Patrones sociolingüísticos de Madrid 9783035108156, 3035108153

Este libro presenta un panorama general de la estratificación social del habla madrileña. Se propone una aproximación a

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Patrones sociolingüísticos de Madrid
 9783035108156, 3035108153

Table of contents :
Contenido: Francisco Moreno Fernández: Hablar madrileño – Ana M. Cestero Mancera/Isabel Molina Martos/Florentino Paredes García: El estudio sociolingüístico de Madrid – Isabel Molina Martos/Florentino Paredes García: La conservación de la dental -/d/- en el barrio de Salamanca – Isabel Molina Martos: La variable sociolingüística -/s/ en el distrito de Vallecas (Madrid) – Florentino Paredes García: Funciones subjetivadoras del diminutivo en el habla de Madrid – María Sancho Pascual: Integración sociolingüística de los inmigrantes ecuatorianos en Madrid: datos sobre el diminutivo según los corpus Ispie-Madrid y Preseea-Madrid – Florentino Paredes García: Nuevos datos sobre el uso y las funciones de los pronombres átonos de tercera persona en Madrid – Inmaculada Penadés Martínez: Las locuciones verbales en el habla de Madrid (distrito de Salamanca) – Ana M. Cestero Mancera: Estudio sociolingüístico del tabú en el habla de Madrid: propuesta metodológica y primeros resultados – Isabel Molina Martos: Estrategias de atenuación en el barrio de Salamanca de Madrid – Ana M. Cestero Mancera: La atenuación lingüística en el habla de Madrid: un fenómeno sociopragmático variable.

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Patrones sociolingüísticos de Madrid

FONDO HISPÁNICO DE LINGÜÍSTICA Y FILOLOGÍA Vol. 21 Colección dirigida por Juan Pedro Sánchez Méndez & M. a Teresa Echenique Elizondo

PETER L A NG Bern · Berlin · Bruxelles · Frankfurt am Main · New York · Oxford · Wien

Ana M. Cestero Mancera, Isabel Molina Martos y Florentino Paredes García (eds.)

Patrones sociolingüísticos de Madrid

PETER L A NG Bern · Berlin · Bruxelles · Frankfurt am Main · New York · Oxford · Wien

Bibliographic information published by die Deutsche Nationalbibliothek Die Deutsche Nationalbibliothek lists this publication in the Deutsche Nationalbibliografie; detailed bibliographic data is available on the Internet at ‹http://dnb.d-nb.de›.

Esta obra se inscribe en el proyecto de investigación “Patrones sociolingüísticos y procesos de integración sociolingüística en Madrid” (Ref. FFI2011-29189-C05-02), financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación (España). La publicación ha sido financiada por las áreas de conocimiento de Lengua Española y Lingüística General del Departamento de Filología, Comunicación y Documentación de la Universidad de Alcalá.

ISBN 978-3-0343-1638-5 pb. ISSN 1663-2648 pb.

ISBN 978-3-0351-0815-6 eBook ISSN 2235-6711 eBook

Esta publicación ha sido revisada por pares. © Peter Lang SA, Editorial científica internacional, Bern 2015 Hochfeldstrasse 32, CH-3012 Bern [email protected], www.peterlang.com Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, ni registrada en o transmitida por un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia, o cualquier otro, sin el permiso previo por escrito de la editorial. Impreso en Suiza

Índice

Prólogo Hablar madrileño....................................................................................... 7 Francisco Moreno Fernández Capítulo 1 El estudio sociolingüístico de Madrid..................................................... 17 Ana M. Cestero Mancera, Isabel Molina Martos y Florentino Paredes García Capítulo 2 La conservación de la dental -/d/en el distrito de Salamanca ..................................................................... 63 Isabel Molina Martos y Florentino Paredes García Capítulo 3 La variable sociolingüística -/s/ en el distrito de Vallecas (Madrid) ............................................................................... 91 Isabel Molina Martos Capítulo 4 Funciones subjetivadoras del diminutivo en el habla de Madrid................................................................................. 117 Florentino Paredes García Capítulo 5 Integración sociolingüística de los inmigrantes ecuatorianos en Madrid: datos sobre el diminutivo según los corpus Ispie-Madrid y Preseea-Madrid ....................................... 155 María Sancho Pascual Capítulo 6 Nuevos datos sobre el uso y las funciones de los pronombres átonos de tercera persona en Madrid ...................... 177 Florentino Paredes García

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Índice

Capítulo 7 Las locuciones verbales en el habla de Madrid (distrito de Salamanca) ......................................................................... 251 Inmaculada Penadés Martínez Capítulo 8 Estudio sociolingüístico del tabú en el habla de Madrid: propuesta metodológica y primeros resultados ....................................287 Ana M. Cestero Mancera Capítulo 9 Estrategias de atenuación en el barrio de Salamanca de Madrid ............................................................................ 349 Isabel Molina Martos Capítulo 10 La atenuación lingüística en el habla de Madrid: un fenómeno sociopragmático variable ............................................. 365 Ana M. Cestero Mancera

Prólogo Hablar madrileño Francisco Moreno Fernández Universidad de Alcalá / Instituto Cervantes at Harvard University

Acercarse al habla de Madrid es conocer uno de los focos de influencia lingüística más importantes para la lengua española del último siglo y medio. Esta influencia, con el tiempo, ha acrecentado su radio de acción, pasando de un alcance regional a un ámbito nacional, sobre todo desde mediados del siglo XIX, para desbancar la ascendencia de las tradicionales hablas castellanas; y sobrepasando los límites de España hasta alcanzar, en el cambio hacia el siglo XXI, a las hablas americanas y al español internacional, gracias especialmente a la potencia comunicativa de internet. Todo ello es merecedor de atención y estudio. Pero, vayamos paso a paso. *** La historia de Madrid es la de un núcleo urbano que durante siglos vivió a la sombra de otras ciudades más relevantes desde un punto de vista geopolítico, como Toledo y Valladolid, o cultural, como Alcalá de Henares y Salamanca. Valga mencionar que, todavía en 1835, Madrid era una de las pocas capitales europeas que no disponían de un centro universitario, lo que derivó en el traslado de la entonces tricentenaria Universidad de Alcalá. La capital de España recayó en Madrid a partir de 1561, cuando apenas contaba con 15 000 vecinos, y su primer despegue demográfico y sociológico se produjo con la llegada de la dinastía borbónica —en 1787 superó los 150 000 habitantes—, y especialmente desde 1860, cuando se acometió la ampliación del barrio de Salamanca, hecho que se acompasó con el crecimiento de una clase acomodada y con una diversificación sociológica muy significativa en lo tocante a la lengua, y que convirtió a Madrid en un espacio de frontera entre el populismo y el cultismo, entre lo llano y lo elevado, entre lo innovador y lo tradicional, así como entre el centralismo y el provincianismo (Moreno Fernández 2005).

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Durante los siglos XVIII y XIX, desde Madrid se irradiaron nuevos usos lingüísticos (lenguaje de la ciencia, de la tecnología, de la política, de la economía), modas galicistas, criterios académicos de corrección y unas pautas lingüísticas que respondían a una norma castellana norteña, de tendencia conservadora en su fonética. Pero, al mismo tiempo, el provincianismo fue caldo de cultivo para el uso y la difusión de rasgos populares entre una población mayoritariamente analfabeta; en definitiva, para la generalización de usos lingüísticos promovidos desde las clases más humildes. A este respecto, las referencias literarias de Benito Pérez Galdós (1843-1920) o del teatro de Carlos Arniches (1866-1943) poseen un notable valor testimonial. Galdós, en su obra Fortunata y Jacinta (1887), hace de Fortunata, madrileña humilde, la siguiente descripción: «Las eses finales se le convertían en jotas, sin que ella misma lo notase ni evitarlo pudiera, y se comía muchas sílabas». Acerca de otro madrileño se dice, en la misma obra: «Daba a la elle el tono arrastrado que la gente baja da a la y consonante; y se le habían pegado modismos pintorescos y expresiones groseras que a la mamá no le hacían maldita gracia…». Y del habla de Madrid afirmaba: «Este modo de hablar de la tierra ha nacido en Madrid de una mixtura entre el deje andaluz, puesto de moda por los soldados, y el dejo aragonés, que se asimilan todos los que quieren darse aires varoniles». Curiosamente, tales rasgos fónicos descritos por Galdós aún pueden observarse en el habla de Madrid, como ocurre con muchos de los que Arniches pone en boca de sus personajes: abonaos ‘abonados’, dignidaz ‘dignidad’, vayadolí ‘Valladolid’. Y es que el referido crecimiento poblacional se produjo por la llegada de gente de distintas regiones de España, con sus diversos modos de hablar, que fueron asentándose poco a poco, como quedó reflejado en los versos de Antonio Machado (1921), que decían de Madrid: […] remolino de España, rompeolas de las cuarenta y nueve provincias españolas —Madrid del cucañista, Madrid del pretendiente—

Mas el mayor desarrollo demográfico de Madrid no se conoció hasta las décadas de los cincuenta y los sesenta del siglo XX, cuando se agregó masivamente población procedente de toda España, muy particularmente de Extremadura, de Andalucía y de la Castilla más pobre. Este hecho reforzó la ósmosis entre el habla madrileña y la de los inmigrantes nacionales, que explica la cercanía que muchos madrileños de hoy perciben

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entre su modalidad y la de muchas regiones españolas, dando más peso, a la hora de percibir diferencias, al hecho de hablar español castellano con acento de otra lengua peninsular (gallego, catalán, vasco), que a las disimilitudes existentes —y no son pocas— entre el hablar madrileño y las hablas andaluzas o canarias (Moreno Fernández y Moreno 2002). Entre 1950 y 1970, Madrid prácticamente duplicó su población, hasta superar los 3 millones de habitantes, y ello requirió una expansión territorial que supuso la anexión de poblamientos anteriores —como la rural y obrera villa de Vallecas— y que contribuyó al enriquecimiento sociolingüístico de la gran ciudad. Unos años después, tras la dictadura de Francisco Franco, Madrid se convirtió en un espacio de efervescencia cultural para las generaciones más jóvenes. Su vitalidad cultural en forma de «movida madrileña» cristalizó en usos lingüísticos jergales, tipificados bajo el nombre de «cheli», en los que se entretejían voces populares antiguas con modismos nuevos, algunos de los cuales pasaron a la lengua general y resistieron el paso del tiempo: estar al loro ‘estar atento’, molar cantidad ‘gustar mucho’, comerse una rosca ‘tener éxito en una relación’, etc. Y el discurso se enunciaba entre las ches fricatizadas de musho ‘mucho’ o shaval ‘chaval’ y las eses muy alargadas de pues essso o ¿qué passssa? Madrid volvió a convertirse en modelo y su influencia no tardó en alcanzar todos los rincones de España, amplificada por los medios de comunicación social y ayudada por la literatura de autores como Francisco Umbral (1983). El cambio al siglo XXI llevó a Madrid dos procesos de agudas repercusiones lingüísticas. De un lado, la incorporación a una comunicación globalizada y masiva, trasladada de ciudad en ciudad, de frontera en frontera, por las telecomunicaciones y, sobre todo, por la expansión de internet. De otro lado, entre 2000 y 2012, la recepción de un importante flujo migratorio, desde el Este de Europa, el Magreb y Ecuador, principalmente, que llegó a suponer un promedio total de más del 15% de una población madrileña que rondaba los 4 millones. Madrid, al convertirse en un importante centro de recepción de inmigrantes, se internacionalizó «hacia dentro» y acusó la influencia lingüística y cultural de migrantes tanto hispánicos, principalmente ecuatorianos, como no hispánicos. Aunque ya hay estudios centrados en esta realidad multicultural (Martín Rojo 2010, Sancho Pascual 2014), aún se desconoce buena parte de ella. En cuanto a la comunicación globalizada y masiva, también está suponiendo una internacionalización, en este caso «hacia fuera», del hablar

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madrileño. A pesar de que el habla de los españoles, sobre todo del arquetipo madrileño, se percibe en el exterior como marcada y alejada de las demás variedades del español (Moreno Fernández 2015), su capacidad de influencia se presenta como significativa. España es uno de los países más importantes del mundo hispánico en cuanto a la penetración de internet y la creación de páginas electrónicas (Aguillo, Ortega y Granadino 2006) y desde España se efectúan la mayor parte de las transmisiones de televisión por satélite en español. Por su parte, Madrid es la región de España con mayor penetración de internet (INE 2013), al tiempo que el lugar desde el que se hacen la mayoría de las producciones televisivas españolas, que suelen reflejar una modalidad de habla castellana y, concretamente, madrileña. ¿En qué se aprecia la irradiación centrífuga a la que me refiero? No es fácil de concretar, pero hace pocas semanas se encontró una posible evidencia: el uso del español en Twitter por parte de los jóvenes revela la existencia de usos léxicos coincidentes internacionalmente (Gonçalves y Sánchez 2014). Mi hipótesis es que se está produciendo una progresiva internacionalización de voces de uso habitual en España y, lógicamente, en Madrid: dormitorio (frente a pieza); gafas (frente a lentes); palomitas (frente a cotufas, pipocas); ordenador (frente a computadora). Si esto fuera así, el español de España volvería a traspasar fronteras, esta vez por la vía de la comunicación global. En la medida en que la variedad de Madrid está implicada en ello, por su prestigio y fuerza demográfica, la capital continúa desenvolviéndose en el dinámico terreno donde conviven la capacidad de recepción y la de exportación, como se ha movido, a lo largo de la historia, entre las influencias internas (de España) y externas (internacionales), entre el provincianismo y el cultismo o entre la innovación y el conservadurismo. El habla de Madrid solo puede entenderse bien si se concibe como un espacio liminar o de frontera. Todo esto resulta, ya lo he dicho, digno de estudio y atención. *** No es extraño que una realidad lingüística como la madrileña, tan rica en la variación y en el cambio, en su sincronía y en su historia, haya sido objeto de muchos análisis e investigaciones, aunque no hayan sido tantos como cabría pensarse, cosa que también ha ocurrido con la lengua hablada en otras importantes ciudades occidentales. Dice mucho acerca de esta limitación el hecho de que, al margen de algunas caracterizaciones parciales aparecidas en los manuales clásicos de dialectología española (García de Diego 1946, Zamora Vicente 1960) o de algunas notas descriptivas (Quilis 1966)

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—reveladoras, aunque escuetas—, no se publicara un estudio de conjunto y amplio del habla de Madrid hasta 1970 y se hiciera, no sobre la lengua hablada propiamente dicha, sino sobre los rasgos lingüísticos reflejados en la obra literaria de Carlos Arniches. Me refiero al estudio de Manuel Seco titulado Arniches y el habla de Madrid (1970), que incluye un completo análisis lingüístico y un amplio vocabulario, que merecería contrastarse con los usos léxicos actuales. Numerosas descripciones de la lengua española coloquial (Beinhauer 1963), popular (Lorenzo 1966, Salvador 1964), vulgar (Muñoz Cortés 1958, Navarro Tomás 1967) o jergal (Clavería 1941) han tomado entre sus fuentes principales el habla de Madrid, como es bien sabido, al tiempo que existen trabajos lexicográficos que recogen voces de la periferia rural madrileña, como el excelente Diccionario de madrileñismos de Manuel Alvar Ezquerra (2011). Pero no quisiera detenerme ahora en aproximaciones parciales, sino en los estudios más representativos y de mayor alcance sobre el hablar urbano madrileño. Permítaseme detenerme en dos líneas de estudio del español de Madrid que son las que, hasta el momento, más y mayores aportaciones han hecho al conocimiento de la lengua hablada de este destacado núcleo urbano. En primer lugar, debo mencionar el proyecto de la «norma culta de Madrid», dirigido por Antonio Quilis e inscrito en el proyecto PILEI o «Estudio coordinado de la norma lingüística culta de las principales ciudades de Iberoamérica y de la Península Ibérica». Como es conocido, este magno proyecto nació de una propuesta hecha por Juan M. Lope Blanch en 1963 y desarrolló su metodología en reuniones celebradas desde octubre de 1966 (Lope Blanch 1986). Se trataba de estudiar el habla culta de los centros urbanos iberoamericanos a partir de materiales allegados mediante grabaciones secretas, diálogos y discursos formales. Los materiales de Madrid, bajo el título El habla de la ciudad de Madrid, fueron publicados en 1981 por Manuel Esgueva y Margarita Cantarero; y tan valiosos como esos materiales madrileños fueron los estudios realizados sobre ellos, centrados mayormente en temas gramaticales y publicados a lo largo de los años ochenta y noventa. En segundo lugar, es obligada la referencia al proyecto PreseeaMadrid, vinculado al «Proyecto para el Estudio Sociolingüístico del Español de España y de América» (PRESEEA). Este proyecto dio continuidad a los trabajos del Preseea-Alcalá de Henares, que comenzaron a desarrollarse a partir de 1996, aunque antes de esa fecha ya se habían completado otros estudios sociolingüísticos parciales, tanto en la propia ciudad de Alcalá, como en diferentes áreas de la Comunidad de Madrid.

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Los primeros análisis se articularon dentro del proyecto de investigación «Dialectos en contacto. Análisis sociolingüístico de Alcalá de Henares», con financiación oficial entre 1992 y 1994, y que se habían beneficiado de la experiencia del Atlas Lingüístico (y etnográfico) de Castilla-La Mancha (alecman.linguas.net). Después llegaría el PRESEEA, el gran proyecto sociolingüístico, con sede igualmente en la Universidad de Alcalá. Me cabe la inmensa satisfacción de haber sido investigador principal de todos esos proyectos, hasta que la vida profesional me llevó por otros senderos. Allí se materializó el estudio de la conversación en Alcalá de Henares y de una de sus redes sociales (Cestero 2000, Blanco 2004) o el análisis del Nordeste de la Comunidad de Madrid (Ruiz 2003); allí se planificaron y realizaron las encuestas sociolingüísticas para el PRESEEA de Alcalá de Henares; allí se publicaron los materiales de la lengua hablada en esta ciudad universitaria (Moreno Fernández, Cestero, Molina y Paredes 2002); y desde allí coordino los trabajos internacionales de PRESEEA, la mayor red de estudios lingüísticos del español que jamás ha existido (preseea.linguas. net), cuya metodología es bien conocida (Moreno Fernández 1996). *** En esa misma época y lugar, comenzaron a discutirse las propuestas sobre cómo abordar el habla de Madrid, ciudad capital de España. Recuerdo bien los quebraderos de cabeza que me supuso la decisión de reunir materiales desde dos de sus barrios más representativos: el barrio de Salamanca y Vallecas. También recuerdo vivamente las primeras entrevistas en la ciudad: una de ellas la hice en la portería de un edificio del barrio de Salamanca, con el encargado de su vigilancia; otra, en un modesto apartamento, alrededor de una mesa camilla sobre la que deposité una pequeña y moderna grabadora junto a unos folios. Un tiempo después, el intento de hacer varias entrevistas concertadas en Vallecas resultó fallido porque los informantes decidieron no presentarse; y es que el trabajo de campo no siempre es un camino de rosas. Pero, sin duda alguna, mi mejor recuerdo es el de haber compartido trabajos y días con los investigadores de la Universidad de Alcalá, de mi universidad, que a lo largo de los años se fueron formando conmigo, que se responsabilizaron de Preseea-Madrid cuando me ausenté, que han preparado este valioso volumen y que, con toda generosidad, han querido que escriba su prólogo, por lo que me siento orgulloso y honrado. Este libro es el volumen de conjunto más relevante de los que se han publicado hasta el momento sobre el español hablado en la ciudad de

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Madrid. Frente al estudio de la norma culta, aquí se ofrece una interpretación sociolingüística propiamente dicha, correlacionando unos hechos fonéticos, gramaticales, léxicos, fraseológicos y discursivos con la realidad social de unos hablantes seleccionados dentro de muestras representativas. Además de la diversidad de los aspectos tratados, los trabajos que aquí se reúnen permiten establecer comparaciones, por un lado, con los análisis nacidos de los trabajos del PILEI en Madrid; por otro lado, con los análisis de los mismos rasgos que se están llevando a cabo en el seno de otros equipos de PRESEEA, en muy distintas ciudades de España y de la América hispanohablante. Y es que una de las ventajas de trabajar sobre materiales de comunidades distintas, reunidos de acuerdo a una metodología coincidente en lo esencial, es la posibilidad de interpretar la realidad propia no solo desde una perspectiva interna y autónoma, sino también desde una perspectiva geográfica y social mucho más abarcadora. Los trabajos de PRESEEA coordinados en todo el mundo hispánico han permitido pasar de la homogeneidad en los criterios de recogida y almacenamiento de materiales, al acuerdo para afrontar colectivamente el análisis de aspectos tan significativos en la variación del español como el comportamiento de la /s/ implosiva, del dequeísmo o de la atenuación. Si a eso se incorpora, junto a otros aspectos, la consideración del habla de grupos inmigrantes de Madrid, el resultado no puede recibir otra calificación que la de sobresaliente. En cuanto a los coordinadores de este libro, los profesores Ana M. Cestero, Isabel Molina y Florentino Paredes, puedo decir que me son tan cercanos que los considero parte de mi familia, por encima del círculo académico. Tuve la suerte de dirigir las tesis doctorales de Cestero y de Paredes; tuve la suerte de contribuir a la formación de Molina cuando fue becaria del proyecto del atlas de La Mancha; tuve la suerte de compartir con ellos varios proyectos de investigación; tengo la suerte de ser su compañero de universidad; y ahora tengo la suerte de acompañarlos en una nueva aventura editorial. Nos unen muchas cosas, además de una formación y un claustro compartido: nos unen planteamientos científicos y metodológicos; nos une el interés por las lenguas y sus sociedades, la convicción de que el estudio de la lengua en su contexto es una vía fructífera para la descripción y para la explicación lingüísticas; nos une el interés por cualquier forma de variación lingüística y por los cambios en proceso; nos une una simpatía con las percepciones metalingüísticas de los hablantes; nos une el gusto por verles la cara, por llamarlos por su nombre, por

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escuchar sus voces al transcribirlos, por etiquetar sus grabaciones con los datos de su edad, su profesión o sus estudios; nos une la seguridad en las bondades de los corpus lingüísticos y de la inducción; nos une un aprecio por la cuantificación, sin desprecio por nada. A esto que nos une lo llaman el «equipo sociolingüístico de Alcalá» y me hace muy feliz haber contribuido a su creación, pero, sobre todo, sentirme parte de él.

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Capítulo 1 El estudio sociolingüístico de Madrid Ana M. Cestero Mancera, Isabel Molina Martos y Florentino Paredes García Universidad de Alcalá

1.

Madrid: la entidad social1

La Comunidad de Madrid es una de las seis comunidades autónomas uniprovinciales del estado español. Situada en el centro geográfico de la península ibérica, en la vertiente sur de la cordillera que divide en dos la Meseta Central, limita con las provincias castellano-manchegas de Toledo, Cuenca y Guadalajara, y las castellano-leonesas de Segovia y Ávila. Ocupa una superficie de 8021,80 km2 y tiene una población de 6 495 551 habitantes, según los datos del INE correspondientes a enero de 2013. De acuerdo con estas cifras, Madrid es la provincia más poblada de España, y la Comunidad de Madrid es la tercera por número de habitantes de las comunidades autónomas (tras Andalucía y Cataluña) y la de mayor densidad de población (809 habitantes por km2). En el centro del triángulo equilátero que aproximadamente forma la provincia se sitúa el municipio de Madrid, capital de la comunidad autónoma y del reino de España, que ocupa una extensión de 605,77 km2. El número de habitantes de la Comunidad de Madrid ha seguido una línea de crecimiento a lo largo del siglo XX que se ha mantenido hasta hoy, tal como muestra la Tabla 12. Prácticamente lo mismo ha sucedido en la ciudad de Madrid, que ha multiplicado por seis su población desde comienzos del siglo XX y que también ha mantenido una línea ascendente, 1

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Esta publicación se inscribe dentro de los trabajos del proyecto de investigación «Patrones sociolingüísticos y procesos de integración sociolingüística en Madrid» (Ref. FFI2011-29189-C05-02), financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación. Fuente: Elaboración propia a partir de los datos contenidos en .

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con la sola excepción de un ligero retroceso poblacional en torno al año 2000. Tabla 1. Evolución de la población en la Comunidad de Madrid y en la ciudad de Madrid 1900

1950

1960

1970

2000

2013

Comunidad de 773 011 1 823 410 2 510 217 Madrid

3 761 348 5 205 408 6 495 551

Madrid

3 120 941 2 882 860 3 207 247

575 675 1 553 338 2 177 123

Históricamente, el origen de Madrid se sitúa en la época del emirato omeya a finales del siglo IX, cuando el emir Muhammad I levanta una fortaleza junto al río Manzanares para proteger la cercana ciudad de Toledo. Aún se discute si este enclave, conocido con el nombre de Mayrit o Magerit, se fue desarrollando como aldea en la época musulmana o si el desarrollo se produjo ya en época de dominación cristiana. Lo que está fuera de dudas es que la aldea va a ir progresivamente adquiriendo más importancia durante la época medieval: en 1123 Alfonso VII de León le concede privilegios que la convierten en villa de realengo; en 1202 Alfonso VIII de Castilla la dota de fuero propio; y en 1348 las Cortes de Alcalá promovidas por Alfonso XI otorgan a Madrid el derecho de ser una de las veinticuatro ciudades con representación en las Cortes de Castilla, cortes de las que la ciudad fue sede tres veces en la época de los Trastámara. El hito decisivo en el devenir de la ciudad tendría lugar en los albores de la época moderna, cuando en 1561 Felipe II decidió convertirla en villa y corte del antiguo reino de Castilla. A partir de esta fecha experimentó un importante desarrollo demográfico, pasando de tener 4060 habitantes en 1530 a contar con una población de 175 000 habitantes un siglo más tarde (Moreno Fernández 2005a: 141). Con el advenimiento de los Borbones a comienzos del XVIII, la ciudad será protagonista de la centralización de leyes, usos y costumbres. Su creciente relevancia política y económica culmina en 1900 como consecuencia de un modelo nacional de distribución demográfica que vaciaba la Meseta Central para concentrar la población en Madrid, por una parte, y en las costas, por otra. Durante el siglo XX, España recibe su impulso demográfico definitivo al pasar de 18,5 millones en 1900 a unos 40 a finales de la centuria. La capital fue centro de atracción de las grandes masas campesinas de las dos Castillas, convirtiéndose en la única ciudad castellana que por su entidad demográfica podía funcionar como centro socioeconómico

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de referencia. La nueva distribución poblacional significó en lo lingüístico un renovado impulso de convergencia de la periferia con el centro, esto es, de uniformización lingüística en dirección a la norma castellana madrileña. Desde comienzos de los años 90 del siglo XX, Madrid, y España en su conjunto, han vivido una nueva transformación social con la llegada de enormes contingentes de inmigrantes de muy diverso origen que han acudido atraídos por el desarrollo económico experimentado por el país durante la última década del siglo XX y la primera del XXI, desarrollo que iba unido a una alta oferta laboral en determinados sectores. Si en 1996 la población emigrante representaba un 1,3% de la población total española, en el 2007 ya había alcanzado el 10% (más de 4,5 millones), siendo Marruecos, Rumanía y Latinoamérica los lugares que han aportado mayor número de personas. Es posible que el impacto económico y social que estos nuevos colectivos están teniendo sobre España alcance a modificar, en algún sentido, la lengua común, uniéndose a la difusión de rasgos a modo de ondas, característica de los centros de prestigio (Penny 2000: 57). En la actualidad, el municipio de Madrid está dividido administrativamente en 21 distritos (Ilustración 1) y 128 barrios, entre los cuales se pueden observar importantes diferencias sociales y lingüísticas. Las dimensiones de la gran urbe y su complejidad social interna convertían en una tarea muy compleja llevar a cabo una recogida de material con una muestra representativa de toda la entidad social. Por ello, se optó por seleccionar dos zonas contrapuestas en cuanto a su caracterización sociológica, de suerte que a través de su análisis se puede obtener una visión general de la situación lingüística del territorio. En concreto, se eligieron, por una parte, el distrito de Salamanca y, por otra, los distritos contiguos de Puente de Vallecas y Villa de Vallecas.

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Ilustración 1. Ubicación de los distritos de Salamanca, Puente de Vallecas y Villa de Vallecas en el municipio de Madrid

El distrito de Salamanca ocupa una superficie de 5,41 km2 y está situado en el centro de la ciudad, entre las grandes arterias principales: el Paseo de la Castellana por el oeste, la calle de María de Molina y la Avenida de América por el norte, la M-30 por el este y la calle O’Donnell por el sur. Está formado por los barrios de Recoletos, Goya, Fuente del Berro, Guindalera, Lista y Castellana. Se creó en la segunda mitad del siglo XIX, cuando el marqués de Salamanca, que dio nombre al distrito, se encargó de financiar y llevar a cabo uno de los proyectos que había programado el ayuntamiento bajo el nombre de Plan Castro para realizar el ensanche de la capital. Las pretensiones del proyecto inicial se mantuvieron, pues continuó siendo un distrito de gran actividad, de comercios de lujo y de clases sociales de elevado estatus sociocultural y económico. Las características de las viviendas evidenciaban el carácter burgués del distrito, que ya en el XIX contaba con los adelantos más modernos: fue la zona donde primero se introdujo el alumbrado eléctrico, el teléfono y los ascensores, además de otros adelantos como el váter, las cocinas de carbón mineral y los termos de agua caliente3. Si urbanísticamente el barrio se caracteriza por la regularidad de su trazado, sociológicamente su población se suele identificar con 3

Cf. Gil Peña (2005: 31-32).

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la burguesía y la clase media-alta —aunque no siempre esa caracterización se ajusta a la realidad— y por su largo arraigo en la zona. El distrito de Puente de Vallecas ocupa una superficie de 14,89 km2 y lo conforman los barrios de Numancia, San Diego, Portazgo, Palomeras Bajas, Palomeras Sureste y Entrevías. Sus límites quedan establecidos al oeste por la M-30, al norte por la autopista A-3, al sureste por la Avenida de la Democracia —que marca límite a su vez con el distrito Villa de Vallecas—, la línea de ferrocarril Madrid-Zaragoza y la M-40 y al suroeste por el río Manzanares. Urbanísticamente se caracteriza por ser uno de los distritos de mayor concentración de población y por una importante actividad comercial. En cuanto al distrito de Villa de Vallecas, colindante con el del Puente, surge de la unión del barrio de Santa Eugenia y el casco histórico de la Villa de Vallecas. La Villa de Vallecas históricamente había sido municipio independiente hasta que quedó integrado en el municipio de Madrid mediante un decreto de 10 de noviembre de 1950. El distrito ocupa una superficie de 51,56 km2 y urbanísticamente es una zona en expansión a través del Ensanche de Vallecas; desde el punto de vista sociológico, tiene una composición heterogénea, pues la población de la Villa de Vallecas está arraigada históricamente en la zona, mientras que la de Santa Eugenia procede o bien de otras zonas de Madrid y de otras regiones de España, o bien, más recientemente, de otros países. Según el padrón de 2001, cuyos datos son los que se utilizaron en la preparación de la muestra sociológica de la investigación del PreseeaMadrid, la población en Madrid y en los dos distritos objeto de estudio se distribuía del siguiente modo: Tabla 2. Distribución de la población4 Total Madrid ciudad Distrito de Salamanca Distritos de Puente y Villa de Vallecas 4

2 938 723 139 419 286 374

Entre 0-19 años 507 805 20 774

Entre 20-34 años 735 550 31 984

Entre 35-54 años 807 684 37 931

Más de 55 años 887 684 48 730

58 654

71 114

79 838

76 768

Fuente: Elaboración propia a partir de la información contenida en .

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Ana M. Cestero Mancera et al.

2.

Estudios sobre el habla de la ciudad de Madrid

2.1

Estudios sobre el habla de Madrid no vinculados al proyecto PRESEEA

Por su condición de gran urbe capital de España y quizá ayudado por su ubicación geográfica central dentro de la península, Madrid ha sido considerada a menudo como modelo lingüístico del español y hasta hace muy poco el habla madrileña era identificada por muchos hispanohablantes, incluidos algunos lingüistas, con el habla ejemplar. Baste recordar, por ejemplo, cómo el libro que se ha tenido como base para la descripción de la fonética del español, el conocido y manejado Manual de pronunciación española (Navarro Tomás 1928 —citamos por la 25ª edición) está basado precisamente en la pronunciación culta de los universitarios madrileños. Esta identificación entre habla de Madrid y español general ha tenido dos efectos contraproducentes: por una parte, el de no haberse prestado suficiente atención al estudio de la realidad de esta variedad de habla hasta fechas relativamente recientes; por otra, que lo que se ha presentado a menudo como habla madrileña, en aproximaciones también por lo común poco rigurosas, no han sido sino variedades marginales o llamativas, casi siempre efímeras, como el llamado madrileño castizo, el cheli, etc. Podemos dividir los estudios del habla de la ciudad de Madrid en dos grandes grupos según la fuente en la que se basan (Paredes 2006): estudios hechos a partir de los textos literarios y estudios basados en la lengua hablada. Los primeros se han centrado en la presencia de voces que aparecen en obras de autores que vivieron en Madrid y trataron de reflejar el habla de las clases más populares, como Galdós (de Onís 1949, Fernández 1978), Carlos Arniches (López Estrada 1943, Ramos 1966, Senabre 1967, Seco 1970) u otros de carácter más general (Ruiz Morcuende 1925). No son muchos los estudios dialectológicos sobre la provincia. Hay que incluir en este apartado las informaciones contenidas en el citado Manual de pronunciación española, de Navarro Tomás, que proporciona datos acerca de la pronunciación vulgar de Madrid. Los trabajos aparecidos a partir de la década de los 60 no realizan una descripción completa, sino que se limitan a simples notas sobre algunos aspectos de esta variedad lingüística (Flórez 1965, 1966a y 1966b, Quilis 1965, 1966 y 1967, Zamora Vicente 1966, Ynduráin 1969, Álvarez Martínez 1987).

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Entre los estudios de geografía lingüística, la recogida de materiales que se llevó a cabo en el primer tercio del siglo XX en el Atlas Lingüístico de la Península Ibérica, (ALPI) —que llegó a solo cuatro localidades madrileñas: Rascafría, Valdepiélagos, Cadalso de los Vidrios y Valdelaguna— está siendo hoy completada y actualizada con los trabajos del Atlas Dialectal de Madrid, ADiM (García Mouton y Molina Martos 2009). Las encuestas para este nuevo atlas se han realizado en dos etapas, la primera entre 2001 y 2002 y la segunda entre 2004 y 2005. Se han utilizado dos cuestionarios, uno dialectal, basado en el que se usó en el atlas lingüístico castellano-manchego, con el que se pretendía recoger el léxico más tradicional que aún permaneciese en la Comunidad de Madrid, y otro sociodialectal, compuesto solo de preguntas de fonética y morfología, que pretendía estudiar los fenómenos lingüísticos que presenten variación en el territorio. La red de puntos ha quedado formada por 16 localidades distribuidas por toda la provincia, en cada una de las cuales fueron entrevistados seis sujetos, un hombre y una mujer de entre 55 y 65 años a los que se aplicaba el primer cuestionario, y otros cuatro, estratificados por sexo y por edad, que respondían al segundo cuestionario. La parte de fonética y morfología fue grabada, así como una entrevista semidirigida de 30 minutos y una conversación secreta con todos los informantes. El atlas está a punto de ser publicado en internet. También forman parte de un proyecto de atlas lingüístico en curso, aunque restringido a la prosodia, los trabajos vinculados con el Projet d’un Atlas Multimédia Prosodique de l’Espace Roman (AMPER). Este proyecto, impulsado desde el Centre de Dialectologie de la Universitè Stendhal Grenoble III, tiene como principal objetivo estudiar la prosodia de las distintas lenguas románicas y de sus variedades. Entre los participantes, para la región de Madrid figura un equipo de la Universidad Autónoma de Madrid, uno de cuyos investigadores (Ramírez Verdugo 2005) ha publicado un estudio sobre la entonación de diversas modalidades oracionales. Respecto a los diccionarios dialectales, el trabajo de Alvar Ezquerra (2011) contiene el repertorio de voces patrimoniales y populares del territorio madrileño. La obra contiene, además del léxico recogido in situ por el equipo de colaboradores del autor, las voces dialectales que figuran en el diccionario académico y las que figuran en los trabajos dialectales, así como las aparecidas en revistas y libros de carácter diverso, sin excluir las fuentes orales. Desde una perspectiva más sociolingüística, los años 80 vieron nacer las investigaciones madrileñas encuadradas en el proyecto para el

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estudio de la norma culta del español (De Torres Martínez 1981, Enríquez 1984, Esgueva y Cantarero 1981, Marrero Aguiar 1984, Marrero y Quilis 1986, Quilis 1983a, 1983b, 1984a, 1984b, 1985a, 1985b, Lope Blanch 1989). En este proyecto se selecciona solo un sector de la población, el de instrucción superior, y se han tenido en cuenta otros factores (edad, sexo, profesión, estatus social y barrio). Se ha publicado una antología de las encuestas hechas que conforman 16 «diálogos dirigidos», 4 «diálogos libres» y 4 grabaciones secretas y un repertorio léxico obtenido a partir de otras 16 encuestas5. Los estudios que han aparecido se han dedicado sobre todo al análisis de aspectos sintácticos, entre ellos el uso del pronombre personal, el dequeísmo y la concordancia gramatical (Quilis, Cantarero, Albalá y Guerra 1985, Quilis 1986), y al estudio de aspectos léxicos como los arabismos, galicismos, helenismos, anglicismos o la metáfora, además de haber ofrecido un repertorio léxico (De Torres 1981). En cuanto a las ciudades y núcleos de población madrileños, contamos con los trabajos sobre Getafe (Martín Butragueño 1991, 2002), Alcalá de Henares (Blanco Canales 2004) y las localidades del nordeste de la comunidad, Algete, Paracuellos, Talamanca de Jarama y Torrelaguna (Ruiz Martínez 2003).

2.2

La investigación sobre el habla de Madrid en el marco del proyecto PRESEEA

En 1992, en el Congreso de La Lengua Española, Carmen Silva Corvalán (1994) presentó una propuesta de investigación sociolingüística de la lengua española que, en los veinte años que han transcurrido desde entonces, ha dado frutos de gran interés y trascendencia en el marco del proyecto internacional conocido como PRESEEA: «Proyecto para el estudio sociolingüístico del español de España y América». La pionera propuesta de Silva Corvalán tenía como objetivo general la realización de «un estudio sociolingüístico coordinado del español hablado en las principales ciudades de España y de América» (1994: 400), con el que se resolviera la dispersión teórica y metodológica propia de las investigaciones sociolingüísticas de la época —que dificultaba o imposibilitaba la comparabilidad de los hallazgos— y que ampliara el proyecto de la norma 5

Quilis, en el prólogo a la antología de encuestas, informa de que se han recogido «medio millar de encuestas orales de todo tipo».

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culta (Lope Blanch 1986). Para conseguirlo, era necesario «desarrollar una metodología científica adecuada que determinara técnicas rigurosas de recogida, análisis e interpretación de los datos» (Silva Corvalán 1994: 402) y establecer los objetivos y objetos de estudio específicos. Tan ambiciosa tarea fue emprendida en 1993 por los miembros de la Comisión de Sociolingüística de la Asociación de Lingüística y Filología de la América Latina (ALFAL), convocados por Francisco Moreno Fernández y Carmen Silva Corvalán, y alentados por Humberto López Morales, en su reunión en el X Congreso Internacional de Lingüística y Filología de la América Latina (ALFAL), y fue presentada, en forma de proyecto de grandes dimensiones, denominado «Proyecto para el Estudio Sociolingüístico del Español de España y América (PRESEEA)», coordinado por F. Moreno Fernández, durante la celebración del XI Congreso Internacional de Lingüística y Filología de la América Latina (ALFAL)6. Forman parte de él, en la actualidad, equipos de investigación de Argentina, Colombia, Cuba, Chile, Guatemala, Ecuador, España, Estados Unidos, México, Panamá, Paraguay, Perú, Puerto Rico, Uruguay y Venezuela. 2.2.1

El proyecto PRESEEA: objetivos, metodología y estado actual

PRESEEA tiene como finalidad realizar de forma coordinada una serie de investigaciones sociolingüísticas de Latinoamérica y de España para facilitar la comparabilidad de datos lingüísticos y el intercambio de materiales e información básica. Está reuniendo el mayor corpus existente de lengua española hablada, a partir de la aplicación de una misma metodología sociolingüística, en una amplia red de ciudades hispanohablantes, y está llevando a cabo una serie de estudios sociolingüísticos con iguales procedimientos analíticos. Desde el punto de vista teórico, PRESEEA se asienta sobre una serie de principios de carácter sociolingüístico y sociológico, que tienen que ver con aspectos tales como la concepción del dialecto como propiedad de una comunidad de habla, la variabilidad como rasgo caracterizador de la 6

Los orígenes y el desarrollo del proyecto PRESEEA se describen ampliamente en Moreno Fernández (1996, 1997, 2005a y 2005b). Véase también Moreno Fernández, Cestero Mancera, Molina Martos y Paredes García (2000 y 2001). Los equipos integrantes del PRESEEA han seguido reuniéndose periódicamente en las siguientes ediciones del Congreso Internacional de la ALFAL y en reuniones científicas y encuentros internacionales específicos del Proyecto PRESEEA subvencionados por la AECI y patrocinados, en los últimos años, por la Fundación Comillas.

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lengua, la cuantificación como método analítico y la representatividad de las muestras de habla7. Los objetivos generales, apuntados por Silva Corvalán en la propuesta inicial y perfilados por Moreno Fernández en las últimas décadas, han guiado el desarrollo del PRESEEA desde sus orígenes, quedando formulados en la actualidad de la siguiente manera: 1) Creación del Corpus Sociolingüístico del Español (Corpus PRESEEA) 2) Estudio sociolingüístico coordinado del español hablado 3) Creación del Centro de Información y Materiales Sociolingüísticos (CIMAS) El Corpus Sociolingüístico del Español se está creando a partir de una serie de requisitos mínimos que favorece la homogeneidad en la recolección de materiales de lengua hablada: –





7

Los hablantes seleccionados para la muestra pueden ser monolingües o bilingües con un dominio del español equivalente al de un monolingüe. Así, es posible distinguir dos vías de investigación diferentes: una centrada en el estudio de variedades del español, sin considerar el contacto entre variedades diatópicas, y otra centrada en el contacto, tanto entre dialectos como entre lenguas diferentes. Los núcleos de población de los que se reúnen materiales deben ser comunidades con una población asentada, con conciencia de comunidad de habla. En este sentido, los estudios se ajustarán a núcleos urbanos concretos, aunque la comunidad de habla a la que se refieran pueda superar los límites de dicho núcleo. El muestreo ha de ser representativo del universo que sirve de base al estudio sociolingüístico. Se trabaja con muestras por cuotas con Algunos de estos principios fueron formulados por Moreno Fernández (1997) del siguiente modo: Principio del dialecto: «el dialecto se manifiesta en una comunidad»; Principio de la comunidad de habla: «una comunidad de habla está formada por un conjunto de hablantes que comparten al menos una variedad lingüística, unas reglas de uso, una interpretación de ese uso, unas actitudes y una misma valoración de las formas lingüísticas»; Principio de la variación lingüística: «los usos lingüísticos variables —fonéticos, gramaticales o léxico-semánticos— pueden covariar con otros elementos lingüísticos o extralingüísticos»; Principio de la cuantificación: «para establecer relaciones entre variables lingüísticas y variables sociales se requieren métodos cuantitativos»; Principio de la representatividad: «el habla de una muestra debe ser representativa de un grupo social o de una comunidad».

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afijación uniforme. La estratificación de la muestra se hace teniendo en cuenta tres variables: sexo, edad y nivel de instrucción. Los investigadores de cada equipo pueden añadir otras variables en la post-estratificación de la población en función de las características del núcleo estudiado, tales como ingresos económicos, profesión o modo de vida8. El tamaño de la muestra tiene que ajustarse a los niveles de representatividad que se consideran adecuados en los trabajos de sociolingüística9. El tamaño-tipo con el que se está trabajando es de 54, de 72 o de 108 informantes. La recogida de datos se hace por medio de conversaciones semidirigidas de no menos de 45 minutos de duración, grabadas con magnetófono a la vista, y estructuradas a partir de los mismos módulos temáticos. La transcripción y codificación de los materiales se realiza mediante una adaptación del Standard Generalized Markup Language (SGML)10, utilizando un sistema de etiquetado mínimo establecido por consenso (PRESEEA 2008).

Con estos presupuestos metodológicos de base, 40 equipos de investigación han unido esfuerzos para reunir el mayor corpus sociolingüístico de lengua hablada existente en España y en América, en un corte sincrónico que abarca desde 1995 hasta 201011, en una primera etapa. En el momento actual, se dispone de los corpus correspondientes a las siguientes comunidades urbanas hispanohablantes: Alcalá de Henares (España), Barranquilla (Colombia), Caracas (Venezuela), Granada (España), La Habana (Cuba), Las Palmas de Gran Canaria (España), Lima (Perú), Madrid (España), Málaga (España), Medellín (Colombia), Mérida (Venezuela), México D. F. (México), Monterrey (México), Montevideo (Uruguay), Santiago de Chile (Chile), Valencia (España). Están en distintas fases de 8 9 10

11

Sobre el manejo del factor «modo de vida», véase Lastra y Martín Butragueño (2000). Como es bien sabido en Estadística, el tamaño dependerá más de la heterogeneidad del universo que de su dimensión cuantitativa. Véanse los trabajos de la TEI (Text Encoding Initiative) (Ide y Sperber-McQueen 1995). Ello no impide que, con distintos fines, los materiales se puedan presentar con otras formas o codificaciones. Para ampliar la información relativa a estos proyectos así como para consultar algunas muestras de los materiales y otros trabajos de investigación puede verse .

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elaboración —revisión, transcripción o recogida de material— los corpus de Asunción (Paraguay), Barcelona (España), Bogotá (Colombia), Buenos Aires (Argentina), Cádiz (España), Cartagena de Indias (Colombia), Cipolletti (Argentina), Culiacán (México), Gijón (España), Guatemala (Guatemala), Lérida (España), Mérida (México), Miami (Estados Unidos), Oviedo (España), Palma de Mallorca (España), Pereira (Colombia), Quito (Ecuador), San Juan de Puerto Rico (Puerto Rico), Santiago de Compostela (España), Sevilla (España), Tunja (Colombia), Valledupar (Colombia), Valparaíso (Chile) y Zaragoza (España). Con ellos, en un plazo muy corto de tiempo, el Corpus PRESEEA estará completo y disponible para la comunidad investigadora. Una muestra de estos corpus pasará a formar parte, en breve, del Corpus del Español del Siglo XXI (CORPES XXI), de la Real Academia Española (); mientras, los equipos de investigación que participan en el PRESEEA avanzan en el estudio sociolingüístico del español, con una misma metodología de análisis e interpretación de datos, en un afán por alcanzar las metas iniciales del proyecto y conocer en profundidad el funcionamiento de las principales variedades y variables sociolingüísticas de nuestra lengua. El estudio sociolingüístico coordinado del español hablado se emprendió hace unos años en distintos puntos de España e Hispanoamérica, con tres objetivos generales de base: conocer las principales líneas de evolución de la lengua española, en cualquiera de sus niveles; analizar el desarrollo de la variación geolingüística y sociolingüística en el conjunto del dominio hispanohablante, y hacer aportes a la teoría general de la variación y del cambio lingüístico. Los objetivos específicos marcados entroncan directamente con las metas apuntadas por Silva Corvalán (1994: 401) en su influyente propuesta, y son, según los estableció Moreno Fernández (1997: 161), los siguientes: 1. 2. 3. 4. 5.

Descripción sociolingüística de los procesos de variación más relevantes en el español. Identificación de fenómenos de variación lingüística que constituyan cambios en marcha. Descripción de la forma y uso de la lengua en diversos tipos o géneros de discurso. Descripción de patrones de variación pragmático-discursivos característicos de las diversas variedades del español. Redacción de estudios gramaticales del español hablado.

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6.

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Revisión y esclarecimiento de aspectos fundamentales para el avance de la teoría sociolingüística, tales como la validez de constructos sociales empleados hasta ahora en el estudio de la variación lingüística.

Se ha de tener presente que los estudios de PRESEEA no se vinculan a un marco teórico concreto, de manera que se puede trabajar desde perspectivas teóricas diversas, sociológicas o cognitivistas, universalistas o contextualizadas, centradas en la competencia o basadas en el uso, entendiendo como imprescindibles siempre los análisis cualitativos y cuantitativos. Sin perder los objetivos de vista, se han ido señalando, de forma progresiva, los objetos de estudio específicos del proyecto, teniendo presentes los apuntados por Silva Corvalán (1994: 402 y siguientes) que establecían una priorización en la investigación de determinados fenómenos lingüísticos que posibilitara la comparabilidad entre las distintas comunidades y, con ello, el avance en los patrones sociolingüísticos en el mundo hispánico. Las primeras propuestas para el catálogo de fenómenos de interés se acordaron en el V Encuentro Internacional del Proyecto PRESEEA, que tuvo lugar en Comillas en 2010. Los temas de estudio coordinado priorizados son, desde entonces, los siguientes: con respecto a la variación fónica, se está estudiando la /d/ en contextos intervocálicos y la /s/ en coda silábica; en relación a la variación morfológica y sintáctica, la expresión del sujeto y haber e impersonalidad, y en el nivel discursivo, la atenuación. En 2014, varios equipos de investigación han concluido estudios sociolingüísticos coordinados que han revelado resultados de gran relevancia sobre los fenómenos priorizados. Hasta donde llega nuestra información, han finalizado trabajos sobre la elisión de /d/ intervocálica Granada, La Habana, Las Palmas de Gran Canaria, Madrid, Málaga o Valencia; han trabajado sobre variación de la /s/ implosiva Barranquilla, Caracas, Granada, Madrid, Málaga o Medellín; han estudiado el uso de haber impersonal Caracas, La Habana y Valencia; han investigado la expresión de sujeto Caracas, Granada, La Habana, México y San Juan de Puerto Rico, y han desarrollado la investigación sociopragmática de la atenuación Granada, La Habana, Las Palmas de Gran Canaria, Madrid, Monterrey y Valencia. Por otro lado, se han ido estudiando determinados temas que cuentan, en 2014, con un tratamiento coordinado destacable: el yeísmo, trabajado por Barcelona, Bogotá, La Habana, Granada, Madrid, Managua o México D. F.; la variación en las formas de tratamiento, estudiada por Alcalá, Bogotá, Mérida-Venezuela o Valencia; el dequeísmo y el queísmo, investigados por Caracas, Granada, La Habana o Valencia, y el laísmo,

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leísmo y loísmo, atendido por Caracas, Granada, La Habana, Madrid y Valencia. Por último, los investigadores miembros de los diversos equipos que integran el PRESEEA, en atención a sus intereses personales, han llevado a cabo trabajos sobre temas diversos a partir de los subcorpus del proyecto. Gracias a ellos, además de contar con estudios generales sobre variación sociolingüística en algunos niveles y comunidades de habla, tenemos datos importantes sobre el funcionamiento, en puntos geolingüísticos determinados, de diversas variables fónicas (variación de /-r/, /‫ݠ‬-/ y /‫ݹ‬/, variación acentual, realizaciones de /x/, distinción o escisión de sibilantes, ataques y codas silábicos; acústica de las vocales), morfosintácticas (perífrasis verbales de infinitivo, cláusulas relativas-adjetivas de preposición + (artículo) + que, pronombres posesivos, tiempos verbales del pasado, oraciones subordinadas de finalidad, discurso directo e indirecto, usos preposicionales, construcción sino más (que) más verbo, variación en el uso de diminutivos y de apreciativos, variación proposicional en estructuras biactanciales estativas, orden de palabras, estructuras hipotácticas adverbiales, futuros morfológico y perifrástico, oraciones hendidas, oraciones pasivas, variación de ser y estar con adjetivos de edad, perífrasis deber y deber de y expresión de la futuridad), léxico-semánticas (anglicismos, regionalismos, neologismos, fraseología, variación unidad lingüística/unidad fraseológica (solo/nada más) e intensificadores (mucho/un huevo, una barbaridad…), variación en el léxico de los colores, el léxico de la edad, disponibilidad léxica, estratificación y frecuencias léxicas, transferencias y cambios de código, tabú lingüístico) y pragmático-discursivas (fenómenos estructurales tales como el intercambio de turnos de habla, la interrupción y la producción de apoyos, estructura de la información, recursos lingüísticos-discursivos de función fática, signos paralingüísticos como la risa, marcadores discursivos, reformulación, intensificación, ironía, recursos para expresar desacuerdo y actos disentivos, expresión de la impersonalidad, expresión de la evidencialidad, restricciones pragmáticas y sociales en la expresión de futuridad, estructuras narrativas, argumentación, modalización, secuencias descriptivas, cortesía y descortesía). Además, desde una perspectiva aplicada, se ha comenzado a trabajar en el aprovechamiento de los corpus orales, concretamente el de Preseea-Monterrey, en la enseñanza de lenguas extranjeras, para aspectos tales como enseñanza del adjetivo calificativo, de lengua oral, de fenómenos fonéticos y paralingüísticos y de actos de habla, o para favorecer el desarrollo de la competencia comunicativa e intercultural.

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En España, se ha configurado, desde hace ya una década, un proyecto coordinado enmarcado en el PRESEEA12 del que han formado parte, de manera permanente, los equipos de Alcalá/Madrid, Granada, Las Palmas de Gran Canaria, Málaga y Valencia13. El respaldo económico de diferentes organismos públicos ha permitido la recogida y edición de los corpus y, gracias a los estudios coordinados llevados a cabo, el establecimiento de Patrones sociolingüísticos del español de España, concretamente de los fenómenos priorizados en PRESEEA (la /d/ intervocálica y la /s/ distensiva, la expresión del sujeto, el uso de haber impersonal y la atenuación) y de otros que se han ido seleccionando por su importancia en distintas zonas de España o por el interés despertado en los investigadores (/x/, /‫ݠ‬/ y /j/, producción de la africada /‫ݹ‬/ y distinción de sibilantes; subsistemas de pronombres personales átonos; variación social del léxico disponible)14. Todas las investigaciones realizadas están permitiendo caracterizar variables lingüísticas y describirlas como fenómenos en variación continua o estable. Además, ofrecen la información necesaria para señalar los factores internos y externos a la lengua que determinan o inciden en la variación. Estamos en un excelente momento para seguir, poco a poco, cumpliendo metas y ampliando la nómina de fenómenos lingüísticos objeto de estudio. 12

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Hasta la fecha, hemos contado con 3 proyectos, los dos primeros coordinados por J. R. Gómez Molina, del equipo Preseea-Valencia: «Estudio sociolingüístico del español de Las Palmas, Lleida, Granada, Madrid-Alcalá, Málaga y Valencia», subvencionado por el Ministerio de Ciencia y Tecnología con Ref. HUM2004-06052-C06-00 -2004-2007; «Estudio Sociolingüístico del Español de Granada, Las Palmas, Lleida, Madrid-Alcalá, Málaga, Sevilla y Valencia», subvencionado por el Ministerio de Ciencia y Tecnología, con Ref. HUM2007-65602-C07-00-2007-2010) y el último y actual, coordinado por J. Villena Ponsoda, del equipo Preseea-Málaga «Patrones sociolingüísticos del Español de España», subvencionado por el Ministerio de Economía y Competitividad, con Ref. FFI2011-29189-C05 – 2012-2014. Forman parte también otros equipos españoles, aunque sin contar, en estos momentos, con subvención estatal: Lérida, Palma de Mallorca y Sevilla. Además, dado que las posibilidades de estudio que ofrecen los corpus PRESEEA son muchas, los investigadores de los distintos equipos españoles han emprendido investigaciones que responden a intereses particulares, estableciendo fichas de análisis y codificación de determinados fenómenos lingüísticos que pueden ser utilizadas por cualquier investigador de manera que se lleven a cabo estudios coordinados que posibiliten las comparaciones de patrones sociolingüísticos y geolectales. En este volumen, se presentan variables y variantes de análisis y codificación del diminutivo y de la expresión lingüística del tabú (Paredes, Capítulo 4, en este volumen; Cestero, Capítulo 8, en este volumen).

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Para concluir, hemos de mencionar la puesta en marcha de un servicio de documentación sociolingüística en la Universidad de Alcalá, con la creación de una base de datos y el almacén digital de publicaciones de estudios realizados en el marco del PRESEEA, de manera que el intercambio de información sea constante, tal y como estaba previsto desde los orígenes del proyecto bajo la denominación de CIMAS. 2.2.2

El PRESEEA en Madrid

El corpus PRESEEA de la Comunidad de Madrid, sobre el que se han hecho todos los estudios incluidos en este volumen, fue planificado por el equipo de la Universidad de Alcalá, integrado por Ana M. Cestero, Isabel Molina, Francisco Moreno y Florentino Paredes15, para que contara con materiales del habla de Alcalá de Henares y de la ciudad de Madrid. La recogida del corpus de Alcalá de Henares concluyó en 2001 y sobre el material se realizaron diversos estudios16. Tras investigar el habla de la ciudad complutense, los sociolingüistas de la Universidad de Alcalá comenzaron el estudio del habla de la capital17. Justificar esta elección 15

16 17

En la actualidad, además, Francisco Moreno Fernández sigue siendo el coordinador general del macroproyecto PRESEEA y Ana M. Cestero Mancera, la coordinadora técnica del mismo. Todos los materiales y la documentación generada por el proyecto internacional se ubica en el Departamento de Filología, Comunicación y Documentación de la Universidad de Alcalá, en medios y soportes de los miembros del equipo PRESEEA de la Universidad de Alcalá. El corpus de Alcalá de Henares está publicado en tres volúmenes. Véase Moreno Fernández, Cestero Mancera, Molina Martos y Paredes García (2002, 2005 y 2007). Para el estudio sociolingüístico de Madrid, en el marco del PRESEEA, hemos contado, hasta la actualidad, con cinco proyectos de investigación subvencionados por organismos estatales: «Proyecto para el estudio sociolingüístico del español de la Comunidad de Madrid», subvencionado por la Comunidad Autónoma de Madrid, con la referencia 06/0076/1997, y cuyo investigador principal fue F. Moreno Fernández; «Proyecto para el estudio sociolingüístico del español de España y América», subvencionado por El Ministerio de Educación y Ciencia, con la referencia PB98-0710, y cuya investigadora principal fue I. Molina Martos; «Estudio sociolingüístico del español de Madrid», subvencionado por el Ministerio de Educación y Ciencia, con la referencia HUM2004-06052-C06-03/FILO, y cuya investigadora principal fue I. Molina Martos; «Estudios del Corpus PRESEEAComunidad de Madrid», subvencionado por el Ministerio de Educación y Ciencia, con la referencia HUM2007-65602-C07-02/FILO, y cuya investigadora principal fue A. M. Cestero Mancera, y «Patrones sociolingüísticos y procesos de integración sociolingüística en Madrid», subvencionado por el Ministerio de Educación

El estudio sociolingüístico de Madrid

33

requiere de pocas argumentaciones: Madrid es uno de los focos de irradiación lingüística más importantes del español y la consideración de su habla como modelo idiomático hace que el análisis sociolingüístico deba tenerla presente.

3.

Preseea-Madrid: metodología

Como acabamos de explicar, en Madrid, debido a las dimensiones de la capital, se optó por trabajar con dos distritos que cuantitativa y cualitativamente sirviesen como representantes del estado lingüístico de la ciudad: el barrio de Salamanca, situado en el centro histórico de la ciudad, y el barrio de Vallecas, ubicado en la zona sudeste. Así, se han recogido dos corpus que permiten llevar a cabo estudios lingüísticos de diverso tipo, centrándose en lo que acontece en una de las zonas, como paradigma de un tipo de estratificación social determinada, o lo que acontece en las dos, contraponiendo datos procedentes de muestras sociolingüísticas diversas y, en cierto modo, complementarias. Los corpus para el estudio sociolingüístico de Madrid, PreseeaMadrid (distrito de Salamanca) y Preseea-Madrid (distrito de Vallecas), se han construido siguiendo los criterios metodológicos del PRESEEA, tal y como especificamos a continuación.

3.1

La muestra

Para la selección de los informantes que conforman la muestra, partimos de una preestratificación de la población en función de los tres factores señalados en el PRESEEA: «sexo», «edad» y «nivel de instrucción». Con respecto al «sexo», la población queda agrupada en Hombres y Mujeres; en la estratificación por «edad», los informantes se encuadran del siguiente

y Ciencia, con la referencia FFI2011-29189/C05-2, y cuyo investigador principal es F. Paredes García.

34

Ana M. Cestero Mancera et al.

modo: en la Generación 1, los de 20 a 34 años; en la Generación 2, los de 35 a 54 años; y en la Generación 3, los de 55 años o más. En cuanto a la estratificación por «nivel de instrucción», los hablantes pertenecen a uno de los siguientes tres grupos: Grado de Instrucción 1, Enseñanza Primaria; Grado de Instrucción 2, Enseñanza Secundaria; Grado de Instrucción 3, Enseñanza Superior18. En el proyecto sociolingüístico nos planteamos, de forma general, la recogida de materiales que aportaran información suficiente sobre el habla de los distintos estratos sociales de la ciudad. La representatividad de los diversos estratos queda en principio asegurada por la configuración por cuotas de la muestra. En total, la muestra de Madrid está formada por 108 informantes, 54 del distrito de Salamanca y 54 del distrito de Vallecas, distribuidos en cada corpus por cuotas fijas según las variables mencionadas, como refleja la Tabla 3: Tabla 3. Distribución por cuotas de los informantes Generación 1

Generación 2

Generación 3

H

M

H

M

H

M

Grado de instrucción 1

3

3

3

3

3

3

Grado de instrucción 2

3

3

3

3

3

3

Grado de instrucción 3

3

3

3

3

3

3

El corpus Preseea-Madrid (Vallecas) tiene unas características especiales, pues en su diseño se pretendió que la muestra representara a la población asentada y a la población inmigrante española llegada a la zona en los años 60 y 70 del siglo XX. Para conseguirlo, se distribuyó proporcionalmente a los informantes en cuotas fijas, esta vez teniendo en cuenta su origen y ascendencia; así, se encuestó a 24 vallecanos madrileños (PVM) y a 21 inmigrantes españoles (PVI) del Puente de Vallecas (45 informantes en total); a los 45 informantes del Puente de Vallecas (PV) se le sumaron 9 madrileños de la Villa de Vallecas (VV). El corpus de Vallecas presenta, pues, la siguiente población:

18

Hemos considerado que un hablante pertenece al Grado 2 o al Grado 3 cuando ha cursado más de un año completo en cada uno de esos niveles.

35

El estudio sociolingüístico de Madrid Tabla 4. Distribución por cuotas de los informantes del corpus de Vallecas Generación 1

Generación 2

Generación 3

H

M

H

M

H

M

Grado de instrucción 1

1PVI 2PVM

1PVI 1PVM 1VV

1PVI 1PVM 1VV

1PVI 1PVM 1VV

1PVI 2PVM

2PVI 1PVM

Grado de instrucción 2

1PVI 2PVM

1PVI 1PVM 1VV

2PVI 1PVM

1PVI 1PVM 1VV

1PVI 1PVM 1VV

2PVI 1PVM

Grado de instrucción 3

1PVI 1PVM 1VV

1PVI 2PVM

1PVI 1PVM 1VV

1PVI 2PVM

1PVI 2PVM

1PVI 1PVM 1VV

Desde el comienzo de la recogida de datos, teniendo en cuenta las recomendaciones de PRESEEA, hemos atendido a otras características sociales de nuestros informantes que nos han permitido llevar a cabo cierta postestratificación de la muestra. Los factores tenidos en cuenta, que nos puedan permitir, en un momento dado, explicar el comportamiento sociolingüístico de la población objeto de estudio han sido la clase social —establecida a partir de los ingresos y la profesión— y el modo de vida. Para determinar la clase social de nuestros informantes, se han tenido en cuenta sus ingresos, en base a cuatro intervalos previos establecidos (sin ingresos, menos de 9000 € anuales, de 9000 € a 21000 € y más de 21000 €), y la profesión, que clasifica la muestra en obreros sin cualificación, estudiantes, obreros con cualificación, empleados medios, pequeños empresarios y autónomos, medianos empresarios, profesionales liberales y altos directivos y empresarios. Mediante una puntuación ponderada, hemos establecido 4 clases sociales, baja, media-baja, media y media-alta, obteniendo las siguientes muestras postestratificadas:

Tabla 5. Clasificación de la muestra: clase social CLASE SOCIAL Distrito de Salamanca Distritos de Puente y Villa de Vallecas

Baja

Media-baja

Media

Media-alta

3

5

32

14

17

24

13

0

36

Ana M. Cestero Mancera et al.

Como puede apreciarse en la Tabla 5, la muestra con la que hemos trabajado es plenamente representativa de la población de cada uno de los distritos. Así, la mayoría de los informantes del distrito de Salamanca es de clase media y media-alta; mientras que los informantes del distrito y la Villa de Vallecas son de clase media, media-baja y baja. El segundo de los factores sociales de postestratificación es el modo de vida, si bien hemos de mencionar que, dadas las características básicas de la población objeto de estudio, no se ha encontrado variación suficiente como para considerarlo un rasgo social explicativo. PRESEEA establece 3 modos de vida básicos: Modo de vida 1, orientado hacia la familia; Modo de vida 2, orientado hacia el ocio, y Modo de vida 3, orientado hacia el trabajo19. Nuestra muestra, de acuerdo a los modos de vida, presenta la siguiente configuración: Tabla 6. Clasificación de la muestra: modo de vida MODO DE VIDA Distrito de Salamanca Distritos de Puente y Villa de Vallecas

1. Familia

2. Ocio

3. Trabajo

14

34

6

7

43

4

Este criterio de postestratificación no resulta variable en nuestro corpus. Como puede apreciarse, dado el tipo de urbe ante la que nos encontramos y su forma de vida habitual, la gran mayoría de informantes, tanto en el distrito de Salamanca como en el de Vallecas, tiene como modo de vida el enfocado al «ocio», que se caracteriza, según se apunta en PRESEEA (2003), por el empleo de un sistema de producción no controlado por los trabajadores, en el que se trabaja por un sueldo y se disfruta de periodos de tiempo libre, con relaciones laborales separadas del ámbito familiar, cierta movilidad laboral y redes estrechas de solidaridad con compañeros y vecinos20. 19 20

Para obtener más información acerca de los «modos de vida» propuestos en PRESEEA puede verse PRESEEA 2003. El modo de vida orientado a la familia (modo 1) se caracteriza, en PRESEEA (2003), por ser el propio de las poblaciones con una forma primaria de producción (agricultura, pesca, pequeños servicios), en las que se dan relaciones cooperativas entre compañeros de profesión, la familia se implica de forma directa en la producción, se tiene escaso tiempo libre y las redes sociales son muy estrechas. Por su parte, el modo de vida orientado al trabajo (modo 3) presenta en PRESEEA (2003) los siguientes rasgos: sujetos con profesión cualificada, capaces de controlar la producción y dirigir

37

El estudio sociolingüístico de Madrid

Por último, consideramos conveniente mencionar que, como dato para una posible postestratificación, se ha consignado el origen geográfico de los informantes que no han nacido en Madrid y de sus progenitores, así como el origen de la ascendencia de los informantes nacidos en la capital, con el fin de obtener datos de diatopía que puedan incidir en los usos lingüísticos y permitan explicar patrones sociolingüísticos. En base al origen geográfico, nuestra muestra resulta como sigue: Tabla 7. Clasificación de la muestra: ascendencia ASCENDENCIA Distrito de Salamanca Distritos de Puente y Villa de Vallecas

3.2

Madrid

Meridional

Septentrional

13

10

2

Mixta Otros 28

1

9

11

4

30

0

La encuesta

Siguiendo, una vez más, los criterios establecidos en PRESEEA, la recogida del corpus se hizo mediante encuestas en forma de entrevistas semidirigidas. La primera cuestión que se plantea en el diseño de una encuesta se refiere a su objeto de estudio: deberá ser adecuada a lo que previamente se ha delimitado como objetivo de la investigación. En el proyecto sociolingüístico de Madrid, como ya habíamos hecho en el de Alcalá de Henares, nos planteamos, de forma general, la recogida de materiales que dieran información suficiente sobre el habla de los distintos estratos sociales de la ciudad. La sociolingüística variacionista, desde sus inicios, ha practicado análisis sobre diversos niveles de la lengua centrándose en los planos fonético-fonológico, léxico-semántico y morfosintáctico. Es bien conocida la polémica sobre la dificultad de definir la «variable sociolingüística» en cada uno de ellos, por lo que aquí no nos ocuparemos de tal asunto (Moreno Fernández 2005a). En cambio sí mantendremos la división por niveles lingüísticos para explicar la adecuación de nuestra metodología. La variación fonético-fonológica es la que menos problemas metodológicos presenta en el ámbito de la sociolingüística y, por consiguiente, es a otras personas, con tiempo de vacaciones dedicado al trabajo, que presenta como objetivo el ascenso en la jerarquía y la adquisición de poder, y con una actitud competitiva con los compañeros.

38

Ana M. Cestero Mancera et al.

la que más atención ha recibido por parte de esta disciplina (López Morales 2004). Al tratarse de un número limitado y relativamente escaso de unidades que pertenecen a inventarios cerrados y que, por consiguiente, presentan un índice de frecuencia muy alto en el habla espontánea, cualquier tipo de encuesta directa que podamos reproducir en un magnetófono para su posterior transcripción ya asegura un número de datos fonético-fonológicos suficiente para el análisis, al menos en un registro de habla. No sucede así con los niveles gramatical y léxico. La forma más eficaz de enfrentar el estudio de la variación léxica es mediante la aplicación de un cuestionario. En el caso de Madrid, su condición de comunidad urbana no permite la aplicación de cuestionarios dialectales como los que se suelen utilizar en comunidades rurales y el objetivo general del proyecto PRESEEA no lo hace necesario. Desde otro punto de vista, un estudio léxico no organizado por campos semánticos, esto es, un estudio que se interese por el análisis cuantitativo de los distintos componentes del caudal léxico de una comunidad (presencia de dialectalismos, préstamos de otras lenguas y unidades neológicas en general, cultismos, etc.) puede valerse de la información contenida en cualquier muestra de habla espontánea de cierta extensión, por lo que los materiales recogidos a través de la entrevista semidirigida son adecuados para ello. En cuanto al nivel sintáctico, su estudio es más complicado que los anteriores, debido a la naturaleza lingüística de las unidades de este nivel y a las dificultades de obtener un rendimiento adecuado de las técnicas más utilizadas. Sobre esta premisa, quisimos centrar nuestra atención en los aspectos de la gramática del español aparentemente más necesitados de un examen sociolingüístico. En este sentido, cabe señalar que, así como para la fonética y la fonología existe un consenso en el mundo hispánico sobre cuáles son los segmentos cuya variación encuentra un correlato lingüístico y social, en el nivel de la morfosintaxis las variables no están tan claramente consensuadas21. En cualquier caso, para la investigación que nos ocupa, decidimos prestar especial atención a las siguientes variables morfosintácticas: 1. 2.

Expresión y posición de sujeto, nominal y pronominal. Orden de los argumentos.

21

Pocos autores se han ocupado de enumerarlas y formularlas de manera sistemática. Entre los que lo han hecho, destacamos los trabajos de C. Silva Corvalán (1994) y de P. Martín Butragueño (1994), en los que nos apoyamos para la selección de variables sintácticas con las que trabajamos para el diseño de la encuesta de los corpus del PRESEEA en la Comunidad de Madrid.

El estudio sociolingüístico de Madrid

3. 4.

5.

6.

7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18.

39

Las formas de tratamiento, con especial atención a los usos de tú/usted y vosotros/ustedes. Valores y usos del sistema verbal: 4.1. Indicativo-subjuntivo/condicionales. 4.2. Presente/pretérito con valor de pasado. 4.3. Presente con valor de futuro. 4.4. Indicativo/subjuntivo en oraciones subordinadas introducidas por las partículas para que, cuando… Verbos semiauxiliares de modalidad epistémica, dinámica y deóntica: haber de/que, tener que, deber (de), poder, ser capaz de; se trata de examinar sus significados, usos e interacción con marca de tiempo y aspecto. Variación en el uso de construcciones de tipo «reflexivo». Se trata de examinar cuáles son los patrones de concordancia así como la extensión del patrón reflexivo. Usos de los verbos ser y estar. Usos de los verbos haber y estar. Estilo directo e indirecto. Deícticos pleonásticos. Leísmo, laísmo, loísmo. Duplicación de clíticos. Posición de clíticos. Posición de OD y OI. Concordancia del verbo con usos impersonales. Impersonalidad; cómo se marca (se, tú). Uso de los verbos haber y hacer (hay/hace niebla…). Perífrasis.

Para hacer posible la aparición de variables morfosintácticas como las que se acaban de enumerar, es preciso desarrollar un tipo de entrevista semidirigida, con cierto grado de estructuración, que favorezca la aparición de tipos de discurso diferentes (narración, exposición, descripción, argumentación, discurso hipotético…). De este modo, la entrevista semidirigida permite la obtención de ciertas variables gramaticales; los mismos materiales podrán además emplearse para lograr muestras del nivel fonéticofonológico y también de esa otra parte del léxico a la que antes nos hemos referido. La entrevista es una conversación que tiene lugar entre un investigador y un informante cada vez y se recoge en un magnetófono (Ander-Egg

40

Ana M. Cestero Mancera et al.

1987). El investigador debe dirigir la conversación asegurándose de que aparezcan, en un orden previamente establecido, los tipos de discurso que favorecen la aparición de las variables morfosintácticas. Su función queda prácticamente reducida a esta labor, puesto que se pretende que su discurso sea cuantitativamente muy inferior al del informante. En general, este tipo de entrevistas se muestra útil para recoger discursos de estilo formal o semiformal, aunque teniendo en cuenta su longitud (unos cuarenta y cinco minutos como media) y el contenido de determinados temas, en algunos casos es posible acceder a estilos más informales. Las estrategias de encuesta destinadas a hacer aparecer durante la entrevista los tipos de discurso y las variables de nuestro interés pueden ser muy diversas. En primer lugar, hay una serie de variables, entre las arriba enumeradas, que no precisan estrategias específicas, pues presentan —igual que las unidades fonético-fonológicas— una frecuencia de aparición suficiente en la conversación espontánea. Consideramos que pueden aparecer al hilo de la conversación las siguientes variables de nuestro listado: expresión y posición de sujeto, nominal y pronominal (1); orden de los argumentos (2); variación en el uso de construcciones de tipo reflexivo (6); estilo directo e indirecto (9); deícticos pleonásticos (10); leísmo, laísmo, loísmo (11); duplicación de clíticos (12); posición de clíticos (13); posición de OD y OI (14); perífrasis (18). El resto de las variables se obtendrá mediante las preguntas concretas que se presentan a continuación: –



Valores y usos del sistema verbal (4) t Indicativo-subjuntivo/condicionales (4.1): en los distintos módulos temáticos se incluyen preguntas sobre situaciones hipotéticas; se extraerán grados de probabilidad de ocurrencia de los hechos o realidad (discurso hipotético). t Presente/pretérito con valor de pasado (4.2): los distintos módulos temáticos incluyen preguntas sobre situaciones pasadas (narraciones). t Presente con valor de futuro (4.3): los distintos módulos temáticos incluyen preguntas sobre situaciones futuras. t Indicativo/subjuntivo en oraciones subordinadas introducidas por las partículas para que, cuando… (4.4). Verbos semiauxiliares de modalidad epistémica, dinámica y deóntica: haber de/que, tener que, deber (de), poder, ser capaz de (5): se trata de examinar sus significados, usos e interacción con marca o indicación

El estudio sociolingüístico de Madrid

– – –





41

de tiempo y aspecto: los distintos módulos temáticos incluyen preguntas directas para obtener estas formas. Usos de los verbos ser y estar (7): se le pide al informante que describa una persona y un lugar (descripciones). Usos de los verbos haber y estar (8): se le pide al informante que describa el interior de ciertos lugares (descripciones). Concordancia del verbo con usos impersonales (15): se incluyen preguntas directas durante la conversación mediante las que se induce al informante a opinar sobre cuestiones en las que el sujeto es «la gente» u otras expresiones marcadoras de impersonalidad (argumentaciones). Impersonalidad (16) cómo se marca (se, tú): en el módulo de «las costumbres» se le pide al informante que explique los pasos para llevar a cabo una receta de cocina (instrucciones). Uso de los verbos haber y hacer (hay/hace niebla…) (17): se incluye un módulo sobre «el tiempo» (descripciones).

La entrevista se estructura teniendo en cuenta los siguientes módulos temáticos: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9.

Saludos El tiempo Lugar donde vive Familia y amistad Costumbres Peligro de muerte Anécdotas importantes en la vida Deseo de mejora económica Final

Cuadro 1. Módulos temáticos para entrevistas

A partir de ellos, se hacen comentarios y se formulan preguntas que pueden favorecer el desarrollo de la conversación. Como muestra, para el módulo 3 se proponen preguntas y comentarios como los siguientes22:

22

Puede verse el desarrollo completo de todos los módulos de la entrevista en Moreno, Cestero, Molina y Paredes (2000).

42

Ana M. Cestero Mancera et al.

3. LUGAR DONDE VIVE ¿Dónde vives? ¿Cómo es tu casa? Descríbemela un poco. ¿Qué es lo que más te gusta de ella? ¿Por qué? ¿Ha estado siempre así o has hecho reformas? ¿Cómo era antes? ¿Llevas mucho tiempo viviendo allí? ¿Dónde vivías antes? (Descripción del lugar). ¿Te gusta vivir aquí? ¿Dónde te gustaría vivir? ¿Por qué? ¿Cómo crees que sería vivir en Madrid? ¿Conoces a mucha gente por aquí? ¿Qué tal te llevas con ella? ¿Cómo te gustaría que fueran tus vecinos? ¿Qué relación te gustaría tener con ellos? ¿Qué haces tú para mantener o mejorar esa relación? Supongo que este barrio habrá cambiado desde que viniste a vivir aquí. El mío también ha cambiado, la gente, el barrio en sí, recuerdo cuando era pequeña… ¿Cómo ha cambiado el tuyo? ¿Qué tiene ahora que no tenía antes? ¿Te gusta más ahora o antes? ¿Qué recuerdas tú de cuando eras pequeña? Si cada barrio ha cambiado, la ciudad ha cambiado mucho más. ¿Recuerdas cómo era? ¿Qué diferencias ves ahora? ¿Crees que son buenos los cambios acontecidos? ¿Por qué? ¿Cómo te hubiera gustado que fuera? ¿Cómo crees que será dentro de unos años? Ahora al menos hay más sitios para salir y divertirse un poco, ¿no? ¿Qué haces tú cuando sales? ¿Qué te parece tu ciudad con respecto a las diversiones? ¿Qué te gustaría que tuviera? ¿Qué harías si pudieses organizar cosas en Alcalá para que la gente se divirtiera? ¿Y la gente de otras edades, tus padres, tus hijos…, qué suele hacer cuando sale? Sin embargo, la gente cada vez sale menos por la noche debido al miedo a que les ocurra algo desagradable (atracos, violaciones, peleas…). ¿Cómo ves la delincuencia en la ciudad? ¿Y en tu barrio? ¿Qué crees que se puede o debe hacer para acabar con ella? ¿Has oído algo sobre algún acto de delincuencia de tu barrio o ciudad? ¿Qué se dice de lo que pasó?

Cuadro 2. Semidirección del módulo 3 de las entrevistas

Los módulos temáticos favorecen el desarrollo de las modalidades discursivas previamente establecidas de la manera que sigue: Módulo 1.- Saludos 2.- El tiempo 3.- Lugar donde vive 4.- Familia y amistad 5.- Costumbres 6.- Peligro de muerte 7.- Anécdotas importantes en la vida 8.- Deseo de mejora económica 9.- Final

Modalidades discursivas que se registran Discurso dialógico (pregunta-respuesta) Exposición, descripción Descripción, argumentación Narración, descripción, argumentación Narración, descripción, argumentación, exposición, instrucciones Narración Narración, exposición, discurso referido Discurso dialógico, discurso hipotético Discurso dialógico

Cuadro 3. Módulos temáticos y modalidades discursivas

El estudio sociolingüístico de Madrid

3.3

43

La recogida de materiales

De las entrevistas que componen Preseea-Madrid, 108 en total, 54 constituyen el corpus Preseea-Madrid (distrito de Salamanca) y 54 el corpus Preseea-Madrid (distrito de Vallecas); fueron realizadas entre marzo de 2001 y junio de 2010 por los investigadores del equipo PRESEEA de la Universidad de Alcalá. Las conversaciones semidirigidas surgieron de la interacción entre los siguientes tipos de participantes: 1.

2.

Entrevistador: los investigadores de la Universidad de Alcalá semidirigieron las entrevistas a través de los módulos temáticos ya presentados, diseñados específicamente para recoger diferentes tipos de discurso y aspectos morfosintácticos susceptibles de variación, y siguiendo el criterio de que entrevistador y entrevistado fuesen del mismo sexo. Informante: los informantes variaron de una conversación a otra y sobre ellos se efectuó el control de las variables sociales con las que trabajamos (sexo, edad y nivel de instrucción).

Las grabaciones se realizaron en las casas de los informantes o en aulas de diversos centros públicos situados en el distrito de Salamanca y en el de Vallecas. Las entrevistas se mantuvieron dejando a la vista la grabadora y colocándola cerca de los interlocutores23. En la recogida de datos, se utilizaron dos grabadoras, una digital (Olympus DS-400) con micrófono incrustado para que no dificultara la gesticulación de los participantes, —a quienes, por otro lado, se les permitía una total libertad de movimiento—, y otra grabadora analógica profesional (Sony TCM-20DV) con micrófono de solapa que aumentaba la calidad del sonido. Se procuró en todo momento que no hubiera ningún factor en el entorno que coartara a los participantes o aumentara la artificiosidad de la situación. Partimos de la premisa de que los participantes en las conversaciones semidirigidas no se encontraban en una situación natural y que por ello era probable la aparición de un registro de habla cuidado o formal. Hemos comprobado, no obstante, que la formalidad disminuye a medida que los participantes se van involucrando en la interacción y olvidando con ello la presencia de la grabadora. 23

Todos los participantes en las interacciones sabían desde un principio que iban a ser grabados.

44 3.4

Ana M. Cestero Mancera et al.

Transcripción y etiquetado del corpus

Los corpus Preseea-Madrid están completos, transcritos y almacenados. Dadas las características de las encuestas, con una configuración especial y adecuada para el estudio del discurso y de la variación morfosintáctica, las grabaciones se han transcrito íntegramente. La etapa de transcripción y almacenamiento de nuevo se ha realizado siguiendo las directrices marcadas por F. Moreno Fernández24 para los materiales de PRESEEA; así, se han transcrito íntegramente las grabaciones en ortografía ordinaria, utilizando el procesador de textos «Word»™, reproduciendo las grabaciones en formato digital y manejándolas con pedal de control. Los archivos correspondientes a cada grabación han sido almacenados en PC, así como en copias de seguridad. Cada transcripción dispuesta para el análisis cuenta con dos correcciones realizadas por personas diferentes25. La entrevista correspondiente a cada uno de los informantes ha sido transcrita en ortografía ordinaria, haciendo uso de una serie de etiquetas o códigos que pretenden aproximar la lectura a la enunciación oral de los discursos y que han quedado recogidas como «marcas y etiquetas mínimas» comunes para todos los corpus PRESEEA (cf. PRESEEA 2008). Las etiquetas manejadas en los textos marcados son las siguientes: – – – – – – –

24 25

Signos de admiración [¡!] marcan los enunciados exclamativos. Signos de interrogación [¿?] marcan los enunciados interrogativos. recoge la aparición de ruido, con especificación del tipo de ruido del que se trate. indica la emisión que se produce con ruido de fondo. indica que el fragmento de grabación que acota es de mala calidad. indica que se ha producido una interrupción de la grabación. señala la emisión de discurso que no se ha podido entender.

Moreno Fernández (1996), actualizadas en PRESEEA (2008). Las primeras y segundas correcciones —y las terceras cuando las ha habido— han sido realizadas por Ana M. Cestero, Isabel Molina y Florentino Paredes.

El estudio sociolingüístico de Madrid

– – – – – – – – – – – – – – – – – –

45

acota un fragmento de discurso dudoso para el transcriptor y los revisores. indica superposición de discurso del entrevistador y del informante — emisión simultánea. recoge la aparición de risa y el interlocutor que la produce. indica la emisión que se produce entre risas. indica que un fragmento se ha emitido con pronunciación enfática. recoge el alargamiento de sonidos. Barra [/] indica pausa mínima. Barra doble [//] indica pausa. indica ausencia de emisión durante un segundo o más. marca que una palabra no se ha emitido completa. señala la existencia de vacilación en la emisión. indica que la emisión del informante es la que aparece transliterada y que no hay descuido en la transliteración. marca una lexía utilizada como uso especializado. señala los extranjerismos. recoge las siglas incluyendo la pronunciación. señala si una emisión es una cita o está producida en estilo directo. proporciona información del minuto y segundo de grabación (se constata cada dos minutos aproximadamente). recoge cualquier observación que no haya sido prevista en el resto de etiquetas y que el transcriptor o revisor considere pertinente.

En la transcripción de las entrevistas se sustituyen por alguna inicial (sin puntos detrás) los nombres de personas y de lugares que posibilitan la identificación de los hablantes. Nuestra intención es garantizar el anonimato de las personas que han colaborado en el trabajo de investigación participando en las entrevistas. Los interlocutores de cada conversación se identifican mediante una letra, que corresponde a la primera de su función: el entrevistador siempre es E y el informante siempre es I. Además, se han seguido en la transcripción estos otros criterios:

46 a.

b. c. d. e.

Ana M. Cestero Mancera et al.

Cada vez que el interlocutor toma la palabra se considera un turno diferente —ya sea turno de habla, ya sea turno de apoyo— y se comienza en párrafo aparte. No se utilizan mayúsculas, salvo para los nombres propios, para las iniciales de nombres de personas y de lugares y para las siglas. No se utilizan signos de puntuación. Las pausas se indican mediante los recursos explicados más arriba. Los nombres propios se transcriben con su grafía original. Los elementos cuasi-léxicos funcionales (interjecciones, onomatopeyas y sonidos varios: ah, ay, zas, glu, ring, aha, mm, eeh, pff, hm, etc.) se recogen en escritura ortográfica26.

Las encuestas transcritas, en una versión con etiquetas y en otra sin ellas, están siendo publicadas, en la actualidad, en volúmenes que agrupan a los sujetos de un mismo nivel de instrucción. Sobre el distrito de Salamanca, han visto la luz ya los volúmenes correspondientes a los informantes de instrucción alta (Cestero, Molina y Paredes 2012), de instrucción media (Molina, Paredes y Cestero 2014) y de instrucción baja (Paredes, Cestero y Molina 2015). Los tres volúmenes de Preseea-Madrid (distrito de Vallecas) están en preparación.

3.5

Publicaciones derivadas de los corpus Preseea-Madrid

En cuanto a los resultados, los corpus han servido ya para adelantar algunas características del habla madrileña, en trabajos que describen de un modo general la variedad lingüística madrileña (Paredes 2006a, Cestero, Molina y Paredes 2008, Molina 2008a, 2008b, 2009a y 2010) o que se centran en aquellos aspectos parciales de mayor interés sociolingüístico. En el nivel fonético, se ha abordado el estudio de la -d- intervocálica (Gil Peña 2005, Molina 2006a, Gómez Molina, Molina y Paredes 2012,

26

En los ejemplos que se ofrecen en los capítulos de este libro, se utiliza una versión más sencilla, únicamente con etiquetas imprescindibles, con objeto de facilitar la lectura. Al pie de cada ejemplo, se indica el corpus y la entrevista al que pertenece, ofreciendo la información suficiente para identificar la caracterización social del informante: Por ejemplo, MADR-SAL_H13_001 correspondería a la entrevista número 1 del corpus Preseea-Madrid del distrito de Salamanca que fue hecha a un hombre de la primera generación y de estudios universitarios.

El estudio sociolingüístico de Madrid

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Molina 2011; Molina y Paredes 2014), el yeísmo (Molina 2013) y la realización de la -s implosiva (Gil Peña 2006); en el nivel morfosintáctico, se ha analizado el leísmo, laísmo y loísmo en el distrito de Salamanca (Paredes 2006b) y el uso del diminutivo en Madrid (Paredes 2012); en el nivel léxico-semántico, Paredes (2005) ha estudiado el uso del léxico del color por los grupos sociales; en el nivel discursivo, se ha analizado el empleo de algunos marcadores discursivos (Molina 2006b, Cestero y Moreno 2008) y los procedimientos de atenuación (Molina 2005, Cestero 2011a, 2011b, 2012 y Cestero y Albelda 2012) y de intensificación (Molina 2010). El corpus ha servido también para analizar las formas de tratamiento (Paredes 2009b), para estudiar la incidencia de factores sociales en el uso de locuciones (Penadés 2012), así como para analizar los procesos de integración sociolingüística que se están produciendo en la comunidad de habla como consecuencia del contacto entre los madrileños y los inmigrantes (Paredes 2012).

4.

El habla de Madrid: entorno dialectal y procesos sociolingüísticos

Así pues, la sociolingüística de Madrid se encuentra en un momento óptimo para proceder a la síntesis de resultados y trazar un panorama general de la estratificación social de las hablas capitalinas. Este volumen pretende ser una primera aproximación al estudio sociolingüístico variacionista de la ciudad de Madrid, con el estudio de un conjunto de variables fónicas, léxicas, morfosintácticas y discursivas. El objetivo es describir e interpretar con rigor sobre el espacio social madrileño algunos de los procesos sociolingüísticos y sociopragmáticos más relevantes en el mundo hispánico, así como publicar resultados comparables con los análisis de otros equipos PRESEEA como los que se han recogido en Madrid. Todos los análisis que se incluyen tienen en común los siguientes aspectos: t

4F CBTBO FO BMHVOP EF MPT EPT DPSQVT TPDJPMJOHÝÐTUJDPT EF .BESJE recogidos siguiendo la metodología PRESEEA: el corpus del barrio de Salamanca o el corpus de Vallecas. Ello supone que las muestras

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de habla se han recabado mediante una entrevista semidirigida, aportando un estilo de habla semiformal que se desliza hacia un cierto coloquialismo a medida que avanza la entrevista. 4F IB USBCBKBEP TPCSF VOB NVFTUSB TPDJPMÕHJDB QSFFTUSBUJmDBEB QPS edad, instrucción y sexo. En cada caso se especifica si se ha procedido a una postestratificación por clase social u otra variable extralingüística. -BQPCMBDJÕOFOUSFWJTUBEBPCJFOIBOBDJEPFO.BESJEPFTFNJHSBOte de primera, segunda o tercera generación, siempre con origen en otras regiones españolas. Solo en el trabajo de María Sancho se compara el corpus PRESEEA de Madrid con otro de inmigrantes ecuatorianos específicamente diseñado para medir los procesos de convergencia y divergencia de la emigración de ese origen residente en la capital. -PTQBSÅNFUSPTRVFQPUFODJBMNFOUFEFUFSNJOBOMBWBSJBDJÕOEFDBEB variable se han definido para cada análisis concreto. En cada caso se ha diseñado una hoja de codificación compleja que incluye variables lingüísticas, sociales y estilísticas para comprobar su posible incidencia en la variable independiente; en algunos, se han considerado además variables pragmático-discursivas. -PT BOÅMJTJT DVBOUJUBUJWPT RVF TF EFTBSSPMMBO FNQMFBO MBT UÌDOJDBT propias de la sociolingüística variacionista: manejamos el análisis multivariable mediante el programa Goldvarb, especialmente diseñado para sociolingüistas; y el análisis factorial mediante el programa SPSS, un paquete estadístico diseñado para las ciencias sociales. &OBMHVOPTEFMPTDBQÐUVMPTTFJODPSQPSBFMQSJODJQJPEFMBTPDJPMJOgüística de la tercera ola, sociolingüística de corte cognitivista, que pretende ir un paso más allá de los estratos sociales como unidades de análisis incluyendo la variación individual. Ello permite centrarse, entre otros aspectos, en la distinta relevancia que adquieren unos y otros hablantes en la dirección de los procesos de cambio, pues en la lengua, como en cualquier otro aspecto de la sociedad, ciertos individuos tienen mayor protagonismo y liderazgo que otros. 4F IB QVFTUP FTQFDJBM DVJEBEP FO MB JOUFSQSFUBDJÕO EF MPT BOÅMJTJT cuantitativos con el propósito de dar un salto explicativo desde los datos a la comprensión de la realidad social, buscando que el análisis no sea un fin en sí mismo, sino una herramienta para profundizar en el conocimiento del entorno social y predecir la dirección de los cambios lingüísticos que se generan en el mismo.

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4.1

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Las hablas madrileñas y su entorno dialectal

El análisis sociolingüístico parte de la caracterización geolectal de la comunidad de habla, pues solo desde la dialectología puede comprenderse la diversificación sociolectal urbana. La variación social —que metafóricamente consideramos «vertical» por su comparación con los estratos sociales— se construye sobre una base «horizontal», representada por la variedad geolectal en que se inscribe la comunidad urbana. Ambos niveles, horizontal y vertical, se influyen recíprocamente para converger o divergir de acuerdo al prestigio abierto o encubierto que caracteriza cada variable en su contexto social. Desde una perspectiva dialectal, el habla de Madrid forma parte del diasistema de las hablas castellanas peninsulares, entre las cuales son nítidamente diferenciables las variedades septentrionales de las hablas de transición y de las meridionales. El norte representa la etapa más conservadora, al tiempo que las variedades del centro y del sur muestran rasgos innovadores. Castilla-León se adscribe dialectalmente a la zona norte, mientras que Madrid y Castilla-La Mancha se consideran hablas de transición, que participan tanto de los rasgos meridionales, abiertamente innovadores, como de los norteños, de carácter conservador (Molina 2008, 2010). Antiguamente, el bloque castellano septentrional podía dividirse trazando un corte vertical que separaba las hablas occidentales de las orientales. Esta segunda división Este-Oeste se debe a influencias dialectales anteriores a la Reconquista que, por efecto de esta, se prolongaron hasta alcanzar el mediodía peninsular. Todavía hoy permanecen restos del antiguo complejo dialectal en Castilla-León, donde pueden agruparse las tres provincias de León, Zamora y Salamanca, por una parte, y por otra las seis restantes: Valladolid, Ávila, Soria, Segovia, Palencia y Burgos. Las tres primeras, integrantes de la franja lingüística que configuraba el antiguo «dialecto leonés», presentan una acusada personalidad léxica cuya vitalidad se desdibuja en su avance hacia el sur hasta confundirse con el castellano común (Montero Curiel 2004: 197); en oposición al antiguo bloque leonés, las otras seis provincias no conforman un área homogénea (Borrego 1999). La división Este-Oeste de las hablas castellano-leonesas se prolonga hacia el sur, por tierras de Castilla-La Mancha, de modo que también en la región central peninsular se oponen las provincias occidentales, con influencia de las hablas leonesas y extremeñas, a las orientales, de influencia

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aragonesa. La actual división administrativa tampoco es lingüísticamente homogénea: Madrid, Guadalajara y el norte de Cuenca son tierras más conservadoras; mientras que Albacete, Ciudad Real y Toledo son más innovadoras (Moreno Fernández 1996: 229). De la diversidad de influencias que la región castellana ha recibido a lo largo de la historia resulta fácil colegir que hoy día no conforma un bloque monolítico, pues se trata de un área dialectal de «transición», atravesada por un haz de isoglosas que representa los límites geográficos de los diversos desarrollos lingüísticos.

4.2

Hablas castellanas y modelos de referencia

Para una caracterización sociolingüística de las hablas castellanas hay que recordar que las formas más conservadoras del diasistema se han identificado a lo largo de los siglos con la norma de referencia. La conciencia de que la manera más correcta de hablar castellano es la de Castilla resulta de un proceso secular, claramente identificable desde el siglo XVI, que se concretaría en el XVIII con la creación de la Real Academia Española y las tareas de codificación de la lengua castellana (García Mouton 2006: 160-164). La estandarización significó el reconocimiento político y social de la variedad castellana como lengua, hecho que ha influido notablemente en la evolución y en la configuración sociolingüística de la zona (Villena 2006: 1802). Por otra parte, en Castilla, como en el resto de España, los mecanismos de prestigio que actúan en el medio rural y en el urbano son distintos, aunque se ven recíprocamente condicionados. Los desarrollos lingüísticos que se han producido en España a lo largo del siglo XX han sido en su mayoría impulsados desde las ciudades, porque son estas —y no las comunidades rurales— las que tienen prestigio para llevar adelante innovaciones en la lengua, puesto que en el medio urbano es donde se concentra el poder económico y la actividad cultural «oficial». En este sentido, es importante destacar que, como se indicó al comienzo del capítulo, en la región castellana la única gran ciudad de referencia es Madrid; ello se debe a que durante los siglos XVIII y XIX en España se consolidó un modelo económico y de distribución geográfica que concentraba la población en las costas Este y Sur, y en cambio abandonaba la meseta central (Moreno Fernández 2005a).

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España experimentó a lo largo del siglo XX un enorme desarrollo demográfico y un intenso proceso de urbanización. En lo lingüístico, la urbanización se ha traducido en desdialectalización (renuncia a los usos lingüísticos locales) y convergencia con la lengua estándar, hechos a los que en buena medida han contribuido el abandono del campo como actividad productiva y la ampliación del derecho a la educación, pues en la escuela es donde los hablantes entran en contacto con la norma y modifican su dialecto de origen.

4.3

Algunos cambios en marcha en las hablas castellanas y la convergencia con los modelos de referencia

La dinámica del cambio que desencadenan las circunstancias geográficas y sociales se traduce en una multitud de procesos variables de distinta naturaleza (Molina 2008a). Así, por ejemplo, en la meseta castellana, la conservación de la -/s/ implosiva y de la consonante dental -/d/- intervocálica muestran dinámicas urbanas distintas en las hablas del norte y del sur, si bien la dirección del cambio es la misma en toda Castilla: convergente con la norma culta que se enseña en la escuela y que difunden los medios de comunicación. En todo el territorio, la conservación tanto de la sibilante como de la dental es abiertamente prestigiosa, lo que explicaría la actual involución en las hablas castellanas del proceso de relajación articulatoria y pérdida, liderado desde las ciudades por los hablantes más instruidos, por las generaciones jóvenes, por las mujeres y por los niveles socioculturales medio y alto. Esto supone que las diferencias entre las ciudades castellanas del norte y las meridionales no radican en la dirección del cambio, que es común y convergente con la norma, sino en el punto de partida (Molina 2008a). En el norte, coincide la tendencia general a mantener la -s con las soluciones locales, lo que significa que no hay cambio y que los hablantes se reafirman en su pronunciación de origen porque coincide con la norma oficial. En el sur, por el contrario, la sibilante es un marcador que permite distinguir en los hablantes matices sociales y estilísticos según las variantes fonéticas que se seleccionan: los castellano-manchegos sí modifican su tendencia a relajar la -s y prefieren conservarla más por ser la pronunciación que tiene prestigio al identificarse con los grupos sociales a los que los hablantes se quieren parecer.

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La misma tendencia conservadora se manifiesta en el tratamiento de la dental intervocálica, un proceso muy avanzado tanto en Castilla-León como en Castilla-La Mancha, que hoy —igual que la -s— se encuentra en retracción en ambas regiones por causa de la presión que ejerce la norma académica castellana en toda la región. Por lo que se refiere al yeísmo —otra variable sociolingüísticamente activa en el contexto geográfico de Madrid—, en toda Castilla está consolidada la sustitución de una solución prestigiosa por otra. El desarrollo de este cambio en Castilla ha llevado a la reducción de los dos extremos del continuum: por una parte, se abandona la tradicional distinción de fonemas palatales y se consolida la fusión fonológica; por otra, en las hablas castellanas meridionales, donde la desfonologización estaba más avanzada y había desarrollado diversas soluciones yeístas, algunos sociolectos abandonan las variantes consideradas dialectales. En el conjunto de las hablas castellanas la pareja fonológica tiende a reducirse a una única unidad /ȣ/ con un mínimo de variación fonética, lo que significa que en el Norte el cambio avanza y en el Sur retrocede en convergencia con un yeísmo sin variación acorde con la pronunciación que promocionan los medios de comunicación y la escuela, donde aunque ya no se enseña la antigua distinción, se estigmatizan las variantes dialectales. Si en el avance del yeísmo las hablas del Norte van por detrás de las meridionales, en el tratamiento de la -d final lideran un desarrollo que, como los anteriores, rechaza el debilitamiento de la consonante y lo sustituye por un refuerzo articulatorio muy extendido en Castilla-León e incipiente en Castilla-La Mancha. De nuevo, el sentido del cambio es el mismo en ambas regiones, con una tendencia a la reposición del sonido y a su posterior reforzamiento que, aunque no se ajusta al patrón normativo de la escuela, también recibe apoyo desde los medios de comunicación. Estas cuatro variables fónicas suponen cambios lingüísticos conscientes, difundidos desde niveles socioculturales prestigiosos que contribuyen a consolidar la norma común y a reforzar una identidad castellana convergente con el centro y con los modelos de referencia nacional.

4.4

Cambio dialectal y cambio sociolingüístico en Madrid

La dinámica sociolingüística de las hablas castellanas pivota sobre el eje de Madrid, cuya relevancia como capital del Estado determina la dirección

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y la evolución lingüística no solo de los madrileños, sino también de las hablas castellanas tradicionales (García Mouton y Molina Martos 2009). En Madrid, el análisis geolectal de algunos fenómenos variables muestra cómo el cambio dialectal en la geografía castellana avanza desde el sur hacia el norte, en una progresión geográfica lineal (Molina 2010 y 2013). Al llegar a Madrid, los procesos se interrumpen, de manera que la ciudad marca la frontera geográfica de las innovaciones meridionales (Molina 2006a). Frente a la evolución de las hablas dialectales castellanas próximas a Madrid, en la ciudad rige la norma urbana madrileña, desacompasada de las hablas rurales. El Madrid urbano, con su influencia como centro de prestigio y lugar de encuentro de inmigrantes, frena los procesos meridionales en su ascenso geográfico, e impone un movimiento de retracción a las innovaciones en curso. La tendencia urbana se superpone cronológicamente a la dialectal meridional, corrigiendo o estimulando pulsiones innovadoras de distinto origen. Geográficamente, esta segunda tendencia se manifiesta en procesos de convergencia lingüística de la periferia (comunidades rurales) con el centro (comunidad urbana madrileña) y se guía por los patrones de prestigio urbano y de la norma culta (Molina 2013). Por un lado, los hablantes emigran a las ciudades y abandonan el medio rural, por otro, los pueblos que se han mantenido como núcleos rurales también han cambiado en sus actividades económicas y, en consecuencia, en las formas de vida, cada vez más semejantes a las urbanas. Por causa de los movimientos migratorios, las variedades conservadoras del castellano se han puesto en contacto con las innovadoras desencadenando cambios en la lengua y, aunque la realidad social en los pueblos madrileños es distinta a la de la capital, las diferencias tradicionales se han reducido a causa de la intensa relación entre campo y ciudad que existe en la región. Tanto es así que, desde un punto de vista dialectal, desde la segunda mitad del siglo XX se detecta un proceso de convergencia lingüística del medio rural con el urbano basado en su desarrollo socioeconómico (Molina 2011). Se trata de un proceso de desdialectalización y convergencia con la norma urbana en el que la influencia de la ciudad sobre el entorno rural madrileño se ve acentuada por la presión de la lengua estándar. Pero la presión que ejerce la ciudad sobre las hablas rurales no es homogénea, cada barrio madrileño desarrolla un equilibrio propio entre el prestigio abierto y el encubierto. Así, por ejemplo, el análisis variacionista

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revela grandes diferencias entre el barrio de Salamanca y el de Vallecas, que se derivan de su distinta situación socioeconómica. El barrio de Salamanca, más conservador sociológicamente y cerrado a la incorporación de población inmigrante, lidera cambios lingüísticos siempre acordes con el prestigio oficial. Hoy siguen residiendo allí madrileños «de toda la vida», con un estatus social medio-alto, conscientes de su poder de protagonizar modas sociales. En consonancia con su estatus, siguen un uso conservador de los segmentos fónicos mencionados, con soluciones normativas que identifican a los residentes del barrio como adscritos a la norma castellana culta septentrional. Por contraposición, otras zonas de la ciudad como los distritos de la Villa y el Puente de Vallecas o las ciudades del cinturón industrial de Madrid (Getafe o Alcalá de Henares), siguen procesos convergentes con el castellano normativo, pero lo hacen partiendo de soluciones dialectales que revelan su origen geográfico y social. El deseo de integración e identificación con los valores urbanos ya en los años sesenta desencadenó una desdialectalización que afectó a todas las generaciones de españoles que habían ido estableciéndose en la periferia de Madrid durante la segunda mitad del siglo XX. Con independencia de su origen regional, todos ellos mostraban una tendencia convergente con la norma oficial, en ocasiones trazando curvas de hipercorrección en el tratamiento de ciertas variables como un reflejo de su deseo de ascenso social. Hoy día, ya en el siglo XXI, esa población procedente de otras regiones españolas ha terminado por asentarse socialmente en la ciudad. Paralelamente, una nueva generación de inmigrantes extranjeros ha ocupado su puesto en la escala social, reforzándolos en su nuevo papel de población autóctona, pues ya no son andaluces o extremeños recién llegados a la capital, sino propiamente madrileños para quienes el origen autóctono o inmigrante de sus padres o de sus abuelos no determina diferencias significativas en cuanto a la lengua, ni se traduce en curvas de hipercorrección como las que se detectaban en Getafe a finales de los años 80. Los corpus de habla recogidos en Madrid muestran una ciudad sociolingüísticamente heterogénea, con un núcleo social que dirige las nuevas tendencias y lidera los cambios lingüísticos. Ese núcleo central, característicamente conservador, se encuentra rodeado de colectivos de diverso origen que, tradicionalmente asentados en las áreas periféricas de la ciudad, van asimilándose a la comunidad de habla movidos por su deseo de integración y de ascenso. El uso que hacen de la lengua es su principal

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marca identitaria, un uso que irán moldeando de acuerdo a sus deseos y posibilidades de movilidad en la escala social.

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Capítulo 2 La conservación de la dental -/d/en el distrito de Salamanca Isabel Molina Martos y Florentino Paredes García Universidad de Alcalá

1.

Introducción

El nivel fónico ha sido objetivo habitual de los estudios de variacionismo y, en el ámbito de la lengua española, ha merecido particular atención la variación que experimentan algunos segmentos fónicos como consecuencia del contexto en que aparecen, entre ellos la consonante dental. En este trabajo se aborda de nuevo el análisis de la -/d/-, que forma parte de los proyectos coordinados del PRESEEA en España1, mediante el examen el impacto de 26 factores —14 lingüísticos, 7 estilísticos y 5 sociológicos2— sobre la conservación de la variable dental. El análisis coordinado de la dental en ataque silábico considera tres clases de variantes: 1. 2. 3.

segmento percibido como fricativo o como aproximante sin ruido (ðʆ); segmento aproximante debilitado (ðʆ); elisión (ø) con percepción de hiato, diptongo o vocal de duración variable (Villena 2012: 956).

Un cuadro completo del funcionamiento de la variable requiere del análisis de las tres clases de variantes, si bien la elisión es la que más atención ha 1 2

Han trabajado sobre la misma variable los equipos de Málaga, Granada, Valencia, Las Palmas de Gran Canaria y Madrid. Cf. en «Análisis de la /d/ intervocálica. Propuesta de codificación», la hoja de codificación de la /d/ intervocálica con las 26 variables (1 dependiente y 25 independientes), elaborada por los equipos PRESEEA para el análisis coordinado de la obstruyente oclusiva dental .

64

Isabel Molina Martos y Florentino Paredes García

recibido por su relación con las primeras etapas del cambio lingüístico. Si se atiende a la evolución de esta innovación en la geografía hispánica, el proceso se ha caracterizado como un cambio lingüístico que comenzó extendiéndose a todos los contornos fónicos, entre los grupos de bajo status social, como un «cambio desde abajo». El origen popular de la innovación provocó una reacción en contra por parte de los niveles altos: un movimiento de retracción que consistió en retener la /d/ en todos los contextos donde podía perderse. Las hablas castellanas peninsulares reproducen un vaivén en los patrones sociales de este segmento fónico, incidiendo unas veces en la elisión y otras en la reposición y conservación, según cuál sea la posición geográfica de la comunidad y cuáles los estratos sociales representados en esta. A partir de la constatación de que la elisión primero y después la reposición de la consonante son dos procesos evolutivos documentados en todas las variedades del castellano, se pone en evidencia el interés del análisis conjunto de esta variable para comprender en qué fase del proceso se sitúan las comunidades castellanas y qué condicionamientos lingüísticos y socioestilísticos determinan en cada caso su desarrollo o retracción. De nuevo en estas páginas nos ocupamos de Madrid (distrito de Salamanca), donde la variable tiene características distintas a las que se han descrito en Granada, Málaga o Las Palmas. Investigaciones previas3 han demostrado cuantitativamente que la variación de la dental en las ciudades españolas está fuertemente condicionada por factores lingüísticos como la categoría gramatical de la palabra o el morfema en que aparece, de modo que en algunas comunidades la elisión se registra en el sufijo de los participios, pero apenas se desarrolla en las raíces léxicas. En Madrid (distrito de Salamanca), la elisión se sitúa por detrás de la conservación en todos los contextos fónicos excepto en -ado, donde su frecuencia aumenta en lugar de reducirse (Molina y Paredes 2014). Los sectores sociales más influyentes pronuncian -áo < -ádo incluso en situaciones formales, y como son los que marcan la tendencias lingüísticas, sus patrones fónicos se difunden a otras zonas de la ciudad y a los pueblos de la región (Molina 2011).

3

Gómez Molina y Gómez Devís 2010, Samper et al. 2010, Samper et al. 2011, Moya et al. 2012, Villena 2012, Gómez Molina 2013.

La conservación de la dental -/d/- en el distrito de Salamanca

65

El análisis de la elisión en el barrio de Salamanca de Madrid (Molina y Paredes 2014) mostraba cómo la dental es una variable estable, con un índice bajo de actividad en su desarrollo lingüístico. En esta parte de la ciudad, los madrileños optan por realizaciones conservadoras, de acuerdo con los patrones fónicos del prestigio oficial o abierto. Sin embargo, aunque en términos generales se trata de un cambio fónico regular, estable o poco activo, los análisis que se realizaron en el entorno restringido -ádo revelaban una línea de desarrollo mucho más dinámica. El proceso de cambio en este entorno presenta una estratificación sociolingüística distinta de la que manifiesta en el entorno general, pues sobre la pronunciación -áo < -ádo se ha extendido una valoración positiva, que no solo tolera, sino que promueve la elisión de la consonante. Pero el análisis sociolingüístico de la dental debe detenerse —además de en la elisión— en la conservación del segmento fónico, bien sea como aproximante plena, bien como aproximante relajada, pues no solamente interesa prestar atención al desarrollo de soluciones innovadoras en un contexto restringido, sino también conocer el perfil sociolingüístico de los hablantes conservadores del centro de la ciudad. Este estudio es, en este sentido, complementario del análisis de la elisión (Molina y Paredes 2014). En términos generales, ya sabemos sobre la variable que: 1. 2. 3. 4.

El barrio de Salamanca de Madrid es conservador en sus realizaciones de la dental. La conservación (plena o debilitada) no es un cambio en marcha, permanece estable entre la población del distrito de Salamanca. Los sectores sociales más conservadores son los hablantes de instrucción alta y las mujeres. Los hablantes del barrio de Salamanca representan uno de los modelos del prestigio abierto que siguen las localidades rurales y urbanas de la región de nivel socioeconómico más bajo.

Partiendo de estas premisas, se plantean dos objetivos de carácter general que contribuyan a completar nuestro conocimiento sobre el funcionamiento de la variable en todas sus dimensiones fónicas: t

$BSBDUFSJ[BSTPDJBMZMJOHÝÐTUJDBNFOUFFMDBNCJPFOTVUFOEFODJBHFneral conservadora.

66 t

2.

Isabel Molina Martos y Florentino Paredes García

"OBMJ[BS FM JNQBDUP JOEJWJEVBM EF MPT IBCMBOUFT EFM CBSSJP EF 4BMBmanca en la conservación, incorporándolos en el análisis como variables independientes con capacidad de influir sobre el proceso.

Análisis cuantitativo de la conservación de la dental -/d/-

El corpus en que se ha basado el análisis del fonema consta de 54 entrevistas semidirigidas realizadas a otros tantos hablantes entre 2001 y 2002, una muestra sociológicamente representativa del distrito de Salamanca. Los sujetos fueron seleccionados mediante un muestreo por cuotas de asignación uniforme en función del sexo, la edad y el nivel de instrucción, con una representación de tres hablantes por cada casilla (cf. capítulo 1, § 3.1. en este volumen) Se ha realizado un análisis de correlaciones bivariantes que calcula la posible incidencia de 26 variables independientes (lingüísticas, estilísticas y sociales) sobre la realización de la dental. Como se hizo en el análisis de la elisión, también aquí se incorpora el estudio de la variación individual tomando cada hablante de la muestra como una variable independiente con capacidad de influir sobre la comunidad. La Tabla 1 muestra un análisis escalonado de cuatro entornos fónicos cada vez más restrictivos en los que aparece la dental. Esta ordenación permite ver el progreso de la conservación, que pierde peso a medida que se restringe el contexto fónico, pues se pasa de un 85,7% en el entorno general a un 82,4% en el restringido, un 72,2% cuando la dental forma parte de un morfema y un 44,8% en la terminación -ado. Tabla 1. Realización del segmento /d/ en cuatro entornos

Elisión Realización plena Realización debilitada Total

Entorno Entorno Entorno general restringido morfemático N % N % N % 780 14,29 726 17,44 524 27,65 4245 77,75 3072 73,79 1237 65,28 435 7,97 365 8,77 134 7,07 5460 100,00 4163 100 1895 100,00

Entorno -ado N % 498 55,15 349 38,65 56 6,20 903 100,00

La conservación de la dental -/d/- en el distrito de Salamanca

67

En el contexto más restrictivo (entorno -ado) el patrón del distrito madrileño, que genéricamente es muy conservador, se invierte, de manera que la elisión, que en el contexto general presenta frecuencias relativamente bajas, en -ado supera a la conservación (55,15%), sumando la realización plena y la debilitada4. Se trata de un porcentaje muy elevado si se tiene en cuenta que la madrileña es una comunidad fonéticamente conservadora y especialmente el barrio de Salamanca, donde el comportamiento en relación con el segmento que estudiamos ha sido este tradicionalmente. Puesto que en la comunidad madrileña el entorno más propicio a la elisión es -ado, especialmente cuando se trata de un participio, resultaba evidente que había de ser este el entorno a considerar en el estudio del cambio en esta comunidad. De nuestro primer análisis (Molina y Paredes 2014) se deducía que en el barrio de Salamanca de Madrid no hay, pues, un cambio lingüístico en marcha en el entorno general, sino un cambio condicionado por la posición del acento y por el carácter morfemático o lexemático del segmento donde aparece la /d/. En relación con las otras ciudades españolas estudiadas en el PRESEEA, Madrid se sitúa entre las comunidades de habla conservadoras (Gómez Molina, Molina y Paredes 2012), prácticamente en la misma posición que Valencia si se consideran todos los casos de d intervocálica, pero algo más retrasada que esta y que Las Palmas en el entorno -ádo. La explicación está en la suma de factores socioespaciales: la localización geográfica de la ciudad, punto de confluencia de isoglosas entre las variedades meridionales y septentrionales del castellano peninsular (Molina 2006, 2013), así como en los contactos interdialectales que han tenido lugar históricamente en la capital.

4

Los datos muestran que el debilitamiento consonántico, además de ser la realización menos frecuente en el habla madrileña, no está determinada por ningún contexto.

68

Isabel Molina Martos y Florentino Paredes García Tabla 2. Porcentajes de conservación de la dental en algunas comunidades de habla estudiadas en PRESEEA 5

Conservación5 Valencia Madrid Las Palmas Málaga Granada

Entorno general % 85,9 85,7 82,0 64,6 63,5

Entorno -ado % 51,8 44,8 54,0 14,3 13,7

Para caracterizar el perfil sociolingüístico conservador del barrio de Salamanca se realizó un análisis de correlaciones bivariantes6 de todos los casos de la dental en el entorno general. Se estudió la posible correlación de la variable dependiente /d/ con 27 variables independientes lingüísticas, estilísticas y sociales. Para cada una de las correlaciones bivariantes que resultaron significativas se incluye una tabla de contingencia, que aporta frecuencias absolutas y relativas de cada correlación junto con las pruebas de significación estadística. El análisis determinó que no hay correlación entre la conservación de la -/d/- y las siguientes variables: (4) estructura acentual de la palabra; (8) entorno consonántico secuencial; (15) asimilación al turno de palabra anterior; (16) tenor y estatus; (17) tenor y edad; (18) tenor y grado de proximidad; (20) tipo de discurso; (24) edad. Sí inciden en la conservación de la -/d/- las diecinueve variables restantes: t

t t

5 6

Factores lingüísticos: (1) posición del acento; (2) número de sílabas; (3) contorno vocálico; (5) vocal anterior; (6) vocal posterior; (7) entorno consonántico de la palabra; (9) categoría léxica; (10) categoría gramatical; (11) homofonía, (12) funcionalidad; (13) límite morfemático; (14) difusión léxica; Factores estilísticos: (19) grado de especialización (campo); (21) planificación; (22) fase de la interacción; Factores sociales: (23) sexo; (25) nivel de estudios; (26) modo de vida; (27) clase social. Los datos proceden de Gómez Molina 2013, Samper et al. 2011, Villena 2012 y Moya et al. 2012. Se utilizó el programa SPSS v. 15.0.

69

La conservación de la dental -/d/- en el distrito de Salamanca

El análisis bivariante confirma o refuta la hipótesis nula o de independencia entre las variables, hipótesis que supone que los resultados obtenidos se deben al azar o a causas aleatorias, lo que implicaría que no son significativos estadísticamente. Se rechaza la hipótesis nula si el valor p de la significación estadística es igual a 0,05 o mayor, lo que equivale a asumir una posibilidad máxima de error del 5% si la prueba volviese a realizarse con una muestra distinta; cuanto más bajo es el valor de p, mayor seguridad hay de que la correlación no se debe al azar. La Tabla 3 muestra las variables independientes que alcanzan significación estadística. Tabla 3. Variables independientes en correlación con la conservación de la -/d/Rho de Spearman Coeficiente de correlación Realización de la d Variables lingüísticas (1) Posición del acento (2) Número de sílabas (3) Contorno vocálico (5) Vocal previa (6) Vocal posterior (7) Entorno de la palabra (9) Categoría léxica (10) Categoría gramatical (11) Homofonía (12) Funcionalidad (13) Límite morfemático (14) Difusión léxica Variables estilísticas (19) Grado de especialización (21) Planificación del discurso (22) Fase de la interacción Variables sociales (23) Sexo (25) Nivel de estudios (26) Modo de vida (27) Clase social

Sig. (bilateral)

1

N 5460

0,141 −0,091 0,345 −0,326 0,204 0,039 −0,050 0,115 −0,033 0,064 −0,233 −0,121

0,000 0,000 0,000 0,000 0,000 0,004 0,000 0,000 0,016 0,000 0,000 0,000

5460 5460 5460 5460 5460 5460 5460 5460 5460 5460 5460 5460

−0,047 −0,041 −0,055

0,001 0,003 0,000

5460 5460 5460

0,056 0,028 −0,033 0,035

0,000 0,036 0,014 0,010

5460 5460 5460 5460

70

Isabel Molina Martos y Florentino Paredes García

Una vez comprobada la existencia de correlación, se elaboran las tablas de contingencia, que permiten ver la correlación entre las variantes de las variables. En este punto se usan las pruebas de ji cuadrado (Ȥ2) y V de Cramer7.

2.1

Factores lingüísticos

Las variables lingüísticas que explican el mantenimiento de la dental en la comunidad de Madrid son de distinto tipo. Por un lado, la conservación está relacionada con los rasgos fónicos de la palabra en la que la dental aparece, como el acento, la longitud (medida en sílabas), los sonidos que la rodean o la presencia de otros segmentos dentales en la misma unidad léxica. Por otro, la conservación aparece vinculada a las características gramaticales, como la categoría o el carácter morfemático o lexemático de la dental dentro de la palabra. La posible funcionalidad desde el punto de vista semántico también es un rasgo que condiciona la presencia de la dental, así como la frecuencia de uso. Las doce variables que están correlacionadas con la conservación de la dental (Tabla 3) prácticamente coinciden con las que explican la elisión (Molina y Paredes 2014), con estas excepciones: en la elisión de la dental aparecen como variables explicativas la estructura acentual de la palabra y la presencia cercana en el turno de habla de otras dentales, conservadas o elididas; las variables que aparecen en la conservación de la dental pero no en la elisión son el entorno de la palabra y la categoría léxica. A continuación se presentan cada una de las variables explicativas del mantenimiento de la dental. 2.1.1

Posición del acento con relación a la sílaba donde se encuentra la dental

La conservación de la -/d/- está correlacionada con la posición que ocupa la sílaba que contiene la dental en relación con el acento de la palabra, 7

El estadístico de ji cuadrado establece la correlación contrastando los valores esperados y los observados, aunque no determina ni la dirección ni la magnitud de la asociación. V de Cramer es un coeficiente estandarizado que mide la magnitud de la asociación mediante un valor entre 0 y 1 (0 indica que no hay asociación entre las variables y 1 que la correlación es total; cuanto más se acerque el valor a 1 mayor es la asociación y se considera que a partir de 0,3 la asociación es importante). En ambos casos, de nuevo el valor de p marca la significación estadística de estas pruebas.

71

La conservación de la dental -/d/- en el distrito de Salamanca

aunque la correlación es débil pues el coeficiente V de Cramer es bajo (0,179) y solo se considera que la asociación es importante a partir de 0,3; p = 0,000. En la Tabla 4 puede verse cómo la conservación es categórica cuando el acento no está en la sílaba inmediatamente anterior o posterior a aquella en la que aparece la dental: en una palabra como rápido (el acento precede mediatamente, es decir, hay una sílaba al menos entre el acento y la dental) o rodearé (el acento sigue mediatamente) la dental se conserva siempre. Asimismo, cuando la dental está en sílaba tónica (por ejemplo, pedimos) la conservación es casi categórica (98,9%). Solo cuando el acento precede inmediatamente (cansado) o sigue inmediatamente (además), disminuye la tendencia a la conservación, aunque mantiene valores altos, por encima del 80%. Tabla 4. Correlación entre la posición del acento y la conservación de la dental POSICIÓN DEL ACENTO

Variantes

Conservación N

precede mediatamente precede inmediatamente (Ȥ2 = 174,762 (4); p = 0,000; V de Cramer = 0,179, p = 0.000)

2.1.2

sigue mediatamente

%

Total N

%

76

100,0

76

1,4

3461

82,6

4190

76,7

37

100,0

37

0,7

sigue inmediatamente

245

85,7

286

5,2

sílaba tónica

861

98,9

871

16

Número de sílabas de la palabra donde aparece la dental

El número de sílabas de la palabra también es un factor asociado a la realización de la d. Sin embargo, no se trata de un factor demasiado explicativo, como indica la correlación débil que marca el coeficiente V de Cramer (0,129), aunque la significación sea óptima (p = 0,000) La conservación es más frecuente en las palabras bisílabas (90,6%), seguidas de las polisílabas (84,7%) y de las trisílabas (80,3%). Los madrileños del distrito de Salamanca tienden a mantener el segmento dental, sobre todo si la palabra tiene poco cuerpo fónico, como un medio de evitar problemas de identificación de la unidad. La prevalencia de la conservación en la comunidad de habla indica que entre los madrileños funciona la restricción de fidelidad, que impide que en la actuación se supriman segmentos subyacentes.

72

Isabel Molina Martos y Florentino Paredes García Tabla 5. Correlación entre el número de sílabas de la palabra y la conservación de la dental 8

Nº de sílabas de la palabra

Variantes bisílaba

(Ȥ2 = 91,010 (2); p = 0,000; V de Cramer = 0,129, p = 0.000)

2.1.3

Conservación 8

N

%

2090

90,6

Total N

%

2306

42,2

Trisílaba

1483

80,3

1847

33,8

polisílaba

1107

84,7

1307

23,9

Contorno vocálico

Las vocales que preceden y siguen a la dental inciden en la conservación. Para determinar el efecto conjunto del entorno vocálico de la dental, se ha creado una variable, el «contorno vocálico», que une la vocal que precede a la d y la vocal que sigue, para evidenciar cuáles son los contextos vocálicos que favorecen la retención de la dental, como se muestran en la Tabla 6. En este caso la correlación es más importante que en los dos anteriores, pues el coeficiente V de Cramer es 0,511; la significación es óptima p = 0,000. Tabla 6. Correlación entre el contorno vocálico y la conservación de la dental CONTORNO VOCÁLICO (Ȥ2 = 1426,669 (11); p = 0,000; V de Cramer = 0,511, p = 0.000)

8

Variantes -ado -oda -odo -ada -ido -ede -ida -edo -eda -uda -udo resto

Conservación N % 495 49,1 152 82,2 674 87,0 769 95,3 645 98,0 151 93,8 271 99,3 90 97,8 57 100,0 17 100,0 12 100,0 1347 95,2

Total N % 903 16,54 185 3,39 775 14,19 807 14,78 658 12,05 161 2,95 273 5,00 92 1,68 57 1,04 17 0,31 12 0,22 1520 27,84

En las tablas, en la columna de la conservación los valores porcentuales se refieren al mantenimiento de d frente a su elisión. En la columna de los totales, los valores porcentuales corresponden al peso relativo de cada variante y, por tanto, en conjunto han de sumar el 100%.

73

La conservación de la dental -/d/- en el distrito de Salamanca

La tabla de contingencia muestra cómo en todos los contornos la frecuencia de conservación es muy alta con la única excepción del entorno -ado, donde la dental se conserva tan solo la mitad de las veces que aparece entre a y o (49,1%). La frecuencia de conservación es, por este orden, muy alta en los entornos -eda, -uda, -udo (100%); -ida (99,3%), -ido (98%), -edo (97,8%); -ada (95,3%); resto (95,2%); -odo (87%); -oda (82,2%). 2.1.4

Entorno consonántico de la palabra

Esta variable considera la posibilidad de que si en la palabra hay otra -/d/además de la que estudiamos, la manera en que se realiza esta condicione la conservación de la otra. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que la capacidad explicativa de esta variable sobre la conservación es baja, como señala el coeficiente V de Cramer = 0,084; p = 0,000. Cuando hay otra dental además de la que analizamos, y esta se elide, entonces la otra se conserva siempre. La frecuencia de conservación solo disminuye cuando la otra dental de la palabra, anterior o posterior a la que analizamos, se mantiene. Es decir, se impone la voluntad del hablante de mantener el cuerpo fónico de la palabra (restricción de fidelidad), de manera que si ya hay -d- elidida, las otras se mantienen, y, por el contrario, solo es posible su elisión si se mantiene el resto del cuerpo fónico. En Madrid, pues, para una palabra como adosado es posible encontrar soluciones como [aðo’saðo] o [aðo’sao], pero son virtualmente inexistentes soluciones como *[ao’saðo] o *[ao’sao].

Tabla 7. Correlación entre el entorno consonántico de la palabra y la conservación de la dental ENTORNO DE LA PALABRA

Variantes No hay d d previa realizada

2

d previa elidida

(Ȥ = 38,233 (5); p = 0,000; V de Cramer = 0,084, p = 0.000) d posterior realizada d posterior elidida Otros

Conservación

Total

N

%

N

%

4140

85,3

4855

88,9

150

78,1

192

3,5

4

100,0

4

0,1

117

96,7

121

2,2

46

100,0

46

0,8

223

92,1

242

4,4

74

Isabel Molina Martos y Florentino Paredes García

2.1.5

Categoría léxica

La correlación entre la conservación de la dental y la categoría léxica de la palabra donde aparece es muy débil (coeficiente V de Cramer = 0,053; p = 0,000), tal vez porque esta variable introduce una mínima discriminación entre los casos recontados en nuestro corpus: solo distingue extranjerismos, nombres propios y términos, que sumados representan el 2,6%, frente al resto del léxico (97,4%). De este exiguo porcentaje, los extranjerismos se distinguen por su menor conservadurismo (85,5%), frente a los nombres propios (99%) y los términos (94,4%). Tabla 8. Correlación entre la categoría léxica y la conservación de la dental CATEGORÍA LÉXICA

Variantes

(Ȥ2 = 15,378 (3); p = 0,002; V de Cramer = 0,053, p = 0.002)

Extranjerismo Nombre propio Término Otros

2.1.6

Conservación N % 23 85,5 95 99,0 17 94,4 4545 85,4

Total N % 26 0,5 96 1,8 18 0,3 5320 97,4

Categoría gramatical

La categoría gramatical de la palabra también aparece como una variante explicativa de la conservación de la dental y el estadístico de Cramer (V = 0,344; p = 0,000) indica que entre ambas hay una correlación relativamente alta. La conservación es particularmente alta en los verbos (excluidos los participios, que se recuentan independientemente por su incidencia en la elisión) (98,3%), los nombres (95,1%) y pronombres (94,9%); inversamente, las categorías menos propensas a la conservación son el participio (66,9%) y los determinantes (76,5%). Tabla 9. Correlación entre la categoría gramatical y la conservación de la dental Categoría Gramatical

(Ȥ2 = 645,827 (7); p = 0,000; V de Cramer = 0,344, p = 0.000)

Variantes Participio Verbo Nombre Adjetivo Pronombre Adverbio Determinante Otros

Conservación Total N % N % 801 66,9 1197 21,9 692 98,3 704 12,9 1255 95,1 1320 24,2 618 84,1 735 13,5 817 94,9 861 15,8 230 80,7 285 5,2 251 76,5 328 6,0 16 53,3 30 0,5

75

La conservación de la dental -/d/- en el distrito de Salamanca

2.1.7

Homofonía

Con esta variable se mide la incidencia sobre la conservación de homófonos de la misma categoría morfológica o funcional que la palabra objeto de análisis. Se contrapone la ausencia de homofonía a diversos tipos de homofonía según las categorías gramaticales implicadas: la que se da entre nombre o adjetivo y participio (casos como dado, soldado), entre adjetivo y nombre (morado), entre sustantivo y verbo (poder, rodeo) o entre otras categorías (nada). Como variable, la homofonía mantiene correlación con la conservación de la dental, pero la correlación no es alta (V de Cramer = 0,161). Tabla 10. Correlación entre homofonía y conservación de la dental Homofonía

Variantes

Total

N

%

N

1912

89,8

2129

39

Homofonía nombre o adjetivo -participio

552

72,6

760

13,9

Homofonía adjetivo-nombre

Ausencia de homofonía (Ȥ2 = 141,205 (8); p = 0,000; V de Cramer = 0,161, p = 0.000)

Conservación

%

420

83,7

502

9,2

Homofonía nombre-verbo

37

94,9

39

0,7

Otros casos de homofonía

1759

86,7

2030

37,2

En los casos en que existe homofonía cabría predecirse que los hablantes podrían recurrir a la conservación o a la elisión de la dental como un recurso para marcar la distinción semántica, prevaleciendo una de las soluciones para cada uno de los valores. El análisis, en cambio, muestra que esta hipótesis no se cumple y que los hablantes no se sirven de la conservación o la elisión para diferenciar significados. La correlación observada entre las variables no es fácil de explicar: por una parte, la conservación más alta se da entre categorías homófonas que confunden nombre y verbo, pero la siguiente variante más conservadora se refiere a los casos donde no hay homofonía. En el extremo contrario, las palabras donde la dental se conserva menos son aquellas en las que hay homofonía entre adjetivo y participio. Resulta difícil saber si la condición de palabra homófona es relevante, pues la conservación solo desciende de forma llamativa (72,6%) cuando hay confusión entre adjetivos y participios, esto es, en aquellas categorías gramaticales que más favorecen la elisión.

76

Isabel Molina Martos y Florentino Paredes García

2.1.8

Funcionalidad

Se examina aquí un aspecto clásico de la morfología: la incidencia de la dental en la conformación de morfemas. Se trata de comprobar si la dental se conserva para discriminar pares de unidades léxicas de igual o distinta categoría gramatical, en todo iguales excepto por la presencia/ausencia de la dental. La funcionalidad mantiene correlación con la conservación de la dental pero también es una correlación muy débil (V de Cramer = 0,072, p = 0.000). Tabla 11. Correlación entre funcionalidad y conservación de la dental FUNCIONALIDAD 2

(Ȥ = 28,565 (2); p = 0,000; V de Cramer = 0,072, p = 0.000)

Variantes

Conservación

Total

N

%

N

%

4271

85,1

5021

92,0

Distingue pares de distinta categoría

262

90,7

291

5,3

Distingue pares de igual categoría

147

99,3

148

2,7

La d no es funcional

Cuando la dental forma parte del morfema, la conservación es casi categórica (99,3%) cuando distingue pares de la misma categoría, como por ejemplo en el par boda – boa, y un poco menor (90,7%) cuando los pares son de distinta categoría, como en todos – tos, comida – comía. En cambio, la frecuencia de conservación es un poco más baja (85,1%) cuando la d no tiene funcionalidad semántica. Así pues, a juzgar por los datos, los madrileños preservan los rasgos fónicos subyacentes a una forma léxica como un recurso para minimizar interpretaciones ambiguas. Hay que matizar que, aunque la d se retiene cuando es preciso realizar distinciones semánticas, esa circunstancia sucede muy pocas veces en nuestro corpus, pues no llegan al 4% los casos en que la dental contribuye a distinguir pares mínimos, sean o no de la misma categoría morfológica. 2.1.9

Límite morfemático

Esta variable, como la anterior, examina la incidencia del valor morfológico de la d en su retención: se trata de distinguir si forma parte de la estructura léxica de la palabra (quedar, pedir) o si integra un morfema de cualquier clase (estibador, he comido). La funcionalidad mantiene correlación con la conservación de la dental (V de Cramer = 0,235).

77

La conservación de la dental -/d/- en el distrito de Salamanca Tabla 12. Correlación entre límite morfemático y conservación de la dental LÍMITE MORFEMÁTICO

(Ȥ2 = 301,211 (2); p = 0,000; V de Cramer = 0,235, p = 0.000)

Variantes

Conservación N

%

N

%

d en la estructura léxica

3032

92,4

3282

60,1

d morfemática

1643

75,6

2173

39,8

5

100,0

5

0,1

otros

Total

Esta variable confirma y matiza los resultados de la anterior: la frecuencia de conservación de la dental es 18 puntos más alta cuando la d forma parte de la estructura léxica (92,4%) que cuando integra un morfema (75,6%). 2.1.10 Difusión léxica Esta variable mide la conservación en palabras frecuentes en el discurso cotidiano: la conservación es categórica en el sustantivo vida y en el determinante cada. Seguidos de estas dos, los más conservadores son el verbo poder (96,4%), donde la dental forma parte de la raíz léxica; nada (94%) o quedar (92,6%). En el caso de todo, la conservación se produce más cuando la palabra es núcleo del grupo sintáctico (92,4%) que cuando funciona como modificador (76,6%): en Madrid es más frecuente que se conserve la dental en un enunciado como Llegó todo que en Llegó todo el mundo, lo que induce a pensar que en este caso la conservación obedece más a procesos fónicos, al carácter tónico o átono de la palabra según su contexto sintáctico. En el extremo contrario, las unidades léxicas en las que la conservación es menor son además (69,3%) y todavía (81,0%), probablemente como consecuencia del mayor desgaste de estas unidades polifuncionales discursivamente. Tabla 13. Correlación entre difusión léxica y conservación de la dental DIFUSIÓN LÉXICA

Variantes

Conservación N

%

N

%

(Ȥ2 = 201,468 (9); p = 0,000; V de Cramer = 0,192, p = 0.000)

vida

145

100,0

145

2,7

además

79

69,3

114

2,1

todavía

17

81,0

21

0,4

Total

78

Isabel Molina Martos y Florentino Paredes García

DIFUSIÓN LÉXICA

Variantes

%

cada

98

100,0

98

1,8

nada

390

94,7

412

7,5

quedar

162

92,6

175

3,2

poder

321

96,4

333

6,1

todo núcleo

488

92,4

528

9,7

otros

2.2

Total

N

todo modificador TOTAL

Conservación N

%

305

76,6

398

7,3

2675

82,7

3236

59,3

4680

100

5460

100

Variables estilísticas

Las variables estilísticas que el análisis de correlaciones ha considerado explicativas de la conservación de la d han sido tres: el grado de especialización del discurso, el carácter más o menos planificado y la fase de la entrevista. Estas tres variables aparecen también relacionadas con la elisión de la dental (Molina y Paredes 2014), donde se añaden también como factores explicativos la relación de proximidad entre los interlocutores y el tipo de secuencia discursiva. 2.2.1

Grado de especialización: tema de conversación

Esta variable se refiere al grado de especialización del tema tratado durante la entrevista. Aunque la mayor parte de los temas que normalmente se suscitan en un acto discursivo de estas características puede calificarse como «no especializado» o «no técnico», a veces surgen temas relativos al trabajo o a los estudios que cabe considerar «técnicos» o de carácter «metalingüístico». En la Tabla 14 puede comprobarse cómo el 83,3% de las dentales analizadas (4548) se produjo cuando los temas tratados no eran técnicos. De hecho, hay una correlación muy débil (V de Cramer = 0,064) entre el mantenimiento de la dental y el grado de especialización del tema. Paradójicamente, en nuestros datos la conservación es más alta cuando el tema es no técnico (86,5%) o metalingüístico (94,2%), y en cambio disminuye cuando se trata de temas de carácter técnico (80,9%).

79

La conservación de la dental -/d/- en el distrito de Salamanca Tabla 14. Correlación entre grado de especialización y conservación de la dental GRADO DE ESPECIALIZACIÓN

Variantes

%

N

%

3933

86,5

4548

83,3

672

80,9

831

15,2

Metalingüístico

65

94,2

69

1,3

Otros

10

83,3

12

0,2

Técnico

(Ȥ = 40,349 (6); p = 0,000; V de Cramer = 0,064, p = 0.000)

2.2.2

Total

N No técnico 2

Conservación

Planificación del discurso

Esta variable determina la incidencia de la forma discursiva sobre la dental, distinguiendo las partes más formales de la entrevista de las más informales, donde el coloquio se produce de forma espontánea, sin obedecer a la dinámica pregunta-respuesta que caracteriza la entrevista. La correlación es muy débil (V de Cramer = 0,051) pero significativa (p = 0.001). Sin embargo, los datos apuntan en contra de lo esperable, pues hay más conservación en el coloquio (87,9%) que en la entrevista (84%). Tabla 15. Correlación entre planificación del discurso y conservación de la dental PLANIFICACIÓN DEL DISCURSO

(Ȥ2 = 13,993 (2); V de Cramer = 0,051, p = 0.001)

2.2.3

Variantes

Conservación

Total

N

%

N

%

Coloquio

1879

87,9

2138

39,2

Pares adyacentes

1602

84,0

1908

34,9

Otros

1199

84,8

1414

25,9

Fase de la interacción

Se trata de otra variable dirigida a determinar la variación estilística: se espera que el hablante sea más conservador en la primera parte de la entrevista y que a medida que esta avanza y se siente más confiado, relaje su discurso y produzca más elisiones. La correlación es significativa, aunque muy débil, y sin embargo hay una relación directa en el sentido esperado entre conservación y fase de la interacción. El hablante comienza siendo muy conservador en la etapa inicial de la entrevista (88%), se relaja un poco en la etapa intermedia (85,7% de conservación) y un poco más aún en la parte final (83,3%).

80

Isabel Molina Martos y Florentino Paredes García Tabla 16. Correlación entre fase de la interacción y conservación de la dental

FASES DE LA INTERACCIÓN

(Ȥ2 = 16,526 (2); p = 0,000; V de Cramer = 0,055, p = 0.000)

2.3

Variantes

Conservación

Total

N

%

N

%

Inicial

1639

88,0

1862

34,1

Intermedia

1586

85,7

1815

33,9

Final

1455

83,3

1747

32

Variables sociales

La conservación de la d tiene como factores sociales condicionantes el sexo del hablante, su nivel de estudios, su modo de vida y su clase social. En la elisión, en cambio, el papel de las características sociales es menos determinante, pues solo aparecen como relevantes el sexo y la edad de los sujetos (Molina y Paredes 2014). 2.3.1

Sexo

En los procesos de variación donde alternan variantes con prestigio abierto y encubierto, los hombres se muestran más afines a las variantes con prestigio encubierto, mientras que las mujeres se decantan por las variantes con prestigio abierto. Así sucede en el barrio de Salamanca, donde las mujeres son más conservadoras (87,6%) que los hombres (83,7%). Hay correlación, aunque muy débil (V de Cramer = 0,056), entre el sexo del hablante y la conservación de la dental. Tabla 17. Correlación entre sexo y conservación de la dental SEXO 2

(Ȥ = 17,373 (1); p = 0,000; V de Cramer = 0,056, p = 0.000)

2.3.2

Variantes

Conservación

Total

N

%

N

%

Hombres

2209

83,7

2640

48,4

Mujeres

2471

87,6

2820

51,6

Nivel de estudios

Es previsible que cuantos más estudios tenga el hablante, mayor será su conservadurismo fónico, pues tanto la escuela como la norma culta refuerzan este patrón de pronunciación. Por eso en el barrio de Salamanca son más conservadores los universitarios (86,3%) y los hablantes con estudios

81

La conservación de la dental -/d/- en el distrito de Salamanca

secundarios (86,8%) que los que solo tienen estudios primarios (83,3%), si bien las diferencias entre unos y otros no son muy grandes. Este dato es complementario de los resultados de la elisión en el entorno -ado, donde son los universitarios quienes más eliden, por delante de los hablantes con estudios primarios y secundarios. Tabla 18. Correlación entre nivel de estudios y conservación de la dental NIVEL DE ESTUDIOS

Ȥ2 = 7,502 (2); p = 0,023; V de Cramer = 0,037, p = 0.023)

2.3.3

Variantes

Conservación

Total

N

%

N

%

Primarios

1394

83,8

1664

30,5

Secundarios

1667

86,8

1921

35,2

Universitarios

1619

86,3

1875

34,3

Modo de vida

Aunque en el análisis coordinado se determinó incorporar esta variable, en el barrio de Salamanca los modos de vida están muy desigualmente repartidos entre la muestra y la mayor parte se clasifica en el que denominamos «Ocio» (88,1%). Sin embargo, la correlación entre ambas variables es significativa (p = 0.021), aunque débil (V de Cramer = 0,038). Los hablantes más conservadores son aquellos cuyos modo de vida se etiqueta como «Familia» (91,8%), y los más innovadores forman parte del modo de vida «Trabajo» (83,5%). Tabla 19. Correlación entre modo de vida y conservación de la dental MODO DE VIDA

(Ȥ2 = 7,744 (2); p = 0,021; V de Cramer = 0,038, p = 0.021)

2.3.4

Variantes

Conservación N

%

N

%

Familia

179

91,8

195

3,6

4122

85,7

4811

88,1

379

83,5

454

8,3

Ocio Trabajo

Total

Clase social

Entre los cuatro grupos sociales que se discriminaron en el barrio de Salamanca, son mayoritarias la clase media (58,6%) y la media-alta (27,3%), mientras que la clase media-baja y baja conjuntamente representan el 14% de la muestra. Es evidente la correspondencia entre la estratificación social de los hablantes y su conservadurismo fónico, más alto entre los estratos

82

Isabel Molina Martos y Florentino Paredes García

medio y medio-alto (superior en ambos casos al 86%) que entre la clase media-baja (83,9%) y la baja (78%). Tabla 20. Correlación entre clase social y conservación de la dental CLASE SOCIAL

(Ȥ2 = 17,408 (3); p = 0,001; V de Cramer = 0,056, p = 0.001)

3.

Variantes

Conservación

Total

N

%

N

%

baja

230

78,0

295

5,4

Media-baja

397

83,9

473

8,7

media

2762

86,3

3199

58,6

Media-alta

1291

86,5

1493

27,3

Análisis de la variación individual

El comportamiento lingüístico de los individuos está relacionado con sus características sociales, pero estas no son por sí solas suficientemente explicativas. En gran medida, son las decisiones individuales del sujeto las que le llevan a seleccionar variantes, a preferir usos y, en definitiva, a adoptar decisiones lingüísticas que le permiten influir en otros individuos a través de sus redes sociales. Por ello, es importante conocer en detalle quiénes componen la muestra y analizar su comportamiento ante la conservación de la dental. La sociolingüística actual tiene gran interés en determinar el papel que desempeña el individuo en los procesos de cambio, dado que la innovación se produce siempre en la interacción cara a cara, y en este sentido, se interesa por determinar qué individuos actúan en la comunidad como promotores de los cambios lingüísticos. Los sujetos que se encuentran a la cabeza de estos cambios se denominan líderes lingüísticos y entre los diversos tipos que podemos encontrar interesa distinguir a los líderes del cambio y a los líderes de la variación (Martín Butragueño 2006 y 2014: 580). Los líderes del cambio son la avanzadilla del proceso, mientras que los líderes de la variación son quienes más promueven las variantes consideradas normativas en una comunidad de habla9. 9

Las investigaciones sobre los líderes tratan de determinar las características particulares de estos individuos con objeto de encontrar las razones que justifican su

83

La conservación de la dental -/d/- en el distrito de Salamanca

Veamos quiénes entre los madrileños del distrito de Salamanca son los líderes de la variación, los más conservadores de la dental, la solución considerada normativa en la norma culta urbana. El Gráfico 1 representa el porcentaje individual de conservación de los hablantes y pone de relieve cómo, por encima de cualquier otra circunstancia, la actitud individual hacia la variable lingüística es la que mejor suele explicar la variación. Los usos individuales reflejados en el Gráfico 1 presentan una notable oscilación, que encuentra su límite superior en quienes mantienen siempre la dental y el inferior en aquellos que la conservan por debajo del 65%. 100.0 95.0 90.0 85.0 80.0 75.0 70.0 65.0 60.0 1

6

11

16

21

26

31

36

41

46

51

Gráfico 1. Porcentaje individual de la conservación de -/d/(Hombre = color sólido; Mujer = trama)

Los primeros son los líderes de la variación, puristas comprometidos con la norma de referencia. Se trata de siete sujetos de los cuales cuatro (informantes 23, 33, 34 y 53) conservaron siempre (100%) la dental, y tres la mantuvieron por encima del 95% (informantes 18, 24 y 30). Se trata mayoritariamente de mujeres (hay 6 mujeres frente a 1 solo hombre), de la liderazgo. Según Labov (2001: 360), los líderes lingüísticos pueden caracterizarse por los siguientes rasgos: a) suelen ser mujeres; b) se concentran en el centro de los grupos jerárquicamente dominantes en la sociedad; c) tienen contactos estrechos dentro de sus redes sociales; d) no se limitan a mantener contactos con sus redes más próximas; y e) establecen contactos con individuos de diferente estatus, por encima o por debajo en la escala social.

84

Isabel Molina Martos y Florentino Paredes García

generación intermedia (5 de los hablantes tienen entre 35 y 54 años, frente a dos de más de 55 y ningún joven), con estudios universitarios (en este subgrupo hay cuatro universitarios frente a un hablante de estudios medios y dos de estudios primarios); cinco de ellos son de clase media y dos de clase media-alta, pero ninguno pertenece a los niveles más bajos. Profesionalmente, se incluyen dos amas de casa, un administrativo, un médico, una profesora de secundaria, una farmacéutica jubilada y una bióloga, también jubilada. Es decir, aunque hay un predominio de profesiones que precisan manejar el registro formal para el desempeño de su actividad diaria (profesor, médico, farmacéutica), este no es el único rasgo determinante. Originariamente, entre los padres o cónyuges de estos siete hablantes predominan los de ascendencia meridional frente a los madrileños o a los de ascendencia mixta y no hay ninguno originario del norte, a diferencia de lo que sucedía con los hablantes que promocionaban la elisión de la dental en el contexto -ado, para quienes se comprobó la pertinencia de sus relaciones con hablantes del norte peninsular. En el otro extremo, el grupo de los hablantes menos conservadores se compone de seis sujetos, de los cuales cuatro (informantes 5, 9, 16 y 36) conservan menos del 75% de las veces, y dos (informantes 21 y 38) por debajo del 70%. Entre estos seis hablantes el sexo no marca diferencias (hay tres hombres y tres mujeres) pero sí predominan los más jóvenes (tres son de la 1.ª generación, dos son de la 2.ª y solo uno de la 3.ª), los menos instruidos (tres solo tienen instrucción primaria, frente a uno con estudios secundarios y dos universitarios) y la clase media (cuatro hablantes de este grupo son de clase media frente a uno de clase media-alta y otro de clase media-baja). Sus profesiones no marcan un perfil claro, pues hay un administrativo, un platero, dos estudiantes, un repostero y un ama de casa, pero sí tienen en común el hecho de ocupar posiciones periféricas en el mercado lingüístico, pues para ninguno de ellos es central el manejo de la norma en el desempeño de su actividad profesional. Entre estos hablantes predominan los de ascendencia mixta frente a aquellos cuyos padres eran madrileños o de origen meridional. Para distinguir cuáles son los hablantes más destacados en el comportamiento conservador, se toma como referencia el valor de la desviación típica (= 8,81). El Gráfico 2 refleja la desviación individual respecto a la media de conservación de -/d/-. Tomando como punto 0 la media porcentual de la conservación individual, se puede distribuir a los sujetos según su desviación respecto a ese estadístico de tendencia central. Así,

85

La conservación de la dental -/d/- en el distrito de Salamanca

se comprueba que la variación no presenta una distribución simétrica: por una parte, la diferencia porcentual en la zona de valores negativos tiene un rango mayor que la de la zona positiva, lo cual indica que los hablantes innovadores siguen un comportamiento menos homogéneo que los conservadores. Por otra parte, tampoco hay simetría en el número de sujetos situados en cada polo: en el área de los valores positivos hay 31 sujetos (56,4 %), de los cuales 19 son mujeres y 12 hombres, mientras que en la zona de los valores negativos, los más reacios a la conservación, hay 22 sujetos (43,6%), 14 hombres y 8 mujeres. Este desequilibrio confirma una tendencia general individual a la conservación en el barrio de Salamanca. Por último, una tercera asimetría se produce en el lado derecho del gráfico, donde se sitúan los informantes de las generaciones segunda y tercera. También aquí se constata que los conservadores predominan entre los hablantes mayores. 17.62

8.81

0.00 1

6

11

16

21

26

31

36

41

46

51

-8.81

-17.62

-26.43

Gráfico 2. Diferencia de cada sujeto respecto a la media de conservación de-/d/(Hombre = color sólido; Mujer = trama)

En general, podemos concluir que los madrileños del barrio de Salamanca tienen una actitud desfavorable hacia la elisión, que se manifiesta en que los índices individuales se mantienen por debajo del 14%. Hay madrileños que nunca eliden la dental y la mayor parte de los hablantes limitan los contornos en los que aceptan la elisión. El perfil del hablante purista, que siempre o casi siempre mantiene la dental, es el de una mujer universitaria, de clase media, de entre 35 y 54

86

Isabel Molina Martos y Florentino Paredes García

años y que ejerce una profesión para la que se requiere un dominio de los registros formales. A pesar de la escasez de datos relacionados con la adscripción geográfica de los hablantes, parece constatarse que quienes promueven más decididamente el conservadurismo fónico son aquellos de ascendencia meridional, frente a los de origen madrileño o a los de origen mixto.

4.

Conclusiones

En el distrito de Salamanca, la dental en posición de ataque silábico es una variable estable, con un índice bajo de actividad en su desarrollo lingüístico. La estabilidad es resultado de un equilibrio de fuerzas entre el prestigio abierto y el encubierto, entre la influencia de la lengua estándar y la de los valores locales que mantienen rasgos del habla coloquial. Los madrileños de esta parte de la ciudad se decantan por las realizaciones conservadoras de la dental, de acuerdo con los patrones fónicos del prestigio oficial o abierto. En el contexto general la elisión apenas se produce en el 15% de los casos. En la geografía peninsular, este dato sitúa a Valencia y a Madrid como conservadoras en relación con Granada y Málaga. El conservadurismo fónico en Madrid se habría agudizado a lo largo de la segunda mitad del siglo xx, en convergencia con la mitad norte peninsular, limitando los contextos en que tradicionalmente podía elidirse la dental. En la conservación hay una mayor incidencia de factores lingüísticos que de factores socioestilísticos: aparece condicionada por restricciones de marcación, en el sentido de que la dental solo puede desaparecer cuando no es imprescindible; así, por ejemplo, si la palabra tiene poco cuerpo fónico, se favorece el mantenimiento para evitar problemas de identificación de la unidad (restricción de fidelidad). En todos los contornos fónicos la frecuencia de conservación es muy alta con la excepción del entorno -ado, donde disminuye drásticamente, hasta el 49%. Además, la lenición de la obstruyente oclusiva está sujeta a restricciones gramaticales como la categoría (la conservación es mayor en verbos, nombres y pronombres) o la funcionalidad (la dental se elide solo si no establece diferencias semánticas o categoriales). Pero el hecho

La conservación de la dental -/d/- en el distrito de Salamanca

87

lingüístico más determinante en la conservación es que la dental forme parte o no de la estructura léxica, pues solo hay tendencia a perderla cuando integra un morfema. Las variables estilísticas y sociales tienen una capacidad explicativa menor que las lingüísticas, pero de ningún modo desdeñable pues, aunque la variable es estable en la comunidad, funciona como marcador socioestilístico. Así, las mujeres son más conservadoras que los hombres, y los universitarios y hablantes con estudios secundarios más que los que solo tienen estudios primarios. Solo en la terminacion en -ado se da una excepción a la norma conservadora general, pues los universitarios sí eliden en ese único contexto, incluso liderando el cambio. También hay correspondencia entre la estratificación social de los hablantes y su conservadurismo fónico, más alto entre los estratos medio y medio-alto que entre lo más populares. Por último, llama la atención la falta de correlación entre la edad de los hablantes y el mantenimiento de la dental, dato que vuelve a incidir en la estabilidad de la variable, que no muestra estratificación generacional. Entre las variables estilísticas, son especialmente relevantes la planificación del discurso y la fase de la interacción, factores asociados a la atención que el hablante presta a su propio discurso. Esta última variable —junto a otras— marca el discurso como más o menos formal: la pronunciación se torna más conservadora en registros formales, mientras que la elisión aumenta en contextos de informalidad. En el corpus del distrito de Salamanca, su valor como marcador se manifiesta en la mayor frecuencia que la elisión va alcanzando a medida que avanza la entrevista y aumenta la informalidad de la situación.

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Isabel Molina Martos y Florentino Paredes García

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La conservación de la dental -/d/- en el distrito de Salamanca

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Direcciones electrónicas Hoja de codificación de la variable /d/ en: .

Capítulo 3 La variable sociolingüística -/s/ en el distrito de Vallecas (Madrid) Isabel Molina Martos Universidad de Alcalá / CSIC

1.

Un análisis coordinado del Proyecto para el Estudio Sociolingüístico del Español de España y América (PRESEEA)

Desde hace décadas, la investigación dialectal y sociolingüística ha concluido que la variable -/s/ en el mundo hispánico se halla triplemente condicionada por factores lingüísticos, sociales y estilísticos, lo que la convierte en un marcador del que los hablantes tienen conciencia y pueden modificar voluntariamente para indicar su pertenencia a determinado grupo social o para marcar el carácter formal o coloquial del discurso. Desde un punto de vista dialectal, a partir de esta y de otras variables fónicas es posible distinguir dialectos innovadores y conservadores, diferencia que en España se traduce geográficamente en una división entre norte y sur. Al norte, se localizan las variedades conservadoras, mientras que, desde la Baja Edad Media, en el sur se desarrollaron las variedades meridionales del castellano, que había llegado a Andalucía occidental en el siglo XIII como lengua de conquista. El castellano en Al Andalus desarrolló una fisonomía propia, muy innovadora en el tratamiento del consonantismo en coda silábica, que hasta hoy se ha mantenido bien diferenciada de las variedades del norte.

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Isabel Molina Martos

Castilla - León Hablas concervadoras Hablas transición

Madrid Castilla - La Mancha

Hablas innovadoras

Figura 1. División dialectal de las hablas castellanas (Molina 2010)

Para la sociolingüística hispánica, esta variable es clave para trazar la división dialectal y la estratificación sociolingüística. Era necesario avanzar en su estudio en las principales comunidades urbanas, observar su desarrollo en la geografía peninsular y analizar sus valores sociolingüísticos para definir su contribución a la estratificación de la sociedad a través de la lengua. En este contexto, desde el PRESEEA estamos abordando el análisis coordinado de la sibilante en coda en cuatro ciudades españolas, dos andaluzas, una canaria y otra castellana: Málaga, Granada, Las Palmas de Gran Canaria y Madrid1. Los análisis parten de una hoja de codificación elaborada para la variable sociolingüística -/s/2, que permite estudiar la posible incidencia en su variación de 23 factores:

1

2

Preseea-Málaga, responsable: Matilde Vida; Preseea-Granada, responsable: Mª Sierra Tejada; Preseea-Las Palmas, responsables: José Antonio Samper y Clara Hernández; y Preseea-Madrid, responsable: Isabel Molina. La hoja de codificación fue elaborada por Matilde Vida, Mª Sierra Tejada, José A, Samper e Isabel Molina. Puede consultarse con más detalles explicativos en la página del PRESEEA: .

La variable sociolingüística -/s/ en el distrito de Vallecas (Madrid)

1.

93

Variable dependiente -/s/: Variantes: 3. Sibilancia (s); 2. Aspiración (h); 1. Asimilación consonántica (ı); 0. Pérdida (Ø)

Variables independientes Variables lingüísticas: 2. 3.

posición de la -s en la palabra. Variantes: 0. Interior; 1. final entorno fonológico siguiente. Variantes: 0. Vocal; 1. Consonante; 2. Pausa 4. acento en la vocal siguiente. Variantes: 0. Tónica; 1. Átona; 2. Consonante o pausa 5. entorno consonántico siguiente. Variantes: 0. Lateral; 1. Rótica; 2. Nasal; 3. Fricativa /f, ș, s, x,/; 4. Laxa /b, d, g, ݄/; 5. Tensa /p, t, k/; 6. Africada /‫ݹ‬/: 7. No aplica 6. Número de sílabas de la palabra. Variantes: 0. Monosílaba; Polisílaba 7. Tipo de palabra según el acento. Variantes: 0. Palabra con acento primario; 1. Palabra átona 8. Categoría funcional de la /s/. Variantes: 0. La /s/ final es por sí sola marca de plural; 1. La /s/ final es por sí sola marca de 2.ª persona del singular; 2. La /s/ final es parte de una marca de plural; 3. La /s/ final es parte de una marca de persona verbal; 4. La /s/ final no es marca gramatical y forma parte de un lexema; 5. No aplica (/s/ interior) 9. Funcionalidad léxica. Variantes: 0. No existe; 1. Funcionalidad léxica efectiva: entre unidades de la misma categoría morfológica y, por tanto, en oposición paradigmática; 2. Funcionalidad léxica virtual: son unidades de distinta categoría morfológica o que aparecen en contextos muy diferentes, de improbable oposición paradigmática; 3. Funcionalidad léxica gramatical: neutros 10. Categoría morfológica. Variantes: 0. Nombre; 1. Determinante; 2. Adjetivo; 3. Pronombre (se excluyen los clíticos); 4. Clíticos; 5. Adverbio; 6. Verbo; 7. Partículas simples; 8. Locuciones o partículas compuestas; 9. Interjecciones; 10. No aplica 11. Desambiguación en el entorno sintagmático. Variantes: 0. Artículo determinante; 1. Numeral o indefinido; 2. Presencia de un sufijo redundante en el nombre; 3. Marca de plural en el verbo; 4. Presencia del pronombre en el verbo; 5. Clítico; 6. Ausencia de determinantes en la FN (en los casos en que este indica claramente que estamos ante

94

Isabel Molina Martos

el rasgo [+pl]); 7. Desambiguación semántica; 8. Más de una marca de plural; 9. Otros; 10. No hay desambiguación; 11. Muletillas (sabes, entiendes, comprendes); 12. No aplica 12. Posición en el Sintagma Nominal. Este grupo de factores pretende recoger la teoría de los ceros de Poplack: es más probable que la (s) se mantenga si antes se ha mantenido y que se pierda si antes se ha perdido. La X representa la ocurrencia que se analiza en cada momento, el 0 la realización de /s/ como (Ø) y el 1 la realización de este segmento como [s, asimilación, h]. Variantes: 0. X (comen patataS, laS pestañas); 1. 0X (loØ niñoS); 2. 1X (los niñoS, loh niñoS, lonniñoS); 3. 00X (loØ alumnoØ listoS); 4. 11X (los alumnos listoS, loh alumnoh listoS); 5. 10X (los alumnoØ listoS, loh alumnoØ listoS); 6. 01X (loØ alumnos listoS, loØ alumnoh listoS); 7. No aplica 13. Categoría léxica. Variantes: 0. No marcado; 1. Antropónimo; 2. Término; 3. Topónimo; 4. Extranjerismo; 5. Vulgarismo; 6. Vernacular Variables estilísticas: 14. Formalidad (tenor y estatus). Identidad social del informante con respecto al entrevistador o interlocutor Variantes: 0: Solidaridad (relaciones de igualdad de estatus); 1:  Jerarquía I  < E (el informante está en relación de inferioridad con el interlocutor); 2: Jerarquía I > E (el informante está en relación de superioridad con el interlocutor); 9: Otros 15. Formalidad (tenor y edad). Edad del informante con respecto al entrevistador o interlocutor. Variantes: 0: Solidaridad (relaciones de igualdad aproximada de edad); 1: Jerarquía I < E (el informante es menor que el interlocutor); 2: Jerarquía I > E (el informante es mayor que el interlocutor); 9: Otros 16. Formalidad (tenor y grado de proximidad entre los hablantes). Variantes: 0:  Insider (amigo, pariente, compañero, vecino de la red personal de contactos); 1: Outsider (conocido o lazo débil de la red personal de contactos); 2: Relación surgida en la entrevista misma; 9: Otros 17. Especialización (campo). Tema de conversación. Variantes: 0:  No marcado; 1:  Técnico: trabajo, afición, estudios (aspectos técnicos); 2: Metalingüístico; 3: Ideología urbana encubierta. 18. Tipo de discurso. Estructura del discurso atendiendo a parámetros formales y semánticos sin tener en cuenta el grado de espontaneidad/

La variable sociolingüística -/s/ en el distrito de Vallecas (Madrid)

95

planificación. Variantes: 0: Diálogo; 1: Explicativo-expositivo; 2: Narrativo; 3: Argumentativo; 4: Descriptivo; 9: Otros 19. Fase de la interacción. Variantes: 0:  Comienzo; 1. Intermedio; 2. Final. Variables sociales: 20. Sexo. Variantes: 0: Hombre; 1. Mujer. 21. Edad. Variantes: 0: Primera generación (20-34 años); 1: Segunda generación (35-54 años); 2: Tercera generación (mayor de 55 años). 22. Nivel de estudios. Variantes: 0: Primarios; 1: Secundarios; 2: Superiores. 23. Modo de vida. Variantes: 0: Familia; 1: Ocio; 2. Trabajo. 24. Comunidad de habla: inmigración. Variantes: 0. Madrileños de la Villa de Vallecas (VV): población autóctona de mayor arraigo; 1. Madrileños del Puente de Vallecas (PVM): población autóctona con frecuencia descendiente de inmigrantes españoles (hijos o nietos); 2. Inmigrantes del Puente de Vallecas (PVI).

2.

Vallecas: historia demográfica y perfil socioeconómico

Con anterioridad al análisis de la -s en Vallecas que aquí se desarrollará, conocíamos por el estudio de la -s en coda silábica de Gil Peña (2005) en el distrito de Salamanca que esta parte del centro de Madrid se define por su perfil conservador, con un 82% de mantenimiento de la sibilante en un contexto socioeconómico medio-alto, con predominio de población autóctona, tradicionalmente asentada. Para el estudio de Vallecas, partimos de la hipótesis de que tales pautas de pronunciación están funcionando como modelo de prestigio abierto para el conjunto de la comunidad de hablantes madrileños. Situado al sureste de Madrid, el distrito de Vallecas incluye la Villa y el Puente (cf. Figura 2). La actual separación geográfica entre ambos enclaves testimonia el distinto origen de una y otra zona del distrito.

96

Isabel Molina Martos

Figura 2. Distritos de Madrid (Fuente: Biblioteca Regional de Madrid Joaquín Leguina. Guía Barrios y Distritos de Madrid, noviembre 2005, Ayuntamiento de Madrid ).

La Villa de Vallecas es un antiguo enclave rural. Hasta mediados del siglo XX, la que hoy conocemos como Villa, el Vallecas de raigambre histórica, dotó a la capital de productos para el consumo, como la paja o el pan, y de material para la construcción de la ciudad: yeso, pedernal y ladrillo. La vieja Villa pasó a formar parte del extrarradio de Madrid en el último tercio del s. XIX, cuando en España se iniciaba un proceso de urbanización que llevó a un notable incremento de la demografía urbana. Así mismo, en esa época empieza a destacar por su crecimiento el Puente de Vallecas, llamado así por el puente que originalmente comunicaba el extrarradio sureste con la ciudad. Al tiempo que se desarrolla el Puente, la Villa comienza a despoblarse y a perder importancia económica, de modo que a finales del XIX el Puente ya superaba a la antigua Villa original en población y actividad económica (Elorriaga 2001: 243). El Puente de Vallecas surgió como arrabal de la capital donde se asentaba la población inmigrante. Su crecimiento derivó de la expansión de Madrid, con un desarrollo de tipo tentacular que había surgido tratando de solucionar la demanda de viviendas populares. Al suburbio afluyó población

97

La variable sociolingüística -/s/ en el distrito de Vallecas (Madrid)

de origen rural sin acceso a las zonas centrales de la ciudad, atraída por la política oficial de industrialización de Madrid y a la búsqueda de suelo barato donde vivir en los alrededores de la capital. Los datos demográficos ilustran la evolución de ambos asentamientos: mientras que entre 1900 y 1950 los habitantes de la Villa pasaron de 2.640 a 5.161, el conjunto del distrito creció de 10.128 hasta 86.000. La avalancha inmigratoria, atraída por la política oficial de industrialización, hizo que la población aumentara hasta 308.801 habitantes en 1970. Tabla 1. Crecimiento demográfico en Vallecas 1920-1970 (Fuente: Elorriaga 2001: 254) Municipios Vallecas Villa

1920

1930

1940

1948/1951

1970

28.420

51.767

60.614

86.000

308.801

4.214

5.161

2.937

Actualmente, sus más de 95.00 habitantes tienen una conciencia de pertenencia a Vallecas muy asentada, una identidad de barrio que cristalizó en los años ochenta como reflejo del sentimiento de origen compartido, puesto que Vallecas se había nutrido de la inmigración española que a lo largo del siglo XX abandonó el campo a la búsqueda de mejores oportunidades en Madrid. Puede presumirse que esos nuevos madrileños traían sus marcas dialectales de origen, con frecuencia meridional o de zonas de transición (cf. Figura 1 supra), y que entre esas marcas ocuparía un lugar destacado la relajación de las consonantes en coda. Como inmigrantes, cada cual según sus posibilidades trataría de incorporar los rasgos de la comunidad de acogida para integrarse lingüísticamente y librarse del estigma de hablantes rurales, muy acusado en un tiempo en que la mayoría de la población no había tenido acceso a la escuela. Sin duda, la variable que aquí estamos estudiando jugaría un papel importante como indicador de origen. Este proceso, imaginario para Vallecas, realmente tuvo lugar en Getafe entre la década de los setenta y de los noventa (Martín Butragueño 1991, 2002), inmediatamente antes de que irrumpiera en España una nueva oleada migratoria procedente de otros países. La población migrante, llegada de Latinoamérica, de Europa del Este, del Magreb, del África Subsahariana o de Asia entre otros lugares, aumentó exponencialmente desde comienzos de los años 90, hasta alcanzar su máximo en 2007. Ese año comienza una crisis económica internacional que golpea fuertemente

98

Isabel Molina Martos

a España elevando las cifras del paro por encima del 25% de la población, y que no solo provoca un rápido descenso de inmigrantes extranjeros sino que además obliga a la propia población española a salir del país para engrosar las filas de la emigración económica. Durante este periodo, los componentes del equipo PRESEEA en la Comunidad de Madrid recogimos el corpus sociolingüistico de Vallecas que se maneja en este análisis. Las muestras de habla de Vallecas, grabadas entre 2006 y 2009, testimonian el estado de la lengua en el distrito con posterioridad al estudio sociolingüístico de Getafe, coincidiendo con los primeros dos años de la crisis. Teniendo en cuenta la importancia creciente de los procesos migratorios en las ciudades hispanohablantes, la composición de esta muestra ha pretendido reflejar las diferencias económicas, demográficas y de estructura social de dos realidades bien diferenciadas: la Villa y el Puente. Para estudiarlas, se ha incluido la variable «Inmigración», que subdivide la muestra de hablantes vallecanos en tres grupos: 1. 2. 3.

3.

Madrileños de la Villa de Vallecas (VV): población autóctona de mayor arraigo. Madrileños del Puente de Vallecas (PVM): población autóctona, a menudo descendiente de inmigrantes españoles (hijos o nietos). Inmigrantes del Puente de Vallecas (PVI): población nacida en otros lugares de España que lleva al menos 10 años residiendo en Madrid. El corpus no incluye la inmigración de origen distinto al español.

La -/s/ en el distrito de Vallecas

Si se atiende a los datos porcentuales generales de conservación y relajación de la sibilante, Vallecas es, como el barrio de Salamanca, conservador en cuanto al tratamiento de esta variable, con unos índices de mantenimiento equivalentes a las 2/3 partes del corpus analizado: en el 67,7% de los casos se mantiene la /s/, mientras que en el 32,3% restante se relaja o se elide. Entre las variantes relajadas, solo la aspiración alcanza una frecuencia considerable, del 26,4%, mientras que la asimilación y la elisión completa de la consonante no superan los 3 puntos porcentuales (cf. Tabla 2).

99

La variable sociolingüística -/s/ en el distrito de Vallecas (Madrid) Tabla 2. Valores absolutos y relativos de la -s en Vallecas (s)

(h)

(ı)

(ø)

Total

F. absolutas

3.637

1.421

167

152

5.377

F relativas

67,6%

26,4%

3,1%

2,8%

100%

Al poner en contraste el barrio de Salamanca y Vallecas con otras comunidades madrileñas o de la periferia que habían sido objeto de análisis sociolingüísticos previos, se comprueba que estos dos distritos de Madrid superan en conservadurismo a Alcalá de Henares, Getafe y Toledo (cf. Tabla 3): Tabla 3. Valores de la -s (%) en las comunidades de habla madrileñas y del sur de Madrid

3 4

(s)

(h)

(ı)

(ø)

82%

14%

2%

1%

67,6%

26,4%

3,1%

2,8%

Alcalá de Henares

64%

30%

4%

2%

Getafe

59%

28%

7%

6%

52%

32%

3%

12%

Bº Salamanca Vallecas 3

4

Toledo (/s/ final)

100 80 60 40 20 0

Bº Salamanca Vallecas Alcalá de Henares Getafe

Gráfico 1. -(s) en las comunidades de habla madrileñas

La comparación con otras comunidades madrileñas muestra una gradación geográfica y sociolingüística que se ajusta a la clasificación dialectal de hablas conservadoras, innovadoras y de transición (cf. Figura 1):

3 4

Cf. Blanco 2004. Cf. Molina 1998.

100 1.

2.

3.

4.

Isabel Molina Martos

Barrio de Salamanca (82%): situado en el centro de la ciudad; la comunidad está compuesta principalmente de una población autóctona de nivel socioeconómico medio y medio-alto. Vallecas (67,6%): situado en el sureste de la ciudad, incluye tanto población autóctona como inmigrante de nivel socioeconómico medio-bajo. Alcalá de Henares (64%): comunidad urbana de la periferia, al oeste de Madrid, con población autóctona e inmigrante de nivel socioeconómico medio-bajo. Getafe (59%): comunidad urbana al sur de Madrid, con población autóctona e inmigrante de nivel socioeconómico medio-bajo.

La gradación en el tratamiento de la -s que se observa en estas cuatro comunidades se corresponde con su carácter periférico o central respecto a Madrid y con las migraciones de la segunda mitad del s. XX. En el barrio de Salamanca reside la población más normativa de las cuatro comunidades analizadas; estos madrileños tienden a evitar pronunciaciones relajadas que pudieran interpretarse como ruralizantes y que, si se oyen, es en hablantes con bajo nivel de instrucción o de un nivel social medio-bajo. Aunque Vallecas podría equipararse al centro de la ciudad por ser un distrito madrileño, el origen característicamente inmigrante de su población y su rapidísimo crecimiento demográfico lo vincula además a los centros urbanos de la periferia —Alcalá de Henares y Getafe—.

