Producir la juventud

Table of contents :
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La juventud se ha convertido en un actante central de cualquier relato sobre la sociedad. Desde el "paro juvenil" hasta la indignación moral por la última moda "rebelde", desde las preocupaciones por la apatía política hasta la obsesión por la "delincuencia

juvenil" o las constantes referencias a los enfrentamientos

cionales, desde el fomento de las instituciones

Producido como categoría de sentido común de percepción de la sociedad a partir de unas dinámicas socio-históricas, sólo el olvido de la estructuración de la sociedad en clases sociales puede permitir la constitUción de un abanico de edades como "grupo social". Pero ¿y si ese actante no existiera? ¿y si los discursos sobre la juventud no fueran mas que proyecciones de los que los enuncian? ¿y si nos encontráramos ante uno de los ejemplos más apabullantes de formación de categorías "científicas" a partir de prenociones de sentido común? Este libro se abre con la tesis de que la "juventud" no forma un grupo social. Sostiene, medianteórico y metodológico,

que bajo la identidad del

nombre "juventud" se agrupan sujetos y situaciones que sólo tienen en común la edad. La "juventud"

sería así una prenoción,

un objeto preconstruido.

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genera-

públicas del "asociacionismo juve-

nil" hasta la "marginalidad", la juventud se ha impuesto como un hecho empírico.

te un riguroso planteamiento

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La crítica

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juventud

del discurso funcionalista (Talcott Parsons) y la aplicación en este ensayo del "grupo de discusión" por una parte, y de los presupuestos de la "escuela de Birmingham"

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y del estructUralismo genético de Pierre Bourdieu, por la otra, con-

forman un texto en el que se articulan el campo teórico y el análisis de las diversas percepciones, prácticas y estrategias de distintos grupos de "jóvenes". Es, tam-

EnriqueMartín Criado

bién, un libro útil, en tanto que resulta, a la vez, un manual de trabajo sociológico (teoría y técnica del grupo de discusión) con el que se pueden desarrollar estudios y análisis distintos, y un ensayo que construye conceptos, lógicas, etc., para la teorización de las relaciones y estrategias sociales en la que se imbrica los aspectos materiales y los simbólicos. Enrique Martín Criado es profesor de Sociología en la facultad de Ciencias de la Educación en la Universidad de Granada.Ha sido investigador visitante en el Centro de Sociologíade la Educacióny la CultUra, invitado por Pierre Bourdieu.

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PRODUCIR LA JUVENTUD CRÍTICA DE LA SOCIOLOGÍA DE LA JUVENTUD Enrique Martín Criado

ISTMO~

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Colección Fundamentos n.o 134

ÍNDICE

@ Enrique Martín Criado, 1998

INTRODUCCIÓN...

@ Ediciones ISTMO, S. A., 1998 Sector Foresta, 1 28760 Tres Cantos (Madrid) Te!.: 91/806 1871 Fax: 91/803 42 02

Diseño de cubierta: Sergio y Ernesto Rarnírez ISBN: 84-7090-312-8 D. L.: M-8.770-1998

Impresión: Lave1, S. A., Humanes (Madrid) Impreso en España / Printed in Spain

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13 PRIMERA PARTE

Capítulo 1. LA SOCIOLOGÍA DE LA JUVENTUD EN OCCIDENTE

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1.1. 1.2. 1.3. 1.4. 1.5. 1.6. 1.7.

22 24 25 26 29 31 35

Precedentes: los generacionalistas La escuela de Chicago La construcción psicológica de la adolescencia La «cultura juvenil» Primeras críticas a las teorías de la «cultura juvenil» La nueva sociología de la juventud británica El Centro de Sociología de la Educación y la Cultura..

Capítulo 2. LA SOCIOLOGÍA DE LA JUVENTUD EN ESPAÑA

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2.1. 2.2. 2.3. 2.4. 2.5.

40 44 49 51 55

La Primera Encuesta Nacional de Juventud La Segunda Encuesta Nacional (1968) Las encuestas de 1975 y 1977 La transición El mandato socialista: suma y sigue 5

l 2.5.1. El paro juvenil, los excesos reproductores y la inserción 2.5.2. Fundación Santa María 2.6. Conclusión: la juventud de las encuestas.................. 2.7. Investigaciones que sitúan la clase social en el centro del análisis

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4.3.1. El análisis del discurso como búsqueda de sus condiciones de producción.................. 4.3.2. Análisis de discurso y condiciones de generalización. ................. 4.4. Metodología de la presente investigación.................

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SEGUNDA PARTE Capítulo 3. CLASES SOCIALES, ESTRATEGIAS DE REPRODUCCIÓN, GENERACIONES Y CLASES DE EDAD... 3.1. Estrategias de reproducción social y producción de sujetos en una sociedad de clases... 3.1.1. El sistema de posiciones 3.1.2. La producción de los sujetos 3.1.3. Campos, creencia, estrategias de reproducción y sujetos ............

n n n

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3.2. Las generaciones 3.2.1. Delimitación de generaciones........................ 3.3. Clases de edad .......................................................... 3.4. La , (pág. 35). 15 «Pero el hecho, hoy incuestionable, es que existen las «subculturas» de la juventud: con sus modas, sus preferencias, sus atuendos, sus valores, sus normas, sus símbolos» (pág. 40). 16 «En la medida en que la sociedad evoluciona hacia formas más universalistas y más modernas, la competencia y el logro, la capacidad de realización, son factores más importantes para determinar las relaciones de status que los factores tales como la clase, la edad o el sexo» (págs. 50-51). 17 «La generación mayor debe aceptar aquello específicamente propio que tengan que decir los jóvenes, servir de guía y orientación para que éstos puedan realizar sus propias aportaciones al proceso colectivo» (pág. 36).

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(los problemas sociales se solucionancon el diálogo porque, como no hay clases sociales, no hay intereses contrapuestos). Esta comprensión es tanto más necesaria en cuanto que el cambio social -modernizaciónviene de la mano de los jóvenes, promesa de futuro --el cambio social sólo se concibe como cambio generacional-. Las hipótesis recogen, así, todo el discurso meritocrático de una sociedad sin clases, que avanza armoniosamente, gracias a los jóvenes, hacia la igualdad y desarrollo universales. Tras esto, Torregrosa pretende demostrar la existencia de una concienciageneracionalen esta generación.Paraello,parte del concepto de generación de Mannheim-que supone una misma situación social e históricaI8-, para, a continuación, ignorar todas sus precisiones conceptuales: Nuestra utilización del concepto generación, como variable independiente, no pretende atenerse a unos rigurosos criterios de delimitación histórica o sociológica de su contenido, sino que, simplemente, nos atendremos a la edad -declarada por los propios entrevistados- como principio de clasificación (pág. 72).

Es decir, una generación se define por una misma situación: esto no hace falta demostrarlo en la situación española: se da por descontado. Por ello, basta equiparar el concepto generación con un corte de edades --el del Instituto de la Juventud-. En otras palabras, los «jóvenes» de 1968 forman generación porque han sido incluidos en el abanico de edades establecido por el Instituto de la Juventud. Tras establecer la existencia de la generación, sólo falta buscar la conciencia generacional. Para ello, hará una jugada muy comúnen las encuestas dejuventud: primero, se reconocenlas diferencias entre varias juventudes; a continuación, se afirma que a pesar de todo hay una juventud; por fin, se establece el porcentaje mayoritario de respuestas como la respuesta de la juventudl9.

Cf. la exposición de Mannheim en el capítulo tercero. 19 Así, tras ver las diferencias -por sectores socialesen la conciencia crítica respecto a la generación mayor, afirma: «El "grado de ajuste" es casi perfecto entre los estudiantes universitarios, desciende considerablemente entre los 18

estudiantes de bachillerato, trabajadores

industriales

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y empleados, y se convierte

Al final, evidentemente, encuentra lo que quiere: una conciencia generacional en la juventud española que, además, es promesa de futuro: vanguardia del cambio sociapo. La conclusión es clara: la clase dominante es la generación adulta y los cambios políticos -de modernización- vienen provocados por la generación joven21.En los últimos capítulos, gracias a todo tipo de florituras con las tablas estadísticas22,dibuja el retrato de las actitudes políticas de esta nueva generación. (La base para ello

es clara: como no se conoce el sentido real de las respuestas para los encuestados, el investigador puede decir lo que quiera a través de ellas)23. En suma, el trabajo de J. R. Torregrosa es ejemplar: en él encontramos todo el catálogo de presupuestos teórico-políticos y despropósitos metodológicos a partir de los cuales se asienta en España la «sociología de la juventud». 2.3. Las encuestas de 1975 y 1977

en problemático -dada su alta proporción de "sin respuesta"entre los campesinos. Estas notables diferencias entre los estudiantes universitarios y los demás subgrupos son comprensibles si tenemos en cuenta, comparativamente, las posibilidades de análisis y de crítica consciente que ofrecen las condiciones de la vida universitaria. Pero, a pesar de estas diferencias, los datos en conjunto ofrecen, a nuestro juicio, una pauta lo suficientemente coherente como para pensar que la hipótesis es generalizable a la juventud española» (pág. 89). 20 «La comprobación de esta imagen diferenciada en la juventud, más favorable hacia sí misma, en tres muestras distintas y en varias dimensiones, permite a nuestro juicio asumir que no sólo comparte una posición generacional, una situación objetiva en el proceso social, sino también una conciencia generacional. Existen, sin embargo, diferencias importantes entre los distintos sectores de la juventud respecto del grado de intensidad en que esa conciencia es experimentada y, en el caso de los jóvenes campesinos, muy probablemente ni siquiera cabría hablar de la misma. [...] Yendo más lejos en nuestra interpretación, creemos que en la medida en que no se relativicen y cambien los supuestos ideológicos en que, tanto en el pasado como todavía hoy, la generación adulta dominante asienta su legitimidad ---en la medida en que no se produzca un rápido proceso de modernización políticase irá perfilando, cada vez con mayor nitidez, un proceso de des-legitimación de dichos supuestos en la conciencia política de la juventud y, por tanto, de las instituciones en que históricamente se concretan. Es más, creemos que ese proceso se ha iniciado ya y que va a constituir un factor importante de cambio en un futuro inmediato» (págs. 113-114). 21 Podríamos rernitir toda esta interpretación del cambio social y todo este discurso «generacional» a la propia situación de J. R. Torregrosa en ese momento en la universidad: profesor «joven» ---es decir, sin poderque ha de someterse a la oligarquía. Y se pueden leer sobre este registro muchos de los rasgos del trabajo: identificación de la generación adulta con la clase dominante; énfasis en que la juventud universitaria representa la «conciencia» de su generación porque son los más listos; referencias al bloqueo que establece la generación adulta a una generación joven más preparada técnicamente... 22 Uno de los ejemplos más desconcertantes lo podemos encontrar en las págs. 205 y sigs. A partir de las respuestas a la pregunta «Hablando en términos generales, ¿te gustaría que cambiasen aspectos importantes de la organización política de España?» y con los siguientes porcentajes de respuestas: 28% sí, 38% no, 34% NSINC, se las arregla para llegar a la conclusión de que la «juventud» quiere un cambio político.

23 Un buen ejemplo de ello lo tenemos en la pág. 218: un 13% de los encueslados quieren que en España haya «orden». Y la interpretación es la siguiente: «La respuesta "Que en España haya orden" es también, en cierto sentido, cons~rvadora; pero en nuestro contexto no significa, a nuestro juicio, una actitud negativamente orientada hacia el cambio, sino más bien que el posible cambio se produzca sin estridencias, sin traumatismo, sin rupturas violentas».

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Los años del cambio de modo de legitimación del capitalismo español conocen, en un breve intervalo de tiempo, dos nuevas encuestas de juventud. Las razones --en esta época de turbulencia social y política- son óbvias. Los prólogos a sus publicaciones no las ocultan. Así, J. M. López-Cepero, a la sazón director del Instituto de la Juventud, presenta la III Encuesta: En esta importante y necesaria investigación sociológica sobre la juventud española, el Instituto ha invertido tres quinquenios, jalonados por otros tantos estudios, que han seguido de cerca la problemática juvenil desde 1960 a 1975. Ha emitido diagnósticos sociales con escaso margen de error, insinuando, mediante conclusiones y recomendaciones prudentes, consejos de terapia social (subrayado mío).

A su vez, podemos leer en el prólogo a la encuesta de 1977 las razones por las que es tan importante estudiar a la juventud: [...] la reciente ampliación de la mayoría de edad a los dieciocho años que ha supuesto la incorporación de un número aproximado de un millón ochocientos mil nuevos votantes a las listas electorales, va a suponer, necesariamente, una mayor atención de la

clase política hacia los problemas de la juventud española. [...] Problemas como el paro, el alcoholismo, la droga y la delincuenciajuvenil, así como la amplia marginación de amplios sectores de nuestra juventud de la vida comunitaria, precisan de un

Estas encuestas apenas tienen repercusión pública: los acontecimientos políticos del momento captan la atención y el «problema de la juventud» pasa a segundo plan026.

tratamientourgente y eficaz por parte del Estado [oO.] En un reciente sondeo [...] se puso de manifiesto la existencia entre ellos de una proporción más alta de rechazo de la Constitución que entre la población de más edad, al igual que una elevada adscripción de estos jóvenes, muy superior a los valores medios nacionales, a posiciones políticas extremistas y extraparlamentarias. Ello es una consecuencia clara de la escasa atención que la sociedad viene prestando a los jóvenes y a la situación de marginación en que viven una gran parte de ellos.

Las características fundamentales de estas encuestas reproducen las de las anteriores: 'ausencia de marco teórico, contabilidad generalizada de situaciones y de distancias a la norma -siguiendo, en lo básico, las problemáticas establecidas por la Delegación Nacional de Juventudes en 1960: política, familia, religión , «interpretaciones» de los datos dejadas al buen (pre)juicio de los investigadores, juegos de palabras a modo de explicaciones24,funcionalismos y modernizaciones... La única diferenciaes la actualizaciónde las problemáticas al contexto político del momento -aquí encontramos ya al protagonista de las próximas encuestas: el paro juvenil, tan alarmante25- y la preocupación por la ocupación del tiempo: comienza aquí una contabilidad exhaustiva de la ocupación del tiempo de los jóvenes que alcanzará su apoteosis numerológica con los informes Zárraga.

II

24 Así, las opiniones sobre la sociedad están en función de las actitudes ante la sociedad: «Por todo ello, podemos concluir, que la opinión general sobre la sociedad española, está en función de su propia evolución o madurez del entrevistado, de la posición social y de las actitudes frente a la sociedad» (Linz, 1978, pág. 142). O las ideas políticas están en función de las ideologías políticas: «Todos estos conceptos a los que estamos haciendo referencia en el capítulo de la vida social y política, puede decirse que son consecuencia de las ideologías políticas» (Linz, 1977, pág. 157). 25 «La población juvenil en paro está compuesta predominantemente por jóvenes adscritos a posiciones de izquierda, esto es, con grado mayor de sensibilidad y de conciencia política que los demás y con un probable mayor potencial de contestación. Es el grupo con mayor índice de indiferencia religiosa y el que con mayor convicción se autotitula como "clase obrera", aunque ciertamente son un poco más "viejos" que los demás. La relevancia del dato es obvia" (Linz, 1977, pág. 25).

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2.4. La transición A partir de 1979 se produce la explosión municipal y autonómica: descentralización de la Administración en forma de inflación de las entidades periféricas. Este proceso conduce a una consolidación,en las nuevas estructuras, de una avalancha de profesionales de política social que contribuirán a la invención y proliferación de marginalidades y problemas sociales sobre los que intervenir. El problema de lajuventud será central: acapara en su seno multitud de marginalidades: paro juvenil, droga, delincuencia, extremismo político, apatía política... Lajuventud como problema social se convierte definitivamente en un personaje central del nuevo espectáculo político. El artefacto para darle cuerpo es, una vez más, la encuesta de opinión: esta vez a nivel autonómico y municipal. No vamos a recapitular la tremenda producción que se lleva a cabo a partir de este momento en estos ámbitos. Otros ya lo han hech027.Lo que han encontrado no es muy distinto a lo que venimos exponiendo aquí: ausencia de marco teórico -y cuando hay teoría, normalmente se trata de funcionalismo y enfoques culturalistas-, ausencia de reflexión sobre la categoría «juventud», sobredosis de errores metodológicos, cuantofrenia generalizada... Por otra parte, el tema interesa cada vez más a los sociólogos de la universidad: en 1979 aparecen La adolescencia forzosa, de Alberto Moncada, y Los narcisos, de Amando de Miguel.

26 Lo cual no deja de ser curioso: con el énfasis que se pone en la utilidad de la investigación sociológica sobre la juventud para su integración, se debería haber desarrollado más en momentos más conflictivos. 27 Cf. Cardús y Estruch, 1984; Actis, Pereda y de Prada, 1989. Los prime~os realizan una acertada y divertida crítica metodológica de las encuestas de Juventud en Cataluña. Sin embargo, su esquema teórico vuelve a apoyarse en el esquema psicológico de la adolescencia y en el culturalismo. De los segundos hablaremos en el último apartado del capítulo.

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La tesis de Alberto Moncada supone, en principio, una superación del concepto de