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I
/'
HISTORIA DE LOS
HETERODOXOS ESPAÑOLES POR
El,
DOCTOR
DON MARCELINO MENENDEZ Y PELAYO Director de
la
Real Academia de
Ex
la Historia.
nobis prodicriint,
Scui
(I.
SEGUNDA
EDICI(')N
TOMO
non erant ex
loANN.,
II,
REFUNDIDA
I
MADRID LIBRKRÍA (JKNERAL DK VICTORIANO SUÁREZ Calle de Preciados, 48
igi
I
19.)
no'ns.
OBRAS COMPLETAS DEL EXC.MO. SEÑOR
DON ^lARCELIXO ^lENÉNDEZ Y PELAYO
Digitized by the Internet Archive in
2009
with funding from
University of Toronto
http://www.archive.org/details/obrascompletas01men
HISTORIA DE LOS
HETERODOXOS ESPAÑOLES
Phot.Kaulak
yil,
yíÜmJlAUP^ '
¿^-
HISTORIA DE LdS
HETERODOXOS ESPAÑOLES POR
Kl.
DOCTOR
DON MARCELINO MENKNDEZ Y
ES PROPIEDAD
Madrid.— Establecimiento
tipográfico de Fortanet, Libertad,
29.— Teléfono
991.
B
la
bent^íta
memoria de mis
pat^res
ADVERTENCIAS PRELIMINARES
La primera edición de
Historia de los heterodoxos españoles consta
la
de tres volúmenes, publicados desde 1880 á 1882 tirada de cuatro mil ejemplares, cifra
obras de erudición, no tardó gráfica, lo cual,
como
me
ninguna utilidad los
mucho en
bibliófilo
(i).
Con haber
sido la
que rara vez alcanzan en España
las
hoy una rareza biblioque soy, no deja de envanecerme, aunque agotarse, y es
proporcione. Los libreros se hacen pagar á alto precio
pocos ejemplares que caen en sus manos, y como hay aficionados para
todo, hasta para las cosas caras, han llegado á venderse á 25 duros los tres
tomos en papel ordinario y á 50 ó más de hilo.
En
pocos que se tiraron en papel
los
tanto tiempo, han sido frecuentes las instancias que de palabra y por
escrito se
me han hecho para que
que era de todas que estimo más.
las
mías
consintiese en la reproducción de esta obra,
más
solicitada,
aunque no sea ciertamente
la
mi interés pecuniario hubiese atendido, hace mucho
Si sólo á
que estarían reimpresos
la
los
Heterodoxos; pero no pude determinarme á
sin someterlos á escrupulosa revisión,
que iba haciéndose más
difícil
ello
conforme
los años y se acumulaban diariamente en mi biblioteca nuevos documentos de todo genero, que hacían precisa la refundición de capítulos
pasaban
enteros.
Los dos ejemplares de mi uso vinieron
á
quedar materialmente
anegados en un piélago de notas y enmiendas. Algún término había que poner á semejante trabajo, que mi conciencia de investigador ordenaba, pero
que
los límites probables
de
la
vida no
me
permitían continuar indefinida-
mente. Aprovechando, pues, todos los materiales que he recogido, doy á luz
El plan bastante detallado y dividido por capítulos, había aparecido en la RevisEuropea, 1876, tomo vni, páginas 459, 485 y 522. Allí están también algunos párrafos del primitivo prólogo, que refundí y amplié un aiío después. Para entonces había escrito ya los primeros capítulos. Téngase en cuenta esta indicación cronolójíica, para juz(i)
ta
garlos con la indulgencia que necesitan.
ADVERTENCIAS PRELIMINARES
10
nuevamente
Historia de los heterodoxos, en forma que para mí habrá de
la
ser definitiva, aunque no dejaré de consignar en notas ó suplementos finales
que durante
las noticias
curso de
el
me
nuevas correcciones que se ello estropeo
mi obra. ¡Como
si
impresión vaya adquiriendo ó
la
ocurran.
No
faltará
las
quien diga que con todo
se tratase de alguna novela ó libro de pasa-
tiempo! La Historia no se escribe para gente frivola y casquivana, y
deber de todo historiador honrado es ahondar en
la
pueda, no desdeñar ningún documento y corregirse á sea menester. La exactitud es una forma de
la
sí
el
primer
investigación cuanto
mismo cuantas veces
probidad
y debe
literaria
extenderse á los más nimios pormenores, pues ¿cómo ha de tener autoridad en grande
lo
el
que
se muestra olvidadizo
y negligente en
lo
pequeño? Nadie es
nombre
responsable de las equivocaciones involuntarias; pero no merece
de
escritor formal quien deja subsistir á sabiendas
un yerro, por leve que
parezca.
Bien conozco que es tarea capaz de arredrar
un
libro de erudición
renovación
más de
al
más intrépido la de refundir que han sido de
treinta años,
en muchas ramas de
total
casi
escrito hace
la
Historia Eclesiástica, y de
progreso acelerado en todas. Los cinco primeros siglos de
la Iglesia
han sido
estudiados con una profundidad que asombra. La predicación apostólica, historia
de
los
patrística, las
dogmas, los orígenes de
la liturgia cristiana,
persecuciones, los concilios,
más
recientes.
la constitución y nueva cuando se leen en
La Edad Media, contemplada antes con ojos
románticos, hoy con sereno y desinteresado espíritu, ofrece por riquísimo
campo
sí
sola
á una legión de operarios que rehace la historia de las
instituciones á la
luz
de
crítica diplomática,
la
cuyos instrumentos de
trabajo han llegado á una precisión finísima. Colecciones ingentes de
mentos y
la
literatura
las herejías,
disciplina de la primitiva Iglesia, parecen materia los historiadores
la
docu-
de textos hagiográficos, de concilios, decretales y de todas las fuentes de jurisprudencia canónica, han
cartularios,
epístolas pontificias,
puesto en circulación una masa abrumadora de materiales, reproducidos con
todo rigor paleográfico y sabiamente comentados. Apenas hay nación que no posea ya un Corpus de sus escritores medioevales, unos Momimenta histórica,
una serie completa de sus crónicas, de sus leyes y costumbres; una ó varias publicaciones de arqueología artística, en que el progreso de las artes gráficas contribuye cada día más á
la fidelidad
de
la
aparato se ensanchan los horizontes de re los Templarios, los
apén-
dices de la Educación Popular que tanto enseñan sobre nuestra historia económica, y la misma Regalía de Amortización que está muy bien documentada. Salvo sus opiniones canónicas, de que á su tiempo hablaremos, fué uno de los españoles más ilustres y be-
neméritos del siglo xviu. Una de las principales tareas en que se empleó la actividad de nuestros eruditos (4) de la décimaoctava centuria fué la edición crítica de nuestra antigua colección canónica.
Es
cierto
que no llegaron á ser del dominio público los gigantescos trabajos del puede formarse idea por la carta que desde Toledo dirigió al
V. Burriel, de los cuales
21
ADVERTENCIAS PPvELIMIN'ARES
Una sombra hay en este cuadro: la expulsión de los jesuítas, que alejó de España á buen número de trabajadores formados en la escuela del P. Andrés Marcos Burriel, émulo de Flórez en la diligencia, superior en la amplitud de que
miras, coleccionista hercúleo y crítico sagaz,
se aplicó principalmente al
estudio de nuestras fuentes canónicas y de nuestra legislación municipal.
alcanzó aquel grande é infortunado varón
extrañamiento de
el
porque había sucumbido poco antes, víctima de le
arrancó
el
la
No
los suyos,
arbitrariedad oficial,
que
tesoro de sus papeles. Pero á Italia fueron y en Italia brillaron
su hermano, el magistral biógrafo de Catalina Sforza; el P. Aymerich, elegante autor del episcologio
de Barcelona;
autores de notables monografías;
Maceda, Tolrá y Menchaca, Juan Andrés, que comprendió en el
los PP.
P.
el
vasto cuadro de su enciclopedia literaria
(DdV
led' ogniletter atura) las ciencias eclesiásticas,
historiador español. valo,
Y
para no citar otros
que hizo ediciones verdaderamente
origine, progressi
ed stato attua-
que han tenido en
muy conocidos, el clásicas
de
las
P.
él
su linico
Faustino Aré-
obras de
S. Isidoro,
de los poetas cristianos primitivos (Juvenco, Prudencio, Sedulio, Draconcio)
Himnodia Hispánica, ilustrándolas con prolegómenos doctísimos que de la mejor crítica de su tiempo y no desdicen del nuestro. Gracias á estos proscriptos y á algún otro español residente en Roma,
y de
están
la
al nivel
comenzó á realizarse aquel plan de Historia Eclesiástica que en 1747 trazaba en una elegante oración latina el auditor D. Alfonso Clemente de Arósíegui, exhortando á sus compatriotas á eterna
la
exploración de los archivos de
la
ciudad
(i).
Tienen
los
buenos trabajos de
la
erudición española del siglo xviii no sólo
Rábago en 30 de Diciembre de 1754 (Cartas Eruditas y Críticas del P. Andrés Marcos Burriel, publicadas por Valladares, sin año, págs. 229-278), y por el opúsculo de La Sema Santander, Praefatio historico-critica in verain et genuinain 'collectionein veteruin Canonuin Ecclesiae Hispatiuie (Bruselas, 1800). Ni llegaron tampoco á realizarse en toda su amplitud los que anuncia la Xoticia di las antiguas y gentiinas Colicciones Canónicas P.
Pedro Luis Blanco (1798). Pero á la Real Biblioteca, hoy Nacional, y á su director D. Francisco Antonio González, se debió, por fin, la edición muy apreciable de 180S, que no entró en circulación hasta 182 1. Del saber y fina crítica de nuestros canonisLis del siglo xviii, son excelente muestra los tres tomos de D. Vicente González Arnao sobre las Colecciones de Cánones Griegos y Latinos (1793). inéditas de la Iglesia Española del bibliotecario D.
Ildephonsi Clemetitis de Arostegui de Historia Ecclesiae líispaniensis excolen(l) Kal. Sept. da exhortatio ad Hispanos, habita in palalio C. M. Reg. Hisp. Rom.
XH
MDCCXLVH. Esta oración, ya rara, está reimpresa en los apéndices del tomo i de la Historia EcleE-paña, de D. Vicente de la Fuente, 2."'* ed., págs. 2S5-292. Fué como la inaugural de una pequeña Academia de Historia Eclesiástica, que formaron los españoles residentes en Roma, y á la cual se debieron algunas buenas disertaciones, que ya se irán mencionando en el curso de esta obra. Es lástima que tuviese vida tan efímera esta institución, de la cual hubiera podido salir un trabajo que enmendase los graves errores del de Cayetano Cenni De antiquitatibus Ecclesiae Hispaniae
siástica de
Dissertationes (1741), en que la
amanerada
retórica del estilo encubre
cialidad contra las tradiciones de nuestra Iglesia.
mal
la aviesa par-
ADVERTENCIAS PRELIMINARES
22
esmero y conciencia, pulso
común y
sino
un carácter de continuidad en
el esfuerzo,
desinteresado, una imparcialidad ú objetividad,
que da firmeza á sus resultados y contrasta con quico en que hemos caído después. Toda nuestra vida
dice,
adolece de esta confusión y desorden. El olvido ó
el
un im-
como ahora
se
individualismo anár-
intelectual del siglo xix
el frivolo
menosprecio con
que miramos nuestra antigua labor científica, es no sólo una ingratitud y una injusticia, sino un triste síntoma de que el hilo de la tradición se ha roto y que los españoles han perdido la conciencia de sí mismos. No llevaré el pesimis-
mo
que esto haya acontecido en todas
hasta creer
únicas á que en este discurso me cia,
sino renovación y progreso.
tiempos medios, la
La
En
las ciencias históricas,
algunas no ha habido decaden-
de
los
la historia del arte, la historia
de
historia literaria, especialmente la
arqueología artística y
y de las instituciones, la geografía antigua de España, la epiromana, la numismática ibérica, el cultivo de la lengua árabe, la histo-
legislación
grafía
la particular de algunos pueblos y comarcas, han contado y cuentan representantes ilustres, calidad aventaja al número. En las monografías que se les
de algunos reinados,
ria política la
la
refiero.
bibliografía y la paleografía,
en quienes
deben está
la
lo
las historias
más granado de nuestra erudición moderna, más bien que en
generales de España que con vario éxito se han emprendido.
Pero otras ramas del árbol histórico, que fueron antiguo, parecen, durante
guna tanto como
gún los
la
libro
mayor parte
la historia eclesiástica,
indicio suficiente,
llegado
la
si
tantos otros
las
más frondosas en
del siglo xix, mustias y secas.
cuya postración y abatimiento sería triste punto á que ha
no tuviéramos, del
conciencia religiosa de nuestro pueblo. Apenas puede citarse nin-
de esta
clase,
que en más de cincuenta años haya logrado traspasar
aledaños hispánicos y entrar en
la
corriente de la ciencia católica, á no
ser la hermosa obra apologética de Balmes (El Protesianiismo)^ que
que á
la historia
guerra de
lo
Nin-
la
propiamente dicha pertenece á
la filosofía
de
más bien La
la historia.
Independencia, dos ó tres guerras civiles, varias revoluciones,
una porción de reacciones, motines y pronunciamientos de menor cuantía, un desbarajuste político y económico que nos ha hecho irrisión de los extraños, el vandálico despojo y la dilapidación insensata de los bienes del clero,
muchas fundaciones de enseñanza y beneficencia, la al siniestro resplandor de las llamas que devoraban insignes monumentos artísticos, la destrucción ó dispersión de
la
ruina consiguiente de
extinción de las Ordenes regulares
archivos y bibliotecas enteras, el furor impío y suicida con que el liberalismo español se ha empeñado en hacer tabla rasa de la antigua España, bastan y .sobran para explicar el
de imputar á
De
la
fenómeno que lamentamos,
los tradicionalistas su parte
enseñanza
oficial
sin
que por eso dejemos
de culpa.
poco hay que esperar en esta parte, porque su vi-
ciosa organización acaba por desalentar las vocaciones
más
fuertes. Al
universitario pertenecen ó híwi pertenecido (dígase para gloria suya) la
parte de los investigadores de mérito que
cuerpo
mayor modernamente ha tenido España,
ADVERTENCIAS PRELIMINARES pero
casi
todos se formaron solos y no sé
si
alguno ha llegado á crear escuela.
Nuestros planes de estudios, comenzando por
de
la legislación francesa,
los franceses
cuyo
23
el
de 1845, han sido copia servil abandonado por
espíritu centralizador está ya
mismos. Entre nosotros semejante régimen,
nuestra índole, resultó
completamente
el
más contrario á
males han ido agraván-
y dose de día en día y de remiendo en remiendo. El cultivo de las lenguas sabias, sin el cual no se concibe erudición sólida, está vergonzosamente abanlos
estéril,
donado, con pocas y por lo mismo más loables excepciones. Limitándonos al caso presente, basta consignar escuetamente dos hechos.
Ha
desaparecido
la
única cátedra de Historia Eclesiástica que en España
aunque poco más que nominalmente y agregada de mala manera al doctorado de la facultad de Jurisprudencia. Poco se ha perdido en ello; pues existía,
¿qué fruto podían sacar de
tal
enseñanza nuestros Canonistas universitarios,
que llegan á licenciados con un año de Instituciones y empiezan y acaban su carrera sin saber latín ni poder leer el más sencillo texto de las Decretales?
Mucho
antes había desaparecido de nuestras Universidades la Facultad de
Teología, que gozaba de poco prestigio en los últimos tiempos, mirada con recelo por unos, con desdén por otros, con indiferencia por
la
mayor
parte.
muy de
menos, y nadie ha intentado seriamente su restauración, aunque medios había para ello dentro del régimen concordado en Nadie
la
echó
que legalmente vivimos. De este modo nos hubiéramos evitado
el
oprobio
de Suárez y Melchor Cano, sea el único pueblo de Europa que ha expulsado la Teología de sus Universidades. Todos, católicos
de que España,
la patria
y protestantes, la conservan, sin que este acatamiento rendido á la ciencia de las cosas divinas en centros de cultura abiertos á todo el mundo, se considere como signo de atraso en Alemania ni en Inglaterra ni en parte alguna. Entre nosotros
la
Teología y
el
Derecho Canónico tienen hoy su único
fugio en los Seminarios episcopales,
que según
la
re-
mente del Concilio Triden-
tino (i) se establecieron m'ás bien para la educación moral de los aspirantes al
sacerdocio, que para
lestra estaba
gios
el
entonces en
de algunas Ordenes
cultivo de las letras sagradas, cuya verdadera palas aulas universitarias
religiosas.
La vida
y en los florecientes cole-
científica
de
los
Seminarios espa-
ñoles puede decirse que no comienza hasta el reinado de Carlos
Prelados doctos, celosos y espléndidos los organizaron sas
como
III:
algunos
vertladeras ca-
de estudios en Barcelona, en Vich, en Murcia, en Córdoba, en Cuenca,
en Osma, en Salamanca y en otras diócesis: los métodos y la disciplina pedagógica solían ser superiores á los de las decadentes Universidades, pero
por desgracia se
como hoy nistas
(i)
infiltró
en algunos de ellos cierto modernismo teológico
diríamos, que los hizo sospechosos de tendencias galicanas, janse-
y quizá más avanzadas. Todo aquello fué de efímera duración y corto
Sess. xxiil, cap. xxiii.
ad mundi
«Cum
voUiptates sequcndas.....y'
adolesccntium aetas, nisi recU institualitr, prona
sit
ADVERTENCIAS PRELIMINARES
24
VII apenas quedaba vestigio de
En tiempo de Fernando
influjo.
plan de estudios de 1824 reorganizó
mente
la
ello, y el enseñanza teológica con sentido neta-
tomista.
Pasada
la
horrible convulsión de la guerra civil de los siete años,
después de larguísimas negociaciones
do
el
y ajustaConcordato de 1851, comenzaron
á reorganizarse nuestros Seminarios, y es ciertamente notable lo que en
gunos de
ha conseguido
ellos
el celo
de
penuria económica. Es claro que los estudios
al-
mayor de Teología Dogmática y Mo-
los Prelados,
luchando con
la
han debido prevalecer sobre otros cualesquiera, y nunca han faltado en
ral
nuestros cabildos varones de sólida y profunda doctrina que den testimonia de que todavía quedan teólogos y canonistas en España. Los escriturarios
son más raros, porque
la
exégesis bíblica requiere una enciclopedia de co-
nocimientos especiales, que es
donde
es tan
pobre
dras de Griego y
casi
imposible adquirir en nuestra nación
material bibliográfico moderno. Así y todo, las cáte-
el
Hebreo
gún fruto en época no
se
van aumentando, y no pueden menos de dar alEn otros Seminarios se han establecido Cáte-
lejana.
dras de ciencias naturales, desempeñadas seriamente, y en algunos ha pene-
trado
la
Arqueología
artística,
para cuya enseñanza pi-áctica y teórica existen
ya importantes museos diocesanos y algunos buenos manuales.
La restauración de
las
Ordenes
religiosas trabajosamente lograda en el úl-
timo tercio del siglo xix, y combatida á cada sectaria,
humano. Algunas de
varios ramos de! saber
nemos
momento por
intolerancia
la
ha proporcionado á España excelentes educadores y escritores en las
mejores Revistas que hoy
están redactadas exclusivamente por religiosos, y no es
contribución que han aportado á los Congresos científicos
más
te-
pequeña
recientes.
la
En
general puede decirse, sin nota de exageración, que la cultura de nuestro clero secular y regular
no
es inferior á la
que suelen tener
los laicos
más aven-
tajados en sus respectivas profesiones.
Pero todavía
den menos de
falta
andar mucho camino, y
sentir los efectos
de
la
las ciencias eclesiásticas
languidez propia de todas
las
no puecosas en
Las traducciones y compilaciones son mucho más nu-
nuestro abatido
país.
merosas que
obras originales. Todavía no tenemos una Historia general
de
las
la Iglesia, escrita
por autor español
Félix Amat, ya de remota fecha
(i).
La
(2.^ edición,
del arzobispo de Palmira 1807),
don
apenas pasa de ser un
compendio de Natal Alejandro y Fleury, de cuyas ideas galicanas
participa-
Por entonces se tradujeron y continuaron los S/g¿os Cris/íanos de Ducreux, canónigo de Auxerre, (1790. 2.* edición, 1805-1S08) y más adelante la
ba.
(i)
La
erudición española del siglo xviii nada importante produjo en materia de monografía de los jesuítas desterrados á
historia eclesiástica general, salvo tal cual
Italia. La líistoria de la Iglesia y del Mundo del bibliotecario D. Gabriel Alvarez de Toledo, ni por semejas corresponde á su ambicioso título, puesto que el único tomo publicado (1713) no alcanza más que hasta ei diluvio. Como libro fdosófico y teológico
no carece de
interés,
aunque su composición es tan extravagante como su
estilo.
ADVERTENCIAS PRELIMINARES
25
Historia de la Iglesia de Receveur (1842-1848), la de Béraul-Bercastel con
adiciones del barón de Henrion (1852-1S55), obras extensas pero de segundo
orden.
Mucho más
útiles
han sido
manuales alemanes de Al-
los excelentes
Hergenroether y Funk, traducidos sucesivamente por Puig y Esteve (1852), García Ayuso (1885) y el P. Ruiz Amado (1908); y el compendio latino
zog,
de
Berti, adicionado hasta nuestros días
López, de
en parte,
la
la
Orden de San Agustín
por
(1S89).
el
venerable y modesto Fr. Tirso
También fué
menos
traducida, á lo
obra enciclopédica de Rohrbacher, no exenta de tradicioualisvio,
y que según el plan adoptado por el autor, engloba toda la Historia univeren la Historia eclesiástica. Finalmente, en el momento en que escribo
sal
sale á luz el
primer tomo de
la bella
obra de Monseñor Duchesne sobre los
primeros siglos cristianos, esmeradamente vertida á nuestra lengua por P.
el
Pedro Rodríguez, agustiniano.
Tampoco extensión y
la
Historia particular de nuestra Iglesia ha sido escrita con
que
la crítica
la
tiempos presentes reclaman. Líbreme Dios de
los
regatear los méritos de la única obra de este género que en nuestra lengua se ha publicado
(i).
Su
católicos españoles, y los
autor, cuyo
muy
nombre vive en
particularmente en
la
la
de
memoria de todos
los
los
que fuimos discípu-
ó compañeros suyos, era un hombre de sincera piedad, de cristianas cos-
tumbres, que no impedían
la
franca expansión de su vigoroso gracejo y
libertad de sus opiniones en todo lo
que lícitamente es opinable; de
ciencia canónica probada en la cátedra durante
más de medio
siglo;
la
sólida
exposi-
tor claro y ameno; polemista agudo y temible, á veces intemperante y cho-
carrero por falta de gusto literario y hábitos de periodista no corregidos á
tiempo, pero escritor sabroso y castizo en medio de su incorrecta precipitación; investigador constante
y bien orientado, á quien sólo faltaba cierto esmano en muchas
crúpulo de precisión y atildamiento; trabajador de primera
materias históricas, que ilustró con importantes hallazgos; ligero á veces en sus juicios, pero pronto á rectificar siempre sus errores; propenso
cismo en
las cosas antiguas,
fué D. Vicente de
(i)
la
y á
la
al
escepti-
excesiva credulidad en las modernas. Tal
Fuente, tipo simpático y original de estudiante español
Apenas merecen tomarse en cuenta
las Anti¿:^ücdades eclesiásticas de
España en
los
cuatro primeros siglos de la Iglesia ^Q Fr. Pablo de S. Nicolás (Madrid, 1725), porque atendida su fecha tienen todavía menos importancia qt" e la obra de Padilla.
Puede considerarse también como un conato de historia eclesiástica, puesto que pertenecen á ella la mayor parte de sus capítulos, el primer tomo (único publicado) de la Historia de España vindicada de D. Pedro Per.alta Barnuevo (Lima, 1 730), polígrafo peruano de más erudición que crítica, pero notablemente instruido para su tiempo. La portada de este libro, raro en Europa como casi todos los impresos en Indias, anuncia que en él «se fijan las más ciertas épocas ó raíces del Nacimiento de Nuestro Salvador: »se defiende irrefragablemente la venida del Apóstol Santiago, la aparición de Nuestra »Señora al Santo en el Pilar de Zaragoza, y las translaciones de Su Sagrado Cuerpo: Se «vindica su historia primitiva eclesiástica, la de San Saturnino, San Fermín, Osio y otros »sucessos: Se refieren las persecuciones, los máríyres y demás santos, los Concilios y ^Progresos de la Religión hasta el siglo sextos
ADVERTENCIAS PRELIMINARES
26
de otros tiempos. Alcanzó Los servácios que
talado.
Colaboró en
postrimerías de nuestras viejas Universidades,
las
conservó viva su tradición y
recogió en un libro tan curioso
la
continuación de
la
la
como
destar-
debe son muchos y de varia índole. España Sagrada. Fué casi el único español
erudición
la
le
que en nuestros días sacó á luz un texto inédito de la Edad Media no perteneciente á las cosas de España: el importante poema de Rangerio Viia Anselmi Lticensis, que tanta parte contiene de la Historia de S. Gregorio VII y de la Condesa Matilde. Ilustró con crítica muy original varios puntos de la
Aragón y de los orígenes tan obscuros y controvertidos monarquía pirenaica. Dedicó gran parte de su vida á la depuración del
Historia jurídica de
de
la
muy
texto de las obras de Santa Teresa, haciendo ediciones
das
que antes
las
se conocían, é ilustrándolas
de
tos trabajos suyoSj á pesar
los
superiores á to-
con preciosos documentos. Es-
defectos que tienen, nacidos los
más de
vma imperfecta ó negligente paleografía v de haber dado demasiada importancia á las copias del siglo xviii,
hoy tan
florecientes fuera
marcan época en
los estudios teresianos
de España.
La Fuente con más severa disciplina, con más surtido arsenal bibliográfico, el conocimiento que le faltaba de la moderna erudición, y con un poco más de gravedad y sosiego en el estilo, hubiera podido ser nuestro historiador eclesiástico. Tenía para ello notables condiciones, especialmente un amor con
puro y sincero á la verdad y un grande arrojo para proclamarla, aunque tropezase con preocupaciones arraigadas, aunque se granjease enemigos dentro
de su propio campo.
A
semejanza de aquéllos antiguos eruditos que fue-
ron martillo y terror de los
falsarios,
embiste sin reparo alguno contra todo
género de patrañas. La obra críticamente demoledora que comienza en Mon-
España Sagrada^ y termina con cierde Godoy
déjar y Nicolás Antonio, continúa en la to matiz volteriano en
la
deliciosa Historia de los falsos cronicones
Alcántara, tuvo en D. Vicente un colaborador insigne,
supo mantenerse dentro de
los
amplios límites que
que por otra parte
la Iglesia
otorga á estas
discusiones. Si se
prescinde del
estilo,
que muchas veces es vulgar é inadecuado á
materia, hay capítulos excelentes en
todo en
la
parte consagrada á
documentos nuevos, cosa muy la
España Sagrada
futuro sobre
la
Edad Media. El autor acude los archivos,
rara en los autores
fué su principal guía,
misma materia, pero no
es
casi
siempre á
y á veces da á conocer
de compendios. Por
como
lo será
lo de-
de todo trabajo
pequeño mérito haber ordenado
y sistematizado las noticias de carácter general que cidas,
la
Historia eclesiástica de España^ sobre
muestra familiarizado con
las fuentes, se
más,
la
la
allí
se encuentran espar-
haber aprovechado su caudalosa documentación sin perderse en aque-
lla selva. Los dos tomos que versan sobre los tiempos modernos, son sumamente endebles, y parecen improvisados en fondo y forma. El principal defecto de la obra de La Fuente consiste en ser demasiado elemental. Cuando apareció por primera vez en 1855, tenía el modesto ca-
ADVERTEN'CIAS PRELIMINARES rácter de adiciones al
Manual de Alzog, y aunque en
27 la
refundición publica-
da de 1873 á 1875, el trabajo de nuestro profesor campea independiente, y llena seis volúmenes en vez de los tres primitivos, todavía resulta insuficien-
como
te
Historia,
aunque tenga buenas proporciones como compendio. Algo
semejante hay que decir de cio
la
obra alemana del sabio benedictino
P. Bonifa-
Gams, Die KircJiengeschichte von Spajiien (Ratisbona, 1876-1879), exce-
lente historiador, de la mejor escuela, discípulo y biógrafo de Moelher.
obra del
Gams, á quien tanto por
P.
debemos
ella
como por
especial gratitud los españoles, aventaja á
la
de La Fuente en
dos los puntos de nuestra Historia que se relacionan con Iglesia
y con
pero
ra patrística,
tro compatriota, y
el
la
to-
general de
universales del Derecho Canónico y de
las fuentes
La
su Series episcoporum (1873)
la
la
Literatu-
contenido peculiarmente español es más rico en nues-
más
clara la
comprensión del espíritu nacional, á que un
extranjero difícilmente llega por docto y bien informado que sea. Tienen, pues, las dos Historias sus méritos particulares y no
una por
El gran valor de
la otra.
la
de
Gams
pueden
substituirse la
consiste en haber aprovechado
para beneficio de los anales de nuestra Iglesia
el
riquísimo caudal de
la Lite-
ratura teológica alemana.
Me
duele tener que mencionar, aunque sea en último término, L'Espagne
Chre'tie/me, del el fin
de
benedictino francés
época
la
visigótica.
Dom
Leclercq (1906), que alcanza hasta
Pero como en España cualquier librejo escrito
en francés pasa por un quinto evangelio
(sin
que en esto haya diferencia
entre los literatos modernistas y los devotos de buen tono)
prevenir á los lectores incautos contra
Dom
nualito de
está inspirado
española
,
la ligereza
creo necesario
,
y superficialidad del
ma-
Leclercq, que no sólo carece de valor científico, sino que
por un odio profundo contra
y aun contra
el
las
tradiciones de la Iglesia
genio y carácter de nuestro pueblo. Páginas hay,
tan sañudas y atroces, que sólo en Buckle, en Draper ó en otros positivistas,
denigradores sistemáticos de España, pueden encontrar alguna que re.
Pero quizá en esto ha tenido más parte
Increíble parece
que un sacerdote
la
católico,
desidia
que
la
las
supe-
malevolencia.
y benedictino por añadidura,
llegue á plagiar servilmente párrafos enteros de una de esas pedantescas sociologías ó psicologías de los pueblos
(i)
Como
el
que publica
el editor
Alean
(1).
Cosa
cargo es grave, conviene puntualizarle, para lo cual bastarán dos ó tres
ejemplos: A. Fouillée: (Esquisse psychologique des piuples europcins. París, 1903, pp. 167-168): «Suivant la tradition populaire, á l'origine du monde, l'Kspagne demanda au Créateur
une belle mer, de beaux fruits, de belles femmes, elle l'obtint Non, ce serait trop, et l'Espagne serait alors un paradis terrestre». Mais ce ne fut pas seulement de bons gouvernants qui furent refusés á rSspagne; ce furent aussi, trop souvent, des hommes gouvernables. Fcrdinand lo Catholique s'en plaignait íi Guichardin, ambassadeur auprés de !ui: «Nation tres propre aux armes, disait-il, mais desordonnéc, oü les soldats son meilleurs que les capitaines et oii l'on s'entend mieux ii combattre qu' i commander et íi gouvcrner». Kt Guichardin ajoute,
un beau encoré;
ciel, elle l'obtint;
— un bon gouvernement?
ADVERTENCIAS PRELIMINARES
28
hubiéramos esperado de un erudito liturgista que conoce los buenos métodos y es autor de importantes trabajos sobre el África cristiana y otras materias. No es esto decir que falten en su libro algunos capítulos in-
muy
distinta
teresantes,
Dom
aunque
sin originalidad alguna,
Leclercq se muestra
al
por ejemplo,
el
de
Prisciliano.
tanto de las principales investigaciones de estos
últimos años, y no discurre mal cuando la pasión no le ciega. Pero no se
dans sa Relazione di Spagna. «C'est peut-étre par ce que la discorde est dans le sang des Espagnols, nation d'esprits inquiets, pauvres et tournés aux violences». Ce portrait, de nos jours, n'a pas encoré perdu toute sa vérité Dom Leclercq: (L Espag7ie Chrctienm, pp. xxiii): «A Torigine du monde, raconte une legende, l'Espagne demanda au Créateur un beau ciel... etc.» Y sigue copiando las diez y seis líneas de Fouillée, con dos variantes solas, de las cuales la primera tiene gracia: en vez de belldsf¿mines, el pudibundo benediclino escribe bdles cpoitscs: sin duda las españolas
Fouillée
no casadas pueden
ser feas
impunemente.
(p. 145):
«Durs pour
les
animaux domestiques, durs pour
les
hommes, durs pour eux-mémes,
par l'absence de bonté sympathique et sociable qu' ils contrastent avec d'autres peuples. Cette dureté est un des signes caractéristique de la race ibére et berbére, comme de la race sémitique, telle que nous la monstrent sur tout les Phéniciens. Les Esc'est
pagnols se croyaient bien differents des Maures; au point de vue ethnique, ils en étaient Ils n'ont pas regu assez d'élements celtiques et germaniques pour avoir le douceur dans le sang; ils sont demeurés Africains, et ees Occidentaux sonr aussi des Orientaux. Leur insensibilité, dont les Indiens conquis firent l'épreuve, all i
déjá tres voisins.
souvent jusqu a
la
cruauté froide et a la férocité. Les peintres
eux-mémes
se plaisent
á represénter des supplices.»
Dom
Leclercq
«Durs pours
(p.
les
xxvii):
animaux domestiques, durs pour
les
hommes, durs pour
eu.x-mé-
Catorce líneas plagiadas sin cambiar una palabra. Lo único que hace Dom Leclercq es reforzar más y más el miso-hispanismo de Fouillée, añadiendo, no s j si de su cosecha, ó tomadas de otra parte frases como esta «// (l'espagnol) met en toutedioses une passion de bcte déchainée, furieuse, dépourvue de vastes horizons intellectuels el
mes,
etc., etc.»
de réjlexion... n'a plus qu' une sensibilité de
tete qui est I' egoisme farouche». quien estas atrocidades escribe es un benedictino y las firma en la abadía d>í Fairnborough, donde él y sus hermanos reciben asilo y espléndida protección de un gran señora andaluza, de trágico y memorable destino en los anales del mundo! ¡
Y
Pero hacemos mal en indignarnos con un historiador, de cuya formalidad puede juzgarse por este rasgo sobre nuestro gran poeta Prudencio: «Prudence ne qu'il parle gril, tenailles,
pinces et chaudiéres; dix siecles plus tard
il
tarit
plus
di's
partagerait son
temps entre les courses de taureaux et les auto-da-fe. II faut plaindre ceux qui ont a gouverner de pareilles gens.» A quien hay que compadecer es al público que lee tales tonterías, sólo porque están escritas en francés. El capítulo de Fouillée que Dom Leclercq ha entrado á saco es una rapsodia atropellada é incoherente, como casi todo lo que se ha escrito de sociología española. Fouillée es un metafísico de gran talento, pero sus trabajos de psicología étnica no pueden tomarse en serio porque están improvisados sin preparación histórica, y respecto de España lo ignora todo, la lengua, la literatura, las costumbres. Una sola frase castellana de seis palabras cita, y dos de ellas están groseramente alteradas (p. 164). Tal es el
Dom Leclercq en materia de psicología española. Es frase proverbial y muy gastada ya la de llamar obras de benedictino á las trabajadas con mucho esmero. De benedictino es la de Dom Leclercq, pero de un benedictino que no parece ni prójimo siquiera de Dom Mabillon y Dom Montfaucon. Corruptio
oráculo de
optimi pessiina.
ADVERTENCIAS PRELIMINARES puede
escribir bien
ce ser
el caso
de
Dom
de
lo
que en
el
29
fondo del alma se desprecia, y éste pare-
Leclercq, respecto de la España antigua y moderna.
Cuando en 1880 comencé á publicar el imperfecto ensayo que hoy refundo, La Fuente, que como censor eclesiástico hubo de examinarle, sostenía
el Dr.
casi solo el
peso de
que no amenguó desenfado
el
la
controversia católica en
peso de los años ni
el
de
terreno histórico, con bríos
el
la
contradicción que su genial
encontrar donde menos debiera. Pero ya empezaba á formar-
solía
se una nueva generación de trabajadores, que con método más severo y
inmediato contacto de
la
más
erudición que en otras partes florecía, daban en
forma monográfica contribuciones y rectificaciones de valor á nuestra histoAl frente de ellos hay que colocar, hasta por orden cronoló-
ria eclesiástica.
gico, al P. Fidel Fita,
cuyo nombre es
desde i866 en que ilustró
fista
como
legión,
conocido como insigne epigra-
las inscripciones del ara
de Diana en León;
Edad Media desde 1872, en que apareció su bello libro Los Reys d'Arago y la Scu de Giro?ia. Desde aquella fecha, y sobre todo después de su ingreso en la Academia de la Historia investigador de las memorias de
la
(1879), la actividad del docto jesuíta ha llegado á términos
El Boletín de
la
corporación
le
diendo de sus notorios méritos como arqueólogo,
de nuestros
días
apenas creíbles.
debe gran parte de su contenido, es, sin
que ha publicado mayor número de documentos de
Media, enlazados con nuestra historia canónica y litúrgica y con terior é interior
En esta parte, España Sagrada. No sólo con
de nuestras
de
igual después
y,
la
su esfuerzo
Iglesias.
prescin-
disputa, el español la
Edad
la vida
ex-
no ha tenido
este preclaro varón,
que
todavía in senectiitc bona continúa incansable su labor, sino con otros digní-
simos de alabanza ha contribuido
la
tudios históricos en nuestra patria,
Compañía de Jesús
como
al
progreso de
lo evidencian Ja edición
de
los es-
las
Car-
ias de Sati Ignacio, los Aíonumenta Societatis Jesu, la Historia del primer siglo
de la Covtpatiía, del P. Astrain, y el
monumento
bibliográfico del P. Uriarte,
que cuando sea íntegramente conocido eclipsará
Sommervogel
á los
y á todos los que se han ejercitado en
el
hermanos Backer, á mismo tema.
Otros institutos religiosos han renovado dignamente sus tradiciones de cultura histórica. Antes que nadie los agustinos, que están obligados á
cho por
el
recuerdo del
P.
disciplinas intelectuales manifiestan la Revista AgustiniaJia y
Dios,
donde
se
han publicado muy buenos artículos de
encontrará digno empleo en
mu-
Flórez. El saludable impulso que en todas las
la
La Ciudad
de
y de erudición, Biblioteca Escurialense que está hoy confiada crítica
á su custodia, y prenda de ello es ya el primer volumen del catálogo de los
códices latinos de aquel insigne depósito, que en estos días sale de las prensas
por diligencia de su bibliotecario
Fr. Guillermo Antolín.
Con
él se
rea-
nuda, para bien y honra de España, un género de publicaciones sabias, que parecía interrumpido desde los días de Pérez Bayer, Casiri y D. Juan de Iriarte.
Los benedictinos franceses de
la
escuela de Solesmes, venidos en buena
ADVERTENCIAS PRELIMINARES
30
hora á nuestro suelo, han contribuido á nuestro movimiento histórico, no sólo con excelentes trabajos propios, nasterio de Silos, de
Dom
varios monjes españoles que han la historia de Castilla, lla
que
como
Berganza.
el P.
como
Férotin, sino
comenzado
y cartulario del mo-
la historia
educando en la
la
ciencia diplomática á
publicación de las Fuentes de
empresa muy propia de quienes visten
En
la gloriosa
la misma coguOrden de Santo Domingo, predominan,
de Teología y Filosofía Escolástica sobre los pero también éstos tienen aventajada representación en Fr. Justo
es natural, los estudios
históricos,
Cuervo, que nos ha dado
la
mejor edición de
las
obras de Fr. Luis de Grana-
da y prepara un libro, acaso definitivo, sobre el proceso del Arzobispo Carranza. Otros nombres podrían citarse aquí de franciscanos y carmelitas y
de otras congregaciones regulares, pero no pretendo improvisar un catálogo que necesariamente sería incompleto. Ocasión habrá, en el curso de esta obra, de mencionar á todos ó la
mayor parte de
ellos.
Honrosa ha sido también la colaboración del clero secular en esta especie de novísimo renacimiento que saludamos con júbilo. El canónigo de Santiago, D.
Antonio López Ferreiro, por cuya reciente pérdida viste duelo
la
ciencia patria, renovó por completo la historia eclesiástica y civil de Galicia
durante
la
Edad Media en una
serie
de libros que todavía no han sido bien
estudiados ni han producido todos los frutos que debieran (Historia de la
y su tierra^ Galicia en el López Ferreiro era un modelo de investigadores, perjudicaba una excesiva tendencia apologética respecto de las
Iglesia Compostelatia, Fzieros municipales de Satitiago
último tercio del siglo XV.....)
á quien sólo
tradiciones de su Iglesia.
Priscilianismo (1879), ha
sobre
el
Su primera monografía, Estudios críticos sobre el quedado anticuada como todo lo que se escribió
célebre heresiarca antes de los descubrimientos de Schepss; pero
ya en aquel juvenil ensayo se ve
varón que llevaba de frente
la
el criterio
son también de nuestros cabildos D.
rablemente
el
archivo de
la
luminoso y sagaz del preclaro
historia religiosa
y
social
de su país. Honra
Roque Chabás, que ha organizado admi-
Catedral de Valencia y no cesa de ilustrar los
anales de aquel antiguo reino con sabias publicaciones relativas no sólo á historia eclesiástica, sino á la jurídica y literaria; D.
la
Mariano Arigita, canóni-
go de Pamplona, que ha escrito con suma diligencia
la
biografía del gran
canonista Martín de Azpilcueta y las de otros navarros ilustres
Pero quiero
detenerme en esta enumeración, para no incurrir en omisiones que yo deploraría
más que
nadie.
Los pocos nombres que he citado bastan para probar que
el
aspecto de
la
hoy muy diverso de lo que era en 1880, aunque nuestro ardor patriótico desearía. Mi libro
ciencia eclesiástica española es
que no sea
ni
con mucho
el
reaparece en condiciones más favorables que entonces, no sólo porque encuentra un ])úblico mejor preparado y más atento á
las
cuestiones históricas,
sino porque su propio autor algo ha aprendido y adelantado durante el curso
de una vida estudiosa que toca ya en
las fronteras
de
la vejez.
Aproveche-
ADVERTENCIAS PRELIMINARES mos, pues, este crepúsculo para corregir
No
se diga por
Nada envejece
mí
la
indulgencia que á los padres
his patriae cecidere
como un
tan pronto
libro
I
obra de los alegres días juveniles,
la
y corregirla con entrañas de padre, pero sin suele cegar.
3
de
mamis.
historia.
Es
triste
verdad, pero
hay que confesarla. El que sueñe con dar ilimitada permanencia á sus obras y guste de
las noticias
y juicios estereotipados para siempre, hará bien en
dedicarse á cualquier otro género de literatura, y no á éste tan penoso, en que
cada día trae una rectificación ó un nuevo documento. La materia histórica es
y móvil de suyo, y el historiador debe resignarse á ser un estudiante perpetuo y á perseguir la verdad dondequiera que pueda encontrar resquicio flotante
de
ella, sin
que
le
los principios, si
de
les
en
él
en
la historia, ni
ideas, ni la
detenga
en
el juicio
temor de pasar por inconsecuente. No
el
lo será
en
están bien arraigados; no lo será en las leyes genera-
con que juzgue
el criterio filosófico
los sistemas
y
las
moral que pronuncie sobre los actos humanos. Pero en
depuración de los hechos está obligado á
con más rigor que en otra ninguna, por
lo
y en
la historia eclesiástica
mismo que
su materia es altísima
serlo,
y nada hay en ella pequeño ni indiferente. La historia eclesiástica se escribe para edificación y no para escándalo, y el escándalo no nace de la divulgación de la verdad, por dura que sea, cuando se expone con cristiana intención y decoroso estilo, sino de
dedos de
la
la
ocultación ó disimulación, que está á dos
mentira. Afortunadamente, todos los grandes historiadores católi-
cos nos han dado admirables ejemplos que pueden tranquilizar del
más escrupuloso, y no
es nuestra literatura la
la
conciencia
que menos abunda en
maestros de varonil entereza.
Modestamente procuré seguir sus huellas en historia,
la
primera edición de esta
cuyo éxito, que superó á mis esperanzas, debo atribuir tan sólo á
la
resolución que formé y cumplí de trabajar sobre las fuentes, teniendo en
cuenta las heterodoxas y
muy
especialmente
manejada por nuestros antiguos eruditos.
la literatura protestante,
Hoy reconozco en
apenas
aquella obra
muchos defectos nacidos de mi corto saber y de la ligereza juvenil con que me arrojé á un empeño muy superior á mis fuerzas, pero no me arrepiento de haberla
escrito,
porque fué un
convicción, en que recogí buen vas,
libro de
número de
buena
noticias,
fe,
pensado con sincera
que entonces eran nue-
y ensanché cuanto pude, dentro de mis humildes facultades, los límites un capitulo entero de nuestra histo-
del asunto, escribiendo por primera vez ria eclesiástica,
con
casi
no de
los
más importantes,
sin
duda, pero que se relaciona
todos y es de los más arduos y difíciles de tratar. Del plan no estoy
descontento ahora mismo y
le
conservo con poca alteración. Alguien ha di-
que
la
Historia de los Heterodoxos era una serie de
cho, en son de censura,
si ellas fuesen buenas. En forma de moMemorias de Tillemont, y no dejan de ser uno de los más sólidos y permanentes trabajos que la erudición antigua produjo. Pero sin evocar el recuerdo de obra tan insi^'ne, ya advertirá el lector que
monografías. Nada perdería con eso nografías están escritas
las
ADVERTENCIAS PRELIMINARES
32
las monografías de los heresiarcas están ordenadas de modo que compenetren y den luz unas á otras, sino que formen un organismo histórico sometido á un pensamiento fundamental, en que no insisto porque está expuesto con bastante claridad en el prólogo de la primera edición,
en mi plan no sólo
que
se
se leerá después del presente. Este
pensamiento es
la raíz
de
la
obra, y
va contenido en las palabras del Apóstol, que la sirven de epígrafe. Entendi-
da de este modo, ria peculiar
la
Historia de los Heterodoxos viene á constituir una histo-
y contradictoria dentro de la historia de España;
es,
por decirlo
de España vuelta del revés. Su contenido es fragmentario pero no carece de cierta unidad sintética, que se va viendo heterogéneo, y más clara conforme la narración avanza y llega á su punto culminante en el
así, la historia
siglo XVI
que es
,
centro de esta Historia
el
como de
cualquier otra que con
criterio español se escriba.
Si en el plan
no he innovado nada
cuanto
al desarrollo;
riantes
,
sustancial,
y son innumerables
las
de
ban
la
mismo en
de todo punto nuevos, y en
todos
casi
edición anterior añado párrafos y secciones que no existían ó esta-
muy poco
apéndices.
Á
tórico de la
desarrollados, y aumento, sin compasión, el
todo esto y
mucho más me
solitario,
número de notas y
obliga el prodigioso movimiento his-
época actual, que en España es tan
difícil
seguir,
por
lo cual
me
de un autodidacto y de resulte en algunos puntos manca é imperfecta, á pesar de todos
resigno de antemano á que esta labor mía, obra
un
lo
que han sido completamente refundidas ó
vueltas á escribir. Introduzco capítulos los
no puedo decir
pues apenas se hallará página que no lleve algunas va-
al fin
mis esfuerzos. la biblioteca
de Würzburg y publi-
có en 1889 once tratados de Prisciliano, ha brotado de
las escuelas teológicas
Desde que Jorge Schepss descubrió en
una copiosa
literatura priscilianista en
de Alemania, y aun de forma de tesis, artículos de
revistas, libros
de
y á otros, nuestra patrología de los siglos iv
otros países,
textos. Gracias á Künstle
de controversia y publicaciones
y v, que parecía tan exigua, empieza á poblarse de libros: unos, enteramente inéditos; otros, que andaban anónimos y dispersos en las colecciones de escritores eclesiásticos, sin que nadie sospechase su prigen español. No sólo la herejía de Prisciliano, sino otros puntos más importantes relativos á la tradición dogmática, á
En cuanto crítica
el
á la historia
de
los
comienza en Félix Dahn
tnaniae histórica hizo las
y la liturgia de nuestra primitiva Iglesia, han reciinesperado auxilio de estos hallazgos.
la disciplina
bido nueva luz con
Mommsen
fuentes legales, con todo
el
,
suevos y de los visigodos, cuya restauración basta recordar que en los Mojiumenia Gerla
edición de los cronicones y
prestigio y autoridad
nombres. En esta parte, por fortuna no ha sido pequeña ia
ciencia indígena,
como
lo
prueban
las
Zeumer
que acompaña á la
la
de
tales
colaboración de
excelentes obras de Pérez Pujol,
Fernández-Guerra, Hinojosa y Ureña. Otro tanto puede decirse de los arabistas que forman uno de los grupos
ADVERTEN'CIAS PRELEVIINARES
más
activos de
la
erudición española, aunque no tan numeroso
Sus trabajos, especialmente
ra.
la
conocimiento de
el
como
debie-
sabia y piadosa Historia de los Mozárabes
de Simonet, cuya publicación se había retardado para
33
las relaciones religiosas
tanto, son indispensables
entre
raza invasora y el
la
pueblo conquistado.
La escuela de traductores de Toledo, punto de conjunción entre oriental
y
la
de
las escuelas cristianas,
la
ciencia
ha sido doctísimamente ilustrada, no
sólo en las obras ya antiguas de Wüstenfeld y el Dr. Leclerc, sino en el libro capital
de Steinschneider sobre
sobre
las
traducciones hebreas de
como
sobre los judíos considerados
Escolástica del siglo xiii en sus relaciones con
la
Edad Media y Guttmann
la
intérpretes (1898), en el de la
literatura judía
y en las numerosas monografías que sobre los escritos filosóficos del arcediano Gundisalvo ó Gundisalino han compuesto Hauréau (1879), Alberto (1902)
Loewenthal
(1890),
Baeumker
A. Endres (1890), Pablo Correns (1891), Jorge
J.
Bulow
Baur (1903) y oíros colaboradores de la sabia publicación que aparece en iSIünster con el título de Beiir¿ige zur Geschichte
(1897), C.
(1898), Luis
der PhiJosophie des Aíittelalters, á
la cual
vicios, el texto íntegro del Fo^is Vitae,
qué
el
Líber de processio7ie
,
debemos, entre otros grandes ser-
de Avicebrón. Cuando en 1880 publi-
apenas sonaba en
nombre de Gundisalvo, que hoy uno de los que más influyeron en
la
historia
de
la Filosofía el
resulta autor del famoso Líber de unitate, la
gran
crisis escolástica del siglo xii.
Las extensas y eruditas monografías de Hauréau y Littré sobre Arnaldo de Vilanova y Raimundo Lulio, publicadas respectivamente en los tomos xxviii y xxix de la
la
Histoire Littéraire de la France (1881 y 1885), volvieron á llamar
atención de los doctos sobre estas dos grandes figuras, que personifican la
vida intelectual de Cataluña en la
ilustrar
Edad Media. Acerca de
vida del célebre
la
de Aragón y de Sicilia, que ya en 1879 tuve la fortuna de con documentos importantes y nuevos, ha añadido muchos el profe-
médico de
los reyes
sor de Friburgo Enrique Finke, primero en su libro sobre Bonifacio (1902), después en sus Acta Aragonensia. Otros
cubierto D.
Roque Chabás y mi
digno catedrático de
la
fraternal
muy
amigo D. Antonio Rubio y Lluch,
Universidad de Barcelona.
revista Estudis universitaris catalans, ha
VIH
importantes han des-
Y ala hora
presente en
comenzado á aparecer
el
la
cartula-
rio
de cuantos documentos impresos ó inéditos se conocen relativos á Arnal-
do.
Son varias
las tesis
de estos últimos años en que se
estudia no sólo
le
como médico (verbigracia en las de E. Lalande y de Marcos Haven, sino como político y teólogo laico (en la de Pablo Diepgen, 1909). El renacimiento vigoroso de
la
historiografía catalana ha
depuración de
la
biografía de Arnaldo,
manera,
así á la
los estudios lulianos,
que, casi interrumpidos desde
excepción importante que
la
ayudado en gran
como
el
1896),
al
desarrollo de
siglo xviii, sin
más
de D. Jerónimo Roselló, han vuelto á florecer
en Mallorca con espíritu verdaderamente
crítico,
como
lo
manifiesta la
preciosa colección de los textos originales del Doctor Iluminado, en cuyo Mesksdez t Vv.kYO.—HeterodoxoSf
I.
3
ADVERTENCIAS PRELIMINARES
34
estudio y recolección tuvo tanta parte mi malogrado condiscípulo D. Mateo
Obrador y Bennasar. En suma, apenas hay asunto de
los
que se
tratan
en
el
primer tomo de mis
Heterodoxos primitivos, que no haya sido enteramente renovado por
mismo
trabajo de estos últimos años; lo
la herejía
de
el
Albigenses de
los
Provenza y de sus adeptos catalanes que las sectas místicas de origen italiano ó alemán, que tuvieron también prosélitos en nuestro suelo.
La
historia
de
la Inquisición, tan
estrechamente enlazada con
la
de
las
ha sido escrita con vasta y sólida información, y con cierta objeti-
herejías,
vidad, á lo
menos
varios libros
Enrique Carlos Lea, en
apaléente, por el norteamericano
que deben tenerse por fundamentales en
vengan otros que
los refuten
En
ó mejoren.
la
un grande adelanto; pero para penetrar en aquella institución, urge publicar el
ya que son relativamente pocos los
ha comprendido
el P. Fita,
esta materia, hasta
que
parte documental representan
el espíritu
y procedimientos de
mayor número de procesos originales, que han llegado á nuestros días. Así lo
dando á conocer en
el Boletín de la
Real Academia
más importantes documentos de la Inquisición castellana del tiempo de los Reyes Católicos. Así también el Dr. Ernesto Schaeñer, de la Universidad de Rostock, á quien debemos no sólo un amplio extracto de
de la Historia los
los
procesos formados á los luteranos de Valladolid en tiempo de Felipe
sino un comentario verdaderamente científico y desinteresado, en que
aunque protestante,
llega á conclusiones
que ningún historiador
el
II,
autor,
católico
rechazaría.
Siguiendo paso á paso
el índice
de mi libro podría apuntar aquí todo
lo
que de nuevo hemos aprendido en estos años sobre erasmistas y protestantes, iluminados
y hechiceros, judaizantes y moriscos, jansenistas, enci-
clopedistas y aun sobre las luchas religiosas de nuestros días. Pero esta recapitulación,
van en hacer en
el
lo
además de ser en
grado
puesto que
fastidiosa, sería inútil,
más exactas y completas que he podido, remediando en
lo restante, las faltas
Ante
alto
texto las oportunas indicaciones bibliográficas, que he procurado
este
de
la
esto,
como
primera edición.
cúmulo de materia nueva, que me obliga á tantas adiciones y me hubiera sido más fácil escribir una segunda Historia
rectificaciones, quizá
que refundir de
la
la antigua.
Pero nadie, y menos quien se despidió hace tiempo
juventud, puede hacer largos cálculos sobre
duración de
la
la vida,
y
la
que Dios fuere servido de concederme pienso emplearla en otros proyectos literarios
de ejecución menos ingrata.
cuyos inconvenientes no se
He
He
adoptado, pues, un término medio
ocultan, pero
el
texto mismo, sin advertirlo
que he notado de
fechas,
nombres y
que era acaso
me
conservado del antiguo texto cuanto
corrigiendo en riales
me
el
único posible.
ha parecido apiovechable,
al pie,
todos los errores mate-
detalles históricos
de cualquier
genero.
He
revisado escrupulosamente todas
las citas,
compulsándolas con los
ADVERTENCIAS PRELIMINARES
35
originales, y reduciendo las de la misma obra á una sola edición, que he procurado que sea la mejor, ó que por lo menos pueda citarse sin peligro •de falsas lecciones. La descripción bibliográfica de cada libro se hará, por
regla general,
primera vez que se
la
mencione.
le
En
obras que todo
las
el
mundo
conoce y que son fuentes generales del Derecho Canónico y de la Historia Eclesiástica, la indicación será muy sucinta, pero precisa y exacta. Las adiciones se intercalarán en el texto, siempre que no quebranten su
•economía ni puedan engendrar confusión. Pero cuando sean tantas y tales •que den
un nuevo aspecto de
los hechos,
como sucede en
la
herejía de Pris-
pondrán á continuación del capítulo antiguo (depurado y corregido faltas que ya lo eran en 1880), para que de este modo pueda cotejarse
•ciliano, se
-de las lo
que
la
investigación histórica había logrado hasta aquella fecha y lo
que
^ha descubierto después.
Las rectificaciones de materia grave, en que
el
autor corrige ó atenúa por
virtud de nuevos estudios algunos juicios de personas y acontecimientos,
serán tratadas en notas especiales. Ni quiero ocultar mi parecer antiguo, ni infalible el moderno, sin que me arredre el pueril temor, de la Historia, de aparecer en contradicción conmigo mismo. He retocado ligeramente el estilo, borrando muchos rasgos que
dar por
indigno
hoy
me
parecen de mal gusto y de candidez infantil; muchas incorrecciones gramaticales y otros defectos que hubieran saltado á la vista del leyente más
benévolo y que sólo tenían disculpa en los pocos años del autor. Esta opeTación, aunque extensa, no ha sido muy intensa, por no querer privar al libro na.
— Creencias,
ritos
y supersticiones de
España prehistórica.
la
célticos. — In—Esculturas y pinturas cueva de Altamira y otras. — Conjeturas sobre de época paleolítica: totemismo. simbolismo de las pinturas rupestres. — El fetiquismo y Indicios de necrolatn'a: esqueletos del Valle del Tajo. — El culto de los muertos en edad neolítica. — Diversos modos de sepulturas. — Cavernas naturales y —Signos (vulgarmente Utreros) de las cuevas de Carchena, Fuencaliente y Vélez Blanco. — Otras análogas de Portugal. — Se-
Antigua confusión de los monumentos prehistóricos con los dicios de la religioadad del
hombre
cuaternario.
la
la
el
el
la
artificiales.
pulturas en cuevas naturales ( Albuñol,
Alhama de Granada y
Criptas
otras
de An-
(^Palmella y —Sepulturas en grutas —Dólmenes. — Zona geográfica megalíticas. —Su
dalucía y PortugalV
clasificación.
abarcan: diversos nombres que reciben. artificiales
otras).
artificiales
Antas de Portugal.
que
— Cavidades
en algunos monumentos megalíticos: piedras de cazoletas:
—Supersticiones
co-
—
que con ellas se enlazan. Conjeturas sobre una escritura simbólica. Afras de Extremadura y otros monumentos prehistóricos de la misma región. Prehistoria de Galicia. Su riqueza. Tradi-
vinkjs.
—
—
ciones de ciudades lacustres.
— Supersticiones
lantes: la li/i?Iairüi.—MeMJ¡ircs, cromlcchs
y alineamientos.
— Castros
y md-
— Prehistoria castellana. — Trepanación prehistórica y perforaciones cranianas. — Monumentos megalíticos de Andalucía. — Tumbas de Antequera. — Prehistoria del Valle del Guadalquivir. — Necrópolis de Carmona. — Prehistoria de Cataluña. Husis.
(i)
— Dólmenes
—
relativas A las piedras osci-
de Asturias, Cantabria y Álava.
Elste trabajo es
enteramente nuevo. De
las
cuatro páginas que en
la
primera edición dediqué á este asunto, ya atrasadas y pobres de noticias cuando se publicaron, apenas he podido conservar algunas frases.
PROLEGÓMENOS
70
Pinturas rupestres de Cogul. tiva civilización del arte.
— Monumentos de
razas primitivas
de
toria
de
La
el
de España desde
punto de
historia
de
Península.
la
transición: las Cita7iias.
—
el
punto de
de
los metales.
—Sus ritos
— El
— Primi-
fúnebres.
— Su
ídolo neolítico.— Las
vista antropológico.
— Prehis-
—
y navetas de Menorca. Prehistoria Ritos fúnebres: embalsamamientos. Los guanches
las Islas Baleares.
las islas Canarias.
desde
— Dólmenes. — Edad
Sudeste de
Talayots
—
vista antropológico y etnográfico.
las
creencias religiosas profesadas en
España antes
del Cristianismo, es preliminar indispensable á la historia de los he-
terodoxos españoles.
En
esos cultos primitivos, indígenas ó impor-
de algunos fenómenos que, durante
tados, está acaso la explicación el
curso de los siglos, se repiten en nuestras sectas heréticas, y son
ó pueden ser una prolongación atávica.
contrarse en
fondo obscuro de
el
Algo de
y
ha de en-
populares,
las supersticiones
también del paganismo oriental y clásico se tar el influjo
ibérico
refleja
en
ellas.
y
algo
Aquila-
persistencia de estos elementos no es materia ajena
del historiador eclesiástico, pero
no cae de lleno en su jurisdicción,
y exige tratados especiales que en España apenas existen, salvo dos
como
ó tres brillantes excepciones
obras de Costa y Leite de
las
Vasconcellos. Esta materia que anda dispersa científicamente,
y no
clasificada
puede dar ocupación provechosa á
la
aún
vida de un
hombre, y exige un cúmulo de conocimientos especiales, puesto que sus fuentes no
pueden
más
ser
monumentos de arqueolo-
diversas;
gía prehistórica, ibérica é hispano-romana,
textos de historiadores
y geógrafos griegos y
Mucho deseamos que algún educado en disciplinas tan truir
una
teoría,
hoy
monedas
é inscripciones,
latinos.
erudito de buena escuela, seriamente
varias,
y
libre
de
la
presunción de cons-
imposible, sobre los pueblos de la Iberia pri-
mitiva, se decida á recoger sistemáticamente el material
que posee-
mos, y á interpretar los hechos conforme á los positivos resultados
que va logrando (merced á
los
progresos de
la lingüística
y de
la
arqueología) la Ciencia de las Religiones ó Mitología comparada, tan
digna de respeto cuando se sujeta á históricas,
culativa.
en
las
y no intenta penetrar en
Yo, que por mis
nuevas y
aficiones
dificilísimas
las el
y
condiciones de
campo de
la
las ciencias
Teología espe-
estudios soy bastante forastero
ramas del saber que tienen por campo
PROLEGÓMENOS las
7I
edades remotas del género humano, sólo intento aquí, movido
por exigencias de mi asunto, agrupar con cierto método
que conozco acerca de
pales noticias religiosa
en nuestra Península antes de
las princi-
manifestaciones de
las la
predicación de
la
vida
la
doctrina
más modesto, puesto que ha-
evangélica. !Mi propósito no puede ser
bré de apoyarme casi siempre en investigaciones ajenas, excepto en
de
lo relativo á los textos históricos
antigüedad, que leo é inter-
la
preto por mi cuenta. Pero aún circunscrita
misma. Comienzo por
la
exposición va impuesto por
la Prehistoria,
períodos paleolítico y neolítico, sino
que llaman algunos Protohistoria,
incluyendo en las
ella,
materia
la
no sólo
los
primeras edades del metal,
razón á mi juicio, porque no
sin
verdadero conocimiento histórico cuando no existe
existir
cronología ni sabemos siquiera
rresponden
leyere
que sólo pueden tener un valor provisional.
El orden que adopto en
puede
mi tarea, es de ardua
mayor indulgencia de quien
ejecución, por lo cual solicito la estos apuntes,
así
el
nombre de
mos. Las denominaciones que hoy se cionales, suelen estar
tomadas de
les
la
las
gentes á quien co-
y arqueológicos que estudia-
los restos antropológicos
dan son puramente conven-
geografía moderna
y carecen
de todo valor etnográfico. Puede admitirse que esas razas hayan
dado origen á ria
con
los
la
poblaciones que luego vemos aparecer en
nombres de Ligures,
cétera, ó se
de
las
la histo-
Iberos, Tartesios, Libios, Celtas, et-
hayan mezclado con
ellas,
pero hasta ahora los hombres
España primitiva continúan siendo anónimos para nosotros. La
ciencia de las antigüedades prehistóricas se detiene los
documentos
los
mismos para cada región. En Egipto,
nastías,
históricos
más
que pertenece ya á
donde empiezan
antiguos. Sus límites no pueden ser la
época de
la historia positiva, se
las
grandes
opinión común, á más de cuatro mil años antes de nuestra era.
España y de
las Gallas,
De
apenas comenzamos á tener datos seguros
en escritores griegos del siglo vagos.
di-
remonta, según
vi,
Hoy mismo hay pueblos
y aún
éstos son
muy
cazadores, de África
cortos
(como
y muy
los
bos-
quimanos), de América (como los botocudos y los habitantes de tierra del
la
Fuego), de Oceanía (como algunas tribus australianas), que
viven en pleno prehistorismo, tria sirven
y cuyos rudimentos de
arte é indus-
á los antropólogos para explicar por comparación
la
pie-
PROLEGÓMENOS
72 tografía
los vestigios industriales del
y
ó rengífero, que habitó
las
hombre de
cavernas de
la
edad del reno
la
Europa occidental en
el
período cuaternario.
La arqueología
prehistórica es de ayer,
y no hubiera podido
antes que la geología, la paleontología
tir
y
la
mica fuesen abriendo sus caminos y dándole sólida base,
no hubiera pasado de novela
A la segunda
mitad del
que tuvo por
llo,
científica ó
siglo xix
exis-
antropología anatósin la cual
de curiosidad insustancial.
pertenece su portentoso desarro-
iniciador principal
al
francés
Boucher de Perthes,
y por organizador científico, al sabio danés Worsaae, director que fué del ]\Iuseo de Copenhague. Pero
los hallazgos
gún
muy
atrás,
están notados por escritores antiguos con verdadera pre-
y algunos
cisión. Sirvan
siglo XVI,
de objetos prehistóricos vienen de
de ejemplo estas palabras de un cronista nuestro del
Per Antón Beuter;
escritor español:
las
más antiguas que recuerdo de
«Agora, en
el
nin-
año del Señor, de 1534, cerca
»de Fuentes, á media legua de Cariñena, en Aragón, donde está un »monesterio de Cartuxos, se ha hallado en un campo lleno de mon»tes de tierra,
»de
gran multitud de huessos grandes, y de anuas hechas de
tierra,
á manera de hierros de
»pedernal, y>Uos
cavando por otra ocasión, que estava poco debaxo
saetas,
y
y
como ciuhi-
á manera de medias espadas, y muchas calaveras atravessadas
aquellas piedras como hierros de lanzas
)>>de
de lanzas,
y
saetas (i)». El pasaje
es importante, no sólo por su fecha, sino porque demuestra que
Beuter comprendió perfectamente Primera Parte, de
(i)
del
Reyno de Valencia
la Crónica
el
destino de aquellas hachas de
General de toda España, y especialmente
Compuesta por
el
Doctor Pero Antón Beuter, Maestro
en sacra Theologia. Impressa en Valencia, en casa de Pedro Patricio Mey, 1604, fol.
1
16 vto.
La primera edición de
de
1538, y la
la
Crónica de Beuter (primera parte) en catalán es
primera en castellano de 1546.
El pasaje relativo á los hallazgos de Cariñena fué citado ya por los SS. Vi-
lanova y Tubino en su Viaje Científico d Dinaiiiarca y Suecia con motivo del congreso ititernacional prehistórico celebrado en Copenhague en 1S69 (Madrid, 1
87
ron
1,
pág.
la cita
cisión.
14),
pero omitieron indicar
el folio
del libro de Marin y Mendoza,
que
en que se la trae
halla.
con
la
Acaso toma-
misma impre-
PROLEGÓMENOS
73
además en
el
Pero otros autores de fecha más reciente, se dejaron llevar de
la
piedra, puntas de flecha
fenómeno de
la
y
de pedernal, y se
lajas
fijó
perforación de los cráneos.
antigua y arraigada preocupación, que atribuía celeste origen y virtudes sobrenaturales á las llamadas ceraiinias 6 piedras de rayo, y
consideraron
como
tales las
davía se designan con ese Entre
(i)
en
el
nombre en muchas comarcas
los textos clásicos relativos á esta superstición, es
por referirse á España,
ñaron
hachas de piedra pulimentada, que to-
el
de Suetonio relativo á
advenimiento de Galba
el lago
al
los presagios
Otros,
(l).
muy
curioso,
que acompa-
imperio. Los doce segures descubiertas
de Cantabria donde cayó
rayo serían probablemente doce ha-
el
chas neolíticas. «Non multo post in Cantabriae lacum fulmen decidit, reper-
taeque sunt duodecim Cf.
