Primeras guerras carlistas (1814_1849) Zumalacárregui [7]

LA nación española, que durante su lucha con los franceses había asombrado al mundo engrandeciéndose a los ojos de Europ

444 138 11MB

Spanish Pages 122 Year 1942

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Polecaj historie

Primeras guerras carlistas (1814_1849) Zumalacárregui [7]

Citation preview

POR EL GENERAL F. GARCiA RIVERA w =-""= ==-

-

.::::=:- x: --::::::.._-

PRIMERAS GUERRAS CARIlSTAS

-

ZUMALACÁRREGUI

20 ptas.

'EDITORIAL

JUVE NTUD

LA GUERRA EN LA HISTORIA RELATOS ABREVIADOS

DE HISTORIA MILITAR

por I

FEDERICO GARCIA

RIVERA

I

FEDER\CO GARC\A _ 0"" ",en

R\VERA

de 8,lgodo, p,o«den.e de' Cue

S.

BARCELONA

Á.

r

CAPÍTULO PRIMERO

ANTECEDENTES

DE LA GUERRA

CARLISTA

Fernando VII

El partido liberal se atribuye la salvación del trono en la guerra de la Independencia. - La Constitución de 1812. - Fernando el Deseado.•......Ingratitud de Iste. - Los liberales entran en la masonería. - Sublevación de Riego. - El rey ¡tira la ConstituciÓIIde 1812. - Liberales exaltados. - El 7 de julio de 1822. Los 100.000 hijos de San Luis. - Reacción absolutista. - Muerte de Riego. El Infante don Carlos.- Levantamientos en Cataluña.- María Cristina. - Leyes de sucesión a la corona. - Intentonas carlistas. - Amnistía. - Portugal. Isabel Il, - Sublevación carlista.

L

nación española, que durante su lucha con los franceses había asombrado al mundo engrandeciéndose a los ojos de Europa, no sólo había defendido su independencia en aquella tremenda guerra, sino que había conquistado al mismo tiempo su libertad, .aquella libertad a que, en la embriaguez de democracia producida por la Revolución francesa, aspiraban por entonces las naciones de Europa. Las Cortes de Cádiz habían hecho y publicado la Constitución del año 1812, y aunque todos los españoles sin distinción de matices habían contribuído a la defensa del territorio, lo cual hab!a sido una consagración brillante y heroica de nuestra unidad nacional, el partido liberal se atribuía la honra de haberlo sacado incólume de la guerra de la Independencia, pues que este partido e~.~l que estuvo gobernando durante aquel período. A su tiempo dijimos que mientras el pueblo consiguió con su esfuerzo forrnidable sacudir el peligro extranj era, había visto malograr su obj etivo . . l pn~clpal por la incapacidad de sus gobernantes, a los que se les sedUJO en Cádiz con el señuelo de la Constitución de 1812 en a que algunos traidores, una porción de ilusos, y otra de ingenuos y.candorosos, admitieron como un bien providencial para la Pa!n~ ,lo que el pueblo acababa de rechazar a tiros. Era una Constiucion revolucionaria que si no proclamó la república fué porque A



10

LA

GUERRA

EN

LA

HISTORIA

debilitado, cambió el itinerario y, a instancias de los aragoneses, se fué a Zaragoza y, al llegar a Valencia el grueso de la represen, tación nacional, le invitó a restablecer el régimen absolutista, poi lo que y contando con el ejército, derogó en 1814 cuantas refor, mas se habían implantado, restableció la Inquisición y los monas. terios negando a los compradores la devolución del dinero que habían entregado en la compra, y por último envió a presidio a los hombres del partido liberal que se habían distinguido en las Constituyentes de Cádiz. Hasta entonces los dos partidos, liberal y realista, no se habían combatido, pues aunque numeroso éste, no se había opuesto a las reformas del primero; pero en cuanto Fernando se mostró dispuesto a gobernar como rey absoluto, los enemigos de la Constitución, que eran muchos, se desbordaron e incitaron al rey, "que no lo necesitaba", a exterminar a los liberales, cual si se tratase de una raza proscrita. Hay que repetir que, aunque inteligente, pero de gustos muy plebeyos, los mayores defectos de Fernando VII eran su doblez y cobardía. Se propuso no ser dirigido ni dominado por liberales ni realistas y se hizo odioso a unos y a otros, sin aprovechar las ocasiones en las que, con un rasgo de valor, podía haber favorecido al país. Así, pues, al hacer desaparecer la Constitución de 1812 se produjo una gran agitación liberal, a la que contestó Fernando VII con medidas de excepción, suprimiendo la Prensa, casi el teatro, y enviando a los sospechosos a los presidios y a las colonias de América donde llevaban nuevos gérmenes de rebeldía. . Error grande era éste, que iba a traer funestas consecuencias e iba a costar mucha sangre a España; pudo muy bien Fernando, si no se conformaba del todo con la Constitución, haber la aceptado a condición de modificarla para robustecer su autoridad real, pero enemigo en absoluto de ella y aconsejado por el zar de Rusia, del que parecía muy amigo, prescindió de las mejoras implantadas por aquellos hombres que habían defendido el trono, a los que castigó por el delito de haber hecho aquella Constitución, pues decía que habían conspirado para suprimir la monarquía. No hay por qué decir el sentimiento que produjo esta conducta en los liberales, algunos de los cuales empezaron a conspirar, si bien estas conspiraciones fueron ahogadas en sangre. Viéndose tan perseguidos, entraron en la masonería, lo cual les permitía entenderse con algún sigilo, y tantos progresos hizo esta sociedad secreta que hasta llegaron a formar parte de ella muchos jefes y oficiales del Ejército, resentidos, como estaban, al verse desatendidos por el rey y menospreciados los servicios que habían prestado en

