Obras completas, Vol. I y II
 9783865279217

Table of contents :
ÍNDICE
VOLUMEN I
PRÓLOGO
PREFACIO
BIBLIOGRAFÍA
OBRAS COMPLETAS
RIMAS Y PROSAS (1627)
APROBACIÓN DEL DOCTOR FERNANDO MONTERO
APROBACION DEL MAESTRO JOSEPH DE VALDIVIESO, CAPELLÁN DEL SERENÍSIMO SEÑOR CARDENAL INFANTE
AL MARQUÉS DE CAMARASA, CONDE DE RICLA, etc.
AL QUE GUSTARE DE LEER, Y NO AL QUE LEYERE SIN GUSTO
RIMAS Y PROSAS
VERSOS SACROS
ESCRITOS DIVERSOS (1624-1633)
EL RETRATO PANEGÍRICO DEL SERENÍSIMO SEÑOR CARLOS DE AUSTRIA (1633)
CENSURA DE DON LUIS BARONA ZAPATA, CABALLERO DE LA ORDEN DE SANTIAGO, SEÑOR DE ROCAVILA, etc.
APROBACIÓN DEL REVERENDÍSIMO SEÑOR DOCTOR FRANCISCO SÁNCHEZ DE VILLANUEVA, ARZOBISPO DE TARANTO Y OBISPO DE MAZARA, DEL CONSEJO DE SU MAJESTAD, SU PREDICADOR, ASISTENTE DE SU SANTIDAD
PRELUDIO AL RETRATO PANEGÍRICO AL QUE GUSTARE DE LEER
AL EXCELENTÍSIMO SEÑOR REMIRO DE GUZMÁN, DUQUE DE MEDINA DE LAS TORRES, etc
85 Argumento del Retrato panegírico' Soneto
86 Del Retrato de su Alteza Serenísima Canto Primero
LA LIRA DE LAS MUSAS (1637)
APROBACION DEL PADRE M. FRAY FRANCISCO BOYL, DE LA ORDEN DE NUESTRA SEÑORA DE LA MERCED, CALIFICADOR DEL SANTO OFICIO DE LA INQUISICIÓN, etc
APROBACION DEL PADRE MAESTRO FRANCISCO DE MACEDO, CATEDRÁTICO DE CRONOLOGÍA EN LOS ESTUDIOS REALES DE MADRID, DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS
AL LIBRE LECTOR
A SU ALTEZA SERENÍSIMA
87
LA LIRA DE LAS MUSAS HUMANAS
LA LIRA DE LAS MUSAS DE VOCES SACRAS
VERSOS A DIVINOS Y VARIOS INTENTOS
LAURO CÍVICO (1638)
[Portada]
AL EXCELENTÍSIMO SEÑOR DUQUE DE MEDINA SIDONIA, etc
198
EL RETRATO, SILVA NUPCIAL (¿1638-1639?)
ESCRITOS DIVERSOS (1634-1640)
DECLAMACIONES CASTELLANAS (1640)
APROBACIÓN DEL REVERENDÍSIMO PADRE AGUSTÍN DE CASTRO, RELIGIOSO DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS, PREDICADOR DE SU MAJESTAD Y CATEDRÁTICO DE LOS ESTUDIOS REALES DEL IMPERIAL COLEGIO DE MADRID
APROBACIÓN DEL M. R. P. F. JUAN PONCE DE LEÓN, LECTOR JUBILADO DE LA ORDEN DE LOS MÍNIMOS, CALIFICADOR DE LA INQUISICIÓN SUPREMA, VISITADOR DE LAS LIBRERÍAS DE ESPAÑA Y REINOS DE SU MAJESTAD
AL EXCELENTISIMO SEÑOR MARQUÉS DE CAMARASA, GENTILHOMBRE DE CÁMARA DE SU MAJESTAD
SUPOSICIONES DEL AUTOR A LOS ESTUDIOSOS DE ATENCIÓN DESAPASIONADA
211 DECLARACIÓN PRIMERA La perfecta juventud
212 Silva trágica a que dio motivo un discurso a este propósito, hallado en un poema griego de San Gregorio Nacianceno
213 DECLARACIÓN SEGUNDA Contra la Fortuna
VOLUMEN II
CENSURA A LAS RIMAS CASTELLANAS DE ALFONSO VIII (¿1642?)
TRIUNFO DE AMOR Y MARTE (¿1643-1644?)
A LA EXCELENTÍSIMA SEÑORA DOÑA CATALINA DE MONCADA, DUQUESA DE MONTALTO Y VIBONA, PRINCESA DE PATERNO
215 Argumento del Poema
AFECTOS TRÁGICOS EN LA MUERTE DE LA REINA ISABEL DE BORBON (1644)
TEMPLO CRISTIANO (1645)
DEDICACIÓN DEL TEMPLO CRISTIANO AL REY NUESTRO SEÑOR, SU TUTELAR Y LEGÍTIMO PATRONO
CENSURA Y JUICIO QUE EL REVERENDISIMO PADRE AGUSTÍN DE CASTRO DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS, PREDICADOR DE SU MAJESTAD, HIZO DE ESTE POEMA, QUE, POR SER DE DOCTRINA SAGRADA, SE LE ENCOMENDÓ
APROBACIÓN DEL DOCTOR DON FRANCISCO GALAZ Y VARONA, CABALLERO DEL HÁBITO DE SAN ESTEBAN, CONSLTOR DEL SANTO OFICIO, etc.
ARGUMENTO Y PREFACION DEL TEMPLO CRISTIANO
218 Inscripción para la faz del Templo
219 Pórtico a la parte diestra del Templo La oficiosidad económica de la Reina nuestra señora y su celo en las militares disposiciones
220 Pórtico al otro lado de la inscripción El valor cristiano y conformidad resignada con que pasó de ésta a mejor vida
221 Templo cristiano de la Serenísima Reina nuestra señora doña Isabel de Borbón
Del Templo cristiano de la Serenísima Reina nuestra señora doña Isabel de Borbón
222 Obsequio leal de la piedad española A la pira real de la Reina nuestra señora, en el Templo cristiano
QUINTILIANO RESPONDIDO (1647)
[Portada]
Al que leyere
Argumento de la declamación
223 Por el padre contra la madre
PIEDRA CÁNDIDA (1648)
Saluefesta dies, meíiorque reuertere semper
DEDICATORIA A LA REINA NUESTRA SEÑORA
224 Piedra Cándida
225 Congratulación de España a la venida de la Reina nuestra señora, en el mismo asunto de la Máscara, por sus felices años
LA FIESTA REAL Y VOTIVA DE TOROS (1648)
EL NUEVO OLIMPO (1649)
AL REY NUESTRO SEÑOR EN MANOS DE LA EXCELENTÍSIMA SEÑORA CONDESA DE MEDELLÍN
APROBACIÓN Y PARECER DEL REVERENDÍSIMO PADRE AGUSTÍN DE CASTRO DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS, PREDICADOR DE SU MAJESTAD
ADVERTENCIAS AL QUE LEYERE
ARGUMENTO DE LA REPRESENTACIÓN
227 Representación real y festiva Máscara a los felices años de la Reina nuestra señora
APÉNDICE LA MÉTRICA DE EL NUEVO OLIMPO
228 Sigúese la Máscara Real
FIESTA REAL DE TOROS (1650)
EL CORTESANO ESPAÑOL ([¿1650?])
LA PERLA DE DOS ORIENTES (1651)
[Portada]
CENSURA QUE HIZO DE ESTE ESCRITO EL REVERENDÍSIMO PADRE AGUSTÍN DE CASTRO DEL ORDEN DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS, PREDICADOR DE SU MAJESTAD, HABLANDO CON EL AUTOR
CENSURA QUE HIZO DE ESTE PAPEL EL REVERENDÍSIMO PADRE FRAY JUAN DE AVELLANEDA DEL ORDEN DE NUESTRO PADRE SAN JERÓNIMO, PREDICADOR DE SU MAJESTAD
DON LUIS DE ULLOA PEREIRA, HABIENDO OÍDO ESTE PAPEL EN CASA DE SU A UTOR, LE ENVIÓ EL DÍA SIGUIENTE ESTA CENSURA
AL EXCELENTÍSIMO SEÑOR DON LUIS MÉNDEZ DE HARO, DUQUE CONDE DE OLIVARES, CABALLERIZO MAYOR DE SU MAJESTAD
EL AUTOR DA RAZÓN DE ESTE ESCRITO AL QUE GUSTARE DE LEERLE
231
RELACIÓN PANEGÍRICA (1653)
EN MANOS DEL EXCELENTÍSIMO SEÑOR DON LUIS MÉNDEZ DE HARO Y GUZMÁN
DEDICATORIA AL REY NUESTRO SEÑOR DON FELIPE CUARTO
PARECER Y CENSURA DEL REVERENDÍSIMO PADRE MAESTRO FRAY BENITO DE RIVAS, PREDICADOR DE SU MAJESTAD, CALIFICADOR DEL SANTO OFICIO
APROBACION Y CENSURA DEL LICENCIADO DON PEDRO DE VELASCO, CAPELLÁN DE HONOR DE SU MAJESTAD, ASISTENTE MAYOR, Y JUEZ DE SU REAL CAPILLA
EL AUTOR DE ESTA RELACION PANEGIRICA PIDE A DON LUIS DE ULLOA PEREIRA, ESTRECHO Y ANTIGUO CONFIDENTE SUYO, CABALLERO DE SINGULAR ERUDICIÓN, HAGA JUICIO Y CENSURA DE ELLA ANTES DE DARLA A LA LUZ PÚBLICA
RESPUESTA Y CENSURA DE DON LUIS DE ULLOA Y PEREIRA AL AUTOR
ARGUMENTO Y PRÓLOGO DE LA RELACIÓN PANEGÍRICA
232 Relación panegírica por el Orden sacrosanto de Alcántara
235 El sábado, día sexto del Novenario, se cantaron estas seguidillas de don Gabriel Bocángel Unzueta
236 El domingo, séptimo de la Octava, en que se celebró el juramento o cuarto voto de Alcántara, se cantó esta letra de don Gabriel Bocángel Unzueta, antes del Evangelio
237 Quintillas del mismo que se cantaron lunes, p e n ú l t i m o día del Novenario
238 En el último día del Novenario, redondillas de don Gabriel Bocángel Unzueta
CATÁLOGO DE LOS EXCELENTÍSIMOS SEÑORES
CONSEJOS CRISTIANOS, MORALES Y POLÍTICOS ([¿1650-1658?])
ESCRITOS DIVERSOS (1643-1658)
240 Respuesta de don Gabriel Bocángel a don Luis de Ulloa Pereira Coplas
241 Dedicatoria
242 En alabanza de las obras poéticas que compuso Miguel Cid, noble y docto sevillano, y se divulgan después de su muerte
243 De don Gabriel Bocángel, Cronista mayor de los reinos de Castilla y Contador de Resultas, del Consejo de su Majestad
244 Romance
245 Corona mural
246 Celebrando el presente de un escritorio de vidrio con su bufete de admirable labor que envió desde Barcelona el serenísimo señor don Juan de Austria a la serenísima infante doña Teresa María, con don Pedro de la Mota Sarmiento, su mayordomo, que se le enseñó al autor de este Romance en su posada
247 Quintillas
248 Romance
249 Décimas
250 Soneto
251 Aprobación
252 Romance
253 Quintillas
254 Romance
255 Romance
256 Celébranse las felicidades de la insigne victoria de la batalla naval, y glorias acrecentadas por el patrocinio de nuestros Príncipes Octavas
257 Soneto
EL EMPERADOR FINGIDO ([1678])
CARTAS AUTÓGRAFAS DE BOCÁNGEL
I. [Carta a Juan Francisco Andrés de Uztarroz]
II. [Carta a Juan Francisco Andrés de Uztarroz]
III. [Carta a Juan Francisco Andrés de Uztarroz]
IV. [Carta al VII duque de Sesa]
V. [Carta al VII duque de Sesa]
VI. [Carta al VII duque de Sesa] LÁMINAS
V I [Carta al V I I duque de Sesa51]
VII. [Carta al VII duque de Sesa]
VIII. [Carta al VII duque de Sesa]
IX. [Carta al VII duque de Sesa]
X. [¿Carta al V I I duque de Sesa85?]
XI. [Carta al VII duque de Sesa]
XII. [Carta al VII duque de Sesa]
XIII. [Carta al VII duque de Sesa]
CARTAS AUTÓGRAFAS A BOCÁNGEL
ÍNDICE ALFABÉTICO DE PRIMEROS VERSOS
BIBLIOGRAFÍA DE OBRAS CONSULTADAS
LÁMINAS

Citation preview

B I B L I O T E C A Á U R E A HISPÁNICA Universidad de Navarra E d i t o r i a l Iberoamericana

D i r e c c i ó n de Ignacio Arellano, con la colaboración de Christoph Strosetzki y Marc Vitse

Biblioteca Áurea Hispánica, 11

G A B R I E L BOCÁNGEL Y UNZUETA OBRAS COMPLETAS VOL. I

EDICIÓN DETREVORJ.

DADSON

Universidad de Navarra • Iberoamericana • Vervuert • 2000

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Agradecemos a la Fundación Universitaria de Navarra su ayuda en los proyectos de investigación del G R I S O a los cuales pertenece esta publicación. Agradecemos al Banco Santander Central Hispano la colaboración para la edición de este libro.

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84-95107-50-3 (Obra completa) (Iberoamericana) 84-95107-56-2 (Vol. I) (Iberoamericana) 84-95107-58-9 (Vol. II) (Iberoamericana) 3-89354-491-7 (Vervuert)

Depósito Legal: M . 7.243-2001 Cubierta: C r u z Larrañeta Impreso en España por Publidisa Este libro está impreso íntegramente en papel ecológico sin cloro.

Para m i familia

ÍNDICE

VOLUMEN I P R Ó L O G O D E LUIS A L B E R T O D E C U E N C A

9

PREFACIO

11

BIBLIOGRAFÍA

25

Abreviaturas y obras de Bocángel

27

Bibliografía crítica de Bocángel

53

OBRAS COMPLETAS

59

Rimas y prosas (1627)

61

Escritos diversos (1624-1633) Retrato panegírico

303

(1633)

325

La lira de las Musas (1637)

387

Lauro cívico (1638)

621

El retrato, silva nupcial (¿1638-1639?)

633

Escritos diversos (1634-1640)

659

Declamaciones castellanas (1640)

681

V O L U M E N II Censura a las R i m a s castellanas de Alfonso VIII (¿1642?)

763

Triunfo de Amor y Marte (¿1643-1644?)

779

Afectos trágicos en la muerte de la reina Isabel de (1644)

Borbón 799

8

OBRAS

COMPLETAS

DE

BOCÁNGEL

Templo cristiano (1645) Quintiliano

811

respondido (1647)

867

Piedra candida (1648)

889

La fiesta real y votiva de toros (1648)

915

El nuevo Olimpo (1649)

931

Fiesta real de toros (1650)

1019

El Cortesano español ([¿1650?])

1039

La Perla de dos Orientes (1651)

1061

Relación

panegírica

(1653)

Consejos cristianos, morales y políticos

1103 ([¿1650-1658?]) ..

1237

Escritos diversos (1643-1658)

1275

El Emperador fingido ([1678])

1321

Cartas autógrafas de Bocángel

1411

Cartas autógrafas a B o c á n g e l

1449

ÍNDICE ALFABÉTICO D E PRIMEROS VERSOS

1461

BIBLIOGRAFÍA DE OBRAS CONSULTADAS

1471

LÁMINAS

1483

PRÓLOGO

Decir que Trevor John Dadson, actual Presidente de la Asociación Internacional Siglo de O r o ( A I S O ) , es uno de nuestros primeros hispanistas no es más que una obviedad, pero he querido ser, primero, obvio, que en este caso es una forma de ser justo. Dadson conoce la literatura de nuestros siglos áureos como la palma de su mano. La conoce en profundidad, a golpe de archivo secreto y de biblioteca olvidada, no sólo a través de fuentes bibliográficas secundarias, como tantos otros colegas. Ultimamente se ha asomado t a m b i é n , con envidiable maestría, a la poesía española actual, impartiendo clases sobre el tema y dando a las prensas algunos luminosos artículos de obligada consulta sobre poetas de nuestro tiempo (como J u l i o M a r t í n e z Mesanza, entre otros). Pero han sido las letras barrocas las que T r e v o r ha transitado con más asiduidad. Nadie como él conoce la poesía de los seguidores de Góngora. Fruto de esos desvelos han sido innumerables trabajos, centrados en su mayoría en la v i d a y la obra de Gabriel Bocángel, uno de mis poetas favoritos, y en el brillantísimo C o n d e de Salinas, que tanto le gustaba a Rosales. E l volumen que tienes en las manos, lector, constituye un hito i m p o r t a n t í s i m o en la bibliografía bocangelina de Dadson. T o d o lo que escribió don G a b r i e l , tanto en verso como en prosa, queda dispuesto aquí, y fijado c r í t i c a m e n t e , para que los amantes de la buena literatura, presentes y futuros, lo puedan degustar en el mejor estado posible, l i m p i o de p o l v o y paja, embalsamado con las artes de la mejor filología. Hace cerca de veinte años, concretamente en 1982, p u b l i q u é yo en Editora N a c i o n a l una Antología poética de Bocángel que hoy no hay quien encuentre en librerías. Pues bien, Trevor, a quien acababa de conocer en M a d r i d , en una librería de viejo de la madrileña calle de Segovia, me abrió a la vez las puertas de su amistad y las de su magnífica biografía, entonces todavía

10

OBRAS

COMPLETAS

DE

BOCÁNGEL

inédita, sobre la familia Bocángel (doble apertura que recordaba yo, por cierto, en la dedicatoria impresa de m i Antología). Estas l í n e a s aspiran a ir saldando la deuda que contraje con T r e v o r J o h n Dadson cuando puso a m i disposición, y de forma absolutamente desinteresada, su inmensa e r u d i c i ó n acerca de un autor a quien yo me acercaba en calidad de simple lector y no de especialista. D e su largueza obtuve entonces no pocos beneficios intelectuales, que se ven ampliamente consolidados en esta hora que contempla la aparición de la Obra completa de d o n Gabriel a su cuidado. Y si, a d e m á s , la vida me premia con el galardón de que los dos, T r e v o r J . Dadson y yo, figuremos — é l por derecho propio y yo por obra y gracia de esta insignificante nota preliminar— en una misma entrada b i b l i o gráfica, la felicidad amenaza con ser completa.

Luis Alberto de Cuenca Director de la Biblioteca Nacional M a d r i d , 12 de marzo de 2000

PREFACIO

INTRODUCCIÓN

Hace ya algo más de cincuenta años que Rafael B e n í t e z Claros dio a conocer, por primera vez desde el siglo diecisiete, las obras del poeta m a d r i l e ñ o Gabriel Bocángel y Unzueta. Su edición Obras de don Gabriel Bocángel y Unzueta, publicada en 1946 en dos tomos por el C S I C en la serie «Biblioteca de A n t i g u o s Libros H i s p á n i cos», ha sido durante todo este tiempo la única edición de que hemos dispuesto para buena parte del conjunto de la obra bocangelina . E n 1950 Benítez Claros sacó a luz su tesis doctoral con el título Vida y poesía de Bocángel; mezcla de biografía parcial y crítica literaria, t a m b i é n incluía bastantes poemas que habían quedado fuera de la edición de 1946. C o n esto B e n í t e z Claros dio por terminada, al parecer, su labor de restituir el corpus de la obra bocangelina. 1

Las ediciones de obras de poetas á u r e o s publicadas en la serie «Biblioteca de Antiguos Libros Hispánicos» (además de Bocángel, se publicaron las obras de Soto de Rojas, T r i l l o y Figueroa, L ó p e z de Zárate, Pantaleón de Ribera, para mencionar sólo algunos de los más conocidos) hicieron posible por primera vez el estudio de estos poetas, y por esto merecen nuestros elogios. Sin embargo, adolecieron de muchos defectos, lo que las hace hoy en día muy poco útiles. N o eran ediciones críticas, no llevaban n i n g ú n aparato editorial ni ninguna nota aclaratoria o explicativa. S ó l o llevaron a la p á g i n a impresa un traslado, más o menos fiel y fiable, de un ejemplar del texto en cuestión, sacado normalmente de la Biblioteca Nacional de M a d r i d . Por las circunstancias y los tiempos en que se hicieron (décadas de 1940 y 1950) no se p o d í a pedir más, aunque el casi total

1

Para otras ediciones y a n t o l o g í a s , véase la Bibliografía crítica de Bocángel que s i -

gue a este Prefacio (p. 53).

12

OBRAS

COMPLETAS

DE

BOCÁNGEL

desconocimiento de, o desinterés por, ejemplares de textos en b i bliotecas fuera de España es un grave defecto en la confección de muchas de estas ediciones. Por tanto, el texto de las obras de B o c á n g e l presentado por B e nítez Claros reflejaba con más o menos acierto el estado del texto cuando salió de la imprenta madrileña del siglo X V I I . B e n í t e z Claros no hizo n i n g ú n intento, o así parece, de comprobar el estado del texto, no cuestionó ninguna lectura dudosa o extraña. Solamente copió el texto (o quizá alguien se lo copió) que tenía delante, con su ortografía, p u n t u a c i ó n y acentuación del siglo X V I I ; aunque mejor diríamos, de la imprenta en cuestión, pues no nos vayamos a engañar pensando que esta ortografía, p u n t u a c i ó n y a c e n t u a c i ó n representaban los deseos o normas del autor. C o m o texto, entonces, tenía su utilidad, ya que no había otro a que echar mano. Pero t a m b i é n tenía sus problemas: lecturas defectuosas (con frecuencia, no se sabía distinguir entre la efe y la ese larga), ediciones defectuosas (no siempre se escogía la mejor como texto base), y peor a ú n , un texto que sólo servía para eruditos (incluso para éstos de limitado beneficio) ya que era imposible utilizarlo con estudiantes. 2

E n los cincuenta años que han transcurrido desde la p u b l i c a c i ó n de Ob ras de don Gabriel Bocángel y Unzueta, han cambiado mucho nuestras ideas sobre los textos áureos, especialmente c ó m o hay que editarlos y c ó m o hay que presentarlos al lector. Y también, en lo que respecta a Bocángel, han cambiado nuestros conocimientos sobre sus obras. Tres son las razones fundamentales, entonces, por las que una nueva edición de su obra completa se hace ahora imprescindible. E n primer lugar, hemos encontrado obras desconocidas por B e nítez Claros (aunque, en algunos casos, no desconocidas a b i b l i ó grafos del diecinueve o principios de este siglo, como Pérez de G u z m á n y Cejador y Frauca ). E n segundo lugar, disponemos ahora de 3

2

A veces, las erratas i n t r o d u c i d a s en el texto p o r este proceso sugieren

que

e l / l a copista era alguien m u y p o c o familiarizado c o n textos p o é t i c o s d e l Siglo de Oro. 3

T a n t o P é r e z de G u z m á n y G a l l o , 1 8 9 1 , v o l . I, p . 301, c o m o C e j a d o r y

F r a u c a , 1916, v o l . V , p . 54 se refieren a tres de las m á s importantes obras

de

B o c á n g e l no recogidas p o r B e n í t e z Claros: Liuro cívico, El retrato, y Triunfo de Amor y Marte. Es probable que C e j a d o r y Frauca tomara sus datos de P é r e z de G u z m á n , pues no sólo da la m i s m a i n f o r m a c i ó n sino en el m i s m o o r d e n y forma. P é r e z de

13

PREFACIO

mejores textos para algunas de las obras que aparecieron en la edición de 1946. Y , finalmente, ya va siendo hora, al aproximarnos al nuevo milenio, de que podamos leer a Bocángel en una edición crítica, modernizada y anotada. NUEVOS

TEXTOS

Los siguientes son algunos de los textos que aparecen por primera vez en una edición de la obra completa de Bocángel . Los n ú m e r o s se refieren al que llevan en nuestra edición: 4

80 198 199 200 201 208 209 210 215 240

Canción a don García de Salcedo Coronel, 1629 Lauro cívico, 1638 El retrato. Silva nupcial, ¿1638-1639? Descripción de la boda de mi señora doña Jerónima de Maldonado con Juan de Cetina En el Desposorio de doña Jerónima de Maldonado con Juan de Cetina. Invocación Décima a don Diego Contreras A un Cristo crucificado. Romance Introducción a una Academia. Romance Triunfo de Amor y Marte, ¿1643-1644? Respuesta de don Gabriel Bocángel a don Luis de Ulloa Pereira. Coplas Las nueve cartas autógrafas de B o c á n g e l al duque de Sesa y las cinco respuestas de éste al poeta.

MEJORES TEXTOS

E n c o m p a r a c i ó n con la edición que hizo B e n í t e z Claros, disponemos ahora para algunos poemas de mejores textos, especialmente interesante e importante cuando de autógrafos se trata. Son los que siguen: 211-13 Declamaciones castellanas: aunque B e n í t e z Claros sabía que esta obra se i m p r i m i ó en M a d r i d en 1640, no había p o G u z m á n c o n o c í a c o m o nadie los entresijos de la B i b l i o t e c a N a c i o n a l , y en especial su sala de Varios Especiales, donde se encuentran estas tres obras. 4

Para no hacer la lista demasiado larga, no i n c l u i m o s en ella los poemas p u b l i -

cados p o r B e n í t e z Claros, 1950; n i los que p u b l i c ó en sendos trabajos S i m ó n D í a z , 1959 y 1978 (véase Bibliografía crítica de Bocángel).

14

OBRAS

COMPLETAS

DE

BOCÁSGEL

dido localizar n i n g ú n ejemplar de ella, por lo que u t i l i z ó la edición impresa de 1748, que se dice ser copia fiel de aquélla. Afortunadamente, nosotros pudimos localizar dos ejemplares de la edición de 1640, que, naturalmente, hemos escogido de las obras de Bocángel, para nuestra e d i c i ó n (Bibliografía n ú m e r o 6). 214

229

230

239

Censura a las Rimas castellanas de Ulloa Pereira: B e n í t e z Claros no conocía más versión que la que se encuentra en B N M M s . 4147; la copia en B L E g . M s . 569 es mejor texto y ayuda a corregir aquélla (Bibliografía de las obras de Bocángel, n ú m e r o 27). Fiesta real de toros: como no hubo, aparentemente, versión impresa en vida del poeta, B e n í t e z Claros empleó para su edición la versión en Delicias de Apolo. Recreaciones del Parnaso... Hechas de varias poesías de los Mejores Ingenios de España, publicadas por Francisco de la Torre Sevil, en M a d r i d , 1670. Nosotros encontramos el autógrafo del poema, fechado en enero de 1650, más otra copia también contemporánea. Ambas versiones son mejores que el texto conocido hasta ahora (Bibliografía de las obras de Bocángel, números 29 y 30). El Cortesano español: B e n í t e z Claros utilizó la e d i c i ó n de L i m a , 1732, al ser la ú n i c a que conocía y de que d i s p o n í a . Nosotros, además de poder comparar lecturas de las ediciones de Méjico, 1655, Valencia, 1666, Zaragoza, 1683 (todas de las obras encontradas en las últimas décadas; Bibliografía de Bocángel, n ú m e r o s 57, 58 y 60), hemos podido utilizar como texto base el autógrafo del poema que encontramos en la Biblioteca Universitaria de Cambridge (Bibliografía de las obras de Bocángel, n ú m e r o 66). Consejos cristianos, morales y políticos: B e n í t e z Claros sólo tenía a mano una copia manuscrita de este largo poema. Nosotros encontramos otra copia, con 48 estrofas más, y c o n lecturas mejores en muchos casos que la anterior. E l texto de este poema es por tanto algo más fiable (Bibliografía de las obras de Bocángel, números 33 y 34).

Rimas y prosas: aunque en este caso no se trate de una edición desconocida a B e n í t e z Claros, ni nada por el estilo, queremos señalar una diferencia importante en lo que a la e d i c i ó n de

PREFACIO

15

este texto se refiere. B e n í t e z Claros publicó el texto de 1627, indicando en las notas al final del volumen las diferencias o variantes textuales que hay entre esta versión y la que B o c á n gel publicó en 1637 cuando reeditó el libro (sin las Prosas) como parte de La lira de las Musas. A nosotros nos ha parecido que interesan más las últimas intenciones del autor que las primeras. Por lo tanto, el texto de las Rimas de 1627 que p u blicamos aquí es el que Bocángel preparó para La lira de las Musas (1637). Señalamos en las notas que a c o m p a ñ a n cada poema las variantes textuales entre las dos versiones, ya que son de gran valor e interés para cualquier estudioso de la lírica bocangelina. EDICIÓN

MODERNIZADA

C o n el beneficio de más textos y, en algunos casos, de mejores versiones, ¿ c ó m o procedemos entonces a presentar nuestra edición? E n primer lugar, hemos optado por una edición crítica de las obras bocangelinas, es decir, un texto depurado, corregido (donde hace falta), anotado y explicado; al mismo tiempo hemos optado p o r la modernización de la ortografía, acentuación y puntuación; en cuanto a estas dos últimas, la completa m o d e r n i z a c i ó n . E n lo que a la ortografía se refiere, hay diversidad de opiniones, desde los que no tocarían por nada la ortografía «original» hasta los que optan por la completa m o d e r n i z a c i ó n de ella. Nuestra posición se encuentra entre estos dos opuestos. E l mantener en su totalidad la o r t o g r a f í a 'original' (y ponemos la palabra entre comillas) de un texto impreso del Siglo de O r o es un disparate que no sirve para nada. Esta ortografía desde luego no representa n i mucho menos la ortografía del autor, así que al mantenerla no vayamos a creer que estamos manteniendo la del progenitor de la obra; representa las convenciones de la imprenta y dentro de ella las del componedor de la obra, a veces del corrector de la imprenta. U n o de los trabajos del componedor o cajista era regularizar y uniformar la ortografía del manuscrito que tenía por delante cuando componía; algunas imprentas t e n í a n sus propios sistemas o reglas, otras seguían los de las grandes imprentas como la que regentaba Luis Sánchez en M a d r i d a principios del siglo X V I I . C o m o trabajaba allí de corrector Gonzalo de Ayala, pronto la imprenta de Luis Sánchez se

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BOCÁSGEL

erigió en estándar que seguir en cuanto a reglas ortográficas . E l corrector, si lo hubo, y cuyo deber era corregir las pruebas tiradas, no solía tener por delante el manuscrito original, sino que normalmente se lo leía un aprendiz en voz alta y el corrector comparaba la prueba que tenía delante de él c o n lo que oía. P o r tanto en lo que menos se fijaba era en la forma variable en que se deletreaban algunas palabras en castellano en aquel entonces . 5

6

A l g o parecido pasaba con la a c e n t u a c i ó n y p u n t u a c i ó n : si la ortografía era poco estable en esta época, la acentuación y p u n t u a c i ó n lo eran a ú n menos. Los autores pocas veces se preocupaban por acentuar y puntuar sus obras; a veces falta la p u n t u a c i ó n por entero. D e nuevo era tarea del componedor acentuar y puntuar la obra, y de nuevo era tarea del corrector comprobar que estaba bien impreso lo que había hecho, es decir mirar por los «accidentales». A d e m á s , es más que probable que muchos autores prescindieran en sus manuscritos de p u n t u a c i ó n y acentuación precisamente porque sabían que a la hora de la i m p r e s i ó n el cajista p r o v e e r í a los detalles; ¿por q u é molestarse entonces ? 7

D e lo dicho hasta ahora podemos sacar varias conclusiones: p r i mero, a no ser que estemos ante un manuscrito autógrafo, la o r t o grafía, acentuación y p u n t u a c i ó n de una obra áurea casi nunca van a representar la voluntad del autor, sino la de la imprenta. Segundo, en cuanto al manuscrito autógrafo, tampoco es probable que aquéllas sean completas o fiables; los autores cambiaban la forma de deletrear las palabras a medida que se iban haciendo mayores, y en una misma obra encontramos con frecuencia dos o más modos de deletrear la 5

E n u n i n f o r m e e n v i a d o al rey F e l i p e II en 1573 sobre el estado de las i m -

prentas, los visitadores de las imprentas de Granada apuntaron lo siguiente: «Aviase de usar que nuestro R o m a n c e castellano se i m p r i m i e s e p u r o y l i m p i o , sin superst i c i ó n de m e z c l a de otras lenguas, n i vocablos de otras orthographias, sino c o m o hablan los p o l i d o s R o m a n c i s t a s , c o n n o m á s letras de las que suenan a j u i c i o de doctos varones, q u i t a d o toda t o s q u i d a d ,

y e l grezizar o latinizar, pues ya está

abundante p o l i d a nuestra lengua, c o m o lo vemos en lo t o l e d a n o » ( M a r t í n e z R u i z , 1968, pp. 98-99). 6

Sobre el p r o c e s o de c o r r e c c i ó n de pruebas en

la imprenta

áurea,

véase

D a d s o n , 2000b. 7

Cfr. lo que dice sobre esto el i m p r e s o r a l c a l a í n o A n d r é s de A n g u l o : «que los

autores p o r maravilla traen los originales b i e n corregidos ny c o n buena o r t o g r a f í a ny de p u n t u a c i ó n c o m o c o n v i e n e p o r q u e pocos ay que aunque sean m u y letrados entiendan esto» ( M a r t í n A b a d , 1997, p . 5).

PREFACIO

17

misma palabra: por ejemplo, vivir, viuir, bivir, biuir. Entonces, ¿qué ganamos respetando y reteniendo la ortografía, a c e n t u a c i ó n y p u n t u a c i ó n originales? E n líneas generales, nada. Sólo conseguimos hacer más impenetrable para un p ú b l i c o moderno la obra en cuestión. C o m o han señalado con acierto Jesús C a ñ e d o e Ignacio Arellano en sus «Observaciones provisionales sobre la edición y a n o t a c i ó n de textos del Siglo de Oro»: Acentuación, y puntuación sobre todo, son muy importantes a la hora de presentar un texto legible... N o hay que ponderar las dificultades que una puntuación confusa o poco inteligible acarrea al lector actual . 8

Sin embargo, hay excepciones que merecen tenerse en cuenta. Por supuesto que hay algunas grafías que d e b e r í a m o s respetar, especialmente en obras poéticas, donde modernizarlas p o d r í a afectar la r i ma: merecello, coluna, perfeto, mesmo, por ejemplo, o la m e d i c i ó n del verso (es decir, el n ú m e r o de sílabas): ahora/agora, vio/vido. Pero son casos contados y una m i n o r í a dentro de la totalidad de la obra a editar. ¿EDICIÓN

COMPLETA?

N u n c a se puede decir que ninguna, y menos ésta, sea una edición completa, ya que siempre puede aparecer un texto completamente desconocido, igual que le pasó a la edición de B e n í t e z Claros. Es completa en el sentido de que se incluyen todas las obras conocidas ahora mismo de Bocángel, tanto en prosa como en verso. Sin embargo, sabemos también que no es completa del todo, pues no se i n c l u yen tres obras de cuya existencia sabemos algo, aunque desgraciadamente no las hemos podido encontrar: a)

E l gran amigo de Bocángel, G a r c í a de Salcedo C o r o n e l , se refiere en un poema suyo, un epitalamio, a una silva de B o cángel sobre las bodas de d o n j u á n G i r ó n con doña C a t a l i n a Venegas y C ó r d o b a . O t r o amigo de Bocángel, Juan Pérez de JVlontalbán, alude en su miscelánea Para todos, Huesca, 1633, a dos obras aparentemente perdidas de nuestro poeta. S o n El pretendiente, 9

b)

8

9

C a ñ e d o y A r e l l a n o , 1987, p. 347. Salcedo C o r o n e l , Cristales de Heliana,

M a d r i d , 1650, f o l . 42r.

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BOCÁNGEL

obra p o l í t i c o - m o r a l , que tal vez se convirtiera luego en El Cortesano español , y una traducción que había hecho de los Salmos titulada El arpa de David española . A ñ o s más tarde, Luis T i n e o de Morales se referiría t a m b i é n a esta t r a d u c c i ó n de los Salmos, en un soneto que dedicó a B o cángel «traduciendo los Psalmos en metro Castellano con grande espíritu i acierto», y que empieza «Cortesano G a briel, tu docta lyra ». E n sus obras Bocángel demuestra un profundo conocimiento de los Salmos, y en un poema al menos ( n ú m e r o 180 de esta edición) revela sus dotes de traductor al traducir en octavas reales el Salmo 148 « L a ú d a t e D o m i num de coelis». 10

n

c)

12

C o m o dijimos antes, no hemos dado con el paradero de estos textos, que creemos firmemente existían. Si existen a ú n es otra cosa. Q u e d a r á para otro el localizarlos. Luego, tenemos unas referencias más escuetas de otras obras b o cangelinas que no han salido a la luz o que tal vez sólo existieran en borrador. E n el prefacio a Quintiliano respondido de 1647 Bocángel habla de la idea de «escribir [...] algún papel de historia en obsequio de la gran Casa de V . E.». U n o s meses más tarde, en una carta a Juan Francisco Andrés de Uztarroz con fecha de 28 de noviembre de 1648 (Carta I), nuestro poeta le dice que tiene ganas de terminar El nuevo Olimpo para poder volver a un trabajo suyo de historia («para escribir algunos fragmentos de historia o continuar los que tengo comenzados»). N o hay indicios de que se trate de la misma historia, pero como solamente había pasado un a ñ o o menos desde el prefacio de Quintiliano respondido hasta la carta a U z t a r r o z , es una posibilidad. Otra será la obra que menciona en una carta al duque de Sesa fechada en 20 de marzo de 1652, una obra de historia «de nuestros tiempos que espero dar a luz» y para la cual está esperando con ansias «las noticias que el señor don Juan de Austria se ha servido de p r o m e t e r m e » (Carta V I I I ) . T r á t a s e , por tanto, de una 1 0

S e g ú n P é r e z de M o n t a l b á n , El pretendiente es una obra que B o c á n g e l « t i e n e

para i m p r i m i r » (Para todos. Exemplos morales humanos y diuinos, H u e s c a , 1633, f o l . 7r del Indice de los Ingenios de Madrid). 1 1

Datos recogidos luego en Á l v a r e z y Baena, 1789, v o l . II, p . 2 7 1 . D e El arpa

de David española,

Á l v a r e z y B a e n a dice que son « t o d o s los Salmos en todas las

Poesías de nuestra l e n g u a » . 1

2

B N M M s . 3665, f o l . 46r.

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19

obra de historia c o n t e m p o r á n e a que en parte reflejaría la guerra de C a t a l u ñ a y el asedio de Barcelona, que ocupaban a don Juan de Austria en estos momentos. E n su respuesta, el duque de Sesa urge a B o c á n g e l acabar la obra: «Yo la deseo harto esta historia verla ya correr, por lo que la acredita el autor» (Carta X V I I I ) . Incluso, le ofrece mandar papeles originales que tiene en su archivo sobre la conquista de N á p o l e s , si trata de aquel r e i n o . D e esta obra tampoco sabemos nada. 13

DISPOSICIÓN DE LOS TEXTOS

Pasemos a la disposición gráfica de la página editada, y de nuevo volvemos a las «Observaciones provisionales sobre la edición y a n o t a c i ó n de textos del Siglo de Oro» mencionadas arriba. Dicen C a ñ e d o y Arellano: E l objetivo primordial es ofrecer una página lo más clara y limpia posible, sin ningún tipo de estorbos. Reducción al máximo de signos críticos. Los necesarios se añadirán con la mayor discreción. La proliferación y diversificación de signos, en principio servidores de la economía y precisión críticas, llega a ser perjudicial en su hipertrofia . 14

Somos partidarios de presentar el texto de la obra sin ningún signo en el medio si es posible. C o n las obras poéticas no hay problema: al numerar los versos tenemos un instrumento muy preciso con que hacer la referencia necesaria al final del texto. Estas referencias son de tres tipos básicos: observaciones textuales (explicación, por ejemplo, de algún pasaje difícil); variantes (entre una edición y otra); notas filológicas. N o hemos creído necesario separarlas en distintos apartados, como encontramos en algunas ediciones; así sólo se hace más inasequible el aparato crítico. E n cuanto a las variantes entre una edición y otra, éstas sólo tienen importancia en muy pocos casos, siendo el principal los cambios introducidos por Bocángel en los textos de Rimas y prosas y Retrato panegírico cuando se volvieron a editar para La lira de las Musas. C o m o hemos apuntado arriba, en esta e d i c i ó n publicamos el texto de las Rimas y el del Retrato panegírico que Bocángel p r e p a r ó para

1 3

A n t e p a s a d o c é l e b r e d e l d u q u e de Sesa fue el G r a n C a p i t á n , d o n G o n z a l o

F e r n á n d e z de C ó r d o b a , conquistador de N á p o l e s en 1503-1504. 1 4

C a ñ e d o y A r e l l a n o , 1987, p . 350.

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La lira de las Musas de 1637. Las variantes con la primera e d i c i ó n se señalan así: V / R (^variante c o n Rimas); V / R P (^variante con Retrato panegírico). Problema distinto es c ó m o disponer la página editada de una obra en prosa, pues carecemos de la facilidad de la n u m e r a c i ó n de versos; numerar las líneas del texto nos ha parecido poco práctico, especialmente cuando pueden cambiar entre el manuscrito preparado por el autor y el texto final de la imprenta. E n este caso no hemos visto más remedio que echar mano de las notas a pie de página, con el n ú m e r o de la nota visible en el texto. Hemos intentado reducir al m í n i m o estas notas y colocarlas, siempre que haya sido posible, al final de las frases y no en medio, como muchas veces se ve, aunque no siempre ha sido posible dada, a veces, la necesidad de anotar varias partes de una misma frase. T a m b i é n nos encontramos con otro problema, que fue que en algunos de sus textos más tardíos Bocángel tenía la costumbre de indicar en los márgenes la fuente de sus citas (especialmente notable en El templo cristiano, la Piedra candida, y la Relación panegírica). H e m o s optado por incluir estas notas marginales como otras notas a pie de página, pero señaladas con un asterisco [*] antes de la cita, y con la cita entre comillas, para diferenciarlas de las demás notas. Los textos van en orden cronológico, cada uno a c o m p a ñ a d o de las notas aclaratorias relevantes. Se ha intentado anotar pasajes difíciles u oscuros para un lector moderno, aclarar dudas o lecturas complicadas, indicar nuestras (pocas) intervenciones editoriales en el texto, y localizar donde haya sido posible las citas que emplea o a que se refiere Bocángel. C o m o sabrá todo editor de un texto á u r e o , ésta no es tarea fácil. E n muchos casos no sabemos si el autor cita de un texto original o de una copia posterior o de una antología o miscelánea de la época, o si su cita viene mediatizada por otro texto, lo que ocurre con mucha frecuencia. Sobre la manera en que B o cángel utilizaba sus fuentes clásicas, referimos al interesado a nuestros trabajos recientemente terminados: «Gabriel Bocángel y sus fuentes clásicas» y «A G o l d e n - A g e poet and his sources: G a b r i e l Bocángel y U n z u e t a » , y al trabajo muy completo de Isabel Torres 15

16

l ! )

A publicarse en las Actas del V Congreso Internacional de la AISO

(Münster,

1999). 1 6

A p u b l i c a r s e en S t e p h e n B o y d y J o R i c h a r d s o n (eds.), Essays on

Spanish

Poetry of the Colden Age, Manchester, D e p a r t m e n t o f Spanish and Portuguese.

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21

sobre la Fábula de Leandro y Ero: «Critics against B o c á n g e l : Pre¬ senting a Case for the Defence» . La búsqueda de citas y referencias puede acabar siendo, por parte del editor, un fin en sí mismo, un acto de auto-satisfacción, aunque, desde luego, no hay que desdeñar el placer que se recibe al dar con una cita difícil o muy oscura. Sin embargo, el fin verdadero de esta búsqueda ha de ser el de ayudar a mejorar la c o m p r e n s i ó n del lector moderno del texto. Teniendo todo esto en cuenta, hemos intentado mostrar c ó m o Bocángel incorporaba en su propio texto los textos de otros, q u é función desempeñaban (si es que la tenían), c ó m o , en fin, construía este mosaico de intertextualidades de que nos habla Julia Kristeva , o este palimpsesto en definición de Genette . 17

18

19

D e l material preliminar que suele a c o m p a ñ a r a cualquier texto á u r e o , hemos incluido todas las aprobaciones, censuras, dedicatorias y prólogos «al lector», suprimiendo, sin embargo, los poemas preliminares de amigos y deudos del autor, ya que añaden poco o nada a la historia o c o m p r e n s i ó n de la obra y alargarían innecesariamente la misma. T a m b i é n hemos reproducido algunas de las portadas de textos manuscritos, cuando el material que contienen es de interés. Para resumir, el fin que se ha perseguido con la edición crítica de las obras de Gabriel Bocángel es producir un texto correcto, modernizado en lo posible, con el necesario aparato crítico para hacer asequible la lectura de la obra, recordando siempre que cualquier signo en el texto es un estorbo a la lectura, que se supone es el fin primordial de la edición, por crítica que sea o pretenda ser. CONCLUSIÓN

La e d i c i ó n se complementa con una bibliografía de las obras de Bocángel —ejemplares, localización, y n u m e r a c i ó n en nuestra edic i ó n — y una bibliografía puesta al día de los estudios críticos de su obra. A l final, hemos incluido un índice de primeros versos de los

1 7

1 8

Torres, 1998, pp. 173-90. « T o u t texte se c o n s t r u i t c o m m e m o s a ï q u e de c i t a t i o n s , tout texte est ab-

s o r p t i o n et transformation d ' u n autre texte. A la place de la n o t i o n

d'intersub-

j e c t i v i t é s'installe celle d ' i n t e r t e x t u a l i t é , et le langage p o é t i q u e se l i t , au m o i n s , c o m m e double» (Kristeva, 1969, p. 146). 1 9

V é a s e Genette, 1989.

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BOCÁNGEL

poemas, las láminas c o n su respectiva leyenda al pie, y una b i b l i o grafía de obras consultadas. E n la explicación de notas, usamos los diccionarios y manuales acostumbrados: el de Covarrubias, el de Autoridades, el de la Real Academia Española, el de María M o l i n e r , el vocabulario de refranes de Correas, el vocabulario de las obras de G ó n g o r a de A l e m a n y y Selfa, y el Glosario de voces anotadas preparado por R . Jammes y M . T . M i r ( M a d r i d , Castalia, 1993). Todas las demás ediciones clásicas y modernas que han servido para localizar las fuentes de las citas bocangelinas van ampliamente descritas en las notas, con su consiguiente r e m i s i ó n a la bibliografía de obras consultadas, por el sistema de autor-fecha. Finalmente, quisiéramos agradecer a la Arts and Humanities Research Board ( A H R B ) del R e i n o U n i d o y a la U n i v e r s i d a d de Birmingham la concesión de un a ñ o s a b á t i c o , lo que hizo posible tanto el consultar textos y fuentes en bibliotecas españolas como el terminar el proyecto, y a la School o f Humanities, Universidad de Birmingham, la subvención que c o n c e d i ó para los costes de publicación de esta edición. T a m b i é n quisiéramos agradecer a nuestros colegas de los Departamentos de Clásicas, de Italiano, y de T e o l o gía su ayuda en la b ú s q u e d a de referencias y alusiones difíciles y recónditas. C o n Ignacio Arellano de la Universidad de Navarra tenemos una deuda impagable. N o hay forma de agradecerle lo suficiente su apoyo entusiasta en la publicación de este libro y su excelente gestión en todo el trato que hemos tenido c o n él. T a m b i é n quisiéramos agradecer a su colega Juan M a n u e l Escudero del Grupo de Investigación Siglo de O r o ( G R I S O ) de la U n i v e r s i d a d de N a v a r r a la valiosa ayuda que nos ha brindado en su revisión técnica.

*** C o n esta e d i c i ó n de las obras completas de Bocángel creemos y queremos haber terminado con nuestra labor bocangelina de más de treinta años. Siempre queríamos ofrecer a los estudiosos del Siglo de O r o una edición digna de este poeta a su vez digno de estudio. G a briel B o c á n g e l no es un G ó n g o r a , ni un Lope, ni mucho menos un Quevedo, y tampoco pretendía serlo, es verdad, pero no es por eso menos digno de nuestra atención. Es ejemplar representante de

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PREFACIO

aquellos que se ha venido llamando «poetas de segunda fila» o «poetas de segunda generación». G ó n g o r a m u r i ó el mismo a ñ o en que Bocángel publicó su primer libro de poesía, Rimas y prosas, M a d r i d , 1627. C u a n d o publicó su principal libro, La lira de las Musas, Lope acababa de m o r i r . Y para cuando escribía el poema que más fama le daría, si juzgáramos por el n ú m e r o de copias y ediciones que de él tenemos —El Cortesano español— Quevedo llevaba dos o tres años muerto. Bocángel los c o n o c i ó a todos y los sobreviv i ó . M u r i ó en diciembre de 1658, a la temprana edad de 55 a ñ o s , pero su vida profesional coincidió casi por completo con el p e r í o d o de mayor esplendor del barroco español. D e su poesía podemos aprender mucho de este esplendor y de esta época que tanta buena poesía nos ha dado. Para terminar, entonces, este prefacio o i n t r o d u c c i ó n , que hemos querido que fuese breve, ya que importa que hable la poesía de B o cángel más que la voz nuestra, nada mejor que las palabras del conde de Salinas, otro excelente y olvidado poeta de ese siglo singular: Los casos dificultosos, tan justamente envidiados, empréndenlos los honrados y acábanlos los dichosos. Y aunque no tenga envidiosos en lo que me ha sucedido, yo he hecho lo que he podido, Fortuna

lo que ha

querido.

20

O incluso las del editor Martín N u c i ó , que puso fin a su p r ó l o g o al Cancionero de romances sin año con estos maravillosos sentimientos: «Querría que todos se contentasen y llevasen en cuenta m i buena voluntad y diligencia. E l que ansí no l o hiciere, haya paciencia y p e r d ó n e m e , que yo no pude más. Vale» . 21

Birmingham, mayo de 2000

D a d s o n , 1985d, p o e m a n ú m . C I . Cancionero de romances, A m b e r e s , M a r t í n N u c i ó , preliminares.

BIBLIOGRAFÍA

ABREVIATURAS Y OBRAS DE BOCÁNGEL

ABREVIATURAS

BA BCS BDC BGUC BL BLG BLO BMM BMP BNL BNM BNP BPB BPC BPL BRM BPR BUB BUC BUO BUSC BUZ HSA IU NLS NPL

Biblioteca de Ajuda, Lisboa. Biblioteca C o l o m b i n a , Sevilla. Biblioteca de la D i p u t a c i ó n de C a t a l u ñ a . Biblioteca Geral da Universidade de C o i m b r a . British Library, L o n d o n . Biblioteca de la F u n d a c i ó n Lázaro Galdiano. Bodleian Library, O x f o r d . Biblioteca M u n i c i p a l , M a d r i d . Biblioteca de M e n é n d e z Pelayo, Santander. Biblioteca N a c i o n a l , Lisboa. Biblioteca N a c i o n a l , M a d r i d . B i b l i o t h è q u e Nationale, París. Biblioteca Pública, Burgos. Biblioteca Pública, C ó r d o b a . Boston Public Library. Biblioteca de A . R o d r í g u e z - M o ñ i n o (ahora R A E ) . Biblioteca del Palacio R e a l , M a d r i d . Biblioteca de la Universidad de Barcelona. Biblioteca de la Universidad Complutense (Filología), Madrid. Biblioteca de la Universidad de O v i e d o . Biblioteca de la Universidad de Santiago de C o m p o s tela. Biblioteca de la Universidad de Zaragoza. Hispanic Society o f A m e r i c a Library. University o f Illinois, Urbana. N a t i o n a l Library, Scotland. N e w Y o r k Public Library.

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OBRAS

OLO ONB RAE RAH UCLM ULB ULC ULL

COMPLETAS

DE

BOCÁSGEL

O b e r l i n College Library, O h i o . Osterreichische Nationalbibliothek, Viena. R e a l Academia Española, M a d r i d . R e a l Academia de la Historia, M a d r i d . Universidad de Castilla L a Mancha, Fondo Entrambasaguas. University Library, B i r m i n g h a m . University Library, Cambridge. University Library, L o n d o n .

I. O B R A S I M P R E S A S

1

2

3

Rimas y prosas, junto con la Fábula de Leandro y Ero. Por Don Gabriel Bocangel y Vncueta, M a d r i d , J u a n G o n z á l e z , 1627. 16hs. + 136 fols. Ejemplares: B L 011451.e.44; B N M P-5.656, R - 2 . 8 8 2 , R 4.598, R - 5 . 5 1 2 ; B N P Y g . 2537; B U S C ; H S A ; I U ; O N B 3 5 . G . 3 0 ; U L B 16.B624.

Número de edición: 1-74.

Retrato panegírico del Serenissimo Señor Carlos de Austria, Infante de España, Principe de la mar. Por Don Gabriel Bocangel y Vnzueta, M a d r i d , Imprenta del R e i n o , 1633. 16hs. + 39 fols. Ejemplares: B N L L.17039P; B N M R - 1 . 1 2 9 , R - 1 2 . 0 4 9 , R 17.233, V . E . 62-79; B P J V l E - l - 4 . 8 0 7 ; H S A ; O N B +38.Bb.67. Número de edición: 85-86. La lira de las Musas, de Humanas, y Sagradas vozes; junto con las demás obras Poéticas antes divulgadas, M a d r i d , C a r los S á n c h e z , [s.a. ¿ 1 6 3 7 ? ] . 12 hs. + 197 fols. + 1 h . (colofón). Ejemplares: B L 11451.e.10; B L G R . 2 5 ; B M P 2.177, R - V I 8-8; B N L L . 6 9 6 8 V , L . 1 4 8 3 A ; B N M 2-16.355, 2-65.030, R-2.181, R-4.986, R-5.370, R-7.723, R-7.740, R-10.549, R - 1 5 . 2 4 8 , U - 8 . 4 6 0 , U - 1 0 . 5 1 8 ; B N P Res. Y g . 73 bis; B P C S/8-227; B P L D.154.22; B P R X - 4 9 6 ; B R M E-40-6.759; B U B 123-4-19; B U C Res 544; B U Z G - 8 - 8 3 ; H S A ; N L S G.22.e.3; O N B 5 9 . D . 3 9 ; R A E 1 7 - V I I I - 1 2 , S . C . = 1 1 - D 104; U C L M E 688; U L B 16.B624; U L C F.163.d.8.13.

BIBLIOGRAFÍA

4

29

Número de edición: 87-197. Lauro cívico al Exce [lentísijmo Señor Don Gaspar Alonso Pérez de Guzman el Bueno, Duque de Medina-Sidonia... Ofrécele, por España agradecida, en la reducción de la inquietud plebeya de Portugal Don Gabriel Bocangel y Vncueta, [s.l.-s.i.], 1638. 2hs. + 4 fols. Ejemplar: B N M V . E . 154-33.

Número de edición: 198.

5

6

7

El retrato, silva nupcial por Don Gabriel Bocangel y Vnzueta... en el desposorio de D[oñ]a Geronima de Maldonado su prima... con Ivan de Zetina, segundo oficial de la secretaria propia, y secretario del Excelentissimo señor Almirante de Castilla, [s.l.-s.i.] [s.a. ¿ 1 6 3 8 - 1 6 3 9 ? ] . 4 hs. Ejemplares: B N M V . E . 154-20; R A H M s . 9-9-1-1.532, fols. 220r-23v.

Número de edición: 199. Declamaciones castellanas. La í . La perfecta Jubentud... La 2. Contra la Fortuna. Por Don Gabriel Bocangel y Unzueta, M a d r i d , Juan Sánchez, 1640. 24 hs. + 134 fols. + 1 h. (colofón). Ejemplares: R A E 1 2 - X - 7 4 ; O N B +43.Y.146. Número de edición: 211-213. Triunfo de Amor, y Marte, en las felices bodas del Excelentissimo Señor Don Luis Guillen de Moneada, Aragón, Luna, y Cardona, Duque de Montalto... y la Ex celentissima Señora D. Catalina de Moneada, Dama de la Reyna Nuestra Señora. Celébrale en Heroicos números D. Gabriel Bocangel Vncueta, [s.l.-s.i.], [s.a. ¿ 1 6 4 4 ? ] . 8 hs. Ejemplar: B N M V . E . 154-38. a

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Número de edición: 215.

Templo christiano consagrado a la inmortal memoria de la Augustissima y Serenissima Señora D. Isabel de Borbon, Reyna de las Españas, Dedícale al Rey Nuestro Señor D. Felipe IIII... Don Gabriel Bocangel y Vnzueta, M a d r i d , Diego Díaz de la Carrera, 1645. 12 hs. + 20 fols. Ejemplares: B D C R e s - 3 9 0 - 8 ° ; B G U C M i s c . X L I I ; B N M R 4.039, V . E . 163-54, V . E . 188-33; B N P O c . 4 4 8 ; B P B 76¬ 11; H S A . a

Número de edición: 218-222.

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OBRAS

COMPLETAS

DE

BOCÁXGEL

Piedra candida con que en real, y festiva mascara numera los felicissimos años de la Serenissima, y Augustissima Señora Archiduquesa, María Ana de Austria, Reina de las Españas... Dedica su Relación en este Poema Lírico. A la Reyna Nuestra Señora, el obsequio humilde, y reuerente de Don Gabriel Bocangel Vnzueta, M a d r i d , D i e g o D í a z de la C a rrera, 1648. 2 hs. + 13 fols. 4- 1 h. Ejemplares: B N M R - 3 . 5 5 5 , V . E . 538-21; BPJV1 C - 3 0 2.158(1); H S A . Número de edición: 224-225. La fiesta real, y votiva de toros, que a honor de San luán Bautista, celebro Madrid, a 6 de Iulio de Í648. Descrivia D. Gabriel Bocangel Vncueta, M a d r i d , Vicente Alvarez de M a riz, 1648. 10 fols. Ejemplares: B N M R - 1 . 7 2 9 , R - 3 0 . 8 2 4 ; H S A .

Número de edición: 226.

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El nuevo Olimpo, representación real, y festiva mascara que a los felicissimos años de la Reyna Nuestra Señora celebraron, la Atención Amante del Rey Nuestro Señor, y el obsequio, y cariño de la Serenissima Señora Infante, Damas, y Meninas del Real Palacio... Escrivialo el rendimiento, y obediencia de D. Gabriel Bocangel Vncueta, M a d r i d , Diego D í a z de la Carrera, [s.a. (1649)]. 13 hs. + 62 fols. Ejemplares: B L O A r c h . Seld. A . II. 11; B N M R - 7 1 1 , R 5.782, T - l 1.060, T - 2 4 . 0 8 7 ; B P R I . D . - 1 3 5 ; H S A ; O N B 44.F.113; U L L E . P . B / 2 1 . Número de edición: 227-228. Relación panegyrica del novenario celebre con que el orden ilustrissimo... de Alcántara solemnizó en San Bernardo de Madrid, su quarto voto de professar, y defender el purissimo misterio de la Concepción de Nuestra Señora, Concebida sin pecado original... Escriviala Don Gabriel Bocangel Vnzueta, M a d r i d , Imprenta R e a l , 1653. 16 hs. + 95 fols. + 1 h. Ejemplares: B L O 4 R a w l . 531; B N L R 4361V; B M M M B 1.903; B N M 3-13.950, 3-66.025, 3-66.214; B N P O m . 27; B U S C ; H S A ; R A H 8-16-2-2.760, 13-1-4-1.045. Número de edición: 232-238. o

BIBLIOGRAFÍA

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El Emperador fingido. De D. Gabriel Bocangel y Vnzueta. Incluido en Parte 43 de Comedias nuevas de los mejores ingenios de España, M a d r i d , [s.i.], 1678, pp. 207-42. Ejemplares: B L 11725.d.2; B M M 1-1-10-6 [le faltan las p á ginas 207-08 y 241-42; en su lugar hay 4 páginas manuscritas con letra del siglo X V I I ] ; B M P 33.886; B N M T - i 119 (43. ); B P L D . 1 7 2 . 1 . 4 3 ; O N B +38.V.10.(43); O L O . a

Número de edición: 258.

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II.

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El Emperador fingido. De Don Gabriel Bocangel y Unzueta, M a d r i d , A n t o n i o Sanz, 1732. 14 hs. Ejemplares: B N M T-14.954; B U O P - 5 2 - 1 3 ; N P L p.v. 792. El Emperador fingido. De Don Gabriel Bocangel y Unzueta, Sevilla, Imprenta de J o s é Padrino, [s.a. ¿1760?]. 24 páginas. Ejemplares: B L 11728.a.52, 11728.i.7(8) [con notas mss. de J. R . C h o r l e y de poco interés; el ejemplar de El Emperador fingido se incluye en el tomo XX de Colección de Comedias Sueltas, con algunos Autos y Entremeses, de los mejores ingenios de España, desde Lope de Vega hasta Cornelia, hecha y ordenada porj. R. C . ] ; B N M T - 4 . 5 2 9 , T-14.785(15). Declamaciones castellanas. La primera la Perfecta Juventud, hallada en la vida, y en la muerte del Conde de Riela... La segunda contra la Fortuna, ofreciendo una y otra las mas vivas ideas de la Elocuencia, y las máximas mas seguras de la Política. Por Don Gabriel Bocangel y Unzueta, [s.l.-s.i. (Madrid)], [s.a. (1748)]. 15 hs. + 156 páginas. Ejemplares: B N M 2-50.992, 2-56.845, 3-28.505, 3-29.788, 3-30.087, 3-36.444, U - 2 . 9 1 8 ; B M P R - I I - B / 4 5 3 ; N L S G28.g.22. OBRAS E N MANUSCRITO

Glossa de bocanjel «como podre si muriendo»: andáis perdida» B N M M s . 3.773, fol. 8r.

«Porque muera

Número de edición: 81.

Canzion lírica de Don Grauiel de boca anjel a Laura corto vn clauel con la boca: «A la boca de flora». B N M M s . 3.773, fols. 90v-91r.

Número de edición: 82.

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OBRAS

COMPLETAS

DE

BOCÁSGEL

Romanze de Don Gabriel Bocangel a una dama que pedia mucho: «Aqui Belilla del gusto». B N M M s . 3.773, fols. 112v-13r.

Numero de edición: 83.

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Epitafio de Don Gabriel lossa». B N M M s . 3.773, fol. 113v.

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Discripcion de la Boda de mi S[eño]ra Doña Geronima de Maldonado con Juan de Zetina del Conss[ej]o de Su Mag[esta]d y su s[ecretajrio y ofizial mayor de la S[ecretajria de Guerra de tierra. Por D[o]n Gau[rie]l Bocanjel: «Belisa si has de casarte» [ ¿ 1 6 3 8 - 1 6 3 9 ? ] . R A H M s . 9-9-1-1.532, fols. 212r-15r.

Bocangel:

«Felicia

aforra

esta

Número de edición: 84.

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Número de edición: 200.

En el Desposorio de D[oñ]a Geronima de Maldonado con luán de Zetina; imbocazion; del mismo: «Beldad D i u i n a á cuya luz se alienta» [ ¿ 1 6 3 8 - 1 6 3 9 ? ] . R A H M s . 9-9-1-1.532, fols. 215r-28r.

Número de edición: 201.

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Décima de don Gabriel Bocanjel, abiéndole echo contador de resultas y pidiendo dineros para la media annata: « D o n D i e go, en gajes entré» [¿1639-1640?]. B N M M s . 3.799 [Poesías de D. Diego Contreras], fol. 67v.

24

A un Cristo crucificado. Romance de d. Gabriel Bocangel Vnz[neta]: «Alza el rostro, herrada oueja». B N M M s . 20.066(26), 2 fols. [El poema ocupa el fol. I r (los folios l v - 2 v están en blanco) y es a u t ó g r a f o . Es una versión muy cambiada del poema n ú m e r o 185 (de La lira de las Musas)].

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Introducción a una achademia por D. Gabriel Bocangel B[ac]h[illejr en ley: «Muda atención grato oido». H S A M s . B2.355, fol. 52r-v [Es probablemente autógrafo; le faltan al menos dos versos al final del poema, tal vez más].

Número de edición: 208.

Número de edición: 209.

Número de edición: 210.

BIBLIOGRAFÍA

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Censura de Don Gabriel Bocangel a las Rimas castellanas de Alfonso 8 , auiendolas remitido D. Luis de Vlloa para que las censurase [ ¿ 1 6 4 2 ? ] . o

B L E g . M s . 569, fols. l r - 7 v . 27

28

Número de edición: 214.

Zensura de Don Grabiel Bocangel a las Rimas castellanas de Alfonso octauo abiendoselas remitido Don luys de Vlloa para este efecto [ ¿ 1 6 4 2 ? ] . B N M M s . 4.147, fols. 509r-16r. Quintiliano Respondido por Don Gabriel Bocangel Unzueta [1647]. B N M M s . 18.657(17), 26 fols. [Según nota de J . P é r e z de G u z m á n , «Este o p ú s c u l o de Bocangel Unzueta es original y autógrafo». Es cierto].

Número de edición: 223.

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Fiesta real de toros que a los felicissimos años de la Reyna nuestra S[eñor]a d[oñ]a Mariana de Austria celebro Madrid a 23 de d[iciembr]e escriuio en españoles números a ynstancia del ex[celentísijmo Señor duque de Sesa y Baena... Don ga¬ briel bocangel uncueta... Dedicado a La ex [celentísijma Señora duquesa de Sesa y Baena en manos de su amantissimo Consorte [1650]. H S A M s . B 2 . 5 1 4 , pp. 1-18 [Es original y a u t ó g r a f o de B o cangel, con dedicatoria del autor fechada en 6 de enero de 1650].

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Número de edición: 229.

Romance: «Gran Eroe D u q u e de sesa» [1650]. B R M E - 3 9 - 6 . 7 1 0 , Selva poética del siglo XVII, pp. 135-48 [Otra copia de la Fiesta real de toros, posiblemente a u t ó g r a fa. T i e n e bastantes lecturas distintas al texto citado arriba, n ú m e r o 29]. La Perla de dos Orienttes. Descripción del felicísimo Nacimiento y ostentosos Bautismo de la serenísima Señora Margarita María de Austria... Escriuialo la obedienzia y el Rendimiento de D. Gabriel Bocangel Vnzueta [1651]. B N M M s . 18.657(14), 29 fols. [Según nota de J . P é r e z de G u z m á n , es todo original y autógrafo de Bocángel. Lleva tres censuras, una dedicatoria y un prefacio del autor].

Número de edición: 231.

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OBRAS

COMPLETAS

DE

BOCÁMGEL

La Perla de Dos Orientes. Descripción del felicissimo nacimiento y ostentoso baptismo de la Ser[enísi]ma Señora Margarita Maria de Austria... Escriuialo la obediencia y el Rendimiento de D. Gabriel Bocangel Unzueta [1651]. B N M M s . 8.333, 35 fols. [Según nota de J . P é r e z de G u z m á n , es todo autógrafo; sin embargo, algunos folios parecen estar en otra mano: autógrafos son la portada y los folios l r 18v, 28r-30v, y 33r-35r. A l contrario del n ú m e r o 31, este ejemplar no lleva censuras, aunque sí tiene la dedicatoria y el prefacio del autor]. Consexos Christianos, Morales, y Politicos, que Hipólito da á su Hermano Clito, en ocasión que va este á servir al Rey. Su Autor D. Gabriel Bocangel, y Vnzueta: « N o m i aplauso, hermano Clito» [¿1650-1658?]. B N M M s . 7.182, pp. 153-203 [Tiene 273 estrofas].

Número de edición: 239.

Consexos Christianos, Morales, y Politicos, que hipolito da a su Hermano Clito en ocasión que va este a servir al Rey. Su Autor D[o]n Gabriel Bocangel, y Vnzueta: « N o m i aplauso, hermano Clito» [¿1650-1658?]. B N M M s . 2.189, 29 fols. [Tiene 225 estrofas]. Respuesta de D. Gabriel Bocangel a D. Luis de Ulloa Pereira: «Señor D o n Luis a quien dio» [¿1643-1644?]. B N M M s . 3.889, fols. 32r-33r.

Número de edición: 240.

Zelebrando el presente de vn escritorio de vidrio con su bufete de admirable labor que enbio desde Barcelona el Ser[enísi]mo Infante S[eño]r Don J[ua]n de Austria a la Ser[enísi]ma d[oñ]a Teresa María... Romance de don Gabriel Bocangel Vnz [uejta: «Don Pedro, en vuestra possada». [¿1652¬ 1653?]. B N M M s . 3.661, fol. 209r-v.

Número de edición: 246.

Soneto a una Dama llorando de Don Gabriel Bocangel: «Huyó por minas de christal y grana». B N M M s . 3.773, fols. 136v-37r [Es una copia bastante fiel del poema n ú m e r o 11 (Rimas y prosas)]. Soneto a un belon que era juntamente relox moralizando su forma. Imp. Bocanjel: «Esta viforme imagen de la vida».

BIBLIOGRAFÍA

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B N M M s . 3.811, f o l . 34v [ C o p i a bastante fiel del poema n ú m e r o 27 (Rimas y prosas)]. Soneto a vn soldado que después de muerto se tubo un poco en pie sin caerse, de vocanjel: «Tu obstinado cadáver nos aduierte». B N M M s . 4.140, fol. 16r [Es una mezcla de los poemas n ú meros 21 y 22 (Rimas y prosas)]. Epigrama Al Pintor de vn herm[os]o ret[rat]o. D[o]n Gabriel Bocangel. Al Retrato: «Llegaste los soberanos». B N M M s . 6.635, f o l . 277r [ C o p i a del poema número 53 (Rimas y prosas)]. Soneto Ablando el Aut[o]r con vn Retrato suio. D[o]n Gabriel Bocangel: Al Retrato q[u]e acabo con todo acierto el P. F. Agustín León[ar]do Relig[ios]o de la Merced: « H a b l a vulto animado, no tu esquivo» B N M M s . 6.635, f o l . 309v [ C o p i a del poema número 28 (Rimas y prosas)]. Epigrama a vna Dama que se quexaua del tiempo pasado. De D. Gabriel Bocangel: «Tu hermosura mal lograda». B N M M s . 17.683, fol. 199r [Es copia del epigrama n ú m e r o 65 (Rimas y prosas)]. Soneto: «Ya de dolor puro, dolor no siento». H S A M s . B 2 . 4 9 9 , f o l . 46 [El poema n ú m e r o 10 (Rimas y prosas)]. Soneto: «Júpiter ya venciste, ya se inclina». B N M M s . 3.797, fols. 185v-86r [El mismo poema, c o n ligeras variantes, que el n ú m e r o 115 (La lira de las Musas)]. Soneto: «Iupiter ya venciste ya se inclina» H S A M s . B 2 . 3 8 8 , Cancionero Venatorio recopilado por un Cacador amante de las letras, M a d r i d , 1886, fol. 30 [ E l poema 115]. Madrigal: «Esa rosa que ves zagalexo». B N M M s . 10.560, fol. 3r-v [Copia, con ligeras variantes, del poema n ú m e r o 170 (La lira de las Musas)]. Copla de D. Gabriel Bocangel con su respuesta: «Centellas liquidas vierten». B L E g . M s . 555, fol. 266v [La copla se encuentra en La lira de las Musas, poema n ú m e r o 164 (segunda estrofa), con una p e q u e ñ a variante].

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COMPLETAS

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BOCÁNGEL

Coplas de don Gabriel Bocangel a una dama que lloraba: «Centellas líquidas vierten». B U Z M s . 272, f o l . 158 [Es la misma copla que la anterior (núm. 47), pero la respuesta es completamente distinta]. Romance: «Ya viene la primavera». H S A M s . B 2 . 5 4 3 , Poesías varias, fol. 65 [Copia del poema n ú m e r o 165 (La lira de las Musas)]. Romance: «Ya viene la primavera». H S A M s . B 2 . 4 7 9 , Romances varios de diferentes authores, nuevamente impressos por un curioso, Amsterdam, 1688, pp. 52-53 [Es copia manuscrita de la edición impresa; véase abajo n ú m . 149]. Romance a una dama: «Ya viene la primavera». B A 49-111-50, Parnaso poético Musa Intertenida de Manoel Luis Ribeiro Anno Í685, pp. 152-53 [Publicado en La lira de las Musas (poema n ú m e r o 165)]. Romance: « R o m p a el silencio la voz». Cancionero poético-musical de Í645, fol. 69 [Este cancionero ha sido descrito por A . Ortega del A l a m o , Dos canciones de Lope de Vega en un Cancionero poético-musical del siglo XVII, Valencia, 1962. Se trata del poema n ú m e r o 150 (La lira de las Musas) ]. Declamaciones castellanas. La 1 . La perfecta Jubentud... La 2. Contra la Fortuna. Por D[o]n Gabriel Bocangel y Unzueta [1640]. B N M M s . 8.609, fols. 1-90 [Es copia de la e d i c i ó n impresa de M a d r i d , 1640]. Véase arriba n ú m . 6. La Fiesta R[ea]l y Votiua de toros que en honor de S[a]n Juan Bautista zelebro Madrid a los seis de Julio de [1648]. Escriuia D[o]n Gabriel Bocangel Vnzueta. B R M M s . E-26-6.134, Flores del Parnaso Español escogidos de nuestros mejores poetas y de algunos cuyas obras no se han ympreso. Por Don Juan de Yriarte Bibliotecario de S. M[agestajd el Señor rey D[o]n Felipe V, fols. 57r-62v [Es copia de la e d i c i ó n impresa, poema n ú m e r o 226, con dos estrofas menos]. a

Véase arriba n ú m . 10.

BIBLIOGRAFÍA

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El nuevo Olimpo, representación real y festiva mascara... de don Gabriel Bocangel [1649]. B L E g . M s . 1.890, 52 fols. [Es copia de la e d i c i ó n impresa de M a d r i d , 1649]. Véase arriba n ú m . 11. Quintillas de don gabriel Vocangel: «Vnas quintillas sencillas». B R M E - 3 9 - 6 . 6 3 6 , Poesías varias del siglo XVII, pp. 59-60 [Copia del poema n ú m e r o 237 (Relación panegírica)]. Véanse también abajo n ú m s . 124 y 133.

III. « E L C O R T E S A N O E S P A Ñ O L » : I M P R E S O S Y M A N U S C R I T O S

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El Cortesano, de Don Gabriel Bocangel, M é x i c o , V i u d a de Bernardo C a l d e r ó n , 1655. 4hs. Ejemplar: B N P R é s . Y g . 338 El Cortesano español de Don Gabriel de Bocangel, impresso de orden del Excelentissimo señor Marques de Astorga, V a lencia, G e r ó n i m o Vilagrasa, 1666. 4 hs. Ejemplar: H S A . Canta enseñando con vozes morales, y políticas ser Cortesano Discreto. De Don Gabriel Bocangel. Delicias de Apolo. Recreaciones del Parnaso... Hechas de varias poesías de los Mejores Ingenios de España, Zaragoza, J u a n de Ibar, 1670, pp. 177-83. Ejemplares: B N M R - 2 . 7 3 3 ; B R M H [Aparece en la B i b l i o teca de R o d r í g u e z - M o ñ i n o como pliego suelto, desgajado del libro original; véase V í c t o r C a m p o , V í c t o r Infantes, M a r c i a l R u b i o Arquez, Catálogo de los pliegos sueltos poéticos del siglo XVII de la biblioteca de Antonio Rodríguez-Moñino, Alcalá de Henares, Universidad de Alcalá, 1995, pp. 15-16]. [Es copia de la edición impresa de Valencia, 1666]. Avisos a vn Cortesano de Don Gabriel Bocangel y Vnzueta, Zaragoza, Herederos de D i e g o D o r m e r , 1683. 4 hs. Ejemplar: B N M V . E . 129-24. El Cortesano, y Discreto Político, y Moral, Principe de los Romances, relox concertado para sabios, y dispertador de ignorantes. Compuestas por D. Gabriel Boca Angel, [ M é x i c o , Francisco de R i v e r a C a l d e r ó n , 1709].

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COMPLETAS

El Cortesano discreto. Romance escrito por Don Gabriel Bocangel y Unzueta... Reimpreso en Lima, L i m a , J u . Joseph Cossío, 1732. 14 hs. Ejemplar: B N M R - l 3 . 3 5 0 El Cortesano, y Discreto, Político, y Moral, Principe de los romances, Relox concertado para Sabios, y Despertador de ignorancias. Su Autor D. Gabriel de Vocangel y Unzuela [sic] Bibliothecario del Serenissimo Señor Don Fernando de Austria, Infante de España, y Arzobispo de Toledo, M a d r i d , 1763. 4 hs. Ejemplar: B N M V . E . C 362-22. El Cortesano, y Discreto, Político, y Moral Principe de los Romances, Relox concertado para Sabios, y Despertador de ignorancias, [s.l.-s.i.] [s.a.]. 4 hs. Ejemplar: B N M V . E . 137-25 [Es un pliego suelto que data probablemente del siglo X V I I I ] . El Cortesano Español Con Ilustraciones y Aforismos Sagrados Políticos y Morales Escriviale Don Gabriel Bocangel Vnzueta cont[ado]r de Result[a]s de su Mag[esta]d y su coronista Bibliotec[ari]o q[ue] fue del Ser[enísi]mo Cardenal a

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BOCÁNGEL

D e esta e d i c i ó n no se conoce n i n g ú n ejemplar disponible. L a cita J . T o r i b i o M e d i n a , La imprenta en México (1539¬ 1821), III, Santiago de C h i l e , 1908, p. 400, Ítem 2.203, quien localiza dos ejemplares, uno en la Biblioteca Agreda y otro en la de Andrade, pero sin haberlos visto. Para el m o mento su existencia ha de ser provisional. El Cortesano discreto, [ M é x i c o , 1724]. D e esta e d i c i ó n no se conoce n i n g ú n ejemplar, y lo mismo ocurre con otra supuesta edición de M é x i c o , 1755. Las cita Vicente P . Andrade en su Ensayo bibliográfico mexicano del siglo XVII, M é x i c o , 1900, p. 300. Visto que él es el primero en nombrarlas, d e b e r í a m o s tomar muy en serio la advertencia que Genaro Estrada hizo a esta bibliografía: «La bibliografía mexicana p a d e c i ó varias supercherías ideadas por el c a n ó n i g o don Vicente de P . Andrade, tales como el anuncio de libros que no existían, supuestos nombres de autores y buen n ú m e r o de otras extravagancias, a las que era muy dado el autor de la B i b l i o t e c a M e x i c a n a del Siglo X V I I » (200 notas de bibliografía mexicana, M é x i c o , 1935, p. 22).

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DE

BIBLIOGRAFÍA

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Infante Don Fernando y de su Cámara Graduado en ambos derechos. U L C M s . A d d . 7.946, í t e m V (sin foliar) [Es todo autógrafo de Bocángel, y puede considerarse la revisión hecha por él de la primera e d i c i ó n , ahora perdida. E l formato del manuscrito sugiere que Bocángel se proponía publicarlo como la segunda edición]. 67

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Número de edición: 230.

Romanze de Don Luis de Vlloa, embiando a la Corte a su hijo D[o]n Fernando. B N M M s . 2.244, fols. 179r-90r [Por supuesto, se trata del poema de Bocángel; no es el ú n i c o ejemplar atribuido a U l l o a y Pereira]. Da vn Padre Consejos a vn hijo de como se deue portar en la Corte: de D[o]n Gabriel Bocángel de Vnzueta. B N M M s . 3.916, fols. 154r-64v. ImEl Cortesano Español. De D[o]n Gabriel de Bocángel: preso de Orden de el Ex [celentísijmo S[eñ]or Marques de Astorga Virrey de Val[en]c[i]a. Año 1666. B N M M s . 3.943, Jardín de las potencias, fols. 115r-18v [A pesar del t í t u l o , no es una copia muy fiel de la e d i c i ó n i m presa de Valencia, 1666]. Instrucción q[ue] dá vn Cauallero retirado á vn hijo suyo q[ue] embia a la Corte de como se a de portar en todo jenero de ocurrencias. B N M M s . 3.970, fols. 30r-36v. El Cortesano y Discreto, Político y Moral, Principe de los Romanzes, Relox concertado para Sauios, y dispertador de Ignorantes. Por Don Gerónimo Bocange [sic]. B N M M s . 4.041, fols. 258r-69v. El Cortesano, y Discreto, Político, Moral Principe de los Romanzes, Relox concertado p[ar]a Sauios, y dispertador de Ignorantes, p[o]r D[o]n Gerónimo Bocanger [sic]. B N M M s . 4.042, fols. 172r-80r. Da vn Padre consejos a vn hijo de como se debe portar en la Corte. Romance. B N M M s . 4.111, fols. l l l r - 1 7 r .

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El Cortesano Español, Discreto, Político, y Moral, Principe de ¡os Romances; Relox concertado para sabios, y dispertador de ygnorantes. B N M M s . 7.182, pp. 205-23. Papel en que D[o]n Gabriel Bocangel enseña con voces morales, y políticos a su hijo don Fernando, para ser buen cortesano, discreto; se imprimió en Valencia suelta y no se halla. B N M M s . 8.609, fols. 91-102 [Es copia, hecha en el siglo X V I I I , de la edición impresa de Valencia, 1666]. Consejos de Don Grauiel Bocangel. B N M M s . 9.636, fols. 274r-84v. Consejos a un mozo que bá a la Corte recien heredado. Romance de D[o]n Gabriel Bocangel. B N M M s . 17.666, pp. 739-57. Concejos de D[o]n Gabriel de Bocangel á vn Cavallero. B N M M s . 17.667, fols. 5r-8r [En el fol. 4v leemos: « D i s c u tissimos Concejos de D [ o ] n G a b r i e l de Bocangel a D [ o ] n Fernando Bocangel su hijo q[ue] pasaba en calidad de p r e n tend[ien]te a la Corte de M a d r i d » ] . El Cortesano de D. Gabriel Bocangel — Romanze. B N M M s . 18.748(1), fols. l r - 5 r . Consejos C[ri]s[tiajnos y Políticos. B C S M s . 83-3-37, fols. 216r-19v [Originalmente atribuido a U l l o a y Pereira; después tachado y reatribuido a Bocangel]. Consejos a vn Caballero Mozo, que hauiendo heredado fue a la Corte Por Don Gabriel Bocangel Vnzueta. B R M M s . C-30-2.155(4), 12 hs. Instrucción del Cortessano Por D[o]n Gabriel Bocangel Vnzueta Contador de resultas de su Mag[esta]d y su Coronista Bibliotecario de Cam[ar]a del Serenissimo Cardenal Ynfante. Facieuan, sed auri vellan nihil faceré. Romanze. B R M M s . E-26-6.134, Flores del Parnaso Español escogidos de nuestros mejores poetas y de algunos cuyas obras no se han ympreso. Por Don Juan de Yriarte Bibliotecario de S. M[agestajd el Señor rey D[o]n Felipe V, fols. 45r-55v. Espejo de la Corte. B R M M s . E-26-6.134, fols. 281v-87v.

BIBLIOGRAFÍA

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IV.

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Romance discretissimo y christiano en q[ue] vn gran catón da consejos a vn joven q[ue] va a la Corte. Autor Bocangel. Gabriel. B R M E-39-6.633, Poesías humanas y divinas, pp. 227-32. El Cortesano Español. Poema lírico. B G U C M s . 393, fols. 175r-85v. El Cortesano Discreto, Político, y Moral, Principe de los Romances, Relox concertado para Savios, y Dispertador de Ygnorantes. B L E g . M s . 1.826, fols. 103r-15v. Consejos de D. Gabriel Bocangel, A vn hijo suyo. O N B M s . 5.685(h), fols. 3r-9r [ C o p i a hecha para el C o n d e de P ó t t i n g , embajador austríaco ante la C o r t e de C a r l o s II; el manuscrito fue recopilado en el año 1671]. El Cortesano Español de Don Grabiel de Vocangel. Sacado de Diuersas Sent[encia]s en los mej[ore]s Autores. H S A M s . B 2 . 4 2 0 , 11 fols. El Cortesano y Discreto, Político y Moral Principe de los Romanzes, relox concertado para Sabios, y Despertador de Ygnorantes. H S A M s . B 2 . 4 5 1 , fols. 155-61. Da un P[adr]e consejos a vn hijo de como se debe portar en la Corte, de Don Gab[rie]l Bocangel de Vnzueta. H S A M s . B2.474, fols. 63-70. El Cortesano, y Discreto Político, y Moral Principe de los Romanzes, Relox concertado para sabios, y despertador de Ygnorantes. H S A M s . B 2 . 5 4 1 , 14 fols. P O E M A S D E B O C Á N G E L E N LASOBRAS D E OTROS A U T O R E S

Décima: «Los Rayos de Belarmino». M . de L e ó n Soarez, Officio del Principe Christiano del Cardenal Roberto Belarmino, M a d r i d , Juan G o n z á l e z , 1624, preliminares. Ejemplar: B N M 3-71.237 (sin portada).

Número de edición: 75.

Soneto: «Cede la antigua edad a nueua infancia».

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OBRAS

COMPLETAS

DE

BOCÂNGEL

Gabriel del C o r r a l , La prodigiosa historia de los dos amantes Argenis y Poliarco, en prosa y verso, M a d r i d , Juan G o n z á lez, 1626, preliminares. Ejemplar: B N M R - 1 2 . 6 7 0 .

Número de edición: 76.

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Elogio en honor de Alonso de Salas Barbadillo. Alonso J e r ó n i m o de Salas Barbadillo, La Estafeta del dios Momo, M a d r i d , V i u d a de Luis Sánchez, 1627, preliminares. Ejemplar: B N M R - 1 0 . 4 9 6 .

Número de edición: 77.

Décimas: «Gran trompa, grande armonía». García de Salcedo C o r o n e l , Rimas, M a d r i d , Juan Delgado, 1627, preliminares. Ejemplar: B N M R - l 5 . 8 4 6 .

Número de edición: 78.

Elegía: «Aunque perdida tuue la esperanca». García de Salcedo C o r o n e l , Rimas, M a d r i d , Juan Delgado, 1627, fols. 83v-87v [Publicada luego en La lira de las Musas (poema n ú m e r o 134)]. Ejemplar: B N M R - l 5 . 8 4 6 . Soneto al Serenissimo Infante Cardenal, Don Fernando de Austria, mi Señor, en la dedicación deste libro: « N o a cuenta de los años ya respira». A n a de Castro Egas, Eternidad del Rey Don Felipe Tercero nuestro Señor, el Piadoso. Discurso de su vida y santas costumbres. Al Serenissimo Señor el Cardenal Infante su hijo, M a d r i d , V i u d a de Alonso M a r t í n , 1629, preliminares. Ejemplar: B N M R - 3 3 8 .

Número de edición: 79.

Canción a don García de Salzedo Coronel, en su Comento al Polifemo que dedica al Excelentissimo Duque de Alcalá: «Alto, inmortal, luciente, peregrino». García de Salcedo Coronel, El Polifemo de don Luis de Góngora. Comentado por..., M a d r i d , Juan G o n z á l e z , 1629, fol. 122. Ejemplar: B N M R - 5 . 7 4 2 .

Número de edición: 80.

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Octavas: «Al que antes que en el mundo entró en el cielo».

BIBLIOGRAFÍA

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Alonso R e m ó n , Las fiestas solemnes, y grandiosas que hizo la sagrada Religión de N. Señora de la Merced... a su glorioso Patriarca, y primero fundador san Pedro Nolasco, M a d r i d , Imprenta del R e i n o , 1630, fols. 92v-93v [Publicada luego en La lira de las Musas (poema n ú m e r o 181)]. Ejemplar: B N M 3-58.179. 100

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Romance: «Yaze en el Assia v n prodigio». fols. Alonso R e m ó n , Las fiestas solemnes, y grandiosas, 106v-07r [Publicado luego en La lira de las Musas (poema n ú m e r o 187)]. Soneto: «Ivpiter ya venciste, ya se inclina» José Pellicer y Tovar, Anfiteatro de Felipe el Grande, M a drid, Juan G o n z á l e z , 1631, fol. 26v [Publicado después en La lira de las Musas (poema n ú m e r o 115)]. Ejemplar: R - 7 . 4 8 4 . Soneto: «Creció el infierno aquí, N i l o violento». José de Q u i ñ o n e s , El Monte Vesuvio aora la montaña de Soma, M a d r i d , Juan G o n z á l e z , 1632, preliminares [Publicado después en La lira de las Musas (poema n ú m e r o 121)]. Ejemplar: B N M 2-65.031. Soneto: « O y a tu braco infiel, Hebreo esquiuo». Francisco de Soria, Sermón predicado en la solemne octava, que la Congregación del Santo Oficio celebró... a los desagravios de Christo ofendido en su Imagen, M a d r i d , Francisco M a r t í n e z , 1633, preliminares [Publicado después en La lira de las Musas (poema n ú m e r o 119)]. Ejemplar: B N M U - 6 . 6 0 6 . Madrigal: «Lo Más del Sol, de Dios, y de su Aurora». Fray Hernando de Camargo y Salgado, La Virgen de la Humildad y la Humildad de la Virgen, M a d r i d , V i u d a de Alonso M a r t í n , 1634, preliminares. Ejemplares: B N M 2-40.545.

Número de edición: 202.

Romance: «Señor, ya de vuestro amago». Luis R a m í r e z de Arellano, Avisos para la muerte. Escritos por algunos ingenios de España. Recogidos y publicados por..., M a d r i d , V i u d a de Alonso M a r t í n , 1634, fols. 76r-80v [Publicado luego en La lira de las Musas (poema número 186)].

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Ejemplar: B N M R - 1 . 8 5 7 . Elegía: «Si reduzido a n ú m e r o s el llanto». Juan P é r e z de M o n t a l b á n , Fama posthuma a la vida y muerte del Doctor Frey Lope Félix de Vega Carpió... Escritos por los mas esclarecidos ingenios, M a d r i d , Imprenta del R e i n o , 1636, fols. 47r-48r [Publicada después en La lira de las Musas (poema n ú m e r o 132)]. Ejemplar: B N M 3-53.447. Madrigal: «De memorias, y flores». M a n u e l de Gallegos, Obras varias al Real Palacio del Buen Retiro, M a d r i d , María de Q u i ñ o n e s , 1637, preliminares. Ejemplar: B N M R - 8 . 2 6 3 .

Número de edición: 203.

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Romance: «Ya viene la primavera». Primavera y flor de los mejores romances, recogidos por el Licenciado Pedro Arias Pérez, Sevilla, Pedro G ó m e z de Pastrana, 1637, fol. 137 [Fue publicado luego en las ediciones de M a d r i d de 1641 y 1659, y t a m b i é n se incluye en La lira de las Musas (poema n ú m e r o 165)]. Ejemplar: B N M R - 1 . 9 2 0 . Soneto: «Este Orfeo de Piedra, donde fundo». I. A n g l u m [Iacobum Gibbes], Escuriale. Oda Traduzida por Manuel de Faria y Sousa, M a d r i d , J u a n S á n c h e z , 1638, p. 4. Ejemplar: B N M V . E . 153-33.

Número de edición: 204.

Soneto: «Este Orfeo de Piedra, donde fundo». Iacobum Gibbes, Escuriale. Oda traduzida por Manuel de Faria y Sousa, M a d r i d , Juan S á n c h e z , 1638, p. 4 [ I d é n t i c o al ejemplo anterior, excepto en la portada y la firma de la dedicatoria]. Ejemplar: B N M R - 1 3 . 6 9 7 . Dedicación. Fray A n t o n i o de Castro, Sermón de los desagravios del S. Christo de Lezo que los enemigos suyos y desta Corona acuchillaron en el asedio de Fuenterrabía, M a d r i d , Pedro T a z o , 1638 [Según J . Simón D í a z , 1950-1994, vol. V I I , n ú m . 7024, este libro contiene una dedicatoria escrita por Bocángel a D o n Lorenzo R a m í r e z de Prado. Desafortunadamente,

BIBLIOGRAFÍA

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S i m ó n D í a z no indica la l o c a l i z a c i ó n del ejemplar que describe, y hasta la fecha no hemos podido encontrar ninguno]. Liras: «Aquella vida, aquella». Pedro Grande de Tena, Lagrimas panegíricas a la temprana muerte del gran poeta i teólogo Insigne Doctor luán Pérez de Montalban... Lloradas i vertidas por los mas Ilustres Engenios de España. Recogidas i publicadas por..., M a d r i d , I m prenta del R e i n o , 1639, fol. 17. Ejemplar: B N M R - 3 0 . 8 2 0 .

Número de edición: 205.

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Soneto: «Los Reyes, los Varones señalados». R o d r i g o M é n d e z Silva, Catalogo real genealógico de España, M a d r i d , D i e g o D í a z de la Carrera, 1639, preliminares. Ejemplar: B N M R - 1 . 9 1 3 .

Número de edición: 206.

Soneto: «En los batidos marmoles leales». R o d r i g o M é n d e z Silva, Vida y hechos heroicos del gran Condestable de Portugal d. Ñuño Alvarez Pereyra, M a d r i d , Juan Sánchez, 1640, preliminares. Ejemplar: B N M 2-1.727.

Número de edición: 207.

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Dedicación. Fray A n t o n i o de Castro, El sermón, que de orden del rey nuestro señor Felipe IIII Católico, Grande y Piadoso Monarca, en ambos Emisferios. A las honras de los soldados, que murieron en la batalla de Lérida. Predico el Reverendísimo Padre Fr. Antonio de Castro... dedica a su Magestad Católica; el zelo afectuoso de Don Gabriel Bocangel Uncueta, [s.l.-s.i.], 1644, preliminares. Ejemplar: B N M V . E . 151-7.

Número de edición: 241.

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Soneto: « Q u i e n es, ó España triste, quien fallece?». C o n d e de Castrillo (ed.), Pompa funeral. Honras y exequias en la muerte de la muy alta y católica Señora Doña Isabel de Borbon, M a d r i d , D i e g o D í a z de la C a r r e r a , 1645, f o l . 95r [Versión del soneto con que termina el Templo cristiano; poema n ú m e r o 222]. Ejemplar: B N M R - 3 . 0 5 5 .

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Sextinas: «El Laurel valeroso, p e r d o n a d o » .

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COMPLETAS

DE

BOCÂNGEL

C o n d e de Castrillo (ed.), Pompa funeral, fols. 144v-47v.

Número de edición: 216. 118

Soneto: «Nace en el suelo la Azucena pura». C o n d e de Castrillo (ed.), Pompa funeral, fol. 148r.

Número de edición: 217. 119

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Soneto: «Yo v i vuestra carrera, ó la imagino». Luis de G ó n g o r a , Obras. Primera parte, L i s b o a , Paulo Craesbeck, 1646, p. 496 [Este soneto, e r r ó n e a m e n t e atribuido a G ó n g o r a , es de B o c á n g e l y fue publicado por él en La lira de las Musas (poema n ú m e r o 116)]. Ejemplar: B N M R - 7 . 6 4 4 . Soneto: « Q u i e n sino tu Miguel? Q u i e n de su Fama». M i g u e l C i d , Iustas sagradas, Sevilla, S i m ó n Fajardo, 1647, preliminares. Ejemplar: B N M R - 1 1 . 1 7 5 .

Número de edición: 242.

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Soneto: «Tanta luz en la copia reberuera». José Félix de Amada y Torregrosa, Palestra Numerosa Austríaca en la victoriosa ciudad de Huesca al Augustissimo Consorcio de los Catholicos Reyes de España, Don Felipe el Grande, y Doña Mariana la Inclita, Huesca, Juan Francisco de Larumbe, 1650, fol. 18r. Ejemplar: B N M 2-66.981.

Número de edición: 243.

Romance: «En nueuo abismo de luzes». José M a r t í n e z de G r i m a l d o , Bosquejo del majestuoso aparato, ostentativo adorno, y reuerente culto, con que la Protocongregacion de los indignos esclavos del Santissimo Sacramento ha celebrado la Octava, y demás fiestas a esta suprema Magestad Sacramentada, M a d r i d , 1651, fols. 13v-14r. Ejemplar: B L O A r c h . Seld. A . I. 27.

Número de edición: 244.

Sextinas. Corona mural: «El Laurel valeroso de vna vida». Alonso de Alarcón, Corona sepulcral. Elogios en la muerte de don Martin Suarez de Alarcon hijo primogénito del Excelentissimo señor Marques de Trocifal Conde de Torresvedras. Escritos por diferentes plumas, M a d r i d , [s.i.], 1652, fols. 37r-41r. Ejemplar: B N M R - 2 . 7 2 3 .

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BIBLIOGRAFÍA

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Número de edición: 245.

Quintillas: «Vnas quintillas sencillas». José M a r t í n e z de Grimaldo, Parayso celestial plantado por la Divina omnipotencia, M a d r i d , 1652, fol. 28r-v. Ejemplar: B L O A r c h . Seld. A . I. 10.

Número de edición: 247.

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Romance: «A Preguntaros, Señor». José M a r t í n e z de G r i m a l d o , Jardin de fragrantés flores, mesa de gloriosos frutos, taller de las mayores maravillas, compendio de las finezas del amor, [s.l. (Madrid)] [s.i.], 1653, f o l . 15r-v. Ejemplar: B N M V . E . 164-19.

Número de edición: 248.

Décimas: «Era la edad del lucido». Pedro Mesía de la Cerda, Relación de las fiestas eclesiásticas, y seculares que la... Ciudad de Cordova ha hecho a su Angel Custodio S. Rafael, C ó r d o b a , Salvador de C e a , 1653, fol. 62r. Ejemplar: B N M R - 4 . 0 3 5 .

Número de edición: 249.

Soneto: «Oye Andrés vna voz, que no obedece». Pedro Mesía de la Cerda, Relación de las fiestas fol. 79r.

eclesiásticas,

Número de edición: 250.

Romance: «Gran h é r o e , duque de Sesa». José Alfay, Poesías varias de grandes ingenios españoles, Zaragoza, Juan de Ibar, 1654, fols. 12v-16v. Ejemplar: B N M R - 1 3 . 1 7 6 . Véase arriba n ú m . 29. Aprobación. Isidro de Angulo y Velasco, Triunfos festivos que al Crucificado Redemptor del mundo, erigió la Real Congregación del Santo Christo de San Gines, M a d r i d , G r e g o r i o R o d r í g u e z , 1656, preliminares. Ejemplar: B N M 3-63.805.

Número de edición: 251.

Romance: « O m n i p o t e n t e ingenioso». José M a r t í n e z de G r i m a l d o , Abrasado amorosas, M a d r i d , 1656, sig. B4r.

Corazón

en llamas

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COMPLETAS

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Ejemplar: B N M V . E . 164-13.

Numero de edición: 252.

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Quintillas: «Señor, en Quintillas llego». J o s é M a r t í n e z de G r i m a l d o , Abrasado amorosas, sig. F2v.

Corazón

llamas

Número de edición: 253.

Romance: «En nueuo abismo de luzes». José M a r t í n e z de G r i m a l d o , Fundación, y fiestas de la Congregación de los indignos esclavos del SS. Sacramento, M a d r i d , D i e g o D í a z de la Carrera, 1657, fols. 1 2 2 v - 2 3 r [Escrito para las fiestas del a ñ o 1651]. Ejemplar: B N M 3-62.584. Véase arriba n ú m . 122. Quintillas: «Vnas Quintillas sencillas». José M a r t í n e z de Grimaldo, Fundación, y fiestas de la Congregación, fol. 147r [Escritas para las fiestas del a ñ o 1652]. Véase arriba n ú m . 124. Romance: «A preguntaros, Dios mió». José M a r t í n e z de Grimaldo, Fundación, y fiestas de la Congregación, fols. 163v-64r [Escrito para las fiestas del a ñ o 1653]. Véase arriba n ú m . 125. Romance: «Señor, aquí de vos todo» José M a r t í n e z de Grimaldo, Fundación, y fiestas de la Congregación, fol. 175r [Escrito para las fiestas del a ñ o 1654].

Número de edición: 254.

Romance: « O m n i p o t e n t e Ingenioso». José M a r t í n e z de Grimaldo, Fundación, y fiestas de la Congregación, fol. 184v [Escrito para las fiestas del a ñ o 1655]. Véase arriba n ú m . 130. Quintillas: «Señor, en quintillas llego». José M a r t í n e z de Grimaldo, Fundación, y fiestas de la Congregación, fol. 200r [Escritas para las fiestas del a ñ o 1656]. Véase arriba n ú m . 131. Romance: «Señor, au[n]q[ue] el s u e ñ o , y pasmo». José M a r t í n e z de Grimaldo, Fundación, y fiestas de la Congregación, fol. 220r [Escrito para las fiestas del a ñ o 1657].

Número de edición: 255.

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en

Octavas: «Era inhumano acote del Christiano»

BIBLIOGRAFÍA

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José de Miranda y la Cotera, Certamen angélico en la grande celebridad de la dedicación del nuevo, y magnifico templo que su grave convento de religiosos de la esclarecida Orden de Predicadores consagró a Santo Tomás de Aquino, M a d r i d , D i e go Díaz de la Carrera, 1657, fols. 119v-20r. Ejemplar: B N M R - 1 6 . 9 2 5 .

Número de edición: 256.

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Romance: «Gran h é r o e , D u q u e de Sesa». Delicias de Apolo. Recreaciones del Parnaso... Hechas de varias poesías de los Mejores Ingenios de España, Zaragoza, Juan de Ibar, 1670, pp. 94-98. Ejemplar: B N M R - 2 . 7 3 3 . Véase arriba n ú m . 29. Romance: «Pastor mal afortunado». Delicias de Apolo. Recreaciones del Parnaso, p. 105 [ P u b l i cado en La lira de las Musas (poema n ú m e r o 154)]. Romance: «Anarda va de retrato». Delicias de Apolo. Recreaciones del Parnaso, pp. 105-06 [Publicado en La lira de las Musas (poema n ú m e r o 155)]. Romance: « C a u t i v á r o n m e dos ojos». Delicias de Apolo. Recreaciones del Parnaso, p. 106 [ P u b l i cado en La lira de las Musas (poema n ú m e r o 156)]. Romance: «Bien el coracon señora». Delicias de Apolo. Recreaciones del Parnaso, pp. 106-07 [Publicado en La lira de las Musas (poema n ú m e r o 157)]. Romance: «Perlas llorava la N i ñ a » . Delicias de Apolo. Recreaciones del Parnaso, p. 107 [ P u b l i cado en La lira de las Musas (poema n ú m e r o 164)]. Romance: «Notava Angélica v n dia». Delicias de Apolo. Recreaciones del Parnaso, pp. 107-08 [Publicado en La lira de las Musas (poema n ú m e r o 161)]. Romance: «Adonde está el Sol del prado». Delicias de Apolo. Recreaciones del Parnaso, pp. 108-09 [Publicado en La lira de las Musas (poema n ú m e r o 160)]. Canta enseñando con vozes morales, y políticas ser Cortesano Discreto. Delicias de Apolo. Recreaciones del Parnaso, pp. 177-83. Véase arriba n ú m . 59. Romance: «Ya viene la primavera».

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DE

BOCÁNGEL

Romances varios de diferentes autores nuevamente impresos por un curioso, Amsterdam, [s.i.], 1677, p. 54 [Publicado en La lira de las Musas (poema n ú m e r o 165), y t a m b i é n en la edición de Amsterdam 1688, pp. 52-53]. Ejemplar: R - 3 . 2 3 7 (la edición de 1688). Soneto: «Aqui vive en cenizas inmortales». Diego José Dormer, Progressos de la Historia en el Reyno de Aragón, y elogios de Gerónimo Zurita su primer coronista... Ideo esta obra, y la dispuso con las noticias que no tienen señal El doctor luán Francisco Andrés de Vztarroz, Zaragoza, Herederos de D i e g o Dormer, 1680, p. 358. Ejemplar: B N M 2-46.639.

Número de edición: 257.

V. CARTAS DE BOCÁNGEL

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Carta a Juan Francisco A n d r é s de Uztarroz: 28 de noviembre de 1648. B N M M s . 8.391, fol. 456r-v. Carta a Juan Francisco A n d r é s de U z t a r r o z : 6 de febrero de 1649. B N M M s . 8.391, fol. 458r-v. Carta a Juan Francisco A n d r é s de Uztarroz: 6 de marzo de 1649. B N M M s . 8.391, fol. 460r-v. Carta al V I I duque de Sesa: 20 de j u l i o de 1649. B R M H-29-5. Carta al V I I duque de Sesa: 29 de agosto de 1649. B R M H-29-5. Carta al V I I duque de Sesa: 7 de septiembre de 1649. B R M H-29-5. Carta al V I I duque de Sesa: 14 de septiembre de 1649. B R M H-29-5. Carta al V I I duque de Sesa: 20 de marzo de 1652. B R M H-29-5. Carta al V I I duque de Sesa: 5 de marzo de 1653. B R M H-29-5. ¿Carta al V I I duque de Sesa?: 6 de noviembre de 1653.

BIBLIOGRAFÍA

161 162 163

51

Se desconoce su procedencia (publicada por B e n í t e z Claros, 1950, pp. 206-7, sin indicar d ó n d e la e n c o n t r ó ) . Carta al V I I duque de Sesa: 15 de mayo de 1654. B R M H-29-5. Carta al V I I duque de Sesa: 26 de mayo de 1654. B R M H-29-5. Carta al V I I duque de Sesa: 27 de octubre de 1654. B R M H-29-5.

VI. CARTAS A BOCÁNGEL

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Carta de Juan Francisco A n d r é s de Uztarroz: 17 de n o v i e m bre de 1648. B N M M s . 8.391, fol. 455r-v. Carta del V I I duque de Sesa: j u l i o de 1649. B R M H-29-5. Carta del V I I duque de Sesa: agosto-septiembre de 1649. B R M H-29-5. Carta del V I I duque de Sesa: 24 de septiembre de 1649. B R M H-29-5. Carta del V I I duque de Sesa: 25 de marzo de 1652. B R M H-29-5. Carta del V I I duque de Sesa: 12 de marzo de 1653. B R M H-29-5.

BIBLIOGRAFÍA CRÍTICA DE BOCÁNGEL

I.

1

EDICIONES

Obras de don Gabriel Bocángel y Unzueta, ed. R . B e n í tez Claros, M a d r i d , C S I C , 2 vols. Gabriel B o c á n g e l y Unzueta, La lira de las Musas, selección y p r ó l o g o por F. Salvá M i q u e l , Barcelona, Montaner y Simón. Gabriel B o c á n g e l , Antología poética, ed. L . Alberto de C u e n c a , M a d r i d , Editora Nacional. Gabriel Bocángel, Sonetos, ed. E . B a r t o l o m é Pons, B a r celona, Devenir. Gabriel Bocángel, La lira de las Musas, ed. T . J . Dadson, Madrid, Cátedra. Gabriel Bocángel, Sonetos completos, ed. R . Andrés, Barcelona, Planeta.

1946 1948

1982 1984 1985 1986

II.

ESTUDIOS

1910

C . P é r e z Pastor, Noticias y documentos relativos a la Historia y Literatura Españolas, M a d r i d , v o l . I, p. 22. Antología poética en honor de Góngora, recogida por Gerardo Diego, M a d r i d , reimpresa en 1979, pp. 32-34. R . E . M o l i n a r i , «Gabriel B o c á n g e l y U n z u e t a » , Criterio, X I (Buenos Aires), pp. 343-44. J . M . de C o s s í o , Los toros en la poesía castellana, M a drid, Espasa Calpe, 2 vols., v o l . I, pp. 149-53. E . Cotarelo y M o r i , «Ensayo histórico sobre la zarzuela», Boletín de la Real Academia Española, X I X , pp. 625-71 [Para El nuevo Olimpo, pp. 661-62].

1927 1928 1931 1932

1

Esta lista recoge la bibliografía sobre B o c á n g e l para dar una idea sintética del

panorama c r í t i c o . E n t o d o este l i b r o las referencias b i b l i o g r á f i c a s no r e m i t e n a la lista presente, sino a la lista completa de bibliografía usada, colocada al final, donde figuran

todos los datos y especificaciones pertinentes.

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1941

1945 1945

1946 1947 1947 1947 1950

1950 1952

1952 1959 1961

1967 1968

1969

1969

OBRAS

COMPLETAS

DE

BOCÁNGEL

E . O r o z c o Díaz, «La muda poesía y la elocuente pintura. N o t a a unas décimas de Bocángel», Escorial, X , pp. 282¬ 90. J . M . A l d a T e s á n , «Bocángel y la Fábula de Hero y Leandro», Escorial, X V I I I , pp. 89-133. R . B e n í t e z Claros, «El Cortesano discreto de don Gabriel Nacional, V I , pp. Bocángel», Revista de Bibliografía 211-26. R . B e n í t e z Claros, «Una curiosa jinojepa del siglo XVII», Revista de Bibliografía Nacional, V I I , pp. 355-59. J . M . A l d a T e s á n , « B o c á n g e l y su obra poética», Boletín de la Biblioteca Menéndez Pelayo, X X I I I , pp. 5-28. J . M . de C o s s í o , Los toros. Tratado técnico e histórico, M a d r i d , 2 vols., v o l . II, pp. 259-60 y 296. E . O r o z c o D í a z , Temas del barroco, Granada, pp. 37-52 [Versión ampliada del artículo de 1941]. R . del A r c o y G a r a y , La erudición española en el siglo XVII, M a d r i d , 2 vols., v o l . I, pp. 546-50 y 552-53; v o l . II, pp. 568-71, 652, 741, y 847. R . B e n í t e z Claros, Vida y poesía de Bocángel, M a d r i d , CSIC. J . L . C a n o , «Revisión de Bocángel», Cuadernos Hispanoamericanos, X X V I , pp. 316-18 [Es reseña del n ú m e r o anterior]. J . M . de Cossío, «El Hero y Leandro de Bocángel», en Fábulas mitológicas en España, M a d r i d , pp. 568-76. J . S i m ó n D í a z , «Textos dispersos de clásicos españoles. I. Bocángel», Revista de Literatura, X V , pp. 112-21. M . E . Peralta, «En el centenario de G ó n g o r a : G a b r i e l B o c á n g e l y U n z u e t a » , Universidad (Publicaciones de la Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe, Argentina), L , pp. 187-209. F. M o y a del B a ñ o , El tema de Hero y Leandro en ¡a literatura española, M u r c i a , pp. 117-30. A . Gallego M o r e l l , «La escuela gongorina: B o c á n g e l U n zueta», en Historia General de las Literaturas Hispánicas, Barcelona, v o l . III, pp. 372-75. M . A g u l l ó y C o b o , «Datos para las biografías de escritores de los siglos X V I y XVII», Anales del Instituto de Estudios Madrileños, I V , pp. 187-88. M . Agulló y C o b o , Documentos sobre médicos españoles de los siglos XVI y XVII, Salamanca, p. 20.

BIBLIOGRAFÍA

1972 1976

1976

1978 1979

1982

1982

1983

1983 1984

1984

1984

1985

55

T . J . D a d s o n , «Poesías inéditas de B o c á n g e l » , Boletín de la Biblioteca Menéndez Pelayo, X L V I I I , pp. 327-57. T . J . Dadson, «Poesías inéditas de Bocángel: Poesías nupciales», Boletín de la Biblioteca Menéndez Pelayo, L I I , pp. 155-74. T . J . D a d s o n , «An A u t o g r a p h C o p y o f Gabriel B o c á n gel's El Cortesano español», Bulletin of Hispanic Studies, L I I I , pp. 301-14. J . S i m ó n D í a z , Textos dispersos de autores españoles. I. Impresos del Siglo de Oro, M a d r i d , C S I C , pp. 33-42. T . J . D a d s o n , «Political Comment i n the W o r k o f the Seventeenth-Century C o u r t Poet Gabriel Bocángel», en P . S. N . R u s s e l l - G e b b e t t , N . G . R o u n d , A . H . Terry (eds.), Belfast Spanish and Portuguese Papers, Belfast, T h e Queen's University, pp. 33-49. T . J . Dadson, «Some Problems Connected w i t h the P r i n ting and D a t i n g o f Gabriel BocángeLs La lira de las Musas», Modern Language Review, L X X V I I , pp. 848-59. J . S á n c h e z R o m e r a l o , «Ascendencia genovesa de G a b r i e l Bocángel», en Actas del VII Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas, celebrado en Venecia (del 25 al 30 de agosto de 1980), R o m a , pp. 929-36. T . J . Dadson, «Guía bibliográfica y crítica de y sobre las obras de Gabriel B o c á n g e l y U n z u e t a » , en J . S i m ó n Díaz, Censo de escritores al servicio de los Austrias y otros estudios bibliográficos, M a d r i d , C S I C , pp. 61-91. T . J . Dadson, The Genoese in Spain: Gabriel Bocángel y Unzueta (í 603-58). A Biography, L o n d o n , Tamesis. T . J . D a d s o n , «El autor, la imprenta, y la corrección de pruebas en el siglo XVII», El Crotalón. Anuario de Filología Española, I, pp. 1053-68 [Trátase de La lira de las Musas]. T . J . D a d s o n , « G a b r i e l Bocángel's Consejos cristianos, morales, y políticos: a N e w , Longer, and Better T e x t » , Bulletin of Hispanic Studies, L X I , pp. 151-64. A . G u i n d a , «La claridad (o)culta de Bocángel», Heraldo de Aragón, 19-1-1984 [Reseña de G . Bocángel, Antología poética, ed. L . A . de Cuenca, M a d r i d , E d i t o r a N a c i o n a l , 1982]. T . J . Dadson, «Avisos a un Cortesano»: an Anthology of Seventeenth-Century Moral-Political Poetry, Exeter, University o f Exeter.

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OBRAS

COMPLETAS

DE

BOCÁNGEL

T . J . Dadson, « D o c u m e n t o s i n é d i t o s para la biografía de la familia hispano-genovesa de Gabriel Bocángel y U n zueta», Anales del Instituto de Estudios Madrileños, X X I I , pp. 415-52. T . J . D a d s o n , « D o s autógrafos desconocidos de G a b r i e l Bocángel», El Crotalón. Anuario de Filología Española, II, pp. 275-98. T . J . Dadson, «Miscelánea bocangelina: Noticias diversas sobre la obra y la familia de Gabriel B o c á n g e l y U n z u e ta», El Crotalón. Anuario de Filología Española, II, pp. 531-38. P. Gimferrer, «Bocángel, el bibliotecario», El País, d o mingo 10-111-1985, Libros p. 7. T . J . Dadson, «Nueve cartas autógrafas e inéditas del poeta Gabriel B o c á n g e l y U n z u e t a » , Boletín de la Real Academia Española, L X V I , pp. 267-98. T . J . D a d s o n , «A Genoese Family i n S i x t e e n t h - C e n t u r y T o l e d o » , en C . A . Longhurst (ed.), A Face not Turned to the Wall: Essays on Hispanic Themes for Gareth Alhan Davies, Leeds, University o f Leeds, pp. 27-49. T . J . Dadson, «El amor en la poesía de Gabriel B o c á n g e l : análisis de algunos de los sonetos a Filis», Edad de Oro, V I , pp. 51-65. M . M o l h o , «El soplo y la letra: Gabriel B o c á n g e l ante sus escritos», Edad de Oro, V I , pp. 189-99. M . Blanco, «La poésie monumentale de Gabriel B o c á n gel», en Melanges offerts a Maurice Molho, P a r í s , E d i tions Hispaniques, 3 vols., v o l . I, pp. 203-22. T . J . Dadson, «Una comedia problemática: El Emperador fingido de Gabriel Bocángel», Actas del V Coloquio del GESTE—El teatro español del Siglo de Oro: Métodos y enfoques críticos, en Criticón, X L I I , pp. 53-64. G . Fontana E l b o j , «Algunas notas sobre la relación entre Boscán y Bocángel en sus poemas de Hero y L e a n d r o » , Cuadernos de Investigación Filológica, X V , pp. 71-86. T . J . D a d s o n , La Casa Bocangelina: Una familia hispano-genovesa en la España del Siglo de Oro, P a m p l o n a , Eunsa. T . J . Dadson, «Pedro Bocangelino: A Genoese Merchant in Sixteenth-Century T o l e d o » , Storia del Genovesi, X I , pp. 375-400.

BIBLIOGRAFÍA

1992

1994

1998

2000

2000

2000

2000

2002

57

T . J . D a d s o n , «La p s i c o l o g í a del amor en los sonetos a Filis de Bocángel», en Actas del X Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas, celebrado en Barcelona (agosto de 1989), Barcelona, P P U , 3 vols., v o l . I, pp. 863-71. T . J . D a d s o n , «La lira de las Musas», Research Libraries Bulletin (University o f Birmingham), 2 (Autumn), pp. 2¬ 3. I. Torres, «Critics against Bocángel: Presenting a Case for the Defence», Bulletin of Hispanic Studies (Liverpool), L X X V , pp. 173-90. T . J . D a d s o n , «Avisos a un Cortesano: L a e p í s t o l a p o l í tico-moral del siglo XVII», en La epístola. (V Encuentro Internacional sobre Poesía del Siglo de Oro), dir. por B . L ó p e z B u e n o , Sevilla, Secretariado de Publicaciones de la Universidad, pp. 373-95. I. Torres, «A Great M y t h o l o g i c a l C o p - O u t ? H e r o and Leander on the Verge o f Significance)), Bulletin of Hispanic Studies (Glasgow), L X X V I I , pp. 13-35. T . J . Dadson, «A G o l d e n - A g e Poet and his Sources: G a briel B o c á n g e l y U n z u e t a » , en Stephen B o y d y Jo R i chardson (eds.), Essays on Spanish Poetry of the Golden Age, Manchester, Department o f Spanish and Portuguese Studies [en prensa]. O . B . G o n z á l e z , «Artificio y poder en la pintura: L a visión cortesana de Gabriel Bocángel», en Actas del XIII Hispanistas, Congreso de la Asociación Internacional de celebrado en M a d r i d (julio de 1998), M a d r i d , Castalia, 4 vols., v o l . I. T . J . D a d s o n , «Gabriel B o c á n g e l y sus fuentes clásicas», en Actas del V Congreso Internacional de AISO, celebrado en M ü n s t e r (julio de 1999) [en prensa].

OBRAS COMPLETAS

RIMAS

Y (1627)

PROSAS

APROBACIÓN D E LD O C T O R F E R N A N D O

MONTERO

Por c o m i s i ó n del señor Vicario leí las Rimas de don Gabriel Bocángel; no desdicen de lo que enseña la Iglesia n i ofenden los o í dos más bien acostumbrados. C o n mayor razón se puede verificar lo que Aristóteles tuvo por posible: Non soium in negotio recte, verum etiam in otio laudabiliter posse versari , pues el filósofo lo dijo por la música, y acá vemos en las recreaciones de mayores estudios tan atento el ocio a este cuidado que parece profesión lo que se t o m ó por entretenimiento. 1

Descubre en lo heroico con arte natural un ardiente espíritu en que se empeña la naturaleza a imposibles, que quien da tan sazonado fruto, cuando se agradecieran flores, sólo del tiempo podrá aprender a mejorarse. E l discurso de la lisonja persuade con deleite y deleita con la reprensión. Y si ella ofende con el halago, so ipso gratiosa quo laedit , el remedio más airoso será que muera con las armas que mata. Tan al vivo la pinta que si la virtud por no dejarse ver no es muy querida, de hoy más este vicio por bien retratado no dejará de ser aborrecido. M a d r i d , y noviembre 24 de 1626. 2

E l doctor Fernando Montero

Aristóteles, Política, L i b r o 8, cap. 2. C i t a sin localizar.

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OBRAS

COMPLETAS

DE

BOCÁNGEL

A P R O B A C I O N D E LM A E S T R O JOSEPH D E VALDIVIESO, CAPELLÁN D E L SERENÍSIMO S E Ñ O R CARDENAL INFANTE 3

M u y poderoso señor: E n los versos y prosas que me m a n d ó ver Vuestra A l t e z a y que escribió don Gabriel Bocángel no hallo cosa no conforme al sentimiento católico de nuestra santa madre Iglesia, n i que puedan mirar con desvío las costumbres más reformadas. Venero del talento del autor en tan escasa edad fertilidad tan florida de voces, de tropos, locuciones y pensamientos, y digo de él lo que de un ingenio grande dijo el que, negado a la luz c o m ú n , lo fue de Grecia: Honestum Talem

est audire

quaíis

Poetam,

est hic, diis similis

in voce . 4

Este es m i parecer, y que merece justamente la merced que a V . A . suplica. E n M a d r i d , 7 de diciembre 1626. E l Maestro Joseph de Valdivieso

3

J o s é de V a l d i v i e s o , a d e m á s de ser c a p e l l á n de h o n o r en casa del C a r d e n a l I n -

fante d o n Fernando, casa en que B o c á n g e l q u e r í a entrar en estos a ñ o s , era afamado poeta religioso y autor de diversas comedias. 4

L a cita es de H o m e r o , Odisea, I X , v v . 3-4, y son palabras habladas p o r O d i -

seo; n ó t e s e c ó m o V a l d i v i e s o alude a H o m e r o c o m o poeta que « n e g a d o a la l u z c o m ú n » , es decir, ciego, fue la luz de G r e c i a .

RIMAS

Y PROSAS

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(1627)

AL MARQUÉS DE C A M A R A S A , C O N D E D E R I C L A , etc. 5

Todos los atrevimientos, señor, callen con éste, y el m í o hable por todos, siendo tan de los mayores que es de los que, conociendo su precipicio, le siguen y aman. L a primera vez que me presento a Vuestra Señoría es a t r e v i é n d o m e . Mas oiga V . S. la excusa, que yo presumo hacer lisonja a su benignidad en buscarla caminos por donde me perdone. Señor, los grandes príncipes como V . S., representan a Dios en el suelo, y en cuanto más le imitan son más príncipes: de las mayores obras de D i o s es la c r e a c i ó n , y quien en tal obra le imitare, merecerá que Dios le diga lo que a David: Hallé un hombre de mi gusto, con quien se entiende mi corazón . Esta semejanza veremos en V . S., pues formará cuerpo y dará valor con sus manos a esta nada que yo le ofrezco; aquí también mostrará mucho de Dios, que con sólo recibir, da y hace el beneficio, y yo p o d r é decir con nuestro poeta: 6

L o q u e p u e d o te d o y , y l o q u e h e d a d o C o n recibirlo tú, yo me

enriquezco . 7

Alta por cierto, y la mayor hazaña del poder humano, obrar sin operación y tener m é r i t o sin acción; pienso según esto que quien ofrece lo que es menos, tiene más por deidad a quien ofrece. Véalo V . S. en aquellos sacrificios de la a n t i g ü e d a d , donde se abrasaban 5

D o n D i e g o de G u z m á n y los C o b o s , m a r q u é s de Camarasa, fue p r o m o v i d o

del cargo de S u m i l l e r de C o r p s al de M a y o r d o m o M a y o r del C a r d e n a l Infante en n o v i e m b r e de 1625, sucediendo al m a r q u é s de M a l p i c a que m u r i ó en septiembre de aquel a ñ o (el p o e m a 30 trata de la muerte de este ú l t i m o ) . 6

L a cita viene de Los Hechos de los Apóstoles,

13, 22: « H e hallado a D a v i d hijo

de J e s s é , h o m b r e s e g ú n m i c o r a z ó n , que h a r á todas mis v o l u n t a d e s » , d o n d e San Pablo cita o m á s b i e n parafrasea las palabras de S a m u e l , en el Libro Primero de los Reyes, 13, 14: «El S e ñ o r se ha buscado un v a r ó n s e g ú n su c o r a z ó n » . 7

Garcilaso, Égloga III, vv. 51-52.

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OBRAS

COMPLETAS

DE

BOCÁNGEL

los aromas y leños fragrantés en los holocaustos y sacrificios, reduciéndose todo a un humo leve en que se digería la llama , confesando que a los dioses sólo podía ofrecer nuestro caudal humo de buenos afectos, que se encaminan a la misma esfera del fuego, efecto puro de la llama del corazón. Y pasando a nuestro verdadero culto, un sencillo afecto, y el más sencillo más alto, obliga a Dios: éste quiero que obligue a V . S. en esas prosas y versos, trabajos de un afán estudioso y ensayos de un rústico albogue , que alguna vez será clarín, y e n tonces osará emprenderlo que ahora teme . R e c i b a V . S., en tanto, esas sombras, acompañadas con vivos colores de natural sumisión, lienzo natural a los ojos de ese á n i m o , mejor a-mi ver que los afectados de que se precia el arte. A q u í p o d r á V . S. reclinar un rato el hombro, cuando se lo consintiere el peso del gobierno que con tanta providencia del cielo sustenta , y aunque yo me prometo tal gracia, en fe de quien la hace, es cierto que no me relevaré de la pena que me amenaza m i osadía, bien que he querido dar a las Musas parte de este peligro, o ellas, envidiosas de este rato, quieren acabar de hablar lo que yo empecé. 8

9

10

11

1 Sitiado de tinieblas caminaba el carro mudo de la noche umbría, Cfr. 2; 2 7 3 : « D i g i é r e s e en la llama el sacrificio». T o d a s las referencias a los

8

poemas de B o c á n g e l t o m a r á n esta forma: 2; 273 = p o e m a 2, verso 2 7 3 . Cfr. los primeros versos del p r i m e r soneto de la c o l e c c i ó n : « O c i o s son de u n

9

afán que y o escribía / en ruda edad c o n destemplada avena» (3; 1-2). 1 0

N ó t e s e c ó m o B o c á n g e l se refiere a sus obras en la l e n g u a p a s t o r i l de u n

Garcilaso (Egloga IIP) o u n G ó n g o r a (Fábula

de Polifemo y Galatea). D e

hecho,

parece referirse en especial a esta ú l t i m a obra cuando yuxtapone albogue y clarín: G ó n g o r a dice que cantará las excelencias del conde de N i e b l a primero «al son de la z a m p o ñ a mía» (v. 6), luego al c u e r n o s u c e d e r á la c í t a r a (v. 16); finalmente d i c e : «Alterna c o n las Musas h o y el gusto; / que si la m í a puede ofrecer tanto / clarín (y de la F a m a no segundo), / tu n o m b r e o i r á n los t é r m i n o s del m u n d o » (vv. 2 1 - 2 4 ) . E l albogue era u n i n s t r u m e n t o r ú s t i c o u t i l i z a d o p o r los pastores ( c o m o l o era la z a m p o ñ a ) y p a r e c i d o a una flauta. A p a r e c e n o m b r a d o en varios poemas de esta c o l e c c i ó n (30; 112, 31; 14, 44; 46). 1 1

R e f i é r e s e al m i t o de H é r c u l e s y Atlante; véase abajo 1; 3 3 - 3 6 .

v. 2 R e f i é r e s e al carro de la n o c h e , cuyas cuatro ruedas, s e g ú n B o c c a c c i o , representan sus cuatro tiempos. O t r o s m i t ó g r a f o s lo representan tirado p o r bueyes y m u r c i é l a g o s . Véase G o n z á l e z de Z á r a t e , 1997, pp. 53-54.

RIMAS

Y PROSAS (1627)

cuyo sueño la aurora despertaba con rayos de cristal, nuncios del día. La sombra, huyendo, con la luz luchaba, pero, vencida al fin, se coloría cuando pródigo, el sol, de su tesoro, los prados anegó en diluvios de oro. Entonces yo, en el sueño sepultado, veneno a los mortales y sustento, si Mercurio del Argos del cuidado, muerto percibo, no sensible siento. D e la nube de un olmo embarazado voces derrama no mortal acento; un son se explica, lo demás se esconde; adonde va se advierte, no de dónde. U n mar de luz m i vista naufragaba, otro de voces navegó mi oído; ya se distingue un bulto, y le tocaba la vista, no por fuerza del sentido. Favor de A p o l o fue que me ilustraba, y, anhelando a quedar obedecido, disimuló las luces de su cielo, mentida imagen de nocturno hielo. «Canta —me dice—, canta del famoso G u z m á n , canta, garzón, de aquel don D i e g o cuyas hazañas, si a contarlas oso, no excedo con los números, si llego.

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v. 6 se coloría: c o l o r i r , «vale lo m i s m o que colorar, o colorear, en el significado de pretextar, y paliar, o encubrir c o n d i s i m u l o alguna cosa» (Autoridades). v. 8 Cfr. el romance de la Prosa cuarta: « c u a n d o miramos a F e b o / en d i l u v i o s de oro ardiente / anegar los prados secos» (74; 94-96). v. 11 A l u d e al m i t o de A r g o s e l o ; J u n o h a b í a encargado a A r g o s que vigilase a la vaca l o , m i s i ó n que c u m p l i ó c o n gran c e l o , ya que n u n c a d o r m í a c o n todos sus ojos cerrados. S i n e m b a r g o , l o fue liberada, pues M e r c u r i o (a q u i e n J ú p i t e r , enamorado de l o , h a b í a mandado esta tarea) a d o r m e c i ó a A r g o s c o n su m ú s i c a y luego le m a t ó . v v . 25-28 F ó r m u l a tradicional de i n t r o d u c c i ó n de u n p o e m a é p i c o establecida p o r V i r g i l i o en el p r i m e r libro de la Eneida : «Arma xñrumque cano, Troiae qui primus ab oris / Italiam, jato profugus, Lavinique venit». B o c á n g e l la v u e l v e a u t i l i z a r en el Retrato panegírico de 1633 (poema 86).

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OBRAS

COMPLETAS

DE

BOCÂNGEL

T ú , de tanto ascendiente belicoso, olvido justo del troyano y griego, canta en estilo grande las proezas, y, cuando acabes, te diré que empiezas.

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D i que, en los climas árticos de Hesperia, sobre la espalda de un cristiano Atlante huelga Fernando el hombro, huelga Iberia el cuidado, en el suyo vigilante. Este sí que a m i historia da materia, que en láminas escribo de diamante; en vano el tiempo perseguirla quiere, con ella lucha, mas luchando muere. Esto será cuando, con labio adulto, firme tu voz, no trémulo tu canto, inspirado de mí en idioma culto sepas al mundo dar gloria y espanto. Esas primicias, por piadoso indulto, empeñarás a la promesa en tanto: osa, emprende sus hechos más decentes, que osados sigo yo, más que valientes».

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D i j o , y temí que se ausentaba el día (tanta es la luz que a c o m p a ñ ó su paso); en luz desvaneció m i fantasía, despierto tuve al día por ocaso. Grabando p e n e t r ó en el alma mía,

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v v . 3 3 - 3 6 H e s p e r i a era n o m b r e que daban los antiguos griegos a Italia y los romanos a E s p a ñ a . A q u í se alude a H é r c u l e s ( « h u e l g a F e r n a n d o el h o m b r o » ) c u a n d o o f r e c i ó a A t l a n t e sostener la b ó v e d a d e l cielo si, a c a m b i o , éste c o n s e g u í a las manzanas de oro d e l j a r d í n de las H e s p é r i d e s . D o n D i e g o de G u z m á n y C o b o s será el « c r i s t i a n o A t l a n t e » sobre c u y a espalda descansa el Infante h o m b r o , o sobre q u i e n España

«huelga...

Fernando

su

el c u i d a d o » . M á s tarde, cuando

el

Infante C a r d e n a l pasa de G o b e r n a d o r a Flandes, B o c á n g e l utiliza las mismas a l u siones para él, es decir Fernando es ahora el Atlante sobre q u i e n descansa la seguridad de E s p a ñ a ; véase 30; 52 y 67. Es símil frecuente en la p o e s í a e n c o m i á s t i c a de esta época; cfr. V i l l a m e d i a n a en u n soneto al duque de L e r m a : «En los h o m b r o s de A l c i d e s puso A t l a n t e / peso s ó l o capaz d e l m i s m o A l c i d e s . / T ú , c o n su e m u l a c i ó n , tus fuerzas mides / a dos m u n d o s b e n é f i c o y bastante» (Poesía, e d . R u e s t e s , 1992, p. 46). v. 40 V e r s o utilizado luego en 65; 26.

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Y PROSAS

(1627)

señor Marqués, lo que m i estilo escaso fiel requiere. Aguardadme, que, si vivo, de vuestras glorias colmaré su archivo. ¿De qué sirve el valor que se derrama, si por caduco olvido, si por muerte no se conduce al Templo de la Fama, que del sepulcro a vida nos convierte? Olvidado valor, si no le llama historia contra olvido eterna y fuerte. Vivamos, pues, contra su ciego abismo, yo por vos inmortal, vos por vos mismo. Seguidor de V . S. D o n Gabriel B o c á n g e l y Unzueta.

v. 60 V e r s o utilizado luego en 73; 36.

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AL Q U E GUSTARE DE LEER, Y N O AL Q U E L E Y E R E SIN G U S T O

P a r é c e m e digno de reparar el estilo que se tiene en estas epístolas de decir «al lector», siendo muchos los que han de leer, y saco de esta consideración, que sin duda se dijo porque el desapasionado lector es solo uno entre m i l que con varios designios toman un libro en la mano y le tocan, no con los dedos, sino con las uñas. Algo tiene esto del asunto de aquel filósofo que a m e d i o d í a buscaba un hombre por las calles con una hacha en la mano, tanta luz le parecía que era menester para descubrir alguno que mereciese este nombre . T a m b i é n d e b i ó de conocer la esterilidad de los buenos naturales aquel orador que dijo bastarle por oyentes pocos, y que uno basta, y aun n i n g u no . B i e n reconoció esta verdad Persio cuando decía, «quién me leerá ?». Pues no por eso dejó de escribir t a m b i é n , c o m o se sabe y estima. N o me fuera difícil probar que n i n g ú n escrito (y más en la delicadeza de este siglo) puede agradar a todos, si no temiese alargarme; pero adviértase que no hay en los manjares más opiniones: a unos les agrada lo dulce, otros lo llaman desnervado; unos apetecen religiosos preceptos, y pasan a superstición, otros aman libertades de ingenio y exceden a delirios. M u c h o s gustan del porrazo del verso 1

2

3

1

Se refiere al filósofo c í n i c o D i ó g e n e s de S i n o p e . Este h e c h o l o relata D i ó g e -

nes Laercio, Vidas de eminentes filósofos de la antigüedad, 2

Cfr. S é n e c a , Epístola

L i b r o V I , cap. 2, ^[41.

VII, 11: «Bene et Ule, quisquís fuit, ambigitur enim de aucto-

re, cum quaereretur ab illo, quo tanta diligentia artis spectaret ad paucissimos perventurae, "Satis sunt", inquit, "mihi pauci, satis est unus, satis est nullus"».

L o cita J á u r e g u i , e n

e s p a ñ o l y en latín (sin especificar la fuente), en su Discurso poético, cap. V I , p p . 129¬ 30, y de a h í seguramente l o c o g i ó B o c á n g e l . 3

A u l o Persio Flacco (30-62 d. d e j . C ) , escritor satírico r o m a n o , Sátira I: « O

curas hominum,

o quantum est in rebus inane! / quis leget haec?» (vv. 1-2). J á u r e g u i

cita t a m b i é n esta sátira en su Discurso poético, cap. V I , p. 131.

RIMAS

Y PROSAS (1627)

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hinchado y de la extraña l o c u c i ó n , y, al contrario, muchos desprecian este instituto, llamándole e n g a ñ o de los oídos; éstos no están tan engañados, porque el boato de las oraciones es m u y ordinario ardid para suspender la a t e n c i ó n en el sonido y paliar la falta de sentencias, que solo deja ruido en los oídos, como el trueno. Así lo j u z g ó Q u i n t i l i a n o , cuando dijo: « M u c h o s hay que, hallándose con una abundancia turbulenta de palabras, rodean las oraciones, llevados de lo brillante y ostentoso, de cuyos enredos ¿qué puede resultar sino oscuridad y desazón ?». M á s lastimosamente incurren los que se despeñan por la bajeza del decir, pensando que es aquello lo natural; no es por cierto sino lo poltrón, en términos de Italia, y en los nuestros lo bajo y lo inculto, lo que llama prosa numerada u n C o r tesano de este lugar. N o podemos hablar (dijo el orador que citamos) nada grande sino con voz grande ; y porque se ha v e n i d o a la pluma, no pasaré en silencio la ignorancia de algunos que, por verse quizá remotos del estilo grande, dicen mal de lo culto, c o m o si h u biese algo bueno en la poesía si no es lo culto. Pregunto, ¿para q u é quiere Horacio que se esté siete años el cuaderno en el cofre ? ¿ P a r a 4

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6

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4

S o n frases tomadas del Discurso poético de su a m i g o J á u r e g u i : « A d v i r t i ó l o en

breve Q u i n t i l i a n o donde dijo: " H a y autores que se abrazan de los vicios cercanos a las virtudes, en vez de ser grandes son h i n c h a d o s y en vez de fuertes, t e m e r a rios"» (Discurso poético, p . 64). 3

M a r c o F a b i o Q u i n t i l i a n o , c é l e b r e r e t ó r i c o nacido en E s p a ñ a (m. 95 d. de J .

C ) , autor de la Institutio Oratoria, de donde procede esta cita: «Est etiam in quibusdam turba inanium verborum, qui, dum communem loquendi tnorem reformidant, ducti specie nitoris circutneunt omnia capiosa loquacitate, eo quod dicere nolunt ipsa; deinde illam seriern cum alia extendunt»

sirnili iungentes wiscentesque,

ulla quam ullus spiritus durare possit,

(Libro 8, cap. 2, 17-19). B o c á n g e l c o n o c í a b i e n la obra de Q u i n t i l i a n o ,

pues a ñ o s m á s tarde (en 1647) e s c r i b i ó una d e c l a m a c i ó n en prosa titulada

Quinti-

liano respondido ( n ú m e r o 223 a q u í ) . 6

Q u i n t i l i a n o , Institutio Oratoria, L i b r o 11, cap. 3, trata de las cualidades de v o z

necesarias para el orador. T a m b i é n es posible que se refiera a C i c e r ó n : «Quid

enirn

est tam furiosum quam verborum vel optirnorum atque ornatissimorum sonitus inanis nulla subiecta sententia nec scientia?» (De oratore, I, x i i . 51). L o cita t a m b i é n J á u r e g u i en su Discurso poético, cap. V , p. 121. 7

Es probable que la referencia sea a Ars poética , v v . 3 8 6 - 9 0 : «si quid tam en olim

/ scripseris, in Maeci descendat iudicis auris / et patris et nostras, nonumque prematur in annum,

/ membranis intus positis: delere licebit / quod non edideris; nescit vox

missa

revertid. S i n embargo, H o r a c i o habla de dejar el manuscrito nueve años en el cofre, y no los siete de que habla B o c á n g e l .

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OBRAS

COMPLETAS

DE

BOCÁNGEL

q u é está el jardinero con la tijera en la mano igualando los mirabeles? Y como dice nuestro poeta: Ya poda el ramo inútil, y ya ingiere En su vez el extraño . 8

Esto es porque no se extrañe tampoco a los que imitan a sus mayores; en verdad que me tengo de atener más a Horacio, que me dice que día ni noche no los deje de m i mano: Vos exemplaria Grceca, Nocturna vérsate manu, vérsate diurna . 9

Séneca es de los que se muestran menos menesterosos de algo ajeno, y dice que el escritor ha de ser como la abeja, que hace su miel de las flores que ha visto y gustado ; y no falta quien, por alabar m u cho a V i r g i l i o , diga que hizo felicísima vendimia de ajenos racimos. Pero vamos a lo culto, que v o y a probar que solo es bueno, y v u é l vome a comparar los escritos de ingenio a los jardines, a la vigilancia que debe tener el cultor en apartar la mala hierba y en encaminar la buena planta, que en la poesía es la estructura de las voces, el c o m padecer la grande elegancia con la suma claridad, y que ésta sea p r i mero que aquélla, no descaecer ni pensar que a cuenta de cuatro versos buenos se ha de pasar uno malo, porque el malo siempre se aborrece . Pero dejemos esto, así por que no piensen que hay algo de esto bueno en mis cosas, como porque me correré más de confesar aquello de que carezco, y digo que nadie confunda lo culto con lo escuro, que lo escuro no es culto sino inculto, y lo claro está sujeto igualmente a ser malo si no es grande, ni puede ser bueno solo porque es claro. Esto es sólo apuntar al lector lo que tan doctamente 10

11

8

« N u e s t r o p o e t a » sigue siendo H o r a c i o , ahora su Epodo II, vv. 13-14, pero en

t r a d u c c i ó n de Fray L u i s de L e ó n , t r a d u c c i ó n que circulaba en todas las ediciones de su obras en el X V I I . 9

H o r a c i o , Ars poética , v v . 2 6 8 - 6 9 . E n el original de las Rimas v i e n e « d u e r n a » ,

que es error p o r «diurna». 1 0

Séneca, Epístolas,

L X X X I V , 3: «Apes,

ut aiunt debemus imitari, quae vagantur

et flores ad mel faciendum idóneos carpunt, deinde quicquid attulerc, disponunt ac per favos digerunt». L u e g o , S é n e c a pasa a citar a V i r g i l i o , Eneida, I, 432-33: «liquentia

mella I

stipant et dulci distendunt nectare celias». 1 1

L a ú l t i m a parte de esta frase d e r i v a , seguramente, de J á u r e g u i : «pues antes

debe el poeta destruir c i e n versos ilustres que a d m i t i r c o n ellos u n o solo p l e b e y o » (citado en J o r d á n de U r r í e s y Azara, 1899, p. 242).

RIMAS

Y PROSAS

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(1627)

verá en el Discurso poético de d o n j u á n de J á u r e g u i , como ejecutado en los escritos del autor , discurso donde hallará el poeta un espejo y una perfectísima idea donde componer lo que pretendiere eternizar, y desagravio de nuestra n a c i ó n en cualquier envidia que haya tenido en esta parte de las extrañas. A q u í pues, lector amigo, van algunos versos y prosas, no de los papeles que se sacan a enseñar, antes de enjuta la tinta, bien que son ocios interpuestos a mayores estudios en discurso de ocho años que los he profesado . H a l l o m u chos que desean verlos impresos, y cuando no se estampen sino por ver los fines de éstos, tendría por logro conocer a tantos a costa de m i mengua. H e procurado hacer plato para todos, porque los asuntos son d i versos y, si no me engaño, breve el cuaderno todo, en fe de que c o nozco que de esto sobraría más: aquí le presento con más colores de vergüenza que de r e t ó r i c a , y si acaso no mereciere agasajo (como temo de m i rudeza), eso será haberle merecido más, con los que alcanzan el gran mérito que tiene el beneficio hecho al que no le merece. 12

13

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D o n Gabriel Bocángel y Unzueta.

1 2

J u a n de J á u r e g u i , Discurso poético, 1624. A d v e r s a r i o enconado de G ó n g o r a y

del culteranismo, J á u r e g u i (1583-1641) e s c r i b i ó contra estas tendencias e l Antidoto contra las Soledades (1616) y luego su Discurso poético. S i n embargo, su r e p u t a c i ó n de a n t i - c u l t e r a n o sufrió u n serio r e v é s c u a n d o en el m i s m o a ñ o de 1624 p u b l i c ó su p o e m a m i t o l ó g i c o Orfeo, de clara procedencia culterana. C o m o amigo y, en cierto m o d o , a p r e n d i z / s e g u i d o r de J á u r e g u i ,

B o c á n g e l se sentía

naturalmente

necesidad de e x p o n e r y defender los puntos de vista de su mentor Fábula

en la

teórico. La

de Leandro y Hero de B o c á n g e l revela sus deudas tanto c o n el Orfeo de

J á u r e g u i c o m o c o n los poemas mayores de G ó n g o r a . 1 3

1 4

Las Rimas de J a ú r e g u i se p u b l i c a r o n en Sevilla, Francisco de L i r a , 1618. S e g ú n esto, B o c á n g e l h a b r í a e m p e z a d o a e s c r i b i r c u a n d o

U n i v e r s i d a d de Alcalá, en 1618; véase D a d s o n , 1991, p p . 7 4 - 7 5 .

estudiaba en la

RIMAS

Y

PROSAS

2 Fábula de Leandro y H e r o a d o n j u á n de J á u r e g u i , Caballerizo de la R e i n a nuestra señora, docto y admirado exceso de las musas y de los pinceles, etc.* O h tú, que la madeja inobediente de oro libre coronas con estrellas, Melpomene inmortal, en cuya frente su esplendor eternizan las más bellas: díctame de tu espíritu elocuente furor con que las almas atropellas;

5

* V / R : « L e a n d r o y H e r o . P o e m a H e r o i c o . A d o n j u á n de J a ú r e g u i , C a b a l l e rizo de la R e i n a nuestra señora». L a Fábula se debe de haber escrito antes de mayo de 1625, puesto que m u r i ó en ese mes el c o n d e de Siruela, que h a b í a escrito u n soneto e l o g i á n d o l a . J u a n de J á u r e g u i ( 1 5 8 3 - 1 6 4 1 ) , p i n t o r y poeta s e v i l l a n o , fue gran amigo de B o c á n g e l y testigo de su boda c o n E u g e n i a B o l e r o el 13 de abril de 1637. B o c á n g e l a y u d ó e c o n ó m i c a m e n t e a la v i u d a de J á u r e g u i , d o ñ a M a r i a n a de Loaysa, durante los a ñ o s 1640, y t u v o en su p o d e r cuando m u r i ó u n manuscrito de la Farsalia de L u c a n o , obra traducida p o r J a ú r e g u i (véase D a d s o n , 1991, pp. 129 y 157). J á u r e g u i fue c é l e b r e en la é p o c a c o m o p i n t o r (es p r o b a b l e

que fuese el

autor del ú n i c o retrato c o n o c i d o de Cervantes) y p o r ser adversario enconado de G ó n g o r a y del culteranismo, escribiendo para este fin el Antídoto

contra las Soledades

(1616) y el Discurso poético (1624). S i n e m b a r g o , su r e p u t a c i ó n de a n t i - c u l t e r a n o sufrió u n serio revés cuando en 1624 p u b l i c ó su p o e m a m i t o l ó g i c o Orfeo de clara procedencia culterana. H u e l g a decir que B o c á n g e l tuvo m u y presente el Orfeo de J á u r e g u i cuando c o m p u s o su p r o p i a Fábula.

Para u n reciente y detallado estudio

de este p o e m a y sus fuentes clásicas, v é a s e T o r r e s , 1998, p p . 1 7 3 - 9 0 ; para otros aspectos del p o e m a , v é a n s e t a m b i é n D a d s o n , 1985a, pp. 8 0 - 9 1 ; F o n t a n a E l b o j , 1989, pp. 7 1 - 8 5 ; y Torres, 2000, pp. 13-35. v. 3 Melpóniene:

una de las nueve Musas. E n u n p r i n c i p i o se la invocaba c o m o

M u s a de la p o e s í a lírica, pero m á s tarde se c o n v i r t i ó en M u s a de la tragedia. Este será su papel en la Fábula

de Leandro y Hero. Es t a m b i é n la M u s a m e n c i o n a d a en

Orfeo de Juan de J á u r e g u i (v. 922). v. 4 V / R : «su esplendor e n m u d e c e n las m á s bellas».

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OBRAS

COMPLETAS

DE BOCAS

G EL

hiere con tu marfil el nervio grave, quéjese el nervio en cántico süave. D i m e de aquel intrépido y constante joven la historia que olvidó el olvido; dime de aquella virgen naufragante más con el alma que el garzón de A b i d o , por quien clama a las ondas de Atamante: «Ondas, volvedme el líquido marido, cuya amorosa llama se sospecha en el mar, en el mar, aún no deshecha». A ti, del Betis hijo prodigioso, milagro por sus ondas humanado, se prohija este aliento numeroso, y se conduce a ti, de ti inspirado. Sola esta vez el alto ingenio ocioso suspende, a tanto oficio destinado. M i voz inflama, m i instrumento inspira: oirás afecto mucho en poca lira. Huelgue asombros tu pluma, sólo en tanto que le faltan aumentos a tu vuelo; no averigües los números al canto, ¡oh tú, el menos mortal, mortal del suelo! Deja alentar la envidia; calla en cuanto te labra honor su artífice desvelo; escucha en tanto que en su ciego abismo eterno yaces, renaciendo el mismo.

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v. 12 el garzón de Abido: Leandro vivía en A b i d o , ciudad situada en el lado asiático del estrecho de los Dardanelos. v. 13 las ondas de Atamante:

el rey A t a m a n t e , hijo de É o l o y E n á r e t a , f u n d ó

una ciudad en Tesalia a la que dio el nombre de Atamantia. Las ondas de Atamante serán entonces las aguas del mar E g e o , que tocan la ribera de Tesalia en el norte de Grecia. v. 14 V / R : « O n d a s v o l v e d m e el h ú m e d o m a r i d o » , v. 15 V / R : « C u y a amorosa llama aun h o y se acecha», v. 17 J á u r e g u i n a c i ó en Sevilla, v. 18 V / R : « I d o l o p o r sus ondas h u m a n a d o » . v. 23 Cfr. C a m ó e s , Os Lusiadas: « I n s p i r a i m o r t a l canto e v o z d i v i n a / N e s t e peito mortal, que tanto te ama» (Canto Terceiro, v v . 3-4). v. 24 Verso m u y g o n g o r i n o , y del tipo criticado p o r el p r o p i o J á u r e g u i .

RIMAS

Y PROSAS (1627)

E n muda elevación, Jáuregui, agora que tu nombre no más es tu alabanza, calle el pincel que espíritus colora y más admira en cuanto no se alcanza. M i r a que ya naturaleza llora con el arte, confusa semejanza, y en tus pinceles a envidiar empieza más viva, eterna más, naturaleza. Yace allí, donde más se ilustra el día, la garganta voraz del Ponto aleve que distingue con bárbara armonía de Europa al Asia por espacio breve; penado vaso de p o n z o ñ a fría al navegante que sus ondas bebe, después, en el E u x i n o mar, dilata selvas de vidro o páramos de plata. Enjuta habitación fue de la fiera ésta que habita ya fiera escamosa; tragó el marino monstruo su ribera, y arado de cristal sufrió la rosa. A peces y aves fue c o m ú n la esfera; h u y ó el delfín de la borrasca algosa al alto abeto, y del ligero gamo h e n d i ó las aguas el añoso ramo.

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v v . 3 3 - 4 0 C o m o se ha d i c h o ya, a d e m á s de ser poeta c o n o c i d o , J á u r e g u i era t a m b i é n p i n t o r de cierto renombre. v. 42 el Ponto: p e r s o n i f i c a c i ó n del mar; a q u í el P o n t o E u x i n o , antiguo n o m b r e del M a r N e g r o ; véase v. 47. v. 45 Cfr. J a ú r e g u i , Orfeo: « D e ciegas ondas lago p o n z o ñ o s o » (v. 249). vv. 49-52 Cfr. G ó n g o r a , Soledad Primera: «Más armas i n t r o d u j o este m a r i n o / monstruo, escamado de robustas hayas» (vv. 374-75). v. 50 fiera escamosa: los peces. v. 56 el añoso ramo: la c o r n a m e n t a vieja de u n c i e r v o (gamo). B o c á n g e l sigue a q u í una de las t é c n i c a s preferidas de G ó n g o r a , la de intercambiar los atributos de las distintas especies. Así, p o r causa de las i n u n d a c i o n e s d e l M a r N e g r o , el delfín deja las aguas y busca refugio en el alto abeto, mientras el g a m o se mete en las aguas. P o r tanto, B o c á n g e l llama la cornamenta del c i e r v o el a ñ o s o ramo, c o m o si de u n abeto se tratara. N ó t e s e J á u r e g u i , Orfeo: « v i o l ó de a ñ o s o t r o n c o seca r a m a » (v. 266).

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OBRAS

COMPLETAS

DE

BOCÂSGEL

Entonces a inundar el sitio herboso, claro ladrón, Neptuno se entremete, a Ceres usurpando el delicioso útil terreno por estadios siete. Aquí sulcó después el temeroso de Frixo y Hele lamentable Ariete, por el precepto del piadoso padre, contra las iras de supuesta madre.

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E n t r ó el Ariete, cual antiguo abeto, a padecer agravios de Neptuno; al arbitrio del Bóreas imperfeto, sin nauta se fió, sin rumbo alguno. Sintió en las aguas abrasado objeto el dios helado, y anegó importuno la casta ninfa, y por la ninfa el Ponto goza el nombre adquirido de Helesponto. E l persa aquí, contra la griega gente, escondió con la armada que hoy se honora la mar, que consintió trémula puente y, oprimida, no pudo ser traidora,

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v. 57 Cfr. J á u r e g u i , Orfeo: « E n la fragosa T é n a r o , que i n u n d a / el L a c ó n i c o p o n t o , en sitio i n c i e r t o » (vv. 2 2 5 - 2 6 ) . v. 59 Ceres: diosa de la tierra cultivada. v v . 6 1 - 7 2 F r i x o y H e l e eran los hijos de A t a ñ í a n t e y de N é f e l e . Ino, segunda esposa de A t a ñ í a n t e , c o n v e n c i ó a su marido para que sacrificara en h o n o r de Z e u s Lafistio a los dos hijos que h a b í a t e n i d o en su a n t e r i o r m a t r i m o n i o , p e r o , en el m o m e n t o decisivo, el dios e n v i ó u n carnero alado (Ariete: A r i e s , el carnero) c o n v e l l o c i n o de oro que se l l e v ó p o r los aires a los dos p e q u e ñ o s . C u a n d o el carnero volaba hacia la C ó l q u i d e ( r e g i ó n asiática al este d e l M a r N e g r o ) , H e l e , s i n t i e n d o v é r t i g o , c a y ó al mar, en el estrecho l l a m a d o desde entonces H e l e s p o n t o , mar de Hele. v. 66 Neptuno: dios r o m a n o del mar. v. 67 Bóreas: el dios del v i e n t o del N o r t e , caracterizado p o r la variabilidad y v i o l e n c i a de su temperamento, v. 70 el dios helado: N e p t u n o . v. 72 V / R : « p o r Heles goza el n o m b r e de H e l e s p o n t o » . v v . 7 3 - 8 0 A l u d e al episodio de la guerra entre griegos y persas en 480 a. de J . C . cuando el rey persa Jerjes hizo establecer u n puente de barcos sobre el estrecho para que pudiera pasar su ejército al otro lado desde A b i d o s y así llegar a G r e c i a .

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Y PROSAS

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ni el A q u i l ó n , calándose al tridente, moverse pudo en tempestad sonora; que los soldados, de vencer sedientos, sujetaban también los elementos. A la parte de Tracia, defendido de eternas rocas, se levanta Sesto; Narciso eterno, se derriba A b i d o , siempre sobre la mar, en sitio opuesto. Ambas ciudades p e n e t r ó C u p i d o con un arpón, a su ruina expuesto, dando la muerte en codiciada copa al prodigio del Asia, al de la Europa. H e r o en aquésta, y en aquélla vive Leandro, de una fe, de una ventura; yace cualquiera en sí, en el otro vive, pero ninguno vive, sino dura. Ninguno el golpe del amor recibe en alma propia, en propia sí figura, o cada cual, para dolor más fuerte, aguarda con dos almas una muerte.

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D e la ninfa gentil bañan el cuello hiladas ondas que produce el oro de Arabia más feliz; de su cabello se e s c o n d e e l s o l c o n c é l e b r e d e c o r o ;

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matan sus rayos, y el morir es bello; roban, y dan, robando, su tesoro; vivifican sus ojos, y la vida tiene la mayor parte de homicida.

v. 77 Aquilón:

otro de los nombres del viento del N o r t e .

v. 82 Sesto: Sestos, ciudad antigua de T r a c i a , enfrente de A b i d o s . v. 89 H e r o vivía en Sestos, Leandro en A b i d o s . v v . 9 7 - 1 0 0 L a d e s c r i p c i ó n de H e r o debe m u c h o a la de E u r í d i c e en Orfeo de J á u r e g u i : «En la ninfa gentil toda belleza / su i m p e r i o ostenta, explica su tesoro; / cielos cifra su rostro; su cabeza / vierte sobre los h o m b r o s pluvias de oro» (vv. 2 5 -

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Perla se anida en natural rudeza de antigua concha, y, muro solitario, sólo a Venus consagra su pureza atenciones en culto voluntario. Besa la torre el mar, y su fiereza allí reduce a aplauso tributario, y bien convino que le diese Sesto al escollo de amor de escollo el puesto.

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T a l entre rayos de nativa espina en muda soledad vive la rosa la edad de un sol y, cuando el sol declina, no espira, aunque desmaya temerosa. Si el zagal o la ninfa se le inclina, enamorado él, ella envidiosa con naturales puntas se defiende, y aquello vive que a la mano ofende. Discreto el joven es, sin artificio; no afectado galán, bello sin arte; valiente, mas valiente sin indicio, que herir con la amenaza no es de Marte; al talle la atención no arguye vicio; libra todo el valor en cada parte; por suerte natural en Asia excede, por mérito también en dicha cede. V i v e en su rostro primavera amiga, y, en el dorado campo de su labio, el bozo en forma de dorada espiga de agudo acero no sufrió el agravio; sabio, de amor tolera la fatiga,

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v v . 105-06 L a perla se asocia c o n V e n u s , y V e n u s fue descrita y pintada c o n frecuencia naciendo saliendo del mar en una c o n c h a , vv. 114-15 Juego de palabras: soledad / edad de un sol. v. 124 Puesto que H e r o es seguidora de V e n u s , es natural que L e a n d r o sea asociado c o n M a r t e (amante de V e n u s en la m i t o l o g í a romana). vv. 129-31 Cfr. G ó n g o r a : «flores su b o z o es, cuyas colores, / c o m o duerme la l u z , n i e g a n las flores» (Fábula

de Polifemo, v v . 2 7 9 - 8 0 ) , y « c u y o

cabello intonso

dulcemente / niega el vello que el vulto ha c o l o r i d o : / el vello, flores de su p r i m a vera, / y rayos el cabello de su frente» (Soledad Primera, vv. 769-72).

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Y PROSAS

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y la dicha tal vez tolera sabio, que el amante se logra en la desdicha, porque malogra el mérito en la dicha. H a y en la parte donde Sesto acaba templo grande, gran bosque y gran teatro; del cielo pende y al abismo cava, cuyo exordio parece anfiteatro; con frecuente cristal el mar le lava; líbrase al Occidente en basas cuatro, cuatro da a los Triones, ocho ofrece al Oriente y al día cuando crece. E n orden circular hay cien colunas en alto, que grabó mosaico vano con adversas y prósperas fortunas del griego, del egipcio, del tebano. Relevantes estatuas hay algunas que burlan la atención, después la mano; finge el bulto vivaz artificioso voluntario sosiego, no forzoso. Osténtase en la inmensa pesadumbre labrado friso, dibujada trabe, dórico jaspe y, con pesada lumbre, bronce que al oro debe lo süave; de este metal se miran en la cumbre

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vv. 137-64 L a d e s c r i p c i ó n del T e m p l o tiene sus antecedentes en J á u r e g u i , O r feo, y V i l l a m e d i a n a , Fábula de Faetón,

quienes a la vez d e r i v a n de O v i d i o ,

morfosis, II, 1-18 (el T e m p l o de A p o l o ) , y V i r g i l i o ,

Eneida,

Meta-

V I (el T e m p l o de

A p o l o erigido p o r D é d a l o ) . v. 141 Cfr. G ó n g o r a , Soledad Segunda: « C o n labio alterno m u c h o mar la besa» (v. 607). v. 143 los Triones: las siete estrellas que forman la O s a M a y o r . v. 147 V e r s o que recuerda el t í t u l o de una c é l e b r e obra de Petrarca, De los remedios contra próspera y adversa fortuna. vv. 153-56 Estos versos derivan en gran parte de Orfeo de J á u r e g u i : «Materia tal explica la entereza / del friso y arco y la pilastra y perno: / que es frágil semejanza a su dureza / el p ó r f i d o tenaz, el b r o n c e eterno; fortaleza» (vv. 505-09). v. 154 trabe: viga.

/ con

la que ostenta e l muro

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BOCÁNGEL

selladas puertas donde el dios más grave (tanto lucen y suenan) hace ensayos de los horrendos truenos y los rayos. N o huelga espacio donde no se aclama el gran cincel de Dédalo valiente; en los metales que m o r d i ó derrama cuanta sutil historia Grecia siente: el que trocó su vida por su fama, hijo del Sol, zozobra tan presente que previniendo el arte nuestro espanto, le libra al mar de compasivo llanto. D e l metal superior lámina rica, vestido de su afecto, ocupa Orfeo; en cuanto calla más, mejor se explica, porque es muda retórica el deseo. Su imperio en el divorcio significa de la noche inmortal el padre feo,

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v v . 158-60 R e f i é r e s e a J ú p i t e r , el m á s importante de los dioses latinos, c o n la particularidad de ser el dios de los truenos y los rayos. vv. 161-62 Cfr. V i l l a m e d i a n a , Faetón: « n o hay r e m o t o lugar, n i o c u l t a parte / donde no ostente su grandeza el arte» (vv. 335-36). v. 162 Dédalo: famoso escultor y arquitecto de la a n t i g ü e d a d . N ó t e s e que en la Eneida de V i r g i l i o , l i b r o V I , el T e m p l o de A p o l o fue c o n s t r u i d o p o r D é d a l o . L a presencia de A p o l o y su templo es palpable en esta s e c c i ó n . v v . 1 6 5 - 6 8 R e f i é r e s e a Faetonte, h i j o d e l S o l , que quiso e m u l a r a su padre c o n d u c i e n d o u n día el carro solar, pero fracasó en el intento y J ú p i t e r lo f u l m i n ó c o n u n rayo, haciendo que cayera al río E r í d a n o . v v . 169-76 E l m i t o de O r f e o y E u r í d i c e . E u r í d i c e , mujer de O r f e o , h u y e n d o de las i n t e n c i o n e s lascivas de A r i s t e o , pisa una serpiente y m u e r e a causa de la m o r d e d u r a . O r f e o , desesperado, decide bajar a los Infiernos para rescatarla. Hades ( P l u t ó n ) , i m p r e s i o n a d o p o r la m ú s i c a de O r f e o , accede a que se lleve a E u r í d i c e , pero c o n la ú n i c a c o n d i c i ó n de que ella le s e g u i r á y de que O r f e o no p o d r á v o l verse para mirarla hasta que lleguen a la luz del sol. O r f e o acepta, guiando a E u r í d i ce entre la oscuridad c o n el sonido de su lira. N o p u d i e n d o , sin embargo, resistir la t e n t a c i ó n e i n q u i e t o p o r si el dios le ha e n g a ñ a d o , O r f e o se v u e l v e , y E u r í d i c e desaparece entonces para siempre. vv. 169-70 Cfr. V i l l a m e d i a n a , Faetón: «del superior metal arde la puerta / a la meta de Alcides descubierta» (vv. 319-20). v. 174 el padre feo: P l u t ó n , dios de Hades.

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Y PROSAS (1627)

y en vano aboga la consorte diosa, bien compasiva, pero mal celosa. E n vivas ondas de funesta plata en estampa diversa está Narciso, que en su líquida efigie se desata; tanto se aborreció como se quiso. Ninfa vocal, i n ú t i l m e n t e grata, le imita casi en el furioso aviso; él a d o r ó su misma sombra, y ella de su amado aplaudió la sombra bella. Tres veces el gran Fabro la siniestra fortuna quiso dibujar del hijo; tres le q u i t ó de la paterna diestra el gran buril el gran dolor prolijo; hurta el rostro a quien mira, con que muestra pena mayor, y, al sol el rostro fijo, por el joven parece que decía: «La fuerza le faltó, no la osadía».

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v. 175 la consorte diosa: P e r s é f o n e , esposa de P l u t ó n . v. 176 V / R : «bien compasiva, pero m á s celosa». v v . 1 7 7 - 8 4 E l m i t o de N a r c i s o . N a r c i s o se e n a m o r ó de sí m i s m o al ver su i m a g e n reflejada en las aguas, y, desesperado al no p o d e r alcanzar e l objeto de su a m o r n i satisfacer su p a s i ó n , p e r m a n e c i ó j u n t o al arroyo hasta consumirse. v. 181 ninfa vocal: E c o , ninfa que se e n a m o r ó de N a r c i s o , pero, d e b i d o al castigo que le h a b í a puesto J u n o , no p o d í a c o m u n i c a r l e sus sentimientos, ya que era incapaz de hablar la primera; sólo le estaba p e r m i t i d o repetir los ú l t i m o s sonidos de lo que o í a . C u a n d o al fin c o n s i g u i ó dar a entender sus sentimientos al amado, fue rechazada. vv. 185-92 Fabro: viene del latino Fabrilis, diosa de la ciencia y de las artes m e c á n i c a s ; a q u í quiere d e c i r D é d a l o . Parecida d e s c r i p c i ó n se encuentra en V i r g i l i o , Eneida, V I , que trata t a m b i é n de D é d a l o y la caída de Icaro: «bis conatus erat casus effingere in amo, / bis patriae cecidere manus» (vv. 3 2 - 3 3 ) . E n estos versos se alude al m i t o de Icaro, hijo de D é d a l o . Para escapar de C r e t a , Icaro y D é d a l o fabricaron unas alas de cera, pero Icaro o l v i d ó los consejos de su padre y v o l ó demasiado alto, c o n lo cual el sol d e r r i t i ó las alas e Icaro p e r e c i ó ahogado al caer al mar. J u n t o c o n Faetonte, Icaro representa en el siglo X V I I la osadía y la i m p r u d e n c i a . v. 192 I m i t a c i ó n del ú l t i m o verso del c é l e b r e soneto de L u i g i T a n s i l l o , « A m o r m ' i m p e n n a l'ale, e tanto i n alto»: «la vita venne m e n , m a ' n o n l ' a r d i r e ! » (/ Fiori delle Rime de poeti Illustri, V e n e c i a , 1569, f o l . 235). Es t a m b i é n posible que B o c á n gel tuviese en cuenta la t r a d u c c i ó n de C e t i n a de este verso: «la vida le faltó, no la

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Tres veces grados diez están primero que el trono que de nubes se corona; su capitel, o cúpula de acero, o los mobles impide o los perdona. D e l crédulo devoto el don sincero esconde el muro y la deidad abona, y en las ebúrneas aras siempre ondea humo votivo de olorosa tea. A ti, Venus, el solio se reserva, a ti, Adonis, el templo se dirige; tiñe tu sangre la funesta hierba, y no eres a quien más tu muerte aflige. Venus tu aliento con su boca observa, muerte inmortal en tu desmayo elige; tu labio con su mano cierra y toca porque el alma no exhales por la boca. T a l era el templo, ahora venerable más por rüina que lo fue por templo; j a m á s le retrató la mar instable, porque ni aun de ese modo tuvo ejemplo. E l artificio fue más estimable que el precio, aunque sin precio le contemplo; sobre todos inmenso fue su espacio, y aun la deidad no cupo en el palacio.

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Era del a ñ o el lustro lisonjero cuando el planeta, a quien se debe el día, osadía» (Gutierre de C e t i n a , Sonetos y madrigales completos, ed. L ó p e z B u e n o , 1981, p. 171). Sobre este soneto de T a n s i l l o , véase t a m b i é n m á s abajo 9; 1-4. v. 193 Cfr. G ó n g o r a , Soledad Primera: « D o s veces eran d i e z , y d i r i g i d o s » (v. 1035). v. 199 ebúrneas: de marfil. v. 201 solio: trono, silla real c o n dosel. v. 202 Adonis: hijo de M i r r a . V e n u s se e n a m o r ó de A d o n i s , pero M a r t e , c e l o so de estos amores, se c o n v i r t i ó en j a b a l í para matar al j o v e n ; véase abajo v v . 435¬ 36. v v . 2 0 5 - 8 V e n u s , al ver el cuerpo postrado e i n á n i m e de A d o n i s , u n i ó su boca a la de él para darle u n ú l t i m o beso; véase Garcilaso, Égloga III, v v . 185-92. v v . 2 1 7 - 2 0 C o n estos versos B o c á n g e l

quiere rendir homenaje literario a

G ó n g o r a , al i m i t a r los versos c o n que e m p i e z a la Soledad Priíiiera: «Era d e l a ñ o la

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Y PROSAS (1627)

los cuernos inflamó del toro fiero y luego de ellos el abril vertía; sazón en que el nativo y extranjero agreste pisa la ribera u m b r í a de Sesto, y a adorar su ceremonia llega el cipro zagal, llega el de H e m o n i a . Viene el frigio, no queda el citereo, y el trace, aún más devoto que vecino; cuanto escollo hospital tiene el Egeo desampara el isleño cristalino. A l templo acuden en devoto empleo a celebrar de Adonis el destino, de Adonis, digo, la fatal memoria, fábula al tiempo, si al dolor historia. Galas viste el descuido, y el afeto cuidados; yace allí desnudo el arte; libre goza el sentido de su objeto, sin temer que malicia se le aparte; donde nace no más vive el conceto, y, si a la lengua da trémula parte, es arbitrio de amor, que no cautela, pues sólo en aire de suspiros vuela. Huella el templo inmortal n ú m e r o amante que deja todo n ú m e r o excedido. Hero, sol de beldad mudo y triunfante, su cielo ostenta, en vano pretendido; no es el amor, mas es tan semejante

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e s t a c i ó n florida / en que el m e n t i d o robador de E u r o p a » . Es abril, o la primavera, cuando el sol (v. 218) entra en la c o n s t e l a c i ó n sideral de T a u r o (del 20 de abril al 20 de m a y o ) . N a t u r a l m e n t e , la f ó r m u l a tiene u n o r i g e n c l á s i c o , y es posible que B o c á n g e l recordara u n verso de L u c a n o , Bellum civile, V I I I , 467: « Tempus erat, quo Libra pares examinât

horas».

v. 224 cipro: forma antigua de C h i p r e , isla consagrada a V e n u s ; Hemonia: a n t i guo n o m b r e c o n que se c o n o c í a a Tesalia. v. 225 frigio: habitante de Frigia, antigua r e g i ó n del centro de A s i a M e n o r ; citereo: m o r a d o r de la m o n t a ñ a de C i t e r ó n en el P e l o p o n e s o ; de m a y o r i m p o r t a n c i a a q u í , Citerea era otro n o m b r e para V e n u s . vv. 2 2 9 - 3 2 Versos que anticipan el fin del p o e m a : « d o n d e t e n d r á n , en m e r e c i do templo, / lástima el libre y el amante e j e m p l o » .

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que, si tuviera amor, fuera Cupido; rígida piedra que en la oculta llama se hiela, mas t a m b i é n el hielo inflama. Fuerza de luz intolerable abraza su rostro, cuidadosamente inculto; en sagrados retiros se disfraza, cediendo a Venus ministerio y culto; ya su mano la víctima embaraza delante de uno y otro sacro bulto, y, mientras el solemne oficio emprende, la atienden todos, mas a nadie atiende. Y a la ministra súplice en el suelo la virginal y trémula rodilla clavó, clavó los ojos en el cielo, esgrimiendo tres veces la cuchilla. E l corazón, bañado de recelo, la dibujó el afecto en la mejilla; tiembla el brazo, la fiera le barrunta, y el miedo por la víctima pregunta. Las cejas arqueó y aró la frente la admiración; ninguno respiraba; disimulóse en la atención la gente, y el silencio tan sólo se escuchaba. Las aras salpicó rojo torrente

v. 246 Cupido: dios del amor, representado c o m o u n n i ñ o alado que lleva

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fle-

chas, c o n las que inflama los corazones. v. 247 V / R : «arbitra piedra, que en la oculta llama». v. 248 Cfr. J á u r e g u i , Orfeo: « Y é l a m e , a r d i e n d o , el sol; ardo en el yelo»

(v.

605). v. 249 V / R : « U n mar de luz intolerable abraza», v. 252 V / R : «dicada a V e n u s en m i n i s t r o c u l t o » , v. 253 embaraza: estorba, v. 257 súplice: suplicante; cultismo extremado. v. 265 Cfr. G ó n g o r a : «La a d m i r a c i ó n , vestido u n m á r m o l f r í o , / apenas arquear las cejas p u d o » (Soledad Primera, v v . 9 9 9 - 1 0 0 0 ) , y «las cejas en arco / c o m o ballestillas» (Romance 24, v v . 41-42). v. 268 V e r s o que recuerda a q u é l tan c é l e b r e de Garcilaso: «en el silencio solo se ' s c u c h a b a » (Egloga III, v. 79).

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del animal que Venus más odiaba; mira la sangre el crédulo adivino y al pueblo expone triste vaticino.

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Digiérese en la llama el sacrificio, y la sacerdotal venda depone la ninfa; luego, con afable indicio, mezclada al pueblo, al pueblo se propone; todos la miran, y el exceso o vicio del que la mira mal muda y compone; bien que, si en el delito persevera, fiera se finge, mas agrada fiera. N o le dejaron ser vulgar, ni ajeno, el m é r i t o , el semblante y la estatura a Leandro; bebió cuanto veneno el áspid le b r i n d ó de la hermosura; quiso hablar, y un suspiro como trueno del rayo de la voz salir procura; ninguno sale, que ambos se mezclaron y después indistintos se escucharon.

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Cual mariposa en lumbre imperceptible con flaco aplauso el riesgo solemniza, quiere morir, y duda si es posible gozarse, sucediendo a su ceniza; viendo ya que el vivir es imposible sin la muerte, en la muerte se eterniza, porque, resuelta al pretendido abismo, bebe en su vanidad su parasismo. v. 270 R e f i é r e s e al j a b a l í ,

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animal odiado p o r V e n u s p o r haber

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causado la

muerte a A d o n i s . v v . 2 8 3 - 8 4 R e c u e r d a n los versos 4 5 - 4 6 a q u í , y t a m b i é n el m i t o de E u r í d i c e . Cfr. t a m b i é n G ó n g o r a , Polifemo: «en l o v i r i l desata de su v u l t o / l o m á s d u l c e el A m o r , de su veneno; / b é b e l o Galatea, y da otro paso / por apurarle la p o n z o ñ a al vaso» (vv. 285-88). vv. 289-96 Trata del t ó p i c o petrarquista de la mariposa que no puede dejar de acercarse a la l u z , aun sabiendo que así se ha de quemar y m o r i r : « C o m e talora al caldo tempo sole / semplicetta farfalla al l u m e avvezza» (Canzoniere, 2). v. 294 V / R : «sin la muerte, en la muerte se autoriza», v. 296 parasismo: p a r o x i s m o .

C X L I , v v . 1¬

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Así el amante, hidrópico de fuego, tácito se consume, como activo; sirve la turbación de cauto ruego, y el desmayo produce efecto vivo. Viéronse al fin y se miraron luego, como los que en reparo discursivo dudan si se conocen, dudan dónde se vieron ya, que el tiempo se lo esconde. Sólo no dudan, que, conforme estrella une dos almas —pero no, que es una—, él es modesto cuanto hermosa ella, ella hermosa y modesta cual ninguna; de sus ilustres partes el ser bella es la menor; el cielo y la fortuna compitieron por ver cuál más podía: H e r o y Leandro fueron la porfía.

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Traen el fuego de amor ojos audaces, y débiles le entregan al deseo; éste, que ve sus centros incapaces, se le da a la esperanza por trofeo. A m o r hace las guerras y las paces, y es en las paces mal seguro reo; vuelan heridos ambos corazones con las plumas no más de los arpones.

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Presa aprisiona la dorada trenza, ¿qué hará después en libertad lucida? Quiere la ninfa hablar, y se avergüenza, de rudeza elocuente detenida; pero acaba el amor, si ella comienza,

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v. 297 hidrópico de fuego: c o m o e l que padece h i d r o p e s í a y n o puede saciar su sed y deseo de agua, así L e a n d r o n o puede saciar su deseo de fuego, es d e c i r de H e r o , c o m o tampoco puede la mariposa alejarse de la luz. Cfr. G ó n g o r a : « N o en ti la a m b i c i ó n m o r a / h i d r ó p i c a de v i e n t o » (Soledad Primera, v v . 108-09). v. 309 V / R : «de sus ilustres partes es ser bella». v. 320 los arpones: las flechas c o n que C u p i d o h e r í a a sus v í c t i m a s . v. 322 V / R : «¿qué h a r á d e s p u é s al viento p e r m i t i d a ? » .

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y habla el alma en la lengua enmudecida. ¡ O h inevitable amor, prodigio eres; apenas naces cuando armado hieres! A mudo campo de silencio impuro ya la noche a la luz desafiaba, la noche que, cual Argos más seguro, de estrellas m i l su vista fabricaba. E l sol, dejando su zafir ya oscuro, en el mar su hermosura retrataba, que, siendo dios, a ú n quiere que se siga la lisonja inmediata a la fatiga. A la mayor tragedia el arco oprime amor, y, para el alto vencimiento, es clarín el suspiro del que gime, bombarda la cicuta del acento;

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v. 326 V e r s o que recuerda una estrofa c é l e b r e en la é p o c a del conde de Salinas: «hablar para callar es ofenderos, / y aunque es hablar haber e n m u d e c i d o , / ¡alábeos el callar que no e n m u d e c e ! » (Antología poética de D. Diego de Silva y Mendoza, de Salinas (1564-1630),

Conde

ed. D a d s o n , 1985, n ú m . X V I ) .

vv. 3 2 9 - 3 0 Cfr. G ó n g o r a , Soledad Primera: « V e n c e la n o c h e al fin, y t r i u n f a m u d o / el silencio, aunque breve, del r ü i d o » (vv. 687-88). vv. 331-33 Argos: A r g o s , p e r s o n i f i c a c i ó n de la v i g i l a n c i a , fue personaje m i t o l ó g i c o que t e n í a c i e n ojos. V / R : « A r g o s de

estrellas, pero

más s e g u r o » ; cfr.

G ó n g o r a , Polifemo: «igual en p o m p a al pájaro que, grave, / su manto azul de tantos ojos dora / cuantas el celestial zafiro estrellas» (vv. 365-67). v. 332 V / R : «del M e r c u r i o de A d m e t o no c u i d a b a » . v. 333 zafiro: p i e d r a preciosa de c o l o r azul; a q u í m e t o n i m i a p o r c i e l o . V / R : «El sol, dejando su zafir o s c u r o » . vv. 333-36 A l u d e indirectamente al m i t o de N a r c i s o (vv. 177-84 arriba). v. 335 E l sol se c o n o c í a p o r los nombres de A p o l o o F e b o . v v . 3 3 7 - 4 4 V / R : «Las mismas huellas que selló el c o n c u r s o , / v i n i e n d o al t e m p l o , c u a n d o v u e l v e , i m p r i m e , / h i m n o s cantando en natural discurso, / c o n que el viaje d e l afán r e d i m e ; / c o m o d e l i n q ü e a m o r , h u y e d e l c u r s o , / y a la m a y o r h a z a ñ a el arco o p r i m e , / a los amantes que propuestos halla / p e c h o a pecho presenta la batalla». Es la ú n i c a estrofa de toda la obra que B o c á n g e l reescrib i ó de esta manera. v. 339 V e r s o que recuerda el estribillo del Romance 70 de G ó n g o r a : «¡Ay c ó m o g i m e , mas ay c ó m o suena, / g i m e y suena / el r e m o que nos c o n d e n a / el n i ñ o A m o r ! / C l a r í n que rompe el albor / no suena m e j o r » . v. 340 bombarda: « M á q u i n a militar de metal, c o n u n c a ñ ó n de gran calibre, que se usaba a n t i g u a m e n t e » (Academia).

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y, antes que a la batalla desanime blando espirar y respirar violento, a los amantes dos, que absortos halla, amor presenta la mortal batalla. «Ninfa por quien amor muere de amores — e l joven la i n t i m ó — y elíseo mayo, cuando mi amor te dicen tus primores, tarde te informa m i postrer desmayo. Víctima muda fueron mis ardores; el trueno escuchas de tu mismo rayo. ¡Ah, ninfa, escucha m i pasión, y luego serás deidad!, que tanto puede el ruego. D e l m é r i t o mayor alta asechanza es tu valor sublime, el rostro tuyo; amor te pide amor, y, si le alcanza, el ser tuyo no más quiere de suyo; quiere morir con sola la esperanza de que te agrade si la vida excluyo. M i r a si tiene por vulgar su suerte: ¿quién su pena redime con su muerte?» Esto el joven no más, porque se aleja la voz al labio, al pecho el movimiento, mientras amor por la virgínea oreja difunde la cicuta del acento. C o m o en lívida sierpe ninfa deja el pie cautivo que volaba exento, y no puede correr, parar no sabe, que es el miedo veloz, la planta grave; así de amor la ninfa salteada después se halló advertida que, sujeta, el áspid toca, de inocencia armada,

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v. 346 elíseo: los C a m p o s Elíseos, morada de las personas virtuosas, v. 364 V / R : «difunde la p o n z o ñ a del a c e n t o » . v v . 3 6 5 - 6 8 A l u d e al m i t o de O r f e o y E u r í d i c e , cuando ésta fue m o r d i d a en el pie p o r una sierpe. E n Orfeo de J á u r e g u i leemos: «en c í r c u l o s de lívida serpiente, / que el prado oculta, el pie veloz implica» (vv. 131-32). v. 369 V / R : «así de amor la virgen salteada». v. 371 V / R : «el áspid toca, muda y alterada».

RIMAS

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y, excluyéndole flaca, más le aprieta. Cóbrase al fin de la pasión helada que la dejó difunta, no imperfeta. T u v o en su olvido amor acuerdo largo de esconder en el oro su letargo. Cóbrase al fin, y el decorado manto preso del joven y su mano mira, vela de amor que, en golfo de su llanto, hinchada a soplos de anhelar respira. Tempestuosa beldad, fulmina en tanto rayos que templa en oficinas de ira; Leandro, mudo y a su vela atento, el océano sulca del tormento. «Huésped —le dice—, ¿qué locura inflama tu amor, más afectada que precisa? Virgen soy, virgen noble, y a quien llama la Estrella Diosa gran sacerdotisa. R i c o s padres me ilustran, cuya fama primero te amenaza que te avisa. H u é s p e d eres también, y, si fingido, prisión tendrás donde imaginas nido. E n muda pompa y solitaria almena sierva de antiguo pelo al sol me esconde. Huye temprano, joven, de tu pena, negativa piedad en mí responde. Piadosa huye la que, huyendo, enfrena amor que a lo imposible corresponde. Salve, pues, que se enlutan ya las horas y en el aire difunto al sol ignoras.»

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Dijo, y el sol turbado de su cara, con inmota atención, clavó en el suelo, v. 380 V / R : « h i n c h a d a a soplos de anhelar delira». v. 384 sulca: surca (lat. sukus); m u y frecuente t o d a v í a entre los c o n t e m p o r á neos de B o c á n g e l . v. 388 la Estrella Diosa: V e n u s . v. 394 sierva de antiguo pelo: es decir, una criada vieja, v. 401 V / R : « D i j o , y el sol biforme de su cara», v. 402 inmota: que no se m u e v e .

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y el desdeñoso pie casi volara si no durase enajenado el velo. Respuesta más retórica que clara previene el joven, desatando un hielo; pende en su labio, adustamente frío, del veneno de amor melifluo río. «Hero (y perdona si te invoco humana, no mortal, porque humana te pretendo), ten piedad que te aclame soberana, otórgame p e r d ó n si, amando, ofendo; ídolo sordo de cristal y grana con alma helada, y alma en que me enciendo, detente, escucha, que excederte puedo con alas del amor, alas de miedo. Y a sé que yace por tu mano bella cuanto a Venus conduce el hemisferio, o tú, cobrando víctimas en ella, confundes la deidad y el ministerio; sé que eres sol, y Venus es estrella que delante del sol pierde el imperio. Por ti el ara y cuchillo, ¿quién lo duda?, á m b a r aquélla y éste sangre suda. Sé que eres virgen única en belleza, tanto que, por no darte semejante, hizo diversa en ti naturaleza amarga condición, dulce semblante. M i r a , si tú padeces tu fiereza ¿qué aguardaré de ti, mísero amante,

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v. 407 Cfr. J á u r c g u i , Orfeo: « t o d o le aplaude y de su l a b i o p e n d e » (v. 392). Adustamente:

adusto, «Lo que es, o está requemado, y tostado a fuerza del calor del

sol, u del fuego»

(Autoridades).

v. 413 grana: «paño m u y fino de c o l o r p u r p ú r e o , llamado así p o r t e ñ i r s e c o n el p o l v o de ciertos gusanillos, que se c r í a n dentro d e l fruto de la coscoja, l l a m a d o g r a n a » (Autoridades). P o é t i c a m e n t e , v i e n e a significar e l c o l o r de los labios y las mejillas.

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mísero amante que a perder la vida anhelo y hallo sordo al homicida? Arde en la mano de la C i p r i a hermosa llama feliz que apoya nuestro e m p e ñ o . B i e n soy mayor que el que gozó tu diosa, hijo nefando de un fecundo leño; m i estirpe, cual m i faz, es generosa; agora el mar me retrató risueño. ¡Ay, cuántas veces liquidar me quiso en sus cenizas de cristal Narciso! Leandro soy de A b i d o ; alguno apenas me ignora; o tú me agravias o conoces. N i huésped soy ni huéspedes mis penas; en ti nacieron; si las reconoces, desde las tuyas, desde mis almenas el aire quieto j u n t a r á las voces. Nobles mis padres son cuya riqueza, quien se atreve a contarla, sólo empieza. Sigue a Venus amando, y, si te niega tu anciano padre nuestro acorde empleo, en tanto que al c o m ú n ocaso llega nos unirá clandestino H i m e n e o . Fulminarás a la tiniebla ciega con luz nocturna, norte a m i deseo, que a Sesto me conduzca desde A b i d o , ladrón esposo, i n t r é p i d o marido.

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vv. 431-32 Cfr. J á u r e g u i , Orfeo: « M í s e r o y o , que, c o n la v o z cansada, / al r e i no del d o l o r descanso ofrezco» (vv. 6 1 7 - 1 8 ) . E n ambos poemas, los protagonistas masculinos se quejan de su mala fortuna; véase t a m b i é n abajo v. 800. v. 433 la Cipria hermosa: V e n u s , diosa de C h i p r e . v v . 4 3 5 - 3 6 A l u d e a A d o n i s , hijo de M i r r a . M i r r a era la hija de C í n i r a s ; desp u é s de cometer incesto c o n su padre, h u y ó hasta llegar a Sabá. Allí fue convertida en el á r b o l de la m i r r a p o r los dioses para salvarla de la ira de su padre. C u a n d o u n j a b a l í d i o u n d í a c o n sus cuernos contra el á r b o l , n a c i ó u n n i ñ o l l a m a d o A d o n i s , fruto de la incestuosa r e l a c i ó n («hijo nefando») de M i r r a y C í n i r a s . v. 440 Sobre N a r c i s o , v é a n s e arriba v v . 177-84. v. 451 Es decir, «hasta que no muera tu p a d r e » . v. 452 Himeneo: dios de las nupcias.

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BOCÁSGEL

N o me verá jamás la Aurora en Sesto, ni la noche en Abido, si tu lumbre indicare con rayo manifiesto a racional bajel su puerto y cumbre. Por ti, ¡oh Venus mejor!, el mar molesto me trocará su orgullo en mansedumbre, d á n d o t e yo, mientras me das los brazos, en las maternas conchas m i l abrazos.» Así se o r i g i n ó la boda infausta, y, negando, la virgen la consiente, por quien, ya del amor la aljaba exhausta, ministra sólo amagos, flechas miente. Présaga selva, por entonces fausta, que fantástica gloria ve presente, a cuantas voces oye, en los amigos ecos, presta fantásticos testigos. Apártanse en distancia indivisible Leandro a A b i d o , la doncella al muro, con acuerdo de arder fanal visible cuando espire en el mar el sol futuro, el joven de esperar (si le es posible) en la patria ribera el aire oscuro. E n tanto estudia el rumbo y, mientras puede, huye nadando; amor le retrocede. C o m o se queda en extranjero prado robado y solo errante peregrino, que el cielo juzga sordo y retirado, y espera inmoble el rayo matutino, o, en muda tempestad el pie enriscado, pregunta a algún relámpago el camino;

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v. 469 présaga: que anuncia una cosa venidera, v. 475 fanal: farol grande. v. 480 V / R : « h u y e la nave, amor la r e t r o c e d e » . v v . 4 8 1 - 8 4 D e s c r i p c i ó n que nos recuerda al p e r e g r i n o n á u f r a g o — « p a s o s de u n peregrino son e r r a n t e » — de la Soledad Primera de G ó n g o r a . v. 485 enriscado: enriscar, « E n c u m b r a r , subir a l o alto entre riscos y p e ñ a s c o s » (Autoridades).

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clama al cielo, y el cielo a sus desmayos o se esconde o se muestra sólo en rayos. H e r o , robada más y más confusa, a sí misma se ignora, y a su pecho el pecho falta, pero ya le excusa en blando incendio del amor deshecho. Inquiere el sueño, el sueño la rehúsa, el lecho busca, y desampara el lecho; escucha al mar que, entonces silencioso, dispensa el ruido del marino esposo. Mas, ¡oh Musa!, m i labio baña ardiente, que, Tántalo del mar, sulco y le ignoro; báñale, amor; describiré, furente, el alto triunfo de tus armas de oro, porque un estrecho mar es indecente si ya no de m i voz, de tu decoro; y, si muriere yo, muera de suerte que se acabe m i vida y no m i muerte. Los confines a Abido le guarnece huerto mayor, oh Hespérides, que el huerto que defendisteis mal, y se agradece al gran Alcides el haberle abierto. Así de flor y fruto se enriquece,

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v. 489 robada: c o n su c o r a z ó n robado; es decir, cada vez m á s enamorada, v. 493 inquiere: busca. v. 498 Tántalo:

p o r su o r g u l l o y c o d i c i a

Tántalo

fue c o n d e n a d o a padecer

eternamente h a m b r e y sed, s u m e r g i d o en agua hasta la c i n t u r a y bajo u n

árbol

cuyos frutos p e n d í a n sobre su cabeza. N o p o d í a beber n i c o m e r nada, ya que, cada vez que lo intentaba, el agua era absorbida p o r la tierra y los frutos repentinamente elevados p o r el v i e n t o . v. 499 furente: furioso. v. 501 D e r i v a de O v i d i o , Heroides, X I X : «seducit térras haec brevis unda duas» (v. 142). v v . 5 0 6 - 0 8 R e f i é r e s e al d u o d é c i m o trabajo de H é r c u l e s , cuando fue mandado por su p r i m o Euristeo a coger las manzanas de oro d e l j a r d í n de las H e s p é r i d e s . E n vez de intentar coger las manzanas él m i s m o , H é r c u l e s ofreció a Atlante sostener la b ó v e d a del cielo si, a c a m b i o , éste c o n s e g u í a los codiciados frutos. v. 509 Cfr. G ó n g o r a , Polifemo: «tanto de frutas ésta la enriquece, / cuanto a q u é l de racimos la c o r o n a » (vv. 139-40).

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que ciudades de olor labra al desierto D é d a l o abril de un verde laberinto, ni sale de él ni de él se ve distinto. Música turba de volantes flores viste al aire dulcísimo concento, mostrando inteligencia a sus amores, con grato aplauso suspendido el viento; aladas flores son los ruiseñores, las flores, mudas aves; allí, atento, se desvela el sentido, y aún no sabe si es canora la flor, fragante el ave. Aquí, en perennes lágrimas, traduce Leandro firme las memorias de Hero; a su ya odioso albergue se reduce, y es adonde nació raro extranjero. Atiende a Febo y, porque Febo luce, le llama cruel y le parece fiero; y, tardo el sol, envidias le repite, que con Leandro sólo el sol compite. Y a de puro sentir libre y exento, se da al dolor, se ofrece a la tristeza, que no hay naturaleza en el tormento cuando el tormento es ya naturaleza; lo que violento dura no es violento: puede serlo no más mientras empieza. ¡Triste de aquel que, en un martirio largo, le da un caduco bien veneno amargo!

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v. 511 D é d a l o c o n s t r u y ó el famoso laberinto para el rey M i n o s de C r e t a . v. 513 Parece i m i t a c i ó n rítmica del c o n o c i d o verso de G ó n g o r a : «infame turba de nocturnas aves» (Polifemo, v. 39). v. 514 concento: canto a r m o n i o s o de varias voces; cfr. G ó n g o r a , Polifemo, «y e l aplauso al c o n c e n t o de las aves» (v. 324). V / R : «viste el aire de m é t r i c o c o n c e n to». v v . 5 1 7 - 1 8 R e c u e r d a n los versos de G ó n g o r a , « N o son todos r u i s e ñ o r e s / los que cantan entre las flores» (Letrilla II, v v . 1-2). v. 520 canora: sonora, m e l o d i o s a

(Alernany).

v. 525 Febo: A p o l o , el sol. v v . 5 2 9 - 3 0 V é a s e abajo 10; 1: «Ya de p u r o d o l o r d o l o r no s i e n t o » , y J á u r e g u i , Orfeo: « T a n t o abunda al sentir, que ya no siente» (v. 789).

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Así vive Leandro, si es que vive, lástima igual del sol y de su ausencia; nuevo Fénix de amor, muere y revive de su funesto mal, de su paciencia. Ondas de fuego el suspirar describe, de allí muda región, no muda esencia, porque es ave el amor que se deshace en propio incendio y del incendio nace. Y a por el sol, que fenecido había, el zafir celestial ardió diamantes; ojos abrió, para llorar la i m p í a historia de los míseros amantes. H e r o , nocturno sol, amanecía, y a su mano prestó sus rayos antes; dejó a Leandro de la luz el coche, idolatrando el templo de la noche. Acuerdo de los dos fue que el ausente no se permita al mar sino alumbrado de firme antorcha, n i ésta se presente sino al mar, sino al viento reportado. ¡ O h acuerdo de los hombres imprudente! Tus aciertos son fábulas del hado. ¡ Q u é lejos de sus juicios, ay, q u é lejos, nos labramos rüinas en consejos! M i r a el j o v e n audaz, mira y a ú n duda el rayo amante amado de la torre; para luego la vista, el paso muda y a sus incendios breve el mar socorre. N o así el atleta por la arena muda

vv. 539-44 Fénix:

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ave fabulosa que, p o r ser a n i m a l ú n i c o en su especie, c u a n -

do siente que va a m o r i r , fabrica u n n i d o al que prende fuego d e s p u é s de haberse acostado en él. D e sus cenizas surge el n u e v o F é n i x . v. 551 A l u d e al m i t o de Faetonte y el carro solar («el coche de la luz»); v é a n s e arriba v v . 165-68. v v . 5 5 7 - 6 0 Esta i m p r e c a c i ó n d e l poeta tiene sus o r í g e n e s en J á u r e g u i , Orfeo: «¡Oh vínculo

de a m o r p o c o d i c h o s o , / t u c o n s i s t e n c i a el c i e l o c o n t r a d i c e : /

siempre son tus i n ú t i l e s contentos / p r ó l o g o i m p r o p i o a t r á g i c o s t o r m e n t o s ! » (vv. 709-12).

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veloz al sitio de la lucha corre como Leandro inquiere, activo y pronto, averiguar las aguas de Helesponto. Ágil se otorga al agua sosegada, y cuanta arroja el brazo, el pie la hereda; p a v ó n cerúleo, deja dibujada ojosa espuma en cristalina rueda. Siempre invoca en su líquida jornada dos estrellas que afrentan las de Leda; hiende el agua, y él mismo al golfo frío es vela, es remo, es nauta y es navio.

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H e r o distingue más y más el bulto, y con la viva antorcha al mar desciende; inquiere con la luz el sitio oculto por ver si ve la lumbre que la enciende; tal Ceres por el Etna, en traje inculto,

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v v . 569-76 E n u n certamen p o é t i c o que tuvo lugar en la casa del duque de V i Uahermosa, c u y o asunto fue « q u e en una O c t a v a , u otro verso h e r o i c o , se pintase a L e a n d r o nadando, c u a n d o i b a a ver a H e r o » , u n tal J u a n Ibazo p r e s e n t ó estrofa de B o c á n g e l c o m o si fuese la suya, g a n a n d o

esta

c o n ella e l p r i m e r p r e m i o

( B N M M s . 2.244, f o l . 61v). v v . 5 7 1 - 7 2 L o s m o v i m i e n t o s que hace L e a n d r o e n el agua c o n los brazos y piernas son tan r á p i d o s que parece c o m o si d i b u j a r a n u n c í r c u l o en el aire. Este c í r c u l o , formado de gotas de agua, a su vez recuerda la rueda de u n pavo real c o n sus m ú l t i p l e s ojos. A s í , el pavo (Leandro) es c e r ú l e o ( c o l o r azul d e l mar), los ojos son ojosa espuma, y la rueda es cristalina. A l relacionar los m o v i m i e n t o s que hace L e a n d r o al nadar c o n la rueda abierta de u n pavo real B o c á n g e l ha construido una imagen digna de G ó n g o r a . A d e m á s , al relacionar el pavo real, ave dedicado a J u n o , c o n L e a n d r o , B o c á n g e l de n u e v o subraya la tragedia a p u n t o de suceder, puesto que J u n o y V e n u s eran diosas a n t a g ó n i c a s ( c o m o s u c e d i ó en una de sus fuentes, la Eneida de V i r g i l i o ) . v. 574 dos estrellas: a su muerte C a s t o r y P ó l u x , hijos de J ú p i t e r y L e d a , l l a m a dos t a m b i é n los D i o s c u r o s , fueron convertidos en la c o n s t e l a c i ó n de G é m i n i s . L o s espartanos c r e í a n que los D i o s c u r o s t e n í a n el p o d e r de enviar vientos p r o p i c i o s a los navegantes, así c o m o el de salvar a los n á u f r a g o s . v. 576 Cfr. O v i d i o : «idem navigium, navita, vector ero» (Heroides, X V I I I , v . 148) y M u s e o : «ipse remex, ipse classis, ipse sibi navis»

(Musaei opusculum

de Herone et

Leandro, quod et in latinam linguam ad verbum traslatum est, trad. M . M a s u r o s , Vene¬ cia, A . M a n u t i o , 1494, v. 155). v v . 5 8 1 - 8 4 A l u d e al m i t o de D e m é t e r ( C e r e s ) . P e r s é f o n e , hija de D e m é t e r , fue robada p o r Hades y llevada a las mansiones s u b t e r r á n e a s . N a d i e o y ó sus gritos,

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buscó el robo filial que aún hoy pretende, y, por la tea que h o n o r ó su mano, Tedífero se llama el siciliano. Menos del mar que del amor desnudo, el amante la playa ve tranquila, y el mezclado sudor, o tibio, o crudo, con cuantas plumas bate amor ventila; la virgen, digo, que enjugarle pudo en linos que, sutil Aragnes, hila, y, donde falta el lino, su cabello le ensarta en oro aljófares del cuello. «Esposo — d i j o — , ¿quién te contradice, si el cielo te me intima por esposo? M u c h o duraste al mar, él te eternice, si no humanado pez, hombre escamoso; pieles te abriguen que dejó infelice gamo a los dientes de león furioso.» Dijo, y el cuerpo penetrado abriga, sepultando entre halagos la fatiga. Así se venga del marino ultraje, y los requiebros oye interrumpidos de robos del amor, de tal linaje que agradan, no explicados, sucedidos. A l tálamo dirigen el viaje, bien que los valles, como prevenidos

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a e x c e p c i ó n de D e m é t e r , que se vistió de luto y fue a buscar a su hija, a l u m b r á n dose en la oscuridad c o n una antorcha («tea») que e n c e n d i ó en el m o n t e E t n a . v. 584 Tedífero: el que lleva teas o antorchas. v. 585 N ó t e s e el j u e g o de palabras: «del mar / d e l a m o r » . v. 590 Aragnes: A r a c n e , una m u c h a c h a l i d i a , h a b i l í s i m a tejedora y b o r d a d o r a , r e t ó u n d í a a su diosa patrona, A t e n e a . É s t a , e n c o l e r i z a d a c o n el tapiz que h i z o A r a c n e , le d i o u n golpe c o n su lanzadera, p o r l o que A r a c n e , h u m i l l a d a , i n t e n t ó ahorcarse. L a salvó la diosa, pero t r a n s f o r m á n d o l a en araña. v. 592 aljófares: perla p e q u e ñ a ; a q u í se refiere a las gotas de agua que L e a n d r o lleva en su cuerpo, d e s p u é s de haber cruzado nadando el H e l e s p o n t o . Cfr. G ó n g o ra, Polifemo: « p o l v o el cabello, h ú m i d a s centellas, / si n o ardientes aljófares sudando» (vv. 187-88). v. 596 F ó r m u l a m u y d e l gusto de G ó n g o r a .

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de lo que han de durarles los amores, lecho les daban de caducas flores. Él las señas del mar todas sacude, de aromas süavísimos lavado; ella a adornarse del silencio acude, el secreto a la noche encomendado. Nada quiere que el joven de ella dude, ignórase si amante más o amado. Muere la luz cortés, y Venus arde lumbre mayor en tenebroso alarde.

610

615

Calza H i m e n e o la siniestra planta con lazos negros, no con áureos lazos; no el coro juvenil teas levanta, ni Juno extiende los legales brazos; no el padre alegre el Himeneo canta, que la madre acredite con abrazos; no aromático aguarda ya el consorte que el no cortado pelo alguno corte.

620

v. 614 Cfr. G ó n g o r a : «tan n o b l e c o m o h e r m o s a , / tan amante c o m o a m a d a » (Romance 23, v v . 5-6). vv. 617-24 R e f i é r e s e en esta estrofa a las costumbres nupciales que caracterizaban e l m a t r i m o n i o de la a n t i g ü e d a d clásica, pero que, en e l caso de L e a n d r o y H e r o , faltaban. v v . 6 1 7 - 1 8 Se consideraba b u e n augurio si H i m e n e o entraba p r i m e r o c o n el pie d e r e c h o , c o m o v e m o s en G a r c i l a s o : «Estaba

el H i m e n e o allí pintado, / e l

diestro pie calzado en lazos d ' o r o » (Egloga 11, v v . 1 4 0 1 - 0 2 ) . E n la Fábula de B o c á n g e l ocurre l o contrario, c o n l o que es posible que tuviera en cuenta los versos de Garcilaso cuando escribía «con lazos negros, no c o n á u r e o s lazos». v. 619 S e g ú n la t r a d i c i ó n clásica, «en las bodas infaustas no alumbraban las teas que llevaban los dioses nupciales, c o m o en las bodas felices»

(Alemany).

v. 620 Juno: J u n o P r ó n u b a , diosa d e l m a t r i m o n i o , que p r e s i d í a sus c e r e m o nias. Cfr. J á u r e g u i , Orfeo: « n o asiste J u n o ; n o l o c u a z y airoso / el dios n u p c i a l su c e r e m o n i a explica» (vv. 6 1 - 6 2 ) . V é a s e t a m b i é n

la d e s c r i p c i ó n

P r o c n e y T e r e o en O v i d i o , Metamorfosis, V I : «Conubio

de la b o d a entre

Procnes iunxit,

non

prónuba

Iuno, / Non Hyrnenaeus adest, no illi Gratia ledo: / Eurnenides tenuere faces de funere raptas, / Eurnenides stravere torum, textoque profanus

/ Incubuit buho thalamique

in

culmine sedit» (vv. 428-32). L a referencia a q u í al b ú h o («bubo») puede que sugiriera a B o c á n g e l la idea m á s abajo, v. 627, de la imperfecta turba de aves. v v . 621-22 Cfr. M u s e o : « Non hymenaeum cantavit pater, et veneranda maten (Hero y Leandro, v. 278). v. 623 V / R : « n o espera e l a r o m á t i c o c o n s o r t e » .

RIMAS

Y PROSAS

(1627)

N o al consorcio legal culto poeta festivo entona epitalamios graves; de aves canta no más turba imperfeta, que fueron ya tragedias y son aves, cuando del ocio de la noche quieta nace la aurora, y las doradas llaves de la prisión de Febo, ya impaciente, a las puertas aplica del Oriente. Deje la v i d el olmo a que se ajusta; deje la hiedra el muro a que se abraza; deje la llama su materia adusta y el ciervo la corcilla a que se abraza; la tórtola el esposo que la gusta; y, en sitio fértil, cazador, la caza; deje el cisne sus aguas en Meandro. T o d o es poco, esto es más: H e r o a Leandro. Y a prueban a ser dos (alto imposible, que cuerpos y almas son un alma sola); él se entrega a Neptuno que, apacible, la primera le dio, la postrer ola; ella de su balcón, mientras visible es el amante, el corazón tremola; hurta el cuidado a celadora fea, que, cantando, engañaba la tarea.

103

625

630

635

640

645

v. 625 Cfr. J á u r e g u i , Orfeo: « N o al v í n c u l o legal d e l H i m e n e o / afectos c e d e » (vv. 5-6). v. 629 V / R : « c u a n d o d e l o c i o de la n o c h e i n q u i e t a » , v. 632 V / R : «a las puertas i n t i m a del O r i e n t e » . v v . 6 3 3 - 3 9 Todas son i m á g e n e s , algunas tradicionales, para la fuerza y la constancia en el amor. Cfr. G a r c i l a s o : « v i e n d o m i amada hiedra / de m í arrancada, en otro m u r o asida, / y m i parra en otro o l m o e n t r e t e j i d a » (Egloga I, v v . 1 3 5 - 3 7 ) , y G ó n g o r a : «aquella hermosa v i d / que abrazada al o l m o ves... / . . . tortolilla g e m i dora» (Romance 87, v v . 17-18 y 21). v. 639 Meandro : d i o s - r í o de A s i a M e n o r , famoso p o r sus cisnes. Cfr. V i l l a m e ¬ diana: « D u l c e s endechas vierte en v o z s ü a v e / el pez alado que a M e a n d r o h o n o r a / y c o n velas de p l u m a es blanca nave / que al m o r i r canta y en sus ondas m o r a » (Fábula de Faetón, v v . 1273-76). vv. 641-42 Cfr. J á u r e g u i , Orfeo: «Ya alberga u n c o r a z ó n en ambos pechos, / o b i e n u n alma en ambos c o r a z o n e s » (vv. 53-54). v. 647 celadora: vigilante; se refiere a q u í a la criada de H e r o .

104

OBRAS

COMPLETAS

DE

BOCÁNGEL

Viéronse veces m i l , y m i l la aurora los dividió, envidiosa como fría; tantas H e r o e n g a ñ ó su celadora, a la noche mujer, virgen al día. Su observación ninguna estrella ignora, que el amor le enseñaba astrología; Leandro su fatal estrella atiende, que está en la torre, y de la estrella pende.

650

655

Y a de los verdes árboles derriba la posesión y la esperanza E o l o ; sólo en su desnudez el prado estriba, y de su precipicio pende solo. G i m e el agua el desdén, que antes, estiva, se regalaba en piélagos de A p o l o ; trueca el suelto novillo su nevado monte al costoso abrigo del arado.

660

La m a g n á n i m a ninfa, sorda y ciega, porque sólo su amor mira y escucha, la tea funeral al aire entrega, en cuyas iras se contrasta y lucha. Y a el amante la mira, ya la ruega; dúdala débil y la aguarda mucha; arma de fuego su veloz intento por que elemento venza al elemento.

665

670

Algo se enfrena el mar, porque del trato aleve siempre fue lo afable indicio, o porque suele ser principio grato

675

w . 649-50 Cfr. J á u r e g u i , Orfeo: « ¡ O h c u á n t a s veces en igual desvelo / los v i o la n o c h e y los h a l l ó la a u r o r a » (vv. 8 9 - 9 0 ) , y O v i d i o , Heroides: «iamque

jugatura

Tithoni coniuge noctem / praevius Aurorae lucifer ortus erat: / oscula congerimus properata sine ordine raptim / et querimurparvas noctibus esse moras» ( X V I I I , v v . 111-14). v. 650 N ó t e s e el j u e g o de palabras a q u í c o n e l g r u p o «vidi»: « d i v i d i ó / e n v i diosa», palabra que a su vez esconde otra: «diosa». v. 658 Eolo: dios que guardaba presos los vientos en una vasta c a v e r n a , y los soltaba a p e t i c i ó n de a l g ú n otro dios. Significativamente, E o l o s o l t ó los vientos a p e t i c i ó n de J u n o que q u e r í a destruir la empresa de Eneas ( V i r g i l i o , Eneida, I, 52¬ 86). L a a c e n t u a c i ó n llana la exige la rima y c ó m p u t o . v. 661 estiva : estival. v . 668 V / R : «en cuyas ondas se fatiga y l u c h a » .

RIMAS

105

Y PROSAS (1627)

la máscara de oculto precipicio. Tres veces se desnuda; tres, ingrato, Neptuno repudió su sacrificio. A l fin, resuelto a la postrer fortuna, exclama al mar, al viento y a la luna:

680

«Escucha, E o l o (¡ay, triste del que espira y al viento le encomienda su esperanza!); favorece, Aquilón, a quien suspira, porque con simples voces no te alcanza. Amante soy, tú amaste. A ú n hoy admira Atenas en Ortigia tu pujanza. ¿ Q u é hicieras, di, si entonces en tu abismo te obstara el viento, armado de ti mismo? Y tú, inconstante C i n t i a (pero estable, si atiendo a m i discurso), tu horizonte argenta, baña el mar; por m í te hable

685

690

v. 677 L a d e s c r i p c i ó n deriva de O v i d i o , Heroides, X V I I I : «ter tnihi deposita est in sicca vestís harena; / ter grave

temptavi carpere nudus iter» ( v v . 3 3 - 3 4 ) .

t a m b i é n las palabras dichas p o r Eneas durante la tempestad

Recuerdan

organizada p o r J u n o

para destruir su flota ( V i r g i l i o , Eneida, I, 9 3 - 9 4 : «ingemit et duplicis tendens ad sidera palmas I talia voce referí: "O terque quaterque beati, / quis ante ora patrum Troiae sub moenibus altis / contigit oppetere!"»),

y , m á s i m p o r t a n t e tal v e z , el m o m e n t o de la

muerte de D i d o : «ter sese attollens cubitoque adnixa

levavit; / ter revoluta toro est

oculisque errantibus alto» (Eneida, I V , 690-91). v. 681 espira: aquí, y e n m u c h o s otros lugares, B o c á n g e l j u e g a c o n espira / expira. v. 682 V e r s o f a v o r e c i d o p o r B o c á n g e l , tal v e z de o r i g e n garcilasiano: «¡oh cuántas esperanzas lleva el viento!» (Soneto XXVI,

v. 4); cfr. abajo v. 817, y poemas

3; 3-14, 5; 1 y 32; 146. v. 683 Aquilón:

véase arriba v . 77.

v. 686 Ortigia: una p e q u e ñ a isla en la b a h í a de Siracusa, d o n d e n a c í a la fuente Aretusa ( V i r g i l i o , Eneida, III, 694-96). S i n embargo, dado el c o n t e x t o , es probable que se aluda a O r i t í a , hija d e l rey ateniense E r e c t e o y de P r a x í t e a . C u a n d o estaba danzando j u n t o al río Iliso, fue raptada p o r B ó r e a s (uno de los nombres del v i e n t o del N o r t e ) , que se la llevó a T r a c i a , u n i é n d o s e allí a ella y h a c i é n d o l e c o n c e b i r dos hijos y dos hijas. V é a s e J u a n P é r e z de M o y a , Philosofta secreta de la gentilidad,

ed.

C l a v e r í a , 1995, p . 336, L i b r o segundo, cap. X X X V : « D e B ó r e a s y O r i t h i a » . v. 689 Cintia: la l u n a , o D i a n a , p o r su n a c i m i e n t o e n e l m o n t e Délos.

Cintio,

en

106

OBRAS

COMPLETAS

DE

BOCÂNGEL

no soñoliento E n d i m i ó n al monte; un sol me enciende, por quien excusable daré a las aguas nuevo Faetonte, un sol que, cuanto excedes las estrellas, las de sus ojos te aventajan bellas.

695

T a m b i é n , Neptuno (a quien postrero invoco, porque te tiemblo más), te vio Melanto, galán cerúleo, transformarte loco, a r m á n d o t e de halagos a su espanto; 700 fuego soy mucho a tu elemento poco. O c é a n o s me ensayan en m i llanto. ¡Ah, déjame volver, si es que la suerte los piélagos me enseña de la muerte!». D i j o , y a la región se arroja clara, con rasgado ademán y acción severa; ya se le huye la ribera cara y la vida que estaba en la ribera; duerme Láquesis, y Atropos prepara al estambre fraterno la tijera. v. 692 Endimión:

705

710

u n pastor de gran b e l l e z a que i n s p i r ó u n p r o f u n d o a m o r a

Selene (la L u n a ) . C o m o Selene c o n s i g u i ó para él que Z e u s c u m p l i e s e u n deseo suyo, E n d i m i ó n p i d i ó

permanecer eternamente j o v e n , d o r m i d o en u n

sueño

perpetuo, aunque c o n los ojos abiertos para p o d e r ver a su amante. v. 694 Sobre Faetonte y su caída al agua, v é a n s e arriba v v . 165-68. v. 698 Melanto: hijo de L a o c o o n t e , que era e l sacerdote del templo troyano de A p o l o T i m b r e o durante la guerra de T r o y a . D u r a n t e u n sacrificio que L a o c o o n t e hacía a N e p t u n o para rogar de éste una tempestad contra la flota aquea, salieron del m a r dos e n o r m e s serpientes que, d i r i g i é n d o s e hacia los hijos del sacerdote,

los

estrangularon; véase V i r g i l i o , Eneida, II, 1 9 9 - 2 2 7 . T e m a de u n famoso cuadro de E l Greco. vv. 703-04 Cfr. M a r c i a l , Epigramas: « Clamabat tumidis audax Leandros amores / —Mergite

rne,J¡uctus,

cum rediturus ero» ( X I V , 181) y De Spectaculis: «Cum

peteret

dulces audax Leandros amores / et fessus tumidis iam prerneretur aquis / sic miser instantes adfatus dicitur undas: / —Parcite durn propero, mergite cum redeo—» ( X X V b ) , y O v i dio, Heroides, X V I I I : «aut rnihi continget felix audacia salvo, / aut mors solliciti ftnis amoris erit!» (vv. 195-96), donde Leandro t a m b i é n clama contra los elementos. v. 704 V / R : «los p i é l a g o s me muestra de la m u e r t e ! » . vv. 709-10 Láquesis

y Atropos: dos de las tres M o i r a s o Parcas, diosas del desti-

n o ; la otra se llamaba C l o t o y era la que hilaba el h i l o de las vidas humanas. N o t e n í a p o d e r para c o r t a r l o , pues esto era p r i v i l e g i o de Á t r o p o s ; L á q u e s i s m e d í a hilo.

el

RIMAS

Y PROSAS (1627)

107

Hero navega en golfo más incierto, y más peligra en dudas desde el puerto. D e l renaciente invierno entonces era madre la tempestad y padre el hielo; cuando el piloto aún teme en la ribera, enfrena el curso y escudriña el cielo; cuando el pastor se viste de la fiera, la fiera y ave encogen curso y vuelo: en todos es tirano el yerto frío y en dos amantes almas el estío.

715

720

D e la horrísona cárcel salen, varios, Céfiro, Bóreas, A q u i l ó n y N o t o , y, aunque en naturaleza son contrarios, se conforman en ser contra el piloto; teme el cielo gigantes temerarios de agua, y quisiera hallarse más remoto; hiérele el mar sacrilego; m i l veces nadar pudieron los australes peces.

725

E l agua lucha con amante fuego, cada cual con su adverso enfurecido; ábrese el mar, y del infierno ciego salen las Furias y se toca el ruido; la tempestad sonora tronca el ruego del joven, muy devoto y nada oído;

730

v. 721 horrísona: «dícese de l o que c o n su s o n i d o causa h o r r o r y e s p a n t o » (Academia). L a h o r r í s o n a c á r c e l es la vasta caverna d o n d e É o l o guardaba presos

los

vientos. Ésta y las estrofas siguientes que describen la tempestad desencadenada p o r É o l o v i e n e n de V i r g i l i o , Eneida, I, 81-123. v. 722 Céfiro: p e r s o n i f i c a c i ó n del v i e n t o d e l Oeste. Bóreas y Aquilón:

nombres

del viento del N o r t e . Noto: n o m b r e d e l v i e n t o d e l Sur. v v . 7 3 1 - 3 6 Cfr. J á u r e g u i , Orfeo: « D e furias, que aborrecen el s o s i e g o , / se o y e n ladridos r i m b o m b a r t r o n a n t e s » (vv. 7 6 5 - 6 6 ) . v. 732 las Furias: divinidades que se o c u p a n , sobre t o d o , de vengar los c r í m e nes. Se las representa c o n figura de mujeres negras y aladas, c o n serpientes enroscadas en sus cabezas. S u v i v i e n d a habitual está e n los Infiernos, de donde salen p o r conjuro del ofendido o p o r la m a l d i c i ó n del p r o p i o ofensor.

108

OBRAS

COMPLETAS

DE

BOCÁNGEL

vuelve la media voz a su despecho a rimbombar los cóncavos del pecho. Vuela la ardiente arena y se traslada a ser del aire m o m e n t á n e a sierra, que tanta tempestad busca morada (que es poca la del mar) sobre la tierra; la luz, que a la tiniebla estar mezclada suele, de la tiniebla se destierra. ¡ Q u é hará de aquel que viere entre su furia el mar, si él mismo brama de su injuria! C á r d e n o el j o v e n , contrastado y laso, llevar se deja ya, más no se mueve; bebe la muerte en proceloso vaso, y bebe sed de vaso que no bebe de aquella ninfa que, al farol escaso, contra los vientos da socorro leve; aplica el manto y la nevada mano, mas la nieve a la luz se opone en vano. Muere el hacha indefensa que, encendida, émula fue del c e ñ o de Diana; fiero presagio de una y otra vida, por más que le desmienta la mañana, cuya luz, a la l u z sustitüida m o s t r ó la selva de Anfitrite cana, los amantes m o s t r ó , que, insensitivos, ni muertos yacen ni consisten vivos.

735

740

745

750

755

760

Los objetos se libran del objeto de la noche que, negra, los mezclaba; el escuadrón de vientos imperfeto al monte que los sella respetaba; v. 735 a su despecho: contra su v o l u n t a d , v. 736 rimbombar: retumbar, resonar. v. 745 cárdeno: de c o l o r m o r a d o ; laso: desfallecido, falto de fuerzas. v. 754 ceño de Diana: refiérese a q u í a la luna, puesto que D i a n a era hermana de A p o l o (el dios sol). E l c e ñ o de D i a n a sería la l u z de la luna c o n la cual la antorcha de H e r o p u d o c o m p e t i r mientras ardía. v. 758 la selva de Anfitrite cana: el mar. Anfitrite, una de las nereidas, era la esposa l e g í t i m a del dios N e p t u n o .

RIMAS

Y PROSAS

(1627)

en carro de cristal T r i t ó n , inquieto, los rencores del Ponto sosegaba, y, sacudiendo la borrasca fea, cada marino dios buscó su dea. Inútil peso, por el mar delira, patente al N o r t e suyo, el naufragante, que el nombre amado con el alma espira (partes que no son dos en el amante); no puede pronunciarle y le suspira, porque cabe la voz en un instante, o ya por que, si el nombre no saliera (que es alma de Leandro), no muriera. Delincuente Neptuno, más que p í o , el cadáver expone al tracio puerto, o fue el amante que, difunto y frío, muestra que la buscó después de muerto. Ella le mira sin acción o brío, tal que se duda bien cuál es el muerto. ¡Oh, cuánto al muerto el vivo se prefiere, que a cuenta del dolor viviendo muere! Igual a seco fulminado roble, Hero contempla el tronco inanimado. ¡Oh, c ó m o es mucha en el cadáver noble la muerte, todo de ella dibujado! ¡Oh, c ó m o en Hero ejerce furia doble! ¡Cuánto a lo vivo cede lo pintado! Rasga, a pesar de no poder, la calma del silencio, y así profiere el alma: «Oh tú, que a mis arenas infelices Leandro partes y cadáver llegas; que muerto estás, pero difunto dices que el alma diste a quien el cuerpo entregas;

109

765

770

775

780

785

790

795

v. 765 Tritón: s e m i d i ó s m a r i n o , hijo de N e p t u n o y A n f i t r i t e . A p a r e c í a sobre las aguas en u n carro tirado p o r caballos azules, y , c o n el s o n i d o de u n a c o n c h a marina, p o d í a calmar las olas y sosegar las tormentas. v. 766 Ponto: véase arriba v. 42. v. 789 V / R : « ¡ O h c ó m o es m á s en la difunta m o b l e ! » .

110

OBRAS

COMPLETAS

DE

BOCÁNGEL

tiempo es ya que tus daños utilices, gozando juntos de las horas ciegas. N o sé d ó n d e mayor vida nos llama, al reino del dolor o al de la fama. Agradézcote el lauro postrimero que me das con tu muerte de constante; aunque pisaste el Báratro primero, mayor le miro en tu fatal semblante; menos si dulce, mas tan vivo y fiero, gozo en tus ojos el incendio amante; y ya, para imitar muerte tan alta, no fenecer, sólo faltar me falta». Primero que le entienda juzga el d a ñ o , pues le pesara de poder consigo alivios aguardar al d e s e n g a ñ o , donde el dolor se ofrece por testigo; precipitarse quiere, que su engaño la promete gozar del yerto amigo, por que sepan los términos de Apolo que no pudo morir Leandro solo. Buscar quiere en el viento su esperanza, librando al viento el corazón seguro; funesto paraninfo, se abalanza desde la almena que termina el muro. Y a es cadáver también; sigue y alcanza al triste esposo en el Averno oscuro; todo el mar los sepulta, todo el viento, y al mérito a ú n le falta monumento. Sesto después, en funeral oficio, himnos m i l sobre el féretro derrama,

800

805

810

815

820

825

v. 803 Báratro: u n o de los nombres del i n f i e r n o . v v . 8 1 7 - 1 8 Versos que recuerdan los que abren el soneto 5 a q u í , soneto d e d i cado a A p o l o ; n ó t e s e que en e l v. 815 se m e n c i o n a al dios sol. T a m b i é n ofrecen u n paralelo c o n los v v . 6 8 1 - 8 2 a q u í : «ay, triste del que espira / y al v i e n t o e n c o m i e n d a su e s p e r a n z a » . v. 819 paraninfo: « E n su r i g u r o s o s i g n i f i c a d o es e l p a d r i n o de las bodas. C o m ú n m e n t e se toma p o r el que anuncia alguna felicidad» v. 822 Averno: otro de los nombres del i n f i e r n o .

(Autoridades).

RIMAS

Y PROSAS

(1627)

y hace que vivan en su precipicio los amantes la vida de la fama. Allí m u r i ó C u p i d o , que ya el vicio le sustituye y su noticia infama, donde tendrán, en merecido templo, lástima el libre y el amante ejemplo.

111

830

112

OBRAS

COMPLETAS

DE

BOCÁNGEL

3 Hablando el autor con sus escritos Soneto Ocios son de un afán que yo escribía en ruda edad con destemplada avena; arbitrio del amor, que a tal condena a aquel que la templanza aborrecía. C a n t é el dolor, llorando la alegría, y tan dulce tal vez canté m i pena que todos la juzgaban por ajena, pero bien sabe el alma que era mía. Si de todos no fuereis celebradas, voces de amor, mirad m i pensamiento: veréis que no mejor fortuna alcanza.

5

10

N i n g ú n discreto os llame malogradas, que, si os llevare solamente el viento, allá os encontraréis con m i esperanza.

* Sobre este soneto, véase M o l h o , 1987, pp. 189-99. v. 1 ocios: viene de O v i d i o , q u i e n l l a m ó a sus versos «otia rneae». v. 2 avena: instrumento m ú s i c o , l o m i s m o que

flauta.

vv. 5-8 Cfr. C a m ó e s , Soneto 107: « E u c a n t e i j á , e agora v o u c h o r a n d o » , c o n iguales referencias a la esperanza y la fortuna. v v . 13-14 I m i t a c i ó n de Garcilaso: « ¡ O h c u á n t a s esperanzas lleva el v i e n t o ! » (Soneto XXVI,

v. 4).

RIMAS

Y PROSAS (1627)

113

4 Hablando con el sepulcro de una dama* Soneto O h tú, que el polvo amado mudamente prescribes, duro origen de m i llanto, ya que la muerte te autoriza tanto, c ó m o sabe m i aplauso, c ó m o siente, cuenta a Lisi m i amor; ya no consiente desdén injusto su destino santo. Pierda tu condición, oh m á r m o l , cuanto el desdén suyo tu dureza miente; nuestras cenizas une, logre en esto nuevo triunfo la muerte de la vida: final me admite efecto de sus ojos.

5

10

Si a tu silencio, sólo por funesto, el bulto se debió de m i homicida, ¿cuánto más te merecen mis despojos?

* C o m o el p o e m a 160, trata de la muerte de L i s i . V / R : « H a b l a n d o c o n el sep u l c r o de Lisi». v v . 5-8 V é a s e p o e m a 15; 12-14, t a m b i é n sobre L i s i , d o n d e la i m a g e n de m á r m o l se relaciona c o n el m i t o de A n a j á r e t e . v. 8 V / R : «la deidad suya tu dureza m i e n t e » .

114

OBRAS

COMPLETAS

DE

BOCÂNGEL

5 A p o l o siguiendo a Dafne* Soneto A l viento su esperanza y su porfía, siguiendo A p o l o a Dafne, encomendaba; el miedo, con que el paso aceleraba, su blanco pie de plumas guarnecía. De su madeja el oro reducía el viento a rayos con que al Sol flechaba, mientras A m o r , injusto, preparaba la victoria mayor a quien huía; cuando la ninfa exclama al padre undoso, y, humanando un laurel, halla venganza del Sol en el auxilio de Peneo.

5

10

«¡Ay! —dijo A p o l o al árbol d e s d e ñ o s o — , ¿por q u é , si en ti fallece m i esperanza, verde imagen te ofreces al deseo?»

* Es el c o n o c i d o m i t o de A p o l o y Dafne. C u a n d o A p o l o , el dios sol, t r a t ó de seducirla, la ninfa Dafne h u y ó ; a p u n t o de ser alcanzada, l l a m ó a su padre, e l r í o P e n e o , que la t r a n s f o r m ó en laurel. Así q u e d ó para siempre u n v i v o recuerdo para A p o l o de su fracaso amoroso. v v . 5-6 Dafne es descrita c o n los tradicionales atributos de A p o l o : su p e l o , que al correr despide «rayos de oro», c o m o si fueran flechas c o n que herir a A p o l o , nos recuerda la t r a d i c i o n a l imagen del S o l —rayos de l u z saliendo de la cabeza c o m o una aureola. A l m i s m o t i e m p o , sugiere el efecto

de las flechas de C u p i d o q u e

h i e r e n a la v í c t i m a . H a y cierta i r o n í a en todo esto, pues A p o l o era justamente el dios que presidía el tiro c o n arco. v. 7 V / R : « m i e n t r a s A m o r , injusto, d e s t i n a b a » . v. 13 N ó t e s e c ó m o la palabra «esperanza» une a los dos personajes del m i t o : en el p r i m e r verso «esperanza» se refiere a Dafne y su deseo de escaparse de A p o l o ; en el verso 13 se refiere a A p o l o y al fracaso de su p e r s e c u c i ó n de la ninfa.

RIMAS

Y PROSAS (1627)

115

6 Amante que vive de su mismo mal Soneto Crece el dolor y, en orden a su aumento, el mismo mal me presta resistencia. ¿ Q u i é n hasta agora ha visto la paciencia convertirse en especie de tormento? La costumbre de un largo sentimiento hizo ya natural lo que es violencia; sólo el mal me amenaza con su ausencia, después que el mal me sirve de alimento. Y a desespero de esperar la muerte, supuesto que es un mal que dura poco (bien que en la vida me sostengo apenas).

5

10

Cautela fue de amor contra m i suerte herir el pecho hasta dejarle loco porque después adore yo sus penas.

v. 14 T a n t o B e n í t e z C l a r o s , 1946, c o m o A n d r é s , 1986 (éste tal vez siguiendo al p r i m e r o ) , s e ñ a l a n u n a variante e n este verso c o n respecto a la e d i c i ó n de las Rimas y prosas de 1627: «tus penas». S i n embargo, en los ejemplares de Rimas q u e y o he visto, tal variante no existe.

116

OBRAS

COMPLETAS

DE

BOCÁNGEL

7 A Lisis que, cuando moza, fue rogada en vano y después le sucedía al contrario. Es imitación de A u s o n i o * Soneto R o g u é t e , oh Lisi, que tu edad florida gozases antes de esta edad helada; despreciaste m i aviso, y, entregada, te miro al d a ñ o tarde arrepentida. E n la vejez, que llega no entendida, dos daños sientes: que en la edad pasada

5

* V / R : «A Lisis que, m o z a , fue rogada en vano, y d e s p u é s le s u c e d í a al revés». A u s o n i o , poeta l a t i n o n a c i d o e n B u r d e o s e n e l siglo I V , fue autor d e l c é l e b r e poema «De rosis nascentibus»,

que termina c o n dos versos m u y imitados en e l Siglo

de O r o e s p a ñ o l : «Collige

virgo rosas, dum Jlos novus, et nova pubes, / et memor esto

aevurn sic properare tuum».

U n o de los mejores y m á s c o n o c i d o s poemas e s p a ñ o l e s

sobre el tema del «Carpe diem» es el Soneto XXIII rosa y d ' a z u c e n a » ,

soneto que B o c á n g e l

de Garcilaso « E n tanto que de

recuerda en los versos 1-2 a q u í . S i n

embargo, la i m i t a c i ó n de A u s o n i o , bastante cercana c o m o se v e r á , p r o c e d e de su E p i g r a m a X X X I V «Ad Gallam puellam iam

senescentem»:

Dicebam tibi: «Galla, senescimus; effugit aetas, utere rene tuo: casta puella anus est». sprevisti. obrepsit non intellecta senectus nec revocare potes, qui peñere, dies. nunc piget et quereris, quod non aut ista voluntas tuncfuit, aut non est nunc ea forma tibi. da tamen amplexus oblitaque gaudia iunge. da: fruar, et si non quod voló, quod volui. Sobre e l m i s m o tema, v é a s e C a s t i l l o S o l ó r z a n o , 1625, v o l . II, f o l . 6r: «A una dama que se i b a h a c i e n d o vieja, o l v i d a d a de su a m a n t e » . E s p o s i b l e que ambos poemas fuesen escritos para la A c a d e m i a de M a d r i d . v . 4 Cfr. G ó n g o r a : « p u e s e n su d a ñ o a r r e p e n t i d a t a r d e » (Soneto 161, « D e la a m b i c i ó n h u m a n a » , v. 5).

RIMAS

Y PROSAS (1627)

117

no gozaste beldad desengañada, n i gozas hoy la forma pretendida. Cuando el remedio fue posible, el daño i g n o r ó tu ambición; agora ignoras remedio al daño tarde conocido.

10

Mas, en memoria del pasado e n g a ñ o , te miraré, gozando en estas horas, si lo que quiero no, lo que he querido.

v. 11 Cfr. L o p e de V e g a : «el tarde c o n o c i d o d e s e n g a ñ o » (Rimas sacras, Soneto I, v. 11).

118

OBRAS

COMPLETAS

DE

BOCÁNGEL

8 Amante que p r o b ó desamar en la ausencia y empeoró con el remedio Soneto C o m o enfermo que anhela en lecho ardiente alcanzar con excesos mejoría, y su engaño no más, o su porfía, le alivia, con que crece el accidente; y como el ciervo, que la flecha siente, huye en vano de sí la noche y día, para ver si le dan lisonja fría médicas ondas de templada fuente: tal, esclavo de amor, herido el pecho, buscaba yo reparo en el ausencia; busqué la fuente contra el dardo esquivo.

5

10

H i z o después amor, a m i despecho, lo que hace el exceso en la dolencia y el señor con esclavo fugitivo.

v. 2 V / R : « t e n t a r c o n los excesos m e j o r í a » . v v . 5-8 V é a s e Petrarca: «E qual c e r v o ferito d i saetta / c o l ferro avelenato d e n t r ' a l flanco / fugge, e p i ú duolsi quanto p i ú s'affretta, / tal i o c o n q u e l l o stral dal lato m a n c o » (Canzoniere, C C I X , v v . 9-12).

RIMAS

Y PROSAS (1627)

119

9 E n lengua española e italiana a la eternidad de su tormento Soneto P r é s t a m e amor sus alas, y tan alto m i leva P amoroso m i ó pensiero que, cual Icaro nuevo, al sol espero di C l o r i bella far novello assalto. Pero después, de atrevimiento falto, m i accorgo al ver (se amor si accorge al vero), y en mar de llanto, fulminado, muero; mancandomi Pardir ond'io m i esalto. Así vivo del mismo precipicio, nuovo Fenice nelF umana schiera, e prima cangeró pelo che sorte.

5

10

Seré de C l o r i eterno sacrificio; triste de aquel que, si vivir espera, gli fa bisogno al vive re la morte.

v v . 1-4 I m i t a c i ó n de los cuatro p r i m e r o s versos del soneto de L u i g i T a n s i l l o : « A m o r m ' i m p e n n a Tale, e tanto i n alto / L e spiega l'animoso m i ó pensiero, / C h e d ' h o r a i n hora s o r m o n t a n d o / A le porte d e l c i e l far n o v o assalto». Sobre la p r e sencia e i n f l u e n c i a de este soneto en E s p a ñ a en el S i g l o de O r o , v é a n s e F u c i l l a , 1960, y G o n z á l e z M i g u e l , 1979. v. 3 Icaro: véase 2; 185-92. v. 11 A l u s i ó n a u n antiguo p r o v e r b i o italiano, a que se refiere Petrarca: « V e r o é '1 p r o v e r b i o , c h ' a l t r i cangia i l pelo / anzi c h e ' l v e z z o , et per lentar i sensi / g l i u m a n i afFecti n o n son m e n o intensi» (Canzoniere, A n d r é s , 1986, p . 9.

C X X I I , v v . 5-7). L a nota es de

120

OBRAS

COMPLETAS

DE

BOCÂNGEL

10 Amante tan acostumbrado a su mal que se halla bien con él* Soneto Y a de puro dolor dolor no siento, que es ya naturaleza m i cuidado, y a los males estoy tan enseñado que temo más la dicha que el tormento. Sobra el desdén y basta el pensamiento para acabar un pecho enamorado, que el que aguarda a morir de desdeñado piadoso tiene el propio sentimiento. Muere y renace amor en unos ojos más veces que su luz el sol advierte, ya viva en oro, en sombra ya teñida. Mas, ¡ay, amor!, disculpo tus enojos; que, si para vivir me das la muerte, ¡pregunto para q u é has de darme vida!

* H a y copia en H S A M s . B 2 . 4 9 9 , f o l . 46r. v. 11 V / R : «ya v i v a en o r o , en sombras ya t e ñ i d a » .

5

10

RIMAS

Y PROSAS (1627)

121

11 Su amante a Finea, v i é n d o l a llorar* Soneto H u y e por minas de cristal y grana en Finea diluvio sucesivo; piedra que excluye el propio humor nativo por quedarse más piedra, más tirana. Helado pedernal, herido mana vivas centellas que le fingen vivo. Finea llora; miente el sensitivo humor si acaso la trató de humana. E n tempestad de amor, amor ondea, y en agua, en rayos, en suspiros ciego, repite de una muerte m i l ensayos.

5

10

D e fuego son tus lágrimas, Finea. E n tempestad donde es el agua fuego, la muerte es corto efecto de los rayos.

* Soneto seguramente escrito para la A c a d e m i a de M a d r i d entre 1618 y 1627. Cfr. B N M M s . 3 . 7 7 3 , f o l . 138r, soneto sobre e l m i s m o tema de J u a n D e l g a d o , que sigue a una c o p i a de este soneto en los fols. 1 3 6 v - 3 7 r . v. 1 grana: véase 2; 413. v v . 5-6 V é a s e G ó n g o r a : «ya es herido el pedernal, / ya despide, el p r i m e r g o l pe, / centellas de agua» (Romance 50, v v . 33-35). E l pedernal es Finea (que tiene la misma dureza), pero ya que ella está llorando, las centellas que echa son de agua. v. 6 V / R : «vivas centellas que le finge v i v o » . v. 7 V / R : «Finea llora; miente el fugitivo». v. 14 V / R : «¿de q u é p o d r é temer que son los rayos?»

122

OBRAS

COMPLETAS

DE

BOCÂNGEL

12 A Celia que, mirándose al espejo embebecidamente, quiso asir su aparente figura, y se le q u e b r ó * Soneto Culpa, Celia, tu error y no tu d a ñ o ; única te formó naturaleza. Pues dime, ¿por q u é quiere tu belleza darte segunda con tan nuevo engaño? N o se r o m p i ó el espejo, no, y extraño que eche menos tu vista su entereza. Cristal era no más; agora empieza a ser espejo desde el desengaño. T u retrato en retratos dividido en una parte muere, en otra alcanza a merecerte en más copioso empleo.

5

10

Aquí queda m i error más advertido, pues cuando hieres más a m i esperanza hidra inmortal renace m i deseo.

* Soneto seguramente escrito para la A c a d e m i a de M a d r i d entre 1618 y 1627. S o b r e e l m i s m o t e m a , v é a n s e p o e m a 59 a q u í y B N M M s . 3.773, fol. 137r-v, soneto de J o s é C a m e r i n o . v. 5 V 7 R : « N o se r o m p i ó el espejo, pues e x t r a ñ o » . v . 14 hidra: a n i m a l m i t o l ó g i c o de m u c h a s cabezas que H é r c u l e s v e n c i ó

en

L e r n a . A l p e r d e r u n a de sus cabezas le c r e c í a n dos m á s , y así prosperaba c u a n t o m á s herida. Su sangre era venenosa y H é r c u l e s se sirvió de ella para envenenar sus flechas.

RIMAS

Y PROSAS (1627)

123

13 A Lisi desmayada por una sangría Soneto E n vivas ondas de ofendida grana desata a L i s i procurada herida. Menos siente la púrpura perdida que el tener experiencias ya de humana. Q u e d ó cual rosa que expiró temprana, tarde avisada de desvanecida, a quien el viento ejecutó en la vida aun sin dejarla escarmentar de vana. Pálido ofreces, Lisis, el semblante. N u n c a con más razón se tema el rayo que cuando el cielo pálido se viere.

5

10

Contemple amor, por quien estás triunfante en la fingida muerte de un desmayo. V i v a , ¿qué hará?, quien mata cuando muere.

* Soneto seguramente escrito para la A c a d e m i a de M a d r i d entre 1618 y 1627. Sobre el m i s m o tema, véase P a n t a l e ó n de R i b e r a , 1944, v o l . II, pp. 5 8 - 5 9 . v. 1 Cfr. 2; 1 7 7 - 7 9 : « E n vivas ondas de funesta plata / en estampa diversa está N a r c i s o , / que en su l í q u i d a efigie se desata». v. 4 V / R : «que el haber confesado que es h u m a n a » . v. 13 Cfr. C a l d e r ó n : «fingiéndose la muerte en u n d e s m a y o » («En la muerte de la s e ñ o r a d o ñ a Inés Zapata, dedicada a d o ñ a M a r í a Z a p a t a » , Cancionero de 1628, ed. B l e c u a , 1945, p . 620, v. 54). L a nota es de A n d r é s , 1986, p . 13.

124

OBRAS

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DE

BOCÂNGEL

14 Hablando con su dama ya difunta Soneto C o b r ó t e el cielo en tu primer mañana, humana flor, no muerta, interrumpida, en fe de que viviste aquí ofendida ese instante no más que fuiste humana. ¡ Q u é temprano q u e d ó tu nieve en grana, de las iras del viento sacudida! ¡ Q u é tarde a m i esperanza con tu vida has enseñado a escarmentar de vana!

5

Si es que a la patria de la luz que pisas ruego mortal de amante voz alcanza, en mérito de amar lo que no veo;

10

si tu poder en tu piedad avisas: pues sabe que moriste m i esperanza, haz que sepa que faltas m i deseo.

v v . 1-8 Estos versos t i e n e n la m i s m a r i m a asonante que e l soneto anterior. A d e m á s , c o m o se nota en seguida, el segundo cuarteto de ambos sonetos se parece mucho. v. 5 V / R : « Q u é temprano q u e d ó tu nieve o g r a n a » . v. 9 V e r s o que recuerda a Garcilaso, Égloga I, v v . 3 9 4 - 9 5 , y Elegía I, v . 2 6 8 . v. 10 Cfr. Petrarca: «e se prego mortale al ciel s ' i n t e n d e » (Canzoniere, 3). L a nota es de A n d r é s , 1986, p . 14. v. 12 V / R : «si es que tu arbitrio en tu poder avisas».

C L I I I , v.

RIMAS

Y PROSAS (1627)

125

15 A la crueldad de su dama, aludiendo a la de Anajarte* Soneto D e l ya postrero sueño en que yacía el solícito amante se burlaba Anajarte, mirando que robaba la nieve su postrera rosa fría. Ella, rebelde siempre, despedía, no la dureza, mas el alma brava, y al odio alcázar de alabastro daba, que por blanda su carne aborrecía. V o s no podréis ser ya, Lisi, más dura, y, puesto que os aguarde algún castigo, será de tomar forma en m i amor tierno.

5

10

Seréis más inmortal en m i fe pura, pues a vuestra dureza yo me obligo, que en el m á r m o l odioso, aunque sea eterno.

* Anajarte, o A n a j á r e t e , d o n c e l l a de C h i p r e . R e c h a z ó a Ifis, e n a m o r a d o

de

ella, y se b u r l ó de é l , l o que p r o v o c ó que el amante se ahorcara c o l g á n d o s e de la puerta m i s m a de la amada. Esta, sin inmutarse, quiso presenciar el cortejo f ú n e b r e de Ifis, a s o m á n d o s e a la ventana, pero V e n u s , disgustada p o r su indiferencia ante el amor, la c o n v i r t i ó en una estatua de piedra. v. 10 V / R : «mas puesto que os aguarde a l g ú n castigo». v. 11 V / R : «será de tomar forma en a m o r t i e r n o » . v. 12 V / R : «Seréis m á s i n m o r t a l en fe segura».

126

OBRAS

COMPLETAS

DE

BOCÁNGEL

16 Su amante a Celia que afectaba la blancura y el adorno Soneto ¿ Q u é engaños, Celia, q u é locuras mueve un ciego error, y loco más que ciego, si, cuando yo compito con el fuego, estudias exceder la blanca nieve, si el oro vago das al viento leve, cuando a su error m i libertad entrego, o apuestas con la v i d lasciva luego reduciéndole a tanto anillo breve? Guárdate, no la víbora severa de edad futura la de agora rompa, antes que el fruto de tu abril ignores.

5

10

¿ N o te riyeras de la primavera, si nos negase con inútil pompa los frutos, por gozar siempre las flores?

v. 4 V 7 R : «procuras exceder la blanca n i e v e » . v v . 9 - 1 4 C o m o e l p o e m a 7, e l tema de «Carpe XXIII

de Garcilaso.

diem»,

c o n ecos del Soneto

RIMAS

Y PROSAS

127

(1627)

17 Respuesta de su amante por Celia Soneto ¿ Q u é importa al Mongibelo estar nevado si en fuego oculto las entrañas arde? L o mismo que el amor tiene de alarde halla de menos en lo venerado. Más dura en la república del prado la rosa que el cultor descubre tarde que aquella a quien avisa que se guarde la primera experiencia del arado.

5

N o dura la belleza un solo instante más que el deseo, y el deseo miente al punto que pasó de la experiencia.

10

Asi dice el recato vigilante, que es desdicha morir como accidente y necedad morir por diligencia.

v. 1 Mongibelo: M o n g i b c l , otro n o m b r e p o r el m o n t e E t n a , v o l c á n debajo del cual se s u p o n í a encerrados a los gigantes rebeldes. vv. 5-8 I m i t a c i ó n de C a t u l o : «nec meuni respectet, ut ante, amorem, / qui illius culpa cecidit velut prati / ultima flos, praeter eunte postquam / tactus aratrost» (Carmina, X I , 21-24). Es probable que esta c o m p a r a c i ó n final c o n la flor tronchada p o r el arado, c o n t a m i n a d a c o n otra semejante

de V i r g i l i o e n Eneida, I X 435-36

veluti cum flos succisus aratro / languescit moriens»),

(«purpureus

subyazca al garcilasiano s í m i l de

Egloga II, v v . 1 2 5 8 - 5 9 : «cual queda el lirio blanco qu'el arado /

crudamente

cortado al pasar deja», símil que B o c á n g e l b i e n p o d í a haber tenido en mente. v. 8 V / R : «la postrer experiencia del arado».

128

OBRAS

COMPLETAS

DE

BOCÁSGEL

18 E n la muerte de una dama muy hermosa Soneto Fénix divino que en mortal Oriente desvaneces en luz tu sepultura, y heredada en sí misma tu hermosura burla nuestro dolor y tu Occidente. La pompa funeral, el llanto miente, pues no estaba tu ser en tu figura: nada vive quien vive lo que dura, ni ha menester morir un accidente.

5

Faltó tu imperio, amor, faltó tu nido en Amarilis, y aun después porfías a usar en los afectos tus crueldades.

10

¡ O h modo de matar jamás oído! ¡Viéndose ya el amor sin tiranías, a matarnos empieza con piedades!

v. 1 Fénix:

véase 2; 5 3 9 - 4 4 .

v. 10 Amarilis: es p o s i b l e que se trate de M a r í a de G u z m á n , hija d e l c o n d e d u q u e de O l i v a r e s y marquesa de H e l i c h e s , q u i e n m u r i ó d a n d o a l u z en

1626.

A n t o n i o H u r t a d o de M e n d o z a e s c r i b i ó diversos poemas sobre ella donde utilizaba t a m b i é n e l n o m b r e p o é t i c o de A m a r i l i s / A m a r i l e s

(Obras poéticas,

ed. B e n í t e z

C l a r o s , 1 9 4 7 - 4 8 ) . E n u n pasaje c í n i c o y s a t í r i c o , P a n t a l e ó n de R i b e r a

comenta

sobre B o c á n g e l y su dama A m a r i l i s : « D i g a l o el t u r b i o G e l c a m b o , / S i han h e c h o p o c o en su gala, / Baxandosele a lo h o n d o / todas aquellas currapas. / A q u e l que de su A m a r i l i / n o es amante, s i n o arcada, / A q u e l a q u i e n asco t i e n e , / I no v o l u n t a d su dama» (1944, v o l . II, p. 169). v. 12 Cjr. Garcilaso: « ¡ O h m o d o de matar nojoso y triste!» (Égloga II, v. 870).

RIMAS

129

Y PROSAS (1627)

19 Pondérase el daño de los celos, aludiendo al fin de Hércules* Soneto ¿De q u é seno infernal, de cuyo seno, fuego infame, te opones al glorioso? D e origen dulce, efecto venenoso, yo mismo te idolatro y te condeno. Sólo es verdad en ti, de horrores lleno, el martirio, el objeto mentiroso. ¿ Q u é mayores indicios de alevoso que tener siempre equívoco el veneno?

5

¿Mas q u é mucho, si Alcides arrogante, Jove humano, adoptado de los cielos, ya furioso por ti, ya flaco espira?

10

Excedió desdeñoso, cedió amante; lo mortal sólo confesó a los celos; vivo le dio mortaja Deyanira.

* D e y a n i r a , mujer de H é r c u l e s (Alcides), t e m i e n d o ser r e p u d i a d a p o r é l , le m a n d ó u n a t ú n i c a i m p r e g n a d a c o n el supuesto

filtro

amoroso que le diera el

centauro N e s o . P e r o la sangre d e l centauro estaba mezclada c o n el v e n e n o de la H i d r a de L e r n a , y tan p r o n t o c o m o H é r c u l e s se puso el ropaje, s i n t i ó que su p i e l se abrasaba. A l no p o d e r quitarse la t ú n i c a sin arrancar pedazos de su p r o p i a carne, H é r c u l e s s u b i ó al m o n t e E t n a y m u r i ó en la gran pira que m a n d ó construir allí. v. 1 V e r s o que p r o c e d e de la c o m e d i a de G ó n g o r a , «¿De q u é seno infernal, o h p e n s a m i e n t o » (I, 1). v. 4 V / R : «yo m i s m o que te busco te c o n d e n o » . v. 8 V / R : «que tener siempre oculto tu v e n e n o » .

Las firmezas

de Isabela:

130

OBRAS

COMPLETAS

DE

BOCÁMGEL

20 Epigrama a Alejandro el M a g n o * Soneto C r é d i t o fue de la naturaleza tu Oriente, pues de ti su pompa fía; tu muerte providencia, que temía sus dones apurar en tu largueza. Lauro más inmortal de tu cabeza logra tu Fama que tu M o n a r q u í a : aquésta feneció tu fatal día, aquélla, siempre a coronarte empieza. Grande excepción te opones al olvido, honor de Macedonia, que adquiriste con cuanto abraza un mundo sólo un nombre.

5

10

Por darte a ti, moriste agradecido a los dioses; envidia suya fuiste, que entonces creyó R o m a que eras hombre.

* A l e j a n d r o M a g n o , rey de M a c e d o n i a ( 3 6 5 - 3 2 3 a. de J . C ) . G r a c i a s a sus conquistas, la c u l t u r a h e l é n i c a c o n s i g u i ó penetrar en A s i a y África, pero su t e m prana muerte en B a b i l o n i a d e j ó sin realizar sus inmensos p r o y e c t o s . Es m á s que probable que para el asunto de este soneto B o c á n g e l utilizase la Historia de

Alexan-

dre Magno de Q u i n t o C u r c i o R u f o , h i s t o r i a d o r l a t i n o d e l siglo I de nuestra era. D e l poema 31; 60 sabemos que h a b í a l e í d o a este autor en la universidad. v. 9 V / R : « G r a n d e e x c e p c i ó n te niegas al o l v i d o » .

RIMAS

Y PROSAS (1627)

131

21 A un soldado de quien se refiere que, matándole en un hecho de armas, se quedó un rato en pie después de muerto* Soneto T u obstinado cadáver nos advierte que hay vida muerta, pero no vencida, pues sólo en tu valor, sólo en tu vida algo miró después de sí la muerte. Fuerte es la Parca, pero tú más fuerte; no se debió a su golpe tu caída; tú contra ti la ayudas ya rendida, que ¿quién pudiera, sino tú, vencerte? T ú dividiste el trance indivisible de morir y postrarte, tan altivo que en el daño c o m ú n no hallas ejemplo.

5

10

¿Cuánto más que inmortal y que invencible contemplaré que fuiste cuando vivo, si el cadáver intrépido contemplo?

* E n B N M M s . 4.140, f o l . 16r, hay una v e r s i ó n de este soneto m e z c l a d a c o n el siguiente. v. 5 la Parca: las tres Parcas eran deidades que r e g í a n la vida del h o m b r e ; la tercera, Á t r o p o s , c o n frecuencia llamada «la Parca», terminaba la vida.

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DE

BOCÂNGEL

22 A l mismo asunto Soneto Hasta que mueres tú, joven valiente, el morir y el rendirse fue una cosa; ya dos serán, pues muere y no reposa ese primer cadáver y viviente. Tan sólo tú, después de tu Occidente, dejas la Parca atenta y oficiosa tan suspensa que ignora, temerosa, si ella o tú padecéis el accidente. ¿A quién (pregunto yo) más que la vida duró el valor? ¿Quién mereció difunto o fue envidiado cuando polvo incierto? ¡Oh prevención del hado nunca oída, pues te reserva con tan nuevo asunto ser inmortal para después de muerto!

v. 14 V / R : «el n o m o r i r para d e s p u é s de m u e r t o ! »

5

10

RIMAS

Y PROSAS (1627)

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23 A l C o n d e de Linares en la acción valerosa de matar un león en T á n g e r * Soneto H o y , N o r o ñ a , el sangriento rey de fieras confunde su rüina con su gloria. N o te costara el golpe la victoria, si el amago del golpe dividieras. Premio al deseo no capaz esperas, hoy renovando de Hércules la historia. ¿Cuál será del triunfante la memoria si del trofeo se honran las esferas? Fija la piel del bruto en la del cielo, sustituirá tu gloria en nueva vida; deba el O l i m p o nuevo signo a España.

5

10

N o acaso, pues, renace a tanto vuelo que, a no ser a los cielos conducida, no cupiera en el mundo tal hazaña.

* E l c o n d e de Linares, d o n M i g u e l de N o r o n h a , era n o b l e e s p a ñ o l de o r i g e n p o r t u g u é s . L o g r ó el cargo de V i r r e y de las Indias (1629) y de G e n e r a l de las galeras de S i c i l i a y de las E s p a ñ a s (1640); i n i c i ó su carrera c o m o g o b e r n a d o r de T á n g e r , entre los a ñ o s de 1624 y 1628, d o n d e a c a e c i ó el suceso que fue m o t i v o de este soneto. Fue escrito seguramente para la A c a d e m i a de M a d r i d entre 1618 y 1627; sobre el m i s m o tema, v é a n s e C a m e r i n o , 1654, p. 2 4 1 , y Castillo S o l ó r z a n o , 1627, p. 358. v. 6 R e f i é r e s e al p r i m e r trabajo de H é r c u l e s , que consistía en matar el L e ó n de Nemea. vv. 9-11 D e s p u é s de matar el L e ó n de N e m e a , H é r c u l e s le a r r a n c ó la p i e l y se la e c h ó sobre los h o m b r o s para que, en adelante, le sirviera de vestido. Se d e c í a que, d e s p u é s de m u e r t o , el L e ó n se c o n v i r t i ó en la c o n s t e l a c i ó n de Leo. v. 11 Olimpo: m o n t e de G r e c i a donde v i v í a n los dioses greco-latinos; signo: del zodiaco.

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DE

BOCÂNGEL

24 M o r a l i z a n d o la naturaleza y efectos del rayo* Soneto Felice yo, si de mis años tiemplo lo rápido en aqueste precipicio. Templo fue aquél ayer, hoy es su indicio. ¿A d ó n d e huyo, si padece el templo? Justo, aunque adverso, Jove, te contemplo, si el aviso anticipas al suplicio, y, vengativo menos que propicio, si lo que atiendo en ti logro de ejemplo. Mas, ¡oh padre del cielo!, en cuanto yace sublime a tu poder grande y prescrito, por criador te arguye tu aspereza.

5

10

¿Delinque acaso lo que excelso nace? ¿Es delito el ser más?, y si es delito, fulmina, Jove, a la naturaleza.

* Soneto seguramente escrito para la A c a d e m i a de M a d r i d entre 1618 y 1627; sobre el m i s m o tema, véase Castillo S o l ó r z a n o , 1627, p. 354. v. 5 Jove: J ú p i t e r , dios de los rayos y los truenos, v. 11 V / R : «por criador te acusa tu aspereza».

RIMAS

Y PROSAS (1627)

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25 E n honor de d o n j u á n d e J á u r e g u i , Caballerizo de la Reina nuestra señora, insigne poeta y raro pintor* Soneto Deten, Jáuregui docto, el curso altivo de tu pincel que eternidad reparte, cuando naturaleza, cuando el arte cede al lino espirante, al metal vivo. Tus milagros simétricos no escribo, porque sabrá el menor eternizarte, ni te describo en más heroica parte donde usurpas al sol su lauro esquivo. Los números suspende, o los colores, pues describe el pincel, pinta la pluma, y cualquiera imposibles nos derrama.

5

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N o estorben tus aplausos tus primores, que acumular de asombros tanta suma es imposible cargo de una fama.

* V / R : «insigne poeta y p i n t o r insigne». Sobre J u a n de J á u r e g u i , poeta, p i n t o r y amigo de B o c á n g e l , véase 2 * . v. 1 V / R : « D e t é n , F é n i x h e r o i c o , el curso altivo».

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DE

BOCÂNGEL

26 A l M a r q u é s de Belmar, don Gaspar de la Cueva, en la muerte de su hermano* Soneto ¿ Q u i é n es, Gaspar ilustre, el que fallece: tú en tu dolor o tu fatal hermano? E l no murió, porque con bulto vano tu pálida memoria nos le ofrece: tú no, porque en tu Oriente resplandece la luz de un sol que anocheció temprano. ¡Oh, cuánto miente lo que dura humano, pues del achaque de nacer fenece! Dichoso aquel que a cuenta de su fama (no de sus años) vive, y se aconseja en que a ser inmortales respiramos.

5

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¡ O h envidia (bien que lástima se llama), llorar al que nos falta, porque deja de ser lo mismo porque le lloramos!

* D o n j u á n de la C u e v a , m a r q u é s de B e d m a r ( B e l m a r ) , m u r i ó en el mes de septiembre de 1626; le s u c e d i ó al t í t u l o su hermano Gaspar. vv. 9-10 I m i t a c i ó n del c é l e b r e verso de H o r a c i o , Epodo 2: «Beatus Ule, qui procul negotiis», mediante versiones de Garcilaso y Fray Luis de L e ó n . v. 11 V / R : «en que a ser inmortales e s p i r a m o s » . v. 14 V / R : «de ser aquello p o r q u e le lloramos!».

RIMAS

Y PROSAS

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(1627)

27 A un velón que era juntamente reloj, moralizando su forma* Soneto Esta partida imagen de la vida, reloj luciente o lumbre numerosa, que la describe fácil como rosa de un soplo, de un sosiego interrumpida; esta llama que, al sol desvanecida, más que llama parece mariposa; esta esfera fatal que, rigurosa, cada momento suyo es homicida,

5

es, Fabio, un doble ejemplo. N o te estorbes al desengaño de tu frágil suerte: términos tiene el tiempo y la hermosura.

10

E l concertado impulso de los orbes es un reloj de sol, y al sol advierte que también es mortal lo que más dura.

* Sobre este soneto, seguramente escrito para la A c a d e m i a de M a d r i d entre 1618 y 1627, v é a s e P r i c e , 1967, p p . 1 9 8 - 2 0 9 ; P r i c e c o m p a r a el tratamiento del tema h e c h o p o r Q u e v e d o , Anastasio P a n t a l e ó n de R i b e r a y B o c á n g e l . T a m b i é n escribieron sobre el tema Castillo S o l ó r z a n o , 1631, p . 116 y C o r r a l , 1945, p . 2 0 1 . H a y una copia fiel de la v e r s i ó n original de Rimas y prosas en B N M M s . 3.811, f o l . 34v. v. 1 V / R : «Esta biforme imagen de la vida». v. 9 V / R : «es, F a b i o , u n v i v o e j e m p l o . N o te e s t o r b e s » . F a b i o suele ser el destinatario p o é t i c o de los poemas morales de B o c á n g e l . V é a n s e 104, 109 y 110.

t a m b i é n abajo

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DE

BOCAXGEL

28 Hablando el autor con un retrato suyo que acabó con todo acierto el Padre Fray Agustín Leonardo, religioso de la M e r c e d * Soneto Habla, bulto animado, no tu esquivo silencio a tu moderno padre ofenda; déjame hablar a mí por que se entienda cuál el pintado es o cuál el vivo. T ú no sientes, ni yo, puesto que vivo de dar a m i dolor la infausta rienda. T ú callas, yo también, aunque me encienda un ardor en que muero y me concibo. Nada tu bulto de m i bulto ignora; firme semblante ofreces, y no acaso, porque retratas m i contraria suerte.

5

10

¡ O h arbitrio del amor, formar agora otro yo que padezca lo que paso por negarme el alivio de la muerte!

* Fray A g u s t í n L e o n a r d o , sacerdote y p r e d i c a d o r de gran fama, fue, s e g ú n A l varez y Baena, 1789, v o l . I, p. 6, « e x c e l e n t e p i n t o r , particularmente en los retratos p o r el n a t u r a l » . Se d i s t i n g u i ó especialmente p o r los l i e n z o s que e j e c u t ó

para el

c o n v e n t o de N u e s t r a S e ñ o r a del P u i g , en V a l e n c i a . M u r i ó en M a d r i d de m á s de sesenta años de edad. Parece que el retrato de B o c á n g e l , que suscitó elogios de sus c o n t e m p o r á n e o s , ya no existe. H a y c o p i a d e l soneto en B N M M s . 6.635, fol. 309v; la letra es del s. X V I I I . v. 12 V é a s e 3; 3: «arbitrio del a m o r » .

RIMAS

Y PROSAS

(1627)

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29 A l t ú m u l o del doctor Nicolás Bocángel, m i señor y padre, M é d i c o de C á m a r a de su Majestad y de la Serenísima Infanta Margarita, y, antes, de la Augustísima Emperatriz* Epitafio H u é s p e d , no yace aquí, falta severo aquel que, con doctísima experiencia, al mismo A p o l o que le dio la ciencia sólo en tiempo le deja ser primero. Porque durase de la muerte el fuero, incompatible ya con su presencia, faltó, ni se cumpliera la sentencia a no estar él de parte de su acero. N o en humana salud, que al tiempo miente, en vida sí, que el tiempo no acabase, pudo parar su idea esclarecida.

5

10

Lloremos, pues, de envidia en su Occidente, que primero labró, que nos faltase a todos la salud y a sí la vida.

* V / R : «Al t ú m u l o d e l d o c t o r N i c o l á s B o c á n g e l , m i s e ñ o r y padre, M é d i c o de C á m a r a de la Majestad de F i l i p o T e r c e r o , y de la serenísima Infanta M a r g a r i t a » . N i c o l á s B o c á n g e l , padre del poeta, m u r i ó el 11 de enero de 1622 y fue sepultado en el C o n v e n t o de las Carmelitas Descalzas de Santa A n a de M a d r i d ; para su vida véase D a d s o n , 1983, cap. II, y 1991, cap. II. v. 3 Apolo: protector de la medicina.

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OBRAS

COMPLETAS

DE

BOCÁNGEL

30 Elegía en la muerte de don Francisco de Ribera, M a r q u é s de Malpica, M a y o r d o m o M a y o r del Serenísimo Infante Cardenal, m i señor, etc.* A don Baltasar de R i b e r a , M a r q u é s de Malpica, etc., su hijo Agora, ¡oh gran Marqués!, que en alta parte h é r o e inmortal de Cristo te destinas, y nos llevaste a todos con llevarte; agora que en las plumas cristalinas del viento asciendes, y del orbe el peso sobre los orbes de zafir declinas; agora que por fúnebre suceso faltas, no yaces, hablaré contigo, si lo dispensa m i doliente exceso. T ú , excelso Baltasar, como testigo, como heredero al fin, de valor tanto, si en tu ribera estoy, llora conmigo. N o la parte que toca al varón santo, la parte que nos toca, bañaremos vuestra ribera ilustre con el llanto. * V / R : «del s e r e n í s i m o Infante C a r d e n a l , e t c . » . D o n

Francisco de

5

10

15 Ribera,

m a r q u é s de M a l p i c a y M a y o r d o m o M a y o r d e l C a r d e n a l Infante d o n F e r n a n d o desde el 15 de j u l i o de 1621, m u r i ó el 12 de septiembre de

1625.

v. 12 V / R : «en tu R i b e r a estoy, llora c o n m i g o » . A q u í , y en los v v . 15 y 106, B o c á n g e l juega c o n el apellido R i b e r a de los marqueses de M a l p i c a . vv. 13-15 Cfr. G a r c i l a s o : « P r e s t o será q u e ' l c u e r p o , sepultado / en u n p e r p e tuo m á r m o l , de las ondas / p o d r á de vuestro T o r m e s ser b a ñ a d o » (Elegía I, v v . 160-62). L a Elegía I de Garcilaso fue escrita en la m u e r t e de d o n B e r n a r d i n o de T o l e d o y dirigida a su h e r m a n o e l duque de A l b a . N o hay duda de que B o c á n g e l e m p l e ó esta Elegía c o m o m o d e l o para su p r o p i o p o e m a .

RIMAS

Y PROSAS (1627)

Sentir su cierta gloria son extremos de nuestra humanidad; sentir su falta también, cuando presente le tenemos. Su intento fue subir donde le exalta el cielo; vida fue perder la vida. N o muere al mundo el justo, sólo falta. N o vive más quien dura más crecida edad, porque del hombre infructuoso cada momento es tácito homicida. Mas el que vive bien goza dichoso aun de lo que ha vivido, y de esta suerte aún vive lo pasado el virtuoso. Temprano muere el malo, aunque despierte su engaño tardo ocaso, mas el sabio tiene en cualquiera edad madura muerte. Enmudezca a la queja, pues, el labio, porque, siendo el morir naturaleza, no puede ser naturaleza agravio. N o es violencia morir, en la flaqueza consiste del humano sentimiento; a ser vivo otra vez quien muere empieza. Y a vimos un arroyo en el violento éxtasis de un invierno, congelado; no a la vida difunto, al movimiento, porque en lo i n t e r i o r a p r e s u r a d o huye por minas de cristal medroso segundas alas de temor calzado. Tal, el peso depuesto ponderoso, h u y ó aquel alma de su cárcel fría, siendo el morir preludio mentiroso. vv. 2 1 - 3 0 Sentimientos puramente estoicos y senequistas. Cfr. S é n e c a , LXX:

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45 Epístola

« Non enini vivere bonum est, sed bene vivere. Itaque sapiens vivit, quantum debet,

non quantum potest... Cogitat semper, qualis vita, non quanta 5/7», y Epístola «Ubicumque

desines, si bene desines, tota est».

Véase t a m b i é n S é n e c a , De

LXXVII: Brevitate

Vitae, passim. v. 24 Cfr. 2; 103-04: «y la vida / tiene la m a y o r parte de h o m i c i d a » , vv. 32-33 Cfr. Séneca, Epigrama VII, «De qualitate temporis»: « Omnia mors poscit. Lex est, non poena, perire» (v. 7). v. 41 Cfr. 11; 1: «huye p o r minas de cristal y grana».

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OBRAS

COMPLETAS

DE

BOCÂNGEL

¡ O h , burle a nuestro llanto tu alegría, Ribera grande, donde en solio grave a eternidades se vincula el día! T ú templaste el poder en lo süave; breve fue a tu valor este hemisferio, que donde vives solamente cabe. Sobre tus hombros, ¿cuándo el polo hesperio tembló? D e l polo hesperio sí temblaron las fieras haces del infiel imperio. A cuantos ascendientes te ilustraron, ¡oh, c u á n t o deberá nuestra memoria, si a sus hechos los n ú m e r o s faltaron! H u m a n o espejo fuiste en quien su historia sabia o bélica vimos trasladada, y tú de ti añadiste la victoria. N o siempre a Marte, no, el acero agrada; más la prudencia esgrime que el acero, y más corta el consejo que la espada. Y tú, Fernando, de este clima ibero columna roja, que te ignoro, Infante, si fue el nacer o el merecer primero. Sientan tus hombros el perdido Atlante, mas no le sientan, pues dilata al cielo los suyos de fielísimo diamante. ¿Por q u é imprimes, Fernando, el desconsuelo en el semblante grato, en el augusto? ¿Era la patria del M a r q u é s el suelo?

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v. 52 el polo hesperio: Hesperia, n o m b r e que daban los antiguos griegos a Italia y los romanos a E s p a ñ a . T a m b i é n parece haber a l u s i ó n a H é r c u l e s («sobre tus h o m bros») c u a n d o o f r e c i ó a A t l a n t e sostener la b ó v e d a

d e l c i e l o si, a c a m b i o , é s t e

c o n s e g u í a las manzanas de o r o d e l j a r d í n de las H e s p é r i d e s ; v é a n s e 2; 5 0 6 - 0 8 y 160; 21-24. v. 54 el infiel imperio: el i m p e r i o o t o m a n o , que constantemente amenazaba la seguridad de E s p a ñ a en el M e d i t e r r á n e o en esta é p o c a . v. 63 F o r m a de e x p r e s i ó n favorecida p o r B o c á n g e l , en vez de la esperada «más corta la pluma que la espada». v. 67 V é a s e arriba el v. 52; el comparar al C a r d e n a l Infante Fernando c o n A t lante para subrayar la idea de que sostenía sobre sus hombros de guerrero el destino i m p e r i a l de los Habsburgos era frecuente en la é p o c a . Véase t a m b i é n 1; 3 3 - 3 6 . v. 68 V / R : «mas no lo s i e n t a n » .

RIMAS

Y PROSAS

(1627)

¿ N o sabes que el vivir, donde el disgusto es de nuestro vivir naturaleza, es una injuria natural del justo? Q u e al fin es peso la mayor grandeza, sucesiva del mundo la mudanza, y sólo en ser peor tiene firmeza. Donde el m é r i t o no, la dicha alcanza, y lo que alcanza no es quietud alguna, es g é n e r o distinto de esperanza. La fortuna mejor, al fin fortuna, y la próspera más, la más estable, se mira en el espejo de la luna. D í n o s l o , R o m a , tú, tan memorable en el poder que sólo competiste con tu misma rüina en lo admirable. D i l o , M e m o r i a , en tanto ocaso triste de reyes ascendientes que eternizas, pues de Parca mayor los redimiste. D i l o , Parca, que tanto te autorizas en el mayor imperio, consistiendo no más tu imperio todo que en cenizas. Cese, pues, el dolor que va siguiendo con suspiros volantes a su asunto, y vamos hacia el Tajo discurriendo. Hermosas ninfas, no lloréis difunto a quien vive mejor, pues al trabajo solo m u r i ó , y a nuestros ojos junto. E n ronca lira y en acento bajo las oigo convocar a sus pastores, y el llanto excede la ribera Tajo. Allí componen de ciprés y flores un monumento, y en sonancia fiera suenan así los nervios gemidores.

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v. 90 Parca mayor: Á t r o p o s , la que cortaba el h i l o de las vidas humanas. vv. 94-97 I m i t a c i ó n de Garcilaso: «Cese ya del d o l o r el sentimiento, / h e r m o sas moradoras del undoso / T o r m e s ; tened m á s p r o v e c h o s o i n t e n t o » (Elegía I, v v . 154-56). vv. 9 6 - 1 0 5 Deliberadamente, B o c á n g e l recrea a q u í el m u n d o pastoril de G a r cilaso, en especial el de la Égloga III y del Soneto XI.

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OBRAS

COMPLETAS

DE

BOCÂNGEL

Vosotros, los del Tajo, en su ribera lloraréis a Francisco cada día; sólo este alivio queda de que muera, que todos, cuando no la Musa mía, en su ribera haréis que, eternizado, vuelva a vivir a la memoria pía. Mas ya siento el albogue destemplado, bien que, en tanto desorden, más decente le fuera resonar desconcertado. T ú , heroico Baltasar, que a nuevo Oriente, las paternas cenizas animando, no le permites más que el bulto ausente, válete del feliz ingenio, cuando, del dolor el discurso ya vencido, reine el dolor como enemigo blando, y tú salve, Marqués esclarecido.

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v v . 106-07 P r o c e d e n , casi sin alterar, de Garcilaso: « V o s o t r o s , los de T a j o , en su ribera / cantaréis la m i muerte cada día» (Égloga II, v v . 528-29). v. 112 albogue: instrumento m ú s i c o pastoril, parecido a una flauta. C o m p á r e s e c o n 3; 2, donde el instrumento era una « d e s t e m p l a d a avena».

RIMAS

Y PROSAS (1627)

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31 Epístola al Licenciado don Francisco de Paz y Balboa, del Consejo de su Majestad en la Vicaría del R e i n o de Ñapóles, y Consultor del Santo O f i c i o * Agora de m i afecto arrebatado, Francisco docto, en lírico instrumento cómplice oyente os busca m i cuidado. Y porque suele el afectado acento viciar la fe, que a la verdad nos guía, oíd, no lo que escribo, lo que siento. Pues más el ave en libre melodía agrada que en la gavia más preciosa, que limita el asunto a su armonía. Más retóricamente numerosa discurre en lengua natural la fuente que en cítaras de piedra artificiosa. Sopla el rústico labio dulcemente el rudo albogue, y burla de la lira que adquiere en la fatiga lo elocuente. Sigo, pues, el dictamen que me inspira a que os exponga un rato m i juicio,

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15

* P o r el tono de la Epístola p o d e m o s suponer que d o n Francisco de Paz y B a l boa fue mentor, durante una temporada, del j o v e n B o c á n g e l . v. 5 V 7 R : «viciar la fe, que al caso se d e b í a » . v v . 6-18 B o c á n g e l nos ofrece en estos versos, y en efecto en todo el p o e m a , su visión de la p o e s í a clara, no oscura, y p o r tanto toma parte en el debate literario entre los partidarios y detractores del g o n g o r i s m o , tan en boga en la d é c a d a de los años 1620; cfr. t a m b i é n el Prólogo al lector (pp. 70-73), y la Prosa cuarta ( n ú m e r o 72). v. 8 gavia: « U n a c o m o garita redonda, que rodea toda la e x t r e m i d a d del mástil del n a v i o . . . Sirve para que el grumete puesto en ella registre todo l o que se puede ver del mar» (Autoridades). D e ahí, jaula para pájaros. v. 14 albogue: véase 30; 112.

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OBRAS

COMPLETAS

DE

BOCANGEL

por que arbitréis si acierta o si delira; ensayo leve al destinado oficio en que os verá Parténope lograda por eterno en su mismo precipicio. E l genio por deidad arrebatada a Marte nos conduce o a Minerva, y de éstos el mejor es el que agrada. U n o inquiere los astros, otro observa, preso en líneas, del orbe la distancia; éste inquiere el metal, aquél la hierba. O d i a el cauto estadista la elegancia, y el orador, inútil elocuente, llama furor divino la arrogancia. E n círculos de esgrima diligente otro estatuye leyes al coraje, como si fuera maña el ser valiente. E l músico, del viento blando ultraje, admiración y risa nos ofrece, afeando la acción con el visaje. A l que mató Galeno se le ofrece un n o t ó m i c o atento y consultivo, que aun fruto del que ya expiró apetece. ¡Oh cuán falible es, oh cuán esquivo es tu saber mortal presuntuoso!, pues da preceptos un difunto a un vivo.

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40

v. 20 Parténope: n o m b r e antiguo de N á p o l e s . v. 23 Minerva: diosa de la sabiduría, v. 36 visaje: gesto, mueca. v. 37

Galeno: C l a u d i o G a l e n o , m é d i c o griego (del s. II de nuestra era),

que

r e a l i z ó importantes descubrimientos en a n a t o m í a y que e s c r i b i ó numerosos tratados de m e d i c i n a ; su apellido pasó a ser s i n ó n i m o de m é d i c o . v. 38 E n el o r i g i n a l de 1627 viene «en n o t o m i c o » ; en la v e r s i ó n de La lira de las Musas de 1637 «en o t ó m i c o » . S e g ú n C o r o m i n a s , a veces se e n c u e n t r a en e l siglo X V I I la forma notomía por anatomía;

p o r tanto, « n o t ó m i c o » puede que e q u i -

valga a « a n a t ó m i c o » . P o r el c o n t e x t o , corrijo «en», p o n i e n d o en su lugar «un»; así, el sentido de estos versos tal vez sea: «Al que m a t ó G a l e n o se le ofrece u n [examen] a n a t ó m i c o atento y c o n s u l t a t i v o » . v v . 40-42 A q u í nos habla el hijo de un m é d i c o de c á m a r a . Para una v i s i ó n p o sitiva de la a n a t o m í a , véase el Quintiliano respondido del m i s m o autor (obra n ú m e r o 223).

RIMAS

Y PROSAS (1627)

¿Por q u é altera tu estudio su reposo? N i n g u n o nace al otro semejante, cualquiera se difiere misterioso. Mas, ¿dónde vas, oh barco naufragante, del arbitrio del Bóreas tan creído padre de ruinas, cuando sopla errante? Vos, insigne Balboa, si torcido veis m i timón del norte que procuro, coged las velas contra el viento infido, que en vuestra protección iré seguro por donde el mar, severo más, más fiero, zozobra al muy atento Palinuro. R e p l i c o el tema, y digo que al primero Oriente, pobre de incapaz discurso, me entregaron a Bártulo severo; y, sin obstarme el paternal incurso (que el hado ni se elige ni se excusa), un Q u i n t o Curcio fue m i quinto curso. Imperio sacro de divina musa me absuelve de un afán ocioso y grato, cuando plebeyo el interés me acusa. O t r o especule vicios al contrato, y añada leyes a la ley su folio

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vv. 47-48 Bóreas: sobre los atributos del viento del N o r t e , véase 2; 67. v. 51 infido: infiel; cultismo extremado. v. 54 Palinuro: p i l o t o de Eneas, arrojado al mar p o r el S u e ñ o ; a nado llegó a las costas de Italia y fue d e g o l l a d o p o r sus naturales. F u e p e r s o n i f i c a c i ó n en el siglo X V I I de cualquier m a r i n o . v. 57 Bártulo: B a r t o l o A l f a n i d i Sassoferrato (1313-57), famoso j u r i s c o n s u l t o italiano, que e s t u d i ó las leyes romanas,

e i n t e n t ó resucitarlas, a d a p t á n d o l a s a la

é p o c a . Fue profesor en Pisa, Padua y Perusa. Su n o m b r e p a s ó a significar g e n é r i camente h o m b r e de D e r e c h o y era usado m u y frecuentemente en el siglo X V I I . B o c á n g e l fue a la U n i v e r s i d a d de T o l e d o en 1613 y luego a la de Alcalá de H e n a res a estudiar derecho c a n ó n i c o . A p r o b ó el bachillerato (primer grado u n i v e r s i t a rio) en 1619. Sobre esta é p o c a de su vida, véase D a d s o n , 1991, pp. 7 1 - 7 3 . v. 58 incurso: a c o m e t i m i e n t o o embestida. Parece que alude a a l g ú n esfuerzo por parte de su padre para que no malgastara su tiempo estudiando Letras, cuando d e b e r í a estar estudiando D e r e c h o . v. 60 U n j u e g o de palabras algo trabajado; Quinto Curcio: sobre este escritor l a tino, véase 2 0 * .

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OBRAS

COMPLETAS

DE

BOCÁNGEL

con tardo estudio, con progreso ingrato. Descienda o suba T i c i o al Capitolio; abogue o calme Bártulo, engañado en la esperanza del tribuno solio. Interrúmpale el s u e ñ o atormentado, pálido el reo y el actor inquieto, primero pobre que desengañado. Alábese el jurista más perfeto, que yo sé que la ley más bien nacida llama al arbitrio padre de su efeto. G i m e tal vez la ley, gime oprimida, porque parcial el interés la ofende, tal vez en el honor, tal en la vida. Todos a lo sutil, alguno atiende a lo claro, y en ciego barbarismo se dificulta lo que más se entiende. Vacila en uno y otro parasismo con el más erudito la justicia, abogado el mejor para sí mismo. N o v i o la antigüedad aguja egipcia de más ambiguo idioma, de más duro, que hace a la ley más clara la codicia. Mas no digamos más, que no procuro preciarme en esta parte de poeta, no siendo de los que hablan muy oscuro.

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v v . 6 4 - 6 6 Está claro p o r estos versos que B o c á n g e l fue a l u m n o de D e r e c h o a su pesar y c o n pocas ganas. v. 67 V / R : «Ascienda o suba T i c i o al C a p i t o l i o » . Ticio: e l gigante T i c i o , h i j o de Z e u s , fue m u e r t o p o r A p o l o , p o r ofender a su madre L a t o n a , y encerrado en los infiernos d o n d e dos buitres d e v o r a b a n c o n t i n u a m e n t e su h í g a d o , que i n m e diatamente volvía a regenerarse. Capitolio:

t e m p l o dedicado a J ú p i t e r y c i u d a d e l a

que se elevaban en el m o n t e C a p i t o l i o o R o c a Tarpeya, una de las siete colinas de Roma. v v . 7 0 - 8 7 C r í t i c a bastante feroz y satírica d e l sistema legal, en especial de los abogados que se e m p e ñ a n en dificultar p o r el uso de u n i d i o m a a m b i g u o y sutil lo que d e b e r í a ser comprensible. Parecen las palabras de u n r e c i é n salido del sistema. v. 71 reo: «el acusado de a l g ú n c r i m e n o que es p e d i d o p o r otro e n j u i c i o ; su opuesto es actor»

(Covarrubias).

v. 85 aguja egipcia: o b e l i s c o , m o n u m e n t o e g i p c i o cuadrangular, de f o r m a de aguja piramidal; solían estar cubiertos de j e r o g l í f i c o s .

RIMAS

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Y PROSAS (1627)

Basta que en su República perfeta nos destierre Platón, basta que R o m a censores nos señale como a seta. B i e n que pluma de cándida paloma escribe m i verdad, volando ruda, pues al caso el afecto limpio asoma. C o n esto quede absuelta vuestra duda, y yo no tan rebelde a fiel consejo que a lograrle obediente no me acuda. Pues como queda a cristalino espejo mejorado el que atento se retrata, y en enmiendas se luce lo perplejo, así m i error a vuestra enmienda grata en prontitudes quedará dispuesto, más que la cera al sol cuando la trata. Y porque en ésta os debo ser molesto, os difiero contar en otra mía de m i estudio el dictamen, que es honesto. N o digo deleitable, que podía cansar a quien leyese mis tercetos, que pasan ya de Carta y Elegía. Y más, porque les faltan los concetos, alma de los escritos sensitiva, y más para con hombres tan discretos. D e m i intento no más, para que viva algún deseo en vos de ver m i intento; vuestra curiosidad me le reciba después, si le extrañáis con el talento.

vv. 9 1 - 9 3 R e f i é r e s e al c o n o c i d o episodio de La República,

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L i b r o III, de P l a t ó n ,

en el cual el filósofo destierra a los poetas de su u t o p í a p o r el m a l efecto que sus versos p o d í a n tener sobre mentes j ó v e n e s e incapaces de distinguir entre el b i e n y el m a l , la v e r d a d y la ficción. Sobre estas t e o r í a s p l a t ó n i c a s y su i n c i d e n c i a en el Siglo de O r o , véase Ife, 1985, en especial C a p . 2. v. 93 V / R : «señalase Censores a esta seta». v. 96 V / R : «pues al caso el afecto m u d o asoma». v. 98 V / R : «y y o no tan rebelde a tal c o n s e j o » . v. 102 V / R : «y en enmiendas traduce lo p e r p l e j o » . v. 111 T a n t o la Carta en verso c o m o la Elegía se escribían en tercetos. v. 112 V / R : «Y m á s , p o r q u e me faltan los c o n c e t o s » .

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OBRAS

COMPLETAS

DE

BOCÁXGEL

32 Égloga amorosa, en que se introducen los siguientes* Diana, de más edad que moza. Sirena, amada de Celio. Celio, amante de Sirena. DIANA

Lauro, compañero Un sacerdote. Un sátiro.

de

Celio.

Flor es la juventud, Sirena amada, y flor que sólo de acabarse vive, antes difunta que desengañada; flor que, muerta una vez, jamás revive. Fórmala un soplo y otro la fenece, y sus hojas de lástimas escribe. T o d o se precipita cuanto crece; a su fin toda vida se apresura, porque sólo descansa si fallece. Flor es, ¡oh c u á n t o es flor esa hermosura!,

5

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* Falta en Runas y prosas la frase «en que se i n t r o d u c e n los s i g u i e n t e s » . Esta «Égloga amorosa» deriva indudablemente de Aminta de T o r c u a t o Tasso (escrita en 1573, publicada en 1580), y que B o c á n g e l c o n o c e r í a t a m b i é n p o r la t r a d u c c i ó n al castellano hecha p o r su gran a m i g o J á u r e g u i en 1607 y posteriormente reeditada en sus Rimas (Sevilla, 1618). C o m o en el o r i g i n a l de Tasso, B o c á n g e l c o n s e r v a dos parejas de amantes: D i a n a (Dafne), pastora de madura edad y c o m p a ñ e r a

de

Sirena (Silvia), amada de C e l i o (Aminta), q u i e n a su vez está enamorado de Sirena y es el c o m p a ñ e r o de L a u r o (Tirsi). T a m b i é n aparece en ambas é g l o g a s u n s á t i r o . E l debate inicial entre D i a n a y Sirena (vv. 1-100), en el cual aquélla trata de r e c o r dar a ésta las dulzuras y los placeres d e l a m o r y la i m p o r t a n c i a de a p r o v e c h a r la j u v e n t u d y la belleza mientras existan, es copia fiel de la primera escena del p r i m e r acto de Aminta.

Y m á s o menos así t o d o el p o e m a . E n el lenguaje y las i m á g e n e s

utilizadas se nota t a m b i é n una fuerte influencia de la Fábula de Leandro y Hero d e l m i s m o B o c á n g e l , o tal vez sea al r e v é s , puesto que es i m p o s i b l e saber c u á l de las dos obras se c o m p u s o p r i m e r a . v v . 7-8 Cfr. G ó n g o r a : « q u é presurosa c o r r e , q u é secreta, / a su fin nuestra edad» (Soneto 163, vv. 5-6).

RIMAS

Y PROSAS (1627)

la más durable, efímera del prado, que un accidente finge lo que dura. Gózala, pues, primero que el arado del tiempo escriba en tu nevada frente el pesar de m i aviso malogrado. M o z a fui yo también, y de luciente beldad y de hermosura pretendida, de pecho casto y corazón valiente. Esta ceniza ya desvanecida llama fue del amor donde el amante aguardó de m i arbitrio muerte y vida; muerte y vida le daba en un instante, porque el cuitado nunca vio m i gusto, a la razón en nada semejante. Cetro e m p u ñ é tirano, cetro injusto, hasta que amor postró m i m o n a r q u í a , que opuesto a un dios no hay corazón robusto. V e n c i ó m e (y ¿qué no vence?) la porfía, pero gustaba yo del vencimiento tanto que preguntaras quién vencía. T a m b i é n seguí las fieras, y sangriento dejé el altar de la triforme diosa, con tibia sangre del corcillo exento. M i puerta c o r o n ó su frente añosa, y el amante m i puerta coronaba de fruta nueva y matutina rosa. ¡Oh Sirena, q u é entonces me engañaba! Malogré m i beldad, hasta que al ciego dios de las almas le presté m i aljaba. Vieras entonces en lascivo juego

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vv. 10-15 E l tema de «Carpe dieni»; véase 7*, y, para el símil de la flor tronchada p o r el arado y sus antecedentes clásicos, 17; 5-8. v. 13 V / R : « G ó z a t e , pues, p r i m e r o que el a r a d o » . v. 32 la triforme diosa: D i a n a o A r t e m i s a , llamada t r i f o r m e p o r sus tres a t r i b u ciones c o m o diosa de la caza, de la fecundidad y de la luna; t a m b i é n se la llamaba la triforme diosa para representar las tres fases visibles de la luna. C o m o diosa triforme la invoca H o r a c i o : «Montium

cusios nemoraque, Virgo / quae laborantis útero puellas /

Ter vocata audis admisque leto, diva triformis» (Odas, III, 22, vv. 1-4). v v . 38-39 R e f i é r e s e a C u p i d o .

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OBRAS

COMPLETAS

DE

BOCÁNGEL

abrasarse dos almas, m i Sirena, faltar las vidas y durar el fuego; llorar de envidia, no la propia pena, la ajena sí, porque era tan amable que sólo se lloraba por ajena. N o es beldad la beldad que es intratable; es fábula del tiempo la doncella que más que hermosa quiere ser notable. SIRENA

D i a n a , ¿viste tú la rosa bella, bella entre muros de nativa espina, y con rayos de nácar blanda estrella; requebrada del alba matutina, respetada del sol, que, bella y sola, ni fiera ni pastor se le avecina? Sólo el viento sus nácares tremola, y aun pienso que de púrpura se baña, porque el viento tan sólo la viola. Mas esta misma flor, si por extraña impiedad del arado, si por suerte, su pompa mano aleve desengaña, dibujo se hace infausto de la muerte, muerte alevosa, muerte al fin cobarde, pues a una rosa de vivir divierte. Si florida beldad de amores arde, es de muerte el ardor; mata primero y luego avisa, ¡ve si avisa tarde! T a l es la bella ninfa, a lisonjero amante expuesta, que perdió temprano materna planta y corazón sincero. Si es la hermosura flor, el viento ufano la goce; muera de accidente antes que muera al golpe de grosera mano.

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vv. 43-45 Cfr. 3; 6-8: «y tan dulce tal vez c a n t é m i pena / que todos la j u z g a ban p o r ajena, / pero b i e n sabe el alma que era mía». v. 47 Cfr. 2; 232: «fábula al t i e m p o , si al d o l o r historia». vv. 49-51 Cfr. 2; 113-14: «Tal entre rayos de nativa espina / en m u d a soledad vive la rosa». v. 66 V / R : «y luego avisa, ven si avisa tarde». vv. 70-72 Cfr. 17; 5-8 para otro p u n t o de vista sobre el m i s m o tema.

RIMAS

Y PROSAS

(1627)

Amantes quiero, no rendirme a amantes. Esperaré sus quejas sin oídos, preciadas, no de tiernas, de elegantes. Sirena soy, bien saben mis sentidos en las guerras de amor, si en ellas trato, herir los otros sin quedar heridos. Así no lloraré mentido trato, ni pasaré los años de una ausencia en si tarda el amante por ingrato. Todos lloran de amor porque es violencia. D I A N A

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D e gusto lloran. ¿Y

S I R E N A D I A N A

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de q u é suspiran?

D e l bien que les redunda. D e impaciencia.

S I R E N A

Mas d i , los que aman bien, ¿a c u á n t o aspiran? 85 D I A N A

A ser amados. ¿Y

S I R E N A D I A N A S I R E N A

DIANA

S I R E N A D I A N A

S I R E N A D I A N A

S I R E N A

D I A N A S I R E N A

después de amados?

Después, al fruto de su pena miran. después de gozar, ¿de q u é cuidados vestirás al amante? Y

D e un recelo de no perder los gustos alcanzados.

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Ese es miedo, no amor. ^ E S un desvelo que de esas dos pasiones se compone.

Jamás ha visto tal amante el suelo. Y O sé quién tus desdenes antepone a su vida.

¿ Q u i é n es? D i l o , Diana, que a nadie el ser querida descompone. ¿ N O

conoces a Celio?

La mañana futura nos veremos; queda agora en paz.

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OBRAS

DIANA

COMPLETAS

DE

BOCÁSGEL

¡Ah, ninfa presumida y vana, triste de aquél que por favores llora!

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Celio y Lauro pasan cantando CELIO

LAURO

DIANA

CELIO

Dichoso pastorcillo que en el prado vestido de ocio rudo no le cuentas los siglos a un cuidado, armado al dios desnudo, sin que a tus verdes años enseñe la experiencia desengaños. Aprendan de tu acento a cantar libertad las peñas frías, mientras al sol le cuento sus rayos todos con las penas mías, y a ú n temo más desmayos contando penas que contando rayos. Triste de aquel cautivo a quien sujeta, no contraria suerte, sino un semblante esquivo, árbitro de su vida y de su muerte. Triste de aquel amante que aguarda vida de un mortal semblante. Desdichado pastor, pastor dichoso, pues ama C e l i o y Lauro vive exento, ¿dónde cantando vais por este valle? A ver si el caluroso estío tiempla las hirvientes horas entre la verde juncia y madreselva. T ú , ofrecida a nosotros, nos mejoras el vago asunto de buscar el viento. D i m e de aquella por quien vivo y muero, y ni muerte ni vida de ella espero. Y a que del sol que adoro se me esconde la luz que solicito, pues tanto de sus rayos comunicas, dulce y sabia Diana,

v. 104 R e f i é r e s e a C u p i d o . v. 124 juncia: planta h e r b á c e a de la familia de las ciperáceas.

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RIMAS

Y PROSAS

(1627)

de ti sabré lo que del sol ignoro, sabia de amor y dulce consejera, a quien debe el amor que amor no muera. LAURO

¿ Q ¿ vida y muerte? ¿Es vida diferente ésta de los amantes de las que acaba un golpe solamente?, que mueren, Celio, todos los instantes.

CELIO

M u e r e , Lauro, quien ama, mas con martirio lento, o la muerte en amor vive de asiento, vive creyendo que la misma llama a su objeto le inflama. Muere porque lo duda o porque lleva su esperanza el viento. A l m a grosera y ruda no es capaz de esta gloria, que sólo le es notoria tan delicada ciencia a la misma experiencia.

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u

LAURO

A l fin, ¿amor se empieza por la muerte?

CELIO

Conforme te miraren, Lauro amigo.

LAURO

Y si miente el mirar, ¿de q u é testigo sabré cuál es m i suerte?

CELIO

A l buen amante bástale el e n g a ñ o .

LAURO

¿Luego no hay mal estado si se igualan el bien y el mal?, ni aun los distingue el modo, o no puede haber bien si es uno todo.

CELIO

E n esto se difieren, que el bien hiere con gusto, pero el mal con veneno. A l uno le obedezco como ajusto; al otro le obedezco y le condeno como esclavo de amor, aunque rendido, tal vez como en prisión, tal como en nido.

v. 146 V e r s o m u y d e l gusto de B o c á n g e l ; cfr. 5; 1. v. 166 Cfr. 2; 392: «prisión t e n d r á s donde imaginas n i d o » .

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OBRAS

DIANA

CELIO

DE

BOCÁSCEL

Cese ya la contienda, porque no es de pastores la esencia disputar de los amores, y da bastardo indicio C e l i o , de tanto amor, tanto artificio. Sigamos esta senda de que se apartan árboles iguales en orden sucesivo, y en orden todos al retrato vivo de la sagrada Pales, que si no le fiasen las raíces de antiguo tronco, pienso que pudiera mover el bulto relevado y grave; y más al docto artífice autorices, en que estando tan vivo esté sin alma, que si tuviera voz, alma y acento.

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Harto mejor lo pintas tú que Isbelo lo relevó; mas, porque yace en calma el viento mudo en bóvedas de frío, y hasta las aguas tienen sed ardiente, hurtemos al imperio del estío algunas horas.

LAURO DIANA

COMPLETAS

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V a m o s , m i Diana. Seguidme al valle de la amarga fuente. Aquí

sale Sirena de cazadora

v v . 167-69 B o c á n g e l se burla de la p r o p i a esencia de las É g l o g a s

pastoriles,

puesto que no trataban de otra cosa que n o fueran unos pastores d i s p u t a n d o de amores. v. 176 Pales: diosa romana, protectora de los r e b a ñ o s y de los pastores, v. 180 V / R : «por q u i e n m á s al artífice a u t o r i c e s » . v. 183 V / R : « H a r t o m e j o r la pintas t ú que I s b e l o » . Isbelo: q u i z á se trate de Apeles, el m á s ilustre de los pintores griegos; v i v i ó en la corte de A l e j a n d r o M a g n o , c u y o retrato s ó l o a él le fue p e r m i t i d o pintar. Q u i z á alude s ó l o a otro pastor, llamado así. v. 184 V / R : «la r e l e v ó , mas p o r q u e yace en calma». v v . 189-90 L a i n s t r u c c i ó n «Aquí sale Sirena de cazadora» falta en Rimas y prosas.

RIMAS

SIRENA

CELIO

Y PROSAS

¡ O h , c u á n t o más me agrada el ave libre que el cautivo amante, y un arco, en quien ignoro por ligero si es en herir o en disparar primero, o por la mies dorada mirar correr el can, y tan volante que, excediendo a los vientos su fatiga, las aristas no quiebra de la espiga! Mas, ¡ay, C e l i o constante! ¿ Q u é es esto, cielos? ¡A Sirena escucho! Fábula de mis ojos es aquésta, agora sí que abrasará la fiesta. Mas, ¿de d ó n d e vendrá?

DIANA

N o será mucho que venga de seguir a quien la huye.

CELIO

M e j o r dirás de huir a quien la sigue.

DIANA

Si la huyeras, ¡oh C e l i o ! , te siguiera.

CELIO

¿ C ó m o huirá quien la lleva?

SIRENA

Cansada estoy, ¡oh cielos!; quién me diese algún zagal que me sustituyese en este afán perdido.

CELIO

Y o me quiero ocultar, por si descubre Diana a tu amistad lo que me niega. Mas jura por D i a n a , ¡oh fiel Diana!, que no revelarás que estoy oculto.

DIANA

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(1627)

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Por Diana te j u r o de callarlo.

CELIO

Aunque importe la vida.

DIANA

Aunque la vida importe.

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T ú , Lauro, como acaso, al oficio cortés de aquella ninfa al momento te ofrece.

v. 195 V / R : « m i r a r correr al can, y tan v o l a n t e » . N ó t e s e la fuerte a l i t e r a c i ó n en este verso: «can», «tan», « [ v o l ] a n t [ e ] » . D e n u e v o vemos que B o c á n g e l era seguidor de G ó n g o r a , en este caso en la musicalidad del verso. v. 214 V / R : «Juro lo que pretendes, p o r D i a n a » .

fiel

158

OBRAS

COMPLETAS

DE

BOCÂXGEL

Jamás fueron dos tiempos obedecerte yo, si me mandases. ¿ Q u i é n ataja el aprisco? N o se esconda, porque le busca un rayo de mi honda. ¡ O h ejemplo de beldad, alma del día C u p i d o sin amor, dulce Sirena! Sólo sabe alabarte quien te nombra. Absuélvante los cielos de m i pena por verte fatigada; la alegría me has templado de verte.

220

SIRENA

Sábete que divierte mucho más que la sombra el ejercicio.

230

LAURO

Siempre el exceso es vicio.

SIRENA

N o es exceso acabar lo comenzado.

LAURO

Siendo según razón lo que se empieza.

SIRENA

¿Pues es contra razón seguir un gamo?

LAURO

Por ser sin tiempo, sin razón lo llamo.

SIRENA

E l fue quien se ofreció sin tiempo al dardo y quien h u y ó también.

LAURO

Naturaleza le enseñó su defensa, y el arte riguroso a ti su ofensa. Mas, dime, ya que ingenio tan gallardo esmalta tu beldad, ¿sigue quien hiere?

LAURO

SIRENA LAURO

225

235

240

Según la caza fuere. ¿Agora con cautelas me respondes?

SIRENA

T ú la pregunta en la pregunta escondes.

LAURO

L o que se hiere, ¿dicen que se sigue?, porque el segundo lance del tiro pienso yo que es el alcance.

SIRENA

Es verdad, pero déjame que vaya.

245

v. 222 aprisco: redil para el r e b a ñ o . A q u í «atajar el aprisco» vale lo m i s m o que atajar ganado, es decir, hurtarlo. v. 228 V / R : «por verte en esta siesta, el alegría».

RIMAS

L A U R O

Y PROSAS (1627)

¿Hacia d ó n d e fue el corzo? A l val del haya.

S I R E N A L A U R O

S I R E N A L A U R O S I R E N A

L A U R O

S I R E N A

D I A N A

S I R E N A

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250

seguiré tu gamo, mas, di agora, ¿cómo Celio, de ti preso y herido, no es de tu amor seguido?

Y O

Y o jamás le tiré. Sí tu hermosura. Pues, supongo que hieren mis ojos, ¿deberéme a cuantos mueren? T ú eres su amigo más que él es m i amante, y ya me cansas tanto como C e l i o hablando de él. Y o no le quiero en suma. Aquesto es natural, y así no puede ser mal hecho lo que es naturaleza. Si es la hermosura sol, amor es pluma; huya del sol, ¿es culpa m i belleza? E l se guarde del sol como me guardo. T ú , si me quieres bien, toma esté dardo y busca m i gamillo.

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C o n tus ojos le mataré mejor, quedando libre, aunque a los cielos las saetas vibre. Aquí de Marte pendan los despojos, mas allí, si la vista no me engaña, pastora anciana por antiguo pelo los pies calientes en las ondas baña. ¡ O h , cuánto debo al cielo, bellísima Sirena, pues le debo ver lo que más estimo! Siéntate aquí, te serviré de arrimo. Espérate, Diana, que entre uno y otro ramo miro el perdido gamo.

v. 254 V / R : «mas tu h e r m o s u r a » . v. 271 Cfr. 2; 394: «sierva de antiguo pelo al sol me e s c o n d e » .

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D I A N A S I R E N A

OBRAS

COMPLETAS

DE

BOCÂNGEL

Tente, ninfa inhumana.

280

¿Por q u é inhumana? Porque rigurosa

D I A N A

todo lo hieres. S I R E N A

D I A N A

S I R E N A D I A N A

C E L I O

S I R E N A C E L I O

S I R E N A

E S tu edad piadosa. Tiraréle el venablo, a q u é buen punto inmoble está, mas ¿si estará difunto?

¡ O h ley del juramento, q u é triunfante quedarás, ninfa vana, de ese tiro! ¿ C u á n t o más es matar con un suspiro?

285

Aquesta vez será con un venablo. ¡Ah, tente, ninfa ingrata, más que la fiera que a su madre mata!

290

D e Sirena es la herida. ¿Cuya ha de ser si me q u i t ó la vida? ¿ C u y o tal hecho, sino de una fiera? N o dirás que la presa no te espera. ¿ Q u é miro, cielo santo?

295

E l tiro más piadoso reconoces, m i bien; recibe las postreras voces. ¡ O h tarde amado, C e l i o ! Pues que vivo,

C E L I O

no soy amado tarde. S I R E N A

¿ D ó n d e te herí? Doquiera que tocares.

C E L I O S I R E N A

P o r la herida pregunto. Duele y arde.

C E L I O S I R E N A

300

Consuélame, Diana, que el golpe de piedad es más esquivo al mismo que le dio, si está inocente. te dije, Sirena, tente, tente?

D I A N A

¿ N O

S I R E N A

¿Y tenía más letras, C e l i o , Celio?

D I A N A

C e l i o me hizo jurar que callaría.

305

RIMAS

Y PROSAS (1627)

S I R E N A

Antes que fuese herido me o y ó Celio.

C E L I O

Primero me mataste que te oyese.

S I R E N A

Y O

D I A N A

Comoquiera que fue, C e l i o está herido.

S I R E N A

N u n c a al suceso se obligó la mano.

D I A N A

Siempre el discurso es padre del efecto.

S I R E N A

C o m o el efecto penda del discurso.

D I A N A

E l saber contra el hado prevalece.

S I R E N A

Pues, ¿cuándo se dejó espiar el hado?

D I A N A

Nada sucede sin que de algo penda.

S I R E N A

Sólo al cielo ese origen no se esconde.

D I A N A

N i n g u n o erró jamás sin albedrío.

S I R E N A

Sí, pero el albedrío es ignorancia.

D I A N A

N O

S I R E N A

N i culpa alguna de inocencia nace.

D I A N A

E l que puede saber por culpa ignora.

C E L I O

L A U R O

S I R E N A

L A U R O

pensé que tiraba a un quieto gamo.

161

310

315

320

es ignorancia sola la que es culpa.

Segunda vez me hiere tu porfía, Diana. T ú , Sirena, c r é e m e agora (siquiera porque muero) un casto amor, supuesto que no espero, sino inútil piedad, piedad sin fruto, que es g é n e r o también de tiranía.

325

¡ O h , santos dioses! ¿ C ó m o , C e l i o herido, y Sirena con Celio el amoroso?

330

soy, Lauro, la herida, que la flecha allí se mira, pero aquí se siente. A C e l i o por error hirió m i brazo.

Y O

Presumo que quisiste triunfar del cuerpo así como del alma: bien el arpón conozco de tu aljaba.

335

v. 317 Cfr. L u c r e c i o , De rerum natura, l i b r o I : «quas oh res ubi viderimus nil posse creari / de nilo» (vv. 155-56).

162

OBRAS

COMPLETAS

DE

BOCÁXGEL

T o m a , ninfa, tu gamo, y a tu desdén, que es tu deidad tan sola, dos géneros de víctimas consagra. S I R E N A

C E L I O

D I A N A

L A U R O D I A N A

Antes, por la salud de C e l i o a A p o l o , consagraré la fiera, y en humo digerido el sacrificio, será de m i dolor debido oficio. Sobre el hombro de Lauro caminar me prometo, y al dios de la salud llegar me obligo, seguro sobre el hombro de un amigo. D i v i é r t e n o s , o h Lauro, del viaje, cantando amores o fingiendo amores.

345

350

T o d o es uno, Diana. N O del caso refieras lo siniestro, que le tendrán por nuevo los oídos.

A levantarme pruebo de la arena.

C E L I O S I R E N A

M u e v e templado el paso.

C E L I O

ES

S I R E N A

Según eso, ya debes estar bueno.

L A U R O

340

355

tu cuidado grande medicina.

Canto en honor de nuestro prado ameno. A c u é r d o m e que fui por este prado de libertad ociosa tan contento que me envidiaba el vulgo del arado. Miraba retozar el corzo exento, y miraba t a m b i é n c ó m o rizaba el p á m p a n o la v i d con el sarmiento. C o n más dorados pomos engañaba el árbol verde al tiempo fugitivo que a la planta H i p ó m e n e s que volaba.

360

365

v. 341 R e f i é r e s e a A p o l o c o m o dios de la m e d i c i n a ; véase t a m b i é n m á s abajo, v. 347. v. 343 Cfr. 2; 2 7 3 : «Digiérese en la llama el sacrificio». vv. 365-67 R e f i é r e s e al m i t o de H i p ó m e n e s y Atalanta. Esta, hermosa cazadora que r e h u í a el m a t r i m o n i o , puso c o m o c o n d i c i ó n a sus pretendientes

q u e se

RIMAS

Y PROSAS (1627)

Sobre el oro difunto el nácar vivo mostraban las manzanas palpitando, ya dibujadas de pincel nativo. D e abejuelas un coro vivo, hilando en sus ruecas de cera rayos de oro, guardaba su labor amenazando. Por el cañón puntado, su tesoro a cuajar desangraba el clavel tirio, hablando con olores más que el coro. D e terciopelo azul vestido el lirio, que entre puñales verdes se conserva, y le da su color mayor martirio. E l níspero m o n t é s , el agria serba, que el árbol, intratables, los derriba, y los sazona la dorada hierba. Allí, de nieve castamente viva, con letras de oro escribe la azucena la nariz que p e c ó de sensitiva. Y la rosa de Venus da más pena que de puntas se a r m ó en Alejandría,

163

370

375

380

385

casaría c o n a q u é l que la venciese en una carrera, matando a todos los que resultasen derrotados. H i p ó m e n e s , enamorado de Atalanta y ayudado p o r V e n u s , a r r o j ó durante la carrera tres manzanas de oro, recogidas del j a r d í n de las H e s p é r i d e s , que Atalanta se e n t r e t u v o en recoger. D e esta manera, H i p ó m e n e s l l e g ó a la meta el p r i m e r o y l o g r ó su m a t r i m o n i o . v. 370 V / R : «no dibujadas de p i n c e l n a t i v o » . v. 375 el cimbel tirio: clavel de c o l o r de p ú r p u r a . L a p ú r p u r a era el preciado tinte que sacaban los antiguos d e l m ú r i c e , m o l u s c o m a r i n o q u e segrega u n

líquido

p u r p ú r e o ; la de T i r o , c i u d a d de F e n i c i a , daba u n tinte de u n rojo m u y p u r o , que era el m á s estimado. N ó t e s e c ó m o O v i d i o utiliza los dos t é r m i n o s j u n t o s : «Confer Amydaeis medicatum vellus aénis / Múrice cum Tyrio» (Remedia Amoris, v v . 707-08). v. 380 el níspero montés: « Á r b o l espinoso, c u y o t r o n c o casi siempre es torcido y sus ramas duras y difíciles de quebrar. Las hojas s o n parecidas a las d e l l a u r e l . . . A r r o j a unas flores c o m o rosas p e q u e ñ a s blancas o encarnadas» (Autoridades); el agria serba: «Especie de pera silvestre, de c o l o r pardo, que tira a rojo, sumamente áspera al gusto» (Autoridades). v. 381 V / R : «que el á r b o l , intratable, le derriba». v v . 3 8 6 - 8 7 L a rosa roja era flor consagrada a V e n u s . L a m e n c i ó n de A l e j a n d r í a sugiere que quiere d e c i r «la rosa de Alejandría», que fue empleada c o m o purgante e n é r g i c o (véase Alemany).

E n su e d i c i ó n c o m e n t a d a de la o b r a de G ó n g o r a , e l

a m i g o de B o c á n g e l , G a r c í a de Salcedo C o r o n e l , dice que « R o s a de A l e x a n d r í a

164

OBRAS

COMPLETAS

DE

BOCÁNGEL

hermosa sí, mas por virtud ajena. Tras esto se me acuerda que aquí un día fácil viento buscaba el d u e ñ o m í o , cuando en oro fingido el mundo ardía. Entre caliente nieve y nácar frío se señalaron dos breves corales en defender de néctar un rocío. Sus dientes digo, Cándidos e iguales, que, susurrando, hurtaba de su boca abeja amor dulcísimos panales. Y Alcides bello, de cristal de roca que sostiene dos soles, era un cuello de mucha fuerza y de materia poca. Y ciertamente incierto su cabello de cometas de amor poblaba el viento, y de envidias al sol, que es menos bello. SÁTIRO

LAURO

¡ O h espectáculo fiero!, ¿qué sangriento horror del bosque el bosque me presenta? Guarda del bosque soy, y ¿tal consiento? ¿ C ó m o que a Pales se hace tal afrenta? ¡ O h insolente pastor, que vas cantando después de delinquir con voz exenta! E l sátiro se acerca voceando, y con rostro feroz nos amenaza. E l nos acusará.

SÁTIRO

395

400

405

410

¿Venís triunfando?

SÁTIRO CELIO

390

Sí, triunfantes venimos de la caza. Ese gamo es de Pales, y ninguno sus selvas con violencia embaraza. Y a la diosa será más importuno

415

l l a m a m o s vulgarmente a q u é l l a c o n que los m é d i c o s suelen purgar los e n f e r m o s » . N o está nada claro lo que tiene que ver u n purgante en este pasaje, a m e n o s que «rosa de Alejandría» sea u n o de los atributos de V e n u s ; cfr. L o p e de V e g a : « ¡ C o n q u é artificio tan d i v i n o sales / de esa camisa de esmeralda fina, / o h rosa celestial alejandrina, / c o r o n a d a de granos orientales!» (Rimas una rosa»). v. 398 Alcides: H é r c u l e s .

sacras, Soneto XXXVII

«A

RIMAS

Y PROSAS

165

(1627)

con sangre humana de un pastor herido verle regado. Y ¿quién te ha herido? CELIO SÁTIRO

Alguno. ¿ Q u i é n es alguno?

LAURO

Quien tu merecido te da, nefanda bestia.

SÁTIRO

¡Aquí de Pales, sátiros y silvanos del ejido!

LAURO

¿ D e los ausentes, sátiro, te vales?

SÁTIRO

Probaréis de una diosa la venganza.

CELIO

D i a n a nos valdrá.

SÁTIRO SIRENA

420

Sois desleales. Huyendo va.

LAURO

V e r é si la pujanza de esta bala de piedra, despedida de un arcabuz de c á ñ a m o , le alcanza.

CELIO

A l sacerdote irá, mas ya fingida tengo una relación, ved si os agrada, que en confesar iguales va la vida. Confesaré que, siendo requebrada en vano m i Sirena de m i ruego, me pasé con su dardo; y, preguntada la mano que m a t ó la fiera, luego replicaremos que en la amarga fuente la hallamos respirando sangre y fuego, por mano que se ignora.

DIANA

425

430

435

Diferente he pensado, pastores.

SIRENA

D i , Diana, pues lo mejor buscamos solamente.

v. 417 V / R : «con sangre h u m a n a de pastor h e r i d o » . v. 421 ejido: «El campo que está a la salida del lugar, que no se planta n i se labra, y es c o m ú n para todos los v e c i n o s , y suele servir de era para descargar en é l las mieses y limpiarlas»

(Autoridades).

166

OBRAS

DIANA

SÁTIRO

SACERDOTE

COMPLETAS

DE

BOCÁNCEL

Todos decid que en la sazón temprana del alba nos juntamos por suceso, cogiendo flores de marfil y grana, y que del bosque por lo más espeso entonces vimos penetrar el gamo, de un cazador seguido y de un sabueso, y que, estando cubierto de algún ramo C e l i o , el montero incauto le dispara, y el can sigue el asunto de su amo, el cual, huyendo el bosque, desampara advertido del hecho, y que la fiera allí cayó rendida de su jara.

445

450

Aquéllos son, ¡oh cuál venganza espera injuria tanta, sacerdote santo!, si en la pena el delito se pondera. Salve, pastores.

CELIO

Vivas, L i v i o , tanto que los n ú m e r o s falten a tus años.

SACERDOTE

¿ES el delito comedido o cuánto?

CELIO

Menos lástima tengo de mis daños que de la injuria que hizo aquese aleve a tus sacras orejas con engaños.

SÁTIRO

Quien se previene ser culpado debe; no respeta al ministro el que arrogante a la misma deidad antes se atreve.

SACERDOTE

C e l i o , di la verdad porque al instante se dé por revocado y por incierto cuanto me expuso sátiro informante.

CELIO

440

455

460

465

Para decir verdad, sobra el concierto, mas no falte tu fe.

v. 442 grana: c o l o r de p ú r p u r a ; véase 2; 4 1 3 . v. 451 jara: tipo de flecha o dardo. v. 457 comedido: c o m e d i r , « P e n s a r , p r e m e d i t a r , d i s p o n e r y en cierta manera tomar las medidas convenientes para ejecutar alguna cosa» v. 459 V / R : «aqueste aleve».

(Autoridades).

RIMAS SACERDOTE

Y PROSAS (1627)

¿Cuya es la punta por quien traes el costado mal abierto?, y advierte que te esfuerzo la pregunta en virtud de la diosa.

SÁTIRO

L i v i o , advierte al arpón con que el d u e ñ o se barrunta.

CELIO

A la sazón que la m a ñ a n a vierte blandos diluvios de indistinta lumbre, y el sol renace de su ilustre muerte, dejaba la agradable pesadumbre del monte un cazador tras una fiera, que a m i juicio siguió desde su cumbre. Nosotros, de Ladón en la ribera reparando el delito, amenazando impedir procuramos su carrera. E l , b a ñ a d o de enojo, disparando (quizá no me tiró), del arco tira aquesta flecha, y escapó volando.

167

470

475

480

SÁTIRO

¡ O h solemne, oh m a g n á n i m a mentira!, cuando en la fuente juntos os acecho. ¿ C o n el monte alegáis?

SIRENA

C e l i o delira. Y o contaré de la verdad el hecho, y ya te le he contado si te digo que, por herir un gamo, herí su pecho. A l coro de los dioses por testigo pongo de esta verdad. Aquí me tienes, que a morir, si maté, pronta me obligo.

490

Añade que crecieron tus desdenes con este mozo miserable, tanto que por tus iras a matar le vienes;

495

SÁTIRO

485

v. 474 Cfr. G ó n g o r a , Soledad Primera: «breve esplendor de m a l distinta l u m b r e » (v. 58). v. 479 Ladón : d i o s - r í o de la Arcadia, v. 489 V / R : «y y a te l o he c o n t a d o » .

168

OBRAS

COMPLETAS

DE

BOCÁNGEL

añade que al hijuelo de Erimanto diste palabra de futura esposa, matando a C e l i o , y esto con encanto; añade que me heriste, y que a la diosa en vano supliqué cortés ayuda, y que mataste el gamo licenciosa. SACERDOTE

A l Oráculo voy con grave duda del caso y del castigo mal seguro. Para que a todos su respuesta acuda, sátiro, sella el T e m p l o con el muro.

500

505

Sirena en el Templo Alta deidad, que el tiempo no la altera, causa de toda causa y todo efeto, padre del hado, lumbre al fin sincera, en quien vive y descansa todo objeto si humilde v o z asciende a sacra esfera, purgada en llama de rendido afeto, derrama en mis errores tus piedades, que ruegos hacen sólo las deidades.

510

Celio en el Templo Estrellas que influís en alta parte conformes almas, si virtud os mueve, pues uno sigue a Palas, otro a Marte, éste se rinde cuando aquél se atreve, haced que de m i pecho aquí se aparte Sirena, o que el amor hiera más leve. Los dos queramos o los dos no amemos, porque opuestos nos matan los extremos.

515

520

v. 497 el hijuelo de Erimanto: Janto, hijo de E r i m a n t o , nieto de A r c a d e y padre de Psófide, la h e r o í n a e p ó n i m a de la ciudad arcadia. v. 501 V / R : «en vano la p e d í c o r t é s a y u d a » . v. 514 V e r s o p r e d i l e c t o de B o c á n g e l , que v u e l v e a emplear en varias o c a s i o nes; v é a n s e , p o r ejemplo, 2; 352, y 38; 2 1 - 2 2 . vv. 515-16 Cfr. 2; 3 0 5 - 0 6 : «Sólo n o d u d a n , que, c o n f o r m e estrella / une dos almas». v. 517 Cfr. 3 1 ; 23: «a M a r t e nos c o n d u c e o a M i n e r v a » , v. 520 V / R : «Sirena, o que su p e c h o sea leve».

RIMAS

Y PROSAS

(1627)

169

Lauro en el Templo Ser de cualquiera ser, día del día, que firme ves la universal mudanza, nuestra inocencia absuelve y nos envía respuesta grata, si m i v o z te alcanza. Arda en tus aras hoy la ofrenda mía, y sirva de holocausto m i esperanza. E l bruto herí, mas en razón no cabe que sangre bruta sangre humana lave.

525

530

Sátiro fuera del Templo Si en vuestros orbes, dioses, hay imperio, y t ú t a m b i é n , si imperas, diosa alguna, repara en que te usurpa el magisterio brazo mortal que labra su fortuna. Castígalos, y sienta el hemisferio que en ti la ofensa y la venganza es una: después que fue el delito ponderado, siempre fue el castigar razón de estado.

535

Sacerdote Pastor sagrado, ninfa soberana, yo consulté el oráculo infalible; allí desvaneció la niebla vana de humana duda al rayo no sufrible. O í d , Sirena, y C e l i o , y t ú , Diana, respuesta grande, grande y apacible; escucha, Lauro; estadme, pues, atentos del O r á c u l o grande a los acentos.

540

545

Voz del Oráculo Nadie ofender su sangre solicita, fraterna sangre es C e l i o de Sirena; al cielo sólo la malicia incita, por esto la del sátiro condena. Sólo quien ama lo celeste imita. Lauro merece no funesta pena:

v. 527 V / R : «Arda en tus aras la i n o c e n c i a mía».

550

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OBRAS

COMPLETAS

DE

BOCÁNGEL

sirvan los dos, por que mejor se note, ella de ninfa y él de sacerdote. Ambos descienden de la estirpe altiva del sol, un padre tienen ambos sólo; no se sabrá su padre mientras viva, que ignoto habita en el opuesto polo. Por la salud de C e l i o en llama activa víctima infausta se consagre a A p o l o : víctima infausta, pero merecida, pues ha de ser del sátiro la vida.

555

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RIMAS

Y PROSAS (1627)

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33 Celebrando la hermosura de Antandra* Romance V e n i d al riesgo, zagales, si os he de llamar valientes. Q u i e n antes del riesgo vive temprano se llama fuerte. A l riesgo de Antandra os llamo, adonde nace el que muere, que en vivir de su rüina tiene amor mucho de Fénix. B i e n muere aquel que la mira porque es arbitrio prudente morir en tiempo de dicha, ya que no se vive siempre. N o os fiéis de su semblante si dulces halagos miente, que es segador cuyas manos una abraza y otra hiere. Ignoro c ó m o se llama el tiempo desde que vence: para muerte dura mucho y para vida es muy breve. Si esperáis que yo os la pinte, ignoráis que se defiende de nuestros ojos con rayos en odio de los pinceles.

5

10

15

20

* V / R : « E n h o n o r de la b e l l í s i m a A n t a n d r a , c o r o n a de hermosuras discretas». A n t a n d r a es n o m b r e p o é t i c o u t i l i z a d o p o r B o c á n g e l en varios romances referirse a d o ñ a A n t o n i a de M e n d o z a , dama de la R e i n a y futura c o n d e s a Benavente. v. 8 Fénix:

véase 2; 5 3 9 - 4 4 .

v. 20 V / R : «y para vida es m u y débil».

para de

172

OBRAS

COMPLETAS

DE

BOCÁNGEL

¿Yo retratar un prodigio? ¿Y yo formar imprudente otra Antandra, cuando al mundo única el cielo la ofrece? ¿Yo formar su semejante, cuando los cielos no quieren aun compararla en sí misma, porque en sí misma la exceden? N o , zagales, perdonadme, aunque digáis cuerdamente que se atreverá a pintarla quien a mirarla se atreve. Para hermosuras mortales pienso yo que el arte tiene un clavel para una boca y un j a z m í n para una frente. Mas quien un milagro admira sabe decir solamente que quien imposibles calla es quien más los encarece.

25

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vv. 25-28 Cfr. 12; 2: «única te f o r m ó n a t u r a l e z a » , sobre C e l i a y u n espejo que se r o m p i ó en trozos. v v . 4 3 - 4 4 V e r s o s m u y d e l estilo d e l c o n d e de Salinas; v é a s e , p o r e j e m p l o , su Soneto XVI d o n d e habla de la i m p o s i b i l i d a d de alabar en la justa m e d i d a la belleza de su dama: « Q u e d a l o m á s que puede encareceros, / c o m p a r á n d o s e a vos encarec i d o ; / m e n o s d i c e q u i e n más os encarece;

/ hablar para callar es

(Antología poética, ed. D a d s o n , 1985d, X V I , v v . 9-12).

ofenderos»

RIMAS

Y PROSAS

(1627)

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34 A Anarda en ocasión de una dolencia* Romance Estaba Anarda doliente, del cielo primera envidia, pues la amenaza de humana para negar que es divina. E l accidente la inquieta, mas, en fe de quien la mira, yo sé que en su mismo achaque es la que menos peligra. Poca oscuridad la ofende, es verdad, mas no es mentira que nunca del sol es riesgo la ley que se opone al día. Cautelas son de hermosura que en la oposición se afina: el sol con el alba bella, antes que se muestre, lidia. Sobra el calor en sus venas, mas ¡ay!, de balde suspira. ¿De qué se queja quien tiene mal que admite medicina? N o es mortal el accidente, pues no nace de su vista; hasta su mal es discreto, pues la ofende sin porfía. Piadosos amor nos hace,

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* V / R : «Al m i s m o sujeto d e l romance pasado en una d o l e n c i a » , v. 1 V / R : «Estaba A n t a n d r a d o l i e n t e » . vv. 3-4 Cfr. 13; 3-4: « M e n o s siente la p ú r p u r a perdida / que el tener e x p e r i e n cias ya de h u m a n a » .

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OBRAS

COMPLETAS

DE

BOCÂNGEL

y es la piedad tiranía, pues llega a compadecerse quien tiene mayor la herida. Feliz quien muere a sus ojos, que quien pasa de la dicha, pudiendo morir en ella, tiene traidora la vida. Nadie presuma de fuerte, pues la experiencia le avisa que en la muerte de sus ojos sólo está la muerte viva.

30

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RIMAS

Y PROSAS

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35 E n honor de la perfecta Gerarda* Romance R e c i b i d , Gerarda hermosa, de un robado corazón lo que le habéis perdonado, que es solamente la voz, o hablad, señora, por m í , pues, en virtud del amor, bien sabéis que ya no vivo o vivo a cuenta de vos. Es el ruido de mis labios natural en m i dolor, estruendo de vuestro rayo, que de mi descanso, no. Tarde os ofreciera agora lo que valgo y lo que soy, pues donde no hay albedrío el mérito pierde el don. Dos veces soy vuestro amante: por suerte y por elección; ved c u á n t o falta una vida donde son las muertes dos. C o n sólo ser vuestro esclavo me prometo ser señor. N o diga quién soy el mundo, pero diga de quién soy.

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* B o c á n g e l e s c r i b i ó tres poemas a Gerarda, s e u d ó n i m o bajo el cual se esconde p r e s u m i b l e m e n t e alguna dama de la c o r t e . A d e m á s de este r o m a n c e , son guiente, n ú m e r o 36, y la Elegía fúnebre,

el si-

n ú m e r o 130. T a m b i é n la m e n c i o n a en la

Prosa cuarta, n ú m e r o 72, donde asiste a la r e u n i ó n a c a d é m i c a que se desarrolla en la casa de A n t a n d r a ( d o ñ a A n t o n i a de

Mendoza).

OBRAS

COMPLETAS

DE

BOCÁNGEL

Otros se pierdan por yerro, muera yo por galardón adonde es ventura el daño, adonde es la muerte honor. Esto, Gerarda, le baste a quien sintiendo escribió, pues lo que dicta el cuidado dice el silencio mejor.

RIMAS

Y PROSAS (1627)

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36 A l mismo sujeto del romance pasado Romance ¿ D ó n d e voláis, pensamientos? — A una gloria y a un martirio. —Pues, ¿dónde está vuestro acuerdo? — D e parte del precipicio. — ¿ C ó m o , si voláis a u n cielo, quedo yo en las penas fijo? —Porque amor nos dio a nosotros su gloria y a ti su abismo. — M i pecho, que ayer fue hielo, ¿cómo es hoy incendio activo? —Porque nacen los efectos de causas, que no de siglos. —Pues, ¿cuándo sujeto humano pudo rendir mis sentidos? — ¿ Q u i é n te ha dicho que es humano el de Gerarda divino? — ¿ Y c ó m o esperáis ventura, pensamientos, siendo míos? ¿ N o veis que nacéis tan altos que el ser no más es delito? — N o importa, que en bien tan alto el premio será el castigo, y honrados espiraremos por culpas de bien nacidos. —Pues, pensamientos, yo quiero

5

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25

vv. 15-16 Cfr. 34; 3-4: «pues la amenaza de h u m a n a / para negar que es d i v i na». v v . 17-20 Parece sugerir que el sujeto d e l r o m a n c e , Gerarda, es de una situac i ó n social superior al suyo, y p o r tanto inalcanzable.

178

OBRAS

COMPLETAS

DE

BOCÁSGEL

deciros a lo que aspiro, aunque vuestro error se queje si le creciere m i aviso. Y o v i y adoro un sujeto tan bello como entendido, que es negado el compararle sino dentro de sí mismo.

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V i v e en su semblante el áspid, y en sus flores, a su arbitrio, con flechas de vida mata, da vida con homicidios. L a b r ó la naturaleza, vencida de dos hechizos, si en la nieve cuanto pudo, en sus manos cuanto quiso. E n dos azucenas puras o flechas diez de C u p i d o , permite casi aparentes las venas de hilado lirio. Esto, pensamientos, baste por que no me diga el brío que aprende para cobarde el que pondera el peligro. Poco he dicho y mucho siento, pero, si poco os he dicho, consultad a m i silencio, que hablará en mayor estilo. Diréis que por q u é os informo de lo que sabéis; y digo que sólo fuera del alma sabe hallar el alma alivio.

v v . 3 3 - 3 4 A l u d e al famoso adagio l a t i n o «Latet anguis in herba», V i r g i l i o , Égloga III: « Qui legitis jiotes et hutni nascentia fraga, / frigidus, o hiñe, latet anguis in herba» (vv. 92-93). v v . 3 9 - 4 0 Versos m u y g o n g o r i n o s .

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tomado

de

pueri,fugite

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37 A una dama que no hacía favorecidos por temer ingratos* Romance E l sol, Celia, cuando nace, no se esconde a los indignos; es deidad y favorece solamente por oficio. ¿Deja de nacer la rosa porque el árido cuchillo del Aquilón aun primero le da el golpe que el aviso? ¿Aguarda el montero a ver lo que flechó fugitivo, o quieto, para que el brazo no descanse con el tiro? E l gusto de hacer dichosos el pago se trae consigo, luego dentro de tu mano puedo ser agradecido. E l asegurar la paga es como buscar testigo; ¿qué le dejas al contrato si haces así el beneficio? N o hace el don al liberal, bien que le sirve de indicio.

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* R o m a n c e seguramente escrito para la A c a d e m i a de M a d r i d entre 1618 y 1627; sobre e l m i s m o tema, v é a n s e P a n t a l e ó n de R i b e r a , 1944, v o l . II, p . 107, y H u r t a d o de M e n d o z a , 1947-48, v o l . I, p p . 1 6 2 - 6 5 , «A una dama, que p r e g u n t á n dole p o r q u é n o hacía agradecidos, r e s p o n d í a , que p o r no hacer ingratos». v. 7 Aquilón:

véase 2; 77.

v v . 1 7 - 2 0 D e n u e v o , vemos c ó m o B o c á n g e l a p r o v e c h a su carrera de D e r e cho para desarrollar ideas e i m á g e n e s .

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Aquél solamente es largo que sabe dar con peligro. Q u i e n piensa que puede haberle merece al desconocido, y en su cautela madruga el que es ajeno delito. ¿Por q u é piensas que los dioses dejan al ingrato vivo? Porque vivir obligado no tiene mayor castigo. Otra vez del sol consulta el dorado precipicio: eterna fuera la noche si amaneciera a los dignos.

v. 23 largo: generoso.

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38 Si un amante se ve entre dos damas, una que amada le aborreció, y otra que le a m ó aborrecida, ¿a cuál debe más?* Romance Amar por obligación es tributo, no es empleo; sólo cortésmente hace agradecidos el miedo. Laura me hiela en su ardor, salamandra soy de hielo, que la repito en cenizas muchos cuidados de fuego. Helada Filis me abrasa, vista y amada tan luego que pudieron ser dos cosas, pero ninguna primero. Vilas aumentar un prado, y m i semblante al momento, camaleón de las flores, me dibujó los afectos. Luchaba yo bien así como el náufrago que, viendo la nave arder, n i se otorga a las aguas ni al incendio. Filis, de cuya deidad

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* V / R : «Si u n amante se ve e s c o g i d o de dos d a m a s . . . » . R o m a n c e seguramente escrito para la A c a d e m i a de M a d r i d entre 1618 y 1 6 2 7 ; sobre e l m i s m o tema, véase C a m e r i n o , 1654, p . 108. v. 3 V / R : « h i p o c r í t i c a m e n t e hace». v. 6 salamandra: se c r e í a que p o d í a pasar p o r e l fuego sin c o n s u m i r s e . D e a h í que m e t a f ó r i c a m e n t e significa l o que resiste al fuego del amor.

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es artífice m i ruego, eligiéndome se puso más de la parte del riesgo. « P e r d ó n a m e — d i j e — , ¡oh Laura!, si Filis nació m i d u e ñ o ; haz que los astros se escojan o quéjate de los cielos. ¿ Q u é le pides a m i arbitrio cuando yo no me poseo? A l t o género de paga es confesar que te debo. T u desvelo, no mi culpa, es quien te daña, supuesto que en elección homicida fue víbora tu desvelo. Filis, a m á n d o m e , rompe de inclinación el decreto, tú le sigues. Juzga agora a q u i é n debe más Fileno.»

v v . 2 1 - 2 2 Versos m u y bocangelinos, c o m o ya se ha apuntado.

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39 Alusión al caso de Angélica y M e d o r o * Romance L a ciudadana del prado, aquel mortal serafín, abril de naturaleza, alta envidia del abril, hoy entre las flores sale a robar y a producir, con sus manos una a una, y con sus pies m i l a m i l . Pálido trocó el clavel sus colores al j a z m í n , porque les hizo el respeto colores nuevas salir. Doliente mira un garzón de cuyo cuerpo gentil sacan diferentes flechas ya un suspiro, ya un rubí. Dolerse le deja a solas primero, por no impedir lo natural de sus quejas, lo cierto de su raíz. «¡Ay! —dice el j o v e n — , ¿por q u é , muerte y amor, conducís dos pasiones a un efecto, dos accidentes a un fin? D e dos no puedo ser triunfo. * L a historia de A n g é l i c a y M e d o r o viene contada en A r i o s t o , Orlando

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25 Furio-

so, X I X , 1-43. I n d u d a b l e m e n t e , la v e r s i ó n e s p a ñ o l a m á s c o n o c i d a es el r o m a n c e de G ó n g o r a « E n u n pastoral a l b e r g u e » ( n ú m e r o 50). B o c á n g e l v o l v i ó a tratar el tema en el p o e m a 161, de La lira de las Musas.

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¡Ay, Angélica, si aquí me anticipasen tus ojos otra muerte más feliz!» N o está la africana ociosa, que del rústico jardín inquiere templadas hierbas que el cielo produce allí. Aplícalas al estrago. Siente la mano sutil el joven, y la responde: «Curad, señora, o herid, si no imitáis cautelosa, cursada en este país, halagos que miente el áspid sobre la flor infeliz». Pero ya el sol espiraba cuando se ofrece, servil, un villano que dos ciegos noble quiso conducir.

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v. 43 dos ciegos: refiérese a A n g é l i c a y M e d o r o , ciegos p o r q u e e s t á n e n a m o r a dos.

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40 Ponderando la crueldad de su amada* Endechas E n estas soledades donde logran los vientos acentos uno a uno, suspiros ciento a ciento, la vez que con m i llanto humedezco los nervios de este instrumento, sólo de m i mal instrumento; aquí donde las aves deponen lo ligero y, atentas a los míos, se olvidan de sus celos, cuyas ociosas plumas, robadas de mis miedos, huyendo de m í mismo, no hay mal que mire lejos: escucha, d u e ñ o m í o . Negados a lo fiero, me o y ó la tigre blanda, me habló el monte con ecos. D e la muerte que busco dame tú el sentimiento, pues el alma te he dado para que muera el cuerpo. Mas, ¡ay!, que si me miras C o m o el p o e m a 15, trata t a m b i é n de la «crueldad» de L i s i . 2 V / R : « d o n d e g o z a n los v i e n t o s » . 19 V / R : « m e oye blanda la tigre». 20 V / R : « m e habla el m o n t e c o n ecos».

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morir, Lisi, no puedo, que no sabe la Parca robarte los efectos. A tu rigor hermoso, que siendo tuyo es bello, se da un amor sin ojos por vencido de ciego. ¿ N o miras que Anajarte miró su bulto mesmo, de un mármol sucedido, que fue bulto más tierno?, mientras del pobre amante, áspid el mismo aliento, dejaba muchas flores difuntas de un veneno. ¿ C u á n d o i g n o r ó la Parca si el trágico suceso fue del arpón odioso o del cordel funesto? Consúltate en su estrago, aunque en vano pretendo que a quien no mueve el caso enternezca el ejemplo.

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v v . 33-44 A l u d e al m i t o de Anajarte e Ifis; véase 15*. v. 44 cordel funesto: Ifis se a h o r c ó c o n u n c o r d e l o soga, c o l g á n d o s e de la puerta misma de la amada.

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41 Describiendo un terremoto* Romance Discordias gime la tierra, violencias el aire esgrime, y, mientras se muda todo, sólo la mudanza es firme. Ondas padece la tierra: o se navega, o lo finge. Enjutos naufragios truecan las cumbres con las raíces. Tanto en los desasosiegos la tierra y el mar compiten que en el puerto el navegante temprano se llama libre. Templo v i yo aquel desorden de mármoles tan sublime que sus esplendores mudos en su rüina nos dice. D e su espalda de diamante el peso Alcides desiste, que, ya móvil y ya monte, ni bien es monte ni Alcides.

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* R o m a n c e seguramente escrito para la A c a d e m i a de M a d r i d entre 1618 y 1627; sobre el m i s m o tema, véanse P a n t a l e ó n de R i b e r a , 1944, v o l . II, pp. 9 9 - 1 0 0 , C o r r a l , 1945, p. 167, y Castillo S o l ó r z a n o , 1627, p . 359. v v . 3-4 M u e s t r a n cierto parecido c o n los c o n o c i d o s versos de Garcilaso: « t o do l o m u d a r á la edad ligera / p o r n o hacer m u d a n z a en su c o s t u m b r e » (Soneto XXIII,

v v . 13-14).

v v . 17-18 R e f i é r e s e a H é r c u l e s c u a n d o o f r e c i ó a A t l a n t e sostener la b ó v e d a del cielo sobre sus hombros; véanse 1; 33-36 y 32; 52. v. 19 V / R : «que ya m o v i b l e y ya m o n t e » .

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¿ Q u é es esto? ¿Obedece mobles nuestro horizonte, o le impiden rápidas inteligencias las quietudes que prescribe? ¿Repítese la discordia del caos? ¿Por q u é delinquen contra la paz acordada estas horrísonas lides? ¿ C ó m o los montes se mueven? ¿Adonde podrán, decidme, Jove excelso, los amantes vincular sus imposibles?

21 mobles: m ó v i l e s . 28 horrísonas: véase 2; 7 2 1 .

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42 A los años del Serenísimo Infante Cardenal, m i señor* Romance «Hoy, —dulce músico el Tajo al gran Pastor de sus montes dijo así la vez primera que articuló claras voces—, cuente enhorabuena mayo tus años, p u r p ú r e o joven, en sus soles como lustros, como edades en sus flores. T ú sí, no fingido Atlante, que aunque breve edad te otorgue cortar apenas las ramas de mis árboles menores, sagrado y mayor arrimo, no ya materiales orbes, el mismo Imperio sustentan tus hombros firmes de bronce. V i v e , austríaco garzón, vive siempre, que a los hombres tan sólo aqueste deseo van dejando tus acciones. V i v e cuanto importas, vive cual tu fama que se opone de la muerte y del olvido a los triunfos y a los golpes.

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* F e r n a n d o n a c i ó el 10 de m a y o de 1609. v. 6 purpúreo joven: desde 1619 Fernando era C a r d e n a l de la Iglesia, v. 9 Atlante: v é a n s e 1; 3 3 - 3 6 , 30; 67, y abajo v v . 13-16. w . 22-23 Cfr. 20; 9: « G r a n d e e x c e p c i ó n te opones al o l v i d o » , allí e n referencia a A l e j a n d r o M a g n o .

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H o y saben mis vaticinios que al numerar tus blasones serán mis cristales flacos, serán mis arenas pobres. Entonces me verás mudo, por que me suceda entonces el gran Tibre que tus sienes del mayor laurel corone.» D i j o el cristal, y de sí tan satisfecho miróse que se acordó de Narciso el verde aplauso del bosque.

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v. 31 Tibre: e l r í o T í b e r . Parece que B o c á n g e l alucie a q u í al b i e n deseado día e n que e l C a r d e n a l Infante llegara a ser Papa en R o m a («tus sienes / d e l m a y o r laurel c o r o n e » ) . Cfr. G ó n g o r a , en su soneto «Al s e r e n í s i m o Infante C a r d e n a l » , escrito en la o c a s i ó n de haber r e c i b i d o e l Infante e l capelo e n v i a d o p o r e l Papa: « P u r p ú r e o creced, rayo luciente / del S o l de las Españas, que en dorado / ya trono el T í b e r os v e r á sagrado / leyes dar a l g ú n día a su c o r r i e n t e » (Soneto 42, v v . 1-4). v. 35 Narciso: véase 2; 177-84.

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43 A l C o n d e de Cantillana en una fiesta de toros* Romance E l mejor hijo del Betis, el émulo de los dioses, el Adonis de las damas, si fue tan valiente Adonis, galán como fiero sale (que sólo en él no se opone) a dar en el circo pasos aun menos que admiraciones. Andaluz caballo rige tan ligeramente dócil que sólo en virtud del freno sabe que le oprime el joven. Veloz excede los vientos, hoy los vientos me perdonen que a su pensamiento el héroe tal vez acusó de torpe. Vivas señas de la muerte se miran en sus rejones, pues donde menos se aguardan se presentan más veloces.

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* J u a n V i c e n t e l o de Leca y A l v a r e z de T o l e d o , conde de Cantillana, fue c é l e bre en el siglo X V I I c o m o rejoneador. M e r e c i ó alabanzas del rey p o r su v a l e n t í a en las fiestas de toros y c a ñ a s que se h i c i e r o n en M a d r i d el 4 de m a y o y el 1 de j u n i o para celebrar la inesperada llegada d e l p r í n c i p e de Gales e n 1623 a p e d i r la m a n o de la Infanta M a r í a . E r a g e n t i l h o m b r e de la c á m a r a de los Infantes C a r l o s y F e r n a n d o . Es probable que este r o m a n c e se refiera a una de estas fiestas. Sobre e l m i s m o asunto, véase el p o e m a 168. v. 1 Betis: A n d a l u c í a . v . 3 Adonis: j o v e n apuesto y g a l á n que c o n s i g u i ó e n a m o r a r a varias diosas, entre ellas a V e n u s ; sobre A d o n i s , véase 2; 202 y 4 3 5 - 3 6 .

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Su fin en vano dilata cuando más la fiera corre, que su frente, aunque mudable, sirve al acero de norte. A l hierro, tal vez, que espera defiende el hierro que esconde, y de los golpes se vale el toro contra los golpes. Confunden tan sucesivas las suertes, n ú m e r o y orden, que los aplausos no caben, tal vez, entre las acciones. Mas, a tal cuidado atento, herido el fresno da voces, pero tan aprisa hiere que aun ecos no le responden. A su brazo, al fin, se deben tantas fieras, tantos robles, que vimos p á r a m o u n martes el que un lunes era bosque. ¡ O h , vivas cuanto tu fama!, pues ya te ensayas en orden a domar la envidia fiera que es la fiera más disforme.

zas.

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v. 34 fresno: de la madera del fresno se hacían regularmente las astas de las lan-

v. 41 Cfr. el poema anterior: «Vive cuanto importas, vive / cual tu fama» (42; 21-22).

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44 Cuenta un fingido gigante de Sicilia a un peregrino c ó m o v i o a Pantagia, hija fingida t a m b i é n de Doris, y se e n a m o r ó de ella* Romance Yace montuosa Sicilia, y en su terreno desorden tan fértil que sólo puede ser su alabanza su nombre. Hacia donde nace el día,

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hacia donde espira, y donde con paso tenaz la buscan los siete helados Triones, tirrenas ondas la cercan, y en el opuesto horizonte

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el mar la hiere africano con cristalinos azotes.

* La ninfa Doris o Dóride era esposa de Nereo, «el anciano del mar». Tuvieron como hijas a las Nereidas, unas cincuenta divinidades marinas, aunque el nombre de Pantagia no se encuentra en las listas más conocidas de estas divinidades. Sin embargo, por otras fuentes sabemos que Pantagia era un pequeño río en la costa del este de Sicilia, que desemboca en el mar después de correr un rato en bruscas cascadas por piedras y precipicios accidentados. Se cuenta que la diosa Ceres, cuya morada favorita se encontraba en Sicilia, mandó al río que corriera más tranquilamente, pues su corriente tan ruidosa molestaba su descanso. La descripción de Bocángel indica que conocía estas fuentes. En la edición original de 1627 seguían a este romance unas octavas de Juan de Andosilla Larramendi, que naturalmente no se incluyen aquí. vv. 5-6 Cfr. el Retrato panegírico: «Hacia la parte donde el sol espira» (86; 249), y 65; 14: «Hacia la parte donde nace el día». v. 8 Triones: véase 2; 143. v. 9 tirrenas ondas: el mar tirreno, parte del Mediterráneo occidental entre Italia, Córcega, Cerdeña y Sicilia.

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Enjutas v i yo sus playas; cuando el mar sus leyes rompe, introduciendo en las selvas páramos de plata m ó v i l , islada q u e d ó Sicilia, huésped h ú m i d o del roble se v i o el pez, n a d ó la fiera la primera vez entonces. Víctima allí de sí mismo, corrientes vomita ardores el Etna (perdone Arabia), bárbaro Fénix del orbe. H i p ó c r i t a s sus entrañas, fuego sienten, nieve exponen. ¿ Q u é harán los pechos humanos si saben fingir los montes? Suda en la ardiente oficina, j a y á n a r m í g e r o , Bronte, y el rayo al suspiro ardiente aún más se debe que al golpe. Muere en el Ponto Aretusa, cansada de errar los bosques, que hasta las fuentes perecen a manos de sus errores. Antes de nacer Pantagia,

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vv. 13-16 Cfr. Fábula de Leandro y Fiero: «selvas de v i d r o o p á r a m o s de plata. / Enjuta h a b i t a c i ó n fue de la fiera» (2; 48-49). v. 18 húmido: lo m i s m o que h ú m e d o . v v . 2 9 - 3 2 R e f i é r e s e al m i t o de los C í c l o p e s , hijos de U r a n o y G e a , de e n o r me estatura y tremenda fuerza, que personificaban e l trueno (Brontes), el r e l á m p a go y e l rayo. Trabajaban en la fragua de V u l c a n o que se situaba en las e n t r a ñ a s d e l m o n t e E t n a , y el r u i d o p r o d u c i d o p o r sus forjas y fuelles se oía en todos los volcanes de la isla. v. 30 jayán:

persona de gran estatura y fuerza. G ó n g o r a describe a P o l i f e m o

(un c í c l o p e ) c o m o «fiero j a y á n » (Fábula de Polifemo, v . 341); armígero: « b e l i c o s o o inclinado a la guerra»

(Alernany).

vv. 33-36 el Ponto: el mar; Aretusa: ninfa de Peloponeso, seguidora de A r t e m i sa, que fue transformada en fuente p o r haberse negado, sin é x i t o , a ceder a los requerimientos amorosos del d i o s - r í o A l f e o . A l f e o la h a b í a perseguido desde E l i d e y c o n s i g u i ó unirse en amor c o n ella en S i c i l i a .

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prodigios eran los que oyes, y y o , si no la mirara, viviera la edad de Jove. A ser de Doris ultraje n a c i ó Pantagia de D o r i s , que en ser de las ondas hijos aun no faltaron sus soles. E n las cortes y en los prados la aclaman liras y albogues la perfección de su patria, patria de las perfecciones. Y o , que a preceptos amantes libre siempre, siempre indócil, llamé al amor, que ya siento, gran fábula de los hombres; yo, que deidad no venero, y no hay vida a quien perdonen mis iras, porque con muertes hice los números pobres; yo, a cuyos ocios se debe cuanto vuela, sulca y corre, y es donde llega m i amigo tarda rüina m i estoque; yo, que si el brazo dilato puedo sosegar los mobles, y, sin auxilio de riscos, mover batalla a los dioses, miréla una fiesta, cuando hermosa y fiera se opone, que nunca dos cosas fueron la hermosura y los rigores. R i n d i ó m e al fin su semblante. Arbitro allí de las flores vive el áspid, y, si vive,

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v. 46 albogues: véase 30; 112. v. 58 Cfr. G o n g o ra: «corre fiera, vuela ave, pece nada» (Soneto 66, v. 2). v. 63 riscos: p e ñ a s c o s ; refiérese a la guerra entre los dioses o l í m p i c o s y los T i tanes. vv. 70-72 A l u d e al adagio latino: «latet anguis in herba».

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es sólo porque se esconde. ¿ Q u é le vale al bronce serlo, si hay incendios para el bronce? ¿ Q u é a las torres su eminencia, si hay rayos para las torres? M i r ó m e trémula, y quiso calzar los vientos veloces, cual ninfa que entre la sierpe implicó la huella torpe. Lánguida q u e d ó , mas bella, como cuando el sulco rompe la flor que a su estrago pierde, no la deidad, los colores. R o m p í el silencio impaciente, más tierno ya que disforme, y de rayos de m i pecho truenos fueron tales voces.

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v v . 7 9 - 8 0 A l u d e al caso de E u r í d i c e que, intentando h u i r de A r i s t e o , p i s ó una serpiente y m u r i ó a causa de la mordedura; véase 2; 169-76 y 3 6 5 - 6 8 .

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45 A l caso de Apeles cuando retrataba a Campaspe, de quien se e n a m o r ó , y alabando la acción de Alejandro en otorgársela* Canción E n muda copia de confusas flores remedos coloridos desataba el pintor que envidió naturaleza. Dando al bulto lascivo que copiaba Eternidad süave con colores, redimía del tiempo su belleza. Muerto de amor empieza copia más ardua con pincel nativo, y la imagen fingida de pintor muerto fue prodigio vivo. * S o b r e A p e l e s , v é a s e 32; 183. S e g ú n O l y m p i a B . G o n z á l e z ,

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10 [ a r t í c u l o en

prensa], es p o s i b l e que B o c á n g e l leyese este e p i s o d i o en Baltasar C a s t i g l i o n e , // Cottegiano, l i b r o I, en u n pasaje que subraya la s u p e r i o r i d a d de la p i n t u r a sobre la escultura: « P e r o si legge che Alessandro a m ó s o m m a m e n t e A p e l l e Efesio e tanto, che a v e n d o g l i fatto ritrar nuda u n a sua carissima d o n n a

ed i n t e n d e n d o

il bon

pittore per la maravigliosa belleza d i quella r é s t a m e ardentissimamente inamorato, senza rispetto a l c u n o gliela d o n ó : liberalitá veramente

degna d'Alessandro, n o n

solamente d o n a r tesori e stati, ma i s u o i p r o p r i i afetti e d e s i d é r i ; e segno d i g r a n dissimo a m o r verso A p e l l e , n o n avendo avuto rispetto, per c o m p i a c e r a l u i , d i dispiacere a quella d o n n a che sommamente a m a v a » . S i n embargo, creemos que la fuente m á s p r o b a b l e , tanto de C a s t i g l i o n e c o m o de B o c á n g e l , es P l i n i o , natural, X X X V : «quarnquam

Historia

Alexander honorem ei clarissimo perhibuit exemplo. namque

cutn dilectam sibi e pallacis suis praecipue, nomine Pancaspen, nudam pingi ob admirationem formae ab Apelle iussisset eumque, dum paret, captum amore sensisset, dono dedit ei, magnus animo, maior imperio sui nec minor hoc Jacto quam victoria alia, quia ipse se vicit, nec torum tantum suum, sed etiam adjectum donavit artiftci, ne dilectae quidem respectu motus, cutn modo regis ea Juisset, modo pictoris esset» ( 8 5 - 8 6 ) . E n algunos manuscritos su n o m b r e es C a m p a s p e n , de a h í la C a m p a s p e de B o c á n g e l ( n o m b r e , p o r o t r o lado, que n o aparece en la v e r s i ó n de Castiglione). v . 2 temedos: imitaciones.

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DE

BOCÁNGEL

La nieve colorida iba imitando con respeto helado y el esplendor con fuego enamorado. Pende confusa del carmín la nieve, y las plumas cambiantes abrasaba a tan nueva deidad la simetría; cuanto veneno, pues, la vista bebe la mano en variedades desataba, dilatando la causa porque ardía. A cuya valentía si al arte los colores se escondieran, de vergüenza cobarde al arte los colores le salieran. L a vista admira tarde, pues dibujaba con el propio afecto que casi aliento dio al pincel perfecto. Piedad Apeles solicita mudo, y, liberal primero que advertido, el franco M a c e d ó n se la concede. Logra la posesión donde no pudo esperanza caber, agradecido a aquel que de su acción propia se excede y deferir no puede, contemplando de Apeles los desmayos y la copia mirando, cual arde de los dos a vivos rayos. Los dones despreciando, nunca fue liberal como este día, pues en Campaspe dio lo que quería.

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v. 17 Cfr. Fábula de Leandro y Hero: « b e b i ó cuanto veneno / e l áspid le b r i n d ó de la h e r m o s u r a » (2; 283-84). v. 2 9 el franco Macedón:

Alejandro M a g n o .

v. 32 Cfr. las palabras de P l i n i o , citadas arriba: «quia ipse se vicit» (Historia

natu-

ral, X X X V , 86). v. 39 Frase tomada de P l i n i o : «sed etiam adfectum donavit artiftá», mediatizada tal vez p o r C a s t i g l i o n e : «quella d o n n a che sommamente amava».

RIMAS

Y PROSAS (1627)

Si de vencer su afecto enamorado, que el pecho le inflamaba belicoso, Apeles ocasión fue destinada, donde el valor q u e d ó tan quilatado y el á n i m o q u e d ó tan generoso, antes la Majestad q u e d ó obligada que la copia premiada. ¿ Q u é trofeo no fue debida gloria a instrumento que pudo granjearle de sí mismo victoria?, en cuya acción no dudo que nuevo mundo conquistó, cobrando su ser que vino el mundo sujetando.

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v. 41 V / R : « q u e el p e c h o le infamaba b e l i c o s o » , v. 43 quilatado: aquilatado. v v . 49-51 Frases tomadas de P l i n i o : «magnus animo, maior imperio sui nec minor hoc facto quam victoria alia».

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BOCÂNGEL

46 A l arrojarse D i d o sobre la espada de Eneas* Liras Deja, D i d o , el acero, no se diga que mueres a su estrago. ¿ N o es tu dolor más fiero en la fuga del huésped de Cartago, o consientes la herida porque amenaza al cuerpo y no a la vida? M a l el d a ñ o aconsejas con el llanto y suspiros que produces. ¡ O h , niégate a las quejas!, que en cuanto viento exhalas le conduces, si llorar no deseas y hacerte mar porque le sulque Eneas. Mas, ¿cuál hado ignorante dispone en ambos tan adversa historia? ¿Has de morir constante, y, huyendo, Eneas blasonar victoria? ¿Es por ventura acierto que viva al mar y mueras tú en el puerto?

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* A l u d e a la c o n o c i d a historia amorosa de D i d o , reina de C a r t a g o , y Eneas, fugitivo de T r o y a , narrada en V i r g i l i o , Eneida, l i b r o s I - I V , y en O v i d i o , Heroides VII (Carta de D i d o a Eneas). Este llega a C a r t a g o , y d e s p u é s de relatarle a D i d o e l fin de T r o y a , y de ser su amante, la abandona s i g u i e n d o el designio de los dioses. D i d o , desolada, se arroja sobre una pira, d á n d o s e muerte c o n u n p u ñ a l . Estas Liras, que tratan del m o m e n t o de la muerte de D i d o (Eneida, I V , 650-705), seguramente f u e r o n escritas para la A c a d e m i a de M a d r i d entre 1618 y 1627; sobre e l m i s m o tema, véase C o r r a l , 1945, p . 156. v . 2 V / R : « n o se diga que mueras a su e s t r a g o » . v v . 17-18 L a historia amorosa de D i d o y Eneas tiene fuertes parecidos c o n la de L e a n d r o y H e r o , algo que naturalmente no le h a b r í a escapado a B o c á n g e l .

RIMAS

Y PROSAS

(1627)

¡Qué cauteloso al fuego que te ocasiona roba el elemento, que le contrasta luego, olvidando este trágico instrumento! Porque supo el tirano que, donde hay ocasión, sobra la mano. Pero ya te encaminas al postrero dolor, si no al más fuerte, porque así determinas dar en tu corazón a Eneas muerte, y ser tu mano piensa al tiempo tu venganza que tu ofensa.

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47 Anteponiendo el deseo a la esperanza como gusto mayor Décimas N o diga que siente amor quien se cansa de esperar; sólo aquél muere de amar que muere de su dolor. N o merece, no, el favor quien es por favor constante, que una esperanza triunfante solamente para ser dichoso la he menester, que no para ser amante.

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La esperanza más leal veloz a su fin camina; algo tiene de divina, pero lo más de mortal. Sólo el deseo inmortal se eterniza en su desvelo, como el sol que, aunque a su vuelo términos oponga el día, por no acabar su porfía repite el curso del cielo.

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La esperanza nuevo ser pretende, y ése la anima, luego, ninguno la estima, pues la pretende perder. N o es pretensión el querer,

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vv. 7-10 CJr. el conde de Salinas: «Amor desconfiado es verdadero: / ser amado se deje a los dichosos, / que para amar no es menester ventura» (Antología poética, ed. Dadson, 1985d, XII, vv. 12-14).

RIMAS

Y PROSAS

(1627)

ni el amar es conveniencia, que es bárbara inteligencia, o solicitud mortal, que busque remedio al mal quien vive de su dolencia. Vive en desdén o favor la esperanza peligrosa; el amor no quiere cosa sujeta más que al amor. Quejaráse m i dolor sólo cuando falte a quien, y en tan áspero desdén yo confesaré a m i estado que será el más desdichado, mas el que quiera más bien.

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48 A una dama que, ofreciéndola imposibles su amante, le pidió que no la amase* Décimas M a l m i promesa advertís, Celia, en m i amor increíble; más allá de lo imposible está lo que me pedís. Que no os adore, decís, siendo vuestra estimación m i natural afición. ¿Si es contra vos el efecto, puede ser en mí precepto vuestra desesperación?

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Y o por vuestro amor iría donde no se fue jamás, donde falta el día más, donde sobra más el día. E n fe de m i amor sería todo fácil y, en rigor, sin vos no quedo deudor a la palabra que os d i , si imposibles p r o m e t í en virtud de vuestro amor.

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Vuestro poder en m i fe consiste, y la despreciáis. Probadme que nos os burláis y yo os obedeceré; o que trocáis, pensaré,

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* D é c i m a s seguramente escritas para la A c a d e m i a de M a d r i d entre 1618 1627; sobre el m i s m o tema, véase Castillo S o l ó r z a n o , 1631, p. 117.

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y

RIMAS

Y PROSAS (1627)

por vuestro agravio m i cura. Pagúese vuestra hermosura del fruto de lo que ordena; que no os canse, enhorabuena, mas que no os ame, es locura. Injustamente imperiosa buscáis a m i mal remedio. ¿Habéis hallado algún medio para no ser tan hermosa? V e d que estorbáis cautelosa lo mismo que procuráis, y a vos misma os repugnáis, porque es acuerdo imperfecto querer que cese el efecto de causa que no quitáis.

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49 A un árbol que se secó al principio de la primavera, en metáfora de una esperanza burlada* Décimas*

Árbol prisión de ti mismo, de aves no, rayos del viento, que tu desvanecimiento aun se ve en tu parasismo, ¿qué fue de tu verde abismo?, ¿qué de mis verdes engaños? Parece que de mis daños algo sensible te enojas, a r r o j á n d o m e esas hojas para escribir desengaños.

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De su pincel más oculto A b r i l nos dibuja el prado, mas en ti de aves pintado formó relieves de bulto: ese cadáver inculto vivirá por m i escarmiento, renovando m i tormento cuando advierta en tu fortuna que el leño que te dio cuna

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pena en ser tu monumento.

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T u elemento te olvidó por desvanecer temprano: no te perdió de tirano, * L a m e t á f o r a de una esperanza burlada se refiere al m i t o de A p o l o y Dafne; véase p o e m a 5. * Estas d é c i m a s n o f u e r o n i n c l u i d a s en La lira de las Musas, en la parte r e editada de las Rimas de 1627.

RIMAS

Y PROSAS

(1627)

que de vista te perdió; el viento te despojó como a incauto peregrino, y en ese leño imagino te presenta a m i esperanza, aunque a conocerte alcanza al cabo de su camino.

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50 A un amante que procuraba encubrir su pasión por conveniencia* Décimas

¿ Q u é solicitas así, L i v i o , muerto ya de amar? N o p u d i é n d o t e librar de Cloris, ¿huyes de ti? ¿ N o será locura, d i , hacer discursivo a amor siendo, aunque dulce, un error, y mentir con la apariencia, cuando la misma dolencia es índice del dolor? M a l puede compadecer arte y voluntad quien ama, avariento de la llama y liberal en arder. A su origen esconder sus efectos no podrás, si donde menos estás, que es en ti, tu e n g a ñ o miras. ¿Verále por q u i é n suspiras, que es adonde vives más?

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M a l conoces al amor si disimular previenes, o piensas que no le tienes,

* D é c i m a s seguramente escritas para la A c a d e m i a de M a d r i d entre 1618 y 1627; sobre u n tema p a r e c i d o , v é a s e C a s t i l l o S o l ó r z a n o , 1625, fol. 109r: «Al d e s d é n fingido de u n amante, p o r disimular su favor».

RIMAS

Y PROSAS

(1627)

que es un engaño traidor. Estás rendido al dolor y ¿esconder quieres la queja? Q u e huyas, L i v i o , te aconseja el deseo, no el caudal, que el esclavo desleal de ser esclavo no deja. Q u i e n quiere puede adorar, pero no basta querer olvidar, sino poder, ni puede quien supo amar. Deja, L i v i o , de apurar tus fuerzas en tu cuidado, que aunque de C l o r i triunfado hoy hubiera tu desdén, si sabe que amaste bien, dirá que no has olvidado.

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v. 24 N o s recuerda el p r i m e r verso de la c é l e b r e r e d o n d i l l a del conde de Salinas, «Es el e n g a ñ o

t r a i d o r » (Antología

poética,

ed. D a d s o n , 1985d,

CXXVII),

r e d o n d i l l a que B o c á n g e l glosa en el p o e m a 6 2 . E s p o s i b l e que su i n c l u s i ó n a q u í represente u n tipo de homenaje al poeta m a y o r , asistente t a m b i é n a reuniones de la A c a d e m i a de M a d r i d en esos a ñ o s .

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BOCÁNGEL

51 A unos ojos azules* Décimas M i r é en duplicada esfera dos azules arreboles: el alma los llama soles, aunque el n ú m e r o no quiera. D e los dos puede cualquiera causar amantes desvelos. N o les dieron, no, los cielos aquel sereno color, que vive en cualquiera amor, y así se visten de celos. Y ser del color que son en tan divina belleza no fue de naturaleza suerte, fue cuerda elección que de nuestra adoración los excesos prevenía, y copió con valentía el cielo en sus rayos bellos, para disculpar en ellos nuestra amante idolatría.

V 7 R : «En alabanza de unos ojos azules». . 10 E l c o l o r de los celos es azul.

RIMAS

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52 E n boca de una dama a un amante mal contento con sólo ser querido Décimas* La que obligada agradece no debe más alta paga. Q u i e n ama se satisfaga de que obliga y que merece. Poseyendo desvanece el más consistente amor; otro sentirá mejor, pero no cuando me impida, que no está bien con la herida quien busca alivio al dolor. E l que su curso acelera solicita su mudanza, que ¿ d ó n d e irá una esperanza si ya acabó su carrera? E l sol repite su esfera, mas no el amante en su vuelo, porque éste puede en el suelo faltar, y t a m b i é n vivir, y el sol habrá de morir cuando faltare del cielo.

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T o d a cosa natural se mueve porque procura * Estas d é c i m a s n o f u e r o n i n c l u i d a s e n La lira de las Musas, en la parte r e editada de las Rimas de 1627. vv. 21-23 Idea que parece proceder de L u c r e c i o , De rerum natura, libro I: « unde omnis natura creet res auctet alatque / quove eadem rursum natura perempta

resolvat»

(vv. 56-57), y «ut noscere possis / quicque sua de materia grandescere alique» ( v v . 190¬ 91).

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su aumento, y más le apresura quien se llama más leal. A m o r , que es fiebre mortal, hace el mismo movimiento, mas, en llegando al aumento, fáltale ya la r e g i ó n y pasa a declinación después de su crecimiento. E l que amante firme fue por premio de su cuidado quiere verse amante amado, y fe pidió por su fe. Pero y o imaginaré en el reino de C u p i d o , del que después de querido algo más llega a pedir, que se quiere despedir pidiendo lo que ha servido.

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53 A l pintor de un hermoso retrato* Epigrama Llegaste los soberanos ojos de Lisi a imitar tal que pudiste engañar nuestros ojos, nuestras manos. Ofendiste su belleza, S i l v i o , a todas desigual, porque tú la diste igual y no la naturaleza.

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* S e g ú n P a l o m i n o , este p o e m a se refiere a u n cuadro p i n t a d o p o r V e l á z q u e z hacia 1625: « R e t r a t ó t a m b i é n en este t i e m p o V e l á z q u e z c o n superior acierto una dama de singular p e r f e c c i ó n : a c u y o asunto e s c r i b i ó D o n G a b r i e l de B o c á n g e l este E p i g r a m a » (citado p o r L ó p e z - R e y , 1963, n ú m . 598). E l c u a d r o está o p e r d i d o o sin identificar. E x i s t e una c o p i a fiel del epigrama en B N M M s . 6.635, f o l . 277r. v. 6 Silvio: n o m b r e p o é t i c o de D i e g o de Silva y V e l á z q u e z .

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54 A un poeta maldiciente Epigrama Fabio todo el a ñ o ayuna del Parnaso los primores, y así las obras mejores muerde, sin dejar alguna. Y a el mundo su estilo sabe; en sus intentos se pierde. Claro está que lo que muerde es lo que mejor le sabe.

v. 8 V / R : «es lo que mejor se sabe?».

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55 A Silvia, gustando demasiado de verse al espejo Epigrama Silvia, atenta a tu figura, vives de ella enamorada, que a ú n no está desengañada en Narciso tu hermosura. ¿Ves cuán rápida y caudal huye tu impresión luciente? Pues, Silvia, más fácilmente perece el original.

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v. 4 Narciso: es frecuente en este tipo de p o e s í a la c o m p a r a c i ó n de la dama m i r á n d o s e al espejo c o n N a r c i s o . vv. 7-8 E l tradicional tema de «Carpe

diem».

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56 A una dama que se quejaba del tiempo pasado Epigrama* T u hermosura malograda de q u é se queja no sé; la más acabada fue, y es hoy la más acabada.

* H a y c o p i a en B N M M s . 17.683, f o l . 199r.

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57 Disculpando el haber hablado en su amor Madrigal ¿Cuál amante más sabio, de llama venenosa el pecho lleno, las vivas ondas no divierte al labio? ¿Cuál rayo, oh Lisi, no permite trueno? Trágico es desengaño si el cisne, ruiseñor del agua, miras de m i cantado d a ñ o . D u é l e t e , ¡oh L i s i mía!, de su más elocuente melodía, retrato de m i suerte, que en acentos de amor libro m i muerte.

v. 6 V / R : «si al cisne r u i s e ñ o r d e l agua miras».

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58 O t r o a lo mismo* Bate intrépidas alas a tu cielo m i amor; cae en m i llanto fulminado. Vuelvo a emprender tu cielo, ya olvidado de m i castigo, con funesto vuelo. D e l d a ñ o al d a ñ o apelo, del cristal a la llama. Castígame el amor y amor me inflama, siendo por tu desvío Fénix eterno el precipicio m í o .

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* V / R : «A la eternidad de su t o r m e n t o . M a d r i g a l » . E l p o e m a se construye en torno al t ó p i c o petrarquista de la mariposa que no puede dejar de acercarse a la l u z , aun sabiendo que así se ha de quemar y m o r i r ; véase 2; 2 8 9 - 9 6 .

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59 Flor del campo comparada a la flor de hermosura Es traducción del Taso* [Octavas] M i r a , cantaba, despuntar la rosa, modesta virgen de su verde estrella, que, medio abierta y medio perezosa, cuanto se muestra menos es más bella. Luego, desnudo el seno, licenciosa se extiende, luego yace, y no es aquélla, aquélla no, que, codiciada de antes, fue de doncellas m i l , de m i l amantes. Así fenece al espirar del día de la vida mortal la flor, lo verde: no porque torne abril de abril confía

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* V / R : «Flor d e l c a m p o c o m p a r a d a a flor de h e r m o s u r a » . Es t r a d u c c i ó n de T o r c u a t o Tasso, Gerusalemme liberata, canto X V I , estrofas 14-15 ( p u b l i c a d o en 1580): «Deh mira» egli canto «spuntar la rosa dal verde suo modesta e verginella, che mezzo aperta ancora e mezzo ascosa, quanto si mostra men, tanto é piú bella. Ecco poi nudo il sen gia baldanzosa dispiega; ecco poi langue e non par quella, quella non par che desiata inanti fu da rnille donzelle e mille amanti. Cosí trapassa al trapassar d 'un giorno de la vita moríale il fiore e 'l verde; né perché faccia indietro april riíorno, si rinfiora ella mai, né si rinverde. Cogliam la rosa i, su '/ mattino adorno di questo di, che íosío il seren perde; cogliam d'amor la rosa: amianto or quando esser si puote riamaío

amando».

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que de reverdecerla más se acuerde. La flor cojamos en la aurora umbría de este día que presto la luz pierde; la flor digo de amor: amemos cuando amados ser podemos hoy, amando.

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60 A una dama que, mirándose a un espejo, se le q u e b r ó * Redondillas T u impresión divina ves en el cristal, aunque poco, que de aquel amante loco líquido sepulcro es. Pero tu ser celestial decir, venciéndole, quiso que el cristal es el Narciso y tú el vencedor cristal. Cuando formó tu figura naturaleza, r o m p i ó el pincel, y así q u e d ó por única tu hermosura. Naturaleza fingida era el espejo, y así r o m p i ó la estampa por t i , que da mentirosa vida. M u e r e a tu mano el cristal, y muerto nos dice, y mudo, que aun de sí misma no pudo tener tu belleza igual.

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N o con designios ingratos el espejo se despide, que en más partes se divide por tenerte en más retratos. * Sobre el m i s m o tema, e i g u a l m e n t e escrito para la A c a d e m i a de M a d r i d , véase el p o e m a 12. v v . 3-8 Para el m i t o de N a r c i s o , véase 2; 177-84. v. 18 V / R : «mas m u e r t o nos d i c e , y m u d o » .

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E n tus rayos mal el suceso se porque, cuando desata el sol los

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celestiales admira, el sol los mira, cristales.

N o fuiste, ¡oh vidro!, jamás como agora venturoso: quien pudo vivir dichoso mal hiciera en vivir más.

v. 29 V / R : «Cristal n o fuiste j a m á s » .

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61 Letra* Sólo el silencio testigo ha de ser de m i tormento, y aún no cabe lo que siento en todo lo que no digo.

Glosa

+

D u l c í s i m o ruiseñor, ¿quién de ti se ha de doler, aunque pregonas amor? P e q u e ñ o debe de ser cuando se canta el dolor. Y o , mudo en amar, prosigo haciendo el d a ñ o interés, y aun al silencio maldigo, porque de m i daño es sólo el silencio testigo. Ese concertado son no es amor, sino dulzura. E l que siente no procura deleitar con su pasión,

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* Es m u y probable que la letra sea d e l conde de Salinas (ed. D a d s o n , 1985d, C X X V I I I ) . Para otras glosas de esta letra, v é a s e W i l s o n - S a g e , 1964, n ú m . 157. A t r i b u i d o al G r a n C a r d e n a l , está la siguiente copla, algo parecida a la letra de este p o e m a : « E n m i g r a n s e n t i m i e n t o / n o ay d o l o r mas d e s y g u a l , / que ser solo e l pensamiento / el testigo de m i mal» (citada en Catalina G a r c í a , 1899, p . 174, n ú m . 395). Está escrita en quintillas.

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ni hacer de su daño usura. V i v e el fuego, más atroz que en la apariencia, en lo lento. E l colegir lo que siento no ha de ser, no, de m i voz, ha de ser de mi tormento.

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E l que pretende obligar hace mudo el sacrificio, que en un hidalgo penar se queja el amor de vicio, cuando se puede quejar. Celia se podrá reír de m í , que al pecho sediento de penar y de sufrir le busco más que sentir, y aún no cabe lo que siento.

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Cuanto sintiendo se aprende, callando se habla mejor, que quien alivio pretende o no está bien con su ardor, o muy de paso se enciende. Pues, si a declarar me obligo un mal que mata y no muere, más alta prueba consigo, que en lo poco que dijere, en todo lo que no digo.

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62 Letra* Es el engaño traidor y el desengaño leal; el uno dolor sin mal, el otro mal sin dolor.

Glosa

+

N o está, no, en la alevosía de unos ojos el engaño. Quien pensó que merecía, ése fabricó su daño; engañóle su porfía.

5

Q u e a tener, Silvio, delante lo indigno como el amor, no te engañara un semblante, porque sólo al necio amante es el engaño traidor.

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Si tú, que la obligación te tienes mayor, te engañas, amante de tu o p i n i ó n , ¿por qué en caricias extrañas quieres hallar galardón? Deshaz del engaño el mal

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* L a letra es d e l conde de Salinas (ed. D a d s o n , 1985d, C X X V I I ) . Para otras glosas de esta letra, véase W i l s o n - S a g e , 1964, n ú m . 79. E l p o e m a fue seguramente escrito para la A c a d e m i a de M a d r i d entre

1618 y 1 6 2 7 ; sobre e l m i s m o tema,

v é a n s e C o r r a l , 1945, p . 156, C a s t i l l o S o l ó r z a n o , 1 6 3 1 , p . 126, y J u a n M a r t í n e z ( B N M M s . 3.773, fols. 9 v - 1 0 r ) . +

Está escrita en quintillas.

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con tenerle prevenido, y te darán fruto igual el engaño desmentido y el desengaño leal. U n o y otro daño fiero de la verdad y el error tan opuestos considero que uno parece dolor, otro es dolor verdadero.

25

Elige por interés de dos daños el leal, y conocerás después que de estos dolores es el uno dolor sin mal.

30

A l engaño no le queda el no doler de piadoso, aunque las fuerzas no exceda, que esconde lo venenoso por que curar no se pueda.

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H i j o bastardo de amor nos amenaza importuno, con duplicado rigor, ser mal que se ignora el uno, el otro mal sin dolor.

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63 Letra* Pues no conoció su estado quien llegó a ser venturoso: dichas no le harán dichoso, que él hace al bien desdichado.

Glosa" " 1

¡ Q u é breve tiempo que sabe una dicha ser verdad! H u y e veloz, viene grave, y, si viene, la mitad del gusto al temor le cabe.

5

Feliz el que en su cuidado, siempre a la dicha negado, huye de ella el corazón, libre en su declinación, pues no conoció su estado.

10

N a d i e tal fortuna alcanza como el que sigue ninguna; nadie lloró su mudanza si primero la fortuna no le engañó con bonanza. Aquél es ser más glorioso que dura más en su ser; luego, quien no fue dichoso

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* E n B N M M s . 3.700, fols. 4 5 v - 4 6 r , hay una glosa de esta letra p o r u n tal S i l vera, lo que sugiere que fue tema de la A c a d e m i a de M a d r i d en la d é c a d a de 1620. "*" Está escrita en quintillas.

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DE

BOCÁNGEL

es, pues no teme su ser, quien llegó a ser venturoso. Es la dicha suerte pura, es un hermoso accidente, tanto finge como dura, por naturaleza miente, sale verdad por ventura. F i n de dichas alevoso es transformarse en desdichas; quien lo ignora es venturoso, que a quien conoce las dichas dichas no le harán dichoso. E l bien, cual ave caudal, si le tocan o le ven, huye a los vientos igual. ¿A q u é viene, pues, el bien? Sólo a introducir el mal. Huye el bien de ser mirado; por falso, no corresponde sino al que mira e n g a ñ a d o . D e l cuidado el bien se esconde que él hace al bien desdichado.

RIMAS

Y PROSAS

229

(1627)

64 Letra* Á m b a r espira el vestido del blanco j a z m í n , de aquel cuya castidad lasciva Venus hipócrita es.

Glosa

+

Penetraba el prado A m o r , abeja dulce del prado, cuando le advierte el olor que debe a su pie nevado —hija y é m u l a — una flor.

5

Consultóla y, suspendido, m i r ó su retrato dentro. ¡ Q u é prenda tan de C u p i d o ! Incendios recata el centro, ámbar espira el vestido.

10

Hízola por su hermosura del prado monarca tierno, y aun darla al cielo procura, que lo que una rosa dura no es para un cuidado eterno.

15

* L a letra es de G ó n g o r a , Romance 60, v v . 4 5 - 4 8 . L a d e s c r i p c i ó n de u n j a z m í n , g l o s a n d o esta c o p l a de G ó n g o r a , fue e l segundo

asunto

de u n

certamen

p o é t i c o celebrado en la A c a d e m i a de M a d r i d durante la C u a r e s m a de 1626. H a y t a m b i é n glosa de C o r r a l , 1945, p. 3 4 1 , y de P a n t a l e ó n de R i b e r a , 1944, v o l . II, p . 58. Está escrita en quintillas.

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OBRAS

COMPLETAS

DE

BOCÁNGEL

Y a tendrá C u p i d o estrella como Venus, y por él se h o n r a r á la aurora bella, no de la lumbre de aquélla, del blanco jazmín de aquél.

20

Y mientras bate triunfantes al ya prometido asiento alas de nieve fragantes, le dará aquí su elemento solio en imperio de amantes. Cetro oloroso prescriba, si a vencer su fuerza activa fuerza de Venus no basta, cuya lascivia fue casta, cuya castidad, lasciva.

25

Y a la envidia de una diosa es la planta de un j a r d í n . ¡ O h beldad presuntüosa!, mira vivir envidiosa una deidad de un j a z m í n . B i e n que, en aplauso cortés, el jazmín se ofrece grato al contacto de sus pies; y, si lo juzga el recato, Venus hipócrita es.

v. 35 V / R : «Ya la envidia de esta diosa» v. 43 V / R : «y si lo j u z g a el olfato».

30

35

40

VERSOS SACROS

65 A San Juan Bautista en el desierto, describiendo el sitio Canción

Más templada del sol, la más opima lisonja de los astros, Siria ofrece a Palestina grande imperio verde. U n abril inmortal honra su clima; el tiempo sólo, no la vida, pierde el prado que en verdor jamás fallece. Sin términos florece la primavera allí, y en m i l colores, varia siempre y constante, el suelo anega en tempestad de Arabia está delante, sólo en sitio, pues no se determina si es la feliz Arabia o Palestina.

5

flores.

10

Hacia la parte donde nace el día la ciñe Eufrates, y hacia el Occidente la hidra de cristal, el N i l o alado, de los Triones a la parte fría

15

v. 1 opima: rica, abundante. v. 11 V / R : «Arabia c i r c u n s t a n t e » . v. 12 V / R : «se le o p o n e , mas n o se d e t e r m i n a » . v. 14 Cfr. 44; 5-6: « H a c i a d o n d e nace e l d í a , / hacia donde espira», y Retrato panegírico: « H a c i a la parte d o n d e el sol espira» (86; 249). N ó t e s e t a m b i é n C a m ó e s , Os Lusíadas:

« D a parte d o n d e

o d i a v e m n a s c e n d o , / C o m A s i a se

avizinha»

(Canto Terceiro, v v . 49-50). v. 15 Eufrates: r í o de A s i a , que nace en A r m e n i a . v. 16 A l u d e al delta d e l r í o N i l o , que c o n sus m ú l t i p l e s afluencias parece una hidra de cristal. v. 17 Triones: las siete estrellas que f o r m a n la O s a M a y o r ; véase 2; 143.

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OBRAS

COMPLETAS

DE

BOCÁNGEL

mira a C i l i c i a yerma y eminente. Y a Arabia fértil al opuesto lado, de origen duplicado, nace bicorne allí el J o r d á n divino, fertilizando ondoso los páramos de Asiría su camino, hasta que a proceloso lago o piélago infame se refiere. Lucha con él, pero luchando muere. Y e r m o al hombre, república a la fiera, es la campaña del J o r d á n felice, bien que de árboles graves populosa. La palma, sol del prado, allí venera consorte firme, por que inmortalice ambos sexos. O p i m a y victoriosa la espalda allí frondosa, levanta Alcides verde cipariso, y, frustrado su intento, se retrata en las ondas cual Narciso. Cítara ofrece al viento el abeto, el más firme y oportuno árbol, que sufre injurias de Neptuno. La de Cinaras hija fugitiva (fragranté ya) y el cedro incorruptible aromática pompa son del suelo. Allí mejor pudiera el ave activa,

20

25

30

35

40

v. 18 Cilicia: r e g i ó n de T u r q u í a asiática al Sureste de A n a t o l i a . v. 24 proceloso: borrascoso, tempestuoso (Alemany); v. 25 piélago: mar, o c é a n o ; v o z g o n g o r i n a

véase 2; 7 4 7 .

(Alemany).

v. 26 Cfr.: « c o n ella l u c h a , mas l u c h a n d o m u e r e » (1; 40). v. 30 Cfr. Retrato panegírico: «Soles del prado son las palmas rojas» (86; 217). v. 34 Alcides: H é r c u l e s ; cipariso: n o m b r e p o é t i c o p o r c i p r é s . v. 36 Para el m i t o de N a r c i s o , véase 2; 1 7 7 - 8 4 . Cfr. t a m b i é n 2; 3 3 3 - 3 4 : «El sol, dejando su zafir ya oscuro, / en el a m o r su hermosura r e t r a t a b a » . v. 38 el abeto: á r b o l m u y u t i l i z a d o entonces en la c o n s t r u c c i ó n de barcos, de ahí la referencia a N e p t u n o . v . 40 L a hija de C i n a r a s ( C í n i r a s ) era M i r r a , q u i e n , d e s p u é s de c o m e t e r i n cesto c o n su padre, h u y ó a Sabá. M i r r a luego se c o n v i r t i ó en la planta a r o m á t i c a y resinosa que lleva su n o m b r e ; véase 2; 202 y 4 3 5 - 3 6 .

RIMAS

Y PROSAS (1627)

el Fénix inmortal, verse invencible, si cobra en los aromas vida y vuelo. Ser arrimo del cielo excelso monte el Líbano blasona; los mobles amenaza; de pardos ceños la cerviz corona. N o la industriosa caza al animal errante atemoriza, que libre de la industria se eterniza. Aquí el sacro orador, divino Orfeo, a las atentas selvas exclamaba, siendo sola una voz de un Verbo todo copia de oyentes. Escuadrón sabeo le ofrecía, aplaudiéndole de un modo ni sordo el monte, n i la fiera brava. Sus labios inundaba elocuencia nativa, no enseñada a su voz. ¿Cuántas veces se hurtaron a su esfera regalada por lo herboso los peces, y de vivir las aves divertidas se hallaron en las aguas detenidas? Sensible pareció lo vegetable, racional se mentía lo sensible, y en la atención inmóvil un afecto mezclaba el bosque, como lamentable de ver su admiración imperceptible. Mas, a pesar del n ú m e r o imperfecto, al destinado efecto incesable de Juan la voz se oía. C o n modestia desnudo,

235

45

50

55

60

65

70

v. 47 E l m o n t e L í b a n o , famoso en la a n t i g ü e d a d p o r sus cedros. Cfr. Retrato panegírico: « A d o n d e el m o n t e L í b a n o e m i n e n t e , / gigante n u e v o , s i n que espire, yace» (86; 185-86). v . 48 E s d e c i r , es tan alto el m o n t e que amenaza los elementos m ó v i l e s d e l cielo, los planetas. v v . 53-54 San J u a n Bautista que, c o m o otro O r f e o , p u d o amansar la naturaleza c o n su v o z . v. 56 sabeo: de Sabá, reino de la Arabia antigua (hoy día Y e m e n ) .

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OBRAS

COMPLETAS

DE

BOCÁNGEL

cuando el sol se negaba y cuando ardía, haciendo al tiempo escudo, de una salvaje piel poco vestido, más de la fe que de la piel ceñido.

75

RIMAS

Y PROSAS

(1627)

237

66 E n el certamen de San Francisco de Borja, cuando le entregó Carlos V el cadáver de la Majestad Cesárea, para llevarle a depositar a Granada, de donde t o m ó asunto de entrarse en religión, admirando aquella ruina* Se premiaron en primer lugar estas Décimas* E l cuerpo majestuoso hoy Francisco llega a ver, que, careciendo de ser, es con él más poderoso. La noche de un sol hermoso le vence en confuso horror. Calle España el triunfador suyo, que venció difunto,

5

* R e f i é r e s e a la c o n o c i d a historia de la c o n v e r s i ó n de San Francisco de Borja (1510-72), n o b l e e s p a ñ o l , M a y o r d o m o M a y o r de la E m p e r a t r i z Isabel (mujer de C a r l o s V ) , y d u q u e de G a n d í a , q u i e n , d e s p u é s

de a c o m p a ñ a r e l cadáver de la

E m p e r a t r i z a G r a n a d a en 1539 y de ver e l estado putrefacto d e l cuerpo de la que h a b í a sido tan bella y poderosa en vida, f o r m u l ó el v o t o de no servir j a m á s a s e ñ o r que fuese m o r t a l . D e s p u é s de la muerte de su esposa en 1545, e n t r ó en la C o m p a ñía de J e s ú s , donde llegó a ser su tercer general. E n la v e r s i ó n original de Rimas e l t í t u l o se i m p r i m i ó e r r ó n e a m e n t e : « E n el certamen de san Francisco X a v i e r » . E n la e d i c i ó n de las Rimas que tengo delante, a l g u i e n ha tachado Xavier y escrito Borja encima. +

San F r a n c i s c o de B o r j a fue beatificado e n M a d r i d el 23 de n o v i e m b r e de

1624. Para celebrar el a c o n t e c i m i e n t o , t u v i e r o n lugar numerosas m á s c a r a s , p r o c e siones y festividades, que se r e p i t i e r o n en octubre d e l a ñ o siguiente. Las d é c i m a s de B o c á n g e l se e s c r i b i r í a n para una de esas fechas. P a n t a l e ó n de R i b e r a p r e s e n t ó u n p o e m a para e l c e r t a m e n de san F r a n c i s c o , p e r o sin é x i t o . C o m o d i c e : « n o le p r e m i a r o [ n ] á él n i á L o p e de V e g a » (1944, v o l . I, p . 113). ¿ C ó m o se s e n t i r í a al saber que nuestro poeta h a b í a ganado c o n sus d é c i m a s el tan deseado premio?

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DE

BOCÁNGEL

pues nos da más alto asunto cadáver más vencedor. Atento al bulto que veía, Francisco no le creyó, y entre los dos se d u d ó quién más i n m ó v i l yacía. ¡ Q u é afectuosa, q u é pía atención!, y ¡ q u é encontrada con la del mundo engañada! Ayer, por humilde modo, no le admira lo que es todo, y hoy le asombra lo que es nada. N o el cadáver determina, no depone lo que ve. ¡ O h falta de humana fe! ¡ O h sobra de fe divina! C ó m p l i c e de tal rüina, cae Francisco de su estado, y viéndose transformado en el ser que le mejora, como a sí mismo se ignora, ignora lo que ha mirado. N u e v o Oriente milagroso cobra, porque en sí no cabe, que del polvo inútil sabe sacar gloria el virtüoso. ¡ O h , más que el Fénix dichoso, Borja! Si en el vuelo que haces ni aun mentidamente yaces, cuánto mejor te eternizas, pues, sin costarte cenizas, en las ajenas renaces.

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v v . 35-40 A l u d e a la historia del F é n i x , ave a que san Francisco supera, puesto que él renace de las cenizas de otro (la Emperatriz) y n o de las suyas propias.

RIMAS

Y PROSAS (1627)

239

67 A la fervorosa oración del Santo, en que muchas veces se veía resplandecer como sol Romance Humano m á r m o l parece un bulto en aquella parte, que en lo postrado y lo inmóvil aun menos vive que yace. ¡Qué de parte del afecto aquellas lágrimas salen! E n suspiros tan ardientes será salamandra el aire. U n mudo orador contemplo de algún silencio elegante; muy cerca tiene el objeto quien de la voz no se vale. Oyentes rayos le cercan. ¡ O h Borja, divino Trace, que ofreces al cielo atento en cada voz una cárcel! Niégate a los resplandores, águila de sol más grande, que si los rayos le usurpas, confundirás las deidades. Si orando te divinizas, y Cristo quiere humanarse, no juzgará nuestro arbitrio

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v. 8 salamandra: reptil p e q u e ñ o , que p o d í a pasar p o r e l fuego sin consumirse; véase 38; 6. v. 14 divino Trace: Orfeo

(Alemany).

v. 18 águila del sol: alude al t ó p i c o d e l águila que, ú n i c a m e n t e entre todos los pájaros y animales, p o d í a mirar directamente al sol sin d a ñ a r s e la vista.

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BOCÁNGEL

quién hace de quién examen. Rayos celestiales buscas, negado a tu misma carne. Vuelve a tu cuerpo, Francisco, verás rayos celestiales. Vuelve, prodigioso enigma; hombre te resuelve o ángel, que te acusan ya mis ojos de luminoso cadáver. Vuelve, soberano Borja, porque si te cobras tarde, no has de caber en ti mismo cuando en ti la gloria cabe. Mas sí, que el cielo previene que, porque te cobres, halles gloria en que tu gloria quepa, luz en que tu luz se bañe. ¡Aguila del sol de Cristo!, tus horas son sus edades donde en solio empíreo pisas allí estrellas, aquí altares. ¡ O h fragilidad humana! Así has de divinizarte. Y , si lo quieres ser todo, aprende sólo a ser nadie.

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v. 41 V / R : « O h F é n i x d e l sol de C r i s t o » . v. 43 solio: t r o n o , silla real c o n dosel. Cfr. J á u r e g u i , Orfeo: « d o n d e e n s o l i o i n m o r t a l reina i m p e r i o s o » (v. 535).

RIMAS

Y PROSAS

(1627)

241

68 A la humildad del Santo

Letra Tanto de sí se olvidó que con su mismo desprecio, poniendo la gloria en precio, con la humildad la c o m p r ó .

Glosa* A m a Francisco, y transforma su ser en el ser amado. C a m b i o feliz, pues su forma ve en Cristo, viéndose amado, y, amando, de Dios se informa. Si en Cristo se transformó, es fuerza que en sí se pierda; así que colijo yo que cuanto de Dios se acuerda, tanto de sí se olvidó. D e sus dones hizo el cielo patria a Francisco dichosa, mas él, con humilde celo, comprar la patria gloriosa con ellos quiere en el suelo.

5

10

15

* Probablemente escrita para el certamen de San Francisco de Borja, celebrado en 1624 y de n u e v o en 1625; véase 6 6 . +

w . 5-6 Cfr. C a m ö e s : « T r a n s f o r m a - s e o amador na cousa amada, / p o r virtude do m u i t o i m a g i n a r » (Soneto 10, v v . 1-2).

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OBRAS

COMPLETAS

DE

BOCÁNGEL

Y si haciendo de ella aprecio, se permite despojar de todos, con ningún precio mejor la pudo comprar que con su mismo desprecio.

20

C o m p i t e Francisco santo —así la humildad le agrada— con el mismo cielo, en cuanto si le hizo tanto de nada, él se hace nada de tanto.

25

La humildad, como el desprecio, fue su flecha, fue su escudo. Huyendo del mundo necio, menos que darse no pudo, poniendo la gloria en precio.

30

N o en el poder ni el honor hay dicha, n i en el saber, que es la riqueza mejor. Sólo en poder no poder está la dicha mayor.

35

Así a la gloria aspiró, deponiendo las grandezas, Francisco, así la a d q u i r i ó . N o la c o m p r ó con riquezas, con humildad la compró.

40

v. 24 V / R : « q u e c o n su p r o p i o d e s p r e c i o » . E v i d e n t e e r r o r ya que n o c o n cuerda c o n la letra de la glosa, v. 2. v v . 2 5 - 2 9 R e f i é r e s e a la c o n v e r s i ó n de San Francisco Borja, q u i e n d e j ó todos sus bienes terrenales y su t í t u l o de noble para entrar en la C o m p a ñ í a de J e s ú s ; véase 66*.

PROSAS DIVERSAS DE D O N GABRIEL BOCÁNGEL

1

A don Francisco de Eraso, conde de Humanes, caballero del hábito de Santiago, señor de las villas de Monhernando y el Cañal, gentilhombre de la boca de su Majestad, y de la Cámara del serenísimo Infante don Fernando, y su primer caballerizo 2

1

Las Prosas no fueron reeditadas para La lira de las Musas, así que la ú n i c a v e r -

sión de ellas es la que se i n c l u y e en Rimas y prosas de 1627. 2

R e c i b i ó el t í t u l o de conde de H u m a n e s el 10 de j u l i o de 1625.

69 C O N T R A L A LISONJA Prosa primera

1

2

Habiendo considerado con atento desvelo q u é sea la causa porque el mayor n ú m e r o de los hombres vivamos en las tinieblas de muchas ignorancias, tan obstinados y rudos contra los golpes de los d í a s , cuya doctrina es la m á s cierta, bien que se malogra como la m á s inútil; y viendo cada día en m í y en los demás hacerse naturaleza los errores, y lo que más es, engañarnos con apariencias de virtudes los vicios (pésimo estado de los males cuando se hacen amables y se quieren honestar con el uso c o m ú n , como si éste pudiera hacer las cosas buenas, aunque las haga permitidas), y, al fin, viendo los naturales de muchos tan depravados, que en todo lo que no pecan les parece que faltan, me he movido, no con inútil fatiga, a especular el origen de estos daños, averiguándoles la dependencia, pues nada sucede a caso. Y así como el instituto de los filósofos era investigar las causas naturales, es necesario hacer el propio examen en las costumbres viciosas, en los defectos adquiridos y casi naturalizados, y hacer en los orbes políticos el estudio que Pitágoras en los celestes, pues no son menos puntuales n i menos rápidos estos orbes de acá, de grado a grado, estos mobles de respeto a respeto, que esotros de allá arriba . Y puesto que la más fina astrología nace de observaciones, 3

1

E n líneas generales y , c o m o veremos, en bastantes detalles, B o c á n g e l u t i l i z ó

c o m o m o d e l o para este discurso en prosa Plutarco, Etílica, sive Moralia, extant, omnia, Basilea, T . G u a r i n u m , 1573, «Quomodo

Opera quae

adulator ab amico internosca-

tur». H u b o e d i c i ó n castellana de los Morales en t r a d u c c i ó n de D i e g o G r a c i á n de Alderete, Alcalá de Henares, J u a n de B r o c a r , 1548 (luego reimpresa en Salamanca, 1571), que B o c á n g e l p o d í a haber utilizado, p e r o es seguro que manejara u n a e d i c i ó n en latín. 2

S e g ú n K i n g , 1 9 6 3 , p . 1 8 1 n , este discurso es « u n a d i s e r t a c i ó n m o r a l sutil y

b i e n escrita preparada indudablemente c o m o trabajo a c a d é m i c o » . 3

P i t á g o r a s , filósofo de Samos, c o n s i d e r ó los n ú m e r o s el p r i n c i p i o de t o d o , y

p e r c i b i ó en e l universo regularidad, correspondencia, belleza, p r o p o r c i ó n y a r m o nía c o m o cosas p r o d u c i d a s i n t e n c i o n a l m e n t e p o r e l creador.

Sus ideas

luego

formaron parte de la filosofía n e o - p l a t ó n i c a sobre el cielo y los planetas. Es p r o b a -

246

OBRAS

COMPLETAS

DE

BOCÁNGEL

no será mucho que y o presuma rastrear los manantiales de los daños e ignorancias que dije, que por ser tantas no las referiré, o porque el discurso las irá descubriendo, hablo aquí con los que confiesan que ignoran, porque esotros más a mano tendrán m i enmienda que la suya, o porque propongo remedios que no me piden (como si de oficio no naciésemos obligados todos a ser útiles a los demás), o porque m i edad está más en posesión de cursar los errores que de tratar de extirparlos . 4

Y porque temo salir del dictamen, digo que, a m i ver, la causa de que no sepamos más es no tener quien nos diga que sabemos poco, antes quien nos alabe aun en las ignorancias; éstos son los Caribdis y los Escilas del entendimiento, combatido de monstruos varios y sirenas alevosas . Obedece y sigue el lisonjero nuestros movimientos más que la sombra al cuerpo ; jamás le coge descuidado nuestro i m pulso, es como el c a m a l e ó n a juicio de Plutarco, retrata cuantos afectos se le oponen, como el otro animalejo los colores, bien que lo blanco no lo puede imitar, c o m o ni el adulador el c á n d i d o y l i m p i o afecto del amigo, porque nunca el arte a carrera larga puede, no sólo vencer, pero ni competir la naturaleza . Ésta es la lanza de A q u i l e s , a que no se atrevió a llegar el otro mozo que vistió sus armas, y aquello bastó para que se supiese que no era Aquiles . Pero volva5

6

7

8

ble que B o c á n g e l tomara sus datos y c o n o c i m i e n t o s sobre P i t á g o r a s de D i ó g e n e s Laercio, Vidas de eminentes filósofos de la antigüedad, 4

L i b r o V I I I , cap. 1.

E n e l m o m e n t o de t e r m i n a r y p u b l i c a r las Prosas, B o c á n g e l t e n í a unos

24

a ñ o s , p o r tanto era m á s b i e n j o v e n , c o m o él m i s m o r e c o n o c e , para i r p r o f i r i e n d o consejos y remedios. 5

C a r i b d i s era u n r e m o l i n o peligroso en la costa de S i c i l i a , en frente de E s c i l a

en la costa italiana. Se c o n s i d e r a b a n sitios m u y peligrosos para los marineros, y resultaron ser fatales para parte de la flota de Ulises. 6

Imagen sugerida seguramente p o r P l u t a r c o , Quomodo adulator: «Non

qui mecum se inflectat et mihi assentiatur, amicum. Facit enim ea umbra melius»

quaero, (Ethica,

p . 298, 11. 36-37). 7

Plutarco, Quomodo adulator. «At adulator veré chamaeleontis ritu mouetur. Si qui-

dem colorem Ule excepto albo omnem reddit. Adulator, quod in praeclaris parem non valeat se praestere, turpium, quod exprimat, praetermittit nihil» (Ethica, p. 298, 11. 48-50). E n la e m b l e m á t i c a el c a m a l e ó n

era a n i m a l tradicionalmente asociado c o n

la lisonja;

c o m o las sirenas, su arte es e n g a ñ a r . V é a s e O l t r a , 1994, pp. 8 7 5 - 8 8 . 8

E p i s o d i o citado en P l u t a r c o , Quomodo adulator: « Oportebat enim, ut cum arma

Achillis

Patroclus indueret, atque equos eius in praelium educeret, unam non fuerit tamen

ausus attingere hastarn Peliada» (Ethica, p . 302, 11. 42-44). R e f i é r e s e a A q u i l e s , el m á s valeroso de todos los griegos, y su amigo P a t r o c l o a q u i e n A q u i l e s p e r m i t i ó llevar

RIMAS

Y PROSAS

247

(1627)

mos al camaleón, de quien nos dice Tertuliano que, aunque su n o m bre promete grande cuerpo, es tan breve que se esconde en la hoja de una v i d , quizá t a m b i é n en misterio de la s u m i s i ó n del que adula, que se paseará dentro del zapato del otro; dice t a m b i é n que su m o vimiento es invisible, y que más hace el camino que la muestra, c o mo la mano del reloj que no la vemos andar, pero vemos que anduvo . Esto es m u y del lisonjero, no poderle espiar el camino, halcón destrísimo, que divierte en puntas el camino para hacer mejor el hecho; nadie le conoce de balde, así se ha de procurar conocerle p r i mero en el discurso que en la ocasión, dejando tan cruel experiencia para la medicina, que prueba el remedio en la vida . E n g a ñ a m o s la lisonja primero por el gran parentesco que tiene c o n alabanza justa, o el lisonjero por la semejanza que tiene con el amigo, Fallimur specie redi, dijo u n poeta ; pero veremos c ó m o el cielo, próvido en nuestros remedios y defensas naturales, nos dio la piedra del toque dentro de nosotros mismos para que sólo en nuestro dictamen prevalezcan los quilates de la verdad. 9

10

11

sus armas y armadura en batalla contra los troyanos cuando éste se h a b í a retirado de la lucha, disgustado p o r la ofensa de A g a m e n ó n . S i n embargo, P a t r o c l o se n e g ó a tocar la lanza Pelias, que solamente Aquiles p o d í a llevar. 9

S é p t i m o Florens T e r t u l i a n o , escritor cristiano de Cartago (finales del s. II de

nuestra era). Es probable que la cita proceda de su obra De Pallio:

«Chamaeleontem

qui audieris haud ante gnarus, iam timebis aliquid amplius cutn leone. Ac cum qffenderis quid vineam ferme et sub pampino totum, ridebis illico audaciam [et] Graeci iam

nominis...

Chamaeleon pellicula vivit. Capitulum statim a dorso; nam déficit cervix. Itaque durum reflecti, sed circumspectu emissicii ocelli, immo luminis puneta vertiginant. Hebes, fessus, vix a térra suspendit, molitur incessum stupens et promouet, gradum rnagis demonstrat quam explicat, ieiunus scilicet semper et indefectus; oscitans vescitur, follicam ruminat,

de vento

cibus. Tamen et chamaeleon muture totus, nec alind, valet. Nam cum illi colorís proprietas una sit, ut quid accessit, inde suffunditur. Hoc soli chamaeleonti datum, quod vulgo dictum est, de corio suo ludere» ( C a p . 3). 1 0

C o m o hijo de u n m é d i c o de c á m a r a d e l rey, B o c á n g e l disfrutaba de p o d e r

e m p l e a r m e t á f o r a s m é d i c a s en sus obras. S i n e m b a r g o , e n é s t e y otros casos, es p r o b a b l e que estuviera i n f l u i d o p o r P l u t a r c o que constantemente en su discurso contra los lisonjeadores echa m a n o de m e t á f o r a s m é d i c a s . 1 1

H a de ser H o r a c i o , citado e q u i v o c a d a m e n t e : «Máxima

pars vatum, pater et

iuvenes patre digni, / decipimur specie recti» (Ars poética , v v . 2 4 - 2 5 ) , que v i e n e a d e c i r que casi todos nos dejamos e n g a ñ a r c o n la semblanza de la v e r d a d . Interesantemente, J á u r e g u i l o h a b í a citado antes en su Discurso poético, p . 85, obra que B o c á n gel c o n o c í a m u y b i e n y que citaba c o n frecuencia.

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OBRAS

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DE

BOCÁNGEL

E l mayor adulador es cierto que es cada uno de sí mismo, mediante el amor propio, que es el mayor amor, el más fuerte, el que tiene echadas sus raíces no menos que en carne y sangre . Es m á s eficaz nuestra adulación porque es más continua; es siempre, es en actos privados, donde el lisonjero extraño no concurre, y por decirlo de una vez, es una plaza de armas nuestro amor propio donde entra el lisonjero y asienta plaza, tomando armas contra nosotros en la grande armería de nuestra propia confianza, en orden a su utilidad y nuestra ruina, que son sus dos fines. ¿ Q u é mucho que él persiga a quien gusta de su persecución? Y por aquí p o d r í a m o s hacer menos culpable el delito del lisonjero, pues le damos ejemplo con la p e r m i sión para que incurra, y disculpa a los lisonjeados que no ven el cam i n o recto, estorbados de quien les procura hallar m é r i t o s , aun en los errores o vicios. L o que más he reparado es en el valimiento de este v i c i o , viendo tan diestros y despejados a muchos, que no guardan ardides ni velos en adular, sino a todas luces, como m e r c a d u r í a lícita, la dan y reciben; debe de ser porque el siglo está de traza que de m a n c o m ú n se mienten unos a otros, viendo que casi ninguno merece verdades, y que es igual el partido, aunque sea peligroso. Q u i e r o recoger la pluma, no sea que por huir de la lisonja demos en la m u r m u r a c i ó n ; que como en las flechas se ponen plumas, hay p l u mas que tienen mucho de flechas. 12

D i g o , pues, que deseo hablar con alguna novedad en esto, porque lo vario de por sí tiene mucho de bueno; esto vemos en la naturaleza, y más que esto, pues dicen que es buena porque es varia. Véase t a m b i é n que tiene mucho de naturaleza esta materia, porque el adulador en un buen natural se ha como la hierba inútil con el trigo, que introduciéndose por la semejanza que tiene, se pega y ahoga lo que a c o m p a ñ a ; con esto habremos hecho lugar a uno de Plutarco . D i c e el filósofo que los que aprueban las malas costumbres en otros son como esclavos antiguos, que eran los peores ladro13

1 2

L a idea de que el amor p r o p i o es c a m p o abierto para el lisonjeador viene de

Plutarco, Quomodo adulator, en e l p á r r a f o c o n que c o m i e n z a la o b r a : «Id praebet media in amicitia campum adulatori amplurn, qui arcem opportunam aduersus nos habet amorem nostri» (Ethica, p. 295, 11. 37-39). 1 3

S í m i l tomado de Plutarco, Quomodo adulator. «Nimirurn

ut sylvestria

quae aemulanturfigura et mole triticum, si confusa sint cum eo, aegre secernuntur» pp. 296-97).

semina, (Ethica,

RIMAS

249

Y PROSAS (1627)

nes porque hurtaban de las semillas , sentencia en que yo quisiera que se cebasen y amedrentasen los enfermos de este contagio. D i g o contagio, porque si éste se engendra de aire d a ñ a d o , no hay más d a ñ a d o aire, pues es en peor región que la lisonja; son basiliscos de voz los lisonjeros que hablando matan . Así que, a r r a i g á n d o s e a los afectos, hacen el d a ñ o que el gran Garcilaso dijo a otro p r o p ó s i t o , pero muy de éste: 14

15

La mala hierba al trigo ahoga, y nace en lugar suyo la infelice avena; la tierra, que de buena gana nos producía flores con que solía quitarnos solo el verla mil enojos, produce agora en cambio estos abrojos, ya del rigor de espinas intratable . 16

Este es el efecto de la lisonja, tomar cetro en el alma, después de haber vencido la razón con que nos defendemos de ella; porque el tirano (más que el príncipe natural) desdeña c o m p a ñ e r o , porque, como v e n c i ó por industria sin valor, teme perder lo que posee sólo c o m o l a d r ó n ; al contrario del s e ñ o r natural (que aquí es la verdad) no teme n i desdeña c o m p a ñ í a , pues al que la profesa, la buena c o n ciencia le asegura el reino y la posesión, pero vamos al

1 4

Plutarco, Quornodo adulator. «///' imitantur servos, qui non de aceruo, sed de semi-

ne surantur» (Etílica,

p . 300, 11. 4 6 - 4 7 ) . Es interesante ver que B o c á n g e l ha t r a d u c i -

do 'servos' c o m o 'esclavos' y n o

c o m o ' c r i a d o s ' , que sería la t r a d u c c i ó n más

precisa. 1 5

basilisco: a n i m a l fabuloso, al cual se a t r i b u í a la propiedad de matar c o n la vista

(Alemany). 1 6

Garcilaso, Egloga I, v v . 3 0 0 - 7 . M u y interesantemente, hay algunas variantes

en el texto p r o p o r c i o n a d o p o r B o c á n g e l si lo comparamos c o n a q u é l editado p o r R i v e r s , 1968, y otros. E n efecto, una c o m p a r a c i ó n c o n la e d i c i ó n establecida p o r R i v e r s y las variantes que él p r o p o r c i o n a sugiere que el texto de B o c á n g e l

se

asemeja bastante al de B N M M s . 17.969 titulado « C a n c i o n e s y sonetos de B o s c a n p o r ell arte t o s c a n o » . Este manuscrito h a b í a sido p r o p i e d a d de Pascual de Gayangos y anteriormente de V i n c e n c i o de Lastanosa. T a m b i é n es de i n t e r é s s e ñ a l a r que e l ú l t i m o verso de la cita de Garcilaso l o h a b í a citado J á u r e g u i en su Discurso poético, p . 8 2 , e n e l c a p í t u l o II t i t u l a d o «Los e n g a ñ o s o s m e d i o s c o n que se y e r r a » , y el pasaje m á s o menos entero en la p. 110, en el contexto del desorden que p r o d u c e n las nuevas l o c u c i o n e s , de a h í la frase «Garcilaso dijo a otro p r o p ó s i t o » de nuestro poeta.

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250

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DE

BOCÁNGEL

ya del rigor de espinas intratable. Acuérdome de un lugar de Séneca, dice que hay unos ingenios que pican no más, y otros que penetran ; así son las armas del a m i go y del adulador, bien se deja ponderar. Prosigamos en que se halla tan hinchado el mísero a quien se adula que aun el mismo que le e n g a ñ ó no le puede sufrir, y en parte le pesa de alcanzar entero c r é dito, aunque solicita alguno, porque si creen sus mentiras por verdades llanas, le parece que pierde el m é r i t o que se imaginaba con alabar; lo otro, porque, o y é n d o l e con sobrada fe, pierde la fuerza su designio, el cual se aumenta en la resistencia de las réplicas. 17

Volvamos al origen de la lisonja y a la novedad que p r o m e t í , esto es probar que este daño tuvo principio no menos que del primer u m bral de la muerte, desde el primer hombre, desde aquel venenoso bocado, tan venenoso que ha tenido para toda su posteridad veneno (de paso será esto para que sepa cada uno lo que come), pues desde entonces basta decir bocado para que se entienda veneno. La causa motiva de que nuestro padre le comiese, pretendo que haya sido la lisonja: «Seréis (dijo el demonio a Eva) c o m o Dioses, sabidores de bueno y de malo, si c o m i é r e d e s de este árbol de la v i d a » . H a r é algunos reparos sobre este lugar de la naturaleza de la lisonja (o del arte, por decirlo bien). Adviértase antes q u é fuerte debe de ser, pues lo fue contra quien estaba tan pertrechado de favores del cielo, con quien tenía en el discurso el Oriente de nuestra vida y en la mano el t i m ó n de la nave en que todos naufragamos, y casi todos van a fondo; no halló el diablo nada sobre ser diablo, sino ser lisonjero, no halló la persecución diabólica en el mayor hecho de su astucia mejor instrumento para su efecto que la adulación. «Seréis c o m o Dioses», la dijo, en pago de su consejo, porque él sabe que es tan malo que ha menester e n g a ñ a r c o n tan alta paga; después: «Sabidores del bien y del mal», como quien sabe lo que estiman los hombres el saber, les 18

1 7

Es una cita que repite B o c á n g e l varias veces en sus obras; tal vez proceda de

Séneca, De Beneficiis: «Chrysippus

quoque, penes quem subtile illud acumen est et in

imam penetrans veritatem, qui rei agendae causa loquitur et verbis non ultra,

quam ad

intellectum satis est, utitur, totum librum suurn bis ineptiis replet» ( L i b r o I, cap. 3). Cfr. t a m b i é n S é n e c a , Epístola XC1V,

41: «Minuta

quaedam, ut ait Phaedon, animalia cum

mordent non sentiuntur; adeo tenuis illis et fallens in periculum vis est. Tumor indicat morsum est in ipso tumore nullum sapientium 1 8

eveniet».

Génesis,

3, 5.

vulnus apparet. Idem tibi in conversatione virorum

RIMAS

Y PROSAS

251

(1627)

t e n t ó por el entendimiento, puesto que después de Dios no hay cosa más estimable. « C o m o Dioses», dijo, por que pareciese verisímil la promesa, en que tiene gran estudio el adulador. H o y está esto de peor casta, cuanto peor está el mundo ahora que entonces, porque se dicen unos a otros que serán Dioses, y se cree y se oye, y no es la menor cautela decir en algo verdad, como l o dijo el diablo, porque supieron del mal ya que no del bien luego que ejecutaron su consejo. Así veremos que, como es tan débil el velo de la lisonja, si se repara en ella, trasluce la esencia de su mal interior; parece que habla con dos, y es E v a solamente la que escucha. Para advertirnos la maestría del lisonjero en no esmerarse señaladamente con uno, por no hacer sospechoso su cuidado, o porque no estorben los circunstantes su designio en ausencia c o n el buen consejo, el mayor daño de la lisonja es remedar de m o d o la amistad, que nos pone a peligro de tenerlas ambas por verdaderas o ambas por falsas: Pone tabulam cum cátela, aut utramque putabis esse fictam, aut utramque putabis esse veram . Así entiendo t a m b i é n l o moral de aquel suceso de G o b r í a s con el M a g o , cuando persuadía a D a r i o que los matase a ambos estando abrazado de su enemigo: esto es la confusión de los oficios del amigo y adulador . T a m b i é n es de ponderar la astucia que Plutarco c o n o c i ó en el lisonjero, cuando le compara al que, h a b i é n dosele huido u n caballo, le va cercando y halagando primero con señas ; primero digo que le eche mano al freno, primero va echando 19

20

21

1 9

S e g ú n B o c á n g e l , e n El nuevo Olimpo, la cita es de A u s o n i o , poeta l a t i n o de

B u r d e o s , d e l siglo I V de nuestra era (sobre A u s o n i o , v é a s e

7*). E n El nuevo

Olimpo, B o c á n g e l nos da la cita traducida: «Si se carean o r i g i n a l y retrato, ambos son verdaderos, o fingidos a m b o s » (227 n . 32). T a m b i é n la u t i l i z ó en El Emperador fingido, 2 5 8 ; 4 0 7 - 0 8 . S i n e m b a r g o , la cita n o es de A u s o n i o , s i n o de M a r c i a l : «Issarn denique pone cum tabella: / aut utramque putabis esse veram, / aut

utramque

putabis esse pictam» (Epigramas, L i b r o I, C I X , v v . 21-23). O t r o ejemplo de e q u i v o c a c i ó n en las citas p o r parte de B o c á n g e l . 2 0

E p i s o d i o narrado en Plutarco, Quomodo adulator. «Ac Gobrias, qui in conclave

vna cum mago fugiente opacum irruit, inter luctandum imminenti suspensoque animi iussit Dario, ut vel utrumquegladio traiiceret» (Ethica, p . 2 9 6 , 11. 5 2 - 5 4 ) , siguiendo a H e r ó d o t o , i i i . 7 8 . D a r í o (siglo V a. de J . C . ) era u n n o b l e de Persia que c o n s p i r ó c o n otros seis nobles, entre ellos G o b r í a s , para destruir a Esmerdis (uno de los Magos) que h a b í a usurpado la c o r o n a de Persia d e s p u é s de la muerte de Cambises. 2 1

Posiblemente Plutarco, Quomodo adulator: «ut in pascuis ferae, iisdem exercita-

tionibus institutisque iisdem, et iisdem studiis atque, vivendi ratione sensim arrepens et ajfectans, dum opportunum se praebeat laqueo, et artin genti tractabilem se et familiarem reddat» (Ethica, p . 297, 11. 34-37).

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BOCÂNGEL

la cuerda que afirme el áncora, y si no descubre paraje, la va recogiendo y esperando mejor ocasión. Atiende más al semblante ajeno que Clicie al del S o l , y cuando no puede hablar, con sumisiones tácitas adula, o hablando con otros, pero tan recio que lo pueda oír a quien se encamina; oyendo t a m b i é n a otros aduladores, y entre éstos pasa el tácito e n g a ñ o o insolencia que entre los fulleros , que todos disimuladamente desuellan al m í s e r o que agarran. Es más de reparar cuando el que adula es presumido, entonces suda y anhela porque se ve entre dos aguas contrarias; tiene por riesgo el que parezca su sobrada alabanza falta de capacidad suya, y esto se c o n vierte en mayor lisonja, porque su temor es que no se piense que no lo alcanza todo, porque así se pensará que no es digno de dar su voto; por otra parte, si quiere ser más avisado, se destruye, porque nadie está bien con quien quiere saber más que él. 22

23

Nadie se admire de tales astucias, porque no está el volatín sobre la maroma más atento en mediar con los brazos el equilibrio que le gobierna, ni más en compartir la distancia con los pies, que el adulador sobre su mentira; y careando los riesgos y los intereses de a m bos, t a m b i é n los hallaremos en esto semejantes, pues por ganar un real se ponen a peligro de hacerse pedazos, uno en el suelo, otro en nuestro propio conocimiento, que debe estar estar más abajo del suelo . Digamos de paso algunos oficios del lisonjero. Vestirse las insignias del amigo, sólo una teme, o no puede vestirse, que es la libre r e p r e n s i ó n en todo; ésta es la blancura que no puede imitar el camaleón, ésta la lanza de Aquiles, bien que reprenderá, pero en cosas que el otro guste de ser reprendido, de que es liberal, de que es sobradamente galán, de que es muy amigo de hacer por otros; pero no de vicios, n i defectos, y aquello tan i n t r é p i d a mente, cuanto nos lo refiere Plutarco de aquel insolente adulador que, entrando T i b e r i o César en el Senado a tiempo que todos estaban atentos, se levantó diciendo: «Permitido es hablar libremente al que es libre». Admiráronse todos, y sosegóse el susurro, sedientos de alguna novedad. Entonces replicó el lisonjero: «Todos, oh César, te culpan, aunque yo te lo digo solo, de que siendo la cabeza que sustenta el Orbe, te trates tan mal con los continuos desvelos de la salud 24

2 2

Clicie: la planta h e l i o t r o p o , que sigue el curso del sol en el cielo

fulleros:

23

tretas para e n g a ñ a r 2 4

(Alemany).

los que h a c e n fullerías o e n g a ñ o en e l j u e g o ; e l que tiene astucia o (Alemany).

Interesante referencia al arte d e l v o l a t í n y lo que ganaba entonces — u n real.

RIMAS

Y PROSAS (1627)

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de la R e p ú b l i c a que no hay quien no tema tu vida». Pero no se descuidó Casio Severo en castigar este exceso, que bien feamente le reprendió en público . V u e l v o al imitar los oficios del amigo, en que siempre lleva la mira al gusto, no al provecho; pero al revés en esto del amigo, porque si éste ve que el contagio es urgente, no guarda respetos de disgustar a su amigo como el adulador, que dirá: 25

N o es tiempo de curalle, hasta que menos tema la cura del maestro . 26

Busca por donde asirse con prendas de confianza, con secretos, para que el otro tema perderle. M i r e cada uno c ó m o se gobierna, porque después por fiera razón de estado se teme por enemigo al lisonjero, y se ve u n hombre, aunque después le conozca, obligado a oírle, y casi a obedecerle; vea cada uno a q u i é n se descubre en sus secretos, que esto es lo de los laberintos de la antigüedad: es echarse unos grillos y dar la llave a su enemigo. T a m b i é n procura parecerse al otro en todo, aun en los defectos y pasiones imperfectas del á n i mo, por lo que nos obliga la conformidad, o conveniencia, o c o n frontación. ¿ Q u é más? Si el otro tiene una cuchillada por la cara, se la dará; si se tiñe, t a m b i é n ; si peca, t a m b i é n pecará. A m i g o siempre de que el otro no tenga amigos, por que dure el e n g a ñ o , o porque le es más natural la envidia, c o m o quien está más ajeno del m é r i t o , gran ponderador de lo que hace todo es oficios extrínsecos, bien que tal vez afectadamente calla lo que hizo; pero sabiendo que se ha de saber por otra vía, y en este silencio imita más al amigo, contradicese a menudo, alabando hoy lo que ayer v i t u p e r ó , porque ve que hoy lo aprobamos, aunque lo reprobásemos ayer. A q u í se verá cuán débil es este animal, y q u é fácilmente le puede coger aquel a quien no hubiere del todo cegado el amor propio. Busca siempre materias 2 5

Plutarco, Quornodo adulator: « Tiberio Caesare curiam aliquando ingresso exurgens

adulatorum unus: ipsos ait, qui liberi essent, dicere oportere liberi, ñeque quicquani dissimulare vel supprimere, quod in rern foret. Cum ita excitasset omnes, Jacto ei silentio, suspensoque Tiberio: Audi Caesar, insit, in quo te culpemus cuncti, nec promere aperte quisquam audet. Negligis temetipsum, perditum

is corpus, enrisque et laboribus pro nobis confiéis

perpetuo, ñeque nocte vel die laxamenturn sumis. Huiuscemodi multa cum Ule declarnaret: Cassium Severum memorant oratorem dixisse: Haec hominem perimet libertas» (Etílica,

p.

303, U. 29-36). N o hemos p o d i d o identificar la cita; naturalmente, es posible que sea o r i g i nal del p r o p i o B o c á n g e l . 2 6

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BOCÁNGEL

de alabanza, hállase el primero en los parabienes y el ú l t i m o en los pésames, echándole a que lo sintió más que todos. Es el más humilde (digo el que más afecta la humildad), como el que, luchando, se i n clina, que es por derribar mejor, que la valentía de los cobardes toda es m a ñ a . Pero vamos a la e x t i r p a c i ó n de este d a ñ o , y veremos la p r o v i dencia del cielo, en que nunca estén más adentro las flechas que lo pueden estar los remedios. L o primero es menester oír a Platón, que dice que no se espere salud a quien no quiere ser curado, ni hay mayor medicina que quererlo ser, como ni debemos lastimar la ruina del que se pierde por su antojo . Y aun Bonifacio Octavo nos dice que no se hace injuria al que la permite ; el remedio es que no nos amemos tanto que nos perdamos de vista — p o r eso debieron llamar ciego al A m o r — sino corrernos de que pueda estar otro más cerca de nosotros que nosotros mismos, y de que no prevalezca lo que más nos asiste, pues por más que se nos pegue la lisonja, está el entendimiento más adentro para que, si no fuere con culpable descuido, no sea vencido el que escucha tan perjudicialmente. 27

28

D i g o que no me parece difícil a un buen conocimiento el pesar en dos balanzas la a c c i ó n que obra y la alabanza que escucha, y de la parte que sobrare del encarecimiento o lisonja, descartarse, no pesadamente, q u e d á n d o n o s con aquella parte que nos pareciere proporcionada al m é r i t o , y del resto eximirse agradecidos, reparando en que tal vez lo que nos parece adulación es sobrado afecto y natural impaciencia del gusto de quien nos habla; porque como los conocimientos o estimativas no son iguales, hay vasos que se llenan c o n poco licor, y éstos rebosan lo que no les cabe. N o niego que es difícil el conocer cuándo dice uno lo que entiende, o menos, o más, o c u á n do es alabanza o lisonja la que se escucha. Pocas dudas de éstas había en la filosofía antigua, donde se o í a n verdades sin mezcla de interés, que es autor de la adulación. V u e l v o a decir que es menester gran c o n o c i m i e n t o para diferir la alabanza de la lisonja, consolándonos en esta dificultad con Séneca, que se da por vencido de ella en su Epístola 45: «La adulación, dice, no sólo es semejante a la amistad, pero la aventaja en semblante; recíbese c o n gratas orejas, pégase a lo í n t i m o de las entrañas, y en lo mismo que daña es agraVagamente reminiscente de P l a t ó n , República, E l Papa B o n i f a c i o V I I I ; cita sin localizar.

405-408.

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Y PROSAS (1627)

dable; e n s é ñ a m e (dice a Lucilo) a conocer esta diferencia» . E l E s píritu Santo, en el s é p t i m o de los Proverbios, para mostrarnos la fuerza de este vicio, nos descoge con admirable primor un lienzo de esta figura en la persona de una ramera que engaña al incauto m o zuelo, harto más con lisonjas que con la t e n t a c i ó n de sí m i s m a . Escribiendo Solón Salamino a E p i m é n i d e s , es muy de obervar que, siendo su asunto quejarse de las tiranías de Pisístrato, no hace instancia en cosa más que en las adulaciones de este tirano, con que tenía impedidos los á n i m o s para seguir la v o z de la verdad ; m u y semejante es esta astucia a la que se tiene con los gusanos de seda cuando atruena, pues porque aterrados del mayor sonido no mueran, se les hace ruido artificioso con instrumentos sonoros. D e S o l ó n se hallan unos versos de sentido igual a éste: « T ú , si sabes, observa a cada uno, no sea que nadie te engañe y esconda el odio que tiene, y h a b l á n d o t e con doblada lengua suene su voz y no su depravada i n tención» . A Pitaco le pareció imposible que hubiese verdad en un lisonjero: «no puede (dice sentenciosamente) haber r a z ó n segura en corazón que fue capaz de doble s e n t i d o » . Y ponderando Platón el crimen de los que fingen, dice que no le hay mayor que parecer bueno siendo malo, que es lo mismo que amigo siendo enemigo . Prosigo, 29

30

31

32

33

34

2

Séneca, Epístola XLV,

7: «Adulatio

quam similis est amiátiae!

Non hnitatur tan-

tum illam, sed vincit et praeterit; apertis ac propitiis auribus recipitur et in praecordia ¡tria descendit, eo ipso gratiosa, quo laedit. Doce queniadmodum

hanc similitudinem

possirn

dinoscere». 3 0

3 1

Proverbios, 7, 7-23. Se cuenta en P l u t a r c o , Vidas paralelas: Solón.

S o l ó n (siglo V I a. de J . C ) ,

uno de los siete sabios de G r e c i a , n a c i ó en Salamo y fue educado en Atenas. A él le d e b i ó Atenas sus leyes, que duraron aun d e s p u é s de su muerte. Fue pariente de Pisístrato y el ú n i c o que se dio cuenta del c o m p o r t a m i e n t o e n g a ñ o s o del que sería futuro tirano de Atenas. E p i m é n i d e s , de C r e t a , fue c o n t e m p o r á n e o de S o l ó n y es considerado e l s é p t i m o sabio de G r e c i a p o r los que e x c l u y e n a P e r i a n d r o de la lista. 3 2

C i t a seguramente tomada de D i ó g e n e s Laercio, Vidas de eminentes filósofos de

la antigüedad,

L i b r o I, cap. 3, 1|XIV, sobre S o l ó n . E s t á claro p o r otras

citas que

B o c á n g e l c o n o c í a bien esta c o m p i l a c i ó n ; véase la cita siguiente. 3 3

P i t a c o (siglo V I a. de J . C . ) , n a t i v o de M i t e l e n e en Lesbos, fue u n o de los

siete sabios de G r e c i a . L a cita, c o m o la anterior, p r o c e d e

de D i ó g e n e s

Laercio,

Vidas, L i b r o I, cap. 5, T[V. 3 4

P l a t ó n , citado en P l u t a r c o , Quomodo adulator. «Quod

si diuina

veritas, om-

niurnque ea tam diis quam hominibus, ut author est Plato, fons est bonorum, nirnirurn sit deorum assentator hostis...

quod imbuat unumquenque captione

aduersus semetipsum

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BOCÁNGEL

pues, diciendo que el arte que se ha de tener en esta distinción es carear en la i m a g i n a c i ó n la alabanza justa y la lisonja, porque sin vanidad se le permite a cada uno saber la bondad o aprecio de sus cosas, antes lo demás es culpa que echa Quintiliano a los artífices que ignoran, Quid sit satis , q u é quilates obran de bondad, c u á n d o se puede alzar la mano del lienzo o del papel, que sin duda es desdicha quedar la obra mayor que la mano, y obrar por dicha y no por suficiencia. Y puesto que al discreto se le permite saber lo que sabe, haga j u i c i o de la a c c i ó n , como queda dicho, y siendo agradecido, vuelva la pelota y no la deje calentar en la mano, y cuando permitamos que en ninguna parte la admita, por lo menos el modo de e x i mirse ha de ser galante, no desmintiendo al que adula, sino mostrándole razones por donde vea que vivimos en conocimiento de lo contrario. Pasar a diferentes puntos y mostrar que sólo por dar gusto o í m o s , no por tenerle, reparando en que hay gran peligro en desdeñar las alabanzas justas, que son premios de las obras, n i hay otros de la virtud, porque el replicar con afectación a ellas parece gana de volverlas a oír, o que se desdeñan por cortas, distinguiendo t a m b i é n que por humores naturales hay muchos que sienten ser alabados cara a cara, quizá porque conocen que hay muchos que alaban p o r ostentación de ingenio, más que por el fin de alabar. Y así vemos a grandes varones salirles colores al rostro, conociendo esta enfermedad en los que les hablan. C o n todo eso, ésta es la menos infame especie de los que adulan, o muy disculpable por lo que tiene de natural buscar cada uno su aumento, si b i e n se yerra en el medio y en el instrumento, por eso no se deben culpar las hipérboles de los poetas, aunque los ojos no tengan en toda p r o p o r c i ó n semejanza a las estrellas, ni los cabellos a los rayos del sol, y todo lo demás que con tanta liberalidad se derrama en los escritos poéticos , mas éstos, que a 35

36

atque ignorantione suorum bonorum et tnalorum,

ac bona claudicantia et manca,

mala

reddat incorrigibilia» (Ethica, p. 295, 11. 44-48). 3 5

Frase que ocurre c o n bastante frecuencia en Q u i n t i l i a n o , Institutio oratoria, y

que B o c á n g e l parece p a r o d i a r u n p o c o a q u í . T a m b i é n es posible que B o c á n g e l t u v i e r a e n mente u n pasaje de J á u r e g u i ,

Discurso poético, p . 84: «Así r e p r e n d í a

Apeles el yerro de aquellos pintores que no juzgaban n i s e n t í a n quid esset satis, cuál fuere l o suficiente en e l afecto de e x t r e m a r sus obras». S e g ú n J á u r e g u i , la cita procede de C i c e r ó n , Orator, x x i i . 73. 3 6

R e c o r d a m o s que Cervantes, en El licenciado Vidriera, h a b í a c r i t i c a d o p r e c i -

samente estas h i p é r b o l e s p o é t i c a s .

RIMAS

Y PROSAS

257

(1627)

puros encarecimientos y lisonjas quieren parecer entendidos, son como las mujeres feas que piden al arte lo que les n e g ó la naturaleza con el afectado color y el s o l i m á n , quizá m á s venenosa p o r l o que tiene de mentira que por lo que tiene de naturaleza. Otros lisonjean por necesidad, y de éstos, aunque se teme la o c u pación, se espera el remedio, porque en alzando los manteles p r o meten templanza, y en cesando la necesidad que es origen, cesará el efecto. Otros adulan por parecer bien, y éstos también pecan con disculpa, porque el fin es natural, que es desear ser amados: ¿qué otra cosa es persuadirle un amante a su dama que es un mar de hermosura? N o querer que se estime ella como tal, sino que le estime como quien siente t a m b i é n de ella, o que sepa que a ninguno le parece mejor que a él. N o falta quien lisonjea sólo porque sabe que gustan de oírle, y que desean ser alabados aquéllos a quienes engaña, y a ú n se enojan si no les levantan al cielo, y esto más tiene de servidumbre que de malicia, pues es de creer que cuando sintiere otro gusto en el otro, se reportará, como el cocinero que dispone la vianda (aunque sea inútil) al gusto. Vengamos a la peor, a la más detestable especie de lisonjeros, a la cabeza de la hidra, a la fuente y origen de donde salen los arroyos que dijimos, o al mar donde todos pueden caber: adular por sólo adular, hacer mal por natural instinto, o por v i c i o naturalizado, a q u í es menester la segur, que no basta la hoz. Este es el contagio que dijimos, donde no ha de estar la mano trémula, ni la voluntad indecisa, sino cortar por medio y enfurecerse con Platón, que dice que comete sacrilegio quien ofende a otro en el alma, y que es ladrón y homicida, porque lo uno y lo otro es poseído del alma, digo, la v i d a y la h a c i e n d a ; acordarse que el E s p í r i t u Santo dice que detesta de hombre de dos corazones , y que D a v i d dice que es lo mismo su lengua que una saeta con puntas mortales , y que el Sacerdote, cuando entra en el Altar, lo primero que pide al cielo es que juzgue su causa, y la causa es andar entre gente dolosa, 37

38

39

3 7

Parece u n c o m p u e s t o de varios pasajes de algunos de los d i á l o g o s t e m p r a -

nos de P l a t ó n , m á s que una cita en sí. 3 8

T a l vez La Epístola del Apóstol

Santiago, 4, 8: « A c e r c a o s a D i o s , y él se acer-

cará a v o s o t r o s . Pecadores, l i m p i a d las m a n o s ; y los que sois de á n i m o d o b l e , purificad los c o r a z o n e s » . 3 9

L a cita de D a v i d procede del Salmo CXIX,

2 - 4 : « S e ñ o r , libra m i alma de l a -

bios inicuos, y de lengua e n g a ñ o s a . ¿ Q u é te d a r á n , o q u é te a ñ a d i r á n p o r tu lengua e n g a ñ o s a ? Saetas de valiente agudas, c o n carbones asoladores».

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COMPLETAS

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BOCÁNGEL

quizá t a m b i é n es moralidad que nos enseña que aun a D i o s se quiere atrever (a sus Cristos digo) este vicio insolente. D i g o que éste es el fino adulador, el que sólo por hacer mal le hace, y porque respondamos a la objeción de Aristóteles, que todos obran por algún fin , el fin es hacer mal: peor fin que el que tiene el diablo en nuestra t e n t a c i ó n ; a éste no hay que esperarle salud, porque es propensión la suya, y tiene dentro de sí el v i c i o , como el codicioso que no busca lo que le falta a él sino lo que falta. 40

Según esto sacaremos un precepto, y me holgaría que hubiéramos seguido el m é t o d o de los médicos graves, que después de muy conocido el daño dispone el remedio, y esto no sólo tiene acierto en orden a la cura: porque la cura mayor es que, representado el mal conocido al doliente, él cobre horror a él y se disponga más sufrido al cauterio . E l consejo es que, habiendo tantos e n g a ñ o s en el aplauso y tantas diferencias de ellos, seamos muy escasos en el c r é d i t o (bien que se dispense con suavidad el o í d o , porque esto tiene más de urbanidad que de daño) y que nos rijamos por el sabor bueno o malo que dejan en el alma los aciertos o los errores, porque es casi imposible inferir la dignidad de la obra de las aclamaciones. E l amigo tiene dañado el juicio con la pasión para su amigo; el enemigo más, y por más causas. E l j u i c i o de todos en c o m ú n es el más falible, aunque hagamos la distinción de la plebe al pueblo, que Justiniano en el primer libro de sus Instituciones nos refiere que se hacía en el pueblo romano para improbar o aprobar las leyes, porque el sabio oyente no grita en descompuestas voces como el vulgo . E l vulgo es el misenim tam mo opuesto de la verdad, como dice Petrarca: «Nihil remotum a veritate, quam vulgaris opinio» . Pero débese advertir ante todas cosas q u é persona sea la que alaba; dice Séneca que es torpe cosa darse por alabado de aquél a quien 41

42

43

Aristóteles, Ethica Nicornachea, de los primeros párrafos: «Omnis

4 0

ars, omnisque

discendi via, actio ítem atque electio bonum quoddam expetere videtur» ( L i b . I, cap. 1). D e n u e v o el entorno m é d i c o de B o c á n g e l se nota en sus m e t á f o r a s , aunque

4 1

t a m b i é n véase Plutarco, Quomodo

adulator, donde

lisonjeador c o n el m é d i c o : «Quippe

ut medicus...»

42

con

frecuencia compara

al

(Ethica, p. 299, 1. 55).

J u s t i n i a n o , De iure civile, L i b r o I, tit. 2: « D e origine iuris civilis

Romanorum»:

«evenit ut plehs in discordiam cum patrihus perueniret, et secederet; sibique iura constitueret: quae iura plebiscita vocantur. Mox cum reuocata esset plebs: quia multae discordiae nascebantur de his plebiscitis». 4 3

C i t a sin localizar de Petrarca.

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Y PROSAS

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259

no podemos alabar . M e m o r a b l e a este propósito la Epístola de Pseusipo a D i ó n , advirtiéndole que ande m u y atentado en no desvanecerse, especialmente por alabanzas de mujeres o mozos ; mejor lo dijera en nuestro tiempo, viendo tan propagada esta plaga que ya los niños nacen diciendo «es la primera cosa», «es valiente cosa», «es superior cosa», sin p r o p o r c i ó n ni sustancia; ni sólo se infiere de la adulación el daño de no dar a cada cosa lo que es suyo, que es contra la justicia natural y c i v i l , sino defraudarlo a los méritos, porque dando al que no lo merece, no hay con que premiar al merecedor. Débese abstener más el varón cuerdo de parecer lisonjero, porque las razones son el culto del á n i m o , y así quien las afecta da a entender que trabaja no en lo sólido sino en lo aparente; no es traje varonil la curiosidad sobrada, el á n i m o es el que ha de ser hermoso. Así debemos considerar que cada palabra es retrato del entendimiento y la verdad un espejo que nos compone y aliña; a ñ a d o que el mismo cuerpo es retrato del a l m a , y así por los movimientos naturales o sosiego de los hombres inferimos las calidades ocultas y pasiones que le componen. Así en público debemos mirar no nos tengan por descompuestos, aunque privadamente lo seamos. Quizá tiene mucho de esto el traer la capa por la calle y quitársela en entrando en casa, como que no importa, o importa menos dar lugar a las pasiones en secreto. 44

45

L o más de la lisonja es deleite, y así debemos huir de ser tenidos por meramente deleitables, o que el deleite sea provechoso, y porque vamos recogiendo las velas, que en un mar de lisonjas peligran m u cho, como sujetas a todos vientos, y aun, si no fuera por alargarme, aplicara a las especies de lisonjas las calidades de ellas, encargaremos a todos, y más que a todos, a aquellos que están m á s a la l u z del mundo, que consideren que todas estas maneras de tiros, y las demás que se esconden a m i ignorancia, asestan a ellos, y que se considere la sentencia del otro filósofo, que decía no haber más contrario ani4 4

Es probable que la cita original sea: «Ad summum dicite nobis, utrum laudantis

an laudati bonum sit: si laudati bonurn esse dicitis, tam ridiculam rem facitis, adfirmetis meum esse quod alius bene valeat» (Epístola

CU, 10). Cfr. t a m b i é n

quarn si Epístola

VII, 12: «ut contemnas voluptatem ex plurium adsensione venientem. Multi te laudant. Ecquid habes, cur placeas tibi, si is es, quem intellegant multi?». 4 5

C i t a d o en P l u t a r c o , Quomodo adulator: «Scripsit ei Pseusippus quoque, ne ideo,

si in coetu puerorurn et muliercularurn celebraretur, sustolleret spiritus» (Ethica, p . 3 1 0 , 11. 4-6).

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OBRAS

COMPLETAS

DE

BOCÁNGEL

mal al hombre que el hombre (yo pienso que lo decía por éste s ó lo ); que miremos en q u é nos alaban y quién, considerando el o b jeto de la alabanza en un tercero, porque no nos e n g a ñ e el amor propio; reparando en la osadía de este v i c i o , pues a N e r ó n se atrevieron aduladores a hacerle representar, como v i l cómico . Q u e miremos, no sea que arrebatados del buen afecto parezcamos lisonjeros; que sepamos que se lucha en esta parte con el enemigo mayor, o porque es enemigo blando, o el mayor, porque no quiere parecer enemigo. T a m b i é n considerar la fuerza de la adulación en que siempre habla con el deseo, pues sin duda nadie la escucha que no la quisiera merecer; así que no hay e n g a ñ o como el que engaña con la especie de bien. Y porque acabemos de aborrecer la lisonja, me será barato probar que es más perniciosa que la mentira, la cual nos pone en cuidado de averiguar si es así, o no. Pero la lisonja, como su arte, es parecer verdad en todo, asiéntasenos falsamente, donde halla dulce acogida. L o que yo quisiera en venganza de esta injuria tan permitida es que sacásemos fruto de ella, siquiera porque del veneno se saca la triaca; esto es que, c o r r i é n d o n o s de no merecer lo que escuchamos, tratemos de hacernos dignos de lo que ahora es lisonja, siquiera por quitar algunas armas al enemigo, y por hacer un beneficio al amigo tratemos de condenar al lisonjero, no sea que demos a uno por otro. Y lo más seguro es lo de Ulises, cerrar los oídos al encanto, que, quizá por el peligro que tenemos en este sentido, puso cera en los oídos naturaleza por la blanda impresión que suelen hacer los e n g a ñ o s ; esto es más peligroso en las mujeres, y por eso no sólo e m p e z ó el D e m o n i o por ella, pero debieron de ponerse en la a n t i g ü e d a d candados en las orejas, que hoy son arillos. Y por que vean que no es sobrada esta consideración, pregunten a ciento de 46

47

48

4 6

Seguramente S é n e c a : «Ab homine homini cotidianum periculum»

1); « homini perderé hominern libet» (Epístola

(Epístola

CIII,

CIII, 2); « q u é cosa es e n e m i g a m u c h o

del hombre? O t r o h o m b r e » (Proverbios y Sentencias de Lucio Anneo Séneca, A m b e r e s , J u a n Steelsio, 1552, P r o v e r b i o C C X C V I I I , f o l . 119v). 4 7

E p i s o d i o narrado en Plutarco, Quomodo adulator: «Quid porro Neroni tragicam

fixit scenam, personamque et cothurnos induxit, nonne adulatorum praeconia?»

(Ethica, p .

301, U. 12-13). 4 8

E l m i t o de Ulises y las sirenas. Las sirenas t e n í a n la costumbre de seducir a

los m a r i n e r o s c o n su canto y así destruirlos en las rocas de la costa de S i c i l i a . U l i s e s , al ser i n f o r m a d o p o r C i r c e del p o d e r de las sirenas, h i z o que sus h o m b r e s pusieran cera en los o í d o s para no o í r el canto, mientras que él se h i z o atar al mástil para p o d e r escuchar el canto pero sin la posibilidad de p o d e r dejarse seducir p o r él.

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ellas q u i é n las e n g a ñ ó , y r e s p o n d e r á n las noventa y nueve, si dicen verdad, que la lisonja de los amantes, y la una dirá que el amor: Cual áspid al encanto del mágico temido, podéis tapar el contumaz oído . 49

Otra vez es posible que estemos ante un poema original de Bocángel.

70 Prosa segunda Epístola consolatoria a un amigo del autor en la muerte de una hermana suya 1

Si el dolor que ya te tiene tan semejante a lo que por muerto lloras te permite u n rato sereno el discurso, ya que no enjutos los ojos, presto verás que debemos dolemos de ti más que tú de lo que te ha faltado; no digo muerto , porque no menos viva nos ofrece tu memoria a tu hermana que la p e r m i t i ó la misma naturaleza , ¿ l u e go mal se llora por ausente lo mismo que se tiene tan delante? P o n deremos antes todo el daño y no irritemos tu silencio, callando alguna parte. Perdiste una hermana sola ya; había el cielo no ha dos años llevádose la mayor, siendo la que dejó la primera, y luego que hizo tolerable el golpe con los días, casi las mismas luces pudieron servir ambos funerales, sobrando a dos vidas tan eternas un solo aplauso de muerte. Digamos t a m b i é n que fueron tan parecidas que en cualquiera hallábamos a las dos, y tan hermosa la que lloramos que difunta la pudo preguntar nuestra atención, ¿dónde se h a b í a dejado toda la muerte? Sin duda que en tu sentimiento así deja el arado del austro la matutina rosa, atrevido no a su deidad, a su 2

3

4

1

E s c r i t o en estilo e s t o i c o , se asemeja a otros poemas de B o c á n g e l c o m o e l

n ú m e r o 26 «Al M a r q u é s de B e l m a r , d o n Gaspar de la C u e v a , en la muerte de su h e r m a n o » ; e l n ú m e r o 30 «Elegía en la m u e r t e n ú m e r o 130 «En la m u e r t e

de d o n F r a n c i s o de R i b e r a » ; el

de u n a d a m a ilustre p o r todos m é r i t o s » . T a m b i é n

destacan las imitaciones clásicas, tales c o m o S é n e c a , Ad Marciatn. De (sobre la muerte de su h i j o ) , y San J e r ó n i m o , Epístola phium Nepotiani» 2

Consolatione

LX «Ad Heliodorum epita¬

(sobre la muerte de N e p o c i a n o ) .

Idea que recorre la p o e s í a de B o c á n g e l es ésta de que « N o muere al m u n d o

el justo, sólo falta» (30; 21). 3

Cfr. 26; 3-4: «El no m u r i ó , p o r q u e c o n b u l t o vano / tu p á l i d a m e m o r i a nos

le ofrece». 4

austro: viento que sopla del sur.

RIMAS

Y PROSAS (1627)

263

figura, sólo el sosiego la hacía cadáver, y aun largo rato sustentó su modestia nuestra duda. Hablemos t a m b i é n por los infantes hijuelos que ya sin calor materno escarban el desierto nido, y con fácil engañ o esperan que despierte de aquel s u e ñ o a que la vieron entregarse tan grata que parece que estaba de acuerdo con la muerte . Q u i e r o decirlo todo de una vez, y más que todo: perdiste a Polonia, busca dentro de su nombre todo lo que aguardabas de mis alabanzas, que yo las huyo por no darlas n ú m e r o , y esto aprendido de sus méritos. L o primero considera cuán poco era de entre nosotros lo que d u r ó tan poco , y guárdate, no sea que, en vez de compadecerla, envidies su destino, porque creeremos que lloras tu falta y no la suya . C u m plió con los oficios de la humanidad, casta doncella, santa esposa, fecunda madre, de puro madre m u r i ó ; h i z o , viviendo, lo que se deseó de ella cuando nació. Es verdad que m u r i ó en tiempo que hace falta. jTriste de quien muere cuando sobra y en esta vida sólo hace hora para morir!; más vale suspirar de muerte que no por la muerte. ¡Triste de quien vive tanto que llega a saber c u á n penoso es v i v i r ! ¿ Q u é otra cosa es la muerte que un suspiro breve? ¿ Q u i é n tiene por agravio lo que es ley, n i por malo lo que es naturaleza ? ¿ Q u i é n (digo otra vez) no se corre de temer lo que ignora? ¿ Q u i é n no p o n dera que la vida se compone de penas, y la muerte no es sino privación? ¿Luego venimos a sentir sólo que nos falten penas? N o hay dolor más blando ni menos de temer del que se acaba con un golpe, o no es dolor el que no dura. 5

6

7

8

9

10

3

Cfr. J á u r e g u i , Orfeo: « C o m o en desierta rama canta y llora / p o r sus hijuelos

tiernos Filomela,

/ despojos de asechanza r o b a d o r a , / m i e n t r a s

d e l caro

nido

ausente vuela» (vv. 873-76). 6

7

Cfr. 26; 7: « O h , c u á n t o miente lo que dura h u m a n o » . Esta idea procede de Plutarco, Moralia:

Consolatio ad Apollonium:

«Quid porro

illi, qui lugent ¡ta sublatos, sua ipsorum absumptorumne causa lugent?» (Ethica, p. 178, 11. 3 2 - 3 3 ) , d o n d e p r e g u n t a si los que lloran p o r los muertos l l o r a n p o r sí p r o p i o s o por el difunto. 8

P o r esta y la anterior referencia a «infantes h i j u e l o s » , está claro que P o l o n i a

m u r i ó de parto. 9

1 0

Sentencia que procede seguramente de una de las Epístolas de Séneca. Cfr. 30; 3 2 - 3 3 : « p o r q u e , siendo el m o r i r naturaleza, / no puede ser natura-

leza agravio». L a idea procede de Séneca, Epigrama VII: «Omnia non poena, perire» (v. 7).

mors poscit. Lex est,

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OBRAS

COMPLETAS

DE

BOCÁNGEL

Pero repara, d o n j u á n , en la sedienta locura de los hombres en v i v i r : a ninguno le parece, por caduco que sea, que es hora de acabar; nadie sabe c u á n d o le basta la v i d a , ni agradece a la muerte natural esta cortesía de llevarnos (de ordinario, digo) cuando somos inútiles en el suelo, y cuando oprimidos del peso de los años es la vida muerte verdadera . Otros se quejan de que mueren otros m á s tarde, siendo así que la vejez extrema de todos es el día que m o r i mos, y la más mortal edad y más inevitable accidente el haber nacido. Todos tratamos de vivir, siendo así que esto no está a nuestro cargo sino el vivir bien, que es lo que no hacemos . Así, como no se hace lo que se debiera hacer, siempre parece que falta la vida al m e j o r tiempo, y al fin el efecto de la vida es la muerte , y si ésta se ha de llorar, con mayor razón el nacer. A todos es una la vida: los que vivieron bien, vivieron harto, y el que caduco m u r i ó mal, m u r i ó temprano . U n o s duran y otros viven . ¡ O h i n ú t i l género de gentes, vivir sólo porque se nace y sólo por costumbre aguardar al sol! 11

12

13

14

15

1 1

16

T o d o este p á r r a f o ( c o m o la prosa entera en su conjunto) p r o c e d e i n d i r e c -

tamente de Plutarco, Moralia: Consolatio ad Apollonium. 1 2

Cfr. S é n e c a , Epístola XXX,

1-2: « magno senectus et universo pondere

incubuit...

alia discinditur, circumspiciendum est, quomodo exeas», y passim. 1 3

«Vivir b i e n » equivale a v i v i r una vida virtuosa y honrada, c o m o mandaban

los e s t o i c o s , o c o m o d i c e el autor en 30; 2 5 - 2 7 : «Mas e l que v i v e b i e n

goza

dichoso / aun de lo que ha v i v i d o , y de esta suerte / a ú n vive lo pasado el v i r t u o so». V e m o s estas ideas expuestas p o r S é n e c a e n su Epístola

XCIII:

«Non

ut diu

vivamus curandum est, sed ut satis; nam ut diu vivas, Jato opus est, ut satis, animo. Tonga est vita, si plena est» (sec. II); «Actu «Quaeris

non tempore»

(sec. 4);

quod sit amplissimum vitae spatium? Usque ad sapientiam vivere...

Exernplar

illam metiamur,

boni viri posuit» (sec. 8). 1 4

Frase m u y senequista; cfr. Epístola

quia vivis. Ista te res et sanaturn manet»,

LXXVIIL y Epístola

«Morieris, XXX:

non quia aegrotas, sed

« Vita enim cum exceptione

mortis data est; ad hanc itur» y «Quod enim morti ternpus exemptum est?». 1 5

CJr. 30; 28: « T e m p r a n o muere el m a l o » , y S é n e c a , Epístola LXX:

vivere bonum est, sed bene vivere. Itaque sapiens vivit,

«Non enim

quantum debet, non

quantum

potest». 1 6

CJr. S é n e c a , De Brevitate Vitae, V I I , 10: «non Ule diu vixit, sed diu Juit». L a

c o n t r a p o s i c i ó n vivir/ durar es frecuente en la p o e s í a de B o c á n g e l y explica en parte su filosofía estoica: « p e r o n i n g u n o v i v e , sino dura» (2; 92); «nada vive q u i e n vive lo que dura» (18; 7); « O h , c u á n t o miente lo que dura h u m a n o » (26; 7); « N o v i v e m á s q u i e n dura más c r e c i d a / e d a d »

(30; 2 2 - 2 3 ) . Es interesante

observar que

parecidas ideas o c u r r e n en P l u t a r c o , c u a n d o critica al lisonjeador p o r d e c i r que toda la v i d a es solamente u n m o m e n t o , pues hay que v i v i r , no solamente existir (Ethica sive Moralia: «De liberis educandis»,

L i b r o I, 13 B ) .

RIMAS

Y PROSAS (1627)

265

¡ Q u é codiciosos estamos del día de mañana, y no caemos en emplear el de hoy, despreciando lo que se tiene por lo que se espera, siendo todo de una naturaleza, y no habiendo otra diferencia en los días que saberlos ocupar! Otros llaman al tiempo futuro venidero, y q u i zá será sólo esperado; últimamente todos decimos esto, y todos hemos menester q u i é n nos lo diga. A tus sobrinos dejarás ignorar lo que el discurso ahora en su confuso Oriente los esconde, pues el tiempo les va labrando p r ó v i d a m e n t e el alivio, para cuando él mismo les enseñare la herida que les ha hecho. Consérveles tu cariño su e n g a ñ o ; no lo digo por que seas tan ambicioso de penas que sientas por ellos, n i quisiera que pensases de m i vanidad que te aconsejo como más avisado, sino como más libre. Levanta el rostro y mira cuán poco se redime en el imperio sordo de la muerte con lágrimas, que no sentir nada es de necios, y sentir del todo es de locos. N o hagas contagio la muerte de Polonia muriendo, porque m u r i ó ; ella vivirá a cuenta de su fama, y tú a cuenta de ti mismo, que es m á s . Vale. 17

1 7

E n el o r i g i n a l « p o r q u e m u r i ó ella v i v i r a c u e n t a » , que ha de ser error; l o he

corregido, a t e n i é n d o m e a parecidas frases

en otras obras de B o c á n g e l ,

como:

« D i c h o s o aquel que a cuenta de su fama / (no de sus años) vive» (26; 9-10).

71 Prosa tercera Paradoja sobre aquellas palabras de D i o n i s i o el tirano «Oderint, dum metuant» O Aborrézcanme, como me teman

1

2

Estas palabras, aplicadas contra rebeldes, o a la r e l i g i ó n , o al imperio, son dignas no de un tirano sino de un monarca; torpe cosa es ser amado de los malos, luego ser aborrecido de ellos ilustre cosa es. Reprendiera yo a D i o n i s i o si temiera ser aborrecido de tales sujetos, siendo de magnánimos varones el despreciar los odios, no digo el adquirirlos. ¿Cuál es, pregunto y o , más heroico, o más m i litar: desear el í m p e t u de los enemigos o la fuga? S i n duda que lo primero, pues si el temor los detiene y el odio los excita, valor fue el desear los audaces. Fácilmente fallece lo que nació fácil; el temor de por sí es una sombra v i l , que a veces nace sin permisión del afecto en el á n i m o , y ésta a m i ver es más pasión que otra alguna, por cuanto no puede tal vez el corazón dejarla de padecer, aunque el discurso la evite. Procede el miedo las más veces de objetos falsos (si el que es falso se puede llamar objeto); dígalo el amante, que de ordinario teme lo que sueña. E l aborrecimiento es pasión ya deliberada y 1

U n a de las p r e d i l e c c i o n e s de la A c a d e m i a de M a d r i d eran los discursos en

prosa; cfr. la siguiente pieza de P a n t a l e ó n de R i b e r a , 1944, v o l . II, p. 6 1 : « D i s c u r so... sobre esta sentencia de V i r g i l i o : "Labor omnia vincit 2

improbus"».

D i o n i s i o e l m a y o r , rey de S i c i l i a (siglo I V a. de J . C ) . F u e o d i a d o p o r sus

s ú b d i t o s p o r su c r u e l d a d y t i r a n í a ; historia narrada en Plutarco, Vidas paralelas: Dión. L a cita que encabeza la Prosa cuarta se ha hecho famosa para generaciones de estudiantes de latín. S é n e c a la recoge en su De Clementia, I, 12, 4: «nam cum invisus sit, quia timetur, timeri vult, quia invisus est, et illo exsecrabili versu, qui inultos praecipites dedit, utitur: Oderint, u

dum metuant"»;

y e n De Clementia, II, 2, 2: «illud mecum

considero multas voces magnas, sed detestabiles, in vitam humanam pervenisse celebresque vulgo ferri, ut illam: "Oderint, Officiis, I, 97.

dum metuant"»;

C i c e r ó n t a m b i é n la c i t a e n su

De

RIMAS

Y PROSAS

(1627)

267

cierta, así que por fiadores de los inconstantes miedos de sus émulos a d m i t í a y deseaba D i o n i s i o sus odios. T e m í a no ser temido, y aseguró los miedos con los aborrecimientos. D e l vencimiento nace la envidia (afecto natural del vencido), a la envidia sucede el odio, luego aquello se previno el tirano, que i m a g i n ó inexcusable en sus vencidos. ¿ Q u i é n , pues, le culpará la p e r m i s i ó n en la fuerza? A ñ a d o que si ponderásemos con novedad aquel dum, 'o c o m o , o mientras me temieren', tiene más grato sentido que le dan algunos autores, pues discursivamente dice: «Aborreceránme mientras me temieren», y esto tanto suena dolerse como jactarse. ¿ Q u i é n teme que no aborrezca? L a esperanza ama, el temor que es su opuesto aborrece. Burlaráse aquí D i o n i s i o de la p a s i ó n de sus enemigos, a quienes parecía que se vengaban del ultraje que padecían en temerle, con la vejación de aborrecer al tirano, y así c o m o burlando su j u i c i o , dice: « N o sólo me t e m e r á n una vez», que segunda especie de temores le serán sus odios. E l odio pertenece al inferior, porque el superior no aborrece, sino se enoja. E n Italia está más en t é r m i n o s este punto, porque cuando un señor hace m e n c i ó n de un subdito, o persona de baja fortuna, suele decir: «Fulano es m i reo»; así que con decir D i o nisio que le aborrecían t á c i t a m e n t e , se p r o m e t í a que le serían inferiores. T o d o aborrecimiento nace de perjuicio recibido o imaginado, y todo perjuicio imaginado es miedo, luego teme dos veces el que temiendo aborrece. E l odio se engendra de un temor impaciente, c o m o el fruto de la flor, así dio el tirano por cosa asentada que le aborrecerían por medio del temor. Y lo más consecuente es que, hallándose su á n i m o estrecho en la gloria de haber vencido los cuerpos, aspiraba t a m b i é n a vencer los ánimos, temido y aborrecido. Muchos quisieron dejar de ser temidos por no ser aborrecidos juntamente; no c r e y ó el tirano que su persona causaba los odios, sino sus armas; a ellas les prohijó el ser aborrecidas, y en virtud de ellas no desdeñaba los odios. ¿Cuál vencedor dejó de ser aborrecido, sino aquél que tuvo en el triunfo más de dicha que de valor? A ése no le aborrecerán sus enemigos, porque les es posible la venganza. Mas en los que fueron vencidos por valor puro, introdúcese el aborrecimiento como desesperado recurso de sus iras. «Aborrézcanme, como me teman» dice, como quien se gloría de no haber comprado caro, medrosos por aborrecedores. Y con alguna novedad concluiremos, diciendo que es sentido de las palabras el pensar que las dijo a fin de que no le aborreciesen, pues dando a entender a sus contrarios que gustaba de ser

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BOCÁNGEL

aborrecido, imaginó que por no agradarle en ello le a m a r í a n . Arte nueva de conciliar los ánimos, irritándolos.

72 Prosa cuarta O discurso descriptivo, en que se compone un amante cortesano

1

Levántase sobre las avaras ondas del flaco, bien que felicísimo Manzanares , aquella fábrica tan libre de injurias del tiempo c o m o halagada del eterno cariño de la F a m a . F u n d ó l a el invictísimo Carlos en quien hizo alarde el cielo de todo lo que puede acontecer de glorioso a los mortales ; Carlos, que sólo en el nombre pudo tener ascendientes, y sólo en el n ú m e r o primeros. Palacio, en cuyos dorados artesones viven hoy los más valientes pinceles, como si para ser eternos no les hubiese sobrado todo lo que no fue valerse de aquellos cesáreos muros. Seis millas distará de la Corte felicísima de F i l i p o , y en esta distancia viven, como en dichosísima corte del prado, altísimos árboles y siempre florecidas selvas. A q u í mejor que en Egipto pacieran aquellos dioses que, huyendo por su corto número de las humanas injurias, abandonaron los cielos, vestidos de humildes 2

3

1

E n líneas generales, B o c á n g e l tiene en cuenta a q u í el Libro del Cortesano de

C a s t i g l i o n e , y todos los d e m á s manuales de la é p o c a

sobre c ó m o f o r m a r a u n

cortesano. L a Prosa cuarta debe t a m b i é n m u c h o a las A c a d e m i a s literarias a las que asistía B o c á n g e l en esos a ñ o s : «La p r i m e r a n o v e l a cortesana que contiene e l e m e n tos a c a d é m i c o s identificables es la " P r o s a c u a r t a " . . . E n realidad, en esta p e q u e ñ a c o m p o s i c i ó n , que e v i d e n t e m e n t e se d e s t i n ó a u n i r dos de las p r o d u c c i o n e s acad é m i c a s del autor — u n a o r a c i ó n p o é t i c a , y una d e s c r i p c i ó n del amante cortesano perfecto, semejante a la que encontramos en la Dama beata de C a m e r i n o — lo a c a d é m i c o prevalece sobre todo lo demás» ( K i n g , 1963, p . 181). 2

Burlarse del p o c o caudal del Manzanares fue t ó p i c o frecuente

en el siglo

X V I I ; cfr. los m ú l t i p l e s poemas de G ó n g o r a y Q u e v e d o sobre el tema. 3

D e s c r i p c i ó n del Palacio del Pardo, a orillas del Manzanares en el c a m i n o de

S e g o v i a , c u y a f u n d a c i ó n B o c á n g e l atribuye a C a r l o s V . L o utilizaba Felipe I V c u a n d o se iba a cazar en la sierra de S e g o v i a , escenas luego inmortalizadas por V e l á z q u e z q u i e n fue contratado para decorar las paredes c o n retratos del rey y sus hermanos de cazadores.

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BOCA\'GEL

brutos. A q u í , pues, o sea república del prado , o prado de la mayor república, consagrada a los ocios reales, llegó a sazón que se despeñaba el día por los bárbaros montes de la noche un mozo extranjero, que por infeliz origen se alejaba de su enemiga patria. Su estatura no era c o m ú n ; a pocos acontece su semblante, y a menos que pocos la majestad que en todo le asistía; faltábale la sangre, a manera del que adoleció poco antes, pero en nada le desacompañaba un brío natural, domado a gran fatiga de una prudente r e p o r t a c i ó n ; mucho voceaba un alma generosa en sus facciones, y su vivaz ingenio casi se explicaba en sus movimientos. M i r a n d o estuvo no p e q u e ñ o espacio la estructura de aquel alcázar, r e t i r á n d o s e a tiempos, no sé si p o r lograr la perspectiva o por afectuosa ceremonia, con que decoraba aquel sitio, porque no era tan extranjero que se le permitiese ignorar que a q u é l era el Pardo. Así estaba a t ó n i t o y embebecido como el que duda si duerme y, despierto mal, sacude los humores fantásticos de la idea. Callaba, pero m u y semejante al que habla con otro, queriéndole persuadir lo que duda o niega. N o le consintió más prolija curiosidad el estruendo confuso y desordenado tropel de muchos caballeros que en traje de m o n t e r í a asordaban la c a m p a ñ a con el ruido de los caballos, cuyos anhélitos se mezclaban con los ladridos de los canes, que rodeaban algunas presas difuntas, que ministros menores traían al Palacio. C o n gusto diera el huésped la a t e n c i ó n a la curiosidad si no le embarazase mayor cuidado: sus armas propias le amenazaban en sitio que algún mal i n t é r p r e t e las pudiera hacer sospechosas, puesto que traía un peto de metal finísimo, sin otras armas que con honra o peso le o p r i m í a n . Esto dudaba, cuando, v o l viendo el generoso rostro, m i r ó que se le acercaba más y más un bulto que cuando se v i o en distancia de ser oído, r o m p i ó en tales voces : 4

5

— ¿ Q u i é n eres tú que profanas la quietud de la noche y la amenidad de este sitio con marciales adornos? ¿Acaso ignoras que vive en este silvestre palacio el César de Austria, cuarto planeta de reyes, que porque a ninguno cediese de sus ascendientes en luz, ni en valor, 4

Frase favorecida p o r B o c á n g e l ; cfr. 17; 5: «Más dura en la r e p ú b l i c a d e l p r a -

do». 5

C a s i toda la Prosa cuarta es u n d i s c u r s o en d i á l o g o . Para a y u d a r a su c o m -

p r e n s i ó n la he dispuesto en forma de d i á l o g o (cosa que no ocurre en el original). E l d i á l o g o de los cortesanos dentro del d i á l o g o m a n t e n i d o p o r d o n L o p e y A r g e o se i n d i c a así: « / ».

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RIMAS

le hicieron planeta cuarto los cielos ? N o te quiero adular tanto que te llame sospechoso en tal sitio. Salve, pues, quienquiera que seas, por lo menos h u é s p e d de esta provincia, porque ni tu traje ni adem á n es de Castilla; séate loable este agasajo en tanto que te ignoro, y sabe que, si vienes amigo, encontraste un español; no creas más en m i abono; y si adverso, tendrás en m í un generoso contrario, que no es poca dicha de los osados. —Agradezco —le respondió el extranjero— a m i feliz error el haber encontrado a quien pudiera ser logro de m i acierto. Vasallo soy de Filipo (empezando por lo que hay en m í de estima), adonde el mar M e d i t e r r á n e o halaga las eternas cenizas de P a r t é n o p e . D e allí vengo huyendo, como si no me trajese yo a m í , que soy causa de m i fuga. Grande es el asunto de m i viaje, que hasta ahora vive dentro de los muros de un inexpugnable silencio. M i nombre es Argeo, el norte de m i viaje la C o r t e del R e y de Europa. T ú , si no quieres mayor pago de tu agasajo, puesto que te haya de ser inútil, como a mí nociva mayor curiosidad, déjame cobrar un caballo que fié al vecino bosque, y temo no me sea de riesgo mayor tardanza en su busca. Si quisieres que y o sepa de ti algo, no te daré mayor pago que el mérito que sigue al que favorece al no conocido, y si te parece largo don aquéste, e n c a m í n a m e a la Corte no más, que yo, desviado de más recto camino, he dado donde no pudiera, acertándole, ser más bien venido, porque de paso sepas que soy tan infeliz que sólo por error espero ser dichoso en algo . Más hablara Argeo si no le ocupase con igual respuesta don Lope (tal era el nombre del español ): 6

7

8

9

6

Fue corriente en la é p o c a referirse a Felipe I V c o m o el R e y Planeta o el R e y

S o l (puesto que el S o l era el cuarto planeta d e l sistema a s t r o n ó m i c o p t o l o m a i c o ) ; cfr. 166; 8 5 - 8 8 . 7

R e f i é r e s e a Ñ a p ó l e s , tanto p o r ser p r o v i n c i a de la c o r o n a de A r a g ó n , c o m o

p o r la referencia a P a r t é n o p e , una de las sirenas que, irritada p o r el fracaso de su v o z frente a la astucia de Ulises, se a r r o j ó al mar y fue llevada p o r las olas hasta la playa de Ñ a p ó l e s , ciudad a la que dio su n o m b r e y donde fue enterrada. 8

9

E l t ó p i c o de «acertar e r r a n d o » . B e n í t e z C l a r o s , 1950, p . 68, q u i s o v e r en la figura de d o n L o p e al p r o p i o

autor de la obra, en especial porque m á s abajo se refiere a una estancia en R o m a y cierta afición a la pintura, cosas ambas que se ajustan a B o c á n g e l . S i n embargo, si de v e r d a d B o c á n g e l está e s c o n d i d o en el texto bajo a l g ú n s e u d ó n i m o ,

lo más

probable es que sea bajo el n o m b r e de G r a v i n o . Sobre esto, véase la nota 22 abajo.

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OBRAS

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DE

BOCÁSGEL

— N o me son tan posibles o baratas las dichas que me resuelva a perder aquesta, no se diga que quien llegó a m í con tales méritos, como el alma te dibuja en las razones, v o l v i ó menesteroso de ajeno servicio. Permite que, mientras buscas el caballo, que ya por su i n quietud se sospecha, redima yo el m í o de la p r i s i ó n en que pace. Juntos iremos a M a d r i d , viaje que yo debía hacer, y en el camino sabrás l o que más en costa tuviere a tu cuidado, y yo de ti sólo aquello que te fuere de alivio el referirlo, porque no soy de aquellos que, por quedar avisados, dejan a los otros tristes. D i j o el español, y dejó al italiano confuso entre esperar y ausentarse. Pero quitóle ese arbitrio lo más luego que pudo, el que temía ser esperado más que lo preciso. V o l v i ó , pues, donde vio a caballo el extranjero, y ambos se encaminaron a la corte, cada cual agradecido a su dicha. — Q u i e n procura obligaros, generoso peregrino — e m p e z ó don L o p e — , en nada os q u e r r á ser molesto, si m i presencia aboga con vos; para que creáis que me anima sangre n o b l e , pensad que c o rrerán por cuenta de los dos vuestras cosas, o favorables o adversas. D e c i d m e si gustáis de hablar o de que os entretenga dos horas que tardaremos de aquí a M a d r i d , y no os cueste conmigo más que entenderos el ser servido . — M u c h o me holgara — r e s p o n d i ó Argeo—, que pudiésemos a un tiempo quedar ambos desempeñados, pero por muchas razones debéis hablar primero. V o s poseéis esta lengua que a mí sólo por lección y trato con caballeros españoles me es notoria, bien que afecté tanto su inteligencia en las Academias de Nápoles que muchos gustaron de ver escritos míos en ella, así en verso como en prosa. Pocos días ha que en Barcelona tuve un pesar con un caballero; riñó en m i defensa otro que por su espada y su nobleza me libró del caso; hosp e d ó m e en su casa, y en pago de esto me pidió que le refiriese la causa de m i viaje. Y o , llevado del ocio y de la ocasión, se la escribí en un romance, cuya copia es ésta, y podréis leer cuando tuviéredes más ocasión . C o n esto quedaré d e s e m p e ñ a d o y vos tendréis a bien 10

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1 0

1 1

E v i d e n t e m e n t e , B o c á n g e l no t e n í a sangre n o b l e . Interesante referencia al tiempo que llevaba entonces ir del Pardo a M a d r i d a

caballo. Para los viajes desde M a d r i d hacia el norte, el Pardo solía ser el p r i m e r sitio de descanso, antes de meterse en el puerto

de G u a d a r r a m a ; sobre esto,

D a d s o n , 1994, pp. 437-54. 1 2

Se refiere al romance (poema 74) que viene al final del discurso.

véase

RIMAS

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el referirme los ejercicios de la Corte entre gente ingeniosa, porque de lo demás tengo muy menuda noticia por gacetas y cartas que de España van a N á p o l e s cada d í a . D i c h o esto, le dio un pliego cerrado, que el español guardó con agradecida curiosidad, y prosiguió en esta forma: — N o quiero — A r g e o amigo— que te sea más tiempo enemiga tu ignorancia, sino que, a costa de tu a t e n c i ó n , sepas que no envidian nuestros siglos a los pasados en producir ingenios, ánimos y hermosuras. C o n esto venceremos la queja de muchos que lamentan y codician las edades anteriores, comparando el mundo a un pirámide que siempre se va estrechando y menoscabando. Sea verdad que la tierra, como criatura al fin, cada día envejece m á s y siente a los continuos partos de que nos alimenta; va desnervándose y m a c e r á n dose por los golpes con que la industria y fatiga de los hombres la desangra o enflaquece, lo cual sucede en producirnos. N o gastaré tiempo en alabarte los ingenios españoles, harto mal estuviera con el tuyo quien pensase que los ignoras; menos me detendré en sus ejercicios y Academias, que sin duda vencen los Liceos de la antigüedad, las Musas de Grecia, y los Cisnes toscanos, porque sobre lo que ellos dijeron han echado sutilísimas líneas nuestros modernos . 13

14

A q u í llegaba don Lope, cuando le i n t e r r u m p i ó el h u é s p e d , d i ciendo: — Y a sabes c u á n t o se disculpa en el peregrino el preguntar, pues el saber le saca de su patria; no espero mejor ocasión de salir de una duda: oído he que los ingenios castellanos afectan la oscuridad, pensando ser graves por ser difíciles, y de esto no he tenido prueba por experiencia, cosa que si la debiese yo a tu memoria, lo tendría por singular beneficio . — N o vas tan descaminado en esa duda — v o l v i ó el español— que no sea verdad mucho de eso, bien que los hombres provectos no ignoran que el mérito en los versos consiste en compadecer lo heroico 15

1 3

R e f e r e n c i a m u y ú t i l e i m p o r t a n t e a la frecuencia c o n que las noticias, m e -

diante gacetas y cartas, viajaban de E s p a ñ a a N á p o l e s y, supongamos, viceversa. 1 4

P o r las alabanzas a las Academias e s p a ñ o l a s , p o d e m o s d e d u c i r que esta prosa

fue escrita para la A c a d e m i a de M a d r i d durante los a ñ o s 1620. L a « O r a c i ó n p o é t i c a en u n c e r t a m e n » (poema 73) que a c o m p a ñ a el discurso c o n f i r m a la d e d u c c i ó n . 1 5

O p o r t u n i d a d que se da el autor para expresar de n u e v o sus

pensamientos

sobre el debate literario entre «lo claro» y «lo o s c u r o » ; véase l o que dice al respecto en el Prólogo al lector de Rimas y prosas (pp. 7 0 - 7 3 ) .

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con lo claro. Pero la disculpa de los ingenios menores es que, como la lengua española recibe aumentos cada día, el mismo tiempo entienden les servirá de enmienda a lo que ahora parece más extraño. Pero porque m i asunto es que no desees nada mucho tiempo, ni te cueste adquirirlo más que desearlo, oye unos versos hechos en ocasión de una justa poética en un sublime auditorio de toda calidad e ingenio:

73 Oración poética en un certamen* Si la mitad de un hecho tú feneces, feliz principio, en hecho tan altivo, para acabar empezaré dos veces: ¿Pensáis que el hijo de Climene activo pidió sola una vez al padre viejo regir los frenos de diamante vivo, hasta que vio en el mar su mal consejo (acaso en seña de que el temerario aguarda a su rüina por espejo)? N o es elección m i impulso tributario, en lo mucho que tiene de obediencia esconde lo que tiene de contrario. Agradézcome yo m i insuficiencia, pues me da que deber a vuestra ayuda lo que me falta de valor y ciencia. H o y a la lengua de m i afecto ruda he de fiarme, no de humana lira, que es aquélla elocuente cuanto muda. Agora, agora A p o l o , tú conspira el sacro fuego a tus arpones de oro, y escuche tu deidad lo que me inspira.

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* P o r lo que dice d o n L o p e , es probable que esta Oración poética fuese p r o n u n ciada p o r B o c á n g e l en una r e u n i ó n de la A c a d e m i a de M a d r i d . v. 4 R e f i é r e s e a Faetonte, hijo de C l i m e n e y H e l i o (el Sol) s e g ú n la v e r s i ó n de O v i d i o , y sus deseos de e m u l a r a su padre c o n d u c i e n d o u n día el carro solar («regir los frenos de diamante vivo»).

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N o sólo tú, más el fraterno coro me inflame tanto que el sublime vuelo toque el asunto que postrado adoro. Y a el corazón en piélagos de hielo náufrago anhela, y del incendio m í o al viento doy la llama, el humo al cielo. H é r o e s , a quien el fausto señorío dio el merecer y le confirma el hado, cualquiera sois deidad, el voto os fío. H o y de sagrada cólera b a ñ a d o he de comprar m i fama con m i muerte, ¡oh infeliz solamente el olvidado! ¡Oh solamente el atrevido fuerte!, si espira en brazos de perenne fama, que del sepulcro a vida le convierte. Venga, venga el pavés que ya me llama; el sol cobre sus rayos en m i peto, pues se los vuelve la acerada llama. ¿Cuál de vosotros, militar sujeto, no retrata el abuelo generoso? ¿ Q u é abuelo falta donde está su nieto? ¡Ah!, dejadme ignorar el prodigioso n ú m e r o a sus hazañas, que es agravio traducir lo imposible en numeroso. Humanas deas, que en discurso sabio a nuestra fe dejáis vuestra belleza, que en los ojos no cabe, ni en el labio; donde el milagro fue naturaleza, y acabado nos dio en vuestro semblante lo que en otras beldades sólo empieza; huelgue un rato la vista fulminante, pues donde falta el corazón rendido sobra la viva flecha de diamante. Por elección tal vez yace Cupido

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v. 22 E l coro de las Musas, c u y o presidente era A p o l o . v. 32 Frase b i e n aplicable a Faetonte, c u y a fama deriva de la m a n e r a de su muerte; cfr. 2; 165: «el que t r o c ó su vida p o r su fama». v. 36 Cfr. 1; 5 9 - 6 0 : «no se conduce al templo de la Fama, / que del sepulcro a vida nos c o n v i e r t e ? » .

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sin armas; diga Psiques cuan ardiente, después de herir, se regalaba herido. Vosotros que, cual círculo eminente de lauros, coronáis a m i osadía, porque muera primero que escarmiente, ya en el A g ó n de A p o l o m i agonía probasteis, cuando de la vida sólo os q u e d ó , no el aliento, la porfía. Desde su envidia os acechaba A p o l o ; solos salisteis, publicando el brío, que el que fuerte se lleva no va solo. D e cadáveres iba un monte frío liquidándose en sangre con tal arte que los llevaba el mar, p u r p ú r e o río. Ea, Marte feroz, del cielo parte, la diamantina túnica me viste; serás Marte otra vez, si me haces Marte. N o es deidad la que al ruego se resiste, puesto que el ruego a la deidad abona; Dios vuelve a ser el Dios, que ensalza al triste. ¿Piensas que el fausto mudo te corona?, no que al que ocioso ocupa excelsa silla es peso más que pompa la corona. E l cetro avaro es dorada astilla, que a tu mano le sirve de embarazo para otorgar el don a quien se humilla. Mientras te oprime al avariento lazo, sacrilego verás que el hombre mide (y le puede medir) contigo el brazo. T u generosidad es quien lo impide. D i m e , Marte, si ociosos nos ve el hombre,

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vv. 55-57 Psiques: Psique, una j o v e n que se e n a m o r ó de C u p i d o y fue llevada a u n palacio donde fue servida de numerosas criadas. P o r la noche v e n í a su esposo que la h a c í a feliz c o n su a m o r , i m p o n i é n d o l e sin e m b a r g o la c o n d i c i ó n de que nunca tratase de ver su rostro, pues entonces lo p e r d e r í a . v. 61 Agón: posiblemente A g o n u s , u n r í o de E t i o p í a , utilizado a q u í para hacer j u e g o c o n «agonía». v. 74 Cfr. 2; 3 5 1 - 5 2 : «¡Ah, ninfa, escucha m i p a s i ó n , y luego / serás deidad!, que tanto puede el r u e g o » .

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¿sabráse de los dos quién es quien pide? Avísete primero que te asombre, que al Dios que no frecuenta el beneficio le engañaron los hados con el nombre. Y a digerido en humo el sacrificio del fuego de m i pecho palpitante, Marte me da de que me escucha indicio. Vestido de aire embajador volante, que pende solamente en su ruina, de la ciudad derriba de diamante. M a l se permite ser, ya se avecina, escrúpulo primero de los ojos, luego dada, después se determina. E n carro de cristal, pisa despojos, tantos que ya le agravia quien los cuenta. A los n ú m e r o s tiene por enojos; oíd, que los oídos alimenta. N o es certamen, es palestra de un sosiego belicoso, que el valor ardiente suda en las caricias del ocio. Especie de cobardía es el hüir del reposo; salga el rayo del ingenio ya de la nube del polvo. Respire aliento el vencido mientras es herirle poco. Aguardar al que se vence se llama piedad, y es logro. Lidie el hierro contra el hierro y no contra el temeroso; nunca el cobarde peligra donde el contrario es heroico.

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v. 91 Cfr. 2; 273: «Digiérese en la llama el sacrificio». v. 94 Cfr. 2; 5 1 3 - 1 4 : « M ú s i c a turba de volantes flores / viste al aire d u l c í s i m o concento». v. 104 D e tercetos encadenados en e n d e c a s í l a b o s pasamos a u n romance ( ó - o ) en o c t o s í l a b o s .

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BOCÁSGEL

H o l g a d , en tanto, las diestras, que vidas devana Cloto; vicio del valor parece herir por costumbre sólo. Cuantos ingenios vencistes os darán eterno solio; ved cuántos siglos aguarda quien vive a cuenta de todos. Y o , vencido en el primero, segundo campo os propongo, pues, donde es honor la muerte, se ha de buscar con soborno. E l triunfo de este combate presente el combate propio; al premio aspira la dicha, al m é r i t o anhela el docto. V i v i d , venced, y triunfad, más que el pájaro monstruoso, que en ascuas de ámbar se hereda, nunca el mismo y jamás otro. N o vive más quien más dura, sólo vive el virtüoso; durar por vivir es siempre; vivir por durar es corto. ¿ Q u é es esto? Batel enjuto por los piélagos de Eolo sulca el paraninfo; ya le miro, mas no le oigo.

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v. 121 Cloto: la Parca que hilaba el destino de los hombres. vv. 136-39 pájaro monstruoso: refiérese al F é n i x , ave fabulosa, que, cuando va a m o r i r , fabrica u n n i d o al que prende fuego d e s p u é s de haberse acostado en él. D e sus cenizas surge el n u e v o F é n i x . v v . 140-43 Estrofa m u y estoica; cfr. 2; 92: «pero n i n g u n o v i v e , sino d u r a » ; 18; 7: « n a d a v i v e q u i e n v i v e lo que d u r a » ; 26; 7: « O h , c u á n t o m i e n t e l o que dura h u m a n o » ; y 30; 2 1 - 2 7 que parafrasea la estrofa entera. Para las posibles fuentes de este c o n c e p t o , véase 70 n . 16. v. 144 batel: barco p e q u e ñ o . v. 145 piélagos de Eolo: el aire o a t m ó s f e r a , puesto que E o l o era e l dios guardaba presos los vientos en una vasta caverna

(Alemany).

vv. 146-47 paraninfo: mensajero de buenas noticias; véase 2; 819.

que

RIMAS

Y PROSAS (1627)

Tampoco agora le miro por divino y por remoto, pues a vista de deidades no son de prueba los ojos. Bizarro escándalo sube de las nubes y los polos. ¿ N o escucháis c ó m o los mueve? ¡Ah, felicemente sordos! Padre horrendo de las armas, a ti la cuchilla expongo, porque se afile primero, que no en la piedra, en el voto. Ninguna cerviz rebelde ha de perdonar al hombro m i golpe, si ya el amago no me anticipa el destrozo. Por hierro podrá no más evitar m i hierrro corvo el que, huyendo, ser quisiere monumento de sí propio. ¿ Q u é le queréis mayor daño que el testigo siempre pronto de su infamia, que le escribe los afectos en el rostro? Cuantos árboles encuentre le serán armado asombro, que para herir a un cobarde aun tienen manos los troncos. C o m o inútil a otra vida se quedará entre nosotros, que no es bueno aun para muerto quien vive de ser estorbo. Miente la vida el cobarde, que es capa del alboroto; antes mucho de la muerte es cadáver el medroso.

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v v . 148-51 Parece referirse al a p ó s t o l Santo T o m á s , q u i e n se negaba a creer en la r e s u r r e c c i ó n de Jesucristo hasta que n o l o pudiese tocar en persona.

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BOCÁSGEL

D e la vida del que huye es cada momento el coto, que como a vivo difunto le perdonaron los odios. Ea, mis soldados, ea, que el ánimo en que os abono, en el combate descansa de la lucha del reposo. Pelead seguramente, armados nos dan socorro; tantos héroes con trofeos, tantas damas con sus ojos. Presto será Manzanares de vidas torrente rojo, y llevará, no tributo, sangrienta batalla al P o n t o . ¿Aún os detenéis en frente de tanto cañón fogoso, cuando os culpará pesados después de tragado el plomo? ¿ N o me seguís? Mas ¿qué digo? Y o callaré, si me cobro; mientras c o m p a ñ e r o aguardo, se me olvida que soy godo. ¿ N o escucháis ú l t i m a m e n t e el bronce, digo, clamoso? O está sordo su gemido, o vuestros oídos roncos.

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Sin duda se detuviera Argeo en juzgar el estilo, si no viera a don Lope como a hombre que desea decir y teme que le estorben; por esto calló, viendo que proseguía en esta forma: — M u c h o temo no me falte tiempo de contarte cosa que la calla mal quien la sabe, puesto que tu deseo consista en saber los ingenios que florecen hoy en Castilla; y puesto que de otras cosas podrás oír a muchos, y de lo que te diré a muy contados, estáme atento. E n sitio dichoso, por ser albergue de tres hermosuras discretas, se levanta una fábrica donde se apostaron la costa y el artificio, y v e n -

RIMAS

Y PROSAS (1627)

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cieron los dos. Es dilatado el espacio, la p r o p o r c i ó n admirable, y el aseo ú n i c o ; las salas muchas, los adornos sublimes, y todo parece que porfía del poder humano; un camarín sirve de Oriente al sol de inferiores planetas, a la D i a n a de otras ninfas: a la b e l l í s i m a A n t a n d r a , d u e ñ o de este palacio, que, porque fuese única en todo, no la permitieron los cielos largo tiempo el d u e ñ o que la habían otorgado. Su hermosura es igual a su ingenio, que sola ella en sí misma sufre comparaciones. M a l la mira quien la llama mujer, y quien divina, no la da nada de balde. Sigúese G e r a r d a , h i p é r b o l e y encarecimiento de la hermosura, para cuya formación dieron los cielos alma a un encanto, vida a un imposible, y bulto a un milagro. Su donaire y agilidad, su prontitud, y su talle han dado en ser, no sólo imposibles a la pluma, sino a la atención. ¡ O h , c ó m o rehusaba yo hablarte de Nise, como si no fuera madurar más el d a ñ o pensar en el peligro, y hacer mayor el golpe en los espacios de la amenaza! Ella sola me pudiera inspirar sus alabanzas, aunque fuera descrédito suyo hacerme osado en virtud de su favor. N o te mezclaría con estos sujetos otros algunos, si no hubiesen menester los que vencen a los vencidos para alarde del triunfo. 16

17

Así quiero que no ignores a los que más por dicha que por mérito podemos tal vez gozar tan envidiables ratos, todo a fin de que oigas un discurso que escuché un día en que m e d r ó tanto m i ventura como m i talento. Y porque lleva mal el alma perdonar lo que le fue de gusto, te diré que pude introducirme a tan noble auditorio con achaque de votar en la elección de ciertas labores, con que habían de recamarse unas telas (materia de que no estoy ajeno, por ser parte del dibujo, en que no me dejó muy rudo un artífice romano, cuando estuve en aquella C o r t e ) . E n t r é , pues, a pesar de la a d m i r a c i ó n que en cada parte me suspendía; reparé en una pieza consagrada a los divinos oficios, cuyos santos muros variaban insignes pinturas de 18

1 6

Antandra:

c o m o hemos visto en algunos de los romances de esta c o l e c c i ó n ,

es n o m b r e pastoril que B o c á n g e l suele dar a d o ñ a A n t o n i a de M e n d o z a . Es posible que esté d e s c r i b i e n d o a q u í su casa palacio en M a d r i d y u n t i p o de s a l ó n literario que organizaba allí. A A n t o n i a de M e n d o z a se le atribuyen varios poemas de estilo a c a d é m i c o en B N M M s . 3.889. 1 7

Gerarda es protagonista de los poemas n ú m e r o s 35 y 36, y luego, en el 130,

B o c á n g e l r e c u e r d a su m u e r t e en u n o de sus p o e m a s m á s t i e r n o s , p r o f u n d o s y personales. 1 8

V é a s e nota arriba.

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valientes artífices, y sagrados bultos de andaluces manos, que no envidian las del gran D é d a l o . Y a palpitaba resplandores el día y la trémula noche desplegaba el hórrido manto sobre el m u n d o , cuando en el espacioso t é r m i n o de una sala (cuyo estrado, por que no tuviese precio, se había recamado por las destrísimas manos de la d i v i n a Antandra) se sentaron los tres milagros del orbe, a cuya presencia se ofrecían cuatro ingeniosos caballeros, ilustres por sangre, gentiles por las personas, e inmortales por los m é r i t o s . T o d o s h a b í a n tomado pastoriles nombres, para que, si en el discurso que se había de tejer, errasen, fuese la mengua a cuenta de lo rústico. Fileno y L i c i o o c u paban los primeros lugares, de una sangre y de tantos méritos naturales y adquiridos, que ocupan todo el aliento de la Fama; m u c h o deben al cielo, y el cielo les debe mucho, por haberle desempeñado en la prueba que hace de su poder en tales sujetos . Seguíase G r a v i n o , persona que con el estudio y atención deseaba suplir el no ser muy avisado de suyo, y sujeto en quien por lo menos se lograba toda enseñanza en la parte mayor, que es la codicia de aprender . Este n ú m e r o sellaba Fabio, galán sobre apuesto, discreto c o m o aposta , y cortesano como adrede, sin duda que es la idea de los cortesanos donde ni el aliño se pasa a afectación, ni la sutileza a lo perjudicial. Y a t r e m o l ó plumas militares, que ahora no huelgan entre los ocios, o flechas de Cupido. 19

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23

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D é d a l o , famoso escultor y arquitecto de la a n t i g ü e d a d ; véase 2; 162 y 185. hórrido manto: «El follaje m e d i o seco y m a r c h i t o que cae en el o t o ñ o de los

árboles» (Alemany); véase G o n g o ra: «Ya que c o n m á s regalo el campo mira / (pues del h ó r r i d o manto se desnuda) / p u r p ú r e o el sol» (Soneto 64, v v . 1-2). 2 1

L i c i o es t a m b i é n el protagonista de u n soneto de La lira de las Musas, poema

106, «A u n amante que n o p o d í a socorrer a su dama, que se a n e g a b a » . Suele ser s e u d ó n i m o pastoril p o r Luis. E l soneto anterior, p o e m a 105, está dedicado a u n tal Licino. 2 2

T a l vez sea G r a v i n o u n s e u d ó n i m o , en parte anagrama, d e l p r o p i o G a b r i e l

B o c á n g e l . L a d e s c r i p c i ó n que nos da de este sujeto — j o v e n , h u m i l d e , estudioso, s e r i o — c o n c u e r d a c o n u n B o c á n g e l r e c i é n salido de la u n i v e r s i d a d , a p r e n d i z en cierto m o d o de la p o e s í a , y asistente al lado de poetas consagrados a las reuniones de la A c a d e m i a de M a d r i d . T a m b i é n n o t a m o s m á s abajo c ó m o es a G r a v i n o a q u i e n señala A n t a n d r a para que empiece la d i s c u s i ó n sobre el Cortesano perfecto. 2 3

aposta: a p r o p ó s i t o , deliberadamente.

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Estos siete sujetos, que los siglos heredarán en perenne memoria, pues no se vincula su fama a su v i d a , coronaban el referido sitio, a causa de probar los ingenios en un dignísimo alarde, tal como c o m poner una idea de verdaderos amantes, adornándola de aquellas partes que debe codiciar un hombre perfecto; y caso que no se p u diesen hallar tantas partes en un hombre, por lo menos sirviese de darle que desear, aunque saliese con menos de lo propuesto. L o mismo intentaron C i c e r ó n y Q u i n t i l i a n o , instituyendo el orador, Platón el r e p ú b l i c o , H o r a c i o y Aristóteles el poeta. A c u e r d o de todos había sido dar el gobierno de todo a la divina Antandra, a quien todos obedecerían por medra y por gusto, la cual, viendo que todos esperaban que diese principio con su precepto al caso, señaló a Gravino que propusiese, y a los demás p r o m e t i ó que hablasen ordenadamente cuando se les ofreciese reprobar lo que les disonase. G r a vino, pues, como quien temía menor el errar que el desobedecer, e m p e z ó diciendo en alta voz: 24

« N o quiero ser el primero (hermosísimas señoras, generosos caballeros) que regatea lo que no es bueno, aun para de balde. E l m é rito de obedecer es ciego de suyo, y si tuviera alguna conveniencia con m i interés ahora, l o sintiera, porque sería menos el ejecutarle. Y o pienso errar de modo que partáis m i culpa con quien la ocasiona. Dos riesgos me amenazan, cualquiera el mayor: el primero es acertar a hacer lo que se me manda, ¿quién ha visto tal g é n e r o de peligro?, puesto que, si acertare a pintar el amante que se desea, habré confesado aquello de que carezco, pues falto sin duda en todo lo que es gala y cortesanía de que hemos de adornar al amante; el segundo, es ignorar lo que se me manda, puesto que no hay cosa más indigna que ignorar la facultad que se profesa: estar en la Corte e ignorar lo que hemos de proponer es lo mismo que padecer sed en medio de las aguas. Pensaba que estos dos daños no c o n o c í a n mayor, y confieso que es más de temer no sólo la inobediencia, pero la d i l a c i ó n , que es semejante a ella. Así, porque nada sea primero que lo que se me manda (aunque sea el prevenirlo), propongo: 25

Idea ya expresada varias veces; véanse

26; 9 - 1 0 : « D i c h o s o

aquél q u e a

cuenta de su fama / (no de sus años) vive», y 70 n . 17: « p o r q u e m u r i ó , ella vivirá a cuenta de su fama». 2 5

E n m u c h o s lugares d e l texto B o c á n g e l utiliza pero d o n d e h o y d í a e m p l e a -

r í a m o s sino. N o he « c o r r e g i d o » el texto en estas circunstancias.

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E l primer atributo que ha de tener el amante es la buena sangre, por el sabor que da a todas las acciones la calidad del sujeto que las ejecuta, ni se opone a esto el ser las almas todas iguales e igualmente nobles, pues nadie duda que emprende más fácilmente una torpeza un hombre bajo que otro sublime, a quien enfrenan en cualquiera mal impulso las obligaciones en que nació, cosa que no acontece al que, por su indignidad, está libre de la a t e n c i ó n del p u e b l o » . A q u í replicó L i c i o , diciendo: « N o vendremos en esta o p i n i ó n , G r a v i n o , hasta que vengáis en un principio de las leyes de naturaleza confesado por P l a t ó n , y es que nadie merece o desmerece naciendo . A s í que en lo que no hay m é r i t o en contrario no puede haber culpa. ¿Juzgáis por mejor sujeto el de N e r ó n , que señoreó el mundo, que a Séneca que le s e ñ o r e ó a él? ¿ Q u i é n e s han sido los más ilustres varones sino aquellos a quien hizo grandes el valor y no la suerte del nacer de aquesta o aquella estirpe? A l contrario de otros que, n a ciendo en la cumbre de la prosperidad y nobleza , juzgando no tener a que aspirar, se descuidaron y descendieron al abismo de sus ocios e indignidades, pensando que les bastaba para ser nobles el venir de otros; siendo así que a nadie se da la herencia de la nobleza sin el cargo del m e r e c i m i e n t o » . Adelante pasara L i c i o si Gravino no le satisficiese en esta forma: « N o digo yo que sea necesaria la nobleza en el amante, sino que la deseara yo en el que v o y formando, y fuera culpa, haciéndolo de nuevo, no darle todo lo que se puede desear de mejor. Mas advertid c u á n t o mejor es el partido del que nace en la cumbre de la dignidad y desde allí puede obrar y añadir a sus mayores, que el del triste que ha de hacer toda la fábrica, y primero que llegue a ponerse donde el otro nació puesto, se le acaba la corta vida que tenemos. P o r tanto, sin detenerme en esta verdad, pasaré a adornar a nuestro amante de buena estatura, antes robusta que afeminada, más libre que cuidadosa o afectada, comoquiera que sea casi imposible criarse sublimes pensamientos en personas tan aparentes que gastarán la mitad del día en componerse, contando los pelos al bigote y los ademanes al espejo; delito que no acontece sino 26

27

28

2 6

Sería posible deducir esto del m i t o de Láquesis (la Parca que asigna los lotes)

y la e l e c c i ó n de vidas al final de la República 2 7

de P l a t ó n .

Frase que, algo i r ó n i c a m e n t e , recuerda las ú l t i m a s palabras de Lizarillo

de

Tormes, que se creía estar «en m i prosperidad y en la c u m b r e de toda buena f o r t u na». 2 8

primero que: antes de que.

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RIMAS

a mujeres de menor esfera. N o se niega que la parte de cuidado que puede suplir el agravio de la naturaleza sea l o a b l e , y aun necesaria en los que tratan de parecer bien en el pueblo, pero véase cuánto más odiosa es la afectación que el descuido en el que se hubiese de pecar en uno de estos extremos. Y entretanto, cuidaremos de que no le falte a nuestro amante una libertad honesta en el semblante, en las acciones y en el traje. A muchos he visto preciarse de flojos en el andar, a otros de robustos, fijando los pasos, c o m o si fuesen al son del pífano y de la caja ; algunos hay que con ademanes y gestos se quieren hacer semejantes a algunos príncipes en quien notan aquello, imitándoles en lo malo, como Plutarco dice de los malos pintores, que en los retratos luego se van a las arrugas y dobleza, que es lo que se imita con mayor facilidad . 29

30

31

Luego desearemos la decencia en el traje, y en esto se debe tener mayor a t e n c i ó n , porque, así como del cuerpo y las acciones suelen llamarse retrato del alma, se hace favorable o adverso juicio de los que se visten mucho más arriba de su dignidad, o más abajo de su poder, puesto que lo uno denota desvanecido cerebro, y lo contrario miseria y bajeza del á n i m o . M u y parecidos son algunos que he visto vestirse costosa, como impropiamente al Tersites, que pinta H o mero, que es un hombrecillo el cual se quiere poner las armas de Aquiles, y como le vengan anchas y desmedidamente pesadas, le oprimen con vergonzoso peso, haciéndole ridículo a los más compuestos ojos . L o mismo sucede a los que, cargados de galas, parecen perchas de ropería, y turquesa en que forja los apodos el pueb l o . D e m á s que este género de hombres (si se han de llamar 32

33

2 9

L a y u x t a p o s i c i ó n de «agravio» y « n a t u r a l e z a » es preferencia de B o c á n g e l ;

véase 30; 3 2 - 3 3 . 3 0

Instrumentos m ú s i c o s asociados c o n las bandas militares; cfr. 87; 195: « S u e -

nan parches y pífanos asordan». 3 1

Plutarco, Quomodo adulator: «sed sicut malí pictore, ubi assequ i ex itnperit ¡a specio-

sa nequeunt, reddunt in rugis, lentiginibus, et cicatricibus gentilitateru»

(Ethica, p . 2 9 8 , 11.

50-52). 32 T

e r s

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t e s

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0

f

l c

i l de los m á s deformes e iliberales de los griegos durante a

la guerra de T r o y a — c o j o , j o r o b a d o y ralo de p e l o . L e gustaba burlarse de sus c o m p a ñ e r o s , en especial de A q u i l e s y U l i s e s . F i n a l m e n t e , A q u i l e s le r o m p i ó e l c r á n e o de u n p u ñ e t a z o . Para m á s detalles sobre Tersites, véase H o m e r o ,

litada,

L i b r o II. 3 3

turquesa: «El m o l d e , donde se hacen los bodoques, para tirar c o n la ballesta:

y p o r e x t e n s i ó n se dice de otras cosas» (Autoridades).

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BOCÁSGEL

hombres aquestos) no sólo se perjudican, pero en cierta manera tiranizan con su p r e s u n c i ó n a las infelices damas con quien tratan, pensando tan bien de sí mismos que tienen por de justicia los favores y por deuda lo que es gracia, fuera de que siendo tan corta la vida que a ú n falta en los d e m á s edad para saber lo necesario, ¿qué se p o d r á esperar del que la gasta en lo superfluo, así en las acciones y ademanes como en el traje? Y porque entiendo que todos vendréis en esta parte, pasaré a componer este sujeto de algún estudio en buenas l e tras, si no latinas, a lo menos españolas; no carezca de alguna parte de historia, pues ya nuestra lengua tiene L i v i o s y T á c i t o s , y caso que no apetezca escritos tan judiciosos, emplearse en la lección de nuestros poetas, pues ya las Musas castellanas no envidian ajenas M u s a s . C o n esto se adiestrará el ingenio a concebir no vulgares conceptos, y uno sembrado en la memoria p r o d u c i r á muchos de su casta, como el grano de trigo en terreno fértil . H a y algunos que se fían en un pronto natural para decir, y en confianza de la expedición verbosa de la lengua no estudian ni se adelantan, c o n t e n t á n d o s e con ser de los ingenios que pican, como dice Séneca, y no de los que penetran . Esto represento, no para que los legos desesperen, sino para que se animen, pues nunca es tarde para saber». 34

35

36

A q u í se l e v a n t ó L i c i o , diciendo: « C o n exceso (Gravino) habéis desnudado al que, naciendo con defectos, pudiérades permitir el amparo del arte. Las galas en el que las puede traer son de lucimiento, hácenle respetable y añaden autoridad al que se la q u i t ó naturaleza, 3 4

E n su « I n s t r u c c i ó n d e l c o n d e de Portalegre a su hijo sobre c ó m o se ha de

g o b e r n a r en su m o c e d a d y en la C o r t e » (obra b i e n d i f u n d i d a en la é p o c a y que B o c á n g e l posiblemente c o n o c í a ) , d o n j u á n de Silva ofrece los siguientes consejos a su hijo sobre sus estudios: « A d v e r t i d que no p o d é i s escusar de aprender la lengua latina o a l o menos de manera q[ue] e n t e n d á i s los mejores autores aunque sean los mas obscuros, y aun os estaría m u y b i e n el saberla escribir, y hablar, p e r o si n o llegases alia c o n lo que arriba d i g o me c o n t e n t o » ( B N M M s . 1 7 . 8 8 1 , f o l . 60r). L u e g o e n u m e r a otras áreas de e s t u d i o : « C o n esto os aconsejo que trabajéis

de

inclinaros a entreteneros l e y e n d o libros de historias p r i n c i p a l m e n t e de d o c t r i n a m o r a l en L a t i n , y de P o e s í a , y tener p o r cierto q[ue] me haueis de agradecer este consejo si l o tomareis. S i los poetas os deleytasen no os dexeis persuadir dellos a hacer versos castellanos o coplas que es t e n t a c i ó n que vence a m u c h o s p o r q u e la p o e s í a vulgar no sufre m e d i a n í a , y pocos hombres ay de tan clara vista a q u i e n sus conceptos razonables no parezcan finos» (fol. 6 1 r - v ) . 3 5

Plutarco, Moralia:

Quemadmodum adulatorem ( v é a s e arriba 69 y n o t a c o r r e s -

pondiente) y el Evangelio de San Lucas, 8, 5-15, parábola del sembrador. 3 6

Véase Prosa primera, 69 n . 17.

RIMAS

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o por fealdad del rostro o bastarda estatura. Así me parece que erráis en querer que ande sencillo el defecto y no vengada la injuria del nacer fuera de la orden de la escultura humana. Luego queréis que sea estudioso y letrado el que le bastaba ser buen amante. Y ya tardáis en decirnos q u é especie de amor es la que ha de profesar, y c ó m o ha de portarse en lances de querer y ser querido». Responder q u e r í a G r a v i n o , si no se adelantara la divina A n t a n d r a , y dijese: «Usando de la licencia de que cada circunstante hable lo que le o c u rriere, disculpando, antes aprobando, que sea libre el cuidado en el adorno, observando la medianía, que en todas cosas es madre de los aciertos , digo que estaba primero desear en el cortesano el estilo en el hablar que el cuidado en la lección que se propuso, sea la que fuere, que cualquiera es útil. N o es lo más fácil, y es lo más necesario, el modo de portarse en la conversación, que a m i juicio es éste: lo primero, prevenir con q u i é n se ha de hablar; lo segundo, q u é es lo que se ha de hablar; y, ú l t i m a m e n t e , a q u é se dirige lo que se habla. Grande mengua es trocar las materias en los sujetos, tratando de armas o letras en un estrado, y al revés entre personas de letras cosas de armas o mujeres. ¿ Q u é se ha d e pensar de quien habla lo que no es c o m ú n a todos, sino que se lo quiere hablar solo, y a mejor librar, que quiere ver ignorantes a los que habla de cosa que ignoran? Cosa tan aceda y odiosa que lo es sobre todas, comoquiera que no hay quien tanto se deje aborrecer, como aquél que da a entender que excede en lo más sensible, que es el entendimiento. Sigúese el prevenir lo que se ha de hablar, y esta p r e v e n c i ó n no ha de ser madura sino reportada, porque la flema en el decir es tan insufrible como la cólera del que amontona y aja las razones, p o n i é n d o l a s una sobre otra sin distribución o m é t o d o . Algunos hay que juzgan defectos menores en la oración feísimos, y no caen en los esenciales, como un escrupuloso lector que, leyendo un discurso, culpaba mucho al autor porque las personas que i n t r o d u c í a unas veces se hablaban de vos, otra de tú; siendo así que, por lo que tiene de natural este descuido, antes se debe imitar que huir. Esos son los que, como hablan de una vez, se quedan después desvanecidos y tácitos, como el que ha delirado mucho rato con el frenesí, lo cual desazona por m i l modos a los oyentes, no dejándoles decir n i entender, que no sé cuál pesa más en 37

38

R e c u e r d a la « mediocritas áurea» de H o r a c i o . L a palabra «de» falta en el original.

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los que desean ambas cosas. E l fin ha de ser dejar más gustoso o mejorado al que hablamos. A q u í q u e d a r á n reprendidos los que hablan en cosas propias tan largamente como si el que escucha hubiera de sacar grandes utilidades de tal noticia. Así siempre se ha de m i rar, cual sea lo que más importe, o lo que más justamente deleita al que a c o m p a ñ a m o s , a fin de templarle los afectos que tuvieren disonancia al gusto, a la verdad, o a la razón, porque el amigo es m é d i c o del alma, como los del cuerpo de los achaques a quien tocan los ardides y cuidados en las curas que emprenden, y a éstos debemos imitar en el escoger tiempo sazonado para la conversación, que a veces sobrará la mejor y hará falta la más inútil. C o n esto prosiga Fileno, y demos cuenta de lo que ha madurado en su silencio». Sin duda que habló por el deseo de todos la discreta Antandra, y todos discurrieran en lo que había discurrido si el obediente caballero no les embargase la a t e n c i ó n en tal estilo: « N o t o r i o es a todos cuán bien parezca en un amante cortesano la agilidad y destreza, y en la parte que más se debe adquirir es en el jugar las armas, en la danza, y en otros ejercicios que descubren el garbo de la persona más í n t i m a m e n t e . T a m b i é n si le ayudase la v o z se p o d í a atrever, no muy rogado, a cantar un poco, pero n i esto se le aconsejaría a no saberlo hacer más que medianamente, porque es sin duda que hay artes y habilidades que huyen m u c h o más que otras la m e d i a n í a , como son la poesía, la pintura y la voz, y el que las ejerce debe templarse mucho en el m o d o , puesto que haya muchos, que por mostrarse despejados con extremo, dan en la desmesura y desgarro, que es o d i o s í s i m o , y al contrario los que procuran un entonamiento y elevación en lo que obran paran en ser encogidos y, como solemos decir vulgarmente, atados. T a m p o c o debe el amante cuidar con exceso de saber juegos, chistes y habilidades que se suelen frecuentar en señalados días, porque esto tiene más de desautoridad que de gala; sólo se debe afectar la cortesía (si en esto puede haber afectación) sin distinguir personas, n i grados, esto es lo que conserva la v o z c o m ú n , que solía decir u n gran estadista que era don del cielo, y en cierta manera es el primer moble de la vida, pues ésta consiste en la c o m u nicación, la cual procede de la cortesía y humanidad que nos hace bienquistos y amables. Vese que es liberalidad del cielo, porque se adquiere de balde, y se da y gasta sin dejar menoscabado el caudal del más p r ó d i g o de ella. Y porque de esta verdad hay tan ilustre experiencia aquí, pasaré a proponer q u é g é n e r o de amor ha de p r o -

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fesar este amante que vestimos, que es un amor que no se encierra en los codiciosos t é r m i n o s de esperanza en orden a material posesión; aquél, digo, que no ha menester ajeno apoyo, n i arrimo de correspondencia para durar y vivir, semejante al algodón del pabilo que en faltándole la cera fallece . N o niego que hay buenos artífices de esta labor, que por faltarles conveniente materia dejan de obrar milagros en el trato y prodigios en el espíritu, y más en la Corte donde se dan los cuidados más al ejercicio que a la a t e n c i ó n , pero n i debe desalentar esto al buen escultor (que aquí es el amante), pues antes realza el m é r i t o la indignidad de la materia en el que labra c o n valentía, n i la ajena culpa puede disminuir la gloria de una firmeza y constancia, libres de los achaques de mala correspondencia. Véase c u á n t o se acerca a lo divino quien ama siempre de una manera, y c u á n t o mejor p o d r á amar siempre de una manera quien pende sólo de su cuidado, que quien tiene dependiente el servicio del premio. Pero, respondamos a la duda que se concibe de esta doctrina, o por decirlo bien, al áspid que se oculta debajo de esta c á n d i d a flor del amor casto; dicen los que apoyan la p r e t e n s i ó n en el amante que le es natural, antes forzoso, por este argumento: que por el mismo caso que se tiene una cosa por buena se codicia y desea poseerse, y en no sucediendo así, o pudiendo no desear el amante, ya tiene una libertad y un poder consigo mismo, el cual se niega poder estar en el que de veras ama. D i c e n después que el aumento es natural, no sólo en cosa de tanta velocidad como el pensamiento y el cuidado, pero en todas las cosas que naturalmente desean su fin o aumento, y éste quieren que sea la posesión de lo amado, a lo cual se responderá con poca fatiga . 39

40

L o primero, que es decir que se debe codiciar lo que se ama, o no se tiene por bueno, ha de ser c o n esta l i m i t a c i ó n , que el gozo sea honesto y puro de ver y oír los que se estima, sin llegar a violar los términos del decoro en lo interior n i lo aparente. Ofréceseme a este p r o p ó s i t o una semejanza útilísima en la rosa, c o m p a r á n d o l a a una hermosura: ¿Cuál diremos que la respeta, la pretende durable y quiere más bien, el que para poderla siempre oler no la trae entre las manos, antes la pone en parte que se conserve más, para gozarla sin

3 9

4 0

pabilo: mecha de la vela. Cfr. 52; 2 1 - 2 3 : « T o d a cosa n a t u r a l / se m u e v e p o r q u e p r o c u r a / su au-

m e n t o » , idea que procede de L u c r e c i o , De rerum natura.

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d a ñ o suyo, de su beldad y fragancia, o el que la corta de la materna planta y luego la manosea y aja, con que no sólo queda la flor destruida, pero el mismo que la marchitó con violencias la aborrece, no mirando más en ella la hermosura que le e n a m o r ó primero ? D e adonde tal vez me puse a notar la providencia del cielo en armar de naturales espinas a la rosa, cautelando las injurias de atrevida mano en enseñanza de que hay cosas que nacieron para ser vistas y no tocadas . Y porque cerremos el símil con mayor propiedad, aconsejaremos al amante que se contente si llegó a poseer la libertad de la rosa o la hermosura, sin llegar en t é r m i n o s materiales a mayor v i o lencia, pues lo demás es añadir desdicha a la belleza, que harto desdichada nace en ser accidente sujeto a tantos golpes de vientos . 41

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A l otro punto, es a saber, decir que todo busca su aumento y trabaja por llegar a su fin, y en cuanto el ser favorecido con todo género de favores el amante le da a entender que es querido, y parece culpa no desear esta causa y estos efectos, se responde a j u i c i o m í o de este modo: Todas las cosas buscan su aumento, pero en su misma esfera, calidad y sustancia. E l amante honesto dentro de esta honestidad y decoro se le permite desear el aumento, esto es aspirar a ser querido, cuando más le permitamos (y aun hay amantes de tan estrecha c o n ciencia que por lo que tiene de dependencia ajena el procurar ser querido, tampoco permiten este deseo al verdadero amante), resolviéndonos sobre todo en que el mayor y más firme amor es aquél que procure mayor vida y mayor conservación de su cuidado, y esto a 4 1

U n p r o b l e m a central c o n el amor c o r t é s consistía en el lugar destinado o no

al deseo. ¿ P o d í a haber deseo en u n a m o r tan p u r o y casto, y si n o , c ó m o i b a a perdurar u n a m o r sin deseo? B o c á n g e l lo expresa sucintamente en e l p o e m a 17: « N o d u r a la b e l l e z a u n solo instante / m á s que e l deseo, y e l deseo m i e n t e / al p u n t o que p a s ó de la e x p e r i e n c i a » (vv. 9-11). M u y interesante en el c o n t e x t o de este t r o z o de la Prosa cuarta, estos versos d e l soneto siguen a otros sobre la rosa, c o y u n t u r a que se da a q u í t a m b i é n ; véase la nota siguiente. 4 2

L a rosa era imagen tradicional para la beldad y la fragilidad; v é a n s e 17; 5-8:

«Más dura en la r e p ú b l i c a d e l prado / la rosa que el c u l t o r descubre tarde / que aquélla a q u i e n avisa que se guarde / la primera experiencia del arado», y la Égloga amorosa, 32; 1-72, especialmente, v v . 4 9 - 5 0 : « D i a n a , ¿viste t ú la rosa bella / bella entre muros de nativa espina». 4 3

Cfr. 32; 5: « F ó r m a l a u n soplo y otro la f e n e c e » , y 32; 7 0 - 7 2 : «Si es la h e r -

m o s u r a flor, e l v i e n t o ufano / la goce; m u e r a de accidente antes / que m u e r a al golpe de grosera m a n o » .

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nadie le acontece, como al que no espera poseer, puesto que la posesión no es otra cosa que un fin y un paradero del deseo y la esperanza. Y aunque es verdad que el que consiguió, siendo firme, no está ocioso, porque trata de conservar lo adquirido, este cuidado es quieto y no solícito y apresurado, como el de alcanzar, y si no, ¿cuál t e n d r á mayor y más impaciente cuidado, el que leyere un gustoso libro que jamás leyó, o aquél que, aunque le tiene por bueno, le ha pasado tantas veces que casi le sabe de memoria? Fuera de que la gala y fineza en el amante es el estar sujeto y rendido por todos caminos, y no pensar j a m á s que merece. T o d o sucederá al contrario después de la p o s e s i ó n , pues el más humilde pensará que merece lo que adquirió, y no queda sujeto, antes parece que d u e ñ o del campo, que a toda ley la dama es después la que tiene más que perder en el empleo». Adelante pasara Fileno si el p r o n t í simo L i c i o no se le opusiera en tal modo: « N o dudo que lo discurrido se sustenta en abonados t é r m i n o s de verdad, pero deseo que entremos en mayor dificultad de esta materia, y es preguntar: si sucediese a un amante, tal como le habéis pintado, el querer la dama adelantarle en favores, obligada y agradecida, o p o r i n c l i n a c i ó n o amor, ¿qué debe hacer en tal caso ? Después de esto, ¿ c ó m o se sabrá si el amante es h i p ó c r i t a , quiero decir, si disimula los deseos en la apariencia y trato? Y ú l t i m a m e n t e , si se le permite el celar y el quejarse, con otras circunstancias que trae el cuidado, que a todos, creo, son conocidas; porque si relevamos al amante casto de los pesares y pesadumbres que suele haber en otros amores, quedará tan desnudo de merecimientos y tan mano sobre m a n o , como vulgarmente se dice, que ni podrá obligar ni habrá diferencia en amar a una mujer o a una p i n t u r a » . « N o prosigáis ( r e s p o n d i ó Fileno), sino sabed, respondiendo a lo principal que fue preguntar c ó m o se portaría aquel a quien se ofrecen favores más activos, o evidente ocasión de tomarlos, si éste los debe escurar o a d q u i r i r ; a l o cual se me ofrece que el 44

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4 4

Cfr. 52; 1: «La que obligada agradece / n o debe m á s alta paga». E n todo c a -

so, parece u n t ó p i c o o tema de certamen o academia literaria bastante t í p i c o . 4 5

4 6

mano sobre mano: «Estar m a n o sobre m a n o es estar o c i o s o » (Covarrubias). A u n q u e e l texto en el o r i g i n a l parece que está c o r r o m p i d o a q u í , pues dice

«si este los deue escurar, ó a d i q u r i r » , d o n d e , o b v i a m e n t e , «adiqurir» es error p o r «adquirir», «escurar» (que p o d í a parecer error p o r «excusar») parece que está b i e n : « T e r m . d e l obraje de p a ñ o s . L i m p i a r e l p a ñ o acabado de fabricar d e l aceite, c o n

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mismo amor es enmendar la imperfección en la prenda, que se pueda decir bien amada. Y puesto que no hay mujer que madrugue en declarar sus deseos más que el amante que la sirve, no será tanta la licencia que a éste se le d é , que si fuere avisado, no piense que se burla la dama, o que quiere probar su desinterés con la ocasión. B i e n así como acontece al d u e ñ o que, queriendo probar la fidelidad del criado, finge que descuida alguna prenda de estima, no porque su intento sea otorgársela, mas para hacer examen de su i n t e n c i ó n en la coyuntura. Esta prenda será en la dama una mano descuidada, cosa tal, y lo que ella ha de confiar o recatar después de la prueba es el alma y el albedrío. Y a sé que me replicaréis que no se ve en el mundo esta legalidad, antes, que a media o c a s i ó n se añade una entera osadía. Pero respondo que yo no describo c ó m o son los amantes, sino c ó m o habían de ser, y este aprieto servirá de que se consiga lo que se pudiere, al m o d o que, si alguno ha de saltar un arroyo, debe poner la mira en mayor trecho para conseguir el preciso». Y a quería satisfacer a los d e m á s cargos Fileno, si no le estorbara la divina A n t a n d r a , m i r a n d o a Fabio c o n talante de quien desea hablar y aguarda sazón y licencia. Así se le impuso que prosiguiese en satisfacer a las objeciones restantes, y él, haciendo reverencia a todos, les o c u p ó así la a t e n c i ó n . «Resta, discretísimos circunstantes, satisfacer a dos puntos, es a saber, c ó m o distinguiremos al que naturalmente profesa l i m p i o amor del que le miente y le toma por achaque y capa de introducirse. Y aunque parezca algo trivial, c o n taré a este propósito lo que se me ha ofrecido ahora. Días ha que, en casa de un señor de este lugar, p a s e á n d o m e por su galería, reparé, entre diversas pinturas que la adornaban , en un lienzo donde se figuraba el ardid con que ciertos indios suelen cazar unos pájaros de estima; y es el caso que en unos espaciosos estanques suelen echar unas calabazas grandes y redondas, sobre las cuales suelen sentarse estas aves, de que abunda aquella r e g i ó n y aquel sitio. Los indios entonces (que los más son buzos destrísimos) se zabullen tan dentro del agua que sólo las cabezas descubren cubiertas de aquellas calabazas. Los pájaros, e n g a ñ a d o s , vienen a sentarse sobre las cubiertas 47

greda o j a b ó n , antes de batanarlo» (Autoridades). O b s é r v e s e la referencia i n m e d i a t a en el texto a « e n m e n d a r la i m p e r f e c c i ó n de la p r e n d a » . 4 7

Interesante referencia a la c o s t u m b r e que se e x t e n d í a en el X V I I entre los

nobles de tener u n a g a l e r í a de retratos o pinturas en sus casas; sobre esto, M o r á n y C h e c a , 1985.

véase

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cabezas, y entonces sacan los brazos los cazadores ocultos, y con facilísimo rapto las prenden . Véase ahora cuan semejantes son a estos indios los cautelosos amantes, vistiéndose de afectos candidos superficialmente, y no bien se hallan en ocasión de sacar los brazos de los deseos cuando procuran hacer presa ignominiosa de aquellas que, engañadas de su limpio afecto, los admitieron. 48

A este p r o p ó s i t o se me ofrece t a m b i é n la pintura misteriosa con que los antiguos figuraban al amor, es de notar, n i ñ o : lo uno por la sinceridad y poca codicia que tiene, y lo más porque el verdadero amor, o no ha de tener manos, o las ha de tener presas y fajadas como acontece a los muy infantes. N o será tampoco ajeno de lo que se trata el comparar las suertes de amantes a los fines de los cazadores: unos buscan el pájaro para matarle, otros para que, preso, acompañe con dulce a r m o n í a los oídos y c o n agilidad graciosa los ojos, símbolos ambas especies del eterno y del caduco amor. Mas, por no dilatarme en más pruebas, concluyo diciendo que supuesto que el conocer corazones sea dado solamente al cielo, y el engaño de una i n t e n c i ó n no pueda pasar de una o dos coyunturas, donde sin poder más se atreve el grosero amante, fiemos de los días este c o n o cimiento, pues no será aquí solamente la mejor y más cierta, aunque más costosa, la doctrina del tiempo. Y nadie envidie, antes se lastime, al mal amante, que trae como la víbora dentro de sí lo que le ha de matar. Así pienso, dejando el adelantar esto a tan discretos discursos, pasar a tan delicado punto, c o m o decidir si al amante casto se le permite pedir celos, y el tratar de desviarlos». A q u í llegaba de su discurso Fabio cuando J u s e p í n , un muchacho de perpetuo donaire, a quien habían dado las gracias en su palacio casa de aposento de por vida, y los chistes palabra de no faltarle en sazón alguna, se levantó con a d e m á n de ridículo, diciendo: «En m i vida callé tanto tiempo, señores, y en m i vida tuve más ocasión de hablar . P o c o ha codiciábades en este amante una agilidad extre49

4 8

A n é c d o t a acerca de los indios que B o c á n g e l p o d í a haber l e í d o en cualquiera

de las Crónicas de las conquistas que c i r c u l a b a n entonces; sobre las lecturas de los e s p a ñ o l e s sobre el N u e v o M u n d o en esta é p o c a , v é a n s e D a d s o n , 1998b, C a p . 3 «Libros y lecturas sobre el N u e v o M u n d o en la E s p a ñ a d e l Siglo de O r o » , p p . 71¬ 92, y D a d s o n , 1992b, pp. 213-64. 4 9

J u s e p í n representa la v o z de la parodia, al subrayar los puntos flacos de toda

d i s c u s i ó n sobre el amante cortesano. D e m u e s t r a , p o r l o m e n o s , que los m i s m o s

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mada, y si todas las cosas en su fin o mayor aumento son perfectas, entiendo que no os pesaría de que fuese volatín este amante, y a él tampoco le pesaría, porque para este ejercicio casi se desnuda. D e s pués reprendíades el hablar con estilo muy corriente, deseando que fuese el amante tartamudo, que hablase de dos la una, y cada palabra en dos tomos, como un mercader de Londres, de quien se refiere que era tan tardo en las respuestas que si le preguntaban el precio de una m e r c a d u r í a , podía el que lo preguntaba irse a comer y volver a oír la respuesta, y a ú n v e n d r í a temprano, pues tales hombres no pueden hablar en Cuaresma, porque quebrantaban el ayuno, c o m i é n d o s e la mitad de lo que hablan . M e n o s tolerable me ha parecido el pintar u n amante tan recoleto que ayune a pan y amor, sin pedir de sábado en sábado una mano de limosna. Pero lo que más mueve m i risa es que pensáis adular o servir mucho a las damas con desesperar de llegar a ellas; ¿que más se hiciera c o n una peste, que andar siempre armado el cuidado con un eterno noli me tangere? Inútil d o n es de naturaleza la hermosura si no es buena más que para ser mirada; a tales hombres una estatua les b a s t a r í a , si tan independiente han de tener el cuidado del favor. Sabe Dios cuántas t e n d r á n por amenaza lo que llamáis promesa, demás que nadie puede asegurar lo que hará en el progreso del amor, que al p r i n c i p i o , como menos e m p e ñ a d o , promete el deseo lo que después no le es fácil. Y al fin, no tengo por amor el tener tan en la mano el albedrío (que ha de estar cautivo y preso) para ser legislador de sí mismo el que es ajeno. Y o por lo menos, en tanto que estoy vestido de esta imperfecta carne, no me atrevería a entrar en esa cuadrilla de serafines que habéis pintado con sus blancas túnicas y raídos como a navaja los deseos». 50

Hasta aquí h a b l ó J u s e p í n , porque le mandaron callar. M e t i ó s e debajo de un bufete, donde se paseaba como gato de algalia , y mal que quiso su inquietud, hubo de escuchar a L i c i o , que, por ver d i vertido a Fabio, se t o m ó licencia de sustituirle, diciendo: « M u c h o temo alargar el discurso de esta noche, así quisiera concluir satisfa51

poetas que cantaban ad infinitum a sus damas de su a m o r i m p o s i b l e , eran capaces de reírse t a m b i é n de las incoherencias del amor c o r t é s . 5 0

5 1

A n é c d o t a sin localizar. gato de algalia: « m a m í f e r o c a r n í v o r o o r i u n d o de Asia» (Alemany).

Utilizado

p o r G ó n g o r a en Las firmezas de Isabela, II, 1 8 4 9 - 5 1 : « C o s a de j u e g o , / algalia de algunos gatos, / que no son gatos de algalia».

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ciendo al ú l t i m o punto que por tácito gusto de Fabio me incumbe, dejando las cavilaciones que más ociosa que fundadamente propuso e l j u s e p í n chistoso. Pretendo, pues, que merezca más el amante casto en los celos que el otro, pues a éste el pedirlos más le es de desahogo que de pena, y el amante puro padece callando y sufriendo lo que por humilde no se atreve a explicar, al revés del soberbio que quiere no sólo que nadie se le aventaje, pero dar a entender su propia presunción. Quede aparte lo que defrauda el decoro de una dama quien llega no solamente a creer falsedad en el trato pero a acusarla ante el tribunal de su honor y v e r g ü e n z a , las más veces inocente. Otra razón es la que hay para que de ordinario vivan más celosos los lascivos amantes que los desinteresados, y es que, como tienen desobligada por propias satisfacciones a la dama, temen ajeno empleo, como no merecen lo que tienen y les es más natural la envidia, como más distantes del m é r i t o . Ultimamente es la diferencia que, como el desconfiar y culpar la dama es culpa que se desmerece con ella, y más estando inocente, como de ordinario sucede, huye más el casto amante de perder con lo amado, como quien m á s l o estima y m á s teme perderlo. D e manera que venimos a parar en este principio que el amante vulgar pretende descartarse de toda pena, no sólo abreviando el t é r m i n o de la esperanza sino satisfaciéndose en toda duda o agravio imaginado, procurando asegurar la plaza de la posesión de modo que se pueda dormir a confianza suelta y a s u e ñ o confiado , afanándose en la esperanza, para descuidar de asiento en la posesión, o trabajando mucho en orden a no trabajar nada. Ahora se me ofrece que si me mandasen pintar al amante, dibujaría yo a T á n t a lo, el cual, según la fábula, siempre quiere alcanzar la manzana y beber, pero nunca bebe n i alcanza, n i en largos siglos se desengaña de lo imposible de su intento . Sucede entre estas dos especies de amantes lo que en la lumbre de la estopa y el l e ñ o , una llama reluce y parece, pero no tiene esencia ni i n t e n c i ó n ; otra no parece, antes se suele disimular en la ceniza y se está consumiendo en ardores lentos. Así el amante aparente todo es señas infructíferas y fingidas, y el casto es un M o n g i b e l o cándido cuyas entrañas arden continuamen52

53

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5 2

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R e c u e r d a la frase « d o r m i r a pierna suelta». Sobre T á n t a l o , véase 2; 498. estopa: «Lo grueso y basto del l i n o que queda en el rastrillo cuando se peina

y rastrilla» (Autoridades). Es la parte que se enciende de una vela.

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te . Según lo discurrido, me parece que el amante queda vestido de convenientes armas, y que sólo este amor se debe abrazar, logro de cualquier fatiga y usura del alma. Pues, c o m o dice P l a t ó n , persuadiendo esto mismo, si el amante muere una vez, siendo sepulcro de sí mismo, resucita dos: una, cuando se ve en el sujeto amado; otra, cuando se ve querido a l l í . Éste es un bien que tenemos inmortal, sin que haya otro de su casta en el n ú m e r o de los hombres». 55

56

— C o n esto calló Fabio — h u é s p e d amigo— por no detenerte en menudas réplicas, que tampoco debo tanto a m i memoria que me las ofrezca. — N o pensé —le r e s p o n d i ó el atentísimo A r g e o — que pudieras hablar mal, sino ahora que veo que acabas, dime si hay cosa de que te acuerdes, por menuda que sea, antes que entremos en la C o r t e , que dista m u y pocos pasos, si entre borrados lejos no me engaña la vista. — C o n c l u i r é —dijo don L o p e — diciéndote que el ú l t i m o lance fue una disputa que se m o v i ó entre las hermosas Gerarda y N i s e , contrarias en tal o p i n i ó n : una decía que el estilo en el escribir, el amante o dama, había de ser el mismo que se tenía en hablar; otra que no, por razón de que lo escrito, como cosa que permanece y d u ra, debe cuidarse más en lo razonado de ello, y que en la conversación se borraba fácilmente cualquier desacierto con una sazón nuev a , y así se p o d í a descuidar más en esta parte. M u c h o s debates tuvieron sobre esto, y concluyeron diciendo que el modo de hablar debía ser tan corriente en el papel c o m o en la conversación, porque una carta es retrato de la conversación del ausente , y no parecerá el mismo si quiere ser afectado en el decir; pero los conceptos y sentencias deben mirarse más por escrito, comoquiera que son eternos testigos del entendimiento y á n i m o del que lo escribió. Apenas se sosegó esta cuestión cuando, porque la noche iba mediándose y temía cada uno ser el molesto, se levantaron todos tan a tiempo que ninguno se levantó primero, y habiendo hecho las debidas cortesías, se despidieron primero de la divina Antandra, cuya afabilidad majes57

58

5 5

Mongibelo: «el m o n t e E t n a , palabra que t o m ó G ó n g o r a del italiano Mongibe-

llo, v o z h í b r i d a de árabe y latín» (Alemany); véase 17; 1. 5 6

5 7

5 8

Sentencia sin localizar en P l a t ó n . sazón:

«ocasión, tiempo oportuno o c o y u n t u r a »

(Alemany).

Cfr. C i c e r ó n , q u i e n dijo que la carta era «amicorum conloquio absentium»

lippica, II, 4), es decir «una c o n v e r s a c i ó n entre amigos ausentes».

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tuosa fue larguísimo pago del cuidado común, después de Nise y Gerarda, que con cariciosa modestia aplaudieron el festín y agasajaron los buenos deseos de L i c i o , F i l e n o , Fabio y Gravino que, divididos, se fueron a pensar en la dicha que habían tenido. N o pudo alargarse más la r e l a c i ó n de don Lope porque ya se vieron él y su camarada dentro de M a d r i d , y, repitiendo Argeo infinitos agradecimientos a su nuevo adalid, llegaron a casa de don L o pe, donde su familia alegre le esperaba, y lo más presto que pudo, aposentó al huésped; y él, antes de acostarse, quiso pasar los ojos de la atención por la copia de su historia que Argeo le e n t r e g ó cerca del Pardo, que así decía: 74 Sabrás, generoso joven, por quien hoy me dice el tiempo que llame, pues me da vida segundo padre a tu acero; sabrás, si es que mis heridas me consienten voz y aliento, que, como son de traidores, juzgo que engañan m i esfuerzo; sabrás, pues, que donde yacen aquellos muros soberbios, romanos, del tiempo heridos, pero rebeldes al tiempo, tuvo m i linaje origen. M i s pasados fueron Güelfos; no ignoras las disensiones de los dos bandos opuestos. Estrecha amistad contraje desde mis años primeros con un joven, vinculada

5

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vv. 14-16 Güelfos: u n o de los dos bandos que a t e r r o r i z a r o n y d i v i d i e r o n la c i u d a d de F l o r e n c i a en e l siglo X I V , c o n t r a r i o de los G i b e l i n o s . T e n i e n d o e n cuenta la historia de a m o r frustrado

que se va a narrar en este r o m a n c e , cabe

recordar que la historia de R o m e o y J u l i e t a se desarrolla c o n las disputas entre los G ü e l f o s y los G i b e l i n o s de fondo.

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en la inclinación y el deudo. Ambos las letras cursamos y las armas, pretendiendo ser valientes con reposo, sin afectación discretos.

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Galas vestimos iguales, pero jamás permitiendo lo femenil al adorno, ni a la invención los empeños. Las almas comunicamos sin excepción de sucesos, que en seguridades nobles fuera delito el secreto.

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Pero yo, el más infelice, que desde mis años tiernos el n ú m e r o a las desdichas apura m i sufrimiento, miré unos ojos tan dulces que, a no temer ofenderlos m i alabanza, se arrojara a un mar de encarecimientos. H o l g u é m e de ser vencido, cual mariposa que al fuego se precipita, olvidando por su locura su riesgo. Sirvo a Livia, sé que es noble, solicito con extremos apelar de mis martirios a las glorias de H i m e n e o . Livia me responde grata, ojalá, cielos, primero que me dio el primer favor, me diera el postrer veneno. Pasaron algunos días

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v. 24 Cfr. 2; 121 y la d e s c r i p c i ó n de L e a n d r o : « D i s c r e t o el j o v e n es, sin artific i o ; / n o afectado galán». v v . 42-44 T r a d i c i o n a l imagen de lo irresistible que es el amor; cfr. 2; 2 8 9 - 9 0 : « C u a l mariposa en l u m b r e imperceptible / c o n flaco aplauso el riesgo s o l e m n i z a » . v. 48 Sobre H i m e n e o , dios del m a t r i m o n i o , véase 2; 452.

RIMAS

Y PROSAS (1627)

soplando tan grato el viento que de lícitos favores tocaba yo los extremos, cuando adolecí de modo que el médico más experto, como a viviente cadáver, me negaba los remedios. Mas sola fue m i desdicha quien no me tuvo por muerto, pues entretanto dispone que C e l i o , m i amigo C e l i o , trate casarse con L i v i a , ignorante de m i empleo, y ella, a fuerza de sus padres, permite en el casamiento. Quisiese o no, al fin casóse. Si dolencia tal y celos entonces no me mataron, sin duda que soy eterno. Convalecí de mis males, de males, digo, del cuerpo, que de esotros es en mí naturaleza el tormento. L i v i a , mujer más que todas, aborreciendo a su d u e ñ o , en m í caricias repite, áspid falso y lisonjero, que la flor que halaga hechiza, o ya labrador grosero, que sólo la espiga halaga para darla al corvo hierro. Mas siempre me halló invencible, no así los escollos puestos en medio del mar constrastan a las ondas y a los vientos, porque m i pasado agravio y de una amistad los fueros v. 76 Sobre el tormento que se convierte en naturaleza: 6; 5-6 y 10; 1-4.

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OBRAS

COMPLETAS

DE

BOCÁNGEL

me hicieron dos veces firme, por venganza y por respeto. Era la sazón del a ñ o cuando miramos a Febo en diluvios de oro ardiente anegar los prados secos. C e l i o una quinta tenía donde me llevan sus ruegos, y adonde su v i l consorte me persigue sin efecto; y, creyendo que su esposo estorba sólo su intento, darle la muerte procura, por dar vida a su deseo, mas con tan fiero designio que con un engaño mesmo él muere, viniendo a ser este brazo el instrumento. Ausentarse C e l i o finge. Pregunto su pensamiento; responde sólo que parte a examinar unos celos. Confuso, a Livia pregunto el caso, no sin recelo de algún d a ñ o . Livia dice que un fementido mancebo junto a su quinta vivía, que probados todos medios, de granjearla apelaba de lo amante a lo violento; que Celio finge ausentarse porque su rival, creyendo su ausencia, venga a la quinta donde le espera encubierto;

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v v . 93-94 F ó r m u l a que G ó n g o r a hizo casi obligatoria desde la Soledad Primera; v é a n s e 2; 2 1 7 - 2 0 y Retrato panegírico, 86; 65-66. v v . 9 5 - 9 6 Cfr. 1; 7 - 8 : « c u a n d o p r ó d i g o , e l s o l , de su tesoro, / los a n e g ó en diluvios de o r o » . v. 116 fementido: «falto de fe y palabra»

(Alemany).

prados

RIMAS

Y PROSAS (1627)

que así vengarse procura, castigándole en su exceso. ¿ Q u é crédito no alcanzara tan verosímil enredo? N o pasaron veinte soles, y una noche en m i aposento siento pasos, voces oigo, que así me dicen: «Argeo (que éste es m i nombre), yo soy L i v i a , si eres caballero defiende tu ausente amigo, defiéndeme en tal aprieto, que nada permite Fabio entre la muerte o el lecho, y ya obstinado renuncia las caricias por los fieros. Fabio, el que yo te contaba, e n t r ó en m i jardín, y C e l i o se ha descuidado esta noche. Y o voy a m i cuarto, y luego que saque la luz del cuarto, entrarás osado y quedo a matarle; el mal es grande si lo parece el remedio». D i j o , y partió cual saeta busca despedida el centro, dejando el juicio dudoso si fuese verdad o sueño. (Claro está que era verdad si era desdicha). A l momento sigo las huellas traidoras con una espada y un peto. Sacó la luz de su estancia, por ver un testigo menos, L i v i a ; i n t r é p i d o le sigo, ella me conduce al lecho. « D u r m i e n d o está el agresor, v. 146 quedo: calladamente, suavemente.

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OBRAS

COMPLETAS

DE

BOCÁNGEL

—me dice—; el mudo silencio te ampara». Y o , airado entonces, mi espada envaino en el pecho del que durmiendo pasó desde el uno al otro sueño, quedando yo de este caso inocente como reo. Trae luego L i v i a la luz; miro el cadáver de Celio, a L i v i a obstinada m i r o , que me enseña lo que veo, p r o p o n i é n d o m e que elija, porque está su amor resuelto a lograrse agradecido, o a vengarse de desprecios acusándome del caso. B i e n me creerás (¡oh Fineo!) que en suspensión tan extraña no distinguieras el muerto. A q u í la familia acude turbada, con tal estruendo que dijeras que los polos quebraban la fe a los cielos. H u y o yo, prenden a Livia; negando, pide un convento a la piedad de los jueces. Y o paso a Ferrara absuelto. Y , pues, gozo de Filipe los catalanes extremos, bien haya, a m é n , el peligro que me trujo tal remedio.

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FIN v. 190 Y a nos h a b í a d i c h o A r g e o que h a b í a estado en B a r c e l o n a , d e s p u é s de salir de N á p o l e s (ambas ciudades posesiones de la C o r o n a de A r a g ó n ) . T a m b i é n hay que recordar que a finales de marzo de 1626 el rey Felipe I V y el c o n d e - d u q u e de O l i v a r e s entraron en B a r c e l o n a para c o n v o c a r las cortes catalanas. L o s sucesos de C a t a l u ñ a — e n particular, el fracaso d e l p r o y e c t o de la U n i ó n de A r m a s — tal vez influyeran algo en los procesos creativos de B o c á n g e l , teniendo en cuenta que p o d í a haber estado escribiendo esta obra en aquel t i e m p o .

ESCRITOS

DIVERSOS

(1624-1633)

75 Décima* Los rayos de Belarmino, que es un nuevo sol cristiano, a este clima castellano trasladáis, L e ó n d i v i n o ; el del cielo peregrino, que ilustra eterno farol, os ceda, claro español, que si el sol ilustra a aquél, vos más generoso que él dais nuevo cielo a este sol.

* D é c i m a que figura entre los preliminares de R o b e r t o B e l a r m i n o , Principe Christiano,

5

10

Oficio del

traducido p o r M i g u e l de L e ó n , M a d r i d , J u a n G o n z á l e z , 1624.

Los d e m á s poemas preliminares son de L o p e de V e g a , A l o n s o de Castillo S o l ó r z a n o , T i r s o de M o l i n a , J u a n P é r e z de M o n t a l b á n , A l o n s o de Salas B a r b a d i l l o . Es el p r i m e r p o e m a de B o c á n g e l para el que tenemos una fecha, p o r tanto el m á s t e m pranamente fechable. T e n i e n d o en cuenta su relativa j o v e n edad, está claro que no se encontraba en mala c o m p a ñ í a en esta c o l e c c i ó n . v. 1 Belarmino: R o b e r t o B e l a r m i n o , t e ó l o g o italiano, luego canonizado. v. 4 León divino: M i g u e l de L e ó n Soares, traductor p o r t u g u é s del l i b r o de B e larmino.

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OBRAS

COMPLETAS

DE

BOCÁMGEL

76 A don Gabriel de C o r r a l * Soneto Cede la antigua edad a nueva infancia el ave eterna a quien Arabia honora; hoy, sin morir, renace y se mejora prodigio Argenis, inmortal de Francia. N o atiende, no, de siglos la distancia, ni holocausto de sí los cedros mora: tanta es la lumbre que en Gabriel adora que le sirve de incendio su elegancia. Sólo, Argenis, a ti fue breve gloria ser una vez eterna y duplicada; triunfas de ti y estás de ti vencida.

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10

¡ O h idea de los años respetada!, que edades asegura la memoria a quien para inmortal sobra una vida.

* Soneto p u b l i c a d o entre los preliminares de G a b r i e l de C o r r a l , La prodigiosa historia de los dos amantes Argenis y Poliarco, en prosa y verso, M a d r i d , J u a n G o n z á l e z , 1626, t r a d u c c i ó n hecha de la obra de J o h n B a r c l a y , que se p u b l i c ó en excelente l a t í n en P a r í s en

1621. L a histor ia, n o v e l a p o l í t i c o - a l e g ó r i c a , procede

original-

mente de H e l i o d o r o , siendo una i m i t a c i ó n de su Theagenes y Cariclea. E l m i s m o a ñ o de 1626 J o s é P e l l i c e r de Salas y T o v a r p u b l i c ó en M a d r i d su t r a d u c c i ó n d e l Argenis de Barclay, en dos partes. Para las numerosas traducciones y ediciones de la obra de B a r c l a y en el siglo X V I I , v é a s e S c h m i d , 1904; sobre las traducciones de Pellicer y C o r r a l , y la r e c e p c i ó n de la obra en E s p a ñ a , véase Davis, 1983. vv. 1-2 R e f i é r e s e al m i t o del F é n i x ; véase 2; 5 3 9 - 4 4 . v. 4 Argenis: h e r o í n a e p ó n i m a de la obra. v. 6 Se cuenta que el F é n i x hacía u n n i d o c o n plantas a r o m á t i c a s al que p r e n día fuego.

ESCRITOS

DIVERSOS

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(1624-33)

77 Elogio en honor de Alonso de Salas Barbadillo

8

Desde que España sosegó triunfadora de las iras de Marte, sustituyendo a los grabados escudos escritas l á m i n a s , a las bélicas trompas armónicas liras, empezaron los ingenios a competir con sus propios á n i m o s a sombra de los laureles que antes los coronaron . D e j ó nuestra edad a las pasadas ser sólo anteriores en tiempo, no madrugando hoy tarde para ser la p r i m e r a , puesto que la vida no la hace el n ú m e r o de los días, sino el empleo . A l t o argumento de esta verdad (entre los felicísimos que atesora España) se muestra el autor presente: p u d i é r a m e desviar la pluma en tal prueba haberse propagado la lisonja entre los hombres c o n tan tirano d o m i n i o que la justa alabanza, a u n e n los juicios más libres, teme enfrenada, pero cuando la causa es tan notoria, diferente miedo embarga los 9

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8

E l o g i o p u b l i c a d o en los preliminares de A l o n s o G e r ó n i m o de Salas B a r b a d i -

llo, La estafeta del dios Momo, M a d r i d , V i u d a de L u i s S á n c h e z , 1627. Salas B a r b a d i llo n a c i ó hacia 1580, v i v i ó en M a d r i d , y m u r i ó e n 1630. S e g ú n A l v a r e z y B a e n a , 1789, v o l . I, p . 4 3 : « M e r e c i ó éste la m a y o r e s t i m a c i ó n de todos los sugetos de su t i e m p o aficionados a las letras: fue C r i a d o d e l R e y , a u n q u e no sabemos e n q u é puesto: sus obras se v i e r o n siempre aplaudidas p o r su i n v e n c i ó n y lenguage verdaderamente castellano, y ellas mismas son su m a y o r e l o g i o . M u r i ó a ñ o de 1630 en lo mas florido de su edad, c o n sentimiento de quantos le c o n o c i a n p o r su v i r t u d e ingenio». 9

H a c i a 1627 E s p a ñ a se e n c o n t r a b a en u n o de los p o c o s p e r í o d o s de paz de

que disfrutó en el siglo X V I I . E l a ñ o 1625 se c o n s i d e r ó el «annus mirabilis» para las armas e s p a ñ o l a s , que se v e í a n triunfantes e n todos los campos de batalla europeos, y t o d a v í a n o estaba i n m e r s o el p a í s en nuevas aventuras

militares de O l i v a r e s ,

c o m o la guerra de M a n t u a . B o c á n g e l sin duda recoge las esperanzas de m u c h o s de que vuelva la paz al país. 1 0

B o c á n g e l v u e l v e a los mismos argumentos que h a b í a e s g r i m i d o en la Prosa

cuarta, n ú m e r o 7 2 , a saber, que su p r o p i a é p o c a n o d e s l u c í a nada en c o m p a r a c i ó n c o n anteriores, especialmente en asuntos artísticos. 1 1

Cfr. S é n e c a , Epístola XCIIT. «Actu illam metiamur, non tempore» (sec. 4).

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OBRAS

COMPLETAS

DE

BOCÁNGEL

acentos, que es no parezca envidia la mediana alabanza, comoquiera que no es menos enemigo del que merece quien defrauda con tibias voces la aclamación que el envidioso, si del todo la calla . N o haré con inútil muestra de estudios c ó m p u t o de este poeta e x c e d i é n dole a otros, por más que me lo persuada el más mozo (no el menor) de los Plinios cuando dice alabarse poco lo que no se compara ; c o n t e n c i ó n extrañada de O v i d i o cuando las Musas desdeñaron c o m petir con las hijas de Pierio: «Turpe quidem contendere erat», etc. , batallón de más ociosos elogios que éste, y disputa más larga que la atención colérica del que lee. Sí que e x p o n d r é la más peligrosa verdad que j a m á s fiaron los méritos a la discreción, y crédito del tiempo. Diecisiete libros debe la e r u d i c i ó n española a A l o n s o de Salas, que cada uno logró el acierto de todos . N o se doliera T u l i o del que sin disposición, adorno, ni dulzura escribe , n i Petrarca c o n mayor donaire igualaría el precipicio a la p l u m a al que no puede parar corriendo cuesta abajo, si ambos vieran hoy reducida la esfera política, moral y e c o n ó m i c a a disimulados institutos: « Verhorum (dice Famiano) in eo vim, ac varietatem animadvertite, in sententiis pondus momentumque considérate, in decoro personisque essingendis, atque assimilandis, ingenium multiplex variumque perpendite: praecepta demum, nam hic non desuní, instruendae vitae in 12

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1 2

E l énfasis sobre «justa alabanza» en lugar de «lisonja» nos recuerda el a r g u -

m e n t o de la Prosa primera « C o n t r a la l i s o n j a » , n ú m e r o 69. D e h e c h o , t o d o

este

elogio se parece m u c h o a las prosas que t a m b i é n se p u b l i c a r o n en 1627. 1 3

C a i o P l i n i o C a e c i l i o S e c u n d o , a p o d a d o e l J o v e n o e l M e n o r ( 6 1 - 1 1 3 de

nuestra era), sobrino de P l i n i o el M a y o r . R e c i b i ó la m a y o r parte de su e d u c a c i ó n bajo la tutela de Q u i n t i l i a n o . D e su obra solamente q u e d a n su p a n e g í r i c o de Trajano y diez libros de epístolas. Es posible que esta cita proceda del Panegyricum: «Propositum

esí enim mihi principem laudare, no principis Jacta. Nam laudabilia

mulía

eíiarn mali Jaciunt, ipse laudari nisi opíirnus non poíest» (56, 1). 1 4

R e f i é r e s e a las P i é r i d e s , hijas de P í e r o , u n rey de Pela, en M a c e d o n i a . C o -

m o las Musas, estas muchachas eran nueve, y tan hábiles en el canto que se d i r i g i e r o n u n día al H e l i c ó n para c o m p e t i r c o n a q u é l l a s , siendo vencidas y , c o m o castigo, transformadas en urracas. L o cuenta O v i d i o en Metamorfosis, V , 3 0 0 - 2 5 . L a cita viene d e l verso 315. 1 5

A l v a r e z y B a e n a , 1789, v o l . I, p p . 4 3 - 4 4 , t a m b i é n cataloga diecisiete libros

de Salas Barbadillo antes de La estafeta del dios Momo. 1 6

M a r c o T u l i o C i c e r ó n , c é l e b r e orador, cuyas obras B o c á n g e l c o n o c e r í a p o r

sus estudios universitarios. L a referencia p o d í a ser a c u a l q u i e r a de sus retórica, y es probablemente

u n c o m p u e s t o de sus e n s e ñ a n z a s , c o m o

X X X I . 113: «oraíorurn auíem dicendi eí ornandi».

obras

de

Orator,

ESCRITOS

DIVERSOS

309

(1624-33)

memoriam revocare»^ . Y esto tejido con admirables sales, de que, si abundan sus escritos más serios, no es por única p r o p e n s i ó n del autor, en que algunos quieren solamente ensalzarle, sino por ver tan desmayada la v i r t u d que apenas endulzando las orlas del vaso le es potable el acíbar de los preceptos: «Bonos médicos qui cum absynthium propinant, praelito melle póculo, fallunt, imitatus esí» . Menos se debe atender el ciego impulso de algunos que infieren menor constancia en el natural de nuestro autor por la extraña diferencia de asuntos que emprende, pues asentado que la i n v e n c i ó n (gloriosa parte de toda obra) tiene como imitadora de la naturaleza mayor m é r i t o en las instancias de su variedad, nada encarece así su e s t i m a c i ó n c o m o u n i r las materias distintas y separadas a u n o r g á nico todo. Así como los miembros (aunque diversos) están ligados en consonancia uniformísima al cuerpo: «Ne igitur (dice Pedro G a l a n dio) eum qui tot resdissipatas, ut genere distantes, vinculo tamen naturae inter se colligatus, nec aliter ad eum quem quaerimus perficiendum, quam flores ut suecos diversorum generum ad mellis suavissimum saporem necessarias, perstricta fronte, tanquam confusum, aut prolixum vituperemus» . Pero no atiende la envidia a m é r i t o s acumulados, antes procura con afectado desvelo cebarse en escrúpulos veniales reprobando por ellos no sólo la obra sino al autor; parece que lo dice hoy Plauto: 1

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Ita sunt omnes nostri cives, si quid bene facías,

levior pluma grafía

si quid peccatum

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1 9

est;

est, plúmbeas

iras

gerunt . 20

C i t a sin localizar. D e n u e v o , u n símil m é d i c o para explicar u n p r o p ó s i t o . Es probable que P e d r o G a l a n d i o sea P e d r o G a l a t i n o (Petrus C o l u m n a , Ga-

latinus), autor de Opus toti christianae Reipublicae máxime

utile, de arcanis catholicae

veritatis, Basilea, 1518 ( t a m b i é n Francfort 1612), u n tipo de m i s c e l á n e a de citas y lugares c o m u n e s . 2 0

Esta cita procede de P l a u t o , Poenulus, c o n ligeras variantes: «verum ita sunt

isti nostri divites: / si quid bene facías, plúmbeas

iras gerunt»

levior pluma est gratia, / si quid peccatum est,

(vv. 8 1 1 - 1 3 ) . P l a u t o , poeta c ó m i c o , e s c r i b i ó bastantes c o m e -

dias de las cuales sólo se conservan veinte. M u r i ó hacia el a ñ o de 184 a. de J . C . Se p u b l i c a r o n en E s p a ñ a en el Siglo de O r o las siguientes: La comedia... Milite glorioso... y Menechmos, A m b e r e s , 1555; Comedia... tres comedias... Arnphitrión...

llamada Arnphitrión,

T o l e d o , 1554; Las

los Meneemos, trad. de J u a n de T i m o n e d a , Valencia,

1559. Esta ú l t i m a p u b l i c a c i ó n n o m e n c i o n a el n o m b r e de P l a u t o ; son m á s b i e n

310

OBRAS

COMPLETAS

DE

BOCÁNGEL

Hasta aquí (no sin prudente silencio) he rehusado entrar en m a teria de que sólo el ingenio del autor me sacaría; ponderar, digo, la facundísima afluencia {velut exundanti gurgite) con que en repentino ardor inflaman su pecho todas nueve Musas. ¿ C u á l n ú m e r o pronto de sus voces no pudo ser altísimo logro de profundas meditaciones, a quien adjudicaría mejor el c o m ú n aplauso aquellas p a l a bras entonces debidas a P l a t ó n : «Adjicio enim quod si Apollus humana lingua loqui volvisset, non alia quam eius lingua fuisse locuturum» ? ¿ C u á n d o halló bastante e x p r e s i ó n el acento a los sagrados furores, si a ser Argos de voces a ú n q u e d a r í a m u d o ? ¡ O h siglo avaro!, en que vive segundo H o m e r o , si no tan desvalido como el otro, de quien refiere L a n d i n o que recitaba a precio sus versos, vendiendo a veces la gloria de haberlos escrito, por lo menos querelloso del poder, y que, a no ser mayor su modestia que su queja, pudiera hacer concento al c a n t o en que Ludovico Ariosto reprende a los príncipes que en execrable culpa de su elección expenden sus facultades con harpías lisonjeras, polillas del h o n o r y las mesa, en usurpación de la desnuda virtud y en confusión de los secuaces de ella . ¿A fe que no preguntase a estos ingenios Eurípides (hablando de la elocuencia), «Reginam a nohis hodie turpiter neglecta, quo ore excusahimus» ? N o porque la virtud desee algo fuera de sí m i s m a , que consigo está contenta. T ú , pues, varón insigne, inmortal entre 21

y

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26

imitaciones de obras suyas p o r parte de T i m o n e d a que traducciones p r o p i a m e n t e dichas. 2 1

facundo: « a b u n d a n t e y afluente en e l hablar, o en e l expresarse p o r e s c r i t o »

(Alemany). 2 2

2 3

2 4

C i t a de P l a t ó n sin identificar. Para A r g o s , véase 2; 3 3 1 . Es probable que se refiera a C r i s t ó f o r o L a n d i n o , c é l e b r e comentarista de las

obras de Dante y H o r a c i o a finales del siglo X V , a d e m á s de autor del Formulario de epistole vulgare, B o l o g n a , 1485 (y ediciones posteriores). 2 5

L u d o v i c o A r i o s t o , escritor italiano de p r i n c i p i o s d e l siglo X V I , c u y a obra

m á s famosa es Orlando Furioso, que B o c á n g e l demuestra en otros poemas haber c o n o c i d o b i e n . Probablemente se refiere a la l u c h a de Astolfo c o n las H a r p í a s , que eran m e d i o aves, m e d i o mujeres que s o l í a n raptar la c o m i d a a otros y profanar l o que h a b í a n dejado c o n sus excrementos. 2 6

E u r í p i d e s , c é l e b r e poeta t r á g i c o griego, e s c r i b i ó 75 tragedias, de las que so-

lamente 19 se c o n s e r v a n . Se p u b l i c a r o n en E s p a ñ a

en esta é p o c a las siguientes

obras de E u r í p i d e s : Medea, trad. de Pedro S i m ó n A b r i l , B a r c e l o n a , 1583, y

Hécuba,

en una c o l e c c i ó n de comedias antiguas, trad. de H e r n á n P é r e z de O l i v a , C ó r d o b a , 1586. O b v i a m e n t e , B o c á n g e l las c o n o c í a en versiones latinas.

ESCRITOS

DIVERSOS

(1624-33)

311

los mortales, vive, vive no más, pues ya a tus días no les queda que ser mejores, sino muchos. Admite la excusa de todos los premios, si todos por breves te huyen; alábate en tus mismas obras, y y o entre tanto diré con Séneca: «De libro tuo plura scribam, cum ilium retractavero, nunc vero parum mihi sedet indicium, tanquam audierim, non legerim; sine me ut inquerire; non est quod verearis, verum audies. O te hominem felicem! quod nihil habes propter quod quisquam tibi tarn longe mentiatur, nisi quod etiam ubi causa sublata est, mentimur, ut consuetudinis causa» . V a l e . 27

2 7

Séneca, Epístola

XLVI,

3, c o n ligeras variantes: «De libro plura scribam cum

ilium retractavero; nunc parum mihi sedet iudiciurn, tamquam audierim illa, non legerim. Sine me et inquirere. Non est quod verearis; verum audies. O te hominem felicem, quod nihil habes, propter quod quisquam tibi tarn longe mentiatur! Nisi quod iam etiam ubi causa sublata est, mentimur consuetudinis causa».

312

OBRAS

COMPLETAS

DE

BOCÂ\ GEL T

78 Décimas* Gran trompa, grande a r m o n í a , gran v o z , gran laurel, España, poco para tanta hazaña es el teatro del día. D e amor canta don García, porque quien siente su llama codicie lo que le inflama. Y a m u r i ó el amor de amor, bien que viviera mejor que en sus plumas, en su fama.

5

10

Y a no puede mejorar el tiempo lo que venera; dichoso el que el tiempo espera no más que para durar. Sólo vos llegáis a dar al mundo ignorante y viejo luz eterna en el espejo que el desengaño os labró, pues nadie hasta aquí m u r i ó de la vida del consejo.

15

20

Tanto alcanza de deidad el autor y el instrumento, que aun para encarecimiento es soberbia la verdad. * D é c i m a s publicadas en los preliminares de G a r c í a de Salcedo C o r o n e l , mas,

Ri-

M a d r i d , J u a n D e l g a d o , 1627. Salcedo C o r o n e l parece haber sido u n o de los

mejores amigos de B o c á n g e l en esta é p o c a . E n la m i s m a obra se p u b l i c ó una

Elegía

de B o c á n g e l « A u n q u e p e r d i d a tuve la e s p e r a n z a » (fols. 8 3 v - 8 7 v ) , que fue l u e g o i n c l u i d a en La lira

de las Musas,

p o e m a 134. C o m o B o c á n g e l v o l v i ó a editar e l

p o e m a , l o i n c l u i r e m o s en la s e c c i ó n correspondiente de La lira de las

Musas.

ESCRITOS

DIVERSOS

(1624-33)

Mas ¡oh Musas!, estorbad, viendo tan altivo paso, algún lamentable caso (hijo aleve del contento), porque donde no hay aumento está vecino el ocaso. Y t ú , Anajárete triste, de ti misma sepultura, que por volverte más dura pienso que alegre moriste, muy odiosa al hado fuiste que las venganzas gobierna, pues el m á r m o l juzga tierna memoria de tu delito, y en este inmortal escrito quiere verte más eterna.

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v v . 2 5 - 3 0 Parece referirse al m i t o o de í c a r o o de F a e t o n t e , ambos j ó v e n e s que arriesgaron la vida v o l a n d o demasiado cerca d e l sol. B o c á n g e l pide a las Musas que no dejen que a su amigo Salcedo C o r o n e l le entre la soberbia c o n el é x i t o de sus versos. v v . 3 1 - 4 0 Sobre el m i t o de A n a j á r e t e , véase 15*.

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OBRAS

COMPLETAS

DE

BOCÁNGEL

79 A l serenísimo Infante Cardenal, don Fernando de Austria, m i señor, en la dedicación de este libro* Soneto

N o a cuenta de los años ya respira Filipe; ya es su m é r i t o su historia. Fernando, quien no cupo en su memoria, os busca por capaz, por sacra pira. D e un difunto león, fuerte sin ira, os da Anarda un panal, mayor victoria que aquella de Sansón. ¡ C u á n t o es más gloria aquella fuerza en fuerza de esta lira! M u r i ó Felipe por faltarle aumento, después de ser un orbe su estatura; hoy vuelve al día su vivir segundo,

5

10

que, como Anarda en su inmortal acento eternidad agora le asegura, ve que puede crecer, y vuelve al mundo.

* P u b l i c a d o en los preliminares de A n a de Castro Egas, Eternidad del Rey

Don

Felipe Tercero nuestro Señor, el Piadoso. Discurso de su pida y santas costumbres. Al Serenissimo Señor el Cardenal Infante su hijo, M a d r i d , V i u d a de A l o n s o M a r t í n , 1629. Para esta é p o c a B o c á n g e l ya trabajaba en la casa del Infante C a r d e n a l , así su c o l a b o r a c i ó n en este libro no e x t r a ñ a . v v . 5-7 R e f i é r e s e a S a n s ó n , que m a t ó a u n l e ó n para d e s p u é s e n c o n t r a r que unas abejas h a b í a n c o n v e r t i d o el c a d á v e r en c o l m e n a (Libro de los Jueces, 14, 5-14). B o c á n g e l v o l v i ó a u t i l i z a r la m i s m a m e t á f o r a en u n p o e m a d e l a ñ o siguiente de 1630; véase 181; 3 7 - 4 0 . v. 6 Anarda: n o m b r e p o é t i c o p o r A n a , autora de la obra.

ESCRITOS

DIVERSOS

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(1624-33)

80 A don García de Salcedo Coronel en su Comento al Polifemo que dedica al excelentísimo Duque de Alcalá* Canción A l t o , inmortal, luciente, peregrino, estilo, nombre, ilustración y vuelo, ¡oh Fama!, en tu gran reino se dilata. C a n t ó hasta agora el andaluz divino al é m u l o , aunque bárbaro, del cielo, por quien Acis es hoy corriente plata. H o y más altas desata del cíclope las voces don García, que si don Luis cantó del gran gigante, vivo coloso de inmortal diamante, hoy del propio j a y á n la alta a r m o n í a resuena, no ya en voz de cañas ciento, cien famas son su voz y su instrumento.

5

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Más lumbre que apagó la griega mano hoy resucita en inmortal Oriente;

15

* C a n c i ó n publicada en G a r c í a de Salcedo C o r o n e l , El Polifemo de don Luis de Góngora.

Comentada por..., M a d r i d , J u a n G o n z á l e z , 1629, f o l . 122. Fernando Afán

de R i b e r a y E n r í q u e z , III d u q u e de A l c a l á de los Gazules ( 1 5 8 3 - 1 6 3 7 ) , v i v í a en Sevilla en el e s p l é n d i d o palacio renacentista de la Casa de Pilatos, donde p o s e í a una de las mejores bibliotecas privadas de E s p a ñ a y una buena c o l e c c i ó n de pinturas, esculturas y a n t i g ü e d a d e s romanas; véase G o n z á l e z M o r e n o , 1969. v. 4 andaluz divino: d o n L u i s de G ó n g o r a , autor de la Fábula

de Polifemo y

Galatea, poema que comenta Salcedo C o r o n e l en esta obra. v v . 5-6 A q u í B o c á n g e l recuerda versos del Polifemo, tales c o m o : « é m u l o casi del m a y o r l u c e r o » (v. 52), y « C o r r i e n t e plata al fin sus blancos huesos» (v. 501). v. 11 jayán : refiérese a P o l i f e m o , pues j a y á n significa « p e r s o n a de grande estatura, gigante c o m o dice su e t i m o l o g í a »

(Alernany).

v. 12 R e f i é r e s e a los albogues de P o l i f e m o , hechos de cera y c á ñ a m o : « C e r a y c á ñ a m o u n i ó (que no debiera) / c i e n cañas» (Polifemo, v v . 89-90).

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OBRAS

COMPLETAS

DE

BOCÂNGEL

no injuria, adulación previno el fuego. C o m o el árabe monstro soberano, en sus cenizas los desmayos miente, pues, hijo de sí mismo, vuela luego, así del golpe griego industrioso occidente de ceniza al monstro ardiente, y al humano A p o l o que hizo el día, despertando solo, la pompa en nuevas plumas se eterniza, y sin que edad a su vivir estorbe, será su Arabia estrecha todo el orbe. Dictamen fue, si p r ó v i d o , eminente, dar al hijo más alto de este suelo protector tan excelso y tan sublime; y dictamen, gran duque, fue excelente, para cantar de tanto ilustre abuelo, como en tus regias partes hoy se imprime, hacer que agora anime nueva voz, nueva vida, aliento nuevo, el jayán más i n t r é p i d o y sonoro, que en cuantos horizontes baña de oro, escuchó la atención toda de Febo, bien que en la empresa pida lo que ignora cuantas lenguas le da el autor agora. Llegue el (ya claro) son de Polifemo donde la gran P a r t é n o p e prosiga el clarísimo asunto de alabarte; llegue a sus ondas ya seguro el remo de todo navegante, y la fatiga mortal del canto aleve de él se aparte, pues Filipo prestarte quiso a sus aguas como fiel Ribera,

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vv. 17-19 E l m i t o del F é n i x , v. 41 Parténope:

Nápoles.

v v . 4 3 - 5 2 E n estos versos B o c á n g e l parece referirse a la partida en 1629 d e l d u q u e de Alcalá para o c u p a r el cargo de V i r r e y de N á p o l e s ,

donde

s u c e d i ó al

d u q u e de A l b a ; n ó t e s e c ó m o j u e g a c o n los apellidos d e l d u q u e : R i b e r a (v. 47) y E n r í q u e z (v. 51).

ESCRITOS

DIVERSOS

(1624-33)

porque sus playas honres con los votos, que los vecinos y los más remotos bajeles den a tu cuchilla fiera, y enriqueciendo a España tus hazañas, todos los reinos vuelvas en Españas. C a n c i ó n , si al alto vuelo no acomodas la pluma, da disculpa (si el no alcanzar es culpa) con que tiene el autor las plumas todas.

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DE

BOCÁNGEL

81 Letra ¿ C ó m o p o d r é , si muriendo? Glosa* Porque muera, andáis perdida; yo, por que aplaquéis m i ardor si habéis de ser m i homicida, como deis un sí a m i amor os p e r d o n a r é la vida; o si que estoy pretendiendo desde el momento que a m é , muero y me estás permitiendo: si vivo no te gocé, ¿cómo podré, si muriendo?

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* B N M M s . 3.773, fol. 8r. A u n q u e n i el p o e m a n i el manuscrito llevan fecha, está claro p o r el c o n t e n i d o d e l manuscrito que son poemas en su m a y o r í a escritos para la A c a d e m i a de M a d r i d durante las mismas fechas en que B o c á n g e l escribía los poemas de Rimas y prosas.

ESCRITOS

DIVERSOS

(1624-33)

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82 A Laura, que cortó un clavel con la boca* C a n c i ó n lírica

A la boca de flora inclinaba su boca Laura bella; la mano robadora gozaba el fruto de una y otra huella, porque flor no cogía que primero su pie no producía. Inclina el homicida diente, a un tirio clavel el más dichoso, y queda de herida, avergonzado ya, no vergonzoso, pues viendo tierra poca, blanda inmortalidad g o z ó en su boca. A l de Laura inclinada, que imán p u r p ú r e o de clavel ligera partió con nieve hilada en los labios clavel la primavera,

5

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15

* B N M M s . 3.773, fols. 9 0 v - 9 1 r . C o m o e l anterior, es p o e m a de academia literaria. v v . 5-6 L a i m a g e n de que las pisadas de la amada hacen crecer las flores es de o r i g e n petrarquista: « C o m e ' l c a n d i d o p i é per l'erba fresca / e d o l c i passi onestamente m o v e , / v e r t ú c h e ' i n t o r n o i fiori apra e r i n o v e / de le tenere piante sue par c h ' é s c a » (Canzoniere,

C L X V , v v . 1-4), y se c o n v i r t i ó e n t ó p i c o en

el S i g l o de

O r o . Sobre este t ó p i c o , véase la critica graciosa que de él hace J u a n de Zabaleta, 1885, p p . 2 0 8 - 0 9 : «El asunto es a una dama, que, c o r r i e n d o p o r u n j a r d í n , se la p e g ó una flor a la cinta de u n zapato. E m p i e z a el h o m b r e a discurrir, y lo p r i m e r o c o n que topa es aquello tantas veces repetido c o m o errado, que el contacto de su p i e p r o d u j o la flor en la tierra. L o que e n la tierra h a n h e c h o muchas veces los pies, p o r p u l i d o s que sean, es deshacer o m a n c h a r las flores; pero hacerlas o f o r marlas, n u n c a » . v. 8 tirio clavel: clavel de c o l o r de p ú r p u r a ; véase 32; 375.

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OBRAS COMPLETAS

DE

BOCÂNGEL

que en él vivió excedido, sólo obtengo colores de corrido. Ávidamente oprime la que fragante pompa fue del prado por ver si la redime, con un diente, del diente del arado, y la rosa pintada a sombra de la boca fue animada.

20

v. 20 Cfr. G ó n g o r a : «ella, la m i s m a p o m p a de las flores» (Soledad Primera, v . 759), y «Su flor es p o m p a de la P r i m a v e r a » (Obras poéticas,

ed. F o u l c h é - D e l b o s c ,

1921, v o l . I , n ú m . 203, v. 64); t a m b i é n V i l l a m e d i a n a : «Risa del m o n t e , de las aves lira, / p o m p a del prado, espejo de la aurora, / alma de abril, espíritu de flora, / p o r q u i e n la rosa y el j a z m í n respira» (Soneto «Al P r a d o » ) .

ESCRITOS DIVERSOS (1624-33)

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83 A una dama que pedía m u c h o * Romance A q u í , Belilla, del gusto habrá demonio tan lerdo que se empinase en el mundo por i r tan caro al infierno. Si vendes por cien ducados lo que es propio pasatiempo, a darte una pesadumbre ¿qué Fúcar basta o q u é Lelio? E n ti del original pecado se ve un remedio, que aunque en ti ninguno nace, todos pecan en tu cuerpo. N o niego que tus amantes deben mucho a tu despejo, pues para mejor gozarles, los dejas antes en cueros. Bástale a un aleve gusto sólo un atrevimiento,

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* B N M M s . 3.773, fols. 1 1 2 v - 1 3 r . Es de los m u y p o c o s poemas s a t í r i c o s de B o c á n g e l ; p o r el tema, la crítica feroz a una prostituta, se asemeja bastante al soneto «A una dama que vivía c o n e s c á n d a l o » , n ú m e r o 103, y a la Epístola

moral a Filis,

n ú m e r o 131. v. 8 T a l c o m o l o t r a n s c r i b i ó B e n í t e z Claros, 1950, p p . 3 2 4 - 2 6 , el verso carece de sentido: «que sucar basta o que lelio». Está claro que «sucar» es error p o r F ú c a r , la c é l e b r e familia

de banqueros alemanes.

L e l i o es

seguramente

Lelio

Imbrea,

b a n q u e r o g e n o v é s que operaba en M a d r i d a mitades d e l d e c e n i o de 1630 (véase D a d s o n , 1991, p . 141).

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DE

BOCÂNGEL

sin que un talego vacío me sirva de otro momento. Pensé que era atar un moro pagar en plata este tiempo, mas ¿qué sirve, si porfías a subirte con el premio? Perlas te dará m i amor, que desates del mar M u e r t o ; si en precio no las admites, regístralas en descuento. Ojos serán en la dama los ojos, el pelo pelo, las manos más blancas, manos, mas en ti todo es dinero. U n secreto te descubro, si pregonas el secreto, que todo de balde es lindo y todo lo caro es feo. E n la forma más horrible copiar un pintor queriendo una mujer condenada, dizque la copió pidiendo. A un capital, si me escapo vivo de ti, me encomiendo, pues aunque quede muy sano, voy al hospital derecho. Treinta cuartos y pagada la vieja y no más, ofrezco; ¿por un pecado mortal

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v. 19 talego: «Saco de l i e n z o basto y o r d i n a r i o de figura angosta y larga, que sirve para guardar alguna cosa» (Autoridades), entre ellas e l d i n e r o , de a h í la frase «tener talego», equivalente a tener dinero. v v . 2 1 - 2 2 E n la m i t o l o g í a popular, los m o r o s (o moriscos) t e n í a n fama de ser m u y avaros c o n el dinero, sólo s o l t á n d o l o a duras penas. v. 40 dizque: « C o n t r a c c i ó n de las voces D i c e que, usada m u y frecuentemente para abreviar la l o c u c i ó n »

(Autoridades).

v v . 4 3 - 4 4 N o s recuerda el e p i s o d i o narrado p o r Cervantes en e l

Casamiento

engañoso, donde el alférez C a m p u z a n o t u v o que visitar el H o s p i t a l de la R e s u r r e c c i ó n de V a l l a d o l i d a causa de sus recientes relaciones c o n una 'dama'.

ESCRITOS

DIVERSOS

(1624-33)

hay quien me pague este precio? Esto es no habiendo de holgarte, porque ha de haber un concierto, que o no te has de holgar pecando, o volverme m i dinero.

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DE

BOCÂNGEL

84 Epitafio* Felicia aforra esta losa; si fue de coches amiga, yo callo, un muerto lo diga, que por su arbitrio reposa. C o n locura cautelosa, muerte a un cochero previno con cierto u n g ü e n t o asesino, y m a n d ó su fatal noche que la enterrasen en coche, por no sentir el camino.

5

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* B N M M s . 3.773, f o l . 113v. E p i t a f i o burlesco, en d é c i m a , que seguramente fue escrito para la A c a d e m i a de M a d r i d .

EL RETRATO

PANEGÍRICO DEL SERENÍSIMO CARLOS DE AUSTRIA (1633)

SEÑOR

C E N S U R A D E D O N LUIS B A R O N A Z A P A T A , CABALLERO DE LA O R D E N DE SANTIAGO, SEÑOR D E R O C A V I L A , etc.

H e visto este Retrato o Panegírico del serenísimo Infante Carlos, y extrañado que me hallase en mis retiros, o sea porque ninguna otra persona (con tan propia experiencia como la mía) puede sentir el dolor de su Majestad y Alteza (Dios le guarde) en la falta de su dulcísimo hermano, si es lícito tan grande ejemplo a m i pe que ñe z modesta. L o breve de este discurso halló tiempo en las ocupaciones de m i oficio, y lo grande lugar en m i estimación. E n ninguna cosa contradice a las virtudes divinas ni humanas. Puédese imprimir porque es bueno; débesele dar la licencia que pide por el asunto, y V . M . una muy honrada aprobación al señor don Gabriel, que a m i ver la merece. Guarde D i o s a V . M . D e m i estudio, a 17 de enero de 1633. D o n Luis Barona Zapata

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DE

BOCÁNGEL

APROBACIÓN DEL REVERENDÍSIMO SEÑOR D O C T O R FRANCISCO SÁNCHEZ DE VILLANUEVA, ARZOBISPO D E T A R A N T O Y OBISPO D E M A Z A R A , DEL CONSEJO DE SU MAJESTAD, SU PREDICADOR, ASISTENTE DE SU SANTIDAD M . P . S.

Mandato fue de Vuestra A l t e z a , ¿ c ó m o pudiera negarme a su obediencia? Es el sujeto la piadosa m e m o r i a de aquel deseadísimo Infante: ¿con q u é título había de excusarme a su respeto? E l autor es un gallardo y erudito ingenio: ¿con q u é pretexto le podía extrañar la censura a quien, hallándose en esfera segura de los recelos de toda ventaja, mira con c e ñ o pocos a su lado y muchos inferiores, libre de todo escrúpulo contra lo divino y ofensa contra lo moral, imita felicidades de lo sentencioso en Séneca y de lo numeroso en Virgilio? La suma de m i parecer en esta parte hallo escrita en el que m e j o r ó coronas a las Musas, trocando (como nuestro San D á m a s o ) en tiaras sus laureles: Dum te scientem pectine dedalas áureo Testudinis chordas, silenti Obstupit Pater Arnus unda . x

C o n propiedad se ajusta al autor este encomio; con suavidad cuerda divertirá al lector esta a r m o n í a ; c o n debida causa concederá V . A . la licencia que suplica. E n M a d r i d , 21 de enero 1633. Francisco Arzobispo. Obispo de Mazara 1

N o t a m a r g i n a l : S. S. D . N . U r b a n u s , i n l a u d e m Baptis Strozae [ M a p h a e i S.

R . E . C a r d . Barberini nunc Vrbani P P . V I I I ,

Poemata, A m b e r e s , E x O f i c i n a

P l a n t i n i a n a , B . M o r e t o , 1634, p . 267: «Ad lo. Baptistam

Strozzam.

Eius laudat

animum aeternitatis inhiantem bonis». L a cita p o é t i c a es ligeramente diferente: te cientem pectine daedalas / Testudinis chordas, silenti / Obstupuit pater Arnus

«Dum

unda»].

RETRATO

PANEGÍRICO

(1633)

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PRELUDIO AL R E T R A T O PANEGÍRICO AL Q U E GUSTARE DE LEER

E l cuerdo pintor que pretende copiar algunas luces originales del sol, no le atreve los pinceles al m e d i o d í a , antes, l i m i t a n d o con la astucia el atrevimiento, aguarda a mirarle cuando, entre pálidos desmayos, quiere sepultarse entre sombras del ocaso; entonces, adquiere a su lienzo algunas señas de aquella luciente, inimitable vida, que por su velocidad y fuerza no consintió primero atenciones de retrato, y después sufre examinar sus ruinas, más como testigos de su grandeza que c o m o grandezas de su hermosura, b a s t á n d o l e al artífice el intento para gloria, y al planeta la cobardía de los colores por crédito de su belleza . T a l mérito pretenden estas oscuras líneas, resultadas de aquel hermoso y esclarecido Infante que, habiendo corrido por el cielo de sus virtudes tan bien, como poco le vimos esconderse, sin alejarse, entre los occidentales montes del Escorial, cuando todos los ojos de España sirvieron de o c é a n o a sus divinos rayos . B i e n creo que apenas habrá salido este informe bosquejo a la vista de todos cuando la ociosidad y calumnia de algunos empleará su veneno, diciendo que a la sequedad de la muerte de un príncipe más proporcionados se debían Epitafios y breves Elogios que continuados n ú m e r o s de las Musas, especialmente no habiendo su Alteza, que goza de Dios, por su corta edad conseguido empresas dignas de 2

3

D e n u e v o vemos c ó m o el i n t e r é s de B o c á n g e l p o r la p i n t u r a pasa a su p o e sía; en este caso, justificado p o r el m i s m o t í t u l o de la obra: Retrato panegírico. E n este p r ó l o g o maneja bastantes t é r m i n o s de la pintura. 3

Sobre la repentina e inesperada muerte del Infante d o n Carlos, véase D a d s o n ,

1991, p p . 9 6 - 9 7 ; para u n análisis de este p o e m a , véase D a d s o n , 1985a, p p . 9 1 - 9 7 . Carlos fue enterrado en el M o n a s t e r i o de E l Escorial, p a n t e ó n de los reyes.

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DE

BOCÂNGEL

su augustísimo nombre y valiente espíritu . Pero respóndanse estos mismos cuando ninguno ignora que dentro de sí mismo y en orden al español Imperio, ya en virtudes y partes, ya en el c o m ú n beneficio por liberalidad y clemencia, llegó a poseer, viviendo, el descansado nombre que sólo se otorga a las cenizas de los más sublimes varones. ¿Aplaudirán, por ventura, estos mismos censores tanta inútil suma de fábulas, lasciva o c u p a c i ó n de tantas plumas?, que hay algún m o derno estudio de éstos que pasan de dos m i l sus estancias, sin más argumento o contexto que la muerte fea de un supuesto j o v e n , y se oirá, ¡oh lástima!, de mejor gana el llanto de Venus, desatado en tan prolijo v o l u m e n , que las verdaderas y justísimas lágrimas de España, reducidas a menos de ciento y cincuenta octavas, solemnizando a un p r í n c i p e , grande por el nombre, divino por las costumbres, clemente por el á n i m o , liberal por el afecto, estudioso por la aplicación, prudente por el consejo, sabio por la doctrina, hábil por el natural, glorioso por la vida y santo por la muerte . Confieso que fuera ésta de las objeciones, que de m í alcanzarían primero lástima que respuesta, y más habiendo y o procurado pagar con meditado argumento lo que debí a la alteza de la materia. Pero mayores c o n trarios veo ya sobre la arena, es a saber, en la parte que pertenece al estilo, para cuya avenencia será preciso carear dos bandos: el uno, de secuaces de la antigua poética; dicen éstos que al poema é p i c o (y a toda composición que sigue, como la presente, su naturaleza) c o n viene perpetua gravedad y m o d e r a c i ó n en galas, locuciones y sentencias, que éstas han de ser raras y precisas por que hagan el contexto más robusto que delicado, y exciten los ánimos más a severidad que a dulzura. O t r o escuadrón de floridos gustos y modernas plumas desea en el poema fertilidad de conceptos, travesura en las oraciones, 4

5

6

4

C a r l o s m u r i ó a los v e i n t i c i n c o a ñ o s de edad, d e s p u é s de u n a v i d a marcada

p o r el o c i o y el v i c i o . Este p r ó l o g o es todo u n intento p o r enmascarar las verdaderas circunstancias de la vida y la muerte del Infante. 5

E n su ataque a las fábulas m i t o l ó g i c a s — l a referencia a «la m u e r t e fea de u n

supuesto j o v e n » p o d í a apuntar a personajes c o m o Icaro, Faetonte, o el m i s m í s i m o L e a n d r o — B o c á n g e l parece estar atacando a su p r o p i a poesía, ya que c o n una fábula de c i e n t o y cuatro estrofas, no está exento de la carga de «tanta i n ú t i l suma de fábulas». S i n embargo, y para alivio del lector, no llegó a las dos m i l estancias de que habla en otros. ¿ T e n d r í a , acaso, en mente el «Leandro y Hero» de B o s c á n ? 6

Está claro que B o c á n g e l , t e m i e n d o alguna adversa crítica p o r la e x t e n s i ó n de

su p o e m a — d e m a s i a d o larga e n p r o p o r c i ó n al sujeto—, críticos c o n una razonada e x p l i c a c i ó n de sus m o t i v o s .

quiere anticipar a sus

RETRATO

PANEGÍRICO

(1633)

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novedad (como no sea extrañeza) en las sentencias, y briosa perseverancia y ritmo en el estilo, contentándose con reservar en lo sólido la antigua doctrina, conviene a saber, robustidad y nervio en el argumento, proporción en sus miembros, certeza en las noticias, lo raro y perteneciente en los episodios, lo desembarazado en la c o n clusión que se pretende, y lo único en la acción que se canta; alegando t a m b i é n que ya España salió de aquella cortedad ruda con que hablaba, a cuyo moderno brío ya no convienen las sencillas ropas de que usaba cuando sus hijos no t e n í a n caudal para los brocados de que hoy la visten; que admiten sus verdades y desconocen sus voces, porque ya las mejoraron; y que nuestros poetas antiguos, entonces y ahora, sintieron bien, pero hablaron bien sólo entonces, pagando los más (con disculpado olvido de nuestra edad) la desgracia de haber nacido temprano . Mientras pelean, pues, estos dos caudillos (si ya no es que se conciertan en m i daño ), pido que se note cuán imposible es agradar a todos; y a g r a d é z c a n m e los piadosos á n i m o s estas reliquias, este diseño breve de aquel original divino que, no dejándonos por sus breves días entero asunto de valerosa historia, nos c o n c e d i ó por sus virtudes y partes bien extendida materia para que le cantasen inmortal nuestros afectos. Así, tentando yo la media región que Dédalo, concedí a los versos aquellas plumas que ni al artífice cauto le dejaron abrasar en vecindades del sol ni desmayar el vuelo entre exhalaciones y tibiezas del mar . N i n g u n o admire ver tan desparecido este Retrato, que en la muerte del original todas las luces se vuelven lejos para el pintor. S i algo se viere digno del sujeto en este dibujo, se me admita en descuento de lo restante, que 7

8

9

10

7

C o m o en el Prólogo a las Rimas y prosas y en la Prosa cuarta, n ú m e r o 7 2 , B o -

c á n g e l u t i l i z a la o p o r t u n i d a d que le b r i n d a este Prólogo para explicar sus ideas o t e o r í a s sobre la p o é t i c a , así tomando parte en el debate literario que imperaba entonces entre los antiguos y los m o d e r n o s . Sobre las preferencias literarias de B o c á n g e l , véase D a d s o n , 1985a, pp. 3 7 - 5 0 . 8

C i t a tomada de Garcilaso: «de tal arte pelean n o c h e y día / que s ó l o se c o n -

ciertan en m i d a ñ o » (Soneto IX, vv. 13-14). 9

R e f i é r e s e al m i t o de D é d a l o e í c a r o , y los consejos d e l padre al hijo de que

no volara demasiado cerca del sol n i demasiado cerca del mar, sino que mantuviera u n c a m i n o m e d i o entre los dos extremos. 1 0

desparecido: « d e s e m e j a n t e , n o p a r e c i d o » (Autoridades).

Interesantemente,

se

citan versos de C a l d e r ó n de su obra El pintor de su deshonra: «la p i n t u r a , / que desparecida hallo, / a instancia del m u n d o v u e l v o / a pintar».

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DE

BOCÁNGEL

yo por lo menos en mis errores desharé mucho el miedo, considerando que pena que ha de caber en m í no será grande. Vale.

RETRATO

PANEGÍRICO

(1633)

333

AL EXCELENTÍSIMO SEÑOR R E M I R O D E GUZMÁN, D U Q U E D E M E D I N A D E L A S T O R R E S , etc. 11

Dedicar a Vuestra Excelencia este poema o retrato, que no a la muerte, sino a la difunta mortalidad del serenísimo señor Infante Carlos me hicieron escribir los afectos, que son las Musas del alma, tuvo tanto de justicia que me dejó sin m é r i t o la ofrenda. Riesgo ha sido c o m ú n a los que escriben en todas edades dedicar sus estudios, o a príncipes más ilustres por la sangre que por el esplendor de la doctrina, o a varones doctos pero deslucidos en fortuna y linaje. Los primeros hojearon antes el olvido que el libro, pues fue callarles por escrito escribirles lo que no habían de entender; y estotros, h a l l á n dose lejos del poder, n i aun pudieron dar a sus ahijados la m í s e r a sombra con que se contentan de ordinario las dedicatorias, a cuyas causas las obras fueron desdichadas con razón y los padrinos quedaron ingratos con disculpa. Y o (sin duda favorecido de mejor estrella) r e c o n o c í en V . E . vencidas estas amenazas, m i r á n d o l e tan grande, así por naturales c o m o por adquiridos m é r i t o s , que si al paso que descansa en esto la esperanza, estuviese ocioso el miedo de ofrecerle sujeto indigno de tantas excelencias, yo quedaría muy ufano de haber conseguido algún acierto en m i libro y alguna dicha en m i fortuna. N o se hizo menor lugar en m i estimación considerar que si este trabajo se debía dirigir por su asunto, como algunos han pensado, a la más alta, real a t e n c i ó n , c o n v e n í a buscar las aras en que depositar el sacrificio, y no manosear con inmediato atrevimiento los resplandores de lo soberano, si bien hubo siglos en que fueron unas, aras y deidades, pues las astas de los pendones de V . E . fueron a p r o p ó s i t o para cetros tantas edades, de que se acuerda Castilla en 1 1

D o n R e m i r o F e l i p e de G u z m á n , duque de M e d i n a de las T o r r e s , era S u -

m i l l e r de C o r p s del rey Felipe I V en esta é p o c a y, de igual, si n o mayor, i m p o r t a n cia, y e r n o del c o n d e - d u q u e de O l i v a r e s . M e d i a n t e sus b u e n o s oficios B o c á n g e l esperaría que el p o e m a llegase a manos del rey y del favorito.

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BOCÁNGEL

sus condes, L e ó n en sus reyes, con tan gloriosa como competida memoria. E n g á ñ e s e en buena hora Bretaña creyendo que sus a r m i ñ o s crecieron entre nuestros leones, y bástese a ennoblecer con dudas, mientras a España honran seguridades, que a m í , no t o c á n d o m e por el intento ni por los hombros tan alta materia, n i aplausos de tantas glorias, me consolaré c o n saber que a todas plumas fueron negados. V . E . , pues, reciba este i n d i c i o de m i á n i m o que quisiera pasar a dádiva, no en las luces de su soberano ingenio, sino en los brazos de su benignidad, que todos ocupan y ningunos embarazan. Los afectos que hallare dignos de la memoria de aquel príncipe servirán de escudo a los errores, que de ordinario siguen a la explicación de los mismos afectos, y en lo que menor descuento hallare su atención tendrá mayor sujeto su amparo, que siempre se esclarece más en lo desvalido, y se acredita en lo peor afortunado. Y o , entretanto, h a b i é n d o m e por lo menos labrado la dicha de acometer arduas empresas , e i n t r o d u c i é n d o m e , aunque sea por el d e m é r i t o , a la eternidad que solemnizo, como dijo el más mozo, no el menor, de los Plinios , h a bré hecho no vana m i fatiga. Y habiendo después hallado en la p r o t e c c i ó n de V . E . sagrado a tan honrada culpa, pienso durar más que m i vida, deseando a la de V . E . siglos y perpetuas felicidades. 12

13

Besa las manos de Vuestra Excelencia D . Gabriel Bocángel y Unzueta

1 2

C / r . Cervantes, Don Quijote, I , 2 6 : « q u e si n o a c a b ó grandes cosas, m u r i ó

p o r a c o m e t e l l a s » , d o n d e d o n Q u i j o t e se está r e f i r i e n d o a A m a d í s de G a u l a ; cita t a m b i é n r e c o g i d a p o r e l c o n d e de Salinas: «Serán nuestras historias celebradas, / q u e si al fin no acabamos grandes cosas, / m o r i m o s e n la fe de

cometellas»

(Dadson, 1985d, p o e m a X X X I I I , v v . 12-14). 1 3

C o m o en el Elogio en honor de Alonso de Salas Barbadillo, n ú m e r o 77, y u t i l i -

zando las mismas palabras, B o c á n g e l se refiere a P l i n i o el M e n o r .

RETRATO

PANEGÍRICO

(1633)

335

85 Argumento del Retrato panegírico' Soneto

V i e n d o España la pérdida temprana de Carlos, que hoy los astros acrecienta, a deidad memoriosa se lamenta, que en Templo no mortal reside ufana. D i v i n a en ciencia y en respuesta humana, no sólo con alivios la alimenta, mas en glorioso rapto la presenta a Carlos, que hace su querella vana. Satisfechas se vencen sus querellas: las de llanto son ya de gozo fuentes, mirando un godo ejército cristiano.

5

10

Contempla a Carlos entre formas bellas, a ñ a d i d o a sus altos ascendientes. Parte alegre, y consuela al gran hermano.

* L a idea del T e m p l o de la Fama o T e m p l o de la M e m o r i a p o d í a haberle sido sugerida p o r los siguientes versos de la Elegía I de Garcilaso: « T u ardiente gana de subir al t e m p l o / d o n d e la muerte pierde su derecho / te basta, sin mostrarte y o o t r o e j e m p l o ; / allí v e r á s c u á n p o c o m a l ha h e c h o / la m u e r t e en la m e m o r i a y clara fama / de los famosos hombres que ha d e s h e c h o » (vv. 2 4 4 - 4 9 ) . U n a fuente m á s cercana es C a m ó e s , Os Lusíadas

(poema que B o c á n g e l d e m o s t r ó en varias

ocasiones c o n o c e r b i e n ) : « E m v ó s esperam ver-se renovada / S u a m e m o r i a e obras valerosas; / E lá vos t e m lugar, n o fim da idade, / N o t e m p l o da suprema E t e r n i d a d e » (Canto Primeiro, v v . 133-36). v v . 12-14 Versos t a m b i é n tal vez sugeridos p o r la Elegía I de G a r c i l a s o : «y v i e n d o y c o n t e m p l a n d o nuestros males, / alégrase d'haber

alzado el v u e l o / y

gozar de las horas i n m o r t a l e s . / Pisa e l i n m e n s o y cristalino cielo,

/ teniendo

puestos d'una y d'otra m a n o / el claro padre y el sublime agüelo» (vv. 2 6 5 - 7 0 ) .

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DE

BOCÂNGEL

86 D e l Retrato de su Alteza Serenísima* Canto Primero I Canto de Austria al feliz planeta nuevo, del sol envidia y de la envidia llanto, por quien funesto cisne canta Febo; que nada vivo puede ser hoy canto. ¡Oh, viva sólo yo en lo que me atrevo, si a ú n de esta vida se olvidó m i espanto! Y mis dolores, hoy al publicarlos, urna serán y p a n t e ó n de Carlos.

5

II Carlos, el que m u r i ó cuando nacía, si le cuentan la edad las juventudes, con quien la muerte disculpó su día, contándole por años las virtudes; Carlos, que era salud de la alegría, donde en una espiraron m i l saludes;

* V / R P : «Del Retrato panegírico del serenísimo señor t a m b i é n para los C a n t o s S e g u n d o y T e r c e r o . U t i l i z a m o s

10

Infante C a r l o s » , y

las siglas V / R P para

designar las variantes c o n la p r i m e r a e d i c i ó n d e l p o e m a impresa en 1633, y a que a q u í r e p r o d u c i m o s la de 1637 que se encuentra en La lira de las Musas. v. 1 B o c á n g e l sigue a q u í la f ó r m u l a de i n t r o d u c c i ó n de u n p o e m a é p i c o establecida p o r V i r g i l i o en el p r i m e r libro de la Eneida; véase 1; 2 5 - 2 8 . v v . 3-4 A l u d e al m i t o de C i e n o , rey de L i g u r i a , a q u i e n A p o l o (Febo) h a b í a dotado de una h e r m o s a v o z . E r a a m i g o de Faetonte, c u y a m u e r t e l l o r ó durante m u c h o t i e m p o . A l fin fue t r a n s f o r m a d o e n cisne p o r A p o l o . O v i d i o c u e n t a el m i t o en Metamorfosis, II, 3 6 7 . E l canto d e l cisne se h i z o famoso c o m o el postrer llanto de alguien antes de m o r i r .

RETRATO

PANEGÍRICO

(1633)

el que en orden al arbitro del mundo sucesivo nació más que segundo;

337

15

III Carlos, a quien por ú n i c o destino toda la vida le ha heredado el nombre; en quien todas las partes de divino ya no pudieron tolerar las de hombre. D e l cielo al arduo examen cristalino ave austríaca expone su renombre, renaciendo de un santo parasismo, otro en la luz y en majestad el mismo.

20

IV ¿ Q u é estilo de metal, de musas ciento, bañado en fuente de licor furioso, digna voz me dará, digno instrumento? N o será para ti, si es numeroso; para ti, a quien hoy falta monumento, en el grave, en el último reposo; que túmulo de un orbe no recibes, o por mayor que el orbe, o porque vives.

25

30

V T e m p l o te diera Efesia y edificio donde tu humanidad no fuera humana, vv. 15-16 E l Infante Carlos era el segundo de los hijos varones nacidos a F e l i pe III y M a r g a r i t a de A u s t r i a ( n a c i ó el 15 de septiembre de 1607), y p o r lo tanto s i g u i ó a Felipe I V («el arbitro d e l m u n d o » ) . v. 18 A C a r l o s le p u s i e r o n el n o m b r e de su bisabuelo C a r l o s V . v. 23 santo parasismo: c o n esta c i r c u n l o c u c i ó n , B o c á n g e l evita entrar en el p e ligroso debate sobre las verdaderas causas de la repentina muerte del Infante Carlos, causada en p r i m e r lugar p o r u n a fiebre que contrajo de c a m i n o a M a d r i d desde B a r c e l o n a , en j u l i o de 1 6 3 2 . S e g ú n

Marañón,

1936, p . 237, es probable

que

muriese de males v e n é r e o s . v. 31 V / R P : «que aun t ú m u l o de u n orbe n o r e c i b e s » . v. 33 Efesia: Efeso, antigua c i u d a d de J o n i a , a orillas del E g e o , p o s e í a u n t e m p l o consagrado a A r t e m i s a (Diana), considerado c o m o una de las siete maravillas del m u n d o .

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BOCÁSGEL

mas hizo el bronce al tiempo sacrificio y al m á r m o l h e r e d ó pavesa cana. Horrendo fue su fin, pero propicio por inconstante al culto de Diana, pues diera el tiempo con acción odiosa fábrica firme a la inconstante diosa.

35

40

VI T a m b i é n a tu m a g n á n i m a ceniza el mausoleo diera vida en fama; ya su pompa real desautoriza urna de yedra y t ú m u l o de grama. B i e n que así aquel cadáver solemniza, mejor que cuando al sol bebió la llama, pues más propia (si no más peregrina) es exequia de un muerto una ruina.

45

VII Y , pues, el bronce muere, el jaspe yace, y todo pasa de deidad a ejemplo; memoria que no muere y siempre nace deidad te informe y te construya templo, que, si el olvido a rayos le deshace, en cuyo estrago a Júpiter contemplo,

50

v v . 35-36 R e f i é r e s e a la d e s t r u c c i ó n del templo de D i a n a , que fue i n c e n d i a d o p o r E r ó s t r a t o , pastor de Efeso que quiso hacerse c é l e b r e mediante alguna a c c i ó n m e m o r a b l e , en la m i s m a noche en que n a c i ó A l e j a n d r o M a g n o . C a m ó e s se refiere al m i s m o asunto e n Os Lusíadas

en

u n pasaje que p o d í a

haber resultado m u y

sugerente para B o c á n g e l : « Q u e i m o u o sagrado templo de D i a n a , / D o sutil T e s i f ó n i o fabricado, / H e r ó s t r a t o , p o r ser da gente humana / C o n h e c i d o n o m u n d o e n o m e a d o ; / Se t a m b é m c o m tais obras

nos

e n g a ñ a / O desejo

de u m n o m e

aventajado, / M a i s r a z á o h á que queira eterna gloria / Q u e m faz obras tao dignas de m e m o r i a » (Canto Segundo, v v . 897-904). v. 40 Se tenía a D i a n a c o m o la diosa inconstante p o r ser ella la p e r s o n i f i c a c i ó n de la luna, que pasaba p o r sus cuatro fases cada mes. v. 43 V / R P : «mas su p o m p a real d e s a u t o r i z a » . v. 44 grama: « Y e r b a c o n o c i d a y m u y c o m ú n pasto del ganado, así m a y o r c o mo menor»

(Covarrubias).

RETRATO

PANEGÍRICO

(1633)

te velará el dolor, pues su ejercicio el templo puede herir, no el sacrificio.

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55

VIII E n tanto, pues, que al regio empíreo coro das tanta luz que el sol de tus reflejos recibe puros alimentos de oro y es Narciso inmortal de tus espejos, pues no a distancias oyes lo sonoro (¡oh tú, siempre apartado y nunca lejos!), quejas escucha de la triste España que hoy te asiste, bien que hoy no te acompaña.

60

IX Era la noche en que el león del cielo, rugiendo en campos de zafir flamante, en cada aliento dio un desmayo al suelo, una muerte le dio en cada semblante. Halló al l e ó n de España sin recelo, que en quietudes d u r m i ó de semejante. T u signo, Carlos, se mostró tan fuerte que ¿quién pudiera, sino tú, vencerte?

65

70

X Yerra en las venas y los nervios tala maligno humor, presagio de la muerte, que n i en las ondas médicas se exhala, ni en disipadas venas se divierte. La juventud pelea, mas no iguala al mal, aunque hace la flaqueza fuerte.

75

v. 60 Narciso: véase 2; 177-84. v v . 6 5 - 6 6 E n estos versos, B o c á n g e l rinde homenaje a G ó n g o r a al imitar, de n u e v o , los primeros versos de la Soledad Primera; v é a s e 2; 2 1 7 - 2 0 . L a c o n s t e l a c i ó n de L e o o L e ó n va del 23 de j u l i o al 25 de agosto; el Infante Carlos m u r i ó el 30 de j u l i o de 1632. v. 72 Procede directamente de 2 1 ; 8.

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BOCÁSGEL

E l arte se confunde, busca medios, y de intentos no pasan los remedios.

80

XI N o sólo falta la falible escuela, mas confiesa faltar su ciencia y arte. Gana el pleito la muerte, bien que apela al cielo sordo la postrada parte. A la aurora que a D i o s la luz nivela, y, una siendo, en m i l formas se reparte, se invoca, mas guardóse a más efeto, y corrió inexorable el gran decreto.

85

XII Y a el Príncipe católico prepara el alma justa al infalible vuelo; el archivo del pecho ya se aclara, el llanto baja desde el rostro al suelo. Falta la v o z , mas sin la v o z declara el tierno corazón que acepta el cielo, con quien las voces sin estruendos obran, que, donde hablan afectos, voces sobran.

90

95

XIII Cede a la infiel segur el árbol verde, el monte tiembla al rayo soberano, el a r m i ñ o cercado alientos pierde, yace la rosa al filo del verano; la yedra el edificio abraza y muerde, roba a la mies la hoz el áureo grano, la nave rota por el mar delira: todo diciendo está, Carlos espira.

100

v v . 7 9 - 8 2 R e f i é r e s e a los esfuerzos de los m é d i c o s p o r salvarle la v i d a al I n fante. E n d i s t i n t o s m o m e n t o s de su obra B o c á n g e l se refiere al estado de los c o n o c i m i e n t o s m é d i c o s de su é p o c a , m o s t r á n d o s e b u e n c o n o c e d o r de la s i t u a ción. v v . 97-104 T o d a la estrofa recuerda los v v . 633-640 de la Fábula

de Leandro y

Hero; cfr. especialmente el v. 634: «deje la hiedra el m u r o a que se abraza».

RETRATO

PANEGÍRICO

(1633)

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XIV Y a m u r i ó , mas su faz pura y serena indicios daba de futuros dones; difunto dio a los ojos otra pena, porque olvidó la muerte sus facciones. A ú n pensando que vive, el llanto enfrena la familia a p r e ñ a d o s corazones; pronunciando su cara esclarecida que hay vida muerta, pero no vencida.

105

110

XV E l Palacio se turba, desvanece el orden; éste a solas se lamenta, aquél, viendo el tumulto, se entristece, que sus virtudes y sus años cuenta. Y cual de seso en el dolor carece, que al cielo acusa con piedad atenta, el temprano desorden de los hados los enseña a gemir desordenados.

115

120

XVI Ungen el cuerpo noble, y se derrama en bálsamos y en mirras mucho Oriente; y, porque falta al sacrificio llama, ceñido se la sirve arnés luciente. A l pueblo que le adora y que le aclama, y no le puede hallar donde le siente,

125

v. 107 V / R P : «a los ojos d u r ó m á s que a la p e n a » , v. 112 V i e n e de 2 1 ; 2. v. 118 V / R P : «que al cielo acusa c o n querella e x e n t a » . v. 123 Cfr. Fábula de Leandro y Hero: « D i g i é r e s e en la llama el sacrificio» (2; 273). v. 125 Este verso parece ser eco i n t e n c i o n a l d e l ú l t i m o verso de u n soneto esc r i t o p o r e l Infante C a r l o s a la muerte de u n t o r o : « d e i d a d te adora, v e n c e d o r te aclama» (citado p o r G r a c i á n en Agudeza

y arte de ingenio, D i s c u r s o L X I I I ) . O t r a

c o p i a d e l verso se encuentra en la « C a n c i ó n f ú n e b r e a la muerte d e l S e r e n í s i m o S e ñ o r Infante F e r n a n d o » de Francisco L ó p e z de Z á r a t e : «Al l l a n t o , que te adora, que te aclama» (Obras imrias, ed. S i m ó n D í a z , 1947, v o l . II, p. 149).

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armado se presenta en sitio abierto, que aún para todos fue después de muerto. XVII Varios lamentos un lamento forman, y aviva los gemidos su presencia. U n o s de liberal, otros le informan de justo, no olvidando su clemencia. Difieren los aplausos, mas conforman la razón en la misma diferencia. Algunos lloran más que el llanto ignoran, pues los muy tristes hacia el alma lloran.

130

135

XVIII Amaneció la noche, que el sol puro en negra tempestad de luto ondea; sale al pálido Oriente tan oscuro que, ya de día, al día se desea. Piensa otra vez que el hijo mal seguro zozobra el carro de la luz febea. Sabe que Carlos es, llora más tierno, que es más perder la luz que no el gobierno.

140

XIX Llega la noche sin llegar, pues antes a r r e b a t ó la luz al triste día. Las estrellas prestaron sus diamantes al gran cadáver en devota guía; danle el postrer honor los circunstantes en militar y en sacra c o m p a ñ í a . Intímanle a gran urna, y desde entonces blandos los jaspes son, tiernos los bronces.

145

150

v. 128 Cfr. 22; 14: «ser i n m o r t a l para d e s p u é s de m u e r t o » , v. 138 Cfr. 11; 9: « E n tempestad de amor, a m o r o n d e a » . v v . 141-42 A l u d e al m i t o de Faetonte, que l l e v ó durante u n día el carro solar; véase 2; 165-68.

RETRATO

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XX H a y edificio de labor extraña en el templo mayor, y son sus senos no dignos de los Césares de España; pero del mundo los indignos menos. N o el sol sus piras ni sus urnas baña, que los vasos están de soles llenos. Carlos se añade a la cesárea rueda; déjanle allí, y en otra parte queda.

155

160

XXI Sintió el gran caso España victoriosa y, rasgando su excelsa vestidura, a r m ó su frente, no de nieve y rosa, de ceño, pero ceño de hermosura. R o m p e a dos manos la corona hermosa, que a sus sienes es grave, mas no es dura; despedazando cetros y cuchillas, voces al aire dio, vulgo de astillas.

165

XXII Tal, R o m a , tú te apareciste un día a César en su intrépido camino donde más claro el R u b i c ó n se oía en lo fatal, que no en lo cristalino. Mas, ¡ay, Julia!, que a ti se c o n c e d í a tratar diestra con diestra al gran latino,

170

v v . 161-68 L a d e s c r i p c i ó n de E s p a ñ a , al llegar al T e m p l o , se asemeja, c o m o nos l o dice B o c á n g e l en los versos siguientes (vv. 169-72), a la de R o m a c u a n d o se le a p a r e c i ó delante J u l i o C é s a r : «Ingens visa duci patriae trepidantis imago /

Clara

per obscuram voltu maestissima noctern, / Turrigero canos effudens vértice crines, / Caesarie lacera nudisque adstare lacertis / Et gemitu permixta loqui» ( L u c a n o , Bellum civile, L i b r o I, v v . 186-90). v. 171 el Rubicón:

r í o p e q u e ñ o que separaba Italia de la G a l i a C i s a l p i n a . J u l i o

C é s a r a t r a v e s ó este río (49 a. de J . C . ) durante la guerra c i v i l c o n t r a P o m p e y o , a pesar de la p r o h i b i c i ó n d e l Senado r o m a n o . E l m o m e n t o en que J u l i o C é s a r llega ante R o m a d e s p u é s de haber cruzado el R u b i c ó n se narra en L u c a n o , Bellum civile, L i b r o I, v v . 185-224. v. 173 Julia: hija de J u l i o C é s a r y esposa de P o m p e y o .

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y España, que más busca y más suspira, sólo a su Carlos en su pena mira.

175

XXIII Sintió el gran caso, y, de furor movida, se niega a la quietud y el curso aceta. C o r r e al fin, y alcanzara despedida del arco persa la veloz saeta. A l venerable T e m p l o dirigida, donde la gran M e m o r i a se interpreta por matrona fiel de antiguo pelo, depositó los términos del vuelo.

180

XXIV Adonde el monte Líbano eminente, gigante nuevo, sin que espire, yace, el que antes que le raye el sol de Oriente, él mira al sol que sin morir renace; tan grande, sin pensión de diligente (porque el grande madruga cuando nace), que, al caducar el estrellado velo, se guarda para báculo del cielo,

185

190

XXV hay de verde esplendor una espesura, que al estilo de selva se dilata, donde al pueblo de flores y verdura ni abril requiebra n i su ausencia mata.

195

v. 180 Los persas t e n í a n fama de expertos arqueros. Los v v . 179-80 recuerdan el soneto de G ó n g o r a « D e la brevedad e n g a ñ o s a de la vida»: « M e n o s solicitó v e l o z saeta / destinada s e ñ a l . . . / que presurosa corre, que secreta / a su fin nuestra edad» (Soneto 163, v v . 1-2 y 5-6). v. 183 Cfr. 2; 394: «sierva de a n t i g u o p e l o » , y 32; 2 7 1 : «pastora anciana p o r antiguo p e l o » . vv. 185-86 Cfr. 65; 4 6 - 4 8 : «Ser a r r i m o d e l c i e l o / excelso m o n t e e l L í b a n o blasona; / los mobles a m e n a z a » . v. 193 Parece i m i t a c i ó n de G a r c i l a s o : «de verdes sauces hay una e s p e s u r a » (Égloga III, v. 58). v. 194 Cfr. 2; 4 7 - 4 8 : «dilata / selvas de v i d r o o p á r a m o s de plata».

RETRATO

PANEGÍRICO

(1633)

N o de alimento el sol, mas de hermosura sirve a los campos; no la edad los ata, que beldad que de términos empieza efímera se llama y no belleza.

345

200

XXVI Sin guarda aguda reina allí la rosa, que en lo libre está ociosa la defensa. V i v e , no pasa, juventud hermosa, gozando el privilegio sin ofensa. E l sol la mira, y ella, vergonzosa, el cuello humilla y el favor compensa; agradecida sí, mas retirada, que flor podrá vivir, mas no envidiada.

205

XXVII Lleno de liras m i l derrama el pecho tan dulce el ruiseñor enamorado que al cuidado de amor quita el derecho y hace eterno al amor sin el cuidado. A sus floridas plumas prestan lecho las flores; duerme el ave y crece el prado. Despierta, vuela, danle quejas sumas, porque de amado le nacieron plumas.

210

215

XXVIII Soles del prado son las palmas rojas, y el amante del mar, robusto abeto, que vence con firmezas sus congojas, es allí en mar de luz bajel quieto. Allí Dafne coronas da por hojas;

220

v. 203 V / R P : «Vive y no pasa j u v e n t u d h e r m o s a » . vv. 2 0 9 - 1 6 E l r u i s e ñ o r era ave tradicionalmente asociada c o n el amor. v. 217 V é a s e 65; 30: «La palma, sol del p r a d o » . vv. 2 2 1 - 2 4 A l u d e al m i t o de A p o l o y Dafne; véase 5*. R e f i é r e s e a las coronas de laurel que fueron dadas a los que h a b í a n triunfado en alguna batalla o guerra.

346

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DE

BOCÂNGEL

gózala en ramas el pastor de Admeto; engáñale en su verde semejanza, muerta al amor y viva a la esperanza. XXIX E n este Elíseo donde siempre empieza la edad que sube sobre todo espacio, donde el deseo fue naturaleza, la M e m o r i a eterniza su palacio. N o se le atreve el precio, y la destreza sobrepuja al sardónico y topacio; desde lo más distante de la playa arde el piropo y el diamante raya.

225

230

XXX M e d i o monte al alcázar presta asiento (que un rayo le humilló para edificio), tan en orden después de lo violento que pareció el estrago sacrificio. D e fornido cristal columnas ciento son prólogo del grave frontispicio; el bronce en pedestales la sublime máquina sufre, pero el bronce gime.

235

240

XXXI E n perspectivas cuatro se reparte; una al sol, cuando nace, se dedica. E n doce estatuas que el cincel comparte v. 222 el pastor de Admeto: A p o l o ; p o r haber matado a los C í c l o p e s , A p o l o fue c o n d e n a d o a servir a u n m o r t a l durante u n a ñ o . Sirvió entonces a A d m e t o , rey de la c i u d a d tesalia de Feras, y q u e d ó tan c o n t e n t o del trato r e c i b i d o allí que r e c o m p e n s ó a su p a t r ó n h a c i e n d o que las vacas de sus r e b a ñ o s t u v i e r a n siempre partos dobles; de a h í su i d e n t i f i c a c i ó n c o m o pastor. v. 230 sardónico: s a r d ó n i c e , p i e d r a preciosa, ágata de c o l o r a m a r i l l o c o n fajas oscuras. v. 232 piropo: piedra preciosa, c a r b ú n c u l o . vv. 237-38 Cfr. la d e s c r i p c i ó n del T e m p l o en la Fábula de Leandro y Hero: «En o r d e n c i r c u l a r hay c i e n colunas / en alto, que g r a b ó m o s a i c o v a n o » (2; 1 4 5 - 4 6 ) . T o d a esta s e c c i ó n deriva en ú l t i m a instancia de la

Fábula.

RETRATO

PANEGÍRICO

(1633)

altas fatigas, a q u é nace explica. Otra al sol meridiano aplica el arte y en carácteres quejas significa; su rayo acusa de nobleza falto, pues hiere más porque se ve más alto.

347

245

XXXII Hacia la parte donde el sol espira toda la faz es un funesto alarde; pálidas luces el topacio gira y el carbunclo exquisito antorchas arde. D o n d e el alcázar hacia el norte mira, César valiente, Amidas el cobarde dudan, grabados, si en los mares fríos se libraron por votos o por bríos.

250

255

XXXIII Tan a nivel anduvo el plomo recto, que del hilado cáñamo desciende, que al severo juzgar del arquitecto la fábrica no estriba, sino pende. E l oro a vides, por buril perfecto, las jambas une y los pilares prende, recibiendo la máquina pesante sobre sus hombros un m a r m ó r e o Atlante.

260

XXXIV Argos de puertas ciento, la gran casa ojos de verde jaspe al sol ofrece, que a cada cual, entre una y otra basa, el jacinto marítimo guarnece. Leal c o m p á s que las distancias tasa,

265

v. 249 Frase predilecta de B o c á n g e l ; véanse 44; 5-6 y 65; 14. v. 254 Amidas: barquero que llevaba a C é s a r , y t e m i e n d o la tormenta, éste le a s e g u r ó d i c i é n d o l e que llevaba a C é s a r y a la F o r t u n a de C é s a r . E s i n v e n t o de L u c a n o en Farsalia ( V , 5 1 0 - 6 7 7 ) . ' v. 264 Atlante: véase 1; 34, y 30; 67. v. 265 Argos: véase 2; 3 3 1 .

348

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DE

BOCÂNGEL

con la igualdad las hermosuras crece. ¡Oh, divina igualdad!, que aun desde piedras amante aplauso de los ojos medras.

270

XXXV M á r m o l , en claraboyas arrogante, orden segundo al primitivo junta, no labradas a punta de diamante, sino a diamante de costosa punta. Viriles de crisólito flamante vuelven la luz del sol al sol difunta, coronando sus dóricas colunas

275

el oro a soles y la plata a lunas.

280

XXXVI Forma estatuas Lisipo tan atento que, porque no se mueve, engaña el bulto; en la quietud reservan movimiento, y está el moverse en la quietud oculto. Más arte fue negarles el acento que si les diera voz el fabro culto; releva historias y sucesos corta adonde el pasmo, no la voz, importa.

285

vv. 275-76 punta de diamante: p i r á m i d e que suele hacerse c o m o a d o r n o en la superficie de algunas cosas; t a m b i é n es e l diamante p e q u e ñ o que c o l o c a d o en u n estilo u otro instrumento sirve para cortar el v i d r i o y labrar en cosas duras. B o c á n gel hace a q u í u n j u e g o de palabras c o n estos distintos sentidos. v. 277 viriles: vidrios m u y claros y transparentes que se p o n e n delante de algunas cosas para preservarlas; crisólito: p i e d r a preciosa; es n o m b r e

que se da a dos

piedras distintas. E l de a q u í será c r i s ó l i t o de los volcanes, que puede ser de c o l o r rojo pardo. v. 281 Lisipo: escultor griego (c. 390 a. de J . C . - c . 310 a. de J . C ) ; r e f o r m ó el c a n o n p o l i c l í t e o del cuerpo masculino y fue retratista oficial de A l e j a n d r o M a g n o . L l e g ó a ser p e r s o n i f i c a c i ó n del escultor. v. 286 fabro: véase 2; 185. v. 288 V / R P :

« a d o n d e el pasmo y no la v o z i m p o r t a » .

RETRATO

PANEGÍRICO

(1633)

349

XXXVII Allí el piadoso huésped de Cartago miente el renombre con la triste D i d o , si bien ella fue cómplice en su estrago, pues creyó tan solícito marido. N o en las llamas, en las flechas, ni el halago, dice, muriendo, amor te he conocido; agora sí, en las alas o en las velas, mas, ¿ c ó m o eres amor, amor, si vuelas?

290

295

XXXVIII D e las diosas que v i o Paris en Ida la sentencia se ofrece dibujada; las dos desnudas, porque está vestida Venus, de desnudez aventajada. A m a Paris primero que decida, y a un ciego está la duda reservada: vence Venus. Las dos forman enojos de que las juzgue un árbitro sin ojos.

300

XXXIX D e esta soberbia hermosa de cinceles, que al tiempo vence en lides de primero, son Tántalos del sol los capiteles y el cielo imán del coronado acero.

305

v v . 2 8 9 - 9 6 R e f i é r e s e a la historia amorosa de D i d o y Eneas; sobre ella, véase 46*. v. 296 Cfr. G ó n g o r a : « v e n , A m o r , si eres dios, y v u e l a , / v u e l a , A m o r , p o r vida mía» (Romance 62, v v . 27-28). v v . 2 9 7 - 3 0 4 A l u d e al j u i c i o de Paris. J u n o , Palas A t e n e a y V e n u s se disputaban p o r una manzana de oro en la que h a b í a una leyenda que d e c í a : «Para la m á s h e r m o s a » . J ú p i t e r d e c i d i ó que Paris fuera el j u e z de este l i t i g i o , que tuvo lugar en el m o n t e Ida. C a d a una de las diosas o f r e c i ó u n d o n a Paris a c a m b i o de ser elegida. E n t r e el d o m i n i o d e l u n i v e r s o , que le h a b í a o f r e c i d o J u n o , la s a b i d u r í a y la v i c t o r i a , que le aseguraba A t e n e a , y e l a m o r de la mujer m á s hermosa, que era el regalo de V e n u s , Paris se i n c l i n ó p o r l o ú l t i m o y e n t r e g ó a V e n u s la manzana. L a mujer m á s hermosa era H e l e n a de Esparta. v. 302 C u p i d o o el A m o r fue tradicionalmente pintado c o m o u n n i ñ o c i e g o . v. 307 Tántalo: véase 2; 498.

350

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DE

BOCÂNGEL

Llega España a los pórticos fieles, rompiendo sendas de topacio entero, que España, desde Oriente hasta el ocaso, no sabe andar sino rompiendo el paso.

310

XL Llegaron al estruendo de su huella sirvientes de lealtad y amor llevadas: Castilla, la hermosísima doncella y la anciana, una y otra coronadas; la matrona andaluz las ropas sella con las columnas de Hércules osadas; Vizcaya alumbra desde toda parte pendiente al hombro el guadarnés de Marte.

315

320

XLI V a Portugal que nunca ha visto al miedo, y va Aragón que se le da a Belona, armándole otros reinos de denuedo, que, cual lirios, le tejen la corona. T ú vas, L e ó n , a quien la zona puedo ya prometer (si cabes en la zona), y tú, Galicia, que pareces ruda patria de la verdad, pasas desnuda.

325

XLII Sicilia fértil, N á p o l e s hermosa, fuerte Milán le ofrecen ministerio; A m é r i c a , la bárbara preciosa, firme en lealtad y varia en hemisferio, en reinos y en provincias numerosa, cetros añade al español Imperio.

330

v v . 315-16 Castilla la N u e v a y la V i e j a . v. 320 el guadarnés

de Marte: es decir, armado para la guerra.

v v . 322-24 A l u d e a q u í a los intentos franceses («cual lirios») de llevar la guerra a E s p a ñ a p o r A r a g ó n durante la d é c a d a de 1630. Belona: diosa latina de la guerra. v. 325 zona: j u e g o de palabras: d i v i s i ó n de la tierra, y, de allí, del cielo; en este caso la que corresponde al signo de L e o / L e ó n .

RETRATO

PANEGÍRICO

(1633)

Otras siguieron m i l su augusto paso, lamentando de Carlos el ocaso.

351

335

XLIII Llegan al gran alcázar donde cesa de las plumas el í m p e t u atrevido, que toda ligereza humana pesa; pásmase el vuelo y dura lo vencido. Así vive en la llama la pavesa sólo por vanidad de lo lucido, pues quiere acreditar también el fuego que hiere de contrario y no de ciego.

340

XLIV E n áureo solio inmensa resplandece la M e m o r i a , de siglos coronada. T o d a pasada edad allí se ofrece tan viva a la matrona dedicada que de cierta elección siempre carece, mirando la presente y la pasada; y, utilizando el yerro introducido, se eterniza viviendo en lo vivido.

345

350

XLV Allí de toda Parca el vario estilo pulsa las ruecas, los estambres gira; una el áureo vellón digiere en hilo; otra sus manos jubiladas mira; otra copos de acero, filo a filo, corva la rueca, inexorable tira, y el tiempo ejerce su voraz distrito sobre el nacer, que es tácito delito.

355

360

v. 341 pavesa: «La parte sutil que queda de la materia quemada, antes de d i s o l verse en ceniza»

(Autoridades).

v. 345 Cfr. J á u r e g u i , Orfeo: « d o n d e en s o l i o i n m o r t a l reina i m p e r i o s o » (v. 535). v v . 3 5 3 - 6 0 R e f i é r e s e a las tres Parcas que r i g e n e l destino de los véase 2; 7 0 9 - 1 0 .

hombres;

352

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DE

BOCÁSGEL

XLVI N o se detuvo a contemplar la goda del Palacio la costa o la estructura, que o nada es tanto, que la ocupe toda, o en descuidos ejerce gran censura. Los ojos del llorar desacomoda y, armado el pecho de elocuencia pura, llorando en mal ajeno el propio agravio, tales de amor afectos fía al labio.

v. 368 V / R P : «tales de amor afectos fió al labio».

365

RETRATO

PANEGÍRICO

(1633)

353

D e l Retrato de su Alteza Serenísima Canto Segundo XLVII «Escucha —dijo E s p a ñ a — , si es que agora, alma del tiempo, estrenas m i cuidado, que el triste, cuando el mal que excede llora, siempre juzga su mal por ignorado; y aunque mal que en remedios no mejora, vive en los cuerdos, de silencio armado. Estos suspiros de su centro vuelan, porque sobran, que no porque consuelan.

370

375

XLVIII Dos fines a tu patria me reducen: es el primero eternizar m i llanto (si tristes casos en tu voz inducen materia fértil de perpetuo canto), y ver a cuánta fama se conducen los regios héroes de m i Imperio santo; y pues de entendimiento procediste, escucha, absuelve m i lamento triste.

380

XLIX T o d o principio nace prometido a fin perfecto, y le dirige el paso; gime sin él, y acusa dividido la providencia, como a incierto caso. Es verdad que alma eterna en frágil nido rompe sin ira el m o m e n t á n e o vaso; r ó m p e l e , no violenta, mas divina, con disculpa, pues crece en la rüina.

385

390

vv. 381-82 E l verdadero fin del poema, dado que la vida del Infante Carlos fue corta y sin i n t e r é s , es la alabanza de la Casa R e a l e s p a ñ o l a .

354

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DE

BOCÁSGEL

L Mas vamos a la u n i ó n , no a la difunta separación de tan caduco halago: parece que sin culpa no se junta lo que no se divide sin estrago, y que la muerte está al nacer tan junta que no es nacer principio, sino amago. Y si es que toda muerte es infalible, ¡oh fuera, oh fuera el no nacer posible!

395

400

LI Y ya que el nacer fuerza y no convida, viviéramos los números mayores que antes eran ejemplo de la vida, mas ya la misma vida son las flores. Joven real, con alma esclarecida, diera a su siglo enteros resplandores: grande al nacer, al espirar temprano, o fue injusto el morir o el nacer vano.

405

LII A ú n más vive una flor que al alba debe vida, con quien el Occidente lucha; que no es la vida poca por ser breve, porque, en siendo cabal la vida, es mucha. C o n natural injuria, bien que leve, hiere a aquel que en sus nácares relucha, y en el hombre inmortal la muerte halla mayor trofeo con menor batalla.

410

415

LUI N a c i ó Carlos de padres tan reales, de abuelos en lo augusto tan crecidos que en ellos vimos todas las señales de buscados y no de acontecidos;

420

v v . 4 0 9 - 1 2 Las mismas ideas que las expresadas en la Prosa segunda, n ú m e r o 70, y en el p o e m a 30; la fuente es S é n e c a .

RETRATO

PANEGÍRICO

(1633)

355

a luz de cuyas armas inmortales su filiación probaron sus sentidos, cual ave en quien se duda por divina si ella examina al sol, o él la examina. LIV D e aquel Filipo vencedor y pío nació, nació de aquella Margarita que al austro no debió vital rocío (pompa del aire que el candor marchita), al Austria sí, cuyo fecundo brío no a gloria de momentos la limita; de Felipe por n ú m e r o s Tercero, que sólo en tiempo consintió primero.

425

430

LV Lucina, al parto hallándose importuna, sacó a su luz los miembros delicados, siendo la antorcha con que vio la cuna la luz de sus mayores, no pasados. M i n t i ó ser luz, mas no m i n t i ó ser luna, pues consteló tan inconstantes hados, disculpada de escasa en el gran parto, porque toda la luz gastó en un Cuarto.

435

440

LVI ¡Oh clavel, hijo y é m u l o de Apolo, a un tiempo gloria y lástima del prado, que para la hermosura naces solo y para la caricia a c o m p a ñ a d o !

vv. 4 2 3 - 2 4 R e f i é r e s e al águila, la ú n i c a ave capaz de mirar directamente al sol sin desviar la vista. v. 425 Felipe III (1578-1621), c o n o c i d o c o m o el rey p í o . v. 426 M a r g a r i t a de A u s t r i a ( 1 5 8 4 - 1 6 1 1 ) , reina de E s p a ñ a , esposa de F e l i p e III. v. 433 Lucina: deidad romana, diosa de los alumbramientos. v. 440 A l u d e al parto y n a c i m i e n t o de Felipe I V , hermano m a y o r de Carlos.

356

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DE

BOCÁSGEL

Aunque te eduque en ámbares Eolo, tan al nacer te huella el sordo arado que en el b o t ó n tu púrpura vertida hizo naturaleza de la herida.

445

LVII N o bien del pecho maternal había libado el tierno Infante vida hilada cuando al costado tierno se pendía (heroico juego) la paterna espada; y si el arte y el rostro c o m p o n í a , era a espejo de escudo o de celada, cuando de envidia y gusto de alta parte varios aspectos le alternaba Marte.

450

455

LVIII Apenas del laurel menor pudiera su brazo desnudar la primer rama cuando en cristianas atenciones era víctima el corazón y el celo llama. Haciendo sola, la a t e n c i ó n primera (que, dividido, amor más cumple que ama), ya visitó los templos más devotos, con fieles humos y pendientes votos.

460

LIX N o como Aquiles en las Musas diestro fue por afán del hijo de Filira, su natural a Carlos fue maestro, y adquirió en ocio breve grande lira, con que de amor, o próspero o siniestro,

465

v. 445 Eolo: véase 2; 658. v v . 4 6 5 - 6 6 A q u i l e s , educado p o r el centauro Q u i r ó n , hijo de C r o n o y Fílira, era experto en la caza, en la m ú s i c a y en el arte militar. v v . 4 6 8 - 7 2 T e n e m o s noticias seguras de dos sonetos escritos p o r el Infante C a r l o s : u n o , dedicado a A n a r d a , que e m p i e z a « O h , r o m p a ya el silencio el d o l o r m í o » , y o t r o , escrito a la fiera que m a t ó su h e r m a n o en 1 6 3 1 , que e m p i e z a « D e h o r r o r armado, de furor c e ñ i d o » .

RETRATO

PANEGÍRICO

(1633)

cantaba. ¡ C u á n t o yerra el que suspira! Y al son del instrumento que animaba de afectos la interior lira templaba.

357

470

LX C o m o en verde teatro Filomena desata sus querellas tan süave que todos juzgan su dolencia ajena y ella que es suya solamente sabe, siendo la musa, el músico y la avena un ramillete transformado en ave; tan solo Carlos, si las cuerdas usa es instrumento, es músico y es musa.

475

480

LXI Los cuatro lustros al primero rudo respondieron con última opulencia; harto duró creciendo, mientras pudo, que durar sin crecer fuera violencia. Hablaba el héroe sonoroso o mudo, que no en voces está toda elocuencia, y en palabras sentencias encerraba, que a veces la atención no le escuchaba.

485

LXII H i z o el ingenio escudo a amantes flechas, y flechas contra amor de él infinitas; escribió cosas dignas de ser hechas, cosas dignas o b r ó de ser escritas. T ú , Marte, que los ánimos acechas, no las armas de amor su efecto evitas,

490

v. 4 7 3 Filomena: e l r u i s e ñ o r . F i l o m e n a fue v i o l a d a p o r T e r e o , marido de P r o c n e , su h e r m a n a ; éste le c o r t ó la l e n g u a para que ella n o pudiese contar lo sucedido, pero luego fue transformada en r u i s e ñ o r p o r los dioses. vv. 474-76 Cfr. 3; 6-8: «y tan dulce tal vez c a n t é m i pena / que todos la j u z gaban p o r ajena, / pero b i e n sabe el alma que era mía». v. 477 avena: véase 3; 2.

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DE

BOCÁNGEL

que en leves guerras tácita Belona lauros te educa y triunfos te sazona.

495

LXIII Y a que el discurso tanto amanecía, que de lo cuerdo y sabio halló la cumbre, las historias a espejos reducía y de ajeno valor hizo costumbre; bien como el Fénix que a la edad envía propia inmortalidad de ajena lumbre, cede la lumbre al ave que eterniza, y dura el ave en plumas de ceniza.

500

LXIV Aunque pudiera de su estirpe apenas informarse de lauros y de glorias, hallando historias tan de lauros llenas que aun Argos mal leyera sus victorias, para evitar leía las ajenas,

505

para imitar pasaba sus historias, como en el campo la estudiosa abeja liba el romero y la cicuta deja.

510

LXV Fue liberal con ansia tan crecida que él hizo el recibir fuerza y no suerte; sólo el tiempo gastaba con medida, y es porque no aprovecha el que se vierte. Y según se repartió veloz su vida, sin duda le llegó a pedir la Muerte, que, entre el ruego y el don, desde su infancia supo negar no más que la distancia. LXVI Jamás hizo menor el beneficio, p o n d e r a c i ó n , promesa, n i tardanza; v. 501 Fénix: sobre esta ave fabulosa, véase 2; 5 3 9 - 4 4 .

515

520

RETRATO

PANEGÍRICO

(1633)

la dádiva mayor dio como indicio, y él m a d r u g ó con ella la esperanza. N o de Alejandro el liberal oficio igual m é r i t o tuvo, ni alabanza, que él echó menos mundos por ganarlos, y para dar hicieron falta a Carlos.

359

525

LXVII D e piadoso y clemente dio experiencia, no a usura de gemidos, mas tan luego que la necesidad fue diligencia, y los ojos del príncipe, el sosiego. Q u e tiene muy dormida la clemencia quien despierta deidad al son del ruego; socorro de valor divinizado previene, y tarda a ruegos alcanzado.

530

535

LXVIII Nunca le mereció los dos oídos, primer informe, ni uno el lisonjero; enjuicio que no votan los sentidos, no es llegar antes negociar primero. Los afectos j a m á s al alma asidos mancharon con lo blando lo severo; siempre fue suyo Carlos, y en su causa de ajeno tuvo procurada pausa.

540

LXIX ¿Cuántas veces la cólera sagrada de su hermano, a venganza reducido, de una provincia y otra rebelada,

545

v. 525 Alejandro: A l e j a n d r o M a g n o , que h a b í a ganado t o d o u n i m p e r i o a ú n siendo j o v e n . F u e c o n o c i d o p o r su h u m a n i d a d y l i b e r a l i d a d , y fue b u e n patrono de las artes. v. 530 Es d e c i r , n o esperaba los g e m i d o s y ruegos de los desgraciados para mostrarse piadoso, clemente y liberal. v. 534 Frase predilecta de B o c á n g e l ; véanse 2; 351-52 y 73; 7 3 - 7 4 .

360

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DE

BOCÁNGEL

Iris le halló con memorial de olvido? Y , cortando el consejo en vez de espada, altas victorias le ajustó al o í d o , sabiendo que es inmenso cuando pende el rayo y que se mide cuando enciende.

550

LXX Y a de Felipe el tribunal más grave le o y ó preceptos que aprendiera N u m a al gran T e m p l o de Jano, siendo llave del ave de Austria la estadista pluma. Esta creció tan fuerte, tan süave que en Barcelona el padre de la espuma la vio tridente, y el garzón severo m a n d ó seguro a quien d o m ó primero.

555

560

LXXI Dado al ensayo duro de la guerra, t a m b i é n de sus alientos daba parte, en galas c o m o abriles, a la tierra, en tiros como víctimas, a Marte. C o n movimiento sabio el bosque yerra; errar antes de herir previno el arte, que a su piadoso brazo no muriera, menos que habiendo errado aún una fiera.

565

v. 548 Iris: p e r s o n i f i c a c i ó n d e l arco iris; viene a ser la mensajera p o r e x c e l e n cia j u n t o c o n M e r c u r i o , y representa a la paz. v. 549 Frase i d é n t i c a en 30; 63 y m á s abajo v. 989, donde se refiere a Felipe II, el rey b u r ó c r a t a p o r excelencia. v v . 5 5 4 - 5 5 N u m a P o m p i l i o , segundo rey legendario de R o m a , que r e i n ó de 714 a 671 a. de J . C , d i o a R o m a sus leyes y r e l i g i ó n , e hizo construir el santuario o t e m p l o d e l dios J a n o en e l F o r o r o m a n o . U n o de los s í m b o l o s de J a n o es la llave, p o r ser él el dios que preside todo lo que se abre y todo lo que se cierra. v. 558 el padre de la espuma: N e p t u n o , dios d e l mar. v v . 5 5 9 - 6 0 R e f i é r e s e al cargo h o n o r í f i c o que gozaba Carlos de P r í n c i p e de la M a r , en c o m p e n s a c i ó n p o r n o

haber sido n o m b r a d o G o b e r n a d o r de Flandes,

puesto que deseaba pero que fue dado a su hermano m e n o r Fernando.

RETRATO

PANEGÍRICO

(1633)

361

LXXII Vieras los tres Pompeyos en el monte luces juntar en dividido vuelo, cual suele en rubio imperio Faetonte cuando al primer albor recama el cielo: Fernando, el rosicler del horizonte, Carlos, la estrella que despierta al suelo, después Filipo como el sol se ofrece; perdone el sol, entonces amanece.

570

575

LXXIII Así en el agua hiriendo el sol hermoso que nace de aquel agua nos parece, y puesto enfrente espejo luminoso, siendo copia segunda, al mismo ofrece. Tres aman y uno impera, que copioso en tres hermosas líneas resplandece; cada cual vive en sí, mas tan unidas que un alma sola es alma de tres vidas.

580

LXXIV A esta interior república excelente fue tan leal el exterior ornato cual forma que en espejo el rostro miente y quiere ser el mismo, no el retrato. Allí el j a z m í n real ardió en la frente, la reina rosa en el semblante grato; flores que matan al amor de amores, mas ellas le vengaron con ser flores.

585

590

LXXV E l arte, el brío, el aire, el movimiento, la p r o p o r c i ó n , el talle, y la estatura v. 569 los tres Pompeyos: C n e o P o m p e y o M a g n o y sus dos h i j o s , C n e o

y

Sexto; m u r i e r o n luchando contra J u l i o C é s a r . A q u í quiere decir los tres hermanos reales, Felipe, Carlos y Fernando. v. 584 Cfr. Fábula de Leandro y Hero: «yace c u a l q u i e r a en sí, en e l o t r o v i v e » (2; 91), y « u n e dos almas — p e r o n o , que es una» (2; 306).

362

OBRAS COMPLETAS

DE

BOCÂNCEL

tuvieron elocuencia sin acento y sin facción tuvieron hermosura. Mas no sin alma, o no sin almas ciento (de su menor acción lícita usura), tantas almas te daba el hado fuerte que ¿adonde te cupiera tanta muerte?

595

600

LXXVI Según, pues, lo que digo y lo que entiendo, que decir puedo, soberana ciencia, ¿por qué reduce cúmulo estupendo de virtudes la Muerte a tal violencia? Si enriquecerse quiere con lo horrendo, más es ostentación, que no opulencia, consentir que perezca no maduro fruto que a larga edad le era seguro.

605

LXXVII Y tú, del orbe bárbara enemiga, que del mundo en la mies con ciego brazo coges sin tiempo el grano de la espiga, y de tu filo es víspera el abrazo, si es que interés, no ya piedad, te obliga, más alta presa te rindiera el lazo a larga edad, que tan temprana herida el tiempo corta, pero no la vida.

610

615

LXXVIII ¡ O h , más dura que tú! ¿ N o te moviera (pero el moverte fuera transformarte) ver tantas partes, la mayor cualquiera? ¿Sólo para moverte no hubo parte? ¿Adonde le escondiste? ¿Adonde impera de Cristo el c a m p e ó n , de España el Marte? Que del mundo en la máquina redonda, si hay donde quepa, no hay donde se esconda.

620

RETRATO

PANEGÍRICO

(1633)

363

LXXIX ¿No te movieron del mayor hermano, ya exhausto de llorar, los ojos secos? ¿No verlos dar, con una y otra mano, sellos al amistad, al alma truecos? Que del menor suspiro, el más liviano, Cataluña y H u n g r í a oyeron ecos, ambos siendo, sus mares lastimados, muchos entonces, sólo de llorados.

625

630

LXXX ¿No te pudo ablandar la flor más bella, reina a un tiempo de mundos y de mayos, cuando, desde una y otra negra estrella, de agua se vieron los primeros rayos? ¿Y el príncipe, ¡oh dolor!, pendiente de ella, sagrado hacer del pecho a sus desmayos?, oyendo alivios contra el golpe agudo. ¡Dichosa edad en que aliviarse pudo!

635

640

LXXXI Y , en fin (por que le tenga ya m i queja, no m i dolor, que a eterno se dilata), mira, archivo del orbe, cuál me deja Carlos cuando de humano se desata. ¿A Germania no ves gemir bermeja, teñida a envidias de h o lan d és pirata? M i r a la Galia y el Piamonte osados, sólo porque soy más, contra m í armados.

645

LXXXII Mas no puede menguar fuerza divina, que, aunque aquel brazo dividido sienta, hidra será m i fuerza peregrina

650

vv. 645-48 B o c á n g e l se refiere a q u í a los distintos conflictos en los que se e n contraba envuelta E s p a ñ a en aquel entonces, v. 651 hidra: véase 12; 14.

364

OBRAS COMPLETAS

DE

BOCÁSGEL

que destrozada y rota se acrecienta. Presto seré tan su c o m ú n ruina que ni en su muerte pare, ni en su afrenta; en su olvido, que manchan la victoria los rendidos con sangre o con memoria.»

655

LXXXIII D i j o , y la voz postrera fue más alta, cual luz que, cuando más su fin procura, de un exceso o relámpago se esmalta: muere en lo más, que es donde nada dura; o como horrenda tempestad que falta cuando con más cristal los cielos mura, lánguida el agua, su violencia humilla a medir la gran tumba de la orilla.

660

LXXXIV Dijo, y tres veces fulminó los ojos mirando al pueblo que en su voz pendía. Este aplaudió en silencio sus enojos, que a ú n el aplauso a voz no se atrevía. Colunas blancas como bultos rojos temblaron, o a los ojos parecía, dejando firmes el pavor algunas, de pasmadas aún más que de colunas.

v. 662 mura: murar, cercar y guarnecer c o n m u r o alguna ciudad.

665

670

RETRATO

PANEGÍRICO

(1633)

365

D e l Retrato de su Alteza Serenísima Canto Tercero LXXXV Pendiente estaba de la ibera boca la próvida deidad, y la sucede cual río que, impedido de una roca, se precipita si la roca cede. Gran respuesta vistió de oración poca, que en sentencias, no en números, excede, y, llena ya de sí, el dolor prolijo t e m p l ó de España, cuando así la dijo:

675

680

LXXXVI «España, mucho el gran sentir te aleja del sentido, al dolor adulas tanto. N o puede toda lástima ser queja, nueva, no injusta, la hace vuestro espanto. Deidad se hace el dolor que te aconseja cesar en la razón y no en el llanto; que llorar por llorar lo más amado no es razón de dolor, sino de estado.

685

LXXXVII M u r i ó Carlos, ya vive soberano; m u r i ó , no hay vida acá donde se estribe. E n flor m u r i ó , ¿quién duda que el humano sólo en el mundo su vivir concibe, y que nadie m u r i ó mal, por temprano, si al bueno siempre basta lo que vive? Bueno pudo durar. ¡ O h gran locura, quejarse de que el riesgo poco dura! v. 674 V / R P :

690

695

«la p r ó v i d a deidad que la s u c e d e » .

vv. 6 9 1 - 7 0 4 Sentimientos estoicos ya expuestos en anteriores poemas, c o m o los n ú m e r o s 26, 30, y la Prosa segunda, n ú m e r o 70. v. 693 V / R P :

«y que nadie m u r i ó b i e n y t e m p r a n o » .

366

OBRAS COMPLETAS

DE

BOCA.VGEL

LXXXVIII M u r i ó cuando hace falta; no su falta lloras, lloras la duda de tu vida. La de Carlos no es muerta porque es alta; más tiene de negada que perdida. Q u e vida a quien la muerte sobresalta, porque nace a los n ú m e r o s asida, tiene de edad no más de lo que miente, pues miente lo que dura un accidente.

700

LXXXIX Dices también que te engañó el indicio de v i v i r y de obrar la alta esperanza. ¿Cuál juzgas tú que al cielo es más propicio: sujetarle la ofrenda a la mudanza, o hacerle tan temprano el sacrificio, que no le aguarda a recibir, le alcanza, llenándose de frutos soberanos las aras sin noticia de las manos?

705

710

XC Ponderas perfecciones, que ninguna tan bien se admira como mal se alaba. Estas tienen por muerte la fortuna, porque lo hermoso sin morir acaba. E l tiempo vuestras flores una a una hiere, gastando en ellas tanta aljaba que, inútiles llegando a los extremos, lo menos de vosotros morir vemos. XCI ¡ O h ciego discurrir! ¿ N o hay quién lamente que es la vida de sí golpe y amago? La corva senectud, la arada frente pide la juventud por dulce halago. v. 710 V / R P : «que n o le aguarde a recibir, le alcanza».

715

720

RETRATO

PANEGÍRICO

(1633)

Pérdida sin rüido no se siente, y llórase sin pérdida el estrago, pues sigue a la vejez torpe y cansada mucho de fin, pero de muerte nada.

367

725

XCII Así que, mal de Carlos, hoy te espanta morir en su sazón hermosa y fuerte, no se consiente, no, que vida tanta fenezca sin honor de santa muerte; ni habiendo de mudar tan bella planta, donde es vida el vivir, porque no es suerte, quiso exponerla el cielo en mayor plazo al peligro, a la duda, al embarazo.

730

735

XCIII D e su padre aprendió piedad y celo, y en el primer abuelo y el segundo, que uno fue yugo y otro paz del suelo, de éste, el vencerse a sí, de aquél, al mundo; de un Alfonso lo casto, y el desvelo de un Licurgo o Fernando más profundo. Acabó su labor Carlos en esto: presto acabó porque acabó tan presto.

740

XCIV L o clemente, piadoso, fuerte y sabio nadie lo vive en sí, sino en su fama; de ésta le anima el heredero labio, sacándole del polvo a nueva llama.

745

v. 732 V / R P : «fenezca sin h o n o r de tanta m u e r t e » . vv. 7 3 8 - 4 0 R e f i é r e s e a Felipe II («el p r i m e r a b u e l o » ) , que c o n s i g u i ó vencerse a sí, y a Carlos V («el s e g u n d o » ) , que l o g r ó vencer al m u n d o . v. 741 A l f o n s o II «el C a s t o » , rey de Asturias y L e ó n ( 7 9 1 - 8 4 2 ) ; durante su reinado se d e s c u b r i ó el sepulcro del a p ó s t o l Santiago. v. 742 Licurgo: legislador de Esparta, uno de los siete sabios de Grecia; Fernando: Fernando el C a t ó l i c o .

368

OBRAS COMPLETAS

DE

BOCÂNGEL

Si fue naturaleza, no fue agravio romper el fruto la pesada rama. A l que de no poder crecer faltare, muerto estará quien muerto le llamare.

750

xcv D e la voz y la lira lo sonoro a n ú m e r o s no ya las voces ata; sonle del sol los rayos cuerdas de oro en lira empírea, no imperial, de plata. E l cristalino de los cielos coro ya en estruendos mayores se desata, temiendo que, si escucha al tracio infante, ha de parar su m á q u i n a rodante.

755

760

XCVI Mas no es esto lo más de tus querellas: lo que te tiene al llanto vinculada es que te faltan fuerzas, que sin ellas hoy tu defensa yace minorada. ¡Ay, que tú no le ves blandir de estrellas (pero velo Orion) su blanca espada!, y, al lado de otro ya, cuarto planeta, a dos luces ser iris, ser cometa.

765

v. 749 Cfr. 30; 33: «no puede ser naturaleza agravio». v. 757 E n el sistema a s t r o n ó m i c o p t o l o m a i c o , el cielo cristalino era la n o v e n a esfera, entre la esfera de las estrellas fijas (la octava) y el E m p í r e o morada de los espíritus dichosos. A veces tiene el n o m b r e de «Primum

(la d é c i m a ) , mobile».

v. 759 tracio infante: c o m o si C a r l o s fuera otro O r f e o , capaz c o n su canto de parar el universo. v v . 7 6 1 - 6 4 Interesante referencia p o l í t i c a a la s i t u a c i ó n de E s p a ñ a en los p r i meros a ñ o s de la d é c a d a de 1630, cuando su defensa, en o p i n i ó n d e l autor, yacía « m i n o r a d a » . O b s é r v e s e c ó m o s u a v i z ó su o p i n i ó n crítica entre las dos versiones del poema. v. 764 V / R P : «hoy tu defensa yace d e s a r m a d a » . v. 766 Orion: el gigante cazador; a su muerte se c o n v i r t i ó en la c o n s t e l a c i ó n que lleva su n o m b r e . v. 767 cuarto planeta: t é r m i n o aplicado c o n frecuencia a Felipe I V , significa t a m b i é n el sol, p o r ser el cuarto planeta del sistema p t o l o m a i c o .

RETRATO

PANEGÍRICO

(1633)

369

XCVII E l llanto cese pues, que, cual cadena, no redime, eslabona tus enojos. Para mayor efecto que la pena hoy quiero que hayas menester los ojos, o niégate a la vista, por que, llena de luz, no falte entre diluvios rojos. Pierde los ojos, mira al que deseas, que otros te nacerán con que le veas».

770

775

XCVIII Dijo y, como de Júpiter el ave al hermoso garzón r o b ó ligera, plumada siendo de los vientos nave y enfrenada rüina su carrera, así dispone la matrona grave a España absorta a i n t r é p i d a carrera, y, por que sufra grande luz, la sube a ceñir de robusta y clara nube.

780

XCIX Porque ha de ver divinos resplandores, resultados de Césares hispanos, en teatro que vence los mayores que erigieron sabinos ni romanos. Adonde el bronce en bultos, y en colores el cedro, ya los ojos, ya las manos engañan en retratos tan lucidos que han menester escudos los sentidos.

785

790

C Cuando llegaron donde el rayo prende su vida aguda en nubiloso velo, vv. 7 7 7 - 8 0 A l u d e al m i t o de J ú p i t e r y G a n i m e d e s . É s t e , el m á s bello de los mortales, fue raptado p o r J ú p i t e r , q u i e n t o m ó la forma d e l águila, su a n i m a l favorito, para llevarlo al O l i m p o , donde le hizo su copero. v. 788 sabinos: antiguo pueblo latino, establecido cerca de R o m a .

370

OBRAS COMPLETAS

DE

BOCÁNGEL

senda se vio que sin quemar enciende el aire en orden al zafir del cielo; y cuya exhalación se comprehende por dorado testigo de aquel vuelo que Carlos hizo a Dios cuando la muerte hizo en él mucho golpe y poca suerte.

795

800

CI R e p í t e n s e al alcázar elegante y, penetrando el culto frontispicio, claustro vieron hermoso, tan brillante que niega al sol aun pretensión de indicio. Gran certamen los ojos ven delante, y, por que España logre el beneficio, a moderar las maravillas prueba, por imperar de grande y no de nueva.

805

CU «Yo, del tiempo enemiga y del olvido — r e p i t i ó en voz soberbia la M e m o r i a — , con quien no es valeroso, aunque atrevido, el tiempo, vana lima de m i historia; mostrarte quiero un n ú m e r o escogido de reyes godos, pues a excelsa gloria los engendraste, y ya los determinas resplandecer en glorias más divinas.

810

815

CIIÍ Aquí todos estados resplandecen, los hechos brillan, lucen los linajes; v. 813 T o d o este largo pasaje (estrofas C I I I - C X X X ) en que B o c á n g e l describe los m o m e n t o s culminantes de la historia de su país, desde P e l a y o hasta F e l i p e III, p o d í a haberle sido inspirado p o r C a m ó e s , Os Lusíadas,

C a n t o T e r c e i r o , donde

V a s c o da G a m a cuenta al rey de M e l i n d e la historia de P o r t u g a l , fijándose en los reyes y sucesos m á s importantes. E l m i s m o o r g u l l o patriota («Esta é a ditosa p á t r i a m i n h a amada» [v. 161]) recorre ambos poemas. v. 814 V / R P : «de reyes godos que en excelsa gloria». v. 815 V / R P : « e n g e n d r a s t e y agora d e t e r m i n a s » .

RETRATO

PANEGÍRICO

(1633)

no porque en sangre o calidades crecen, sus virtudes les dan púrpura y trajes. Bien que los reyes aun aquí se ofrecen superiores, mas no en los vasallajes, porque gozan los reyes que lo fueron por todos, porque en todos merecieron.

371

820

CIV Haz, pues, de aquese globo condensado escudo cuidadoso a la violencia de tanta luz, que haber aquí llegado j a m á s será valor, sino licencia. Presto verás de eternidad armado a Carlos, y aunque eterna diferencia de su forma pasada nada informa, no en él, en ti conocerás su forma.»

825

830

CV N o añadió más el venerable archivo del mundo, porque ya el metal hablaba en estatuas y el bulto menos vivo por majestad, no precisión, callaba. E n el lienzo del nicho primitivo la edad, la estirpe, el siglo se notaba de cada R e y , grabados sus anales prolijamente a heridas de metales.

835

840

CVI E l santo R e y , glorioso Recisundo, la goda estirpe dedicaba al cielo, siendo de tanto rey que honora el mundo, más que por sangre, por ejemplo abuelo; vv. 825-28 Parece c o m o si B o c á n g e l describiera a l g ú n tipo de globo de aire o nave espacial en que pueda viajar E s p a ñ a a salvo. v. 841 Recisundo: R e c e s v i n t o , rey v i s i g o d o de E s p a ñ a ( 6 4 9 - 6 7 2 ) , o r d e n ó la r e d a c c i ó n del Fuero Juzgo,

i m p o r t a n t e c o m p i l a c i ó n de las leyes godas y romanas.

E n el V I I I C o n c i l i o de T o l e d o p r o m e t i ó conservar la r e l i g i ó n católica y perseguir a los herejes y los j u d í o s .

372

OBRAS COMPLETAS

DE

BOCÁNGEL

en aquel acto plácido y jocundo que Ildefonso a Leocadia cortó el velo, con que él honrar su púrpura fue visto, pasmado estaba el capitán de Cristo.

845

CVII Hecho ligustro humano en campo tirio que el arado dejó lánguido y tierno, mostraba Hermenegildo el gran martirio que padeció negado a error paterno. D e Leovigildo el bárbaro delirio no se grababa en el metal eterno, porque, mirando el hijo sus desdichas, no menguase con lástimas sus dichas.

850

855

CVIII Figurado se veía extensamente el invicto, el m a g n á n i m o Pelayo, vv. 845-48 R e f i é r e s e a la a p a r i c i ó n de Santa Leocadia ( m á r t i r e s p a ñ o l a de T o ledo, q u i e n m u r i ó en 306 durante las persecuciones del emperador M a x i m i l i a n o ) a San Ildefonso de T o l e d o (obispo y escritor e s p a ñ o l , 6 0 7 - 6 6 7 ) , que t u v o

lugar

durante el reinado de R e c e s v i n t o . M o v i d o p o r el E s p í r i t u Santo, San Ildefonso d e s c u b r i ó el sepulcro de Santa L e o c a d i a que h a b í a quedado en o l v i d o desde su muerte. E n t o n c e s , la santa e x t e n d i ó fuera del sepulcro (sin salir de él) el velo c o n que tenía cubierto su rostro. D e s p u é s de muchas aleluyas, la santa e m p e z ó a v o l v e r para su sepulcro, y para que quedara alguna r e l i q u i a o m e m o r i a de este m i l a g r o , San Ildefonso p i d i ó u n c u c h i l l o para cortar parte del velo. Fue el rey, R e c e s v i n t o , q u i e n le d i o u n p e q u e ñ o c u c h i l l o c o n el que c o r t ó el v e l o . Y así se h i c i e r o n las paces entre rey y prelado. vv. 849-56 ligustro: arbusto c o n hojas indivisas, a veces c o n flores b l a n q u e c i nas en las ramas superiores; campo tirio: c a m p o de los fenicios; en este caso, el campo cerca de Tarragona (ciudad fundada p o r los fenicios) donde H e r m e n e g i l d o fue martirizado. T o d a la estrofa hace referencia al martirio de San H e r m e n e g i l d o , p r í n c i p e v i s i g o d o , hijo d e l rey L e o v i g i l d o (573-586). H a b i é n d o s e c o n v e r t i d o al catolicismo, H e r m e n e g i l d o se r e b e l ó contra su padre, que era arriano c o m o toda la familia real;

finalmente,

fue v e n c i d o y l l e v a d o a T a r r a g o n a , bajo la guarda

del

duque Sisberto, q u i e n le e n c e r r ó en u n calabozo. Allí fue degollado. vv. 849-50 Cfr. V i r g i l i o , Eneida, I X , 435-36: «purpureus

veluti cum Jlos succisus

aratro I languescit moriens», que describe la muerte de Euryalus. v. 858 Pelayo: n o b l e v i s i g o d o en la corte de R o d r i g o en T o l e d o ; a la muerte de éste fue n o m b r a d o rey de Asturias por los nobles y obispos que s o b r e v i v i e r o n a

RETRATO

PANEGÍRICO

(1633)

373

a un alarbe escuadrón haciendo frente, en vez de espadas tremolando un rayo; y la vencida desangrada gente dar a su acero el último desmayo, y él curar un León convalecido la cuartana de habérsele atrevido.

860

CIX N u e v o claustro de luz en otra parte a un Alfonso Segundo testifica, que de armiños la túnica de Marte, gloriosa castidad orla y salpica. Hasta verle fue M a g n o el estandarte de Carlos que a su planta se dedica en la francesa lid; a tal trofeo no es ya monte, es estatua el Pirineo.

865

870

CX Pero ¿quién es aquél que un nicho dora, tan siempre que hace vínculo del día y de turcas heridas forma aurora al sol de su valor que al cielo fía? D i g o aquel cuya espada vencedora al Africa en las Navas desafía

875

la i n v a s i ó n á r a b e de 7 1 1 . Es c é l e b r e p o r haber conseguido el p r i m e r triunfo de los cristianos sobre los árabes en C o v a d o n g a (718 o 722). v. 859 alarbe: adj., árabe. v. 864 la cuartana: fiebre intermitente que sucede de cuatro en cuatro días, t í pica de los leones. v. 866 Alfonso Segundo: rey de Asturias (791-842), llamado el Casto

(véase

arriba v. 741). E n 797 i n t e n t ó u n a alianza c o n el E m p e r a d o r C a r l o m a g n o , el m o n a r c a m á s poderoso

de E u r o p a p o r entonces,

p e r o los nobles asturianos

y

gallegos v i e r o n en semejante alianza peligros para su i n d e p e n d e n c i a y c o n s i g u i e r o n impedirla. v v . 869-72 Parece aludir a las c a m p a ñ a s militares que C a r l o m a g n o l l e v ó a c a b o en la P e n í n s u l a en 778 (cuando sufrió la derrota de R o n c e s v a l l e s ) y en (cuando c o n q u i s t ó G e r o n a ) . v. 878 las Navas: la batalla de las Navas de T o l o s a (1212).

785

374

OBRAS COMPLETAS

DE

BOCÁXGEL

y a tantos moros el metal avisa que se dejan el n ú m e r o en la prisa:

880

CXI es Alfonso el Octavo, tan fecundo en valor que, cual vaso que derrama el sobrado licor, permite al mundo a Sancho el Fuerte, cómplice en su fama, y al R e y don Pedro, de Aragón Segundo, que en Tolosa de J ú p i t e r la rama ciñeron, y quedaron por iguales de una inmortalidad, tres immortales.

885

CXII U n mar de lumbre, en otra parte hermoso, tempestad no recela o teme agravio, sonda Alfonso las ondas luminoso, del mar de ciencias Palinuro sabio: D é c i m o en nombre, a cuyo estudio ocioso A r q u í m e d e s rindiera su astrolabio. D i o preceptos al cielo, y, a medida de sus leyes, fue un cielo cada vida.

890

895

vv. 881-88 Describe la famosa v i c t o r i a que t u v i e r o n las fuerzas cristianas c o n tra los árabes en las Navas de T o l o s a ( p r o v i n c i a de J a é n ) , cuando A l f o n s o V I I I , rey de Castilla ( 1 1 7 0 - 1 2 1 4 ) , ayudado p o r S a n c h o V I I el Fuerte,

rey de N a v a r r a , y

P e d r o II, rey de A r a g ó n , v e n g ó e l desastre de A l a r c o s (1195). Fue la m á s insigne v i c t o r i a cristiana de la reconquista, y s e ñ a l ó el fin d e l d o m i n i o m u s u l m á n

de la

Península. vv. 8 9 1 - 9 6 R e f i é r e s e a las actividades científicas del rey A l f o n s o X e l S a b i o , rey de Castilla y L e ó n (1252-1284), q u i e n e s c r i b i ó y o r g a n i z ó varios tratados de a s t r o n o m í a y a s t r o l o g í a , tales c o m o los Libros cuales, el Libro

del Astrolabio,

del Saber

u n o de los

de Astronomía,

g o z ó hasta e l s. X V I I de gran prestigio entre a s t r ó -

n o m o s , g e ó g r a f o s y navegantes.

Las Tablas

Alfonsíes,

unas tablas

astronómicas

precedidas de u n p e q u e ñ o tratado sobre el calendario y uso general de ellas, t a m b i é n g o z a r o n de m u c h a fama p o r toda E u r o p a . T a m b i é n (vv. 895-96) destaca la labor de Alfonso X en codificar las leyes de E s p a ñ a , en sus c é l e b r e s Siete v. 892 Palinuro:

Partidas.

p i l o t o de Eneas, arrojado al mar p o r el S u e ñ o ; a nado l l e g ó a

las costas de Italia y fue degollado por sus naturales. Fue p e r s o n i f i c a c i ó n en el siglo X V I I de cualquier marino.

RETRATO

PANEGÍRICO

(1633)

375

CXIII Esta batalla hermosa de los ojos treguas daba al mejor sentido, cuando, diestra del cielo en iras y en despojos, sin segundo se vio el primer Fernando, que sobre el Tajo tantos cuerpos rojos de toledanos moros iba echando que al mar, que por tributo le esperaba, no feudo mas sangrienta l i d llevaba.

900

CXIV ¿Y en Lusitania anduvo menos fiera la lid? Viseo lo dirá ganado, cuando, p u r p ú r e o el Tajo sin ribera, no llegó al mar, pensando haber llegado. T a m b i é n el Betis, cuya margen era en otra l i d cadalso de su prado, pues vio en sus vegas de africanas gentes nacer montañas, murmurar torrentes.

905

910

cxv O por el nombre o por planeta Q u i n t o , daba asunto a su fama y su memoria Fernando en tan glorioso laberinto que el no poder salir era su gloria; en victorias, mas no en valor distinto, de una parte ostentaba la victoria, que en defensa de Dios, pío guerrero, a solo le pasó desde primero.

915

920

v. 9 0 0 F e r n a n d o I el G r a n d e , rey de C a s t i l l a , de L e ó n y de N a v a r r a (1035¬ 1065), c o n q u i s t ó C o i m b r a y d e v a s t ó la parte d e l norte d e l r e i n o de T o l e d o , e n tonces en manos de los á r a b e s . H i z o a los m o r o s una guerra encarnizada, s o m e tiendo a su s o b e r a n í a a los emires de Zaragoza, T o l e d o , Badajoz y Sevilla. v. 904 V / R P : «no feudo mas sangriento l i d a r m a b a » . v. 906 Viseo: ciudad portuguesa al norte de C o i m b r a , ganada p o r Fernando I. v v . 9 0 9 - 1 2 R e f i é r e s e a una de las incursiones de Fernando I en territorio m u s u l m á n , cuando l l e g ó a Sevilla, ciudad p o r donde pasa el r í o Betis o G u a d a l q u i v i r . v v . 9 1 3 - 1 5 E l q u i n t o planeta en el sistema p t o l o m a i c o era M a r t e , dios de la guerra; a q u í se aplica a Fernando V el C a t ó l i c o (1474-1516).

376

OBRAS COMPLETAS

DE

BOCÁSGEL

CXVI D e otra parte su esfuerzo encarecía, de moros entre el bárbaro alboroto, sojuzgaba T r i p o l , presa Bujía, donde acabó con sus estambres Cloto; y Navarra que, subdita, tenía el ser vencida a galardón y a voto, mereciendo el lugar en su corona que se hace el sol en la templada zona.

925

CXVII D e Enriques grandes, Sanchos inmortales, Recaredos, Ramiros, Juanes fuertes, que ya vimos en trajes de mortales vivir con vidas y morir sin muertes, los semblantes se veían triunfales, unos en glorias, varios en las suertes; nadie envidiando al otro en tal esfera, por ser mayor la gloria de cualquiera.

930

935

CXVIII Así intrépida España contemplaba de sus amados reyes la grandeza, no ya en Imperio que al nacer acaba, sino en R e i n o feliz que siempre empieza, cuando un héroe una luz reverberaba, a quien muestran dos águilas flaqueza, con ojos de diamante y sed robusta bebiendo llama de la frente augusta.

940

v. 923 R e f i é r e s e a la conquista de T r í p o l i y Bujía en la costa norteafricana hecha p o r e l C a r d e n a l C i s n e r o s en

1 5 0 9 - 1 0 durante la r e g e n c i a de F e r n a n d o

C a t ó l i c o . B u j í a , h o y Bejaia, a unos 200 k i l ó m e t r o s

el

al este de A r g e l , fue desde

1509 hasta 1555 presidio e s p a ñ o l . v. 924 Cloto: una de las Parcas; véase 2; 709. vv. 925-28 L a conquista y posterior a n e x i ó n de Navarra p o r tropas castellanas en 1512. v. 941 V / R P : « c u a n d o u n h é r o e de l u z r e v e r b e r a b a » .

RETRATO

PANEGÍRICO

(1633)

377

CXIX N o corre así desde su claro centro al cebo el pez que sobre el agua mira, mas, viéndose incapaz al alto encuentro, por ser la presa grande, se retira y, codicioso en el cristal de adentro, arde en las aguas y sin v o z suspira, como España por ver a Carlos Q u i n t o , inquieta estaba en el cristal sucinto.

945

950

cxx D e Dios armado, mas de sí c e ñ i d o , Marte en la diestra, A p o l o en el semblante, de su estirpe mostraba haber tenido primero a muchos, pero no delante. D e Carlos sólo se libró el rendido, y a rendir la amenaza fue bastante, que a las divinas fuerzas embaraza el golpe, porque es golpe la amenaza.

955

960

CXXI D e las batallas del guerrero santo, flamencas, moras, francas, españolas, escrito a cifras se leía un manto que imitaba del mar espesas olas, no tanto en el color celeste cuanto en que el viento jamás las peina solas; pues a aquella que en más beldad excede borra con tinta azul la que sucede.

v. 951 Carlos I de E s p a ñ a y V de A l e m a n i a (1517-1556). v. 966 Cfr. G ó n g o r a , Polifemo: «peinar el v i e n t o , fatigar la selva» (v. 8).

965

378

OBRAS COMPLETAS

DE

BOCÁNGEL

CXXII Prende allí un R e y francés y le despoja: M a d r i d lo mira y sucedió en Pavía; adquiere la Goleta; deja roja el turco a T ú n e z con su sangre fría; vence al Duque de Cleves y le arroja de G ü e l d r e s ; doma allá la apostasía del obstinado inglés que había vivido en su error, en su engaño adormecido.

970

975

CXXIII Para contarle las victorias bellas (más fueron las victorias que las luchas) en el cielo se veían las estrellas brillar de todas, pero no de muchas. D i l o , Filipo t ú , heredero de ellas, sucesor, no funesto, que le escuchas decir, cuando el gran cetro te dejaba: «Tarde muere el que muere cuando acaba».

980

CXXIV Filipo, honrosa afrenta del gran N u m a , Segundo, no en valor, ni en la prudencia,

985

vv. 9 6 9 - 7 0 R e f i é r e s e a Francisco I, rey de Francia (1515-1547), y la batalla de P a v í a (1525), en la que v e n c i e r o n las tropas e s p a ñ o l a s ; hecho prisionero, fue llevado a M a d r i d , donde p e r m a n e c i ó u n a ñ o . v. 971 la Goleta: fortaleza que protege la entrada de T ú n e z , fue conquistada por C a r l o s V en j u l i o de 1535 d e s p u é s de u n asedio de u n mes. v. 972 Túnez:

capturada p o r Carlos V en el verano de 1535.

vv. 9 7 3 - 7 4 E n 1540 el duque de C l e v e s o c u p ó la p r o v i n c i a de G ü e l d r e s c o n tra u n acuerdo que h a b í a firmado c o n el E m p e r a d o r . C o n ayuda alemana Carlos V le v e n c i ó en 1543 y a n e x i o n ó la p r o v i n c i a . vv. 9 7 4 - 7 6 P r e s u m i b l e m e n t e , se refiere a la vuelta a Inglaterra de m u c h o s c a t ó l i c o s c u a n d o M a r í a T u d o r s u b i ó al t r o n o en 1553, hechos en que C a r l o s V , su p r i m o , d e s e m p e ñ ó u n papel importante. v. 981 Filipo: F e l i p e II, rey de E s p a ñ a (1556-1598); s u c e d i ó al t r o n o en 1556 cuando su padre Carlos V d e c i d i ó abdicar y retirarse a Yuste. v. 984 Seguramente son palabras apócrifas de Carlos V , o dichas o imaginadas p o r B o c á n g e l en el m o m e n t o de su a b d i c a c i ó n a favor de su hijo Felipe II. v. 985 Numa: véanse arriba v v . 5 5 4 - 5 5 .

RETRATO

PANEGÍRICO

379

(1633)

conservando de reinos tanta suma, sufrir hizo al ganarlos competencia. N o cortó alguna espada cual su pluma, que es más fuerza la fuerza sin violencia, ni fue mayor fatiga del romano abrir el templo, que cerrarle, ajano.

990

cxxv Y a le abrió cuando, apenas sucediendo al reino, le c o m p r ó con fama y gloria, donde Enrique, a su ejército cediendo, del vivir hizo trémula victoria. T ú lo sabes, Lorenzo, pues ardiendo, Fénix divino, a tu mayor memoria para lograr el templo que eternizas, nuevo holocausto diste a tus cenizas.

995

1000

CXXVI A c l a m a r á a F i l i p o tal hazaña que ni antes tuvo igual, ni teme ejemplo; en cuanto el sol con ondas de oro baña sólo el Patrón q u e d ó mayor que el templo. Y tú, Lorenzo, al S a l o m ó n de España no quedaste deudor, aunque contemplo, que antes de honrar el templo le debiste, pero cabiendo en él le agradeciste.

1005

vv. 9 9 1 - 9 2 Sobre el T e m p l o de Jano, v é a n s e arriba v v . 5 5 4 - 5 5 . vv. 993-96 R e f i é r e s e a la batalla de San Q u i n t í n (1557), en la que los ejércitos e s p a ñ o l e s , mandados p o r M a n u e l Filiberto de Saboya,

derrotaron

a las

tropas

francesas de E n r i q u e II, rey de Francia (1547-1559). v v . 9 9 7 - 1 0 0 0 L a batalla de San Q u i n t í n tuvo lugar el 10 de agosto, festividad de San L o r e n z o . E n recuerdo de su martirio, Felipe II hizo dar al M o n a s t e r i o de E l Escorial la forma de la parrilla en que el santo fue quemado. v v . 1001-08 R e f i é r e s e al M o n a s t e r i o de San L o r e n z o de E l E s c o r i a l , fundado en 1563 p o r Felipe II en recuerdo de la batalla de San Q u i n t í n . v. 1005 Salomón: salén.

rey de Israel (961-922 a. de J . C ) , e l e v ó el T e m p l o de J e r u -

380

OBRAS COMPLETAS

DE

BOCÂNGEL

CXXVII Tras esta sabia, fuerte y santa idea de Reyes, del mejor sólo imitada, a un Tercero Filipo pide Astrea fiel balanza, inevitable espada; y mientras por el casto R e y emplea la docta virgen la Justicia amada, en sus aristas él la mano ejerce, la buena halaga y la nociva tuerce.

1010

1015

CXXVIII Pues la morisma, en lo exterior fecunda al reino, a D i o s inútil en la esencia, extermina de sí por que confunda su ley sin ley la universal sentencia; bien que empuñase de oro gran coyunda y sobornase al riesgo la opulencia. Llora el moro fugaz la sabia afrenta y España queda próspera de exenta.

1020

CXXIX Mas cuando el santo A b e l a Dios dedica el fruto que en sus campos atesora, su Imperio con imperios multiplica, r i n d i é n d o l e a Larache y la M a m o r a ; porque en la recompensa significa lo aceptó Dios, si quien le da lo ignora,

1025

1030

vv. 1011-12 Astrea : hija de Z e u s y T e m i s , diosa de la justicia y la V i r t u d , c o n sus dos atributos: la balanza (para pesar la justicia) y la espada (para ejecutarla). vv. 1017-24 R e f i é r e s e a la e x p u l s i ó n de los moriscos, llevada a cabo 1609 y 1614 p o r o r d e n real de F e l i p e III; a c c i ó n que B o c á n g e l parece

entre

aplaudir,

aunque r e c o n o c i e n d o sus negativos efectos e c o n ó m i c o s . v. 1025 el santo Abel: Felipe III, a veces llamado «el Pío». v. 1028 Larache: fortaleza en la costa de África, de la cual salían frecuentes e x p e d i c i o n e s de corsarios; fue conquistada p o r los e s p a ñ o l e s en 1610; la

Mamora:

otra fortaleza en la costa africana, en u n p u n t o e s t r a t é g i c o , que fue o c u p a d a p o r tropas e s p a ñ o l a s en 1614. Sobre esta v i c t o r i a G ó n g o r a e s c r i b i ó dos sonetos s a t í r i cos: «¡A la M a m o r a , militares cruces!», y «Llegué, s e ñ o r a tía, a la M a m o r a » .

RETRATO

PANEGÍRICO

(1633)

381

haciendo que se vista el beneficio el traje que miró en el sacrificio.

cxxx De este príncipe pío y rey perfeto, temido, pero dentro de adorado, que cuando amor se labra del respeto es ya naturaleza y no cuidado, Carlos pendiente estaba, tan su efeto que, entre ser hijo suyo y ser traslado, no los juzgara dos atento alguno; para gozar no más, pasaban de uno.

1035

1040

CXXXI D e las empresas que el real mancebo acometiera si la muerte avara sin razón no cortase el árbol nuevo, en torno de él pendía historia clara, tan viva que, mirando de Austria el Febo la imagen que a sí mismo le declara, a cada acción de esfuerzo que leía, sin moverse, moverse parecía.

1045

CXXXII De Sión el moderno ciudadano notando estaba los eternos giros, 1050 dando al amado padre la una mano que aseguraba un nudo de zafiros, con la otra señalaba al R e y hermano que deja en la región de los suspiros, diciéndole con voces sin estruendo: 1055 «Oh, cuánto!, ¡oh, c u á n t o me nací, muriendo!

v. 1038 traslado: copia. v. 1049 Sión: una de las colinas de J e r u s a l é n , tomada c o n frecuencia c o m o s i n ó n i m o de J e r u s a l é n . v. 1056 Es bastante probable que sean palabras dichas p o r el p r o p i o Infante Carlos.

382

OBRAS COMPLETAS

DE

BOCÁSGEL

CXXXIII Cese el llanto, Filipo, que es violencia llorar al que no ves, porque le viste; no falta el bien que falta a la apariencia si el bien es tal que al trato se resiste. Hace el aumento necesaria ausencia de su principio, porque así le asiste más favorable; luego no se aleja quien por u n i ó n más alta alguna deja.

1060

CXXXIV Escasa luz le c o n c e d í a tu playa adonde más que vida fui cometa, donde la rosa efímeros ensaya y la efímera ocasos interpreta; ya de tu Imperio soy firme atalaya, luz, no a mortal constelación sujeta, bien que les fue m i altivo monumento urna al amor y cuna al escarmiento.

1065

1070

cxxxv Y o desde aquí contemplo tu camino, las lides que te esperan, cuándo y d ó n d e ; las que te ha de mover feliz destino, que en el sudor la púrpura te esconde; y en las que al moro, al franco y al latino has de domar feliz, a quien responde todo el sol por laurel, rendido el suelo por vasallo, por premio todo el cielo».

1075

1080

CXXXVI Aquí j u z g ó la gran M e m o r i a eterna que de España cumplió el mayor deseo, y ésta sintió su vista humana y tierna faltar al firme y al divino empleo; bien que observó la imagen más moderna,

1085

RETRATO

PANEGÍRICO

(1633)

383

cual suele aquél que en brazos de Morfeo s o ñ a n d o glorias le despierta A p o l o , que la postrera imagen guarda sólo. CXXXVII Y no sólo contenta, mas vencida la sed de contemplar, que ya v i o en ella, deshizo aquella fábrica lucida donde la tuvo firme como estrella. V u e l o no pareció, sino caída, el movimiento de una y otra huella, cuando, rompiendo el globo cristalino, quedó vencido el viento en el camino.

1090

1095

CXXXVIII Y sobre el monte Líbano, gran roble, hospedó las hermosas compañeras adonde muestras de agasajo noble muchas supieron ser, mas no postreras. Y porque el beneficio más se doble y de muchas el paso den a enteras las gracias, dijo a España la M e m o r i a : «Siempre será de m í digna tu gloria».

1100

CXXXIX Y a de Admeto el zagal con lento paso iba segando aquella mies luciente que, para sobornar al negro ocaso, sembró de granos de oro en el Oriente; y el mar, haciendo su ribera un vaso, templar quería al sol la sed ardiente, por que, oponiendo alientos a desmayos, viva en cristales mientras muere en rayos.

v. 1086 Morfeo: hijo de H i p n o (sueño),

1105

1110

personifica, m á s que el s u e ñ o en sí, las

diversas formas que aparecen en el s u e ñ o . v. 1105 E l zagal de A d m e t o era A p o l o , el sol; véase arriba v. 222.

384

OBRAS COMPLETAS

DE

BOCÁNGEL

CXL Y porque más de la obra que del día faltaba, recogió con voz süave España su obediente c o m p a ñ í a , que no en el mundo, en su obediencia cabe; y haciendo de los pasos la porfía (refiriendo sus dichas) menos grave, el Alcázar del J ú p i t e r hispano nido fue de su vuelo soberano.

1115

1120

CXLI Y consolando del monarca ibero España discursiva los enojos, de las ondas del llanto amargo y fiero desembarcó sus navegantes ojos; y del que ya fue polvo y es lucero, que engañó a lo mortal con los despojos, la gloria refirió, y, mientras hablaba, ni aun a los ojos el garzón faltaba.

1125

CXLII «Cese —le dijo— el llanto, oh gran Filipe, a corriente se atreva, mas no a abismo; no al consuelo defensas anticipe, ni repita de muerte el parasismo; no es bien que de ti tanto participe, que algo pueda de ti más que tú mismo; no siendo el mayor mal no consolarte, más haces contra ti con ignorarte.

1130

1135

CXLIII Carlos, del cielo morador sublime, no a cuenta de los años ya respira; v. 1118 V / R P : « ( c o n t á n d o l e s sus dichas) menos g r a v e » . v. 1119 E l Alcázar R e a l de M a d r i d , palacio de Felipe I V («el J ú p i t e r hispano»), v. 1138 T o m a d o directamente de 79; 1, d o n d e allí se refiere a la muerte de Felipe III.

RETRATO

PANEGÍRICO

(1633)

sólo disculpa al que le llora y gime, en que sólo le alcanza el que suspira. Cese el dolor, pues nunca se redime con quejas o con llanto a aquél que espira: no niego su impaciencia a los gemidos, para sentir se hicieron los sentidos.

385

1140

CXLIV Y o por ti me he quejado donde habita saber que no se mide a humana ciencia, que no sólo en noticias me limita el dolor, le venció con experiencia. E n sus plumas m i vuelo facilita y donde tu magnánima ascendencia, godo escuadrón de luces, duerme vivo — p a r ó el vuelo y siguió lo discursivo—,

1145

1150

CXLV v i , no ya tus mayores n i pasados, ni son pasados, ni serán mayores; tus abuelos miré de luz armados, serenos de los años vencedores. Carlos, entre estos príncipes sagrados, exento estaba de hados inferiores. V i v i d émulos, ambos, de la muerte: por divino tu hermano, tú por fuerte.»

1155

1160

CXLVI Aquí desvaneció el hermoso bulto de España, y de Felipe a la prudencia libres ya los sentidos dieron culto, que no es del mal aplauso la violencia; y, dando muestras del consuelo oculto, vuelto el estrago en santa conveniencia,

1165

386

OBRAS COMPLETAS

DE

BOCÁNGEL

su memoria, no ya su dolor vano, es alto mausoleo de su hermano.

FIN

LA LIRA

DE LAS (1637)

MUSAS

APROBACION DELPADRE M . FRAY FRANCISCO BOYL, DE LAO R D E N DE NUESTRA SEÑORA DE LAMERCED, CALIFICADOR DEL SANTO O F I C I O D E L A I N Q U I S I C I Ó N , etc. 1

Si cupiera en m í el espíritu, el genio y los fértiles estudios del autor de esta Lira de las Musas que Vuestra Alteza me manda ver, no extrañara la novedad del asunto, sagrado en el espíritu, aunque humano en la materia; b i e n que en lo humano que contiene esta obra, luce con extremo la sabia armonía de lo sagrado. Y en lo uno y lo otro muestra el autor señas no pocas de sus disertísimas vigilias. Diole a su fruto tan ambicioso título como nombre, porque ser Lira de las Musas no supone instrumento que las invoca sino plectro que las inspira. T e m p l ó s e sin disonancia a las costumbres puras y a las verdades de la fe católica. Puede V . A . mandarle dar la licencia que pide. E n Madrid, a ocho de septiembre de 1635. 2

Fray Francisco B o y l

1

Fray Francisco B o y l , mercedario, fue autor de diversas obras, a d e m á s de c e n -

sor de la I n q u i s i c i ó n ; véase S i m ó n D í a z , 1950-94, v o l . V I , n ú m s . 5 . 2 1 4 - 3 3 . 2

disertísimas:

superlativo de diserto, « E l o c u e n t e , y que tiene fácil y selecta e x -

p l i c a c i ó n y m o d o de decir y sentir las cosas»

(Autoridades).

390

OBRAS COMPLETAS

DE

BOCÁNGEL

APROBACION DELPADRE MAESTRO FRANCISCO DE MACEDO, CATEDRÁTICO DE CRONOLOGÍA E NLOS ESTUDIOS REALES DE MADRID, DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS 3

Por c o m i s i ó n del señor V i c a r i o de esta villa de M a d r i d , v i este libro de La lira de las Musas de don Gabriel Bocángel, y con a d m i ración observé la grandeza de la facultad poética, pues, pareciendo estar en su cumbre, pudo de nuevo tomar vuelo y encumbrarse tanto que, a no ver de d ó n d e partió, j u z g á r a m o s no haber subido, y a no entrársenos por los ojos la claridad de su estilo, se perdiera la vista en la distancia. Si ya no es que digamos ser éste otro g é n e r o de poesía, pues en la novedad de sus conceptos, en lo peregrino de sus pensamientos, en la i n v e n c i ó n de sus discursos y en lo particular de su decir, hace parecer su excelencia nuevo el género de la p o e s í a , que constando de i m i t a c i ó n , ésta se forma de idea, y ejemplar para ser imitada. E l ingenio admite cuidado sin afeite, industria sin v i o l e n cia, hermanando natural feliz y arte venturosa en hacerse tanto de parte del ingenio que se e q u i v o c ó con él, adelantándose a lo de H o racio: Alterius sic Altera poscit opem res, et coniurat

amice . 4

Pues corren en el poeta tan iguales el ingenio y el arte que parece el uno parto del otro. La suavidad de los n ú m e r o s con la consonancia 3

Francisco de M a c e d o n a c i ó en C o i m b r a ; jesuita desde 1610, fue profesor de

R e t ó r i c a , luego C a t e d r á t i c o de R e t ó r i c a en los Reales Estudios de M a d r i d . A c a b ó sus días c o m o C a t e d r á t i c o de Filosofía

M o r a l en la U n i v e r s i d a d de P a d u a , e n

1681. 4

H o r a c i o , Ars poética, v v . 4 1 0 - 1 1 . E n su c o m e n t a r i o sobre la u n i ó n d e l arte y

el i n g e n i o , M a c e d o parafrasea los versos horacianos anteriores a la cita:

«Natura

fteret laudabile carmen an arte, / quaesitum est: ego nec studium sine divite vena, / nec rude quid prosit video ingenium: alterius sic...» (vv. 408-10).

391

LA LIRA DE LAS MUSAS (1637)

de las voces, correspondencia de los consonantes, dulzura del estilo, componen una armónica poética que desmiente la de las Sirenas. L a frase es elegante y pura en su fuente, mas tan adornada de metáforas que se dobla la hermosura con lo añadido del engaste. La e r u d i c i ó n es lo que más admiro, porque sin la envidia del ruido pomposo (que no es e r u d i c i ó n la pompa, sino arrogancia) distingue la amenidad del verso, incluida en él con tal arte que es alma suya y da sentimiento al verso. E n cada alusión tiene un reclamo erudito a la atención, viniendo a ser sustancia en esta poesía lo que en otras es accidente. E n algunos poetas e x t r a ñ o la falta de variedad de estilos y la perpetua igualdad de conceptos, que parece tienen sola una turquesa para cortarlos, sin hacer diferencia de décimas a romances, de romances a sonetos, de sonetos a canciones, pobreza conocida de ingenio y fe natural, a ú n más que falta de arte. Pero este poeta consigue tan hermosa diferencia de los poemas que, como el diestro m ú s i c o , ha penetrado la posible e n t o n a c i ó n de cada cuerda y reconocido lo cabal y diverso de las voces de esta nueva L i r a . Finalmente, él es poeta verdadero, y si alguno quisiese poner dolo en sus eruditas obras, no conseguirá sino firmarse de mal apasionado y peor entendido. Y o , que he profesado y leído esta facultad muchos años y tengo algún trabajado v o l u m e n ya para imprimir sobre ella , juzgo que, sin lisonja de nuestro autor y sin agravio de otro alguno, merece aventajada estimación en lo cuerdo a los antiguos, y en lo florido y elegante a los modernos. Este es m i parecer, y que merece la licencia que pide, no o p o n i é n d o s e en nada a las costumbres n i a la religión. D e l Colegio Imperial de la C o m p a ñ í a de Jesús de M a d r i d . 5

Francisco de Macedo

5

M a c e d o habla tal vez de alguna de sus obras en l a t í n , c o m o Parnassi nemus.

Poeticio arboribus comitum, o Thesaurus eruditionis, pro Sole, o rhetoricis, todas sin fecha de i m p r e s i ó n ; v é a s e n ú m s . 24-26.

Viridiarium

eloquentiae

S i m ó n Díaz, 1950-94, vol. X I V ,

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AL LIBRE

DE

BOCÁMGEL

LECTOR

N i n g u n o de los renombres, oh lector, con que el vulgo de los escritores suele invocarte, me parece a p r o p ó s i t o : los que te llaman benigno adulan su miedo y no consiguen tu gracia; si te invocan discreto, no sé por q u é te instruyen tanto la i n t e n c i ó n , pues no hay entendido que la tenga mala; los que te culpan mordaz y envidioso, o presumen tener que les envidies o se imaginan inculpables en sus escritos. Por tanto, pretendo esta vez que seas lector libre y atento, pues de tu juicio y neutralidad necesito más los ratos que te ocuparen los n ú m e r o s y las voces de esta —que no sin propiedad i n t i t u l é — Lira de las Musas, en metáfora de la diversidad de sus cuerdas y sonidos graves, agudos, dulces y varios. Así se diferencian los poemas de este volumen: los heroicos, con majestad de sentencias y respeto de las voces que las sirven; los líricos, en la dulzura de sus c o n ceptos, novedad de sus locuciones y frases, hermanando los dos estilos con artificiosa y natural a r m o n í a . Esta ha sido la idea que se ha procurado imitar, habiendo huido con afectación de la afectación y de la oscuridad, escollos no sé si tan considerados, como ciertos, de muchos escritores. Y a , pues, que te has e m p e ñ a d o en juzgar la calidad y naturaleza de estas flores, que en el desaliño de su desorden representan más ser arrancadas que cogidas, te quiero insinuar algunos presupuestos. Sea el primero, que estos versos estaban escritos y esparcidos años ha en manos de muchos amigos y e x t r a ñ o s . I n s t á b a n m e aquéllos que los estampase, r e c o n v i n i é n d o m e con la honra que he debido a España y a Italia en mis antes divulgadas obras . N o me pareció, pues, que en imprimirlos añadía más peligro, sino más papel, y que en éste se redimirán muchos yerros que los traslados bastardos a ña de n a los 6

6

¿ Q u i e r e decir c o n esto que sus anteriores obras se han d i v u l g a d o en Italia, o

llama nuestra a t e n c i ó n a sus o r í g e n e s hispano-genoveses?

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LA LIRA DE LAS MUSAS (1637)

que confieso van en los originales, h a b i é n d o m e sido más fácil c o n o cerlos que enmendarlos . Estas conveniencias y motivos a ú n no vencían m i respeto al c e ñ o de los juicios graves, que ya por mis mayores, profesados estudios, ya por mis diferentes ministerios y atenciones, parece p o d í a n extrañar estos floridos empleos de la p l u m a , notando que por j u n i o los claveles más bienquistos parecen reacios en los jardines y los extraña el mismo que los compra. Pero hallará la respuesta m u y a mano quien se holgare más de la satisfacción que de la calumnia, pues en hecho de verdad, como queda dicho y consta de la fecha de este p r i vilegio, no se escribe ahora lo que ahora sale; advirtiéndose asimismo que, si quedasen manuscritos estos versos, les amenazaba el d a ñ o que ha sucedido a los más autores, especialmente modernos que, omitiendo en sus días divulgar sus obras, padecen difuntos el arbitrio y adulterio de falsos moldes, donde el interés vende el nombre, y no las obras de los escritores; injuria, c o m o postuma, irreparable, y nuevo contagio que halló como prender en las cenizas . 7

8

Aquí, pues, se ofrece al hastío de los gustos que vemos una diversidad de poesías que de suyo, y por sí sola, aún suele merecer con los descontentos. Cualquier asunto te d e t e n d r á poco, sin obligarte a dependencia para enterarte de sí, y n i n g ú n deleite se te consentirá sin alguna enseñanza moral, o sin alguna i m i t a c i ó n poética, de que está tejida esta numerosa tela . Caigan estas flores del árbol del ingenio que, ya, más que verde, fecundo de mayores frutos históricos y políticos, te cita a las veras de más serias vigilias, no con á n i m o de a ñ a d i r libros al cúmulo de nuestros modernos, sino de lograr algunos discursos que de las experiencias y estudios varios con algún desvelo he observado, reducidos a un m é t o d o que se conforme con la variedad de los sujetos a quien 9

7

C o m o se ha comentado ya en el Prefacio de esta e d i c i ó n , B o c á n g e l introdujo

bastantes c a m b i o s en los poemas de Rimas y prosas y d e l Retrato panegírico,

que

ahora se i m p r i m í a n p o r segunda vez. 8

Este pasaje, m u y importante para la historia textual de La lira de las Musas, se

ha discutido en D a d s o n , 1985a, p p . 5 1 - 5 4 . 9

Parece que B o c á n g e l alude a q u í al o r i g e n de la palabra «texto» que p r o c e d e

de tejido y tejer, cfr. Covarrubias para texto: «La letura de u n autor; díjose así p o r i r tejido y c o n t i n u a d o , y t a m b i é n a d i f e r e n c i a de l o que l l a m a n glosa, que es la a n o t a c i ó n y apuntamiento sobre el mesmo t e x t o » .

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BOCÂNGEL

habla. S é a n t e , pues, bienquistas estas ofertas, si no por dignas, por confiadas de tu juicio. Vale.

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LA LIRA DE LAS MUSAS (1637)

A SU ALTEZA

SERENÍSIMA

C o m o dichoso y doméstico testigo, S e r e n í s i m o S e ñ o r , de cuan agradables son a Vuestra Alteza las letras, y del amparo que hallaron siempre en su grandeza y benignidad los profesores de ellas, y sabiendo por asistida experiencia el ingenio y c o m p r e n s i ó n con que penetra lo arcano misterioso y más escogido de las ciencias y artes, resultando todas de su aceptación más liberales, me atrevo en virtud de m i oficio a poner en las augustas manos de V . A . este compendio de todas mis obras p o é t i c a s , feudo, tan natural como debido, de m i corta e r u d i c i ó n adquirida e ilustrada en sus reales libros . Pero saliendo de este c o m ú n sagrado, reconozco más especial motivo del rendimiento de estos floridos frutos a Príncipe que se ha dignado de avalorar con repetidas protecciones mis desveladas fatigas y m i l trabajados ocios. 10

11

A d m i t a , pues, V . A . , estas ejecutadas premisas de futuros y más heroicos partos, pues hoy se conciben en sus invictas hazañas, para lograrse el día que, haciendo inmortal clarín de su ya merecida fama, escuche el orbe mis heroicos n ú m e r o s , en mérito de su inmortal asunto ; consintiendo ahora Vuestra A l t e z a Serenísima, no a la m í a , sino a la h u m i l d e frente de este libro, su augusto e invicto 12

1 0

este compendio de todas mis obras poéticas: c o m o indica el uso de la palabra com-

pendio, n o e s t á n a q u í todas las obras p o é t i c a s de B o c á n g e l escritas hasta entonces; algunos poemas se e n c u e n t r a n sueltos o i n c l u i d o s entre los p r e l i m i n a r e s de las obras de otros autores. E n nuestra e d i c i ó n son los poemas 75 a 84, en la s e c c i ó n Escritos dwersos 1 1

1624-1633.

A l u d e a su puesto c o m o b i b l i o t e c a r i o d e l C a r d e n a l Infante y a que solía

consultar los libros de Fernando. 1 2

B o c á n g e l parece p r o m e t e r a q u í a l g ú n p a n e g í r i c o sobre la v i d a y los hechos

de d o n F e r n a n d o , p o e m a que n u n c a (que sepamos) se l l e v ó a c a b o . O b s é r v e s e t a m b i é n c ó m o B o c á n g e l parafrasea la dedicatoria de la Fábula de Polifemo y Galatea de G ó n g o r a : «que si la m í a puede ofrecer tanto / c l a r í n (y de la F a m a n o segundo), / tu n o m b r e o i r á n los t é r m i n o s del m u n d o » (vv. 2 2 - 2 4 ) .

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BOCÁNGEL

nombre, con que no envidiare los laureles de que tanto engríe el Parnaso a sus ahijados. L a calumnia, entretanto, sobreciega, deslumbrada con que mis obras granjean tan alto d u e ñ o contra las experiencias de m i rudeza, argüirá misterios de valor en estos frutos, respetando el Planeta que los alienta y educa, pues ya por efectos de su favor aspiran a la posteridad que les niega lo débil de su naturaleza. Esta codicia de mayor vida, comunicada por unirse a los sujetos mayores, es más disculpada en mí por menor y más afecta hechura de V . A . , de quien cobro en recompensa de esta dádiva corta las usuras que Garcilaso de la Vega (tan docto como noble soldado) parece que atestigua cuando dice: Q u i e n más cerca se halla del gran hombre, piensa que crece el nombre . 13

E l de V . A . se ha hecho tan grande por las letras y por las armas que, a no haberse extendido por los términos de Europa su valor y su esfuerzo, no cupiera en los de su dichosa España. Esto recela aquí la verdad, c o m o allá la lisonja en la muerte de los tres Pompeyos . Y , pues, n i los méritos de V . A . caben en sus breves, cuanto fértiles años, donde la subida verdad de sus proezas no teme de la adulación los siempre inferiores realces, ni en m i rendimiento hay oferta que no sea debida, disculpado de haber presumido lucir mis sombras entre los claros resplandores que venero, anunciándoles perpetuo Oriente en la vida y más eterna posteridad en su fama. R o g a r é con súplice afecto a Dios lo mismo que en sus prósperos sucesos nos ha e n s e ñ a d o a esperar, pues ascendiendo con tan favorables pasos a la cumbre de lo inmortal, siendo brazo robusto de la R e l i g i ó n y de la tranquilidad de España, es consecuente que en la vida temporal goce V . A . los a ñ o s que la Cristiandad ha menester y sus más afectos y humildes criados debemos desear. 14

15

E l menor criado de Vuestra Alteza, que sus pies besa. D o n Gabriel Bocángel Unzueta. 1 3

1 4

Garcilaso, Égloga / / , v v . 1543-44. los tres Pompeyos: C n e o P o m p e y o M a g n o y sus dos h i j o s , C n e o y S e x t o ,

quienes m u r i e r o n l u c h a n d o contra J u l i o C é s a r . Frase ya utilizada p o r B o c á n g e l en el Retrato panegírico, 86; 569. 1 5

súplice: suplicante; cultismo extremado.

LA LIRA DE LAS MUSAS (1637)

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87 E l Fernando o T e m p l o de su fama Poema histórico A l Serenísimo Señor Cardenal Infante de España, etc., m i señor I

Alta lisonja es ésta de aquel Marte sagrado que, con púrpuras y plumas, por los riesgos de Europa se reparte —pasmo a provincias y terror a espumas—, si a la sangrienta l i d que al mundo emplaza, t e ñ i d o siempre está de la amenaza.

5

II Su fama aquí con aras resplandece, y, en orden a labrarle eternidades, en rojos bultos a Fernando ofrece, de pórfidos que observan las edades, su edad, figura en láminas distinta, de uniforme cincel, de varia tinta.

10

III C i e n colunas de m á r m o l al palacio son prólogo, y de estrellas se rubrican;

vv. 1-2 Marte sagrado: el C a r d e n a l Infante, que fue c o m o G o b e r n a d o r a F l a n des en 1634. v. 10 pórfidos: « R o c a compacta y dura, formada p o r una substancia amorfa, o r d i n a r i a m e n t e de c o l o r o b s c u r o y c o n cristales de feldespato y c u a r z o . E s m u y estimada para d e c o r a c i ó n de edificios»

(Academia).

v v . 13-16 T í p i c a d e s c r i p c i ó n utilizada p o r B o c á n g e l

cuando de palacios o

templos se trata; v é a n s e 2; 145-46, 86; 2 3 7 - 3 8 : « D e fornido cristal columnas ciento

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BOCÁNGEL

ciento de bronce, histriadas de topacio, orden segundo a su labor replican. A distancia leal se ven algunas que a un tiempo son estatuas y colunas.

15

IV Figurado se mira extensamente nicho en medio de plata y de rubíes, que a su arbitrio dispone del Oriente en diluvio de rayos carmesíes. E l gran Pedro y el Pablo, en gesto grave, éste un montante, aquél le da una llave.

20

V Fernando, ardiente crédito de España, al alto nicho su estatura tasa. N o estriba el bulto sobre fiel peaña, que es peaña inmortal él mismo y basa; entre humilde y feroz, con fiel semblante, la púrpura recibe y el montante.

25

30

VI E l indio, menos bárbaro que diestro, cuando forjó el venablo venerado a luces de soldado y de maestro, / s o n p r ó l o g o d e l grave f r o n t i s p i c i o » , y 86; 2 7 4 : « o r d e n segundo

al p r i m i t i v o

junta». v. 15 histriadas: historiadas, «Aplícase al cuadro o dibujo compuesto de varias figuras convenientemente colocadas respecto d e l suceso o escena que r e p r e s e n t a n » (Academia). v. 19 V é a s e 86; 857: « F i g u r a d o se veía e x t e n s a m e n t e » . v v . 2 0 - 2 2 L a rima r u b í e s / c a r m e s í e s es frecuente en la poesía amorosa d e l S i glo de O r o , c o m o vemos en Q u e v e d o : «perlas que, en u n diamante, p o r r u b í e s , / p r o n u n c i a n c o n d e s d é n s o n o r o y e l o , / y razonan tal vez fuego tirano / r e l á m p a gos de risa carmesíes» (Soneto 465, v v . 10-13). v . 24 montante: « E s p a d ó n de grandes gavilanes, que es preciso e s g r i m i r c o n ambas m a n o s » v. 27 peaña: (Academia).

(Academia). «Basa, a p o y o o pie para c o l o c a r e n c i m a una figura u otra cosa»

LA LIRA DE LAS MUSAS (1637)

le envainó con astucia en un cayado por que quien le obedece en santo estilo ignore la experiencia de su filo.

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VII E l rojo bulto del sagrado Infante en sueltos miembros su presencia expone. Es la espada una lista de diamante, a cuyo espejo lo feroz compone; manto breve de múrice le enlaza con tal arte que ajusta y no embaraza.

40

VIII U n peto ciñe de lombardo acero que al sol sabe volver su lumbre rota, donde escribió del español guerrero Vulcano historias, que entre cifras brota. Sudores doctos le costó en Sicilia a su fuerte, a su bárbara familia.

45

IX U n clavel del crisólito más bello en hojas cuatro se divide y nace, donde el pecho confina con el cuello y al perfil de loriga satisface;

50

v. 41 múrice: m o l u s c o m a r i n o que segrega u n l í q u i d o p u r p ú r e o ; p o r e x t e n s i ó n , c o l o r de p ú r p u r a . V é a s e d e s c r i p c i ó n dada en 32; 375. v. 46 Vulcano: B o c á n g e l alude a q u í a la armadura de A q u i l e s que V u l c a n o y los C í c l o p e s le forjaron a p e t i c i ó n de Tetis, y en particular al escudo que le h i c i e r o n c o n historias grabadas en él; véase H o m e r o , litada, libro X V I I I . v. 47 Sicilia: el m o n t e E t n a en la isla de S i c i l i a era, s e g ú n la t r a d i c i ó n , d o n d e V u l c a n o t e n í a su fragua, y así lo recoge G ó n g o r a

en su Fábula

de Polifemo y

Gala tea. v. 48 su bárbara familia: los C í c l o p e s , que ayudaron a V u l c a n o . v. 49 crisólito: piedra preciosa; el crisólito de los volcanes es de c o l o r rojo pardo. v. 52 loriga: « A r m a d u r a para defensa del cuerpo, hecha de l á m i n a s p e q u e ñ a s e imbricadas, p o r lo c o m ú n de acero»

(Academia).

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DE

BOCÁNGEL

y sobre el morrión de leve peso plumas releva artífice travieso. X C o m o en la nieve pura se desata rayo infante de lumbre primitiva, hace en el rostro de bruñida plata postizo resplandor guedeja viva. Finge en la barba y labio claro anillo el oro hilado a manos del martillo.

55

60

XI La espalda oprime de un b r i d ó n ligero, de breve testa y cuello relevado. Bella es su vista, su mirar tan fiero que de estar a su aspecto está tostado; Etnas concibe, y el coraje cesa si escupe, en vez de espuma, la pavesa.

65

XII E n luengas ondas de la clin y cola es (o parece) que navega el viento. Soberbia el anca se dilata, y sola finge quietud del alazán violento la diestra mano; la siniestra planta airoso encorva y rápido levanta.

70

v. 53 morrión: « A r m a d u r a de la parte superior de la cabeza, hecha en forma de casco, y que en lo alto suele tener u n plumaje o a d o r n o » (Academia). vv. 55-56 Cfr. 90; 3: «y cual h i e l o en que el sol infante luce». v. 61 bridón: «Caballo ensillado y enfrenado a la brida. E n estilo p o é t i c o o elevado, caballo brioso y a r r o g a n t e » (Academia). v v . 6 1 - 6 6 A ñ o s m á s tarde, B o c á n g e l v o l v e r í a a estos versos para sus poemas sobre la fiesta de toros; véanse 226 y 229. v. 66 pavesa: véase 86; 3 4 1 . v. 70 alazán:

u n caballo que tiene el p e l o alazán, es decir de c o l o r m á s o m e -

nos rojo, o m u y parecido al de la canela.

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XIII N o acaso la levanta a herir con ceño la tierra, que sepulcros forma y bate a los vencidos de su airado d u e ñ o , por que muertos no estorben el combate, o los sepulta en t ú m u l o de olvidos por negarles la gloria de vencidos.

75

XIV T a l templo o b r ó M a r t í n e z sevillano, v í n c u l o de la fama de Lisipo; tal formó de Filipo al fiel hermano, que parecía hermano de Filipo, M a r t í n e z , que obra bultos animados de quien después sus d u e ñ o s son traslados.

80

XV Sobre este nicho que de edad carece (tanta será su edad) y le corona el cerco de una luna cuando crece, está Filipo a quien un sol corona; con que el Infante venerado arguye que otra más superior su fuerza influye.

85

90

XVI N o es de Filipo, no, la estatua entera, que sintió el arte en sí flacas señales; ni de metal le obró, por que se infiera que vive el nombre y mueren los metales. Así al eterno original asido lo inmortal le adquirió en lo parecido.

95

v. 79 J u a n M a r t í n e z M o n t a ñ é s , escultor sevillano (1568-1649), autor de tallas policromadas de notable realismo. v. 80 Lisipo: escultor en la corte de A l e j a n d r o M a g n o , autor de unas seiscientas estatuas; véase 86; 2 8 1 . v. 81 Filipo: Felipe I V , hermano m a y o r del C a r d e n a l Infante. v. 84 traslados: copias.

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BOCÂ.VGEL

Retrato de Su Majestad por M a r t í n e z M o n t a ñ é s , esculpido en barro Epigrama Y a el polvo no es rüina, sino aliento. Y a lo inmortal de lo mortal se fía. A q u í paró en acierto la porfía, y esculpió sus ideas el intento.

100

Próvido elige el barro el instrumento, buscando p r o p o r c i ó n a su osadía, que, como a darle espíritu atendía, atribuyó lo humano a su elemento. Y a , pues, que le inspiró lo eterno al bulto, donde vuelve a nacer el sol de Iberia, le fía al barro el andaluz Lisipo.

105

Que el bronce y mármol presumieran culto de los años por sólida materia, y para eterno bástase F i l i p o .

110

XVII La historia, donde al oro vence el arte, prosigue del R e a l Pastor del Tajo. Su sabia j u v e n t u d a instancias parte, dado al sacro, al político trabajo. Santos preceptos, altos sacrificios alumbra a señas y releva a indicios.

115

v v . 9 7 - 1 1 0 E l asunto de este soneto es el retrato busto de Felipe I V que M a r t í n e z M o n t a ñ é s h i z o en 1635 a r e q u e r i m i e n t o de V e l á z q u e z , retrato que utilizaría m á s tarde P i e t r o T a c c a , escultor italiano, para la estatua ecuestre d e l m o n a r c a en M a d r i d . V e l á z q u e z capta el m o m e n t o de la e j e c u c i ó n d e l busto en u n c o n o c i d o c u a d r o suyo ahora en e l M u s e o d e l P r a d o ( l á m i n a

5 aquí).

Sobre esto,

B r o w n , 1986, p . 146. v. 112 Real Pastor del Tajo: Fernando era arzobispo de T o l e d o . v. 116 releva: relevar, pintar una cosa de manera que parezca de relieve.

véase

LA LIRA DE LAS MUSAS (1637)

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XVIII U n mar de ciencias el cincel figura, donde el ingenio es Palinuro sabio. Y a los reinos, político, mensura, los orbes ya al n u m é r i c o astrolabio; ya estrena en la aritmética verdades, docto en líneas y agudo en cantidades.

120

XIX Y a de Eucüdes los círculos emprende; ya las líneas de J á u r e g u i dibuja; la solfa apura, la vihuela prende y hace que el arco regalado cruja. Y a en ambas cajas, con marcial porfía, cetro le da la dura cetrería.

125

XX Éstos, que en otro fin, en él preludios fueron; y, desdeñando los posibles, el ingenio emprendió sacros estudios del empíreo en objetos infalibles. La sustancia del Padre, el H i j o , el A v e , si todos la confiesan, él la sabe.

130

w . 117-18 Cfr. 86; 8 9 1 - 9 2 : «sonda A l f o n s o las ondas l u m i n o s o , / del mar de ciencias P a l i n u r o sabio». v. 118 Palinuro: p i l o t o de Eneas; véase 86; 892. v. 123 Euclides: m a t e m á t i c o griego que e n s e ñ ó en A l e j a n d r í a durante el reinado de P t o l o m e o I (s. III a. de J . C ) . E s c r i b i ó u n famoso tratado de g e o m e t r í a , los Elementos. v. 124 J u a n de J á u r e g u i , p i n t o r y poeta sevillano, y gran amigo de B o c á n g e l ; véase 2 * . v. 127 caja: especie de tambor. v. 132 empíreo: e l c i e l o . A n t i g u a m e n t e era c o n s i d e r a d o el sitio de los b i e n a venturados que gozaban de la presencia de D i o s , el d é c i m o c í r c u l o o esfera del sistema n e o p l a t ó n i c o .

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DE

BOCÁNGEL

XXI Y a , consumado en fuerzas, le dirige el J ú p i t e r fraterno a empresas grandes. A l franco, al belga, al holandés corrige la amenaza. ¿ Q u é hará el estrago en Flandes? Salen, pues, los hermanos tan lucientes que la Puerta del Sol ve tres Orientes.

135

140

XXII C a t a l u ñ a , A r a g ó n le aclaman N u m a , estadista en las cortes. Y a se embarca. Sésgase el mar y duerme hasta la espuma, de fiel tranquilidad lisonja zarca, dejando, si obedece, equivocado o al bastón o al tridente o al cayado.

145

XXIII Llega a Milán, ejércitos compone, corazones admite, excusa gastos; bien que próspera, fiestas le propone, que en triunfos R o m a no miró ni en fastos. ¿ Q u é mucho, si jamás a d m i r ó tanto de fuerte, sabio, liberal y santo?

150

v. 136 Júpiter fraterno: F e l i p e I V , ya que J ú p i t e r era e l m á s i m p o r t a n t e de los dioses latinos. E r a una de las muchas a t r i b u c i o n e s m i t o l ó g i c a s de que gozaba el R e y Planeta; véase, p o r ejemplo, 86; 767. v v . 139-40 R e f i é r e s e a los tres hermanos reales — F e l i p e , C a r l o s , F e r n a n d o — que salieron de M a d r i d el 12 de abril de 1632 para asistir a las C o r t e s de C a t a l u ñ a en B a r c e l o n a . v. 141 Numa: N u m a P o m p i l i o , segundo rey legendario de R o m a , que r e i n ó de 714 a 671 a. de J . C . D i o a R o m a sus leyes y r e l i g i ó n ; véase 86; 554-55 y 985. v. 142 estadista en las Cortes: el 18 de m a y o de 1632 Olivares c o n s i g u i ó que las Cortes de C a t a l u ñ a aceptasen al Infante Fernando c o m o su Presidente. v. 144 zarca: de c o l o r azul claro. v. 150 fastos: l o m i s m o que faustos, « o r n a t o s y p o m p a e x c e s i v a de criados, galas y otras cosas» (Autoridades).

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XXIV Trasciende a Flandes, y al real pasaje, hidra del Septentrión, W e i m a r se ofrece, animada p o n z o ñ a del coraje de aquella infiel cerviz que herida crece. Mas sus venenos y su cuello extinguen aceros de Austria en campos de Norlinguen.

155

XXV D e l antes real como después augusto H é c t o r novel del H ú n g a r o cuñado se mezcla al suyo campo tan robusto que mies de acero receló el arado. Allí traza, allí expende, allí comparte oro, fuerza, consejo, riesgo y arte.

160

XXVI C u a l huye al bosque incauto conejuelo, a sombra del cañón, del miedo alado, el escuadrón süeco elige un suelo de engaños y de robles trincherado; y, opuesto en su labor al propio intento, su laberinto obró su monumento.

165

170

v. 154 hidra: a n i m a l m i t o l ó g i c o de muchas cabezas que H é r c u l e s v e n c i ó en L e r n a . A l perder u n a de sus cabezas le c r e c í a n dos m á s , y así prosperaba cuanto m á s herida. Su sangre era venenosa y H é r c u l e s se sirvió de ella para envenenar sus flechas; Weimar: el duque B e r n a r d o de S a x e - W e i m a r , u n o de los jefes militares de las fuerzas protestantes alemanas durante la G u e r r a de los T r e i n t a A ñ o s . v.

158 Norlinguen: N ó r d l i n g u e n , c i u d a d al sur de A l e m a n i a

donde

estaba

acampado el A r c h i d u q u e Fernando, R e y de H u n g r í a y p r i m o del C a r d e n a l Infante, mientras esperaba la llegada de este ú l t i m o . L o s dos p r i m o s j u n t a r o n sus fuerzas el 2 de septiembre de 1634 y cuatro días d e s p u é s tuvo lugar la batalla. v. 160 Héctor: h é r o e troyano, m u e r t o p o r A q u i l e s en la defensa de su c i u d a d . R e p r e s e n t ó H é c t o r e l baluarte de T r o y a y c o n s i g u i ó la u n i ó n de los

troyanos,

m e n o s p o d e r o s o s p e r o m á s u n i d o s que los griegos. E n gran parte, se d e b i ó la v i c t o r i a de N ó r d l i n g u e n a que los dos Fernandos y sus e j é r c i t o s estuviesen bastante m á s unidos que sus dos adversarios H o r n y W e i m a r . v. 167 Las fuerzas protestantes c o n s i s t í a n en dos e j é r c i t o s , u n o de ellos sueco, bajo el mando de Gustavo H o r n . v. 168 trincherado: atrincherado, fortificado.

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BOCÁNGEL

XXVII Allí cae el soldado, y le socorre; allí el campo se engríe, y le sosiega; mengua una tropa, y a llenarla corre; al osado amenaza, al flaco ruega; bombardas ceba, centinelas muda, susurra nombres y caballos suda.

175

XXVIII C o m o excede entre rojos arreboles el sol, que los educa de la tierra, los olimpos de acero o españoles hacen, y los demás sufren la guerra; bien que el gran Duque de Lorena hería tanto que España le a d o p t ó aquel día.

180

XXIX Es de copia marcial cualquiera cuerno en fortaleza y sitio, altivo y alto. E l príncipe del Tajo da el gobierno a Leganés, a I d i á q u e z y a T o r r a l t o ,

185

v v . 171-76 Los dos p r í n c i p e s observaban la batalla desde u n cerro, y desde allí mandaban ó r d e n e s y controlaban la d i r e c c i ó n del asalto imperial. v. 175 bombardas: « M á q u i n a m i l i t a r de m e t a l , c o n u n c a ñ ó n de gran c a l i b r e , que se usaba a n t i g u a m e n t e »

(Academia).

v. 179 los olimpos: «La altura o e m i n e n c i a de las cosas. D í j o s e p o r semejanza al monte O l i m p o »

(Autoridades).

v. 181 Carlos, duque de L o r e n a , aliado de las fuerzas imperiales y G e n e r a l de la L i g a C a t ó l i c a . v. 185 O t r a manera de referirse al C a r d e n a l Infante, cardenal de T o l e d o . v. 186 D o n D i e g o M e x í a F e l í p e z de G u z m á n , I m a r q u é s de L e g a n é s

(m.

1655), pariente de O l i v a r e s , s i r v i ó m u c h o s a ñ o s e n ' l o s e j é r c i t o s de Flandes. E n 1626 fue n o m b r a d o general de c a b a l l e r í a en Flandes, y en

1628 Presidente del

C o n s e j o de aquellos estados. V i a j ó c o n e l C a r d e n a l Infante a Flandes c o m o G o bernador del E j é r c i t o y su T e n i e n t e G e n e r a l . D o n M a r t í n de I d i á q u e z , Maestre de C a m p o de u n tercio e s p a ñ o l en la batalla de N ó r d l i n g u e n . D o n Gaspar de T o r r a l to, Maestre de C a m p o d e l tercio n a p o l i t a n o ; j u n t o c o n I d i á q u e z , se d i s t i n g u i ó en la batalla, soportando el ataque frontal del enemigo durante todo el día.

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a Escobar, al audaz Panigarola, a Alagón, por quien Palas fue española. XXX E l sol de las dos águilas bohemias sus haces planta, diestro, audaz y fuerte. Oyense de W e i m a r altas blasfemias que el cielo manchan de veneno y muerte. Salvas se fingen al rayar del alba, pues la suerte no más es libre y salva.

190

XXXI Suenan parches y pífanos asordan; rotas, forman las picas v o z espesa; balas de sacres las trincheras bordan y al sólido pavés hacen pavesa. Rotos miembros de cuerpos desunidos hacen sombra, en el aire entretejidos.

195

200

v. 187 D o n F r a n c i s c o de E s c o b a r , sargento m a y o r d e l c o n d e de F u e n c l á r a ; fue m a n d a d o a espiar los m o v i m i e n t o s d e l e n e m i g o . E l c o n d e de P a n i g u e r o l a , Maestre de C a m p o del tercio lombardo; m u r i ó en la batalla. v. 188 D o n E n r i q u e de A l a g ó n , c o n d e de F u e n c l á r a , Maestre de C a m p o de u n t e r c i o e s p a ñ o l . Palas: Palas A t e n e a , diosa g r i e g a , a veces r e l a c i o n a d a c o n la guerra, p o r l o que frecuentemente se la representaba armada c o n u n casco y escudo. v v . 1 8 9 - 9 0 Es decir, así c o m o la l u z d e l sol sale de él en haz l u m i n o s o , de la m i s m a m a n e r a i r r a d i a n de los dos p r í n c i p e s (que s o n las dos á g u i l a s

bohemias,

probablemente p o r r e l a c i ó n c o n el escudo de los Habsburgos) sus haces o tropas. v. 195 parches: cada una de las dos pieles del tambor, y p o r e x t e n s i ó n tambor; pífanos: «Flautín de tono m u y agudo, usado en las bandas militares»

(Academia).

v. 197 sacres: antigua pieza de artillería, de l o n g i t u d igual al cuarto de una c u lebrina, que disparaba proyectiles de cuatro a seis libras. v. 198 pavés: escudo o b l o n g o que c u b r í a casi todo el cuerpo d e l combatiente. v v . 1 9 9 - 2 0 0 L a d e s c r i p c i ó n de la batalla debe bastante, creemos, a parecidas descripciones en Os Lusiadas de C a m ó e s , c o m o ésta: « C a b e c a s p e l o c a m p o v á o saltando, / B r a c o s , pernas, sem d o n o e sem s e n t i d o » (Canto Terceiro, v v . 4 0 9 - 1 0 ) . T a m b i é n h a b r í a tenido en cuenta la d e s c r i p c i ó n de la batalla de Farsalia: «Ore quis adverso demissum faucibus ensem / Expulerit moriens anima, quis corruat ictus, / Quis steterit, dum membra cadunt, qui pectore tela / Transmittant,

aut quos campis adfixerit

hasta, / Quis crúor emissis perruperit aera venis / Inque hostis cadat arma sui» ( L u c a n o , Bellum civile, L i b r o V I I , v v . 621-26).

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DE

BOCÂNGEL

XXXII La pólvora montañas de humo explica en ambos campos, y, suspenso, Marte tres veces fue neutral. A l fin rubrica con sangre del contrario nuestra parte, nuestra victoria, y en los fieros bandos prevalecen victorias y Fernandos.

205

XXXIII De polvo y sangre y de sudor teñido, gracias a D i o s , a España da pendones. Triunfa cortés y expende agradecido al noble cargos y al humilde dones; reconoce valientes, premia osados, que el ser testigo los a r m ó soldados.

210

XXXIV Y a que en premios y en pagas hizo alarde del metal que vasallo da Occidente, por que el dictamen de Filipo guarde, a Flandes lleva la ordenada gente, que, impedida de presas y trofeos, logró ambiciones que ignoró en deseos.

215

XXXV Marcha, pues, y en arneses y en colores es su campo acerada primavera. Vence siempre al pasar, como a las flores

220

v. 206 B o c á n g e l dispuso este verso para que F e r n a n d o se leyese en dos palabras: Fernán dos; j u e g o de palabras —dos Fernandos. v. 207 V e r s o que procede de Garcilaso de la V e g a , Canción

V, v. 15.

vv. 2 1 3 - 1 4 Parece que se refiere al o r o que v e n í a de las posesiones e s p a ñ o l a s en el N u e v o M u n d o y que, en gran parte, p e r m i t í a el d o m i n i o de Flandes p o r los ejércitos e s p a ñ o l e s . vv. 2 1 9 - 3 4 Describe la ruta seguida p o r el C a r d e n a l Infante y sus tropas, desde el B a j o P a l a t i n a d o y pasando destino.

p o r A l s a c i a y C o l o n i a , hasta llegar a F l a n d e s , su

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vence el arado en su eficaz carrera. R i n d e el inferior Palatinato con las armas de amor y l i d del trato. XXXVI Abátese la i n d ó m i t a Franconia, y es pretensión amante el rendimiento. Antes que vegas pise de Colonia, la Alsacia evita c o n sagaz intento, donde, celado el crédulo enemigo, sólo sirvió de triunfo y de testigo.

225

230

XXXVII W i t e m b e r g , Franconia, el Palatino, la Colonia, Maguncia, el R i n y el M e n o superados, termina el real camino a Flandes, donde a Marte ve sereno; Flandes, que fue primero templo vano de Marte y ya sus obras rinde a Jano.

235

XXXVIII N o en sus teatros Grecia, no v i o Italia en sus teatros alborozo tanto; ni soldados mejores v i o Farsalia cuando Pompeyo fue capaz de llanto; ni en banquetes j u n t ó tantos manjares el gentil que a la gula miente altares.

240

v. 236 Jano: dios r o m a n o c u y o t e m p l o estaba situado al norte d e l foro r o m a n o ; en tiempos de paz las puertas del templo p e r m a n e c í a n cerradas, a b r i é n d o s e en p e r í o d o de guerra. v v . 2 3 9 - 4 0 E n Farsalia tuvo lugar una victoria decisiva p o r parte de los viejos l e g i o n a r i o s de C é s a r sobre los j ó v e n e s a r i s t ó c r a t a s r o m a n o s de C n e o

Pompeyo

M a g n o (48 a. de J . C ) . S i n embargo, en la d e s c r i p c i ó n de la batalla p r o p o r c i o n a d a p o r L u c a n o (obra que B o c á n g e l c o n o c í a m u y b i e n ) , l e e m o s de P o m p e y o , en el m o m e n t o de su derrota: «Non gemitus, non jletus erat, salvaque verendus / Maiestate dolor» (Bellum avile, L i b r o V I I , v v . 681-82).

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DE

BOCÁNGEL

XXXIX N o extraña lenguas su versado o í d o ; de fuerzas y noticia se apodera; reparte en ellas su escuadrón lucido; lidia al día, a la noche considera; y tanto adquiere su marcial porfía que es corto siempre coronista el día.

245

v. 248 D e esta m a n e r a abrupta B o c á n g e l da p o r t e r m i n a d o su p o e m a , aprem i a d o , sin duda, p o r e l i m p r e s o r que q u e r í a acabar la p u b l i c a c i ó n d e l l i b r o ; sobre esto, véase D a d s o n , 1982, pp. 8 4 8 - 5 9 .

L A L I R A D E LAS M U S A S

HUMANAS

88 Propone el autor discurrir en los afectos de amor Soneto

Y o cantaré de amor tan dulcemente el rato que me hurtare a sus dolores que el pecho que jamás sintió de amores empiece a confesar que amores siente. Verá c ó m o no hay dicha permanente debajo de los cielos superiores, y que las dichas altas o menores imitan en el suelo su corriente. Verá que, ni en amar, alguno alcanza firmeza (aunque la tenga en el tormento de idolatrar un m á r m o l con belleza).

5

10

Porque, si todo amor es esperanza y la esperanza es vínculo del viento, ¿quién puede amar seguro en su firmeza?

* Sobre este soneto, véase D a d s o n , 1987, p p . 5 1 - 6 5 ; y sobre éste y los cuatro siguientes, D a d s o n , 1992a, v o l . I, pp. 8 6 3 - 7 1 . v v . 1-4 C o p i a de L u i s de C a m o e s : «Eu cantarei de a m o r tao d o c e m e n t e , / p o r uns termos e m si tao concertados, / que dous m i l acidentes namorados / faca sentir ao peito que nao senté» (Soneto 2, v v . 1-4). A su vez, el soneto de C a m ó e s es paráfrasis

d e l de Petrarca

«lo cantarei

d'Amor

sí n o v a m e n t e »

(Canzoniere,

CXXXI). vv. 10-11 R e f e r e n c i a oculta a la figura de A n a j á r e t e ; véase 15*. L a imagen de la amada c o m o una belleza de m á r m o l la p o d í a haber r e c o g i d o B o c á n g e l d e l s o neto citado de Petrarca, donde t a m b i é n aparece en el verso 11: «che fa d i m a r m o c h i da presso '1 guarda». v v . 12-14 L a m i s m a idea se expresa en 3; 13-14. V é a s e t a m b i é n C a m ó e s , So¬ neto 14: « N u n c a p o n h a n i n g u é m sua esperanca / e m peito femenil, que de natura / somente e m ser m u d á v e l t e m firmeza» (vv. 12-14).

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DE

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89 Juventud preciada de cuerda libertad, contra el amor Soneto V i v o de amor tan libre, y he vivido, que voluntario pruebo su dolencia, dando ejercicio a tanta resistencia como huelga en m i pecho endurecido. M i r o la llama a la distancia asido, siendo costumbre libre y no prudencia, que a beldad, donde es alma la apariencia, harto le sirve el riesgo de u n sentido. Huya del mar el que en seguro suelo los claros riesgos vio del anegado; no tiente el mar en fe de luz divina.

5

10

Q u e las piedades las reserva el cielo para quien gime a su rüina atado, no para aquel que labra su rüina.

vv. 5-8 El poeta quiere actuar como Ulises, que se ató al mástil para no dejarse seducir por el canto de las Sirenas. vv. 9-11 Referencia tal vez a la historia de Leandro, que se arriesgó a nadar el Helesponto en busca de Hero, su «luz divina»; véase poema 2. También imita el topos clásico del mar proceloso/amor que el buen marinero/amante evita a toda costa; cfi. Horacio, «O navis, referent in mure te novi» (Carmina, famosa oda sobre la vía media: «Rectius ñeque,

vives, Licini,

I, 14), o la muy

ñeque altum / semper urgendo

dum procellas / cautus horrescis, nimium premendo / litus iniquum»

(II, 10). La

idea del hombre desconfiado de las tormentas marítimas que busca refugio en el «seguro suelo» también parece proceder de Fray Luis de León: «Téngase su tesoro / los que de unflacoleño se confían: / no es mío ver el lloro / de los que desconfian / cuando el cierzo y el ábrego porfían» (Oda I, «Vida retirada», vv. 61-65).

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90 Amante que siente los primeros efectos de amor* Soneto Venciste, Filis. Y a en el pecho m í o hoy la primer terneza se introduce, y, cual hielo en que el sol infante luce, lloro, mas con valor rebelde y frío. Mengua m i obstinación, no m i albedrío; que este afecto a que el hado me reduce, no como ley, cual gusto se produce, y si le doy lugar, no señorío. Impere la razón, y mis afetos sólo al fuero se extiendan de vasallos, en m i interior, ya amante m o n a r q u í a .

5

10

Que si contra las leyes de sujetos se conjurare amor a rebelallos, trocaré yo el imperio en tiranía.

* T o d o el soneto se organiza alrededor de i m á g e n e s de guerra y g o b e r n a c i ó n , v. 3 Cfr. 87; 55-56.

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91 Amante que desmiente la pretensión que se juzga por su llanto Soneto L l o r o , Filis, mas es sin apariencia, que sé dolerme, mas quejarme ignoro; lloro hacia el corazón: sepa que lloro el dolor pero no la diligencia. Aunque es agua, no opone resistencia al fuego que encerré como tesoro; que no llorara yo si m i decoro aumento no le diera sin violencia. Sale el fuego del pecho y vuelve al pecho cual reloj que, en hilando las arenas, las mismas otra vez en sí recibe.

5

10

Por que faltaran al amor, sospecho ya penas contra m í , y así apercibe que en mí, como en reloj, vivan las penas.

v. 10 C o m o s e ñ a l a A n d r é s , 1986, p . 39, en su nota a este soneto, «fue h a b i tual en el siglo X V I I la a s o c i a c i ó n p o é t i c a d e l amante y e l reloj de a r e n a » . H a y sonetos sobre e l m i s m o tema de F . L ó p e z de Z a r a t e , L u i s de U l l o a y P e r e i r a , y Quevedo.

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92 R i n d i e n d o al amor su libertad Soneto Y o aquel que un tiempo con semblante ledo hice sagrado, amor, de la hüida, m i libertad, que a ú n vive defendida, rindo a tu imperio, aunque negarle puedo. Q u e , si temiendo amar cautivo quedo en la pena mayor, que es la temida, ni pierde libertad n i arriesga vida quien pide al golpe no morir del miedo. Y aunque no falta en m i valor lo fuerte, amor, contra venganzas de tu aljaba desde hoy tus armas vencedoras sigo. Amando excusaré —no ya la muerte, que el miedo de morir también la obraba— la afrenta de morir sin enemigo.

v. 1 ledo: «Alegre, p l á c i d o y c o n t e n t o »

(Autoridades).

5

10

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93 Luchando con unas sospechas en favor del respeto de una dama Soneto N o puede ser; y miente el sentimiento, que el dolor, como ciego, no es testigo, o padece excepción como enemigo que presenta la l i d al sufrimiento. T e m o de Fili un falso pensamiento, y más cuando le temo por castigo, de que acaso madrugo yo conmigo lo que aún de Filis duerme en el intento. Darla que no temer a su mudanza será darla a pensar que desconfío; temo avivar m i mal si no le creo. Neutral quiero que estés, desconfianza, que, como mientas el temido empleo, sé verdadera en el tormento m í o .

5

10

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94 A una dama que negaba el desinterés con que la quería, por excluir a su amante* Soneto U n tirano formó de bronce ardiente, estudiando el mayor horrendo insulto, un toro, en cuyo horrible y hueco bulto arder m i r ó al infausto delincuente. Por no moverse a pena del doliente, ni dar a la piedad posible indulto, dispuso que el clamor del hombre oculto suene a bramido en el metal luciente. M i s espíritus, Filis, encerrados en tu desdén, llegando a tus oídos no suenan como van de mí dictados,

5

10

que, por que no te muevan mis gemidos, en el metal de tu desdén trocados, habla el alma, y escuchas los sentidos.

* Sobre este soneto, véase D a d s o n , 1987, p p . 5 7 - 6 0 . v v . 1-8 R e f i é r e s e a Phalaris, tirano de A g r i g e n t o o Acragas, en Sicilia, que v i v i ó durante el s. V I a. de J . C , y que llegó a personificar la crueldad i n h u m a n a y el placer de torturar. H i z o que D é d a l o , el gran arquitecto de la a n t i g ü e d a d (o, s e g ú n otros, P e r i l l o , ingenioso artista de Atenas) le fabricase u n toro de bronce en e l cual el tirano pudiese asar vivos a los que h a b í a condenado a muerte, siendo la p r i m e r a víctima

el m i s m o D é d a l o . R e b e l a d o s los agrigentinos, castigaron a Phalaris a

padecer la m i s m a tortura, a ñ o de 552 a. de J . C . Es i m a g e n o m e t á f o r a rara en la p o e s í a amatoria del Siglo de O r o , y es probable que B o c á n g e l la tomara de P l u t a r co, Momita: Parallela

Graeca et Romana,

3 1 5 D ; o, m á s p r o b a b l e m e n t e , dado el

contexto amoroso, de O v i d i o , Artis Amatoriae, I, 653-56: «Et Phalaris tauro violenti rnembra Perilli / Torruit: infelix inbuit auctor opus. / Iustus uterque fuit: ñeque enim lex aequior ulla est, / Quam necis artífices arte perire sua».

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95 Exclama contra la ceguedad del amor que al más rendido persigue más* Soneto C o m o en estancia, que de m á r m o l fino ostenta el suelo, rapazuelo ocioso, con ágil mano y a d e m á n brioso, azota el breve torneado pino; y, mientras ve que el circular camino dura en la esfera que batió furioso, para, mas, viendo que se da al reposo, replica el golpe del sonante lino. Así el amor con áspera violencia, en la vaga región de m i cuidado, herir m i corazón tiene por juego.

5

10

Y aunque sobra al dolor su diligencia, si mira que sosiego de postrado, se ofende por la parte que es sosiego.

* Sobre este soneto, véase D a d s o n , 1987, p p . 5 5 - 5 7 . vv. 1-8 L a i m a g e n de u n « r a p a z u e l o o c i o s o » d a n d o vueltas a una p e o n z a , semejante a c o m o C u p i d o hiere e l c o r a z ó n d e l poeta «por j u e g o » , la t o m ó B o c á n g e l de V i r g i l i o , Eneida, V I I : «ceu quondam torio volitans sub verbere turbo, / quem pueri magno in gyro vacua atria circum / intenti ludo exercent (Ule actus habena / curvatis fertur spatiis» (vv. 3 7 8 - 8 3 ) . T r á t a s e d e l e p i s o d i o de la r e i n a Amata, q u i e n , enfurecida p o r q u e su hija L a v i n i a ha sido entregada a Eneas en m a t r i m o n i o c u a n d o ella la q u e r í a para T u r n o , se v u e l v e l o c a , da vueltas s i n sentido p o r la c i u d a d , y

final-

mente se ahorca. O t r a fuente sería posiblemente A p o l o n i o , Los Argonautas, III, 1¬ 298, donde se describe a C u p i d o j u g a n d o c o n G a n i m e d e s . v. 10 Cfr. Garcilaso, Soneto 38, v . 14: « p o r la oscura r e g i ó n de vuestro o l v i do».

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96 A un ruiseñor que se le m u r i ó a una dama en el invierno* Soneto A b r i l volante, viva primavera, tan viva que, engañado en tus colores, te dio el tiempo el castigo de las flores, que el invierno a su vida Parca es fiera. N o moriste, volaste a más esfera, pues Filis hoy te anima con dolores. B i e n es que muera quien cantaba amores; yo sé quien calla, aunque de amores muera.

5

* Sobre este soneto, v é a s e D a d s o n , 1987, p p . 6 0 - 6 2 . C o m o s e ñ a l a A n d r é s , 1986, p . 44, en su nota a este soneto: «El p á j a r o que una dama guarda en c a u t i v i dad es u n tema literario ya m u y antiguo; C a t u l o nos cuenta que u n pajarillo hacía las delicias de su amada (Carmina, III); su fragilidad, su inconstancia, c o n v i r t i ó a la avecilla e n u n e l e m e n t o a l e g ó r i c o de poetas y p i n t o r e s , en especial en el siglo X V I I » . Cfr. C a t u l o : «passer mortuus est meae puellae, / passer, deliciae meae puellae, / quem plus illa oculis suis amabat» (Carmina, III, v v . 3-5). L a m e t a f o r i z a c i ó n que hace B o c á n g e l sobre e l r u i s e ñ o r — « A b r i l volante, v i v a p r i m a v e r a » — fue c o m ú n entre los gongorinos, y él la h a b í a expuesto antes en la Fábula de Leandro y Hero: « M ú s i c a turba de volantes flores / viste al aire d u l c í s i m o c o n c e n t o , / ... / aladas flores son los r u i s e ñ o r e s , / las flores, mudas aves ... / ... y a ú n n o se sabe / si es canora la flor, fragante el ave» (2; 513-14, 517-20). v. 1 Cfr. 167; 9-12: « U n r u i s e ñ o r , p r e s u m i d o / de r e t ó r i c o del valle, / que en alientos y colores / es primavera v o l a n t e » . v. 4 Parca: las tres Parcas eran deidades que r e g í a n la vida del hombre; la tercera, Á t r o p o s , c o n frecuencia llamada «la Parca», terminaba la vida. v. 6 N ó t e s e c ó m o la frase «Filis h o y te a n i m a » esconde en forma de anagrama la palabra Filomena, es d e c i r el r u i s e ñ o r . D e esta manera B o c á n g e l relaciona el r u i s e ñ o r y su dama Filis. v v . 7-8 D e r i v a n en parte de Petrarca: «ché b e l f i n fa c h i b e n amando m o r e » (Canzoniere,

C X L , v. 14), y de V i l l a m e d i a n a : « Q u i e n calla amando, s ó l o amando

m u e r e » (Obras, ed. R o z a s , 1969, Soneto 7, v . 9).

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OBRAS COMPLETAS

DE

BOCÁNGEL

T u muerte procuraste para verte compadecido de quien vive ajena de dolerse de un vivo enamorado.

10

¡Oh infeliz en la vida y en la muerte! V i v o , no la causaste amante pena; muerto, no te aprovecha su cuidado.

vv. 9-11 E l r u i s e ñ o r se representa c o m o otro O r f e o , l o m i s m o que en los b e llos versos 7-8. vv. 12-14 A q u í c o n f l u y e n ambos el r u i s e ñ o r y e l poeta amante, unidos e n la figura

de O r f e o . D e C a t u l o , i n s p i r a c i ó n para e l p r i m e r cuarteto, hemos pasado a

V i r g i l i o , poeta tan querido de B o c á n g e l , y las Geórgicas, l i b r o I V , r e c o r d a n d o que en e l famoso pasaje filomela

sobre O r f e o V i r g i l i o u t i l i z a la m e t á f o r a d e l r u i s e ñ o r o la

para explicar el d o l o r p o r la p é r d i d a de E u r í d i c e sentido p o r O r f e o .

LA LIRA DE LAS MUSAS (1637)

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97 H i r i ó una dama con una escopeta a u n pájaro que bajó a sus manos Soneto Amante ruiseñor que das al viento las quejas, donde vive m i esperanza; que, aunque el viento es imagen de mudanza, sólo en él m i dolor vive de asiento. E n ti turbó la paz de tu elemento aquel brazo, que a toda vida alcanza; también me hirió, mas con mayor pujanza, cuanto el golpe de envidia es más violento. A los dos sólo un golpe dio la muerte (porque de único asunto no presumas): a m í los ojos, cuando a ti las balas.

5

10

¡Oh, cuánto más te m e j o r ó la suerte! Hiérete amor, y déjate con plumas para seguir un ofensor con alas.

vv. 1-4 Cfr. el soneto anterior, y t a m b i é n 88; 12-14. C o m o e l soneto anterior el r u i s e ñ o r se asocia c o n la figura d e l amante quejoso u O r f e o , c u y a m ú s i c a , c o m o la p o e s í a p r o d u c i d a p o r la avena del poeta (véase p o e m a 3), p o r ser hecha de aire, llega naturalmente al viento donde vive su esperanza/espiranza. v . 9 Cfr. A u s o n i o ,

Epigrama XXVII

«De fera a Caesare interfecta»:

uoniungit

mortes una sagitta duas» (v. 8). v v . 1 3 - 1 4 A diferencia d e l r u i s e ñ o r que se ha q u e d a d o

c o n sus plumas, el

poeta amante ya n o tiene la suya c o n que perseguir en sus escritos a « u n ofensor c o n alas», es decir, a C u p i d o .

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DE

BOCÂNGEL

98 A un venado que la Condesa de Castrillo escogió para tirarle, y le m a t ó * Soneto N o se d e b i ó a la bala tu caída (que no es seguro el plomo en lo ligero); sin llave estaba, rayo más severo, que deja ociosa tu segunda herida. M u r i e n d o naces hoy, fiera escogida; el brazo te reserva del acero. B i e n que el modo es mortal, no en el primero, en el mejor nacer está la vida. Parado entre dos soles y una muerte, dudas si el cielo te prestó piadoso para buscar o huir lo acelerado.

5

10

¡Oh, en brutos, no menor deidad la suerte! N o corras, que en quien ha de ser dichoso t a m b i é n es diligencia estar parado.

* Esposa d e l c o n d e de C a s t r i l l o , u n o de los nobles que m á s t r a b a j ó para c o n seguir la caída de Olivares durante los a ñ o s 1630. v. 1 V e r s o tomado de 2 1 ; 6: «no se d e b i ó a su golpe tu caída», v. 3 llave: lo m i s m o que gatillo.

LA LIRA DE LAS MUSAS (1637)

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99 Amante que se huelga de ver firme una dama, aunque sea en desdeñarle* Soneto M i r é un laurel, cuyo desdén sagrado, de espesa rama, A p o l o no vencía. Allí para el desdén Dafne a ú n vivía, y a Febo a ú n no perdona su cuidado. ¿ Q u é mucho que m i amor desengañado ensordezca a experiencias cada día, si presta ejemplo un dios a m i porfía y vive lo difunto a lo adorado? Más quiere A p o l o a Dafne con firmeza, aunque imposible, que la quiso viva con la inconstancia que temida lloro.

5

10

Tanto sintiera, oh F i l i , en tu belleza, verla tal vez amante, y tal esquiva, que por constante aun el desdén adoro.

* Sobre este soneto, véase D a d s o n , 1987, p p . 6 2 - 6 4 . vv. 1-4 A l u d e al m i t o de Dafne y A p o l o ; véase 5*. E n u n tipo de homenaje al c é l e b r e soneto de Garcilaso sobre el m i t o de A p o l o y Dafne (Soneto XIII),

donde

G a r c i l a s o dice «en verdes hojas v i que se t o r n a b a n » , B o c á n g e l e m p i e z a el suyo d á n d o n o s t a m b i é n la i l u s i ó n

de la i n m e d i a t e z

retórica de enargeia: « M i r é u n l a u r e l . . . » .

física,

es decir p o r m e d i o de la

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DE

BOCÁNGEL

100 A Celia que se q u e m ó el cabello cuando se enrizaba* Soneto Venganza fue de amor, flechada en vano, ese atrevido y castigado fuego donde, más que deidad, mostró ser ciego cuando tu agravio le fió a tu mano. U n elemento es enemigo humano para mover a un sol desasosiego. Ruegue, no abrase, amor, que sólo el ruego nació para vencer lo soberano. Y a no peligras, Celia, en la violencia del fuego, ni de amor temes venganza, porque o tu nieve o tu rigor le excede.

5

10

Siempre es edad del flaco la experiencia; ya que poder se deja a la esperanza, ¿si sabe Celia lo que amor no puede?

* S o n e t o seguramente escrito para la A c a d e m i a de M a d r i d ; sobre e l m i s m o tema, v é a n s e unas liras de Francisco C l a v i j o en B N M M s . 3.773, f o l . 9 1 v .

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LA LIRA DE LAS MUSAS (1637)

101 Pregunta que hace el autor al M a r q u é s de Almazán, tan gran ingenio como señor, que en breves años pasó a mejor vida* Soneto Sabio M a r q u é s , con quien A p o l o parte el laurel que corona numeroso, porque otro medio círculo glorioso reserva a sus previstas glorias Marte; decidme: ¿por q u é siempre amor reparte la pena, el llanto y el desdén celoso a los suyos? Si amor, ¿ c ó m o es odioso? Si de arte ofende ¿en la deidad hay arte?

5

Confieso que al dolor tal vez prefiere el gusto, pero ¿cuándo sus instantes reducir a un contento supo el gusto?

10

¿Por q u é es ciego el amor que apunta e hiere, y no se llaman ciegos los amantes que le siguen, sabiendo que es injusto?

* E l m a r q u é s de A l m a z á n era C a b a l l e r i z o M a y o r de la reina Isabel de B o r b ó n a principios del reinado de Felipe I V . vv. 1-2 B o c á n g e l alude a u n o de los m u c h o s atributos de A p o l o , el de ser dios de las artes, en particular de la p o e s í a . E l laurel es doble s í m b o l o : relacionado c o n A p o l o , recuerda a Dafne y la i m p o s i b i l i d a d del amor; relacionado c o n M a r t e , es el p r e m i o otorgado al vencedor de la guerra. v v . 5-8 Versos que recuerdan el famoso soneto de Petrarca: « S ' a m o r n o n é, che dunque é q u e l c h ' i o s e n t ó ? / ma s'egli é amor, per D i o , che cosa e quale? / se b o n a , o n d ' é 1'erTetto aspro mortale? / se (Canzoniere, C X X X I I , v v . 1-4).

ria, o n d ' é

si d o l c e o g n i

tormento?»

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DE

BOCÁNGEL

102 Señas de una belleza superior Soneto Grandes los ojos son, la vista breve (o amor la abrevia, porque a herir apunta); arco es la ceja, y el mirar es punta a quien amor sus vencimientos debe. A su mejilla el nácar nácar bebe; adonde en llamas de coral difunta fuera la rosa, mas su incendio junta a la azucena de templada nieve. E l arte es superior, pero sin arte el ingenio es acierto y no es ventura; el andar es compás y no es cuidado.

5

10

D e tantas partes no presume parte; hermosa pudo ser sin hermosura. Y o , sin amor, viviera enamorado.

v. 1 V é a s e G ó n g o r a : «los ojos son grandes, / y m a y o r , la vista» (Romance

24,

v v . 45-46). v. 3 T a m b i é n procede del m i s m o r o m a n c e de G ó n g o r a , v v . 4 1 - 4 2 : «las cejas, en arco, / c o m o ballestillas». v v . 7-8 E c o lejano de G a r c i l a s o : «En tanto que de rosa y d ' a z u c e n a muestra la c o l o r en vuestro gesto» (Soneto XXIII,

v v . 1-2).

/ se

LA LIRA DE LAS MUSAS (1637)

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103 A una dama que vivía con escándalo y se quejaba de que la murmurase el pueblo* Soneto Lloras, Filis, que el pueblo te mormura la vida, la o p i n i ó n y el ejercicio, y que da, temerario, a todo indicio, como a delito, su mordaz censura. Y es que llega tu audaz desenvoltura a querer que se llame el mismo vicio indicio de él, y tomas por oficio, y no por privilegio, la hermosura. T a l vez te ríes de los maldicientes, no por ver su calumnia mal fundada, que tal engaño te desmiente el pecho.

5

10

Su género de culpa sólo sientes, que, como el fruto del pecar te agrada, ríes de los que pecan sin provecho.

* P o r su t o n o severo y c r í t i c o , este soneto se relaciona claramente c o n el r o mance «A una dama que p e d í a m u c h o » (83) y c o n la «Epístola m o r a l a Filis» (131).

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DE

BOCÁNGEL

104 A un viejo que se teñía, teniendo el rostro muy arrugado* Soneto ¿Hasta c u á n d o esa tinta, dime, Fabio, p o n d r á tu engaño sobre tu cabeza? Q u i e n hace la traición naturaleza tema del tiempo el alevoso agravio. Mas ya que con discurso poco sabio ultrajas de los años la pureza, tíñete las arrugas, que es bajeza que parezcan de dos mejilla y labio. La mentira en la voz es caso feo, y, siendo sin pretexto y sin disculpa, es un delito en el honor nefando.

5

10

¡ O h , Fabio, c u á n t o más pecar te veo, pues tomas tan de asiento aquesta culpa que ya te sales con mentir callando!

* P o r su tono y estilo, este soneto se encuentra dentro de la t r a d i c i ó n epigram á t i c a de M a r c i a l . C o m o dice acertadamente A n d r é s , 1986, p . 5 2 , en su nota al poema, «son, realmente,

m u y escasos los rasgos h u m o r í s t i c o s y s a t í r i c o s

que

B o c á n g e l presenta en su o b r a . . . Ésta es una de las pocas c o m p o s i c i o n e s en las que el poeta se permite ironizar, y l o hace c o n especial fineza en el segundo c u a r t e t o » . v v . 11-12 Parece algo m á s que mera c o i n c i d e n c i a que B o c á n g e l j u n t e en dos versos una v e r s i ó n de la frase « p e c a d o n e f a n d o » .

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105 Persuadiendo a un amigo que no haga juicio del pecho de su dama por los desdenes exteriores Soneto Aunque de Europa el robador divino siente el desdén, a Europa disculpaba; queriendo ser vencida, peleaba, que hay defensas que muestran el camino. D e l rencor femenil es tan vecino el gusto que en el gusto siempre acaba. N o quiere ser esquiva la más brava: esquiva quiere parecer, L i c i n o .

5

Si Filida te escucha y te responde, aunque de amor se te figure exenta, con blandos ruegos su dureza excita.

10

Gobiérnete su pecho en lo que esconde, porque no es no pecar lo que ella intenta: pecar, mas con disculpa solicita.

v v . 1-2 E l m i t o de J ú p i t e r y E u r o p a . J ú p i t e r , c o n v e r t i d o en blanco toro, r a p t ó a E u r o p a cuando ésta jugaba c o n sus c o m p a ñ e r a s en la orilla del mar; e n g a ñ a d a p o r la m a n s e d u m b r e de a q u e l t o r o , E u r o p a se s e n t ó sobre su l o m o , y así fue llevada p o r J ú p i t e r a C r e t a . R e c u é r d e s e c ó m o i n i c i a G ó n g o r a la Soledad Primera: «Era d e l a ñ o la e s t a c i ó n

florida

/ en que el m e n t i d o r o b a d o r de E u r o p a »

(vv. 1-2). Sin

e m b a r g o , n o hay que o l i v i d a r que a ñ o s antes de G ó n g o r a C a m ó e s h a b í a escrito: «Era no tempo alegre, quando entrava / N o roubador de E u r o p a a l u z Febeia» (Os Lusíadas,

C a n t o S e g u n d o , v v . 569-70).

v v . 13-14 N ó t e s e c ó m o en éste y los ú l t i m o s dos sonetos, 1 0 3 - 1 0 4 , d o m i n a la idea de pecar y pecado.

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106 A un amante que no podía socorrer a su dama que se anegaba Soneto Dos naufragios se oponen igualmente a aquélla que en beldad v e n c i ó a Narciso, cuando en las aguas imitarle quiso, dando a sus soles líquido Occidente. Licio la ve en el mar menos presente que en sí, donde arde en golfo más preciso. Siente no socorrerla, ¡oh ciego aviso!, donde la mira y no donde la siente. Mas, L i c i o , bien tu afecto se gobierna; donde puede morir no darla ayuda siente tu amor, no siente como ciego. Que en tu pecho, aunque ardiente, será eterna; en agua sí que vivirá con duda, porque no hay Fénix de agua y le hay de fuego.

vv. 1-4 Sobre e l m i t o de N a r c i s o , véase 2; 177-84. v. 14 Para el F é n i x , véase 2; 5 3 9 - 4 4 .

5

10

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107 U n a señora viuda e n c o n t r ó impensadamente un retrato de su amado esposo, de quien le quedaron felices hijos* Soneto Filis, en cuyo amante muerte fiera r o b ó más alma que dejó a su vida, y de su esposo la mortal herida en huérfanas reliquias hoy venera, vio un retrato, una imagen lisonjera, de verdadero amor sombra fingida, y, en viéndola, a consuelo introducida, conoció no ser alma verdadera. Escrupulosa en ver que se divierte, «¡Ay! — d i j o — , amante amando, no me atrevo a ver tu sombra, pues de ti me privo. Tan toda el alma concedí a tu muerte que ya no he de poder sentir de nuevo ni aun el dolor de no mirarte vivo».

* Trata del m i s m o tema que el p o e m a 138.

5

10

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DE

BOCÁNGEL

108 Oyendo en el mar, al anochecer, un clarín que tocaba un forzado* Soneto Y a falta el sol, que quieto el mar y el cielo niegan unidos la distante arena: un ave de metal el aire estrena, que vuela en voz cuanto se niega en vuelo. H i j o infeliz del africano suelo es, que, hurtado al rigor de la cadena, hoy música traición hace a su pena (si pena puede haber donde hay consuelo). Suene tu voz (menos que yo), forzado, pues tu clarín es sucesor del remo, y alternas el gemido con el canto.

5

10

Mientras yo, al mar de Venus condenado, de un extremo de amor paso a otro extremo, y, porque alivia, a ú n se me niega el llanto.

* Es m u y

probable que B o c á n g e l

tomara la i d e a de este b e l l o s o n e t o de

G ó n g o r a , Romance 70, en particular del estribillo: «¡Ay, c ó m o gime, mas ay, c ó m o suena! / G i m e y suena / el remo a que nos c o n d e n a / el n i ñ o A m o r : / clarín que r o m p e e l albor / no suena m e j o r » . vv. 9-11 Cfr. E l estribillo del Romance 12 de G ó n g o r a «La desgracia d e l forzad o » : «¿De q u i é n me quejo c o n tan grande e x t r e m o , / si ayudo y o a m i d a ñ o c o n mi remo?». v. 12 V é a s e Garcilaso, Canción

V: « H a b l o d ' a q u e l c a t i v o / de q u i e n tener se

debe m á s cuidado, / que 'stá m u r i e n d o v i v o , / al remo condenado, / en la c o n c h a de V e n u s a m a r r a d o » (vv. 31-35). Cfr. t a m b i é n el conde de Salinas: «al son del duro hierro, / cantando triste mis desdichas, l l o r o , / c o m o suele el cautivo / que a pesar de la muerte queda vivo» (ed. D a d s o n , 1985d, p o e m a L X X X , v v . 3-6).

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109 A un hombre que se casó con la que había sido su dama Soneto H o y , Fabio, te casaste c o n Lisena, que ayer te dio de amor dulces venenos; en vasos viles de p o n z o ñ a llenos mal la abeja de amor su miel ordena. N o te aseguro yo la mar serena, ni que con tal bajel midas sus senos: a quien de caña aun dio flaquezas, menos la debiste fiar riesgos de entena.

5

Pediste (y lo consigues) que Himeneo te purifique el lecho y, decorosa, a tu lado inculpable Lisi asista.

10

Mas con la misma condición que a Orfeo la esposa se volvió, te dan la esposa, Fabio: no has de volver atrás la vista.

v v . 3-4 A l u d e a E u r í d i c e , q u i e n , h u y e n d o de A r i s t e o , pisó fatalmente

una

serpiente venenosa que le m o r d i ó en el p i e , m a t á n d o l a . C o m o castigo, las N i n f a s h i c i e r o n que las abejas d e l dios muriesen de e n f e r m e d a d y hambre

(Virgilio,

Geórgicas, L i b r o I V , 318). v. 6 senos: golfo. v. 7 caña: caña del t i m ó n . v. 8 entena: «Vara o palo e n c o r v a d o y m u y largo al c u a l está asegurada la vela latina» (Academia). v. 9 Himeneo: dios de las nupcias. v v . 12-14 E l c o n o c i d o m i t o de O r f e o y E u r í d i c e ; véase 2; 169-76.

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BOCÁNGEL

110 Soneto de don García Salcedo C o r o n e l , Caballerizo de su Alteza, hablando con el autor* Soneto Cese ya de un engaño repetido la confusión, oh Fabio, y sus horrores no turben los divinos resplandores de la verdad que profanó m i olvido. Experiencias ilustran el sentido; peligro es hoy lo que j u z g u é favores. M i r o despiertamente mis errores y el tiempo lloro que gasté perdido. Sea en las fieras ondas que navego norte seguro, pues, el desengaño, que el escarmiento agradecido adora.

5

10

Sulque el mar proceloso otro más ciego, que no es prudente el que, en un mismo daño, segunda vez sus desaciertos llora.

* Este soneto fue p u b l i c a d o m á s tarde sin c a m b i o s en Cristales de

Helicona,

M a d r i d , 1650, f o l . 2 r - v , de G a r c í a de Salcedo C o r o n e l , criado c o m o B o c á n g e l d e l C a r d e n a l Infante, y q u i e n ostentaba el cargo de su caballerizo. Se i n c l u y e a q u í , ya que le sigue u n soneto de B o c á n g e l en respuesta, que u t i l i z a las mismas palabras finales o consonantes de cada verso.

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111 Respuesta del autor en los mismos consonantes Soneto Gerardo, quien su e n g a ñ o repetido gime, aunque gima preso en m i l horrores, merece el sol de eternos resplandores en favor de la noche de su olvido. Mas quien no rompe fueros al sentido en vano pide al cielo sus favores, que el fuerte auxilio de vencer errores suele tardar cuando ha de ser perdido. ¡ Q u é importa que yo diga que navego al puerto que conduce el desengaño, si el alma ocultos ídolos adora!

5

10

Mas, ¡ay señor!, que si el error es ciego, supo perder la vista, que fue daño, porque abre más los ojos cuando llora.

v v . 9-11 C o m o señala A n d r é s , 1986, p . 59, en una nota a este soneto, la nave c o m o i m a g e n del d e s e n g a ñ o es bastante frecuente e n e l siglo X V I I : «los peligros del m u n d o son u n feroz oleaje que m i d e su estatura c o n la quilla y el alcázar. J u n t o al carpe diem, al de la belleza efímera y al de las ruinas, el tema d e l navio destrozado es u n o de los m á s típicos de la p o e s í a b a r r o c a » .

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112 A l sentimiento de un ministro superior, en la pérdida de una moza de muchos méritos Soneto Bárbaro el Fénix a su fin aplica incendios, por nacer de su Occidente; que fiar de un ocaso un nuevo Oriente, noble acción, pero bárbara, se explica. Mas Fabia, sol de España, se dedica hoy a tu llanto senador prudente, y Fénix más perpetua y más luciente en tu dolor sus plumas sacrifica. ¡ O h bárbara otra vez, bien que ingeniosa, ave oriental, que de tu fin y ofensa fías la eternidad que solemnizas! ¡ O h Fabia, F é n i x t ú , sabia y hermosa, que a tu origen paterno, en llama densa, fías la eternidad de tus cenizas!

vv. 1-4 Para el mito del Fénix, véase 2; 539-44.

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113 Contra el inventor de unas fuentes que hay en el Prado de Madrid, las copas al revés, en que no se puede beber Soneto Jacinta, aquel artífice violento, negando el agua misma que derrama, a la engañada sed dio tanta llama que esconde en el cristal otro elemento. N o se querella el labio del tormento de ver que le despida quien le llama, pues de más noble cólera le inflama ver que costase estudio lo avariento. Naciste liberal, y avara cuna, oh corriente infeliz, se atreve a darte el que malquista tu corriente al labio. Hasta en los elementos hay fortuna. Quéjese el agua, pues, aquí del arte, si nació beneficio y muere agravio.

v. 11 malquista

: malmete, enemista.

5

10

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114 Viéndose amenazado de gran tempestad* Soneto Recoge el temerario lino alado, Palinuro, que miro el mar furioso, y agravio hará (que le hace el poderoso) sólo de verte a tu defensa armado. Calle el remo, aun el voto esté callado, que es trabajar estar a tiempo ocioso. Sobra el afán al que ha de ser dichoso, pues q u é si lo ha de ser por olvidado. Discreto es sacrificio el rendimiento; donde no puede obrar la resistencia, el furor, estorbado, dura y crece.

5

10

Q u e no hicieron los cielos la violencia tan absoluta — y más si la arma el v i e n t o — que no la venza al fin quien la obedece.

* M e t á f o r a d e l agitado mar amoroso. T i e n e ciertos parecidos t e m á t i c o s c o n el n ú m e r o 89. v. 2 Palinuro: p i l o t o de Eneas; de ahí cualquier m a r i n o .

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115 E n unas fiestas reales que se hicieron en el Parque, donde concurrieron todas las fieras opuestas con sus contrarios, y un toro fue el vencedor; matóle su Majestad de un escopetazo* Soneto Bruto feliz, venciste. Y a se inclina todo animal a ser tu viva historia. N o te cupo en la vida la victoria: la victoria escondiste en la ruina. Muerte que ha menester fuerza divina deidad tuvo de J ú p i t e r notoria. N o fulminó Filipo: con más gloria, quien a esperarle se atrevió, fulmina. H i z o el deseo el tiro; o b r ó la mano el golpe, cuando el bruto a doble herida su vida vio mortal, viva su suerte.

5

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¡ O h gran tiro de d u e ñ o soberano!, que por el golpe le quitó la vida, y por el d u e ñ o le quitó la muerte.

* Estas fiestas t u v i e r o n lugar en la Plaza del Parque del B u e n R e t i r o el 13 de octubre de 1631. C o n el t í t u l o de Anfiteatro de Felipe el Grande, M a d r i d , 1631, J o s é Pellicer y T o v a r p u b l i c ó los poemas escritos p o r varios ingenios sobre tan e x t r a ñ o suceso. E l soneto de B o c á n g e l aparece en el folio 2 6 r c o n ligeras variantes (que se s e ñ a l a n abajo), y , c o m o los d e m á s sonetos de la a n t o l o g í a , es e j e m p l o de la m á s descarada lisonja. H a y v e r s i ó n t a m b i é n en B N M M s . 3.797, fols. 185v-86r. v. 1 Var.: «Júpiter, ya venciste. Y a se inclina». v. 6 Júpiter,

r e c u é r d e s e que J ú p i t e r t o m ó forma de toro cuando r a p t ó a E u r o -

pa; véase 105; 1-2. Var. : «hizo al Teatro tu deidad n o t o r i a » , v. 7 Var. : « N o f u l m i n ó Felipe: c o n m á s gloria», v. 12 Var. : « ¡ O h gran golpe de d u e ñ o s o b e r a n o » , v. 13 Var. : «que p o r el brazo le q u i t ó la vida».

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BOCÁNGEL

116 A una pareja que corrieron el marqués de la Torre y don Bernardino de Ayala en unas fiestas reales* Soneto Vuestra carrera creo y la imagino, pues sólo deja señas de creída. Y o os v i tan uno que os sobró una vida, veloz M a r q u é s , alado Bernardino. L a saeta en el viento cristalino no sólo alcanzaréis, haréis dormida. Tarde os puse la vista en la partida; tarde, porque primero fue el camino.

5

La vista os une, el n ú m e r o os difiere; ambos dicen verdad, aunque ninguno de su verdad efectos manifiesta.

10

N o permitáis que os dude quien os viere; haced, por parecer dos, otra fiesta, que, de igual, no se alaba lo que es uno.

* Este soneto fue e r r ó n e a m e n t e a t r i b u i d o a G ó n g o r a

en la e d i c i ó n de sus

obras impresa en Lisboa en 1646. Jammes, 1956, pp. 2 1 1 - 1 4 , rectificó el error. Allí e l p r i m e r verso era: « Y o v i vuestra carrera, ó la i m a g i n o » . D o n B e r n a r d i n o de A y a l a era hijo del conde de V i l l a l b a . Correr parejas: «En las fiestas reales es la u n i ó n de dos caballeros de u n m i s m o traje,

librea, adornos y jaeces

de caballos, que

c o r r e n j u n t o s y unidos; y el p r i m o r consiste en i r iguales, p o r l o que se le d i o este nombre»

(Autoridades).

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117 A don Alvaro de Ataide, Inquisidor de Portugal, Sumiller de C o r tina de Su Majestad, insigne en letras y en la predicación Soneto N o donde plumas de oro el Tajo baña, Cisne de Lusitania peregrino es mayor, porque muera de divino cuando su voz postrera al mar engaña. Si Cisne muere allí, Cisne de España en don Alvaro nace peregrino, que a la inmortalidad abre camino con nueva voz que alegra y desengaña. Vario en lenguas y en plumas, hoy dudosa hace su patria, porque el suelo hispano le pleitea, y el lacio y luso suelo.

5

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Y o que quiero acertar su patria hermosa, su espíritu contemplo soberano, que éste no puede ser sino del cielo.

v v . 2-4 A l u d e a la creencia t r a d i c i o n a l de que, antes de m o r i r , el cisne canta p o r ú l t i m a vez. D e a h í la frase «el canto del cisne», que viene a ser la ú l t i m a obra de u n i n g e n i o p r ó x i m o a extinguirse. v. 11 lacio: m a r c h i t o ,

flojo.

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DE

BOCÂNGEL

118 E n la muerte de un caballero muy osado que, contra el escarmiento de haber visto en otros el peligro de un arroyo muy crecido, se anegó, q u e r i é n d o l e atravesar Soneto D i o el agua procurada sepultura — y a no es fábula, h u é s p e d — a Narciso. E l que imitar su clara muerte quiso, el valor poseyó por hermosura. Venturoso m u r i ó , pues le procura reducir un ejemplo y un aviso; pero quien llega al t é r m i n o preciso puede ser desdichado con ventura. Sufrió el cielo de dos el ardimiento, o porque de ignorancia procedía, o para refrenar tercero intento. N o m u r i ó don A n t o n i o , que ya había muerto cuando malogra un escarmiento. Pues, ¿qué m u r i ó en las aguas?: su osadía.

v v . 1-4 Para el m i t o de N a r c i s o , véase 2; 177-84.

5

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119 A l P. M . Fray Francisco de Soria, monje de S. Basilio y predicador insigne, en un sermón que hizo a los desagravios de Cristo* Soneto H o y a tu brazo infiel, hebreo esquivo, yace Dios otra vez; no cual primero, divino Fénix, en ardor severo de altas cenizas se repite v i v o . H o y nos llama a su amor lo discursivo, pues amante m u r i ó tan verdadero que, porque amor q u e d ó por su heredero, se nos vincula en fuego sucesivo. Si pide el holocausto portentoso plumas, que en ágil rapto den al suelo noticias de misterio tan profundo,

5

10

no faltan, que a tu acento prodigioso, insuperable Soria, fía el vuelo un Fénix de quien es Arabia un mundo. * Fray Francisco de Soria n a c i ó en M a d r i d a finales del s. X V I , y p r o f e s ó en la O r d e n de San B a s i l i o el 9 de m a y o de 1610. E s c r i b i ó varias oraciones a diversos p r o p ó s i t o s , llegó a ser P r o v i n c i a l y A b a d de su O r d e n , fue alabado p o r L o p e c o m o u n o de los mayores oradores naturales de M a d r i d , y m u r i ó en su m o n a s t e r i o de M a d r i d el 27 de d i c i e m b r e de 1649. Este soneto se encuentra c o n ligeras variantes (que se s e ñ a l a n abajo), entre los preliminares d e l Sermón

predicado en la solemne

octava, que la Congregación del Santo Oficio celebro... a los desagrainos de Christo ofendido en su Imagen, M a d r i d , 1633, de Francisco de Soria, c o n t e n i d o a su vez en Jesucristo Desagraviado, de fray H o r t e n s i o P a r a v i c i n o (fol. I r ) . A m b o s , s e r m ó n y soneto, se refieren al d a ñ o causado en 1632 a u n c r u c i f i j o , h e c h o que fue a t r i b u i d o a unos j u d í o s m a d r i l e ñ o s . Sobre el m i s m o tema, v é a n s e los poemas 177, 183 y 184. v. 5 Var.\ « H o y nos llame a su a m o r l o d i s c u r s i v o » . v. 7 Var.: «que dejando al amor p o r su h e r e d e r o » . v. 14 Var.: «el F é n i x de q u i e n es A r a b i a el m u n d o » . L a patria t r a d i c i o n a l d e l F é n i x era la Arabia.

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120 A l P. M . Fray M i g u e l de Luján, monje benito, en un sermón a San Juan* Soneto C r e y ó el J o r d á n que vez segunda oía la voz de Juan, que en vos determinaba; que, a pesar de distancias, enfrenaba a iguales pasmos su corriente fría. Pudo dudar, pues os o y ó este día, y pues a Juan o y ó , cuál más obraba, quien entonces las peñas ablandaba, o quien hoy corazones persuadía. A l cisne del J o r d á n imitáis tanto que negras plumas, por quitar la duda, os viste el cielo con celoso intento.

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Pero quedóse con la duda el canto, y vos con el aplauso de la duda, desmintiendo a las plumas el acento.

* Fray M i g u e l de L u j á n , b e n e d i c t i n o y p r e d i c a d o r m a y o r de San M a r t í n , en Madrid.

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121 A l incendio pasado del Vesubio, en el libro, que le describió el Licenciado d o n j u á n de Q u i ñ o n e s , alcalde de la Casa y Corte de su Majestad* Soneto Creció el infierno aquí, N i l o violento de llamas, y tan ciego en lo enemigo que de sus iras no dejó un testigo ni a sus estragos permitió un lamento. N o pareció del cielo tal portento (aun en venganzas disfrazado amigo), que el cielo, entre el presagio y el castigo, siempre dejó caber al escarmiento. Ardió el Vesubio; no la inclemencia de Júpiter h o n r ó su jnfiel desmayo, ni a rayos de agua le anegó el tridente.

5

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E l que tiene por alma la violencia no ha menester para morir el rayo, pues nace fulminado un accidente. * E l 16 de d i c i e m b r e de 1631 el m o n t e V e s u b i o e n t r ó en e r u p c i ó n . Las n o t i cias d e l i n c e n d i o , de los terremotos y de otros d a ñ o s causados se h i c i e r o n saber r á p i d a m e n t e en E s p a ñ a

mediante las numerosas

relaciones que se i m p r i m i e r o n

p o c o d e s p u é s d e l a c o n t e c i m i e n t o . B o c á n g e l e s c r i b i ó este soneto (originalmente) para formar parte de los preliminares de El Monte Vesubio, M a d r i d , 1632, de J u a n de Q u i ñ o n e s . Las ligeras variantes entre las dos versiones se señalan abajo. v. 1 E l N i l o fue s í m b o l o de fuerza y v i o l e n c i a , d e b i d o a las famosas crecidas de su caudal. v. 3 Var.: «que de sus iras no d e j ó testigo». v. 4 Var. : «ni a sus estragos c o n s i n t i ó u n l a m e n t o » . v. 11 Var. : «ni a rayos de agua le a c a b ó el t r i d e n t e » ; el tridente: se alude a N e p tuno, dios del mar, u n o de cuyos atributos era el tridente, v. 12 Var. : « Q u e q u i e n tiene p o r alma la violencia», v. 14 Var. : «que nace fulminado u n a c c i d e n t e » .

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122 España agradecida a don Gabriel del Corral, en la traducción que ha hecho de los versos latinos de Su Santidad* Soneto La voz a Italia, cuando el eco a España, fía el sagrado Cisne que venero. Dúdase dónde se escuchó primero, si el eco es voz, pues como voz engaña. N o es hoy la maravilla más extraña de Urbano que le admire el orbe entero; ni ser mayor, por lo mayor pondero: poder crecer es su mayor hazaña. Y tú, Gabriel, que extiendes la armonía del R e y del Tibre por los campos míos, canta, mayor que Orfeo en tu trabajo.

5

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Que de Orfeo es lo más que se atendía parar las ondas, no mezclar los ríos, y tú juntaste el Tibre con el Tajo.

* G a b r i e l del C o r r a l , poeta vallisoletano y amigo de B o c á n g e l , c o n q u i e n part i c i p ó en la A c a d e m i a de M a d r i d durante las d é c a d a s de 1620 y 1630. Fue a R o m a en 1633 donde c o n o c i ó la lírica del C a r d e n a l Maffeo Barberini (quien llegó a ser el Papa U r b a n o V I I I ) . L a t r a d u c c i ó n que h i z o de las obras p o é t i c a s del cardenal fue descubierta hace unos a ñ o s en el F o n d o B a r b e r i n i de la B i b l i o t e c a del V a t i c a n o y publicada por Falconieri, 1982, pp. 2 2 8 - 4 1 1 . v. 6 U r b a n o V I I I , papa de 1623 a 1644. v. 10 Tibre: T í b e r , río que pasa p o r R o m a . v v . 11-13 Para los escritores de los ss. X V I y X V I I , O r f e o era la personificac i ó n del poeta que c o n su m ú s i c a aplacaba toda la naturaleza, h a c i e n d o parar las aguas del mar y callar los pájaros.

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123 A don Agustín Collado del H i e r r o , en la conquista de Granada que escribía* Soneto N o b l e ciudad, de reyes coronada, firme a la clara luz de dos fortunas: por glorias llenas de menguantes lunas, después por soles godos ilustrada. Desde hoy contemplo que una y otra espada en manos de los tiempos serán unas, y vencerán las fuerzas importunas del olvido y la envidia no domadas. Aclamaráte el sol, firme y famosa, en cuanta arena besa y lame espuma pues el Cisne mejor hoy te ha cantado.

5

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¡ O h , a luces dos, Granada victoriosa! Por fama, vuelas en tan alta pluma, por firme, estás sobre el mayor collado.

* A g u s t í n C o l l a d o d e l H i e r r o , m é d i c o y escritor del s. X V I I , e s c r i b i ó u n largo poema titulado «Las grandezas de la c i u d a d de G r a n a d a » , elogiado sobremanera p o r L o p e . Para el p o e m a , véase O r o z c o D í a z , 1964. v. 3 menguantes lunas: s i n ó n i m o de los moros que habitaron Granada durante siete siglos. v. 4 soles godos: los e s p a ñ o l e s . v. 14 collado: j u e g o de palabras — c o l l a d o c o m o c o l i n a , y t a m b i é n p o r ser el apellido del autor del poema.

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BOCÁNGEL

124 E n la muerte de Sceva, valerosísimo soldado que m u r i ó en la guerra civil de Pompeyo y César* Soneto Sceva, después de la postrera herida con que dejó su fama rubricada, así v e n d i ó su muerte, así su espada, ya que c o m p r ó su gloria con su vida. «¿No hay quien lleve — e x c l a m ó — de m i caída 5 la nueva a m i contrario deseada? Porque siento el morir obrando nada; importe yo difunto u homicida.» Dijo, y prendióle crédulo un soldado, cuando el aliento con que ya espiraba Sceva gastó en matar al atrevido,

10

diciendo: «Moriré, pero vengado de la injuria de aqueste que pensaba que, aun muriendo, me pudo ver rendido».

* Cassio Sceva, c e n t u r i ó n en el e j é r c i t o de C é s a r , se h i z o c é l e b r e durante la batalla de Farsalia porque no a b a n d o n ó su puesto a pesar de haber perdido u n ojo y r e c i b i d o varias heridas en el h o m b r o y m u s l o , m á s ciento veinte p u ñ a l a d a s p o r el escudo. C u e n t a la historia L u c a n o , Bellum civile, L i b r o V I , v v . 2 1 4 - 6 2 , de d o n d e probablemente lo t o m ó B o c á n g e l . T a m b i é n lo trata V a l e r i o M á x i m o en su Dictarum factorumque memorabilium, L i b r o III, cap. 2, «De Fortitudine»,

^|23: « p e l e a n d o p o r

defender u n castillo, de que le avian dado c a r g o . . . m a t ó a todos los q[ue] se avian llegado mas cerca, y sin retirarse peleando a pie c a y ó sobre el m u y grande estrago que el p o r su persona avia hecho, c u y o escudo p a r e c i ó pasado c o n ciento y veinte golpes q u e d a n d o e l h e r i d o en la cabeca, m u s l o , y ciego de u n ojo que le a v i a n sacado. Tales soldados c r i ó la disciplina militar en los reales del d i v i n o I u l i o Cesar» (fol. 56v, en la t r a d u c c i ó n hecha p o r D i e g o L ó p e z , M a d r i d , 1632). v. 2 rubricada: « M e t a f ó r i c a m e n t e significa subscribir y sellar, o dar t e s t i m o n i o de alguna cosa c o n su p r o p i a sangre»

(Autoridades).

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125 A l P. M . Fray Ignacio de V i t o r i a , docto predicador insigne de la religión de S. Agustín, enviándole un vidrio de Venecia, estando enfermo Soneto Ese de la amistad indicio raro, I G N e o docto, p a l A C I O de Agustino, que a ser espejo, más que riesgo, vino, pues salió de peligro, siendo claro, lisonja es contra Esculapio avaro; cuando, más que el humor fiero y maligno, niega al incendio opuesto cristalino y hace al rigor de más rigor reparo. Si repitiere (¡oh nunca!) el accidente, que el cuerpo, aun menos que el temor, inflama, y receláis el elemento al labio,

5

10

pues vaso de elección sois eminente, que hoy refriega la temida llama: templad la fiebre, imagen de su agravio.

v. 2 O b s é r v e s e c ó m o B o c á n g e l c o n s i g u e i n t r o d u c i r el n o m b r e de I g n a c i o dentro del verso. v. 5 Esculapio: n o m b r e dado p o r los latinos a A s c l e p i o , dios griego de la m e d i cina e hijo de A p o l o .

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126 Pregunta al mismo sobre un lugar de la antigüedad: Sic ames tanquam osurus, sic oderis, tanquam amaturus, etc.* Soneto Escrito en R o m a está, yo lo he notado — y aun me extrañé de incrédulo testigo— que el que a más llegare con su amigo le tenga el pecho en parte reservado; porque si acaso le reduce el hado a padecerle ingrato o enemigo, fue juicio, o es venganza, hallar consigo un fuerte del incendio no tocado. Ignacio, pues, amigo como sabio, este siglo feliz hoy os alcanza, a vuestro arbitrio nuestra duda apela.

5

10

¿Cuál temeremos por mayor agravio: la muerte noble de una confianza, o la infame salud de una cautela?

* C i t a sin identificar. v. 1 E n éste y el soneto 129 B o c á n g e l parece indicar que estuvo una vez, p o r lo menos,

en R o m a . Sobre una posible estancia

en

Roma

del poeta,

véase

D a d s o n , 1991, pp. 102-03. v. 9 C o m o i n d i c a el e p í g r a f e , el soneto está dedicado a fray Ignacio de V i t o ria, amigo del poeta.

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127 A l asunto de agradecer a una señora de España un reloj de muestra p e q u e ñ o , pendiente de una cadena de oro, que envió desde Hungría a un personaje eclesiástico y erudito muy afecto a su casa* Soneto Ese reloj que mano soberana (dádiva siendo) le selló de indicio, y, haciendo más de ley el beneficio, el estruendo excusó de la campana; esa cadena que, en labor no vana, suspende al tiempo su volante oficio, reduciéndole a eterno sacrificio (debida pompa a quien pasó de humana): del sol de Leonor ingeniosa, que se difunde a España desde H u n g r í a , es grande honor en á t o m o lucido,

5

10

que una vida, no más, os prevenía, corta, Fabio, a merced tan ponderosa, y os da el tiempo en que ser agradecido.

* N i éste n i el siguiente soneto figuraron en Rimas y prosas c u a n d o e l l i b r o fue p u b l i c a d o p o r p r i m e r a vez en 1627; sin e m b a r g o , ambas c o m p o s i c i o n e s fuer o n incluidas en el v o l u m e n de La lira de las Musas, p e r o dentro del lugar corresp o n d i e n t e a la serie de sonetos de las Rimas, entre los n ú m e r o s 28 y 29 a q u í , l o que obviamente rompe la secuencia de sonetos de las Rimas, tal c o m o estaba establecida en la p r i m e r a e d i c i ó n . E l que se encuentren estos sonetos fuera de lugar (pliego 2 L ) i n d i c a

que B o c á n g e l

los i n c l u y ó

demasiado tarde para meterlos donde

al ú l t i m o

m o m e n t o cuando

era

c o r r e s p o n d í a , en los p l i e g o s A a E , p o r

haberse i m p r e s o ya estos p l i e g o s . Y o los he i n c l u i d o en la s e c c i ó n de las Liras humanas, d o n d e p r o b a b l e m e n t e los h a b r í a m e t i d o B o c á n g e l , de haberlo podido hacer. Para la importancia de todo esto, véase D a d s o n , 1982, pp. 8 4 8 - 5 9 .

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DE

BOCÁNGEL

128 D o n A n t o n i o Hurtado de Mendoza, Caballero de la O r d e n de C a latrava, etc., pidió al autor, en ocasión, escribiese algo a los excesivos calores de este verano de 37 y a sus mortales efectos en España; a cuyo asunto escribió éste* Soneto M e n d o z a prodigioso, a quien la fama jamás es mucha, bien que en todo es toda, a cuya estirpe, sabia sea o goda, ciñe equívoco el sol su virgen rama, ¿ c ó m o arde tanto el sol? ¿Alumbra o ama?, que aun el propio morir desacomoda. Si todo el árbol de la vida poda, ¿qué beneficia su segur de llama? Tanto n ú m e r o espira de mortales que, muerto, el mismo n ú m e r o contemplo. T o d o el suelo es sepulcro, ya no abrigo.

5

10

¿Son castigos, m i Dios, o son señales? Si señales, dejad para el ejemplo vidas, que mueren todas del castigo.

* D o n A n t o n i o H u r t a d o de M e n d o z a (1586-1644), secretario del R e y Felipe I V e i n s i g n e p o e t a y d r a m a t u r g o , era m i e m b r o

destacado d e l g r u p o

de poetas

palaciegos a que p e r t e n e c í a B o c á n g e l . D a v i e s , 1971, en su estudio sobre la vida y obra de M e n d o z a , subraya constantemente las relaciones entre B o c á n g e l y su m e n t o r , i n c l u s o llegando a llamarle a B o c á n g e l e l heredero p o é t i c o de M e n d o z a . E n cuanto al c a l o r d e l verano de 1637, sabemos que el rey F e l i p e I V t u v o

que

v o l v e r en j u l i o de 1637 desde el P a l a c i o d e l B u e n R e t i r o al A l c á z a r d e s p u é s de haber c o g i d o una fiebre en el R e t i r o , que se atribuía al excesivo calor que h a b í a en aquella parte de M a d r i d (véanse E l l i o t t y B r o w n , 1980, p. 196).

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129 A la Academia de los Prontos de R o m a , que ya cursó el autor, escribió en lengua toscana este soneto, en memoria de la muerte de doña Teresa de Unzueta y Ribera, su madre, clara por todos méritos* Soneto Se cento voci di metal fiammanti avessi per chiarir i l m i ó dolore, o come son presenti i danni al cuore, fusserro le sue voci, omai sonanti, farebbe che gli strali che ho davanti, con le pene di amor, cinte all'amore, volassero cosi, che, al tuo splendore, accostassero i giri adesso erranti. M a tu, felice ingegno (giá beato), rara beltade nel femmineo stuolo, se eri dal ciel, perché onorasti i l mondo?

5

10

M a ben toccasti i l tuo centro bramato, che l'ingegno e belta diedero i l voló, e solo i l m i ó dolor resta pro fondo.

* D o ñ a Teresa de U n z u e t a y R i b e r a m u r i ó el 10 de septiembre de 1634 en M a d r i d . Fue enterrada en el C o n v e n t o de las Carmelitas Descalzas de Santa A n a donde la familia t e n í a su p a n t e ó n particular. Es ciertamente p a r a d ó j i c o que B o c á n gel escribiese este soneto epitafio en italiano, cuando su madre era puramente castellana, y el d e d i c a d o a su padre en castellano ( n ú m . 29), c u a n d o N i c o l á s B o c á n g e l era cien p o r cien g e n o v é s .

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BOCÁNGEL

130 E n la muerte de una dama ilustre por todos m é r i t o s * Elegía fúnebre Hablando con una señora, deuda suya Salga del llanto el son, y no del canto; adonde nace el sol, adonde espira —Gerarda ya dichosa— suene el llanto. H a z por caber un rato en poca lira, pues supiste caber en tierra poca, y estás do sólo alcanza el que suspira. Y aunque a los labios esta acción no toca, pues la pena que vive de difunta tiene hacia el corazón siempre la boca, siendo boca que abrió la aguda punta, que vida te causó y al mundo muerte, responderá a la tácita pregunta. Fuertísima naciste en no ser fuerte; donde es pena el durar, morir es gloria; suerte es salir, de donde entrar es suerte. Es la hermosura tan sucinta historia, porque añade a la vida un accidente, que el momento aun se tarda en la victoria. ¡Ay hermosura mal lograda! M i e n t e la risa de la aurora; no es temprano llorar al sol en su dorado Oriente. D e tus flores diciembre fue tirano, que escaparse del filo tantas flores * Sobre la dama en c u e s t i ó n , G e r a r d a , B o c á n g e l e s c r i b i ó dos r o m a n c e s i g u a l ternura ( n ú m e r o s 3 5 - 3 6 ) , y es una de las damas

5

10

15

20

de

en la r e u n i ó n a c a d é m i c a

mencionada en la Prosa cuarta ( n ú m e r o 72). v. 2 Frase predilecta de B o c á n g e l , c o m o hemos visto ya; v é a n s e , a m o d o de ejemplo, 65; 14 y 86; 249. vv. 4-5 Cfr. 2; 24: «oirás m u c h o afecto en poca lira».

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aun fuera privilegio en el verano. Mas, puesto que a los íntimos dolores siempre el discurso, y nunca la tristeza, alcanza del consuelo los favores, debamos al discurso su fineza, ponderando en primer lugar los daños, por no sanar en falso un mal que empieza. Dístenos en tu aurora desengaños con tan cuerdo vivir que prometías sin peligro vivir cabales años. N o por hermosa al mundo te ofrecías, como la flor que brinda al caminante y es un antojo límite a sus días. Espinas celadoras de diamante tu púrpura velaban con ornato, amenazas del más dichoso amante. Mas, ¿por q u é alabo el exterior recato, si lo imposible nace defendido? A u n de los ojos se profana al trato. Q u e si tal vez prestabas el oído (por ser preciso en la deidad) al ruego, no tuvo puerta al alma este sentido. Antes venciste, como Ulises griego, en la lucha interior nuevas sirenas; si el otro de agua, tú de amante fuego. Así llevaste atadas en cadenas debajo de las ruedas triunfadoras, sin pena de las nuestras, nuestras penas.

v. 38 púrpura: los p o e t a s »

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« M e t a f ó r i c a m e n t e se entiende p o r la sangre; especialmente entre

(Autoridades).

v. 44 O t r a frase predilecta de B o c á n g e l ; cfr. 73; 7 3 - 7 4 : « N o es deidad la que al ruego se resiste, / puesto que el ruego a la deidad a b o n a » . v v . 46-48 A l ú d e s e al m i t o de Ulises (Odiseo) y las Sirenas. O d i s e o , siguiendo las instrucciones de C i r c e , c o n s i g u i ó pasar indemne por las costas donde habitaban las Sirenas; para sustraerse a su encanto

fatal sin dejar p o r e l l o

de e s c u c h a r su

m e l o d í a , t a p o n ó c o n cera los o í d o s de sus c o m p a ñ e r o s y o r d e n ó que le atasen a él al mástil de la nave. v. 48 Cfr. 2; 729: «El agua l u c h a c o n amante fuego».

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Mas, ¿ d ó n d e están las hebras voladoras de la madeja de los tersos rayos, con que, vecina al sol, su luz mejoras? E l rostro, donde estaban vivos mayos en Cortes a votar la primavera, ¿cuál fue más, su poder o sus desmayos? E l compuesto semblante, ¿dónde impera, en que a veces belleza rigurosa fiera se finge y enamora fiera? ¿ Q u é es de la mano que hospedó a la rosa entre cristales, o a la grave llama de los ojos fue blanca mariposa? ¿ D ó n d e está la beldad que muerta inflama? Y el talle, que fue espejo de la vida en lo ajustado, ¿qué región le aclama? La risa, que mataba sin herida (por ser caro matar con el cuidado), rindiendo siempre, ¿dónde está rendida? Mas, ¿ d ó n d e voy, ¡oh Antandra!, arrebatado de dolor, que parece en lo violento a la hermosura de quien es traslado? N o porque el Fénix labre monumento en ascuas de ámbar, en el fuego espira, bien que lo juzgue el crédulo elemento. Q u e m a sus plumas, y a los cielos mira de quien recibe eternidad gloriosa; y es su acabar m a g n á n i m a mentira. M u r i ó sin fenecer Gerarda hermosa; sus virtudes nos quedan, si ella falta, que el justo no se va, sino reposa. Su fin tan sólo al imprudente asalta; no es maravilla, que es naturaleza, vv. 52-69 E l t ó p i c o de «Ubi sunt?»,

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e m p l e a d o , p o r e j e m p l o , p o r Garcilaso en

la Égloga I, estrofas 10 y 20, y tradicionalmente en las elegías, v. 60 Cfr. 2; 280: «fiera se finge, mas agrada v. 70 Antandra:

fiera».

n o m b r e p o é t i c o p o r d o ñ a A n t o n i a de M e n d o z a , dama de la

corte. Sobre las relaciones entre el poeta y la dama, véase D a d s o n , 1991, p p . 139¬ 42. vv. 79-81 Cfr. 30; 2 1 : « N o muere al m u n d o el justo, sólo falta».

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de quien tanto creció, verse tan alta. Ella vida e m p e z ó , que siempre empieza, y con vida acabó, que siempre acaba. Engañóse la muerte en su pureza, que, como en frutos de virtud llegaba a llenar cuanta edad v i v i r podía, pensó el morir que a larga edad tocaba. T ú volvieras en llanto la alegría, ¡oh Antandra!, si del cielo la distancia no usurpase la luz que nos envía. T u pérdida consagra a su ganancia, y si en todo el c o m ú n ejemplo obliga, verás que la mayor vida es infancia. Pasa de agosto la madura espiga, que sol del prado en mies dorada enciende la misma sed villana que mitiga. E l árbol, que la fruta brota y pende, verde víbora muere de su fruto, cuyo peso sus ramas postra e hiende. Tal vez se viste de dorado luto la arena, a quien corriente regalada aseguraba sitio nunca enjuto. A la torre de nubes coronada amenaza la yedra, y desanima del rayo la alta cólera sagrada. La noche al día l i d eterna intima. Nace por suerte, muere por oficio el tiempo, que es de sí callada lima. Y no es consigo el tiempo más propicio; que cual Saturno sus entrañas pace y es de sí mismo eterno sacrificio. A l agua, que en el mar profunda yace y por caduca al centro se jubila, penetra un torbellino y la deshace.

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v. 111 Cfr. 86; 812: «el tiempo, vana l i m a de m i historia». vv. 113-14 Saturno: dios r o m a n o identificado c o n el griego C r o n o s , c o n s i d e rado en é p o c a clásica c o m o p e r s o n i f i c a c i ó n d e l t i e m p o . C o m o sus padres ( U r a n o , el C i e l o , y G e a , la Tierra) le h a b í a n p r e d i c h o que sería destronado p o r u n o de sus hijos, Saturno devoraba a los vástagos que tenía de su hermana R e a .

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A l mismo viento el viento le aniquila. Su muerte es paz, en la discordia vive; sepulta su furor calma tranquila. N i porque en ejes de diamante estribe el cielo, las estrellas, sol y luna, hay vida allá, que con la muerte prive. A u n en los cielos es durar fortuna. E l templo, donde lo inmortal contemplo, no dejará memoria o piedra alguna. ¿Adonde huimos, si padece el templo? Y todo en la c o m ú n tirana gime que no deja vivir, ni aun el ejemplo. Los huesos, que en el pórfido sublime reposan, guerra o sulco los disuelve, que aun de morir lo muerto no se exime. D e toda vida, en fin, que el mundo envuelve, la de los hombres menos se asegura; un viento, un sol, un gusto la resuelve. Y no es la admiración ver que procura su fin, siendo tan frágil, mas que siendo tan sujeta a accidentes, algo dura. ¡ O h vida humana, rayo sin estruendo! Sobra la enfermedad que la desata; mortal enfermedad sintió naciendo. ¡ O h tú!, que estás donde el vivir no mata, donde no es ciego amor y ve sin ojos, y se entiende el querer y no se trata; venciste, y se quedaron tus despojos al mundo, porque en él vence quien huye; pues quien le asiste se vincula a enojos. Gerarda, el cielo a sí te restituye,

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v. 127 Cfr. 24; 4: « ¿ A d o n d e h u y o , si padece el t e m p l o ? » . I m á g e n e s c o n s t r u i das acerca d e l T e m p l o abundan en la obra de B o c á n g e l ; v é a n s e , p o r e j e m p l o , el T e m p l o dedicado a V e n u s en la Fábula de Leandro y Hero, el T e m p l o de D i a n a y e l T e m p l o de la M e m o r i a en el Retrato Panegírico, y ,

finalmente,

el Templo cristiano,

obra alegórica de 1645. v. 130 pórfido: véase 87; 10. vv. 136-38 Cfr. 86; 7 0 3 - 0 4 : « t i e n e de edad no m á s de l o que m i e n t e , / pues m i e n t e lo que dura u n a c c i d e n t e » .

LA LIRA DE LAS MUSAS (1637)

de quien salió tu ser alto y perfeto, que ahora en claustros de zafir se incluye. Pisa nuestra inquietud en trono quieto, y a tus pies el temor y la esperanza; goza aquel puro, y no apurado, objeto, que quien le goza más jamás le alcanza.

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v v . 151-52 C i e r t o eco lejano de Garcilaso: « D i v i n a Elisa, pues agora el cielo / c o n inmortales pies pisas y m i d e s » (Égloga I, v v . 394-95).

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131 Describiendo su estilo, y sus engaños con sus apasionados Epístola moral a Filis, dama de la corte* Filis, al ocio de esta siesta hablemos un rato en m i dolor y en tu desprecio, culpables ambos, porque son extremos. Niégate a esa ventana, que algún necio querrá acechar m i acuerdo en tu delito, y, para el que es censor, todo habla recio. Deja aquesa labor, que ya marchito tienes el pulso, y es cesar justicia, pues tus labores cunden infinito. Filis, en tu perverso trato indicia el mundo más engaños que en Medusa: a más monstruos diriges la codicia. Porque si aquélla, con fiereza infusa, los hombres en peñascos convertía, pasmando al orbe (que hoy en ti la excusa), en aquella impiedad, piedad había, pues al sentir quitaba el sentimiento, y un m á r m o l a un agravio prevenía. Pero tú, con designio más sangriento, al corazón, cual piedra endurecido, animas con halago fraudulento.

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Y cuando ves tu imperio obedecido, armada de tiránica locura, * Para otro p o e m a dedicado a la misma dama, véase n ú m . 103. v. 10 indicia: i n d i c i a r , v e n i r en c o n o c i m i e n t o de alguna cosa, p o r las señas o i n d i c i o s que se han visto. vv. 11-18 Medusa: una de las tres G o r g o n a s . M e d u s a era u n m o n s t r u o alado de garras afiladas, cuya espantosa cabeza t e n í a serpientes en lugar de cabello; pero, sobre todo, tenía una mirada penetrante que c o n v e r t í a a los hombres en piedra.

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cebas el filo aleve en el rendido. ¿Cuál libertad está de ti segura? ¿Cuál corazón en la mortal esfera feudo de amor no rinde a tu locura? N o tantas gentes militar bandera agrega al son real de caja de oro, a codiciosa l i d antes que a fiera, como tu industria, desde el indio al moro, a Venus alistó cualquier vasallo, haciendo tienda pública el decoro. Si te viera Sinón, yo juzgo y hallo que eligiera tu vientre el cauto griego por más capaz de cuerpos que el caballo. Mas con la sedición, codicia y fuego que en ti contemplo, el Paladión se olvida; con tus estragos fue, el de Troya, juego. E n el umbral primero de la vida, cuando se engolfa el barco de la cuna, en llanto de esta muerte repetida lloraste, no la universal fortuna, mas pidiendo llorabas, o el agravio de no saber pedir con seña alguna. Bocas fueron tus ojos, que al más sabio movieron, no perdiendo por confuso la interesada e r u d i c i ó n tu labio. Creciste, y luego Aragnes te dispuso a hilar; sacabas de una astilla hueca vellón, sirviendo de ganzúa el huso. Allí notabas que una rama seca

v. 34 Sinón:

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el espía que los griegos, al hacer su falsa retirada, dejaron en te-

r r i t o r i o troyano c o n la m i s i ó n de hacerles señales indicatorias de que el caballo de madera h a b í a sido i n t r o d u c i d o c o n su fatal carga en T r o y a . v. 38 Paladión:

estatua de Palas Atenea, de madera, cuya p o s e s i ó n aseguraba la

s a l v a c i ó n de T r o y a . P e r o generalmente en el Siglo de O r o , se llama así al caballo de T r o y a . v. 39 Refranes que utilizaban la d e s t r u c c i ó n de T r o y a c o m o moraleja p o d í a n haber dado pie a este verso; véase abajo 156; 28. vv. 49-50 Aragnes: A r a c n e , habilísima tejedora; véase 2; 590. v. 50 astilla : peine para tejer.

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rinde fruto, pulsada por el arte; que estos estudios te adquirió la rueca. Cantabas, no por diestra en esta parte, que el pájaro de Cumas, ni Caístro, contigo ni una cláusula reparte, sino por desnudar del más ministro la modestia con tonos desenvueltos, de tu lascivo amor primer registro. Si bailas, no m i r ó miembros tan sueltos en sus ninfas ribera gaditana, ni pasos hacia Venus tan resueltos. Hablan armadas de elocuencia vana

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v. 56 el pájaro de Cumas: la Sibila de C u m a s , la m á s c é l e b r e de las Sibilas l a t i nas. B o c á n g e l parece u t i l i z a r la referencia clásica en c o n s o n a n c i a c o n la idea de cantar; p o r eso, la llama el p á j a r o de C u m a s . S i n e m b a r g o , la referencia a q u í es bastante m á s c o m p l i c a d a : A p o l o , e n a m o r a d o

de la Sibila, le había

prometido

concederle lo que quisiera, y ella d e c i d i ó v i v i r tantos a ñ o s c o m o granos de arena p u d i e r a contener en su m a n o , o l v i d á n d o s e , sin embargo, de pedir la j u v e n t u d . E l dios, que la amaba, se la ofreció d e s p u é s a c a m b i o de su virginidad, pero la m u c h a cha no a c e p t ó ; en consecuencia, fue envejeciendo y c o n s u m i é n d o s e hasta que no q u e d ó de ella apenas nada (véase O v i d i o , Metamorfosis, X I V , 1 2 9 - 5 3 ) . P o d í a ser, entonces, que B o c á n g e l esté ofreciendo una moraleja a Filis, del tipo «Carpe como la que había ofrecido a Lisi en el p o e m a 7. Caístro:

diem»,

d i o s - r í o de L i d i a ( r e g i ó n

de d o n d e v e n í a A r a c n e s ) , famoso p o r los cisnes que v i v í a n en sus riberas; cfr. V i r g i l i o , Geórgicas, I, 383-84: «iam variae pelagi volucres et quae Asia circum / dulcibus in stagnis rimantur

prata Caystri»,

y Ovidio,

Metamorfosis,

II, 2 5 2 - 5 3 : «et, quae

Maeonias celebrarant carmine ripas, / flumineae volucres medio caluere

Caystro».

v v . 61-62 Las gaditanas t e n í a n fama de ser buenas y desinhibidas bailarinas, y así consta en varios poemas de M a r c i a l , J u v e n a l , P l i n i o y Estacio. Es probable que para este pasaje (vv. 61-72) B o c á n g e l tuviera en cuenta el siguiente epigrama de M a r c i a l (Epigramas,

VI, L X X I , 1-6), en especial p o r la referencia a las c a s t a ñ u e l a s

c o n que a c o m p a ñ a b a n el baile («Baetica

crusmata»):

Edere lascivos ad Baetica crusmata gestus et Gaditanis ludere docta modis, tendere quae tremulum Pelian Hecubaeque maritum posset ad Hectoreos sollicitare rogos, urit et excruciat dominum Telethusa priorem. vendidit ancillam, nunc redimit dominam. T a m b i é n de M a r c i a l (Epigramas,

V, L X X V I I I , v v . 26-28):

nec de Gadibus inprobis puellae vibrabunt sine fine prurientes lascivos docili tremore lumbos Sobre las puellae gaditanae, véase H i t c h c o c k , 1991, pp. 103-16.

LA LIRA DE LAS MUSAS (1637)

las manos, gime el é b a n o , y, herido el aire, en diestros círculos devana. E l paso, de sí mismo interrumpido, tropieza con descuido procurado y esconde en el desmán lo socorrido. Despiertan nuestros ojos al cuidado, y al que no puede amor prende el deseo, sólo a bastardo incendio dedicado. E n fin, el noble y el plebeyo empleo tiran en la coyunda de su vicio el carro de tu loco devaneo. Luego, con útilísimo artificio este rendido n ú m e r o gobiernas, desnudando al intento del indicio. A l humilde le das lisonjas tiernas, y engañas con platónica alabanza, aplaudiendo sus ansias por eternas. Y al que cansa por larga la esperanza, y se introduce audaz a los favores, con destemplada voz le das templanza. Y no tanto te extrañas, porque ignores la condición del vicio ejecutivo, que como el áspid se desmiente en flores, como por conservar exento y vivo el fuero libre del tirano gusto, y que un lance no estorbe al sucesivo. Pero lo que en tu imperio más injusto se ofrece, no es que engañes con el trato (que hay lazo en tu asechanza más robusto);

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v. 65 el ébano: a q u í quiere d e c i r c a s t a ñ u e l a s , p o r ser éstas hechas de é b a n o o p o r su c o l o r negro. v. 66 devana: devanar, liar hilo en o v i l l o , y de allí dar vueltas o subir y bajar. v v . 7 3 - 7 5 I m a g e n tomada d e l « t r i u n f o r o m a n o » , d o n d e los cautivos tiraban del carro del general triunfador. v. 84 R e c u e r d a en algo el p r o p i o soneto p r ó l o g o de las Rimas y prosas, donde B o c á n g e l d e c í a que escribía c o n « d e s t e m p l a d a avena» y que «la templanza aborrecía» (3; 1-4). v. 87 A l u s i ó n al famoso adagio virgiliano «Latet varias ocasiones p o r B o c á n g e l .

anguis in herba», u t i l i z a d o en

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de tu talle, tu rostro, y de tu ornato, por la ofensa del pueblo, me querello, donde el mentir ostentas más ingrato. E l cabello, ya cano, si antes bello, denegrido las tintas obedece, y escondes el cabello en el cabello. C o l o r el rostro, sin color, ofrece; no hay allí candidez, aunque hay blancura, y en la cara la cara no parece. Pues no es más verdadera, no, la altura que finge el corcho, pues si de él te apeas, de ti será lo menos tu estatura. Si quieres ver tu talle, no le veas en ti, que aquella bien colchada cota miente mucho, sino cuanto deseas. Ese monte de faldas que se nota, falsa nave de Holanda cuando el viento sus velas hincha y su soberbia azota, es de tu vanidad hueco argumento, en cuyo hilado laberinto ignora, preso, su libertad, D é d a l o , el viento. Pues si por esto se suspira y llora que es tu presencia y no eres tú, debieras desmentir al que finge que te adora. ¡ O h idólatra de ti!, que en vano esperas ser por mérito tuyo tan sublime como en nuestra lisonja te ponderas. C ó b r a t e un rato y la altivez reprime;

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v. 98 denegrido: ennegrecido. v. 104 corcho: se utilizaba el c o r c h o c o m o t a c ó n de los zapatos para aumentar la altura. V é a s e chapín: « C a l z a d o p r o p i o de mujeres sobrepuesto al zapato, para l e vantar el cuerpo del suelo: y p o r esto el asiento es de c o r c h o , de cuatro dedos, o más alto»

(Autoridades).

v. 107 colchada cota: es decir, su ropa v o l u m i n o s a . v. 110 falsa nave de Holanda: B o c á n g e l e m p l e a los dos sentidos de H o l a n d a : una tela m u y fina y apreciada, y el n o m b r e d e l país d o n d e se fabricaba. H a y que tener en cuenta t a m b i é n que en la d é c a d a de 1630 las naves holandesas fueron u n tormento constante para la armada española. v v . 113-14 D é d a l o c o n s t r u y ó el famoso laberinto para el rey M i n o s de C r e t a , donde se encerraba el m i n o t a u r o .

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anticipa con seso la venganza del tiempo, que prevista se redime. N o confiado las velas abalanza el piloto, por ver el viento amigo; sabe que arman lisonjas la bonanza. Y no en preceptos rígidos te obligo a vivir sin vivir, porque el consejo se malquista en las señas de enemigo. Condeno tus abusos y te dejo libertad en usar de tu belleza, como ni pase a escándalo el despejo, ni el arte aspire a ser naturaleza.

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132 Elegía en la muerte de Lope Fénix de Vega C a r p i ó , insigne poeta* Si, reducido a n ú m e r o s , el llanto imitase del canto la a r m o n í a (ya que faltó quien inspiraba el canto), pudiera con amarga melodía hacer que el labio no clamase rudo y que m i voz no pareciese mía. N o ocultará el dolor su causa; pudo atar las voces, que, a pesar del labio, callado vivirá pero no mudo. Grande es morir, mas natural agravio, de cuya injuria pálida se lava — v í n c u l o eterno de memoria— el sabio. Postumo de su fama, no le agrava morir; la parte, sí, mortal le deja, pues no puede morir lo que no acaba. B i e n que, si nace del dolor la queja, la parte que p e r d i ó juzga perdida, porque con los sentidos se aconseja. M u r i ó , Félix, lo menos de tu vida. E n mucha fama escondes poca muerte;

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* L o p e F é l i x de V e g a C a r p i ó m u r i ó el 27 de agosto de 1635. O r i g i n a l m e n t e B o c á n g e l compuso esta elegía para la Fama posthuma Frey Lope Félix de Vega Carpió...

a la vida y muerte del Doctor

Escritos por los mas esclarecidos ingenios, M a d r i d ,

1636, fols. 47r-48r, a n t o l o g í a reunida p o r J u a n P é r e z de M o n t a l b á n , fiel d i s c í p u l o de L o p e .

O b s é r v e s e c ó m o B o c á n g e l j u e g a c o n el n o m b r e del insigne poeta:

Félix/Fénix. v v . 10-15 D e n u e v o , encontramos sentimientos estoicos c o m o los ya u t i l i z a dos en los poemas 26, 30, 130 y la Prosa segunda ( n ú m e r o 70), en especial el elogio al sabio. v. 20 Frase t í p i c a m e n t e g o n g o r i n a .

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escondióse la muerte en la hüida: flecha del Parto fue, cobarde y fuerte, que con la fuga la victoria infama, y su acción hace equívoca su suerte. A u n los alientos te h e r e d ó tu fama; no atrevo a tus cenizas la mentira (bien que ilustre) del hijo de su llama. H o y nueva eternidad a nueva lira otorga el cielo; que si bien dispone, que muera cuanto a n ú m e r o s respira. H o y hace que tus números corone la misma eternidad, y a ú n ella espera vestirse de lo mismo a que se opone. T u voz a la del cisne se prefiera, pues bien que te imitaba cuando yace, jamás tu dulce voz será postrera. C o m o al partir del sol la sombra nace, monstruo de hielo y sombra fabricado, que en los campos del cielo estrellas pace, estrellas que del sol fueron cuidado, por que cuando le apague el mar profundo quede su imperio en ellas reservado, sucediendo la luna, sol segundo, eco de luz que del futuro Oriente nuevas derrama a la mitad del mundo, así, después de tu valor luciente, por los redondos ámbitos del cielo, después que entre los astros se consiente,

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v. 22 flecha del Parto: los partos, m i e m b r o s de u n i m p e r i o p o d e r o s o fundado p o r Arsaces, se d i s t i n g u í a n en el manejo d e l arco y de las saetas, sobre t o d o en el arte, que p e r f e c c i o n a r o n , de disparar mientras h u í a n d e l e n e m i g o ; véase L u c a n o , Bellum civile, L i b r o I, v. 230: «et missa Parthi post terga sagitta». vv. 34-36 Para el canto del cisne, véase 117; 2-4. v. 37 V é a s e G a r c i l a s o : « C o m o al partir d e l sol la s o m b r a c r e c e » (Égloga I, v. 310). v. 39 V é a s e G ó n g o r a : «en campos de zafiro pace estrellas» (Soledad Primera, v . 6). C o n las dos citas de G a r c i l a s o y G ó n g o r a , es p o s i b l e que B o c á n g e l quisiera r e n d i r homenaje a L o p e a s o c i á n d o l e c o n los dos poetas e s p a ñ o l e s a quienes él consideraba ya ser c l á s i c o s . P o r tanto,

el verso 38 p o d í a ser u n a referencia al

m i s m o L o p e , al recordar la frase c é l e b r e de que era u n « m o n s t r u o de la naturaleza».

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paró, alcanzada de su mismo vuelo, aquella pluma que, en haber nacido, sólo se confesó mortal al suelo. D e tus obras quedaste sucedido, Lope, que, como claros luminares, lucen contra la noche del olvido. N o pierden el honor de singulares por muchas, ni de nobles porque influyen entre nobles aplausos los vulgares. Q u e las glorias del sol no disminuyen, ni engríen las cabañas que corona, ni las doradas torres más le incluyen. Conozco que la envidia no perdona a los mismos prodigios que sublima Pitón que tú venciste en Helicona; y tus proezas cómicas lastima, haciéndolas origen de los daños que causa la calumnia de su lima. Pues diste tanta luz a los engaños, con antorcha moral, de los mortales que ya sobra la escuela de los años. Culpa son de contrarios naturales; califícalo el sol si reverbera igual sobre materias desiguales. Rebelde el barro, líquida la cera, él se obstina al favor que ella agradece, y un beneficio en ambos persevera. Así inculpable, pura así florece al ejemplo y al fruto aquella Vega

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v. 63 Pitón: la serpiente P i t ó n , grande c o m o u n m o n t e , custodiaba la a n t i q u í sima gruta oracular de G e a en Delfos hasta que A p o l o le dio muerte para instalarse a su vez en ella.

Helicona: H e l i c ó n , m o n t e

de G r e c i a consagrado a las M u s a s .

B o c á n g e l c o m p a r a a L o p e c o n A p o l o , v e n c e d o r de la serpiente P i t ó n y a la vez dios de las Bellas Artes y presidente d e l c o r o de las M u s a s . A s í , la P i t ó n de L o p e s e r í a n sus m u c h o s enemigos literarios, a quienes d e r r o t ó el poeta en H e l i c o n a , es decir mediante su musa o p o e s í a . v. 77

Vega: j u e g o de palabras entre el a p e l l i d o de L o p e y una huerta

fértil;

c o m p a r a c i ó n m u y utilizada en la é p o c a , tanto p o r los admiradores de L o p e c o m o p o r sus detractores.

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que opuesta siempre a los abusos crece. A q u í la suspensión el paso niega, y la vista, engolfada en llanto p í o , 80 no hallando objeto de quietud se anega. M i r a el laurel que, en sus cenizas frío, estrenó la primer ira del rayo (que no hay contra los años señorío). Donde no el ruiseñor, volante mayo, 85 la siniestra corneja infama el viento, plumada trompa del c o m ú n desmayo. Y a , si no es el dolor, todo es acento, y aun el dolor por boca de la herida quisiera hablar, mas es la v o z aliento. 90 La gran cítara yace suspendida de su silencio; con aullido ronco la pulsa el viento, y a ú n derrama vida. N o es la de Orfeo que, al desdén de un tronco, yace en fragmentos, a sufrir la huella 95 del tosco vulgo, del arado bronco. Q u e a los fastos de España firme estrella ilustrará la cumbre del Parnaso, Norte a cuantos presumen merecella. T ú , que a la eternidad abriste paso, 100 y el negarte al comercio de los ojos el atónito mundo llama ocaso, vive exento de lágrimas y enojos, v. 85 Cfr. 9 6 ; 1: « A b r i l v o l a n t e , v i v a p r i m a v e r a » , t a m b i é n r e f i r i é n d o s e a u n ruiseñor. v. 91 citara: i n s t r u m e n t o m ú s i c o de cuerdas, c o n f r e c u e n c i a s i n ó n i m o de la lira y, de a h í , de la p o e s í a . v. 94 la [cítara] de Orfeo: O r f e o era el m á s famoso m ú s i c o y poeta de la a n t i g ü e d a d ; tocaba la l i r a , regalo de A p o l o , y fue e l i n v e n t o r de la c í t a r a

o, p o r l o

m e n o s , el que a ñ a d i ó , en h o n o r a las M u s a s , dos cuerdas m á s a las siete ya e x i s tentes. Parece referirse a q u í t a m b i é n al m i t o de A p o l o y D a f n e , que se c o n v i r t i ó en laurel para escapar de ser violada p o r a q u é l , de ahí que ella representa el «desdén de u n t r o n c o » . v. 96 bronco: á s p e r o , tosco. v. 97 fastos: véase 87; 150. v. 98 Parnaso: m o n t e de G r e c i a , consagrado a A p o l o y a las Musas, v. 99 L a estrella polar o del N o r t e , que guiaba a los marineros.

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en tanto que el dolor alivio adquiere al ruido de tus métricos despojos. T u nombre sonará donde corriere la rueda que Pitágoras escucha, cuyo ruido a tu canto se refiere. Allí verás que toda nunca es mucha contra el vivir del tiempo la alta guerra, donde siempre se vence y no se lucha. Séate, pues, p i r á m i d e la tierra, pues tu fama la erige ya tan alta que en su confín tu extremidad encierra. Goza, pues, de tu lira, que se esmalta con nervios de oro a sacro A p o l o asida; pues para darte vida que no falta, faltó la menor parte de tu vida.

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v. 107 A l ú d e s e a la m ú s i c a de las esferas («la r u e d a » ) , p r o d u c i d a , s e g ú n la tradic i ó n , p o r el m o v i m i e n t o a través de los cielos de cada planeta. P i t á g o r a s fue q u i e n s i s t e m a t i z ó y p r o p a g ó estas teorías, d á n d o l e s una base m a t e m á t i c a ; véase 69 n . 3. v. 109 T i e n e cierto parecido c o n la Oda X «A F e l i p e R u i z » de Fray L u i s de L e ó n , y la s u c e s i ó n de estrofas que empiezan « V e r é . . . » . v v . 1 0 9 - 1 0 E n t i é n d a s e : « q u e toda la alta guerra d e l t i e m p o n u n c a es m u c h a contra el vivir».

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133 Carta escrita a un señor retirado, ilustre por todos méritos, de quien es muy confidente el autor* Si en el tumulto cortesano donde v i v o , claro Marqués, tan sepultado que lo más de la vida se me esconde, puede m i ingenio, de m i amor dictado, hablar y discurrir con un ausente, de m í distante pero no apartado. Pues en m i afecto os miro tan presente, y la memoria así su objeto habita, que el bulto sólo la atención me miente. Aunque sé que en los ocios se ejercita vuestro valor, discurro que le atienden contrarios m i l , cuya victoria evita, y, por diversos entre sí, os ofenden con violencia mayor que por cuidados, y unos, como en cadena, de otros penden. D e l cielo algunos nacen derivados, de cuya oculta dirección y juicio son ministros los días y los hados, y, aunque hagáis de vos mismo sacrificio, no romperéis el sello a estos secretos, que secretos de Dios niegan indicios. H a y también otro género de efetos, de sus segundas causas dependientes, neutrales y al humano obrar sujetos.

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* E l m a r q u é s a q u i e n se dirige B o c á n g e l en esta carta en verso parece ser, c o m o él, m i e m b r o de la c á m a r a d e l C a r d e n a l Infante, y m u y p o s i b l e m e n t e su tutor (véanse los v v . 7 9 - 8 4 ) . Q u i z á se trate del m a r q u é s de Tarifa, t a m b i é n elogiado p o r Salcedo C o r o n e l , en su libro Cristales de Helicona, f o l . 44r: « A v i e n d o s e retirado a C a s e r í a el M a r q u e s de Tarifa».

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D e éstos somos autores evidentes, porque del bien o mal obrar se siguen los fines a su origen respondientes. Los que esta diferencia no consiguen (amor o miedo su discurso aleja), con ciegos votos en su error prosiguen. Los efectos que el cielo oculto deja pender de sí por un abuso ciego, les defraudamos el aplauso en queja. Aquél que en su interior desasosiego es cómplice o gustoso o engañado, apliqúese la enmienda, calle al ruego; pero aquel que obedece en su cuidado decreto superior, causa primera, frecuente el ruego y no corrija el hado. A l sabio nunca la violencia altera; antes en ella ejerce la prudencia, y la causa del mal en él pondera. Si en esa, pues, solicitada ausencia imaginar en la fortuna os halla no flaca, atormentada la paciencia; y si el talento la defensa os calla, cuando esconderse en la opresión procura, mayor victoria en la interior se halla. Y no en la soledad juzguéis segura de este enemigo dulce la victoria, si en sus ideas la memoria dura. Q u e al continuo vencer se da esta gloria, dándole al desengaño mayor mano, que esgrime contra el alma la memoria. N o sin misterio Alcides el tebano (guerrera paz de los mortales) pudo

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v. 55 Alcides el tebano: H é r c u l e s o Heracles, el m á s famoso de los h é r o e s h e l é nicos, que n a c i ó en Tebas. E n los siguientes versos (55-66) se describe e l segundo de los doce trabajos impuestos a H é r c u l e s p o r el o r á c u l o de Delfos, que fue matar la H i d r a de L e r n a . Puesto que la H i d r a p o d r í a r e p r o d u c i r nuevas cabezas apenas eran cortadas las viejas, se dice que, mientras H é r c u l e s cortaba las cabezas, su s o b r i n o Y o l a o i m p e d í a que se reprodujeran q u e m a n d o c o n tizones ardientes las heridas del animal.

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extinguir de la Hidra el cuello insano. N o vencedor valiente ni membrudo, pues siempre que troncaba una cabeza, de siete el cuello se vistió desnudo. D i v i n a p o s e y ó naturaleza, según moralizó la edad antigua, y en su virtud o b r ó la gran proeza. Pues con celeste fuego se averigua que dio un cauterio al monstruo ensangrentado, como O v i d i o pondera y atestigua. Así, Fabio, de fuego sacro armado, la gran hidra venced del pensamiento, o estribe en lo quejoso o en lo amado. Pues de violento acaba lo violento, y aunque intentéis a la distancia asiros, no hará pausa en la ausencia el sentimiento. N o cura con ausencias ni suspiros el ciervo la saeta atravesada, arando el bosque a lágrimas y giros. E l m é r i t o es quietud, sólo fundada. Vuestros servicios, ya de fructuosos, de la oliva pender pueden la espada. Los años de Fernando prodigiosos, hoy en bélicas glorias desatados, honran preceptos vuestros religiosos. Sus aciertos en vos fueron cuidados, y vuestra protección en beneficios el n ú m e r o volvió de sus criados. O m i t o vuestra hacienda, que aun indicios de ella apenas perdonan lucimientos, calmados hoy, si bien ayer propicios. Sólo digo que en estos fundamentos pudo fundar pirámides la suerte,

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v. 66 O v i d i o narra el m i t o de H é r c u l e s y la H i d r a en Metamorfosis, I X . vv. 73-75 Cfr. 8; 5-6: «y c o m o el c i e r v o , que la flecha siente, / huye en vano de sí la n o c h e y día», imagen a su vez tomada de Petrarca, Canzoniere, C C I X : «E qual cervo ferito d i saetta / c o l ferro avelenato dentr'al flanco / fugge». v. 78 Es decir, dejar la guerra y seguir los caminos de la paz. v. 80 E n estas fechas Fernando guerreaba en Flandes.

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a colocar vuestro descanso atentos. Pero de la quietud el sabio advierte que está tan lejos, quien la dicha adora, como el triste de quien huye la muerte. Y porque de cerrar la carta es hora, con un ejemplo os mostraré evidente cuanto el mortal, lo que es quietud, ignora. Cuenta la antigüedad que hubo una gente tan crédula y sencilla que juzgaba que el de lugar más alto y eminente, más p r ó x i m o a la luna, granjeaba mayor felicidad, y el más vecino al cielo la asistía y la trataba. A un monte, pues, de altura peregrino subir los hizo el loco barbarismo, cansándose en el crédulo camino. Y viéndose en la cumbre y que lo mismo distaba el cielo que en el sitio bajo, desengaño les dio su engaño mismo. D e su inútil fatiga y su trabajo consiguieron saber que el alto puesto no es para sosegar medio ni atajo, sino tener a la fortuna opuesto el corazón no sólo, mas el labio, y firmes tolerar su vario gesto. Vos, árbitro de vos, prudente y sabio, mirad si en la república de adentro os hace lo sensible algún agravio, agravio en orden a buscar el centro de fundada quietud que mira al cielo, no resistida de sensible encuentro. Y gozaréis, feliz en grato suelo, del nombre y de la fama que os han dado la virtud, la nobleza y el desvelo, inmoble a la fortuna y sordo al hado.

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134 Elegía a don García Salcedo C o r o n e l , Caballerizo de su Alteza, el Serenísimo Cardenal Infante* Aunque perdida tuve la esperanza de explicar m i dolor, pues le sentía, si bien le explica, tal desconfianza, me dijo amor, ¡oh ilustre don García!, (veréislo en mis afectos desiguales), que yo escribiese y él me dictaría. Vos, que inmortal vivís entre mortales, en cuya boca inundan de Hipocrene los números que infunden sus cristales, atended discursivo porque suene m i canto a vuestro canto prohijado cuanto al asunto del dolor conviene. A l son agreste del grosero arado canta el rudo zagal, y con la reja describe sus afectos en el prado. Quéjase el caminante, y con la queja piensa alejar la pena que le oprime, siendo la voz no más la que se aleja. Gime el lánguido enfermo, y, mientras gime,

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* C o m o los sonetos 110 y 111, t r á t a s e de u n i n t e r c a m b i o de poemas entre estos dos amigos, c o m p a ñ e r o s en la casa del C a r d e n a l Infante;

p o r esta

razón,

hemos i n c l u i d o los de Salcedo C o r o n e l , p o r q u e forman pareja c o n los poemas de B o c á n g e l . Esta Elegía fue publicada p o r primera vez en G a r c í a de Salcedo C o r o n e l , Rimas, M a d r i d , 1627, fols. 8 3 v - 8 7 v . v. 8 Hipocrene: la fuente H i p o c r e n e n a c i ó

cuando

Pegaso,

el caballo alado,

g o l p e ó c o n su casco el monte H e l i c ó n . B o c á n g e l parece aludir en estos versos (7¬ 9) al l i b r o de p o e s í a que Salcedo C o r o n e l p u b l i c ó en 1650 c o n el t í t u l o de Cristales de Helicona, pero de cuya existencia él, p o r lo menos, sabía en 1637. v. 11 prohijado: adoptado, recibido c o m o h i j o . vv. 19-21 C i e r t o parecido c o n el p r i m e r cuarteto del p o e m a 8.

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engaña su dolor y a sí se engaña; busca el agua que sueña, el aire esgrime. D o m a del mar i n d ó m i t o la saña, cantando el bogavante al son del remo; respóndele la mar menos huraña. Y mientras ya sumiso, ya supremo, rige el abeto en áspero ejercicio, divulga al aire su afligido extremo. Calle del ave no el amante indicio, el libre sí, cuando la voz dilata, que no siente quien canta por oficio. M u e v e los cielos consonancia grata, y envuelve la fatiga en lo sonoro, con que el siglo en el siglo se desata. Y o sólo triste callo por decoro, desde que el sol se muestra en oro vivo hasta que esconde su cadáver de oro. Mas en n ú m e r o ahora discursivo quiero que me debáis contar la pena, que agravio si con n ú m e r o s la escribo. Y no porque a callarla me condena, su causa con mis voces se profana, ni aquí se explica; solamente suena. V i (nunca viera) de cristal y grana ninfa gentil, o vida de la muerte, estrago que la muerte no le sana. Q u e d é a su vista, no de ajena suerte, que el tímido zagal, cuando vecino, el rayo escucha y el vestigio advierte. O como, cuando errante peregrino,

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vv. 22-30 Cfr. el p o e m a 108, que habla del canto de u n forzado, «pues tu c l a r í n es sucesor d e l r e m o » (v. 10). v. 23 bogavante: «El p r i m e r remero de cada banco de los de la galera» (Autoridades). v v . 4 3 - 4 4 R e c u e r d a n los siguientes versos: « H u y e p o r minas de cristal y grana» (11; 1), « D e la ninfa g e n t i l b a ñ a n el cuello» (2; 97), e «ídolo sordo de cristal y grana» (2; 413). vv. 49-51 Cfr. Fábula de Leandro y hiero: « C o m o se queda en extranjero prado / robado y solo errante p e r e g r i n o » (2; 4 8 1 - 8 2 ) . E l símil recuerda, p o r supuesto, la

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en ignota región al aire ciego, le halló la tempestad, le h u y ó el camino. Piloto fui que en desastrado juego de agua voraz y viento vacilante pide a la muerte el último sosiego. Bebí el incendio de un vivaz semblante, dulce nido de amor, que hacer pudiera llama del bronce, polvo del diamante. N o en líquida obediencia al sol la cera así se ofrece, ni la llama pace metal, que en el incendio se macera, como m i pecho, que en cenizas yace, al rayo de aquel dios postró su brío, que infante rinde porque armado nace. Y a m i razón, sin propio señorío, ligada a la coyunda de los hados, tiraba el carro al vencedor i m p í o , y mis sentidos mudos y forzados, viendo rendido su infelice d u e ñ o , inclinaron los cuellos elevados. Volví, cual suele de funesto sueño el que renace en alma de un suspiro, a mirar el origen de m i e m p e ñ o , cuando a su lado, en p o n z o ñ o s o giro, espíritus miré que embarazaban del cielo azul el inmortal zafiro. Los celos eran que se alimentaban, por los espesos páramos del viento, de esperanzas que en él se malograban. Perdí la luz, la vida y el contento, y sin contento, luz, o humana vida

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d e s c r i p c i ó n del peregrino errante de la Soledad Primera y d e l soneto 80 ( « D e s c a m i nado, enfermo, p e r e g r i n o » ) de G ó n g o r a . Para Salcedo C o r o n e l , afamado c o m e n tarista de G ó n g o r a , todas estas resonancias serían m u y gratas. v v . 6 2 - 6 3 A l u d e a C u p i d o , dios d e l amor, representado c o m o u n n i ñ o alado que lleva flechas, c o n las que inflama los corazones. v v . 64-66 L a m i s m a imagen que se u t i l i z ó en 131; 7 3 - 7 5 . v v . 77-78 B e l l a variante del t ó p i c o b o c a n g e l i n o de que la esperanza reside en el viento.

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soy de mí mismo un vivo monumento. Alguna vez el alma enfurecida romper intenta el hábito y el nudo que la tiene a su esclavo sometida. Otra contempla que, si cuando pudo no se libró, podrá oponerse tarde, roto en m i l partes su sagrado escudo. Pruebo tal vez, como en difunto alarde, a dejarme llevar de m i tristeza, pues ya murió quien vive de cobarde. Y , como de un dolor otro se empieza, m i firmeza este alivio me limita, porque morir amando no es firmeza. P r o p ó n e m e la ausencia, y facilita su antídoto engañoso si el deseo en bultos vanos el amado imita. Viene tal vez el desengaño, y creo que me viene a curar médico aleve; y, en hábito de juez, fingido reo mata al que incauto sus licores bebe. Juzga el proceso de un amor errado, y a ejecutar el juicio no se atreve. E n este laberinto sepultado levanto el rostro, ilustre don García, a que me déis el hilo deseado. Porque si vuelvo a la ciudad del día, viviremos la vida de la fama donde se oyere la zampoña mía. Y bien que vuestro nombre se derrama desde tanto ascendiente victorioso, hoy repetido en vuestra culta llama, no menos vencedor y glorioso

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v. 81 V e r s o que b i e n resume la v i s i ó n a r q u i t e c t ó n i c a de B o c á n g e l tanto de sí c o m o del m u n d o . v v . 1 0 3 - 5 A l u d e al l a b e r i n t o de C r e t a , fabricada p o r D é d a l o , y al h i l o que A r i a d n a dio a Teseo cuando éste fue a C r e t a para dar muerte al M i n o t a u r o . Gracias al h i l o , Teseo p u d o encontrar la salida del laberinto. v. 108 zampoña:

instrumento r ú s t i c o pastoril a m o d o de flauta; l l e g ó a ser s i -

n ó n i m o de la c o m p o s i c i ó n pastoril.

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quedar podréis en m i amorosa empresa que en el sudor de Marte generoso. Oeta por Alcides lo confiesa, de quien el mundo ya fue presa poca, y él, del amor, después humilde presa. Entre tanto que súplice os invoca quien procura sanar, no leve hazaña en la dolencia de pasión tan loca; en tanto que ni fuerza, auxilio, o m a ñ a templar consiguen m i amoroso exceso, deba yo a vuestra lira, honor de España, ociosa libertad y libre seso.

v v . 115-17 D e y a n i r a , mujer de H é r c u l e s ( A l c i d e s ) , t e m i e n d o p o r él, le m a n d ó una t ú n i c a i m p r e g n a d a c o n el supuesto

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ser repudiada

amoroso

que le

diera el centauro N e s o . Pero la sangre del centauro estaba mezclada c o n el veneno de la H i d r a de Lerna, y tan p r o n t o c o m o H é r c u l e s se puso el ropaje, s i n t i ó que su p i e l se abrasaba. A l no p o d e r quitarse la t ú n i c a sin arrancar pedazos de su p r o p i a carne, H é r c u l e s s u b i ó al m o n t e E t a y m u r i ó en la gran pira que m a n d ó c o n s t r u i r allí. v. 118 súplice: suplicante; cultismo extremado.

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135 Respuesta de don García Salcedo Coronel, Caballerizo de su A l t e z a * Cuando obediente quiero aconsejaros, erudito Gabriel, la pluma mía duda cobarde si podrá obligaros. Porque en su ciego error aquél confia que, agradecido al propio sentimiento, de lo mismo que ruega se desvía. Lisonjear pretende su tormento en la engañosa voz quien pide, amando, remedios que no debe al escarmiento. Vencer procura solamente, cuando, en ajenas desdichas instruido, no va su deshonor multiplicando. O e n g a ñ a d o seáis o persuadido de más prudente celo; m i obediencia vuestro impulso jamás ha resistido. Escuchad en la voz de m i experiencia cuanto, a pesar de la razón segura, h u y ó precipitada adolescencia. Lloré m i edad en sujeción oscura, de mis locos deseos entregado al imperio crüel de una hermosura. Creció el n ú m e r o ciego m i cuidado; aún hoy confiesan trágicos despojos el duro efecto de m i error pasado. Y a libre de tan bárbaros enojos, distinguir puedo esclarecidamente más puros rayos con despiertos ojos.

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* Se p u b l i c ó p r i m e r a m e n t e en Salcedo C o r o n e l , Runas, M a d r i d , 1627, fols. 88r-92r.

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T e m o el peligro que adoré imprudente, y del antiguo daño la memoria extinguir solicito diligente. Así consigo la mayor victoria, que no alcanza renombre soberano quien se destruye en la adquirida gloria. ¡ O h aquel prudente que, con diestra mano, la vez primera dibujó estudioso n i ñ o y con alas al amor tirano!; m i r ó , sin duda en el afán ocioso, al miserable amante embebecido entregarse al olvido licencioso, y, careciendo de mortal sentido, sulcar el aire con incierto vuelo, de tantos vanamente repetido. N o menos docto acreditó el desvelo, cuando de flechas nos propuso armada la invicta mano, que adoró el recelo. Porque la ejecución acelerada de su ardiente rigor antes la llora que la previene el alma descuidada. ¡ O h veneno infeliz!, en quien te ignora la fuerza expende; no en el pecho m í o , que tu violencia conoció traidora. Vencer tu bruta actividad confío que perturbar no puedes m i sosiego cuando libre ejercito m i albedrío. Vos, don Gabriel, si del amante fuego templar solicitáis vanos ardores, que producen mortal desasosiego, prevenid, recatado en los temores, vuestra mayor seguridad, negando al peligro c o m ú n tantos honores. D e floreciente edad en ocio blando

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v. 36 A l u d e a C u p i d o . v v . 4 0 - 4 2 Parece a l u d i r al m i t o de ¡ c a r o , hijo de D é d a l o . Para escapar de C r e t a , Icaro y D é d a l o fabricaron unas alas de cera, pero Icaro o l v i d ó los consejos de su padre y v o l ó demasiado alto, c o n lo cual el sol d e r r i t i ó las alas e Icaro p e r e c i ó ahogado al caer al mar.

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se engendra amor, y en próspera fortuna crece atrevido su poder infando. R e n d i d o yace sin firmeza alguna, cuando la suerte menos favorable oprime sus rigores importuna, o cuando la virtud infatigable, con generosa ocupación, prefiere atento afán a ociosidad culpable. Lograd la vida donde torpe muere el ciego error, que no aborrece el daño quien el remedio a su dolor difiere. Vuestro sea m i noble desengaño, si no oscurecen su esplendor divino gratos horrores de un sabroso engaño. Vos, por quien altamente determino el sagrado furor del dios luciente, en modulante acento peregrino, durad futuros siglos elocuente; no eternicéis vuestra infeliz memoria con propio olvido miserablemente. Fácil se adquiere contra amor la gloria del vencimiento en su primero brío, pero después difícil la victoria. H ü i d prudente su rigor i m p í o , antes que duramente dilatado esfuerce vuestro ciego desvarío. ¿Cuál á n i m o en sus yerros obstinado no admite la verdad del escarmiento, en tantas desventuras fabricado? M i r a d del fuerte Alcides el violento dolor que pudo en el sublime Oeta

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v. 63 infando: « I n f a m e , i l í c i t o , y que n o es d i g n o de que se hable de e l l o . Es v o z Latina Infandus»

(Autoridades). L a emplea H e r r e r a , 1580, p. 670, en su anota-

c i ó n a la Égloga III de Garcilaso, cuando describe el amor que sentía M i r r a hacia su padre C í n i r a s : «sugeta al infando apetito, que la i m p e l i ó a amar a su p a d r e » . N o es palabra utilizada p o r G ó n g o r a . v. 77 el dios luciente: A p o l o , el sol. vv. 9 1 - 9 3 Salcedo C o r o n e l se refiere a la muerte de H é r c u l e s en el monte E t a que B o c á n g e l había descrito en el p o e m a anterior (134; 115-17).

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facilitar el último tormento; o en torpes aras la razón sujeta, profanar con ajeno sacrificio el sabio rey su religión perfeta. Conduce a lastimoso precipicio amor que lisonjea cauteloso: menos seguro cuanto más propicio. ¿Quién ignora el efecto doloroso de su injusto poder? ¿ Q u é providencia no malogró su impulso riguroso? E n propia sangre con mortal violencia m a n c h ó cruel la vengativa mano quien aprendió su inexorable ciencia. Dígalo en Coicos el ardor insano que brutalmente suspendió el castigo con las reliquias del infausto hermano, o, en las segundas bodas enemigo, el esposo infeliz, llorando triste la alta rüina de que fue testigo. Y si en la ajena adversidad resiste seguro aviso el corazón doliente, dígalo el riesgo en que penando asiste. Que no podrá el destino, aunque inclemente, oscurecer vuestro discurso tanto que apruebe el mal en sujeción ardiente. ¡Oh m i l veces feliz!, si al dulce encanto defensa prevenís incontrastable,

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v v . 1 0 6 - 0 8 C o i c o s , la C ó l q u i d e , antigua r e g i ó n de A s i a , adonde f u e r o n los argonautas a c o n q u i s t a r el V e l l o c i n o de o r o . M e d e a , hija de E e t e s , rey de

la

C ó l q u i d e , se enamora de J a s ó n y le ayuda a conseguir el V e l l o c i n o , p r o n u n c i a n d o u n encantamiento para adormecer al d r a g ó n que lo custodiaba. Perseguidos p o r la familia de M e d e a , h u y e n p o r el mar, l l e v á n d o s e consigo al h e r m a n o de ella, A p sirto, a q u i e n ella despedaza, arrojando luego sus m i e m b r o s al mar para retrasar a los perseguidores. vv. 109-11 Parece aludir a otra parte del m i t o de M e d e a y J a s ó n . Asentados en C o r i n t o , v i v e n felizmente M e d e a y J a s ó n , hasta que éste decide casarse c o n G l a u ce, hija del rey C r e o n t e . M e d e a , simulando resignarse, regala a la p r o m e t i d a joyas y u n vestido i m p r e g n a d o en v e n e n o que la a b r a s a r á a ella y a su padre c u a n d o quiere socorrerla. A c o n t i n u a c i ó n , d e g ü e l l a a los dos hijos que h a b í a t e n i d o c o n J a s ó n , h u y e n d o finalmente a Atenas.

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sordo a las voces de un fingido llanto. Vivirá vuestro nombre memorable donde libre entre arenas perezoso Manzanares camina venerable, y en cuanto ciñe el piélago espumoso.

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v v . 121-24 Salcedo C o r o n e l aclama la fama de B o c á n g e l que, al ser llevada a todas partes p o r el Manzanares (río que pasa p o r M a d r i d , patria de B o c á n g e l ) , n o t e n d r á límites. N o s recuerda la Égloga III de Garcilaso en la que el poeta t o l e d a n o dice que sus creaciones literarias s e r á n llevadas p o r el Tajo al m u n d o e x t e r i o r (vv. 2 4 6 - 4 8 ) . S i n embargo, el comparar el Manzanares c o n el T a j o , y a B o c á n g e l c o n Garcilaso, parece desde luego m u y p o c o afortunado. v. 124 piélago: mar, o c é a n o ; v o z g o n g o r i n a .

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136 A una belleza superior, cuanto noble, vista sólo una vez Décimas V i una beldad lisonjera, a un tiempo vista y negada: como dicha, imaginada; como muerte, verdadera. H u y ó con veloz carrera en fe de que fue homicida. Mas de tan divina herida sólo siento que temió (siendo quien miraba yo) los riesgos de merecida. Buscar quiso el corazón la causa de su tormento, pero teme el rendimiento no le llamen intención. Sospechas de galardón no podrán oscurecer un noble morir, sin ver que no han de poder decir que, sin tener que rendir, aún me q u e d ó que atrever. B i e n que falta cuando empieza y sólo en memorias dura, mas parece m i ventura, Marcia, que vuestra belleza faltó con gran ligereza, tal que apenas el sentido v. 21 Bien que: aunque.

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se informó de lo lucido por que obrase en mi cuidado rendimientos lo mirado, y adoración lo creído. V e r un imposible es fineza, que no osadía; en negarse a la porfía (no al riesgo) está lo cortés. Mirarle amante, y después temerle, es darle su honor, que el alto examen de amor es, careciendo de intento, enfermar de atrevimiento para morir de temor.

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vv. 39-40 Véase el conde de Salinas: « Q u i e n llora está a t r e v i é n d o s e y t e m i e n do» (Dadson, 1985d, p o e m a X , v. 5).

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137 A una señora muy bella, el primer día que se calzó chapines* Décimas Y a no sin trono reside el ídolo de la Corte; ya más elevado el norte riesgos mayores nos mide. N o penséis que, porque pide nueva altura, fue menor este prodigio de amor, que, aunque de nuevo se esmalta, harála el chapín más alta, pero no la hará mayor. E l pie, a cuya huella pura respondió con tantas flores el prado, nuevos honores al alcornoque procura. La venerada blancura, con tesoros liberales, néctares le da inmortales. Dulce abeja cada pie, si padre de flores fue, hoy es urna de panales.

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* chapines: calzado sin talón, c o n suela de c o r c h o , que las mujeres llevaban p a ra protegerse d e l l o d o de las calles, y que aumentaba la estatura aproximadamente cuatro dedos. T o d o el p o e m a gira en t o r n o a esta faceta de los chapines, la de hacer m á s alta a la mujer; véase t a m b i é n 131; 104. v v . 11-20 E n cuanto al t ó p i c o literario de que el contacto del pie de la dama c o n la tierra produce la flor, véase lo d i c h o en 82; 5-6.

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C o n dos Atlantes el suelo hoy explica su beldad. Es aplauso y novedad, cuando uno le basta al cielo. Porque se adelante el vuelo de este hermoso serafín, hoy plumas no calza, a fin de hurtarles la ligereza chapín que, por más belleza, plumas forma del chapín. N o de su divino bulto nuevas aras pueden ser, que ya no puede crecer en veneración ni en culto. Buscaba el desdén oculto con que pisar lo rendido, que ser de su pie ofendido fuera equivocar la gloria, y darle a amor la victoria o la ventura al rendido.

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v. 21 Atlantes: A t l a n t e era u n o de los gigantes; e n c a b e z ó a los T i t a n e s en su l u c h a contra los dioses, p o r l o que fue c o n d e n a d o a llevar eternamente sobre sus h o m b r o s la b ó v e d a del c i e l o . A q u í quiere decir que los chapines de esta dama son c o m o dos Atlantes s o s t e n i é n d o l a , y que ella es u n cielo.

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138 Hablando con una dama, que estaba mirando el retrato de un hombre que la había dejado* Décimas N o fue lisonja; fue agravio, Filis, del necio pintor dar a tu ofendido amor ese símbolo de Fabio. Menos fue pintor que sabio, pues de tu ingrato atrevido dispuso el bulto mentido. Nada su pincel o b r ó , si el original le dio toda el alma a lo fingido. Pero, que estimas recelo la luz de un pasado bien, ¿no ves que miente también en que parece consuelo? Si, por verle tu desvelo firme en el metal, le mira, cambia el agasajo en ira; no te ayudes contra ti, que sólo está firme allí en tu daño una mentira.

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Y si sabes que es ingrato, y aún te precias de fiel, Filis, más sobra el pincel, cualquiera pena es retrato.

* Sobre el m i s m o tema, véase p o e m a 107. v v . 11-14 C i e r t o eco de G a r c i l a s o , Soneto X, la idea de que pasados pueden llegar a convertirse en d o l o r y no en consuelo.

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Apláudele con recato, si algo tu dolor deshace; y si desdichada nace para ingratos tanta fe sabe por lo menos que quien los estima, los hace. ¿ N o fuera más acertado, buscando remedio al mal, quejarte al original, que a un insensible traslado? Mas dictamen fue avisado, de tu dolor discursivo, buscarle menos esquivo, pues no saldrá más incierto dar vida a un retrato muerto, que ley a un ingrato vivo.

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139 A una dama que, con la aguja que labraba, se hizo mal en un dedo, de que adoleció algunos días* Décimas H i z o de lino la muerte cuerda al arco de Cupido; para m i pecho rendido sobrarále ser más fuerte. Porque mate y porque acierte flecha de acero añadió, cuando el mismo amor se hirió. Mas, ¡ay, Laura!, no me admiro, que así se dispuso el tiro donde más le sienta yo. D e acero sutil abeja fue la aguja en vuestra mano, cuando en el jazmín ufano grosera herida bosqueja. Mas del veneno en que os deja ofendida, Laura, agora vuestra mano fue la autora. Ella os pudo hacer sentir; que, ¿quién os pudiera herir sino vos misma, señora?

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* P o e m a seguramente escrito para la A c a d e m i a de M a d r i d ; sobre el m i s m o tema, véase u n romance de Francisco Galarza en B N M M s . 3.773, f o l . 37v.

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140 A una dama que había de hacer una forzosa ausencia Décimas Partís, Anfrisa, de m í sin que yo parta de vos; ya veré que somos dos, que hasta agora no lo v i . N o me admiro de que así se logre m i fe segura, pues sé muy bien lo que dura el bien de que amor me priva, y que os hizo fugitiva quien os hizo m i ventura. Cruel, pero no entendido, su batalla amor presenta. Si me da tanto que sienta, ¿por q u é me quita el sentido? Si me ve al morir rendido, ¿por q u é quiere introducir que, ausente, vuelva a morir? N o lo intentara, sabiendo que no morirá en partiendo el que no m u r i ó al partir. A nadie la ausencia espante si es que el ausentarse siente, pues nadie m u r i ó de ausente si al partir vivió de amante. Si del rayo de un semblante librar la vida no puedo, vv. 11-12 Cfr. 2; 344: « a m o r presenta la mortal batalla». vv. 19-20 Versos de tipo cancioneril, l o m i s m o que los versos 1-2.

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ten, amor, el arco quedo, que, porque a tu honor aspiro, siento que pierdas un tiro donde se hizo tiro el miedo.

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v. 27 D o n D i e g o de Silva y M e n d o z a , c o n d e de Salinas, e s c r i b i ó una glosa a u n m o t e c u y o segundo verso es é s t e : « M u e r t o estoy y a ú n tengo m i e d o ; / ten, A m o r , e l arco q u e d o » . E l p o e m a e m p i e z a «El s i e m p r e v i v o t e m o r » ( D a d s o n , 1985d, p o e m a X C ) . N o se sabe si el mote original es de Salinas o si es u n estribillo tradicional. L o que sí demuestra es el alto c o n o c i m i e n t o que t e n í a B o c á n g e l de la p o e s í a de Salinas que s ó l o c i r c u l a b a en m a n u s c r i t o , aunque

m u y bien la p o d í a

haber c o n o c i d o en las sesiones de la A c a d e m i a de M a d r i d , a las que Salinas asistía hasta su muerte en j u n i o de 1630.

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141 A un retrato del autor muy semejante, que hizo Juan de V a n der Hamen, pintor insigne* Décimas Niegas, ¡oh insigne Vander!, al bulto que das aliento, las voces y el movimiento, y es por darle mayor ser. L o humano llega a tener n ú m e r o en lo que respira; mas tu pincel, como aspira a vida más soberana, alientos niega de humana a toda imagen que inspira. C o m o nace a tu alabanza, no tiene el prodigio voz; pues ninguna es tan veloz que tan alta empresa alcanza. O fue que la semejanza evitó en el colorir el hablar, como el sentir, para que el original acierte a saber en cuál de los dos ha de vivir.

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Vivas voces y aun sentidos dan tus pinceles veloces, porque no todas las voces se escuchan con los oídos.

* J u a n de V a n der H a m e n ( 1 5 9 6 - 1 6 6 0 ) , p i n t o r c é l e b r e en la é p o c a p o r sus retratos, floreros y bodegones; aunque él n a c i ó en M a d r i d , sus padres eran naturales de Bruselas. Sobre estas d é c i m a s , véase O r o z c o D í a z , 1941, pp. 2 8 2 - 9 0 .

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Ojos que son advertidos oirán a cualquier figura, donde hazaña más segura halló tu pincel valiente en que calle lo viviente, que en dar voz a la pintura. V i v e , pues (aunque fingida), naturaleza mejor. Pinta tu vida, y mayor será que eterna tu vida. La eternidad te convida contra el tiempo fugitivo, viendo que a tu honor altivo dos muertes se han conjurado: la mayor, como envidiado, y la menor, como vivo.

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142 Letra* L o más padezco, que más no puede m i mal crecer; pues no hay más que padecer, y aun eso padezco más. Glosa* Q u i e n lo más llegó a sentir llegó a la gloria de amar. ¡Ay del que llega a sufrir la pena del no penar, sobre el penar del morir! Así, amor, no negarás que, tanto a éste, más me ofrezco, que aunque no venga jamás, en ver que menos padezco, lo más padezco que más. C o m o pudo darme amor pena, pero no disgusto, v i é n d o m e amar su rigor, imagina ya que es gusto y quiere hurtarme el dolor. Pensar que ha de suceder faltarme, a ú n es más mortal

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* L a redondilla de la letra la cita G r a c i á n en Agudeza y arte de ingenio, D i s c u r s o X X I V , sin a t r i b u c i ó n . +

Está escrita en quintillas.

v. 19 C i e r t o parecido c o n el p o e m a 88; 2: «el rato que me hurtare a sus d o l o res».

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que el mayor mal puede ser; y, así, aunque crezca m i mal, no puede mi mal crecer. Juzga el amor que quitar la causa es quitar las penas, cuando me mira ejemplar de reloj, que, hilando arenas, es su fin su comenzar. Menguar la causa o crecer no altera al mal de su ser, que, en faltando dolor nuevo, siento el que siento de nuevo, pues no hay más que padecer.

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La violencia del dolor trae de manera el sentido, que ya no siento el rigor; y en su lugar he sentido el no sentir, que es peor. O por suerte compadezco ambos males, pues j a m á s de imaginarlos carezco. Pienso yo que no padezco, y aun eso padezco más.

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v v . 2 6 - 2 9 Para la i m a g e n d e l reloj de arena, véase 9 1 ; 9-14, en especial el v. 10: «cual reloj que, en hilando las arenas».

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143 Letra* C o m o el bronce, que ya el fuego Glosa ¿ C ó m o su pecho sería (Anarda me preguntaba), y q u é labrar le podría? Llevéla, donde labraba el fuego, un bronce que ardía. Tal experiencia la entrego, con que claramente vio antes él, como el que luego, puesto que ya la mostró como el bronce, que ya el fuego.

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* Es probable que los poemas 143-48 fueran escritos para la A c a d e m i a de M a drid, donde este estilo de poema corto y satírico gozaba de bastante é x i t o .

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144 Contra un prometedor Epigrama primera E n equidad, ni en rigor, Fabio, cuando prometiste, ni quedaste ni te hiciste liberal, sino deudor. Q u e al gusto de prometer, (porque no hay gusto barato), ya de los hombres el trato le ha sentenciado a deber. Y , pues, el don m í o fue, después que fue prometido, todo lo que no has cumplido pretendes que yo te dé. Y no solicitas mal, fiado en este argumento, que yo te sufra avariento, pues tú me haces liberal.

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145 A l mismo asunto Epigrama segunda Dádiva leve me escondes entre promesas, T o m á s , y cuando te aprieto más, que no tarda, me respondes. Llegarás a concluir siempre, a quien siempre te aguarda, T o m á s ; porque nunca tarda lo que nunca ha de venir.

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146 A l mismo asunto Epigrama tercera Cuando prometes y juras, m i l dones de engaños llenos, que cuando yo espere menos, me han de llegar, me aseguras Si por lo demás merezco que ya lleguemos al dar, Fabio, por no lo esperar yo sé que no desmerezco.

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147 A l mismo asunto Epigrama cuarta Dos veces da quien da apriesa; la primer dádiva es dar, y la segunda acabar la odiosísima promesa. T ú , que la primera, Arnesto, no das, que en el dar se funda, sé franco de la segunda, que algo da quien niega presto.

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148 A un médico interesado Epigrama quinta D i o l e una fiebre a Claredo, y a Lesbio, el doctor, llamó. Sanóle, y aunque sanó, el doctor se estaba quedo. Viéndole cobrar prolijo, llamó m é d i c o mayor. «¿Por qué — p r e g u n t ó el doctor— sano le llamáis?» Y él dijo: «No sobran médicos dos, Lesbio amigo, en esta cura: vos limpiáis de calentura, pero no limpiáis de vos».

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149 Discurriendo en el campo sobre todo lo que se ofrecía a los ojos, y aplicándolo a su cuidado Romance E n un estanque de plata contemplo, Anarda, los cisnes hurtar a m i amor lo casto y a tu condición lo libre. De la muerte de aquel hielo risueño arroyo se exime; no estaba muerto de veras quien, vuelto a vivir, se ríe. D e l libro del desengaño hojas son las que despide aquella v i d ; poco amaba, pues desengañada vive. Aquella tórtola miente en sus voces infelices. Si triste, ¿por q u é no calla? Si goza, ¿para q u é gime? Entre m i l verdes puñales un lirio azul se resiste; claro está, que en sus colores los puñales se conciben.

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v. 10 O b s é r v e s e el j u e g o de palabras c o n hojas: hojas de u n l i b r o («del desengaño») y de una v i d . v. 11 vid: imagen p o é t i c a para la constancia en el amor. v. 13 tórtola: s í m b o l o de la tristeza en el amor. A q u í parece que el poeta se refiere a sí m i s m o y sus escritos amorosos. v. 17 Es decir, la h i e r b a ; i m a g e n justamente celebrada, que se anticipa a la p o e s í a m o d e r n a . Cfr. su uso a n t e r i o r en la Egloga amorosa: « D e t e r c i o p e l o a z u l vestido e l l i r i o , / que entre p u ñ a l e s verdes se conserva, / y le da su c o l o r m a y o r m a r t i r i o » (32; 377-79).

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A la cólera de un rayo no estuvo aquel monte firme, porque hasta un monte se cansa de ser eterno imposible. M i s varias penas retrata de aquella fuente el origen. E l agua siempre es eterna, pero nunca se repite. T o d o a la fuerza del trato se ablanda, si no se rinde. Sólo m i amor, ¡ay Anarda!, nunca espera y siempre sigue.

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vv. 25-26 Cfr. e l c o n d e de Salinas: « U n a , dos, tres estrellas, veinte, c i e n t o , / m i l , u n m i l l ó n , millares de millares, / ¡ v á l g a m e D i o s , que tienen mis pesares / su retrato en el alto

firmamento!»

(Dadson, 1985d, p o e m a X L I X , v v . 1-4).

v v . 2 7 - 2 8 Parece aludir a la filosofía de H e r á c l i t o de Efeso, q u i e n dijo, s e g ú n los d i s c í p u l o s de P l a t ó n , que no se puede entrar dos veces en el m i s m o r í o , porque el agua se renueva c o n t i n u a m e n t e .

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150 Disculpando la explicación de unos afectos Romance R o m p e el silencio la voz, de un amor todo respeto, que si el hablar obedece, delito será el silencio. E l viento lleva las voces; piadosa industria del viento, ya que llevó la esperanza, es llevarse agora el miedo. Sentir callando es delito, presumido de misterio, que intenta con mudas ansias tener acciones al premio. N o es culpa, no, de la llama del humo lo manifiesto, pues nace sin albedrío, para morir sin remedio. Y a me vio tan recatado de toda seña el tormento que hacia el corazón lloraba y suspiraba hacia el pecho. Mas, desde que v i contrarios lo muy amante y lo cuerdo, el poder algo conmigo q u e d ó infamado de necio.

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v v . 5-8 D e n u e v o la i m a g e n preferida de B o c á n g e l : el v i e n t o , las voces (hechas de aire), la esperanza/espiranza. vv. 19-20 Cfr. el p o e m a 9 1 , en especial e l v. 3: «lloro hacia el c o r a z ó n , sepa que lloro».

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Herida la fiera gime en lisonja del montero; y de lo cierto del tiro es alta prueba el lamento. Este humilde sacrificio arda, Filis, en tu templo: menos m í o por la llama que tuyo por el precepto.

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vv. 25-28 M e t á f o r a de las heridas causadas p o r C u p i d o . v. 30 Filis: protagonista de varios sonetos de La lira de las Musas, que casi se c o n s t i t u y e n en mim-canzoniere t e m á t i c a m e n t e del grupo.

(véase D a d s o n , 1992a). Este r o m a n c e forma parte

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151 A una señora, dama de Palacio, un día que salió en la procesión de las Palmas Romance Salió dividido el sol en dos azules estrellas; y, contra la ley del día, se vio un Oriente en dos puertas. Otras luces se adelantan, mas, en fe de mal opuestas, con sobornos de inferiores compraron fama de apuestas. Hanme dicho que la pinte los que no pudieron verla, que a los demás en cenizas informó de su belleza. T a n blanca hermosura anima que, engañada ya la abeja, busca en su rostro las flores que ha conocido en las selvas. E n la fuerza de sus ojos, a pesar de desatenta, iba cobrando el descuido trofeos de diligencia. Aunque muchas la acompañan, va sola; y, aunque se queda después que pasaron otras,

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v v . 1-4 L o s ojos azules de la dama son c o m o dos soles; mas van c o n t r a lo n o r m a l , puesto que se v e n dos Orientes (donde nace el sol) en lugar de u n o . v. 9 C a l c o de G ó n g o r a , Romance 24: « H a n m e d i c h o , h e r m a n a s » (v. 1), que precede a una d e s c r i p c i ó n o retrato j o c o s o que B o c á n g e l c o n o c í a b i e n , h a b i e n d o i m i t a d o otros versos del m i s m o romance en otros poemas suyos.

LA LIRA DE LAS MUSAS (1637)

dicen que va la primera. Cuantas palmas se adelantan su ardiente victoria ostentan, y van llevando los triunfos que ha ganado su belleza. N i n g u n o a sus manos fíe el remedio de sus flechas, porque espira entre sus manos cuanto en sus ojos enferma. E n su boca breve y grave risueño el clavel impera los vasallos más en orden, cabal población de perlas. E n luces de ardiente nácar su tez la rosa desprecia, donde la nieve, no a copos, a mariposas se quema. E l candor de sus mejillas más que la p ú r p u r a reina, porque la color quebrada se llama hermosura entera. Este atrevido dibujo hizo a su beldad ofensa, en un disanto a quien daba altivas señas de fiesta.

v v . 3 3 - 3 6 D e s c r i b e sus labios («clavel») y dientes («perlas»), v. 47 disanto: día de fiesta, o día santo.

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152 Conocimiento de un riesgo superior, que aun es osadía el temerle Romance C ó m o me huelgo, pastores, de que haya sabido el alma c ó m o se pagan delitos de mirar deidades altas. D e todo un sol mariposa, su fuerza sufren mis alas. N i tanta luz me da vida, ni tanto fuego me mata. Pena padezco sin culpa, por más que osado me llaman, pues nadie evita los golpes que vienen sin amenaza. Piadosos, curar me quieren algunos con la mudanza. Sin duda ignoran que el mundo no tiene más de una Anarda. La muerte civil remedio es de pena tan hidalga, porque quien amando muere es ladrón de su constancia. Q u i e n la ausencia me acredita d é m e poder, si le alcanza, para que yo no me lleve adonde quiera que vaya. E l desengañar m i pena vv.

19-20 Cfr. V i l l a m e d i a n a : « Q u i e n calla amando, sólo

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muere»

(Obras, ed. R o z a s , 1969, S o n e t o 7, v . 9); t a m b i é n véase 134; 9 3 : « p o r q u e m o r i r amando n o es

firmeza».

LA LIRA DE LAS MUSAS (1637)

será desacreditarla, que desengaña primero aquél que se desengaña. Nada que esperar me queda, sino no esperar en nada. A la muerte estoy, y tengo en la muerte m i esperanza.

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v. 32 H a y que tener en cuenta la posibilidad de que «esperanza» sea « e s p i r a n za».

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BOCÁNGEL

153 Bosquejo de una dama de muchos méritos Romance A q u í de Antandra, pastores, pero no me socorráis, que en quien muere tan dichoso es grosera la piedad. Si os admira ver que vivo, medid con una deidad la muerte que nace de ella; veréis la muerte inmortal. M i pluma os dirá su riesgo. ¡ O h q u é tarde os lo dirá! Adonde más que el aviso sabe el golpe madrugar. Valentía en el donaire, despejo con gravedad, la vista de mueran luego, el gusto de vivan más. Los ojos que por valientes dicen con dulce ademán, todos los pares de Francia se rindieron a este par. Dos albas sus manos son, pues fuera infelicidad en esfera de dos soles haber un alba no más.

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v. 13 Parece referirse a u n romance que, en palabras de C a r r e i r a , 1990, p . 47, «se h i z o c é l e b r e sin haber llegado, que sepamos, a imprimirse o atribuirse a n a d i e » . Sus p r i m e r o s versos, que B o c á n g e l o b v i a m e n t e c o n o c í a , son: « V a l e n t í a de d o n a yre / y donayre del m i r a r » . Carreira atribuye el romance a Pedro L i ñ á n de R i a z a . v v . 19-20 Los doce pares de Francia que asistían a C a r l o m a g n o y se sentaban a la mesa redonda.

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Hiere tan sutil su ingenio como si antes el mirar dejase vida a las voces de un encanto celestial. Esta es la copia de Antandra; líbreme el cielo del mar, que menos osadas plumas su venganza fueron ya.

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v v . 3 0 - 3 2 A l u s i ó n al m i t o de í c a r o ; véase 135; 4 0 - 4 2 . í c a r o l l e g ó a ser s í m b o l o de la soberbia osadía.

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154 Hallándose en su amor obstinado a muchos desengaños* Romance Pastor mal afortunado, diligente pero necio, si en mieses de desengaños no has cogido un escarmiento, ¿hasta c u á n d o solicitas malagradecido suelo? Coge (una vez advertido) por lo medrado lo cuerdo. E l peinado afán del surco cese ya, que tantos riesgos ya no serán sacrificios, sino cóleras al tiempo. C o n máscara de favores te han salido los desprecios, si sabes tomar el vaso a dar vida en el veneno. ¡Ay de mí!, tan anegado que me ha de sobrar el puerto, pues ya el bajel en que bogo es una tumba con remos. Es u n águila de lino, crespa lisonja del viento, desde donde, a luz de rayos, * R o m a n c e i n c l u i d o luego en Delicias de Apolo. Recreaciones del Parnaso... chas de varias poesías de los Mejores Ingenios de España,

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He-

Zaragoza, 1670, p . 105.

v. 8 medrado: aumentado, mejorado. v v . 21-24 A l u s i ó n al t ó p i c o d e l águila que, ú n i c a m e n t e entre todos los pájaros y animales, p o d í a mirar directamente al sol. v. 22 crespa: « e n s o r t i j a d o o r i z a d o . . . o n d u l a d o p o r la semejanza c o n los rizos del cabello»

(Alemany).

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lo hermoso de un sol contemplo. D e cuya insanable herida no he de curarme; que temo, después de intentarlo en vano, hacer malquisto al remedio.

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155 Retrato de una dama que, por bella y entendida, se equivocaba lo insigne* Romance Anarda, va de retrato; no es valor, sino licencia, que de plumas de tus alas se arme un pincel que te ofenda. Así el águila, que el sol escala al viento, desprecia plumas que las flechas vistan, porque ha de burlar las flechas. Es natural su hermosura, mas tanto el milagro ostenta que nos muestra milagrosa la misma naturaleza. E n su rostro a luces tantas el j a z m í n templado anhela, que ya la nieve alevosa de otro elemento se precia. E n sus cabellos sutiles r e t r a t ó sus agudezas; los cabellos imagina y los pensamientos peina. E n la que llaman nariz pincel natural ostenta los primores de quien sabe, con venturas de que acierta. Hace su cuello al cristal nuevo linaje de ofensa; a competencias le admite * R o m a n c e i n c l u i d o luego en Delicias de Apolo, 1670, pp. 105-06.

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y a victorias le desprecia. Para dibujar sus manos, no halló caudal la azucena, porque se vino al examen aun sin vanidad de apuesta. Su ingenio, mayor que rayo, vive en su divina esfera, pues con prodigios avisa y sin estruendos penetra. Desde que escuchó su canto, dice la admirada aldea que no canta, mas porfía, ya el ruiseñor en las selvas. R o b ó su ingenio y su gala el mayorazgo a las feas a tiempo que a las hermosas q u i t ó el tributo de necias. Esta quiso ser la copia, zagales, de una belleza que hizo de mis osadías lo que el sol, de las estrellas.

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v v . 4 1 - 4 4 A l u d e al t ó p i c o de que las feas s u p l í a n su falta de belleza c o n su i n g e n i o y agudeza, mientras

que las bellas solían ser necias ( t ó p i c o que t o d a v í a

d o m i n a e l c i n e de H o l l y w o o d ) . V é a n s e e l tratamiento b u r l e s c o d e l tema h e c h o p o r Q u e v e d o ( « M u y discretas y m u y feas», p o e m a 7 4 0 en la e d i c i ó n de B l e c u a , 1974), y la parodia d e l tema en A l z i e u , Jammes, Lissorgues, 1975, p o e m a 8: « U n a nueva l o c u r a se ha asentado / en los entendimientos desta era, / que no hay q u i e n a la h e r m o s a d a m a q u i e r a , / si n o es discreta y sabia e n s u m o g r a d o .

/ P o r la

hermosura n o dan u n cornado, / y a d ó r a n l a si es fea y es parlera» (vv. 1-6). v v . 4 7 - 4 8 I m i t a c i ó n de unos versos de G ó n g o r a : « h a c i e n d o , cuando la veas, / de las hermosas de F r a n c i a / lo que el sol, de las estrellas» (Romance 26, v v . 118¬ 20).

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156 Deposición amante de su rendimiento* Romance C a u t i v á r o n m e dos ojos, como Dios hizo un Argel y, sin tener ley alguna, quieren que guarde su ley. H i c i e r o n de m í sus rayos lo que el áspid del clavel, la esfinge del caminante y el segador de la mies. Dos años ha que los v i , que nací, mejor diré, pues se empieza de la dicha más que del tiempo el nacer. T a n otro soy del que fui que, admirado alguna vez, me pregunto por mí mismo y no me sé responder. Pero estése la piedad donde quisiere el desdén, que un premio tiranizado es lisonja de una fe. Eslabones arrastrando, pienso frecuentar sus pies por ver si obligo deidad la que no puedo mujer.

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* R o m a n c e i n c l u i d o luego en Delicias de Apolo, 1670, p . 106. w . 1-4 Cfr. unos versos de u n romance, anterior a 1602, atribuido a G ó n g o ra: « G a l a n e s , los que t e n é i s / las voluntades cautivas / en el A r x e l de unos ojos / que de libertad os p r i m a » (Romance Í90, v v . 1-4). v. 2 Argel: «Se t o m a algunas veces p o r e s c l a v i t u d . Es v o z p o é t i c a » des).

(Autorida-

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Y , mirando las cenizas en que se volvió m i ser, dirán los escarmentados: « N o T r o y a , aquí Antandra fue».

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v. 26 E n todas las ediciones que he consultado, viene «sed». S i n embargo, en una a l g u i e n ha tachado «sed» y en su lugar ha escrito c o n tinta «ser». A u n q u e no es una lectura fiable, es, desde l u e g o , m á s razonable y c o n m á s probabilidades de ser correcta que «sed». v. 28 L a frase «aquí fue T r o y a » se dice, i n d i c a Correas, cuando hay escarapela, o e n lugar d o n d e la h u b o (Vocabulario de refranes y frases proverbiales, e d . Infantes, 1992, p . 62b). S i n embargo, la d e f i n i c i ó n de Covarrubias parece m á s a p r o p ó s i t o : « S o l e m o s dezir, para sinificar que en a l g ú n lugar h u v o edificios suntuosos o gran prosperidad en los s e ñ o r e s dellos, y al presente e s t á n arruynados, perdidos y o l v i dada la m e m o r i a de aquella grandeza: A q u í fue T r o y a » . L a frase tiene su o r i g e n en V i r g i l i o , Eneida, III, v v . 1 0 - 1 1 : «Litora cum patriae lacrimans portusque relinquo / et campos, ubi Troia fuit».

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157 A una dama que, queriendo ser tercera de otra, e n a m o r ó a un hombre* Romance B i e n el corazón, señora, a m i cuidado le dijo que andaba por ser m i muerte quien me sirvió de peligro. Q u i e r o estimaros, m i riesgo, el primer agradecido, que el beneficio agradece si es la muerte el beneficio. Quisisteis en otros ojos ensayarme de rendido; quien para vos los amaba mereciera en el delito. Si acaso unir procurasteis dos corazones distintos, ya os acusan los efectos de alevosa en tal oficio. E n ajenas perfecciones me habéis, cual áspid, herido, que, oculto en nube de rosas, vierte secretos hechizos. Seguro, por vos expuse el pecho a fáciles tiros; que vive seguro en otros quien nace a daños divinos. Permitirme vos el pecho a incendio menos activo * Romance incluido luego en Delicias de Apolo, 1670, pp. 106-07.

vv. 18-20 Véase 131; 87.

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os dirán que ha sido riesgo, pero yo le llamo arbitrio. Q u i e n os miró mal pudiera durar, si no es que el martirio, por dulce, dejase al pecho con presunciones de vivo. U l t i m a siempre experiencia seréis de nuestros sentidos y en la esfera de los necios sólo no tendréis cautivos.

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158 A una ausencia que hizo un señor para desengañar algunos mal intencionados juicios* Romance Parte Doristo, el mar firme, a los montes de Aragón, que por firmes hoy pretenden ser retratos de su amor. Tan sin albedrío parte, después que a Filis le dio, que hasta los pasos le suelen preguntar por la intención. La envidia, que a todas famas es basilisco de voz, en ella miente una dicha, finge en él un galardón. Por ver si están enlazados intenta su división, que en los finos no hay más prueba que ver si saben ser dos. N o logrará la cautela, que de la ausencia el rigor p o d r á verlos apartados, pero divididos no. Ella, temiendo la ausencia, padece su ejecución, que corre sangre en lo amante

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* Sobre el m i s m o asunto, véase p o e m a 169. vv. 1-2 ¿ Q u e r r á decir que se fue de turista a los Pirineos? v. 10 basilisco: a n i m a l fabuloso, especie de serpiente; se c r e í a que el basilisco mataba c o n la vista. vv. 19-20 Cfr. 2; 473: «Apártanse en distancia indivisible».

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la pena desde el temor; cuando a sus sollozos dijo alguna piadosa v o z viendo pintar al semblante la ofensa del corazón: «Vivas lágrimas, no hagáis ofensa temprana al sol, que se quejará la ausencia de hallar gastado el dolor».

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159 A cierta dama en u n día de Santiago que salió al campo Endechas Escúchame, Licio, escúchame agora que está ciego el aire y la noche sorda. E l ganado duerme; el céfiro sopla esperanzas mías, pues suyas son todas. Ibame yo al soto, que el mayo le entolda, su primero día, de adelfas y rosas. Estaba la villa muy cerca de toda, lejos de sí misma (más consigo propia), cuando miro, ¡ay triste!, en una carroza, al sol, que allí estaba cerca de las ondas. Era el sol Antandra, que, entre m i l pastoras muy a c o m p a ñ a d a ,

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v. 6 céfiro: p e r s o n i f i c a c i ó n d e l v i e n t o del oeste; o b s é r v e s e c ó m o otra vez la esperanza del poeta está relacionada c o n el a i r e / v i e n t o . v. 10 entolda: entoldar, « c u b r i r p o r l o alto las calles, patios, u otros sitios c o n toldos, para resguardo del sol o del calor»

(Autoridades).

v v . 17-20 B o c á n g e l compara a A n t a n d r a en su carruaje c o n A p o l o , el S o l , que c o n d u c í a el carro solar en el curso d i u r n o .

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estaba m u y sola. Eranse los ojos del color y forma que tiene ventura el que los adora. D e su frente el alba los jazmines roba; nunca se echan menos, porque siempre sobran. ¿Has visto (no has visto, pues vives) la boca, do el viento se peina con dientes de aljófar? Quien miró su cuello dice que se nombra cristal de garganta, no cristal de roca. Hasta ver sus manos tuvo vanagloria de limpia la nieve, de blanca la aurora. T o d a la zagala es lisonja airosa del cielo (si cabe allá la lisonja). Espiraba el día, y, porque las horas más y más se tiñen en la negra sombra, a la corte vuelve la confusa tropa, incierta, cual suelen discurrir las ondas. Q u e d é como muerto, aunque sé a m i costa

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v. 36 aljófar: perla p e q u e ñ a . A p r o v e c h á n d o s e de dos de los sentidos de diente —dientes de la boca, y los dientes de u n p e i n e — , B o c á n g e l compara la dentadura de A n t a n d r a ( d o ñ a A n t o n i a de M e n d o z a ) c o n u n peine de dientes blancos («aljófares»).

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que el que muere amando pierde vida poca. Descolgué de un mirto m i ruda z a m p o ñ a , y en prontas cadencias la canté esta copla: Más valéis, Antoría, que la corte toda. La envidia os alabe por humana diosa; lograos como fea, matad como hermosa.

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Más valéis, Antona, que la corte toda.

vv. 59-60 Cfr. 152; 19-20, y l o d i c h o allí. v v . 6 1 - 6 2 Escena tradicional pastoril: la z a m p o ñ a , el instrumento pastoril p o r antonomasia, y el m i r t o , planta consagrada a V e n u s . v v . 6 5 - 6 6 Estribillo popular que T i r s o de M o l i n a i n c l u y ó en su c o m e d i a tona García, I , 2.

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160 E n la muerte de Lisis, cuya edad temprana y méritos de virtud y belleza e m p e ñ a r o n mucho la c o m ú n lástima* Romance ¿ A d o n d e está el sol del prado?, que sólo miro, pastores, un silencio mudo y triste por alcaide de la noche. La gran fábrica del día a ú n era atalaya torpe la vez que, envidiosa, quiso registrar sus resplandores. ¡Ah! ¿De parte de la muerte triunfante, Lisis? Responde. Cuando da voces un triste, dar puede un difunto voces. Quiero pensar que me escuchas de esotra parte del orbe, supuesto que las deidades j a m á s por distancias oyen. Dos mares mis ojos fueron llorando tu ocaso noble, que son menester dos mares cuando se ponen dos soles. ¿Quién dice que sobre Alcides no estriba el cielo sus bronces? Hombros tengo yo que tienen ejecutorias de monte.

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* L a muerte de Lisis es t a m b i é n asunto d e l p o e m a 4. Este romance fue luego i n c l u i d o en Delicias de Apolo, 1670, pp. 108-09. v v . 2 1 - 2 4 A l u s i ó n al d u o d é c i m o trabajo de H é r c u l e s (Alcides); v é a n s e 2; 506¬ 08 y 30; 52.

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C o m o cuando arroyo libre, huyendo del cierzo, rompe (del cierzo que, toro alado, le sigue en cumbres y en bosques), hasta que, embargado el paso del hielo y de las prisiones, con un manto engaña al aire y después oculto corre; así, soberana L i s i , robada, a la fiera enorme de la muerte la ocupaste con aparentes candores; y, huyendo secretamente, al mar inmenso te acoges que tiene estrellas por peces y por ondas tiene dioses. Diste el ú l t i m o suspiro. ¿Tanta cólera en un golpe, cielos? ¿Allá cabe envidia? ¿He de pensar que sois hombres? Difunta te v i tan bella, y el semblante tan en orden, que, a no avisarme m i afecto, no creyera a tus facciones. V i v e , pues, tan largos siglos que hagas los números pobres, y a m i acero dé sus rayos la que supo hacerse norte.

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vv. 3 8 - 4 0 E l mar de la muerte, que viene a ser el cielo o paraíso, adonde van a parar todos los ríos que son nuestras vidas. vv. 51-52 Cfr. 43; 24: «sirve al acero de n o r t e » .

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161 Pidió una dama celos a su amante a tiempo que él, o acaso o de industria, la dio u n ramillete de violetas azules* Romance Notaba Angélica u n día en las flores de un vergel c ó m o tropiezan las dichas el morir con el nacer. V i o requebrada una rosa del silencio de un clavel, sabiendo decirla mucho en la lengua de no sé. A l g o t a m b i é n se arrimaba a una violeta que fue infierno de un alma hoy y cifra de un cielo ayer. L a rosa apenas nacida, desdichada antes de ser, pues al clavel más vecina le padeció descortés. Mustia se volvió al b o t ó n , sintiendo el trato infiel, que para entender agravios sabrá una flor entender. C o n este agüero la mora discursiva venir ve una desdicha con alas en un amante con pies.

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* C o m o e l p o e m a 39, se trata de la h i s t o r i a de A n g é l i c a y M e d o r o , contada p o r A r i o s t o en Orlando Furioso, X I X , 1-43. Este r o m a n c e fue luego p u b l i c a d o en Delicias de Apolo, 1670, pp. 107-08. v. 21 la mora: A n g é l i c a , princesa de Catay.

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Pidióle cuenta de entrambos, con pedirla sólo de él, porque le ha chismado el alma que guarda el moro otra ley. Por celosa se declara, y dicen que aquesta vez fue la primera que amor la conoció por mujer. E n las manos del amante hay flor que acusa su fe, porque salen al delito colores como a la tez. Proceso de celos digo, que el delincuente cruel ciegamente le entregó a la que es parte y juez. «¡Ay! —dijo Angélica entonces—, que me maten, si no es el ser querido muy mala escuela para querer.»

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v. 27 chismado: c h i s m a r , « d e c i r o h a c e r algo que sea c h i s m e . . . D í c e s e m á s c o m u n m e n t e c h i s m e a r » (Autoridades). D e h e c h o , Autoridades cita esta estrofa de B o c á n g e l (vv. 25-28) c o m o ejemplo d e l uso de este verbo.

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162 Retrato en seguidillas A l retrato de Antandra v e n i d , zagales, pues que todos sois suyos y ella de nadie. Frente candida y pura, nube de rosas, primavera de bulto, alba de aljófar. Negros rayos peina por que a sus soles (si se niegan dormidos) siga la noche. L a nariz perfilada, arco de vidrio que serena los rayos de dos prodigios. Si el coral de su boca sus voces abren, es en flores de ingenio á m b a r el aire. T e m a amor su garganta si es marinero, que peligran las naves en el estrecho. Tempestad de jazmines vierten sus manos; v v . 1 5 - 1 6 R e f i é r e s e a los ojos de A n t a n d r a , que s o n c o m o dos soles

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e m i t e n rayos. v v . 2 1 - 2 4 C o n c e p t o m u y ingenioso y algo forzado sobre la estrecha garganta de A n t a n d r a .

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guárdense de la nieve, que es toda rayos. Es su talle airoso, verdad con alma; no quebrando nunca, siempre adelgaza. Es, al fin, su hermosura dicha de necia, y su ingenio y donaire dote de fea. Q u i e n llegare a verla no ha de escucharla, que una vida y dos muertes nadie las pasa. Es su v o z divina piélago de ámbar; mis oídos, bajeles; m i atención, calma. E l estilo y agrado matan de modo que hacen falta las vidas para lo hermoso. N o puede la justicia darnos venganza; halla los heridos, teme las armas. Basta ya de A n t a n d r a , zagales, puesto que los imposibles son del silencio.

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v v . 33-36 E l t ó p i c o literario de la necia hermosa y la fea ingeniosa; véase 155; 41-44.

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163 A una hermosa dama, llorando la muerte de un religioso anciano a quien era afecta Romance Llora el sol del alba bella los usurpados cristales; vistióse temprano el sol, despertó la aurora tarde. Negro a dos luces el día, con preciosas tempestades quiere anegar m i l claveles en diluvio de diamantes. Salir el sol de las ondas es ley del día que sale, mas ¿quién hasta agora ha visto que salgan de un sol dos mares? N o es agua la que se vierte, por eso el amor se guarde; que si las alas descuide, a fe que no se las bañe. Cada lágrima en las flores, tan sin piedad, es u n áspid que, en deshaciendo al que mira, al momento se deshace. Cautela fue del incendio, por que no le evite nadie, dormir en agua seguro

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vv. 7-8 Cfr. 1; 7-8: « c u a n d o p r ó d i g o , el s o l , de su tesoro, / los prados a n e g ó en d i l u v i o s de o r o » . v v . 11-12 A l llorar, los ojos de A n t a n d r a parecen dos mares, que salen de u n sol (que es ella misma); así la ley del día se contradice. v v . 17-18 V é a s e 131; 87.

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y hacer peligro del traje. ¿ Q u é lloras, Antandra hermosa, al que en las plumas del aire voló al escuadrón de Cristo que triunfa y no combate? D e balde la muerte compra el que ya vive de balde; ni tiene achaque la muerte cuando ya es la vida achaque. Siempre madura la espiga a sombra del corvo alfanje; agosto tienen los meses, como vejez las edades. Si lloras de verte tierna, miente el sensitivo alarde; t a m b i é n una piedra llora plata viva en vena fácil. Si el triunfo ajeno lamentas, porque a tus ojos no yace, corriérase de ser tuya muerte que dura un instante. Si por muerto te enternece, alégrese algún amante, que antes de espirar, señora, m a d r u g ó para cadáver. B i e n lloran enjutos ojos, que es desembarazo grande, cuando está en el alma el fuego, hallar la fuente y la llave. Serénese, pues, tu cielo, o le dirán los zagales que llora mal un difunto la que mata con llorarle.

v. 34 alfanje: sable corto y c o r v o .

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164 A Filis llorando una ausencia de su amante* Romance Perlas lloraba la niña al ausentado zagal. Si perlas son las que llora, no la digan no haya más. Centellas líquidas vierten dos soles de par en par. Donde es el agua de fuego, los rayos, ¿de q u é serán? R o m p e a la ausencia los fueros su imaginación leal, pues no puede haber ausencia donde distancia no hay. Suspensa, a nadie responde, y, callando, dice más. Sin duda dentro del pecho esconde con quien hablar. Las selvas, que cinco lustros de sol la juraron ya, por tanto luciente indicio

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* Este r o m a n c e fue luego i n c l u i d o en Delicias de Apolo, 1670, p . 107. v v . 1-2 V é a s e G o n g o ra: «Lloraba la n i ñ a / (y t e n í a r a z ó n ) / la prolija ausencia / de su ingrato a m o r » (Romance 29, v v . 1-4). v v . 5-8 Esta estrofa se encuentra en dos versiones manuscritas, c o n una 'respuesta' ajena; véase «Bibliografía de las obras de B o c á n g e l » , n ú m e r o s 47 y 48. v v . 7-8 V é a s e 11; 12-14: « D e fuego son tus l á g r i m a s , F i n e a . / E n tempestad d o n d e es el agua fuego, / la muerte es corto efecto de los rayos». C o m o en aquel soneto, la i n s p i r a c i ó n viene de G ó n g o r a : «Ya es herido el pedernal, / ya despide el p r i m e r g o l p e , / centellas de agua» (Romance 50, v v . 3 3 - 3 5 ) . O b s é r v e s e c ó m o la v e r s i ó n o r i g i n a l d e l p o e m a 11; 14 se asemeja m á s al verso 8 a q u í : «¿de q u é p o d r é temer que son los rayos?».

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que a rayos cuenta su edad, hoy, viendo que es de sus ojos arbitro eterno el cristal, aplausos de aurora tierna dan solos a su deidad. «Aves —repite la bella—, estos suspiros llevad de valles de Manzanares a montes del Escorial. Si voláis, teniendo amor, dichosas pues que voláis. ¡Ay de quien ama y no vuela! ¡Ay de quien vuela y se está! V o l a d , volad, que, si lleváis suspiros, j a m á s podréis parar.»

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v v . 2 9 - 3 4 V é a s e G ó n g o r a : «ven, A m o r , si eres dios, y v u e l a , / vuela, A m o r , p o r vida mía» (Romance 62, vv. 27-28).

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165 Romance* Y a viene la primavera, y no viene en el abril, sino en la beldad de Antandra, de la tierra serafín. Y a viene de aquestos montes la cazadora gentil, dejando viva la fiera que tiene dentro de sí. Los despojos de la caza está mirando venir a sus manos uno a uno y a sus ojos m i l a m i l . Mírela, y con tanto miedo he quedado de vivir que no me atrevo a buscarme donde sé que me perdí. Pero no se queja el alma, porque incendio tan feliz supo llegar a ser vida por la senda del morir. Selvas, si veis a la Venus de nácar y de j a z m í n ,

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* Indudablemente, e l romance m á s popular de B o c á n g e l ; se i n c l u y ó en varias a n t o l o g í a s p o é t i c a s del s. X V I I . v v . 5-8 R e f e r e n c i a oculta a D i a n a , la diosa cazadora, que h a b í a abjurado de la c o m p a ñ í a de los h o m b r e s y mataba a los que se le acercaban, c o m o le pasó al desafortunado

Acteón.

vv. 11-12 Cfr. 39; 7-8: «con sus manos una a una, / y c o n sus pies m i l a mil». v v . 2 1 - 2 2 L a referencia a «nácar» nos recuerda el m i t o del n a c i m i e n t o de V e nus, tal c o m o l o p i n t ó en su famoso cuadro B o t t i c e l l i .

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informadla de mis ansias con decirla que la v i .

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166 A l D u q u e de Medinaceli en una máscara que corrió aventajadamente* Romance A l arco de m i instrumento, gran D u q u e , una cerda fía, por si te muestran mis voces tan grande como me inspiras. H o y , a tu esfera seguras, mis libres alas arriban pues en todo un mar no caben, de tanto osar, las cenizas. E l no alcanzarte m i vuelo es tu culto, gran Medina, supuesto que a las deidades ofenden nuestras noticias. Pero ya me ocupas todo y a J ú p i t e r tanto imitas que luciste aquella tarde como virrey de su día. Solo estuviste entre todos;

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* A n t o n i o J u a n L u i s de la C e r d a , V I I d u q u e de M e d i n a c e l i ; hay numerosas relaciones de su a c t u a c i ó n en las fiestas cortesanas de la é p o c a en Relaciones breves de actos públicos celebrados en Madrid de 1541 a 1650, e d . S i m ó n D í a z , 1982; máscara: «Festejo de nobles a caballo, c o n i n v e n c i ó n de vestidos y libreas, que se ejecuta de n o c h e c o n hachas, c o r r i e n d o parejas» (Autoridades). Sobre « c o r r e r parejas», véase 116*, y su uso abajo en e l v . 47. v v . 1-2 E l apellido familiar de los duques de M e d i n a c e l i era de la C e r d a , c o n lo que B o c á n g e l hace u n j u e g o de palabras, puesto que cerda t a m b i é n significa el pelo grueso y duro de los caballos que se utilizaba para hacer los arcos de violines. v v . 5-8 P o s i b l e a l u s i ó n al m i t o de Icaro, cuyas alas de cera se derritieron cuando se a c e r c ó demasiado al sol, y él c a y ó al mar donde p e r e c i ó . v v . 1 4 - 1 6 Es d e c i r , tanto se p a r e c í a e l d u q u e al rey, F e l i p e I V ( J ú p i t e r ) , en estos ejercicios que era c o m o si fuese su virrey allí.

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es verdad que te asistías. E l n ú m e r o , no el aplauso, fue quien te dio compañía. Y a la palestra te logra donde la Corte y la V i l l a , en virtud de tanto objeto, hacen m é r i t o la envidia. Pintar el caballo inquieto fuera impropia valentía, si el objeto ha de mostrarse sosegado a quien le pinta. Agora, dioses, agora los palacios de la vida dejad, y veréis carrera que no estampa lo que pisa. N o vuelta la boca al aura, Betis fecúndala pía, tan airoso fuego engendra, ni rayo tan ágil cría; no de Apenino en los hombros, cuando todo el viento silba en trueno más espantoso, se sacuden las encinas; no el Etna espumoso fuego por su fiera boca espira, ni tanto infierno desata en su bárbara saliva; como el alazán hinchado (despeño con ley) se envía a correr, y aun no parejas, con su ligereza misma. Nave del viento es tu lanza, y tan rápida se libra v. 21 palestra: «El sitio o lugar donde se lidia o lucha»

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v v . 3 3 - 3 6 R e f e r e n c i a a la antigua leyenda s e g ú n la cual los caballos andaluces eran tan veloces porque las yeguas eran fecundadas p o r el v i e n t o . v. 37 Apenino: los A p e n i n o s , cadena de m o n t a ñ a s que se extiende p o r toda la l o n g i t u d de Italia. v. 45 alazán:

véase 87; 70.

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que deja al aire por torpe y navega en su rüina. N o así la flecha del Parto pasa en el aire por línea, pues a ú n la atención la tiene por fábula de la vista. E l breve cerco de acero, después que le h o n r ó su herida, se tiene ya por corona, que es grande para sortija. Oculta en piel de diamante, de Marte una estatua viva a los ojos y a las armas otro espectáculo intima. C o n procurada firmeza del D u q u e aguarda las iras. ¡ Q u é mucho, si el brazo heroico hace el golpe de codicia! Cuanto le destruye airado famoso le inmortaliza. Más es que Olimpo de bronce quien fulminado porfía. D e Jove fue diligencia cuanto airoso el Duque vibra. «¡Ay! — d i j o — , que aquel gigante se me olvidaba en Sicilia.» Tan menudamente ocupa cielo y aire con astillas que corrió siempre a la sombra el héroe que le seguía. Mas ya los objetos todos la noche en uno envolvía; lo natural sólo entonces

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vv. 53-54 la flecha de Parto: véase 132; 22. v. 71 Olimpo: h é r o e m í t i c o que c o l a b o r ó c o n los gigantes en su

rebelión

contra los dioses y que fue fulminado p o r J ú p i t e r , v. 73 Jove: J ú p i t e r . v v . 7 5 - 7 6 P r o b a b l e m e n t e alude al gigante T i f ó n que J ú p i t e r conquistar s e p u l t á n d o l o bajo el monte E t n a de Sicilia.

finalmente

pudo

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pudo parecer desdicha, cuando al rey cuarto del cielo siguen las estrellas ricas, y luceros españoles al cuarto sol de Castilla.

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vv. 85-88 Es decir, tal c o m o , al anochecer, las estrellas siguen al cuarto rey del c i e l o (el s o l , cuarto planeta d e l sistema establecido p o r P t o l o m e o ) , así los cortesanos siguen al cuarto sol de Castilla (Felipe I V ) .

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167 Estando en Aranjuez a la orilla del Tajo Romance E l viento dando en las hojas y las fuentes en los jaspes para que en arpas de vidrio vuelva el Tajo los pasajes. Paradas sobre los olmos, las atentísimas aves dejan cantar al silencio, como músico más grave. U n ruiseñor, presumido de retórico del valle, que en alientos y en colores es primavera volante, presumiendo que le oían, haciendo del pecho alarde, comenzó a templar el pecho a un órgano de cristales. «¡Ay! — d i j o , viendo una rosa que brotaba el rojo esmalte— por el b o t ó n o la cuna, ¡qué presto será cadáver!» T ú , que a la ciudad del día pintada hermosura naces, si quieres vivir eterna contra el cuchillo del aire, imita del d u e ñ o m í o los carmines naturales, donde es la naturaleza

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v. 12 L a m i s m a d e s c r i p c i ó n de u n r u i s e ñ o r se da en el p o e m a 9 6 : «Abril v o lante, viva p r i m a v e r a » (v. 1).

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florido azote del arte. Tan vivos son sus colores que de abejuela arrogante fueron engaño más dulce que del clavel las verdades. H a z tus espinas pinceles que su aspereza retraten, y determinen la duda de c ó m o es fiera si es ángel. Y si de sus perfecciones naces al florido examen, líbrete Dios de la envidia, más venenosa que el áspid.

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168 A l C o n d e de Cantillana en una fiesta de toros que lidió valerosamente* Romance Valiente eres, español, a cuyo lidiar valiente primero que los combates madrugaron los laureles; porque en los aciertos tanto te anticipas a la suerte que con el brazo descansas y con el intento hieres. E l animal que en Jarama furias pace, rayos bebe, torbellino coronado de dos afiladas muertes, tu acero busca por logro. Vida mayor le concedes: subiendo de bruto a signo, acaba, pero no muere. Mas callen riesgos humanos cuando al mayor te concedes, armado de tu osadía, que es la defensa más fuerte. Y vuelta la espada en lanza,

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* Sobre el c o n d e de C a n t i l l a n a , famoso rejoneador d e l s. X V I I , véase p o e m a 43*. v. 1 V i e n e d e l c o n o c i d o r o m a n c e de G ó n g o r a « E n t r e los sueltos c a b a l l o s » : «Valiente eres, c a p i t á n , / y c o r t é s c o m o valiente» (Romance 16, v v . 3 3 - 3 4 ) . N ó t e s e c ó m o B o c á n g e l mantiene el «Valiente / valiente» de la original epanadiplosis. v. 9 Jarama: r í o afluente del Tajo, en cuyas riberas se criaban toros de lidia. v. 15 signo: una de las doce partes en que se d i v i d e el z o d í a c o ; en este caso e l del toro — T a u r o .

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en mármol vuelto el jinete, el despeño en gallardía y el suelo en tibios claveles, de un bruto el primer coraje, a dos pasos de su albergue, domaste, y en una herida se hospedaron sus dos sienes, cuyas eternas columnas quedarán al mundo siempre por non plus ultra de hazañas, y tú de osados por Fénix.

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v. 31 non plus ultra: lema que se refería a las columnas de H é r c u l e s (el estrecho de G i b r a l t a r ) y que C a r l o s V u t i l i z a b a c o m o l e m a personal, pero r e d u c i é n d o l o a plus ultra. A q u í significa los dos cuernos del toro, que eran c o m o dos columnas.

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169 E n la ausencia de un amante que, por verle desinteresado en su cuidado, le achacaban ciegas calumnias* Romance A m a d o parte Doristo. Sabe D i o s si volverá; que si sabe que es amado, p o d r á Filis olvidar. Ausentóse de muy fino, porque quien presente está, o no los tiene o malogra los méritos de leal. La envidia de muy conformes los acusa, porque ya comienza en los desdichados a ser delito la paz. La decencia dan por culpa, y es tanta su ceguedad que le acusan, si se vuelve, y le muerden, si se va. Pura y cortés mariposa, de una llama de cristal, en la región del respeto quema las plumas, no más. Mas, como la envidia es ciega y la ofende la verdad juzga el incendio en el humo y habla del origen mal. P r o b ó a partirse el garzón (dura prueba en el amar); * Trata del m i s m o asunto que el p o e m a 158. v. 25 garzón : « m o z o gallardo y a p u e s t o »

(Alernany).

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tan partido que en la pena solo no es hoy su mitad. Pues tan entero dolor hoy consagra a su deidad que aun al morir no se otorga por que no excuse su mal. Su amante amada le atiende, cuyos dos soles están llorando vivas estrellas en preciosa tempestad. Porque sabe que anochece hacia el alma, y ansí van, virreyes de sus dos soles, las estrellas a alumbrar. ¡Ay del llanto que no sale!; que, en experiencias de amar, el que no sale a los ojos a los ojos sale más.

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v. 33 C i e r t o eco de la Fábula de Leandro y Hero: «el rayo amante amado de la t o r r e » (2; 562), e «ignórase si amante m á s o a m a d o » (2; 614).

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170 Metáfora de una rosa a una doncella que había padecido la primera ofensa en el recato* Letra Esa rosa que ves, zagalejo, y el ave grosera volando picó, ya no es flor, que a los aires se queja de verse, aunque rosa, robada y sin flor. Glosa A sí misma semejante nunca verás la hermosura, porque miente lo que dura la belleza más constante. Es la dicha del amante de tan incierta fortuna que nació varia la luna a ser luna de su espejo. Esa rosa que ves, zagalejo, y el ave grosera volando picó, ya no es flor, que a los aires se queja de verse, aunque rosa, robada y sin flor.

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Verás beldad que, homicida, a herir y obligar alcanza, que despide a la esperanza

* H a y c o p i a c o n ligeras variantes y faltándole las dos ú l t i m a s estrofas en B N M M s . 10.560, f o l . 3 r - v . E l p o e m a se asemeja m u c h o a otros de B o c á n g e l sobre e l m i s m o tema, c o m o , p o r ejemplo, los n ú m e r o s 32 y 59.

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y a los sentidos convida. N o lo creas en tu vida, si buscas de amor la palma, porque siempre contra el alma dan los sentidos consejo.

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Esa rosa que ves, zagalejo, y el ave grosera volando picó, ya no es flor, que a los aires se queja de verse, aunque rosa, robada y sin flor.

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A l gusto más poseído que llega a mayor edad le sobra la enfermedad, pues muere de haber nacido. Es un rayo sin r ü i d o la luz de la dicha, Bras; contento que dura más tiene el pesar por reflejo. Esa rosa que ves, zagalejo, y el ave grosera volando picó, ya no es flor, que a los aires se queja de verse, aunque rosa, robada y sin flor. N o se queja de morir la flor de la aguda punta, que, para verse difunta, harta causa fue lucir. Sólo pudiera sentir que tan riguroso d a ñ o no escribiese el desengaño cuando violó su bosquejo. Esa rosa que ves, zagalejo, y el ave grosera volando picó, ya no es flor, que a los aires se queja de verse, aunque rosa, robada y sin flor.

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171 Glósanse estos dos versos, aplicando el sentido de ellos al silencio de quien ama Letra* Quiero, y no saben que quiero; yo sólo sé que me muero. Glosa * 4

Pensamiento venerado, a que calles te sentencio, pues sólo un mudo silencio es bueno para cuidado. Y o te dejaré explicado en no poderte explicar, pues nunca se pudo hablar dolor que fue verdadero. Quiero, y no saben que quiero; yo sólo sé que me muero. N o he de decir lo que siento, aunque muera de sentir, y temo sólo el morir, porque dirá m i tormento. Q u i e n hizo dulce alimento de penar y padecer penará con el placer; por eso el placer espero.

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* E l c o n d e de Salinas t a m b i é n g l o s ó este e s t r i b i l l o ( D a d s o n , 1 9 8 5 d , poema C X X I ) . E s b i e n p o s i b l e que Salinas fuese t a m b i é n su autor. Para otras glosas de este estribillo, véase W i l s o n - S a g e , 1964, n ú m e r o 138. +

Está escrita en forma de d é c i m a , igual que la v e r s i ó n hecha p o r Salinas.

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Quiero, y no saben que quiero; yo sólo sé que me muero. M i mal no recibe medio, ni aun la muerte ha de curarme, pues sólo para faltarme se hizo la muerte remedio. D e un mar de rayos en medio estoy atado a la vida, y siempre el golpe homicida es mortal y no es postrero. Quiero, y no saben que quiero; yo sólo sé que me muero. N o me agradezcan morir sin confesar lo que siento, que hay género de tormento dado para no decir. N o pudiera yo sufrir dolor tan alto y tan fuerte, si no guardase la muerte a m i firmeza su fuero. Quiero, y no saben que quiero; yo sólo sé que me muero.

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v v . 27-28 E c o lejano del m i t o de Ulises y las Sirenas, tal y c o m o ha sido u t i l i zado en e l poema 89.

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172 Otra glosa al mote mismo Quiero un desdén apacible — y , si hay ángeles acá, un ángel quiero— que está más allá de lo imposible. Quiero sufrir lo insufrible de amar y no merecer, de sembrar y no coger, pues he de morir primero. Quiero, y no saben que quiero; yo sólo sé que me muero. D e altura tan singular es la causa de m i empleo que con el vano deseo aún no la puedo igualar. De mí me puedo quejar si, conociéndome humano, de amar lo que es soberano prudente no desespero. Quiero, y no saben que quiero; yo sólo sé que me muero.

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vv. 5-7 Antítesis propias de la p o e s í a del amor cortesano. v. 7 E c o b í b l i c o ; cfr. La Profecía de Midieas, 6, 15: « T ú s e m b r a r á s , y n o segarás»; El Libro de Job, 4, 8: « A n t e s b i e n he visto que los que o b r a n i n i q u i d a d , y siembran dolores, y los siegan»; El Libro de los Salmos, C C X V , 5: «Los que s i e m b r e n c o n l á g r i m a s , c o n r e g o c i j o s e g a r á n » ; El Evangelio según San Lucas,

19, 2 1 :

«llevas lo que no pusiste, y siegas lo que n o s e m b r a s t e » . vv. 17-18 Cfr. Salinas, en su glosa de este estribillo: «Más me tiene el padecer / soberbio que n o r e n d i d o , / pues cobarde n o he p e r d i d o ; / de atreverme desesp e r o » (Dadson, 1985d, p o e m a C X X I , v v . 27-29).

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A l sol le cuento las venas lucientes, que llaman rayos, y temo menos desmayos contando rayos que penas. Y a del amor las cadenas arrastra m i libertad, y en el cielo de piedad aún no he mirado un lucero. Quiero, y no saben que quiero; yo sólo sé que me muero.

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A l fuego que la atormenta reside la salamandra; amor, que es ave en Antandra, de lo mismo se alimenta. Sus dos efectos ostenta aqueste fuego amoroso: en su semblante lo hermoso y en m i corazón lo fiero. Quiero, y no saben que quiero;

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yo sólo sé que me muero.

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FIN De los versos humanos

w . 23-24 Véase Égloga amorosa: «y a ú n temo m á s desmayos / c o n t a n d o penas que c o n t a n d o rayos» (32; 1 1 1 - 1 2 ) . Semejante p r é s t a m o

p o d í a indicar que esta

glosa fue escrita bastantes a ñ o s antes de la p u b l i c a c i ó n de La lira de las Musas,

en

1637, m á s b i e n hacia 1626, l o que r e f o r z a r í a las propias palabras d e l p o e t a en su p r ó l o g o «Al libre lector», donde dice: «no se escribe ahora lo que ahora sale» (véase arriba p . 393). v v . 2 9 - 3 0 Falta e l estribillo en el original. v. 32 salamandra: reptil p e q u e ñ o que p o d í a pasar p o r el fuego sin consumirse, v v . 3 3 - 3 4 A l u s i ó n al F é n i x .

LA L I R A DE LAS MUSAS DE V O C E S

SACRAS

VERSOS A DIVINOS Y VARIOS

INTENTOS

173 Soneto* H u y e del sol el sol, y se deshace la vida a manos de la propia vida; del tiempo que, a sus partos homicida, en mies de siglos las edades pace, nace la vida, y con la vida nace del cadáver la fábrica temida. ¿ Q u é teme, pues, el hombre en la partida, si vivo estriba en lo que muerto yace?

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L o que pasó ya falta; lo futuro aún no se vive; lo que está presente no está, porque es su esencia el movimiento.

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* Soneto d i g n o de la mejor p o e s í a metafísica de Q u e v e d o , y justamente c e l e brado p o r los antologistas. v. 1 Cfr. Q u e v e d o : « H u y e sin percibirse, lento, el día» (Soneto 6, v. 1). v. 3 A l u s i ó n al m i t o de Saturno; véase 130; 113-14. v v . 3-6 C a s i todos los editores de este soneto p o n e n u n p u n t o d e s p u é s « e d a d e s p a c e » (v. 4), y e m p i e z a n e l segundo cuarteto c o m o si fuera

de

una nueva

o r a c i ó n : « N a c e la v i d a . . . » . S i n embargo, nos parece evidente que la frase «nace la vida» depende de «del t i e m p o . . . » (v. 3). Así su sentido metafisico se refuerza, y al m i s m o t i e m p o el verso 5 cobra m á s sentido. v. 5 Cfr. Q u e v e d o : « M u e r e la vida, y de la m i s m a suerte / muere e l entierro r i c o y o p u l e n t o » (Soneto Í0, v v . 5-6). v v . 9-11 Ideas m u y parecidas se encuentran en Q u e v e d o , c o m o en e l famoso soneto « R e p r e s é n t a s e la brevedad de lo que se vive»: «Ayer se fue; m a ñ a n a n o ha llegado; / h o y se está y e n d o sin parar u n p u n t o » (Soneto 2, v v . 9-10). S u o r i g e n es probablemente S é n e c a , De Brevitate Vitae, X , 2: «In tria témpora vita dividitur: quod fuit, quod est, quod futurum

est. Ex iis quod agimus breve est, quod acturi sumus dubium,

quod egimus certum». v. 11 S é n e c a , De Brevitate Vitae, X , 6: «Praesens tempus brevissimum est, adeo quidem, ut quibusdam nullum videatur; in cursu enim semper est, fluit et praecipitatun.

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L o que se ignora es sólo lo seguro: este mundo, república de viento, que tiene por monarca un accidente.

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174 A un sacrilego cartel que fijaron en las calles de M a d r i d los enemigos de nuestra santa fe, contra ella Soneto Señor, este diamante, que inhumano se obstina a tornos de la sangre vuestra, ya pide el rayo horrendo de esa diestra, pues le hieren de amor rayos en vano. Y a saca el perdonar de soberano quien pide a la deidad rigor por muestra. Consuma el orbe ya, llama siniestra, pues es justo, ¿qué importa ser temprano? O baje el rayo contra el vil hebreo, dándole luz con la postrer violencia, pues obstina a experiencias su noticia.

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Q u e aun para castigar rigor tan feo, paso no sabréis dar en la justicia si no armáis el castigo de clemencia.

v v . 1-2 T ó p i c o d e l diamante que, s e g ú n se c r e í a , solamente p o d í a ser ablandado c o n sangre caliente de c a b r ó n o cordero.

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175 A la conversión de un pecador Soneto Señor, estoy de vos tan alcanzado, cuando el discurso al contemplar permito, que, aunque me habéis sufrido de infinito, representáis paciencia de olvidado. Y o que d o r m í , de vuestra voz llamado, hoy despierto a la voz de m i delito, y al primero dolor de verle escrito le dais los privilegios de borrado. Deuda, S e ñ o r , es ya, no confianza, pensar que del dolor el sacrificio grato aroma se salve, donde ascienda. A u n me dejáis sin dudas la esperanza, que quien trocó la ofensa en beneficio, ¿qué m é r i t o dará a la misma ofrenda?

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176 A l mismo asunto Soneto ¡Señor, que vierta un pedernal helado sangre de fuego de un acero herido, y que a la cera el bronce endurecido hurte obediencias, del calor tratado! ¡ Q u e tiemble un monte al rayo sospechado, y el hombre no le sienta, de él herido!, pues, si se advierte, es rayo sin rüido dentro del pecador cada pecado. ¿ Q u é villano, a quien víbora inclemente el pecho le o c u p ó mientras dormía, despierto no se hurta a su veneno? H u y e veloz, ¡oh planta delincuente!; huye, porque del rayo de este día p o d r á la permisión ser tardo trueno.

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177 A l justo intento de que se levante a Cristo templo, donde maltrató su santa imagen la sacrilega impiedad hebrea* Soneto A l z a d , S e ñ o r , vuestra Sión divina adonde, ingrato a tanto beneficio, la deidad hizo el hombre sacrificio, y, siendo él fulminado, la fulmina. N o logre la ambición de peregrina la culpa en ese, aunque postrado, indicio, que el sacrilego intento de su oficio M e m o r i a templo hará de la ruina. Si no es que, codicioso de la injuria, temiendo que acabó ya la violencia de dar a la impiedad postrer indicio,

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(mientras no os solicita en nueva furia, por no tener ociosa la paciencia), queréis también sufrir veros sin templo.

* R e f i é r e s e al m i s m o asunto que los poemas 119, 183 y 184. v. 8 T í p i c o verso bocangelino sobre el templo de la m e m o r i a . v. 14 C o m o señala A n d r é s , 1986, p . 80, en su nota a este soneto: «Este verso n o guarda la r i m a c o n su correspondiente, y debe considerarse c o m o una errata del texto. Q u i z á la rima probable fuera juicio; en realidad todo el verso parece estar m a l construido».

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178 Sobre un lugar de San Agustín, en la Ciudad de Dios, que desmenuza la calidad de la muerte* Soneto Este morir, esta postrera suerte, es imagen del miedo repetida, en cuanto a ser imagen tan temida, pues la imaginación la hace tan fuerte. ¿ C u á n d o es, pues, el morir?, (porque se [acierte). ¿Al querer espirar? N o , que a ú n hay vida. ¿Es cuando el alma está ya desasida? Eso es estar ya muerto, que no es muerte. ¿Acaso es el morir aquel instante del aliento postrero? ¿Es aquel punto que el último suspiro en quietud trueca?

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N o , porque todo punto es semejante al vivir cierto o al estar difunto. Pues, ¿cuándo es el morir?: cuando se peca.

* San A g u s t í n , La ciudad de Dios, L i b r o X I I I , passim. v. 5 Cfr. La ciudad de Dios, L i b r o X I I I , cap. X I : «Quando

ergo in morte?».

vv. 7-8 Cfr. La ciudad de Dios, L i b r o X I I I , cap. I X : «Sed id tempus quo animae a corpore separatae aut in bonis sunt aut in malis, utrum post mortem potius an in morte dicendum est? ... etiamsi recte isti appellantur morientes quia, cum mors, quae i am impendet, advenerit, non morientes, sed mortui

nuncupantur».

v. 14 Cfr. La ciudad de Dios, L i b r o X I I I , cap. I V , titulado «Cur ab his qui per gratiam regenerationis absoluti sunt a peccato non auferatur mors, id est poena peccati». E n el cap. V San A g u s t í n desarrolla el v e r s í c u l o 33 de la Epístola

de San Pablo a los

Romanos, c u a n d o d i c e : «Ac per hoc lex quidem bona est, quia prohibitio est peccati; mors autem mala, quia stipendium est peccati».

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DE

BOCÁNGEL

179 Fue asunto de un certamen, hecho en celebridad de una fiesta del Santísimo Sacramento, escribir un soneto que precisamente comenzase y acabase con estos dos versos que van de otro carácter, haciendo metáfora del gusano de seda a este divino Señor Sacramento; premióse en primer lugar este papel* Soneto Entonces vivo, porque muero, cuando me enseña amor a más morir, viviendo; que no es pena el morir, es vida, habiendo morir que se dispone, no acabando. M o r i r procura amor, siéndole blando fin que no ha de ser fin; y feneciendo se construye más vida, pues naciendo nada se inmortaliza, sino amando. E n este, pues, hilado laberinto, fiscal y actor a un tiempo de m i vida, en última la enseño a ser primera.

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M u e r t o , sí, me verán, mas no distinto; dará a su muerte ser quien fue, no siendo, si al fin mi ser no ser entonces era.

* Desde 1633 B o c á n g e l era secretario de la C o n g r e g a c i ó n de los Indignos E s clavos d e l S a n t í s i m o Sacramento de la Iglesia d e l C a b a l l e r o de G r a c i a , c o f r a d í a a que p e r t e n e c í a n m u c h o s poetas m a d r i l e ñ o s . v. 3 Idea tomada de S é n e c a : «Omnia

mors poscit. Lex est, non poena perire» (Epi-

grama VII, 7); cfr. t a m b i é n «si ultimum diem non quasi poenam, sed quasi naturae legem aspicis» (Diálogos,

X I I , 13, 2). Cfr. Q u e v e d o : « B r e v e suspiro, y ú l t i m o , y amargo, /

es la m u e r t e , forzosa y heredada: / mas si es ley, y n o

pena, ¿ q u é

me aflijo?»

(Soneto 30, v v . 12-14). v. 10 fiscal: «el que sale a las causas, q u a n d o n o ay parte que p i d a , p o r l o que toca al rey y al b i e n p ú b l i c o ; oficio ordinario en todos los tribunales» Sobre «actor», véase 31; 7 1 .

(Covarrubias).

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180 Por la salud del Serenísimo S e ñ o r Infante don Fernando, m i señor Acción de gracias D i o asunto el profeta rey con el salmo 150, que el autor imita* Octavas E l gran clavel, el animado día, a quien el sol, que al sol alumbra, dora, que padeció de tanta aurora fría, de tanta ardiente, la invasión traidora, ya el cuello, coronado de alegría, levanta al reino de serena aurora; ya luce el sol que, mustio en su desvelo, efímera fue pálida del cielo.

5

C o n mano firme y corazón seguro, el Alcides de Dios, pastor del Tajo, e m p u ñ a aquel cayado, aquel gran muro, donde el peso no sabe ser trabajo. Sustenta el cielo en él, y el cielo puro, que un cayado, no un monte, ve debajo, el ser verdad en un cayado admira de un monte la m a g n á n i m a mentira.

10

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* D e h e c h o , el salmo que i m i t a no es el 150 que dice, sino el 148. v. 10 C o n frecuencia B o c á n g e l compara al C a r d e n a l Infante c o n

Alcides

( H é r c u l e s ) , subrayando así sus cualidades marciales. v. 13 T a l c o m o H é r c u l e s sostuvo e l cielo sobre sus h o m b r o s mientras A t l a n t e le c o g i ó las manzanas de oro del j a r d í n de las H e s p é r i d e s , así Fernando sustenta las esperanzas e s p a ñ o l a s ; v é a n s e t a m b i é n 42 «A los a ñ o s d e l S e r e n í s i m o Infante denal, m i s e ñ o r » , y 30; 67.

Car-

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DE

BOCÁNGEL

C o m o , al partir del sol, perdido se halla triste ganado del pastor ausente, y no le llama, no, duélese y calla, por no avisar del lobo el duro diente — c o n quien fuera algodón a ser de malla— enmudece hasta ver la luz de Oriente; ya entre albores y ramas determina honda y voz que le libra, y encamina; así, Fernando, mientras la postrada pluma n e g ó tu agilidad (¡oh extraño efecto de la pluma!), fue negada la luz, la voz, la senda a tu r e b a ñ o . E n ti todo enfermó, que libre nada dejó tu enfermedad. ¡ O h nuevo daño! A u n tu achaque es prodigio, pues indicia haber contagio donde no hay malicia. Si en repetido c ú m u l o de ardores quiso explicarte F é n i x la dolencia, ya madrugaron más tus esplendores a hacerte natural la diligencia. Y así te restituye a más honores en volver a vivir, sin la inclemencia de holocausto, pues solo te eternizas con sólo haber soñado en tus cenizas. Oye, señor, no en voz de m i instrumento, la que a Dios rinde el pueblo agradecido en boca del profeta, cuyo acento a tan alta ocasión q u e d ó extendido. R e a l salud, en voz real frecuento; mías las voces son, suyo el sentido. O y e al teatro universal que canta, al que del lazo divirtió tu planta.

v. 17 Cfr. G a r c i l a s o : « C o m o al p a r t i r d e l s o l la s o m b r a c r e c e » (Égloga

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I, v .

310). v v . 3 3 - 4 0 C o m o el F é n i x que r e n a c i ó de sus propias cenizas, Fernando saldrá m á s fuerte d e s p u é s de pasar p o r los ardores y la fiebre de su enfermedad.

LA LIRA DE LAS MUSAS (1637)

LAUDATE DOMINUM LAUDATE EUM IN

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DE COELIS: EXCELSIS

Altos del cielo, bellos moradores, alabad al Señor; y en su alto abono vosotros exclamad más superiores, que tronos os llamáis, por ser su trono. Angeles, del Señor embajadores, ejércitos de luz, templad a un tono incendios, plumas, almas, si es que puede llegar la voz donde la vista cede. T ú , sol (bajel viviente al mar del día), al fraterno farol tus luces presta, y en cuna ardiente o sepultura fría en su alabanza tu viaje apresta. Estrellas, que de clara pedrería bordáis el manto de la noche honesta, relámpagos, cometas, fuego, rayos, alabad vuestra causa sin desmayos. Rodantes cielos de cristal sonoro, tú, que inmoble asistiendo a su mudanza, empíreo incircunscrito, el gran tesoro te enriquece, cantad en su alabanza. T ú , cristalino cielo, a quien el coro de estotros orbes a mirar no alcanza, su nombre alaba, aunque el juzgar te asombre ser todo tú incapaz aun de su nombre.

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v. 49 A q u í empieza la v e r s i ó n o i m i t a c i ó n del salmo 148 de la V u l g a t a ; el v e r so en c u r s i v a es e l p r i m e r verso d e l s a l m o . B o c á n g e l sigue bastante de c e r c a su o r i g i n a l , d e d i c a n d o cada estrofa a u n o o dos v e r s í c u l o s d e l o r i g i n a l . N o d e b e r í a mos o l v i d a r que, s e g ú n algunos comentaristas, B o c á n g e l h a b í a h e c h o una traducc i ó n de los salmos al castellano, c o n el t í t u l o de El Arpa de David española,

obra

h o y aparentemente perdida. N ó t e s e , en este respecto, el soneto a n ó n i m o (pero p o s i b l e m e n t e de L u i s T i n e o de M o r a l e s ) : «A D o n G a b r i e l V o c a n g e l i V n z u e t a traduciendo los Psalmos en metro Castellano c o n grande espíritu i acierto» ( B N M M s . 3.665, fol. 46r). v v . 66-68 D e las diez ruedas de que se c o m p o n í a el universo p t o l o m a i c o , sólo la ú l t i m a , el e m p í r e o , se quedaba i n m ó v i l .

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DE

BOCÁNGEL

Porque el Señor con su palabra activa hizo el mundo, y tan presto lo pondero que el decir y el hacer fueron de arriba dos cosas, mas ninguna fue primero. M a n d ó , y al punto en su precepto estriba cuanto crió, y hoy cría el orbe entero. Faltó de q u é criar, pero no el modo; la nada fecundó y pariólo todo. Estatuyó la duración de cuanto formó, que vivirá de tal manera que toda edad en su decreto santo bien podrá ser mortal, mas no postrera. Alabadle criaturas que del manto de la tierra os cubrís, y toda fiera le alabe. T ú , profundo mar, no escondas el cristalino acento de tus ondas. R e g i ó n que en tu flamante precipicio te afirmas; tú, granizo, que en la cumbre del aire ejerces congelado oficio; tú, nieve, que con blanda mansedumbre naces; tú, hielo, que nos das indicio del cielo, aunque a las ondas pesadumbre; lluvias deshechas en horror, y cuantas tempestades, ¡oh viento!, tú levantas; montes altos, collados inferiores, que en la verde república del prado vasallaje juráis a los mayores; árboles que del fruto derribados os ensalzáis mejor; cedros mayores que los siglos, de siglos coronados; fieras mansas y fieras sierpes, aves que ligeras voláis, cantáis süaves; reyes que presidís acá en el suelo, y pueblos de estos reyes gobernados; potentados o imágenes del cielo; v. 98 Cfr. 17; 5: «Más dura en la r e p ú b l i c a del p r a d o » , v. 102 Cfr. 86; 346: «la M e m o r i a , de siglos c o r o n a d a » .

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jueces de recto espíritu dictados; jóvenes y doncellas, y el que el hielo del tiempo peina en hilos venerados; los de anterior edad: el nombre alaben del solo Dios excelso, sin que acaben. Su alabanza, no sólo por la tierra, difunde al viento mares de armonía. Hace en los cielos numerosa guerra la más y más suprema j e r a r q u í a . E l su Iglesia sublima, y él destierra cuanta asechanza su quietud obvia. Santos cisnes, cantad allá en la esfera donde la voz más dulce no es postrera. Hijos humanos de Israel divino, águilas de la fe y aun más caudales, pues miráis sin mirar a quien me inclino; alabadle con voces inmortales: gloria al Padre, y al H i j o , y al que el trino n ú m e r o sella; como en los umbrales del tiempo; como agora la prefiere el tiempo, y como el tiempo la rindiere.

vv. 119-20 E l canto del cisne; véase 117; 2-4. vv. 125-26 el trino número: el E s p í r i t u Santo.

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BOCÁNGEL

181 Octavas en el certamen que se celebró en M a d r i d de San R a m ó n Nonat. Mandóse describir c ó m o , de los primeros hábitos que se dieron en la religión de la Merced, fue el del Santo, y que se discurriese por sus virtudes, aplicando aquel lugar del Eclesiástico: Initium dulzoris haber fructus illius, &c. Premiáronse en primer lugar* * Este p o e m a se p u b l i c ó p o r p r i m e r a vez en A l o n s o R e m ó n , Las fiestas solemnes, y grandiosas que hizo la sagrada Religión

de N. Señora de la Merced...

a su glorioso

Patriarca, y primero fundador san Pedro Nolasco, M a d r i d , 1630, fols. 9 2 v - 9 3 v . B o c á n gel g a n ó el p r i m e r p r e m i o en el sexto asunto, c u y o tema era: «escriuir las alabancas de las conocidas, y auentajadas virtudes d e l grandioso C a r d e n a l San R a m ó n N o nath, p o r ser u n o de los p r i m e r o s hijos d e l habito de nuestro g l o r i o s o Padre San P e d r o N o l a s c o , y surtir todo en gloria suya, pues era suya la fiesta, c o n f o r m e a lo de los P r o u e r b i o s , en el cap. 17 Filius sapiens laetificat patrem. E r a la c o m p o s i c i ó n Octauas R i m a s , y seis el n u m e r o dellas, y auentajose c o n tanta s u p e r i o r i d a d a los d e m á s que e s c r i u i e r o n D o n G a b r i e l B o c a n g e l y V n c u e t a , q[ue] en t o d o r i g o r de j u s t i c i a se le d e u i a lo que se le d i o : b i e n es v e r d a d que tiene tan grangeado su i n g e n i o p e r e g r i n o , y su c o n c e p t u o s o m o d o de escreuir el n o m b r e de la fama que goza, que n o le puede hazer r i c o el p r e m i o a q u i e n lo está tanto del m e r e c i m i e n t o . . . E s t á en E s p a ñ a , y tiene las Indias desta m e r c a d u r i a el autor destas Octauas, que ellas d i r á n mudas, l o que n o sabrá m i l e n g u a » (fol. 92v). C o m o se ve p o r e l t í t u l o del p o e m a en la v e r s i ó n puesta a q u í , B o c á n g e l no glosa el v e r s í c u l o m e n c i o n a d o en e l asunto, sino o t r o . C o m o se sabe, F r a n c i s c o de Z u r b a r á n r e c i b i ó en 1628 u n encargo de v e i n t i d ó s cuadros para el C o n v e n t o de N u e s t r a S e ñ o r a de la M e r c e d C a l z a d a , de S e v i l l a , entre los que figuran unos cuadros c é l e b r e s sobre la vida de San Pedro N o l a s c o . P e d r o N o l a s c o fue canonizado el 30 de septiembre de 1628 bajo el p o n t i f i c a d o de U r b a n o V I I I , de a h í las celebraciones que recoge la obra de A l o n s o R e m ó n . San Ramón debe su n o m b r e al h e c h o

de haber

Nonat: mercedario e s p a ñ o l ( ¿ 1 2 0 0 P - 1 2 4 0 ) ; se sido e x t r a í d o de las e n t r a ñ a s de su

madre

m u e r t a , a lo que B o c á n g e l se refiere en la segunda octava del p o e m a . Z u r b a r á n p i n t ó u n cuadro de San R a m ó n N o n a t o de cuerpo entero entre 1631 y 1640, tal vez c o m o resultado de las celebraciones que t u v i e r o n lugar en M a d r i d . Está ahora en una C o l e c c i ó n P r i v a d a e n G i n e b r a . Initium Ecclesiasticus, 11, 3.

dulcoris habet fructus illius:

es de

LA LIRA DE LAS MUSAS (1637)

A l que antes que en el mundo entró en el cielo por la triunfante puerta de una herida cantaré, sacra musa, si a m i celo viere tu inspiración celeste unida. Por ti aquel fuego, a quien produjo el hielo, vida tuvo primero que la vida. Por ti m i voz sus n ú m e r o s estrena; en ti es sonoro canto, en mí no suena. Sabes que, opresa en el materno nudo, yerta prisión, que a lo vital yacía, perla viva r o m p i ó cuando no pudo ver su concha los nácares del día. Torpe cadáver y un puñal agudo su vida fue; tú lo dirás, María, tú que sacaste la encerrada perla a dar al mundo luz, antes que a verla. C r e c i ó , pues, antes de nacer, el n i ñ o , que su edad c o m e n z ó por el aumento, y en conducir con plácido cariño errantes cabras ensayó el acento. Luego en alma y en traje limpio a r m i ñ o , llamas el pecho, nieve el ornamento, sólo en n ú m e r o y hábito segundo Etna fue sacro abrasador del mundo. E n el abril primero, que María congregó religión de blancas rosas, las vio R a m ó n y a m ó su compañía

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vv. 5-7 L a r e p e t i c i ó n de «Por t i . . . » recuerda a Garcilaso, Égloga I, v v . 99-102, y t a m b i é n su Canción

V, estrofas 8-11.

v. 14 Las referencias a q u í y m á s abajo a la V i r g e n M a r í a responden a u n deseo por parte del poeta de destacar el papel de intercesora de la V i r g e n , en una é p o c a en que c r e c í a n las demandas para que la n o c i ó n de la I n m a c u l a d a C o n c e p c i ó n fuera aceptada c o m o dogma de la Iglesia. vv. 19-20 Describe la infancia del santo c o m o pastor de cabras. vv. 25-26 R e f i é r e s e a los h á b i t o s de los mercedarios (sotana blanca c o n u n escapulario y c a p u c h a t a m b i é n blancos), a la vez que a la p u r e z a y v i r g i n i d a d M a r í a , simbolizadas en la rosa blanca y la azucena.

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DE

BOCAXGEL

(que ver y amar allí no son dos cosas). Abeja fue que a néctar reducía de aquel jardín virtudes olorosas. Su olor expone, y de labrar no deja, porque también es rosa, siendo abeja. N o largo espacio entre fraternas flores dio licor, que adestrado en dulce ensayo labró de infieles selvas los errores. Y el aguijón calificó de rayo, sacro Sansón que, opuesto a los furores de infiel león, los maceró en desmayo fundado, el labio de virtudes lleno, dulce panal en labio de veneno. Y a es la azucena de su cuerpo blando, clavel bañado en sangre o roja fuente, víctima penitente que volando fue al Pastor, que a tres lauros dé una fuente. N u e v o clavel le da Gregorio, cuando, viéndole envuelto en sangre penitente, duda si le da entonces con que honrarse, o se viste R a m ó n con desnudarse.

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vv. 37-40 R e f i é r e s e a la historia de S a n s ó n y el l e ó n ; véase 79; 5-7. Es interesante observar que el p o e m a 79 fue escrito en 1630, el m i s m o a ñ o que la c o m p o s i c i ó n original en que se basa el p o e m a 181. v. 45 Gregorio: el papa G r e g o r i o X V (1621-23), durante c u y o pontificado fue c a n o n i z a d o San R a m ó n N o n a t o .

LA LIRA DE LAS MUSAS (1637)

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182 E n un certamen donde se celebró a San Vicente Ferrer. Diose por asunto discurrir en su vida* Octavas N a c i ó en Valencia el águila divina, que bebió tanto espíritu en su Oriente que al mismo sol, que en luces le examina, hizo sufrir examen de luciente. Pues si el orbe exterior él ilumina por sus dorados ámbitos, Vicente, en la interior república del suelo, nuevo imperio descubre y presta al cielo. Donde el rubio alemán imperioso de aves la frente austríacas corona, y donde el Royne claro y delicioso no de ajeno caudal su estirpe abona, de propios reinos sí, que el delicioso margen por velocísimos blasona: allí su voz, a emulación del río, más clara a Dios rindió más señorío. E n el rígido norte, en la postrera línea del orbe que de luz se baña, le oyó el isleño inglés y le venera divino, pues le alienta y desengaña.

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* San Vicente Ferrer: p r e d i c a d o r d o m i n i c o e s p a ñ o l ( ¿ 1 3 5 0 ? - 1 4 1 9 ) , n a c i d o en Valencia. vv. 1-4 E l t ó p i c o del águila que puede mirar al sol sin desviarse la vista. v. 7 Es frase que B o c á n g e l h a b í a utilizado en el Retrato panegírico c o n respecto al Infante Carlos; véase 86; 585. v. 11 el Royne: el R ó d a n o , río de Suiza y Francia que pasa p o r A v i ñ ó n , donde San V i c e n t e Ferrer fue G r a n Penitenciario en la corte pontificia.

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DE

BOCÁMGEL

N o del duro sajón la estirpe fiera, mas la angélica sí, o s t e n t ó Bretaña, cuando a la gran doctrina culto aplica, depone errores y aras sacrifica. Y tú, Apenino, escalador de estrellas, que gigante de Italia te levantas con reinos mil, que yacen a tus huellas, labrados al cincel de voces santas; cuando tu cumbre vio luces tan bellas domar la envidia de tinieblas tantas, di si aclamaste con desdén de A p o l o sol a Vicente, y le aclamaste solo. N o a Flandes, que en helado error anida, valió la obstinación al sacro fuego, que no permite luz de Dios regida reinar lo helado ni imperar lo ciego. Allí la hidra herética vencida respeta al orador de Dios, y luego en diversas provincias se levanta con santos cuellos de doctrina santa. Pues, donde entre los Alpes se conspira de i n d ó m i t o francés vulgo sectario, sacro licor a su infección respira en el bautismo de que ya fue erario. E n el lavacro copia tal se admira que entre el Jordán y el Rán el juicio vario dudará cuál es voz que más inclina, Vicente en Francia o Juan en Palestina.

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v v . 2 1 - 2 2 R e c u e r d a la c é l e b r e frase de San A g u s t í n al referirse a los ingleses r e c i é n convertidos al cristianismo: «non Angli, sed Angelí». v v . 3 7 - 4 0 Sobre la h i d r a , véase 87; 154. E r a frecuente en la literatura de la é p o c a asociar la hidra c o n la herejía. v v . 4 1 - 4 2 Parece referirse a la h e r e j í a de los albigenses, extirpada a duras p e nas. v. 45 lavacro: «En su riguroso sentido vale lavatorio; pero regularmente se t o m a p o r el b a u t i s m o » (Autoridades). de B o c á n g e l .

C o m o ejemplo de su uso se citan estos versos

LA LIRA DE LAS MUSAS (1637)

¡ Q u é mucho que dilate a España toda milagros en ejemplos desatados, y que la aclamación le asista goda en estos jaspes del amor grabados! Europa a sus aplausos se acomoda, sus senos útilmente averiguados. Y a es D o m i n g o , Vicente, o ya distingo sólo en edad, no en glorias, a D o m i n g o .

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v. 55 Domingo: Santo D o m i n g o de G u z m á n , predicador e s p a ñ o l (1170-1221), fundador de la orden de los d o m i n i c o s , a la que p e r t e n e c í a San V i c e n t e Ferrer.

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DE

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183 Versos sacros Décimas en un certamen E l asunto fue contra los hebreos que maltrataron la imagen de Cristo, q u e m á n d o l a , & c . Premiáronse en segundo lugar* Miente, ¡oh sacrilego error!, tu intento obstinado y ciego. ¿ C ó m o ha de morir de fuego quien supo nacer de amor? Y a previno tu rigor Dios de padecer sediento aun ese tardo tormento, porque un Dios y enamorado cupo en llamas de un cuidado, mas no en las de un elemento. Ese ofendido trasunto te encamina a discurrir que Cristo para morir t o m ó de fuego el asunto. Cuando a algún cuerpo difunto se presenta su homicida, por boca de cada herida le acusa. V e Dios tu fuego, prende en su amor, y así luego habla su imagen herida. Más que de fe, de evidencia te debiste al desengaño, mas sólo en ti da un engaño más pasos que una experiencia. * Sobre el m i s m o asunto, v é a n s e los poemas 119, 177 y 184.

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LA LIRA DE LAS MUSAS (1637)

E n abrasada apariencia se puso Dios, y Moisés le vio y le adoró después. T ú , que a ambas leyes te opones, donde tú mismo le pones, ni le adoras ni le ves. Arde Dios, donde es un ave alto incendio a tres amantes, tan eterna que, en ser antes de todo, su edad no cabe. D e cuyo incendio süave imitación pudo ser quererse agora encender en el leño que le ofrece; que aun donde Dios lo parece, no puede estar sin arder.

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N o puede estar sin morir, aunque ya morir no puede, que amor inmortal excede los términos del vivir. Y porque llegue a servir la llama que ve encendida, hoy Dios a su fe convida a unirse tanto los dos que en las cenizas de un Dios humano funda su vida.

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Salve, pues, Fénix divino, hijo de un eterno sol, que al examen del crisol te das inmortal y fino; y haz que el horrendo destino que educa tu ardiente vuelo en las cenizas de un hielo hurte esta voz a su furia. Fénix que anida en la injuria

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su Arabia tiene en el cielo.

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v. 53 crisol: la vasija en la que fundían los alquimistas la materia m á s v i l .

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DE

BOCÁSGEL

184 A este mismo caso se hizo esta glosa; la copla es ajena* Letra Quéjase al Padre, porque Cristo en la cruz no tenía en hombres la fe que hoy día con tantas glorias se ve. Glosa H u b o en morir Dios clavado C U Á N D O y P O R Q U É , y estos dos hoy en Dios se han declarado: cuándo fue el amor de Dios; por qué fue nuestro pecado. Cuando y porque, bien se ve que los dos estáis obrando. Mas si calla cuando en fe de amor, aunque calla cuando, quéjase al Padre porqué. D e l Padre el alto dolor vence al del Hijo divino, pues le malogra el rigor el instrumento más fino de mostrar su eterno amor. L o que el H i j o padecía sintió, y que mirarlo el mundo en sí propio no podía. * Sobre el m i s m o asunto que los poemas 119, 177 y 183.

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LA LIHA DE LAS MUSAS (1637)

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Aqueste dolor segundo Cristo en la cruz no tenía. Si hizo de Dios sacrificio el hombre, ¿con q u é esperanza Dios le llama? ¿Por q u é indicio? Porque hace una confianza más sangre que un beneficio.

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Cuando Dios muerto aún no había, quejarse al hombre no osaba. H o y se quejó, que podía; no entonces, que no fundaba en hombres la fe que hoy día.

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O fuese exceso en penar o fineza en el sufrir; sólo Dios pudiera hallar acabar para el vivir, y vivir para el penar. Segunda pasión hoy fue rubricada con sus venas, pues sale a probar la fe que, cuantas fueron sus penas, con tantas glorias se ve.

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DE

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185 A un Cristo crucificado, contemplándole al expirar* [Romance] Alza el rostro, caminante, alza el afecto a aquel monte, y en el leño más infame verás el cuerpo más noble. Más y más se mira el bulto. Y a parece que se oye; ya le puede conocer, sin duda, quien le conoce. H u é s p e d es de los mortales, que entre su n ú m e r o indócil, por divertirles la muerte, en ella misma se esconde. T o d o el abril en su cara o se niega, mas se encoge. Entre alevosas espinas mustias se acechan las flores. ¡Qué costosamente miden los términos de aquel roble sus presas manos, que libres aún no dieron tantos dones! Entre dos ladrones pena. E l uno con pies veloces trepa al cielo. ¡Qué seguro de robos no estuvo entonces!

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* U n a v e r s i ó n m á s corta de este romance, pero c o n tantas diferencias que casi se la puede considerar u n n u e v o p o e m a , está i n c l u i d a diversos (1634-1640),

en la s e c c i ó n de Escritos

p o e m a 2 0 9 . Los dos poemas s ó l o

tienen en

común

la

p r i m e r a estrofa y la que e m p i e z a « R o c a de p ú r p u r a h e r i d a » , y aun éstas c o n i m portantes diferencias. E l ejemplar que se conserva es a u t ó g r a f o .

LA LIRA DE LAS MUSAS (1637)

D e l otro infeliz se admira que, con ejemplo, no robe tesoro que no le quita la justicia a los ladrones. R o c a de púrpura herida por cuatro bocas se rompe; por cinco m i l acusando el más sacrilego azote. A l Justo allí una mujer la sangre le hereda inmóvil. Treinta y tres años habrá que previno estos dolores. M a r de lágrimas, que viene a que en su seno se cobre sacro río, que salió de sus entrañas al orbe. Sed confiesa el varón grande. ¿ Q u i é n con agua le socorre, aunque a los ojos la pida, que la estimará salobre? Para estar todo clavado, los ojos clava en su Norte. L o que ha ignorado el suplicio quiere que el mérito logre. ¿ Q u é es esto? ¿ Q u i é n arrebata el día? Aquestos horrores mal sellados de la luz se han hüido de la noche. Agora, agora era templo de piedras aquel desorden. ¡Ay, mortales, y tendréis enteros los corazones! N o hay piedra que no reduzga a lo sensible lo informe. ¿ H a n usurpado las almas

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vv. 3 3 - 3 6 R e f i é r e s e a la V i r g e n M a r í a , y la edad de Cristo cuando fue c r u c i f i cado. vv. 53-54 Cfr. 4 1 ; 1 3 - 1 4 : « T e m p l o v i y o aquel desorden / de m á r m o l e s tan sublime».

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DE

BOCÁMGEL

que faltaron a los hombres? ¿ Q u é soldado allí atraviesa, y bárbaramente corre a sacar del pecho el agua que pidió la sed a voces? Ciego ministro, ¿qué hieres? Y a no hay vida, ya está donde de la muerte o el agravio ni llegan triunfos ni golpes.

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186 Juventud distraída, cuanto dichosa, pues en el trance de la muerte consigue poder hablar con Cristo crucificado* Romance Señor, ya de vuestro amago herido el vital estambre pregunta al golpe, ¿a q u é viene? Si es contra la vida, es tarde. Muerto ya de convencido, llevaré al postrero trance, sin el tributo de muerte, la novedad de cadáver. ¡ O h si el ser o el no haber sido fuese arbitrio en los mortales, y, antes de ser experiencia, fuese nuestra vida examen! C u á n dulcemente durmiera en aquel ocio süave de la nada quien de todo es perseguido, si nace. E c h ó m e de Adán la culpa a aquesta animada cárcel, y, antes que yo ser tuviese, hubo desdicha que darme. M a d r u g u é para el delito, no sólo en siendo, mas antes. Excuséme haber tenido tan alta injuria por padre. Lavaron sagradas ondas

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* Se p u b l i c ó p o r primera vez en L . R a m í r e z de A r e l l a n o , Avisos para la muerte. Escritos por algunos ingenios de España, M a d r i d , 1634, fols. 7 6 r - 8 0 v .

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DE

BOCÂNGEL

de aquella mancha la parte tan sola que al alma hacía desdén eterno de inhábil, quedándose el albedrío tan en sí para los males que de Dios sólo en los lejos he parecido su imagen. Y viendo vos, Señor m í o , que para lucha tan grave, como nos expone aquesta batalla incierta de instantes, era desigual y tierno de los sentidos el traje, pues se nos hizo el deleite, antes de tenerla, sangre, de tres potencias o escudos tan firme m i pecho armasteis que me miraba envidiosa la obstinación del diamante. D e este, pues, arnés divino ceñida, sintió la carne a un tiempo auxilios de fuerte y oposiciones de frágil. C o m o David, cuando quiso salir al mayor certamen, tres en vano y cuatro veces p r o b ó a ceñirse de Marte, y, no ajusfándole al cuerpo, el duro acero por grave se p e r d o n ó a lo valiente, por negarse a lo intratable. Cuando en la campaña fueron

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v. 41 Las tres potencias son el entendimiento, la v o l u n t a d y la m e m o r i a ; véase 220; 2 0 1 - 1 6 . vv. 45-46 Cfr. 86; 124: « c e ñ i d o se la sirve a r n é s l u c i e n t e » . v v . 49-60 R e f i é r e s e al episodio b í b l i c o de D a v i d y G o l i a t . Saúl a r m ó a D a v i d c o n su armadura, pero éste, p o r no estar acostumbrado a andar armado, sólo quiso llevar consigo su h o n d a y c i n c o piedras para matar al gigante G o l i a t (Libro primero de los Reyes, 17).

LA LIRA DE LAS MUSAS (1637)

(raro baldón a un gigante), de ardiente plomo las guijas, los cáñamos de metales, tal yo mis armas depuse por generosas y grandes. Y siendo en todos vergüenza, fue en m í el ser vencido alarde. Corrí a beber el veneno que por las horas se esparce, tan veloz que en m i defensa malogré el favor de un ángel. ¡ O h bien dorada p o n z o ñ a , del mundo ilusión brillante, que, en deshaciendo al que mira, ella también se deshace! D e mortales hermosuras atento al vano dictamen, por m i error en aras torpes más de un holocausto yace. P e q u é , Señor, tantas culpas que en los números no caben. Decir que el número todo p e q u é , por n ú m e r o baste. Bien confieso que con vos se ajustan cuentas en balde, porque vos firmáis las cuentas cuando el corazón las hace; y porque pensar mediros a delitos las piedades, si es logro en el rendimiento, más es al poder desaire. H u m o , Señor, es la vida; vida en vos, humo fragranté, que aún sabéis de muertas luces dar a m i mérito alcance. Dirá, cuando me reciba 58 baldón: afrenta, injuria. 59 guijas: piedras p e q u e ñ a s y redondas.

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otra vez la c o m ú n Madre, si a polvo vienes, pregunto, si feneces o si naces. Y a caduca el edificio de tierra, no en polvo frágil —pues es ya polvo—, en olvido, sepulcro de vanidades. Y a por el humano muro, mentirosa en lo agradable, es la yedra diente mudo, basilisco de los jaspes. Y a la que admitió en resquicios agua infiel, dormida nave, reventando en son horrendo, es víbora de cristales. Y a de temor de contados, fuertes los suspiros se hacen en m i pecho. ¡Oh, en los hombres, alivio tasado el aire! Los sentidos ya no aciertan a obrar; ya ven levantarse para despedirse al pecho, que en rotas cláusulas late. Los amigos (si hay algunos) me buscan para no hallarme. D e lo que ignoran me informan y me esconden lo que saben. ¡Ea S e ñ o r , daos priesa!, que sorbe el golfo la margen. Anegúese todo el riesgo en ese mar de corales. Y si m i dureza ignora dos fuentes, con que se laven mis delitos, esos clavos serán de mis fuentes llaves.

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v. 104 basilisco: véase 158; 10. v v . 105-06 O b s é r v e s e el fuerte h i p é r b a t o n a q u í : «Ya l a . . . d o r m i d a n a v e » . T a l h i p é r b a t o n de pura raigambre g o n g o r i n a es raro en B o c á n g e l .

LA LIRA DE LAS MUSAS (1637)

Clavaros, que no impediros, pudo el fariseo infame. L o que ignoró su delito ha de lograr m i desastre. ¿Aún os detenéis, Dios mío? Mas si queréis que se guarde la fineza al mayor riesgo, y hay más en mí que se acabe, ya por diligencia espiro. Perdonad tan útil arte. P e q u é , pésame, confieso, confío, creo, ayudadme.

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DE

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187 E n un certamen se dio este asunto: 24 coplas de un romance al aparecerse San Pedro a San Pedro Nolasco cuando iba a buscar sus reliquias, excusándole el viaje; y c ó m o en su tránsito glorioso se le apareció San Pedro, Nuestra Señora y el Ángel de su Guarda, ilustrando lo uno y lo otro con dos lugares de la Escritura* Romance

* R o m a n c e p u b l i c a d o p r i m e r a m e n t e , j u n t o c o n el p o e m a 181, en Remón,

Las fiestas solemnes, M a d r i d ,

1630, fols.

1 0 6 v - 7 r . C o n este

Alonso

romance,

B o c á n g e l g a n ó el segundo p r e m i o del certamen: «El segundo lugar se le d i o a D o n G a b r i e l B o c a n g e l y V n z u e t a , c o n o c i d a cosa es que ha sido merecedor siempre del p r i m e r o en quanto a escrito, lleuole en las Octauas, y a q u í sin negarle sus m é r i t o s se le da este». E l ganador era Jacinto de H e r r e r a y Sotomayor, otro m i e m b r o de la c á m a r a del C a r d e n a l Infante. E l tema d e l n o v e n o asunto, que B o c á n g e l

siguió

m u y de cerca, era éste: «Dos vezes h o n r ó c o n su presencia gloriosa el A p ó s t o l San P e d r o a nuestro Padre y Patriarca, p o r q u e le era deuotissimo, y tenia hecha elecc i ó n en el P r i n c i p e de los A p o s t ó l e s , para su especial abogado: V n a vez en vida, deseando nuestro Padre ir a visitar sus santas reliquias a R o m a , se le a p a r e c i ó en la forma que fue m a r t i r i z a d o , a g r a d e c i é n d o l e los deseos de aquella p e r e g r i n a c i ó n , y escusandola, en la h o r a de la m u e r t e , se le a p a r e c i ó , y le h i z o c o m p a ñ i a c o n la R e y n a de los A n g e l e s , y su Santo A n g e l de G u a r d a , estos dos misteriosos fauores se p i d i ó escriuiessen en cinquenta coplas Castellanas, o en consonantes, c o m o las R e d o n d i l l a s , o en asonantes c o m o los R o m a n c e s » (fol. 105r-v). San Pedro Nolasco: religioso francés ( ¿ 1 1 8 2 P - 1 2 4 9 ) , fundador en 1218 de la O r d e n de la M e r c e d c o n San R a i m u n d o de P e ñ a f o r t . Fue c a n o n i z a d o el 30 de septiembre de 1628 bajo el pontificado de U r b a n o V I I I . A l o n s o R e m ó n describe c o n detalle las circunstancias del éxtasis, de que habla el título del poema. Pedro N o l a s c o deseaba ardientemente i r en p e r e g r i n a c i ó n a R o m a , a la t u m b a de su ilustre p a t r ó n , el A p ó s t o l P e d r o . E n t o n c e s el a p ó s t o l se le a p a r e c i ó en s u e ñ o s

durante tres noches

c o n s o l á n d o l e p o r n o p o d e r hacer el viaje. E n 1629 Z u r b a r á n cuadro para el C o n v e n t o de N u e s t r a S e ñ o r a

de la M e r c e d

consecutivas,

p i n t ó un

famoso

C a l z a d a , de Sevilla,

titulado « A p a r i c i ó n de San P e d r o crucificado a San Pedro N o l a s c o » , h o y día en el M u s e o del Prado.

LA LIRA DE LAS MUSAS (1637)

Yace en el Asia un prodigio en fe de que nunca yace, que en ascuas de ámbar hereda su vida de su cadáver, y, con procurado incendio, de sus cenizas flamantes labra una edad, en quien nunca imperaron las edades. Antes que Pedro naciese pudo ser prodigio el ave, mas para ser hoy primera, aún no le bastó ser antes. Busca Pedro las reliquias (para holocausto más grave) de otro Pedro, que es el mismo, pues no son dos, dos amantes. Viole el Apóstol clavero, y nunca tuvo las llaves tan a la mano de aquella Jerusalén de diamante. E n volante precipicio se derriba, mas no cae. Y a se divisan sus señas, ya son dudas, ya verdades. «¿Dónde buscas lo que llevas —le dijo—, si a verme partes?, porque entre los dos no puede el n ú m e r o hacer viaje. Somos tan uno los dos — t ú en mi amor y yo en tu imagen— que en la duda de distintos aun no quiere el nombre hallarse.»

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vv. 1-12 A l u d e al t ó p i c o del F é n i x . v. 17 el Apóstol clavero: San P e d r o , c o m ú n m e n t e representado llevando las l l a ves del C i e l o . v. 20 S e g ú n sus b i ó g r a f o s , San P e d r o N o l a s c o t u v o dos visiones de la Jerusal é n Celeste. Z u r b a r á n p i n t ó hacia 1629 u n cuadro titulado « V i s i ó n de San P e d r o N o l a s c o » (hoy d í a en e l M u s e o d e l P r a d o ) , d o n d e se ve en e l f o n d o d e l c u a d r o una visión de la santa ciudad.

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DE

BOCÁXGEL

D i j o , y rayo tan ardiente se libra, y tan penetrante, que fue de la llama hermosa nueva salamandra el aire. Así de Isabel los brazos, la que fue virgen y madre, colmó de luz, reduciendo lo luciente a lo süave. Cuando océanos de gloria estrecha roca de carne encerró, que no terminan, allá esferas, aquí altares, Nolasco los pasos vuelve atrás y los da adelante, que camino de regalos ni le busca ni le sabe. Volvió, pues, de infieles cuellos a ser yugo tan amable que, venciendo a lo violento, triunfaba siempre a lo fácil. Y a el árbol lleno de fruto quiere a la tierra inclinarse; ya quiebra la rama el peso. ¿ Q u i é n faltó por abundante? E n su desangrado cuerpo la muerte duda entregarse. ¡Qué mucho, si allí la muerte mira una vida sin sangre! Entre tanto que lo duda, brotan empíreos celajes, tempestad de serafines que ondea en lucientes mares.

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v. 36 salamandra: véase 172; 32. v. 37 Isabel: la madre de San J u a n Bautista. E n la d e s c r i p c i ó n d e l tema para el n o v e n o asunto d e l certamen, leemos: «lo p r i m e r o p o d r í a m o s hermosear a d m i r a c i ó n de Santa Isabel, en la visita que la h i z o la M a d r e de D i o s ,

c o n la

L u c a e 1.

Vnde hoc mihi, et venial Mater Domini mei ad me?» (fol. 61 v). L a cita es del Evangelio de San Lucas, 1, 43. v. 62 empíreos celajes: nubes que pasan por el cielo.

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LA LIRA DE LAS MUSAS (1637)

E n los mares de María, donde es la Iglesia la nave, los rayos del sol los remos, y cada remero un ángel, a Pedro el t i m ó n se fía, el que ya con favorable viento por el mar del mundo rigió el barco militante. Y a ve Nolasco el bajel, ve su custodio, que al trance se ofrece (si es que María deja a un ángel divisarse). V i o l e , pues, y de María consiguió que se templasen los rayos por ver a Pedro que no pudiera mirarle. Embebióse en resplandores, y vencido los aplaude. Y a combate con la muerte, ya triunfa y no combate. Pedro la gloria de Esteban cede a la vuestra inefable, que vio el gran mártir el cielo abierto, pero distante. Mas vos le veis tan vecino que el que atento os adorare, si aguarda a veros difunto, santo os reverencia tarde. Y entre los que bien os miran, llegará bien a dudarse c ó m o se parte a la gloria el que llega cuando parte.

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v. 85 Esteban: San Esteban, p r i m e r m á r t i r del cristianismo. T a m b i é n su i n c l u s i ó n en el p o e m a fue sugerida p o r el tema d e l certamen:

«Y lo segundo

con

seguridad d e l p r e m i o en la boca del p r o t o m a r t i r Esteuan, A c t . 7. Ecce video coelos apertos, pues n o s o l o los v i o nuestro Padre, s i n o que b a x ó d e l l o s su R e y n a a a c o m p a ñ a r su santa alma» (fols. 61v-62r). L a cita es de Los Hechos de los Apóstoles, 55, que B o c á n g e l imita en los vv. 87-88 del p o e m a .

7,

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188 E n otra fiesta del nacimiento de Nuestra Señora Romance Los balcones del Oriente solicitaba una vez no el sol, mas una azucena, envidia primera de él. E l cano estéril b o t ó n candida rompe al nacer, siendo en septiembre el abril, que hay flor que burla a su mes. Crece la estrella del prado, y del humano vergel se le entrega el mayorazgo y el de los cielos también. Que aunque le dejó empeñado la culpa de una mujer, hizo el e m p e ñ o ganancia, el mérito más fiel. Láminas de firme plata calza la luna a sus pies, que hasta esmaltarlos no tuvo su metal firmeza o ley. E l sol en su pelo hermoso tempestad de soles ve, que en mar de tan altos rayos es un sol poco bajel. N o fueron lienzo los siglos de su imagen, que el pincel de Dios la p i n t ó tan antes que la m a d r u g ó en su ser. Tan luciente la formó

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que arrestado en luz cortés se v i o , siendo no imperial águila e m p í r e a , Gabriel. Las esperanzas antiguas que sulcaron en la fe, por este puerto de hoy, tan largos mares de ayer, en voz de bronce publican que ya es la guerra laurel, que ya la palestra es palio y agosto de oro la mies.

v. 32 Gabriel: a r c á n g e l que a n u n c i ó a la V i r g e n M a r í a Dios. v. 39 palestra: véase 166; 2 1 .

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que sería madre de

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189 A l mismo asunto, en otra festividad solemne Romance D e dos troncos de la vida, ancianos, pero tan fuertes que de ellos se labra el arca del diluvio de las gentes, hoy nace fruto tan alto y tan de asombro en lo fértil que a la edad, no a la esperanza, q u e d ó la infancia de verde. Águila del sol, que aguarda, tan fija sus luces bebe que se tienen por distintos, pero por dos no se tienen. E n su tez sagrada y pura el respeto de la nieve fuera mancha, aunque del alba resida en la intacta frente. D e su edad los meses todos se alegran, y aunque agradecen todos los meses ser suyos, quisieran todos ser nueve. E l sol detuvo su paso, y viendo que resplandece todo el cielo en otra parte, preguntó por el Oriente. T a n contentos admiraron sus viejos padres sus bienes que los tuvo por abuelos (ya en posesión) el deleite. Confunde el gozo la causa;

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el aplaudir tanta suerte, siendo mortales, es poco, y como eternos no pueden. Déjanse llevar del alma, que si los afectos vencen, las regiones de divino se adquieren a lo obediente.

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190 A l mismo asunto Romance Albricias, oh caminantes, que ya se descubre el Norte de los rayos de María al golfo de vuestra noche. E l arco de la justicia ya es arco de paz tan noble que desde la tierra al cielo son escalas sus colores. Nace en fe de lo que espera tan grande que, por que logre caber María en el mundo, hizo esfera de su nombre. H o y también en ella nace un Verbo que ha de ser hombre, que efectos de su palabra desde la promesa corren. Y en los prados florecen por rosas soles, que a la vida que aguardan era breve la vida de las flores. Sus viejos padres, que vieron tanta luz en su horizonte, sin licencia de la dicha se confesaron por hombres. U n o , que siempre doncella será, y el otro, que esconde señas de parir, la dice, y entrambos están conformes. Crióse tan soberana

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que de humanas perfecciones el caudal llegó a prodigios, pero no bastó a ser dote. Los peces en el agua, las fieras en el bosque, las aves en el viento y los hombres por luz la reconocen. D e luz tan inefable se ciñeron entonces las altivas cabezas de los hebreos montes que en fe de ser María, quien los da resplandores, al cielo oscurecieron. E l cielo me perdone. Y en los prados florecen por rosas soles, que a la vida que aguardan era breve la vida de las flores. Las puertas del infierno, que a tantos padres nobles oprimieron con sellos de misterioso bronce, en naciendo la N i ñ a , allá en lo más inmoble a temblar comenzaron de un parto sin temblores. E l cielo delibera dotarla en tantos dones que, a no quedarse en ellos, quedara el cielo pobre. Y en los prados florecen por rosas soles, que a la vida que aguardan era breve la vida de las flores. Porque estando Dios en ella, a las virtudes mandóles que asistiesen de excelentes,

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DE

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mas quedaron inferiores. Q u e es D i o s alma de María, y a su humanidad se encoge todo lo humano, que en ella todo honor posible es pobre. Y en los prados florecen por rosas soles, que a la vida que aguardan era breve la vida de las flores.

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191 E n una fiesta insigne se formó una rica nave, surcando, y dentro de ella al Santísimo Sacramento. Diose por asunto una letra que aparecía escrita: Navis institoris de, &c* [Romance] A l mar, al mar, esperanzas, que, cuando navega el cielo, no hay puerto como las ondas ni peligro como el puerto. N o siempre han de ser los votos suspirados para el suelo, que sobre mudables aguas sabe Dios vivir de asiento. Venid, y veréis un golfo tan parecido al sosiego que ya las riberas visten áncoras no, sino celos. Y a queda lejos la orilla, ya la nave de amor vemos traer pan (que es caro el a ñ o ) , y le trae desde muy lejos. U n o s su abundancia alaban, otros dicen del sustento

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* L a cita es del Libro de los Proverbios, 3 1 , 14: «Facta est quasi navis institutoris de longe portans panetn suum» ( « H í z o s e c o m o nave de m e r c a d e r , que trae su p a n de lejos»); refiérese a la buena esposa. v. 5 votos: promesas que antiguamente h a c í a n los marineros a N e p t u n o para viajar sanos y salvos p o r el mar. vv. 14-16 B o c á n g e l utiliza la cita de Proverbios que encabeza el p o e m a , y juega c o n los dos sentidos de p a n en este p o e m a : p a n c o m o sustento ( c o m i d a ) y pan m í s t i c o (sacramento). Es interesante la referencia c o l o q u i a l a que «es caro el año» en cuanto a la falta de pan.

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que no hay para dos bocados, y todos dicen lo cierto. M i r o a Dios, y no le miro, tan reducido a misterio que sé que le veo más en saber que no le veo. Seráficas plumas sirven a toda entena de velos, que al soplar de un Dios que inspira, se desmayaran los lienzos. Escalas fueron sus jarcias más que de Jacob, pues fueron instrumentos de que el hombre y Dios se hagan uno mesmo. N o ha de sulcar esta nave en vulgares elementos. Agua pide a nuestros ojos y a nuestros suspiros viento.

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v. 26 entena: véase 109; 8. v. 29 jarcias: los aparejos y cuerdas de u n b u q u e . vv. 29-30 A l u d e a la visión que tuvo Jacob de una escalera que llegaba hasta el C i e l o y p o r la cual los ángeles s u b í a n y bajaban (Génesis,

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192 E n la fiesta de Santo T o m á s de A q u i n o * Villancico ¿De d ó n d e venís, Tomás? Y a sé que del mundo no, que es desengaño, aunque patria, decir que de aquí no sois. Hombre angélico os llamaron, porque desde hombre os pagó alimentos de divino el mayorazgo de Dios. Tanta vuestra ciencia ha sido que a vuestras plumas debió lo evidente nuestra fe, sólo infalible hasta vos. Enfermo de la herejía, el mundo experimentó que hicisteis aciertos de ángel las venturas de doctor. E n plumas blancas y negras tanto el cielo os r e m o n t ó que las cogió desde el cielo para sus flechas amor. L o mortal en lo divino tanto en vos se acreditó que estuvo con vos lo humano, pero nunca en vos se vio. H u y a de vuestra alabanza la osadía de la voz,

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* L a fiesta de Santo T o m á s de A q u i n o , d o c t o r de la Iglesia, es el 7 de marzo, v. 5 Santo T o m á s fue llamado Doctor Angelicus; v é a n s e v v . 15-16.

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que las partes de T o m á s no caben en libros hoy.

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193 E n fiesta del mismo Santo Romance T o m á s : cuando el cielo os hizo (si son dos, T o m á s y cielo), extendió el brazo, aunque pudo sobrar el estudio a un dedo. Pues con el cielo anduvisteis tán valido de portento que el distinguiros de sí fue más hazaña que haceros. Fuisteis de D i o s tan retrato que a la luz de lo perfecto t e m i ó la humana hermosura parecer mancha en lo bello. Poblaron las ciencias todas, como patria, vuestro ingenio, siendo la fe, sólo en vos, casi toda entendimiento. Lejos de vos en lo humilde pintasteis a D i o s un lienzo, donde puso Dios las luces, porque os vio copiar los lejos. Pudiendo en lo religioso de la imitación valeros, no cupisteis en traslado, y os pasó el fervor a ejemplo. Tan clara en vos se ha escuchado la trompa del Evangelio que ya para no ser sabios aún no es disculpa ser necios. v. 20 los lejos: perspectiva (en la pintura).

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Perdonad el no alabaros como forzoso defecto, que a quien faltan vuestras plumas no se dan vuestros misterios.

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194 O t r o al mismo Santo [Romance] Pastores que de los Alpes bebéis franceses narcisos de las aguas, que le calzan los pies de corrientes grillos, decidme si en vuestras cumbres visteis un sol como un niño, que entre ser hombre y ser ángel gozó la edad de prodigio. Sabed que vengo a buscarle, confiado, aunque perdido, de que a ninguno le vengan señas de que sólo es digno. D e su nacimiento el día ignoro, aunque tengo indicios. Mas si m u r i ó , de su muerte bien sé yo que fue en domingo. Hábitos de sus virtudes (cándido honor del armiño) se vistió siempre, y pararon en hábitos sus vestidos. Cuantos admiran sus obras (que infinitas son) han dicho que son todas de discreto, mas no todas de entendido. Tan lejos de las vulgares finezas, con Dios fue fino, que en otro fueran disculpas los que él tuvo por delitos. Su caridad y su celo

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le formaron Sol divino, porque alumbrar con su fuerza no fue elección sino oficio. Y si estas señas no bastan a informar del bien que os pido, el no caber en ningunas es la mayor que os he dicho.

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195 E n la fiesta de la huida a Egipto del N i ñ o Jesús con su Santa Madre Villancico T a n cobarde valentía no la creyera de V o s , y que un hombre, y hombre y Dios, huir de un hombre podía. Q u i e n este rigor sabía, ¿por q u é no vino a nacer adonde se va a esconder, y no donde huye el rigor? Ay, que no sabes, pastor, lo que, huyendo, amor desea. Nace volando y huyendo pelea; con sus plumas avienta las llamas, y viste las flechas que matan de amor. Sobra el miedo en la hüida, que, en este rigor, no viene a peligrar, si le tiene en brazos la misma vida. Y si ha de ser permitida la muerte, y no por suceso, a m i juicio yo confieso que está de más el rigor.

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Ay, que no sabes, pastor, lo que, huyendo, amor desea. Nace volando y huyendo pelea;

v. 4 L a Sagrada F a m i l i a h u í a d e l rey j u d í o H e r o d e s que q u e r í a matar al j o v e n Jesucristo (Evangelio según San Mateo, 2, 13-15).

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con sus plumas avienta las llamas, y viste las flechas que matan de amor. Y a lo entiendo, y me es notoria la industria en l o retirado, que aún no tenía el pecado edad para su victoria; y, aunque le fuera de gloria vencerle en edad reciente, no quiso dar a su Oriente lo que pudo a luz mayor.

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Ay, que no sabes, pastor, lo que, huyendo, amor desea. Nace volando y huyendo pelea; con sus plumas avienta las llamas, y viste las flechas que matan de amor.

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Si dicen que por morir se nos vistió de mortal, ¿parecerá acaso mal de la muerte agora hüir?

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Y si es gana de vivir hüir de un mortal cuidado, no haberse mortalizado le hubiera sido mejor. Ay, que no sabes, pastor, lo que, huyendo, amor desea. Nace volando y huyendo pelea; con sus plumas avienta las llamas, y viste las flechas que matan de amor.

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196 C a n c i ó n que se escribió en el certamen del Santo Cristo de la Fe. Premióse en primer lugar. Fue el asunto celebrar la Congregación, que consta de doce hermanos y setenta y dos congregantes doctos, al modo y n ú m e r o del gremio de los Apóstoles y Discípulos de Cristo, cuyo instituto es volver por sus glorias y defenderlas de sus enemigos [Canción] Cuidado no menor, aunque segundo, de Dios, si todo en Dios no fue primero cuando a nuestro vivir ligó su vida; no fue estudio menor vencer el mundo, que ya la obstinación a r m ó de acero, con voz de doce trompas repetida —gloria en aquella edad sólo adquirida—, que agora nos ofrece por defenderla y conservarla agora no sólo en doce Atlantes, que atesora, porque en setenta Alcides resplandece, en cuyos hombros sabios de diamante se eternice su fe pura y constante. A este viviente erario Cristo fía la noble exaltación de sus trofeos, de sus injurias la fiel venganza. Fatiga y premio les ofrece un día, que quien a Dios dirige sus empleos goza la posesión en la esperanza; y, como en peso grave fiel balanza otro tanto subir hace su opuesta,

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v. 10 Atlantes: véase 137; 2 1 . v. 11 Alcides: n o m b r e que llevaba H é r c u l e s antes de empezar los doce trabajos; significa descendiente de A l c e o .

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cuanto ella al centro se profunda y yace de esta noble piedad, surge y renace de D i o s la gloria al orbe manifiesta, con que se aclamará de gente en gente, si infalible no más, más evidente. N o ya de fuerza material ceñidas (porque es caduca en fin su fortaleza) se ostentan estas basas oportunas; egipcias son colunas, guarnecidas de sacras letras, que t e n d r á n firmeza por doctas, aún mayor que por colunas. Espejos son de soles, no de lunas, en cuya ardiente esfera se repite la fe, el afán, el celo, amor, doctrina de la esfera apostólica divina; cuyo instituto en ésta se compite; a cuyas sacras y seglares herencias debes, oh hebreo v i l , a ú n evidencias. Pudo en crédito Dios de su defensa armar (cual ya le armó) ministro alado, de fuego y de rigor inexorable. Puede hoy ser, en venganza de su ofensa, m o m e n t á n e o sepulcro un mar airado, de quien sólo escapaste lo execrable. Pero con leyes Dios su ley estable, que más conducen que el cristal y el fuego, hoy se acrisola, en cuyo santo asilo o laves tanta mancha en tanto N i l o , o pierdas las disculpas a lo ciego; mirando que hoy repite Dios el cargo que firmó con su sangre a tu letargo. C a n c i ó n , si no ha quedado satisfecho tu asunto que se e m p e ñ a en alabanzas, pide, si tanto alcanzas, que el docto asunto abone tu derecho.

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v. 48 acrisola: acrisolar, « D e p u r a r , purificar en e l crisol p o r m e d i o del fuego, e l o r o u otros metales»

(Academia).

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197 M a n d ó al autor la R e l i g i ó n de nuestro Padre San Francisco describiese la vida del B . Fray Pedro de Alcántara; píntase parte de ella. Refiérense algunas personales del Santo* C a n c i ó n real N o las que coronáis las frentes bellas del árbol que siguió Febo humanado y J ú p i t e r respeta embravecido, humanas musas me asistid; aquellas, aquellas, sí, virtudes del sagrado trasunto de su padre, el escogido de Dios, antes que fuese al alto nido, a quien volvió tan bello como el ligustro cándido que deja el inocente cuello en aras toscas de villana reja, sin que en último agravio primer queja intime al prado que el estrago admira. Inspira, ¡oh tú!, m i lira, heroico Pedro. T e m p l a r é entre tanto con tu llanto feliz m i infeliz canto.

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E n sitio donde yace abril eterno, donde todos los meses son abriles, * San P e d r o de A l c á n t a r a : m o n j e franciscano ( 1 4 9 9 - 1 5 6 2 ) , r e f o r m a d o r de la O r d e n en E s p a ñ a . v. 2 A l u d e al m i t o de A p o l o (Febo) y Dafne; véase 5*. v. 9 ligustro: arbusto c o n hojas indivisas, a veces c o n flores blanquecinas en las ramas superiores. vv. 9-13 Ligera i m i t a c i ó n de n u e v o d e l c é l e b r e pasaje de C a t u l o , Carmine, X I , vv. 22-24: «qui illius culpa cecidit velut prati / ultimijlos,

praeter eunte postquam / tactus

aratrost»; véase 17; 5-8. vv. 17-26 Esta d e s c r i p c i ó n del locus amoenus se parece bastante a la d e l p o e m a 65 «A San J u a n en el desierto, describiendo el sitio»: « U n abril i n m o r t a l h o n r a su

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verde aplauso del sol, pompa del día, habitación también del duro invierno que ostenta melancólicos perfiles en espelunca breve, en cueva fría, palacio donde Pedro presidía a fieras, peces, aves, ya en montes a quien ciñen altos pinos de tan verde espesura, mas tan graves que al sol niegan auríferos caminos, ya en órganos corrientes cristalinos donde métrica plata de D i o s en alabanzas se desata; pues donde Pedro Santo está presente, sabe sentir de Dios lo que no siente.

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Seráfico pincel, divina pluma solicitan su forma esclarecida. A u n de la presunción huye la idea de tan alto volar, aun no es la espuma capaz venganza, n i al osar medida (tanto riesgo mis alas señorea). Mas, ¿cuál copia mortal no saldrá fea, Pedro, si le hace agravio igual, cuando traslada u n imposible el rudo como el sabio? ¿ Q u i é n mide un cielo en ámbito falible o puede comprender lo incomprensible? Bien que el temor será culpado extremo

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c l i m a . . . / S i n t é r m i n o s florece / la p r i m a v e r a allí» (vv. 4, 7-8), y t a m b i é n al locus amoenus del Retrato panegírico: «hay de verde esplendor una espesura / . . . / donde al p u e b l o de flores y verdura / n i abril requiebra n i su ausencia mata» (86; 193, 195¬ 96). T o d o s tienen sus o r í g e n e s naturalmente en la Égloga III, estrofa 8, de G a r c i l a so. v. 27 aurífero: «Cosa que lleva o r o , o está dorada. Es v o z P o é t i c a , y puramente Latina» (Autoridades). N i siquiera aparece en las obras de G ó n g o r a , s e g ú n

Alernany.

Autoridades cita u n verso de V i l l a m e d i a n a : «El a u r í f e r o T a j o , que derrama / fértil crystal en campos esparcidos (Obras poéticas,

f o l . 8 6 ) » , y J u a n de A r g u i j o u t i l i z a el

t é r m i n o en e l m i s m o c o n t e x t o c u a n d o describe a L i s b o a c o m o «el f i n d e l T a j o a u r í f e r o » (Obra poética,

ed. V r a n i c h ,

1 9 7 1 , p . 207). Puede

que

O v i d i o , Amores, I, 15: «cedat et auriferi ripa benigna Tagi!» (v. 34).

su o r i g e n sea

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si agravio tu poder en cuanto temo, así, aunque ofensa es mucha el reducirte a números, escucha. Fue la proceridad de su estatura alta con p r o p o r c i ó n , que a tan gran alma un alcázar de miembros fue decente. H i z o el rostro desdén a la hermosura, que, enemigo de sí, llevó la palma del propio amor que anida en lo aparente. Los ojos retirados de la frente tuvo en cárcel profunda, que es gran arte enfrenar los enemigos. N o confusión inmunda de cabellos sufrió, que son testigos de vanidad y de blandura amigos; que en lisa piel su trémula cabeza dibujó su pureza, y en rostro flaco y en cerviz rugosa se vio la primer vez flaqueza hermosa.

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La monda arquitectura de la vida, la estatua en que la muerte nos transforma era casi su talle macilento, que aun tuvo en sí la carne aborrecida. Los nervios penitentes de su forma sobre sus huesos fueron instrumento tan al concierto del vivir atento que jamás disonaron, siendo austero compás la penitencia. E n su rostro nevaron candideces a igual circunferencia —éstas fueron sus canas— la inocencia, la pureza, i n t e n c i ó n , piedad y celo, que, como era del cielo, le puso Dios en cándido distrito

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el sello para sí y el sobrescrito.

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v. 49 proceridad: altura. v v . 65-66 A d m i r a b l e s versos que subrayan la v i s i ó n e s c u l t ó r i c a y p i c t ó r i c a de la vida que tenía B o c á n g e l ; véase B l a n c o , 1988, p p . 2 0 3 - 2 2 .

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Tosco y breve sayal fue su vestido; vestido no, que en desnudez austera a decencias no más se v i o cubierto. N i porque a bocas ciento, roto, herido, nuevas defensas el sayal pidiera las c o n c e d i ó , porque mirando abierto su corazón a Dios y descubierto, al exterior ornato negó lo que a su pecho le negaba. A l s u e ñ o siempre ingrato, descansos en desvelos transformaba; ninguno o m o m e n t á n e o le hospedaba; fuerza en él, no elección del ser humano, sueño, pero no vano. Pues a no estar en D i o s su fantasía, jamás durmiera, porque en Dios vivía. Profesó, pues, tan próspera pobreza que sólo poseía la esperanza (aunque con Dios no hay esperanza sola). ¡ O h cuántas veces de mortal riqueza (caduca adulación) halló venganza con desprecio que el á n i m o acrisola! Y como süele rápida la ola que su ribera azota retroceder herida de la peña, con humilde escarmiento, bien que rota, tratable al marinero y halagüeña, si Pedro alguna vez miraba seña en sí de afecto deleitable humano, con rigurosa mano la quebrantaba, y la borrasca y pena traducía a quietud y a paz serena. Tanto llegó a tasarse el alimento que pareció su humanidad fingida. Su carne se quejó como olvidada, recibiendo el levísimo sustento

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v. 97 P l é t o r a de palabras c o n a l i t e r a c i ó n en «p», y, en m e n o r m e d i d a , en «s/z».

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de frágiles espigas, porque anida en ellas Dios con alta u n i ó n sagrada. Y aun, si no fuera el pan forma imitada de aquella blanca forma en que a Dios repetía sacrificios (dando en ellos angélicos indicios, pues en la acción absorto se transforma), aun el pan se negara, sustentado a invisibles beneficios; y aun la p o r c i ó n de su alimento rara pudo tener celosa al alma atenta cuando el cuerpo de espíritu alimenta. Mas, al tiempo que Pedro, atento y fino, hizo de su humildad divisa y gala, no supo Dios deber la recompensa. Banquete de sí mismo le previno, siendo otro Pedro dulce maestresala, que a tanto imitador tanto dispensa. Pedro, excedido de la lumbre inmensa, teme creer lo que mira, y teme, no creyendo, ser ingrato. Suda, pues, y suspira, de dos contrarios tímido el recato. Crece de Dios el beneficio y trato que, en su santa humildad aposentado, deja a Pedro endiosado, creyendo Pedro que, si Dios le vive, da Dios a Dios el culto que recibe. C u a n d o , erizado a golfos, Guadiana, presumiendo de mar, se vio furioso borrar la antigua ley de su ribera, de Pedro fue la planta soberana tridente fiel al piélago espumoso, el manto vela y Cristo la ribera. Pasmado, pero i n t r é p i d o , venera el c o m p a ñ e r o atento el gran prodigio, y sus estampas sigue incapaz al portento.

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¡Ea, c a m p e ó n de Dios, sulca y prosigue! C o n excesos de amor amor te obligue; callen del otro Pedro los favores, pues en ti son mayores, que entonces Dios su ley acreditaba, más contigo su amor cuando te honraba. ¿ Q u é mucho que, uniformes y obedientes, los elementos todos se dediquen (cuando furiosos más) a tu respeto, y que de nieve rígidos pendientes copos a ser tu hospicio se compliquen, mientras tratable el cielo y más perfeto a tu viaje da felice efeto? ¿Qué mucho que aquel monte que ardió con tal tristeza de tus hijos, Etna de su horizonte, enfrenase los v ó m i t o s prolijos, cambiando, al verte, en mansos regocijos las ondas de la llama? ¿ Q u é mucho que tu carne no padezca, aun difunta, si en ti la gente ha visto difunto un hombre cuando vivo un Cristo? C a n c i ó n detente, y esta ofrenda pía depon, adonde Pedro pisa altares, en urna que es de España fiel tesoro; que España goza a e m u l a c i ó n del día golfos de luz por Pedro, en quietos mares, porque yace en arenas puras de oro; esto en el suelo, que en empíreo coro, por arenas, estrellas besan sus pies, porque sus pies besando se acreditan de bellas. D i , canción, a sus hijos que gozando se están en su memoria, que su memoria es índice de gloria.

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LAURO (1638)

CÍVICO

[Portada] Lauro cívico al excelentísimo señor don Gaspar Alonso Pérez de G u z m á n el B u e n o , duque de M e d i n a - S i d o n i a , conde de N i e b l a , m a r q u é s de Cazaza en Africa, s e ñ o r de las villas de Huelva, etc., gentilhombre de cámara de su Majestad, y su C a p i t á n General del mar O c é a n o y costas de Andalucía. Ofrécele, por España agradecida en la reducción de la inquietud plebeya de Portugal, don Gabriel B o c á n g e l y Unzueta, bibliotecario de cámara del S e r e n í s i m o C a r denal Infante, C o n t a d o r de Resultas de su Majestad en su C o n t a duría M a y o r de Cuentas, y Cronista de estos reinos. A ñ o M.DC.XXXVIII.

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AL EXCELENTÍSIMO SEÑOR D U Q U E DE M E D I N A S I D O N I A , etc. 1

N o es e m p e ñ o (excelentísimo señor) de los aplausos el medirse con las glorias que solemnizan, y más cuando aquéllas en su generoso aumento se huyen de la esfera de posibles. Pero tampoco es fácil callar afectos que se conciben tan grandes, que más los vierte el pecho de incapaz que los desata la voz de suficiente. Las militares y políticas disposiciones, los esforzados y lucidos aciertos de Vuestra Excelencia, reducidos a prósperos fines, quietando las sediciones plebeyas de Portugal, en obediencia y blasón del mayor rey, han a ñ a d i d o a la prescrita fama de la gran casa y persona de Vuestra Excelencia tan alto renombre que a ú n se estrecha en las decencias del no mudo silencio, que le respeta. Ofreciendo, admirada y reconocida España, este Lauro cívico, que ministran festivas Musas y con que la a n t i g ü e d a d premiaba los inmortales conservadores de su patria, Vuestra Excelencia admita m i rendimiento, pues las disculpas, o luces de criado, serán realces de estos afectuosos borrones. Y guarde Dios a Vuestra Excelencia tan prósperos y largos años como merece. Besa la mano de V . E . su criado D o n Gabriel Bocángel y Unzueta.

1

D o n Gaspar P é r e z de G u z m á n , I X d u q u e de M e d i n a S i d o n i a , que h a b í a s u -

cedido al t í t u l o a la muerte de su padre d o n j u á n M a n u e l en 1636.

LAURO

CÍVICO

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(1638)

198* Nueva corona ofrece al duque España. C e r r ó de Jano el profanado Templo. Y a en sus aras pacíficas contemplo conservador y no sangriento a Marte. ¿A q u i é n triunfo mayor en esta hazaña hoy se vincula, o parte más divina (si ya no es la mayor cualquiera parte)? ¿A un rey, que tuvo un César de Medina por su augusto vasallo, a quien comete hidra mayor que la de cuellos siete? ¿ O a ti (duque m a g n á n i m o ) que pides, no los hombros, los riesgos sí, de Alcides, y armado de rigor grato el semblante, el acero envainado y victorioso,

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pronto, y de reservado, sólo ocioso, hiriendo, mas con fuerza reservada

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* E l Lauro cívico trata de las acciones d e l I X d u q u e de M e d i n a S i d o n i a en s u p r i m i r una p e q u e ñ a i n s u r r e c c i ó n portuguesa

que t u v o lugar en E v o r a y otros

p u e b l o s d e l A l g a r v e e n 1637 a causa de la i m p o s i c i ó n el a ñ o anterior de u n i m puesto

castellano m u y i m p o p u l a r (véase E l l i o t t , 1986, p p . 5 2 6 - 2 8 ) . E l conde-

duque de Olivares, pariente del duque, r e c i b i ó bastante c r é d i t o p o r haber o r g a n i zado una c a m p a ñ a tan rápida contra los rebeldes d e l A l g a r v e . Sobre el p o e m a y su c o n t e n i d o p o l í t i c o , véanse D a d s o n , 1979, p p . 3 3 - 4 9 y 1991, pp. 99 y 108. v. 2 E l T e m p l o de Jano, situado al norte del F o r o r o m a n o , se cerraba en é p o cas de paz, a b r i é n d o s e

las puertas en p e r í o d o de guerra. B o c á n g e l

empieza su

p o e m a c o n la paz restablecida. v. 10 L a hidra, a n i m a l c o n siete cuellos o cabezas que H é r c u l e s m a t ó en L e r na, es i m a g e n favorecida de B o c á n g e l c u a n d o habla de insurrecciones o h e r e j í a s contra la M o n a r q u í a española; véase, p o r ejemplo, 87; 154. v. 12 A l c i d e s ( H é r c u l e s ) , cuyos h o m b r o s soportaron el peso del orbe mientras Atlante le buscaba las manzanas de oro del j a r d í n de las H e s p é r i d e s .

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DE

BOCÁNGEL

(que más corta el consejo que la espada), hiciste al gran F i l i p o en Lusitania mayor que Carlos se hizo en Alemania? Y tú, conde sublime, que te añades acreedor y origen de este acierto, pues con dictamen bélico y experto las violencias a olivas persuades, y al general c a m p e ó n de Andalucía con tu elección laureles ocasionas, con que en otro G u z m á n G u z m á n blasonas, dime, dime, ¿en q u é parte de estas tres he de ver triunfando a Marte? Llegado ya la sedición había del v i l plebeyo, infestador de Luso, a ser ciega, y de ciega inobediente, cuando de España el árbitro y del día (pues domina sus ámbitos) dispuso alzar la regia vencedora frente en otra que la suya, fiel, retrata. Que si llamó el romano, por sólo la belleza del aspecto, simulacro de Alcides a Adriano, no del duque la efigie se dilata

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v. 17 Verso utilizado varias veces p o r B o c á n g e l en poemas de este tipo; v é a n se 30; 63 y 86; 989. v v . 18-19 A u n q u e comparar la s u p r e s i ó n de esta p e q u e ñ a i n s u r r e c c i ó n c o n las guerras ganadas en A l e m a n i a p o r Carlos V puede parecer exagerado, hay que tener en cuenta que en la d é c a d a de 1630 la C o r t e e s p a ñ o l a g o z ó de b i e n pocas victorias. v. 20 conde sublime: el c o n d e - d u q u e de O l i v a r e s , q u i e n m a n d ó a su pariente M e d i n a s i d o n i a que atacase a los

rebeldes portugueses en

el A l g a r v e , p r o v i n c i a

portuguesa que lindaba c o n sus propios estados en A n d a l u c í a . v. 23 B o c á n g e l hace u n j u e g o de palabras c o n el t í t u l o del c o n d e - d u q u e :

olivas

c o m o s í m b o l o de paz y p o r su parecido c o n el t í t u l o del c o n d e . v. 26 Se refiere al apellido familiar del c o n d e - d u q u e de Olivares y del duque de M e d i n a Sidonia: G u z m á n . v v . 3 2 - 3 3 R e f i é r e s e al rey Felipe I V en cuyos d o m i n i o s , se d e c í a , no se p o n í a el sol, pues se e x t e n d í a n por toda la tierra. v. 38 Adriano:

d é c i m o q u i n t o emperador de R o m a ; nacido en Itálica (Sevilla),

fue tenido p o r sabio y p o r general belicoso y austero.

LAURO

CÍVICO

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(1638)

sólo a exterior imagen de Filipo, que a Templo de su culto le anticipo.

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Llegó a Sanlúcar la alterada Fama, y el orden de Filipo a tiempo y tarde, que un corazón profético en su llama en lenguas encendidas habla y arde. Y como a ofensas de un amor helado es el calor de un sol mejor soldado, ciñe el duque, de un Cuarto Sol de España (haciendo en el Algarve fijo Oriente), los rayos que dominan la campaña, equivocando si es más alta prueba la que hace de soldado o de obediente, siendo en su sangre maravilla nueva, y en su valor exceso más glorioso, que, ceñido en campaña el noble acero, enfrenase su aliento belicoso, que el salir a los riesgos el primero, si bien dispuso en corrección tardía más victoria, si entonces se vencía. Apenas de Sanlúcar se divide cuando al parche y bastón obedecido tanto n ú m e r o agrega, tan lucido, q u e al s u e l o el d e t e n i d o sol se impide, si bien visos de acero y de colores

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v. 42 S a n l ú c a r de Barrameda era d o n d e el d u q u e de M e d i n a S i d o n i a t e n í a su palacio, y donde solía residir. v v . 4 8 - 5 0 R e f i é r e s e a Felipe I V , varias veces descrito p o r B o c á n g e l c o m o u n C u a r t o S o l o Planeta (véase, p o r ejemplo, 166; 8 5 - 8 8 ) . C o m o el rey es u n sol, así los rayos s e r á n c o m o su vista u ojos q u e m i r a n p o r la c a m p a ñ a ;

la i m a g e n se

complica u n p o c o m á s puesto que B o c á n g e l describe el sol que nace (en

el

O r i e n t e ) : p o r tanto, quiere decir que la vista del rey cubre todo el paisaje c o m o los primeros rayos del sol naciente i l u m i n a n todo el c a m p o . v. 61 parche: «Se llama t a m b i é n e l pergamino o p i e l c o n que se cubren las cajas de guerra. T ó m a s e alguna vez p o r la m i s m a caja»

(Autoridades).

v v . 6 2 - 6 7 Imagen algo c o m p l i c a d a y rebuscada

que quiere

decir que tanta

gente acude a la llamada m i l i t a r que tapa e l sol en e l suelo, aunque el resplandor («visos») de sus armas y armaduras da la i m p r e s i ó n de que el suelo se ha c u b i e r t o de flores (así «artificiales p r i m a v e r a s » ) , pero c o m o son flores humanas, son « r a c i o nales».

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DE

BOCÁXGEL

en relucientes armas y banderas, formando artificiales primaveras, le restituyen racionales flores.

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Sigúele turba heroica: va el que deja de oro los mares de Occidente arados, de quien fue tanta prora osada reja; van los que Italia súbdita produce guerreros, de su nombre defendidos, y españoles de sí no más armados. T a m b i é n el duque al portugués conduce, que aunque el castigo por su mano aguarda, menos viviera en sí que en quien le guarda. V a n , llamados de sí, los escogidos, y a la plebe marcial (que de la Fama jamás o y ó el metal) el sueldo llama.

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Pirámide Ayamonte se publica, en cuya plaza y belicoso imperio, en armas y en carácteres explica a todo Marte, el Hércules iberio. Y a es súplice el Algarve, ya se escucha la turba, sólo de rendida, mucha.

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Reparte puestos y promete honores, sitios inquiere, fuerzas examina, parte el bastón en tropas que destina, y el ser testigo educa vencedores. A todos oye, no creyendo a todos.

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v. 70 prora: proa. Autoridades nota que deriva del latín prora, « p o r c u y o m o t i v o m u c h o s escriben P r o r a » . v v . 7 8 - 7 9 B o c á n g e l demuestra a q u í unos c o n o c i m i e n t o s nada ingenuos sobre el posible patriotismo de las tropas bajo el mando del duque de M e d i n a Sidonia. v. 80 Ayamonte:

ciudad en la frontera c o n P o r t u g a l en la p r o v i n c i a de H u e l v a .

E l m a r q u é s de A y a m o n t e , p r i m o d e l d u q u e , t a m b i é n p a r t i c i p ó

en el ataque al

Algarve. v. 83 iberio: forma, rara y p o é t i c a , de ibero. v v . 84-85 A l darse cuenta del e j é r c i t o que se estaba formando contra ellos, los portugueses empezaron a pedir la paz. vv. 86-89 Cfr. 87; 2 0 9 - 1 2 : « T r i u n f a c o r t é s y expende agradecido / al n o b l e cargos y al h u m i l d e dones; testigo los a r m ó soldados».

/ reconoce

valientes, p r e m i a osados, / que

el ser

LAURO

CÍVICO

(1638)

Explora intentos y medita modos. Gasta (siendo exquisita pesadumbre al uso liberal de aquella mano que se haya vuelto el mérito costumbre). Jamás su mesa pretendida en vano fue del soldado, mérito fue verla: sólo en ella no cupo pretenderla. N i solo expugnador de corazones (gran general) te ciñes del acero, que cristiano y político te opones al, más que en fuerza, en ignorancia fiero. Las armas de D e m ó s t e n e s esgrimes, con que al cautivo en sí, de sí redimes. A p o l o fuiste, Oriente fue Ayamonte en cuya luz desvanecido yace el vulgo portugués, v i l Faetonte, si no pavón que círculos deshace, no a sus pies, que soberbia Fénix fuera si él mismo de sí mismo se venciera. Yace a tus plantas, generoso duque, su ambición, no su vida conservada, que en la cinta le supo herir tu espada. Y porque el miedo, y el amor, eduque en él firmezas de vasallo fieles,

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v. 101 R a r o ejemplo de h i p é r b a t o n extremado en B o c á n g e l : «al fiero m á s en ignorancia que en fuerza». v. 102 Demóstenes:

c é l e b r e orador ateniense, llamado p o r algunos e l p r í n c i p e

de los oradores. A n i m ó en sus oraciones a sus c o n c i u d a d a n o s a dejar e l o c i o y el vicio, y c o n s i g u i ó que una n a c i ó n

de ciudadanos afeminados e i n d o l e n t e s se

convirtiera en una banda de patriotas, deseosos de defender las libertades de su país. v v . 104-09 U n a compleja red de i m á g e n e s que tienen que ver p r i m e r o c o n el sol ( A p o l o ) y su h i j o Faetonte, que quiso llevar e l carro solar; v é a s e 2; 1 6 5 - 6 8 . L u e g o se pasa al p a v ó n y su rueda de plumas («que c í r c u l o s d e s h a c e » ) , i n t r o d u c i e n d o el t ó p i c o de la rueda tan bella y los pies tan feos del p a v ó n (cfr. G ó n g o r a , Romance 48: «y n o se vaya p o r pies / la hermosura d e l o r b e » [vv. 107-08]). F i n a l mente, e l poeta i n t r o d u c e al F é n i x , ave que renace de sus propias cenizas. L a referencia a Faetonte nos recuerda que este m i t o fue empleado a m e n u d o e n el s. X V I I , c o m o s í m b o l o d e l hijo o vasallo que se rebela c o n t r a su padre o s e ñ o r ; la desobediencia llevaba naturalmente a u n fin t r á g i c o .

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OBRAS COMPLETAS

DE

BOCÂNGEL

culpas de obstinación, amando impeles, siendo el amago fiero, el golpe amante. Así F i l i p o agora te agradece (en el cívico Lauro que te ofrece) sus opuestos, enteros y vencidos (los propios, mueran sólo de rendidos). N o es guerra de contrarios la de reos. Juntaste al santo el militar estilo, no sólo perdonando, sino haciendo que el p e r d ó n adquiriesen mereciendo, con que el plebeyo portugués, el vano, en vez del golpe te debió la mano, dejándole de culpa infiel ajeno no sólo perdonado, sino bueno. ¿Piensas que acaso J ú p i t e r dispensa los truenos siempre, alguna vez los rayos? Es que u n D i o s , para herir, estudia ensayos, que el vengarla es medirse con la ofensa. E n fin, venció su obstinación tu fuego, con furor no violento, mas templado, porque delito que enfermó de ciego se cura con dejarle iluminado. Seis que lo fueron, ya no son cabezas, en cáñamos infames sufocados. Los cómplices, en áspero ejercicio a cárceles de abeto destinados, lavarán menos culpa en muchos mares, reduciendo el estrago a beneficio. A c l a m a r á n l e dos naturalezas: de piedad al gran duque, y de castigo. T e n d r á el ejemplo (no el horror) altares.

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v. 118 lauro: «Lo m i s m o que L a u r e l . Ú s a s e solo en el sentido m e t a f ó r i c o , p o r p r e m i o , t r i u n f o o alabanza»

(Autoridades).

Obsérvese c ó m o Bocángel

consigue

i n t r o d u c i r a q u í el t í t u l o de su p o e m a . v v . 137-38 Juego de palabras algo macabro c o n cabeza c o m o parte del cuerpo y cabeza c o m o jefe de la r e b e l i ó n . L o s cabecillas de la i n s u r r e c c i ó n fueron degollados. v v . 139-40 O t r o s fueron mandados a las galeras c o m o castigo.

LAURO

CÍVICO

(1638)

Lusitania será inmortal testigo de que es su edad la edad de su respecto. H o y , con glorioso asegurado efecto, el andaluz C a t ó n verá su espada, verá su fiel O l i v a respetada, y de vasallos y de aciertos lleno, el Sol de España reinará sereno.

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v. 149 el andaluz Catón : e l d u q u e de M e d i n a S i d o n i a c o m p a r a d o a C a t ó n e l C e n s o r , soldado valeroso que l u c h ó contra A n í b a l y Cartago. v. 150 O t r a vez, B o c á n g e l hace u n j u e g o de palabras c o n el t í t u l o d e l c o n d e duque: «verá su fiel Oliva respetada». v . 152 R e f i é r e s e a F e l i p e I V , cuarto de los F e l i p e s c o m o e l s o l es e l cuarto planeta del sistema p t o l o m a i c o .

EL RETRATO, SILVA N U P C I A L (¿1638-1639?)

[Portada] El retrato, silva nupcial, por don Gabriel B o c á n g e l y Unzueta, bibliotecario de cámara del Serenísimo Cardenal Infante, Contador de Resultas de su Majestad en su C o n t a d u r í a M a y o r de Cuentas, y Cronista de estos reinos. E n el desposorio de doña Jerónima de M a l d o n a d o , su prima, hija de A g u s t í n de M a l d o n a d o del Consejo de su Majestad, su Secretario y oficial mayor en la Secretaría de Guerra, c o n Juan de Cetina, segundo oficial de la Secretaría propia, y Secretario del e x c e l e n t í s i m o señor Almirante de Castilla, general de los ejércitos de su Majestad en España, etc., gran defensor de su religión y de su m o n a r q u í a . 1

1

C o m o vemos p o r la portada de El retrato , el p o e m a fue escrito para celebrar la

boda de J e r ó n i m a de M a l d o n a d o (prima d e l poeta) c o n J u a n de C e t i n a (secretario del A l m i r a n t e de Castilla). Desafortunadamente, no lleva fecha de i m p r e s i ó n , y n o he p o d i d o encontrar la fecha de esta boda, pero es m u y probable que tuviera lugar entre los a ñ o s 1638 y 1639. Estas fechas c o n c u e r d a n c o n los puestos que nuestro poeta, casi c o n j a c t a n c i a , d e c l a r ó poseer en aquel t i e m p o y que aparecen escritos tanto en este p o e m a c o m o en el Lauro cívico impreso en 1638. B o c á n g e l o b t u v o el puesto de C r o n i s t a R e a l en 1637, y en 1639 s u b i ó

desde C o n t a d o r M a y o r de

Cuentas hasta ser C o n t a d o r de Resultas. S e g ú n la portada de El retrato , para entonces t o d a v í a estaba en la C o n t a d u r í a M a y o r de Cuentas. T a m b i é n hay que tener en cuenta las referencias al A l m i r a n t e de Castilla y sus acciones valerosas c o n t r a los franceses, que han de ser el levantamiento del asedio de F u e n t e r r a b í a , o c u r r i d o en septiembre de 1638; véase abajo nota del verso 1.

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DE

BOCÂNGEL

199 E l Retrato Silva N u p c i a l * E n tanto, gran E n r í q u e z , que a tu frente (dos veces impedida

* D o s son las Silvas, de las que B o c á n g e l c o m p u s o , que han llegado a n o s o tros: ésta y la Silva trágica que se e n c u e n t r a c o m o parte de la Primera

declamación

castellana (poema 211). G a r c í a de Salcedo C o r o n e l , gran a m i g o de nuestro poeta, se refiere en Cristales de Helicona, M a d r i d , 1650, a otra Silva nupcial de B o c á n g e l , desgraciadamente p e r d i d a : « R e s p o n d e a una Silva que d i r i g i ó al A u t o r D o n G a b r i e l B o c á n g e l , escrita en las bodas de los S e ñ o r e s D o n l u á n G i r ó n del C o n s e j o de su M a g e s t a d en el R e a l de las O r d e n e s , su A p o s e n t a d o r M a y o r , y G e n t i l h o m b r e de la C á m a r a d e l E m p e r a d o r , y D o ñ a C a t a l i n a Venegas y C ó r d o b a »

(fol. 42r).

C o m o vemos en esta estrofa, Salcedo C o r o n e l sabía imitar m u y b i e n el estilo de su amigo: T u solo, pues, tu solo, (si no p r i m e r o , no segundo A p o l o ) D o n G a b r i e l , c u y o m a y o r renombre se incluye en la grandeza de tu nombre m i torpe mano generoso alienta, liberal tu favor al pecho inspira porque alterne m i plectro modulante las consonancias de tu acorde Lira (fol. 42r-v). La Silva de B o c á n g e l u t i l i z a estrofas irregulares c o n una m e z c l a de versos e n d e c a s í l a b o s y h e p t a s í l a b o s , siguiendo el modelo establecido p o r G ó n g o r a

en la

Soledad Primera. v. 1 E l p o e m a e m p i e z a c o n una especie de dedicatoria al A l m i r a n t e de C a s t i l l a , J u a n A l f o n s o E n r í q u e z de C a b r e r a . O b s é r v e s e c ó m o en la portada le llama « g e n e r a l de los e j é r c i t o s de su Majestad en E s p a ñ a , gran defensor de su r e l i g i ó n y de su m o n a r q u í a » . E n septiembre de 1638 el A l m i r a n t e l e v a n t ó el asedio de F u e n terrabía. E l r e c i b i ó p o c o r e c o n o c i m i e n t o p o r esta gran

hazaña,

mientras

que

Olivares, que no h a b í a salido de M a d r i d durante la crisis, fue alabado sobremanera. B o c á n g e l c o n o c e r í a personalmente a J u a n A l f o n s o E n r í q u e z mediante su contacto c o n los dos Infantes, C a r l o s y F e r n a n d o ; e l A l m i r a n t e y el Infante C a r l o s h a b í a n intrigado contra Olivares durante la d é c a d a de 1620. Es posible, p o r tanto, que El retrato, c o n sus francas alabanzas d e l A l m i r a n t e y sus é x i t o s militares ( v é a n s e abajo

EL RETRATO

(¿1638-39?)

de olivas y laureles vencedores) el ocio se consiente, por dar a nuevo afán, segunda vida, enjuga de Belona los sudores al dulce ventilar del aura pura, no de vulgares vientos, de suspiros sí, atentos, que dedica un garzón a una hermosura, y hoy en dulce trofeo traduce amor a lazos de H i m e n e o . Agora sólo atiendas a designar a España nuevas glorias en sangre noble del francés teñido, amor te ruega que las armas pendas, pues los sosiegos te darán victorias, que tu fuerza aún fulmina reservada. N o será del postrado hoy reluciente crédito la espada, que es sobrada la herida en quien fue ejecución lo deslumhrado. C o m o a deidad el ruego te convida, A m o r , como soldado, cuando ciego, al batir de unos ojos soberanos, bronces derriba introduciendo fuego,

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v v . 13-15), fuese una c o n t r i b u c i ó n p o r parte de B o c á n g e l para darle el c r é d i t o que m e r e c í a . Sobre todo esto, véase D a d s o n , 1991, pp. 9 7 - 1 0 0 . v v . 2-3 Es posible que estos versos escondan una c r í t i c a a la p o l í t i c a supuestamente negativa perseguida p o r Olivares hacia el A l m i r a n t e : «Dos veces i m p e d i d a de olivas», donde 'olivas' = Olivares (juego de palabras, c o m o o c u r r i ó en el Lauro cívico, v v . 23 y 150). v. 6 Belona: diosa de la guerra; véase 86; 322. v. 12 Himeneo: dios de las nupcias. v v . 13-15 A l u d e al reciente triunfo d e l A l m i r a n t e c o n t r a los franceses en el asedio de F u e n t e r r a b í a . v. 23 Frase predilecta de B o c á n g e l : deidad/ruego . v. 24 Amor: C u p i d o ; soldado, puesto que hiere c o n sus flechas; ciego, porque tradicionalmente se pinta al amor c o m o u n n i ñ o c i e g o . v. 26 Cfr. G ó n g o r a , Polifemo: « q u e en sus paladiones A m o r c i e g o , / sin r o m per m u r o s , i n t r o d u c e f uego» (vv. 2 9 5 - 9 6 ) . L a referencia es al caballo de madera que los griegos i n t r o d u j e r o n en T r o y a ; las tropas escondidas dentro luego p r e n d i e -

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DE

BOCÁNGEL

y, por ser manos todo, está sin manos. Escucha con los ojos, pues, un rato un orador de luces, un retrato. Sabio pintor, desata, no del sangriento múrice las venas, ni en golfo de azucenas tersos desdenes de la nieve y plata; dibuja la vergüenza de emprender tanto asunto, aunque te venza, porque aquí los colores que a la vergüenza salen son mejores. Sea a los dos el riesgo dividido, que tú no bastas a copiar mirando, porque desvanecido a tanta vista tarde verás lo que la mano dista del conceto aprendido, desengañado del pincel más blando; ni yo, aunque más presuma retraer tanta idea c o n la pluma, podré con torpe mano trasladar la a r m o n í a que reside en el rostro soberano. T u y o el pincel, la observación sea mía, y aun en partido riesgo considero daño a los dos entero. Para honor del cabello, no elijas el tesoro del sol en llama del metal en oro; mezcla los dos, le formarás más bello. R e m e d a astuto la estudiosa abeja,

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r o n fuego a la c i u d a d . E n el c o n t e x t o d e l amor, es una referencia m á s b i e n a m b i gua, puesto que significa el e n g a ñ o . v v . 2 8 - 2 9 M e z c l a g o n g o r i n a de los sentidos: se escucha la p o e s í a , se m i r a una p i n t u r a / u n retrato. A q u í pide al A l m i r a n t e que « e s c u c h e » c o n sus ojos su retrato n u p c i a l , c o m o si fuera u n orador de luces (por los colores que salen d e l cuadro). v. 31 múrice: c o l o r de p ú r p u r a ; véase 87; 4 1 . v. 52 E m p i e z a la d e s c r i p c i ó n de d o ñ a J e r ó n i m a c o n el cabello, naturalmente del c o l o r de o r o .

EL RETRATO

(¿1638-39?)

cuando, si mano osada su labor interrumpe atesorada, el jugo a medio hilar turbada deja, ni miel ni flor, y, roto el dulce estilo, enreda sobre un tronco el rubio hilo que el sol quilata luego (oro mejor) con rúbricas de fuego. Para la frente (liso honor del cielo) no invoques el j a z m í n (del alba afeite), que aunque es bello el jazmín, nació en el suelo; aspira a más acierto, a más deleite, pintando una azucena desmayada en su frente nevada, como que no pudiendo su blancura copiar, como inferior, lo que procura, p i d i ó a aquel parasismo, a aquel desmayo, que la diese el candor que ignora el mayo. Si a los orbes turquíes de sus ojos osares el pincel desvanecido, de quien sólo no son muertos despojos, necios descuidos a lo ciego asidos, pinta al amor confuso, que en dos esferas su eficacia puso, y queriendo formar azules cielos, de verse en dos mitades, arde en celos.

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Si a los pomos, por quien fuera hortelano segunda vez Alcides, si a las mejillas semejanza pides, v v . 6 4 - 7 3 D e s c r i p c i ó n de su frente. Es difícil saber hasta q u é p u n t o hay que t o m a r en serio estas descripciones. M e parece que hay una fuerte dosis de i r o n í a que corre p o r debajo de la superficie de las descripciones, p o r otro lado c o m p l e t a mente estilizadas y estereotipadas. Si la frente n o es j a z m í n , entonces que sea una azucena « d e s m a y a d a / en su frente n e v a d a » . Es difícil imaginarse a u n B o c á n g e l escribiendo estos versos sin darse cuenta de lo trillados que resultan. vv. 74-81 turquí: «que se aplica al c o l o r azul m u i subido, tirante a n e g r o »

(Au-

toridades). E n estos versos se describen los ojos de d o ñ a J e r ó n i m a . v v . 82-91 D e s c r i p c i ó n de las mejillas y la nariz; a l u s i ó n al d u o d é c i m o trabajo de H é r c u l e s (Alcides), que fue mandado a coger las manzanas de oro del j a r d í n de las H e s p é r i d e s ; de ahí la referencia, algo i r ó n i c a , a H é r c u l e s c o m o hortelano.

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de los pomos serás Tántalo vano, cuyo crédulo intento burla será, será ilusión del viento; si la hermosa nariz proporcionada, estoque de marfil, de vidrio espada, a tus plumas sus iras no promete defendiendo aquel vivo ramillete. N o atrevas a su boca el vulgo de claveles, que el sol naciendo de carmín retoca, siendo los rayos de su luz pinceles. Compara un labio con el otro labio, que solo así no los harás agravio. E n su cándido cuello transparente es plebeya lisonja lo nevado. Dibuja un copo medio desatado del Apenino en su virgínea frente, cuando, ni bien caliente, ni bien helado, le liquida A p o l o , lascivo juego del galán E o l o .

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v v . 8 5 - 8 7 L a m e n c i ó n de pomos lleva al m i t o de T á n t a l o , condenado a padecer eternamente sed y h a m b r e . Fue c o l o c a d o e n agua hasta la c i n t u r a y bajo u n á r b o l cuyos frutos p e n d í a n sobre su cabeza. C u a n d o intentaba c o m e r los frutos, soplaba el viento repentinamente y la rama c o n los frutos se elevaba p o r e n c i m a de su cabeza. v. 89-91 Interesantes metáforas para la nariz, ambas marciales; p o r tanto, la referencia a «iras» y « d e f e n d i e n d o » . v v . 9 2 - 9 7 D e s c r i p c i ó n de la boca y los labios, c o n las habituales referencias a claveles y los rayos matutinos del sol. v v . 9 8 - 1 0 4 D e s c r i p c i ó n de su cuello; escondida referencia en el v. 98 al cuello c o m o cristal de roca, p o r su transparencia, m e t á f o r a tradicional para el cuello. v v . 102-03 A p o l o , el sol, que calienta la «nieve» de sus facciones, derritiendo u n « c o p o [de n i e v e ] » (medio desatado de los A p e n i n o s ) ; es decir (creo), la nieve o frialdad de la dama de vez en cuando se convierte en agua o lágrimas, que caen p o r su cara. v. 104 E o l o , dios de los vientos y las tormentas. E n esta instancia, el causante del enfado de la dama, sus humores cambiantes, tal y c o m o se cambia la d i r e c c i ó n o fuerza d e l v i e n t o .

EL RETRATO

(¿1638-39?)

Aquella parte bella que confina del pecho a la garganta (si ya tu astucia es tanta), de plata la dispon, oculta mina, si lecho no, del alba, a quien j a z m í n y azar son muda salva. Si la mano a la mano atreves bella, Fénix de la blancura, di, que fuera, a no tener nevada compañera. Y de las puntas que formó una estrella acicalada de la noche al hielo, el resplandor al cielo hurta, y dile a la aurora que Gerarda los lilios la mejora. E l talle, la estatura, la p r o p o r c i ó n , la majestad, la risa (rayo sin trueno que en el golpe avisa), ni en sí caben, ni caben en pintura. Así dibuja su exterior belleza, mas del alma el concento y la armonía ni en el pincel cabía, si se hiciese el pincel naturaleza. Goza en herviente edad maduro seso, y con un alto ingenio gran reposo. U n no pesado hablar, siempre con peso; cuidado sólo en conservarle ocioso. U n arte, que no es arte. U n acierto en obrar que no es ventura, y un agrado que funda otra hermosura.

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v v . 1 0 5 - 1 0 D e s c r i p c i ó n de la garganta y d e l busto de la dama, de n u e v o de c o l o r blanco o plateado. v. 109 A l b a en sus dos sentidos, probablemente, de aurora y de blancura. v v . 111-18 D e s c r i p c i ó n de las manos y los dedos de d o ñ a J e r ó n i m a . C r e o que «puntas» a q u í significa dedos. v. 127 E m p i e z a ahora u n c a t á l o g o de sus cualidades. v. 131 Cfr. 102; 9: «El arte es superior, pero sin arte». v. 132 Cfr. 102; 10: «el i n g e n i o es acierto y no es v e n t u r a » .

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BOCÁSGEL

D e tantas partes no presume parte. R e c á t a s e divina, obliga humana. Su agrado, sólo a la decencia fía, cual Venus casta, que aunque anuncia el día (del sol hermoso cómplice brillante), t a m b i é n del prado estrella, más amada que amante, rayos de nácar vierte, rosa bella, siendo del cielo reluciente rosa y estrella de las selvas olorosa. Esta, pues, virgen flor, que fruto vea el vínculo legal, hoy se traduce (suerte y m é r i t o sea) de un joven a los brazos, porque luce en él tanto su estrella (aquí todo su m é r i t o se arguye) que o pudo, o supo, o llega a merecella, tan debida a su amor y a su firmeza que el cielo no le da, le restituye, expugnada a constancias tal belleza.

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D é b a o s ( ¡ o h gran s e ñ o r ! ) h a d o tan diestro,

pues al dictamen vuestro, bebiendo alientos y calzando plumas, lo vencedor hurtó, copió lo osado. Y a vos, fijo el semblante,

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v. 134 Cfr. 102; 12: « D e tantas partes no presume parte». v v . 137-38 E l planeta V e n u s se suele ver p o r la m a ñ a n a temprano, j u n t o c o n el sol naciente. v v . 139-43 A s o c i a d a c o n V e n u s y dedicada a ella es la rosa roja. S e g ú n la trad i c i ó n , V e n u s se p i n c h ó en una rosa blanca y las gotas de sangre que c a y e r o n la c o n v i r t i ó en roja, desde entonces flor dedicada a ella. A u n q u e B o c á n g e l la llame « V e n u s casta», las i m á g e n e s que e m p l e a s o n todas asociadas c o n la p a s i ó n y e l amor. v. 140 Cfr. 2; 614: «ignórase si amante m á s o a m a d o » . v v . 144-53 Esta estrofa, al i g u a l que la ú l t i m a parte de la anterior,

recuerda

fuertemente ideas e i m á g e n e s utilizadas en la Fábula de Leandro y Fiero, escrita unos diez a ñ o s antes. O b s é r v e n s e la referencia a la n o v i a c o m o « v i r g e n flor» ( H e r o ) , la boda c o m o « v í n c u l o legal» (2; 625: «al c o n s o r c i o legal»), las referencias a «estrella» (v. 148) y «cielo» (v. 152), palabras asociadas en la Fábula c o n el destino fatal de los dos amantes.

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calificó hidalguías en el vuelo, con que intrépido amante, logrando dichas sumas, de amor consigue el pretendido cielo. D e Dafne, pues, la fugitiva planta (gran Enríquez) que sube altivamente a ceñir vuestra frente, dé lugar a esta hiedra que se planta a su pie generoso, y entretejida al tronco vigoroso, no ya del sol, del tiempo fugitiva, dure, medre, fructúe, crezca, viva.

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v v . 159-62 Posible a l u s i ó n al m i t o de ¡ c a r o , c o n las referencias a «vuelo», « i n t r é p i d o a m a n t e » , « p r e t e n d i d o cielo». A l m i s m o t i e m p o , la frase « i n t r é p i d o a m a n t e » nos recuerda la d e s c r i p c i ó n de L e a n d r o en la Fábula: « D i m e de a q u e l i n t r é p i d o y constante / j o v e n » (2; 9 - 1 0 ) . D e n u e v o , s o n e x t r a ñ a s alusiones negativas en u n p o e m a que celebra una boda. v. 163 E l poeta pide al A l m i r a n t e de Castilla («gran E n r í q u e z » ) que d e p o n g a «la fugitiva planta de Dafne», es d e c i r el laurel v i c t o r i o s o que le c o r o n a la frente, a favor de la hiedra, es decir los dos j ó v e n e s amantes entrelazados c o m o hiedra a u n á r b o l . E n el c o n j u n t o de los versos 1 6 3 - 7 0 , las referencias y alusiones s o n a m b i guas. P o r u n lado la hiedra representa constancia en e l amor, y así es utilizada a q u í ; sin embargo, la alusión a Dafne y el laurel nos recuerda el m i t o de A p o l o y Dafne, el m i t o p o r antonomasia de la f r u s t r a c i ó n d e l amor, de la i m p o s i b i l i d a d de a m o r . O b s é r v e s e t a m b i é n c ó m o la hiedra, «la fugitiva planta de Dafne», es fugitiva «no ya del sol» (es decir, A p o l o ) sino del t i e m p o . Esta a m b i g ü e d a d recorre realmente todo el p o e m a : referencias a L e a n d r o y H e r o ( a d e m á s de las ya apuntadas, o b s é r v e s e el uso de «garzón» en e l v. 10; L e a n d r o es «el g a r z ó n de A b i d o » ) , a Icaro, a T á n t a l o , a A p o l o y Dafne, al caballo de madera y la d e s t r u c c i ó n de T r o y a , etc. S o n a l u s i o nes y referencias que c h o c a n en u n a Silva nupcial pensada, supuestamente,

para

celebrar la boda entre J e r ó n i m a de M a l d o n a d o y J u a n de C e t i n a , y es difícil i m a g i nar que B o c á n g e l no se diera cuenta de la i n c o m p a t i b i l i d a d entre el tema y muchas de las alusiones clásicas que l o sostienen. v. 17 0 medre: medrar, crecer, aumentarse; fructúe: fructuar, v e r b o f o r m a d o a partir de fructuoso; no aparece n i en Autoridades n i en

Alemany.

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BOCÁNGEL

200 Descripción de la boda de m i señora doña J e r ó n i m a de Maldonado con Juan de Cetina* Belisa, si has de casarte, Dios de su cura te tenga. O y e , y verás que las bodas son Troya de las doncellas; verás que el fuego de amor no sólo a los novios quema, mas, inquietando los barrios, los hace jurar de yesca. E n M a d r i d diz que vivía una dama muy hermosa dotada en doncellería, mas un galán mariposa la venció como porfía. C e g ó el galán, que no es malo cegar en tal ocasión,

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* A a ñ o s l u z de El retrato en cuanto a su estilo y t e m á t i c a , aunque le a c o m p a ñ a c o m o e p i t a l a m i o , este r o m a n c e

es el ú n i c o p o e m a b u r l e s c o que e s c r i b i e r a

Bocángel. v. 1 Belisa suele ser p s e u d ó n i m o , vía anagrama, para Isabel. v. 4 Troya: asediada p o r los griegos durante diez a ñ o s ,

finalmente

c a y ó des-

truida p o r las llamas. v. 8 yesca: « m a t e r i a m u y seca, y preparada, de suerte que c u a l q u i e r chispa de fuego p r e n d e en e l l a . . . M e t a f ó r i c a m e n t e se t o m a p o r e l i n c e n t i v o de c u a l q u i e r p a s i ó n , u afecto»

(Autoridades).

v v . 9-13 E n esta quintilla B o c á n g e l hace una parodia del famoso pliego suelto sobre la Renegada de Valladolid: « E n V a l l a d o l i d v i v í a / u n a dama m u y h e r m o s a / dotada en s a b i d u r í a » . Para i n f o r m a c i ó n sobre e l p o e m a y su p o p u l a r i d a d en la é p o c a , v é a n s e A l o n s o C o r t é s , 1955, v o l . II, p p . 167-73, y W i l s o n , 1961, p p . 16 y 20. vv. 14-18 O t r a quintilla dentro del romance.

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pues le alcanzó con el palo, que hay palos de maldición y otros hay que son regalo. Prosigue m i romance. Erase esta novia bella en lo que toca a su cara y, en cuanto a sus greñas, fea

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Pensamiento consentido tuvo su cara de estrella, y para sol le faltaron en la consulta dos hebras. E l novio de regadío es tan hombre por las señas que se vistió la estatura de la dicha que se lleva. Alcanzóle el premio rubio de una esperanza tudesca, con que el armiño cercado fue coral de su vergüenza. Pero vamos a otra cosa, que ya la sala me espera con tantos soles que sólo tuvo de luna lo llena.

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v. 16 palo: palo de ciego, «El golpe grande, dado c o n el p a l o . D í c e s e p o r q u e el ciego, c o m o da a tiento, descarga c o n furia el golpe»

(Autoridades).

v. 18 palo de regalo: hay tantos significados para palo que resulta difícil saber a c u á l se refiere el autor en este verso. T a l vez sea en el sentido de una de las cuatro clases de que se c o m p o n e la baraja de naipes. v. 26 hebras: las hebras d e l sol, es d e c i r sus rayos, que a q u í q u i e r e n d e c i r los cabellos de la n o v i a . v. 32 tudesco: a l e m á n ; supongo que a q u í t e n d r á que ver c o n la idea de que t o das las alemanas s o n rubias (véase el v . 31). T a m b i é n hay que s e ñ a l a r que en la é p o c a los alemanes t e n í a n fama de borrachos; en este caso la «esperanza» d e l n o v i o consistiría en emborracharse, de ahí la v e r g ü e n z a del v. 34. v. 33 armiño cercado: « t i é n e s e p o r s í m b o l o de la pureza, pues p o r no manchar su p i e l se deja coger de los cazadores»

(Autoridades).

v. 34 coral: c o l o r rojo en contraste c o n el blanco d e l a r m i ñ o , c o l o r causado en este caso p o r la bebida. v v . 3 7 - 3 8 N ó t e s e a q u í la a l i t e r a c i ó n : «tantos soles que sólo» (s-o-1) y «luna lo llena» (1-n).

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DE

BOCÂNGEL

N o hay almohada sin r o p ó n , mantos de cristal se huellan, siendo en cristales y mantos parabienes de Venecia. Allí dan lugar, allí se matan a reverencias, allí a cántaros preguntan, y allí responden a señas. Conversación de retratos hacen los barbados, vueltas las caras de dos en dos en sus cuadros de baqueta. Allí se gobierna el mundo cuando allá se desgobierna; hablan quedito en la alcoba y en la antesala bostezan. M u c h o s van a prisa a nada, y medio de la carrera se pregunta d ó n d e van por que ellos mismos lo sepan. Pero de ésta va gran ruido; llegó el Almirante: enciendan; entra por la novia: salgan; el teniente lee: paciencia.

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v . 39 ropón: « R o p a larga, que se p o n e suelta regularmente sobre los d e m á s vestidos» (Autoridades). v. 4 0 hollar: «Pisar, apretar alguna cosa c a m i n a n d o , o p o n i e n d o sobre ella las plantas» (Autoridades). v. 42 Venecia: ciudad italiana famosa p o r su cristalería (cristal de M u r a n o ) y tejidos. v. 48 barbados: a d e m á s de significar al que tiene barbas, puede tomarse c o m o substantivo: h o m b r e ; t a m b i é n , en la G e m i a n í a , significa c a b r ó n . v. 50 baqueta: «La vara que en las bocas de fuego está puesta en la caja, y sirve para atacar las cargas que se p o n e n en ellas» (Autoridades). T a m b i é n existe la frase «pasar la b a q u e t a » , c o n el significado de «castigo de soldados d e l i n c u e n t e s » (Glosario de voces anotadas). E n t o d o caso, n o resulta m u y c l a r o e l sentido de « c u a d r o s de b a q u e t a » , aunque parece que hay j u e g o de palabras entre « c o n v e r s a c i ó n de retratos» (v. 46) y «cuadros de b a q u e t a » : retratos/cuadros. v. 60 el Almirante: J u a n A l f o n s o E n r í q u e z de C a b r e r a , I X A l m i r a n t e de C a s t i lla, c u y o secretario era el n o v i o , J u a n de C e t i n a . v. 62 teniente: teniente de c o r r e g i d o r , oficial local c o m o u n alguacil m a y o r .

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M u c h o la novia se asusta, y más el garzón se alegra de que al virginal remate se está finando la vela. Apenas el sí pronuncian cuando parabienes ruedan: siglos hay como burrajo y choznos van con arena. E s cam p ó la gente un rato, y de candiles y velas estrellas de aceite ardían, planetas hubo de cera. C o r r i ó la conversación, a arderse la noche empieza, y a campanadas de voces festivas tocan las lenguas. E n juegos se ejerce el ocio, o los repite o inventa, y hasta la v i l carcajada halla en el sarao puesta. D e limiste se discurre, y luego se representa

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v v . 6 5 - 6 6 C o m p l i c a d a m e t á f o r a que tiene que v e r c o n las ventas o arrendamientos: para determinar el t i e m p o en que se p u e d e n hacer las pujas y remates, se enciende una vela; cuando se ha acabado o finado la vela, se dejan de a d m i t i r m á s pujas y se hace e l remate. A q u í q u i e r e d e c i r que y a le q u e d a p o c o t i e m p o a la n o v i a de seguir siendo v i r g e n , pues en seguida se va a casar; de a h í la a l e g r í a d e l garzón o novio. v. 66 finando la vela: acabarse la vela, «Frase m e t a f ó r i c a , que vale acabarse la v i da, y el tiempo de obrar en e l l a . . . Es tomada la a l u s i ó n de la vela, que se enciende para las pujas, y remates, y para señalar, y determinar el t i e m p o , en que se p u e d e n hacer; pues acabada la vela, n o se a d m i t e n mas pujas, y se hace e l r e m a t e » (Autoridades). v. 69 burrajo: e s t i é r c o l seco que sirve para calentar los hornos. v. 70 choznos: el cuarto nieto o nieta; v v . 6 9 - 7 0 Los testigos de la boda desean a la pareja m u c h o s siglos de vida y felicidad (tantos c o m o hay burrajo) e i n n u m e rables descendientes (tantos c o m o hay granos de arena). v. 71 escampó: escampar, irse, huir. v. 82 puesta: una apuesta en las cartas. v. 83 limiste: «El p a ñ o de p r i m e r a suerte, m á s fino y perfectamente que se fabrica en Segovia»

(Autoridades).

trabajado,

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de lo caro, pues de Baco lucieron muchas centellas. H u b o gigantes de burlas con tropezones de veras; todos hasta tente bailan y el novio hasta tente hijuela. Y aunque suele arrimarse, los gigantones me cuentan que una figura arrimada sólo q u e d ó en esta fiesta. La negra noche corría como si fueran tras ella, y ya a los novios su calle brindaba con limpia y media, cuando a manteles nevada la vista una sala e m p e ñ a , que era estanque de cuajada con cisnes de servilletas. La ensalada fue Aranjuez, aunque sus fuentes de hierbas, viéndose presas, mostraban

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v. 85 Baco: dios r o m a n o del v i n o . v. 89 tente: quiere decir (creo) que todos bailan hasta que no se p u e d e n tener m á s en p i e . v. 90 hijuela: n o r m a l m e n t e , s e g ú n Autoridades, tiene que ver c o n telas, lienzos, c o l c h o n e s p e q u e ñ o s . T a l vez quiera decir a q u í que el n o v i o baila hasta que caiga cansado en la cama n u p c i a l : «se llama t a m b i é n u n c o l c h ó n p e q u e ñ o y d e l g a d o , inferior a los otros de que se c o m p o n e la cama, el qual se pone en m e d i o de ellos, para que c o n el peso d e l cuerpo no haga h o y o la cama, y se evite la i n c o m o d i d a d que esto suele causar»

(Autoridades).

v. 98 con limpia y media: m e d i a c o n l i m p i o , «Frase que solo tiene uso en M a d r i d , originada de que en ciertas casillas y barrios de p o c o c o m e r c i o dan posada y c a m a de n o c h e a los vagabundos y p o r d i o s e r o s : y en cada cama d u e r m e n

dos,

pagando cada u n o dos cuartos, y capitulando que el c o m p a ñ e r o que le d i e r e n ha de ser l i m p i o , que n o tenga piojos, sarna, t i ñ a n i otra e n f e r m e d a d contagiosa: y p o r ser m e d i a c a m a y e l c o m p a ñ e r o l i m p i o , n a c i ó media c o n limpio»

el decirse, este a l o j a m i e n t o

(Autoridades).

v v . 101-02 D e s c r i b e las mesas puestas para e l banquete, d o n d e las servilletas p a r e c í a n cisnes (por su blancura) y porque flotaban en u n estanque de cuajada (los manteles blancos). v. 103 Aranjuez tenía fama por la calidad de sus verduras y frutas.

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avinagradas las señas. D e los bosques y los aires hizo general tragedia el suegro N o é , que en el arca sus tablas prestó a la mesa. C o m o treinta se sentaron, antípodas de la dieta, que aun en este año caminan con hambre del de cuarenta.

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