Claudiano en
securesi> (Galba, cap. viii).
el
Elogio de Serena:
Pyrenaeisque sub antris ígnea flumineae legere Ceratinia nymphae. (Laus Serenae reginae, v. 77-78.)
En
estos dos casos se trata de presagios, pero también se atribuía á las
ceraunias virtud contra el rayo. siste
en ciertas danzas que pudiéramos llamar salvajes. Al romper
»]os individuos
sdicados
al
que toman parte activa en
que suelen ser
el festival,
pastoreo principalmente, se lanzan á
la calle
^cabeza con pieles de animales y llevando colgados á íbles
último
campanas de cobre. Enmascarados con tan
el día,
los
de-
cubiertos de pies á
la cintura
innumera-
y salvaje disfraz, »corren, saltan y se agitan como poseídos de furiosa locura, produciendo á »su paso un ruido atronador é insoportable.» Añade el Sr. Alcalde del Río
que
al
caer
la
tarde se congregan en
esperan á los danzantes de
ella
el límite
original
fronterizo á
que han celebrado
distinto tótem, según la interpretación de Reinach).
guerra. Si aceptan
la
la
aldea vecina, y
igual fiesta (otro clan
Les ofrecen
primera, danzan todos juntos. Si prefieren
la
la
paz ó
de !;»
guerra, se
magullan á golpes hasta caer rendidos. (Las pinturas y grabados de las cavernas prehistóricas, pág. 23.) Sería curioso saber si los mozos de las diversas aldeas usan disfraces de animales distintos.
PROLEGÓMENOS primitiva, se contará entre las
Nadie cree hoy en
ria» (l).
gratuitamente suponían
el
más
gi
bellas conquistas
de
Prehisto-
la
ateísmo del hombre cuaternario, que
?^Iortillet
y Hovelacque.
Un
erudito nada
sospechoso, porque no sólo es judío de origen, sino radicalmente
Salomón Reinach, ha hecho sobre
positivista,
raciones lo
más
que no
es
explícitas:
«La vida primitiva de
exclusivamente animal, es
este punto las declala
religiosa.
humanidad, en todo
La
religión es
derecho,
el arte, la agricultura, el
racionalismo»
la
moral,
la política
y hasta
vas de Cantabria, pero de improviso un nuevo
portentoso descubrimiento nos za en otra región
muy
distinta
le
de
ba de revelarnos los
cue-
y por todo extremo
Península, en la provincia de
la
existencia de una
montaña
escrita^
y Aguiló, en que
aca-
las pin-
grabados están, no ocultos en misteriosos antros, sino
aire libre. Este llan
la
las
presenta con extraordinaria rique-
Teruel, donde un alentado explorador, D. Juan Cabré
y
el
(2).
Nuestro arte cuaternario parecía confinado hasta ahora á
turas
como
de donde salen sucesivamente, y se van especificando,
la cantera,
al
monte, en cuyos inmensos bancales que se desarro-
en casi tres kilómetros de extensión se han encontrado vesti-
gios de civilizaciones
muy
diversas, lleva el
nombre de Peñalba, y
se
En
él
se encuentran á cen-
tenares inscripciones ibéricas, ibero-romanas
y
latinas arcaicas,
extiende desde Villastar hasta Albarracín.
que
pronto serán objeto de sabio estudio por parte de nuestro primer epigrafista.
De
los restantes hallazgos sólo
ahora, por una breve
contemplar
tenemos
memoria de
los dibujos
que
la
su descubridor, pero basta leerla y acompañan para comprender su paren-
tesco con los de las cuevas de la costa septentrional. dinaria profusión figuras geométricas, signos
algún extraño
completo caballo,
el
rito,
Hay
en extraor-
que sugieren
la
grabados de animales, entre los cuales
bisonte, pero
muchos
noticias, hasta
hay bellos ejemplares de
toros, gallos en actitud
recer, acuáticas, perfiles
idea
falta
ciervos, algún
de pelea, otras aves,
al
pa-
de hombres (aquí no puede dudarse que
son), con los brazos en cruz,
de
por
lo
no levantados como en Altamira, y con
(i)
Déchelette, pág. 271.
(2)
Cuites, j\Iythes ei Religions,
tomo
i,
pág.
7.
PROLEGÓMENOS
g2
marcada expresión Pero
bestial.
religiosa,
más sorprendente hasta ahora en esta prodigiosa la figura humana, no confusa y
lo
primera aparición de
montaña ambiguamente delineada, es la
gulo
más
otro dibujo con dos cabezas de tipo
llada en relieve,
sino en forma de ídolo grabado en
no guarda relación con
líneas rectas indican los ojos, nariz
cruz, se
Unas
resto del cuerpo.
el
y boca;
ta-
que están en
los brazos,
marcaron sobre una superficie expresamente pulimentada. El
ídolo, ó lo
que
fuere, lleva
tímetros de altura.
no de
án-
el
monte. La cabeza, que está bárbaramente
saliente del
allí,
una inscripción con caracteres de 20 cen-
otro paraje de la
misma
sierra,
pero
cerca de Albarracín, ha descubierto también
«un peñón en realista
En
el
muy
el Sr.
Cabré
que se hallan pintados en blanco, con efecto
y verdadero
lo varonil», sobre
arte,
todo
muchos
lo cual
toros,
promete
y en medio de
ellos
leja-
muy
un ído-
escribir estudio especial (l).
Tales revelaciones, cuya importancia se comprende desde luego, servirán acaso para resolver grandes enigmas de la
España
primitiva,
acaso para suscitarlos nuevos. Parece indudable que nos encontra-
mos con un monte sagrado, que cos y ante-históricos, pues
si
lo fué siempre,
las
en tiempos
históri-
últimas inscripciones, cuyo con-
tenido no se ha publicado aún, nos hacen penetrar en plena época
romana,
las
pinturas rupestres son paleolíticas, según
el
autorizado
parecer de Breuil.
De
las
sepulturas y ritos funerales de los
hombres anteriores
período neolítico, nada puede decirse con certeza. Hasta ahora
al
las
únicas observaciones hechas en nuestra Península son las de Leite
de Vasconcellos sobre
los
montículos en gran parte constituidos de
restos de cocina (en danés kjoekkenmoedings^
nombre de áspera pro-
nunciación, pero universalmente adoptado en la ciencia). P2stos depósitos ó paraderos que
abundan en todas
cas, se hallan unas veces dentro
de
las
las estaciones prehistóri-
cavernas y otras
al aire libre.
Están constituidos por grandes acumulaciones de conchas mezcladas
con esqueletos humanos y huesos de animales, instrumentos de piedra, maderas carbonizadas, arenas, etc.
(i)
La
A
este género pertenecen
Boletín de la Real Academia de la Historia,
Motitaua escrita de Penalba, pág. 279.
tomo
lvi,
Abril de 1910.
PROLEGÓMENOS de
los
Mugem
en
el valle
Carlos Ribeiro, Paula
En
y
93
del Tajo, estudiados por Pereira da Costa,
y otros arqueólogos portugueses
Oliveira
(l).
han encontrado muchos esqueletos humanos
estos depósitos se
(más de 20o), y su colocación
no parece casual sino intencio-
allí
nada, formando un verdadero cementerio. Había, pues, inhumación regular
y
cierto respeto piadoso á los muertos.
número
queletos se encuentran en gran
característicos de la primitiva industria,
para que acompañasen
al
Al pie de esos de
los instrumentos
sílice
que parecen colocados
Mugem
allí
prema-
difunto en la otra vida. Quizá es
turo afirmar que los salvajes de
es-
ó de cualquier otro yaci-
miento análogo profesasen una verdadera necrolatria 6 culto de los muertos. Pero
el
reciente
y notabilísimo descubrimiento de
de Grimaldi cerca de Mentón
tas
conjetura, ya en
sí
misma muy
(2),
y como en
España no ha sido hasta ahora indicada ninguna que pueda
más
se al cuaternario, reservamos este punto para
Con
el
período neolítico ó de
sin transición brusca,
gru-
razonable. Estas sepulturas no se
distinguen en nada esencial de las del período neolítico,
aunque
las
ha venido á robustecer esta
la
en un
atribuir-
adelante.
piedra puhmentada entramos,
mundo nuevo, en que
el
hom-
bre cazador se convierte en pastor y agricultor; en que sin extinguirse la vida troglodítica, van
y
las
chozas se agrupan en poblados, y se fortifican
turales ó artificiales, las
quedando deshabitadas
y aparecen
las cavernas,
las colinas
grandes construcciones megalíticas.
A la
escultura
y
Da
Pereira da Costa,
existencia do
homem em epochas remotas
do Tejo. Noticia sobre os esqueletos humarlos descobertos
710
y
á la pintura
del período magdaleniano ó altamirense, sucede una vasta é
(1)
na-
los palafitos ó ciudades lacustres,
impo110
valle
Cabero d' Amida.
Lisboa, Imprenta Nacional, 1865.
Ribeiro (Carlos), Les Kiokkenmoeddings de la
Rendu
valle'e
du Tage. (En
el
Comptc
del Congreso Internacional de Lisboa de 1880).
Paula y Oliveira (Francisco), Note sur
les
ossements humains
e.xisiaiits
dans
Musée de la Commission des iravaux gc'ologiques (En las Communicafoes da Comm. dos trabalhos geológicos de Portugal, Lisboa, 888- 1892, tomo 11, pági-
le
1
na
i.^).
Nouvclles fouilles faites dans
(memoria postuma). En (2)
el
les
kiokkctimoeddings de la vallce du Tagc
mismo tomo de las Commuiiicafo^s, pág. 57. Admite resueltamente la e.xistencia
Vid. Déchelette, págs. 289-300.
de un culto funeral entre
los trogloditas cuaternarios.
PROLEGÓMENOS
94 nente arquitectura:
de
arte de los cazadores de renos
al
los
hombre de
cro7nlechs. Si el culto del
un naturalismo zoomórfico, en
como en
nes impera, los la
y
bisontes, el
constructores de dólmenes, de menhires^ de alineamientos, de
manes de
Egipto,
los antepasados.
cavernas parece haber sido
las
la religión del
la idea
Todos
de
hombre de
los
dólme-
muerte y la devoción á monumentos religiosos de
la
los
época neolítica son cámaras sepulcrales.
Y
no son pocos
los
arqueólogos que se inclinan á explicar por
influencias orientales, especialmente egipcias, la completa transfor-
mación que experimenta período anterior á
hoy
insuficientes ó
turaban á dar á
la
prehistórico occidental en
más
humana 240.000 años de
altas,
comienzan también á
muy
cronologías históricas, que nunca estuvieron
sobre
los egiptólogos
reinado de Menes: la
el
como
Lubbock y r^Iortillet, mal interpretados datos geológicos, se aven-
especie
otras fechas todavía
y
mundo
están, las fantásticas cronologías de Lyell,
que con
las
el
explotación de los metales. Arruinadas,
la
trar en el
las
de Morgan
(l),
conoce con
el
firmes.
Dudan
de 4,455 (Brugsch)
cifras oscilan entre la
las
incierto, entre 4,777
pormenor de
que gracias á
y
fecha de la primera dinastía, es decir, del
la
de 5>004 años (Mariette) y actualmente Petrie
que de un modo
existencia
sufrir rebaja
la coloca,
aun-
^o tenemos que
y 4,715-
en-
estos cálculos ni de su fundamentos, puesto
exploraciones del
sabemos que
existió
mismo
Petrie
y
á los estudios
un Egipto prehistórico que se
nombre de edad de Xegadá; por
ser este el
nombre
del primer cementerio explorado. El pueblo constructor de las pi-
rámides fué precedido en rios,
y
los aluviones
el
valle del Nilo por
hombres cuaterna-
de Tebas, de Tuj, de Abidos son otras tantas
estaciones paleolíticas, con hachas chellcnses del las nuestras
Pero
lo
de San
que ofrece más interés para
arte son las pictografías
mente son en
la
(1)
el
germen de
de
las
Vid.
la f)bra ct les
tipo
que
la
comparación con nuestro
rocas de Egipto, que indudable-
la escritura ideográfica,
edad histórica son conocidas. «En
de la pierrc
mismo
Isidro.
de Morgan Rechcrchcs sur
¡uctaux. París, 1896,
las
les
cuyas evoluciones
pictografías egipcias
origines de
V Égypte. L'áge
PROLEGÓMENOS
95
un arqueólogo español) A'emos figuras de hombres, de cua-
(dice
drúpedos, aves y peces; barcos, las líneas onduladas que representan las corrientes aguas del Xilo; pirámides, que acaso eran sepulturas,
también en su forma embrionaria, y otros macizos que acaso raban territorios ó circunscripciones de familias ó tribus»
(l).
figu-
El se-
ñor Mélida, que hace esta descripción, encuentra singular semejanza entre algunos signos egipcios
cha de que
las
y
gentes que por
otros españoles, é indica la sospetal
medio esbozaban en nuestra Pe-
nínsula el arte de la escritura fuesen oriundas de Egipto, que pasa-
ron á nuestra Península en los remotos días geológicos en que todavía estaba unida (Itras
al
continente africano.
cuevas hay en España,
al
parecer del período neolítico, que
presentan signos de indudable parentesco con los de Altamira
peña
esciiia
de Torralba. El difunto profesor
y la de Granada, D. Ma-
nuel de Góngora y Martínez, primer tratadista de las antigüeda-
des prehistóricas de Andalucía, dio razón de algunas de (2),
muy
digno de crédito.
que fazer em Portugal para ter de ir ocupar-me de paises estranhos, ainda
T>mesmo quando, como no caso presente, a historia »enlaqada
página xxivj.
mente de
d'elles está
intimamente
do meu, e Ihe serve de esclarecimento>, dice Leite (tomo i, Esos paises extraños que el Sr. Leite se abstiene patriótica-
com
a
estudiar, sin
y Extremadura.
duda para no contagiarse de hispanismo, son Galicia
PROLEGÓMENOS
112
y que
campesinos
los
conocen con
los
Cartailhac tampoco sabía
más en
1
886,
el
nombre de garitas
(l).
y eso que ya para entonces
se habían publicado algunas noticias curiosas, aunque á la verdad sin bastante precisión arqueológica,
Xo me
nados.
detendré en
como dadas por meros
aficio-
lancha de Valdejuán, descrita
la
xdi
en
1794 por D. Gregorio Sánchez de Dios, cura del Casar de Cáceporque de la misma descripción se infiere que el entendido
res (2),
párroco tuvo razón en considerar como mera curiosidad natural
enorme monolito que
el
pues se trata de
se erguía sobre dicha lancha^
una piedra oscilante «que un muchacho movía con sólo reclinarse en
aunque
ella,
se calculaba su
peso en muchas toneladas
>.
Hoy
esta piedra ha desaparecido, pero se citan otras análogas, en
camino de Garrovillas á Alcántara y en («el
la sierra
el
de ]Montánchez
cancho que se menea»).
Pero son positivamente túmulos y antas tara
y
la
dehesa de Mayorga, citados en
sus Antigüedades de
Extremadura
pués en Garrovillas por
el
presbítero
(3),
y
los 1
de Valencia de Alcán-
Viu en
8 52 por D. José
los
explorados poco des-
D.Jerónimo de Sande, que des-
cubrió una estación prehistórica de verdadera importancia; dos dól-
menes
techumbre y restos de otros varios, extraademás de las acostumbradas hachas, cuchillos y
cubiertos, tres sin
yendo de
ellos,
puntas de lanza, unas «cuentas de collar, de piedras colores, agujereadas por
zarritas con caras ello
y manos y
toscamente con rayas
(4).
caracteres desconocidos figurado todo
Otros amuletos del mismo género se
han encontrado en Portugal, como sabemos. También (i)
de varios
finas,
en medio para ser ensartadas, y además//-
las ruinas
de
Los monumentos megaliticos de Andalucía^ Extremadura y Portugal y
los
aborígenes ibéricos. (En el ]\Iuseo Español de Antigüedades,
tomo
vn, pági-
nas 303-364-) (2)
Vid. Barrantes (D. Vicente): Aparato bibliográfico para la Historia de
Extremadura, tomo (3)
i.
Madrid, 1875, págs. 452-456.
Extremadura. Colección de
de Viu. Madrid,
1852,
tomo
i,
S7¿s
en un solo tomo, es de Cáceres
de menguada (4)
crítica.
Notas d
las
inscripciones
y monumentos
,
por D. José
La primera, escritor Viu era un pobre y hombre
pág. 244 (2.^ edición aumentada).
Mucho más
(1846).
valan las notas de su adicionador.
Antigüedades de Extremadura de D. José Viu, por Felipe
L. Guerra. Coria, 18S3, imp. de Montero, págs. 24-26.
PROLEG OBVÍENOS
II3
antiguas poblaciones prerromanas, descubiertas por
el
humanista
D. Felipe León Guerra, cerca de Santiago de Vencáliz y en otros puntos de
Extremadura Alta, pueden sugerir
la
citanias del Miño, pero todavía
ploradas Si
más
creer á Barrantes,
vestigios ante-históricos
mismo
dantes. Él
(2).
ser éstos tan
abun-
y más de un menhir, junto
trilito
ó casa fuerte de la Erguijuela, cuyo contorno peñascoso
Todo
De
neolítico,
de Cáceres conserva
territorio
el
que romanos, con
en roca
está lleno de sepulcros abiertos
nes
las
dice haber descubierto, en Diciembre de 1873,
más de un dolmen, más de un
gamos.
recuerdo de
(i).
hemos de
al castillo
el
no han sido convenientemente ex-
viva,
tal vez de inscripcio-
y
esto aviva la curiosidad sin satisfacerla
y ya en
mucho que
di-
proceden bastantes hachas del último período
Trujillo la
Exposición universal de París de
1
867, cuando
ciencia prehistórica estaba todavía en mantillas, figuraron dos de
la
Valencia de Alcántara, remitidas por
con otras procedentes de
tre,
(i)
Ibid., págs.
I
Don
el
ingeniero D. Amalio Maes-
Benito, de la Puebla del Maestre,
(-12.
Conjeturas más bien que datos sobre algunas citanias extremeñas (Medellín,
Alanje, Frejenal, Sierra de Monsalud) contiene un artículo del
de Monsalud en
la
Revista de Extremadura^ tomo
nas 6-13. Más precisas son las que en dio D. Mario Roso de
Luna (Ruinas
misma
la
iii.
Revista,
Marqués
Cáceres, 1901, pági-
tomo
iii,
págs. 249-255,
protohistóricas de Logrosáti, Santa
Cruz
y Solana de Cabanas). Del último de estos yacimientos procede una lápida sepulcral de pizarra existente hoy en el Museo Arqueológico y que «presenta tallados
mango
á
corto,
modo de
una
jeroglífico
un escudo, un espej
>,
perfecta figura de un guerrero», y lápida,
aunque atribuida á
la
lanza,
una espada de ancha hoja y lusitana, la im-
una á manera de mitra al
parecer un carro de combate. Esta
edad de bronce, puede pertenecer á tiempos
plenamente históricos (Boletín de la Academia, tomo xxxii, págs. 179-182). Otra piedra semejante y casi con los mismos atributos, pero más toscamente grabados, descubrió en Almendralejo
el
Marques de Monsalud, y su dibujo Academia (tomo xxxiii, pág. 407).
está publicado también en el Boletín de la
En
el tomo Luna sobre
xlv, págs. 507-510,
hay otra breve comunicación de Roso de
citanias extremeñas, y
en
el
tomo
iv
de
la
Revista de Extrema-
dura (1902), un nuevo artículo suyo sobre excavaciones en ta
la
Sierra de San-
Cruz. (2)
Aparato,
tomo
i,
págs. 454-455.
Meníndez t Pblato. — Heterodoxos,
I.
8
PROLEGÓMENOS
114
de Llerena, de Usagre y de Rivera del Fresno, pueblos todos de de Badajoz, que
prov'incia
dor prehistórico
chado
al
tu\'0
por primero y
la
casi único investiga-
difunto catedrático de Sevilla D. Antonio
Ma-
(l).
Si llega á realizarse la fundación de la
Sociedad excursionista ex-
tremeña, que algunos aficionados de Plasencia y Cáceres proyectan,
ancho campo se abre á su actividad en parajes que para
poco menos que
logía son
arqueo-
la
ignotos. Sábese á ciencia cierta
que en
míseras y desventuradas Jurdes, hay una cueva, probablemente
las
prehistórica,
que dicen de
Cabras pintadas, «porque en
las
las pe-
que están tan perpendiculares como paredes de casas con sus
ñas,
esquinas
y ángulos
ven
rectos, se
muy mal
ciertas figuras,
hechas
por los pastores con almazarrón, en que parece quisieron representar cabras».
Son palabras
Ponz en 1778
del viajero
(2);
dos siglos antes, Lope de Vega, archivo viviente de españolas, había recogido en su graciosa
(1)
Hoy debe
nombre
añadirse el
más conocido como
epigrafista
(Revista de Extremadura, tomo
comedia Las Batuecas
11,
La
en que se ve grabado
tes;
bajo
el
En
1900, págs. 193-201).
el
esta interesan-
de inhumación y restos de cerámica
de sepulturas,
de incineración: abundan extraordinariamente
tro,
(es-
vega de Harjiina en Almendralejo
el
los
iguales á los de las cuevas de Palmella, y las hachas de
Una
cerca de
del malogrado IMarqués de Monsalud,
te estación neolítica coexisten dos tipos
artísticos se citan: «i.°
y
tradiciones
romano. Véase, entre otros artículos suyos,
titulado Prehistoria de Extremadura,
el
las
ofita.
Como
objetos
rodaja de pizarra gris de 8 centímetros de diáme-
el
Sol de forma circular con otros rayos divergen-
Sol un árbol con tronco y ramas, y por el opuesto lado una
cigüeña trazada con sencillez y primor. 2.° Una piedra de jadeita, en forma de pirámide cuadrangular truncada, ostentando en cada una de sus caras
un animal grabado en hueco,
caballo,
al parecer, un ciervo y un ganso.> El dolmen más importante de
provincia de Badajoz, es
la
de
el
de
la
los
y en
la
base dos que son,
que hasta ahora
se
han indicado en
gamo,
dehesa de
etc.,
la
Granja, en término de Jerez
los Caballeros.
De
la
provincia de Cáceres se ha publicado algo más. Vilanova e.xploró
cinco antas en
el
término de Valencia de Alcántara, y dio razón de sus ha-
llazgos en el Boletín de la
Pero (2)
las
Academia de
la Historia,
tomo xv, 18S9, pág. Roso de Luna.
principales exploraciones han sido las del Sr.
Ponz, Viaje de España. Madrid, Ibarra, 1778, tomo
vii,
pág. 1S8.
192.
PROLEGÓMENOS crita al
parecer en 1597),
no eran precisamente de
1^ noticia
1 1
de esas pinturas ó de otras que
cabras:
Ni esos fuertes animales
Tan Con
feroces ni tan listos,
garras y lanas tales,
Son en nuestros valles vistos Por montañas ni arenales.
Hoy, según informes recogidos de na fidedigna
(l),
un caballo que,
no sólo se ven al
labios rústicos
por perso-
cabras pintas, sino también
las
donde
decir de los naturales, señala el punto
está escondido gran tesoro (2). ¿Quién sabe
se trata
si
de una
es-
tación paleolítica análoga á la de Altamira, ó á las cuevas de la
Dordoña?.
En más
despejado terreno nos coloca
la rica
prehistoria de Gali-
cia,
que ha dado motivo á interesantes trabajos de
mil
y
Castro, Murguía, Maciñeira Pardo
región
de
en algunos de
(3),
la teoría céltica.
interpretación,
(i)
Pero
que en
el
y
otros arqueólogos de la
los cuales persisten lo
los Sres. Villaa-
demasiados vestigios
importante aquí son
los
hechos y no su
estado actual de tan difíciles estudios no
Revista de Extremadura, tomo
de D. Vicente Paredes, sobre
la
xi,
Cáceres, 1909, pág. 437. Artículo
Sociedad excursiojiista extremeña y algo de
Prehistoria de Extremadura. (2)
Parece que en Extremadura abundan extraordinariamente
llamadas de cazoletas, que algunos quieren interpretar cos ó alfabéticos. ras,
En
sólo cinco pueblos de
la
como
las
piedras
signos numéri-
provincia de Cáceres (Abertu-
Miajadas, Villamerías, El Puerto y Santa Cruz) ha reconocido el Sr.
de Luna más de un centenar de Extremadura, en
ellas. (Vid.
el Boletín de la
su artículo
Academia de
La
Roso
escritura ógmica en
la Historia,
tomo
xliv, pági-
nas 359-360, y tomo XLV, págs. 352-353, con reproducción de muchos signos.) Cf. en la Revista de Extremadura, tomo viii, 1906, Notas arqueológicas, páginas 433-439'
niosamente
Eq
el Sr.
tomo anterior de la misma Revista filosofa larga é ingeRoso sobre estos simbolismos arcaicos de Extremadura (pá-
el
ginas 417-448), fundándose en ciertas doctrinas astronómicas y teosóficas que
no son (3)
del dominio
de
la
Arqueología.
Saralegui y Medina (D. Leandro de), Estudios sobre la época céltica en
Galicia. Ferrol, 1867, imp.
conocemos
la
de Taxonera. De este libro hay tercera edición (no
segunda), hecha también en El Ferrol, 1894.
Villaamil y Ca«tro, Antigüedades prehistóricas
y
célticas de Galicia.
Lugo,
PROLEGÓMENOS
Il6
puede considerarse más que como provisional, y acaso substituya unos errores con otros nuevos.
De
época paleolítica es
la
muy poco
lo
que hasta ahora se cono-
y Castro exploró antes de 1873 dos cuevas cerca de Mondoñedo, la llamada del Rey Cintou¡0 y A jurada d'os cans. Los hallazgos paleontológicos no fueron ce en
las proA'incias gallegas. Villaamil
de grande importancia, excepto ciertos huesos de bos primigenitis ó
de rengífero, cortados como para extraer
el
tuétano; ni
tampoco
los
industriales ó artísticos, pues se limitan á los instrumentos silíceos
más comunes en otras naturales
las estaciones cuaternarias.
y
Tanto esta cueva, como
tienen su correspondiente leyenda de
artificiales,
damas encantadas, y tesoros escondidos y guardados por dragones
y
gigantes: «mil bobadas»;
imp. de Soto Freiré, 1873.
La
al
2.^
decir del P. Sarmiento, tan incapaz
parte no se publicó entonces, pero apare-
ció luego refundida por su autor en los trabajos siguientes.
Adornos de oro eticontrados en Galicia. En
tomo
el
Aluseo español de antigüedades,
1874, págs. 545-555-
III,
Armas,
iiiensilios
y adornos de bronce encontrados en Galicia. En
español de antigüedades,
Los Castros y
las
tomo
Mámoas
iv, 1875,
el
Museo
págs. 59-71.
de Galicia.
En
el ]\Iuseo,
tomo
1876, páginas
vii,
199 a 237. Poblaciones, monumentos y carninos antiguos del Norte de la provincia de Lugo.
En
el Boletín
déla Sociedad geográfica de Madrid, tomo
Barros Sivelo, A?itigüedades de Galicia.
Murguía
(D. Manuel), Historia de Galicia,
ré, 18Ó6, 2.^ edición, Id. Galicia.
(En
la
muy
tomo
i.
v, 1878,
págs. 81-139.
1875.
Lugo, imp. de Soto Frei-
La Coruña, lib. de Carro. España y sus mo?mmentos), Barcelona,
refundida, en 1901.
colección titulada
ed. Cortezo, 18S8. El
mente de
La Coruña,
primer capítulo, que es
muy
extenso, trata exclusiva-
prehistoria.
Maciñeira y Pardo (D. Federico), Investigaciones p-ehistóricas en Galicia (dos artículos Id.
en
La
Ilustración artística de Barcelona, 4 y 25 de Febrero
Castros prehistóricos de Galicia.
En
la
de
1S95).
Revista crítica de Historia y Lite-
ratura, Madrid, 1897 y 1899. Id.
Ejemplares gallegos y porttigueses de la escritura hemisférica.
tín de la
Academia de
la Historia,
tomo
xl, 1902, págs. 431-444.
que en
la
existen
más de trescientos túmulos prehistóricos. López (A. del), Protohistoria. Los castros
comarca de Santa María de Ortigueira (provincia de
Castillo
Coruña, 1898.
gallegos,
En
Dice la
el Bole-
el
autor
Coruña)
2? edición.
La
PROLEGÓMENOS
como la
sentido de las leyendas populares.
el
1 534 por el de mencionar cierta cueva,
de Corujo, visitada en
la
Conde de Altamira. Él y
los
que
estas fué
el siglo
acompañaban, según
le
por
tástico relato, anduvieron largo trecho
un
Una de
ya
genealogista Vasco da Ponte, con ocasión
consignada en
el
I
parte de los hombres del siglo xviii de comprender
mayor
la
poesía y
I
la
xv por
este fan-
gruta hasta «encontrar
vieron del otro lado del, gentes extrañas, ricamente
río caudal
y y tañendo instrumentos y viendo grandes tesoros» (l). Numerosas y antiguas son también en Galicia las tradiciones de
vestidas,
ciudades lacustres análogas á los palafitos suizos, que conocidamente
pertenecen á
la
edad
ron siendo habitados en Cartailhac
(2),
trado
el
menor
ellos continua-
edad de bronce y aun en
las históricas.
demasiado incrédulo respecto de
los
fundándose en que hasta ahora no se ha encon-
resto de ellos ni el objeto
da suponerse de dignos de
la
se manifiesta
palafitos gallegos,
aunque algunos de
neolítica,
más
insignificante
procedencia. Pero autores antiguos,
tal
que pue-
al
parecer
dan testimonio de que en otro tiempo se encontraban.
fe,
El licenciado Molina, que en
1
55o imprimió en Mondoñedo su Des-
cripción del reino de Galicia, dice
así:
Tamago nace de una laguna que llaman las LaGua, tiene en torno más de una legua; de este lago se cuen-
«Este río del
mas de
tan dos cosas tan extrañas, que
de crédito y de mucha
Guando
fe,
no
si
me
no
las oviesse
este lago algunos años por falta de
parte del, en aquello que queda hierro labradas
y piedras
oido á personas
ocupara mucho en
agua se viene á secar
como tremedales
cortadas,
y
escrivillas
ladrillos,
se hallan cosas de
y clavos y
hollas,
y
todas otras cosas desta calidad, que demuestran claro aver ávido allí
edificios
(i)
y población; cosa
es
de admirar»
(3).
En
el siglo xvii,
Relación de algunas casas y linajes del remo de Galicia. Escrita por
Vasco de Aponte. (En Galicia^
el
apéndice del tomo
de D. Benito Vicetto. Ferrol,
(2)
Pág. 71.
(3)
Descripción del
«Fue impresso
el
vi
de
la
desatinada Historia de
1872, pág. 440.)
Reyno de Galizia y de las cosas notables del... (Al fin): en la ciudad de Mondoñedo en casa de
presente tratado
»Agustin de Paz. Acabóse
el
segundo dia del mes de Agosto. Año mil qui-
»aientos y cinquenta». Fol. 40.
PROLEGÓMENOS
1 1
Boan y
el P.
Gándara
(l),
repiten la noticia de ^Molina, confirmán-
primero como testigo de vista, aunque su testimonio no memucho crédito. Además de la laguna de Santa Cristina, nombre actual de estas
dola
el
rece
hay tradiciones de ciudades anegadas en
latfias,
Carragal y Doniños (estas dos indicadas
la,
en sus tos
Viajes),
en
que creemos
En
ñas.
la
el
Sarmiento
P.
próximos á Betanzos, y en otros punmencionar (2).
inútil
como
el
recuerdo de estas ciudades
el
vulgo dice asolegadas, son muchas y extra-
de Santa Cristina suenan
ladru (Francia).
por
de Reiris, Ante-
los juncales
Las leyendas que se enlazan con sumergidas, ó
3^a
las
las
cam.panas
En un documento de
1 5
como en
13, citado por
de Pa-
la
el
poético
historiador ]\Iurguía, se dice que el ejército del rey Artús, convertido en cínifes, vuela sobre las aguas del lago de Antela ó de la L¡-
mia
(3),
pero parece que aquí hemos de ver una reminiscencia
literaria.
El texto más antiguo y capital sobre estas leyendas está en
podemos
la
que
llamar primera parte del pseudo Turpin, compuesta en
Santiago de Galicia por un monje probablemente francés, que escribía en glo
el siglo xi,
XII,
entre II31
según opina Gastón
y
1 1
34,
según
el
Paris, ó antes
de mediar
el si-
parecer de Dozy. El capítulo ter-
cero contiene una curiosa geografía de España, donde se enumeran las fabulosas
conquistas de Carlomagno,
y entre
ellas la
ciudad de Lucerna, in valle viridi (Valverde), que fué
más obstinada ses,
resistencia.
El Emperador
cayendo por
tierra los
hasta el día presente.
En
que opuso
el
milagro de
muros y quedando desierta la ciudad que ocupaba surgió una negra la(4).
G. Paris opina, que estos pes-
Cisne Occidental cania las palmas y triunfos de Galicia... Obra pos-
iutna compuesta
Agustín
fuerte
el sitio
guna, donde nadan peces negros
El
la
la
tuvo sitiada cuatro me-
hasta que por intercesión de Santiago se repitió
Jericó,
(i)
la
de
por
el
P.
M.
Fr. Felipe de la Gándara, del Orden de
Madrid, sin año (1678), tomo
i,
San
pág. 44.
(2)
Murguía, Galicia^ pág. 34 y siguientes.
(3)
Galicia^ pág. 38.
cOmnes praefatas urbes, quasdam scilicet sine pugna, quasdam vero (4) cum magna et máxima arte tune Karolus acquisivit, praeter praefatam Lu-
PROLEGÓMENOS cados, aunque
el
Turpin no
que padecen
bitantes de la ciudad,
sus pecados, la historia
lo dice
IIQ
claramente, son los mismos hatal
metamorfosis en castigo de
y recuerda un cuento análogo de Las Mily una Noches,
del joven Sultán de las Islas
(l).
Dozy apoya
salir del
cuento árabe,
Negras
esta indicación del sabio romanista francés.
Pero
que á
ni el relato del falso
lo
menos en
mos que la en la Edad
Turpin ha podido
su forma actual es
fabulosa crónica, á pesar ^Nledia
y de
lo
mucho más moderno, ni creede lo mucho que se difundió
enlazada que está con las tradiciones com-
postelanas, haya podido ser fuente de leyendas populares en Galicia.
El tema es evidentemente áe folk-lore general, pero con aplica-
ciones geográficas diversas dentro de cada región. ¿Cuál puede ser
determinación de Lucerna y Valverde? El Turpin habla de
la
inmediatamente después de Falencia, y aunque por dición de ciudad lacustre, existe la laguna de la
blado que lleva
de
la
el
nombre de Valverde. Acaso
ellas
no hay
allí
tra-
Xava y un despoes
un eco también
leyenda hoy perdida, lo que algunos hagiógrafos refieren en
la
vida de Santo Toribio, de haber sido inundada la ciudad por el río
Carrión en castigo de
la
protervia con que los priscilianistas de
aquella ciudad se oponían á la predicación del Santo
Apoyado en
estos antecedentes, se inclina
Dozy
(2).
(3) á
poner
fabulosa Lucerna en tierra de Campos; pero quizá tiene razón
cernam, urbem munitam, quae est in valle
viridi,
ultimum nequivit, Novissime vero venit ad eam circa
eam quatuor mensium
spatio,
et facta prece
Deo
atri
amnis
in
habentur». (Cap. m). Al
medio fin
del
eius surrexit, in
mismo
et Sancto lacobo
quo magni
capítulo añade:
ad
eam, et sedit
cecJderunt muri eius et est deserta usque in hodiernum diem.
enim gurges
Mur-
qaam capere usque
et obsedit
la
«Hae
Quídam
piscas nigri
sunt urbes
postquam gravi labore acquisivit, maledixit, et ideo sine habitatore permanent usque in hodiernum diem: Lucerna, Ventosa, Caparra, quas
ille,
Adania.?'
Sigo el texto de Dozy, publicado en
la tercera
sur l'histoire et la litlérature d'EsJ>agne pcndatit
tomo
II,
le
edición de sus Recherches
Moyen Age (Leyde,
pág. cvi del Apéndice.
(i)
Hisioire Poe'tique de Charlemagne. París, 1865, pág. 270.
(2)
España Sagrada, tomo
(3)
Recherches^
tomo
11,
viii
fiTSs), pág. 10.
pág. 385.
1881),
PROLEGÓMENOS
120
guía en llevarla á otros parajes
más próximos
embargo,
reducción
la
parece que hay de
Enrique
y
Gil,
al
lago de Carrucedo en
común
la mefítica
donde has-
á Galicia,
No me
ta ahora parecen localizadas estas creencias.
el
convence, sin
Bierzo, pues nada
entre las poéticas ondas idealizadas por
laguna de los peces negros.
Los primeros exploradores de todas partes, confundieron los
monumentos
como en con muchos
en Galicia
la prehistoria,
megalíticos
bloques erráticos que por su forma rara ó por sus dimensiones habían atraído
el interés
Los autores modernos arqueología.
En 1887
descripciones
dras Jítas, sus
ó se ligaban con alguna superstición popular. los
excluyen sin compasión del campo de
la
escribía Cartailhac: «resulta claramente de las
y láminas de D. José
y
Villaamil
altares^ sus peñas altares, sus
Castro, que sus pie-
peñas abaladoir as, nada
tienen que ver con nuestro asunto. Solo exceptuaremos el recinto
monte Das Fachas
del
cerca de Barreiros. Se
(l),
compone de
sie-
te bloques, con elevación de un metro, puestos simétricamente á
redonda sobre una eminencia. Sería
muy
la
importante sin duda hacer
excavaciones en este punto.»
Respetando, como es debido,
dando por supuesto que en la
mano
del
la
doctrina de los especialistas,
estas piedras para
y
nada ha intervenido
hombre, no por eso puede mirarlas con indiferencia
el
historiador de las religiones, puesto que la litolatria es una de las
formas más antiguas del culto naturalista, y sabemos por nio de San Martín Bracarense (en que
que entre
sistir),
sin
los rústicos
de Galicia
el
hombre
paleolítico
aprovechó
testimo-
más adelante hemos de persistía
aún en
que se haga distinción entre rocas naturales y
como
el
las
in-
el siglo vi,
artificiales.
Así
grutas naturales para ha-
Pachas, dice equivocadamente Cartailhac. (Les Ages Préhisioriques,
(i)
página
191.)
Del mismo
modo
convierte
la
Lama de
Santa Cristina en Cama,
acaso por ignorar el sentido gallego, portugués y castellano de
bra lama (pág.
71).
Villamil: cosas
la
Y, por supuesto, á D. José Villaamil le convierte en
pala-
Don
de franceses, hasta cuando escriben libros enteros sobre
España.
Sobre
el
de Cartailhac en
se un artículo del vista
de
la
Coruña
mismo
la
parte concerniente
Villaamil,
Galicia, 1887,
La edad
tomo
i,
al
país gallego,
puede ver-
prehistórica de Galicia, en la re-
pág. 75.
PROLEGÓMENOS cer de ellas su
morada y
y
el
hombre
como
la Península,
las vacilantes
y
como
altares ó
ñtas 6 hincadas que tanto abundan en
de
I
neolítico convirtió las ca-
vernas en sepulturas antes de crear su arquitectura fúnebre, es natural que aprovechase
2
de su arte y cubrir sus paredes de
el taller
representaciones zoolátricas;
1
muy
oráculos las piedras
nomenclatura geográfica
la
ú oscilatorias. Qran parte de las cú-
pulas ú oquedades á que varias veces hemos hecho referencia, están excavadas artificialmente en piedras naturales, lo cual no autori-
en verdad
za
tes la
como
sueños de altares druídicos en que corría á torren-
los
sangre de indicio
víctimas
las
(l),
pero se considera generalmente
de algún concepto simbólico. El pueblo mismo ve algo
de misterioso en estas rocas, como
pena d'o altar y penas algunas de ellas, y las
prueban
lo
y
d'os gigantes
nombres de
que ha dado á
d'os gentíls
que de otras consignan
raras tradiciones
autores antiguos, prescindiendo de los modernos
sospechosos de adulteración
los
que pueden ser
D. Mauro Castellá Ferrer, que
literaria.
publicó en 1607 su Historia del Apóstol Santiago, registra la conse-
de haberse reunido en
ja
gir caudillo
de
que
las cien doncellas.
del
el
Campo de
«Y
Mellid los gallegos para ele-
moros que exigían
los guiase contra los
el tributo
sobre una gran piedra que estaba en medio
campo, de que poco ha
se ha
hecho
Sebastián, que está á la entrada de la
el altar
villa,
de
la
ermita de San
echaron suertes con tinos
dados-» (2). Aquella piedra debía de estar consagrada á la adivina-
ción desde antiguo,
y
duda para borrar
sin
aprovechada como ara de notable
(i)
que estaba
«Era como
al
la
«que en
el
el P.
ello fué
de
más
Sarmiento nos cuenta de
pie de la ermita de
estas piedras, la
la
recuerdo de
vecina ermita. Todavía es
San Guillermo, en
ó cama de piedra en
pila
Hablando de una de
llaamil y Castro
humano en
en
bárbara superstición que
la
cierta roca nisterre.
altar
la
la
Fi-
cual se echaban á
Recadieira, dice
el Sr.
Vi-
concavidad que presenta se adapta un cuerpo
posición supina y aptitud
muy
propia para ser degollado, y que
su sangre corra por un profundo canal de un decímetro de ancho y otro tanto de fondo». (2)
Historia del Apóstol de Tesas Christo Satitiago Zcbcdco, patrón y capitán
general de las Españas.
Año
En
1610, folio 242 vuelto.
Aladrid, en la oficina de Alonso Martin de Balboa.
PROLEGÓMENOS dormir marido y mujer que por ermita,
lla
y
allí,
indecorosa, se
mandó por
visita
cama, y se quitó
dra, pilón ó
estériles recurrían al santo
}'
á aque-
y por ser cosa tan (episcopal) quitar aquella gran pie-
delante del santo, engendraban,
concurso»
el
cas á que en diversos países se atribuye á las mujeres estériles.
En
(l).
Son muchas
la virtud
las ro-
de hacer fecundas
Portugal se cita una, cerca de
Lamego
(2),
y en Francia varias, que algunos quieren explicar como restos de un culto fálico, pero todo esto son fantasías sin ninguna consisten-
Lo que importa recordar
cia.
practican en tral del
es la peregrinación
que hoy mismo
India las mujeres estériles, lavando con
la
agua
el
sagrado Ganges los huecos de algunas peñas, como ya he-
mos consignado en otro lugar. Abundan en Galicia las piedras
oscilatorias, llamadas allí
d'mtbade, movmtes, ahaladoiras., cabaladas 6 cabaleiradas,
de
ellas
bre es ca),
lus-
y
podras algunas
han sido cristianizadas con piadosas leyendas. La más céle-
el
inmenso bloque de Mugía (Piedra de
la
Virgen de
la
Bar-
que está descripta en estos términos por un anónimo peregrino
alemán en 1446. «Desde Finisterre pasé ala Barca de Nuestra amada Virgen sa
que
Alaría,
que en todo mi
grande, cerca de
es sin
viaje vi.
ella
hay
duda
la
cosa
más estupenda y
Es de piedra, de una
otra, á
manera de
mástil,
sola pieza
muy
que podrá tener
de largo como unos quince klasters y cada klaster unos
Es tan grande
m-ilagro-
seis pies.
y pesa tanto, que veinte bueyes podrían apenas moverle de su sitio; y, sin embargo de esto, si algún pereeste mástil
grino se acerca á
él
puede moverle con un dedo
nor dificultad. Para eso es preciso que esté en
pecado mortal, porque
si
el
solo, sin la
hombre que
lo está, ó
si
la
me-
mueve no
ha sido excomulgado
y no ha hecho penitencia, de ninguna manera puede hacer que se mueva el tal mástil. Muchos van allí, hasta niños de pocos años á Apud Murguía,
(i)
Galicia, págs. 74 y 75.
Se
le
olvidó indicar
la
obra del
y como son innumerables los manuscritos del polígrafo benedictino, me ha sido imposible, hasta ahora, evaP.
Sarmiento de que toma
cuar
la cita,
la noticia,
aunque no dudo de su exactitud. Probablemente estará en sus
Viajes. (2)
Vid. Leite de Vasconcellos,
to, 1882),
pág. 92.
Tfadifoes populares de Portugal (Opor-
PROLEGÓMENOS
1
Yo mismo moví
quienes he visto hacer lo que otros no pueden. aquella
brosa»
enorme piedra con
la
mayor
23
facilidad, cosa
para mí asom-
(l).
Aunque en
escrituras
áe piedras fitas y petras
de
la
Edad Media
que servían de
erectas^
dándose á entender que algunas de qtiae ab antiquo
fucrimt
cia se encuentran,
na pueda
y
calificarse
constrtictae),
ellas
mención
es frecuente la
límites ó términos,
eran
hoy son
artificiales
raras las
(petras
que en Gali-
parecer son naturales todas, sin que ningu-
al
de menhir, como reconoce Villaamil y Castro.
Murguia sospecha que fueron sistemáticamente destruidas para que campesinos no llevasen á
los
qué
se dejaron subsistir los túmidos
carácter gentílico
pero entonces ¿por
ellas sus ofrendas,
mucho más
y
obvio,
las
mámoas^ que tienen un
y fueron siempre objeto de
supersticiones?
Parecen
muy
alineamientos.
inseguras las noticias que se dan de cromlechs
A
lo
sumo puede concederse
el
primer nombre
d'as Fachas^ que presenta siete piedras en círculo,
nos de los publicados por
Worsae en
y recuerda
y al
algu-
sus Antigüedades de Di-
namarca. El mismo Cartailhac encarece su importancia, que es
mayor todavía por la (2).
rareza de estos
monumentos en
camino de Oporto á Almeida uno que
to en el
moria
la
la
penínsu-
El viajero inglés Twis, que escribía en 17/2, dice haber visle trajo
á la
me-
Stone-Henge de Inglaterra, pero, ó se engañó tomando
el
por círculo
artificial
de piedras alguna agrupación de rocas natura-
Viaje de España^ por un anónimo. 1 446-1 44S. Traducido directamente
(i)
del alemán por E. G. R. (D.^ Emilia
Gayangos de Riaño). Madrid, imp. de Fau-
re, 1883.
En
(2)
Pardo «dos cromlechs enteramente uno de 27 metros de diámetro, el otro de 10 escasos, observados estación de Puente de García Rodríguez, en la gran planicie que riega 1895, descubrió el Sr. Maciñeira
iguales: el
en
la
el río
Eume, mediando entre uno y
no cuatro mámoas dolménicas
muchas partes según cree tros
más
el
otro unos 200 metros, y teniendo en tor-
Si estos «círculos
autor, nadie
puede aún
decirlo con certidumbre.
Algunos me-
arriba de ellos, está un túmulo ó cairn, de cuya cámara se
ron un torques y un puñal de bronce». demia de
de piedras ^, como en
se llaman, fueron templos ó lugares para asambleas políticas,
la Historia,
tomo
(E.
Hübner, en
xl, 1902, pág. 550.)
el Boletín
exhuma-
de la
Aca-
PROLEGÓMENOS
124.
Ó
les,
en
más
cromlech ha desaparecido sin que nadie
el tal
se fijase
él (i).
característicos de la prehistoria, así en Galicia
Los monumentos
como en Portugal, son con
y
los castras
las
misma abundancia en una región que en
la
se encuentran
y
7ndmoas,
otra.
«En algunas
partes no se camina legua que no se halle alguno», decía en 1610
Verea y Aguiar, en 1838,
Castellá Ferrer (2). casi tantos
mos
la
como
parroquias
(3).
Villaamil
y
escribió
que eran
Castro, á quien debe-
más extensa y concienzuda monografía sobre estas antigüe-
dades, exploró
más de medio centenar en un
territorio
de 900
ki-
lómetros cuadrados.
Fácilmente podemos prescindir de los castras^ llamados también
porque nadie
croas,
dos,
les
niega hoy
el
carácter de recintos fortifica-
que su mismo nombre y su estructura declaran. Pero también como de costumbre, el romanticismo druídico,
sobre ellos deliró,
tan en boga á mediados de nuestro
Verea y Aguiar los congallegos», dando tan pere-
siglo.
grinas
como «templos de los celtas razones como «la forma perfectamente
ellos»,
y
sideraba
la
circular
de todos
semejanza que creía encontrar con los círculos de los
druidas en Escocia, que son los mismos castros llamados
allí
en
lengua céltica Cairn. Martínez Padín, otro de los que por entonces emprendieron escribir la historia de Galicia quedándose en
el
umbral, opinaba que los castros «fueron erigidos para plantar y adorar en ellos la encina consagrada al Dios
dica»
(i)
Teut por
la
religión druí-
five
stones standing
(4).
«This morning
I
observed on the side of the road
»
upright, of eight feet each in height, and four others of the
»
sions lying by them, resembling a little stone henge.>
(Travels tíirough Portugal
Londres, 1775, Pág-
and
Spain, in JJ72
and ijjj,
by
same dimen-
Richard Twis
,
55-)
(2)
Historia del Apóstol Santiago,
(3)
Historia de Galicia. Primera parte. Ferrol, imp. de Taxonera, 1838,
fol. 141.
págs. 136-137. (4)
Historia
política., religiosa
y descriptiva de Galicia, por D. Leopoldo i, págs. 234 y ss. Es el primero que
Martínez de Padín. Madrid, 1849, tomo publicó, en forma de apéndice, un
y mdmoas de
Galicia,
pequeño tratado especial sobre
los castros
PROLEGÓMENOS
el
frágil
25
quimeras, ni puede admitirse tampoco
Inútil sería refutar estas
sobre
1
apoyo de vanas etimologías ó de alguna leyenda
moderna que puede
ser eco de del folklo7'e extranjero, el carácter
de «ciudades sagradas» que todavía se atribuye á algunos castros. Siendo, es
como realmente
de suponer que no
podemos pasar en
fueron, verdaderas poblaciones fortificadas,
cabe duda alguna sobre
y arcas cuando
do su cubierta de
un santuario, pero de aquí no
los celtas este sistema
de
mucho mefortificación.
carácter fúnebre de las
mámoas^
]\'Iurguia interpreta ¡ociis
dormitio-
el
llamadas también medorras (que nis), medelas^
ellas
estado actual de los estudios, ni
el
nos continuar atribuyendo á
No
en
faltaría
se trata
de dólmenes que han perdi-
«Generalmente no contienen más que un
tierra.
hay de tres y más, denomina Worsae, con bas-
solo recinto (dice el historiador citado) pero los
verdaderas sepulturas largas^
más razón que
tante
llanse las
los
como
las
que ven en
Há-
caminos cubiertos
ellas
vtámoas formando círculo entre
como
sí
las
hemos
visto
en Santiago, rodeando un pozo ó laguna (Brandomil), de tres en tres,
en
rio, al
línea, aisladas, al azar,
cual da
d'as
teiro
olas,
semejando un vasto campo mortuo-
vulgo indistintamente
el
Campo
d'as olas
muy
su aspecto interior varían
el
nombre de
Oleiros,
y Campo d'as mamoinhas
forma de una campana
la
(i).
En
poco, y vista una, están vistas to-
das, sólo se diferencian en el tamaño; pero las hay,
contadas, que afectan
Oic-
aunque son
Algunos de
los
grandes dólmenes presentan en su cara interior curiosos signos,
como
los hallados
en
la
notable
trazados con líneas negras
Sobre
(i)
la
mámoa
y encarnadas
voz Okyros, dice
el
de Melón
cuyos dibujos
se parecen á las grabadas
P. Sarmiento:
«Es nombre de muchos
»
lugares en Galicia. Si se pregunta á un gallego ¿porque se llaman oleyros
>
estos lugares?, dirá
»
He
que porque en
de que
se fabricasen ollas.
»
noticia
j>
que se llamaban Oleyros de
»
ban en aquel
»
sitios
» vi;
ellos viven
hombres que fabrican
ollas.
transitado por seis ó siete lugares llamados Oleyros, y en ninguno hallé allí
la
Y
sitio las ollas cinerarias
en que se depositaban
pues en donde
vi
al
punto
me
saltó á la imaginación
voz Ollarios, porque en ,
al
modo que
los huesos. Fortifícase
muchas Mamoas,
allí
lo
antiguo se coloca-
se llaman osarios los
mi conjetura por
lo
que
estaba un lugar llamado Oleyros...>
(Semanario Erudito, de Valladares, tomo xx, Madrid, 1781, pág.
71.)
I
PROLEGÓMENOS
26
en
los
dólmenes del Morbihan, que De Cussac dio
mundo
sabio»
conocer
á
aunque tienen semejanza más señalada con
(l),
publicados por Góngora en sus Antigüedades prehistóricas de
al
los
An-
dalucía.
El material arqueológico que las mánioas gallegas han suministrado hasta ahora es
muy
escaso,
ticamente violadas durante
Hay
por
casi todas fueron sistema
buscadores de tesoros.
los
varios procesos del siglo xvii contra personas que sin licencia
del fisco abrieron
«mámoas, madorras y castros donde había
y sepulturas de
ros
porque
siglos
gentiles», llegando á extraer, en
los
cantidad, objetos de oro. Para hacer estas excavaciones
mientos
de
solía recurrirse
á prácticas supersticiosas,
y
como
ciertas varillas mágicas (cuya ^'enta se prohibió en
1683) y
el
famoso
libro
de San
teso-
bastante descubri-
el
empleo
Orense en
Cipiidn, de t[ue hablaremos á su
tiempo.
Son pocas
En en
que
las sepulturas
se
han salvado del común estrago.
todas ellas en encuentra la urna cineraria, ó pedazos de
mayor parte
la
chas de piedra
vestigios de incineración.
y bronce,
armas de bronce y
vasijas
de
y
y
de oro y
que continuaron siendo
época llamada hoy protohistó-
Pero tales hallazgos son cada vez más raros, y
rica.
ella,
utensilios son ha-
cristal, brazaletes
hierro: lo cual indica
utilizados estos enterramientos en la
Los
Castro declara no haber registrado ninguna
el Sr.
mdmoa
Villaamil
que no estu-
viese enteramente saqueada.
En las
la
Edad Media
antas portuguesas. El docto investigador
cionar, cita
una
serie
los siglos IX al XIV,
de testamentos, donaciones y privilegios de
donde
se encuentran,
molas antiquas», «ipsas mamulas»,
nombre de modorra
mismo que que acabamos de men-
sirvieron de piedras terminales, lo
es
menos
demarcando
«veredas de
límites,
«ma-
mamonela». El
frecuente, pero se halla en ima carta
de 1348 del Monasterio de Penamayor. El carácter
artificial
de
estos túmulos era reconocido, puesto que en una demarcación de la
sede episcopal dumiense, hecha en 921, se emplea este rodeo
«térra túmida quae
(i)
fuit
Galicia^ págs. 96-97.
manufacta.»
PROLEGÓMENOS
I27
El P. Sarmiento, á cuya universal curiosidad no podían ocultarse
mismo nombre
estas antiguallas, reúne bajo el turales
y
los
montículos na-
pero los deslinda. «.Mamblas en castellano, y tierra, ó de
artificiales,
viamoas en gallego, son unos montes naturales, ó de
que representan
piedras,
monte
nificación de
en
la
comunísima
es
mammula
voz
de una teta ó pirámide redonda,
ho}'
en Galicia
un montecillo de figura de las
la
las ollas
y
muy
mamoa, para
los
signi-
á mano, á imitación
mamoas no son
naturales. Estas
ó urnas cinerarias
Los ga-
los privilegios.
y hecho
tierra artificial
mamoas
cosa sino los antiguos sepulcros de
colocaban
voz mamoa^
para significar un monte, que es término
por donde pasa un apeo, ó demarcación en
de
la
esta sig-
instrumentos antiguos es
los
llegos extendieron la significación de dicha voz ficar
En
mamelles
los franceses
mambla. En
Castilla la voz
común
la figura
también
á los quales llaman
otra
Romanos, en cuyo centro El error del sabio bene-
(l).
dictino en cuanto á la atribución clásica, es propio de la arqueolo-
gía de su tiempo,
y aun puede tener por excusa
trado algún epígrafe romano en
negarse que
muchas de tintos
y
él
las cuales
ó cual túmulo. Pero no puede
estaban intactas aún.
extremidades de
entre las rías de Padrón
Noya,
tierra,
que se llama
el
monte de
blado, que llaman el
campo de
de mamoas sepulcrales.
mamoas de
que median junto allí
existe.
la Ciudad,
y
Minas,
el
las
visto (dice) en dis-
ázia Salvatierra, etc.,
y de Noya. Azia
hubo una grande Ciudad, que ya no sitio
«He
distantes países de Galicia, muchísimas
azia las
haberse encon-
fué el primer explorador de estas cámaras fúnebres,
ázia la Coruña, ázia Rianjo, ázia
todo
tal
el
al
éstas;
y sobre
mar
alto,
hay tradición de que Pero se conserva un
allí
un páramo despo-
qual he visto poblado
:^>
Sorprende en verdad que siendo Galicia y Asturias regiones de tanta afinidad étnica, sean hasta ahora tan escasos en
monumentos de arqueología primera. La mayor parte de
(i)
prehistórica los
la
segunda
que tanto abundan en
los la
que hasta ahora se han señalado en
Semanario Erudito, de Valladai-es, tomo xx. Informe de Fr. Martín al Conde de Aranda, sobre construcción de Caminos Reales, pági-
Sarmiento nas 69-73.
1
PROLEGÓMENOS
28
comarcas asturianas, corresponden á
las
bronce
(l)
y no
las
edades del cobre y del
faltan algunas inscripciones ibéricas.
Pero los dól-
menes son bastante raros, y apenas hay dos ó tres que hayan sido materia de formal estudio. El
de cripta á
sirve
pequeña
la
más importante parece
ser el
que
de Santa Cruz de Cangas de
iglesia
Onís. «Dentro, en la iglesia, está una cueva, á que se entra por
una boca como pozo», decía Ambrosio de Morales en su Viaje de 1572 (2). En el siglo xvii, el P. Carballo habla también de la cueva, que
los naturales del país
cuerpo santo,
y de
la cual
consideraban
para curar ciertas enfermedades el
monumento y tuvo que
fiarse
«dolmen complicado ó gruta de vaciones
dejando
al
de
En
1857, Assas, que no vio
las
hadas»
(4).
del
En
le calificó
de
1871 hizo exca-
Museo Arqueológico, componen las
descubierto las cinco grandes losas que
la
las
de
la
primera piedra
cubierta habían desaparecido. lateral derecha,
ciertas extrañas labores, hechas
juzgar por cas á las
(3).
de información ajena,
Rada y Delgado, por comisión
paredes del dolmen: interior
como enterramiento de un
sacaban tierra que suponían con virtud
el
La cara
mostraba de relieve
con instrumento de piedra
pequeño apunte que entonces
(5).
A
se hizo, parecen idénti-
que se han reconocido en algunos dólmenes portugueses.
\Jn erudito local de principios del siglo pasado, D. Pedro Canel
(i)
Por ejemplo,
los
de
la
antiquísima mina de cobre del Milagro, á seis
kilómetros de Covadonga, los del monte Aramo,
etc.
Vid. Mottografía de As-
por D. Félix de Aramburu y Zuloaga, Oviedo, 1899, págs. 23 y siguienDe los monumentos megaliticos trata especialmente en el capítulo 4.°, pá-
turias, tes.
ginas 53-65. (2)
Pág. 17 de
Oviedo, 1866, pág.
la
edición de Sangrador (Biblioteca Histórica Asturiana^
17).
Antigüedades y cosas memorables del Principado de Asturias, obra postuma del P. Luis Alfonso de Carvallo, S. I. (escrita en 1613, publicada en Asturiana, Ovie1695). Tomo I de la reimpresión de la Biblioteca Histórica (3)
do, 1864, pág. 224. (4)
Semanario Pintoresco Español, 1857, pág.
133.
Memoria que presentan al Excmo. Sr. Ministro de Fomento D. Juan de (5) Dios de la Rada y Delgado y D. Juan Malibran dando cuenta de los trabajos practicados y excavaciones hechas para el Museo Arqueológico Nacional, ^Nla,
drid, 1871.
PROLEGÓMENOS Acevedo, señaló darles este
nombre) en
ma
concejos del Occidente de
los
de Boal:
el
montañas de este mismo
las
esta manera:
bierta,
«
Encuéntranse por
dentro de
el
provin-
la
cimas
las
sepulcros antiquísimos en
país,
primero se presenta un gran montón de
de cono, y en
29
existencia de verdaderas manioas (aunque sin
especialmente en
cia,
de
la
I
en
tierra
for-
centro una caxa grande de piedra con su cu-
hay huesos todavía en unas, y en otras ya (l). La semejanza con los túmulos
la cual
están enteramente deshechos»
gallegos no puede ser
más
y
clara,
está confirmada por
un explo-
rador moderno, D. Bernardo Acevedo, que ha reconocido perso-
nalmente varias de estas mamoas y también algunos
castros^
dras aballadoiras ú oscilantes. Estas son naturales,
como sabemos,
pero suelen encontrarse en
acaba de persuadirnos de mitivo hizo de
Un
cierta relación
la
en los dólmenes,
aplicación religiosa que
el
y pielo cual
hombre
pri-
ellas.
ejemplar de dolmen y otro de piedra movediza se encuen-
tran á corta distancia, en la extensa llanura de
mar, y distante cinco kilómetros de límite occidental de Asturias. cia los Sres. D.
la villa
De ambos
Campos, próxima de Tapia,
casi
en
al
el
megalitos han dado noti-
Alejandrino Menéndez de Luarca
y D. Marcelino
Fernández. «El dolmen es de los llamados exteriores, aparentes ó
compuesto de
libres,
seis
grandes soportes en forma de plano
por medio á manera de tribuna» contradicción entre los datos de
(2).
incli-
Ver un paso
nado, cubiertos por extensa piedra cortada, dejando
Se advierte alguna pequeña
ambos exploradores, pero
lo
más
importante y positivo de este hallazgo, y de otros hechos en concejo del Franco, son
las seis inscripciones ibéricas,
sobre
las
Hübner autorizadísimo dictamen (3). Parece que en dolmen de Campos hay también otros signos no alfabéticos. les emitió
La provincia de Santander, ufana de serva pocos vestigios de
uno de
los
la
edad
el
cuael
sus cuevas paleolíticas, con-
siguiente.
El más importante y
primeros que en España tuvieron explorador alentado é
(i)
Citado por Aramburu, Monografía, de Asturias, pág. 61.
(2)
Aramburu, pág.
{3)
Boletín de la Real Academia de la Historia,
60.
tomo xxx,
pág. 226, Ins-
cripciones ibéricas de Asturias.
Mkkíkdsz y
Vs.i.kxo.— Heterodoxos.
I
o
PROLEGÓMENOS
130 inteligente, es el
dolmen
del
cubierto en 1857 po^ Dsu concordancia con
Abra en
Ángel de
la sierra
los
Ríos y Ríos, que estableció
famosa Mesa de
la
de Brañosera, des-
los
Mercaderes de Locma-
riaquer en la Bretaña francesa, presentando juntos los dibujos de
ambas construcciones megalíticas, y citando otras también análogas de la isla de Anglesey y de Cornualles. El dolmen del Abra fué en
modo
cierto
cristianizado por la vecina ermita (que subsistió hasta
el siglo xYiii)
de Nuestra Señora de
mandad de Campóo de
las
«Aún
Suso.
Nieves, patrona de
existen viejos (decía
her-
la
señor
el
que recuerdan haber oído contar á sus padres, cómo iban á
Ríos)
ermita de
la
cumbre, y entre otras
cosas, dicen
que se nombraban
doncellas por cada pueblo, que subían la tarde anterior á la
vidad (15 de Agosto) y pasaban
allá la
noche como todos
iban, en hogueras, bailes, etc. ¿Quién sabe
que
culto
hoy que
se
se
daba
al
conoce
dolmen»
(l).
si
la
festi-
que
los
no era algún resto del
Aventurada parece
conjetura,
la
destino sepulcral de estos megalitos, pero la
el
indicación debe recogerse.
Lo más
notable que hasta ahora ofrece
la
prehistoria vascongada,
son los dólmenes de Álava, especialmente los de Eguilaz y Arrízala,
en
bierta
y
el
llano
nada del tipo utensilios
de
la
de Salvatierra. Son dos hermosos túmulos con cu-
galería el uno, descubierto el otro, pero
común, á juzgar por
encontrados
allí,
huesos
y
osario:
«Su conca-
y 10 de ancho, contenía en su ámbito más de 5 pies desde su pavi-
calaveras hasta la altura de
mento, colocadas niente
Las armas y
unos eran del período neolítico y otros
edad de cobre. El de Eguilaz era un gran
vidad, de 13 pies de largo
no se apartan en
las descripciones.
las
cabezas á
La entrada á
la
parte de Oriente
y
los pies al
Po-
este sepulcro por el Oriente, principia á los
20 pies, poco más ó menos, con un camino cubierto de 4 pies de poca distancia de este camino se encuentra ancho y 4 de alto quemada Las calaveras y huesos hallados en el tierra que parece
A
sepulcro indican una estatura de hombres regulares
conozca haber de mujeres ó niños.» Así
(i)
le
describía en
sin 1
que se
83 3 el al-
Semanario Pintoresco Español, 1857, págs. 249-251. Monumentos
cos de Campóo.
célti-
PROLEGÓMENOS
I3I
calde de Salvatierra D. Pedro Andrés Zabala, en una comunicación
á
la
Academia de San Fernando.
Y
en 1845 ampliaba sus informes
Comisión provincial de ^^lonumentos: «El número de cadáveres
la
encerrados en este sepulcro debió de ser considerable, viéndose to-
dos hacinados y vueltos
al
especie de lanzas, unas de cuchillos corvos
Oriente. Las armas consistían en una
de piedra, y otras de cobre, y unos
filo
con uno ó más agujeros en
la
parte opuesta á la
punta. Había también varios corazoncitos con agujeros en su parte
más ancha, presentando algunos en
muy
finos
duro.»
A la
su alrededor dientes
á manera de sierras, y siendo todos de pedernal
muy
entrada del túmulo había una pequeña galería que terminaba en cavidad del centro, viéndose en
quemadas»
(l).
ella
la
todavía porción de tierras
El dolmen de Arrízala, llamado en vascuence Sor-
de menores proporciones y se halla en peor estado de conservación. Otros hay de menos impor-
guiñeche (casa de
las
brujas),
es
tancia, y algunos han sido destruidos en estos últimos años. No sabemos si entre ellos habrá que contar uno que D. Julián Apraiz
exploró en 1892, á
yendo de
él
seis
kilómetros del balneario de Zuazo, extra-
un cráneo con
la
caracterísca trepanación prehistórica
de que luego hablaremos. El número de cadáveres se acercaba á 130, y no estaban tendidos, sino sentados ó acurrucados
Dícese que hay varias grutas
Albaina á ^Nlarquinez, y en se consigna
pidas
y
la
que en alguna de
artificiales,
(2).
principalmente desde
Descripción geológica de la provincia ellas se
sepulcros abiertos en la roca
ven figuras toscamente escul-
Xo
necesito encarecer
la
importancia de este dato, que quizá nos dé algún otro eslabón en
la
(3).
(i)
Transcribe estos documentos Assas (Semanario Pintoresco^ págs. 156-
158),
con tres grabados del túmulo de Eguilaz: alzada, planta y sección del
sortir le
et,
les
a lieu
de croire
On
voulait faire
mauvais esprit logé á l'interieur du malade ou bien donner a
»
l'áme du mort une issue pour s'échapper, de
on
»
tombeau.» (2)
y
temps historiques, on doit pen-
>
a
(2).
digna de aten-
par analogie avec une coutu-
•>
la
como
des vivants, soit des morts,
les cránes, soit
semblable encoré en vigueur dans
el
El fragmento
quien era preciso dar salida especial y conveniente
la
si
había entrado otro espíritu, á
allí
soin de
ménager dans
le
méme
Leite, Religióes da Lusitania,
méme que
chez
les
Iroquois
but un petit conduit dans chaqué
tomo
i,
págs.
1
86.
PROLEGÓMENOS ción.
Así como hay pueblos que atribuyen
entrada de espíritus malos en las explican
que
te
por
la salida
el
las
I
39
enfermedades á
la
organismo, hay también otros que
y ausencia temporal
y no para que
entrase,
el
trepanación postuma se practicaría para del muerto.
de estos
De
De
espíritu
malo
el
el
alma
y
saliese,
entrada
facilitar la
todos modos, parece indudable
trepa-
la
nación quirúrgica tendría por objeto abrir un paso para que del doliente
admi-
del alma. Si se
pueblos prehistóricos tenían ideas semejantes,
los
la
alma
al
carácter religioso
ritos.
cuando
su persistencia durante las edades metálicas,
bre, el bronce
y
el
hierro sustituyeron
al sílice,
luego mencionaremos, y
Carmona, que
calavera de Itálica, estudiada por
bio anatómico D. Federico Olóriz en
co-
dan testimonio, no
sólo los descubrimientos de la Alcarria, sino los de la
el
un informe magistral
el sa-
(l).
