Psicologia Del Jugador De Futbol

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4ta Edición

Marcelo Roffé. Licenciado en Psicología (1990, UBA). Master en Psicología del Deporte y la Actividad Física (UNEDUniversidad Complutense de Madrid). Especializado en Clíni­ ca en el Hospital Argerich. Responsable del Departamento de Psicología del Deporte en las divisiones juveniles del Club Ferro Carril Oeste (1995-2000) y de las Selecciones Juveniles Argentinas de Fútbol (AFA Sub 15, Sub 17 y Sub 20, 2000­ 2006). Asesor externo del Cuerpo Técnico de la Selección Argentina en Alemania 2006. Ex-asesor del Cuerpo Médico del Club Vélez Sársfield. Coordi­ nador del equipo de psicólogos de la pensión del Club San Lorenzo de Almagro. Docente de la Universidad de Buenos Aires en actividades de Grado y Posgrado. Docente en el Centro Nacional de Alto Rendimiento (C.e.N.A.R.D.) en cursos para entrenadores y psicólogos. Titular de la materia Psicología

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Marcelo Roffé

Psicología fútbríl

del jugador de

Con la cabeza hecha pelota

A Débora, mi mujer, p or su luz cotidiana. A Joaquín y Tobías, p or sus llegadas plenas de vida; y a la princesa Salma p or alegrar aún más el hogar. A mis padres, que siem pre están a mi lado.

Prólogo a la nueva edición

Cuando este libro comenzó a caminar por el sendero que eligen los lectores y que uno desconoce, allá por octubre de 1999, no ima­ ginábamos que llegaría tan rápidamente a una nueva edición. La m isma es motivo de orgullo y responsabilidad. Porque esta­ mos dejando “huella”.

De aquel cabezazo tristemente recordado, de Ariel Ortega a Van der Sar, 8 años después pasamos a otro cabezazo más céle­ bre y actual: el de Zinedine Zidane a Materazzi. Analizam os esa conducta impulsiva, que lo condenó ante los ojos del mayor número de televidentes de la historia. Pero no an­ te los amantes del fútbol.

Así como Van der Sar le confesara en el fútbol inglés al “Colo­ rado” Sava que sabía que el argentino iba a reaccionar, las 14 expulsiones de “Zizou” en su carrera y el hecho de que había jugado en el Calcio, hizo que el cálculo de Materazzi no fallara. Pero en esta adjudicación de roles y de destinos, tenemos un “Zizou” que le pide perdón a los jóvenes de su país por lo hecho, que igual es galardonado con el premio de mejor jugador del Mundial, como se merecía, y que se arrepiente no del cabezazo en sí, sino de la imagen final que dejó... Después de todo era la final del mundo y la gloria lo estaba por besar en la boca. Pero el retiro y su jubilación decidida o no tan­ to, es otro elemento que enriquece al análisis. Anexamos la intervención que hicimos con un gran líder como es José Pekerman. La experiencia inigualable de ser parte, aun­ que de manera parcial y externa, de un proceso en la elite de la elite, al que llegamos luego de seis años con los juveniles de AFA en un ciclo brillante para el fútbol argentino. Por ello, a José, a AFA y a Ferro les estaré por siempre agradecidos, porque gracias a ellos aprendí casi todo lo que sé. Y a los futbolistas el agradeci­ miento “eterno” , sin los cuales ni este libro ni los otros hubiesen podido ser escritos, ya que la práctica es la que fortalece la teoría.

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Actualizamos el tema de la violencia en el fútbol, con casos lla­ mativos que se suceden a repetición. Agregamos dos nuevas co­ lumnas publicadas en el diario Perfil y otra en Olé. Y contamos esta vez con el prólogo de un periodista deportivo de lujo como lo es Juan Pablo Varsky, que con gusto aceptó la in­ vitación, luego de conocerlo en nuestras VI Jornadas Nacionales de Psicología del Deporte en octubre del 2006. En estos últimos años he podido recorrer muchos países con mis cursos, conferencias y libros, tales como México, España, Perú, Pa­ raguay, Colombia, Uruguay, Chile, Ecuador, Brasil, Venezuela, y la acogida y recepción de la gente me llena de entusiasmo. Hasta el hecho de escribir para una revista japonesa para entrenadores de fútbol, nos revela que la psicología del deporte no tiene fronteras y que los sueños hay que perseguirlos. Quiero subrayar el aprendizaje realizado tanto en el Congreso de SOSUPE en Chile, en el Congreso de la SIPD en México y con los entrenadores de fútbol de Andalucía, donde pude compartir con 600 de ellos, unas inolvidables jornadas de capacitación sobre “ Liderazgo” que me enriquecieron mucho. Las mismas las pude brindar gracias a la generosidad de mi amigo y modelo en la psico­ logía del deporte, el Dr. Miguel Morilla, líder de un equipo de doce psicólogos deportivos en el club Sevilla de España. El agradecimiento a Lugar Editorial, a la gente de APDA, a mis amigos de la SOSUPE y de España, y sobre todo a mi familia: mi esposa Débora y mis hijos Joaquín, Tobías y Salma. Los que siem­ pre están, en las buenas y en las malas, como mis padres, mis ami­ gos y mi analista. El recuerdo siempre eterno para Lucas Molina, por su muerte inentendible y para Emiliano Molina por su muerte absurda. Sé que desde alguna estrella me guiñan un ojo. Junto a mi abuela Lo­ la y al tío Moisés. Y a Diana Celedoni, amiga y “ hacedora” de la primera versión del libro. Y esa maldición con los arqueros de AFA, que la revertirá Gus­ tavo Eberto. ¡¡¡Fuerza, macho!!! No quiero dejar de recordar y homenajear al Dr. Carlos Garrot, autor del libro Psicología del Fútbol, de 1937. ¡Ojalá disfruten de esta nueva versión actualizada y que APDA y la psicología del deporte sigan creciendo, al igual que sus publi­ caciones! M arcelo R offé

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Palabras preliminares Juan Pablo Varsky

En el fútbol argentino, los psicólogos tienen mala prensa. Aun­ que sean profesionales e idóneos, son sospechosos (y culpables) hasta que se demuestre lo contrario. Se les invierte la presunción de inocencia. Deben demostrar que no son alcahuetes del entrena­ dor y que no ventilarán los asuntos internos al periodismo. Y, so­ bre todo, luchan contra una frase tan antigua como vigente que ca­ si todos los entrenadores pronuncian con una mezcla de desdén y soberbia: “ El psicólogo soy yo, papá” . Sería una falta de respeto desconocer la capacidad de un DT que fue futbolista profesional para entender situaciones individua­ les y grupales de un plantel. Desde su experiencia, puede hacer un diagnóstico certero y aportar la solución de un problema. En este ambiente se respeta (y mucho) la especialización. Den­ tro de la cancha, hay especialistas. Laterales, centrales, mediocampistas defensivos, conductores, delanteros. Fuera del terreno de juego, hay directores técnicos, preparadores físicos, entrenadores de arqueros, médicos, fisiólogos, kinesiólogos, etcétera. Curiosa­ mente (o no tanto), todos los actores están habilitados para hablar de cuestiones psicológicas. Palabras como actitud, mística, lideraz­ go, desconcentraciones, distracciones forman parte del diccionario futbolero argentino. Por supuesto, los periodistas también recurri­ mos a esos términos y hasta definimos un comentario. Por ejem­ plo: “ al equipo le faltó actitud” o “ el gol llegó por una desconcen­ tración” . Sin embargo, el psicólogo deportivo -e l verdadero espe­ cialista- no tiene lugar en este ambiente. Hablan todos, menos quien más sabe. Valiente y audaz, José Pekerman se animó a con­ tar para el seleccionado mayor que se preparaba para el Mundial de Alemania con un asesoramiento externo en este área donde to­ dos opinan y nadie sabe. El especialista designado para ocupar ese lugar fue Marcelo Roffé, autor de este libro. Ya habían compartido una fecunda experiencia en los seleccionados juveniles con exce-

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lentes resultados dentro y fuera de la cancha. No era fácil asumir semejante responsabilidad. No sólo por la mala prensa, sino tam­ bién por tratarse de consagrados, con status de estrellas de rock. Muy conservadores en ese aspecto, la mayoría de estos futbolistas rechaza la relación con un psicólogo deportivo en el ámbito de un plantel. Sí pueden aceptarla en el plano personal como lo hacen los propios entrenadores que luego no admiten psicólogos en sus cuer­ pos técnicos... Desde septiembre de 2004 hasta aquel penal de Cambiasso que atajó Lehmann en Berlín, Marcelo Roffé participó de una aventu­ ra muy enriquecedora como asesor externo en el área psicológica. En este libro, ustedes podrán disfrutar de un relato apasionado y apasionante. Con nombres propios y sin violar secretos profesiona­ les, Roffé cuenta en primera persona cómo se fue concretando el proyecto y, sobre todo, cómo entabló relación con algunos protago­ nistas. Acaso el ejemplo más importante sea el Pato Abbondanzieri, quien públicamente confesó cuánto le había servido trabajar en el aspecto mental con un profesional del área. También Roffé hace su análisis de la exclusión de Germán Lux, en la cual fue involu­ crado desde un sector de la prensa. Tan sólo ese capítulo ya valdría la pena. Pero este libro incluye un completo análisis del vínculo entre fútbol y psicología, que de­ safía al inicial descrédito que tiene esta fusión en el fútbol argen­ tino. Y, como si esto fuera poco, Roffé propone una mirada diferen­ te sobre el último gran crack del fútbol mundial: Zinedine Zidane. Ese fenómeno francés que siempre usó la cabeza (como nadie) pa­ ra jugar y en su último partido decidió usarla para agredir al pro­ vocador Materazzi. Sí, ya sé. Parezco un vendedor de colectivo que ofrece tres piezas al precio de una y al comprarlas, uno se da cuen­ ta de que no funciona ninguna. No será el caso, estimado lector. Lo único que tienen en común un vendedor y un psicólogo deportivo es que ambos tienen mala prensa. Que lo disfruten...

Juan P Varsky es Periodista deportivo, de vasta trayectoria en los medios. Actual­ mente conduce el programa de radio “ No somos nadie” (FM Aspen) y es columnista del diario La Nación y del programa de televisión “ Fútbol de Primera” (Canal 13).

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Juan Carlos G im én ez

F

ue para mí una especial sensación

y un verdadero honor

cuando Marcelo me pidió que le hiciera el prólogo de su libro “Psicología del jugador de fútbol”. Esto ocurrió el sábado doce de se­ tiembre de 1988 en el campo de deportes del Club Atlético San Loren­ zo de Almagro, en donde estaba Marcelo quien, como psicólogo, forma parte del cuerpo técnico del fútbol amateur del Club Atlético Ferro Carril Oeste; se encontraba cumpliendo con sus tareas profesionales para evaluar el comportamiento anímico, espiritual y competitivo de los chicos de las 7a, 8a y 9a divisiones de su club. Este libro viene con el aval de un prólogo al que le empecé a dar forma dentro de un ambiente “todofútbol”, ya que me encontraba en los quinchos del club en un asado (agasajo a figuras del fútbol de la institución local), grandes jugadores de la época del '50. Los homenajeados, verdaderos hijos futbolísticos de “El Ciclón”, fueron Mario Papa, Raúl Martina y Adolfo Seoane. Lo importante fue que junto a ellos compartían la misma mesa sanlorencistas y huracanenses, poniendo en evidencia que la pasión futbolera no puede separar a la gente del deporte y a grupos verdade­ ramente antagónicos como en esta oportunidad. No puedo dejar de mencionar algunos de los presentes en esa reu­ nión, dándole con esos nombres otro matiz de fútbol al libro. Si el lector no los vio jugar, por lo menos escuchó de las andanzas por los campos de juego de ese grande del fútbol argentino, Rinaldo Martino y de otros azulgrana como Alberto Rendo, Victorio Coco, Ro­ berto Resquín, Carlos Gambina, Héctor Facundo, Agustín Irusta, Carlos Alberto Ferro, así como también de los huracanenses, encabe­ zados por el histórico del “Globo” Emilio Baldonedo; y los “quemeros” de la calidad de Francisco Montorvino, Juan Alberto Romeral, Néstor Naya y Elio Montaño; y entre ellos —infiltrado— un “rojo” de Inde­ pendiente, con un paso fugaz por Huracán, Eduardo Maglione. Perdonen que me haya metido en el fútbol de los '50, pero quiero apuntar que en aquella época no estaba la psicología en el fútbol, co-

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mo ahora que tienen profesores de la calidad de Marcelo, quien estu­ dia a los deportistas y consigue acercarlos, agruparlos, orientarlos y les transmite conceptos claros. Y con ello apunta a darle al joven pau­ tas y orientaciones para su futuro, no sólo para su vida deportiva, si­ no que lo ayuden a encaminarse a ser un hombre de bien. A mí su tra­ bajo me sirvió, por ejemplo, para reconocer mejor las interrelaciones grupales. Bueno, amigo lector, le llevo la ventaja de haber leído el original del libro, y no por considerarme amigo de Marcelo, le digo que prefe­ rentemente para aquellos profesionales que tienen la responsabilidad en la conducción de niños y adolescentes, al leerlo van a comprobar todo lo que se puede volcar en vuestro trabajo de docente deportivo. Marcelo, en nombre de los que gustamos del deporte, y en espe­ cial de todos los que tenemos en nuestras manos el deber de llevar por el camino correcto en la vida a los jóvenes, este (“tu hijo”) es un ver­ dadero mensaje para tan popular y querido deporte. Es un prólogo pequeño, con cariño, pero el contenido del libro es de un real valor. Por el prólogo y tu amistad, gracias Marcelo. J uan C arlos G

im é n e z

(*)

* Ex futbolista de reconocida trayectoria en varios clubes y en la selección na­ cional y ex director técnico de la selección nacional juvenil de la Argentina en 1967, adem ás de su desempeño en clubes como Racing y Ferro Carril Oeste. Actual Secre­ tario de la Asociación de Técnicos del Fútbol Argentino.

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D iego B orin sk y

h a c e c e r c a d e d o s a ñ o s reencontré a Marcelo des­ pués de algunos partidos de fútbol compartidos en nuestra juventud con más pena que gloria, nuestros caminos se hallaban in­ ternados en ese mundo de la pelota que tanto nos apasiona. El, desde su espinosa y ardua búsqueda de complementación con esa ciencia que ocupa su mente (la psicología) y que por razones que usted encontrará en este libro resulta una empresa auténtica­ mente titánica. Yo, desde mi pequeño lugar de periodista deportivo que había alcanzado a ganarme en El Gráfico, la revista con la que tantas generaciones de argentinos aprendimos a leer. El andaba con su carpeta cargada de recortes y garabatos. Yo, con mi libreta de anotaciones vacía y ansiosa de ser llenada con apuntes cuyo objetivo final era una investigación periodística que final­ mente sería publicada en la edición N° 4.013 de la revista bajo el tí­ tulo “El deporte en el diván”. El, entonces, comenzó a leerme algunas de las declaraciones que llevaba encima como tesoro invalorable. Yo, por lo tanto, empecé a abrir los ojos cada vez más grandes. Escuché muchas voces, muchísi­ mas, pero voy a recordar apenas dos para no aburrir ni anticiparme a lo que podrá disfrutar en el libro. Me quedaron grabadas las pala­ bras de J u l i o V e l a s c o — entrenador argentino de volleyball que lle­ vó a la selección italiana a los primeros planos mundiales, hoy Direc­ tor Deportivo de la Lazio— que manifestaban lo siguiente, respecto de su caída en la final de los últimos Juegos Olímpicos ante Holanda:

C

uando

“Uno puede hacer la mejor preparación física, técnica y táctica, pero con eso sólo no alcanza. Lo que define es un factor humano marcado por la emoción de cada jugador y la capacidad para sopor­ tar esas presiones”. Seguí atentamente, luego, lo dicho por ese otro hombre provis­ to de una lucidez fuera de lo normal como lo es el campeón mundial de ajedrez G a r r y K a s p a r o v , luego de enfrentar a la computadora Deep Blue en una partida que lo tuvo al borde de un ataque de ner­

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vios. “Realmente estoy cansado. Si jugara con un humano, éste tam­ bién lo estaría. Yo siento la presión... la computadora, no”, se quejaba amargamente K asparov. Son apenas dos muestras, pero luego comprendí que casi todos los testimonios de los protagonistas que hoy practican deportes a un nivel competitivo (y aun de aquellos que son amateurs) contienen

en su esencia un elemento que los vincula con los intrincados mecanismos que gobiernan la mente humana. No sólo eso, sino que nosotros — los periodistas— habitualmente usamos (y también abusamos) ese tipo de argumentos {“aquel jugador se cayó anímica­ mente después del penal errado” o, “el golpe psicológico del gol tempra­ nero cambió el desarrollo del encuentro”) para comentar las alterna­ tivas de un partido de fútbol. Lo curioso, o mejor dicho lo paradójico de este asunto, es que esas situaciones que uno identifica con el sen­ tido común (un golpe anímico) no las resuelve el sentido común, como muchos entrenadores de fútbol pretenden arrogarse a partir de una capacidad adquirida en la Universidad de la calle (no entrega título todavía), sino un hombre eficazmente preparado para comprender los mecanismos de la mente, como lo es el psicólogo deportólogo. Esa fue una de las enseñanzas que me dejó la investigación rea­ lizada en El Gráfico. La descubrí después de llenar aquella libreta de anotaciones que había despertado vacía. D iego B orinsky (*)

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* Biólogo y periodista, se incorporó en 1993 a la revista “El Gráfico”, de la que actualmente es redactor-jefe. Desde 1995 tiene a su cargo una cátedra de Taller de Redacción en la Escuela “Depor T E A ”. Investigó y escribió sobre E nzo Francescoli, editando para “El Gráfico” una revista-libro que resume toda su vida; acaba de publicar junto con E nrique E scande y Carlos W ard , “Las anécdotas del fútbol: la viruta”, (Editorial Planeta).

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R a ú l B arrios

E

l desarrollo de la

P sicología A plicada al Deporte en la Ar­

gentina, cuenta en su haber con algunos hitos importantes, entre los que merecen ser destacados congresos internacionales y na­ cionales, jornadas, seminarios nacionales e internacionales con reco­ nocidos especialistas tanto de nuestro país como del extranjero, cáte­ dras de grado y posgrado en la Facultad de Psicología de la Universi­ dad de Buenos Aires, entre otros eventos. La psicología aplicada al fútbol, en un país eminentemente “futbolero”, está dando sus prime­ ros pasos. Uno de ellos fueron las “Primeras Jornadas de Psicología Aplicada al Fútbol”, organizadas entre la Secretaría de Extensión Universitaria de la Facultad de Psicología y la Dirección General de Deportes de la Universidad de Buenos Aires. Otro paso importante, y de esto no me cabe ninguna duda, será este libro. M arcelo R offé, un colaborador incansable durante mi gestión al frente de la Secretaría de Extensión Universitaria en la Facultad de Psicología de la UBA, pone a nuestra disposición algunos aportes, pro­ ducto de su intenso trabajo de campo con el fútbol amateur del Club Ferro Carril Oeste, con un estilo entre audaz y polémico. Formula hi­ pótesis, plantea interrogantes (que en algunos casos responde y en otros deja abiertos), intenta algunas definiciones, saca algunas conclu­ siones, pero fúndamentalmente deja la puerta abierta para la discu­ sión, el debate, el aporte y el intercambio con otros especialistas. Sin lugar a dudas, dentro de unos años, este libro será considera­ do un hito importante en el desarrollo y consolidación de la psicología aplicada al fútbol, y en la incorporación de la misma como una herra­ mienta más al servicio de cualquier entrenador a quien le interese de­ sarrollar un trabajo interdisciplinario en el fútbol. Raúl M. B arrios (*) * Profesor de Educación Física. Licenciado en Psicología (UBA). Secretario de Ex­ tensión Universitaria de la Facultad de Psicología, UBA (1994-1998). En la actualidad se desempeña como titular de la cátedra Psicología del Deporte en la misma casa de estudios.

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Francisco García Ucha

M

R offé es psicólogo del deporte, dedicando con ar­ duo afán sus servicios profesionales al fútbol.

arcelo

Es en el marco de esta actividad intensa que elaboró y materiali­ zó sus experiencias en el fútbol por medio de esta obra. Compilador de hechos significativos de la historia más reciente del fútbol argentino, coloca junto a los conocimientos alcanzados en el área de la psicología del deporte los elementos necesarios para brin­ dar una base práctica a sus aseveraciones. R offé nos brinda una obra amena que viene a satisfacer una ne­ cesidad que nos apremia desde hace mucho tiempo: la óptica psicoló­ gica en el fútbol.

La psicología del deporte tiene un conocimiento explícito, un es­ pacio que no da lugar al regateo, una fuerza germinativa que resulta indetenible, sobre todo cuando — como en esta obra— ocupa la activi­ dad un lugar central para su realización. Los quince capítulos que abarca este libro son recomendables pa­ ra psicólogos, entrenadores y todos aquellos que trabajan o se vincu­ lan al fútbol. De manera especial me detuve en el capítulo seis que trata sobre la importancia de la interdisciplina. El autor le dio un es­ pecial significado a una de las capacidades más esenciales del mundo fascinante del deporte: la capacidad de asociarse. Pienso que este es el pilar para la realización de nuestras visiones en el deporte. Creo que este libro será un lugar de consultas inmediatas y un estímulo al desarrollo y expansión de la psicología del deporte. D r. F rancisco G arcía U cha (*) * Lie. en Psicología (Universidad de La Habana, 1973). Doctor en Ciencias Psico­ lógicas (grado obtenido en el ISCF “Manuel Fajardo”, Cuba, 1986). Investigador ti­ tular del Ministerio de Ciencias, Tecnología y Medio Am biente de Cuba, 1989. Psicó­ logo del Deporte y Jefe del Departamento, de Psicología del Deporte del Instituto de Medicina del Deporte. Miembro del Consejo Técnico Asesor del Instituto Nacional de Deporte, Educación Física y Recreación (IN D ER ) de Cuba, desde 1992.

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C apítulo 1

E m p ecem o s p o r el principio. ¿ Q ué es un psicólogo especializado en d ep o rte? ¿C u á l es su ro l?

CONTANDO CON LA CONFIANZA DE ON COERFD TBCNiCO DE PRIMERA, -EL A fo ro INCONDICIONAL DE DiRjGEWTES Y wJ5l¡CO, SUELDOS Y PREMiCS EXCEPCIO­ NALES Y HASTA CON EL CONCURSO DE UN PSICÓLOGO ¿CtíMO EXPLICA USTED HABER RATEADO AFUERA IXDS PENALES ? 7

i

l

BUENO, EN EL. PRIMERO l£ Di MUY FUERTE fORQUE &»2ÜÉ LIBERAR LA LÍ&iDO CONTENIDA TRAS LARCAS CONCENTRACIONES Y AFLORARON ALGUNOS RECUERDOS INFANTILES QUE DETERMINARON CIERTA TENDENCIA MANiACO- DEPRESIVA EN a toMENTO DE TOMAR CARRERA. Y EN EL SECUNDO, SE SUMO UN ESTADO DE ANGUSTIA E ¡NCZRTiDUMBRE fOR TANTOS VÍA3ES A LA, FALTA DE. ELABORACION DE LA PERM" DEL PRIMERO, JUNTO CON UN LEVE PREDOMINIO DEL. ELLO SOBRE a 'fD.

C a lo i, p u blicad o el 11/8/85 en la revista “E l G ráfico"

Los psicólogos son especialistas de la observación y evaluación de la conducta humana. (J osé M ar ía B u cet a )

ara comenzar,

P

me veo en la necesidad de contarles algunas cuestiones importantes en tomo del psicólogo en el deporte,

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aun corriendo el riesgo de que hayu datos que conozcan. La psicología aplicada al deporte es una ciencia que ya lleva casi 100 años de existencia en el campo de su aplicación e investigación (el fútbol tiene en la Argentina esa edad), si bien sus raíces se ubi­ can en 1879 en el campo experimental. Pero es en los últimos años que empieza a despuntar con un creciente atractivo para el mundo del deporte en general y para algunos profesionales que lo practican en particular... Los países que estaban bajo el ala de la Unión Soviética fueron pioneros en este tipo de aportes: todos sabemos el lugar que allí tenía el deporte. P u n í y R udik, a principios de la década del '20, basaron sus primeros años en el estudio de diferentes técnicas de evaluación psicológica: tests de inteligencia, de personalidad y de reacción moto­ ra. Lo que obsesionaba a estos profesionales eran tres temas de estu­ dio: a) la motivación, b) el poder mental del deportista, y c) las tensio­ nes de los atletas previas a la competencia. Paradójicamente, Estados Unidos de América también lleva años de investigación y aplicación en esta materia, al igual que algunos países de Europa como Holanda, Dinamarca, Francia, Inglaterra, Es­ paña, Bélgica y... por qué no, debemos agregar en esta lista a Cuba y a Canadá. ¿Cómo es que el rol del psicólogo ha derivado de un perfil clínico hacia un perfil más preventivo y educativo? Es interesante rastrear los orígenes de esta ciencia: las prime­ ras investigaciones en el campo (no en el laboratorio, que se ubican en 1879 en Leipzig, donde W u n d t utiliza temáticas como tiempos de reacción y cronometría mental) suceden dentro de la égida del departamento de educación física. Había un plus, algo más, que los profesores de la U.R.S.S. no alcanzaban a explicarse: allí na­ cen las primeras mediciones psicológicas en el marco de la integra­ ción cartesiana mente-cuerpo. Luego en Checoslovaquia, M. V a n e k funda la Sociedad Nacional de Psicólogos del Deporte de su país y logra interesar a varios entrenadores generando la demanda de los mismos (1954). Buscan la intervención del especialista para que asesore a los entrenadores y que, a través de ellos, los deportistas de deportes de equipo rindan más. En Estados Unidos C o l e m a n G r i f i t h (maestro sin discípulos) es contratado por la Universidad de Illinois para intervenir en equipos de baloncesto (1925). Y unos años después (1938) es contratado como psicólogo del deporte por uno de los equipos de béisbol más importan­ tes de su país: Chicago Cuhs. Llegamos a Italia, donde, en 1955, se pide desde el Comité Olím­

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pico Italiano (C.O.I.) un informe detallado médico-psicológico de cada atleta que viajará a los Juegos Olímpicos. Esta breve y apretada síntesis, nos enseña a observar los lugares donde nace el interés de esta ciencia: en preparadores físicos, técnicos y médicos. Son datos relevantes del pasado, que nos enseñan a

entender el presente. Debemos destacar un momento de clivaje, un acontecimiento que marca un antes y un después en esta evolución: el Congreso Mundial de Psicología del Deporte desarrollado en Roma en el año 1965, lide­ rado por el doctor F e r r u c c i o A n t o n e l l i (psicoanalista) que tuvo su embrión un año antes en Barcelona. Si bien tuvo más impacto socio­ lógico que científico, con los 500 participantes que asistieron, unió Es­ te y Occidente y selló la piedra fundamental para una publicación in­ ternacional de la especialidad (Sports Journal o f Psychologist). A partir de allí (en 1974 fue en Moscú) cada cuatro años se reali­ za este Congreso en una sede diferente.

¿QUÉ ES UN PSICÓLOGO? Es un profesional que intenta aplicar la psicología a distintas áreas: deportiva, forense, educacional, clínica, publicitaria, etcétera. Trabaja en el campo de la Salud Mental previniendo, informando y asistiendo, in­ dividual o grupalmente, según lo requieran el área y el caso. Una de las tantas definiciones posibles es que el psicólogo estu­ dia las motivaciones de la conducta humana. Otra, que a mí me gus­ ta, es que estudia las reacciones conscientes e inconscientes de la per­ sonalidad de un individuo o grupo. El psicólogo es el profesional que se gana la vida utilizando su ca­ pacitación para identificar y solucionar problemas específicos que son los de la conducta humana en su nivel psicológico. Sus funciones son: i n v e s t ig a c ió n / p s ic o d ia g n ó s t ic o / p s ic o t e r a p ia / p s ic o p r o f il a x is .

En su tarea de orientación no da sólo consejos, sino que tratará de ayudar al consultante a comprender mejor su situación, esclare­ ciendo, verbalizando sus actitudes frente a conflictos, a momentos de crisis, de cambio, etcétera. El psicólogo tiene fines inmediatos y mediatos: entre los primeros se destacan tratar de aliviar tensiones y disminuir ansiedades; entre los últimos, promover la salud, intentar que los individuos desarro­ llen sus potencialidades.

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V Psicología: ciencia observable y experim entare con lazos estre­ chos a la Filosofía. V Problem a: nunca nos enfrentamos con un hombre en general, si­ no siempre con un ser humano, individual y único. La psicología clínica está centrada en el estudio del individuo. El psicólogo clínico estudia a personas que pueden tener desa­ justes de personalidad. También detecta deficiencias intelectua­ les de distinto tipo. La habilidad para tratar con seres humanos es una de las condi­ ciones esenciales que debe caracterizar al psicólogo clínico. No es la única. Criterio objetivo, respeto por el otro, la ausencia de prejuicios o dogmatismos, la capacidad de adaptación a diversas situaciones, el interés por los demás, son condiciones favorables para un buen desempeño profesional. Las cualidades que debe poseer el profesional son: ausencia de conflictos personales, grado adecuado de madurez emocional, coe­ ficiente intelectual, asimilación, concentración, memoria y capa­ cidad de observación, crítica y perseverancia. Aquí debemos ser claros y diferenciar dentro de lo que se llama el área “psi” para no confundir ni confundirnos: ¿son lo mismo un psicólogo, un psicólogo especializado en deporte, un psicoanalis­ ta, un psiquiatra y un psicólogo social? NO. Bien, veamos entonces las diferencias, porque tanto los futbolis­ tas como los técnicos, preparadores físicos y periodistas se con­ funden muchas veces. Eso demuestra que el tema no es tan sen­ cillo respecto del área psico-social. V Psicólogo: carrera universitaria que dura 5 ó 6 años según el pro­ grama de la Universidad (el título dice Psicólogo o Licenciado en Psicología, en la República Argentina). Da pruebas del conocimien­ to empírico de los pensamientos y los sentimientos de las personas. Cura con la palabra y elige con qué marco teórico trabajar. v Especialización en Deporte: posterior a la licenciatura. Son cursos o seminarios de posgrado. El tiempo es variable, depende del lugar (las hay también en Forense, Educacional, Clínica, Publicidad...). En la Argentina las especializaciones aun carecen de un marco legal apropiado. V Psicoanalista: Tanto un psicólogo como un médico pueden ser psi­ coanalistas (también un antropólogo si se ha analizado y forma­ do). Practica un método psicoterapéutico ideado por Freud , con­

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sistente en explorar el inconsciente del sujeto para así resolver síntomas neuróticos. L acan plantea un regreso a F reud , pero va un poco más allá (en especial con las psicosis). El psicoanalista or­ todoxo no puede trabajar en el deporte, ya que se trata de otro en­ cuadre y otros tiempos: fracasaría. Es otro sujeto y otro discurso. V Psiquiatra: Es una especialización dentro de la medicina que estu­ dia las enfermedades mentales y las deficiencias psíquicas. Cura con medicación y ocasionalmente con la palabra (o con ambas). Se presume deformación profesional en el caso que trabaje exclusi­ vamente con ella. V Psicólogo Social: Es un título oficial pero no es de carrera univer­ sitaria. Está capacitado para coordinar grupos operativos y de trabajo. Debiera trabajar junto a un psicólogo y no está autoriza­ do a atender en forma individual. V A sistente Social (o Ti'abaiador Social): Tiene como objeto de es­ tudio o de intervención, aquellas situaciones originadas por ca­ rencias. Incluye visitas domiciliarias. Si el futbolista está cons­ tituido por factores técnicos, físicos y psico-sociales, esta área se especializa en lo social. \ÍPsicopedagog a: Cursa una carrera universitaria que forma al profesional para operar sobre los trastornos del aprendizaje en el área escolar y para realizar diagnósticos de orientación vocacional. Su lugar en el deporte es muy limitado.

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Sociólogo: Profesional que estudia la estructura, funciones y condiciones de existencia y desarrollo de las sociedades humanas. Trabaja, en general, realizando encuestas. La sociología del de­ porte, en la Argentina, tiene, todavía, muy pocos seguidores.

