Ontología del ser social. El trabajo
 9872119430

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Gyorgy Lukács

Ontología del ser social: El trabajo Edición al cuidado de

Antonino lnfranca y Miguel Vedda

©

2004

Ediciones Herramienta

3772 1 4982-4146

Rivadavia Tel.

º

B

(C1204AAP)

Buenos Aires, Argentina

Correo electrónico: [email protected] www.herramienta.com.ar

Diseño de tapa: Mario a. de Mendoza Diseño interior: Gráfica del Parque Coordinación de edición: Ignacio Vázquez Printed in Argentina Impreso en la Argentina en el mes de septiembre de

2004

Todos los derechos reservados Hecho el depósito que marca la Ley ISBN

11. 723

987-21194-3-0

Lukács, Gyórgy

Ontología del ser social : el trabajo. - l' ed. -

Buenos Aires : Herramienta, 2004.

208 p. ; 23xl5 cm.

Traducción de: Miguel Vedda ISBN 987-21194-3-0

l. Filosofía. I. Título.

CDD 100

Índice

Introducción

. . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . .. . . . . . . . ....... . . . .. . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . .

Béla Fogarasi , Marxismo y lógi,ca

. . . .

. ... . .

.

..... . . ..... . . .... . . . ..... ....

9

31

Los fundamentos ontológicos del pensamiento

d la acción humanos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

35

( >n l logía del ser social : El trabaj o . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

55

puntes sobre Ética . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

. .

.

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.

l11din· ompleto de la Ontología del ser social

...

...

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.. . ..... . . .

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....... . . ..

......

189

. . . . . 205 .

.

Introducción

1 Es un hecho conocido y documentado que, a lo largo de toda su obra de vejez, Lukács ha ido concibiendo -con claridad y convic­ ción crecientes- el proyecto de construir un verdadero sistema fi­ losófico; idea que tomó forma aun más definida cuando, con vis­ tas a otorgar una sistematización categórica a sus reflexiones

poéticas y de crítica literaria, se dedicó a la composición de la

Es­

Nos encontramos a comienzos de los años cincuenta,

tética!.

uando en la Hungría estalinista Lukács se vio implicado en la así l l a m a da

Lukács-vita

[debate Lukács]. Con una pronta y diplomá­

ci a autocrítica, Lukács obtiene el permiso para retirarse de la vi­

< rla ión en Rumania, en la primavera de 1957; hacia fines d1· 1 !)()0,

1 primer tomo de la obra ya está terminado. Es en este 25 de noviembre de 1960, le escribe a su editor

111111 • to qu , el

1l1•111.l11, l•rank Benseler, una carta en la que dice tener en vista,

11111111 tom >Vd

la edición de obras completas, un volumen que

li 1111 1,1 ch- t ·n ·r orno título Die Stelle der Ethik im System der mensch11111111 i\hlmitiiten [ l lugar de la ética en el sistema de las activida1 humana. I, añade qu e no se trataría menos que de "la obra 1111

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111



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lll'n original, en lengua alemana, aparece en dos volúmenes editados, 11 •¡1111 varn · n te , en 1 984 y 1 986. Al margen de todo esto, G. Bedesch i , sobre la 11.1•1 dt• 1111 libr de Conver.ia.z.ioni con Lukács (Bari: De Donato, 1968), en que el t • I'·" o clt-l i ado artículos sobre Lukács, Bloch, Grnmsci, Kerényi, Crol

1 1 1 i o l1 1 1 1 1 , l i : i 1 rn c l u ido al italiano los e nsayos de Dussel sobre Marx. Es, en

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l ig1 1 1 Veclda, compilador de la antología de textos de Lukács

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1 o lo l 1 1 11 1 1 l t 1 1 · 1 1 l�s. A5.

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( Bs. As.: Herramienta,

2003).

1 968. Trabaja como p rofesor acij unto de Lite-

1 1 1 1 1 1 1 1 C i' I• 11 ., U l\A ) . Es m i embro de la lnlimzrtlionale-Georg-Lu.krír:s-Ge.rnlfsJ 1 1 1 l 1l 1 1 1 11 1 .1 1 1 1< 1 1 ios y li ta lo cu rsos sobre Lukács, Bloch, Ernst Fischer,

1 1 1 i l1 1 1 1 �1 1 1 1 1 1· l < ' 1 1 1 :is e l • g r m a 1 1 ística. Ha editado varios vol úmenes, in-

111 1 1 1 1 1 11 1 11 1 1 1 l,d1rn .11 i61 1 ; • n t re ellos: A n lologia de la novela wrlrt alinnfma.

