Politicas De Comunicacion Y Educacion

Citation preview

COMUNICACIÓN EDUCATIVA Colección dirigida por Roberto Aparici En este nuevo siglo ya no es suficiente la escolarización básica para adquirir competencias sociales e interpretar la realidad. De hecho, niños y jóvenes pasan más tiempo en contacto con la televisión o los ordenadores que en la escuela, por lo que la incorporación a los planes de estudio de asignaturas que favorezcan la alfabetización audiovisual permitirá a los estudiantes desarrollar una lectura crítica del discurso de los medios masivos. Esta colección tiene como objetivo analizar de qué manera el contexto audiovisual y tecnológico condicionarán las formas de aprender y de enseñar a escala local e internacional y se ha de convertir en herramienta imprescindible para estudiantes, docentes, comunicadores, animadores socioculturales, organizaciones no gubernamentales y administraciones que deseen integrar o desarrollar aspectos vinculados con los medios de comunicación y las tecnologías digitales de la información en contextos educativos.

AGUSTíN GARCíA MATILLA Una televisión para la educación La utopía posible ALFONSO GUTIÉRREZ MARTíN Alfabetización digital Algo más que ratones y teclas THEODORE ROSZAK El culto a la información Un tratado sobre alta tecnología, inteligencia artificial y el verdadero arte de pensar MARCO SILVA Educación interactiva Enseñanza y aprendizaje presencial y on-line

POLÍTICAS DE COMUNICACIÓN y EDUCACIÓN Crítica y desarrollo de la Sociedad del Conocimiento

Francisco Sierra Caballero

© Francisco Sierra Caballero, 2005 Diseño de cubierta: Sylvia Sans

Índice Primera edición: enero de 2006, Barcelona

cultura Libre

AGRADECIMIENTOS ......................•.•.........•..

9

INTRODUCCIÓN '" ..........•..............•...........

13

Políticas de comunicación y cultura. Un nuevo marco para el desarrollo .

23

l. Derechos reservados para todas las ediciones en castellano

Políticas de Comunicación. Objeto y función social .. Criterios de evaluación . Líneas y directrices. Un enfoque histórico-crítico . Comunicación educativa, cultura y desarrollo. Una aproximación interdisciplinaria . 5. Econ~,:,ía Política de la Comunicación y Capitalismo Cognitivo .

1. 2. 3. 4.

© Editorial Gedisa, S.A. Paseo Bonanova, 91°-la 08022 Barcelona (España) Te!. 93 253 0904 Fax 93 253 09 05 correo electrónico: gedisa's'gedisa.com http://www.gedisa.com Preimpresión: Editor Service S.L. Diagonal 299, entresolla- 08013 Barcelona ISBN: 84-9784-111-5 Depósito legal: B. 2355-2006 Impreso por Romanyá Valls Verdaguer 1 - 08786 Capellades (Barcelona) Impreso en España Printed in Spain Q~eda pr~~ibida la reproducción parcial o total por cualquier medio de rmpresron, en forma idéntica, extractada o modificada de esta versión castellana de la obra.

n.

Políticas educativas y Sociedad de la Información 1. 2. 3. 4. 5.

La agenda política de la sociedad-red Telecomunicaciones y educación Cultura digital y derecho público Financiación y reorganización del sistema educativo Problemas y lógicas sociales del nuevo escenario cultural

1Il. Políticas públicas de la sociedad cognitiva. Retos y contradicciones 1. El reto de la ciudad educativa 2. Pluralismo informativo y educación intercultural 3. Cibercultura y ciudadanía

25 30 39 49 55

.

67

. . . ..

73

.

111

.

119

. . .

122

81 88 98

135 138

4. Comunicación, educación y desarrollo local. Horizontes y posibilidades. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

145

IV. El espacio europeo de convergencia. . . . . . . . . . . . . . . . . .

155

1. Planteamientos comunitarios. 2. Programas e iniciativas: de Eur~k~ ·ai·PI~~ Media Plus . . 3. El giro liberal de la Unión Europea 4. Nuevas bases políticas. El reto de la Sociedad de! Conocimiento . 5. Críticas y derivas. Las lógicas sociales de la info-exclusión . ...........................