3.1

La -/s/ en Vallecas. Análisis probabilístico

Para el distrito de Vallecas realizamos el estudio probabilístico partiendo de la hoja de codificación elaborada por los equipos PRESEEA (cf. §1). Se codificaron 5377 casos del segmento fónico procedentes de la transcripción de 15 minutos de cada una de las 54 entrevistas semidirigidas que componen el corpus Preseea-Madrid (distrito de Vallecas), lo que supone trece horas y media de grabación. Sobre ese corpus se realizaron dos análisis de regresión múltiple con el programa Goldvarb (versión X, 2005)5: 1. la -/s/ en su realización plena (s) y 2. La -/s/ en su realización aspirada (h)6. 5 6

David Sankoff, Sali A. Tagliamonte y Eric Smith (2005). Se descartó el análisis de las variantes asimilada y elidida por la escasez de datos, que oscurece o impide su estratificación socio-estilística.

La variable sociolingüística -/s/ en el distrito de Vallecas (Madrid)

101

A continuación se resumen los resultados más relevantes de cada uno de los tres bloques de variables lingüísticas, estilísticas y sociales. 1. Variables lingüísticas: Para el análisis de Vallecas se comprobó la incidencia sobre la -/s/ de 13 factores lingüísticos, de los cuales 6 sí son relevantes y 7 fueron eliminados por su irrelevancia en la articulación de la sibilante. La Tabla 4 reproduce los resultados probabilísticos de los dos análisis: Tabla 4. Análisis de -/s/ > (s), (h): Goldvarb. Factores lingüísticos

Posicion

Análisis 1 -/s/ > (s)

Análisis 2 -/s/ > (h)

Input 0.742 Log likelihood = −2076.405 Significance = 0.030

Input 0.230 Log likelihood = −2031.055 Significance = 0.028

Interior: 0.590 Final: 0.464

Interior: 0.413 Final: 0.535

Entorno fonológico siguiente

Consonante: 0.611 Pausa: 0.421 Vocal: 0.178

Acento vocal siguiente Tónica: 0.708 Átona: 0.679 Consonante/Pausa: 0.463 Entorno consonántico siguiente

No aplica: 0.705 Fricativa: 0.508 Tensa /p, t, k, ‫ݹ‬/: 0.409 Lateral: 0.341 Laxa: 0.326 Nasal: 0.269 Rótica: 0.234

Tipo de palabra según acento

Palabra átona: 0.554 Palabra con acento primario: 0.491

Posición en el SN

11X: 0.559 1X: 0.511 No aplica: 0.501 10X+01X+00X: 0.418 0X: 0.217

Rótica: 0.681 Nasal: 0.667 Laxa: 0.583 Tensa /p, t, k, ‫ݹ‬/: 0.548 Lateral: 0.542 Fricativa: 0.415 No aplica: 0.400

102

Isabel Molina Martos

De las seis variables lingüísticas que en Vallecas determinan la variación de la -(s), solo dos: (2) la posición de la -s en la palabra (interior o final) y (5) el entorno consonántico siguiente, determinan simultáneamente la realización de la s plena y de la aspiración. t

t

t

t t

1PTJDJÕOEFMBTFOMBQBMBCSBDVBOEPMBTJCJMBOUFFTUÅFOJOUFSJPSEF palabra, en Vallecas se favorece su retención e, inversamente, cuando está en final de palabra es más probable que se relaje en una variante aspirada. &OUPSOP DPOTPOÅOUJDP TJHVJFOUF MPT TPOJEPT RVF EFUFSNJOBO MB BTpiración son, por este orden: las consonantes róticas, la nasales, las laxas /b, d, g, ݄/, las tensas /p, t, k, ‫ݹ‬/, las laterales y las fricativas. El orden inverso favorece la conservación. &M FOUPSOP GPOPMÕHJDP TJHVJFOUF DPOEJDJPOB MB BTQJSBDJÕO  DPO VOB probabilidad alta cuando la -/s/ va seguida de consonante o pausa, pero disminuye drásticamente cuando se trata de una vocal. -BWPDBM RVFOPGBWPSFDFMBBTQJSBDJÕO JODJEFFODBNCJPFOFMNBOtenimiento de la sibilante, especialmente cuando es tónica. -B T TF DPOTFSWB NÅT GÅDJMNFOUF DVBOEP BQBSFDF FO VOB QBMBCSB tónica que cuando es átona, y cuando forma parte de un Sintagma Nominal (SN) en el que algún otro de sus componentes se haya relajado o elidido previamente.

2. Variables estilísticas A diferencia de otros análisis, en este se ha prestado especial atención a los posibles condicionamientos estilísticos de la variable. Estudios anteriores sobre la sibilante en coda destacan su carácter de marcador sociolingüístico determinado simultáneamente por factores sociales y estilísticos. El desarrollo estilístico de una variable paradójicamente asegura la pervivencia de sus variantes, pues la aparición de una u otra, además de matizar diferencias entre las distintas áreas de la ciudad y entre los distintos grupos sociales, se asocia con el carácter formal o coloquial del discurso. Por ello puede presumirse que, mediante un marcador como la -/s/ en Madrid, situada dialectalmente en zona de transición entre las hablas conservadoras del norte y las innovadoras del sur, la comunidad tiene a su alcance la posibilidad de codificar matices que identifiquen grupos sociales, orígenes familiares y, en última instancia, funcionen como rasgos identitarios sobre los que se construye el prestigio encubierto del grupo.

La variable sociolingüística -/s/ en el distrito de Vallecas (Madrid)

103

Resulta llamativo que, pese a la escasa incidencia de los condicionamientos lingüísticos, en Vallecas todas las variables estilísticas que se propusieron han resultado significativas en ambos análisis excepto una, como se muestra en la Tabla 5. Tabla 5. Análisis de -/s/ > (s), (h): Goldvarb. Factores estilísticos Análisis 1 -/s/ > (s)

Análisis 2 -/s/ > (h)

Input 0.742 Log likelihood = −2076.405 Significance = 0.030

Input 0.230 Log likelihood = −2031.055 Significance = 0.028

Formalidad (tenor y edad)

Informante es mayor que Entrevistador: 0.582 Informante es menor que Entrevistador: 0.512, Edad equivalente: 0.404

Edad equivalente: 0.580 Informante es menor que Entrevistador: 0.490 Informante es mayor que Entrevistador: 0.431

Formalidad (Tenor y grado de proximidad)

Relación surgida en entrevista: 0.510 Conocido o lazo débil de la red: 0.404

Conocido o lazo débil de la red: 0.592 Relación surgida en la entrevista misma: 0.490

Especialización (campo). Tema de conversación

Ideología urbana: 0.751 Metalingüístico/técnico: 0.524 No marcado: 0.485

No marcado: 0.508 Metalingüístico/técnico: 0.498 Ideología urbana: 0.261

Tipo de discurso

Descriptivo: 0.777 Narrativo: 0.541 Argumentativo: 0.517 Diálogo: 0.471 Explicativo-expositivo: 0.429

Explicativo-expositivo: 0.560 Argumentativo: 0.539 Diálogo: 0.532 Narrativo: 0.457 Descriptivo: 0.217

Fase de la interacción

Comienzo: 0.584 Final: 0.474 Intermedio: 0.464

Intermedio: 0.550 Final: 0.529 Comienzo: 0.393

La relación de proximidad entre los hablantes incide en la variable, de modo que cuando los hablantes son de la misma edad establecen entre sí una relación solidaria que favorece la relajación de la sibilante, así como el hecho de que los hablantes se conocieran antes de la entrevista, aunque solo fuera indirectamente, aumenta las probabilidades de una articulación más relajada que cuando eran completamente desconocidos.

104

Isabel Molina Martos

También los temas tratados durante la entrevista inciden en la pronunciación de la -/s/, más conservada cuando se desarrolla una temática de ideología urbana encubierta o se habla sobre cuestiones lingüísticas (por ejemplo, las formas de tratamiento), que cuando el tema no está marcado. Asimismo, el tipo de discurso descriptivo, narrativo y argumentativo provoca una fonética más conservadora que el diálogo o el discurso explicativo-expositivo. Por último, la pronunciación es más conservadora al comienzo de la entrevista, pero va ganando en innovación a medida que avanza, el informante cobra confianza y relaja la atención sobre su forma de hablar. 3. Variables sociales Todos los factores sociales seleccionados resultaron relevantes menos la edad, excluida de ambos análisis. La no incidencia de la edad en Vallecas ya es en sí misma significativa, pues tanto en los análisis del barrio de Salamanca como en los de Getafe sí era relevante y se asociaba con un cambio en marcha que podía interpretarse en tiempo aparente. Esta circunstancia no persiste ya en Vallecas, lo que podría significar que Vallecas hubiera entrado en una etapa distinta del cambio manteniéndose generacionalmente estable. En la Tabla 6 se muestran los resultados de los factores sociales: Tabla 6. Análisis de -/s/ > (s), (h): Goldvarb. Factores sociales Análisis 1 -/s/ > (s)

Análisis 2 -/s/ > (h)

Input 0.742 Log likelihood = −2076.405 Significance = 0.030

Input 0.230 Log likelihood = −2031.055 Significance = 0.028

Sexo

Mujer: 0.581 Hombre: 0.420

Hombre: 0.574 Mujer: 0.426

Estudios

Superiores: 0.768 Secundarios: 0.318 Primarios: 0.359

Superiores: 0.236 Secundarios: 0.686 Primarios: 0.630

Modo de vida

Familia: 0.697 Ocio: 0.474 Trabajo: 0.427

Familia: 0.312 Ocio: 0.528 Trabajo: 0.507

Inmigración

Madrileños Puente de Vallecas: 0.586 Inmigrantes Puente de Vallecas: 0.467 Villa de Vallecas: 0.455

Inmigrantes Puente de Vallecas: 0.539 Villa de Vallecas: 0.535 Madrileños Puente de Vallecas: 0.413

La variable sociolingüística -/s/ en el distrito de Vallecas (Madrid)

105

Las mujeres son más conservadoras que los hombres, y también los universitarios van por delante de los hablantes con estudios primarios y secundarios en el mantenimiento de la -/s/. El modo de vida «familia» es el más conservador, seguido del «ocio» (el más numeroso de la muestra) y del «trabajo»7. Por último, los madrileños del Puente de Vallecas son los más conservadores del distrito, mientras que los de la Villa de Vallecas y la población inmigrante del Puente de Vallecas tienen usos más innovadores, muy semejantes entre sí.

3.2

La -/s/ en Vallecas y en el barrio de Salamanca

A continuación, se compara Vallecas con el barrio de Salamanca, aunque solo con un número limitado de factores, pues el estudio del barrio de Salamanca se realizó en 2004 (Gil Peña 2004), con anterioridad al diseño del análisis que se ha seguido en Vallecas, y contempla un número inferior de variables lingüísticas y sociales, además de no tomar en cuenta la variación estilística. Gil Peña trabajó con tres variables lingüísticas: la posición interior o final de la -/s/ en la palabra, la función gramatical y el contexto fónico; y cuatro variables sociales: el sexo, la instrucción, la edad y la clase social. Todas ellas resultaron relevantes en su análisis de regresión múltiple. De partida, la probabilidad general de mantenimiento es bastante más alta en el barrio de Salamanca (.914) que en Vallecas (.742), si bien ambos distritos deben clasificarse junto a las hablas más conservadoras del diasistema (cf. Tabla 2 supra). Las tablas 7 y 8 muestran en detalle los resultados del análisis de regresión múltiple y de frecuencias de la -/s/ realizada como (s) (Tabla 7) y de la -/s/ realizada como (h) (Tabla 8) en los dos barrios madrileños.

7

Sin embargo, no considero muy relevante esta variable en nuestros datos por la baja presencia de hablantes pertenecientes a los modos de vida trabajo y familia.

106

Isabel Molina Martos

Análisis 1: -/s/ > (s) Tabla 7. Probabilidad y frecuencia de las variables incidentes en la realización de -/s/ > -(s) Bº Salamanca

Bº Salamanca

Probabilidad Frecuencias Input .914 relativas Log likelihood = −10876.767 Significance = .000

Posición en Interior: .701 la palabra Final: .443

Interior: 87% Final: 80%

Vallecas

Vallecas

Probabilidad Input 0.742 Log likelihood = −2076.405 Significance = 0.030

Frecuencias relativas

Interior: 0.590 Final: 0.464

Interior: 66,8% Final: 68,9%

Mujer: 0.581 Hombre: 0.420

Mujer: 72,1% Hombre: 64,5%

Categoría Nominal: .461 Nominal: 78% gramatical Verbal: .510 Verbal: 86% No gramatical: .523 No gramatical: 84% Contexto fónico

Tónica: .941 Átona: .904 Pausa: .728 Consonante sorda: .323 Consonante sonora: .181

Tónica: 98% Átona: 97% Pausa: 91% Consonante sorda: 80% Consonante sonora: 63%

Sexo

Mujer: .702 Hombre: .296

Mujer: 91% Hombre: 73%

Edad

1ª Generación: .463 1ª Generación: 83% 2ª Generación: .647 2ª Generación: 85% 3ª Generación: .379 3ª Generación: 77%

Nivel de Primarios: .300 instrucción Superiores: .571 Secundarios: .615

Primarios: 69% Superiores: 88% Secundarios: 86%

Nivel social

Bajo: 91% Medio-bajo: 58% Medio: 80% Medio-alto: 90%

Bajo: .744 Medio-bajo: .381 Medio: .405 Medio-alto: .704

Superiores: 0.768 Primarios: 60,2% Primarios: 0.359 Superiores: 85,5% Secundarios: 0.318 Secundarios: 57,2 %

107

La variable sociolingüística -/s/ en el distrito de Vallecas (Madrid)

Análisis 2: -/s/ > (h) Tabla 8. Probabilidad y frecuencia de las variables incidentes en la realización de -/s/ > -(h) Bº Salamanca

Bº Salamanca

Vallecas

Vallecas

Probabilidad Input 0.230 Log likelihood = −2031.055 Significance = 0.028

Frecuencias relativas

Interior: 9% Final: 15%

Final: 0.535 Interior: 0.413

Interior: 32,2% Final: 28,4%

Probabilidad Frecuencias Input .063 relativas Log likelihood = −9764.954 Significance = .000

Posición en Interior: .239 la palabra Final: .577 Contexto fónico

Tónica: .048 Átona: .108 Pausa: .283 Consonante sorda: .732 Consonante sonora: .722

Tónica: 0% Átona: 2% Pausa: 7% Consonante sorda: 17% Consonante sonora: 22%

Consonante: 0.611 Consonante: 37,8% Pausa: 0.421 Pausa: 18,5% Vocal: 0.178 Vocal: 7,5%

Sexo

Mujer: .294 Hombre: .708

Mujer: 6% Hombre: 21%

Hombre: 0.574 Mujer: 0.426

Edad

1ª Generación: .531 2ª Generación: .359 3ª Generación: .619

1ª Generación: 13% 2ª Generación: 11% 3ª Generación: 18%

Nivel de Primarios: .682 instrucción Superiores: .438 Secundarios: .395

Primarios: 23% Superiores: 8% Secundarios: 10%

Nivel social Bajo: .250 Medio-bajo: .609 Medio: .595 Medio-alto: .298

Bajo: 17% Medio-bajo: 7% Medio: 11% Medio-alto: 13%

Mujer: 26,5% Hombre: 32,4%

Secundarios: 0.686 Primarios: 36% Primarios: 0.630 Superiores: 41% Superiores: 0.236 Secundarios: 13,2%

La comparación de los dos barrios, si bien confirma que Vallecas es menos conservador fónicamente que el barrio de Salamanca, revela la escasa coincidencia de variables relevantes simultáneamente en uno y otro distrito: tan solo la posición interior o final de la -s en la palabra y, entre los factores sociales, el sexo y el nivel de instrucción inciden tanto en la realización plena de la -s como en la aspirada.

108

Isabel Molina Martos

La estratificación de la -s por sexo sigue en los dos distritos la misma pauta: las mujeres son más conservadoras que los hombres en ambos barrios, si bien los hombres del barrio de Salamanca son un poco más conservadores que las mujeres de Vallecas (cf. Gráfico 2). 100% 80% 60% Hombre

40%

Mujer

20% 0% Bº Salamanca Vallecas

Gráfico 2. Conservación de (s) según barrio y sexo

En cambio, la estratificación por niveles de instrucción marca un perfil ligeramente distinto en uno y otro barrio madrileño: en el distrito de Salamanca, la estratificación progresa linealmente: los hablantes universitarios son los más conservadores y los de estudios primarios los más innovadores. En Vallecas, en cambio, la estratificación se desvía en los hablantes con estudios secundarios, menos conservadores que los que solo tienen estudios primarios (cf. Gráfico 3).

90 80 70 60 50 40 30 20 10 0

Bº Salamanca Vallecas

Primaria

Secundaria

Universitario

Gráfico 3. Conservación de (s) según barrio e instrucción

La variable sociolingüística -/s/ en el distrito de Vallecas (Madrid)

4.

109

El componente migratorio en la estratificación sociolingüística de la -s en Vallecas

Los resultados de §3 han mostrado que la comparación entre los distritos de Vallecas y barrio de Salamanca aparentemente no aporta novedades más allá de constatar que, efectivamente, el centro de la ciudad es más conservador en la articulación de la -s que la periferia. Pero estas conclusiones son antiintuitivas, pues durante el trabajo de campo resultó evidente que la fonética —y especialmente la -/s/— marca diferencias profundas entre los hablantes vallecanos y los del barrio de Salamanca que van más allá de la mayor o menor conservación de la -s. Si los madrileños del barrio de Salamanca se autodefinen por su voluntad de conservadurismo, los vallecanos también manejan este recurso para definirse como madrileños capitalinos conocedores de las pautas con prestigio abierto; pero además los vallecanos utilizan un segundo recurso sociolingüístico: recurren a la aspiración para indicar que esta también forma parte de sus rasgos identitarios, revelando que proceden de la periferia de la ciudad y que son descendientes de españoles meridionales o de zonas castellanas de transición. Para comprobar este extremo, nuestro análisis añadió a la hoja de codificación del PRESEEA la variable «Inmigración» —que se había tenido en cuenta en la preestratificación de la muestra— para matizar, por una parte, el comportamiento de los vallecanos según su origen y por otra, para reflexionar sobre las migraciones y su efecto en la variación y el cambio lingüístico. En la Comunidad de Madrid contamos con el precedente (cf. §2) de la investigación de Pedro Martín Butragueño (1991, 2002) en Getafe, una comunidad urbana con muchos aspectos comunes con Vallecas por ser una ciudad de la periferia de Madrid que también creció exponencialmente como receptora de inmigrantes. El estudio de Martín Butragueño es veinte años anterior al de Madrid, pues las entrevistas de Getafe se hicieron entre 1989 y 1990. En Getafe, todas las generaciones de madrileños favorecían la conservación de (s) plena, y los más jóvenes incluso con más decisión. Sin embargo, uno de los aspectos más significativos del análisis se refería a los inmigrantes: los inmigrantes getafeños más jóvenes habían asumido la variante plena al mismo ritmo que el grupo madrileño, y lejos de conformarse con sumarse al cambio local, incluso superaban a sus homólogos madrileños en la

110

Isabel Molina Martos

realización de la variante prestigiosa. Martín Butragueño interpretaba la pauta que seguía la -/s/ en Getafe como la propia de un cambio en la estructura comunitaria, cuyo perfil puede verse en el Gráfico 4.

s plena según edad y origen 0.7 0.6

Probabilidad

0.5 0.4

Madrileños

0.3

Inmigrantes

0.2 0.1 0 1

2

3

4

Edad

Gráfico 4. s plena según edad y origen (Martín Butragueño 2002:160)

La incorporación de la variable inmigración en Vallecas abre la posibilidad de establecer una comparativa entre los distintos componentes de la muestra. Getafe revela, de partida, una tendencia general más innovadora que Vallecas, a su vez menos conservadora que el Barrio de Salamanca. Tabla 9. Realizaciones de -/s/ en Madrid y en Getafe

Bº Salamanca Vallecas Getafe

(s)

(h)

(ı)

(ø)

82

14

2

1

67,6

26,4

3,1

2,8

59

28

7

6

Pero para que los datos sean realmente comparables, no debe perderse de vista que entre las encuestas de Getafe y las de Vallecas han transcurrido entre 15 y 20 años:

111

La variable sociolingüística -/s/ en el distrito de Vallecas (Madrid)

t t t

(FUBGF #4BMBNBODBFOUSF 7BMMFDBTFOUSF

Martín Butragueño distinguió cuatro grupos de edad añadiendo uno de hablantes más jóvenes (16-20 años) a los tres establecidos en el PRESEEA, lo que hace posible contrastar las tres generaciones de Vallecas con sus coetáneos de Getafe. Para ello, se ha eliminado la generación 4 de Getafe correspondiente a los mayores de 55 pues, transcurridos veinte años, estos hablantes tienen ya más de 75 y por lo tanto no son coetáneos de los mayores de 55 de la muestra de Vallecas. Para que los grupos de edad sean equivalentes y puedan comparase, las generaciones 1.ª y 2.ª avanzan una casilla en el tiempo, y, por último, se añaden los más jóvenes. Con este ajuste, se consigue comparar los datos de ambos corpus en tiempo real, como se muestra en la Tabla 10. Tabla 10. Comparación en tiempo real entre los grupos generacionales del Estudio de Getafe y de Vallecas Nacidos entre 1970-1985

Nacidos entre 1950-1970

Nacidos entre de 1935-1950

Nacidos antes de 1935

Getafe

1º generación (16-20 años)

2ª generación (21-34)

(3ª generación) 35-54

4ª generación (55- >)

Vallecas

1º generación (20-34)

2ª generación 35-54

3ª generación 55->

El Gráfico 5 muestra la comparación entre Getafe y Vallecas una vez ajustados los grupos generacionales y tras eliminar de la comparación el grupo de getafeños nacidos antes de 1935: 80 60 Vallecas

40

Getafe

20 0 1ª gen

2ª gen

3ª gen

Gráfico 5. Conservación de -/s/ en Getafe y Vallecas por grupos de edad

112

Isabel Molina Martos

En términos generales, el Gráfico 5 revela patrones divergentes en la tercera generación, donde Vallecas tiene como punto de partida una pauta más conservadora y Getafe más innovadora. Esta pauta se modifica con el paso del tiempo pues las dos generaciones más jóvenes ya no son divergentes sino que se aproximan tanto entre sí que muestran valores prácticamente idénticos en Getafe y en Vallecas. La convergencia de las dos generaciones más jóvenes supone movimientos opuestos en ambas comunidades: de retracción en Getafe que, en tiempo aparente, pasa de ser más innovadora a más conservadora, e innovador en Vallecas, donde las dos generaciones jóvenes son más innovadoras que la tercera. Si además se aplica en Vallecas la distinción inmigrantes/madrileños y madrileños del Puente de Vallecas/madrileños de la Villa de Vallecas, se observa una estratificación lineal en la muestra: Tabla 11. (s) en Vallecas y población madrileña/inmigrante Madrileños Puente Vallecas -/s/ > (s)

75,2%

Madrileños Villa Vallecas 66,6%

Inmigrantes Puente Vallecas 64,6%

Donde los más innovadores son los inmigrantes del Puente de Vallecas, seguidos de los madrileños de la Villa de Vallecas y, por último, de los madrileños del Puente, los más conservadores del distrito y, por tanto, los más próximos al barrio de Salamanca. En cambio, los inmigrantes del Puente y los madrileños de la Villa de Vallecas son más convergentes con las comunidades urbanas de la periferia de Madrid, Alcalá de Henares, y Getafe (cf. Gráfico 6):

113

La variable sociolingüística -/s/ en el distrito de Vallecas (Madrid)

90 80 70 60 50 40 30 20 10 0

[s] [h] [σ] [Ø]

Gráfico 6. Realizaciones de la -/s/ en comunidades de habla madrileñas, distinguiendo en Vallecas madrileños e inmigrantes del Puente y madrileños de la Villa

Pero si nos detenemos en la estratificación por edad e inmigración de los vallecanos, la imagen sociolingüística vuelve a matizarse, pues comprobamos que la segunda generación es muy distinta de las otras dos. Se trata de hablantes de entre 35 y 54 años que en 1990 tenían 20-35 años aproximadamente. 100 80 60

1ª gen

40

2ª gen

20

3ª gen

0 PVI

VV

PVM

Gráfico 7. -/s/ > (s) en Vallecas por edad y origen (%)

114

Isabel Molina Martos

Los madrileños del Puente de Vallecas de la 2.ª generación presentan un índice de conservación altísimo, el 86%, superior incluso al 82% del barrio de Salamanca. Si se tiene en cuenta que los madrileños del Puente, pese a ser ya ellos nacidos en Madrid, descienden de inmigrantes, el comportamiento de este grupo de edad podría ser una prolongación en el tiempo de la pauta de hipercorrección que en Getafe era característica del grupo de inmigrantes jóvenes. Si a continuación nos fijamos en los jóvenes inmigrantes vallecanos, a diferencia de lo que estaba sucediendo en Getafe hace 25 años, en Vallecas muestran índices de conservación (67%) iguales a los del resto de los jóvenes del barrio. En Vallecas puede afirmarse que todos los jóvenes, inmigrantes y madrileños, siguen una tendencia lineal convergente con la conservación, donde el origen autóctono o inmigrante no traduce sociolingüísticamente diferencias significativas entre ellos, ni marca curvas de hipercorrección como las que se detectaban en Getafe a finales de los años 80. Puede concluirse, entonces, que la población inmigrante de la periferia (Vallecas y Getafe) llegada a Madrid ha frenado la tendencia a reponer la -s que es característica del barrio de Salamanca, al tiempo que se ha estabilizado en unos índices de mantenimiento de la sibilante en torno al 65%-70%, con soluciones más relajadas que en el centro de la ciudad. Estos resultados caben interpretarse a la luz de los cambios sociales que ha experimentado la ciudad desde principios de los años 90 relativos a la masiva llegada de inmigración de origen no español. La inmigración española que había venido recibiendo Madrid desde finales del siglo XIX y a lo largo del siglo XX, deja paso a la inmigración originaria de otros países. En la percepción social de los vallecanos, ya con una consolidada identidad de barrio, los inmigrantes ya no son ellos, sino los extranjeros procedentes de múltiples países y por tanto no siempre hispanohablantes, los que han venido a cubrir el rol social que tuvieron sus mayores en la segunda mitad del siglo XX. Durante las dos últimas décadas han sido los inmigrantes extranjeros de última generación quienes debían imitar los rasgos madrileños para integrarse lingüísticamente; un recorrido que sus padres y abuelos habían hecho entre 1960 y 1990. Los vallecanos del siglo XXI han interiorizado que, aunque desciendan de manchegos o andaluces, son parte de la comunidad de habla madrileña. Todo ello explica que, por una parte, mantengan un patrón estable conservador, convergente con el patrón del barrio de Salamanca y por otra,

La variable sociolingüística -/s/ en el distrito de Vallecas (Madrid)

115

utilicen las variantes relajadas de la -s para marcar estilísticamente su discurso tiñéndolo con el sello distintivo, innovador, de la periferia del sureste de Madrid. En la sincronía actual, la variable -/s/ en Vallecas es un marcador sociolingüístico temporalmente estabilizado con fuerte estratificación socioestilística.

Referencias bibliográficas Blanco, Ana (2004). Estudio sociolingüístico de Alcalá de Henares. Alcalá de Henares: Universidad de Alcalá. Cestero Mancera, Ana M., Isabel Molina Martos y Florentino Paredes García (en preparación). La lengua hablada en Madrid. Corpus PRESEEA-Madrid (distrito de Vallecas). I. Hablantes de instrucción superior. Libro + CD ROM. Alcalá de Henares: Universidad de Alcalá. Elorriaga Planes, Teresa (2001). «Vallecas de 1800 a 1950: un proceso de integración en la vida urbana madrileña» en Matilde Fernández Montes (ed.), Vallecas. Historia de un lugar de Madrid. Madrid: CSIC, 237-319. Gil Peña, Noelia (2004). Estudio sociolingüístico de la fonética de la ciudad de Madrid. Alcalá de Henares: memoria de licenciatura inédita. Gil Peña, Noelia (2006). «Estudio sociolingüístico de la fonética del madrileño barrio de Salamanca: la -s en posición implosiva», Español Actual 85: 25-40. Martín Butragueño, Pedro (1991). Desarrollos sociolingüísticos en una comunidad de habla. Tesis doctoral inédita. Madrid: Universidad Complutense. Martín Butragueño, Pedro (2002). «La dimensión de las hipótesis sustantivas: datos sociolingüísticos del sur de Madrid» en Variación lingüística y teoría fonológica. México D. F.: El Colegio de México. Molina Martos, Isabel (1998). La fonética de Toledo. Contexto geográfico y social. Alcalá de Henares: Universidad de Alcalá. Molina Martos, Isabel (2010). «El español en el centro peninsular» en Esteban Montoro y Juan Antonio Moya (eds.), El español en contexto. Actas de las XV Jornadas sobre la lengua española y su enseñanza. Granada: Universidad de Granada, 87-104.

116

Isabel Molina Martos

Molina Martos, Isabel, Florentino Paredes García y Ana M. Cestero Mancera (en preparación). La lengua hablada en Madrid. Corpus PRESEEA-Madrid (distrito de Vallecas). II. Hablantes de instrucción secundaria. Libro + CD ROM. Alcalá de Henares: Universidad de Alcalá. Paredes García, Florentino, Ana M. Cestero Mancera e Isabel Molina Martos (en preparación). La lengua hablada en Madrid. Corpus PRESEEA-Madrid (distrito de Vallecas). III. Hablantes de instrucción primaria. Libro + CD ROM. Alcalá de Henares: Universidad de Alcalá.

Capítulo 4 Funciones subjetivadoras del diminutivo en el habla de Madrid Florentino Paredes García Universidad de Alcalá

1.

Introducción

El diminutivo es uno de los primitivos universales de la gramática, que se realiza de forma diferente en cada lengua en función del repertorio de recursos morfológicos disponibles (Jurafsky 1996). El español se caracteriza por expresar de forma sintética el contenido semántico asociado al diminutivo, utilizando para ello variantes sufijales que pueden adquirir valores diversos. Delimitar los valores semánticos asociados al diminutivo se ha convertido en uno de los aspectos de más interés y de más vivo debate, posiblemente debido a lo que Náñez Fernández (1973: 379) denomina el «carácter funcionalmente camaleónico» de los diminutivos. El objetivo de este capítulo es describir cómo se usa el diminutivo en la comunidad de habla madrileña, atendiendo en especial a las funciones que desempeña. Siguiendo la propuesta de Reynoso Noverón (2005), el diminutivo puede interpretarse como un recurso mediante el cual el hablante conceptualiza la realidad y presenta su visión subjetiva de ella al interlocutor. Esta subjetivación, a su vez, puede cumplirse en diferente grado, dependiendo del tipo de relación que el hablante establezca entre la entidad disminuida y el prototipo de la categoría semántica. El capítulo está organizado de la siguiente manera: en primer lugar, se describen algunos trabajos relacionados con las interpretaciones que ha recibido el diminutivo1 y se presentan también las aportaciones que se han hecho desde el proyecto PRESEEA. Posteriormente, se analizan los 1

Una revisión completa de la bibliografía sobre el diminutivo puede verse en Reynoso Noverón (1997). También resulta ineludible la consulta de Náñez Fernández (1973).

118

Florentino Paredes García

diminutivos que aparecen en las encuestas de los dos corpus PRESEEA de Madrid. El análisis se hace mediante dos recuentos de los datos: en el primero se consideran todos los casos de diminutivo presentes en las encuestas; en el segundo, se consideran solo a los casos de diminutivo no lexicalizado contenidos en los primeros 45 minutos de las encuestas. Con el primer recuento (corpus general) se presentan las variantes del sufijo y se analizan las funciones que cumple el diminutivo en la comunidad de habla y las específicas de cada una de las variantes sufijales. Mediante el segundo recuento (corpus restringido), es posible realizar análisis de segmentos de tiempo comparables y, por tanto, conocer la variación individual y la variación asociada a los factores estilísticos y sociales. Los resultados de los análisis permiten extraer las conclusiones con que se cierra el capítulo.

2.

Estudios previos

La idea tradicional de que la función central o primaria del diminutivo es la de indicar tamaño pequeño fue duramente rebatida por Amado Alonso en 1935 (Alonso 1974), para quien lo esencial del diminutivo es el aspecto emocional o afectivo que lleva asociado, ya sea en relación con la valoración de las cosas nombradas, ya sea en la intención de actuar sobre el interlocutor incrementando la cortesía o sirviéndose por ejemplo de la ironía2. Propone el siguiente esquema clasificatorio de los valores estilísticos asociados al diminutivo (1953: 187-188): 1.

2.

2

Hacia el objeto nombrado: a. Nocionales b. Emocionales c. De frase o expresión del temple d. Estético-valorativos Hacia el interlocutor: a. Afectivo-activos b. De cortesía c. Efusivos Esta tesis de Alonso ha sido aceptada casi unánimemente, a pesar de algunas opiniones en contra (cf. Fernández Ramírez 1962).

Funciones subjetivadoras del diminutivo en el habla de Madrid

3.

119

Hacia ambos a la vez: a. Representaciones elocuentes

Esta clasificación ha sido muy difundida y ha tenido un amplio seguimiento, a pesar de la heterogeneidad que presenta y del hecho de que algunos valores estilísticos no estaban claramente definidos (vid. Zuluaga Ospina 1970, Náñez Fernández 1973). En la Nueva gramática de la lengua española (RAE y Asociación de Academias de la Lengua Española 2009: 651-656) también se reducen a tres las interpretaciones semántico-pragmáticas asociadas a los diminutivos: como expresión de la disminución de tamaño del referente, como elemento atenuador del efecto que pueda producir el enunciado y como elemento que intensifica o incrementa la cualidad expresada por el lexema. Se trata de una clasificación que, aun recogiendo ideas presentes de la mayor parte de los estudios actuales sobre este sufijo, resulta esquemática sobre todo en lo que se refiere al análisis de los efectos pragmáticos producidos por el uso del diminutivo. Desde una perspectiva cognitiva, el diminutivo puede entenderse como un recurso, vinculado a la situación comunicativa y a las relaciones entre los interlocutores, que le permite al hablante poner de manifiesto su conceptualización acerca de la entidad sobre la que se aplica el sufijo3. Reynoso Noverón (2005), desde esta perspectiva, entiende el diminutivo como un fenómeno pragmático de comunicación mediante el cual el hablante puede intervenir de manera activa en el acto comunicativo, expresando «las relaciones que establece con la entidad disminuida, con su interlocutor, con el contexto de la enunciación o consigo mismo» (2005: 80). El diminutivo puede aplicarse a entidades disminuidas referencialmente (función cuantificadora) o a entidades que son evaluadas subjetivamente por el hablante, poniendo de manifiesto la posición del hablante/conceptualizador en el acto comunicativo, para valorar o apreciar el evento discursivo. La autora clasifica los valores del diminutivo en

3

Esta visión cognitivista no es nueva: ya está presente en el artículo de Amado Alonso al considerar que «el diminutivo destaca su objeto en el plano primero de la conciencia. Y esto se consigue no con la mera referencia lógica al objeto o a su valor, sino con la representación afectivo-imaginaria del objeto» (Alonso 1974: 163). La importancia de la relación entre los interlocutores y el estilo en el uso del diminutivo goza también de una larga tradición, como puso de relieve Beinhauer (1968: 238-248) al vincular el uso del diminutivo al registro coloquial.

120

Florentino Paredes García

un continuum de subjetivación que tendría tres grandes funciones pragmáticas4: la cuantificadora, la cualificadora y la relacional. La función cuantificadora se produce cuando con el sufijo se valora la dimensión de la entidad disminuida, la función cualificadora cuando lo evaluado son las cualidades de esa misma entidad y la función relacional cuando se usa el diminutivo para valorar las relaciones del hablante con la entidad sobre la que se aplica el sufijo. Dentro de cada una de estas funciones básicas, se pueden diferenciar funciones secundarias, según recoge el esquema siguiente (2005: 81): I.

Valoración Cuantificadora Valoración con la dimensión de la entidad disminuida: a. Cuantificadora (uso referencial) b. Descentralizadora c. Centralizadora II. Valoración Cualificadora: Valoración de las cualidades de la entidad disminuida a. Negativa b. Positiva III. Valoración Relacional Valoración de las relaciones del hablante con las entidades del discurso a. Irónica b. Amortiguadora c. Respetuosa Estas funciones, además, podrían situarse en una escala que represente el grado de subjetivación que supone el uso del diminutivo por parte del hablante/conceptualizador, que iría desde las funciones en las que el diminutivo tienen un uso más referencial hasta las que suponen una mayor implicación subjetiva por parte del hablante: Valoración cuantificadora ĺ Valoración cualificadora ĺ Valoración relacional. Aunque se puede discutir la posición que algunas subfunciones ocupan dentro de esa escala, 4

La vinculación entre el diminutivo y los valores pragmáticos ha sido un argumento para proponer una nueva disciplina, la morfopragmática, que tendría como objeto el estudio de la información pragmática asociada a determinados morfemas, es decir, una disciplina que estudie los casos en que una regla morfológica produce efectos pragmáticos de manera regular (Dressler y Merlini 1994). Coincidente en parte con este planteamiento, pero adoptando un punto de vista más social, la sociopragmática ha hecho del diminutivo también uno de sus temas de atención preferente (Bravo 2005).

Funciones subjetivadoras del diminutivo en el habla de Madrid

121

especialmente la que corresponde a la función «respetuosa» —no bien definida, por lo demás—, puede considerarse una propuesta de partida. La autora señala también que los esquemas de las escenas discursivas no son mutuamente excluyentes, sino que a menudo las marcas de diminutivo presentan «funciones pragmáticas encadenadas» a una primera lectura: así un diminutivo puede tener relación entre la pequeñez y el aprecio, entre el desprecio y la ironía o entre el aprecio y la amortiguación. La presencia de las variantes del sufijo en cada territorio así como la frecuencia de uso pueden servir para distinguir y caracterizar variedades dialectales (Lázaro Mora 1999; RAE y Asociación de Academias de la Lengua Española 2009: 630-31) y siguen apareciendo trabajos que parten de datos de la lengua hablada en comunidades de habla concretas (Fontanella de Weinberg 1962; Gómez Capuz 2000: 144-147, Regúnaga 2005). Para los propósitos de la distinción dialectal ha sido menos frecuente atender a las funciones que cumple el diminutivo en cada comunidad de habla, pero no han faltado intentos en este sentido. Así, Company Company (2002) se sirve de la diferencia entre el valor referencial (tamaño) y el valor relacional (pragmático) observable entre el español peninsular castellano y el español mexicano para considerar no solo que existe una isoglosa que separa ambas áreas, sino que llega incluso a postular que «los distintos comportamientos gramaticales de los dos dialectos estudiados reflejan visiones del mundo bastante diferentes» (2002: 55). La autora, basándose en el corpus de Reynoso Noverón (2001), encuentra que el español mexicano usa el diminutivo con valor relacional un 72%, frente al 42% del español peninsular; en cambio, el mexicano lo emplea el 28% de las veces con valor referencial, frente al 58% del español. Según su hipótesis, los hablantes mexicanos «parecen estar más interesados en hablar de cómo ellos ven la realidad y no en hablar o describir la realidad misma» (20002: 67), mientras que los españoles «adoptan preferentemente un plano más objetivo o distante y codifican las entidades atendiendo más a sus propiedades referenciales» (2002: 67). En el marco del PRESEEA, han sido varios los trabajos que se han ocupado de este elemento. En el XVI Congreso de la ALFAL, celebrado en 2011, Paredes (2012) presentó un trabajo en el que analizaba el uso del diminutivo en Madrid por parte de los madrileños, atendiendo también a cómo este elemento puede servir para identificar el grado de integración sociolingüística de los inmigrantes en la comunidad de acogida. Para el análisis del sufijo, propone estudiar la posible incidencia de 25 variables

122

Florentino Paredes García

en el uso del diminutivo5. El trabajo, basado en 83 encuestas de los distritos de Salamanca y Vallecas, es de carácter preliminar, pero da cuenta de las variantes del sufijo que aparecen en la ciudad, las bases léxicas a las que se adjunta, las secuencias discursivas con las que coaparece y una primera aproximación entre el diminutivo y los factores sociales (sexo, edad y nivel de instrucción). Manjón-Cabezas (2012) estudia el uso del diminutivo en la ciudad de Granada y muestra que en la capital granadina el sufijo más productivo es illo (N = 606, 46,8%), seguido de -ito (N = 533, 41,1%) y de -ico (N = 157, 12,1%). Observa que en esa comunidad de habla los sufijos presentan una estratificación social según la cual -ico se adscribe a los niveles bajos educativos y se encuentra en regresión, mientras que -ito avanza en la sociedad granadina, a través sobre todo de los niveles educativos altos, configurando así lo que parece ser un cambio desde arriba. Algunos investigadores ligados al equipo de Monterrey (México) también se han ocupado de estudiar el diminutivo en las encuestas del PRESEEA de esa comunidad de habla. Silva Almanza (2011), en su tesis de maestría, estudia la connotación de los diminutivos en el habla regiomontana y cuantifica los datos según la propuesta de Alonso: hacia el objeto nombrado, hacia el interlocutor y hacia ambos. Su análisis se centra especialmente en la presencia de estos sufijos en el ámbito temático de la comida. Concluye la autora que el uso más frecuente es el de lexicalización, si bien, sumados en conjunto los datos, los valores afectivos son los predominantes. En esta comunidad de habla también han sido analizados otros aspectos del diminutivo: los valores implícitos, los presupuestos y los sobreentendidos (Silva Almanza y Rodríguez Alfano 2012), el género (Silva Almanza 2012), las funciones referencial y afectiva (Silva Almanza 2009) y la función del diminutivo en las narraciones (Reyes Trigo 2014).

5

De las variables propuestas, nueve son de carácter lingüístico (1. Forma del sufijo, 2. Valor semántico-pragmático, 3. Grado de lexicalización. 4. Número de sílabas de la palabra. 5. Estructura acentual de la palabra base. 6. Reduplicación expresa. 7. Entorno consonántico en la palabra. 8. Entorno en el turno de habla. 9. Asimilación al turno de habla anterior. 10. Categoría gramatical de la base y 11. Difusión léxica), ocho son de carácter estilístico (12. Especialización. 13. Tipo de secuencia discursiva. 14. Fuente del discurso. 15. Planificación y grado de espontaneidad. 16. Fase de la interacción. 17. Formalidad (tenor y estatus). 18. Formalidad (tenor y edad). 19. Formalidad (tenor y proximidad)), y cinco de carácter social (20. Sexo. 21. Edad. 22. Nivel de estudios. 23. Zona de residencia y 24. Origen).

Funciones subjetivadoras del diminutivo en el habla de Madrid

123

En Caracas, Malaver (2014) basa su estudio en una muestra parcial del diez por ciento de los casos de diminutivo en las encuestas. La autora clasifica las funciones del diminutivo según la propuesta de Reynoso Noverón (2005) y pretende verificar si la hipótesis de Company (2002) se cumple también en la capital venezolana. Del análisis de 789 casos de -ito e -ico presentes en el habla caraqueña se desprende que los valores predominantes son los subjetivos, sobre todo cuando la categoría base es un adjetivo o un adverbio. Otras conclusiones del trabajo son la identificación de un proceso de lexicalización que afecta a la palabra ahorita y la constatación de la similitud entre las variedades caraqueña y mexicana en la preminencia de los valores subjetivadores del diminutivo frente a los referenciales.

3.

Metodología

Para el análisis del diminutivo en la comunidad de habla madrileña, se ha trabajado con una plantilla de codificación que prevé la posible incidencia de variables lingüísticas, estilísticas y sociales. A la propuesta que se presentó en Paredes (2012), se han añadido en esta ocasión la variable lingüística «función» y otras variables surgidas de la posestratificación de la muestra («clase social», «ascendencia», «origen»), alcanzando de este modo la cantidad de 30 posibles factores incidentes en el uso del morfema. Además, se han usado ya los dos corpus completos, es decir, las 108 encuestas. El análisis del sufijo se ha llevado a cabo a partir de dos recuentos de los datos manejados, que permiten una progresiva aproximación al estudio de este sufijo en la comunidad de habla madrileña. Como se pretendían analizar todos los usos, valores y funciones del diminutivo presentes en las encuestas, en el primero de los recuentos (corpus general) se ha considerado conveniente incluir todas las ocurrencias del sufijo, independientemente de la duración de las entrevistas. Las únicas restricciones en la selección de las unidades se han hecho de acuerdo con las siguientes consideraciones: a.

Solo se han tenido en cuenta los casos de diminutivo en los que existe la forma sin diminutivo: comillas, carrete, cartilla, cazuela, cerilla, maletín, pastilla, planeta, etc. Se incluyen los casos de diminutivo

124

b.

c.

d. e.

f.

g.

Florentino Paredes García

aun cuando la relación con el original ya apenas sea percibida por los hablantes, como ocurre con lenteja, pañuelo, papilla, pasillo, pastilla, patillas, peseta, puñeta, rodilla, solomillo, tarjeta, etc. También se han computado los diminutivos en antropónimos, atendiendo a las posibles repercusiones pragmáticas que puede existir al emplear este recurso, como señalan Brown y Levinson (1987: 103) en relación con la cortesía. En cuanto a los topónimos, se conservan los que presentan alternancia con la forma sin sufijo (Pozuelo, Cercedilla, Valdemorillo, Zarzuela), pero se eliminan los que no presentan esta alternancia (Sevilla, Orcasitas) Se han eliminado los casos en los que el sufijo no es diminutivo (azulejo, miedica, caguica, acusica, cf. Zuluaga Ospina 1970: 27-29). Se han eliminado también los casos en los que no existe la forma sin sufijo (morcilla, ladrillo) o no funciona como tal en la comunidad de habla (alcantarilla, chiringuito). No se han tenido en cuenta los sufijos incorporados a la forma léxica, ya sea heredada del latín —casos como abeja, abuelo, capilla ‘iglesia’, castillo, cuchillo, novillo, ovillo, etc.—, ya sea procedente de un extranjerismo —como los galicismos carpeta (< carpette y este del ing. carpet), casete (< casette), chaqueta (< jaquette), filete (< filet), galleta (< galette), glorieta (< gloriette), taburete (< tabouret), etc.—. Por último, y atendiendo a las particularidades que más adelante se tratarán (§ 4.1), se han incluido en este primer recuento las formas bonito y bonico y sus variantes de género y número (cf. ManjónCabeza 2012).

Los datos obtenidos en el recuento general, al incluir todos los casos, permitirán observar con precisión qué sucede en Madrid en relación con el fenómeno objeto de estudio. Pero si se pretende llevar a cabo análisis que sean representativos de la realidad lingüística, es preciso utilizar unidades comparables entre sí. Por ello, se ha llevado a cabo un segundo recuento (corpus restringido) que supone una restricción sobre el corpus general, atendiendo a los siguientes criterios: a. b.

Se han descartado los casos de lexicalización del diminutivo. Se han seleccionado únicamente los diminutivos que aparecen en los 45 primeros minutos de cada entrevista, que se han subdividido en tres fases de quince minutos cada una.

125

Funciones subjetivadoras del diminutivo en el habla de Madrid

Sobre este corpus restringido se han analizado las correlaciones de las variantes del sufijo y las funciones subjetivadoras en relación con las variables sociales y estilísticas tomadas en cuenta. En la interpretación de los resultados, se ha considerado el diminutivo como un recurso del hablante para conceptualizar la realidad, evaluarla y presentarla subjetivamente. Desde este punto de vista, las funciones del diminutivo pueden ordenarse en una escala que va desde la máxima objetividad a la máxima subjetividad, tal como propone el Cuadro 1, basado en la propuesta de Reynoso Noverón (2005), donde se han incorporado también los casos de lexicalización, que representan el grado máximo de objetividad en el sufijo. +Objetividad Lexicalización No valoración

+Subjetividad Cuantificadora

Descentra- Centra- Positiva Negalizadora lizadora tiva Valoración Valoración cuantitativa Cualificadora

Amorti- Irónica Respeguadora tuosa Valoración Relacional

Cuadro 1. Escala de subjetividad del diminutivo

4.

Análisis del corpus general

4.1

Variantes del sufijo

En Madrid hemos encontrado 3868 casos de diminutivo, que se distribuyen en ocho variantes: -ito, -illo, -ete, -ico, -uelo, -in(o), -ejo, -uco, con sus respectivas variaciones de género y número6. Coincidiendo con la mayor

6

El número máximo de sufijos que se aplica a una base es de cuatro, situación que se ha encontrado en dos unidades: chaval, que presenta la alternancia entre chavalito, chavalillo, chavalete y chavalín, y chico, con las variantes chiquillo, chiquito, chiquitín y chicuco (aparte de otros fenómenos intensificadores, como la reduplicación o la inserción de infijos de valor expresivo: chiquitillo, chiquitito, chiquirritín). La alternancia de tres sufijos sobre la misma base la hemos encontrado en once palabras: cachito, cachillo, cachete; minutito, minutillo, minutejo; poquito, poquillo, poquitín; rubito, rubiejo, rubiete. En 96 bases se produce la alternancia de dos sufijos y en 565 la presencia del sufijo es única.

126

Florentino Paredes García

parte del mundo hispano (RAE y Asociación de Academias de la Lengua Española 2009: 631), en Madrid se prefiere claramente la variante -ito, que aparece en 2430 ocasiones y ocupa el 62,8% del espectro. El siguiente sufijo en frecuencia de uso es -illo, presente en 740 ocasiones y con una franja porcentual del 19,1%. En tercera posición está -ete, con 368 ocurrencias y un porcentaje del 9,51%. Del resto de variantes sufijales los porcentajes de uso apenas son relevantes: -ejo aparece en 139 ocasiones (3,6%), -in(o) en 112 (2,9%), -uelo en 67 (1,7%), -ico en 11 (0,3%) y cierra la lista -uco, que solo aparece una vez en las encuestas. La situación es diferente si se atiende al grado de lexicalización que presenta la forma sufijada. La lexicalización es un mecanismo habitual en la lengua que, para el caso del diminutivo, se relaciona con el hecho de que el sufijo sea transparente a la interpretación o no (RAE y Asociación de Academias de la Lengua Española 2009: 635). La interpretación de casita puede extraerse de casa + ita, donde el sufijo tiene un valor autónomo que se añade al del lexema sobre el que actúa, pero la interpretación de casilla no se deduce del contenido del sufijo. Por eso, en el diccionario los casos de sufijo no lexicalizado, como casita, no se incluyen, mientras que los de lexicalización, como casilla, tiene su propia entrada. La lexicalización termina cuando el término se especializa semánticamente, de tal manera que se puede oponer entre unidad léxica y unidad sufijada. Algunos ejemplos de este tipo de oposición en Madrid son tortilla/tortita; bolsillo/bolsito; cocinillas (ser un)/cocinita; langostino/langostita; manzanilla/manzanita; maquinilla (de afeitar)/maquinita; zapatilla/zapatito. Nada impide que sobre una misma base se apliquen sufijos diferentes que pueden quedar sometidos a procesos de lexicalización: papel > papeleta y papelina; lente > lenteja y lentilla. Pero la clasificación relativa a la lexicalización no puede hacerse de forma categórica, ya que junto a los casos en los que la frontera entre lexicalización y no lexicalización está clara, hay otros en los que la división no resulta tan nítida. En ejemplos como salir con la {panda/pandilla}, fumar un {cigarro/cigarrillo}7 o coger el {truco/truquillo} a algo, el hablante madrileño puede optar por la forma base o la forma sufijada para el mismo referente, sin que puedan apreciarse diferencias de significado. Ejemplos como estos recomiendan tratar la lexicalización desde un planteamiento escalar en el que se pueden diferenciar tres grados: lexicalización completa, 7

Especializado cigarrillo para designar el ‘cigarro envuelto en papel de fumar’, en Madrid el diminutivo que se emplea para cigarro suele ser cigarrito.

127

Funciones subjetivadoras del diminutivo en el habla de Madrid

semilexicalización y no lexicalización. De acuerdo con este criterio, la distribución de los casos de diminutivo es la siguiente: Tabla 1. Grado de lexicalización del diminutivo en la comunidad de habla de Madrid Diminutivo No lexicalizado Semilexicalizado Lexicalizado Total

Frecuencia

Porcentaje

2509 54 1305 3868

64,8 1,4 33,7 100,0

La lexicalización, como se ve, es un fenómeno muy frecuente en la lengua hablada madrileña: uno de cada tres sufijos está asociado a una unidad léxica estabilizada semánticamente. Pero los datos generales pueden llevar a conclusiones erróneas si no se presta atención a las importantes diferencias que se ponen de manifiesto cuando se observa cada variante sufijal. Tabla 2. Distribución de las formas de los sufijos de diminutivo según su grado de lexicalización Lexicalización Sufijo ito illo ete ico uelo in(o) ejo uco Total

No lexicalizado

Semilexicalizado

Lexicalizado

Total

2146 253 44 5 11 48 1 1 2509

54 48 0 0 0 2 0 0 54

280 439 324 6 56 62 138 0 1305

2430 740 368 11 67 112 139 1 3868

El sufijo que más se lexicaliza porcentualmente es -ejo, con 138 casos de lexicalización (99,3%) frente a un solo ejemplo de no lexicalización. A continuación aparecen -ete con 324 casos (88%), -uelo con 56 casos (83,6%), -illo con 439 casos (59,3%), -ico con 6 casos (54,6%) e -in(o) con 62 casos (55,4%). El diminutivo -ito está presente en 280 voces lexicalizadas, entre las que está incluida la forma bonito8; si excluimos el morfema solo aparece 8

Entre las palabras lexicalizadas se ha incluido la voz bonito, que merece una atención particular no solo por la frecuencia con que aparece en las encuestas (209 casos), sino

128

Florentino Paredes García

lexicalizado 75 veces (3,1%). Obsérvese, por tanto, que el mayor porcentaje de uso no se corresponde siempre con el grado de lexicalización. Los sufijos aparecen adjuntos a las distintas categorías gramaticales en este orden: nombres comunes (2196 casos, 56,8%), adjetivos (857 casos, 22,2%), adverbios (232 casos, 6,0%), determinantes y cuantificadores (227 casos, 5,9%), pronombres (130 casos, 3,4%), nombres propios (117 casos, 3,0%), participios (59 casos, 1,5%) y locuciones (50 casos, 1,3%). Esta distribución no difiere sustancialmente de la que se da en otras zonas del español, como la que se observa entre Madrid y Caracas (datos de Malaver 2014), salvo en lo que se refiere a la ausencia del gerundio en las encuestas madrileñas o la de otras categorías en la capital venezolana. Tabla 3. Categoría gramatical de la base del diminutivo en Madrid y Caracas Categoría gramatical

Madrid

Caracas

Sustantivo Adjetivo Adverbio Determinante Pronombre Participio Locución Gerundio

56,8% 22,2% 6,0% 5,9% 3,4% 1,5% 1,3% −

67% 27% 5% − 1% − − 1%

también porque, a pesar de que ya no se mantiene su originaria relación semántica con la base bueno, en la conciencia de algunos hablantes la terminación sigue funcionando como un pseudosufijo, lo que posibilita que la terminación pueda sufrir procesos de reanálisis y entrar en el juego de la variación (Manjón-Cabezas 2012: 29). En Madrid hemos anotado la alternancia bonito ~ bonico, si bien esta última forma solo aparece en 4 ocasiones, todas en el mismo contexto y en boca de la misma hablante, que narra cómo fue tratada al llegar a Manzanares (Ciudad Real) durante la guerra civil española. El ejemplo (a) muestra, además, cómo la hablante es consciente de que bonica es una variante que no pertenece a la norma madrileña. (a) nos llevaron en casa de una tía / de mi madre / se llamaba M / que / era la única tía que tenía // hermana de su madre // y / y bueno estaban allí esperándonos todas // eeh las del pueblo metidas allí «¡ay / qué bonicas!» porque allí dicen bonico y bonica […] «¡ay las madrileñas qué bonicas! / ¡ay qué!» [MADR-SAL_M33_052].

129

Funciones subjetivadoras del diminutivo en el habla de Madrid

4.2

Funciones del diminutivo

En la comunidad de habla madrileña el diminutivo cumple un amplio abanico de funciones mediante las cuales el hablante valora o evalúa la entidad sobre la que se aplica el sufijo. Siguiendo el esquema propuesto por Reynoso Noverón (2005: 81), se procede a diferenciarlas ejemplificando las que cumple, teniendo en cuenta que lo que muestran algunos casos es la función que se ha considerado principal o dominante en el contexto analizado, independientemente de que puedan identificarse otras asimiladas. Tabla 4. Distribución de las funciones de los sufijos de diminutivo Función (0) Lexicalizadora (1) Cuantificadora (2) Descentralizadora (3) Centralizadora (4) Negativa (5) Positiva (6) Irónica (7) Amortiguadora (8) Respetuosa Total

Frecuencia

Porcentaje general

Porcentaje (sin lexicalizados)

1305 323 1035 524 10 358 33 258 22 3868

33,7 8,4 26,8 13,5 0,3 9,3 0,9 6,7 0,6 100,0

12,6 40,4 20,4 0,4 14,0 1,3 10,1 0,9 100,0

Hay que dejar al margen de esta función subjetivadora del diminutivo, en primer lugar, los casos en que el sufijo ha perdido su capacidad valorativa por aparecer lexicalizado en una unidad. En palabras como bordillo, bocadillo, cachete o calcetín y en expresiones fijas, como (ser un) pardillo, (ser un) manitas, el hablante ha de usar forzosamente el término sufijado para transmitir el contenido semántico correspondiente. Esta variante, codificada como 0 en los recuentos, ocupa el 33,7% en el total de ocurrencias del sufijo, lo que da idea clara de la importancia de la lexicalización como mecanismo de lexicogénesis. La valoración cuantitativa se produce cuando el sufijo se usa para evaluar la dimensión de la entidad disminuida y surge como resultado del contraste que el hablante realiza entre el prototipo del concepto expresado y la entidad sobre la que se aplica la disminución. En esta función, el hablante expresa mediante el diminutivo o bien la relación de tamaño existente entre ambos o bien en qué medida el elemento disminuido sirve

130

Florentino Paredes García

como representante del concepto expresado. Dentro de esta valoración cuantificadora es posible distinguir tres funciones: cuantificadora, centralizadora y descentralizadora. La función cuantificadora se cumple cuando el hablante «valora, a través del uso del diminutivo, la dimensión de la entidad marcada» (Reynoso Noverón 2005: 81). Esta ha sido considerada tradicionalmente la función primaria del diminutivo y coincide con lo que Alonso (1935) denomina la función nocional del diminutivo, que está orientada hacia las características físicas del objeto nombrado. En el contexto, a menudo el diminutivo en esta función se ve reforzado por otros elementos lingüísticos que se refieren al tamaño de la entidad, como los adjetivos en (1-2) o el complemento preposicional en (3). (1) son casas pequeñas entonces eran casas bajitas / ¿eh? / y y alguna casa grande que podía / tres o cuatro alturas que podían tener antes / las casas entonces / claro / pasaba un coche pues pasaba muy de tarde en tarde // entonces tú podías jugar MADR-SAL_M22_030 (2) pues yo me fui andando de aquí a Vallecas y luego desde desde / del puente de Vallecas hay una callecita chiquitita para arriba MADR-VAL_M31_052 (3) pasado / una temporada que es que / a lo mejor voy por la calle y me doy con la gente y todo que no valgo / y fue / desde el verano / que también me caí sobre un puesto allí en la plaza / y caí en el carrito / de un niño de estas del pañuelo que digo yo / y la chica no me entendía MADR-VAL_M31_053

La función cuantificadora del diminutivo se sitúa en la zona de máxima objetividad de la escala (Cuadro 1). Pero es una función poco frecuente en el habla madrileña, donde alcanza el 12,6% de los casos si se consideran solo los diminutivos no lexicalizados (el porcentaje baja hasta el 8,4% si se cuentan todos los sufijos). La conclusión es que los madrileños, posiblemente como el resto de hispanohablantes, no usan el sufijo diminutivo para describir objetivamente la realidad y expresar tamaño reducido: esencialmente lo usan para otras funciones que implican subjetividad o evaluación de la realidad. Los datos que encuentra Malaver (2014) también muestran que el valor cuantificador es menos frecuente en Caracas, pero allí los usos objetivos superan en porcentaje a los de Madrid y el sufijo alcanza el 18%. Esta similitud entre los resultados madrileños y caraqueños, que están basados en corpus metodológicamente iguales y por tanto comparables, supone un contraargumento a

Funciones subjetivadoras del diminutivo en el habla de Madrid

131

la hipótesis de Company (2002) de las diferencias entre españoles y mexicanos9. La función descentralizadora supone un grado más en el proceso de subjetivación por parte del hablante en la medida en que, mediante ella, establece la relación entre el prototipo y la entidad disminuida atendiendo no a sus dimensiones físicas sino al significado prototípico de la base. Con esta función se señala el carácter no central de la entidad disminuida y es un uso muy frecuente en la comunidad de habla madrileña. Algunos ejemplos: en (4), el hablante, mediante el diminutivo paguita, intenta transmitir la idea de que la cantidad percibida no se ajusta a lo que él considera que debe ser una verdadera paga; el hablante de (5) con salsillas transmite la idea de que sus producciones no entran en la categoría prototípica de las salsas, sino que se trata más bien de intentos culinarios personales, como delata la repetición del posesivo mis; de igual modo, el hablante de (6) con novieta transmite la idea de que lo que tenía su amigo no era el mejor caso de lo que puede considerarse prototípicamente una novia (máxime cuando las relaciones entre ambos acaban de terminar). (4) porque yo cobro una paguita mu muy chiquitita / bueno yo me de la paga de mi marido / cobro una paguita muy chiquitita de de lo que ha estado mi marido en Alemania MADR-VAL_M31_052 (5) sí yo ha sí yo hago mis salsillas y hago mis inventos y hago mis historias y hago mis ensaladas MADR-SAL_H32_033 (6) entonces nos fuimos el veintisiete / a ver a A porque estaba muy deprimido porque se había separado de una novieta que tenía MADR-SAL_M33_016

Es frecuente que el uso del diminutivo en esta función se vea reforzado por expresiones que indican aproximación, como una especie de, como, como muy y similares, tal como se ejemplifica en (7-8). (7) esta señora y otros cuantos la portera y unos cuantos vecinos / y nosotros / teníamos el váter en el patio / y el agua también // una fuente / que tenía como una pilita como estas fuentes que había MADR-SAL_M33_018

9

Es probable que algunas de las diferencias observadas por esta autora sean consecuencia del tipo de corpus manejado.

132

Florentino Paredes García (8) y luego / en la parte de abajo está también la cocina y el baño está fuera / tienes que salir al patio // hay como una especie de porchecito / y a la izquierda está el baño / para el verano muy bien pero en invierno MADR-SAL_M12_022

Frente a la función descentralizadora, que establece una comparación de inferioridad entre el prototipo y la entidad disminuida, el diminutivo en función centralizadora sirve para indicar que el ejemplar es un representante más adecuado, más central, del dominio semántico que representa10. En estos casos el diminutivo viene a funcionar como un cuantificador que incrementa la base semántica del lexema: en (9) tempranito implica ‘muy temprano’, igual que derechita expresa el modo en que se dirige del trabajo a casa la hablante del ejemplo (10), sin desviarse de su trayecto. (9)

a mí es que de siempre me ha gustado mucho el campo y todo eso e ibas por la mañana tempranito y estar todo el día MADR-VAL_M32_040 (10) hasta las nueve de la noche / con lo cual salgo de aquí a las nueve pues / derechita a casa a preparar la cena / porque tienen que cenar pronto y acostarse pronto MADR-VAL_M21_048

Habitualmente esta función del diminutivo se ve reforzada por la presencia de otros elementos lingüísticos como los cuantificadores de (11-12) o, simplemente, la acumulación de unidades disminuidas, como en (13). (11) la primera vez iba / nerviosita perdida / la segunda y la tercera / no tanto pero también / y la ul la vez que aprobé / iba también / nerviosa / pero / como la primera vez // y en cambio aprobé MADR-VAL_M22_023 (12) ahora guiso menos porque nos ponemos morados los dos y claro / procuro guisar menos / o sea guisar menos / hacer cosas más facilitas / de vez en cuando saca «hay que ver / ya no me haces un pollo en pepitoria»/ digo «sí para que te pongas morado de pan / anda ya» MADR-SAL_M31_053 (13) todo eso lo cuezo / cuando está cocido / cuelo el caldo / lo hago un refrito / que le pongo primero calamares / cortaditos chiquititos /

10

Esta función ha sido reconocida por muchos autores, pero ha recibido otros nombres, como el de aumentativo (cf. Zuloaga Ospina 1970: 35-38) o el de intensificador (RAE y Asociación de Academias de la Lengua Española, 2009: 651). Amado Alonso, por el contrario, considera que el diminutivo por sí no tiene nunca este valor (1974: 182).

Funciones subjetivadoras del diminutivo en el habla de Madrid

133

chiquititos / chiquititos // tomate / pimiento / cebolla / pimentón / y cuando todo eso está hecho / le echo el caldo MADR-VAL_M32_034

Por otro lado, en este grupo más que en ningún otro hay una gran desproporción entre el número de diminutivos y el número de bases diferentes sobres las que se aplica el sufijo. Unas cuantas formas se repiten y aglutinan la mayor cantidad de casos: poquito o sus variantes de género y número aparecen 115 veces, lo que supone el 21,9% de los casos de esta función; pequeñito, 64 veces, el 12,4%; chiquitito, en 46 ocasiones, el 8,8%; y cerquita también en 46 ocasiones. Nótese que entre las cuatro formas señaladas superan el 50% de los casos en los que el diminutivo se emplea en esta función. La valoración cualitativa afecta a las cualidades de la entidad disminuida y puede ser de dos tipos: afirmativa o negativa. Supone un grado más alto de subjetivación, ya que con ellas se manifiesta el aprecio o desprecio del hablante en relación con la entidad disminuida. La valoración cualificadora negativa aparece cuando el diminutivo establece una marcación sobre la entidad que causa «una tensión emocional negativa sobre el hablante/conceptualizador en términos de desprecio o menosprecio» (Reynoso Noverón 2005:82). Las entrevistas sociolingüísticas en que se basan los corpus manejados son contextos de interacción poco favorecedores de esta función, dado que la relación previa entre los participantes en el acto comunicativo es prácticamente nula. De hecho, solo se han catalogado diez ejemplos de este tipo, como los de (14-15). (14) entonces yo por ejemplo me acuerdo que / cuando barría / me decía mi abuela / «tira eso / eso es de mariquitas» MADR-VAL_H11_037 (15) mi marido y yo / salimos mucho a pasear / pues los semáforos de ambos Cortes Ingleses / pues tienen mucha gente / y había una pandillita // que sabíamos que se dedicaban a robar vaya MADR-SAL_M31_053

Bastante más frecuente en las encuestas es la valoración positiva de la entidad mediante el sufijo diminutivo. Los cómputos arrojan un 9,3% de casos de esta función —14,0% si se excluyen los casos lexicalizados—, con la que el hablante marca «la tensión emocional positiva en el hablante/conceptualizador en términos de aprecio o afición» (Reynoso Noverón 2005: 82). Es la función que se aprecia en el ejemplo (16) cuando el hablante usa hijita, en el ejemplo (17) con amiguetes o en (18) con enamoradita.

134

Florentino Paredes García (16) pero claro yo / me levantaba de la cama a hacer pis / al baño / pero me levanté con una sensación de que / alguien me llamaba / eso que yo oía «hijita hijita»/ que mi padre siempre me ha llamado hijita / «hijita hijita»/ yo oía la voz de mi padre y me lo encontré en el pasillo MADR-SAL_M31_053 (17) eeh tenemos / tenemos una pequeña asociación de cine / que hemos montado nuestros amiguetes y yo / vamos mis amiguetes y yo / y / y allí en Rivas tienen también un taller de cortos MADR-VAL_H12_019 (18) me iba / a comer con ella / y bajábamos a un chino / y el chino / es que no la quitaba el ojo / estaba enamoradito de ella / MADR-VAL_H12_019

El tercer tipo de valoración con el que el hablante puede transmitir su visión sobre las entidades del mundo es la relacional, función con la cual mediante el sufijo se transmite algún tipo de relación con las entidades presentes en el contexto. Se trata del grado más alto de subjetivación: el hablante presenta las cosas o los conceptos a través del tamiz de su propia visión, lo que implica siempre algún tipo de manipulación. Dentro de este tipo de valoración, el diminutivo puede cumplir tres funciones: irónica, amortiguadora y respetuosa. La función irónica representa el «grado extremo de manipulación discursiva, pues el hablante/conceptualizador parece incrementar el choque con una realidad desagradable y con ello se logra una marcada jerarquización de valores al interior de la escena discursiva» (Reynoso Noverón 2005: 83). En las encuestas no es una función muy presente: solo aparecen 33 casos, lo que representa el 0,9 % del total —1,3% excluidas las lexicalizaciones—. En (19) el hablante usa irónicamente palabras de otro para indicar que lo que este llama piquito de dinero, con el diminutivo, resulta una cantidad suficientemente alta para el hablante. En (20) la ironía se dirige a la propia hablante, que se presenta a sí misma como una persona de avanzada edad. En (21) la ironía aparece en la locución montar el número y el empleo del diminutivo incrementa el efecto negativo que tiene esta expresión. (19) «yo / yo con yo con el piquito me conformaba» yo siempre digo eso cuando «joder yo con el piquito» MADR-VAL_M21_046 (20) ah m aquí más que allí // pues / aquí tengo una ventaja // ya / así para la / lo abuelita que soy MADR-VAL_M33_016

Funciones subjetivadoras del diminutivo en el habla de Madrid

135

(21) te ocupas de ayudar o colaborar de alguna forma con una de las organizaciones que ya lo hacen / pero que me sobra / eh / tanta ridiculez / entre comillas montar tanto numerito MADR-SAL_M21_046

La función amortiguadora la cumple el sufijo cuando «el hablante/conceptualizador intenta, a través de la marcación, evitar o disminuir el choque con una realidad desagradable» (Reynoso Noverón 2005: 83)11. En el habla de Madrid esta función obtiene un porcentaje también notable: 6,7% en total y 10,1% contando solo los casos no lexicalizados. En (22-26) se pueden ver ejemplos de cómo los hablantes madrileños usan el diminutivo para mitigar el impacto que podría producir la forma no disminuida cuando se trata de términos cargados de connotaciones negativas: en (22) paletillo aplicado como calificativo al conjunto de los españoles atenúa en parte el efecto que podría causar paleto ‘rústico, zafio’; en (23), la hablante usa arisquillo para no hacer tan ostensible el rasgo negativo de su hijo adolescente y, de un modo similar, en (24) con barrigoncete es la hija quien trata de aminorar un rasgo físico considerado negativo en la sociedad actual. En (25), junto al calificativo negrita aplicado a gente, puede observarse también cómo el hablante emplea otros mecanismos de atenuación para describir a su jefe. Por último, los ejemplos de (26-27) muestran cómo los hablantes hacen uso del diminutivo para insertar en el discurso palabras tabuizadas o aludir a comportamientos no aceptables socialmente. (22) eh lo que estoy estudiando es una escuela superior de diseño // en España como somos un poco mm paletillos por así decirlo / todavía no está clasificado como estudios universitarios / entonces es una enseñanza artística MADR-SAL_M12_022 (23) ha cambiado mucho también / sabes que cuando llega esta edad // era un niño más cariñoso se ha vuelto más seco más // más arisquillo más a su aire MADR-VAL_M21_047 (24) no está demasiado gordo es un poco barrigoncete pero no está gordo ahora MADR-SAL_M22_029 (25) pues // sobre todo ecuatorianos peruanos / y colombianos / porque mi jefe es un poco racista y // la gente negrita no la quiere MADR-VAL_M12_022

11

La función amortiguadora del diminutivo se corresponde con la función atenuadora que analiza Cestero (Capítulo 10, en este volumen).

136

Florentino Paredes García (26) es más el susto ¿no? de / «madre mía»/ y yo más o menos lo vo lo supe llevar pero mi mi amiguete ¡uff! // estaba bastante jodidillo sí MADR-VAL_H12_019 (27) o que Vallecas tiene la fama y / y y la fama no se la va a quitar nadie porque vas a mm vas al centro de Madrid / y no encuentras yonquis encuentras en cada esquina encuentras a un tío poniéndose una rayita y / y aquí // yo / también los habrá MADR-VAL_M21_046

A menudo la función amortiguadora aparece acompañada de otros elementos lingüísticos, además de la connotación negativa del término disminuido. En la comunidad madrileña esta función se suele encontrar asociada a fórmulas como un poco, un poquito, como se ve en (27-28). (28) sí ha sido un año un poco fastidiadillo MADR-VAL_M33_018 (29) éramos pues yo qué sé la la pandillita del barrio / pues pues no sé / a ellos no eso no les gustaba y nos tenían un poquito martirizados MADR-VAL_H12_019

Por último, en Madrid el diminutivo cumple también lo que Reynoso Noverón (2005: 84) denomina la función respetuosa, que aparece en contextos en los que los interlocutores pertenecen a distintas jerarquías sociales, laborales, etc. En estos casos, con el uso del diminutivo el hablante busca la empatía con su interlocutor. (30) pero que / pero que no más allá que cruzar a una abuelita /en un semáforo o cederle el asiento a alguien porque dices ¡bueno! es cosa de sentido común ¿no? o sea pues MADR-VAL_H23_008

Las entrevistas sociolingüísticas tampoco favorecen este tipo de función, ya que en ellas el papel de los interlocutores está muy definido y en general no existe relación previa entre el entrevistador y el entrevistado. El porcentaje de casos de este tipo de función es del 0,6% en total, el 0,9 si solo se cuentan los casos de diminutivo no lexicalizado. En relación con el número de veces que se realiza cada una de las funciones que se acaban de presentar (Tabla 4), hay que hacer alguna observación relacionada con la desigual distribución que presentan dentro del corpus analizado. Si incluimos los casos en los que el sufijo está lexicalizado, la distribución de las funciones es la que se representa en el Gráfico 1.

137

Funciones subjetivadoras del diminutivo en el habla de Madrid

Porcentaje

Funciones del diminuvo 40.0 35.0 30.0 25.0 20.0 15.0 10.0 5.0 0.0 Lexicalizadora Funciones

33.7

DescenCentraliCuanfi- AmortralizaPosiva Irónica zadora cadora guadora dora 26.8

13.5

9.3

8.4

6.7

0.9

RespeNegava tuosa 0.6

0.3

Gráfico 1. Funciones del diminutivo (%)

En la jerarquía de funciones, ocupan las primeras posiciones aquellas que tienen que ver con la valoración cuantitativa, especialmente con el grado de prototipicidad que el hablante otorga a la entidad disminuida, ya sea porque la considera un ejemplar poco representativo (función descentralizadora), ya sea porque la considera el ejemplar que mejor representa el contenido semántico (función centralizadora); también se sitúa en una posición adelantada en esta jerarquía la función cuantificadora, que completa el trío de funciones de la valoración cuantitativa. Dentro de la valoración cualitativa, las dos subfunciones que la componen ocupan rangos muy alejados: la marcación positiva se sitúa en la tercera posición por el número de ocasiones en que aparece, mientras que la negativa desciende hasta la última posición. En cuanto a las tres funciones que implican valoración relacional, se ubican en las posiciones más bajas, algo más usada la amortiguadora y menos la irónica y la respetuosa. Para completar la perspectiva, es preciso tener en cuenta las funciones que cumple cada variante sufijal, pues no todos las realizan del mismo modo, como se muestra en la Tabla 5. El sufijo -ito no solo es el más frecuente en Madrid, sino que también es el único que cumple todas las funciones en el corpus estudiado. En los sufijos -illo, -ete e -in(o) solo está ausente una de las ocho funciones. Las funciones que cumplen las demás variantes son muy reducidas: -uelo cuando no está lexicalizado presenta las funciones cuantificadora o descentralizadora, -ico se usa con

138

Florentino Paredes García

función amortiguadora o está lexicalizado, -ejo solo en un caso aparece con la función descentralizadora y en el resto está lexicalizado, y el único caso de -uco corresponde a una función de valoración cualificadora negativa. Tabla 5. Distribución de las funciones según las variantes del diminutivo sufijo Función Lexicalizadora Cuantificadora Descentralizadora Centralizadora Negativa Positiva Irónica Amortiguadora Respetuosa Total

ito 280 274 841 491 3 304 27 189 21 2430

illo 439 28 170 6 5 39 3 50 0 740

ete 324 1 17 2 0 10 1 12 1 368

ico 6 0 0 0 0 0 0 5 0 11

uelo 56 10 1 0 0 0 0 0 0 67

in(o) 62 10 5 25 1 5 2 2 0 112

ejo 138 0 1 0 0 0 0 0 0 139

uco 0 0 0 0 1 0 0 0 0 1

Total 1305 323 1035 524 10 358 33 258 22 3868

(Ȥ2 = 2835,148 (63), sig. = 0,000; V de Cramer = 0,324, sig. = 0,000)

La función lexicalizadora es la más frecuente en todas las variantes del sufijo, salvo en -ito y -uco. Entre los sufijos de mayor uso, -illo se caracteriza por haber perdido muchas veces su capacidad diminutivizadora: el 59,3% de las veces se halla inmovilizado en formas léxicas. No obstante, sigue siendo relativamente alta su capacidad para expresar otros valores y, de hecho, en los corpus cumple todas las funciones estudiadas salvo la de expresar el valor relacional de respeto. En cuanto a -ete, también aparece lexicalizado el 88,0% de las ocurrencias y cumple todas las funciones, salvo la valoración negativa, si bien el número de ocasiones en que se documenta cada función es bajo y nunca supera el 5%. También se encuentran casi exclusivamente en unidades lexicalizadas los sufijos -ejo y -uelo, que por tanto también pueden considerarse virtualmente ajenos al sistema de diminutivos madrileño. El sufijo -in(o) sirve para expresar todas las funciones analizadas, excepto la respetuosa; además, en algunas de ellas alcanza proporciones notables, como sucede en la centralizadora, realizada el 22,3% de las veces que aparece este sufijo. Por categorías gramaticales, dentro de los sustantivos hay que distinguir entre los nombres comunes y los propios. Entre los primeros,

139

Funciones subjetivadoras del diminutivo en el habla de Madrid

las funciones del diminutivo se reparten entre la función lexicalizadora (44,5%), y, entre los valores subjetivos, la descentralizadora (28,0%) y la amortiguadora (13,3%); el resto de funciones tienen porcentajes inferiores al diez por ciento. En los nombres propios, en cambio, la presencia del diminutivo implica la lexicalización casi de manera constante (91,5%). En los adjetivos, las funciones del diminutivo presentan un reparto mucho más equilibrado: la función más frecuente es la de señalar el carácter central de la entidad disminuida (25,2%), un poco por encima de la función lexicalizadora (24,6%); también tienen porcentajes notables la función valorativa positiva (13,8%), la amortiguadora (13,3%) y la descentralizadora (13,0%). Entre los adverbios, la función más frecuente es la descentralizadora (54,3%), seguida a distancia de la función centralizadora (31,5%) y la amortiguadora (11,6%). En los pronombres el diminutivo sirve para marcar el carácter periférico o descentralizado (76,9%) o el carácter central (10,8%) de la entidad disminuida. Entre los determinantes y cuantificadores, es la función centralizadora (44,1%) la que obtiene la frecuencia más alta, seguida de la amortiguadora (30,8%). Los participios en diminutivo se usan para marcar el carácter central de la entidad disminuida (45,8%), para valorar positivamente (20,3%) o para descentralizar el ejemplar disminuido (18,6%). Por último, entre las locuciones el diminutivo funciona con carácter descentralizador (38,0%) o centralizador (26,0%), aunque también se usan para valorar positivamente (14,0%) o bien son marca de lexicalización (14,0%). Tabla 6. Distribución de las funciones según la categoría gramatical Categoría gramatical

Función

N. Común Adj. Pro. Adv. Locuc. N. Prop. Partic. Det. Total

Lexicalizadora Cuantificadora Descentralizadora Centralizadora Negativa Positiva Irónica Amortiguadora Respetuosa Total

978 237 614 81 10 199 25 32 20 2196

216 84 111 216 0 118 3 114 0 857

0 0 100 14 0 7 2 7 0 130

0 2 126 73 0 2 0 27 2 232

7 0 19 13 0 7 1 3 0 50

107 0 0 0 0 10 0 0 0 117

2 0 11 27 0 12 2 5 0 59

(Ȥ2 = 2816,088 (63), sig. = 0,000; V de Cramer = 0,323, sig. = 0,000)

0 0 54 100 0 3 0 70 0 227

1305 323 1035 524 10 358 33 258 22 3868

140

Florentino Paredes García

Resumiendo, el sustantivo es la categoría gramatical sobre la que en español se aplica prototípicamente el diminutivo y, además de ser la que con más frecuencia aparece sufijada en las encuestas, es también la que adquiere los valores más objetivos (lexicalización, cuantificación, centralización y descentralización). En cambio, el diminutivo aplicado a adjetivos o adverbios, categorías menos prototípicamente disminuibles, suele ir asociado a funciones que revisten un carácter más subjetivador, como la amortiguadora o la valoración positiva. El hecho de que sean el sustantivo y los valores objetivos los más frecuentes en el corpus está en consonancia con las características de las encuestas sociolingüísticas, donde la falta de relación previa entre los interlocutores dificulta la presencia de elementos que muestren más la subjetividad o la familiaridad12. Probablemente a este hecho haya que achacar el que en los corpus analizados no aparezcan nunca gerundios del tipo andandito o corriendito, que se sabe por otras fuentes que se usan en la comunidad de habla madrileña.

5.

Análisis del corpus restringido

El corpus restringido consta de 2087 diminutivos y en él se mantienen todas las variantes del sufijo. La media por hablante es de 19,3 unidades, si bien de nuevo en este punto las diferencias entre individuos son considerables: los puntos extremos del arco los ocupan el hablante de la entrevista número 58, que produjo 74 casos de diminutivo, y el de la entrevista 37, que no produjo ninguno.

12

A conclusiones similares llega Penadés (Capítulo 7, en este volumen) en el análisis de las unidades fraseológicas presentes en las encuestas.

Funciones subjetivadoras del diminutivo en el habla de Madrid

141

56.08 42.06 28.04 14.02

1 6 11 16 21 26 31 36 41 46 51 56 61 66 71 76 81 86 91 96 101 106

0 -14.02 -28.04 Gráfico 2. Distribución de los individuos en relación con la media de diminutivos

Si se ubica en 0 el promedio de diminutivos y se distribuyen los sujetos en relación con esta medida, se obtiene el reparto que aparece en el Gráfico 2 (cada barra representa un individuo). Para usar una medida que permita establecer comparaciones entre individuos, en el eje de las abscisas se ha colocado el valor de la desviación típica (= 14,02), mediante el cual es posible observar en qué grado cada sujeto se aleja de esta medida de tendencia central. Una primera conclusión que se desprende del análisis del gráfico es que, aunque la distribución de los sujetos es bastante pareja, son mayoría los madrileños que se sitúan en la parte izquierda (63 sujetos, 58,3%), en la zona en la que están quienes tienden a usar diminutivos por debajo de la media. En la zona derecha del gráfico, donde están quienes se muestran más proclives al uso del diminutivo, solo hay 45 sujetos (41,7%), pero sus diferencias en relación con el promedio son mucho más notables. El comportamiento más divergente es el que presentan los siete sujetos situados en el extremo derecho, que superan el valor duplicado de la desviación típica. Se trata de los que pueden considerarse líderes del cambio (Martín Butragueño 2006) ¿Quiénes son esos sujetos y qué características tienen? Corresponden a los entrevistados en las encuestas 18, 22, 38, 58, 73, 82 y 106. Tres son del distrito de Salamanca y cuatro del de Vallecas y el reparto por nivel de estudios es similar, (2 de estudios primarios, 3 de estudios secundarios y otros 2 de estudios

142

Florentino Paredes García

universitarios). Las profesiones tampoco resultan clarificadoras sobre los rasgos de los líderes en el uso de diminutivos: en el grupo hay dos amas de casa, una cartera, una enfermera, una estudiante, un operador de cámara y un militar. En cambio, el sexo, la edad y la clase social sí permiten atisbar algunos rasgos característicos del grupo: predominan las mujeres (cinco frente a dos hombres), los jóvenes (4, por tan solo 1 de la segunda generación y 2 de la tercera) y los de clase media (6, frente a 1 de la clase baja, 1 de la clase media-baja y 0 de la clase media-alta). También el origen señala el predominio de los naturales de la ciudad frente a los venidos de fuera, en una proporción de cinco madrileños por dos inmigrantes, y en cuanto al origen de los padres o el cónyuge, ninguno de los siete es de ascendencia madrileña: tres proceden del área meridional de España y en cuatro los ascendientes son de orígenes geográficos diversos. Para el análisis de las funciones subjetivadoras del sufijo en relación con las características sociales de los madrileños, se han agrupado algunas variantes, que presentan un reducido número de casos, en función del tipo de valoración que se realiza mediante el sufijo. Así, si el sufijo sirve al hablante para presentar una visión irónica o respetuosa de la entidad disminuida, se han agrupado dentro de la valoración relacional, al lado de los casos en los que el diminutivo amortigua el efecto pragmático; y del mismo modo, se han agrupado las dos funciones incluidas en la valoración cualitativa. El análisis de correlaciones, que se ha reducido en este caso a los factores sociales y estilísticos, muestra al diminutivo vinculado con el sexo, la edad y la clase social de los sujetos y, entre los factores estilísticos, la fase de la interacción. El reparto por sexos nos ofrece también datos coincidentes con las informaciones previas conocidas según las cuales hay una diferencia clara entre los usos del grupo masculino y los del femenino (López García y Morant 1991, García Mouton 2003). Las mujeres madrileñas son más proclives a usar diminutivos en su discurso que los hombres, como se adelantó en Paredes (2011): ellas produjeron 1237 casos (59,3%) por tan solo 850 de los hombres (40,7%). Pero el grupo femenino no solo se adelanta al masculino en el número de casos: también lo hace en todos los valores asociados al morfema13. Las distancias entre los dos grupos son muy similares en 13

Igual sucede si se tienen en cuenta las ocho funciones subjetivadoras descritas, con la única excepción de la función irónica (valoración relacional), donde los hombres obtienen un 52% por un 48% de las mujeres. Pero hay que tener en cuenta que el

143

Funciones subjetivadoras del diminutivo en el habla de Madrid

todos los casos y únicamente la separación es algo mayor cuando la función del diminutivo es la de señalar que la entidad disminuida se percibe como un representante central del prototipo.