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Karl Marx/Friedrich Engels, facrilos

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29

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( l 730-IR50)

Béla Fogarasi ,

Marxismo y lógica*

En una de sus observaciones acerca de El Capital de Marx, Lenin señala que , si bien Marx no escribió una lógica e n sentido esco­ lar, sí escribió la Lógica del capital y esto no fue en absoluto apro­ vechado por las generaciones posteriores. En conexión con ello, Lenin destaca el vínculo de la l ógica marxiana con la hegeliana y sostiene rotundamente que el que no haya estudiado estos víncu­ los, tampoco podrá comprender auténticamente la obra princi­ pal de Marx. Esta observación de Lenin apunta claramente a la n ueva fae de la evolución del marxismo. E l reformismo cuestionó que el marxismo fuera a la vez una visión del mundo. Según los refor­ m istas, por un lado la dialéctica ha sido superada en el plano científico y, por el otro, el marxismo no ofrece n inguna orienta­ ción filosófica. Quien tenga u n interés filosófico, se dirigirá, se­ gún el reformismo, a la filosofía burguesa y complementará a Marx on Kant, Machi, etc. La participación y la obra teórica de Lenin no significan un punto de viraje solamente en el terren o de la pol ítica práctica, si­ no también en todas las cuestiones relacionadas con la visión del mundo. Lenin devolvió el marxismo al lugar que le correspondía "'

Marxisrnus ttnd Logik" ( 1 945) . En: Fogarasi, Béla, Parallele und Di­ vergenz. Ausgewiihlte Schriften. Budapest, 1988, pp. 249-25 1 . Trad. de Jimena Amo­

"Béla Fogarasi, dio.

l.

Ernst Mach

( 1838- 1 9 1 6 ) : físico y filósofo austríaco. En el campo de la epistemo­

l ogía, se ocupó de atacar toda especu lación metafísica. Sus escritos ejercieron influencia sobre Einstein, y establecieron los fundamentos para el. positivismo

Materialismo y nn/1iri01:ritir.ismo ( 1 908, publ. en 1909). (Todas las n otas, excepto indicación contraria, pertene­

lógico. Lenin criticó a Mach y a sus seguidores en cen a los editores.)

31

Ontología del ser social: El trabajo

'1

en cuanto visión del mundo, demostró que la visión del mundo materialista, a pesar de toda la crítica y la simplificación burgue­ sas, ha mantenido su validez cien tífica, y nadie que niegue el ma­ terialismo puede ser considerado un verdadero marxista. Lenin demostró nuevamente que la condición para el conocimiento cien tífico de la naturaleza y de la sociedad es la aplicación conse­ cuente y correcta del método dialéctico. Pero Lenin y Stalin no se limitaron, naturalmente, a reesta­ blecer en la conciencia del movimiento obrero la teoría marxiana depurada de falsificaciones, el materialismo dialéctico. Pudieron también devolver la vitalidad al marxismo después de décadas de olvido, mutilación y negación, justamente porque ellos, al igual que Marx y Engels, partieron siempre de la realidad misma. Pero como tanto la evolución de la sociedad como la de las ciencias na­ turales nos aportan fenómenos fundamentalmente nuevos, la re­ constitución no adul terada del marxismo solo será posible a tra­ vés de una continuación orgánica del mismo. Esta gran acción teórica de Lenin y Stalin coloca a los mar­ xistas de la fase leninista frente a importantes tareas. La nueva te­ sis fundamental de Lenin y de Stalin es que hay trabajar en todos los ámbitos de la ciencia, hay que mostrar en los detalles concre­ tos del trabajo de i nvestigación , de qué manera los métodos del materialismo dialéctico revelan su validez para cada ámbito de la vida. Para este nuevo estudio de la realidad, es de una enorme ayuda la gran can tidad de material nuevo, publicado en las últi­ mas décadas, de nuestros maestros: nos referimos a las obras de Marx y Engels que hasta ahora existen solo como manuscritos, a los apuntes de Lenin sobre la Lógica hegeliana, etc. Un importante mérito de Béla Fogarasi es haber comenzado este trabajo en el ámbito de la lógica, en uri ámbito en el que los marxistas también han trabajado hasta ahora poco a escala mun­ dial. El contenido del nuevo libro de Fogarasi es una exposición concreta, científica de la alusión leninista a la lógica del capital . El resultado: no solo la profundización filosófica de la eco­ nomía, sino que también el reconocimiento de que la profundi­ zación económica, la fundamentación económica y sociológica de la filosofía ingresaron en el orden del día de la lógica. La uti­ lización de la lógica dialéctica en la realidad económica de la so¡ dad es tan provechosa también para la propia lógica, porque la l ógica "llega a sí m isma" en la realidad social. El pensamiento es 32

Béla Foga rasi, Marxismo y lógica

un fenómeno social, una parte de la realidad sociohumana. La ciencia del pensamiento, la lógica, también lo e s. En su libro, Fogarasi d e sarrolla el análisis filosófico de las ca­ tegorías económicas con la intención de proporcionar, en una se­ gunda parte todavía por escribir, la e structura de la propia lógica, la fundamentación social y económica de la propia lógica. Foga­ rasi plantea incluso la pregunta sobre si no hubiera sido más co­ rrecto comenzar la exposición con la reforma de la lógica y apli­ car luego la nueva lógica a las ciencias sociales. A esta pregunta responde -acertadamente, según nue stro parecer- en forma ne­ gativa: " Pero precisamente para poder ocuparno s de las relacio­ ne s económicas y sociales de la lógica, necesitam o s una economía que e sté ya dialécticamente fundada e interpretada. De ahí que el camino de la investigación solo pueda seguir el orden que he­ mos elegido". Podremos emitir un juicio definitivo sobre la signi­ ficación científica de las inve stigaciones de Fogarasi cuando e ste haya expue sto toda la e structura. El libro que reseñamos ofrece la fundamentación de acuerdo con el programa del autor. Fogarasi también cumplió su programa. Su libro expone en forma detallada toda la e structura lógica de El Capital, siguiendo las huellas de Marx y Lenin; muestra cómo se legitiman l as e struc­ turas decisivas de la lógica dialéctica dentro de la e structura de la obra. Muestra qué problemas filosóficos yacen ocultos detrás de los conceptos económicos individuales, sobre todo detrás de la de­ finición marxiana del trabajo. E s un mérito e special de las exposi­ ciones de Fogarasi el hecho de que ellas desarrollen aquel de scu­ brimiento trascendental para la comprensión de la ideología apitalista: el problema económico del fetichismo de la mercancía. También cuenta entre los logros metodológicos del libro la correc­ ta descripción marxista de la relación entre economía y sociología. Pero, dentro de la lógica dialéctica, los ámbitos individuales no se encuentran separados entre sí por una muralla china. Fo­ garasi tiene en vi sta, para la segunda parte del libro, una exposiión detallada de las cue stion e s lógicas en sentido e stricto; el aná­ lisis filosófico de los conceptos económicos lleva ya aquí a que se realice la aclaración de algunas cuestiones importantes. En el marco de e sta breve re seña solo es posible señalar que_ aquí son abordadas cuestiones tan decisivas como la contradictoriedad, la determinación del concepto y su relación con la realidad, la abs­ tra ción, ley y tendencia, etc. 33

Ontología del ser socia I: El trabajo

Si todavía agregamos que el camarada Fogarasi ofrece u na crítica breve pero decidida de la manera en que el reformismo deformó la dialéctica, y también una crítica de la sociología del conocimiento de Mannheim, que hoy muchos confunden con el marxismo, entonces tenemos una cierta noción de la riqueza de con ten idos que posee el libro . El valor de este para los lectores húngaros se intensifica aun más por el hecho de que el camara­ da Fogarasi aporta un amplio material de citas extraídas de obras de Marx y Lenin recientemente publicadas, pero desconocidas pa­



ra el lector húngaro.

Fogarasi logró escribir su libro con claridad, a pesar de difi­ cul tades que planteaba el contenido. Lo único que podemos ob­ jetar es que no exponga con suficiente exhaustividad algunas cuestiones importantes, y que se contente con alusiones, de mo­ do que el lector no experimentado en la disciplina no perciba a menud o cuán decisiva es l a cuestión que se está tratando.