162

.

V. Hegemonía e industria cultural. El mode!o de desarrollo estadounidense ..... ...............................

164 176 188 191

217

1. Genealol?~a de! sistema internacional de comunicación . y educación 2. Experiencias y aprendizajes . 3. La revolución digital . 4. Europa versus Estados Unidos. De la convergencia a la dependencia . 5. Horizontes de cooperación. La experiencia de! Tratado de Libre Comercio .

237

VI. Iberoamérica: dos continentes, un solo espacio cultural El problema de la integración y la dependencia informativa .......................................

239

1. Diagnóstico de las utopías posibles 2. De la Te!evisión Educativa Iberoamericana a Ibermedia 3. Mercosur. Un proyecto emergente por definir 4. Mercado, economía y políticas de recolonización

FUENTES DOCUMENTALES

218 220 223 227

.

243

. . .

250 258 262

.

267

.. .. . ... .. .. .. ... .. .... . ... .. ..

295

VII. A modo de epílogo. Conclusiones y anotaciones almargen

Agradecimientos Todo texto, como en general cualquier obra teórica o pensamiento científico, es un producto social, un hipertexto de voces yecos múltipies, un palimpsesto, al fin y al cabo, que debe su productividad evocativa al procesamiento cognitivo de! saber social acumulado en los nodos y terminales que conforman en cada momento la cultura. Así, como no podía ser de otra forma, e! libro que sostiene e! lector en sus manos es resultado de un trabajo de «traducción» y diálogo intelectual con numerosos colegas y autores con los que el responsable de este trabajo académico viene desplegando sus avances y principales resultados de investigación en e! tema objeto de! presente texto. En primer lugar, hago público y manifiesto mi más sincero agradecimiento a los estudiantes de posgrado de! Máster en Comunicación y Desarrollo (www.us.es/cico), así como a los colegas de! programa de Doctorado "Comunicación y Crítica de la Cultura» de! Departamento de Periodismo I de la Universidad de Sevilla, por su inestimable aliento y respaldo académico en las actividades docentes e investigadoras realizadas como responsable de! programa de estudios en "Comunicación, política y desarrollo social». En especial, quisiera agradecer al catedrático Dr. Antonio García Gutiérrez su permanente voluntad de crítica y exce!encia académica, además de su decidida vocación ética y política por una nueva cultura dialógica en la Universidad. En e! mismo sentido, agradezco al profesor Vázquez Liñán y a los miembros de! Grupo de Investigación en Comunicación, política y cambio social (COMPOLITICAS) e! compromiso social con una idea de la comunicación que nos compromete y vincula más allá de la Academia. Igualmente, no sería justo omitir en este capítulo de agradecimientos la valiosa aportación de! equipo docente de! Máster en Nuevas Tecnologías de la Información de la Universidad Nacional de Educación a Distancia. Especialmente, quisiera destacar el trabajo de! profesor Roberto 9

