (la corporación multinacional española) y TOTAL (el gigante del gas francés) "han manifestado que deseaban renegociar sus contratos para proporcionar una cuota mayor de beneficios a Bolivia (Financial Times, 23.1.2006)- La "nacionalización", según la administración Morales, se reduce a poco más que un aumento de los ingresos obtenidos a partir de los impuestos. El compromiso de Bolivia con "el mantenimiento de la estabilidad macro-económica" viene fundamentalmente a significar que los nuevos ingresos procedentes de los impuestos seguirán sirviendo para pagar la deuda pública y exterior en la que incurrieron los corruptos regímenes anteriores, que casi nunca se invirtió en actividades productivas. El viaje de Morales a Cuba y Venezuela y las promesas de ayuda socio-económica obtenidas han servido para proporcionarle legitimidad "izquierdista"; sus viajes a España, Francia, Holanda, Bélgica, Sudáfrica y Brasil para discutir acuerdos políticos y económicos que limitarán a Bolivia a su papel convencional de exportador minero y energético. Más importante que sus muy publicitados viajes al extranjero fue su encuentro en La Paz con el Embajador de EEUU, David Greenlee, en la residencia del Embajador antes de su viaje a Cuba y Venezuela. Aunque no se facilitaron detalles sobre la conversación que mantuvieron, ambas partes dieron por sentado que no habían aflorado conflictos importantes. El Vicepresidente García Linera anunció que el encuentro fue cordial y que sirvió para fundamentar futuros acuerdos. Privatizando MUTUN: Bolivia en Venta Uno de los proyectos de explotación minera más lucrativos a los que el régimen de Morales tiene que hacer frente es el de las minas de propiedad estatal de hierro y manganeso de Mutun, en Santa Cruz, con 40.000 millones de toneladas en depósitos de hierro. Expertos bolivianos estiman que el valor de la materia prima del hierro que contienen es de 400.000 millones de dólares según los precios actuales; una vez transformado en barras de hierro o acero para la construcción se valoraría en 30.000

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billones de dólares menos los costes de producción e inversión. Mutun está lista para ser subastada y varias multinacionales compiten para obtenerla. La subasta, que fue fijada con anterioridad a la toma de posesión de Morales, se fundamentó en la excavación y exportación de barras de mineral de hierro, sin intención de añadirles valor mediante su conversión en acero. Para que el régimen de Morales pudiera "industrializar" la materia prima, consiguiendo valor añadido y aumentando los ingresos nacionales, sería preciso canalizar el gas natural para que funcionaran las refinerías de acero. Eso a su vez requeriría la nacionalización de la producción del gas, porque la multinacional brasileña PETROBRAS podría ciertamente no cooperar, ya que los beneficios de sus ventas en el interior de Bolivia se reducirían al tener que poner precios mucho más bajos que en Sao Paulo. La afirmación de Morales de querer "industrializar" la producción de la materia prima entra directamente en conflicto con su política de garantizar la propiedad extranjera de los recursos de hidrocarburos a cambio de tasas de impuestos más altas. Morales usa un doble discurso: su oposición al "neo-liberalismo" se contradice con su apoyo a las "políticas macro-económicas de estabilización"; su defensa de la austeridad presupuestaria y el rechazo de su Ministro de Hacienda a triplicar, o incluso aumentar, el salario mínimo ("se está estudiando un aumento para ver si es compatible con las políticas macro-económicas de estabilidad", según el Ministro de Hacienda) no armoniza bien con su promesa de reducir la pobreza; sus garantías a las inmensas plantaciones actuales de los empresarios del agro se oponen a las demandas de millones de campesinos sin tierra, o con parcelas de subsistencia; y sus garantías hacia las corporaciones multinacionales de exportación que controlan la situación en el sector de los hidrocarburos chocan con las demandas nacionales que defienden que se debe aprovechar la energía para el consumo y la industrialización locales. Antes que después, las diferencias polarizadas de intereses entre aliados y oligarquías del mundo empresarial locales y extranjeros y las masas que lucharon y se sacrificaron para llevarle al poder se encaminarán hacia una nueva ronda de conflictos y confrontaciones. Morales está montando dos caballos que van en direcciones opuestas. Los fotogénicos rituales tradicionales andinos, el color y el boato de la inauguración electoral se desvanecerán frente a la continuidad de la pobreza, la desigualdad y las graves concentraciones de la riqueza. Con el pasar del tiempo, se irá extendiendo un profundo desencanto alrededor de un presidente que habla para el pueblo pero trabaja para los ricos, incluidos los extranjeros ricos. Por ahora, la Central Obrera Boliviana y los dirigentes de los principales movimientos de mineros, profesores y vecinos han enviado un claro y franco mensaje a sus afiliados de que se preparen para la acción directa en caso de que Morales reniegue de las tres demandas fundamentales del pueblo: nacionalización del gas y el petróleo y expulsión de las compañías multinacionales del petróleo; expropiación de las grandes propiedades de terratenientes y redistribución de 25 millones de acres de tierra a los campesinos sin tierra; y aumento inmediato del salario mínimo nacional. La gran mayoría de los dirigentes de movimientos y activistas (indios y mestizos) no se han dejado impresionar por los rituales indios y el teatro cultural organizado por el entorno de Morales. Están preparados para relanzar las movilizaciones de masas cuando los pobres tengan claro que Morales ha abrazado la agenda de los banqueros, de las corporaciones transnacionales y de los propietarios de la industria del agro. Bolivia no es Brasil ni Argentina ni Uruguay ni Chile, donde los regímenes de centro-izquierda controlan sindicatos y sectores de los movimientos sociales. Los sindicatos más importantes son totalmente independientes del Estado, del partido de Evo, del Movimiento por el Socialismo (MAS) y de su gabinete. La transición del líder campesino de masas al complaciente hombre de Estado ante las corporaciones multinacionales no será una operación fácil ni suave: lo más probable es que Evo tenga que enfrentar los desafíos y la inestabilidad política que envió a sus predecesores a una temprana jubilación.

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06 febrero 2006

La tiranía de Israel sobre Estados Unidos James Petras Rebelión Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández ¿Qué país tiene en su territorio cientos de espías, topos y colaboradores trabajando, con total impunidad, para un gobierno extranjero desde hace más de 30 años como sucede en EEUU? Según han informado antiguos y actuales periodistas que conocen bien el tema, algunos de los cuales han sido interrogados recientemente por el FBI, los agentes de la policía federal señalan a la policía secreta israelí Mossad como organizadora y promotora de esa red de espionaje. Durante el pasado año, en una de las más amplias investigaciones sobre el espionaje llevadas a cabo nunca, unos cien agentes del FBI estuvieron entrevistando, desde sus oficinas en ciudades por todo el país, a miles de testigos potenciales, informantes y sospechosos relacionados con el espionaje israelí en Estados Unidos. Un antiguo reportero de un influyente semanario británico me contó que había sido interrogado en dos ocasiones, durante un total de unas doce horas, sobre la colaboración de los medios de comunicación con el Mossad a la hora de transmitir como "noticias" "información falsa" y propaganda a favor de Israel. De las conversaciones mantenidas con los periodistas entrevistados por el FBI surge un cuadro de penetración profunda y a gran escala de los espías israelíes y sus colaboradores en la sociedad y gobierno estadounidenses. Según mis fuentes, el FBI ha estado investigando durante treinta años las redes israelíes de espionaje, aunque la investigación se vio a menudo obstaculizada por políticos de ambos partidos en pago a los favores recibidos de lobbys israelíes y de ricos financieros para lograr que las campañas electorales acabaran favoreciendo a Israel. Según un escritor del británico Economist, hasta el FBI resultó infiltrado: el testimonio presentado por el escritor en los primeros años de la década de 1980 implicando a Richard Perle y Paul Wolfowitz en la entrega en mano de documentos a agentes del Mossad, "fue eliminado de los archivos del FBI y ha desaparecido". Al pasar de