ANTECEDENTES

11

. f de alta categoría estaban perseguia que muc h os Je es la guerr a , Y . 1 r sus ideas libera es. ., bsolutista' una reacción sedoS po . ños de reaCClOna , d ibilid d de sostenerse estan o comAsí pasaron seis a . nte sólo habría tenido pOS111 ib . , del Estado' pero la JIlCJa , . t la go ernaClOn , nsada con éxitos paten es en 1 bancarrota tan general, que, l:capacidad era !an abrumador:~ ~ Península las conspiracior:es comO consecue~;~;a~!rezt;sO~evantamientos separatistas .y la perpolíticas, Y en " .ea de las que baste decir que no dida de las pos:siones de Ame~ partes del territorio se iban la había semejante, pues que e h bía reparado un ejército de a perder 29; llegado el 18~? se ~aluJa para que se embar~ase 20.000 hombres, ~~e se env1~ asj-ocar la rebelión de las colomas; con rumbo a Amenca a fin e ana pues comprendían lo esestas tropas ~o .iban de muy ~r:;~a~es ~ue se ofrecían a América téril del sacnficlO, ya que ~~s d eer en ellas los americanos Sl serían ilusorias, Y,mal ha 1an, ~l~' en una palabra, se sublevaron veían lo que ocurna en la P~l~S 'de San Juan, a la voz de un él 10 de enero de 1820 en a. ezas L Coruña respondió al rnocom~ndante masón llama~o R1eg~. ~ a Navarra e incluso finalvimiento, siguiendo Aragon, Cata u~aJDonnell designado por el mente el conde de la Bisbal, gener~ or 10 q~e asustado el rey soberano para mandar las tropas fie es; Pativas co~ las que parecía y sin tratar .de defende:, aqu:l~:r ~:er~~~stitución de 1812. La reno poder remar, accedió a JU t de sangre Y no se com. . d amar una go a , id volución se h1Z0 sin err contando con un partí o prende que, dado su modo. de ~:~:r t~ cobarde el rey y cediese tan numeroso, c~mo el n~al~taios liberales, sin tratar de luchar co~ al menor mov1m1ento seno be ," Marchemos todos, y yo el pnellos lanzando aquellas p~l a .ras, " mer~, por la senda constttuc1~nal. expedicionarias que sublevó Falta indicar qu: :n las e~~~z~ itán para arriba, casi entera Riego estaba la ofiClahdad, dd 1 ' Pyque el rey cometió un grave . ' de An a UC1a, 1Q . afihada a la masonena andante Riego y al corone Ulerror al ascender ~e, ~olpe a~~~: orque con ello dió pábulo a los roga, que se le adhirió, a gen ,~ P t militar en favor de un par, ient sea al mOV1m1eno , '1 pronunciamien os, o lib les del elemento C1V1,que ne, , ' ", d por los 1 era d tido poht1co, micra o 1 contrario y no du aron en , d ra imponerse a , , d 1 cesitaban una espa a pa d f di an la soberama absoluta e utilizar los militares, ellos que e,en 1 pueblo y se dec1arab~n antiFili:~nst~:~ los enloqueció de gozo, se Esta fá;il victona de os d; :~;ar la Constitución bajo pena de desencadeno el terror, se man o J

30

ANTECEDENTES 12

LA

GUERRA

EN

LA

HISTORIA ._liI

al gobierno como a los realistas, pues la oposición fué violenta.

::~~:C:;'.l~a;~~ \~~;~!:~f:~:y ~::i~~i~~!b~~l~e:~:~s ~;ec~;t muerte al que

1 hi

o->.~ todo esto, el gobierno se veía sin apoyo, pues el rey, no hay

Inquisición y se expulsó a los' it los presos; se abolió la pequeño, del 1793 francés. jesui as; era una reproducción, en el ~e~ pre~idio salieron las altas personalidades que iban f . mimsterro, y no hay para qué decir 1 . a ormar Iba a ver un gobierno, que por una parte ete~famp~omlso en que se y por otra no des contentar a los liberales . q e sost~ner al rey, t? que ocupaban. Esto era más difícil ' a quienes d~blan el pueshberales que habían hecho la revoluci ¿e lo gue ~arecla, porque los los de la Constitución .o~ era.n mas exagerados que el de los liberales tem~l~d~:oto se dl~tmgUleron dos bandos; uno en donde había hombres t qu.e es e que había subido al poder) .. an eminentes como M t' d 1 y A rgueIles, el cual artido se consi ar mez e a Rosa libertad' y otro el lo l'b e clonslderaba como el fundador de la hombres scomo 1 era es exaltados que, aunque no tema , ombres de tanto talento el an teri , . enor en ca b' 1 ' , enérgicos y resueltos como Al lá Oaliá ' m 10 os tema mas y Rie~o. Este partid~, con sus~:a :r~ar:o, el general San Miguel, vocaciones á los realistas hi ,g d c~ones de placer y sus pro, zo mas ano a 1 lib 1 naturales enemigos Sin trab de ni . . a e nmguna cla os 1 era es que sus paganda haciendo alarde d se empezaron su pro. E _ e ser masones y est ., como spana no sólo religi . f ,~ o, en una nacion bi d . ' lOsa, sino anatica en lla la e quitar muchos partidarios a 1 lib aque a epoca, hatos consideraban no sin fund a 1 ertad, pues que los tirnora. ' amento como herei 1 los exaltados parti '., erejes a os masones. N o. teniendo . . icipacion en el g bi b como 1os jacobinos en Francia p teni o terno, oraban Fontana de Oro" y alli se p , ubes ernan su club, que era "La ' ' erora a y se vertí 1 . ian os nuevas Ideas. El gobierno, que no podía estar clamaba el precio de haber reco: uTs~~~~lde .este partido que reestaba comprometiendo di sol ., lq ., . a hbertad, pero que la , ,VlO e ejército de A daluci exa~pero, manifestándolo claramente 1 ibi n. a ucra y esto los a RIego en Madrid, pues no se record e~ e r~cl irmento que se hizo doso; el gobierno entonces de t ,a al na a tan entusiasta y rui. " s erro a os gene ra 1 R' d es lego y San M iguel, y los exaltados, resentidos con t Fontana de Oro". es a con ucta, cerraron "La

le

é

Los liberales templados quisieron tra .. . exaltados, algunos de los cuales b' nsigir y se aItaron con los bi su ieron al pod ' go ierno se consideró moderado' bi er, pero aun este secta: la de "Los Comuneros" ' , en es verdad que ya había una tana de Oro". Por fin 1 't·mdasavanzada que la de "La Fone par 1 o exaltado .. , ortes suyas, presididas por Rieg o, y estas Cortes consrguio tener tanto unas hicieron

e

13

'

qué decir que, a pesar de haber dicho "Marchemos franca~te Y yo el primero, por la senda constitucional", no había pendo ~n momento en ello y sólo esperaba la ocasión de volver a su ~solutismo Y vengarse de los liberales (hasta no dejar rastro de ~lOS). O,bra suya fué. el. levantamiento absol~tista en Cataluña Y la rev-olucion del 7 de julio de 1822 en Madnd. La Santa Alianza, formada por Francia, Austria, Prusia y Ruia exigía para intervenir en los asuntos de España, como querían ' S los,realistas, que estos se apoderasen de una plaza fuerte, y la plaza de que se apoderaron en Cataluña fué la de Seo de Urgel; el general Mina, el esforzado campeón de la libertad, que tanto se había distinguido como guerrillero en la guerra de la Independencia. Y que estaba de capitán general en Cataluña, se encargó de sofocar aquel levantamiento, que revistió verdadera gravedad. Respecto a la revolución de Madrid, fué ocasionada por los regimientos de la Guardia real, que quisieron restablecer el régimen absoluto; pero 10 hicieron tan mal, que en vez de apoderarse desde luego de los puntos que les convenían en la capital, salieron de Madrid, y a los tres o cuatro días trataron de entrar para apoderarse de la plaza, dando tiempo con ello a la milicia para prepararse Y evitarlo; la lucha que se entabló en las calles fué muy sangrienta, y el resultado, el que menos se esperaba, pues resultaron vencidas unas tropas tan acreditadas como las de la Guardia, por otras que les eran muy inferiores moralmente, como sucedía con la milicia nacional. Para comprender la conducta del rey, su doblez y su carácter, baste saber q~e en esta ocasión y cuando las tropas de su Guardia salían a toda rienda de Madrid perseguidas por los milicianos, se asomó a los balcones de palacio para animar a los últimos diciéndoles "i A ellos, ~lel1~s!", como si se tratase de enemigos y no de tropas a las que· e. ,mIsmo había inspirado aquel levantamiento. Tal fué la revoluClan del 7 de julio de 1822. bí Consecuencia de estos trastornos, fué la formación de un galerna exaltado que acabó con el levantamiento de Cataluña, pero ccon me did 1 as tan extremas que fueron terribles, pues hubo pueblo, n~m~ el ~e Castellfullit, que fué arrasado hasta sus cimientos, pob~en o Mina en uno de los muros: "Aquí existió Castellfullit. Pueos~tomad ejemplo; no abriguéis a los enemigos de la Patria." ., toda esta aventura el año 1823. La Santa Alianza, que .le rrrnno cons;~ta~a preocupada con el incremento que tomaba el régimen 1 ucional en Italia, Portugal Y España, después de sofocarlo

15 LA

GUERRA

EN

LA

HISTORIA

en el primer punto, decidió intervenir en España ~, a dicho efecto, encargó a Francia la intervención .arma~a; es dec.lr, que la nación que había lanzado con tanto empuje las. Ideas de libertad en, Eurn, pa hacía pocos años, ahora era la destinada a apoyar el re gimen absoluto. Un ejército de cerca de 100.000 hombres, a las órdenes del duque de Angulema, entró en España; aquí todo' el mundo creía qUe venía a modificar la Constitución en sentido más favorable a la corona y establecer un gobierno sólido; por este motivo nadie pensó en resistir la invasión; además, aunque hubieran pensado en esto, la circunstancia de haberse retirado el gobierno con el rey a Sevilla, y la ninguna resistencia que hizo el ejército, hubieran enfriado los ánimos más exaltados. Era el año 1823; asombrados quedaron los mismos franceses, los 100.000 hijos de San Luis, como se los llamaba, cuando vieron que nadie les hacía resistencia en España y establecían el gobierno absoluto en Madrid. A todo esto, encontrándose el rey en Sevilla, quiso el gobierno trasladarle a Cádiz, a lo cual se negó rotundamente; para salir del apuro, el gobierno le declaró loco y nombró una regencia el 11 de junio de 1823, sacándole poco menos que a la fuerza para llevárselo a Cádiz, donde los liberales pensaban extremar la resistencia, como en tiempos anteriores. Pero la salida del rey produjo en Sevilla un motín espantoso, pues el pueblo bajo (que en su mayoría era realista porque no entendía nada de Constituciones, de democracias ni de ideas de libertad) se levantó furioso contra los liberales al grito de "i Muera la nación y vivan las cadenas!", cometiendo los mayores desmanes, pues empezó el asesinato de cuantos estuvieron señalados como liberales, a los que se perseguía como si fueran bestias dañinas. En tanto, los franceses llegaron a la vista de Cádiz, y el rey, para terminar de una vez, prometió olvidarlo todo y perdonar lo pasado, con tal que libremente le dejaran pasar al campo francés para entenderse con Angulema. Era el 30 de septiembre de 1823; al día siguiente Fernando se olvidó de su real palabra, y dió por nulo y sin valor cuanto había ocurrido desde 1820, es decir, desde que los liberales estaban en el poder; pero no fué esto sólo, sino que el canónigo don Víctor Sáez, que era su confidente, publicó un decreto de proscripción contra los liberales que dejaba muy atrás los de la anterior época de absolutismo, pues se quería exterminarlos \formalmente hasta la cuarta generación. La reacción fué espantosa. Para comprender hasta dónde llegaría, baste saber que los franceses aconsejaron al rey más tem-

ANTECEDENTES

. ., on el tiempO, e1 mismo zar de Rusia , tuvo . •.••oderacwn, y c del poder al funesto canomgo y"> d que separase ., ~ir a Fernan o lla furiosa persecucwn. . l"""rincipal autor de aque rria le cabía a Francia por su deb~, !cha culpa d: lo que ~~u rrnada obedecía al deseo de termlrque si !a llltervenCl?n aue reinaba con los liberales, no. se , pala especle de anarqUla q., 100 000 hombres consmcon ando la naClOn con. . a rende. qu~ oC~? h ás anárquica que la anten.or, y, Y coOlPaquella sltuacwn, muc o m que no se le impUSieran por . t ndió a sus ruegos, , h Fernando no a : n aquella especie de cacen a a gue se afuerza para termm~r co dedicado l~s realista~. ído or sus propios errores, Y p~r la El partido liberal ha~~ ~olo' este partido, el general Rleg?: de las bayonetas, . . fué hecho prisionero Y muna . t tó hacer alguna reslstenCIa, ue In en . el patíbulo en Madnd. ~ en leno absolutismo. Se estaba otra ,!ez en Espana h P 10 que le había pasado antes Al partido realista le pasaba a ora, d'v'ldido en dos campos: . 1 t que aparecIa 1 'd . partido libera ;. es o es, ue acaudillaba Cea Bermu ez, el de los realistas moderados, q di 'a Calomarde' Y aun. lt dos que lngl , «1'0 el de los realistas exa al' uilibrio entre los dos, tendiendo que el rey tratase de mantener e eq o cierto que el partido extremis bien al exaltado que al otro, es 1 a pesar de los atropellos . . . to 1eno estaba muy satiisfecho , porque ' aun b a su JUlCIO . d t d ía 10 encontra an, '. que cometía Fernan o, o av d d . que Fernando no sabia e y tibio, llegando al extremo e .ecir y enfriadas hasta cierto rey absoluto; en estas circu~stanclas~l rey pensaron en elegir punto las relaciones que man~mtn c~~rmano 'de Fernando VII y eemo su jefe al infante don ar os, 1 rey no había tenido presunto heredero de la corona, po~que con quien había estado saeesión de ninguna de las tres mujeres

le

casado. . carácter de Fernando VII hubiera A modificar las ~deas. y el . . n sobre él sus esposas, pero podido contribuir ellllflu~o que eJ,er~~ndiciones para ello. ninguna de las tres antenores. tendIaB b •n calificada por la reina . M' Antoma e or o , La pnmera, aria "di b T ea sierpe y vívora panzonaMaría Luisa en sus cartas de la o 1 t 'lmonio cuando Fernando ~ de su rna r, . 6 sa", fué en los cuatro ano~ odio a Godoy conshtuy sólo era príncipe de Austunas, lalq~e por dió origen a la conspi. f ernan diino, que con e tiempo e1 partido . Su super ion.'dad inte 1ec. 1 ti de AranJuez. ración del Escona y mo m . . .t al las utilizó sólo para fatual , belleza atractiva Y gracla esprri u , tnentar intrigas.