Aparici, sin cuya agudeza crítica y consideraciones muchas de estas páginas no hubieran visto la luz. Este libro ha sido posible también por la labor del profesor Agustín García Matilla, responsable del 1 Máster en Televisión Educativa en España, y animador de uno de los colectivos y líneas de investigación más relevantes en estos momentos en España en materia de Comunicación Educativa y Teoría y Técnica de la Información Audiovisual en la Universidad Carlos Ill de Madrid. Gracias a su gentil invitación, los escritos y comunicaciones dispersas que había venido produciendo a lo largo de más de tres años fueron tomando forma. A partir del año 2000, nuestros estudios pudieron además enriquecerse, conformando una línea consolidada de investigación en el Centro Iberoamericano de Comunicación Digital, merced al trabajo realizado con colegas de la Unión Latina de Economía Política de la Información, la Comunicación y la Cultura (ULEP-ICC), especialmente con la Dra. Delia Crovi, de México, y el profesor César Bolaño, de Brasil. En este empeño, me acompañaron también otro muchos docentes e investigadores de América Latina y España; entre ellos, los profesores Fernando Quirós, Luis Albornoz, Carlos Del Valle, Guillermo Mastrini, Valerio Brittos, Enrique Bustamante y Ramón Zallo, que aportaron, en unos casos, sugerentes ideas y líneas de interpretación a través de sus textos y, en otras ocasiones puntuales, contribuyeron a una revisión crítica de las primeras versiones de algunos capítulos del libro, Por último, quisiera apuntar, a modo de reconocimiento institucional, que el capítulo dedicado a América Latina, en concreto el epígrafe sobre Mercosur, es resultado del disfrute de una beca posdoctoral otorgada por la Dirección General de Universidades del Ministerio de Educación y Ciencia (PHB2004-0091-PC) a través del programa «Políticas públicas de comunicación y desarrollo regional en España y Brasil», que nos permitió conocer de primera mano las iniciativas y planes gubernamentales en materia de Comunicación Educativa y Sociedad Global de la Información, durante una estancia de dos meses en las ciudades de Aracaju (Universidad Federal de Sergipe) y Brasilia (Universidad Nacional de Brasilia). Nuestro más sincero agradecimiento al convenio CAPES-MEC por la ayuda económica prestada a la investigación que aquí devolvemos en forma de libro. Decía Jesús Ibáñez que todo conocimiento es función de la organización del sujeto que conoce, pero también, añadiríamos nosotros, del entramado institucional y del entorno que hace posible este proceso de ordenamiento de la realidad. El autor, por fortuna, ha contado con las

condiciones favorables para esta sistematización, ~u~a mirada, com.o todo proceso de producción científica, e~ a f~erza limitada y c~~strU1­ da colectivamente. Sin el ánimo de eludir cnncas o respons~blhdades como autor, tome en consideración el lector que este text~,.decI~mos, como cualquier otro, es un espacio abierto a la mterlo~ucIO':, solo que, a diferencia de cualquier otro libro, pretendemos que este sl:v a al m~nos como una aplicación posible de compromIso con la praXIS, c?ntnb~­ yendo a definir una Pedagogía ~e la Comunica~ió~ como mstancI~ productiva, como «caja de herramIentas» para el diseño de una red plu ral de caminos alternativos. Sevilla, septiembre de 2005

11 10

Introducción El impulso más determinante para definir la política cultural es el deseo de convertir el aprendizaje en parte del proceso mismo de cambio social.

R. WILLIAMS

La transformación de la sociedad que exige nuestro tiempo se revela como inseparable de la autosuperación.

C.

CASTORIADIS

La comunicación -escribe Daniel Bougnoux- prolonga el campo de reflexión de la filosofía actualizando las grandes cuestiones tradicionales sobre lo real, el lazo social, las representaciones cognitivas o el mito de la cultura. Tres marcas distintivas determinan, en este sentido, el pensamiento comunicológico, de acuerdo con Bernard Miege: 1. La vinculación de la acción social en las sociedades industriales desarrolladas y las cuestiones vitales de las funciones especializadas en la mediación cultural y la transmisión de los conocimientos. 2. La transversalidad y la propensión a establecer articulaciones entre campos separados a partir de los procesos de mediación. 3. La facultad de integrar y religar problemáticas provenientes de corrientes teóricas distintas. La centralidad de nuestro objeto de estudio en la cultura contemporánea tiene no obstante su razón de ser en la propia naturaleza y evolución de la modenidad. El libro que aquí se presenta trata por ello de si13

tuar en.su debido contexto sociohistórico las prácticas, los procesos informativos y los modelos conceptuales de la Comunicación Educativa en el horizonte problemático de la praxis social, de las radicales mutaciones y cambios estructurales que experimenta la cultura moderna en nuestro tiemp? Pues, ~e acuerdo con Binswanger, las formas originales de pensamiento se Introducen en un determinado contexto sociocultural que hace de la historia la única forma de exégesis pertinente a modo de crítica teórica de las condiciones científicas de producción del conocimiento y comprensión del mundo que nos rodea. La ciencia depende, a este respecto, de la adecuada formulación de problemas y preguntas pertinentes en cada momento histórico. En el campo .«deslimi~ado" de la Comunicación Educativa, este principio se torna SI cabe mas determinante para la consolidación de dicho ámbito de conocimiento, máxime cuando, en la era de las redes globales, las polí.t~cas de comunicación y cultura tienen una función estratégica en relaC10n Con el proceso de desarrollo social, lo que exige pensar tal realidad formulando inteligentemente los problemas estratégicos de integración pedagógica de los nuevos med!os de interacción desde un enfoque o perspectiva global. Una tarea Sin duda más que difícil en el actual entorno. social pu;es el cambio acelera.do y transversal de los «dispositivos tecnoinforrnacionales» de producción y reproducción de las sociedades modernas perfila, en las últimas décadas, un nuevo ecosistema cultural cuya configuración y lógica organizativa es manifiestamente inestable y compleja. La incertidumbre derivada de esta situación es comprensi?le en un m~m.ento de transición de la sociedad capitalista que afecta por 19u.~1 a los cdlgos culturales, a las formas de configuración y represent~clOn espa~lO.-temporal, a los hábitos y formas de interacción y Conocimiento publico y a los modelos de regulación y control en torno a las redes e infraestructuras telemáticas. Las transformaciones de la esfera pública y de las formas socioculturales dominantes en nuestra «semioesfera" pueden ciertamente ser calificadas de revolucionarias. Alteran de raíz las relaciones entre capital, trabajo y conocimiento; y reestructuran, como resultado, los vínculos entre sistema educativo y medios de comunicación social. En el umbral del cambio civilizatorio que inaugura, con sus incertidumbres y amenazas, el comienzo del nuevo milenio, retos estimulantes, ilusiones y recelos varios conforman el horizonte de construcción colectiva de una sociedad en crisis que debe Ser redefinida atendiendo r~sp?nsablemente a las formas tradicionales del pasado y a las discontinuidades y rupturas de las formas de mediación contemporáneas, a fin 14

de proyectar un modelo cultural equilibrado. En este empeño, la educación cumple una función fundamental. Problemas como la relación Universidad/sistema social, comunicación/educación, práctica teórica/práctica profesional, programa/mapa curricular o texto/contexto de aprendizaje son hoy cuestiones estratégicas que, lejos de resultar asuntos de exclusivo interés académico o pedagógico, definen opciones cruciales para el futuro modelo de desarrollo y de organización social. Nunca como hoy, sin embargo, ha sido tan notoria la falta de definición, la ausencia de bases sólidas de orientación del discurso y la práctica educativa. En todos los sentidos y a todos los niveles, la crisis de la educación pública, y de la Universidad en concreto, agudiza la percepción caótica y desesperanzada del curso de los acontecimientos que estamos viviendo, sin que sepamos dar respuestas convincentes a los problemas acumulados a lo largo de los últimos veinte años de historia. La Pedagogía de la Comunicación se enfrenta hoya un horizonte cultural marcado por la crisis de la representación y del saber en el desarrollo de nuestras prácticas culturales, difícilmente concebible incluso al enfrentarse a un universo fragmentado, deterritorializado, variable y expandido de representaciones múltiples e hibridadas de expresión, en el que se tiende a percibir la comunicación desde la diferencia. Por otra parte, la identificación del sujeto de la educación es incierta y compleja por su carácter itinerante, sometido como está a un permanente proceso de emplazamiento y de disciplinamientos, de desterritorializaciones y reterritorializaciones varias, cada vez más aceleradas, y desde luego continuas, siendo la cultura el objeto particular de la técnica que replantea las funciones tradicionales del sistema educativo. En este marco general, cabría no obstante observar, más allá de las visiones pesimistas sobre el futuro de la educación, que la ausencia de garantías y programas consistentes de actuación puede ser considerada, haciendo de la necesidad virtud, la constatación de un futuro abierto al cambio y a la transformación colectiva de las condiciones culturales que definen las formas dominantes de vida y organización social. Frente al peligroso empeño de identificar respuestas predefinidas, de buscar a conciencia fórmulas de intervención y control fiables, según la lógica cartesiana de ordenamiento del mundo y la realidad social, la asunción de esta nueva lógica puede ser vista, más que como un problema, como una situación propicia para la libertad y la producción ilimitada de nuevas posibilidades. Pero para ello es preciso aprender a mirar el campo de intersecciones entre la comunicación y la educación desde nuevos parámetros y supuestos, politizando prioritariamente la 15

cuestión cultural como eje de articulación y «recurso» de las nuevas estrategias de desarrollo socioeconómico. El reconocimiento de la importancia de las políticas educomunicativas es vital en un momento de incrementada complejidad tecnológica en el desarrollo del capital físico e intelectual que, acompañada de una fuerte demanda de conocimiento del propio sistema de producción, parece cuando menos vislumbrar la emergencia de un nuevo modelo de socialización cultural: El aumento del número de escuelas de educación media, profesional y superior, así como de la actividad extraescolar, anuncia un cambio de rumbo que podríamos considerar como síntoma de una nueva revolución cultural, ligada al progreso tecnológico así como a los cambios en las condiciones generales de la vida humana; ésta encarna una revolución de magnitud com-

parable a la que en su tiempo representó la introducción de la educación primaria general, pero de un alcance mucho mayor, porque el nivel al que

se aboca el desarrollo actual prevé un papel muy diferente de la educación en la vida del hombre y de la sociedad, confiriendo a las transformaciones en la educación el carácter de una revolución cultural COn importancia propia, que no depende ya inmediatamente del progreso tecnológico (Labarca, 1989: 98). El estudio de las políticas públicas en materia de comunicación educativa trata precisamente de comprender esta transformación, analizando cómo evoluciona la integración complementaria de I~s recursos y medios de comunicación pública con el sistema educativo a partir del reconocimiento de la diversidad de formas y modelos potenciales de articulación social. Las complejas relaciones entre capital económico y capital cultural, el papel de la escuela en la reproducción o cuestionamiento de las relaciones dominantes y el diseño de los contenidos y estructura curricular pueden, en efecto, ser planteados desde diferentes perspectivas. De ahí que la aplicación de programas y contenidos educomunicativos deba ser analizada políticamente. Afirmábamos por otro lado al comienzo de esta introducción el carácter estratégico de la comunicación y su capacidad dinamizadora como eje central de las transformaciones y proyección del cambio histórico en nuestras sociedades. La centralidad económica de la producción de bienes inmateriales como el conocimiento, la información y la cultura de forma genérica plantea la necesidad de pensar la política educomunicativa como campo problemático determinante de los procesos de cambio y desarrollo social. Pero, además, la definición de las rela16