34

Los fu n d a m e ntos o ntol ógicos d e l pe nsa m ie nto y d e la acción h u ma n os*

1

La dificullad para iluminar en una conferencia, en cierto modo, al menos los principios más generales de este complejo de cues­ tiones , es doble. Por un lado, había que abarcar críticamente el estado actual del problema; por otro, había que elucidar la cons­ titución fundamental de una nueva ontología, al menos en su es­ tructura básica. A fin de poder dominar, en alguna medida, cuan­ do menos la segunda cuestión -que es la objetivamente decisiva-, debemos renunciar a una exposición , incluso una muy resumida, de la primera. Todos saben que, en las últimas décadas, profun­ dizando radicalmente viejas tendencias epistemológicas, el neo­ positivismo -con su básico rechazo de todo planteo ontológico como acientífico- poseyó una hegemonía absoluta. Y, sin duda, no solo en la vida estrictamente filosófica, sino también en e l mundo de l a praxis. S i se analizaran seriamente l o s motivos con­ ductores de orden teórico que rigen el actual desarrollo de las es­ feras política, militar y económica, se vería que dichos motivos -consciente o inconscientemente- se encuentran determinados por métodos de pensamiento neopositivistas. Esto ha garantizado "'

"I)ie ontologischen Grundlagen des m e nschl ichen Denkens und Handelns". En: Dannemann, Rüdiger; Jung, We rner ( eds.) ,

Objektive Miiglichkeil. Beitriige zu Gr.org Lukát:s ' "Zur Ontologie rlR,s gesellscha(llir:hen Seim ". Frank Benseler zum 65. Ge­ burlslrtg. Opladen: Westdeutscher Verlag, 1995. pp. 3 1-47. Trad. de Miguel Ved­ da. Publicada por primera vez en ad lectores 8. Neuwied y Berlín: Luchterhand, 1 969, pp. 1 48-164. Lukács había escrito l a conferencia con vistas a presentarla 2 y el 9/9/ 1 968 en Viena; pero finalmente n o l a presentó. Aqu í aparecen sin tetizadas e n el XIV Congreso Internacional de Filosofía que tuvo lugar en tre e l las ideas centrales de la

Ontología. 35



Ontologfa del ser social: El trabajo

la ca i ilim itada omn ipotencia de dichos métodos; una vez que la confron ta ·ión con la realidad haya conducido a una crisis abier­ ta, esto ocasionará grandes transformaciones, desde el plano de la vida pol ítico-económica, hasta la reflexión filosófica en el sen­ tido más amplio de la expresión. Como nos encon tramos en el comienzo de este proceso, puede bastar con esta ind icación .

1 1 1 1,

Nues tra conferencia no se ocupará, pues, de las tentativas ontológicas de las últimas décadas. Nos circunscribimos a la me­ ra explicación de que las consideramos sumamente problemáti­ cas, y nos remitimos solo a la evolución última de un tan célebre i niciador de esta orientación como Sartre , a fin de aludir, cuando menos, a la problemática y a su orientación. Esta orientación se muestra en relación con el marxismo. Sabemos muy bien que este último, en las h istorias de la filosofía, rara vez ha sido considerado como una ontología. Esta conferen­ cia se propone, en cambio, la tarea de señalar lo que fue filosófi­ camente decisivo en la actividad de Marx: trazar el esbozo de una ontología materialista histórica, superando, tanto teórica como prácticamente, el idealismo lógico-ontológico de Hegel. El papel preparatorio de Hegel consiste en que este concibió, a su mane­ ra, la on tología como una historia que -en oposición con la on­ tología religiosa- desarrollaba una historia evolutiva necesaria desde "abajo", desde lo más simple, hasta "arriba'', hasta las más complejas objetivaciones de la cultura humana. Es natural que, en ella, el acento estuviera puesto en el ser social y sus productos, así como es igualmente característico de Hegel que el hombre aparezca, en él, como un creador de sí mismo. La ontología marxiana excluye de la hegeliana todos los ele­ mentos lógico-deductivos y los histórico-evolutivamente teleológi­ cos. Con esta "puesta sobre los pies" de carácter materialista, tam­ bién la síntesis de lo simple debe desaparecer de la serie de factores motores del proceso. En Marx, el punto de partida no es el átomo, como en los viejos materialistas, ni el ser abstracto, co­ mo en Hegel. Todo lo existente debe poseer siempre carácter ob­ jetivo, debe ser siempre la parte más motora y móvil de un com­ plej o concreto. Esto tiene dos consecuencias fundamentales. Primero, el en tero ser es un proceso histórico; segundo, las cate­ gorías no son declaraciones sobre algo existente o en devenir, ni principios de formación ( ideales) de la materia, sino formas mo­ toras y móviles de la materia misma: "formas del ser, determina-