70.0 60.0 50.0 40.0 30.0 20.0

hombre

10.0

mujer

l na

a

cio re n ci

ra lo va

va

lo

ra

f.

ci

ce

n

nt

cu

ra

al

la

ita

ad liz

ad liz tra en sc

de f.

v

or

a or

ra do ca fi an cu f.

a

0.0

Gráfico 3. Funciones del diminutivo según el sexo (Ȥ2 = 24,899 (7), sig. = 0,001; V de Cramer = 0,109, sig. = 0,001)

En relación con la edad, se produce una correlación inversa: el empleo de diminutivos desciende a medida que aumenta la edad de los sujetos. En términos absolutos, los madrileños jóvenes usan más diminutivos (N = 772) que los de la segunda generación (N = 716) y estos más que los de la tercera (N = 599). Si admitimos que el empleo de diminutivos caracteriza los estilos más informales del habla y el lenguaje más coloquial y que el registro esperable en el contexto propiciado en la entrevista sociolingüística es el semiformal, más objetivo, el comportamiento de los madrileños podría

número de casos de esta variante es muy reducido, por lo que la representatividad de los datos resulta más discutible.

144

Florentino Paredes García

considerarse una manifestación de que se está produciendo un cambio en la percepción de los estilos. La diferencia entre registros, reflejada en la elección de usos lingüísticos diferentes, parece avanzar hacia la igualación, de modo similar a como ha sucedido en otros aspectos sociales, como las fórmulas de tratamiento. Solo los hablantes de más edad se muestran más conscientes de la diversidad de contextos de uso y los valores estilísticos que la variación determina y son ellos quienes mantienen en mayor medida los usos correspondientes al habla más formal.

Uso de los diminuvos según la edad 37.0 34.3 28.7

1.ª generac.

2.ª generac.

3.ª generac.

Gráfico 4. Porcentaje de uso del diminutivo según la edad

La tendencia observada en los datos generales se mantiene cuando se correlaciona la edad con las funciones del sufijo (Gráfico 5). El patrón descendente se produce en las funciones más frecuentes, la descentralizadora y la centralizadora, así como en la valoración relacional, aunque esta es menos frecuente que otras entre los hablantes de más edad. Solo en las funciones menos frecuentes, la que implica valoración cualitativa y como cuantificador de las dimensiones de la entidad, los patrones son diferentes: un patrón ascendente en la función cuantificadora y un patrón de hipercorrección en V cuando el diminutivo origina una valoración cualitativa.

145

Funciones subjetivadoras del diminutivo en el habla de Madrid

350 300 250 cuanficadora 200

cualitava relacional

150

descentralizadora 100

centralizadora

50 0 I Generación

II Generación

III Generación

Gráfico 5. Funciones del diminutivo según la edad 2

(Ȥ = 28,604 (14), sig. = 0,012; V de Cramer = 0,083, sig. = 0,012)

En cuanto a la clase social, el Gráfico 6 muestra a primera vista una complejidad que parece consecuencia de la diversidad de usos que el diminutivo presenta en la comunidad de habla. No obstante, pueden apuntarse algunas tendencias. Si se observa el trazo correspondiente a la función cuantificadora, se puede ver que el patrón es básicamente descendente a medida que asciende la escala social y que la distancia se extrema en los valores correspondientes al grupo de estatus más alto. En la función descentralizadora, la más frecuente del diminutivo, el patrón en V invertida es consecuencia de que los sujetos de clase baja se desvían del patrón descendente del resto de grupos y recurren a esta función del diminutivo en porcentajes inferiores a los de los dos estratos siguientes; el estrato social más alto es el que presenta porcentajes más bajos en esta función. Tanto esta función como la anterior están situadas en la escala en la zona de menor grado de subjetividad. En cambio, en las dos funciones más subjetivadoras, la valoración cualitativa y la referencial, el estrato más alto presenta los valores más elevados. La distancia con el resto de los grupos se hace más acusada cuando el diminutivo sirve para valorar positiva o negativamente la entidad sobre la que se aplica el sufijo. Apenas hay diferencias entre grupos cuando el

146

Florentino Paredes García

diminutivo se usa para expresar la centralidad de la entidad disminuida desde el punto de vista del significado y la tendencia que se observa es que los dos grupos de estatus más elevado recurren más a este tipo de diminutivo. En resumen, a medida que sube la clase social de los sujetos aumenta la tendencia a usar el diminutivo en las funciones que implican un mayor grado de subjetividad o, dicho de otra manera, se usan los morfemas diminutivos como un modo de presentar el discurso desde un punto de vista más personal, más de acuerdo con los propios intereses del hablante. 45.0 40.0 35.0 30.0 f.cuanficadora 25.0

f. descentralizadora f. centralizadora

20.0

valoración cualitava 15.0

valoración referencial

10.0 5.0 0.0 Baja

Media-baja

Media

Media-alta

Gráfico 6. Funciones del diminutivo según la clase social (Ȥ2 = 36,139 (21), sig. = 0,021; V de Cramer = 0,076, sig. = 0,021)

La fase de la entrevista también tiene incidencia en la presencia del diminutivo y en las funciones que este adquiere en el discurso. Durante los primeros 15 minutos el número de diminutivos que los hablantes produjeron es el más bajo (N = 631, 30,2%); entre el minuto 15 y el 30, el número ascendió (N = 767, 36,8%) y entre el minuto 30 y el 45 desciende ligeramente de nuevo (N = 689, 33,0%).

147

Funciones subjetivadoras del diminutivo en el habla de Madrid

Como ya se ha explicado, la función más objetiva del diminutivo no lexicalizado es la cuantificadora, en la que el sufijo alude directamente al tamaño de la entidad. En esta función, el patrón sigue una línea descendente clara a lo largo de la entrevista, lo que puede interpretarse como un índice de que la familiaridad entre los interlocutores va ganando terreno a medida que transcurre el tiempo y permite que afloren más fácilmente los diminutivos más subjetivadores. En paralelo, suben los diminutivos que implican valoración cuantitativa y los que cumplen una función descentralizadora.

45.0 40.0 35.0 30.0

cuanficadora

25.0

descentralizadora

20.0

centralizadora

15.0

valoración cualitava valoración relacional

10.0 5.0 0.0 Comienzo

Medio

Final

Gráfico 7. Funciones del diminutivo según la fase de la entrevista (Ȥ2 = 36,139 (21), sig. = 0,021; V de Cramer = 0,076, sig. = 0,021)

6.

Conclusiones

En Madrid, el sufijo diminutivo presenta varias formas y cumple diversas funciones. La variante propia de la comunidad es -ito, que no solo alcanza los porcentajes más elevados sino que también es la única que cubre todas las funciones. El sufijo -illo aparece también a menudo en las entrevistas, pero parece estar en un proceso de transformación funcional

148

Florentino Paredes García

que lo convierte de morfema propiamente dicho a componente estable agregado a la base a la que se adjunta. El proceso de lexicalización aún no está cumplido para esta variante, ya que -illo sigue funcionando en muchas ocasiones como verdadero sufijo y cubre también casi todas las funciones que se han analizado. Del resto de variantes, -ete es la tercera en número de casos, pero aparece en unidades lexicalizadas casi en exclusiva (juguete, tarjeta, furgoneta), por lo que se puede decir que virtualmente es una forma ajena al sistema madrileño del diminutivo; solo ocasionalmente adquiere valores auténticamente sufijales (amiguetes, polvete). Lo mismo se puede decir de -ejo y -uelo. En cambio, el sufijo -in(o), aunque no es muy habitual en Madrid (solo representa un 2,9% sobre el total de sufijos), cubre una importante gama de funciones. Las demás variantes encontradas en las encuestas pueden calificarse de anecdóticas, como sucede con -uco, documentado solo una vez, o directamente son reconocidas como propias de otras variedades, como sucede con -ico. Mediante el diminutivo los madrileños expresan su visión de la realidad, conceptualizan los elementos del contexto y los presentan ante el interlocutor desde una perspectiva subjetiva. De los tres tipos de valoración que posibilita el sufijo (Reynoso Noverón 2005), los madrileños lo usan sobre todo para la valoración cuantitativa, es decir, para evaluar las dimensiones de la entidad disminuida. Este tipo de valoración supone, en conjunto, más del 70% del total. La función más frecuente del sufijo es la descentralizadora, es decir, la que sirve para indicar que la entidad disminuida se aleja del prototipo o no constituye un buen ejemplar dentro del dominio semántico que representa. También es muy elevado el número de ocasiones en que el diminutivo se usa en la función contraria, la centralizadora, es decir, para expresar la centralidad semántica de la entidad disminuida. Hay que tener en cuenta, no obstante, que en este último grupo son muy pocas las bases léxicas distintas sobre las que aparece el sufijo (poquito, cerquita o chiquitito). En cambio, el diminutivo apenas es usado para aludir a las dimensiones físicas de la entidad sobre la que se aplica, como bien había señalado Amado Alonso (1974): son otras las funciones básicas del diminutivo, no la expresar tamaño reducido. Posiblemente tenga mucho que ver con el carácter de la propia entrevista sociolingüística la frecuencia del resto de funciones analizadas. Es esperable que entre dos interlocutores que no se conocen más que de la propia entrevista las valoraciones cualitativas sean escasas, sobre todo las de carácter negativo;

Funciones subjetivadoras del diminutivo en el habla de Madrid

149

del mismo modo, entre las funciones más subjetivas del diminutivo aparecerán sobre todo aquellas que tratan de atenuar el impacto que el lenguaje puede tener sobre el interlocutor. Del análisis realizado no se desprende que haya diferencias significativas entre el habla de Madrid y la de otras áreas del español, al menos cuando se manejan corpus equiparables. La hipótesis de Company (2002) sobre el distinto modo en que los hablantes mexicanos y los españoles conceptualizan la realidad no encuentra corroboración empírica en los datos observados en este trabajo. De hecho, los valores más objetivos del diminutivo son más bajos en Madrid que en otras ciudades americanas, como Caracas. En lo que sí se ha observado diferencia entre estas dos comunidades de habla es en las categorías léxicas en las que aparecen los sufijos: tanto madrileños como caraqueños aplican el diminutivo sobre todo a bases sustantivas y, en menor medida, a adjetivas y adverbiales, pero en Caracas no aparecen en determinantes, pronombres, participios y locuciones y en Madrid no se encuentra en gerundios en el tipo de contextos de interacción analizado. El empleo del diminutivo en el discurso constituye un rasgo idiosincrásico: como ante muchos otros fenómenos de la lengua, los hablantes adoptan una actitud hacia el uso del diminutivo que les hace incorporar en diferente grado el morfema en su discurso. Las diferencias individuales son notables, pero se ha podido observar que en Madrid, al menos en el registro que recogen las encuestas, son más los hablantes que tienden a reducir la presencia de estos morfemas que quienes lo insertan habitualmente en su discurso, pero el análisis de los promedios muestra que quienes favorecen el sufijo lo hacen de manera más decidida. El análisis individual también ha permitido mostrar el perfil del líder lingüístico que patrocina el uso del diminutivo: corresponde al de una mujer joven de clase media y natural de la ciudad. En relación con los factores sociales, se han observado diferencias cuantitativas notables entre los grupos masculino y femenino, cuyos usos se separan en casi veinte puntos porcentuales. Las mujeres madrileñas son más propensas a incluir diminutivos en su discurso, lo que, interpretado en términos de subjetivación, equivale a decir que en el discurso femenino es de carácter más personal, más subjetivo; comparadas con los hombres, las mujeres se muestran menos interesadas en describir la realidad simplemente que en presentarla ante su interlocutor desde su propio punto de vista. Las diferencias entre sexos no son solo de carácter

150

Florentino Paredes García

cuantitativo: también se observan en cada una de las funciones que el sufijo cumple. El uso del diminutivo mantiene una correlación inversa con la edad: a medida que esta sube, desciende el número de unidades diminutivizadas. Como las mujeres madrileñas, también los jóvenes madrileños prefieren presentar el mundo desde su propia perspectiva antes que simplemente describirlo de manera objetiva. La diferencia entre grupos generacionales admite también una interpretación de carácter estilístico: si se acepta la relación entre el empleo de diminutivos y el lenguaje coloquial (Beinhauer 1968) y que el registro de la entrevista sociolingüística es de carácter semiformal, el comportamiento de los grupos de edad mostraría un cambio de tendencia en la percepción de los registros en la sociedad madrileña. Entre los más jóvenes el diminutivo gana terreno y es susceptible de aparecer en cualquier situación, formal o no formal, estableciéndose así un rasero igualatorio que elimina las diferencias estilísticas. El proceso de nivelación sería similar al que ha tenido lugar en otros aspectos lingüísticos de fuerte repercusión social, como el de las formas de tratamiento. Solo los hablantes de más edad, más conscientes de la variación estilística, mantienen en mayor medida los usos correspondientes a los estilos más formales de habla. La hipótesis está por confirmar, pero vendría a apoyarla el hecho de que algunas funciones subjetivadoras del diminutivo se encuentran más en las fases intermedias de la entrevista.

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Capítulo 5 Integración sociolingüística de los inmigrantes ecuatorianos en Madrid: datos sobre el diminutivo según los corpus Ispie-Madrid y Preseea-Madrid1 María Sancho Pascual Universidad de Alcalá / Universidad Complutense de Madrid

1.

Introducción

La población inmigrante en España experimentó un crecimiento rápido y progresivo desde finales de los noventa hasta los primeros años del siglo XXI, momento en que los flujos migratorios que se dirigían a España comienzan a estancarse y a retroceder, debido a la crisis económica que tuvo lugar a partir de 2008. Entre 1996 y 2007, es decir, en solo once años, la población inmigrante pasó de ser el 1,3% de la población total a suponer el 10% de la población residente en España2. Desde que se produjo este auge migratorio, Madrid ha sido una de las provincias que más población ha recibido, seguida de Barcelona, Alicante y Valencia (Colectivo Ioé 2005). Por otro lado, atendiendo al país de origen, las migraciones procedentes de Ecuador han sido unas de las más significativas desde el punto de vista cuantitativo. Desde los primeros años en los que los ecuatorianos comienzan a llegar a España3, el lugar elegido de manera preferente por esta población fue Madrid, especialmente la capital. En el año 2001, Ecuador 1

2 3

Este trabajo se enmarca dentro del proyecto Patrones sociolingüísticos y procesos de integración sociolingüística en Madrid (Ref. FFI2011-29189-C05-02), financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación. En 1996, según el Padrón Municipal, había registradas 542.314 personas de origen extranjero en España; en 2007, se registraron 4.519.554 inmigrantes. Gómez Ciriano (Gómez Ciriano, Tornos Cubillo y Colectivo Ioé 2007) señala cuatro etapas en la emigración ecuatoriana a España: etapa preliminar (hasta 1994), etapa de desarrollo (1994-1998), etapa de auge (1998-2001) y etapa de asentamiento y estabilización (2001 en adelante).

156

María Sancho Pascual

ocupa la primera posición en cuanto a número de inmigrantes en la Comunidad de Madrid, con 65 632 personas. En 2010, año en el que recogimos los datos empleados en este estudio, había un total de 116 629 ecuatorianos en la Comunidad de Madrid, de los cuales solo en la capital había 87 334, lo que suponía el 15,6% de la población inmigrante de la ciudad. Como consecuencia de la importancia que comienza a adquirir la inmigración en la sociedad española desde los últimos años del siglo XX, surge en 2006 el proyecto Integración sociolingüística de la población inmigrante en España (ISPIE)4, cuya finalidad es analizar la integración de los inmigrantes —tanto hispanohablantes como no hispanohablantes— desde un punto de vista lingüístico (Moreno Fernández 2006, 2009a). La llegada de inmigrantes de distintas nacionalidades ha supuesto la aparición de contactos lingüísticos entre variedades del castellano y entre distintas lenguas. El caso de la inmigración hispanoamericana en España se caracteriza y diferencia del resto por el hecho de compartir su lengua con la del país de acogida. Debido a esto, su proceso de integración presenta, tanto para la comunidad inmigrante como para la receptora, unos costes inferiores que los de otros grupos de inmigrantes (Gratius 2005, Gutiérrez 2013: 18), si bien esto no quiere decir que la integración de esta población esté exenta de otras dificultades que afectan, igualmente, al plano lingüístico. En el contexto en el que se sitúa este estudio, en el que entran en contacto dos variedades del español, la integración sociolingüística estará condicionada por la acomodación comunicativa, definida esta en términos de convergencia y divergencia lingüísticas. Así pues, el objetivo de este trabajo es estudiar el empleo del diminutivo en el habla de los inmigrantes ecuatorianos residentes en Madrid para tratar de obtener datos sobre el modo en que se está produciendo su integración sociolingüística en alguno de sus aspectos. Para ello, hemos realizado una comparación entre los datos de los corpus Ispie-Madrid5 4 5

Proyecto dirigido por el Dr. Francisco Moreno Fernández desde la Universidad de Alcalá (HUM2006-01237), financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación. El proyecto ISPIE ha desarrollado su estudio en tres comunidades diferentes: Madrid, Cataluña y Andalucía, y ha trabajado en cada una de ellas con diferentes grupos de inmigrantes, tanto de hispanohablantes como de no hispanohablantes. Para poder estudiar los diferentes fenómenos de contactos entre lenguas que se están produciendo como consecuencia de los movimientos migratorios, el proyecto ha elaborado el Corpus Dinámico del Español de la Inmigración, en el que se incluyen subcorpus en función de las poblaciones estudiadas. El corpus Ispie-Madrid está conformado por las entrevistas realizadas a ecuatorianos residentes en la ciudad de Madrid (Moreno Fernández 2006, Sancho Pascual 2014).

Integración sociolingüística de los inmigrantes ecuatorianos en Madrid

157

y Preseea-Madrid. Los resultados del estudio de este último han sido ya expuestos por Florentino Paredes García en el trabajo «Variación del uso del diminutivo en el habla de Madrid: avance de un estudio sociolingüístico»6.

2.

Metodología

El estudio parte, por tanto, de los datos del corpus Ispie-Madrid, el cual se elaboró a partir de una muestra de 12 informantes. Para llevar a cabo la selección de los informantes, realizamos un muestreo por cuotas de afijación uniforme, pre-estratificado en función de dos variables: sexo y tiempo de residencia en Madrid. Esta última variable es fundamental en nuestro estudio, ya que nos permitirá comprobar si se ha producido alguna modificación en los usos de los ecuatorianos a lo largo del tiempo. Así pues, a propósito del tiempo de residencia y año de llegada a Madrid, teniendo en cuenta el peso demográfico de la inmigración ecuatoriana en sus diferentes etapas7, los intervalos establecidos para la pre-estratificación fueron: llegada hasta el año 2000; llegada entre el año 2001 y el 2004 y llegada entre el año 2005 y el 2010. Es decir, establecimos tres grupos de tiempo de residencia: grupo 1, 10 años o más de residencia; grupo 2, entre 6 y 9 años de residencia; y grupo 3, un máximo de 5 años de estancia en Madrid. En cuanto a la edad, trabajamos únicamente con individuos de edades comprendidas entre los 25 y los 44 años, rango en el que encontramos los datos demográficos más significativos en cuanto a número de ecuatorianos en Madrid8. 6 7

8

En este trabajo, se analizan en conjunto los datos de los dos corpus de Madrid: Preseea-Madrid (distrito de Salamanca) y Preseea-Madrid (Vallecas). La inmigración ecuatoriana en Madrid presenta dos puntos de inflexión. La primera referencia significativa la encontramos en 2001. En este año, Ecuador aparece como la primera nacionalidad en cuanto a número de inmigrantes en la Comunidad de Madrid, con 65 632 personas empadronadas. Por otro lado, a 1 de enero de 2005, se recoge la cifra más alta de ecuatorianos en Madrid. En este año, hay empadronados 173 593 ecuatorianos. A partir de esta fecha, la población ecuatoriana en Madrid va a comenzar a estancarse y a disminuir. En el rango comprendido entre los 25 y los 29 años, había un total de 17 678 ecuatorianos; 20 474, entre los 30 y los 34; 16 611, entre los 35 y los 39 y 11 896, entre los 40 y los 44 años. En los intervalos de edad anteriores y posteriores a estos, se observa un descenso significativo de personas.

158

María Sancho Pascual

El corpus se elaboró con entrevistas semidirigidas compuestas por relatos de vida. Es importante señalar que, si bien se pretendía recoger muestras de habla real, no es, sin embargo, el objetivo principal de este corpus. Su finalidad era recoger información que permitiera estudiar las actitudes lingüísticas de los inmigrantes y los diferentes aspectos implicados en su integración sociolingüística. De este modo, la búsqueda de información cualitativa prima sobre la búsqueda de determinados fenómenos lingüísticos9. Difiere, así, de los objetivos del corpus Preseea (Moreno Fernández 1996), de manera que, a diferencia de lo que ocurre en este, en la realización de nuestras entrevistas no se buscó ninguna información lingüística concreta ni se provocó, por tanto, la aparición de determinados fenómenos lingüísticos. Siguiendo las pautas metodológicas marcadas por el proyecto ISPIE, las entrevistas debían tener una duración no inferior a sesenta minutos. En algunos casos, ese tiempo se sobrepasó, mientras que, en otros, no se pudo conseguir. No obstante, la duración de todas ellas se aproximó a ese tiempo de grabación. Así pues, para poder comparar los datos de manera homogénea, no solo entre las entrevistas de este corpus, sino también para poder compararlos con los del corpus Preseea-Madrid, hemos trabajado únicamente con los primeros 45 minutos de cada una de ellas. Para la codificación de los datos, hemos seguido la propuesta de Paredes García (2012), si bien en nuestro estudio únicamente hemos trabajado con las siguientes variables y variantes: 1) Forma del sufijo: 0: -ito, -ita; 1: -illo, -illa; 2: -ete, -eta; 3: -ico, -ica; 4: -uelo, -uela; 5: -in(o), -ina; 6: -ejo, -eja 2) Valor semántico: 0: reducción del tamaño; 1: atenuación; 2: intensificación 3) Grado de lexicalización: 0: nula; 1: media; 2: total 4) Difusión léxica. Palabras incluidas entre las más frecuentes: 0: poco; 1: cosa; 2: pueblo; 3: casa; 4: chico; 5: cerca; 6: pequeño; 9: Otras (aquellas que presentan una frecuencia menor)

9

La metodología empleada para la elaboración del corpus está desarrollada en Sancho Pascual (2014).

159

Integración sociolingüística de los inmigrantes ecuatorianos en Madrid

5) Sexo: 0: Hombre; 1: Mujer 6) Tiempo de residencia10: 0: llegados hasta el año 2000 (más de 10 años de residencia); 1: llegados entre 2001-2004 (entre 6 y 9 años de residencia); 2: llegados entre 2005-2010 (un máximo de 5 años de residencia)

3.

Análisis de los datos

En el tiempo seleccionado de las entrevistas de nuestro corpus, hemos encontrado un total de 250 diminutivos, que, según el grado de lexicalización y la forma del sufijo, se distribuyen como muestra la Tabla 1: Tabla 1. Número de sufijos y porcentajes según su grado de lexicalización y forma Forma del sufijo -ito, -ita -illo, -illa -ete, -eta -ico, -ica Total

Lexicalizado N % − − 19 31,6 38 63,3 3 5 60

Semilexicalizado No lexicalizado N % N % − − 178 93,6 − − 8 4,2 − − 4 2,1 − − − − 190

Total N 178 27 42 3

% 71,2 10,8 16,8 1,2 250

Vemos, por tanto, que, de los usos registrados, tenemos 190 formas de sufijo que presentan variación, es decir, los no lexicalizados. Estos casos, que representan el 76% del total de los diminutivos empleados por nuestros informantes, serán los que tendremos en cuenta en nuestro análisis. Al igual que ocurre entre los madrileños, el empleo del diminutivo presenta una distribución desigual entre los ecuatorianos. Encontramos, incluso, una informante en cuyo discurso no aparece ningún diminutivo no lexicalizado. Podemos ver en el Gráfico 1 el número de diminutivos empleado por cada uno de los hablantes del corpus.

10

Con el fin de ajustar los datos a la muestra de nuestro estudio, hemos modificado las variantes de la variable «tiempo de residencia» establecidas por Paredes García. En su trabajo, el autor proponía las siguientes variantes: siempre, menos de dos años, entre dos y cuatro años, y más de cuatro años (Paredes García 2012: 3712).

160

María Sancho Pascual

ISPIE-ECU-MAD-01, 1H

24

ISPIE-ECU-MAD-02, 1H

6

ISPIE-ECU-MAD-03, 1M

36

ISPIE-ECU-MAD-04, 1M

15

ISPIE-ECU-MAD-05, 2H

6

ISPIE-ECU-MAD-06, 2H

14

ISPIE-ECU-MAD-07, 2M

0

ISPIE-ECU-MAD-08, 2M

30

ISPIE-ECU-MAD-09, 3H

1

ISPIE-ECU-MAD-10, 3H

13

ISPIE-ECU-MAD-11, 3M

25

ISPIE-ECU-MAD-12, 3M

20 0

5

Informantes del corpus ISPIE-MADRID, identificados por el código del país del informante, de la ciudad de acogida y por un número correlativo dentro del corpus.

10

15

20

25

30

35

40

Diminutivos empleados

1: llegados hasta el 2000 2: llegados entre 2001-2004 3: llegados entre 2005-2010 H: hombre M: mujer

Gráfico 1. Número de diminutivos empleados por cada informante del corpus Ispie-Madrid

Si atendemos a su distribución por sexos, observamos que las mujeres hacen un uso del diminutivo muy superior al de los hombres. Según los datos del corpus Preseea-Madrid, encontramos este mismo resultado en el habla de los madrileños, sin embargo, como puede verse en el Gráfico 2, las diferencias entre los hombres y las mujeres ecuatorianos se dan de manera mucho más acentuada. En nuestro corpus, tenemos que las mujeres ecuatorianas emplean un 66,3% del total de los diminutivos, descendiendo el uso que hacen de él los hombres al 33,7%.

Integración sociolingüística de los inmigrantes ecuatorianos en Madrid

161

66,3%

70

Habla de Madrid 58,9%

60

Habla de Ecuador

50 41,1% 40

33,7%

30 20 10 0 Hombres

Mujeres

Gráfico 2. Distribución del uso del diminutivo en el habla de Ecuador por sexos en el habla de Ecuador y de Madrid Ȥ2. Significación: 0,00 (Datos de Ecuador)

La mayor frecuencia con la que se emplea el diminutivo en el ámbito hispánico, así como su asociación a determinadas categorías gramaticales en las que en otras zonas no se da, ha sido explicada por el contacto con las lenguas indígenas (Escobar 1998: 134-135, Moreno Fernández 2009b: 318-319). Sería esperable, por tanto, encontrar una mayor frecuencia de uso del diminutivo en el habla de nuestros informantes ecuatorianos. No es, sin embargo, la situación que obtenemos a partir del análisis de los datos de los dos corpus. Atendiendo a los resultados de Paredes García (2012), la frecuencia de uso de diminutivos del habla de Madrid es superior a la que encontramos en nuestro corpus. De este modo, los madrileños emplean una media de 26 diminutivos por informante, mientras que, entre los ecuatorianos, obtenemos una media de 16 diminutivos por informante. Si comparamos los datos en función de la variable «tiempo de residencia», observamos que el número de diminutivos asciende a medida que aumenta el tiempo de estancia en Madrid. Tendríamos, por tanto, una tendencia convergente hacia los patrones de comportamiento lingüístico

162

María Sancho Pascual

de los madrileños11. No obstante, sería necesario realizar el estudio con un mayor número de informantes ecuatorianos, así como comprobar si existen diferencias entre las frecuencias de uso en los dos barrios de Madrid estudiados. 45

42,6%

40 35

31,1%

30

26,3%

25 20 15 10 5 0 Llegados hasta el año 2000

Llegados entre 2001-2004

Llegados entre 2005-2010

Gráfico 3. Distribución del uso del diminutivo en el habla de Ecuador por tiempo de residencia Ȥ2. Significación: 0,01

En cuanto a la forma del sufijo, como es sabido, -ito es la variante mayoritaria en el ámbito hispánico. A diferencia de lo que ocurre en Madrid, donde

11

Todas las entrevistas del corpus fueron realizadas por una persona de origen madrileño. En el análisis e interpretación de los datos, por tanto, tenemos en cuenta que este factor influirá en los usos lingüísticos de los informantes. En Sancho Pascual (2014), pudimos constatar que la integración sociolingüística de los inmigrantes ecuatorianos se produce en dos sentidos, de manera que tiene lugar una adaptación de su forma de hablar cuando se relacionan con la comunidad de acogida, al tiempo que se vuelve a producir una aproximación a sus usos de origen cuando conversan e interactúan con sus propios compatriotas. Consideramos, por tanto, que, si bien sería interesante contrastar estos datos con entrevistas entre dos personas ecuatorianas, el corpus Ispie-Madrid nos aporta resultados interesantes y válidos sobre cómo se produce la acomodación comunicativa en sus interacciones con la comunidad de acogida.

Integración sociolingüística de los inmigrantes ecuatorianos en Madrid

163

el sufijo -illo puede considerarse una forma alterante de diminutivo (Paredes García 2012), la norma lingüística ecuatoriana queda representada por la variante -ito (Escobar 1998, Moreno Fernández 2009b). Si observamos de nuevo la Tabla 1, vemos que esto queda reflejado en el discurso de nuestros informantes. De esta manera, el 93,6% de los diminutivos no lexicalizados corresponde a usos de -ito. Por otro lado, su aparición se da únicamente en casos de formas no lexicalizadas, algo que no ocurre en ninguna de las otras tres variantes encontradas. Dejando al margen el sufijo -ico, que, aparte de presentar muy poca frecuencia de uso, únicamente lo encontramos en casos lexicalizados, la aparición de los sufijos -illo y -ete en el habla de los ecuatorianos, a pesar de que no son muchas las formas registradas, se presenta, a nuestro modo de ver, como casos de convergencia hacia el habla de Madrid. En cuanto al primero de ellos, -illo, si atendemos a su distribución según el tiempo de residencia de nuestros informantes, encontramos que aparece de manera mayoritaria en el grupo de hablantes que lleva más tiempo viviendo en Madrid. Si nos fijamos en los casos no lexicalizados, de los 8 ejemplos que aparecen en nuestro corpus, 7 de ellos se dan en entrevistas de 3 de los 4 hablantes que llegaron a Madrid antes del año 2000. El otro caso restante lo tenemos en el discurso de una de los hablantes con menor tiempo de residencia. De esta manera, la representación que tenemos de esta variante en el primer grupo de residencia no la encontramos en ninguno de los otros dos grupos. Parece, por tanto, que -illo funciona casi de manera exclusiva entre los hablantes con más de 10 años de residencia en España. (1) hh y un día va una y otro día va otra y / y ellos tienen que aguantar mucho yo y pobrecillos tienen que hh que aguantar las manías de cada una porque cada uno Ispie-ECU-MAD-03, 1M

Por lo que respecta al diminutivo -ete, señala Paredes García (2012) que se trata de un sufijo ajeno a la norma madrileña, dada su escasa frecuencia de uso. No obstante, constituye la tercera variante madrileña por número de casos aparecidos en las entrevistas del corpus Preseea-Madrid. En cuanto a nuestro corpus, encontramos 4 casos de -ete, todos registrados en el discurso de un mismo hablante y unido a la palabra amigo. En esta ocasión, de nuevo se trata de otro hablante llegado a Madrid en el año 2000, perteneciente, por tanto, al primer grupo de residencia.

164

María Sancho Pascual (2) claro / a bailar la salsa / la bachata hh y bueno / sí hay un tengo también amiguetes que es españoles que sí les gusta también la rumba Ispie-ECU-MAD-02, 1H

A propósito de la acomodación comunicativa de los inmigrantes ecuatorianos en Madrid, pudimos comprobar en un estudio previo sobre su integración sociolingüística (Sancho Pascual 2014) que, aparte del tiempo de residencia, fundamental en el proceso de acomodación, el tipo de inmigración va a tener una incidencia clara en el modo en el que se produzca la integración social, y, como consecuencia, lingüística, de estos individuos. Así pues, dependiendo de las características del proyecto migratorio, los dos tipos básicos que pueden encontrarse son, por un lado, los movimientos migratorios que surgen como un proyecto familiar, en el que la familia se hace corresponsable y beneficiaria del proceso, y, por otro lado, los movimientos que surgen como una decisión personal e individual del inmigrante, independiente de su familia. Según los datos extraídos del análisis cualitativo de las entrevistas del corpus Ispie-Madrid, los informantes cuyo proyecto migratorio se gesta como algo individual tienen mayores deseos y expectativas de integración en la comunidad de acogida que los individuos involucrados en un proyecto familiar, ya que, en estos casos, la integración se presenta como algo no prioritario (Sancho Pascual 2014: 143-145). En este sentido, hay que señalar que, de los 4 informantes del primer grupo de residencia que emplean los sufijos -illo y -ete12, 3 de ellos llegaron a España por motivos personales, no vinculados directamente con un proyecto familiar. Creemos, por tanto, que este factor tendría incidencia en la integración sociolingüística de estos individuos, si bien sería necesario comprobarlo sobre un mayor número de casos. Por último, fijándonos especialmente en -illo, pues, de las dos, es la variante no solo que presenta un mayor número de apariciones, sino que tiene una mayor distribución entre los hablantes, podemos observar que son las mujeres las que mayoritariamente emplean esta variante ajena al sistema ecuatoriano. Parece, por tanto, que es en las mujeres en las que el cambio se está produciendo primero.

12

El sufijo -illo está presente en los discursos de los informantes ECU-MAD-01, 1H; ECU-MAD-03, 1M y ECU-MAD-04, 1M. Por su parte, -ete se registra en la entrevista del informante ECU-MAD-04, 1H.

Integración sociolingüística de los inmigrantes ecuatorianos en Madrid

165

140 Hombres

119

120

Mujeres 100 80 60

59

40 20

7

1

4

0

0 -ito

-illo

-ete

Gráfico 4. Número de diminutivos empleados por hombres y mujeres ecuatorianos en función de la forma del sufijo

Por lo que respecta a la interpretación semántico-pragmática del sufijo diminutivo, siguiendo la clasificación propuesta por la Real Academia Española (2009: 651-656), Paredes García (2012: 3710) establece tres variantes: reducción del tamaño, atenuación e intensificación. El diminutivo empleado para referirse a la reducción del tamaño suele usarse en los sustantivos que denotan seres materiales (Real Academia Española 2009: 651), como puede verse en (3). (3) I: el trabajo / sí / es hh es como decirse // los cauchitos que van en el / en el embrague o en el E: uhum I: freno del coche Ispie-ECU-MAD-06, 2H

En el caso del valor de la atenuación, el empleo del diminutivo puede aportar diferentes connotaciones, entre ellas, afectivas, de complicidad o familiaridad.

166

María Sancho Pascual (4) I: la mayor / yo creo / ha hasta que empiece a coger el ritmo de aquí / hablará como ecuatoriana E: claro I: pero / yo creo que ella / entre que se relaciona con sus compañeritos E: uhum I: de de clase / que su profesora va a ser española / yo creo que empezará E: hum I: enseguida a hablar más como española que como ecuatoriana Ispie-ECU-MAD-04, 1M

Asimismo, con una connotación afectiva, en nuestro corpus destaca el empleo del diminutivo en los nombres de parentesco, especialmente en la palabra abuela. De los 14 casos de abuela que aparecen en las entrevistas, 10 de ellos aparecen bajo la forma en diminutivo. (5) eeh bueno aunque yo nací en Quito yo viví años allí hh el clima me venía mal porque es más bien frío y húmedo hh entonces nos cambiamos a unos de los pueblos donde vivía mi abuelita / y ahí en la temperatura es veinte veinticinco grados todo el año // Ispie-ECU-MAD-03, 1M

En otras ocasiones, sumado a adjetivos de color, el diminutivo rebaja la cualidad denotada por la base, como podemos observar en el siguiente ejemplo: (6) cuando fuimos en marzo / eeh ya / estaban un poquito más este hh al llegar allí / con el calor que hacía mmm los mofletes eran rojitos Ispie-ECU-MAD-08, 2M

Por su parte, la intensificación permite una interpretación «en un grado de completitud» (Real Academia Española 2009: 654) que, por tanto, incrementa la interpretación: (7) no / mi madre me dice huy dice el D es un español digo pero por qué es que habla igualito que un español hh entonces a él / sí Ispie-ECU-MAD-10, 3H

Si atendemos a la distribución de los valores semántico-pragmáticos de nuestro corpus, es destacable el uso del diminutivo con valor de atenuación, que se da en un porcentaje muy superior al de los valores de reducción del tamaño y de intensificación. De este modo, el diminutivo empleado como estrategia para atenuar el discurso del hablante lo encontramos en 154

Integración sociolingüística de los inmigrantes ecuatorianos en Madrid

167

casos, lo que representa un 81,1% del total de los diminutivos encontrados en el corpus. Le sigue en número el valor de intensificación (31 casos, 16,3%) y, por último, el empleo del diminutivo con valor de reducción del tamaño (5 casos, 2,6%). Debemos señalar, no obstante, que la prueba del X2 no arroja resultados significativos en esta ocasión. Tabla 2. Distribución de los valores semántico-pragmáticos de los diminutivos en el habla de los ecuatorianos Valor semántico-pragmático Reducción del tamaño Atenuación Intensificación Total

N 5 154 31 190

% 2,6 81,1 16,3

Ȥ2. Significación: 0,55

El empleo mayoritario del diminutivo con valor atenuante es esperable. Se trata, igualmente, del uso que se da en un porcentaje más alto en el habla de los madrileños. Sin embargo, en el caso de los ecuatorianos residentes en la ciudad de Madrid, nos encontramos con cifras muy superiores a las que presentan los madrileños. El estudio de Paredes García (2012: 3713) muestra que el valor de atenuación alcanza el 59,5% de las formas de diminutivo estudiadas en el corpus Preseea-Madrid, lo que supone casi 22 puntos de diferencia con respecto a los datos de los ecuatorianos. En cuanto a los otros dos valores establecidos, reducción del tamaño e intensificación, los datos relativos al habla de Madrid indican lo contrario. Es decir, en ambos casos, el diminutivo aparece en el habla madrileña con una frecuencia mayor. Tenemos, en definitiva, que, en el caso de los ecuatorianos, el empleo del diminutivo prácticamente se restringe a su uso con valor de atenuación.

168

María Sancho Pascual

90

81,1%

Habla de Madrid

80

Habla de Ecuador

70 59,5%

60 50 40

26,4%

30 20 10

16,3%

13,5% 2,6%

0 Reducción del tamaño

Atenuación

Intensificación

Gráfico 5. Valores semántico-pragmáticos del diminutivo en el habla de los ecuatorianos y de los madrileños

Atendiendo a la distinción establecida por Haverkate (2004) entre culturas de acercamiento y distanciamiento, según algunos estudios realizados sobre diferentes países, la cultura española pertenecería al primer tipo y la ecuatoriana, al segundo (Briz Gómez 2004, 2005). Habrá, por tanto, importantes diferencias culturales y pragmáticas entre madrileños y ecuatorianos que quedarán reflejadas lingüísticamente. En nuestro estudio previo sobre esta población, pudimos comprobar que existen factores que favorecerán la divergencia comunicativa. Las diferencias culturales entre la población ecuatoriana y la madrileña se presentan, junto a la conciencia de grupo, como uno de los factores que cobran más importancia en el mantenimiento de los propios usos lingüísticos (Sancho Pascual 2014). Como señala Briz Gómez (2004) en su estudio sobre la atenuación y cortesía verbal en España y América, las culturas de acercamiento se caracterizan por una menor presencia de atenuantes, mientras que, en las de distanciamiento, estos se darían en mayor grado. Este alto porcentaje del empleo del diminutivo con valor de atenuación podría indicarnos que estamos ante un grupo en el que la atenuación cobra gran relevancia, mayor, quizá, que en los madrileños, lo que podría explicar los usos divergentes en la distribución del empleo de los valores del diminutivo. No obstante, para poder corroborar esta afirmación, sería necesario realizar un estudio detallado sobre el funcionamiento

169

Integración sociolingüística de los inmigrantes ecuatorianos en Madrid

de la atenuación en la población ecuatoriana en Madrid, en el que se incluyera este aspecto, y compararlo con los resultados de los estudios sobre la atenuación de Preseea-Madrid, llevados a cabo por Ana Mª Cestero Mancera (capítulo 10, en este volumen), algo que se aleja del propósito de este trabajo. En cuanto a la distribución de los valores semántico-pragmáticos en función del sexo, vemos en el Gráfico 6 que, en todos los casos, son las mujeres las que presentan porcentajes superiores. Por otro lado, es llamativo el uso con valor de intensificación. En el caso de las mujeres, es el valor que presenta un mayor porcentaje de uso. Si bien estas diferencias entre hombres y mujeres se encuentran también entre los madrileños, son mucho más acentuadas entre los inmigrantes ecuatorianos. 100 87,1%

90

80,0%

Mujeres

80 70

Hombres

61,7%

60 50

38,3%

40 30

20,0%

20

12,9%

10 0 Reducción del tamaño

Atenuación

Intensinficación

Gráfico 6. Distribución de los valores del diminutivo en función del sexo en el habla de los ecuatorianos Ȥ2. Significación: 0,01

Por lo que respecta al tiempo de residencia, encontramos diferencias significativas entre el primer grupo y el último en el caso del valor de intensificación. No obstante, hay que señalar que la mayoría de los casos de diminutivo con función de intensificación encontrados en el corpus se concentra en el discurso de una única hablante del tercer grupo de residencia, lo que podría explicar estos resultados.

170

María Sancho Pascual

70

Reducción del tamaño 58,1%

60

Atenuación Intensificación

50 40

44,8% 40,0% 32,3%

30

40,0% 29,2%

26,0% 20,0%

20 9,7%

10 0 Llegados hasta el año 2000

Llegados entre 2001-2004

Llegados entre 2005-2010

Gráfico 7. Distribución de los valores del diminutivo en función del tiempo de residencia en el habla de los ecuatorianos Ȥ2. Significación: 0,01

A propósito de las formas léxicas a las que se añaden los sufijos diminutivos, al igual que ocurre en el habla de Madrid, se dan cifras muy similares entre las palabras frecuentes y las no frecuentes. Tenemos, pues, que un 53,1% de los casos lo encontramos en palabras no frecuentes y, el resto, en palabras frecuentes. Por otro lado, como también señala Paredes García (2012), es llamativo el abundante uso de poquito, y, más concretamente, de la locución un poquito. En nuestro corpus, registramos 64 casos de poquito, lo que supone el 33,6% del total de formas no lexicalizadas, porcentaje superior al de los madrileños, que alcanzaba el 22,5% (Paredes García 2012: 3714). De entre ellos, 54 aparecen bajo la forma un poquito. De esos 54, la mayoría, 42, se concentra en el discurso de tres informantes mujeres, pertenecientes, cada una de ellas, a un grupo de tiempo de residencia diferente. Es especialmente significativa la presencia de esta construcción en la entrevista de una de las hablantes. En su discurso, encontramos casi la mitad del total de los casos de un poquito en el corpus. Por otro lado, si nos fijamos solo en su entrevista, de los 30 diminutivos registrados, 23 se corresponden con esta locución, lo que supone el 76,6% de los casos.

Integración sociolingüística de los inmigrantes ecuatorianos en Madrid

171

(8) E: ¿porque tu consideras que ha cambiado mucho / o no ha cambiado? / solo pocas palabras / ¿qué / qué piensas? I: yo creo que yo creo que sí un poquito E: ¿sí? I: yo creo que sí / un poquito E: ¿en qué / en qué ha cambiado? / ¿qué piensas? I: mmm en la forma de hablar / en que empiezas a utilizar un poquito más de palabras / habituales / a las de aquí E: uhum I: ¿sabes? y // y yo creo que sí E: ¿sí? I: ha cambiado un poquito Ispie-ECU-MAD-08, 2M

En las otras dos informantes, si bien los datos presentan porcentajes inferiores, el uso de un poquito alcanza porcentajes altos con relación a los casos registrados en cada una de sus entrevistas: un 37,5% y un 35%. 100% 90% 80%

35,0%

37,5%

70% 76,6%

60% 50% 40% 30%

65,0%

62,25%

20% 23,4%

10% 0% ISPIE-ECU-MAD-03, 1M

ISPIE-ECU-MAD-08, 2M Otros diminutivos

ISPIE-ECU-MAD-12, 3M

Un poquito

Informantes del corpus ISPIE -MADRID, identificados por un número correlativo 1: llegados hasta el 2000 2: llegados entre 2001-2004 3: llegados entre 2005-2010 M: mujer

Gráfico 8. Porcentaje de uso de un poquito en tres hablantes ecuatorianas

172

María Sancho Pascual

Por último, queremos destacar la presencia de la forma ahorita. Como hemos mencionado anteriormente, en el español andino es frecuente el empleo de morfemas diminutivos añadidos a categorías gramaticales a las que no se adjuntan en otras variedades del español, como pronombres de sujeto (ellita), demostrativos (estito), adverbios (acacito) (Azucena Palacios 2005: 49, Moreno Fernández 2009b: 318-319). Sin embargo, salvo ahorita, no encontramos en el corpus ninguna otra forma en diminutivo que no se corresponda con la norma madrileña. (9) quizá / para que no le discriminen / no / porque como hh si tú te das cuenta // Madrid / ahorita / al menos Madrid // es un / es como decir la capital de Ecuador // es que es así // hay bastante ecuatoriano acá Ispie-ECU-MAD-12, 3M

Por otro lado, de los 249 casos de ahora registrados en las entrevistas, únicamente 7 aparecen bajo la forma en diminutivo, lo que representa un 2,7%. Los casos se distribuyen entre dos hablantes —un hombre y una mujer— del grupo con un menor tiempo de residencia (6 de ellos) y un hombre perteneciente al segundo grupo (1 caso). La ausencia de diminutivos en palabras en las que es frecuente su aparición en la norma ecuatoriana, así como la escasa presencia de la única forma de este tipo que encontramos y, a su vez, su aparición en hablantes con menor tiempo de residencia en Madrid, indicarían, en este caso, una tendencia convergente hacia los usos de los madrileños. Podrían estarse perdiendo, por tanto, estos usos propios de la zona andina.

4.

A modo de conclusión

En conclusión, al comparar nuestros datos con los del corpus PreseeaMadrid, hemos comprobado que, al contrario de lo que sería esperable, existe una mayor frecuencia de uso del diminutivo entre los madrileños. De este modo, el aumento de la frecuencia de uso que se ha constatado en los informantes ecuatorianos que llevan más tiempo residiendo en Madrid indicaría que está teniendo lugar un proceso de convergencia hacia los patrones de los madrileños. A propósito de las formas de sufijo empleadas, los ecuatorianos están incorporando a su repertorio las variantes -illo y -ete, presentes en la norma

Integración sociolingüística de los inmigrantes ecuatorianos en Madrid

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madrileña, especialmente la primera de ellas, pero no en la ecuatoriana. Asimismo, hemos observado que son las mujeres las que lideran este cambio. De igual modo, estas formas se dan, en mayor medida, en informantes cuyo proceso migratorio no está vinculado a un proyecto familiar, factor que repercute en los deseos de convergencia con la comunidad de acogida. Por otro lado, la escasa presencia de palabras en diminutivo que no pertenecen a la norma de los madrileños, pero sí aparecen de manera frecuente en los usos del español andino, como es el caso de ahorita, nos permite observar que se estaría produciendo un pérdida en el repertorio de los ecuatorianos en una tendencia convergente hacia los usos de los madrileños. En cuanto al valor semántico-pragmático, el uso del diminutivo en los hablantes ecuatorianos se vincula casi exclusivamente a su función de atenuación, ya que es este el valor que se emplea en un porcentaje muy superior al de los de reducción del tamaño e intensificación. De igual modo, existen diferencias importantes con relación al uso que hacen de él los madrileños. Moreno Fernández (2009a), en su trabajo sobre el marco epistemológico para el estudio de la integración sociolingüística en contextos de migración, señala que este proceso se cumple en diferentes fases o niveles. Así pues, el autor propone cuatro niveles de integración, los cuales están caracterizados, desde un punto de vista lingüístico, sociolingüístico y comunicativo, a partir de diferentes indicadores13. Dado que estamos ante un grupo inmigrante hispanohablante, las tres primeras fases están cumplidas, ya que en ellas está implicado el aprendizaje de la lengua de la comunidad de acogida. De este modo, nos situamos directamente en el último nivel, denominado «Nivel de integración identitaria», en el que será necesario que se nivelen las diferencias sociolingüísticas, pragmáticas y socioculturales para que se complete el proceso de integración sociolingüística. En el caso de la población ecuatoriana, las diferencias culturales, junto a otros factores, estarán en la base de los fenómenos de divergencia. Este empleo del diminutivo con valor 13

El autor señala que la integración de la población inmigrante se produce en cuatro niveles o fases: «integración de supervivencia», «integración laboral o escolar», «integración social» e «integración identitaria». La integración sociolingüística supone la incorporación de la dimensión lingüístico-comunicativa a estos cuatro niveles, de manera que, a medida que se vayan adquiriendo determinados elementos lingüísticos y comunicativos, se irán cumpliendo las diferentes fases de integración, hasta que se llegue al último nivel y se complete, finalizando, así, el proceso de integración sociolingüística (Moreno Fernández 2009a).

174

María Sancho Pascual

atenuante podría estar indicándonos que estamos ante un uso divergente relacionado con la atenuación, vinculado, por tanto, a cuestiones pragmáticas y culturales. No obstante, sería necesario llevar a cabo un estudio completo del funcionamiento de la atenuación en estos individuos para poder corroborar esta hipótesis. En definitiva, con estos datos, hemos pretendido mostrar un primer acercamiento al estudio del uso del diminutivo por parte de los inmigrantes ecuatorianos residentes en la ciudad de Madrid para tratar de ver cómo se está produciendo su integración sociolingüística. La estratificación de la muestra en función de la variable «tiempo de residencia» nos ha permitido observar algunos procesos de convergencia hacia el habla de los madrileños, así como una actitud divergente en otros aspectos a través del mantenimiento de los propios usos lingüísticos. Sin embargo, será necesario ampliar la muestra de la investigación para poder corroborar los resultados y las hipótesis que hemos planteado, de modo que podamos tener una visión completa sobre el funcionamiento del diminutivo en esta población con relación a su proceso de integración sociolingüística.

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María Sancho Pascual

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Capítulo 6 Nuevos datos sobre el uso y las funciones de los pronombres átonos de tercera persona en Madrid Florentino Paredes García Universidad de Alcalá

1.

Introducción

Entre los aspectos de interés que han suscitado los pronombres personales átonos de tercera persona en español destaca por el número de trabajos la variación que se produce en relación con la geografía (Fernández Ordóñez 1999, Moreno Fernández 2009, RAE y Asociación de Academias de la Lengua Española 2009: 1212-1229), así como las indistinciones de caso que se ponen de manifiesto al comparar la lengua actual con la función sintáctica etimológica del clítico (Lapesa 1968, Fernández Ordóñez 2002, Flores Cervantes 2006). Los estudios sobre los clíticos en la lengua hablada actual de Madrid cuentan con una tradición dilatada, tanto los referidos al habla de la ciudad (Quilis, Cantarero, Albalá y Guerra 1985), que se inscriben en los trabajos sobre la norma culta del español, como los que describen la situación dialectal de la provincia (Moreno Fernández et al. 1988). Desde el proyecto PRESEEA, también han recibido atención estas partículas. En Paredes (2006), se explica la incidencia de una serie reducida de variables lingüísticas y sociales sobre los fenómenos del leísmo, el laísmo y el loísmo. Este primer acercamiento desde los presupuestos metodológicos del proyecto tenía un carácter preliminar, dado que no se disponía entonces de la transcripción de todas las encuestas de la ciudad, por lo que el corpus manejado se reducía al distrito de Salamanca. El estudio, no obstante, permitió observar la incidencia en el laísmo, el leísmo y el loísmo de variables como los rasgos del referente, ciertos rasgos semánticos del verbo y las características sociales del hablante. Pero también sirvió para constatar la necesidad de ampliar el número de variables potencialmente explicativas, lingüísticas, estilísticas

178

Florentino Paredes García

y sociales, por lo que se abordó la tarea de elaborar una plantilla de análisis que incluyese aquellos aspectos que los estudios previos habían visto como posibles factores explicativos (§ 3). La elaboración de esa propuesta de análisis ha sido llevada a cabo por miembros de los equipos PRESEEA que trabajan en proyectos coordinados (cf. Cap. 1, § 2.2.1, en este volumen). Este trabajo, por tanto, se plantea con un doble objetivo: en primer lugar, completar la descripción del uso que los madrileños hacen de los pronombres átonos de tercera persona, teniendo en cuenta la influencia de nuevas variables explicativas; en segundo lugar, analizar la situación del laísmo, el leísmo y el loísmo en la sociedad madrileña actual, y comprobar hasta qué punto se ajustan los datos a las hipótesis explicativas que se han dado sobre las razones de las desviaciones etimológicas. Para este segundo objetivo, se tendrá en cuenta también la incidencia de la variación individual en el desarrollo de los fenómenos. El capítulo se organiza del siguiente modo: en primer lugar, se hace un repaso de la bibliografía más significativa en relación con los clíticos pronominales, atendiendo a las funciones sintácticas y pragmáticas y desde los puntos de vista sincrónico y diacrónico. A continuación se describe la metodología seguida tanto para la selección del corpus lingüístico como en los procedimientos de análisis. Los apartados cuarto y quinto del capítulo se dedican al análisis de los datos y la discusión de los resultados: el epígrafe 4 se dedica a presentar los datos generales relativos a los pronombres átonos de tercera persona y los resultados específicos relativos al tipo de referencia del pronombre y a la concordancia entre este y el referente; en el epígrafe 5, el más extenso, se presentan los resultados del análisis de las desviaciones etimológicas: se analizan primero independientemente los condicionantes lingüísticos, estilísticos y sociales del leísmo (§ 5.2), el laísmo (§ 5.3) y el loísmo (§ 5.4) y luego de los tres fenómenos conjuntamente (§ 5.5); por último, y dentro aún de ese mismo apartado, se analiza la variación individual en relación con estos mismo fenómenos (§ 5.6)1. Finalmente, todos los asuntos analizados dan paso a las conclusiones con las que se cierra el capítulo, entre las que se incluye el sistema pronominal que funciona en la comunidad de habla madrileña. 1

La importancia del análisis del individuo más allá de sus características sociales o como grupo se fundamenta en que «la actividad lingüística individual contribuye a la configuración de la identidad y permite la integración del hablante en las estructuras macro-sociales mediante la oposición de su propio discurso al de otros individuos» (Moreno Fernández 2012: 81).

Nuevos datos sobre el uso y las funciones de los pronombres átonos

2.

179

Marco epistemológico

Entre las investigaciones sobre los pronombres personales átonos en español sobresalen por su cantidad los trabajos dedicados a explicar los cambios experimentados por los pronombres en el proceso evolutivo desde el latín, que han dado lugar a los fenómenos conocidos con los nombres de leísmo, laísmo y loísmo. La NGLE precisa que no se trata simplemente de usos pronominales, sino de «indistinciones o —más precisamente— resultados de procesos que sustituyen la distinción de caso por la de género, entre otras» (RAE y Asociación de Academias de la Lengua Española 2009: 1213). Las explicaciones tradicionales coinciden en señalar el origen multicausal de estas indistinciones a la vez que denuncian una mayor antigüedad del leísmo, fenómeno que sería el origen de los cambios en el paradigma. En cuanto a la valoración sociolingüística, prácticamente todos los estudios coinciden también en la distinta consideración social de cada fenómeno: el leísmo, sobre todo el masculino con referente de persona, es el más aceptado socialmente; el laísmo, que tuvo una cierta extensión entre los autores renacentistas y barrocos y en la corte, se ha catalogado y se cataloga desfavorablemente; el loísmo, por último, se considera un uso socialmente estigmatizado, especialmente en singular. Fernández Ordóñez (1993, cf. también Matute Martínez 2004) agrupa las explicaciones tradicionales en dos hipótesis, de orientación contraria, pero que habrían actuado de forma conjunta: por una parte, la tendencia a la distinción genérica frente a la distinción de caso y, por otra, la tendencia de la lengua española a la distinción entre seres animados e inanimados. La primera de las hipótesis fue promovida por Cuervo (1895), quien considera que el leísmo es el fenómeno más antiguo y que en la confusión casual confluyeron causas fonéticas y morfológicas. El origen de la indistinción sería de carácter fonético, consecuencia de la apócope que se desarrolló en el español medieval especialmente durante los siglos XII y XIII. Esta apócope hizo que díxome se transcribiese como díxom, díxote como díxot y, paralelamente, díxole como díxol. Pero esta forma díxol era la forma reducida también de la apócope, algo menos frecuente, del pronombre acusativo díxolo. Cuando a final del siglo XIII se repone la vocal, se repone -e, por ser más frecuente y por analogía con los pronombres me, te, se, surgiendo de esta manera el leísmo. Cuervo observa que la apócope de le se refiere exclusivamente a sustantivos masculinos, de manera

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Florentino Paredes García

que la oposición le-la-lo servía más adecuadamente para marcar la oposición masculino-femenino-neutro. El autor señala también los contextos de aparición de esta innovación, que inicialmente estaría restringida a un conjunto de verbos y estructuras sintácticas: verbos con alternancia de régimen, como enseñar o avisar; verbos de significado genérico con OD y verbos simples de significado similar (les tiene temor / los teme), verbos de percepción en los que el pronombre es sujeto de una oración de infinitivo (las vio salir /les oyó cantar) y estructuras con complemento predicativo (le hicieron desgraciado / lo hicieron desgraciado). Por último, el análisis de los textos medievales le lleva a concluir que los tres fenómenos se originan en Castilla y, en cuanto a la antigüedad, que el proceso fue el siguiente: leísmo singular > leísmo plural > leísmo femenino > loísmo plural > laísmo y loísmo singular (siglo XV). Las hipótesis de Cuervo fueron aceptadas parcialmente por Fernández Ramírez (1951) y Lapesa (1968). Para Fernández Ramírez el cambio vendría determinado tanto por la distinción genérica como por la necesidad de diferenciar entre objetos animados y no animados. El detonante de la indistinción fue la sobrecarga de rasgos morfológicos del acusativo lo, derivado del neutro illud y del masculino illum, y a ella contribuyó como factor extralingüístico decisivo la analogía con los demostrativos. Cuando el referente era masculino de cosa, lo se asimiló al lo neutro, en paralelo con esto, eso, aquello, mientras que le se especializó en referente de persona. Lapesa, por su parte, admite la hipótesis de Cuervo de que el origen de la indistinción fueron los cambios de régimen de los verbos en el paso del latín al español y el contagio que se produjo entre construcciones y verbos en castellano durante la Edad Media y en la época moderna. Discrepa, en cambio, respecto a que sea la apócope el origen de la indistinción causal, ya que el fenómeno de la apócope fue general en toda la península mientras que la confusión leísta no. La segunda hipótesis, que ya había sido sugerida por Salvá (1830) y Bello (1847) en el siglo XIX y cuyos máximos defensores en el siglo XX son también Fernández Ramírez y Lapesa, considera que el español sigue en este punto una tendencia general del indoeuropeo a distinguir entre los entes personales y los no personales. Para marcar la distinción, comenzaría a usarse le como acusativo para los seres animados mientras que lo seguiría siendo el clítico para los seres inanimados. Una vez iniciada esta alteración en el sistema etimológico, Lapesa (1968) postula que en el desarrollo del proceso actuaron como factores

Nuevos datos sobre el uso y las funciones de los pronombres átonos

181

coadyuvantes un conjunto de fenómenos: el fundamental sería el cambio de régimen de algunos verbos que en latín se construían con dativo y luego pasaron a transitivos, pero que arrastraron como régimen un pronombre dativo (ayudarle, embaírle); otro factor propiciador sería la concurrencia con los verbos de doble acusativo, masculino y neutro, que al pasar al castellano hubieron de construirse simultáneamente con complemento directo e indirecto. Las hipótesis anteriores, a pesar de su solidez, no dejaban claramente explicados ciertos aspectos, como las diferencias que se observan entre el singular y el plural en el leísmo o la menor extensión del laísmo y el loísmo; un problema añadido era que los trabajos citados hasta aquí estaban basados solo en textos escritos, cuando es sabido que la lengua escrita es la más reticente a la presencia de fenómenos subestándar (Fernández Ordóñez 1994: 74-75). La aparición a mediados de los años setenta de las primeras investigaciones realizadas sobre la lengua hablada en diversos puntos geográficos del español han permitido plantear nuevas hipótesis explicativas, que tienen en común, además, la consideración de los tres fenómenos conjuntamente, en lugar de tratar de explicar cada uno por separado. Erica C. García (1975), basándose en datos del español escrito y oral de hablantes cultos de Buenos Aires, analiza el problema entendiendo que la estructura sintáctica es un reflejo de la estructura semántica y que los constituyentes de la oración sirven para codificar a los participantes en el evento denotado por el verbo. Los hablantes seleccionan los clíticos no por su función sintáctica, sino por su contenido semántico. Desde esta perspectiva, la elección depende del grado de «actividad» del referente en la acción verbal: el sujeto de la oración es el «foco», y por tanto el elemento más activo, mientras que los clíticos constituyen el «no foco», que puede graduarse a su vez: le es menos activo que el sujeto pero más que los otros clíticos, lo/la son los menos activos. En las estructuras de tres participantes (le compré el libro) hay correspondencia entre las posibilidades del sistema y la escala semántica de actividad y, por ello, se selecciona le como participante menos activo y lo/la como el menos activo. En cambio, en las estructuras biactanciales hay desajuste entre el número de participantes y las posibilidades del sistema. En ellas es donde se produce realmente la variación, pero esta no es libre sino condicionada: el hablante selecciona le o lo según el grado de participación del referente en la acción, de manera que es más probable que se seleccione le cuando se refiere a personas, puesto que

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Florentino Paredes García

la actividad es un rasgo inherente a ellas, frente a lo, característico de los objetos y entidades inanimados; por eso también en las oraciones de sujeto no animado o inespecífico —esto es, poco o nada activo— se selecciona le (le gusta la música). La hipótesis de García, sin embargo, no explica adecuadamente entre otras cosas ni la existencia de leísmo de cosa, ni el hecho de que en estructuras triactanciales se produzca el laísmo o el loísmo. También tienen en cuenta la semántica García González (1978, 1979, 1981) en sus trabajos sobre hablas asturianas y cántabras, Klein-Andreu (1979, 1980, 1981) en su estudio sobre el habla de Valladolid, Soria y La Rioja, y Fernández Ordóñez (1994, 1999) en sus investigaciones sobre una amplia zona del centro-norte de España. Como novedad teórica, estos autores parten de la hipótesis de que la elección del clítico está relacionada con la categorización del referente como continuo o como no continuo. García González (1978) vinculó los usos del clítico pronominal con la existencia del neutro de materia en el territorio asturiano e identificó hasta cuatro sistemas pronominales en las hablas asturianas, que se diferenciarían por la selección de una forma pronominal, distinta según los rasgos del referente: por ejemplo, en el sistema I, los hablantes disponen de los pronombres lu para los nombres contables masculinos, la para los contables femeninos y lo para los no contables, y los seleccionan independientemente del caso. En una línea similar, Klein-Andreu (1979, 1980) también identificó cuatro sistemas en los territorios de Castilla y León, Castilla-La Mancha y La Rioja. Las diferencias entre esos sistemas se establecen por la importancia relativa de los factores que intervienen en la selección: el género, el número, el caso, el grado de actividad del participante en el evento, la prominencia y la individuación. Observó que en el habla vallisoletana el leísmo está más extendido en singular con referentes animados que con inanimados, mientras que en plural no se produce esta relación; el laísmo está generalizado y el pronombre lo es el usado cuando el referente es [+ continuo], masculino o femenino. De ahí deduce que el uso de los pronombres átonos depende tanto del género del referente como de que este sea continuo o discontinuo: el sistema castellano, según esta investigadora, anula la concordancia si el objeto referido se categoriza como continuo y la conserva si se categoriza como discontinuo, es decir, sigue el sistema que Echenique (1981) bautizó como sistema referencial, que se opone al sistema etimológico. El objeto preferente de análisis será identificar y describir la extensión y las variedades de ese sistema referencial. Además, Klein-Andreu señala un aspecto sociolingüístico de interés que explica el

Nuevos datos sobre el uso y las funciones de los pronombres átonos

183

estado de inestabilidad en que parece hallarse el sistema de los pronombres: entre el sistema etimológico y el referencial existe un sistema estándar o de compromiso, característico de la lengua culta peninsular, que básicamente es el sistema etimológico o casual, pero tolera le para objetos directos animados o personales en masculino singular. Este sistema de compromiso, que es el que prescribe la RAE y el más usado en los medios de comunicación, se manifiesta disminuyendo el laísmo o el loísmo en las zonas de sistema referencial, como Valladolid, o aumentando el leísmo de persona en las zonas de sistema etimológico, como Soria o Logroño. Por su parte, Fernández Ordóñez (1994, 1999) basa sus hipótesis en resultados de encuestas propias, grabadas a individuos del estrato sociocultural bajo de Asturias, Castilla-León, Castilla-La Mancha, Madrid, La Rioja, Álava y Vizcaya. Los datos acopiados por la autora muestran que la extensión del sistema referencial es bastante mayor que la establecida por García González y Klein-Andreu (presenta un mapa con la isoglosa en el trabajo de 1994). Descubre, a la vez, que hay una serie de variantes en función de la forma elegida para el plural masculino, lo cual permite diferenciar tres sistemas principales: el septentrional, el meridional y otro intermedio de límites más imprecisos. Por lo que respecta a Madrid, los trabajos de Fernández Ordóñez sobre la provincia (1994, 1999) no presentan información cuantitativa, pero contienen numerosas muestras de habla a través de las cuales la autora llega a la conclusión de que en el territorio madrileño se produce un encuentro de sistemas referenciales, uno al este y otro al oeste de la provincia. El sistema occidental se caracteriza por el empleo de los en acusativo plural para los nombres contables y lo como referente de los de materia, además de aceptar el laísmo y el loísmo; en el sistema oriental el laísmo está restringido a referentes personales o animados. Por otra parte, considera que el sistema referencial sería el originario del territorio madrileño pero que habría ido cediendo como consecuencia de la inserción del sistema estándar a través de los grupos sociales de mayor nivel sociocultural y auspiciado por los gramáticos y la academia. Se trataría, por tanto, de un cambio lingüístico «desde arriba», es decir, de aquellos que promueven los grupos socialmente privilegiados y que van extendiéndose al resto de capas sociales. La investigación sobre las desviaciones etimológicas en el habla de la capital madrileña fue realizada dentro del estudio de la norma culta y recogida mediante cuestionarios y encuestas grabadas (cf. Quilis, Cantarero, Albalá y Guerra, 1985). Estos autores encuentran un elevado índice

184

Florentino Paredes García

de leísmo (74,7%), mientras que los porcentajes de laísmo y loísmo son bastante bajos (6% y 0,2% respectivamente). Para los autores, el elemento más importante en la aparición de usos no etimológicos es la presencia de un referente personal, que se da en más de la mitad de las ocasiones en que aparece leísmo. Respecto a la relación con los factores sociales, los autores del estudio encuentran solo algunas tendencias: las mujeres cultas madrileñas parecen preferir las soluciones académicas en mayor grado que los hombres (1985: 143) y los hablantes más jóvenes parecen ser más laístas que el resto (id.). La conclusión del trabajo respecto al sistema pronominal, es que los hablantes cultos de Madrid siguen el sistema «etimológico-académico», resultante de la evolución histórica del sistema pronominal latino con la adición de le(s) para la función de objeto directo con un referente de persona masculina (1985: 208).

3.

Criterios metodológicos

Para el estudio de los pronombres personales átonos de Madrid se han usado las 108 entrevistas semidirigidas que componen los dos subcorpus PRESEEA en la ciudad (cf. Capítulo 1, en este volumen). Se han seleccionado todas las ocurrencias de clíticos de tercera persona en 30 minutos de cada entrevista, con objeto de que las muestras analizadas sean equivalentes y comparables. Este periodo de tiempo, a su vez, ha sido subdividido en tres fases: la primera, desde el minuto 4 hasta el 14; la segunda, del minuto 18 al 28 y la tercera, desde el minuto 34 hasta el 44. En los casos en los que hay repetición del pronombre como consecuencia de una vacilación del hablante, solo se toma en cuenta la última realización, desestimando el resto de formas pronominales; también se han descartado todos los casos en los que al pronombre le sigue una palabra incompleta así como aquellos ejemplos que aparecen en fragmentos de transcripción dudosa. De acuerdo con los estudios previos mencionados en el apartado anterior en relación con las formas pronominales en español, se ha trabajado con una plantilla de codificación que analiza la posible incidencia de 38 variables2 en la actualización de los clíticos. La variable dependiente es la 2

En la elaboración de la plantilla de codificación han participado miembros de los equipos PRESEEA de las universidades de Málaga (Francisco Díaz Montesinos), Granada

Nuevos datos sobre el uso y las funciones de los pronombres átonos

185

forma pronominal (que se compone de las variantes le, lo, la, les, los, las3) y como variables explicativas las siguientes: Variables Lingüísticas: 2. Función sintáctica, 3. Referencia del pronombre, 4. Concordancia, 5. Categoría gramatical del referente, 6. Género del referente, 7. Número del referente, 8. Rasgos semánticos del referente I: animacidad, 9. Rasgos semánticos del referente II: contabilidad, 10. Colocación del pronombre, 11. Duplicación, 12. Sujeto, 13. Posición del sujeto, 14. Construcción, 15. Modo verbal, 16. Perífrasis, 17. Tiempo, 18. Aspecto léxico del verbo, 19. Rasgos semánticos del verbo, 20. Tipo de enunciado, 21. Asimilación en el mismo turno, 22. Asimilación en otro turno, 23. Asimilación fónica, Variables Estilísticas: 24. Tenor y estatus, 25. Tenor y edad, 26. Tenor y formalidad, 27. Especialización, 28. Discurso, 29. Planificación, 30. Fase de la interacción Variables Sociales: 31. Sexo, 32. Edad, 33. Nivel de instrucción, 34. Lugar de nacimiento, 35. Modo de vida, 36. Origen de los progenitores y del cónyuge, 37. Clase social, 38. Distrito Para el análisis ha sido necesario trabajar con corpus sucesivamente más restrictivos. Agrupados todos los casos de pronombres átonos según se acaba de explicar, se ha creado el corpus general de pronombres átonos, formado por 6731 ejemplos. No obstante, los estudios previos han mostrado que para el correcto análisis de los fenómenos del leísmo, laísmo y loísmo es necesario tener en cuenta que en el paso del latín al español se produjeron cambios en la construcción de algunos verbos así como en ciertas estructuras sintácticas, lo cual afectó a la función desempeñada por el pronombre y al caso que desempeña en la actualidad. Como se explica a continuación (§ 4.1), la variable 14. Construcción se ha incluido específicamente para diferenciar la construcción en la que aparece el clítico pronominal, permitiendo de este modo seleccionar los casos en los que no se puede hablar con propiedad de desviación etimológica. Descartadas estas construcciones, es posible trabajar con el denominado «corpus restringido» (N = 5736), donde verdaderamente se aglutinan los usos

3

(Antonio Manjón-Cabeza), Las Palmas de Gran Canaria (José Antonio Samper) y Clara E. Hernández, Valencia (Jorge Roselló) y Alcalá (Florentino Paredes). No se ha incluido en el recuento la forma se, variante morfológica de le o les cuando coaparece con el clítico de complemento directo.

186

Florentino Paredes García

pronominales cuya función etimológica no ofrece discusión. Por último, sobre este corpus restringido se ha hecho una ulterior selección para analizar solo los casos en los que se produce la desviación etimológica. Este acercamiento progresivo permitirá determinar de forma precisa cuáles son los factores que explican la variación en la ciudad de Madrid. Las encuestas fueron procesadas mediante el conjunto de programas LETRAS (vers. 2013.03.08), específicamente diseñado para el análisis de datos lingüísticos y filológicos y desarrollado por Hiroto Ueda, de la Universidad de Tokio. Como herramienta estadística, se ha utilizado el programa SPSS 15.0, con el que se han calculado correlaciones entre la variable dependiente —el pronombre personal, a veces tomando en cuenta cada forma del pronombre por separado y, cuando era aconsejable, agrupando las formas de singular y plural de cada pronombre—, y las variables independientes — lingüísticas, estilísticas y sociales—. Este primer análisis bivariante permite descartar las variables que no resultan estadísticamente significativas, esto es, aquellas en cuyos valores observados no puede descartarse el papel del azar.4 Las variables que sí resultan significativas en este análisis son las que se encuentran en mejores condiciones a la hora de explicar la variación observada, de manera que para cada una de las variables explicativas se realizó una tabla cruzada con la variable pronominal, tabla que aporta información sobre la frecuencia absoluta y relativa de cada variable en relación con la forma pronominal e incorpora también las pruebas estadísticas ji cuadrado (Ȥ2) y V de Cramer, que van acompañadas de sus respectivas pruebas de significación estadística.

4.

Corpus general: los pronombres átonos en Madrid

4.1

Datos generales

En el corpus general de entrevistas de Madrid se han encontrado en total 6731 casos de pronombres átonos de tercera persona, distribuidos de la siguiente forma: 4

Convencionalmente en las ciencias sociales se considera que una prueba es estadísticamente significativa cuando el valor de p ≤0,05.

Nuevos datos sobre el uso y las funciones de los pronombres átonos

187

Tabla 1. Frecuencia absoluta y relativa de las formas pronominales le lo la les los las Total

N 1751 3046 893 411 335 295 6731

% 26,0 45,3 13,3 6,1 5,0 4,4 100

Las variantes pronominales no presentan una distribución simétrica, como se aprecia en la Tabla 1. El pronombre lo prácticamente agrupa la mitad del total de casos (45,3%), lo cual se corresponde con el hecho de que incorpora los valores de masculino y neutro, además de ser el clítico que sustituye también al atributo en las oraciones copulativas. Le sigue en número de casos el pronombre le (26,0%), que, como veremos, se ha especializado en el habla madrileña como referente de persona, tanto en la función tradicional de complemento indirecto como en la de complemento directo referido a personas. En consonancia con el hecho de que en la lengua general el femenino se use menos que el masculino, el último lugar entre las formas pronominales de singular está ocupado por el pronombre femenino la (13,3%), a pesar de haber extendido sus usos a la función de complemento indirecto como referente de sustantivos caracterizados como [+animado] y [−masculino]. Por último, hay que señalar también las importantes diferencias de frecuencia absoluta y relativa entre la serie de los pronombres en singular y en plural, pero se puede observar que las formas en plural del pronombre obtienen unos valores porcentuales muy próximos, independientemente del género.

4.2

Variable «tipo de referencia»

Esta variable codifica la relación entre el pronombre y el referente según su papel en el contexto lingüístico y extralingüístico. Se ha configurado con tres variantes: 1. Referencia exófora de segunda persona (usted) presente; 2. Referencia exófora de tercera persona presente; y 3. Referencia endófora (anafórica o catafórica). La prueba de ji cuadrado (Ȥ2) muestra que hay relación entre las formas pronominales y el tipo de referencia, con una altísima significación

188

Florentino Paredes García

estadística; el tipo de relación que se da entre ambas variables, así como la fuerza de esa relación, viene marcado por la prueba V de Cramer, que nos indica una correlación positiva no demasiado grande (V = 0,123), pero también con significación estadística muy alta. Los resultados porcentuales se presentan en la Tabla 2. Tabla 2. Tipo de referencia del clítico pronominal Pronombre le

Referencia

lo

la

les

los

las

Total

Exófora 2.ª pers.

N

75 4,3

2 ,1

4 ,4

0 ,0

0 ,0

0 ,0

81 1,2

Exófora 3.ª pers.

N

3 ,2

19 ,6

10 1,1

0 ,0

2 ,6

0 ,0

34 ,5

Endófora

N

1673 95,5

3025 99,3

879 98,4

411 100,0

333 99,4

295 100,0

6616 98,3

Total

N

1751

3046

893

411

335

295

6731

(Ȥ2 =204,481 (10 g.l.); p = 0,000; V de Cramer = 0,123, p = 0,000)

Como cabía esperar, los pronombres remiten prácticamente siempre a un elemento del discurso anafórica o catafóricamente. La referencia al contexto extralingüístico tanto de segunda como de tercera persona alcanza cotas poco representativas en todos los pronombres, del 1,2% en el caso de la referencia exófora de segunda persona y del 0,5% de la de tercera persona. El modelo de entrevista semidirigida usado en las encuestas no favorece este uso deíctico del pronombre, aunque es de suponer que en otro tipo de situaciones menos formales la importancia del contexto extralingüístico sea mayor. Solo el singular le obtiene un valor porcentual algo más elevado en la referencia a la segunda persona presente en el discurso. Además, la forma le es la única que aparece en estructuras del tipo ya le digo, como le digo, qué le voy a decir y similares, que hay que relacionar con el llamado leísmo de cortesía (Lorenzo Ramos 1981). Estos son algunos ejemplos de los datos contenidos en la entrevista para las dos variantes en las que el pronombre remite al contexto extralingüístico. 1.

Referencia exófora de segunda persona: (1) no me afecta / me me me esto me afecta como le digo nada más que que me // me coartan / mis eeh mis planes MADR-SAL_H33_014

189

Nuevos datos sobre el uso y las funciones de los pronombres átonos

(2) ahora ya con esta edad pues ya no // paro poco también en el barrio o sea que entre el trabajo y todo pues eeh los los cambios mmm // le hablo de del del barrio mío del Parque MADR-SAL_H33_014 (3) y claro yo no trabajaba entonces cuando me vine aquí ya le digo / estuve por la tarde ir al corte y confección / y / y y y bien / me defendí bien MADR-VAL_M31_053

2.

Referencia exófora de tercera persona: (4) llegamos al Corte Inglés / eh está el Alcampo / está el Eroski / está el Ahorramás está el Todotiendas del Día un montón / mm déjale ahí por favor [el gato, que está castigado por su ama] MADR-VAL_M22_028 (5) [la niña] quiere hacer pipí / ¿te pone la tía? venga ponla tú MT MADR-SAL_M22_023 (6) [referido al móvil del entrevistador, que está sonando] si lo coges me fumo un cigarro ¿no? MADR-SAL_M12_023 (7) [la fotografía] ahora te la enseño / ahora te la enseño MADR-VAL_M32_036 (8) los [relojes] que tiene ahí atrás los hago yo / así que figúrese cómo trabajaría MADR-SAL_H31_050

4.3

Variable «concordancia»

La variable «concordancia» presenta una relación estadísticamente significativa con las formas pronominales y, al igual que en la variable anterior, la correlación es positiva, aunque no muy alta. En el 96,7% de los casos se respeta la concordancia de género y número entre el clítico y el referente, y solo en el 3,3% restante (185 ejemplos) se produce algún tipo de discordancia. Ninguna de las variantes que recogen los tipos de discordancia alcanza valores porcentuales relevantes, pero la discordancia de número es bastante mayor que en el resto de variables. Tabla 3. Concordancia entre el referente y el clítico pronominal Pronombre Concordancia

le

lo

la

les

los

las

Total

Concordancia

N

1690 96,5

2958 97,1

878 98,3

378 92,0

318 94,9

284 96,3

6506 96,7

Concordancia con el complemento

N

0 ,0

2 ,1

3 ,3

2 ,5

0 ,0

0 ,0

7 ,1

190

Florentino Paredes García

Pronombre le

Concordancia Discordancia de número

N

lo

la

les

los

las

Total

55

30

10

30

4

11

140

3,1

1,0

1,1

7,3

1,2

3,7

2,1

6

38

2

1

1

0

48

Discordancia de género

N

,3

1,2

,2

,2

,3

,0

,7

Discordancia de género y número

N

0

18

0

0

12

0

30

,0

,6

,0

,0

3,6

,0

,4

Total

N

1751

3046

893

411

335

295

6731

(Ȥ2 =217,685 (20); p = 0,000; V de Cramer = 0,105, p = 0,000)

Cuando el referente pronominal es un grupo sintáctico formado por un nombre colectivo seguido de un complemento, es posible que el hablante concuerde el pronombre no con el núcleo del sintagma sino con el complemento, por ser este el verdadero núcleo semántico de la construcción. Así ocurre en el ejemplo (9), donde el pronombre les concuerda con el complemento gitanos y no con familia, núcleo sintáctico del grupo. Este tipo de discordancia aparece solo en 7 ocasiones, distribuidas entre los pronombres lo, la y les: (9)

hace dos años mataron a a dos a dos hermanos / que tendrían una edad más o menos cuarenta y entre cuarenta cincuenta años / los mataron una familia de gitanos / porque les dio la gana MADR-VAL_M11_040 (10) mmm el resto de su convivencia la hacen / o sea la calle para ellos es un / un lugar bastan un lugar de / de uso por así decirlo MADR-VAL_M23_011

La discordancia de número entre el pronombre y su referente es más frecuente en la comunidad de habla madrileña, aunque en ningún caso alcance valores porcentuales elevados (2,1% en total). Todas las formas pronominales presentan algún caso de este desajuste morfosintáctico, pero es en el pronombre de dativo le(s) donde se localizan los casos más abundantes y de más interés. La discordancia de número se produce por igual en el clítico de singular y el de plural —55 casos de discordancia de le con su referente y 30 de les con el suyo—, pero responden a circunstancias diferentes desde el punto de vista pragmático. Las discordancias del pronombre en plural les son en realidad concordancias ad sensum, pues se produce casi

Nuevos datos sobre el uso y las funciones de los pronombres átonos

191

exclusivamente cuando el referente es un nombre colectivo: gente (22 de los 30 casos), familia, compañía de teatro, pareja, etc. (11) que es donde está ahora / una torre muy alta que se ve por ahí / que se llama la torre de San José / porque entonces / a la gente otro sitio les mandaban al quinto pino ¿no? MADR-VAL_M32_035

En cambio, la discordancia de le se produce sobre todo cuando el referente es personal, como se ve en los ejemplos (12-15), aunque también puede aparecer con referentes no humanos, como en (16). (12) a medida que iba pasando el tiempo // yo decía «¡pero bueno!» yo le decía a mis hijos «¿y mamá cómo está?» MADR-SAL_H32_031 (13) sí / le ha costado trabajo a los tres pero ahora están trabajando sin parar MADR-VAL_H22_025 (14) yo afortunadamente pegué un tirón / salí corriendo y no me hicieron nada ¿no? / pero sí a compañeros suyos / eeh les ha ocurrido pues de quitarle el reloj / de quitarle el móvil o quitarle el dinero MADR-SAL_H23_008 (15) porque te encuentras que de repente / estás haciéndole / trabajitos a tus hijos // buscándoles no sé qué en el ordenador MADR-VAL_M33_017 (16) y yo recuerdo haber hecho con mis primos unos muñecos de nieve / le poníamos zanahorias / nos cascaban porque cogíamos el primer pañuelo las primeras bufandas los primeros guantes que encontrábamos MADR-SAL_M33_054

La discordancia de género también resulta estadísticamente poco relevante (solo en el caso de lo supera el 1%), pero sí es de gran interés para conocer el sistema pronominal tradicional de Madrid. Hay casos de este tipo que parecen simplemente casos de autocorrección del hablante, como (17). (17) pues lo ha sacado / lo sacó la media que pedían la sacó lo que pasa es que creo que ha habido muchos aprobados este año y la han subido MADR-VAL_M21_048

Pero en otros ejemplos la elección del clítico responde a criterios distintos. La selección de lo en (18-19) es una reinterpretación del género del referente caracterizado con el rasgo [+ continuo]. Este hecho vincula también a la capital con las hablas de la provincia (Fernández Ordóñez 1999), y demuestra que, aunque muy debilitado hoy, en la ciudad existió el llamado

192

Florentino Paredes García

«sistema referencial»5, en el que la concordancia entre el pronombre y el referente se establece atendiendo no a las propiedades gramaticales sino a los rasgos semánticos. (18) ni idea // tampoco soy muy de procesión yo o sea s me gusta verlo // pero no // no soy / vamos / MADR-SAL_M23_012 (19) también / dices tú delincuencia / pues sí hay / porque // lo hay / hay aquí hay mucho gitano // dices tú MADR-VAL_M31_052

La discordancia simultánea de género y número solo se encuentra en los pronombres lo, con 18 casos, y los, con 12. La presencia de un nombre colectivo (familia, gente) como referente del pronombre es la que posibilita la concordancia en plural, como en (20), mientras que el pronombre en singular aparece con sustantivos femeninos cuando se toman como un conjunto no delimitado, como en (21), donde lo aparece anáforicamente en referencia a cosas6. (20) a la familia adelante ¡claro! // ayudaría a mi familia los dejaría bien puestos a todos // ¡y adiós muy buenas! MADR-SAL_H21_045 (21) sí sí me llama la atención pero yo creo que hay cosas que en esta vida que tienes que dejárselo en manos de profesionales MADR-SAL_H12_019

5

6

Un argumento para apoyar la existencia de este sistema viene dado por la constatación de la presencia del llamado neutro de materia en Madrid. A los ejemplos alegados en Paredes (2006) se pueden aducir ahora estos en los que un sustantivo de materia femenino tiene como correferente el pronombre lo, como se ejemplifica en (a-c), o bien aparece asociado a un adjetivo masculino, como en (d): (a) no pues / mi marido le gusta mucho por ejemplo / las judías pintas que lo puse ayer [MADR-SAL_M11_040] (b) también / dices tú delincuencia / pues sí hay / porque // lo hay / hay aquí hay mucho gitano // [MADR-VAL_M31_052] (c) le pongo un poquito patata // y yo si le pongo verdura me gusta no me gusta echarlo dentro del cocido / le suelo echar / cocerlo aparte [MADR-VAL_M31_052] (d) la berza y es muy parecido al repollo / es que / más suave más fina todavía // es bueno y está también muy bueno como el repollo / las judías con la berza están mejor todavía que con el repollo [MADR-SAL_M11_040] Posiblemente la discordancia en este caso esté legitimada también por la presencia de un relativo interpuesto entre el pronombre y su referente.

Nuevos datos sobre el uso y las funciones de los pronombres átonos

193

Por otra parte, en ocasiones no resulta fácil determinar cuál es realmente el antecedente al que remite el pronombre en la mente del hablante. Es lo que sucede en el ejemplo (22), donde podría pensarse inicialmente que el hablante utiliza le como sustituto del sustantivo femenino avería, que es el más próximo a la forma pronominal: [la avería] ya le hemos arreglado. Ahora bien, se trataría de una discordancia de género poco frecuente en el habla madrileña, por lo que es más plausible que el hablante haya establecido la concordancia con el sustantivo masculino piso, que aparece algo más alejado: [el piso] ya le hemos arreglado. (22) arregló el piso otro señor que es el vicepresidente pero claro no vive aquí / llevarlo me llevo muy bien con él viene un día / dice / «¿está el vecino de aquí?» digo «no / ¿qué pasa?» / dice «es que / hubo una avería» me avisaron los chicos // son extranjeros ellos pero muy majos / «y ya le hemos arreglado a ver si le hemos calado» MADR-VAL_M31_053

5.

Corpus restringido: Función sintáctica de los pronombres

5.1

Aspectos generales

La función desempeñada por el pronombre átono ha sido uno de los ejes principales desde los que se han planteado las investigaciones sobre los clíticos. Desde esta perspectiva, las consideraciones que se han hecho suelen partir del carácter normativo o no de la construcción resultante y tratan de ver si la forma pronominal se ajusta a la función que el clítico tenía en latín, esto es, si se trata de un uso «etimológico», o si, por el contrario, consiste en una desviación de esos usos, esto es, un uso «no etimológico»7. Las consideradas «desviaciones» dan lugar a los fenómenos conocidos como leísmo, laísmo y loísmo según sea le(s), la(s) o lo(s) el pronombre que se considera en un uso desplazado. Precisamente a tratar de explicar estos casos es a lo que se han dedicado más esfuerzos en los estudios. 7

Aunque por diversas razones no resulta adecuado hablar de formas etimológicas o no etimológicas, especialmente cuando se estudia la lengua desde la perspectiva sincrónica actual, se usarán estos términos por estar extendidos en la bibliografía al analizar los fenómenos que aquí se tratan.

194

Florentino Paredes García

Tomados todos los casos en conjunto, la función sintáctica que predomina es la de CD, que aparece el 73,7% de los casos, es decir, prácticamente en tres de cada cuatro casos de presencia del clítico, lo cual no sorprende si se tiene en cuenta que este complemento suele ser también el primer argumento verbal. En esta función sintáctica en la ciudad de Madrid puede aparecer cualquiera de las seis formas pronominales estudiadas, la, las, lo, los, le y les. La función de CI, en la que se han incluido también los casos de dativo, aparece solo una de cada cuatro ocasiones y en el habla de Madrid puede ser realizada también por cualquiera de las formas señalada, aunque la probabilidad de cada forma está repartida muy desigualmente. Por último, el atributo en español solo tiene como sustituto el clítico lo8 y aparece en 15 ocasiones tan solo en el corpus analizado, lo que representa un porcentaje ínfimo, del 0,2%, del total. Tabla 4. Función sintáctica desempeñada por las variantes pronominales CD

Pronombre

CI

Atributo

Otras

Total

N

F

N

F

N

F

N

F

le

421

24,0

1330

76,0

0

0,0

0

0,0

1751

lo

3025

99,3

4

0,1

15

0,5

2

0,1

3046

la

786

88,0

107

12,0

0

0,0

0

0,0

893

les

127

30,9

284

69,1

0

0,0

0

0,0

411

los

328

97,9

7

2,1

0

0,0

0

0,0

335

las

276

93,6

19

6,4

0

0,0

0

0,0

295

4963

73,7

1751

26,0

15

0,2

2

0,0

6731

Total

(Ȥ2 = 3987,770 (15); p = 0,000; V de Cramer = 0,444, p = 0.000)

Para estudiar las desviaciones etimológicas de los pronombres no es suficiente con analizar la función que el pronombre realiza en la lengua actual

8

Este clítico es también el que aparece en los dos casos codificados como «Otras», que corresponden ambos al mismo hablante y a usos aparentemente anómalos: (e) este año vamos a ir a comer con ellos que que hace poco lo estuvieron aquí [MADR-SAL_H21_043] (f) no porque yo no lo he ido nunca pero vamos la sa la sacan la dan la vuelta por todo esto de aquí la dan la vuelta por todo el Barrio de Salamanca [MADRSAL_H21_043]

195

Nuevos datos sobre el uso y las funciones de los pronombres átonos

sin tener en cuenta la evolución de las estructuras sintácticas. Como ya se vio (§ 2), casi todos los autores advierten de la necesidad de tener en cuenta el proceso evolutivo del latín al español para interpretar adecuadamente el fenómeno desde la sincronía actual. Por ello, entre las variables tomadas en cuenta se ha incluido una que recoge aquellos verbos y construcciones en los que se produce alternancia entre los clíticos sin que en rigor deban catalogarse como casos de desviaciones respecto a la función que desempeñaba el clítico en latín. En concreto, la variable «construcción» diferencia tipos de verbos y construcciones sintácticas en los que no cabe hablar de leísmo, laísmo y loísmo, según resume la propuesta de Fernández Ordóñez (1999): (23) Variable 14. Construcción Variantes: 1. Verbos de «reinterpretación régimen» (ayudar, aconsejar, avisar, enseñar, obedecer…) 2. Verbos de afección (aburrir, asombrar, asustar, sorprender…) 3. Verbo + CD pronominal + predicativo (Lo/le nombró delegado, Les/las llaman las pías, Las/les vio cansadas) 4. Verbo + pronombre átono + infinitivo (La/lo/le mandó venir, Las/les/los invitamos a pasar) 5. Construcciones con se impersonal (Se le/la/lo quiere mucho, Se les/las/los vende barato) 0. Resto

Los datos generales de esta variable ofrecen un 14,1% de construcciones encuadradas en las variantes 1 a 5, esto es, las que codifican verbos y estructuras en los que no cabe hablar de desviación etimológica. Será, por tanto, en el 85,9% restante donde se podrá encontrar realmente la alternancia pronominal susceptible de ser considerada uso desviado o no etimológico. Tabla 5. Tipo de construcción en que aparece el clítico Construcción 0. Resto

Frecuencia 5784

Porcentaje 85,9

1. Reinterpretación de régimen

208

3,1

2. Verbo de afección

161

2,4

3. V+CD pron+ Predicativo

469

7,0

4. V+ pron sujeto + infin

67

1,0

5. se impersonal + pron

42

,6

6731

100,0

Total

196

Florentino Paredes García

De este conjunto hay que excluir también los casos en los que no hay alternancia del clítico. Es lo que sucede en el caso del atributo, que solo puede ser correferenciado con lo, y en los casos de lexicalización que aparecen en algunas unidades fraseológicas (verlas venir, apañárselas, liarla parda) y en unas pocas expresiones más o menos estereotipadas (qué le vamos a hacer), en las que el pronombre carece de antecedente y tampoco es susceptible de variación. Esta restricción de contextos, a la que se ha denominado «corpus restringido», ha dejado el número de ocurrencias del pronombre en 5736. Sobre esta restricción se han recodificado los datos para añadir una variable nueva, a la que se denomina «función etimológica», que contiene dos variantes: «sí» para los casos en que le, les cumplen la función de CI o lo, la, los, las la de CD y «no» para el resto. La distribución de los pronombres según esta nueva variable (Gráfico 1) muestra el desigual reparto entre los usos etimológicos y no etimológicos para las formas pronominales. 3500 2956

3000 2500 2000 1500

le(s) lo(s) 1243 la(s)

936

1000

477 500 11

113

0 Emológico

No emológico

Gráfico 1. Función desempeñada por el pronombre

A la luz de estos datos se puede afirmar que, tomadas en conjunto todas las formas del clítico, los madrileños seleccionan el clítico ajustado a los usos tradicionales en el 89,5% de las ocasiones y se apartan de ellos solo el 10,5% restante. Conviene resaltar este hecho, pues algunas descripciones impresionistas sobre la variedad madrileña la consideran un habla plagada

197

Nuevos datos sobre el uso y las funciones de los pronombres átonos

de leísmo, laísmo y loísmo y, en cualquier caso, con frecuencias de usos desviados muy superiores a los que se dan en la realidad. Tabla 6. Frecuencias absoluta y relativa de la función desempeñada por el pronombre Función (Ȥ2 = 888,867 (5); p = 0,000; V de Cramer = 0,394, p = 0.000) Etimológica No etimológica Total

N N N

Pronombre

le

lo

la

les

los

las

Total

1021

2667

691

222

289

245

5135

73,3

99,9

87,6

67,7

97,6

94,2

89,5%

371

4

98

106

7

15

601

26,7

,1

12,4

32,3

2,4

5,8

10,5%

1392

2671

789

328

296

260

5736

El seguimiento del sistema etimológico, no obstante, requiere de importantes precisiones si se analiza por separado cada una de las formas del pronombre, pues entre ellas la variación es muy notable, como se desprende de los datos de la Tabla 6. En el caso de lo y los, el uso normativo es prácticamente categórico entre los hablantes, ya que solo queda un residuo no normativo del 0,1% en singular (4 casos de 2671) y del 2,4% en plural (7/296). La variante femenina del pronombre se usa especialmente en función etimológica de acusativo, pero los casos de laísmo llegan al 12,3% en singular (98/789) y al 5,8% en plural (15/260). Diferente es el caso de los pronombres le y les, que aunque cumplen mayoritariamente la función de dativo, alcanzan porcentajes considerables de usos alejados de su función sintáctica primigenia: el 26,7% en singular (371/1392) y el 32,3% en plural (106/328).

5.2

El leísmo: condicionantes lingüísticos, estilísticos y sociales

En el corpus restringido, los clíticos le y les aparecen 1720 veces, aunque su reparto presenta un desequilibrio entre las formas de plural y singular: le aparece en 1392 ocasiones (80,9%) y les en 328 (19,1%). El análisis de correlaciones9 muestra que el leísmo en Madrid viene determinado, 9

La prueba aplicada es la rho de Spearman, adecuada para las variables no cuantitativas. Esta prueba establece un índice entre 1, que indica una relación muy fuerte

198

Florentino Paredes García

especialmente, por condicionantes lingüísticos y, en menor medida, por factores estilísticos o sociales. Entre las variables lingüísticas están el pronombre —es decir, si es singular o plural—, el tipo de referencia endófora o exófora que se realiza en el discurso, así como ciertos rasgos del referente (su categoría gramatical, su género y el carácter contable), del verbo de la oración (su valor semántico-léxico, el modo y el tiempo verbal) e incluso de la estructura de la cláusula (la colocación del pronombre, su duplicación y el tipo de sujeto de la oración). Menor peso tienen los factores estilísticos, entre los que han resultado significativos el grado de especialización del discurso y el tipo de discurso, así como la fase de la interacción. De las características sociales de los sujetos han quedado eliminadas todas, excepto el nivel de instrucción. Coeficiente de correlación

Sig. (bilateral)

Variables lingüísticas

Pronombre Referencia Categoría del antecedente Género del referente Contabilidad Colocación del pronombre Duplicación Sujeto Modo verbal Tiempo Valor semántico del verbo Aspecto léxico del verbo

0,050 0,081 −0,104 −0,209 0,075 0,079 0,121 −0,223 0,085 0,098 −0,075 −0,122

0,039 0,001 0,000 0,000 0,002 0,001 0,000 0,000 0,000 0,000 0,002 0,000

Variables estilísticas

Especialización Discurso Fase de la interacción Instrucción

0,061 −0,078 −0,085 −0,048

0,012 0,001 0,000 0,046

Variables sociales

Cuadro 1. Variables incidentes en la función desempeñada por le(s)

El rasgo [±animado] del referente no ha resultado significativo para explicar la variación etimológica del pronombre le. La razón puede estar en la especialización de le(s) como clítico de dativo, cuyo correferente positiva (es decir, a medida que suben los valores de una variable, suben también los de la otra), y −1, que indica una relación muy fuerte negativa (esto es, a medida que suben los valores en una variable, bajan en la otra). Los valores próximos a 0 señalan escasa correlación y se considera que la correlación es alta cuando supera el ±0,3.

Nuevos datos sobre el uso y las funciones de los pronombres átonos

199

es prototípicamente humano. No obstante, se encuentran varios ejemplos del pronombre como referente de cosa (24-26) e incluso de referente neutro (27). (24) iba un coche al lado mío y / iba muy rápido yo y // no me dio tiempo a // frenar y / me salí del carril le toqué // y me fui volando / en cuanto que le toqué salí disparado de la moto MADR-SAL_H11_038 (25) pues yo después de este curso le apruebe o no le apruebe me voy a meter en una academia de prótesis dental MADR-SAL_M11_041 (26) si le echas el huevo en aceite frío / desde luego no va a quedar bien MADR-VAL_H23_008 (27) cómo puedo apañármelas para mantener un coche ese es el problema que le / que le veo MADR-SAL_H12_021

En el corpus analizado, la mayor parte de los casos de desviación etimológica corresponde a la forma singular del pronombre: le realiza la función de complemento directo en 371 ocasiones, lo que representa el 77,8% del total de casos no etimológicos, mientras que les aparece en esa misma función en 106, esto es, el 22,2%. En este predominio de la forma de singular sobre la de plural inciden razones estrictamente lingüísticas: el singular es el término no marcado del par. Podría pensarse también en otras razones extralingüísticas, como que el leísmo de singular es el único que se tolera desde la norma académica (RAE y Asociación de Academias de la Lengua Española 2009: 1216); no obstante, si se contrastan independientemente los resultados etimológico/no etimológico para cada forma, resulta proporcionalmente más alto el número de veces en que el pronombre les aparece en función no etimológica: 32,3% de les frente al 26,7% de le. Tabla 7. Carácter etimológico o no de la función desempeñada por los pronombres le y les Pronombre

Función Etimológica

N

No etimológica

N

Total

N

le 1021

les 222

Total 1243

73,3

67,7

72,3

371

106

477

26,7

32,3

27,7

1392

328

1720

(Ȥ2 = 4,25 (1), p = 0,039; V de Cramer = 0,050, p = 0,039)

200

Florentino Paredes García

En cuanto al tipo de referencia realizada por el pronombre, la variante no etimológica se produce 6 veces cuando el pronombre remite a la segunda persona presente en el discurso, esto es, a usted, frente a 65 casos en los que ante este mismo contexto se usa la variante etimológica. Tres características lingüísticas del referente han resultado explicativas en la selección de la función sintáctica desempeñada por el clítico: la categoría gramatical del antecedente, el género y el carácter [± contable]. La correlación entre el pronombre y su función sintáctica es alta (V = 0,306) y la significación indica la nula probabilidad de que el azar intervenga en los resultados. El leísmo aparece asociado sobre todo a los nombres propios, que generalmente designan a personas, pero también aparecen de cosa en las encuestas (Madrid, el Retiro, Vallecas). La segunda categoría con la que se vincula el leísmo es la de los nombres comunes, que alcanza también valores porcentuales elevados: hay que tener en cuenta que muchos de ellos también aluden a personas. Menor incidencia sobre el leísmo tiene el hecho de que los referentes sean de otro tipo, como pronombres personales, pronombres indefinidos o demostrativos. El pronombre mantiene categóricamente la función etimológica cuando el referente de le es una oración (sucede solo en tres ocasiones en el corpus).

Le(s): Función y categoría gramacal del referente emológico

no emológico

19.1

7.7

0.0

29.8

13.0

37.7

87.0

100.0

62.3

80.9

92.3

70.2

nombre propio

nombre común

pronombre personal

indefinido

otros

oración

Gráfico 2. Función del clítico según la categoría gramatical del referente (%) (Ȥ2 = 116,600 (5); p = 0,000; V de Cramer = 0,306, p = 0.000)

201

Nuevos datos sobre el uso y las funciones de los pronombres átonos

Los valores porcentuales obtenidos permiten ordenar el leísmo en función de la categoría gramatical (Gráfico 2). Se observa cómo a medida que aumenta el grado de definitud del referente, aumenta la probabilidad de leísmo: la variante no etimológica se produce especialmente cuando el antecedente es un sustantivo y, dentro de este grupo, cuando se trata de un nombre propio, mientras que el carácter menos definido del antecedente, representado por las oraciones o los indefinidos, restringe o impide la aparición de la variante etimológica. Por otra parte, hay diferencias significativas entre las formas le y les usadas en función de complemento directo. El plural les porcentualmente se adelanta al singular cuando el referente del clítico es un nombre común, cuando el referente es «otros» y, sobre todo, cuando es un pronombre personal (Gráfico 3). En cambio, la forma le es más usada en variantes no etimológicas cuando remite a un nombre propio o a un pronombre indefinido o demostrativo.

Usos no emológicos y categoría gramacal le

les

87.3 88.7

5.9

0.9

nombre común nombre propio

2.4

7.5

pronombre personal

4.0 0.9

0.3 1.9

indefinido

otros

Gráfico 3. Función no etimológica de le y les según la categoría gramatical del referente (%)

El uso etimológico o no del pronombre mantiene una correlación relativamente alta con el género del referente, como recoge el valor de Spearman 1 (rho = 0,209, cf. Cuadro 1), que analiza en conjunto los

202

Florentino Paredes García

valores de las dos variables, y como refleja también el índice de Cramer (V = 0,242), que toma en cuenta las variantes de cada variable. Los porcentajes más altos de desviación respecto al uso etimológico se producen sobre todo en masculino, variante a la que se pueden sumar la mayor parte de los casos incluidos en «otros», que agrupa los casos de masculino genérico y los casos (pocos) de clítico con varios antecedentes. Cuando el referente del pronombre es femenino el número de veces que se produce la variante no etimológica desciende, y aún más en el caso en que el referente de le(s) sea neutro, si bien esta circunstancia se produce muy pocas veces en los corpus (solo 18 casos, de los cuales 1 es no etimológico).

Le(s): Función y género del referente emológico

no emológico

13.4

5.6

86.6

94.4

femenino

neutro

37.2

62.8

masculino

21.7

78.3

otros

Gráfico 4. Función del clítico según el género del referente pronominal (%) (Ȥ2 = 101,036 (3); p = 0,000; V de Cramer = 0,242, p = 0.000)

En esta variable también hay diferencias entre las formas le y les. Las más acusadas se producen cuando el referente del clítico es masculino o en la variante «otros», que agrupa los casos de masculino genérico y de varios referentes de diferente género.

203

Nuevos datos sobre el uso y las funciones de los pronombres átonos

Usos no emológicos y género del referente le

les

81.4

48.1 39.6

14.0

12.3 0.3

masculino

femenino

0.0

neutro

4.3 otros

Gráfico 5. Función no etimológica de le y les según el género del referente (%)

La elección del clítico viene determinada también por el carácter continuo o discontinuo del referente. El referente del pronombre tiene el rasgo [−continuo] en 1562 ocasiones (90,8%) del total de 1720 casos: prototípicamente el referente del pronombre le es un ser humano y, por tanto, caracterizado como continuo. Es precisamente en este grupo en el que se produce el mayor número de casos en los que el pronombre funciona como CD de la oración.

Le(s): Usos emológicos y connuidad del referente emológico

13.0

87.0

connuo

no emológico

29.1

18.5

70.9

81.5

no connuo

otros

Gráfico 6. Función del clítico según el rasgo [±continuo] del referente pronominal (%) (Ȥ2 = 16,896 (2); p = 0,000; V de Cramer = 0,099, p = 0.000)

204

Florentino Paredes García

El número total de casos en los que el pronombre le(s) está asociado a un sustantivo no contable es de 131, de los cuales solo 17 (13%) constituyen casos de desviación etimológica. Los ejemplos de leísmo con referente [+continuo] suelen ser nombres colectivos (gente), nombres abstractos (frío, final) o bien nombres discontinuos empleados como nombres de materia, uso que se encuentra abundantemente en ciertos tipos discursivos y en ciertos temas, por ejemplo en la descripción de las recetas culinarias (cocido, repollo, ensaladilla). Se ejemplifican estos usos en (28-29). (28) porque yo pienso que la / la gente / hay que / tratarle / con educación MADR-VAL_H21_044 (29) [el final de la vida] ¡hombre / claro! // que le has visto muy cerca / ahora ya gracias a Dios parece / ya son cuatro años y / y parece que los controles van bien MADR-SAL_M31_054

La colocación del clítico también ha resultado una variante explicativa que, además, establece diferencias entre la forma de singular y de plural del pronombre, si bien la capacidad explicativa de la variable no es muy alta (V = 0,083). La posición más frecuente del pronombre es antepuesto al verbo (N = 1742), posición en la que realiza la función sintáctica de complemento directo en 387 ocasiones, es decir, hay leísmo en el 26,3%. Cuando el pronombre se pospone al verbo, aumenta la probabilidad del leísmo: de los 245 casos de anteposición, le(s) actúa 88 veces como complemento directo de su oración (35,9%). Son poco representativos los datos relativos a la variante «otras», que corresponden a tres ejemplos tan solo. Le(s): Función y colocación del clíco 1600 1400 1200 1000 800 600 400 200 0

antepuesto

pospuesto

otras

no emológico

387

88

2

emológico

1085

157

1

Gráfico 7. Función del clítico pronominal le(s) según la colocación (Ȥ2 = 11,987 (2); p = 0,002; V de Cramer = 0,083, p = 0.002)

205

Nuevos datos sobre el uso y las funciones de los pronombres átonos

En cuanto a las diferencias entre las variantes de singular y plural del pronombre, le tiende a usarse más en función de complemento directo cuando va antepuesto al verbo, frente a lo que ocurre con les, más usado en esa función sintáctica cuando se pospone.

Usos no emológicos y colocación del pronombre le

les

84.1 70.8

28.3 15.6 0.9

0.3 antepuesto

pospuesto

otras

Gráfico 8. Función no etimológica de los pronombres le y les según la colocación (%)

Otra de las variables sintácticas que explican el uso de le(s) se relaciona con la posibilidad de que en el discurso aparezcan conjuntamente el sintagma nominal y el clítico. La «duplicación del clítico» presenta una correlación no muy alta (V = 0,123) con el carácter etimológico del pronombre, pero es un índice algo más elevado que el de otras variables lingüísticas. La variable se desglosa en cuatro variantes: las tres primeras sirven para codificar las diferentes formas en que se puede producir la duplicación (catafórica, anafórica o referida al pronombre relativo) y la última acoge los casos en los que no hay repetición. Esta última circunstancia es la más frecuente en el habla madrileña (N = 1458) y es también el contexto más favorable a la aparición de los usos leístas (N = 473, 30%). La duplicación mediante el clítico, por el contrario, favorece los usos etimológicos. Cuando la duplicación es catafórica, esto es, cuando el clítico aparece antepuesto al sintagma (le veo a mi amigo), se produce el contexto menos favorable para las variantes no etimológicas (N = 16, 11,9%). La duplicación

206

Florentino Paredes García

anafórica, en cambio, resulta más frecuente en la variante no etimológica, porcentualmente más si lo que duplica el clítico es un pronombre relativo (N = 5, 26,3%) y algo menos si lo duplicado es el grupo nominal (N = 19, 17,6%).

Le(s): Función y duplicación del clíco 1600 1400 1200 1000 800 600 400 200 0

duplicación catafórica

duplicación anafórica

relavo + pronombre

no duplicación

no emológico

16

19

5

437

emológico

119

89

14

1021

Gráfico 9. Función del clítico pronominal según si está duplicado (Ȥ2 = 26,198 (3); p = 0,000; V de Cramer = 0,123, p = 0.000)

Orta variable explicativa del carácter etimológico o no de la función desempeñada por el clítico es el tipo de sujeto de la oración: la correlación en este caso tampoco es demasiado alta, pero vuelve a ser superior a la de otras variables (V = 0,227). El leísmo está condicionado sobre todo por el rasgo [+animado] del sujeto oracional. Cuando el sujeto de la oración es personal, situación que ocurre en la mayor parte de los ejemplos del corpus analizado (N = 1441), los hablantes seleccionan le(s) como complemento directo en un porcentaje elevado (32,2%), diferenciándose claramente esta estructura de la de las oraciones en las que o no hay sujeto o el sujeto es no personal. El leísmo asociado al sujeto inanimado se produce solo en 12 ocasiones (4,6%) de un total de 260; en las oraciones sin sujeto, el porcentaje de usos no etimológicos asciende al 10%, aunque solo se han encontrado diez ejemplos de este tipo de estructura. En las escasas muestras de oración impersonal no se documentan nunca casos no etimológicos del pronombre.

207

Nuevos datos sobre el uso y las funciones de los pronombres átonos

Le(s): Función y sujeto oracional 1600 1400 1200 1000 800 600 400 200 0

humano

inanimado

impersonal

sin sujeto

otros

no emológico

464

12

0

1

0

emológico

977

248

7

9

2

Gráfico 10. Función del clítico pronominal según el sujeto de la oración (Ȥ2 = 88,700 (4); p = 0,000; V de Cramer = 0,227, p = 0.000)

Las características morfosintácticas y semánticas del verbo son también factores condicionantes de la presencia del leísmo. En primer lugar, según el régimen que presenta cada verbo, es posible hacer una triple distinción: a) verbos en los que no aparece nunca leísmo, b) verbos en los que solo aparece leísmo y c) verbos con alternancia de régimen. Entre los que nunca aparecen vinculados a las soluciones leístas se encuentran algunos de los más frecuentes en el corpus, como dar (que aparece 169 veces), gustar (76 veces), hablar (12), pedir (16), preguntar (16), salir (14), etc. Los verbos leístas se subdividen entre los que únicamente presentan casos de leísmo en las encuestas, como ayudar (11 veces), buscar (8), saludar (5), etc., y los verbos que alternan el régimen leísta con el etimológico, algunos de los cuales son de uso frecuente, como decir, dejar, echar, llamar, llevar, ver, etc. El listado siguiente contiene los verbos en los que aparece leísmo en el corpus, ya sea de forma exclusiva, ya sea como alternante10. 10

El número que aparece entre paréntesis es el de ocasiones en que se ha registrado leísmo con el verbo correspondiente; cuando aparecen dos números separados por /, el de la izquierda indica los casos de leísmo, mientras que el de la derecha es el de las ocasiones en que aparece el verbo en una construcción no leísta. Así, por ejemplo, la anotación hacer (5/88) significa que el pronombre le(s) aparece en 5 ocasiones como acusativo del verbo hacer frente a 88 en que realiza la función de dativo. Si el verbo figura sin ningún número detrás significa que solo aparece una vez en el corpus y su régimen ha sido leísta.

208 aceptar acompañar (6) aconsejar acostar admitir (2) adorar (2) afectar (4) aficionar agarrar (4) alquilar añadir (1/6) apoyar apretar aprobar (2) apuntar (2/2) arreglar (3/1) asear atacar (2) atracar (5) atraer (2/1) autorizar ayudar (11) bajar (2) bañar (2) buscar (8) calentar (2) cambiar (7/2) castigar (2) cocer (2) coger (8/6) colocar (3) compensar (2)

Florentino Paredes García

conocer (34) contratar (2) controlar (2/1) convencer cortar (2/5) coser cuidar (3) curar decir (2/222) defender dejar (22/13)) denunciar (3) destinar (3) echar (3/92) echar de menos (3) educar (2) encantar (0/6) encargar (1/2) encontrar (1/1) enseñar (1/2) envidiar esperar (2/2) exigir (2) explicar (1/2) haber (1/1) hacer (5/88) herir (2) identificar ingresar insultar (2) intentar (2/1) joder

jubilar (2) levantar librar limpiar llamar (24/1) llenar llevar (20/5) machacar (5) mandar (2/10) marginar matar mentir meter (7/13) mirar (5/1) mojar (2) mover necesitar (3) notar (1/3) obligar (3/1) ocurrir (1/5) oír (1/4) operar (11) pasar (1/16) perder (1/2) perjudicar permitir (1/1) pillar (2/8) pisar plantar poner (3/61) preparar presentar (1/1)

prestar proteger (2) querer (11/1) quitar (1/36) realojar recibir reclamar recoger (3) reconocer (1/1) rehogar robar (1/6) sacar (8/8) sacudir saludar (5) salvar (1/3) separar subir (2) tener (19/6) tirar (6/8) tocar (2/16)) traer (2/4) trasladar (2) tratar (11/2) tumbar (2) tutear vacilar ver (76/6) vestir volver votar

En cuanto a los aspectos morfosintácticos y semánticos del verbo que se correlacionan con la presencia de los usos etimológicos del verbo, aparecen el tiempo y el modo verbales. Junto con el gerundio, con el modo indicativo —que es el modo en que se construyen la mayor parte de las oraciones (1443 casos de 1720)— es con el que porcentualmente menos soluciones leístas se encuentran (26,1%). El leísmo, en cambio, se vincula al subjuntivo, donde obtiene un 27,7%, al imperativo, con el 37,5%, y al infinitivo, que con el 42,1% se muestra como el más propenso a aparecer junto a la variante no etimológica.

209

Nuevos datos sobre el uso y las funciones de los pronombres átonos

Le(s): Función y modo verbal 1600 1400 1200 1000 800 600 400 200 0

Indicavo

Subjunvo

Imperavo

Infinivo

no emológico

374

26

6

67

Gerundio 4

emológico

1059

68

10

92

14

Gráfico 11. Función del clítico pronominal según el modo verbal (Ȥ2 = 19,407 (1); p = 0,001; V de Cramer = 0,106, p = 0.001)

El modo y el tiempo verbales muestran diferencias significativas entre las variantes de singular y plural del clítico. El leísmo con la variante singular le es categórico en imperativo en las 10 ocasiones en que figura en el corpus, y también es porcentualmente más alto en indicativo, donde supera en trece puntos porcentuales a les. En el resto de modos verbales les ocupa más la función de acusativo y prácticamente duplica los porcentajes de la variante singular.

Usos no emológicos y modo verbal le

les

81.1 68.9

20.8 4.6 Indicavo

12.1

8.5

Subjunvo

0.5 1.9

1.6 0.0 Imperavo

Infinivo

Gerundio

Gráfico 12. Función no etimológica del clítico pronominal según el modo verbal (%)

210

Florentino Paredes García

En relación con el tiempo verbal, el leísmo aparece sobre todo con las formas no finitas, el infinitivo o el gerundio, en un porcentaje que se aproxima a la igualdad porcentual: 40,9% de usos no etimológicos. Entre los tiempos finitos, el presente es el que menos acepta el leísmo (23,9%), seguido de los tiempos compuestos (24,8%), el futuro (25%) y el imperfecto (28%). Obtiene un porcentaje elevado con el condicional (30,8%) y el perfecto simple (31,8).

Le(s): Función y empo verbal 1000 900 800 700 600 500 400 300 200 100 0 presente

imperfecto

perfecto simple

futuro

condicional

empos compuesto s

formas no personales

no emológico

209

52

98

3

8

33

74

emológico

665

134

210

9

18

100

107

Gráfico 13. Función del clítico pronominal según el tiempo verbal (Ȥ2 = 25,283 (6); p = 0,000; V de Cramer = 0,121, p = 0.000)

En relación con los tiempos verbales también ha resultado significativa la diferencia de le y les: la variante de singular obtiene valores significativamente más elevados en futuro, en perfecto simple y en los tiempos compuestos, en tanto que el leísmo con les es más frecuente en imperfecto, en condicional y con las formas no personales. Cuando el verbo está en presente el leísmo se produce prácticamente en igual número de ocasiones con ambos clíticos.

211

Nuevos datos sobre el uso y las funciones de los pronombres átonos

Usos no emológicos y empo verbal le

les

43.744.3 23.6 13.2

23.5 9.7

15.1

10.4 0.8 0.0

1.1 3.8

8.1

2.8

Gráfico 14. Función no etimológica de le y les según el tiempo verbal (%)

Si se tiene en cuenta el significado del verbo y el contexto sintáctico en que el verbo se usa, es posible agrupar los verbos en función de lo que se denomina su aspecto léxico, también llamado modo de acción o cualidad de la acción (RAE y Asociación de Academias de la Lengua Española 2009: 1692). Se forman, de este modo, cuatro variantes: (30) Variable 18. Aspecto léxico del verbo Variantes: 1. Actividades 2. Realizaciones 3. Consecuciones o logros 4. Estados

Esta variable se ha mostrado correlacionada con el carácter etimológico o no de la función desempeñada por el clítico con un índice elevado (V = 0,334). Los verbos que denotan actividad son los que más favorecen la presencia del leísmo. Se trata de los verbos más prototípicos, en los que el sujeto suele ser personal y el pronombre remite al segundo participante en la acción denotada por el verbo. Este contexto es, como se ha ido viendo, el más favorecedor del leísmo, que se produce en más de la mitad de las ocasiones en que aparece le(s). El leísmo se ve favorecido también por los verbos de estado, entre los que hay un porcentaje muy alto de verbos

212

Florentino Paredes García

de sujeto personal (conocer, llamarse, echar de menos, etc.); esta sería la explicación de el alto porcentaje de leísmo en este grupo. En el polo opuesto, los verbos menos favorecedores del leísmo son los que denotan realizaciones y los que denotan consecuciones o logros.

Le(s): Función y aspecto léxico del verbo emológico

32.2

no emológico

10.6

19.9

51.2

67.8

89.4

80.1

48.8

Acvidades

Estados

Consecuciones

Realizaciones

Gráfico 15. Función del clítico pronominal según el aspecto léxico del verbo (%) (Ȥ2 = 191,966 (3); p = 0,000; V de Cramer = 0,334, p = 0.000)

Otro tipo de agrupación que se ha utilizado a menudo en relación con los verbos ha sido la de tener en cuenta únicamente su semántica, independientemente del contexto. En este estudio se ha optado por crear una variable que permita agrupar los verbos en seis grupos, tal como figura a continuación: (31) Variable 19. Rasgos semánticos del verbo Variantes: 1. Verbos de pensamiento o procesos mentales (considerar, estimar, conocer, saber, suponer, pensar, vivir (algo de algún modo), aburrir, etc.) 2. Verbos de percepción física (ver, notar, sentir, etc.) 3. Verbos de lengua (decir, contar, preguntar, hablar, nombrar, llamar, etc.) 4. Verbos de deseo (querer, gustar, preferir, apetecer, etc.) 5. Verbos de estado (estar, ser, tener, situar, haber) 6. Verbos de actividad 7. Otros verbos

213

Nuevos datos sobre el uso y las funciones de los pronombres átonos

Esta variable ha resultado también productiva para explicar el leísmo. Entre los verbos de percepción física el leísmo llega a superar sobradamente los usos etimológicos. También es muy elevada la proporción de leísmo con verbos de pensamiento, es decir, con aquellos verbos que implican de manera más directa al hablante y a sus opiniones. En el extremo contrario, los verbos de lengua son los que menos favorecen los usos leístas: este tipo de verbos incluye no solo las palabras propias del hablante, sino también las pronunciadas por otros y citadas en el discurso. Observados en conjunto, los datos parecen apuntar en una dirección: cuanto mayor es la implicación del hablante en la acción verbal, más casos de leísmo se producen. También aquí, como en la variable anterior, la correlación entre las dos variables es alta, como señala el estadístico de Cramer (V = 0,323), descartándose por completo la probabilidad de que los resultados se deban al azar (p = 0.000).

Le(s): Función y valor semánco del verbo emológico

no emológico

26.9

27.2

73.1

72.8

Estado

Acvidad

15.6

10.3

84.4

89.7

Deseo

Lengua

46.6 72.2

53.4 27.8 Percepción Pensamiento sica

Gráfico 16. Función del clítico pronominal según el valor semántico del verbo (%) (Ȥ2 = 179,815 (5); p = 0,000; V de Cramer = 0,323, p = 0.000)

Por lo que respecta a los factores estilísticos, el análisis ha mostrado que en el carácter etimológico o no de la función desempeñada por el pronombre inciden tres factores: la especialización del discurso, el tipo de discurso y

214

Florentino Paredes García

la fase de la interacción. Hay que tener en cuenta que, si el leísmo no presentase variación estilística, sería de esperar que ninguno de estos factores tuviera incidencia, lo cual no es el caso. La variable «especialización del discurso» muestra que cuando el tipo de habla es de carácter no técnico el leísmo es menos frecuente que en los discursos especializados. El porcentaje más alto se produce cuando la conversación gira en torno a asuntos metalingüísticos. Tal comportamiento parece sugerir una línea de explicación que vincula el leísmo con la hipercorrección: los hablantes madrileños, conscientes de que son leístas, incrementan sus usos no etimológicos a medida que aumenta la atención al propio discurso.

Le(s): Función y especialización del discurso emológico

26.9

73.1

No técnico

no emológico

31.3

68.8

Técnico

44.6

55.4

Metalingüísco

Gráfico 17. Función del clítico pronominal según el grado de especialización del discurso (%) (Ȥ2 = 9,108 (2); p = 0,011; V de Cramer = 0,073, p = 0.011)

La mayor parte del habla recogida en las entrevistas pertenece al tipo explicativo-expositivo, variedad discursiva en la que el leísmo alcanza el 30,1%. En el discurso narrativo, el segundo tipo de discurso más frecuente en las entrevistas, el porcentaje del leísmo es muy similar (29,2%). Los tipos discursivos menos proclives a la desviación etimológica son también los dos menos frecuentes en el corpus: el descriptivo

215

Nuevos datos sobre el uso y las funciones de los pronombres átonos

y el argumentativo. Por último, la entrevista sociolingüística favorece el esquema pregunta-respuesta en la conversación y en contadas ocasiones adquiere en verdadero carácter dialógico, por lo que a pesar de que el leísmo en el diálogo alcanza el 44,4%, los escasos 9 ejemplos de esta variedad discursiva le restan valor representativo. Interesa fijarse en la variedad argumentativa. Si se entiende que en las secuencias argumentativas la atención del hablante al propio discurso es mayor que en otro tipo de secuencias, ya que en aquellas el hablante se siente más comprometido por ser expresión de sus propias opiniones, creencias y valoraciones, la menor presencia del leísmo en esta variedad discursiva habría que relacionarla con el carácter más formal de este tipo de discurso.

Le(s): Función y po de discurso

Diálogo

Explicavoexposivo

Narravo

no emológico

4

228

161

38

46

emológico

5

529

390

110

209

Argumentavo

Descripvo

Gráfico 18. Función del clítico pronominal según tipo de discurso (Ȥ2 = 16,281 (4); p = 0,003; V de Cramer = 0,097, p = 0.003)

En cuanto a la fase de la interacción en que aparecen los clíticos, se observa cómo a medida que avanza la entrevista se produce un descenso en la aparición de formas leístas. Si, como se ha visto en otras ocasiones (Molina y Paredes 2014), la entrevista está orientada a lograr progresivamente un mayor grado de informalidad, los hechos en relación con el leísmo parecen sugerir que el lenguaje más espontáneo tiende a seguir usos acordes con la etimología. El leísmo, de acuerdo con esta hipótesis,

216

Florentino Paredes García

estaría relacionado con una excesiva atención al propio lenguaje, es decir, un fenómeno de ultracorrrección ocasionado por la falta de seguridad del hablante o su incapacidad para ajustar su uso a lo que sabe que es la norma escolar y académica. Esta hipótesis vendría refrendada, además, por el hecho de que la estructura de la entrevista (cf. Cap. 1, en este volumen) privilegia al comienzo el discurso argumentativo que, como se acaba de ver, es uno de los que menos propicia el leísmo.

Le(s): usos y fase de la interacción

Inicial

Media

Final

emológico

64.5

73.9

75.5

no emológico

35.5

26.1

24.5

Gráfico 19. Función del clítico pronominal según la fase de la interacción (%) (Ȥ2 = 16,316 (2); p = 0,000; V de Cramer = 0,097, p = 0.000)

Respecto al nivel de instrucción, los hablantes más leístas son los de nivel de escolaridad más bajo, como podría esperarse, pero los madrileños de estudios medios obtienen un porcentaje inferior en dos puntos al que obtienen los del grupo universitario. Este patrón en V es característico de los procesos de hipercorrección, por lo que la hipótesis sugerida por el comportamiento en las anteriores variables cobra un nuevo apoyo.

217

Nuevos datos sobre el uso y las funciones de los pronombres átonos

Le(s): Usos y nivel de instrucción 80.0 70.0 60.0 50.0 40.0 30.0 20.0 10.0 0.0

primarios

medios

superiores

emológico

68.9

75.4

73.6

no emológico

31.1

24.6

26.4

Gráfico 20. Función del clítico pronominal según el nivel de instrucción del hablante (%) (Ȥ2 = 6,4842 (2); p = 0,033; V de Cramer = 0,063, p = 0.033)

Recapitulando lo visto en este apartado, el leísmo es un fenómeno que está condicionado en la sociedad madrileña por factores diversos, especialmente de carácter lingüístico, pero también contextuales, estilísticos y, en menor medida, sociales. Entre los rasgos lingüísticos tienen peso decisivo los que corresponden al referente y al verbo, a los que se suman otros referidos al tipo de sujeto de la oración. La práctica ausencia de variables sociales entre los factores explicativos de la variación observada en relación con el leísmo madrileño —solo se ha seleccionado el nivel de instrucción de los sujetos— contrasta con el peso que sobre el leísmo tienen los factores estilísticos. Todos ellos, además, apuntan en una dirección —en la que habrá que seguir indagando—, la de la ultracorrección, que no había sido señalada en trabajos previos. Por otra parte, la ausencia de la edad entre los factores explicativos señala que el leísmo en Madrid es una caso de variación estable: el leísmo está presente en Madrid al menos desde el siglo xv (Lapesa 1968) en una situación de variación que no se orienta hacia ninguna de las soluciones como consecuencia de la tensión entre la norma interna de la comunidad de habla y la externa que procede de las recomendaciones institucionales.

218 5.3

Florentino Paredes García

Laísmo: condicionantes lingüísticos, estilísticos y sociales

Los pronombres la y las figuran 1049 veces en el corpus restringido, con un reparto desigual: la aparece en 789 ocasiones (75,2%) y las en 260 (24,8%). De ellas, aparecen en función de complemento directo el 89,2% de las ocasiones y en uso no etimológico el 10,8% restante. También aquí hay diferencias entre las variantes morfológicas del clítico: el singular tiene un porcentaje de laísmo del 12,4% mientras que el plural es de tan solo el 5,8%.

Tabla 8. Carácter etimológico o no de la función desempeñada por los pronombres la y las Etimológico

Pronombre la las Total

Total



no

N

691

98

789

%

87,6

12,4

100,0

N

245

15

260

%

94,2

5,8

100,0

N

936

113

1049

(Ȥ2 = 9,002 (1); p = 0,003; V de Cramer = 0,093, p = 0.003)

Según los análisis de correlaciones, en Madrid en el uso etimológico o no del pronombre intervienen sobre todo factores lingüísticos, seguidos de factores sociales y, en último término, de factores estilísticos. Del mismo modo que ocurre en el leísmo, de nuevo son factores lingüísticos los que más contribuyen a la explicación de la variación, mientras que la importancia de lo estilístico y lo social está invertida en el laísmo respecto al leísmo. Aparte de la forma singular o plural del pronombre, intervienen aquí el tipo de referencia que el pronombre realiza en el contexto, rasgos del referente (su categoría gramatical, su número y el carácter animado y contable), rasgos sintácticos (la colocación del pronombre y el tipo de sujeto oracional) y rasgos del verbo (el modo y el valor semántico). Entre las variables sociales, aparecen el sexo, el nivel de instrucción, el modo de vida y la clase social, mientras que solo un factor estilístico ha resultado relevante.

219

Nuevos datos sobre el uso y las funciones de los pronombres átonos

Coeficiente de correlación

Sig. (bilateral)

−0,093 −0,166 0,173 −0,094 −0,319 0,064 −0,071 0,129 −0,067 −0,073

0,003 0,000 0,000 0,002 0,000 0,039 0,021 0,000 0,030 0,018

Variables lingüísticas

Pronombre Referencia Categoría del referente Número del referente Animacidad Contabilidad Colocación del pronombre Sujeto Modo verbal Valor semántico del verbo

Variables estilísticas

Tenor y estatus

0,084

0,007

Variables sociales

Sexo Instrucción Modo de vida Clase social

0,061 −0,155 −0,067 −0,123

0,048 0,000 0,031 0,000

Cuadro 2. Variables incidentes en la función desempeñada por la(s)

Las correlaciones que se establecen entre el uso etimológico y los factores no son en ningún caso muy elevadas: en la escala entre 1 y −1 todas las variables están por debajo del ± 0.2, excepto «animacidad», que vuelve a constituirse como el factor que mejor explica la selección de la función sintáctica del clítico la(s). El hecho de que el elemento al que se refiera el clítico se encuentre en el contexto extralingüístico o pertenezca al discurso constituye un factor explicativo de la variación. Hay que tener en cuenta que el pronombre remite prácticamente siempre a un elemento del propio discurso: son 1037 veces las que realiza este cometido, de las cuales 106 (10,2%) el pronombre se emplea en función no etimológica. Ahora bien, en las ocasiones en las que el pronombre se usa para denotar un elemento contextual, la función predominante de la(s) es la de CI de la oración: así ocurre en 7 de las 12 veces en que se produce esta circunstancia. Es especialmente significativo en el caso de que el pronombre aluda a una segunda persona presente, caso en el que la función del pronombre categóricamente fue la de complemento indirecto.

220

Florentino Paredes García

La(s): función y referencia 120 100 80 60 40 20 0 no emológico emológico

exófora 2.a pers

exófora 3.a prs

100

37.5

10.2

0

62.5

89.8

endófora

Gráfico 21. Función del clítico pronominal según el tipo de referencia en el discurso (%) (Ȥ2 = 39,405 (2); p = 0,000; V de Cramer = 0,194, p = 0.000)

Los factores significativos referidos a las características lingüísticas del referente han sido la categoría gramatical, el número y los dos rasgos semánticos tomados en consideración, la animacidad y la contabilidad. El porcentaje de desviaciones etimológicas aumenta en los casos en que el referente no es un grupo nominal, sobre todo si el clítico remite a un indefinido o un demostrativo, donde categóricamente ha aparecido laísmo en las 4 ocasiones en que se produce esta circunstancia. Del mismo modo, cuando el antecedente es un pronombre personal, el porcentaje de desviaciones asciende notablemente, si bien el número de ejemplos es pequeño: 24 casos, de los cuales 8 son usos laístas. Entre los sustantivos, el laísmo porcentualmente es más alto si el referente es un nombre propio (5 de 16 casos) que si es un nombre común (96 de 904 casos).

221

Nuevos datos sobre el uso y las funciones de los pronombres átonos

La(s): Función y categoría del referente 100% 90% 80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0%

nombre común

nombre propio

pronombre personal

indefinido

no emológico

9.6

23.8

33.3

100.0

emológico

90.4

76.2

66.7

0.0

Gráfico 22. Función del clítico pronominal según la categoría gramatical del referente (%) (Ȥ2 = 50,985 (3); p = 0,000; V de Cramer = 0,220, p = 0.000)

En cuanto al número del referente, el laísmo se da más cuando este se encuentra en singular que cuando está plural, tanto en números absolutos como relativos. Con referente en singular, el laísmo se produce en 98 ocasiones (12,4%), mientras que en plural ocurre tan solo en 15 (5,8%). No se da nunca el laísmo cuando hay varios referentes, aunque esta circunstancia solo se produce en cuatro ocasiones en el corpus.

La(s): Función y número del referente 900 800 700 600 500 400 300 200 100 0

singular

plural

no emológico

98

15

varios 0

emológico

690

242

4

Gráfico 23. Función del clítico pronominal según el número del referente (Ȥ2 = 9,267 (2); p = 0,010; V de Cramer = 0,094, p = 0.010)

222

Florentino Paredes García

Tal como preveían los estudios previos sobre los clíticos, los rasgos [±animado] y [±contable] del referente han resultado explicativos de la variación. En cuanto al primero, el carácter no humano restringe la probabilidad de que el pronombre la(s) funcione como complemento indirecto: nunca se produce cuando se trata de un ser animado no humano y cuando el referente es una entidad objetual el porcentaje no es llega al 3%. En cambio, cuando el clítico se refiere a un ser humano, el porcentaje de laísmo asciende hasta el 23,4%, duplicando sobradamente el porcentaje de laísmo general en la sociedad madrileña que, como se vio al comienzo de este apartado, se sitúa en el 10,8%. Este rasgo, además, es el que presenta el índice de correlación más alto entre el conjunto de las variables (cf. Cuadro 2). También cuando se tienen en cuenta las variantes de cada variable la correlación es alta (V = 0,321) y el nivel de significación estadística es máximo.

La(s): Función y animacidad del referente 700 600 500 400 300 200 100 0 humano

animado no hmano

no emológico

94

0

19

0

emológico

308

3

620

5

no animado

otros

Gráfico 24. Función del clítico pronominal según el rasgo [±animado] del referente (Ȥ2 = 107,915 (3); p = 0,000; V de Cramer = 0,321, p = 0.000)

En los ejemplos que siguen se muestran algunos casos de laísmo referido a personas (32-33) y a cosas (34-36). (32) no te puedes turnar con nadie porque aunque la des el pecho y luego se la lleven a cambiarla o lo que sea MADR-SAL_M12_023

223

Nuevos datos sobre el uso y las funciones de los pronombres átonos

(33) tenía dos abuelas // y la de mi padre pues no la gustaban nada los perros // y la molestaba tuvimos una que se llamaba Mora / una perra muy bonita negra MADR-SAL_H21_045 (34) claro las e las echo huevo las enharino / las pongo en la mm eh pongo en una sartencita hago la salsa aparte // les echo la salsa encima / y las meto al horno MADR-VAL_M12_008 (35) puse una / una placa / ya te digo / juegan al balón / pero no la hacen ni caso MADR-VAL_H11_038 (36) y si pongo unas lentejas pues se las pongo con todo crudo / y están muy buenas / y no tienen nada / yo no las echo nada de a lo mejor las echo un cuarto de pollo para que tomen un poquito sabor MADR-SAL_M31_052

En cuanto al rasgo [±contable], el carácter continuo o discontinuo del referente determina también la variación etimológico/no etimológico. Entre los nombres continuos, el laísmo se sitúa en el 5,2%, afectando solo a siete casos, mientras que entre los discontinuos asciende hasta el 11,7%. La correlación entre las variables era significativa estadísticamente, según señalaba la prueba rho de Spearman; no obstante, cuando se tienen en cuenta las variantes, el nivel de significación de las pruebas de Pearson y de Cramer se sitúa ligeramente por encima del valor crítico, por lo que no puede descartarse que los resultados tengan carácter azaroso. La(s): uso y contabilidad del referente 1000 900 800 700 600 500 400 300 200 100 0 no emológico emológico

connuo

no connuo

otros

7

106

0

128

803

5

Gráfico 25. Función del clítico pronominal según el rasgo [±contable] del referente (Ȥ2 = 5,735 (2); p = 0,057; V de Cramer = 0,074, p = 0.057)

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Florentino Paredes García

La colocación del clítico en relación con el verbo es otra variable que en el análisis de correlaciones se ha mostrado explicativa del laísmo. En posición antepuesta, que es la posición que el clítico ocupa la mayoría de las veces, el laísmo aparece mucho más a menudo (11,8%) que cuando el clítico se sitúa detrás del verbo (6,0%).

La(s): Función y colocación del clíco 1000 900 800 700 600 500 400 300 200 100 0

antepuesto

pospuesto

no emológico

102

11

emológico

763

173

Gráfico 26. Función del clítico pronominal según la colocación en relación con el verbo (Ȥ2 = 5,335 (1); p = 0,021; V de Cramer = 0,071, p = 0.021)

El tipo de sujeto de la oración es otro de los factores que incide en el funcionamiento sintáctico del clítico. La mayor parte de las oraciones tienen un sujeto humano cuando el clítico que aparece es la(s). El número de ejemplos del resto de variantes es bajo, por lo que las conclusiones al respecto deben tomarse con cautela. En cualquier caso, los datos ponen de manifiesto que no hay laísmo cuando la oración es impersonal pura (las hay) o impersonal refleja (se las quiere). Con sujetos no humanos, los casos de laísmo y de usos etimológicos se reparten al cincuenta por ciento.

225

Nuevos datos sobre el uso y las funciones de los pronombres átonos

La(s): Función y sujeto oracional 1200 1000 800 600 400 200 0 humano

animado

inanimado

impersonal con se

sin sujeto

no emológico

101

4

8

0

0

emológico

909

4

8

2

13

Gráfico 27. Función del clítico pronominal según el sujeto de la oración (Ȥ2 = 50,037 (4); p = 0,000; V de Cramer = 0,218, p = 0.000)

El laísmo está relacionado con que el sujeto de la oración sea humano, como se ha señalado, y la correlación que se produce entre ambas variables es relativamente alta (V = 0,218). En este caso, el porcentaje laísta es del 10%. Dentro de este grupo de oraciones de sujeto humano, en el análisis se han encontrado diferencias significativas según la interpretación específica o inespecífica que reciba ese sujeto. Como es sabido, en español es posible diferenciar entre enunciados cuyo sujeto se interpreta específicamente, sea este expreso (yo la llamo) o tácito (la miro), frente a las construcciones cuyo sujeto se interpreta inespecíficamente (la llamaron de una empresa), ya sea porque el hablante desconoce cuál es el sujeto, ya sea porque pragmáticamente decida no declararlo expresamente. Un ejemplo de este último tipo de oraciones, también llamadas impersonales de tercera persona de plural, es el que aparece en (37), donde el hablante narra el robo sufrido por un familiar suyo: (37) pues entró al portal / estaba oscuro y la pegaron un meneo que la tiraron al suelo la quitaron el bolso y yo qué sé MADR-SAL_M22_029

El laísmo asciende notablemente cuando el enunciado lleva a una interpretación inespecífica del sujeto (Gráfico 28).

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Florentino Paredes García

La(s): Función y sujeto humano 100.0 98.0 96.0 94.0 92.0 90.0 88.0 86.0 84.0 82.0 80.0

sujeto específico

sujeto inespecífico

no emológico

9.0

17.5

emológico

91.0

82.5

Gráfico 28. Función del clítico pronominal según el tipo de sujeto humano de la oración (%)

La lista de verbos en los que se han recogido casos de laísmo es la siguiente: apretar aprovechar asegurar atender (2) comer el coco comprar (2/14) cortar dar (20/17) dar vergüenza decir (18/2)

dejar (3/37) echar (6/15) echar la culpa envidiar (1/3) explicar (1/2) fastidiar (1/2) gustar (5) hablar (2) hacer (5/76) hacer caso

matar (1/1) pagar (1/7) pegar (1/1) pillar (1/2) poner (6/21) preguntar (4) preparar (3/3) quitar (2/15) regalar (1/1) robar (6)

romper (1/1) sacar (2/12) sentar (2) sugerir tener (1/41) tocar (3/4) ver (3/74)

Los rasgos del verbo que influyen en la elección del clítico según el criterio etimológico son de carácter morfo-semántico: el modo verbal y el valor semántico del verbo. El modo verbal más frecuente en el corpus es el indicativo, donde el laísmo alcanza un 11,7%, un porcentaje muy similar al que se obtiene en subjuntivo (10,6%). El valor porcentual más elevado del laísmo se da con imperativo (20%), si bien la escasez de ejemplos afecta a

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Nuevos datos sobre el uso y las funciones de los pronombres átonos

la representatividad de los datos. Por último, las formas no personales son las que menos favorecen la desviación: con gerundio el laísmo obtiene un 7,1% y con infinitivo un 4,2%. A pesar de que las variables aparecían correlacionadas significativamente según la prueba de Spearman, al tener en cuenta las variantes por separado el nivel de significación estadística obtenido supera el nivel crítico, por lo que no puede descartarse que los resultados puedan deberse al azar.

La(s): uso y modo verbal 1000 900 800 700 600 500 400 300 200 100 0

Indicavo

Subjunvo

Imperavo

Infinivo

no emológico

101

5

1

5

Gerundio 1

emológico

763

42

4

114

13

Gráfico 29. Función del clítico pronominal según el modo del verbo de la oración (%) (Ȥ2 = 6,738 (4); p = 0,150; V de Cramer = 0,080, p = 0.150)

Respecto a la clasificación semántica del verbo, los verbos de lengua o comunicación se destacan claramente del resto y se muestran muy favorecedores de las soluciones leístas, con un valor porcentual superior al cincuenta por ciento. Con los verbos de deseo, el laísmo alcanza una cota del 16,2%. Con el resto de verbos, el laísmo obtiene valores porcentuales inferiores al diez por ciento. Los verbos de estado se sitúan en el extremo menos favorecedor del laísmo, con un porcentaje de tan solo el 1,6%. La correlación que se produce entre las dos variables es relativamente alta, como señala el estadístico de Cramer (= 0,335).

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La(s): Función y valor semánco del verbo 100.0 90.0 80.0 70.0 60.0 50.0 40.0 30.0 20.0 10.0 0.0 Lengua

Deseo

Pensamien to

Acvidad

Percepción sica

no emológico

56.0

16.2

9.1

8.8

6.7

1.6

emológico

44.0

83.8

90.9

91.2

93.3

98.4

Estado

Gráfico 30. Función del clítico pronominal según el valor semántico del verbo de la oración (%) (Ȥ2 = 117,465 (5); p = 0,000; V de Cramer = 0,335, p = 0.000)

El único factor estilístico que se ha considerado explicativo en la elección no etimológica del clítico ha sido el que establece el estatus social de los participantes en la conversación. Cuando el estatus del informante es inferior al del entrevistador, sube el porcentaje de laísmo. Hay que tener en cuenta, no obstante, que la variable «tenor y estatus» está muy correlacionada con otras, especialmente con el nivel de instrucción (rho = 0,447), por lo que posiblemente estas últimas sean más explicativas. La(s): Función y tenor y estatus 100 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0

I=E

I nombre común > pronombre personal > pronombre indefinido o demostrativo > oración. El empleo de le(s) en función no etimológica se eleva notablemente cuando el referente es masculino y cuando porta el rasgo [−continuo], característico de los sustantivos referidos a personas; de este modo, el empleo de le cumple la función comunicativa de diferenciación genérica (le para masculino, la para femenino). También incide en la función del clítico el tipo de sujeto oracional: el sujeto humano, que es el más habitual, es el que más favorece los usos de le(s) como complemento directo. Por otra parte, las características morfológicas y semánticas del verbo también han resultado explicativas del uso pronominal: la mayor parte de los verbos en los que se encuentra leísmo presentan alternancia entre los usos etimológicos y no etimológicos. Desde el punto de vista del aspecto léxico del verbo, el leísmo aparece sobre todo con verbos que significan actividad y estado y, semánticamente, se asocia a los verbos de percepción y los

Nuevos datos sobre el uso y las funciones de los pronombres átonos

245

de pensamiento, mientras que los verbos de lengua son los que menos favorecen la indistinción de caso. Los análisis de los aspectos estilísticos vinculados con el leísmo sugieren una interpretación que no había sido explorada con anterioridad. Se ha comprobado que el leísmo se da más cuando el discurso versa sobre temas metalingüísticos y en la fase inicial de la entrevista. Hay un acuerdo general en considerar que la atención del hablante hacia su propio discurso es diferente según el tema de la conversación y otros factores contextuales y que la atención crece cuando se tratan temas relacionados con la lengua; del mismo modo, en la entrevista el nivel de formalidad va disminuyendo a medida que esta progresa. Todo ello parece sugerir que el hablante madrileño, consciente de que en la comunidad de habla se producen casos considerados no normativos desde la preceptiva institucional, se muestra más inseguro de su propia habla y produce más casos de desviación cuando de modo consciente tratan de acomodar sus usos a las convenciones institucionales externas. Interpretado así, el aumento del leísmo en los dos contextos señalados sería un fenómeno de ultracorrección. 6.2.2. En cuanto al laísmo, la situación es bastante distinta. Para empezar, en su aparición son determinantes los factores sociales junto a los lingüísticos, y no entran en el juego explicativo las variables estilísticas. El laísmo es un fenómeno lingüístico que funciona a nivel consciente en la sociedad madrileña, pues es habitual el comentario o incluso la crítica de este uso lingüístico por parte de los hablantes que no tienen incorporada la indistinción de caso en su sistema gramatical. Las variables lingüísticas que inciden en el laísmo son muy similares a las que explican el leísmo. La referencia exófora siempre ha producido casos de laísmo: cuando el referente del pronombre es una mujer que está presente en el acto comunicativo, los madrileños seleccionan categóricamente la; si la referencia es a una mujer ausente, es muy elevada la probabilidad de que produzcan casos de laísmo. Los rasgos del referente que determinan la función no etimológica de la(s) son el número del referente y los rasgos [+ animado] y [−continuo], lo que es lo mismo que decir que el laísmo aparece cuando el pronombre se refiere a personas: en cambio, el carácter no humano del referente restringe la probabilidad del laísmo. Entre los rasgos oracionales vinculados con el laísmo, se ha encontrado que este aumenta cuando el sujeto es humano y, dentro de este grupo, cuando el referente del sujeto es inespecífico.

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El porcentaje general del laísmo en la comunidad madrileña no es muy alto (10,8%) y, sin embargo, está muy difundida la idea de que los madrileños son muy laístas. Posiblemente la explicación de esta idea generalizada se deba al tipo de enunciados y verbos con los que se vincula el laísmo. Entre los verbos de lengua el porcentaje de laísmo supera el 50%: este tipo de verbos es muy frecuente en el discurso y, puesto que sirve para reproducir el discurso ajeno, resulta muy relevante desde el punto de vista cognitivo. Probablemente en esta relevancia se encuentre la base de la creencia de la extensión generalizada del laísmo, que perceptivamente da la sensación de producirse en muchos más contextos de los que en realidad aparece. Sobre el laísmo pesa el estigma de la sanción normativa difundida a través de las instituciones (RAE y Asociación de Academias de la Lengua Española 2009: 1224), lo que concuerda con el hecho de que uno de los factores explicativos del uso no etimológico sea el nivel cultural de los hablantes. Entre estos dos factores se produce una correlación inversa: a medida que crece el nivel cultural del sujeto, decrece el uso laísta. También se han mostrado correlacionados con el laísmo el modo de vida y la clase social, dos factores que en la muestra están vinculados con el nivel de estudios. 6.2.3. En cuanto al loísmo, es un fenómeno irrelevante desde el punto de vista de la frecuencia: solo se han encontrado 11 casos de loísmo entre los 2967 de lo(s). Su interés está más en el papel histórico que el pronombre ha tenido en la configuracióndel sistema pronominal madrileño. Sobre el fenómeno en la actualidad inciden variables como el número del pronombre (es más frecuente en plural que en singular) y los rasgos semánticos del referente y del verbo. En relación con la edad, los casos de loísmo no se encuentran nunca entre los más jóvenes, aunque la escasez de casos encontrados no permite extraer conclusiones fiables en relación con la posible desaparición del fenómeno en Madrid, que en cualquier caso históricamente parece encontrar una fuerte resistencia a desaparecer por completo, aunque sea residual. 6.2.4. Cuando se analizan los tres fenómenos de indistinción conjuntamente, se ve de nuevo cómo los factores explicativos de carácter lingüístico se mantienen, así como los factores sociales, pero desaparecen los factores estilísticos, salvo la relación que la edad establece entre los participantes en la entrevista. El leísmo y el laísmo son variables estables en la comunidad,

Nuevos datos sobre el uso y las funciones de los pronombres átonos

247

como pone de manifiesto el comportamiento de las dos generaciones más avanzadas; esta estabilidad está siendo cuestionada por el grupo juvenil, que mantiene diferencias notables en todos los fenómenos analizados, especialmente en el loísmo. No obstante, la preferencia del grupo femenino por los usos laístas y leístas muestra el arraigo social que estos tienen en la comunidad y la valoración favorable a la que van asociados. 6.2.5. La observación de la variación individual vuelve a mostrar cómo, más allá de las características sociales como grupo, son los individuos los responsables últimos de su comportamiento lingüístico, movidos a veces por necesidades personales tales como la integración sociolingüística, o en función de otros intereses. Los líderes del cambio en este punto, representados por aquellos que realizan todos los fenómenos analizados, responden a un perfil definido: son hombres de más de cuarenta años, de niveles de instrucción bajo o medio y que ejercen profesiones u oficios en los que la actividad lingüística no resulta tan relevante. En el extremo contrario, los hablantes que más se resisten a incorporar a su discurso las desviaciones etimológicas estigmatizadas institucionalmente, suelen ser hombres instruidos y naturales de Madrid, cuya actividad o profesión les exige dominio de la norma académica oficial. En definitiva, lo que el análisis individual muestra, una vez más, es que los hablantes no son autómatas que se comportan lingüísticamente en función de las presiones sociales o de grupo, sino seres autónomos cuyo comportamiento deriva de motivaciones de diverso tipo, personales, profesionales o sociales (Villena Ponsoda 2012). 6.3. Los análisis que se han llevado a cabo de cada uno de los fenómenos corroboran que el sistema pronominal que funciona en la ciudad de Madrid es el que fue presentado en Paredes (2006). singular masculino femenino animado inanimado discontinuo continuo C.Directo le-lo lo la C.Indirecto le le-la

plural masculino femenino

los-les les

las les-las

Cuadro 6. Sistema pronominal de la ciudad de Madrid

Se trata de un modelo en el que parecen confluir varios sistemas (Fernández Ordóñez 1994: 99): el que preserva la distinción genérica mediante la

248

Florentino Paredes García

oposición le masculino / la femenino, tanto en acusativo como en dativo; el que implica la distinción entre persona / no persona, manifiesto en la oposición le-la para la persona, lo para la cosa. Respecto a la pervivencia del sistema referencial en la comunidad de Madrid, no hay datos concluyentes, pero algunos datos inducen a pensar que puede funcionar o que, al menos, quedan restos de su existencia: el hecho de que haya resultado significativa la oposición continuo/discontinuo en el leísmo, así como los ejemplos del llamado «neutro de materia».

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Nuevos datos sobre el uso y las funciones de los pronombres átonos

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Capítulo 7 Las locuciones verbales en el habla de Madrid (distrito de Salamanca)1 Inmaculada Penadés Martínez Universidad de Alcalá

1.

Introducción

Es muy habitual afirmar que las unidades fraseológicas caracterizan el registro coloquial de la lengua por la frecuencia con la que se usan y por la expresividad que conllevan. En consecuencia, no es extraño encontrar indicaciones en este sentido en algunos de los trabajos más significativos de esta parcela de la investigación lingüística sobre el español2. Incluso algunas obras de referencia —es el caso de los diccionarios— muestran esta vinculación entre el registro coloquial y las unidades fraseológicas3. Materiales como los que constituyen el corpus Preseea-Madrid son, en principio, especialmente idóneos para comprobar la veracidad de afirmaciones como las anteriores, realizadas, la mayor parte de las veces, sin un análisis que las corrobore. En efecto, aunque el corpus citado esté constituido por conversaciones semidirigidas y grabadas con magnetófono a la vista, y a pesar de que ninguna conversación sociolingüística puede ser considerada 1

2

3

Por razones que no vienen al caso, no pude utilizar el paquete estadístico SPSS para la obtención de los datos cuantitativos que se ofrecen. Casi hubo que recurrir a la cuenta de la vieja para lograrlos, lo que fue posible, además, con la inestimable ayuda de Reme Albert Navarro, quien se pasó muchas tardes de julio y agosto ayudándome en unas sumas en las que era muy fácil perderse, porque dos ojos ven peor que cuatro. A ella le dedico, pues, esta incursión sociolingüística en el estudio de las locuciones. Cf. Beinhauer (1985); Cascón Martín (1995); Miranda (1992); Vigara Tauste (1987). También desde el ámbito de la fraseología se ha insistido en la relación de las unidades fraseológicas con lo popular y lo conversacional, caso, por ejemplo, de Carneado Moré (1985). Cf. Fitch (2011); Martín Sánchez (1997); Ramos y Serradilla (2000).

252

Inmaculada Penadés Martínez

como realmente espontánea, es posible admitir que el desarrollo natural de las conversaciones permite a muchos informantes pasar de un estilo formal o semiformal a un estilo algo más espontáneo (PRESEEA 2003). Por otra parte, si se consideran los rasgos que, según algunos estudiosos de la conversación coloquial (Briz 1995: 30-35), la caracterizan: relación de igualdad entre los participantes, relación vivencial de proximidad, marco de interacción familiar y temática no especializada, se puede afirmar que las conversaciones del subcorpus relativo al distrito de Salamanca son, al menos, conversaciones coloquiales periféricas, porque cumplen los dos últimos rasgos mencionados, pues las entrevistas entre el entrevistador y el informante que dieron lugar a las conversaciones se llevaron a cabo en las casas de los informantes o en aulas de diversos centros públicos situados en el propio distrito de Salamanca, y se estructuraron teniendo en cuenta los siguientes módulos temáticos: saludos, el tiempo, lugar donde vive, familia y amistad, costumbres, peligro de muerte, anécdotas importantes en la vida, deseo de mejora económica y final4, todos ellos no especializados y al alcance de cualquier individuo. Dado que los fraseologismos constituyen un conjunto de unidades lingüísticas en el que se puede establecer una clasificación que permite distinguir entre paremias, fórmulas oracionales y locuciones, en este trabajo, por razones de espacio, se ha limitado el análisis a la clase de las locuciones y, dentro de ellas, a la de las locuciones verbales, pues su equivalencia con los verbos, unidad lingüística en torno a la que se constituye una oración, las hace especialmente interesantes para estudiar la incidencia de su uso en la lengua oral y espontánea. Se parte aquí, pues, de que locución es una combinación fija de palabras que funciona como elemento de la oración y cuyo significado no se corresponde con la suma de los significados de sus componentes (Penadés Martínez 2012a: 23). Por su parte, las locuciones verbales se caracterizan por tener capacidad flexiva en función del criterio morfológico que permite distinguir en ellas las formas personales de las no personales; por constituir, junto con sus modificadores y complementos, grupos verbales; y por designar estados, acciones, propiedades o procesos en los que intervienen uno o varios participantes (Penadés Martínez 2012a: 122). Establecidos los dos puntos de partida anteriores: el tipo de texto y la clase de unidad lingüística objeto de examen, queda por indicar que los 4

Cf. Cestero, Molina y Paredes (2012 y Capítulo 1, en este volumen).

Las locuciones verbales en el habla de Madrid (distrito de Salamanca)

253

objetivos de la investigación que aquí se expone5 son determinar cuáles son, concretamente, las locuciones verbales que aparecen en las entrevistas obtenidas en el distrito de Salamanca; cuántas locuciones se registran en total y cuántas ocurrencias hay de cada una de ellas; cuál es su naturaleza en relación con el rasgo de la idiomaticidad; cómo se presenta en ellas la variación no marcada y la marcada; y hasta qué punto su uso se vincula a los factores de sexo, edad y nivel de instrucción. El cumplimiento de tales objetivos permitirá, por una parte, comprobar si la utilización de las locuciones verbales caracteriza las conversaciones, y de rechazo el registro coloquial, y, por otra, saber si el habla de Madrid presenta particularidades específicas en el uso de estas unidades fraseológicas6.

2.

Metodología de la investigación

Para el vaciado y almacenamiento de las locuciones existentes en el corpus se ha procedido de la siguiente manera. Una especialista en fraseología7 ha anotado, tanto en una hoja de cálculo de Excel como en un documento de Word, todas las locuciones que aparecen en 36 entrevistas de las 54 que constituyen el corpus Preseea-Madrid (distrito de Salamanca), dos hombres y dos mujeres de cada grupo de edad y nivel de instrucción establecidos, formando archivos independientes con cada una de ellas. Para la realización de esta tarea se ha tomado como base 5 6

7

Este trabajo constituye un desarrollo del previamente presentado en Penadés Martínez (2012b). Téngase en cuenta, además, que las unidades fraseológicas todavía no han sido objeto de especial atención en los análisis llevados a cabo a partir de los corpus elaborados dentro del proyecto PRESEEA; así, solo el equipo de Granada ha mostrado interés hasta el momento por estas unidades lingüísticas, como demuestran los trabajos de Montoro del Arco (2011a, 2011b y 2012) y los de SosiĔski (2010, 2011a, 2011b y 2012). Se trata de Yuki Yoshino, doctoranda del programa de doctorado en Lengua Española y Literatura de la Universidad de Alcalá. Su investigación La enseñanza de las fórmulas rutinarias en el aula de E/LE como memoria del Máster en Enseñanza de Español como Lengua Extranjera de la Universidad de Alcalá (Yoshino 2010) le proporcionó una formación en fraseología que ha sido extremadamente útil para colaborar en la primera fase de esta investigación.

254

Inmaculada Penadés Martínez

el diccionario fraseológico de Seco, Andrés y Ramos (2004) (DFDEA de ahora en adelante), lo que ha supuesto que se hayan registrado como locuciones las unidades marcadas como tales en ese diccionario, y ello a pesar de los problemas que esta obra lexicográfica plantea en relación con la inclusión como locuciones de unidades que, en realidad, son colocaciones, como pagar las consecuencias o tomar la iniciativa, construcciones con verbos de apoyo, como dar explicaciones, dar un hervor o echar la culpa, o incluso estructuras ajenas por completo al fenómeno de la fijación, por ser combinaciones de palabras regidas por la sintaxis de la lengua, como es el caso de estar loco3, tener manía o tener ventaja. No obstante, como los problemas hubieran seguido persistiendo de tomar otra compilación lexicográfica como referencia en vez del DFDEA, ha parecido conveniente proceder del modo explicado. La información anotada sobre las locuciones al vaciarlas ha consistido en indicar 1) su forma canónica, siguiendo el DFDEA; 2) su marcación gramatical, teniendo en cuenta que las clases delimitadas por sus autores son: locuciones nominales, adjetivas, pronominales, verbales, adverbiales, preposicionales, conjuntivas e interjectivas8; 3) la acepción en que la locución es utilizada, si es el caso, según este repertorio lexicográfico; 4) la palabra clave bajo la que se lematiza la locución en esta obra; 5) el número total de ocurrencias de la locución en cada entrevista; 6) un fragmento del contexto en que aparece la locución para cada una de las ocurrencias; y 7) si la locución ha sido utilizada por el informante o por el entrevistador9. Ahora bien, dado que el control sociolingüístico se hace en PRESEEA sobre el entrevistado, el análisis que aquí se presenta queda restringido a la clase de las locuciones verbales emitidas únicamente por los informantes.

8

9

Aunque esta última clase de locuciones es problemática, por corresponder los fraseologismos incluidos en ella a enunciados fraseológicos, más en concreto a fórmulas oracionales (Penadés Martínez 2006), se ha optado por seguir, de momento, la marcación utilizada en el DFDEA. Ha parecido conveniente registrar, asimismo, las locuciones utilizadas por los entrevistadores. Esta manera de proceder no influye en el análisis que se pueda hacer sobre el uso de las locuciones por parte de los informantes, puesto que las utilizadas por los entrevistadores están claramente deslindadas, y contar con tal información puede ser útil para estudiar las locuciones, desde una perspectiva general, en este tipo de interacción lingüística.

Las locuciones verbales en el habla de Madrid (distrito de Salamanca)

3.

255

Presentación de los resultados

Los datos ofrecidos en este apartado están organizados del siguiente modo: en primer lugar, se da cuenta de cuáles son, exactamente, las locuciones verbales que aparecen en las entrevistas correspondientes al distrito de Salamanca; cuántas locuciones se registran en total; y cuántas ocurrencias hay de cada una de ellas. En segundo lugar, se presentan los datos sobre su naturaleza en relación con el rasgo de la idiomaticidad. En tercer lugar, se proporcionan los resultados obtenidos del examen de la variación no marcada y la marcada en estas locuciones. Por último, se muestra la vinculación de su uso con los factores de sexo, edad y nivel de instrucción.

3.1

Las locuciones verbales del distrito de Salamanca

Las entrevistas vaciadas ofrecen un total de 263 locuciones distintas10 que están recogidas en el anexo que figura al final del capítulo bajo la forma que tienen en el corpus, pero con anotaciones, en caso necesario, sobre su vinculación con la correspondiente locución registrada en el DFDEA y con la indicación del número de la acepción que debe considerarse, si es el caso, según la misma obra lexicográfica. En cuanto al número de ocurrencias de cada una de ellas, queda indicado en el mismo anexo, después de cada locución, y alcanza un total de 89811. No obstante, como este dato es 10

11

De este cómputo han quedado excluidas las locuciones hablar de tú, hablar de usted, llamar de tú, llamar de usted, tratar de tú y tratar de usted, pues su aparición está condicionada por abordar en las entrevistas el módulo temático de los saludos. Aunque las cifras no son comparables, porque aquí se han vaciado 36 entrevistas y en la investigación de SosiĔski (2011b) 18 correspondientes a los informantes del sociolecto alto, téngase en cuenta que el número de locuciones verbales diferentes extraídas del corpus Preseea-Granada es de 107 y el de ocurrencias de 205. Si la proporción se mantuviera con el vaciado de 18 entrevistas más en este último corpus, cabría suponer que la presencia de locuciones verbales diferentes sería, en el corpus Preseea-Granada (con el doble de 107), semejante a la de las 36 entrevistas del corpus Preseea-Madrid (distrito de Salamanca), que cuenta con 263 locuciones distintas. No ocurriría así con el número total de ocurrencias de locuciones verbales, pues, aun duplicando el de 205 del corpus Preseea-Granada, no se llegaría, muy probablemente, a las 898 ocurrencias del corpus Preseea-Madrid (distrito de Salamanca).

256

Inmaculada Penadés Martínez

poco significativo pues las ocurrencias por locución van de una, el menor número para muchas de ellas, a 105 de una sola locución, en el Gráfico 1 están representadas las locuciones según el número de ocurrencias que han tenido, así 165 locuciones distintas han aparecido una sola vez en el corpus y otras 35 presentan 2 ocurrencias, mientras que las 5 locuciones que registran el mayor número de muestras cuentan con 28, 35, 36, 51 y 105 ocurrencias, respectivamente.

Locuciones verbales 180 165 160

140

120

100

80

60

40

35

20

15

11 5

6

2

2

5

3

1

3

1

1

3

1

1

1

1

1

0 1 ocurr.

2 ocurr.

3 ocurr.

4 ocurr.

5 ocurr.

6 ocurr.

7 ocurr.

8 ocurr.

9 ocurr.

10 ocurr.

13 ocurr.

14 ocurr.

16 ocurr.

19 ocurr.

20 ocurr.

28 ocurr.

35 ocurr.

36 ocurr.

51 ocurr.

105 ocurr.

Gráfico 1. N.º de locuciones por ocurrencias

Las locuciones verbales en el habla de Madrid (distrito de Salamanca)

257

Por otra parte, la media de ocurrencias de las locuciones verbales se sitúa en 3,4, de manera que solo 48 la superan, y la inmensa mayoría, 215 concretamente, presenta un número de registros inferior a esa media. Los porcentajes de las 5 locuciones más frecuentes figuran en el Gráfico 212, frente al de las locuciones que solo tienen una ocurrencia (165, como se ha indicado anteriormente), cuyo porcentaje es de 0,1.

Locuciones verbales

echar de menos: 3,8%

tener claro: 3,1% estar bien: 11,6%

darse cuenta: 4% dar igual: 5,6%

Gráfico 2. Porcentaje de las locuciones más frecuentes

3.2

Las locuciones verbales del distrito de Salamanca en relación con el rasgo de la idiomaticidad

Obsérvese que la mayoría (estar bien, dar igual y tener claro) de las locuciones que se acaban de citar no presentan la característica de la

12

Si bien no en el mismo orden de frecuencia, dar igual, darse cuenta, echar de menos y tener claro también figuran entre las más utilizadas en las entrevistas analizadas del corpus Preseea-Granada.

258

Inmaculada Penadés Martínez

idiomaticidad13. Además, todas ellas muestran una fijación formal relativa, pues admiten la inclusión de elementos que, en principio, no forman parte de la locución: estar (bastante / muy) bien, dar (exactamente) igual, darse (perfecta) cuenta, echar (mucho / tanto) de menos y tener (muy) claro. La particularidad de no ser idiomáticas se da en 103 locuciones, si bien las idiomáticas superan este número, pues son 160 en total. Hay que tener en cuenta, no obstante, que las no idiomáticas suponen el 54,9% de las ocurrencias (494 ocurrencias en total), frente al 44,9% de las idiomáticas, con 404 ocurrencias14. Los gráficos 3 y 4 muestran esta situación.

Locuciones verbales 180 160 160 140 120

103

100 80 60 40 20 0 no idiomácas

idiomácas

Gráfico 3. Distribución de las locuciones según el rasgo de la idiomaticidad

13

14

La idiomaticidad se entiende aquí como el rasgo de ciertas combinaciones fijas de palabras cuyo significado no puede establecerse a partir de los significados de los elementos componentes ni del de su combinación. SosiĔVki (2011b) también se refiere al carácter no idiomático de las locuciones recogidas en las 18 grabaciones del nivel alto correspondientes al corpus Preseea-Granada, si bien no especifica datos concretos sobre el número de locuciones verbales diferentes que son no idiomáticas y el número exacto de ocurrencias que les corresponden.

Las locuciones verbales en el habla de Madrid (distrito de Salamanca)

259

Locuciones verbales

idiomácas: 44,9%

no idiomácas: 54,9%

Gráfico 4. Porcentaje de ocurrencias de las locuciones idiomáticas y no idiomáticas

Además del menor porcentaje de las idiomáticas, debe considerarse que las que presentan el rasgo de la idiomaticidad en mayor grado, es decir, aquellas cuyo significado está muy alejado del significado de las unidades léxicas que las forman, cuentan con el número mínimo de ocurrencias, o sea, una. Pasa así, por ejemplo, con echar bombas, hincar codos, ir de cráneo, llevar al huerto, meterse en berenjenales, romper el hielo o tirar la casa por la ventana15. 3.3

La variación marcada y no marcada en las locuciones del distrito de Salamanca

3.3.1

La variación no marcada

En cuanto a la variación de las locuciones en las entrevistas correspondientes al distrito de Salamanca, se presentan, en primer lugar, los datos 15

Hay que aclarar que no se contabiliza el total de locuciones verbales con mayor grado de idiomaticidad justamente por el carácter relativo o gradual de este rasgo. No es posible establecer límites claros entre locuciones que lo presentan en un alto grado: caerse los anillos o tapar agujeros, aquellas cuyo significado es menos idiomático: cerrar las puertas o dejar en paz, y aquellas cuyo significado puede deducirse fácilmente: cruzarse en el camino o sacar adelante.

260

Inmaculada Penadés Martínez

relativos a la variación no marcada y, a continuación, la marcada. La primera se circunscribe al caso en que las variantes de una locución pueden aparecer indistintamente en una gran diversidad de contextos, hecho que queda representado por la ausencia de una marca que las caracterice en los diccionarios. Así, por ejemplo, las variantes meter el hocico ~ meter los hocicos son, en principio, no marcadas porque la aparición de la primera o de la segunda no conlleva ningún valor, ninguna función lingüística, tan solo existe una variación en el número de un elemento (hocico) de una variante respecto del mismo elemento (hocicos) en la otra. De manera análoga, echar la casa por la ventana y tirar la casa por la ventana constituyen dos variantes originadas por la aparición de una u otra de las unidades léxicas echar o tirar, posibilidades que no suponen ninguna diferencia funcional entre una y otra variante, con lo que hay que considerar también que ambas son no marcadas. Desde este punto de vista, cabe afirmar que en el corpus analizado existe un total de 75 ocurrencias en que la locución constituye una variante no marcada, un número poco representativo de este aspecto del fenómeno de la variación, pues corresponde al 8,3% del total de ocurrencias del corpus, como se observa en el Gráfico 5.

Locuciones verbales sin variación

con variación no marcada

823

75 Total de ocurrencias

Gráfico 5. Distribución de las ocurrencias de las locuciones en relación con la variación no marcada

Las locuciones verbales en el habla de Madrid (distrito de Salamanca)

261

Si en la variación no marcada se distingue aquella que corresponde a elementos morfológicos (dar una vuelta ~ darse una vuelta o meter en un berenjenal ~ meterse en berenjenales) y aquella que atañe a unidades léxicas de las locuciones (guardar las distancias ~ mantener las distancias o merecer la pena ~ valer la pena), se observa que 46 ocurrencias muestran variación no marcada morfológica, frente a las 29 ocurrencias con variación no marcada que afecta a las unidades léxicas. El Grafico 6 da cuenta de estos datos.

Variación no marcada

léxica: 29 39% morfológica: 46 61%

Gráfico 6. Distribución de las ocurrencias con variación no marcada

Por otra parte, es necesario precisar que algunas de estas variantes no están codificadas en la lengua española, y prueba de ello es que no las registra el DFDEA. En algunos casos, además, son fruto de lapsus sufridos por los informantes16; en concreto, 11 de las 75 ocurrencias de variación no marcada corresponden, con una alta probabilidad, a producciones erróneas debidas 16

Se toma aquí lapsus en el sentido en que se utiliza en el análisis de errores: desviación debida a factores extralingüísticos, como estados físicos concretos (cansancio) y condiciones psicológicas determinadas (nervios, tensión o inseguridad, falta de concentración, fallos de la memoria), es decir, a circunstancias accidentales (Corder 1967).

262

Inmaculada Penadés Martínez

a lapsus de los informantes, una cifra no desdeñable, pues representa el 14,6% de las ocurrencias con variación no marcada. En la Tabla 1, quedan registradas estas variantes, junto con la forma canónica que les corresponde, de modo que el lector puede deducir fácilmente las causas que han conducido a la equivocación por parte del informante: Tabla 1. Variantes no marcadas por lapsus con sus respectivas formas canónicas Variantes por lapsus de los informantes

Formas canónicas según el DFDEA

dar estos vuelos

dar alas

dejar demasiados vuelos

dar alas

echar bombas

echar humo

echar mano

echar una mano

faltar el respeto

faltar al respeto

hacer casos

hacer caso

perder el tiempo

pasar el tiempo2

poner los pies sobre la tierra

poner los pies en el suelo

poner una pistola en el cuello

poner una pistola en el pecho

subirse por las ramas

subirse a las barbas

tener amistades

tener amistad

3.3.2

La variación marcada

Variación marcada, por el contrario, es la que presenta una variante fraseológica o una unidad fraseológica que es propia de alguna sincronía o estado de lengua, de una determinada diatopía, específica de hablantes caracterizados por alguna variable social o particular de alguna situación comunicativa o de una modalidad de lengua. Así, las variantes hincharse las narices ~ hincharse las pelotas son marcadas17, no solo porque la primera habría que considerarla informal o coloquial, en función del término que se prefiera para esta marcación de la dimensión diafásica, y la segunda vulgar, sino, además, porque no parece que, en su uso, el actante exigido 17

Las que se están llamando aquí variantes marcadas corresponderían a las variantes condicionadas de la sociolingüística, es decir, variantes dependientes de las dimensiones diacrónica, diatópica, diastrática y diafásica que influyen sobre las propias lenguas. Si se utiliza aquí la denominación variante marcada es por la consideración de que una variante condicionada por una determinada dimensión está ya marcada para su uso en contextos lingüísticos y situaciones extralingüísticas ajustados o apropiados a la dimensión en cuestión.

Las locuciones verbales en el habla de Madrid (distrito de Salamanca)

263

por la segunda (a alguien se le hinchan las pelotas) se refiera a una mujer y, sobre todo, porque cabe considerar que la dicen los hombres, de manera que hincharse las pelotas estaría marcada diafásicamente como vulgar y diastráticamente como dicha por un hombre y de un hombre, frente a hincharse las narices, cuya única marca es la diafásica de informal, porque puede referirse tanto a un hombre como a una mujer, y la pueden decir personas de ambos sexos. Por su parte, la locución darse con un canto en los dientes, que carece de variantes, está marcada como informal18. Dejando al margen la variación diacrónica, ya que el corpus examinado corresponde al español actual, la variación diatópica en las locuciones verbales tiene una escasísima representación en el distrito de Salamanca, pues en el conjunto de todas las entrevistas vaciadas solo se ha registrado una locución, irse a La Almudena —con el significado ‘morirse’ y de la que solo hay una ocurrencia—, que puede considerarse propia del habla de Madrid. Como es bien sabido, la Almudena es uno de los cementerios de la capital, así, a partir del procedimiento de la metonimia: el lugar (la Almudena) por el suceso que conduce a ese lugar (morir), se ha creado la locución anterior. No se han encontrado otras ocurrencias de ella ni en el corpus de entrevistas ni a través de la consulta de Internet, pero, aunque se tratara de un neologismo fraseológico individual, cabe pensar que es una locución porque va seguida del marcador fraseológico «como vulgarmente se dice», particularidad esta que ha sido ya bien analizada como característica en el uso de las unidades fraseológicas, especialmente de las locuciones (Olímpio de Oliveira Silva 2006): (1) y digo sí sí yo sé me van a abrir el pecho que me va van a hacer una operación de de educación eh circulación extracorpórea y todas estas cosas ¡claro es que hay que hacerlo! o hacerlo o o irnos al a la Almudena como vulgarmente se dice MADR_H32_043 18

Las razones que conducen a asignar las marcas que se acaban de indicar están expuestas en Penadés Martínez (2013). Con todo, téngase en cuenta que hincharse las narices es informal porque la interpretación literal de la locución origina una imagen ridícula de la persona de la que se dice que se le hinchan las narices, lo que supone una amenaza a su imagen pública; algo semejante ocurre con darse con un canto en los dientes, que es, asimismo, informal porque la imagen que surge de su interpretación literal puede calificarse de violenta y, en consecuencia, daña la imagen pública de la persona que se da con un canto en los dientes; una manera de mitigar el daño causado es asociar las dos locuciones a un uso informal. Por último, hincharse las pelotas debe marcarse como vulgar por tener como elemento constitutivo la unidad léxica pelota, que en su acepción 7 presenta esa marca en el DEA (Seco, Andrés y Ramos 1999: 3460).

264

Inmaculada Penadés Martínez

La locución es emitida por un hombre de la Generación 3, es decir, mayor de 55 años, y que tiene un grado de instrucción correspondiente a la Educación Secundaria. Con la apreciación «como vulgarmente se dice», construida a partir de una oración impersonal con una modificación adverbial, el informante se distancia del uso de la locución, se excluye del grupo de hablantes que puedan utilizar un registro vulgar y, al mismo tiempo, le asigna a la locución una marcación diafásica, justamente la de vulgar, que, sin embargo, no le corresponde, si se toma el término vulgar como etiqueta para marcar en los diccionarios unidades de carácter procaz o malsonante, pues nada hay en ella que permita pensar que deba ser caracterizada de este modo. No pueden conducir a marcarla como vulgar ni los elementos que la constituyen: el verbo irse y el nombre propio la Almudena, ni su significado, ‘morirse’, ni la naturaleza de la realidad designada, que puede ser tabú, por el miedo o el sufrimiento que conlleva el hecho de morir, pero no es expresada tal realidad por una unidad disfemística, pues irse a la Almudena carece de connotaciones negativas; todo lo más, esta locución podría considerarse propia de un registro coloquial, informal o familiar. Cuestión distinta sería el que se tomara vulgar como análogo a popular, en el sentido de propio de las personas de bajo nivel cultural o con un deficiente conocimiento de las normas lingüísticas (Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española 2005: XVI); en este caso, la acotación del informante sí sería adecuada y, además, incide sobre su propia consideración de hablante que no pertenece a un nivel cultural bajo, tal como, por otra parte, demuestra su grado de instrucción, el 2, relativo a la Enseñanza Secundaria. Ya que, al tratar el único caso de variación diatópica, me he referido, de rechazo, a la variación diafásica, conviene ahora indicar que, en el conjunto de entrevistas del distrito de Salamanca, esta, contrariamente a aquella variación, es más interesante, como indican sus resultados. En efecto, tras aplicar los criterios enunciados en Penadés Martínez (2013) para la marcación de las locuciones respecto a la dimensión diafásica de las lenguas, encontramos que, según indica el Gráfico 7, del total de 263 locuciones diferentes identificadas en Preseea-Madrid (distrito de Salamanca), 140 tienen la marca de informales19, 3 son vulgares, 1 es formal y 119 deben 19

Entre ellas se incluyen echar sus risas, meter la gamba y montar un pollo, que en el DFDEA están marcadas como juveniles, es decir, como usos propios del lenguaje juvenil (Seco, Andrés y Ramos 2004: XXX). Puede que su origen se sitúe en el habla de los jóvenes, pero, indudablemente, en la actualidad su uso se ha extendido a otros

265

Las locuciones verbales en el habla de Madrid (distrito de Salamanca)

considerarse neutras, es decir, pueden utilizarse en una gran variedad de situaciones de habla o de modalidades de lengua, hecho representado por la ausencia de marca en los diccionarios20.

Locuciones verbales

infor. 140 neut. 119 vulg. 3 for. 1

Gráfico 7. Distribución de las locuciones verbales según su marcación diafásica

Ahora bien, estas cifras deben ponerse en relación con el total de ocurrencias de cada uno de los grupos anteriores de locuciones, pues su cómputo

20

grupos de edad, pues, si bien la última ha sido emitida por un hombre de la Generación 1 (de 20 a 34 años de edad), cuyos hablantes pueden considerarse jóvenes, las otras dos han sido producidas por una mujer de la Generación 2 (de 35 a 54 años de edad) y por un hombre de la Generación 3 (de más de 55 años de edad). En el anexo que las incluye se ha anotado el carácter formal, informal o vulgar que les corresponde a cada una de ellas. En el caso de las locuciones verbales que carecen de una u otra de estas tres marcas, debe entenderse que tienen un uso neutro. No obstante, las marcas de las locuciones no idiomáticas, que no forman parte del DILEA (Penadés Martínez, en preparación), han sido asignadas tras el examen de su marcación en distintos diccionarios de lengua (DRAE (Real Academia Española 2001), DUE (Moliner 1984), DIPELE (Moreno Fernández 1995), DSLE (Gutiérrez Cuadrado 1996) y GDUEA (Sánchez 2000)) y de unidades fraseológicas (DFEM (Varela y Kubarth 1994) y DFDEA), dado que los criterios de marcación expuestos en Penadés Martínez (2013) todavía no han sido aplicados a las locuciones no idiomáticas.

266

Inmaculada Penadés Martínez

indica que el porcentaje de las ocurrencias de las locuciones que carecen de marcación diafásica es mayor (62,4%) —casi el doble— que el porcentaje de ocurrencias de las locuciones informales (37%), que, no obstante, como se acaba de indicar, constituye el mayor grupo de locuciones diferentes, independientemente del número de veces que han sido utilizadas. Esta situación está representada en el Gráfico 8.

Locuciones verbales vulgares: 0,33%

formales: 0,11%

informales: 37% neutras: 62,4%

Gráfico 8. Porcentaje de ocurrencias de las locuciones según su marcación diafásica

3.3.2.1 La variación diastráticamente marcada en las locuciones verbales del distrito de Salamanca Las 263 locuciones verbales distintas obtenidas del vaciado de las entrevistas del distrito de Salamanca se distribuyen como refleja el Gráfico 9 según que hayan sido emitidas solo por hombres —112—, solo por mujeres —86— o por los informantes de uno y otro sexo —65—21. 21

Tener diferenciadas las locuciones verbales dichas solo por hombres y las producidas solo por mujeres permitirá, en el futuro, realizar un análisis de estas unidades

267

Las locuciones verbales en el habla de Madrid (distrito de Salamanca)

Locuciones verbales locuciones disntas 112

86 65

hombres

mujeres

ambos sexos

Gráfico 9. Distribución de las locuciones verbales por sexos

Por su parte, la Tabla 2 refleja el número de locuciones verbales distintas usadas por cada informante y el número total de ocurrencias de todas las que ha emitido. Tabla 2. Número de locuciones y de ocurrencias por informante Informante

Locuciones Total de distintas ocurrencias

Informante

Locuciones Total de distintas ocurrencias

MADR_H11_001

16

52

MADR_M11_004

22

MADR_H11_002

16

33

MADR_M11_005

10

42 16

MADR_H12_007

23

34

MADR_M12_010

9

15

MADR_H12_009

19

29

MADR_M12_012

15

46

MADR_H13_013

13

18

MADR_M13_016

13

15

MADR_H13_015

31

60

MADR_M13_017

11

18

MADR_H21_020

17

34

MADR_M21_023

20

25

MADR_H21_021

15

26

MADR_M21_024

13

18

MADR_H22_025

13

26

MADR_M22_028

18

20

MADR_H22_026

21

25

MADR_M22_029

25

32

fraseológicas con el objetivo de comprobar si existe alguna relación entre los campos conceptuales en que se agrupan las locuciones y la variable sexo.

268

Inmaculada Penadés Martínez

Informante

Locuciones Total de distintas ocurrencias

Informante

Locuciones Total de distintas ocurrencias

MADR_H23_032

30

46

MADR_M23_034

10

11

MADR_H23_033

11

21

MADR_M23_036

21

25

MADR_H31_037

15

19

MADR_M31_040

13

16

MADR_H31_039

5

9

MADR_M31_042

23

31

MADR_H32_043

13

14

MADR_M32_047

6

8

MADR_H32_044

14

22

MADR_M32_048

16

22

MADR_H33_049

16

17

MADR_M33_053

11

15

MADR_H33_051

11

21

MADR_M33_054

15

Total

503

20 395

Si se relaciona el rasgo de la idiomaticidad con el factor sexo, se comprueba que las 404 ocurrencias de locuciones idiomáticas se distribuyen entre hombres y mujeres de manera prácticamente idéntica: 203 emitidas por los primeros y 201 por las segundas. La diferencia se sitúa en las ocurrencias de las locuciones no idiomáticas, pues del total de 494, 300 corresponden a los hombres y 194, a las mujeres. En el Gráfico 10 quedan reflejados estos datos.

Locuciones verbales idiomácas

no idiomácas

300

203

201

hombres

194

mujeres

Gráfico 10. Distribución de las ocurrencias de locuciones idiomáticas y no idiomáticas por sexos

269

Las locuciones verbales en el habla de Madrid (distrito de Salamanca)

La vinculación de la marcación diafásica de las locuciones también con el factor sexo indica que las 561 ocurrencias de las locuciones neutras, las que carecen de marca, se distribuyen en 343 emitidas por los hombres y 218 producidas por las mujeres. En cuanto a las informales, de las 333 ocurrencias en total, 155 son de los hombres y 178 de las mujeres. Solo se han registrado 3 ocurrencias de locuciones vulgares en los hombres y 1 ocurrencia de una locución formal emitida, asimismo, por un hombre. El Gráfico 11 muestra estos datos.

Locuciones verbales neutras

informales

vulgares

formales

343

218 178 155

3 hombres

1

0

0

mujeres

Gráfico 11. Distribución de las ocurrencias de las locuciones por marcación diafásica y por sexo

Por último, las variables de edad y formación, tanto en hombres como en mujeres, no aportan datos relevantes en el análisis de la variación diastrática de las locuciones, pues el amplio número de locuciones con una sola

270

Inmaculada Penadés Martínez

ocurrencia —16522— y el reducido número de las que ofrecen muchas muestras —5— impiden la obtención de un patrón que explique la producción de locuciones en relación con esos dos factores sociales.

4.

Interpretación de los resultados

El número total de locuciones verbales distintas vaciadas en las entrevistas del barrio de Salamanca —263— y el de ocurrencias que de ellas se registran —898— no significan mucho si no se ponen en relación con las unidades léxicas equivalentes, en este caso los verbos. Detallar el total de verbos distintos usados en este corpus con las ocurrencias de todos y cada uno de ellos es un trabajo ímprobo que se puede obviar limitando el dato a una sola entrevista. Así, en la del informante MADR_H13_015, la que más ocurrencias de locuciones verbales contiene, se contabiliza un total de 60 muestras de unidades de esta clase, frente a 973 ocurrencias de formas verbales que funcionan como predicados de oraciones principales o subordinadas. Este número, obtenido del vaciado de los verbos de una única entrevista, es solo un poco superior al conjunto de las ocurrencias existentes de todas las locuciones verbales en las 36 entrevistas que constituyen el subcorpus examinado —898—; además, las 60 locuciones verbales del informante MADR_H13_015 suponen simplemente el 5,8% de las unidades lingüísticas que ha utilizado en función de predicado de una oración. Quiere decir esto que las locuciones verbales no son unidades lingüísticas frecuentes en las conversaciones grabadas en el barrio de Salamanca. A la muy escasa presencia de las locuciones verbales en las conversaciones surgidas de las entrevistas se añade el hecho de que el porcentaje de las ocurrencias de las locuciones idiomáticas —44,9,%— es inferior en diez puntos al de las ocurrencias de las no idiomáticas —54,9%—, de manera que la idiomaticidad, el rasgo que confiere valor expresivo en el uso de las locuciones23, no sobresale en absoluto frente a las locuciones no 22 23

Del total de 165 locuciones con una sola ocurrencia, 93 han sido vaciadas de las entrevistas hechas a hombres y 72 de las realizadas a mujeres. Como afirma Montoro del Arco (2011b: 250), el término expresividad se refiere a un concepto escurridizo que no se sabe en qué consiste y que se ha explicado a partir de la acumulación de apelativos impresionistas como ‘afectivo’, ‘popular’, ‘enfático’,

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idiomáticas y frente a las unidades léxicas de la clase de los verbos, para las que no es pertinente la aplicación del rasgo idiomático. Además, que las entrevistas del barrio de Salamanca cuenten con un mayor número de ocurrencias de locuciones verbales no idiomáticas —494— que de idiomáticas —404— supone que en ellas aparecen más muestras de unidades de esta clase que se sitúan en la periferia, no en el centro, de la clase de las locuciones, justamente por carecer del rasgo de la idiomaticidad. Por otra parte, el grado de coloquialidad de este tipo de texto no puede vincularse, de manera notable, al uso de locuciones verbales que presenten la marca de informales, pues, como se ha indicado en el apartado correspondiente, el porcentaje de ocurrencias de las locuciones informales —37%— es notablemente inferior al porcentaje de las ocurrencias de las locuciones neutras —62,4%—, es decir, de aquellas que, por carecer de marcación diafásica, pueden ser usadas en una amplia variedad de situaciones de habla o de modalidades de lengua, resultado lógico por tratarse de entrevistas semidirigidas, registro medio de lengua. Aunque la expresividad, surgida de las locuciones verbales idiomáticas, y la informalidad, originada por el uso de las informales, no caracterizan, en general, estos textos de manera significativa, la relación de estas dos características con el factor sexo da lugar a datos interesantes. En efecto, las ocurrencias de locuciones idiomáticas son prácticamente las mismas en el grupo de hombres que en el de mujeres: 203 frente a 201, por lo que tan expresivas pueden verse las conversaciones de unos como las de las otras. Solo varía el grado de informalidad provocado por el mayor número de ocurrencias de locuciones informales en las mujeres —178— frente al de los hombres —155—, ligeramente inferior. Aunque a esta última cifra se sumen las 3 locuciones vulgares emitidas por hombres, con una ocurrencia cada una de ellas, hay que concluir que, en relación con las locuciones verbales, son más informales las conversaciones de las mujeres que las de los hombres, lo que se corresponde con el hecho de que aquellas intentan acercarse más al interlocutor rebajando la formalidad, característica de las ‘coloquial’, ‘gracioso’, etc. Pero, aunque no dispongamos de una definición precisa del término en cuestión, piénsese en el diferente valor expresivo que supone utilizar, por parte de un hablante, hincar codos en vez de la unidad léxica estudiar, montar un pollo en vez del grupo verbal armar un escándalo o tirar la casa por la ventana en vez del sintagma verbal gastar mucho dinero en una ocasión determinada. Las primeras unidades de cada par corresponden a locuciones verbales registradas en las entrevistas del distrito de Salamanca.

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mujeres, que interactúan enfocadas al otro. Pero no hay que dejar al margen el hecho de que el carácter informal, provocado por el uso de locuciones verbales con tal marca, se ve disminuido por la existencia más numerosa de ocurrencias de locuciones que carecen de marca diafásica: 343, por parte de los hombres, más 218 de las mujeres, con un total de 561 ocurrencias de locuciones neutras, frente al total de 333 de informales. En cuanto al uso de locuciones vulgares, la existencia de 3 muestras, es decir, un 0,33% del total de ocurrencias, no es en modo alguno significativa, lo que tampoco debe extrañar dado el tipo de texto que se ha examinado: conversaciones semidirigidas, de estilo semiformal y con un carácter coloquial periférico. Todas las locuciones vulgares han sido emitidas por hombres, dos de ellas (estar bueno2 y ser la leche), además, por hombres con el grado de instrucción correspondiente a la Enseñanza Primaria y también dos (estar bueno2 y tocar los cojones) por hombres de la Generación 1, la que comprende a los informantes de 20 a 34 años de edad. Menos significativos todavía han sido los resultados obtenidos en relación con la variación diatópica: una sola locución con una sola ocurrencia (irse a la Almudena), emitida por un hombre de la Generación 3, con más de 55 años, por tanto, y con instrucción relativa a la Enseñanza Secundaria.

5.

Conclusiones

De la investigación aquí presentada se desprende que las conversaciones obtenidas de las entrevistas efectuadas en el distrito de Salamanca no se caracterizan por la presencia de locuciones verbales. Extrapolando el dato al registro coloquial, por el carácter coloquial periférico de las conversaciones analizadas, puede afirmarse que, en contra de lo habitualmente sustentado, estas unidades fraseológicas no constituyen un rasgo característico de él. Cuando se ha establecido la relación registro coloquial-frecuencia de las locuciones, se ha hecho sin una investigación cuantitativa que la certifique y, además, apoyándose en ejemplos de uso obtenidos no de textos realmente producidos por hablantes, sino de textos fruto de una creación literaria con un mayor o menor marcado valor estilístico. En efecto, si se examinan los ejemplos documentados en trabajos como los de Beinhauer, Vigara o Cascón Martín, se comprueba que en una gran parte pertenecen a obras

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de autores como Aldecoa, Candel, Cela, Delibes, García Pavón o Martín Gaite. En este sentido, sería interesante comparar los resultados de este análisis con los que se pudieran derivar del vaciado de las locuciones existentes en los guiones de series televisivas como Aída, Aquí no hay quien viva, Camera Café o incluso El club de la comedia, pues, presentando todas ellas situaciones cotidianas de personajes que se expresan coloquialmente, el carácter coloquial parece conseguirse, en parte, incrementando el uso de unidades fraseológicas en relación con textos producidos en la vida real en situaciones semejantes, hasta llegar a un cierto abuso de aquellas, el cual, tal vez, haya que vincular también a la carga de humor que los capítulos de todas estas series conllevan. A la par, cabría, asimismo, establecer una comparación entre los resultados del estudio de estas conversaciones y los que se obtuvieran del análisis de otras semejantes que no fueran fruto de entrevistas semidirigidas y grabadas con magnetófono a la vista, sino que se produjeran entre participantes con papeles sociales iguales, actuando de modo personal no transaccional, con contacto frecuente entre ellos y empatía alta, características todas ellas de un nivel más informal (Borrego Nieto 2002). Solo así se llegaría a datos concluyentes sobre la vinculación registro coloquial-frecuencia de uso de las locuciones. Aunque la frecuencia de las locuciones verbales en las conversaciones originadas de las entrevistas no es significativa, los datos obtenidos permiten concluir que es mayor el número de locuciones distintas emitidas por los hombres, así como el número total de sus ocurrencias. La locuciones, en tanto que unidades fraseológicas, pertenecen a lo que Coseriu (1966) denominó discurso repetido frente a la técnica del discurso, de manera que un uso mayor de ellas supone una menor creatividad lingüística por ser unidades institucionalizadas, convencionalizadas y previsibles desde el punto de vista de su forma y de su significado. Al dato sobre la distinta frecuencia de locuciones diferentes y de ocurrencias totales en hombres y mujeres cabe añadir otros que inciden en el mismo sentido: es mayor, asimismo en los hombres, el número de ocurrencias de las locuciones no idiomáticas, las periféricas en la clase de las locuciones, y el de las locuciones neutras, las que resultan aptas para una amplia variedad de situaciones de habla o de modalidades de lengua, de modo que la característica de la expresividad queda atenuada, en un segundo plano, con lo que puede considerarse que, en los informantes de este sexo, resalta la particularidad de un mayor uso de unidades institucionalizadas, convencionalizadas, sin significado idiomático y previsibles en variadas situaciones comunicativas

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y distintas modalidades de lengua. De nuevo se llega a una menor creatividad lingüística en los hombres frente a las mujeres, que, al utilizar menos unidades del discurso repetido, al producir menos ocurrencias de ellas y al hacer uso de menos locuciones verbales no idiomáticas y neutras, dan lugar a conversaciones más creativas, menos sujetas a la emisión de unidades lingüísticas repetitivas24. La tercera conclusión se refiere a la expresividad surgida del uso de locuciones idiomáticas y a la informalidad originada por la utilización de las marcadas como informales. Las ocurrencias de unas y otras son notablemente inferiores a las muestras de locuciones no idiomáticas y neutras, lo que, unido a la escasa frecuencia de uso de las locuciones verbales en las conversaciones, conlleva que las conversaciones del distrito de Salamanca no se puedan calificar como expresivas e informales en un grado alto. Habría que investigar si otras particularidades lingüísticas les confieren un mayor grado de expresividad e informalidad25. En cualquier caso, el grado de informalidad es superior en las conversaciones de las mujeres, ya que, aunque sea con una pequeña diferencia, el número de ocurrencias de locuciones informales es ligeramente mayor en ellas —178—, frente a los hombres —155—; las conversaciones originadas de las entrevistas a mujeres se acercan, pues, más a una situación conversacional prototípica de mínima formalidad. El amplio número de locuciones con una sola ocurrencia —165— o con dos —35—, las cuales constituyen un total de 200, frente a las 263 locuciones distintas registradas, unido al escaso número de locuciones —5— con muchas muestras, impide la obtención de datos representativos para vincular la producción de locuciones con los factores sociales de sexo, edad y grado de instrucción, más allá de lo ya comentado en relación con el primero de ellos. Por otra parte, aunque el conocimiento exacto acerca de 24

25

Esta particularidad puede ponerse en relación con otras propias de los hablantes de este sexo y que valoran positivamente el habla de las mujeres, como, por ejemplo, involucrarse con interrupciones justificadas o con la producción recurrente de apoyos, y equilibrar la distribución de turnos y el tiempo de posesión de la palabra, por lo que se refiere a la conversación (Cestero 2007); adecuar su manera de hablar a la que tiene prestigio, y hablar bien, es decir, no usar palabrotas ni juramentos (García Mouton 1999). Esta última característica, que conduce a la mujer a huir de palabras vulgares o malsonantes, se confirma, asimismo, con otro de los resultados obtenidos en este trabajo: las locuciones verbales marcadas como vulgares no caracterizan la producción lingüística de las mujeres, al menos de las de los grupos de edad correspondientes a esta investigación. Paredes García (Capítulo 4, en este volumen).

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si el habla de Madrid presenta particularidades específicas en relación con el uso de las locuciones verbales solo podría alcanzarse contrastando los datos aquí obtenidos con los resultantes del vaciado de las entrevistas realizadas para otras ciudades26, no parece, a tenor del examen ya hecho, que el habla de esta ciudad se caracterice de manera específica en cuanto a la utilización de las locuciones se refiere27, lo que, a falta de comprobaciones adicionales, podría dar lugar, muy probablemente, a considerar —y esta es 26

27

Lo cual no deja de ser complicado por distintas razones. Piénsese, por ejemplo, que en la investigación de SosiĔVki (2011b) la locución verbal más frecuente es llamar la atención con 18 ocurrencias. Ahora bien, esta locución presenta en el DFDEA siete acepciones diferentes; teniendo en cuenta los distintos significados, en el PreseeaMadrid (distrito de Salamanca) se han obtenido 9 ocurrencias de llamar la atención4, 14 de llamar la atención5, 1 de llamar la atención6 y 3 de llamar la atención7, es decir, un total de 27, cifra que, sin embargo, no la sitúa como la locución verbal con más ocurrencias de este corpus, pues ese lugar lo ocupa estar bien con 105 muestras. No obstante, esta última locución verbal no figura entre las más utilizadas en las entrevistas vaciadas del corpus Preseea-Granada, tal vez porque no se considera una locución, a diferencia de su tratamiento en el DFDEA, que la define como ‘ajustarse a lo debido conveniente o deseable’, significado ilustrado en ejemplos como «sí son dos años nada más por eso lo quiero hacer porque a lo mejor si haces informática y son cinco años deja de además mi abuelo era piloto son solo dos años y esto ¡hombre! es un poco caro pero está bien» (MADR_H11_001).Todo lo cual significa que, según la concepción de locución que se adopte y la referencia que se tome para el vaciado de las unidades de esta clase, se obtendrán unas unidades u otras, y de ahí la dificultad de establecer relaciones entre investigaciones de distintas zonas. Pero esto es simplemente un reflejo de la situación actual de la fraseología y la fraseografía del español, en las que las disensiones y los desacuerdos no facilitan el análisis del uso real de las locuciones por parte de los hablantes. Recuérdese que cuatro de las cinco locuciones más frecuentes del corpus PreseeaMadrid (distrito de Salamanca), concretamente dar igual, darse cuenta, echar de menos y tener claro con 51, 36, 35 y 28 ocurrencias, respectivamente, aparecen también en la lista de las más utilizadas en el análisis de SosiĔski (2011b) sobre el corpus Preseea-Granada. La que no está en el listado de SosiĔski (2011b) es estar bien, tal como se ha explicado en la nota anterior. La situación inversa es la siguiente: de las 27 locuciones verbales más frecuentes en el corpus Preseea-Granada 15 se han documentado en el corpus Preseea-Madrid (distrito de Salamanca), con ocurrencias en este último que van de las 51 de dar igual a las 2 ocurrencias de merecer la pena, pasando por las 16 de hacer falta o las 10 de tener que ver. Por otra parte, las razones por las que 12 locuciones verbales del corpus Preseea-Granada no están registradas en el corpus Preseea-Madrid (distrito de Salamanca) son o bien que no han sido utilizadas por los hablantes de esta zona, como ocurre con echar un cable, o bien que no figuran en el DFDEA, tomado como referencia para el vaciado del corpus Preseea-Madrid (distrito de Salamanca), caso de dar tiempo o ser lo suyo, por ejemplo.

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la cuarta conclusión— que las locuciones verbales más frecuentes de este corpus tienen un claro carácter panhispánico. Junto a ello, tal como se ha indicado, solo una locución con una sola ocurrencia, irse a la Almudena, está diatópicamente marcada, pero es posible que los hablantes utilicen otras de las que no hay registros en las entrevistas. De esto se deduce, como quinta y última conclusión, que, seguramente, la mejor metodología para el análisis de la variación diatópica, diastrática y diafásica en esta clase de unidades lingüísticas, las locuciones, sea la que se apoya en procedimientos directos, como la encuesta dirigida, por ejemplo, o el cuestionario, siguiendo el método ya utilizado28 para analizar otros fenómenos de escasa incidencia en las conversaciones fruto de las entrevistas del PRESEEA, como, por ejemplo, las expresiones lingüísticas referidas a realidades tabuizadas (Cestero Mancera en prensa).

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Cestero Mancera (Capítulo 8, en este volumen).

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Anexo abrir camino: 1. andar con mil ojos (infor.): 11. apañárselas (infor.): 1. armarla (infor.): 2. arrimar el hombro (infor.): 1. buscar las vueltas3 (infor.): 1. buscarse las habichuelas (infor.): 1. caer bien3 (infor.): 6. caer en gracia: 1. caerse el pelo (infor.): 1. caerse los anillos (infor.): 3. cambiar de aires1: 1. cambiar de aires2: 1. cambiar el chip (infor.): 1. cantar las cuarenta2 (infor.): 2. cerrar las puertas: 1. comer el coco (infor.): 1. comerse una rosca2 (infor.): 1. complicar la vida (infor.): 4. correr por las venas: 1. cruzar los dedos2 (infor.): 1. cruzarse en el camino2: 1. dar a luz1: 9. dar carpetazo (infor.): 1. dar clase1: 13. dar clase2: 1. dar confianzas: 42. dar cosa1 (infor.): 1.

1 2 3

dar de alta1: 3. dar de alta2: 2. dar de comer1: 4. dar de comer2: 2. dar de sí1: 1. dar de sí2: 1. dar el alta: 1. dar estos vuelos (infor.): 13. dar explicaciones: 1. dar gracias1: 2. dar gusto1: 2. dar igual: 51. dar importancia: 3. dar la casualidad: 1. dar la espalda2 (infor.) 1. dar la gana (infor.): 4. dar la lata (infor.): 1. dar la razón1: 2. dar la tabarra (infor.): 2. dar las gracias: 1. dar lo mismo: 6. dar media vuelta1 (infor.): 1. dar miedo: 1. dar pie: 2. dar rabia1 (infor.): 9. dar rienda suelta (infor.): 1. dar un ataque (infor.): 1. dar un hervor: 1. dar un toque2 (infor.): 2. dar una vuelta2 (infor.): 2. dar vuelta: 1. darse bien1 (infor.): 1.

El DFDEA recoge como lema andar(se) con ojo o andar(se) con cien ojos. La locución es emitida por un hombre y por dos mujeres; estas (MADR-SAL_ M22_029 y MADR-SAL_M31_042) utilizan la variante dar confianza. La locución dar estos vuelos debe entenderse como una producción errónea de la informante MADR-SAL_M21_024 utilizada en vez de dar alas.

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darse bien2: 9. darse con un canto en los dientes (infor.): 1. darse cuenta: 36. darse mal2: 2. dar(se) una vuelta1 (infor.): 104. dejar en remojo: 25. dejar demasiados vuelos (infor.): 16. dejar en paz1: 3. dejarse llevar: 3. echar bombas (infor.): 17. echar de menos: 358.

4 5

6 7 8

9

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echar en cara1 (infor.): 1. echar en falta: 3. echar la casa por la ventana (infor.): 29. echar la culpa1: 2. echar mano1 (infor.): 1. echar mano4 (infor.): 1. echar una cabezada (infor.): 1. echar una mano (infor.): 510. echarse sus risas (infor.): 111. entrar en la cabeza (infor.): 1.

Las 10 ocurrencias de esta locución se distribuyen en 5 de la variante dar una vuelta y otras 5 de la variante darse una vuelta. El DFDEA incluye la locución verbal poner en remojo o poner a remojo. Desde este punto de vista, cabe considerar que dejar en remojo es, asimismo, una locución, y como tal ha quedado registrada en este análisis; además, se considera una variante no marcada. La locución dejar demasiados vuelos debe entenderse como una producción errónea de la informante MADR-SAL_M21_024 utilizada en vez de dar alas. La informante MADR-SAL_M33_054, posiblemente por lapsus, utiliza echar bombas, unidad fraseológica no existente, en vez de echar humo. Una de las ocurrencias de esta locución, emitida por la informante MADR-SAL_ M33_054, no parece corresponder a su significado: «yo sí estoy contenta sí lo único que echo de menos es que mi hija está enferma»; debe de tratarse, pues, de un error en su uso, debido tal vez a un lapsus. De esta locución el DFDEA recoge esta variante y, asimismo, tirar la casa por la ventana, documentada también en el corpus analizado e incluida en el lugar correspondiente según el orden alfabético seguido en este anexo. Las dos variantes se han recogido aquí como locuciones distintas porque la variación léxica (echar / tirar) conlleva en ocasiones distinta marcación diafásica (hasta el gorro (coloquial) / hasta los cojones (vulgar)). El informante MADR-SAL_H31_037, en el fragmento «I: prefiero decirle a mi mujer yo te traigo todas las cosas la compra ¡lo que tú quieras! pero a mí de a mí de no no sé si en un momento determinado me viera ¡lo veo difícil pero en fin! a lo mejor. E: hm. I: tendría que echar mano», emite por lapsus tendría que echar mano, en vez de tendría que echar una mano. Como esta última locución forma parte de las vaciadas, la ocurrencia errónea es registrada en echar una mano y no en echar mano. Por otra parte, la informante MADR-SAL_M31_040 utiliza la variante echar una manilla. La informante MADR-SAL_M22_029 utiliza esta variante de la locución echar unas risas.

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estar a las duras y a las maduras (infor.): 1. estar ahí: 1. estar bien: 105. estar bueno2 (vulg.): 1. estar bueno3 (infor.): 1. estar claro: 14. estar en su mano (infor.): 1. estar loco1 (infor.): 6. estar loco3 (infor.): 1. estar mal2: 1. estar mal3: 6. faltar el respeto: 112. formar parte: 1. gastar bromas: 4. guardar las distancias: 413. haber problema: 914. haber tomate (infor.): 1. hacer amistad: 1. hacer caso (infor.): 615. hacer cosquillas1: 1. hacer el amor1: 1. hacer el ridículo: 1.

12 13 14 15 16 17 18 19

hacer falta1: 16. hacer gracia1: 4. hacer gracia2: 1. hacer gracia3: 1. hacer ilusión1 (infor.): 5. hacer ilusión2 (infor.): 8. hacer la compra (infor.): 716. hacer la vida (infor.): 2. hacer la vista gorda (infor.): 3. hacer papilla (infor.): 1. hacer sus necesidades: 1. hacer sus pinitos2 (infor.): 1. hacer una montaña (infor.): 1. hacerse idea: 1. hacerse ilusión: 117. hincar codos (infor.): 118. ir a lo suyo (infor.): 3. ir a más (infor.): 1. ir de cráneo (infor.): 1. ir de juerga (infor.): 1. ir tirando (infor.): 2. ir y venir1: 4. irse a La Almudena (infor.): 119.

La informante MADR-SAL_M22_029 utiliza, posiblemente por lapsus, esta variante de la locución faltar al respeto. La locución guardar las distancias es una variante. Tanto esta como mantener las distancias son registradas por el DFDEA. La informante MADR-SAL_M23_034 emite la variante haber problemas de la locución haber problema. La informante MADR-SAL_M32_048 emite en una de las dos ocurrencias que se registran de ella la variante hacer casos, lo más seguro que por lapsus. La informante MADR-SAL_M13_016 utiliza la variante hacer las compras. La variante utilizada por la informante MADR-SAL_M22_028 corresponde a la locución hacerse ilusiones del DFDEA. El DFDEA registra esta locución bajo el lema hincar los codos. La locución irse a La Almudena debe entenderse como una variante de irse al cementerio.

Las locuciones verbales en el habla de Madrid (distrito de Salamanca)

jugarse el tipo (infor.): 1. jugársela2 (infor.): 1. llamar la atención4: 9. llamar la atención5: 14. llamar la atención6: 1. llamar la atención7: 3. llegar a los oídos: 120. llevar al huerto3 (infor.): 1. llevar el peso: 1. llevar en la sangre: 1. llevar la contraria (infor.): 1. llevarse bien (infor.): 20. mantener las distancias: 421. merecer la pena1: 222. meter en un saco (infor.): 123. meter en vereda (infor.): 1. meter la gamba (infor.): 1. meter la pata (infor.): 1. meterse en berenjenales (infor.): 124. meterse en la cabeza (infor.): 1. montar un pollo (infor.): 1. montar unos cirios (infor.): 125. morirse de risa (infor.): 2. no caber duda: 2.

20 21 22 23 24 25 26 27 28

283

no estar mal: 2. no haber la menor duda: 126. no haber nada que hacer: 1. no haber otra (infor.): 1. no hacer ni caso (infor.): 1. no poder (infor.): 1. no poder más: 3. no poder ver (infor.): 1. no quedar más narices (infor.): 127. no quedar más remedio: 5. no tener más remedio: 1. no tener ni comparación: 1. no tener ni idea: 9. no tener pérdida (infor.): 1. pagar las consecuencias: 1. parecer bien1: 19. parecer mentira: 6. pasar a limpio: 1. pasar lista1: 1. pasar por la cabeza (infor.): 2. pasar por la imaginación: 128. pasarlas negras (infor.): 1. pasarlo (infor.): 5. pasarlo bien (infor.): 10. pasarlo mal (infor.): 20.

El DFDEA registra esta locución bajo el lema llegar a oídos. La locución mantener las distancias es una variante. Tanto esta como guardar las distancias son registradas por el DFDEA. La locución merecer la pena1 es una variante. Tanto esta como valer la pena1 son registradas por el DFDEA. El lema de esta locución en el DFDEA es meter en el mismo saco. El propio DFDEA registra meterse en berenjenales como variante, junto con meterse en un berenjenal. El DFDEA registra como lema montar un cirio. El propio DFDEA registra no haber la menor duda como variante. El DFDEA registra como lema no haber más narices. El lema de esta locución en el DFDEA es pasarse por la imaginación.

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Inmaculada Penadés Martínez

pasárselo (infor.): 829. pasárselo bien (infor.): 20. pasárselo bomba (infor.): 230. pedir disculpas: 1. pedir explicaciones: 1. pegar un tiro (infor.): 3. pegársela1 (infor.): 1. perder el hilo (infor.): 131. perder el tiempo: 132. perder la pista: 1. poner del revés1: 1. poner en remojo: 1. poner enfermo (infor.): 1. poner los pies sobre la tierra (infor.): 133. poner peros (infor.): 1. poner una pistola en el cuello (infor.): 134.

29

30 31

32

33 34 35

poner verde (infor.): 1. quedarse corto1 (infor.): 1. quitar el hipo (infor.): 1. quitarse de encima (infor.): 2. romper aguas1: 1. romper el hielo (infor.): 1. sacar adelante: 2. sacar de sus casillas (infor.): 1. sacar partido (infor.): 2. salir adelante: 1. salir por los cerros de Úbeda (infor.): 1. salir por peteneras (infor.): 1. saltar por los aires1 (infor.): 1. seguir a más (infor.): 135. sentar a cuerno quemado (infor.): 1. sentar la cabeza (infor.): 1. sentar mal1: 2.

El DFDEA en la entrada pasarlo, que no tiene marcación diafásica, indica que la locución en la forma pronominal pasárselo está marcada como coloquial. Esto ha conducido a diferenciar aquí como locuciones distintas pasarlo / pasárselo. Las dos ocurrencias existentes de esta locución se presentan bajo la variante pasárselo bomba de la locución pasarlo bomba del DFDEA. La informante MADR-SAL_M31_042 ha utilizado la locución de manera errónea, y posiblemente se da cuenta por la inclusión de un digamos entre sus elementos constituyentes: «sobrinos intentas mantenerlos porque yo llamo mucho para aunque aunque ahora la gente pues joven no se preocupa tanto pero yo para no perder el digamos el hilo porque yo sí yo soy muy familiar». Muy probablemente, lo que quiso decir debió de ser: perder el contacto. El informante MADR-SAL_H23_033 utiliza perder el tiempo, seguramente por lapsus, en vez de la locución pasar el tiempo2 del DFDEA: «yo que sé una librería mmm por ejemplo es algo que yo al ver todo esto ¿no? yo eeh es algo que echo mucho de menos tener una librería cerca una librería donde meterte y y perder el tiempo viendo los libros». El DFDEA registra como lema de esta locución poner los pies en el suelo. Esta locución está registrada en el DFDEA bajo el lema poner una pistola en el pecho. La locución constituye una variante de ir a más, forma registrada por el DFDEA.

Las locuciones verbales en el habla de Madrid (distrito de Salamanca)

sentar mal2: 4. ser cuestion1: 2. ser de buen comer2 (infor.): 2. ser el colmo de los colmos (infor.): 136. ser habas contadas1 (infor.): 1. ser hora: 1. ser igual: 3. ser la leche (vulg.): 1. ser lo mismo: 2. ser otra historia: 3. ser tontería (infor.): 1. ser un hacha (infor.): 1. ser un lince2 (infor.): 1. ser un palo (infor.): 1. sonar a chino (infor.): 1. subirse por las ramas (infor.): 137. tapar agujeros1 (infor.): 1.

36 37 38

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tener amistad: 1438. tener cabida: 1. tener cara (infor.): 1. tener claro (infor.): 2839. tener en cuenta: 4. tener en mente1: 1. tener gracia1: 1. tener gracia2: 1. tener manía: 240. tener noticia: 1. tener puente: 1. tener que ver1: 10. tener razón: 2. tener tela (infor.): 1. tener un respeto (infor.): 1. tener ventajas: 541.

La forma ser el colmo de los colmos es una variante enfática de ser el colmo, según el DFDEA. La locución emitida por la informante MADR-SAL_M23_034 es una forma errónea de la locución subirse a las barbas. De esta locución existen 10 ocurrencias bajo la forma tener amistad, la registrada en el DFDEA, 3 bajo la forma tener una amistad y 1 ocurrencia, errónea, bajo la forma tener amistades, pues el informante MADR-SAL_H31_039 no ha tenido en cuenta, al emitirla, la diferencia de significado entre amistad / amistades en español. De las 14 ocurrencias de la informante MADR_M12_12, 8 corresponden a la variante tener clarísimo. Una de las 2 ocurrencias de esta locución se presenta bajo la forma tener una manía. El lema registrado por el DFDEA para esta locución es tener ventaja; sin embargo todas las ocurrencias del corpus llevan el sustantivo en plural, acompañado, además, de distintos determinantes y calificativos: tener muchas ventajas, tener sus ventajas, tener considerables ventajas; algunas de estas variantes están documentadas también en los ejemplos del DFDEA, aunque no se haga referencia a ellas al proporcionar el lema de la locución.

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Inmaculada Penadés Martínez

tener visos (for.): 1. tirar la casa por la ventana (infor.): 142. tirar para adelante2 (infor.): 3. tirar por la calle del medio (infor.): 1. tocar la china (infor.): 1. tocar los cojones (vulg.): 1. tocar madera (infor.): 2. tomar iniciativas: 143. tomar las riendas: 1. tomarse con filosofía (infor.): 1.

42 43 44

valer la pena2: 144. venir a menos: 1. venir al caso2: 1. venir con cuentos (infor.): 1. venirse a la cabeza (infor.): 1. venirse abajo2 (infor.): 2. ver la cara (infor.): 2. verse negro (infor.): 1. volver loco2 (infor.): 1. volver loco3 (infor.): 1. volverse loco1 (infor.): 4. volverse loco2 (infor.): 1.

Tal como se ha indicado en relación con echar la casa por la ventana, esta variante y tirar la casa por la ventana se han contabilizado como locuciones distintas. La locución registrada en el corpus es variante de la recogida en el DFDEA: tomar la iniciativa. La locución valer la pena2 es una variante. Tanto esta como merecer la pena2 están registradas en el DFDEA.

Capítulo 8 Estudio sociolingüístico del tabú en el habla de Madrid: propuesta metodológica y primeros resultados Ana M. Cestero Mancera Universidad de Alcalá

1.

El tabú lingüístico y su investigación

Lo «prohibido» ha atraído siempre la atención del ser humano, que, a lo largo de la historia, lo ha respetado, lo ha transgredido o lo ha investigado para conocer su origen y las causas que lo motivan. La prohibición de base cultural y social que más ha interesado a los lingüistas es la conocida como tabú1, entendido ya, desde principios del siglo XX, como prohibición comunicativa, un comportamiento social de reflejo directo en los actos de habla, que convierte en interdictas determinadas esferas y en innombrables o inutilizables, las unidades semánticas y léxicas que las integran.

1.1

El estudio de la referencia a conceptos y realidades tabú

El tabú lingüístico tiene un tratamiento extenso en la bibliografía del siglo XX y de comienzos del XXI. La evolución del concepto ha ido pareja con 1

No entraremos en consideración sobre terminología para referirse a prohibiciones sociales y elementos que hacen referencia a realidades prohibidas en este trabajo. Es sobradamente conocida la preferencia de los investigadores franceses por el uso del término interdicción y de la expresión interdicción lingüística, y la de los americanos por la palabra tabú y la expresión tabú lingüístico. En sociolingüística, se utiliza tradicionalmente el término tabú, por lo que nosotros, con intención de no añadir complejidad y diversidad a la materia, usaremos más asiduamente el término tabú, si bien, en ocasiones, emplearemos como sinónimos, especialmente para referirnos al tabú lingüístico, tabú e interdicción.

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Ana M. Cestero Mancera

las perspectivas disciplinarias desde las que se ha enfocado su estudio, que, de manera general, pueden agruparse en torno a dos etapas: una primera que llega hasta los años setenta del siglo XX y una segunda que se dilata hasta la actualidad (Martínez Valduesa 1998, Calvo Shadid 2011). La primera de las etapas proporcionó ideas básicas sobre el tabú, su origen y su organización en clases y subclases, en atención a las causas que lo motivan y las diversas formas de expresión. Su reflejo en las lenguas fue atendido, fundamentalmente, por lexicólogos, lexicógrafos y semantistas, además de por algunos dialectólogos. En la segunda etapa, se produce un gran avance en el conocimiento del funcionamiento del tabú lingüístico de manos, otra vez, de lexicólogos, lexicógrafos, semantistas y dialectólogos2, pero, además, se desarrolla su investigación desde enfoques que, acordes a los nuevos tiempos —surgimiento de las ramas de la lingüística—, atienden, de manera fundamental, a factores externos o extralingüísticos para explicar su uso y la función que cumple, sin perder de vista las causas que lo originan, apareciendo, así, estudios profundos realizados desde la pragmática3, la sociolingüística4 o la lingüística cognitiva y, recientemente, desde perspectivas multidisciplinares como son la pragmática cognitiva5 o la sociolingüística cognitiva6. Las distintas corrientes y perspectivas desde las que se ha tratado el tabú lingüístico han dado frutos diversos que resultan de gran interés y que permiten, hoy en día, unir y combinar los hallazgos obtenidos con objeto de establecer todos los factores con los que está relacionado el fenómeno,

2 3

4

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6

Véanse los influyentes trabajos de Grimes (1978), Casas (1986, 1993) o Montero (1981 y 1995). No se puede dejar de mencionar el trabajo pionero de Kany (1960). Véanse, a modo de ejemplo, los trabajos de Allan y Burridge (1991, 2006), Briz, (1996 y 1998), Uría (1997), Chamizo y Sánchez (2000), Casas (2000, 2005, 2009a y 2009b), Crespo (2007, 2008), Navdal (2007) o Díaz Pérez (2012). Son estudios de corte sociolingüístico los de López Morales (1990, 1997, 2001 y 2005), Vestad (1991, citado en Calvo Shadid 2011), Hare (1993, citado en Calvo Shadid 2011), Martínez Valdueza (1995), Drange (1997) y Calvo Shadid (2008, 2013). Consideramos que los últimos trabajos de Casas (2012a y 2012b) son de corte pragmático-cognitivista; también pueden enmarcarse en esta perspectiva los estudios de Chamizo (2003, 2008 y 2009). Sobre sociolingüística cognitiva como enfoque multidisciplinar véase Moreno Fernández (2012). Es destacable el excelente trabajo sobre el tabú sexual realizado por Pizarro (2013) como tesis doctoral, desde la sociolingüística cognitiva; sin duda, ha creado un modelo teórico y metodológico adecuado y necesario para el estudio del tabú lingüístico.

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de manera que los estudios que se aborden sean más abarcadores y nos lleven a un conocimiento profundo del tema. Como hemos mencionado con anterioridad, el estudio del tabú lingüístico fue emprendido y se ha desarrollado hasta los años setenta, principalmente, por semantistas y lexicólogos o lexicógrafos, además de algunos dialectólogos, lo que refleja la ausencia de una posición consensuada acerca de cuál es el plano implicado en el fenómeno que nos ocupa. Habitualmente, se ha relacionado el tabú con el léxico; sin embargo, los lingüistas consideran, de manera general, que lo tabuizado en sociedad son comportamientos y realidades, conceptualizados a través del lenguaje, de manera que lo que resulta interdicto son los conceptos y, consecuentemente, los elementos léxicos que se utilizan para su expresión. Nos encontramos, así, en la semántica léxica. Los estudios desde esta disciplina resultan imprescindibles para conocer la forma y la función de la interdicción lingüística, así como para establecer cuáles son las esferas interdictas y qué signos lingüísticos incluye cada una, organizados por tipos. Son varias las clasificaciones del tabú lingüístico que se han ido apuntando a medida que avanzaba su estudio; de forma general, parten de las causas psicológicas que lo motivan o de las esferas conceptuales en las que opera, si bien no se trata de aspectos contradictorios, sino complementarios7, pues es posible aunar las ideas básicas de las dos perspectivas y establecer una clasificación por esferas, en consonancia con motivaciones psicológicas, como la que sigue8. Según indica Casas (1986), existen dos tipos básicos de tabúes: el tabú ancestral y el tabú social9; el primero está motivado por el miedo y el segundo, por la decencia, el pudor o el respeto (Crespo 2007). Las cuatro causas indicadas permiten agrupar conceptos y realidades tabuizados en cuatro esferas (Montero 1981): mágico-religiosa,

7

8 9

Encontramos una gran cantidad de clasificaciones diferentes en la bibliografía sobre el tema, dependiendo del tipo de estudio y de la amplitud o profundidad del mismo. Puede verse una revisión en Calvo (2011) y en Pizarro (2013). Consideramos obras de consulta obligada al respecto Casas (1986), Montero (1981) o Crespo (2007). La clasificación combina las propuestas de un gran número de investigadores a partir de las expuestas, de forma expresa, por Casas (1986), Montero (1981) y Crespo (2007). Es lo que se ha relacionado, a lo largo de la historia del estudio del tabú lingüístico, con interdicción (ancestral) y con tabú (social).

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Ana M. Cestero Mancera

sexual, escatológica y social10. De forma esquemática, podemos organizar en categorías el tabú lingüístico de la manera que sigue:

TABÚ LINGÜÍSTICO Ancestral

Social

• MÁGICO-RELIGIOSO [MIEDO] • Religión y lo sobrenatural • Muerte y enfermedad

• SEXUAL [DECENCIA] • Actos y conductas • Partes del cuerpo • Condiciones u opciones • Otros • ESCATOLÓGICO [PUDOR] • Actos • Partes del cuerpo • Objetos y lugares • Otros • SOCIAL [RESPETO] • Diferencias sociales (estado financiero, ocupación laboral) • Relaciones familiares • Acciones y defectos (sicos o de carácter) no deseables

Figura 1. Clasificación general del tabú lingüístico

Esta clasificación sirve de base para organizar las realidades interdictas y los elementos lingüísticos que son objeto de estudio por hacer referencia a ellas. No obstante, como muy acertadamente apunta Pizarro (2013: 74) recordando las consideraciones de Uría (1997), las causas que motivan el tabú son puramente contextuales y no organizan, de forma estable e inamovible, categorías de elementos, de manera que, en determinadas ocasiones comunicativas, puede ser el miedo el que origine el tabú social o sexual, o el respeto el que origine el tabú religioso. Por tanto, es la situación comunicativa la que explica, o determina, en última instancia, el uso 10

En la investigación que hemos emprendido sobre el tabú en el habla de Madrid, que presentamos aquí, trabajamos solo con esferas consideradas interdictas de forma tradicional, partiendo de la clasificación y los subtipos propuestos por Montero (1981). No atendemos, así, aunque lo consideramos de gran interés, la esfera que en los últimos años ha comenzado a interesar de manera especial en los estudios sobre eufemismo: el conflicto político-social, lo políticamente correcto o incorrecto.

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de elementos tabuizados o de sustitutos para los mismos, lo que enlaza, de manera directa, con el estudio del tabú lingüístico desde la pragmática, que centra su atención en la función que cumple el uso de los elementos que nos ocupan en la comunicación. Es indiscutible que el hecho de que existan conceptos tabú no impide que las personas hagamos referencia a ellos, pero sí implica una selección en la manera de expresarlos, que permite alejarse más o menos, a partir del elemento lingüístico elegido, del significado prohibido (Pizarro 2013: 81). En base a ello, tradicionalmente, se relaciona el tabú lingüístico con dos conceptos, el eufemismo y el disfemismo, y con sus recursos lingüísticos11. En las definiciones más específicas de tales conceptos se tienen en cuenta aspectos semánticos y pragmáticos, lo que une los estudios de corte semántico con los de corte pragmático (Martínez Valduesa 1998, Allan y Burridge 2006, Pizarro 2013). En uno de los últimos trabajos presentados sobre el tabú lingüístico, Pizarro define el eufemismo como «la estrategia por la cual se evitan las connotaciones negativas de los tabúes, mediante la utilización de recursos lingüísticos muy variados que enmascaren el vínculo semántico directo con la realidad a que se alude» (Pizarro 2013: 81) y el disfemismo como «una estrategia de realce del tabú y de las emociones negativas suscitadas por este, desvelando voluntariamente la relación del término escogido con el referente e intensificándola, para subrayar su significado menos apropiado o decoroso» (Pizarro 2013: 81); además, añade el concepto de ortofemismo, siguiendo a Allan y Burridge (2006), que define como «formas neutras o directas de nombrar las realidades tabuizadas, que no sean ni eufemísticas ni disfemísticas» (Pizarro 2013: 81). En cualquiera de los casos: uso de un término o expresión eufemística, disfemística u ortofemística, nos encontramos ante la elección de un recurso u otro para aludir a un mismo concepto o realidad y, por tanto, ante un fenómeno variable; la selección que haga el emisor de una estrategia u otra podrá ser significativa (respondiendo, así, a requerimientos funcionales y pragmáticos) y estará condicionada por factores contextuales (la situación comunicativa) y sociales (las características sociales de los hablantes, condicionantes sociolingüísticos). 11

Sobre eufemismos y disfemismos existe mucha y muy variada bibliografía. En el marco más próximo a nuestra investigación son destacables las caracterizaciones de Kany (1960), Montero (1981) y Casas (1986), y, con un enfoque más pragmático y pragmático-cognitivo, las de Allan y Burridge (1991 y 2006), Uría (1997), Martínez Valdueza (1998), Casas (1993, 2005, 2009a, 2012a y 2012b), Chamizo y Sánchez (2000), Chamizo (2003), Crespo (2007) y Pizarro (2013).

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Al tratar las funciones pragmático-discursivas que cumple el uso de determinadas lexías o expresiones lingüísticas que hacen referencia a realidades interdictas entramos de lleno en el ámbito de la pragmática. Como en el caso de las clasificaciones, también son varias las tipologías funcionales establecidas hasta el momento por los investigadores que se han ocupado y se ocupan del tabú lingüístico, sin que unas excluyan otras necesariamente. La más básica, quizás, es la que hemos mencionado previamente, que se relaciona directamente con el uso de expresiones eufemísticas, disfemísticas u ortofemísticas para hacer referencia a conceptos tabú12. Una de las más empleadas, que pone en relación la expresión del tabú con funciones comunicativas, es la recogida por Martínez Valdueza (1998: 123-125), partiendo de la distinción del uso de expresiones tabuizadas como síntoma, tanto con función referencial como no referencial, o como señal, esto es, con función apelativa (insultos, injurias), expresiva (expletivos en forma de exclamaciones interjectivas) o marcadora de estilo (por inserción en estructuras sintácticas sin valor denotativo). Los usos de elementos lingüísticos con función apelativa o expresiva o como marcadores de estilo son «no referenciales» y están estrechamente ligados al contexto y a las personas involucradas en la comunicación. De la misma manera, viene condicionada por la situación la utilización de vocablos y expresiones interdictas con un valor referencial establecido desplazado, diferente de su significado original13. Las funciones a las que acabamos de aludir son funciones comunicativas. En los últimos tiempos, la clasificación funcional ha sido completada por el establecimiento de finalidades con las que se usan los elementos lingüísticos que hacen referencia a realidades tabuizadas14. Teniendo en 12

13

14

Pizarro, teniendo en cuenta los recursos lingüísticos mencionados o estudiados en la bibliografía especializada como frecuentemente usados para expresar el eufemismo o el disfemismo, opta por utilizar en su trabajo, partiendo de la clasificación de Uría (1997), una más abarcadora y menos especializada que dé cuenta del uso real de los recursos semánticos empleados y que contempla cuatro procedimientos básicos: metáfora, metonimia, especializaciones y expresiones genéricas (Pizarro 2013: capítulo IV). Martínez Valdueza (1998: 123) menciona como ejemplo de estos casos el término joder, cuando se usa con el significado de «molestar o perjudicar», distinto del originario «realizar el coito». A este respecto son destacables los trabajos de Briz (1998), en los que se relaciona el tabú, en su expresión disfemística o eufemística, con el empleo de intensificadores y atenuadores, dos estrategias conversacionales de gran rendimiento funcional. Véanse

Estudio sociolingüístico del tabú en el habla de Madrid

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cuenta las consideraciones de Uría (1997), Chamizo y Sánchez (2000) y Crespo (2007), fundamentalmente, Casas (2012a y 2012b) ha establecido tres finalidades pragmático-cognitivas básicas, a saber, encubrir (tensiones sociales), atenuar (connotaciones negativas de términos —conceptos— interdictos) y realzar (una realidad considerada denostada), y ha postulado, de manera muy acertada, que la relación entre procesos lingüísticos (ortofemismo, disfemismo y eufemismo), funciones comunicativas y finalidades pragmático-cognitivas no existe en términos absolutos, sino que viene determinada por el uso real que hacen los emisores en un contexto específico. El empleo de unos elementos lingüísticos y no otros (ortofemísticos, disfemísticos o eufemísticos), con función referencial o no referencial y para cumplir determinadas finalidades comunicativas, implica un proceso de selección que convierte, como ya hemos apuntado antes, el fenómeno que nos ocupa en variable. La opción que se elija puede tener que ver con funciones pragmáticas, y, en tal caso, es una estrategia pragmático-discursiva, puede venir dada por las características sociales de los interlocutores y por el contexto de uso, de manera que nos encontremos ante distintos patrones sociolingüísticos, y, por último, como indica Pizarro (2013: 80), puede responder a condicionantes cognitivos15 o de construcción discursiva de ciertas identidades16, lo que podría ser muestra de distintos patrones de comportamiento que requieren un acercamiento interdisciplinario: pragmático, sociolingüístico y cognitivo. El tabú lingüístico tiene, sin lugar a dudas, un origen social y es en sociedad donde opera. Se trata de una limitación del uso de elementos lingüísticos en sociedad, bajo el supuesto de que tales signos son reflejo directo de la realidad a la que hacen referencia, una realidad tabuizada: «las palabras referentes a realidades tabuizadas se contagian de su carácter prohibido» (Pizarro 2013: 69). Dado que las configuraciones sociales son

15

16

también los trabajos de Uría (1997), Chamizo y Sánchez (2000), y de Crespo (2007). Pizarro (2013: 96) habla de estrategias de estructuración conceptual: atenuada —eufemismo—, intensificada —disfemismo— o neutra —ortofemismo. Los últimos trabajos de Casas (2012a y 2012b) presentan una tipología de las funciones del eufemismo, y del disfemismo de base pragmático-discursiva y cognitiva. El investigador establece como funciones fundamentales, de manera muy acertada, tres: encubrir, atenuar y realzar o enfatizar. Este ha de ser, a mi modo de ver, el marco funcional del que deben partir los trabajos actuales y futuros. Un ejemplo claro de ello son los resultados obtenidos por Pizarro (2013) en su estudio sobre el tabú sexual.

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culturales, el tabú es un fenómeno cultural y, por tanto, variable cultural y socialmente. Nos encontramos, pues, ante un tema de estudio priorizable desde la sociolingüística del que, aunque ha sido abordado en varias ocasiones en las últimas décadas, aún queda mucho por conocer. El estudio sociolingüístico del tabú se ha desarrollado en paralelo a las últimas aportaciones pragmático-discursivas, pero de manera independiente, ya que se ha centrado en una dimensión no tratada en los estudios de corte semántico, léxico, dialectal o pragmático: la social. Es la sociolingüística la disciplina en la que se enmarca la investigación que hemos emprendido y que presentamos aquí, y, por ello, le dedicamos un apartado independiente, a pesar de que nosotros trabajamos desde un enfoque interdisciplinar sociopragmático que tiene en cuenta todas las aportaciones relevantes previas sobre el fenómeno (formas y estrategias de expresión lingüística, categorías, funciones y finalidades).

1.2

Estudio sociolingüístico del tabú

Hemos mencionado previamente que el tabú es un fenómeno social y cultural, y está sujeto a variación, lo que lo convierte en un tema priorizable en sociolingüística. No obstante, a pesar de la incidencia que tienen los factores sociales y situacionales en el tabú lingüístico, son muy pocos los estudios llevados a cabo desde nuestra disciplina. En su mayoría17 parten de las investigaciones de H. López Morales (1990, 1997, 2001, 2005) y pretenden conocer la incidencia en la frecuencia de uso de determinados términos interdictos —pertenecientes a la esfera sexual— de factores sociales como el sexo, la edad, el nivel de instrucción y la clase social, teniendo en cuenta, además, que la variabilidad puede afectar al grado de estigmatización de conceptos y elementos18. Los trabajos iniciales de corte sociolingüístico fueron replicados, con extensiones complementarias enriquecedoras, por Martínez Valdueza (1995), Drange (1997) y Calvo Shadid (2008 y 2013). Como último peldaño en el desarrollo de los estudios sobre tabú y su expresión lingüística, acaba de surgir un enfoque integrador defendido 17 18

Son una excepción los trabajos de corte sociolingüístico de Vestad (1991, citado en Calvo Shadid 2011) y Hare (1993, citado en Calvo Shadid 2011). Lo que enlaza, directamente, como señala Pizarro (2013: 76), con efectos de prototipicidad y, con ello, con la lingüística cognitiva.

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y mostrado por Pizarro. La investigadora presentó, en 2013, como tesis doctoral, un estudio detallado del tabú sexual sobre un corpus recogido en Madrid. Se trata de una investigación de gran originalidad que, teniendo en cuenta los hallazgos previos sobre el tabú lingüístico, reconoce la incidencia determinante de los factores contextuales y sociales19 en su empleo y añade la implicación que tienen en su aparición algunos componentes de la personalidad, las características de los individuos y las identidades, con lo que sienta las bases teóricas y metodológicas para el estudio del tabú lingüístico desde la sociolingüística cognitiva. Esta fase en la que estamos ha de ser, necesariamente, interdisciplinaria; el aparato teórico y metodológico propuesto por Pizarro (2013), teniendo en cuenta las aportaciones desde la semántica léxica, desde la pragmática y la pragmáticacognitiva, desde la sociolingüística y desde la sociolingüística cognitiva, ha de constituir el pilar teórico-metodológico para abordar estudios del tabú lingüístico más abarcadores y profundos, conducentes a la descripción y a la explicación de su uso real. Los estudios sociolingüísticos y sociolingüístico-cognitivos del tabú han dejado fuera de toda duda, como ya postulaba López Morales en sus primeros trabajos, que el tabú lingüístico, el uso de elementos y expresiones lingüísticas para hacer referencia a conceptos y realidades tabuizadas, está condicionado por la edad, el sexo, el nivel de instrucción, la clase social y el registro o situación de uso (variación diastrática y diafásica) de los emisores. Los hallazgos presentados por los sociolingüistas nos han permitido conocer, de manera general20, que el estilo coloquial, las clases socioculturales intermedias y altas, los grupos de edad intermedios y los hombres favorecen el uso de expresiones más directas, tabú o disfemísticas, en contraposición a las situaciones más formales, las clases socioculturales bajas y las mujeres, que muestran preferencia por expresiones indirectas o eufemísticas. 19

20

Según Pizarro (2013: 78), la «variación del tabú según parámetros sociales y contextuales se sustenta en ideologías lingüísticas que definen, entre otros, qué temas y formas de expresión son adecuados a cada situación», lo que está en la base, sin duda, del empleo de elementos tabú, disfemísticos o eufemísticos, con distintas funciones comunicativas. Los resultados específicos obtenidos en las diferentes comunidades estudiadas son de gran interés. Véanse, para conocerlos, los trabajos de López Morales (1990, 1997, 2001, 2005), en San Juan de Puerto Rico; Martínez Valdueza (1995), en Las Palmas de Gran Canaria; Drange (1997), en Viña del Mar; Calvo Shadid (2008 y 2013), en San José de Costa Rica, y Pizarro (2013), en Madrid.

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Sin perder de vista las aportaciones que, con diferentes objetivos, atendiendo a distintos niveles de lengua y desde diversas disciplinas, nos han permitido llegar al momento en el que nos encontramos, desde el enfoque sociopragmático con el que venimos trabajando desde hace más de dos décadas, y que caracteriza los estudios actuales del discurso enmarcados en el proyecto PRESEEA, pretendemos ofrecer nuestra aportación al conocimiento del uso y funcionamiento de elementos y expresiones lingüísticos que hacen o han hecho referencia a realidades tabuizadas, de manera concreta, en el habla de Madrid, y de la incidencia que tienen en ello determinados factores sociales (sexo, edad y nivel de instrucción)21.

2.

El estudio sociolingüístico de la expresión del tabú en el PRESEEA: metodología de la investigación

El estudio del tabú lingüístico tiene una larga tradición, como se ha puesto de manifiesto en el apartado precedente; no obstante, hasta muy recientemente, las investigaciones se realizaban por introspección, tenían como base textos escritos, con frecuencia literarios, o disponían de corpus específicos. Estos trabajos, de corte teórico y descriptivo, nos han proporcionado conocimientos de gran interés sobre el tabú lingüístico, sus tipos, funciones y finalidades, y los recursos lingüísticos que se emplean para su expresión; sin embargo, no han informado sobre la frecuencia de uso ni de la expresión lingüística misma del tabú (en sus diferentes esferas), ni de las estrategias y los recursos lingüísticos que se emplean, ni de las funciones comunicativas y finalidades para las que se producen, ni tampoco de la incidencia que en todo ello tiene la caracterización social del hablante y la situación. Para contar con la posibilidad de ofrecer datos cuantitativos que permitan conocer la frecuencia de uso y el rendimiento funcional de las expresiones lingüísticas de conceptos

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Este trabajo se inscribe en el proyecto de investigación «Patrones sociolingüísticos y procesos de integración sociolingüística en Madrid», subvencionado por el Ministerio de Ciencia e Innovación (Ref. FFI2011-29189-C05-02).

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y realidades tabuizadas, así como sus condicionamientos sociolingüísticos, y tal es nuestro propósito, es necesario partir de datos de producción oral, de corpus como los que se recogen o se han recogido en los estudios sociolingüísticos. Desde la sociolingüística, a partir del estudio de datos sobre utilización en interacción oral, obtenidos mediante cuestionarios, de corpus creados ad hoc o de corpus no específicos, es posible estudiar la expresión del tabú en dos vertientes diferentes: una primera conducente a conocer cuáles son las expresiones de realidades tabuizadas que se utilizan, más o menos frecuentemente, en lengua oral y qué condicionamientos sociales están implicados en su variabilidad, y una segunda que da cuenta de cuáles son las funciones con las que se utilizan las expresiones lingüísticas de realidades o conceptos tabuizados, en sus diversas esferas22. Se trata de estudios sobre variación formal, que, como hemos mencionado en el apartado anterior, fueron iniciados por López Morales (1990, 2001, 2005) y continuados por Martínez Valdueza (1995), Drange (1997) y Calvo Shadid (2008), llevados a cabo a partir de cuestionarios específicos y entrevistas orales, y conducentes a conocer qué expresiones de determinados conceptos tabú muestran prohibiciones o limitaciones de uso en correlación con variantes de variables situacionales y sociales. Recientemente, desde la sociolingüística cognitiva, Pizarro (2013) ha llevado a cabo un estudio de grandes dimensiones sobre variación a nivel conceptual, centrado también en el tabú sexual, a partir de un corpus específico creado para la investigación, que completa, en parte, los estudios previos, avanza en el establecimiento de una base teórica y metodológica adecuada, y confirma la incidencia de factores sociales, situacionales y cognitivos en el uso de la expresión del tabú23. 22

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Estas son las dos posibilidades básicas de investigación que se pueden plantear y llevar a cabo a partir de corpus orales no específicos, como es el que manejamos nosotros. Podríamos considerar que una investigación con estos objetivos es de base sociopragmática y constituye la primera parte de estudios más especializados, de base sociopragmática cognitiva, como el de Pizarro (2013), centrado en el plano onomasiológico, que tiene por objeto conocer el empleo de diferentes tipos de recursos semánticos para expresar realidades tabuizadas y su relación con condicionamientos contextuales, sociales y cognitivos. Para este último tipo de estudios es necesario contar con corpus específicos, que eliciten un gran número de expresiones lingüísticas para hacer referencia a realidades tabuizadas. Los estudios sociolingüísticos sobre el tabú, tanto los iniciados por López Morales como el de Pizarro, se centran en la esfera sexual casi exclusivamente. Nosotros

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La investigación que nosotros estamos llevando a cabo se enmarca en el macroproyecto internacional conocido como «Proyecto para el Estudio Sociolingüístico del Español de España y América (PRESEEA)» y, por tanto, tiene como objetivo general conocer patrones sociopragmáticos a partir de las producciones de los hablantes en un corpus oral de entrevistas semidirigidas. Por las posibilidades de investigación que ofrecen los corpus PRESEEA, no podemos llevar a cabo, dada la escasa aparición de determinadas expresiones lingüísticas referidas a realidades tabuizadas, estudios completos de variación onomasiológica conceptual similares al realizado por Pizarro (2013)24. Así, nuestra investigación se centra en conocer cuáles son las expresiones lingüísticas que hacen referencia a realidades tabú —actuales o de otros tiempos— de las diferentes esferas consideradas como interdictas tradicionalmente (mágico-religiosa, sexual, escatológica y social), que se utilizan en discurso oral, en un registro medio de lengua, con qué función comunicativa se emplean y en qué proporción aparecen, y si existen condicionantes sociolingüísticos o sociopragmáticos que nos permitan hablar de patrones y que confirmen o completen los hallazgos de López Morales para San Juan de Puerto Rico, Martínez Valdueza para Las Palmas de Gran Canaria, Drange para Viña del Mar y Calvo Shadid para San José de Costa Rica, o los de Pizarro también para Madrid. En nuestro caso, no trabajamos únicamente con cuestionarios, como hicieron López Morales, Martínez Valdueza y Calvo Shadid, sino que partiremos del análisis de un subcorpus del corpus oral Preseea-Madrid (distrito de Salamanca), para conocer lo que acontece de forma natural en interacción oral, en un registro medio de lengua, y seguiremos con el estudio de los resultados obtenidos en la aplicación de un cuestionario que se asemeja al usado en los estudios sociolingüísticos precedentes, recogido en el mismo distrito de Madrid, para avanzar en el conocimiento, estudiando lo que hacen o consideran que hacen los hablantes en registros formales, medios e informales; posteriormente, replicaremos el estudio con materiales de

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pretendemos conocer el rendimiento funcional de expresiones lingüísticas para aludir a realidades tabuizadas de las 4 esferas reconocidas y, por tanto, según las 4 motivaciones originarias indicadas en la bibliografía sobre el tema. Las realidades tabuizadas no se expresan lingüísticamente con frecuencia, lógicamente, dada su naturaleza. Eso hace que su aparición en corpus orales no especializados sea reducida, lo que limita las posibilidades de estudio. Por ello, Pizarro (2013) recoge un corpus ad hoc para el estudio multidimensional, desde la semántica onomasiológica, del tabú sexual.

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Vallecas. En la medida de lo posible, aunque la pretensión inicial sea sociopragmática, veremos la incidencia de la «construcción discursiva de la identidad» (Pizarro 2013) en los resultados obtenidos, haciéndonos eco del desarrollo cognitivista que impregna los estudios actuales. Presentamos, a continuación, la metodología seguida para la investigación a partir del corpus, así como el cuestionario, y ofrecemos, después, los primeros resultados obtenidos en Madrid (distrito de Salamanca).

2.1

La investigación sobre el corpus oral PRESEEA-MADRID (distrito de Salamanca)

El estudio sociolingüístico sobre el tabú en el habla de Madrid que estamos realizando pretende conocer la variabilidad inherente al fenómeno condicionada por factores lingüísticos, pragmáticos, sociales y situacionales, con objeto de averiguar si existen patrones sociopragmáticos. Para ello, como acabamos de indicar, trabajamos con dos corpus diferentes: uno primero de discurso oral, obtenido del corpus Preseea-Madrid, y otro recogido a través de la aplicación de un cuestionario diseñado para la ocasión. El trabajo que presentamos aquí es una primera aproximación al uso y funcionamiento de expresiones lingüísticas que han hecho o hacen referencia a realidades tabuizadas utilizadas en una parte del corpus Preseea-Madrid. Hemos comenzado con el análisis de un subcorpus compuesto por 35 minutos (empezamos a analizar a partir del minuto 5 de cada entrevista y lo dejamos en el 40) de 18 entrevistas, un hombre y una mujer por cada grupo de edad y nivel de instrucción establecidos, lo que supone diez horas y media de grabación del corpus Preseea-Madrid (distrito de Salamanca)25. La investigación ha sido realizada desde una perspectiva que combina el análisis de la conversación, la pragmática y la sociolingüística, sin olvidar, lógicamente, las aportaciones que se han hecho sobre el tabú lingüístico desde la semántica léxica y la pragmáticacognitiva y teniendo en cuenta la orientación sociolingüístico-cognitiva que ha puesto en marcha Pizarro (2013).

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En una fase posterior de la investigación, ampliaremos el estudio a la zona de Vallecas, considerada como de clase media, media-baja y baja.

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2.1.1

Objetos específicos de estudio

Como hemos mencionado con anterioridad, el corpus oral con el que trabajamos permite llevar a cabo estudios sobre variación formal y funcional, fundamentalmente, y no es totalmente adecuado para la investigación sobre aspectos más directamente relacionados con la configuración de contenidos. Por ello, teniendo en cuenta las características de nuestro corpus, atendemos a los siguientes aspectos que constituyen los primeros objetos específicos de investigación: 1) Uso y frecuencia de aparición de expresiones lingüísticas que hacen referencia a conceptos o realidades interdictas pertenecientes a diferentes esferas tabú26. Los módulos temáticos a través de los que se estructuran las entrevistas que conforman el corpus permiten controlar temas que, además, pueden favorecer la aparición, de forma natural, de elementos y expresiones lingüísticos para hacer referencia a conceptos o realidades tabuizadas; así, por ejemplo, el módulo en el que se habla de la familia y la amistad, o el de anécdotas importantes en la vida, permite la aparición de elementos de la esfera sexual, y el módulo dedicado a peligro de muerte y al lugar donde vive (cómo era y cómo ha cambiado) favorece la aparición de elementos de la esfera mágico-religiosa y de la social. Para conseguir este primer objetivo, intentamos responder a las siguientes preguntas: ¿qué expresiones se usan en nuestro corpus oral, de registro medio de lengua, para aludir a conceptos y realidades tabú, y cuáles son de uso frecuente?, ¿cuáles son las esferas interdictas que tienen mayor

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Debe tenerse en cuenta que, con la intención de realizar un estudio completo y profundo de la expresión lingüística del tabú, trabajamos con todas las expresiones (sean lexías o palabras que forman parte de unidades fraseológicas —tomando en su conjunto la unidad—) que, en algún momento de la historia, han hecho referencia a conceptos o realidades tabú. Lógicamente, el cruce entre unidades lingüísticas y funciones comunicativas separa de forma automática y clara las unidades que, en la actualidad, hacen referencia a conceptos y realidades tabuizadas (denominadas unidades con función comunicativa «referencial») y aquellas que tienen valores desplazados o cumplen funciones apelativas o expresivas y, en su mayoría, no hacen referencia ya a conceptos o unidades tabuizadas (denominadas unidades «no referenciales» de distinto tipo, tal y como se recoge en la variable de estudio dedicada a las funciones comunicativas).

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representación en interacción oral?, ¿existen condicionantes sociolingüísticos en relación con la frecuencia de uso de expresiones para referirse a realidades tabuizadas de las diferentes esferas? 2) Uso y frecuencia de aparición de expresiones directas o indirectas para hacer referencia a conceptos y realidades tabuizados. La expresión lingüística de conceptos o realidades interdictas puede realizarse de manera directa o de forma indirecta, en relación con los recursos expresivos que se han venido denominando ortofemismos, disfemismos o eufemismos27. Por ello, atendemos, también, a las frecuencias de uso de las diferentes estrategias en nuestro corpus y a sus condicionantes sociales, con objeto de responder a las preguntas: ¿cuáles son las estrategias lingüísticas empleadas más frecuentemente por los hablantes del distrito de Salamanca de Madrid, las directas o las indirectas?, ¿existen condicionantes sociolingüísticos en las frecuencias de utilización de unas y otras? 3) Funciones comunicativas y finalidades pragmáticas con las que son utilizadas, en interacción oral, en registro medio de lengua, las expresiones lingüísticas que aluden o han aludido en algún momento a conceptos o realidades interdictas. Frecuencias de empleo. La expresión lingüística del tabú puede aparecer en interacción en actos de habla que tienen una función básica referencial, apelativa o expresiva, y el fin que se persigue con su utilización puede ser informar, encubrir, atenuar o realzar. Con objeto de profundizar en el conocimiento de las funciones

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Ha de tenerse en cuenta que, si bien hay una relación intrínseca entre expresión neutra, directa e indirecta y ortofemismo, disfemismo y eufemismo, en el caso de unidades que tienen una función comunicativa referencial (es decir, que actualmente se utilizan para hacer referencia a conceptos o realidades tabuizadas), no hay equivalencia exacta cuando la unidad lingüística tiene, en la actualidad, una función comunicativa «no referencial» y en bastantes ocasiones en las que presenta una función apelativa o expresiva. Recuérdese que trabajamos con unidades que han hecho o hacen referencia a conceptos o realidades tabuizadas, de manera que todas aquellas que tienen una función comunicativa «no referencial», es decir, cuyo valor hoy en día es «desplazado» —distinto del original— o que han perdido su valor original quedando como unidades apelativas o expresivas sin contenido referencial, pueden ser expresiones directas, pero no necesariamente disfemísticas, pues no aluden ya al concepto o a la realidad tabú a la que aludían en su origen, si bien su uso no es neutro, sino directo y marcado, generalmente, por utilizarse con una función apelativa o expresiva.

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comunicativas y de las finalidades pragmáticas intentamos responder a las siguientes preguntas: ¿cuáles son las funciones comunicativas con las que se usan frecuentemente las expresiones lingüísticas que han aludido o aluden a realidades interdictas?, ¿con qué finalidad utilizan frecuentemente los hablantes del distrito de Salamanca de Madrid expresiones lingüísticas de realidades tabú?, ¿existen condicionamientos sociales en la frecuencia de aparición de funciones y finalidades? 4) Factores de producción y contexto lingüístico relacionados con el uso de expresiones para aludir a realidades interdictas. Frecuencias de empleo. Por último, trabajamos con una serie de aspectos formales de la aparición de expresiones lingüísticas relacionadas con el tabú, en nuestro corpus, que pueden estar implicados en la producción y ser significativos, a saber, si la expresión se da en discurso reproducido (con lo que podría aparecer en la entrevista reproducción de registro informal) o no, el volumen de emisión, la aparición de pausas, risas o excusas, si se da en secuencia de temática especializada o no y la modalidad textual en la que se usa, así como la incidencia que tienen en las frecuencias de aparición de los distintos fenómenos las características sociales de los hablantes. Como es habitual en los análisis cualitativos y cuantitativos que se llevan a cabo en las investigaciones sociolingüísticas, no atendemos estos objetos de estudio únicamente por separado, sino que establecemos, siempre que es posible, relaciones entre ellos, sin perder de vista nunca que nuestro objetivo general es el descubrimiento o la constatación de patrones sociolingüísticos. Para responder a las preguntas formuladas y conocer los objetos específicos de estudio, así como avanzar en la consecución del objetivo general, hemos identificado todas las expresiones lingüísticas referidas a conceptos o realidades de las cuatro esferas interdictas establecidas que aparecen en el corpus oral con el que trabajamos y hemos analizado cada una de ellas cualitativamente, teniendo en cuenta las clasificaciones establecidas en estudios precedentes, que han sido perfiladas, en ocasiones, a partir del funcionamiento de las expresiones lingüísticas y su uso en el corpus manejado. Hemos confeccionado una base de datos que nos ha permitido codificar y preparar los materiales para la realización de análisis cuantitativos básicos, frecuencias de uso y tablas cruzadas, en atención a las variables y variantes que detallamos a continuación.

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2.1.2

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Variables y variantes lingüísticas, pragmáticas y sociales

Las variables y variantes, lingüísticas, pragmáticas y sociales, establecidas y perfiladas a partir de los análisis cualitativos efectuados, con las que hemos trabajado en la investigación sobre el tabú lingüístico en el corpus oral Preseea-Madrid (distrito de Salamanca) son las siguientes: 1) Forma. Recogemos el término o la expresión lingüística que usan los informantes de nuestro corpus para aludir a conceptos o realidades interdictas. Llevamos a cabo una sistematización esencial y mínima. 2) Expresión directa o indirecta. Tenemos en cuenta si la alusión a la realidad se realiza de manera directa y neutra (ortofemismo —ejemplo 1—), directa (que, en el caso de unidades «referenciales» y de algunas apelativas y expresivas, se realiza a través de disfemismos —ejemplo 2—) o indirecta (eufemismo —ejemplo 3—) 28. (1) Expresión directa/ortofemística I: ¡para nada! / o sea yo veo a mis hijas / envidio a mis hijas // la preparación que tienen // sí las envidio en eso // pero no las envidio el futuro que les espera // no // no no no no las envidio para nada / porque / esa niñez que yo he pasado con mis hijas // que he disfrutado de ellas que las he visto dar el primer paso / la primera 28

Consideramos, con Montero (1981), Casas (2012a y 2012b) y Pizarro (2013), entre otros, que no hay términos eufemísticos o disfemísticos, sino usos discursivos en uno u otro sentido que hacen referencia a las realidades de manera neutra, directa o indirecta (véase la nota 27). Las definiciones de las diferentes formas de expresión que están en la base de nuestros análisis son las siguientes: Ortofemismo: utilización de unidades lingüísticas directas, neutras, literales, formales o estandarizadas, que se utilizan para nombrar conceptos o realidades tabuizadas y que resultan no marcadas (Allan y Burrige 2006: 31). Disfemismo: empleo de formas lingüísticas directas para nombrar realidades tabuizadas, que desvelan voluntariamente la relación del término escogido con el referente, por lo que denotan o connotan (Allan y Burridge 2006: 31, Pizarro: 2013: 81). En este caso, atendiendo a la definición dada y a las funciones que cumplen las unidades objeto de estudio, solo se pueden denominar disfemismos aquellas expresiones (palabras o grupos de palabras) que aluden actualmente a conceptos o realidades tabuizadas; no se considerarán disfemismos, pues, la mayoría de las expresiones directas, marcadas, que no tienen una función comunicativa «referencial». No debe confundirse expresión directa, marcada, con disfemismo, ya que todos los disfemismos son expresiones directas, pero no todas las expresiones directas son disfemísticas. Eufemismo: uso de recursos lingüísticos variados para hacer referencia, de forma indirecta, a conceptos o realidades tabuizadas, por denotación o connotación (Allan y Burridge 2006: 33, Pizarro 2013: 81).

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Ana M. Cestero Mancera vez decir «mamá» / hacer los cinco lobitos / eso yo pienso que mis hijas no lo van a ver // que si Dios me da fuerzas pues / mmm MADR-SAL_M21_023 (2) Expresión directa/disfemística E: ¿femenina en en en? I: pues que lleve ¡yo qué sé! pendientes pulseras que ahora hay mucho marimacho / las tías ya no se sabe a veces / ¡una tía femenina coño! E: ahá / te gusta que vaya vestida MADR-SAL_H11_001 (3) Expresión indirecta (eufemística) I: pues dice que es que es horroroso / es que no puedes entrar / porque tienes que apartar a niños que están haciendo pis o pos / ¿no? MADR-SAL_M33_052

3) Interdicción. La clasificación general con la que hemos trabajado para la identificación de las formas que aluden a realidades tabú es la apuntada en la introducción y que tiene en cuenta cuatro esferas interdictas básicas —la primera es tabú ancestral y las otras tres tabúes sociales— con distintos componentes cada una: interdicción mágico-religiosa (cuya motivación suele ser el miedo), en la que se distingue entre religión y lo sobrenatural, y muerte y enfermedad; interdicción sexual (motivada por decencia), en la que se diferencia entre actos y conductas, partes del cuerpo, condiciones u opciones y otros; interdicción escatológica (ocasionada por pudor), en la que se tienen en cuenta actos, partes del cuerpo, objetos y lugares, y otros, y, por último, interdicción social (provocada por respeto), en la que se atiende a diferencias sociales (en relación a estado financiero y ocupación laboral), relaciones familiares y acciones y defectos (físicos o de carácter) no deseables. (4) Esfera mágico religiosa I: bueno también soy de las que cuando llega el calor calor digo «¡por Dios a ver cuándo viene el frío!» // pero me gusta más el calor me anima más el verano / E: ¿sí? MADR-SAL_M11_004 (5) Esfera mágico religiosa I: nos lo estamos cargando todo y además cada vez cortamos más árboles hay menos vegetación // menos oxígeno puro es todo // respiras humo / respiras todo / entonces // problemas de pulmón de cáncer // todo ese tipo de cosas / bueno yo soy fumadora / MADR-SAL_M11_004

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(6) Esfera sexual I: pues no sé que te guste y que sea guapa ¿sabes? / es lo que más me fijo / a mí ya luego el físico pues tampoco no es que me / sea algo que diga «pues sí pues bueno» bueno si es un bollazo siempre llama la atención ¿no? // pero E: ¿y qué es qué es un bollazo? I: pues hombre más o menos lo que nos han dado a entender todo / los estereotipos ¿no? / la típica mujer degaldita // con buenos pechos MADR-SAL_H12_007 (7) Esfera sexual I: me encanta / de hecho quisieron / quisieron cambiar el / cambiarnos de piso / mis padres / y encontraron uno por Ventas // y yo no quería // yo decía «pero / ¿por qué no lo reform?» porque tengo como to todos mis recuerdos de infancia están ahí / todos / y en ese aspecto me cuesta mucho despegarme de las cosas que me traen buenos recuerdos // y entonces mi piso me gusta porque es chiquitito y es acogedor / además está en una buena zona // no / bueno / aunque vivimos encima de un / puticlub / / y estamos con la guerra de todas las noches llamar a la policía o llamar a para que bajen la música // pero lo que es mi piso me gusta / y además bueno me trae muchos recuerdos / tanto buenos como malos pero / me trae muchos recuerdos de hecho no s / me quiero quedar con ese piso MADR-SAL_M11_004 (8) Esfera escatológica I: chiquitita / es muy chiquitita pero me encanta // pues entras / bueno es que ahora la hemos reformado pero entras y tienes a mano izquierda el baño / que abres la puerta y tienes el lavabo // la el plato de ducha y la taza del váter // es el baño de la barbie / mientras / ¡no es verdad! mientras estás haciendo pis te puedes lavar la cara / / MADR-SAL_M11_004 (9) Esfera social I: hh hombre tiene un problema // para mí bajo mi punto de vista tiene un problema / y es que el barrio se está quedando viejo/ E: ahá I: hay mucha persona mayor // en un barrio en el que / evidentemente no es barato / o sea dentro de lo que es el casco urbano de Madrid / pues quiz o de España quizás es uno de los barrios con más MADR-SAL_H13_015

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Ana M. Cestero Mancera (10) Esfera social E: sí / más práctica I: más práctica / sobre todo cuando se fue la chacha // E: sí MADR-SAL_M23_034 (11) Esfera social I: pues ahora se vive mejor no era como cuando yo era pequeño y / mejor / nivel de vida // mucho mejor todo // E: y y // eh / ¿hay alguna cosa que que creas que haya ido a peor? // I: pues alguna gente extraña y cosas de esas E: ¿hay mucha gente extraña // aquí? I: eeh s no son gente extraña son // inmigrantes pero que no / que se dedican a choricear y a E: sí / ¿hay muchos / hay aquí en I: no hay E: mucho problema aquí MADR-SAL_H11_001

4) Función comunicativa. Teniendo en cuenta las clasificaciones funcionales precedentes, especialmente la apuntada por Martínez Valdueza (1998), y lo que acontece al respecto en nuestro corpus, hemos realizado los análisis cualitativos y cuantitativos distinguiendo entre las siguientes funciones comunicativas: función comunicativa referencial, con la que se utiliza una expresión lingüística asociada a realidad o concepto interdicto para hacer referencia a tal concepto o realidad; función comunicativa de referencia desplazada, mediante la que se emplea una expresión lingüística asociada a una realidad o concepto interdicto con un significado diferente, no relacionado con la interdicción original; función apelativa, empleo de formas y expresiones para apelar, insultar o injuriar; función expresiva, mediante el uso de formas expletivas producidas como exclamaciones interjectivas, sin valor referencial, y función expresiva, con utilización de formas expletivas que se insertan en construcciones sintácticas, sin valor referencial, marcando estilo coloquial. (12) Función comunicativa I: y es que como era el pueblo de mi madre pues estaba su madre cuando nació mi madre que era primitiva la primera primeriza ¿no? / pues se murió la madre y la crió una abuela / MADR-SAL_M31_040

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(13) Función comunicativa con valor referencial desplazado I: mi tía nada «vaya mierda de coche que se ha partido y no han salido ni el Air Bag» // MADR-SAL_H11_001 (14) Función apelativa I: le pegaron el tirón / y claro la señora «¡ladrones ladrones ladrones!» / y vi a un tío que salía corriendo / y yo salí corriendo detrás de él / y le fui a coger en la Plaza Dos de Mayo // y cuando le enganché dice «joder tío / qué piernas tienes» claro yo es que he sido campeón provincial en cinco y diez mil metros // dos veces en una y tres en otra // total «joder qué piernas tienes» digo «sí sí venga trae la cartera y tal» dice «pero / no seas chalado / pero si va preñada mira cómo va / de dólares» MADR-SAL_H33_049 (15) Función expresiva I: es un barrio muy activo es un barrio / ahora / sí que notas que por la calle ¡joder! pues eso lo que te decía ¿no? que la gente / va siendo muy mayor MADR-SAL_H13_015 (16) Función marcadora de estilo I: (…) / y bueno fue ¡el mismo día! // que mataron / al presidente Kennedy / el veintidós de noviembre / del año mil novecientos sesenta y tres / y yo estaba tan nervioso que en el en el pasillo fuera del de la sala del «partitorio» que un señor se me acercó y me dijo «¡han matado al presidente Kennedy!» y digo «y a mí» palabras textuales «¿y a mí qué leches me importa? ¡si está mi mujer pariendo! » MADR-SAL_H32_043

5) Finalidad pragmático-discursiva. Perfilando las propuestas previas, a partir de las reflexiones y la clasificación final de Casas (2012a y 2012b)29 y de lo que observamos en nuestro corpus, hemos establecido las siguientes finalidades generales en el empleo de expresiones que hacen referencia a realidades y conceptos tabuizados: 1) encubrir, entendida como la utilización de elementos o expresiones lingüísticas que aludan de manera indirecta a conceptos o realidades interdictas, evitando, así, las connotaciones negativas de los términos interdictos neutros y directos; 2) atenuar, considerada como el uso de ciertos

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Crespo (2007) también habla de funciones y finalidades, pero no en el mismo sentido que nosotros de funciones comunicativas y finalidades pragmáticas.

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elementos o expresiones lingüísticas con objeto de rebajar o eliminar la tensión social que supondría el uso de expresiones de referencia directa a realidades interdictas, evitando, así, amenazas a relaciones sociales o a las imágenes del emisor o el receptor; 3) enfatizar o realzar expresivamente (realidades interdictas o no), mediante el uso de expresiones o términos que aluden o han aludido a una determinada realidad considerada socialmente denostada, (con objeto de revalorizarla); 4) hacer referencia a conceptos o realidades interdictas con una finalidad informativa sin más, en uso neutro. (17) Finalidad: encubrir I: […] / y luego pues eso las cacas de los perros mm tienes que ir saltando por la calle porque está / está la la acera muy sucia de cacas de perro por ejemplo eso eso está / eso está fatal vamos no se puede andar por la calle / […] MADR-SAL_M12_012 (18) Finalidad: atenuar I: pues físicamente es alta // eeh es morena es mulata / ella // es morena con ojos grandes / con sonrisa / es una chica que sonríe mucho // es con pelo rizado / evidentemente E: mmhm / MADR-SAL_H13_015 (19) Finalidad: enfatizar I: no la verdad es que es una experiencia que siempre la cuento / te levantaban por la mañana a las ocho de ¡a las ocho de la mañana con un pito de árbitro! / ¡era increíble! / a lo mejor te castigaban / y a mí me han llegado a castigar hasta las tres de la mañana o cuatro / copiando folios ¿eh? // que eso luego te tenías que levantar a las ocho de la mañana / E: uhum / y lo tenías que hacer y I: lo tenías que hacer por cojones no había no había otra // E: bueno / ¡madre mía! // ¿quiénes eran los que estaban allí qué eran profesores los que? / MADR-SAL_H11_001 (20) Finalidad: informar E: ¿nunca? y ¿alguien de tu familia o algo algo que hayas vivido así / la muerte muy de cerca? I: eeh bueno se murió mi abuelo E: uhum I: y se murió mi padre /

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E: ¿se murió tu padre? ¡no me digas ay! I: hace cuatro años / MADR-SAL_M13_017

6) Emisión de expresión en discurso referido o no referido. Con objeto de comprobar si la emisión en citas, normalmente de situaciones con registros informales de lengua, es relevante en la frecuencia de aparición de expresiones para aludir a realidades y conceptos tabuizados, hemos tenido en cuenta si se reproducen palabras de otras personas o situaciones, o no. 7) Forma de producción. Hemos atendido a la intensidad o volumen de emisión de las expresiones referidas a realidades interdictas, distinguiendo cuatro posibilidades: volumen medio normal, volumen bajo, volumen alto y volumen muy alto o enfático. 8) Enmarcación mediante pausas. Con objeto de conocer posibles marcas características de la producción en interacción de formas que aluden a realidades y conceptos interdictos, hemos atendido, en primer lugar, a si los emisores hacen alguna pausa previa a la emisión de la expresión, alguna pausa posterior, pausa previa y posterior, o no producen pausas. 9) Enmarcación mediante risa. Además, hemos constatado, en segundo lugar, si los informantes producen risa previa a la emisión de expresiones que aluden a realidades o conceptos interdictos, risa posterior, risa previa y posterior, o no ríen. 10) Enmarcación mediante excusas. Por último, hemos tenido en cuenta si los hablantes emiten excusas antes de usar expresiones que aluden a realidades o conceptos interdictos, después, antes y después, o no producen excusas. 11) Temática. Siguiendo modelos establecidos en los análisis del PRESEEA, hemos tenido en cuenta la emisión de expresiones que hacen referencia a conceptos y realidades tabú en el desarrollo de temas especializados y no especializados (técnicos/no técnicos), con objeto de conocer si tiene incidencia en su frecuencia de uso. 12) Modalidad textual. También siguiendo el modelo establecido en los análisis del PRESEEA, hemos atendido a la incidencia de la modalidad textual en la producción de expresiones para hacer referencia a realidades interdictas, distinguiendo entre las siguientes modalidades: argumentación, exposición, narración y descripción. 13) Edad. El primer factor social que tenemos en cuenta es la edad. Siguiendo los criterios del PRESEEA para la recogida de corpus,

310

Ana M. Cestero Mancera

trabajamos con los siguientes grupos de edad: primera generación, de entre 20 y 34 años; segunda generación, de entre 35 y 54 años, y tercera generación, de 55 años o más. 14) Sexo. Como es habitual en los estudios sociolingüísticos, distinguimos entre producciones realizadas por hombres y por mujeres. 15) Nivel de instrucción. Tal y como se recoge en los criterios generales de PRESEEA, los informantes tienen uno de los tres niveles de instrucción establecidos, que se consideran variantes de la variable social básica: estudios primarios, estudios secundarios o estudios superiores. 16) Clase social. El último de los factores sociales con los que trabajamos, establecido en este caso en posestratificación y sin que haya un número igual de informantes de las distintas categorías, es la clase social, a partir de la caracterización de los hablantes en cuatro clases básicas: baja, media baja, media y media alta. Recordamos aquí que el distrito de Salamanca se caracteriza porque su población pertenece, mayoritariamente, a las clases media y media alta. Finalmente, anotamos el informante que emite cada expresión, por si, de acuerdo con los estudios de corte sociolingüístico-cognitivista, puede incidir en patrones de comportamiento, y, con el fin de facilitar comparaciones intercomunitarias más adelante, apuntamos, también, si el informante es castellanohablante monolingüe o bilingüe, madrileño o inmigrante español, y la comunidad y la zona en la que vive (para la primera parte de la investigación, el distrito de Salamanca de Madrid).

2.2

Cuestionario para el estudio sociolingüístico del tabú

Para la segunda fase de la investigación, se ha elaborado un cuestionario específico, con objeto de replicar, de alguna manera, los estudios realizados por López Morales y sus continuadores, y poder llevar a cabo comparaciones culturales. Los objetivos de estudio específicos de esta parte de la investigación son los siguientes: 1) Conocer la frecuencia de uso de determinadas palabras o expresiones que hacen referencia directa, no neutra, a conceptos y realidades tabuizados, así como su grado de tabuización.

Estudio sociolingüístico del tabú en el habla de Madrid

311

2) Identificar expresiones que hacen referencia directa o indirecta a determinados conceptos y realidades tabuizados, según las apreciaciones de los hablantes, y su frecuencia de uso. 3) Establecer la incidencia que tiene la situación comunicativa —y con ello el registro de lengua— en el uso de expresiones, directas e indirectas, que se utilizan habitualmente, según la percepción de los hablantes, y que aluden o han aludido en algún momento a conceptos y realidades tabú. En los estudios realizados desde la sociolingüística se ha trabajado solo con formas pertenecientes a la esfera sexual. Nosotros hemos aumentado un poco la nómina de elementos y, aunque preguntamos por diez formas relacionadas con interdicción sexual (cojones, polla, coño, tetas, follar, cabrón, puta, estar salido/a, maricón y marimacho), también nos interesa conocer el uso de expresiones pertenecientes a las esferas mágicoreligiosa (¡hostia!, muerto, ¡Virgen!) y escatológica (mear, cagar, culo, pedo). Con objeto de conocer la variación diafásica, siguiendo las propuestas de López Morales, en el diseño del cuestionario, hemos tenido en cuenta el uso de los elementos lingüísticos en situaciones informales, medias y formales, establecidas a partir del contexto y de los interlocutores30. Los cuestionarios están siendo recogidos en Madrid, en el distrito de Salamanca y en la zona de Vallecas31, utilizando la misma muestra de Preseea-Madrid, 54 informantes de cada distrito, tres hombres y tres mujeres por cada grupo de edad y nivel de instrucción establecidos. En un primero momento, se inició la recogida del cuestionario cara a cara, pero los informantes se mostraban incómodos, especialmente los del tercer grupo de edad. Esta dificultad se ha solventado en gran medida mediante la recogida del cuestionario por internet, con una aplicación informática creada para tal

30 31

Presentamos el cuestionario en el anexo 1. Las encuestas para recoger los datos cara a cara han sido realizadas por Inmaculada Medina, que disfruta de una beca FPU asociada al proyecto PRESEEA. La investigadora mencionada está colaborando, también, en la recogida de cuestionarios a través de internet. Aprovechamos la ocasión para mostrarle nuestro sincero agradecimiento.

312

Ana M. Cestero Mancera

fin, con la que los sujetos realizan el cuestionario en su casa, en el momento que deseen, sin que esté presente ningún investigador de PRESEEA32. En el momento actual, hemos terminado ya la primera fase de la investigación, correspondiente al estudio del tabú lingüístico en un subcorpus de Preseea-Madrid (distrito de Salamanca). Presentamos, a continuación, los resultados generales obtenidos, que consideramos de especial interés.

3.

El uso de expresiones lingüísticas que han hecho o hacen referencia a realidades tabuizadas en el corpus Preseea-Madrid (distrito de Salamanca)

En la investigación llevada a cabo sobre el subcorpus Preseea-Madrid (distrito de Salamanca), de 18 entrevistas semidirigidas y diez horas y media de grabación, hemos identificado 726 expresiones lingüísticas que hacen referencia a conceptos o realidades interdictas. Las esferas con más representación en nuestros datos es la social, a la que pertenecen 298 unidades, el 41%, seguida de la sexual, con 217 unidades, el 30%, la religiosa, con 179 unidades, el 25%, y la escatológica, con solo 32, el 4%. Las expresiones más recurrentes son las neutras, seguidas de las indirectas y de las directas, lo que refleja, claramente, el peso que aún tiene la interdicción en el uso de las expresiones lingüísticas. 25%

41%

Mágico-religiosa Sexual

30%

Escatológica Social

4%

Gráfico 1. Esferas tabú

32

Analizaremos los cuestionarios recogidos mediante esta aplicación informática y tomaremos los que se recogieron en un primer momento, cara a cara, como grupo de control.

Estudio sociolingüístico del tabú en el habla de Madrid

3.1

313

Expresiones lingüísticas que han hecho o hacen referencia a conceptos o realidades interdictos y esferas tabú

El 53,2% de las expresiones lingüísticas analizadas, 386, han sido consideradas alusiones neutras u ortofemismos, lo que resulta lógico si tenemos en cuenta que nos encontramos en una situación de interacción en registro medio de lengua, por lo que el uso más habitual es la referencia con términos neutros y, por tanto, nada o escasamente tabuizados (marido, morir, robar, droga, novio/a, tener hijos y envidiar son los más frecuentes); la esfera más poblada de ortofemismos ha sido la sexual, con 159 casos, seguida de las social, con 132, la religiosa, con 94, y la escatológica, con solo 1. 210 formas, el 28,9%, han sido consideradas indirectas o expresiones eufemísticas (mayor, beber, estar malo/a y salir son las más frecuentes) y se producen, especialmente, en el ámbito de la interdicción social (139), y en mucha menor frecuencia pertenecen a la esfera religiosa (28 casos), la sexual (22 casos) o la escatológica (21). Podemos decir, a la vista de estos resultados, que las referencias a conceptos y realidades sociales y escatológicos considerados tabú son las que se realizan de manera más indirecta, por ser, quizás, sobre las que, en la actualidad, pesa más interdicción, especialmente en interacción, que requiere respeto para cumplir los principios básicos de cooperación y cortesía, y pudor. Por último, las expresiones directas (no neutras), disfemísticas cuando se trata de unidades que aluden actualmente a conceptos o realidades tabú, son las menos usadas en nuestro corpus, con 130 apariciones (¡joder!, loco/a, tonto/a, mierda y borrachera son las más recurrentes), lo que supone el 17,7% del total. En este caso, el empleo más frecuente se da en la esfera mágico-religiosa, con 57 ejemplos, seguida de la sexual, con 36, la social, con 27, y la escatológica con 10. Es destacable el hecho de que las expresiones directas, es decir, marcadas —no neutras—, sean las que se usen habitualmente, en nuestro corpus, con función comunicativa «no referencial», esto es, con valor desplazado (27 de los 44 casos que hemos encontrado; las más frecuentes mierda, coñazo, loco/a) o con funciones, usualmente no referenciales, expresivas (los 33 casos hallados, 32 interjecciones —¡a Dios gracias!, ¡Dios mío!, ¡Gracias a Dios!, ¡por Dios!, ¡en paz descanse!, ¡joder! o ¡coño!— y 1 marcador de estilo —leches—) o apelativas (los 7 casos identificados, tales como tonto/a, asesino, ladrón, canalla o miserable), de manera que la forma de expresión puede considerarse un marcador de función comunicativa «no

314

Ana M. Cestero Mancera

referencial» y expresiva, lo que explica el uso frecuente de este tipo de unidades, que no aluden a realidad interdicta en la actualidad y confieren expresividad al acto comunicativo mediante el realce de tabú. 160 140 120 100

Mágico-religiosa Sexual

80

Escatológica

60

Social

40 20 0 Exp. Neutra

Exp. Directa

Exp. Indirecta

Gráfico 2. Expresión directa e indirecta

3.2

Funciones comunicativas y finalidades pragmáticas

Del total de expresiones referentes a conceptos o realidades tabú que hemos identificado en el corpus, una minoría, el 11,5% —84 casos—, se utiliza con función expresiva, apelativa, marcadora de estilo o comunicativa «no referencial», y la gran mayoría, el 88,5% —642 casos—, con función comunicativa referencial. Tal y como hemos adelantado en el párrafo anterior, gran parte de los empleos con funciones no referenciales pueden considerarse estrategias directas (67 casos), ya que solo hemos documentado 12 casos de expresiones neutras y ortofemísticas y 5 de indirectas y eufemísticas con función comunicativa «no referencial». No obstante, también es relativamente frecuente el empleo de estrategias directas, en este caso disfemísticas, para aludir a realidades interdictas con función comunicativa referencial (64 casos, el 10%), aunque considerablemente menos que el uso de expresiones neutras (374 casos, el 58%) y de estrategias indirectas o eufemísticas (204 casos, el 32%).

315

Estudio sociolingüístico del tabú en el habla de Madrid 400 350

Comunicativa referencial

300 250

Comunicativa valor desplazado

200

Apelativa

150

Expresiva

100

Marcadora de estilo

50 0 Exp. Neutra

Exp. Directa

Exp. Indirecta

Gráfico 3. Función comunicativa

Las estrategias de expresión empleadas y las funciones comunicativas están, a su vez, en estrecha relación con las finalidades pragmáticodiscursivas para las que se emplean expresiones que aluden a conceptos o realidades interdictas en nuestro corpus. Así, la referencia simple, sin una finalidad pragmática establecida, la más frecuente en nuestro corpus oral, dadas sus características (381 ocasiones, el 53%), se da prácticamente en exclusiva en enunciados con función comunicativa referencial y se lleva a cabo mediante expresiones neutras (y alguna directa —14—), mientras que el uso con finalidad enfatizadora, el segundo más frecuente en nuestro corpus (145 casos, el 20%), se da en enunciados con todas las funciones comunicativas encontradas, referenciales y no referenciales, y generalmente se hace con estrategias directas y disfemísticas, aunque, tal y como se ha reconocido ya en otros trabajos, también se enfatiza en ocasiones mediante estrategias indirectas o eufemísticas (en nuestro corpus es así en 21 ocasiones). El deseo de encubrir, relativamente frecuente en nuestra muestra (se da en 123 casos, 17%), motiva la aparición de enunciados con función referencial únicamente y se lleva a cabo a través de expresiones indirectas o eufemísticas (113 casos de los 123 identificados), de la misma manera que se emplean mayoritariamente expresiones indirectas o eufemísticas para

316

Ana M. Cestero Mancera

atenuar (76 de los 77 —10% casos de atenuación que aparecen en nuestro corpus—) y prácticamente siempre con función comunicativa referencial. 400 350 300 250 Exp. Neutra

200

Exp. Indirecta Exp. Directa

150 100 50 0 Informar

Encubrir

Atenuar

Enfatizar

Gráfico 4. Finalidades

3.3

Factores de producción y contexto lingüístico relacionados con el uso de expresiones que han aludido o aluden a conceptos o realidades interdictos

Con respecto a la incidencia que tienen determinados factores lingüísticos, paralingüísticos y discursivos en el empleo de expresiones referidas a realidades o conceptos interdictos en nuestro corpus, son destacables pocos resultados. Hemos hallado un número muy reducido de casos de utilización de las formas que nos ocupan en discurso referido (68 —9%—), que implica su uso en registros más informales, lo que explica que, en tales contextos, se empleen mayoritariamente expresiones directas y neutras, en enunciados con función comunicativa referencial o expresiva, y emitidos con finalidad de enfatizar o informar. Lo habitual es que las expresiones que nos ocupan se produzcan en volumen medio, considerado normal, si bien es relativamente frecuente que se baje el volumen (152 casos) al emitir cualquier tipo de expresión

Estudio sociolingüístico del tabú en el habla de Madrid

317

en enunciados con función comunicativa referencial y con la finalidad de informar o encubrir, y que se eleve considerablemente con expresiones directas, producidas en enunciados con función comunicativa referencial, expresiva y apelativa, y con la finalidad enfatizar. Por último, es destacable que en la mayoría de las ocasiones no se marcan las expresiones a realidades tabuizadas con pausas y, cuando sí se hace (en un 33,5% de casos), lo habitual es que sea con una pausa posterior que marca, especialmente, las expresiones ortofemísticas y las eufemísticas, posiblemente para que se interprete adecuadamente su uso. La risa no se emplea casi nunca con expresiones referidas a realidades y conceptos interdictos en nuestro corpus y, en el escaso 6% de ocasiones en que se hace, es tanto con expresiones ortofemísticas, como disfemísticas o eufemísticas, lo que implica un intento de suavizar los enunciados siempre. Solo en 5 ocasiones se han utilizado excusas tras emitir una expresión referida a entidades interdictas y, en 3 de esas ocasiones, ha sido para rebajar el impacto del uso de expresiones disfemísticas. Como mencionamos al presentar las variables y variantes con las que trabajamos, en nuestro corpus no aparece casi nunca temática especializada, por lo que no es una variante rentable. La modalidad textual tampoco ofrece datos significativos, ya que, seguramente por la estructuración modular de las entrevistas, el 44% de los empleos de expresiones referidas a conceptos o realidades tabuizados es en narración, el 35% en exposición, el 13,5% en descripción y el 7,5% en argumentación, y no encontramos relaciones importantes entre la forma de expresión, las funciones o las finalidades.

3.4

Condicionamientos sociolingüísticos en el uso de expresiones que han hecho o hacen referencia a realidades y conceptos tabú

Hemos dejado para el final, en este comienzo de investigación, los resultados acerca de la incidencia de los factores sociales en el uso de expresiones que hacen referencia a realidades o conceptos tabuizados por la importancia que tienen para nosotros, ya que responden a nuestro objeto de estudio prioritario. Es necesario empezar por destacar que, en interacción en un registro medio de lengua, no aparecen diferencias considerables entre hombres (378 casos) y mujeres (348 casos), por lo que el sexo, en principio, no tiene tanta incidencia en la frecuencia de uso de expresiones que han hecho o hacen

318

Ana M. Cestero Mancera

referencia a realidades interdictas como en los estudios de corte sociolingüístico que se han realizado previamente, seguramente por encontrarnos ante informantes con unas características específicas: clase media o media alta del distrito de Salamanca de Madrid. No hay diferencias significativas, tampoco, en atención a la esfera interdicta que más representación tiene en el discurso de hombres y de mujeres, si bien consideramos conveniente mencionar que las mujeres emplean más expresiones de la esfera mágicoreligiosa que los hombres y los hombres más que las mujeres de las demás. 160 140 120 Mágico-religiosa

100

Sexual

80

Escatológica

60

Social

40 20 0 HOMBRE

MUJER

Gráfico 5. Sexo y esferas

Sin embargo, como se ha hallado en los estudios previos33, las mujeres tienden más al uso de expresiones neutras e indirectas que los hombres (203 y 98, frente a 183 y 112) y, por el contrario, los hombres emiten más expresiones directas que las mujeres (83 frente a 47), y, en consonancia con ello, las mujeres emplean más habitualmente que los hombres las formas que nos ocupan en enunciados con función comunicativa referencial (en el 92,5% frente al 84,5%) y con finalidad informativa (58% frente a 33

López Morales (1990, 1997, 2001, 2005), en San Juan de Puerto Rico; Martínez Valdueza (1995), en Las Palmas de Gran Canaria; Drange (1997), en Viña del Mar; Calvo Shadid (2008 y 2013), en San José de Costa Rica, y Pizarro (2013), también en Madrid. Es necesario recordar que, en los estudios previos, se ha trabajado con la esfera sexual casi en exclusividad y nosotros trabajamos con las cuatro esferas consideradas tradicionalmente interdictas.

Estudio sociolingüístico del tabú en el habla de Madrid

319

48%) y atenuadora (11,5% frente a 9,5%), y los hombres lo hacen más que las mujeres en enunciados con función comunicativa no referencial (7,5% frente a 4,5%), expresiva (6% frente a 3%) e interjectiva (en nuestro corpus, los 7 casos de apelación son de hombres), y con finalidad enfatizadora (24% frente a 16%) y encubridora (19% frente a 15%). Vemos, así, que hombres y mujeres difieren en el uso que hacen de estrategias comunicativas para cumplir finalidades pragmáticas, lo que confirma formas de comportamiento específicos en interacción. 200 150

Informar Enfatizar

100

Encubrir 50

Atenuar

0 Exp. Neutra

Exp. Directa

Exp. Indirecta

Gráfico 6. Mujer: expresión y finalidad 200 150

Informar Enfatizar

100

Encubrir 50

Atenuar

0 Exp. Neutra

Exp. Directa

Exp. Indirecta

Gráfico 7. Hombre: expresión y finalidad

Con respecto a la edad, los datos obtenidos resultan, también, de gran interés. Los mayores de 55 años son los que más uso hacen de expresiones que aluden a conceptos o realidades interdictas (312 casos, 43%), en nuestro corpus, seguidos de lejos por los adultos, de 35 a 54 años (214 casos, 29%), y por los jóvenes, de 20 a 34 años (200 casos, 28%); sin duda, en el distrito de Salamanca de Madrid, el poder y la seguridad que confiere la edad favorece, o al menos no coarta, el uso de expresiones que aluden o han aludido a realidades o conceptos interdictos. Llama la atención el hecho de que los jóvenes sean los que más expresiones de la esfera escatológica usan, lo que

320

Ana M. Cestero Mancera

muestra, por tanto, menos pudor, pues, con el resto de esferas, se aumenta el uso de unidades con la edad. 120 100 80

20-34 años

60

35-54 años

40

+55 años

20 0 Mágico-religiosa

Sexual

Escatológica

Social

Gráfico 8. Edad y esferas

Los mayores son los que más uso hacen de expresiones neutras y ortofemísticas, pero, a su vez, con los jóvenes34, son los que más emplean expresiones directas, en gran parte disfemísticas, en nuestro corpus; los jóvenes, por su parte, son los que menos utilizan expresiones neutras y ortofemísticas y los que más utilizan expresiones indirectas y eufemísticas. 200 180 160 140 120 100 80 60 40 20 0

20-34 años 35-54 años +55 años

Exp. Neutra

Exp. Directa

Exp. Indirecta

Gráfico 9. Edad y formas de expresión

34

En los estudios sociolingüísticos previos, las mujeres y las personas de mayor edad son las que utilizan más expresiones indirectas. En este sentido, nuestros datos resultan algo distintos: los informantes de mayor edad son los que más expresiones producen, y son, a su vez, los que presentan el número más alto de expresiones directas. Los jóvenes y los adultos presentan un número más alto que los mayores de expresiones indirectas.

321

Estudio sociolingüístico del tabú en el habla de Madrid

Con respecto al empleo realizado en enunciados con función comunicativa referencial, se sigue el patrón general de comportamiento; sin embargo, es significativo que sean los jóvenes los que más utilicen las formas que nos ocupan con función comunicativa no referencial, que no las usen como apelación en un estilo medio de lengua y que hagan un empleo mencionable, también, en enunciados con función expresiva; los adultos, por su parte, presentan un rendimiento funcional no referencial muy bajo, apenas considerable. En consonancia con estos resultados, no resulta extraño que la finalidad para la que los tres grupos de edad utilizan más las expresiones que estudiamos, en nuestro corpus, sea la de informar, si bien es significativo el hecho de que los jóvenes las usen en una proporción muy cercana (34,5% y 29,5%) para enfatizar, solo un poco menor para encubrir (22%) y considerablemente más baja para atenuar (14%); las proporciones que presentan los adultos son muy similares en el caso de encubrir, atenuar y enfatizar (en torno al 15,5% en cada caso), y mucho más altas para informar (54,5%), lo que muestra un uso más neutro y menos comprometido de las expresiones que estudiamos, el cual caracteriza, también, el discurso de los mayores, si bien en él las proporciones son distintas y destaca también la enfatización (62,5% para informar, 17% para enfatizar, 15% para encubrir y 5,5% para atenuar). 200 180 160 140 120 100 80 60 40 20 0

20-34 años 35-54 años +55 años

Informar

Encubrir

Atenuar

Enfatizar

Gráfico 10. Edad y finalidad

El nivel de instrucción de los informantes también ha resultado ser un factor social significativo, como en todos los estudios sociolingüísticos previos, si bien con resultados algo diferentes que conviene destacar. En el distrito de Salamanca de Madrid, son los hablantes de estudios primarios y los de estudios superiores los que más uso presentan, en nuestro corpus, de expresiones que hacen referencia a conceptos y realidades tabuizadas (284 y 236 casos respectivamente, frente a los 206 que presentan los encuestas

322

Ana M. Cestero Mancera

de informantes de nivel medio)35, la clase sociocultural de la mayoría de los hablantes, media y media alta (el 66,6% de la muestra es de clase media, el 27,7%, de clase media-alta y el 5,5% de clase baja), explica, sin duda, estos resultados36; en ambos casos, además, se emplean en un número similar de ocasiones en enunciados con función comunicativa no referencial y expresiva, y, en la interacción con informantes de estudios superiores, nunca en la de informantes de estudios primarios, con función apelativa. En las interacciones con personas con nivel de instrucción media, no son reseñables los casos en los que se emplean nuestras expresiones en enunciados con función no referencial. Proporcionalmente, los informantes con nivel de instrucción baja son los que más tienden al ortofemismo y al eufemismo (156 casos —55%— y 77 casos —27%—)37, mientras que los informantes de estudios medios, aunque también tienden, siguiendo la práctica general, al ortofemismo (112 casos —54%—), presentan un uso destacado de expresiones eufemísticas (61 casos —30%—), y los informantes de estudios superiores, que tienden igualmente al ortofemismo (118 casos —50%—), presentan un uso destacado de expresiones eufemísticas (72 casos, 30,5%) y directas (46 casos, 20%), en gran parte disfemísticas, lo que permite asociar el uso de expresiones directas no neutras al nivel de instrucción superior y relacionarlo con el poder y la seguridad que este, unido a la clase social y a la edad, confiere. 160

Estudios primarios

140

Estudios medios

120

Estudios superiores

100 80 60 40 20 0 Exp. Neutra

Exp. Directa

Exp. Indirecta

Gráfico 11. Nivel de instrucción y forma de expresión 35 36

37

En los estudios sociolingüísticos previos, es el nivel de instrucción alto el que favorece el empleo de expresiones que hacen referencia a realidades y conceptos tabú. Los informantes de estudios primarios pertenecen, en su mayoría, a una clase media, lo que equilibra el nivel de instrucción. No tenemos en la muestra informantes de clase baja y solo contamos con uno de clase media-baja. De la misma manera que acontece en los estudios sociolingüísticos previos.

323

Estudio sociolingüístico del tabú en el habla de Madrid

Por último, cuando no se emplean las expresiones que han hecho o hacen referencia a conceptos y realidades interdictas para informar, que es lo habitual, los informantes de nivel de instrucción baja las usan más con el fin de enfatizar (19%), que con el de encubrir (13%) y atenuar (12%); en el mismo orden de frecuencia de uso, pero con mayores proporciones, las emplea nuestra muestra de nivel superior: en el 24% para enfatizar, en el 18% para encubrir y en el 10% para atenuar; los hablantes de instrucción media, sin embargo, hacen un mayor uso de nuestras expresiones para encubrir (20%), que para enfatizar (16,5%) y que para atenuar (9%). 160

Estudios primarios

140

Estudios medios

120

Estudios superiores

100 80 60 40 20 0 Informar

Encubrir

Atenuar

Enfatizar

Gráfico 12. Nivel de instrucción y finalidad

4.

Conclusiones

En el estudio sociopragmático de la expresión del tabú en el habla de Madrid que estamos llevando a cabo, enmarcado en el PRESEEA, hemos concluido la primera fase de investigación. Los análisis cualitativos y cuantitativos realizados nos han permitido establecer formas y funciones básicas (variables y variantes), y comprobar la existencia de variación. Resumimos a continuación, a modo de conclusión, los hallazgos iniciales más relevantes: –

En 18 entrevistas semidirigidas (diez horas y media de grabación) analizadas, se han identificado 726 expresiones lingüísticas que han hecho o hacen referencia a conceptos o realidades interdictas. La esfera con más representación en nuestros datos es la social, seguida de la sexual y la religiosa, y muy de lejos de la escatológica.

324 –





Ana M. Cestero Mancera

Las expresiones más recurrentes en nuestro corpus son las neutras, por tratarse de interacciones intermedias entre lo transaccional y lo conversacional, en registro medio de lengua inicial; en menos ocasiones, aparecen las formas indirectas, y, en bastante menos, las directas, pero se utilizan con una proporción significativa, lo que refleja, claramente, el peso que aún tiene el tabú en el uso de las expresiones lingüísticas. La esfera más poblada de expresiones ortofemísticas ha sido la sexual, seguida de la social, la religiosa y la escatológica. Las expresiones eufemísticas se producen, especialmente, en el ámbito de la interdicción social y en mucha menor frecuencia pertenecen a las otras tres esferas. El empleo más frecuente de expresiones directas (en muchas ocasiones disfemísticas) se da en la esfera mágico-religiosa, seguida de la sexual, la social y la escatológica. Podemos decir, a la vista de estos resultados, que las referencias a conceptos y realidades sociales y escatológicos considerados tabú son las que se realizan de manera más indirecta, por ser, quizás, sobre las que, en la actualidad, pesa más interdicción, especialmente en interacción, que requiere respeto para cumplir los principios básicos de cooperación y cortesía, y pudor. En el corpus analizado, una minoría de las expresiones referentes a conceptos o realidades tabú, originaria o actualmente, se utiliza con función expresiva, apelativa, marcadora de estilo o comunicativa «no referencial» —con valor significativo desplazado—, y la gran mayoría se emplea con función comunicativa referencial. Las estrategias y las funciones comunicativas a las que acabamos de hacer mención se encuentran estrechamente relacionadas con las finalidades pragmático-discursivas para las que se emplean expresiones que aluden o han aludido originariamente a conceptos o realidades interdictas. La finalidad de informar sin más, la más frecuente en nuestro corpus oral por sus características, se da prácticamente siempre en enunciados con función comunicativa referencial y se realiza a través de expresiones neutras u ortofemísticas. El uso con finalidad enfatizadora, el segundo más frecuente en nuestro corpus, se produce en enunciados con todas las funciones comunicativas encontradas, referenciales y no referenciales, y generalmente se hace con estrategias directas no neutras y disfemísticas. El deseo de encubrir, relativamente frecuente en nuestro corpus, motiva la aparición de enunciados con función referencial y se lleva a cabo a través de expresiones indirectas o eufemísticas y, así mismo, se emplean mayoritariamente expresiones

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indirectas o eufemísticas para atenuar y prácticamente siempre con función comunicativa referencial. No hemos encontrado diferencias considerables entre el uso de expresiones relacionadas con el tabú que hacen hombres y mujeres en el corpus manejado, por lo que el sexo, en principio, no tiene tanta incidencia en la frecuencia de uso de expresiones que han hecho o hacen referencia a realidades interdictas como en los estudios de corte sociolingüístico que se han realizado previamente, seguramente por encontrarnos ante informantes con unas características específicas: clase media o media alta del distrito de Salamanca de Madrid. Como se ha hallado en los estudios previos, también en la zona de Madrid con la que hemos trabajado, las mujeres tienden más al uso de expresiones neutras e indirectas que los hombres, que, por el contrario, emiten más expresiones directas y disfemísticas que las mujeres. En relación con ello, las mujeres utilizan con mayor asiduidad que los hombres las formas que nos ocupan en enunciados con función comunicativa referencial y con finalidad informativa y atenuadora, y los hombres lo hacen en mayor proporción que las mujeres en enunciados con función comunicativa no referencial, expresiva e interjectiva, y con finalidad enfatizadora y encubridora. Con respecto al factor edad, es conveniente destacar que, en nuestro corpus, los mayores de 55 años son los que más uso hacen de las expresiones que nos ocupan, seguidos de lejos por los adultos y los jóvenes; sin duda, en el distrito de Salamanca de Madrid, el poder y la seguridad que confiere la edad favorece el uso de expresiones que aluden o han aludido en algún momento a realidades o conceptos interdictos. Los mayores son el grupo que más emplea expresiones neutras u ortofemísticas, pero, a su vez, con los jóvenes, son los que más utilizan expresiones directas marcadas y disfemísticas; los jóvenes, por su parte, son los que menos usan expresiones ortofemísticas y los que más utilizan expresiones eufemísticas. Parece significativo, además, que sean los jóvenes los que empleen más asiduamente las formas que tratamos con función comunicativa no referencial, que no las usen como apelación en un estilo medio de lengua y que hagan una utilización mencionable, también, en enunciados con función expresiva; los adultos, por su parte, presentan un rendimiento funcional no referencial muy bajo, apenas considerable. No podemos dejar de mencionar que resulta lógico, dadas las características del corpus manejado, que

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la finalidad para la que los tres grupos de edad utilizan más las expresiones que estudiamos sea la de informar, si bien es de gran interés el hecho de que los jóvenes las usen en una proporción muy cercana para enfatizar, solo un poco menor para encubrir y considerablemente más baja para atenuar. El nivel de instrucción de los informantes también ha resultado ser un factor social significativo, como en todos los estudios sociolingüísticos previos, si bien con resultados algo diferentes que conviene destacar. En nuestra muestra, son los hablantes de estudios primarios y los de estudios superiores los que más uso hacen de expresiones que han hecho o hacen referencia a conceptos y realidades tabuizados; la clase sociocultural de la mayoría de los hablantes, media y media alta, explica, sin duda, estos resultados. En ambos casos, además, se emplean en un número similar de ocasiones en enunciados con función comunicativa no referencial y expresiva, y, en la interacción con informantes de estudios superiores, nunca en la de informantes de estudios primarios, con función apelativa. Proporcionalmente, los informantes con nivel de instrucción bajo son los que más tienden al ortofemismo y al eufemismo, mientras que los informantes de estudios medios presentan un uso destacado de expresiones eufemísticas y los informantes de estudios superiores presentan una utilización significativa de expresiones eufemísticas y directas y disfemísticas, lo que permite asociar el empleo de expresiones directas no neutras al nivel de instrucción superior y relacionarlo con el poder y la seguridad que tal nivel, unido a la clase social y a la edad, confiere. Lo usual es que los informantes empleen las expresiones que nos ocupan para referir; cuando no es así, los sujetos con nivel de instrucción bajo las usan más con el fin de enfatizar, que con el de encubrir y atenuar; en el mismo orden de frecuencia de utilización, pero con mayores proporciones, las emplea nuestra muestra de nivel superior; mientras que los hablantes de instrucción media hacen un mayor uso de nuestras expresiones para encubrir, que para enfatizar y que para atenuar.

Finalmente, consideramos conveniente destacar que, de manera general, los informantes que más expresiones que han hecho o hacen referencia a conceptos o realidades interdictos producen, en nuestro corpus, son los hombres mayores de estudios medios, seguidos por las mujeres adultas de estudios primarios, las mujeres mayores de estudios superiores y las mujeres

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mayores de estudios primarios. Parece, pues, que, con respecto a los factores sociales, en el distrito de Salamanca de Madrid, la mayor edad favorece el uso de las expresiones que tratamos en el discurso de los hombres, mientras que, en el de las mujeres, son los estudios o, en ausencia de ellos, la clase social, los factores que se muestran determinantes, confirmándose, pues, los hallazgos de estudios previos también para esferas interdictas distintas de la sexual. Esperamos aportar en breve datos que permitan conocer el uso y rendimiento funcional de expresiones para hacer referencia a conceptos y realidades tabuizados que aparecen en el barrio de Vallecas de Madrid, y la percepción que tienen de ello los informantes del distrito de Salamanca y de la zona de Vallecas de Madrid que han contestado nuestro cuestionario.

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Algunas veces … … …

A menudo … … …

Siempre … … …

¿Usa otra expresión o palabra similar a menudo con interlocutores 1-3? Anote cuál(es) ____________________

1. con un/a amigo/a 2. con su novio/a o marido/mujer 3. con un familiar cercano

1. ¿Utiliza la expresión ¡hostia! cuando habla…?

Además, le estaremos muy agradecidos si anota, en las casillas de texto, otras palabras o expresiones similares a la propuesta que usted utilice.

Le pedimos su colaboración. Para ello, le rogamos que marque la casilla correspondiente a la frecuencia con la que usa las expresiones y palabras que se proponen con los diferentes interlocutores que se presentan.

Este es un cuestionario sobre el uso de palabras vulgares, soeces o malsonantes que se utilizan hoy en día en la sociedad española.

Cuestionario sobre tabú lingüístico

Anexo 1. Cuestionario

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¿Usa otra expresión o palabra similar a menudo con interlocutores 1-3? Anote cuál(es) ____________________

1. con un/a amigo/a 2. con su novio/a o marido/mujer 3. con un familiar cercano

2. ¿Utiliza la palabra muerto cuando habla…?

¿Usa otra expresión o palabra similar a menudo con interlocutores 7-10? Anote cuál(es) ____________________

7. con un desconocido 8. en una entrevista de trabajo 9. hablando con su jefe o su profesor 10. en la consulta del médico

¿Usa otra expresión o palabra similar a menudo con interlocutores 4-6? Anote cuál(es) ____________________

4. con un conocido 5. con un compañero de trabajo 6. con un familiar lejano

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¿Usa otra expresión o palabra similar a menudo con interlocutores 4-6? Anote cuál(es) ____________________

4. con un conocido 5. con un compañero de trabajo 6. con un familiar lejano

¿Usa otra expresión o palabra similar a menudo con interlocutores 1-3? Anote cuál(es) ____________________

1. con un/a amigo/a 2. con su novio/a o marido/mujer 3. con un familiar cercano

3. ¿Utiliza la expresión ¡Virgen! Cuando habla…?

¿Usa otra expresión o palabra similar a menudo con interlocutores 7-10? Anote cuál(es) ____________________

7. con un desconocido 8. en una entrevista de trabajo 9. hablando con su jefe o su profesor 10. en la consulta del médico

¿Usa otra expresión o palabra similar a menudo con interlocutores 4-6? Anote cuál(es) ____________________

4. con un conocido 5. con un compañero de trabajo 6. con un familiar lejano

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¿Usa otra expresión o palabra similar a menudo con interlocutores 4-6? Anote cuál(es) ____________________

4. con un conocido 5. con un compañero de trabajo 6. con un familiar lejano

¿Usa otra expresión o palabra similar a menudo con interlocutores 1-3? Anote cuál(es) ____________________

1. con un/a amigo/a 2. con su novio/a o marido/mujer 3. con un familiar cercano

4. ¿Utiliza la palabra cojones cuando habla…?

¿Usa otra expresión o palabra similar a menudo con interlocutores 7-10? Anote cuál(es) ____________________

7. con un desconocido 8. en una entrevista de trabajo 9. hablando con su jefe o su profesor 10. en la consulta del médico

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¿Usa otra expresión o palabra similar a menudo con interlocutores 4-6? Anote cuál(es) ____________________

4. con un conocido 5. con un compañero de trabajo 6. con un familiar lejano

¿Usa otra expresión o palabra similar a menudo con interlocutores 1-3? Anote cuál(es) ____________________

1. con un/a amigo/a 2. con su novio/a o marido/mujer 3. con un familiar cercano

5. ¿Utiliza la palabra polla cuando habla…?

¿Usa otra expresión o palabra similar a menudo con interlocutores 7-10? Anote cuál(es) __________________

7. con un desconocido 8. en una entrevista de trabajo 9. hablando con su jefe o su profesor 10. en la consulta del médico

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¿Usa otra expresión o palabra similar a menudo con interlocutores 4-6? Anote cuál(es) ____________________

4. con un conocido 5. con un compañero de trabajo 6. con un familiar lejano

¿Usa otra expresión o palabra similar a menudo con interlocutores 1-3? Anote cuál(es) ____________________

1. con un/a amigo/a 2. con su novio/a o marido/mujer 3. con un familiar cercano

6. ¿Utiliza la palabra coño cuando habla…?

¿Usa otra expresión o palabra similar a menudo con interlocutores 7-10? Anote cuál(es) ____________________

7. con un desconocido 8. en una entrevista de trabajo 9. hablando con su jefe o su profesor 10. en la consulta del médico

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4. con un conocido 5. con un compañero de trabajo 6. con un familiar lejano

¿Usa otra expresión o palabra similar a menudo con interlocutores 1-3? Anote cuál(es)____________________

1. con un/a amigo/a 2. con su novio/a o marido/mujer 3. con un familiar cercano

7. ¿Utiliza la palabra tetas cuando habla…?

¿Usa otra expresión o palabra similar a menudo con interlocutores 7-10? Anote cuál(es) ____________________

7. con un desconocido 8. en una entrevista de trabajo 9. hablando con su jefe o su profesor 10. en la consulta del médico

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¿Usa otra expresión o palabra similar a menudo con interlocutores 1-3? Anote cuál(es) ____________________

1. con un/a amigo/a 2. con su novio/a o marido/mujer 3. con un familiar cercano

8. ¿Utiliza la palabra follar cuando habla…?

¿Usa otra expresión o palabra similar a menudo con interlocutores 7-10? Anote cuál(es) ____________________

7. con un desconocido 8. en una entrevista de trabajo 9. hablando con su jefe o su profesor 10. en la consulta del médico

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¿Usa otra expresión o palabra similar a menudo con interlocutores 1-3? Anote cuál(es) ____________________

1. con un/a amigo/a 2. con su novio/a o marido/mujer 3. con un familiar cercano

9. ¿Utiliza la expresión ¡cabrón! cuando habla…?

¿Usa otra expresión o palabra similar a menudo con interlocutores 7-10? Anote cuál(es) ____________________

7. con un desconocido 8. en una entrevista de trabajo 9. hablando con su jefe o su profesor 10. en la consulta del médico

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¿Usa otra expresión o palabra similar a menudo con interlocutores 1-3? Anote cuál(es) ____________________

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10. ¿Utiliza la expresión ¡puta! cuando habla…?

¿Usa otra expresión o palabra similar a menudo con interlocutores 7-10? Anote cuál(es) ____________________

7. con un desconocido 8. en una entrevista de trabajo 9. hablando con su jefe o su profesor 10. en la consulta del médico

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¿Usa otra expresión o palabra similar a menudo con interlocutores 1-3? Anote cuál(es) ____________________

1. con un/a amigo/a 2. con su novio/a o marido/mujer 3. con un familiar cercano

11. ¿Utiliza la expresión estar salido/a cuando habla:…?

¿Usa otra expresión o palabra similar a menudo con interlocutores 7-10? Anote cuál(es) ____________________

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¿Usa otra expresión o palabra similar a menudo con interlocutores 1-3? Anote cuál(es) ____________________

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12. ¿Utiliza la palabra maricón cuando habla…?

¿Usa otra expresión o palabra similar a menudo con interlocutores 7-10? Anote cuál(es) ____________________

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¿Usa otra expresión o palabra similar a menudo con interlocutores 1-3? Anote cuál(es) ____________________

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13. ¿Utiliza la palabra marimacho cuando habla…?

¿Usa otra expresión o palabra similar a menudo con interlocutores 7-10? Anote cuál(es) ____________________

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¿Usa otra expresión o palabra similar a menudo con interlocutores 1-3? Anote cuál(es) ____________________

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14. ¿Utiliza la palabra mear cuando habla…?

¿Usa otra expresión o palabra similar a menudo con interlocutores 7-10? Anote cuál(es) ____________________

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15. ¿Utiliza la palabra cagar cuando habla…?

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¿Usa otra expresión o palabra similar a menudo con interlocutores 1-3? Anote cuál(es) ____________________

1. con un/a amigo/a 2. con su novio/a o marido/mujer 3. con un familiar cercano

16. ¿Utiliza la palabra culo cuando habla…?

¿Usa otra expresión o palabra similar a menudo con interlocutores 7-10? Anote cuál(es) ____________________

7. con un desconocido 8. en una entrevista de trabajo 9. hablando con su jefe o su profesor 10. en la consulta del médico

346 Ana M. Cestero Mancera

Nunca … … … …

Rara vez … … … …

Algunas veces … … … …

A menudo … … … …

Siempre … … … …

Nunca … … …

Rara vez … … …

Algunas veces … … …

A menudo … … …

Siempre … … …

Nunca … … …

Rara vez … … …

Algunas veces … … …

A menudo … … …

Siempre … … …

¿Usa otra expresión o palabra similar a menudo con interlocutores 4-6? Anote cuál(es) ____________________

4. con un conocido 5. con un compañero de trabajo 6. con un familiar lejano

¿Usa otra expresión o palabra similar a menudo con interlocutores 1-3? Anote cuál(es) ____________________

1. con un/a amigo/a 2. con su novio/a o marido/mujer 3. con un familiar cercano

17. ¿Utiliza la palabra pedo cuando habla…?

¿Usa otra expresión o palabra similar a menudo con interlocutores 7-10? Anote cuál(es) ____________________

7. con un desconocido 8. en una entrevista de trabajo 9. hablando con su jefe o su profesor 10. en la consulta del médico

Estudio sociolingüístico del tabú en el habla de Madrid

347

Nunca … … … …

Rara vez … … … …

Algunas veces … … … …

A menudo … … … …

Siempre … … … …

¡GRACIAS POR SU COLABORACIÓN!

Sexo: Edad: Nivel de estudios terminados: Profesión: Lugar de nacimiento: Lugar de residencia actual: Distrito/Barrio/Zona en la que vive de su ciudad: Edad que tenía cuando llegó a la ciudad en la que reside ahora: Ingresos familiares anuales: hasta 9000€ – de 9000€ a 21000€ – más de 21000€

Datos personales

En este recuadro puede añadir cualquier comentario que considere oportuno

¿Usa otra expresión o palabra similar a menudo con interlocutores 7-10? Anote cuál(es) ____________________

7. con un desconocido 8. en una entrevista de trabajo 9. hablando con su jefe o su profesor 10. en la consulta del médico

348 Ana M. Cestero Mancera

Capítulo 9 Estrategias de atenuación en el barrio de Salamanca de Madrid Isabel Molina Martos Universidad de Alcalá / CSIC

1.

Introducción

Desde 2007, la atenuación ha sido objeto de estudio de los equipos del PRESEEA: Albelda y Cestero han trabajado sobre esta cuestión elaborando una ficha de análisis que formula la atenuación en términos de variable sociolingüística. Todo ello ha quedado reflejado en diversas publicaciones (cf. Albelda y Cestero 2011, Cestero y Albelda 2012, Cestero 2012, Albelda 2013) y en una detallada hoja de codificación prevista para que cualquier equipo pueda sumarse al análisis coordinado de esta variable. La propuesta de Albelda y Cestero fue revisada en 2013 por las mismas autoras para hacerla extrapolable a otro tipo de interacciones diferentes de la entrevista semidirigida que caracteriza todos los corpus del PRESEEA (cf. Cestero Capítulo 10, de este volumen). Su objetivo último es servir de referencia para futuros análisis que, conjuntamente, arrojen nuevas perspectivas sobre las estrategias de atenuación en el mundo hispánico y permitan llegar a conocer los patrones sociolingüísticos actuales de las variedades del español. El estudio de este capítulo 9 es anterior a la incorporación de la variable atenuación en la investigación coordinada del PRESEEA. En octubre de 2005, presenté al XIV Congreso Internacional de la Asociación de Lingüística y Filología de América Latina (ALFAL)1 un trabajo preliminar sobre estrategias de atenuación en el barrio de Salamanca2. Partiendo de la pragmática 1 2

Monterrey (México), 17 al 21 de octubre de 2005. La ponencia quedó inédita excepto una parte relativa al habla de las mujeres (Molina Martos 2005).

350

Isabel Molina Martos

de la cortesía, el análisis se proponía deslindar qué estrategias de atenuación son características de la entrevista semidirigida, sustentándose en la hipótesis de que, como estrategia de cortesía, la atenuación en cada caso particular aparece ligada a una cierta situación comunicativa. El análisis medía además la incidencia de las estrategias de cortesía en una muestra estratificada por edad, sexo, nivel de instrucción y clase social del barrio de Salamanca. Si bien tanto los principios teóricos que sustenta la investigación como la metodología de análisis que se siguió para este estudio han sido ampliamente superados por los trabajos de Cestero y Albelda, hemos considerado oportuno incluir ese primer análisis inédito del barrio de Salamanca para que sea rastreable la secuencia seguida en la investigación de este distrito, además de por sus posibilidades de contraste con los datos de Vallecas. Se justifica así la falta de sincronía entre la investigación más reciente de Cestero (Capítulo 10, en este volumen) y esta preliminar realizada hace ahora diez años.

2.

La atenuación

El concepto de atenuación que aquí se ha seguido se fundamenta en el principio pragmático de la cortesía y se analiza desde la retórica interpersonal de la conversación (Leech 1983), entendida como negociación para alcanzar un acuerdo. La atenuación permite reducir el desacuerdo con el interlocutor contribuyendo a alcanzar el fin último de toda interacción, que consiste en lograr la aceptación lingüística y social del otro (Briz 2004: 84). Para que la negociación llegue a buen término es preciso mantener un equilibrio entre dos imágenes, positiva y negativa, de los hablantes. La imagen negativa se refiere al deseo de cada individuo de que sus actos no se vean impedidos por otros, mientras que la imagen positiva es aquella que el individuo tiene de sí mismo y que aspira a que sea reconocida y reforzada por los otros miembros de la sociedad (Haverkate 1994: 18). Los participantes en la interacción tratan, recíprocamente, de respetar esas dos imágenes del otro, al tiempo que cuidan de las propias. Así por ejemplo, se refuerza la imagen positiva del oyente en las felicitaciones, cumplidos o invitaciones. Por el contrario, se atenta contra la imagen negativa del interlocutor cuando se trata de influir en este mediante órdenes o consejos.

Estrategias de atenuación en el barrio de Salamanca de Madrid

351

Asimismo, durante la interacción el hablante puede mostrar su voluntad de afiliación o de acercamiento al otro o, por el contrario, puede darse prioridad a sí mismo, poniendo el énfasis en su autonomía (Bravo 1999). Brown y Levinson (1987) señalan algunos ejemplos de actos amenazadores para el interlocutor como quejarse, manifestar molestia, reprochar, polemizar, burlarse. En aras de la cortesía, estos actos deben atenuarse para no atentar contra la imagen del destinatario. Igualmente, otros actos pueden amenazar la imagen del hablante y para evitarlo también disponemos de estrategias de atenuación. Así por ejemplo, en (1) el hablante utiliza la atenuación para proteger su imagen. (1) A mí me parece que esto no va a salir bien. Pues al añadir la fórmula a mí me parece se distancia de la afirmación que acaba de hacer para no arriesgar su credibilidad. Las posibilidades de lograr este distanciamiento son múltiples, como puede verse en (2), donde se recurre a la impersonalización con el mismo propósito: (2) Se dice que van a mandarnos a otro edificio. Impersonalizando su discurso el hablante se distancia de lo dicho, no asume el protagonismo y por tanto no se responsabiliza de su veracidad. En (1) y (2) la atenuación persigue como objetivo reducir al mínimo los «riesgos» que puede experimentar el hablante (H) durante el acto discursivo, es decir, el fin último de la atenuación es proteger su imagen. La cortesía como actividad social trata de encontrar un equilibrio entre las imágenes de hablante y oyente y la atenuación es un reflejo de esa actividad, pues mediante los atenuantes se mitigan aserciones, peticiones, órdenes o recomendaciones que, de otro modo, podrían dañar la imagen del hablante o la de su interlocutor (Briz 1998; Hernández Flores 2004). O, siguiendo a Haverkate (1994: 137), la atenuación puede servir para manifestar solidaridad de grupo mediante lo que él denomina mitigación altruista, o bien para proteger la imagen positiva del hablante por medio de la mitigación egocéntrica. En este estudio se concibe la conversación como actividad interactiva mediante la que los hablantes construyen sus imágenes, buscan un equilibrio entre la suya propia y la de su interlocutor y manifiestan tendencias de afiliación o de autonomía. Para recontar las estrategias de atenuación se ha seguido la tipología propuesta por Briz y el grupo Val.Es.Co. (Valencia Español Coloquial)

352

Isabel Molina Martos

(1995, 1998, 2003), para quienes la interpretación de la actividad cortés es al menos cosa de dos, por lo que el análisis de actos de habla corteses debe interpretarse en unidades dialógicas3.

3.

La entrevista semidirigida

La cortesía se ejerce y se interpreta en función de cada situación interactiva; varía dependiendo de la relación que mantengan los hablantes (de mayor o menor proximidad, solidaridad), del fin que persigue la interacción (interpersonal o no), o de la temática que se aborda, entre otros factores. El corpus de datos que se maneja en este análisis se ha obtenido mediante entrevistas semidirigidas. Uno de los objetivos será detectar y cuantificar las estrategias de atenuación que aparecen en este tipo de discurso, más convencional y planificado que la conversación coloquial cotidiana. Briz y Val.Es.Co (1998) definen las diferencias entre una y otra en términos de registro, donde la conversación coloquial utiliza un registro informal frente a la entrevista sociológica, que se caracteriza como semiformal. Ambas se definen y se distinguen por una serie de rasgos primarios y situacionales. La entrevista tiene un fin transaccional, utiliza un tono semiformal, recurre a una planificación diseñada (rasgos primarios) y la relación entre los interlocutores puede ser o no de igualdad, aunque a priori no se conozcan y se comuniquen en un marco de interacción no familiar sobre una temática no especializada (rasgos situacionales). A diferencia de lo que sucede en la entrevista, el fin de la conversación coloquial es interpersonal, utiliza un tono informal y la planificación está ausente (rasgos primarios); la relación entre los hablantes es de igualdad, pues se conocen, y hablan sobre temas no especializados en un marco de interacción familiar (rasgos situacionales). La finalidad transaccional o interpersonal que persiguen una y otra determina la presencia de diferentes formas de atenuación, ya que las interacciones interpersonales (conversación coloquial) buscan y favorecen el 3

Cf. en el Anexo 1 la tipología de recursos de atenuación que se han tenido en cuenta para este análisis.

Estrategias de atenuación en el barrio de Salamanca de Madrid

353

mantenimiento de las relaciones sociales, mientras que en las interacciones transaccionales (entrevista semidirigida) existe un objeto de negociación concreto y los hablantes están más condicionados por las convenciones sociales (Briz 2004: 81). Todas estas diferencias hacen prever que las estrategias de cortesía en uno y otro discurso presentarán características y funciones específicas. En la conversación coloquial probablemente prevalezcan manifestaciones de cortesía que refuercen el acuerdo entre los hablantes, su relación interpersonal (Albelda 2004), mientras que en la entrevista, donde el interés está en el propio mensaje, en la interacción en sí misma, la atenuación se utilizará para distanciarse de éste y lograr que la interacción discurra de manera eficaz.

4.

Metodología

Se ha examinado el uso de la atenuación en el corpus Preseea-Madrid (distrito de Salamanca). Las muestras de habla analizadas corresponden a dieciocho hablantes madrileños del barrio de Salamanca estratificados por sexo, nivel de instrucción y edad, y postestratificados por clase social4. Para este análisis se han estudiado dieciocho horas de grabación (1060’), donde el recuento de las estrategias de atenuación se ha hecho por turnos de palabra, al entender que en un solo turno pueden aparecer una o varias atenuaciones dirigidas a cumplir una misma función. No se ha tenido en cuenta, por tanto, el número total de atenuaciones sino el de turnos con atenuación, con un total de 886 turnos contabilizados en 18 horas de entrevista semidirigida.

4

La clase social procede de la suma paramétrica de dos factores, los ingresos y la profesión. En el barrio de Salamanca conviven tres niveles sociales: la clase media baja, la clase media y la clase media alta, si bien predominan las dos últimas (cf. capítulo 1).

354

Isabel Molina Martos

5.

Análisis y resultados

En primer lugar, se examinaron los turnos de atenuación tomados en conjunto, sin atender a la finalidad interpersonal o transaccional de la interacción; en segundo lugar, se pusieron en correlación con la edad, el sexo, el nivel de instrucción y la clase social de los hablantes. La Tabla 1 muestra los resultados. Tabla 1. Total de turnos de atenuación en correlación con la edad, sexo, nivel de instrucción y clase social de los madrileños del distrito de Salamanca Edad

Sexo

Instrucción

Clase social

1ª generación (20-34 años)

2ª generación (35-54 años)

3ª generación 55 >

324 turnos 37%

291 turnos 33%

Hombres

Mujeres

508 turnos 57%

378 turnos 43%

Primaria

Secundaria

Superior

305 turnos 34%

311 turnos 35%

270 turnos 30%

Media alta

Media

Media baja

356 turnos 40%

467 turnos 53%

63 turnos 7%

271 turnos 31 %

Estos datos en principio se muestran discordantes con lo que cabría esperar de otras investigaciones sobre cortesía, pues se ha dicho que esta aumenta con la edad, es más común en las mujeres o que se incrementa con el nivel de instrucción en situaciones de formalidad. Sin embargo, los madrileños del barrio de Salamanca muestran pautas divergentes; entre ellos, la atenuación aumenta a medida que disminuye la edad y viceversa, los jóvenes son los que más veces atenúan (37%) y los mayores los que menos (31%); los hombres atenúan más (57%) que las mujeres (43%) y mientras más instrucción tienen los hablantes, menor es la presencia de tales estrategias. La clase media es la más atenuadora (53%) seguida de la clase media alta (40%), muy alejadas ambas de la clase media baja (6%). A la luz de esos datos, no parecía adecuado limitarse a estudiar las estrategias de atenuación en la entrevista semidirigida como formas de cortesía convencional; resultaba evidente la necesidad de tener en cuenta el contexto discursivo para aportar resultados matizados en este sentido.

Estrategias de atenuación en el barrio de Salamanca de Madrid

355

Para ese fin hemos partido de los conceptos de cortesía valorizante (Kerbrat-Orecchioni 2004) o codificada y de la cortesía interpretada (Briz 2004: 69). La primera es la cortesía que se conoce convencionalmente, como parte de la cultura pero sin atender al contexto en que se produce; la cortesía interpretada, por el contrario, se define y se evalúa en el transcurso de la interacción, teniendo en cuenta la reacción de los participantes en la misma. El conjunto de turnos de atenuación considerados debería evaluarse desde la cortesía interpretada, puesto que las entrevistas de las que proceden se articulan siguiendo la secuencia de negociación que es propia del discurso interactivo. Por otra parte, y atendiendo a las características de la entrevista semidirigida, ya se señaló que esta debe incluirse entre las interacciones con fin transaccional, con una finalidad concreta. Las interacciones transaccionales están más reguladas que las interpersonales; los participantes en una entrevista suelen mantener relaciones asimétricas, por lo que están más sujetos a las convenciones sociales que en sus conversaciones habituales. En la conversación coloquial, en cambio, los participantes van renegociando su relación, pues en principio son iguales. En la entrevista, los roles están predefinidos: el entrevistador pregunta sobre temas previstos de antemano, mientras que a su interlocutor solo le queda responder, ofrecer su punto de vista sobre los temas que se le proponen, sin que apenas quede abierta la posibilidad de avanzar en la relación interpersonal, que no es el objetivo de la interacción. Es menos probable, por tanto, que en una entrevista encontremos estrategias de cortesía mitigadora destinadas a proteger la imagen del otro y, en cambio, serán más frecuentes las atenuaciones dirigidas a proteger la propia imagen, puesto que es esta —y no la del entrevistador— la que está en cuestión y, por tanto, la que puede llegar a verse amenazada. Así, en el corpus que aquí se ha analizado, de los 886 turnos de atenuación registrados, el 66% protege la imagen del hablante (H), mientras que el 34% restante está dirigido a proteger la imagen del otro (O), bien sea este el interlocutor, bien sea una tercera persona de la que se está hablando. En la entrevista semidirigida son más frecuentes los turnos del tipo de (3) que los que se muestran en (4): (3) Ejemplos de atenuación que protegen la imagen del H5: E: y ¿tú crees que a medida que pasa el tiempo va creciendo esa amistad o se va modificando o qué es lo que va pasando ahí? 5

Las estrategias de atenuación se marcan en cursiva.

356

Isabel Molina Martos I: no / yo creo que la amistad es la misma / mmm / lo que pasa es que te cambia la vida hay veces que te ves más- hay veces que te ves menos eeh pero el sentimiento de la amistad yo creo que es el mismo / mmm / no creo que la amistad tampoco crezca mucho / crece porque está consolidada porque cuanto más tiempo pasa está más consolidada / pero tampoco creo que / que crezca / la- le- la amistad puede crecer / puede separarte / puedes / pero creces mmm ¡uf! / tampoco / yo no veo… MADR-SAL_H13_001 E: ¿te costó mucho tomar esa decisión? I: mm ¡buah!, pensarlo un par de meses / eeeh / no / no sabe- no sabía / y a lo mejor sigo sin saber qué era lo que quería hacer en la vida / pero sí sabía que eso no / y que no me quería pasar toda la vida en ese puesto / tenía veintiséis años / podía hacerlo MADR-SAL_H13_001 E: ha llovido mucho, ha sido muy raro I: ha llovido mucho sí / bueno es que / también / quie- quieras que no / como lo vas viviendo todos los años realmente no te vas dando cuenta porque- pero yo creo que / que sí hace menos frío / en invierno hace / para mí hace menos frío o no sé / o a mí me lo parece MADR-SAL_M13_005 E: sí / sí / sí / sí / y tú qué cre- ¿crees que tiene algo? / ¿qué el tiempo está cambiando? / eso que se dice de que el agujero de ozono / en fin / todo eso que se- se cuenta I: sí / sí / está cambiando / yo creo que sí / la mayoría de la gente piensa que sí MADR-SAL_H21_044

(4) Ejemplos de atenuación que protegen la imagen del otro: E: I: E: I: E: I: E:

en la zona o sea que es más bien gente mayor me has dicho en la yo creo que son más bien eeh gente de la edad de mis padres sí o sea no gente mayor sino ya vamos que madura MADR-SAL_M13_005

E: y ¿y la gente qué decía de eso? / ¿qué- cómo…? I: nada / se asustó un poco / pero vamos no… MADR-SAL_H21_044 E: ¿y / y qué decían tus padres? I: hombre / mi padre un poco más duro / quería que… pero mi madre no / ni madre me puso externo MADR-SAL_H11_038

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Estrategias de atenuación en el barrio de Salamanca de Madrid

I: mi madre es / es rubia / tiene los ojos marrones / es de carácter serio / es delgadita / mmm / tiene el pelo cortito y liso // no sé // es más- tiene más ganas de salir y más ganas de divertirse por ejemplo que mi padre // y luego mi padre también es muy alto / es moreno / con muy poquito pelo ya / cincuenta y seis años también / es gordito / es muy simpático y muy gracioso / siempre te está gastando bromas // y nada / muy guapos los dos // MADR-SAL_M11_041

La correlación entre ambos tipos de atenuación y los factores sociales arroja resultados más matizados. Como se muestra en el Gráfico 1, por edades el uso de la atenuación dirigida a proteger la imagen del propio hablante (H) alcanza su máximo nivel entre los jóvenes, mientras que este mismo grupo apenas emplea la atenuación que protege la imagen del otro (O). Las dos generaciones anteriores tienden, en cambio, a equilibrar el uso de ambas estrategias. Aparentemente, la edad contribuye a lograr conversaciones más equilibradas en las que se tiene en cuenta tanto al hablante como al oyente.

80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0%

atenuación H atenuación O+D

20-34 años

35-54 años

55 >

Gráfico 1. Edad y atenuación

El género de los hablantes también determina diferencias en la elección de estrategias; el Gráfico 2 muestra en los hombres un uso de la atenuación que protege su imagen (H) ligeramente superior al que hacen las mujeres; por su parte, las mujeres aventajan a los hombres en el empleo de atenuaciones dirigidas a preservar la imagen del otro (O).

358

Isabel Molina Martos

80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0%

Hombres Mujeres

Atenuación H

Atenuación O

Gráfico 2. Sexo y atenuación

Estos datos no son por sí solos concluyentes pues revelan diferencias muy pequeñas; sin embargo, como se muestra en los gráficos 3 y 4, si cruzamos la variable sexo con el nivel de instrucción, los resultados son más esclarecedores. Los gráficos muestran un relación inversa entre sexo y nivel de instrucción: los hombres producen más turnos destinados a proteger su imagen (H) a medida que disminuye su nivel de instrucción (73%-68%-60%); por el contrario, las mujeres protegen su imagen (H) en relación directa al aumento de su nivel de instrucción (56%-65%-74%). Atenuación H 80% 60% Hombres

40%

Mujeres

20% 0% Instrucc. baja

Instru. media

Instrucc. Alta

Gráfico 3. Sexo, instrucción y atenuación H Atenuación O 50% 40% 30%

Hombres

20%

Mujeres

10% 0% Instrucc. baja

Instru. Instrucc. media Alta

Gráfico 4. Sexo, instrucción y atenuación O

Estrategias de atenuación en el barrio de Salamanca de Madrid

359

Aparentemente, la instrucción corrige tendencias diferentes en unos y en otras: un hombre con poca instrucción se preocupa en exceso por la imagen que ofrece de sí mismo, mientras que la mujer poco instruida se excede en su preocupación por el otro. A medida que el hombre recibe mayor instrucción tiende a preocuparse más por su interlocutor, mientras que la mujer culta se ocupa más de sí misma. Solamente los hablantes de instrucción media de uno y otro sexo manifiestan un uso semejante de las dos estrategias. El Gráfico 5 muestra, por último, cómo la clase media es la que tiende a hacer un uso más equilibrado de las dos estrategias de atenuación, mientras que los hablantes de clase media alta y de clase media baja se comportan de forma similar, empleando más las atenuaciones que protegen su imagen y menos las que protegen la imagen del otro.

80% 60%

Atenuación H

40%

Atenuación O

20% 0% Media alta

Media

Media baja

Gráfico 5. Clase social y atenuación

6.

Conclusiones

En este estudio se han analizado las estrategias de atenuación en el contexto de una interacción transaccional, la entrevista semidirigida. Se ha visto cómo el tipo de interacción, determinado por roles predefinidos que ponen al hablante en una posición de inferioridad respecto al entrevistador, condicionan la forma de negociar en la conversación. La entrevista no avanza en la relación interpersonal, lo importante en ella son los temas a tratar y, puesto que quien debe desarrollarlos es el informante, lo que se pone en juego es su imagen, de ahí la alta frecuencia de estrategias dirigidas a protegerla.

360

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Pero no todos los hablantes madrileños emplean los recursos de cortesía mitigadora de la misma manera. Los hablantes más jóvenes se ocupan sobre todo de su propia imagen y a medida que se van haciendo mayores hacen un uso más equilibrado de las dos estrategias. Ese equilibrio también se ha detectado en los hablantes de clase media y en los de instrucción media. Por sexos, sin embargo, hemos visto que la trayectoria de hombres y mujeres según su nivel de instrucción es opuesta: las mujeres van incorporando una mayor preocupación por su imagen a medida que tienen un mayor nivel de instrucción, mientras que los hombres siguen el proceso inverso, adquiriendo una mayor preocupación por la imagen de su interlocutor cuando tienen más cultura.

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Estrategias de atenuación en el barrio de Salamanca de Madrid

361

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362

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Anexo 1 Atenuación: Relación interlocutiva entre emisor y receptor (el miembro marcado es el receptor) (Briz y Val.Es.Co 1995, 1998, 2003) (I) Atenuación pragmática (A) ATENUACIÓN pragmática Performativa (1) Por modificación del verbo performativo (imperfecto de cortesía, condicional) t Quisiera-querría que vinierais a mis bodas de plata. t Podrías dejarme los apuntes/ es que la semana pasada estuve enfermo.

(A) ATENUACIÓN pragmática Performativa (2) Por acción atenuadora del verbo Performativo (pensar, creer, imaginar, parecer) t Yo si te parece bien a mí me parece que es mejor venir el jueves y el fin de semana pues no venir. t No es que yo quiera meter mal tampoco es que me importe/ pero dicen que María se la está pegando a José /// No sé ¿¡qué quieres que te diga!? Pero yo me imaginaba algo así. t Si quieres que te dé mi opinión / no vayas t Puedo prometer y prometo t Yo pienso que tampoco me he portado tan mal t Yo creo que no vamos bien porque tú no quieres t El día veintiuno me imagino que vendréis a animar y hacer fotografías / ¿no?

(II) Atenuación semánticopragmática (A) ATENUACIÓN semántica de un elemento (1) Por modificación morfológica t t t t

Es un poco latoso. Está como muy dulce Era más o menos aquí. Es morenito de piel con la nariz larguita / gafitas. Es feíllo. t Lo encuentro algo raro t Es un poco tacaño. t Está como muy gordo (A) ATENUACIÓN semántica de un elemento (1) Por selección léxica t No me toques la moral / que vengo (elección de eufemismo) t Eso no es verdad t No está bien lo que hacéis ¿eh? t Es poco listo

Estrategias de atenuación en el barrio de Salamanca de Madrid (A) ATENUACIÓN pragmática Performativa (3) Por modificaciones al margen (fórmulas estereotipadas, locuciones, modismos…) t Déjame / por favor t Sé que no tienes tiempo / pero me gustaría decirte una cosa t Siento darte la paliza a estas horas / pero es que necesito que me traigas los apuntes de lengua del martes t A lo mejor tienes razón t Oye ven U otras fórmulas: si no me engaño, puede que me equivoque, pero; igual (no es así); por lo que dicen, según cuentan, todo el mundo, en mi opinión…

(A) ATENUACIÓN pragmática Performativa (4) Por elipsis de la conclusión (estructuras suspendidas…) t -¿Tú tendrás tabaco rubio por ahí por casualidad? elisión de la conclusión («dame un cigarrillo») t Si me lo vuelves a decir… t De haberlo sabido… t Yo estudiar estudio / luego que apruebe o no… (B) ATENUACIÓN del papel de los participantes en la enunciación. (1) Por impersonalización del yo (se, uno, tú impersonalizado…) t Se dice que fue el suegro el que no quiso que se casaran. t Uno ya no está para esos trotes (B) ATENUACIÓN del papel de los participantes en la enunciación (2) Por impersonalización del tú t Hay que leer más t Se debe prestar más atención.

363

(B) ATENUACIÓN semántica de toda la proposición t Pues Mari / en febrero hay convocatoria y seguro que apruebas / y MARI / si acaso no apruebas es igual/ en septiembre t A: No me he acordado de buscarte en casa el libro que me pediste. t B: Tú cuando puedas / tranquila t Dame algo de dinero (el cuantificador algo no solo modifica la cantidad de dinero solicitada, sino el acto de pedir). t Ven un poquito a hacerme compañía (el atenuante poquito además de modificar semánticamente al verbo, atenúa la fuerza de la petición.)

364

Isabel Molina Martos

Atenuación dialógica: Más allá del simple acto de habla de un interlocutor, la atenuación se entiende como atenuación del desacuerdo (Briz y Val.Es.Co 1995, 1998, 2003) (A) Expresan incertidumbre o fingen ignorancia o incompetencia ante lo dicho por otro interlocutor t A: estás equivocado t B: Es posible que esté equivocado/ pero yo creo que esto debe hacerse así. t A: Me lo dijo María, la novia de Pedro. t B: Perdona/ María creo que ya no sale con Pedro. t A: pues más o menos/ es eso lo- lo que quiere decir más o menos la palabra liberal. t B: ¡hombre! Yo- o sea yo por liberal no entiendo esto. (B) manifiestan, en movimientos concesivo-opositivos o restrictivos, la CONFORMIDAD parcial (si, bueno, pero…) t A: A mí no me va el rollo de una noche y ya está. t B: Pero si tú eras una persona muy liberal. t A: Tienes razón/ pero eso no me va (C) reducen al mínimo la disconformidad t J: (la línea de metro número cinco) estar- estará sin arreglar/ ni nada. G: bueno/ está bastante arreglao ¿eh? (D) impersonalizan la disconformidad t A: No me habías dicho que te has divorciado t B: Tú crees que uno va a ir por ahí diciendo/ quiero divorciarme.

Capítulo 10 La atenuación lingüística en el habla de Madrid: un fenómeno sociopragmático variable Ana M. Cestero Mancera Universidad de Alcalá

1.

Introducción: la atenuación lingüística

En las últimas décadas, se ha producido un incremento sorprendente del estudio del funcionamiento sociopragmático del discurso, lo que ha proporcionado un conocimiento mucho más completo y profundo del uso de la lengua y nos ha mostrado los diferentes factores que inciden en él. Se trata de una de las líneas de investigación más fructífera de la actualidad, si bien aún requiere la descripción y explicación de muchos fenómenos, que se va ofreciendo poco a poco o se ha de emprender de forma inmediata. Uno de los temas que más atención ha recibido en esta etapa de desarrollo ha sido la atenuación y su expresión lingüística, tratada, habitualmente, como un fenómeno pragmático relacionado con la cortesía, principio básico de la interacción comunicativa humana, junto con la cooperación. A partir de la consideración general de que la cortesía es una de las principales actividades sociales que interviene en el éxito de la interacción comunicativa, los investigadores han enfocado el estudio de la atenuación como una acción básica de acercamiento o aproximación al interlocutor, realizada con el cometido de cumplir con el principio pragmático de «ser cortés», bien de forma directa o bien de manera estratégica (Briz 2007: 6). Los hablantes nos acercamos socialmente a nuestros iguales a través de la intensificación, es decir, mediante actos verbales valorizantes, pero, además, expresamos y mantenemos ese acercamiento a través de la atenuación o mitigación, que es un mecanismo mucho más complejo, pues, como afirma Briz (2007: 7), con él «me alejo del mensaje, suavizándolo, evitando algo de lo que digo o hago, para acercarme o no alejarme

366

Ana M. Cestero Mancera

demasiado del otro [siendo así] una estrategia […] de distancia lingüística a la vez que una estrategia de acercamiento social». La atenuación se ha definido como «una categoría pragmalingüística cuya función consiste en minimizar la fuerza ilocutiva de los actos de habla y el papel de los participantes de la enunciación con el fin de lograr la meta prevista, el acuerdo (o en minorar en su caso el desacuerdo), que es el fin último o primero, según se mire, de toda conversación» (Briz, 1995, 2003, 2007: 11-12). No obstante, contrariamente a como se ha enfocado el fenómeno hasta ahora, la atenuación no siempre tiene que ver con la imagen cortés y, a veces, incluso, ni con la imagen (Briz 2007), por lo que la cortesía no explica completamente su uso, de manera que es necesario estudiar este fenómeno estratégico desde una perspectiva más amplia que no lo circunscriba a un ámbito exclusivo y que nos permita conocerlo y entenderlo en su complejidad y forma de utilización. Este es el propósito de la investigación que presentamos aquí, que recoge los resultados obtenidos con respecto al uso sociopragmático de la atenuación en el habla de Madrid (Vallecas). Ha sido desarrollada en el marco del PRESEEA, como estudio priorizado, coordinado inicialmente con Preseea-Valencia y, más tarde, con Preseea-Las Palmas de Gran Canaria y Preseea-Granada, con el objetivo de conocer la atenuación lingüística (y paralingüística) desde un enfoque sociolingüístico, pragmático y discursivo, atendiendo tanto a su forma de producción como a su función, a través del análisis pormenorizado de todas las dimensiones variables que inciden en su uso1. Si bien la atenuación lingüística es un fenómeno que tiene un tratamiento muy amplio en la bibliografía especializada, hasta el momento han sido muy pocos los trabajos realizados en atención a su variabilidad. Desde un enfoque pragmalingüístico, se han investigado los tipos de atenuación existentes, algunas estrategias lingüísticas de atenuación y su clasificación, la carga semántica de los enunciados atenuados, la fuerza ilocutiva de los actos con atenuación y las funciones de la atenuación lingüística (Albelda 1

El estudio coordinado de la atenuación en PRESEEA (PRESEEA_ATENUACIÓN) se priorizó en 2010, en el V Encuentro Internacional del Proyecto PRESEEA, y está siendo coordinado por Ana M. Cestero y por Lidia Rodríguez Alfano. Presenta dos modalidades básicas de estudio de la atenuación: modalidad A o estudios completos atendiendo a todas las variables y variantes establecidas como significativas, y modalidad B o estudios en profundidad de una o varias de las variables que han resultado ser significativas en los análisis de la atenuación (véase la Guía de Estudios de la Atenuación en los corpus PRESEEA en la página electrónica del proyecto: ). Nuestro estudio es ejemplo de la Modalidad A.

La atenuación lingüística en el habla de Madrid

367

2008; Albelda y Álvarez 2009; Briz 1995, 1998, 2003, 2004, 2007, entre otros). Desde un enfoque sociopragmático, se han llevado a cabo estudios diversos centrados en la incidencia que tienen determinados factores situacionales, sociales y culturales en el uso de la atenuación (Briz 2007, Albelda y Álvarez 2009, Bolívar 2002, García 2002, Madfes 2004, Molina 2005 y Capítulo 9, en este volumen, y Puga 1997, entre otros). Sin embargo, hasta el comienzo de su estudio en el marco del PRESEEA, no se ha realizado ninguna investigación, al menos hasta donde llega nuestro conocimiento, que aúne todos los factores, lingüísticos, pragmáticos, discursivos, sociales, situacionales y culturales, relacionados con las estrategias de atenuación lingüísticas (y paralingüísticas) y que, por tanto, enfoque su tratamiento atendiendo a todos los factores que determinan su uso o inciden en él a la vez. Esta tarea ha conducido al análisis coordinado de la atenuación lingüística, en los corpus PRESEEA, desde una perspectiva interdisciplinar (combinando el análisis de la conversación, la pragmática y la sociolingüística) y ha dado ya frutos diversos de gran interés, reveladores de la existencia de patrones sociopragmáticos que responden a condicionamientos sociolingüísticos y geolectales (Albelda 2011a, 2011b y 2013, Cestero 2011a, 2011b, 2012, Albelda y Cestero 2011, Cestero y Albelda 2012, Samper 2011, 2013, Montoro 2014).

2.

El estudio de la atenuación en Preseea-Madrid (distrito de Vallecas): metodología de la investigación

El trabajo que presentamos en este capítulo recoge los hallazgos más significativos obtenidos en el estudio de la atenuación en el habla de Madrid (Vallecas), considerado habitualmente como de clase media y media-baja2, 2

En oposición al otro barrio de Madrid en el que se han recogido materiales: el barrio de Salamanca, considerado como de clase media y media-alta. I. Molina ha realizado ya un estudio sobre la incidencia del sexo, la edad y el nivel de instrucción en la atenuación lingüística producida por hablantes del barrio de Salamanca (Molina 2005 y Capítulo 9, en este volumen), por lo que, aunque el tipo de estudio realizado por esta investigadora y el llevado a cabo por la autora de este capítulo es en gran parte diferente, podemos contrastar los datos y observar si existen diferencias en atención a la clase social / barrio de procedencia de los informantes.

368

Ana M. Cestero Mancera

tal y como se explica en el capítulo primero de este volumen. Como se ha mencionado con anterioridad, forma parte del estudio coordinado de la Atenuación en el proyecto PRESEEA y se ha realizado con el objetivo de conocer el funcionamiento del fenómeno pragmático, de forma homogénea y sistemática, en todas sus dimensiones y de comparar los resultados con lo que acontece en otros puntos de habla hispana que cubre el macroproyecto, de manera que sea posible obtener una visión amplia y detallada de la variación diatópica y diastrática que lo caracteriza3. El estudio de la atenuación lingüística en Madrid (Vallecas) se ha llevado a cabo desde una perspectiva interdisciplinar que combina el análisis de la conversación, la pragmática y la sociolingüística. Hemos trabajado con 18 entrevistas (treinta minutos de cada una de ellas y, por tanto, nueve horas de grabación) de informantes madrileños del barrio de Vallecas, un hombre y una mujer por cada grupo generacional y de cada nivel de instrucción establecidos. Partiendo del acto de habla como unidad básica, se han realizado sobre el corpus dos tipos de análisis en fases sucesivas: en primer lugar, un análisis cualitativo, que ha permitido identificar y describir el funcionamiento del fenómeno que nos ocupa, así como las características formales que presenta habitualmente; en segundo lugar, un análisis cuantitativo, que ha proporcionado información sobre la frecuencia de aparición de las variantes y variables estudiadas, así como las relaciones existentes entre ellas y la incidencia que en las mismas tienen la edad, el sexo, el nivel de instrucción, la clase social o el modo de vida de los informantes. Como se ha apuntado en el capítulo introductorio, el corpus PRESEEA está compuesto por entrevistas semidirigidas, por tanto, nos encontramos ante una situación de no mucha solidaridad o inmediatez comunicativa, lo que, en palabras de Briz (2007), está en correlación con la mayor presencia de atenuantes, de manera que nos hemos asegurado de tener un número considerablemente alto de actos de habla atenuados. Este hecho permitió que Marta Albelda y la autora de este trabajo establecieran como significativas o determinantes en la atenuación lingüística (y paralingüística), a partir de varios estudios iniciales exploratorios, un conjunto de variables y variantes lingüísticas, pragmático-discursivas y sociales relacionadas con el tipo de atenuación, los recursos empleados para atenuar, aspectos pragmáticos 3

El trabajo que aquí presentamos se inscribe en el proyecto de investigación «Patrones sociolingüísticos y procesos de integración sociolingüística en Madrid» (Ref. FFI2011-29189-C05-02).

La atenuación lingüística en el habla de Madrid

369

y discursivos implicados en el uso de la atenuación y la caracterización social, geolectal y cultural de los hablantes, que detallamos a continuación. 1) Tipo de atenuación El tipo de atenuación realizada, atenuación del dictum (reducción del valor significativo de un enunciado, de lo que se dice), atenuación del modus (reducción de la fuerza ilocutiva, de lo que se hace) y atenuación del dictum y del modus (reducción tanto del valor significativo de un enunciado como de su fuerza ilocutiva), se consideró inicialmente como variable dependiente. 2) Recursos lingüísticos (y paralingüísticos) para atenuar Hemos trabajado con 25 tipos diferentes de recursos lingüísticos de atenuación, agrupados en variables de la manera que sigue: 1. 2. 3. 4. 5. 6.

7.

8. 9. 10. 11. 12. 13. 4

Modificación morfológica interna: sufijos. Modificación morfológica externa: cuantificadores minimizadores, aproximativos, difusores significativos y entrecomillado. Selección léxica. Empleo de palabras extranjeras u onomatopeyas4. Modificación temporal del verbo. Expresión de aserciones en forma de duda o de probabilidad mediante el empleo de verbos y/o adverbios modales de pensamiento, de duda y de probabilidad. Expresión de aserciones en forma de duda o de probabilidad mediante indicación de incertidumbre o incompetencia, o fingimiento de ignorancia. Acotación de la opinión a la propia persona o a un determinado ámbito o territorio personal. Negación del supuesto de lo que se quiere pedir o preguntar. Inclusión en petición del posible rechazo del interlocutor o expresión de improbabilidad de que se conceda lo que se solicita. Petición de disculpas ante una interrupción, una pregunta, un favor, etc. Modificaciones del acto de habla que restringen lo dicho mediante construcciones sintácticas condicionales, concesivas o temporales. Justificaciones y excusas.

Estos cuatro primeros recursos corresponden a la atenuación del dictum.

370

Ana M. Cestero Mancera

14. Utilización o simulación de estilo directo para expresar las propias palabras o la propia opinión. 15. Elipsis de la conclusión (estructuras suspendidas). 16. Uso de fórmulas fáticas de petición de consentimiento. 17. Impersonalizaciones que apelan al juicio de la mayoría o a un interlocutor general a través de pronombres, formas verbales impersonales u otras formas de despersonalización del origen deíctico del enunciado. 18. Impersonalizaciones con expresiones que evitan la aseveración del yo y recurren a una causa o presión externa que motiva lo dicho. 19. Impersonalizaciones mediante marcadores discursivos que inciden en la franqueza de lo dicho y lo objetivan. 20. Empleo de marcadores del discurso atenuantes correctores para minimizar la disconformidad dialógica o para atenuar y proteger la propia imagen monológicamente. 21. Uso de marcadores del discurso como atenuantes por marcación de consecuencia lógica. 22. Movimientos concesivos para minimizar la disconformidad dialógica o para atenuar y proteger la propia imagen monológicamente. 23. Comparación como forma de justificación. 24. Reducción del formato del acto de habla. 25. Utilización de elementos paralingüísticos como mecanismos de atenuación (risa, tono, vacilación…)5. Como hemos mencionado con anterioridad, en esta investigación se ha tomado como unidad de análisis el acto de habla y, por tanto, se ha considerado como pertinente en el funcionamiento de la atenuación lingüística la cantidad de recursos de atenuación que emplea el hablante en cada acto atenuado, bajo el supuesto de que la utilización de mayor número de recursos supone un grado más alto de atenuación (Briz 2007). Así, hemos establecido como variable lingüística, también, el número de estrategias de atenuación utilizadas en cada acto de habla atenuado. Finalmente, dentro de los aspectos formales que caracterizan el fenómeno que nos ocupa, hemos considerado la posición sintáctica en la 5

Del recurso 5 al 25 han sido considerados estrategias de atenuación del modus. Cuando se combinan recursos de las variables 1-4 y 5-25 nos encontramos ante atenuación del dictum y del modus a la vez.

La atenuación lingüística en el habla de Madrid

371

que se encuentra el recurso de atenuación más significativo de cada acto de habla, atendiendo a si dicho recurso aparece integrado en el acto de habla, intercalado e interrumpiendo o alterando la unidad sintáctica, intercalado con función rectificadora, en posición inicial que anticipa, en posición final que repara o acota o en posición inicial y final a la vez. 3) Factores pragmáticos y discursivos Con respecto a los aspectos pragmáticos y discursivos que inciden en la producción de atenuación lingüística, hemos atendido al uso que se hace del fenómeno y las funciones que presenta. Hemos trabajado, en primer lugar, con la «carga semántico-pragmática del mensaje», teniendo en cuenta si se atenúa un contenido que afecta a la imagen del hablante, a la imagen del interlocutor, a la imagen de sujetos que no intervienen en el acto comunicativo, a la relación entre los dos interlocutores o a la negociación entre ellos, o a ninguna de las imágenes implicadas en el acto de habla. En segundo lugar, y en relación con la variable anterior, hemos analizado siete funciones específicas que realiza la atenuación lingüística en el corpus hasta ahora analizado: reducir la repercusión de una generalización o evidencia o el efecto de lo dicho; evitar o reducir el compromiso del hablante con lo dicho; realizar actividades de autoimagen; manifestar o buscar acuerdo; reparar o mitigar una amenaza a la imagen del oyente; evitar imponer el yo, y justificar el desacuerdo o evitar un posible desacuerdo. En tercer lugar, hemos estudiado el tipo de acto de habla con discurso atenuado, según su fuerza ilocutiva, establecido a partir de la clasificación básica de los actos de habla en directivos (en beneficio del hablante o en beneficio del interlocutor), asertivos (expresión de opiniones o expresión o descripción del estado factual de la realidad), compromisivos y expresivos, incide en el funcionamiento sociopragmático del fenómeno6. Por último, hemos tenido en cuenta otras variables pragmáticodiscursivas básicas, consideradas muchas de ellas en los estudios coordinados PRESEEA, que permiten controlar factores condicionantes de la variabilidad en circunstancias determinadas: la temática 6

En el presente trabajo no hacemos referencia a los resultados obtenidos con respecto a esta variable, ya que no resultan tan significativos e interesantes como los referidos al uso general de la atenuación y a la forma y función que presenta, y supondría una extralimitación del número de páginas.

372

Ana M. Cestero Mancera

en desarrollo cuando se produce el acto de habla con atenuación (especializada o no especializada), el registro (formal, medio, informal), el estilo discursivo (argumentación, exposición, narración, descripción y diálogo), el propósito funcional predominante (transaccional o interpersonal), el carácter del discurso atenuado (reproducido o no reproducido), la toma de turno (atenuación en turno propio o robado) y el control temático (atenuación en un turno en el que se produce, o no se produce, cambio de tema). Estas variables no han resultado significativas en los análisis realizados, por lo que no serán tratadas en el presente trabajo. 4) Características sociales de los hablantes Con respecto a los factores sociales, y siguiendo los presupuestos metodológicos del proyecto PRESEEA, hemos trabajado con tres diferentes: la edad de los interlocutores (jóvenes —de 20 a 34 años—, adultos —de 35 a 54 años— y mayores —55 años o más—), el sexo (mujer y hombre) y el nivel de instrucción (estudios primarios, estudios secundarios —medios— y estudios superiores). Como factores de posestratificación, hemos tenido en cuenta la clase social, que, en Vallecas, zona de Madrid objeto del estudio actual, presenta tres variantes: baja, media-baja y media, y el modo de vida enfocado hacia el ocio, la familia o el trabajo. 5) Caracterización geolectal y cultural Constituye un presupuesto básico del proyecto PRESEEA la comparabilidad de los resultados obtenidos en los diferentes estudios realizados; por ello, se contempla la variación diatópica y cultural como fundamental. A este respecto, en la investigación sobre el habla de Madrid (Vallecas), se puede trabajar con una muestra de informantes inmigrantes españoles7, ya que el corpus está configurado para recoger datos del habla que caracteriza la zona de inmigrantes nacionales, lo que permite comprobar si el origen del hablante (madrileño, no madrileño) es una fuente más de diferenciación, estudio que se podrá abordar en un futuro y del que no damos resultados en este trabajo. Por otro lado, Marta Albelda, Ana M. Cestero, Esteban Montoro y Marta Samper, como miembros de los equipos Preseea-Valencia, Preseea-Madrid, Preseea-Granada y Preseea-Las Palmas, respectivamente, estamos 7

Los inmigrantes han llegado a Madrid después de los 10 años de edad, llevan al menos un tercio de su vida viviendo en Madrid y cinco años o más residiendo en el barrio de Vallecas.

La atenuación lingüística en el habla de Madrid

373

preparando un trabajo contrastivo que tiene por objeto establecer patrones sociopragmáticos de la atenuación en las cuatro comunidades mencionadas; esta investigación verá la luz en unos meses, pero ahora nos ocupamos de la gran urbe y, concretamente, del uso de la atenuación que hacen los madrileños de Vallecas, que detallamos a continuación.

3.

La atenuación en el habla de Madrid (Vallecas)

Los madrileños de la zona popular de Vallecas atenúan bastante frecuentemente sus actos de habla8, y lo hacen mediante recursos lingüísticos variados, pero siguiendo patrones de comportamiento establecidos en su comunidad. En las nueve horas de grabación analizadas, hemos documentado 4273 turnos de palabra, en los que se han producido 538 actos de habla con atenuación, distribuidos en 687 turnos; lo que supone que el 16% de los turnos del informante presenta discurso atenuado. Las estrategias de atenuación empleadas son más numerosas que los actos de habla con atenuación, pues los hablantes podemos utilizar una o más de una en cada acto de habla y, habitualmente, los madrileños hacen uso de más de una, aumentando con ello el grado de atenuación; en total, en nuestro corpus, se han utilizado 1438 recursos de atenuación. Los resultados generales obtenidos en los análisis realizados muestran, claramente, la existencia de variación en el uso de atenuación condicionada por las características sociales de los hablantes, lo que nos lleva a pensar que nos encontramos ante un fenómeno sociolingüístico. En el barrio de Vallecas de Madrid, los hombres atenúan más que las mujeres (288 casos, frente a 250), los adultos más que los jóvenes y que los mayores (201 casos, frente a 187 y 150, respectivamente) y las personas con nivel de instrucción superior, más que las que tienen un nivel de instrucción medio o bajo (241 casos, frente a 149 y 148).

8

Si bien, según se menciona en los estudios realizados por I. Molina (2005 y Capítulo 9, en este volumen), lo hacen en menor proporción que los hablantes del barrio de Salamanca, que cuenta con una población mayoritariamente de clase media y media alta.

374

Ana M. Cestero Mancera

250 Mujeres

288

Hombres

Gráfico 1. Actos de habla con atenuación: sexo

150

187 20-34 años 35-54 años 55+ años 201

Gráfico 2. Actos de habla con atenuación: edad

148 241 Instrucción baja Instrucción media Instrucción alta 149

Gráfico 3. Actos de habla con atenuación: nivel de instrucción

Salvo en lo que al nivel de instrucción se refiere, los resultados apuntados coinciden con los obtenidos por Molina (2005) para el barrio de Salamanca de Madrid, lo que nos permite afirmar que, al menos en la capital de España, el patrón de comportamiento con respecto a la atenuación no es el que habitualmente se ha establecido en la bibliografía publicada sobre el tema, que confiere a la mujer y a los mayores una actuación más cortés en interacción, reflejo, entre otros aspectos, de un mayor empleo de estrategias de atenuación. Estos datos generales, no obstante, deben ser matizados, ya que el comportamiento de hombres y mujeres de diferentes edades y niveles de

375

La atenuación lingüística en el habla de Madrid

instrucción no es el mismo. Así, son los hombres de mediana edad los que más atenúan (129 casos), seguidos de los jóvenes (93 casos), independientemente del nivel de instrucción que tengan, y aumenta el uso de atenuación a medida que sube el nivel de instrucción. En el caso de las mujeres hay mayor variabilidad: las jóvenes suelen atenuar más que las mayores y que las adultas (94 casos, 84 y 72, respectivamente), excepto en el nivel de instrucción bajo, y las que tienen un nivel de instrucción bajo atenúan más que las que tienen un nivel medio (75 frente a 70). La Tabla 1 y el Gráfico 4, que ofrecemos a continuación, permiten apreciar claramente las diferencias marcadas a las que aludimos. Tabla 1. Actos de habla con atenuación: sexo, edad y nivel de instrucción Edad

Nivel de instrucción Estudios primarios Estudios secundarios Estudios superiores

Sexo Sexo Sexo

20-34 años

35-55 años

55+ años

Mujer

27

31

17

Hombre

24

36

13

Mujer

25

19

26

Hombre

28

32

19

Mujer

42

22

41

Hombre

41

61

34

70 60 Mujer joven

50

Mujer adulta 40

Mujer mayor

30

Hombre joven Hombre adulto

20

Hombre mayor 10 0 Estudios primarios

Estudios medios

Estudios superiores

Gráfico 4. Actos de habla con atenuación: sexo, edad y nivel de instrucción

A pesar de que la clase social y el modo de vida han sido tratados como factores de posestratificación y, por tanto, no disponemos de datos homogéneos en cuanto a la muestra analizada, consideramos conveniente mencionar que,

376

Ana M. Cestero Mancera

en la zona de Vallecas de Madrid, de población mayoritariamente popular, es decir, de clase baja, media baja y media, y con modo de vida enfocado al ocio o a la familia (en raras ocasiones al trabajo), la clase social parece incidir, a la vez que el nivel de instrucción, en la frecuencia de atenuación discursiva. Así, los sujetos de clase media-baja (7 en nuestra muestra) han producido un total de 241 actos de habla con atenuación, una cifra muy superior a la de 150 que han producido los sujetos de clase media (5 en nuestra muestra) o a la de 145 que han producido los informantes de clase baja (6 en nuestra muestra); por tanto, a medida que aumenta la clase social, aumenta la atenuación en interacción. No podemos estar seguros de la incidencia del modo de vida en el uso de estrategias atenuantes discursivas, ya que la gran mayoría de los sujetos que han colaborado en Preseea-Madrid están enfocados hacia el ocio, dadas las características de la urbe. Sin embargo, parece significativo que el único informante enfocado al trabajo de nuestra muestra efectúe 41 actos de habla con atenuación (frente a los 116 de 4 sujetos enfocados a la familia y los 381 de 13 individuos enfocados al ocio) casi el doble de lo que podría ser la media, lo que nos lleva a considerar, de nuevo, la clase socio-cultural (con la que se relaciona el nivel de instrucción, la profesión, el nivel económico y ahora, también, el modo de vida enfocado al trabajo) como factor determinante en el empleo de atenuación. Los datos que acabamos de presentar permiten explicar el fenómeno que nos ocupa, como hemos mencionado ya en otras ocasiones, a partir de condicionamientos socioculturales o a partir de una especialización lingüística y funcional que refleja el uso de estrategias interactivas diferentes condicionado por factores sociales9. Los resultados de los análisis realizados indican, en nuestra opinión, que diferentes grupos sociales tienen distintas estrategias de cooperación y cortesía en interacción, pues, considerando la atenuación, como se ha hecho habitualmente, una estrategia de cortesía y, en el sentido amplio de «conseguir o buscar acuerdo o impedir el desacuerdo —aunque sea social» del que hablábamos al comienzo, una

9

Así parece verse claramente en los datos que se han obtenido en otras investigaciones recientes (Albelda 2011a, 2011b y 2013, Cestero 2011a, 2011b, 2012, Albelda y Cestero 2011, Cestero y Albelda 2012, Samper 2011 y 2013, Montoro 2014), en las que se ha documentado que distintos grupos sociales (hombres, mujeres, jóvenes, adultos, mayores, personas con educación baja, media o alta) utilizan determinados recursos de atenuación más frecuentemente que otros.

377

La atenuación lingüística en el habla de Madrid

estrategia de cooperación10, la utilizan en proporciones diferentes hombres y mujeres, jóvenes, adultos y mayores, y personas con diferente nivel de instrucción11, de la misma manera que ocurre, significativamente, con los diferentes tipos de atenuación, los recursos lingüísticos de atenuación más empleados o las funciones habituales con que se hace uso de la estrategia que nos ocupa, es decir, con su forma y su función. Tratamos, a continuación, estos tres temas fundamentales con objeto de ofrecer la caracterización completa de lo que acontece en Madrid (Vallecas) en referencia a la atenuación.

3.1

Variación en tipos de atenuación

La clase de atenuación, esto es, si formalmente se atenúa lo que se dice, reduciendo el valor significativo del enunciado, lo que se hace, reduciendo la fuerza ilocutiva del acto de habla, o lo que se dice y se hace a la vez, reduciendo el valor significativo del enunciado y la fuerza ilocutiva del acto de habla en el mismo acto, es variable, y la diferente proporción de uso responde a condicionantes sociopragmáticos. En el distrito de Vallecas de Madrid, el tipo de atenuación más empleado es la atenuación del modus (314 casos), seguida de una combinación de atenuación del dictum y el modus (191 casos) y, por último, de atenuación del dictum (33 casos). Se atenúa, pues, el valor ilocutivo del acto de habla mucho más que el valor significativo del enunciado. 33 Atenuación de dictum

241

Atenuación de modus 314 Atenuación de dictum y modus

Gráfico 5. Tipos de atenuación

10 11

En el sentido en el que Briz (2007: 7) alude al fin último de toda interacción comunicativa: lograr el acuerdo y la aceptación, aunque sea social. Lo mismo ocurre con otros fenómenos cooperativos o corteses como la interrupción, la producción de apoyos conversacionales, el empleo de recursos de función fática, etc. (Cestero 2002, 2003 y 2007).

378

Ana M. Cestero Mancera

Hombres y mujeres de Madrid (Vallecas) siguen el patrón general de comportamiento con respecto al tipo de atenuación que utilizan mayoritariamente y, así, atenúan habitualmente el modus o el dictum y modus, si bien es conveniente mencionar que, proporcionalmente, las mujeres atenúan más el dictum que los hombres (un 9,2% frente a un 3,4%), lo que podría indicar una mayor atención a la forma de las primeras. Si atendemos a la edad de los informantes, de nuevo encontramos el patrón general de comportamiento. No obstante, parece oportuno destacar que, proporcionalmente, en el habla de los adultos no hay una diferencia tan marcada como en el habla de los jóvenes y los mayores en la frecuencia de uso de atenuación del modus y del dictum y modus (57% y 39% de los adultos, frente a 59% y 36% de los jóvenes y 59% y 30% de los mayores). Los mayores, por otro lado, son los que usan más la atenuación de dictum (11%, frente a 5% de los jóvenes y a 4% de los adultos). Por último, es necesario mencionar que los hablantes de instrucción baja, y también los de superior, no muestran una diferencia tan marcada entre la frecuencia de uso de atenuación del modus y del dictum y modus, aunque atenúan más, siguiendo el patrón general, el modus (57% y 36%, respectivamente, los jóvenes; 54% y 40%, respectivamente, los mayores), como lo hacen los sujetos con estudios medios (67% y 28%, respectivamente), lo que indica una tendencia marcada de los hablantes de instrucción media a atenuar especialmente el valor ilocutivo del acto de habla, favoreciendo el uso indirecto de las estrategias pragmáticas. Como acabamos de mencionar, visto en conjunto, los informantes utilizan en mayor proporción atenuación del modus, pero, si cruzamos la edad, el sexo y el nivel de instrucción, observamos que se dan cruces curiosos. Los hombres jóvenes no atenúan nunca únicamente el dictum, y los de estudios primarios atenúan más el dictum y modus que el modus, no cumpliendo, así, el patrón general de comportamiento. Solo los hombres mayores de estudios superiores atenúan, aunque en baja proporción, el dictum, siendo mucho más frecuente en todos los mayores de los tres niveles de instrucción la atenuación únicamente del modus. En el caso de las mujeres, todas atenúan en alguna ocasión solo el dictum, y es destacable el hecho de que las jóvenes y mayores de estudios superiores atenúen considerablemente más el dictum y el modus a la vez que solo el modus.

379

La atenuación lingüística en el habla de Madrid

Atenuación dictum

M33

Atenuación modus

15

Atenuación dictum y modus

22

M32

20

M31

2

10

M23

6

14 7

M22

12 6

M21

16

M13

12

16 24

M12 22 M11

6

2

14 0%

7

20%

40%

60%

80%

100%

Gráfico 6. Tipos de atenuación: mujeres

Atenuación dictum

Atenuación modus

H33

18

H32

9

16

H31

3

10

H23

3

35 26

H22

13 17

H21

24 11

H13

33

H12 H11

Atenuación dictum y modus

8

16 0 0%

12

10 14 20%

40%

60%

80%

100%

Gráfico 7. Tipos de atenuación: hombres

380

Ana M. Cestero Mancera

Esta forma de proceder, que sin duda se relaciona con los recursos lingüísticos empleados habitualmente para atenuar por hombres y mujeres, jóvenes, adultos y mayores y personas con instrucción baja, media y alta, parece reflejar cierta tendencia al uso de mecanismos lingüísticos y pragmáticos por parte de la mujer y de mecanismos más indirectos, pragmáticos solo en mayor proporción, por parte de los hombres. La incidencia de la clase social en la proporción de los tipos básicos de atenuación es también destacable, ya que no es la misma que la del nivel de instrucción. Así, los sujetos de clase baja, muestran una diferencia muy marcada en el uso de atenuación del modus y del dictum y modus (67% y 27%, respectivamente); tal diferencia, sin embargo, no es tan acentuada en los sujetos de clase media-baja (55% y 38%, respectivamente) ni en los de clase media (55% y 40%), lo que, unido al hecho de que la clase media-baja use un 2% más de atenuación del dictum que el resto, parece indicar una tendencia a la doble atenuación del valor significativo y del valor ilocutivo que aumenta a medida que se sube en el espectro social y que relaciona la mayor atención a la forma con el sexo —mujer—, y con el aumento de edad, nivel de instrucción y clase social. Estos últimos datos se pueden asociar con lo que acontece con respecto al modo de vida. Así, el modo de vida orientado al trabajo favorece el uso de atenuación de dictum y modus (53%); el modo de vida orientado a la familia no presenta diferencias muy marcadas entre la proporción de atenuación de modus (54%) y de dictum y modus (40%), y el modo de vida más habitual de nuestra muestra, el orientado al ocio, muestra una proporción acorde con los patrones generales de comportamiento, mucho más alta en el uso de atenuación del modus (62%) que del dictum y modus (32%) y del dictum (6%). Vemos, pues, una primera distribución de proporciones en el tipo de atenuación más frecuentemente empleada que nos lleva a comenzar a hablar de especialización de estrategias por sexos, edades y nivel de instrucción (además de clase social y modo de vida), reflejo, sin duda, de la existencia de variación diastrática, que se relaciona de forma directa con el número y el tipo de recursos lingüísticos utilizados de manera habitual para atenuar en los actos de habla producidos en interacción, a los que atendemos a continuación.

La atenuación lingüística en el habla de Madrid

3.2

381

Variación en los recursos lingüísticos de atenuación

Como hemos comentado en la introducción, en los estudios realizados sobre el tema que nos ocupa, se suele asociar la atenuación con la utilización de determinados recursos lingüísticos, a los que se atiende de forma conjunta, sin hacer distinciones de estrategias, o considerando de forma individual cada uno de ellos. El estudio sociopragmático de la atenuación que se está llevando a cabo en el marco del proyecto PRESEEA considera como unidad de análisis el acto de habla y, con ello, identifica el número de recursos de atenuación que el hablante emplea en cada acto de habla atenuado, además de los tipos de recursos más usados como estrategias de atenuación y su combinación, lo que permite comprobar el patrón de comportamiento que muestran los madrileños de Vallecas con respecto a la cantidad y la clase de recursos que usan habitualmente para atenuar en sus actos de habla. A este respecto, cabe decir que nuestro corpus muestra variación diastrática significativa en el número de estrategias lingüísticas utilizadas para atenuar, pues, en el distrito de Vallecas de Madrid, lo más frecuente es que se utilicen en el mismo acto de habla 2 (32,34%), 3 (27,32%), 1 (17,28%) o 4 (15,61%) recursos diferentes de atenuación12. Hombres y mujeres siguen el patrón general de comportamiento apuntado13; no obstante, si atendemos a la edad de los informantes, obtenemos datos significativos. Los adultos son los informantes que más atenúan, seguido de los jóvenes y de los mayores, y estos datos se ven reflejados en el número de recursos de atenuación que utilizan en los actos de habla atenuados: los adultos, en orden, usan 3 (61 casos), 2 (61 casos), 4 (46 casos) y 1 (17 casos); los jóvenes utilizan 2 (57 casos), 3 (51 casos), 1 (43 casos) y 4 (19 casos), y los mayores emplean 2 (56 casos), 3 (35 casos), 1 (33 casos) y 4 (19 casos). Estas cifras parecen indicar que el comportamiento de jóvenes y mayores con respecto a la graduación de la atenuación lingüística es más similar, y la diferencia clara se encuentra en la forma de actuar de los hablantes del grupo de mediana edad (entre

12 13

Es poco frecuente que se usen 5 (24 casos), 6 (13 casos), 7 (2 casos) u 8 (1 caso) recursos, por lo que no los tenemos en cuenta en los datos que ofrecemos en el apartado. La mujeres utilizan, en 82 ocasiones, 2 recursos, en 68 ocasiones, 3, en 44 ocasiones, 1, y en 37 ocasiones, 4. Los hombres usan 2 recursos, en 92 casos, 3 recursos, en 79 casos, 1 recurso, en 49 casos, y 4 recursos, en 47 casos.

382

Ana M. Cestero Mancera

35-54 años), comúnmente caracterizado en los estudios sociolingüísticos por autocorrección en acercamiento a la norma y, con ello, por un uso más atenuado de los actos de comunicación14 que les lleva a emplear, habitualmente, más recursos de atenuación en un mismo acto de habla, lo que completa la información obtenida en el análisis del tipo de atenuación que hemos ofrecido en el apartado anterior. El nivel de instrucción de los informantes es, también, un factor que incide en la cantidad de estrategias de atenuación usadas en interacción. Los informantes con estudios superiores atenúan más y utilizan una mayor cantidad de estrategias de atenuación en los actos de habla: en 66 ocasiones, 2 estrategias (frente a las 63 de los informantes con estudios primarios y a las 45 de los que tienen estudios secundarios), en 61 ocasiones, 3 recursos (frente a las 39 de los hablantes con estudios primarios y a las 47 de los que tienen estudios medios), en 46 ocasiones, 4 estrategias (frente a las 12 de los participantes con estudios primarios, y a las 26 de los de estudios medios) y, finalmente, en 43 ocasiones, 1 recurso (frente a los 27 casos de los informantes con estudios primarios y a los 23 de los que tienen estudios secundarios. Si atendemos conjuntamente al sexo, la edad y el nivel de instrucción, podemos apreciar, como se recoge en el Gráfico 8, la existencia de cruces significativos:

14

Dadas las características de la encuesta con la que trabajamos para recoger el corpus Preseea de la Comunidad de Madrid, en la que los informantes del grupo de mediana edad interactúan con un entrevistador de su mismo grupo de edad, la solidaridad, en este caso, podría ser el concepto social que explicara el mayor uso de recursos de atenuación por parte de los adultos.

383

La atenuación lingüística en el habla de Madrid

H33

100% 11

2

7

14

H32

90%

H31

3

80% 70% 60%

6

M33 M32

9

8

2

12

15

M31

22

H23 H22 H21

50%

M23

40%

M22

18 7

30% 20%

M21

15

H13

1 4

10

H12

15

10%

H11

5

11

M13

0%

M12

1 recurso

2 recursos

3 recursos

4 recursos

M11

Gráfico 8. Cantidad de recursos de atenuación empleados en un mismo acto de habla

En consonancia con estos datos, proporcionalmente, el uso de más recursos de atenuación en un mismo acto de habla, es decir, del aumento de grado de atenuación, lo producen los sujetos de clase media y media baja, por lo que aumenta al subir en la clase social15. El modo de vida orientado al trabajo, además, favorece el empleo de más recursos de atenuación en

15

Recogemos los porcentajes en la siguiente tabla: Clase social UNA única estrategia DOS estrategias

Baja 26% 39%

TRES estrategias

23%

27%

31%

7%

17%

19%

CUATRO estrategias

Media-baja 15% 29%

Media 12% 31%

384

Ana M. Cestero Mancera

el mismo acto de habla, llegándose a utilizar 5 estrategias en el 10% de las ocasiones16. Resultan aún de mayor interés, en nuestra opinión, los resultados obtenidos en la investigación con respecto a los tipos de recursos lingüísticos más empleados por los madrileños de Vallecas. De los 25 tipos diferentes de recursos de atenuación con los que hemos trabajado, los que se utilizan más frecuentemente, en Madrid (Vallecas), son los elementos paralingüísticos (risa, tono, vacilación, etc.), que se dan en 274 ocasiones (el 19,05%), el empleo de marcadores del discurso como atenuantes correctores, que aparece en 171 casos (el 11,89%), y el uso de modificación morfológica externa, que se encuentra en 151 casos (10,5%). Son de uso bastante frecuente, también, la impersonalización que apela al juicio de la mayoría o a un interlocutor general —139 casos, el 9,66%— y la expresión de aserciones en forma de duda o probabilidad mediante verbos o adverbios modales de pensamiento, duda o probabilidad (138 casos, el 9,59%). Con algo menos de frecuencia se hace uso de fórmulas fáticas de petición de consentimiento o aceptación (96 casos, 6,67%), de modificación morfológica interna (67 casos, 4,6%), de movimientos concesivos (64 casos, 4,45%), de justificaciones y excusas (63 casos, 4,38%) y de marcadores del discurso como atenuantes de consecuencia lógica (57 casos, 3,96%). El resto de estrategias lingüísticas de atenuación consideradas son de uso poco frecuente y algunas no se han documentado en el tipo de interacción con el que hemos trabajado (la negación del supuesto de lo que se quiere pedir o preguntar, la inclusión en la petición de un posible rechazo o imposibilidad, la petición de disculpas y el uso de palabras extranjeras u onomatopeyas). En el Gráfico 9, se pueden ver claramente las diferencias en el empleo de los distintos recursos de atenuación que hacen los madrileños del barrio de Vallecas: 16

Ofrecemos los datos porcentuales en la tabla que sigue: Modo de vida Familia 12% 36%

Ocio 19% 32%

Trabajo 17% 24%

TRES estrategias

34%

25%

24%

CUATRO estrategias

15%

15%

19%

2%

3%

10%

UNA única estrategia DOS estrategias

CINCO estrategias

385

La atenuación lingüística en el habla de Madrid

20 18

Paralenguaje Marc. Correctores

16

Mod. Externa

14

Impersonalización I Aserciones en forma de duda o prob.

12

Fórmulas fáticas

10

Mod. Interna Mov. Concesivos

8

Justificaciones y excusas

6

Marc. Consecuencia lógica

4 2 0 Madrid (Vallecas)

Gráfico 9. Recursos de atenuación

Estos resultados generales deben ser analizados, ahora, en atención a la incidencia que tienen en el uso habitual de determinados tipos y recursos lingüísticos de atenuación factores como el sexo, la edad y el nivel de instrucción de los informantes. En general, los hombres utilizan más recursos lingüísticos que las mujeres en el corpus analizado de Madrid (774 frente a 664). Los recursos lingüísticos que utilizan hombres y mujeres frecuentemente para atenuar son, en términos generales, los mismos; sin embargo, a este respecto, hay datos que muestran diferencias significativas en las estrategias comunicativas. La forma de atenuación más utilizada en el corpus manejado, elementos paralingüísticos, es la más empleada por hombres y mujeres de Vallecas, aunque las mujeres la usan en mayor proporción que los hombres (20,6% frente a 17,7%). Después, las mujeres atenúan haciendo uso, por orden de preferencia, de marcadores discursivos correctores (13,9%), modificación morfológica externa (9,8%), expresión de aserciones en forma de duda o probabilidad mediante verbos o adverbios modales (7,8%), justificaciones y excusas (6,9%), modificación morfológica interna (6,5%), movimientos concesivos (5,3%), impersonalizaciones que apelan al juicio de la mayoría a un interlocutor general (4,9%), marcadores discursivos de consecuencia lógica (4,7%) y fórmulas fáticas de petición de consentimiento (4,1%). Por su parte, los hombres usan

386

Ana M. Cestero Mancera

preferentemente, en orden, elementos paralingüísticos (17,7%), impersonalizaciones que apelan al juicio de la mayoría o a un interlocutor general (13,7%), aserciones en forma de duda o probabilidad con verbos o adverbios modales (11,1%), modificación morfológica externa (11,1%), marcadores discursivos correctores (10,2%), fórmulas fáticas (8,9%), movimientos concesivos (3,8%), elipsis de conclusiones (3,8%, recurso usado en muy baja proporción por las mujeres), marcadores de consecuencia lógica (3,4%) y modificación morfológica interna (3,1%). Estos datos reflejan, a nuestro modo de ver, que la estrategia de atenuación de mujeres y hombres es diferente. Cada sexo está especializado en el empleo frecuente de distintos tipos de recursos lingüísticos para atenuar en interacción, como puede apreciarse en el Gráfico 10. 25 Paralenguaje

20

Marc. Correctores Mod. Externa Impersonalización I

15

Aserciones en forma de duda o prob. Fórmulas fáticas Mod. Interna

10

Mov. Concesivos Justificaciones y excusas Marc. Consecuencia lógica

5

0 Mujeres

Hombres

Gráfico 10. Recursos de atenuación utilizados por hombres y mujeres

También es posible apreciar variación sociolingüística si atendemos al uso frecuente de diferentes recursos de atenuación que hacen las personas de los grupos de edad con los que hemos trabajado, teniendo en cuenta que los jóvenes emplean en nuestro corpus 478 recursos, los adultos, 596, y los mayores, 364. Así, si bien los informantes de los tres grupos de edad utilizan los elementos paralingüísticos como mecanismo de atenuación prioritario (19,45%, 18,12% y 20%, respectivamente), los jóvenes

La atenuación lingüística en el habla de Madrid

387

emplean para atenuar, en orden de frecuencia, marcadores discursivos correctores (13,17%), aserciones en forma de duda o probabilidad con adverbios o verbos modales (11,5%), modificación morfológica externa (11,3%), impersonalizaciones que apelan al juicio de la mayoría a un interlocutor general (6,7%), modificación morfológica interna (5,6%), fórmulas fáticas (5,6%), elisión de la conclusión (5,4%), movimientos concesivos (5%) o marcadores de consecuencia lógica (5%). Los adultos, por su parte, que son los que más atenúan en interacción, al menos en el habla de Vallecas de Madrid, suelen hacerlo con impersonalizaciones que apelan al juicio de la mayoría o a un interlocutor general (12,91%), con marcadores discursivos correctores (10,73%), con modificación morfológica externa (9,7%), con fórmulas fáticas (8,5%), expresando las aserciones en forma de duda o probabilidad (8,4%), con movimientos concesivos (4,5%), con justificaciones y excusas (4,1%), con modificación morfológica interna (3,8%) y con marcadores discursivos que inciden en la franqueza de lo dicho (3,8%). Por último, los mayores, que atenúan considerablemente menos que las personas de los otros dos grupos de edad estudiados, utilizan con frecuencia para atenuar marcadores discursivos correctores (12%), modificación morfológica externa (10,7%), expresión de las aserciones en forma de duda o probabilidad (9,1%), impersonalizaciones que apelan al juicio de la mayoría o a un interlocutor general (8,2%), justificaciones y excusas (6%), fórmulas fáticas (4,9%), marcadores discursivos de consecuencia lógica (4,9%), modificación morfológica interna (4,6%) y movimientos concesivos (3,5%). Los datos que acabamos de ofrecer, como puede apreciarse en el Gráfico 11, parecen indicar, otra vez, que existe cierta especialización en el empleo de determinados recursos lingüísticos de atenuación, determinada, en este caso, por la edad. Jóvenes, adultos y mayores presentan diferencias claras al atenuar, lo que nos lleva a pensar en características propias de las variedades que manejan, en este caso con respecto al nivel discursivo y a la competencia sociopragmática.

388

Ana M. Cestero Mancera

25

Paralenguaje Marc. Correctores Mod. Externa

20

Impersonalización I Aserciones en forma de duda o prob.

15

Fórmulas fáticas Mod. Interna

10

Mov. Concesivos Justificaciones y excusas

5 0

Marc. Consecuencia lógica

Jóvenes

Adultos

Mayores

Gráfico 11. Recursos de atenuación utilizados por jóvenes, adultos y mayores

Por último, hemos de atender a la variación condicionada por el nivel de instrucción de los hablantes, pues también muestra datos significativos que parecen indicar, una vez más, especialización estratégica en interacción. Las personas con un nivel de instrucción alto son las que más atenúan (utilizan, en nuestro corpus, 683 recursos), y lo hacen, en orden de frecuencia, a través de impersonalizaciones que apelan al juicio de la mayoría o a un interlocutor general (12,8%), de modificación morfológica externa (11,6%), de elementos paralingüísticos (11,2%), de marcadores del discurso correctores (11,2%), de aserciones en forma de duda o probabilidad con adverbios o verbos modales (10,2%), de fórmulas fáticas (9,9%), de marcadores discursivos de consecuencia lógica (6,4%), de justificaciones y excusas (4,3%), de estilo directo (4%), de marcadores discursivos que inciden en la franqueza de lo dicho (3,5%) y de elipsis de la conclusión (3,3%). Los informantes con nivel de instrucción medio, que atenúan más que los que tienen nivel primario (400 recursos frente a 355), suelen hacerlo con elementos paralingüísticos (25%), marcadores del discurso correctores (13,2%), expresión de aserciones en forma de duda y probabilidad con verbos o adverbios modales (10,5%), modificación morfológica externa (8,7%), impersonalizaciones que apelan al juicio de la mayoría o a un interlocutor general (6,2%), movimientos concesivos (6%), elipsis de la conclusión (5%), justificaciones y excusas (4%), marcadores discursivos que inciden en la franqueza de lo dicho (3,7%), modificación morfológica interna (3,5%) y estilo directo (2,7%). Finalmente, las personas con nivel de instrucción primario, que son las

389

La atenuación lingüística en el habla de Madrid

que menos atenúan, lo hacen habitualmente usando elementos paralingüísticos (27%), con marcadores correctores (11,5%), con modificación morfológica externa (10%) o interna (8,4%), con expresión de aserciones en forma de duda o probabilidad mediante verbos o adverbios modales (7,3%), con impersonalizaciones que apelan al juicio de la mayoría o a un interlocutor general (7,3%), con movimientos concesivos (5,3%), con fórmulas fáticas (4,7%), con justificaciones y excusas (4,7%) y con elipsis de conclusiones (3,3%). 30 25

Paralenguaje Marc. Correctores

20

Mod. Externa Impersonalización I

15

Aserciones en forma de duda o prob. Fórmulas fáticas

10

Mod. Interna Mov. Concesivos

5

Justificaciones y excusas Marc. Consecuencia lógica

0 Instrucción primaria

Instrucción media

Instrucción superior

Gráfico 12. Recursos de atenuación utilizados por personas con instrucción primaria, media y superior

Como puede apreciarse claramente en el Gráfico 12, los hablantes de instrucción superior hacen uso de un mayor tipo de recursos, mientras que los de instrucción media y baja usan mayoritariamente elementos paralingüísticos y, si bien emplean varios recursos más con relativa frecuencia, la proporción de aparición es bastante menor. La clase social y el modo de vida indican, una vez más, cierta preferencia de determinados grupos de individuos por recursos lingüísticos de atenuación. No podemos ofrecer datos comparativos de uso por clases sociales o modos de vida, ya que no contamos con el mismo número de informantes de las tres clases con las que hemos trabajado en Vallecas (baja, media-baja y baja) y de los tres modos de vida establecidos en PRESEEA (familia, ocio y trabajo), pero podemos apreciar tendencias con respecto a las frecuencias de uso de ciertos recursos para atenuar, tal y como se refleja claramente en los gráficos que siguen:

390

Ana M. Cestero Mancera

30 Paralenguaje

25

Marc. Correctores Mod. Externa

20

Impersonalización I Aserciones en forma de duda o prob. Fórmulas fáticas

15

Mod. Interna Mov. Concesivos

10

Justificaciones y excusas Marc. Consecuencia lógica

5 0 Clase baja

Clase media-baja

Clase media

Gráfico 13. Recursos de atenuación utilizados por personas de clase baja, media-baja y media

Los sujetos de clase social baja utilizan mucho más frecuentemente elementos paralingüísticos como atenuadores que el resto de recursos (26%). Además, llama la atención el hecho de que usen elipsis de la conclusión —que no se encuentra, de manera general, entre los 10 recursos de uso frecuente— como el sexto recurso más recurrente y que no se encuentren entre los diez más habituales las justificaciones y excusas. Por su parte, los sujetos de clase media-baja no muestran una diferencia tan marcada en la proporción de uso de paralenguaje (14%), aserciones en forma de duda o probabilidad (11,1%, que es el segundo recurso más empleado en este caso), impersonalización que apela al juicio de la mayoría o a un interlocutor general (11%) y modificación morfológica externa (10,7%); es destacable, además, que los sujetos de esta clase social utilicen como noveno recurso el estilo directo, pues no se trata de un recurso de uso frecuente en el corpus. Por último, los informantes de clase media utilizan, como los de clase baja, mucho más frecuentemente elementos paralingüísticos que otros recursos (21%) y, además, no en consonancia con el patrón de comportamiento general, entre los diez recursos más empleados aparecen en sus interacciones marcadores con valores de evidencialidad (4%) y uso de lítotes y eufemismos (3,8%).

391

La atenuación lingüística en el habla de Madrid 25 20

Paralenguaje Marc. Correctores

15

Mod. Externa Impersonalización I Aserciones en forma de duda o prob.

10

Fórmulas fáticas Mod. Interna

5

Mov. Concesivos Justificaciones y excusas Marc. Consecuencia lógica

0 Familia

Ocio

Trabajo

Gráfico 14. Recursos de atenuación utilizados por personas con modo de vida enfocado a la familia, al ocio y al trabajo

El modo de vida orientado a la familia parece favorecer, siguiendo los patrones de comportamiento habituales, el uso de elementos paralingüísticos, marcadores correctores y modificación morfológica externa como recursos lingüísticos para atenuar; llama la atención que los sujetos con este modo de vida prefieran usar aserciones en forma de duda o probabilidad antes que impersonalizaciones que apelan a juicio de la mayoría o a interlocutor general y elipsis de la conclusión como recurso relativamente frecuente, aunque no es de uso general en nuestro corpus. Los sujetos orientados al ocio, que no muestran una diferencia tan grande entre el uso de recursos paralingüísticos y determinados lingüísticos, en Vallecas, suelen preferir las impersonalizaciones que apelan a juicio de la mayoría o a interlocutor general al empleo de marcadores correctores y, al margen de los patrones generales de uso frecuente, tienen elipsis de la conclusión como uno de sus diez recursos más frecuentes. Por último, los sujetos orientados al trabajo son los únicos que usan algo más los marcadores correctores que los elementos paralingüísticos, y prefieren emplear justificaciones y excusas, movimientos concesivos y marcadores de consecuencia lógica antes que impersonalizaciones y fórmulas fáticas. Los datos obtenidos, una vez más, indican que existe cierta especialización de los hablantes en el empleo de determinados recursos lingüísticos de atenuación que viene determinada por su caracterización social. Antes de concluir este apartado, es conveniente atender brevemente a la posición en el enunciado que ocupan habitualmente los recursos de

392

Ana M. Cestero Mancera

atenuación analizados, y su relación con los factores sociales con los que hemos trabajado. Lo más frecuente, en nuestro corpus, es que el recurso lingüístico de atenuación se integre en el acto de habla, sin que sea llamativa su posición; es así en 182 casos, lo que constituye el 34% de los actos con atenuación estudiados. Casi con la misma frecuencia, el recurso de atenuación se produce en posición inicial, anticipando o previo a lo que se va a atenuar (176 casos, el 33%). Son ya mucho menos frecuentes los posicionamientos finales — reparando o acotando el efecto de lo dicho (89 casos, 17%) — o intercalados — alterando la unidad sintáctica (53 casos, 10%). Y son peculiares las posiciones intercaladas que rectifican y las reduplicadas en inicio y final, con 21 (4%) y 17 (3%) ocurrencias. Con respecto al sexo de los interlocutores, no hay diferencias significativas en las frecuencias generales de uso, hombres y mujeres siguen el mismo patrón de comportamiento. La edad de los informantes, sin embargo, revela datos curiosos: los jóvenes y los mayores siguen el patrón general de comportamiento apuntado para la colocación de los recursos de atenuación en el acto de habla, pero los adultos usan más la posición inicial que la integración no llamativa y la intercalación de recursos que interrumpe la unidad sintáctica que la ubicación final. Algo similar ocurre con la incidencia del nivel de instrucción y, así, los informantes de instrucción media prefieren colocar el atenuador en posición inicial a integrarlo; además, en este caso, los sujetos con estudios superiores intercalan los atenuadores más de lo que los colocan en posición final. El cruce de los tres factores sociales nos lleva a destacar que las mujeres jóvenes con estudios primarios suelen integrar los atenuadores, si bien muestran un uso destacado, junto a los hombres de similar edad y nivel de instrucción, de colocación en posición final, Las mujeres jóvenes y mayores con estudios superiores muestran un empleo muy destacado de la posición inicial; esa misma posición es la preferida, con mucha diferencia con respecto a las demás, por los hombres adultos con instrucción media, y los hombres jóvenes adultos y mayores, con estudios superiores, optan por integrar los recursos de atenuación en el acto de habla mucho más que por cualquier otra posición.

393

La atenuación lingüística en el habla de Madrid

90% 80%

0 7

2 3

0 2

8

0 2

0 3

6

0 2

10 4

16

1

6 0 3

3 0

30%

3

13 7

10%

3 4

11

10

1 2

3 3

0 6

6 5

0 1

11

1

0 2

Finalizando Iniciando

8

Intercalado recficador 3 3

2 4

Iniciando y Finalizando 21

5 1 1

4

4

6

3

0 2

0 4

17

11 1 1

1 7

2

8

1

1 4

4

24 5

0

11

18

1

0

40%

8

1

5 9

9

1 1

10

3

60%

20%

2 4 2

8

70%

50%

2

22

Intercalado 20

Integrado

27 9 5

10

5 M23

0

H32

2

M13

100%

5

12

H33

H23

M33

H13

H22

M32

H21

M22

M21

H31

H21

M31

H11

M21

M11

0%

Gráfico 15. Posición de los recursos de atenuación

Con respecto a la clase social y al modo de vida, consideramos pertinente destacar algunos resultados. Los sujetos de clase baja prefieren integrar los recursos de atenuación en el acto de habla y, por tanto, no marcar la estrategia pragmático-discursiva o marcarla al final, reparando o acotando (57 casos, frente a 40 de posición final y a 29 de inicial). Los sujetos de clase media-baja, por su parte, optan prácticamente igual por integrar el recurso y por ubicarlo en posición inicial (88 casos y 84, respectivamente), es decir, anticipando el fenómeno pragmático que se va a producir o no marcándolo. Por último, los sujetos de clase media prefieren iniciar con el atenuador más frecuentemente que integrarlo, y bastante más que intercalarlo (63 casos y 37 y 23, respetivamente).

394

100%

Ana M. Cestero Mancera

9

90% 80%

84

63

Iniciando y Finalizando Finalizando 29

50% 40%

4 15

40

70% 60%

4 34

3 9

10 21

23

30% 20%

Iniciando 8

57

Intercalado recficador Intercalado

88 37

10% 0% Baja

Media-baja

Media

Gráfico 16. Posición de los recursos de atenuación: clase social

Por último, con respecto al modo de vida, consideramos conveniente destacar que los sujetos enfocados al ocio, la mayoría de los que conforma nuestra muestra, prefieren colocar los recursos de atenuación de manera integrada en el acto de habla, sin que resulte llamativa su posición, si bien utilizan también, con cierta frecuencia, la posición inicial y la final (141 casos, 108 y 63, respectivamente). Sin embargo, los sujetos enfocados a la familia y al trabajo prefieren anticipar la atenuación, colocando el atenuante al inicio del acto de habla y, por tanto, marcando la actuación desde el principio y dejando conocer al interlocutor sus movimientos.

395

La atenuación lingüística en el habla de Madrid

100% 90%

4

13

22

63

0 4

80%

Iniciando y Finalizando

70% 108

60%

13

40%

43

10%

Intercalado recficador 1 3

7 7

20%

Finalizando Iniciando

50%

30%

21

47

Intercalado Integrado

141 29

12

0% Familia

Ocio

Trabajo

Gráfico 17. Posición de los recursos de atenuación: modo de vida

Los datos que hemos ofrecido, de nuevo, parecen indicar que existe cierta especialización de los hablantes en el empleo de determinados recursos lingüísticos y en su ubicación en el acto de habla con atenuación que viene determinada por su caracterización social y su modo de vida, como ya ocurría con respecto al tipo de atenuación de uso frecuente y como ocurre, según detallamos a continuación, en la función que cumple usualmente la atenuación en interacción.

3.3

Variación en la función de la atenuación

En este trabajo hemos mostrado, hasta ahora, que la mayor o menor proporción de uso de atenuación, así como el empleo frecuente de determinados tipos y recursos, en Madrid (Vallecas), depende de las características sociales de los hablantes, lo que nos lleva a pensar que estamos ante una variable sociolingüística. Pero, además, las funciones frecuentes para las que se utiliza atenuación, en nuestro corpus, varían dependiendo de los rasgos sociales de los informantes, lo que nos permite caracterizar el fenómeno que tratamos como sociopragmático. Hemos llegado a estas conclusiones a partir de los resultados obtenidos en los análisis realizados con respecto a determinados aspectos discursivos y pragmáticos, a saber, la carga semántica del mensaje atenuado, la fuerza ilocutiva del acto de habla y la función general del atenuante en el discurso.

396

Ana M. Cestero Mancera

El corpus de habla con el que hemos trabajado en esta investigación, PRESEEA, está formado, como hemos mencionado en varias ocasiones, por entrevistas semidirigidas. Se trata, pues, de un tipo de actividad transaccional, aunque con temática no especializada y un propósito más cercano a lo interpersonal que a lo propiamente transaccional, lo que explica, sin lugar a dudas, que, en la gran mayoría de los actos de habla que presentan atenuación, se atenúe un contenido que afecta a la imagen del yo-hablante (74%), siendo mucho menos frecuente que se atenúen contenidos que afecten a la imagen de otros —no hablante ni interlocutor— (13%) o a la relación entre los interlocutores (11%) y peculiar que se atenúen contenidos que afecten a la imagen del tú-interlocutor (1%)17.

11 74 1

Yo Tú Otros

241

Relación Yo-Tú

Gráfico 18. Carga semántica del mensaje

A pesar de que los datos generales obtenidos pueden ser explicados por el tipo de actividad interactiva con la que hemos trabajado, la entrevista semidirigida, hay resultados que muestran un comportamiento algo diferente por parte de hombres y mujeres, jóvenes, adultos y mayores, y personas con diferente nivel de instrucción, lo que nos lleva a pensar, una vez más, en estrategias distintas condicionadas por factores sociales. Los hombres, mayoritariamente, atenúan contenidos que afectan a la imagen del yo-hablante (así es en el 83,7% de los casos), mientras que las

17

Estos datos coinciden, de forma general, con los obtenidos por Molina (2005) en el barrio de Salamanca de Madrid, aunque, en este barrio, se atenúan contenidos que afectan a la imagen del yo en una proporción algo menor (66%).

La atenuación lingüística en el habla de Madrid

397

mujeres, aunque también atenúan más contenidos que afectan a la imagen del yo-hablante (63,6%), lo hacen en menor proporción y utilizan con relativa frecuencia recursos para atenuar contenidos que afectan a la imagen de otros y a la relación entre los interlocutores (36,4%)18. Con respecto a la edad, el patrón de comportamiento parece ser el inverso del establecido habitualmente, ya que, proporcionalmente, son los jóvenes los que más atenúan contenidos que afectan a la imagen de otros o a la relación entre los interlocutores (31,5%), seguido de los adultos (24,8%) y, en último lugar, de los mayores (19,3%). Por último, en relación al nivel de instrucción, los resultados obtenidos en los análisis realizados indican que los informantes con nivel de instrucción medio favorecen la atenuación de contenidos que afectan a la imagen de otros o a la relación entre interlocutores (36,9%), frente a los informantes de instrucción baja (22,9%) y a los de instrucción alta (20,3%)19. Si atendemos a los tres factores sociales con los que hemos trabajado a la vez, obtenemos cruces curiosos: las mujeres jóvenes atenúan más para salvaguardar imágenes de otros o la relación entre los interlocutores a medida que aumenta su nivel de instrucción; las mujeres adultas que más atenúan en atención a los otros son las que tienen un nivel de instrucción medio, seguida de las que lo tienen bajo y, por último, de las que lo tienen alto, y las mujeres mayores, que son las que menos atenúan contenidos relacionados con las imágenes de otros, atenúan más, como en el caso de las jóvenes, a medida que su nivel de instrucción es más alto. Los hombres jóvenes con nivel de instrucción medio son los que más atenúan, seguidos de lejos de los que tienen nivel de instrucción alto y, por último, de los que lo tienen bajo; los adultos con nivel de instrucción medio son, también, los que más atenúan para salvaguardar imágenes de otros o la relación de los interlocutores en interacción, seguidos muy de lejos de los hablantes de nivel de instrucción bajo y alto, que muestran un porcentaje muy bajo al respecto, y, finalmente, los mayores con nivel bajo y medio atenúan contenidos relacionados con imágenes de los otros en mucha mayor proporción que los de nivel alto.

18 19

Estos datos coinciden, otra vez, con los hallados por Molina (2005) en el distrito de Salamanca de Madrid. Estos datos también coinciden con los presentados por Molina con respecto al distrito de Salamanca (Molina 2005).

398

Ana M. Cestero Mancera Tabla 2. Atenuación de contenidos que no afectan a la imagen del YO Edad

Sexo Mujer

Nivel de Instrucción

Estudios primarios Estudios secundarios

Nivel de Instrucción Hombre

20-34 años 11 (40,7%)

35-55 años 12 (38,7%)

55 años -… 3 (17,6%)

11 (44%)

11 (57,8%)

6 (23,0%)

Estudios superiores

19 (45,2%)

8 (36,3%)

10 (24,3%) 4 (30,7%)

Estudios primarios

2 (8,3%)

2 (5,5%)

Estudios secundarios

9 (32%)

14 (43,7%)

4 (21%)

Estudios superiores

7 (17%)

3 (4,9%)

2 (5,8%)

70 60 Mujer joven

50

Mujer adulta 40

Mujer mayor

30

Hombre joven

20

Hombre adulto Hombre mayor

10 0 Estudios primarios

Estudios medios

Estudios superiores

Gráfico 19. Atenuación de contenidos que no afectan a la imagen del YO

La clase social de los informantes no revela patrones diferenciales significativos. Así, en la interacción de todos los sujetos analizados, se atenúa mayoritariamente contenidos que afectan a la imagen del propio hablante, siendo poco frecuente que se atenúen contenidos relativos a la imagen de otros (incluido el interlocutor) o a la relación entre interlocutores. Conviene mencionar, no obstante, que la proporción de contenidos que no afectan a la imagen del hablante es algo más alta (1%) en el discurso de los informantes de clase baja, por lo que, posiblemente, la clase baja favorezca la atención a otros sujetos. Finalmente, tampoco resultan destacables los resultados obtenidos con respecto al modo de vida de nuestros informantes, que siguen, en todos los casos, el patrón de comportamiento habitual, si bien, vuelve a ser destacable el hecho de que los sujetos enfocados a la familia atenúan contenidos que no afectan a la imagen del «yo» un 1,3% más que los sujetos enfocados al ocio, y un 2,4% más que los sujetos enfocados al trabajo,

399

La atenuación lingüística en el habla de Madrid

por lo que la especial atención a la familia, en el modo de vida, favorece la atención a los demás. Los patrones sociopragmáticos diversos se pueden comprobar, además, en lo que acontece con respecto a las funciones generales con las que se usa la atenuación en la zona de Vallecas de Madrid. Una vez más, el hecho de que el corpus sobre el que trabajamos esté formado por conversaciones semidirigidas, un tipo de actividad transaccional, aunque con temática no especializada y un propósito más cercano a lo interpersonal que a lo propiamente transaccional, explica el uso funcional de la atenuación, que está en estrecha relación con el contenido del acto de habla atenuado, si bien vuelven a vislumbrarse actuaciones habituales condicionadas por las características sociales de los hablantes. Las funciones más frecuentes de la atenuación en nuestro corpus son reducir la repercusión de una generalización o evidencia, así como el efecto de lo dicho (32,5%), evitar o reducir el compromiso del hablante con lo dicho (22,7%) y realizar actividades de autoimagen 22,3%), seguidas de justificar el desacuerdo o evitar un posible desacuerdo (10%), manifestar o buscar acuerdo (8,2%), evitar imponer el yo (3%) y, por último, reparar o mitigar una amenaza a la imagen del oyente (1,3%).

8,2

Reducir repercusiones

3 1,3 32,5

10

Evitar o reducir compromiso Autoimagen Jusficar o evitar desacuerdo

22,3

Manifestar o buscar acuerdo 22,7

Evitar imponer el yo Reparar o migar amenaza

Gráfico 20. Funciones de la atenuación

Mujeres y hombres atenúan, más frecuentemente, para reducir repercusiones de lo dicho, si bien los hombres lo hacen en mayor proporción que las mujeres (34% frente a 30,8%). Las proporciones de uso del resto de funciones generales también difieren en hombres y mujeres. Así, las mujeres atenúan, por orden de frecuencia, realizando actividades de autoimagen (284%), para evitar o reducir su compromiso con lo dicho (16,4%), para justificar o evitar desacuerdo (14%), para mostrar o buscar acuerdo (6%), para evitar imponer el yo (3,6%) y para reparar o mitigar amenazas a otros (1,3%). Los hombres, por su parte, tras reducir repercusiones de lo dicho,

400

Ana M. Cestero Mancera

atenúan para evitar o reducir su compromiso con lo dicho (28,1%), realizar acciones de autoimagen (17%), manifestar o buscar acuerdo (10%), justificar o evitar desacuerdo (6,5%), evitar imponer el yo (2,4%) y reparar o mitigar amenazas a otros (1,7%). La edad resulta también ser un factor significativo. A este respecto, cabe destacar que los jóvenes atenúan más frecuentemente para realizar acciones de autoimagen (28,3%) que para reducir repercusiones de lo dicho (27,25%), evitar o reducir compromisos (16,5%), justificar o evitar desacuerdos (12,8%), mostrar o buscar acuerdo (9%), evitar imponer el «yo» (3,7%) o reparar o mitigar amenazas a otros (2,1%). Sin embargo, adultos y mayores siguen el patrón general, si bien con proporciones diferentes: los adultos, reducen repercusiones (36,8%) bastante más frecuentemente que evitan o reducen su compromiso (25,3%), realizan acciones de autoimagen (15,9%), justifican o evitan desacuerdo y muestran o buscan acuerdo (8,9% en ambos casos), evitan imponer el «yo» (2,4%) o reparan o mitigan amenazas a otros (1,4%); los mayores atenúan frecuentemente para reducir repercusiones (33,3%) y para evitar su compromiso (26,6%) y realizar acciones de autoimagen (23,3%), y lo hacen en bastante menor proporción para justificar o evitar desacuerdos (8%), mostrar o buscar acuerdo (6%) o evitar imponer el «yo» (2,6%) y reparar o mitigar amenazas (0%). Por último, el nivel de instrucción es, una vez más, un factor condicionante. Los sujetos con instrucción baja atenúan habitualmente para reducir repercusiones (31,7%) y realizar acciones de autoimagen (29%) y mucho menos frecuentemente para evitar o reducir su compromiso (18,2%), justificar o evitar desacuerdo y mostrar o buscar acuerdo (9,4% en cada caso), evitar imponer el «yo» (1,3%) y reparar o mitigar posibles amenazas a otros (0,6%). Los informantes con estudios secundarios atenúan mayoritariamente para reducir repercusiones (37,5%), con relativa frecuencia para evitar compromisos (22,1%), realizar acciones de autoimagen (19,4%) y justificar o evitar desacuerdo (14,7%) y rara vez para mostrar o buscar acuerdo (2,6%), evitar imponer el «yo» (2%) o reparar o mitigar amenazas a otros (1,3%), aunque estas dos últimas funciones las realizan más que los jóvenes. Los vallecanos con nivel de instrucción superior reducen repercusiones (29,8%) y evitan compromisos (25,7%) con poca diferencia de proporción; con algo menos de frecuencia realizan acciones de autoimagen (19,9%) y muestran o buscan acuerdo (10,7%), y con bastante menos frecuencia justifican o evitan desacuerdo (7,4%), evitan imponer el «yo» (4,5%) o reparan o mitigan posibles amenazas a otros (1,6%).

La atenuación lingüística en el habla de Madrid

401

Si cruzamos los tres factores sociales a la vez, volvemos a tener cruces curiosos: –





Las mujeres jóvenes con estudios primarios y con estudios superiores atenúan, habitualmente, para realizar acciones de autoimagen (44,4% y 30,9%, respectivamente) y para reducir repercusiones (40,7% y 23,8%, respectivamente), más las jóvenes con estudios primarios que las de estudios superiores; sin embargo las jóvenes con estudios secundarios no lo hacen para cumplir estas funciones en mayor proporción y atenúan algo más para justificar o evitar desacuerdos (28%), lo que las hace parecer más preocupadas por los demás que por su propia acción. Los hombres jóvenes con estudios secundarios atenúan mayoritariamente para reducir repercusiones (46,4%); lo que contrasta con la forma de actuar de los jóvenes de instrucción baja, que lo hacen habitualmente para evitar o reducir su compromiso con lo dicho (29,1%) o manifestar o buscar acuerdo (29,1%), y con los de instrucción superior, que atenúan generalmente para realizar acciones de autoimagen (29,2%) y evitar o reducir su compromiso (26,8%), lo que los hace parecer más preocupados por sí mismos. Las mujeres adultas con nivel de instrucción bajo o medio suelen atenuar para reducir repercusiones (25,8% y 36,8%, respectivamente) y realizar acciones de autoimagen (19,3% y 26, 3%, respectivamente); sin embargo, las adultas con nivel de instrucción superior lo hacen generalmente para evitar o reducir su compromiso (54,5%) y reducir repercusiones (36,6%), siendo casi excepcional que realicen acciones de autoimagen (4,5%), por lo que, en este último caso, protegen imágenes de otros, más que la propia. Los hombres adultos, por su parte, siguen el patrón general establecido y atenúan para reducir repercusiones o su compromiso; llama la atención, no obstante, que los de nivel de instrucción primaria realicen acciones de autoimagen en una proporción casi similar (27,7%) y que los de nivel de instrucción superior atenúen para reducir repercusiones mucho más que con cualquier otra función (39,3%). El nivel de instrucción alto, en el hombre, condiciona la orientación hacia el otro más que en la mujer. Las mujeres adultas con nivel de instrucción bajo o medio atenúan para reducir repercusiones (47% y 42,3%, respectivamente) y realizar acciones de autoimagen (29,4% y 38,4%) mayoritariamente, con

402

Ana M. Cestero Mancera

poca diferencia en la proporción de tales funciones; sin embargo, las mujeres adultas con nivel de instrucción superior suelen realizar acciones de autoimagen (31,7%) y evitar o reducir su compromiso (26,8%) atenuando, por lo que la atenuación va más orientada a la persona del hablante que a la de los demás. La forma de actuar de los hombres mayores es bastante diferente: los de nivel de instrucción bajo atenúan en mayor proporción para reducir repercusiones (38,4%) o realizar acciones de autoimagen (38,4%), mientras que los de nivel secundario y superior atenúan más para evitar o reducir compromisos (52,6% y 41,1%, respectivamente) y reducir repercusiones (26,3% y 35,2%, respectivamente) y, en baja proporción, para realizar acciones de autoimagen (10,5% y 0%, respetivamente), por lo que su actuación tiene en cuenta más a los demás.

Nivel de instrucción Estudios primarios Hombre

Estudios secundarios

Sexo

Estudios superiores

Función Evitar o reducir compromiso Autoimagen Reducir repercusion Manifestar y/o buscar acuerdo Mujer

Reparar o mitigar amenaza oyente Evitar imponer el yo Justificar o evitar des acuerdo

20-34 años

35-55 años

55 años -...

Edad

Gráfico 21. Funciones de la atenuación: sexo, edad y nivel de instrucción

Por último, hemos de mencionar que la clase social y el modo de vida de los sujetos de nuestra muestra también parecen influir en la proporción de empleo de atenuación para cumplir funciones diversas. Los informantes de clase baja atenúan para realizar acciones de autoimagen (30,6%), reducir repercusiones (27,8%), evitar compromisos (18,3%), justificar o evitar desacuerdos (9,5%), mostrar o buscar acuerdo (8,%), reparar o mitigar amenazas a otros (2,7%) y evitar imponer el yo (2%); sin embargo, los

La atenuación lingüística en el habla de Madrid

403

hablantes de clase media-baja atenúan mucho más para reducir repercusiones (35,2%), que para realizar acciones de autoimagen (19,9%), evitar o reducir compromisos (16,5%), manifestar o buscar acuerdo (11,2%), justificar o evitar desacuerdos (10,7%), evitar imponer el «yo» (5,3%) y reparar o mitigar amenazas a otros (0,8%); los sujetos de clase media, generalmente, atenúan para evitar o reducir compromisos (36,6%) y reducir repercusiones (32,6%), y lo hacen en mucha menor proporción para realizar acciones de autoimagen (18%), justificar o evitar desacuerdo (9,3%), manifestar o buscar acuerdo (2,6%) o reparar o mitigar amenazas (0,6%). Por otro lado, en relación al nivel de instrucción y la clase social, el modo de vida parece incidir en las funciones habituales de la atenuación. Así, los sujetos de nuestra muestra orientados a la familia atenúan mayoritariamente para reducir repercusiones (37%), evitar o reducir compromisos (24,1%), realizar acciones de autoimagen (18,9%) o justificar o evitar desacuerdo (11,2%); los informantes orientados al ocio atenúan habitualmente para reducir repercusiones (32,2%), realizar acciones de autoimagen (22,3%), evitar o reducir compromisos (21,7%), justificar o evitar desacuerdos (9,1%) y manifestar o buscar acuerdo (8,9%); finalmente, los hablantes orientados al trabajo, atenúan básicamente para realizar acciones de autoimagen (31,7%) y evitar o reducir su compromiso (26,8%), siendo menos frecuente que lo hagan para reducir repercusiones (21,9%), justificar o evitar desacuerdos (14,6%) o manifestar o buscar acuerdo (4,8%). A pesar de que los datos generales obtenidos pueden ser explicados por el tipo de actividad interactiva con la que hemos trabajado, otra vez obtenemos resultados que revelan la existencia de un comportamiento algo diferente por parte de hombres y mujeres, de jóvenes, adultos y mayores, de personas con nivel de instrucción alto, medio o bajo, y de sujetos con diferente clase social o modo de vida, lo que nos lleva a pensar, de nuevo, en el empleo de estrategias distintas condicionadas por factores sociales. Los resultados mencionados parecen indicar una mayor sensibilidad hacia la figura de los otros en interacción por parte de la mujer, de los jóvenes, de las personas de instrucción media20, de los informantes de clase social

20

Los datos obtenidos por Molina en el barrio de Salamanca son opuestos a estos, ya que, en un barrio de clase media y media-alta, los jóvenes son los que más atenúan contenidos que afectan a la imagen del Yo.

404

Ana M. Cestero Mancera

media-baja y de los sujetos orientados a la familia o al ocio, lo que, en el caso de las mujeres y con los sujetos no orientados al trabajo, coincidiría con el comportamiento que se le atribuye habitualmente en conversación, pero no en el caso de los jóvenes y de las personas del segundo nivel de instrucción, en el que parece depender más del registro de lengua y de la clase social baja, media y media-baja que se asocia al barrio de procedencia21.

4.

Conclusiones

En las páginas precedentes hemos presentado los resultados obtenidos en los análisis realizados sobre un corpus de entrevistas semidirigidas, recogido en Madrid (zona de Vallecas), con respecto a diferentes aspectos básicos de la atenuación que se han mostrado como significativos: su forma (tipo de atenuación y recursos lingüísticos y paralingüísticos empleados) y su función (imágenes implicadas en los actos de habla atenuados y función de la atenuación). Los hallazgos permiten considerar la atenuación lingüística como un fenómeno variable de carácter sociopragmático, pues indican, en nuestra opinión, que diferentes grupos sociales tienen distintas estrategias de cooperación y cortesía en interacción, ya que atenúan en proporciones diferentes hombres y mujeres, jóvenes, adultos y mayores, y personas con diferente nivel de instrucción, clase social o modo de vida, de la misma manera que ocurre, significativamente, con los tipos y recursos lingüísticos de atenuación y con las funciones básicas más empleados en nuestro corpus. Los madrileños de Vallecas atenúan frecuentemente en interacción; lo hacen más los hombres que las mujeres, los adultos que los jóvenes y que los mayores y las personas con un nivel de instrucción superior que las que tienen un nivel medio o bajo. La clase social y el modo de vida, aunque no han sido factores de estratificación y no resulta homogénea la muestra respecto a ellos, han proporcionado datos de interés; así, los sujetos de clase

21

Si atendemos a los tres factores sociales con los que hemos trabajado a la vez, se obtienen resultados que parecen indicar, una vez más, especialización funcional de estrategias interactivas en función de la caracterización social del hablante. Véase Cestero (2011a).

La atenuación lingüística en el habla de Madrid

405

media, la más alta con la que hemos trabajado aquí, han producido muchos más actos de atenuación que los sujetos de clase media-baja y baja. Por otro lado, el único sujeto enfocado al trabajo con el que contamos ha realizado en mayor proporción actos de habla con atenuación que nuestros informantes orientados al ocio y a la familia. El tipo de atenuación más habitual, para hombres, mujeres, jóvenes, adultos, mayores y personas con instrucción primaria, con instrucción media y con instrucción superior es la del modus, seguida, de cerca, de la que opera sobre el modus y el dictum y, de lejos, de la del dictum. En relación a ello, los datos obtenidos parecen indicar una tendencia a la doble atenuación del valor significativo y del valor ilocutivo que aumenta a medida que se sube en el espectro social, y que relaciona la mayor atención a la forma con el sexo —mujer— y con el aumento de edad, nivel de instrucción y clase social, y la menor atención a la forma —mecanismos más indirectos, pragmáticos solo en mayor proporción— con los hombres. Todos los informantes, a excepción de los de nivel de instrucción superior, prefieren atenuar mediante el uso de elementos paralingüísticos, que reparan o corrigen. Las mujeres, después, se inclinan por los marcadores correctores y la modificación externa, y los hombres, por la impersonalización y las aserciones en forma de duda o probabilidad; por tanto, las mujeres atenúan reparando, corrigiendo y minimizando o difuminando, mientras que los hombres lo hacen reparando, desfocalizando y rebajando. Los jóvenes, por su parte, suelen atenuar haciendo uso de marcadores correctores, impersonalización y modificación morfológica externa, es decir, reparando, corrigiendo, desfocalizando y minimizando o difuminando; los adultos, habitualmente, emplean impersonalización y marcadores correctores, esto es, reparan, desfocalizan y corrigen, y, por último, los mayores muestran preferencia por utilizar marcadores correctores, modificación morfológica externa y aserciones en forma de duda o probabilidad, por tanto, reparan y corrigen, minimizan o difuminan y rebajan. Finalmente, cabe destacar que las personas con instrucción primaria atenúan habitualmente reparando, corrigiendo o minimizando y difuminando, mientras que los hablantes con instrucción media prefieren reparar, corregir y rebajar, y los de instrucción superior desfocalizan, minimizan o difuminan, corrigen y reparan. Atendiendo a la clase social de los vallecanos, resulta oportuno mencionar que los sujetos de clase social media-baja, no muestran diferencia significativa en la recurrencia con la que corrigen o reparan, rebajan la

406

Ana M. Cestero Mancera

aserción, desfocalizan o difuminan la cantidad de lo dicho. Por su parte, los sujetos de clase baja atenúan con relativa frecuencia, no siguiendo el patrón más general, implicando al tú en lo dicho por el hablante, orientándose, así, hacia el interlocutor y mostrando cortesía positiva y búsqueda de afiliación. Por último, los sujetos de clase media son los que más siguen el patrón general, si bien implican al interlocutor y minimizan con selección léxica más de lo habitual. Por su parte, el modo de vida de nuestros informantes parece estar en relación, de manera directa, con el nivel de instrucción y la clase social: los sujetos orientados a la familia son los que siguen más el patrón general de comportamiento y atenúan corrigiendo o reparando, minimizando o difuminando y rebajando; los sujetos orientados al ocio, que es lo más usual en Vallecas, atenúan corrigiendo o reparando, desfocalizando y rebajando; los pocos informantes orientados al trabajo con los que hemos trabajado en Vallecas prefieren corregir con marcadores, minimizar y rebajar, pero también, justificar. Los sujetos de la muestra, en general, colocan los atenuadores en posiciones no llamativas o iniciales, para anticipar y prevenir; no obstante, los adultos prefieren anticipar y prevenir a no marcar la atenuación e interrumpir la unidad sintáctica a acotar o reparar al final, de manera que optan por la marcación y la prevención. Los informantes de estudios secundarios siguen, también, este mismo patrón de comportamiento, si bien prefieren reparar o acotar al final a interrumpir la unidad sintáctica. Si se atienden a todas las características sociales de los informantes a la vez, los resultados de la investigación realizada apuntan que los jóvenes, hombres y mujeres, prefieren utilizar los recursos de atenuación en posiciones no llamativas, por tanto, no marcando, o final, acotando o reparando; las mujeres de estudios secundarios optan por la posición inicial, por tanto anticipan, marcando, el fenómeno; dicha posición es especialmente empleada por los hombres adultos del mismo nivel de instrucción. Por último, las mujeres jóvenes y mayores de estudios superiores también marcan en el inicio del acto de habla la atenuación, frente a los hombres de los tres grupos de edad del mismo nivel, que muestran su indiscutible preferencia por integrar los recursos en los actos de habla, sin que resulte llamativa su posición. En relación a esta última cuestión, no podemos dejar de mencionar que los sujetos de clase baja tienden a utilizar los atenuantes en una posición que no marque, de forma anticipada o directa, la atenuación; mientras que los sujetos de clase media-baja optan por igual por no marcar o por anticipar la

La atenuación lingüística en el habla de Madrid

407

actuación y los sujetos de clase media prefieren prevenir anticipando y, en menor proporción, no revelar de manera directa el proceso de atenuación. Así pues, vemos que las posiciones de anticipación y marcación son más frecuentes a medida que se sube en la escala social y que los sujetos de clase más baja tienden a atenuar de manera que no resulte tan expresa o directa la acción. El modo de vida resulta también un factor significativo al respecto: mientras que los sujetos que tienen un modo de vida enfocado a la familia o al trabajo prefieren dar a conocer desde el principio sus movimientos y colocan los atenuadores frecuentemente al comienzo del acto de habla, los informantes enfocados al ocio optan más habitualmente por no ubicar los atenuantes de manera llamativa o por colocarlos al final, de manera que no destacan sus movimientos en la interacción. Tal y como acabamos de apuntar, la mayor o menor proporción de uso de atenuación, así como el uso frecuente de determinados tipos y recursos, en la zona de Vallecas de Madrid, depende de las características sociales de los hablantes, lo que nos lleva a pensar que estamos ante una variable sociolingüística; pero, además, la orientación hacia el «yo» o hacia «otros», en relación a las funciones frecuentes para las que se utiliza atenuación, en nuestro corpus, varía dependiendo de los rasgos sociales de los informantes también, lo que nos permite caracterizar el fenómeno que tratamos como sociopragmático. Dado que hemos trabajado con un tipo de interacción que favorece la aparición de contenidos relacionados con la imagen del hablante, no es extraño que los resultados muestren que lo habitual es atenuar contenidos que afectan a la propia imagen. No obstante, hombres y mujeres de diferente grupo de edad y con diferente nivel de instrucción presentan una forma de actuar diversa con respecto a la proporción en que atenúan contenidos que afectan a la imagen de otros y a la relación entre los interlocutores. Las mujeres jóvenes y de mediana edad atenúan frecuentemente contenidos en los que están implicadas otras imágenes, independientemente del nivel de instrucción que tengan; sin embargo, las mujeres mayores atenúan contenidos en que están implicadas otras imágenes en muy baja proporción, que aumenta a medida que sube su nivel de instrucción. Los hombres, por su parte, presentan un patrón de comportamiento bastante irregular al respecto, ya que, sea cual sea su edad, el nivel de instrucción medio es el que condiciona el mayor uso de atenuación para salvaguardar la imagen de otros, seguido del bajo en el caso de los mayores y adultos y del alto en el caso de los jóvenes.

408

Ana M. Cestero Mancera

Con respecto a las funciones de la atenuación22, hombres y mujeres, jóvenes, adultos y mayores, y sujetos con instrucción baja, media y alta muestran patrones generales próximos, pero con ciertas diferencias que resultan significativas. Los hombres atenúan mayoritariamente para autoprotegerse (evitar o reducir compromisos con lo dicho, realizar actividades de autoimagen, reducir la repercusión de lo dicho — cuando va referido a la imagen del «yo»), igual que las mujeres, pero estas últimas lo hacen en menor proporción y de manera muy cercana en frecuencia a la prevención (reducir la repercusión de lo dicho — cuando va referido a la imagen de otros, justificar o evitar desacuerdos, mostrar o buscar acuerdo y evitar imponer el yo). Con respecto a la edad, en la zona de Vallecas de Madrid, el patrón de comportamiento parece ser el inverso al establecido habitualmente, ya que, proporcionalmente, son los jóvenes los que más atenúan para prevenir, seguidos de los adultos y, en último lugar, de los mayores. Los informantes con nivel de instrucción medio favorecen la atenuación de contenidos que afectan a la imagen de otros o a la relación entre interlocutores, y, por tanto, son los que con más frecuencia atenúan para prevenir, frente a los de instrucción media y baja, que lo hacen en menor proporción. Los datos referidos a la función de la atenuación en interacción parecen indicar una mayor sensibilidad hacia la figura de los otros por parte de la mujer, de los jóvenes, de las personas de instrucción media, de los informantes de clase social media-baja y de los sujetos orientados a la familia o al ocio, lo que, en el caso de las mujeres y de los sujetos no orientados al trabajo, coincidiría con el comportamiento que se le atribuye habitualmente en conversación, pero no en el caso del comportamiento que muestran los jóvenes y las personas del segundo nivel de instrucción, en el que tiene una incidencia destacada el registro de lengua y la clase

22

Las siete funciones con las que hemos trabajado en el estudio coordinado de la atenuación, si se combinan con las imágenes implicadas en los actos de habla, pueden ser agrupadas en tres funciones básicas que muestran claramente diferenciación social: autoprotección (evitar o reducir compromisos con lo dicho, realizar actividades de autoimagen, reducir la repercusión de lo dicho — cuando va referido a la imagen del «yo»), prevención (reducir la repercusión de lo dicho — cuando va referido a la imagen de otros, justificar o evitar desacuerdos, mostrar o buscar acuerdo y evitar imponer el yo ) y reparación (reparar o mitigar una amenaza a la imagen del interlocutor); la primera función se enfoca al «yo» y las otras dos, a «otros». Véase Briz y Albelda (2013) y Albelda, Briz, Cestero, Kotwica y Villalba (2014).

La atenuación lingüística en el habla de Madrid

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social baja, media y media-baja que se asocia al barrio de procedencia de cada sujeto. Los datos que hemos ido ofreciendo a lo largo de este trabajo permiten constatar que factores sociales como el sexo, la edad y el nivel de instrucción —también, quizás, la clase social y el modo de vida— inciden significativamente en el uso que los madrileños de Vallecas hacen de la atenuación y en la función general con la que la emplean; nos encontramos, así, como hemos postulado en varias ocasiones, ante un fenómeno variable de carácter sociopragmático, que refleja la existencia de estrategias diversas características de distintos sociolectos. Consideramos que esta es una primera aproximación al establecimiento de patrones sociopragmáticos y alentamos al avance en el conocimiento de este fenómeno atendiendo a las variables pragmático discursivas y a las variables geográficas y culturales que aquí no hemos tratado, así como realizando análisis en profundidad que relacionen entre sí diferentes variantes de las variables lingüísticas, pragmáticas, sociales y geolectales identificadas ya como significativas.

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FONDO HISPÁNICO DE LINGÜÍSTICA Y FILOLOGÍA Colección dirigida por Juan Pedro Sánchez Méndez & M a Teresa Echenique Elizondo

La presente colección se hace eco del interés creciente en lingüística hispánica y aborda todos los enfoques teóricos que constituyen hoy día esta materia. Asume el objetivo básico de reunir, bajo un mismo criterio científico riguroso y un mismo epígrafe, la publicación y difusión de un conjunto de obras y trabajos de investigación, tanto de autores consagrados como de jóvenes lingüistas. Sus títulos se dirigen a un público amplio, que va desde el especialista avanzado hasta el estudiante en general que se interesa por un determinado tema o enfoque. De esta manera, la colección aspira a consolidarse como una referencia importante dentro de las diversas disciplinas que integran la lingüística hispánica.

Vol.

1

Javier Elvira Evolución lingüística y cambio sintáctico. 2010. ISBN 978-3-0343-0323-1

Vol.

2

María José Martínez Alcalde La fijación ortográfica del español: norma y argumento historiográfico. 2010. ISBN 978-3-0343-0481-8

Vol.

3

Catalina Fuentes Rodríguez, Esperanza Alcaide Lara & Ester Brenes Peña (eds) Aproximaciones a la (des)cortesía verbal en español. 2011. ISBN 978-3-0343-0502-0

Vol.

4

Ester Brenes Peña Descortesía verbal y tertulia televisiva. Análisis pragmalingüístico. 2011. ISBN 978-3-0343-0522-8

Vol.

5

Mónica Castillo Lluch & Lola Pons Rodríguez (eds) Así se van las lenguas variando Nuevas tendencias en la investigación del cambio lingüístico en español. 2011. ISBN 978-3-0343-0565-5

Vol.

6

Eva Bravo-García & M. Teresa Cáceres-Lorenzo La incorporación del indigenismo léxico en los contextos comunicativos canario y americano (1492–1550). 2011. ISBN 978-3-0343-0662-1

Vol.

7

José Luis Blas Arroyo Políticos en conflicto: una aproximación pragmático-discursiva al debate electoral cara a cara. 2011. ISBN 978-3-0343-1005-5

Vol.

8

José J. Gómez Asencio Los principios de las gramáticas académicas (1771–1962). 2011. ISBN 978-3-0343-1057-4

Vol.

9

Enrique Pato y Javier Rodríguez Molina (eds.) Estudios de filología y lingüística españolas. Nuevas voces en la disciplina. 2012. ISBN 978-3-0343-1049-9

Vol. 10

Mª Teresa García-Godoy (ed.) El español del siglo XVIII. Cambios diacrónicos en el primer español moderno. 2012. ISBN 978-3-0343-1058-1

Vol. 11

Victoria Béguelin-Argimón, Gabriela Cordone y Mariela de La Torre (eds.) En pos de la palabra viva: huellas de la oralidad en textos antiguos. Estudios en honor al profesor Rolf Eberenz. 2012. ISBN 978-3-0343-1035-2

Vol. 12

Torrens Álvarez, María Jesús y Sánchez-Prieto Borja, Pedro (eds.) Nuevas perspectivas para la edición y el estudio de documentos hispánicos antiguos. 2012. ISBN 978-3-0343-1142-7

Vol. 13

Mercedes de la Torre y Alberto M. Arias La ictionimia andaluza en el siglo XVIII: el caso de Cádiz y Pehr Löfling (1753). 2012. ISBN 978-3-0343-1217-2

Vol. 14

Hugo E. Lombardini y M. Enriqueta Pérez Vázquez (coords.) Núcleos. Estudios sobre el verbo en español e italiano. 2012. ISBN 978-3-0343-1361-2

Vol. 15

Eva Bravo-García y M. Teresa Cáceres-Lorenzo El léxico cotidiano en América a través de las Relaciones Geográficas de Indias. (Tierra Firme y América del Sur, s. XVI) 2013. ISBN 978-3-0343-1366-7

Vol. 16

Teresa Bastardín Candón Vocabulario indígena en la Historia de fray Bernardino de Sahagún. 2013. ISBN 978-3-0343-1432-9

Vol. 17

José Ramón Gómez Molina (coord.) El español de Valencia. Estudio sociolingüístico. 2013. ISBN 978-3-0343-1465-7

Vol. 18

José M. Bustos Gisbert y José J. Gómez Asencio (eds.) Procedimientos de conexión discursiva en español: adquisición y aprendizaje. 2014. ISBN 978-3-0343-1498-5

Vol. 19

Hedy Penner Guaraní aquí. Jopara allá. Reflexiones sobre la (socio)lingüística paraguaya. 2014. ISBN 978-3-0343-1579-1

Vol. 20

Clara Elena Prieto Entrialgo Los relativos en el asturiano medieval. 2014. ISBN 978-3-0343-1578-4

Vol. 21

Ana M. Cestero Mancera, Isabel Molina Martos y Florentino Paredes García (eds.) Patrones sociolingüísticos de Madrid. 2015. ISBN 978-3-0343-1638-5