17

ANTECEDENTES 16

LA

GUERRA

EN

LA

HISTORIA

La segunda, Isabel de Portugal, ya reina de España, por 10 in. significante de su persona y breve de su matrimonio, no ejerció influencia alguna. y la tercera, María Josefa Amalia de Sajonia, era una tímida criatura de 16 años, que no tenía más vocación que la del claustro por 10 que durante los 10 años de su matrimonio no se ocupó d~ otra cosa que de ejercicios de devoción y visitas a conventos. Hay que advertir que el infante don Carlos, por su carácter pacífico y tranquilo, no había pensado en tales jefaturas, pues no intentaba hacer nada en contra de su hermano, con el que vivía; pero no ocurría 10 propio con su esposa doña Francisca, que era muy ambiciosa y soñaba con verse en el trono algún día. En estas condiciones, aparecieron en Cataluña las primeras partidas carlistas en abierta rebelión con el rey, pero Bessieres, que las acaudillaba, fué muerto por el conde de España, y esto llenó de furor a los carlistas. Sin embargo, Fernando no sólo les perdonó esta tentativa, sino hasta la publicación de un Manifiesto en que declaraban si arnbajes sus deseos; pero, tenaces y tercos, volvieron a levantarse en Cataluña, siendo de tal importancia el levantamiento, que el mismo Fernando tuvo que ir a dicha región en 1827, a apaciguarla. Mucho se extrañaron los carlistas de los castigos crueles que les impuso el feroz conde de España, que gobernaba en Cataluña, porque muchos de ellos creían que el mismo rey deseaba aquel levantamiento para proceder con más energía contra los liberales; así que se quedaron muy sorprendidos cuando se vieron abandonados por Calomarde, que dirigía el ministerio, al que atribuían el movimiento. A todo esto, los liberales se bañaban en agua d~ rosas con 10 que le pasaba a los carlistas; no habían cesado por esto las persecuciones de aquéllos, pero es lo cierto que ahora notaban algún respiro, que se iba bien pronto a convertir en una esperanza fundada de salir de la situación extrema en que se encontraban. El año 1829 murió la tercera mujer de Fernando, la reina Amalia, y cuando los carlistas se creían más seguros de su triunfo, pues el heredero de la corona era el infante don Carlos, ya estaba la infanta Luisa Carlota sugiriendo al rey la idea de casarse con su hermana, dos años más joven, María Cristina de Barbón Sicilia. Esta Luisa Carlota era sobrina de Fernando por ser hija de su .hermana menor María Isabel, casada con el rey de N ápoles. Luisa Carlota estaba casada con el infante Francisco de Paula , hermano del rey, del que se decía que era hijo de Godoy, el cual hermano era un furioso masón, y su hija, una empedernida liberal

., el trono para impedir oda costa buscaba una suceSlOn en ~ Carlos se llevara la cor~naVII casarse por cuarta vez, elilt!.-le ocurrió, pues, a FernCa~? d Barbón Nápoles o Sicilia, ~ a María ristma e . o para esposa. e inclinaba a los liberales, que pus1~ron sobrina. Esta pnncesa stabla de salvación; el parti.do carhsta, ojos en ell~ c~mo s~ iento sin consegUlrlo, se conhabía quendo impedir este casam dad y por sus achaques, con la ide~, de ~ue el rey, por .aria Cristina, por si acaso, tendría suceSlOn; sin embargo, Ma . 'n de Castilla esuces ·lO el fundam~nto "guió del rey restableciese las leyes dd t ión e exp licar d 1 y puesto que ha llega o a. ocasi rlista sus derechos, tendremos que a~oyaba YdaPloyael/~~l~~t~iormente respecto de las leyes repebr algo e o ya 1C ti uos las leyes de sucesión sucesión a la corona: En España, desde tiempos m~y ~::;n corona las hembras; de que, a falta de v~ron, e~e d ue tenían éstas que que presentaba los mconveme~tes (como le ocurrió a doña ~r esposo a veces en c~,sas exta;ls~~e (Austria, que estuvo gola Loca, que se umo ~on a 1 XVIII). era 10 vigente en ndo a España en los slglo s XVI a., de C~stilla. En Francia ., 'las leyes de suceSlOn d· estra nacion, se~un , d no 10 había en la rama 1ha 10 contrano; el varon, .cuan o daria en perjuicio de las ba en cualqUlera secun, . d ~ltIdta, se 1e b usca . T' este sistema le ventaja e que hras de la rama directa. erua . mpre nacionales Y no tenían casas reinantes de ~ranc1a eran t1~ de reyes 10 cual redun. al extranjero para sur irse , ue recurnr . daba en beneficio de la naClOn. . Tal era la Ley sálica. bé era francesa como sabemos, casa de Bar on, que , . '1 1 1 d uan o a ~ F li V este rey mod1fico as eyes vino a reinar en Es~ana con 1 e 1~~d 'francés. es decir, dando la de sucesión de Cast1lla en el sen 1 Os secund~rias en perjuicio de preferencia ~ los varones d~e c~~.r~::que esto tuviera sus venta~as, las hembras de la rama ire 11' dificación por la razón de ser no tenía derecho a hacer aqu.e a sid razonable que por usar él la o oner a los espanoles; ~' vema f rances"1 e ,pues t am.poco hub1era.d S1im lengua francesa la hub1era quen 10 P y costumbres de Castilla a España, y debía amoldarse a~ os u:~: una dependencia de Franrespetando sus ley'e,s,~ues ES~~~~t~~ pero tuviera o no tuviera racia, sino una nación índepen 1 'ás curioso es que lo hizo legalzón, 10 cierto es que 10 hizo, y ~: llamó Sálica, las Cortes remente, aproban~o esta .le y, qu 1 esente no se había presentado unidas en Madrid. y Sl hasta e pr

Id

r

e

2. _ L.\ GUID&.\ EN LA HISTORIA.-

SEGUNDA SERIa. -

roMO vn

18

LA

GUERRA

EN

LA

HISTORIA

dificultad para resolver el problema, era porque todos los reyes d la casa de Barbón habían tenido varones entre sus hijos: o no ha~ bían tenido hijos, como Fernando VI, a quien sucedió su hermano Carlos IU. Claro que si Fernando VII no llegaba a tener hijos de María Cristina, la corona correspondía de derecho al infante dOn Carlos; pero así como aquélla se preparaba para el caso de qUe tuviera hembras, así también los carlistas se preparaban por todos los medios a que el rey restableciese la ley Sálica, pues era la única esperanza que ya les quedaba: la de que fuera hija le descends-; cia del rey. En efecto, en el año 1830 la reina dió a luz a la que había de ser Isabel U, y esto alentó a los carlistas, que no perdían la esperanza de alcanzar el fin que se proponían. Los tres años que duró la vida de Fernando VII fueron de intrigas y preparativos. Los liberales, impacientes, no teniendo calma para que se les despejase la situación, hicieron algunas intentonas, pues Mina, que estaba en Francia, entró en Cataluña, y Torrijos, que había ido a Gibraltar, desembarcó en las playas de Málaga atraído por la felonía del general Moreno, que era gobernador de aquí y que lo engañó miserablemente. Le había dicho que toda la guarnición de Málaga secundaría el movimiento, y al frente de 52 hombres, algunos de calidad notoria y otros que habían sido diputados de las Cortes de Cádiz, desembarcó en Fuengirola, 30 kilómetros al oeste de Málaga, en donde las tropas de Moreno le acometieron y cercaron. Tras una resistencia de cinco días, fué cogido prisionero con todos los suyos. Para llevar la noticia a Madrid buscó González Moreno un oficial que pudiera salvar con mayor rapidez las largas jornadas, y éste fué un teniente del ejército que, reventando caballos y sin un momento de descanso, lo realizó. Se llamaba Francisco Serrano Domínguez, destinado con el tiempo a ser duque de la Torre y una relevante figura política. A rienda suelta salió de Málaga otro joven para tratar de salvar la vida de Torrijos. Se llamaba José Salamanca y Mayol, y como estaba destinado con el tiempo a ser el primer hombre de negocios de España, el de fortuna más acaudalada y el fundador del barrio de Salamanca de Madrid, lo consignamos a título de curiosidad. Llevaba un memorial de una hermana de Torrijos que residía en Málaga y del que el rey no hizo caso, limitándose a ordenar que los fusilasen a todos. Torrijos, pues, con todos los de

19

ANTECEDENTES

[ncluso los marineros fué fusilado en la misma ' d d f ' d había efectuado el desembarco; resultado e to o ue don .~ de nuevo la reacción siendo una de las víctimas Ma.J • d pareclO P' da que murió en el patíbulo, en Granada, por delito e ~~Jando una bandera para los liberales. Mina tuvo que re. ión

ICIO ,

t.n' esto, Fernando VII cayó enfer~o en 18~2 y se puso tan ue todos creyeron que iba a monr; los carlistas, y Calomarqgobernaba, no perdieron tiempo "t arrancaron ,c?n un CÚ' ~la revocación de la ley y restablecimiento de la Sálica, hecho cual y creyendo ya muerto al rey, empezaron a felicitarse y a r como rey a sus monarcas; a Carlos V y a su esposa Fran; pero el rey no había muerto;, María Cristina, que .había queabandonada de todos en la camara real, compraba que !ero vivía, y a poco tuvo la satisfacción de verse ~comr:anada hermana la feroz infanta Carlota, que a toda pnsa VIJ:?O de ucía llena de ira a defender los derechos de su sobrina IsaEs fama que aquella infanta era de carácter .m?y violento, y en trevista que tuvo con Calomar~e, al recn~~~arle c.oI?o tm.a por su conducta le dió un bofeton, que recibió el rninistro lIdose a decir: "Manos blancas no ofenden." El rey se puso mejor, y ~l ent~r~rse .de la .p~~tida que te h~jugado los carlistas, echo al ministerio y eligió a Cea Bermu, encargando a María Cristina, cuyo mentor era S? hermana ta , de los asuntos del Estado como gobernadora mientras dusu enfermedad. Los primeros actos políticos de .María Cr.istin~, echada en bradel elemento liberal, fueron abrir las Universidades y decretar amnistía, tan amplia, que parecía mentira que Fernando :VII hiera accedido a ello; bien es verdad que estaba tan cambiado e que no se le conocía, pues lo.s libera~es .podían no s~lo most:ar SUs opiniones, sino hasta discutir en público. En realidad, qt~len gobernó en este período hasta la mu~rte de~ rey no f~eron m el rey, ni la reina, ni Cea Bermúdez, sino la infanta LUisa- Carlota y las logias masónicas, a las que se debió el que fuesen separad~s de sus cargos cuantos funcionarios fueran sospechosos de servílismo, entre los que se encontraba en el Ferrol el coronel Zumalacárregui, del que luego nos ocuparemos... .. Las simpatías personales de María Cnstm~ ~Icleron se formase 'un nuevo partido muy poderoso: el de l~s cnstm~~, en dond~ estaban no sólo los liberales templados, sino también los realistas tolerantes; el otro partido que quedaba era el carlista, donde esta-

1:

20

ANTECEDENTES LA

GUERRA

EN

LA

21

HISTORIA

ban todos los absolutistas furibundos o los serviles, como se 1 llamaba. El gobierno de Cea Bermúdez, que quería inaugurar Os despotismo ilustrado, disgustó a los liberales, como se puede co tltl prender, sin satisfacer a los carlistas, los cuales, desesperados c: lo que les pasaba, se ec~aron al campo, pero sin resultado, porque, aunque fuerte este partido por el numero, ya hemos dicho que 1 faltaba lo principal, que era dirección. e Fernando VII ya no quiso aguantar más y desterró a su he-, mano Carlos a Portugal, indicándole a poco la conveniencia de qu ~e trasladar~ a Ita~ia; pero a esto se negó Carlos, declarado y: Jefe del part~d? carlista, pues le convenía estar en la Península para sus fines políticos. Fernando VII había hecho reconocer a su hija !sabel como heredera de la corona, lo cual no quiso verificar el infante don Carlos, declarando en una protesta oficial sus legítimos derechos al trono. En Portug~,1 ocurrían cosas anál?gas a las de España. Era rey de aquella nacion Juan VI, el que siendo regente y con motivo de la invasion francesa, es retiró al Brasil, de donde volvió en 1820 dejan~o ~llí a su hijo don Pedro, de ideas liberales, que cuando se declaro mdependiente el Brasil fué nombrado emperador. A la muerte de Juan VI en 1826, le correspondía la corona a don Pedro, quien cedió los derechos a su hermano don Miguel a condición de que .se casase c?n·~u hija doña María de la Gloria y adoptase ~m gobierno constitucional ; pero don Miguel, que encarnaba las l~eas absolutistas, ni se casó con su sobrina ni adoptó gobierno l~ber~l, sino que, dueño del poder, empezó a ejercer la más odiosa brama. . En esto, ~on Pedro, d~puesto, por una revolución, de su irnpeno del Brasil, se presento en Portugal dispuesto a sostener los ~erechos de s~ hija, en lo que fué ayudado por una expedición de hberales espanoles, a cuyo frente se puso Mendizábal, consiguiendo poner en el trono a doña María de la Gloria. Pero por :1 año 1833, al que nos venimos refiriendo, todavía estaba don Miguel en Portugal, y a la sombra de éste se fué el infante don Carlos. Así las cosas, ocurrió la muerte de Fernando VII a fines de septiembre de 1833. María Cristina pidió ayuda a los capitanes generales de Castilla la Vieja y Cataluña, que eran Quesada y Llauder, y prometiéndosela, como Sarsfield, que mandaba el ejército de observación de Portugal, quedaba dueña de la situación contando con el ejército. Cierto que la Iglesia se iba con don Carlos, pero ella tenía más medios para defenderse así, pues quedó

regente die reino durante la menor edad de la reina Isabel II, nces contaba tres años de edad. to anzas de los liberales quedaron defraudadas al ver s espent:continuaba con Cea Bermúdez, empeñado en irnplane reg , un so Io par tidari 1 ano y a d potismo ilustrado, que no tema facía. Era un error de María Cristina prescindir de los que era el único partido que podía sostener y def:n~er el de su hija' entendiéndolo así, prescindió de los serVICiOSde Be;múdez y' llamó al poder a Martínez de la Rosa, que reentaba a los liberales templados. ., por fin los liberales habían ven~i~o y el ~bsolubSm?, segun pasaba a la Historia como regimen anticuado e mc?mpa~n el progreso de los tiempos, sin pensar, que, ~omo dice un ítor en el liberalismo afrancesado no habla la libertad de la ició~ española, sino tanto absolutismo como en el campo conío, ya que el Estado francés .nu~ca fué verdaderamente demotico, sino uniforrnista y autontano. Pero al mismo tiempo que ocurría la muerte de~ rey, est~llaba snblevación carlista; mejor dicho, la guerra carlista, que Iba a r mucha sangre a España. . El primer grito se dió en Talavera de !a Rema e~ 3 de octubre 1833. y si bien fué fusilado a poco el Jefe de la m~ent?~~ don nuel González con dos hijos y otros cuantos, no Imp1C!lOque desarrollase la rebelión en Guipúzcoa, Alava, Vizcaya y Navarra, extremo de que la escasisima guarni~ión de V:itoria, siguiendo consejos del alcalde, tuvo que desalojar la capital en donde en.~~.tnU'on los carlistas proclamando inmediatamente a Carlos V. Contaban los carlistas con una porción de jefes y oficiales protes de la Guardia real, absolutistas furibundos, qu: se av~ian mal con las ideas de libertad que representaba dona Mana ristina, con voluntarios realistas, y por último con casi todo el clero. Era el primer jefe en las provincias, V~sc?nga.das don Santos Ladrón natural de Lumbier, que se habla distinguido en la guerra de la l~dependencia a las órdenes de Mi?a y más tarde peleando Contra el régimen constitucional. Recornendo el curso. del Ebro, había conseguido apoderarse de Calahorra, y esta ventaJa le envaneció al punto de comunicar al general Lorenzo, que venia de Pamplona en su persecución, que le esperaba a pie firme en los Arcos, donde, efectivamente, se trabó combate el 11 de octubre de 1833, quedando los carlistas deshechos y don S.antos en poder de Lorenzo, así como treinta y tantos de la partida, los que todos fueron

. sa:S

22

LA

GUERRA

EN

LA

HISTORIA

fusilados en la ciudadela de Pamplona el 14 de octubre de 1R33 ?in jefe principal la insurr;cción, se echaron a buscar uno qU~ Sustituyese a don Santos Ladran, y que no anduvieron muy torpes en la elección, lo prueba la adquisición que hicieron de Zumala-j, rregui que iba a ser el militar más glorioso del siglo XIX, la figura más saliente del carlismo, el que iba a dar vida a la insurrección y el que en 10 sucesivo no iba a tener figura digna que le sucediera' . El 14 de noviembre de 1833 fué nombrado por unanimidad Jefe de las fuerzas de Navarra, y suerte fué para la insurrección contar con jefe tan hábil antes de los dos meses de haberse inicia, do; 'po~~ue s; dedicó con afán a organizar las huestes, y lo que consrguio e hIZO, lo veremos en el capítulo siguiente, no sin antes hace: algunas consideraciones sobre este nuevo partido carlista que Iba a sostener en España tres guerras civiles. . El problema que se presentaba aquí no era, como a primera vlst.a pudiera parecer, el de resolver si el país lo había de regir una mujer o un hombre; esto era lo superficial, lo exterior lo secundario, como también lo de creer los cristianos que los carlistas eran . una pura antigualla compuesta de fanáticos , más o menos pmtorescos, empeñados en sostener ideas obscurantistas mandadas ~a recoger por el progreso de los tiempos y despreciadas por los liberales, deslumbrados con los poderosos destellos de democracia y libertad que inundaban el mundo.

El: desacreditad¿ carlista, que perdió el pleito en las tres guerras civiles, como veremos a su tiempo, no desapareció políticamente, como parecía, n~~ural de no haber t~nido sus ideas arraigo e?tr~ nosotros; SUbSIStlOhasta nuestros dias, muy posteriores al terI?Ino de aquellas guerras, nutriéndose y vigorizándose con la savia que le dab~ el país, con lo que demostró palpablemente que en su fondo habla algo desconcertante que escapaba a la visión ~ este algo e!a ,el que aq~éll~s fueron guerras civiles entre "espa~ noles y espanohstas, partIdanos los primeros de mantener la tradición patria, y los segundos de substituirla por las nuevas ideas y prácticas de una revolución exótica". Claro que el carlismo fué algo muy complicado en sus aspectos de religión, dinástico y aristocrático; pero lo que en efecto latió en su..,fondo fué "la instintiva aspiración de extirpar y sacudir de Espana las malas hierbas cuyas semillas nos trajeron los vendava,les re~ol?cionarios extranjeros, y de restaurar, en cambio. las mas autentlcas y sagradas esencias del espíritu patrio".

ANTECEDENTES

23

S lema "Dios Patria y Rey", tan distinto y opuesto al desest~iado "Liber~ad, Igualdad y Fraternidad" de los liberales, pr muestra de un modo indiscutible, 10 El carlismo condensaba "todos los anhelos ac~mulados en, la ofunda conciencia tradicional del país". Se repetía en la Pen,Inel caso ya resuelto de América, en don,de "u~os pre~endIan hacer tabla rasa del pasado para lanz,arse" bajo las influencias extranjeras, hacia un quimérico porvenir, mientras los otros se a,garraban desesperadamente a un pretexto cualquiera? que ta~ fue el pleito dinástico, con el propósito de retroce?er hacia los mas hondos manantiales históricos de la tradición, Incluso de los ya cegados o anacrónicos". , Bueno es indicar, sin embargo, que para acreditar ,s~ derecho a la corona se apoyaron en la ley Sálica y no en las clásicas leyes de Castilla como les correspondía, ya que tan ausentes eran de la tradición, . Como tendremos ocasión de observar, hubo un hecho CUtl?SO, cual fué que el carlismo "se concentó siempre y sólo pudo doml~ar entre la masa campesina española", Las ciudades, por el REAL:'

~~·(."lAt

M••atlA

:

e

.

. "

o

o

"

e;..

o,

;BotlO

'o..

".

o': •.

Me ••¡'-"".

" 00'>'0

.» ..,:

(;J -'

'