�"

"'

�\ca�o

36

Los funda mentos ontológicos del pensam iento y de la acción h u manos

a ·-

ciones de la existencia". En la medida e n que la posición radical de Marx -posición que con igual radicalismo se aparta del anti­

e

guo materialismo- fue interpretada múltiples veces de acuerdo



con el viejo espíritu, surgió la falsa impresión de que Marx subes­

:1

timaba la importancia de la conciencia por comparación con e l ser material. Más adelante s e explicará co ncretamente l a falsedad

.s

de esta concepción . Lo que aquí importa es señalar que Marx concebía la conciencia como un producto tardío de la evolución



ontológica material. Si esto se interpreta en el sentido del Dios

e

creador de la religión, o a la manera de un idealismo platónico,

o

puede producirse, sin duda, una apariencia tal. Para una filosofía

).

lo tardío no tiene que ser nunca un elemento de escasa impor­ tancia ontológica. El hecho de que la co n ciencia reproduzca la

volutiva de orientación materialista, por el contrario, el produc­ l, 1-

r ·alidad y, sobre esa base, haga posible la elaboración modifica­

1-

dora de esta, implica, desde la perspectiva del ser, un poder con­

a o

creto, y no una debilidad, como sucedería si se la juzgara a partir el



:1

aspectos exageradamente irreales.

11

l­ a

Aq u í solo podemos ocuparnos de la on tología del ser social. Pe­

lS

' o no podemos captar su peculiaridad si no tomamos conoci-

,,

1 1 1 it·nto de que un ser social solo puede surgir y seguir desarro-

5,

1 1. mdose sobre la base de un ser orgánico y este último, a su vez,

>

e

olo a partir del ser inorgánico. La ciencia comienza ya a descu-

1 u i r las formas preparatorias de transición de un modo del ser a 1 1 1 1 o. Ad 1-

te•



! 'º i< i6n

,

más, ya han sido expuestas las categorías más im portan­

­

, 1c l . 1 p 1 . 1 r i 6 n meramente pasiva. También se ha hecho claro que la



1 1 1 1 1 1 1 .1 dd s r más simple, aun cuando pueda producir muchas



1 . 1 1 1· 1-:rn ías L ran icionales, se encuentra separada por un salto de

s.

l

1

e

li )­ l-

1111

.1 1 1 l t · 1 1 1 i n1

onstilución de la forma del ser más compleja; esta

,1 I H 0 < 1 1: i l i t at ivamente nuevo, cuya génesis no puede ser simple1 1 1 1 · "dOr­ no­ en­ uso

Los fundamentos ontológicos del pensa miento y de la acción huma nos

d mitos, es algo que constituye, en palabras de Fontane, un cam­ po vasto. No podría, pues, ser tratado en una conferencia. Solo podemos referirnos al hecho de que los conocimientos de las po­ si iones teleológicas que influyen sobre el metabolismo con la na­ l u ra l e za , que han surgido con el fin de fundar tales posiciones, han de ser más fáciles de sustituir que aquellos que están orienta­ dos a influir sobre hombres y grupos humanos. Aquí es mucho más íntima la relaci ón entre fin y fundamentación epistemológi­ · a . Esta determinac i ón , sin embargo, no debe de n i ngún modo ·onducir a una exageraci ón epistemológica en direcci ón a la uni­ f ormidad o a la diferencia absoluta. Se encuentran presentes, ·al m i mo tiempo, coincidencias y diferencias ontol ógicas que solo pt 1eden encontrar su resolución en una dialéctica sociohistórica con creta. Aquí podría aludirse simplemente al fundamento socioon­ t o l ógico. Todo acontecimiento social procede de posiciones te­ kológicas individuales, pero posee un carácter puramente cau­ sa l . La génesis teleológica tiene, de acuerdo con su naturaleza, i m portantes consecuencias para todos los procesos sociales. Por 1 1 1 1 l ado, pueden producirse objetos, con todas sus consecuencias, qu · la naturaleza no podría haber producido por sí m isma; piénc ·s