los años, los servicios secretos israelíes se han ido haciendo más atrevidos y groseros en sus operaciones en EEUU. La red abarca a cientos de israelíes, a estadounidenses-israelíes (doble ciudadanía) y a sus colaboradores locales (‘sayanin’ o voluntarios seguidores judíos de los agentes israelíes fuera de Israel). Como secuelas del 11-S, cientos de agentes israelíes que estaban rondando por las oficinas gubernamentales, fueron reunidos y deportados en silencio. En silencio, pero no porque no estuvieran cometiendo crímenes graves, sino para evitar que se incrementaran los ataques políticos desde las organizaciones pro-Israel más importantes y su clientela en el Congreso. La expulsión masiva de espías israelíes fue una respuesta por el fallo de Israel cuando hubiera debido cooperar para impedir la masacre de miles de personas en Nueva York el 11 de septiembre de 2001. Parece que el FBI consiguió reunir pruebas de que la inteligencia israelí tenía detalladas evidencias del ataque terrorista del 11-S y no proporcionó la información a las autoridades estadounidenses. Sin embargo, siguieron afirmando que los israelíes les habían dado la información justo antes del ataque que sacó al FBI de la pista. Aunque el Mossad tiene la mayor red de espionaje y el sistema de apoyos más poderoso de cuantos países operan en EEUU, lo que resulta de especial interés es que, según los investigadores del FBI, esas operaciones están penetrando las más altas esferas del gobierno estadounidense, incluido el despacho del Vicepresidente Cheney. La prolongada investigación y la reciente y masiva

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asignación de recursos y agentes para investigar la conexión israelí se debe precisamente al espinoso asunto de tener que estar tratando con sospechosos en las esferas más altas de gobierno. Según un policía federal de Filadelfia, un paso en falso podría llevar a los peces gordos a cargarse la investigación. Por eso, los investigadores están extendiendo los interrogatorios para que alcancen a todas las fuentes posibles, acumulando miles de páginas con transcripciones, declaraciones juradas, intervención de conexiones telefónicas, videos de todos los posibles expertos o potencialmente implicados en las operaciones de espionaje de Israel desde hace mucho tiempo. A pesar de la intensificación de las investigaciones, montones de agentes israelíes y recientes reclutados continúan con las operaciones, muchos de ellos con la "cobertura protectora" de grupos cristianos evangélicos filo-sionistas así como de los ‘sayanin’. Un objetivo clave de la investigación del FBI, pero uno muy difícil de forzar, es el AL – una unidad secreta de ‘katsas’ experimentados (oficiales de caso del Mossad que reclutan agentes enemigos, como los describió Victor Ostrovsky, antiguo agente del Mossad, en "By Way of Deception") Según las fuentes de mi periódico, el caso de Judith Miller pasando desinformación de origen israelí fue una práctica común durante los años de las décadas de 1980 y 1990. Muchos de los periodistas importantes y escritores de editoriales aceptaron y publicaron o divulgaron, a sabiendas, la información falsa israelí difundida por agentes del Mossad que actuaban como consejeros políticos desde la Embajada de Israel. La investigación del FBI sobre las extensas operaciones de espionaje de Israel en EEUU es consecuencia de varios factores. Tras años de estrecha colaboración entre la inteligencia israelí y el FBI, éste (junto con la CIA) asumió la vergüenza por el "fracaso de los servicios de inteligencia en el 11-S" sin mencionar la falta de cooperación por parte de Israel al no haberles informado sobre lo que sabían. En segundo lugar, la descarada invasión a gran escala de los operativos israelíes sobre el área del FBI (en EEUU), ha socavado las actividades propias de las agencias, ha erosionado su posición como agencias de seguridad y ha desafiado de modo especial sus operaciones de contra-espionaje. En tercer lugar, el ascendente de Wolfowitz, Feith y Perle en los más altos escalones del Pentágono y de Elliot Abrams, Rubin y Libby en el Consejo Nacional de Seguridad, el Departamento de Estado y la Oficina del Vicepresidente, facilitó la transferencia rápida y masiva de documentación confidencial y decisiones delicadas al ejército de operativos del Mossad y a los altos funcionarios de la inteligencia militar tanto en EEUU como en Israel. El flujo de información de EEUU a Israel se convirtió en un torrente incontrolado y, por lo que respecta al FBI, lo peor de todo fue que a nivel organizativo se convirtieron en actores marginales cuando no directamente despreciados. Lo que les resultó particularmente mortificante fue tener al menos cinco testigos deseando testificar contra Wolfowitz y Feith por un incidente de espionaje anterior y no poder ni tocarles a causa de sus altas puestos y del respaldo presidencial (especialmente tras el 11-S). El FBI estaba realmente preocupado por la profunda penetración en el Estado y por el papel clave que Israel jugaba asesorando, dirigiendo y transmitiendo propaganda y directrices a sus agentes, colaboradores y a las organizaciones sionistas más importantes en la carrera hacia la invasión estadounidense de Iraq. Dada la histeria de guerra y la propaganda "anti-terrorista" bombeada por todo el aparato ideológico pro-Israel, los agentes israelíes en el gobierno actuaron abiertamente y con total impunidad, desafiando tanto al FBI como a la CIA al establecer su propia Oficina de Planes Especiales como "operación clave de inteligencia" para transmitir información falsa directamente desde Israel hasta la Casa Blanca. El inicio, y las inmediatas secuelas, de la guerra de Iraq y la subsiguiente ocupación supusieron el punto culminante de la tiranía israelí sobre Washington. ‘Asesores’ pro Israel, miembros del gabinete, ideólogos, portavoces, miembros del Comité de Acción Política Israelo-Estadounidense (AIPAC, en sus siglas en inglés) y sus aliados en la Conferencia de Presidentes de las Organizaciones Judías más Importantes (CPMJO,

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en sus siglas en inglés) celebró su éxito presionando a EEUU a destruir completamente al principal adversario de Israel (Iraq), su ejército, su economía, sus sistemas administrativo y educativo y su infraestructura. Sin embargo, la celebración de la victoria de Israel sobre el buen sentido e intereses nacionales de EEUU fue efímera. En cuanto la resistencia iraquí se fortaleció, en cuanto las bajas estadounidenses aumentaron y los costes de la guerra se dispararon, el pueblo estadounidense se volvió contra la guerra y el apoyo a la Administración Bush ha caído en picado. Con estos cambios políticos, los agentes israelíes y los colaboradores en el gobierno, autores y arquitectos de la guerra, debido a la investigación, perdieron parte de su inmunidad. Al detectar el FBI el cambio favorable en el clima político, procedió a ampliar enormemente su investigación; se sucedieron interrogatorios que incluyeron a Feith, Wolfowitz, Perle y otros neocon sionistas identificados con la inteligencia israelí. La siempre cautelosa agencia, temerosa de los ataques de los partidarios incondicionales de Israel en el Congreso de EEUU y en el Ejecutivo (Senadores Clinton y Lieberman, Secretaria de Estado Condi Rice y el Vicepresidente Cheney) se centró en los delitos de tres célebres elementos trabajando a favor de Israel – Irving "Scooter" Libby, de la oficina del Vicepresidente, por revelar la identidad de una agente secreta de la CIA; Larry Franklin, un funcionario del Pentágono de segundo rango unido a Feith y Wolfowitz, por espiar para Israel; y en dos dirigentes del AIPAC, el lobby pro Israel más importante, Rosen y Weissman, por pasar documentación confidencial a agentes del Mossad en la embajada israelí y por "complicidad" con periodistas de la corporación de prensa de Washington. Como la investigación del FBI sobre la conexión israelí logró llegar hasta los niveles más altos en la jerarquía estatal, Wolfowitz, cuya ambición de toda la vida era ser el número uno en el Departamento de Defensa, dimitió de repente y fue nombrado para presidir el Banco Mundial; Feith también dimitió y se reincorporó a su firma legal israelo-estadounidense cuando la investigación llegó hasta uno de sus conductos más importantes (Franklin) por proporcionar inteligencia a los israelíes. El FBI ha intensificado sus dragas en la muy extensa red de espionaje israelí y sus colaboradores en el AIPAC, la CPMJO y las organizaciones evangélicas cristiano-sionistas y muchas otras organizaciones comunales. Al mismo tiempo, los jerarcas israelíes, los operativos del Mossad y los funcionarios del gabinete israelí han intensificado su campaña para involucrar a EEUU en una nueva guerra contra Irán. Todas las organizaciones importantes pro Israel, los ideólogos y funcionarios de la Administración se han hecho eco de esa línea belicosa. Los Senadores Clinton y Lieberman declararon públicamente que, a la hora de "bombardear Irán", los intereses israelíes son el factor determinante de la política estadounidense hacia Oriente Próximo A pesar de las investigaciones del FBI, el AIPAC ha lanzado una de sus más virulentas y agresivas campañas de propaganda para satanizar a Irán, haciendo circular información falsa desde Israel sobre la amenaza de las (no existentes) armas nucleares de Irán y presionando con éxito al Congreso para que ladren ante la voz del Amo. A pesar del horrible desastre que para EEUU ha resultado ser la invasión de Iraq, en la cual los colaboradores israelíes jugaron un papel decisivo, están siguiendo el mismo guión a favor de la guerra con Irán – inventándose armas de destrucción masiva y amenazas para la seguridad de EEUU. El AIPAC está haciendo circular, entre todos los miembros del Congreso, fotos aéreas de bien conocidos e inspeccionados laboratorios experimentales iraníes como si fueran "lugares secretos de armas nucleares". Todos los ideólogos neocon sionistas importantes han producido como si fueran salchichas una serie de artículos en los que repetían como loros la compartida línea estatal israelí sobre la "amenaza iraní" y la necesidad urgente de imponerle o bien sanciones o bien llevar a cabo un ataque militar. En la actualidad, todo el aparato a favor de Israel supone la fuerza política más influyente presionando para la confrontación militar de EEUU con Irán, en contra de la opinión de todas las compañías petrolíferas importantes de dentro y fuera de EEUU.

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Según un periodista que solía trabajar con el columnista Jack Anderson y al que el FBI pasó seis horas entrevistando, el FBI se ha asegurado la cooperación del ya condenado espía israelí y antiguo oficial del Pentágono, Lawrence Franklin, en el próximo juicio a los altos dirigentes del AIPAC Rosen y Weissman. Están ahora intentando alcanzar un acuerdo con el último para llegar hasta los escalones más altos de poder del AIPAC y del Gobierno Federal. Pero el proceso de investigación del espionaje israelí es lento y tedioso precisamente porque se introduce profundamente en las más altas instancias del gobierno y se irradia por una amplia red de organizaciones de la sociedad civil. Teniendo en cuenta la gran presión de los israelíes a favor de un inminente ataque militar contra Irán, no es probable que las investigaciones logren socavar su empeño en la guerra. Sin embargo, puede suceder que las desastrosas consecuencias militares, políticas y económicas de la guerra contra Irán –añadidas a las pérdidas en Iraq y Afganistánhagan aumentar más aún el rechazo hacia la Administración Bush y el aparato pro-Israel. Una decidida reacción popular podría impulsar que se llevaran a cabo más arrestos y más procesamientos de funcionarios públicos en altas instancias y entre los millonarios y operativos de las redes israelíes que están presionando a favor de la guerra. Estas guerras desastrosas al servicio de Israel podrían lograr que los ciudadanos estadounidenses reflexionen y reaccionen frente al sometimiento de la política exterior estadounidense ante Israel. En última instancia, incluso podríamos ver la reinstauración de una República Americana "libre de enredos exteriores", por citar a George Washington, y de los "Benedict Arnold" [*], como alardean los Senadores estadounidenses. N. de T.: [*] Benedict Arnold vivió entre 1741-1801 y su nombre se ha convertido en EEUU en sinónimo del traidor a su patria, aunque durante los primeros años de la Revolución Americana fue un general brillante y muy respetado. A partir de 1780, presionado al parecer por una situación económica precaria y quizá también por su falta de promoción en el ejército, empezó a pasar importante información militar a los británicos, poniéndose más tarde al frente de tropas británicas. Cuando acabó la guerra se trasladó a vivir a Londres.

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