ciones discursivas y materiales del poder en las sociedades avanzadas depende cada veZ más de la capacidad reflexiva de los agentes encargados de organizar socialmente el capital cultural sobre los supuestos y principios filosóficos que guían y condicionan su actividad productiva. En función de esta capacidad reflexiva, de este conocimiento explícito y formal de las premisas de partida que gobiernan el desarrollo público del capital económico y simbólico en cada sociedad, podemos definir políticamente alternativas y estrategias adecuadas de planeación de la Comunicación Educativa capaces de discernir coherentemente la propiedad, regulación y acceso a la producción cultural y al conocimiento de los diferentes actores y agencias culturales, así como la lógica de la construcción de los valores, ideología y prácticas sociales hegemónicos en el campo de la comunicación y la educación. En esta línea, al identificar qué agencias diseñan las reformas educomunicativas y con qué fines, qué filosofía pública inspira los proyectos de integración en la materia y quiénes son los principales beneficiarios de las mismas, podemos además reconocer, por ejemplo, qué concepción teórico-práctica de las Nuevas Tecnologías de la Información y de la Comunicación (NTIC) sustenta el desarrollo de los sistemas educomunicativos, además de comprender mejor los criterios de identificación de las necesidades culturales y de estructuración de los programas de comunicación para el desarrollo con relación a las formas de poder simbólico y material que imperan en cada época y sociedad. El estudio de las políticas culturales es, desde este punto de vista, una tarea prioritaria en el diseño de la cultura pública. Más aún en el actual proceso de transformación del capitalismo. Desde la segunda mitad de la pasada década, los países y bloques económicos regionales se enfrentan al reto y exigencias de la nueva Sociedad Global de la Información (SGI), un proyecto de alcance universaly vocación totalizadora que determinará no sólo la división del trabajo cultural, sino, más importante aún, el modelo de organización social, las formas de desarrollo económico y la propia gobernabilidad: «Las características de las políticas públicas, o la ausencia de políticas públicas, determinarán si vamos todos a entrar en la sociedad del conocimiento, o si las formas que actualmente adoptan la producción, distribución y apropiación del conocimiento significarán un enorme retraso para el conjunto de la humanidad" (Braslavsky, 2004: 79). Sabemos que las nuevas políticas de información y comunicación que gobiernan actualmente el desarrollo de las autopistas telemáticas están revolucionando las bases y las formas convencionales de sociali17

zación y conocimiento. Ahora bien, la radical transformación de las pautas culturales que han dominado tradicionalmente nuestra cultura no es desde luego reciente. Desde el origen mismo de las industrias de la conciencia, los medios de información y conocimiento han sido definidos en el ámbito de los sistemas nacionales como poderosos instrumentos de desarrollo y normalización disciplinaria al servicio de la socialización cultural, a condición de su regulación económico-política según las lógicas y formas dominantes del capitalismo monopolista de Estado. Hoy, sin embargo, el proyecto de construcción de la SGI inaugura una etapa política de apertura y desplazamiento del marco regulador de los Estados nacionales hacia la configuración de un sistema de mediación cultural supranacional en el que las formas de saber y poder s?clal pasan a estar fuertemente concentradas en torno al capital financiero ya los operadores de telecomunicaciones, de acuerdo con un sistema normativo ?asado en la «autorregulación» del mercado y la estrategia de convergencia económica, industrial y tecnológica, paralelamente a la ambigua y contradictoria estrategia competitiva y de integración económica en mercados como el TLC, la VE o Mercosur. Así, hoy toda política o representación de la convivencia, de la vida social contemporánea, pasa necesariamente por la comunicación y las mediaciones de lo nacional a lo global, de la lógica de la manufactura a la lógica de la circulación de sujetos, mercancías y capitales, así como por el desplazamiento de la lógica de lo social por la lógica de la cultura. Scott La~h constata en este sentido la necesidad de tratar de cartografiar el capitalismo del modo de información (Poster dixit) observando cómo las clases sociales, las identidades individuales y colectivas y los proyectos de vida dependen cada vez más no tanto de la localización en el sistema de producción como de la circulación y acceso a los bienes simbólicos merced a lo que el «capitalismo de la desorganización» define como nuevas condiciones de «agenciamiento colectivo». La reconfiguración de los flujos de signos, medios, capitales, tecnologías y personas exige por ello una nueva teoría de la mediación, considerando sobre todo que el principio de información domina la realidad e incluso la propia producción teórica. De acuerdo con Mark Poster; podemos distinguir dos tipos o eras de los medios: la primera era gobernada por el discurso público y el modelo de representación periodístico típico de la modernidad; y la era actual definida, más allá de McLuhan y Paul Virilio, por la lógica material de los medios de información como una nueva naturaleza que marca el paso de la representación a la presentación, de la audiencia a 18

los usuarios de los textos a los objetos neotecnológicos. En esta nueva cultura mediática, el poder depende no sólo de la propiedad de los ~e­ dios de producción, sino cada vez más del control d~ los bienes Slll:bólicos y del capital intelectual que excluye y terntonalIza los dl~posl­ tivos de control a partir de los sistemas de información y conoClmle.~to. Constatación esta que subyace a la llamada «cnsrs de la representaclOn» sobre la que tanto y tan acertadamente ha discutido. Luci~n Sfez. En efecto, la mutación experimentada en el espacio social por la cultura posmoderna ha llegado a trascender a tal punto la capacidad de conocimiento del individuo que se hace necesano por tanto un nuevo posicionamiento del sujeto en la organi~ación de un entorno 'rocesos de socialización de! conocimiento. La escuela paralela, e! sistema informativo, ya no se limita a convivir en t:nsió~ y competen~ia con un modelo público de educación que sólo Ilusor~~mente mantIen~ e! monopolio de! saber. ~a Sociedad de la ,Informac.lOn exige hoy la I~­ plantación de estrategias de comumcac~on educativa capaces de mo.vllizar e! conocimiento. El problema radica en que e! sistema educativo se muestra incapacitado para forjar un proyecto de ~edi~ción que pr~­ mueva una nueva cultura tecnológica desde una racionalidad democratica e igualitaria. Pues carece, como ha señalado Bernar? ~iege, de un movimiento social externo que apoye una transformación institucional de tal envergadura: La formulación de este proyecto es tanto más compleja cuanto que no se

puede proceder a la misma independientemente de la movilización de los docentes y formadores (y, por tanto, de criterios de ord~n estratégico) y de que las normas de usos de los materiales y de los proP.lOS programas sean ampliamente fijados por los fabncantes y editores (Mlege, 1992: 76). Lo macro y lo micro se articulan aquí dialécticamente en la definición de un conflicto que, lejos de toda tentación dualista o de interpretaciones poco fructíferas, vincula en torno a las lógicas sociales de la comunicación internacional las dinámicas e intereses de las industrias de la cultura con los obstáculos locales a una renovación pedagógica que enfrentan los poderes públicos nacionales en e! marco de! proceso de convergencia y globalización económica. . La revolución digital y el acceso a sistemas de transport~ y co~u­ nicaciones más ágiles han permitido al capital un redlmenslOna';llen: to a escala planetaria de los mercados y economías nacionales, mas alla de las limitaciones fronterizas que establecía tradicionalmente e! SIStema nación-Estado, originando numerosos conflictos y contradicciones culturales. La incidencia y desarrollo de nuevos sistemas de información y comunicación en el sector educativo po: la convergencia. de la informática las telecomunicaciones y el audiOVIsual no han suscitado, sin embar~o, en nuestro ámbito académico, el interés científico que cabría esperar, a la luz de las transformaciones culturales que se obs~r­ van en el nuevo escenario mediático. Según apuntábamos en nuestra Introducción, pese a jugar un rol determinante ~n las tendencias de integración y globalización económica, la Comunicación ~duca~'."a es hoy un campo estratégico apenas explorado en su dimensión política, Omi69

sión ésta más que ~ignific~ti~a en un momento en el que, paradójicamente, las Instl~uclOnes públicas y la mayoría de los agentes sociales coinciden en afmr~~r su compr?miso y completa disposición a Cooperar ~n la construcción de la Sociedad Global del Conocimiento, de una sociedad de I~ información democrática, diversa y accesible para todos, que haga factible el mito de la «transparencia social» imaginada por el posmvrsmo (Sierra, 1999: 31-75). El disc~rso dominante sobre la SI ha proclamado así el derecho de acceso, el Ideal de la democratización del conocimiento a través de Internet y el principio de diversidad y pluralismo informativo de las nuevas plataformas digitales, eludiendo por principio la discusión y el debate políticos sobre los programas que se proyectan en el horizonte de I~ llamada Sociedad Cognitiva, con la notoria indiferencia de la mayona de los estudiosos de la Comunicación Educativa, preocupados -en una for~~ v~rgonzante: de. «miopía intelectual»- por los usos, Contextos y didácticas de aplIcaCión de los nuevos sistemas informativos en los