En la Argentina, por sus características culturales e histórico-sociales, el psicoanalista es muy consultado por la población (sobre to­ do en la Capital Federal y Gran Buenos Aires). Decir entonces psicólogo o psicóloga, produce que la gente rela­ cione enseguida con un diván donde se asocia libremente, se revisan determinaciones infantiles y se hace particular hincapié en los sueños, los lapsus, los chistes, los actos fallidos y se bucea en la pro­ fundidad de la casuística de los síntomas. Este es el imaginario so­ cial y surge como consecuencia de múltiples causas que exceden el marco de este libro. En el Deporte es diferente. Mi experiencia me dice que cuanto ma­

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yor sea la caja de herramientas que tenga para asistir al deportista, mejor: hay que adaptarse a la demanda y necesidad del deportista. Como psicólogo-psicoanalista que soy, puedo decir que utilizo los aportes del psicoanálisis1(base formativa universitaria en Buenos Ai­ res), de la teoría cognitiva, de la Gestalt, de la teoría sistémica, de la escuela de Palo Alto, de la bioenergética, del psicodrama, de la teoría genética y que además de ser flexible y entender que el fútbol como Deporte es una ciencia compleja, considero imprescindible también la utilización de tests cualitativos (proyectivos) y cuantitativos, conoci­ dos como psicotécnicos, individuales y grupales. También resulta fun­ damental saber administrar técnicas de respiración, relajación y visualización (que no es control mental) pre y post-competencia, así co­ mo saber coordinar sesiones de grupo (hablamos de un deporte de equipo). Al futbolista, en muchos casos, hay que prestarle las pala­ bras, buscando el correlato interno de situaciones externas. Es por es­ to (capacidad intelectual) y por los tiempos que son muy breves, que se impone la utilización de técnicas en el aquí y ahora. Como queda dicho entonces, para trabajar de especialista en p si­ cología deportiva en un deporte como el fútbol, e intentar ser eficaz, hay que haber estudiado bastante y estar bien formado (formación ecléctica),2 además de poseer una característica especial de persona­ lidad en función del deporte elegido (y su medio). De esta manera no se garantiza nada, pero sí se evita que la expe­ riencia resulte un fracaso rotundo (sucedió), fortaleciendo los prejuicios del medio. Son dos campos diferenciados, pero pueden confundirs*' 1 U tilizo la escucha y lectura psicoanalítica, aunque el nivel de in terven ­ ción sea del orden de la “urgencia” . Sí colaboran, y m ucho, ciertos axiom as bá­ sicos de esta teoría como la creencia en la causalidad y no en la casualidad, la búsqueda de la m u lticau salid ad , el respeto y cuidado por el “uno por uno” (ca­ da caso es diferente), el im plicarse su bjetivam en te y el que 2 + 2 no es 4 , es de­ cir la convicción de que la psicología no es u na ciencia exacta. Tam bién utilizo el saber del psicoanálisis para leer situaciones institucionales. 2 Eclecticismo: significa “doctrina consistente en reunir opiniones de siste­ m as diversos procurando conciliarias; modo de obrar: adoptando soluciones in­ term edias”. Clarito. Sólo que esta palabra está teñida de u na connotación nega­ tiva. Lo que vem os como peligroso es incorporar cualquier recurso sin fundam en­ to previo o posterior. No adherimos a ese tem or desde el m om ento que nos posicionamos desde una escucha de lo heterogéneo, del intercam bio, del diálogo y del entrecruzam iento de diferentes orientaciones, sin dogm atism os. M i m odo de in­ tervención directriz y operativo es cognitivo-conductual, pero conozco colegas que desde la psicología sistém ica trabajan m uy bien. Com o dice Heráclito: “si buscas la verdad, prepárate para lo inesperado, pues es difícil de encontrar y sor­ prendente cuando la encuentras”. E se es el camino científico que elegimos.

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G r á f ic o 1

Angustia

--------►

Tensiones, lesiones, enfermedades Area Deportiva

M iedos

(campo de la salud)

Presiones:

l



Mente

• Competitivas • Familiares

Cuerpo

• Entrenador

"\

Ansiedad

Pensamientos negativos: • Bloqueos • Desconcentración • Desm otivación Baja autoconfíanza • Indecisión • Estress

• Dinero

Mundo externo A n gu stia

Area Patológica (clínica)

V

• Depresiones • Intentos de suicidio • Trastornos severos de personalidad • Fobias • Psicosis

Nos encontramos entonces, tal como queda claro en el gráfico número 1, en el campo de la salud mental y no en el campo de la psicopatología. Esta diferencia es esencial: los futbolistas no son locos, enfermos o depresivos, a quienes c o m ú n m e n t e d e f i n i m o s c o m o p a ­ c i e n t e s . No. Los futbolistas son deportistas que pueden sufrir blo­ queos (como cualquier deportista) que les impide rendir en su máxi­ mo potencial. Trabajamos con gente n o r m a l . Veamos esta definición que me parece muy clarificadora. “Quiero aclarar que no formamos un equipo de psiquiatras, co­ mo algunos han dicho. Tampoco psicoterapeutas. Somos simplemen­ te psicólogos. Y le explico la diferencia: el psiquiatra atiende y cu­ ra a tipos que dicen que dos más dos son cinco. Es decir, a enfermos mentales. El psicoterapeuta, a tipos que admiten que dos más dos son cuatro pero no lo soportan. O sea, a neuróticos. El psicólogo atiende a personas normales en situaciones de tareas y de cambio. Se trata de conseguir mejor performance, aliviando esos estados de ten­ sión y de ansiedad que sufre el individuo en la vida diaria. Otra acla­ ración más: el día que un hombre de nuestro equipo de psicólogos ponga la cara y salga hablando de tácticas y técnica del juego, uste­ des tendrán derecho a decir que es un chantapufi”. (“El Gráfico”, Nota a V a ie n t ín S u árez , de un especialista que estuvo a punto de trabajar con la selección nacional argentina en 1970).

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Volviendo al punto anterior acerca de la identidad profesional, vale citar que hay países como los Estados Unidos donde al proliferar los preparadores físicos y no los psicólogos (¡como acá!), son ellos quie­ nes se especializan y se capacitan para este rol. Actualmente existen 60.000 profesionales entre Capital Federal y Gran Buenos Aires. Y hoy cursan la carrera de Psicología en la Universidad de Buenos Ai­ res 15.000 estudiantes (sin contar otras Universidades estatales — co­ mo La Plata, Mar del Plata, etcétera— y las privadas). Debemos atender a cada país y a su dinámica profesional par­ ticular. ¿Cuál es entonces el objetivo y la función del psicólogo especiali­ zado en fútbol? La observación y el tratamiento de las aptitudes psicológicas del deportista= futbolista al momento de la competencia. Considero que son cuatro “las patas” de la mesa del rendimiento deportivo del futbolista en el aspecto psíquico: 1) M otivación’, es decir el interés por jugar, entrenarse, divertirse y ganar. Está íntimamente ligada al planteamiento de objetivos. Existe lo que se llama submotivación (sin objetivos claros, mala relación con el grupo, campañas mediocres, inestabilidad institu­ cional, etcétera) como así también sobremotivación (ante la mira­ da de alguien muy significativo, como un empresario, ante un clá­ sico, una final, un ex club, etcétera). Esta última puede ser cau­ sa de lesiones. Un deportista, para que se precie de tal, debe te­ ner objetivos claros a corto, mediano y largo plazos. Es mucho más probable que la falta de ganas por entrenar, y hasta por com­ petir, esté ligada a la ausencia o desdibujamiento de los mismos. Si la motivación intrínseca no está desarrollada, por más dinero que se le ofrezca al deportista (motivación extrínseca) no se ga­ rantiza ni el buen desempeño ni la alegría para entrenar ni la ob­ tención de un excelente resultado. Seguimos a M anuel Peña B aztan , quien en su libro La Psicología y la Empresa define la moti­ vación como ‘7a obtención de la conducta apetecida, por medio de un estímulo o un incentivo que satisface una necesidad del sujeto a motivar”. 2) Confianza-, aptitud psicológica decisiva. Un futbolista bien entre­ nado físicamente, con condiciones técnicas pero sin confianza en lo que puede hacer, rinde el 50% de su potencial. Sin confianza dudará en arriesgar en una jugada, dudará en rechazar o en sa­ lir jugado si es defensor, dudará en gambetear al arquero o pa­

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tear con el arquero saliendo... Un futbolista sin confianza es mu­ cho más fácil que se lesione. A un futbolista sin confianza lo asal­ tan pensamientos negativos. Un futbolista sin confianza baja su cotización en cada partido. La decisión va asociada a la capacidad de arriesgar. Como dice L ucie S fel, la decisión consta de tres pa­ sos: a) preparación, b) decisión (momento creativo), y c) ejecución. El futbolista argentino tiene muchos altibajos en su rendimiento y en esta pata (la confianza) reside una de sus principales causas. La confianza externa viene del D.T., de los compañeros, de la fa­ milia, de la continuidad de la titularidad, etcétera. Pero muchas veces no alcanza. El desarrollo de la confianza interna es lo más importante a partir de un óptimo auto-diálogo. Por ejemplo, en un test de lápiz y papel se puede obtener como dato el grado de seguridad del futbolista según el trazo y la energía con la que uti­ liza el lápiz. 3) Concentración: es la capacidad que posee el futbolista para estar atento los 90 minutos con la pelota adentro o afuera de la cancha. Es muy común escuchar: “este 10 es muy bueno pero se desconcen­ tra, cae en muchas lagunas”. Científicamente traducido sería: “en la mente del futbolista ocurren mecanismos que favorecen la exis­ tencia de pensamientos que no están relacionados con la com pe­ tencia, desatenciones que merman su rendim iento”. Cada vez más, los D.T., son menos amigos de los jugadores llamados lagu­ neros. Son jugadores que durante 15 ó 20 minutos no entran en contacto con el balón. Otro ejemplo de desconcentración muy co­ mún, es tratar de tener el balón en un pase corto, y que le pase por debajo del botín y se le vaya al lateral. Existen los llamado “procesos y funciones cognitivas del yo”. Se focaliza la atención en los aspectos relevantes de una tarea. Sabemos que el ser huma­ no posee una percepción selectiva: no puede percibir todos los es­ tímulos que lo rodean. La percepción va asociada al interés y a la motivación. Según F reud , podríamos explicar esto con el esque­ ma del peine:

Huellas mnémicas PM A ten ción : polo perceptual

pp Polo m otor

La voluntad no maneja el foco de atención. Según N ideffer exis­

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ten diferentes tipos de dirección y amplitud de estilos atencionales. Ellos son: a) Amplia externa. b) Reducida externa. c) Amplia interna. d) Reducida interna. 4) Control de presiones (internas y externas): hay futbolistas que no pueden dominar sus propias presiones internas. Por ejem­ plo: “N o me puedo equivocar...”. Y en el momento en que se equi­ vocan (porque no son máquinas), se van del partido. Hay futbolistas que no soportan las presiones externas, sean gritos o insultos del público, o calificaciones del periodismo, o la presión que significa el dinero en el fútbol profesional (si gana­ mos cobramos tanto; si perdemos, nada...). Tiempo atrás, en un programa de fútbol televisivo, un excelen­ te jugador de exitosa trayectoria ( E n z o F r a n c e s c o l i ) “culpaba” a los periodistas porque sus calificaciones muchas veces hacían mella en los más jóvenes. Me permito disentir con el mayor de los respetos con este ídolo: los periodistas hacen su trabajo. Si al jugador lo afecta, hay que ver por qué. Hay jugadores de fút­ bol que no son, en el aspecto humano, lo suficientemente “fuer­ tes” o “maduros” que requiere esta profesión. Y esa fortaleza mental, con mucho trabajo, se puede desarrollar. En algúnos ca­ sos, muchos ex futbolistas, devenidos técnicos o periodistas, no alcanzan a comprender cómo todos sus dirigidos y/o futbolistas actuales, no tienen la fortaleza mental que ellos tenían. En ge­ neral, estos jugadores fueron líderes y no necesitaron entrenar la mente para poseer esa fortaleza. Es así que desde esta mane­ ra de pensar (un enfoque narcisista), tapan las diferencias y anulan la posibilidad de nuestro aporte. Sobre estas cuatro aptitudes psicológicas de los futbolistas, el psi­ cólogo puede y debe operar. El objetivo: que el futbolista rinda su má­ ximo potencial y obtenga en competencia una buena performance. Sabemos que la torta del rendimiento deportivo está compues­ ta de esta manera:

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Entonces, en seguida surgen las dudas: si entrena la técnica y el físico... ¿por qué no entrena la mente? Esa fue la pregunta que muy pocos supieron responder y que me abrió la primera puerta del libro. Vale aclarar que el trabajo del psicólogo en el fútbol depende mucho de la “apertura m ental” del técnico y de lo que deje hacer (al respecto de este punto y al trabajo interdisciplinario, nos referire­ mos con más amplitud en otro capítulo).

I Serie 1 I

Serie 2

CU Serie

S e r i e 1:

Técnica /Táctica

S e r ie 2 :

Físico

S e r ie 3 :

3

Mental

Suponiendo que el técnico entiende, en este caso, que el psicó­ logo es un asesor de él y que está para sumar, para trabajar sobre las cuatro patas ya descriptas, son primero im prescindibles las charlas/entrevistas con el técnico para escuchar su diagnóstico muy válido sobre el jugador que luego los tests psicotécnicos y las charlas con él mismo, en la mayoría de los casos, se encargarán de confirmar.

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El psicólogo debe saber observar (por ejemplo los entrenamien­ tos) y también escuchar. El técnico (y muchas veces el preparador físico) al estar tanto tiempo con los jugadores, los conoce a la perfec­ ción y su palabra es decisiva. Hay una quinta pata que podemos agregar: la C o h e s i ó n G r u p a l . Concepto dinámico que fluctúa con la competencia (resultados). Es lo que tiene que tener un grupo (sentimiento del nosotros), para transformarse en un equipo deportivo. Un grupo es diferente de un E q u i p o D e p o r t i v o .

Características más importantes de un equipo deportivo V Identidad V Normas v Similaridad V Estabilidad V Objetivos claros V Sentimiento de pertenencia V Cooperación entre sus miembros V Respeto V Un técnico que sea líder V Identificación de los deportistas con el estilo de juego V Comunicación V Un capitán (líder) elegido por el grupo V Atmósfera de confort psicológico V Jerarquía de los miembros: roles V Adaptación V Orientación para lograr resultados buenos personales deportivos y de equipo V Responsabilidad V Creatividad El equipo deportivo es una red de comunicación. Los partidos de fútbol son sucesivas relaciones espacio-temporales entre futbolistas como individuos y los equipos como grupos humanos deportivos.

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Acciones eficaces de un psicólogo del deporte, para: • Abrir canales de comunicación • Favorecer la cohesión grupal

Psicólogo del deporte en el fútbol (asesor, ayudante y complemento del técnico): • Utilización de instrumentos científicos (radiografía grupal: sociograma, elección de capitán, etcétera) y de técnicas grupales con el fin de brindarle al técnico, información muy valiosa a la hora de tomar decisiones. • Asesorar al técnico acerca de los mensajes que destina a sus diri­ gidos: Ejemplo: “me marca qué tengo que mejorar, pero no me ex­ plica cóm o...”. La intervención es a partir de lo observado en en­ trenamientos y competencias, el trabajo grupal, las entrevistas individuales y las charlas con el técnico. • Como mediador entre el técnico y el jugador, ante una situación límite, y con el trabajo y consentimiento previo, de ambas partes. • Favorecer la comunicación entre los jugadores: ayudarlos a que se conozcan un poco más (ejemplo, nombres), a que se alienten y no se reprochen, a que se auxilien dentro de la cancha, a que entien­ dan que si se hablan más, van a jugar mejor... (casos de media­ ción entre dos jugadores), que por hablarse el defensor y el arque­ ro pueden evitar un gol, y que por no hacerlo dos atacantes pue­ den perderlo. • Alentar la comunicación del futbolista hacia el técnico. Ejemplo: ayudarlo a vencer los miedos para que hable con el técnico cuan­ do necesita una explicación o para saber en qué debe mejorar. • Facilitar la comunicación y cohesión del equipo interdisciplinano. El psicólogo del deporte es sólo un eslabón más, pero a su vez fun­ ciona como “satélite”... Como su escucha es diferente y puede ha­ cer algo distinto con aquello que receptiviza, es en muchos casos buscado por miembros del cuerpo técnico de otras disciplinas, co­ mo consejero. Existen investigaciones psicológicas que determinan que en los grupos en los que todos cobran igual (recordar orquesta del maestro O s v a l d o P u g l i e s e ) y cuyos deportistas posean la misma técnica, se daría un mayor grado de cohesión grupal, al borrarse las diferencias.

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En fútbol amateur debiera suceder algo similar desde el ángulo del dinero (ninguno cobra). Aunque las nuevas reglas del mercado (vos valés 30.000 dólares, vos valés 50.000, vos todavía nada), nos obli­ guen a repensar todo nuevamente. Para entender el comportamiento de los hombres desde el punto de vista afectivo citaré la célebre parábola de S chopenhauer sobre los puercoespines que sufren el frío. Félix G uattari lo cita en su libro “Psicoanálisis y transversalidad”, para ejemplificar la distancia justa y necesaria entre unos y otros en un mismo grupo: “Un día de un in vierno glacial, los p u ercoesp in es se apreta­ ron unos contra otros, a fin de protegerse contra el frío dán dose calor entre sí. Pero, desgraciadam ente in com odados p o r los p i n ­ chazos de su s p ú a s, no tardaron en separarse de n u evo unos de otros. O bligados a ju n ta rse nuevam ente, en razón d el frío p e r sis­ tente, padecieron otra vez el efecto desagradable de los pinch azos, y estas alternativas d e acercam iento y separación du raron hasta el m om en to en que encontraron una distancia conveniente en la que se sintieron al abrigo de todos los m a les”.

Explicar este concepto es muy sencillo: en un trabajo (o empresa) donde el clima laboral es bueno, donde hay respeto entre los com­ pañeros, donde todos trabajan por el mismo objetivo — el bien de la empresa— donde hay solidaridad y donde el jefe no es autoritario, los empleados rinden más. Esto es igual: existen estudios psicológicos hechos que demues­ tran que si el grupo está cohesionado (“unido”), obtiene mucho mejo­ res resultados que si no lo está. Hay investigadores en la materia, que dicen que son los resulta­ dos positivos los que unen al grupo. Es posible, pero mi experiencia me dice que la primera variable tiene mucha mayor incidencia. Existen distintas evaluaciones grupales que revelan la conforma­ ción del grupo. Y luego un trabajo en el mismo grupo que se dirige a conceptos básicos como solidaridad, cooperativismo y respeto. Hay técnicos muy distintos. Hay técnicos que me han dado la li­ bertad de trabajar grupal e individualmente con los jugadores. Otros sólo aceptan que mi aporte sirve desde lo individual y nun­ ca sobre lo grupal. Es respetable y entendible. ¿Por qué ocurre esto? El técnico, en general, es muy celoso de su grupo. A veces hasta le cuesta “com partirlo” con el preparador físico... Esto no intenta justificarlo, pero si entendemos que en un mo­ mento el técnico no tiene una confianza del cien por ciento sobre el

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psicólogo, es lógico que su fantasía sea: “este me va a querer manejar el grupo y entonces mejor lo evito". La confianza se construye; aunque, como decía A l b e r t E i n s t e i n ,

es más fácil destruir un protón que un prejuicio... El técnico debe lidiar, en varias ocasiones, con gente que intenta sugerirle o armarle el equipo: directivos, preparadores físicos, jugado­ res, periodistas (en el fútbol profesional). El psicólogo debe lidiar, algunas veces, con compañeros de tra­ bajo que dicen ser un poco psicólogos (¿?): todos se creen con dere­ cho a opinar sobre esta ciencia, ya que todo ser humano con expe­ riencia y sentido común cree alcanzar los requisitos suficientes pa­ ra el conocimiento profundo del alma humana, incluida su persona­ lidad y sus conductas. Por eso, muchas veces yo los entiendo y los justifico, y también pido que ellos nos entiendan a mí y a mis colegas. El ser humano, por error, cree en algunos momentos que sabe todo. Por esto mismo soy tan cuidadoso de no invadir áreas que no me corresponden, y pido lo mismo respecto de la mía. Sucede que durante años, y en algunos clubes actualmente, el aspecto anímico quedó en manos de técnicos principalmente, y ocasionalmente en manos de preparadores físicos o médicos. Delimitar los campos es el primer paso para desembocar en un posible trabajo interdisciplinario. ¿Se puede hacer un cierto uso de la psicología sin ser psicólogo? Un técnico que no utiliza “la psicología” es difícil que sea eficaz. Por supuesto, eso es otra cosa. En ese caso son estrategias psicológicas y debe tenerlas. Si bien cuando los D.T. ha­ blan de trabajar en lo anímico, se refieren a “hacer la psicológica”.

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Sexo del profesional y puntuaciones conclusivas

Como para ir cerrando este primer capítulo, me han preguntado muchas veces si es necesario que el profesional que trabaja en el fút­ bol debe ser un hombre. Trataré de buscar argumentos a favor y en contra de esto, evitan­ do empantanamos en cuestiones menores tales como Machismo vs. Feminismo. Particularmente, no veo dificultad alguna para que sea una psicóloga especializada en deporte quien se inserte en el fútbol si alcan­ za el grado de formación ya descripto anteriormente (de hecho ya hay algunos casos últimamente). Además, si es aceptada en este prejuicioso mundillo (psicóloga y además mujer), su diferencia sexual puede ser bien aprovechada co­ mo arma de seducción innata en toda mujer que se precie de tal, en beneficio de los aportes de la psicología al fútbol (charlas con los téc­ nicos y con los jugadores). Es importante destacar que además de su formación profesional y académica, el perfil de personalidad de la profesional debe ser fuer­ te, imponer respeto y poner ciertos límites necesarios para el éxito del trabajo. No veo inconveniente alguno que ingrese en los vestuarios (en competencias, por ejemplo), ¡no cuando los futbolistas se estén du­ chando o cambiando!, pero sí cuando lo necesite alguno: esto puede ser previo a la competencia (precalentamiento), en el entretiempo, o post-competencia (lesión, expulsión, baja actuación, etcétera). ¿Cuáles serían las ventajas de ser hombre, si es que las hay? Tal vez las mismas ventajas de circular dentro de los prejuicios: el fútbol aún es una tierra no conquistada por la mujer. ¿Porque no quiso o porque no pudo? Las barreras existen: no hay técnicos ni pre­ paradores físicos, ni médicos, ni kinesiólogos mujeres en la Argentina en el fútbol profesional y amateur. Este dato no es casual. Tampoco existen árbitros mujeres. Recién ahora hay una mujer árbitro muy decidida, que “desnudó” el machismo reinante (FLO R E N ­ CIA R o m a n o ).

En la medida en que la mujer empiece a ocupar más lugares en el fútbol, ya sea en las tribunas, jugándolo o cerca de los futbolistas (psicólogas, nutricionistas, fisiólogas, asistentes sociales), esto puede y debe ir modificándose. Las barreras, además de prejuiciosas, pueden ser políticas. Hay hombres que disfrutan mucho del fútbol, justamente, porque

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no hay lugar para la mujer, porque la mujer queda afuera... Tal vez la única ventaja que veo, basándome en mi experiencia, es el hecho de conocer desde siempre algunos códigos del fútbol. Me refiero a la V i v e n c i a : jugar al fútbol desde pequeño, tener fo­ tos desde los dos años abrazando una pelota, haber jugado campeo­ natos infantiles y juveniles, haber competido en mayores en dos ligas amateur super-competitivas durante diez años y concurrir a la can­ cha en forma ininterrumpida a ver a mi equipo desde los cinco años, edad en la que mi padre me llevó por primera vez... Esta vivencia, sentir el fútbol tan hondo, conocer el lugar social que ocupa, haberlo disfrutado y compartido, jugándolo o admirándo­ lo en su escenario natural, creo que me han dado una serie de elemen­ tos, no decisivos para el trabajo, pero sí importantes y de cierta ma­ nera insustituibles.

1. A la edad de 6 años, junio a Heber Mastrángelo, jugador de River Píate.

2. Trabajando en el campo con el jugador Leonel Carrizo, divisiones inferiores de Ferro Carril Oeste.

3. Con mi equipo

"Namberwan”, campeones en el torneo de la UBA, 1985.

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4. E n un entretiempo, observando la charla m antenida por el entrenador Rodolfo Pereira con su s dirigidos. Este entrenador dirigió, años m ás tarde, la prim era división.

Con el “K u n " Agüero en la previa al M u n d ia l Su b 20 de H olan da , 2005.

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Capítulo 2

F ú tb o l: belleza y com plejidad. P olém ica con D ante Panzeri

r / a jw m wmws roisa jt \ « ¿ n a i*

. WlA \ /r (*>TC MU4U£fi

sesoeQOf- uiTtó et tie!U / Era e\ gn to v de gol de una transmisión radial, d e fútbol, y-*? estaba escachando mi atejo _ aJ

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despertéi¡ Ele frustre/

Cuando usted se acercaba ,5' iiEi'Vajaj ejecute $\ gol ,el recuerdo de el penal,muchacho / agüella tarde lo tornaba __ impotente, estéril, inocuo¿_^

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Capítulo 3

N ecesid a d y entrecruzam iento. ¿P or qué y para q u é? La im portancia del estudio sociom étrico

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/ Gslmdez „anímicamente disminuido ( por el gol errado.es atendido por el y ^ ^ psicólogo de Id enfic'

“Fontanarrosa de Penal". Ediciones De Ixi Flor, Buenos Aires

A vos te cuento cosas como a un amigo, que al DT nunca le contaría. (D e

u n jugado r)

“Maradona es una inversión, decía el presidente del club Nápoles. Ahora los clubes europeos, y algunos latinoamericanos tienen psi­ cólogos, como las fábricas: los dirigentes no les pagan para que ayuden a las almas atribuladas, sino para que aceiten las máquinas y eleven

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su rendimiento. ¿Rendimiento deportivo? Rendimiento laboral: aun­ que en este caso la mano de obra sea más bien pie de obra, la verdad es que losjugadores profesionales brindan su fuerza de trabajo a las fábricas de espectáculos, que les exigen la máxima productividad a cambio de un salario. La cotización depende del rendimiento; y cuan­ to más les pagan, más les exigen. Entrenados para ganar o ganar, ex­ primidos hasta la última caloría, les exigen más que a los caballos de carrera. ¿Caballos de carrera? El jugador inglés P a u l G a s c o ig n e prefiere compararse con un pollo de criadero: -Los jugadores somos pollos de criadero: tenemos movimientos controlados, reglas rígidas, comportamientos fijos que deben ser siempre repetidos”. E duardo G aleano

ES EL f u n d a m e n t o para que una ciencia aplicada, ca­ si ausente hasta hoy, se incorpore a este deporte? ¿Qué es lo que tiene para dar y aportar? Intentaremos un entrecruzamiento de los capítulos 1 y 2; arran­ camos con esta cita de E d u a r d o G a l e a n o que nos mete “de palomita” en tema. ¿Estamos sólo para elevar el rendimiento del futbolista o para ayudar almas en pena? Según mi enfoque teórico-práctico, estamos para las dos cosas, y tampoco nuestra función se agota allí. Durante décadas, el “entrenamiento mental” quedó en manos de técnicos, preparadores físicos y médicos (en algún caso)... Pero, ¿có­ mo? Es sencillo de explicar: la función siempre fue necesaria, pero al no estar ocupada era resuelta por otras ciencias. Esto es responsabilidad mutua: no había (ni hay todavía muchos) especialistas en condiciones de desarrollar bien esa función, y esta­ mos hablando de una ciencia nueva... Hace treinta años, los preparadores físicos tuvieron el mismo problema que hoy tenemos los psicólogos deportólogos: les costó im­ ponerse. La preparación física quedaba en manos de los técnicos (entre­ nadores técnico-tácticos), que no querían renunciar a ese poder ab­ soluto. He conocido técnicos que en sus inicios hacían todas las fun­ ciones: técnico, profesor, médico, psicólogo, utilero, etcétera, porque estaban solos y se las arreglaban como podían. Pero no es la mejor manera de trabajar. Sucede que para tra­ bajar interdisciplinariamente, el técnico tiene que saber delegar y •

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uál

escuchar sugerencias... (me referiré a esto más adelante). Hoy los preparadores físicos son esenciales para cualquier téc­ nico. En el profesionalismo, la mayoría de los técnicos llevan “su” preparador físico, su hombre de confianza, su colaborador. Es de su­ poner que dentro de un tiempo, el psicólogo también sea llevado por el técnico. Hoy, el preparador físico es necesario. En algún caso, tiene dema­ siado poder. Recuerdo un diálogo con un preparador físico en unas jor­ nadas: él decía que vio un psicólogo que le armaba el equipo al técni­ co, y yo le respondí que nunca un Psicólogo se quedó con el lugar del técnico... (Ejemplo: C ó r d o b a , preparador físico de Russo, luego se quedó con su lugar de D.T. en Estudiantes; C a s t e l l i , preparador físi­ co de B i e l s a en México, luego se quedó con su lugar de D.T.). El miedo al psicólogo existe en la sociedad, no sólo en el fútbol. El psicólogo debe conocer muy bien su rol y función para no invadir te­ rrenos ajenos y soportar que lo invadan (lleva tiempo hacer docencia y educar en la acción). En el fútbol existen la hipocresía, la paranoia y la incertidumbre; y el doble mensaje es el caldo gordo... (es un me­ dio h o s t i l donde hay muchos intereses en juego). Y no existen ni la lógica, ni la justicia. ¿Por qué un futbolista juega para nueve puntos un partido y al siguiente (en las mismas condiciones técnicas y físicas) juega para cuatro puntos? El adversario juega y tal vez no lo dejó jugar, pero no alcanza. Un mal día lo tiene cualquiera, pero no alcanza. Sucede que la mente es, muchas veces, determinante. Tanto el jugador como el entrenador tienen que ver r e s u l t a d o s para creer en esta ciencia. Cuando el jugador los ve, se acerca solo al psicólogo. Lo mismo ocurre con el técnico, aunque muchos de ellos puramente intuitivos, sin formación academicista, nos viven más como competidores que co­ mo ayudantes-asesores. El técnico que no está convencido tiene sus prejuicios a flor de piel. Si uno hace buenas intervenciones y trabaja positivamente con el grupo, puede pasar como me ha pasado, que un técnico razonara: “el psicólogo no gana ni pierde partidos. Son los jugadores”. Fue una frase exacta, y dicha en un momento para limitar mi ac­ cionar (inseguridad del director técnico, talón de Aquiles de muchos profesionales). El técnico tampoco gana y pierde partidos. El preparador físico,

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tampoco. Ellos también quedan del otro lado de la línea de cal. Los que protagonizan la escena, los que ponen el cuerpo, los que resuelven o no resuelven, son los j u g a d o r e s . Un técnico, por más que quiera, no puede ser psicólogo. Un pre­ parador físico, tampoco. No tienen el estudio ni las herramientas, aunque jueguen al “como si...” Sin embargo, veamos qué dice J u a n P a b l o S o r í n , en El Gráfico N° 4.042 del 25/3/97: "... José (por P e k e r m a n ) ha devuelto la impor­ tancia a los Juveniles. Cumple el doble rol de técnico y también de Psi­ cólogo. Transmite tranquilidad, humildad, y al mismo tiempo, men­ talidad ganadora... ” ¿Y entonces? Con técnicos del nivel humano y formación de P e ­ k e r m a n , con el trato que les brinda a los jugadores, ellos se sienten muy cómodos psicológicamente con su cuerpo técnico, con menos presiones, y eso se traduce en logros, éxitos y campeonatos (a los he­ chos me remito). Eso no quiere decir que un psicólogo no pueda tra­ bajar allí insertado. El trabajó y trabaja con una asistente social in­ sertada (es otro rol) y deriva a psicólogo casos puntuales individua­ les. Evidentemente, no ha tenido (en algún momento de su carrera) una feliz experiencia con un psicólogo conduciendo grupos. El en­ foque es diferente al actual director técnico uruguayo V ÍC T O R P Ú A , que sí tiene un psicólogo trabajando allí insertado: el licenciado J e ­ s ú s C h á l e l a (vino invitado a las Primeras Jornadas de Psicología y Fútbol, el 6 y 7 de noviembre de 1997, en Ciudad Universitaria, UBA). Se puede trabajar en grupo y/o individualmente. Individual con técnicas de psicoterapia breve, con objetivos limitados y planificación de corta duración (sugestión y pedagogía). La-consigna para la con­ sulta individual pasa por cualquier desconcentración en un partido, desmotivación en un entrenamiento, baja de la autoestima, presión en competencia, expulsión, dificultad con compañeros, etcétera y/o bajón, angustia, conflicto por algún problema familiar, de pareja, eco­ nómico, de adaptación a Buenos Aires, en el colegio, etcétera. Abrimos entonces, algunos interrogantes: ¿sirve el psicólogo en el fútbol? ¿Debe actuar adentro o afuera? ¿Qué modelo tiene que seguir: individual o grupal? Creo que no hay una verdad absoluta sobre la manera. Depende mucho del técnico, del psicólogo y de los jugadores. En grupo se trabaja con una metodología diferente a la indivi­ dual: existe un establecimiento de objetivos, de redes de comunica­ ción, de patrones de solidaridad, de análisis de inconductas deporti­

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vas, juegos de cooperación, sesiones de respiración, relajación y visualización para descargar tensiones. El sociograma es una de las evaluaciones grupales utilizadas que brinda los mejores resultados.

Estudios realizados: Sociograma La cohesión del equipo no proviene tan solo de la integración de las fuerzas técnicas y físicas; depende también del equilibrio de las corrientes afectivas que acercan o distancian a los jugadores. Una de las evaluaciones grupales utilizadas, con mejores resulta­ dos, es e l sociog ra m a . El cuestionario sociométrico consiste en interrogar a cada juga­ dor, primero sobre sus preferencias en materia de amistades y, a con­ tinuación, sobre sus preferencias técnicas (incluidos ellos mismos), con lo que se consiguen sociogramas y sociomatrices. Así, se obtienen datos muy relevantes, tales como: 1) Quiénes son los jugadores más (y menos) valorados técnicamente por el grupo; 2) Quiénes son los jugadores más (y menos) valorados afectivamente; 3) Cuáles son las zonas de afinidad y rechazo; 4) Cuáles son los pequeños grupos y grandes rivalidades. Inclusive se puede deducir si el capitán tiene ascendencia sobre el grupo, cuál es el jugador “chivo expiatorio” (donde se deposita todo lo malo del grupo), quién es el mejor compañero, etcétera. Esta información (tamizada y analizada) se le brinda luego al en­ trenador, y a éste le resulta de mucha importancia, ya que este estudio científico del grupo (por el grupo mismo) le confirma datos existentes y le agrega otros nuevos (grupales y en algunos casos individuales). El estudio que se presenta a continuación fue realizado en todas las divisiones juveniles. Lo ideal es tomarlo cada tres meses, ya que los grupos (y los roles) son dinámicos. En casi todos los casos, los valores arrojaron que se trata de gru­ pos homogéneos (y no heterogéneos). Esto es que, de los cuatro cuadrantes posibles, los valores dan to­ dos en un cuadrante (ver gráfico). Luego se saca la media de cada grupo en cada ítem (afectivo o téc­ nico) y se ve quién está por encima y quién por debajo. Bien puede llamarse al sociograma, radiografía grupal. Está comprobado por intermedio de estudios psicológicos, que si hay cohesión grupal, los buenos desempeños y los buenos resultados

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son una natural consecuencia, ya que se trata nada más ni nada me­ nos que de un deporte de interacción o de equipo o de grupo. C onsigna : S ociograma Se trata de decidir un N ° del 0 al 20 que represente la valoración afectiva y la valoración técnica que uno siente en este momento, respecto de cada compañero de equipo (incluido a uno mismo). Se pide sinceridad, por el bien de la evaluación, y se garantiza la total confidencialidad de los datos aquí vertidos.

(0 -2 0 )

(0 -2 0 )

F u tb o lis ta

V a lo r a c ió n a fe c tiv a

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18 19 11 15 14 12 15 13 15 11 13 17

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Valoración afectiva (x)

Los gráficos y valores obtenidos, demás está aclarar, que por una cuestión de ética y secreto profesional, y por un pacto de confianza con los jugadores, no pueden ser revelados. Al D.T. lo desilusiono de en­ trada: “Hay cuestiones íntimas del jugador o del grupo, que usted nunca va a saber.” Trabajamos con la confianza del D.T., pero tam­ bién de los jugadores. El D.T. espera que le vuelva cierta información, pero determinar cuál y cómo es un punto clave. Se trata de un tema

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decisivo, ya que el especialista no debe traicionar ni al D.T. ni a los ju ­ gadores. Informará sólo aquello que es positivo que el D.T. sepa (por propia decisión del especialista, o por decisión del jugador o grupo).

Langer nos presenta aquí — con excelente humor— cómo los intereses que reinan en el fútbol de hoy llegan a degradar la innata belleza del espectáculo.

Tamizará la información, sin ofrecerse como puente ni como “bu­ chón”. Un error garrafal aquí, es SIN r e t o r n o . 57

Para finalizar, lo ilustraré con un ejemplo muy claro: en muchos casos, el valor técnico es correlativo al valor afectivo (porque te quie­ ro veo que jugás bien), en otros casos es inversamente proporcional. Hay jugadores muy valorados técnicamente por el grupo y sin ningún tipo de afinidad en el plano afectivo. H ipótesis: Si ese estudio se hubiese hecho en el Boca de S ilvio M arzolini (1995) y Carlos B ilardo (1996), y los jugadores hubiesen sido sinceros, M aradona habría sacado el máximo puntaje en valora­ ción técnica y uno de los más bajos en valoración afectiva.

¿Por qué? Las diferencias tienen efectos en el grupo. El talentoso, por más que lo sea, debe esforzarse. Si el jugador juega sólo por su ta­ lento y no por su esfuerzo, y además es el único en estas condiciones, la ley no es igual para todos y se producen resentimientos y malestar. Es que, sin lugar a dudas, tienen efecto en el grupo y por ende en los resultados: de hecho, Boca no salió campeón. Para ir concluyendo este capítulo sobre la necesariedad, escribo: “La ayuda psicológica es, la mayoría de las veces, un medio de cambio, para que un jugador con condiciones técnicas y físicas no se malogre, es decir, no se quede ‘en la puerta de...’Además, la ven­ taja de tener esa ayuda dentro de la misma estructura del deporte resulta decisiva: por su cuenta es muy difícil que el jugador consul­ te, aun necesitándola...”

ACERCA DE LA NECESARIEDAD Según un cuestionario realizado para los futbolistas pensionados del Club Ferro Carril Oeste (supervisado por mí y elaborado por es­ tudiantes de 5o año de la Primera Escuela Privada de Psicología So­ cial, fundada por el doctor E nrique Pichón R iviére), permití incluir una pregunta autoevaluativa, a otras que giraban en tom o del desa­ rraigo, la adaptación y las lesiones. La pregunta fuea) ¿Entendés para qué hay en el club un psicólogo deportólogo? SI/NO b) ¿Tfe sirvió? SI/NO c) ¿En qué casos? a) De una población de cuarenta consultados (entre quince y diecin­ ueve años), treinta y nueve dijeron entender el “para qué” (la fun­ ción). Más de la mitad habían llegado a la pensión haría sólo seis meses al momento de la encuesta.

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b) Treinta y seis manifestaron que les sirvió, tres respondieron ne­ gativamente (dos aclarando que no lo necesitaron), y uno expre­ só que no sabe porque no tuvo mucha comunicación. c) Respuestas más comunes: • Tenía mucha ansiedad. • Para ayudarme cuando lo necesito. • En los que me sentía mal, bajoneado, él me ha ayudado en todo. • Cuando me siento mal o deprimido (por no jugar), él me ayuda es­ cuchándome (esta respuesta se repitió en varios futbolistas). • Cuando tenés algún problema con tus compañeros, el técnico o en la pensión, hablás con él con la confianza de ser un amigo más que te puede aconsejar. • Cuando me tocó salir de entre los titulares me apoyó. • Cuando necesité una opinión o una ayuda. • Cuando tuve problemas de familia. • En el que es muy importante tener a alguien para contarle nues­ tros problemas. • Cuando estaba muy nervioso y sin ganas de seguir adelante. • Cuando estoy con algunos bajones anímicos. • Clarificarme algunas cosas que no tenía muy claras. • Cuando extrañaba a mi familia y cuando estaba mal porque me peleé con mi novia. • En el tiempo de adaptación. • Moralmente te ayuda mucho hablar con un tipo así. • Cuando estoy pasando momentos malos. • Cuando no jugué por lesión y también hablar la parte del colegio y los partidos de cada sábado. • Cuando necesitaba hablar con alguien. • En sacarme dudas en mi vida y en el fútbol. • Cuando no estuve citado. • En juntamos todos con él y decimos las cosas de frente. Después hacía un análisis y nos decía cómo estábamos anímicamente y en qué teníamos que mejorar. • Extrañar menos a mi familia y no preocuparme por un problema pequeño que tuve de salud, que me asustaba mucho. El psicólogo deportólogo es quien realiza un análisis cuali-cuantitativo de la personalidad del futbolista en la escena deportiva.

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Siguiendo a B leger, la personalidad es más que sus manifesta­ ciones. La estructura de la personalidad es la que se manifiesta en ca­ da una de esas cientos de conductas. No hay personalidad sin conducta ni hay conducta sin personali­ dad. No hay ninguna manifestación de un ser humano que no perte­ nezca a su personalidad (los psicólogos deportólogos estamos capaci­ tados para modificar conductas del deportista). La personalidad se asienta sobre un trípode formado por la cons­ titución, el temperamento y el carácter. La conducta es un proceso único y que, por lo tanto, es siempre en parte consciente y en parte in­ consciente. Las dos cosas al mismo tiempo. Lo inconsciente no es el motor de la mente ni tampoco lo conciente es algo superficial o secundario. El aprendizaje puede ocurrir en to­ das las áreas en forma conjunta, o bien sólo en alguna de ellas en for­ ma predominante y disociada. Hay, así, aprendizaje en el área de la mente, del cuerpo y del mundo exterior (Pichón R iviére). El aprendi­ zaje de la mente es el objetivo de nuestra labor: entrenar las habi­

lidades psicológicas del futbolista. Finalizo el capítulo citando a dos grandes: C onfucio y la M adre T eresa de Calcuta: “H a y tres señales de un hom bre superior: siendo virtuoso, esta ­ rá libre de ansiedad; siendo sabio, estará libre de prejuicios; siendo valiente, estará libre de tem or” (CONFUCIO).

CUÁLES ¿El obstáculo más grande? El miedo. ¿El error más fácil? Abandonarse. ¿La cosa más fácil? Equivocarse. ¿La raíz de todos los males? El egoísmo. ¿La distracción más bella? El trabajo. ¿La peor derrota? El desaliento. ¿Los mejores profesores? Los niños. ¿La prim era necesidad? Comunicarse. ¿Lo que hace más feliz? Ser útil a los demás. ¿El misterio más grande? La muerte. ¿El peor defecto? El malhumor. ¿La persona más peligrosa? La mentirosa. ¿El regalo más bello? El perdón. ¿Lo más imprescindible? El hogar. ¿La ruta más rápida? El camino correcto.

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¿La sensación más grata? La paz interior. ¿El resguardo más eficaz? La sonrisa. ¿El m ejor remedio? E l optimismo. ¿La m ayor satisfacción? El deber cumplido. ¿La fuerza más potente del mundo? La fe. ¿Las personas más necesarias? Los padres. ¿La cosa más bella del mundo? El amor. M

adre

T

eresa de

C alcuta

Ansiedad. Temor. Prejuicios. Miedo. Miedo a equivocarse. Egoís­ mo. Conciencia de trabajo. Mayor comunicación. Optimismo. La fe (confianza)... Yo me pregunto: Si tratamos con seres humanos y no con máqui­ nas, y podemos colaborar para diagnosticar y modificar (mejorar) to­ das estas sensaciones o dificultades del futbolista para que se sienta mejor y haga mejor lo que tiene que hacer, ¿somos o no necesarios? ¿qué estamos discutiendo?

Joaquín Caparros, López Caro, Antonio Mendoza, Gregorio Manzano y M iguel M orilla, entre otros. Encuentro de Entrenadores de la Primera División de Fútbol de España organizado por M iguel Morilla. Sevilla, 2006.

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A S O C I A C IO N B E f S I C O U X i l A IIE I. O K H O R T B A IM 5 K N T IN A

www psicocleportes.com I De izquierda a derecha: Ariel Scher (periodista deportivo de Clarín), entrenador Fran­ cisco Ferraro, Marcelo Roffé, prof. Carlos Medeiro y Dr. Daniel Martínez. 5a* Jornadas [

Nacionales de Psicología del Deporte, 2 y 3 de diciembre de 2005, Facultad de Psicolo­ gía de la Universidad de Buenos Aires, organizadas en conjunto con APD A .

O svald o Piazza exponiendo en la m esa de técnicos en las la s Jo rn a d a s de Psicología y Fútbol (U BA). M e acompañan J u a n Carlos Gim énez, Ju a n Carlos G arcía, Jo s é Farías y el ex árbitro y actual D T Ricardo Calabria (1997).

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Capítulo 4

Testim onio de una práctica. Objetivos de la preparación psicológica. 5 0 tests psicométricos y proyectivos utilizados en el fútbol. Planillas de seguimiento en competición. M odos de intervención.

CLEMENTE

Por CALOI

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£ Caloi, tira número 6067, publicada el 2 1 5 1 9 2 en el diario “Clarín”

Cuando del D.T. descubre la utilidad, se le facilitan las cosas. Recibe una información valiosa para la que no cuenta con tiempo ni elementos científicos para recabarla. (M

arcelo

Roffé)

OBJETIVOS DE LA PREPARACIÓN PSICOLÓGICA 1) A daptación psicológica y prevención del desarraigo para los chicos que llegan al club desde el interior del país (trabajo que se inicia en la pretemporada — mes de enero/febrero, lue­ go de la selección de nuevos valores— y de la definición del nuevo cuerpo técnico).

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2)

E v a l u a c i o n e s g r u p a l e s e i n d i v i d u a l e s para acelerar procesos y obtener datos para dotar de información al técnico para la toma de decisiones y acelerar procesos. Se delinean perfiles psicológicos grupales (líderes, chivos expiatorios, tensiones) y perfiles psicológicos individuales (mes de marzo/abril).

3) En este mismo período y en la línea de la “p r e v e n c i ó n ” (rece­ ta antiestrés y formación integral del individuo), se localizan las casas de e s t u d i o y/o cursos a realizarse en el resto del año con carácter de o b l i g a t o r i e d a d . Se tiene como alternativa la búsqueda de empleo y el psicólogo puede cumplir la función de tutor de los futbolistas del interior. 4)

respecto de los ítem tales como in­ dumentaria, viáticos, calidad de comida y de descanso en las pensiones, higiene, representante y padres separados para obtener más datos del jugador, hacerlo sentir cómodo y tratar de mejorar la atención. S e r e a liz a n e v a lu a c io n e s

5) Se inician los t r a b a j o s g r u p a l e s en las divisiones menores, con una frecuencia semanal, donde los objetivos son variados, desta­ cándose técnicas de cohesión grupal, dinámicas que favorecen la circulación de la palabra, el conocimiento humano entre sus miembros, el aliento positivo entre sus miembros y el fortaleci­ miento del vínculo con el entrenador, entre otros. Las temáticas desplegadas en el grupo son: disposición a entrenar físicamente, los miedos, si debe el futbolista callar o hablar cuando tiene un principio de lesión, el planteamiento de metas grupales e indivi­ duales, la importancia del aliento positivo, para qué estudiar, cómo organizarse el tiempo libre, tener novia o no, acá o allá, ¿los suplentes deben bajar los brazos?, ¿qué hago si me ofrecen dro­ ga?, ¿por qué?, las tensiones grupales... Siguiendo a FIDEL MOCCIO: “ l a l i b e r t a d d e m o v i m i e n t o s e s e l b a s a m e n t o d e l a c r e a t i v i d a d c o r p o r a l ” . Se utilizan medios ex­ presivos corporales que van desde el reconocimiento del pro­ pio cuerpo hasta la imitación a otra persona, lo cual obliga al futbolista a salirse de la plástica habitual, expresando aque­ llo que estaba contenido. Por otro lado, se destina parte de la reunión al análisis de la competencia en sus determinaciones psicológicas (plantea­ miento de metas). Se incluyen temas propuestos por el entrenador ya que el diálogo con el mismo es permanente. Se persigue la optimiza-

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ción del rendimiento en competencia. 6) El encuadre incluye: diálogo permanente con el técnico (y coordi­ nador si lo hubiese), diálogos con el preparador físico, médico y kinesiólogo, observación de entrenamientos, observación de compe­ tencias (incluye intervenciones individuales en el entretiempo del partido luego de la charla técnica). Eventualmente se comparten concentraciones con el equipo. Todo esto hace más rica la labor del deportólogo, ya que posee más información y más datos para en­ trecruzar, puede efectuar mejores diagnósticos y arribar así a óp­ timas estrategias de cambio. 7) Se realizan tareas de asesoramiento psicológico y apoyo logístico al cuerpo técnico, solicitadas por ellos. 8) Se realizan y enseñan técnicas de respiración, relajación y visualización a los deportistas con el objetivo de elevar la confianza y la concentración y disminuir la tensión y el estrés ocasionados por la competencia. 9) Se trabaja mucho con los suplentes, expulsados y lesionados (ade­ más de con los de bajo rendimiento). Con los lesionados se traba­ ja en conjunto con el cuerpo médico. Se plantean metas cortas y se considera el apoyo y la rehabilitación psicológica tan importan­ te como la kinésica, ya que las emociones que sobrevienen en el futbolista lesionado son el desgano, la depresión, la irritabilidad, el cambio de humor y pensamientos negativos. Se realizan visi­ tas de apoyo pre y post quirúrgicas en lesiones graves. 10) Se hace mediación entre un D.T. y un jugador cuando el caso lo requiere, o entre dos D.T. o dos jugadores. Ejemplo: conflicto/pasaje de división/expectativa de rendimiento, etcétera. Objeti­ vo: vehiculizar una palabra detenida. 11) Se realizan charlas de orientación y pautas precompetitivas a pa­ dres de las divisiones menores en el inicio de la temporada (ver Capítulo 7). Si el padre entiende bien su rol, cumple con una fun­ ción pacificadora y tranquilizadora sobre el futbolista en momen­ tos difíciles (lo he visto en muchos casos). 12) Preparar psicológicamente, individual o grupalmente, a los juga­ dores que quedarán desafectados para que busquen nuevo club. En algunos casos ya con la confirmación del D.T. y en otros no, según lo que siente el jugador. 13) Finalmente parece decisivo el ambiente general de trabajo, en especial la disponibilidad de tiempo y espacio, la ubicación

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del psicólogo como un miembro más del cuerpo técnico y la participación y compromiso de dicho cuerpo en la preparación psicológica (J esús G arcía B arrera ). L o ideal es trabajar an­ tes o después de los entrenamientos diarios, utilizando los días de menor carga física y de trabajo técnico-táctico. Por ejemplo, el día posterior a la competencia o el día anterior a la m ism a.

14) Eventualmente, orientación vocacional a deportistas muy confundidos y que quieren continuar con sus estudios (excede el rol deportológico. Al igual que casos clínicos son derivados). 15) Crear una base de datos del perfil psicológico de los futbolis­ tas, que esté a disposición del cuerpo técnico. Estos informes se realizan para que conozcan mejor a los jugadores, tengan datos de su familia y posean más elementos para tomar me­ jores decisiones. 16) Realizar investigaciones y docencia. El psicólogo está capacitado para intervenir en tres niveles: a) Individual (casi nunca molesta). b) Grupal (en muchos casos molesta). c) Institucional (casi siempre molesta). Para sintetizar este punto, recurriré a una metáfora futbole­ ra: el ser humano tiene cierta tendencia innata a quedarse con la última imagen. Lo mismo sucede en el fútbol con una jugada, un gol o un partido. Tomemos un gol, hay alguien que lo convierte y que se lleva todos los aplausos (el D.T.), y alguien que lo asiste y es reconoci­ do por su falta de egoísmo (preparador físico). Pero hay jugadas donde, para que esto suceda, hubo otro delantero que se llevó las marcas y distrajo la defensa, de una manera casi invisible y su­ til, pero visible para los entendidos... Ese es el psicólogo. Ni hablar del saque rápido del arquero (utilero) y el toque bien dirigido del defensor (médico), entre otros. Como se verá, en el fútbol uno solo no se salva (O svaldo S o riano ). Debe haber cooperación y trabajo de equipo. Hay uno que tiene mayor responsabilidad y un rol asim étri­ co, y al que todos saludan cuando convierte, y otros que juegan con él y con el equipo. Aunque no se vea. Así de sencillo.

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1hst utilizados (herram ientas cuali-cuantitativas) más frecuentem ente en el fútbol PSICOM ÉTRICOS Y PROYECTIVOS En primer lugar, se le realiza al futbolista, una entrevista de his­ toria psico-socio-familiar, con el fin de conocerlo y almacenar datos. Luego, según lo que se quiera evaluar y/o confirmar, se efectúa in­ dividualmente la toma de alguno de estos tests o una batería de los mismos (conjunto agrupado de tests con un criterio determinado). 1. 2. 3. 4.

Test de Concentarción de Toulouse. Rejilla de Concentración. Rejilla de Concentración con números de diferente tamaño. Cualquiera de los tres con música fuerte no deseada (símil presión externa). 5. Constructo Motivacional. 6. Test de los 10 deseos y los 5 temores. 7. Test frases Incompletas. 8. Indicadores de Tensión y Ansiedad (cuestionario). 9. Cuestionario pre-competitivo: 50 preguntas. 10. Test de Ansiedad rasgo y estado (Idare/Stai). 11. Test Staxi (mide tasa de enojo, rasgo y estado). 12. Test Percepción Láminas Deportivas (auto-confianza). 13. Test H, T, P. (Home, Tree, Person). 14. Test dos personas. 15. Test Bender (mide espacialidad). 16. Test persona bajo la lluvia (reac. frente a la adversidad) Adap. al fútbol. 17. Test de la familia. 18. Test de la familia kinética. 19. TRO (Test de Relaciones Objétales). 20. Test de Rorschach. 21. Test de Personalidad (Eynsenck-EPI). 22. TAIS (Nideffer). 23. POMS (Profile o f M o o d S tates) 24. Test de Planteamiento de Objetivos. 25. Planilla Feed-Back del 0-10. 26. Test de Butt (mide, entre otras cosas, agresión y suficiencia). 27. Sociograma (radiografía grupal). 28. Equipo titular y por qué (sea técnico por diez minutos). 29. Elija tres para jugar/entrenar/salir/estudiar.

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30. Cuestionario grupal símil sociograma (más cooperador capitán/mejor armador/más disciplinado, etcétera). 31. Test de sustitución de pensamientos negativos por positivos (autoconfianza). 32. Test D. F. H. (Dibujo de la Figura Humana). 33. Planillas de seguimiento de jugador en competencia. 34. Test Desiderativo. 35. Test prospectivo o “visión futura” (dónde estarás en 1, 5, 10 y 20 años). 36. Test SKT (mide memoria reciente y aprendizaje). 37. Test CPRD -f (mide concentración, autoconfianza, ansiedad e influencia del estrés en el rendimiento). 38. Motorgrama (seguimiento del destino del balón entre los jugadores, quién pasa a quién). 39. Raven (Test de Inteligencia). 40. Dominó (Test de Inteligencia). 41. Test de Toulouse-Pieron. 42. Test de las Presiones del futbolista (Roffé). 43. Test de los 30 miedos (pág. 151). 44. Cuestionario M.M.PI. 45. Cuestionario de estilo de Atribuciones. 46. Test Esquema Corporal (Reconocimiento de Zonas de Tensión). 47. Cuestionario de Personalidad 16 PF. 48. Test del Síntoma de carga (R. Frester). 49. Test Trail-Making (mide atención, planificación, secuenciación). 50. Test de IRSA (Inventario de situaciones y respuestas de ansiedad).

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E l o b je t i v o d e la i m p l e m e n t a c i ó n d e e s t a s té c n ic a s e s :

• Incrementar el rendimiento. • Regular el estado emocional. • Incrementar el desarrollo de la autoestima. • Erradicar problemas personales. • Lograr mayor disposición a entrenar y a competir. • Lograr mayor efectividad. • Acrecentar recursos psicológicos y mecanismos de control. • Lograr mayor motivación y persistencia. • Asegurar cierto valor predictivo. Ejemplificaré los informes a los entrenadores y/o jugadores con dos modelos utilizados en mi práctica: s o n r e g i s t r o s e n c o m ­ p e t e n c i a (muchas veces me he formulado la siguiente pregunta: ¿Debe el psicólogo gritar un gol de su equipo?)4

MODELO A)

1: S

e g u im ie n t o g r u p a l , in d iv id u a l y d e l

D.T.

G r u p a l : Se evalúan los siguientes ítem: 1) Actitud; 2) Concentra­ ción; 3) Motivación; 4) Confianza; 5) Virtudes; 6) Defectos; 7) Ti­ pos de Comunicación; 8) Plano Conductual (Disciplina); 9) Rela­ ción del desempeño con el tiempo de juego; 10) Efectos del mar­ cador sobre el juego.

4 No perdería, en el caso de hacerlo, su lugar de neutralidad y se transformaría en un hincha m ás? Gritarlo, ¿es un modo de confirmar el compromiso con el proyecto?

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B) Individual: Jugador por jugador. Su respuesta psicológica en competencia. C) O bservaciones G enerales: Puede incluir discurso del D.T. y con­ ducta y actitud del mismo (durante el partido y en la charla pre­ via y/o entretiempo). M O D E L O 2 : S eguimiento individual S e g u im ie n t o

en

C o m p e t e n c ia ( C r o n o m e t r a d o )

F u t b o l is t a : Fecha: C

a t e g o r ía :

1er. Tiempo

2do. Tiempo

PELOTAS JUGADAS JUGADAS BIEN JUGADAS MAL RECUPERADAS RECUPERADAS BIEN RECUPERAD AS MAL INTENTOS DE RECUPERAR CABEZAZOS DEFENSIVOS CABEZAZOS OFENSIVOS EXCESO S PASE LATERAL EXCESO PASE HACIA ATRAS PASES 30 MTS. LLEGAN A DESTINO PASES 30 MTS. NO LLEGAN A DESTINO TIROS AL ARCO CENTROS JUGADAS INDIVIDUALES FOULS RECIBIDOS (AE) O GENERADOS (DE) TARJETA RECIBIDA O GENERADA A QUIÉN PASÓ EL BALÓN ZONA MAS TRANSITADA COMUNICACIÓN VERBAL COMUNICACIÓN GESTUAL PUNTAJE DE RESPUESTA PSICOLÓGICA OBSERVACIONES CUALITATIVAS OBSERVACIONES GENERALES En otra planilla se detallan las jugadas y el tiempo de juego se cronometra en relación al rendimiento.

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Es muy importante que observemos lo que otros no quieren o no pueden (función de complementación). El lenguaje gestual ob­ servado le aportará al D. T. y al jugador datos.relevantes. Esta concepción de trabajo obedece a la función de “ayudante del D.T.” El especialista recaba datos que el entrenador no puede observar por la misma tensión dramática de la competencia, o que observó y de esta manera los confirma. El feed-back posterior es lo más rico. Lo mismo sucede con el jugador. Para finalizar este capítulo, entonces, elegiré algunos de es­ tos puntos y los ilustraré con intervenciones vivenciadas. “ U n a p ro fecía q u e se a u to c u m p le e s u n a su p o sic ió n o p r e d ic ­ ción q u e, p o r la sola ra zón d e h a b erse h echo, con vierte e n rea lid a d el su c e so su p u esto , e sp e r a d o o p r o fe tiz a d o y d e esta m a n e r a c o n fir ­ m a su p r o p ia ‘ex a c titu d ’ ..A s í , p u e s , el fu tu r o (esp era d o) p u e d e d e ­ te r m in a r (m á s q u e el p a s a d o ) el p r e s e n te ”. P a u

l

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a t z l a w ic k

.

A) GRUPAL Recuerdo una intervención con una división mayor, cercana al plantel profesional que tuvo efectos. Varios jugadores, entre ellos B r i a N S lQ R M lH a el capitán, se quejaban de que sa­ A r b it r o : lían del vestuario a la cancha co­ mo “pinchados”, que veían que el A u to rid a d Porquería equipo daba ventaja de varios mi­ Je fe Cagador nutos al rival... Esto, era obvio, te­ J u e z Hinchabolas nía incidencias negativas sobre el D ire c to r del p a rtid o Arruinapartidos M andón rendimiento y, por ende, sobre el H u m a n o L a le y p rin c ip a l G il resultado. E l que ord ena Desgraciado Luego de escucharlos, les su­ E l que d irig e Vigilante gerí para el partido del sábado U lt im a p a la b ra M andam ás (esto era el viernes), que se abra­ Encarg ado zaran los once en el vestuario an­ O rd e n a tes de salir (aquí no hay manga) y que sólo se escuchara la voz del 45 % 55% + capitán arengando o transmitien­ do un mensaje positivo que decidimos allí en esa reunión. En nuestro encuentro posterior, varios plantearon que de esta manera lograron corregirlo.

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T raba jo d e v isu a liz a c ió n g r u p a l, categoría '83, co n d u c id a p o r D . T. P e rissé

Con otro grupo y otra división se presentó el problema de falta de activación en el inicio de la competencia, en forma reitera­ da. Había un obstáculo que dificultaba una mejor disponibilidad men­ tal del equipo. El foco era de 15 a 20 minutos en los que se carecía de la tensión ideal. Se hizo una estrategia en la búsqueda de una mayor consistencia mental: a) se investigó el origen del problema, la fecha y los “porqué” (historia); b) se hizo un juego con los futbolistas: escribir en un papel anónimo qué sienten antes del partido (al que no le sucedía nada, que lo dijese también); c) se tamizó la información, se le hizo una devolución al grupo y se habló mucho de las conclusiones; d) se abordaron distintas técnicas para incrementar la comunicación y el aliento intergrupal; e) se le dio al D.T. tres ejes temáticos y pala­ bras claves del grupo para que incluya en la charla técnica previa al partido; se buscó tener efectos a través de la palabra del D.T., pa­ labra más importante y última para el deportista; f) se obtuvo de to­ do este trabajo de cuatro reuniones, una conclusión con el grupo y se hizo una quinta reunión de cierre del tema y solución del problema con el preparador físico y el técnico (quien coordinó la reunión). También realizo visualizaciones grupales con diferentes “diapos­ itivas”, como por ejemplo: 1) balón, 2) botines, 3) destreza o gesto deportivo dificultoso en práctica o partido, 4) participación, en movimiento, en una jugada de gol del equipo (ya que el deporte es

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movimiento). Esto luego de un ejercicio de respiración. Duran de 5 a 10 minutos y como la mente no discrimina entre realidad y fantasía, si se logra un buen entrenamiento mental, se acercan las metas. Lo rico de hacerlo grupalmente es que luego hablamos de lo que pudo ver cada uno con los ojos de la mente y tratamos de fijar entre todos im ág en es po sitivas .

Método de relajación progresiva (uer pág. 79), utilizado por primera vez en la elite. E l “P ip i” Romagnoli realizando ejercicios de relajación la noche anterior a la competencia (Mundial Sub 20, 2001).

JA C O B S O N

Con estos ejemplos de trabajo grupal (existen muchos más) inten­ to mostrar la legitimidad del trabajo grupal siendo un deporte de equi­ po: así como el técnico debe asegurar que circule bien la pelota entre sus dirigidos, el psicólogo debe asegurar que circule bien la palabra. Y am­ bas cuestiones son solidarias: esto siguiendo a P i c h ó n R i v i é r e , quien planteaba a la pelota como portadora de un mensaje.5 A mi juicio, el encuadre grupal difiere del de un grupo terapéutico y de una clase dada por un profesor, y si bien no es un grupo de refle­ xión ni un grupo operativo, tiene algo de estos dos últimos.

5 Un recurso grupal que funciona con muy buenos resultados, es el de la circula­ ción de una pelota de tenis entre los miembros del grupo, con una consigna determi­ nada que puede ser: “dile a quien quieras lo que no te animas a decirle en la práctica o en el partido”, y cuyo objetivo es que se deslice la palabra, y el algún ca­ so se aflojen algunas tensiones.

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Gutiérrez, Zabaleta, Mascherano y Pisculichi. Juegos para fomentar la cohesión del equipo (Uruguay, Sudamericano Sub 20, 2003).

A) MEDIACIÓN También realizo intervenciones “como puente” entre el técnico y el jugador, ante algún hecho puntual donde interpreto que hay obstácu­ los en la comunicación entre ambos que atentan contra el trabajo ini­ ciado y los objetivos planteados. Previa interrogación individual de si estarían de acuerdo en una reunión, se realiza la misma. Y ha sucedi­ do que el diálogo propuesto, sin llegar a ser un ciento por ciento exito­ so, ayuda a ponerle palabras a ese malestar y por ende, a aliviarlo. Caso de mediación: jugador de selección que integraba los plan­ teles de P e k e r m a n . Vuelve al club y le piden que juegue. Por su edad está en una di­ visión “x”. Lo ascienden a otra y juega un solo partido. No conforma al D.T. y sale. No se había integrado todavía al grupo. Viene con la pregunta: “¿qué hago, Marcelo?” (alto grado de tensión e incertidum ­ bre. Sentía que no era ni de acá ni de allá). Lo oriento, le aporto pautas para que él decida. Lo hago pensar 3 días. Paralelamente lo hablo con los dos técnicos y el coordinador.

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Conclusión: lo mejor fue que volviera a su división original, ya que ese D.T. lo iba a tener más en cuenta (sin garantizarle titulari­ dad, iba a tener su oportunidad). Todos coincidimos en que era lo me­ jor para el jugador (obviamente él fue el primero en llegar a esta con­ clusión). Luego de un tiempo, y en una división de muy buenos juga­ dores, se afianzó y se transformó en un titular indiscutido.

A) INDIVIDUAL En el plano individual aparecen cuestiones de las más diversas: Un jugador que se acerca espontáneamente y que presenta una conflictiva familiar que lo afecta: es de una provincia del interior, es­ tá viviendo acá y acaba de visitarlos. Y la conexión con cierta “pintu­ ra familiar” lo ha movilizado, entre otras cosas, el hecho de haber vis­ to quebrado y llorando a su padre (ya separado de su madre) y deso­ cupado. Esto lo llena de culpa, aun sabiendo que lo suyo es jugar al fútbol y que acá está bien. Luego de escucharlo largamente, le pre­ gunto ¿en qué cambiaría la situación si él estuviera en su ciudad de origen? A los pocos días, vuelve mucho más tranquilo y aliviado di­ ciendo que esa pregunta le quedó y la pensó mucho, y que llegó a la conclusión de que él allá mucho no podría aportar... Recuerdo otro jugador (también de 18 años) que se acerca espon­ táneamente sobreexigido y presionado por varias situaciones coinci­ dentes: parece que el técnico no lo tiene en cuenta, y se va a tener que ir luego de mucho tiempo en el club, su novia le exige más tiempo, sus amigos también y no sabe qué hacer con los estudios. Llora en la en­ trevista. Luego de 3 ó 4 entrevistas, y de intervenir en relación a al­ gunas cuestiones (una de las charlas fue al borde del campo de ju e­ go), me agradece y me dice “...Y pensar que yo pensaba que el psicólo­ go no servía para nada. Me ayudaste un montón...” Finalmente, el jugador fue dejado libre por el técnico, pero pudo ponerle algo de luz a su futuro respecto de sus afectos y sus estudios: había decidido continuar con los estudios universitarios y buscar una posibilidad en otro club. Confesión de un futbolista a principios de año, antes del inicio del campeonato, pretemporada: “Me siento presionado y desganado, con mucha exigencia. Me cuesta acostumbrarme a mis nuevos com­ pañeros. Veo que el D. T. me pide cosas que hoy no puedo hacer. Ade­ más estoy aburrido, hasta tengo ganas de empezar la escuela. Creo que también me afectó el cambio de pensión. Sí, tenes razón, los cam­ 75

bios me cuestan...” Con una estrategia psicológica clara, en dos con­ versaciones más, este jugador (pieza fundamental del equipo) volvió a su nivel y su rendimiento no decayó en todo el campeonato. Delantero: “Erré tres mano a mano en los dos partidos que entré”. Indagando, se deduce que el pensamiento negativo que se le armaba al jugador era: “si lo yerro, qué irá a pasar... me mandan de vuelta”. 1) Nos situamos en detalle en las tres situaciones. 2) Profundizamos la cadena negativa: Lo yerro —► suplente —► extraño más —► me vuelvo a casa. 3) Hicimos el entrenamiento mental de sustituirlo por un pensa­ miento positivo: “Estoy tranquilo —►decido bien la jugada—►es gol —► todos me abrazan”. Luego de este entrenamiento mental y de un ejercicio de visualización (ambos para elevar la confianza) el jugador volvió a marcar. Jugador muy talentoso acercado por el D.T., debido a que no es­ tá rindiendo como podría, y además se quiere ir a su provincia (cada vez que va, le cuesta volver). Sus padres se llevan muy mal y él quiere viajar para solucionar­ les el conflicto. “¿Qué podés solucionar vos allá?”, le pregunto. (Esta fantasía es muy común de los chicos del interior, que creen que pueden ser decisivos, cuando en realidad no lo son). Se le muestra que quedó seleccionado entre mucha gente y que viajando corre el riesgo de interrumpir su carrera. Luego de varios encuentros, el jugador baja el nivel de ansiedad, empieza a rendir de acuerdo con los esperado y razona: “antes estaba preocupado por mi familia, ahora lo hago por mC\ El D.T. me pidió que trabaje el fastidio que manifiesta el futbo­ lista Gonzalo cada vez que lo reemplaza ya que, de no modificarlo, perdería la titularidad de un momento a otro. Estrategia utilizada: comunico esto al futbolista y focalizamos con técnicas de auto-control. El jugador a veces se daba cuenta y á ve­ ces no, de lo que hacía, pero empieza a ser consciente de que está en­ viando con su acción, un menstge negativo al D.T. y sobre todo al grupo. Luego de investigar que en su lugar de origen nunca lo reem­ plazaban (era la estrella), las reuniones apuntaron a la toma de con­ ciencia de un nuevo rol, en un nuevo equipo, y con un nuevo técnico. Efectivamente, el futbolista pudo modificar su actitud en beneficio propio y del equipo. El futbolista (arquero) estaba convencido del siguiente pensa­ miento negativo: “si la primera pelota que toco me sale mal, juego ner­

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vioso todo el partido, y lo hago mal. Si me sale bien, me tranquilizó”. Estaba tan instaurado este pensamiento en su mente, que aunque lo hablamos varias veces, mostrándole la falsedad del mismo, hizo falta un partido que se lo demostrara. Luego del mismo, en que empezó mal y siguió bien, el jugador vino y me dio la razón. “Ver para creer” (apóstol T om ás ).

Son retazos de intervenciones, con algunas modificacio­ nes para resguardar el secreto y la ética profesional. El psicólogo tiene muchas restricciones para dar cuenta de sus intervenciones, motivo por el cual cualquier pregunta de un periodista debe ser respondida en forma limitada, en el mejor de los casos. ESQUEM A

S u j e t o q u e q u ie r e HACER ALGO

CLIM A

....................................... ► LO QUE HACE IN TERN O

Cuando hay óptima preparación psicológica esta distancia se reduce

¿Cómo trabaja un psicólogo en el fútbol? ¿Cómo llegan los futbolistas hasta el especialista? a) Espontáneamente: Esto sucede en muchos casos y por di­ versos motivos.

b) Derivados: Por el técnico, el preparador físico, el médico, el kinesiólogo. c) Citados por el profesional: Por rutina y control psicológi­ co de seguimiento, o por algún motivo observado en un entre­ namiento o en una competencia. Este esquema se aplica para el abordaje individual. Para el abordaje grupal, se planifica con cada técnico la m o­ dalidad y la frecuencia.

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C ita d o p o r H a n s E b e r s p á CHER: “Entrenam iento m ental: u n m a n u a l p a ra entrenadores y deportistas”, E d ito ria l In d e, M a d rid , E sp a ñ a (1998).

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R espiración y R elajación • Tomar todo el aire que se pueda por la nariz. Retener el máximo de tiempo posible en los pulmones. Exhalar lentamente por la boca hasta sentir que se desinfla. Repetir cinco veces. • A este ejercicio se puede agregar que el deportista aleje de su mente cualquier pensamiento que tenga (sea éste agradable o desagradable), y que se conecte mental y sensitivamente sólo con el acto de respirar. Vale

d e s t a c a r q u e h a y m u c h o s d e p o r t is t a s q u e n o s a b e n

r e s p ir a r

y

“respirar bien no sólo es relajante, sino que facilita el rendimiento al incre­ mentar el nivel de oxígeno en la sangre. Esto lleva más energía a los mús­ culos y facilita la expulsión de productos solventes” (WILLIAMS). H

ay e j e r c ic io s d e r e s p ir a c ió n q u e se in d ic a n e n c o m p e t e n c ia p a r a

RELAJAR A JUGADORES CON

DIFICULTADES PARA EL AUTOCONTROL DE

(como prevención). Hay muchos ejercicios que se centran en el diafragma y, en muchos casos, tomamos estos ejercicios como puer­ ta de entrada a la visualización. im p u l s o s

• Otro ejercicio que utilizo mucho con futbolistas es la relajación progre­ siva de J a c o b s o n (1930): “músculo- a-mente”. Consiste en una serie de ejercicios que buscan contraer un grupo específico de músculos, soste­ niendo la contracción durante varios segundos antes de relajarse. Elijo tomarlo en una dirección que va desde los pies hacia la cabeza, recono­ ciendo zonas de tensión y preferentemente el día de mayor carga físi­ ca de entrenamiento (al finalizar la misma). V

is u a l iz a c ió n



• El entrenamiento en imaginación debiera involucrar a todos los sentidos, pero eso lleva tiempo de trabajo (vista, oído, tacto, olfa­ to, gusto y quinestésico). La teoría psiconeuromuscular sugiere que impulsos similares ocurren en el cerebro y en los músculos, cuando los atletas imaginan los movimientos sin ponerlos — de hecho— en práctica. Esta evidencia científica respecto de la inno­ vación muscular muy próxima a la verdadera, hace que el “ver con los ojos de la mente” fije en nuestras huellas mnémicas, IMÁGENES POSITIVAS que dejan un sentimiento de “deja vú” (ya vivido), oca­ sionando al deportista una anticipación que redunda en un mayor control de ansiedad, mejora en la toma de decisiones, un grado más elevado de concentración y, sobre todo, una elevación de la autoconfianza y del autocontrol. • Uno de los ejercicios más utilizados con los futbolistas ya entrena­ dos en esta práctica, es el de “visualizar aquella destreza o gesto

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que aparece con dificultades en las prácticas y que el D.T. le señala constantemente (ejemplo: definir un mano a mano, tocar e ir a buscar, centrar con precisión buscan­ do a un compañero, descolgar un centro con seguridad, etcétera). Este ejercicio enseña a corregir primero mentalmente, para luego corregir en la acción. También trabajamos mucho en fijar imáge­ nes positivas del tipo: abrazo de todo el equipo en un gol, imagen en la ducha después del partido, cantando y alegres, por una bue­ na actuación, etcétera. d e p o r tiv o e n c o m p e te n c ia ”,

• El deportista debe estar fam iliarizado con la tarea y dominarla, com binando la práctica mental y física. Las imágenes deben ser vi­ vas y controlables (J osé G il M artínez ). Hay dos tipos de visualizaciones: las in te r n a s (imaginándose a sí mismo) y las e x te r n a s (visualizándose como un espectador, desde afuera). • La nitidez y variedad de las imágenes la da la práctica. La búsque­ da es que los ejercicios de respiración, relajación y visualización puedan incorporarse en el futbolista como un hábito cotidiano, pa­ ra incrementar el bienestar psicológico y la actuación. Se sugiere practicarlo antes de dormir o al levantarse y hay innumerables modalidades. La meditación y el yoga suelen ser también un buen complemento.

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Capítulo 5

D iferencia entre fú tbol profesional y fú tbol am ateu r (su aplicación). La importancia de la prevención con los futbolistas adolescentes

Langer. R evista “M ística ", del D ia rio Deportivo “Olé". A q u ello s q u e d e en tra d a n o h a ya n co n su m a d o la ru ptu ra q u e realiza la tom a d e a u ton om ía , a qu ellos q u e a bord en este su elo d e in esta bilid a d y d e fra ctu ra s, la a d olescen cia , con b loqu eos, esta rá n en con d icion es d e in feriorid a d respecto d e los otros, p ero tod os n ecesita rá n d e tod a su volu n ta d d e vivir, d e tod a la en ergía d e su d eseo d e llegar, p a ra a fron ta r esta m u erte d e la infancia.

(F. Dolto).

d a t o s SON i r r e f u t a b l e s . ¿Por qué, si por ejemplo, en Bra­ sil hay seis equipos de Primera División que cuentan con un psicólogo dentro del equipo técnico, acá no existe ninguno?

L

OS

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Sostendremos este interrogante hasta el final del capítulo, no sin antes decir que el concepto que manejo es la multicausalidad (mu­ chas causas para la misma consecuencia). ¿Cómo se trabaja en divisiones inferiores? Son muchas las tareas que el especialista puede desarrollar, y no hay una sola manera de trabajar (tampoco la hay para los técnicos, los preparadores físicos o los médicos). Por empezar, diré que los objetivos son esencialmente dos: 1. L a prevención

2. La optimización

del rendimiento

Prevenir significa educar y anticiparse a algo. 'Ibmemos el concepto de Prevención de C apean (Ia, 2a y 3a) con modificaciones. Partamos de la base que es decisiva la elección de los técnicos de las divisiones juveniles (está en manos de los directivos). El perfil del entrenador debe ser especial. Hablamos de chicos de 13 a 19 años. En México al fútbol amateur le dicen con mucha sabi­ duría FUERZAS BÁSICAS. Los técnicos deben ser docentes, formadores y comunicativos. El D.T. debe tener conocimientos en pedagogía, en fisiología, en biome­ cánica; debe dar todas las explicaciones que sean necesarias, tanto de cómo pegarle a la pelota hasta de por qué el jugador no va a ser titu­ lar. Detenerse lo necesario en cada caso para explicar los “porqué”. No es lo mismo un chico de 13 años (9a división), que uno de 18 años (4a división). Por ende, ya que se trata de distintos momentos de esta etapa clave de la vida de esa persona como lo es la adolescencia, el perfil del técnico debe ser específico. Hay técnicos de inferiores que sólo quieren estar en el ambiente, pero el objetivo es llegar a Ia división. Sirven más los técnicos que están convencidos de que su trabajo es el de sembrar, que eligen este trabajo formativo y menos estresan­ te que el otro (I a), más atractivo en cuanto a poder y dinero, pero mu­ cho más peligroso. Hago hincapié en los técnicos porque cumplen el papel más impor­ tante. Son los que deben “enseñar” A competir . La competencia y riva­ lidad entre ellos, aun formando parte del mismo equipo, repercute ne­ gativamente en los jugadores (bien patrimonial de la institución). E l fútbol profesional conlleva una “tensión nerviosa” inheren­ te. En tanto trabajador de una empresa, el futbolista profesional, si bien trabaja en condiciones más salubres que un minero, podría haber

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enunciado perfectamente esta frase que C. D ejours nos cita de un obrero: “M i e n t r a s e s t a m o s e n la fá b r ic a , in c lu s o c u a n d o n o tr a b a ja m o s , n u n c a s e p u e d e e s t a r d is t e n d i d o ” .

(El futbolista se va corriendo apenas termina el entrenamiento. ¿Eso no significa que siente presión?). O esta otra, aunque alguno la encuentre exagerada: “la a n s i e d a d r o e la s a lu d m e n ta l d e lo s tr a b a ja ­ d o r e s , p r o g r e s i v a e in e v ita b le m e n te c o m o e l c a r b ó n q u e s o fo c a lo s p u l ­ m o n e s d e l m in e r o a fe c ta d o p o r s ili c o s is ” .

En este mismo terreno, para el profesional una lesión es un acci­ dente de trabajo, y el deporte amateur y el profesional — en cuanto a sus significados- son diferentes e incluso opuestos (se retoma en el Ca­ pítulo 12). Muchas veces me pregunté (ante la ida a fin de temporada, del cincuenta por ciento de los jugadores con los que trabajamos durante el año), si el trabajo de todos no caía en saco roto. Luego de mucho pen­ sarlo llegué a la conclusión de que no: cada uno, desde su disciplina, le da herramientas específicas y humanas al futbolista juvenil, que al ir­ se se las lleva con él. Es el triunfo sobre la discontinuidad y la

inestabilidad tan característica en este deporte.

L EL PSICÓLOGO DEL DEPORTE EN EL FÚTBOL AMATEUR: LA PREVENCIÓN.6 Hablamos de una población de ciento setenta adolescentes de en­ tre trece y veintiún años con una misma pasión y un mismo objetivo pe­ ro con diferentes familias, personalidades, diferente extracción social y aptitud psicológica. Es bien sabido que el trabajo del psicólogo, como el del entrena­ dor, preparador físico o médico, se mide por su eficacia. Pero hay que decir, en este caso, que se trata de un trabajo invisible, a veces imper­ ceptible, y que no luce. Y con efectos verdaderos a largo plazo, aun­ que haya resultados también en el corto y mediano. Los dos grandes objetivos que guían la tarea del psicólogo del de­ porte son: a) La prevención y promoción de la salud mental del deportista, enmarcada en el plano de “la formación” del ser humano.

h (Trabajo Presentado en Fútbol Ciencias '97, en F. C. O , organizado por el doctor Rotemberg).

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b) El mayor rendimiento posible a la hora de la competencia, es­ to es: potenciar y entrenar mentalmente aptitudes psicológicas como la confianza, la concentración, la motivación, y el aislamiento de pre­ siones internas y externas, como así también ayudar a cohesionar al grupo, a mejorar la relación entrenador-jugadores, entre otros. Los que trabajamos en fútbol amateur, en cualquiera de las cien­ cias aplicadas que se trate, sabemos que a diferencia del alto rendi­ miento (profesionalismo) el eje no está puesto exclusivamente en los resultados, sino en la promoción del mayor número posible de juga­ dores (y bien “formados”) al fútbol profesional. La mayor cantidad y calidad de semillas posibles para cosechar. Es así que hoy me referiré tan sólo al primero de los dos grandes objetivos descriptos, e intentaré transmitirles algunas de las tareas que venimos desarrollando con los jóvenes deportistas en el plano de la prevención, que significa educar, anticiparse a algo. Los temas a desarrollar son P revención d e : a) Deserción escolar; b) Expulsiones; c) Lesiones; d) Inductores de estrés; e) Cigarrillo, al­ cohol y drogas. a) Intentamos sortear falsas dicotomías a las que se ven expuestos los adolescentes. Una de las más comunes es Jugás o estudiás, di­ cho por alguno de los padres o algún profesor (hay otra como, jugás o tenés novia). Buscamos orientarlo, ya que si organiza bien su tiempo, el joven podrá entrenarse, jugar, estudiar, tener novia, estar con la fami­ lia y los amigos, sin ser un superpibe ni quedar apresado por las exigencias y las obligaciones. Podrá rendir así en todos los planos, sin perder sus intereses y motivaciones. Sabemos que en la constitución de la personalidad de un indivi­ duo, la educación es una parte muy importante. Hoy, nuestra cul­ tura nos muestra que la desocupación alcanza mayores índices en los niveles de menor educación. Es un dato de la realidad. Ade­ más, es positivo que el joven tenga otro grupo de pertenencia (otra institución), al margen del fútbol, para no saturarse y por­ que comprobamos que reduce sus niveles de ansiedad. Hoy, para los adolescentes en su gran mayoría, ir al colegio no es sinónimo de estudio sino de pasarla bien y zafar. Vale subrayar lo mismo que trabajamos con los futbolistas: el fútbol es una carre­ ra corta, y en el mejor de los casos que lleguen (sin impondera­ bles como lesiones mediante), les pregunto: ¿qué harán los otros 45 años de vida?

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Partiendo de la base que la educación les da más elementos para enfrentar una vida cada vez más difícil, es que instrumentamos una metodología de detección, atención y prevención de la deser­ ción escolar con un dispositivo de trabajo grupal y/o individual se­ gún los casos. Hoy podemos decir que si tomamos las tres divisiones menores, esto es novena octava y séptima (con edades de entre 13 y 16 años), hay solamente cuatro de novena que actualmente no es­ tudian. Por distintas circunstancias, uno en novena otro en octava y dos en séptima (uno de los cuales trabaja) no van al colegio. En la sép­ tima división detectamos cinco casos y conseguimos que, luego de algunas charlas, tres retomaran los estudios.7 También, al citar a los padres subrayamos la importancia del rol de ellos en esta tarea de prevención. En las divisiones superiores hay mayor porcentaje de abandono debido al acercamiento al pro­ fesionalismo, a la exigencia escolar y deportiva y a las motivacio­ nes personales propias de la edad. Allí prevenimos varios casos, aunque ya en el plano individual: muchas consultas espontáneas previas al abandono. Instrumentar la “obligatoriedad” es un objetivo de todos, por el que debemos seguir trabajando. b) Sabemos que como el fútbol es un juego de equipo, además de per­ judicar al expulsado la expulsión también perjudica a todo el gru­ po, ya que lo deja en inferioridad numérica (también sabemos que hay expulsiones justificadas y de las otras). En este punto es muy importante que los mensajes del técnico sean claros, enérgicos y que no deje que se deslice “entre líneas” ningún elemento de agresión opuesto al juego limpio. Por ejemplo: que si el jugador es provocado (tan común en este deporte), no responda la agresión. En este caso, como en tantos otros, la función del psicólogo es de asesoramiento y de complemento de la del entrenador, ya que éste es el dueño de la palabra más importante para los jugadores. Existe una división en mi club que el año pasado, en el torneo Apertura, sufrió un número importante de expulsiones (ocho y casi todas injustificadas). Un año después, en el torneo Apertu­ ra que acaba de finalizar, esta división tuvo solamente dos expul­ 7 En ese momento, aun el estudio no era obligatorio como ahora.

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sados: la segunda en el ránking intemo de menor número de ex­ pulsados entre las seis divisiones existentes. ¿Cómo se llegó a es­ te logro? El pedido del cuerpo técnico de que trabaje grupalmente sobre es­ te eje me facilitó las cosas. Recuerdo que una de las primeras pre­ guntas que les hice fue cuántos habían leído alguna vez el regla­ mento del juego: de treinta, sólo uno levantó la mano, por lo que decidimos (con la certeza de que dábamos ventaja), empezar a leerlo todos juntos y a dramatizar con técnicas de roll-playing, los diferentes gestos del árbitro. Paralelamente buscábamos y trabajábamos las razones de haber llegado a ese preocupante número de expulsiones. Ya en el torneo Clausura logramos bajar a tres el número de expulsiones. Luego, con el año entrante, cambió el cuerpo técnico, y vale decir que el nuevo entrenador subrayó el eje de las conductas indisciplina­ rías. Hoy podemos decir, como resultante, que el actual capitán del equipo es el jugador al que habían echado tres veces de esas ocho. Su mejoría en el plano del autocontrol obedece, como se pue­ de ver, al mensaje claro del entrenador, al trabajo del equipo in­ terdisciplinario, y al trabajo individual con el jugador (incluyó en­ trevista con el padre), a quien se le intentó mostrar, como objeti­ vo de la estrategia de cambio, que esa energía mal gastada en ha­ blar con árbitros, rivales y espectadores le hacía mermar el ren­ dimiento y el placer por el juego. c) En un trabajo conjunto con el cuerpo médico hemos detectado que más del 30% de los jugadores del interior del país (vivan o no en la pensión) que están actualmente en el club, se lesionaron du­ rante el primer mes de su llegada (la siguiente temporada se re­ dujo notablemente ese porcentaje). Brevemente, podemos decir que en este tiempo de adaptación hay dos factores causales fun­ damental: a) el cambio ambiental: de lugar físico (casa por pen­ sión, pueblo por ciudad), de relaciones interpersonales (lejanía de la familia y/o novia, cambio de amigos y de colegio, etcétera) y b) el cambio de ritmo y exigencia del entrenamiento: en la mayoría de los casos, mucho mayor al que venían acostumbrados. Nos detendremos en el primer punto. En la pensión del club hay veintiún8jugadores provenientes de la provincia de Buenos Aires

8 En los años posteriores se incrementó ostensiblemente el núm ero de pen­ sionados, llegando a su m ar setenta.

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y del interior del país. Pero hay muchos más que han llegado al club y que por una cuestión edilicia no se albergan allí. La fun­ ción del psicólogo de sostén, acompañamiento y asistencia, en­ cuentra que la población que más la requiere es la que constitu­ yen estos jóvenes, por sus carencias afectivas, desórdenes emo­ cionales y hasta en algún caso, carencias materiales. Luego de hacer el fichaje médico y psicológico descubrimos este porcentaje. Vale decir que el factor emocional en muchos casos, y en otros el factor mental, predisponen a la lesión, de manera decisiva. Escuchándolos es sencillo detectar que en muchos casos se han lesionado inconscientemente y han logrado volver con su familia mucho antes de lo previsto. Las adaptaciones cuestan y mucho, y en cada caso particular to­ man un matiz diferente. Es por esto que pautamos con el jugador y el técnico las necesidades y la frecuencia de visitas y de comu­ nicación telefónica de cada uno. Un jugador que no se adaptó y extraña mucho, no puede rendir bien ni integrarse al grupo. Ya sobre esta base de datos, proyectamos con el cuerpo médico una planificación de estrategias juntamente con los técnicos, el equipo deportivo y los dirigentes, para disminuir este porcentaje en enero-febrero de 1998. También hemos implementado con el cuerpo médico que todo ju ­ gador que padezca una lesión grave sea derivado al menos a una charla con el psicólogo para hacer la rehabilitación psíquica, tan importante como la kinésica. Hemos visto que muchos jugadores ya aptos médicamente (con el alta), pero con miedos, pensamien­ tos negativos y baja autoestima no pueden rendir bien o están predispuestos a resentirse (nos referimos a la “c ic a tr iz p s í q u i c a " ) . d) y e) En divisiones juveniles, los padres son, en muchos casos, in­ ductores de estrés y agresión competitiva. Es así que antes del inicio de la competencia organizamos reuniones con el objetivo de orientarlos y establecer pautas claras. Hablamos de padres que son generadores de estrés: (“¿cómo u n j o v e n p u e d e j u g a r b ie n , s i c a d a v e z q u e c o m e te u n e r r o r , e s c u c h a lo s la m e n t o s d e la m a d r e y

L. FORTl), de dobles mensajes, de agresión (basta ver algunas competencias), de m a­ la alimentación (el preparador físico se refirió a este tema), y has­ ta de depresión de sus hijos de bajo rendimiento escolar y de de­ serción de las aulas. Y todo esto, con las mejores intenciones.

p e r c ib e e l r o s tr o d e c e p c io n a d o d e l p a d r e ? ” ,

87

También subrayamos la importancia del diálogo con sus hijos, ya que la ausencia del mismo es una de las causas principales del in­ greso en las adicciones. Hablamos de jugar limpio: son muy altos los porcentajes del in­ greso en el alcohol y la droga, entre los 15 y los 20 años (el 80% de los que se inician, según una investigación del diario Clarín). Hace casi un año se evaluó la posible instalación del control antidóping en el fútbol amateur. Las razones de este elevado porcen­ taje antedicho son múltiples, trascienden este trabajo. Sí vale destacar que organizamos charlas de prevención con los jóvenes, para darles información de las que muchos carecen. Les entrega­ mos folletos ilustrativos informando sobre los efectos del cigarri­ llo, el alcohol, la droga y el SIDA, y hasta les enseñamos a usar un preservativo. Finalizo el trabajo diciendo que enseñar está más cerca de preve­ nir que de curar, y prevenir tiene más que ver con entender la sa­ lud que con atacar la enfermedad. Una de las tareas que el psicólogo puede desarrollar es la de conseguir el colegio de los chicos del interior que habitan en la pensión. Se buscarán colegios cercanos a la pensión y al lugar de entrenamiento para economizar tiempo y dinero. Se elegirá, en función de los años por cursar y la categoría en que jue­ guen (turno mañana/tarde), cómo dis­ tribuirlos por grupos en tres colegios, para favorecer las relaciones interper­ sonales, sobre todo en los primeros meses de adaptación. El fundam en­ to de la importancia del estudio y su beneficio en el rendimiento del ju ga­ dor es el siguiente:

El autor jun to al doctor Enrique Rotemberg

Fúndamentación de la obligatoriedad del estudio (10 razones) L Al apostar a dos cosas, fútbol y estudio, los deportistas disminuyen los niveles de ansiedad. Se ha comprobado que juegan más tran88

quilos ya que el estudio es al futbolista, lo que el defensor al ar­ quero vencido que cubre sus espaldas. 2. Incorpora más armas para enfrentar una vida cada vez más di­ fícil, con mayor desocupación en los sectores de menor educa­ ción. Aunque se llegue, se trata de una carrera corta. 3. Facilita los grupos de relación y pertenencia, las salidas sociales y la posibilidad de conseguir novia (evitando la saturación). 4. Disminuye los niveles de estrés. 5. Por ende, disminuye los riesgos de lesión. 6. Previene el aburrimiento y el tiempo ocioso. El tiempo impro­ ductivo aumenta, por ejemplo, la posibilidad del ingreso en las adicciones. 7. Colabora en la adecuación a pautas y reglas propias del colegio co­ mo del juego. Así se previenen expulsiones, siguiendo el ejemplo de juego limpio que caracteriza a la primera división división. 8. El objetivo es que el club les deje algo. Seguimos el ejemplo de Gimnasia y Esgrima La Plata, en la Argentina, y del Barcelo na, en España, que en primera división instauraron la obligato­ riedad del estudio en los profesionales. 9. Todos (cuerpo técnico y jugadores) trabajamos para que lleguen a primera división, pero la realidad nos muestra que llegan sólo los elegidos (en ese momento, de dieciséis jugadores del fútbol profesional que salían a la cancha en el Club Ferro Carril Oes­ te, doce eran de las canteras). 10. Es sabido que al futbolista no se lo prepara para el día después, no se previene. Estamos realizando una investigación con colegas en el marco de la Asociación Metropolitana de Psicología del Deporte, partiendo del supuesto de que en el 90% de los casos no se los preparÓ.Y CREEMOS QUE ESTA ES U N A M ANERA DE PREPARARLOS PARA QUE \ A CABEZA NO QUEDE “ HECHA PELOTA” . 9

‘ El 2/1 2/98 inauguramos en una de las pensiones u na biblioteca para los fu t­ bolistas ju ven iles. Era una vieja idea que pude llevar a la práctica con el apoyo de todos los directivos, técnicos y ju gadores. Los prim eros fondos salieron del S e ­ m inario que dicté en el m ism o club — II Sem inario de Psicología A plicada al D e ­ porte: “Los altibajos en el rendimiento y el papel de la mente " — . Luego llegam os a reunir seiscientos ejem plares. El concepto es el de una biblioteca abierta y ac­ tiva, con libros, tanto de texto como de tiem po libre y no sólo para el aprovecha­ m iento integral de los deportistas ju ven iles, sino tam bién para la utilización de los niños y profesionales de la institución.

89

Y además ¿hay algo más seguro para una madre que enviar a su h ijo a las inferiores de un club dirigido por G rigu ol? D ifícil. E l

— Nosotros buscamos que, además de lo deportivo, los chicos estudien y tengan un título: puede ser música, idiomas, asistencia social. Lo que sea. Es bueno tener algo que te respalde cuando dejas el fútbol. Y la cosa va en serio. Si un jugador de las divisiones inferio­ res falta a la escuela y no puede justificarlo, no juega en la fecha siguiente por más que sea la estrella del equipo. “E l estudio les sirve para no andar en la esquina paveando. Los lleva a estar concentrados en algo” , dice. Incluso, G im nasia y Esgrim a tiene una persona, el Pelusa Bedogni, especialmente encaigada de se­ guir el rendimiento de los chicos en la escuela.

E xtracto de u n reportaje a C a r l o s T i m o t e o G r i g u o l , actual técnico d el B e tis de S e v illa , efectuado p o r la revista d el d ia rio “L a N a c ió n ’’, B u en o s A ires.

2. OPTIM IZACIÓN DEL RENDIMIENTO En este plano se evalúa y actúa sobre las áreas descriptas en el primer capítulo. Podemos decir que hay una línea invisible que divide las divisio­ nes menores (9a, 8a y 7a) y las mayores (6a, 5a y 4a). Estas últimas ya están del lado del profesionalismo. Por eso en las menores, el objetivo fundamental es la integración y cohesión grupal entre sus miembros; y el trabajo grupal semanal es imprescindible. Las herramientas: juegos de cooperación y dinámi­ cas grupales que aseguren la circulación de la palabra y fortalezcan los lazos interpersonales. Se dice que hay que armar buenas novenas. Estoy de acuerdo. Pero ya hay que hacer un trabajo anterior con la pre-novena que no siempre se hace. Se trabaja grupal e individual­ mente. Se observan competencias y entrenamientos. Se hacen segui­ mientos. Se evalúa al grupo con diferentes tests (sociograma es uno de ellos, tan importante para nosotros como el de Cooper o el de los “40 segundos” para los “profes”) e individualmente con técnicas espe­ cíficas, se evalúa: motivación, concentración, ansiedad y miedos pre­ competitivos. Se pauta con cada jugador y cada D.T. cada cuánto es conveniente que el futbolista hable por teléfono, y/o viaje a ver a sus familiares. Según estudios, se evalúa en tres meses el tiempo psi­ cológico de adaptación a Buenos Aires, luego de la partida de su lugar de origen. Se cruzan todos estos datos obtenidos y se hace un perfil psicológico individual y grupal, que es una fuente de información pa-

90

F o to : R e v ista “M ís t ic a ” .

trabajo que el técnico encara con las inferiores es un ejemplo.

ra cada D.T., importante (le da más elementos) a la hora de la toma de decisiones. Hay técnicas específicas que optimizan el rendimiento, disminuyendo el nivel de ansiedad, de miedos, de tensión y de presión y elevando el umbral de autoconfianza y de concentración, tales Como ejercicios de respiración, relajación y visualización (en ese orden). C

u a d r o s o b r e m ig r a c ió n d e f u t b o l is t a s a d o l e s c e n t e s

M igración

I

M ovilidad física (no social)

I

Voluntaria (no involuntaria)

i

C ausa económ ica y de progreso profesional (m ejor em pleo/no por opresión política)

I N uevo am biente (Buenos Aires) ¿Se siente extranjero?

* Cam bio de roles (entre los 13 y 19 años)

I Cam bio de conducta

I C am bio de Instituciones B ásicas/ ¿Están m aduros afectiva y m entalm ente?

SI

NO

i

I

Adaptación a factores de cam bio (entre ellos culturales)

D esarraigo

I Alto rendim iento

i Progreso

I Cambios dinámicos y temporales. Nuevas condiciones de la vida moderna, a días del tercer milenio.

Bajo rendim iento (Fenóm enos de extrañam iento)

* Regreso

I ¿Fracaso?

i No resistencia al cambio (PiK[x>!ULión al mismo)

91

Síntom as de “no adaptación psicológica”

• Necesita llamar muchas veces por semana por teléfono. • Necesita viajar a su ciudad/pueblo m uy seguido. • Está más pendiente de los problemas familiares y de lo que ocurre allí que de lo que le sucede a él. • No consigue amigos en su nuevo lugar. • No consigue novia en su nuevo lugar. • No establece vínculos con los compañeros de estudio. • Critica en demasía las comodidades y comida de la pensión donde está. • Rinde mucho menos que en su lugar de origen. • Se lesiona más veces, y con síntomas que nunca padeció (es más vulnerable). • Altibajos emocionales/Depresión. • Se hace expulsar (hostilidad/fastidio/cambio de humor). • No se adapta ni al ritmo, ni a las nuevas condiciones clim áti­ cas, ambientales y biológicas.

Todo esto superado el tiempo promedio de adaptación (tres a seis primeros m eses).

IN V EST IG A CIÓ N CO N FUTBOLISTAS JU V E N IL E S Se ha construido un cuestionario10autoadministrable con vein­ ticinco ítem en el que el futbolista tiene cinco opciones de respuesta. Esta evaluación que indaga sobre diversos temas como presión, con­ centración, motivación, autoconfianza, solidaridad, autocrítica, obje­ tivos, relación con el D.T., con sus compañeros, con su representan­ tes, elección del líder, influencia del árbitro, vida familiar y otros, ha sido tomada con criterio científico en el año 1997 a ochenta y siete ju­ gadores dentro de una población de ciento sesenta, del fútbol ama­ teur de Ferro Carril Oeste. Esta franja constituye una muestra del 55% de la población. Otro dato importante es que cuarenta y nueve de estos deportis­ tas evaluados continuaron en el club durante el año '98 entre terce­ ra y octava división. Se rescata de esto la inestabilidad deportiva que 10 Ver al final del capítulo.

92

genera el fútbol por el gran número que ha quedado fuera de la ins­ titución. Problema

Se ha establecido una línea media en la cual se han encontra­ do respuestas del orden de una notoria inestabilidad emocio­ nal ante situaciones de presión en competencia. Del mismo modo la respuesta varía sensiblemente si se trata del juego de en­ trenamiento e incluso en caso de jugar como visitante. Hay cierta relajación que permite tomar la actividad con ma­ yor placer lúdico desde el futbolista y desde las indicaciones que recibe del entrenador. La vivencia es menos estresante. Hipótesis

La intención es demostrar que se pueden potenciar y optimi­ zar las acciones deportivas permitiendo una motivación diferen­ ciada del estar sujeto a una permanente presión en relación al lu­ gar que ocupa el jugador rescatando el aspecto lúdico de la com­ petencia en el fútbol desde la psicología del deporte. Objetivos

Realizar con rigurosidad científica una tarea diagnóstica que per­ mita una correcta estrategia de cambio(s) en los aspectos anímicos del jugador de fútbol juvenil en la búsqueda de soluciones a problemas deportivos que le permitan arribar al fútbol profesional con una per­ sonalidad fortalecida. M arco teórico

Esta tarea llevada a cabo en el Club Ferro Carril Oeste con adolescentes de entre trece y dieciocho años —jugadores de infe­ riores— tiene diferentes objetivos a largo plazo. En principio, analizar algunos de los factores anímicos que puedan influenciar en la dinámica del juego buscando una respuesta adecuada para cada circunstancia. Al encabezar la encuesta con una simple frase que apela a la

93

sinceridad del encuestado y garantizando confidencialidad, se ha tratado de imprimir el necesario respeto por el jugador y riguro­ sidad en la obtención de la respuesta para poder llevar adelante un modelo de investigación con una base estadística que brinde la mejor aproximación a las emociones del jugador de fútbol en competencia semanal y entrenamiento diario. Y así intentar dis­ minuir con los métodos apropiados de la psicología del deporte el nivel de presión interna y externa que padece cotidianamente. Cuando el deportista se encuentra en un estado de tensión psicológica se eleva la excitabilidad emocional agudizando el sen­ timiento de insatisfacción. De acuerdo con lo dicho, se establecen diversas estrategias psicológicas de cambio que permiten dismi­ nuir y controlar la inestabilidad emocional ante situaciones de presión en competencia, a saber: 1. Abordaje Deportológico. 2. Entrenamiento Mental (Técnicas de Relajación y Visualización). 3. Planteamiento de metas realistas. 4. Definición de estrategias para la obtención de las metas. Como profesionales la función es participar en la formación de jugadores de fútbol para que lleguen altamente capacitados en su juego, manteniendo el deseo de aprender y superarse, ayudar al de­ sarrollo como sujetos que mantengan el cuidado de sus cuerpos y mentes. Que encuentren en su carrera deportiva una elección que les permita disfrutar del éxito y soportar la frustración de perder, más allá del nivel de responsabilidad que hace a su puesto. La actividad del psicólogo del deporte siempre es ajustable a los objetivos y necesidades del sujeto deportista.

94

RESPUESTAS UTILIZADAS PARA LA TAREA DE INVESTIGACIÓN Y ANÁLISIS 11

Siempre

Muchas Veces

A veces

P ocas veces

Nunca

R in d o m ás en los p a rtid o s de v is ita n te

7

17

45

4

15

S ie n to que soy in e sta b le em ocionalm ente

5

13

33

31

6

M e bajoneo cuand o no m e sa le n la s cosas

12

18

29

18

11

9

10

41

17

11

Ju e g o m ejor en la s p rá c tica s que en los p a rtid o s

El fútbol se nos presenta, muchas veces, como un rompecabezas a resolver

11 En esta investigación conté con la colaboración de la licenciada B eatriz M i n arro (psicóloga del deporte y metodóloga) para el armado posterior de la m ism a. Juntos dictamos seminarios de extensión de la Universidad de Buenos Aires (Psicología) y de la Universidad Nacional de La Plata (Facultad de H um anidades y Ciencias de la Educación).

95

C u e s t io n a r io

u t il iz a d o

Por favor, sea sincero y rápido para contestar. Tache con una “X” la respuesta correcta. Remóntese a lo sucedido en el corriente año. Se garanti­ za la confidencialidad de los datos. 1

T e n g o m ie d o d e ir a

S ie m p re

M u ch a s veces

A lg u n a s v e c e s

P oca s veces

N u n ca

S ie m p re

M u ch a s veces

A lg u n a s v e ce s

P ocas veces

N unca

S ie m p re

M u ch a s veces

A lg u n a s v e ce s

P ocas veces

N unca

S ie m p r e

M u ch a s veces

A lg u n a s v e c e s

P oca s veces

N u n ca

h a b l a r c o n e l D .T . 2

R i n d o m á s e n los p a r t i d o s d e v is it a n t e

3

R i n d o m á s e n lo s p a r t i d o s d e lo ca l

4

S i e n t o q u e s o y i n e s t a b le e m o c io n a lm e n t e

5

M i d i s p o s ic i ó n a l

M u y a lta

A lt a

M e d ia

B a ja

M u y b a ja

M u y a lta

A lt a

M e d ia

B a ja

M u y b a ja

M u y a lta

A lt a

M e d ia

B ^ ja

M u y b a ja

M u y a lta

A lt a

M e d ia

B a ja

M uy

e n t r e n a m i e n t o e s . ..

6

M i m o t iv a c i ó n en g e n e r a l e s .. .

7

M i c o m u n ica ció n c o n lo s c o m p a ñ e r o s d e l e q u i p o e s . ..

8

M i t o le r a n c i a a la

baja

f r u s t r a c i ó n e s . . . (a lg o q u e s a lg a m a l a m í o al e q u ip o )

9

M i r e s is t e n c ia fís ic a e s . ..

M u y a lt a

A lt a

M e d ia

B sya

M u y b a ja

10

M i d is p o s ic ió n a e s c u c h a r

M u y a lta

A lt a

M e d ia

Brtjrt

M u y b ^ ja

d e l D .T . m is e r r o r e s e s .. .

11

12

S o y c r e a t iv o e n e l j u e g o

S ie m p r e

M u ch as veces

A lg u n a s v e ce s

P ocas veces

N u n ca

P e le o c a d a p e lo t a c o m o

S ie m p r e

M u ch as veces

A lg u n a s v e ce s

P ocas veces

N u n ca

S ie m p r e

M u ch a s veces

A lg u n a s v e ce s

P oca s veces

N u n ca

s i fu e s e la ú lt im a

13

S o y te m e ro s o de l e s io n a r m e

14

L a in fl u e n c i a d e la

M u y a lta

p a l a b r a d e m is p a d r e s s o b r e m í e s .. .

96

¡

A lt a

M e d ia

B ^ ja

M u y b sy a

!

15

J u e g o m e jo r e n la s

S ie m p re

M u ch a s veces

A lg u n a s v e ce s

P ocas veces

N u n ca

S ie m p r e

M u ch as veces

A lg u n a s v e c e s

P ocas veces

N u n ca

S ie m p r e

M u ch as veces

A lg u n a s v e ce s

P ocas veces

N unca

S ie m p r e

M u ch a s veces

A lg u n a s v e ce s

P ocas veces

N u n ca

p r á c t ic a s q u e e n los p a rtid o s

16

M ie n t r a s j u e g o e s t o y m u y p e n d ie n t e d e l a r b it r a je

17

S o y f u t b o lis t a d e c id id o (e j.: p a t e a r , e n c a r a r , s a lt a r , e t c é t e r a )

18

T e n g o p r o b le m a s f a m il i a r e s (e j.: p a d r e s sep a ra d os, con herm an os, e c o n ó m ic o s , e t c é te r a )

19

M i d i s p o s ic i ó n a

M u y a lt a

A lt a

M e d ia

B ^ ja

M u y b a ja

M u y a lta

A lta

M e d ia

B ey a

M u y b ^ ja

d e fe n d e r e s .. .

20

M i d i s p o s ic i ó n a a t a c a r e s .. .

21

M e pasa q u e m e

S ie m p r e

M u ch as veces

A lg u n a s v e ce s

P ocas veces

N unca

S ie m p r e

M u ch a s veces

A lg u n a s v e c e s

P ocas veces

N u n ca

S ie m p r e

M u ch a s veces

A lg u n a s v e c e s

P ocas veces

N u n ca

S ie m p r e

M u ch a s veces

A lg u n a s v e ce s

P ocas veces

N u n ca

S ie m p r e

M u ch a s veces

A lg u n a s v e ce s

P ocas veces

N u n ca

d e s c o n c e n t r o e n lo s p a rtid o s

22

M e g u sta cooperar, a u x i l ia r y a y u d a r a m i c o m p a ñ e r o e n el ju e g o

23

S i e n t o m u c h o s n e r v io s a n t e s d e lo s p a r t i d o s

24

T é n g o lo s o b je t iv o s d e p o r t i v o s c la r o s

26

M e b fy o n e o c u a n d o n o m e s a le n la s c o s a s

C ategoría:

Edad:

N om bre:

Puesto en que ju ega: Puesto en el que querría ju gar:

12

M e ha sucedido en innumerables oportunidades el aportarle al entrenador

este dato significativo, que el jugador nunca se atrevió a comunicarle.

97

Un

tesoro para lesionados , suplentes y expulsados

unca te entregues ni te apartes, amino, nunca fedo más y aquí edo, y aquí me quedo...” De José Agustín Goytisolo, extraído de “Palabras para Julia", cantado y musicalizado con brillantez por Paco Ibáñez.

Con los integrantes del cuerpo técnico y jugadores en la sala de juegos, en la concentración durante el Mundial Argentina 2001.

98

E

x p u l s io n e s e n

fútbol am ateur

. G

e n e r a l e s y p o r e q u ip o

Fuente: Escuela de Arbitros (AFA)

^

I

I

Se han tomado en cuenta los campeonatos disputados durante los años 1994, 1995, 1996, 1997, 1998 y primer torneo 1999. Año Cantidad de partidos 1994 1995 1996 1997 1998 1999

Cantidad de expulsados Porcentaje

1.603 1.726 1.805 1.918 1.886 976 E

1.148 1.005 981 833 820 434 s t a d ís t ic a p o r e q u ip o

■ I I n s t it u c ió n

0.716% 0.582% 0.543% 0.430% 0.434% 0.444%

i I 1994

1995

1996

1997

1998

1 9 9 9 T o ta l G r a l.

G im n a sia y Esgr.

67

39

31

33

33

20

22 3

River Píate

51

40

43

38

36

16

224

L an ús

74

55

33

28

22

21

233

Banfield

66

39

42

31

37

22

237

N . O. Boys

26

57

59

39

54

19

254

Ferro C. O este

56

48

55

48

42

19

268

Independiente

63

44

55

36

69

20

287

Racing C lu b

63

51

47

60

48

19

288

San Lorenzo

49

53

55

63

53

22

295

D ep. Español

68

62

55

44

52

17

298

H uracán

82

74

45

41

36

16

294

V élez Sársfiold

78

56

44

43

45

28

303

Rosario C entral

20

73

76

53

56

27

305

Boca Juniors

72

45

61

60

40

20

298

Platense

91

64

67

27

35

31

315

E stu dian tes L. P.

84

61

62

55

33

34

329

A rgen tin os Jrs.

72

61

62

55

33

34

329

Q u ilm es

66

74

89

50

38

40

357

19

32

7

58

-

-

8

8

U nión

-

-

Colón

-

-

-

99

o o publicados en la revista *M ís tic a d e l Diario Deportivo "Ole"

1

m

Capítulo 6

L a im portancia de la interdisciplina E l trabajo eficaz de un verdadero equipo y la renuncia a la creencia de poseer todo el saber

F u ente: Diario Página 12

EXPERIENCIA DEL PSICOLOGO DE UN EQUIPO

Batanan, Robín y los jugadores de fútbol Ll(Por Marcelo Roffé *) KI lugar del psicólogo en el equipo técnico-de­ portivo no es sencillo. Ya que nuestro trabajo depende mucho de lo que el téc­ nico nos deje hacer, debe tratarse de un técnico que deje resquicio para un no saber, que emienda que sus propias es­ trategias psicológicas y su intuición son necesarias pero no suficientes; que en­ tienda que la tarca de un especialista lo alivia de tareas que él venía desempe­ ñando y excedían su verdadera función. KI lugar del técnico es homologable al del m édico jefe de un servicio hospi­ talario: poseedor de las últimas decisio­ nes y encarnando el discurso del amo. N o todo amo acepta que no liny ver­ dad absoluta pan» dar cabida a nuevas disciplinas Una vez que el psicólogo logró ser aliado del técnico, se trata del prepara­ dor físico: su formación suele ser dis­ tinta a la del técnico, con mayor rigor científico y un perfil de apertura men­ tal positivo. Hasta la llegada del psicó­ logo. y aun después, funciona com o el Robín" del técnico, Al mejor estilo de la pareja pare nial, si el técnico viene a ocupar el lugar de la ley y la antipatía, muchas veces el preparador físico se ubica en lugar de protección y conlian­ za respecto de los jugadores. KI prepa­ rador físico, pira aceptar la llegada del psicólogo, debe renunciar a ocupar ex­

clusivamente el lugar de confianza del técnico y de los jugadores. También hago intervenciones com o puente entre el técnico y el jugador, an­ te algún hecho puntual donde interpre­ to que hay obstáculos en su comunicación y que ello atenta con- Ira el trabajo: si ambos I están de acuerdo, se realiza una reu­ nión que ayuda a poner palabras y aliviar el malestar. Hay jugadores con bajo ni­ vel de nutoconfianza que consultan, por propia deci­ sión o enviados por el técnico, pa­ ra recuperar la con­ fianza y rendir en su máximo poten­ cial. Ksto contribuye a pie venir lesiones ya que un jugado conliado y bien en trenado es mucln( más difícil que m lesione, Dado el segmen­ to de edades que abarca el fútbol ama­ teur. entre H y 19 años, el eje debería estar puesto en la formación de los ju­ gadores com o personas y no sólo en los resultados deportivos. Por eso orgnni-

zamos charlas que incluyen informa­ ción sobre drogas, alcohol y sida, challas con los padres para infor­ marles sobre la alimentación de sus hi­ jos deportistas y para prevenir la posibi­ lidad de que sean una causa de ístrés juvenil en los chicos, ; i !a.T«í; Y

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Equipo Médico Sanitario • Médico • Kinesiólogo • Fisiólogo • A sisten te Social • N utricionista

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V Infraestructura del deporte (modelo actual español)

Multidisciplina, Interdisciplina, Transdisciplina y los diferentes modelos de inserción del psicólogo Primero yo partiría de algo: al argentino le cuesta trabajar inter­ disciplinariamente, esto me parece que es, en el fútbol sobre todo, el objetivo o la meta a alcanzar: la interdisciplina. Multidisciplina, para mí, es lo que pasa en general en el fútbol, donde cada uno aborda al jugador desde su disciplina sin ningún tipo de comunicación entre las otras. Por ejemplo: yo, psicólogo, hablo fran­ cés, el técnico habla alemán, el preparador físico habla chino y el mé­ dico habla japonés. De esta forma cada uno le va a hablar al jugador en un idioma distinto, y entre nosotros tampoco nos entenderemos, porque cada uno se manifiesta en su idioma. Eso es un poco lo que pre­ domina en el fútbol: en el mejor de los casos hay como un ida y vuelta, una mixtura, un intermedio entre multidisciplina e interdisciplina, por eso digo que la meta a alcanzar es la interdisciplina.

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Hay distintas maneras de trabajar como psicólogo, no hay una verdad absoluta. Entonces la interdisciplina es difícil porque implica que uno renuncia a la verdad, no hay una verdad absoluta; en la multidisciplina está la verdad de cada uno y el idioma de cada uno; como no se entienden, uno sigue pensando que tiene la verdad. La interdis­ ciplina implicaría renunciar a una porción de esa verdad, en el esfuer­ zo para que a uno lo entiendan y uno hacerse entender. Uno podría decir: “a mí me ha pasado con algunos técnicos, que intento explicarles digo y después me quedo pensando: ‘me parece que no me entendió nada, o yo no me hice entender'”, o sea que es un esfuerzo el tema de la comunicación que desarrollamos acá. Que te entiendan y hacerse entender, es dialéctico, no es la culpa de uno sólo. Pasa mucho con el argentino porque es soberbio y omnipotente, en general, no hablo sólo de los técnicos. Los preparadores físicos, los psicólogos, los técnicos y los médicos está subidos al caballito, se creen los dueños de la verdad. Por eso yo digo que el Gran D T —juego que durante varios años publicó el diario Clarín— tuvo éxito comercial: todos nos creemos téc­ nicos. Si hiciéramos lo mismo con el Gran PS (Gran Psicólogo), el éxito probablemente sería más rotundo. Entonces, bajándose un poco de ese caballito, o sea renunciando un poco a esta verdad, para decir: “de tu disciplina mucho no sé ¿a ver?, yo te traduzco esto para que vos entien-

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das y vos traducime”, la situación sería distinta. Ejemplos: si uno habla con el médico en difícil, el médico no entiende; si el médico te habla en difícil a vos, vos tampoco entendés. cuántas veces fuimos al médico — ¿qué tengo?— y te da una explicación y vos pensás: “no entendí nada, dame lo que tengo que tomar y chau”. Eso implica un esfuerzo, es una meta, no se sabe trabajar interdisciplinariamente. Y el fútbol es un ambiente muy voraz, demasiado patológico, excesiva­ mente competitivo —y me baso en mi experiencia, no en lo que leí— . Tan difícil es hacer pie, existen tantas alianzas, amigos y enemigos que te quieren voltear, esto y lo otro, que muchas veces las cuestiones personales pesan y las cuestiones políticas valen más que tu trabajo en sí. Entonces esto se potencia porque la interdisciplina supone con­ fiar en el otro y para que haya confianza tiene que haber un coordi­ nador que no sea autoritario y que genere redes de confianza, que no haya alianzas de enemigos o amigos o boicoteadores y saboteadores, entonces está todo relacionado. Y la transdisciplina yo ya no diría que es una meta, es algo teóri­ co muy puro, un ideal, una utopía, algo que sería un estrato o un escalafón, o una categoría superior en el camino interdisciplinario, en cuanto a afinidad de objetivos. Para que haya interdisciplina tiene que haber objetivos en común. Me parece que el entendimiento de todos los miembros a un nivel superior y la claridad y la persecución de los caminos hasta alcanzar esos objetivos es lo que yo llamaría transdis­ ciplina. Esto no significa que cada disciplina pierde su particularidad, pero hay un gran entendimiento entre todos los miembros del equipo de trabajo. Entonces, con seis entrenadores siempre hay vaivenes, se vive una situación muy desgastante, pero es más fuerte mi pasión, mi entusiasmo y todo lo que yo pongo. Son los tres esquemas o modelos: yo me insertaría como psicólogo dentro del cuerpo técnico modelo español, porque por ejemplo, me cambio en el vestuario con los técnicos, participo, voy en el micro y vuelvo con los técnicos y los jugadores, asesoro a los técnicos (una de las funciones, si se dejan asesorar), ya lo dijimos en algún momento. Mi trabajo no se reduce al trabajo de consultorio. El concepto de consultorio en psicología del deporte es el de consultorio grande. Uno observa e interviene mucho más allá de las cuatro paredes (ejem­ plo: intervención con un jugador en una práctica al costado del campo de juego, o en el entretiempo de una competencia, luego de la charla técnica, antes de salir a jugar el segundo tiempo y en el vestuario). Cuando me preguntan: ¿diván con deportistas?, yo esbozo una sonrisa y mi respuesta es: “sí, para las visualizaciones”. 105

El 8 de seuembre se cumplirá un año de la vuelta de Enzo Francescoli a River. “ Y el balan­ ce hasta ahora es muy positivo — asegura— . Llegué, fui cam­ peón, goleador del torneo y aho­ ra sigo siendo protagonista, jun­ to al equipo, en la Copa Liberta­ dores. Fue un año muy bueno, a pesar del bajón que tuvo River en la parte final del campeonato anterior".

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*0 •* -¿Por qué el equipo bajó O

tanto?

Porque cayó en un pozo aní­ mico. problema fue nrm al; el equipo se aflojó. Por la experien­ cia que tengo sé que lo anímico supera a lo físico v a lo técnico. Con un equipo com o el de River — capaz, con buenos jugadores, bien entrenado v profesional— la

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que fue es recuperar lo mental.

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-Después de lo que se vio re conVélcz ¿el problemasigue siendomental? -N o . Ahora hay otras cosas para marcar. El cam bio siem­ pre ayuda. Pero es un cambio. Y no se puede cambiar todo de día para otro. Ramón Díaz y su cuerpo técnico le tienen que ganar al tiempo.

Requiere también hablar con los técnicos, asesorarlos, trabajar con los grupos de las divisiones, en un acuerdo previo con el técnico, hablar de los temas que desarrollo con los grupos o preguntarle al téc­ nico: “¿qué te parece que sería importante que trabajemos con el gru­ po?”, observar entrenamientos y competencias, cosa que un psicólogo, “un bicho de consultorio”, sin que se tome despectivamente, no hace, no observa entrenamientos, no observa competencias, y como dijimos, ser testista también, que eso se puede hacer tranquilamente en con­ sultorio; todo eso a nosotros nos permite cruzar datos, te da muchos elementos de trabajo, cuando digo “observar prácticas” es también es­ cuchar qué se dicen entre los jugadores, atender a las indicaciones del técnico, ver los lugares del preparador físico. En este punto vale acla­ rar que en la Argentina (en Europa es diferente), el “profe” muchas ve­ ces posee una tendencia a invadir áreas que no le corresponden (tácti­ cas, técnicas, médicas y psicológicas). En ese caso se trata de una de­ formación profesional porque creen tener el mismo lugar que el D.T. Y 106

es como el que el D.T. “los perdona”. Considero éste un punto a revisar y debatir en pos del trabajo interdisciplinario. Ver competencias tam­ bién significa ver un montón de cosas: pasar informes, o sea estar en permanente diálogo con el cuerpo técnico. Entonces uno podría decir: “ese técnico que dijo que no soy del cuerpo técnico tiene razón y no tiene razón. Tiene razón porque también yo siento que soy parte del cuerpo médico, y el cuerpo médico, si hacemos transitivismo, también es parte del cuerpo técnico”. Lo que pasa es que está todo muy escindido, como los feudos, y el médico va por allá y el técnico va por allá. Es lo que pa­ sa en general en todos los clubes. Recién ahora veo que el médico está usando ropa deportiva en primera división, cuando entra a ver qué le pasó al lesionado. Y nosotros somos parte, en cierta forma, de las cien­ cias médicas, ya que el encuadre que nos importa es el caso por caso.

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Entrenadores

Equipo Médico

Director Equipo M édico

+ Médicos ♦

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Kinesiólogos

Psicólogos ♦

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(Deportistas que pertenecen a la Organización Deportiva) y

V . Modelo americano del psicólogo deportólogo

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Nosotros tratamos de resaltar todo el tiempo la particularidad y el médico también. Si hay diez esperándolo, no dice “pasen los diez”; esta es una gran diferencia. Entonces, en este esquema, Vélez es un pio­ nero. O sea, el licenciado Lo Russo está ahí, todos los días, desde 1981, y recibe la demanda: “¡Ah! vengo a ver al psicólogo”. Yo creo que es una responsabilidad la poder difundir una cosa que es una necesidad para muchos y no tienen ni idea de que existe. Muchas veces el hecho de que te consulte te da a entender que algo pasa, y uno lo une con las cosas internas, y el jugador no quiere que nadie sepa, ni del cuerpo técnico ni sus compañeros, que nadie sepa que fuiste consultado. Uno está del lado del cuerpo técnico pero a su vez le brinda la con­ fianza al jugador, y no para traicionarlo. Entonces uno tiene que poder darle algo al jugador y darle algo al técnico, porque obviamente yo puedo hablar con el jugador y decirle al técnico: “dejó, vos no te enteréis de ruada”, y el D.T. me puede decir: “y a mí de qué me sirve, si vos no me hacés ninguna devolución”. f

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• Organizaciones -*■ Deportivas Psicólogo Deportólogo • Centros de Medicina Deportiva

como consultor y/o terapeuta independiente

® Deportistas por su propia cuenta V P sicó lo g o deportólogo com o co n su lto r

A continuación detallaré los Principios Eticos de los Psicólogos y Código de Conducta, para que todos los tengan claros y de los que no debemos apartamos jamás. (Código Etico de la APA, diciembre 1992).

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CONTENIDOS Introducción Preámbulo P rincipios generales

Principio A. Competencia Principio B. Integridad Principio C. Responsabilidad Profesional y Científica Principio D. Respeto por la Dignidad y los Derechos de las Personas Principio E. Compromiso con el Bienestar de los Otros Principio F. Responsabilidad Social

N O R M A S É T IC A S 1.

N o r m a s g e n e r a le s

1.01 A p licab ilid ad del Código Ético 1.02 Relación entre É tica y Ley 1.03 Relación Profesional y Científica 1.04 Límites de la Competencia 1.05 Actualización de los Conocimientos 1.06 Fundamentos para los Juicios Científicos y Profesionales 1.07 Descripción de la Naturaleza y Resultados de las Prestaciones Psicológicas 1.08 Diferencias Humanas 1.09 Respeto por los Otros 1.10 No Discriminación 1.11 Acoso Sexual 1.12 Otras Formas de Acoso 1.13 Problemas y Conflictos Personales 1.14 Evitando el Daño 1.15 Mal Uso de la Influencia del Psicólogo 1.16 Mal Uso del Trabajo Profesional 1.17 Relaciones Múltiples 1.18 Trueque (con Pacientes o Clientes) 1.19 Relaciones de Explotación 1.20 Consultas y Derivaciones 1.21 Servicios Requeridos por 'Ibrceros 1.22 Delegación y Supervisión de Subordinados 1.23 Documentación del Trabajo Profesional y Científico

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1.24 Registros y Datos 1.25 Honorarios y Acuerdos Financieros 1.26 Precisión en los Informes a los Clientes y a las Fuentes de Financiamiento 1.27 Derivaciones y Honorarios

2. Evaluación e Intervención 2.01 Evaluación, Diagnóstico e Intervenciones en un Contexto Profesional 2.02 Competencia y Uso Apropiado de las Evaluaciones e Intervenciones 2.03 Construcción de Tests 2.04 Uso de la Evaluación en General y en Poblaciones Especiales 2.05 Interpretación de los Resultados de la Evaluación 2.06 Personas no Calificadas 2.07 Tests Obsoletos y Resultados Desactualizados de Tests 2.08 Puntaje de los Ifests y Servicios de Interpretación 2.09 Explicación de los Resultados de la Evaluación 2.10 Mantener la Fiabilidad de los Ifests

3. Publicidad v Otras Formas de Declaraciones Públicas 3.01 3.02 3.03 3.04 3.05 3.06

Definición de Declaración Pública Declaraciones de Otros Evitar Declaraciones Falsas o Engañosas Presentaciones en los Medios Testimonios Gestiones

4. Terapia 4.01 4.02 4.03 4.04

Encuadre de la Relación Consentimiento Informado para la Terapia Trabajo con Parejas y Familias Servicios de Salud Mental a Quienes ya se Encuentran Recibiéndolos de Otros 4.05 Intimidad Sexual con Pacientes o Clientes Actuales 4.06 Terapia con Partenaires Sexuales Anteriores

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4.07 Intimidad Sexual con Ex-Pacientes 4.08 Interrupción de los Servicios 4.09 Finalización de la Relación Profesional

5. Privacidad v Conñdencialidad 5.01 Discusión de los Límites de la Confidencialidad 5.02 Mantener la Confidencialidad 5.03 Minimizar las Intrusiones en la Privacidad 5.04 Conservación de los Registros 5.05 Revelaciones 5.06 Consultas 5.07 Información Confidencial en Bases de Datos 5.08 Uso de la Información Confidencial con fines Didácticos o de Otro Tipo 5.09 Preservación de Registros y Datos 5.10 Propiedad de Registros y Datos 5.11 Retención de los Registros por No Pago 6. Docencia. Supervisión de la Capacitación. Investigación v Publicaciones 6.01 Diseños de Programas de Educación y Capacitación 6.02 Descripciones de Programas de Educación y Capacitación 6.03 Precisión y Objetividad en la Docencia 6.04 Límites de la Docencia 6.05 Evaluación del Desempeño de Estudiantes y Supervisados 6.06 Planificación de la Investigación 6.07 Responsabilidad 6.08 Cumplimiento con la Ley y las Normas 6.09 Autorización Institucional 6.10 Responsabilidades de la Investigación 6.11 Consentimiento Informado para la Investigación 6.12 Prescindencia del Consentimiento Informado 6.13 Consentimiento Informado para las Filmaciones o Grabaciones en la Investigación 6.14 Oferta de Incentivos a los Participantes de la Investigación 6.15 El Engaño en la Investigación 6.16 Utilizando y Compartiendo Datos 6.17 Minimizar la Intrusividad

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6.18 6.19 6.20 6.21 6.22 6.23 6.24 6.25 6.26

Información Acerca del Estudio a los Participantes Cumplimiento de los Compromisos Cuidado y Uso de los Animales en la Investigación Informa de los Resultados Plagio Crédito en las Publicaciones Publicación Duplicada de Datos Compa^iendo Datos Evaluaciones Profesionales

7. Acti.ilir/ades Forenses 7.01 7.02 7.03 7.04 7.05 7.06

Profesionalismo Evaluaciones Forenses Esclarecimiento del Rol Confiapza y Honestidad Relaciones Previas Cumplimiento de la Ley y las Reglas

8. ResoluCiQILüe Cuestiones Eticas 8.01 8.02 8.03 8.04 8.05 8.06 8.07

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Familiaridad con el Código Etico Coíifropt;acjón de Puntos Eticos Conflictos entre Demandas Eticas e Institucionales Resolución Informal de Violaciones a la Etica Informe de Violaciones a la Etica Cooperación con Comités de Etica Quejas Inapropiadas

Capítulo 7

P au ta s de orientación para p a d res

El pibe de Tamburini P'li bjo e* un idaníe media puntada que \ también llega Va bien a ¡as puntas y , s t j

a i necesario, ventila,colabora en la


despacio) ¿Queedad tiene su rujo

a r-> ana 'neta Je /

■■*• Fontanarrosa, extraído de “Semblanzas Deportivas”, Ediciones De La Flor

“N o hay ‘no-conducta’, o para expresarlo de un m odo m á s simple, es im posible no comportarse... S i se acepta que toda conducta en una situación de interacción, tiene un valor de m ensaje, es

es comunicación, se deduce que p or m ucho que uno lo intente, no puede dejar de comunicarJ’. decir,

(P a u l W a t z l a w i c k )

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9a División

r *Fútbol Amateur deFerr

carril Oeste y padres),

;£sSCSSg^Sg Marcelo: — Buenas tardes. Antes que nada yo me presento:soy M arcelo R offé, licenciado en psicología y estoy especializado en deporte. Femando: —Yo soy Fernando D anani, soy encargado de la parte física, y trabajo con los dos técnicos que son encargados de la parte técnica. Marcelo: — Que son Ricardo Tartaglla, quien fue jugador del club, y Cacho G iménez, a quien todos conocen porque es una ins­ titución en el club y que ahora va a venir. La idea de esta charla nació entre nosotros cuatro. Bueno, el médico está de vacaciones. Nació para que nos conozcamos y para poder contarles, antes de que empiece la competencia, cómo son algunas pautas de trabajo, para que todos podamos trabajar bien y para que los chicos se sientan bien durante la competencia; más que nada pensando que el pasaje de los que venían jugando en fútbol infantil a fútbol ama­ teur, como bien definió el otro día Fernando, es como el pasaje de la primaria a la secundaria, es un cambio de etapa y a los chicos en general les lleva un tiempo adaptarse y asimilar. Si jugaban fútbol infantil entrenaban dos veces por semana, ahora están en­ trenando todos los días; tenían un ritmo de preparación física o no tenían, ahora tienen un ritmo que es bastante arduo. La mayoría nunca habían visto psicólogos, ya que muy poquitos clubes lo tienen, y es algo más que se le brinda al chico. Porque la idea es 13 Es profesor nacional de Educación Física. Fue preparador físico del selec­ cionado argentino masculino de vóley en 1990 y actualmente lo es del juvenil femeni­ no. Trabajó tres años en Catania, Italia (Palavollo), entre 1990 y 1993, en primera división, masculino, Serie A - l, y hace cinco años es el preparador físico de Carlos Getzelevich, director técnico de vóley masculino del Club Náutico Hacoaj y — ahora— del seleccionado masculino que compitió en los Juegos Panamericanos de Winnipeg (Canadá). Agradezco su autorización para esta publicación.

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que nosotros creemos (todo el cuerpo técnico), que además de que cada hijo de ustedes pueda disfrutar jugando al fútbol, que entien­ da que lo más importante no es el resultado de un partido, sino to­ do lo que el chico pueda aprender acá como ser humano, y todo lo que nosotros le podamos dar para formarlo como ser humano. Es­ ta es la idea que tenemos y con la que venimos trabajando. A v e ­ ces es duro decir esto: todos estamos acá y cada uno trabaja desde su lugar para que la mayoría de los jugadores lleguen a primera, pero si uno agarra estadísticas, sólo el 2% de jugadores que se ini­ cian en fútbol amateur, llegan a primera división. Es un dato ge­ neral, pero me parece que es un dato que tienen que saber. Yo le voy a dar lugar a Femando primero, que hable un poco de la par­ te de la alimentación y después yo voy a hablar un poco de la par­ te de la competencia. Después les cuento cómo va a ser la dinámi­ ca. Al final, el que tiene alguna pregunta, alguna duda, algún co­ mentario, la puede expresar y le podemos dedicar algún tiempo a eso si ustedes quieren.

Femando: — Los chicos de 9a recién entraron este año. Como bien dijo Marcelo, para ellos es un cambio importante, porque au­ menta la intensidad del trabajo, e inclusive aumenta la responsa­ bilidad. Lo que cada uno de los técnicos, y Marcelo en su lugar, es­ tamos tratando de hacer es que el chico, sin dejar de jugar y de te­ ner ganas de hacer esto, incorpore esta responsabilidad. Por ejem­ plo les digo, si bien yo no soy un especialista en nutrición, aquí ten­ dría que estar un médico para explicarles sobre ese tema, pero hay cosas que son básicas y que nosotros tenemos que transmitirles a ustedes. Yo tuve una charla con los chicos. Les quiero aclarar que esta es la cuarta semana de trabajo, que es la más pesada. Ustedes van a notar que los chicos en casa quieren dormir más de lo acostum­ brado, o que les duele más el cuerpo que de costumbre, simple­ mente porque está planificado así. Nosotros las dos primeras se­ manas — estoy hablando de la parte física— hicimos un trabajo de adaptación, fundamentalmente con la 9a, porque los chicos de 7a y 8a se llevaron un plan de trabajo para el verano. Los chicos de clase '83 vinieron de las vacaciones, o de jugar en la esquina, o de hacer algo simplemente como hobby. Se encontraron acá con que todos los días están haciendo un trabajo físico e inclusi­ ve además un trabajo... Esta cuarta semana es la más pesada, como se nota en el trabajo que nosotros estamos haciendo, por el

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volumen y por la intensidad del trabajo. Entonces, charlando yo con ellos —hace dos días nada más— nació el tema de que yo les hable un poco sobre la nutrición; porque hablando con algunos, no­ to que hay días que rinden más que otros. Si bien esto es normal, porque el cuerpo no rinde todos los días igual, hay cambios hormo­ nales, hay veces que es notorio por qué un chico no se puede con­ centrar, o está más cansado y no puede terminar de trabajar. En­ tonces les empecé a preguntar un poco cómo eran las costumbres alimenticias. Me di cuenta de que hay muchos chicos que no sa­ ben dividir entre lo que son por ejemplo proteínas, grasas e hidra­ tos de carbono, que son los tres combustibles que el cuerpo puede consumir, entonces sin hacer un estudio profundo porque, prime­ ro yo no estoy capacitado, pero sí me sentí en la obligación de de­ cirle a los chicos: “miren, hay que tratar de comer este y este tipo de comidas, y salió un poco la anécdota de lo que me había pasa­ do a mí cuando era chico —ya que yo también jugué acá, en las di­ visiones inferiores— que llegué a casa y le dije: “mirá mamá, yo tengo que comer esto, esto y lo otro” , y mi vieja me dijo: “mirá, es­ to no es un restorán y vos vas a comer lo que yo te doy”, para que no pase realmente eso, para que ustedes no crean que ellos se creen cracks, porque realmente salieron pensando: “bueno, yo ten­ go que comer hidratos de carbono y los hidratos de carbono son los fideos, el arroz, papa, batata”', ustedes van a notar, que van a casa con ciertas novedades y que no son inventos de ellos, son cosas que nosotros les vamos incorporando para que ellos puedan superar estos momentos difíciles de dolores musculares y que aparte los tomen como hábito, porque como bien dijo Marcelo, no sabemos quién de sus chicos va a llegar a primera. Estos son hábitos de sa­ lud, también; y como prevención, a grandes rasgos, nosotros les vamos a hacer llegar una planilla hecha por el médico donde va a hacer una clasificación de los alimentos, va a decir: los hidratos de carbono son estos, las grasas son estas, las grasas permitidas y las grasas no permitidas y las proteínas; y vamos a dar, quizá la lista más importante, que es qué tipo de alimentos no queremos real­ mente que ingieran nunca, que esto debe ser muy fácil para uste­ des saberlo: los fritos, el hígado es el órgano que más trabaja, uno dice el corazón, la masa muscular, pero el órgano que alimenta y le da el combustible a todo el resto del cuerpo en el trabajo físico que estamos hablando es el hígado, si nosotros por ejemplo un chi­ co que viene y me dice, como me dijo uno la otra vez: “yo hoy al­ morcé bien, comí un bife con papas fritas”, en realidad ese chico es­

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tá en desventaja, ¿por qué? porque la carne, ya sea de pescado, de pollo o de vaca son proteínas, si bien las proteínas son muy impor­ tantes para toda la estructura muscular, para la reposición del gas­ to que yo hago, del daño muscular que yo hago, no es la fuente de energía fundamental, la fuente de energía fundamental que prime­ ro toma el cuerpo son los hidratos de carbono, los hidratos de car­ bono son las pastas, el arroz, la papa, la batata, todas las verduras que no sean de hoja, porque la verdura de hoja tiene mucha fibra, que sirven para otra cosa, pero estamos tratando de hacer una co­ sa a grandes rasgos como para que ustedes lo puedan manejar mu­ cho más fácil, en vez de hacer un bife con papas fritas es mucho más fácil y menos costoso hacer un plato de fideos, y para el chico realmente es como si fuéramos una estación de servicio y le esta­ mos poniendo nafta en el tanque, tenemos que tener en cuenta que si bien no únicamente con hidratos de carbono trabaja el cuerpo, la proporción ideal para un deportista, sería que — si nosotros pudié­ ramos juntar toda la comida que va a comer en el almuerzo o en una cena el chico— que el 60% sea de hidratos de carbono, el 30% proteínas y apenas un 10% de grasas, esas grasas pueden estar in­ corporadas, por ejemplo: si yo como un bife con abundante puré, es­ toy cumpliendo con las cosas, porque la carne ya tiene un cierto porcentaje de grasas. Tratemos de combinarle la comida de mane­ ra que los chicos eviten las frituras, eviten las grasas cocinadas, por ejemplo un plato de fideos viene bárbaro, pero si yo lo hago con una salsa con un aceite muy cocinado también le estoy haciendo mal al hígado, de la misma manera que yo puedo comer milanesas con pu­ ré, y tengo carne, tengo el puré, o con un buen plato de arroz, ten­ go los hidratos de carbono que es el arroz, pero la milanesa está fri­ ta, da lo mismo, quizá por el trabajo no, eso las madres lo van a sa­ ber, pero hacerla al homo, entonces le estamos evitando problemas al hígado y que ese chico no venga en desventaja y pueda terminar con el trabajo. Esto es a grandes rasgos. Nosotros les vamos a hacer llegar una hoja con la clasificación de las comidas, pero además de decirles esto, que posiblemente mu­ chos ya lo sepan, era para que no se encuentren con la sorpresa de que el chico les dice: “no... qué me hiciste, mirá que esto yo no lo puedo comer", sino para que sepan que acá les estamos diciendo a los chicos cuáles son algunas de las pautas.

Marcelo: — Son sugerencias o pautas, porque sabemos que a es­ ta edad la mayoría de los chicos aman ir a “Burger King”, o comer

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el “superpancho” en la calle; es exactamente lo contrario a la bue­ na alimentación del deportista.

Femando: — Bien, y el otro punto es el tema del descanso; a ve­ ces se puede interpretar descanso como que descansen mucho, co­ mo que duerman mucho, y la idea es que los chicos, un deportista a esta edad, tiene que dormir entre ocho y nueve horas y tratar de sacar a la tarde una o dos horas de descanso, caso contrario, si pueden dormir entre nueve y diez horas, no más, ¿por qué no más? uno dice: “bueno, pero si se acostó a las doce de la noche, qué pro­ blema hay en que se despierte a las doce o a la una del mediodía”, el problema en realidad es que el cuerpo responde a ciertos hora­ rios, de la misma manera que responde a la salida del sol con ciclos hormonales, también responde a cuando se levanta, el chico que se levanta a las doce del mediodía difícilmente pueda cumplir con la etapa del desayuno y del almuerzo, o hace el desayuno o hace el al­ muerzo, cualquiera de las dos cosas que se le saque produce cam­ bios hormonales, volvemos al tema de que está en desventaja, la idea sería que el chico se pueda levantar a las nueve de la maña­ na, si se acostó a las doce, durmió nueve horas, pueda cumplir con un desayuno liviano si es que no va a hacer actividad a la mañana, porque si sus chicos siguen entrenando en las divisiones inferiores van a ver que hay un momento en que tienen que venir a entrenar a la mañana, y ahí el desayuno juega un rol más importante que el almuerzo, pero en este caso, que los chicos entrenan a la tarde, que los chicos desayunen, pero que cumplan el almuerzo, entre una ho­ ra y media y dos horas antes de empezar a hacer la actividad físi­ ca acá, que hagan el almuerzo, con esas características que noso­ tros les estamos dando, era simplemente eso; y además para que me conozcan porque el preparador físico del año pasado era otro y como dijo Marcelo, no es un trabajo de los dos técnicos, el psicólo­ go, el médico, el preparador físico, ustedes tienen mucho que ver en esto, entonces es bueno que estemos en contacto. A: (pregunta inaudible).

Femando: — No, en esta edad el tema de sacarle carnes rojas a los chicos, de lo que se trata es lo siguiente, las carnes rojas el in­ conveniente que tienen es que contienen un alto porcentaje de gra­ sas, y además ese tipo de grasas es un colesterol, ustedes habrán escuchado hablar que hay un colesterol bueno y un colesterol ma­ lo, en realidad para las personas que hacen actividad física, no hay mucho problema de colesterol, ¿por qué? porque el trabajo que 118

produce el cuerpo es como si constantemente estuviéramos lim­ piando la cañería de una casa vieja, para hacerlo gráfico; entonces todas las carnes tienen proteínas que no son iguales, no es que hay una sola proteína, cada proteína está formada por un aminoácido, y esos aminoácidos no es que se encuentran únicamente en la car­ ne roja, sino que se encuentran mezclados, algunas veces se en­ cuentran en el pollo, y otras en la carne y otras en el pescado. Un deportista tiene que comer tres veces a la semana carne roja, pe­ ro después, alguna vez al día, tendría que comer, por lo menos dos veces a la semana, pescado, entonces estamos pasando por un mo­ mento difícil, porque todo el mundo trabaja, hay poco tiempo, hay ciertas comidas que llevan más o menos tiempo para preparar y además hay un problema del costo. Yo creo que no hay inconve­ niente en que coma, es decir es mucho menos perjudicial que cin­ co días a la semana carne roja a que coma uno, una sola vez pro­ teína roja no puede comer un chico y menos a esta edad, porque a esta edad además de hacer el gasto del trabajo, tiene que hacer el gasto de aumentar la masa muscular, nosotros estamos haciendo un trabajo de fuerza, ustedes seguramente los deben haber escu­ chado insultarme a mí en sus casas, porque les duele todo, les due­ le la pierna, les duele acá los abdominales, bueno, por qué, porque no es únicamente que los estamos largando a correr, además los estamos haciendo hacer un trabajo de fuerza, de fuerza no para las piernas, de fuerza para los brazos, para la espalda, yo les digo siempre (esto es un chiste) si no podemos ganar al fútbol tenemos que ganar a las trompadas, porque con brazos chiquitos no le po­ demos ganar a nadie, entonces les estamos dando flexiones de bra­ zos, treparse en la barra, muchos abdominales, muchos espinales, porque tienen que aumentar la masa muscular de todo el cuerpo, eso se lo van a dar las proteínas, entonces carne roja, no es que tie­ ne que comer una sola vez, proteína tiene que comer si es posible. El Colegio Americano de Medicina Deportiva estipula que una persona debe ingerir los gramos de proteínas equivalentes por ki­ lo de peso, esto quiere decir: si yo peso ochenta kilos, en realidad peso ochenta y dos, pero digo ochenta porque me da vergüenza, si yo peso ochenta y dos kilos, tendría que comer ochenta y dos gra­ mos de proteínas por día, con lo cual uno dice: si yo como un chu­ rrasco estoy sobrepasado de esto, porque un churrasco pesa cien­ to cincuenta gramos, sí, pero un churrasco tiene líquido, tiene gra­ sa, cuando nosotros sacamos eso, hay que ver si llegamos a los ochenta y dos gramos; ahora, no es que necesariamente tengo que 119

comer esto, si yo como esto hoy, y como pollo mañana, y como pes­ cado pasado, inclusive hay proteínas vegetales que eso ya es bas­ tante más complicado, eso se lo tiene que decir un médico nutricionista, yo por mi parte les puedo decir que si el chico una vez por día come un tipo de proteínas, carne roja, o de pescado, o de pollo, es­ tamos bárbaro, y sin olvidamos de los hidratos de carbono, porque si nos olvidamos de los hidratos de carbono el chico empieza a co­ rrer y le falta combustible, se cansa enseguida, se empieza a acalambrar, no sé si está contestada, no hay problema en que lo coma.

A: — Una pregunta, ¿vos decís que a la mañana a veces también van a tener actividad? Femando: — Este año no. Marcelo: —Más adelante. Femando: — Me refería a esto, la 5a división y la 6a, o sea que es­ tamos hablando en el caso de sus chicos ¿dentro de? Marcelo: — Tres o cuatro años. Femando: —Tres o cuatro años, posiblemente les cambien el ho­ rario. A lo que me refiero es que el razonamiento es que tienen que cumplir todas las comidas: el desayuno, almuerzo, merienda y ce­ na, levantándose a las nueve de la mañana, si no tiene que hacer actividad física, no hace falta que sea el desayuno de dos tazas de café o dos tazas de té con leche, pan con queso, y mucha fruta y ju ­ go como el que tiene que hacer un chico de 5a ó 6a que tiene que desayunar a las siete de la mañana y a las nueve ya tiene que es­ tar trabajando, lo que pasa es que ese muchacho de 5a y 6a a las nueve de la mañana tiene que tener el combustible, por eso es que el desayuno tiene que ser más importante en ese caso, ahora yo me refería a que el desayuno hay que vivirlo, porque si no lo cum­ plen, le estamos alterando ciclos biológicos al chico, era eso. A: — Una sugerencia. Femando: — ¡Sí, mejor! A: — Esta charla, así planteada para padres, en los años venide­ ros se puede hacer un poco antes que ahora, no a las cuatro sema­ nas de haber practicado los chicos intensivamente. Marcelo: —Sí, es ideal, bastante que la hicimos; o sea el año pasa­ do ni la pudimos hacer, o sea lo ideal muchas veces dista de lo real. A: — Porque si aparecen todos los dolores es porque... Femando: — No, ojo, los dolores igual les van a aparecer, yo no 120

les estoy dando una receta mágica donde los chicos van a comer así y se le van a ir todos los dolores, la vida del deportista como cual­ quiera que tiene una profesión, el arquitecto que está ocho horas sentado frente al tablero dibujando, termina en un gimnasio de pe­ sas pidiendo trabajo para la espalda porque le duele la espalda, el dentista que está parado con la espalda así torcida para abajo, tie­ ne desviaciones de columna, cada profesión tiene su trauma, lo que sí van a tener menos dolores y van a mejorar el rendimiento, ahora sobre el tema de no haberla hecho antes tiene que ver con que no­ sotros recién estamos terminando de definir la lista de los fichados.

A: — No es un reclamo es... Femando: — No, es que sería lo ideal, es que usted tiene razón. Marcelo: — Esto es una charla informativa de presentación y de algunas pautas, después si alguno tiene alguna inquietud se acer­ cará individualmente y si se puede se va a volver a hacer otra más adelante, si hay interés de parte de ustedes y si nosotros lo consi­ deramos importante, por ahí una a mitad de año, pero bueno, aten­ demos las cuestiones que nos digan y tomamos nota, pero muchas veces uno tiene que decidir. Si tienen alguna pregunta. A: — ...llega mal a casa, mareado y... si llegan a hablar con el pibe. Marcelo: — Sí, nosotros vamos a hablar con ellos. A: — Por ahora duermen bien, pero ...porque no están yendo al colegio... Marcelo: — Nosotros les damos pautas, cada uno receptiviza lo que quiere o lo que puede y aplica lo que quiere, nosotros les da­ mos condiciones ideales, les decimos lo que nos parece, después ca­ da casa se organizará como quiera o como pueda. Femando: — Hay cosas que yo sí, he hablado con los chicos, yo por ejemplo quiero hacer dos grupos, donde uno venga a las dos y media de la tarde y el otro venga tres y media para que no se me junten, o tengo treinta chicos o tengo ochenta chicos, porque ten­ go a las tres divisiones juntas, entonces quiero separar, pero es cierto, en el momento del colegio va a haber problemas porque hay chicos que dicen: “yo salgo del colegio a la una y cuarto y me ven­ go para acá” cuándo almorzás?”, “\ah\”, “si no me vas a almorzar no, porque si no, no me sirve”, es como dice Marcelo el ideal es és­ te, hay que ver cómo podemos adaptarlo, yo hago una planifica­ ción, un trabajo físico, hay un momento que flexibilizar porque no pueden... pero tengo que cambiarla. 121

Marcelo: —En ese sentido, quédense tranquilos porque la preo­ cupación de ustedes porque estudien es la nuestra, cuando noso­ tros decimos también queremos formarlos como seres humanos, les ponemos en primer plano que es una falsa opción o estudiar o jugar como les ha pasado a algunos de ustedes o como pasa toda­ vía, hoy en día me parece que no se puede optar, hay que estu­ diar, no hay vuelta, hoy en día para repositor de supermercado piden secundario completo, y hoy en día la desocupación es mucho mayor en gente que no tiene estudios, la gente que tiene estudios no pasa por los mismo problemas, entonces nosotros cuando ha­ blamos de esto, de formarlos como seres humanos, no queremos anteponer el fútbol al estudio porque valoramos el estudio igual o más, entonces vamos a tratar de ayudarlos, esta charla también tiene este sentido, para que tanto ustedes como ellos, se puedan organizar de la mejor manera para que el chico no esté exigido, so­ bresaturado, mínimamente organizado para que pueda rendir y divertirse en todos los lugares que frecuente. Yo un poco aprove­ cho esto para meterme, después si hay alguna pregunta más res­ pecto al tema de la alimentación la charlamos al final. Hay un con­ cepto dirigido a quienes van a ver a sus chicos jugar en competen­ cias, hay algo que lo habrán escuchado un montón de veces y que se llama estrés. Es muy común que el médico diga: “usted tiene es­ trés”, o las revistas en todos lados, y hay un concepto que se llama estrés juvenil o infantil, y ustedes me dicen “¿pero cómo, los chicos pueden llegar a un grado de estrés?” sí, en la sociedad que vivimos hoy, con el nivel de exigencia que hay, con los estímulos que tienen los chicos es muy frecuente también, se manifiesta de otra mane­ ra. Entonces un poco las indicaciones o las pautas que yo les voy a dar ahora en el mismo sentido que Femando les daba respecto de la alimentación, esto es respecto a su “conducta de padres”, par­ tamos de una base, nada de lo que hacen (si ustedes se sienten to­ cados) es para culparlos, cada uno hace como padre lo mejor que puede y con las mejores intenciones, sucede que uno a veces se manda macanas y no se da cuenta, entonces de repente una orien­ tación puede servir para pensar algo y para torcer alguna conduc­ ta que sin querer, uno inconscientemente está perjudicando al hi­ jo. Hay algo que se llama el agente motivante, o sea cada uno de ustedes colaboraron, o sea encendieron la llama para que cada uno de sus hijos juegue al fútbol y disfrute con el fútbol, el proble­ ma es cuando, si uno prende un fuego y uno se acerca mucho a la llama, la puede ahogar, entonces en este momento que como de122

ciamos antes estamos pasando de una etapa infantil, donde hay menos responsabilidades, a una etapa amateur donde hay mayo­ res responsabilidades y no sólo acá, sino en la escuela también, porque cada vez son mayores las responsabilidades y las exigen­ cias, yo creo (aparte hay estudios psicológicos que lo demuestran) que una vez que el padre, o la madre, ya sirvió para incentivarlo al chico, para motivarlo para que juegue al fútbol, para que disfru­ te jugando al fútbol tiene que tomar cierta distancia, esto quiere decir, no que no le dé más pelota o que no le pregunte más “y, ¿có­ mo te fue, te divertiste?”, no, pero que no le esté tan encima, sí? es­ to quiere decir que no se convierta en un agente estresante, por­ que muchas veces el padre, yo he trabajado en escuelitas de fútbol antes de trabajar acá, y veía padres que se agarraban del alam­ brado y le decían: “pegale una patada en la cabeza”, y por ahí el padre no se daba cuenta en ese momento, después se enfriaba y decía: sí, la verdad es que fui un imbécil, me equivoqué, pero bue­ no, en ese momento, la importancia que tiene la palabra de uste­ des para el chico, sabemos que todavía están en el comienzo de la adolescencia es una edad clave en que todavía hay muchas cosas que no están definidas del todo, puede ser la sexualidad, puede ser la personalidad. Entonces de repente la palabra de la madre y del padre es muy importante, entonces un chico que ve a un padre al que le cree mucho, confia mucho en él, y el padre le dice:"pegale una patada”, no se va a poner a pensar: no, me parece que estás equivocado, después lo hablamos en casa, va y le pega una pata­ da, entonces esa agresión del padre, claramente, esto no creo que les sorprenda lo que les estoy diciendo, lo habrán visto un montón de veces, se le transfiere al chico, con tres, cuatro padres que ha­ ya de esos por partido, en 9a división, los chicos en vez de estar ju ­ gando y disfrutando, van a estar todo el tiempo pendientes de lo que pasa afuera, entonces esto va generando una ansiedad; lo que comúnmente se entiende por estrés se llama también ansiedad, tensión del deportista, hay un psicólogo cubano muy famoso (G arcía U cha ) quien aglutinó todos esos nombres en un libro: “Las emociones en el Deportista”', entonces la pauta sería tratemos de influir negativamente lo menos posible en las emociones de nuestros hijos, esto quiere decir, por ejemplo yo padre, mi hijo jue­ ga en la 9a de Ferro, tengo ganas de ir a verlo: primer paso le pre­ gunto: “¿te molesta que vaya?”, ¿por qué?, porque muchas veces hay chicos a los que les molesta, otros a los que nc, hay chicos que rinden más, juegan mejor, disfrutan más con el padre o la madre

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mirándolos, y hay otros que no agarran una o que quieren demos­ trar y eludir a todos, genera individualismo, “porque me está mi­ rando papá”, y se tiene que ir con un gol o con una jugada brillan­ te mía, porque si no para qué vino. Entonces se le puede pregun­ tar: “¿tenés ganas?’, “sí, ven?’, bueno, ya me quedo más tranqui­ lo; segundo punto: si voy, voy a alentar; si voy a insultar a los ri­ vales o a darle indicaciones a mi hijo, mejor me quedo en mi casa haciendo zapping, leyendo una revista, o me voy con mis amigos al cine, ¿por qué? porque muchos chicos me dicen que no pueden hacerle caso a lo que les dice el técnico y a lo que les dice el padre, y la mayoría de las veces lo que les dice el padre es opuesto a lo que les dice el técnico, entonces se enloquecen, y ustedes me pue­ den decir ¿tan grave puede ser? y vamos sumando, vamos suman­ do lo de la alimentación, lo de la ansiedad, que es un período de adaptación, y cuando nos queremos dar cuenta tenemos un mon­ tón de cosas, que si las tomamos a tiempo, le estamos permitien­ do a nuestro hijo, que es lo que más queremos, que disfrute, por­ que esto es un juego, o sea, vivimos en una sociedad, en donde to­ do el tiempo se genera la competencia, el individualismo, el sálve­ se quién pueda, vivimos así, esto es una selva. Algunos coincidirán y otros no, pero se vive mal, la calidad de vida es baja, todos come­ mos mal, todos descansamos mal, todos estamos un poco estresados, entonces vamos a tratar de vivir mejor; estas pautas apunta­ rían un poco a esto. Porque aparte los argentinos tenemos una de­ bilidad, por eso Clarín interpretó tan bien con el juego del Gran DT, eso de que todos nos creemos que somos técnicos, todos. El Gran D T interpretó eso y fue un éxito. Entonces, yo le tengo que decir algo a mi hijo, se lo puedo decir, pero tal vez hay que pensar en cómo decírselo, en qué momento, si veo que me dice: no, pero qué me estás diciendo, el técnico me dice otra cosa, me quedo ca­ llado, no atosigarlo, no convencerlo de que yo soy el que tiene la razón, y el técnico no sabe nada, otra cosa muy común porque así le estoy entorpeciendo el trabajo al técnico y le estoy complicando el aprendizaje a mi hijo en lo que es disfrutar, porque si eligieron el fútbol, además de que yo hice una encuesta, un cuestionario el año pasado, con la 9a del año pasado, y el 95% entre las pregun­ tas que había, me respondió positivamente en el sentido de que persiguen un status social, y no está mal porque el fútbol tal vez, con el boxeo, sean los únicos dos deportes, que en el caso de que lleguen, puedan pasar de una clase social a otra, no hay otros de­ portes. 124

A: — Perdóname, eso era lo que pensaban los padres. Marcelo: — No, los chicos. En lo que ahora es la 8a; y no está mal porque el status está íntimamente ligado al dinero, uno puede es­ tar de acuerdo o no en un montón de cosas, podemos ponemos a debatir todo lo que corroe el dinero: las relaciones sociales, las re­ laciones afectivas, pero no es la idea de esta charla hacer un aná­ lisis sociológico o psicológico de la relación del hombre con el dine­ ro, sí, no está mal que un chico vea los jugadores de fútbol que ga­ nan doscientos mil dólares en un año y que salen tocando bocina en un coche que vale treinta mil dólares. ¿O acaso hay alguien a quien no le interesa el lujo? No, seguro que a nadie, lo que sí esto no se les tiene que volver aplastante. A esto iba, a que ellos tienen que entender que esto es un juego; a medi­ da que vayan escalando en el fútbol amateur van a tener más res­ ponsabilidades, pero no es lo único que tienen que tener en la vi­ da a esta edad, jugar al fútbol y hacer un gol o ganar un partido, porque si después la cosa no resulta, la frustración es muchísimo más grande, y aunque resulte, yo les digo a los chicos, suponga­ mos que vos llegás a primera que para eso venís, te sacrificás, te esforzás, y para eso cada uno del cuerpo técnico trabaja con ese ob­ jetivo, tenés una carrera que no hay ninguna lesión que te inte­ rrumpa, terminás a los treinta años, yo les pregunto ¿hay lugar para todos los jugadores de fútbol como periodistas, empresarios de jugadores, directivos?, me miran y rápidamente me dicen: no, y bueno ¿qué vas a hacer los otros cincuenta años de tu vida si no estudiás? Entonces un poco, cuando decimos que los estamos for­ mando como seres humanos es que si ellos tienen la posibilidad de tener otra cosa que les guste además del fútbol, mejor, ahora ha­ cen la secundaria, después seguirán algún curso de computación, si siguen una carrera universitaria mucho mejor, se entiende. Otra cosa que observo en los padres, que actúan sin darse cuenta, porque todos los padres fueron hijos, y todos los hijos tuvieron pa­ dres, hay cosas que se transmiten y se repiten de generación en generación, muchas veces hay padres que además de querer con­ vencerlo al chico de que él es el dueño de la verdad, los amenazan o les inculcan el miedo o los castigan, “si no hacés esto” , y hay es­ tudios psicológicos sobre los castigos, no sólo en el fútbol, que es un deporte, sino en cualquier orden, que demuestran que los chicos que son tratados bien a la larga responden en un mucho mayor porcentaje a lo que ellos tienen ganas de hacer o a lo que los pa­

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dres tienen ganas de que hagan que si son castigados. Hay esta­ dísticas que si uno los castiga todo el tiempo, lo más probable es que el chico salga haciendo exactamente lo contrario, y uno tuvo bastante que ver. Entonces la idea de esto no es que sea una es­ cuela para padres o una escuela de vida, porque no existe ningún libro que enseñe a educar a los hijos, solamente que como se lla­ ma esto competencia, los sábados los chicos van a competir y siem­ pre se compite con un otro, entonces la idea es que ellos lo van a ir entendiendo en las charlas que nosotros vamos a ir teniendo, pe­ ro que del lado de ustedes también ellos puedan escuchar que el otro no es un enemigo como en una guerra que hay que pisarle la cabeza, sino que es un oponente en una disputa que es un juego, que tiene que haber un oponente, porque sino no hay juego, con el que vamos a tratar de divertimos, obviamente que yo voy a salir a la cancha para querer ganar, pero hay maneras, el cómo, uno no tiene que perder el cómo. La última cuestión sería, ¿con todo esto a qué quiero llegar? a que además del ideal de ustedes de que el chico llegue y triunfe como jugador de fútbol, tienen que verlo que disfrutan jugando al fútbol, que si ustedes ven que no disfrutan, no tienen alegría por venir, vengan a hablar con nosotros, porque si no tienen alegría, si ustedes se dan cuenta de que no se puede adaptar, que es una exigencia demasiado grande, o que cuando us­ tedes le hablan se lo toman demasiado seriamente, no digamos que no se lo toma con responsabilidad, porque nosotros intenta­ mos darle seriedad a esto, pero si se lo toma demasiado seriamen­ te, que no puede disfrutar o que no puede disfrutar de otras cosas, bueno me parece que es un llamado de atención, una luz amarilla que nos tiene que llevar a todos a pensar, algo estamos haciendo mal, y en este sentido, así como nosotros tratamos de inculcarle la importancia por el estudio, además de por el placer por el juego, también les vamos a ir dando charlas como hicimos el año pasado en relación a pautas sexuales, que por ahí son preguntas que no se animan a hacerles a ustedes, de por ahí cómo usar un preser­ vativo, o tuvimos charlas de cómo prevenir el SIDA, charlas de prevención de adicciones, entonces tratamos, sabemos que la ado­ lescencia es una etapa muy difícil, no tanto a esta edad, pero hay estadísticas de que el 85% de los que entran en la drogadicdón tie­ nen entre quince y veinte años, entonces esta es una estadística y es irrefutable, y eso no nos tiene que asustar pero sí lo tenemos que saber. Entonces, si nosotros podemos transmitirle algo en es­ te sentido, para prevenir, cuando tiene trece, catorce años, cree­ 126

mos que estamos contribuyendo o haciendo una ayuda impor­ tante desde el sentido humano, que tal vez vale muchísimo más que si llega o no llega, yo con esto que insisto tanto no quiero que se vayan frustrados diciendo “este psicólogo es un tarado, nos pinchó el globo, no va a llegar ninguno”, no, no es pesimis­ mo, es realismo, creo que hay cosas que tienen que saber, y en relación a las drogas es una realidad, tampoco hay que andar asustando, porque no cualquier chico cae en las drogas, obede­ ce a una problemática familiar, hay que ver cada caso, no se puede generalizar, hay que ver la casuística que llevó a ese chi­ co en un determinado momento a probar, porque no todos los chicos prueban, pero sí es una realidad, es una realidad que va creciendo, cada vez hay más datos de esto.

A: — En mi caso, mi hijo me dice por qué no a la droga, yo le expli­ qué que la primera es rica, no le voy a mentir... hay padres que no le explican, es fea la droga pero no les dicen por qué, también no es que en la casa tienen algún problema, pasa porque mis padres no me saben explicar por qué no. Marcelo: — Bueno, pero entonces ahí tenemos un problema. A: — Pero no porque el chico tenga un problema, es que a veces hay padres, que somos un poquito cerrados, y nos da vergüenza explicarles ciertas cosas... entonces yo creo que tenemos que decir­ les las verdades, no ocultar. Marcelo: — No ocultar. A: — ...He tenido chicos que han sido alcohólicos... no siempre es el caso de que los chicos tienen problemas; “vos fumás, ¿por qué?”, “porque me gusta”. Femando: — Pero como nosotros los vamos a tener a los chicos todos los días dos horas y media. Y ustedes los tienen doce horas por día, nosotros les estamos avisando, mirá, nosotros creemos que dentro de la formación de un chico, está el tema de la preven­ ción por esto, por esto y por esto, si alguno no está de acuerdo, que lo diga, pero creo que todos estamos de acuerdo, eso también es educación. A: — No, yo no dije... Marcelo: — No, está bien, vale. Cuando uno dice prevención, dice educación, y yo trabajé muchos años en el hospital Argerich, yo es­ toy especializado en clínica y en deporte, no en la parte de depor­ 127

te sino en la parte clínica, y en el servicio de psicopatología he atendido a muchos adictos, alcohólicos o adictos a las drogas, se llama adicto a cualquiera de las dos posibilidades, y yo de muchos casos que atendí lo que se repetía, y esto lo puedo fundamentar porque es mi experiencia clínica, fallaba el diálogo con los padres, inclusive me llegó una publicidad de España, muy buena, en la que — lástima que no la tengo acá— hay una foto de una madre con un bebé en brazos y dice: “¿cuánto cuesta tener un hijo?”, “en­ tonces trate de hacer todo lo posible para no perderlo, no a la dro­ ga, charle con su hijo, dialogue con su hijo”, y ahí tenemos una cla­ ve de por qué muchos chicos pueden llegar a terminar probando, como usted dice bien, entrar es fácil y salir es muy difícil. A: (pregunta inaudible).

Fernando: — Pero saben más cosas de las que nosotros creemos. Entonces estando encima, teniendo diálogo, dan ejemplos, porque aparte de decir hay que hacer... si elegís este vas a ser un buen de­ portista, vas a ser un buen tipo y vas a tener un resultado... Marcelo: — Sí, inclusive nosotros no les queremos enseñarles a vivir, no se trata de eso, cada padre hace lo que puede, pero mu­ chas veces hay padres que creen que tienen diálogo con sus hijos y el pibe se queja de que el padre no le presta atención, entonces tal vez ajustar un poco eso, preguntarse ¿cuánto tiempo yo le de­ dico por día a charlar con mi hijo, sin la televisión? por ejemplo, y bueno, uno hace números y no es mucho, quizás el fin de semana, todos tenemos razones, vuelvo cansado del trabajo, estoy hecho pelota, llego con ganas de prender la tele y comer y que no me rom­ pan la paciencia, todo eso es cierto, pero a esta edad el pibe nece­ sita a los padres, los necesita, no que le estén encima y lo ahoguen, pero que haya un diálogo mínimo, no controlarlo, castigarlo, que uno se vuelva persecutorio, porque ahí sí, chau, ya después querés preguntarle qué pasa y no te lo va a contestar nunca, porque ade­ más es la edad de la rebeldía, y si nosotros fomentamos eso lo más probable es que cada vez nos oculten más cosas, entonces no de­ cirle “¿con quién vas a salir1, no me gusta ese ¡eh\”, no, pero ir tan­ teando, uno va viendo, uno lo conoce bien al hijo, va viendo, y si ve que un amigo “éste está en el barrio con una barrita, que ya tuvo un pasado ...” entonces charlarlo en un momento aparte, no retán­ dolo, porque los chicos no quieren retos, hablar francamente, “mi­ ró, yo me intereso mucho por lo que te pasa y quiero saber cómo es­ tás, si te está pasando algo”, así, un diálogo amigable. 128

A: — . . .generas anticuerpos de esa manera...

Marcelo: — Exactamente, por más que como usted decía perma­ nentemente los medios de comunicación bombardean con dobles discursos como esto de Samantha, que termina teniendo una hot Une, y que terminó estando “48 horas” por televisión por día, en­ tonces yo escuché mucha gente y muchos chicos, porque lo charla­ mos el año pasado, yo escuché chicos que me dijeron: “pero enton­ ces está bárbaro lo que hace esa chica, se llenó de plata", pero es­ cuché chicas diciendo: “pero, al final hay que ser una atorranta”, todos tenemos que abrir los ojos, porque cada vez nos van a bom­ bardear más con dobles discursos. A: — Un chico que quiere llegar y lo ve a Maradona que llegó... y en­ tonces ahí hay un doble mensaje. “Yo no llego y éste, mirá se drogó y llegó".

Marcelo: — Es que estamos llenos de dobles mensajes, Marado­ na, no vamos a hablar de Maradona porque es otro de los vicios argentinos que todo el tiempo hablamos de Maradona, pero esto que usted dice es tal cual, cuando hizo Sol Sin Droga, fue un do­ ble mensaje evidente, porque él está enfermo, y bueno, él... cada uno con su vida privada hace lo que puede; fue el más grande ju ­ gador argentino y tal vez el más grande jugador de todos los tiem­ pos, del fútbol, y creo que eso solo merece respeto, ahora con su vi­ da, mucho no pudo hacer, entonces alguien que yo considero que no sé si no puede salir, no sé si quiere salir, nadie lo obligó a hacer esa campaña Sol Sin Droga, entonces se lo veía en el afiche rién­ dose y con el reloj de oro, el Rolex, la cadenita de oro, los anillos de oro, y claro, un pibe se identifica. Los chicos son cada vez más rá­ pidos con los estímulos que reciben, pero igual, cuando uno idola­ tra a alguien lo idolatra. A: — O porque está pasando un mal momento el chico.

Marcelo: — Exactamente. Tan mala no debe ser porque Marado­ na sí, inconscientemente porque él también es una víctima, le está haciendo el juego a los del cartel de Cali, los de Colombia están cho­ chos, porque después de esa propaganda de Sol Sin Droga así rién­ dose. Hay una comunicación visual, que es otro canal muy impor­ tante además del verbal-auditivo. Existe también el canal táctil y el olfativo. Vale decir, el mensaje puede correr por un canal mani­ fiesto o por uno latente. Y se puede expresar consciente y/o incons­ cientemente. Por esto es que son tan comunes los doble mensajes.

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A: — ...también ayuda, en otros países el deporte es parte de la educación como ser humano.

Marcelo: — Estamos de acuerdo. A — ...yo que trabajo en la calle, y... no pueden salir, y no les inte­ resa salir.

Marcelo: —Y no respetan clases sociales. Estamos de acuerdo, es que ahí está el punto, nos bombardean todo el tiempo con mensa­ jes como no hay futuro, no hay trabajo, para un pibe que está de­ cidiendo qué hacer de su vida, y que tampoco tiene muy claras un montón de cosas, que le digan no hay futuro, no hay trabajo, con esta crisis de valores que hay, la droga empieza a ocupar perfecta­ mente un hueco, o sea está todo muy bien pensado, es un negocio aparte, está todo fríamente calculado, como diría el Chapulín, así que bueno, para terminar con esto de los dobles discursos, hay una propaganda que ilustra bien esto que yo les digo de la competen­ cia, yo no sé si se acuerdan, de Adidas, era del año pasado o del otro, no sé si la repitieron, que el pibe estaba con bronca, estaba poniéndose las zapatillas en el vestuario, porque había perdido, y el padre le dice: “no te preocupes, lo importante es competir”, y el pibe le dice: “no, yo quería ganar”, ese es un doble discurso porque yo no vi nunca ningún padre que le diga: lo importante es compe­ tir. Entonces un poco me parece que eso ilustra todo lo que veni­ mos hablando. A: — ...diez horas delante de la televisión es una adicción... a cada rato es una adicción.

A: —Tbmar Coca-Cola es una adicción, fumar. A — Su tiempo de descanso, su tiempo de estudio, y que el resto de su tiempo lo use... pero que el tipo no esté en lugares donde yo no sé dónde está, y que no sé con quién.

Marcelo: — Está bien, me acordé de una última cosita, van a ver que en algún momento, a veces es difícil aceptar que el técnico es el que manda, es difícil, sobre todo si creo que yo tengo la razón y si creo que mi pibe es un fenómeno como decía el señor, entonces es muy común, sobre todo en la novena, pero en todas las divisiones, que haya cambios permanentes del equipo, que no haya un equipo fijo, y que algunos les toque de entrada porque entran once y el plan­ tel es de treinta, diecinueve no van a jugar, alguno entrará, otro no. Entonces, si yo vengo y quiero hablar con el técnico, primero si yo soy el técnico y un padre viene una vez, dos veces, ya me agarra

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bronca con el padre y por ende con el pibe, y digo este se cree que es un fenómeno, porque no me viene a preguntar cómo veo a su hijo cuando jugaba, porque viene ahora que salió del equipo, como ha pa­ sado; entonces una última cosita: suplentes en algún momento, son las leyes del juego, por ahí que haya otro que el técnico considere mejor, que por ahí está citado, pero esto es como la vida, es así, es la rueda, uno ahí tiene que tratar de contenerlo y decirle ya va a pa­ sar, tenés que seguir, y si no andá a hablar con Marcelo o con Fer­ nando, no tanto con el técnico, porque el técnico no está para escu­ char esas cosas, él está para dirigir, para armar el equipo, pero que lo hable con ustedes, que lo hable conmigo, con Femando, pero tie­ nen que entender ellos y ustedes que son las reglas del juego. Vamos a terminar acá. Les agradecemos la colaboración, la participación, tal vez haya alguna otra oportunidad en algún momento del año que nos volvamos a ver acá, aunque en las competencias podemos intercambiar, ya nos conocen y también a los dos técnicos que, evi­ dentemente, no han podido venir, igual ellos estuvieron de acuerdo con esta charla. Obviamente, la estamos grabando también para que ellos escuchen; ya estábamos de acuerdo en el discurso que íba­ mos a decir, y bueno ahora es un buen momento para aplicar todo lo que les pueda haber quedado a cada uno en la competencia que va a organizar Nike y de la que vamos a estar todos enterados la se­ mana que viene, es un buen momento, como diría un relator, para aplicar algo de lo que nosotros intentamos transmitirles hoy. Esta­ mos a sus órdenes, a su disposición y desde ya gracias por venir.

A: — (Un padre que acaba de llegar): Hay una realidad en lo que di­ jiste, hay que civilizar a los chicos, que el fútbol es el ambiente más ingrato que pueda existir, yo soy fanático de fútbol, pero es muy in­ grato... conozco muchos casos... Marcelo: — Sí, estamos de acuerdo, por eso ya algunas cosas te las va a transmitir tu esposa, porque tratamos de darles indicacio­ nes, pautas, igual les vamos a hacer llegar una hojita. A: — Es muy lindo el fútbol, pero es lo más ingrato que existe, yo tenía un amigo, era un fenómeno el tipo y por un rival que lo lesionó adrede, perdió la carrera. Marcelo: — Es así. Por eso nosotros tratamos de formarlos como personas. A: — No, lógico. Marcelo: — Y tratamos de hacer lo mejor que podemos, yo les de131

cía que Rosario Central y Ferro son los dos únicos clubes que tie­ nen psicólogo en el fútbol amateur con exclusividad, yo estoy tra­ bajando hace un año y medio y Femando trabajó en la selección de vóley nacional, C a c h o G im é n e z , hay que reconocer que es una eminencia, R ic a r d o T a r t a g l ia , M ig u e l A n g e l T o j o , E d g a r d o M a r c h e t t i y J o s é F a n t a g u z z i jugaron en Ferro y V íc t o r L e y d e n (hijo de S a n t ia g o L e y d e n , presidente muy importante en la histo­ ria del club) como preparador físico, y R a m ó n M o r a l e s , el otro pre­ parador físico, quien fue jugador de Independiente, bueno todos. Somos un equipo. Y como dijo el gran A l f r e d o D i S t é f a n o : “ningún jugador es tan importante como todos juntos”.

Nota: Hoy algunas corrientes teóricas incluyen como protagonistas al dirigente y al árbi­ tro, convirtiendo el triángulo en un pentágono.

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E n Ferro C a rril Oeste con el fu t­ bolista M ugabure, quien llegó a prim era división.

Con Jo s é Fantaguzzi y la novena división de Ferro C a rril Oeste que él dirigía.

V C uatro c o n se jo s

PARA PADRES

L Los padres debieran permanecer sentados en la zona de espectadores durante la competición. 2. Los padres no debieran gritar instrucciones ni críticas a sus hijos. 3. Los padres no debieran hacer comentarios despectivos sobre los jugadores del equipo contrario, o de otros padres, jueces o dirigentes de la liga. 4. Los padres no debieran interferir con el entrenador de sus hijos. Deben ceder gustosamente la responsabilidad de sus hijos al entrenador durante el período de competición. E l problem a paterno m ás notable es el de la m ala conducta en las competiciones. E stas son la s reglas que sugieren M artens y Seefeldt (1979). Para am pliar el tema se sugiere la lectura del libro “M i hijo el campeón. L a s pre­ siones de los padres y el entorno ” (Lugar Editorial, 3a edición) de Roffé, Fenili y Giscafré.

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Capítulo 8

E l técnico y el jugador. Similitudes y diferencias con el teatro. Condiciones y aptitudes psicológicas para ser un buen técnico y un buen futbolista

LLEGUEALCABEZAZOOJANCOD ESBO R D A NUSPU N TERO SYENLO SCORNERS, SiW 5CAR6ALAKU0TAH ACAU NCO STAD O .PA SER#D ETR A SD ELQUERECIBEYPlQUEP O R LAPU N T ACU A N D OPERD EM O SELW oriNBAJESIEM PRETAPAN D ORELEVEAuSREENScRES OIIESEV A NA LATAQ U EYACAJEZ,TO M ELAM ARCAD ELO SDEfEN SOPESRiVALESQUESE ^ENGANCHANYSEnbvWM^WOPCNSjA M ETAP.ERN AYM AN D EAHIBVELM ED iO ICW t USTirosUBRESyPRESTEAltNCKJN¿jVAlatugadadel cmfSUE. si hampenallo PA TEAU STEDt ACU ÉRD ESED EVM K&f/ ^DELA NTED 6LA leiOTAH A STAQT£se T R O SU8REGENCONTRA... aom aode laR aP R ER /YA j ^ . eni/ jg

AH OTRA COSA, FONTANA... ÚUÉ60EME SUELTO, SiN PREOCUPARSE PORNADA

Caloi, publicado el 4 / 3 1 8 0 en la revista “El Gráfico”.

FONTANA, QUiERO QUE ME JUEGUE BE. VOLANTE RETRASADO, TERO MANDÁNDOSE AL ATAQUE. HAÍSAME DE TAÍtÍN EN EL MEDIO, TARADO DELANTE DE LA LINEA DE CUATRO. CUANDO SE VAYA ARRÍ6A, «ASALO PICANDO 6N DIAGONAL. LÁNCEME PELOTAZOS CRUZADOS PARALOS PUNTEROS. TRATE DE TOCAR DE TRÍMERA EN PAREDES CORTAS Y, EN LAS LARfiAS. 6USQUE LA ESPALDA CE LOS MARCADORES CENTRALES. NOSE OLVIDE DE AMAGAR. Y BUSCAR. LA PAUSA O EL CAMBIO DERiTMo. ROTE PARA fiESMARCARSE Y PROVOCAR. CLAROS PARA LA Subida de un compañero gambetee a w ^ a carrera t pruebe de medía distancia...

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“El juego es muy estimulante. Lo que siempre importa es lo precario de la acción recíproca entre la realidad psíquica personal y la experiencia del dominio de objetos reales. Se trata de la precariedad de la magia misma...” (D. WlNNICOTT)

EL TÉCNICO a y t é c n ic o s q u e tienen miedo de que el especialista inva­ da áreas técnico-tácticas. Uno debe explicarles las veces que sea necesario, que como se trata de psicología aplicada al fútbol, y ellos mandan, es a ellos a quienes le hacemos la observación y a tra­ vés de quien puede “nacer” el cambio. Lo que muchas veces les cues­ ta comprender, es que uno tiene que recurrir a la descripción de juga­ das (rendimiento), para fundamentar la respuesta psicológica. Que ambas respuestas — la técnica y la psicológica— van enlazadas. Por otro lado, es muy difícil convencer ciento por ciento a un cuer­ po técnico integrado por seis entrenadores, que en la mayoría de los casos no perduran demasiado tiempo (la inestabilidad es otra de las propiedades del fútbol). Algunos le dan al psicólogo el lugar que corresponde, y otros lo dan a medias. Algunos “soportan” el asesoramiento psicológico y el trabajo con el grupo (ya que lo ven positivo). Otros sólo están tranquilos y se sienten confortables si uno sola­ mente asiste en forma individual a los jugadores. En muchos casos es inseguridad del entrenador. Y en otros, se suma algún error que ha­ ya cometido el psicólogo. El técnico se equivoca, y mucho; el preparador físico también se equivoca; pero en ambos casos hay como un manto de silencio. Son humanos. Si se equivoca el médico, ya es más grave, la cosa va tomando co­ lor. Pero cuando se equivoca el psicólogo... siempre hay alguien aga­ zapado esperando el error para decir que la función no sirve. Es fruto de la resistencia. Pareciera que el psicólogo es el único miembro del cuerpo técnico que no se puede equivocar. Es cierto que hay errores y errores. Hay errores que son graves, como violar el secreto profesional o hablar de cuestiones técnico-tác­ ticas. Yo puedo decir que, sin haber cometidos errores de este tenor (el

H

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f tiempo de permanencia en el rol lo confirma), he cometido errores. No de los que retroceden a la ciencia años, pero los he cometido. Lo reco­ nozco, como también aseguro que cada vez cometo menos errores. En realidad, lo que hay que decir es que se trata de un trabajo muy solitario, por momentos ingrato, y que implica tener responsabi­ lidad, ya que dijimos que de por sí el fútbol es un medio hostil desde antes de nuestra llegada (aún resistida). Debemos ser “expertos en relaciones interpersonales” ( G a r c í a U c h a ). Y , además, trabajar en juveniles con muchos técnicos implica ser flexible, atender a cada estilo personal (y hablamos de técnicos más permeables a la ciencia que los del fútbol profesional). Así y to­ do, he observado casos donde técnicos no tan abiertos y de “cierta du­ reza” en su perfil, se han flexib iliza d o, luego de un tiempo impor­ tante de tarea con el especialista, quien colabora con su pulimento personal. En el mundo del fútbol parece haber una máxima: “a los p i­ bes hay que tratar de darles todo lo que está nuestro alcance. Que lle­ guen a prim era con la cabeza lo más fuerte y despejada posible”. El psicólogo debe tener muy claros los objetivos, deber reunir de­ terminados atributos de personalidad para el puesto, y debe poseer un umbral muy alto de tolerancia a la frustración. Todo esto además de su capacidad y/o habilidad para realizar la tarea. En esto se homologa al verdadero y único protagonista del juego: el jugador. Sin lo descripto, ninguno de los dos podría mantenerse y “durar” en este deporte... Naturalizar " la función e instituirla como un eslabón más lleva tiempo, probablemente de cinco a quince años, según los países. Los psicólogos tenemos fama de “complicados”, habladores, que sabemos de todo y que siempre estamos interpretando. Algo habremos hecho para construir esa imagen. Es nuestra res­ ponsabilidad cambiarla. Tenemos que mostrar resultados. Ser sinté­ ticos verbalmente y en los informes. Ser ubicados y “centrados” (los médicos son un ejemplo de esto). Si los especialistas que salen al ruedo cumplen con estos requisi­ tos, tienen más posibilidades de triunfar. Lo im p osib le no existe. Es lo que tardan la i y la m en caerse...

MT érm ino

acuñado por el licenciado Lo Russo.

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¿QUÉ ROL ENCARNA UN TÉCNICO? Podríamos definirlo como maestro, guía, jefe de hombres, respon­ sable, o padre espiritual del grupo. Es el encargado de poner los lími­ tes. Cada director y/o conductor lee de manera distinta los símbolos. Es por esto que existen diferentes estilos de conducción. Muchas veces se siente en la obligación de tener (aparentar) todas las respuestas. Según una técnica utilizada denominada “torbellino de ideas” (B rian Storming), los futbolistas de un grupo definieron con estas pa­ labras la función que cumple un D.T: “enseñar, dirigir, corregir, con­

ducir, gritar, ubicar, hacer reaccionar, alentar...”. Es imprescindible que en su bagaje posea ideas propias, buenos instintos, alta dosis de reflexión y una gran cultura y sensibilidad. Tiene una herramienta decisiva, si la sabe utilizar: la sugestión. Para un D.T., comunicar bien es decisivo. Siguiendo a F reud , en Psicología de las masas y análisis del yo: “De este modo quedamos preparados a admitir que la sugestión (o más exactamente la sugestibilidad) es un fenómeno primario irre­ ductible, un hecho fundamental de la vida anímica humana”.

LOS TÉCNICOS ¿SIEMPRE SE EQUIVOCAN? 15 En un país donde todos sus habitantes creen ser técnicos (o en­ trenadores como algunos gustan llamarlos), éstos siempre están en la picota. Y hagan lo que hagan nunca conforman a todos (y menos en el fútbol, que es tan opinable). La función del técnico es archidifícil. Debe tener una serie de re­ cursos humanos y de personalidad (además de los técnico-estratégi­ cos) para poder sobrellevar sin grandes costos tantas exigencias. El técnico es la máxima figura del equipo deportivo, el rol asimétrico, el lugar de las grandes decisiones. Sabemos que cuando se toman deci­ siones no existen las garantías, que tomar una decisión es asumir un riesgo, y que implica ganar y perder algo al mismo tiempo. El técnico está permanentemente tomando decisiones. Algunas a corto plazo, otras a mediano y otras a largo plazo. Algunas suenan ló­ gicas y otras no. Conformar un equipo confiable de colaboradores, de­ cidir los titulares, hacer un cambio, realizar una indicación en una

15 Artículo publicado en Revista de Psicología Deportiva.

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práctica, saber qué decir en cada charla, escuchar al futbolista, escu­ char el informe médico, físico o psicológico para sumar elementos pa­ ra intervenir. Son todas decisiones que debe tomar. Por eso la importancia del trabajo de equipo interdisciplinario: aunque luego se sienta solo en las decisiones, si los colaboradores (preparador físico, médico, psicólogo, nutricionista, asistente social, fisiólogo, psicomotricista, etcétera) colaboran, él va a estar más res­ paldado, más aliviado y va a tener más elementos a la hora de deci­ dir: si sabe e s cu ch a r va a tener menos chances de equivocarse. Equivocarse es inherente a la condición humana, aunque a muchos les cueste aceptarlo. Y hay resultados buenos o malos que destacan o entierran decisiones... Si a esto le sumamos que el ser humano, por su condición, nece­ sita quedar insatisfecho y que la queja es la consecuencia de la insa­ tisfacción, vamos a entender mejor por qué un técnico que cuida su salud mental trata (intenta) de abstraerse de todo lo que escucha. No se puede conformar a todos: jugadores, padres, dirigentes, público y periodistas. El técnico no nació para a g ra d a r desde el momento que de un plantel de veinticinco jugadores, debe elegir once para ingresar al campo. Quien toma decisiones a repetición genera antipatías, a menos que siempre le abrace el éxito (que tapa, nubla) y esto es imposible. No por casualidad, todas las exigencias y presiones que les depa­ ra ese lugar, se transforman en depresiones, estrés, úlceras, paros cardíacos, etcétera. El efecto corrosivo de la tensión y la ansiedad ha­ ce lo suyo, (él queda fuera de la línea de cal) y quienes deben o inten­ tan resolver son los ju g a d ores. V ¿Cómo V ¿Cómo V ¿Cómo V ¿Cómo

agradar a todos en el estilo de trabajo? agradar a todos en el estilo de juego? agradar a todos? no cometer errores?

V ¿Cómo evitar que las presiones no afecten? V ¿Cómo hacer que los jugadores hagan exactamente lo que les digo? V ¿Quién es el único que piensa las veinticuatro horas cómo armar el equipo de la mejor manera? V ¿Por qué el técnico es siempre la válvula de escape? V ¿Quién me mandó a ser técnico? Estas y muchas otras preguntas rondarán por las cabezas de los 139

técnicos. Mientras tanto, le ca n ta n al buzo: “me hacés tanto mal y sin embargo te quiero...”.

EL FUTBOLISTA No cualquiera es un buen futbolista. Debe reunir virtudes técni­ cas, tácticas, físicas y psicológicas. El fútbol posee una serie de exigencias a las que se dirige el tra­ bajo interdisciplinario. Siguiendo a UCHA, las mismas son: • Resistencia aeróbica. • Rapidez de reacción. • Velocidad de movimiento. • Precisión motriz. • Precisión corporal. • Capacidades coordinadas (ejemplo: visomotora). • Percepciones especializadas. • Cualidades del pensamiento. • Personalidad. • Cohesión grupal (tendencia natural a la integración). Sabemos que hoy, en el alto rendimiento y en la alta competen­ cia, se empieza a imponer un pensamiento unánime: no se puede des­ preciar, EN EL TER CER M ILENIO, U N A CIENCIA COM O LA PSICO LO G ÍA APLI­ CADA A L DEPORTE.

No se trata de “p a l m o t e r a p i a ” . Hay una serie de psicotécnicos, de mediciones grupales e individuales, de técnicas de relajación y visualización, de herramientas cuali-cuantitátivas que sólo el especialista puede brindar (como ya hemos descripto). A partir de un estudio realizado con ciento veinte deportistas campeones de diferentes disciplinas, se pudo llegar a la conclusión de que estas son las veinte cualidades que debe tener un c a m p e ó n : • Concentración • Confianza • Disciplina • Aptitud • Motivación • Prevención

• Relajación • Velocidad

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• Fuerza • Voluntad de vencer • Compromiso • Compostura • Conducta al perder • Alegría • Atención • Organización • Actitud positiva • Prevención de la ira • Prevención de la agresión • Espíritu de sacrificio

Caloi, publicado el 2 4 / 3 / 8 1 en la revista “El Gráfico"

Como se observa, una de las variables es la alegría; y como sabe­ mos, la alegría es algo inseparable del placer y la satisfacción. Sabemos que en el fútbol profesional la premisa es ganar. Sólo se premia la eficacia y ésta debe conseguirse a cualquier precio. Bastaba recorrer el túnel del vestuario local del club16 casi salien­ do al campo de juego, donde se podía observar un enorme cartel que lfi E n

lo s c o m ie n z o s d e la d ir e c c ió n d e O s c a r G a r r é .

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rezaba “g a n a r n o lo es to d o , ¡es lo ú n ic o !” En el fútbol amateur (y es una premisa en la que estamos de acuer­ do todos los profesionales) ganar no lo es todo ni lo único. El fútbol es esencialmente un juego (vale recordarlo) que da placer y alegría a quienes lo practican, pero que se tiene que poder disfrutar. En el fútbol amateur, el compromiso y las responsabilidades se van modificando en la evolución de las divisiones. Es obvio que nadie sale a una cancha a perder, pero aquí prime­ ro importa el desempeño y segundo el resultado. El jugador que d isfru ta un partido, no se desconcentra por lo que sucede a su alrededor, no se siente incómodo por el público ni por la pista, no siente cansancio ni le invaden pensamientos negativos: “espontáneamente” está alerta e inspirado (L. F o r t i ). En lo psicológico, para llegar a la primera división y mantenerse, el jugador debe tener fortaleza mental, manifestada ésta en capacidad de decisión (como quedó dicho), entre otras aristas. Pero las dos decisivas son TOLERANCIA A LA FRUSTRACIÓN y REACCIÓN FRENTE A LA ADVERSIDAD. Tblerar desde un mal pase hasta la recriminación de un compa­ ñero; desde el reproche del D.T. hasta el insulto del rival o de la hin­ chada, pasando por una muy mala jugada personal. Durante el partido la pelota girará en muchas oportunidades, más del lado del fracaso que del éxito. Una jugada que no sale, un golpe y su inherente e intolerable do­ lor físico, un gol a su equipo, un dominio absoluto del juego por parte del rival, el hostigamiento de la tribuna opuesta son situaciones ha­ bituales que vive el deportista. Quien no supera estas barreras y baja los brazos, tendrá “lagu­ nas” y destellos, pero no marcará la diferencia. El fútbol es uno de los juegos deportivos más saturados de esta­ dos emocionales (abundan en un partido los momentos de tensión, v la relación pon eljyíblico siempre es particular). Se necesitan: tenaci­ dad. perseverancia v determinación. Si bien la técnica es el área que mejor suple la falencia en lo tác­ tico-físico y/o psicológico, hay jugadores que se malogran por no tener fortaleza mental, y otros que triunfan por tenerla, aun disponiendo de una técnica “limitada” o de una asimilación de conceptos tácticos infe­ rior al resto: “Pienso, luego existo”, d e d a D ESCARTES. “Juego, luego soy”, podrá derir cualquier futbolista. Y jugar es entre­ garse, sacrificarse también. El juego compromete al cuerpo. “Jugar es hacer”, dería W lN NICOTT. Citamos a GUTEHMAN, quien dice: 142

“El fútbol como manifestación lúdica no fragmenta lo físico, lo técnico, lo táctico y lo mental, se da en el mismo espacio y tiempo, por lo cual debe ser aprendido en esos términos". A continuación rubrico esta definición con un diálogo escuchado entre dos jugadores: — ¿Cómo jugaste? — No jugué. Salí a la cancha, nomás. “El juego es una experiencia siempre creadora en el continuo espacio-tiempo. Es una forma básica de vida”. “En esencia el juego es satisfactorio. Ello es así cuando conduce a un alto grado de ansiedad. Existe determinada medida de ansiedad que resulta insoportable y que destruye el juego: la agre­ sión”. ( W i n n i c o i t ). Hoy el futbolista se ha transformado en una especie de modelo social. Encama un lugar (ideal), al que muchos quieren llegar. Es por esto que tienen aquí y en todo el mundo filas de bellas y fieles admi­ radoras. El FUTBOLISTA Y E L A C T O R (D E T E A TR O ) CO M PARTEN M U CH AS CO SAS EN CO M Ú N .

Ambos ponen el cuerpo en un escenario bajo la atenta y desafiante mirada del público. Ambos jue­ gan, dramatizan, actúan. ES Q U E A LOS HA&iLíD O SO S, S i Ambos se concentran en un WO H A CEM O S UN ?ÚCO determinado papel. El futbo­ BE TE A TR O , B IC fllA lista es muy parecido en su DE Q U E NOS LLENAN PE P A 1 A M S , U STED ES personalidad al actor: le NO N O S C 0 6 ÍÍA M agrada mostrarse, le agrada N A PA el público y el afecto que este le brinda. Ambos tienen un director técnico que los hace ensayar hasta arrinconar la perfección. Esa práctica, en general, es mucho más pla­ centera que la función, porque ese mismo público que tanto los gratifica con los aplausos, también los presiona. Caloi, publicado el 2112178 en la revista "El Gráfico’’

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Hay actores y futbolistas de ensayo, y otros de función. Los mejo­ res son los de función de gala (selección). Y comparten otra cosa más en común—►se trata de un juego de equipo (aunque en el teatro suele haber unipersonales). También existen algunas diferencias: en el teatro no hay rival a la vista, no hay escena dramática de la competencia. El objetivo no es superar al otro, sino a uno mismo. Esto cambia un poco las cosas. Lo único irrepetible, inexorable, que no se puede planificar en todos sus detalles ni entrenar, es la competencia. Eso es lo que hace tan atractivo al fútbol. El grupo de teatro podrá competir con otro grupo para ver quién lleva más gente, comparar las recaudaciones, la permanencia en car­ tel, pero... falta lo fundante del deporte: la competencia. Otra diferen­ cia importante es el miedo a ser reemplazado (muy común en los fut­ bolistas). Esto lleva a ocultar lesiones, por ejemplo. El psicólogo puede colaborar en afianzar las redes de solidaridad y que el jugador sea sincero. ¿Cómo? Mostrándole que jugando en in­ ferioridad de condiciones arriesga el puesto sin darse cuenta. El D.T. igual se va a dar cuenta, y el que va a perder (ejemplo: un cambio, un mal rendimiento) es el equipo . El actor puede ser reemplazado y/o lesionarse, pero es más difí­ cil. Al no haber competencia, y al no ser un deporte de contacto, no hay riesgo para el físico. C oincidim os con R. C happuis y R. T homas cuando nos dicen: “Esta dependencia de los jugadores, y en especial del jugador de élite, con respecto del público y ala prensa se manifiesta de manera aun más patente al día siguiente de los encuentros. La atención ‘en­ fermiza’ que prestan los jugadores a los que se escribe o dice de ellos, refleja su angustia. Como todas las grandes vedettes del espectáculo, confirman con sus actitudes una vulnerabilidad que puede llegar a ser patológica. Son hom bres de acción, pero son también, en razón de las circunstancias, hombres del espectáculo”.

L a s c u a t r o r e s p u e s t a s típ ic a s d e l f u t b o l i s t a d e s d e l o e m o c i o n a l s o n :

L Resignación 2. Enojo (“no sirvo para esto”) 3. Bloqueo (“no sirvo para nada”) 4. Desafío (una vez superado lo catastrófico)

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D i e z c a r a c t e r í s t i c a s g e n e r a l e s d e la p e r s o n a l i d a d d e l f u t b o l i s t a :

L Alegre 2. Cabulero 3. Apasionado 4. Sencillo 5. Político 6. Quejoso 7. Desagradecido 8. Cómodo 9. Ansioso 10. Mimoso Así como el perfil del entrenador varía (los hay democráticos, au­ toritarios y anárquicos, y están también quienes gritan en el banco durante todo el partido, y quienes permanecen callados), podemos dar diez características generales del futbolista. Como se podrá obser­ var, las cinco primeras se englobarán dentro de las positivas y las res­ tantes dentro de las negativas. A saber: L El futbolista canta, hace chistes, baila, etcétera. Tiene un buen sen­ tido del humor y sabe cómo contagiar su estado de ánimo. 2. El futbolista, en general, se persigna, utiliza cintitas, lleva imáge­ nes de la virgen y utiliza la misma ropa. Es un dato folklórico que no tiene nada de malo, pero en el que a veces se deposita demasia­ da energía. 3. El futbolista siente pasión por lo que hace. En general, siempre es­ tuvo enamorado de la pelota, y en algún rinconcito de su ser aún conserva el amor por la primera camiseta y cierta satisfacción por el juego. 4. El futbolista es sencillo por su origen. En general, los que llegan siguen siendo sencillos para vivir y para pensar y tratan de “de­ volverle” a su familia el esfuerzo que hicieron por ellos. 5. El futbolista es muy de llevarse bien con todos y de prometer cosas que a veces no puede cumplir. En un medio muy político, él —como protagonista— no es la excepción (a la mayoría le mintieron muchas veces). Túvo que aprender y aprehender para adaptarse. 6. El futbolista nunca se conforma con nada de lo que se le da. Vive en un estado de insatisfacción permanente. Y muchas veces no sabe valorar. 7. O es ingrato. El futbolista difícilmente diga “gracias”. Pareciera 145

sentir que el mundo está en deuda con él (tiene vinculación con el punto anterior). 8. El futbolista está acostumbrado a que lo sirvan y que hagan todo por él. A veces se abusa de la pasividad. 9. El futbolista, muchas veces, tiene dificultades para controlar la ansiedad. Le cuesta esperar. Quiere todo ¡YA! 10. O es muy demandante. El futbolista, en general, necesita mucho afecto, que le presten atención todo el tiempo.

O t r o r o l d e l p s i c ó l o g o : h u m a n i z a r e l s i s t e m a (o a l m e n o s i n t e n t a r l o )

Se trata de deportistas, que además son seres humanos. No son máquinas, ni números, ni piezas de una maquinaria compleja (vale la pena repetirlo hasta el cansancio). Como ya dije, en el fútbol juvenil atraviesan una etapa clave en la vida de cualquier individuo (la adolescencia): haga lo que haga, se dedique a lo que se dedique. Al poco tiempo de encontrarme en funciones, he tenido dos char­ las con un jugador que luego de varios años en el club, se enteró — al no recibir el telegrama— de que no quedaba en el fútbol profesional. Más aún, le tocaba quedarse en el umbral del profesionalismo. Luego dependerá de las características de personalidad del deportis­ ta en cuestión y del apoyo familiar para que busque otro club o se sienta un fracasado. Este fue un caso especial, porque de diez jugadores quedaron nueve, todos menos él: más allá de las razones técnicas, escuchando su discurso, parecía haber razones para esta desafectación, aunque nadie se lo quería decir. Sin embargo, más allá de la certeza (o no) de la llegada del tele­ grama, se lo comunicaron de manera confusa: alguien le dijo que sí y alguien le dijo que no. Demás está decir que a este jugador le ofrecí mi apoyo psicológi­ co incondicionalmente, aunque ya no pertenecía al club. No a título personal, sino como profesional de la institución. También se le per­ mitió —luego— venir a entrenar hasta que consiguiera otro club. Mi intervención trató de rescatar al ser humano. El sistema es frío: años de esfuerzo e ilusión dependen de un cartero. Yo propongo que modifiquemos esto, aunque todos los clubes se manejen igual. La vida está llena de desilusiones, y el fútbol es como una lupa de gran aumento que potencia las mismas.■■

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La instancia hay que superarla igual: incertidumbre, arbitra­ riedad, decisiones que dependen de otros, son todas cosas que sien­ te el jugador y no se pueden evitar. Lo que sí se puede evitar es la manera, lo que sí se puede modi­ ficar es el cómo. Ya que el psicólogo interactúa co n el jugador y co n el entrenador (no p a ra , siguiendo a M arcelo M árquez), se puede ir trabajando paulatinamente en conjunto, se puede comunicar en grupo y luego hablar individualmente con cada uno: por qué sí y por qué no. Sabemos que la vida es así: lo doloroso se aprende de golpe. Sin embargo, considero que hay maneras de su avizar el impacto psi­ cológico negativo. Es una manera de entregarle otro reconocimiento a un deportista que se brindó por la institución, y que siente que ésta “lo escupe”, “lo expulsa”, “lo desecha” cuando ya no le sirve. Seguramente se le hará mucho más difícil luego recuperarse y buscar e intentar abrir otras puertas, pero no es la muerte de nadie (hay que desdrama­ tizar esta instancia), la vida continúa. Siguiendo en la búsqueda de definir la personalidad del futbolista y su acción en competencia, citamos a Lowen , fundador de la “teoría bioenergética”: “La dualidad solo existe a nivel consciente. Por debajo del nivel de la conciencia está la unidad. No somos una mente pensante ni un cuer­ po que siente, sino un organismo que vive. Pero como la mayor parte de la vida la pasamos en estado de conciencia, tenemos que estar pre­ parados para funcionar con dualidades. Toda la teoría de la Psicología de la Gestalt se basa en esto, en que no hay frente que no tenga fondo, ni figura sin un campo en que exis­ ta, ni cualidad sin su opuesto. En la personalidad, esto significa que no hay pensamiento sin el marco del sentimiento en que se produce”.

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Conciencia de la cabeza

Conciencia del cuerpo

P en sam ien tos

Sen tim ien tos

Conciencia elevada

Conciencia expansionada

Jugada realizada por el futbolista en com petencia

Procesos inconscientes del cuerpo C arga o excitación energética aum en tada E squem a

148

de

L ow en

m o d if ic a d o

Capítulo 9

L o s m ied os del fu tbolista Los 30 miedos más comunes y estrategias para su control. Su relación con el control de presiones y la autoconfianza

f

V a j é lo nckem oS kan n e r v io s o , e n e l p a r t id o )

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me nervioso ¿m íes d e b s |f / partidos, pero apenas foco la primera perora \ li l esos nervios desaparecen. Lo q ve pasa e s m h o i b e m s la prim&a p eh h a m , '

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El fútbol empieza en la cabeza y termina en los pies. (J o rg e Va l d a n o )

fue dicha antes que por Valdano , por A ngel L abruna , y es tan cierta com o irrefutable. ¿Q u é hace el futbolista con los pensam ientos negativos y m iedos

E

sta frase que encabeza el capítuix),

149

que se le cruzan por la cabeza antes o durante el partido? ¿Qué meca­ nismo aplica para que no interfieran en el buen desenvolvimiento de sus pies? ¿Cómo los controla? J orge Valdano , ex jugador campeón del mundo, periodista, “filó­ sofo” y técnico, sí acuñó una frase con sello propio, haciendo gala de su intelectualidad al servicio del fútbol: “M iedo escénico ”. Hay tres sentimientos primitivos en el ser humano: el amor, la ira y el miedo. Las máquinas no sienten miedo ni presión. Aun recuerdo las de­ claraciones de G arjry K asparov cuando enfrentó a la computadora Deep Blue\ “Ella no siente presión”. Perfecta síntesis de lo esbozado. El miedo es un sentimiento legítimo de todo ser humano, y mu­ chas veces el secreto (o la estrategia) no es aniquilarlo, sino controlar­ lo, dominarlo (“domeñarlo” para el padre del psicoanálisis): que no mo­ leste, que no entorpezca, que no dificulte la acción eficaz. Los miedos (ya que muchas veces son racimos) aumentan a ma­ yor presión y disminuyen a mayor confianza. Bien sabemos todos que los miedos exageran las cosas. Segura­ mente, en nuestras vidas hemos logrado cosas, acciones que concreta­ mos, actos importantes que luego nos dijimos interiormente “...Y pen­ sar que yo temía...” L a acción vence los miedos ... pero los miedos pueden detener la acción. El miedo es una moneda que posee dos caras: es freno y es mo­ tor a su vez. Es motor porque nos señala una acción y remite a ella. Es motor porque el movimiento del que estamos viviendo (y jugando) implica pasar por momentos de tensión, de nerviosismo, de ansiedad y supe­ rarlos. Implica un desafío. Es motor porque es un sentimiento que conlleva el deseo, cualita­ tivamente superior a la indiferencia (me da lo mismo). Pero a su vez es freno, y es allí donde el especialista debe trabajar para que el futbolista rinda (al controlarlo/s) su máximo potencial. Y que no haya un cortocircuito de la cabeza a los pies. Según F rancisco G arcía U ch a :

“El miedo en cada individuo resulta un fenómeno que está unido esencialmente a los procesos de aprendizaje y, por consi­ guiente, está determinado socialmente; constituye una cualidad sensorial que posee la función de una señal de advertencia y mo­ tiva aminorar una situación dada, o enfrentarse con ella de una manera superior y hegemónica”.

150

I

A continuación detallaré los miedos más comunes que los futbolistas refieren consciente o inconscientemente, directa o indirectamente en las evaluaciones psicológicas: 1) M ie d o a perder 2 ) M ie d o a fra ca sa r 3) M ie d o a g a n a r 4 ) M ie d o a ten er éxito 5 ) M ie d o a equivocarse 6 ) M ie d o a a rriesg ar 7) M ie d o a ser rech azad o por el grupo o el D .T. 8) M ie d o a lesio n a rse y/o a tra b ar con el rival 9 ) M ie d o a h acer el ridículo 10) M ie d o a la com p eten cia (se v u elve a m e n a z a n te , sim ila r al m ied o escénico) 11) M ie d o al rival 12) M ie d o a lo desconocido • n u ev o / • in sólito / • súbito 13) M ied o a e sta r n ervioso en el ju eg o 14) M ied o a no poder resolver 15) M ie d o a no poder dorm ir la noche an terior al partido 1 6 ) M ie d o a h a b la r con el técnico 1 7 ) M ied o a que lo sep aren de los titu la res 1 8 ) M ie d o a no poder dar lo que se esp era de él 19) 20) 21) 22) 23) 24)

M ie d o M ie d o M ie d o M ie d o M ie d o M ie d o

a a a a a a

no im p o n er respeto arran car m a l el partido y lu ego ju g a r m a l no poder dar v u e lta el resu lta do errar un penal h a b la r con los com pañ eros en el partido ser rech azado por el entorno (fa m ilia re s, a m ig os,

n ov ia , e m p resa rio s, etcétera) 2 5 ) M ied o a no poder recu perar la titu la rid a d

26) 27) 28) 29) 30)

Miedo Miedo Miedo Miedo Miedo

a enfermarse al mal arbitraje...........al castigo al impulso....................la expulsión al futuro a perder lo ya logrado

C onsigna

Quédese con los 5 miedos que más familiares le suenen. Luego con 3 de esos 5 y luego con 1 de esos 3. !______ i I______ I i______ I [l l

151

Cuando hay cohesión grupal, los miedos disminuyen. Festejo del Campeonato Sudamericano Sub 20 2003, Estadio Centenario de Montevideo.

El miedo a fracasar (el concepto de éxito o de fracaso es muy sub­ jetivo), y el miedo a equivocarse son posiblemente los más comunes. El miedo a no poder resolver y el miedo a lesionarse también son recu­ rrentes. Se observa (y no sólo en juveniles) mucho miedo a hablar tan­ to con el lécnico como con los compañeros. “Existe en el deportista una tendencia natural a poner el cuerpo y no la palabra” ( M e n d e l s o h n ). En el fú tb ol falta la palabra. Se teme la represalia para el que ha­ bla (“me cuelga”, “no me la pasa más”, etcétera).1, Y la palabra, cuan­ do es enunciada, vale poco. Hoy se dice una cosa y mañana otra. M a o T s e T u n g decía que la verdad es una contradicción en sí misma, pero en muchos casos lo referido alude más a la hipocresía que a la búsque­ da de la verdad. L a e n v i d i a y l a h i p o c r e s í a son los dos deportes prefe­ ridos de los argentinos. Aunque a alguno le cueste creerlo, la mente humana tiene meca­ nismos psíquicos tan complejos que existe el miedo a ganar o el miedo a tener éxito. Hay futbolistas que se “conforman” interiormente con sa­ ber que pudieron haberlo conseguido o que cuando quieren avanzan,1 7

17

.



H e visto m uchos casos de ju gadores que vencieron los m iedos y le pre­

guntaron al D.T.: “¿qué me falta para mejorar ?” (uo para ser titular). A partir de ese m om ento se estrechó el vínculo, el ju gad or increm entó su m otivación y el D.T. lo consideró m ucho m ás (lo tom an como una inquietud inteligente, dicha en el m om ento y forma exactos).

152

pero que temen la presión del éxito y del mantenerse... y por si ello pu­ diese suceder, prefieren quedarse donde están. Las presiones internas son independientes de las externas. Y el miedo a fallar, el miedo a cometer errores, es inhibitorio para varios futbolistas. El circuito es: Arriesgo — ►Me equivoco —►Siento culpa (me re­ prenden) —► Baja mi autoestima —► MIEDO A ARRIESGAR el res­ to del partido. Esto ocurre muchas veces fomentado por el sistema (futbolistas perfectos = máquinas, se necesitan), y otras por entrenadores que re­ prenden en público a un jugador en competencia, por un error grosero (o no tanto). Lo más común en el futbolista sin un óptimo bienestar psicológico y sin una gran fortaleza mental, es que su rendimiento cai­ ga posteriormente. El deportista es el primero que sabe que se equi­ vocó. El entrenador buscará el tono de voz, las palabras y el momento adecuado para marcárselo. Existen jugadores con un alto nivel de autoexigencia y con eleva­ dos ideales. Saliendo un poco del fútbol, con fines didácticos, y entro­ metiéndonos en el campo de la literatura, B o r g e s decía que publicaba para no seguir corrigiendo. Y tiene un obra extensa y frondosa. S á b a t o es su contracara: escribió mucho pero sólo publicó tres libros. El res­ to los tiró por inconformismo, según él mismo manifestó. Si el futbolista pretende en cada partido hacer el gol de M a r a d o ­ n a a los ingleses, o ese gol antológico que hizo en el barrio o en el tor­ neo de papy... no hay remedio. Se inhibe la acción. Triunfa el no arriesgues. Y para ganar hay que asumir ciertos riesgos, ser respon­ sable. Estar comprometido con el “ser futbolista”. La contracara del miedo es la audacia, el valor, la templanza. Cuando nos referimos a presiones externas, nos referimos a “otros sig­ nificativos” para el jugador que pueden ejercer una presión negativa y ser fuente de estrés, ansiedad y agresión (de donde se alimentan los miedos). Ellos son: los padres, los entrenadores, el público, los resulta­ dos, el d in ero ,18 el empresario, los directivos y la prensa. Debemos diferenciar el miedo del temor, el susto, la fobia, el páni­ co, los nervios (que tienen un umbral necesario, existiendo un estrés positivo y otro negativo), la cobardía, la preocupación, la angustia y la ansiedad.

En la actualidad, en el fútbol am ateu r el dinero — cada vez con m ás in ten sidad— corroe todo. Se sugiere ver “Poderoso caballero" en el capítulo 14.

153

Sin profundizar para no transformar el libro en un tratado de psi­ cología, quedan planteadas las diferencias, evitando se coloque todo en la misma bolsa. Respuestas al miedo: • Desgano • Vacilación, falta de decisión • Hablar de exigencias imposibles • Trastornos en la coordinación de movimientos • Evasión (el miedo impulsa a huir, a escapar, a esconder, a no poner el cuerpo). P ienso (-)

I S iento (-)

No quiero fallar

í Siento miedo a equivocarme

I A ctúo (-)

Me equivoco en la acción

L a s estra te g ia s más comunes para cambiar (y/o controlar) los

miedos son: • Sustitución de pensamientos negativos por positivos. • Visualizaciones específicas. • Psicoterapia. • Fortalecimiento de la autoestima. • Facilitar canales de comunicación con el D.T. y los compañeros. Los miedos, como queda explicitado en este capítulo, b loquean , inhiben.

Si queremos futbolistas decididos, debemos ofrecer las herramien­ tas y estrategias necesarias para controlar los miedos. Sólo así tendremos futbolistas creativos, emprendedores y d u e­ ñ os d e su s actos.

Digo, sin miedo a equivocarme, que hoy en el fútbol argentino, el miedo es una palabra tabú. Está mal visto reconocer ‘las debilidades”, en un ambiente machista como es este (y, menos que menos, públicamente). En el últi­ mo Boca-River, el local se impuso a River una vez más (paradigma del tema, en la última década del siglo). Bastaba observar por televisión el semblante de los jugadores de River segundos antes de salir a la 154

cancha. Tbdos los análisis de los peri­ odistas especializados, coincidieron en señ alar lo decisivo del aspecto m ental, destacándose el concepto de M acaya MÁRQUEZ: “Boca lo camiseteó”.

Por MARCELO ROFFÉ * I

a competencia tiene el sabor de lo único, de lo Irrepetible. Por eso hace al deporte tan apasionante. Es impo sible para cualquier entrenador programar, planifi­ car o predecir el rendimiento de sus dirigidos, y menos aun, el de los rivales de tumo. El resultado de esa interrelación dialéctica de fuerzas técnicotáctlcas-físicas y psicológicas, en fútbol, es un enigma. Sin embargo, en los últimos tiempos ya se sabe por anticipado que Boca le va a ganar a R¡ver. ¿Porqué? Porque los jugadores de Rlver se sienten débiles, sólo en esta Instancia se "achican”. Juegan ma­ niatados por los miedos, no confian en sus fuerzas, juegan a no equivocarse. Casi no arries­ gan ni aprovechan situaciones favorables. Los ju­ gadores de Rlver entran sabiendo que van a per­ der. Y los de Boca, al contrario, lo hacen agran­ dados. Ganadores, con gran confianza, persona­ lidad y audacia. La historia pesa y mucho. Y eso está presente en el Imaginario social: se respira en la calle. Ante esto, el entrenador y los dirigentes de River, más que acudir a la cábala de cambiar la empre­ sa de micros (tan tristemente comunes en este deporte), deberían contratar aun especialista en psicología deportiva un mes antes de cada par­ tido con Boca, para asesorar al entrenador y tra­ bajar con los jugadores en la preparación psico­ lógica de este match. Existe una frase que lo ex­ presa claramente: “La superstición es la religión de las mentes débited'. Los miedos son incons­ cientes y hay técnicas para hacerlos conscien­ tes y para controlarlos o erradicarlos definitiva­ mente. Este traba(o no podría garantizar el éxito pero si el bienestar psicológico de los jugado­ res. Al menos para que las frases de los mismos previas al partido ("hay que atacarlos”) no queden sólo en hermosas palabras... L a

“Los desniveles en el rendimien­ to, yo creo que en un punto tienen que ver entre otras variables, porque todo es multicausal, con el tema de la con­ fianza. Uno ve un partido europeo (Espa­ ña, Alemania, Francia, Italia), bom­ bazos de cuarenta metros que se in­ crustan en el ángulo o que rompen el travesaño, entonces ¿eso qué es? Eso es decisión, además de práctica, por­ que por ahí los técnicos no practican la técnica con los jugadores, en gene­ ral el jugador argentino sabe pegarle a la pelota, pero eso es capacidad de arriesgar y no tener miedo al ridículo. Si me sale bien la primera jugada del partido, o sea si quito la pelota al delantero en la primera jugada, ése va a ser un partidazo mío, y si no, voy a tener una actuación lamentable. Eso se engancha perfecto con el tema de la profecía autocumplida, del • Psicólogo especializado en fútbol. Trabaja desde 1995 en las divisiones pensamiento negativo, que está ínti­ juveniles del club Ferro Carril Oeste. mamente ligado a la autoconfianza. ‘Trust' es una palabra inglesa que significa confianza; en el diccionario de inglés dice: seguridad presun­ ta en alguna persona o cosa. Fíjense cómo es: seguridad en alguna per­ sona que puede ser uno mismo u otro o cosa, una dependencia confia155

Nota publicada en la revista “El Gráfico’’, número 4. 153 del 1115/99. Este artículo es “atemporal’’ en los últimos años, por la paternidad existente.

Como conclusión de este capítulo, se transcribe a continuación la sínte­ sis de una clase dictada, donde los miedos aparecen íntimamente rela­ cionados con la confianza y el control de las presiones:

MANIATADO POR EL MIEDO

da en el carácter, habilidad, fuerza, o verdad de alguien o algo. Confian­ za en la habilidad, por eso es tan subrayado, hay buenos jugadores que no confían en su potencial técnico, ahí estamos en lo que se llama valo­ ración distorsionada, que puede ser por virtud o por defecto, o sea por exceso o por defecto. Atenemos el ejemplo de M a r c e l o S a l a s , que ya estaba vendido al fútbol italiano por la impresionante suma de veinte millones de dólares, y se lo acusaba de que en los últimos partidos en River Píate no ponía la pierna con la misma intensidad que se le conocía. ¿Qué sucedió? Seguramente S a l a s sintió miedos legítimos (cons­ ciente o inconscientemente) a lesionarse antes de concretar su sueño. La verdad, cualquiera de nosotros ¿no tendría miedo de poner la piemita un poquito? Otro ejemplo en relación con la presión: ‘Hay un murmullo que em­ pezamos a sentir todos los jugadores a partir de los veinte minutos del prim er tiempo, y al que no es fácil sobreponerse, si bien a mí no me afec­ ta’. Esto lo confesó en una charla informal que tuvimos, un jugador pro­ fesional del primer equipo de Radng Club. Son treinta y un años sin sa­ lir campeón, y si bien sus seguidores no mermaron en número, no todos están preparados psicológicamente para vestir esa camiseta en este mo­ mento. Me pareció muy clara la definición de ‘murmullo’ como símbolo de una presión que molesta en la propia casa (cancha)”.

Tablas

A A A A

d e c o r r e l a c ió n d e v a r ia b l e s p s ic o l ó g ic a s

> > < >

grado de compromiso presión preocupación visualización imaginación dirigida imaginería positiva respiración A > motivación A > claridad en los objetivos

A > ansiedad A > confianza A > confianza

156

> concentración < concentración > concentración > concentración

> concentración > motivación/cohesión grupal < concentración < inseguridad/ansiedad/ hostilidad > decisión/capacidad de arriesgar

A > confianza interna

A > confianza A > grado de competitividad entre compañeros A > grado de cohesión grupal A > grado de cohesión grupal A > maduración intema/afectiva A > fortaleza mental A A A A

> autoestima > autoestima > satisfacciones en la competencia > cantidad de mensajes confusos de entrenadores, padres o empresarios

< dependencia de las voces de aliento (confianza externa) > control de miedos < grado de cohesión grupal > rendimiento > posibilidad de obtención de buenos resultados < presión (familia, prensa, público, etc..) < presión (familia, prensa, público, etc.) < estado de ansiedad > grado de autoconfianza < estado de ansiedad > incertidumbre ansiedad estrés

Leo Ponzio observando los carteles m otivacionales elegidos p or el equipo interdisciplinario durante el M u n d ia l 2001.

*o

157

Capítulo 10

Reseña de técnicos y futbolistas que se acercaron a esta ciencia-investigación

S o b r e el e s t r é s d e R o m a r i o esde su diario se ha elo­ giado la rectificación de Romario sobre su estrés, considerándola propia de un profesional responsable que no se escuda en "ñoñas razo­ nes” para justificar su bajo rendimiento, apoyándose la creencia de que ningún pro­ fesional de élite está autori­ zado a sufrir "enfermedades de la mente' . De hecho, en la sociedad occidental debe considerarse elevado el nú­ mero de profesionales de to­ do tipo, que ganan muchos

D

millones y sufren en su rendi­ miento y en su salud los efectos perjudiciales del ex­ ceso del estrés. No puedo juzgar desde aquí si Romario padece o ha padecido el sín­ drome del estrés como con­ secuencia de las exigencias del rendimiento, aunque en absoluto serla extraño a pe­ sar de los millones que recibe por dedicarse a su profesión con la máxima responsabili­ dad, pero debe quedar claro que el estrés no es algo tri­ vial, ni un síntoma de debili­

dad o de falta de compromi­ so, y que los futbolistas, co­ mo los restantes seres hu­ manos son vulnerables al mismo y pueden sufrir sus debilitadores efectos, sobre todo, precisamente, los que son más responsables y afrontan “dándolo todo” los múltiples y continuos retos deportivos de sus equipos de club y selecciones naciona­ les.

J o s é M. Buceta (doctor en P sicología) Madrid.

Fuente: “A s”, 16 de diciembre de 1994, Madrid, España, publicado en "Psicología y lesiones deportivas: prevención y recuperación”, del mismo autor.

“El fútbol es un estado de ánimo. Depende mucho de cómo está uno mentalmente” (C L A U D IO A r z e n o , jugador de Independiente, reportaje radial 6/2/98).

A L G U N O S P R O F E S I O N A L E S Y T É C N IC O S Q U E T R A B A J A R O N C O N L A P S IC O L O G ÍA D E L D E P O R T E • • Doctor H a n d l a r z (Club Atlético River Píate, Argentina, 1967). No era psicólogo del deporte, era psiquiatra. • Licenciado

O

scar

M

a n g io n e

(Club Atlético Boca Juniors, Argenti159

na, 1989 a 1993). Trabajó con los siguientes técnicos: Oscar Tabares, Carlos Aimar y José Habbeger. Es psicoanalista.* • Licenciado O mar Lorenzo M endivia (Selección nacional de Ecua­ dor, 1992 a 1997). En una etapa trabajó con el técnico Maturana. Psicólogo deportólogo. Procedente del Instituto de Medicina del Deporte de Cuba. • Licenciado J esús C hálela (Selección nacional juvenil de Uru­ guay). Trabajó hace varios años con el técnico Víctor Púa. Es psi­ cólogo deportólogo. • Licenciado J esús García Barrero (Selección nacional de España en Barcelona '92). Trabajó con el técnico Vicente Miera. Psicólogo deportólogo (master), ya fallecido. * • Doctor Ignacio V entura Pérez (Club Atlético Osasuna, Ia divi­ sión del fútbol español desde 1981 a 1986). Está doctorado en psicología. • Licenciado S ebastiáo de M eló (Club Santos de Brasil, 1966). Se desempeñó con el técnico Luis Alonso Péres. • Licenciado M anuel Llorens (Selección nacional juvenil de Vene­ zuela, 1996). Trabajó con el técnico Lino Alonso. • Licenciado Ricardo Lo Russo (Club Atlético Vélez Sársfield, Ar­ gentina, desde 1981 a la fecha). Forma parte del Departamento Médico del club y atiende todas las especialidades, no sólo fútbol.* • Licenciado D arío M endelsohn (Club El Porvenir, Argentina, 1996-1998). Colaboró con el técnico Ricardo Calabria. Es psicólo­ go deportólogo. • Licenciado Ricardo de la Vega Marcos (Club Leganés de España), Dr. en Psicología. También trabajó con el Rayo Vallecano. • Licenciado E nrique A guayo (Colo Colo y Selección de Chile, 2003-2004), con el Director técnico Juvenal Olmos. • D.T. José Néstor Pekerman (técnico de las selecciones juveniles de la Argentina desde 1994). Derivaba casos individuales al instituto Aptus, donde se abordaban los casos con psicólogos clínicos hasta el año 2000 donde incorporó el rol del psicólogo del deporte.* • D.T. Roberto Zapata (técnico del Club Atlético Chacarita Juniors, 1996). Contrata dos psicólogos a partir de un caso de dóping del jugador Christian Nieva, quien posteriormente fallece en un acci­ dente de tránsito.

160

• D.T. M arcelo Lippi (Club Juventus, Italia, 1995 a 1999). Recurre permanentemente a un especialista en psicología del deporte.* • El D.T. de la selección nacional de Inglaterra G lenn H oddle, en el Mundial '98, trabajó con un psicólogo. • Fueron campeones

River Contrató un Psiquiatra El problema riverplutense ha preocupado seriamente a sus directivos y para estudiarlo se ha contratado al doctor Hund­ ía n ; especialista en psicología y psiquiatría. Hace años que se ocupa del fútbol y trabajó con la selección. Por qué el equipo argentino no figuró mejor. Cómo se analiza un buen futbolista. Im importancia de las motivaciones. U ts actos conscientes del jugador y tos subconscientes. Importancia de la aptitud y la vocación A River le falta un líder como era Néstor Rossi. h ts resultados de las motivaciones colectivas en Francia. Los objetivos mediatos a aplicar

Extraído del libro de Dante Panzeri “Fútbol: dinámica de. lo impensado”, pág. 209

E l Dr. M iguel M orilla (en el centro) es el fundador y líder del proyecto de Psicología Deportiva del Club Sevilla de España, desde hace nueve años. Unico caso en el mundo.

Este libro fue escrito por este gupo que em­ pezó con cinco profesionales y hoy son doce. M orilla, invitado por AP D A , ha visitado nuestro país en varias ocasiones.

161

El p s i c ó l o g o q u e a tien d e su ju e g o

El psicólogo cubano explica que “ a veces se ganan partidos y el equipo no queda psicológicamente sa­ tisfecho. Pero eso no pasó aquí. Sucedió, sí, en al­ gunos casos personales” . Se puede hacer, cree, una especie de perfil del

OmarLorenzoMendiviallegó al Ecuador proce­

plantel ecuatoriano que esta participando en la Co­

dente del Instituto de Medicina del Deporte de Cu­

pa América. “ Son dueños de una gran inteligencia

esel psicólogo delaselecciónecuatorianadefútbol. “Para cada partido— comenta— hacem os una preparación especial. Para el que viene, por ejemplo, basam osel trabajoenlaconcentración yenlanosubestimacióndel rival”.

práctica y asimilan con efectividad los conceptos en los que trabajamos” .

Mendivia, quien reconoce que en un comienzo los

competencia, tan importante com o el físico.

jugadores se mostraron reticentes a participar de sus

Esto nada tiene que ver con la brujería o con los

ba, hace dos meses. Desde entonces

Además, señala que muchas veces se malinterpreta el trabajo del psicólogo en un grupo de estas ca­ racterísticas, “ El apoyo de este lino es fundamental en la alta

charlas, resume su mecanismo de trabajo. “ Soy un

motivadores: se trata de procedimientos de inter­

asesor del cuerpo técnico que conduce Itrisan Dras kovic. Empecé con una serie de estudios analíticos

vención psicológica que tienen por objetivo influir en la psiquis del jugador. ¿De qué manera? Tratan­

individuales y continué haciendo los diagnósticos

do de que aprenda a superar sus momentos de es­

de cada uno. Luego, de acuerdo a lo que decidía­

trés, mejorando su autoestima o programando en

mos con el entrenador, diseñamos un plan de entre­

forma general su vida".

namiento especial para cada futbolista” .

Extraído del Diario “Clarín”

p .A R N E

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DIVAN

Uruguay juega con 12 Mundial. M aW » «W » |U98d° " S ;n los equipos que participan de ur\ fortalecer yy cuerpo lécmco ™ cuerpo.ee,|.~ trajo también un,paralar® r »»® , proparador tísico

¿Tan buena está Pato, profe?____________________ ____ _____ S ^ ^ u a y o ; 2) la

do» ermr**: U

ia l v nop»ieóU*a. licenciadaesaMUZl**tdr*‘MwMc‘al > 1

162

Extraído del libro de Ventura Pérez, “U preparación Psicológica del futbolista".

Licenciado en Medicina y C iruela < de

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ESCUC'8 * Entrenadores de

interesado fundam entalm ente en la eom o unidad

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Psicólogo S an to s, B ra s il, 21 El club Santos contrató a un psicólogo para que ana­

lice la fuerza moral del equipo. Sebastiáo de Meló comenzó su labor después que el director Luis Alonso Peres, “Lula”, convocó a los jugadores para una conferencia sobre los de­ beres de los profesionales. Santos, después de obtener importantes victorias sobre Internazionale, de Italia, y Benfiea de Portugal, en Nueva York, perdió tres purtidos en el campeonato del Estado de San Pablo y marcha en octavo lugar.

amamica t Pág. 212 (22/ 9/ 66).

163

Ayuda Psicológica Darío Mendelsohn. según le contó a Noticias , es a c ­ tualm ente en la A rg en tin a el ú n ic o psicólogo (e sp e cia li­ zado en deportes) que trabaja con un equip o de fútbol profesional. Y a d e c ir por lo s resultados obtenidos por El Porvenir, en donde se desem peña, su lab or ha c o n trib u i­ do para crear un grupo s ó lid o en el aspecto humano. M e n d e lso h n aclaró que hay varios colegas suyos que tra­ bajaban con planteles ju v e n ile s, pero que no conoce a nadie que lo haga, en este m om ento, en el p ro fe sio n a lis­ mo. L ueg o , el p sicó lo g o agregó que está en la entidad de G e rli desde noviem bre de 1996 porque lo lla m ó C a la b ria , luego de haberle dado al grupo una charla sobre m otivación. M e n d e lso h n e xplicó : “ En casos como el del ‘ Porve’ , los resultados legitiman el traba­ jo . Finalm ente, el facu ltativo comentó: “yo trabajo de dos maneras, directa e indirec­ tamente. Como tengo un perfil de cada jugador, mediante tests que he realizado, puedo saber cómo está cada uno de los muchachos” .

Extraído del suplemento deportivo del diario “Crónica".

A d em ás,

Vélez

“ San Lorenzo tiene dos psicólogos que están espe­ cialm ente para los chicos de la pensión, pero también abarcan a todos los jugadores del club. En la pensión tenés el grupo de profesores, de psicólogos. Uno tra­ ta de darle al jugador todo el apoyo posible al margen de lo futbolístico.”

tiene

un psicólogo que una vez por sem ana, y sin contacto con el cuerpo técnico, está a disposición del plantel. “Creemos que es la m e- I

Revista Súper Inferiores 15-11-06

jor m anera de trabajar”, I agrega Coppolecchia. “Así I se evita la sospecha del ‘co- I rreveidile’. El psicólogo no I nos pasa ningún informe, I nunca sabemos si algún I jugador va a consultarlo. I Supongo, no lo sé, que ahí I los muchachos volcarán I gran parte de sus proble- I m as, personales o los refe- I ridos a estos temas de los I que estamos hablando”.

I

Extraído de la revista “Mística” del Diario Deportivo “Olé".

164

“Pero, amén de la grata relación DT-jugador, existe un interesante apoyo extra: psicólogos, nutricionistas y médicos abocan sus tareas específicam ente a los pu­ rretes. Adem ás, resultan clave las salidas de esparci­ m iento que se programan para los chicos que habitan la pensión del club. "La idea es que no se la pasen ve­ getando ahí. Por eso se los lleva al cine, al teatro...” , cuenta Berón. Aunque, eso sí, nada es gratis. "Ojo, a la vez tienen la obligación de ir al colegio. Y les con­ trolam os los boletines, las faltas, el comportamiento. Porque sabem os que, lam entablem ente, no todos lle­ garán a debutar o consolidarse en primera". Por lo menos, van por buen cam ino.”

Diario Olé 21-11-06 Extracto de reportajes a Fernando Berón, coordinador de las divisiones juveniles del Club San Lorenzo de Almagro.

LA LUCHA CONTRA LA DROGA SE VIENE EL CONTROL ANTIDOPING POR SORPRESA

La A FA pasa el rastrillo en las inferiores Las muestras se tomarían en una sola cancha por fecha. La Idea es aplicar el mismo reglamento nue en Primera para tos casos de dóplng.

PABLO ABIAD espués de haber en­ contrado dos casos de consumo de co­ caína en cuarenta días, con los rum ores y las p o lé m i­ cas que se generaron a par­ tir de eso, la A F A se propu­ so in ic ia r una cam paña pa­ ra m ejorar su in cóm od a s i­ tuación: dentro de unos p o ­ cos fines de sem ana — ape­ nas se aprueben las corres­ pondientes partidas presu­

D

puestarias— com enzará a hacer controles sorpresas en los partidos de d iv is io ­ nes inferio res. [...] [ ...| Para Pintos — deportó lo go de Futbolistas A g re ­ m iados que da ch arlas pe­ rió d ica s sobre el tem a— “ si esos co ntro le s em peza­ ran a hacerse, se encontra­ ría cocaína y marihuana, que son drogas que no se tom an pensando en la c o m ­ p e te n cia d e p o rtiva . Pero tam bién anabólicos, que

alg ú n p ib e puede usar porque cree que eso lo hará más fuerte” . |...] [, . .| José Pekerm an es uno de los que duda sobre si el proyecto que se planea es la m ejor fórm ula: “ A nte s que co n tro lar es p referib le in v e rtir en educación. Si no, es co m o em pezar al revés. ¿ O alg uien cree que sancionar a un c h ico puede se rvirle de ayuda?, se pre­ gunta. [...]

Luis Pintos, médico de Agremiados, cree que con el control podrían de­ tectar cocaína y marihuana |... ] E n la vereda de enfren­ te, Francisco R ío s Seoane — que criticó duramente a A l ­ berto M artín Vargas, el chico de Español que confesó ser adicto— reclama que el con­ trol en las inferiores se haga

urgentemente y adm itió que piensa trasladarlo también a su club. Desde otra perspec­ tiva, el m éd ico R oberto A vanzi señala que también acordaría con la intención de la A F A , si le agregara cosas com o reuniones obligato­ rias con especialistas. [...] [...] Pero los clubes — por lo general— es poco lo que ha­ cen al respecto: alguna charla esporádica, por iniciativa de Agrem iados, es todo lo que le ofrecen a los chicos. Ferro es, con Rosario Central, el único que cuenta con un psicólogo en el plantel de inferiores, M a r c o . control . ko ítítmr ** - /

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