Pensamientos Racionales Acerca de Dios El Mundo y El Alma Del Hombre
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clásicos del pensamiento 6 Director: Félix Duque

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Maqueta: RAG de cubierta: Sergio Ramírez Disei'lo

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© Agustín González Ruiz, 2000 © Ediciones Akal, S. A., 2000 Sector Foresta, 1 28760 Tres Cantos

Madrid - España Tel.: 91 806 19 96 Fax: 91 804 40 28 ISBN: 84-460-0965-X Depósito legal: M. 2.173-2000 . Impreso en MaterPrint, S. L.

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clásicos del pensamiento

Pensamientos racionales acerca de Dios, el mundo y el alma del hombre, así como sobre todas las cosas en general (Metafísica alemana)

Christian Wolff Edición: Agustín González Ruiz

ÍNDICE

..• .. .. . .. . . . .•. .••.• .•. . . . .•• •.• •••

7

.......................................

39

l)rest. . ntación

Prólogo

., l ) ro, 1 ogo a 1 a segunc1 a ec¡·icion

••••••••••••••...•••••••

43

.

49

Nota preliminar a la cuarta edición ...........••.......

51

1. De cómo sabemos que somos y para qué nos sirve � . . . . . . . . . . . . . . • . . . . este conocimiento

61

2. De los primeros principios de nuestro conocimiento y de todas las cosas en general . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

65

Advertencia con ocasión de la tercera edición

3. Del alma en general, de lo que efectivamente

percibimos ele ella . . . . . . . . . . • . . . . . . . . • . . . • • . . . .

·105

--=··-

4. Del mundo

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5. De la esencia del alma y de un espíritu en general 6. De Dios

...

... . . .

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...

Advertencia de cómo tratará el autor en el futuro las ob: . que se presenten contra sus obras . . . • . . . . . . • . • Jec1ones

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Registro ..............•..........•.•.

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. . . . . . . ....

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PRESENTACION por

Agustín González Ruiz

l. La comunidad Leibniziano-wolffiana Pocas etiquetas han tenido tan injusto éxito como la de filosofia leibniziano-toolffiana. Se suele atribuir a Bilfinger1 la ocurrencia que históricamente ha cumplido la doble función de privar a \Volff de todo mérito filosófico y de evitar al estudioso del genial Leibniz, también al del revolucionario Kant, tenérselas que ver con un voluminoso sistema de filosofía: en tomo a setenta gruesos y densos volúmenes impresos mitad en gótico alemán, mitad en riguroso latín. Al propio \'(folff no le entusiasmó nunca la idea de su aventajado discípulo y ello no, o al menos no sólo, por afán de protagonismo, sino, además, por afán de veracidad. Si por filosofía o sistema leibniziano-uolffiano entendemos, como de ordinario se hace, el que por más que sobrados y conocidos motivos el genial Leibniz se limitó a formular a salto de ensayo y de epístolas, fragmentariamente, un sistema filosófico que el laborioso Wolff zurció, explicó, divulgó e ilustró con ejemplos, entendemos mal, cometemos injusticia tanto respecto ele un filósofo como del otro. Sin embargo, cabe la posibilidad de reinterpretar esta etiqueta ele manera que no se nos presente, como hasta ahora, como un rótulo fácil y simplificador, sino como una feliz ocurrencia; cabe entender que lo refeI Así, por ejemplo, Heinrich Wuttke, en su prólogo-ensayo a la autobiografía de Wolff se refiere a Bülffinger (en transcripción ele la época) como al primero que introdujo la -confuston- que implica el rótulo Pbilosopbta Latbnitío-wolffiana, en Christian Wolffs eigene Lebensbeschreibung berausgegeben mil einer Abbandlung über \'f7olj}' ion Heinricb Wuttke (1841) contenida en Christian Wolff, Biograpbie; Hildesheim/Nueva York, Georg Olms, 1980, p. 82. Los dos biógrafos de Wolff, tanto Friedrich Christian Baumeister en su· Vita, Fata et Scripta Cbristtarü Wo/fii Pbtlosopbt como Johann Christoph Gottsched en su Historische Lobscbrift des \Veiland bocb- und uoblgebohrnen Herrn Cbristians, des H. R. R. Preyberrn oon Wolff, coinciden en que Wolff se limita a defender, ampliar, profundizar y sistematizar la filosofía de Leibniz. El propio Wolff, en su aurobiografía, op. cit., p.142, se hace eco de esta ocurrencia ele Bilfinger y de sus posibles razones. Así, en la p. 141, cuando Wolff enumera sus fuentes, de Leibniz dice conocer el Scbediasma de notione Substanttaev el De ueritatis cognitione et notiontbus, así como tocio lo aparecido sobre la armonía preestablecida en las Acta Eruditorum y en el Diccionario de Bayle, además, por supuesto, de la Tbéodicéev de los escritos de la polémica Leibnlz-Clarke, Wolff concede haber aceptado algunos conceptos de Leibniz y -baberlos unido a mi sistema-. Wundt, en cambio, en Die deutscbe... , p.164, defiende que esta etiqueta no se encuentra en )os escritos ele Bilflnger y que aparece por primera vez en el escrito polémico de Franz Budde Bedenken

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Agusttu Go11z,llez R11iz

rido por ella es una comunidad científica, tal como se presenta a ésta en los anúlisis a que nos tiene acostumbrados la contemporánea filosofía ele la ciencia. Pensamos que no cometemos con ello una acto ele violencia hermenéutica, sino que se nos antoja como una fructífera interpretación, eso sí meramente hipotética, en la que no podemos ir, por el momento, más allá ele la simple verosimilitud. En electo, a través de este prisma, en el caso ele la filosofía leibniziano-wolffiana nos encontraríamos con lo que desde Kuhn se ha venido en llamar una «comunidad cientifica-', fenómeno no frícil ele encontrar dentro del ámbito de la Filosofía, aun cuando, como aquí, se toma el concepto en su versión más ligera. En una comunidad ele este tipo, se nos presenta un grupo de individuos trabajando sobre los mismos problemas y enfocándolos bajo una misma óptica. Esta óptica que no es sino una teoría (en el sentido más amplio del término), un paradigma (o matriz disciplinar) en el caso ele Kuhn, o un sistema filosófico =in nuce-, o lo que es prácticamente lo mismo: un núcleo teórico ( o un elemento teórico) en el nuestro>. Este sistema o teoría es creación original ele un solo hombre: aquí, Leibniz. Una vez formulado, en torno al hombre, sobre la teoría (el sistema por desarrollar) comienzan a trabajar una serie ele investigadores (filósofos) que lo van desarrollando, ampliando, perfeccionando. Esta labor adquiere diversas formas, entre las que cabe destacar la articulación, esto es, la clarificación sistemática, a veces axiomática, ele la teoría que puede llevar consigo la eliminación ele elementos innecesarios, redundancias teóricas o pequeñas contradicciones, con el consecuente perfeccionamiento expositivo del sistema; y, sobre todo, la ampliación del campo de aplicación del mismo ya sea mediante la acumulación no trivial de ejemplos o mediante especialización', esto es, abriendo campos de aplicación completamente nuevos para la teoría: este aspecto es más difícil de encontrar en Filosofía ciada la voluntad tradicionalmente totalizadora ele la misma: en Filosofía el creador genial suele proponer siempre un sistema completo donde rara vez hay cabida para las especializaciones, esto es, para las ganancias cuantitativas: las aportaciones ulteriores conducen en este sentido no a saber más, sino a saber mejor. über die Wo!j]rscbe Philosopbie, 1724, §.13, p.104. Ludovici, por su parte, en su Ausführlicber En/11•111/ einer uollstándigen Histoirc der \floljfiscbc11 Pbtlosophie, §.136 centra la cliferencia entre las filosofías de Leibniz y Wolff en el carácter más marcadamente sistemático de la ele éste. Idéntica tesis defiende \Y!. Arnsperger, Christian \Volffs Verhaltnis z11 Leibniz, \'rióri o11a Evolutiva del Co . . ntr,1r p,1r:i que, del mismo modio no un fundamento s· noc1m1ento consiste en el intento de ene� ·vo J¡un1:1J10 el mundo externo C que el resto de los - '. _ ino una causa, a saber: el aparato cognosoll 13ctocon apriórico. Más al . on ello no se exp1· �1�,1no_s, se habría originado por evolución en con cin1ientO bcor¡ ,? D respecto e \"' ic,1na sin e 111 b . cono ¡¡/· ,.�c., armstadt w,· n .v , argo, el carácter necesano del E,.,,e1111fl1 · "" CRp ' " issenscl 1 1· 1·Lütterfelcls. (' ec1 ) rr: . . a · · re ,. , B 40 ª t 1che uuuc1iges 11· •· 11a11szc11dc11talc oder euohtttOII 61 E 'sto se pu· 1 1 · e se 1 ialt. 1987 324). ec e eer con toe! ' · . 3, (�· yIIl-178 r,2 CR a clanclacl en s 6 P, B XXXv1 u cana a Mases Mendelssohn del 1 �i '· CRp B · ' XX>,,ryy_Vv-,,, '�.l\.,\'VJI. Mclafisica G; Ontol · . ale111a11a § 14 og1a, §.174. ' . .

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25

l'l'CSC/llt1c/611

Como bien señala M. �amp066, reproduciendo con ello la objeción del propio Kant con�ra esta concepci�,� ele la .�?1stencia, no explica \Volff suficientemente en qué consiste tal consumacion [E,jullung], ni lo que añade al concepto. Tampoco expresa nada �ue�o el �01.1eepto, supuestamente sinónimo, ele la omnimoda determinatio: -Quidquid exista ve/ actu est, omnimode determinatum est»67. El individuo, el existente concreto, es aquel que está determinado ele un modo total completo: -cum entia stngutaria cxistant, euidens est, Ens singulara, siue Jndividuum cssc illud, quod omnimoda determinatum est»GH. La crítica ele Kant en este punto es contundente, según vimos. La existencia no añade nada �l conce�to. L�t existencia no puede predicarse ele un sujeto como un predicado mas. La extstencía no es propiamente un predicado. Un concepto puede ser absolutame.nte perfecto! puede contener todas las notas que le pertenecen, con ello no se ha dicho nada, sin embargo, sobre la existencia del objeto que cae bajo él. Para ello, tenemos que cambiar ele facultad cognoscitiva: tenemos que pasar del entendimiento a la intuición. Aquí cree Kant encontrar otro motivo para inculpar a Wolff ele dogmatismo: Wolff habría infravalorado la experiencia. Sin embargo, como señala M. Wundt con toda razón, semejante acusación alcanza: «en el sentido en que Kant la profiere, sólo parcialmente a Wolff y apenas señala lo esencial de su modo de proceder-w. , En lo que concierne a conceptos tales como Dios, alma, etcétera, tiene Kant prima facie razón, ya que no hay experiencia posible de estos conceptos, es decir, tales conceptos son vacíos. M. Wundt destaca, sin embargo, el papel fundamental que la experiencia desempeñó en Wolff y, mediante su influjo, en la mayoría de los filósofos alemanes: "esto no necesitó aprenderlo de los ingleses la filosofía alemana» 70. También para Wolff comienza todo conocimiento con la experiencia, con el conocimiento histórico, que es el que proporciona los datos para la reflexión filosófica. La experiencia no es, sin embargo, sólo principio, sino también fin; es la piedra ele toque con la que probar los conocimientos deducidos mediante la razón71• La acusación ele Kant alcanza más bien a la escuela wolffiana, a través de la cual entró él en contacto con la filosofía ele W,olff. Kant impartió sus lecciones, según vimos, con el apoyo de los manuales_ ele wolffianos como Baumgarten y Meier, Estos wolffianos solían simplificar las doctrinas principales del maestro para que las entendieran mejor los alumnos. Por razones pedagógicas, pues, estos manuales se limitaban a las definiciones y a los teoremas derivados ele ellas. Con tal simplificación -condicionada escolarmente, insistimos- se perdía el origen empírico de las definiciones. Éstas ciaban en los manuales la impresión ele haber llovido del cielo". 66

M. Campo, pp.173-4. Para Kant, 11, 76. Ontología, §.226. Gil Ontología, §.227. 69 M. Wunclt, Kant als ... , p. 35. ., , 70 M. \Y/undt, Die deutscbe Scbulpbüosophie ... , p. 178. Veanse también M. Ca�1�0, P· 22 Y H. \Y/ · Arndt, -Rationalismus und Empirismus bei Wolft\ en \Y/. Schneiders (ecl.), Chnst1�tn W?!Jf: 16791754. Interprctauonen zu seiner Pbtlosopbie und deren Wirkung, Hamburgo, Felix Meiner, 1983, pp. 31-47. También École, 1979. 71 V'ease M. Wunclt, Kant als ... , pp. 35 ss. · ·. · . s ele his 72 Más al respecto en M Wunclt Kant a/s ... pp. 51 ss. Kant poseyó someros conocirmen t . . de la Fílo..;nl'í'.I P�tr, ,,, ·rr.nrl, ,i ......' ,, \!PrPO::. �11:1

§.103. UNA OBJECIÓN JUNTO CON SU RESPUESTA Tal v ez replicarán algunos que una cosa simple podría cesar mediante una metamorfosis que hiciese salir ele ella una cosa que tuviese una esencia diferente de la misma. Es innegable que esto puede tener algunos visos de verosimilitud para aquellos que usan los términos sin previa definición, y tanto más cuanto que por cosas compuestas se cree entender cosas que se asemejan a la transformación de una hoja en árbol: sin embargo, cuando analizamos qué naturaleza tendría que tener la sobredicha metamorfosis, encontramos que ésta no dice otra cosa sino que una cosa simple tornaría instantáneamente a la nada y en su lugar se produciría otra también de modo instantáneo. Esto se puede mostrar enseguida. Pues la metamorfosis tiene su fundamento en la esencia de la cosa que se transforma o no lo tiene. Si lo tiene, s: trata simplemente ele un cambio ele su estado que hay que considerar como un �tnbuto que este cambio puede sacar a la luz (§.44), y no cesa por�! la cosa. Pero 51 no tiene fundamento alguno en la esencia de la cosa que se transforma, tampo�? procede de su esencia. Ahora bien, como, además, la esencia de una cosa es en si mm�table (§.42), no hay nada que pueda transfonnarla en otra cosa. Por _ello, e� caso e que una cosa simple cesara y ocupara su lugar otra que no existía previamente, tendría la primera que ser aniquilada y a la vez producida la segunda de la n�da. Con una cosa sunple no , . ... . lo cual se confirma lo que dijimos antenom1ente, a ssaber:· que puede cesar de otro modo más que siendo aniquilada. . §.104. LO QUE SON UNA ACCIÓN Y UNA PASIÓN en este a ¡ go, bien e uando algo cambia el fundamento de 1 carnb.10 se halla bien . f otra forma a como es, entonces la contra .' -�- r.:u:n.l. J·cn u. na no , ia co� poctf::¡ :,c... -'= • . v no es. Por el1 o, necesana (§.36). Aho b·1 enc¡err 17 • · . . ra _ s. ru.±r o:1.rr. en, corn a · .r�crono...,,,..;,¡seta suele llamar contingente, resulta da ec =.• ro que 0111J cue no e:s neces.:u .._. COSi es c . . conuario ramb1en pu ed e ser o aquello a lo que _n . � ?!':�� "1(i1".lWV CU\ 0 • • pueden tenerno contract¡. edif d ·· • ,·enranas e un reto rrr.º las . ,,: c.w . , . e I gT'ad -=co-:r..i!IO- p o¡ e ·..,.._.,,plo siempre resul_rara posible que pudiesen tener Otro v o efe � .--e-.:c:i: ue por� � _ a q qui�-n. son posiblo. ) . por eso, las ventanas no son ne ' , � CJUe uél 3.q ª . que proced e d e 1 gra . do de perfeca·ocesanas �·,-·o e.e co:no . · tal consurucion. m 'º n es algo :o::i? so�1. smo 'iu .... -

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