La
perforación de los cráneos no es un fenómeno puramente prehistórico,
y
se admite con el profesor citado
si
se es del siglo iv ó v,
no hay duda que
primeros tiempos cristianos. Pero no sé
tal si
que
cráneo italicen-
el
costumbre alcanzó á
los
hay bastante certidum-
bre en esta cronología.
En una por
el
necrópolis de
la
edad de hierro, explorada recieatemente
marqués de Cerralbo en
el
término de ]\Iontuenga (Soria),
han parecido varios esqueletos con sus correspondientes clavos hincados en
el
cráneo. Pero esta es una de las singularidades
dignas de notarse en
y
señoril largueza en toda la
en
ella las
menos
grandioso conjunto de las excavaciones que
académico va realizando con noble entusiasmo
ilustre
el
el
científico
cuenca del Alto Jalón, descubriendo
más peregrinas antigüedades. De algunas se hablará en Ahora baste decir que con ellas puede se-
sus lugares respectivos.
guirse un
desde
el
pequeño curso de prehistoria y protohistoria
ibérica,
yacimiento cuaternario de Torralba, donde han parecido
restos del elephas antiquus, y aun del vieridionalis según parece, y hachas del más primitivo tipo chellense, hasta la caverna neolítica de Somaén, con cerámica igual á la de Ciempozuelos; las pri^
(i)
Boletín de la Academia de la Historia^
una calavera antigua perforada por un
tomo xxxi,
pág. 257. Estudio de
clavo, encontrada en Itálica.
PROLEGÓMENOS
140
mitivas habitaciones rupestres de Velilla
Valladares, compues-
y
de dos pisos con pozos de comunicación;
tas
Santa María de Huerta;
el
castro ciclópeo de
muralla megalítica de Monreal de Ari-
la
imponentes ruinas de una ciudad
za; la necrópolis del Sabinar; las
que nuestro académico reduce á Arcóbriga, y á poca disque en su poética y brillante imagi-
ibérica,
tancia de ellas la extraña roca
como pila de sacrificios humanos levantada en campo de una asamblea celtibérica (l). nación considera
el
Sin entrar en esta parte conjetural ó discretamente fantaseada,
hay en
exploraciones de Cerralbo hechos interesantes, que se
las
relacionan con nuestro objeto. tas al castro megalítico de te
En una de
conservado un esqueleto de gigantesca
con
dido,
brazos también así
los
supina, pero recostada
mirar
al
to, casi el el
sepulturas inmedia-
talla.
y junto
«Se hallaba exten-
cuerpo, en estación
al
cabeza sobre su lado derecho, buscando
Poniente y ofreciendo
dos adobes entre
para
la
las
Monreal de Ariza, se halló perfectamen-
extrañeza de conservar colocados
la
cabeza y los hombros, puestos aquéllos de can-
la
uno junto
dejar
al otro, sin
más espacio que
ruda cabeza bovina y un escarabajo. La cerámica de
de
más bárbaro
lo
metal,
y
muy
posible:
cueva es
no se ha encontrado ningún objeto de
que algunos arqueólogos admiten ya en
el
período neo-
pero que se trata de símbolos religiosos y fúnebres parece
probable. Cerca de Monreal de Ariza hay también una cueva
llena de signos cupuliformes,
nes
la
una
sólo hachas de piedra pulimentada. Habrá, ó no, influen-
cia egipcia, lítico;
preciso
el
cuello del cadáver...» Estos adobes parecen representar
enumeran
los autores
glíficos: cazoletas aisladas
donde
se hallan cuantas combinacio-
que han estudiado esta especie de jero-
y unidas por
rayas, signos
como
de
los
nuestra puntuación, líneas horizontales con otras que las alcanzan ó
cruzan verticalmente, tiforme. El
bolismo (i)
y también
ciertas rayas
Marqués de Cerralbo
sideral,
fundado en
el
culto de la
El AUo Jalón. Descubrimientos
con tendencia alfabe-
se inclina á ver
Luna
en
ellas
un sim-
(2).
arqueológicos. Discurso leído por
don
Enrique de Aguilera y Gamboa, Marqués de Cerralbo, en junta pública de Real Academia de la Historia. Madrid, 1909. (2)
Págs. 79-83.
la
PROLEGÓMENOS
I4I
Prosiguiendo nuestra rápida excursión geográfica, no podemos
menos de
en
fijarnos
que son de
las
más
las
antigüedades prehistóricas de Andalucía,
ricas é interesantes de la Península,
edad de cobre, sino en
la
no sólo en
período neolítico. El más importante
el
dólmenes españoles y uno de los más bellos de Europa es el impropiamente llamado Cueva de Menga en el camino de Antede
los
quera á Archidona. La vasta cámara aparece naves por tres grandes pilares dispuestos en sustentar la techumbre. Este
de que en
847
1
le
es conocido
y famoso des-
Otras dos tumbas extraordinaria-
(l).
han descubierto hace pocos años en
se
ciones de la
misma cueva. Una de
pertenece
tipo
al
dividida en dos
longitudinal para
describió el arquitecto D, Rafael !Mitjana, cali-
ficándole de templo druida
mente curiosas
monumento
como
el eje
inmedia-
las
llamada del Romeral, no
ellas, la
dolménico ordinario, sino á otro que en nuestra
Península sólo se encuentra en Andalucía y en
el
Sur de Portugal,
y Asia Alenor. Son las llamadas titmbas ejemplar más perfecto es la Tesore7'ía de Aireo en cuyo cúpula, de fuera de ella en Grecia
y
Micenas. El arte miceniano construye en aparejo regular y cierra
cámara
la
circular
con bóveda
elíptica. Floreció este arte
pos que podemos llamar protohistóricos
en
el ]\Iediodía
tema de
el
edad homérica), pero
de España, parece haber coexistido con
los constructores
con otro más primitivo,
rudo
el
de dólmenes, y se combinó con
el
monumento subterráneo
na en 1906
(la
en tiem-
de
las
grutas
artificiales,
descubierto en
la
como
él
lo
necrópolis de
sis-
y aun
prueba
Carmo-
(2).
Los hallazgos prehistóricos en toda Andalucía vienen de antiguo,
y son muy numerosos. Ya en 1857 D. Aureliano Fernández Gue-
(i)
Memoria
sobre el templo druida hallado en las cercanías de la ciudad de
Antequera, provincia de Málaga, que describe y clasifica D. Rafael Aliijana
y
Ardison, arquitecto titular del Ayuntamiento de la ciudad de Málaga. Presenta-
da y leída por su autor en la Comisión Provincial de Monumentos en 20 de Noviembre de 1847. Málaga, imp. dejóse Martínez de Aguilar, 1847. (2)
Mélida, Iberia Arqueológica Attter romana, pág. 32.
Gómez Moreno (D.
M.): Arquitectura tartesia: la necrópoli de Antequera.
Boletín de la Academia de la Historia,
tomo
importante monografía habremos de
insistir al tratar
xlvii, 1905, págs. 81-132.
de
los
En
el
Sobre esta
tiempos históricos.
PROLEGÓMENOS
142 rra había el
dado
noticia
de algunos de
la
vienhir llamado piedra de las Vírgenes entre Baena
sobre
que
el
(2).
un
cual existe
como
provincia de Córdoba,
cantarcillo popular (t);
y
y Bujalance, de Lu-
el trilito (?)
El libro de Góngora y Martínez publicado en 1868 fué un
gran paso, y todavía conserva interés, aunque no puede prestarse fe
ciega á sus descripciones ni á los dibujos, demasiado artísticos,
que
acompañan. Describe hasta trece cámaras megalíticas. La
las
más importante parece haber {dos leguas
y
tierra
Sur de Granada), que conservaba su montículo de
al
el círculo
destrozado por es
de piedras clavadas en
los
mineros que
de memoria ó de Entre
ticidad.
fantasía.
Illora
las
monumentos
le
pero fué
el suelo;
descubrían,
y
muy
reconstrucción
la
Otros ofrecen más garantías de auten-
y Alcalá
rededor de Baza, y en tran algunos
dolmen complicado de Dilar
sido el
la Real,
al
Noroeste de Granada,
al-
pendientes de Sierra Nevada, se encuenmegalíticos.
En
el
camino de
los
baños
de Zújar descubrió Góngora un vasto campo de sepulcros, y exploró más de un centenar de ellos. «Tenían todos los esqueletos
muy
singular colocación: la cabeza hacia Poniente, pero inclinada
€n dirección hacia
el
al
Norte.
Sur; los pies á Levante, pero dirigidas sus puntas
Uno
de
supina; reposaban sus
ellos
miraba
manos sobre
veras ni huesos hacinados á sus pies,
barro»
(3).
¿Acaso ofrenda
D. Antonio Machado
al cielo
el
y
en perfecta posición
pecho; no había otras calatenía á la diestra
un
\'aso
de
fúnebre.?
(4)
y D. Francisco
]^Iaría
Tubino
(5) en-
Jilica jilando
(i)
Puso aquí este tango,
Y Menga Lo (2)
INIengal
volvió á quitar.
Estas noticias fueron publicadas por Assas, en sus artículos del Sema-
nario Pintoresco, 1857, págs. 130-13
1.
(3)
Góngora, Antigüedades prehistóricas de Andalucía, pág.
1
14.
(4)
Publicó varios artículos sobre temas prehistóricos en
la
(5)
Revista de
de Sevilla (1869-1874), y en otras. y Esludios prehistóricos, Madrid, 1868. Trata del túmulo de Castilleja de
Filosofía, Literatura
Ciencias,
Guzmán, y de las excavaciones del cerro Muriano (provincia de Córdoba). Los Monumentos megalíticos de Andalucía, Extremadura y Portugal. (En el tomo vil del Museo español de antigüedades, 1876).
PROLEGO MEKOS
de
la
dólmenes en
las
inmediaciones de Morón, en
los
andaluza con
prehistoria
campo de San Roque. Pero no nos detendremos en
Jerez, en el
estos trabajos ya antiguos,
porque
solicitan nuestra atención otras
exploraciones en mayor escala que han revelado incógnita
queza en
muy
del Guadalquivir,
el valle
cores de Carmona. Sobre ellos versan nes de D. Carlos Cañal, D. Feliciano las
ri-
especialmente en los Al-
las interesantes publicacio-
Candau y muy especialmente
de D, Jorge Bonsor, que tanta parte ha tenido en
mientos
43
límites
sancharon un tanto noticias de nuevos
1
los descubri-
(l).
Los túmulos se designan en Andalucía con
el
nombre de mot¿-
llas (2).
Hasta sesenta y cinco llevaba exploradas en 1899
Bonsor.
En
señor
el
estas sepulturas se encuentran practicados los tres ritos
fúnebres, lo cual prueba que pertenecen á épocas distintas. Pero es
sabido que en
la
Europa occidental no pueden deslindarse tan
rosamente como en Escandinavia allí
corresponde á
la
el
período de
edad de piedra, y
característico de las edades metáücas.
bió preceder
(i)
al
el
de
la
inhumación, que
incineración,
la
Es claro que
segundo, pero algunas grutas
y
rigu-
el
que es
primero de-
antas de Portu-
Cañal (D. Carlos): Sevilla prehistórica. Yacimientos prehistóricos de la
provincia de Sevilla. Clasificación y descripción de contrados. Inducciones acerca de la industria
.,
los objetos
arte.,
y monumentos
razas, costumbres
los primitivos habitantes de esta región. Sevilla, 1894.
y
eft-
usos de
Nuevas exploraciones de
yacimientos pr ehistóricos en la provincia de Sevilla (En los Anales de la Socie-
dad española de Historia Natural, tomo xxv, 18971. Candau y Pizarro (D. Feliciano): Prehistoria de la provincia de Sevilla. Sevilla, 1894. Tanto esta obra como la del Sr. Candau (premiadas ambas en un mismo concurso por el Ateneo y Sociedad de excursiones de Sevilla) llevan un mapa prehistórico de la región. Bonsor (G.j: Les colonies agricoles pré-romaines déla valle'e du Bétis. Accessit du concours Martorell (Barcelonne. Avril iSgj). Extrait déla Revue Arche'ologique, tomo xxxv, París, Leroux cd. 1899. Esta palabra, aunque no consta en el Diccionario., no ha de tenerse (2) por andalucismo, puesto que es de uso corriente en otras regiones, á lo menos como denominación geográfica, v. g. la Motilla del Palancar fprovincüa
de Cuenca
_;.
Motilla, diminutivo de mota, designa cualquier elevación del
terreno pequeña y aislada, sea de origen natural ó
artificial.
PROLEGÓMENOS
144
mayor ó en menor abundancia
gal (l) presentan en
nes y huesos humanos quemados,
Y los
coexistían en los tiempos neolíticos.
más
lucía nos revelan otra cosa
de
la
cenizas, carbo-
prueba que ambos
lo cual
ritos
monumentos de Anday
singular aún,
es
que
el
período
incineración fué interrumpido por un segundo período de in-
humación con caracteres diversos
del primitivo.
La necrópolis más importante de
las
estudiadas por Bonsor es la
del Acebuchal, que es un grupo de once motillas.
guas, que son meras
acurrucados, con
la
sición llamada embrionaria., es la
las
más
anti-
aparecieron sentados ó
fosas, los esqueletos
cabeza junto á
En
las rodillas.
misma que
Este género de po-
se ha observado en los
depósitos de conchas del valle del Tajo, en una caverna de Alcoy,
en
las fosas circulares
de Piles cerca de Tarragona; y dentro de ver-
daderas urnas, ó bajo losas de piedra, en varios puntos del
Almería y Murcia, explorados por
hermanos
los
fosas subterráneas de la importante estación de las
más inmediatas
á
litoral
de
En los silos y Campo Real, una de Siret.
Carmona, ha encontrado Bonsor huesos huma-
nos en desorden, que parecen haber sido sometidos á una operación violenta,
demostrada por
minadas, y por
huesos de el Sr.
las
la
los
cráneos rotos, cuyas partes están dise-
desaparición de
la
mayor parte de
vértebras y de las falanges.
Bonsor dos pasajes de
A este
Silio Itálico,
fúnebres de varios pueblos, dice que en
los
pequeños
propósito recuerda
que enumerando
la tierra
los ritos
ibera fué costumbre
antigua exponer los cadáveres para que se los comiesen los buitres: is mos antiquus, Hibera Examina obsccenus consumit corpora vultur
Tellus, ut perhibent,
(Púnica.,
1.
xni. 471-472).
His pugna cecidisse decus, corpusque cremari
Tale nefas: coelo credunt superisque Inpastus carpat
si
membra
{Puii.,
(i)
Tal acontece en
la
referri,
jacentia vultur. 1.
ni,
341-343)-
gruta de la Ftirtiinha (Peniche), en
la del
Po(0
Velho (Cascaes) y en el anta del Cabefo dos Moinhos (Figueira da Foz). Sobre esta última puede consultarse la interesante memoria del Dr. Santos Rocha Peixoto, Anliguidades prehistóricas de Coticelho da Figueira., Coimbra, 188S
y
1
sa.
89 1, una de las mejores que se han publicado sobre prehistoria portugue-
Tomo
11,
pág. 86.
PROLEGÓMENOS
1 45
Pero aun concediendo valor histórico á estos lugares de sólo
puede deducirse de
nefanda
no que recogiesen
ña, pero
En
de
chillos
los
aborígenes ibéricos tenían por
los huesos
las
aves de rapi-
para enterrarlos.
que cubrían estos vestigios humanos se han en-
los detritos
contrado,
que
ellos
cremación y exponían sus cadáveres á
la
Silio,
como de costumbre, hachas de
piedra pulimentada, cu-
unas medias lunas de barro con los extremos per-
sílice,
que podrán haber sido amuletos, y algunos fragmentos de cerámica más primitiva. No hay vestigio alguno de metales. Pero
forados, la
en un túmulo de inhumación colectiva (diez y ocho esqueletos), descubierto en Bencarrón, entre Mairena
bre aparece en forma de anillos
y
y Alcalá de Guadaira, el comarcando una era
brazaletes,
de transición. Los cadáveres continuaban siendo inhumados con rodillas
sobre
becera,
y
al
lado de la
pátera.,
cie
Ó.Q.
un
collar,
las
pecho; algunos de ellos tenían una piedra por ca-
el
mayor
parte de los cráneos había una espe-
obra de rudísima cerámica negra. Apareció también
cuyo carácter de amuleto parece innegable, puesto que
estaba compuesto de tres conchas, una piedra negra, un pedazo de colmillo de jabalí, una espiral de cobre
A los
y una piedra
cilindrica.
indígenas que inhumaban á los muertos en esta forma, su-
cedió una población que los incineraba, y que había llegado á adquirir
un grado de
civilización
túmulos del Acebuchal,
muy de
el
notable.
La mayor parte de
la Alcantarilla, el
de
Ruiz Sánchez, pertenecen á este misterioso pueblo, que introdujo la agricultura en
de
sílices
el valle
arte
marcadamente
marfil
con figuras grabadas, de marcado tipo
den las
calificarse
de les
oriental, especialmente los peines
fenicios,
pueden
asirlo,
hoz
y placas de
representando
porque no hay en rigor arte
atribuir, puesto
la incineración, sino la
casi forzoso, creer la
la
parte de ellas animales. Claro es que estos objetos no pue-
tumbas se
caban
parecer
de
que estas tumbas nos revelan tiene ca-
rácter
mayor
al
del Bétis, valiéndose
dentados, que se tiene por oriunda de Egipto y más re-
motamente de Asia. El
la
los
Cañada de
la
que
los fenicios
muy
inhumación; pero es
que esos tipos
artísticos fueron
fenicio, ni
no practinatural
y
importados por
colonización fenicia, primera que con certidumbre histórica pue-
de afirmarse en
las
regiones meridionales de España.
Mksiísdez y ^t.x.kYO.— Heterodoxos.
I.
De
todos lo
mo-
PROLEGÓMENOS
146
dos, SU procedencia exótica es indudable,
y nada
que ver con
tiene
y esculturas del período paleolítico. 1 894 D. Carlos Cañal los «grabados en hueso y concha» descubiertos en las primeras excavaciones del Acebuchal,
las piedras
Enumerando en
y en gran
parte dispersos luego, citaba
como
animal que parece ser una cabra montes, una
chando uno
como en
tras otro,
le sigue;
entre flores de loto
,
de peces, mar-
hilera
la cola del
una cabeza de
que
le
la figura
nero, cuyos cuernos están trazados al estilo caldeo» le
no
que usaban
igual, al
Por su importancia
túmulos de
los
Gandul.
No
la
otras varias la
mi-
cara
y
muy
semejan-
la
las asirías» (l).
artística,
superan á todos
riores las seis tablillas de marfil, descubiertas
de
y
la
tad superior del tronco de una mujer, con un tocado te, si
la
de un car-
llamó principalmente
«grabado en hueso, que representa
el
precede y
ave, las de dos rumiantes
una placa donde se ve
representaciones zoológicas, Pero lo que
atención fué
«un
procesión, de los cuales sólo uno se
conserva entero, viéndose también cabeza del que
los principales:
los hallazgos ante-
por Bonsor, en uno
necrópolis de Bencarrón, cerca de
la
Mesa de
son ya meras representaciones de animales, sino esce-
nas completas, en algunas de
una de
na. Representa
las
cuales interviene la figura
ellas la lucha,
huma-
seguramente simbólica, entre
un león y un guerrero, en cuyo auxilio acude un grifo. En otra, un un jinete que va á lanzar un dar-
grifo defiende á dos gacelas contra
do.
En
las restantes, se
cela entre
ve un toro atacado por dos leones, una ga-
un león y un
grifo, etc.
nera los bajo relieves asirlos. Opina
ducido en estas opuesta á
tablillas
la del león.
y protector respecto gacelas contra
el
este simbolismo
Del mismo los peines
gro:
(i)
Todo el Sr.
ello
recuerda en gran ma-
Bonsor, que
hombre contra
el
león
,
modo
en cuanto
al
benéfico
y respecto de
hombre, pero no podemos determinar
estilo,
repro-
puede designar alguna influencia misteriosa,
Esta influencia se ejerce de un del
el grifo
el
las
valor de
estado futuro del difunto.
y esmerada son necrópolis de la Cruz del Ne-
y de ejecución igualmente
de marfil, procedentes de
la
fina
un león en reposo, que tiene un pájaro entre
Sevilla trehistórica, págs. 89, 167 y siguieates.
las
patas delante-
PROLEGÓMENOS
I
47
y otro en ia parte posterior; dos gacelas acostadas entre papiros en flor; un león poniendo una de las patas sobre una gacela; un toro delante de una flor de loto. Los fenicios han impuesto su marras,
ca en tres de estos peines, grabando
el
shin en
las
ancas de
las
gacelas. Si las tablillas ó placas de Bencarrón nos presentan escenas
sosiego.
de
los peines
en
-de lucha,
Cruz del Negro todo respira paz y
la
La gacela no huye ya
del león,
y
pájaros vienen á
los
como de
posarse sobre éste y á jugar entre sus patas. Algo
purifi-
cación y beatitud mística parece que se adivina en estos símbolos.
La
civilización
de
los Incinerados
^
como
llama
el
Sr.
Bonsor á
estos primitivos agricultores de la Bética, se vio bruscamente inte-
rrumpida por muertos.
En
invasión de una nueva tribu que no
la
este
segundo período de inhumación,
el
quemaba
sus
cráneo mira
siempre á Occidente, y suele estar aplastado bajo una piedra: indiacaso de un
sepulturas de la edad neolítica, Pero en
encontró un objeto singular tallado en forma de cruz
ellas se
en un pedazo de pizarra. Los hermanos Siret
le
un amuleto, imagen de alguna divinidad, que
se enterraba
muertos para protegerlos en
con
comparación de
la
conocemos
Uno de de
rito la
la
En
bronce empleados co-
la otra vida.
las placas
consideran comtí
con
Esta conjetura se refuerza
de Portugal y Extremadura, que
ya.
los caracteres distintivos
incineración de
los
de
la
época de transición es
muertos, que va suplantando
al
inhumación. Las tumbas de nuestras estaciones no contenían
armas
ni
servaba para
los
hombres y
único que puede afirmarse es riaban acaso con los
el
de ni
instrumentos, sino solamente objetos de adorno junto á los
cuerpos no quemados, ¿Quiere decir esto que
dos
los
el
la incineración se re-
la
inhumación para
la
coexistencia de dos
las
mujeres?
ritos,
Lo
que va-
sexo, con la edad ó con la categoría social. To-
adornos encontrados con
los esqueletos
son de uso femé-
nil (I).
«En
esta fase
de
la
civilización prehistórica del Sudeste
paña se ha dado un gran paso: se conocen
(i)
por
Revue des
los
qjtesiiojis scientifiques,
hermanos
Siret. (Págs. 24-25
de
el
bronce,
las
de Es-
proporcio-
de Bruselas. 1888 (resumen de su obra la
tirada aparte.
PROLEGÓMENOS
156
nes con^enc¡onales de
la aleación, el arte
consiguiente
se encuentra en esta región,
bronce ha sido importado. Lo mismo puede
el
decirse de la cornalina.
Un
nas adornos de bronce
y
cobre de
los minerales
debe este progreso? Evidentemente á
del país. Pero ^á quién se
una influencia extranjera. El estaño no
y por
de extraer
extranjero fué quien trajo á los indíge-
cornalina, quien les enseñó á extraer el
minerales del país, á incinerar sus muertos, á construir
los
más
habitaciones
sólidas,
en una palabra, á mejorar sus condiciones
de existencia. El cuadro del tercer período va á mostrarnos que este
mismo pueblo
emanciparse hasta cierto punto de
llegó á
alcanzó por
sí
mismo un grado de
«Las sepulturas de de
las habitaciones.
le lloraban,
los
y probablemente
(pastor, cazador
y
muertos
la
El
agricultor ya)
la tutela extranjera,
más
cultura de los
edad del metal estaban abiertas en
mismo techo cobijaba
los vivos se
al
difunto
encargaban de velar por
los
y
el
suelo
á los
que
despojos de
(l).
»Hemos explorado más de
mil trescientas sepulturas, que nos
han proporcionado un número enorme de instrumentos, armas, hajas
y
y
notables.
objetos de cerámica.
En
incineración, para volver de un
época se había abandonado
esta
modo
exclusivo á
la
alla
costumbre fu-
neraria neolítica de la inhumación. Las cuatro quintas partes de
nuestros sepulcros eran grandes jarras. Casi siempre
con
recía replegado,
barba.
las rodillas
Xo creemos que pueda
y
racional parece suponer
cuerpo apa-
manos levantadas hacia
la
establecerse una relación simbólica
entre la posición original del feto
Más
las
el
y
la del difunto
en
el
sepulcro.
que se adoptaba esta posición para
ganar espacio. La confección de estas soberbias urnas funerales, hechas sin
la
rueda del alfarero, denota gran habilidad
»E1 mueblaje fúnebre, todavía más que
muestra
la
sus manos, atrevidos tivos.
el
(2).
modo de
enterrar,
gran cultura de este pueblo, que sin otra máquina que
doma
y da
al
la arcilla recalcitrante, fabrica
barro formas tan artísticas con medios tan primi-
Poco sabemos sobre
(i)
Pág. 30.
(2)
Págs. 36-39.
vasos elegantes y
el
destino de todos estos objetos; pero
PROLEGÓMENOS
muchos de
no han podido ser fabricados únicamente para de-
ellos
positarse en las tumbas.
Puede creerse que cerca
colocaban los utensilios que cia.
de
Importa distinguir entre mujeres, aunque
las
terísticas
haga
I57
la
del difunto se
habían servido durante su existen-
le el
tesoro funeral de los hombres
muchas veces
la
y
el
ausencia de piezas carac-
determinación imposible. Se reconoce á los hom-
bres en una hacha, una alabarda ó una espada, á la cual acompa-
ñan ordinariamente un cuchillo ó un puñal
»En
Hemos encontrado con taurus. Era,
gran
viaje.
(l).
de barro se depositaban probablemente alimentos.
los vasos
frecuencia en las tumbas una tibia del bos
sin duda, el
trozo escogido
como
pro\"isión
Estos alimentos atestiguan evidentemente
en otra vida
la
para
el
creencia
(2).
»E1 arte de modelar está representado, en nuestros hallazgos de la tercera
época, por algunas groseras estatuitas pequeñas de barro
cocido, que figuraban vacas. Las piernas están reunidas dos á dos: falta la
cabeza:
el
ídolos ó juguetes.^
trabajo es extraordinariamente primitivo. .Eran
Schliemann ha encontrado estatuitas
muy seme-
jantes á las nuestras en la cuarta ciudad de Hissarlik. Las encontró
también en Micenas, pero estas últimas tenían ornamentos pintados.
En
sido
exhumadas en Hungría. El
el
Museo Nacional de Buda-Pesth
se
ven algunas que han
]\Iuseo Británico
que proceden de una tumba de Rodas. En
el
posee otras muchas
Líbano se han encon-
trado figuritas de becerros en bronce, y también en las Gallas
(3).
Nuestra primitiva edad metálica conocía, por rara excepción,
no sólo
«No
la industria
faltará
del cobre
del bronce, sino la de la plata.
y
quien se admire de ver
la
plata en
manos de un pue-
blo prehistórico, inmediatamente después de las edades neolíticas.
Creíase hasta ahora que este metal precioso era desconocido antes
de
la
edad del
hierro.
Pero en
escasa profundidad,
(i)
Pág. 43.
(2)
Pág. 43-
(3)
Pág. 35.
región que
la
plata existía en estado nativo. Se
la
y todo induce
hemos explorado,
ha encontrado en
á creer
que en
la
1
870 á
la
muy
antigüedad se
PROLEGÓMENOS
158 la
encontraba en
superficie del suelo. Nuestros
la
prehistóricos la
recogieron, y la emplearon no solamente en las alhajas, sino en la fabricación de armas é instrumentos. Nuestras excavaciones
confirmado en este punto los relatos de
y han hecho
los historiadores
han
antiguos
\-erisímiles las tradiciones concernientes á los tesoros
que este rico país encerraba. Estas minas de plata nativa están en
situadas en las Herrerías de Cuevas,
zona donde se encontraban
época
las
el
estaciones
mismo de
centro
más
de
ricas
la
la
tercera
(l).
»Este cuadro sumario de
civilización
la
muestra que se distingue de
la
de nuestra tercera época
edad del bronce en Europa, por ca-
racteres especiales.
La gran
armas va unida á
riqueza de las materias primeras. El bronce se
la
empleaba menos que
temor
al
de
instrumentos
los
y de
la plata bastaría
por
enemigo
sólo
sí
precauciones defensivas de estos hombres
las
las
cobre, porque el estaño, producto extran-
El descubrimiento de
jero, era raro.
para explicar
el
sencillez
y
su
(2).
s>En la edad neolítica, el extranjero parece venir
trae los beneficios de la civilización.
En
la
como amigo que
edad del metal, por
el
probablemente un enemigo que acabará por aniquilar
contrario, es
esta civilización naciente.
En
los
dos casos vemos en manos de los
habitantes del país, objetos de bronce que revelan por su ejecución
una mano más experimentada que
deben de haberse dado antes de
la
la
suya.
Frecuentes combates
caída final de nuestras acrópo-
y cuando la suerte favorecía á sus habitantes, traían sin duda á sus muros los despojos de los vencidos. De ello son indicio las eslis,
padas y los objetos de bronce que encontramos en sus tumbas
(3).
»E1 trabajo del cobre por los indígenas, no prueba que lo hayan descubierto por del bronce falta
no
sí
mismos. Prueba solamente que
les traía
más que poco ó ningún
el
estaño,
de cosa mejor fabricaban sus instrumentos con
poseían
(4).
(O
Pág. 59-
(2)
Pág. 60.
(3)
Pág. 65.
(4)
Pág. 70
importador
el
y que á
cobre que
PROLEGÓMENOS
159
»Si es cierto que la primera noción de los metales ha sido traída
á nuestras costas por un pueblo
que haya sucedido
lo
mismo con
más el
según toda probabilidad debe atribuirse á
Acaso
la fábula del
no puede creerse
civilizado,
descubrimiento de los
la plata,
que
mismos indígenas.
incendio de los Pirineos sea una expresión le-
gendaria del hallazgo de
la plata
nativa en
del suelo.
la superficie
Este descubrimiento debe de ser antiguo, y haber excitado viva-
mente
la
imaginación de los pueblos,
ravillosos relatos
como
lo
atestiguan los
de Diodoro Sículo y otros, acerca de
de España. El yacimiento de plata nativa de
zas
puede ser considerado como ción
el
las
ma-
rique-
Herrerías
las
foco de nuestra primitiva civiliza-
(l).
mercaderes extranjeros,
la
queza debió de ser origen de luchas continuas, durante
las
»Excitada
la codicia
de
los
industrias indígenas, entre ellas la metalurgia,
nueva
ri-
cuales las
permanecen entre-
mismas y adquieren un desarrollo especial. Los fundidores del país forjan armas de un tipo constante y sencillo. Sus jefes
gadas á
sí
elaboran algunas piezas donde se revelan aspiraciones plata se transforma bajo sus martillos de piedra en cillos,
artísticas.
La
ornamentos sen-
pero graciosos. También conocían y trabajaban
gunos fragmentos de plomo, aleaciones de plata con
el
el
oro.
Al-
cobre ó el
bronce, anuncian nuevos ensayos metalúrgicos. Este desarrollo fué
bruscamente detenido por
la
caída de nuestro pueblo.
»Las estaciones del tercer período nos muestran, en un país relativamente de corta extensión, un pueblo
gún otro de 1°
Por
la
la
más
Península. Este pueblo está caracterizado:
piedras cimentadas con tierra
Por
armas, de
el
los
cuente del
y por baluartes de
(2).
y del bronce en la fabricación de instrumentos y de las alhajas, á pesar del empleo uso del cobre
sílice
las fre-
reservado para usos especiales.
(O
Pág.75.
(2)
Este rasgo no tiene nada de caracterísco, puesto que es
general en
que nin-
elección que hacía, para edificar sus poblaciones, de
colinas escarpadas defendidas por la naturaleza
2°
civilizado
la fortificación
de
los castras (M. P.).
el
sistema
1
PROLEGÓMENOS
6o
Por
3.°
conocimiento de
el
y aun para armas y
tos de adorno
4° de
la
la plata
Por cerámicas
muy
que
se
empleaba para obje-
utensilios.
aunque logradas
artísticas,
sin el
rueda, siendo notables especialmente las copas
y
empleo con
v^isos
pie (I).
Por
5.°
costumbre general de enterrar á
la
en gran-
los difuntos
des urnas de barro cocido.
6°
Por
la
costumbre de practicar
mismo de
bral
En
7.°
fin,
las
inhumaciones en
el
um-
las viviendas.
y de un modo
tada que contrasta con
la
una
general, por
forma primitiva de
civilización adelan-
armas y de
las
los
utensilios (2). 3>¿Cuál es el
de extraer
el
pueblo que trajo á este
país,
juntamente con
el arte
cobre, la costumbre de incinerar á los difuntos,
y de
depositar sus cenizas en urnas de tierra cocida?
»La urna conocida de
manecido
funeraria, los
fieles al
ticularmente
según Rougemont
aria,
antiguo sistema de inhumación.
»E1 bronce, y por tanto
sus muertos. Si
el
los
conocimiento de
es par-
la
metalurgia, ha
á las opiniones corrientes so-
pueblo sería
lurgia en esta región estaría
Hacen
La urna
España por un pueblo que quemaba
hemos de atenernos
la incineración, este
europeo»
parece haber sido des-
indo-europea, jafética.
sido importado al Sudeste de
bre
(3)
Egipcios y de Ips semitas, pueblos que habían per-
ario,
y
el
origen de
íntimamente ligado con
la
la del
metabronce
(4).
notar los hermanos Siret
la
notable semejanza de los ído-
que Schliemann encontró en Hissarlik con un ídolo de esquisto
tallado,
que procede de una de
las
tumbas
neolíticas
de
la
región
alménense, y se inclinan á admitir relaciones entre Grecia, Italia y España, muy anteriores á la fundación de Sagunto (200 años antes de
la
(i)
guerra de Troya). Opinan que á esta costa debieron dirigirse Notabih'simas, en efecto, pero emparentadas con las copas y vasos de
Palmella, de Ciempozuelos, de Talavera de (2)
Pág. 91.
(3)
L'cígc
(4)
Págs. 106-107.
du bronze ou
les Sétnites
la
Reina y de Carmona.
en Occidcnt.
PROLEGÓMENOS
con preferencia
los
de suponerse que
l6l
navegantes fenicios para surtirse de las relaciones entre los
y
indígenas
Pue-
plata.
los sidonios
eran amistosas. Ignoramos hasta qué punto llegaría á verificarse fusión de razas. Pero lo cierto es que en el tercer período
hermanos
desaparece por completo
y desaparecen también
las alhajas
risímilmente
¿No
de bronce
los brazaletes ovales
y
de cornalina.
»Sabemos por testimonios nor.
la
los
Argar (nombre de la prinel rito de quemar los ca-
Siret llaman argariano ó del
cipal estación)
dáveres,
que
la plata
históricos
y de
la plata
de España (ve-
nativa de las Herrerías) llegaba al Asia
sería acaso la única fuente
reunió Salomón
que
la
de
de Troya y de
la plata
la
Meque
que se conocía en tiempo de Abraham?
»Las analogías de algunos de nuestros descubrimientos con otros hechos en Hissarlik son sorprendentes, y no se puede menos de pensar que
dos pueblos pertenecían á una misma fase industrial.
los
»E1 del Argar, no obstante, es más primitivo que
Troyano, y probablemente más antiguo. El primero muestra más sencillez en la
confección de joyas y objetos de alfarería
objetos
como
fundo de
la
las
íl).
el
Pero tanto estos
diademas de plata prueban un sentimiento pro-
verdadei-a elegancia
Prosiguiendo Luis Siret
la
(2).
carrera de descubrimientos que con su
hermano había emprendido, encontró un verdadero
tesoro de anti-
güedades prehistóricas, púnicas, romanas, visigóticas y árabes, en las estaciones
rresponde á
de Villaricos y Herrerías, de
cuales
la
primera co-
antigua Baria^ en la última estribación meridional
la
de Sierra Almagrera, entre río
las
el
Mediterráneo y
Almanzora. En vista de estos hallazgos,
la
desembocadura del
rectificó
en parte, y en
parte reforzó su antigua cronología, llevándola á los tiempos plena-
mente
históricos
lechette,
y como
(3).
la
Sus conclusiones han sido impugnadas por Dé-
(i) (2) (3)
gique,
la mayor importancia para como veremos, con el tema de
controversia es de
nuestra arqueología, y se relaciona,
Pág. 98. Pág. 105.
Essai sur la clironologie proiohisiorique 4.'' serie, tomo 11, 1907, págs. 373-395)Mbnkndez
r T?vA.k-ío.— Heterodoxos.
Ij
de
V Espagne.
(Rcvue Archéolo-
n
1
PROLEGÓMENOS
62
las primitivas religiones ibéricas, conv^iene extractar las principales
razones de los dos antagonistas.
Bajo tica,
nombre de
el
prehistóricas, engloba Siret las épocas neolí-
del bronce, del hierro
conquista romana.
España uno de
del cual fué
ropa contra
y
Son para
la
dominación cartaginesa hasta
la
de un solo y gran drama, principales teatros: la lucha de Eu-
él capítulos
los
invasión del elemento asiático.
la
El primero de estos capítulos está constituido por
la
aparición en
Occidente, en plena barbarie post-cuaternaria, de los elementos fun-
damentales de
cerámica, ideas
la civilización: agricultura, arte,
giosas. Esta edad,
que merece propiamente
reli-
nombre de edad de
el
piedra pulimentada, es contemporánea en los dos extremos del
la
Mediterráneo.
Cuando sula,
encontraron
neolítica. cios,
allí
los principales focos
que venían
á buscar la plata
lado de las láminas
y de
el
de
la
Penín-
última civilización
la
en una época en que
los indíge-
suelo de las casas prehistóricas, al
de
las flechas
y de todos
los vasos primitivos
neolítico,
Mediodía de
el
El primer cobre conocido en España se debe á los feni-
nas ignoraban su uso. Sobre
de
en
los fenicios se establecieron
sílice,
de
las
puntas de hueso,
productos habituales de
los
en series de capas sobrepuestas y vírgenes de toda
ración, se encuentran rastros abundantes de
una metalurgia primi-
tiva del cobre. El cobre es el punto de partida
y no
el
la
última civilización neolítica,
nes que no
le
contienen no son por eso más antiguas que
las
punto de
numerosas estacio-
término de
y
las otras:
son únicamente más pobres, en comparación con estos centros vilegiados. El cobre era
paso que estaciones
el
difícil
de obtener y relativamente raro,
al
más
ricas del
Mediodía de
la
Península poseen bastantes sílice
constituyen
inmensa mayoría, más de noventa mil, y son, en general, de
muy
bella ejecución.
Empeñado la
pri-
trabajo del sílice era una industria preexistente. Las
instrumentos de cobre, pero los instrumentos de la
lo
alte-
edad
Siret en hacer
neolítica,
remontar
enumera entre
zación que importaron, ídolos en gran cantidad
las
la
presencia de los fenicios á
los caracteres
propios de
la civili-
cúpulas funerales de tipo micénico, los
y de formas vanadas
(betylos
— estatuitas
fe-
PROLEGÓMENOS
I
— doble triángulo sexual ó — pulpo estilizado y alado —imágenes del Sol y de
63
meninas de triángulo sexual
hacha bi-
penne
la
símbolo de
Luna
palmera). Claro es que en su teoría no representan
la
más que el papel de transmisores ó medianeros, puesto mismo reconoce que las pinturas de los ídolos en hueso, re-
los fenicios
que
él
producen
los
motivos del repertorio chipriota de una época deter-
minada. Entre las perlas, el
ámbar
y
del Báltico, el lignito,
procedente de
introducidas por
las substancias
marfil africano
el
comercio cuenta
perfumes de Oriente,
asiático, los
probablemente de Inglaterra,
yacimientos occidentales del estaño.
los
mica, los vasos de pinturas geométricas
y
En
la cerá-
simbólicas, de yeso, en
forma de huevos de avestruz, grabados y pintados; los vasos de bastro con decoración rectangular ó romboidal, de tierra con
mas de animales. Al lado de debe señalarse
la
estos productos de
cerámica nacional de
muy
vasos caliciformes. Es sido imitados por los
el
la calláis^
un
lujo, á la cual
alafor-
arte exótico,
pertenecen los
probable que estos productos hayan
fenicios
y difundidos en todo
el
Mediodía de
Europa. Siret identifica las Cassiterides
con
el
nífico
Morbihan
(l),
desarrollo de
que presentan todos líticos.
En
ma con
con
Armórica, y especialmente
la
magy los rasgos comunes dolménicos ó de monumentos mega-
y atribuye
al
comercio de
los fenicios el
la civilización neolítica,
los países
realidad, para él esta
época es
extraordinaria seguridad que
debido de comenzar en
la
la
sobreviven.
afir-
comercio de los fenicios ha
el
primera mitad del segundo milenario.
«Los monumentos megalíticos, tan abundantes de piedra,
que
histórica, puesto
En
el
al fin
de
la
edad
Mediodía de España he encontrado
cúpulas neolíticas, que han sido utilizadas todavía en
la
edad del
bronce. Numerosos dólmenes han sido erigidos durante esta última época: hay continuidad perfecta en litos
los
y no
dos períodos.
(1)
construcción de los mega-
la
se advierte laguna entre los descubrimientos relativos á
En
la
continuación de
Véase sobre este punto
publicado en
L Anthropologic:
niciens. (París, 19 10).
la
la
edad del bronce,
los ritos
importante Memoria que recientemente ha
Les Cassiléridcs
et
l'Empirc colonial des Phc-
PROLEGÓMENOS
164 funerales se modifican, se
abandonan
grandes sepulturas comu-
las
nes para inhumar los muertos aisladamente en cuevas pequeñas ó
en jarras enterradas bajo
el
suelo de las casas...»
El estudio comparativo de
y de
lo neolítico
proporciona uno de los datos más notables de
la
edad del bronce, de
lo prehistórico
la
Península. Se la puede resumir en pocas palabras: desaparición radical
de
Atribuye Siret
versa.
rio fenicio
por
este
sustitución de otra totalmente di-
y
la civilización neolítica
cambio súbito
á la destrucción del
impe-
las razas célticas.
como
»E1 nuevo conquistador estaba, del bronce, pero
no venía como
el
primero, en plena edad
á organizar la explotación de los
él
metales en prov^echo de una metrópoli lejana, sino á buscar nueva patria, atraído, sin
duda, por
pues, su propia civilización,
dos de
la
fama de sus riquezas. Implantó,
la
emancipada hacía tiempo de
edad de piedra, y suprimió completamente
tria del fin
los recuer-
la bella
indus-
del período neolítico.
»Los últimos neolíticos poseían muchos ídolos ó amuletos de
ma
variada, lo cual es
muy
oriental, al
tura de la edad del bronce se ha encontrado terios célticos carecen igualmente
^Desaparecen por completo
de
las
recen
los
uno
sólo.
Los cemen-
ídolos.
mercancías de pacotilla
fenicia:
En
vez de
huevos de avestruz, perfumes, ámbar, estas substancias,
for-
paso que en ninguna sepul-
lignito, calláis.
que prueban un comercio
muy
extenso, sólo apa-
productos locales. La importación muere, pero
la
meta-
lurgia nacional se desarrolla en beneficio del país mismo.
»La cerámica ofrece otro importante elemento de comprobación.
En
lo neolítico, la
tura grosera,
y
vasos pintados.
y
hay de dos
es, sin
La
embargo,
otra es la
más abundante
es de fac-
la
que nos proporciona
los raros
se
puede llamar cerámica de
especies: la
que
lujo,
es conocida singularmente por los bellos ejemplares del valle del
Tajo. cios,
La creo producto de un que
le
imitaron para
la
mitad occidental de Europa son
las
»En ros:
más la
arte indígena, superior
exportación las
y
al
de
los feni-
dieron á conocer en
la
copas llamadas caliciformes, que
típicas del grupo.
edad del bronce se puede decir que no hay vasos grose-
todos están bien hechos, de dimensiones más grandes, de for-
PROLEGÓMENOS
I 65
variadas, de superficies negras cuidadosamente ali-
mas elegantes y
sadas; su técnica
y
ciertos perfiles
remedan
los
vasos caliciformes,
pero éstos están cubiertos de ornamentos que faltan absolutamente
en aquéllos.
»A
pesar de ciertas diferencias,
ce en España es de
misma
la
cerámica de
la
que
familia
la
la
edad del bron-
cerámica
céltica,
se
y
aleja absolutamente del arte asiático.
»Con
la
desaparición de los fenicios coincide también
cámaras circulares con bóveda
y de los vasos de yeso y en forma de animales. »En lo tocante á las costumbres funerales, divido bronce en dos partes: durante
la
de
la
primera se conservan
nerarios de lo neolítico; durante la tos aisladamente cerca
de
la
las
elíptica, la de las pinturas murales
edad del
los ritos fu-
segunda, se entierra á los muer-
casas ó dentro de ellas.»
las
Siret conjetura que, al principio de la conquista, los indígenas
y
conservaron cada cual su manera de inhumación, y los dos sistemas se practicaron simultáneamente durante cierto los extranjeros
tiempo; después se consumó del
la
mezcla de
»Las tumbas neolíticas son
las casas eternas del
ataúd de
la
edad del bronce, por
el
los
hábitos
»Es una revolución completa en la
las
del
Mame, donde
la
du-
osarios.
En
el viaje,
y
á su lado se
creencias religiosas. Los ritos
edad del bronce se reconocen en
mación
alma, de
contrario, se introduce el
cuerpo entero, vestido y preparado para deposita un trozo de carne.
de
y
no son más que
plicación del difunto. Habitualmente el
las razas,
vencedor prevalecieron.
se observa
las
sepulturas galas de inhu-
con mucha frecuencia
el
de-
pósito de una comida para el muerto.
»E1 empleo de grandes jarras
muy
épocas sigodos.
Con
En
estos
lejanas: la
como
de bronce y
la
ataúdes, lo encuentro en dos
de
la
dominación de
los vi-
este último caso están reservadas para los niños.»
y
otros argumentos,
más ó menos
especiosos, quierc-
sostener Siret su hipótesis de una poderosa invasión que hizo pasar el litoral ibérico
de
la
dominación de
de un pueblo belicoso Tirios en el siglo
xii,
(los Celtas).
antes de
la
los
mercaderes fenicios á
La fundación de Gadir por
la
los
era cristiana, señala para Siret no
1
PROLEGÓMENOS
66 principio ni
el
sidonio,
el
apogeo, sino
menoscabo y
el
que tiene que refugiarse en aquella
ruina del imperio
la
plaza, vencido
por
la
invasión céltica.
No
disimula
el
ingeniero arqueólogo de Almería que esta gran
antigüedad que concede á los Celtas en España es contraria á todas opiniones corrientes, que reducen á tiempos
las
aquella invasión: á principios del siglo v los textos clásicos
no
le
muy
posteriores
cuando más. Pero aunque
favorezcan, ni haya ninguno que permita
afirmar ni conjeturar siquiera esa supuesta expulsión de los Feni-
por
cios
hipótesis
admite
los Celtas, él la
sin vacilar,
no menos sorprendente,
gos, amigos
y
aliados
mentos de que
de
la
y
la
enlaza con otra
aparición de los colonos Grie-
Los argu-
los Celtas contra los Fenicios.
se vale para defender tan extraordinarias
noveda-
des, son de carácter arqueológico.
«La edad del hierro en España es poco conocida. Las tumbas son cavernas redondas ó rectangulares, cubiertas de particularidad de esta época es
la
Una
tierra.
usurpación frecuente de las se-
pulturas neolíticas, cuyo mueblaje se encuentra á veces intacto.
Los cuerpos están inhumados ó incinerados,
las cenizas
en urnas con sus tapaderas correspondientes. El
y de sus tapaderas recuerda técnica es la
misma que en
los
la
de
las
urnas
vasos de las necrópolis galesas.
La
edad del bronce. Muchas veces están
adornadas de dibujos grabados,
casi
Europa que están
cinerarias de
perfil
encerradas
idénticos á los de otras urnas
clasificadas
como de
la
época del
Téne. Este grupo de sepulturas parece que debe colocarse hacia los siglos IV
y
V,
y nos muestran
á
España en plena
»Pero en ciertos casos se encuentran,
al
civilización céltica.
lado de estos objetos,
cerámica de factura diferente, de color claro, de pintura las
roja, per-
de pasta esmaltada, huevos de avestruz pintados que sirven de
recipientes.
»Esta mezcla se explica por
la
venida de
los cartagineses.
ha observado en Almería y Granada y existe en
cho más
do
y
las necrópolis,
la
mu-
ricas, de los alrededores de Carmona, que han suministra-
bellos peines de marfil
rés,
Se
objetos
muy
con escenas grabadas del más
alto inte-
preciosos del arte púnico.
2>He aquí las huellas materiales de las primeras invasiones de los
PROLEGÓMENOS cartagineses, á expensas de
necen, sin duda, á
la
la
1
67
población céltica ó celtizada. Perte-
época que siguió á
la
ruina de Tiro, cuando
Cartago acrecentó su poderío, y los gaditanos
le
llamaron en su
auxilio contra los indígenas.
»Estas sepulturas son de incineración, con ó sin urna; nunca se
han encontrado armas. Son probablemente contemporáneas de
inhumación y de carácter exclusivamente púnique he explorado en la necrópolis cartaginesa de Baria, hoy Vi-
otras sepulturas de co,
llaricos, á orilla
de
la
mar; y acaso
lo
son también de
las
tumbas de
inhumación de Cádiz.
»Hay un grupo de
muy
Península, que proporcionan documentos
como
tipo la
que acabo de
y numerosas en
necrópolis características
que he excavado en
la
variados. Escogeré
de
Villaricos, al lado
las
tambas
señalar.
»Las sepulturas son todas de incineración;
las
cenizas están en-
cerradas en urnas ó depositadas en pequeñas cavidades; las urnas están colocadas, ya aisladamente sobre
el
variable hasta diez en ataúdes de piedra, á veces revestidas de yeso blanco
muy
terreno,
ya en número
ya en bóvedas de
En
sólido.
las
piedra,
urnas se po-
nían con los huesos objetos menudos, alrededor de ellos armas,
ordinariamente dobladas.
»Las armas varían mucho en su forma. Todas son de fectamente cocida, de color rojo ó amarillo claro. la
arcilla
No hay
per-
rastro
de
cerámica de calidad inferior y de colores obscuros, propia de los
tiempos prehistóricos. Muchas son monocromas. Otras adornadas
de bandas horizontales de pintura van ornamentos pintados de trico,
formados de
circulares
y
series
concéntricas.
los
morena y negra. Otras llemismos colores, de estilo geoméroja,
de líneas
A
esta
paralelas,
misma
contrados en las casas, con ornamentos el
repertorio
comprende numerosas
presentaciones humanas.
En
fin,
rectas,
onduladas ó
clase pertenecen vasos enflorales.
figuras
En
otras estaciones
de animales, y aun re-
para encerrar
las cenizas se valie-
ron también de vasos griegos ó ítalo-griegos con figuras rojas, que
datan del siglo
iv al
iii.
»Muchos arqueólogos terminar
la
se
han ocupado hace algún tiempo en de-
nacionalidad del arte de los vasos pintados geométricos
1
PROLEGÓMENOS
68
y con decoraciones vegetales y animales. Pedro París quiere buirlos á una influencia micénica mu)'- antigua.
Hubo
atri-
ciertamente,
edad de piedra, una influencia venida de Oriente y que introdujo en la Península elementos de arte emparentados con el
al fin
de
la
pero no tuvieron tiempo de desarrollarse. Entre los
estilo micénico,
vasos pintados neolíticos
y
los
de
las
más antiguas
colonias carta-
ginesas se extiende un espacio de seis siglos, durante los cuales
más completa
arte de la cerámica española es la antítesis
vasos pintados.
los
siglo IV
del
y
He hecho
micénico, no presentan,
como
muy
positivas con el arte
los del neolítico, el
motivo del pulpo,
que
es propiedad exclusiva de los productos atribuidos
Por
el
uno de
contrario,
una serpiente,
»Hay que
los
Península.
el
micénico.
pájaro mordiendo
atenerse á los hechos. Estas necrópolis y sus vasos
A
mica, que no es tiene
temas espaiioles,
al
es esencialmente púnico.
pintados corresponden á la
de
del
notar en otra parte que los vasos del
aunque tienen relaciones
iii,
el
ella
la
época de
hay que
supremacía cartaginesa en
atribuir la aparición
más que una rama
representantes
la
en todo
del
Mediterráneo.
el
de esta arte cerá-
grupo seudo-micénico, que
En
cuanto á
las
armas, especialmente á los sables ondulados, parecen imponerse las
mismas conclusiones.»
He gún 1.
aquí
el
cuadro de
la ci-onología
protohistórica de España, se-
L. Siret:
Edad de
la
piedra pulimentada. Mito de Hércules. El Occi-
dente civilizado por una corriente venida del Egeo. 2.
cia.
(A.
1
700- 1 200). Cobre y
Supremacía sidonia en
bella talla del sílice. Invasión feni-
el interior
de
la
Turdetania. Exporta-
ción de los metales de Occidente, plata, estaño, oro, cobre,
ámbar
monumentos
funera-
del Norte les, 3.
y otros productos. Extensión de
los
cúpulas y megalitos. (1
200- 1 100). Invasión de
los celtas
en Occidente, destruc-
ción del imperio fenicio. 4.
(1100-800).
de Gadir por
Edad
los Tirios.
del bronce. Invasión céltica. Fundación
Comercio
fenicio reducido al África
y á
las
costas oceánicas de Europa. Concurrencia griega en el Mediterráneo
y á
través de
la
Galla celtizada.
Aprovechamiento
local
de
los
me-
PROLEGÓMENOS tales
169
en Occidente. Decadencia y abandono de
galítica. Sepulturas
en grandes
Edad
Numerosas
jarras.
Apogeo
del hierro.
la
arquitectura
me-
acrópolis.
del comercio griego.
5.
(800-600).
6.
(600-400). Preponderancia de los cartagineses en
rráneo occidental. Preludios de su extensión en
la
Medite-
el
Península. Sepul-
turas de incineración.
(400-200). Invasión de
7.
la
Península por los cartagineses. Con-
quistas de los Barcas. Necrópolis de incineración, con vasos pinta-
dos y sables ondulados. (200-150). Conquista romana. Aniquilación de
8.
dad
nacionali-
la
fenicia ó púnica. P^in de la influencia oriental en Occidente.
Tan
inauditas novedades, sostenidas
ingenio por uno de los
quizá
primero de todos por
el
número y
con verdadera habilidad é
grandes obreros de lo vasto
la prehistoria ibérica,
de sus exploraciones y
el
no podían menos de
calidad de sus descubrimientos,
publicado Siret su artículo,
y hacer surgir, por misma Revista donde había apareció al año siguiente un nuevo en-
sayo de Délechette sobre
cronología prehistórica de
controversia entre los especialistas,
suscitar
contradicción, nuevas teorías.
la
dedicado en gran parte á impugnar
ibérica,
su predecesor neolítico,
misma
la
En
y
la
(l).
Gran parte de
la tesis
Península
la
etnográfica de
esta discusión versa sobre el ídolo
pretensa figura del pulpo, que Délechette relega á
categoría de seres imaginarios á que pertenece
la
la
lechuza
de SchUemann. Para Délechette no tiene duda que se trata de una representación antropomorfa. Pero este es punto de capital importancia que reservamos para
ahora
que en
lo
división
y
el
adelante, limitándonos á recoger
estudio del arqueólogo francés se refiere á la
notas específicas de las edades primitivas.
Uno de
los principales
meridional consiste en jetos de cobre, tales cétera, etc. lo neolítico
(i)
más
En y
toda
la
caracteres de lo neolítico de la
como punzones, granos de la
Europa
aparición casi constante de pequeños ob-
Pluropa meridional es
lo eneolítico.
En España, en
Revue Archéologique, 1908, tomo
11,
collar, espirales, et-
muy
Italia
difícil
y aun en
deslindar el
Medio-
págs. 218-265, 390-415. Délechette:
Essai sur la chronologie pféhistorique de la péninsuk
ibérique.
PROLEGOMEKOS
lyo
día de Francia, fué sincrónico con lo neolítico puro del Norte de
Francia
(l).
revisión sumaria de los principales descubrimientos neolíti-
Una
cos de España basta para poner de manifiesto
une esta
con
civilización primitiva
Las sepulturas y Palmella
y
las
el
la del territorio
íntimo lazo que egeo.
habitaciones de los Millares, las grutas de
cúpulas de Andalucía y Portugal no tienen rela-
las
ción con los famosos sepulcros de Micenas. Para explicarlas debe-
mos
recurrir á los
más antiguos
padas de bronce, á pesar de
como
arcaicos
las flechas
de
La fase miy magníficas es-
recintos de Hissarlik,
cénica, la de la sexta ciudad, período de largas
conservación de algunos tipos
la
sílice,
difiere
claramente del período
industrial anterior, al cual pertenecen los puñales
de cobre,
los va-
sos decorados con ojos, los ídolos en forma de caja de violín
menudos
recipientes de alabastro. Este es precisamente
el
y
los
estado
primitivo de cultura á que corresponde lo neolítico ó eneolítico ibero
(2).
No procede supone
de los Fenicios
la civilización
Esta civilización, que es
Siret.
la
Amorgos, no puede suponerse posterior paso que
al
la
cos la fecha de
la
La edad los
como
del período cicládico ó de al fin
del tercer milenario,
fundación de Cádiz tiene en los historiadores clási1
100, sin que pueda alegarse en contra la fabulosa
tradición (recogida por
ránea de
de los Millares,
Pomponio
guerra de Troya del bronce en
Mela), que
la
suponía contempo-
(3).
España
descubrimientos de Siret en
la
es conocida principalmente
por
estación del Argar. Las cuatro
quintas partes de las sepulturas estaban en jarras.
La
desaparición
y amuletos, que se observa lo mismo en España que en las Galias, puede explicarse sin necesidad de suponer una transformación radical en las ideas religiosas. Pudo consistir en un camde
los ídolos
bio de material,
que sustituyó
las figurillas
de madera á
las
de pie-
dra ó de barro. Desde que los fabricantes de ídolos tuvieron á su
(i)
Pág. 230.
(2)
Pág. 238.
(3)
Pág- 239-
PROLEGÓMENOS disposición sierras, cuchillos
dieron ensayar
la
y
I71
otros instrumentos de bronce, pu-
escultura en
el
leño del nogal ó de
encina,
la
y perecederas por la endeblez de su materia. Únicamente los símbolos de los dioses cornudos, que pre-
pero estas obras eran
gonan
frágiles
continuidad de
la
las
creencias religiosas de
ca en la del bronce, sobrevivieron á
la
la
edad
neolíti-
destrucción por haber sido
modelados en barro ó tallados en piedra,
es decir, confeccionados
con materias incombustibles. De estos símbolos hablaremos más adelante.
Con
evidente error había sostenido Siret que
Mediodía de España, en
Europa
central, representada
ciudades lacustres, en los cementerios de
arte de
y
tos en
en
las
épocas de Hallstatt y
las
hasta en sepulturas de nuestra era.
Ningún
vestigio del
Chipre, de Fenicia ó de Micenas, ausencia completa de
ornamentación el
cerámica del
edades del bronce y del hierro, perte-
las
necía á la gran familia de la
del Téne,
la
neolítica,
dominio de
todo esto
le
movía á
clasificar tales obje-
la civilización céltica.
Supone Délechette que
la
conclusión errónea de Siret procede
de un conocimiento incompleto de los descubrimientos egeos. «Si en vez de comparar
los
vasos del Argar con
la
cerámica del Marne
y de Hüttigwiler, es decir, con objetos demasiado recientes, unos del siglo IV antes de
rrogado
las
de encontrar
mera edad
J.
C,
el
verdadero modelo de
los vasos del
En de
feliz
los barros ibéricos
sorpresa
de
la pri-
del bronce, en los vasos de la primera fase del arte cre-
tense primitivo (Early
con
otros del tiempo de César, hubiese inte-
colecciones de Cnosos, habría tenido la
Minoan de Evans), emparentados á su vez
Egipto prefaráonico»
virtud de esta comparación,
los Millares
y
el
principio de la
son sincrónicos con arte cretense.
el fin
de
lo
(l).
hay que admitir que edad dei bronce
(nivel del
neolítico egeo y con
La fecha aproximada de
lo neolítico
el
Argar)
primitivo
esta civilización es el princi-
y debe considerarse como temeraria toda hipótesis etnográfica sobre las tribus que habitaban entonces
pio del segundo milenario,
el
Sur de España, pues
(i)
Pág. 250.
los textos históricos
más antiguos no son
PROLEGÓMENOS
172
aplicables siquiera á los primeros años del último milenario antes
de nuestra era
(I).
Las sepulturas en jarras no pueden atribuirse á
que precisamente
faltan
en
aunque no exclusivas de las
ha encontrado en
nas de Troya, entre naan, en
el
en
el
por-
y son propias
Ouersoneso de Tracia, en
los habitantes primitivos
Egipto prefaraónico, en
Cuanto más se penetra en
los Celtas,
las Gallas,
regiones meridionales de Europa. Se
las
Italia,
de
el territorio
de
las rui-
de Ca-
la tierra
Perú, etc..
el
estudio de los comienzos de la edad
el
del bronce en España, sea cual fuere el punto del horizonte arqueo-
más evidentes
lógico hacia el cual se dirija la mirada, aparecen influencias del
mar Egeo,
sin
primitiva civilización del país de los Iberos. céltica pertenece á tiempos
La mayor gus en los
las
que se discierna ninguna otra en
muy
La acción de
la
la
cultura
posteriores.
parte de las mil sepulturas exploradas por
Fur-
el P.
necrópolis de San Antón, cerca de Orihuela, presentan
la
mismos
ritos
fúnebres que
Argar, y un mueblaje idén-
las del
tico (2).
Es verdaderamente con
la
de
las
extraordinaria la semejanza de esta cerámica
tumbas de esqueletos en
cuclillas,
de Bohemia, en
la
época llamada de Annetitz (edad del cobre y principio de la del bronce). Como no puede admitirse comunicación entre Bohemia y España, hay que suponer que bohemios c iberos tomaron sus tipos industriales en la
Bohemia y
misma
el litoral
fuente, es decir, en la civilización egea.
ibérico se encontraban respectivamente colo-
cados en cada una de
las
dos grandes vías de comunicación, por
cuales los países helénicos se comunicaban con
y
(0
Pág. 253.
(2)
Vid. P. Furgus,
Fe\
1903,
La Edad prehistórica
reimpreso en
el
apéndice
Ernesto Gisbert y Ballesteros. Tambes prcliistoriqnes des environs
—
iii
de
la
Europa
del
en Orihuela, en la revista la
las
Nor-
Razón
Historia de Orihuela por don
d' Orihuela^ province d' Alicante,
en los
Annales de la Socieié d' Archéologie de Bruxelles (1905).
— Sepulturas prehistóricas de la provincia de Alicante, en
ciedad Aragonesa de Ciencias Naturales, aparte).
tomo
v,
1906,
el
Boletín de la So-
núm.
10 (hay tirada
PROLEGÓMENOS
De
te.
una era marítima,
estas dos vías,
I
la
otra terrestre: frecuenta-
das ambas desde tiempos remotísimos por los comerciantes que
Este traficaban con bar del Báltico
«Una de
los metales,
y en
Europa
la
73
central con el
al
ám-
(l).
las principales
Antón, descrita por
el P.
tumbas de Furgus
la
edad del bronce en San
contenía bajo un túmulo
(2),
esqueleto replegado de una mujer acostada sobre
el
el
lado derecho.
Los huesos, pintados de color rojo y negro, mostraban huellas de semicremación. Al lado del cráneo yacían dos grandes anillos espide
rales
de
hilo
plata,
que debían de haber
dos
serv-ido para sujetar
trenzas de cabellos. El tesoro fúnebre contenía además un gran vaso, setenta
y
tres
pequeñas perlas cónicas vaciadas en oro, algu-
nos otros pequeños objetos de adorno,
y en
fin,
cerca de la cintura
un gran puñal triangular de cobre, y dos punzones, el uno todavía con mango del mismo metal, el otro de hueso. Al puñal iba adherido un pañuelo de lloso estado
tela,
plegado cuidadosamente, y en maravi-
de conservación, gracias á
las sales
de cobre de que es-
taba saturado.»
«Esta sepultura recuerda, por
misma época,
to,
composición de su aparato fúne-
una tumba importante de Lusitania, que parece pertenecer á
bre, la
la
la
de
la
Quinta de
Agua
Branca, cerca de Por-
cuidadosamente descrita por Fortes. Allí
el
esqueleto, que sin
duda era también de mujer, había sido sepultado igualmente con dos anillos espirales, pero no de
mismo
ples del lobo,
plata, sino
de oro; dos
anillos
sim-
metal, una diadema de oro, adornada de dientes de
y un puñal triangular. Esta arma, protegida por una seda, es, tipo, un poco más reciente que la de San Antón. La abun-
según su
dancia de
en
las espirales
de cobre, de bronce, de plata y aun de oro
las sepulturas hispánicas del principio
de
la
edad del bronce,
constituye uno de los rasgos característicos de esta civilización.
abundan menos en Bohemia durante
Después
(i)
del
período del Argar,
la
misma época»
los
vestigios
No
(3).
materiales de la
Pág. 261.
(2)
Tambes prehisioriques des cnvirons d' Orihuela, 1905, pág.
(3)
Págs. 261-262.
14.
PROLEGÓMENOS
7^
1
edad del bronce en España se van haciendo raros y esporádicos. Los más importantes son, sin duda, las losas con representaciones de armas, que se han descubierto en algunas sepulturas de Extremadura y del Alentejo (l). Los vasos que acompañan á los esqueletos la
no dejan duda sobre
la
atribución de estos enterramientos á
primera edad del bronce. Estas esculturas recuerdan inmediata-
mente
grabados similares de
los
Suecia y Noruega y en
las
la
misma época, descubiertos en
cercanías de
Tende
en losas fúnebres, y otras en paredes de roca Entre
la
edad del bronce y en
la
península
Los elementos más armadura,
la
(2).
de
la
primera edad del bronce
céltico: la espada, pieza principal
uno de
fíbula,
demás regiones
las
itálica.
característicos
son verdaderamente de origen la
unas veces
hay en España una so-
que no se advierte en
lución de continuidad, célticas ni
la del hierro,
(Italia),
los objetos
más
característicos
indumentaria ó de adorno. El mismo origen se reconoce en
de de
la dis-
posición de las sepulturas.
Los principales documentos cronológicos sobre este interesante período, nos los proporcionan las excavaciones de Bonsor en los Alcores de Carmona; sepulturas de un pueblo profundamente penetrado por
la civilización
púnica, pero que no era de raza semítica.
Délechette impugna resueltamente en este punto
las
teorías
de
Bonsor.
Tanto ción de
el rito
funeral adoptado por los Fenicios,
sus enterramientos, difieren por
como
completo de
lo
la disposi-
que encon-
tramos aquí. Los Fenicios no incineraron sus muertos antes del glo IV
Por
ó
si-
III.
el contrario, las
sepulturas de los Alcores ofrecen extraordi-
naria semejanza con las sepulturas prehistóricas de los países célticos. la
«La descripción de
las
tumbas de Acebuchal podría pasar por
de algunos túmulos bávaros ó borgoñones de
hierro. El
(i)
modo de
primera edad del
Vid. Leite de Vasconcellos: Estudos sobre a época do brorizo em Poriti-
gal (O Archeologo poriug7iez, 1906, pág. (2)
la
construcción con lóculo central de piedras se-
Pág. 264.
179),
PROLEGÓMENOS cas
y capa de barro
Andalucía marcan
mulos
es la
misma en unos y
el límite
meridional de
que comienzan
célticos,
I
al
otros.
75
Las motillas de
vasta zona de los tú-
la
Este por Bohemia, comprende, en
Alemania, Baviera, Hesse, Wurtemberg, y en Francia se extiende principalmente por
las
provincias de Borgoña, del Jura, del Franco
Condado, y por las regiones del Gard y de los Pirineos. »La composición del mueblaje fúnebre de los Alcores confirma origen céltico de los túmulos.
el
La
fíbula
no es otra cosa que una variante local de largo resorte,
emparentadas ya con
de plata del Acebuchal
de
las fíbulas hallstatianas
las fíbulas
En
de La Certosa.
la
misma época hay que clasificar la fíbula serpentiforme de la Cruz del Negro. Además, figuran entre esta indumentaria pendientes huecos, como los que se han encontrado en las tumbas de la Alemania meridional, pertenecientes á
época hallstatiana segunda.
la
»Peroson de evidente importación
fenicia las magníficas tablillas
de marfil con grabados de personajes y animales, de
Pueden
incluirse en la
tiformes,
queños jas
de
y
A-asos
»A el
la
serie los peines, los
de
los
broches serpen-
navegantes semitas: pe-
de alabastro, cuentas de vidrio, ajorcas de oro,
lámparas de barro en forma de conchas (tipo
plata,
nocido por
misma
pacotilla corriente
la
estilo oriental.
las
excavaciones de Cartago), ánforas púnicas,
misma categoría de objetos
sorti-
muy
co-
etc. (l).
fenicios pertenecen el plato
ánfora de cobre ó de bronce descubiertos en
el
túmulo de
la
3'
Ca-
ñada de Ruiz Sánchez. Las dos asas móviles y semicirculares del plato tienen por remate cabezas de carnero. El
tipo del ánfora de
vino (oenochoe)^ cuya asa está sujeta por una pequeña palma, es
misma que aparece en
la
célebre
tumba etrusca de
la
Regulini-Galassi,
en Cervetri.
»La fecha
del tercer período
Europa
central
ga y de
estilo
y en
la
de
Hallstatt,
orientalista,
Kappel, de Hundersingen,
tales el
como
y de
los vasos
trípode de
crónica con este período proto-etrusco en
(i)
que introdujo en
Galia objetos de bronce
la
fábrica grie-
de Gráchvill, de
Garenne,
la Italia
la
etc., es sin-
del centro.
Vid. Hubner: Objetos del comercio fenicio inlroducidos en Andalucía
(Revista de Archivos, Bibliotecas y Muscos, 1900).
PROLEGÓMENOS
176
^Clasificadas entre los años
y
lassi,
y
como
las
tumbas Regulini-Ga-
la del
Duce en Vetulonia
de Bernardini en Palestrina, hay que encerrar entre
la
500
el
mismo
las del
700 y 600
grupo, tales
700 y
el
período de Hallstatt tercero. Las tumbas de los Alcores,
el
donde aparecen á
la
vez
las fíbulas hallstatianas
y
la oeiiochoe etrus-
son una nueva confirmación de este sincronismo, que puede
ca,
tenerse por un hecho adquirido para
«El descubrimiento de
la
ciencia» (l).
de Carmona
las sepulturas celto-púnicas
debe contarse entre los más importantes hallazgos de
Por una parte, demuestra que
gía peninsular.
desde en
el siglo vi
antes de
J.
C, no
la
arqueolopúnica,
la influencia
se limitaba á la zona del litoral
Mediodía de España, sino que había penetrado ya en
el
Por otra parte, nos procura sobre
rior.
la
inte-
el
fecha de la invasión célti-
ca en Iberia, datos que están bastante conformes con los de la his-
de
toria
la lingüística.
D'Arbois de Jubainville, interpretando
textos clásicos, coloca esta invasión hacia fines del siglo
más
tarde,
en
los
primeros años del siglo v
arqueología nos obligan á remontarla por
(2).
lo
Pero
menos
al
ó
lo
de
la
vi,
los datos
los
principio del
siglo VI (3).
»Puede tenerse por demostrado (continúa Délechette) que vilización
do
la
de
de
los
la
primera edad del hierro en Andalucía es en
pueblos célticos que construyeron
los
la ci-
el
fon-
túmulos de
Landas, de los Bajos Pirineos y del Alto Carona, es decir,
las
la civili-
zación del tercer período de Hallstatt. La disposición de los túmulos
de incineración,
de
las fíbulas, las
cios
el
tipo de los puñales de hierro
formas de
la
que se refuerzan mutuamente. Pero
pirenaicas, aislados en sus
con antenas, y
cerámica y su decoración, son indilos Celtas
de
las
montañas y conservando toda
regiones la
rudeza
de sus costumbres primitivas, formaban una población pobre. Por el
contrario, en la
nal,
misma época,
en contacto con
de su propia industria
(i)
sus
hermanos de
los Orientales, los objetos
la Iberia
mezclaban con
los
meridio-
productos
de toda especie con que
los
Pág. 396.
(2)
Les Celles en Espaf^ne {Revue
(3)
Pág. 398.
Celtique,
tomo
xrv, 1893, pág. 358).
ma-
PROLEGÓMENOS de Cartago surtían
rinos
los
I
siglo VI el origen
de
Acaso deba
bazares fenicios.
buirse á la alianza histórica de los Fenicios
y de
toscanas que
las influencias
sión de indicar en la arqueología ibérica.
los
y han podido
etrusco»
atri-
Etruscos en
el
hemos tenido oca-
Los ejemplares hispáni-
cos son ciertamente de fábrica indígena, pero los modelos son licos
77
itá-
ser importados directamente por el comercio
(i).
«En resumen,
la
primera edad del hierro en España y Portugal
comprende de seguro
Sus límites extremos cronológicos
el siglo vi.
podrían colocarse provisionalmente entre los años 600 y 400 antes
de Cristo, pero conviene esperar á que descubrimientos ulteriores precisen esta indicación revelándonos tumbas del
bronce»
dido entre
y
por un nuevo predominio de
el
año 133 antes de
arma ondulada de por
lo
los
elementos
tipo greco oriental (el sable
menos en
compren-
C, fecha
J.
fase se carac-
las influencias orientales, al
que se van debilitando gradualmente
tituye,
edad del
la
del hierro llama Déchelette al período
el principio del siglo iv
toma de Numancia por Scipión Emiliano. Esta
la
teriza
de
(2).
Segunda edad de
fin
célticos.
la Iberia meridional, á la
espada
hallstatia-
embargo,
con
los
de
Una
cerámica, de fábrica indígena pero derivada sin duda de
de fíbulas están todavía emparentados
los tipos
Europa
central,
aunque presentan formas
delos fenicios, se propaga por toda los Pirineos,
en
la
de
la
la
más
los
mo-
allá
de
Los vasos pintados helénicos penetran
industria púnica.
Sur por
más
mercados de Iberia con produc-
también en abundancia, introducidos gos, al
Península y aun
locales.
Galia meridional. Durante esta fase, los Cartagi-
neses abastecen cada día tos
Una
de Almedinilla), sus-
na. Sin
la
paso
al
Norte por
los colonos grie-
los Fenicios.
Las más importantes antigüedades de este período son hasta hoy las del tercer
ficación
de
grupo de
Siret.
la
necrópolis de Villaricos, según
la clasi-
Este grupo comprende 125 sepulturas de incine-
ración.
(i)
Págs. 402 y 403.
(2)
Pág. 404. Menéiidez t V-Eijkio.— Heterodoxos.
I.
13
PROLEGÓMENOS
lyS
El arma típica de este período, se deriva de un te
modelo de
por pinturas de vasos
se á los Fenicios
famoso sable de Almedinilla,
Grecia clásica, conocido especialmen-
la
á Iberia debe atribuir-
Su importación
(l).
más que
el
Griegos, porque
á los
la influencia helé-
nica no fué directa en las regiones del Mediodía de España.
Cartagineses, dueños
que importaban
del litoral, eran los
como
ductos de Grecia, tales
los
Los pro-
los vasos pintados.
La costumbre de depositar en
las
tumbas de
los guerreros espa-
y aun
das intencionadamente retorcidas, dobladas ó replegadas tres
cuatro veces, es un rito céltico, demostrado por numerosos hallaz-
gos en Xormandía, en Champagne, en
el valle
del
Ródano, en
del Rhin, en Suiza, en la Italia del Norte, en Hungría, en
en España,
}'
Rumania,
aun fuera del dominio propio de la civilización célti-
en Dinamarca y en
ca,
el
la isla
de Borholm
(2).
Fundado en estas consideraciones, opina Déchelette que
las
tum-
bas del período de Villaricos, atribuidas generalmente á los Feni-
de África, colonizadores de Iberia, deben
cios
menos en
parte, á
tura semítica.
En
primeros colonos
una fusión entre
una población esta época,
restituirse,
muy
celtibérica,
ya tan posterior á
fenicios, es verisímil
los Orientales
y
que
por
lo
penetrada de culla
llegada de los
se hubiese verificado
los Celtas é Iberos,
dando origen
á una cultura mixta, de aspecto oriental, pero con persistencia de
elementos indígenas. Aquí
la
penetración de los bárbaros por
tura mediterránea había sido más profunda que en
En
el siglo iv los
oriental,
«Una de
tumbas
las fíbulas
hierro en Iberia es de
la culItalia.
fieles al rito
primitivo de depositarla
(3).
más
características
un tipo
ha encontrado fuera de hallstatiana
Alta
Celtíberos estaban armados de una espada de tipo
pero se conservaban
retorcida en sus
la
la
de timbal, con
resorte están atravesadas
muy
de
particular
la
segunda edad del
que hasta ahora no se
Península. Es un derivado de la fíbula la
particularidad de que las espiras del
y sostenidas por una espiga
(1)
Cartailhac, Ages préliistoriques, pág. 255.
(2)
S.
(3)
Pág. 409.
Reinach, Revue Archéologique, 1907,
11,
pág. 453.
anular, sobre
PROLEGÓMENOS la cual,
79
en un punto diametralmente opuesto, se apoya igualmente
de
el pie
I
Abunda mucho en toda España. Horacio San-
la fíbula.
número de ejemplares entre
dars ha recogido gran
las
votivas del santuario de Despeñaperros, cerca de Cástulo,
ofrendas
y ha
tra-
tado de determinar su fecha con ayuda de algunas excavaciones en
Uno de
que han aparecido monedas.
ellos,
procedente de Dianium
mo-
(Denia), antigua colonia griega, estaba asociado con diez
seis
nedas de Marsella, de Rodas y de
era pró-
ximamente
del año
360 antes de
crópolis de Mataró,
donde
Sicilia; la
y más moderna
Cristo. Otras
proceden de una ne-
han encontrado una espada ibérica y vasos griegos, y que data probablemente del año 240 antes de Cristo (l). Los descubrimientos de Villaricos confirman y precisan esse
tos datos. Las fíbulas anulares no aparecen hasta el tercer la clasificación
de Siret
grupo de
(2).
Esta fíbula que Déchelette coloca en posible supervivencia en el
iii,
el siglo iv,
puede servir para
admitiendo su
clasificar cronoló-
gicamente otros objetos, por ejemplo, una estatuita de un personaje ibérico lo,
que
hombro derecho una
lleva sobre el
mode-
fíbula de este
según observación de Horacio Sandars. Más adelante habla-
remos de
la estela
púnica descubierta por
probar que había Fenicios entre
no que
la
Siret, la cual basta
los incinerados
para
de Villaricos, pero
necrópolis fuese púnica. El torso de esfinge alada, pu-
blicado por Siret, pertenece
Cerro de los Santos y de
la
al
mismo
Dama
estilo
de Elche
que
las esculturas del
(estilo greco-fenicio
de
España). La cerámica característica de este tiempo (vasos pinta-
dos ibéricos de decoración neración,
lineal)
procede de sepulturas de
muchas veces sobrepuestas, como en
de Orihuela, á
las
inhumaciones de
la
la
inci-
gran necrópolis
edad del bronce
(3).
Según
campamentos de Xumancia,
la
cerámica ibérica, á pesar de su carácter arcaico, ha durado hasta
el
Schulten, célebre explorador de los
año 133 antes de
(1)
Cristo.
Las excavaciones de Albertini en Alcudia,
H. Sandars, Pre-roman bronze votive offerings /rom Despeñaperros in
thc Sierra
Morena, Spain, pág.
21. (Cit.
por Déchelette).
(2)
Pág. 410.
(3)
Revue Archéologique, Enero á Junio de 1909, pág.
18.
PROLEGÓMENOS
1 8o
cerca de Elche, han revelado una cerámica pintada con figuras de
animales
No
(i).
es ocasión todavía de tratar otras cuestiones
brillante síntesis
que Déchelette
podemos
plantea en su interesantísimo estudio, pero no
que hace de sus opiniones acerca de
omitir la
la Iberia
pre-
histórica.
«Inagotable venero de los metales que alimentaban los mercados
de Oriente y Occidente, oro,
plata,
plomo, cobre y estaño, fué
la
Península ibérica uno de los crisoles en que vinieron á fundirse y amalgamarse los elementos de las civilizaciones del Norte y del Me-
Las caravanas
diodía. tres,
encontraron
y de
las islas griegas.
surcando
célticas,
los largos
senderos terres-
á los aventureros marinos de Tiro, de Cartago
allí
Del contacto de estos extranjeros con
las an-
tiguas poblaciones indígenas, Ligures é Iberos, nació una cultura pro-
Su originalidad
pia de Iberia.
Los
sus orígenes.
se debe, sobre todo, á la variedad
tipos industriales de lo
rentados con los de
zona egea y aun con
la
no se confunden con ninguna otra que
del bronce, en el grado en
mente con
mas
la
la
industriales bastante nuevas.
modelos de
no,
aunque importados de
de
la
tal
y á
casi
las
armas, de
»En
la
Europa
la
central,
misma época. La edad
conocemos, nos muestra, junta-
la
fuera,
Por último, en
la
edad del
hierro,
cerámica y de los objetos de ador-
no ya del Sur sino del Norte, expe-
todos una transformación que demuestra
industria local, por lo la
de
de
continuación de las mismas influencias, algunas for-
los
rimentan
serie
aunque empa-
neolítico, los
de
menos en
lo
que toca
la
actividad
á las artes del
me-
cerámica.
la esfera artística. Iberia recibió,
simultáneamente,
las leccio-
nes de Grecia y del Oriente semítico. Al Oriente del Mediterráneo, la cultura
nos á
reflejos.
las
cos.
más
leja-
Por su situación geográfica no pudo España transmitir
regiones occidentales lo que había recibido de los países clási-
Pero cuando
rritorio,
(i)
helénica proyectó hasta las riberas del Indo sus
los
bárbaros del Norte se establecieron en su telos
transformó tan
fouilles d' Elche.
Compie-Rendu de
entraron en contacto con esta cultura,
Albertini,
VAcadémic des
Rapport sommaire sur
les
Inscripiions^ 1905, pág. 611.
y
PROLEGÓMENOS rápidamente como
la civilización etrusca, del
costumbres de
ficó, hacia el siglo iv, las
»Tan poco Alcores,
10
Xorte de
modi-
Italia,
los galos cisalpinos.
legítimo parece llamar púnicas á las tumbas de los
como
lo sería el atribuir á los etruscos las sepulturas seno-
nesas de Montefertino, que encierran coronas de follaje de oro, es-
y muchos
pejos grabados, candelabros, strigiles
Donde quiera que
industria itáhca.
la
los
bárbaros han estado en relación inmediata con das, se
han dejado subyugar más ó menos por
una cultura superior. Los
celtas
de
los talleres púnicos, la
las
naciones civiliza-
misma
de
la fuerza atractiva
de Andalucía, como
descubrimientos de Carmona, debieron de tos
otros objetos de
pueblos bárbaros ó semi-
sentir,
lo
prueban
los
ante los produc-
codicia que los senones por las
alhajas toscanas ó los scitas de la Rusia meridional por los artefac-
muy
tos de la industria helénica. Pero por
como en Andalucía,
tanto en Etruria
costumbres ter
esta transformación
no llegó á modificar inmediatamente
célticas,
de los antiguos
profunda que haya sido,
el
de
las
carác-
ritos funerales.
»Estos pueblos invasores, fenicios y celtas, cuya presencia en
un tiempo por
suelo hispánico está atestiguada á
por
la Historia,
no deben hacernos olvidar
la
el
Arqueología y
antiguas poblaciones
las
indígenas, que fueron los primeros ocupantes del suelo. Si atribuí-
mos
á los celtas las sepulturas que contienen fíbulas hallstatianas (l)
y puñales de
hierro con antenas, parecerá verisímil colocar en la
del bronce la dominación de los ligures ó de los iberos en sula.
Pero distinguir, desde
estos dos elementos,
ya en
punto de
el
el
insoluble,
el
por
espacio, es falta
edad
Penín-
vista arqueológico,
tiempo, ya en
blema que parece actualmente
la
entre
un pro-
de datos preci-
sos en que pueda fundarse ningún criterio etnográfico.»
Tanto
Siret
como
Déchelette, en sus respectivas cronologías, in-
vaden resueltamente
vamos
tratar
en
el
las
edades históricas, de
capítulo siguiente,
mensa
dificultad
de
pueblos anónimos y
los
(i)
de trazar una línea divisoria entre
La importante
minación que
los
las cuales
la
de
los
nos reser-
aunque reconocemos que tienen en
la
la
in-
arqueología
los anales del
estación de Hallstatt (Austria) dio origen á esta
arqueólogos aplican á
la
primera edad del hierro.
deno-
1
PROLEGÓMENOS
82
género humano representación conocida, aunque sea incierta y crepuscular. Antes de relacionar ambas fases del desarrollo huma-
no con
prematuras
síntesis algo
si
bien deslumbradoras, conviene
documentos de nues-
seguir recogiendo, sin prev-ención alguna, los
que cada día va ensanchando
tra prehistoria,
el
círculo de su miste-
rioso dominio.
La gran exploración de
las estaciones prehistóricas
de Almería,
fué seguida pronto de análogos hallazgos en varias comarcas, citó el
todavía en su justo valor.
Ya
en
tropología de Copenhague, en
1
sus-
el
Congreso internacional de An-
869, había presentado D. Rogelio
de Inchaurrandieta una corta memoria sobre tida, á
y
recuerdo de otros anteriores que no habían sido estimados
la
montaña de
la
Bas-
cinco kilómetros de Totana, provincia de ^Murcia. El resul-
tado de sus exca\-aciones fueron veinte urnas cinerarias, dos sepulcros formados con losas pequeñas
bronce, plata y restos
y un gran número de
objetos de
oro. El hierro no apareció por ninguna parte.
humanos estaban depositados
casi
colocadas horizontalmente sin orientación
todos en grandes urnas
fija.
Dos de
ellas
en pie no contenían vestigios de huesos, sino solamente de carbón. Las urnas tenían
la
poco alargada. La boca de
puestas tierra
forma de una marmita elipsoidal y las
Los
y
muy
urnas estaba cerrada por una losa de
pizarra ó por un bloque de piedra. Las de los niños estaban coloca-
das en general cerca de
tamente con
las
de
los adultos.
los esqueletos, vasos
Había en
las urnas,
de diversos tamaños, espadas,
puñales, lanzas, flechas, punzones, anillos
y pendientes,
brazaletes de
bronce. ^Muchos de estos objetos ofrecían aún en su pátina
de
que
los tejidos
corvado sobre
sí
los
la huella
habían rodeado. Al lado de un esqueleto en-
mismo
se
encontraban una punta de lanza de bron-
ce y dos pendientes, uno de plata Sr. Incharraundieta
jun-
que
el
y otro de bronce. Observó
el
oro se utilizaba no sólo para las alhajas,
sino también para los puños de espada.
Los importantísimos descubrimientos de
que hemos condensado ron en
el valle
aunque no litoral
al tratar
de
la
los
Alcores de Carmona,
época de transición, revela-
del Guadalquivir tres fases de civilización análogas,
idénticas, á las reconocidas
del Mediterráneo.
Nuevos
por
los
hermanos Siret en
ídolos de esquisto probaron
el
más y
PROLEGÓMENOS
más
la
semejanza con
Hasta en
el
ga encontró en
la
la
de Segobriga, suministró
del Argar. Estacio da Vei-
Algarbe curiosos sarcófagos constituidos por
el
de barro, dentro de
ollas
por Schliemann en Troya.
los descubiertos
centro de España, una cueva,
ejemplares de una cerámica análoga á
I 83
mentos de cobre, aunque
humanos
cuales había huesos
las
tipo sepulcral
el
predominante en este
límite meridional de la Península sean las cistas ó cajas
de piedra, dentro de
lares
queñas con huesos. Pero
muy
son
cuadrangu-
suelen encontrarse urnas pe-
las cuales
las estaciones
portuguesas de esta época
pobres en objetos metálicos.
Esta pobreza es total en
miento y
é instru-
Citanias del Miño, cuyo descubri-
las
exploración es un timbre de gloria para
el
insigne arqueó-
logo de Guimaraens, ]\Iartins Sarmentó, á quien se ha llamado algo
hiperbólicamente
el
Schliemann de nuestra península
nías no corresponden en rigor á la prehistoria ó á lo
tenecen totalmente á
(l).
Las Cita-
menos no per-
puesto que se han encontrado inscripciones
ella,
romanas con nombres indígenas
latinizados, v. g., Coroneri Caniaeli
domus, y monedas hasta del tiempo de Constantino, pero esto prueba solamente que continuaron siendo habitadas en cos, so,
no que antes no
lo
los
tiempos
hubiesen sido. La más antigua,
la
clási-
de Sabro-
no tiene vestigios de influencia romana, y puede admitirse, en
concepto de Cartailhac, que fué primero una estación
Trataremos, pues, rápidamente de
monumentos de
Vid. en
el
considerándolas
transición entre lo prehistórico
Las citanias son en grande
(i)
ellas,
tomo
i,
fase.
lo
2.°,
que
neolítica.
los castros
y
como
lo histórico (2).
en pequeño: recin-
pág. 417 de la revista Poríugalia, una
que nació en 1833 y murió en 1899. Sus no han sido coleccionados todavía, que yo sepa. Gran
biografía de F. Martins Sarmentó,
numerosos
escritos
número de
ellos se
encuentran en
dirigió desde 1885, y antes
en
el
primer trabajo de conjunto sobre el
la
Revista de Guimaraens^ que fundó y A Renascenga (1878 y 1879). El
periódico
las Cilanias, notabilísimo
de Hübner, publicado en portugués en
quín de Vasconcellos (fascículo
(tomo XV, (2)
galia,
v,
la
como
suyo, fué
Archcologia artisiica de Joa-
Porto, 1879), y en alemán en el Hernies
18S0).
F. Martins
tomo
i,
fase.
Sarmentó, i.°,
A
arte myccnica do Jioroeste de Hispania (Portu-
1899, págs. 1-12).
PROLEGÓMENOS
184
que encierran detrás de murallas
tos fortificados sobre altos cerros,
megalíticas restos de habitaciones, de forma circular, cuadrada ú
oblonga, di\'ididas entre
sí
por
principales son las de Briteiros el valle del río
Ave, y
al
,
Santa
y Sabroso,
Iria
pie de la sierra de Falperra,
los baños termales de Caldas de Mzella y de
Pero existen otras análogas en
Ancora, alguna de el
empedradas. Las tres
calles estrechas
de
los valles
las cuales lleva el
situadas en
no
de
lejos
la villa
de Guimaraens.
los ríos
Lima, Neiva y
nombre de a cidade y
otras
genérico de o castro.
Las colosales excavaciones de Martins Sarmentó han descubierto el
esqueleto de la ciudad entera de Briteiros. Tanto en ella
la
de Sabroso,
las
como en
puertas de las habitaciones tienen restos de escul-
turas, elegantes detalles de ornamentación, círculos en los cuales
están inscritas estrellas hexagonales, cruces tipo de la Svástica: unas veces
de
figuras derivadas del
y
relieve, otras
en hueco. Ocasión
tendremos de volver á tratar de este signo misterioso que Emilio
Burnouf llamaba
el
vio de
Rama. Se
uno de
los signos
frente.
En
la
Schliemann
signo ario por excelencia. Figuraba ya en
na-
encuentra en multitud de edificios búdicos. Es
le
que
los sectarios
de Visnú se trazan hoy sobre
Europa occidental aparece desde
le
el
la
la
edad del bronce.
ha encontrado en Tirinto, en Micenas y en
los cua-
tro recintos superiores de Troya. «Este signo (dice Ouatrefages)
enlaza nuestras antiguas poblaciones y en particular
con
los Etruscos,
con
los Griegos,
con
los habitantes
tiguos y modernos.
Nos conduce mucho más
son ha descubierto
la
los
las
de Portugal
de
la
lejos todavía.
y
las
Steven-
Svástica en América, entre los habitantes de
pueblos de indios donde se han conservado intactas
bres
India an-
las
costum-
creencias antiguas. Schliemann asegura que se le ha encon-
Yucatán y en el Paraguay. Es una de las pruebas que confirman la realidad de los viajes hechos á América por los pere-
trado en
el
grinos budistas antes de los Escandinavos
La Svástica acompañada
(i)
es palabra sánscrita
V Espagne
Cristóbal Colón»
,
págs. 29-30.
(l).
que designa una especie de cruz
de cuatro clavos, y algo semejante á
á veces
Prefacio de A. de Quatrefagcs
toriqucs de
y de
al libro
la
que
de Cartailhac, Les ages préliis-
PROLEGÓMENOS
I
arqueólogos cristianos han solido designar con
los
85
nombre de
el
cruz gamviada. Su presencia en inscripciones celtibéricas y en el
estandarte imperial llamado cántabro^ hizo creer á antiguos eruditos nuestros
que algunas tribus hispánicas habían adorado
antes de la venida de Cristo. ble.
Burnouf
la
la
cruz
religioso parece induda-
define «diagrama místico de buen agüero». Puro ó
acompañando
duplicado,
Su carácter
á la
media luna ó
encuentra con variadas formas, no sólo en
á la cruz en aspa, se le
las inscripciones, sino
en
una multitud de objetos de metal y de cerámica. Toma á veces una curva graciosa, como se muestra en algunas piedras esculpidas de la citania
de Briteiros
(l).
Otros signos grabados en estas piedras parecen tener también misterioso sentido.
como en
Hay
círculos concéntricos
y hoyitos y cazoletas
y además líneas espirales y círculos atravesados otro por una espiga. Cartailhac encuentra perfecta
las antas,
de un lado
á
identidad entre estos dibujos y los de algunos tóricos de Escandinavia,
y sobre todo de
monumentos
ciertas regiones
de
prehisla
Gran
Bretaña (Northumberland y Escocia). Signos que se encuentran repetidos á tanta distancia no pueden menos de tener algún recóndito sentido,
y su hallazgo en
las citanias
prueba que en
la
época
romana no habían caido en desuso. «Entre
las piedras
esculpidas de la citania de Sabroso,
hay una
muy
extraordinaria que fué descubierta en
da
pórtico de la iglesia de San Esteban de Briteiros. Martins Sar-
al
mentó ha hecho volver emplear para neral de ta
montaña
á la
ello veinticinco pares
un frontón, cuando
se la
culpida,
con grabados
el
muy
de bueyes. Tiene
supone en
pie.
(i)
Vid. sobre
la svasii
Fernández Guerra en (2)
CartaiJhac,
la
el
aspecto ge-
El reverso presenel
resto de esta
contrario, la otra está enteramente es-
y enigmáticos. Hay un canal que parece destinado á facilitar y
singulares
abierto en el espesor de la losa,
corriente de un líquido»
y
traslada-
pedra formosa, necesitando
una figura extraña y no explicada hasta ahora;
cara está sin labrar. Por
la
\2i
el siglo xviii
(2).
ó svástica una carta del P. Fita á D. Aureliano
Cantabria de este (Madrid, 1880), págs. 36-38.
Les Ages préhistoriques, págs. 288-289.
1
PROLEGÓMENOS
86
Hay Pudo
quien considera
también
ser
la
\di
pedra formosa como piedra de
puerta de un
monumento
todos los conocidos hasta ahora en
las Citanias.
En materia de formas humanas, el do
tectónicos
arqueólogos el
arte de Briteiros está representa-
En cambio los detalles arquiy ornamentales son notabilísimos. La mayor parte de los
sólo por tres bárbaras esculturas
con
sacrificios.
especial diferente de
(2)
(i).
que han tratado de
arte de Micenas.
En
ellos
reconocen su parentesco
su vieja acrópolis, cuyos mara\-illosos te-
soros nos ha re\'elado Schliemann, hay frisos esculpidos que recuer-
dan
los
mismas
de Sabroso y Briteiros: espirales
cias históricas
y
los
laberintos, las
como
de
murallas de Tarragona, de
mado
la
castillo
svásticas.
relieve, las
Las consecuen-
que pueden deducirse de este y de otros hechos anátumba del Romeral en Antequera, el aparejo ciclópico
logos las
mismos andenes en
mismas
de Ibros en
la
la
acrópolis de Olérdula y del
provincia de Jaén, tendrán
lla-
más adecuado
lugar en la segunda parte de este capítulo. Para entonces reservamos
también
el
estudio de los llamados ídolos ibéricos, puesto que sería
temerario referir ninguno á
edades verdaderamente prehistóricas.
las
Sólo haré una excepción respecto del ídolo
neolítico,
denomina-
ción quizá impropia, puesto que se le encuentra también en sepulturas de la edad de cobre. El primer ejemplar conocido en
pertenecía, no obstante,
al
período de
la
España
piedra pulimentada, pues-
que sólo hachas de esta materia y cuchillos de sílice fueron encontrados con él. Es una tosca y bárbara figura, al parecer humato
na, labrada
en
esteatita,
que se halló en 188 1
(3)
en un dolmen de
Tíjola (provincia de Almería).
(i)
Vid
(2)
Es opinión
las figuras 417,
4187419
solitaria hasta
del libro de Cartailhac, pág. 291.
ahora
la
de Déchelette, según
la cual
las
Citanias son construcciones vulgares y groseras del provincialismo romano, y nada tienen que ver con las obras decorativas de Micenas y Tirinto. «El arte de Briteiros dice es el arte de la decadencia imperial, ya
de
al
do
los
bárbaros de
el estilo
ticia
invasión.
bárbaro con
Junio de 1909, pág. (3)
la
el estilo
No
es la primera vez
que
muy próximo
se ha confundi-
micénico». (Rcinic Archéologiquc^ Enero á
26),
Vilanova y Rada, Geología y Proiohistoria ibencas, págs. 496-497. Nocomunicada por el párroco de Tíjola D. Miguel Bolea y Sintas, explora-
dor de aquel dolmen.
PROLEGÓMENOS Aislado
al
pero no sucedió
lo
Siret reconocieron las necrópolis de la
encontrando en
ellas
Un
y,
en
fin,
de 10 á 50 centí-
betilos
conos truncados, provistos de ojos y
vaso pintado de rojo, procedente de
la
se-
estación de los Mi-
presenta un puro esquema simbólico, en que están figurados
llares,
solamente los ojos,
lleva
bárbaros ídolos de piedra en forma de caja de
con rudimentos de brazos, pequeños
metros de altura
como
mismo cuando los hermanos misma provincia de Almería,
análogos á los que descubrió Schliemann en Troya, otros
violín,
nos.
87
principio este descubrimiento, no llamó la atención de
los arqueólogos;
ídolos
1
la nariz
y
los trazos horizontales
principal motivo de ornamentación dos círculos ador-
nados en forma de Sol, semejantes á vasos daneses. La decoración líneas á
las mejillas
misma procedencia
ídolo egeo de Serifos. Otro vaso de la
el
como
de
modo de
compuesta de dos grupos de
facial,
escritura musical,
de los
los ojos lenticulares
|se
encuentra también en algu-
nas placas de pizarra descubiertas en Portugal por Leite de Vasconcellos, especialmente en la de
Idanha a Nova, y Cartailhac
re-
conoció desde luego su semejanza con otras figuras languedocianas. «Estos objetos (decía) son de los más curiosos y sugestivos; recuer-
dan nuestras esculturas antropomórficas de
de
ron»
grutas del ]\Iarne,
Avey-
sabia é ingeniosa teoría expuesta recientemente por
Déche-
las
(l).
Una lette,
las
estatuas del
dólmenes del Oise y del Gar y
los
da explicación
muy
aceptable de estas groseras manifestacio-
nes de un arte que no sabemos
si
llamar infantil ó degenerado,
después de los portentos del naturalismo paleolítico. Se trata de un ídolo femenino, custodio de las
sepulturas.
Aparece en
la
época
premicénica, en dos series de antigüedades egeas: vasos cerámicos
y placas de mármol conocidas bajo el nombre de ídolos de Amorgos. Los vasos provienen de la segunda ciudad de Hissarlik, la ciu-
dad quemada de Schliemann. En Oriente se encuentra el mismo esquematismo de las líneas. Quatrefages señaló la analogía de estos curiosos ejemplares del primitivo arte egeo con
el
de
las
grutas del
Marne, y Salomón Reinach ha llegado á decir que sólo un escep-
(i)
L AnthropologiCy
1898, pág. 721.
1
PROLEGÓMENOS
88
puede negarlo
ticisrao sistemático
(i). El, sin
embargo, defiende
la
insostenible teoría del influjo occidental por el cual se habría trans-
Europa meridional y al Asia Menor. Déchelette ha esforzado todos los argumentos en contra (2). Lo natural es creer mitido ese arte á
la
que esas representaciones se propagaron desde j\Ienor Islas,
las costas del
Asia
y
á las
del Archipiélago á la Península ibérica, á la Galia
y
siguiendo la más antigua vía marítima del comercio europeo.
Puede suponerse que llegaron á Escandinavia, pues aunque no encuentra
como
el ídolo
representación completa, hay,
muy
dicho, vasos decorados con dos ojos de dibujo esquemático,
semejantes á los nuestros de
la
se
como queda
necrópolis de los Millares. Estos
vasos proceden principalmente de Fionia, de Seeland, de Scania
y de
las islas
vecinas.
Forman un pequeño grupo en
la
prehis-
apenas se han indicado más de veinte, y pueden tenerse por importados. Lo mismo cabe decir de los tres cilindros de toria danesa:
materia calcárea, descubiertos en un dolmen de Folkton
Wold
(condado de York). Tienen dibujos geométricos enteramente análogos á los de Almería y Portugal, y en dos de ellos aparece la
máscara humana típica del ídolo prehistórico. «Estos vasos, únicos de su especie en considerarse
las Islas Británicas (dice
como productos
costas de Iberia»
Broca fué
el
no pueden
Déchelette),
indígenas: vinieron sin
duda de
las
(3).
primero que atribuyó carácter religioso á
las escul-
que abundan en varios departamentos franceses,
turas neolíticas
pero faltan enteramente en Bretaña, región clásica de los dólmenes. El sexo de ellas,
la
muchas de
divinidad está claramente señalado en
mismo sucede en nuestra
pero no en todas. Lo
cerámica, y
acaso sea temerario afirmar que este ídolo deforme represente
siempre un tipo femenino.
duda que va de
la
lo era,
y
La
la
mayor en
él
parte de los casos no hay
una personificación primiti-
maternidad, un prototipo de las diosas madres.
indicio para creer (i)
En
es natural ver
que
sciilpturc en
estas
Hay
algún
imágenes eran á veces polícromas. En
Europe avant
les influences
gréco-romaines.
En V Anthro-
fologie, 1894, pág. 179. (2)
Manuel
(3)
Pág. 596.
d' Archéologie Préhistorique^
tomo
i,
pág. 594 y siguientes.
PROLEGÓMENOS ídolo de Serifos
el
puntos que marcan
l8g
y en otro de Amorgos, la figura
cuatro líneas de
las
están pintadas de rojo
(l).
Nada más
puede decirse con fundamento sobre esta deidad enigmática cuyo culto irradió por tantas regiones.
Aquí llegábamos en nuestros
estudios,
cuando algunos hallazgos
de grande importancia y varias monografías ingeniosas y originales, el tema de nuestros cultos prehistóricos. En
han vuelto á plantear
una Memoria publicada en igo8, y ampliada en 1911, ha recopila-
do Luis
Siret todo el material arqueológico sobre las religiones neo-
No
de Iberia (2).
líticas
repetiremos este rico inventario, puesto
que ya hemos tenido ocasión de mencionar
mayor
la
La abundancia de algunas de
objetos que comprende.
parte de los estas series
pasma y maravilla, pero otras parecen confinadas á una sola comarca. Es muy raro encontrar este género de antigüedades en las sepulturas del período primitivo.
forma de Gárcel
violín,
y de El
que parecen
Arteal,
gundo período de
la
esquisto, de talco,
extremos de
cuernos. Diez
las
ambas en
proceden
la provincia
los ídolos
en
(estaciones de El
de Almería). Al se-
de mármol ó de alabastro, que tienen
rama superior presenta
la
forma
de una hacha, y dos horizontales son ó redondos ó en forma de la
y nueve sepulturas de
Almería, han proporcionado á este tipo,
ellas
más antiguos
piedra pulimentada reduce Siret los ídolos de
general de una cruz; los
De
los
vSiret
la
las provincias
de Granada y
hasta cuarenta ejemplares de
y Bónsor ha encontrado uno cerca de Carmona.
El último período neolítico se caracteriza por
muchedumbre de
ídolos
y amuletos, muy
la
invasión de una
varios en sus formas
y en
su materia. Groseras estatuitas de piedra, en form.a de pirámides truncadas, de sección
una especie de
más ó menos
canalillo (diez
rectangular, que tienen en torno
y nueve ejem.plares de Almizaraque,
(i)
Déchelette, pág. 598.
(2)
Réligions 7iéoUthiques de V Ibéric (Extracto de la Revuc P/éhisiorique,
Con quince láminas y muchas figuras intercaladas en el texto. En su ya citada Memoria sobre las Cassitérides (L'Attihropologie, 191 o- 191
1908).
ha vuelto á desarrollar Siret sus ¡deas sobre
do
la
las religiones neolíticas,
1)
amplian-
interpretación de algunos símbolos, y soltando en demasía las riendas á
su brillante imaginación.
1
PROLEGÓMENOS
go
cerca de las minas de Sierra Almagrera). Otras figurillas, general-
mente de
y Granada), también
alabastro (Almería
piramidales, pero
de sección casi siempre elíptica, y coronadas con una especie de gorros; dos de ellas presentan
marcados lateralmente
los
pechos
fe-
meninos. Falanges de animales, especialmente equídeos, cuya superficie
ha sido más ó menos trabajada y adornada: abundan espe-
cialmente en
de Portugal; pero
las sepulturas
más completos son
los
los
encontrados por Siret en
dos ejemplares
la estación
de Al-
De Almiza-
mizaraque, y en una sepultura de El Gorafe (Granada).
raque procede también un grupo extraordinario de huesos largos, cubiertos de dibujos grabados en hueco, mediante una especie de
procedimiento encáustico. Placas rectangulares de esquisto grabadas (se conocen más de doscientas, y han sido publicadas unas cuarenta; proceden casi todas de Portugal y
también se cias
las
valle del Tajo, pero
encuentra, aunque en menor número, en
las
provin-
de Granada y Almería).
Mucho más
raras son otro género de placas en forma de báculo,
cubiertas asimismo de dibujos, agujeros.
De
rresponden
de
polis
ta
el
á.
Portugal; uno
y que presentan
muy groseramente tallado, á la necróUn cuerno de Almizaraque presen-
los Millares (Almería).
una ornamentación análoga á
forado
á veces pequeños
ejemplares conocidos, casi todos co-
los seis ó siete
como
ellos.
la
de estos báculos, y aparece per-
En Extremadura
han descubierto algunas
se
placas en forma de hacha bipenne.
«Cerca de.
y en
las sepulturas neolíticas
relación
con
ellas (dice
Siret)
he encontrado algunas veces alineamientos de pequeños
lares,
que forman como rudimentos de
común
suele ser un cono truncado,
centímetros.
He
santuarios.
cuya
la
Su forma más
altura varía
de 15 á 6o
contado hasta 45 en un solo recinto. También se
han encontrado algunos en Portugal, sobre todo en rales
pi-
las
grutas fune-
de Cascaes. Estas piedras, que son betilos tienen muchas veces ,
forma de un tonel,
lo cual
voluminosas encontradas en
permite identificarlas con otras más el
centro de algunas sepulturas de
cúpula de Portugal y Almería».
Análogos en
cierto
modo
á los betilos
cilindros de piedra adornados
como
el
de
y
á las columnas, son los
la
Cova da Estria y
el
de
PROLEGÓMENOS
Moncarapacho en
el
Algarbe, y sobre todo
Museo Arqueológico de
del
IQI el
ejemplar bellísimo
^Madrid, que se distingue por su ex-
traordinaria riqueza de ornamentación.
En medio
de estos innumerables ídolos, sólo ha descnbierto Siret
humana, procedente de
una
efigie
una
estatuita
de mujer
sin
la
Es
estación de Almizaraque.
brazos ni cabeza. El órgano sexual está
cubierto de un gran triángulo lleno de puntos; las piernas están
bien marcadas pies.
,
y parece que
La materia en que
mismo
se ha querido indicar los dedos
esta grosera
de
imagen ha sido esculpida
los
es el
alabastro gris de los ídolos en forma de pirámide truncada,
que fueron encontrados en una casa
muy
próxima á
la
misma
la
de
estación de Almizaraque, en
la estatuita.
Estas circunstancias con-
firman que esta pieza única y rara es contemporánea de los demás fetiches.
Suelen encontrarse también en
las sepulturas,
y parecen haber
nido carácter de amuletos, ciertas conchillas, especialmente vas de pectén
presenta
la
y
los tritones,
te-
las val-
y una piedra bastante voluminosa que
forma de dos esferas reunidas. Las pinturas rojas de
al-
gunas cámaras sepulcrales del período dolménico (ya hemos habla-
do de
las paleolíticas,
que son mucho más importantes) ofrecen
in-
formes representaciones de seres humanos, y otras ininteligibles hasta ahora, pero que probablemente se enlazan con ritos fúnebres.
La cerámica debe
utilizarse
también para completar
En
datos relativos á los cultos prehistóricos.
los
la serie
vasos pintados,
de la
decoración suele ser puramente ornamental, pero hay uno proce-
dente de Los Millares que presenta dibujos simbólicos de misteriosa apariencia
ración es
más de
(el pulpo y la palmera, según Siret). Este género de decomucho más frecuente en los vasos grabados, donde ade-
círculos radiados, triángulos
aparecen representaciones
Puede
atribuirse
y
estilizadas,
otros símbolos geométricos,
predominando
también sentido religioso á
de animales (informes paquidermos por hallado en algunas grutas sepulcrales, Portugal,
y
la
de Gorafe en
la
lo
como
la
del ciervo.
los vasos
en forma
común) que la
se
han
de Carvailhal en
provincia de Granada; y á algunos
fragmentos de cuernos de tierra cocida, que suelen alternar con objetos de la primera edad metálica.
PROLEGÓMENOS
ig2
Conocidas
opiniones de Siret sobre
las
de España, no es
difícil
de adivinar
el
la
adopta respecto de todos estos datos. Para
muestra en estado rudimentario de
tos propios
reciente
él lo neolítico
parte de los refinamien-
las civilizaciones orientales. Establece, pues, el
lelismo entre los ídolos españoles
comparando
mayor
la
cronología prehistórica
sistema de interpretación que
y
de
los
las costas del
más antiguos de Almería con
los
los
para-
mar Egeo,
de Hissarlik, y
los
más modernos con los de Micenas. Los cultos neolíticos de Iberia, contienen el germen de casi todos los del Mediterráneo, en una for-
ma muy
primitiva, que en Grecia se alteró pronto por el desarrollo
La semejanza de
de la mitología.
y egeos
es visible,
pero
lo
perfiles entre los ídolos españoles
que distingue á
tendencias antropomórficas y zoomórficas de
En
todos estos ídolos se reconoce
pulimentada.
En
Almería,
los
segundos son
las
ornamentación.
la
culto fundamental del hacha
el
como en Micenas,
las
puntas laterales se
encorvan á veces hacia arriba en forma de cuernos ó de media luna. Varios ejemplares españoles ofrecen cuernos, prototipo de
bipenne
fija
en medio
Este tipo de
altar,
Micenas y en Creta á
que llevan de
los
el
el
hacha plantada entre dos
los altares bicornes
de Creta con
el
hacha
(l).
desarrollado por el zoomorfismo, conduce en la
creación de las cabezas de vaca ó de toro,
hacha entre los cuernos.
simulacros del hacha, engendra
Una deformación
particular
las figuras cruciformes
de
España y del palacio de Cnosos. El punto
más
débil de la hipótesis de Siret es lo
que se
refiere á
representación de un objeto enigmático que íigura dos veces
la
vaso pintado de Los Millares, y que nuestro arqueólogo asimila con el pulpo, tantas veces figurado en los vasos micénicos. Pero
en
la
el
determinación es tan incierta, que
lo
más seguro
es decir
que
las
figuras de todos estos ídolos neolíticos proceden de la yuxtaposi-
ción de diversos símbolos geométricos, á través de los cuales co-
mienza á insinuarse una tendencia antropomórfica. El cilindro de nuestro Museo Arqueológico, por ejemplo, representa un ser que
no es humano, pero que
(i)
Siret, pág. 23.
tiene vaga semejanza
con
el
hombre. Dos
PROLEGÓMENOS círculos hacen oficio de ojos; se percibe
extremos de
las cejas; los
y
en
las líneas
ziszás,
los
1
también
la
93
indicación de
brazos forman una especie de orejas;
que pueden ser símbolo del agua como en
Egipto, sirven también en este caso para representar los cabellos,
como en
algunas estatuas del Cerro de los Santos.
Otro caso de esta transformación del símbolo geométrico en antropomórfico ó zoomórfico
de
es
para Siret
de ciertos vasos
el
necrópolis de Los Millares, que presentan grabados pechos
la
de mujer
realmente
(si
de pares de
lo son),
líneas horizontales
gía de estos senos
con
acompañados
y
las divinidades
perfecta representación es
la
den haber conducido por
aladas orientales, cuya
el
procedimiento zoomórfico á
verdad está en
atrevida,
Todo
la
muy
esto es
con visos de quimérica, es
la
ría
de Federico Houssay, adoptada por el
Siret, la
mar, gran laboratorio de todas
las
que va generalmente ligado á
en quien la
el
la
la
teo-
potencia vital que
formas vivas. Los
dos triángulos reunidos por sus vértices son un símbolo de ración,
inge-
interpretación
demás símbolos. El supuesto pulpo representa, según
los
con
creación
el aire.
de
reside en
más
Diana ó Artemis pérsica. Por otra
del ave sagrada, el águila ministra de Zeus.
No menos
analo-
la
que no siempre van acompañadas de senos, pue-
parte, estas alas,
nioso, pero á la
á derecha é izquierda
Cree patente
paralelas.
la
gene-
representación del ciervo,
crecimiento de los cuernos está íntimamente asociado
virtud reproductora. Las cier\-as que le rodean completan el
cuadro genésico.
Simultáneamente con
el
doble triangulo que se
aparece en Creta y en España dera las
como un
ambos
como emblema
califica
de sexual,
hacha bipenne, que Siret consi-
equivalente de aquél, y Evans
divinidades de
quizá
el
como
el
atributo de
sexos, particularmente de las diosas,
del culto dualístico de
una pareja
y
divina. «El
culto de la bipenne (añade Siret) no puede separarse del culto del
hacha en general, como llo
el
culto del triángulo doble es
un desarro-
del culto del triángulo sencillo» (l). El hacha neolítica no es el
símbolo de
(O
la fuerza,
porque es un instrumento, no un arma.
P%32. Menkxdez
-i
'ÍT.i.kxo.— Heterodoxos.
1.
i»
No
es
PROLEGÓMENOS
194
tampoco
símbolo del rayo, porque esta superstición nació cuando
el
estas hachas había caído en desuso,
empleo de
el
dado su primitivo destino
(l).
generación, se ha materializado en
la
usual cuya forma se acercaba
Puesto que estos ídolos, y
más
lo
se había olvi-
hacha, por ser
el
de alabastro y principio ó la divinidad de
las estatuitas
el
la
generación, fué natural que se les añadiesen pechos,
lo
secundario de
de
la
fecundidad, y
la
como símbo-
hubo de pasarse gradualmente
así
En
diosa hacha á la diosa mujer.
algunas de
las
placas de pi-
zarra trapezoidales, las diferentes líneas están dispuestas de
que dan
la
objeto
el
á la del triángulo simbólico» (2).
mismo
de animales, representan
las falanges
y
«El triángulo, símbolo geométrico de
impresión de una figura
humana con
manera
collares, brazos
y
accesorios de indumentaria. Por su constante hallazgo en las sepulturas, por los símbolos de que están cubiertas, estas placas
como
considerarse
pueden haber tenido también alguna aplicación
lo
deben
Las placas en forma de bácu-
estelas funerarias.
sus dibujos son enteramente diversos,
y
religiosa,
pero
se enlazan, al parecer,
con
otro orden de concepciones.
La
estatuita
confundirá con
femenina de Almizaraque, que ciertamente nadie las
de Micenas y Tirinto, es
naturalista de este período, á pesar
de
la estilización del
ticos son simbólicos, y,
(i)
Por
el contrario
gina 357) considera
el
de
triángulo sexual.
la
la
única representación
barbarie de su factura y
Todos
los
demás
ídolos neolí-
por consiguiente, más antiguos; pero se en-
Déchelette {Essai sur la
cJiroiiologie préJiistorique,
hacha como emblema del rayo, porque
los dioses
pá-
an-
tropomorfos derivados de este fetiche y asimilados con Zeus (Zeus Lahrandetis, Zeus Dollchenus) son portadores á la vez del rayo y del hacha doble.
Pero como los pueblos primitivos atribuían un origen común
y
al
á los rayos del Sol, el dios del rayo se encuentra estrechamente
tado con las divinidades del ciclo solar.
de
los
símbolos de
la
De
aquí nace
la
relámpago
emparen-
frecuente asociación
rueda ó de sus derivados y del hacha. El hacha bipenne
se asocia con otro símbolo que algunos arqueólogos consideran igualmente
como emblema
del Sol: los cuernos de toro. Adrián Blanchet hizo notar
que
edad de bronce, y aun á veces los instrumentos de sílice, solían depositarse en forma de círculo, con intención de reproducir, con
las
hachas de
la
ayuda de estos objetos votivos, (2)
Pág. 33.
la
imagen del
Sol.
PROLEGÓMENOS
I
95
caminan á un antropomorfismo conv'encional, que dará origen con tiempo á
el
betilos
y de
atributos singulares.
egeo y del culto fenicio de
las influencias del arte
las
los
palmeras, advierte Siret ciertas semejanzas entre
ornamentación de
la
y de
los ídolos vestidos
Además de
la
cerámica chipriota y
de nuestros huesos
la
grabados. El desarrollo de esta cerámica corresponde precisamente
á la época en que fenicios,
y
la isla
estos dilataban
de Chipre ejercía más el
sobre los
influjo
suyo por España. Pero en este caso
natural hubiera sido que la imitación de la cerámica chipriota se nifestase en nuestros vasos pintados,
Resumiendo
las
donde hasta ahora no aparece.
conclusiones de su estudio, afirma Siret:
El sincronismo y
«l.°
lo
ma-
la
dependencia de
y de
ciones neolíticas de Occidente
las diferentes civiliza-
sus fases paralelas en
Medi-
el
terráneo oriental. Los primitivos ídolos neolíticos son comunes á
y á Troya
Iberia
de
la
período neolítico medio de Es-
(Hissarlik); los del
paña se relacionan con
el
micenio antiguo, y
época neolítica más reciente, se deben á
aproximadamente entre
fenicios,
Uno
»2.°
de
los cultos principales, el
cipio
de
xual.
La necesidad de
la
más
y
presencia de los
la
el xii.
univ'ersal, el del prin-
generación, tuvo por primer símbolo fabricar fetiches
produjo objetos de piedra cuyo pulimentada, ción alteró
el siglo xvii
y más 6 menos
perfil se
sus formas,
y
el
triángulo se-
que ofreciesen esta confundía con
en objeto de
así se convirtió ésta
complejos
los cultos
el
culto.
figura,
del hacha
La
estiliza-
estas inspiraron el antropo-
morfismo y el zoomorfismo, que las convirtieron en estatuitas femeninas con cuernos, en alas, en media luna, ó en cabezas de toro y de vaca que llevan
y
el
hacha entre
los cuernos.
De
otras análogas nacieron las innumerables leyendas
estas
imágenes
que forman
mitología antigua. Así Artemis se convirtió en diosa de
porque su forma atávica,
imagen
el
palmera,
al
mismo
principio.
la
La vemos en nues-
de esquisto, en forma de embrión triangular cerca de
la
pie de la cual nació, según la tradición» (l).
Radicalmente opuestas á
(O
caza,
doble triángulo, estaba asociado con
del ciervo, símbolo del
tras placas
la
la
Pag. 48.
las
ideas de Siret sobre los primitivos
PROLEGÓMENOS
196
cultos ibéricos, son las de Déchelette, á quien su ^lanual de logía Prehistórica ha granjeado tan justa
y merecida fama
Arqueo(i).
Para
primero, todos los fetiches neolíticos son representaciones del
el
y de
principio generador
simbolizada en cia los
el
y
el
el
sin
la
res (2), le recuerda, punto por punto, los
ha notado también en
el
agua,
tatuaje de los
teoría, considera
como
necrópolis de los Aulla-
caminos cubiertos y
La presencia de un
las
ídolo femenino se
paredes de algunas criptas de
las
el
parte de las evoluciones supues-
por su predecesor. La descripción de
grutas artificiales de Francia.
por
segundo, tienen grande importan-
mayor
la
la tierra
culto de los muertos,
construir una nueva
y quiméricas
arbitrarias tas
fecundación de
pulpo. Para
símbolos solares,
ídolos femieninos,
la
la
Cham-
pagne. La figura femenina de Coizard presenta vestigios de ocre amarillo, restos probables de una policromia que ha desaparecido.
Conviene Déchelette con Siret en cuanto á tica
de
dos ojos
los
la
procedencia
simbólicos que caracterizan
la
artís-
más antigua
cerámica" de Los Millares. La zona de este curioso motivo de orna-
mentación cerámica comienza en Troya y termJna en Escandinavia, siguiendo el
el litoral
Atlántico. «El vaso decorado de ojos
gran camino marítimo por donde
la civilización
regiones egeas ha irradiado gradualmente del Sudeste
En uno de
los
marca ya
primitiva de las al
Noroeste.
ejemplares hispánicos, los ojos están asociados con una
representación puramente esquemática de cuadrúpedos cornudos,
grabados de
(i)
perfil al
lado de una especie de palma.
Las ideas de Déchelette sobre
La cerámica de
las primitivas religiones hispánicas es-
tán principalmente expuestas en su ya citado Essaisiir la chronologie préhistorique de la péninsule ihériqtie (Revue Arcliéologique, 1908 y 1909). (2)
«Jusqu'á l'hauteur de un métre, les parois sont fréquemment revétues
de dalles en
schiste, sur lesquelles
on retrouve parfois des traces d'enduit de
plátre et de peintures rouges; dans un cas
méme un
sein en plátre, en relief,
seul débris d'une répresentation humaine...
Devant
l'entrée
du monument, on retrouve
les restes
d'une terrasse, ca-
rree ou en demi-cercle, limitée par des pierres debout peu elévées; de cha-
qué cóté de
petits réduits á
1
'interieur desquels sont alignées des series
de
pierres cylindriques, coniques ou en aiguilles, de vrais bétyles, hauts de 15 á
60 centimétres». ti fiques,
(L. S'iret: L' Es/agne Pre'/i/s/or/que,
Octubre de
1893, p. 34).
Revuc des
qucstíotis scien-
PROLEGÓMENOS los recintos
I 97
segundo y quinto de Hissarlik, presenta análogas
raciones zoomórficas, de ejecución igualmente primitiva»
Con
lo
que de ningún modo quiere
vasos pintados
la
con
transigir Déchelette es
hipótesis del pulpo. «El Sr. Siret ha creído encontrar en
figu-
(l).
uno de
representación de un pulpo, y de esta hipótesis,
en nuestra opinión completamente errónea, ha deducido una etnográfica sobre neolítica.
presencia de los fenicios en España en
la
Por desgracia,
misma categoría de Schliemann. Todas
seres imaginarios
un instante á
la
que
la
la
famosa lechuza de
consideraciones étnicas, simbólicas y crono-
las
^jCómo no ha comprendido
resiste
tesis
época
pulpo hispánico de Siret pertenece á
el
una base
lógicas edificadas sobre esta conjetura, estriban, pues, en frágil.
la
los
el Sr. Siret
que su explicación no
comparación del pretenso pulpo con
la
los
menhires-estatuas del grupo de San Sernín, que son claramente an-
tropomórficas?
Y
es el caso
que -el mismo arqueólogo reconoce
la
semejanza, pero se cree obligado á formular una explicación inve-
suponiendo que
risímil,
mo
término de
la
cabeza de
los
menhires esculpidos,
llamente los rasgos elementales de este molusco: dos ojos,
po y cuatro pares de brazos en estado rudimental. Con en
insiste
las
entero de un animal á
En
pie.
realidad, el
explicación
el
este
muy
en que se haya sustituido
es decir,
cabeza de un personaje
la
humano
el
cuerpo
figurado
tema del vaso pintado de Los Millares tiene
sencilla.
El supuesto pulpo fenicio no es otra cosa
que un rostro humano, adornado de tatuajes semejantes á las estatuitas
de Amorgos en
bre de pintarse
el
de
de Bónsor en
las
las
po-
parte, se-
sepulturas neolíticas
Alcores.»
Pero no sólo se pintaban queletos.
Este de
(i)
de
los
período premicénico. La costum-
España como en cualquier otra
lo acreditan los hallazgos
los
el
cuerpo debió de estar tan difundida entre
blaciones primitivas de
gún
cuer-
motivo
metamorfosis divinas del panteón clásico, pero no cita
un solo caso análogo,
de
«últi-
singular evolución del pulpo», reproduce senci-
la
En
la
la
los
cuerpos vivos, sino también
vasta necrópolis de San
Antón (dos kilómetros
ciudad de Orihuela), ha reconocido su explorador
Pág. 225.
los es-
el
al
Pa-
PROLEGÓMENOS
igS
Uno
dre Furgus varios casos de este género de coloración.
de los
que describe constituye un hecho nuevo. El brazo y el antebrazo de una mujer adornada de un rico collar de oro, estaban embadurnados de negro y
y
rojo,
negra. La sepultura
el
cráneo cubierto de una espesa capa
se clasifica
primera edad del bronce, y
es,
con certidumbre entre
según Déchelette,
el
difícil
admitir la hipótesis del
de
la
primer ejemplo
de una pintura bicroma en un esqueleto prehistórico
Parece
las
(i).
mismo autor respecto de
las
placas de pizarra grabadas, cuyo destino cree análogo al de las paletas del
Egipto prefaraónico. Pero es mucho más plausible
acerca de
á reconocer la figura tatuada de Los ^Millares
Es
culpidos.
lo
que dice
ornamentación grabada de estos objetos, donde vuelve
la
cierto
que
y de
los menhires es-
símbolo se reduce aquí á su más sencilla
el
expresión y aun á simples trazos que parecen de escritura musical. Pero, no obstante esta íorma esquemática, es posible, agrupando
por series estos pequeños icones, reconstituir su verdadera
Y lo
mismo sucede con
tación: los huesos
Déchelette es ingeniosa lo.
}•
feliz
otros objetos
que tienen análoga ornamen-
de animales pintados ó grabados.
el
primero que ha propuesto una interpretación,
por todo extremo, de
las placas
en forma de bácu-
El hacha fetiche de los pueblos neolíticos presenta tres varieda-
des de representación en pleta con
mango y
las
Mesa de
los
esculturas de esta época:
cuchilla, la cuchilla sola
última figura aparece en
la
lleva al
tificación
y
el
hombro
de
varios
solo.
Esta
célebre piedra del dolm.en llamado
la
Una
la
estatuita
Biblioteca Nacional de Pa-
mangos de hachas de bronce. La iden-
de Portugal con
los báculos
hacha com-
el
mango
Mercaderes en Locmariaquer (Morbihan).
de un guerrero sardo, conservada en rís,
filiación.
el
mango de hacha de
piedra no parece dudosa. Precisamente las grutas sepulcrales de
Portugal ofrecen
el
modelo en piedra de cada uno de
los tres sím-
bolos figurados en los monumentos megalíticos. Al lado de rosas hachas sin
mango,
se encontraba en
una de
las
Cascaes, un facsímile de piedra, no único, puesto que
men de (i)
Estría ofrece otro
Pág. 228.
muy
el
nume-
cavernas de
anta ó dol-
semejante. El hacha, en cualquiera
PROLEGÓMENOS de sus
debe
tres formas,
bólicos,
clasificarse entre los objetos votivos
que acompañaban
El triángulo seKual de
correspondencia en
moso
ídolo de
al
la
muerto á su última morada
del
99
y sim-
(l).
estatua femenina de Almizaraque
arte premicénico, especialmente
el
plomo
I
tiene
,
con
el fa-
segundo recinto de Hissarlik, y con mu-
chas estatuitas de mármol blanco recogidas en las tumbas de las Cicladas.
Es patente también
analogía de los famosos «cuernos de
la
consagración» de Cnossos, con los cuernecillos de tierra cocida re-
Campos y por Bónsor en las habitaciones ó Campo Real. Estos objetos votivos se rela-
cogidos por Siret en
sepulturas neolíticas de
cionan con
el
culto del toro, tan difundido en los tiempos egeos por
Oriente y Occidente (2).
Lo
restante de la
Memoria de Déchelette
penetra ya en los tiempos históricos, por lo cual suspendemos aquí su análisis.
Pero otro importante estudio suyo sobre tiempos prehistóricos (3), da
la
el culto del
interpretación de uno de los
curiosos bronces ibéricos, que representa, ajuicio suyo, lar
Sol en
el
los
más
disco so-
conducido por un caballo.
En
este artículo presenta el ilustre arqueólogo
un árbol genealó-
gico de los signos solares, contando entre ellos la svástica ó cruz
gammada, según la teoría de ]Max Müller y Alejandro Bertrand. La mayor parte de los símbolos derivados de la rueda (círculos, cruces, estrellas, svásticas curvilíneas
y
rectilíneas, espirales, signos
en forma de S) han sido empleados como representación del Sol, desde
las
primeras fases de
valor simbólico
Xo
la
edad del bronce. Con
hubo de modificarse, pero nunca
el
tiempo este
se alteró del todo.
se trata de volver á las quimeras de los antiguos adeptos del sim-
bolismo, ni puede pretenderse que estos elementos gráficos consti-
tuyan una especie de lengua sagrada, de escritura hierática más ó
menos
misteriosa
parentesco y
y
filiación
(i)
Pág. 232.
(2)
De
(3)
Le
únicamente á
cuite
la
iniciados.
Pero su
que con
él
se enlazan, trataremos
prehistoria de Mallorca.
du Soleil aux iemps
págs. 305 á357).
los
son indudables.
este culto y de las antigüedades
más extensamente en I,
accesible
prc'liisíoriques
(Revue Arche'ologiquc,
191
1,
PROLEGÓMENOS
200
Al género de representaciones del caballo Déchelette,
el
según
solar pertenece,
bronce de Calaceite (provincia de Teruel) descubier-
y dado á conocer por.D. Juan Cabré con otros objetos de la misma procedencia (l). Este bronce, que tiene la forma
to en 1908, ibéricos
general de un candelabro, es de un tipo enteramente original litario
y
so-
hasta ahora. El caballo macizo, fijado á un disco horizontal
que sirve de base, va cargado con una columna vacía pasta negruzca. Esta columna, con capitel
llena
de una
y base en forma de cam-
pana, sostiene un segundo disco horizontal. Los dos discos tienen
aproximadamente
las
mismas dimensiones. Cuando
cubrió estaba entero; pero la ignorancia.
muy
de
las
Sin decidir
edad
lo
si
objeto se des-
destrozaron
El Museo del Louvre adquirió
restaba de las otras partes del los restos
pronto
el
monumento;
el
la
codicia
es decir, la
columna y
dos ruedas. este objeto pertenece á la primera ó á la
segunda
ibérica del hierro, Déchelette establece su concordancia
algunos pequeños bronces
Estos últimos se
itálicos
componen de dos
y reunidos por una
consagrados
al
con
culto del Sol.
discos horizontales sobrepuestos
especie de columnas.
Pero acaso Déchelette lleva demasiado
lejos su teoría,
quiere explicar por estas representaciones solares figuritas
y
caballo con lo que
de caballos en
la
primera edad de hierro
bre todo, en un detalle característico,
la
la
cuando
abundancia de
ibérica.
Se
fija,
so-
presencia de dos círculos de
en la grupa y en el pecho de los caballos. Al mismo Déchelette había explicado estos símbolos como
anillos concéntricos
principio, el
degeneración de
los
broqueles circulares
(2)
;
pero ahora abandona
esta hipótesis para seguir resueltamente la de los signos solares. El
y después de él el arte ibérico, han sobrepuesto aquí dos símbolos que por lo común están simplemente asociados.
arte itálico,
Cuando de un dios
este caballo lleva solar,
pomórfico de (i)
J.
un
podemos ver en
cuya aparición se explica por
las ideas religiosas.
el
él la
imagen
desarrollo antro-
Toda\-ía hay algunos
Cabré, Objetos ibéricos de Calaceite, en
mia de Buenas Letras de Barcelona, (2)
jinete,
monumentos
el Boletín de la
Real Acade-
1908, pág. 400.
Vid. Déchelette, Les petits bronzes ibériques, en L'Anthropologie, 1905,
páginas 31 y 35.
20I
PROLEGÓMENOS ibéricos de la época
romana que ofrecen
ción á un culto solar, y los
de
cia
las inscripciones al
los signos
de
la
consagra-
epigrafistas han notado
la
abundan-
Luna en todo
el
territorio
y á
Sol
la
hispánico.
Entre
guno
los
problemas oscurísimos que
lo es tanto
como
el
de
la Prehistoria plantea,
las razas primitivas.
nin-
La Arqueología
es
An-
impotente para resolverle, y tiene que invocar el auxilio de mucho de ser definitivas, esla
tropología, cuyas conclusiones distan
pecialmente en
lo
que toca á
las
edades cuaternarias, por
la
escasez
de restos humanos bien conservados. Nuestra absoluta impericia
en estas materias, que tienen por necesario instrumento anatómica, nos obliga á remitir cialistas
al
técnica
la
lector á los trabajos de los espe-
en esta rama del saber, honrosamente representada entre
nosotros por los SS. Olóriz, Antón, Aranzadi
y Hoyos
(l).
De
ellos
el
ana-
extractamos los datos siguientes: Partiendo de
la
fundamental clasificación establecida por
tómico sueco Reitzius, en
1842, se dividen los cráneos
en doUcocéfalos (de ocXc^cc, largo) y to).
Ambos
tipos
braqiiiccjalos (de
extremos aparecen en
tre los dolicocéfalos se distinguen dos
el
fósiles
í^0Ly\)c,,
cor-
período cuaternario. En-
tipos,
que por
los
nombres
las estaciones prehistóricas donde fueron encontrados sus primeros ejemplares, se llaman raza de Neanderthal ó de Spy, y raza de Cromagnon. La raza de Neanderthal sólo está representada en
de
España por un cráneo incompleto de Gibraltar que estudiaron Busk (i)
Olóriz (D. Federico) Distribución geográfica del índice cefálico en Espa-
ña. Madrid, 1894.
Antón
(D. Manuel).
Razas y naciones de Europa. Discurso inaugural de
la
Universidad Central en 1895.
Hoyos Sáinz U71 avance
á
(D. Luis).
la
Notas sobre Geología y Atitropología de Campdo, 1891.
Antropología de España, Madrid, 1892 (en colaboración con
Aranzadi).— Zí'j' Canipurrianos. Estudio antropológico. En ciedad española de Historia Natural, serie segunda, 1893,
los Anales de la So-
tomo
xxii, pág. 169.
Aranzadi (D. Telesforo). El pueblo euskalduna. Estudio de Antropología. San Sebastián, 1889. les
— Observaciones
ciones acerca de la raza basca. la
antropométricas en los caccreños. (En los Ana-
de la Sociedad de Historia Natural,
Euskal-Erria,
lí
(En
la
tomo
xxiii,
1894, pág.
Euskal-Erria, 1896).
2.)
La
Considera-
raza basca (en
202
y
PROLEGÓMENOS
Falconer. «Llaman
cocefalia occipital, á
atención en este cráneo su exagerada doli-
la
vez que frontal;
la
el
relieve pronunciado de
sus arcos superciliares, que dejan atrás una frente baja las órbitas
y
la nariz
á
muy
la
redondas y enormes;
forma de
la
modo de herradura» Con
relativa
díticas.
retirada;
mandíbula, que se alarga y cierra por atrás
(l).
los restos
de
la
raza de
mejor estudiada délas prehistóricas, y la cadel período magdaleniense y de las habitaciones trogloes la
Esta raza era de ele\-ada estatura, y algunos antropólogos
suponen rubia,
la
y
achatamiento y anchura de
abundancia se encuentran
Cromagnon, que racterística
el
lo cual
es característica por su
parece demasiado afirmar. «La calavera
falta
de armonía,
largo y estrecho presenta una cara corta
verticalmente
,
parietales; la
norma
es
pentagonal por lateral
el
pues con un cráneo
y ancha;
la
bó\-eda, mirada
gran desarrollo de sus bolsas
muestra una frente perfectamente mo-
y de curvatura elegante, continuada por una línea que aplana en la coronilla, dando lugar á una bolsa ó saliente occipi-
delada, alta se T:al;
base del cráneo es aplastada, y su volumen total
la
muy
eleva-
do, pues llega á 1,590 centímetros^ El índice cefálico es de 73,76,
superior
al
de Neanderthal, del que vemos se diferencia por
los
otros caracteres. Esta dolicocefalia no es debida á la estrechez del
cráneo en general, occipucio,
como en
como en los
los australianos
y
negros,
europeos actuales, sino á
la
ni
de
á la del
la frente,
siendo, pues, raza de dolicocefalia posterior ú occipital» (2).
Hamy, bral,
y
«el
hombre de Cromagnon presenta en
en su cráneo y en su esqueleto, una curiosa mezcla de nobleza
bestialidad. Este precursor
industria
fuerza
la
y
de
la civilización
la
Europa
narias.
este iniciador de la
,
del arte, debía necesariamente unir
que
al
espíritu
que crea
ejecutas».
Esta raza parece haber constituido
de
Según
su sistema verte-
occidental,
y pronto
la
el
principal elemento étnico
encontraremos en
La estación peninsular más notable por
letos encontrados, es la
Cueva de
(i)
Hoyos, Etiiografia, pág.
(2)
Id. pág. 107.
102,
la
el
las islas
Ca-
número de esque-
Solana, en territorio de Xavares
PROLEGÓMENOS
y
(Segovia),
sus enterramientos son
203
muy
parecidos á los de los
guanches. Los cráneos procedentes de dicha gruta, que se conser-
van en nuestro Museo de Historia Natural, pertenecen á épocas distintas,
dio
(l).
según
el Sr.
Antón, que
les
ha dedicado especial estu-
Los más antiguos son de raza pura de Cromagnon;
los res-
pueden calificarse de mestizos de esta raza y de otra neolíque dicho antropólogo llama atlante ó beréber. Admite tam-
tantes tica
bién una tercera raza cuaternaria, cuyo tipo son los cráneos encontrados por D. Guillermo Macpherson en la Cueva de la Mujer
(Alhama). Quatrefages y
de
la raza
ponden
Hamy
clasificaron estos cráneos entre los
de Neanderthal, pero
el Sr.
Antón supone que
á la raza de los primitivos iberos.
corres-
Los caracteres del cráneo
son intermedios entre los dos tipos de dolicocefalia: frente estrecha, notable altura vertical del cráneo, afilada nariz (leptorrinia) y ele-
vado índice orbitario
(2).
Los cráneos braquicéfalos no edad cuaternaria, con
la
se encuentran
en España durante
la
única excepción acaso de los qiiioqueme-
dingos del valle del Tajo, cerca de Lisboa. Allí se han señalado cráneos de dos tipos, braquicefálico y dolicocefálico, y
el
anatómico
portugués Paula y Oliveira creyó reconocer un tercero que llamaba sub-braquicefálico. Los cráneos dolicocéfalos presentan ciertos caracteres anatómicos
que
los
separan del tipo de Cromagnon, y
Quatrefages se inclinaba á establecer con ellos una raza nueva, raza de 'Mugem, llamada también del perro, por ser
el
la
único animal
doméstico que parecen haber conocido. Esta raza presenta muchos caracteres de inferioridad
(3).
Algunos
la
suponen nacida de un
cruzamiento de los cromañones y de los braquicéfalos laponoides,
conservando de
primeros los caracteres, forma y proporciones del cráneo, y de los últimos el aspecto facial y las proporciones los
del esqueleto. Otros
suponen que
el
elemento dolicocéfalo fué
el
de Neanderthal.
Las razas neolíticas parecen producto de cruzamientos y mezclas (i)
Cráneos hallados en Navares de Ayuso (Segovia).
ciedad de Historia Natural, 1884, tomo (2)
Hoyos, Elnografta, pág.
(j)
Lfiite
de Vasconcellos,
xiii,
En
los Anales
pág. 76.
124.
Religióes
da Lusiíania, tomo
i,
pág. 32.
de
la
So-
PROLEGÓMENOS
204
de
las razas cuaternarias.
conservó pura hasta
En el
les.
lado en
la
Entre nosotros,
Cromagnon
raza de
la
edad de bronce en
las
se
provincias meridiona-
centro de España hay más mezcla. El P. Capelle ha seña-
la
Cueva de Segóbriga dos
razas distintas, caracterizada la
primera por un dientes
muy
exagerado prognatismo del maxilar superior y proclives en la mandíbula inferior, siendo muy de
Los
notar que los discos vertebrales faltan en todos los ejemplares.
cráneos de la otra raza son braquicéfalos, grandes y pesados. El esqueleto denota en algunos individuos una talla verdaderamente extraordinaria. Los cráneos de Ciempozuelos no presentan verda-
deras analogías con los tipos braquicéfalos cuaternarios, excepto
con
los
de ?ilugem en Portugal
(l).
Este tipo mestizo se ha recono-
cido en varias partes.
Los yacimientos de
edades metálicas ofrecen una confusión
las
de tipos cranianos, que no puede llegarse hasta ahora á ningún
tal
resultado general. Víctor Jacques, colaborador de los hermanos
en
Siret, estudió los cráneos del Sudeste, distinguiendo
primero equivale
tipos. El
al
de Cromagnon por
caracteres y por las medidas, pero
la
el
prognatismo menos marcado. El segundo es
el
conjunto de sus
menos
cara es
ellos tres
larga
y
el
de Furíboz, repre-
sentado por algunos cráneos especialmente femeninos. El antropólogo belga conjetura que las dos razas mezcladas constituyen
pueblo levantino
que heredó de
,
neo,
y de
y
disminución de
la
los braquicéfalos
de
los
la raza
la estatura.
cromañones de Grenelle
El tercer tipo,
la
el
forma del cráforma de
la
cara
mucho menos
fre-
la
cuente, tiene alguna semejanza con los cráneos vascos. Tales son,
si
no
los
hemos entendido
mal, los principales resulta-
dos que con carácter provisional enuncia sobre
las primitivas razas
hallazgos de restos
conclusiones.
En
el
la
que poblaron nuestra península. Nuevos
humanos pueden conñrmar ó
con
(i)
los
pueblos ibéricos que han
tomo xxx,
págs. 448-467.
el
estas
prematuro c
enlace de estas ra-
dejado rastros de su existen-
Antón, Cráneos antiguos de Ciempozuelos.
de la Historia,
rectificar
estado actual de los estudios sería
imprudente aventurar conjetura alguna sobre zas
ciencia antropológica
En
el Boletín de la
Academia
PROLEGÓMENOS cia
en
los testimonios
en
las inscripciones,
de
205
los autores clásicos griegos
y
latinos,
en
medallas y en cualquier otro documento de
las
índole histórica. Conviene guardarse también de falaces teorías fun-
dadas en cla la
asimilación de la etnología con la lingüística. Esta
la
mez-
ha sido perjudicial á ambas ciencias, que son afines y auxiliares
una de
por
sí
pero que nunca deben confundirse. La lengua
la otra,
sola
no basta para determinar un tipo étnico. Ejemplo me-
morable de
sea
ello
el
pueblo euskalduna ó vasco que por
la
singu-
laridad de su lengua verdaderamente antiquísima, ha sido conside-
rado por
mucho tiempo como un pueblo de
dándose en
finlandés, el lapón
neos que
raza pura. Reitzius, fun-
carácter de lenguas aglutinantes que presentan el
el
él tenía
y
el
vascuence, y en
por vascos y se acercaban
tuvo que estos pueblos representaban
de dos crá-
la braquicefalia al
tipo laponoide, sos-
raza primitiva de Europa,
la
anterior á la invasión de los arios dolicocéfalos. Esta opinión, segui-
da por muchos, tuvo su primer impugnador en Broca (l8Ó2 y
que estudiando, en colaboración con
un exagerado ortognatismo. Pero como todos
misma
863),
Dr. Velasco, óo cráneos de
el
Zarauz, encontró en ellos una dolicocefalia moderada
la
1
los
y
occipital
y
cráneos eran de
no resultaba concluyente, y caso de Zarauz com.o debido á una
localidad, la generalización
Pruner-Bey quiso explicar
el
antigua emigración de navegantes irlandeses,
y
^•olvió á la teoría
de
Reitzius, calificando á los vascongados de turanios. y mogoloides.
Otros explicaron
la dolicocefalia
con
el
ditado, recurso de las colonias fenicias.
pormenores de
socorrido, pero ya desacre-
Xo entraremos
esta discusión, bastando
remitirnos
al
en todos los trabajo
que
no ya sobre cráneos de cementerios, sino sobre indi\'iduos vivos hizo en 1889
el
joven y distinguido naturalista vascongado, D. Te-
de Aranzadi.
En
que honra á su autor y á la moderna ciencia española, se consignan observaciones y medidas
lesforo
tomadas en
esta IMemoria,
2 50 individuos procedentes
de toda Guipúzcoa desde
Fuenterrabía á Salinas y Motrico, de catorce pueblos de limítrofe de
Vizcaya y de algunos de Navarra.
estudios deduce rior
máximo de
dolicocéfalas,
y por
la
zona
sus minuciosos
Aranzadi que «por
el
diámetro antero poste-
cabeza se aproxima
el
vascongado á
el Sr.
la
De
el
trasverso
máximo
á
la
las razas
branquicéfala, resul-
PROLEGÓMENOS
206
tando que
el
De donde
índice cefálico de latitud es intermedio».
como probable, «que el actual pueblo vascongado se puede considerar como la unión de un pueblo afine al berberisco y un infiere,
pueblo boreal, que tiene algo del
En
finés
de un pueblo kimri ó germano»
terior
y
del lapón, con mezcla pos-
(l).
su libro fundamental sobre la distribución geográfica del ín-
deducida del estudio de 8.368 varones
dice cefálico en España,
adultos, hace notar el Dr. D. Federico Olóriz
que
«la
demarcación
regional deducida del índice cefálico es insuficiente para trazar la división etnológica de España. fica
siempre identidad de
raza,
La uniformidad
y aun
las
del índice
no
signi-
provincias de series
más
regulares contienen elementos étnicos diversos en su población
hasta caracteres de razas diferentes asociados en dividuos; de
modo que
por conocidos nes por
ambos
la
á la
conocer
el
los pueblos, ni el
forma general de
la
los índices,
muchos de sus
no basta para dar
que dos grupos humanos sean
afi-
cabeza significa que pertenezcan
demás
raza ni coincidan igualmente en los
misma
y
in-
carac-
Hay, pues, que abstenerse de generalizar y de
teres anatómicos.
establecer tipos étnicos regionales sólo porque haya determinadas
formas de
la
cabeza dominantes en cada región; pero tampoco se
debe pecar por creto, sino iia,
el
que estudiando
reconociendo
vando
el
extremo opuesto y encerrarse en
el
los focos
hecho con-
de braquicefalia y dolicocefa-
sentido en que esos focos se irradian, obser-
asiento de las provincias, cuyas series sean
neas y de curvas
el
más
más heterogé-
irregulares, será legítimo inducir algunos he-
chos generales acerca de los tipos de conformación cefálica que existen en España, de
de
la
manera cómo se reparten
variedades de combinación que otrezcan en
las
marcas de nuestro país»
el territorio
las
y
diversas co-
(2).
El admirable estudio del Sr. Olóriz, que representa hasta ahora el
á
mayor avance en las siguientes
«I.^
la
Antropología española, conduce, entre
otras,
conclusiones:
Puede considerarse
el
pueblo español como uno de
(i)
El pueblo
(2)
Distribución geográfica del índice cefálico en España, pág.
euskalduna, pág. 42. 1
40.
los
más
PROLEGÓMENOS puros de Europa, no sólo por
por
res, sino
cado entre
la
la
mezcla íntima y
207
afinidad de sus principales facto-
la
fusión avanzada que se ha verifi-
con bastante uniformidad en
ellos,
el
territorio
na-
cional. 2.*
tander,
de
La población dominante en todas las provincias, menos SanOviedo y Lugo es mesaticéfala (de 75 a 80), la proporción
más de 80) domina en
los braquicéfalos (de
citadas,
todas
las
que
nor, á la vez 3.^
las tres ¡Drovincias
de los dolicocéfalos (de menos de 75) en casi demás y es muy variable. El grupo dolicocéfalo es el me-
excede á
la
el
más constante y
el
más uniforme.
Las comarcas de población esencialmente dolicocéfala
['/ó
y /^) son en España la faja mediterránea desde Cartagena al Ebro, la cuenca media .de éste, la parte de Castilla la Vieja situada al
N. del Duero, y
la alta
Andalucía.
Las comarcas de población relativamente braquicéfala (79 á 83) son las vertientes septentrionales de la cordillera cantábrica, 4.^
y
comprendido entre
el litoral
bajas del Mediodía, desde
Coruña y Santander,
Huelva á
Tajo. 5.^
la
^Motril,
y
la
las tierras
cuenca media del
I
La población de
índice intermedio (78)
abunda más en
la
Mancha, Cataluña, cuenca superior del Ebro, Extremadura y curso
medio del Guadalquivir.
6^
El pueblo vascongado no presenta índice característico;
suyo es más bajo que el
el
de
los
vascos franceses y algo mas
general de España. El pueblo de Madrid es algo
que
el
7.*
más
alto
el
que
dolicocéfalo
de España entera.
Hay verdadera
frontera étnica en el Pirineo, excepto entre
Gerona y el Rosellón (l), lo cual se comprende bien considerando que el Rosellón es por todo género de razones étnicas, históricas y un pedazo de Cataluña, separado de
lingüísticas,
ella
en tiempo mo-
dernísimo. Por análogas razones tampoco existe frontera étnica
portuguesa.
Aunque
el
trabajo del Sr. Olóriz importe, sobre todo, para nues-
tra población actual, sugiere
(i)
también importantes cuestiones de
Índice cefálico, págs. 275-27S.
his-
PROLEGÓMENOS
208 toria primitiva, alguna
adelante.
pueden
En
de
las cuales
no
faltará
ocasión de tratar más
cuanto á los tiempos prehistóricos, los resultados no
ser tan importantes ni tan seguros, por la escasez
de crá-
neos cuyo índice cefálico haya sido examinado (en 1894 no pasaban
de 119), pero algo nuevo é importante declaran, en virtud del mé«El índice cefálico de los cráneos antiguos es
todo comparativo.
menor que una de
el
de
los
las regiones,
conjunto de España y en cada
modernos, en
el
menos
Sudeste en que
la del
dolicocéfalos todavía que los primeros.»
más
ral del índice
cefálico en los tiempos prehistóricos coincide
rasgos principales con decirse respecto á
Zampa, respecto á ron ya en
los
cambiado
las
la
que hoy
España
Italia (i):
lo
se observa
mismo que
que
son
los últimos
«La distribución geneen sus
Podría, según esto, resulta del trabajo
de
los tipos étnicos actuales existie-
tiempos primitivos, y que desde entonces, sólo han proporciones en que concurren á formar la población
contemporánea»
(2).
Larga é impertinente parecerá á algunos esta digresión sobre geografía antropológica de España, cuando sólo de historia religiosa tratamos. Pero
¿cómo
es posible considerar aspecto
alguno de
la
y mucho menos de la prehistoria, sin atender á la constitución fisiológica del hombre que es sujeto de ella, y que ni siquiera nos ha dejado su nombre pero sí las reliquias de su esqueleto.'' Por
historia
otra parte,
nos
útil
para
ahora en
de
la
mos
al
las
hacer estas indicaciones, algo sentamos que puede serel
estudio de las razas históricas, que encerrado hasta
vagas,
inciertas
á veces
y
contradictorias noticias
geografía clásica, alguna luz puede recibir de estos novísi-
estudios,
aunque
inciertos también,
y digámoslo
así,
crepuscu-
lares.
Para completar esta rapidísima excursión por nuestra prehistoria, sólo nos falta centes, Baleares
y Canarias, enlazadas
de España desde tiempos
(i)
R. Zampa, Crania
viii,
las
En
las
Memoric
las islas
adya-
la historia
las otras
en
el
de/la Poutificia Acca-
1891. Citado por Olóriz.
Olóriz, Índice cefálico^ pág. 262,
dominios de
primeras con
remotos, incorporadas
itálica velera.
demia dei Nuovi Lincei, tomo (2)
muy
los
hacer memoria de
^/(¿^
yUemJimj^
ARCHIVO BIBLIOGRÁFICO
HISPA NO-A ME Ríe A NO En
anunciaremos
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difícil.
Lo3
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res del Archivo que deseen utilizar este servicio, se dirigirán á la Librería general de Victoriano Suárez, Preciados, 48, Madrid, detallando claramente los títulos de las que pretendan
adquirir ó enajenar.
OBRAS QUE SE SOLICITAN
López Cogolludo (Fr. Diego). Historia de Yucatán. Madrid, 1688.
Alemán
(Mateo).
— San
Antonio de
Paclua. Lisboa, 1605.
—
AuRRECOCHEA (José M.^) Mcmoria geográfica económico-política del departamento
de
Venezuela.
Cádiz,
1814. Madrid, 1845.
Beltrán de Santa Rosa (Fr. PeArte del idioma Maya reducido á sucintas reglas. México, 1746.
dro).
—
Peralta Barnuevo (Pedro). Lima fundada ó conquista del Perú. Poema heroico, etc. Lima, 1730. 2 tomos.
—
García Peláez (Francisco de P.) la historia de Guate-
Memorias para mala. 1851-52.
3
tomos.
Juarros (Domingo). — Historia de Guatemala. 808-1 81 6. 2 tomos. 1
La
Celestina, tragi-comedia de Cay Melibea. Ediciones españolas impresas desde 1499 hasta i6oo. lixto
León Pinelo (Antonio
me
NúNEZ DE LA Vega t^Fr. Francisco), Constituciones diocesanas del Obispado de Chiapa. Roma, 1702.
de
la
de).
— Epito-
biblioteca oriental y occi-
dental, náutica y geográfica. Madrid, 1629.
da, etc.
Historia de España vindicaLima, 1730.
—
Pérez de Rivas (A.) Historia de de nuestra Santa Fe, etcétera. Madrid, 1645.
los triunfos
Ruiz (Joaquín).— Gramática yucateca. Mérida, 1844.
Vélez de Guevara
i^L.)
— El
dia-
blo cojuelo. Madrid, 1641.
Villagutierre Soto-Mayor (Juan Historia de la conquista de la provincia del Itza, reducción y progresos de la del Lacandon, etc. Made).
—
drid, 1701.
Epítome
de
la
biblioteca
oriental y occidental, náutica y geo-
añadido y enmendado nuevamente, etc. Madrid, 1737-38. 3 tomos.
gráfica,
Madrid.
Zapata
(Luis).
— El
arte poética
de
Horacio, traducida del latín en español. Lisboa, 1592.
Imp. de Fortanet.
ARCHIVO BIBLIOGRÁFICO
HISPA NO-AMERICANO TOMO
NOTAS BIBLIOGRÁFICAS
IV
Menéndez V Pelayo
("Marcelino).
Historia de los heterodoxos españoles. Segunda edición, refundida, lo-
mo
Madrid. Est.
I.
En
1911.
4.°,
de Fortanet. un retrato
tip.
516 págs. y
15 pesetas-
del autor Tiradas especiales: En pape! de hilo En papel Japón
30 100
Obras completas, edición sada por
El
definitiva, revi-
el autor. I.
nombre del Excmo. Sr. Menéndez y Pelayo, de
D. Mar-
celino
la
más
excelsa y genuina representación de nuestras glorias en la historia de la literatura española, es sólida garantía
de
la
bondad de
cesita alabanzas,
Ni
su obra.
porque en
ésta nesí
misma
lleva el sello de las grandes creacio-
nes del insigne polígrafo, ni su autor mendigar elogios ajenos, pues su reputación como hombre de letras descansa sobre tan inconmovibles ci-
mientos y se eleva á tan inconmensurable altura, que
no podrán conmo-
verla los esfuerzos de sus adversarios, si los tiene,
ni acrecentarla las
cidas alabanzas de sus
mere-
admiradores,
que se cuentan á millares. Porque, (l).
Los capítulos relativos á Tenerife ofrecen menos novedad, después de conocidos
Espinosa y de Viana. Alguna
los libros del P.
variante se observa, sin embargo, en los nombres dados á la Divi-
nidad
(2)
lo cual es
,
con
buche como
el
de que los tres autores bebieron en
indicio
«Su habla era diferente de
la tradición oral.
las otras islas;
los africanos», dice el P.
hablaban
Abreu, que por otra
parte señala en los Guanches con bastante precisión, los caracteres
de
la
edad de
de hierro
piedra pulimentada: -ni tenían herramientas ni cosa
la
de otro metal. Aprovechábanse para cortar de unas
ni
como
piedras negras,
pedernal, que, dando una piedra con otra,
y con estas
se hacían rajas,
á estas llamaban tahonas-»
Xo "\itud,
pero el
hecho de mujeres,
sí
les
desollaban;
(3).
cierta distinción
de
castas,
mito siguiente: «Decían
las
que
demás
islas, la
escla-
los indígenas explica-
los desta isla
que Dios
los
había
y y que había criado tantos hombres como había dado ganado y todo lo que habían menester, y agua,
tierra
y
y sajaban y
en Tenerife, como tampoco en
existia
ban con
rajas cortaban
que después de criados
le
pareció que eran pocos, y que crió
hombres y mujeres, y que no
les
quiso dar ganado,
más
y pidiéndoselo
respondió que sirviesen á esotros y que ellos les darían de comer, y de allí descienden los villanos que llaman Achicaxna, y que son los
que sirven»
(4).
El capítulo que trata de los embalsamamientos, no es modelo de claridad
y parece
de Espinosa.
De
escrito de referencia, sin
Abreu, que era
P.
más guía que
todos modos, fué lástima grande que sin
duda
el
más completo y
el
texto
el libro
del
noticioso de los
(i)
Págs. 175 y 176.
(2)
«Tenían un Diosa quien llamaban en su lengua Achgnayerxei-ati^ Acho-
Achaman, que quiere decir eu nuestro lenguaje, sustentador de cielo y tierra. También lo llamaban Achuhuyan, y Acbuhucanac, y Acguayaxerax^ que ron,
es decir,
el
grande,
(3/
Pag. 193.
(4)
Pág. 194.
el
sublime,
el
que todo
lo sustenta.» (pág. 192).
PROLEGÓMENOS
244
quedase manuscrito por entonces y que el extenso trabajo del Doctor en ]Sle-
escritos sobre Canarias,
mismo
lo
dicina D.
aconteciese con
Tomás Marín y
Cubas, natural de Telde en
que dedica buena parte del
ria,
da en 1694 á
libro
y
los usos, costianbres
Gran Cana-
la
segundo de su obra termina-
naturaleza de los indígenas
Interesantes son algunas de las noticias que da, pero no es
seguro su origen, el
como
embalsamamiento. Es
la
cebada en
el
y por
el sacrificio,
forma de mal ó bien»
La descripción de más
los
detallada en INIarín
de Lanzarcte
los isleños
práctica
la
único también que supone entre los
el
indígenas de Fuerteventura
la
muy
tiempo bastante moderno. Es
escritas en
único autor que atribuye á
del
(i).
«quemaban
superstición augural:
humo, derecho ó ladeado, juzgaban
(2).
enterramientos de Gran Canaria es
mucho
que en Abreu Galindo, aunque evidente-
mente inexacta en algún pormenor: «Al difunto lavaban todo con agua caliente, cocidas yerbas, y con el
vientre por la parte derecha debajo de
media
luna, sacaban todo lo de dentro,
sacaban
los sesos (3),
y
estregaban; abríanle
ellas lo
modo de
las costillas á
y por
quitado todo hasta
la
lo alto
de
la
cabeza
lengua, llenaban los
huecos de mezcla de arena, cascaras de pino molidas y orujo de
yoga ó mocanes, y volvían á hacerle muy curiosamente: lo ungían con manteca y ponían al sol de día y de noche al humo, y por quince días le lloraban haciendo exequias, y estando enjuto
le
ponían en
las cuevas con otros mirlados; á otros hacían torreoncillos de piedra»
(i)
Histoj'ia de las Siete Islas de Canaria, orioen, descubrimiento y conquista^
Tomás J\íarin y Cubas. Esta Crónica ó Museo Canario, pero no he podido proporcionarme esta Revista. Los trozos que cito de Marín y Cubas están tomados de las obras de Millares y de Chil, que transcriben largos pasajes.
dividida en tres libros, compuesta por D.
parte de ella se ha publicado en
(2)
Apud
(3)
El Dr. Chil (tomo
Chil,
tomo
i,
el
pág. 442.
1,
pág. 4S0) hace notar
posible extraer el cerebro sin fracturar visto
ninguno en esas condiciones,
nasal por
que
donde Viera supuso que
los canarios
ni
el
tampoco con
,
la fractura
en
la
región
se hacía la extracción. Finalmente, opina
no extraían ninguno de
cavidades, cefálica
que era absolutamente imél no había
cráneo, y declara que
torácica y abdominal
valían para obtener la momificación es
,
un
los
órganos contenidos en
y que
el
misterio.
las tres
procedimiento de que se
PROLEGÓMENOS
245
malpayses y bóvedas: llevábanles de comer á rido á
mujer,
la
y
Tenían por gran
comiesen
á
ella
él.
Algunos en
delito enterrar
las sepulturas, el
se hallan vestidos
la tierra
de gamuzas.
pura, á que los gusanos
difunto; algunos se sepultaban en palos huecos
el
ma-
como
pesebres de tea y otros maderos enterrados, y encima ponían piedras grandes en forma de cruz ó de tan por memoria,
eran
siete,
y
otras de tres
muy
grandes á
y
lo
común
y alrededor un
lo largo,
hacían grandes romerías adonde había sepulcros en
torreoncillo:
riscos sagrados á su secta,
como Tirma y Almogaren. Entrando en y respondían:
ó cuevas saludaban diciendo: Tamaragiia^
las casas
«Aquí viene
Sansofí, que significa:
venido».
Quemaban en poyos
de carbón y leña
noel,
que
el
huésped
ciertos palos
es el
amomo, y
y
—
.
Pues sea bien
teas odoríferas, tea
lignoaloes,
que Dioscó-
rides llama spina alba{\).-»
Al
de
tratar
las creencias religiosas
de
los
Canarios, Marín
Cubas puntualiza más que ninguno de sus predecesores ciones locales relativas á los antiguos adoratorios
«Juraban por Magec, que es
que
él sólo
tierra,
llamado Gaviot.
que padece
Decían ser
el sol.
padecía tormentos y fuego eterno en
A el alma
y
las tradi-
y casas sagradas: sólo un Demonio, las
entrañas de
la
tenían por inmortal hija de Magec,
y hambre... A las fande Magec. Llaman Tibicenas á las
afanes, congojas, angustias, sed
tasmas llaman Magios ó hijos apariencias del
Demonio, que muchas y frecuentes veces, de
de noche, se aparecía en forma de perros lanudos,
como
pava, gallina con pollos, becerro, etc. Adorábanle en
sitios
sagrados y venerados, así
casas,
riscos,
y juraban por
como montes,
ellos
muy
día
y
y otras de aves, cuevas,
muchos
bosques,
solemnemente. El mayor
adoratorio donde hacían romerías era Almogaren d£ Htimiaya, que es una casa de piedra sobre un alto risco en Tirajana llamado Riscos blancos, que fueron de allí
hay
frutos,
tres braseros
menos
carne,
Antón de
la
Santidad, conquistador.
de cantos grandes donde quemaban de todos
y por
el
humo,
si
iba derecho ó ladeado,
hacían su agüero, puestos sobre un paredón á
grandes piedras y enlosado
(i)
Apud
Aún
Chil, pág. 477.
lo alto del
modo de
altar
de
monte; y ha quedado una
PROLEGÓMENOS
246
como
capilla,
muy
dras
y
sacarrones, dentro todo de una gran cerca de pie-
grandes,
y
Estas casas ó
sitios.
cabras...
es
el
las
regaban con leche de
ropón hasta
el suelo;
religión;
barruntaban
Faisages; observaban algunas moralidades,
y eran
dos sabían de memoria ellos se
mas descollado de todos aquellos
de adoración,
Había hombres que vivían en clausura á modo de
vestían de pieles, largo
venir
risco
el
sitios
lo
y en
por-
corri-
de sus antepasados, que entre
las historias
quedaba; contaban consejas de
los
Montes
Clai'os de
en metáfora de palojnas, águilas. Estos eran maestros
Atlante
que iban á
enseñar muchachos á los lugares; había nobles para nobles, y villanos para enseñar lo que conviniese á los villanos, y hábiles los enviaban á
Humiaya^ como
que fuesen de fuerza y ánimo para
es
primer
que
A este
había niños si
no
guerra, porque este era su
la
Instituto...
cOtro adoratorio hay en bre,
si
mayor Universidad,
á
el
término de Gáldar, que dura
el
nom-
de Tirina, lleno de caserías y grandes cuevas. Maguas en romería llevando vasos de leche para
es el risco
iban las
y ramos en las manos, y de allí bajaban al mar que está cerdaban con ellos golpes en el agua, pidiendo á Dios socorro en y sus necesidades, y ellos tenían fe en ser remediados. I\Iás de dos regar,
ca,
leguas alrededor tenía este risco de sagrado para delincuentes, así
para ellos
como para
sus ganados,
y
así era
muy
habitado este
sitio.
»Era sagrado también
las casas
de
Maguas, que
las
los españoles
llamaban Marimaguadas. Era una cerca de pared, casas y cueva, habitación de
muchas doncellas, desde catorce hasta que
treinta años;
porque después
si
de
podía hablar, y solamente cuando habia
la vida, les
querían casarse podían
salir,
agua y hambre, salían en procesión á rogar á Iban mirando za
al cielo,
haciendo
visajes
allí
Tirma
y meneos con
nadie,
pena
falta
de
les socorriese.
los ojos,
cabe-
y cuerpo, ya cruzando los brazos, ya abriéndolos y extendiendo
decían:
Almene Coran, que
ber rodeado nasterio las
el risco
significa
caminaban hacia
Maguas para bañarse en
Válgame Dios: después de hael
el
diputados que todos lo debían saber, y
do se
mar. Salían fuera de su Momar, y para ello había dias algún hombre por descui-
si
hallase con ellas ó las encontrase en el camino, perdía la vida:
PROLEGÓMENOS
247
solamente cuando iban á adorar á Tirma en
casa Tanogante po-
la
día desde lejos mirarlas».
«En
el
lugar de Gaete, junto á la casa fuerte de los Mallorquines,
había una casa grande pintada por dentro, que fué Seminario de doncellas, hijas de nobles, que de toda
como
der
escuela,
trece Mallorquines,
les
y
venían
para apren-
allí,
comercio, fué
faltar el
el
que
les
codiciaban
hembras para robárselas, y aun se dice que uno muy principal llevó á Levante una, y se casó con ella. Aprendían á cortar pie-
las
se
y
la Isla
dícese que la causa de matar los Canarios á
modo de gamuza, y á hacer costuras y esteras no como empleita, que no supieron, y sacar hilos
adobarlas, á
y á
de junco
tejido,
de los nervios de cabras y de
y
las tripas,
agujas de espinas de pes-
cados y huesos. Las maestras eran ancianas de buena vida»
La
diligencia
que Marín y Cubas mostró en sus pesquisas, no se
encuentra en los demás historiadores canarios del El licenciado Núñez de
cuyo
siglo xvii.
Peña (1676) farragoso genealogista,
la
y
libro casi se contrae á Tenerife,
es curioso para su historia
municipal, no hace en los capítulos de antigüedades
servilmente á Espinosa, Viana y
P.
el
Fray José de Sosa, franciscano, que
Xúñez de trata,
la
Peña
la
(2).
Por
glosar
contrario.
el
escribió para vindicar contra
primacía de Gran Canaria, de esta
alguna
(3).
La obra
á
fieles
isla
solo
ley natural, sin mezcla de idola-
la
descriptiva
tín del Castillo (1739), tiene
ta
Abreu
más que
poniendo mucho ahinco en probar que sus aborígenes se ha-
bían mantenido siempre tría
(l).
y geográfica de D. Pedro Agus-
de curioso para nuestro objeto
que su autor hizo á una de
las grutas artificiales
cap. XVIII. Apud, Chil,
tomo
(i)
Lib.
(2)
Co7iquista y ajiligüedades de las islas de la
ción, con
II,
muchas
i,
de
la
muy poderosa
isla
Gran Canaria y
de Tlienerife, compuesto por
do D. Juan Núñez de la Peña. Madrid, en
la
isla,
págs. 324-527.
su descrip-
'advertencias de sus privilegios, conquistas, pobladores
particularidades en la
la visi-
misma
y otras
el licencia-
Imprenta Real, 1676.
Reimpreso en Santa Cruz de Tenerife, 1847, Imprenta Isleña. Topografía de la isla afortunada Gran Catiaria, cabeza del partido de (3) toda la provincia, comprensiva de las siete islas llamadas vulgarmente Afortunadas... escrita
en la
M. N. y
tnuy leal
Ciudad Real de las Palmas, por un hijo
suyo este año de iój8. Santa Cruz de Tenerife, 1849, Imprenta Isleña.
PROLEGÓMENOS
248
que habían tenido destino religioso en tiempos antiguos, y haber sido quizá
el
primero que prestó alguna atención á
El arcediano Viera
do en
las
y
idilio,
con reminiscencias de
que cayó en
sino
sí
mismo
la
la isla él la
guró que «eran puros garabatos, juegos de los antiguos
bárbaros»
Descripción histórica
(i)
De
(2).
artificia-
las
de
la
la
Palma, fiándose de
llama cordata^ que
le ase-
casualidad ó de
la fan-
la
momias
escribe con ver-
geográfica de las islas de Canaria
y
consagra al principe N. S. D. Fernando llo
no
ligereza de no prestar atención alguna á
notable inscripción de Belmaco en
de
la
con-
naturalista,
cuevas naturales y
las
una persona poco entendida, aunque
tasía
la investigación,
que pudiera esperarse de un tan distinguido
sólo desdeñó explorar por les,
(l).
de mucho talento é inbuí-
Clavijo, escritor
Odisea y del Telémaco. Pero algo desidioso en tra lo
momias
ideas filantrópicas del siglo xviii, convirtió la primitiva
de Canarias en delicioso
historia
las
de Boi-bón, D.
^
que dedica y
Pedro Agustín del
Casti-
Ruiz de Vergara, sexto alférez mayor hereditario de Ca?iaria y dccaiio perpe-
tuo de su cabildo
año
y ayuntamiento. Santa Cruz de Tenerife. Imprenta
Isleña,
1848.
Pág. 56. «En cierta ocasión que yo pasé en
de llaman
la
Dehesa, dos hombres de
los
la
jurisdicción de Guía,
adon-
primeros de aquel lugar que
me
acompañaban, me dijeron si quería ver uno de los cenobios ó conventos de estos antiguos, que está en un alto y rápido sitio, sobre el barranco que llaman de Valerón. Guiáronme á
él los
dos hidalgos, y entré con bastante pe-
y confieso de mí haberme causado admiración ver la fábrica, que en un risco se hizo sin herramientas templadas, porque no las conocieron los antiligro,
guos de estas
islas,
sino lascas de pedernales, que fijaban en unos palos
grueso pino ú otro árbol.
En
la
como
maderas, y cortaban el más frente de aquella montaña, cortado como un
hachas ó azuelas, con que labraban también
las
grande arco, y dentro de él á la entrada, corría un largo cañón ó crujía que corría hacia dentro, y de un lado y otro con grande igualdad y correspondencia,
mucho número de
tanillas,
celdas ó aposentos, unos sobre de otros con sus ven-
y á un lado y otro de
la
entrada
como dos
torrejones, que se subían
por dentro, con ventanas para su luz que caían sobre ferido barranco; representóseme lo (2)
En una obra suya
pués de
la
muerte de su
que
la
profundidad del re-
se nos pinta de la Tebaida».
posterior á las Noticias, é impresa
medio
autor, en el Diccionario de Historia
siglo
des-
Natural de
las
Islas Canarias (Las Palmas, 1866-1S69), libro tan notable por su mérito científico
como por ser una de
las
mejores muestras de
la
culta y elegante prosa
PROLEGÓMENOS
249
dadero entusiasmo, y á su tiempo pertenece
el
necrópolis del barranco de Herque, entre Arico fe),
donde se han encontrado más de
son
muy
someras y menos precisas que ,
las
la
Historia de
Refiere este autor, que parece ser
por
archipiélago en
el
la
y Guimar (Tenerilas noticias
que da
que copia de una
mandada
ción de un viajero inglés del siglo xvi,
obispo de Rochester en
pero
mil,
hallazgo de la gran
rela-
publicar por el
Sociedad Real de Londres.
Tomás
Nichols,
y haber
viajado
5 26, que habiendo prestado á los guanches
1
algunos servicios en calidad de médico, obtuvo de ellos permiso para visitar las cavernas sepulcrales de Guimar, que mii-aban con
gran veneración y procuraban defender de la curiosidad de los ex«Son estas unas concavidades formadas en las peñas por
traños.
mano de
la naturaleza,
y perfeccionadas por
el arte.
Los cadáveres
están envueltos en pieles de cabras, cosidos con correas tan sutil-
mente, que es una admiración. Aunque arrugados, y perdido el cose ven tan enteros, que en ambos sexos se distinguen los ojos,
lor,
los cabellos, las orejas, narices, los dientes, los labios, las barbas,
etcétera. El autor contó en
una sola cueva de trescientos á cuatro-
cientos cuerpos, unos de pie llos
y
otros tendidos sobre ciertos catreci-
de madera que los guanches^ no sé con qué secreto, ponían tan
hay hierro que
dura, que no
les salían fuera
la
pueda romper. Por punto general
de este pequeño lecho
la
cabeza y
los pies,
que des-
cansaban sobre dos grandes piedras. Añade que cierto cazador cortó
en una ocasión un trozo de
encima del estómago,
que
la piel
que tenía uno de estos difuntos
que estaba tan suave dócil y ,
libre
de co-
escribían nuestros naturalistas de la centuria décimaoctava, Viera
Clavijo habla en
«En
la isla
Belmaco... al
la
de
muy la
y
distintos términos de la famosa inscripción palmense:
Palma sobresalen
La cueva de Belmacose
lugar de Mazo, mirando
al
las
halla
dos famosas cuevas de Niquiomo y de
en
Sur. Está
el
barranco de este nombre, y junto bien hecha y es capaz de alojar
muy
cuatro yuntas de bueyes; pero lo que en ella llama toda la atención de un anticuario son dos lápidas que se ven perpendiculares al arco de
en
las cuales se registran
con
buril,
unos extraños caracteres, grabados
todos de un dedo de ancho.
Una de
al
la
entrada,
parecer como
estas piedras tiene cuatro
varas de largo y tres de ancho; y la otra siete cuartas de largo, y de ancho, cinco...
(Tom.
i,
págs. 249-250. Art. Cueva (Spelunca).
PROLEGÓMENOS
250 rrupción, que la empleó
como
dáveres tan ligeros
dones y aun
las
que parece
y
venas y arterias á
guanches en estos
los
muchos años en la paja,
sitios
varios usos.
modo de pequeños
estos ca-
hilos.
fúnebres unos vasos de tierra
ponían con leche ó manteca
los
Son
se les distinguen los nervios, ten-
al
Tienen
muy
dura,
lado de los muertos;
y decían que en Tenerife había más de veinte cuevas con los cuerpos de sus Reyes y otras personas distinguidas, sin las que ellos mismos ignoraban, porque sólo los viejos eran depositarios de aquel secre-
y estos no eran hombres que revelaban nada» En lo que Viera se fijó por primera vez es en el
to,
tas cuentas prehistóricas
y de
pulcral,
ciertos
las cuales
que formaban parte de presenta un dibujo.
muchachos, que subían por
«En
los riscos del
á arrancar yerbas para pastos, trajeron de
las
la
(l).
hallazgo de cier-
indumentaria seel
año de 1767,
pueblo de Guimar
cuevas de
los
Guan-
ches una considerable cantidad de cuentas, de figura cilindrica,
y de tres en tres. Su materia es un barro cocido, tan sumamente duro que parece piedra. Algunas tienen un encarnado como de coral, otras son rubias y otras pardas y negras. La pulidez con que están hechas y horadaalgunas de
ellas
unidas de dos en dos,
das es singular. Se encuentran entre los cadáveres; es de presumir
que
las
usaban ensartadas para adorno»
(2).
Las narraciones pesadas y confusas de naron mucha amenidad y elegancia bajo
ga-
los antiguos cronistas la
pluma de Viera, que
las
expurgó también de algunos pormenores absurdos, pero en realidad el
estudio de las primitivas antigüedades canarias es
en su clásica obra, cuyo verdadero interés empieza en Casi inútil bajo
(i)
No he
Sprats en la
la
el
muy somero la
conquista.
aspecto histórico y arqueológico, aunque ten-
tenido ocasión de leer
la
relación publicada por el obispo
History of ihe Royal Sociefy, año 1682, ni puedo comprobar
misma que figuraba antes en
Bergaron tradujo
al franc(ís
la
si
es
colección de Hakluit y Parchas, y que
en 1630, atribuyéndosela á Thomas Nichols. De
documento parece algo sospechoso, y ya hizo notar Bory de Saint- Vincent (Essais sur les ilcs Fortunécs, p. 64), que jamás la entrada de las
todos modos,
el
cavernas había sido un misterio entre los antiguos canarios, ni era posible ocultarla. (2)
Noticias,
tomo
i,
págs.
1
61-162.
ga interés en
1
científico, es el
PROLEGÓMENOS
25!
Ensayo sobre
que
801 publicó siendo todavía
Bory de
muy
las islas Ajortimadas,
jo\'en, el luego célebre
añadiendo de su cosecha muchas declamaciones contra tadores,
geólogo
Saint- Vincent (l). Copia á Viera, sin entenderle á veces (2),
ciertos cantos, amatorios
y
y
los conquis-
que atribuye á
pastoriles,
los
Guanches, piezas ridiculamente apócrifas y que revelan la mano de un falso Ossián sin talento y sin gusto. De las cuentas ó cilindros de barro cocido opina que son signos numéricos y forman un trata-
do de
En una
cálculo.
lámina presenta otros objetos prehistóricos,
una hacha de tahona^ un punzón de hueso
(3).
des de Egipto
Opina resueltamente que
nuestro archipiélago, lo Santo,
y
las
de Canarias,
los sepulcros
islas
mismo que
Convierte en pirámi-
Azores, Madera y Porto
las
de Cabo Verde (Gorgades) son rehquias de
la
Atlántida de Platón, y dando asenso á los delirios del historiador
de
Astronomía
la
sobre
el
Bailly,
construye una especie de novela filosófica
fabuloso imperio de los Atlantes, inventores de aquella
ciencia.
Aluy diverso concepto merece
tomo primero de
Berthelot. El
cada bajo
los auspicios del
comprende
esta
Essais sur
les lies
Webb
y Sabino
voluminosa enciclopedia, publi-
Gobierno francés desde 1836 á
más importante
duda de
sin
Foriunées
los
1
8 50,
Conquista; trabajo de
la
que
se habían publica-
Vantique Atla?it¿de^ ou Précis íicl'His-
et
V Archipel des Cañarles, par J. B. G. JL Bory de Saint-
toire genérale de
Vlncetity
París, Baudoin, Germinal, an. ^7(1802).
offtcier frangais. (2)
gran monumento le\-antado á
Etnografía y los Anales de
la
Berthelot, el
(i)
el
Natural de las Canarias, por Barker
la Historia
Véase un chistoso ejemplo de quid pro
quo.
Había hablado Viera de
ú oratorios de Tenerife y Bory convierte los tales efcneques en una secta que profesaba un culto sublime. «Los Efeneques adoraban á Dios,
los efetieques
»bajo
el
,
nombre de Creador, esparciendo ofrendas sobre una piedra redonmuros circulares, y esta piedra se llamaba fayra.
»da, encerrada en varios »
¿Quién no reconoce aquí
>que
le sirve
de
altar;
la
imagen de
la tierra esférica,
en los recintos concéntricos
3>de la esfera, y hasta la palabra griega acsalpa
de llevarse más (3)
lejos el desatino.
Pág. 77, con la lámina adjunta.
la
figura
en fayra?
r>
obra de Dios y de los círculos
(Pág. 517).
No pue-
PROLEGÓMENOS
252
do después de
las
Noticias de Viera
Berthelot,
(l).
que por
amor
el
y por su larga residencia en él como cónsul de su nación, podía considerarse como hijo adoptivo de las islas, que
tu\'o al archipiélago
no cesó durante su larga vida de
como
importantes algunos
marcan
libros
de
las ciencias antropológicas
vas cuestiones, y otras han sido planteadas de
en
vista
Estos
(2).
principio de una nueva era en la historiografía isle-
el
ña. El progreso
con nuevos trabajos, tan
ilustrarlas
sus Antigüedades Canarias
ha hecho surgir nue-
muy
distinta
manera
de positivos hallazgos arqueológicos, que obligan á someter
á revisión los datos de los antiguos cronistas.
Limitándonos á nuestro asunto, es imposible admitir aquella especie de deísmo filosófico
á los Guanches, interpretando á su
Abreu
observantes de
fieles
de piedra de que habla todo
lo
demás;
el
modo
de Espinosa,
los textos
y demás predecesores suyos, que también
Galindo, Sosa
habían supuesto
que \'iera y Clavijo atribuyó
patriarcal
y
la
la
ley natural
(3).
los
El ídolo
relación de Boccaccio, tan puntual en
grupo de animales ante
el cual se
hacían libacio-
nes según Bernáldez, no parecen meras consejas que puedan re-
Y
chazarse sin examen.
Canarios no conocieron dibujo natural
(i)
(4),
aunque generalmente la escultura, ni
esta afirmación es
Histoire Natwelle des
tles
r Instructioii
les
publique. París, 1836-1840.
volúmenes ó
partes. El
tomo
i.°,
que
los
tuvieron siquiera idea del
de todo punto
Canaries par
Sabin Berthelot... Ouvrage publié soiis
se afirme
MM.
auspices de
Tres tomos en
que contiene
M.
incierta,
pues
P. Barkcr-Webb
et
Guizot, tninisire de
íolio,
divididos en seis
la Et7tografía
y Anales de
la
Conquista y las Misceláneas Canarienses es enteramente de Berthelot. ,
(2)
Á7itiquitc's
occupcrent les (-o?iquéte.
Una
Canarietí7ies
iles Fortu?tces,
02c
atmotatiofis sur Vorigine
des peuples qui
depuis les premiers tcmps jusqu 'á l'époque de
lew
París, Plon, 1877.
bibliografía
de
las
obras de Berthelot se encuentra en
el libro
de don
Elias Zerolo, Legajo de J^ar/os. (París, Garnier, 1S97, págs. 260-268). (3)
También
se atribuyó á los primitivos iberos esta especie de monoteís-
mo, y hoy es imposible sostener tan candida afirmación. (4)
En
Chil, Estudios, el
I,
pág. 519.
mismo tomo, pág.
622, tuvo
Antiquités Cafiar/cnjics, de Berthelot:
que
«A
rectificar la especie
vista
de
los
en
vista
de
las
grabados que presenta
nuestro ilustrado autor y de lo que sobre ellos dice, no
me queda duda de
PROLEGÓMENOS el
mismo
bla de
253
Dr. Chil, que en alguna parte de su libro la prohija, ha-
una figura procedente de Tenerife, llevada á París por
Dr. Verneau,
mente un
ídolo
primitivos,
y no un mero símbolo
(l).
Tratándose de pueblos
no alcanzamos á comprender distinción tan
dos modos,
el
bien manifiesta la duda de que fuese verdadera-
si
los ídolos,
eran raros,
los había,
si
y
De
sutil.
no consistía únicamente en ofrendas de
ser simplicísimo, pero
che y manteca, sino en
to-
debía de
el culto
le-
de animales, especialmente de
sacrificios
cabras.
Son muy pocos
los
que hoy quedan de templos y adoejeneques de Fuerteventura ha llegado á
vestigio
queda en Tenerife de lugares consagrados
los vestigios
ratorios.
Ninguno de
nosotros.
Ningún
al culto.
No
así
en
la
Gran Canaria, donde
se
han señalado restos
de dos alrnogarenes, que describe en estos términos D. Agustín Millares:
«Hay
al
borde de
la
gran cuenca ó cráter de Tirajana un
macizo basáltico que se eleva en tituyendo su
mayor
altura.
la
meseta central de
Llámasele en
mapas
los
la isla,
los
cons-
Pechos^
entre los isleños el Campariario. Tiene una altura total de
metros. Este elevado grupo de rocas se cree que constituya
bre adoratorio de Umiaga, ó sea
sitio
el
1.
y
95
el céle-
donde tenían lugar
las
ofrendas religiosas. Después de una subida llena de peligros, se llega á
una excavación de 10 á 15 metros de
altura,
terminada por
dos explanadas oblicuas, formando ángulo obtuso, y abiertas Sudeste. roca,
En
la
explanada superior existen cinco
que es de un basalto
figura circular,
y dos
muy
elípticas,
pilas abiertas
en
al la
duro, de las cuales tres son de
ordenadas de
modo que
las
tres
que en efecto tenían idea del dibujo natural, revelándolo así el pico del jarro que representa una cabeza de cerdo, y el pequeño ídolo ó amuleto encontrado en una gruta de esta isla, representando un rostro humano.» (i)
tomo
Chil, Estudios,
11,
pág. 33.
Yendo de un extremo
á otro con su
habitual ligereza, parece dar gran valor á las figuras que dice haber visto «talladas en la roca del santuario,
dibujo de
ellas, ni las
de
las
Harimaguadas t, pero
ni
presenta
describe, ni deja entrever siquiera lo que puedan ser.
Esto no obsta para que á renglón seguido añada que «los Guanches de
Gran Canaria, como
los
de todas
las
demás
tales historiadores es imposible entenderse.
islas,
eran deístas puros».
la
Con
PROLEGÓMENOS
254
circulares se encuentran en el centro
y
las
dos elípticas á
los extre-
mos, hallándose estas últimas en comunicación cada una con otra circular,
y quedando
centro aislada de
la del
las
demás. Al pie de
roca gotea una agua pura y cristalina, que recogen
la
redondas, y cuando éstas se desbordan, pasa
el
Hallánse labradas con tan rara perfección, que
ticas...
duda con qué clase de
narlas se
cincel se
segunda explanada forma un ángulo de
y hay en
zonte,
un corte
el
hayan podido
treinta grados
es el
al
exami-
abrir.
con
el
La
hori-
que podrá tener más de Soo metros de elevación,
vertical,
parte Sur
pilas
las elíp-
borde vestigios de una pared, siguiendo luego
precipicio espantoso, cuya vista produce vértigos.
que
las
sobrante á
culminante de
la isla,
Desde
este
sitio,
se domina completamente toda su
y Oeste, presentando un espectáculo tan grandioso como
imponente.»
«En hacia
otro de los bordes del el
mismo
cráter de Tiraiana,
Sudoeste, se levanta una montaña llamada
que tiene sobre
nivel del valle unos
el
250 metros de
perforada en su base por un túnel natural que
que mira
la Fortaleza^
altura. Hállase
la
atraviesa de
oriente á poniente. Esta curiosa abertura tiene 30 metros de longi-
tud por 8 de ancho, con una altura cómoda y proporcionada, y rampas artificiales para su entrada y salida.
»En es
montaña coloca
esta
hoy de
ditícil
trándose en
ella
la
tradición otro ahnogaren^
y aunque
acceso, ha sido, sin embargo, explorada, encon-
una multitud de cuevas, que se supone estuvieron
habitadas por los Faicanes, encargados de recibir las ofrendas expia-
El lugar consagrado especialmente á este uso, parece haber
torias.
sido
una concavidad en figura de brasero, abierto en piedra, de metros de diámetro, que se eleva en
tres á cuatro
una de
las estribaciones
»En Tirma,
localidad
de
la
hoy
lo
más
alto
de
montaña...
árida
y
desolada, no se han encontrado
vestigios de abnogarenes-» (i).
En
la isla
de
la
conquistadores, se
Gomera, de cuya
religión
nada nos dijeron
han descubierto curiosas antigüedades en
meseta de basalto llamada Fortaleza de Chipude. Hay entre
(i)
Historia general de las Islas Canarias, tomo
11,
págs. 210 á 212.
los la
ellas
PROLEGÓMENOS restos de
255
un piteo 6 brasero, en cuyo fondo
se han encontrado
huesos de cabra y cabrito calcinados, y cuchillos de piedra, que
pudieron servir para
los sacrificios (l).
Los Guanches de Tenerife eran de
trogloditas,
y también
los isleños
Gomera. De unos y otros dice terminantemente Azurara que casas, sino que vivían en chozas y cavernas. Muchas de
la
no tenían
como las de los reyes de Güimar, y sólo se percibe la mano del hombre en algunos toscos nichos y asientos tallados en las paredes. En la Gran Canaria las cuevas se presentan más trabajadas, como la de los Pilares, cerca de Telde, y aun exornadas con decoraciones pictóricas como la de Gáldar, y la cueva estas grutas son naturales,
del Guaire,
al
pie de la
montaña de Bentaiga en Tejeda
(2).
Pero
no todas servían de habitaciones, y ya Clarín y Cubas distinguió las que eran enterramientos: «Las cuevas son, unas, muy grandes y comunicadas por dentro, y puertas ó ventanajes para lumbreras; algunas de pequeña entrada, y dentro algunos huecos llenos
largas,
de huesos de difuntos; otras se ven en
los
mirlados y huesos, y en partes tan
altas,
entrar; á algunas entran
peinados riscos que tienen
que sólo aves pueden
colgando con sogas»
Estas grutas funerarias
artificiales sólo se
Gran Canaria y en Fuerteventura
,
(3).
han encontrado en
la
como en Lanzarote algunos
así
túmulos que cubren sepulturas hechas en
el suelo.
En
Tenerife, la
Palma, Gomera y Hierro, los muertos se depositaban en cuevas naturales
de
secas.
difícil
acceso, cerradas á veces por losas ó
La cueva
muros de piedras
del barranco del Infierno en Tenerife, la del barran-
co de Guayadeque en Gran Canaria, Hierro, pertenecen á esta clase.
En
la
del Tablón en la
isla
del
esta última encontró su descu-
bridor D. Aquilino Padrón «una veintena de cadáveres en posición supina,
como
que en vez de
(i)
estar
como
aquéllas, sobre
ui,
antiguas abadías, pero
un basamento de piedra,
pág. 355.
Vid. Verneau, Habiíations, Séptdüires
nariens, París, 1889. (3)
los
Vid. un curioso artículo de D. Juan Bethencourt Alfonso en la Revista
de Canarias, tomo (2)
yacentes de
las estatuas
Apttd Chil,
tomo
i,
pág. 586.
et
Lieux sacres des ancims Ca-
PROLEGÓMENOS
256
tenían unas piedras de bastante magnitud, colocadas encima, á lo largo del cuerpo (l).
Pero aunque
vivienda troglodítica para vivos
la
dominante en
la
sólo en Lanzarote cía
más
y Fuerteventura, donde
nica de Tenerife (por lo cual
en
dureza de
que
hubo que labrar
las
la
la
muy
curioso lo
distinta, al
que coexistió y se mezcló con
la
Conquista: «Los mejores edifi-
en Gáldar, que era cabeza de
del Guanarteme. Edificaban sus casas bajas
y de grandes piedras, bríanlas
sin
muros de
que acerca de esto dice Sedeño, uno
de los primitivos historiadores de cios de Canaria había
no
roca ofre-
llamadas casas
introdujo la construcción de verdaderos edificios con
piedra seca. Es
fuese
toba volcá-
de Gran Canaria, donde una raza
la isla
parecer, de la de los Guanches, pero ella,
la
resistencia á las herramientas de piedra
hondas)., sino
y muertos
archipiélago, este sistema padecía excepción,
el
la isla
y
asiento
y de paredes muy anchas
mezcla de barro, sino
tierra pisada.
Cu-
con vigas y tablones de tea fina y otras maderas perpetuas, labraban con pedernales puestos en cuernos á manera de
las cuales
azuelas.
Sobre
las vigas
con masaigo por
arriba,
y tablones ponían piedras llanas y delgadas, que es una rama como caña, que dura mu-
cho. Guardábanse que no llegase la tierra á la madera,
y sobre
estas
dejaban tierra mojada y pisábanla mucho, de tal manera, que aunque llue\'a muchos días corre por encima y no cala por dentro.
lajas
»La casa del Guanarteme era toda aforrada de tablones de
muy
tea,
y pintados por encima, y sólo esta casa era atorrada... Otra casa está junto á ésta, muy pintada y grande,
puestos estos
juntos
que servía de recogimiento de
hijas
de hombres principales»
(2).
Restos de estos edificios de Gáldar se conservaban todavía á fines
Sosa los visitó en 1675, y quedó según dice, «reparando en lo pulido y labrado de sus
del siglo XVII, puesto
fuera de
sí,
maderos, y en (i)
Aptid Chil,
(2)
Apud
el
que
el P.
ajuste de sus tablones
y vigas»
(3).
tomón, pág. 155. tomo 11, pág. 245.
Millares,
P''^g- '74- -^^ ^No son las momias únicamente, es también la manera de prepararlas lo que nos ofrece relaciones visibles entre los Guanches y los Egipcios. En uno y otro pueblo son gentes odiosas visto que esto no
mientos:
las
es enteramcfite exacto).
para los ricos,
la incisión
la
que disecan
los
cadáveres {ya hemos
Había varios géneros de embalsamaintroducción de un licor corrosivo para
las gentes menos acomodadas y para los pobres (mucho más radical era la difere?tcia de ritos ft'mebres eJi la Gran Canaria). Los Guanches estaban obliga-
dos,
como
los Egipcios, á
que reemplazase mino de cumplía Egipcios
la el
el
hacer secar los cadáveres
calor del sol
preparación era
fijo
(es
muy
al aire
ó en una estufa
probable^ pero no está probado). El tér-
(en Egipto
si,
en Canarias no).
Cuando
se
plazo legal, los parientes reclamaban la momia, porque entre los
el fiatron la
nían natrón, el sol
la
hubiese consumido, y entre los Guanches, que no tehubiese desecado excesivamente. Se depositaba á las
gentes que podían pagar los embalsamamientos más caros en un ataúd de sola pieza y de una madera que pasaba por incorruptible >En Egipto, á pesar de haberse conocido muy pronto el hierro, era una piedra de Etiopia la que servía para hacer la incisión... El uso de los embal-
una
samamientos debió de ser anterior á encuentra
que
el
mismo uso en
la
la
era de los metales en este pueblo. Se
mutilación de los sacerdotes frigios de Cibeles,
se operaba con un sílice cortante, y en
según j>Lo
la
orden que
el
Señor dio á Josué (Fac
que prueba más
la
la
circuncisión de los Judíos,
tibi cultros lapídeos,
Cap.
v. v. 2.)
relación entre la piedra de Etiopía y las Tabanas
guanches es que dicha piedra no es otra cosa que un basalto excesivamente
duro y compacto
(^Invcjiit
eadcm yEgipius in JEthiopia,
ferrei colorís atqtie durítiae. Plin. Xat. Hist.,
también un basalto
muy duro
lib.
qiiairi
vocat basalten,
36, cap. xi.)
y de grano compacto.»
La tabana es
PROLEGÓMENOS
que
se
ceta»
daba tan bien una cisura como con
la
más apuntada
lan-
(l).
Tanto cuidado y esmero para una
265
la
conservación de los muertos, en
civilización por otra parte rudimental,
del archipiélago creencias
muy
prueba en
arraigadas sobre
la
los
indígenas
vida futura,
más
ó menos espiritualmente entendida, y hace sospechar que no fueron extraños
con
culto de los antepasados. Esta sospecha se corrobora
al
atribuye supersticiones
«llamaban á
muy
Maxios 6 encantados, que eran
los
cuando
los
fiestas,
los
de sus
los espíritus
mares y venían
allí
á darles aviso
llamaban, y dicen que los v^eían en forma de nubecita á
las orillas del
día del
les
poéticas: en los sacrificios \o^ jaicmies
antepasados que andaban por
mar
los días
mayores del año, cuando hacían grandes
aunque fuese entre enemigos, y veíanlos
mayor apartamiento
nosotros corresponde estos
Gómez Escudero, que
testimonio del Licenciado Pedro
el
el
á la
madrugada
del sol en el signo de Cáncer,
día de
el
que á
San Juan Bautista». Suponían que ciertos campos ó bosques de
Maxios moraban de ordinario en
deleite,
«y que
allí
están vivos, y algunos están arrepentidos de lo
mal que hicieron contra sus prójimos... esto decían Faicanes»
(2).
Existían también ritos expiatorios
encomendadas leyenda de
de quien
más avisados
los
la
en Castilla
la
al juicio
de Dios, de
y
cierto
lo cual es
género de pruebas notable ejemplo
reina Ico de Lanzarote, referida por
el
la
Padre Abreu,
toman todos los historiógrafos posteriores: «Reinando el
rey D. Juan
I...
hizo una
armada por
la
mar de
cier-
y puso por capitán de ellos á un caballero vizcaíno que se decía Martín Ruiz de Avendaño, el cual corría toda la costa de tos navios,
Vizcaya y Galicia é Inglaterra, que sería año de mil y trescientos y setenta y siete, poco más ó menos, el cual navegando le dio temporal que les hizo arribar á Lanzarote,
y tomó
puerto,
y
salió el
capitán y gente en tierra, y los isleños lo recibieron de paz
(i)
Pág. 171.
(2)
Aj>ud Ch'ú, pág. 443.
Majoreros es ro iuguriis kabuere, quia
aut mutandi copia erat: bant.
Oceanum
ñeque materia
mare magnum
magis: iique álveos navium inversos in agris,
Hi paullatim per connubia Gaetulos
tantes agros, alia deinde
alia,
ñeque ab Hispanis emundi,
et ignara lingua sibi
commercia prohibe-
miscuere: et quia, saepe ten-
loca petiverant, semet ipsi
Numidas appe-
llavere...
San Isidoro que sigue literalmente á Salustio de
los
Númidas
al
(Etytn. lib. xv, cap. xii) las llama
engañado quizá por una
falsa
etimología;
describir las habitaciones
no mapalia sino
«Magalia aedificia
viagalia,
Numidarum
agrestium oblonga, incurvis lateribus tecta, quasi navium carinae sunt, sive
rotunda Punici
in
modum
novam
furnorum; et magalia dicta quasi magaria: quia mager
villam dicunt, una littera
commutata
L
pro
JR*.
PROLEGÓMENOS libro
De
pompeyano cordobés
Bello Hispanicnsi, del suicidio del
muy
Scapula, con circunstancias
en tiempo de Xerón libertos
3I
las
que había de tener
Munda, convocó á sus siervos y
fugitivo de la batalla de
mandó
familiares, distribuyó entre ellos sus tesoros, les
una pira y preparar una cena espléndida, tendiendo para riquísimos, se ungió los cabellos con resina
ma vez
de los placeres de
y
le degollase
á
un
la
alma de
las
y
construir
ella
tapetes
nardo, disfrutó por
últi-
mesa, dio órdenes á un siervo para que
liberto para
que encendiese
como
¡Lástima que narraciones el
de los
jefe
principal autor de la sedición andaluza, cuando llegó á
y
Córdoba
parecidas á
muerte de Petronio. Scapula,
la
estas,
la
hoguera
que tanta
(l).
luz arrojan
sobre
generaciones pasadas, sean tan raras en los historia-
dores clásicos, .atentos en demasía
al
tumulto de
las
operaciones
militares!
La grandiosa manera de Tito Livio va degenerando en
manos de
los retóricos
que escribieron compendios de
la historia
romana, cuyo fondo principal son sus Décadas. La concisión que afectaron apenas deja
campo para
los detalles.
Las elegantes plumas
de V^eleyo Patérculo y de Floro tejieron digna corona al heroísmo ibérico y á la indómita constancia de nuestros remotos progenitores (2), pero
Tácito, el
nada nos dicen sobre sus creencias é instituciones.
más grande de
los historiadores
de
la
antigüedad, rarí-
sima vez tuvo que mencionar á España, pacificada y quieta durante (i)
«Scapula, totius seditionis familiae et libertinorum capiit, ex prae-
pyram
Cordubam quum venisset, famüiam exstruxit; coenam aíTerri quam opimam
et libertos convocavit;
dum
in praeseatia familiae donavit. Ipse
lio
vestimentis:
pecuniam
et
de terapore coenavit, resinam
argentum et
sibi
imperavit; ítem optimis insternen-
nardum identidem
sibi ¡nfundit. Ita
novi-
ssimo tempere servum jussit et libertum, qui fuisset ejus concubinus, alterum se jugulare, alterum (2)
so
«Illae
pyram incendere» (De
Bello Hispaniensi^ cap. xxxiii).
enim provinciae Scipiones consumpserunt;
XX annorum
bello sub
terrore numantini belli
illae
contumelio-
duce Viriatho majores nostros exercuerunt;
populum romanum concusserunt.
In
illis
illae
turpe Q.
Pompeii foedus, turpiusque Mancini, senatus cum ignominia dediti imperatoris rescidit: illa tot cónsules, illa tot praetorios
que ri
aetate, in
tantum Sertorium armis
extulit, ut
non potuerit, Hispanis, Romanisue
populus
alteri
pariturus foret> (C.
colección Lemairc,
lib.
11,
in
absumpsit duces, patrumper quinquenium dijudica-
armis plus esset roboris, et uter
Velleius Paierculus, ed.
cap. xc, págs. 219-220).
Ruhnken, en
la
PROLEGÓMENOS
312
cuyos anales
siglo del Imperio,
primer
el
la
ros de la
Gran Bretaña, que puede dar
algunos ritos
(l),
debemos
sino que le
colonia Tarraconense levantó
extendiéndose en breve
rio,
él escribía.
Pero no sólo
importante conjetura del origen hispánico de
consigna
al el
los Silu-
comunidad de
luz sobre la
templo que
la noticia del
la
Divo Augusto, en tiempo de Tibenuevo culto á todas
las
provincias
sabio
y amenísi-
del Imperio (2).
Dos autores griegos de bien
mo
desigual mérito:
el
Plutarco de Queronea, en cuyos libros de historia y
moral vive gran parte de
antigüedad, que sin
la
imperfectamente conocida; y
el
filosofía
muy
nos sería
él
adocenado compilador Apiano Ale-
jandrino, cuyas obras importan, sin embargo, porque sustituyen á las fuentes
perdidas que
él
pudo
consultar,
nuestra primitiva biblioteca histórica:
el
ocupan un puesto en
primero por algunas de sus
Vidas paralelas^ en que incidentalmente trató de sucesos acaecidos
en
Península,
la
y
el
segundo por su tratado de
Guerras Ibéri-
las
y por lo que escribió de España en los libros primero y segundo de las Guerras Civiles. En Apiano se encuentra el interesante cas^
cuadro de
las
exequias de Viriato, que no sólo acrecienta lo poco
que sabemos de gua
la
los ritos fúnebres
«Silurum colorati vultus, et
(i)
de
los Lusitanos, sino
que
existencia de cierta poesía lírica ó épica entre ellos. torti
plerumque
atesti-
A
los
crines, et posita contra
Híspanla, Iberos veteres trajecisse, casque sedes occupasse, fidem faciuut» (Julii Agricolae Vita, cap.
«Templum
(2)
xi).
ut in colonia Tarraconensi strueretur Augusto, petentibus
Hispanis permissum; datumque in omnes provincias lib»
I,
exemplum» (A?mal/um,
cap. Lxxviii).
Quintiliano nos ha trasmitido un chiste de Augusto contestando á los aduladores de Tarragona que vinieron á contarle que en su ara había nacido
una palma. «Se conoce que
Emperador
muy
rara vez encendéis fuego
(Institutioiies Oratorias, lib. v, cap.
111,
allí»
respondió
Del templo Tarraconense hace mención también Elio Sparciano en del
emperador Hadriano,
hiemavit: ubi sumtu suo
nem
in
missu.s,
cap.
xii.
somniavit primo,
Y
en
la
vida
restituit,
ómnibus Hispanis Tarraco-
ni. «Tune ad Hispauiam templum Tarraconense Augusti quod
de Severo, cap.
sibi dici, ut
jam labebatur. restitueret» tomo I, págs. 14 y 144).
la
«Post haec Híspanlas petiit, et Tarracone
aedem Augusti
conventura vocatis».
el
pág. 77).
(Scriptores Hisioriae Augustac
,
ed. Bipontina,
PROLEGÓMENOS funerales del indómito caudillo, primero
acompañaron
rrillero hispano,
sacrificios
313 tipo del gue-
y auténtico
y juegos gladiatorios,
honor suyo entonaron un epinicio sus compañeros de armas,
y en
tejien-
de solemne danza peones y jinetes en torno de la altísima pira en que se consumía su cuerpo (l). El mismo Apiano
do
cierta especie
y Plutarco, siguiendo al parecer un mismo original, que probablemente fué Salustio, nos hablan de la fatídica cierva domesticada por Sertorio para infundir en la supersticiosa m.ente de los Iberos la
creencia de que en ella
romano
proscrito
moraba un
sus oráculos en la vigilia
tonio y Dión Casio suponen que en
estaba
de Alejandro, ante
la efigie
que transmitía
espíritu divino
el
la
y en
el
sueño
(2).
al
Sue-
templo gaditano de Hércules
cual Julio César, siendo toda-
vía cuestor, derramó lágrimas de vergüenza por no haber hecho
cosa memorable á
gado
el
la
edad en que
Y relacionan
mundo.
el
héroe macedón había subyu-
con otra
esta anécdota
de un sueño incestuoso que también en Cádiz tuvo
el
muy
grosera
mismo César
y que miró como presagio de que había de ser el arbitro de la tierra, madre común de los vivientes (3). Plutarco no trae esta contampoco
seja ni
cleo de la
la
especie
muy
dudosa de que hubiese en
el
Hera-
gaditana una estatua de Alejandro, limitándose á
isla
decir que Julio César lloró de ambición leyendo en Iberia un libro
que trataba de
Una
las
hazañas del hijo de Filipo
riosos pormenores, históricos,
porque
corta inventiva, la
(4).
descripción del celebérrimo templo, exornada con
el
que no sabemos
al fin es
un poeta, aunque de
que nos
los transmite,
Guerra Púnica de
Silio Itálico,
Appiani,
(2)
De
^^
fría
cu-
imaginación
hallamos en
con ocasión de narrar
Appiani Alexandrini Ronianarmn Historiar:iin:
(i)
Didot, 1877, pág- 63-
muy
de rigurosamente
calificar
si
el libro
m
los votos
y
de
que
qiiae supcrstuit. (París,
rebus Hispaniensibus, cap. lxxv.
bcllis civilibns, lib.
i,
cap. ex, págs. 334-333.
Plutarchi Vitae, recensión de Teodoro Doehner (ParÍ5, Didot, 1S67), volu-
men
Sueto?tii
(3)
tomo Dion I,
la
colección Lemaire),
C. y. Caesar, cap. vii, pág. 13.
Casio, Historia
dot, 1850) (4)
y xx, págs. 684 y 690. Duodecim Caesares, (ed. de Hase, en
2.° Sertorius, caps, xi
tomo
III
Plutarchi
Romana,
lib. x.\xvii,
cap.
1,11.
Ed. de Gros (París, Di-
págs. 272-274.
Vitae. C. Julius Caesar, cap. xi,
tomo
11,
pág. 850.
PROLEGOMEXOS
314
Aníbal ofreció
al
dios de los fenicios de Cádiz, después de la
toma
de Sagunto: Exin
clavigeri veneratiis numinis aras
Captivis onerat donis, quae nuper ab arce
Víctor fumantis rapuit semiusta Sagunti.
«Cuéntase,
conserva
las
y no
es opinión
vana (prosigue
Silio),
que
el
maderas mismas de su primitiva construcción,
templo sin
que
ninguna mano haya tenido que repararlas después de sus fundadores; lo cual
atribuyen á
la
presencia del dios, que impide
dad de su templo. Los que tienen
en su sagrado recinto, prohiben entrar en tan del umbral á los puercos,
y
privilegio
el
el
á las mujeres
él
la
caduci-
honor de
como animales impuros. Xo
y
servir
ahu^-en-
se toleran
ante las aras vestidos de varios colores. Los sacerdotes usan túnicas blancas
y ciñen
ínfulas
de finísimo lino Pelusiaco. Para ofrecer
y según
incienso se desciñen,
el rito
de sus padres, adornan
Van
tiduras del sacrificio con el laticlavio. tonsuran.'j el cabello,
garse nunca
el
las
ves-
descalzos, se cortan (¿ó
observan rigurosa castidad, y no dejan apa-
fuego sagrado.
Xo hay
en
templo
el
efigie ni
simu-
lacro de ningún dios, pero en las puertas están esculpidos los traba-
jos de Hércules»:
Vulgatum, neo cassa
fides,
ab origine fani
aevum Condentum novisse manus: hinc credere gaudent Consedisse Deum, seniumque repeliere templis. Tum, quis fas et honos adyti penetralia nosse, Impositas durare trabes, solasque per
Femíneos prohibent gressus, ac límine curant Saetigeros arcere sues: nec discolor
Ante
ulli
aras cultus: velantur corpora lino,
Et Pelusiaco praefulget stamíne vértex. Discinctís
mos
tura daré, atque e lege
parentum
Sacríficam lato vestem distinguere clavo.
Pes nudus, tonsaeque comae, castumque cubile: Innestíncta focis servant altaría fiammae.
Sed nulla
effigíes,
símulacrave nota
Deorum
Majestate locum, et sacro implevere timore. In foribus labor Alcidae Lernaea recisis
Anguibus hydra
jacet...
(Pun.
III,
v. 14
y siguientes).
PROLEGÓMENOS
Hay
315
en esta descripción rasgos que parecen convenir á otros
templos, y hacen sospechar que SiHo los aplicó arbitrariamente
de Gades. Plinio habla de
maderas incorruptibles del santuario
las
de Apolo en Útica y del de Diana en Sagunto de
también de
lino eran propias
ni la coincidencia
de los
Fenicia, tienen nada
al
los sacerdotes
(I
de
).
Las vestiduras
Isis.
Pero
ni esto
de Cádiz con los del culto del
ritos
que deba sorprendernos, puesto que
sol
el
en
Hér-
cules Egipcio venerado en el templo de Cádiz era, según la opinión
más
plausible,
Silio,
una divinidad
solar.
con leve fundamento se ha creído natural ú
á quien
oriundo de nuestra colonia de hubiera llamado Italicense)
genio («maiore cura el
de
joven),
,
quam
Itálica
(en este caso
fué poeta de
más bien
más corrección que
se in-
como dice su amigo Plinio más que poner en hexámetros
ingenio»,
y generalmente no
hizo
servil imitación virgiliana la
prosa historial de Tito Livio, aña-
diendo nombres propios que parecen inventados por
y algu-
él,
nos colores y figuras retóricas. Pero cabalmente donde parece
más mos)
original (quizá por es
en
la
haber tenido otra fuente que no conoce-
parte de su
cribe magníficos elogios,
poema
relativa á España,
que acaso han sido
la
de
la cual es-
principal razón para
suponerle nuestro.
Hay, tanto en meración de
empresa de
las
descripción del
la
Silio
viene tomar
de Sagunto como en
restos de algunas leyendas mitológicas las
tenga
muy
costumbres de algunas gentes
mucho más de
al
pie de la letra estas noticias,
pueden estimarse como
reflejo
de
ciertos
ibéricas.
Pero
que pueden haber
y que en ningún caso
la Plispania primitiva, sino
mezcla de datos de distintos tiempos y civilizaciones. coincidencia de nombres basta para explicar Hist. Nat. XVI, 79 (ed. Lemaire,
y
historiador que de poeta, no con-
sido sugeridas á veces por falsas etimologías,
(i)
enu-
la
huestes españolas que acompañaron á Aníbal en su
Italia,
pormenores sobre
aunque
sitio
tomo
v,
la
como
Una mera
leyenda de Zacynto,
pág. 620).
Ez y 'Pzi^Axo.— Heterodoxos.
al 1.
que ma-
hecho de haber levantado una ai
PROLEGÓMENOS
322
estatua de bronce á Temístocles, en actitud de meditación,
y como
quien va á escuchar un oráculo.
Apolonio remontó
que seguramente es
hasta una ciudad que llama Hispola^
el río
Sevilla.
Del clima de
con toda verdad, que es tan agradable como otoño, en
tiempo de
el
los Misterios.
barbarie á los moradores de
el
del Ática en el
Pero pinta sumidos en
la
el
mayor
Turdetania, ya enteramente roma-
la
nizada en tiempo de Strabón, á los compatriotas de Séneca cano, hasta
y
Bética dice Filostrato
la
punto de que no tenían idea de
picos ni de los espectáculos teatrales, de
tal
y Lu-
certámenes olím-
los
modo, que habiéndose
presentado en Hispola un histrión trágico, los espectadores, sorprendidos por sus coturnos, por su máscara estentórea y por sus luengas
tomaron por un demonio, y echaron á correr precipitadamente. Todos estos disparates van sobre la fe de las Memorias vestiduras, le
(probablemente supuestas) del lonio
y
Damis, compañero de Apo-
especie de Sancho Panza de este D. Quijote filosófico. Es
probable que todos, ó signados los
asirio
3'a
la
mayor parte de
ellos,
estuviesen con-
en libros de maravillas y viajes fabulosos, de donde
tomaría Filostrato para enriquecer su colección de cosas estu-
pendas
(l).
Ofrece, por
el
contrario, singular interés
como
fuente geográfica,
algo turbia desgraciadamente, el libro primero (único conservado) del
poema
descriptivo de nuestras costas (Ora Ma7'itima), que
com-
puso Rufo Festo Avieno, procónsul de África en tiemipo del emperador Valentiniano (366 de texto,
y de
las dificultades
J.
C).
A
pesar de lo estragado de su
de interpretación que hasta ahora no han
sido enteramente vencidas por ninguno de sus comentadores, la
obra de Avieno contiene, aunque en forma algo indigesta, preciosos materiales compilados de antiguos periplos púnicos
y
griegos,
mezclados con noticias más modernas y hasta con algún recuer-
do personal lación
del autor.
y ruina
á
Como
testigo presencial habla
que en su tiempo había llegado
y poderosa Cádiz, aunque todavía conser\-aba
el
la
de
la
deso-
antes opulenta
templo y culto de
Hércules:
(i)
Philostraii Vita Apollonii,
lib. v,
caps. i-x. Ed. Didot, págs. 94-98.
PROLEGÓMENOS Gaddir hic
...
est
Nam Punicorum
323
oppidum,
lingua conseptum
locum
Gaddir vocabat: ipsa Tartessus prius
Cognominata
est;
^vo
vetusto,
nunc egena, nunc
Nunc
destiluta,
Nos
multa et opulenta civitas brevis,
nunc ruinarum agger
hic Jocoruin, praeter
est.
Herculaneam
Solemnitatem, vidimus miri
nihil.
(V. 267-274).
Otra ciudad que no sólo estaba arruinada sino deshabitada ya,
tiempo de Avieno, era Hemeroscopio^ y
•en
recido también
el
ciona, limitándose á decir
más que
estériles arenas
...
duda había desapa-
sin
templo de Diana, puesto que
que aquella parte de
ni siquiera le la
men-
costa no ofrecía
y pantanos.
Littus extendit dehinc
Steriles arenas:
Hemeroscopium quoque
Habilata pridem hic civitas: nunc jam solum
Vacuum incolarum
lánguido stagno madet. (V. 476-479)
Hay, pues, en
el
centón poético de Avieno, datos que
portan á los últimos tiempos del Imperio romano, y otros que se remontan á
la
geografía
más
rTos trans-
lado de ellos
al
vetusta, á la época
de
las
navegaciones del cartaginés Himilcon y del marsellés Piteas. Disquisiciones eruditísimas, libros enteros, se han escrito para deslin-
dar estos elementos, para concertar los
demás
textos de la antigüedad,
formidad consigo mismo,
lo cual
deslumbradores sistemas sobre desarrollado con
mucho
la
la
geografía de Avieno con
y para poner á Avieno en conno siempre
es fácil. Brillantes
saber y agudeza á
la
sombra de
los extra-
ños nombres de gentes, tribus y lugares que nos conserva ficador latino.
Xo
sólo la geografía, sino la etnografía
ca andan empeñadas en este debate, en que no
mos (i)
tomo
entrar
De V,
y
el versi-
la lingüísti-
podemos
ni
debe-
(l).
las
ediciones antiguas de Avieno es
parte 2.^ de los Poetae Latini Minores de
iadii, 1788).
y
primitiva población ibérica, se han
Hay una moderna
la J.
mejor
la
incluida en el
Chr. Wernsdorff (Helms-
edición crítica de Alfredo Holder (Innsbruck,
PROLEGO>rENOS
324
Afortunadamente,
los
pocos pasajes en que Avieno habla de
algún templo ó alude á algún mito, suelen ser de los más claros y menos controvertibles de su poema. Xo puede afirmarse, sin embargo, la verdadera situación del
guJHj ni de la tenía ella
la
promontorio de Venus (Veneris ju~
abundante de hierbas y consagrada á Saturno, que
isla
singular virtud de estremecerse toda
cuando
se acercaba
á
alguna nave: post pelagia est ínsula,
...
Herbarum abundan», atque Saturno Sed
Ut
sacra:
vis in illa tanta naturalis est,
si
Mox
quis hanc innavigando accesserit,
excitetur propíer insulam mare,
Quatiatur ipsa, et
omne
subsiliat
solum
Alte intremiscens, caetero ad stagni vicem Pelacrf) silente...
(V. 164-171).
Probablemente se
no
en
localiza
gación de
las
trata
de una mera ficción geográfica que Avie-
costa occidental de España, á cinco días de nave-
la
columnas de Hércules:
... cursus autem hinc classibus Usque in columnas efficacis Herculis Quinqué est dierum...
(V. 162-164).
1887).
Cortés y López incluyó también
duciéndola en unas líneas á
pecan contra Entre
modo de
medida ó contra
¡a
los trabajos publicados
el
Ora MarHima en su Aparato, traaunque son muchos los que
la
versos,
acento.
en nuestra península merecen especial aten-
ción los siguientes:
Martins Sarmentó (Francisco), Rufus Festus Avienus, Ora Maritima. Estado d'este poema
11a
Maritima. Estudo Europa.
2.^ ed.
parte respectiva a Galliza
d'este
poema na parte
Portugal. Porto, 1880.
— Ora da
Porto, 1896.
Costa (D. Joaquín). Litoral
ibérico del
de y. C. Este eruditísimo estudio
volumen del
e
respectiva as costas Occideniaes
Sr.
que no
Mediterráneo en
el siglo
llegó á terminarse,
JV-V antes
forma parte del
Costa titulado Estudios Ibéricos (Madrid, 1891-1895).
Blázquez (D. Antonio) El Pcriplo de Himilco tiana) segj'm el poema de
Rufo Festo Avieno
titulado
(siglo
VI antes
de la era cris-
Ora Maritima. Madrid, 1909.
PROLEGÓMENOS
En
la
costa meridional las cosas aparecen
cuanto
•en
325
más
claras.
No hay duda
Sacro Promontorio, tantas veces nombrado por
al
los
antiguos: Inhorret inde rupibus cautes Sacra,
Saturni et
ipsa..,
(V. 215-216),
En
el
país de los Tartesios había ...
un monte consagrado
al Céfiro:
inde tenditur jugum
Zephyro sacratum: denique
arcis
summitas
Zephyris vocata... (V. 225-227).
Más
adelante en un promontorio, cerca de
practicaban
los ritos del culto
cate), para los cuales había
de
la
laguna Etrefea, se
la
Diosa infernal Proserpina ó Hé(
que penetrar en una profunda y obscura
caverna:
Jugum
inde rursus, et sacrum infernae Deae
Divesque fanum, penetral abstrusi
cavi,
Adytumque caecum: multa propter Etrephea
est palas
dicta...
(V. 241-244).
Versos que nuestro arqueólogo poeta Rodrigo Caro, que reducía laguna Etrefea á Palos de Moguer, traduce de este
la
Antigüedades de
Levántase de
de
•cinco estadios
(i) lla,
allí
alto collado
ciego lumbrar no hay quien se atreva
Menciona también
tenía
un
Diosa consagrado:
penetrar; que en torno
La laguna
que
allí
la
es rico templo una escondida cueva
Cuyo
A
sus
Sevilla:
Del infierno á
Y
modo en
difícil
el
la isla
la
Etrephea
rodea
(1).
alcázar de Gerión
(Arx
Erythea, consagrada á
Gcroiitis), la
distante
\'enus marina,
un templo y un oráculo:
Antigüedades de Sevilla y Chorographia de su convento juridico... Sevi-
1634,
fol.
297.
PROLEGÓMENOS
326 ...
qua
diei occasus est,
Veneri marinae consecrata est
Templumque
Ínsula,
penetral cavum,
in illa Yeneris, et
Oraculumque.., (V. 314-317)-
En
cuanto á
columnas de Hércules se hace eco de una ver-
las
sión antiquísima, la del ateniense neles,
según
Euctemón, contemporáneo de Pé-
cual eran dos islas entre Libia
el
de espeso matorral, inhospitalarias para
y Europa, incultas y que las mi-
los navegantes,
raban con terror supersticioso, y no osaban permanecer en sino el bre\-e tiempo
ellas
que bastaba para cumplir sus votos en
templos y altares de Hércules que
allí
había.
Como
aquel
mar
los
era
de poco fondo y mucho cieno, se veían obligados á depositar sa
cargamento en
No sabemos laga,
y de
la isla si
la cual
de
la
Luna
esta isla será la
(
l).
que luego coloca enírente de !Má-
dice que fué consagrada por los Tartesios á
vinidad nocturna: Tartessiorum juris
illic
ínsula
Antistat urbem, Noctilucae ab incolis
Sacrata pridem... (V. 42S-430).
(i)
Atheniensis dicit Euctemón ítem esse saxa, aut vértices adsurgere Parte ex utraque: cespitem libyci soli Europae et oram, memorat, ínsulas duas Interjacere: nuncupari has Herculis, Ait columnas: stadia tríginta refert Has distineri: horrere sylvis undique Inhospitasque semper esse nauticis. Inesse quippe dicit oUis Herculis Et templa et aras: invehí advenas rates, Deo litare, abíre festino pede, Nefas putatum demorare ín insulis: Círcum atque juxta plurimo tractu jacens Manere tradit tenue prolixe mare. Navigía onusta adíre non valent locos Breve ob fluentum, et pingue líttorí lutum. Sed si voluntas forte quem subegerit Adíre Fanum, properet ad Lunae insulam Agerc carinam, eximere classí pondere, Levíque cymba víx superferri salo.
Non
(V. 350-370).
la di-
PROLEGÓMENOS Siguiendo por
y
tan poblado en otro tiempo de colonias
el litoral,
pero que en tiempo de Avieno estaba yermo de habitado-
fenicias,
res,
327
sólo ofrecía estériles arenas, se llegaba á
un promontorio co-
ronado por un templo de Venus:
Fanumque ad usque Veneris
et
Veneris jugum
Littus recumbit: porro in isto littore
Stetere crebrae civitates antea,
Phoenixque multus habuit hos pridem Inhospitales
Deserta
nunc arenas
teilus,
locos.
porrigit
orba cultorum sola
Squalent jacentque... (V. 437-443)-
En la costa oriental, menciona tro de la cual había una isla Palus per
illa
la
fértil
laguna de los Xaccaras, en
el
cen-
de olivos y consagrada á Minerva:
Naccararum
extenditur...
Stagnique medio parva surgit ínsula
Ferax
olivi, et
hinc Minervae stat sacra. (V. 492-495)-
Aun
con riesgo- de incurrir en repeticiones y prolijidad enfadosa, estas noticias, guardando en lo posible el
hemos querido recoger
orden cronológico de los autores que
las escriben,
más bien que
el
interno de las materias ó temas de investigación, que en rigor científico
debiera ser preferido. Pero juzgamos que convenía, ante todo,
exponer
la literatura
que bien pudiera
del asunto, sin someterla á una distribución,
ser deformación subjetiva
y
sistemática,
han sido tantas otras dignas de mejor fortuna por deza de sus autores. Basta
fijarse
correr estos breves pasajes, para
en
los ríos
de
tinta
el
y que estas
de quimérico.
Y
la
historias
ellos es
No hay en
la
hace-
España
la
tendrán siempre algo y aun
razón de esto es obvia.
lo
y agu-
que han hecho
comprender que con
dero trazar no sólo una, sino varias historias religiosas de primitiva,
como
saber
mucho
antigüe-
dad grecolatina un solo escritor que se haya propuesto trazar un cuadro de nuestra mitología é instituciones
apuntan está dicho, por incidencia, en
y
geografía.
Los más
religiosas.
Lo poco que
libros generales
de historia
antiguos, y precisamente los de aquellos via-
PROLEGÓMENOS
328
jeros cuyas impresiones personales serían
más
fidedignas, han pere-
cido sin dejar otro rastro que noticias sueltas, propias para excitar la curiosidad,
nunca para
desdeñar
nombres indígenas, que encuentran de áspera y bár-
los
bara pronunciación
satisfacerla.
(l). Si
Los geógrafos
clásicos suelen
alguna deidad ibérica citan, es asimilán-
dola por sus atributos, mejor ó peor conocidos, con alguno de los
númenes á quien
y
la
debida distinción entre
y unas veces dan por
tribus,
por
otras,
tributaban culto. Añádase á esto que no
ellos
siempre establecen
acaso tuvo
el contrario,
más
poblaciones
que pudo ser
lo
local,
y
reducen á una determinada región lo que
difusión étnica. Pocos de ellos son autores de pri-
mera mano en
lo
de mejor
como
juicio,
general
las varias
que atañe á
la
Península. Los
más minuciosos y
Strabón, escribieron sobre informes ajenos, y
no tienen reparo en consignar increíbles portentos y en dar carácter histórico á narraciones evidentemente míticas.
Por último,
la crítica
no ha andado hasta nuestros tiempos tan vigilante como debiera en depurar
el
valor de cada testimonio,
citado nuestrcs historiadores
de
liar
como
los Scipiones,
Filostrato, ó á
al
y con
la
misma confianza han
severo y concienzudo Pclibio, fami-
que á un retórico y fabulador de profesión
un poeta
del Imperio
como
Silio Itálico,
cuyos
procedimientos de combinación ó containi nación son harto visibles. Sería, pues,
muy
aventurado, ó por decir mejor temerario, inten-
con este montón de despojos
la
restauración de un edificio arrui-
nado para siempre. Pero hay entre
estas noticias algunas de tal sig-
tar
nificación é importancia,
(i)
ñol:
No
que son como rayos de
constituye excepción en esto
luz
en
el
caos de
Pomponio Mela, á pesar de ser espasunt, sed quorum nomina nostro
«Cantabrorum aliquot populi amnesque
ore concipi nequeunt.» (De
Sit.
Urb.
lib.
iii,,
cap.
i'.
Pero Marcial, que se jactó siempre de su origen
celtibérico,
no se avergon-
zaba de pronunciarlos, y consigna bastantes en dos de sus epigramas: Nos, Celtis genitos et ex Iberis, Nostrae nomina duriora terrae Gratu non pudeat referre versu...
Haec tam rustica, delicate lector, Rides nomina? rideas licebit. Ilaec tam rustica malo quam Bitumtum. (Lib. IV, cp. 55).
PROLEGÓMENOS
329
España primitiva, y algo nos dejan entrever de los mitos que había forjado la fantasía de sus moradores, ó dalos que había locala
lizado la antigüedad en estas postreras tierras occidentales.
Entre estos mitos descuellan
que
detania, lo cual no quiere decir
por
lo
pertenecientes todos á
tres,
allí
Tur-
naciesen, puesto que uno,
menos, es tema fundamental de toda mitología, y
los otros
y acentuada elaboración legenda-
dos,
aunque con variantes
ria,
tienen también paradigmas en
locales
la
la
tradición de otros pueblos.
Estos tres mitos, cuyas diferentes versiones van registradas en
páginas que anteceden, son
el
de Therón, rey de Cádiz, y
el
de
las
de Gerión y su lucha con Hércules;
de Gárgoris y Abidis, civilizadores
el
la Bética.
El carácter solar del primero de estos mitos es generalmente
reconocido por cuantos modernamente han tratado de
él,
y aunque
teoría general en que esta interpretación se apoya haya caído en
la
algún descrédito por
el
abuso que de
ella se
ha hecho aplicándola
inoportunamente á verdaderas leyendas históricas ó épicas,
el
caso
presente es de aquellos en que más confirmada parece por todo gé-
nero de argumentos y comparaciones mitológicas y lingüísticas.
un memorable ensayo sobre Hérailes y Caco, aplicación métodos de
discreta de los
tado
la fábula
Max
y en
griega de Heracles y Gerión con la leyenda latina de
la elegía g.^ del libro iv
Indra y Vritra, con varios de la falso,
el
el libro viii
de Propercio), con
mito iranio de
mitología germánica
(I).
en tan compleja materia,
filológico
el
rís,
punto de
1863).
et Caciis. Éliidc de Mythologie
Según reconoce
del mito de Caco con
el
de
tomo
J.
de Wittc,
viii),
Elude
mismo
la
Enei-
vista
No el
exclusivamente se
puede
soste-
verdadero autor
comp arde par Michcl Bréal (Pa-
Bréal, el primero
que señaló
la
analogía
de Vritra fue Rosen en su Rig-vedac spccimen.
No conozco más que por jos
el
de
mito védico de
Ormuzd y Ahriman, y con
en que Müller y Bréal se colocaban.
Hercuh
el
Puede parecer excesivo, y aun
ner hoy que «la lengua con sus variaciones es
Tt)
y muy
feliz
Müller, Miguel Bréal ha emparen-
Sanco y Cecio (cuyo último eco tenemos en da,
En
referencia del
mismo
Bréal y de Maury los traba-
Ilerculc ei Cc'rxon {Btdleim de V Académie royale de Briixelles,
s:ir le
myihe de Gc'ryon (Anuales de rinsíUuí archéologiqíic de
Rome, parte francesa, tomo
11,
1838, págs. 270 y sig.).
PROLEGÓMENOS
330
de
!a
mitología», ó
como
otros han dicho, que la mitología sea una
enfermedad del lenguaje. La mitología es ó menos artística de
lo
que
la
expresión total y más
pensó ó imaginó
sintió,
el
hombre
mitivo, en quien las ideas eran inseparables de las imágenes,
transformarse en signos abstractos. Pero con
gendra
pensamiento, ni
el
las
color que luego han perdido para
y un
palabras tenían una vitalidad
pri-
y
el
lenguaje no se en-
lenguaje solo ha podido ser creador de
el
conceptos intelectuales, que no dejan de serlo aunque se vistan de
forma poética, única posible antes de
humano. Hay mitos que
edad reflexiva del género
se explican por verdaderas ó falsas etimo-
hay que han nacido de
logías, los
la
confusión de diferentes senti-
la
dos de una misma palabra, pero otros revelan una elaboración más ó menos consciente, y no puede dudarse que son símbolos de ver-
dades metafísicas y morales vagamente entrevistas
más
cuya impresión en
intensa en
sumo
naturales, pero
grado,
no con
y tal
hombre
el
en
el
contraste entre
Pero es innegable solares,
y
el
exclusivismo que
la lluvia
la
primitivo tenía que ser viva é
llevarle á la personificación
de pensar en otra cosa que en
la
nocidos hasta
el
antigüedad y
y
el sol
los
agentes
las tinieblas
ó
importancia de los mitos
la sí
no pequeño del
es triunfo
armado de instrumentos de
advenimiento de
de
supongamos incapaz
sequía.
haberlos relacionado entre
sutil análisis filológico,
le
lucha entre
la
y
con
duda de fenómenos metereo-
claridad luego. Otros lo son sin
lógicos,
al principio,
la
nueva
precisión desco-
ciencia.
Con
ella se
han
disipado las quimeras de las antiguas escuelas históricas y alegóricas,
y en
este sentido tiene
«Cercenar
lo
completa razón Bréal cuando escribe:
maravilloso en un mito es suprimirle, y
la
pretensión
evemerista de reconocer detrás de las figuras mitológicas personajes reales
transformados en dioses por
la
imaginación popular, es
vana siempre que se aplica á una época primitiva. divinizados los que encontramos en
dioses transformados en hombres»
el
umbral de
No
son hombres
la historia:
El mito de Heracles y Gerión, idéntico en substancia cules
(i)
son
(l). al
de Hér-
y Caco (aunque sean Heracles y Hércules divinidades enteraHerailc
el Caciis,
pág. 50.
PROLEGÓMENOS
mente
distintas,
que se confundieron por una semejanza
nombres) pertenece
No
itálica.
es cierto
patrimonio religioso de
al
helénica se presenta
la fábula
más que uno de
es
que
único, pero sobre él labró
riquísima rión, y, cules,
mucho más
la
en suma, todos
los
león
Ñemeo,
la
de Alcmena, y
el
un tema
una varia y Cerbero, Ge-
monstruos ó gigantes vencidos por Hér-
son figuras distintas de un mismo ser fabuloso,
«La imaginación griega (dice Bréal) supo conservar aspecto maravilloso, hasta cuando cesó de comprender
La vaguedad con que cias fabulosas
que
la
se indica el
al
mito su
el
sentido.
lugar de la acción, las circunstan-
envuelven contrastan con
cisión topográfica del relato latino, del cual los
pero en
la raza aria,
fantasía de los Griegos el
de
desarrollado que en
los trabajos del hijo
La hidra de Lerna,
tela.
fortuita
parte de estos trabajos se reducen á
mayor
la
331
la
sequedad y
elementos míticos cuya significación se había perdido»
Incierta y vaga
sobre todo
es,
se la
si
en verdad,
compara con
la
pre-
han desaparecido todos (l).
geografía del mito de Gerión,
la
riguroso emplazamiento de la
el
cueva de Caco. Pero aunque no falten tradiciones que localicen reino de Gerión en
el país
de Argos, Anfiloquio y Ambracia
se jactase Olimpia de poseer sus huesos y su trono,
rado
como héroe
el
y en Epiro,
nacional en Sicilia
la
(2) y y fuese venetradición más
tra
y probablemente la más antigua, puesto que se encuenya en Hesiodo, es que Gerión apacentaba sus vacas purpúreas
en
la
del
mundo
constante
isla
Eritia,
cerca del grande Océano, en
occidental
(3).
(i)
Pág. 72.
(2)
Tal era
la
opinión del antiquísimo historiador Hecateo en un frag-
mento conservado por Arriano {Fragmenta IJer, tomo i, fragm. 349). (3)
el límite
histo}
icorum Gracconiin de C.
«El teatro de la lucha había variado mucho: se
la
Mü-
colocaba también
de Rodas, ó por mejor decir, se contaba en esta isla una historia que tiene evidentemente el mismo fondo que el combate con Gerión. Eritia, la región simbólica de Poniente, se confundió en algún tiempo con el Epiro, en
la isla
cuando este país era todavía para del
mundo. Cuando colonias de
los griegos
costas del Ponto Euxino, transportaron carenia, y se
uno de
los
puntos más remotos
este pueblo vinieron á establecerse en las
supuso que había sido
la
el
aventura maravillosa á
la isla
Tri-
reino de Gerión. Sólo en una edad
PROLEGÓMENOS
332
No
son Únicamente los poetas y los mitógrafos
transmitido esta poética narración
sentado muchas veces
en
copa del
la
Uno de
truo.
uno de
ros:
colocados
postrado en
á caer,
halla
se
y
dormido
á Hércules
Eritia á luchar
tierra,
el
con
el
mons-
segundo herido de muer-
tercero resistiendo todavía
el
en pie cerca de Hércules: á
y
ninfa Eritia,
la
conduce á
le
que nos han
estos vasos pinta á Gerión en figura de tres guerreellos
y próximo
te
Atenea
episodio de G3rión,
el
que
sol,
los
«Los vasos griegos han repre-
(i):
los
bueyes que
el
al
semidiós.
dos lados están
los
héroe acaba de con-
quistar» (2).
posterior,
cuando llegó á saberse que
Universo se extendía más
el
allá del
Estrecho, fueron las cercanías de Cádiz el lugar del combate, lo cual no es
como supone Witte, del origen fenicio de la leyenda, pudiendo serlo sumo de la asociación de tradiciones fenicias. No se puede decidir tam-
indicio,
á lo
poco
si
copa
la
(5¿na?j
rasgo tomado de cules,
la
la
cual navega Hércules hacia la isla Eritia, es
que asimilaban
los griegos á
un
Hér-
pues aunque parece idea propia de un pueblo navegante, también se
encuentran en
notado que
la
esta
ludia mitos de gran semejanza con éste. M. de Eckstein ha
la
mundo luminoso
e!
muy
copa podía
genio del fuego y de
para
en
historia del dios tirio
la
de
¡as libaciones
Agni ó Soma, atraviesa
el
sobre
la
cual el
Océano que
se-
del de las tinieblas.
»Ha acontecido respecto que había pasado con
bien ser
libación,
al
combate de Hércules contra Gerión
la victoria
de Perseo sobre
la
Gorgona, con
lo la
mismo
lucha de
y los dioses, con las islas Afortunadas. Todos los países fantáshan ido alejando cada vez más, como engañosos espejismos, á medi-
los gigantes
ticos se
da que avanzaba
de encontrar
el
conocimiento de
las localidades
tierra y era patente la imposibilidad
la
creadas por
la fábula.»
A. Maury, Histoire des Religions de la Gréce Antigüe, París, 1857, ginas 541 á 544, y los autores
que
cita
en
(i)
Bréal, Heraile et Cacas, pág. 71.
(2)
En
la
colección que
acompaña á
la
tomo
i,
pá-
las notas.
Simbólica de Creuzer, refundida por
Guigniaut, pueden verse varias representaciones de nuestro mito.
En una de
Hércules combate á Gerión que aparece con tres cuerpos, y armado con tres escudos, una lanza y una espada. El héroe tebano no tiene más armas que ellas
su clava y
la piel
de león, que
le sirve
de escudo. Una
figura con casco y es-
cudo, que según Creuzer, ó sus adicionadorcs, puede ser está sentada detrás de Gerión.
imberbe y desnudo, ataca con sino tres cabezas. Palas asiste
En un vaso la
al
del
la
Iberia ó la Eritia,
Museo de Ñapóles, Hércules,
clava á Gerión
que no tiene
tres cuerpos,
héroe, armada con el casco alado,
la lanza, el
PROLEGÓMENOS El velo
muy
333
transparente que envuelve algunas circunstancias
de esta fábula se rasga del todo cuando se pasa á los
himnos védicos. La lucha de hidra y Vritra
escudo y la coraza. Detrás está Kermes con rama de laurel en la otra, el petaso con alas en
el
la
mitología de
es la
de dos fuer-
caduceo en una mano, una
la cabeza,
y
la
clámide en los
hombros.
Pero el monumento más bello y completo de todos es una copa encontrada en Canino. Tres escenas hay pintadas en ella. En el centro de la primera,
que
se desarrolla circularraente al exterior de la magnífica copa, aparece
Hércules atacando
al tríplice
y está cubierto con la
piel
la
Gerión. El héroe tiene barba, viste túnica corta
de león. Con
la
mano derecha
levanta
la
maza, en
izquierda lleva el arco y dos flechas. Gerión está formado por tres guerre-
ros,
unidos entre
vía,
blandiendo
uno muestra una flecha en
por
sí
emblema
el el
el
serpiente. Palas,
que
no
parte inferior del tronco. Dos están en pie toda-
del jabalí alado; el tercer hoplita, traspasado por
ojo derecho, ha
herido también
ligero peplo,
la
dardo, y cubriéndose con escudos argivos, de los cuales
el
Entre
ya.
los
combatientes yace
está detrás de Hércules, vestida con túnica talar y
lleva la égida, sino
horrible cabeza de la Gorgona. es lolas, el
sucumbido
perro bicéfalo Orthros, cuya cola termina en cabeza de
Un
compañero habitual de
un
un escudo redondo, decorado con
la
hoplita barbudo, que según la inscripción los trabajos
y tiene rendido á sus pies á Eurition,
el
de Hércules, presencia la lucha
pastor de Gerión, vestido con túnica
como la de las Bacantes y cubierto con un píleo. Por el lado opuesto cierra esta primera escena una joven que sigue á Gerión, arrancán-
corta y una piel
dose con una mano
los cabellos
clemencia de Hércules.
mismo tiempo
y extendiendo
Debe de
la otra
como para implorar
roja de Gadira, simbolizada también por
la isla
(Phoenix) plantada detrás de
ella.
la
ser Erítia, hija del rey, la cual significa al
Una segunda
la
palmera
escena, pintada enfrente de
primera, y que viene á ser su continuación, nos mue-tra los bueyes de Gerión conducidos por los compañeros de Hércules. Un grande árbol, igualla
mente
local, sin
duda
el
olivo salvaje ó Catinos (por
Eritia se llamó Cotinusa), extiende sus vastas
donde también
ramas sobre
el
puesto de un sólo toro que marcha acompañado de cinco vacas. tro guerreros
que
las
la isla
rebaño,
De
los
comcua-
conducen, todos, menos uno, son imberbes. Todos están
completamente armados y llevan escudos argivos, que tienen, entre otros emblemas, un gallo, un cántaro y un león. La pintura del interior de la copa no se
refiere al mito, sino al
cripciones consignan los
donante de
nombres
la
copa, «el bello Leagro».
del artista cerámico y del pintor
Dos
ins-
que traba-
jaron en esta joya. El primero se llamaba Xaxrilión y el segundo Eufronio. Religions de VAntiquiic\ cotisidérccs princi/^alcment daits leurs formes symboli-
ques et mythologiqucs. Ouvrage traduit de Vallemand du Dr. Fréderic Crcuzer,
PROLEGÓMENOS
334 zas de
naturaleza,
la
armado con
leste,
la
y se desarrolla en los aires. ludra, el dios cemaza del rayo, triunfa del demonio Vritra, que
tenía aprisionadas las aguas,
descender
el
de un rebaño de vacas
es el pastor
Indra
y rompiendo
nube tormentosa, hace
la
tesoro de la lluvia sobre la tierra árida y sedienta.
monstruo de
tres cabezas
reo.
Vritra^
l!e\'a
robadas á su antro, pero hidra
hiere con su omnipotente rayo,
y
le
de color purpú-
celestes,
y forma de serpiente, se
las
persigue, allana su caverna, le
restituye
leche cae en benéficos torrentes sobre
al cielo las
morada de
la
vacas, cuya
hombres.
los
Fácil es reconocer aquí todos los rasgos capitales del mito de
Gerión y del de Caco:
maza divina de Hércules;
la
del monstruo; el robo de los bueyes
y su
rescate.
de Vritra se ha conservado en griego bajo bre del perro de Gerión
La
manzana
(2).
Un
del mito de Gerión,
refondu en paríie, completé rís,
1
84
1,
y procede, según
tres
bata
á la fábula
bueyes (¿por qué
monstruo de
al
(Religions de
(i)
oveja,
del Océano. El sol presta de
dévdoppé par
j.
D. Guigniaut.
Mü-
]\Iax
y
[j.f;Xov,
las
áu-
nuevo su
Tomo
iv.
Pa-
de Gerión un sentido astronómico ó de calendario. tres?)
que Hércules,
el sol
de
la
primavera, arre-
tres cabezas, son las tres estaciones del
tomo 11, 1S29, pág. 199.) Sobre véase el tomo iii, 1S38, pág. 632.
Es la opinión de Max Müller, Zcitschrift für tomo v, pág. 150, citado por Bréal.
Ya Diodoro
(2)
et
isla
I' Antiquite',
de Gerión en Lidia, chung,
[if^Xcv,
págs. 284 y 288 á 291, con las láminas correspondientes.
Creuzer dio
Los
nombre
dragón, hijo de Tifeo y Equidna, custodia
pomas en una remota
reas
el
puede considerarse como
de una confusión entre dos homónimos:
11er,
Hasta
forma Ortkros, nom-
la
(l).
fábula del jardín de las Hespérides
una forma secundaria
cabezas
las tres
Sículo
«Unos afirman que en
los
(vi,
26) ponía
huertos de
año antiguo.
los vestigios del
mito
vergleichende Sprachfors-
en camino de esta int'erpretación: las
Hespérides había ciertas frutas
áureas custodiadas perpetuamente por un dragón. Otros que no eran manzanas, sino ovejas, llamadas de oro por su hermosura; y no falta quien diga
que
las
ovejas tenían un singular color semejante
rencio Varrón,
áurea mala,
De Re Rustica,
id est,
lib. n,
cap.
•J.rj.y.
«Ut
in
al
oro.» Vid. también M. Te-
Lybia ad Hespérides, unde
secundum antiquam consuetudinem, capras
cules ex África in Graeciam exportavit.
runt
i:
et oves
Her-
Ea enim sua voce Graeci appellave-
PROLEGÓMENOS copa á Flércuies para que navegue á rao,
aunque sea tan diverso
En
el
dualismo persa de
Xo
es sólo el
lucha del bien y
el
sin
el
es el mis-
mito naturalista
perder su significación
combate entre dos fuerzas
mal, de lo justo
el
que dio á
las tradiciones parsis
deísmo había sucumbido ante
lo injusto,
en
la
sino la
físicas,
que ha de resol-
forma épico-histórica
poeta Firdusi, cuando
el
la
y
Aun
triunfo final del bien.
ya
combate
el
Ormudz y Ahriman,
verse por
tros mitológicos,
y
ella,
trofeo de la \ictoria.
el
de los Vedas adquiere carácter moral, primitiva.
335
el
maz-
invasión del Islam, persisten ras-
sin sentido. El Feridiin,
héroe de
epopeya
la
persa, hereda en parte los rasgos del Trita ó Traitana de los
Ve-
das, del Thraetaona del Avesta, matador de la serpiente Aji-Dahaca,
que tenía
tres cabezas, tres colas
y
seis ojos.
Tesoros custodiados por dragones se encuentran también en mitología germánica, aun antes de llegar á
La
elaboración épica de
en que se mezclan elementos positivamente histó-
los Nibelungeiis ricos.
la
serpiente Fafnir guarda
el
tesoro del rey Nifling, es decir,
y sucumbe al brazo de Sigfrido, que hace papel de Hércules, aunque otras circunstancias de su leyenda del rey de las nubes,
asemejan más bien á Aquiles.
empresa
la
se atribuye á
Donar,
En
el
Edda escandinavo
la
el le
misma
Tho7' del terrible martillo, el dios
el
del trueno.
mitología clásica,
el
combate de
de Júpiter contra Tifón,
el
de Perseo contra-la Gorgona,
Sin salir de titanes, el
la
de Belerofonte contra
la
Quimera, son variantes del mismo tema,
que pueda negarse tampoco con
rides
A
la
la afinidad
del vellocino de oro
y
de
la
fábula de las
(l)
para restaurar
el
sin
Hespé-
su conquista por los Argonautas.
pesar de los ingeniosos esfuerzos que hizo
Joaquín Costa
lo
que
él
el
malogrado don
llamaba «el mito solar
Poesía popular española y mitología y literatura celto-hispatia. Ma-
(i)
drid,
los dioses contra los
1
88 1, págs. 289-315. Libro que revela,
como todos
los
de su autor, vasta
que debe ser leído con cautela, ptacque está etimológicas y de hipótesis arbitrarias. Costa, cuya imagi-
lectura y genial talento, pero lleno
de
fantasías
nación poderosa y constructiva se avenía mal con vivió siempre algo divorciado del
España primitiva.
método
crítico,
la
lentitud del análisis,
en sus trabajos sobre
la
PROLEGÓMENOS
336
de
la
Tartéside», reduciendo á una sola las leyendas de Gerión, de
Therón y de Abidis, parecen independientes entre
sí,
y
las
dos
úl-
timas no debieron de tener gran difusión, puesto que es un autor sólo
que nos transmite cada una de
el
No
ellas.
ha faltado quien
diese á la primera cierto sentido histórico, \-iendo en ella un sím-
bolo de la lucha entre los celtas venidos del Septentrión
y
los feni-
de Cádiz. Así han opinado ]Movers y D'Arbois de Jubainville,
cios
pero
el
carácter solar del mito fué ya reconocido por Macrobio ó
más bien por
el
autor griego á quien seguía,
tinúa pareciéndonos
con
violentarla
la"
más
y su explicación cony luminosa, sin necesidad de
racional
sincretismo de Costa. Evidentemente Gerión
el
y
sus bueyes nada tienen que ver aquí. El Hércules del templo gadi-
tano es
el sol
(dnx astrorum^ rex
dores de su cabeza protege y salva
teramente gratuito tifónica, oceánica,
Respecto de
la
el
las
que quiere debelar
rayos abrasa-
los
naos de sus devotos. Es en-
considerar á Therón
como una deidad
lunar,
templo de Cádiz.
el
leyenda de Gárgoris y Abidis, no vemos claro,
mucho menos, que se trate de un mito por
que con
igiiis)
solar.
Tal
como
la
ni
conocemos
epítome de Justino, es un relato épico, sumamente parecido
el
á la historia fabulosa de la infancia de Ciro,
doto en su C/ío (107-123), ó á
la
tal
como
la
cuenta Hero-
de Rómulo y Remo, narrada por
Tito Livio en su primera Década. Otras análogas hay de diversos
tiempos y razas, y todo
ello
parece indicar un fondo mitológico que
ha persistido en los cuentos populares; pero no sabemos por qué este fondo
dis
ha de ser perpetuamente
por qué los perros, lobos,
via, ni
el
símbolo de
cier\'os
jabalíes
la luz
ó de
la llu-
que salvan á Abi-
y han de tenerse por fuerzas solares y no por verdaderos animales,
como probablemente
lo serían
para
el
poeta turdetanoque cantó esta
leyenda, donde no puede desconocerse lonización de la Bética
(i)
Pasma
lo
el
fondo histórico de
la
co-
(i).
que sobre esto escribió Costa: «Gárgoris viene
á ser el
mis-
mo
monstruo que con nombres y formas infinitas aparece en pugna con un héroe solar en las mitologías aryas, y repite el tipo de Geryon, sea su origen la luna,
scanlo las nubes...
Podemos
señor soberano y luminoso,
más
claro, el fuego
el
concluir, con seguridad,
Dios luciente salido de
que brota de
la
las
que Abidis es
aguas de
tempestad, .\ndando los
la
nube,
siglos, este
el ó,
per-
PROLEGÓMENOS
Antes de
las inscripciones
lugares
ciertos
nombre conocido que
dioses ibéricos de
llegar á los
nos revelan
337
lapidares,
debemos
de que nos hablan
religiosos
Llama
dicar á qué deidad estaban consagrados.
monte de España, que
á aquel
Océano, donde se localizó fecundadas por corta vida
Lisboa
(2).
sacro Columela
se levanta al Occidente junto al
célebre superstición de las yeguas que,
muy
viento, producían crías
veloces,
pero de
Otro geopónico más antiguo, Marco Terencio Varrón,
(l).
llama Tagro
el
la
algo sobre
decir
los antiguos sin in-
al monte, y le coloca en Lusitania, en la comarca de Puede admitirse la corrección de Tagro en sacro pro-
sonaje se transformó en Persia en Feridún, y en España en Ferdinán Gonzá-
y en Bemaldo del Carpió, según
lez
es de ver
por
vaca Purmayeh, simboliza
mentado por
la
leche de
que Abidis habita con bien
la
noche, en que
nubes ó
las
en
la luz, el
por
esto es,
la cierva,
ella
las selvas,
los rasgos
La
de familia que ostentan estas cuatro leyendas...
rebaño
el
comunes y
cierva de Abidis, solar:
agua de
representan
el
la
Abidis es
la
ali-
nube; los años
tiempo de sequía, ó
oculta de los ojos de los mortales, y
el sol se
el aire
como
como que
se reproduce en la luna, á quien los ciervos estaban consagrados. El rey
Zohak
mismo
es el
da muerte á liza la
Gárgoris,
vaca (de
la
aquella con la del niño
joven de
la
mañana
La
Sol.,
(Horo'i
leyenda de explica
la
serpiente
que
de Feridún ó de Abidis simbo-
No me
la
Bemaldo, en
y
ha combifiado
Bemaldo es el sol tarde, que sucumbe
caduco de
al sol
la
serpiente Apep.» (Págs. 302, 304 y 306).
place insistir en estas aberraciones de un
mismo Costa
la cual se
completa la de Abidis:
vengando
diariamente á los golpes de
le á
encarnación de Aji-Dahaca,
libertad de las nubes llovedoras, y la salida del sol, la victoria de la
luz sobre las tinieblas.
El
la
las nubes): el triunfo
hombre de gran mérito.
se encargó de probar la temeridad de su sistema, aplicándo-
leyendas épicas de
la
Edad Media como
la
de Bernardo, invención tardía
y á personajes rigurosamente históricos, como el conde Fernán González. El empeño de querer abrir todas las puertas con la misma
de
los juglares,
llave ha sido la causa principal lingüística.
La
realidad es
de
los
mucho más
mayores extravíos en mitología y en rica, y no se deja aprisionar en una
fórmula. (i)
Cu7n sit notissimum etiam in Sacro monte Hispaniae, qui procurrit in
occideniem juxta Oceanmn, frequenter equas sine coitu ventrem pertulisse, foe-
tumque educasse, qui tamen te
absumitur. (De (2)
nia
In foetura
ad Oceanwn
Re
inuiilis est,
Rustica,
lib. vi,
vis incredibilis est in
in ea regionc, ubi est
Mkn¿2Debemo3 advertir, sin embargo: Que las piedras 430 y 2.409 I."
aplicó
citadas,
no mencionan á lun, sino
á Ivno. 2."
gún
Que
el
Diuhano de
la
inscripción 2.903 no es quizá
nombre de
nin-
dios.
3.°
Que
las tres
piedras mencionadas pertenecen á
Menésdez t Pelayo. — Heterodoxos.
I.
la
época romana.» a'
PROLEGÓMENOS
354
no residente en España, que cumplió un voto á
Más atención merece
país (l).
Coruña
del
Conde
probablemente
de su
antigua Clunia) que un Tito Fraterno, que
(la
sería gallego
có Matribus Gallaicis (C. es
las diosas
importantísima inscripción de
la
ii,
aunque
vivía
l.JjQ).
Lo que no tenemos hasta ahora
en
tierra celtibérica, dedi-
ninguna representación figurada de estas diosas, que generalmen-
y teniendo en las faldas flores y frutos, como aparecen en una escultura del Museo de Lyon, que reproduce Leite eran tres, sentadas
te
de \"asconcellos
(C.
como
Hadas, encontrada en (C.
Que
3.727).
II,
se
de Sepúlveda
las
Permanece
2.848).
2.764,
II,
Otros epígrafes hay de Matres 6 Maíronae
(2).
alguno,
epíteto
sin
\'alencia: Fatis
trata
de
las
Romanos
muy
Hadas
A
O.
y
!Muro de
Fabms
Hadas y no de
plausible, sostenida
identificaron á las Diosas
Agreda
una inscripción á
por Maury
Madres con
las
Nysiis ex voto los
Hados, bien
el
monumento.
mujer grabados en
claro lo declaran tres bustos de
Es opinión
solitaria
y
otros,
las
que
los
Parcas y las
(3).
la
categoría de dioses titulares de tribu, de gentilidad ó clan
6 de cualquier otro grupo étnico, deben referirse
los
Lares tantas ^
veces mencionados con epítetos locales en nuestras inscripciones.
Lares Gapeticoruní gcntUitatis^ en Capera (Extremadura), donde se encontraron otros dos epígrafes que hablan de cultores Larhiin publicariiv.i (C. 11,
804, 816, 817); Lares Tiirolici (C.
pairiis (4) en Freixo de
Xumao
(Portugal),
11,
431); Laribtis
de donde procede tam-
bién la célebre dedicación de Tiberio Claudio Sancio Dis deabusqtie
Coniuinbricensium (C.
11,
432); Lares Cerenaeci (C. 2.384); Lares
Erredici (C. 2.470); Lares Findenetici, ó Píndeneticí,
Hübner
(C. 2.47 1;;
prefiere
Lares Cusicelenses (C. 2.469); Lares Tarmucen-
baci Ceceaeci (C. 2.472), al
como
y
otros varios, pertenecientes casi todos
Norte de Portugal v á Galicia, donde también se ha encontra-
(i)
dice
Matres
Hübner
Ajifaniae...
(C.
11,
ab homine Germano videntur
da Lusiiania, tomo
(2)
Religioes
(3)
A. Maury: Croyances
(4)
Vid.
O
ciiltae esse in
Hispania,
5.413). n, pág. 176, fig. 37.
et légendes. París, 1896,
Arclieologo Portuguez,
tomo
viii,
pág.
págs. 7 y siguientes. 1
70.
PROLEGÓMENOS
do una jero:
inscripción á los Lares de los caminos, protectores del via-
Laribus vialibus
En
355
(i).
estrecha relación con
nio tutelar de
el
culto de los Lares aparece el del Ge-
municipios, que hubo de desarrollarse
los
época romana, Genius Turgalensitim^ en Trujillo
la
mucho en
(C. 6i8);
Ge-
nius municipü Anticarensis, en Antequera (C. 2.034); Genius Nesxaniae, no lejos de
ca de Almazarrón
en
el
2.006, 2.007); Genius loci Ficariensis^ cer-
allí (C.
(C.
3.525, 3-526); Genius municipii Laminitani,
campo de Montiel
Genius Lacimurgae
Genius oppidí Sabetani{C.
(C. 3.228);
(C. 5.068);
Algunas veces
•de Vizella (Portugal), &.
palabra Genio está susti-
la
como en
tuida por la de Tutela^ que indica lo mismo;
de una inscripción del Museo de Guimaraens
sis
2. 163);
Genius Laquiniensis en San IMiguel
Tutela Tirien-
(2).
A
pesar de
romanización de este culto, que se extendió, como más adelante
la
veremos, á ver en los
las colonias
y á
una importación
él
nombres indígenas de
un culto primitivo, que •de clientela
conventos jurídicos, no hemos de
los
clásica,
las
poblaciones, sino la transformación de
constituía
un lazo
y
el
A veces
^Tutela aparece también en las inscripciones •Genius
i,
como
la
cuyo poder se extendía no solamente sobre
loci,
los pactos
dos gentili-
Museo de Pontevedra,
Ephemeris Epigraphica, tomo vui, pág. 400, núm.
(2)
fué publi-
pág. 104. 1
1
1
á.
forma femenina del la
vida de los
hom-
sobre sus habitaciones. Las ciudades y todos los demás lugares
"bres, sino
tenían su tutela: se conoce
Tutela Vesuntiae, la Tute/a Tarraconis,
la
horreorum, y muchas Tuiclae
loci,
que en Roma todas
etc.»
loci hujtis,
Jiabeam propitiam, dice Petronio (Satyr. nio,
(3).
de Santiago, Galicia Histórica^ tomo
la revista
como
social,
hospitalidad formaban otro
Esta inscripción, que se halla en
(i)
(2).
No
7'editii
Aburi
es inverisímil
una inscripción votiva á Ci'esccntis Lttloncs
que sea
consta en una lápida riojana del valle de San
la
Oba-
misma Obiona, que
]\lillán (3),
pero cree-
mos infundada la suposición de que ambas formas puedan considerarse como variedades dialectales de Epona, diosa de las caballeriquien está dedicado un epígrafe de Sigüenza: «.Eponae S. Se-
zas, á
cundus
V. s. 7/¿.»
(4).
Epona
habla Juvenal en su sátira
es divinidad galo -clásica, de la cual
viii, v.
156-157, ponderando los sórdidos
gustos del joven patricio Damasipo, que sólo sabía vivir entre caba-
y no juraba más que por Epona, cuya imagen
llos
los
está pintada
en
hediondos pesebres: Jurat
Solam Ej>onam,
et facies olida
ad praesepia pictas.
pozo Airón, atribuido á simas ó pozos naturales, que han dado origen á temerosas leyendas. Tal es el pozo Airón, en el término del castillo de GarciINIuñoz,
en
la
misma provincia de Cuenca; otro en
la villa
de Hontoria del
Pinar, partido de Salas de los Infantes, provincia de Burgos, según nos avisa
nuestro compañero D. Francisco Coello; y aun en más lejanas tierras, en
Granada, se llama también pozo Airón á una plazuela que hay entre sus calles,
donde algunos ancianos cuentan que hubo una sima con apariencia de
volcánica.»
El pozo Airón mencionado por Cervantes y otros autores del siglo xvn debe
de ser
tomo
el
4.°,
de Garci-Muñoz, que era
el
más famoso. Vid.
la
nota de Clemencin,
pág. 238.
(i)
Boletín de la Academia,
(2)
Hübner: Ephemeris
(3)
Boletín de la Academia,
t.
xv, pág. 127.
cpigrap/iica, Berlín, 1872, t.
iv,
t.
i.°,
pág. 47.
1884, pág. 10. Artículo del P. Fita sobre
lápidas romanas. (4)
Fdz.-Guerra (D. Aureliano): Caniabria, Madrid, 1878, pág.
47.
PROLEGÓMENOS
No á
alargaremos este catálogo, puesto que sólo podríamos aña-
meros nombres
dir la
369
sin sentido alguno.
De
otros problem.as relativos
muy poco
vida religiosa de las tribus ibéricas, es
decirse con certeza.
Xo
se concibe
ningún culto
lo
que puede
sin sacerdotes,
pero
apenas sabemos de otros que los haritspices lusitanos de que habla Strabón, que sacaban agüeros de
la
observación de
la
de
de
las venas,
según
bién,
del vuelo
de
la
Silio Itálico, las
inspección de las entrañas
y y tam-
caída de los cadáveres,
que especialmente se
y de
aves {ornithoviancia)
la
refiere á los gallegos,
dirección de las llamas
templo de Endovellico había un oráculo y se daban respuestas, claro es que debía de haber ministros del dios
{pyromancid) Si en .
que
las
cuente
recogiesen é interpretasen, ó explicasen los sueños. Era la
creencia en éstos, atestiguada por
cantábrico que
Lugo
Xo y
el
3'a
hemos
notable
el
y por una de
citado
fre-
monumento
las inscripciones
de
á la diosa Verora: ex visu. sólo había sacerdotes, sino sacerdotisas
adivinadoras.
que Baebia
Xo
nos atrevemos
á afirmar,
y mujeres inspiradas como hizo Costa (l),
Crinita, «sacerdotisa turobrigense»
de Aroche (C.
11,
en una inscripción
964), estuviese consagrada al culto de Ataecina, conjetura, puesto
que
aquella diosa tenía su principal santuario en Turóbriga. Pero es
mu-
pero tampoco encontramos improbable
cho más curioso
lo
que Suetonio en
del vaticinio de aquella
men» conservado
muy
bierto
profetizado
/ÍzZ/íZ/Víz
doscientos años en
á tiempo por el
la
piiella el
la
vida de Galba nos refiere
de Clunia, que en un «car-
templo de Júpiter y descu-
un sacerdote advertido en sueños, había
imperio á un caudillo salido de España: lo cual se
tuvo por uno de los presagios que más decidieron
nador de
la
Tarraconense á arrojarse á
daba Víndice desde
(i)
(2)
ginis
las
Galias
(2).
la
gober-
al viejo
empresa á que
convi-
le
Este importante texto prueba
Poesía Popular y Mitología Celto-hispana, pág. 344, núm. 3. «Et confirmabatur quum secundissimis auspiciis et ominibus, tum
honestae vaticinatione; tanto magis, quod eadem
Jovis Cluniae
ex
penetrali,
illa
vir-
carmina sacerdos
somnio raonitus, eruerat, ante ducentos annos
similiter a fatidica puelJa pronunciata.
Quorum carminum
sententia erat,
coriturum quandoque ex Híspanla Principem dominumque rerum.> (Galba, cap. ix). M£S¿2;d£z r 'Pe.IjKyq.— Heterodoxos.
I.
a*
PROLEGÓMENOS
370 tres cosas: la existencia
de profecías escritas (cai'mina) á
se atribuía cierta antigüedad,
templo:
la
y que
cuales
las
se conservaban en el tesoro del
adivinación en sueños practicada por los sacerdotes;
la
existencia de profetisas ó doncellas inspiradas, virginis honcstac vaticinatione.
Lo que no puede confirmarse
hasta ahora con ninguna prueba
sólida es la existencia de una casta sacerdotal en la Iberia primitiva.
Cuanto se ha
escrito sobre el druidismo
de
los celtas
de Galicia, es
puro sueño y quimera: adaptación violenta de textos, que sólo tienen valor refiriéndose á las Gallas. Un celtista tan autorizado como
D'Arbois de Jubainville, no ha encontrado consigo
los celtas continentales llevasen
emigraciones
(l).
puesto que se funda en
res clásicos
y de las
el
menor
indicio
de que
culto druídico en sus
El argumento negativo puede tenerse aquí por
irrefutable,
Además de
el
el
absoluto silencio de los auto-
y demás monumentos arqueológicos. inscripciones, han quedado algunos vestigios del
las lápidas
y solitarios, donde perseveró dudominación romana. Ya hemos indicado algunas de estas
culto primitivo en sitios agrestes
rante
la
localidades
al tratar
de
vas de Calascovas, en tencia de
«II
de Menorca, que atestiguan
año
el
1
(2):
Cotirs de littéraUíre ccltiquc,
continentaux
l'est
l'aient
t.
1.°,
París, Thorin, 1883, pág.
du Rhin.
On
n'a pas
ait
1
13.
existe ni en Espagne, ni
trouvé de preuve que les Cel-
porté avec eux dans leurs migrations, quand, vers
sixieme siécle avant notre ere, quand, vers Tan 400 avant nord, quand,
la persis-
50 de nuestra Era; Hübner
ne parait pas demontre que ce sacerdoce
au sud des Alpes, ni á tes
parte prehistórica, especialmente las cue-
un culto indígena en
enumera algunas más
(i)
la
la isla
J.
C.
un peu plus d'un
netrerent en Gréce et en Asie.
ils ils
le
allerent s'établir au sud des Pyrénées,
commencérent
la
conquéte de
siécle aprés, ils atteignirent la
On ne
trouve
le
nom
mer
l'Italie
du
Noire, pc-
des druides dans aucun
dea textes, qui nous parlent des colonies celtiques établies dans ees contrées diverses.
Devons-nous en conclure que
Bretagne sur
du troisiéme
le
La
la
siécle avant notre ere?
cette matiére (2)
continent aprés
il
n'y a rien
de
le
druidisme aurait été importé de
plus récente de ees migrations qui date
Le
plus sur est, je crois, de diré qu'en
certain.»
Arqueología en España^ pág. 235.
Las inscripciones rupestres á Diana en
las ruinas
de Cabeza del Griego,
PROLEGÓMENOS
«En Panoyas, cerca de en Portugal,
esculpidas en del siglo
indican un
ella,
y respetado por
II,
nueva y detenida
revisión, sin
de aquel
»Otro análogo era
el
del
magistrados romanos.
No
están co-
2.395) que merecen una
ii,
que á pesar de
quepa duda sobre
ello
sitio.
Monte
Cristello, cerca del río Vizella,
de Guimaraens, término de Figueiras, diócesis de la
inscripciones
del culto, conservado hasta fines
sitio
los
y algunas
la roca,
piados con exactitud sus epígrafes (C.
el carácter religioso
de Tras-os-mon-
Villarreal, provincia
configuración de
la
San Pedro
aldea de Assento, diócesis de
la
de Valdenogueiras, término de tes,
37
S.
pro\incia del Miño, en Portugal. Entre los epígrafes de este
en parte
ininteligibles (C.
11,
uno
2.409),
y
Verísimo, en
lleva la fecha del
sitio,
año 159
de Cristo.
»En
otra roca, junto á Martos, la antigua Tucci^ existe
catoria,
que no está nombrada en otra parte
á Badalona, cerca del monasterio de
también en
la
No quedan
roca viva, otra
al
la
(C.
11,
una dedi-
1. 679),
y junto
Murta, se conserva, grabada
dios Sol (C.
11,
4.604).»
ruinas de ningún templo de época pre-romana, excep-
to el famosísimo del Cerro de los Santos, en término de ]\Iontealegre
(provincia de Albacete), que tanta riqueza escultórica nos ha re-
velado. Pero del santuario es casi nada lo que actualmente sub-
«El plano del cerro, levantado en
siste.
rón y Estevan, muestra en
un
edificio
la
de forma oblonga,
1
87 1 por D. Paulino Savi-
parte septentrional, los cimientos de al
parecer templo, puesto en dirección
de Oeste á Este, y por consiguiente de orientación muy exacta. El edificio tenía 20 metros de largo por ocho de ancho; se descubre su vestíbulo y una escalinata; puede, pues, considerarse con bastante probabilidad
pertenecen á tiese
la
recinto religioso. Existen, además, en el
época romana, pero no excluyen
en aquellos parajes un culto indígena á
imposible que no gida
como
la
Marte
dedicación que
Lusitania,
Coruña
al
estampó en
(C.
11,
2.559).
el la
la
probabilidad de que exis-
la diosa
de de
clásico, sino al dios ibérico
arquitecto
Gayo Sevio Lupo,
roca que sirve de asiento
Sobre este célebre
edificio
al
la caza. la
la entrada del
es
diri-
natural de Eminio, en
faro de Hércules en la
puede leerse
D. José Cornide, Investigaciones sobre la fundació7i y fábrica de
da de Hercules, situada á
Tampoco
guerra esté
la
Memoria de
la torre
llama-
Puerto de la Coruña^ Madrid, 1792.
PROLEGÓMENOS
372
cerro restos de murallas ciclópeas, algunos cimientos,
de otros
edificios;
particular, que, sin
templo.
al
dumbre
De
si el
escasos,
embargo, no es seguro que hayan pertenecido
estos restos
no se puede deducir con alguna
certi-
conjunto de ellos fué población primitiva, ó más bien
destinado
sitio
muy
unos fustes de columnas, y un capitel de forma
al culto,
del arte escultural,
que
Desde que Hübner
como parecen allí
se
indicarlo las
han descubierto»
escribió estas palabras en
numerosas obras
(l). 1
888,
aspecto del
el
Cerro ha cambiado por completo. Las sucesivas excavaciones hechas á veces por gente ignorante y codiciosa apenas han dejado piedra sobre piedra, y apenas puede formarse idea de lo que pudo ser aquella construcción. P. Paris, que visitó aquellas ruinas en 1898
presenta una fotografía de
conjetura que
ellas,
el
y pequeño santuario
estaba dispuesto á imitación de los templos griegos,
dos partes desiguales, que equivalían plo
m
antis., sin
decoración,
al
al
pronaos y
al
naos de un tem-
parecer, de frontón ni de friso
Algunos fragmentos de columnas y volutas jónicas, sirven
al
dividido en
y
cornisas,
uno ó dos
capiteles
mismo arqueólogo para probar que
(2).
de los
arquitectos de esta región tenían conocimiento de las formas ar-
quitectónicas
y ornamentales de
Grecia bajo su aspecto
más puro
doctrina que corrobora con otros capiteles,
y más
artístico (3),
todavía
más importantes, de Elche,
clasificándolos también en el arte
que llama ibero-griego.
La primera y más bárbara manifestación de lar
en que puede sospecharse carácter
la
escultura peninsu-
religioso,
son los informes
animales que han sido calificados indistintamente de toros, jabalíes, cerdos, osos,
y hasta de rinocerontes y
elefantes, pero
que suelen
denominación genérica de becerros, y designarse en bajo la de berróes en Portugal. El número de estos monstruos es Castilla bajo la
grande; ya en 1862 había noticia de más de 300
(i)
La
(2)
Protnenades Archéologiques en Espag7ic, págs. 5S-68.
(4),
y desde en-
Arqueología de España, págs. 236-237.
(3)
Essai sur l'Art
(4)
Véase
et
el discurso
V Industrie
de
V Espagnc primUive,
págs. 4 1-54'
de D. Aureliano Fernández Guerra en
de D. Eduardo Saavedra como académico de bibliografía posterior está registrada
en
las
la
la
recepción
Historia (Madrid, 1862).
La
obras de Hübner, P. Paris y Leite
PROLEGÓMENOS
373
En
tonces se han descubierto otros muchos.
Portugal parecen limi-
tados á Tras -os -montes, excepto dos fragmentos hallados por
Sarmentó en
]\Iartins
manera en
Citania de Sabroso. Pero
la
centro de España, especialmente en
el
los
valle superior
y también en
del Tajo, desde Toledo á Talayera,
donde antiguamente moraron
abundan sobreel
comarcas
las
Vetones, los Carpetanos y
Arevacos. Célebres son los toros de Guisando,
los
cerdos de Avila,
los
toro de la puente de Salamanca, los cuatro de Torralba cerca de
el
Talayera, el de Coca, en
deñosa,
Forca de Murga., en Portugal, con
la
más de una
curiosa superstición folk-lórica
España, cerca de ejemplar de
3-a
la villa
más
los
dico Idoi'tia),
cual
provincia de Segovia,
la
vizcaína de Durango,
En
el
va unida Norte de
encontramos un
que según parece tuvo una inscripción ibérica de
no quedan vestigios
En
(2).
y
de Vasconcellos. Merece recordarse 1902, págs. 354
y
cuatro de los toros de Castilla
el artículo
de D. Vicente Paredes, Esla
Revista de
Extremadu-
El mismo autor, en su libro Historia de
siguientes.
la
Coca), fueron grabadas inscripciones
culturas J>rotohistdricas de la Penins^da hispánica, en
Framontanos
la cual
de Car-
curiosos, el famoso ídolo de ]\íiqueldi (Miqtiel-
(Guisando, Ávila, Torralva
ra.,
(l).
el jabalí
celtibéricos (Plasencia, 1888), trae
un curioso mapa de
los
los sitios
en que se han encontrado estas bárbaras esculturas zoológicas. (i)
Según una de
ellas,
recogida por Martins Sarmentó,
la
Porca, que
todavía conserva restos de una pintura roja, servía cambiando de color para
dar testimonio de
la
inocencia ó culpabilidad de los indiciados de ciertos
crímenes (Leite, ReUgiles da Lusitania, tomo (2)
en su raro rango » T>
»
el
3.°,
Lisboa, 1909, pág.
19).
D. Gonzalo de Otálora dio por primera vez noticia de esta antigualla librito Micrologia geográfica del asiento de la noble
íSevilla, 1634):
«Una gran
piedra, así monstruosa en la
Merindad de Duforma como en
tamaño, cuya hechura es una Abbada ó Reinoceronte con un globo gran-
dísimo entre los pies y en él tallados caracteres izotables y no entendidos, y por remate una espiga dentro de tierra donde está eminente más de dos
» varas...
No
dibujo que res.
se tiene
el P.
memoria de
él, si
bien corre por ídolo antiguo.^.
En
el
Flórez publicó en su Cantabria, ya no aparecen los caracte-
Prescindo de un extravagante artículo de D. Antonio de Trueba, Miquel-
dico Idorua (Capítulos de
reproducción del P. Paris,
tomo
IV,
L Idole
wt
libro,
monumento en
Madrid, 1864, págs. 271-295). su estado actual acompaña
al
Una
exacta
artículo de
de Miqueldi, a Duratigo (Bulletin Hispanique de Burdeos,
1902, págs. I-I
I.
PROLEGÓMENOS
374
romanas (prescindimos de epígrafes,
estos bárbaros
con
la
Son
pero es claro que estos
apócrifas);
las
aunque puedan darnos alguna
y
luz sobre el destino
de
tosquísimos monumentos, nada tienen que ver
época primitiva á que pertenecen. varias las hipótesis
que
han formulado sobre
se
estas repre-
sentaciones de cuadrúpedos. D. Aureliano Fernández Guerra, que hizo el primer estudio formal de ellos, los consideraba
como
piedras
terminales entre las diversas tribus ibéricas; opinión que prevaleció
por algún tiempo.
Hoy
se los mira
Hübner
les:
explicación que
ter
de epitafios que tienen
Pero
la
misma
como monumentos
el
las
cuatro inscripciones romanas
religioso
más extenso, que no
una forma de
zoolatría ó
prehistóricas,
y cuyos
pueden seguirse en
las
cavernas, en las figurillas de barro del Argar,
de
los toros mallorquines
(l).
prin-
un simbolis-
las
edades
pinturas de
las
y en
cabezas
las
de Costig,
Leite de Vasconcellos, que adopta P. Paris, concede, sin
el
se limitaba á los ritos fúnebres:
de totemismo^ transmitida desde
vestigios
carác-
el
rareza de estos epígrafes hace dudar de que
cipio sea aplicable á todos los casos. Quizá se trata de
mo
sepulcra-
primero, fijándose en
dio
la
opinión de Hübner y de
embargo, que no todas
de cua-
las figuras
drúpedos que existen en España son documentos de un culto funeral,
y que muchas, aunque fuesen de carácter sagrado, pudieron y empleo (2). El mismo Hübner no negaba
tener otra significación
que algunas de
ellas
pudiesen ser ex votos
Todavía parece más marcado crales en las estatuas
ten en grosería el
el
(3).
carácter de
de guerreros gallegos y
y barbarie con
los animales
monumentos sepul-
lusitanos,
de piedra.
que compi-
Ya
en 1610,
historiador de Santiago, Castella Ferrer, dio noticia de una de
estas estatuas,
que
se había descubierto por entonces cerca del
nasterio de Celanova: «figura de brazos, con
hombre de
un sayo largo hasta más arriba cuatro dedos de
Zeitschrift für allgemeine Erdkunde,
(i)
mo-
piedra, desnudos los
de Berh'n, tomo
14, 1863,
las ro-
págs. 340
y siguientes. da Lusitatiia, tomo
(2)
Re/igi'es
(3)
Revista Critica de Historia y Literatura española, 1895, tomo
gina
I.
3.°,
pág. 38. 1.°,
pá-
PROLEGÓMENOS ceñido con una cinta grabada, desnudas
dillas,
manos
tiene
con
siguiente letrero:
el
Tanto
Adrono
como
esta escultura
Academia de
en
el
Vcroti F.» (l).
otra encontrada en 1837 en Villar de
un dibujo en
la cual existe
han desaparecido, pero se conservan
Hübner
varias.
y de
estudió en 1861 las dos que están
jardín del Palacio de Ajuda, procedentes de Montalegre,
de Vianna del Castello, que figura en
que en parte za
Historia,
la
en Portugal otras
la
piernas; en las
las
una rodela ó escudo redondo con una punta en medio,
Barrio, á cuatro leguas de Orense, la
375
es
una
falsificación,
el ]\Iuseo
puesto que se
la
de Oporto,
y y
añadió una cabe-
moderna y un blasón heráldico para transformarla en un guerreEdad Media (2). Actualmente hay que añadir la de San
ro de la
Ovidio de Fafe y la
la
de San Jorge de Vizella
de Capelludos, en
el
jos de Basto, desfigurada
ciones modernas,
puesto que
y
mandó
poner coto á
la
como
la
se resistía
mismo
de sus
las supersticiones
Hübner
feligreses,
(como también varios de
á remontar su antigüedad
llega á reconocer, al fin
cultura singular
y
falsifica-
memoria,
que acudían en pro(3).
las inscripciones latinas
cionadas «deben considerarse
la
según dicen, un párroco celoso, para
cesión á la bárbara figura para pedirla lluvia ó sol
Aunque prevenido por
de Refo-
la
de Vianna por estúpidas
de Britello, de que sólo queda
destruirla,
estas estatuas llevan
de Guimaraens),
(]\Iuseo
^Museo Etnológico de Lisboa,
de su
como
artículo,
que algunas de
los toros
y jabalíes),
más
allá del siglo
que
las estatuas
los únicos restos
i;
él
men-
de una semi-
bárbara». La ejecución es tan horriblemente
fea,
tan destituida de todo sentimiento artístico y aun de toda habihdad
de mano, que sólo se concibe en una edad protohistórica
(4).
(i)
Historia del Apóstol Santiago,
(2)
Statuen gallákischer Kricger in Portugal una Galicien, en la Archáolo-
gische Zeitutig,
de
Berlín,
io\.
Octubre de
159 vto.
1S61. Esta
Augusto de Soromenho en su traducción de tugal,
Memoria
1871), y de alli pasó al tomo 11 de ed. La Coruña, 1905, págs. 617-627).
de Hübner (Lisboa,
Galicia,
de Murguía
(2.^
fué incluida por
las Noticias archeologicas de
(3)
Leite, ReligiZes da Lusitania,
(4)
Los epígrafes romanos nada prueban por
adiciones posteriores. El
11,
la
Por-
Historia de
57.
mismo Hübner
los
sí
solos,
porque pueden ser
desestima tratándose de
los be-
PROLEGÓMENOS
376
En
cuanto
destino fúnebre de estos
al
monumentos,
casi todos
arqueólogos están conformes: Hübner, P. Paris, Leite de Vas-
los
segundo ha aducido un argumento de mucha
concellos. El
cTodas
fuerza.
estas esculturas de guerreros están cortadas por debajo de
la rodilla,
excepto
que recordar á
la
de Capelludos, que
lo está
por
la cintura.
que en Oriente, en Grecia,
este propósito
Hay
las divini-
dades chtónicas y funerarias eran representadas muchas veces en
forma de bustos cortados de esa misma manera, como inferior
de su ser permaneciese todavía debajo de
Podemos
bolizaban.
ha guiado á
si la
parte
que sim-
la tierra
creer que alguna idea religiosa de este género
los escultores ibéricos» (l).
Prescindiremos del supuesto grupo segoviano en que
Licen-
el
ciado Diego de Colmenares y tantos otros han creído ver una representación de Hércules con
el jabalí
parecer, se trata de un ángel
de Erimanto, puesto que,
moderno sobrepuesto
una de
á
al
las in-
formes cabezas de jabalí ó berraco, que tanto abundan en aquella región
(2).
El bajo relieve de Clunia descubierto en
dido después, que representa toro, lle\'aba inscripción fre
sabremos
si
el
en letras ibéricas. Acaso cuando se desci-
esta primera escena de la tauromaquia española
envuelve algún sentido religioso tuvo
la
pirámide truncada de
senta en una de sus caras otra,
774 y percombate de un hombre con un 1
la
(3).
Xo puede
dudarse que
Olesa, cerca de ^lataró,
le
que repre-
cabeza de un toro ó de una vaca; en
una cabeza humana con cuatro ojos y cuernos en forma de
pequeñas
alas.
En
las otras
COTOS, que para él son
monios de
la
dos caras de tan singular monumento,
monumentos
sepulcrales puramente ibéricos, y testi-
mitología de las razas indígenas. (La Ai-qiieología en España,
página 254). (i)
Essai sur l'art
et l'indusirie de
V Espagne primitive,
i,
pág. 71.
y aún existe empotrado en una pared (2) del convento de Monjas de Santo Domingo el Real de Segovia. Vid. Bosarte, Este raro
Viaje artisiico
á
monumento
existía
varios pueblos de España, Madrid, 1S04, págs. 29-32.
— Gómez
de Somorrostro (D. Andrés), El Acueducto y otras antigüedades de Segovia, 1S20, apéndice xi.— Paredes y Guillen (D. Vicente), El pretenso grupo de Hércules en Segovia, en
el Bulletin Hispaniqtie,
Essai surt l'Art, (3)
i,
tomo
vi,
1904, págs.
1
73-181.
— P. Paris,
págs. 73-79.
Vid. Hübner, Motiumenta linguae ibericac,
n.
xxxvi, pág. 173.
PROLEGÓMENOS
que recuerda alguno de órganos de
los
Aluy
la
de
lejos
de Almería, están representados
generación en ambos sexos
la grosería
una influencia oriental Levante
los ídolos
377
muy
marcada, aparecen en
las notabilísimas esfinges
y cabeza humana, entre
las
el
más conocido
conservando
la actitud
ha simplificado algunos cabeza y en
la cola.
es la llamada
insigne asiriólogo
el
especial estudio sobre la materia, el
prototipo de este monstruo procede de Caldea, ibero,
comarcas de
antigüedades ibéricas más curiosas de
nuestro ]\Iuseo Arqueológico Nacional. Según
León Heuzey, que ha hecho
las
ó monstruos de cuerpo de animal
los cuales
Bicha de Balazote, una de
(l).
de estos bárbaros esbozos, y revelando
y
detalles,
la
si
bien
escultor
el
estructura del animal compuesto,
especialmente en
primitiva, tal
como
los cilindros (2).
posee
el
Museo
está
comunmente reproducida en
En
ese
los
la
forma
grabados
Las dos esfinges, sumamente mutiladas, que
del Louvre, procedentes de Agost, cerca de Xovel-
da (provincia de Alicante), tienen más semejanza con arcaico.
la
Pero aun estas modificaciones se justifican por
ejemplos tomados del arte oriental, y son un regreso á
de
en
los cuernos,
mismo
!Museo, que
anhelo de lucro que en
la
la incuria ó
el arte
más bien
el
griego
sórdido
degenerada España actual hace estragos,
han permitido enriquecerse en estos últimos años con tantos despojos de nuestro pasado, hay otros dos fragmentos de esfinges con encontrados en
más bien palacios rica, P.
«Xo
los
el
grandes toros alados que guardaban
las puertas
de
los
y templos de Asirla. Pero á pesar de esta semejanza gené-
Paris las tiene por obras se las
puede confundir
ni
muy
originales de nuestros artistas.
con una obra
fenicia, ni
con una obra griega. La técnica
plumas en
las alas, la cola, la actitud,
(i)
alas
Salobral (provincia de Albacete). Estas recuerdan
el
asirla, ni
muy
con una obra
elemental de las
dibujo del vientre, de los
La primera indicación de este monumento se encuentra en
el
Voyage
pütofesque et historique de VEspapie, del conde Alejandro de Laborde,
tomo 2.°, 1820, lám. xv, núms. 2 y 3. Posteriormente han escrito sobre él D. Pablo Parassols, Revista Histórica^ de Barcelona, 1876, págs. 2137 siguientes,
y D. Salvador Sanpere y Miquel, On'gens y fonts de la
Barcelona, 1878, pág. 240 y (2)
Monuments
et
7iació catalana,
sigs.
Me'moires de la fondation Piot, 1901, pág. 120.
PROLEGÓMENOS
378 muslos, de las patas,
el
modelado
pecto general sobre todo, son
sin precisión
como
la
y
sin detalles, el as-
ñrma de un
escultor indíge-
na que no consiente, sean cuales fueren sus modelos, en abdicar su personalidad, por humilde que se la suponga»
(l).
La llamada
es-
ñnge de Bocairente (Museo de Valencia), parece más bien una leona en reposo. Es evidente que todas, ó pertenecen á
la
la
mayor parte de
estas figuras,
podamos determinar
simbólica religiosa, aunque no
precisamente á qué culto. El toro androcéfalo se encuentra varias veces en monedas ibéricas
,
y en un vaso
curiosísimo de
Ampurias
(Museo de Gerona). El arte indígena de Iberia, cuyas primeras manifestaciones son
y occidentales de
la
Península, tuvo espléndido desarrollo en la costa de Levante, bajo
la
tan rudas é informes en las regiones centrales
doble influencia del arte oriental y del arte helénico, incluyendo en este último el arte primitivo
de ^licenas,
meras manifestaciones del griego
griego arcaico,
el
clásico.
De
todo
ello
y
las pri-
dan razón
los
portentosos descubrimientos del Cerro de los Santos, de Elche,
de otras localidades comprendidas en
los antiguos reinos
de
y
]\Iurcia
y Valencia.
Xo
tiene la arqueología ibérica páginas
éstas. Gracias á ese cúmiulo
más importantes que
de monumentos escultóricos, de posi-
tiva belleza algunos, curiosos todos,
aun
los
más imperfectos y
degenerados, podemos seguir con relativa claridad y distinción las vicisitudes
de una escuela
artística,
que ha dejado por
lo
menos una
obra inmortal, y varias otras que, sin llegar á tanto, se recomiendan por
lo
grandioso de su factura y por cierta misteriosa gravedad
hierática.
Xo
es nuestro intento resumir,
cuando ya
lo
ha sido de mano
maestra y por arqueólogo de indisputable pericia, la copiosa litera1 se ha venido acumulando sobre las antigüeda-
tura que desde 187
des del Cerro de los Santos, en término de Montealegre, provincia
de Albacete, impropiamente llamadas antigüedades de Yecla. La
monogratía del docto académico
(i)
Essai sur
(2)
Las
l'ari,
i,
Sr. Mélida, publicada
en 1906
(2),
pág. 129.
es cu Huras del
Cerro de
los Santos.
Cuestión de autenticidad. Por
PROLEGÓMENOS
no
sólo recoge cuanto
de
útil
379
contienen los trabajos anteriores, sino
que presenta un catálogo descriptivo y razonado de
las piezas
hoy
existentes del célebre tesoro arqueológico del Cerro, con la debida distinción entre las auténticas crifas: distinción
y
que en todo ó en parte son apó-
las
que hasta tiempos
muy
y por
cercanos,
respetos
personales, había sido imposible establecer en las colecciones de
nuestro Museo, lo cual produjo
como una mancha de
cha de falsificación se extendiese
Tuvimos, en
la serie entera.
gravísimo daño de que
el
efecto, la
genuinos é imponentes restos de
la
sospe-
aceite sobre
inmensa desgracia de que los
la civilización
que
floreció á la
sombra del santuario de Montealegre, apareciesen revueltos desde principio con otros de sospechosa procedencia,
el
de diversos
y transportados
que se añadiesen á algunos objetos auténticos
sitios;
y absurdas inscripciones, y que en todo ello interviniese la torpe mano y la fantasía delirante de un seudo-aficionado, relojero falsas
de Yecla, cuyo nombre no se consigna aquí, porque espió terrible-
mente, con los cuales,
pérdida de
la
más bien que
la
razón, sus atentados arqueológicos, á
la codicia,
hubo de
arrastrarle cierta vani-
dad desatinada de pasar por descubridor de cosas peregrinas. Afortunadamente,
número de
las
sombras del escepticismo se han ido disipando:
falsificaciones resulta exiguo,
piezas de probada autenticidad,
puede decirse que ha llegado á mentos principales, gracias á
y
la
feliz
comparado con
término en cuanto á
los esfuerzos
León Heuzey, Arturo Engel y Pedro
Ramón
de
las
delicada operación del deslinde los
monu-
combinados de nuestros
arqueólogos y de algunos extranjeros tan eminentes
D. José
el
el
como Hübner,
Paris (l).
Mélida, director del ^luseo de Reproducciones Artísticas.
(Tirada aparte de (i)
la Revista de Archivos^ Bibliotecas y Muscos.) JMadrid, 1906. Las primeras noticias precisas relativas á excavaciones en el Cerro se
remontan á
1860. El
considerándolas
primer trabajo en que se habla de dichas antigüedades,
como
cristianas, es el
de D. José Amador de
los Ríos: Algu-
nas consideraciones sobre la estatuaria durante la vionarquia visigoda, inserto
en El
xirte en
España, tomón;, 1863, págs. 13-1S. En 1871 publicaron los
escolapios de Yecla el
de
la
notable Memoria del P. Carlos Lasalde, que reconoce
como de los objetos de metal y pueblo bastitano. En un artículo publi-
origen ante-romano, tanto de la cerámica las estatuas,
atribuyéndolo todo
al
PROLEGÓMENOS
380
A pesar de haberse extraviado
,
ó de conservarse en poder de par-
ticulares, bastantes objetos procedentes
nes
y de
otras
muy
Consta de 566 piezas, entre
Todo
este
de
las primitivas
posteriores, la colección del las cuales
cúmulo de reliquias
hay más de 300
artísticas,
cuanto de espurio se ha mezclado entre recinto ó estación arqueológica,
Museo
excavacioes
enorme.
esculturas.
descartando, por supuesto, ellas,
cuyo carácter
procede de un solo
religioso es imposible
aunque ninguna razonable conjetura pueda aventurarse sobre
negar,
cado en
Tlie Athe7iewn,
Yecla, D.
de Londres, 1S72, tomo
11,
pág. 23: A?it!quHies of
Juan Facundo Riaño creyó reconocer en algunas de
las estatuas
símbolos gnósticos, y se inclinó á atribuirlas á los siglos ni ó iv de nuestra era. Prescindiendo de algunos artículos de periódicos, en que alternan las
más
varias conjeturas, pero con
Ja filiación oriental,
marcada tendencia siempre á reconocer
egipcia ó fenicia, nos limitaremos á mencionar los estu-
más consideración y cuya lectura es necesaria para conocer la histode estos descubrimientos y las diversas interpretaciones que se les han
dios de ria
aplicado.
Savirón y Estevan (D. Paulino): Noticia de varias excavaciones del Cetro de Santos. (En la Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, primera serie, tomo v; 1875.) Es la Memoria oficial de la Comisión del Museo Arqueológico que exploró en 1S71 el Cerro, é hizo las principales adquisiciones. Rada y Delgado (D. Juan de Dios) y Fernández-Guerra (D. Aureliano): Anlos
tigüedades del Cerro de los Sanios en término de Montealegré. Discursos leídos
ante
la
Real Academia de
estas dos disertaciones
del Sudeste
la
Historia en 27 de Junio de 1875.
un plano del Cerro, un mapa de
las
Acompañan
á
regiones antiguas
de España, y treinta láminas litografiadas que representan esculLa quimérica epigrafía que ocupa gran parte del dis-
turas y otros objetos.
curso de Rada, ha perjudicado á vez, y
y
las
para
la
parte
con no vulgar acierto, analogías de
de Chipre. La contestación del el
Sr.
artística,
en que señaló por primera
estilo entre las esculturas del
Cerro
Fernández-Guerra, importantísima
estudio geográfico é histórico de las comarcas de Levante, tiene algo
de imaginativa en
lo
que toca á
la
reconstrucción del que llama Santuario
Elotano, pero está escrita con singular pericia é ingenio, y en algunos pasajes
con verdadera elocuencia.
Como
tomo en que se imprimieron estos discursos se agotó pronto, á publicar el suyo en el Musco Español de Antigüedades, tomo vi, adicionó en el tomo vii, 1S76, pág. 595 y siguientes, con una noticia
el
Rada volvió 1875, y le
sobre Nuevas esculturas procedentes del Cerro y adquiridas por Arqueológico Nacional.
Hübner(E.): Artículo sobre
el
discurso de
Rada en
la
el
IMuseo
Jcnacr Literaturzeitung;
PROLEGÓMENOS
38
género de culto que en aquel templo ó adoratorio se rendía á una
el
deidad hasta ahora innominada, que debió de tener gran veneración
en toda aquella comarca, á juzgar por dedicaron sus devotos. Ningún
que
tantas veces repetida de
cumbre
el
número de ofrendas que
el
fundamento tiene
la
afirmación
la
templo estaba consagrado
al Sol,
y
un obser\'atorio astronómico y caldeos de sacerdotes magos colegio un y matemáticos. Xi hay que
que en
la
del Cerro existió
pensar tampoco en los misterios egipcios, ni en los símbolos del culto persa de ]Mithra, puesto que, evidentemente, las principales
esculturas son anteriores á la difusión de estos cultos en
en
demás provincias
las
una
1876, pág. 217
muy
parecer en
arte
y
su luminosa
y siguientes. Enteramente negativo en cuanto á
las inscripcio-
m.as bárbaros
y
primitivos.
escéptico en lo tocante á las estatuas. el
España y
romano, y revelan un
Con
civilización
nes, y
mucho
del Imperio
segundo punto, pero nunca en
el
Más adelante modificó su
primero.
En
los
Monumejita
linguae ibericae (págs. 207-210) puso primero todas las inscripciones no roma-
nas en
la sección de falsae vel suspectae, y en el Stipplementum del Corpus (números 514 a 522) realizó la misma operación respecto de las latinas, calificándolas á^ falsae vel alienae.
Lasalde
(P. Carlos):
Las antigüedades de
Yecla, artículos
en
La
Ciencia Cris-
de Madrid, tomos xvi y xvii (1S80 y 1881). Hay otros trabajos anteriores y posteriores del autor sobre el mismo tema, pero para la cuestión de autenticidad este es capital, por las revelaciones algo veladas que contiene. tiana, revista
Heuzey (León): ticité),
en
Statues espagnoles de style greco-phénicien. (Question d'authen-
los Comptes-rendus de
V Académie des Inscriptions
'ct
Belles Leitres,
1890, pág. 125, y Revue d' Assyriologie et d' Archéologie oriéntale. París,
tomo
II,
Engel (Arturo): Rapport
sicr ufie
Mission Arcliéologique en Espagne.
Nouvelles Archives des Missions scientifiqíics
La misión de Engel tuvo por el
1891',
págs. 96-114.
Cerro, y recoger en
la
et littér aires. París, 1893,
En
tomo
los iii.
principal objeto hacer nuevas excavaciones en
comarca todos
los datos
que pudieran
servir para
deslindar lo que hubiese de auténtico ó de apócrifo en las controvertidas an-
tigüedades.
Como
resultado de esta indagación, declara auténticas
parte de las estatuas, especióilmente las grandes, y casi toda
no tiene
la
la
mayor
cerámica que
inscripciones.
París (Pedro): Sculpiures du Cerro de los Santos, en el Bullctin Hispaniqtie,
tomo tive,
III,
1
90 1, págs.
tomo
I,
ginas 45-71'
págs.
1
13-134.
Essai sur l'Art
el
V Industrie
de
I' Espagne
primi-
162 á 279. Promenades Archéologiques en Espagne, pá-
PROLEGÓMENOS
382
fantasía de arqueólogo poeta, creyó ver en aquellas ruinas nuestro
inolvidable D. Aureliano Fernández Guerra los restos de la antigua
ciudad de Elo, que tenía su acrópolis en
y academia sacerdotal en
hemeroscopio
y operaciones mágicas, infiriendo de encontradas, que aquel centro de
allí
cado por
el
y
su
monedas romanas y de teurgia, vivifi-
las últimas
astrología
y por
doctrinas neo-pitagóricas
las
]\Ionte Arabí,
el
Cerro, consagrado á ritos
el
sincretismo de
la
escuela alejandrina, había persistido hasta los tiempos de Teodosio,
en que cayó envuelto en
la
ruina general de los templos paganos.
Espléndido y deslumbrador era todo
porque precisamente
nable,
y
siderales
los
esto,
pero tenía una base delez-
que se alegaban como símbolos
zodiacales, los supuestos jeroglíficos egipcios; el obelisco
en que pretendió ver algún arqueólogo
la
imagen del dios principal
del templo, á quien llamó Adonis-Osiris; el ave Fénix, el Cinocéfalo, el
resiste
Hipocampo,
menos
la
nave Argos, son de
análisis,
al
y entre
las inscripciones, ni
de ser sospechosa ó notoriamente único indicio serio de
las piezas
El
falsa.
la existencia
do Saavedra
muy hábil
de un observatorio
el
sola deja
,
solar,
sufre
no
aunque ha tenido
sabio matemático D. Eduar-
(l).
Tenemos que auténticas
defensor en
una
mismo cuadrante
leve contradicción en el juicio de los extraños,
entre nosotros
cuya falsedad
con
limitarnos, pues, á lo
la
muda voz de
que nos revelan
las esculturas
sus formas artísticas, en cu^'a apre-
ciación están bastante conformes los últimos arqueólogos, aleccio-
nados por
el
cotejo con los productos de otras civilizaciones vetus-
tísimas cuyo descubrimiento ha renovado por completo la faz de la ciencia en nuestros tiempos.
«Hallamos en España (dice León Heuzey) un grupo de esculturas de forma arcaica que ofrecen, como chipriota,
una fusión, ó por
lo
el
arcaísmo etrusco y
el
arcaísmo
menos una yuxtaposición bastante
íntima de elementos griegos y de elementos orientales. Pero tienen
un carácter siü generis y rasgos de originalidad completamente que no permiten confundirlas con figuras procedentes de Chi-
local,
(i)
El
cuadt-afíie solar de Yecla \ los relojes de sol en la antigüedad.
Miiseo Español de Antigüedades,
tomo x
(1880),
pág. 209.
En
el
PROLEGÓMENOS pre
383
de Etruria. Es griego en estas estatuas, con un sentimiento
ni
más ó menos marcado de arcaísmo, las figuras
y
carse de oriental, por
adorno, es
el contrario, sin
la tradición
de
Por último,
lo
que preside á
nores del
d,e
califi-
la ejecu-
que corresponde
que procede del medio ibérico en que
producidas, es la exageración violenta
tipo
el
Lo que debe
hablar de algunos detalles del
el espíritu
taller,
ción, el aprendizaje técnico. local, lo
dominante,
el estilo
disposición general de los paños.
la
estas obras
al
gusto
han sido
y bárbara de algunos
porm.e-
también un exceso de rudeza y pesadez en ciertas
traje, es
partes del trabajo.»
Las colonias griegas y can á
fenicias del litoral del
de Heuzey
los ojos
Mediterráneo expli-
aparición de este arte mixto en que
la
arcaísmo griego tuvo una acción regresiva sobre Califica, pues, el arte del Cerro,
greco-fenicio, ó,
si
Xo
difieren
mucho
la
hecho un detenido y profundo estudio de
su larga dura-
París,
las principales
des de Yecla, en su obra ya clásica sobre la
y admite
degeneración y barbarie de los pro-
conclusiones de Pedro
las
arte asiático.
tomado en conjunto, de arcaísmo
se quiere, greco-púnico,
y sucesivas etapas hasta ductos más recientes. ción
el
el
el
arte
y
que ha
antigüeda-
la industria
de
España primitiva.
En que
su opinión,
el
arte del Cerro es
un arte esencialmente
ibérico,
imposible confundir con ningún otro, ni de los tiempos
es
arcaicos ni de los tiempos clásicos, en Caldea, en Egipto, en Fenicia,
en Grecia
el estilo,
ni
en
Italia.
Su
característica está, principalmente,
que en algunos ejemplares
selectos,
como
femenina de nuestro ^^luseo Arqueológico, fascina
por
la
noble majestad de
la
la
al
en
grande estatua
contemplador
actitud, por la profunda gravedad reli-
giosa de la expresión. «Las amplias ropas sobrepuestas, los mantos
y
los velos complicados
pies con
de
las
mujeres, las cubren de
la
una castidad severa de sacerdotisas ó devotas, y
com-
vendas, de los discos pendientes de
plicación de
las mitras, de
las orejas, la
pesada opulencia de los collares
las
cabeza á los la rica
las
adorna de un
lujo
casi real» (l).
(i)
Essai sur V Ari
et
V Industrie de I Espagne primitive, tomo
i,
pág. 265.
PROLEGÓMEKOS
384
Hay también marca de
ciertos procedimientos
fabrica,
de
taller,
que son como
y que curiosamente enumera Mr.
la
Paris: la estili-
zación geométrica de los cabellos de los hombres, la representación
muy
particular del globo del
las
ojo,
deformaciones bárbaras de
las orejas.
Lo que Artemidoro, tocados de la
las
citado por Strabón, escribió acerca de los
mujeres iberas, recibe inesperada confirmación con
suntuosidad recargada
y
que revela
prolija
el
mundits muliebris
de nuestras estatuas.
Pero este fondo indígena está saturado de influencias extranje-
La
ras.
ofrenda, tantas veces repetida, del vaso de libaciones, pro-
cede de Caldea, como
mismo. Las
el rito
altas mitras
y
tiaras
no
sólo se encuentran en Oriente antes de la influencia del gusto grie-
go, sino
que Heuzey
las
ha reconocido en
figurillas rodias del si-
glo VI antes de nuestra era.
El arte de ]\licenas y de
Ilion,
el
llamado arte
egeo^
dejó huella
más profunda en nuestros primitivos escultores. Los adornos femeniles de muchas de las cabezas del Cerro tienen evidente paren-
todavía
tesco con las diademas de oro que Schliemann descubrió en
en
el
^Mayores semejanzas se advierten aún con las estatuas
873
y
el
arcaísmo griego, con
focenses de Marsella y las estatuas arcaicas de Cibeles,
descubiertas en leto,
1
tesoro de Hissarlik.
Cime
(Eolia),
con
las del
templo de Apolo, en
otras producciones del primitiv^o arte jónico, en
que
]\Ii-
se mez-
clan elementos plásticos tomados de Caldea, Asirla tuas de
y Egipto: estahombres y mujeres, de sacerdotes, sacerdotisas ó diosas,
con amplios vestidos, ropas
talares
y largos mantos. Nuestras estamanto ó del
tuas ibéricas reproducen los pliegues simétricos del
peplo, que caracterizan las obras anteriores á las guerras médicas.
En
la estatua milesia
de Chares, en
la
Louvre), aparecen cubiertos los pies de
en
la
grande estatua del Cerro.
ños y en á lo
la
más íntimo de
la
la
misma noble manera que
no sólo en
el
plegado de
los
pa-
disposición de las vestiduras, sino en rasgos que tocan
nal de las cabezas
como
Y
Juno de Samos (Museo del
de
la
la
más
expresión
artística,
antiguas, en
la
en
la sonrisa
gravedad y
convencio-
tristeza
de
otras,
grande estatua tantas veces citada, va reflejando
PROLEGÓMENOS
385
nuestro arte los caracteres del primitivo arcaísmo, del arcaismo
avanzado y del arcaismo expirante, cumpliéndose en
él
evoluciones
análogas á las de las escuelas griegas, que fueron indudables educa-
doras de
nuestra.
la
Toda
los excelentes trabajos
y confirmada, £1 pital
de
de Heuzey y de
esta es doctrina
ya mencionados, y
allí
P. Paris
en
puede verse ampliada
hallazgo del maravilloso busto de Elche, obra ca-
la plástica
ibérica,
ha acabado de
fijar las
ideas en este
punto, dando á nuestra primitiva escultura, iluminada alguna vez
por
que debe tener en
los resplandores del genio, la representación
la historia del
Arte; representación análoga á
como
del arte chipriota, que nacieron,
del arte etrusco
la
el ibérico,
y
de una combina-
ción de elementos griegos, asiáticos é indígenas.
El Sr. !Mélida, que estima
el
busto de Elche anterior á las escul-
como productos de una
turas del Cerro, considera éstas rática,
que por motivos
los artísticos.
religiosos
impuso y consagró
escuela hie-
mode-
ciertos
Esta escuela debió de vivir largo tiempo, mantenida
por un culto secular, que como
el
de
la
Acrópolis de Atenas antes
de la invasión persa, gustaba de colocar en torno de
la
deidad tute-
lar figuras femeniles. Las de la Acrópolis ateniense eran imágenes
de sacerdotisas ó de
han defendido; do
la
ofrenda de
es patente
la
las del
misma
la copa...
en todas estas
en su devoto recogimiento
En
este
diosa Atenea, pues
ambas
hipótesis se
Cerro representaban devotas mujeres hacienEl hieratismo, figuras,
la
solemnidad misteriosa
que parecen como petrificadas
(l).
pueblo de estatuas, es imposible reconocer ninguna cuya
imagen pueda corresponder á
la
incógnita divinidad del templo. Las
cabezas varoniles, entre las cuales hay algunas de enérgico realismo,
de franca y vigorosa ejecución, y profundo sello de raza, son exvotos, según la opinión más probable. La grande y soberana estatua de mujer, que antes del descubrimiento de ser considerada
como
la
de
las libaciones.
(i)
el
Dama de Elche,
podía
reina del arte ibérico, es una sacerdotisa ó
más bien una oferente que presenta con rablemente
la
Tanto Heuzey, como
mística solemnidad
P. Paris,
el
vaso
han sentido admi-
misterioso atractivo de esta figura grave, altanera
Las Esculturas
del Cerro de los Sanios, pág. 48.
Mknéndbz t V^i.KYO.— Heterodoxos.
I.
a*
PROLEGÓMENOS
386
y
«Xo
majestuosa.
miración (dice
es la belleza perfecta
que hace enmudecer
segundo de estos arqueólogos);
el
es
ad-
la
una mezcla
tras-
tornadora de refinamiento y de barbarie... La estatua es noble, y aun
osamos decir que
bella, á pesar
de sus defectos de ejecución tosca y
y verdaderamente divina, con un extraño género de divinidad, como cuadraba á un pueblo i::fantil y primitipesada; es imponente
La suntuosidad extraordinaria
del traje, las tres túnicas, el
vo»
(l).
rico
manto que
ral,
cuyas cadenas terminan en bellotas ó glandes, y las gruesas
sortijas
de
la
viste, la
mano
complicada diadema,
los collares, el pecto-
izquierda, todos los accesorios de tan prolija
variada indumentaria, no
abruman con su
la
lujo exótico; sino
y
que
á la grandiosa impresión del conjunto.
más bien contribuyen
Pero aunque esta escultura sea única que pueda considerarse
la principal,
no es seguramente
como verdadera obra de
arte.
Lo
la
es
también, aunque de distinta manera, una cabeza de mujer joven,
coronada de altísima mitra, radero se ignora, pero de seos.
la
néticas,
y aun con
pueden
citarse
pero en actual
,
las
lo exige,
donde pueden
la cual
oriental: pieza
cuyo actual pa-
existen vaciados en nuestros
Mu-
finísimas,
de
muy
las cuales
no
modo
y la expresión encantadora. La insonrisa ha sido comparada con la de las estatuas egi-
Las facciones son
genuidad de
al
las
Cores de la Acrópolis de Atenas. Otras
interesantes para
el
arqueólogo y
el artista,,
no nos detendremos, porque nuestro propósito
y
hay minuciosos y llenos de doctrina aunque en estas materias el mejor estudio
libros
estudiarse,
y contemplación directa. adocenadas y vulgares, y aun las rematadamente
sea siempre la inspección
Las esculturas malas, que
deben de pertenecer á tiempos de extrema decadencia
prolongada dentro del Imperio romano, abundan sobremanera en tan vasta colección, crifas.
las
Aun
en
la
y no siempre
es fácil distinguirlas
de
las
apó-
determinación de éstas no concuerdan del todo
opiniones de los críticos. Mélida, por ejemplo, con razones prin-
cipalmente
menos como retocadas y blemas del
(1)
sol, la
luna
y
no como enteramente
falsas,
á lo
adulteradas, las estatuas que ofrecen
em-
artísticas, rechaza,
si
las estrellas,
Promaiades Archéologiques, pág.
63.
copas que arrojan llamas, ser-
PROLEGÓMENOS pientes de extraña figura,
que parecen indicar
según
el rito
levantado
(l).
Por
imaginación del
la figura
griego, con sólo
Tiene re-
falsario.
que está en actitud de bendecir,
dedo índice de
el
contrario, P. Paris estima
el
la
que
no constituye prueba de
los símbolos astronómicos el
símbolo de un carnero, y otros detalles
el
la delirante
sueltamente por apócrifa
387
mano derecha la
presencia de
falsedad,
porque
puede ponerse en duda, y encuentran, por ejemplo, en numerosos cilindros
carácter oriental del arte del Cerro no
estos símbolos se
caldeos. El detalle de estar representado el sol por una figura ro-
deada de rayos,
imagen en
esta
se explica fácilmente por el estelas neo-púnicas,
hecho de encontrarse
y también
ibéricas, entre ellas
dos del Museo Arqueológico de Madrid, que son seguramente de arte
muy
primitivo
proceden,
y
factura indígena. Estas dos estelas funerarias
parecer, de Cástulo. Los Iberos han podido conocer
al
monedas
radiadas por las
las figuras
de Málaga. (Pudo
fenicias
añadir P. Paris que, según Macrobio, los Accitanos representaban la
imagen
del dios
símbolo de
la
Neton por una cabeza coronada de
El
rayos).
media luna se observa en amuletos de bronce
halla-
dos en Portugal y en una moneda de Játiba. Algo más desconciertan al arqueólogo francés el animal fabuloso, fuere, esculpido en relieve sobre
grabada en hueco que lleva llamas,
que
indica
un
una de
las
otra, el carnero
sacrificio.
dragón ó
lo
que
estatuas, la serpiente
puesto sobre
el
vaso de
Pero no se decide á condenar de
plano ninguno de estos objetos, porque ignorándose cuáles eran creencias religiosas de los devotos del Cerro, nos falta
simbolismo
(2).
En
cuanto á
atreve á excluirla, aunque tiano
y moderno, y
el
el
de todas rio,
las piezas
gesto de la
vaso de
riamente á un copón. Pero
estatua que da
la
la
la
la
bendición, no se
mano derecha parezca
el
factura le parece
signo de
la
muy
Las Esculturas
(2)
Essai sur VArt, tomo
(3)
Essai sur VArt, pág.
del Cerro, pág. 91, i,
págs. 208 y 209.
175.
superior á la
taller del falsa-
bendición se halla en numero
sas estelas cartaginesas (3).
(i)
cris-
izquierda se asemeje extraordina-
que conocidamente salieron del
y por otra parte,
la
las
clave de su
PROLEGÓMENOS
388
que envuelven
día lleguen á disiparse las nieblas
Acaso algún
como
historia religiosa del Cerro,
de sus orígenes
artísticos.
ha llegado á
se
la
la
determinación
Pero hasta ahora no se ha exhumado nin-
nueva
otra estatua que nos dé
sobre aquellos primitivos y misteriosos cultos de nuestros indígenas de Levante, sometidos á
guna
influencias orientales
y
Xo hay fundamento para calificar admirable de la Dama de Elche, joya
griegas.
religiosa el busto
de escultura
luz
incomparable del arte ibérico, tan pronto descubierta como perdida para España, aunque no para
contemplarla en
que sol
triste é
la
admiración del mundo, que puede
]Museo del Louvre: compensación, sin duda, aun-
el
incompleta, del destierro en que vive, lejos del radiante
que alumbró su cuna
(l).
Este busto, noblemente
realista,
pero
cuya expresión profunda y concentrada revela una verdadera aspiración ideal, puede ser una sacerdotisa ó una diosa; puede ser fune-
más
rario ó votivo, pero es
verisímil tenerle
por auténtica repre-
sentación de alguna mujer opulentísima, acaso de
la
esposa de un
Los pormenores de este lamentable negocio pueden verse relatados delectación en el libro de P. París, Promenades Archeologiques, morosa con páginas 79-87. Sabido es que el autor fué quien adquirió para Francia el (i)
busto.
Acerca de
Me
la
Dama de
limitaré á apuntar lo
Elche existe ya una literatura bastante copiosa.
más
esencial.
Mélida ÍD. José Ramón). En tercera serie, tículo,
en
que
tomo
es el
i
la
Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos,
(1897), pág. 440,
primero formal sobre
el Boletín de la
Real Academia de
Heuzey (León): Le
acompañado de una lámina. Este arla materia, se reprodujo el mismo año
la Historia,
biiste d' Elche et la
tomo xxxi,
mission de
M.
pág. 427.
En
Fierre París.
los
Comptes-rendus de l'Académie des Inscriptions. Setiembre, 1897. Paris (P.)
numents d' Elche.
sur
et
:
En
l'Arí...,
Hübner
Buste espagnol de
Memoires de la
style gréco-asiatique troiive
la Fondation Fiot,
tomo
Revue Philomatiqíie de Bordeaux
tomo
i,
a Elche.
iv, fase,
et
du Sud-Onest
los MoLa Dame
En
n (1898).
(1899).
Essai
págs. 279 y siguientes.
(Emilio): Die Biiste van
Ilici,
en
el
Jahrbuch des Kaiserlich-Deuts-
chen Archeologischen Instituís, 1898, pág. 114.
Jamot
(P.):
Arts, 1898,
Buste antigüe de femme troiivé a Elche.
tomo
11,
En
la
Gazette des
Beaux-
págs. 239.
Reinach (Teodoro):
La
tete
Eludes Grecques, 1898, pág.
d Elche
47.
au Muse'e du Louvre. En
la
Revue des
PROLEGÓMENOS
389
caudillo ibérico, ataviada con todo el lujo de sus collares
preseas,
y
más refinado y de mejor gusto que el de las estatuas de Yecla, pero no menos pomposo y exuberante, especialmente en el caracterísadorno de
tico
tado en
las
ruedas de
El tipo femenino represen-
las orejas.
piedra ilicitana tiene evidentes rasgos de parentesco con
la
que hoy mismo subsiste en
de Valencia y Murcia, y seguramente procede del modelo vivo, ora le interpretase un artista el
los reinos
griego morador de nuestras colonias de Levante en
de Jesucristo, como creen algunos en vista de
la
v antes
el siglo
perfección de esta
obra, superior á todas las de nuestra plástica; ora fuese obra de
un
escultor indígena, á quien habían llegado los reflejos de las obras
más
gloriosas del arcaísmo griego.
En
el
Museo
del
Louvre
el
busto
como de estilo greco-asiático, y á tal Heuzey y P. París; pero Teodoro Reinach
está oficialmente catalogado clasificación asienten L. insiste
en tenerle por obra pura del cincel griego, y más determi-
nadamente jonio y fócense, puesto que
este origen tenían las tres ó
cuatro colonias existentes en aquella parte del litoral mediterráneo,
siendo Hemeroscopion
con
fica
la
más vecina á Elche, que Reinach
la
Camilo Jullian ha hecho notar, en un interesante estudio
que aunque
los
la
era cristiana, ya en
sido suplantados por los cartagineses,
hasta
sistió
que,
si el
la
histórico,
Focenses habían aportado á nuestras playas, entre
años 620 á 640 antes de
los
identi-
ciudad Herna de Avieno, límite de los Tartesios. Pero
batalla de
535 habían
cuyo dominio marítimo per-
Himera en 480. De aquí deduce
Jullian
busto de Elche es una obra helénica producida entre los
años 500 y 450, no puede ser debida más que «á un meteco fócense, á un hijo de la Jonia vencida, extraviado en tierra bárbara» El
de
la
(l).
mismo Reinach observa, por
Dama
otra parte, que
de Elche no es griego; que
del tocado reproduce fielmente las
la
modas
el
tipo étnico
complicación y aparato españolas,
y que
el collar
es fenicio; lo cual equivale á reconocer en una ú otra proporción los
mismos elementos que en
(i)
La
las estatuas del
Cerro.
Lo que
Thalassocratie Phocéenne, a propos du buste d' Elche.
Hispanique, tomo
v,
págs. 10
1
y siguientes.
En
el
la di-
BulUtin
PROLEGÓMENOS
39^
ferencia de ellas es la incomparable maestría de la ejecución,
sentimiento estético
mucho más
nidad de
la
altanera,
dominadora.
más
lejos
melancólica sere-
que ningún otro arqueólogo en cuanto á
afirmación del hispanismo de esta obra.
Elche
la
el
misteriosa figura, su belleza algo irregular, pero grave,
P. Paris llega la
seguro,
y
libre
y
A
sus ojos, la
Dama de
incontestablemente, una obra ibero-griega, no sólo por
es,
el tipo étnico,
sino por el estilo.
«No
encarnado en esa maravillosa figura
es
un
artista griego el
España de
la
los Iberos,
que ha de
los
Fenicios y de los Focenses: es un español, un escultor indígena, de
de
espíritu libre, á pesar
las lecciones
que había recibido y que
acaso había ido á buscar en los talleres célebres de Grecia; un artista
nacido en la patria
misma de
esa encantadora mujer que su
genio ha inmortalizado. España tiene sí lo
que hay de más
tra» (l).
Xo
sé
si
fiaerte,
estos elogios serán
nos del mal servicio que nos hizo maravillosa escultura, pero
dado
muy
el
derecho de reivindicar para
sabroso y atrevido en esta obra maes-
la
muy
el Sr.
Dama
eficaces para consolar-
Paris,
haciendo emigrar
la
de Elche debe de haber que-
complacida del espléndido homenaje de su rendido ado-
rador.
No
escribimos ahora de historia artística y, por consiguiente,
no nos detendremos en algunos notables fragmentos escultóricos,
donde
se ha reconocido
no ya
Ik
influencia del arcaísmo griego,
sino la del arte de las edades clásicas, sin mezcla de orientalismo
alguno, pero conservando
tendremos en
la triste
el tipo
tura religiosa en piedra.
comúnmente
(i)
Essai sur
(2)
De uno de
l'Art,
(2J.
Tampoco nos
de"
la Bética,
algún rastro más de escul-
Como imagen
de una sacerdotisa ha sido
en otra región de España, en
clasificada
indígena
decadencia del arte bastitano, y buscaremos
tomo
estatua sin cabeza, descubierta en 1833
la
i,
pág. 299.
estos fragmentos,
tro Museo, dice P. Paris (tomo
i,
una pequeña y mutilada cabeza de nues-
pág. 303) que
si
se hubiese recogido este
trozo entre los exvotos de Atenas, de Olimpia ó Belfos, no se hubiera du-
dado mucho en proclamarle griego. Llega á compararle con la cabeza que ha sido adaptada largo tiempo por error á un lindo torso de efebo encontrado en la acrópolis de Atenas.
PROLEGÓMENOS
en
el
es
muy
Cerro de
do de
las
seguro que los paños,
391
Vírgenes, cerca de Baena
monumentos de
los
ni siquiera
personaje sea femenino. La actitud,
el
recuerdan
las
notabilísimo elefante de
la
el
plega-
buenas esculturas del Cerro, y
manos parecen dispuestas para sostener Entre
pero
(l);
el
vaso de
las
las libaciones.
carácter funerario, no debe omitirse el
romana de Carmena
necrópolis
(2),
obra de arte ibérico con reminiscencias púnicas, que nada tiene que ver con los informes animales que en otras partes de España se encuentran.
En
el
Museo
provincial de Sevilla existen dos bajos relieves que
en algún tiempo fueron calificados inexactamente de visigodos, pero
que
P. Paris tiene por ibéricos,
mero representa dos ellas
guerreros; en
el
desnuda, conducen un carnero
fueron descubiertos en el
aunque de
el siglo xviii,
la
época romana. El
segundo dos
figuras,
una de
sacrificio.
Ambos
grupos
al
media legua de Estepa, y en
á
segundo han sido borradas dos figuras obscenísimas, de
un imperfecto dibujo á pluma
trae
Antigua Ostippo y actual Estepa
A
la sierra
la
(3).
las estelas
del Tajo Montero,
(4).
malagueño don
Las piedras encontradas son
primera, dentro de un edículo formado por dos pilastras
de capiteles
corintios,
que sostienen un frontón que
un pájaro y acroteras en (i)
Barco en su obra manuscrita
el ilustre epigrafista
Manuel Rodríguez de Berlanga
En
las cuales
de Estepa pertenece también un descubrimiento más
dadas á conocer en 1902 por
seis.
el P.
y mucho más importante:
reciente
pri-
los
lleva
en
el
centro
dos ángulos, aparece esculpido en bajo
Vid. Boletín de la Real Academia de la Historia, 1902, pág. 516. Anti-
mismo autor Baena (Toledo, 1903),
güedades de Baena, por D. Francisco Valverde y Perales. El volvió á tratar del asunto en su Historia de la villa de
páginas 35 y 36. Necrópolis romana de Carmona. Tumba del Elefante. Por D. M. Fernán(2)
dez López. (3)
por
Sevilla, 1899, págs. 25-32.
Manuscrito que posee en Estepa D. Antonio Aguilar y Cano, citado
P. Paris (Essai,
(4)
Febrero de igoo.
y
ss.
tomo
i,
pág. 33
1).
Descubrimietito arqueológico verificado en el Tajo Motttero
En
la
queólogos.
En
la
Revista de ArcliivoSy 1902.
á principios de
— P. Paris, Essai sur FArt,
interpretación de algunos pormenores difieren
i,
mucho ambos
332 ar-
PROLEGÓMENOS
392 relieve
un hombre desnudo, cuya
mera, de
cual pende un carcaj.
la
La segunda
en dos pedazos, nos presenta, según dos tañedoras de
de
porque
ellas,
la
muy
un arco y una pal-
interpretación de Berlanga,,
En
maltratada.
la
mano
derecha, aplicado
como de imponer
silencio.
pequeño que parece
ser
al
En
quedado intacto
mano
estelas,
dos, presentan cabezas varoniles, de barba
mano
Hay
das juntas dos cabezas de
poblada, laurel,
otra piedra en
Annia
inscripción latina se conserva:
re-
el
y
larga
y
y apoya
la
que están grabase
han
altar.
Estas piedras han formado parte de un
Han
muy
hombre y de mujer. Finalmente,
encontrado restos de un pequeño
solvit.
en
otro, puesto
mucho peor conserva-
coronada de
ellas está
izquierda sobre un cetro.
índice
izquierda tiene un animal
un ratón, y enfrente
Una de
el
labio inferior, está haciendo señal
la
borde del nicho. Dos fragmentos de
rizada cabellera.
á una
tercera piedra,
un busto de mujer, esculpido en una especie de nicho. Con la
fondo
estela, dividida hoy-
rota también transversalmente en dos partes, ha
de
el
menos no cabe duda en cuanto
flauta: á lo
la otra está
En
figura está mutilada.
del edículo, á derecha é izquierda, se distinguen
monumento
Sept'miia
sido presentados, por consiguiente,
voti\-o, cuj'a
votum animo
como
libens
ofrendas en
el
templo de alguna divinidad cuyo nombre ignoramos. Las figuras representadas se prestan á varias conjeturas, y parecen corresponder á cultos diversos. Las dos cabezas \'aroniles, especialmente la del cetro, son
de Hübner, P. París
si
de Júpiter, según bien
él
opinión más probable, que es
mismo ha pensado también en
en Neptuno, y Berlanga en
El dios de
dama de
la
los
el
dios oriental Baal
la
Esculapio,
Hamraón.
palmera es Apolo con sus atributos ordinarios. La
ratones parece tener más misterioso sentido, y revela
influencia cartaginesa, puesto
una
la
estela votiva
que
el
mismo animal
se encuentra
en
de Cartago.
El busto de Estepa, que está coronado de laurel, puede ser de
una diosa ó de una sacerdotisa adscripta era
como
el
al culto
de Angerona, que
paredro ó duplicación femenina de Horo Harpócrates»
divinidad egipcia del silencio, transplantada
un extraño sincretismo en
esta figura,
por no ser puramente egipcia,
que
al
panteón griego.
P. Paris califica
ni cartaginesa, ni griega,
Hay
de ibérica^ ni
romana.
PROLEGÓMENOS Estas esculturas pertenecen
al siglo
ner deduce de los caracteres de
ii
393
de nuestra
era,
Pero
la inscripción.
según Hüb-
rior
y
en que
el estilo
muy
fueron ejecutadas las enlaza con una tradición artística
ante-
y más griega que romana. El benemérito historiador del arte de la España primitiva llega á considerar las piedras
la industria
de Estepa como «un
de donde
Con
salió la
ser tan
filón
apenas contaminado de
numerosos é interesantes
ibérica (l), son
mina preciosa
la
dama de Elche.»
sumamente escasos
hasta ahora se han descubierto.
La
los restos
de
la
cerámica
de barro cocido que
los ídolos
coroplastia,
que en Grecia y en
Roma surtía á los pobres de imágenes de sus dioses, parece haber sido muy poco culti\-ada por nuestros indígenas, que prefirieron siempre
las figurillas
de bronce. Aunque
mayor parte de
la
los
obje-
de barro descubiertos en España sean de importación y pertenezcan á la época romana, Hübner admite la existencia de fábricas tos
indígenas
y
dice que en Tarragona existen algunos
de un carácter local bastante antiguo
El desarrollo de
(i)
sigue paso á paso,
En
la
(2).
muy
El actual catálogo del
cerámica ibérica (prescindiendo de
como ha probado
sencillos
P. Paris, el
de
la
la
y
Mu-
prehistórica)
cerámica de Micenas.
algunos vasos ó fragmentos de vasos procedentes del Cerro del Amarejo
(cerca de Almansa) se han notado siiástkas ó cruces
gammadas,
soles forma-
dos por un círculo y líneas radiantes, y una especie de astro, que tiene por cabeza una espiral ornada de crestas y termina en cola serpentina como si ,
quisiera representar un cometa, todo lo cual tiene
tido simbólico. Pero ni de ésto, ni de
la
fauna y
probablemente algún sen-
la flora fantásticas
que deco-
ran otros barros, especialmente los notabilísimos de Elche, ni de las rarísi-
mas
é informes representaciones de seres humanos, que se encuentran en
Meca (reino de Murcia) y en un curioso fragmento Museo de Tarragona (núm. 2.568), puede sacarse gran consecuencia para
otros de la acrópolis de del
nuestro estudio, puesto que todos ó casi todos estos temas decorativos tienen similares en la cerámica de los pueblos clásicos (vasos de Micenas, vasos italiotas,
proto -áticos, proto-beocios,
sudsiica,
de origen oriental
sin
etc.),
á quienes imitaron los nuestros.
duda, es un elemento
muy
usado en
la
La
deco-
ración griega primitiva. Los leones y perros, con un pájaro en la espalda y otro entre las patas, se encuentran lo mismo en los vasos de Elche
que en los peines cartagineses descubiertos por Bonsor en Carmona. (2)
La
Arqjieología de España, pág. 267.
los Alcores
de
PROLEGÓMENOS
394
seo de aquella ciudad (núm. 2.584) sólo menciona uno que repre-
senta una cabeza de toro cubierta de vendas,
como para
sacri-
el
Lleva dos letras que, sin razón, se han supuesto ibéricas, y muy bien ser latinas. Más importancia tienen, y segura-
ficio.
pueden
mente son más antiguas, una cabeza de hombre con largas orejas
y
nariz
tuita
prominente ^(exvoto del Cerro de
de una Diosa Aladre (Academia de Paris) por el asunto,
sante (dice P.
ó griego, por nica»
los Santos)
es
puramente
intere-
oriental
y también por
tipo arcaico del semblante,
el
esta-
la
«muy
la Historia),
que
y
la téc-
Esta imagen conserva rastros de pintura y está tratada
(l).
en bajo relieve. Pero
más curioso que
lo
hasta ahora conocemos
de este género, son algunas máscaras femeninas procedentes de las
excavaciones de Cabeza del Griego,
y que parecen haber
ser-
vido de antefijas en la decoración de algún edificio, acaso de un
templo.
La riqueza metálica de tiempos
muy
la
Península ibérica
y su explotación desde
antiguos, explica Ja abundancia de idolillos de bronce
y alguna vez de plomo. Los que parecen más primitivos son de ejecución tosquísima y compiten en barbarie
es
que no
los
las
estatuas
de
(si
exceden) con los cuadrúpedos de piedra y con
guerreros lusitanos. Representan figuras humanas, generalmente
desnudas, de hombres y mujeres, algunas andróginas con
ambos
cación de
sexos, sin símbolos, inscripciones ni ornamentos
de ningún género detalles,
Sin entrar en monótonos y repugnantes
(2).
basta mencionar,
plomo de
Jumilla,
Bermúdez
(3); el
(i)
Essai sur
(2)
Hübner
considerando
como
106.
de
Lozano y por Ceán Larrumbe ó de Gulina, con-
verisímil
que
fijaron la ateación
en estos
ídolos,
que fuesen producto del arte indígena más la
anti-
Academia de Ciencias de Berlín (Ary
1865, pág. 59).
(D. Juan): Historia antigua y nioderna de Jumilla (Murcia, 1800;,
Los caracteres
probablemente
/¿«/í/í7j que,
según Lozano, tenía
el ídolo, serían
ibéricos.
Ceán Bermúdez hay en España,
serie, el ídolo
l'art, n, 146.
chaeologische Anzeiger, 1864, pág. 282,
página
de esta
descrito por el canónigo
fué de los primeros
muy
Lozano
tipos
ídolo de bronce de
guo. Véanse sus comunicaciones á
(3)
la indi-
(D. Juan Agustín):
art. Jumilla.
Sumario de las antigüedades romanas que
PROLEGÓMENOS servado en
menos
el
Museo de Pamplona
bestiales del
395 otras
(l);
cuatro figuras no
Museo Arqueológico de Madrid Evora y
é informes bronces de
;
dos pequeños
Lisboa, publicados por Cartailhac
(2);
otro de la colección de D. Antonio Vives, en que se ha creído ver
representación de Neton,
la
ídolo andrógino de Granada,
do
el
dios lusitano de la guerra (3);
que dio á conocer D. Antonio Delga-
Academia de
(4); otros cuatro análogos del gabinete de la
Historia; seis del
Museo de Lisboa y dos
todos por Hübner
Al grupo de
la
del de Evora, catalogados
(5).
las
monstruosas figuras femeninas pertenecen dos de Ubeda
bronces encontrados en
la sierra
Madrid, notables por
enorme de
tura,
el
lo
procedente de Portugal
y
(7),
(6);
dos del Museo de
cabeza; una horrible carica-
la
Venus
cierta
ibérica hallada
en Almendralejo. Otra imagen de mujer, que lleva una especie de
diadema y aprieta sus pechos con
las
dos manos
(8) es
curiosa por
su semejanza con las Diosas Nodrizas del arte caldeo, que adopta-
ron y propagaron los fenicios
Taillebois (Emilio):
(i)
(g).
Deux objets d' aft
ibérique.
(En
el
Bulletin
monumen-
áe Caen, 1890, y en el Boletín de la Comisión de mommientos de Navarra, 1895, pág. 77.) Vid. también Mélida (D. J. R.): Revista de Archivos, 1897, pági-
tal
na
152, y 1900, pág. 76. (2)
E. Cartailhac: Ages pi'éhistoriqíces de V Espag7ie,
(3)
Mélida:
La
colección de brofices antiguos de
figs.
430 y 431.
D. Antonio
Vives. (Revista de
Archivos, 1900, pág. 73.)
Nuevo método
(4)
página (5)
de clasificación de las medallas autónomas de España,
t.
i.°,
CL.
Die antiken Bildwerke
i?i
Madrid, págs.
217, 334, 337,
con
las figuras
correspondientes. (6)
en
la
Formaron parte de
rra de Úbeda. (En (7)
la
colección del general Ezpeleta y figuran hoy
de D. Antonio Vives. Vid. Mélida, ídolos la
Ages préhistoriques,
fig.
432.
Hay
á éste, publicado por Salomón Reinach,
otro
La
pequeño bronce muy semejante sculpture en
fiuences gre'co-romaiítes, en IJ Anthropologie, 1895, (8)
Pertenece á
ibéricos encontrados en la Sie-
Revista de Archivos, 1899, pág. 98.)
la
fig.
Europe avant
les in-
257.
colección Vives, y ha sido publicada por Mélida, Revis-
ta de Archivos, 1900, pág. 75, lám. iv. (9)
De
los idolillos orientales
de este tipo
trata
especialmente León Heu-
zey en su Catalogue des figurines antiques de Ierre cuite du Louvre (págs. 32 y
ss.).
PROLEGÓMENOS
395
Además de
desnudas existen otras, encerradas,
las figuras
á la
manera de los xoajza griegos ó de los pequeños Hermes, en una caja ó vaina. Estos ídolos tienen los brazos pendientes
y
las
piernas
estrechamente juntas, y están envueltos en una vestidura sin pliegues. El cuerpo apenas está modelado, pero
el artista
en marcar con toda precisión los órganos sexuales.
que todas
estas groseras representaciones
y
otras
puso cuidado
Xo hay duda que hemos de
encontrar todavía, corresponden á un culto naturalista de
que ya hemos
ración,
en
visto manifestarse
la
la
gene-
época prehistórica.
Otras estatuitas pueden tener diverso sentido.
En una encontrada
cerca de Puente Genil se ha creído reconocer una ^Minerva, y de el arte de Troya y de Alicenas (l). Un preMuseo de Madrid, procedente sin duda de Murcia,
todos modos recuerda cioso bronce del
conserva su grave
la
forma de xoanoii
,
pero
la
cabeza mitrada de
y aun melancólica expresión,
la diosa,
pliegues regulares
los
y
simétricos del traje, establecen evidentemente su parentesco con las estatuas del
A
un culto
Cerro
local
(2).
debe de pertenecer otro
adornado
lencia, el cual tiene
el
idolillo
hallado en Fa-
vientre con una serie de círculos
concéntricos y de rayas, que se encuentran también en fíbulas de
misma
ciudad. Prescindo de otros tipos aislados
y más ó menos
la
sin-
y tampoco entraré en la ardua cuestión de decidir si son ibéricos, como sostiene P. Paris, los bronces calificados de sardos
gulares,
en nuestro Museo Arqueológico, que representan guerreros desnudos ó vestidos, con casco cónico, pequeña rodela, y en actitud de blandir la lanza con
la
mano
cintura un puñal ó sable corto,
un numen de cornudos y
y en cambio las estatuas
guerra.
la
las
derecha. Cuatro de ellos llevan á
En ninguno de
ellos
aparecen los cascos
extrañas armas características del estilo de Cerdeña,
es innegable la semejanza de los escudos con los de
de
los
guerreros lusitanos, y
fragmento escultórico de Elche: (i)
la
y todos parecen representaciones de
la
de
los sables
con un
lo cual da cierta verisimilitud á
Juntamente con esta estatua se encontró una moneda
fenicia
la
de Gadir.
Vid. Mélida, Revista de Archivos, 1S97, pág. 146. (2)
funto
Núm. I).
18.537
fiel
catálogo del Museo. Procede de
Eulogio Saavedra, que
la
formó
casi toda
en
la
la
colección del di-
región murciana.
PROLEGÓMENOS opinión del profesor de Burdeos dios de nuestra mitología el
que
nes hayan querido ofrecer á
la
397
sea
(l),
Neton ó cualquier otro
los artífices
de estas toscas imáge-
piedad de sus devotos.
Otro pequeño grupo de bronces hispánicos, cuyo carácter gioso parece demostrado, es
el
de
sacerdotes, que presentan abiertas
como
tud hierática,
y extendidas
al
cación ritual
(2).
Las
las
manos en
mantos y
desconocer
ififluencia del arte greco-asiático del Cerro;
como
ces,
el
signifi-
de tipo femenino abundan mucho
estatuitas
tiaras, mitras, collares,
la
acti-
pueblo; y aun otras que hacen,
más, y en sus
ejecución es siempre
reli-
probablemente de
un gesto obsceno, pero que puede tener alguna
parecer,
al
dirigiéndose
figuras,
las
mucho más
velos, es imposible
pero
la
bárbara, aun en los mejores bron-
que pudiéramos llamar
« la
dama
del
capuchón
(nú-
»
mero 3.515 de nuestro Museo, procedente de la colección del marqués de Monistrol). Es muy probable que todas estas efigies sean de sacerdotisas, y desde luego
que posee
el
académico de
lo es una,
de cierto valor
quísima é incomparable colección de bronces ibéricos
que no carece de elegancia, ofrece con
rilla,
de
las
pite
libaciones. El
ademán
artístico,
Historia D. Antonio Vives en su
la
religioso
de
las
también en cuatro estatuas de mujeres, una de
ri-
Esta figu-
dos manos
manos
las
(3).
el
vaso
abiertas se relas
cuales pre-
senta en su indumentaria ciertos detalles que vagamente recuerdan el
espléndido atavío de
La
la
Dama
de Elche
serie zoológica está representada
caballos
y
jabalíes, á los cuales
(4).
en estos bronces por toros,
pueden añadirse algunos carneros y de
cabras; una curiosa pantera de Puente Genil (bronce incrustado plata)
que puede ser de origen exótico, y algunos otros animales tan
(i)
Essai
(2)
Dos
S7ir
Vart^
11,
estatuitas del
corresponden
al
págs. 164 á 167.
Museo Arqueológico, y una de la colección Vives, manos abiertas. Una del Museo del Louvre, pro-
tipo de las
cedente del Cerro de los Santos, presenta
el
extraño gesto indicado, que se
repite en algunas otras. Vid. P. Paris, Bulletin Hispanique, 1900, pág. 133. (3)
Publicada por Mélida, Revista de Archivos, 1900, pág. 15Ó, lám.
hallada en (4)
la
v.
Fué
provincia de Valencia.
«La oferente (hace notar Mélida) lleva mitra, se adorna con gruesas
arracadas (iorques) y dos collares, el inferior con
el
colgante.»
PROLEGÓMENOS
398
groseramente modelados que no es pecie
Apenas hay entre
(I).
miende por verdaderas condiciones toro de Lisboa
(2),
identificación de su es-
fácil la
estas figurillas ninguna estéticas, á
la
ser el magnífico
«obra sincera y robusta, que evoca
del mejor arcaismo griego», según P. Paris; jabalí
no
que se reco-
recuerdo
el
y en menor grado un
de nuestro Museo Arqueológico (10.349), que formó parte de
antigua colección de
Biblioteca Nacional;
la
y quizá un
de bronce de Alcobaza, que Leite de Vasconcellos reduce á
romana
muy Los los
Pero todas estas
(3).
lejos
toritos
de
piezas,
aun
las
barbarie de los cuadrúpedos de piedra.
la horrible
Santos parecen exvotos; y la
época
más imperfectas, están
que en gran número se han encontrado en
más frecuente que
perrito la
la
Cerro de
el
representación de este animal,
de ningún otro, es nuevo indicio de su
culto,
que con gran verisimilitud puede reconocerse en España desde edades más remotas los caballos.
Después de
Son mucho más
ejecución suele ser la
(4).
Academia de
la
raros los cerdos
menos vulgar
(véase,
Historia, hallado
en
de bronce sólo se han encontrado en
de Cáceres. Por
que
la
jabalíes,
por ejemplo,
el
pero
la
que posee
la
provincia de León). Cabras
el
Alemtejo y en
el
término
inscripción latina que esta última lleva, consta
fué ofrecida á la diosa Adaegina,
ginas
y
las
en mayoría
los toros están
ya mencionada en estas pá-
(5).
Entre
los
bronces ibéricos de directa imitación griega ó romana,
que en general son obras mediocres, pesadas y sin carácter, importan para nuestro fin una Minerva de Mallorca, que algunos supo-
nen de importación etrusca
lo
(i)
Vid. P. Paris, Essaí,
(2)
O Archeologo portuguez,
11,
(6);
lo cual
t.
v,
pág. 345, Insignia de bronce antigua; artícuel
bronce como enseña de una legión
parece que no lleva camino.
(3)
O Archeologo portugiiez^
(4)
Véase
lo
y
pág. 196-208.
de Gabriel Pereira, que considera
romana,
otra evidentemente indígena
v, pág. 8, fig. 4.
que hemos dicho
al tratar
de
los
bronces prehistóricos de
Costig(págs. 215-217).
Diodoro Sículo afirma que en Iberia sagrados, y lo enlaza con
el
las
mito de Gerión
vacas eran tenidas por animales (vid. supra,
pág. 304).
(5)
Vid. pág. 350.
(6)
Colección Vives. Vid. Revista de Archivos, 1900, pág. 70.
PROLEGÓMENOS
399
bastante bárbara, que apenas conserva del tipo clásico de Palas
Atenea más que es
los atributos del casco, la lanza
pequeño como
figurilla (quizá
de los guerreros lusitanos
el
amuleto) del
dad Real), que por
Campo de
la actitud
dios
el
del silencio,
con que tapa
Museo Arqueológico (núm.
catura del
Amor
importancia.
Muy
Roma
el
{3),
España
Ange-
es
un
(2);
ridículo
2.667), . Esta hipótesis aventurada, pero lo que resulta claro es que
el arte
parece
muy
del hábil orfebre,
estas fajas, era un arte compuesto y modificado en España con elementos de varias procedencias, predominando siempre
que labró
lo
mismo que en
y en nuestra cerámica. restos arqueológicos enumerados hasta
ahora, se agru-
la influencia del arte
egeo y del griego arcaico,
nuestra escultura
Todos pan bajo
los la
siquiera la
denominación general de
mayor
tribus indígenas de la Península, sino asiáticos
ibéricos,
no porque todos,
ni
parte, pertenezcan original é íntegramente á las
porque
los
elementos greco-
que se manifiestan en estos primeros ensayos de nuestra
cultura, aparecen transformados por
una elaboración más ó menos
consciente, pero que revela instintos de raza. Conviene separarlos,
por consiguiente, de artísticas
los
Sorprende á primera
(i) ie
En
productos de importación y de
debidas sin género de duda á vista
carta á Schlumberger,
las
colonias fenicias
las
y
que sean tan raras entre nosotros
que este publica en su estudio de
la
Arcluologique.
Menékdez r
obras
griegas.
V'EX.^xo.—Htterodoxos.
1.
26
las
Gazet-
PROLEGÓMENOS
402 relia uias
de
la civilización fenicia,
que tan profunda huella marcó
en nuestra historia primitiva, y cuya influencia hemos tenido que reconocer tantas veces. Los fenicios, descubridores de España y de las Baleares,
fundadores de Cádiz, quizá en
el siglo xi
civilizadores del valle del Guadalquivir y del
litoral
antes de Cristo,
de
los Bástulos
(Malaca, Sex, Abdera...), primeros explotadores de nuestra riqueza
monumentos de su larga dominación comercial en el país que por ellos recibió el nombre bíblico de Tarsis (l). Todavía en iSSS podía escribir Hübner: «Xada de arquimetálica, apenas han dejado
tectura fenicia se conserva en la Península.
cimientos
muy
grandes de
En
Cádiz se observan
edificios, construidos
sobre
la
roca ba-
declamaciones retóricas de los historia-
tida por las olas. Pero las
dores de Cádiz, antiguos y m.odernos, que en ellos reconocen
templo de Hércules, y
el
otros edificios de este emporio célebre de la
colonización fenicia, no se fundan sobre investigaciones detalladas
y planos esmerados de estos restos, y por ello no nos enseñan mucho (2). A un Schliemann del porvenir está reservada la tarea de Sin entrar en la espinosa cuestión de Tarsis-Tarteso, y de las flotas de (i) Salomón, en que con tanto afán se ocuparon los eruditos antiguos, tales
como
Aldrete, el P. Juan de Pineda, Bochart, el obispo Huet, el
Mondéjar, los autores del Diario de
los Literatos, los
Marqués de
PP. Mohedanos, Masdeu...
y que modernamente han tratado, entre otros, Movers, Die Phoe?iizier in Cades und Tjirdeianien, en la Zeitscimftfür Philosophie und katholische Theologie, y F- Lenormant, Tarchisch en la Rcvue des questions hisioriques^ Julio de 1SS2, y Les Origines de V Histoire, París, 1884, tomo 11, segunda parte, paginas 86- 16; baste consignar que son muy pocos los exegetas que dudan de que 1843;
1
se refieran á la
España
segundo de
los
Paralipómenos, y de
se lee en
el
texto hel^reo
varon
Setenta y
los
(2)
Algunas de
la
fenicia los textos del libro tercero
el
las
nombre de
de
los
Reyes, del
profecías de Isaías y Ezequiel, Tarsis,
aunque no siempre
donde
le conser-
Vulgata.
las noticias
consignadas por estos historiadores no son de
desdeñar, sin embargo, especialmente las de los más antiguos.
Agustín de Horozco escribía á fines del siglo xvi: «A doce millas desta ciu-
dad en i
lo oriental della dicen
que estaba este famoso templo (de Hércules),
pues quatro millas valen tanto como una legua española,
i
doce millas hacen
tres leguas, tengo por cierto que este templo estaba cerca de donde agora es el castillo i puente de Suazo, junto al qual por todo aquel sitio he yo visto
algunas cuevas
i
soterraneos con muchos cimientos, paredes
i
argamasas
PROLEGÓMENOS
403
descubrir los vestigios del gran templo de Hércules en Cádiz, 6 las
En
construcciones púnicas de Cartagena.
fortísimas, fraguadas dellas
de
que
lo
se labra
con
ladrillos
i
y en
Alálaga, en Cádiz
muy
casquillos de texas
en esta edad, todo como rastro de aver estado
diversos
allí
grandes
edificios...
»Alguno3 que an tratado desta ciudad,
que cerca
dezas, dicen
por
los
d05.
en
marineros calles,
personas,
i
i
i
en aposentos. Esto
por eso he deseado saber
buen fundamento para darle
crédito,
toda
el
i
i
los edificios,
pos
ha,
i
que cayeron
(o sea
dellos,
i
se
sumergieron en
el
i
lo
que en
la i
de fortaleza en forma de arcos, paredes
i
muy
descom-
agua tantos años
gastado de tierra ó piedra flaca de
i
«Dicese almadrava de Hércules torre,
i
antigua,
que entre
los
el
lo
i
tiem-
que fueron,
hondura y centro del agua, dice le parecieron edificios, será lo que
de resistencia, pudiendo ser en tanta cantidad i
deshace
los
braveza del mar, que aqui es mayor que en
quien quiera) que vio
agua ha entresacado
duro
con aten-
si
partes de recias murallas que se an
no podrán agora estar en forma que demuestren
que aun aya señal
i
paréceme que carece del
i
que quaiquiera que hiciere buen discurso se persuadirá á creer
que
pescador
gran-
praticar a muchas mas no he hallado ningún
quan en breve luego en cayendo
continuo movimiento
la isla,
i
mesmo he oido
lo cierto;
i
ción se mira a los grandes peñascos
pone
de sus antigüedades
escrito
pescadores, quando es baxamar, algunos edificios forma-
en casas
caido en mis dias,
i
della en sus baxios a la parte del poniente son vistos
lo
la
ni el el
que es más fuerte
deshecho, que dexe lo
cimientos...»
i
almadrava desta
moradores de
isla,
la isla
por una pequeña
desta comarca con-
i
serva este nombre. Al pie, y cerca della, se an hallado en nuestros dias algunas piedras
i
monedas con
la
figura de Hércules
dos atunes.>
i
Historia de Ja ciudad de Cádiz, compuesta por Agustín de Horozco (publicada
conforme á una copia de D. Bartolomé
J.
Gallardo). Cádiz, 1845, págs. 25,
189 y 195.
«Muchas ruinas se veen por toda en cia,
los escriptores.
son
las
Entre estas
que oy vemos en
la
las
esta Isla,
pero dellas no hallo memoria
que muestran mas grandeza y magnificen-
parte Occidental, entre
hermita de Santa
la
Caterina, y la casa, que llaman de Folugo; cuyos dos edificios son términos
de aquesta gran obra. Su forma es oval pies,
muy
prolongada: tiene de largo 1.200
y de ancho 400, está hecha de quatro murallas, que
otras,
y hazen
la
las
unas ciñen á
las
forma que emos dicho. La primera es de quatro pies de
gruesso, fabricada toda de sillares quadrados;
la
segunda de dos
pies,
y otro
tanto terrapleno; la tercera de tres pies de gruesso, y el terrapleno de otros tres; tras esta está
un ancho terraplén de diez
de cuatro pies de gruesso, que
que
el
gruesso de
las
es
la
última por
pies, la
y una pared que
lo ciñe
parte de dentro: de suerte
murallas con los terraplenos, hazen veynte y ocho pies.
PROLEGÓMENOS
404
demás
las
colonias de la costa meridional,
tos del arte semítico... El día en
Por
el
lado que mira
tampoco
liay restos cier-
que se descubriera
el
primer
mo-
Norte se señala una entrada y puerta que cae sobre isla el Occeano. No se puede averiguar con cer-
al
una caseta, que haze en esta teza,
qué
edificio fuesse éste...
porque no
se descubre
mas que
los cimientos,,
y a trechos algunas paredes, todo caydo y desfigurado.» Gra7idezas y ajitigüedades de la isla y ciudad de Cádiz... Por Joan Baptistode Salazar, Racionero
eti
Sania Iglesia de
la
Cádiz... Cádiz,
por Clemente Hi-
dalgo, 1610, pág. 133.
No sabemos
si
aunque
se trata aquí de una construcción realmente fenicia,
D. Adolfo de Castro (Historia de Cádiz
y
szí
provincia, Cádiz, 1S58, pág. 10 1)
lo
da por seguro. Pero algunos de los sepulcros de que en otra parte habla
el
mismo Suárez de
geo fenicio como
Salazar, indican
los hallados
tenían por costumbre o religión no
pequeñas bobedas, puesto
el
que en su tiempo se descubrió un hipo-
en nuestros
«De aqui
días.
quemar
los
que en
esta Isla
rostro á este templo
(el
de Hércules): como que
tuviessen depositadas todas sus esperanzas. Assi lo he observado en
alli
chos sepulcros antiguos, y aora
zanxas para un
e7i
estos dias en
lienzo de muralla, que se haze
á
mu-
míos que s6 hallaron abriendo
la
Puerta de Tierra, donde se
vian los cuerpos convertidos en un subtil polvo, pero en forma de un algo denegrido; v con algunos huessos, de
en
sus difuntos, los enterraban
que con
madero
facilidad se colige la pos-
tura del cuerpo» (pág. 185).
«Entre los muchos sepulcros antiguos que cada día se descubren en Cádiz,, ellos: los unos y no mas ordinarios son en forma de obra mosayca tosca, o labrados de piedra de
he visto tres diferencias de de aljibes la
mesma
muy pequeños isla
sin
mezcla
ni otro
zulaque alguno, no mayores de aquello
que puede ocupar un cuerpo humano. Estos sepulcros eran proprios de los que no acostumbraban quemar sus difuntos... De donde parece que esta
manera de sepulcros que en Cádiz dores,
como Fenices de
se halla, fué de sus
político a los Egypcios, o de aquellas familias antiguas,
bidos los ritos
mas antiguos mora-
nación, y tan parecidos en su religión y govierno
Romanos, guardavan todavía
la
que después de
reci-
costumbre de sus mayores»
(pá-
gina 290).
«La ultima forma de
los sepulcros
que en Cádiz se
hallan, es
mas
particular
y notable. Son tinas bóvedas labradas de buena cantería debajo la tierra, enluzidas las paredes de tina cal muy blanca y lustrosa, de catorze pies de largo,
ancho y de
alto.
Por
siete
la parte interior tietien abiertas en el gruesso de la pared
chas tacas a media vara del media vara de hueco.
En
suelo,
de
mu-
unas en contra de otras, y todas de no mas que bobedas se hallan muchos carbones, y
el suelo de las
huessos de estatura grande, y al rededor algunas losillas con sus inscripciones.
En
algunas de las tacas que hemos dicho, están huessos
muy pequeños
sin señal
4O5
PROLEGÓMENOS
Tiumento cierto del arte fenicio en España, formaría época en arqueología peninsular»
la
(l).
Este día iba á llegar más pronto de
lo
que Hübner pensaba, ó
más bien había
llegado ya, aunque sólo le alcanzó la noticia para
aprovecharla en
las
mente, en
paraje llamado
el
En
últimas páginas de su libro.
Punta de
Cádiz precisa-
un
la Vaca, había aparecido
magnífico sarcófago antropoide de mármol.
En
otra
tumba cercana
se habían encontrado amuletos y alhajas de indisputable origen
que evidenciaban más y más
nicio,
Hübner afirmó desde
el
fe-
carácter de aquella necrópolis.
luego, sin vacilación, que
el
sarcófago era ante-
y pertenecía á la Gades fenicia, pudiendo colocarse aproximadamente en el siglo v antes de nuestra era.
rior á la época cartaginesa,
de cenizas ni carbo7ieSy
sÍ7io ellos alli
amontonados y
limpios, sin inscripción ni
titulo alguno» (pág. 294).
algunos vasos sepulcrales, a vueltas de los huessos y cenizas, se hallan en
'S.E71
esta Isla joyas de oro
mas particular que tada en
él
una
y plata,
desto
tal como zarzillos, collares, anillos y manillas...
ha venido a mis mauos, ha
cornerina, en la qual se ven dos
se leva^itan dos espigas^ (págs. 314 la
sido
manos
tm
anillo de
Lo
engas-
o?-o,
asidas, de entre las cuales
y 315). Aquí un tosquísimo grabado con
joya.
En cuanto rea,
á las ruinas de antiguos edificios que se descubrían con la
ma-
no se muestra tan incrédulo como Agustín de Horozco: «Lo que se com-
prueba con
lo
que afirman todos
los
que cruzan este mar, que por
del Mediodía, estando el agua clara, se ven
debaxo
della
una legua
la
parte
a la
mar
y ruynas, buenos testigos de lo que el Océano ha ganado por esta parte, y gana cada día como lo vemos» (pág. 12). «Dizen los pescadores, que estando el agua clara ven una legua a la mar edificios,
grandes ruynas de murallas, y en especial una portada tuosa a
la
muchos
muy
grande y sump-
parte del Mediodía: y no es cosa desproporcionada; pues oy
aljibes
de
los
que hemos dicho muy metidos en
la
vemos
mar, los quales es
cierto fueron fabricados bien lexos della>' (pág. 128).
Suárez de Salazar era un erudito formal y prudente, que ha merecido
los
elogios de Dozy, el cual dice de su libro que «aunque antiguo está escrito
con cuidado, y puede consultarse fructuosamente» (Rccherches, 3.^ ed., t. 11, apéndice, pág. xcvii). De las antigüedades del templo de Cádiz discurre con
más plenitud de noticias y mejor crítica que ninguno de sus sucesores, sin al mismo Mondéjar, que dedica íntegra al asunto la disquisición diez
excluir
y siete de su Cádiz Phenicia. (i)
La
Arqueología de España, pág. 222. Vid. también págs. 257 y 25S.
PROLEGÓMENOS
406 Nuestro Berlanga fué
primer arqueólogo que estudió
el
el
sarcó-
cuando todavía conservaba claros restos de pintura que luego
fago,
han ido desvaneciéndose, y hace de él la siguiente descripción (l). «Ocupaba el sepulcro mayor, que era el que estaba más al Oeste» una arca de mármol blanco, no tan grande de
misma forma que
la
la
de 1855 y conservada en
»La tapa de
la
esta arca funeraria,
representativa del difunto;
cado sobre tando todo
que
al
el
que se
diferencia, sin
la
cara
boca y
muy
de piedra gaderitana, es ella
muy
estaba esculpida
bien formada;
cuidadosamente arreglado,
la frente, la
la
cubierta de toda inscripción sepulcral.
na del más detenido examen. Sobre
da, el bigote
pero
fina labor,
Louvre, que guardaba los despojos
el
mortales de Esmunazar, rey de Sidón, de
embargo, por carecer
de tan
ni
descubierta cerca de Sayda en Enero
el
la
la
barba
los ojos bien caracterizados, presen-
rostro un conjunto tan armónico
al original; tal
riza-
pelo profusamente colo-
y
natural á la vez,
contemplarlo no queda duda que debió ser un trasunto
parecido
dig-
imagen
es la expresión
máscara inanimada. Sigue luego todo
y
la
muy
movilidad de aquella
cuerpo apenas perfilado y como envuelto en una túnica, que bajando de la cabeza, sólo deja al
el
descubierto los brazos, las manos y los extremos de los pies. Di-
chos brazos aparecen apenas delineados en izquierdo sobre
el
pecho, oprime con
á un corazón humano; extendiendo
costado y descansando sobre rrar con la diestra
en
la
piedra,
como
el
derecho á
redonda, que
ni !a
el
canto de
la
de aquel
lo largo
lado, figura aga-
que no
está
que parece corazón, sino pintada sobre
hecho desaparecer aún. También
do pintado
laurel,
el
algo que se parece
muslo del mismo
grabada
ella,
con-
monumento algfunas hohumedad ni la intemperie habían
servándose aún visibles cuando examiné jas trazadas á la
mármol; recogido
la siniestra
el
una ancha corona de el
el
me
el
dijeron que se había conserva-
suela del calzado con
que se quiso repre-
sentar á aquel personaje, aunque por mi parte no logré notar la huella dé (1)
tal
pintura, ni distinguir dibujadas las correas, que debie-
El Nuevo Bronce
de Itálica, Málaga, 1891, págs. 295-296. Este estudio
del Dr, Rodríguez de Berlanga sobre los SepiilC7-os antiguos de Cádiz se había
publicado antes, aunque menos completo, en
Borges de Figueiredo, Lisboa, Marzo de 1888.
la
Revista Archeologica de A. C.
PROLEGÓMENOS ron
fijar
aquella especie de sandalias al pie,
debajo de
la
desnuda y bien conservada.
los pies
y algunos
tanto la punta de la nariz
»Se ha de notar, en el
bien pudieron estar
si
indicada túnica, que sólo dejaba ver en la escultura la
parte extrema de
venido
^OJ
escultor
detalles
de
Xo
lo estaba
los ojos...
tapa de este sarcófago, que sobre
la
marcando desde
hombros
los
del cuerpo, los contornos de los muslos
y
las
las líneas
ella
ha
ondulaciones
de
las piernas,
representando un cadáver cubierto con cierta especie de túnica ó
y no una momia liada con largas y manos y dando al cuerpo la rigidez de sudario
cede en
»La
la inferior
ocultando los brazos
las líneas rectas,
como
su-
sarcófago de Esmunazar.
la escultura del citado
caja
fajas,
de mármol gaderitana estaba compuesta de dos partes,
de una sola piedra, y
tapa de otra, coincidiendo
la
ambas
perfectamente en sus líneas externas y midiendo de largo dos me-
ancho por
tros quince centímetros, de seis centímetros,
de alto noventa y
cubierto, siendo de sesenta
siete,
mayor noventa y
la parte
cuando
el
sarcófago estaba
y dos centímetros cuando no estaba
ce-
rrado. Dentro del arca descrita se hallaron restos de otra de madera,
que se ha creído fuese cedro; fragmentos como de vestido ó de sudario, pero
ambas cosas muy deshechas; un
tarro
muy pequeño y
y dos clavos de cobre como de unos dos centímetros y además el esqueleto del diíunto, que aún se conservaba, cuando lo vi, en el mismo sitio donde fué encontrado.»
roto de barro escasos,
Berlanga acertó plenamente del sepulcro de Cádiz
diado por
el
con
el
establecer la absoluta semejanza
al
famoso cofre de Sidón (Saida) estu-
duque de Luynes
(l),
tropoides descubiertos en Fenicia piedra de las cajas de las
tuvieron desde sexta. la
Luynes
el final
fijó
en
momias
de
la
la
y con
los
demás sarcófagos an-
y en sus colonias, imitación en
egipcias con la
dinastía
misma forma que
décima nona hasta
segunda mitad del
la
siglo vi antes
época del sepulcro del rey Esmunazar, pero
vigésima
de Cristo
es tan visible la in-
fluencia del estilo griego arcaico en las cabezas de estas esculturas,
que en opinión de L. Heuzey (i)
Mémoire sur
le
sarcophage
(2) et
y de
los
dos clásicos historiadores
Vinscription funcraire d' Esmunazar roi
de Sidon. (2)
Catalogue des figurines de ierre cuite du Musée du Louvre, pág. 85.
PROLEGÓMENOS
408 del arte antiguo, Perrot
medio
nos,
siglo
Es opinión
y Chipiez
(l),
hay que
rebajar,
por
lo
me-
de aquella fecha.
corriente entre los arqueólogos, que las figuras repre-
sentadas en estos sarcófagos no son retratos del personaje difunto (2). El
mismo Berlanga modificó
nociendo que
la
su opinión en esta parte, reco-
estatua de Cádiz pudiera
griego con\-encional, con peluca egipcia
suavidad del cincel helénico
la
En en
la
el
segundo de
Punta de
mas de
hierro
muy
y barba
bien ser un tipo asirla,
tratado con
(3).
sepulcros descubiertos simultáneamente
los tres
la
Vaca, nada fenicio se encontró. Los restos de
y
toscos adornos de fabricación ibérica, indicaban
ar-
que aquella tumba había pertenecido á un caudillo indígena. El un esqueleto de mujer, que aún
tercer sepulcro contenía restos de
conservaba entre
y
piedra de ágata,
un
anillo
con aro de oro
engarzada de modo que puede
hacerse girar,
falanges de sus dedos
las
presentando labradas de distinta forma sus dos caras. Por
convexo tiene esculpido un escarabajo. Por al
el
lado
lado plano una figura,
el
parecer femenina, cubierta con una especie de velo ó de toca que
baja hasta los hombros, la diestra lleva
y
\'estida
un jarro que
las asas la
nariz para olería,
exactamente
mujer esculpida sobre una
queños
sujeta una
y que
es de lotus ó de papirus,
si
lo
cajita
mangas. «En
mismo que
la
flor,
que no
se lleva á la
pequeña
figura de
de marfil que debió contener pe-
tarros de perfumes, hallada en la necrópolis de Sidón» (4).
No puede
negarse
la
procedencia fenicia de este
anillo,
que tiene
similar en otro escarabajo de ágata descubierto en Siria (5).
mismo ha de con
Y
lo
decirse del collar encontrado en la sepultura gaditana,
diez cuentas
vidrio
los
de una gran ánfora de bronce
mano opuesta
puede conocerse
sin
de igual figura á
casi toca al suelo,
que aparecen cincelados en encontrada en Chipre. Con
con una túnica
de oro, nueve de ágata, tres adornos de pasta ó
y un colgante con nueve
hojas, algunas
rArt dans V Antiqídtc,
de
Histoirc de
(2)
Vid. Perrot y Chipiez,
(3)
El Nuevo Bronce
(4)
Ib.,
(5)
Perrot y Chipiez: Histoire de VArt, m, pág. 205.
t.
iii,
esmaltadas.
Phcnicie, págs. 1S2 y 1S3.
(i)
ni,
ellas
435.
de Itálica, pág. 319.
pág. 324.
PROLEGÓMENOS
En 1897 y 1902 el
la
4O9
necrópolis fenicia de Cádiz se enriqueció con
descubrimiento de once hipogeos más, similares en todo á
las
tumbas subterráneas de Arados, Biblos y Sidón. La revelación hubiera sido de todo punto espléndida si hubiesen podido salvarse á tiempo muchos de por el
que fueron sustraídos y enajenados
los objetos
primeros exploradores. Entre los que se conservan, ya en
los
Museo
provincial de Cádiz,
^-a
en poder de varios particulares,
figuran, según el catálogo del Sr. Berlanga (l):
cUn
cilindro
hueco de oro y bronce, de 39 milímetros de
primera un
la
bronce de
anillo
de oro de cuatro milímetros; de óxido de cobre;
17, cubierto
oro de dos, terminando
la
gavilán, sobre la cual se
ve
anilla
Forma
segunda otro de
tercera un aro de
la
cuarta con una delicadísima cabeza de el
para colgar del cuello
disco solar con
el
el nreiis
La cabeza
amuleto.
ureus mide 16 milímetros y está cincelada
el
la
por
alto
cinco de diámetro en su base, dividido en cuatro secciones.
al
y detrás una con
del gavilán
repujado con arte
exquisito; las plumas, los ojos, el pico, están tratados
con gran
es-
mero. El interior del cilindro se encontró en parte vacío y en parte
una substancia que no
relleno de
se ha
podido averiguar
lo
que
fuera.
5>Otro cilindro igual O
con cabeza de
león.
»Otro también idéntico con cabeza de carnero. »Otro que afirman que representa un obelisco. »L^n collar de niña con cuatro cuentas
muy
chicas
y un colgante
pequeño.
ȟn
collar
de mujer con
1
7 cuentas de oro, 15 de ágata
gante grande en forma de rosa,
mero que
»Cna
se encontró en la
estatuita
(i)
esmaltar, algo ma3'or que
tumba inmediata
al
(;Osiris?).
Xo
col-
el pri-
antropoide.
de bronce de 12 centímetros de
tando una divinidad egipcia
La En
s\v\
y un
alto,
represen-
es enteramente seguro
Nuevos descubrimientos arqueológicos hechos en Cádiz, del 1891 al lSg2.
}nds antigua necrópolis de
Gades y
la Revista de Archivos, Bibliotecas
los primitivos civilizadores de la HisJ>ania.
y Museos,
t.
v, 1901, págs. 312-313.
Vid. también Babelon, en el Bulletin de la Société des Antiquaires de France, 1890, pág. 155 lousie,
en
la
y siguientes, y
De
Laigne, Les nécropoles phe'niciennes en Anda-
Revue Arche'ologique, 189S,
1. 11.
pág. 328.
PROLEGÓMENOS
41o
que esta obra de
pacotilla
proceda de
infunde sospechas de falsedad y es
por Perrot»
Aun
(l).
queólogo entre Caldea.
lares,
tampoco
necrópolis, pero
análoga á otra reproducida
siendo tan escasos estos restos del tesoro funeral de Cádiz,
confirman plenamente
y
la
muy
el
la casi
identidad notada por
aparato sepulcral de los fenicios
En uno y
el
y
el
mismo
ar-
de Egipto
otro encontramos figurillas de divinidades tute-
amuletos y preseas que sirvieron para
uso del difunto. Las
el
mujeres eran inhumadas con sus brazaletes,
collares,
zarcillos
y
tumbagas. Es frecuente encontrar en los sepulcros fenicios idolillos
que representan polis
Hammon,
á Baal
de ligeros estuches de oro ó de
mo
Bes, Phtah, Astarte.
La necró-
de Tharros, en Cerdeña, ha suministrado muchos ejemplares plata,
que encierran láminas del mis-
metal enroscadas alrededor de un delgado cilindro de bronce
dorado. Sobre estas laminitas hay inscripciones que no han sido des-
y que acaso contengan fórmulas mágicas destinadas á reposo de los muertos. Tales estuches suelen estar ador-
cifradas aún,
proteger
el
nados con una cabeza de león ó de gavilán, apareciendo
el tireiis
sobre ambas. »E1 anillo de suspensión que tienen dichos estuches, hace creer
que sujetos por un cordón pendían los hubiese
A las
del cuello
usado en vida como talismanes»
de difunto, que quizá
(2).
antigüedades fenicias de Cádiz, pueden añadirse otras, aun-
que en escaso número, procedentes también del
Merece especial mención
el
litoral
de
la
Bética.
hallazgo en Málaga de una pequeña pie-
dra ovalada de cornerina, perforada en
la
dirección de su eje mayor,
labrada por un lado en forma de escarabajo, y que presenta en la cara opuesta tres signos grabados. Adolfo Erman, director del Museo egipcio de Berlín, que clasificó este objeto á ruegos de Hübner, le
estima indudablemente fenicio, aunque ofrece,
los
de su
clase, signos egipcios
como
casi
todos
degenerados. El signo superior es
la
diadema de una divinidad con cuernos y dos sierpes ó ureos. El signo central, un sol con dos iircos, y el inferior, un hieroglífico que
(i)
Histoirc de l'Art. Egypie,
(2)
Hisioire de l'Art,
iii,
t.
i,
pág. 53,
núm.
36.
Phénicie, págs. 237 y 23S.
PROLEGÓMENOS se encuentra en
y que
significa orOy
4II
muchos camafeos
egipcios
y
fenicios (l).
En
Vélez-!Málaga se descubrió en
1
874 «un preciosísimo
cilin-
dro de hematites de diez y ocho mih'metros de largo por un decí-
metro de ancho, á cuyo alrededor aparece finamente grabada en hueco una escena mítica, sin leyenda alguna aclaratoria, loga en su forma á
mis, de Chipre, siendo en
Los
talleres fenicios
muy
aná-
que figura en otro cilindro encontrado en Sala-
la
extremo semejantes ambas joyas entre
sí.
labraron numerosos dijes de esta ciase, copián-
dolos de los asirlos»
Trátase evidentemente de una obra de
(2).
importación exótica, labrada probablemente en
el
Xorte de
Siria,
según opina Erman, y traída á España por algún fenicio; pero no se atreve á dar interpretación alguna del asunto.
Las inscripciones faltó
en
en España, aunque no
fenicias son rarísimas
quien se entretuviese en
el siglo xviii
como
únicas que pueden citarse
descubierta en Cádiz en 1873,
en Puerta de Tierra, y
la
al
falsificarlas
13).
Las
auténticas son las de una sortija
desplomarse un lienzo de muralla
que se encuentra en
los restos
de un vaso
griego pintado, con figuras encarnadas en fondo negro (ÍNIuseo de
Granada). D. Antonio Delgado fué grafe gaditano,
primero que publicó
el
que consta de dos renglones y diez letras el sello grabado en la piedra de este
langa hace notar que Cádiz, por la
manera cómo
misma de
piedra, es
la
epí-
(4).
Ber-
de
anillo
y por la figura semejante á otro igualmente fenicio
aparece
muy
el
la inscripción
con una ágata, encontrado debajo de uno de
los
grandes toros del
palacio de Jorsabad (5).
La
inscripción de Granada, que tiene la singularidad de estar he-
cha con un punzón en un vaso griego transportado á España por
(1)
Berlanga:
(2)
Id.,
(3)
Entre
El Nuevo Bronce
ellos D.
Arqueología como en
y Franco, en (4)
(5)
el
Cándido M.* Trigueros, de tan las letras
1
87
1,
amenas. Vid.
Rheinisches Museum,
Nuevo Método de
Sevilla,
de Itálica^ pág. 332.
pág. 333.
t.
Vid. Perrot y Chipiez,
n(,
artículo
xvii, 1862,
clasificación de las
Prolegómenos, pág.
el
recuerdo en
núm.
la
de Hübner, Trigueros
pág. 288 y siguientes.
monedas atiiónomas de España,
c.xxxi.
pág. 645,
triste
446.
t.
i,
PRO LEGOM EXOS
412
navegantes fenicios, fué publicada é ilustrada por
en l88i, y consta de un sólo renglón
En
plinto
él
senta
al
el
mismo Berlanga
(l).
de una pequeña estatua de bronce, que repre-
(Museo Arqueológico de
dios Harpócrates
^Madrid),
una inscripción fenicia publicada en 1869 por Schroder
modo por A. Abdaschmum,
hijo
de Chantasbar... Pat,
hijo
se la comunicó Hübner, é interpretada de este
vy: «Harpócrates, concede
de Astarothjathon,
vida á tu siervo
la
de Magón,
hijo
hijo
(2),
hay
á quien
Le-
de Tathan» (3). Pero todo induce á creer que esta escultura no fué encontrada en España,
sino adquirida fuera de
por su
ella
primer poseedor D. Pedro Franco Dávila, cuya colección pasó antiguo Gabinete de Historia Xatural, tor
al
de que fué primer Direc-
(4).
Entre
por
los
objetos de fabricación oriental importados á España
los fenicios,
blillas
hay que contar en primer término
los peines
de marfil con figuras grabadas, de marcado tipo
y
ta-
encon-
asirlo,
trados por Bonsor en los Alcores de Carmona; la estela púnica descubierta por Siret en
necrópolis de Villaricos,
la
tísimos hallazgos de estos últimos años, que ya
de mencionar en otras partes de este
y otros interesanhemos tenido ocasión
libro,
por haber aparecido"
mezclados con antigüedades prehistóricas é ibéricas
Que
los fenicios
cuerdan
(5).
no tuvieron arte propio, es punto en que con-
sin discrepancia
alguna todos los arqueólogos. Sujetos alter-
nativa ó simultáneamente los cananeos del litoral á la influencia de asirlos
y egipcios, tomaron de unos y de otros
la
mayor
sus símbolos, sus formas arquitectónicas, la planta
de sus templos, tropoides,
los
hipogeos abiertos en
que reproducen
la roca, los
forma general de
la
y
parte de
disposición
sarcófagos an-
las cajas
de
las
mo-
mias, los ídolos de barro cocido, las esfinges, los tíreos^ los escarabajos, juntando á veces en
un monumento mismo
los
emblemas
monstruosos del Nilo y del Eufrates. Su religión fué también (i)
Los Bronces de LasctUa, Bonatiza y
(2) (3)
Dlc Ph'ónizische Sprachc, Leipzig, 1872, pág. 253. Phonhischc Studieti, t. iv, Breslau, 1870, págs. 61 á
(4)
Hübner: Die Autiken Biltwcrke
(5)
Vid., págs. 146-147
de
los
in
Aljustrel, pág. 397,
núm.
3.
62, lám. 13.
Madrid, pág. 224.
presentes Prolegómenos.
híbri-
PROLEGÓMENOS
413
da y compuesta; pero con predominio del elemento nico.
por
asirio y babilóy cosmogonía, apenas puede formarse idea fragmentos que llevan el nombre de Sanchoniaton puesto
De
los
su teogonia
,
que han pasado por dos elaboraciones: de Eusebio de Cesárea
la
de Filón de Biblos y
pero son conocidas
(l);
la
las principales di-
vinidades, y los rasgos característicos de su culto, que Movers, el más profundo investigador de sus antigüedades, ha definido «una
apoteosis de las fuerzas
y de
de
las leyes
ción de los seres en que se producen
ban como activas». El dios supremo de de
las tribus
la naturaleza,
y en
cananeas, se confundía con
y en general
los fenicios, el
una adora-
los cuales se considera-
mundo
material emana-
do de su substancia, y recibía diversos nombres, llamándose entre los Héteos, Hittitas ó Chetas Sed y Sutek (el omnipotente), entre los
Árameos Hadad
Ammonitas Molock lel rey), entre los ]\Ioabitas Kamos (el dominador); pero el nombre más generalmente usado era el de Baal (el Señor). Este dios, uno y múlúnico), entre los
(el
desarrollaba en una serie de hipostases ó divinidades se-
tiple, se
cundarias, llamadas los Baaliuu que eran otras tantas personifica-
ciones de sus atributos
(2),
Pero.la jerarquía distaba tan sabiamente organizada
gún afirma Rawlinson
mucho de ser tan numerosa y de estar como el panteón asirio y el egipcio. Senombres de
(3), los
los dioses
Vid. en la colección de C. Müller, Fragmenta Hisioricoruní Graeconim
(i)
(Biblioteca Didot),
los
t. iii,
fragmentos de Filón de Biblos, págs. 560-572.
Siguen siendo obras fundamentales para
(2)
los Fenicios
como para todo
lo
demás de su
el
estudio de
historia
Iheiten der Pkónizier, 3 vols.;
y
el artículo
qui porte
le
Phonizier en
nom
die Religión tind
de de Go-
la
Enciclopedia de Ersch y Gruber. Vid.
I' origine
et le caraciere véritable de Vliistoire pké-
de Sanchoniathon, París,
1
860,
y Mission de
Phe'nicie^
863- 1 874; el artículo de Felipe Berger sobre Fenicia, en la Encyclope-
1
die des scienccs religieuses,
de Lichtenberger;
los
Betylos, en la Reviie de VHistoire des Religions,
sobre los Cabiros en
remberg y (3)
las
Bonn, 184;; Das Phónizische Alteríhuvi^ Berlín, 1849-1856,
también Renán, Me'moire sur 7iicienne
la religión
y arqueología,
Movers, Die Phonizicr (Berlín, 1840), Untersuch2mge7i ueber
París,
venerados en
Saglio;
el
t.
iii,
pág. 31 y siguientes, y
Dictionnaire des antiquitcs grecqjies
et
romaiaes, de
y otras sabias monografías que sería prolijo
Les Religions de rancien monde,
pág. 156.
de F. Lenormant, sobre los
trad.
Da-
citar.
de C. de Faye, Ginebra, 1887,
PROLEGÓMENOS
414
y en
Fenicia
sus colonias no pasan de veinte: Baal, Astaroth,
Dagón, Esmun, Hadad, El, Eliun,
carth, INIoloch, Adonis,
Onca, Samas, Sadec, tres últimos
estos
nombres son
numen.
Así,
los Cabiros, Tanit,
de importación extranjera.
El
Eliun
fuerte),
Altísimo), Sadec
(el
Osiris; estos
V evidentemente algunos de que se aplican á un mismo
títulos honoríficos
(el
Hammon y
Mel-
Baaltis,
(el justo),
son
advocaciones distintas de Baal, que además recibe denominaciones
según
varias,
Había
de Hermón,
Como
en que se
los santuarios locales
Baal de
el
Tiro,
de Sidón,
el
y
el
tributaba culto.
Líbano,
el del
el
monte Fegór.
el del
todos los cultos naturalistas,
cipio activo
le
de Tarso,
el
principio pasivo del
el
de Fenicia divinizó
mundo. Las
el prin-
diosas fueron una
manifestación ó segundo aspecto del dios masculino, y á cada uno
de
los
Baalim correspondió una Baalcth^ que duplicaba ó más bien
integraba su esencia. Así se formaron diversas parejas femeninas,
como en
Tiro, la de ^^lelcart
en Cartago, con
la
puesto que
la
del concepto
como ción
el
y
sideral,
Astarte de los griegos),
(la
Tanit. L'na
y
pero no de un
otra adquirieron
modo
exclusivo,
y de la luna era sólo una parte que se manifestaba también en otras formas,
personificación del sol físico,
culto del
fuego, principio de la vida, agente de renova-
destrucción; la litolatría ó adoración de las piedras sagra-
por
das, llamadas betylos,
origen meteórico;
lugares
como
Hammon y
de Baal
tiempo carácter
el
y Astaroth
altos,
casi
lo general
la idolatría
de forma cónica y á veces de
practicada en las montañas ó en los
de que hace repetida mención
la Biblia.
Estos
ritos,
todos los del paganismo oriental, iban mezclados con
con
humanos, orgías y prostituciones sagradas, horrible mezcla de lujuria y sangre, en que los
prácticas obscenas
y
feroces,
cananeos, y especialmente
sacrificios
los fenicios,
no obstante su
civilización
material, en algunas cosas tan adelantada, excedieron á todos los
pueblos
asiáticos,
las fiestas
de
como
Tammuz
lo
prueban
el delirio
en Gebal y en
el
lúgubre y frenético de
Líbano, y
la
espantosa con-
sagración de los primogénitos, haciéndolos pasar por las llamas en
ofrenda á Moloch, Si prescindimos los fenicios
el dios del fuego.
de
la
execrable barbarie del ritual,
puede considerarse como un
la
religión
de
tránsito entre los cultos
PROLEGÓMENOS
y desempeñan orientales
la religión
griega
(l).
4I
Aquí, como en todo
demás,
lo
papel de propagandistas comerciales, introduciendo
el
Citera, en Rodas, en Tasos, y quizá en LemImbros nos, en y en Samotracia, los dioses que habían tomado de Asiría y de Egipto. Y si el espíritu luminoso de la Helada rechazó
en Creta, en Chipre, en
pronto
en
los sacrificios
humanos, de
Minotauro y otras análogas,
la fábula del
aún quedan vestigios
los cuales
la
Astarte de Sidón se
convirtió en Afrodita, tu\-o templos el Hércules tirio (Melcart), floreció el
culto de Adonis,
y tomó nueva forma
el
de los Ca-
biros. Inútil sería
detenernos en materias que están ya tratadas hasta
saciedad en obras especiales.
que algunas de
La
Lo que nos importa
divinidades fenicias dejaron en España.
las
principal es, sin duda, ^Melcart,
tutelar
de
el c.rey
de Tiro, en cuyo honor fué edificado
rival del
la el
el
numen
Templo de
Cádiz,
ciudad»,
de su metrópoli, en opulencia y nombradía, y seme-
jante hasta en su situación insular. Melcart es
símbolo de neo.
la
es seguir el rastro
la
colonización fenicia en todo
La confusión que
los griegos hicieron
el
Hércules
tirio, el
el litoral
del ]\Iediterrá-
de
el
él
con
Heracles de
su leyenda tebana, no altera los rasgos esenciales de su figura ni
simbolismo bien patente de sus trabajos.
No
volveremos sobre
el
el
mito de Gerión, que ya procuramos ilustrar en páginas anteriores,
tampoco sobre
ni
columnas de Hércules, que entre
las
los
antiguos fueron materia de tan varias interpretaciones
mismos (2).
Del
templo no tenemos ninguna descripción formal y digna de crédito, y apenas puede entreverse algo á través de las fábulas y amplificaciones retóricas de Silio Itálico y del biógrafo de Apolonio de Tiana.
\ como
el
templo de Tiro que probablemente
ha desaparecido, y son
de
los santuarios
que pertenezcan
muy escasas
las ruinas
le sirvió
de modelo,
que en Chipre quedan
de Pafos y Golgos, y no es enteramente seguro al
arte fenicio los de Malta
y Gozzo, nos
falta
toda
base de reconstrucción conjetural. El único templo fenicio del cual existen ruinas importantes
es el de
Amrith (Maratus), que puede
(i)
Ph. Berger, en
(2)
Vid. pág. 301 de estos Prolegómenos.
el
ya citado artículo Phcnicie, pág. 537.
PROLEGÓMENOS
41
considerarse egipcios. ticos, se
En
como una reducción ó
simplificación de los templos
centro de un vasto patio ó témenos^ rodeado de pór-
el
elevaba
6 santuario destinado á contener
la celia
el
simula-
cro divino, que era generalmente una piedra ó betylo. Delante del
templo se erguían tres grandes cilindros monolitos terminados en punta cónica, cuyo grosero simbolismo es innecesario explicar
Los ídolos antropomorfos estaban excluidos de á pesar del grande uso
y en
las sepulturas.
En
que de el
ellos se
los
hacía en
templos
el
(l).
fenicios,
culto doméstico
templo de Tiro no vio Herodoto más que
dos columnas, una de oro purísimo, y otra de una esmeralda que lanzaba de noche extraordinario fulgor
más símbolo
En
(2).
divino que el fuego inextinguible
sacerdotes, según Silio Itálico.
de Cádiz no había
el
que conservaban
Puede darse crédito
los
á Filostrato
dos columnas de oro y plata reducidos á un solo color, labradas como yunques, y que contenían inscripcio-
cuando nos habla de
las
nes en letras desconocidas; y aun en lo que dice del olivo de oro de
Pjgmalión, cuyo fruto era una esmeralda^ símbolo, Melcart
tirio.
Hércules, que
En cuanto el
mismo
parecer, del
al
á las representaciones de los trabajos de sofista
cretismo posterior, ó estaban,
menciona, ó procedían de un sin-
como da
á entender Silio Itálico,
y grabados en sus puertas. Los ritos y de los sacerdotes, las vendas de lino pelusiaco con que
fuera del recinto del templo, traje
el
ceñían sus sienes, mostraban,
como
la arquitectura, huellas
induda-
bles de origen egipcio.
No
consta que el bárbaro culto de Moloch fuese practicado nunca
en España: era
lo cual
no deja de sorprender
dios nacional de Cartago,
el
,
si
se tiene en cuenta
donde apenas
se
ha encontrado
ninguna tabla votiva en que no aparezca su nombre. Astarot ó Astarte, tos era
la
solía representarse
con cuernos, y bajo
«gran madre», el símbolo del principio femenino en
naturaleza, Afrodita ó (i)
Venus en suma, deidad
Lenormant-Babelon: Hisioirc
1888, págs. 5S5-587.
predilecta de los
attcienne de rOrient, 9.^ ed.,
Lo que dicen sobre
el arte fenicio es casi
Perrot y Chipiez. (2)
En cambio
Tanit cartaginesa, que bajo uno de sus aspec-
la
una deidad lunar que
otro era
que
Historiarum,
lib.
11,
c.
44, pág. 87
de
la ed.
Didot.
t.
vi,
la
ma-
París,
un extracto de
PROLEGÓMENOS
417
y traficantes, no sólo tiene amplia representación en las monedas de la Bética, como veremos en seguida, sino que con el rineros
nombre
de Salambo, y combinándose con
sirio
conservaba todavía en
el siglo
culto de Adonis,
el
de nuestra era numerosos y
iii
vientes devotos que prolongasen sus misterios
y
sus fiestas,
nos lo revela uno de los más curiosos documentos de
dades eclesiásticas de
la
las antigüe-
antigua Hispalis.
El mito de Adonis no es de origen clásico, sino oriental, rición fué
por
las
muy
tardía en Grecia.
mujeres, era una deidad
profeta Ezequiel (vin, I4):
el
fer-
como
Adonis,
siria
«^/
ó
el
dios muerto
llorado
de que ya nos habla
fenicia,
introdiixit
y su apay
me per
ostiitm portae
ad aqiiilonem: et ecce ibi vmlieres plangentes Adonidem.i> El nombre que en el texto hebreo corresponde al de Adonis, es Thamnmz; pero todos los intérpretes de la Sagrada Escritura, así como los mitólogos modernos, están conformes en la identificación de ambas divinidades. Este culto era una de donms Dominio
qitod respiciebat
abominaciones idolátricas que habían contaminado á
las
días de aquel Profeta. gocijo, coincidía
La
fiesta
en Oriente con
Israel
el solsticio
de verano, y era celebra-
da principalmente en Biblos de Fenicia y en Antioquía, á nes del Orontes. Enlazada,
con
como
las
márge-
todas las creencias de los fenicios,
de Asiria y Babilonia,
los cultos
en los
de Thamnmz^ mezcla de llanto y re-
^^a
por derivación directa, ya
por proceder de una fuente común, simbolizaba en primer término la
leyenda de Adonis,
el
cambio y
la
renovación anual de
ciones, la alternativa de las fuerzas conservadoras del
mundo; viniendo á
ser
Adon
(el
Señor) uno de
y
los
las esta-
destructoras
Baalim 6 per-
sonificaciones secundarias del gran dios naturalista, á quien solían
llamar Baal; y algunas veces El.
En
la
tradición
antigua, en los misterios de Gebal, Adonis era
siderado en
por
la
que parece más dios del Sol con-
estación de primavera, muriendo cada año, abrasado
los calores del estío ó
entorpecido por los hielos del invierno,
para renacer, siempre joven y hermoso, con la
el
el
calor fecundante
y
vegetación nueva. Dos partes tenían, pues, los Adonias: una lúgu-
bre, en
que
sin ceñidor,
las
con
mujeres, vestidas de duelo, con túnicas flotantes los cabellos sueltos las
cortados de raíz, iban á Mejíf.xdez
la orilla del
t Vzíkyo,— Heterodoxos.
I.
de Biblos, y río
las
y
de Alejandría
á llorar á
la
divinidad a7
PROLEGÓMENOS
41
muerta, cuya imagen solía exponerse sobre un lecho fúnebre ó un catafalco colosal, terminando por lo
Y una segunda
entierro del dios.
común
lamentaciones con
las
parte, toda de alegría orgiástica, en
que alrededor del lecho de Adonis resucitado símbolos del poder generador
de
jas
plata, llenas
de
vivificante,
sembrando en
plantas (especialmente la lechuga, llándose rápidamente por
la
y
se reunían todos los
se plantaban
el
ellos
eneldo,
gérmenes de
de
la
lo instable
Ya
ciertas
concentración del calor, crecían, y mo-
nuevo y gracioso la vez que
perpetua renovación de
la
Naturaleza, á
y de
la
vida humana.
y efímero
vasi-
que, desarro-
el trigo)
rían después de una vegetación de pocas semanas:
emblema de
en
ó simplemente en tiestos de barro, los
tierra,
faraosos jardines de Adonis^
y
del placer
los antiguos señalaron notables analogías entre este culto
y juntos parecen haber pasado
egipcio de Osiris,
de donde se transmitieron á
el
la
y
el
de Chipre,
á la isla
Grecia continental en época que no
puede señalarse con certidumbre, pero que, según
el
parecer de
dichos mitógrafos, no es anterior al siglo vi antes de nuestra era.
Sabemos por Plutarco (Vida de celebraban ya
Adonias en tiempo de
las
pero sus vestigios en tado, no está
tampoco en aunque
al
el
la literatura
nombre de Adonis en
parecer, estaba en
el
8)
que en Atenas se
guerra del Peloponeso,
los
tal
poemas homéricos,
como hoy
ni
conocemos,
la
texto que manejó Apolodoro. El
su Biblioteca
(iii,
en prosa
14, 4) extracta
lo
poeta cíclico Paniasis había escrito de Adonis, hijo incestuoso
de Smirna
dioses: fué
mundo,
y de su padre el rey de Asiría, Tiante. Nació del madre había sido transformada por castigo de los
(Alirra)
árbol en que su
el
el
la
1
son bastante tardíos. Por de con-
Teogonia de Hesiodo,
la
mismo Apolodoro, en que
Alcibíades,
amado de le
Afrodita, que para ocultarle á los ojos de todo
encerró en una arca, de
la
cual confió la custodia á
Persefone (Proserpina), que encendida también en sus amores, no quiso entregar
monarca de
el
depósito. Sometida la cuestión
los dioses decidió
año con Afrodita, y cuatro en
En
la
oriental,
tradición griega,
al fallo
de Zeus,
el
que Adonis pasaría ocho meses del la
sombría morada de Proserpina.
y probablemente también en
Adonis muere en una cacería, herido en
el
la
primitiva
muslo por
el
diente de un jabalí. Este animal se encuentra en mitos análogos de
PROLEGÓMENOS
En
diversos pueblos.
la
Sanmonokodon; entre
península de Siam mata
los
escandinavos á Odino.
remota antigüedad de su simbolismo,
la
419
como
así
al dios
Todo
de
la luz,
esto prueba
lodoro, extractando á Paniasis, demuestra sin réplica
el
primitivo
Adonis
carácter astronómico de la leyenda. El jabalí funesto para
La
es el invierno.
alternativa
morada
Apo-
pasaje de
el
del dios en el imperio de Pro-
y en el de Venus, es símbolo del paso del sol por los signos zodiacales. Adonis ostenta siempre los atributos de una divinidad serpina
solar, sin la tierra
que por eso deje de simbolizar en ocasiones
que
el sol
Como
te el trigo.
madura y hace
se le invocaba unas veces lo cual
como masculino y
siempre quedaron reliquias en
su culto. Pero ya entre
planeta Venus,
el
y
la
los misterios
otras
órneos
como femenino;
enervadora tristeza de
la
luna, otras con la tierra,
asimilada por los griegos con su
Afrodita, aunque en su origen tuviese frigia, así
y especialmen-
daba por dolorida esposa
los fenicios se le
á Astarte, identificada unas veces con algunas con
más semejanza con
como Adonis, privado de su virilidad por
la
la
Cibeles
herida en la
ingle, recuerda al mutilado Atis. Pero en el culto chipriota,
de Pafos, Amatunta é ló á los griegos
de
los frutos
todas las divinidades naturalistas de origen orien-
Adonis era primitivamente andrógino, y en
tal,
de
llegar á granazón,
Idalia,
donde
en
el
esta divinidad asiática se reve-
por vez primera y tuvo sus más famosos santuarios,
Astarte siro-fenicia no fué nunca divinidad lunar ni terrestre, sino
la
que de
fué la propia Afrodita, nacida de la
Erix de
Sicilia,
y en
sión de Teócrito Sobre
(i)
el
primer término, resulte
espuma de
las olas,
deidad
navegantes y deidad del amor, adorada en Corinto y en
los
el
mil templos de diversos nombres, según expre-
(l).
desenvolvimiento é interpretación de este mito, véase, en la Simbólica,
de Creuzer, obra inmortal en conjunto, aunque
hoy anticuada en algunas de sus
partes,
y no sean aceptables todas
sus explicaciones excesivamente alegóricas y sutiles (Symbolik icnd Mythologie der alten Volker..., ed. de 1840,
t.
11,
págs. 417-436), y la traducción ó
bien refundición francesa, de Guigniaut, Religions de
mera
V Antiquité,
t.
11,
más pri-
parte, págs. 42-56, con la importante nota añadida por el traductor
{917-943), discutiendo las opuestas opiniones
de Movers y Engel, sobre
el
origen fenicio ó chipriota del mito, y dando cuenta de sus numerosas repre-
sentaciones en
monumentos
escritos y figurados, especialmente en espejos
PROLEGÓMENOS
420
Refiere Elio Lampridio que
el
insensato emperador Heliogábalo,
se hizo iniciar en todos los cultos orientales, celebraba, entre
que
de
otros, el
la
diosa siria Salambo-, con todo
el
cortejo de lamenta-
como un
ciones frenéticas que le acompañaba, lo cual pareció
sagio de su cercana muerte: Salambonem etiam omni planctti
pre-
et jac-
tatione Syriaci cultus exhibíate ornen sibi faciens inminentis exitii (l).
El culto de esta diosa en Sevilla está atestiguado por sinceras
y
auténticas de las Santas Justa
como único
piadosas doncellas,
y Rufina
(2).
nunca ha desaparecido de lebraba
llaman Salambo-»
de
idólatras, solicitando las
y
mujeres nobles que
que
que se ce-
le
como
demanda y proclama-
llevaban procesionalmente en hombros, le
dejaron caer, rompiendo todas
y destrozándose
las santas,
tal
Y
desprecio que hacían de aquel ídolo,
el
quedaron tan sobrecogidas que de
de
.,
dos cristianas vírgenes se resistiesen á
las vasijas
alfarería
Un día
Bétis.
algún utensilio para su culto.
ellas
sen en altas voces su fe las
el oficio
de «aquel execrable y portentoso monstruo, que fueron asaltadas por la turba de los
la fiesta
los gentiles
márgenes del
las
Tenían estas
recurso de su pobreza,
vender ciertos vasos de barro, industria popular de
Actas
las
valerosamente rechazaron. Tal fué
la
el
ídolo
mismo que
causa de su pasión
ellas
y mar-
tirio (3).
etruscos, vasos
de
la
Magna
Grecia, bajos relieves, grupos de barro cocido,
sarcófagos, urnas, pinturas murales, etc., Cf. Maury, Histoire des religions de la Gréce antique, 1859,
t.
pág. 193 y siguientes, y F. Lenormant, // mito-
iii,
d'Adone Taínuz, Florencia, 1878.
.
(i)
Historiae Augustae Scriptores^ ed. Bipontina, t
(2)
«El culto de estas santas es antiquísimo,
i,
pág. 234.
como prueba
el
Códice Vo-
Romano pequeño y los templos dedicados á Dios Vírgenes... En Toledo es, y fue muy famoso, el de Sania
ronense, el Martyrologio
en nombre de estas Justa,
primero de todos
los Muzárabes.»
Horez: España Sagrada,
ix, 1752,
t.
pág. 280.
Vid. también las Memorias autenticas de las Stas. Justa
por
el
P. Andrés Burriel, en
criticas, eruditas, etc.,
el
tomo de
por D. A.
i
V.
la Colección de
y Rufina,
recogidas
algunas obras inéditas,
D. S. (Valladares de Sotomayor), Ma-
drid, 1806. (3)
una
diosa, la llamada esposa mística,
Del segundo espejo de
la
misma
que es de cun dibujo parecido,
tabla, dice
»con una mujer más. Ambas mujeres están, por
lo general, vestidas,
y llevan
»gorro frigio; una de ellas distinguiéndose á veces por una corona de rayos:>.
«Se refiere Gerhard en varios pasajes á
numentos, que dan á conocer anotar
al
el
el
las
nombre de
párrafo en que describe
el
inscripciones de los citados
mo-
indicada divinidad. Así es
que
la
primer espejo de
la tabla
segunda,
dice que iMalache, conocida por heroína lémnica, y en particular por esposa
íde Eufemos, corresponde á
la
denominación frecuentemente hallada de
D^Ialacisch ó de Malafisch, que se da en varios espejos á una mujer cómo-
»damente sentada para dejarse adornar de «Reuniendo todos estos
novia»...
datos, y teniendo en cuenta los diversos tipos
de
monedas de Malaca... podrá reconocerse en el Cabiro del anverso, con gorro igual al que se representa en alguno de los espejos de Gerhard, con
las
las tenazas
que acusan su origen lémnico, y la leyenda conteniendo un nomel de la ciudad, el mismo Cabiro cuya esperada
bre que se ha creído sea
theophania retratan dichos espejos. El reverso, figurando una cabeza radiada,
podrá
sin esfuerzo
tomarse por
la
prometida esposa mística del resucitado
monumentos etruscos también aparece con una y que lleva en los mismos el nombre de Malacisch. En este
Cabiro, que en los citados
corona de rayos,
caso, la frecuente inscripción púuica del anverso rencia, tanto á Malaca,
indicada divinidad.»
nombre de
¡a
ciudad,
de estas medallas, hará refe-
como
á Malache^ que es el de la
PROLEGÓMENOS
43© Inseparable de
la
arqueología fenicia es
la
de su gran colonia
afri-
cana, sin que á veces pueda establecerse un verdadero deslinde en-
que peculiarmente atañe á
tre lo
tuciones sociales de uno
promiscuamente
y otro
la religión, cultura artística é insti-
pueblo. Los antiguos mismos, usando
nombres de
los
fenicios
peños, introdujeron un
y
elemento de confusión, que no disipan del todo
moder-
los estudios
nos, con ser tan notables los que á Cartago se han dedicado
Con
(i)
patriótica satisfacción leemos en
todavía de Heeren,
De
la Politiqíie et
(l).
obra célebre y no anticuada
la
du Commerce des peuples de P ant¿qiiite\
1832, pág. 27, nota: «Todo lo mejor que se ha debemos á escritores españoles. Citaré, entre otras, obra muy recomendable de Campomanes, Antigüedad marítima de la repi'i-
trad.
de Suckau,
iv, París,
t.
escrito sobre Cartago, lo la
Mica de Cartago
Ya en
>.
xvi Florián de
el siglo
Ocampo
(lib. ni,
cap. 9) ilustró
Hannon. En
geográfica, rara en su tiempo, el Periplo de
las
con una pericia doctas investi-
gaciones del canónigo Bernardo Aldrete sobre las Antigüedades de España, África y otras provincias (Amberes, 16 14), y del Marqués de Phenicia (escrita en 1687, ed.
hay mucho que atañe á
muy
la historia
Mon dejar,
Cádiz
tardía en Madrid, 1805, tres volúmenes)
En
de Cartago y de sus colonias.
el si-
glo xviii, además de los trabajos ya mencionados de Velázquez, Pérez Bayer, los PP.
Mohedanos y Masdeu, merece buen recuerdo
mucho menos conocido de D. Gregorio Mayans, vocis ¿//-(Madrid, 1779),
que prescindiendo de
veces aventurera y fantástica
na recopilación de nínsula,
como en todos
los textos clásicos
sobre
el libro
eruditísimo y
Traciatus de hispana progenie
la
parte etimológica, muchas
los libros antiguos, es
una bue-
geografía é historia de la Pe-
la
manejados con mucha destreza y pulso. Los capítulos xiv y xvi de que Mayans dedicó á la Sociedad Latina de Jena, de que era
esta monografía
individuo, tratan respectivamente de las colonias fenicias y púnicas en España.
El libro de D. Pedro Rodríguez Campomanes, tan expresivamente elogiado
por Heeren, Antigüedad marítima de la ge7ieral
Hannon, traducido
que más honran Por
el
método,
repi'iblica
de Cartago con el Periplo de su
del Griego é ilustrado (Madrid, 1756) es
uno de
los
y modesta erudición española de aquella centuria. sobriedad y el orden, parece un buen libro moderno.
la sólida
la
Nuestra bibliografía del siglo xix no ofrece en esta materia más que dos traducciones de obras
Dureau de
la
muy
apreciables, la Historia de la ciudad de Cartago, de
Malle, por D. Vicente Diez Canseco (Madrid, 1845), y la Histo-
ria de Cartago, del profesor inglés Alfredo
J.
Church, sabiamente ampliada y
anotada, sobre todo en la parte epigráfica y en lo concerniente á España, por
D. Francisco Fernández y González (Madrid, Las obras siempre importantes de Movers
1889). (vid.
especialmente Die Phoni-
PROLEGÓMENOS
Lo que mejor conocemos, y de
Polibio,
es
43
gracias á los testimonios de Aristóteles
su constitución política. El
historiadores latinos nos han hecho familiar rras
púnicas,
campos de
mismo
y
Polibio
la historia
de
lo^
gue-
las
que tuvieron en España uno de sus principales
batalla,
y
como
á las cuales concurrieron
auxiliares los
españoles, aun en tierras lejanas de las suyas. Pero con ser tantos
y
tan históricos
y puntuales
los datos
de esta índole que poseemos
sobre los cartagineses, verdaderos conquistadores de una buena par-
de
te
la
antigua Iberia, y no meros fundadores de factorías maríti-
mas (aunque
la
penetración fenicia en nuestro país resulta
tensa de lo que en otros tiempos se imaginaba), son
que podemos añadir en Euera de duda
el
muy
más ex-
pocos los
punto que ahora tratamos.
está que, á excepción
mayor
de
las
primitivas acuñacio-
parte de las
monedas púnicas de
nes de Gades y Ebusus,
la
España anteriores á
época romana fueron labradas durante
la
dominación cartaginesa. Después de Hasdrúbal, fué
muy
la
la
fundación de Cartagena por
natural que la poderosa familia de los Barqui-
das, principal explotadora de nuestro suelo,
una especie de soberanía, se
sirviese,
donde
para acuñar
llegó á fundar la
moneda que
necesitaba, de las riquísimas minas de plata de aquella región,
descubrimiento se atribuía
fabuloso Aletes.
al
cuyo
Compruébase
esta
conjetura, no ya con ejemplares aislados, sino con varios importantes hallazgos de tesoros,
gena, en
1
861,
y
el
como
el
de Almazarrón cerca de Carta-
de Cheste (provincia de Valencia), en
«Las monedas de plata y cobre,
allí
monetal, sus tipos y algunas letras aisladas fenicias
y
iod)^
rJer, /,
(el
alcph^ el
pueden considerarse coa suma probabilidad, como Gescliiclite
1
864.
encontradas, por su sistema
el
betJi
dinero
der Colonicn) deben completarse y rectificarse con ayuda
de trabajos más modernos, como
la Gescliichte
der Karthager de O. Meltzer
(Berlín, 1879).
El primer ensayo formal sobre
la
mitología cartaginesa fue el de Münter,
Religión der Karihager (Copenhague, 1821). Posteriormente las excavaciones
han dado mucha luz sobre este asunto. lles
Vid., entre otros libros, Beulé, Foiii-
a Cartliage (París, 1858); Davis, Cartago and
it
remains (Londres, 1862);
Reinach y E. Babelon, Recherches arche'ologiqjies en Tunisie (18S6); Ph. Berger, Les ex-voios dii temple de Tanii a Cartliage, en la Gazette Arc/ie'ologique,
S.
1880, etc.
PROLEGÓMENOS
432
emitido por los Barquidas. El Sr. Zobel demostró,
el
primero,
la sin
par importancia histórica de estas monedas, que son dracmas y sus
más
múltiplos, del sistema tiro-babilónico. Sus tipos, en la serie antigua, consisten en la cabeza de Ceres,
nedas cartaginesas de
Sicilia;
Hércules,
palmera,
el caballo, la
en
como
mo-
primitivas
las
de
posterior, la cabeza
la serie
el elefante,
luego
la
proa,
y
las ca-
bezas de reyes con sus nombres, diciendo, según parece, urmnd^ refiriéndose á
un rey Vermina^
Barquidas. Difieren tanto de
las
que no se puede dudar de
ca,
donde deben haber Jesucristo»
Xo
la
hijo
de Sifax,
monedas púnicas acuñadas en
Arrí-
verdad de su atribución á España,
sido batidas entre los años
228
al
220 antes de
(l).
existen en
España ruinas de ningún templo
cartaginés, ni si-
quiera noticia de otros que los de Cartagena citados por Polibio
que
da
les
Entre
los
los objetos
de importación fenicia
(3) habrá,
muchos que procedan de Cartago, pero de perteneciente á
P. Paris (4)
excepcional mérito
la
(i)
ninguno puede
casi
la
afir-
exceptúa sólo una alhaja de oro,
artístico,
presenta en sus dos caras figuras estamíbices^
de
estilo heráldico,
una, recuerdan algunas de las obras
y de
seguramente,
colección de D. Antonio Vives. Esta joya, de
la
padas con sumo primor. Los dos
la glíptica
(2),
nombres griegos de Asclepio, Hefesto y Cronos.
marse con certeza.
recen en
y
quizá aliado de los
y
La
orfebrería de !Micenas.
más
excelentes de
otra cara,
Hübner, La Arqueología di España^ págs. 199 y
que apa-
que repre-
200.
El primer trabajo de D. Jacobo Zobel de Zangróniz sobre estas monedas,
apareció en lengua alemana, en las Actas de
la
Academia de
Berh'n, 1863, pá-
gina 253 y siguientes, Über einen bei Cartagena gemachten Finid spa^üscli-pho7iikischer Silbermünzen.
Posteriormente trató de
de la moneda antigua española,
t. i,
ellas
en su Estudio histórico
pág. 73 y siguientes,
impugnando
niones de ^lüller en su Xuinismatique de Tancienne Afrique
t.
iv,
las
opi-
1874, pág, 61
y siguientes). (2)
(3)
En
la
Vid. pág. 291 de los presentes Prolegómenos. Vid. E. Hübner, Objetos del comercio fenicio encontrados en Andalucía.
mente á (4)
Cf.
t. iv, pág. 338 y siguientes. Se refiere principalde Jorge Bónsor en Carmena.
Revista de Archivos, los hallazgos
En
las Méla7iges Perrot, pág. 255,
Essai sur
l'art,
t.
i,
págs. 96-101.
Bijou phe'nicien trouvc en Espagne.
PROLEGo^rENOs senta á un Faraón (con la venda real
el
símbolo de
pertenece á
imitadora del arte egipcio,
industria fenicia,
la
Como no
cuyos temas decorativos reproduce.
no por
el estilo, á lo
menos por
de dos placas
se trata
simplemente sobrepuestas, y hay que admitir si
barca de
la
rematando á un enemigo y rodeado de muertos y prisione-
Osiris) ros,
y
433
la
unidad del objeto,
procedimientos de
los
la técni-
ca y por las dimensiones de las figuras, el perito arqueólogo se inclina á atribuírselo todo á un orfebre cartaginés, notando gran
semejanza con otro
dije
encontrado en 1897 por
el P.
Delattre en la
necrópolis púnica de Duimes, en Cartago, y conservado hoy en
Louvre
]\Iuseo del
to
que
el
(l).
Pero
la
el
analogía no parece tan grande, pues-
pequeño monumento de Cartago ofrece sólo una extraña
mezcla de símbolos egipcios y fenicios dos ureos),
al
paso que
el
(el
disco alado,
la
media luna,
nuestro presenta una mezcla de elementos
de Micenas y de Egipto, nueva hasta ahora al parecer. Con mucha más probabilidad pueden creerse oriundos de Cartago,
artísticos
aunque también cabe que sean imitaciones hechas por
artistas indí-
genas, un cipo ó pedestal y un bajo relieve, descubiertos en chena, que
hoy
presenta, con
figuran en el ^^luseo Municipal de Sevilla. El cipo
muy
incorrecto dibujo, un caballo á galope
ma, símbolos frecuentes en
que
es
de ejecución
amamantando no es
el estilo
Una y
y
el
artística
monedaje púnico
muy
(2).
ni
puramente griego, ibérica,
donde
ni
y una
una cierva
Según
P. Paris,
puramente cartaginés, sino
se sienten
combinadas
la influen-
la griega.
otra fueron poderosísimas en nuestro suelo,
y determina-
ron los caracteres del arte que con más ó menos propiedad se
(i)
En
pág. 281, (2)
las
fig.
Mémoires de 14.
la Sociéié des Antiquaires de Frunce, 6.* serie,
(La Nécropole piinique de Douimes a
Reproducido en
traducción castellana de
con esta nota del figura deja
dudar
Sr. si
el la
t.
vi,
t.
i,
pág. 118, y en
la
Historia de Cartago, de Church, págs. 17S y 179,
Fernández y González: