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Spanish Pages [536]
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%,
..
',\nibus,
«
(2uicumqiie
negabo eiim coram Paire meo. ..y
Vestios con piel de lobos,
•asiendo ovejas»?...
sigan
«
octiltos.-»
es lícita la
me ^s
VI
Añade
de
aunque sigáis
Si no hay otro modo de descubrirlos, vale
la ed.
más que
que, en materias de Religión, sobre todo, no
más leve mentira, y que
Tomo
dijo Jesucristo:
los lobos,
otras redes
herejes, en especial la predicación evangélica
(t)
negaverit coram homi-
Cuándo
para descubrir á
No
Maurina.
y
hay para coger á la
los
refutación de los
no
HISTORIA DE LOS HETERODOXOS ESPAÑOLES
errores de
la
Aconseja, sobre todo, que combata
secta.
la
Libra de
Dictinio.
Más
adelante, Consencio volvió á consultar á San Agustín sobre
dogmas de
cinco puntos, que tenían relación remota con los liano: l.°,
cuerpo del Señor conserva ahora
si el
y demás formas de
carne;
la
cómo ha de
2.°,
los huesos,
Prisci-
sangre
interpretarse aquel
lugar del Apóstol: Caro et sanguis regniim Dei nonpossidehunt;
cada una de
si
Dios;
basta
4.°, si
aventuranza;
alma de
el
A ma
á
en
hálito
ó era
la tierra;
á
la tercera,
Creador; á
la
de Dios sobre
que basta afirmar que
y que todo
lo
demás
el cielo el
las
obras de
creó
el
la fe sin las
alma no
mismo cuerpo que la
carne son los
y produce
naturaleza obra
que
la cuarta,
Adán
obispo hiponense que es dog-
el
segunda, que la
rostro de
el
misma alma.
la
que
sido formada por
los bautizados, para lograr la eterna bien-
que Cristo conserva en
fe el
tuvo en cios;
la fe,
5.°, si el
éste,
humano ha
partes del cuerpo
primera pregur^ta contesta
la
de
las
3.",
dirigida por el
obras es muerta; á
es partícula
de
la
vi-
la quinta,
sustancia divina,
es cuestión ociosa.
Todavía hay otra carta de Consencio, preguntando algunas dudas sobre
Los
el
misterio de la Trinidad
priscilianistas se distinguían
por entero
tir
las
los
Curandum
videndiim ut falsati códices^
nos de estos libros.
.
así
del
Antiguo como del
«.Miilios corruptissimos
ergo est
lectionis habeantury>
demás gnósticos en admi-
introducían en los textos osadas variantes,
según advierte San León: invenimus:
de
Sagradas Escrituras,
Nuevo Testamento. Pero
usu
(l).
et
et
sacerdotali diligentia
códices...
máxime pro-
a sincera veritate discordes^ in nullo
Todavía en
Qué
eorum
el siglo vii
vio
San Braulio algu-
alteración tenían, no hallamos dato algu-
no para determinarlo. Pero sabida cosa es que cada secta gnóstica alteró la Biblia la
conforme á sus particulares enseñanzas, puesto que
tenían por colección de libros exotéricos^ inferior en
mucho á
los
apócrifos que ellos usaban.
El rótulo de libros apócrifos se ha aplicado á producciones de
muy diverso (i)
linaje.
Como
la
cizaña en
Cartas ccv y ccx de San Agustín.
medio
del trigo, aparecieron
.
LIBRO
desde
primer siglo de
ei
CAPITULO
I,
mezclados con
la Iglesia,
Actas y Epístolas canónicas, innumerables veces á dar sano alimento á cir
la
III
2.°
devoción de
los fieles,
otras á espar-
y
de
como
Libro de Enoch,
el
de los doce Patriarcas,
Vida de Adaní,
la
etc., los libros
pueden reducirse á cuatro
Testamento
el
San
Lticas y
las
caciones fueron obra de sectas heterodoxas.
2. '^Libros
el
Evangelio de perfección,
mucho menos de
las
rodoxos
al
Una de
ellos
que atribuían á
ferir el
punto de contener hoy
el
las
mujeres
compuesto ó alterado por
el fin
de
toles.
más sazonado de de
las
la
la
literaria. 4.^
Clementinas ó Recognitiones,
Apócrifos ortodoxos y fabricados
de
los fieles
narración evangélica, ó
Son generalmente posteriores
de
en
los
puntos que
Actas de
los
Após-
á los libros heréticos, con
cuyos
nos vale de estos apócrifos cristianos, es
formada quizá en
doctrina de
esta parte de la
la
las
despojos se arrearon más de una vez. El más conocido y
días,
las
los Ebionitas, el cual pudiera calificarse
satisfacer la curiosidad
toca de pasada
po-
de predicar y aun de con-
la facultad
fruto
el
literatura apócrifa, es el libro
con
muy
obras más conocidas de este grupo, son
las
bautismo. Pero
de verdadera joya
han sufrido va-
pasar de unas sectas á otras, y aun de los hete-
Actas de San Pablo y Tecla, escritas para confirmar los
Grande y Pe-
A este género pertenecen casi todos
pueblo católico, hasta
cas herejías.
el
doctrinas de ninguna
que conocemos, advirtiendo que algunos de
rias refundiciones al
pere
Libros que, sin contener una
etc. 3.*
secta, encierran algunos errores. los
Han
Evangelio de Judas Iscariote, com-
el
queño interrogatorio de María, exposición dogmática, ni
falsifi-
apócrifos del
todo heréticos, y con marcada intención de propaganda.
puesto por los cainitas;
Epístolas
Marción. Todas estas
las refundió
cido casi todos, verbigracia,
Ley
Libros canónicos, completamen-
clases: i.^
como
la
apócrifos de origen cristiano
te alterados, por ejemplo, el Evangelio de
de San Pablo, tales
obras
las
compuestas por judíos á nombre de Patriarcas y Profetas de Antigua,
unas
escritos, dirigidos
diversos errores. Prescindiendo
cautelosamente
Evangelios,
los
la
el
compilación del
que mefalso
Ab
-
el siglo y\.
El interés histórico y
literario
de todos estos
libros,
aun de
los
medianos, es grandísimo. Allí están en germen cuantas leyendas y piadosas tradiciones encantaron la fantasía de la Edad Media: allí
HISTORIA DE LOS HETERODOXOS ESPAÑOLES
112
derramó por primera vez en
se
arte el sentimiento cristiano,
y á
veces con una esplendidez y un brío que asombran.
las •
el
Los
de España se valieron de
priscilianistas
de mu-
los apócrijos
chas sectas anteriores, aumentados con nuevas falsificaciones. Para
formar en
lo posible el catálogo, servirán la epístola
de Santo Tori-
y Ceponio, y la de Orosio á San Agustín. Actas de San Andrés. Citadas por Toribio. Eran
bio á Idacio
—
I.
buidas á Leucio.
puede
Hoy conocemos un
leerse en la colección
que
le
texto griego de las Actas, que
lo
(l),
menos refundido por algún
quitó los resabios de maniqueísmo, aprovechando la
parte narrativa. Pruébase
que poseemos
el
atri-
de Tischendorf (págs. 105 á 131)
pero es distinto del de Leucio, ó á católico
las
el
la
diversidad de los textos, por faltar en
singular pasaje que cita
San Agustín (Contra
Manichaeos, cap. xxxviii), relativo á aquella Maximilla que, por no pagar á su marido
débito conyugal, que juzgaba pecado, incurrió
el
nada menos que en
el
de lenocinio ó tercería. Sábese que los mani-
queos y priscilianistas condenaban el matrimonio y la propagación de la especie. La refundición, hoy conocida, de las Actas, debe de ser antigua, puesto
que San Beato de Liébana y Eterio de
con elogio un pasaje en su impugnación de
citan
la
Osma
herejía de
Elipando.
Actas de San Juan.
IL
desde
la
pág.
266 á
que deben de ser
la
—En
276, se lee
el
relato
tado cxxiv In Joannem,
misma colección de Tischendorf, el
texto griego de estas Actas
por Toribio á Leucio, y convienen
las atribuidas
poco ó nada con
la
de Abdías. San Agustín, en
cita
y censura un
pasaje de
Actas, en que se afirma que
el
Apóstol no murió como
hombres, sino que duerme en
el
sepulcro aguardando
Salvador, y á las veces remueve con su aliento bre.
Gran riqueza de
fantasía
aparecieron por vez primera
(
I
)
mostró
zig, 185 1.)
tra-
nuestras los
demás
venida del
polvo que
le
cu-
autor de estas Actas. Allí
el
la historia
Acia Apostolorum Apocrypha ex triginta
el
la
el
del
capitán de foragidos
antiqtiis codicibus graecis. (Leip-
Sigo constantemente esta edición, que parece ]amás completa en
lo relativo á
apócrifos griegos.
Pueden verse además:
J.
Alberti Fabricii, Codex
Pseudepigraphtis Novi Tesiame?iti (Hamburgo, 1703), y Thilo. (Leipzig, 1832.)
la
Nova
Collectio,
de
LIBRO
I,
CAPÍTULO
II3
2."
más valor
convertido por San Juan, y otra que literariamente tiene é importancia,
rado de
la
de aquel Calimaco de Efeso, furiosamente enamo-
la cristiana
Drusila, hasta
tentos sacrilegos su cadáver.
monja de Gandersheim,
el
De
el
punto de desenterrar con
tomó
allí
célebre Hroswita,
la
argumento de uno de sus dramas,
limaco^ verdadera maravilla literaria del siglo x,
que muchos
— Conocemos dos
otro siriaco. El segundo tiene
y
que
el
según
muchas más
primero, y no fué estampado hasta
W. Wright
bida
los
si
el
Ca-
fuera auténtico,
dudan.
lo
Actas de Santo Tomás.
III.
in-
en sus Actas apócrifas de
1
uno griego
textos,
huellas de gnosticismo
87 1, en que
ca-
publicadas
los Apóstoles^
manuscritos sirios del Museo británico
le dio
Estas Actas pa-
(i).
recen traducidas del griego, pero no del texto que hoy poseemos, sino de otro
más antiguo y mucho más
gnóstico.
dos himnos curiosísimos, especialmente
hermosa
fábula,
de
desemejante de
la
en
la
las
la
de Sophia.
Tampoco hay
Las Actas de Santo Tomás refieren
y parecen haber
la
el
perla de Egipio^
La
y no himno
sectarios,
nombre de Abdías.
predicación del Apóstol en
sido escritas para
la castidad.
griego faltan
huella de este
recomendar
luta continencia. Cristo se aparece á dos esposos
perseverar en
el
que tanto empleaban aquellos
bárbara redacción latina que lleva
la India,
de
el
En
y
la
más absoexhorta á
les
secta ascética de los apotactistas ó
cataros (puros), una de las ramas de los encratistas, 6 discípulos de
Taciano, hizo grande uso de estas Actas, que por principios adoptaron los maniqueos, priscilianistas
la
comunidad de
y otras muchas
disgregaciones del gnosticismo.
Pero,
como cada
cual había puesto
mano en
aquel texto, resultó
sembrado de doctrinas que admitían unos y rechazaban las Actas que llaman de Santo Tomás (escribe Toribio) nota
y
de execración
el
es
lianistas. ^ (Specialiter in illis actibus,
,
aunque no
de los
se
montes,
•»chos pueblos,
y se levantará sobre los collados, y vendrán á ella nmy dirán: Venid, subamos al monte del Señor y á la
Dios de
•»casa del
Jacob es su
Jacob,-» El
monte
es Cristo, la casa del
congregarán todos
Iglesia: allí se
los pueblos.
Dios de
Y
por eso
torna á decir Isaías: «Levántate, ilumina á Jerusalem,, porque viene •»tu
luz,
•agentes y>la
ȇ
y á
la gloria del
ttt
y
los hijos
y mira:
de
me
la Iglesia
y
acudirán las
todos esos están congregados y vinieron
de los peregrinos edificarán tus muros, y sus reyes
^'servirán de -ministros...
Fuerza
ti;
lumbre, y los pueblos al resplandor de tu Oriente. Dirige
vista en derredor, ti,
Señor ka brillado para
-i»
es acortar esta
española, y
más
sublime efusión, este canto de triunfo triste es
aún para mí tener que agre-
gar, en desaliñado estilo crítico, algunas reflexiones de esas
man de
que
filosofía de la historia, sobre el maravilloso suceso
conversión de
te
los visigodos.
^Qué palabras, y más
las mías,
lla-
de
la
no han
de parecer débiles y pálidas después de las palabras de San Leandro, que por tan alta manera supo interpretar el espíritu universal
humano y Bajo
el
civilizador del cristianismo?
aspecto religioso no hay para qué encarecer
tancia de la abjuración de Recaredo, Cierto
que
la
impor-
los visigodos
eran españoles, que su herejía había penetrado poco ó nada en
no la
1
86
HISTORIA DE LOS HETERODOXOS ESPAÑOLES
•
población indígena; pero
cabo establecidos se hallaban en
al
un peligro para
nínsula, eran
la
Pe-
menos como perse-
la fe católica, á lo
y una remora para
guidores,
la
unidad, esa unidad de creencias tan
profundamente encomiada por San Leandro. Logróse esta unidad en
el
tercer Concilio Toledano,
mana
mo
tiempo que
al
la
gente hispano-ro-
estaba del todo concorde y extinguido ya casi
el priscilianis-
gallego. Sólo faltaba la sumisión de aquellos invasores
que por
rudeza é impericia habían abrazado una doctrina destructora de! principio fundamental del catolicismo: la acción inmediata
nua de Dios en creador, ra
el
mundo,
Verbo encarnado. Con
el
rebajar
al
de Cristo, rompíase esta unión y enlace, y
vían á quedar aislados, y
una
la
hermosa Regula
los
la
ftdei
siglos,
timable tesoro de
la
por
el
por
unidad los
los albigenses
la
y
la
viva,
el
Padre
humano la figumundo Dios vol-
nivel el
}'•
redención eran obra de
encontrarse frente á frente con
el
española.
ella;
y
Y
ésta triunfó por-
victoria fué
que nos
desdichado en que vivimos,
religiosa^
ase-
el ines-
no quebrantada por Elipando
secuaces del panteísmo oriental en
y valdenses,
ni
el si-
por Pedro de Osma,
ni
protestantismo del siglo xvi, que puso en conmoción á Eu-
ropa, ni por los alumbrados
por
al
la Iglesia
hasta
por Hostegesis, ni por XII, ni
de
verdad estaban con
guró por largos
glo
creación
mismos visigodos
ánimo de
que Dios y
la
y
conti-
de un demiurgo. Tan pobre doctrina debió vacilar en
criatura,
el
ni
divinidad personal
la
y
impiedad de
la
y
molinosistas, ni por el jansenismo, ni
centuria pasada, porque todas estas sectas
manifestaciones heréticas vánieron á estrellarse en
muro levantado por
los Concilios
españoles pudieron extraviarse:
la
el
Toledanos. Algunos,
y
diamantino
muy
pocos,
raza española no apostató nunca.
Quiso Dios que por nuestro suelo apareciesen, tarde ó temprano, todas las herejías, para que en ninguna manera pudiera atribuirse á aislamiento ó intolerancia esa unidad preciosa, sostenida con titáni-
cos esfuerzos en todas edades contra
por misericordia divina, puede escribirse esta
que todas
y
las
heterodoxias pasaron, pero que
mayor número de
la
historia,
Y
hoy,
mostrando
verdad permanece,
como
los
mismos
pasaron los errores antiguos,
así
aconte-
hoy deslumbran, y volveremos á tener un
solo co-
á su lado está el
adversarios confiesan. cerá con los que
del error.
el espíritu
Y
si
españoles,
LIBRO
razón y una alma
sola,
y
la
I,
CAPÍTULO
unidad, que hoy no está muerta, sino
oprimida, tornará á imponerse, traída por
gran pueblo, ante indiferentes.
No
de nada grande
el
187
3.°
la
unánime voluntad de un
cual nada significa la escasa grey de impíos é
negativa é impotente, incapaz
era esa oposición
fecundo, propia de tiempos y caracteres degene-
ni
rados, la que encontraron Liciniano, Fulgencio, dro: era la positiva contradicción de te
de
una raza joven y
de voluntad, no maleada en cuerpo
nía el
poder exclusivo,
justicia;
mando de
el
en espíritu; y esa raza
ni
No
la convirtieron, la ci-
ella,
en una palabra. ¿Y
por coacción
ni fuerza
cómo
se verificaron
de armas, puesto que
intentona de Hermenegildo fué aislada, y quizá tan política religiosa, sino
con
la
te-
ley del conquistador á los
la
vencidos, y, sin embargo, triunfaron de
estos milagros?
fanática, fuer-
los ejércitos, la administración
podía aplicar, y aplicaba,
vilizaron, la españolizaron,
Mausona y Lean-
la
como
caridad, con la persuasión, con la ciencia.
¿Cuáles fueron las consecuencias políticas y sociales del grande acto de Recaredo? Antes había en recelosos siempre
uno del
el
la
Península dos pueblos rivales,
otro, separados
tumbres, en lengua, condenados á ser
el
en religión, en cos-
uno víctima y
el
otro ver-
dugo, regidos por leyes especiales y contradictorias. Semejante estado de cosas se oponía de todo en todo
una de
las razas
sacrificar, él,
si
debía ceder á
sacrificio fué,
la otra,
que vertió sobre
progreso de
y no bautismo y regeneración,
Roma
la
la cultura;
y Recaredo tuvo valor para
monarca godo, cabeza de un imperio
co, el
al
militar,
copa de
la
suya; y
vastago de Alari-
las iras del
Señor, vino á
doblar la frente, para levantarla con inmensa gloria, ante aquellos
Obispos, nietos de los vencidos por
les
por
el
culto,
la fe.
hordas visigodas, esclavos
entendimiento y por el brío inApenas estuvieron unidos godos y españo
suyos, pero grandes por contrastable de
las
la luz del
comenzó rápidamente
la fusión,
y paso
tras
paso
olvidaron los primeros su habla teutónica, para adoptar las dulces y
sonoras modulaciones del habla latina; y tras de Recaredo vino Recesvinto para abolir
mixtos,
la ley
de razas que prohibía
los
matrimonios
y hubo reyes bárbaros casados con romanas y reyes bárba-
ros que escribieron en
La organización
la
lengua de Virgilio.
del Estado, hasta entonces ruda, selvática
y gro-
*
1
HISTORIA DE LOS HETERODOXOS ESPAÑOLES
88
sera,
como de gente
nacida y criada en los bosques, modificóse
puesta en contacto con
Así, insensiblemente, por
bre
admirable ordenación de los Concilios.
la
el
natural predominio de la ilustración so-
rudeza, comenzaron éstos á entender en negocios civiles, con
la
uno ú otro carácter, con una ú otra forma. Los males del sistema electivo se aminoraron en lo posible; disminuyóse la prepotencia militar; fué
sas
cercado de presidios y defensas,
que alejasen toda arbitrariedad,
al
par que de cortapi-
trono; moderóse (porque ex-
el
elemento de opresión y de desorden,
tinguirlo fuera imposible) todo
y hasta se suavizó el rigor de las leyes penales. Por tal influjo, el Fuero Juzgo vino á exceder á todos los códigos bárbaros, y no fué bárbaro más que en parte: en
lo
que nuestros Obispos no podían
destruir so pena de aniquilar la raza visigoda.
Dicen que
los Concilios
usurparon atribuciones que no
cernían. ¿Quién sostendrá semejante absurdo.? el
saber,
y de qué parte
la
ignorancia?
de educar y
Iglesia el cargo
les
con-
¿De qué parte estaba
¿A quién había de ceder nuevos
dirigir á sus
¿Acaso á
hijos?
Witericos, Chindasvintos ó Ervigios, que escalaban
el
la
los
trono con
el
asesinato de su antecesor ó con algún torpe ardid para privarle de la
corona? ¡Mucho hubiera adelantado
La
cipes!
tutela
de
los Concilios vino,
traída por ley providencial
y
humanidad bajo
la
no impuesta
solicitada
por
los
tales prín-
amañada, sino
ni
mismos reyes
visi-
godos.
No cia
todo
el
pueblo arriano consintió en
la
abjuración, por desgra-
suya y de aquella monarquía. Hubo, aparte de algunos Obispos
intrusos,
un elemento guerrero,
hostil é intratable,
que
ni se ajustó
á la civilización hispano-romana, por él no comprendida, ni
enseñanzas de
la Iglesia;
antes
la
persiguió, siempre
conjuras ó levantamientos contra los monarcas que
oyó
las
que pudo, en
ella
amparaba.
Esta oposición militar y herética, representada prihiero por Witerico,
aparece más ó menos embozada en
la
usurpación de Chindas-
y Paulo contra Wamba, y sobre ó quienes quiera que fuesen los trai-
vinto, en la guerra de Hilderico
todo en Witiza y en sus
hijos,
dores que abrieron á los árabes
por
cierto, su inicua
las
puertas del Estrecho. Lograron,
venganza, mas para quedar anulados
ción en justo castigo de tanta perfidia.
La
como
na-
raza que se levantó para
LIBRO
recobrar palmo á palmo
el
CAPÍTULO
I,
l8g
3.°
suelo nativo era hispano-romana; los bue-
nos visigodos se habían mezclado del todo con estirpe
de
cer en
el
los nobles
océano de
Tornemos
el
patria,
Dios
En
cuanto á
la
hizo desapare-
la
la historia.
á Recaredo,
San Gregorio
A la
que vendieran su
ella.
el
cual había participado su conversión á
Magno, que ocupaba entonces
la Silla
de San Pedro.
acompañada, como en ofrenda, de un
carta del rey visigodo,
de oro y piedras preciosas, contestó el Papa en 591 remitiéndole varias reliquias y una discreta epístola, para Recaredo honrosícáliz
sima:
«Apenas puedo explicar con palabras
suelan tu vida
y
acciones.
el
decir
y
cías,
en
mudanza procede de
yo en tú
el día del juicio
Bien puedo exclamar con
la diestra del Excelso. ..^ ,jQué
cuando
me
el
la
Pro-
podré
presente con las manos va
fieles,
que por
ti
han entrado
gracia de Jesucristo?» Previénele después contra la vanagloria,
la
la
pureza de alma y de cuerpo, y
gobierno con los subditos dencia con
(l).
y envió más tarde pobres de San Pedro.
Hizo quemar en Toledo los librepensadores
la
clemencia y buen
Recaredo siguió en buena correspon-
el Pontífice,
limosna para los
cho
fe.
conduciendo á una legión de
recomienda
le
con-
pueblo de los godos ha pasado de
herejía arriana á la verdad de la feta: Luietiae Parisiorum, 1705,
La
quemó, y
leerse en
HISTORIA DE LOS HETERODOXOS ESPAÑOLES
igo
se perdieron. Pocos debían de ser los libros arríanos,
desapareció hasta su memoria. Es más:
raíz
escritor
ni
cuando tan de
un solo nombre de
visigodo conocemos anterior á Bulgarano ó á Sísebuto.
¿Quién escribiría toda esa inmensa biblioteca devorada por las ho-
gueras del fanatismo}
De
las
obras de los priscilianistas y de otros
herejes, tenemos, por el contrario, largas noticias, el criterio
por
¿Hemos de medir
de Recaredo, que tendía á dar unidad social á su pueblo,
de un arqueólogo ó paleógrafo descontentadizo de nuestros
el
días?
Fáltanos dar noticia de del hijo de Leovigildo.
como
referimos en
el
las
En
tentativas arrianas durante
reinado
el
587, Sunna, Obispo intruso de ]Mérida,
capítulo anterior, conjuróse
conSegga, Wite-
y otros nobles y gobernadores de ciudades de los que decíamos haber llevado á mal la conversión del rey y de su pueblo (l). Era rico
principal intento de los conjurados asesinar á Alausona
el
que Claudio, que tenía
la
iglesia
de
la
el
al
du-
gobernación de Alérida y era hispano-ro-
mano; Romanis parentibus encargado de dar
y
progenitiis, dice Paulo.
Witerico fué
golpe á Mausona y á Claudio en
el atrio
de
el
la
de Mérida; pero por más esfuerzos que hizo no logró sacar vaina
el
acero, como si estuviese sujeto con férreos clavos^
y
Mausona y le descupudo evitarse un nue-
arrepentido de su crimen echóse á los pies de brió toda la trama.
vo
Merced
á esta revelación,
Sunna y sus parciales determinaron acabar con MausoClaudio y demás católicos emeritenses, acometiéndolos al volver
peligro.
na,
de una procesión que hacían en tiempo de Pascua, desde á la basílica
en carros de
(i)
«Anno
de Santa Eulalia, extramuros. Escondieron trigo,
et
ni
Recaredi secundus annus, quídam ex Arianis,
B ¿ciar e?ise.)
«Sunna namque Gothicus Episcopus... this nobilibus genere,
quibusdam
espadas
Segga cum quibusdam, tyrannidera assumere cupientes
deteguntur...» (Chronicon del
in
las
ciudad
y determinaron no dejar con vida hombres
vi Mauricii qui est
Sunna Episcopus
la
irritatus a Diabolo,
opibusque perquam
civitatibus comités a
ditissimis, e
Rege fuerant
quibusdam Go-
quibus etiam nonnulli
constituti, consilio diabóli-
co persuasit, cosque de Catholicorum agmine... separavit.(Pauli, De vita Pa-
trum Emeritensium, caps, xvii y xviii.) Paulo cuenta largamente esta conjuración, y en su narración está fundada la del texto.
LIBRO
mujeres, viejos
CAPÍTULO
I,
Frustróse
ni niños.
á cuchillo á los que resistieron.
morir en defensa de
él,
A
el ardid,
Sunna
se le ofreció el
perdón
si
con tenacidad digna de mejor causa, juró
religión aprendida desde sus primeros años.
la
Los jueces de Recaredo no quisieron darle le
I91
y Claudio, avisado por asesinos, prendiendo á muchos' y pasando
Witerico, cayó sobre los
se hacía católico; pero
3.°
la
aureola del martirio,
y
desterraron á Mauritania. Segga fué enviado á Galicia después de
cortarle las manos. Witerico
quedó
refugiado con su mujer é hijos en
como
adscrito
siervo á la
misma
sona, poniéndole en libertad
condición previa que diencia
la
libre,
la basílica
Vacrila, que se había
de Santa Eulalia, fué
sentencia que revocó
iglesia,
y restituyéndole
Mau-
sus bienes, sin otra
de correr un corto trecho, en señal de obe-
vasallaje, delante del caballo del
y
y
diácono Redempto
(l).
Otros cómplices de Sunna padecieron destierro y confiscación de haciendas.
Por
el
mismo tiempo
se levantaron
en
la Galia
Narbonense un
Obispo arriano llamado Athaloco y dos comités: Granista y Wildigerno. El ejército de Recaredo sofocó la rebelión, y Athaloco, que odiaba de muerte á los católicos, murió en un arrebato de cólera.
Nueva conjuración formaron en 588 contra Recaredo su madrastra
Gosuinda, verdugo de Ingunda, y
el
Obispo
Uldila.
Entrambos
y profanaban en secreto la hostia consagrarey y desterro á Uldila. Gosuinda murió al poco
fingíanse conversos, da. Descubriólo el
tiempo
(2).
Triunfaba Recaredo de todos sus enemigos interiores y exteriores.
Su brazo en
guerra,
la
el
á los francos, acaudillados por
para largos días. El la del
mismo
duque Claudio, destrozó en Carcasona el
éxito
rey Gontrán, infundiéndoles terror
que
las
conspiraciones pasadas tuvo
duque y cubiculario Argimundo, que
(i)
Vid. Paulo Emeritense, cap. xix.
(2)
«Anno vu
fué mutilado
de una
Mauricii qui est Recaredi tertius annus, Uldila Episcopus
cum Gosuinta regina insidiantes, Recaredo manifestantur, etFidei catholicae communionem quam sub specie christiana quasi sumentes projiciunt, publicantur. Quod malum in cognitionem hominum deductum, Uldila exilio condemnatur, Gosuinta clarense.)
vero... vitae
tune terminum dedit.» {Chronicon del Bi-
HISTORIA DE LOS HETERODOXOS ESPAÑOLES
ig2
mano, decalvado y paseado en un asno por año 589.
La debilidad de Liuva, to
de comprometer
hijo
de Toledo
y sucesor de Recaredo, estuvo
A
obra de su padre.
la
las calles
los
el
á pun-
dos años del nuevo
reinado, Witerico, el sicario de Mérida, esta vez afortunado, le cortó la cabeza
y
mano
la
derecha. Vinieron en pos seis años de reac-
ción arriana, en que aquel príncipe acabó por hacerse odioso á sus
y españoles, que le dieron de puñaladas en un conNo tenemos noticia más particular de estos sucesos. En el año
subditos godos vite.
de Cristo 6 10 subió
X.
En
el
trono Gundemaro.
al
— Herejía de los acéfalos.
Concilio Hispalense
II,
presidido por San Isidoro en 619,
año noveno del reinado de Sisebuto, presentóse un Obispo de nación
siria,
que negaba
y afirmaba que
la distinción
de
las
dos naturalezas en Cristo,
Divinidad había realmente padecido.
la
En un
error
y eutiquianos por huir del llamados, según San Isidoro,
los monofisitas
semejante habían caído
nestorianismo; pero los Acéfalos, así
por no saberse quién fué su cabeza ó corifeo, ó por negar
la impasi-
bilidad del Padre (como otros suponen), se distinguieron de ellos en creer pasible á
la
Divinidad. Los Padres del Concilio de Sevilla re-
futaron esta herejía en los términos siguientes (Can.
que mostremos
estas blasfemias conviene Cristo,
y que
sólo padeció en cuanto
la
xiii):
«Contra
doble naturaleza de
hombre, para que ninguno
torne á caer en este error, ni se aparte de
la
verdad
católica.
Con-
fesamos que nuestro Señor Jesucristo, nacido eternamente del Pa-
temporalmente de
dre,
las
entrañas de la gloriosa Virgen María,
tuvo en una sola persona dos naturalezas: tes
de todos los
siglos, la
la divina,
engendrada an-
humana, producida en tiempo. Esta
dis-
tinción de las dos naturalezas se deduce: primero, de las palabras
de
la
Ley; después, de los Profetas, de los Evangelios y de los es-
critos apostólicos. Primero:
«He
por aquellas palabras del Éxodo
aquí que envío á mi ángel que irá delante de
nombre
está en él.»
Aquí
se
demuestra
la
ti...,
(xxiii):
porque mi
naturaleza divina.
Y aque-
.
LIBRO
«En
Génesis (xxn):
lio del
gentes», esto
es,
en
CAPÍTULO
I,
los
carne de Cristo, que desciende de
la
Salmos muestra David en
Cristo: la divina
humana en
la
te-»;
el
psalmo
el
lxxx:
«Eructavit cor
xLiv:
el
1
las
la
dos naturalezas en
«Ex
cix:
la
persona de
útero ante Liiciferum genuí
«Homo factus
La divina en humana en el
est in ea-».
meum verbum bonum»;
la
la sola
riam>-¡>\ la hwaxssva:.
«Ecce virgo in útero concipiet
divina: «Rorate coeli desuper, et nubes
na: «Aperiatur térra et
nobis».
En
la
germinet Salvatorem»
unum
pariet filium-»
huma-
«Parvulus natus
,
la
la
est
naturaleza divina de
y >
presagian por los astros (in astris augu-
Astrólogos: los que
rantur).
porque consideran
»Genetliacos:
doce signos
destino
el
del
el
día natal
hombre. El vulgo
y someten los
á
los
llama mate-
máticos; antiguamente magos. Esta ciencia fué permitida antes del Evangelio.
San
(Dijo esto
Isidoro,
acordándose de
los
Reyes
Magos.)
^Horóscopos
(sic):
los
que especulan
la
hora del nacimiento del
hombre. » Sortílegos: los
invocando á
los
que con
apariencia de religión echan suertes,
falsa
Santos ó abriendo cualquier libro de
(Restos de las sortes honicricae
y
virgilianae, tan
la
Escritura.
comunes en
la
an-
tigüedad.) »Salisaiores: los
que anuncian sucesos prósperos ó
tristes
por
observación de cualquier miembro saliente ó del movimiento de
la
las
arterias.»
A todo
lo cual
deben agregarse
para ciertas enfermedades,
Atribuye á los frigios,
el
mágicas empleadas
las invocaciones, los caracteres, etc.
sabio prelado hispalense la invención de los agüeros
el arte
á los etruscos, que
(i)
las ligaduras
de
los praestigiatores á
la
aprendieron de un cierto Tages
Mercurio,
la
aruspicina (l).
Todas
Praeclarissintwn opus divi Isidori Hispalensis Episcopi quod ethimolo-
giarum intUulaiur
(París, 1499), fols.
42 vuelto y 43.
He
consultado además
la
de Arévalo y un hermoso códice de la Ambrosiana de Milán, comprensivo sólo de los diez primeros libros, y procedente de la abadía de San Columbano de Bovio.
edición
HISTORIA DE LOS HETERODOXOS ESPAÑOLES
266 estas artes
son para San Isidoro vitandas, y dignas de
la
execración
de todo cristiano. didáctica de este pasaje, la falta de referencias con-
La tendencia temporáneas, y
fundado
el estar
casi
todo en reminiscencias griegas
y romanas, sobre todo de nuestro Lucano, tan leído siempre en España, no permiten darle el nombre de documento histórico, sino de estudio erudito. Pero que
muchas de aquellas supersticiones vivían
más ó menos oscuramente en
el
pueblo español y en
el
visigodo,
muéstranlo con repetidas prohibiciones los Concilios Toledanos y el
Fuero-Jtizgo.
(año
El cuarto Concilio Isidoro, escribe en
ro ó
cuya alma fué
mismo San
el
canon xxix: «Si algún Obispo, presbíte-
su
consulta á magos, arúspices, arlólos, augures, sor-
clérigo
tílegos,
633),
que profese
ó á cualquiera
artes
ilícitas,
sea depuesto
de su dignidad y condenado á perpetua penitencia en un monasterio».
El Concilio V, reunido en tiempo de Chintila (año 636), anate-
matiza en su canon iv
cuándo morirá
el rey,
al
que pretenda adivinar por medios
para sucederle en
el
ilícitos
trono.
Crecía, á par con la decadencia del imperio visigodo, el contagio de las artes mágicas;
y Chindasvinto y su
hijo Recesvinto trata-
ron de cortarlo con severas prohibiciones. Las leyes título
II,
Fuero-Juzgo^ hablan de
libro VI del
i,
iii
y
iv,
del
los aviólos^ arúspices
y
magos
é
vaticinadores que predecían la muerte de los reyes; de los
incantatores^ agentes de las tronadas (tempestarii ó nuberos)^ asela-
dores de
las
mieses, invocadores
y ministros
del demonio; de los
pulsadores ó ligadores^ cuyas ataduras se extendían á hombres y animales. Mataban, quitaban rilizar los frutos
de
la tierra.
habla (obmutescere), y podían esteEl hombre ingenuo que en tales prevael
ricaciones incurriese, quedaba sujeto á pérdida de bienes
dumbre
perpetua;
el
y
servi-
esclavo podía ser azotado, decalvado, vendido
en tierras ultramarinas (probablemente en Mauritania), atormenta-
do de diversos modos (diverso genere tormentorum)^ puesto á
la
ver-
güenza (utalíi corrigantur), y encarcelado perpetuamente, de modo
que no pudiera hacer daño habeant). Imponíaseles
á los vivos (ne viventibus nocendi adituní
además
la
pena del Tallón, en vidas ó ha-
LIBRO ciendas,
habían conspirado contra
si
malas artes
¡Y
CAPÍTULO
I,
bienestar del prójimo con
el
(l).
embargo, Recesvinto, de quien algunas de estas leyes
sin
emanaron, sacrificaba d mágicas,
si
los
demonios, es decir, se daba á las artes
hemos de creer á Rodrigo Sánchez de Arévalo, en su
Historia Hispánica: Buit autem pessimus,
Ignoro de dónde tomó esta noticia
biisl
267
4.°
Este culto de los -demonios, estas
muy
gio de la idolatría,
que se había quejado
nam
sacrijicabat daemoni-
castellano de Santángelo.
el
aí'tes
mágicas, eran
extendido en España y en
En
tercer Concilio Toledano.
el
de Ervigio llegó á su colmo
las
el sacrile-
Gallas, de
los tristes días
desorden, y hubo de condenar
el
el
Concilio XII de Toledo (681) á los adoradores de ídolos, encargando
á sacerdotes y jueces que extirpasen tal escándalo. Excomunión y destierro para los ingenuos, azotes para los esclavos, son las penas
que
canon impone.
el
La ley
Hbro
título 11,
iii,
muéstranos bien toda
que para investigar dores
la
la
profundidad de aquella
verdad de
los
arúspices. El legislador les
y
confiada á
impuso
Aún non
I
cabía
la
decisión de adivinos
la
mayor descenso;
condenación de
los
el
llaga.
Jueces había
crímenes acudían á vaticina-
cuenta azotes (quinquagenis verberibus) ticia,
dada por Ervigio,
vi del Fiiero-Juzgo,
(2).
y
la
pública pena de cin-
¡Cómo andaría
la jus-
hechiceros!
Concilio
XVI
renueva en su ca-
adoradores de ídolos, veneradores de
piedras, fuentes ó árboles, de los que encendiesen antorchas los augures
y encantadores.
y de
[Cultores idolorum, venei-atores lapidum,
accensores facularum, exco lentes sacra fontium vel arborum, augnratores qnoqiie sen praecantato?'es.) El
deponer
al
y último
delirio á
Toda
esta parte
modo que apenas los Ríos,
en
el
de
las
paña, de 19 de
Y
en
llegar
ca-
el
supersticiones visigodas fué tratada, de un
deja lugar á emulación, por mi docto maestro D. José A. de
tomo
i
de su Historia
crítica de la literatura española
artículos sobre Artes mágicas en el suelo ibérico, insertos
(2)
manda
que puede
entendimiento torcido por voluntades perversas.
(i)
v,
sacerdote que para cansar la muerte de otro, diga -misa de
difuntos, superstición execrable el
XVII, en su canon
Noviembre de
Cien azotes dice
la
1870.
traducción castellana.
en
la
y en
Revista de
los
Es-
HISTORIA DE LOS HETERODOXOS ESPAÑOLES
208
non XXI de
arroja de
los supletorios
Iglesia al
la
clérigo
que sea
mago ó encantador, ó haga los amuletos llamados phylacteria quae snnt magna obligamenta animarum. Como costumbres más ó menos paganas, quedaban entre los godos, fuera
de
las artes
mágicas, los epitalamios, que San Isidoro de-
«Cantares de bodas, entonados por los estudiantes en loor del
fine:
novio y de
novia» (carmina niLbcntiimi quae cantantur a sckolas-
la
hoiiorem sponsi et sponsac); los trenos, que eran obligado
ticis in
acompañamiento de
los funerales (similiter
mmc,
iit
dice
mismo
el
y del anfiteatro, con su antigno San Isidoro, en el libro xviii, ca-
Santo); los juegos escénicos del teatro carácter de superstición gentílica. pítulos XLi
y
Lix,
exhorta á los cristianos á abstenerse de
ellos. Sise-
buto, conforme se infiere de sus cartas, reprendió á Ensebio, Obis,
po de Barcelona, por consentir representaciones profanas en su diócesis.
Pero de todos estos elementos el
de
las artes
letales,
ninguno tan funesto como
mágicas, propias para enturbiar
mente de
var la voluntad, henchir la
conciencia, ener-
la
prestigios
terrores, alimen-
y
ambiciones y concupiscencias y borrar, finalmente,
tar codicias,
noción del propio albedrío.
No
razón se ha contado á
hasta
la
estas
supersticiosas prácticas entre los hechos
sin
que aceleraron
la
ruina de la gente visigoda. Pueblo en que la voluntad flaquea, aun-
que
el
entendimiento y
la
mano
estén firmes, es pueblo muerto.
entre los visigodos, nadie se libró de ni jueces, ni
pueblo
la
Y
dolencia, ni rey, ni clero,
(l).
Otras supersticiones y abusos gentílicos duraban, además de
la
magia, entre los cristianos españoles. ¡Lástima grande que se haya
perdido
(i)
el libro intitulado
Cervus ó Kerbos, que escribió San Pacia-
El Sr. Navarro Villoslada, en
Amaya d tos
vascos en el siglo
la
linda novela que, con el título de
VIII, publicó en
La
Ciencia Cristiana, habla
de una sociedad secreta de astrólogos vascos, enemigos jurados del Cristianismo,
al
paso que
muy
tolerantes con las
cho por ficción del novelista; á
no hay memoria de
menos, en
tales asociaciones.
ganizarse entre nosotros
cindimos de los
lo
como
priscijianistas,
demás
religiones.
las fuentes
Ni creo que
la
Tengo
este he-
por mí consultadas
astrología llegara á or-
colegio sacerdotal ó sociedad secreta,
que no penetraron en
tierra eüskara.
si
pres-
LIBRO
no de Barcelona, contra
CAPÍTULO
I,
Enero con
pecialmente de ciervo, para correr de
y cometer
las
Carnestolendas
En
(l).
tal
suerte las calles pidiendo
las fiestas
cuanto á
su origen romano, aunque no sea
de animales, y es-
pieles
mil excesos
de estas costumbres quedan, ya en en
269
costumbre que tenían sus diocesanos de
la
disfrazarse en las kalendas de
estrenas ó aguinaldos
4.°
y abominaciones! Parte de principio de año, ya
las estrenas,
más que por
¿quién desconoce
la elegía
de Tibulo:
Mariis romani festae venere Kalendael
Hace notar San Paciano que taciones, los barceloneses
vula, 6 fiesta del ciervo,
á despecho de sus pastorales exhor-
no dejaron de celebrar año siguiente y con
al
la
el
Hennula Cer-
mismo
ruido y
escándalo que de costumbre.
Dícese que este mal uso,
tal
como
él lo
describe, duró hasta fines
del siglo pasado en algunos puntos del Mediodía de Francia.
(1)
De
alude á
este escrito habla
él el
San Jerónimo én
mismo San Paciano
al
el cap. cvi
frente de su Paraenesis.
[Sobre disfraces con pieles de animales, véase
William Hawkes:
La féte
De viris illustribus, y
->
los
die, Paschalifesti
hacían los
andaluces,
una semana,
21, en vez de
una ogdoada, cosa en todo contraria
se dila-
de
rito
al
del
la
Iglesia (l).
Fuera de este punto
denaban no de
herejía, sino
de
falta
la
sentencia de los que con-
Papa
califica
de sentido común: ipsius quoque
intelli-
abstención a sangtiine
la
y de
disciplinario, et
suffacato
(lo
cual el
gentiae communis prorsus extraneum), había en la Bética reñidas controversias sobre la predestinación, exagerando unos el libre albedrío
á
manera pelagiana, y yéndose otros
la
forzar el decreto
y potestad divinos
niones extremas con al
las
presbítero Eugippo:
al juicio;
de Dios
(i)
no á
si
«No han con
quod non oportet
ab
inferís
ellos es el
dos opi-
obrar mal:
(Praedestinatos impíos non
¡i>
quae
est
prima et sancta
in sabbato quarta
dies,
Dominica quae
prima Luna, rationis ordo exigit
in ipso
ad
pro eo
est sancta
a Christianis
Sanc-
decima Luna adveneri, non
subsequens Dominica, quinta decima videlicet Lunae
venerantes eamdem Dominicam, quae
ter,
las
quarto décimo Lunae die, quod est pleni-
occurrerit,
tum Pascha celebrandum. Nam
jubente Deo,
De
al castigo.
in ea jejunare, intermissis in alia
et prima dies, vicésima
est intermittenda
El Papa refuta
(2).
es-
sido predestinados al pecado, sino
justicia.
nempe septem diebus a
Dominica tamen
extremo opuesto por
palabras de San Fulgencio en el opúsculo
impiedad, sino
el castigarlos
«His
lunium,
la
al
mundi exordio,
est
prodiit, in
carne resurrexit.» (Epíst.
11
dies,
prima sabbatorum dies in qua lux,
del
qua et vera
lux, Salvator nos-
Papa Adriano, tomo v de
la
Es-
paña Sagrada). (2)
«Illud
autem quod
sive ad mortem, in Dei
Deum
alii
sit
ex
potestate. Alii
ne vincamur tentatione, quod
arbitrii.»
quod praedestinatio ad vitam iterum dicunt, ut quid rogamus
ipsis dicunt,
in
nostra est potestate, quasi libértate
LIBRO
CAPITULO
II,
I.°
277
ad judicium, non ad impietatem sed ad p-unitionem... ením opus est quod impie faciunt^ Dei autem opus est qiiod
peccatiim sed Ipsortim
Además de
juste recipüint.)
todo esto, y por
convivencia con
y musulmanes, introducíanse muchos desórdenes; eran
judíos
cuentes los matrimonios mixtos,
canónicas y
A
la
el
Combatir
divorcio, las ordenaciones anti-
el
concubinato de los clérigos tales prevaricaciones
(l).
había ido Egila; pero
locura tiene algo de contagiosa, también testifica
él
cayó de
una tercera carta del Papa Adriano á todos
España (ómnibus
episcopis
fre-
como
la
la
manera que
los
Obispos de
per universam Spaniam commorantibus)'
«Recomendónos Wulchario, Arzobispo en
las Galias, á
un
cierto
Egilán, para que le enviásemos á predicar á vuestras tierras. Acce-
diendo á su petición, dímosle
la
acostumbrada licencia para que exa-
minase á Egilán canónicamente, y le
consagrase Obispo y
le
si
le
encontraba recto y católico,
mandase á España, no para invadir ó
usurpar ajenas Sedes, sino para procurar
Y ahora
ha llegado á nuestros oídos
la
el
bien de las almas...
fama de que
el
(2).
dicho Egilán
no predica doctrina sana, sino que defiende y quiere introducir los errores de un tal Migecio, maestro suyo. Lo cual os ruego que no consintáis en
manera alguna»
(3).
Veamos quién era Migecio y qué mos á su adversario Elipando.
«Multi dicentes calholicos se
(i)
et
non baptizatis
e nseñaba,
y con eso conocere-
communem vitam gerentes cum Judaeis cum alio benedicant, et sic populo
paganis... Ipsi filias suas
Etiam vívente viro mulieres connubio
gentili tradentur...
(Tomo
sibi sortiantur ipsi
España Sag?'ada, pág. 536.) «Dudum vero quod Wulcharius Archiepiscopus Galliarum suggesit (2) nobis pro quodam Egila, ut eum episcopum consecraret, valde nimisque eum pseudo-sacerdotes.s>
v,
moribus atque actibus laudans, ut consecratum vestris partibus emitteret ad praedicandum. Nos uero praedicti Wulcharii Archiepisin fide catholica et in
copi petitioni credentes, consuetam
examinaret, quatenus
eum
si
illi
licentiam tribuimus, ut canonice
eum
post discussionem et veram examinationem rectum et
Episcopum ordinaret, et nullam quamlibet alienara sedem ambieret vel usurparet, sed solum modo animarum lucra Deo offerret...» catholicum
(3)
invenisset,
«Ejus fama
errores
in
auribus nostris sonuit: non recte
quosdam Mingentii
ille
Egila predicat, sed
magistri sui sequens, extra catholicam discipli-
nara, ut fertur, conatur docere», etc.
HISTORIA DE LOS HETERODOXOS ESPAÑOLES
278
III.
Ignoro
—MlGECIO. — Es
patria de Migecio,
la
como Elipando
tano,
yan á disputarse
dice;
REFUTADO POR ElIPANDO.
que
pero no creo que nuestras ciudades va-
punto, y parece inverisímil que sus risibles
errores pudieran seducir á nadie, la
vez fué hispalense ó hispali-
de ese Homero. Era Migecio ignorante é
la gloria
idiota hasta el último
maba que
tal
primera persona de
y menos la
al
Obispo Egilán. Afir-
Trinidad era David^ por aque-
Eructavit cor nieuyn verbum bonum, y por este otro pasaje: derelinques animam meam in inferno, ñeque dabis Sanctum tuum
llo de:
Non
La segunda persona
videre corruptionem.
era Jesucristo, en cuanto del
Padre Eterno:
David secundum carnem. El
Espíritu Santo,
hombre, porque descendía de David; esto
Qui factus en
la
est
de semine
Trinidad de Migecio, era
dijo:
el
es,
Apóstol San Pablo, porque Cristo
Patre meo procedit. Ule vos docebit omnem
Spiritus qui a
veritatem.
«¿Por qué los sacerdotes se llaman peca-
Preguntaba IMigecio: dores siendo santos? carse
al altar?»
Para
de Roma, porque
Y
si
son pecadores, ¿por qué se atreven á acer-
él la Iglesia
allí
católica estaba reducida á la ciudad
todos eran santos y de
ella
estaba escrito:
Tu
super hanc petram aedijicabo Ecclessiam meapi; y por ser nueva Jerusalén que San Juan vio descender del cielo. Re-
es Petrus, et
Roma
la
probaba finalmente Migecio que
el fiel
comiera con
el
infiel:
Quod
cibus infidelimn polluat mentes fidelitim.
