Personajes y pensamientos colimenses

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ERSONAJES Y PENSAMIENTOS

Q? , cada vendimiera con su medita de gente". En 1942 falleció la señora Margarita, pero la tradición de la cenaduría fue continuada por su mamá Julia: "ella ya no se quiso ir a los ranchos porque yo ya estaba grande, tenía 13 años, y entonces empezó a hacer sopitos, pero mi mamá ya vendía desde antes que muriera mi abuelita, al par con mi mamá estaba Dominga, Juana la grande, Andrea, Chuy Tapia, mi mamá, Juanita que es la que siguió de Pepa Barreto, y 32

por el lado de la Iglesia estaba Cande". En 1964 la señora María se hizo cargo de la cenaduría, por aquel tiempo se estableció en un local que estaba al lado de la paletería de la Villa, pero sólo duraron 8 años en dicho lugar, posteriormente se trasladaron a su domicilio actual. La señora Julia Estrada murió en 1987, a partir de entonces Doña María asumió la responsabilidad del negocio: "Fuimos creciendo poco a poquito, con mucho esfuerzo, todavía antes del temblor del 2003 estaba como ustedes conocieron, estaba chiquito, llegábamos del pozo para allá. Pero un día llegó el cronista Rafael Tortajada, venía mucho aquí, y un día me dice: Doña Mary ¿usted piensa remodelar algo?, le dije ¡No, yo no pienso remodelar!, porque ya hice lo que pude. Pero llega el temblor y nos ayuda. Y tuvimos que remodelar". Los antojitos de la tienen fama regional, nacional e internacional, María Molina recuerda: "fuimos a Acapulco a una Feria Gastronómica, de todos los Estados llevaron comida tradicional, y nosotros por Colima. Fuimos a México cuando el señor De La Madrid era Presidente, fuimos a la casa que se llamaba Plan Colima, fue una cena para 600 personas. Cuando era Gobernador Silverio, nos llevaron a Cuba, era un convivio de embajadores de México y otros países, les hicimos sopes gordos, pozole y sopitos, les gustó mucho, los hicimos que comieran picante, los chiles de aquí nos los l l e v a m o s " . La Cenaduría Julia es un c e n t r o m u y importante de reunión social en nuestra comunidad. Según Petrarca en la memoria hay cosas que atormentan y deleitan, pero en la mente de Doña María están presentes recuerdos agradables: "Mire, han venido muchos artistas, como Tatania, Paulina Rubio, vino Johnny Laboriel, uno de los Polivoces, Ana Bárbara, hace poquito vino Angélica Aragón, Blanca Guerra, Alberto Estrella; cuando vino Thalía estaban pasando la novela de y se arrimó ella y me dice: 'Julia, ¡muy sabrosa su c e n a ! ' , entonces le digo: ¿cuándo va 33

a volver María Mercedes?, y dijo: ' ¡Ah!, ¿claro que me ven, v e r d a d ! ' , sonrió y me dijo 2 o 3 bromas; Ana Bárbara me d i j o : ' q u i e r o que se t o m e una foto conmigo'". También recuerda un detalle que pasó con el filósofo Gabriel de la Mora : "El señor era muy especial y quería que sólo Socorro le sirviera, y en ese rato no estaba, yo estaba preparando los sopitos, que era lo que él comía, y le dije a una sobrina: mira, llévale los sopes al señor, se los comió, pero luego se levantó, fue y me puso el refresco y el plato de los sopes, y me dijo: % ¡nunca me ande mandando nada con ella, porque no estuvieron b u e n o s ! ' , le dije: señor pero yo se los preparé, y dijo: ' ¡pero no estuvieron buenos!'". Después del repertorio de personajes que han asistido a la Cenaduría Julia para degustar los sopitos, los sopes gordos, las tostadas o el pozole, le pregunté que si recordaba la visita de algún político local, la señora María mostró un rostro de incertidumbre, guardó silencio por unos Instantes como queriendo acordarse de alguno pero su respuesta fue por demás contundente: "¡A esos ni los conozco!".

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JUAN D Í A Z PEDROZA EL HUARACHERO REFUGIO

DEL

n este tiempo de altas temperaturas, en que el calor nos saca de quicio, no sólo se antoja refrescarse con una agüita de coco o e s t a r t i r a d o a la s o m b r a de un á r b o l dedicándose al lindo deporte de no hacer nada, sino que también calzar unos huarachitos, andar cómodos y v e n t i l a r los pies. Nuestra ciudad es pródiga en huaracherías, basta un tramo de las calles Medellín, Emilio Carranza y Nigromante para localizar dichas tiendas. Pero como suele acontecer en la realidad, lo que abunda en el centro escasea en la periferia. Huaracherías hay muchas, pero huaracheros pocos, y menos sin son de auténtica clase mundial. Pero en el barrio de