Era á
la
sazón Metropolitano de Toledo
cido de estirpe goda
do por modulo hereje.
(i)
el
celo de la
libellari
No
(l), fe,
famoso Elipando, na-
en 25 de Julio de 717
contestó
al libro
al
mismo
escasea, por cierto, las invectivas ni los sarcasmos: « Vi-
sangre de los godoss>, repite en
á Félix.
inflama-
de Migecio (epistolam tiiam
(íElipandus ex antigua gothorum gente prognatus
En
(2); el cual,
aptatam) en una larga carta enderezada
su Historia latina. ,
dice Mariana en
muestra, venza de la antigua
(lib. vii,
cap.
viii).
de 799 tenía ochenta y dos años, según consta en su carta
LIBRO
mos^y nos burlamos de se
á nosotros
II,
tu fatua
el fetidísimo olor
y
ser curado con vino
CAPÍTULO
y
I.°
279
ridicula locura.-» «Antes que llega-
de tus palabras. »
aceite^ sino
con el hierro.-»
«
Tu
No
desvario no debe
encontró dificul-
tad Elipando para dar buena cuenta de las aberraciones de Migecio.
¿Cómo David había de mo:
ser
¿Cómo
peccavi^ ego qui inique egi?-»
qtii
el
sí
mis-
me mater Espíritu
Santo había de ser San Pablo, trocado de perseguidor en Apóstol, después de haber custodiado
Esteban y oído en ie,
^quid
el
las
vestiduras de los que lapidaban á
camino de Damasco aquella voz: «Saule, San-
me persequerisH
Enfrente de
la
Trinidad corpórea de Migecio, coloca Elipando
dogma ortodoxo de
el
las tres personas, «espij'ituales^ incorpóreas, in-
divisas, inconfusas, coesenciales consustanciales, coeternas, en .,
una
di-
vinidad, poder y majestad, sin principio nifin, de las cuales el Profeta tres veces dijo: Santo, Santo, cielos
y
En
Señor Dios Sabaoth:
llenos están los
la tierra de tu gloria.»
lo relativo á los sacerdotes, asienta
cuerdamente
el
Metropo-
de Toledo que, siendo pecadores, non naturae viribus sed
litano
propositi adjumento per gratiam adquirimus sanctitatem. Por lo que
hace á
la
comida con
los infieles, bastóle recordar
comido con publícanos y pecadores. Ni de hacer á
Roma
único asiento de
orbis terrae.»
hanc petram,
etc.,
orbe, de la cual el niente,
y
No
toleró Elipando el absurdo
la Iglesia católica,
expreso: «Dominabitur a mari usque
ad términos
que Cristo había
ad mare
de sola
Roma
et
cuando
está
a fluminibus usque
dijo el Salvador:
Super
sino de la Iglesia católica extendida por todo el
mismo Señor
se recostarán
dijo:
«Vendrán de Oriente y Po-
con Abraham, Isaac y Jacob en
el
reino
los cielos» (l).
Todos (i)
ta
estos
buenos razonamientos de Elipando están afeados con
Increíble parecería,
si
no supiéramos cuánto ciega
á los hombres más eminentes, que
el
el espíritu
de sec-
protestante Walchio, autor de
la
mejor y más docta monografía que tenemos sobre el Adopciomsíno, se empeñe, apoyado en estas frases de sabor y doctrina tan católicos, en tener á Elipando por precursor de
la
Reforma, faltándole poco para incluir
politano de Toledo en el Catalogus iesimm veritaiis.
al
Metro-
HISTORIA DE LOS HETERODOXOS ESPAÑOLES
28o
alguna expresión de sabor adopcionista
y muchos
ultrajes á Migecio
al cual apellida
hoca cancerosa^ saco de todas las inmundicias^
improperios de
la
De
laya.
otra carta de Elipando,
cio juntaba á sus la
misma
Pascua.
En
libro, tejido
IV.
que
demás yerros
el
citaré luego, infiérese
concerniente á
la
que Mige-
celebración de
algunos códices del Chronicon de Isidoro de Beja, es-
Complutense y en el de la Biblioteca Mazarina (l), chantre toledano Pedro compuso contra ese error un
pecialmente en se lee que el
otros
y
el
de sentencias de
—El adopcjonismo
los
Padres
en España.
(2).
— Impugnaciones de Beato
Y Heterio
Grande
humano, y muy expuesto que mas seguro y encumbrado se juzgaba. Tal acon-
es la flaqueza del entendimiento
está á caídas el
teció á nuestro Elipando, que, con haberse mostrado adversario valiente
de
la
impiedad de Migecio, cayó en
el
error adopcionista,
defendido por Félix, Obispo de Urgel, y de su nombre llamado herejía Feliciana.
Por testimonio de Eginhardo consta que Félix era español, aun-
que algunos modernos (como pusieron francés.
de su ascensión á
No
el falsario
son conocidos
la prelacia.
Tamayo de
ni el
Salazar) le su-
año de su nacimiento
Convienen sus propios adversarios en
que era hombre docto y de vida loso de la pureza de la fe: y que
religiosa é irreprensible,
muy
ce-
se afanaba por convertir á los sa-
rracenos, con uno de los cuales tuvo por escrito controversia,
(i)
ni el
París, 1671.) (2)
«Vos
potuisse,
igitur quia pauci estis,
quam quod
¿unde putatis vos aliquid verius invenire
sancta universalis toto orbe diffusa tenet Ecclesia?
tegmine alarum illarum requiescite, ne vos ávida diaboli rapacitas, veniat, nefando gutture devoret. Redite ad Illa
vos foveat et nutriat, dúnec occurratis
nera corporis.» (Labbé, tomo vn, Synodus
Sub
si foris in-
pium Matris Ecclesiae gremium. in virum perfectum et plenitudirancofordiana.)
HISTORIA DE LOS HETERODOXOS ESPAÑOLES
.302
Como
discere desiderañs.
do
aquel hereje había traído en pro de su erra-
de
sentir textos alterados
luego), así
los
Carlo-Magno como
padres toledanos (según veremos
los prelados francofordienses, dijeron
por ignorancia que «no era extraño que
los hijos se pareciesen á
los padres».
Dos años después, en en
de 79Ó, y no en
el
el
791, fecha que tiene
colección de Labbé, convocó Paulino de Aquileya
la
Aunque expresamente no
ForojuUense 6 del Frioul.
sus cánones á Félix, contra
dividen
él
Concilio
nombre en
se
se dirige la condenación de los
de Dios en natural y adoptivo
al hijo
el
(l).
En
que
Symbolwm
el
Fidei se repite: «.Non putativus Dei filius sed verus: non adoptivus
minquam fuit propter hominem
sed proprius, qiiia
paire alienus-»
Ni se
qiiem assumpsit a
(2).
satisfizo
con esto
el
celo de Paulino. Tres libros
compuso,
Contra Felicem Urgelliianum Episcopiim^ precedidos de una larga dedicatoria á Carlo-Aíagno, obra en que
de mucho
buena intención supera
valor literario, por ser Paulino escritor de gusto pueril
al
y estragado^
la
como
bras del proemio:
Masdeu
nuestro «.
le califica.
Basta leer estas pala-
Reverendorum siquidem apicuní vestrorum sacris
veneranter inspectis syllabis, saepiíisque dulcedinis exigente recensitis est pabulimi siiavitatis ejiís in ore
sapore.factmn et
ce,
tanquam
ibifliii distilla?itis
favl, mellitae suffuscae guttitlae
faucibus meis, totum me procul dubio ex dulcedinis sapor possedit...-»
Apenas
se concibe
Lo peor
es
que
jos del blanco,
)
(2)
ttim sub
el
obra.
afectación en la barbarie.
tomo
la
divinidad del Hijo
non credimus qui
illis
dum unus idemque
leiensi in
contigit,
Patriarca de Aquileya dio en su refutación le-
filium dividere,
Vid, en
commodis
acusando á sus adversarios de arrianos y macedonia-
«Similiter et
tum Dei tur,
el
eo qiiod
A este tenor prosigue lo más déla
empeñado en demostrarles
nos.,
(i
mayor
meo quasi mel dul-
dum sit
vii
in
dúos videntem
y
del Espíritu
filios
unum
Chris-
illum naturalem et adoptivum affirmare moliun-
Dei hominisque
filius.»
de Labbé Concilium ForojuUense a Paulino Aqui-
causa Sacrosanctae
Tri7iitatis et ificarjtaiionis vcrbi
Hadriano Papa I anno
DCCXCl. Los
Divini congrega-
cánones son catorce, precedi-
dos de una larga arenga de Paulino. Pagi, Madrisio y Muratori señalan cilio la indicada fecha de 796.
al
Con.
LIBRO
CAPÍTULO
II,
Santo, que ellos no negaban. AI
promulgata
styli
ie,
Nate Dei^
el
la
Regula jidei
coeli
qui sidera
qui luce gubernas, torques...
(
i).
Metropolitano aquileyense en esta contien-
fama de su saber y doctrina
Islas Británicas.
obra pone
la
grande Alcuino, maestro de Carlo-Magno,
da: á su lado lidiaba el la
mundum
07n7tipote7is,
Pero no estaba sólo
quien por
de
303
mucrone, en versos algo mejores que su prosa:
Te Pater
Et
fin
1.°
Comenzó
le
había hecho venir de las
escribiendo á Félix una carta en tono de
exhortación cariñosa y no de polémica, y Félix
le
replicó en
un ex-
tenso libro, hoy perdido, fuera de algunos trozos que en su refuta-
Llamaba Félix á Cristo nuncupativum Deum^
ción conservó Alcuino.
pero exponía óptimamente
unidad de
la
la Iglesia.
decir de su adversario) la doctrina de
(al
Siete libros
yerro nestoriano con
empleó Alcuino para argüir con-
autoridad de
y de
los
Padres, sin olvidar entre ellos á los españoles Juvenco y San
Isi-
tra el
doro
la
la
Escritura
(2).
Pero antes de poner mano en su respuesta, había declarado con loable modestia Alcuino que él solo no bastaba (Ego solus non sufficio
ad
de
la
y suplicó á Carlo-Magno que enviase copias obra de Félix á Paulino, Richbodo y el español Teodulfo, obisresponsionem)
po de Orleans dos
(si
(i)
dices
(4).
(3),
Ya hemos
se escribieron),
no han llegado á nuestros
Así este opúsculo, como (col. 1.766
visto la del primero: las
y siguientes) en
de
días.
el Libellus sacrosyllabus, figuran
las
los otros
como apén-
Obras de Alalino ed. de Andrés Querceta,
no (Duchesne), París, 1617, que es
la
una edición más correcta de todas
las
que he tenido presente. Walchio
cita
obras de Paulino de Aquileya, hecha
por Madrisio. (2)
Magistri Albini Flacci Alchiiini contra
libri septem.
Véase este tratado en
tis
782 y
sigs.)
cálamo non contentionis y
(3)
Ep.
«De
F. Alcuini opera qiiae hacienus reperiri po-
Andreae Quercetani
iiiertint, studio et diligeniia
riim, 1617. (Col.
Felicetn Urgellitanum Episcopum,
Turone^isis, Luietiae Parisio-
«Scripsi Epistolam pridem Felici Episcopo, charita-
stimulo-¡>,
dice al principio.
VIII.
non Magistri sed subversoris placet mihi valde quod vestra sanctissima voluntas et devotio habet curam respondendi ad defensionem fidei catholicae. Sed obsecro si vestrae placeat pietati, ut exem(4)
libello
vero
infelicis
HISTORIA DE LOS HETERODOXOS ESPAÑOLES
304 Escribió
además Alcuino una Epístola
cokortatoria á Elipando,
convidándole á desistir de su error, y á que persuadiera á Félix á
mismo
lo
(l).
Mas de poco
altanero Metropolitano por
la tal carta. Irritado el
de Francfort y león herido,
los
tono manso y reposado de
le sirváó el
la
condenación
nuevos ataques á su doctrina, revolvióse como
y en un acceso de verdadero
delirio
ordenó aquella
in-
vectiva larga, erudita, punzante, mordaz, que lleva el rótulo á^ Epístola
Elipandí ad Alcuínum. Así empieza: «Al reverendísimo diáco-
no Alcuino, no sacerdote de llamado por
así
Cristo, sino discípulo del infame Beato,
nuevo Arrio que ha aparecido en
antífrasis: al
tie-
rras de Austrasia, contrario á las doctrinas de los Santos Padres
Am-
brosio, Agustín, Isidoro
si
y Jerónimo; eterna
convirtiere de su yerro; carta, apartada
como
la
de
si
llena
fe,
llama del azufre. Al negar
la
manchado con
tro el antifrasio Beato,
illius libelli
triarchae, similiter tris,
domno
como
tu maes-
las
inmundicias de
la carne,
y pseudo-profeta»
dirigatur Apostólico, aliad
Richbodo
et
se
adopción de Cristo no sigues
arrojado del altar de Dios, pseudo-Cristo
plarium
Señor,
de superstición, horrible
verdad, antes estás lleno del espíritu de mentira,
la
el
no, eterna condenación. Recibimos tu
verdadera
la
salud en
queque Paulino Pa-
Theodulpho Episcopis, Doctoribus Et tempore
ut singulis pro se respondeant...
(2).
et
Magis-
praefinito a vobis ferantur
vestrae auctoritati singulorum responsa. Et quidquid in
illo libello
vel sen-
tentiarum vel sensuum contra Catholicam fidem inveniantur, omnia Catholicis
exemplis destruantur.» (Ep
(i)
iv
Ad
Carolum Magnum.)
Epístola cohortatoria in Catholica fide. Empieza: (2)
Véase Obras de Alcuino^
«Reverendissimo
fratri
col. 902.
Albino Diácono, non Christi ministro sed An-
tempore
tiphrasii Beati, foetidissime discipuli,
gloriosi Principis in finibus
Austriae exorto, novo Arrio, Sanctorum Venerabilium Patrum Ambrosii, Augustini, Isidori,
suae, a
Hieronymi, doctrinis contrario,
Domino aeternam
Epistolam tuam a rectae
salutem, et
fidei
si
si
converterit ab errore viae
noluerit,
aeternam damnationem.
tramite deviam, nítore sulfúreo horrificam, su-
sermone exaratam, accepimus... Quod vero asseris nuUam carnis adoptionem in Filio Dei secundum formam servi de gloriosa Dei Virgine sus-
perstitioso
cepisse,
non vera persequeris, sed mendacio plenus esse ostenderis,
sicut et
magister tuus Antiphrasius Beatus Antichristi discipulus, carnis inmundicia foetidus, ab altare las
Dei extraneus, pseudo-Christus et pseudo-propheta.» (En
Obras de Alcuino y en
el
tomo v de
la
España Sagrada.)
LIBRO
Por semejante
estilo
CAPÍTULO 1°
II,
305
prosigue desatándose contra Beato y Alcui-
no, acusándolos de perseguir al santo confesor Félix., en los montes
y
hasta en las entrañas de la tierra. Confiesa que les quedaban pocos
porque
partidarios en España,
la perdición ancho; repite á ría^ la
ella
Con todas
Liébana.
camino de la vida es estrecho y
el
de
Alcuino que no se hinche con su sabidu-
cual no es bajada de
aunque merced á
el
sino terrena, animal, diabólica,
lo alto,
haya infestado á Francia, como su maestro
estas invectivas sazona Elipando
la
un largo catá-
logo de autoridades de Santos Padres, arrancadas de su lugar, en-
tendidas mal ó á medias, para que vinieran en apoyo de su
Apenas
se
cionista este
comprende que haya
sido invocado
de San Isidoro: «Cuando vino
la
pos, el Hijo de Dios, para salvación nuestra,
y
se hizo hombre-» (l).
vertencia
y
como
tomó forma de
deliberación, v. gr., este del Misal Gótico ó Muzárabe:
supone del referido Misal en
dum
hominis passionem
hay rastro en nuestra timentum carnis que
Y
siervo
Otros textos estaban falsificados con plena ad-
(2),
escribe adoptionem. Otros son de propia invención,
to.
texto adop-
plenitud de los tiem-
Hodie Salvator noster post assumptionem carnis
tivi
tesis.
la fiesta
v. gr.,
este
que
de Jueves Santo: Qui per adop-
suo non indiilget corpori, de
liturgia, ni
cita
donde Elipando
tampoco
lo cual
no
del adoptivi hominis ves-
Elipando como de
la
misa de San Espera-
todo esto lo atribuía á San Isidoro, á San Ildefonso, que dijo
en términos expresos que Cristo no era adoptivo, sino adoptador^ á
San Eugenio y San Julián, que en Concilios toledanos anatematizaron el nestorianismo.
Muy
bien y con harta elocuencia, aunque fuera de propósito, de-
muestra Elipando
la
humanidad de
Cristo,
que imagina negada por
sus adversarios; pero pronto cae en su error, al extremar con sutileza alejandrina la distinción
de Dios y
la
de
del siervo adoptado.
las
Y
dos formas en Cristo:
te
por dentro más amargas que la
manchará mi
cabeza...
¡Ay de
ti,
forma
una y otra vez llama á Alcuino
discípulo de Beato, no sin añadir: «^tus palabras
fluas,
la
hiél
por fuera son meli-
y el ajenjo... Nunca tu acei-
Austrasia, ay de
ti,
Alejandría,
i
(i)
mam (2)
«Postquam venit plenitudo temporis, propter salutem nostram, servi accepit, et factus est hominis filius.» Infesto Ascensionis.
Meséndez y Pelayo. — Heterodoxos.
II.
ao
for-
HISTORIA DE LOS HETERODOXOS ESPAÑOLES
306
que has engendrado
iin
y
nuevo Arrio para oscurecer
destruir la fe
católica]-»
No puede
más
presentarse
sa elocuencia de Elipando
empeña en
se
su herejía,
brillante
prueba del ingenio y ardoro-
que esta descaminada
cuando defiende
lo
carta.
que nadie negaba, está
«No podían
enérgico, vehemente, hasta inspirado:
Cuando no
vínculos del cautiverio (dice en alguna parte)
(l) si
ser rotos los
un hombre de
nuestro linaje y naturaleza, exento del original pecado, no borraba
con su propia sangre ordenado en
la
el
signo de muerte
plenitud de los
y servidumbre. Así estaba tiempos: de muchos modos, por con-
tinuos testimonios, había sido repetida la promesa, hasta que llegó
anhelado efecto. Grande es
el
el sacrilegio
de
los
que fingiendo hon-
rar á la Divinidad, niegan la verdad de la carne en Cristo, la
que nos
salva. Si el
Verbo no
hubiera podido salvarse, ni (i)
«Nam
niti
homo
non teneretur
ret, sicut
mundo
hecho carne,
ser reconciliado
carne
ni la
con
Dios...
quia captivitatis nostrae resolví originalia vincula non poterant,
nisi existeret
cio
el
se hubiera
verdad
nostri generis, nostraeque naturae, qui peccati praejudi-
et qui
inmaculato sanguine suo Chirographum letale dilue-
ab initio erat divinitus praeordinatum:
ita
estin plenitudine praefi-
temporis factura, ut multis modis significata promissio in diu expectatum
veniret effectum... In festat impietas,
magno autem
cum sub
sacrilegio se versari haereticorum mani-
specie Deitatis honorandae,
Cum
humanae
carnis in Chris-
secundum promissionem omnia saecula percurrentem, mundus sit reconciliatus in Christo, ut si non Verbum dignaretur caro fieri, nulla posset et caro salvari... Non ergo quisquam sibi erubescendum existimet Christianus de nostri in Christo corporis veritate, quia omnes Após-
to negant veritatem...
tol!
Apostolorumque
ita
discipuli et praeclari Ecclesiarum
quique doctores qui
ad martyrii coronara vel confessionis meruerunt gloriara pervenire, in hujus fidei luraine
spienduerunt, consonis ubique sententiis intonantes quod in Do-
mino Jesu Christo
Deitatis et carnis una sit confitenda persona. ¡jQuia
rationis siraüitudine,
autem
qua divinorura voluminum portione haeretica impietas
se existimet adjuvari, quae veritatem negat corporis Christi?
Cum
hanc non
lex testificari, non Propheta praecinere, non Evangelia docere, non ipse destiterit
Christus ostendere: quaerant per
omnem seriem Scripturarum, quo
te-
nebras suas fugiant, non quo verum lumen obscurent, et per omnia saecula ita
veritatem invenient coruscantem, ut raagnum hoc et mirabile Sacra-
mentum ab
initio
Sagrada^ tomo col. 910.)
v,
completum
videant creditum quod est
in fine
págs. 573 y 574, ó en las
Obras de Alalino, ed. citada,
..»
(España
LIBRO
Ningún
.°
307
I
avergüence de confesar
cristiano se
Cristo, puesto
CAPÍTULO
II,
que todos
los
y preclaros doctores de la gloria de la confesión y
lo real del
cuerpo de
Apóstoles, y discípulos de los Apósto-
y cuantos merecieron
llegar
les,
la Iglesia,
á
del martirio, resplandecieron tanto por
la
lumbre de
pronunciando todos en concordes sentencias
esta fe,
unión personal de
Divinidad y
la
con qué testimonios de
nes,
cuando
niegan,
ciarla, ni los
ni la ley dejó
Recorran
no para oscurecer
do desde
de
las
el
la
Profetas de anun-
mismo
Cristo de
mos-
Escrituras para huir de las tinie-
y verán esperado y vemos cumplido.»
verdadera
la
principio lo que en
el
testificarla, ni los
Evangelistas de enseñarla, ni
trarla clarísimamente? blas,
carne en Cristo. ¿Con qué razo-
la
Escritura se ampararán los que
la
la
luz,
el fin
creí-
¿Es posible que Elipando, que de esta manera comprendía y ex-
dogma de la personalidad de Cristo, no parase mientes en que él mismo tiraba á destruirla con su fantástica adopción} Grande ejemplo de humana flaqueza es este Obispo toledano, tap ardienpresaba
el
y convencido, pero descaminado por un yerro de inteligencia y un instinto soberbio, que le llevaron á morales caídas y aberracio-
te
nes, á falsificar textos
á calumniar
y
impudentemente
á sus adver-
sarios.
Por este tiempo
Félix,
andaba errante y perseguido, por Elipando ruega á su contradictor que mitigue la indignación
había vuelto á caer en lo cual
de Carlo-Magno con rey
la
que (como vimos por su réplica á Alcuino)
el
la herejía,
Obispo de Urgel, para que Dios no pida
sangre de su siervo.
Aumentaba cada primirlos juntó
el
día el
número de
Papa León
III
año 799. Hablan de este Sínodo del (l)
al
y
el
el
sectarios de Félix,
y para re-
un Concilio de 57 Obispos, en
mismo Félix en
adicionador de Paulo Diácono.
De
el
su Confessio Fi-
las actas sólo
quedan
fragmentos, que publicó por primera vez .Sirmond, y pueden verse
en todas
las
colecciones.
Harto confusa anda (i)
copi
«In
la
cronología de estos acontecimientos. El
qua Synodo, praesente Leone Apostólico,
numero
lvii residentes et
beatissimi Petri Apostoli, per tras excluserunt.i
plerique presbyteri ac
cum eo caeteri Episdiaconi cum eis in domo et
quorum omnium auctoritaíem
sententias nos-
HISTORIA DE LOS HETERODOXOS ESPAÑOLES
308
Arzobispo Pedro de Marca
(l)
habla de otro Concilio celebrado en
año de 799, al cual asistieron, por comisión del Obispos Leidrado, de Lyon, y Nefridio, de Narbona, con el
el referido
Urgel
Papa, los
abad Benedicto y otros prelados de la Galia Aquitánica. Pero Walchio tiene semejante Concilio por invención de Pedro de Marca, y el Padre Villanueva se acuesta á su opinión ese Leidrado no sea otro que
el
(2),
dando por probable que
Leidej'edus praesul almae genitricis
Dei Mariae in Urgello gratia Dei Sede praesidente, que firma una donación en 806, y que pudo ser sucesor de Félix, ya depuesto.
Admitido que
el
Concilio sea una ficción, porque ni quedan actas
ni testimonios antiguos
demos
afirmar es
do, Nefridio
extirpar los la Galia
el
que acrediten su
viaje
de
tres
existencia, lo único
enviados de Carlo-Magno, Leidra-
y Benedicto Anianense á Ürgel, para reducir á Félix y restos de su herejía. Á ellos y á los demás prelados de
Gótica enderezó Alcuino una epístola, que se lee
de sus libros contra Elipando Llegados
que po-
(3).
De
dos Obispos y
los
el
aquí nació
la fábula del
frente
al
Sínodo.
abad á Urgel, Leidrado puso
en manos de Félix un salvoconducto para presentarse á Carlo-
Magno
(4).
Y Félix compareció, no ante
un Concilio, sino en una conferencia
teológica habida en Aquisgram,
donde estaba Cario Magno,
muy
aficionado á aquellas deleitosas termas, conforme refiere Eginhardo:
vaporibus
Delectabatiir...
aquarmn
naturaliter calentinin. Por eso
cantó Manzoni: ;
Oh Mosa
err aniel ¡oh tepidi
Lavacri d'Aquisgrano! Ove, deposta Vorrida
Maglia,
il guerrier
sovrano,
Scendea del campo a iergere II novile sudor (5).
(1)
(2j
Vid.
Marca
Hispánica, cois. 260, 270 y 345.
Viaje literario,
tomo
x, pág. 25.
(3)
Vid. Obras de Alcuino, col. 920 y sigs. (Ed. citada.)
(4)
Dícelo
el
mismo Félix en
la
Confcssio Fidei: iPoslquam
domini nostri Caroli regis perductus sum, licentiam ab rabilis (5)
eo,
secundum quod
domimis Laidradus, Episcopus nobis in Urgello pollicitus Adelchi, coro del acto 4.°
ad praesentiain
est,
et vene-
accepimus.*
LIBRO
Lo que en Aquisgram
II,
CAPÍTULO
3O9
I.°
pasó, sabérnoslo por relación del
mismo
y de Alcuino. Expuso Félix su sentencia de la adopción; replicáronle varios Obispos con autoridades de San Cirilo, de San Gregorio Félix
Magno, de San León, y con
el
las
decisiones del Sínodo
Y entonces Félix, no por violencia^
799.
dad (non
sino
por
romano de
la fuerza
de la ver-
qualihet violentia^ sed ratione veritatis), abjuró por tercera
vez, ex toto corde (según él afirma), en presencia de
muchos sacerdo-
y monjes, prometiendo hacer penitencia de su pasado error y perjurios. Lo mismo hicieron, á ejemplo suyo, muchos de sus discípulos. tes
A los
que en Cataluña quedaban,
dogma de
Este documento, que en dirigido á los presbíteros
el
Nestorio con todas sus consecuencias.
Apéndice pueden ver
los lectores, está
Elmano, Ildesindo, Exuperio, Gundefredo,
Sidonio, Ermegildo, á los diáconos Vittildo
más
profesión de fe,
que abiertamente rechaza y condena, absque
del todo católica, en ulla simiilatione^ el
les dirigió ur\2i
ñeles de la Iglesia de Urgel
y
Witirico,
y
á los de-
(l).
Alcuino inserta una carta de Elipando á Félix, escrita poco después de
la
conversión de éste, que
en
está
da en
latín
el
de Toledo ignoraba. La
tal epístola
sumamente bárbaro y lleno de solecismos, como redacta-
estilo familiar,
y es útil, por tanto, para la historia de los orígenes
de nuestra lengua. Juzgúese por
el
comiendo: Sciente vos reddo, quia
exeunte lulio v estro scripto accepi, et exeunte Augusto vobis item conscripsi.
Nótase en toda la carta un absoluto olvido de los casos de la de-
clinación,
y abundan
frases construidas
de Sciente vos reddo
la
(te
de un
modo
tan extraño, como
hago sabedor). Comparada esta carta con
las
demás de Elipando, gramaticalmente escx'itzs, se reconocerá, sin duda, la
existencia de un dialecto familiar al lado del latín culto
de
la
época.
(i)
rre,
en
La el
maron de
De ese dialecto fueron naciendo
las
y
erudito
lenguas romances
(2).
Confessio Fidei se halla en las colecciones de Labbé, Mansi y Agui-
tomo xcvi de la las
Patrología de Migne y en otras partes.
Todos
la to-
Obras de Alcuino, donde también hay una breve epístola de
Félix, Filiae in Christo charissimae, previniéndola contra el adopcionismo.
Son
los únicos escritos
(2)
que de
él
conocemos.
Ducange (Glossarium mediae el
,
prefacio, núms. 29
También la inserta el Padre Apéndice, tomada de las Obras de Alcuino.
á 31) pone por ejemplo esta carta.
reproduzco en
et infimae latinUaiis
Flórez.
Yo
la
HISTORIA DE LOS HETERODOXOS ESPAÑOLES
310
Refiere Elipando en su carta, que un cierto Militen^ hereje de su
bando, qui recta de Deo tra Beato.
había enviado unos cuadernos con-
sentit^ le
Alude luego á su propia contestación al
hijo del
Averno,
al nuevo Arrio, Alalino, discípulo, no de Cristo, sino de aquel que
Pondré mi trono en
dijo:
Recomienda dadera
fe,
á un tal
el Aquilón,
y dice haber remitido
Cuando Elipando
seré semejante al Altísimo.
Ermedeo, para que Félix
á los adopcionistas) la carta
cir,
y
á los
de
le
instruya en la ver-
hermanos de Córdoba
(es
de-
Félix.
escribió esta carta, tenía ochenta
y dos
años,
y
no mostraba grandes deseos de convertirse. Pagi, Tamayo de Salazar
y algún
otro,
aseguran que
lo hizo,
plausible. Doloroso es decirlo, pero el
pero sin alegar fundamento
rumor de
la
abjuración de
Elipando es sólo una piadosa creencia, acogida de buen grado por escritores á quienes
muerto en
repugnaba que un Arzobispo de Toledo hubiese
la herejía.
Los
falsos cronicones,
peregrinas circunstancias, que la
dignidad de
la Historia,
ni
que con tantas y tan
recordar he querido por respeto á
exornaron
la
narración de los errores de
Elipando, fingiendo hasta cartas de Ascárico ó Ascario á á Ascario, no dejaron de llenar con
forjó
y de
él
mejor intención ese vacío y é invencionero Román de la
la
salvar tropiezo tan grave. El falsario
Higuera
él,
una carta del diácono Eutrando, en que se hablaba de
gran penitencia de Elipando. Gabriel Vázquez, que era teólogo y no investigador, aceptó como legítimo ese documento en su libro
la
sobre
adopcionismo
(l).
Disptiiationes duae contra errores Felicis et Elipaiidi, de servituie et adop-
(i)
iione
el
Chrisü
in Concilio Franco/urdie?isi damnatos. Auciore
muy
P. Gabriele Váz-
aunque de interés más científico que histórico. En excusa de Elipando escribió también el Padre Nieremberg una carta á Ramírez de Prado. Publicóla éste en su edición del Falso Luitprando. quez... Compluii,
La vida de como tomada
1594. Libro
S. Beato,
falsos,
que Tamayo de Salazar publicó en su Martirologio
del Leyendario asiuricetise, es, en
sino apócrifa, y obra del
mente
curioso,
como
el
mi
sentir,
mismo Tamayo. Contiéneuse en
afirmar que Félix
ixít francés
no sólo interpolada,
ella
hechos evidente-
y discípulo de Elipando,
la
de Beato y Heterio al Concilio de Francfort, un supuesto Concilio de Toledo (por confusión con la Junta de Aquisgram), en que Elipando abjuró asistencia
con lágrimas y sollozos su doctrina, etc. El falsario manifestó tanta ignorancia como atrevimiento. Lo extraño es que autores de seso le hayan seguido.
LIBRO
Lo
311
I.°
Único que sabemos ya de Elipando, es que Alcaino
contra sibi
CAPÍTULO
II,
él
una obra titulada
quatuor Alciiini contra epistolam
Libelli
ab Elipando directam, qtdbtis evacuat pt'avas
refutando su error Félix.
Lo que de
illas assertiones,
ala conversión con el ejemplo de
y amonestándole
este libro nos interesa es la confesión
hace de no encontrarse en
los
nistas que Elipando citaba:
Hijo de Dios: Juvenco
compuso
Padres españoles
que Alcuino
las frases adopcio-
«San Isidoro nunca llamó adoptivo
al
llama expresamente hijo propio: San Julián
le
nada dice que favorezca tu opinión,
ni
en los Sínodos Toledanos
puedes apoyarte... Bien sabido tenemos que has alterado perversa-
mente y con inaudita temeridad sus sentencias, lo cual he podido comprobar después de la conversión de Félix, ahora compañero nuestro»
(i).
De
esta
manera reparó Alcuino
agravio inferido á
el
nuestra Iglesia por los Padres de Francfort, que admitieron cual legítimos los textos de los doctores alegados por Elipando, después de haberle convencido de falsario en citas de San Agustín
rónimo
y San
Je-
(2).
Si oscui'O es el fin
de Elipando, no menos
puesto algunos que tornó á su
Silla
estos versos del poeta sajón, analista
Quo
de Félix. Han su-
el
y á sus honores, fundados en de Carlo-Magno:
praesente, Petri correctus
in.
aede Beaii
Pontificum coram Sancto, celebrique Senaiu
Da?nnauit prius infcliciter a se
Oriam perfidiae
Ad propriae
secia^n,
meruitque revertí
rursus retinetidum sedis honor em.
Pero, ¿quién no ve, por los versos que á estos preceden, que el
autor se refiere á
la
primera abjuración de
del Concilio Ratisbonense,
y no á
la
P'élix
en Roma, después
de Aquisgram? ¿No
lo dice
bien claro
(i)
«Sententias vel perverso interpretari sensu, vel pérfida vos inmutare
temeritate agnovimus, veluti in aliquibus probavimus
locis,
dum
ad nos per
Felicem, olim vestrum, nunc autem nostrum commilitonem, plures vestri erroris pervenerunt litterulae.» (Lib. (2)
«Sanctorum Patrum per
perfidiae
veneno corrupta.»
ii
Contra EUpandum.)
loca, testimonia
invenimus posita, sed male
HISTORIA DE LOS HETERODOXOS ESPAÑOLES
312
Hinc ad
catholici deduchis Principis atilam
{ídem Regina
A multis Est
ibi
nam ium
Praesulibus Synodoque frecuenti
auditibus, et errorem docuisse
Cotivictus^ post haec
Si el
hyemavit^ in urbe)
nefandum
Adriano miititur almo?
Papa era Adriano, ¿cómo hemos de suponerle vivo en 799?
Es extraña
de Masdeu en esta parte.
la alucinación
Fuera de controversia parece que Félix murió en Lyon (Lugdunum), según unos en 8oo, según otros en 804, y no
falta
quien retrase
fecha hasta 8 1 8. Durante sus últimos años había dado muestras
la
de tornar
al
antiguo error. Refiérelo San Agobardo, Obispo lugdu-
nense: «Enseñó Félix á algunos que nuestro Señor Jesucristo, según la carne,
había ignorado dónde estaba
el
sepulcro de Lázaro, puesto
hermanas: ^uhi posmstis eum? y que había ignorado verdaderamente el día del juicio, y lo que hablaban en el cami-
que preguntó á
no
las
los dos discípulos
de
las
cosas que habían pasado en Jerusalén,
y que tampoco había sabido quién de sus discípulos le amaba más, dado que preguntó: {Simón Petre,amas me plus hisi De todo esto deducía Félix que
no
el
el hijo
adoptivo podía ignorar estas cosas, pero
propio». Agobardo, sabedor de las predicaciones del antiguo
Obispo de Urgel, procuró convencerle con razones y autoridades de
los
Santos Padres, que los modos de hablar humanos que
no han de entenderse á
gelio usa,
el
Evan-
en material sentido. Pro-
la letra ni
metió Félix enmendarse, pero después de su muerte se supo que había explicado á
muchos
la crucifixión
Isaac. El cordero era para él
con
el símil del sacrificio
símbolo del hombre adoptado que había
de padecer en la cruz, en vez del Isaac celeste, que impasible.
Christos
y
De
aquí á
el
hombre
males, encontró
(i)
la distinción
Jesús,
Felicis...
como
gnóstica ó nestoriana entre
no había gran
Agobardo entre
«Post obitum
de
distancia. Para
los papeles
inventa est a nobis
sub specie interrogationis et responsionis:
tal
era
el
Eon
colmo de
de Félix una cédula
quaedam cédula ab eo
quam cum
(l),
edita
legentes considerare-
mus, inspeximus hominem diligenter et fraudulenter instaurasse, quantum in se fuit,
omnem
pravitatem dogmatis... qui
licet aliqua verba,
quae prius
imprudenter efferebat, postea suppresserit, aliqua tamen nunc addidit quae tune reticuit.»
LIBRO
II,
CAPÍTULO
313
I.°
donde en forma de preguntas parecía volver
á su antiguo error, aña-
diendo frases de marcado sabor nestoriano. Refutólas San Agobardo
dogma Felicis Episcopi Urgellensis: Ad Ludovicum Pium Imperatorem. Más que dudoso es, por tanto, el final arrepentimiento de Félix. Aunque el escrito discreta
y templadamente en
hallado por San
demás nueva
indicios pasan de
defiende,
le
derando
fuese anterior á la profesión de fe., los
vehementes. Sin embargo,
se proponía hacer
y
y oscuridades de
llegase á hacerlo,
el
padre Villa-
una apología extensa, pon-
de Félix, haciendo notar
las virtudes
contradicciones
no
Agobardo
su Liber adversus
anacronismos,
los
su historia, etc. Es lástima que
me
porque su monografía
hubiera servido mu-
cho para este capítulo. Tantas abjuraciones y recaídas, tanto variar de opinión á cada paso, dieron á Félix reputación de si
hombre
bien se mira, su carácter lo explica todo.
santo: la iglesia de Urgel le
En
ha venerado como
costumbres era un
tal,
bardo confiesa que muchos admiraban y seguían lix,
movidos sólo por
la
rectitud de su vida
(l).
tornadizo. Pero
y
liviano
y
la
el-
mismo Ago-
doctrina de Fé-
Pero á sus buenas
cualidades mezclaba una debilidad grande de genio, una desdichada
tendencia á dejarse arrastrar de cualquier viento. Por huir del error
de Eutiques cayó en le
y
retractarse.
cía recaer
muy
explicar á su to, sin la
Pero quedábale
pronto.
el
tenía reparo en ab-
torcedor de
La monomanía de
modo y por
y no
la
duda, y
la adopción^ el
extraños caminos
unión hipostática y sustancial de
la
le
ha-
empeño de
personalidad de Cris-
las naturalezas, trajéron-
toda su vida inquieto y desasosegado.
No los
así á
que
guida.
y
de Nestorio^ dice San Agobardo. Convencían-
á veces los argumentos de los católicos,
jurar
le
el
Elipando, hombre de otro temple, altanero y tenaz, de
se casan
y todos
llevan á suponer
(1)
nia
la dejan,
De Elipando no sabemos ninguna
su carácter
y en
con una opinión y no
sus actos,
que no dudó
las agitaciones
y hasta
ni vaciló
máxime
si
es perse-
abjuración total ni parcial, el
tono de sus polémicas,
nunca. Félix, en su dulzura
de su conciencia, se parece á Melancton. Eli-
«Qui incaute admirantes vitam praedicti Felicis, probanda putant om-
quae
dixit.»
(Véase
irum, pág. 238 del
el
tomo
tratado de
xiv.)
Agobardo en
la
Bibliotheca Veterum
Pa-
HISTORIA DE LOS HETERODOXOS ESPAÑOLES
314
pando, por
mal en rios
la
y de
lo fanático
pluma
agresivo, recuerda á Lutero.
y
afrentas.
abad Calordo y á
l(js
Hay en
de intento para condenar et
fecha del año
V
Félix
al
y
de San Saturnino de Taber-
otros,
mismos
á quienes enderezó Félix su
esta escritura
una frase que parece puesta
que son precisamente
guem pro nos
donación del Obispo Leideredo
presbíteros Ucanno, Eldesindo, Exuperio, Gon-
thefredo, Sidonio, Ermegildo
Confessio Fidel.
personajes que en esta
relativo á los
(l)
herejía intervienen, es la citada
Con
sentarían
del fraile sajón aquellas epístolas, llenas de dicte-
El último documento
nols,
No
los
el
adopcionismo: per g'/oriosissimo homine^
pro nostra salute
suscepit.
de Carlo-Magno, S06 de
y Elipando murió
el
Tiene este instrumento la
era cristiana
la
(2).
y no podía tener cavilaciones. Lo ex-
adopcionismo,
otra suerte una herejía nacida de particulares
traño es que durase tanto y pusiera en conmoción á media Europa, y tuviera buen número de secuaces, aunque pocos nombres se han
conservado. Investigando-sus causas, hallárnoslas, hasta cierto punto,
en
las reliquias
de
Constancio, y en tal
las
Rústico consultó
de Theudis
(3).
tormenta, sin
doctrina nestoriana, censurada por Vital
la
al
Obispo de Valencia, Justiniano, en tiempo
Pero nada de esto hubiera bastado á producir aquella
las sutilezas
y
espíritu
quedad y fanatismo de Elipando. En
(i)
vertir
y
opiniones bonosiacas, acerca de las cuales un
movedizo de
y
Félix,
la ter-
anterior poco hubieran
el siglo
Para apurar cuanto acerca de esta herejía conozco, no dejaré de ad-
que Benedicto Anianense, prelado de Septimania,
escribió
taUo adversus Feliciananí impietatem, que publicó Baluze en
una Dispu-
el libro iv
de sus
Misceláneas.
Algunas de
las epístolas
Nótese sobre todo
de Alcuino se refieren asimismo á esta cuestión.
la lxix,
error de los españoles. Acaso (2)
Ad fr aires hubo
higdimeiises exhortándolos á huir del ,
otras refutaciones,
Véase en Villanueva, Viaje
literario,
tomo
x,
hoy perdidas. apéndice, documento
iv,
págs. 225 y siguientes. (3)
Lo mismo
«Nec lubet
diffiteri
a Bonosiacis in ciliis
opina Walchio en su Historia Adoptionorum:
mihi probabile videri, doctrinam de adoptione Christi
Hispaniam esse illatam atque ab eo tempore, clandestinis con-
conservatam: a Felice denique emendatam magis eaque quae
Christo
Deo
dixerant, ad Christum
hominem
revelata fuisse.»
illi
de
LIBRO
CAPÍTULO
II,
influido estas circunstancias: Concilios
en su nacer aquella saba
y
Pero
secta.
los
y doctores habrían ahogado
desdichados tiempos que atrave-
Península ibérica, conquistada en su
la
315
I.°
mayor parte por árabes
francos, eran propicios á cualquiera revuelta teológica,
á todo linaje de prevaricaciones.
En
aciagos
momentos
voz del Metropolitano de Toledo, para secundar Urgel, y dividir, más que lo estaba,
ciendo
al
cuando no
se levantó la
la del
Obispo de
pueblo cristiano, introdu-
confusión en las almas y llenando de tinieblas los enten-
la
Una
dimientos.
sutileza vana,
que en otros tiempos hubiera sido
materia de disputa para teólogos ociosos, levantó inmensa hoguera»
porque toda controversia y división entre
migo llamaba
á las puertas, era echar leña
que principiase
el
desorden y
la
cristianos, al
cuando
el
ene-
fuego. Triste cosa fué
rebelión por la cabeza,
y que
el
Obispo de Toledo, sucesor de Ildefonso, de Julián y de Eugenio, en vez de animar á los fieles al martirio ó á la guerra santa, esparciese entre los suyos
la cizaña,
trayendo nueva tribulación sobre
la Iglesia
española.
Pero no
lo
dudemos: esta tribulación, como todas,
á la vez
que
providencial castigo de anteriores flaquezas, fué despertador para
nuevas y generosas hazañas. Ella aguzó el ingenio y guió la mano de Beato y Heterio, para que defendiesen la pureza de la ortodoxia
con
mismo
el
invasores los restos de
en
los
que había defendido Pelayo de extraños
brío con
la
montes cántabros.
doriana, ritanos,
allí
civilización
Allí se
hispano-romana, amparados
guardaba intacta
vivía el salvador espíritu de Osio
y de
de Liciniano, de Maussona y de Leandro.
la
los
tradición
isi-
Padres Ilibe-
Y la
herejía fué
vencida
restos de ella quedaron.
España
la
al
arrianismo, que antes
habían
y humillada por Beato: ni rechazó como al priscilianismo y
amenazado. llas
No hubo
la
Inquisición ni tormentos que sofocasen aque-
doctrinas, ¿Quién había de encender las hogueras? El impulso
venía de arriba. Los adversarios eran un pobre monje de Liébana
un Obispo
sin diócesis. c'Q'Jé
vivía entre los
y
podía temer de ellos Elipando, que
musulmanes? Cierto que
el
adopcionismo fué conde-
nado en Francia y Germania, y que escribieron contra él Alcuino y Agobardo; mas ¿por ventura se cometió algún acto de violencia con Félix ó sus parciales, siquiera abjurasen y reincidiesen, y tornasen
3l6
HISTORIA DE LOS HETERODOXOS ESPAÑOLES
á levantarse?
No hay
el
error murió, porque ningún error
¿No hubiera sido muy de temer
arraiga en España.
una
duda:
la
fundación de
cisma acompañado de
Iglesia nestoriana, es decir, el
¿Cuándo hubo circunstancias más propicias á Elipando de hacerse Patriarca y cabeza de
ello?
¿Quién privaba á
la Iglesia
tendría alguna vez este mal pensamiento,
la herejía?
de España? ¿No
tan independiente y
él,
tan despreciador de toda autoridad que contradijera sus abe-
altivo,
rraciones?
No
creo necesario insistir en su doctrina. Virtualmente queda ya
expuesta por boca de amigos y enemigos: documentos hartos para juzgarla tiene el lector así en el texto
como en
habrá visto que Félix no fué arriano, ni iconoclasta, por más que con todas estas culpas
mal informados
(l).
le
Ya
los apéndices. ni
macedoniano^
hayan cargado historiadores
Walchio redujo con buena
crítica los capítulos
de condenación del adopcionismo á cinco: I.
— La
distinción
en Cristo,
hijo propio
humanidad II.
aXXwe xal
de Dios según
(non similiter sed dissimiliter) la
Divinidad, adoptivo según la
(2).
— La regeneración de
del bautismo, III.
álltác,
y en
él
Cristo,
que como hombre tuvo necesidad
fué adoptado
(3).
— La frase Dios nuncupativo, fórmula inepta y errónea,
parece indicar que Félix no entendió
la
unión hipostática ni
la la
cual
com-
municatio idiomatum. IV.
—
forma
1^3.
usada en
De
del siervo, entendiendo
mal
la frase
servum Dei^
las Escrituras.
modo
en su reciente y hermosa monografía Les Biblioiheques espagnoles du Haut-Moyen-Age, contando á (1)
distinto
yerra
el
Padre Tailhan,
Claudio de Turín (cuyo yerro fué únicamente
la
S. J.,
iconomaquia) entre los prosé-
litos del adopcionismo. (2)
ter
Dícelo Agobardo: «Utrum Christus Dominus ¡n utraque natura simili-
sit filius
Del an
dissimiliter. Ule respondit:
non
similiter sed dissimiliter...
quia sicut in se continet duas naturas... ita duobus modis creditur Dei
Secundum
divinitatis
substantia: juxta tate, plácito, (3)
essentiam natura, veritate, proprietate, genere... atque
humanitatem vero non natura, sed
^ratia, electione,
volún-
praedestinatione, adsumtione et caetera.»
Compruébalo Alcuino: «Refert quoque
mo indiguisse
filius...
volens, ut videtur,
eum
in
(Félix)
eum
(Christum) baptis-
baptismo adoptari, sicut et nos.»
LIBRO
V.
— El
CAPÍTULO
II,
I
.°
317
suponer ignorancia en Cristo, por mala inteligencia de
varios lugares del
Nuevo Testamento.
Comparaba Félix
la
adopción de Cristo con
de
la
los Santos,
con
diferencia de estar el primero exento de todo pecado: «.Adoptio-
la
nem
Christi adoptioni
caruerit
omni
piorum
peccato.-¡>
El
esse similem:
hac tamen
nombre de Dios
ut Ule
lege.,
sólo podía aplicarse á
hombre, como extensivo y común á entrambas naturalezas, non de esseniia sed de nomine, quod comniune sit utrique Cristo, en cuanto
naturae
(i).
El adopcionismo, sin ser un juego de palabras
Mosheim y
otros teólogos protestantes afirman,
como Basnage,
es
una herejía de
carácter bizantino, una sutileza dialéctica, sin trascendencia en la historia del pensamiento.
en
manera cómo
la
Pero en
la
fué expuesta
naturaleza
y combatida por
tenemos un
brillante ejemplo del estado
aquel
En
siglo.
la
alto
la
ortodoxos,
los
de España en
intelectual
la
ignorancia
servidumbre. Aquí no: se disputaba acerca del
de
la cuestión,
otra nación hubiera brotado una herejía grosera,
propia de entendimientos oscurecidos por
por
misma de
Christologia,
la
y abatidos punto más
consustancialidad del Verbo; los argu-
mentos, sobre todo en los impugnadores, eran unas veces otras profundos,
De una y
como de gente amaestrada en
otra parte
menudeaba
la
la
razón.
erudición bíblica, y Beato
y He-
merecen y obtienen el lauro de Cuánto habían estudiado los Sagrados terio
las
de
sutiles,
las lides
muy entendidos libros,
expositores.
cuan presentes tenían
obras de los Padres latinos y de algunos griegos, muéstralo
comentario de nuestro doctor montañés exposición, verdadera
peregrina
(i)
(2),
al
Catena Patriim, agotó
y merced
á él
Para aclarar más y más
el
Apocalypsis. S.
invisibilia condidit,
han llegado á nosotros considerables
verdadero espíritu de
sed per illum qui non est
la doctrina,
est
(2)
nequáquam adoptivum
Divinitate,
mundum
repro-
de Virgine
filius
visi-
adoptione sed
genere: ñeque gratia sed natura. Et per istum Dei filium, adoptivum nitate, et
esta
Beato su erudición
duzco este trozo de Elipando: «Non per illum qui natus bilia et
En
el
huma-
redemit.»
Esta Exposición fué impresa por primera y única vez en 1770, gracias
ala diligencia del Padre Flórez. Fué de
las
obras más estimadas en
la
Edad
Media, y ha llegado á nosotros en códices de grande importancia paleográ-
historia de los heterodoxos españoles
3t8
fragmentos de obras hoy perdidas. Félix era en Francia respetado
como
por su saber, y tuvo discípulos tan notables
español Clau-
el
Obispo de Turín. El hombre más señalado que en
dio,
de Carlo-Magno,
la corte
el
en su réplica, y
él
solici-
de otro español, Theodulfo, Obispo de Orleans, por-
auxilio
que no se atrevía á
lidiar él sólo contra adversarios tan temibles
Félix y Elipando, dice Hauréau
nota publicada por
realidad
la
(l).
como
Parece, en efecto, según una
Padre Montfaucon, que Theodulfo escribió
el
contra Elipando, aunque
En
poseía
bretón Alcuino, pagaba justo tributo á
de Beato, quedando inferior á
la ciencia
taba
el
letras
herejía
el libro
misma
no se conserva.
(y se
puede hablar de
que no tiene sectarios
ella
con toda
libertad,
porque hace
como no
sea alguno de esos impíos modernos, que tienen la pere-
siglos
apologistas,
ni
grina ocurrencia de aprobar toda heterodoxia, por lo que tiene de negativa, sin reparar
contradictorias), la herejía,
no deja de mostrar alguna perspicacia y lucidez en sus auto-
dicro,
No
res.
que aplauden cosas
de ocurrirse á cual-
es el 7iestorianismo puro, error fácil
quiera que se ponga á desbarrar acerca de la Encarnación, sino
un término medio algo
original é ingenioso.
Excusado
es advertir
que no tenía condición de vida, y estaba, además, en el aire. Por ser nestorianismo vergonzante, no se apartaba menos que el error de Nestorio de la verdad católica. Era
mo de
los krausistas
con relación
al
como
el
panentkeis-
panteísmo espinosista ó
al
de
Schelling.
Pasó, pues, el sistema de tantas otras extravagancias
fica,
de
como
los
la
adopción
al
y caprichos
sepulcro del olvido, teológicos,
que sólo han
de Urgel, Gerona, Valladolid, San Millán (hoy de
la Historia), y
San Isidoro de León (hoy de
la
como
la
Academia
Biblioteca Nacional). Se di-
vide en doce capítulos, y está dedicada á Heterio. [Vid. A. Blázquez: Los manuscritos de los Comentarios al Apocalipsis de S. Juan por S. Beaio de Liébana,
en
la
Revista de Archivos^ Bibliotecas y Museos del año 1906; P. G. Antolín; íín
códice visigodo de la
Explanación del Apocalipsis por
S.
Beato de Liébana, en
Lxx y Lxxi de La Ciudad de Dios, donde demuestra que la Explanación atribuida a Apringio de Beja, fué escrita por Beato de Liébana, y describe un códice escurialense que la contiene; y A. Bonilla: Historia de la Filo-
los vols.
sofía española, (i)
i,
275-277. (A.
B.)'\
Singularités historiques ei litter aires.
,
— Theodulphe.
.
LIBRO servido para dividir las doctrinas.
CAPITULO
II,
I.°
y embrollar
la Iglesia,
319
más
la
santa,
y pura de
Pero indirectamente fué ocasión de un desarrollo de
apologética cristiana no despreciable
(l).
Fuentes de este capítulo. Aunque ya quedan indicadas, conviene
(i)
reunirías.
de Migne, tomo xcvi de
Chronico7i del Pacense (sigo la ed.
Papa Adriano (dos á Egila y Juan, otra á tomo v de la España Sagrada.
Epístolas del
En
el
la Patrología);
Obispos españoles).
los
Elipando: Epístolas. Son siete. Las dirigidas á Migecio, á los Obispos de las Gallas y á Carlo-Magno, fueron impresas por el Padre Flórez en el citado
tomo
V.
La que
se endereza
al
abad Fidel, está en
Las encabezadas á Alcuino y á Félix, en
el
el
de Alcuino.
Heterio y Beato: Líber de adoptione Christi, (En
de Migne, ó en
logía
Lyon,
de
el xiii
Máxima
la
de Beato y Heterio.
libro
tomo xcvi de
el
Biblíotheca
la
Patro-
Veierum Patrtiin.
1677.)
Alvaro Cordobés: Epístolas
i
y
iv
en
el
tomo
xi
de
la
España Sagrada, que
contiene las obras de los santos varones cordobeses.
En
Félix: Confessio Fídeí.
las
obras de Alcuino.
Paulino de Aquileya: Contra Felícem episcopum. Libri
de Alcuino ó en
las del
mismo
En
En
las
obras
Paulino. (Ed. de Madrisio.)
Alcuino: Contra Felícem, libri septem. tra Elipandum.
tres, etc.
— Epístola ad Elípa?idum. — Líbellí conDu Chesne
de Andrés Quercetano ó
sus obras. (Ed.
París, 16 1 7.)
Synodus Francofiír diana. tertii.
(En
las
— Líbelliis
sacrosyllabus.
— Syriodtis
Leonis Papae
colecciones de Concilios.)
— Amiales
Francorum Fuldenses ab anno 714 ad Anuales rerum Francicarum ab amio 741 ad annum 814. Caroli
Qhronicojí Aloissiacense.
annum goo. — Magní vita ab íncerto auctore. — Egínhardi, Vita Caroli Magni. Poeta sajón: De gestís Caroli Magní, libri quinqué, etc. En los tomos y 11 de la colección
—
—
i
de
Du Chesne:
Historiae Francorum scríptores coaetanei ab ipsius gentis origine
ad nostra usque témpora. S.
París, 1636.
Agobardo: Adversus dogma
Felicís.
En
el
tomo xiv de
la
Max.
Bíbl. Vet.
Pat. Ed. lugdunense.
Gabriel Vázquez: Disputatíojies duae. (Vid. supra.) Después fueron incorporadas en sus comentarios á
la
Summa,
tratado
De
Incarnatione.
Nieremberg: Carta á Ramírez de Prado en Luitpraitdi opera quae
exta7it...
y de poca cuenta. Pedro de Marca y Esteban Baluze: Marca Hispánica, sive Limes Hispanicus
notis illustrata. A?ituerpiae, 1640. Libro apócrifo
París, 1688, lib. ni, cap. xii.
Flórez:
España Sagrada, tomo
v.
Es rico en noticias y documentos.
Christiani Guill. Franc. Walchii: Historia Adoptionorum. Goettinguae, sumpti-
HISTORIA DE LOS HETERODOXOS ESPAÑOLES
320
bus Dan. Frid. Kuebleri^ 1755, xn-288 págs. Es el mejor trabajo sobre la ma-
aunque no inmune de resabios de secta (el autor era luterano). Cita algún otro trabajo anterior y breve de Jacobo Basnage, Mosheim, etc., y sobre todo la disertación de Madrisio (Madru de Udina), De Felicis ei Elipandi teria,
haeresi, incluida
en
el
Thesmirus theologicus del Padre Zacearla, tomo
ix,
pá-
gina 353. Villanueva: Viaje literario,
de Urgel en
la
tomo
x.
Suple en algún
modo
la falta
del
tomo
Esp. Sag.
Véanse además
de Ambrosio de Morales, Mariana
las Historias generales
(que dedicó un buen capítulo á este asunto), Perreras, Masdeu (que incurre
en graves errores, como la secta
bonosiaca, en
etcétera), los Anales
(lleno
paña
en
esto,
de convertir
al
antiguo hereje Bonoso, padre de
monje de Liébana, compañero de
de Baronio,
como en
del doctor
el
lo
las notas
de Pagi,
demás, de fábulas),
La Fuente,
la
el
S.
Beato y escritor,
Martirologio de
Tamayo
Historia eclesiástica de Es-
etc.
No he querido hacer mérito de las invención de Román de la Higuera.
supuestas cartas de Ascárico ó Asearlo,
COMPLEMENTO DEL CAPÍTULO
II
(LIBRO
I)
OPÚSCULOS DE PRISCILIANO
"
Y MODERNAS PUBLICACIONES ACERCA DE SU DOCTRINA
*
I
Á excepción
del Concilio Iliberitano, ningún episodio de nuestra
primitiva historia eclesiástica (entendiendo por
romana) despierta tanto interés versias
como
siglo IV.
tema cio
la
La muy
larga,
España
puede promover tantas contro-
este sis-
que fué objeto;
el supli-
teológico; las varias condenaciones de
en Tréveris de sus principales secuaces (primera sentencia capi-
torias noticias
herejía); el
que acerca de
y, finalmente, el misterio la secta,
cia
la
aunque contrastada vida que logró
movimiento de ideas
todo este obscurísimo proceso se
de
de
aparición y desarrollo del priscilianismo á fines del
por delito de
tal
ni
tal la
él
religiosas
que en
vagas y aun contradic-
refleja; las
nos transmiten los contemporáneos,
que envuelve todos
bastan para justificar
los actos
el interés del
de cualquier nuevo dato relativo á
tema y
y opiniones la
importan-
él.
El resultado de las investigaciones, que ya
podemos llamar
anti-
acerca de esta materia, y que hoy es forzoso rehacer casi por entero, puede encontrarse resumido en la notable disertación de
guas.,
Francisco Girves, *
bro vos,
De
historia priscilüanistarum dissertatio in ditas
Insertamos en este lugar, á título de complemento del capítulo
ii
(li-
por Menéndez y Pelayo en la Revista de ArchiBibliotecas y Museos del año 1899 (núms. i, 2, 3, 4, 8, 9 y 10). (A. B.)
i),
los artículos publicados
Menéndez t Pblayo. — Heterodoxos.
II.
21
HISTORIA DE LOS HETERODOXOS ESPAÑOLES
322
partes disiributa (Roma, 1750); en lianistanim haeresi
(1751); en la de
et historia
Dissertatio critica de priscillianistís
De priscil-
Th. Cacciari,
la del P.
Simón de
Vries,
eorumque fatis, doctrina etmori-
bus (Trajecti ad Rkenum, 1745); en
Geschichte des Priszillianis-
la
M. Mandernach (185 1); en los Estudios histórico-criticos sobre el priscilianismo, del sabio Canónigo de Santiago D. Antonio mus, de
J.
López Ferreiro (1878), y en doxos españoles (1879);
sin
tomo
el
de mi Historia de
i
contar una porción de libros que más
incidentalmente tratan de este asunto, tales siásticas
de España, de
gnosticismo,
como
Gams y
como
las historias ecle-
Lafaente; las historias generales del
de Matter (1833), y del maniqueísmo, como
la
de Baur (Das manichdische Religious System^ i^Si)) y simo estudio de Jacobo Bernays sobre (Berlín,
1
los hetero-
la
el
la
importantí-
Crónica de Sulpicio Severo
861).
Claro es que no todos estos trabajos tienen
procediendo
casi
el
mismo
valor,
y
que,
todos de teólogos de diversas comuniones, adole-
cen más ó menos del carácter polémico y del punto de vista confesional propio de sus autores. Pero la parte
cede siempre de
las
pero, Montano, Santo Toribio,
su tesis
textos que reunió
Idacio,
San
Isidoro, algunas actas de Conci-
y concordó
con que muchas de
Enr. Bern. Luebkert en
los discípulos
se fundan en tradiciones orales de
picio Severo,
escribe de un
Véase
que
es el
modo
la lista
muy
exiguas, aun contando
no son de contemporáneos de
ellas
mo. Casi todas hablan de
(i)
J.
(i).
Estas referencias son evidentemente
y
San León Magno, San Prós-
muy útil De haeresi prisciílianistarum exfontibus denuo colla-
(Hauniae, 1840)
tis
histórica pro-
mismas fuentes (Sulpicio Severo, San Jerónimo,
San Agustín, Orosio, Bachiario,
lios, etc.),
meramente
más bien que
muy
priscilianis-
del maestro,
dudosa procedencia. Sul-
que nos ofrece una narración más seguida,
retórico, imitando
completa de
los
inoportunamente á Salustio,
documentos y autores que extracta:
Acia Conciliorum. — Ambrosius. — Angustinus. — Bachiarius. — Damasus. — Hie-
— Idatius. — Innocentius — Isidorus. — Leo Magnus. — Maximus impera— Montanus. — Orosius. — Pacatas. — Philastrius. — Praedesiinaius. — Prosper. — Prudentius. — Siricius. — Sulpicius Severus. — Theodosianus codex. — TurriMus. — Vincenüus Lerinensis. ronymus. ior.
OPÚSCULOS DE PRISCILIANO
323
y hace sospechar de su imparcialidad histórica por el manifiesto empeño que pone en realzar á toda costa la figura de San Martín de Tours, y representar con odiosos colores á los Obispos españoles
que disintieron de su opinión. Por otra parte, habiendo sido Prisciliano un teólogo, un pensador religioso,
un
jefe
por más de dos
de
secta,
cuyo
hondo que
influjo ñaé tan
persistió
apenas conocíamos su doctrina más que por
siglos,
testimonio de sus adversarios; y
único fragmento que se citaba
el
de sus escritos era tan corto y tan obscuro, que por
él
era imposi-
ble formar juicio de sus ideas ni de las contradictorias acusaciones
de que fué víctima.
No
había, pues,
más
y á él habíamos que comparar to-
recurso,
acudido todos los expositores del priscilianismo,
dos estos insuficientes datos con lo que arrojan de nerales del gnosticismo:
por
la
método muy ocasionado á
manera fragmentaria con que
el
dogma
en los dos escritos que más de propósito
le
fuentes ge-
sí las
errores, tanto
priscilianista
combaten
aparece
(es á saber,
Commonitorium de Orosio y en la decretal de San León el Magno), cuanto por ser uno y otro posteriores á la edad de Prisci-
en
el
liano
y presentarnos acaso una
derivación ó recrudescencia de
enseñó
te
el
ella
más bien que
de lo
la herejía,
una
que directamen-
célebre Obispo de Ávila.
Es notorio entre año 185 1
fase secundaria
los aficionados á estos estudios,
la historia del
gnosticismo entró en una nueva fase con
publicación simultánea de dos te últimos libros
de
los
que desde
monumentos de primer orden:
el
la
los sie-
Philosophumena, que primeramente se
atri-
buyeron á Orígenes y luego á San Hipólito, texto griego traído á París por Mynoide Mynas, y dado á luz en Oxford, por Miller; y el libro copto
de
la Pistis
Sophia, traducido
atribuido por leves conjeturas editor
Petermann
ción por parto de los ophitas (l).
(
I
)
risino 1
85
i:
se inclina la
por Schwartze
heresiarca Valentino,
más bien
si
y
bien su
á tener tan extraña lucubra-
delirante fantasía de algún afiliado á la secta de
Pero estos tratados, concernientes á
Orzgenis Philosophumena sive
mmc primum edidit 4.°
al
al latín
omnium haereswn
las sutilísimas
Refuiatio.
E códice Pa-
Efiimanuel Miller. Oxonü, e Typographeo Académico,
El códice era relativamente de poca antigüedad (siglo xiv),
Pistis Sophia.
Opus Gnosíicum Valentino adjudicatum^
e códice
manuscrip-
HISTORIA DE LOS HETERODOXOS ESPAÑOLES
•324
doctrinas de
rentesco tenía con
muy muy
pa-
profesada en Galicia, eran para nosotros de
la
indirecto auxilio; ni
dor español
muy remoto
primitiva gnosis oriental, que sólo
la
tampoco prestaba nueva
luz al investiga-
magnífico Corpus Haereseologicum, de Oehler, por
el
atentamente que se escudriñasen sus páginas.
Pero
la luz
vino por
fin,
Cualquiera pensaría que
y vino de donde menos podía esperarse.
las
obras de Prisciliano, caso de existir en
alguna parte, yacieran escondidas en alguna biblioteca española, y más señaladamente en alguna biblioteca de Galicia, centro principal de aquella famosa herejía. traño!), los
lioy,
Y,
embargo
sin
(¡caso
por demás ex-
once opúsculos de Prisciliano de cuyo texto gozamos
han aparecido en una biblioteca de Baviera,
dad de Würzbourg. Débese
la
de
este feliz descubrimiento,
más
la
Universi-
que no duda-
mos en
calificar
historia
de España que en estos últimos años se han hecho, á
ricia
y
de uno de
los
curiosos é interesantes para la la pe-
que en 1885 encontró
diligencia del Dr. Jorge Schepss,
di-
chos tratados, sin nombre de autor, en un códice de fines del siglo v ó principios del
vi;
y persuadido por su
lectura de
que ningún otro
que Prisciliano podía ser su autor, divulgó su descubrimiento siguiente en una curiosa
Memoria, que comienza con
la
al
año
reproduc-
ción en facsímile de una hoja del manuscrito original, que presenta
evidentes caracteres de escritura española llevó á término, bajo los auspicios de la na, la publicación
con
ellos
el
de
tomo
to
mismo Dr. Schepss
El
Academia Imperial de Vieen 1889, formando
los escritos priscilianistas
xviii del
Corpus [Scriptoruní] Bcclesiasticorum
Latinorum, que con gran provecho de
dando
(l).
á luz aquella docta Corporación,
la
erudición patrística va
y en
el
cual son ya varios
Londinensi. Descripsit et Latine vertit M. G. Scliwartze. Edidit
H. Petermann.
Texto copto y traducción latina. Petermann dice en el prólogo: «Tantum abest ut ego Valentinum auctorem agnoscam, ut re ab ullo quidem eius assecla, sed ab ophita quodam seriore Berolini,in Frid. Duemleri Libraría, 1851.
potius scriptum esse arbitror.» ( I
)
Priscillian,
Vortrag gelialten
Ein Neuaufgeftmdener Lat. Schriftstelhr des
am
18
Mai i886/«
xu Wiirtzburg von Dr. Georg Sc/iepss, X. Shidienlehrer sium.
Mit einem
Blatl in
4.
Jahrhunderts
der Pliilologisch-Historisclien Gesellschaft
Or iginalgr'óssc facsitnilednick
burg, A. Si7tber's Verlagsbuchhandlung,
1
886.
am
Huvtanisí. Gynma-
des Manuscripies
Würiz-
OPÚSCULOS DE PRISCILIANO
tomos de particular
los
sólo da á conocer
325
España
interés para
(l).
Eáta edición na
con toda exactitud paleográfica
el
texto del
nuscrito de Würtzbourg,
que comprende
que incluye también
Cánones del Obispo Peregrino
los
ma-
once tratados, sino
los
en
(sólo
Padre Zacearla y por Angelo Mai), y Commonitoriuní de Orosio, sobre los errores de priscilianistas y
parte publicados antes por el
el
origenistas, ilustrando todas estas piezas
con variantes de
los diver-
sos códices, anotaciones críticas é índices-
Una
publicación de
tal
novedad, no podía menos de suscitar
desde luego importantes comentarios en
escuelas teológicas
las
de Alemania, donde nunca faltan expositores y defensores para sistemas
los
más obscuros, para
las
causas
más abandonadas.
Un
joven profesor del Seminario Evangélico de Tubinga, Dr. Federico
Paret, se
convirtió en
enamoró de
figura teológica de Prisciliano,
la
un santo y en un padre de
vindicarle de todos sus enemigos,
un grueso volumen,
y compuso sobre
lleno de erudición
y talento
cual predomina el criterio teológico sobre
demasiado
tan
las
emprendió
Iglesia,
la
su doctrina
pero en
(2),
histórico,
el
le
el
y apun-
preocupaciones sectarias y escolásticas de su
autor.
No toria
sé
que en España,
á quien
cundariamente importan, por
la
Tampoco en difusión
que
crédito
el
priscilianismo tuvo
y
que apenas merecerían recuerdo á no
difusión del periódico
que
Academiae Litterarum Caesareae Vindobonensis.
ei Origenistaruvt.
Priscilliamis.
Em
1
889.
Reformaior des vierten Jahrhunde^-ts. zii
impen-
Communitorium de errare
Vwdobonae, F. Temésky,
geschichtliche Siudie ziigleiclt ein Komme7itar cillians
consilio ei
Vol. xviii. Priscilliani qtiae
supersunt. Recensuü Georgius Schepss. Accedit Orosii
PriscilUanistarum
ser por el
los publicó (3).
Corpus Scripiorum Ecclesiasticorum Latinortim editum
(1)
(2)
Francia, á quien se-
Galia meridional, se ha hecho alusión á ellos, salvo en dos
la
ligeros artículos,
sit
la his-
de Prisciliano, haya dado nadie cuenta de estas publicaciones,
á pesar del tiempo transcurrido.
en
en primer término interesa
Eitie Kirchen-
den erhalienen Schriften Pris-
von Friedrich Parct Dr. Phil. Repetentam Evang-Theol. Seminar iu
Tübingen; Würzburg, A. Stuber's Verlagsbuchhandlung, 1891.
Le Temps,
y 18 de Febrero de 1891. Une Résurrection. Dos artículos firmados por Andrés Lavertujon. (3)
17
HISTORIA DE LOS HETERODOXOS ESPAÑOLES
326
Y
puesto (\ue otros más competentes que yo en materias teo-
lógicas lija,
no se deciden á emprender
esta tarea árida, ingrata
y pro-
modo
por lo
cuyas dificultades no quiero ocultar de ningún
mismo que no tengo
la
pretensión de vencerlas, intentaré yo, pro
virili parte, suplir este vacío
y cumplir con mi propia conciencia,
corrigiendo de paso cuanto encuentre digno de corrección en mi ya
antiguo
dome
al
y
casi infantil estudio
acerca del priscilianismo, y afirmán-
propio tiempo en todo aquello que después de los nuevos
descubrimientos continúa pareciéndome verdadero.
Para desprenderme enteramente de toda preocupación que en
mi ánimo hayan podido
dejar,
ya mis antiguos estudios, ya
las
no-
vísimas lucubraciones de Paret y otros (que utilizaré, sin embargo,
en
lo
que tienen de comentario), tomaré por única guía
ción de Schepss, exponiendo minuciosamente
el
la publica-
contenido de cada
tratado, traduciendo íntegros los principales pasajes en cuanto lo
permita
la
incorrección
y
la
barbarie del estilo de Prisciliano, com-
parándolo con los datos conocidos antes acerca de esta herejía, y procurando formar de todo ello un juicio recto y desapasionado. No disimularé que
la
labor es poco amena,
y que quizá
los resultados
sean exiguos; pero no puedo menos de acometerla, por lo
soy uno de
los
namente de
pocos españoles que mal ó bien han tratado moder-
estas materias,
progresos de
mismo que
y que procuran
la historia religiosa
en
lo
seguir con atención los
que á nosotros atañe.
II
El códice de Würzbourg, que contiene los once tratados de Prisciliano, está escrito
principios del
vi,
en hermosas
y consta de
letras unciales
de
fin del sfglo
v ó
18 cuadernos, que contienen en todo
146 hojas. Es imposible averiguar ahora qué vicisitudes pudieron llevarle á
Alemania. Schepss conjetura que puede ser de
procedencia que
en
la Biblioteca
Como
el
la
misma
códice del Breviario de A¿arico, existente hoy
de Munich (22.501).
quiera que sea, es copia,
y con muchas enmiendas, pero
OPÚSCULOS DE PRISCILIANO todas ó casi todas de
la
misma
letra
que
327
La
primitivo texto.
el
tura es continua, es decir, sin división de palabras.
Son
rarísimos los
puntos, excepto los llamados de excelencia, que se colocan
mayores
letras
La
bíblicas.
la división
de
escrita
que tenía á
y
pálida
letra
la vista,
y
y
el
principio de las citas
encontrándose una
fluctuante,
el
amanuense
nuevo cotejo del
ori-
pasajes con tinta
más
hizo
y aumentó muchos
las abreviaturas.
más menuda.
La latinidad de
Prisciliano tiene singulares caracteres,
grado de barbarie que parece inverisímil en los siglos espúreas en
de
la falta
de diversos modos. Abundan
Las enmiendas prueban que ginal
los párrafos
ortografía es varia
misma palabra
al fin
de puntuación y copista dejó frecuentes espacios, y marcó con
algunos nombres propios. Pero para suplir facilitar la lectura, el
escri-
la
declinación y en
la
iv
llega á
y y
v.
un
Formas
conjugación, y una sintaxis casi
anárquica, especialmente en lo que toca al régimen de las preposi-
ciones
y
al
este texto,
Orosio, logo,
si
uso de los casos del nombre, llenan de espinas y abrojos
que no parecería escrito en
de Prudencio y de
no nos hiciésemos cargo de que Prisciliano era un puro teó-
que apenas había saludado
de conocer
las fábulas antiguas,
la
cultura clásica,
y que
y provincial de su tiempo. Quizá por tratados
la patria
mayor
aunque
escribía en la lengua plebeya
esto
mismo pueden
interés filológico; pero ésta es materia
de tratar aquí, puesto que nos
se jactase
faltan datos
ofrecer sus
que no hemos
y competencia para
dilucidarla.
Gran parte de
estos libros son
Escritura, debiendo advertirse
(aunque más en ción de
la
el
un mosaico de
que
citas
estas citas difieren
Antiguo Testamento que en
el
Sagrada
la
muchas veces
Nuevo) de
Vulgata; y es de presumir que correspondan
bíblico usado
importancia.
en España en tiempo de su autor,
Hay
también, aunque en
y reminiscencias de
los
lo cual les
la lec-
al
texto
da grande
mucho menor número,
citas
Santos Padres, especialmente de San Hilario,
cuyas interpretaciones alegóricas parecen haber sido
de
de
muy
del gusto
Prisciliano.
Previas estas generales observaciones, que pueden verse
más de-
talladamente expuestas en los prolegómenos de Schepss, acometa-
mos ya
la difícil
empresa de dar cuenta de cada tratado, empezando
HISTORIA DE LOS HETERODOXOS ESPAÑOLES
328
por
más curiosos y de carácter más
los tres
bién los primeros:
Liber Apologeticzis,
el
el
copum y el Liber defide et de apocryphis. Es notorio á cuantos hayan saludado la
que son tam-
histórico,
Damasum
Liber ad
epis-
historia del priscilianismo,
que á principios de Octubre del año 380 se reunió en Zaragoza un Concilio de Obispos de España
y de
Galia Aquitánica,
la
al
cual
concurrieron, entre otros, Pitadlo, de Agen, Delfino, de Burdeos; Eutiquio, Ampelio, Auxencio, Lucio, Itacio, de Ossonoba; Splendo-
de Zaragoza; Idacio, de Mérida; Sinfosio y Carterio.
nio, Valerio,
Allí,
al
condenada
decir de Sulpicio Severo, fué
heresiarca gallego,
y
la
doctrina del
se pronunció sentencia de excomunión, no sólo
contra Prisciliano, sino contra sus discípulos Elpidio, Instancio y Salviano,
y contra todos
los
Idacio é Ithacio, Obispos de
que comunicasen con la
ellos,
dándose á
provincia lusitana, especial comisión
de proceder contra aquellos sectarios. Pero es singular que en
los
ocho cánones que tenemos de este Concilio, cuyas actas probable-
mente no
se
Prisciliano
y
han conservado íntegras,
á sus secuaces, aunque, por otra parte, las prácticas
supersticiones anatematizadas
buían á los
Da
son análogas á
allí,
y han repetido
aquellos herejes no comparecieron ante
nados en rebeldía. Pero
que
si
de Itacio
libelo
las
que se
y
atri-
priscilianistas.
á entender Sulpicio Severo,
inéditos,
una sola vez se nombre á
ni
y
una Apología, que es
Concilio
demás, que
y fueron conde-
según revelan estos opúsculos
lo cierto es,
bien Prisciliano no (l)
el
los
asistió,
tuvo conocimiento del
se defendió contra él por escrito, presentando el
más extenso
descubiertos por Schepss. Antes de
de los tratados
é importante él
había escrito otros, á los
«Sacrilegii nefas in aures nostras legens Itacius induxit.» Este pasaje
(i)
del primer tratado haría creer
ragoza el libelo de Itacio,
si
que
Prisciliano
oyó leer en
no estuviese contradicho por
el Concilio la
de Za-
declaración
mu-
cho más explícita del Liber ad Damasum: «Denique in conventu episcopali qui Caesaraugustae fuit
nemo
convictus,
nemo
e nostris reus factus tenetur,
nemo damnatus
est...
nemo
accusatus,
nemo ut evocaretur non dicam necesDatum nescio quod ad Hydatio ibi
sitatem sed nec sollicitudinem habuit.
commonitorium tamen,
etsi
est
absentes
quod velut agendae
vitae poneret disciplinam...
ibi fuimus...»
Estas últimas palabras no dejan lugar á ninguna duda.
Nos
cuales alude en
OPÚSCULOS DE PRISCILIANO
329
como también
á los de sus correli-
prefacio, así
el
y Asarbio
gionarios Tiberiano
(l).
Estas noticias concuerdan á maravilla con
(De
viris Illustribíis
compuesto en
^
estilo
las
que San Jerónimo
cap. cxxiii) consignó acerca de un Apologético
rimbombante y
enfático (tumenti compositoque
sermone) por un Tiberiano Bético, acusado de herejía juntamente
con Prisciliano, y que después de la condenación de éste en Tréveris fué relegado á una isla cuyo nombre se lee con variedad en los códices,
y vencido por
abjurar de sus errores.
el
En
la fatiga del destierro,
y
tedio
cuanto á Asarbio, puede
acabó por
muy
bien ser
misma persona que otro priscilianista de los decapitados por orden del Emperador Máximo, y á quien en las ediciones de Sulpicio Severo se llama generalmente Asarino^ si bien no falta algún ma-
la
nuscrito que le designa con
ximo
á la forma
Oigamos
lo
dada por
más
nombre de Asarivo, mucho más pró-
el
Prisciliano.
substancial
cíe
la
vindicación de éste, que co-
mienza por defenderse del cargo de profesar doctrinas secretas y de
haber formado tenebrosos conciliábulos
mundo, y que cree su corazón. Con este mo-
ñanza y su vida están en plena luz y á
que nunca desmentirá su boca
alegando que su ense-
(2),
lo
la vista
de todo
el
tivo habla de su persona, de su noble alcurnia, de la posición
obscura que había ocupado en
el
mundo
antes de entregarse
cetismo, de su larga experiencia de la vida, literaria;
le
motejaba Sulpicio Severo,
«Etsi fides nostra offendiculis impedita
tionis iter
al as-
y hasta de su cultura
mostrando, aunque ligeramente, aquella satisfacción de
propio de que
(i)
nada
tenens ad
Deum
libera
sit,
sí
por otra parte,
el cual,
securum catholicae disposi-
tamen quia zabolica
(sic)
obtrectatione
pulsata in eo quod percutitur plus probatur, gloriosum nobis vidimus, beatissimi sacerdotes, libellis locuti
ut non redarguente conscientia, quamvis frequentibus
fidem nostram, hereticorum
omnium docmata
mus, et libello fratrura nostrorum Tiberiani, Asarbi
bus nobis una
fides et
unus
videantur esse damnata
est sensus, cuneta
sint et
quia id vultis, sicut scribtum
et
(sic)
damnaveri-
ceterorum,
cum
qui-
docmata quae contra Christum
probata quae pro Christo, tamen etiam nunc
(sic) est,
parati
semper ad confessionem omni
poscenti nos rationem de fide et spe quae est in nobis, tacere noluimus
quod (2)
iubetis.»
«Nulla tenebrosae conversationis secreta sectemur.»
HISTORIA DE LOS HETERODOXOS ESPAÑOLES
330
reconocía las mismas cualidades que
le
confesión autobiográfica
(l).
otorga en esta curiosa
él se
Aunque no son enteramente
claros
algunos de los términos de que se vale, y quizá deban entenderse, no en sentido literal, sino espiritual y místico, parece inferirse de ellos
que
que por largo tiempo no pasó
Prisciliano había sido gentil, ó
de catecúmeno
ni recibió el
bautismo hasta
terpretación se conformaría bien con
en su doctrina reminiscencias de
la
los
la
edad madura. Tal
in-
hipótesis que cree reconocer
antiguos cultos peninsulares.
Pero sobre esta materia ardua, y en nuestro concepto insoluble toda-
ya diremos más adelante
vía,
modos, resulta confirmada erudito, elocuente,
de
rico
sonaje,
poco que se nos alcanza.
semblanza del
le tenía
De
todos
Prisciliano, noble, rico,
que trazó con elegante pluma
las Galias, el cual
aunque
la
lo
el
cristiano retó-
parece haber mirado con simpatía
por hereje gnóstico y maniqueo
al
per-
(2).
El primer cargo teológico de que Prisciliano determinadamente se defiende, es el de negar la unidad divina é inclinarse al partido
de
los
que llama Binionitas
(3).
Tal acusación
que más frecuentemente se repetían contra sándolos unas veces de profesar
(i)
«Quamvis enim
obscuro
ita
editi
gloriari in his
Ad
dualismo,
en efecto, de
y sus
y otras
las
discípulos, acuel docetisino
de
quae fuimus non oporteat, tamen non
ad saeculum loco aut insipientes vocati sumus, ut fides
Christi et eruditio credendi
lutem.
el
él
es,
haec enim, ut
mortem
nobis potius adferre potuerit
ipsi novitis, peractis
quam
sa-
ómnibus humanae vitae expe-
rimentis et malorum nostrorum conversationibus repudiatis, tanquam in por-
tum securae
quietis intravimus.
Agnoscentes enim quoniam nemo
aqua et spiritu sancto renatus ascenderet animas nostras ad obaudiendum desideriis, in
fidei
in
nisi
ex
regna caelorum, castificavimus
per spiritum, et repudiatis prioris vitae
quibus erubescebamus, ad innovatae
iter gratiae
simbolum ca-
thoHcae observationis acepimus quod tenemus, ut intrantes lavacrum, re-
demptionem corporis
nostri et baptizati in Christo induti Christum,
saeculi gloriam respuentes, ipsi uni vitam nostram sicut (2)
inanem
dedimus dederemus.»
«Familia nobilis, praedives opibus, acer, facundus, multa lectione eru-
ditus, disserendi ac disputandi promptissimus». (3)
ma,
«Quis enim est qui legeas scribturas ("«¿-j et
unum Deum
unam
fidem,
unum
baptis-
credens, hereticorum dogmata stulta non damnet, qui,
dum
volunt humanis comparare divina, dividunt unitam in Dei virtute substantiam, et
magnitudinem
Christi tripartito Eclesiae fonte venerabilem Binionitarum
scelere part¡untur?>
1
OPÚSCULOS DE PRISCILIANO algunas sectas gnósticas, y suponer que
Cruz era un eon de categoría
inferior.
33
el
Christos muerto en la
A una
y otra inculpación pro-
cura responder Prisciliano con una profesión de
parecen enteramente ortodoxos matiza también Padre, y no
el
la
sas
términos expresivos anate-
herejía de los Patripassianos,
Hijo, había sido crucificado
que multiplicaban los
En
(ij.
que empleaban como símbolos
y
«Ipse est
(i)
al
de
los
Novacianos,
(4)
y de
(3);
las sectas misterio-
las
que todavía prestaban algún
la
Luna, á Jove, á Marte, á Mercurio, á
fuit et
íuturus est et visus a saeculis, verhunt ca?-o
Sol y á
enim qui
facium inhabitavit
(2); la
el
«grifos, águilas, asnos, elefantes,
y de
otras bestias (5)»,
género de culto
que sostenían que
bautismo como sacramento de penitencia
el
nefandos sacrilegios de los Nicolaitas
serpientes
cuyos términos
fe,
in nobis, et crucifixus, devicta morte, heres effectus est, ac
tertia die resurgens factus futuri forma, spem nostre resurrectionis ostendit,
et ascendens in cáelos venientibus ad se iter construit, totus in Patre et
Pater in ipso».
«Anathema enim
(2)
sit
qui Patripassianae heresis
malum
credens, cathó-
licam fldem vexat... Nobis autem unus Deus Pater, ex que omnia et nos in ipso, et (3)
unus dominus Jesús Christus, per quem omnia et nos per ipsum».
«At quorum stultitiam Novatiana accedit heresis, quasi vero crudes-
cente semper errore peccati repetitis baptismatibus purgarentur, baptisma, (4)
unam
unum Deum
fidem,
cum unum
apostólica scriptura testetur...»
«Qui autem negat Jesum Christum
in
carnem
venisse, hic Antechris-
Anathema autem sit doctrina Nicholaitorum partemque cum Sodoma habeat et Gomora quisque odibilia Den tus est, et perditio eius
non
indormiet...
sacrilegia aut instituit aut sequitur». (5)
«Anathema
sit
qui legens grifos, aquilas, asinos, elefantes, serpentes
et bestias supervacuas, confusibilis observantiae vanitate captivus, velut
mys-
terium divinae religionis adstruxerit; quorum opera et íormarum detestabilitas natura
daemoniorum, non divinarum
«quorum Deus venter
est, et gloria in
veritas gloriarum est.
pudendis eorum»;
Hi sunt enim
hi sunt qui
dubios
evertunt et ad perditionis suae excidia deducunt, et sacramentum vocant
quod, secundum scripturas Dei; perditionis nesciunt esse mysterium... Et digni sunt
quorum deus Sol scimus quia nihil
verbis, et
si
daemonis
sacrificant, et
Nos autem divinarum Scripturarum edocti idolum est in hoc mundo, sed quae sacrificant,
sit.
non Deo, elaboramus tamen
est intellegentes (sic) versutias
sermonum
Deo sumus,
et operantes,
quod
totum
Dei teneat disciplina».
Christi
in
ut sicut scribtum (sic)
et interpraetationes parabolarum,
nihil in nobis
bestiarum figura habeat, sed
HISTORIA DE LOS HETERODOXOS ESPAÑOLES
332
Venus y
á Saturno
(l).
Es
muy
de notar, y aun
chosa, la insistencia con que trata estos puntos,
llega á ser sospe-
y particularmente
grandísimo empeño que pone en defenderse de
el
de adhesión á cultos secretos; de reminiscencias de nismo; y de interpretar en sentido
literal
las
acusaciones
idolatría
y no parabólico
y paga-
los símiles
de monstruos y bestias.
Su procedimiento apologético consiste en acumular
sin tasa cen-
tones bíblicos; pero, en medio de esta pesada impedimenta, no deja
de encontrarse de vez en cuando algún rasgo personal. Así vemos á Prisciliano jactarse de haber leído,
fábulas de la antigua mitología,
cuando andaba en
aunque
el siglo, las
sólo para instrucción
y
alar-
de de ingenio, y demostrar implícitamente con su testimonio que en España persistía
el
culto solar,
y que todavía conservaban ado-
radores Mercurio, entre los buscadores de tesoros; Venus, entre los libidinosos; la Luna, entre los
que supersticiosamente observaban
meses y los días (2). más curioso lo que se refiere
los años, las estaciones, los
Pero todavía es
al
culto de los de-
«lUud autem, beatissimi sacerdotes, quod idolicas formas, Saturnum,
(i)
Venerem, Mercurium, lovem, Martem, ceterosque déos gentilium protulerunt, etiam
tam
si
otiosi
ad
Deum
et nulla eruditi per scripturas fide vivere-
mus, tamen cum adhuc in conversatione mundialis scientiae delectaremur, sapientia saeculari licet adhuc inútiles nobis, haec
tamen
fidei
nostrae ad-
versa cognovimus, et déos gentilium depraehendentes risimus stultitias saecu-
quorum tanquam ad
lares et infelicitates,
bamus. Sed et fiat
ingenii
instrumentum opera lege-
etiam in his professionis nostrae fides quaeritur, anathema
si
mensa eorum
in
laqueum
et in
scandalum
his qui
lovem, Martem, Mercurium, Venerem vel Saturnum, caeli,
quos
adscivit,
Solem, et Lunam,
omnemque
militiam
caerimoniis Sacrorum ritus et ignarus deo gentilium error
déos dixerit, et qui eos,
veneratur. (2)
sibi in
sit
cum
sint idola detestanda
gehennae digna,
.»
deum suum Solem quibus gehennae ignis habitatio est, et aelementum (sic), qui deum Christum nolunt sibi esse Confiteantur in malis suis deum Lunam qui circumducti omni
«Dicant
eius se confiteantur
principium...
vento doctrinae, lant
dies,
témpora
et
annos et menses observare disponunt... Co-
Mercurium deum qui terrenorum thesaurorum
rentes,
caduceum
oportet expectant.»
adqui-
Venerem autem velut deum etreciprocam mercedem erroris quod
eius venerantur aut sacculum...
venerentur qui operantur turpitudines
tiniantes, sácenlos
OPÚSCULOS DE PRISCILIANO
333
monios, que era otro de los capítulos de acusación contra lianismo
La demonología de
(l).
Prisciliano tiene doble interés,
mismo que difiere en parte de tal como la conocemos por San lo
gistas.
general demonología gnóstica,
la
Ireneo, Teodoreto
nombres de Saclarn
los
Nasbodeo (Asmodeo),
Apolleon griego y con
el
(Satán), Nebroel^
Abaddon
Belial,
Exterminador
y con especial ahinco
.se le acusaba,
fornicaciones de los nicolaítas;
llama «hijos de víboras» turnino y Basílides, catafrigas
y
«Anathema
(i)
y otros apolo-
Beliam omnesque
el
f3),
3/
Samael, Belze-
con
(asimilado
de que
las herejías
dualismo maniqueo
el
el
latino).
Prosigue nuestro autor anatematizando todas
tas,
por
El catálogo de los espíritus infernales dado por Prisciliano,
comprende buth,
el prisci-
la perfidia
de
los
con menos detalle
las
(2);
á quienes
ofitas,
las sectas
de Sa-
arrianismo y los errores de los homitñcioni-
borboritas (4).
sit
qui Saciara, Nebroel, Samael, Belzebuth, Nasbodeum,
tales,
quia daemones sunt,
infelici,
caeremoniarum
sanctifi-
catione venerantur aut dicunt esse venerandos... In qualibet enim se species, formas,
quam
esse
nuncupationes zabolus inmutet, scimus quia
zabolus, et sive
Abaddon hebraice
aliud potest
nihil
sive Apolleon graece sive la-
tine Exterminans nuncupetur, sive bestia abens septem capita
et
decem
cor-
nua, sive serpens ponatur aut draco, scimus quia zabolus est.»
«Anathema
(2)
sit
qui Maneten et opera eius, doctrinas atque instituta
non damnat, cuius peculiariter turpitudines persequentes posset, ad inferes mitteremus ac pervigili...
Quorum
si
gladio, si
fieri
quid est deterius gehenne tormentoque
divino indicio ut impuritas non lateret, etiam saeculari-
bus
iudiciis
mala prodita sunt. Extra enim ea quae
tes
Solem
et
Lunam
erraticis sensibus
rectores orbis terrarum déos putaverunt...
adserenIta
infe-
licium sacrilegiorum stultitias ampliarunt, ut obpressas caecitate mentes, quo nefarius obligarent, religiosius consecrare se dicerent.»
«Anathema
(3)
in scribturis
cum
eorum opera filii
sit
qui Nicolaitarum fornicationes et multimoda ostensa
discipulis et doctoribus suis
daemonia non damnat
seclantur. Pereant qui Ofitarum in se perfidiam receperuot et
viperarum
facti,
similem deum suum et
dominum
coufitentur.»
«Et quia longum est iré per singula, omnes hereses, quas
(4)
vel qui
mente corrupti
et naufragi a fide, vel
ex canonicis
sibi
homines
ex
apocrifis
scripturis vel
fabricarunt supra ea quae scripta sunt, uuus adversus alterum inflatus pro alio, et
silide
quidquid aut Saturnina heresis induxit aut Novatiana protulit aut Ba-
docente monstravit aut Patrepassiana erudiit aut Homuncionita menti-
ta est aut Catafriga persuasit aut arripuit Borborita...»
HISTORIA DE LOS HETERODOXOS ESPAÑOLES
334 Si
por tan viva defensa hemos de juzgar del ataque, resultará con-
firmado,
mucho más que
que acerca del carácter
debilitado, lo
sin-
nos contaron los Padres antiguos, pues
crético del priscilianismo
apenas hay error alguno de los divulgados hasta su tiempo, aun los
más obscuros, de que no crea necesario
mismo tiempo con todos
particular erudición
ellos.
Así
le
la
familiaridad algo sospechosa
vemos mencionar expresamente
gnósticos, Armaziíl^ Mariame,
chazar
y
vindicarse, mostrando al
á los eones
Balsamo y Barbilon
loel.
y
(i),
re-
hipótesis de un quinto Evangelio (2).
Pero entre
las
acusaciones que contra
él
había acumulado Itacio,
ninguna parece haber conmovido tanto á Prisciliano como cantador ó
nialeficus,
porque llevaba aparejada pena
más que en
la
capital,
de maniqueísmo se fundó
de en-
y quizá senten-
en
ella
cia
condenatoria de Tréveris. Culpábase, pues, á Prisciliano de en-
todavía
la
la
cantar los frutos de la tierra mediante ciertos prestigios y cantares mágicos, consagrándolos
al
Luna
Sol y á la
(3).
Y
parece, por los
términos de su defensa, que estos ritos se enlazaban con cierto concepto teosófico del mundo, suponiendo participación de leza Divina en animales, plantas
y
(i)
y otro femenino
y explicando la geneser de Dios de un princi-
el
(4).
«Nobis autem scientibus quoniam non est aliud
lesura sub coelo
datum hominibus,
Natura-
piedras,
ración de las cosas por la distinción en pio masculino
la
in
quo oporteat
nomen
fieri
praeter Cristum
ñeque Armaziel ñeque
Mariame ñeque loel ñeque Balsamus ñeque Barbilon deus est, sed Cristus lesus. '¿Si qui autem inflati sunt nihil scientes et extra quaiuo?- evangelia quin(2) tum aJiquod Evangelium veljíngunt vel
confitentur^
cun hoc ad n ostra m, qui
ta-
lium respuimus infelicitates, profertur invidiam.» (3)
«ínter
quae tamen oovum dictum,
et
non dicam
facto,
damnabile nec ullo ante hoc herético auctore prolatum
sed et relatione
sacrilegií nefas ia
aures nostras legens Itacius induxit, magicis praecantionibus primitivorum
fructuum vel expiad vel consecran oportere gustatus unguentumque maledicti Solí et lit,
Lunae,
cum quibus
deficiet,
credidit, fecit, habuit, induxit,
«lili,
legit,
protu-
non solum anathema maranatha, sed etiam
non
sinatis
vivero
legentes scripturas, saxeum, corneum, lapideum
deum
putent:
gladio persequendus est, (4)
consecrandum: quod qui
quoniam scriptum
est:
«maléficos
Opus
lilis
enim, sicut ab infelicibus dicitur, masculo-femina putetur Deus...
non
errático et carnis sensu confusibilibus carnalium luxuriarum typis divi-
ni sermonis aestimare naturam...»
OPÚSCULOS DE PRISCILIANO
Esto es
más
lo
substancial que contiene el Líber Apologeticiis
presentado por Prisciliano algún
modo
suple
puesto que en
él
335
la
al
Concilio de Zaragoza
pérdida de
y que de
parte dogmática de sus actas,
la
tenemos condensadas
réplica del acusado. Esta apología
(l),
no
las
denuncias de Itacio y
satisfizo á los
la
Padres del Con-
y probablemente no hizo más que empeorar la causa de Prisciliano. En cambio, á Paret y á Lavertujón y otros modernos les ha parecido triunfante y sincera, bastándoles con ella para dar por cilio,
calumnioso
el
relato de Sulpicio Severo; por inicua la condenación
de Tréveris, y por absurdas todas la noticias del Commonitorhim; y en suma, para rechazar todos los testimonios de origen antiprisciúnicos que se conocían hasta ahora.
lianista,
Antes de dar mi humilde parecer sobre tan ardua cuestión, tengo que analizar los restantes Tratados del Códice de bourg. Continuaremos, pues, en llana ni agradable,
de descifrar
próximo
el
Würz-
artículo la tarea,
nada
galimatías teológico de Prisciliano,
el
III
Todavía más interesante bajo gético,
de Prisciliano, es
Würzbourg, que él
el
aspecto histórico que
segundo de
el
lleva por título Líber
los
la
opúsculos del códice de
lo
que aconteció desde
llegada de Prisciliano á
ción que en parte completa, y en parte aclara, fica, lo
multa rios
(i)
Apolo-
ad Damasuní Episcopum. En
tenemos una relación detallada de todo
Concilio de Zaragoza hasta
el
Roma;
más bien que
relarecti-
que escribió Sulpicio Severo. Habla éste vagamente de
et foeda
hubo en
certamina, que entre los priscilianistas
Galicia
y Lusitania;
«Et ideo, beatissimi sacerdotes,
dogmatibus testimonium
y,
si
los
sus adversa-
según su costumbre, carga
la
satisfactum, damnatis heresibus et
et fidei expedita abseveratione, et veritati, invidia
y
el
Deo
putatis et vobis, dantes
nos malivolae obtrectationis absolvite, et refe-
rentes ad fratres vestros ea quae maledicorum sunt verbis vexata sánate, quoniam fructus vitae est probari ab his qui fidem veri expetunt, non qui sub no-
mine religiosorum domesticas
inimicitias persequuntur.»
HISTORIA DE LOS HETERODOXOS ESPAÑOLES
336
mano
á Idacio é Itacio (l), los cuales, á principio del año 381, soli-
citaron
y obtuvieron
Emperador Graciano
del
á los priscilianistas el destierro extra onines térras^ según la
maba
no ha de tomarse
enfática expresión del cronista, la cual
de
rescripto que inti-
el
letra,
la
meramente como
sino
únicamente de
la
destierro de España,
Papa San Dámaso
justificarse ante el
muy
y
pie
acaso
provincia lusitana, en que eran Obispos Instancio,
Roma con
Salviano y Prisciliano. Los tres se encaminaron á
de
al
despacio, dogmatizando en
la
el viaje
Aquitania, especialmente en
ciudad de Blusa (cerca de Auch), y en
donde catequizaron á una noble y
pero hicieron
(2);
intento
la
comarca de Burdeos,
la
rica señora,
llamada Eucrocia,
viuda del retórico y poeta Delpidio. Prescindo, para no escandalizar los castos oídos de los neo-priscilianistas (que no quieren admitir
en su héroe ni sombra de impureza), de todo
añade acerca de esta Eucrocia, y tuvo en
el
camino de
con hierbas, da
el
etc.
Porque
fácil
siglo iv! tra
de
la
el
verdad es que
aborto procurado
tales maledicencias
y averiguada,
honestidad de
la
sino
que
de
de
la
las
consigna
las
hominum.
rumores malévolos del
los
pendencia de
amancebamiento de
si
no
ni
en con-
andariega doncellita Prócula, para no re-
la
Don
Quijote con Cárdenlo
Reina Aladasima con aquel bellacón
que debían tener
estas cosas tan
viejas,
fondo son de mera curiosidad, con
el
muy
presente siempre
obscuras,
tan
mismo
calor
y que en
el
y mal empleado
discutiesen doctrinas ó sucesos contemporáneos.
El segundo opúsculo de Prisciliano gía
el
Prócula
hija
Abstengámonos, pues, de romper lanzas en pro
que tratan
celo que
y
Prisciliano,
es ahora aquilatar el valor
del Maestro Elisabad; caso los
amores que su
que Sulpicio
corrió en su tiempo: Ftiit in sermone
petir el chistoso caso
sobre
la
con
cronista por cosa cierta
como un rumor que ¡Y
Roma
los
lo
es,
precisamente,
la
apolo-
que en Roma presentó á San Dámaso, como en recurso de ape-
lación contra el Metropolitano de Mérida. Por tal concepto sería ya
curioso este eclesiástica, (i)
documento en
aunque no
«Parum
lo
los
fuese
fastos
de
además por
primitiva disciplina
las noticias históricas
sanis consiliis judices saeculares adeunt... Extra
propelli jubebantur.» (2)
la
«Ut apud Damasum... objecta purgarent».
omnes
térras,
OPÚSCULOS DE PRISCILIANO
que
Un
encierra.
punto, sin embargo, hay sobre
Me
no da explicación alguna. según
337 cual Prisciliano
el
episcopado de Ávila, que,
refiero á su
narración de Sulpicio, obtuvo por favor de sus parciales
la
después del Concilio de Zaragoza. Los ithacianos do-epíscopus; pero
verdad es que,
la
si
modo de nombramiento
pueblo, único
le
llamaban pseu-
fué electo por el clero
y
el
episcopal conocido en su
tiempo, y no fué intruso en iglesia que tuviese ya legítimo pastor (lo
cual en ninguna parte consta), tan Obispo fué
como
cualquier
y querer borrar su nombre del episcopologio de Avila, es candidez no menor que la del buen cura de Fruime, de regocijada otro;
memoria, que de ningún modo quería pasar porque Prisciliano fuese
y se empeñaba en
gallego,
leer
Gallatia
donde Sulpicio Severo
dice Galléela.
Daremos á conocer de
Prisciliano,
á la
xa
segunda vindicación
y con una nueva profesión de fe ortodoEs evidente que las multiplicaba demasiado, y que ponía es(l)
Deum
«Etsi catholica fides dati per
(1)
esta
que comienza con un formal testimonio de adhesión
Sede Apostólica
(2).
más notable de
lo
gloriam potius expedit
quam
symboli
iter possidens,
credendi
loquendi, quoniam quae veritate sui enixa sunt
interpraetandi ingenium non requirunt... tamen, temporis necessitate cogente,
quam
nobis inrogata per Hydatium episcopum in posuit injuria, licet sem-
per patientiae partes secuti simus fueritque in studio sustinere potius aliquem
quam moveré, gratulamur
sic
rerum venisse rationem,
ut
apud
te,
qui sénior
oranium nostrum es et ad Apostolicae sedis gloriam vitae experimentis nutritus
beato Petro exhortatore venisti, quod credimus et loquamur.» «In
(2)
multiplici
quo
in
Christum induentes,
quidem dispositione sublimem sed
rabilern, sicut
num
et nos, baptizati in Christo
corde credimus,
ita
ad
et
fidem veri
unita unius Dei potestate vene-
omnium salutem
qui falsiloquio sermo-
scandalum missi sunt confitemur.»
Nos tamen, non omittentes saeculi,
venimus Romam,
in causa fidei
nulli graves,
sanctorum indicium malle quan
hoc solum desiderantes ut te primum
adiremus, ne taciturnitas metus conscientiae iudicaretur, sed magis libellum tradentes rei gestae ordinem
et,
quod ómnibus maius
est,
fidem catholicam in
qua vivimus panderemus.
»Nam
et
si
de scribturis quibusdam, quas Hydatius de armario suo profe-
rens in calumniosas fábulas misit, quaeritur de nobis sententia, id nobis cordi est et
semper
íuit ut
omnia
in scribturis sub cuiuslibet apostoli,
episcopi auctoritate prolatis, quae Christum
deum Dei
profetae,
filium profetant aut
praedicant et consentiunt canoni evangeliis vel profetis non posse damnari:
quae autem contra canonem tur,
cum ómnibus
fidem catholicam sentiunt vel loquun-
et contra
doctoribus discipulisque damnanda.» (Sobre esta impor-
tante cuestión de los libros apócrifos, trataremos de propósito en el articulo
que
sigue, puesto
que á
ella se refiere
íntegramente
el
tercer opúsculo de
Prisciliano.)
«Propter quod venerabiles sensus tuos petimus, ut,
(i)
nis nostrae, tat, si
sunt,
secundum quod
tu relictam tibi
fides professio-
tradis, in
eclesiarum nostrarum testimonia pacificis epistulis scribta si
factus,
nemo
auditus,
nemo
in Concilio depositus,
esset laicus, obiecti criminis probatione nihil prosit et possit sacerdos
damnatus
est, licet
Deo
{sic)
cons-
non de-
nemo nosnemo etiam cum
de scribturis aliud nec sentiré possumus nec debemus,
trum reus tium
de apostolis
si
si
noxio sacerdo-
deponi qui laicus meruit aute damaa-
HISTORIA DE LOS HETERODOXOS ESPAÑOLES
344
IV
Si interesantes
son bajo
acabamos de examinar, no pudiéramos llamar
aspecto histórico los dos opúsculos que
el
lo es
menos para
el
estudio de
«literatura priscilianista», el tercero
de
la
que
los trata-
dos del códice de Würzbourg, que lleva por título Liber de fide
et
apocryphis. Sabíase de antiguo que los priscilianistas habían hecho entrar en su canon cierto
número de
libros seudepígrafos, usados
ya
por sectas anteriores; y algunos también de su propia composición que,
al
parecer, encerraban la parte esotérica de su doctrina. Testi-
muy
monios
tardíos en verdad,
luciones de aquella herejía;
bros
las
Cofmnonitoi'ium, de Orosio,
Actas de San Andi'és,
las
de San Juan,
otras semejantes á éstas [et his similia),
mente las
se refieren á las últimas evo-
y
la
epís-
de Santo Toribio á Idacio y Ceponio, enumeran entre estos
tola
y
el
y que
las
compilación
la
que serían probable-
atribuida
al
ir
juntas con
maniqueo Leucio
Orosio menciona, además, cierta Memoria Apostolonmi, Toribio una especie de
y Santo
de Santo Tomás
de San Pedro y San Pablo, pues solían
anteriores en
(siglo iv).
las
li-
hiimidorum
et
poema cosmogónico, De
de principe ignis, obras originales,
al
principe
parecer;
y
aun indican que había otros apócrifos más ocultos, y que sólo se comunicaban á los iniciados y perfectos. Consta, además, que tenían himnos, de los cuales San Agustín, en su carta á Cerecio,
conservó
de Argirio. Y, finalmente, se
el
corrompido
ri,
códices de
acomodadas
riantes
eorum
los
la
Biblia,
les
acusaba de haber
introduciendo en ellos va-
á su sentir doctrinal.
códices invenimtis, dice la decretal
Mitltos corruptissimos
de San León; y estos có-
praestes audientiam, deprecamur, quia ómnibus sénior et primus
tium
facías conveniri, ac
ni sacerdotti
iniuriam
non
quam
lile
si
omittat...
confidet aliquit probare de nobis,
Vel
Hyda-
coronam aeter
insitae tibí benignitatis adfectu nulli vis
nobis imposuit inrogare, des ad fratres tuos Hispanienses
episcopos litteras depraecamur.
mus, ut concilio constituto legerint,
si
es;
et
Omnes enim
petimus, ne cui iniuriam feceri-
Hydatio evocato quos reos factos inpraesentes
non audiant inauditos.>
OPÚSCULOS DE PRISCILIANO dices existían todavía en el siglo
Braulio
vii,
345
según afirmación de San
(i).
El Liber de fide
et
apoayphis está mutilado por desgracia. No tiempo en que fué compuesto,
lleva indicio alguno del
de
ni
la
per-
sona ó tribunal á quien fué presentado, circunstancias que acaso constasen en
encabezamiento, que es precisamente
el
de
argumentación ha quedado, y esta argumentación, que no carece de habilidad dialéctica, es una falta.
Pero todo
parte que
la
lo substancial
defensa paladina de
canon
bíblico
es demostrar
como
lectura de los apócrifos. Para Prisciliano el
la
no está cerrado
que en
mucho menos; y todo
ni
mismos
los
libros recibidos
por
su
la
empeño
ortodoxia
sagrados se hace mención de escrituras apócrifas y se concede
autoridad á su testimonio.
que deben
to,
la
«Veamos
ser los maestros
alguna cosa que no está en labras del libro de
faceré mdiciimi contra
et
el
(dice)
si
Apóstoles de Cris-
los
de nuestra vida y doctrina, leyeron
canon. El Apóstol Judas cita unas pa-
Enoc: Ecce venit dominus in
arguere omneni
eum peccatores: ¿Quién
et
sanctis militibus
de ómnibus duris quae locuti sunt
Enoc, á quien invoca San Judas
es este
en testimonio de profecía? ¿No tenía otro profeta de quien acordarse
más que de
éste,
cuyo
libro hubiera
debido condenar canónicamente
fuese cierta la opinión de nuestros adversarios? ¿Pero por ventura
si
no mereció ser llamado profeta Enoc, de quien
dijo
Epístola á los Hebreos, a.nfe translationem testimonium habuisse;
la
aquél á quien en los principios del mundo, cuando
de los primeros hombres, conservando fresca original,
no creía posible
quiso
Señor trasladarle entre
te? tal el
San Pablo en
Y
el si
la
suyos y eximirle de
los
son de tan poco momento como las
si
textos concernientes á
donde
ella,
la
muer-
tuvieron por
trato
de que tratamos
estas materias
jugásemos á
ficciones de la escena?
Véase en mis Heterodoxos (tomo prisciliatiisia,
le
la culpa,
condenar á un profeta que predica
nombre de Dios? ¿Por ventura
(i)
huella del pecado
la
de esto no hay duda y los Apóstoles
recreásemos con
naturaleza ruda
conversión á Dios después de
profeta, ¿quién será osado á
Literatura
la
i,
los
dados ó
¿Hemos de
si
nos
seguir
págs. 125-137) el capítulo titulado
extensamente esta materia y reúno
por lo cual excuso repetirlos aquí.
los
HISTORIA DE LOS HETERODOXOS ESPAÑOLES
346
á los hombres del siglo y despreciar
palabras de los
las
Após-
toles?» (l).
«Y aunque un de
solo testimonio sea suficiente para confirmar la fe
con diligencia
Sagradas Escrituras, y se encontrarán otros no menos claros y terminantes. Recuérdese lo los santos, escudríñense
que dice
el viejo
las
Tobías en los consejos que dio á su
prophetarmn sumus; Noe profeta fuit
omnes paires nostri qui ab
canon se ha leído
libro
et
initio saeculi
Abraham
hijo:
Nos filii lacob
et Isac et
et
profetaverunt. ¿Cuándo en el
alguno del profeta
Noé
de Abraham?
ni
¿Quién ha oído hablar nunca de que Isaac profetizase? ¿Quién vio en
canon
el
y
de Jacob? Pues
la profecía
dio testimonio de ellos en
que á
él le
sirvió
Tobías leyó á esos profetas,
libro canónico, ¿por qué, lo
mismo
de mérito y edificación, ha de ser ocasión para que
otros sean reprendidos tal
un
si
condenación en
la
y condenados? Por nuestra
buena compañía de
parte, preferimos
los profetas
de Dios, más
bien que arrojarnos á vituperar cosas que son verdaderamente reli-
no ha de temblar de encontrarse á Noé de acusador
giosas. ¿Quién
ante
el
(i)
tribunal de Dios?»
«Videamus ergo,
si
(2).
Y por este estilo prosigue declamando.
apostoli Christi lesu, magistri nostrae conversatio-
Quis est hic Enoc
nis et vitae extra cañonera nil legerunt...
quem in
testimo-
nium profetiae apostulus ludas adsumpsit? An qui profetasset de deo, alium non habebat nisi profetiam hujus poneret, quam, si vera dicuntur, canónica ipse ordinatione damnasset? Aut fortassis Enoc profeta esse non meruit quem Paulus in epistula ad Hebreos facta ante translaíionem testimonium habuisse testatur, aut quem in principio generis, cum adhuc mundi forma et natura rudis saeculi,
peccatum decepti hominis
retinens, futuram
conversionem ad deum
post peccata non crederet, transferre inter suos deus maluit
quo
si
non ambigitur
et apostolis creditur
quod profeta
est...
quam
De deum
perire.
praedicans
propheta damnatur? Aut numquid de trivialibus rebus agimus, et tesserae ter
manus nostras sunt aut scaenae
saeculi
ludibria tractamus, ut,
dum hominis
in-
huius
sequimur, apostolorum dicta damnemus?»
Nótese
la
curiosa alusión á los espectáculos teatrales, tanto
recogerse, cuanto son
más
más digna de
raras las alusiones de este género en escritores
hispano-romanos de época tan tardía como Prisciliano. (2)
«Quando
in
dispositi canonis
canone profetae Noe liber lectus
Abrahae librum
legit?
quis
est? quis inter profetas
quod aliquando
Isac profetasset
edocuit? quis profetiam lacob quod in canone poneretur audivit? Quos bia legit et testimonium prophetiae in canone promeruit, qualiter,
quod
si
To-
illi
ad
OPÚSCULOS DE PRISCILIANO
Aquí ya
es patente la soñstería
y
la
mala
controversia. Podía deslumhrar la cita de
disputarse
si
la tradición.
libro,
está
tomada del apócrifo
Pero de todas suertes,
como no
canoniza
al
la
347
de PriscUiano en esta
fe
San Judas, aunque pueda
libro
de Enoch ó meramente de
mera
cita
no podía canonizar
poeta cómico Menandro
que de un verso de su Thais hizo San Pablo en
la
la
el
transcripción
primera epístola
á los Corintios (xv, 33), ni á Arato aquella sentencia suya recor-
dada por [Act. el
Ap.
el
mismo Apóstol de
XVII, 28).
Gentes en su discurso de Atenas
las
Pero todavía era recurso de peor ley confundir
don de profecía que tuvieron muchos Patriarcas de
gua con
los escritos proféticos
propiamente dichos.
que Noé, Abraham é Isaac hubiesen escrito
No
libros
Ley Anti-
la
era menester
para que se
los
llamase profetas; y en cuanto á Jacob, ^£íVot
ZSíav aí'psatv utaxeué
auxó? ev
éyevóixYjv
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Xéywatv
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ó
Sé ó
TtpOXpÉTlWV
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y.pío¿i3) et alibi: scio quia (4) non inhabitat in me, hoc est in carne mea, bonum; nam mente seruio legi dei, carne autem hoc loquens ait: in montem altum ascende, qui euangelizas Sion; exalta uiribus uocem tuam qui euangelizas Hierusalem; exalta, ne timeas; dic populo huic «omnis caro ut faenum et omnis gloria hominis ut ños faeni; aruit faenum et ños decidit, uerbum autem domini manet in aeternum» (5). Et alibi ait: ego stabo super speculationem meam, ut uideam et audiam, quis loquatur in me et quid respondeam in accusatione mea (6); et alibi: audi, populus meus, qui beatificant uos seducunt uos et semitas pedum uestrorumi conturbant (7). Quorum si naturam intellegimus et uitiorum consortium non habcmus, necessario regnum quod caro et sanguis non percipiet (8), consequimur. Sic denique Rebecca (9) ad fidem mysterii operantis electa duorum in útero suo populorum pugnas uidens Esau dolore partus sui edidit, qui primitiua
legi peccati.
|
Sic et profeta de
||
(i)
Gal.
Í5)
Es. 40,
9.
(6)
Habac.
2,
sqq.;
Rom.
— 6— —
3, 27.
8;
i.
9, 10
(2) I.
(7)
sqq.
Sap. Petr.
Es.
— 24 —
9, 15.
3,
i,
(3)
Rom.
7, 23.
—
(4J
7,
18. 25.
—
Sabatarü cod. Colb. ad Marc. 1,3. (8) I. Cor. 15, 50. (9) cf. Gen. 25, 22
al.;
12.
Rom.
—
LXXI
APÉNDICES
quem Chrístus faceret heredem. In quo et uos, dilectissimi fratres, tamquám fideles seriü et, sicut scribtum est, fili dei et coheredes Christi (l) operantes in testimonio loquendorum castificate animas uestras ad obaudiendum fidei (2) nec configurantes (3) uos ignorantes uitae desideriis in quibus (4) erubescitis stipendia (5) uellitis accipere peccatí, sed iter psalmidici sermonis intrantes ambulate in lege (6) domini, ut tamquam lignum quod plantatum est iuxta decursus aquarum (7) diuino rum sermonum fontibus inrigati uirentis intellectus palmites proferatis maturos (8) et permanentes honestae uitae sua perderet, et lacob protulit in salutcm, |
II
fructus (9), quos non corruptibilis habitaculi uoluptarium tempus eduxit, sed quos diuini sermonis eruditio fecundarit, ut non
decidentibus
foliis
(lo)
mandatorum perpetua
peccatorum supplicia respuere rum per lesum Christum. (i)
Rom.
8, 17; cf. Prisc.
can.
et
luce contecti
réquiem possimus habere iusto-
LXXII et LXXVIll. — (2) ubi in eodem uersu habes
I.
Petr.
i,
22.
—
(3)
«ignorantiae»; pro supra 9, 24 uocab. «uitae», quod utroque loco in nostro códice occurrit, It. et Uulg. exhibent «uestrae». (6) cf. Ps. 118, i. (5) cf. Rom. ó, 23. (4) Rom. 6, 21. - (7) Ps. 1,3- (8) cf. Apoc. 14, 18. (9 y 10) cf. Ps. I, 3. I.
Petr.
I,
14; uid.
—
—
— —
—
8
PRISCILLIANI TRACTATÜS PSALMI TERTII «Domine, quid multiplicati sunt qui tribulant me? multi insurgunt aduersus me» et reliqua, Licet psalmi titulus gestorum ordinem teneat, cur Dauid sanctus animi a fací e Abessalon fili (l) (A) declinauerit, nobis tamen caelestia opera dicentibus non rerum carnalium perscrutanda sunt, ut inuenta in secretum ¡nquisitionis indagine inuenti praemia operis adsequamur, sicut scribtum est: quaerite, inquid, et inuenietis, púlsate et aperietur uobis (2), et alibi: omnia possibilia credenti (3). Acta itaque per speciem per fidera (4) colligere debe|
mus
et
opera
uisibilia
inuisibili
mentis indagare secreto.
Omnia
enim in figura gesta apostolus adseuerat et nostri typum (5) anteacta monstrare, ut opus laboris per scientiam legis inluminet, quos ignorantia tenebris ante uelabat, ut apostoli ad Efesios dictum est: eratis enim aliquando tenebrae, nunc autem lux in domino; ut fili lucis ambulate (6). Agere ergo nos oportet ex cubias, qui iunctus est (7), qui si temporis mutatione corrumpitur, sed in dies ille renouatur, ut non quae in oculos sed quae in mentem ueniunt magnifica ducamus, non studentes II
corporalibus sed spiritaÜbus, laborantes, ut apostolus Paulus
(i) II.
Ps.
Cor.
Mig. 20, Act.
— 1019 C. — 3,
5,
2,
7.
I.
—
(2)
Matth.
I.
Cor.
(6)
Eph.
(5)
7, 7;
10, 5,
6;
Luc. cf.
11, 9-
Prisc.
8; Prisc. can.
—
(3)
LXVIII
can.
VI.
Marc.
—
(7) cf.
9,
22.
—
(8),
(4)
et Bachiarn Exod. 12, 4.
cf.
fid.,
—
(8)
9, 15.
(A) Hilarüís, prolog. in ca7itica quiHclecim grad., 2: In plerisque psalmis
multa secundum historiae ordinem in superscriptionibus eorum esse legimus, ut «cum fugit Dauid a facie filii sui Abessalon» etc.; íbid., ad psalm. CXIX 1 : Propheíicus sermo licet communi usu humani sermonis utatur, tamen non eandem quae communi sensui adiacet significantiam continet. Namque quamuis, prout possemus iutellegere, rerum caelestium enuntiationem temptarit, uirtutem tamen significantiae suae moderata licet
—
uerborum electione
seruauit.
APÉNDICES
LXXIII
electuní uas Christi (A), gentium doctor (l), ponit et dicit: lex (2), inquid, spiritalis est, ego uero carnalis, et beatissimus Petrus: omnis, ait, profetía uel scribtura interpraetationem indiget (3). Hinc nobis nocte (4) ac die in dominica (5) le ge meditatio, hinc in eam, quantum |
meriti est, curiosae mentis intentio, hinc nostri agnitio, hinc fiducia gloriandi repudiare quae carnis sunt et elegere
tiam cordis in agnitionem ueritatis
tium secreta cognoscere,
Unde
cit (6), prouidere.
quae spiritus, arguintendere, praeceptorum caeles-
dum
animae,
utilitati
m pus
te
suffi-
mihi, fratres, sacrae lectionis prouiden-
tiam curiosius intuenti non (in) mérito per profetam ordo psalmo-
rum
digestus uidetur nec incondite quae
expósita,
cum rudem
dictauit
dei
spiritus
||
hominis natiuitatem simpHci innocentiae pú-
parem beatis, qui non abiit
ntate formatam
si
in his
maneat, ostendit dicens:
beatus uir, in consilio inpiorum et in uia •peccatorum non stetit (7); secundo incorporatum inuidiae uirus exspauit, cum ait: quare fremuerunt gentes et populi meditati sunt inania? (8) hoc in tertio odium fili in patrem
Tum
docet a nobis nasci, quae nos persequantur ostendens. carissimi:
illud,
sensum
legentis
admonuit
et
mentem
et sollicitam
I
cum
quae regni sui fine perpessus est, profetiam credo uitae hominis aptando et saecularis mali circumbscribendo naturam. P'ormae uel aetatis ignoueri inquisitione tardauit,
in principiis posuit,
rantiae iactata turbinibus peccatis acerba sunt, tranquillo aeui fiunt
Ídem praecatur: peeignorantiae ne memi-
scientiae emendatione matura, pro quibus
meae
cata, inquid, iuuentutis neris,
deus
(9);
H
et apostolus
et
ad libertatem
cum enim serui iustitia; quem ergo frucquibus nunc erubesci-
peccati in nobis redarguens seruitutem sic
«ssetis peccati, liberi fuistis a tum habuistis tune in his in tis? (i)
(10) Tertius enim hic psalmus i.
Thess. .cf. I.
Tim. 2, 9;
Petr.
2, 7.
4,
—
(2)
Thess.
ÍI.
3.
—
Rom.
3,
7, 14.
— (3)
8 et Prisc. can.
(7) Ps.
I,
r.
—
est, II.
i.
ait:
ut Abessalon tertius filius
Petr.
XXXIX.
(8) Ps. 2,
nos excitans
iustitiae
—
i,
—
^9)
20. (5)
— (4) cf.
cf. Ps. i, 2; I.
Ps. 118, 97.
Ps. 24, 7.
— (10)
— (6)
Rom.
6,
20. 21.
(A) JJilarius, de irin. V, 32: ab apostólo et doctore gentium;
uase docuisti,
—
— F/,
— melius...
20 uas electionis; VI, 44 electionis est l doctor hic gentium; VIII 2/ electionis Saluiani, epist. est uas et gentium doctor; VIH, 27. 48] IX, 62; XI, 23; ed. Pauly p. 205, 4: Paulus electionis uas, magister fidei; al. Cypr., ed.
.electione uas...
magister
gentium;— VIIf,
—
—
Hartel.
I,
301,
i:
ponit et dicit;
al.
APÉNDICES
LXXIV
ínpius crudelis iniustus, qui occiso fratre ueniam consecutus religiO'
sum
et
indulgentissimum patrem bello persequi, regno exuere, uita
Ouae omnia ad nos
priuare conatus est.
tram formam
|
(l)
arbitror esse referenda nobisque contraria, quae a nobis generantur,
existere.
Hinc prima inlecebra
malum occasionem
(2)
praestat inimico;
inpulsu uoluntatis urguetur et ostenditur.
Prima
cunda uoluntatis
(4)
homo
reatum
nutrit
idest
tum
cf. lo.
—
i.
Cor.
17, 12; II.
apparentiae
in decliue scelerum-
filius
perditionis
enim concupiscentiae culpa
adiectio, tertia desiderati operis inpletio.
contrario in operibus bonis lectione cognoui (i) cf.
et
10, 6; Prisc.
Thess.
2, 3.
canon. LXVIII.
— (4)
—
||
(mus)
(2) cf.
cf. lac. i, 14. 15.
est,
(3) se-
Ouae e
...
Rom.
7, 8. 11.
— (3)
—
PRISCILLIANI TRACTATUS AD POPULUM
I
non posse monstraret, sicut profeta (l) ait: quis sapiens et percipiet haec et intelleget et sciet ea? quia rectae sunt uiae domini et iusti ibunt in illas, inpii autem languiscent in eis. Propter (2) quod et uos induti (3) fidei armis castificate (4) animas uestras ad obaudiendum per spiritum et aedificantes (5) uos in templum domini caritatem (6) in fraternitate simplicem in gloriam diuinae dilectionis adhibete, quoniam sic scribtum est: omnis (/) caro ut faenum et omnis gloria flos faeni; aruit faenum et flos decidit» hominis ut faceré
|
uerbum autem domini manet
aeternum,
in
euuan-
ut in
dominus: intrate (8) per angustum ostium, quia dico uobis multi quaerunt introire et non poterunt. In quo non quod angustus sanctorum constituatur ingressus, sed quia omnis amicitia mundi inimica est dei (9) et humana natura facilius oblectatione quam labore suadetur, nos intellegamus quod,
gelio
ait
ubi rerum praesentium uoluntas quaeritur, futurae
j]
uitae
promis-
non habetur. Sic denique in euuangelio gratior est dracma (lo) pauperis; requietio (ll) Abrahae sinus dicitur et Finees (12); inmisericordis diuitis gehennae ignis habitaculum repperitur, non quod absolute diuitibus poena ponatur et reuertendi ad dominum
sio
desperatio constituta locupletibus
principiis
nihil in
sed quia
sit,
statutum est nec uUus per praerupta conscensus est (A), sicut
Hos.
(i) I.
(4) I.
Petr.
13,
14,
Petr. I,
366 B.
Num.
I,
10.
22.
24. — — (10)
—
—
(8) cf.
(2) cf. (5)
supra.
Petr. 2,
— 5.
24. —
(3)
—
cf.
(6)
Luc. 13, (9) lac. Marc. 12, 43; Luc. 21,
Rom. I.
4, 4; 3.
13, 12;
Petr.
—
i,
cf.
22.
Ephes.
— (7)
Damasi
(i i) cf.
6, 11
sqq.
Es. 40, 6
epist.
—
8;
apud Mig.
Luc. 61,22.
—
(12) cf.
25, 11; Ps. 105, 30.
(A) Hilar ins, de trin. nisi
I.
/,
20: sed quia nullus per praerupta conscensus est,
substratis paulatim gradibus
feratur gressus ad
summa
e. q. s.
LXXVI
APÉNDICES
diuitibus huius saeculi praecipe non superbe sapere ñeque sperare in incerto diuitiarum, sed diuites esse in operibus bonis (l), ut, dum per elemosynas et bonam uitam tendendi ad dominum iter facimus, tamquam subtractis paulatim gradibus ad ea quae sunt summa ueniamus. apostolus
(i)
i.
Tim.
ait:
6,
|
17. 18.
10
PRISCILLIANI TRACTATUS AD POPULUM
II
Profetici historia sermonis diuinis inbuta uerbis (A) et proniintiantis tituli uelut propositi
memo-
thematis gesta clisponens non
riam mortalium temporum, quae conhiuentia humano sensui fortuitis semper motibus in aliquid existunt, tamquam ad doctrinam
pubHcae opinionis
eloquitur, sed referens gesta
aUum ut uincat inpugnat, hoc operis munus est docet post euasio ter
do
unicum
qviod
nem
|
dum
al-
in nobis profetici
eoriim quae sunt in
mun-
uitiorum conscientiam
in cupiditate perditae uitae inter tot bella
ab omni culpa liberam conseruare et
regnorum,
sic tanti
muneris
deum paren-
quod profeta in persecutione sustinuit et Christus deus in passionem suam uicit, ad doctrinam nostram scribta (l) esse cognouerit, utili ac necessaria ad intellegendum mandatorum uia nitens inter tot inexploratas humaqui omne,
temque deberé cognosci,
ut,
nae uitae molestias
indignas deo saeculi mensurabiles pugnas,
et
||
luricam iustitiae, confidentiae galeam, scutum aequitatis (2) et, sicut scribtum est, gladium ex utraque parte acutum (3) diuini oris adsumat et indutus íidei armis (4) studio animi flagrantis se diuinae
(in)
census disruptis
unde profectus
debitor et imagini testis
deo Christo, cuius similiter
est naturae e
est,
reddat intellegens quod inter diuino-
homo totus est, euomnem narrationem rerum in no-
rum deambulacra uerborum omnis uangelico sermone testante
uinculis totum
(5) saeculi
scribtura
|
conpletam (6), sicut et Paulus ait: siue Paulus siue Apollo siue Caefas siue mundus siue mors siue uita, omnia uestra sunt, uos autem Christi, Christus autem
bis
fuisse
dei (7);
quoniam
in
quorum exemplarium uiuentes
Rom. 15, 4. — (2) cf. I. Thess. 5, Rom. 13, 12; Eph. 6, 11 sqq. (5)
(i) Cf. (4) cf. I.
Cor.
—
8;
3, 22; cf. Laodic. u. S.
(A) Uid. quos citaui supra Hilarii locos.
Eph.
cf.
6,
— —
14.
Ps. 2, 3.
in saeculo siue
(3)
(6)
cf.
Luc.
Apoc. i,
i.
i,
16.
— (7)
APÉNDICES
LXXVIII instituto
bonae
indolis siue cupiditate uitae praeuaricantis intramus,
•eorum post morteni siue Et ideo qui conuersus
in |1
omnia quae per dominum
gloriam consortiis congregamur...
ad fidem Christi prima media postrema facta et quae post sunt futura cognoue-
necessario temporaria de perpetuis, falsa de ueris et segregans
rit,
caduca de
certis,
difFerentem
diuinum ge ñus
ubi se
(l) uiderit,
deuní retinens in ea quae ñeque
sibi
unum
et in-
exordio ñeque
in
obnoxiantur exultat; sed omne quod Dauid sanctus inter incerta certaminum et alienigenorum excidia bellorum confidens deo culi scribtum accipit, sed quid cgit, non tamquam memoriale sae fini
|
partim nostro partim corporis metu cotidianorum bella peccaminum et saecularium uarietas uoluntatum, dum pro certis in nobis
incerta sectamur et inter aliena contendimus, ualeat recognoscit,
dicente ipso Dauid in psalmis
{2):
domine, ab occultis meis
ab alienis parce seruo tuo, quoniam (3) iniquitatem meam ego agnosco et peccatum meum contra me est semper. Omnia (4) enim, quae uel gesta uel scribta sunt, ideo sic scribta sunt, ut dei sensus uisibilibus libera
me
et
||
demonstra ns
inuisibilia
(5)
aptissimo ad
tiam sermone loqueretur omnisque
homo
qui
humanam intellegendeum uellet, quidquid
tempore die mense oblectatione certamine acceptabile in scribturis deo cerneret, si se per ea quae sunt per deum prouisa disponens ad opinionem religiosae ¡ntellegentiae profecisset, omne quod scribtum est de se scribtum esse cognosceret et ambulans in nouitate uitae (6), siue quid (7) potestatibus (8) daretur aut regibus, ünicum hoc profeticis uocibus adpraehenderet quod quidquid amielectione populi patriae profetarum loco
in
|
cum
omomnis
saeculo est Christo inuenitur inimicum, dicente apostólo:
nis amicitia
mundi inimica
concupiscentia
est dei (9), et iterum: carnis et uoluntas oculorum et ambitio
sunt de patre sed de hoc mundo sunt et raundus praeterit et concu piscentia eius, uerbum autem domini manet in aeternum (lO). Ouamuis enim humani (A) intellectus infirmitas cogat profetici sermonis eloquia rerum species terrenarum tamquam superiorum uirtutum Índices
humanae
uitae
nom
||
(i) Act. 17, 28.
Prisc. can. {7)
Rom.
—
LXVIII.
6, 4.
— (8)
—
(2) Ps. t8, 13.
— (5) cf.
Rom.
Tit. 3,
i.
i,
—
(3) Ps. 50,
tria. /, ig; uid.
—
(4)
cf.
20 et Prisc. can. VIIII. (9) lac. 4, 4.
1,25.
(A) Hilarius, de
5.
supra.
— (10)
I.
I.
—
Cor.
(6)
10, 11
Luc.
lo. 2, 16. 17;
et
22, 37. I.
Petr.
LXXIX
APÉNDICES Apostolus igitur paulus de divinitate
tum loquens
ita dicit:
et
multifarie multisque
humanitate eius conmix-
modis olim deus loquutus
est patribus nostris in profetis. novissimis diebus loquutus est nobis
in filio
quem
et sécula.
heredem universorum per quem etiam fecit splendor glorie et figura substantie ems portans
constituit
Quum
sit
que omnia verbo virtuti§ sue purg ationem peccatormn faciens sedet
ad dexteram maiestatis in excelsis tanto melior angelis to differentius pre
illis
nomen
hereditabit: Cui
enim
eff"ectus
quan-
dixit aliquan-
meus es tu. ego odie genui te: Et iterum quum introduceret in orbem terre dicit: adorent eum omnes angeli eius. »His premissis Sanctorum Patrum sententijs assertionibus nostris roboratis in commune decrevimus: ab eorum decretis nullo modo do
filius
deviare vestigiis. set studiose custodire preceptis. Ita ut in uno
eodemque
una persona duabus quoque esse naturis plenis atque perfectis. dei et hominis. Domini et servi. visibilis adque invisibilis tribus quoque substantijs. verbi scilicet anime et carnis. ut credatur esse in una eademque dei et hominis persona et homo deificus. et humanatus deus. luxta beati augustini eloquium dicentis: Ex forma enim servi crucifixus est: et tamen dominus maiestatis dicitur crucifixus: talis enim erat illa susceptio qua et Deum hominera faceret et hominem deum. Et post aliqua inter iecta: Qui cum in forma dei esset. non rapinam arbitratus est esse se equalem deo. Quid est non rapinam a^'bitratus est non usurpavit equalitatem dei set erat in illa in qua natus erat: Formam servi accipiens. non amittens quod erat. set accipiens quod non erat. ítem ipse: In eo etiam quod de illo scribtum est quod acceperit adeo promissio-
nem
dei et hominis
filio:
In
Spiritus Sancti et eífuderit utraque natura monstratus est hu-
Accepit quippe ut homo, effudit quippe ut Deus: et post pauca: Ipse ergo Christus dei filius. et deus et homo, et dedit de celo ut deus. et accepit in térra ut homo: ítem ipse dei
mana
scilicet et divina:
filius
inmutabiliter bonus. Ipse
piens
quod non
erat.
manens quod
erat. et a nobis acci-
Preter sue nature detrimentum nostre dignatus
que quidem omnia ideo ad verbum refferuntur. ut una filij dei persona insinuetur: ne quasi dúo Christi videantur: unus deus et alter homo. Ita sane factum ut ibi non soest inire consortium.
ítem
ipse:
lum verbum dei et hominis caro, set etiam rationalis hominis anima: adque hoc totum et deus dicatur esse propter deum et homo prop-
APÉNDICES ter
CXXXIX
hominem. Unus ergo Christus non confusione substantie
set un¡-
tate persone:
^Diversa quidem substantia est deus pater et
homo mater
scilicet
deus virgo maria non tamen diversa substantia deus pater et deus filius sicut non est diversa substantia homo mater et homo filius. Set audi quid dicat in profeta iste filius: De ventre inquit matris mee deus meus es tu: ut ostenderet patrem hinc esse 2incilla et
homo factus est: Homo enim de ventre matris est natus. Et secundum hominem ex virgine natus est deus: Ut non solum pater illi esset qui eum de se ipso. hoc est de sua substantia deum suum
genuisset:
minem
quia
verum etiam deus
creabit:
quum
que de ventre matris holegimus ergo verbum caro factum est et abieius esset: et
verbum intelligimus verum dei filium: In carne agnoscimus verum hominis filium: et utrumque simul in unam personam dei et hominis filium. inefí"abilis gratie largitate coniunctum. Propter quod et de illo lohannes dicit: vidimus gloriam eius quasi
tabit in nobis: In
gloriam unigeniti a patre: et post pauca: Itegerrime confitemur et
hominem
in
deo dei filium
et
deum
in
hominem virginis filium: Est eodemque Christo. In quo
plenisíima et fidelissima ratio vel in uno
ad unitatem persone intra uterum virginalem divinitas humanitasque compacta est sicut hominem deus ita etiam hominem deum genuisse
quod suscepit una sit in Trinitate persona ñeque enim homine adsumta quaternitas facta est. set tricredatur: Ita ut qui suscepit et
nitas mansit
adsumtione
illa
ineffabiiiter faciente
persone unius
in
homine veritatem: Proinde Christus lesus dei filius est et deus et homo: deus ante omnia sécula, homo in nostro seculo: deus quia dei verbum: deus enim erat verbum: homo autem quia in unitatem sit quia in vnitatem persone accessit verbo anima rationalis et caro. Quo circa in quantum deus est ipse et pater unum sunt. In quantum homo est. pater maior est illo: Quum enim esset unicus dei filius: non adobtione set genere ñeque gratia set natura: ut esset etiam plenus in formam servi adobtione et gratia factus est hominis filius. ídem ipse utrumque ex utroque unus Christus, qui cum in forma dei esset, non rapinam arbitratus est: quod natura est. ídem esse equalis deo: ac per hoc et minor factus est et mansit equalis: utrumque vnus. sicut dictum est. set aliud propter Verbum. aliud propter hominem. Idemque dei filius non dúo filij: deus et homo sed unus dei filius. Deus sine initio. homo accepto initio. Dominus noster Jesús Christus. Deus enim et homo, non dúo set unus est Christus. vnus autem non conversione divinitatis in carne sed adsumtione humanitatis in Deum: quia sicut in vno queque homine deo
et
APÉNDICES
CXL
due sunt quidem substantie set una persona est anima et caro ita etiam in domino et salvatore nostro: Licet utraque substantia integritatem suam servet ut scilicet nec in carne, coaguletur divinitas nec in divinitate resolvatur humanitas utraque tamen unus est Christus:
ut
vnus mundi redemtor
et
dominus: Cuius
quecumque humana sunt deo
unitatis tanta ratio est
adscribantur: et ideo
cum
filium
Christum dicimus íiominem non separamus: nec rursus cum eundem Christum filium hominis dicimus: separamus Deum. secundum hominem namque in térra erat non in celo ubi nunc est: quandei
do dicebat nemo ascendit in celum, nisi qui de celo descendit filius hominis qui est in coelo. Et iterum ipse post aliqua. ínter deum et homines mediator apparuit ut in unitatem persone copulans utramque naturam: et sólita sublimaret insolitis. et insólita solitis temperaret.
Has
igitur tanti doctoris sententias: ideo in nostra defen-
sione protulimus. ut unigenitum dei filium sine tempere ex patre
genitum credamus non adobtione
set
genere ñeque
gratia. set
na-
humani generis in formam servi carnem adsumendo de virgine secundum apostolum primogenitum Ínter fratres in una eademque dei et hominis persona, non genere, set adobtione ñeque natura set gratia. In ea forma qua equalis matri non in ea qua equalis est patri: quia in forma servi servus ideo adobtivus. In forma autem domini. dominus servi: De qua forma servitutis Deus pater. profetam loquitur dicens: ecce intelleget servus meus: et iterum ecce servus meus suscipiam eum. electus meus complacuit sibi in illo anima mea: Set quare egre suscipiat quisquís ille est. Secundum humanitatem in filio dei adobtionem quum de eo psalmista dicat minorasti eum paulo minus ab angelis. et ipse de semet ipso per psalmistam ego autem sum vermis et non homo obprobium hominum et abiectio plebisl et propheta de illo. Vidimus eum et non erat aspectus. et nos putabimus eum quasi leprosum et percussum a Deo et humiliatum ecce quia tanta de eius humilitate dicta sunt quur non adserimus adobtionem carnis in filio dei esse quisquís ille est: numquid ignominiosius aut deterius est dicere adobtionem in filio Dei potius quam servitutem quum etiam apostura: In finera vero temporis pro salute
de eius servitute confirmet dicens: Christus lesus qui forma Dei esset. non rapinam arbitratus est. esse se equa-
tolus paulus
quum
in
lem deo.
set
semet ipsum exinanivit formam servi accipiens. humi-
usque ad mortem. mortem autem crucis. Quur dicere quisquís ille est pabeat adobtivum. quem sermo profeticus non formidat. dicere servum. Numquid honoratior est nomen servi: potius quam filij adobtivi? Adobtivus enim adfiliatus dicitur: Et tu quisquís
liabit se
.
CXLI
APÉNDICES
adobtivum? Profoeta dicit. et nos putabimus eum quasi leprosum, et tu pabes dicere adobtivum. ¿Quare ista vies pabes dicere
ille
liora in
filio
autem humilia-
dei dicta sunt? Profeta respondeat: Ipse
tus est propter iniquitates nostras. et adtritus est propter scelera
eum et livore eius sanati suiniquitatem omnium nostrorum. Obla-
nostra. disciplina pacis nostre super
mus: et dominus posuit
eo
in
tus est quid ipse voluit et iradidit in viortejii pro salute fratrum. Si
volúntate occubuit dicere
eum non
impiorum subdidit
gellis
et
aborruit Qui corpus proprium
manus proprias
a delicto innoxias in
cruce extendit: ut nos de dominatu antiqui hostis
quam
fla-
poúns
iusti//creaturae exhibentem. Et ñeque dúos filios dicimus, ñeque dúos »dominos: quoniam unus Filius Patris secundum substantiam, Deus .>>ret,
»Verbum
unigenitus Filius Patris, sicut iste conjunctus et particeps
communicat nomine et honore. Dominus secundum »essentiam Deus Verbum, cui iste conjunctus honore communicat. »Et ideo ñeque dúos filios hos dicimus, ñeque dúos homines: quia »manifesto constituto secundum substantiam Domino et P"ilio inse»constitutis Filii
»parabilem, tenet ad
eum
copulationem, qui causa nostrae salutis
»assumptus confertur nomine et honore Domino et Pllio, non sicut »unusquisque nostrum secundum seipsum constitutus est P'ilius.
»Unde
secundum beatum Paulum dicimus filii, sed solus »praecipuum habens hoc quod ad Dei Verbi copulationem, adoptio»nem et dominationem participans: aufers quidem omnem suspicio»nem dualitatis filiorum et dominorum. Praestato vero nobis in copu»lationem ad Domini Verbum, bonam haberet ipsius fidem, et et multi
»intelligentiam et theoriam: pro quibus et adorationem, per relatio-
»nem Dei ab ómnibus »et
Dominum
»quidem
Christum, per
Deum Verbum
»Dominum »unxit
coepit creatura,
quem omnia
igitur
Filium dicimus
facta sunt: principaliter
intelligentes substantialiter Filium Dei et
conspirantes autem
Deus
Unum
assumptum Jesum
spiritu et virtute, sic in
a Nazareth,
quem
Verbi Dei copulationem adopsecundus Adán.»
»tionis participantem et dominationis, qui et
APÉNDICES
CL
»Haec est sententia Nestorii haeretici, qui purum hominem absque Deo Virginis útero genitum impie astruebat. In quem hominem ex eadem Sancta Virgine procreatum et genitum, post nativitatem ejus,
Verbum
Dei, hoc est divinitatem Filii Dei, descendisse et habi-
¡mpudenter praedicabat. Et ob hoc, sicut in Christo duas naturas, ita et duas personas in eo satis improbe vin-' dicare contendebat. Nos vero ejus impietatem anathematizantes, quaedam testimonia ex Hbris Sanctorum Patrum, quos Ecclesia venerabiliter recipit, decerpentes, huic epistolae subnectimus, per quae nos ad viam veritatis post pristinum errorem nostrum reversi sumus, vobis subter ascriptam direximus: per quae et vos de dicta intentione veritatem fidei plenius agnoscere potestis, et ad rectum
tasse prae caeteris sanctis
tramitem ñdei reverti. Contra quas sententias Patrum dissentiens, aliter quam illae nos informant credere aut docere voluerit, et adoptionem et nuncupationera in carne Salvatoris, credere vel praedicare praesumpserit, anathema
sit.
A quo jaculo anathemis,»
Siguen á la carta los textos de San San Gregorio Nazianceno y San León. (i)
Cirilo,
etc., etc. (l).
San Gregorio, San Atanasio,
ADICIONES Y CORRECCIONES
8, linea 26. Dice:
Página
I.
«Jaungoicoa» significa ie
Como
«Jaun-goicon, Dios-luna».
liter almente: 'í'S^^víox á^?yxv\\i-íi>.
es sabido,
(Corrección del P. Ugar-
de E.)
Página
II.
«Btnsen». Léase: «Bunsen».
S, línea 44. Dice:
En un ejemplar del tomo I de la primera
III.
perteneció
edición de los
á Menéndez y Pelayo y ahora posee su
«
Heterodoxos^
ilustre discípulo
las
qtie
Lomrefiriéndolas á
D.
reproducimos, ba, constan las siguientes adiciones autógrafas, que
,
J. R.
páginas del presente volumett:
Página
A)
12, al
margen de
«Padeció martirio antes que nin-
la linea g:
gún otro Apóstol [cerca del año 42], y sus [siete] discípulos»... etc. las costas galleB) Página /2, como nota de la linea 10: (
VI.
de
11, iS
Página 31Ó, linea
cha en París, Pelayo que
el
4.'^
de la nota
i.".
Añádase: