Migración y exilio españoles en el siglo XX
 9783964566171

Table of contents :
ÍNDICE
PRELIMINAR
FIGURAS DEL DESTIERRO: LUIS CERNUDA
METALITERATURA Y MIGRACIÓN EN EL RELATO ESPAÑOL CONTEMPORANEO: «ROSITA» DE MANUEL HIDALGO Y «TERCIOPELO ROBADO» DE ELENA PITA
LA VOZ DEL OTRO. ANÁLISIS DE «EZEKIEL MASISI DEMBELE» DE BERNARDO ATXAGA
SUIZA: IDENTIDADES LINGÜÍSTICAS COMPLEJAS EN UN PAÍS PLURILINGÜE
LA SITUACIÓN SOCIOLINGÜÍSTICA DE LOS INMIGRANTES ESPAÑOLES EN LA SUIZA ALEMANA
UN ATAJO AL PAÍS DEL MILAGRO ECONÓMICO. LA EMIGRACIÓN IRREGULAR DE ESPAÑOLES A LA REPÚBLICA FEDERAL DE ALEMANIA BAJO EL FRANQUISMO
GÉNERO Y EMIGRACIÓN. HOMBRES Y MUJERES ANTE EL MERCADO DE TRABAJO DE LA EMIGRACION ESPAÑOLA A ALEMANIA (1960-1975)
LA FOTOGRAFÍA EN LA PRENSA DE LOS EMIGRANTES ESPAÑOLES EN SUIZA: LA REVISTA BÚHO (1973-1976)
EL RETORNO A SU PAÍS DE ORIGEN DE TRABAJADORES MIGRANTES GALLEGOS EN SUIZA: UNA PERSPECTIVA ETNO-BIOGRÁFICA
DE ASPECTO DESATENDIDO A ASUNTO PRIMORDIAL. LA LUCHA POR EL TRATAMIENTO ADECUADO DE LA INMIGRACIÓN EN ESPAÑA

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ración y exilio españoles en el siglo x x Luís M. Calvo Salgado, Itzíar López Guil, Vera Ziswiler y Cristina Albizu Yeregui (eds.)

Migración y exilio españoles en el siglo xx Luís M. Calvo Salgado, Itzíar López Guil, Vera Ziswiler y Cristina Albizu Yeregui (eds.)

Iberoamericana • Vervuert • 2009

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Fotografía y diseño de cubierta: W Pérez Ciño

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ÍNDICE

Luís

M . CALVO SALGADO/ITZÍAR LÓPEZ G U I L /

VERA ZISWILER/CRISTINA ALBIZU YEREGUI

Preliminar

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MAYA SCHÁRER-NUSSBERGER

Figuras del destierro: Luis Cernuda

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ITZÍAR L Ó P E Z G U I L

Metaliteratura y migración en el relato español contemporáneo: «Rosita» de Manuel Hidalgo y «Terciopelo robado» de Elena Pita

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VERA ZISWILER/CRISTINA ALBIZU YEREGUI

La voz del otro. Análisis de «Ezekiel Masisi Dembele» de Bernardo Atxaga

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GEORG BOSSONG

Suiza: identidades lingüísticas complejas en un país plurilingüe

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STEPHAN SCHMID

La situación sociolingüística de los inmigrantes españoles en la Suiza alemana

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MARÍA JOSÉ FERNÁNDEZ VICENTE

El Estado franquista y la asistencia al emigrante español en Francia (1960-1975)

107

CARLOS SANZ D Í A Z

Un atajo al país del milagro económico. La emigración irregular de españoles a la República Federal de Alemania bajo el franquismo

127

GLORIA SANZ LAFUENTE

Género y emigración. Hombres y mujeres ante el mercado de trabajo de la emigración española a Alemania (1960-1975) Luís M. C A L V O SALGADO La fotografía en la prensa de los emigrantes españoles en Suiza: la revista Buho (1973-1976)

157

187

MARIANNE HELFER

El retorno a su país de origen de trabajadores migrantes gallegos en Suiza: una perspectiva etno-biográfica

215

AXEL KREIENBRINK

De aspecto desatendido a asunto primordial. La lucha por el tratamiento adecuado de la inmigración en España

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PRELIMINAR

El 24 de noviembre de 2 0 0 6 se celebró en la Universidad de Zúrich una Jornada Interdisciplinar sobre la migración y el exilio españoles en el siglo x x . Con tal evento queríamos sus organizadores contribuir a esclarecer la función y el significado de la emigración y del exilio españoles en cualquiera de las disciplinas que se dieron la mano en esta ocasión, y rendir un humilde homenaje a todos aquellos que, por razones políticas o económicas, se han visto obligados a abandonar su tierra natal. La mayor recompensa a nuestro esfuerzo fue, sin duda, el conmovedor entusiasmo de la comunidad española de la ciudad y su enorme afluencia tanto a la Jornada como a la exposición fotográfica del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, dedicada también a la emigración española, y que se exhibió en nuestra Universidad durante una semana. Reflexionar hoy en día sobre la realidad poliédrica de la migración en la España coetánea implica, ante todo, tratar de dar un impulso renovador a ciertas ideas cristalizadas en nuestro imaginario colectivo y relativas a su papel en la constitución de la sociedad y de la cultura. Para ello parece pertinente abordar las experiencias migratorias españolas teniendo en cuenta aspectos de vital importancia como el contexto histórico europeo y mundial o el modo en que se recibe y acoge, bien a quienes retornan a su país, bien a ciudadanos de diferente nacionalidad. El actual proceso de globalización evidencia a mayor escala las transformaciones que ya en el pasado, y no sólo en el más reciente, cimentaron la esencia —fundamentalmente dinámica— de las culturas: aunque a menudo hayan sido percibidas como homogéneas y estables, se fueron edificando con elementos propios y ajenos, siendo, en buena medida, fruto del contacto y la diversidad. Durante décadas, los emigrantes han sido considerados víctimas de la historia, sometidos a rupturas, pérdida de costumbres y aprendizajes dolorosos. Sin embargo, creemos que no se ha atendido suficientemente su admirable

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L. M. Calvo Salgado / I. López Guil / V. Ziswiler / C . Albizu Yeregui

capacidad para organizar redes de contacto e incluso crear nuevos modelos de vida estableciendo estrechos lazos entre sus países y los de acogida, uniendo sociedades, originando ámbitos binacionales o plurinacionales para la cultura, la economía, la sociedad o la política. Gracias a su esfuerzo las lenguas entran en contacto, los capitales ahorrados se convierten en casas y negocios en los lugares de procedencia, la comunicación interfamiliar se modifica y la política se renueva. No es casualidad que las dictaduras frecuentemente acaben temiendo a sus emigrantes tanto o más que a sus exiliados, debido a la evolución connatural que el cambio de cultura provoca en su identidad y en sus ideas —ya individual, ya colectivamente— y a cuya influencia no escapa la vida social y cultural de los países de origen y de acogida. Por todo ello, teniendo en cuenta los diferentes aspectos que engloban el fenómeno migratorio y el exilio, creímos conveniente abordar su estudio desde una perspectiva interdisciplinar, tratando de ahondar en su papel en la historia más reciente y de rastrear su reflejo tanto en la lengua como en la literatura.

Por la mañana, Maya Schárer abrió la Jornada con una ponencia inaugural en la que reflexionaba sobre la índole del destierro cernudiano y su importancia en la obra del célebre poeta; Itzíar López Guil abordó en su comunicación el sentido metaliterario de algunos relatos españoles contemporáneos protagonizados por migrantes; Vera Ziswiler y Cristina Albizu Yeregui centraron su contribución en el análisis discursivo de un poema de Bernardo Atxaga, «Ezekiel Masisi Dembele», que tematiza el encuentro entre un africano y el Yo lírico en un bar de Bilbao; Georg Bossong estudió la complejidad de las identidades lingüísticas propias de un país plurilingüe como lo es Suiza, mientras que Stephan Schmid profundizó en la situación sociolingüística de los inmigrantes españoles de primera y segunda generación en la Suiza alemana, aportando datos cuantitativos y cualitativos sobre su comportamiento lingüístico. Por la tarde, en la sección de historia, María José Fernández trató las políticas de asistencia tardofranquista a los emigrantes españoles en Francia; Carlos Sanz se ocupó de la emigración irregular o clandestina de españoles a la República Federal de Alemania durante la dictadura de Franco entre 1960 y 1973; Gloria Sanz comparó los flujos migratorios de hombres y mujeres y las cifras de contratación para cuantificar las diferencias existentes en el mercado de trabajo de la emigración española en Alemania; Luís Calvo Salgado estudió

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Preliminar

las fotografías publicadas entre 1973 y 1976 en un ejemplo significativo de la prensa de los emigrantes españoles en Suiza: la revista Búho\ Marianne Helfer abordó, a partir de entrevistas narrativas y con una técnica muy cercana a la de la historia oral, las experiencias de migrantes que retornaron de Suiza a su Galicia natal. Finalmente, Axel Kreienbrink analizó el desarrollo del tratamiento del tema de la inmigración en España partiendo del ejemplo del debate político entre los partidos. La publicación de estas Actas ha sido posible gracias a la generosa subvención del Zürcher Universitätsverein, de la Hochschulstiftung der Universität Zürich, del Historisches Seminar y de la Cátedra de Literatura Española de la Universidad de Zurich. Aquí se recogen la totalidad de las comunicaciones en español, si bien aquellas de la tarde se realizaron en su día en alemán y en francés. Vaya también nuestro agradecimiento al Servicio de Multimedia y E-Learning de la Universidad de Zurich, que realizó una grabación con la imagen y el sonido de la Jornada y la publicó en un DVD doble.

Luís M. Calvo Salgado Itzíar López Guil Vera Ziswiler Cristina Albizu Yeregui

FIGURAS DEL DESTIERRO: LUIS CERNUDA Maya Schärer-Nussberger Universidad de Zürich

Me detendré en un aspecto particular del tema de la migración y del exilio en el siglo xx, que es el destierro del escritor. Compartido por incontados intelectuales y debido mayormente a causas políticas, ese destino común fue sin embargo vivido individualmente desde perspectivas muy diversas, siendo una de ellas la obra y la vida de un poeta español de la Generación del 27, a saber, la obra y la vida de Luis Cernuda1. Respecto a lo que bien puede llamarse el'leitmotiv del destierro', Cernuda es un caso extremo en la medida en que ese tema llegó a confundirse con la estructura misma de su obra y su vida. En un ensayo recogido en Crítica y meditación, el filósofo José Luis Aranguren2 declaró que el exilio sufrido por Cernuda3 era la confirmación de una vocación de desterrado. Yo no iría tan lejos, pero no cabe duda de que el exilio y sus múltiples formas y proyecciones como, por ejemplo, el sentimiento de marginalización y exclusión, la radicalización de la disidencia así como la aguda conciencia de diferencia y otredad' son inseparables del pensamiento cernudiano. De hecho, podemos ver en su obra no sólo una expresión literaria de la situación del exilio, sino también un esfuerzo por superarla e, incluso, una tentativa por crear una tierra poética, digamos, una tierra literaria en la que asentarse y reconocerse. Tal vez no Luis Cernuda (Sevilla 1902-Méxlco 1963). Aranguren 1957: 182: «Cernuda es la expresión viva de un talante nato de desterrado que termina por atraer a sí el destino del destierro. Aquí, al revés que en los otros, no es la situación de exilio la que ha suscitado el talante correspondiente, sino que éste, preexistente ya [...], termina promoviendo la concreta y real situación de español desterrado». 3 Cernuda salió de España en 1938 y no volvió nunca a su tierra. 1

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M a y a Schàrer-Nussberger

exista otra obra tan obsesionada por la idea y, más aún, la vivencia del exilio como la de Luis Cernuda, en quien se alternan la lamentación del que se sabe básicamente separado de lo suyo y la rebelión del que se funda a sí mismo en contra de aquello que lo niega o ignora. Una definición tan radical de la obra y la figura de Cernuda llama tanto más la atención cuanto que compartió el destino de desterrado con buena parte de los intelectuales de la primera mitad del siglo pasado. Como es sabido, la Generación del 27 a la que pertenece Cernuda fue literalmente dispersada por la Guerra Civil española y sus consecuencias. De esta brillante generación, en la que destacaron en particular los poetas andaluces4 —una generación tan brillante que se habló de un nuevo Siglo de Oro poético—, casi todos conocieron el exilio, lo mismo que el que había sido, en un principio al menos, su maestro, a saber: el gran poeta Juan Ramón Jiménez. Si tanto la actitud ante ese destino como su expresión literaria varía de un poeta a otro, imperan en todos dos leitmotive, siendo uno de ellos el tema del recuerdo y el otro la preocupación por la lengua. Así, Juan José Domenchina declaró, por ejemplo: «Todos los libros [...] los escribo en Méjico, pero desde España» (Domenchina 1949: 4), volviéndose patente en esta misma frase el desplazamiento y desalojamiento del desterrado. Lo que, de ordinario, aparece unido —puesto que el que escribe en un determinado lugar suele escribir también (como se supone) 'desde' ese mismo lugar— se escinde, mostrándonos una disyunción espacial y temporal. Así, preguntas sencillas como ¿dónde vives? o ¿dónde estás? ya no se pueden contestar sin más. Y esta disyunción remite a otra, más inquietante aún, por supuesto, ya que despunta ahora la imposibilidad de contestar a la pregunta ¿quién eres? Mejor dicho, también el yo se escinde y dispersa en el tiempo y el espacio. El desarraigado del suelo natal lo es también de sí mismo; tiende a convertirse en sombra sin cuerpo, en voz muda, en palabra sin comunicación. Huelga decir que esa preocupación por la lengua tuvo un significado de particular importancia para los poetas que vivían en un ambiente lingüístico y cultural ajeno. Así, aun un poeta tan cosmopolita como Jorge Guillén dijo, en una entrevista con Claude Couffon, que una permanencia tan prolongada lejos del ambiente de su idioma representaba, en parte, «una vida no del todo lograda». Lo que «más me ha faltado —precisa el escritor— es el no sentir la 4

Mencionemos más particularmente a Emilio Prados, Rafael Alberti, Vicente Aleixandre,

Federico García Lorca y Manuel Altolaguirre.

Figuras del destierro: Luis Cernuda

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lengua española a mi alrededor». Así lo expresó también Juan Ramón Jiménez quien —paralelamente al adjetivo 'desterrado'— creará el término revelador de 'des-lenguado', recordando además que, para quien trabaja con la lengua, en la lengua y desde la lengua, la pérdida del idioma afecta a su vocación y, por ende, a su mismo ser. El veredicto del poeta es radical: «Ningún español fuera de España, habla ya en español» (Jiménez 1961: 294). Teniendo en cuenta que los idiomas se transforman, aunque sea lentamente, es cierto que el poeta exiliado termina por hablar una lengua anticuada o, incluso, momificada. Diciéndolo en términos más amenos, el poeta exiliado acaba por hablar una lengua recordada o, como lo expresa Juan Ramón Jiménez, totalmente interiorizada: «Desde que vivo aquí, en los Estados Unidos, rodeado por el inglés, mi propia lengua española se me ha hecho toda interior y creo que se va secando por falta de diálogo». De ahí el goce causado por el reencuentro con la lengua materna, por la inmersión —como lo expresó el poeta Pedro Salinas— en el «mismo aire lingüístico». Y hay que tomar el término 'aire' en su acepción concreta, como lo vuelve patente el ensayo «Defensa del lenguaje», en donde Salinas establece una ecuación entre idioma y oxígeno: Cuando se siente uno rodeado de su mismo aire lingüístico, de nuestra misma manera de hablar, ocurre en nuestro ánimo un cambio análogo al de la respiración pulmonar; tomamos de la atmósfera algo, impalpable, invisible, que adentramos en nuestro ser, que se nos entra en nuestra persona y cumple en ella una función vivificadora, que nos ayuda a seguir viviendo. Sí, he vuelto a respirar español en las calles de San Juan, en los pueblos de la isla. Y he sentido una gratitud, no sé a quién, al pasado, al presente, a todos y a ninguno en particular, gratitud a los que me dieron mi idioma al nacer yo, a los que siguen hablándolo a mi lado (Salinas

1967: 283). El idioma, los sonidos de un idioma, no son sólo vibraciones del aire, son idénticos al 'aire' que vamos respirando. Dicho de otro modo: la lengua revela ser en su esencia un elemento vital. Sin aire no se puede vivir. Fuera del ámbito lingüístico al que pertenece, el desterrado y deslenguado se ahoga poco a poco, vive un lento morir o —como lo formula Cernuda— vive «como muerto en vida» 5 . 5 «Río vespertino» (Cernuda 1964: 227). Véase también en «Ser de Sansueña»: «Hoy, la vida morimos / En ajeno rincón» (Cernuda 1964: 264). Ese estado suspendido entre la vida

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Maya Schàrer-Nussberger

Pero, además de ser 'aire', es decir, sustento y condición de la vida, la palabra del idioma nativo es también el medio gracias al cual nos acercamos al mundo, nos asimos de la realidad. Así, Salinas (1967: 288) recuerda que el niño «al nombrar al perro, a la casa, a la flor, convierte lo nebuloso en claro, lo indeciso en concreto» y que «el instrumento de esa conversión es el lenguaje». Lo cual significa —concluye Salinas— que «el lenguaje es el primero y [...] el último modo que se le da al hombre de tomar posesión de la realidad, de adueñarse del mundo». Y, en efecto, ¿cómo asirnos a ella sin nombrarla? Sin palabras estamos no sólo mudos sino también ciegos y mancos. Sin ellas faltan los instrumentos de aprehensión que nos permiten discernir, distinguir, ordenar las cosas, que nos posibilitan usarlas. A fin de cuentas: sin palabras, sin lengua quedamos sin mundo. En uno de los hermosos textos que integran el pequeño libro Variaciones sobre tema mexicano, el poeta formula el choque causado por el reencuentro con el idioma nativo —al cruzar la frontera entre Estados Unidos y México— con términos similares: —Tras de cruzada la frontera, al oír tu lengua, que tantos años no oías hablada en torno, ¿qué sentiste? —Sentí cómo sin interrupción continuaba mi vida en ella por el mundo exterior, ya que por el interior no había dejado de sonar en mí todos aquellos años. *

La lengua que hablaron nuestras gentes antes de nacer nosotros de ellos, ésa de que nos servimos para conocer el mundo y tomar posesión de las cosas por medio de sus nombres, importante como es en la vida de todo ser humano, aún lo es más en la del poeta. Porque la lengua del poeta no sólo es materia de su trabajo sino condición misma de su existencia. y la muerte queda descrito asimismo como «limbo». Véase en «Retrato de poeta. (Fray H. F. Paravicino, por el Greco)»: «¿También tú aquí, hermano, amigo, / Maestro, en este limbo? ¿Quién te trajo, / Locura de los nuestros, que es la nuestra, / Como a mí?» (Cernuda 1964: 288). El limbo al que están condenados tanto la figura pintada como el propio Cernuda se ahonda a continuación: «El norte nos devora, presos en esta tierra /[...] Por donde sólo van sombras de hombres, / Y entre ellas mi sombra [...] / Tú viviste tu día, / [...] Yo ¿estoy viviendo el mío?» (Cernuda 1964: 291). Se entrelazan las imágenes que remiten al desvanecimiento del ser, a su desaparición en las sombras de las que queda preso y entre las cuales el poeta no es sino, él también, una sombra errante y nula. Véase asimismo el poema «En medio de la multitud»: «Me pesaba la vida como un remordimiento; quise arrojarla de mí. Mas era imposible, porque estaba muerto y andaba entre los muertos» (Cernuda 1964: 68).

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Y si la primera palabra que pronunciaron tus labios era española, y española será la última que de ellos salga, determinadas precisa y fatalmente por esas dos palabras, primera y postrera, están todas las de tu poesía. Que la poesía, en definitiva, es la palabra (Cernuda 1975: 117).

Lo mismo que Salinas, Cernuda define la lengua como «condición misma de la existencia». Toda la vida del poeta se suspende entre una primera palabra pronunciada allá en el lejano pasado sevillano y una última que —como sabemos— el poeta pronunciará en tierra mexicana. Entre estas dos palabras 'están todas las de su poesía' o, lo que es lo mismo, 'todas las de su vida', ya que la vida de Cernuda es y fue poesía, es decir, como lo recuerda el poeta aquí: palabra. Lo que queda descrito en este texto es lo que Domenchina llamaría el 'reencuentro' entre 'escribir en' y escribir desde'. Aquí se cicatriza la herida, desaparece la grieta que lo escindía todo. Podemos formularlo de otro modo y decir que el encuentro con México del que tratan las Variaciones sobre tema mexicano se presenta bajo el signo de una experiencia 'unitiva'. Interrumpida durante largos años de 'otredad' y exilio, la comunicación con el mundo se convierte, de repente, en un flujo continuo, en un armonioso ir y venir que, más allá de un mero intercambio entre seres humanos, abarca todo cuanto lo rodea. Porque la comunicación a la que se refiere Cernuda lo incluye literalmente todo. Dicho de otro modo, el encuentro o reencuentro con la lengua y la cultura hispánicas, tal como ocurrió para Salinas en Puerto Rico y para Cernuda en México, significa para el escritor y el poeta el fin de un estado de escisión, algo semejante a una milagrosa recomposición del mundo, a la vez que una reintegración en él y una reconciliación consigo mismo. El que vivía como al margen de todo, entre objetos y seres ajenos, descubre, de repente, que está en el centro de todo o, según leemos en otro pasaje, descubre estar 'en su sitio'. Veamos cómo se presenta ese restablecimiento en el que el extraño se reintegra a su lugar: Durante muchos años has vivido, tu cuerpo en un sitio, tu alma en otro [...]. Por unos días hallaste en aquella tierra tu centro, que las almas tienen también, a su manera, centro en la tierra. El sentimiento de ser un extraño, que durante tiempo atrás te perseguía por los lugares donde viviste, allí callaba, al fin dormido. Estabas en tu sitio, o en un sitio que podía ser tuyo; con todo o con casi todo concordabas, y las cosas, aire, luz, paisaje, criaturas, te eran amigas.

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Igual que si una losa te hubieran quitado de encima, vivías como un resucitado (Cernuda 1975: 154). Más que u n tema o un leitmotiv literario, ese «vivir abrazado al idioma» — c o m o lo llama Pedro Salinas en su introducción a Todo más claro y otros poemas— define una situación, un modo de vivir compartido por todos los exiliados. Podríamos formularlo de otro modo y decir que el lugar común de todos esos poetas fue la conciencia de la lengua como tierra nativa. De ahí que la lengua y el oficio de poesía hayan llegado a ser para ellos — m á s que u n oficio o una vocación— una auténtica tentativa por crear o recrear la patria perdida. 6 Ahora bien, si Cernuda tuvo que exiliarse y si por sus opiniones políticas manifestadas durante la Guerra Civil no pudo volver a España; si — c o m o lo formuló José Luis A r a n g u r e n — «el destierro de España [fue] el destino de su vida» (Aranguren 1957: 182), ese destino adoptó rasgos específicos que nos dejan ver el 'exilio' cernudiano como algo muy particular. Así, el juicio del crítico (Aranguren 1957: 182), para quien la «nostalgia española» adopta en Cernuda «formas quietamente dolientes» no me parece acertado. En efecto, habría que poner el término 'nostalgia' entre comillas, como metafóricamente hace el mismo escritor cuando declara: «Soy español sin ganas / Q u e vive como puede bien lejos de su tierra / Sin pesar ni nostalgia». 7 Más que nada habría que subrayar la distinción hecha por el poeta entre 'dos patrias' llamadas ambas España, siendo una de ellas la 'patria histórica o física', digamos, y otra, la 'patria literaria, cultural'. Esta distinción —motivo frecuente en la poesía cernudiana— se vuelve patente de manera provocativa en u n conocidísimo poema llamado «Díptico español». C o m o lo revela el título, lo integran dos poemas o dos tableros que remiten, uno de ellos, al 'bien' de la literatura representado aquí por la obra galdosiana. Podríamos hablar incluso de un homenaje a Galdós cuyas novelas acompañaron al poeta en todas las etapas de su vida. Es decir que si, de niño, había descubierto la realidad de su tierra a través de esos fabulosos 'mapas' que son las novelas de Galdós, Cernuda volverá a leerlas en sus años de exilio viendo en ellas el retrato de 6

De ahí también el trabajo ensayístico de los exiliados, el estudio y la enseñanza de las letras hispánicas, la referencia a las lecturas, a los «bien amados libros» (Cernuda 1964: 333) en los que iba precisándose la «patria imposible —como la llamó también Cernuda— que no es de este mundo». («Bien está que fuera tu tierra», Cernuda 1964: 333.) 7 «Es lástima que fuera mi tierra» (Cernuda 1964: 330).

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la 'verdadera España', de una España generosa y viva, con la cual el poeta podía identificarse. O sea, los «bien amados libros» (Cernuda 1964: 333) lo acompañaron toda su vida: En tu tierra y afuera de tu tierra Siempre traían fielmente El encanto de España, en ellos no perdido, Aunque en tu tierra misma no lo hallaras. [•••] Hoy, cuando a tu tierra ya no necesitas, Aún en estos libros te es querida y necesaria, Más real y entresoñada que la otra: N o ésa, mas aquélla es hoy tu tierra (Cernuda 1964: 333-334).

Al 'bien' de la tierra literaria se contrapone el tablero que lleva el título «Es lástima que fuera mi tierra», en el que se especifican los 'males' que aquejan a España, precisándose una visión de la patria singularmente negativa. Tal vez sea difícil imaginar hoy día cuál pudo haber sido esa España rígida y recelosa, enemiga de la vida y la libertad, en donde, como dice el poeta, «[...] todo nace muerto, / vive muerto y muere muerto» (Cernuda 1964: 329). Por suerte, estamos ahora en otro tiempo. Sin embargo, sería equivocado reducir la crítica de Cernuda a una toma de posición política dirigida exclusivamente en contra del régimen de Franco, porque si —según leemos en el mismo tablero— la historia de España «fue actuada / Por enemigos enconados de la vida», ese mal, ese daño, «no es de ayer, ni tampoco de ahora, / Sino de siempre». Ahora bien, si —como pretende el poeta— el mal de la existencia española es un mal endémico cuyo origen se remonta a tiempos lejanos, ¿cómo explicarlo?, ¿cuáles son sus rasgos?, ¿en qué consiste? De manera general, las fuentes del daño son, según Cernuda, dos. Una de ellas es el puritanismo, es decir, la condena del cuerpo que, en el nivel de la historia literaria, en particular, se manifiesta en la brevedad del Renacimiento español, al que sucede rapidísimamente la Contrarreforma. La segunda es la desconfianza del español ante la inteligencia crítica, ante la razón, a la cual prefirió la fe, sea en el dogma católico, sea en alguna ideología política. En ambos casos estamos ante una actitud que descarta la crítica y desconfía del intelecto. Veamos cómo esa desconfianza queda evocada en el mismo «Díptico español» en donde Cernuda habla del pueblo español como sigue:

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Maya Schärer-Nussberger Un puebjp sin razón, adoctrinado desde antiguo En creer que la razón de soberbia adolece Y ante el cual se grita impune: Muera la inteligencia, predestinado estaba A acabar adorando las cadenas Y que ese culto obsceno le trajese Adonde hoy le vemos: en cadenas, Sin alegría, libertad ni pensamiento. 8

Cernuda alude en estos versos a una particularidad del devenir histórico de España que fue el apego a las ortodoxias. Pensemos en el papel desempeñado por la Iglesia, en la obsesión por el casticismo, por la raza; pensemos en la expulsión o persecución de moros y judíos, en el papel de la Inquisición que marcó en particular ese período llamado, algo eufemísticamente, 'Segundo Renacimiento' y que impidió la difusión de ideas heterodoxas. Pensemos en el imperialismo y centralismo de los Habsburgo y —pasando al siglo xvn— en la casi inexistencia de la Ilustración, ya que el Siglo de las Luces no hizo más que asomarse en España,9 en tanto que en Inglaterra, en Francia y en Alemania se iba asentando la base de una profunda revolución tanto social como intelectual.10 España quedó como entre paréntesis, al margen de corrientes que están en la base de las sociedades modernas. Pues bien, Cernuda ve en la desconfianza del pensamiento crítico y en la tendencia al dogmatismo algo como un leitmotiv histórico, una fatalidad que llevaría finalmente a la dictadura de Franco. En el poema titulado «Ser de Sansueña», Cernuda vuelve a la patria «madrastra» a la que acusa de ser una «tierra imposible» que lo hizo «a su imagen» para arrojarlo de sí. A lo cual añade: «En ella el hombre / Que otra cosa no pudo, por error naciendo / Sucumbe de verdad»11. No podría ser más violenta la idea

«Es lástima que fuera mi tierra» (Cernuda 1964: 329-330). Por importantes que hayan sido pensadores ilustrados tales como Fray Benito Jerónimo Feijoo, Gaspar Melchor de Jovellanos y José Cadalso Vázquez, no contribuyeron más que tímidamente al movimiento racionalista y revolucionario con que comienza la era moderna. 10 No hay en España un movimiento semejante al Enlightenment tn Inglaterra, ni figuras como Thomas Hobbes, John Locke, Isaac Newton, David Hume o George Berkeley; faltan pensadores como Montesquieu, Voltaire o Jean-Jacques Rousseau en Francia; falta un movimiento como el de los Encyclopédistes\ nada semejante a la Aufklärung alemana con filósofos del tamaño de Leibniz y Kant. 11 «Ser de Sansueña» (Cernuda 1964: 263). 8 9

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de que 'ser español' sea un error de nacimiento a la vez que un castigo. A la amargura se suman la ironía y el sarcasmo, ya que el que nace en España «por error» paga esta equivocación del destino con su vida muriendo, sucumbiendo «de verdad». Pero interrumpamos por un instante esta visión aterradora y esperpéntica de España para detenernos brevemente en la idea de patria equivocada, del error de ser español. Podríamos pensar, en efecto, que Cernuda —al trasladarse a otro país, a Inglaterra en particular— hubiera encontrado allí un mundo más afín a su temperamento. Este no es el caso. Falta el espacio aquí para tratar sobre la visión cernudiana del mundo anglosajón. Me limitaré a señalar que topamos, en realidad, con la misma dicotomía que en el «Díptico español». A saber, hay dos apreciaciones opuestas. Una, más bien negativa, que se refiere a la realidad vivida12 y otra, sumamente positiva, que se refiere a las letras, a los pensadores y poetas anglosajones. O sea, también aquí el verdadero mundo anglosajón es el que Cernuda llegó a conocer a través de los libros, de la literatura y el arte, en tanto que la realidad es tristeza y desencanto, con algunas salvedades, sin embargo. Entre ellas, por ejemplo, la admiración del poeta por el sentido cívico de los ingleses, por su actuación durante la Segunda Guerra Mundial, admiración que llevó al poeta a declarar en Historial de un libro: «No es Inglaterra, ni son los ingleses, gente que atraiga fácilmente el afecto, al menos el mío; pero no conozco tierra ni gente hacia las que sienta igual admiración y respeto» (Cernuda 1975: 926). No obstante, ni el respeto por la entereza del carácter anglosajón, ni el encanto que le causó —como es sabido— la belleza del paisaje, de los parques en particular, impidieron que el poeta haya considerado el destierro inglés, él también, como un error. En último término, podemos decir que Cernuda es fundamentalmente a-pátrida', es el extraño, el otro. Y si un error lo había hecho nacer en España, otro error lo hizo trasladarse al Reino Unido —como lo revelará «La Partida», un poema escrito en el momento en que Cernuda dejó Inglaterra para trasladarse a Estados Unidos—. Allí el poeta resume los 12 Si Cernuda se queja en numerosos textos de la 'sombra nórdica' o del utilitarismo anglosajón y protestante, a los que contrapone la luz y belleza del sur, no hay crítica más enconada tal vez que el pequeño texto recogido en Ocnos, que lleva el título «Ciudad caledonia» (Cernuda 1975: 76). Allí Cernuda expresa su aversión a Escocia y a Glasgow, en cuya Universidad estuvo enseñando como assistantde español de 1939 a 1943. Véanse también con respecto a la temática norte-sur el poema «El ruiseñor sobre la piedra» (Cernuda 1964: 179-182) o Variaciones sobre tema mexicano (Cernuda 1975: 113-162).

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diez años de su vida pasados en Inglaterra con estos versos: «Adiós al fin, tierra como tu gente fría, / Donde un error me trajo y otro error me lleva».13 Tanto la tierra en que nació como en la que tuvo que vivir, son, por tanto, las tierras de un error. Ahora bien, cabe destacar en la palabra 'error' el verbo 'errar', un verbo que debemos tomar no sólo en el sentido de 'equivocarse' sino también en el de 'vagar'. Dicho de otro modo, las tierras de Cernuda no son sólo tierras equivocadas sino las de un eterno errar, las de una búsqueda sin fin, son —al fin y al cabo— las tierras de un 'des-tierro' continuo e irremediable. Pero si es preciso descartar, pues, la idea de un poeta devorado por la nostalgia del suelo natal, cabe tener en cuenta, en cambio, la de un poeta atormentado por la nostalgia de la patria verdadera, de lo que el poeta francés Yves Bonnefoy llamó le vrai lieu (Bonnefoy 1959: 180-185), el 'verdadero lugar', un lugar que Cernuda creyó haber encontrado al fin en México, cuando sintió de repente que estaba 'en su sitio'. O sea, si la obra de Cernuda se resume en los términos La realidad y el deseo (dibujándose en este título, bajo el cual se recoge la totalidad de la poesía cernudiana, la difícil relación entre, de un lado, la 'realidad' y, del otro, el anhelo de 'otra' realidad, digamos, de una realidad 'redimida'), esta obra se deja definir asimismo como búsqueda y añoranza del 'verdadero lugar'. Podríamos hablar incluso, en el caso de Cernuda —como lo había dejado a entender al principio— de una 'composición' o 'recomposición poética' de una tierra en que fundarse y asentarse. Cuando se habla de extrañeza, de aislamiento, de soledad en el caso de Cernuda, cabe tener en cuenta asimismo, por supuesto, la homosexualidad del poeta y el aislamiento que tal destino suponía en la España del siglo pasado. Pero la 'extrañeza' cernudiana abarca mucho más que esa diferencia y disidencia sexual. Perceptible ya en los poemas en prosa recogidos en Ocnos (Cernuda 1975: 19-104) —poemas autobiográficos que reflejan mayormente los años de la infancia— se vuelve, más tarde, desacuerdo y 'disidencia' frente a los que fueron, incluso, sus amigos, es decir frente a los mismos poetas de la Generación del 27.

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«Nada suyo guardaba aquella tierra / Donde existiera. Por el aire, / Como error, diez años de la vida / Vio en un punto borrarse. // [...] Nula oquedad dejaban / en el tiempo, horas que no sonaron. / Y a ciegas le llevó el navio / Como al muerto temprano. // (Adiós al fin, tierra como tu gente fría, / Donde un error me trajo y otro error me lleva. [...])» (Cernuda 1964: 267-268).

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Como lo revelan numerosos textos hay, en realidad, entre 'el hombre y su tierra' un irónico atractivo que desemboca fatalmente en un desacuerdo. Veamos a ese respecto los siguientes versos del poema «A Larra con unas violetas (1837-1937)»: La tierra ha sido medida por los hombres, Con sus casas estrechas y matrimonios sórdidos. Su venenosa opinión pública y sus revoluciones Más crueles e injustas que las leyes, Como inmenso bostezo demoníaco; No hay sitio en ella para el hombre solo, Hijo desnudo y deslumbrante del divino pensamiento (Cernuda 1964: 141).

O bien en «Himno a la tristeza»: Viven y mueren a solas los poetas, [...] Mientras sus nombres suenan Con el viento en las rocas. Entre el hosco rumor de torrentes oscuros, Allá por los espacios donde el hombre Nunca puso sus plantas (Cernuda 1964: 124).

En el poema «Gaviotas en los parques», Cernuda junta su propia queja al grito de las gaviotas perdidas por la ciudad —un grito que suena «como el grito de almas en destierro» (Cernuda 1964: 176). El verso «Quien con alas las hizo, el espacio les niega» se refiere obviamente al famoso poema «L'albatros» de Charles Baudelaire14, en el que el poeta francés opone el vuelo majestuoso del albatros, símbolo del poeta, a la torpeza del animal cautivo, cuyas alas inmensas le impiden andar. Es que, como leemos en el poema «Quetzalcóatl»: «El reino del poeta tampoco es de este mundo» (Cernuda 1964: 211). Aquí Cernuda enlaza, con la tradición romántica y su concepción de la fundamental 'extrañeza' del poeta, que llevaría a la figura del Poète maudit. O sea, no hay duda de que ese leitmotiv literario está presente, también, en la plasmación del exilio cernudiano. Sin embargo, al igual que el exilio político y físico, ese 14

Véase la estrofa final: «Le Poète est semblable au prince des nuées / Qui hante la tempête et se rit de l'archer; / Exilé sur le sol au milieu des huées / Ses ailes de géant l'empêchent de marcher» (Baudelaire 1975: 9).

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sentirse otro y excluido, no es sino una dimensión entre otras de lo que podemos llamar la 'tragedia cernudiana', que consiste en un perenne errar, en la conciencia de vivir prisionero de un perpetuo malentendido, entre gente que no habla ni entiende su lengua. Habitado por la nostalgia de lo suyo, el poeta irá en busca de su tierra a la que no encontrará sino 'en imagen' (es decir, en los libros, en el arte, en 'otros reinos', pues, que 'no son de este mundo') y que, cuando pensó haberla encontrado realmente en México, resultó ser esa patria definitiva que es la muerte. Una de las primeras manifestaciones poéticas del 'no estar en su sitio' cernudiano se encuentra en un poema titulado «La familia» (Cernuda 1964:195-198), en el que el poeta evoca su infancia. En un cuadro desolador y despiadado, el ambiente familiar queda retratado como un ambiente cerrado, adusto, casi tétrico. Haciendo 'las cuentas', en cierto modo, de lo que sus padres le dieron, Cernuda declara por fin: Ellos te dieron todo: cuando animal inerme Te atendieron con leche y con abrigo; Después, cuando creció tu cuerpo a par del alma, C o n dios y con moral te proveyeron, [...] Te dieron todo, sí: vida que no pedías, Y con ella la muerte de dura compañera (Cernuda 1964: 196-197).

O sea, el tono amargo e irónico de estos versos no deja lugar a la menor duda. Ya en su juventud el poeta vivía como al margen, consciente de su 'alteridad', en un estado de rebelión latente, pero también en un estado de desolación afectiva e intelectual. Ahora bien, si el poeta sufrió de su 'extrañeza' y si, más tarde, la aceptó como una fatalidad, ese 'ser extraño' fue también, hasta cierto punto al menos, una elección. Merece la pena, a ese respecto, volver al mismo poema «La familia» y detenerse brevemente en la siguiente estrofa, en la que —después de recordar todo lo que debía a sus padres— el poeta cambia de tono para declarar: Pero algo más había, agazapado Dentro de ti, como alimaña en cueva oscura, Q u e no te dieron ellos, y eso eres: Fuerza de soledad, en ti pensarte vivo, G a n a n d o tu verdad con tus errores (Cernuda 1964: 197).

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Tras haber evocado esa prisión llamada familia con sus rituales socioreligiosos, Cernuda cambia de rumbo clamando su verdad, reivindicando incluso sus errores, marcando su irreductible diferencia, su otredad sexual, pero también: su otredad de poeta. Diferencia y otredad designadas con el hermoso término de «fuerza de soledad». Aquí se manifiesta plenamente ya la ambigüedad de la soledad cernudiana, porque si ésta es sufrimiento y desolación, también es fuerza, es algo que lo distingue de los demás. O sea, esa soledad no es sólo 'falta', 'ausencia', algo negativo, sino también elección y distinción en la medida en que es la marca distintiva del poeta. Es, incluso, 'plenitud' como lo revelan los admirables versos «Cómo llenarte, soledad, / Sino contigo misma», con los cuales empieza el poema «Soliloquio del farero» (Cernuda 1964: 106-108) —un verdadero himno a la soledad, en el que habla un farero, es decir, la persona que (en el faro) está encargada de asegurar precisamente el funcionamiento de la luz, figura en la que no es difícil reconocer al propio Cernuda. Así lo revela en el mismo poema la simultaneidad de la toma de conciencia de una vocación de farero y la revelación de la soledad que tal vocación implica: De niño, entre las pobres guaridas de la tierra, Quieto en ángulo oscuro, buscaba en ti, encendida guirnalda, Mis auroras futuras y furtivos nocturnos, Y en ti los vislumbraba, Naturales y exactos, también libres y fieles, A semejanza mía, A semejanza tuya, eterna soledad (Cernuda 1964: 106-107).

El culto a la 'verdad del propio ser' lleva fatalmente a la soledad. Pero ésta no debe confundirse con el egocentrismo escapista de quien se refugia en alguna torre de marfil desatendiéndose de los demás (no estamos ante una torre de marfil sino ante la torre de un faro). La soledad —tal como la entiende Cernuda aquí— es la soledad de quien se siente profundamente unido a los hombres y su destino —aunque 'desde lejos', desde la distancia a la que lo condena la otredad—. De ahí que en «Soliloquio del farero» la soledad coincida por fin con un acto de amor. Es abrazo, es comunión con todo y con todos, con el universo y con las muchedumbres, despuntando tanto el compromiso socialista y existencialista como una inmersión romántica, mejor dicho whitmaniana, en

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el cosmos. Veamos a continuación los versos en los que pasamos de la soledad al abrazo: Tú, verdad solitaria, Transparente pasión, mi soledad de siempre, Eres inmenso abrazo; El sol, el mar, La oscuridad, la estepa, El hombre y su deseo, La airada muchedumbre, ¿Qué son sino tú misma? Por ti, mi soledad, los busqué un día; En ti, mi soledad, los amo ahora (Cernuda 1964: 108). «Transparente pasión», es decir, pasión desprendida, generosa, que no busca la propia ventaja sino que se abre de par en par sobre i a verdad de los hombres', de aquellos mismos hombres a los que el poeta iba buscando y a los que termina por encontrar no ya afuera, sino dentro de su propio ser, en esa misma soledad que iba separándolo de los otros y que revela ser ahora luz y lucidez incorrupta, conciencia despierta en el caos de la noche. En realidad, la soledad del farero está íntimamente ligada a la vocación de poeta. Así, entre las múltiples causas del destierro cernudiano, del no estar en su sitio', habrá que destacar, por último, la importancia de esa vocación. O sea, habrá que recordar que, para Cernuda, poesía y destino llegaron a ser sinónimos, términos no sólo afines sino idénticos. Así lo revela ya u n texto clave del librito Ocnos, en donde Cernuda se refiere al primer encuentro que tuvo con la poesía. Encuentro ocurrido en la infancia del poeta y que ostenta los rasgos de una verdadera 'visitación, de u n encuentro mágico. Veamos parte de ese texto sumamente significativo que se llama «Belleza oculta»: Como en una intuición, más que en una percepción, por primera vez en su vida adivinó la hermosura de todo aquello que sus ojos contemplaban. Y con la visión de esa hermosura oculta se deslizaba agudamente en su alma, clavándose en ella, un sentimiento de soledad hasta entonces para él desconocido.

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El peso del tesoro que la naturaleza le confiaba era demasiado para su solo espíritu aún infantil, porque aquella riqueza parecía infundir en él una responsabilidad y un deber, y le asaltó el deseo de aliviarla con la comunicación de los otros. Mas luego un pudor extraño le retuvo, sellando sus labios, como si el precio de aquel don fuera la melancolía y aislamiento que lo acompañaban, condenándole a gozar y a sufrir en silencio la amarga y divina embriaguez incomunicable e inefable, que ahogaba su pecho y nublaba sus ojos de lágrimas (Cernuda 1975: 36).

En estas líneas despunta la vocación futura del niño. Asistimos al primer despertar de una sensibilidad artística, a la vez que a una toma de conciencia de lo que tal vocación y sensibilidad, tal don y tal elección pueden implicar: a saber, la paradoja de una existencia suspendida entre la imperiosa necesidad de comunicarse y la imposibilidad de comunicarse —imposibilidad porque lo que habría que comunicar es algo inefable, algo que no puede decirse, de hecho, sino en silencio. La experiencia evocada en este texto es, pues, dolorosa y feliz a la vez. Es también misteriosa. Un misterio que se revela ya muy al principio en el paso de la percepción a la intuición: «Como en una intuición, más que en una percepción, por primera vez en su vida adivinó la hermosura de todo aquello que sus ojos contemplaban. [...]» O sea, lo que el niño experimenta aquí es, en realidad, un cambio en la índole de la mirada. Así, descubre que no está solamente viendo sino también intuyendo, adivinando el sentido secreto de lo que iba viendo —con lo cual entra en una nueva dimensión de la realidad. En una quinta dimensión, digamos, que — e n este caso— se llama «hermosura». Una hermosura que no es accidental o complementaria, que no 'se añade' a la realidad, sino que se confunde con la misma esencia de la realidad, con la misma esencia de lo que está viendo. Y ese cambio en la cualidad de la mirada que ya no mira desde afuera, sino que —al igual que en una toma de conciencia— nace literalmente a la belleza de aquello que contempla, esa metamorfosis de la mirada no es otra cosa que la Poesía. Dicho de otro modo, el niño tiene aquí la revelación de lo que es poesía. Y —junto con esta revelación, con la distinción y elección que tal revelación supone— ocurre asimismo una toma de conciencia de la extrañeza, despuntando por tanto ya esa soledad que (lo mismo que la poesía) irá acompañando al poeta toda su vida. Una soledad que (ya lo sabemos) adoptará múltiples formas —formas y figuras a través de las cuales irá plasmándose ese destino ejemplar que se deja definir como 'des-tierro y búsqueda del lugar verdadero'.

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BIBLIOGRAFÍA

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METALITERATURA Y MIGRACIÓN EN EL RELATO ESPAÑOL CONTEMPORANEO: «ROSITA» DE M A N U E L HIDALGO Y «TERCIOPELO ROBADO» DE ELENA PITA Itzíar López Guil Universidad de Zúrich

Para mi amiga Laura Yáñez, que sufre las espinas de la irregularidad Desde finales del siglo xix, la población española ha protagonizado dos éxodos migratorios que, «por su intensidad y orientación, carecen de precedentes en la historia nacional y superan en número a los del período colonial» (Tajes 2006: 13): el primero, entre finales del xix y principios del xx, y el segundo, desde los años 40 hasta la década de los 70. Si a ambos desplazamientos masivos, se añaden el generado por la victoria fascista en 1939 y la enorme afluencia de extranjeros que, buscando un futuro mejor, han llegado a España en los últimos decenios, no podemos sino recordar, por su acierto, las palabras del filósofo John Berger: «La emigración es la experiencia que mejor define nuestro tiempo» (Andrés-Suárez et al. 2002: 1). A pesar de que es ya notable la cifra de obras literarias contemporáneas que versan sobre el tema de la emigración española —entre las que cabe destacar, por citar un ejemplo representativo, Diario de un emigrante de Miguel Delibes— «muy pocas han conseguido atraer la atención de la crítica y ninguna ha logrado entrar en el corpus literario canónico nacional», según denuncia María J. Tajes (Tajes 2006: 11). Y, respecto a la inmigración, Marco Kunz constataba en un estudio de 2002, la «casi total ausencia de los inmigrantes

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en la literatura española contemporánea, ausencia que se opone diametralmente a su presencia en la prensa diaria o el debate político» (Andrés-Suárez et al. 2002: 133-134). Pero es que, además, el mismo autor demuestra que, hasta ese momento, la figura del extranjero inmigrante aparece en nuestra literatura actual muy vagamente individualizada: obedece a clichés, predom i n a n d o «el patetismo de la conmiseración con las víctimas necesitadas de ayuda», porque «los escritores que se ocupan seriamente del tema lo hacen sobre todo por u n compromiso humanitario y por solidaridad, pero, desde el punto de vista estético, los resultados suelen decepcionar» (Andrés-Suárez etal. 2002: 135-136). Desgraciadamente hoy en día las palabras de María J. Tajes siguen siendo válidas. También, y en gran medida, las de Kunz, ya que continúa siendo humanitaria la razón de fondo que ha motivado la creación de las escasas obras literarias sobre la inmigración publicadas desde entonces, si bien — y éste es el cambio a subrayar— comienza a haber algunos resultados francamente positivos desde el punto de vista estético: tal es el caso de algunas de las piezas recogidas en el volumen colectivo Inmenso Estrecho. Cuentos sobre la inmigración (AA. VV. 2005). En todos estos relatos la presencia del extranjero en una cultura extraña a la suya ha dejado ya de ser u n tema anecdótico y colateral para convertirse en la trama principal. Y algunos de ellos, lejos de centrarse únicamente en recrear la desgraciada situación del protagonista, plantean problemas de carácter comunicativo y estético, homologando casi explícitamente la experiencia emigratoria con la literaria. Inmenso estrecho reúne 25 cuentos en castellano de escritores, periodistas y otros artistas, bien españoles, bien de otra nacionalidad; algunos de ellos, aún en los primeros estadios de su carrera literaria, como el cantautor canario Pedro Guerra; otros, ya absolutamente consagrados en el horizonte de la narrativa española actual: me refiero a José María Merino, Lucía Etxebarría, Manuel Rivas o Luis Mateo Diez. En la «Presentación» inicial, firmada por Ángel Fernández Fermoselle y escrita en una primera persona del plural que la convierte en poética de grupo, se dice que el volumen nace como una apuesta a favor del compromiso, del entendimiento. A favor de los valientes que se marchan de sus países; a favor de los valientes que se quedan; a favor de quienes reciben a los primeros, como también en el pasado ellos fueron recibidos; o como tal vez tengan que serlo algún día (AA. VV. 2005: 17).

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Pues bien, ya aquí se establece, de forma consciente, una relación entre texto literario y la experiencia emigratoria a través de la figura del lector, equiparando indirectamente dos situaciones comunicativas: aquella que genera la migración en el país de acogida, percibida como problemática, y la que es propia del hecho literario. Porque lo que se pretende es que una adecuada recepción del libro ayude a un mayor «entendimiento», colabore en la resolución del conflicto extraliterario; o, lo que es lo mismo, que el lector competente del volumen también lo sea después en la situación comunicativa extratextual. De ahí el sentido metafórico del oxímoron que sirve de título al libro y que, en su acepción literal, evidentemente alude al Estrecho de Gibraltar: [...] desde los tiempos de los conquistadores, el hombre ha ido diseñando por la fuerza unas sangrientas cicatrices entre unos y otros espacios en nuestro dolorido planeta azul. También desde entonces los mariscales, políticos y demás visionarios han querido que nos peleemos por ellas. [...] Ellos quieren hacer aún más inmenso el Estrecho. Nosotros queremos recortarlo. Soñarlo, al menos. [...] Defendemos la hermandad laica entre quienes habitamos este indivisible, gran territorio. Creemos que es posible un único lenguaje, el de la convivencia. [...] Creemos, en definitiva, en la igualdad entre los diferentes, y la celebramos (AA. VV. 2005: 16. El destacado es mío).

Estas palabras establecen una homologación entre la actividad creadora y la de 'soñar': ambas se ponen al servicio de un acercamiento entre culturas que instituye, al menos en el espacio del texto, no sólo un único lenguaje —el literario— en el que sí se realiza este sueño de convivencia, sino también esa «igualdad entre diferentes» que los autores celebran. Se trata ésta de una celebración que constituye la esencia del volumen, pues lo caracteriza y lo estructura en todos los niveles: por ejemplo, desde el punto de vista temático, ya que en él la acción de emigrar convierte en equivalentes una enorme variedad de discursos culturales, de espacios geográficos y de personajes (desde la gallega en el Zúrich de los años 60 a los ecuatorianos en el Madrid de hoy). Asimismo, esta «celebración» se plasma en la arbitrariedad del criterio seguido en la ordenación de los relatos —alfabético, en función del apellido del autor—, igualando a los escritores ya famosos con aquellos menos conocidos; pero también, y sobre todo, es palpable esa «celebración» en la unánime voluntad que, por encima de la diversidad de enfoques y las inmensas diferencias de estilo, prima en todos los cuentos y se convierte en

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su común denominador: conquistar la adhesión pasional del lector hacia la materia narrada. Esta adhesión se consigue, en primer lugar, a través de la individualización del personaje inmigrante, descategorizándolo, sacándolo de ese anonimato en el que estamos acostumbrados a emplazarlo en la realidad extratextual, y rompiendo algunos de los clichés que Kunz apuntaba en su estudio. La voluntad de individualización y de acercamiento del personaje inmigrante también se plasma, entre otras estrategias, en el empleo de una voz en primera persona que obliga al lector a identificarse con el Yo que narra: atañe a 16 de las 25 piezas. En el resto, la narración, en tercera persona, hace a menudo uso del análisis interno, verbalizando el pensamiento del protagonista en discurso indirecto libre. Constituye ésta una estrategia de manipulación aún mayor que la del relato en primera persona, ya que dos voces de diferentes niveles —la del narrador y la del personaje— fundidas en una misma ofrecen al lector una idéntica visión de los hechos, limitando así notablemente sus posibilidades de distanciamiento. Según se ha señalado antes, en el prólogo ya se percibe una asociación recurrente —y rastreable, después, en muchos de los cuentos— entre rasgos específicos e inherentes a la acción de emigrar y aquellos que son propios a la de la enunciación literaria (que incluye, claro está, el acto de creación y el de lectura). Y es que se trata de actividades procesuales con innumerables afinidades: las dos conllevan una primera fase de búsqueda llena de expectativas que tiene mucho de sueño, de idealización (bien del país de acogida, bien del texto que se espera leer o escribir); hay otra etapa intermedia en la que se produce un desplazamiento de una realidad a otra (del país de salida al de acogida, del espacio extratextual en el que se encuentran autor y lector a aquel del relato); tanto el sujeto de la acción como el de la enunciación producen un esfuerzo creativo (la vida nueva, la correcta codificación y decodificación del texto); esfuerzo que da lugar a un resultado evaluable, consistente en una comparación ineludible entre el primer estadio y el final: el cumplimiento o no de las expectativas iniciales, concluido ya el 'viaje', suele ser definido en términos de fracaso o de triunfo (se logra o no una mejora de vida, el texto triunfa o no comunicativamente, es decir, 'llega' o no al lector). En mi opinión, es precisamente la presencia de esta reflexión de carácter metaliterario la que, al margen de su importancia humanitaria, confiere un verdadero valor estético a algunos de estos cuentos, valor que, en lo que sigue, trataré de demostrar analizando dos de ellos: «Rosita» de Manuel Hidalgo

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(Pamplona, 1953) y «Terciopelo robado» de Elena Pita (La Coruña, 1962).1 Ambos textos abordan en el enunciado los problemas comunicativos que comporta bien la vida cotidiana de la inmigración en España para el primer caso, bien la de la emigración española en el extranjero, para el segundo. Entre los varios recursos narrativos que comparten, hay uno que los destaca del resto de las piezas antologadas: la utilización de textos de canciones procedentes de la cultura originaria de las protagonistas, cuyos componentes estéticos y comunicativos, como veremos, remiten a la autorreferencialidad en el nivel de la enunciación.

1. «Rosita» (Apéndice 1) tematiza algo menos de una hora en la monótona vida de la inmigrante ecuatoriana cuyo nombre da título al relato y que trabaja como asistenta 'interna' de una familia medio-burguesa en un chalet de Pozuelo de Alarcón, en las afueras de Madrid. La fecha de edición de dos de las canciones citadas, los reggaetones «Dile» de Don Ornar y «Bailando» de Jimmy Bad Boy, encuadran la acción, sin lugar a dudas, en el año 2005 (aquel en el que se publica Inmenso estrecho). En la tarde de un lunes de primavera, mientras atiende a su rutina laboral (planchar, dar de merendar a los hijos de la familia, etc.), Rosita escucha con inquietud el canal O n d a Latina en la radio de la cocina, pues su amiga Betsy le ha dicho que Ciro, un muchacho ecuatoriano que le gusta, le va a «poner un recado» (AA. VV. 2005: 120). Sin embargo, segundos antes dé que el locutor lea la romántica dedicatoria y haga sonar la canción «Te busco» — u n bolero de Celia Cruz—, la jefa de Rosita le llama por el interforio: «Y esa tarde Rosita no pudo escuchar el recado de Ciro, aunque sí, más fiíerte, los latidos de su corazón» (AA. VV. 2005: 121). En el texto hemos de distinguir tres segmentos que podemos presumir discursivamente equivalentes, ya qüe comienzan y terminan con fragmentos textuales similares: si los primeros sintagmas hacen siempre referencia a cuanto Rosita percibe visualmente por la ventana, poco antes del cierre de cada sección encontramos, tipográficamente distinguido en letra cursiva, el estribillo de una canción latinoamericana, diferente en cada segmento. De esta manera, la transición de un momento narrativo a otro se marca a través de las únicas vías

1 Véase Manuel Hidalgo, «Rosita» y Elena Pita, «Terciopelo robado» en AA. VV. 2005: 115-121 y 225-232. Para facilitar su lectura, los textos se reproducen en los Apéndices 1 y 2.

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de contacto con el mundo exterior de las que parece disponer la protagonista: la ventana y la radio de la cocina. A continuación, reproduzco los tres fragmentos iniciales (la numeración es mía): 1. Rosita está sola en la gran cocina blanca. Por la ventana ve un trozo bonito del jardín: césped muy cuidado, dos cerezos en flor, el banco de hierro, el seto alto. El cielo azul. El sol llega oblicuo, en retirada, hasta la mesa cuadrada que ocupa el centro y deja sobre ella un manto rojo que pronto se retirará. Aún no son las seis (AA. VV. 2005: 117). 2. Se oye el ruido del portón y, desde la ventana, ve entrar a los chicos, el pequeño siempre detrás, siguiendo al mayor. Rosita deja la plancha sobre la tabla y va a buscar un par de vasos para los colacaos con leche fría. Los chicos irán a saludar a su mamá, dejarán sus mochilas en sus habitaciones, irán al baño a lavarse y, en cinco minutos, ya estarán en la cocina (AA. VV. 2005: 118). 3. Rosita mira por la ventana antes de volver a la plancha. Sus enormes ojos negros repasan el césped, los dos cerezos en flor, el banco de hierro, el seto alto. Un pájaro de larga cola sobre el banco (AA. VV. 2005: 120).

Como puede apreciarse, el cuento comienza presentando el ámbito funcional de la casa que ocupa Rosita —la gran cocina— y señalando cómo su acceso al espacio estético del chalet —el jardín— es restringido y únicamente visual: así, desde el primer momento y mediante las relaciones espaciales establecidas en el texto, el narrador pone de manifiesto la precaria integración de Rosita en un primer mundo en el que el recreo y disfrute le están vedados. Porque la joven muchacha percibe, a través de la ventana y por tanto separada de él, una 'bonita' imagen del jardín; pero es una imagen parcial y siempre la misma, aspecto que se significa en 1 y 3 por medio de la iteración de sus componentes en idéntico orden (césped, cerezos, banco, seto), reproduciendo aquel en el que llegan a los ojos de Rosita (esto es, primero los elementos más próximos y, por último, el seto «alto» con el que acaba invariablemente la enumeración, dado que, a modo de verja, impide que la vista se prolongue más allá de los dominios del chalet). Nótese cómo en 1, la casi inmediata focalización de la narración en Rosita queda reflejada en la aparición de artículos definidos ya a partir del tercer elemento de la enumeración, a pesar de que se nombren por primera vez ante el lector: esta determinación será constante en 3 («el césped», «los dos cerezos», «el banco», «el seto alto») y con ella se busca poner de relieve la monotonía óptica de Rosita.

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La enumeración en 1 se cierra con la mención de «el cielo azul» y el sol del atardecer, que sí logra penetrar en la cocina, asociando este espacio a una temporalidad cíclica —la que impone el astro rey— a través de un futuro que subraya la previsibilidad del movimiento solar y que se utiliza, con igual valor, más adelante y también en el segundo segmento respecto a las acciones de los chicos («irán a saludar a su madre, dejarán sus mochilas [...], irán al baño», AA. VV. 2005: 118). En 1, el tiempo verbal aún es atribuible al narrador, pero en 2 pertenece claramente al pensamiento de Rosita, aunque filtrado por la voz que relata —solidaria con la protagonista— que, de este modo, homologa la ciclicidad del sol con la rutina laboral de la muchacha. En 3, sin embargo, irrumpe una figura nueva, ajena al panorama cotidiano de Rosita — u n «pájaro de larga cola sobre el banco»— que remite a una transformación discursiva, según se tratará de mostrar más abajo. Ahora bien, si 1 y 3 tienen en común la mencionada enumeración y se diferencian por la adición en 3 de un elemento nuevo, en el modo de percepción visual de la protagonista se establece también una distinción entre los dos primeros fragmentos, en los que únicamente 've', y el tercero, en el que 'mira' y 'repasa' con los ojos el jardín, conscientemente, notando entonces la presencia del ave. Por consiguiente, aunque las semejanzas entre 1, 2 y 3 propongan una equivalencia discursiva entre los tres segmentos, las divergencias apuntadas denotan una diversidad de sentido (la existente entre la acción de 'ver' y la de 'mirar') y, sobre todo, denuncian la jerarquización del mismo dentro del texto, obligándonos a distinguir dos secuencias principales (A y B, 'ver' versus 'mirar') y, dentro de la primera, dos subsecciones: en A l lo visto es el jardín y en A2, los niños llegando del colegio. Apoya la segmentación principal la igualdad de género musical de las canciones reproducidas parcialmente en los cierres de A l y A2 (reggaeton), tan diferentes del bolero de B. Resulta significativo también que de las tres piezas figure sólo el estribillo, esto es, la parte iterativa de cada composición, emblematizando de este modo la monotonía de la vida que Rosita lleva en España y que se repite día tras día. Al igual que en «Terciopelo robado», el segundo cuento que analizaremos, en «Rosita» se nos plantea un problema comunicativo, fruto de la situación laboral de la protagonista 2 . Y, de hecho, en A l lo primero que se nos dice de la joven ecuatoriana es que está sola: «Rosita está sola en la gran cocina blanca».

2 Según afirma Manuel Hidalgo, el de la incomunicación es uno de los temas más representados en sus relatos (véase Lanzas: 2004).

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Ayuda a representar semántica y fonéticamente esta soledad el doble contraste existente a) entre el diminutivo del nombre propio y la amplitud del espacio que ocupa la protagonista; b) entre el empleo onomatopéyico de la sibilante —interrumpida en su silencioso fluir por una -t- para la sección de la frase referida a Rosita (Rosita está sola)— y el predominio del sonido nasal, rimbombante, en la segunda parte de la oración: «en la gran cocina blanca».

Inmediatamente tras el fragmento 1, asumiendo la posición de Rosita en la jerarquía familiar y, a veces, incluso reproduciendo su pensamiento en discurso indirecto libre, el narrador nos informa sobre la escasa comunicación de Rosita con los adultos que le rodean: La señora no comió en casa, pero regresó hará una media hora. Es simpática, la señora. Más simpática cuando están a solas las dos. Le cuenta cosas. Cuando el señor está delante, la señora es más reservada. El señor es más seco. Callado, quizás. Pocas veces se dirige a ella directamente (AA. VV. 2005: 117).

Como puede apreciarse, aunque los jefes de Rosita no son desagradables con ella, la interacción comunicatica se describe como escasa y asimétrica: es 'la señora' la que «le cuenta cosas» (no viceversa) cuando no está su marido presente, y es justamente este hecho —que rompa su soledad— el que motiva la simpatía que siente hacia ella la muchacha. Cabe señalar que a lo largo del relato nunca escuchamos la voz de la señora y, cuando se rememora su discurso, siempre está referido al ámbito laboral y no al de una conversación amistosa: en Al, el narrador afirma que «le ha dado instrucciones para la plancha» (AA. VV. 2005: 117) y, en A2, se recuerda que le ha limitado el volumen de la radio a Rosita («A la señora no le gusta que la cocina parezca una discoteca. Así se lo tiene dicho», AA. VV. 2005: 120). En B, además, su presencia verbal es mediatizada y sustituida por la de un aparato mecánico —«el timbre ronco del interfono de la cocina», (AA. VV. 2005: 120)— que produce un sonido opuesto al que caracteriza la voz de Rosita —«finita, de niña casi» (AA. VV. 2005: 118)— y que obliga a la protagonista a ausentarse, impidiendo que pueda escuchar el recado radiofónico de Ciro. La asimetría se refleja no sólo en la comunicación y en las formas de tratamiento (nombre propio para la chica ecuatoriana versus 'señor' o 'señora',

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para los jefes), sino también en sus posibilidades de acceso al exterior. Porque, con excepción de Rosita, todos los integrantes de la familia entran y salen de la casa a diario: la señora come fuera y, en el párrafo siguiente, se dirá que los chicos «Están al llegar del colegio» y que «Los señores saldrán a cenar. Sucede con frecuencia y Rosita se queda con los niños viendo la televisión» (AA. VV. 2005: 118 y 117-118). La relación con los hijos de la familia no se presenta como especialmente conflictiva, si bien se destaca el hecho de que la diferencia de edad limite las posibilidades de interacción comunicativa: de Raúl, el mayor, que «va para los quince años» se dice que «es cariñoso», aunque «ahora hace rabiar a Rosita con machadas de chico chulín. Está en la edad. Rosita lo conoció con diez años y entonces era más manso» (AA. VV. 2005: 118). A través de estas palabras nos enteramos de que Rosita lleva ya cinco años trabajando en la casa; de ahí que conozca de memoria las costumbres y gustos de cada miembro de la familia, dado que su trabajo es, en buena medida, satisfacerlos: en Al plancha «con cuidado» un vestido que a «la señora le gusta mucho porque la hace delgada» (AA. VV. 2005: 118); en A2 prepara para los chicos «el colacao, a cada uno según su gusto, tres cucharaditas para Raúl y dos con azúcar para el chiquito» (AA. VV. 2005: 118). Antes de que finalice Al, el texto reproduce el estribillo de la primera pieza musical del relato, el reggaeton «Dile» de Don Omar. La canción, que Rosita «se sabe bien» (AA. VV. 2005: 118), queda asociada con el espacio en el que la disfruta en su tiempo libre: la discoteca a la que va con sus amigas los domingos por la tarde. El segmento A2 tematiza, en primer lugar, las posibilidades conversacionales de Rosita con los niños: no son antipáticos con ella, pero, como cualquier chico de su edad, sólo prestan atención a sus propios asuntos y, así, las preguntas acerca de cómo les fue en los estudios quedan sin responder (además, es ella la que ha de pedirle un beso al más pequeño e insistir en que sea él el que se lo dé y no al revés). Rosita conoce bien los gustos de todos y está habituada a subordinar sus preferencias a las de los demás: precisamente en esta ocasión y excepcionalmente, hace valer su autoridad sobre Raúl para que le permita seguir escuchando su emisora, porque «cada tarde, según entra, le cambia a Rosita la sintonía para poner Los 40 Principales durante el ratito de la merienda» (AA. VV. 2005: 119). Otra cosa es, claro, cuando sus deseos entran en conflicto con los de la señora. En Al, tras el fragmento del reggaeton, la protagonista señala que desearía estar «más delgada», como su jefa, y «menos ancha por todas

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partes, con lo bajita que es», concluyendo de sí misma que «No tiene remedio» (AA. VV. 2005: 118). En este fragmento podemos observar cómo la joven ha asumido como propia la estética occidental — u n tipo de belleza que, por su estructura física, nunca podrá alcanzar— en contra de aquella del lugar del que proviene. Y si este 'no tener remedio' en A l atañe a la apariencia, en B2 descubrimos que afecta a la esencia de su vida, ya que Rosita ni siquiera se plantea la posibilidad de hacer valer sus deseos y «baja el volumen de la radio» sumisamente, sin que nadie se lo pida, porque tiene presente que «A la señora no le gusta que la cocina parezca una discoteca. Así se lo tiene dicho» (AA. VV. 2005: 120); esto es, la señora no desea que el ámbito laboral de la joven guarde semejanza alguna con aquel en el que disfruta de su escaso tiempo libre y ella lo acepta sin oponer resistencia. El segmento B, según hemos señalado más arriba, se abre con la indicación del narrador de que Rosita 'mira' a través de la ventana y descubre en su panorama habitual «un pájaro de larga cola». En A, el texto asociaba la acción de 'ver' de Rosita a la previsibilidad de cuanto iba a ocurrir: la joven conoce tan bien su día a día, circunscrito a un espacio restringido y sometido a los deseos y al tiempo de los demás, que puede prever cada acción y, efectivamente, el narrador, al reproducir su pensamiento, constata la función que la joven cumple de autonarradora de su cotidianidad (los chicos «están al llegar del colegio», «merendarán con ella», «irán a saludar a su mamá, dejarán las mochilas en sus habitaciones, irán al baño a lavarse y, en cinco minutos, ya estarán en la cocina»; aunque se apriete el lazo de su delantal, «No servirá de nada. Raúl, como cada tarde, se lo soltará nada más llegar», etc., AA. VV. 2005: 118-119). Si en A2, nos enteramos de que Rosita tiene un especial interés en la emisión de Onda Latina y «no quiere perderse ni un minuto [...]. Tiene sus motivos» (AA. VV. 2005: 119), en B, por fin los conoceremos: desea escuchar el recado de Ciro. Para ello pone especial atención a la radio y esto se refleja en su mirada hacia el mundo exterior (o lo que puede percibir de él: el jardín). Contrariamente a lo habitual, esa tarde el tiempo de Rosita se articula en torno a un acto de comunicación que va dirigido expresamente a ella y cuyo cumplimiento efectivo no puede prever, de ahí la insistencia, a lo largo del relato, en el paso de los minutos: Al, «Aún no son las seis», B «El reloj dice que faltan cinco minutos para las seis», «cuatro minutos para acabar el programa», etc. (AA. VV. 2005: 117 y 120). Ese lunes la radio deja de ser un mero medio de contacto con el exterior (mediante el cual escucha canciones latinoamericanas que le recuerdan su tiempo libre —los reggaetones de A — y acompañan su rutina), para

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convertirse en un puente comunicativo a través del cual recibirá un mensaje y sonará una melodía para ella —el bolero de Celia Cruz en B—, que habrá de decodificar en relación a su situación amorosa. Aunque su amiga Betsy ya le había anunciado previamente que Ciro le iba a poner un recado «y le chafó la sorpresa», su rutina cotidiana queda rota, pues no puede ejercer de autonarradora de su vida, ya que desconoce si es o no verdad lo que le han dicho: «Va a terminar el espacio de dedicatorias de Onda Latina, y Rosita no oyó aún su canción. ¿Y si fueran habladurías de sus amigas?» (AA. VV. 2005: 120). Ha de señalarse aquí que el relato da relevancia al factor sorpresa no sólo dentro de la vida monótona y solitaria de esta joven, al destacar cómo se autorrelata el futuro próximo, sino también en la de los miembros de la familia: esto se marca en Al, con la posibilidad que los señores disfrutan de salir a cenar con frecuencia y romper su rutina, y en A2, al describir cómo Alejo abre un bollo únicamente para quedarse con la figurilla articulada que trae dentro y leer el texto que la acompaña. El impacto de la sorpresa en el pequeño se expresa implícitamente: no sólo «se vuelve sin decir palabra y sin dejar de manipular su pirata con hacha y pata de palo», sino que «se va, tan articulado como su muñeco» (AA. VV. 2005: 119), es decir, reproduciendo con el cuerpo los movimientos de la figurilla. Tanto «la explicación que viene en el envoltorio» (AA. VV. 2005: 119) como el muñeco, pertenecen a la serie La isla del tesoro, título que evoca el valor concedido a la sorpresa (una isla con un tesoro en el mar del día a día), pero que, sin embargo, no responde al contenido de la obra clásica: mediante este recurso, se logra, a su vez, ampliar el efecto sorpresa al propio lector, que no reconoce en los nombres propios mencionados —Kraken y el capitán Skull— a ninguno de los héroes de Stevenson, esto es, aquellos para él previsibles. La insistencia en la mirada de la joven no es gratuita y configura en el cuento la poética del autor en relación a la creación literaria, una poética consistente en 'saber mirar' el mundo. Porque, según afirma Hidalgo, «en la realidad hay elementos que son material genuino de una ficción. Si sabes mirar, no tienes que irte muy lejos de la realidad» (Miranda 2004). Nos hallamos, por consiguiente, frente a una mise-en-abyme de la enunciación del cuento: al igual que el enunciador es capaz de captar artísticamente, de literaturizar, la vida monótona de la inmigrante ecuatoriana, Rosita, dirigiendo conscientemente sus ojos a un jardín que conoce de memoria, sabrá descubrir en él un elemento nuevo (ese pájaro que simbólicamente representa la novedad que se introduce en la vida de Rosita esa tarde de lunes y que no es sino el bolero elegido por

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Ciro para ella). Aunque aquí sólo se reproduzca su estribillo, la canción de Celia Cruz escenifica la búsqueda amorosa de la persona amada en una ciudad desconocida, búsqueda que el Yo hablante realiza tendiendo la mirada al espacio supraterrenal y navegando por él. La frase inicial del bolero es «Al cielo una mirada larga»: nótese, larga como la cola del pájaro que se posa en el banco del jardín de Rosita, después de haber volado como el Yo del estribillo («Te busco perdida entre sueños / el ruido de la gente me envuelve en un velo / te busco volando en el cielo / el viento te llevaba como un pañuelo viejo Iy no hago más que rebuscar paisajes conocidos / en lugares tan extraños que no puedo dar contigo», AA. VV. 2005: 120-121). De la misma manera que el ave no logra penetrar en el espacio de Rosita (la cocina), ella tampoco conseguirá oír la canción de Ciro, pues «el ruido de la gente», esto es, el timbre del interfono obliga a salir a Rosita un momento antes de que el locutor lea el mensaje (envolviendo recado y canción «en un velo», por emplear la metáfora del bolero). Ciro es asimismo un inmigrante ecuatoriano en Madrid: su aspecto físico («Achaparrado, moreno, indiecito», AA. VV. 2005: 120) no coincide con el ideal estético de Rosita (que es ahora el europeo), pero a nuestra protagonista le gusta porque «tiene manos fuertes y una mirada que brilla en lo oscuro. Estudioso, le dijo que él no vino a España a morir de camarero» (AA. VV. 2005: 120). Adviértase cómo el texto auna la particular mirada de Ciro a sus planes de futuro, que no son otros que los de abrirse un porvenir 'brillante', ajeno a lo oscuro', al estatus laboral que, como inmigrante, le depara inicialmente España3. Rosita no puede escuchar el recado —que el locutor tilda de hermoso— ni la canción; no consigue saber que Ciro «guarda su sonrisa en su pecho» (AA. VV. 2005: 120), que existe para ella un espacio de intimidad y comunicación (el corazón de Ciro), aunque la inquietud de la espera logra que se sienta viva, que oiga «más fuerte, los latidos de su corazón» (AA. VV. 2005: 121). El cuento, sin embargo, sí reproduce ese mensaje que el sistema jerárquico en el que está inserta Rosita le impide recibir: a través del narrador, lo escuchamos todos aquellos que no estamos sujetos a las condiciones vitales de la protagonista y

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Ese estatus de vida, representado en el cuento por los jefes de Rosita, queda asociado al color de la totalidad (el blanco) por medio de los espacios que les pertenecen (el chalet y la cocina) o de sus rasgos físicos (la señora y Raúl son muy rubios), mientras que la tonalidad elegida para expresar la precariedad es la oscura o negra (ausencia de color), presente en los ojos de Rosita y Ciro.

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podemos permitirnos la interacción comunicativa y la estética. Por ejemplo, mediante la lectura de este relato.

2. En «Terciopelo robado» (Apéndice 2), el enunciado acontece en dos espacios diferentes, Galicia y Suiza, que el narrador nos presenta adoptando la óptica de su protagonista, Ofelia, de 17 años, quien, desde su aldea en la comarca de Betanzos, viajará a Zúrich para trabajar en la industria textil. El relato comienza poco antes de que Ofelia parta: «Le había llegado el tiempo, y el tiempo, para algunos, no conoce aplazamientos» (AA. VV. 2005: 227). Las primeras palabras de esta oración se repetirán anafóricamente en el tercer párrafo, marcando el punto en el que Ofelia verdaderamente comienza su viaje a Zúrich: Pero le había llegado el tiempo, que, a veces, es inexorable. Y un siete de septiembre Ofelia entró en la estación de tren de A Coruña arrastrando la mejor maleta de la familia, atada con cintas de rafia, rumbo a más estaciones, apeaderos, Barcelona-Port Bou-Zurich [sic\. Y un destino: la fábrica de medias (AA. VV. 2005: 229).

La anáfora cumple una evidente función demarcadora en la que la conjunción adversativa 'pero' señala una contraposición entre las dos ocurrencias del sintagma «le había llegado el tiempo»: unida al citado cambio espacial, justifican la segmentación del cuento en dos secuencias discursivas muy distintas entre sí. La primera de ellas, A, abarca los dos párrafos iniciales (véase el Apéndice 2) y, la segunda, B, comprende el resto del relato. Existen, además, otros paralelismos entre ambas macrosecuencias que justifican una nueva subdivisión: A l (primer párrafo) expone, en discurso indirecto libre, buena parte del pensamiento de la protagonista y contrasta con B1 (tercer párrafo), donde se inserta, empleando idéntica técnica narrativa, el juicio del Sr. Hammer, jefe de Ofelia en Suiza, sobre sus empleadas gallegas. Asimismo, si en A2 (segundo párrafo) se relata lo que le ocurre a Ofelia en su primer desplazamiento espacial, esto es, en la verbena de Betanzos, en B2 (desde el cuarto párrafo hasta el final) se relata la experiencia zuriquesa de la protagonista. En A l queda expuesta la situación de partida de Ofelia, pues el hecho de cumplir diecisiete años le enfrenta a un dilema que, a diferencia de otras personas más posibilitadas, para ella es inaplazable. Ha de elegir entre seguir

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la tradición ganadera familiar o emigrar: «[...] en su horizonte sólo había una brecha por donde burlar el destino: Suiza, fábrica de medias, tejidos de punto», (AA. VV. 2005: 227). Inmediatamente después, el narrador nos presenta en discurso indirecto libre el razonamiento que determina a Ofelia a marcharse. Nótese cómo, marcando este cambio, se introduce un galleguismo, un rasgo del habla regional propia de Ofelia, a saber, el uso no pronominal del verbo «quedar»: ¿Qué otra cosa podría hacer, quedar con las vacas? Para eso estaba Luciana, la pequeña de los siete, la preferida de la madre, siempre a su sombra. Ella nunca lograría la complicidad que la hermana y la madre amancebaban con el animal; distinguían sus mugidos en la noche perpetua, al alba: su reloj era el hambre de la vaca, la llamada del pasto. No, ella no (AA. VV. 2005: 227).

Esta falta de dominio del código comunicativo con los animales, que sí poseen su hermana y su madre, Ofelia la contrapone a lo que le gusta («A ella le había gustado lo que aprendiera unos años en la escuela»; «Le gustaban los libros, jamás habían tenido un libro en casa, y le gustaba Andrés», AA. VV. 2005: 227 y 228). Cabe deducir de esta confrontación entre lo que no es capaz de hacer y lo que sí le satisface, entre incapacidad y preferencia, que a Ofelia no le gusta aquello para lo que se siente incapacitada (cuidar de las vacas) y también, que se cree capacitada para aquello que sí le gusta (los libros y Andrés). De ahí que, en A2, Ofelia rememore cómo comenzó su relación con ambos. Porque tanto los libros como Andrés están vinculados a la capacidad imaginativa de la protagonista y a desplazamientos espaciales, cada vez más amplios, que se nos narran en dos analepsis. En la primera (Al, desde «A ella le había gustado» hasta «empezaba a parecerle curiosa») se recuerda, junto a su experiencia escolar, la actividad creativa de Ofelia. Después de leer los libros del maestro, la muchacha «hilvanaba» cuentos «silente, de vuelta a casa, de casa a la escuela, imaginando que aquello revelado en las páginas sucedía prado abajo: eran sus protagonistas la gente vecina, que empezaba a parecerle curiosa» (AA.VV. 2005: 228). En esta primera analepsis, 'hilvanar cuentos' le ofrece la posibilidad de transformar su percepción del mundo cotidiano, ése que ahora le resulta 'curioso'. Adviértase que el texto emplea la voz 'hilvanar', aludiendo a lo provisional de estas historias iniciales; pero no hay que olvidar que 'hilvanar', asimismo, es el primer paso en la costura de una prenda y que nuestra protagonista vendrá a Suiza precisamente a trabajar en una fábrica textil.

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La actividad creadora se vincula también al silencio y se produce en el ámbito de la escuela, un lugar frío y húmedo, donde los libros que lee y los cuentos que inventa le compensan de los abusos y burlas que sufre: «Pero no importó, nada había importado tanto como aquellos pocos libros que don Amancio le diera a leer, las historias que además el maestro le contaba a propósito de lo que leía, los cuentos que luego ella hilvanaba» (AA. VV. 2005: 228). Por consiguiente, y resumiendo, la actividad literaria, leída o imaginada, y asociada al viaje, a la confección textil, al silencio, a la frialdad y a la humedad, se revela un refugio, esto es, compensadora de una realidad desagradable o, en el mejor de los casos, carente de misterio, no «curiosa». En la segunda analepsis, que abarca todo el segmento A2, la protagonista asiste a la verbena de Betanzos y allí comienza el romance con Andrés, de modo que el amor queda vinculado al cambio de espacio espacial y a la literatura, cuyo poder transformador ahora se confirma a ojos de la protagonista: logra conquistar a Andrés y con él realiza, triunfante, el viaje de vuelta a su aldea. Mediante la repetición anafórica de 'a partir', se atribuye la siguiente conclusión al pensamiento de Ofelia, que había comenzado a ser reproducido en discurso indirecto libre empleando idéntica expresión un poco antes: A partir de aquel rapto Ofelia supo que los cuentos de don Amancio no sólo eran posibles en las páginas ajadas, entre cubiertas reblandecidas por la humedad y los hongos, sino que eran el misterio de la vida (AA. VV. 2005: 229).

Los cuentos no sólo sirven de refugio, sino que ahora Ofelia los creerá capaces de volver «curiosa» la vida, su propia vida. En esta segunda analepsis, además, aparece el leitmotiv del relato: la canción de Miguel Aceves Mejías «Si nos dejan», que Ofelia baila esa noche con Andrés. Un fragmento de la misma se reproduce entrecomillado y con barras separadoras de versos, a modo de poema, pero con una significativa modificación respecto al intertexto original: en la canción de Aceves Mejías, caso de que les dejen, los protagonistas irán a vivir a un mundo nuevo ubicado en un espacio supraterrenal, en una especie de paraíso cerca del cielo, donde harán de las nubes terciopelo. En cambio, el texto que recuerdan el narrador y la protagonista propone crear ese lugar en la Tierra («hacemos de este mundo terciopelo», (AA. VV. 2005: 228). Lo que Ofelia viene a creer esa noche, y con tal convicción parte para Suiza, es que los cuentos de Don Amancio (y los propios), si le 'dejan' realizarlos, pueden cambiar este mundo. De hecho, Ofelia convertirá este estribillo en su pro-

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grama narrativo en B, pues marcha a Zúrich dispuesta a tejer, a hacer realidad su propio cuento': así lo llama más tarde, en B2, donde el texto de la canción ya no se reproduce entrecomillado, como algo externo a Ofelia, sino que se incorpora a su pensamiento. Al igual que en el primer segmento, en Bl, el narrador, nada más comenzar la secuencia, reproduce en análisis interno el pensamiento de un personaje; pero, según anuncié, esta vez no es el de Ofelia, sino el de un actor nuevo, Herr Hammer, jefe de cadena en la fábrica textil. Así nos enteramos de que Hammer lo que valora de las mujeres provenientes de la aldea gallega de Ofelia es que no sueñen: «Eran modosas, eficientes trabajadoras, sumisas y, que el patrón supiera, no soñaban: trabajaban como buenas cosechadoras, sin deseos» (AA. VV. 2005: 229). La revelación del pensamiento de Hammer, constituye una estrategia narrativa que pone de manifiesto al lector la discordancia entre las expectativas con las que Ofelia parte y aquellas de quienes la van a recibir. Nótese además, cómo Hammer, al describir los platos que cocinan las trabajadoras (empanada y caldo gallego), emplea estos alimentos, como diría Tajes, «para crear Otredad» (Tajes 2006: 48); y es que «La comida es también una construcción social y una forma de construir socialmente al individuo» 4 (Tajes 2006: 46): aunque las trabajadoras, al compartir esos platos, buscan recuperar la identidad perdida con el desarraigo, estableciendo un vínculo de cohesión, al mismo tiempo facilitan que quienes son ajenos a esas costumbres las ubiquen inmediatamente en el espacio del Otro. Será éste el espacio en el que quedará emplazada Ofelia en B2, nada más pisar la estación de Zúrich: Fina le conminó a bajar la voz y en aquella misma estación Ofelia aprendió la primera lección de aquello que le esperaba: la vergüenza de su lengua.

de lo imaginable

Más rápido

aprendió otras muchas cosas: que el olor, la ropa, la expresión que

4 «Para el emigrante que, consciente o inconscientemente, siente la partida como una segunda separación de la madre, la comida de su tierra pasa a recrear la etapa previa a la crisis de identidad y escisión del sujeto propias del proceso migratorio; una etapa de supuesta comunión con la 'tierra madre' y la comunidad que la integra. Cuando compartida con los compatriotas, la comida adquiere dimensiones rituales de comunión y hermandad en la orfandad. Pero la comida, desde una perspectiva sociocultural, es también un ente creador de Otredad y un medio básico de asimilar, rechazar o relacionarse con el Otro. [...] Si ciertas costumbres funcionan de elemento homogeneizador dentro de una sociedad, también, por definición, sirven para excluir a todo aquel que no las comparta. [...] Son muy comunes en las obras de la emigración las referencias a comidas específicas de la tierra y la celebración de banquetes comunales en los que se degusten esos platos» (Tajes 2006: 47-49).

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ella traía, iban a señalarla a donde fuera en aquel país de seres igualmente inodoros e insulsos (AA. VV. 2005: 230. El destacado es mío).

La realidad de su otredad, por consiguiente, se va a adelantar a su imaginación y se impondrá sobre su propio cuento: si antes se ocupaba de las vacas, ahora se sentirá, como los demás extranjeros, «amebas en el estómago de un animal»; ubicada en un contexto frío y silencioso, como el de la escuela, pero esta vez «seco», no fructífero y «paralizador» (AA. VV. 2005: 230): de él sólo podrá escapar mediante la escritura («Largas horas, interminables cuartillas llenas de letra y sentimiento: fueron su único consuelo, el refugio del silencio, la enajenación, el frío. Cartas diarias», AA. VV. 2005: 230). El cuento que había imaginado Ofelia choca con la realidad y este impacto se plasma ahora en palabras, volviendo la literatura a cumplir su inicial función consoladora, de refugio. Un refugio que Ofelia se negará a abandonar. Porque cuando Andrés deje de ser lector competente de su cuento, cuando se canse de Ofelia y embarace a otra chica con la que contraerá matrimonio, nuestra protagonista seguirá, sin embargo, aferrada a su sueño, negando la realidad y esperando un imposible. Y esto a pesar de que la madre intuyendo su dolor, sustituyó aquella correspondencia con verdades, las verdades de las madres que, sin quererlo, lastiman. Olvídate de él, gánate los cuartos y busca otro futuro; sé lista. Sin atender la madre las razones: qué sabía Josefa Chantal de los cuentos de su hija (si nos dejan, terciopelo y mundo nuevo): nada (AA. VV. 2005: 231).

Pasado un año desde su llegada, en el que Ofelia no regresa «ni en vacaciones, para no ver» (AA. VV. 2005: 231), recibe un telegrama de la madre. Al ir a buscarlo, se insiste en la ceguera de la protagonista: «Corrió, veloz, imaginando, queriendo en el fondo, que aquella misiva anunciara una desgracia para Magdalena, a aquellas alturas a punto de parir, la niña (jamás le hubiera enviado su madre un cable por semejante asunto, también lo sabía, pero el deseo no entiende de lógicas). 'Ven enseguida. Murió Luciana'» (AA. VV. 2005: 232). Este texto entrecomillado en el que se anuncia la muerte, por accidente, de la hermana pequeña, contrasta con el que en A2 reproducía el estribillo de la canción de Aceves Mejía y cumple la función contraria: pone fin a los cuentos de Ofelia. La imposibilidad de que éstos puedan hallar un desarrollo, se representa desde la enunciación, otorgando una estructura circular al segmento B2: porque la llegada de Ofelia al pueblo se proleptiza,

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de modo que B2 empieza y acaba en el mismo lugar, la estación de Zúrich, donde la protagonista tomará el tren que la lleve de vuelta a su aldea. Nótese el significativo contraste que el texto establece en el regreso de Ofelia en A2 y en B2: en la primera secuencia lo fructífero del desplazamiento espacial para el cumplimiento de sus cuentos' quedaba plasmado en el victorioso retorno de Betanzos, no con sus amigas, sino junto a su recién conquistado Andrés; en B2, sin embargo, serán únicamente la soledad y el dolor quienes acompañen a nuestra protagonista en su vuelta. Las últimas palabras del narrador pueden atribuirse también al pensamiento de Ofelia, gracias a otro regionalismo propio de su habla: el uso etimológico del imperfecto de subjuntivo en 'despojara'5 («La emigración la despojara del futuro que había soñado; al frente se abría ahora un destierro de dolor: el amor robado, lindo terciopelo, y la tierra sin porvenir», AA. VV. 2005: 232). El viaje, ya migratorio, ya literario, no sirve de mucho si se emplea como refugio o se espera, como Ofelia, transformar el mundo por el mero hecho de realizarlo: sólo salvando el círculo de la incomunicación se puede

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Rojo (1999: § 44.5.3): «Los empleos de —ra como 'pluscuamperfecto de indicativo', por otro lado, son característicos del español peninsular noroccidental siendo las estructuras más arcaizantes de sistemas verbales como el del gallego, que han conservado el valor etimológico de cantara (< lat. cantaveram, 'pluscuamperfecto de indicativo'), las que se imponen en el español establecido en estas regiones. Nótese que las construcciones periodísticas del tipo El jugador que marcara el gol de la victoria no suenan incorrectas al oído lingüístico de un gallego-hablante, mientras que sí disuena cualquier aparición de cantase con este pretendido valor, lo que constituye una prueba del carácter indicativo de estos usos particulares de la forma en —ra. [...] El uso de cantara como 'pasado' de indicativo sigue hoy día reducido a la lengua escrita y periodística (incluyendo la 'versión oral' de esta última en radio o TV), registrándose en el periodismo amarillo, o sea en artículos sensacionalistas que presentan crímenes, accidentes y el mundo del espectáculo, en artículos deportivos, en crónicas y reportajes, como también en la prosa literaria, en los textos técnicos y en ensayos a ambos lados del Atlántico, aunque no en la poesía moderna. [...] Pero la competencia lingüística del hispanófono se resiste a la admisión de cantara como 'pasado' en la estructura temporal del sistema en combinación con el contenido modal del I N D 0 («cualquier castellano encuentra extraño oír semejante significante, cantara, en la lengua oral», Alarcos Llorach 1975: § 12); prueba de ello puede ser el hecho de que en el propio lenguaje de los medios de comunicación este empleo carezca de libertad sintáctica, reduciéndose a unas construcciones determinadas, de tal manera que un oído atento y advertido puede adivinar en qué momento el locutor va a obsequiar al oyente con algún ejemplo».

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operar el cambio. 6 Y eso es lo que el título, «Terciopelo robado» —desde un nivel de sentido superior al del narrador, el de la enunciación— denuncia al señalar la presencia de un agente 'ladrón' que roba sus sueños a Ofelia. Tal agente no es sino el lector incompetente de los mismos y así lo muestra el cuento, al evidenciarnos que una adecuada comunicación con la madre y con Andrés hubiera podido cambiar el destino de Ofelia. N o basta con soñar en silencio, viene a concluir este relato. Y lo que persigue —como «Rosita» y las demás piezas de Inmenso estrecho— es que, tras la ineludible vuelta de nuestra migración literaria, enfrentados de nuevo a la realidad extratextual, logremos ser interlocutores ideales en el conflicto comunicativo que plantea la inmigración; que ayudemos, en definitiva, a convertir en terciopelo el sueño de partida de los autores del volumen: un mundo más justo, más solidario, más humano.

BIBLIOGRAFÍA ANDRÉS-SUÁREZ, Irene/KuNZ, Marco/D'ORS, Inés (2002): La inmigración en la

literatura española contemporánea. Madrid: Verbum. AA. V V (2003): «Ha estado con nosotros... Elena Pita». En: (24. 05. 2008).

AA. VV. (2005): Inmenso estrecho. Cuentos sobre inmigración. Madrid: Kailas. GRINBERG, León/GRINBERG, Rebeca (1996): Migración y Exilio; estudio psicoanalítico. Madrid: Biblioteca Nueva. LANZAS, Emilia (2004): «Entrevista a Manuel Hidalgo». En: (24. 05. 2008). MIRANDA ZARAGOZA, Roberto (2004): «Manuel Hidalgo, escritor y periodista: La literatura siempre es visual, no copia al cine». En: (24.5.2008). NEIRA VILAS, Xosé (1993): Historias de emigrantes. Sada: Ediciós do Castro. TAJES, María P. (2006): El cuerpo de la emigración y la emigración en el cuerpo. Bern: Peter Lang. RIBAS MATEOS, Natalia (2004): Una invitación a la sociología de las migraciones. Barcelona: Bellaterra.

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Y de hecho, en una entrevista, Elena Pita responde así a la pregunta de si cree que la literatura contribuye a crear un mundo mejor: «Definitivamente sí, cuando es útil, como el deseo, o ese al menos debe ser el fin último de lo que se escribe. Gracias» (AA. VV. 2003). La utilidad de la literatura que defiende Pita naturalmente implica su previa comunicación.

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RIVAS, Manuel (2001): La mano del emigrante, Madrid: Alfaguara. Rojo, Guillermo/VEIGA, Alexandre (1999): «El tiempo verbal. Los tiempos simples». En: Bosque, Ignacio/Demonte, Violeta (eds.): Gramática descriptiva de la lengua española. Madrid: Real Academia Española/Espasa Calpe, § 44.5.3.

APÉNDICE I 7

[A] [Al] Rosita está sola en la gran cocina blanca. Por la ventana, ve un trozo bonito del jardín: césped muy cuidado, dos cerezos en flor, el banco de hierro, el seto alto. El cielo azul. El sol llega oblicuo, en retirada, hasta la mesa cuadrada que ocupa el centro y deja sobre ella un manto rojo que pronto se retirará. Aún no son las seis. La señora no comió en casa, pero regresó hará una media hora. Es simpática, la señora. Más simpática cuando están a solas las dos. Le cuenta cosas. Cuando el señor está delante, la señora es más reservada. El señor es más seco. Callado, quizás. Pocas veces se dirige a ella directamente. Casi nunca está en la casa, un chalé grande, de ladrillo visto, blanco, con techo de pizarra, en Pozuelo. Tiene piscina. La señora le ha dado instrucciones sobre la plancha. Necesita un vestido para la noche. Los señores saldrán a cenar. Sucede con frecuencia, y Rosita se queda con los niños viendo la televisión. Raúl, el mayor, va para los quince años, es muy rubio, como su mamá. Y es cariñoso, aunque ahora hace rabiar a Rosita con machadas de chico chulín. Está en la edad. Rosita lo conoció con diez años, y era más manso. El pequeño, Alejo, es gordito, y no se sabe a quién salió. Cumplirá ocho. Están al llegar del colegio. Merendarán con ella. Rosita plancha con cuidado el vestido negro de la señora, el muy escotado, el de tirantes. A la señora le gusta mucho porque la hace delgada. La señora ya está delgada, pero quiere estar más delgada todavía. Rosita, mientras plancha, escucha la radio, Onda Latina, en un aparato que tiene enchufado sobre la encimera de la cocina. Están dando las canciones dedicadas. «Cuéntale que te 7 Manuel Hidalgo, «Rosita» (AA. VV. 2005: 115-121). La segmentación discursiva del texto es mía.

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conocí bailando, / cuéntale que soy mejor que él, / cuéntale que te traigo loca, / cuéntale que tú me quieres ver...» Rosita se sabe bien la canción, y la canturrea por lo bajo con su voz finita, de niña casi. El reggaeton lo baila mucho en la disco los domingos por la tarde, cuando va con las amigas, con su camiseta y sus pantalones apretados. Ella sí quisiera estar más delgada, menos ancha por todas partes, con lo bajita que es. No tiene remedio. [A2] Se oye el ruido del portón y, desde la ventana, ve entrar a los chicos, el pequeño siempre detrás, siguiendo al mayor. Rosita deja la plancha sobre la tabla y va a buscar un par de vasos para los colacaos con leche fría. Los chicos irán a saludar a su mamá, dejarán las mochilas en sus habitaciones, irán al baño a lavarse y, en cinco minutos, ya estarán en la cocina. Rosita se alisa su uniforme gris y aprieta el lazo de su delantal. No servirá de nada. Raúl, como cada tarde, se lo soltará nada más llegar. —¿Cómo están?, ¿les fue bien en los estudios? Los chicos buscan bollos y dulces en los armarios, y Rosita les hace el colacao, a cada uno según su gusto, tres cucharaditas para Raúl y dos con azúcar para el chiquito. — N o se me alboroten, y tengan cuidado con el vestido de su mamá. Raúl va derecho hacia la radio. Cada tarde, según entra, le cambia a Rosita la sintonía para poner Los 40 Principales durante el ratito de la merienda. Hoy Rosita se interpone. — N o lo voy a dejar. Yo decido esta vez. —Menudo rollo —dice Raúl, pero acepta. Rosita, además, aumenta un poco el volumen del aparato. Los chicos arman bulla, y ella no quiere perderse un segundo de la emisión. Tiene sus motivos. Apremia a los chavales. —Me van terminando, que estoy muy atareada. Alejo ha abierto un paquete de Phoskitos sólo para quedarse con la figurilla articulada de La Isla del Tesoro que trae de regalo. La saca de su bolsita, la mueve sobre la mesa y lee la explicación que viene en el envoltorio: «Kraken, el antiguo almirante del capitán Skull recorre el mundo atormentado por la traición». El niño va a salir. —¿Y ese beso? —le frena Rosita. Alejo se vuelve sin decir palabra y sin dejar de manipular su pirata con hacha y pata de palo. Llega hasta Rosita, levanta su cabeza y le ofrece una mejilla. —Nooo... ¡Usted a mí! —le dice ella.

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Y Alejo besa a Rosita y se va, tan articulado como su muñeco. Le sigue Raúl. «Esta noche haremos el amor bailando / tu cuerpo es mío, tuyo es mi corazón / vamos a perder el control bailando / que estoy caliente y ardiendo en pasión...». Rosita baja el volumen de la radio. A la señora no le gusta que la cocina parezca una discoteca. Así se lo tiene dicho.

[B] Rosita mira por la ventana antes de volver a la plancha. Sus enormes ojos negros repasan el césped, los dos cerezos en flor, el banco de hierro, el seto alto. Un pájaro de larga cola sobre el banco. El reloj dice que faltan cinco minutos para las seis. Va a terminar el espacio de dedicatorias de Onda Latina, y Rosita no oyó aún su canción. ¿Y si fueran habladurías de sus amigas? Se lo dijo Betsy y le chafó la sorpresa: —El Ciro te va a poner un recado el lunes. El Ciro es un muchacho ecuatoriano, como Rosita, que está de camarero en Madrid. Se conocieron en la discoteca y se gustaron. A Rosita le parece que se pasa de serio, aunque ella los prefiere formales. Achaparrado, moreno, indiecito. Rosita le sacó defecto a sus dientes, muy pronunciados. Pero tiene manos fuertes y una mirada que brilla en lo oscuro. Estudioso, le dijo que él no vino a España a morir de camarero. No se besaron apenas. Cuatro minutos para acabar el programa, y suena el timbre ronco del interfono de la cocina. La señora le llama. A la señora no le gusta esperar. Rosita sale de la cocina, pues no termina de acabar la canción que están poniendo. Y ya se oye al poco la voz del locutor: —A Rosita, en Pozuelo, Ciro le manda un beso con Celia Cruz y le dice que guarda su sonrisa en su pecho. ¡Qué hermoso, Ciro! Y Celia Cruz comienza a cantar despacio mientras Rosita camina deprisa hacia el cuarto de estar. «Te busco perdida entre sueños / el ruido de la gente me envuelve en un velo / te busco volando en el cielo / el viento te llevaba como un pañuelo viejo I y no hago más que rebuscar paisajes conocidos / en lugares tan extraños que no puedo dar contigo...».

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Y esa tarde Rosita no pudo escuchar el recado de Ciro, aunque sí, más fuerte, los latidos de su corazón.

APÉNDICE 28

[A] [Al] Le había llegado el tiempo, y el tiempo, para algunos, no conoce aplazamientos. Ofelia cumplió los diecisiete y en su horizonte sólo había una brecha por donde burlar el destino: Suiza, fábrica de medias, tejidos de punto. Q u é otra cosa podría hacer, ¿quedar con las vacas? Para eso estaba Luciana, la pequeña de los siete, la preferida de la madre, siempre a su sombra. Ella nunca lograría la complicidad que la hermana y la madre amancebaban con el animal; distinguían sus mugidos en la noche perpetua, al alba: su reloj era el hambre de la vaca, la llamada del pasto. No, ella no. A ella le había gustado lo que aprendiera unos años en la escuela, aquella escuela fría y desnuda donde soportó abusos y burlas, sí, sobre todo el año en que a Ofelia le crecieron los senos, compartiendo el pupitre húmedo y pútrido, piojos y carcoma, con aquel chico sucio y grande, hijo de los de Chentes, medio retrasados todos. Pero no importó, nada había importado tanto como aquellos pocos libros que don Amancio le diera a leer, las historias que además el maestro le contaba a propósito de lo que leía, los cuentos que luego ella hilvanaba, silente, de vuelta a casa, de casa a la escuela, imaginando que aquello revelado en las páginas sucedía prado abajo: eran sus protagonistas la gente vecina, que empezaba a parecerle curiosa. Le gustaban los libros, jamás habían tenido un libro en casa, y le gustaba Andrés. [A2] La cosa había empezado dos veranos atrás, por la virgen del Carmen en Betanzos. Andrés era el menor de los Queirós, familia, como todas, de la labranza, pero que no hacía mucho prosperara al albur de los dineros enviados por los hijos mayores desde la emigración: tenían la mayor cuadra de la parroquia y andaban ya con mejoras en la casa familiar, hablando de

8 Elena Pita, «Terciopelo robado» (AA. VV. 2005: 227-232). La segmentación discursiva del texto es mía.

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traer nevera y estufas eléctricas, y una radio que ocupó la consola entera de la cocina. Andrés era guapo y presumía sin decirlo de un porvenir cierto en herencia. Ofelia tampoco era fea, ni mucho menos tonta, y supo ganárselo. Y aquella tarde anochecida en la verbena de Betanzos, capital de comarca, él la sacó a bailar, sonaba una habanera: «Si nos dejan / hacemos de este mundo terciopelo. / Si nos dejan / nos vamos a vivir un mundo nuevo». La apretó entre sus brazos fornidos de manos como palas para la tierra y, al terminar la pieza, la siguió hasta el corro donde las amigas miraban, ojos de envidia y querer saber; y cuando las muchachas se engancharon de dos a dos para puntear una muñeira, concesión y broche de la orquesta Platino, el chico la invitó en el galpón del bar a una gaseosa manchada de tinto. Hablaron, rieron, se perdieron y al final él rozó su piel con un beso torpe pero hondo, de hombre aprendido. A partir de aquella noche —que no pocos disgustos le trajo porque las amigas montaron en el carro de vuelta a la aldea sin ella—, que a ver qué hacía ella sin las amigas, que por qué volvía en el tractor de los Queirós, que qué demonios era aquello. A partir de aquel rapto Ofelia supo que los cuentos de don Amancio no sólo eran posibles en las páginas ajadas, entre cubiertas reblandecidas por la humedad y los hongos, sino que eran el misterio de la vida.

[B] [Bl] Pero le había llegado el tiempo, que a veces es inexorable como la muerte. Y un siete de septiembre Ofelia entró en la estación de tren de A Coruña arrastrando la mejor maleta de la familia, atada con cintas de rafia, rumbo a más estaciones, apeaderos, Barcelona-Port Bou-Zurich. Y un destino: la fábrica de medias. Media aldea pasara ya por Rita: Weibliche Konfektionen, y tenían buena acogida las mujeres venidas de aquella esquina no dibujada en ningún mapa. Eran modosas, eficientes trabajadoras, sumisas y, que el patrón supiera, no soñaban: trabajaban como buenas cosechadoras, sin deseos. Y a primeros de mes, además, convidaban a todos los empleados a una gran tarta o pan relleno de porcino adobado, una delicia si uno lograba resistir el penetrante olor que quedaba impregnado en la pituitaria y el aliento hasta el día siguiente, o puede que más. Y a su regreso del mes de vacaciones, venían las mujeres cargadas con unas verduras de sabor amargo y peculiar, que cocinaban junto a las partes más innobles el cerdo, pero que resultaba otro

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manjar irrenunciable. El encargado de la cadena las premiaba, por gratitud, y jamás se había negado a promocionar un nuevo contrato, que buenos réditos daba a final de año, que para él suponían más y más progreso. [B2] Ofelia desembarcó en la estación central de Zurich, donde a esas horas de la tarde atronaban los altavoces con gritos del demonio, anunciando llegadas y salidas de los trenes de cercanías, cargados de trabajadores de ida y vuelta. Allí le esperaba Fina, la de Xestal, una vecina de siempre, cuadra con cuadra, que emigrara hacía ya quince años: su mentora. A Ofelia le extrañó la actitud callada de la paisana, sus pasos uniformes y apresurados, ¿por qué me hablas por señas?, llegó a preguntarle. Fina le conminó a bajar la voz y en aquella misma estación Ofelia aprendió la primera lección de aquello que le esperaba: la vergüenza de su lengua. Más rápido de lo imaginable aprendió otras muchas cosas: que el olor, la ropa, la expresión que ella traía, iban a señalarla allá a donde fuera en aquel país de seres igualmente inodoros e insulsos. Las mujeres, muchas conocidas, otras que se reconocían pronto, se alojaban todas en tres apartamentos contiguos, planta baja de un edificio estándar a las afueras de la ciudad, idéntico a los anteriores, a los siguientes. Enseguida le intrigó el silencio que a cualquier hora del día se percibía en aquel bloque de pisos, siete plantas por cuatro viviendas. Llegó a creer que los vecinos eran mudos, todos, movían la cabeza pero callaban, al tropezarse. Pero entendió que aquellos seres, unos más morenos, otros más altos o colorados, mujeres misteriosamente ocultas en velos, eran todos igualmente extranjeros, como ellas. Vivían en sus casas como amebas en el estómago de un animal. Nunca vio Ofelia una ventana abierta. Y además de silencio, vacío, un basto vacío fue lo que sintió a su alrededor, y frío, un frío seco y desconocido, lacerante, paralizador. Largas horas, interminables cuartillas llenas de letra y sentimiento: fueron su único consuelo, el refugio del silencio, la enajenación, el frío. Cartas diarias. Los sábados las echaba al correo, y esperaba su respuesta como quien aguarda el venir de una nueva vida, si nos dejan. Andrés Queirós no era hábil con la letra impresa: su correspondencia era apenas una corta sucesión de frases sobre el tiempo, que es lo poco que al otro lado de sus vidas sucedía, y te quiero, te quiero Ofeliña, ven pronto. Así acababa. El joven Queirós no arrancaba a emprender su futuro, dieciocho años: ayudaba con los animales y poco más, y los sábados que podía bajaba a las tabernas. Entonces le llegaron noticias, por la madre. Que le habían visto rondando la casa de Magdalena, la niña del

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panadero en la aldea próxima. La del panadero era una casa próspera, y la niña, el capricho de su padre. Y las cartas de Andrés dejaron de tener respuesta. La madre, intuyendo su dolor, sustituyó aquella correspondencia con verdades, las verdades de las madres que, sin quererlo, lastiman. Olvídate de él, gánate los cuartos y busca otro futuro; sé lista. Sin atender la madre las razones: qué sabía Josefa Chantal de los cuentos de su hija (si nos dejan, terciopelo y mundo nuevo): nada. Por otra carta de la madre se enteró: que la niña Magdalena andaba preñada y se preparaba una boda antes de que fuera tarde y quedara en deshonra, la niña de su padre; en las aldeas todo se sabe porque hay poco que contar y el tiempo es largo. Un año hacía que Ofelia llegara al frío y al vacío, sin volver, ni en vacaciones, para no ver: un mes de trabajo extraordinario que engordaba el peto y la soledad. Y entrando ya el otoño llegó a la casa comunal, arrabales de Zurich, un aviso urgente que hubo de recoger en la estafeta central de correos, pidiendo permiso al jefe de cadena, que se lo dio enseguida por buena trabajadora y porque, tiempo hacía que ella lo notara, el jefe de cadena la miraba bien, una mirada que ella sentía sucia sobre su piel: más miedo aún le tenía, miedo al roce, a encontrarlo solo como aquella mañana que debió presentarse en su despachito, Herr Hammer, y balbucear las pocas palabras que había aprendido: urgente, correos, aviso, ¿usted me dejaría...? Vielen Dank. Temerosa de que el favor le costara algo más que un pico en la paga del mes. Corrió, veloz, imaginando, queriendo en el fondo, que aquella misiva anunciara una desgracia para Magdalena, a aquellas alturas a punto de parir, la niña (jamás le hubiera enviado su madre un cable por semejante asunto, también lo sabía, pero el deseo no entiende de lógicas). «Ven enseguida. Murió Luciana». La pequeña había caído una tarde, diez días atrás, corriendo tras una vaca desbocada. Y la caída resultó fatal, porque le abrió un tajo por el que entraron todos los demonios de la tierra, enfangada de excrementos. Esa misma noche empezó a delirar con una infección que no tuvo cura: septicemia, fulminante. De nada sirvieron los rezos a San Antón ni mucho menos los ungüentos. Cuando Ofelia logró llegar al pueblo, la criatura yacía en campo santo. No sólo la pena inconsolable de la madre cayó sobre su alma como una losa, su pena, también, y la visión de aquel Andrés con su mujer lozana amamantando a la criatura recién nacida en su propia casa, al calor de la cocina, en jornada de duelo: Ofelia, qué lástima, no llegaste al entierro. La muerte, que todo lo perdona.

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Escuchaba los altavoces atronando en la estación central de Zurich, en silencio soportando el trasiego de la gente, su prisa uniforme, adonde conducía. Traía una orden inapelable: recoge tus cosas y vente, haces falta aquí. La emigración la despojara del futuro que había soñado; al frente se abría ahora un destierro de dolor: el amor robado, lindo terciopelo, y la tierra sin porvenir.

LA VOZ DEL OTRO. ANÁLISIS DE «EZEKIEL MASISI DEMBELE» DE B E R N A R D O ATXAGA

Vera Ziswiler/Cristina Albizu Yeregui Universidad de Zúrich

Prolífico y polifacético autor, miembro de la Real Academia de la Lengua Vasca (Euskaltzaindia), galardonado con numerosos e importantes premios, Joseba Irazu Garmendia — m á s conocido bajo el seudónimo de Bernardo Atxaga— nace en 1951 en Asteasu, Guipúzcoa. Licenciado en Ciencias Económicas y en Filosofía y Letras, desempeña en su juventud oficios bien diversos (maestro de euskera, guionista de radio, librero y economista, entre otros) hasta, a comienzos de los años 80, dedicarse de lleno a la literatura. En 1976 ve la luz su primera novela Ziutateaz [De la ciudad\. Su gran éxito, sin embargo, tendrá lugar a finales de la siguiente década con la edición de Obabakoak (1988), un híbrido entre novela y antología de cuentos, que será galardonado con el Premio Nacional de Narrativa, el Premio Euskadi y el Premio de la Crítica; será traducido al castellano con el título de Historias de Obaba e igualmente a más de 25 idiomas. Entre su obra narrativa destacan, asimismo, las novelas Bi anai [Dos hermanos] del año 1985, Behi euskaldun baten memoriak [Memorias de una vaca] de 1991, Gizona bere bakardadean [El hombre solo] de 1993, Zeru horiak [Esos cielos] de 1995 y Soinujolearen semea [El hijo del acordeonista] publicada en el año 2003. Amén de la labor novelística cabe resaltar la copiosa literatura infantil y juvenil atxaguiana —con más de una veintena de libros publicados—, así como sus ensayos, artículos, colaboraciones en revistas, cuentos y piezas teatrales. Lekuak [Lugares]

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(2005), un conjunto heterogéneo de relatos de distinto género, es la última creación de Atxaga. 1 Aparte de este amplio abanico en prosa, Bernardo Atxaga se ha dedicado —aunque de forma menos extensa— a la poesía. Etiopia (1978) se puede considerar la primera obra importante atxaguiana, como señalan Joseba Gabilondo y Jon Kortazar, pues este poemario convierte a nuestro autor en un escritor conocido en el mundo vascoparlante (Gabilondo 1993: 3; Kortazar 1999: 37). El momento en el que el libro salió a la luz, Atxaga era miembro activo del grupo Pott Banda, agrupación literaria de vanguardia, surgida bajo las alas del poeta Gabriel Aresti, de la que asimismo formaban parte Joseba Sarrionandia, Manu Ertzilla, José María Iturralde, Ruper Ordorika y Jon Juaristi. Etiopia fue la creación más sólida compuesta en el contexto de esta kuadrilla e incluso se manifestó, en su época, como uno de los frutos más significativos de la literatura vasca postfranquista.2 El también poeta Koldo Izagirre señala que Etiopia ofrecía una nueva actitud ante la labor poética, vanguardista y transgresora, apostando por la imagen y la belleza de la marginalidad (Izagirre 2000-2002: sin paginación).3 Según palabras de Joseba Gabilondo, este primordial poemario de Atxaga demostró que este grupo había surgido impulsado por la necesidad de crear una literatura vasca institucional y canónica. Se intentó que ésta se convirtiera en autosuficiente, que no tuviera otra razón que ser por sí misma, y por ello uno de los objetivos de 'la banda' fue definir las pautas que debería seguir, precisando su estructuración y su núcleo. Seleccionaron tradiciones literarias4 y las tomaron como base y punto de partida de su quehacer literario. Como consecuencia de este proyecto, la tradición y estilo literarios adoptados por Pott, y en especial por Atxaga y Sarrionandia, se transformaron en canon y sirvieron de guía a toda una nueva generación de escritores en lengua vasca (Gabilondo 1993: 3-4). 1 Para una información detallada sobre la producción literaria de Bernardo Atxaga, véase los enlaces: ; ; . 2 Importancia que se manifiesta en el hecho de que Etiopia fuera el libro más vendido en la Feria de Durango de 1978, hasta fecha de hoy el mayor escaparate anual de la producción editorial en lengua vasca (Gabilondo 1993: 3). 3 «[...] poetikoari berari buruzko jarrera berri bat zekarren Etiopiak [...] abanguardia ekarri zuen, transgresioa, irudiaren nagusia, marginalitatearen edertasuna». 4 Mostraron sus preferencias por las tradiciones literarias del simbolismo y el modernismo franceses e ingleses y, dentro de la literatura vasca, por autores como Lizardi y Lauaxeta (sin tener en cuenta, por ejemplo, la poesía social de Aresti).

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En la producción poética de Atxaga le sigue el libro Henry Bengoa Inventarium (1986) que, según Kortazar, no puede entenderse «desde una posición de ausencia de planteamientos ideológicos» (Kortazar 1999: 37). En 1990 verá la luz Poemas & híbridos, una antología bilingüe (euskera-castellano) en la que se recopilan, junto a poemas seleccionados de Etiopia y Henry Bengoa Inventarium, algunos otros nuevos. Años más tarde, en 1996, se publica Nueva Etiopía. Canciones, conversaciones y poemas, un libro dividido en tres partes, tal y como su título lo pone de manifiesto. En la primera parte de esta obra nos encontramos con «canciones», poemas a los que conocidos músicos vascos incorporan melodía. 5 Tanto las «canciones» (escritas en bilingüe —vasco/ castellano—) como los «poemas» de la tercera parte (sólo en castellano) se encontraban ya, en su mayor parte, en Poemas & híbridos del año 1990. No obstante, algunas 'canciones' y 'poemas', así como la segunda sección de la obra —«conversaciones»— resultan novedosos. En 1997 vuelve a publicarse Poemas & híbridos, esta vez en la editorial Plaza y Janés y sólo en castellano. En él nos encontramos ante numerosos poemas que ya habían sido publicados con anterioridad tanto en la edición de Visor (1990) como en Nueva Etiopía. Sin embargo, en relación a esta última, algunas de las composiciones sufren modificaciones: tal es el caso de «Ezekiel Masisi Dembele» («Mazisi Okeita Denbele» en la versión de Nueva Etiopía), objeto de estudio en este artículo. Desde los primeros escritos de Atxaga hasta la actualidad, gran parte de su obra es un compendio de personajes que viven diversas experiencias personales en una tierra ajena a la que les vio nacer. Ezekiel, protagonista de nuestro poema, es un «hombre venido de África» y por ende, el texto invita a una reflexión, entre otros temas, sobre el de la inmigración, de gran actualidad en la sociedad española de hoy. Tradicionalmente, España ha sido un país de emigración: sin retroceder hasta la época colonial —siendo ésta también una era de desplazamientos fuera de las fronteras españolas—, podemos observar dos éxodos esenciales en el pasado siglo y medio. El primero se inicia en el último tercio del siglo xix y se extiende hasta los años de la Gran Depresión, mientras que el segundo comienza a finales de la década de los 40 disminuyendo en intensidad en los 70 (Tajes 2006: 11). Irene Andrés-Suárez explica que este último se debe a

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Ruper Ordorika, Mikel Laboa, Jabier Muguruza, Gari, Tapia eta Leturia y el grupo Itoiz son los encargados de incorporar la música a las «canciones».

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«razones estrictamente políticas primero (el exilio republicano), y económicas unos años más tarde» (Andrés-Suárez etal. 2002: 10). Estos flujos de emigración —y especialmente la generada por el exilio— tienen cierto reflejo tanto en la literatura6 como en la crítica7, contrariamente a lo que sucede con el fenómeno de la in-migración, pese a que, como afirma Kunz en el año 2002, «el número creciente de novelas, cuentos y piezas teatrales sobre la problemática inmigratoria subray[e] la importancia del fenómeno [...]» (Andrés-Suárez et al. 2002: 109). Factores políticos y económicos como la instauración de la democracia, la integración en la Unión Europea (1986), estrechas relaciones con Latinoamérica, la proximidad geográfica con África y un verdadero boom económico favorecieron e intensificaron la inmigración a España, de manera que en pocos años llegó a convertirse en nación de acogida. No resulta sorprendente, por tanto, que el texto elegido para este estudio, que poetiza un episodio sobre un africano en Bilbao, se haya creado precisamente a finales de los años 90, para introducirlo a partir de Nueva Etiopía. «Ezekiel Masisi Dembele» narra el aparente desencuentro entre dos personajes: un Yo lírico bilbaíno y un inmigrante. Desencuentro que, de hecho, es un encuentro, siendo ésta la hipótesis de partida, y que mediante un análisis discursivo trataremos de demostrar. CANCIONES I X

Ezekiel Masisi Dembele 1

Ezekiel Masisi Dembele está en u n bar de Bilbao; Levanta su taza de café y se la lleva a los labios.

5

Parece pensar en algo. Miro a ese hombre venido de África: bebe café, ahí, en el espejo de detrás del mostrador.

10 6

Parece pensar en algo.

Véase por ejemplo Diario de un emigrante de Miguel Delibes (1958) o Equipaje de amor para la tierra de Rodrigo Rubio (1965). 7 Por ejemplo Emigración española y creación literaria. Estudio introductorio, de José Rodríguez Richart (1999), y asimismo los artículos de enfoque histórico del presente volumen.

La voz del otro

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Entre dos botellas de cognac, en el espejo del bar: Ahí es donde veo los ojos de ese hombre, Ezekiel. Parece pensar en algo.

20

¿En qué estará pensando Ezekiel Masisi Dembele en ese bar, tan lejos, en ese bar de Bilbao tan lejos de su casa?

25

¿Pensará quizá en una aldea de Mali o de Uganda? ¿Pensará en una mujer? ¿Sobre la guerra? ¿Sobre la sequía de África?

30

¡Ah!, ya escucho ya estoy escuchando lo que susurran los labios de Ezekiel Masisi Dembele Son palabras un poco especiales.

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«Lingo, Lingo Mboka te», susurra «Lingo, Lingo Móndele te» «Lingo, Lingo Moyindo te» Esas son sus palabras, Ese es el pensamiento de Ezekiel.

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«Tina Tokabuana Ngo Salo», «Moko Mama Tina», «Nini Toyinama». Esas son sus palabras Ese es el pensamiento de Ezekiel. La taza está vacía, Sólo quedan los posos de café sobre la porcelana.

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Hace un rato que Ezekiel se marchó solo del bar. Necesitamos un diccionario, una guía, cuanto antes, porque, Lingo Mboka te, el amor no tiene una patria concreta. Necesitamos un diccionario (Atxaga 1997: 60-62).

El poema está compuesto por diez estrofas, de las cuales nueve constan de cinco versos y la última de seis. Esta diferencia formal en el número de versos divide el texto en dos macrosecuencias, bipartición que refleja aquella existente en el plano discursivo, dado que la primera comprende el proceso de acercamiento entre los dos actores y la segunda es el resultado de tal proceso. En la primera macrosecuencia, llamada A, asistimos al encuentro de un africano y un Yo lírico en un bar de Bilbao. Ezekiel Masisi Dembele, un «hombre venido de África», es un inmigrante, característica que se ve reforzada en su nombre 'Ezekiel', ya que coincide con el del profeta bíblico conocido también por haber sido el primero en desenvolverse fuera de su tierra. A lo largo de este encuentro, se produce una progresión en la percepción de Ezekiel por parte del Yo lírico, que a la sazón cumple la función de espectador. En la primera estrofa asistimos a una observación pasiva del Yo; en la segunda, sin embargo, este Yo 'mira'; en la tercera 've'; y finalmente, en la sexta, 'escucha'. A través de la percepción visual, el Yo lírico no llega a ningún saber seguro, sino que propone una interpretación libre y subjetiva de lo observado. No adquiere ningún conocimiento específico sobre Ezekiel, y esto se ve plasmado, por un lado, en la repetición al final de las primeras tres estrofas («parece pensar en algo»), donde el verbo 'parecer' expresa un carácter claramente no aseverativo del enunciado, en el que el hablante no se compromete con el valor de la verdad enunciada (Bosque/Demonte 1999: 3223). Por otro lado, nos encontramos con el adverbio «quizá» (en el verso primero de la quinta estrofa), que indica la modalidad dubitativa de la oración (Bosque/Demonte 1999: 755). Queda añadir que las formas verbales empleadas como «estará pensando» o «pensará» (en las estrofas cuarta y quinta) son formas dislocadas: esto es, no hacen referencia a un tiempo futuro, su uso permite la sustitución por 'probablemente está pensando' o 'probablemente piensa', las cuales están ubicadas temporalmente en el 'presente', estableciendo así una oposición modal que se puede llamar de

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'incertidumbre' (Bosque/Demonte 1999: 2897). Por último, este 'no saber' por parte del Yo se manifiesta en la forma interrogativa del enunciado en la cuarta y quinta estrofas: ¿En qué estará pensando [...]? ¿Pensará quizá en una aldea de Mali o de Uganda? ¿Pensará en una mujer? ¿Sobre la guerra? ¿Sobre la sequía de África? A falta de un saber seguro, el Yo lírico se imagina los pensamientos de Ezekiel. Las deducciones que hace, por tanto, son de carácter universal y rozan el cliché preestablecido en Europa sobre las preocupaciones que puedan inquietar a un africano: la guerra, la familia, la sequía, etc. En este proceso de progresiva percepción sensorial, se produce un cambio fundamental en la sexta estrofa, en la que opera por primera vez el sentido del oído: «escucho, estoy escuchando». Si la percepción visual estaba ligada en las estrofas anteriores a un 'parecer', que no era fruto de un intercambio comunicativo, sino de un saber superficial y convencional, ahora la intervención del oído y la aparición de la «palabra» conllevan la ocurrencia del verbo 'ser': «Son palabras un poco especiales», «Ésas son sus palabras, Ése es el pensamiento de Ezekiel». De la duda se pasa a una serie de enunciados asertivos que ponen de manifiesto un conocimiento individual basado en la experiencia personal. El Yo ha escuchado a Ezekiel y ya no se basa en tópicos heredados de un discurso social. La naturaleza peculiar de la voz es descrita por Atxaga como sigue: «[...] la voz nunca es neutral. Está siempre marcada, manchada, cargada de significados. Por eso puede decirse que la voz 'clava' a un sujeto, que lo concreta, que lo particulariza; [...] Esta particularización deviene absoluta cuando el hablante habla de sí mismo, de lo que piensa o siente, de lo que le ocurre.» 8 Amén de la sumamente significativa intervención del oído que se acaba de señalar, el momento en el que el Yo adquiere este 'saber' es enfatizado mediante la interjección «Ah» que expresa el acto de conocimiento acaecido (Bosque/ Demonte 1999: 4010).

8

Véase «La voz y la letra», en , p. 3.

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Este acercamiento gradual entre ambos actores se representa visualmente en el plano de la expresión a través de un in crescendo en la cantidad silábica de los versos de esta sexta estrofa (4, 6, 8, 9, 10 sílabas respectivamente). Precisamente estas oposiciones discursivas entre lo visual y lo auditivo, entre el parecer y el ser, son los que nos inducen a dividir esta macrosecuencia en dos subsegmentos. A l abarca las primeras cinco estrofas, mientras que el segundo, A2, comprende desde la sexta hasta la novena. En A l el Yo ve los ojos del africano a través de un espejo. Si bien los ojos pudieran estar cumpliendo la función de puerta entre el mundo interior y el exterior —según Bachelard «la puerta es todo un cosmos de lo entreabierto» (Bachelard 1993: 261)—, es de subrayar que aquí son percibidos de un modo indirecto (en el espejo) y, además, parcial, debido a que la imagen de Ezekiel es incompleta: está recortada por las dos botellas de cognac que la enmarcan. Esta falta de inmediatez visual refleja la dificultad del Yo para penetrar en el mundo de Ezekiel, para romper la distancia —también comunicativa— existente entre ambos, atestiguada por el demostrativo «ese» (lo lógico sería decir 'este', puesto que los dos actores se encuentran en el mismo lugar).9 Por el contrario, en A2, la percepción es ya directa: el susurro llega sin intermediario al oído del Yo lírico. Sin embargo, la persistencia del demostrativo «ese» y la representación del discurso entrecomillado de Ezekiel, denotan que este acercamiento aún no es completo, a diferencia de lo que acontecerá en B. Cabe destacar que el verbo 'ser' ocurre en el poema sólo con las voces 'palabra' y 'pensamiento', (en las estrofas seis y siete) subrayándose así la importancia de la palabra en tanto que medio imprescindible para la expresión del pensamiento y para el acto de comunicación. N o se trata de una ocurrencia gratuita, sino que guarda una estrecha relación con la poética de Atxaga, para quien la poesía, término que utiliza para referirse a la literatura en general, representa el acto supremo de la comunicación humana. 10 Las palabras de Ezekiel, que en B serán asumidas por el Yo y formarán parte de su discurso, constituyen un acto de comunicación unidireccional. Y es que el enunciado representa, de este modo, el acto de comunicación literaria que se está produciendo en el nivel de la enunciación, puesto que el lector, al igual que el Yo lírico, está imposibilitado de dialogar con el autor tras

9 10

Respecto al valor de los demostrativos, véase Bosque/Demonte 1999: 935. Véase Barzola 2005: 2.

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la lectura del poema. Avala esta interpretación el hecho de que en la última estrofa de A2, una vez Ezekiel abandona el bar solo, el Yo mencione aquello que de su presencia ha quedado: los posos de café en la taza, unos posos que, en la macrosecuencia B, podremos identificar con la frase africana que el Yo incorpora a su discurso, esta vez sin comillas, sin distancia, formando parte de él. Tanto los restos del café como el fragmento del discurso de Ezekiel, que el Yo asume como propio, remiten en el nivel de la enunciación a la huella, al poso que el poema deja en su lector. En la macrosecuencia B nos hallamos ante el resultado del proceso expuesto en A; se produce, en el plano del contenido, una transformación de la actitud del Yo, que ahora selecciona y hace suyas algunas de las palabras del inmigrante: la traducción 11 , que en forma de aposición —«el amor no tiene / una patria concreta»— sigue a la frase africana, da fe de que el Yo ha aprehendido el significado de las mismas. En el plano de la expresión, esta transformación se representa mediante la adición de un verso más en esta estrofa, singularidad que la diferencia de todas las demás. Hay, asimismo, otro cambio evidente en esta segunda macrosecuencia, pues en ella aparece por primera vez el interlocutor del Yo bajo la forma verbal «necesitamos». El empleo de este plural sociativo constituye una estrategia de manipulación discursiva que busca la adhesión pasional del lector, no dejándole otra posibilidad que la de sentirse implicado: todos, también él, necesitamos un diccionario. Ahora bien, ¿por qué esa necesidad de diccionario? ¿Y qué tipo de diccionario es éste que se nos propone o cuya ausencia se denuncia a través de estos versos? La respuesta reside precisamente en las palabras de Ezekiel que el Yo selecciona y traduce: «el amor no tiene una patria concreta. Lingo Mboka te». Es decir, la nueva situación comunicativa generada, entre otros motivos, por la inmigración requiere de un entendimiento, no sólo verbal, sino también sentimental 12 : requiere de diccionarios que den cuenta del amor. Y la carencia

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En la versión de 1996 la frase africana «Lingo Lingo M b o k a te» está traducida como «El amor no sabe de pueblos», a pesar de que el texto en euskera diga «Maitasunak ez du herririk» (traducción literal al castellano: «el amor no tiene patria»), 12

En un poema Atxaga tematiza las rarezas de la lengua vasca y llega a la conclusión de que sí es un idioma extraño en cuanto a su léxico y gramática, pero que coincide en muchos conceptos, o sentimientos, con otras lenguas. Esto es, aunque uno no entienda un idioma puede comprender a sus hablantes con el corazón: «Escribo en una lengua extraña. Sus verbos, / la estructura de sus oraciones de relativo, / las palabras con que designa las cosas antiguas / —los

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de un diccionario en el que tenga cabida la, cada día más compleja, realidad, siempre en continuo cambio, es un tema recurrente en el libro al que pertenece nuestro poema. Y así, en la Canción V, el Yo lírico señala: Dice mi diccionario que la palabra desolación proviene del latino desolatio,

genitivo desolationis-, [...]

Pero nada dice el diccionario del corazón de la gente que marcha por la calle; nada dice de nosotros [...] (Atxaga 1997: 52).

En el primer poema del libro, su protagonista, un erizo, atraviesa la frontera entre su limitado mundo, del que domina el vocabulario, y otro nuevo, moderno y desconocido, del que ignora tanto significantes como significados: Y como su diccionario universal no ha sido corregido ni aumentado en estos últimos siete mil años, no reconoce las luces de nuestro automóvil, y ni siquiera se da cuenta de que va a morir (Atxaga 1997: 6).

Atxaga, en una entrevista, destaca la importancia de la mirada poética sobre el mundo a la hora de ampliar el diccionario diciendo que «[...] la bifurcación hacia lo poético nos permite llenar el diccionario de voces y palabras que podemos utilizar y reutilizar con el objetivo de expresarnos, contarnos y comprendernos» (Eraso 2003: 3). O lo que es lo mismo: para nuestro autor, la poesía sí da cuenta de esa realidad que no recogen los diccionarios canónicos, entre otras cosas porque «nos posibilita vivir tiempos y espacios diferentes, proporcionándonos una cierta idea de unidad del mundo» (Eraso 2003: 3). Y sobre este punto —la unidad del m u n d o — hemos de insistir, ya que resulta ríos, las plantas, los pájaros— / no tienen hermanas en ningún otro lugar de la Tierra. / Casa se dice etxe; abeja erle; muerte heriotz. / El sol de los largos inviernos, eguzki o eki; / el sol de las suaves y lluviosas primaveras, / también eguzki o eki, como es natural; / Es una lengua extraña, pero no tanto [...]». Véase Nueva Etiopía, «Escribo en una lengua extraña», pp. 17-18.

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de vital importancia para una mejor comprensión de nuestro poema. Según Atxaga, lo particular, lo que una persona conoce por experiencia, de primera mano, es siempre una manifestación de lo universal [...] El mundo tiene una unidad. L a cultura es universal [...] la gente habla diferentes lenguas, se casa en diferentes ceremonias, c o m o cosas distintas. Pero lo diferente, lo singular, sólo tiene un sentido superficial (Karabayram 2003: 3).

O, por decirlo con palabras de Ezekiel, lingo Mboka te, «el amor no tiene una patria concreta»: es decir, el amor es universal.

En el poema analizado, Ezekiel y el Yo lírico llegan a comunicarse, a pesar de sus diferentes códigos lingüísticos: porque el Yo efectivamente capta el mensaje gracias a que, en el fondo, los sentimientos, es decir, el amor', son universales. Es, pues, este amor universal el que posibilita al Yo lírico adquirir una visión más amplia del mundo y de la realidad: aquella que ensancha su entendimiento, enriquece su vocabulario y alarga la última estrofa en un verso más. En «Ezekiel Masisi Dembele», se plantea una cuestión fundamental para mejorar la convivencia en una sociedad multicultural, como lo es la nuestra. La migración supone en muchas ocasiones aislamiento, soledad y falta de comunicación (recordemos que los dos personajes no conversan, que la comunicación se desarrolla de modo indirecto y que Ezekiel se va solo del bar). En el título del poema, que reproduce el nombre y los apellidos del inmigrante, se puede leer una voluntad de individualización, por parte del texto, de un personaje que, de otra manera, resultaría un integrante más de un colectivo anónimo. Y los sentimientos, aunque universales, son siempre fruto de una experiencia individual: en ese sentido, y a través de Ezekiel, se reivindica lo que de universalmente humano hay en cada emigrante o exiliado, en cada persona que se ve obligada a vivir fuera de su patria y, a veces, pierde su identidad en el país de acogida. La emigración, al igual que la literatura, es una búsqueda con expectativas: de una vida mejor, por parte del emigrante, y de una comunicación literaria, por parte del poeta, que desea transmitir aquello que el diccionario convencional no recoge; se trata de una comunicación unidireccional, como ya hemos dicho, en la que el poeta espera que el lector competente capte el mensaje último y lo haga

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suyo, ampliando así su visión del mundo. Precisamente esto es lo que hace el Yo en la macrosecuencia B: incorpora a su discurso las palabras de Ezekiel, las mismas que a nosotros, lectores, tras la traducción del Yo, nos resultan ya perfectamente inteligibles. N o obstante, no es una tarea fácil de realizar. De ahí, que el poema ponga también de relieve el problema de la decodificación del texto literario, algo que verdaderamente preocupa a su autor, Atxaga, quien en su primera etapa como escritor, defendió una poética hermética y surrealista de la que, después, se distanció, evolucionando hacia una poesía más accesible y popular. De hecho, y en nuestra opinión, las numerosas repeticiones que jalonan el poema —como, por ejemplo, el verso «Parece pensar en algo», que casi cumple la función de estribillo en las primeras tres estrofas—, buscan acercarlo a la poesía oral y a la canción, calidad que se subraya en su sobretítulo «Canciones IX». Cada autor crea su propio código poético, código que el lector ha de intentar descifrar. Si triunfa en esta empresa, si logra captar el sentido último del poema, ensanchará los límites de su diccionario, convirtiéndose en el receptor idóneo de una poesía como la que aquí se propone: aquella que incluye una realidad mucho más amplia. Aquella en la que los sentimientos sí tienen cabida. Aquella que habla del corazón.

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SUIZA: IDENTIDADES LINGÜÍSTICAS COMPLEJAS EN UN PAÍS PLURILINGÜE Georg Bossong

Universidad de Zürich

La existencia de minorías es cosa natural y corriente; apenas hay países en el mundo que sean plenamente monolingües —Islandia es uno de los raros ejemplos que muestra, por su insularidad misma, que el monolingüismo absoluto no puede establecerse en situaciones de contacto 'normales'—. La idea del Estado nacional, con fronteras estables, una única lengua y un único pueblo (y además una única religión), tan atractiva, formada en Europa y generalizada a escala mundial, siempre ha sido una utopía, una utopía peligrosa y a veces nefasta. El plurilingüismo es la situación más difundida y más natural de las naciones del mundo. Pero dentro de este cuadro general, Suiza muestra características singulares. El hecho, que cabe destacar, es que entre la población autóctona no hay 'minorías' en el sentido habitual; es decir, no hay una lengua oficial primaria acompañada de una o varias lenguas secundarias con papel marginal, sino que en Suiza hallamos un plurilingüismo originario, firmemente establecido desde hace muchos siglos y que forma parte de la identidad nacional. Ni el francés ni el italiano son 'lenguas minoritarias', como lo son, a pesar de todo, el francés en Canadá, el sueco en Finlandia o el catalán en España, por citar tan sólo casos donde la lengua minoritaria goza de condiciones favorables (únicamente el retorrománico posee algunas características típicas de las lenguas minoritarias, pero éste no es nuestro tema en este artículo). Suiza se define como nación plurilingüe. La identidad suiza no está ligada a la lengua alemana, aunque los locutores del alemán constituyen la mayoría de la población. En esto reside lo que podemos llamar 'la excepción suiza'.

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A este plurilingüismo autóctono se superpone otro, de origen reciente, que es debido a la inmigración. C o m o en todos los países desarrollados, afluyen extranjeros procedentes de las más diversas zonas del mundo, con sus respectivas lenguas. Aunque Suiza no es un país constituido por inmigrantes, como los Estados Unidos de América, Argentina o Australia, el porcentaje de inmigrantes de primera, segunda o tercera generación es particularmente alto. Suiza es una tierra acogedora; siempre ha sido un refugio para los perseguidos del mundo entero, y si hoy en día las proporciones que ha tomado la inmigración son consideradas inquietantes por algunos, este país sigue siendo más tolerante y más generoso que la mayoría de sus vecinos europeos. En el plano lingüístico, es evidente que la llegada de los inmigrantes ha aumentado enormemente el número de lenguas habladas en el suelo confederal. A este respecto, la situación en Suiza no es muy diversa de la que encontramos en Francia, Inglaterra, Italia, Alemania y otros países. La diferencia reside en el hecho de que los inmigrantes llegan a un país esencialmente plurilingüe. En Alemania se discute mucho lo que Bassam Tibi, pensador alemán de origen sirio, ha bautizado como Leitkultur. ¿ Q u é podría ser una Leitkultur alemana? ¿Es posible inculcarla en la mente de los niños inmigrados por medio de la lengua? Tengo mis dudas acerca de si la enseñanza lingüística puede servir de remedio universal a los problemas de la inmigración, como suele afirmarse en los debates actuales en Alemania. D e todas formas, la discusión se limita a la enseñanza del alemán, idioma que algunos consideran portador de los valores democráticos que reinan (o deberían reinar) en este país. En Suiza, la situación es diferente dado que este país no está encerrado en un estrecho monolingüismo: es una Europa en miniatura. Por eso, las discusiones acerca de la lengua de los inmigrantes son menos tensas, menos acerbas, menos cargadas de emociones que en otros países europeos. En Suiza, la gente está acostumbrada al plurilingüismo. Hablar otra lengua no significa automáticamente exclusión, dado que los suizos mismos hablan lenguas distintas. Si hay algo como una Leitkultur suiza, ésta no se basa en una unidad idealizada de país, cultura e idioma, sino más bien en la tolerancia mutua y la integración de religiones, costumbres y lenguas distintas. Entre las lenguas no nacionales de Suiza, el español destaca como una de las más importantes. Después del alemán (64%, según el censo de 1990), del francés (19%) y del italiano (8%), el español es hablado por casi el 2 % de la población nacional. En cuanto lengua neolatina, se integra con bastante facilidad en un entorno donde coexisten dos lenguas románicas mayores: el

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francés y el italiano. No es de extrañar que la cifra más elevada de hispanohablantes se concentre en la Suiza de habla francesa, donde su porcentaje llega al 3,3%. Pero son también numerosos en la Suiza alemana, en particular en los grandes centros urbanos. En lo que sigue, vamos a concentrarnos sobre todo en los españoles o descendientes de españoles que viven en la Suiza de habla alemana. En esta situación de contacto lingüístico, no se trata simplemente de la convivencia entre el español y el alemán. C o m o es consabido, el cuadro es mucho más complejo. Del lado alemán, la diglosia entre dialecto y lengua estándar es un hecho fundamental. Suiza no sólo es única por su plurilingüismo a nivel nacional; también lo es en cuanto a la diglosia interna dentro de la zona alemana, por lo menos en Europa. En los países europeos los dialectos gozan de prestigio y de vitalidad diferentes. La Francia de hoy se puede considerar como un país más o menos desdialectizado: las hablas antiguas han desaparecido, o están desapareciendo, a pesar de las reivindicaciones de grupúsculos que quieren revitalizar aquellas antiguamente importantes como el picardo. En cambio, la mayor parte de la población de Inglaterra, Italia y Alemania sigue empleando sus respectivos dialectos, aunque en ninguno de estos países se podría hablar de una auténtica diglosia, como la que reina, por ejemplo, en los países árabes. La transformación se hace patente al cruzar la frontera entre Alemania y Suiza. Si bien en el sur de Alemania la gente habla el dialecto en su vida privada e íntima, nunca lo utilizaría en una situación mínimamente formal. En Suiza, el uso del dialecto es casi universal; sólo las situaciones más formales requieren la lengua estándar. Mi ejemplo preferido proviene del mundo profesional en el que estoy inmerso: un grupo de profesores suizos hablan naturalmente el suizo alemánico entre sí (siempre y cuando no haya ningún alemán presente), cosa absolutamente impensable en una universidad alemana. El uso del dialecto, socialmente aceptable e incluso requerido de este lado de la frontera, sería absurdo y sumamente ridículo del otro lado. Podemos establecer someramente la siguiente tipología: — naciones desdialectizadas (por ejemplo Francia) — naciones con dialectos vitales pero sin diglosia (por ejemplo Alemania) — naciones con diglosia dialecto-lengua estándar (por ejemplo Marruecos)

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La diferencia entre la Suiza de habla francesa y la de habla alemana no reside tanto en la diferencia lingüística en sí misma, sino en la constelación sociolingüística: mientras que la Suiza francesa sigue el modelo francés, que muestra hoy en día una desdialectalización muy avanzada, la Suiza alemana es un ejemplo arquetípico de la diglosia, tal y como fue descrita por primera vez por el lingüista americano Ferguson en 1959. En este punto discrepa profundamente de la vecina Alemania. Por consiguiente, el inmigrante, español o de otra procedencia, se ve confrontado no con uno, sino con dos idiomas distintos; aunque estos idiomas son realizaciones de un diasistema común, hay que aprenderlos separadamente. Este hecho plantea problemas a nivel práctico. Los inmigrantes de la primera generación suelen considerarlo molesto. Cito dos ejemplos de testimonios recogidos por Marina Richter en su tesis de doctorado: Ana (54 años): Meine Schwester und ich dachten, wenn wir schon in einem fremden Land sind, dann wollen wir auch die Sprache lernen und wir schrieben uns in einer Sprachschule ein. Am Anfang kamen wir gut zurecht mit den wenigen Worten, die wir auf Italienisch gelernt hatten. Wir gingen mit den Italienierinnen [...] einkaufen. Zuerst kamen wir mit etwas Italienisch gut durch, dann begannen wir, uns mehr und mehr auch auf Deutsch zu verständigen. [...] Was mich aber immer noch sehr bremst, ist, dass ich Deutsch spreche und man mir auf Dialekt antwortet (Richter 2006: 213). Roberto (41 años): Man lernt Deutsch, und nachher, wenn man sich ins tägliche Leben integriert, wenn man einkaufen geht, in einen Laden, auf der Strasse, dann hört man kein einziges Wort Deutsch. [...] Es gibt Leute, die wissen, dass ich Hochdeutsch spreche und dass ich den Schweizer Dialekt schlecht verstehe. Und sie — das ist wie eine Gewohnheit — sie sprechen einfach Dialekt. Am Anfang hat mich das wütend gemacht. Die Leute können, aber sie wollen einfach nicht (Richter 2006: 214). A pesar de tales dificultades (que también son las de otros inmigrantes, por ejemplo, de la Suiza de habla francesa e, incluso, de Alemania), la impresión general de los inmigrantes suele ser muy positiva. Prevalece un sentimiento de gratitud, como lo muestra el siguiente testimonio, igualmente citado de la tesis de Marina Richter:

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Die Schweizer haben mich mit offenen A r m e n empfangen. Wirklich! Sie haben ein hohes kulturelles Niveau. Und ausserdem sind sie interessiert an anderen Kulturen. Das hat sich sehr verändert. Vor Jahren war dies ganz anders [...] Ich habe ganz tolle Leute kennen gelernt, ganz offene und ganz kosmopolitische Leute. [...] Jeden Tag brachten sie uns ein neues W o r t auf Dialekt bei. Und sie haben uns zu Festen eingeladen. Das Beste war der Karneval! Sie nahmen uns mit und erklärten mir alles! (Richter 2 0 0 6 : 221).

En la Suiza alemana, únicamente puede adquirirse una identidad lingüística suiza si el inmigrante llega a dominar la diglosia reinante, meta prácticamente inalcanzable para la primera generación. Pero está claro que los 'secondos', por sus contactos diarios desde la primera infancia y por su escolarización en el sistema suizo, manejan perfectamente el variado instrumentario lingüístico que se utiliza en este país con toda su complejidad interna. Desde este punto de vista hay claramente una diferencia generacional: A n a (54 años): [...] ich fühle mich in Spanien, von der Sprache her, mehr zu Hause. Ich habe dort keine Probleme. Hier verstehe ich vieles, aber ich spüre, dass es etwas anderes ist im Vergleich zu meinem Sohn, der hier geboren und aufgewachsen ist. Er beherrscht die Sprache. Es ist seine Sprache (Richter 2 0 0 6 :

216). La complejidad intralingüística se manifiesta también en el lado español. Los inmigrantes vienen de las más variadas regiones del mundo hispánico, con una mayoría relativa de gallegos, tradicionalmente tierra de emigración. Pero también hay vascos, catalanes, andaluces y españoles de otra procedencia, junto con latinoamericanos. En lo que sigue nos limitaremos al gallego. Desde principios de los años 80 del siglo pasado, el gallego es lengua cooficial junto al español. En Galicia se ha configurado un gallego formal, escrito, que ahora está omnipresente en la vida pública. Los gallegos de la emigración, en particular los de la segunda generación, perciben estos desarrollos como algo muy lejano. Para ellos, el gallego sigue siendo la lengua del ámbito privado, hablada en la intimidad de la familia y de los amigos, prácticamente nunca escrita. En su mayoría, desconocen el gallego co-oficializado formal. En la enseñanza complementaria, si acuden a ella, aprenden a escribir el español, nunca el gallego. Entre los 'secondos' está bastante difundida una actitud que considera el gallego un mero 'dialecto' y no le otorga el estatus de una lengua. Cito de la tesina de una alumna mía, Jeanine Khan-Bol, algunas frases de

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una conversación entre dos jóvenes hermanos 'secondos' que discrepan sobre la cuestión de cómo clasificar el gallego. Este breve texto vale también como ejemplo del cambio de código (code switching) entre español y suizo-alemán, tan típico de esta segunda generación de inmigrantes: A: Bueno, gallego, lo entendemos. B: ¡Ahh! A: Pero hablar. B: Gallego, ah nei. A: No. B: Gallego será lengua para, para la..., pero no es una verdadera lengua para mí. A: Doch\ ¡Es lengua! B: Sí, sí, igual que el vasco, igual que el catalán, sí, sí. A: Lengua oficial, isch wahr\ B: Ja wirdscho so sie! Das isch kei... Investigadora: ¿No te gusta el gallego entonces? (Khan-Bol 2005: 105-106).

En el conjunto de variedades lingüísticas que estos 'secondos'tienen a su disposición, se puede observar una asimetría: mientras que en la vertiente alemana el uso del dialecto suizo-alemán no sólo es natural, sino socialmente lo único aceptable (el alemán estándar sería sumamente inadecuado en esta situación comunicativa), el gallego, que es lengua propia, no goza del mismo prestigio para los locutores; no les gusta utilizarlo, su uso les parecería inapropiado, aunque uno de ellos sabe por lo menos que hoy en día es lengua co-oficial. Es característico que el punto de referencia para describir el estatus sociolingüístico del gallego no sea la diglosia suiza, sino el vasco y el catalán, casos más evidentes de la co-oficialidad de lenguas en la España de hoy. Por su parte, estos informantes rechazan el uso del gallego, incluso en el ámbito familiar. Su lazo emotivo con España se aprecia con que hablan el español; el gallego no contribuye nada a la construcción de su identidad lingüística. Y, sin embargo, se puede mostrar que el gallego influye en el español de los 'secondos', a manera de substrato, como lo hace también en el español hablado en Galicia. Un caso concreto muy interesante es el uso de los tiempos verbales. Según las encuestas realizadas por otro discípulo mío, Félix Jiménez Ramírez 1 , un tercio de los informantes usa casi exclusivamente el perfecto simple (indefi-

1

2001).

Publicadas en su tesis de doctorado El español en la Suiza alemana (Jiménez Ramírez

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nido), como es normal en todo el noroeste de España, no sólo en Galicia, sino también en Asturias y gran parte de León. E incluso entre el grupo mayoritario, que utiliza los tiempos verbales más o menos como en la lengua estándar, encontramos casos en los que el perfecto simple se emplea en contextos donde normalmente aparecería un perfecto compuesto en el habla de Madrid: «Es lo que dijiste tú hoy en la clase» (Jiménez Ramírez 2001: 74). El uso de los tiempos verbales del pasado tiene otra vertiente. Una minoría de los informantes está influida no por el gallego, sino por el suizo-alemán, donde el pretérito compuesto prácticamente ha suplantado el pretérito simple. Encontramos numerosos ejemplos como éste: «Se han ido hace seis años» (Jiménez Ramírez 2001: 75). Así, pues, la red de influencias provoca dos evoluciones opuestas: — influencia del substrato gallego: mayor uso del perfecto simple; — influencia del adstrato suizo-alemán: mayor empleo del perfecto compuesto. A esta red de influencias también pertenecen las dos grandes lenguas románicas nacionales de Suiza: el francés y el italiano. El primero, sobre todo por el aprendizaje escolar obligatorio; el segundo, por los contactos concretos en el ambiente en el que se mueven los inmigrados. Como es bien sabido, el italiano desempeña el papel de una lingua franca entre los inmigrados de proveniencia diversa. En cuanto lengua románica sirve a los inmigrantes españoles como puente que les facilita el acceso comunicativo. En esta situación de contacto se ha formado algo similar a una lengua mixta, híbrida, donde confluyen las estructuras de ambos idiomas en una koiné neolatina. Esta 'interlengua' ha sido estudiada a fondo por el colega Stephan Schmid en su tesis de doctorado 2 . A los españoles, el italiano les resulta de mucho más fácil acceso que el alemán por razones obvias de parentesco lingüístico y la correspondiente semejanza. Los locutores son perfectamente conscientes de este hecho, como lo muestran los siguientes testimonios: A: Perché qui los espagnolos che llevan mohos ani no han imparato el tedesco nunca en la vita.

2

Schmid Stephan, L'italiano

degli spagnoli

(1994).

76

Georg Bossong B: Si, el mió papa no ha imparato en la vita el tedesco en dieciseis anos que lleva qui, no, niente. C: Per noi latini el tedesco é molto duro. D: Lo ho imparato de parlare con los amicos italianos, sempre parlo con italianos per defénderme de lui, perché el tedesco voy a [...] necesito molto tempo per impararlo, e per defendérme qui devo parlare italiano qualche cosa che se parle qui, en queste país (Schmid 1994: 83).

El contacto entre el español y el suizo-alemán produce el cambio de códigos, es decir, el paso de una lengua a otra, pero con una neta separación entre ambas; sin embargo, el contacto entre el español y el italiano conlleva una mezcla de las estructuras morfológicas y una interpenetración íntima de las construcciones sintácticas. Nótese el cambio del acento en la forma del infinitivo dos veces repetido: 'defénderme' según las reglas del italiano, 'defendérme' según las del español, y esto dentro de un enunciado emitido por un único locutor. Adviértase también el subjuntivo 'parle'formado según las reglas morfológicas del español sobre una base lexical italiana. En tales casos ya no se puede hablar de code switching, sino claramente de code mixing. Esta 'interlengua' italo-española se ha formado de manera espontánea en el contacto diario entre inmigrantes recién llegados. Pero también en la segunda generación se pueden observar fenómenos de contacto, debidos al aprendizaje de las lenguas nacionales en la escuela. Estos fenómenos no han resultado en la creación de una 'interlengua', ya que tales estructuras no son estables. Se trata de interferencias de carácter personal, pero frecuentes y bastante sistemáticas. Cito algunos ejemplos recogidos por Félix Jiménez en su ya citada tesis de doctorado. En el plano léxico notamos la presencia de formaciones híbridas como 'apartenecer', con la raíz verbal española 'pertenecer' y un prefijo 'a-' que proviene indudablemente del francés appartenir. Lo mismo vale para el substantivo 'aventaja, que combina el español 'ventaja' con el francés avantage. El caso inverso es la creación de un verbo 'consejar' en vez de 'aconsejar', debido al modelo francés conseiller o al italiano consigliare. Si uno de los informantes dice 'minoridad' en vez del normativo 'minoría', esto se debe a la influencia del francés minorité que se copia según las reglas morfo-fonéticas del español (Jiménez Ramírez 2001: 108-109). Muy llamativas son las interferencias en el uso de las preposiciones. Cito dos casos. El primero se refiere a la rección verbal. El verbo español 'pensar' se construye con la preposición 'en', pero el francés 'penser' (y también el italiano

Suiza: identidades lingüísticas complejas en un país plurilingüe

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'pensarerige la preposición 'a'. En los trabajos escritos de los entrevistados se encuentra regularmente la construcción 'pensar a' («Sólo hay que pensar al grupo terrorista ETA», Jiménez Ramírez 2001: 94). Es m u y frecuente el uso de preposiciones (sobre todo la 'de') en construcciones infinitivas carentes de ellas en español. Cito algunos ejemplos: — mis papas decidieron de hablarle en alemán {mesparents ont décidé de lui parler en allemand) — es importante de señalar. ..le s difícil de considerar... {il est important de signaler/ il est difficile de considérer) — este hecho permite a las comunidades de tener una segunda lengua (cefaitpermet aux communautés d'avoir une seconde langue) (Jiménez Ramírez 2001: 86-87). Tales interferencias muestran, u n a vez más, el alto grado de permeabilidad de las estructuras lingüísticas en lenguas tan estrechamente emparentadas como lo son las románicas. Muchos de los inmigrantes son auténticos políglotas. En la segunda generación suelen d o m i n a r el alemán estándar, el suizo-alemán, el español (hablado y también escrito si h a n recibido una eneseñanza complementaria) y el gallego hablado con la competencia de u n locutor nativo; además saben el francés, el italiano, y evidentemente el inglés. D o m i n a r varias lenguas es una ventaja nada desdeñable en la vida práctica y en el mercado laboral. Pero u n o puede plantearse la pregunta de si estos inmigrantes realmente h a n 'desembarcado' en Suiza. ¿Se h a n integrado hasta tal punto que se sienten ya suizos, o por lo menos más suizos que españoles? La respuesta es negativa, según los resultados de las investigaciones anteriormente citadas. Todos los encuestados se sienten bien integrados en el ambiente y en la sociedad suizos, pero si se pregunta por su identidad, casi la práctica totalidad dice que se sienten más españoles que suizos, o incluso totalmente españoles. D e las 30 personas encuestadas por Félix Jiménez, ocho se consideran exclusivamente españoles; 20, una mezcla; uno, ni lo u n o ni lo otro, y uno, se queda sin responder; pero n i n g u n o se considera a sí mismo exclusivamente suizo. En esta generación, todos tratan de transmitir el español a sus hijos si ya los tienen, o por lo menos tienen la intención de hacerlo con sus futuros descendientes. Esto resulta particularmente difícil en parejas bilingües, con u n o de los padres de lengua suizo-alemana, pero incluso en estos casos la intención de no perder el uso del español a través de las generaciones queda m u y claramente expresada. Lo que muestra que el

78

Georg Bossong

sentimiento de identidad se conserva incluso en una generación cuya lengua habitual es el alemán, con la típica configuración diglósica que acabamos de ver. El dominio del dialecto suizo-alemán facilita la vida, pero no cambia las actitudes profundas. Suiza es la casa común en la que se sienten cómodos. Es exactamente este espíritu de convivencia de hombres y mujeres de orígenes muy variados el que les permite integrarse y conservar al mismo tiempo su propia identidad.

BIBLIOGRAFÍA

JIMÉNEZ RAMÍREZ, Félix (2001): El español en la Suiza alemana. Bern: Peter Lang. KHAN-BOL, Jeannine (2005): «La identidad de los españoles de la segunda generación en la Suiza alemana: un análisis cualitativo». Universidad de Zürich (tesina inédita). RICHTER, Marina (2006): Integration, Identität, Differenz. Der Integrationsprozess aus der Sicht spanischer Migrantinnen und Migranten. Bern: Peter Lang. SCHMID, Stephan (1994): L'italiano degli spagnoli. Interlingue di immigrati nella Svizzera tedesca. Pavia: Francoangeli.

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A P É N D I C E : E L ÚLTIMO POEMA DE J O R G E L U I S B O R G E S ( 1 9 8 5 )

L o s CONJURADOS

En el centro de Europa están conspirando. El hecho data de 1291. Se trata de hombres de diversas estirpes, que profesan diversas religio nes y que hablan en diversos idiomas. Han tomado la extraña resolución de ser razonables. Han resuelto olvidar sus diferencias y acentuar sus afinidades. Fueron soldados de la Confederación y después mercenarios, porque eran pobres y tenían el hábito de la guerra y no ignoraban que todas las empresas del hombre son igualmente vanas. Fueron Winkelried, que se clava en el pecho las lanzas enemigas para que sus camaradas avancen. Son un cirujano, un pastor o un procurador, pero también son Paracelso y Amiel y Jung y Paul Klee. En el centro de Europa, en las tierras altas de Europa, crece una torre de razón y de firme fe. Los cantones ahora son veintidós. El de Ginebra, el último, es una de mis patrias. Mañana serán todo el planeta. Acaso lo que digo no es verdadero; ojalá sea profético.

L A SITUACIÓN SOCIOLINGÜÍSTICA DE LOS

INMIGRANTES ESPAÑOLES EN LA SUIZA ALEMANA Stephan Schmid

Universidad de Zürich

I . INTRODUCCIÓN

En la experiencia vivida por los migrantes, el problema comunicativo desempeña un papel de primer orden. Nuestra contribución se propone, pues, afrontar la temática de la migración desde una perspectiva sociolingüística, concentrando la atención en un caso concreto: el de los españoles residentes en la Suiza alemana. Más precisamente, se presentarán datos cuantitativos y cualitativos sobre varios aspectos del comportamiento lingüístico de este grupo social. En un primer momento, se enfocará el tema en su dimensión demolingüística, ilustrando cuántos españoles vivieron en Suiza a lo largo del siglo x x y cómo se repartieron entre las varias regiones del país. A partir de este cuadro demográfico se podrán plantear las clásicas preguntas de la investigación sociolingüística: ¿quién habla qué lengua, a quién y cuándo? (Fishman 1965). Para el escenario migratorio esto significa averiguar no sólo de qué modo se reparten, en el elenco de los emigrantes, las lenguas del país de origen con las de aquel de acogida, sino también cuáles son las diferencias entre la primera y la segunda generación, y por fin, cómo se manifiesta el plurilingüismo en el habla de los inmigrantes. En el caso de la primera generación, sobre todo, las investigaciones sociolingüísticas demuestran que a la adquisición de las lenguas locales (el alemán

82

Stephan Schmid

y el suizo alemán) se añade a menudo otra lengua de migración: el italiano. Para la segunda generación, en cambio, será interesante observar el grado de conservación de la lengua materna y las diversas manifestaciones del contacto lingüístico con el alemán, como por ejemplo las interferencias lingüísticas y el cambio de código.

2. C U A D R O D E M O G R Á F I C O DE LA I N M I G R A C I Ó N ESPAÑOLA EN S U I Z A

Cada diez años, la oficina de estadística de la Confederación Suiza lleva a cabo un censo de población en el cual se recogen, entre otras informaciones, datos sobre la repartición de las lenguas en el territorio nacional y el comportamiento lingüístico de la población. Estas investigaciones permiten conocer el desarrollo numérico de los hablantes de una determinada lengua (o, más concretamente, de los individuos que la consideran su lengua 'principal'), así como la distribución de las varias comunidades lingüísticas en las distintas áreas del país. Una elaboración cartográfica de los datos del año 2000 muestra una mayor concentración de los hispanohablantes en las zonas urbanas —por ejemplo, en las áreas de Zúrich, Basilea, Lausana y Ginebra— que en las rurales (BFS 2003: 140; Lüdi/Werlen 2005: 19). Pero más evidente aún es una segunda observación: si existe cierta presencia de hispanohablantes en algunos cantones de la Suiza alemana como Zúrich (1,3%) y Basilea-Ciudad (2,1%), su densidad es claramente mayor en la zona francófona, sobre todo en los cantones de Vaud y Ginebra, donde representan respectivamente el 1,6% y el 3,3% (BFS 2003: 131). En realidad, en la última década del siglo x x esta distribución geográfica se atenuó levemente. En 1990, el 52,8% de los hispanohablantes vivían en los cantones de habla alemana, frente a un 44,8% en los cantones de habla francesa y un 2,4% en la Suiza italiana (Franceschini 1997: 481-483). En 2000, los hispanohablantes se repartieron, en cambio, de la siguiente manera: el 57,3% en la Suiza alemana, el 38,6% en la Suiza francófona y el 4,1% en la Suiza de habla italiana (Lüdi/Werlen 2005: 22). De todos modos, el peso estadístico de la lengua española disminuyó notablemente entre los dos últimos censos de población: si en 1990 el español fue la primera lengua no nacional, en 2000 ocupa el cuarto rango (BFS 2003: 129-131; Lüdi/Werlen 2005: 11).

La situación sociolingüística de los inmigrantes españoles 1990

83

2000

Español

116.818

1,7%

77.506

1,1%

Eslavo meridional

109.013

1,6%

111.366

1,5%

Portugués

93.753

1,4%

89.527

1,2%

Turco

61.320

0,9%

44.763

0,6%

Inglés

60,786

0,9%

73.425

1.9%

Albanés

35.853

0,5%

94.937

1,3%

Tabla 1. Hablantes de lenguas no nacionales en Suiza (datos de los censos 1 9 9 0 y

2000).

Con una disminución del 34% de sus hablantes, el español es el segundo perdedor entre las lenguas tradicionales de la inmigración, situado después del griego (-36%) y antes del turco (-27%). El portugués, por el contrario, perdió poco (-5%) y hasta ganaron en importancia el serbocroata (+2%), el inglés (+21%) y el albanés (+165%). Sin embargo, tales cifras necesitan ser interpretadas, pues la disminución estadística de los hispanohablantes se debe a varias causas. Claro está que la pérdida puede incluir a las personas de habla hispana que abandonaron el país en la década de los noventa, pero refleja también un cambio en la estructura del repertorio lingüístico de los hispanohablantes. O, dicho de otra manera, la disminución del número de hispanohablantes podría ser un artefacto del mismo método de investigación, que obliga a los individuos bilingües a indicar una sola 'lengua principal' (véase al respecto el capítulo 6). Por otro lado, no se puede negar que hoy en día los españoles en Suiza son menos numerosos en comparación con las décadas anteriores. Año

Individuos

1950

1.212

I960

13.524

1970

121.239

1980

107.510

1990

124.127

1995

102.320

2000

84.559

2005

73.136

Tabla 2. Españoles residentes en Suiza.

84

Stephan Schmid

La tabla 2 cuenta en números absolutos los españoles residentes en Suiza entre 1950 y 2005 (Wanner 2004: 72-73, BFS 2006: 66).1 Estos datos ilustran cómo la inmigración española en Suiza empieza esencialmente en los años 60 (a consecuencia de la falta de trabajo en España) y alcanza su cota máxima con más de 110.000 personas entre 1970 y 1990, con una fase de estabilidad que duró casi 20 años, a excepción de un pequeño descenso en la segunda mitad de los 70 debido a la crisis económica en Suiza. En cambio, a partir de 1991 se nota un balance negativo del saldo migratorio que nos lleva paulatinamente a los 69.000 individuos de 2006. Este cómputo negativo no se debe tanto a un incremento de la migración de retorno (puesto que ya en los años 80 muchos trabajadores habían vuelto a España una vez alcanzada su edad de jubilación), sino más bien al descenso de la inmigración; de hecho, el fenómeno de la re-migración se atenuó entre 1999 y 2003 para aumentar sólo levemente desde entonces (Richter 2006: 158-160; BFS 2006: 25). Pero para comprender el descenso del número de ciudadanos españoles, además de la migración de retorno hay que considerar otro fenómeno, el de la naturalización: así, a los 84.559 españoles residentes en territorio helvético en el año 2000 se suman 16.028 personas con doble nacionalidad, suiza y española (Wanner 2004: 11). Entre 2000 y 2006, una media de 800 personas por año adquirieron la nacionalidad del país de acogida (BFS 2006: 68), de manera que a los 73.136 españoles de 2005 habría que añadir aproximadamente otros 4.000 ciudadanos con doble nacionalidad. Desde el punto de vista sociolingüístico es interesante observar que hoy en día existen ciudadanos suizos que tienen como lengua principal el español (Lüdi/Werlen 2005: 35): se trata de 12.755 individuos repartidos entre la Suiza alemana (7.943), francesa (3.921) e italiana (618). Volviendo al tema primordial de nuestra contribución, la situación lingüística de los españoles en la Suiza alemana, hay que mirar el cuadro global de la población inmigrada y las relaciones que existen entre las varias nacionalidades presentes en el territorio suizo (Wanner 2004: 12, 72). En nuestro caso se revela particularmente interesante la comparación 1 Para un cuadro detallado de la repartición geográfica de los inmigrantes españoles en todos los cantones suizos entre 1970 y 2000 véase Richter (2006: 156-168).

La situación sociolingüística de los inmigrantes españoles

85

entre las inmigraciones española e italiana: la figura 1 muestra que los españoles nunca llegaron a ser tan numerosos como los italianos, pero es cierto igualmente que su disminución empezó mucho más tarde.

600'000

Figura 1. Desarrollo de la población extranjera en Suiza.

3. ESCENARIOS SOCIOLINGÜÍSTICOS PARA LAS POBLACIONES INMIGRADAS

En un estudio sobre la lengua española en Suiza, Georges Lüdi pone de relieve que una comunidad migrante puede escoger fundamentalmente entre tres modelos de comportamiento (Lüdi 1998: 285). Como primera opción, la minoría inmigrada puede aislarse y mantener sólo pocos contactos con la sociedad del país de acogida, hablando casi exclusivamente la lengua de origen (ésta pudo ser la situación de la primera generación de inmigrantes portorriqueños en Nueva York, sobre todo de las mujeres; véase Fishman 1972, capítulo 5.3). La segunda opción prevé que la minoría se mezcle con la comunidad de acogida y aprenda su idioma para el uso público, manteniendo sin embargo la lengua de origen en el dominio privado. Por último, si una comunidad inmigrada escoge la tercera opción, abandona completamente la lengua de origen para hablar el idioma del país de acogida incluso en casa (este

86

Stephan Schmid

fenómeno se produjo en el caso de muchos italianos emigrados a Argentina; véase al respecto Schmid 2008: 319-320). 2 Quien conoce la situación de la Suiza alemana sabe que no pudo realizarse el primer escenario, simplemente porque la comunidad española no fue nunca lo suficientemente numerosa y no estaba concentrada en determinadas áreas. Para la primera generación, la opción más realista parece ser la segunda, dado que la experiencia migratoria en la Suiza alemana tuvo siempre algo de provisional; la idea constante del retorno a España permitía cierto nivel de integración, pero seguramente no favoreció el tercer modelo de la asimilación total (Richter 2006: 245-246). 3 Éste podría ser tal vez un escenario para la segunda generación, si bien los estudios sociolingüísticos muestran que, en realidad, existe un escenario que comprende la sobrevivencia de la lengua 'étnica' junto a la adquisición de la lengua local en una especie de bilingüismo 'equilibrado' (véase capítulo 6). Como ya hemos aludido, las tres opciones no se plantean de la misma manera para las distintas generaciones de migrantes, así que en algunos modelos se ha pensado en una sucesión de los tipos de comportamiento más que en una alternativa en un momento dado. Consta que las teorías 'clásicas' de la sociología del lenguaje prevén para las comunidades inmigradas tres o cuatro estadios, según el nivel de competencia y la permeabilidad de los dominios comunicativos en ambas lenguas (Fishman 1972: capítulo 7; Franceschini et al. 1984: 56; Franceschini 1997: 513).4 En el estadio inicial, los inmigrantes seguirían hablando esencialmente su propio idioma, adquiriendo al mismo tiempo una forma aproximativa de la lengua del país de acogida, de lo que resultaría una especie de 'bilingüismo de adición'. En los estadios intermedios, los miembros de la comunidad aprenderían ya en su niñez tanto la lengua de origen —a través de la comunicación familiar— como la lengua de la comuni2 Franceschini (1997: 457-458) esboza una tipología algo distinta que comprende dos opciones adjuntivas, o sea la comunicación con la población local en la lengua de los inmigrantes y el empleo de una tercera lengua vehicular. Como es sabido, ocurre raramente que un español pueda hablar en su propio idioma con un suizo, algo que habían logrado en cambio —hasta cierto punto— los inmigrantes italianos; esta misma costumbre contribuyó a la difusión del italiano como 'lengua franca' (véase capítulo 5). 3 Claro está que en la experiencia vivida por una comunidad migrante la problemática de la 'asimilación' o 'integración' va más allá de la dimensión lingüística (véase al respecto la reseña de algunos modelos sociológicos de la migración en Richter 2 0 0 6 : 47-59). 4 Para una discusión más detallada de estos y otros escenarios en relación a la alternancia de códigos véase Schmid (2005: 142-148).

La situación sociolingüística de los inmigrantes españoles

87

dad de acogida (en la escuela, con los amigos, etc.); esto llevaría a varias formas de bilingüismo más o menos equilibradas'. En el estadio final, se asistiría al abandono de la lengua de origen, de la cual los descendientes de los inmigrantes poseerían a lo mejor un dominio pasivo. Uno podría estar tentado a equiparar estas fases con tres generaciones de inmigrantes (abuelos, padres e hijos), lo que corresponde probablemente a la situación de Estados Unidos en la primera mitad del siglo pasado, pero para los españoles en la Suiza alemana se perciben escenarios más articulados. Por ejemplo, hay que tomar en cuenta la posible presencia de un bilingüismo diglósico de origen, donde el castellano está en contacto con otra lengua cooficial como el gallego (Bossong 2009, véase infra) o con un dialecto como el bable/asturiano (Lüdi 1995: 308-309). Además, junto a la adquisición de las variedades locales (alemán, suizo alemán) se da incluso el caso de la aparición de un idioma no territorial, en concreto del italiano (véase capítulo 5).

4 . L o s REPERTORIOS SOCIOLINGÜÍSTICOS DE LOS INMIGRANTES ESPAÑOLES EN SUIZA

Los primeros estudios dedicados de una u otra forma a la situación lingüística de los españoles en Suiza datan de los años ochenta, aunque no traten exactamente el tema de esta contribución. Las Actas de lasjornadas organizadas por el Ateneo Popular Español de Zúrich (López de Abiada/Bernasocchi 1982), abordan la situación de la segunda generación desde el punto de vista de la identidad y de la escolarización. Consideraciones más bien sociolingüísticas se encuentran en un libro de introducción al bilingüismo, que contiene ejemplos de un grupo de españoles residentes en la Suiza francófona, más precisamente en la ciudad de Neuchátel (Lüdi/Py 1984: 21-32 y passirrt)? Hay un detalle interesante que se desprende de estas dos publicaciones: si López de Abiada (1982:28) afirma que «el italiano desempeña para esos jóvenes —¡lo mismo que para sus padres!— [...] la función de 'lengua franca'», Lüdi y Py (1982: 29) citan el caso de una familia española en Neuchátel, en la cual 5

Diez años más tarde, Lüdi (1995) vuelve a analizar la cultura de comunicación de los inmigrantes españoles en Neuchátel con un estudio sobre el habla bilingüe y el 'trabajo léxico' (véase también Lüdi 1998: 289-296), mientras que Berthoud, Molina y Py (2004: 63-65) presentan los resultados de una encuesta con profesores, padres y alumnos de los cursos de lengua y cultura española (LYCE) en el cantón de Vaud.

88

Stephan Schmid

los dos padres habían aprendido el italiano antes que la lengua local, o sea el francés (circunstancia que los dos autores juzgaron ser bastante frecuente en Neuchátel). Ahora bien, ya no sorprende que la primera investigación sociolingüística sobre los italianos en la Suiza alemana haya tratado precisamente este fenómeno (Schmid 1994, 1995). Pero antes de ocuparnos de las formas y de las funciones del italiano hablado por los españoles desde una perspectiva cualitativa, es necesario adoptar una visión más global del repertorio lingüístico de este grupo social basada también en datos cuantitativos. Las estadísticas de los censos de población de 1990 y 2000 no sólo nos proveen del número de hablantes de cierta lengua en las regiones de Suiza, sino que nos informan asimismo sobre el comportamiento lingüístico de estas comunidades en los dominios de la familia y del trabajo (véase Franceschini 1997; Antonini 1995 y 1997; Lüdi 1998). Y, claro está, la comparación entre los datos de 1990 y 2000 permite vislumbrar algunas tendencias de reestructuración en el repertorio lingüístico de los hispanohablantes en Suiza. Así, la última década del siglo xx muestra una mayor integración de las lenguas de acogida en el dominio familiar. Según las respuestas al cuestionario del censo de 1990, sólo el 16,6% de los hispanohablantes en la Suiza alemana utilizaron las lenguas locales en casa, frente al 47,2% en la Suiza francófona y el 52,0% en la Suiza italiana (Franceschini 1997: 499; Lüdi 1998: 186); sin embargo, en 2000 este porcentaje sube al 36,6% en la Suiza alemana, al 55,8% en la Suiza francesa y al 72,1% en la Suiza italiana. Estos datos imponen dos observaciones. Primero cabe subrayar las diferencias entre las regiones lingüísticas de Suiza. Queda claro que el parentesco entre las lenguas románicas hace menos difícil —sobre todo para la primera generación— la tercera de las opciones comunicativas esbozadas más arriba (véase capítulo 3), a saber, la inserción del francés y del italiano en el repertorio familiar sin que esto conlleve el abandono total de la lengua de origen. En cambio, muchos españoles de la primera generación sentían los idiomas locales de la Suiza alemana como algo 'extraño' (véase capítulo 5), de manera que la distancia genética y estructural entre el español y el alemán —junto al problema de la diglosia (véase infra)— aumentaba la lealtad respecto a la lengua de origen. La segunda observación no se refiere tanto a las diferencias geográficas como al cambio generacional, siendo la mayor integración de las lenguas de acogida en toda Suiza la principal consecuencia del bilingüismo de la segunda

La situación sociolingüística de los inmigrantes españoles

89

generación. D e hecho, si se compara la presencia de las lenguas locales en el dominio familiar de los hispanohablantes extranjeros (28,7% en la Suiza alemana, 52,0 % en la Suiza francesa, 68,7% en la Suiza italiana) con los mismos porcentajes de los hispanohablantes de nacionalidad suiza (67,3% en la Suiza alemana, 77,3% en la Suiza francesa, 79,7% en la Suiza italiana), las diferencias entre las regiones lingüísticas quedan prácticamente borradas (Lüdi/Werlen 2005: 34-35). Pero es importante señalar que incluso en el pasado los inmigrantes españoles no carecieron de una competencia funcional de las lenguas locales. D e hecho, ya en 1990 la gran mayoría de ellos indica usar las lenguas de acogida fuera de casa; además, respecto a este dominio la diferencia entre las regiones lingüísticas resulta ser inferior: 74,2% en la Suiza alemana, 84,5% en la Suiza francófona, 87,8% en la Suiza italiana (Franceschini 1997:499). A nivel nacional, la integración lingüística de los españoles supera la de otras nacionalidades inmigradas, en especial si se comparan estos porcentajes con los que se registran para los portugueses, los eslavos meridionales y los turcos (Franceschini 1997: 502; Lüdi 1998: 287). Aunque los censos de población se limiten a averiguar la lengua 'principal' y el empleo de los idiomas de origen y de acogida en los dominios familiar y laboral, se puede concluir en base a los datos de 1990 que los españoles en la Suiza alemana aplicaron con bastante éxito el segundo escenario sociolingüístico, manteniendo el español en la comunicación con los familiares y utilizando la lengua local fuera de casa. Sin embargo, en nuestro caso el término 'lengua local' contiene una ambigüedad inherente: ¿se trata del alemán estándar o del dialecto suizo? Los datos mencionados no distinguen entre la variedad alta y baja en el repertorio diglósico de la Suiza alemana (por lo menos no con respecto a las distintas nacionalidades de los inmigrantes), pero un análisis de las 'lenguas profesionales' utilizadas en la Suiza alemana muestra un comportamiento diferente entre extranjeros y suizos (Werlen/Wymann 1997: 141): los extranjeros se sirven con mayor frecuencia de la lengua estándar, mientras que los suizos utilizan más a menudo sólo el dialecto (que, de todos modos, resulta ser la variedad más importante en el dominio laboral). Este cuadro puede ser integrado con los resultados de otro estudio de tipo cuantitativo: el trabajo de Ofelia Toler Walti (1997), llevado a cabo como tesina de Master en la Universidad de Essex (Gran Bretaña), que tiene como objeto la adquisición de las variedades de alemán por la primera generación

Stephan Schmid

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de los inmigrantes españoles residentes en el área de Zúrich. Para analizar el nivel de integración lingüística de esta comunidad, la investigadora argentina distribuyó cuestionarios a 116 personas (58 de cada sexo), lo que corresponde aproximadamente a un 1% de los españoles que vivían entonces en este cantón; el 93% de los entrevistados poseía el permiso de residencia C. En el cuestionario, los informadores tenían que autoevaluar su propia competencia en las lenguas locales, entre las cuales figura, junto al alemán estándar y al dialecto suizo, también el italiano.

100% 90% 80% 70% 60% 50% 40% 30% 20%

10% 0%

Alemán estándar

Dialecto suizo

Italiano

Figura 2. Competencias lingüísticas de los españoles residentes en el cantón de Zúrich.

La figura 2, basada en los resultados de Toler Walti (1997: 28), corrobora el cuadro que emerge de los datos del censo: frente a la diglosia de la Suiza alemana, los inmigrantes españoles prefieren en su mayoría el alemán estándar al dialecto suizo. Según su propia autoevaluación, el 54% de los informantes afirma tener una competencia lingüística buena o por lo menos mediana del alemán estándar, pero sólo el 34% declara lo mismo para el dialecto suizo. Esta diferencia se acentúa según el nivel educativo, el sexo y la edad de los informantes: los que hablan el dialecto suizo alemán son típicamente hombres mayores con escasa escolarización, mientras que las mujeres y los informantes con un diploma de estudios superiores se sienten tendencialmente más competentes en alemán estándar (Toler Walti 1997: 36-39).

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La asimetría que se deriva de las preferencias comunicativas opuestas de los suizos (que prefieren hablar dialecto) y de los extranjeros (a quienes resulta más accesible la variedad estándar a través de la escritura y la enseñanza formal) se refleja también en las entrevistas biográficas realizadas por Marina Richter a 15 inmigrantes españoles de la primera generación (véase Richter 2006: 33-34, 211-217; Bossong 2009). Esta asimetría puede llevar a tensiones en las interacciones comunicativas, creando un sentimiento de frustración en los hablantes no nativos que perjudica, en el peor de los casos, su motivación para el aprendizaje de la lengua alemana. De hecho, hay otros dos aspectos en la figura 2 que llaman la atención. Primero, destaca el porcentaje de las respuestas «ninguna competencia» tanto para el alemán estándar como para el dialecto suizo, que con 30% y 40% respectivamente resulta ser levemente superior al 25,8% que, según el censo de 1990, no utilizaba una lengua local de la Suiza alemana. Desde este punto de vista, la integración lingüística podría ser mejor y cabe estudiar medidas para fomentar el conocimiento de la lengua alemana por parte de los inmigrantes españoles y de otra procedencia. El segundo aspecto remarcable tiene que ver con el papel del italiano en el repertorio lingüístico de los inmigrantes españoles en el área de Zúrich. Conforme a los estudios arriba mencionados, ya no sorprende la mera presencia de la tercera lengua nacional de Suiza, calificada de «lengua local en Zúrich» por Toler Walti (1997: 28) a pesar de su estatus no territorial, pero sí que es impresionante el nivel de competencia lingüística indicado en las autoevaluaciones: de hecho, el 89 % declara tener un dominio bueno o mediano de la lengua italiana (el porcentaje correspondiente sería de 54% para el alemán estándar y de 34% para el dialecto suizo). Merece la pena, pues, profundizar en aquel fenómeno singular que es el 'italiano lengua franca' o Fremdarbeiteritalienisch (Berruto 1991) en una zona extraterritorial.

5. E L ITALIANO 'LENGUA FRANCA'

La difusión de la lengua italiana se debe a la primacía a la vez histórica y demográfica de los inmigrantes italianos en la Suiza alemana (véase figura 1). A partir de los años 60 del siglo pasado, el italiano había sido adoptado como lengua vehicular entre inmigrantes provenientes de varios países, como atesti-

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guan las palabras pronunciadas por una informante catalana que trabajaba en los primeros años 90 en el sector de la limpieza (Schmid 1994: 28): (1)

perché siamo due grechi due españolas [...] y così parliamo l'italiano [...] per capirci tutti.

Reforzado por su estatus de lengua nacional, el italiano pudo establecerse como alternativa a las variedades locales (alemán estándar y dialecto suizo), debido a los contactos relativamente escasos con la población autóctona, al problema que conlleva la diglosia helvética y, en algunos casos, a la dificultad 'intrínseca' del alemán, idioma genética y tipológicamente lejano de la mayoría de las lenguas de los inmigrantes. Dos citas de otras entrevistas ilustran los motivos para la adopción del italiano (Schmid 1994: 22, 24): (2)

italiani andavano insieme [...] con espagnoli e viceversa, no, forse per il motivo de la lingua. [...] Devo dire una cosa de entrada, no, per noi latini el tedesco è molto duro.

(3)

sempre [...], parlo molto italiano, perché el tedesco — ya más vado e dico 'parlas italiano?', capisses, [...] perché es più facile per me.

La dificultad del alemán viene subrayada tanto por un andaluz, que había trabajado durante casi 20 años en una fábrica en el cantón Argovia (2), como por un joven valenciano, que en el momento de la entrevista tenía 18 años de edad y vivía en Zúrich desde hacía un año. No cabe duda de que las afinidades lingüísticas y culturales favorecieron la adquisición de la lengua italiana por parte de los españoles, que constituyen por orden cronológico el segundo grupo de inmigrantes en la Suiza alemana y que jugaron un papel importante en la difusión del italiano como lengua franca entre los trabajadores extranjeros (Schmid 1995, 2002: 102-110). Pero para que el italiano pudiese servir de lengua vehicular entre hablantes no nativos, estos últimos debían haberlo practicado primero en la comunicación directa con los italianos mismos, a veces incluso antes de aprender el alemán (Schmid 1994: 25, 28): (4)

he lavorato en un restaurante [...] lavorava in linceria y avía una rragassa al nort [...] friulana y là hemo [...] cominciato con lei a parlare sempre l'italiano l'italiano [...] empariamo prima l'italiano che non tedesco.

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é stata la prima cosa che ho imparato é l'italiano [...] cera un'italiana li, poi cera la chefa che era svizzera [...] pero parlavamo in italiano anche.

El uso habitual del italiano, incluso en la comunicación con los superiores suizos, es ilustrada en la continuación de la entrevista, ya citada en el ejemplo (3), con un empleado en Correos (Schmid 1994: 28): (6)

casi tutos los capos parlan italiano.

Los censos de población confirman la importancia del italiano en el dominio laboral, sobre todo para la Suiza alemana, mientras que el fenómeno es menos frecuente en la parte francófona del país (Antonini 1997: 409; Lüdi/Werlen 2005:46-64). En 1990, el 7,4% de las respuestas de la Suiza francófona indican que utilizan la lengua italiana en las actividades profesionales (56.306 personas), pero el porcentaje casi se duplica en la Suiza alemana donde llega a 13,3% (310.531 personas). En 2000, el italiano sigue desempeñando su función de 'lengua del trabajo' con porcentajes de 6,8% (-0,6%) en la Suiza francófona y de 11,1% (-2,2%) en la Suiza alemana. Dentro de esta misma región, la 'lengua franca' se emplea más en algunos cantones que en otros (Lüdi/Werlen 2005: 60-61); por ejemplo, en 2000 se registran porcentajes superiores a la media en Basilea-Ciudad (14,2%), Zúrich (14,0%) y Glarus (13,5%). El análisis del censo de 1990 nos permite diferenciar el uso del italiano según la nacionalidad de los hablantes residentes en la Suiza alemana (Antonini 1995: 212-225, 1997: 409-416). En aquel entonces, casi dos tercios de los italófonos (62,9%) declararon hablar durante el trabajo su propia lengua, que fue adoptada por el 8,2% de los propios suizos. Entre los extranjeros en general, un cuarto de las respuestas indicaron el italiano como lengua de trabajo, pero existen divergencias en función de las nacionalidades: para los portugueses, el porcentaje sube a un tercio hasta llegar a casi la mitad (46,4%) en el caso de los españoles, que destacan como los más italófonos entre los inmigrantes. Además, es importante observar que el uso del italiano está más difundido en algunos sectores económicos que en otros y que existen diferencias entre las categorías socio-profesionales. Los ejemplos que acabamos de leer provienen de testigos activos en el sector gastronómico-hotelero (4), en servicios públicos como Correos (3 y 6) o la limpieza (1), y en la industria (2). Este cuadro es confirmado por las respuestas a los censos de población: los datos de 1990 exhiben una mayor difusión del italiano entre los extranjeros con una profesión

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manual (Antonini 1997:412), mientras que el censo de 2000 nos da porcentajes de 14,9% para el sector gastronómico y de 14,5% para la construcción (Lüdi/ Werlen 2005: 50). Pero el trabajo no es la única posibilidad para aprender italiano. Por ejemplo, muchos españoles vieron la televisión suiza en lengua italiana durante varias décadas (hasta que en los años 90 se difundió el canal televisivo español por cable). Otra ocasión se brinda a través del contacto con los vecinos de casa, según atestigua una mujer de 32 años, residente en Zúrich desde hace 15 años (Schmid 1994: 59): (7)

siamo arrivati [....], siamo andati [...] ad abitare in [...] una casa a Hòngg, e 11 abitava anche una famiglia italiana [...]. Però siccome che era la prima volta che uscivo da casa mia proprio [...], allora io mi chiudevo 11 nella mia camera [...], non uscivo. Poi loro avevano bambini, e loro venivano sempre perché io ero anche una cosa nuova per loro. Poi piano piano ho cominciato a parlare, a uscire un pochettino. 6

La relación más estrecha entre inmigrantes italianos y españoles se produjo en las familias mixtas, como muestra una cita de otra entrevista, donde la informante oriunda de La Gomera relata el primer encuentro con su marido: (8)

Eramo queste cinque, el primo gruppo di cinque persone... e abbiamo visto questi eh italiani che dice che c'era una festa, andiamo a ballar con queste spagnole, vediamo che se son simpatica. Così sembrava che doveano andare a pescare [ríen todos] Y en lo stesso paise de S., no, c'era questa festa... e siamo andati a ballare e... y da quel djorno non me sono staccata più [ríen todos].

Según el censo de población de 1990, en la Suiza alemana existían entonces 1.760 matrimonios hispano-italianos. En el 75,1% de los casos el hombre era italiano, y de estos matrimonios el 83,6% indicaba como lengua de familia el italiano; en cambio, entre el 24,9%, donde la mujer era italiana, el 68,9% hablaba italiano en familia (Antonini 1995: 203). En consecuencia, la gran

6

En esta contribución no hay espacio para analizar el italiano hablado por los españoles desde la perspectiva de su estructura lingüística, pero queda claro que nos topamos con un continuum de interlenguas que va desde la variedad básica y fuertemente híbrida de los ejemplos (3) y (6) a la variedad muy desarrollada de la cita (7) que casi no exhibe huellas del idioma nativo, acercándose de manera impresionante al modelo del input recibido, o sea, al italiano popolare o subestándar (véase Schmid 1992, 2004).

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mayoría de los hijos de estas parejas tiene como lengua principal el italiano; se trata del 4,6% de los ciudadanos españoles que en el año 1990 vivían en la Suiza alemana (Antonini 1995: 185). Llegados a este punto, se imponen algunas consideraciones más específicas dedicadas a la segunda generación. Para los españoles nacidos en Suiza, el problema lingüístico se plantea por un lado de una forma menos dramática, ya que en general su bilingüismo se puede calificar de 'equilibrado'. Por otro lado, las relaciones de fuerza entre los idiomas son de signo opuesto: si la adquisición del dialecto suizo se desarrolla de manera del todo natural en la primera infancia y la del alemán estándar a través de la escolarización, el español constituye una parte integrante del repertorio de la segunda generación. A continuación analizaremos el comportamiento comunicativo de estos jóvenes no sólo desde el punto de vista cuantitativo, sino también a través de las manifestaciones concretas de su bilingüismo.

6. L A SITUACIÓN LINGÜÍSTICA DE LA SEGUNDA GENERACIÓN

A nivel macro-sociolingüístico, el censo de población de 2000 proporciona un primer indicio de la integración lingüística de la segunda generación: menos del 20% de los españoles nacidos en Suiza indican como primera lengua el español, mientras que los valores correspondientes de los portugueses, turcos y (ex) yugoslavos superan el 30%; esto conlleva que, en el caso de los españoles, la diferencia entre las generaciones se acentúe más respecto a otras nacionalidades inmigradas (Wanner 2004: 54). Sin embargo, hay que integrar estos resultados estadísticos con datos de tipo cualitativo, y afortunadamente contamos con dos estudios específicos sobre la situación lingüística de la segunda generación en la Suiza alemana: se trata de la tesis de doctorado de Félix Jiménez Ramírez (2001) y de la tesina de Jeannine Khan-Bol (2005), ambas realizadas en la Universidad de Zúrich bajo la dirección del profesor Bossong. Las dos encuestas comparten la metodología de la entrevista oral basada en un cuestionario sobre temas biográficos e identitarios; Jiménez Ramírez entrevistó a 30 informantes (2001: 30-41) y Khan-Bol, a 16 (2005: 25-32). Los resultados fundamentales de estos trabajos coinciden con las indicaciones del último censo de población con respecto a la integración lingüística y el dominio del alemán, añadiendo al mismo tiempo informaciones valiosas

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sobre el mantenimiento de la lengua materna. En general, el suizo alemán es el idioma que se utiliza más a menudo y que se domina mejor, pero en familia y entre amigos todos los entrevistados siguen hablando el español, lengua de la cual afirman tener una competencia bastante elevada (Khan-Bol 2005: 120-122). Estas indicaciones nos permiten interpretar mejor los datos estadísticos del censo de 2000, los cuales —como ya hemos aludido en el capítulo 2— son en parte un artefacto del cuestionario suministrado. Pudiendo declarar una sola lengua 'principal' (véase BFS 2003: 20), los bilingües indican normalmente el alemán y no el español. En el año 2000 sólo el 10% de los españoles nacidos en Suiza entre la edad de 15 y 25 años consideró el español como su lengua principal (Wanner 2004: 56), pero esto no significa que los hijos de los trabajadores inmigrantes hayan abandonado del todo su idioma materno. Por consiguiente hay que concluir que el decrecimiento de los hispanohablantes de un 1,7% a un 1,1% (tal como aparece en la estadística del censo de población) refleja no sólo el retorno de una parte de los inmigrantes de primera generación, sino también el cambio generacional y los nuevos equilibrios en el repertorio lingüístico de la comunidad española. Dentro de este repertorio podemos vislumbrar otro elemento de continuidad en el conocimiento del italiano, muy frecuente también entre la segunda generación de los españoles en la Suiza alemana: los 30 informantes de Jiménez Ramírez (2001: 20-21) y 14 de los 16 informantes de Khan-Bol (2005: 64-65, 120) afirman hablar esa lengua que han aprendido con los vecinos de casa y a través de la televisión. Además de investigar la actitud de los jóvenes de la segunda generación frente a los varios idiomas, los estudios de Jiménez Ramírez y Khan-Bol ofrecen una descripción lingüística del español hablado por sus informantes, analizando sobre todo las posibles interferencias del alemán. Siendo el español la primera lengua en el orden de adquisición, no sorprende que, en general, la pronunciación no manifieste influencia alguna del suizo alemán (véase Jiménez Ramírez 2001:47; Khan-Bol 2005: 121). En cambio, el léxico es el componente del sistema lingüístico que más fácilmente puede experimentar modificaciones debido al contacto de lenguas. El fenómeno más obvio se encuentra en los préstamos integrales (Jiménez Ramírez 2001: 101): (9)

bueno hice el Kindergarten aquí.

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terminé la Matura con 18.

(11)

primero quiero acabar con el Lizentiat.

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En el caso de estos tres ejemplos casi se podría hablar de préstamos 'de necesidad', puesto que los términos Kindergarten 'jardín de infancia', Matura 'bachillerato' y Lizentiat 'licenciatura (diploma universitario)' están estrictamente vinculados a referentes extralingüísticos de un contexto social bien preciso: el sistema escolar de Suiza. Pero existen otros casos donde la causa de los préstamos es menos evidente (Jiménez Ramírez 2001: 103-105): (12)

pusimos un recinto + pusimos un + no sé si se puede decir recinto + pues un Gatter en la puerta suya para que no saliera de la habitación.

(13)

me gustan las que tienen un poco de xxx Hintergrund histórico.

En estos ejemplos, los préstamos alemanes Gatter 'cercado' y Hintergrund 'trasfondo' se acompañan con indicios de duda como la pausa (+) o la palabra no comprendida (xxx), elementos que revelan la búsqueda léxica y en definitiva la no disponibilidad del correspondiente lexema español en el momento de la enunciación. No siempre la influencia del contacto entre dos lenguas es tan evidente. Junto al préstamo, en el que una palabra se traslada tal cual desde una lengua a otra, se producen contaminaciones más sutiles en los llamados 'calcos' (Jiménez Ramírez 2001: 111-112): (14)

me hace algo miedo.

(15)

se llevan bien con la concurrencia.

(16)

aprenderlo es muy complexo.

En (14) la expresión 'dar miedo' es reemplazada según el modelo alemán Angst machen, así como en (15) y (16) los términos 'competencia' y 'complejo' se sustituyen por palabras parecidas a las alemanas Konkurrenz y komplex. Es gracioso observar cómo en la creatividad léxica de los jóvenes aparece también la influencia del italiano (Jiménez Ramírez 2001: 106): (17)

Luego tengo que comprar una cartulina y después ir a la Posta.

(18)

En casa mía siempre se ha hablado español.

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En el caso bastante singular de cartulina (17), el lexema italiano cartolina 'postal' se transforma con la simple sustitución de una vocal en una palabra que suena a español. En cambio, el lexema Posta (17) parece tener una difusión más amplia, puesto que ocurre también en el habla de los inmigrantes españoles en Neuchátel (Lüdi/Py 1984: 95); parece como si el término 'Correos' fuese considerado exclusivo del correspondiente servicio español y que para designar la institución suiza hubiera de emplearse otro término. La expresión 'en casa mía' (18) sigue el orden de las palabras de la correspondiente locución italiana. Dejemos, pues, el nivel léxico (para otros ejemplos véase Jiménez Ramírez 2000, 2001: 99-127 y Khan-Bol 2005: 88-96) para toparnos con otra fuente prodigiosa de la interferencia lingüística: la sintaxis alemana. Limitémonos a ilustrar esta fenomenología con una sola estructura realizada por dos hablantes diferentes (Jiménez Ramírez 2001: 97)7: (19)

T e n í a m o s que siempre volver a España.

(20)

tengo que siempre escucharlo.

La posición de 'siempre' sigue fielmente el patrón de la lengua dominante en el repertorio de los bilingües, puesto que en alemán el adverbio precede al infinitivo dentro de un sintagma verbal complejo. Pasando a otro aspecto de la competencia bilingüe, es importante distinguir las interferencias en el plano del sistema lingüístico (que llevan a errores gramaticales y léxicos) de los fenómenos de mezcla en el plano del discurso. De hecho, los hijos de los inmigrantes españoles practican el llamado 'cambio de código' (inglés code switching), observado anteriormente entre los jóvenes italianos en la Suiza alemana (Schmid 1993): se trata de la alternancia de dos lenguas en una misma situación comunicativa y a veces hasta en una misma frase. En cierto sentido, los préstamos instantáneos del alemán en (12) y (13) representan un tipo particular, pero algo sobrevalorado, de este fenómeno; pasar a la otra lengua puede servir a superar una dificultad léxica o la falta momentánea de una palabra o expresión determinada (Jiménez Ramírez 2001: 129-131): (20)

M i p a d r e hizo, escribió u n ++ u n Tagebuch, u n diario.

7 Una descripción detallada de la 'gramática' de los jóvenes españoles en la Suiza alemana se encuentra en el libro de Félix Jiménez Ramírez (2001: 50-99).

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(21)

quiero decir lo que sea ich nehme alies ++ cualquier cosa ++ ich nehme alies an ++ cualquier cosa yo la tomo no sé.

(22)

¿Qué vas a hacer? es ist alies menschlich + cómo se dice ++ es todo humano.

Las pausas (+) y la misma glosa metacomunicativa 'cómo se dice' en (22) señalan la dificultad momentánea de planificar el discurso, pero cabe notar que, en realidad, los tres hablantes repiten en español la misma idea expresada antes en alemán. Existen otras formas diferentes de alternancia de códigos que desempeñan funciones comunicativas específicas, como por ejemplo la cita de un hablante imaginario (Jiménez Ramírez 2001: 130): (23)

pero dicen «no, no de verdad» + dicen «no, no ich bin Schweizer + yo soy suizo tengo pasaporte suizo».

En definitiva, el cambio de código representa, más que u n error, un recurso comunicativo potente que permite expresar matices particulares y construir la interacción verbal a partir de una serie de claves contextúales (Khan-Bol 2005: 110): (24)

Investigadora:

¿Pero te sientes muy integrada aquí, no?

Informante 4:

Bueno... yo no soy en ningún Turnverein.

Investigadora: Jassclub. Informante 4: No, tampoco, jassá chani nid, sabes depende, sabes [...] chasch jassá, jassai Investigadora:

Un poco.

En este ejemplo, las secuencias pronunciadas en suizo alemán evocan toda una serie de connotaciones. El cambio de código empieza con el término Turnverein asociación de gimnasia' que representa una institución social importante en cualquier pueblo suizo. A continuación, la investigadora alude al juego de cartas Jass y la informante 4 contesta parcialmente en suizo alemán, demostrando mediante el verbo jassá su familiaridad con la cultura helvética. 8 8 No podemos discutir aquí la compleja cuestión de la 'identidad' bicultural de los jóvenes españoles en Suiza (véase Jiménez Ramírez 2001: 150-153 y Khan-Bol 2005: 60-61,

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Terminamos esta breve ilustración del bilingüismo de la segunda generación con u n último ejemplo para el cambio de código (Khan-Bol 2005: 105-106; Bossong 2009): (25)

Informante 4

Bueno, gallego, lo entendemos.

Informante 5

¡Ahh!

Informante 4

Pero hablar.

Informante 5

Gallego, ah, nei.

Informante 4

No.

Informante 5: Gallego, será lengua para, para la..., pero no es una verdadera lengua para mí. Informante 4:

Doch\ ¡Es lengua!

Informante 5:

Sí, sí, igual que el vasco, igual que el catalán, sí, sí.

Informante 4:

Lengua oficial, isch wahr!

I n f o r m a n t e 5:

Ja, wirdscho

Investigadora:

¿No te gusta el gallego entonces?

so sii! Das isch

kei...

Esta discusión entre h e r m a n a (informante 4) y h e r m a n o (informante 5) presenta u n caso de cambio de código 'metafórico': con la partícula nei el informante 5 expresa su actitud negativa hacia el gallego, mientras que la informante 4 subraya su p u n t o de vista con las locuciones enfáticas doch e isch wahr. A m b o s interlocutores se sirven de la lengua con más 'poder ilocutivo' para marcar su desacuerdo y para conferir más autoridad a sus propias afirmaciones. Lejos de ser síntoma de una competencia lingüística restringida, la alternancia de las lenguas adquiere u n valor simbólico en el discurso y proporciona a los individuos bilingües u n medio eficaz de expresar sus intenciones comunicativas.

119; así como también Bolzman/Fibbi/Vial 2003: 171-208). Además, el mismo concepto de 'identidad' pertenece más a la psicología y a las ciencias sociales que a la lingüística (véase Richter 2006: 89-113).

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7. OBSERVACIONES CONCLUSIVAS

Resumiendo los aspectos centrales tratados en esta contribución, empezamos por mencionar la bastante lograda integración lingüística de los inmigrantes de primera generación. En general, los españoles residentes en la Suiza alemana optan por el segundo escenario sociolingüístico esbozado en el capítulo 3, manteniendo la lengua de origen en la comunicación familiar y empleando el idioma de acogida en el ámbito profesional (es verdad que en la Suiza alemana el grado de integración lingüística es menor que en las otras áreas del país, a causa no sólo de la distancia genética entre el alemán y el español sino también de la situación diglósica vigente en los cantones de lengua alemana). En este contexto hay que destacar otro fenómeno sociolingüístico bastante particular en la migración, a saber: la adquisición espontánea de un idioma no local, en nuestro caso el italiano, en una situación de migración; de hecho, los inmigrantes españoles han jugado un papel fundamental en la difusión del italiano como lengua vehicular en la Suiza alemana. Pasando a la segunda generación de inmigrantes españoles en la Suiza alemana, nos topamos con una especie de compromiso entre el segundo y el tercer escenario: la lengua de acogida sí penetra en el repertorio familiar, sin que por ello se abandone la lengua de origen. El plurilingüismo de la segunda generación se articula, pues, de forma bastante equilibrada, con una ligera tendencia hacia el (suizo) alemán. La presencia de ambas lenguas en la experiencia vivida por los jóvenes produce una serie de fenómenos lingüísticos interesantes como, por ejemplo, la alternancia de códigos, que revela ser una estrategia comunicativa eficaz y denota una competencia elevada en las dos lenguas. Siendo el alemán la lengua dominante en el repertorio de los bilingües, es casi inevitable la presencia de interferencias léxicas y sintácticas del alemán en el español hablado por los jóvenes, pero, en general, se constata que un buen nivel de preservación de su lengua de origen. Llegados a este punto, hay que hacer hincapié en la importancia de una formación lingüística escolar en español para los niños que crecen en Suiza. Al mantenimiento de la lengua materna contribuyen los cursos de lengua y cultura española (LYCE), cuya presencia parece haber aumentado en las últimas décadas. Durante muchos años se estimaba que «más de la mitad de los padres» prefería no enviar a sus hijos a la 'escuela complementaria española' (López de Abiada 1982: 24). Por ejemplo, de los 30 informantes entrevistados por Jiménez Ramírez (2001: 18-19) sólo 13 habían asistido a estos cursos

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que se imparten durante el tiempo libre de los alumnos (no obstante, los entrevistados manifiestan una opinión favorable hacia la enseñanza recibida); de la encuesta de Khan-Bol (2005: 81-82) resulta que 14 de 16 informantes habían frecuentado los cursos LYCE y que diez de ellos habían disfrutado de la escuela española. En el año escolar 1998/1999 asistieron a estos cursos 8.237 alumnos españoles en Suiza, 4.420 residentes en la zona alemana y 3.817 en la zona francesa (según datos de la Consejería de Educación de la Embajada Española en Suiza; véase Jiménez Ramírez 2001: 17-18). En el cantón de Zúrich, los cursos LYCE fueron frecuentados en el año escolar 2005/2006 por 921 alumnos, de los cuales 431 vivían en la ciudad de Zúrich (De Vito/Müller 2005: 5). 0.00

20.00

40.00

60.00

80.00

España

100.00 :

Italia

183.61

Portugal

70.37

Croacia

Turquía

Serbia-Montenegro

Albanés

100.00

'

36.61

ZZZZ] 3 2 ' 4 9 [21.40

] Li':2

Figura 3. Alumnos en cursos de lengua y cultura (cantón de Zúrich 2004/2005).

Parece, pues, que la actitud de los padres españoles hacia la 'escuela complementaria' ha cambiado radicalmente en los últimos 20 años: la figura 3 muestra que en el cantón de Zúrich, los cursos LYCE tenían en el año escolar 2004/2005 el porcentaje más alto de alumnos respecto a inmigrantes de otras nacionalidades (De Vito/Müller 2005: 6).9 9 El porcentaje máximo (100%) debe ser interpretado en sentido de que los cursos no habrán sido frecuentados por la totalidad de los niños españoles, sino también por hispanohablantes de nacionalidad suiza.

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El futuro del español en la Suiza alemana dependerá también de la transmisión de la lengua de origen a los nietos de los primeros inmigrantes. Las entrevistas de Jiménez Ramírez (2001: 145-149) indican que los inmigrantes de segunda generación hablan español a sus hijos, así que el modelo sociológico de la asimilación en tres generaciones no parece cumplirse en nuestro caso. Pero aún sabemos muy poco de la tercera generación de españoles que ahora va creciendo en Suiza; además, en la sociolingüística migratoria es difícil hacer pronósticos, porque de repente los escenarios se multiplican. De todas formas, queda mucho por hacer, tanto en el plano de la investigación científica como en el plano de la política y de la formación lingüística. Nunca se podrá subrayar suficientemente la importancia de una enseñanza formal de la lengua de origen para los niños de ascendencia española, así como la necesidad de una integración de estos cursos en el sistema escolar suizo.

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TOLER

E L E S T A D O FRANQUISTA Y LA ASISTENCIA A L EMIG R A N T E ESPAÑOL EN F R A N C I A ( 1 9 6 0 - 1 9 7 5 ) María José Fernández Vicente Universidad de París Est-Marne la Vallée

A principios de los años 60 España fue testigo de un progresivo cambio en el rumbo de su flujo migratorio, que fue abandonando su carácter 'ultramarino' a favor de destinaciones continentales (Francia, Suiza y Alemania principalmente). Esta reorientación fue paralela a un profundo cuestionamiento de la política migratoria hasta entonces elaborada por el Estado español. La ley de emigración de 1924, que respetaba el carácter espontáneo de la emigración española y restringía la intervención del Estado, fue sustituida en 1962 por una nueva ley que situaba al Estado español en el epicentro de la trama migratoria. Este cambio en la percepción que el Estado tenía de su papel en temas migratorios estuvo vinculado, por un lado, al carácter temporal y muy ligado a las fluctuaciones del mundo laboral de esta emigración continental, y por otro, a la voluntad de los países de emigración de hacer concordar sus políticas migratorias con las políticas de inmigración de los países de recepción; políticas éstas marcadas por la voluntad de controlar las entradas de mano de obra extranjera por medio de la selección de los candidatos; selección que habría de efectuarse en función de la situación del mercado nacional de la mano de obra. Para legitimar esta opción intervencionista las autoridades franquistas optaron por utilizar una retórica basada en la noción de 'asistencia'. De este modo, el conjunto de medidas destinadas a controlar y planificar las salidas recibieron el nombre de 'Planes de Emigración asistida', cuando en el fondo, de lo que se trataba era sobre todo de seleccionar a los emigrantes en función de los impe-

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rativos económicos de los países de acogida y de salida. Del mismo modo, y tal y como se verá a continuación, la asistencia a los españoles emigrados era a menudo utilizada como una manera de disfrazar mecanismos de control y de vigilancia de la colonia española en el extranjero. Este trabajo tiene como objetivo analizar la noción de asistencia en las relaciones del Estado franquista con la colonia española instalada en Francia. Se tratará, no tanto de enumerar el conjunto de organismos y medidas que el Gobierno franquista concibió para asistir a estos españoles expatriados (medidas educativas, culturales, socio-laborales, etc.), y que constituyeron el objetivo 'explícito' de esta política; la finalidad es más bien la de revelar el sentido 'implícito' u oculto que esta asistencia tenía para las autoridades franquistas, valorando su impacto en la colonia española. Varios fueron los factores que marcaron el sentido 'implícito' que los actores franquistas quisieron dar a la asistencia en Francia. El primero fue la propia configuración de la colonia española en Francia, marcada por la importante presencia de refugiados de la guerra así como de partidos políticos y sindicatos de izquierda españoles en el exilio. La necesidad de evitar que esta parte de la colonia 'contaminase' a los recién llegados (considerados como 'apolíticos') justificaría la necesidad de un mayor control y vigilancia. Sin embargo, estas actitudes de carácter 'policial' debían ser disimuladas y camufladas para evitar el roce con unas autoridades francesas siempre dispuestas a defender la causa republicana y oponerse a la dictadura 'fascista' de Franco. En efecto, la necesidad de conservar unas buenas relaciones diplomáticas con las autoridades galas era vital para el régimen de Franco en busca de legitimidad exterior. Una legitimidad con la que pasar de la simple aceptación internacional a la plena integración del régimen en el seno de una Europa en plena construcción. 1 Si España quería poder optar a esta integración debía cultivar sus relaciones con Francia, en la medida en que el país vecino era uno de los principales artífices del proyecto europeo. Al mismo tiempo, esta política asistencial debía servir para alimentar el 'mito' del retorno (considerado como ineluctable) del emigrante español instalado en Europa. Un retorno que marcaría el final del envío de remesas y de las inversiones inmobiliarias de los emigrantes españoles en España. En este sentido, la política de asistencia debía reforzar los vínculos con esos españoles emigrados a Francia, evitando su integración en la sociedad de acogida; una 1

Recuérdese la firma del Tratado de Roma en 1957.

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integración fomentada por las autoridades francesas, que veían en este tipo de inmigración considerada como asimilable' una solución al déficit demográfico francés. Ahora bien, la política asistencial fue así utilizada durante esos años, no tanto para favorecer el retorno (lo cual supondría el fin del envío de divisas a España) como para retrasarlo hasta el momento en que éste se considerase 'propicio' para España (entiéndase, para la economía española). La política asistencial del gobierno franquista afectó a diferentes esferas del ámbito migratorio. La primera de ellas fue el mundo social y laboral. Se trataba aquí de solucionar los problemas socio-económicos de los trabajadores españoles en Francia, actuando a menudo como intermediario entre el emigrante y la administración francesa. La segunda fue de tipo cultural, y consistía en utilizar la cultura para infundir en el emigrante un sentimiento patriótico que reforzase los vínculos de éste con la 'Madre Patria'. La tercera se centró en la educación, y tenía como objetivo favorecer el acercamiento de los hijos de emigrantes a la cultura española, así como su inserción en el sistema educativo español, desarrollando para ello un sistema de becas, de convalidaciones de estudios y de clases de español. Y por último, la política asistencial se dirigía igualmente al ámbito del ocio, en el cual la vigilancia debía «evitar situaciones de peligro en el terreno moral, político, social y humano» 2 : H a y que poner al alcance del trabajador aquellos elementos recreativos de toda índole que puedan distraerle durante esas horas en blanco y que puedan mitigar su nostalgia de la Patria, de la familia y de la diferencia de costumbres, y que al n o existir le puedan llevar a actuaciones poco aconsejables. 3

Los agregados sindicales (generalmente denominados 'agregados laborales') fueron los agentes encargados de aplicar buena parte de esta política asistencial. Situados en un cruce de caminos entre diferentes ministerios y organismos de gestión, su acción estuvo a menudo dificultada por los conflictos entre esos

2

Archivo General de la Administración-AGA Sindicatos 16601: Mesa Redonda la asistencia a la emigración organizada por el IEE y sus entidades colaboradoras, 14-15 de 1963. 3 Archivo General de la Administración-AGA Sindicatos 16601: Mesa Redonda la asistencia a la emigración organizada por el IEE y sus entidades colaboradoras, 14-15 de 1963.

sobre junio sobre junio

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diferentes cuerpos del Estado. Miembros del cuerpo sindical y sometidos por ello a las autoridades de la Organización Sindical Española (OSE), estos agregados eran a su vez delegados del Instituto Español de Emigración (IEE), del cual dependían igualmente, en los diferentes países de emigración. El marco de su acción se situaba en la Embajada española correspondiente, y los diferentes despachos que cada Agregaduría laboral poseería en un mismo país (las llamadas 'oficinas laborales') se situarían en los edificios consulares. En Francia, dos fueron los agregados laborales encargados de la puesta en marcha de la política asistencial durante este periodo: José Sanz Catalán (1954-1967) y Francisco Carrilero García (1967-1975?). La personalidad y la acción de cada uno de estos agregados marcaron sus diferentes mandatos. Además, ambos periodos coincidieron con dos etapas diferentes de la corriente migratoria a Francia: hasta mediados de los 60 el flujo migratorio español fue en aumento, culminando en 1964 con una emigración récord de unos 93.000 emigrantes (trabajadores y sus familias); a continuación, las cifras de emigrantes empezaron a disminuir progresivamente, evolución que se confirmaría a principios de la década de los 70. Entre 1960 y 1975, alrededor de 7 0 0 . 0 0 0 españoles emigraron a Francia (450.000 trabajadores y 250.000 familiares).

L A POLÍTICA ASISTENCIAL EN LOS AÑOS DE LA EMIGRACIÓN MASIVA A FRANCIA

(1960-1967) Hacia principios de los años 50, las relaciones diplomáticas entre Francia y España empezaron poco a poco a normalizarse. Una mejora que condujo, por ejemplo, a la firma de todo un conjunto de acuerdos comerciales entre ambos países en 1954. En materia de asistencia al emigrante, la segunda mitad de los años 50 estuvo claramente condicionada por la configuración misma de la colonia española en Francia, en la cual el grupo de refugiados era claramente mayoritario. Hacia 1957, alrededor del 48% de los aproximadamente 300.000 españoles instalados en Francia habían llegado en la década que siguió al estallido de la guerra civil, siendo por ello considerados por las autoridades franquistas como exiliados; y eso sin contar con todos aquellos que habían optado por la nacionalidad francesa. Por lo general, estos exiliados se habían establecido en los departamentos del sur de Francia. El resto de la colonia española se repar-

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tía entre los residentes anteriores a 1936 (alrededor del 20%), afincados en los departamentos del sur y en París y su periferia, y los emigrantes llegados entre 1947 y 1957, que constituían el 32% de la colonia y que estaban por lo general instalados en las grandes ciudades y cuencas industriales francesas (París, Lyon, Calais, etc.).4 Estos últimos eran en su mayoría emigrantes económicos' escasamente politizados, o al menos así los consideraban las autoridades franquistas. 5 Para las autoridades del régimen franquista, la tentación de realizar una política asistencial selectiva como la llevada a cabo en los años anteriores, que favoreciese a los emigrantes amigos del régimen' y perjudicase o ignorase a sus enemigos', era muy fuerte (Pardo Sanz 1993: 579-591). Sin embargo, ejercer este tipo de políticas en Francia suponía arriesgarse a aumentar la desconfianza y el recelo de unas autoridades francesas siempre dispuestas a defender la causa de los republicanos. Por ello, las autoridades franquistas optaron por combinar la aprobación de medidas simbólicas de reconciliación con los representantes del derrotado bando republicano, y la no-aplicación o la aplicación arbitraria de las susodichas medidas. El caso más significativo de este desfase entre la norma y su aplicación fue el decreto de 1956, que autorizaba el retorno de todo aquel republicano que no tuviese las 'manos manchadas con sangre'. Los obstáculos administrativos que las autoridades españolas pusieron (la Dirección General de Seguridad sobre todo), dificultaron enormemente el retorno de muchos de estos exiliados: A c c i ó n política. Se refiere al f a m o s o D e c r e t o de r e t o r n o de los exiliados españoles. H a y que ver la gran ilusión que despertó este Decreto entre los exiliados en Francia y qué rabia p r o d u j o a los dirigentes, pero c o m o n o se hizo nada, lo ú n i c o que se ha conseguido ha sido sembrar la desconfianza y entorpecer las cosas, puesto que t o d a petición de r e t o r n o ha sido torpedeada. 6

4 A G A Sindicatos R 2 2 0 0 : Despacho especial del agregado sindical en París destinado al secretario nacional del Servicio Exterior de Relaciones Sindicales, 2 9 de septiembre de 1958. 5 Esta división entre emigrantes políticos y económicos no debe ocultar realidades más complejas. Muchos de los españoles que emigraron a Francia a fines de los 50, durante los 6 0 y principios de los 7 0 pudieron igualmente haber emigrado por razones políticas. Del mismo modo, en muchos casos se mezclaban razones políticas y económicas en la decisión de emigrar. 6 A G A Sindicatos R 2 2 0 1 : Informa el agregado sindical en París. I Reunión de agregados laborales, enero de 1959.

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Otra medida importante de asistencia a la colonia española en Francia fue la firma de una Convención de Seguridad social en 1957, completada en la década siguiente por numerosos acuerdos complementarios (alrededor de 50) con los que las autoridades francesas aseguraban a los españoles emigrados (en especial, a aquellos que residiesen en Francia con sus familias) los mismos beneficios y prestaciones sociales que poseían los ciudadanos franceses.7 Lejos de ser gratuita, esta 'generosidad' mostrada por las autoridades francesas fue el resultado de u n acuerdo tácito, una especie de modus operandi que marcaría desde entonces las relaciones hispano-francesas en materia de emigración. En efecto, el declive de las tradicionales corrientes migratorias belga e italiana a lo largo de la década de los 50 coincidió con un aumento creciente de la demanda de mano de obra extranjera; mano de obra necesaria para una economía francesa en fuerte expansión. La necesidad de encontrar nuevas fuentes de aprovisionamiento llevó a las autoridades francesas a favorecer la llegada de nuevas corrientes migratorias, entre ellas la española. Y así, para obtener de las autoridades españolas que éstas facilitasen la salida de trabajadores españoles hacia Francia, las autoridades galas ofrecieron como contrapartida el acceso de los emigrantes al conjunto de prestaciones sociales de las que disfrutaban los ciudadanos franceses: Durante las negociaciones que tuvieron lugar en París del 18 al 23 de febrero de 1957, la delegación francesa le hizo ver la importancia de las ventajas que en materia de prestaciones sociales serán otorgadas a las familias que permaneciesen en España de aquellos trabajadores españoles residentes en Francia. El gobierno francés sería feliz si el gobierno español pudiese, por su parte, asegurarle que las mayores facilidades serán acordadas a las misiones francesas de inmigración, especialmente a aquellas que se encargarán de la contratación de mineros para las cuencas hulleras de Francia, y que las autoridades españolas aportarán a éstas su más entera colaboración. 8

7

AGA Sindicatos R 5971: Informe laboral sobre Agregadurías laborales, 30 de marzo de 1970. 8 «Au cours des pourparlers qui ont eu lieu à Paris du 18 au 23 février 1957, la délégation française a été amenée à appeler votre attention sur l'importance des avantages qui seront consentis en matière d'allocations familiales aux familles demeurées en Espagne des travailleurs espagnols qui seront occupés en France. Le Gouvernement français serait heureux que le Gouvernement espagnol pût, de son côté, lui donner l'assurance que les plus grandes facilités seront accordées aux missions françaises d'immigration, particulièrement à celles qui s'occuperont du recrutement des mineurs pour les Charbonnages de France, et que les autorités espagnoles

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Este modus operandi, iniciado a finales de los 50, se consolidó a principios de la década siguiente, cuando el flujo migratorio español empezó a abandonar sus tradicionales destinos ultramarinos (Argentina, Venezuela) para optar por las potencias industrializadas de la Europa occidental (Alemania, Suiza y Francia mayoritariamente). El acceso al conjunto de prestaciones sociales así como la posibilidad de llevar a cabo el reagrupamiento del emigrante con su familia fueron las dos bazas con las que las autoridades francesas trataron de luchar contra la competencia que ejercían países como Alemania y Suiza, cuyos elevados salarios atraían a una cantidad cada vez mayor de trabajadores españoles: L a competencia a l e m a n a en E s p a ñ a se ha vuelto especialmente molesta en lo relativo a la emigración permanente, en la m e d i d a en que ésta concierne las m i s m a s categorías socio-profesionales (obreros industriales, albañiles cualificados). [Esta competencia] se apoya en salarios a m p l i a m e n t e superiores a los franceses, la posibilidad de contratos colectivos, una selección profesional casi inexistente y servicios de acogida eficaces organizados por las empresas alemanas a la llegada de los trabajadores. L a s ventajas de nuestro reclutamiento, ampliamente d i f u n d i d a s por nuestra misión, siguen siendo la estabilidad y la garantía de empleo, la similitud del m o d o de vida, la protección social a los trabajadores extranjeros y a sus familias en E s p a ñ a , y por fin, la posibilidad a la reagrupación familiar. 5

Respecto a las relaciones de las autoridades españolas con la colonia española en Francia, el comienzo de la década de los 60 estuvo marcado por el cambio

apporteront à celles-ci leur plus entier concours». Véase Centre d'Archives ContemporainesC A C 810201 Art.8: Carta de Philippe Monod, director de Asuntos administrativos y sociales del Ministerio francés de Asuntos Exteriores, a Félix de Iturriaga, director de asuntos consulares del Ministerio de Asuntos Exteriores español, 23 de febrero de 1957. 9 «La concurrence allemande en Espagne est devenue particulièrement gênante en ce qui concerne l'émigration permanente car elle vise les mêmes catégories professionnelles (manœuvres d'industrie, ouvriers qualifiés du bâtiment). Elle est appuyée par des salaires largement supérieurs aux salaires français, la possibilité de placements collectifs, une sélection professionnelle quasi inexistante et des services d'accueil efficaces organisés par les entreprises allemandes à l'arrivée des travailleurs. Les avantages de notre recrutement, largement diffusés par notre mission, demeurent la stabilité et la garantie de l'emploi, la similitude de vie, la protection sociale des travailleurs étrangers et de leurs familles demeurées en Espagne, enfin la possibilité de regroupement familial». Véase CAC 850705 Art.l: Informe del director del Office National d'Immigration (ONI) al Consejo de administración del susodicho organismo, 3 de mayo de 1963.

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de fisonomía de esta colonia. La llegada masiva de nuevos emigrantes marcó un importante cambio en su constitución. Hacia 1962, de los alrededor de 450.000 españoles residentes en Francia menos del 20% eran exiliados; el número de emigrantes que se instalaron en las décadas anteriores al estallido de la guerra era también cada vez menor, mientras que el de los recién llegados no dejaba de aumentar, convirtiéndose en esos años en el componente mayoritario de esta colonia. Una de las principales preocupaciones del agregado laboral Sanz Catalán fue atenuar el tradicional recelo de las autoridades franquistas hacia la colonia española. El agregado optó así por atraerse a los exiliados políticos considerados como 'inactivos' (que se pensaba eran la mayoría) y a sus hijos. Para ello decidió multiplicar las medidas de asistencia y de propaganda entre los residentes españoles 'sin distinciones', sirviéndose así de los organismos (instituciones y asociaciones de españoles en Francia) de mayor concentración de españoles en Francia: SOBRE LOS EXILIADOS

También esquemáticamente, podemos resumir las acciones desarrolladas por esta Agregaduría: — RECUPERACIÓN: Proponiendo a nuestro Delegado Nacional de Sindicatos y hoy Ministro Secretario General del Movimiento, las bases del que luego fue Decreto de Amnistía de 1956, al que ya se han acogido algunos millares. — INFORMACIÓN, tanto del Decreto antes aludido, como de la realidad política y social de la Patria. — BENEFICIOS S E G U R I D A D S O C I A L , derivados del Convenio de Seguridad Social Hispano-francés de 2 7 de junio de 1957 [...]. — T R A T O SIN DIFERENCIACIONES, en sus consultas o problemas, haciéndoles ver que España y sus Representantes en el extranjero les siguen considerando como españoles sin distinción ninguna. [•••] A T R A C C I Ó N DE EMIGRADOS EN GENERAL

— Terminar con el problema de los exiliados de nuestra guerra civil, sustituyendo el Decreto de 1956, ya sobrepasado, por un Decreto de Amnistía General o de por lo menos prescripción gradual de delitos cometidos en la misma. Entre tanto, sería de desear la adopción de medidas que eximan totalmente a los hijos de los mismos. [...]

Estas labores de asistencia y de propaganda estaban igualmente destinadas a neutralizar las actividades de propaganda generadas por los numerosos

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grupos de opositores al régimen instalados en este país; actividades cuyas consecuencias iban más allá de lo puramente 'ideológico', en la medida en que podían favorecer igualmente la integración del emigrante en la sociedad de acogida: Si importantes son en su acción de propaganda y atracción las actuaciones de los aún numerosos núcleos de exiliados, en especial los del Partido Comunista, que son los que con los catalanistas y vascos tienen mejores organizaciones y medios, a ú n es más i m p o r t a n t e la proyección que ejercen sobre nuestros emigrantes y trabajadores eventualmente desplazados, sin proponérselo, por ser el simple fenóm e n o natural de ser los exilados compatriotas, hablar en español y encontrarse en el mismo lugar de residencia, trabajo y convivencia. A su través, aún sin saberlo, se efectúa en gran parte de manera osmótica la integración y adaptación al medio de la nueva emigración. Y esto es lo verdaderamente peligroso, difícil y urgente a contrarrestar por todos los medios. 10

Sin embargo, la puesta en marcha de la política asistencial fue extremadamente difícil debido a la inexistencia de organismos españoles creados adhoc en los departamentos franceses de mayor concentración de españoles (sobre todo de exiliados). En efecto, durante esta primera etapa la Agregaduría no tenía aún una red de oficinas provinciales; integrada en el seno de la Embajada española en París, su radio de acción era, pues, bastante limitado. En un informe de la cúpula sindical de julio de 1960 titulado Acción político-social a destinación de las zonas de emigración española en Francia los dirigentes sindicales constataban que en los departamentos del sur de Francia los trabajadores españoles eran a menudo víctimas de las acciones de propaganda contra la dictadura lanzadas por los «sectores enemigos del Régimen»11: E n Francia y especialmente en algunas zonas del Sur de aquel país, existe actualmente u n a fuerte acción de propaganda contra el Régimen de España. Esta propaganda se ejerce sobre los numerosos núcleos de población española. 12

10

Biblioteca de la Consejería laboral española en París: Informe extraordinario del agregado laboral de la Embajada de España, enero de 1963 (sin clasificar). 11 AGA Sindicatos R 2202: Apuntes. Acción político-social sobre las zonas de emigración española en Francia, julio de 1960. 12 AGA Sindicatos R 2202: Apuntes. Acción político-social sobre las zonas de emigración española en Francia, julio de 1960.

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Una propaganda que, para el agregado Sanz Catalán, podía volverse contra el régimen cuando estos emigrantes regresasen a España. Según el informe elaborado por el agregado en 1963, la raíz del problema residía en el hecho de que, mientras la mayor parte de emigrantes (sobre todo exiliados) se concentraba en el sur de Francia, la mayoría de los organismos españoles destinados a asistirlos (Agregaduría laboral, centros de acogida, etc.) se situaban en París. A esto se añadía un segundo problema: la ausencia de una acción 'política' destinada a los trabajadores españoles ni por parte de los consulados (que consideraban toda acción 'política' destinada a los ciudadanos españoles como fuera de sus competencias), ni por parte del propio agregado laboral (a menudo desbordado por los problemas socio-económicos de los emigrantes), ni por las instituciones religiosas españolas en Francia (cuya acción era únicamente religiosa o asistencial).13 Para solucionar todos estos problemas, las autoridades sindicales aconsejaron al agregado la puesta en marcha de un plan de acción de tipo 'socio-político' basado en la creación de 'centros' de carácter asistencial destinados a la colonia española en Francia: Por las conocidas circunstancias políticas y ambientales de Francia, dichos Centros-servicios al ejercer una acción social-asistencial con las repercusiones políticas consiguientes a la contraprestación de influencias de exiliados, partidos y sindicatos extremistas adversos en la masa de nuestros emigrantes, han sido configurados, por un lado, cubiertos por el estatus diplomático dentro de la acción y jurisdicción consular en que se ubiquen, y por el otro, con la precisa separación de funciones y libertad de movimientos que implicará el logro de los objetivos propuestos. 14

Más concretamente, este plan debía propiciar la creación de toda una red de Centros de ayuda al emigrante, sobre todo en las zonas de mayor presencia de emigrantes españoles y en especial de refugiados, tales como Burdeos, Arles, Marsella y Saint Denis (barrio del extrarradio parisino). A la cabeza de estos centros de asistencia se situaría un director elegido conjuntamente por

13 Biblioteca de la Consejería laboral española en París: Informe extraordinario del agregado laboral de la Embajada de España, enero de 1963 (sin clasificar). 14 AGA Sindicatos R 2202: Informe de la cúpula sindical, julio de 1960.

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el Ministerio de Asuntos Exteriores y el Secretario General del Movimiento, una asistente social y una auxiliar en mecanografía.15 Aprobado por el Consejo de ministros en septiembre de 1960, la aplicación de este plan de acción 'política y social' fue confiada al agregado laboral, quien se encargó de diseñar la red de lo que se habría de llamar 'centros-servicio de ayuda social al emigrante español en Francia'. A la hora de poner en marcha este plan, el primer dilema que se le planteó al agregado fue cómo evitar los problemas con unas autoridades francesas firmemente opuestas a que autoridades franquistas distintas a las embajadas y los consulados interviniesen en la vida de los trabajadores españoles en su territorio. El segundo escollo estaba relacionado con la naturaleza de estos centros. Si se les vinculaba a la Agregaduría laboral (integrada en el seno de la Embajada), la carta de relaciones diplomáticas establecida durante el Congreso de Viena exigía que estos centros se situasen en un radio de 20 km en torno a la Embajada, lo cual era incompatible con el espíritu mismo del proyecto. La solución que el agregado encontró fue utilizar el estatus diplomático para 'camuflar' esas actividades socio-políticas. Para ello, el agregado propuso que los centros-servicio de París y alrededores se vinculasen a la Embajada española (en la cual trabajaba el mismo agregado) y los demás al Consulado español correspondiente. Este vínculo debería asegurar el camuflaje necesario para el funcionamiento autónomo de estos centros:16 L A T Á C T I C A A S E G U I R E N LA A S I S T E N C I A L A B O R A L

Es m u y importante, p o d e m o s asegurar decisiva, la táctica a seguir en la asistencia laboral, c o m o brazos y medios de la acción de contrarrestación de las actividades perniciosas sobre nuestra población emigrada. Mientras en la región de París, nuestra E m b a j a d a y por su intermedio esta agregaduría laboral pueda acreditar y cubrir con el «estatus» diplomático cualquier Servicio o Centro — s i n la susceptibilidad ni oposición mayores de las Autoridades Centrales f r a n c e s a s — en las provincias, las Prefecturas, m á s sometidas a la presión e influencias de los Partidos Extremistas y de los Sindicatos, limitarían nuestro c a m p o de acción y desenvolvimiento hasta hacerla insostenible; El «camuflaje» de nuestros C e n t r o s y Servicios, a los fines que se proyecta conseguir, debe ser tal, que no puede atraerse de frente — n i meter en situación Biblioteca de la Consejería laboral española en París: Informe extraordinario del agregado laboral de la Embajada de España, enero de 1963 (sin clasificar). 16 Biblioteca de la Consejería laboral española en París: Informe extraordinario del agregado laboral de la Embajada de España, enero de 1963 (sin clasificar). 15

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delicada a las autoridades francesas, y hasta nuestros propios Consulados— la enemiga descubierta de quienes, aunque actuemos con toda discreción y tacto, guardando las formas lo más posible y con una asepsia total aparente de color y significación políticas, lucharían por todos los medios para evitar su proyección y eficacia. Será pues preciso, de un lado, la acreditación suficiente, por vía diplomática, de las Direcciones de estos Centros-Servicios, a los efectos de su personalidad y residencia; del otro, su vinculación a la Zona consular en la que radiquen; y siempre acomodando su actuación a las necesidades y circunstancias que las características políticas de cada Región de implantación aconsejen, siendo instrumentos siempre — e n la superficie o subterráneos— de la general acción política consular, pero apareciendo a veces como desligados del propio Consulado para evitar situaciones de compromiso en las que, inclusive se imponga una desolidarización y hasta una desautorización aparentes de la Autoridad Consular. 17 Pese al e m p e ñ o y los esfuerzos del agregado por ponerlo en m a r c h a , este proyecto de C e n t r o s d e 'asistencia' n o verá la luz. La p r i o r i d a d q u e el G o b i e r n o f r a n q u i s t a d a b a en esos a ñ o s al control de los flujos migratorios hizo q u e en n u m e r o s a s ocasiones la política asistencial pasase a u n s e g u n d o plano; a d e m á s , los conflictos d e competencias entre las esferas diplomática y sindical españolas, deseosas a m b a s de controlar esos centros, c o n t r i b u y e r o n i g u a l m e n t e al fracaso de u n proyecto q u e aspiraba a e n c u a d r a r y controlar, a través de dichas m e d i d a s 'asistenciales', al c o n j u n t o de la colonia española en Francia: [...] La única dificultad administrativa que retrasa la puesta en marcha de estos Centros-Servicios se encuentra en el procedimiento de nombramiento y acreditación de los Directores que habrán de regirlos [...].18 Las siguientes declaraciones del agregado C a t a l á n a u n o d e los jefes sindicales son, a este respecto, b a s t a n t e significativas: García Lahiguera [Director de Emigración y Asuntos sociales de la Dirección General de Asuntos Consulares-Ministerio de Asuntos Exteriores] me ha escrito al respecto [en lo relativo a los Centros-Servicios] [...]. El dice que tiene mucho interés

17

Biblioteca de la Consejería laboral española en París: Informe extraordinario del agregado laboral de la Embajada de España, enero de 1963 (sin clasificar). 18 AGA Sindicatos R 2511: Carta de Areilza, embajador español en París, a Castiella, ministro de Asuntos Exteriores, 4 de abril de 1962.

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en ayudarnos, pero hay que tener cuidado, pues su interés estriba en arrebatarnos, si no la dirección y los medios, sí el nombramiento y la acreditación en la que basarían la designación. Mi impresión personal es la de que sólo una conversación Castiella-Solís puede resolver este asunto definitivamente. 19

Conflictos de competencias entre ambos sectores del régimen que se alimentaban de una muy diferente concepción de las labores de asistencia-control del emigrante: predominantemente de tipo cultural o religioso para los actores del IEE y del Ministerio de Asuntos Exteriores (Embajadas y Consulados) y básicamente de tipo político y socio-laboral para los actores sindicales (agregados laborales y OSE): Como el Instituto [Español de Emigración] sigue haciendo de las suyas, en especial con los Fondos de Protección al Trabajo —altares portátiles, guitarras y panderetas para las Misiones de París, Nimes y Toulouse por 67.020,60 Ptas; subvención al llamado Albergue de Trabajadores Españoles de Nimes también de la CCEM [Comisión Católica Española para la Emigración] [...]— sin contar con nadie, dedicando fondos y subvenciones a tontas y a locas para fines secundarios y no primarios en la verdadera y auténtica protección a nuestros trabajadores y emigrantes en Francia [...]. 20

L A POLÍTICA DE ASISTENCIA A N T E LA DISMINUCIÓN PROGRESIVA DEL FLUJO MIGRATORIO ( 1 9 6 7 - 1 9 7 5 )

Desde finales de los años 60, la fuerte disminución del flujo migratorio español a Francia y la prolongación de la estancia de los emigrantes españoles residentes en este país dieron lugar a una reorientación de la política migratoria franquista. La voluntad de controlar los flujos y seleccionar a los emigrantes, que fue su principal preocupación durante la etapa de éxodo masivo, fue progresivamente sustituida por una mayor atención acordada a las medidas de asistencia y protección a la colonia española. Esta política asistencial se dirigió a una numerosísima colonia española (675.000 individuos en 1970) compuesta en su mayoría (alrededor del 90%) 19

A G A Sindicatos R 2511: C a r t a de Catalán a M a n u e l del Valle Pando, jefe nacional del

Servicio de Relaciones Exteriores Sindicales, 14 de mayo de 1962. 20

A G A Sindicatos R 2519: C a r t a de C a t a l á n a C l e m e n t e C e r d á , jefe del Servicio de

Relaciones Exteriores Sindicales, 29 de noviembre de 1963.

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de emigrantes económicos de la última ola migratoria, siendo los emigrantes de olas anteriores ya casi inexistentes. En cuanto a los exiliados, su número se había reducido considerablemente, representando hacia 1970 el 8 % del total de la colonia. Respecto a su reparto geográfico, la colonia estaba mayoritariamente instalada en las grandes cuencas industriales francesas (región parisina, cuenca del Ródano) y en los departamentos tradicionales del sur (Hérault, departamentos pirenaicos, y en torno a las grandes metrópolis del sur como Toulouse y Burdeos). En estos años, y con el fantasma del retorno siempre en mente, la política asistencial española giró en torno al llamado 'lazo asistencial', esto es, al uso de medidas de asistencia con el objetivo de reforzar los vínculos entre los españoles expatriados y la 'Madre Patria'. C o n ello se trataba de seguir alimentando el 'mito' del retorno (y no el retorno en sí) en la medida en que de él dependía que los emigrantes siguiesen enviando divisas a España y generando inversiones inmobiliarias. Además, este 'lazo asistencial' permitiría a las autoridades españolas hacer frente a la principal amenaza con que contaba este 'mito': la política 'asimilacionista' con que las autoridades francesas trataban de asegurarse la permanencia de los emigrantes españoles y de sus hijos en suelo francés. Para llevar a cabo esta política asistencial, el agregado Carrilero optó por dos estrategias. En primer lugar, y retomando la idea original de su predecesor, consideró necesaria la puesta en marcha de toda una red de delegaciones regionales de la Agregaduría laboral, repartidas por todas aquellas zonas que presentaban una importante concentración de residentes españoles. La segunda estrategia consistió en proclamar la importancia de una intervención más amplia y activa del Estado español en el tejido asociativo creado por los residentes españoles en Francia. La importancia que el régimen franquista daba en estos años a la protección y asistencia a la colonia española hizo que el proyecto de delegaciones regionales ideado por Carrilero (a diferencia del de su predecesor) triunfase. Entre 1967 y 1975 se crearon en Francia 13 delegaciones de la Agregaduría laboral, que eran a su vez delegaciones regionales del I E E (en la medida en que, como se dijo más arriba, el agregado laboral era igualmente representante del I E E en el extranjero). Estos centros, comúnmente denominados 'oficinas laborales', debían encargarse de asistir al emigrante, sobre todo en materia jurídica y laboral. Los más importantes fueron instalados en

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Montpellier, Marsella, Lyon, Orleans, Burdeos, Estrasburgo, Nimes y La Plaine Saint Denis. Para evitar querellas diplomáticas, tal y como se planteó durante el proyecto de los centros del anterior agregado, las distintas delegaciones regionales fueron camufladas en el seno de las diferentes demarcaciones consulares. Integradas en los edificios consulares, las oficinas laborales tenían en la práctica un funcionamiento autónomo con respecto al Consulado, ya que, aunque orgánicamente' dependían del cónsul, su funcionamiento estaba regido por las órdenes procedentes de la Agregaduría laboral. Este 'acomodo' no fue del agrado de muchos cónsules, que consideraron a los agentes instalados en estas delegaciones como 'intrusos' cuyas labores competían con las tradicionales labores consulares de ayuda y asistencia al español expatriado. Tal fue por ejemplo el caso del cónsul de Toulouse, quien se opuso enérgicamente a la creación de una delegación dentro de su demarcación; una demarcación que era vital para los planes del agregado laboral, en tanto que era la de mayor concentración de exiliados de toda Francia. El tira y afloja entre ambos representantes del Estado español se saldó con la victoria parcial del cónsul, que consiguió retrasar la creación del centro hasta septiembre de 1975. Sin embargo, si muchos cónsules se opusieron a la inserción de estas delegaciones en su demarcación, otros las recibieron con menor hostilidad, en la medida en que consideraban que éstas podían aliviarlos de una parte importante de su trabajo de atención y asistencia al emigrante. Estos 13 centros contaron con un total de 16 asistentes sociales encargados de los problemas socio-laborales de los españoles: problemas salariales, dificultades en el cobro de las prestaciones sociales, gestión del retorno y asistencia jurídica en caso de conflicto laboral, etc. (Fernández Asperilla/Babiano 1998: 18). Para desempeñar sus cometidos de vigilancia y control de los trabajadores extranjeros contaban muy a menudo estos centros con toda una red de agentes en el seno de empresas donde trabajaban numerosos españoles. Con la excusa de 'informar a los trabajadores y ayudarles en caso de problema', esos corresponsales intentaban por todos los medios evitar el acercamiento entre estos nuevos emigrantes, considerados como 'apolíticos', y los sindicatos franceses así como aquellos sindicatos y partidos políticos españoles de izquierda exiliados en Francia. 21

21 AGA Sindicatos R 5971: Informe general sobre Agregadurías laborales, 30 de marzo de 1970.

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La segunda estrategia fue la búsqueda de un mayor intervencionismo en el universo asociativo español. En efecto, a medida que veían prolongarse su estancia en Francia, los españoles empezaron a crear numerosas asociaciones. Estos centros asociativos habrían de convertirse en importantes centros de sociabilidad destinados a canalizar los momentos de ocio del trabajador emigrante y de su familia. Las cajas de ahorro españolas, cuyos beneficios vinculados a la emigración eran evidentes, supusieron una importante fuente de financiación para muchos de estas asociaciones. Y así, por ejemplo, la Caja de ahorros de Extremadura financió una parte importante del Hogar extremeño inaugurado en 1971 en la región parisina. 22 La primera forma de intervención del Estado español en estos centros asociativos fue vía su financiación parcial. Aprovechando que estas asociaciones necesitaban a menudo ayudas financieras, tanto para su creación como para su posterior funcionamiento, el agregado Carrilero optó por vincular las ayudas oficiales a estos centros a su fidelidad al régimen o, al menos, a su carácter 'apolítico': A través de los Consulados, y de abajo a arriba, cuando hallamos un grupo de hombres bien dispuestos y con espíritu de unión, fomentamos el nacimiento de Hogares españoles, a los que se les facilita orientación jurídica y social, e incluso algunos medios económicos. Si dan muestra de continuidad y perseverancia en su tarea, se les facilitan libros, discos, etc., y se establece una permanencia de una Asistente social de esta agregaduría que, en días y horas fijos, tiene un consultorio laboral y social. Simultáneamente, son incluidos por los consulados en los proyectos de Plan asistencial del Fondos nacional de Protección al trabajo. Si dichos proyectos son aprobados, se facilita anualmente una subvención que oscila entre las 50 y 100.000 pts., según la importancia del Hogar, la tarea realizada y el número de afilados. Cuando nace espontáneamente un Hogar, y nos demuestra cierta continuidad, una vez que hemos efectuado una encuesta para conocer sus orientaciones, operamos como en el punto anterior, tras un periodo de observación. 23

La falta crónica de medios de la mayoría de estas asociaciones fue utilizada por el IEE, vía el agregado laboral, para extender una sutil propaganda consistente en rellenar las bibliotecas y videotecas de estos centros con libros,

22 23

AGA Sindicatos 6588: Informe sobre el Hogar de los extremeños en París, 1970. AGA Sindicatos 7411: Carta de Carrilero a Clemente Cerda, 9 de julio de 1970.

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carteles, películas, etc., que difundían una imagen muy positiva del régimen de Franco y que ahondaban en el concepto patriótico y chauvinista de la nación cultivado por el franquismo. Otra de las medidas utilizadas para facilitar el control de estos centros, cada vez más numerosos y dispersos por todo el territorio francés, fue favorecer encarecidamente, e incluso financiar, su unión en el seno de una gran federación de centros españoles en Francia. En 1968 nacía así la Federación de Asociaciones de Emigrantes Españoles en Francia (FAEEF). Ampliamente subvencionada por el IEE, la FAEEF pasó de federar cuatro centros en el año de su fundación, a 48 en 1971. Sin embargo, ni la táctica de 'comprar' la fidelidad de estos centros al régimen, ni favorecer su unión para facilitar su control, dieron los resultados esperados. Y así, las relaciones entre el IEE y la FAEEF estuvieron marcadas por los conflictos y por la enorme desconfianza de esta última hacia las autoridades españolas. Ante la imposibilidad de controlar el mundo asociativo español, los actores franquistas optaron por crear sus propios centros de sociabilidad destinados a los españoles en el extranjero. Hacemos referencia al proyecto de las llamadas 'Casas de España'. Financiados y dirigidos por el IEE, estos centros proponían a los españoles expatriados ayuda y consejo, así como salas de reunión y actividades de ocio y tiempo libre. Esta red de 'Casas de España', que fue aprobada por la Ley de emigración de 1971, tenía como objetivo explícito el 'aglutinar y asistir' a los españoles expatriados. Una resolución del IEE de febrero de 1973 estableció las normas de creación y de funcionamiento de estas 'Casas de España'. El artículo 1 de esta resolución establecía que se trataba de centros de carácter social y asistencial del IEE con las finalidades primordiales de fomentar la convivencia de los españoles entre sí en el país de emigración, mantener viva la relación con la Patria y prestar asistencia a los emigrantes, tanto al incorporarse a sus puestos de trabajo como durante su permanencia en el mismo.

Financiados por el IEE, las 'Casas de España' deberían ser dirigidas por un gerente nombrado por el IEE o por el agregado laboral, acompañado de un 'Consejo asesor de Gestión' formado por el gerente y cuatro vocales designados por el cónsul de entre los directores o antiguos directores de centros de españoles. Se estableció igualmente que el equipo directivo de estos centros

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debería trabajar en estrecha colaboración con las autoridades consulares y la oficina laboral correspondiente. Sin embargo, estos objetivos explícitamente señalados se combinaron con objetivos implícitos u ocultos, solamente revelados por la correspondencia y los informes internos del régimen. Y así, un informe reservado sobre asistencia al emigrante establecía en relación a las Casas de España: Estos Centros estarán regulados por un estatuto tipo, confeccionado por el IEE, cuyo proyecto será sometido a informe de las representaciones diplomáticas, consulares y agregadurías laborales españolas. Estos estatutos señalarán las competencias de los centros, convirtiéndolos, de hecho, en organizaciones auxiliares de los consulados y agregadurías laborales, a través de las cuales será posible dirigir y canalizar las comunidades españolas. Con objetivo de evitar que puedan producirse supuestas acciones políticas de signo contrario encaminadas a dominar y controlar esos Centros, en el presupuesto general de los mismos el 75% como mínimo será cubierto por el IEE, que podrá siempre, al suprimir su aportación, paralizar la vida de tales Centros. 24

Creada en 1973 en París, la primera 'Casa de España' de Francia no conseguiría en los años que siguieron reagrupar y controlar a la ingente y diversa colonia española de la capital. La desconfianza de los españoles hacia toda institución oficial' y la importancia que tenía la red asociativa española marcaron este nuevo fracaso de la política asistencial franquista.

A MODO DE CONCLUSIÓN

Este trabajo nos ha permitido analizar la manera en que el régimen franquista se sirvió de la política asistencial para intentar controlar y vigilar a la numerosa y diversa colonia española instalada en Francia, así como valorar el alcance final de esta política. La presencia tanto de un número importante de refugiados de la guerra como de sindicatos y partidos políticos españoles en el exilio marcó en gran medida la actitud de los actores franquistas hacia los emigrantes recién llegados. El miedo a la 'contaminación' adquirió especial relevancia al cruzarse

24 AGA Sindicatos 6591: Informe del IEE titulado Bases para el nuevo planteamiento la acción asistencial, 24 de octubre de 1970.

de

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con el carácter presumiblemente temporal de esta emigración 'económica'. Si el retorno de estos emigrantes era temido por el bagaje político e ideológico que pudiesen traer consigo, su perspectiva a medio o largo plazo permitía que siguiesen enviando a España las indispensables divisas, base fundamental del despegue del país durante los años del desarrollismo. Esta política asistencial, destinada a ayudar al emigrante a la vez que se les controlaba y encuadraba, estuvo formada por multitud de medidas de índole diversa: social, educativa, laboral, cultural, etc. Las negociaciones con las autoridades francesas permitieron, por ejemplo, la obtención de ventajas sociales para los trabajadores españoles y sus familias. Sin embargo, la creación de centros de ayuda al emigrante, y la intervención en el mundo asociativo español fueron los principales instrumentos que debían permitir a las autoridades del régimen combinar asistencia y control. Encomendada a los agregados laborales, la aplicación de estas medidas contó con numerosos obstáculos, dentro de los cuales destacamos los conflictos de competencias entre los diferentes organismos franquistas y la enorme desconfianza de los emigrantes hacia todo tipo de agente u organismo emanado de un régimen, como el franquista, carente de legitimidad. Obstáculos que se saldaron con el fracaso del objetivo implícito de esta política: el control de la colonia española en Francia.

BIBLIOGRAFÍA

FERNÁNDEZ ASPERILLA, Ana/BABIANO, José (1998): «El asociacionismo como estrategia cultural: los emigrantes españoles en Francia (1956-1974)». En: chttp:// www.lmayo.org/publicaciones/doctrab/doc398.pdf> (21.04.2008). PARDO SANZ, Rosa (1993): «Leales, tibios y contrarios: el Ministerio de Asuntos Exteriores y las colonias pro-republicanas en América, 1939-1945». En: Tusell, J. et al. (eds.): El Régimen de Franco, vol. 2. Madrid: U N E D , pp. 579-591.

U N ATAJO AL PAÍS DEL MILAGRO ECONÓMICO. L A EMIGRACIÓN IRREGULAR DE ESPAÑOLES A LA REPÚBLICA FEDERAL DE ALEMANIA BAJO EL FRANQUISMO Carlos Sanz Díaz

Universidad Complutense de Madrid

Entre 1956 y 1973 emigraron a la República Federal de Alemania (RFA) aproximadamente 600.000 españoles. La mayoría lo hicieron utilizando cauces institucionales meticulosamente estipulados entre el Estado español y el alemán mediante un acuerdo bilateral firmado por los dos países en 1960. Salieron de España pues, como se expresa habitualmente, 'con el contrato de trabajo firmado debajo del brazo'. Fueron éstos los llamados 'emigrantes asistidos', aquellos cuyo recuerdo ha permanecido enraizado en la memoria colectiva de la sociedad española, hasta llegar a identificarse con el conjunto de la última gran oleada emigratoria en la historia de España: la que protagonizaron cerca de dos millones de españoles que marcharon para trabajar y residir en los países industrializados de Europa occidental durante los 'treinta gloriosos' (término acuñado por Fourastié 1979), los años de intenso crecimiento económico que se extienden entre el final de la Segunda Guerra Mundial y la crisis petrolífera de 1973.1 El nítido recuerdo de una emigración regulada, canalizada y controlada por las instituciones oficiales franquistas y los países de destino, tiende a dejar en la sombra la experiencia, frecuentemente olvidada, de aquellos españoles que Sobre la emigración española a Europa en estos años véase con carácter general Vilar/ Vilar (1999). 1

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emigraron por los mismos años al margen de cualquier control oficial y que fueron considerados por el régimen español como emigrantes clandestinos, ilegales o irregulares (Babiano/Fernández 2002). No pocos de estos 'clandestinos' tuvieron como destino la República Federal de Alemania, precisamente el país de Europa occidental que contó con un sistema más desarrollado para la recluta y contratación, bajo control estatal, de mano de obra extranjera: el sistema de Gastarbeiter (trabajador invitado) (Castles/Miller 2003: 71-73). Durante trece años, el gobierno alemán aplicó, en colaboración con el español, un completo programa de selección y contratación de trabajadores en España para su empleo en la RFA. Ahora bien, entre la firma del correspondiente acuerdo bilateral, el 29 de marzo de 1960, y la suspensión de la recluta, el 26 de noviembre de 1973, el porcentaje de españoles emigrados irregularmente a Alemania estuvo cercano al 30%. Al margen de los caminos regulares establecidos por ambos gobiernos, por tanto, muchos emigrantes encontraron vías alternativas que les proporcionaron un atajo desde la España franquista hasta la próspera Alemania del Wirtschaftswunder, el país del 'milagro económico'. Las siguientes páginas tratan de establecer los perfiles, motivos y problemáticas relacionados con la emigración irregular de españoles a Alemania entre I960 y 1973.

L A EMIGRACIÓN IRREGULAR EN LA EUROPA DE LOS 'TREINTA GLORIOSOS'

El fenómeno de la migración irregular, clandestina o ilegal, no es obviamente algo nuevo, aunque sí es reciente su consideración como un problema mayor por parte de los Estados. La idea de la 'emigración ilegal' surgió en Europa con la consolidación de los Estados-nación modernos en los años posteriores a la Primera Guerra Mundial y se reforzó en el contexto de proteccionismo económico del periodo de entreguerras (Bade 2003:207-231). Tras la Segunda Guerra Mundial la llegada de aportes adicionales de trabajadores, independientemente de su estatus legal, fue bienvenida por los países industrializados, que demandaron crecientemente mano de obra y pusieron en marcha procedimientos de recluta institucionalizada de trabajadores extranjeros (Düvell 2006a). En el contexto de los 'treinta gloriosos', la inmigración irregular fue generalmente permitida por los países económicamente más desarrollados de Europa. En Alemania occidental, por ejemplo, era fácil para los trabajadores entrar como turista y, tras encontrar empleo, regularizar su situación y obtener un permiso de residencia

U n atajo al país del milagro económico

129

(Herbert 2001: 191-229). El fenómeno de la emigración irregular, calificada como 'espontánea', formaba parte del panorama económico de prosperidad general y del funcionamiento sin tensiones de un mercado de trabajo todavía débilmente integrado a escala europea (Ambrosius 2001: 38-47). La tolerancia hacia la inmigración irregular se abandonó cuando, en respuesta a la crisis económica de las décadas de 1970 y 1980, los Estados receptores adoptaron políticas de inmigración más restrictivas. Pese al generalizado cierre de fronteras en la Europa de los años 1973-1974, el objetivo de frenar la llegada de extranjeros a los países más industrializados fracasó. Las emigraciones económicas irregulares y los procesos de reagrupación familiar continuaron aportando nuevos trabajadores a unos mercados laborales afectados ahora por altas tasas de desempleo, mientras nuevas corrientes de asilados y refugiados políticos se sumaban a las corrientes migratorias preexistentes (Bade 2003: 293-308). La inmigración irregular, calificada como 'ilegal' por los países más industrializados en este nuevo contexto, pasó a ser considerada como un problema, una carga e incluso una amenaza para el equilibrio de las sociedades receptoras.2 El flujo incontrolado de inmigrantes fue interpretado por muchos analistas de forma creciente como prueba de la erosión de la soberanía de los Estados-nación y como un desafío directo a la autoridad de sus gobiernos, impotentes a la hora de garantizar el control de sus fronteras (véase por ejemplo Rosenau 1990), si bien desde posiciones antagónicas se ha revisado este tipo de planteamientos, subrayando en cambio la persistente eficacia y racionalidad con que han actuado los Estados europeos al 'permitir' desde 1945 una considerable afluencia de inmigrantes, por motivos tanto macroeconómicos como políticos, sin perder en ningún momento el control real del proceso (Brubaker 1994; Zolberg 1999; Messina 2007). La dinámica recién descrita presenta rasgos muy distintos cuando la consideramos desde la óptica de los propios emigrantes y de sus Estados de origen, los países del 'sur' de los que procedía el flujo de 'irregulares' durante los 'treinta gloriosos'. Italia constituía una excepción por su sistema democrático y por el paulatino disfrute por sus ciudadanos, a partir de 1967, del derecho a la libre circulación de personas en el seno de la Comunidad Económica Europea creada diez años antes (Rieker 2003). El resto de los países de emigración —España, Portugal, Yugoslavia y Turquía, así como Grecia entre 1967 y 1973— estaban 2 Esta visión se discute desde diversas perspectivas en Chiswick (1988), Cornelius/Martin/ Hollifield (1994), Jordan/Düvell (2002) y Düvell (2006a).

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gobernados por sistemas autoritarios o dictatoriales. Este tipo de regímenes son por lo general reacios a permitir la salida incontrolada de su población, debido a una combinación de factores que incluyen la pretensión de asegurar la estabilidad interna y el temor al 'contagio' de ideas democráticas entre los emigrantes, pero también el deseo de retener a los trabajadores más cualificados —necesarios para el desarrollo económico del propio país— expulsando, por el contrario, a los menos cualificados y procedentes de las regiones menos desarrolladas y potencialmente más explosivas desde el punto de vista social.3 En países como España y Portugal, pero también Yugoslavia o Turquía, que contaban con restricciones tradicionales a la salida de población y un apego heredado a concepciones autárquicas en torno al desarrollo económico, el difícil tránsito hacia políticas más abiertas a la emigración se produjo en medio de fuertes tensiones internas entre aproximadamente 1956 y 1965 (Pagenstecher 1994: 82). Una 'fiexibilización controlada' de los flujos de salida de emigrantes —como la que aplicó desde 1956 la España de Franco— permitía a los gobiernos suavizar este tránsito, maximizando las ganancias esperadas de la emigración a la vez que se minimizaban sus posibles costes económicos, sociales y políticos. Desde el punto de vista de los emigrantes, el conjunto de leyes y reglamentaciones puestas en pie por sus gobiernos y los de los países de destino para canalizar la emigración a menudo constituía no una ayuda o una garantía de protección —como pretendían las instancias estatales— sino un obstáculo arbitrariamente interpuesto en la consecución del proyecto vital de emigrar. Desde la óptica de los afectados, la emigración 'irregular' era frecuentemente una opción plenamente racional y un acto totalmente justificado que se oponía a la percepción de una injusticia, la de las restricciones al 'derecho' a emigrar. Cuando estas migraciones 'autónomas' socavan las regulaciones estatales, la decisión de emigrar 'sin papeles', como señala Frank Düvell, «refleja bastantes aspectos de los actos de subversión» y constituyen no sólo la decisión de dejar un lugar sino también «un voto contra sus condiciones políticas, económicas, culturales o religiosas».4 3

A este respecto, Pereira (2007) llama la atención sobre la observación de Hirschman (1986) en relación al vínculo entre regímenes autoritarios e inmovilidad de la población, así como —sensu contrario— entre derecho de voto y facultad de emigrar; para el caso de Portugal durante el Estado Novo, véase Pereira (2005). 4 «Migration is a decision to leave a particular place, and also a vote against its political, economic, cultural or religious conditions. [...] In cases where migration is restricted but

U n atajo al país del milagro e c o n ó m i c o

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Todo ello explica, como se verá a continuación, que la emigración 'irregular' entre España y la República Federal de Alemania fuera enfocada como un problema principalmente por el gobierno franquista, y que fuera vista en cambio como una opción más —dicho de otro modo, como una oportunidad— por los propios emigrantes españoles y por los empresarios alemanes, mientras que el gobierno de la RFA y los de los Estados federados (Lander), entre unos y otros, buscaron posiciones de equilibrio entre las necesidades de la economía y el mercado de trabajo internos, y las exigencias de la política interior y de seguridad (para el caso de Baviera, véase Mattes 2005: 155-158; de forma general, Hollifield 1992).

E L F E N Ó M E N O DE LA I R R E G U L A R I D A D EN LA EMIGRACIÓN ESPAÑOLA A ALEMANIA

No es necesario subrayar que la idea de una 'emigración irregular' de españoles a Alemania solamente tiene sentido por referencia a una emigración 'regular' entre los dos países que, en este contexto, equivale a 'controlada y dirigida' por ambos Estados. 5 El punto de partida de dicha emigración canalizada por el Estado fue el cambio producido en el interior del régimen franquista en los años 50, con el ascenso de una nueva generación de políticos y técnicos de la administración. Para estos llamados 'tecnócratas' la emigración exterior constituía un importante factor para la modernización económica de España, ya que permitiría aliviar el desempleo y el subempleo producidos por el éxodo rural y aportaría, por medio de las remesas enviadas por los emigrantes a sus familiares en España, las divisas necesarias para equilibrar la balanza comercial (Fernández Asperilla 1998). La creación del Instituto Español de Emigración en 1956, subordinado al Ministerio de Trabajo, y la Ley de Bases de la emigración de 1960, convertida en 1962 en Ley 'articulada', señalaron el cambio de tendencia, con el abandono de la anterior política de laisserfaire en materia de gestión del flujo migratorio y la adopción de una política de regulación y 'liberalización controlada' de una emigración puesta al servicio de la política laboral, económica y exterior de la dictadura (Fernández Vicente 2004 y 2005).

these restrictions are violated, migration behavior mirrors several aspects of acts of subversion» (Düvell 2 0 0 6 b : 211). 5

D e forma general, sobre la intervención de los Estados en los flujos migratorios, véase

López Sala (2005).

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Este cambio coincidió con un prolongado auge económico y un incremento de la demanda de trabajadores en las economías más pujantes de la Organización Europea para la Cooperación Económica (OECE) y su sucesora, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). En una situación que en 1955 se aproximaba al pleno empleo, los empresarios de la República Federal de Alemania se mostraron interesados en acudir a la recluta de 'trabajadores invitados' de los países mediterráneos para ocupar las vacantes no cubiertas, atender las necesidades de reemplazo dentro del mercado de trabajo, y moderar las subidas salariales y el incremento de la inflación (Herbert 2001: 191-229; Bade 2003: 271-276). Como concesión a las presiones de los poderosos sindicatos alemanes, y para evitar que el empleo de 'trabajadores invitados' incidiera en un descenso de los salarios y de las prestaciones sociales, la mano de obra extranjera debía gozar de iguales condiciones laborales y salariales que los trabajadores nativos. Esta condición quedó expresamente recogida en los acuerdos bilaterales que firmó el gobierno de la RFA con los principales países mediterráneos de recluta de trabajadores {Anwerbelander): Italia (1955), España (1960), Grecia (1960), Turquía (1961), Portugal (1964) y Yugoslavia (1968).6 En conjunto emigraron aproximadamente 600.000 españoles a la RFA entre 1960 y 1973. Hasta 1967 fueron —junto con los griegos— el segundo grupo nacional más numeroso de Gastarbeiter en Alemania, superados sólo por los italianos. Desde esa fecha, la proporción de españoles en el conjunto de los Gastarbeiter disminuyó constantemente debido, principalmente, al incremento en la llegada de yugoslavos y turcos a la RFA. Como resultado de trece años de recluta intensiva de mano de obra fuera de las fronteras de la RFA, en 1973 los extranjeros constituían ya el 6,4% de la población del país y casi el 12% de su fuerza laboral (Beauftragter der Bundesregierung für Auslánderfragen 1999).

6

También suscribió la RFA acuerdos similares con Marruecos (1963-1966) y Túnez (1965), aunque sus efectos cuantitativos fueron mucho menores.

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Principales colonias de trabajadores extranjeros residentes en la RFA por pais de origen, 1956-1975 2500

1958 1967 1958 1959 1960 1961 1962 1963 1964 1965 1966 1967 1968 1969 1970 1971 1972 1973 1974 1975

QTurcos QYugoslavos "Españoles • Griegos •Italianos

Gráfica 1. Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de Herbert (2001), procedentes de Korte/Schmidt (1983).

Esta confluencia de intereses públicos y empresariales a ambos lados de la frontera explica la elaboración del Acuerdo sobre migración, contratación y colocación de trabajadores españoles en la República Federal de Alemania que los gobiernos de España y de la RFA firmaron en Bonn el 29 de marzo de 19607 Al crear un procedimiento oficial de recluta y contratación de trabajadores españoles para ser enviados a la RFA, este acuerdo proporcionó el principal criterio para distinguir en adelante entre dos modalidades de emigración. La emigración 'asistida', es decir la canalizada por medio del Instituto Español de Emigración (IEE), fue la única considerada en principio legal por el gobierno español. La emigración 'no asistida' o irregular a Alemania, que era toda la que discurría al margen del IEE. En las páginas siguientes me referiré a la emigración 'asistida' y 'no asistida' o 'irregular' en el sentido en que lo emplearon las autoridades españolas, que no coincidía completamente — c o m o se verá— con el criterio de las alemanas ni, en un plano más pragmático, con los usos reales de las administraciones de los dos países, ni con las estrategias y prácticas de los propios emigrantes. El nombre completo del texto era Acuerdo entre el Gobierno del Estado Español y el Gobierno de la República Federal de Alemania, sobre migración, contratación y colocación de trabajadores españoles en la República Federal de Alemania, firmado en Bonn el 29 de marzo de 1960 (Boletín Oficial del Estado de 5 de mayo de 1960). 7

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POR EL CAMINO DE LA PLENA LEGALIDAD. L A EMIGRACIÓN ASISTIDA

La emigración asistida ponía en contacto al emigrante con el empleador alemán, con la intermediación de ambos Estados. La tarea de reclutar y contratar trabajadores españoles recayó, por parte alemana, en la Oficina Federal de Colocación y Seguro de Desempleo (Üundesanstalt für Arbeitsvermittlung und Arbeitslosenversicherung, BAVAV; desde 1969 Bundesanstalt für Arbeit, BAA), con sede en Núremberg. Por parte española se encomendó esta tarea al IEE, dependiente del Ministerio de Trabajo, en colaboración con el Servicio Nacional de Encuadramiento y Colocación de la Organización Sindical. Los empresarios alemanes interesados en contratar españoles por este sistema comunicaban sus ofertas de trabajo a la BAVAV, y ésta las transmitía por medio de la Comisión Alemana en Madrid al IEE. El Instituto decidía entonces si las ofertas eran armonizables con las necesidades del mercado de trabajo español y, en caso positivo, las remitía a las Oficinas Provinciales de Colocación que considerara más convenientes, generalmente aquellas en las que se registraba un mayor índice de desempleo, coincidente con la mitad sur de España y con las regiones lindantes con Portugal. El IEE podía enviar además a la BAVAV, por iniciativa propia, listas de trabajadores interesados en emigrar, independientemente de las ofertas de trabajo comunicadas oficialmente por medio de la Comisión Alemana. Los trabajadores interesados en cubrir los puestos de trabajo ofertados eran sometidos a una doble selección. En primer lugar, técnicos del IEE o de la Organización Sindical comprobaban que su cualificación profesional se adecuara a lo exigido, a la vez que se les realizaba un primer examen médico. Quienes superaran esta fase eran nuevamente inspeccionados desde el punto de vista profesional y médico por los técnicos de la Comisión Alemana. Los seleccionados firmaban un contrato de trabajo bilingüe válido generalmente por un año, y recibían una tarjeta de legitimación expedida por el gobierno alemán —equivalente al visado más el permiso de trabajo— e informaciones sobre las condiciones laborales que regirían para ellos en Alemania. 8 A través de este procedimiento y de las prácticas administrativas concretas que aplicó, el IEE disfrutó en conjunto de una considerable capacidad de controlar y seleccionar a los emigrantes españoles. El Instituto utilizó este margen de acción para enviar a la RFA preferentemente a trabajadores masculinos no 8

(1961).

El proceso de la emigración asistida está detalladamente descrito en Sorribes Peris

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135

cualificados de las regiones de España menos desarrolladas y con mayor tasa de paro, como Andalucía, Extremadura y Galicia, y para tratar de restringir en general la emigración de mujeres solas y de obreros especializados o con cierta formación y experiencia previa, necesarios para el propio desarrollo industrial español.9

U N ATAJO AL PAÍS DEL MILAGRO ECONÓMICO. L A EMIGRACIÓN 'ILEGAL O 'IRREGULAR'

El procedimiento ya descrito de 'emigración asistida', conocido oficiosamente como 'primer camino', no era el único disponible para los españoles que desearan trabajar en Alemania. Existían además dos vías alternativas. El llamado 'segundo camino' era el que seguía quienes viajaban a Alemania con un visado de trabajo proporcionado por las representaciones consulares de aquel país en España. El denominado 'tercer camino' consistía en entrar en Alemania como turista y obtener posteriormente en aquel país el permiso de trabajo y de residencia necesarios (Cuadro 1).

9

Aproximadamente la mitad de los emigrantes españoles en Alemania procedía de Anda-

lucía y Galicia, seguidas de Extremadura, León y las dos Castillas, Murcia y Valencia. El 8 0 % de los varones y el 9 3 % de las mujeres eran trabajadores no cualificados y semicualificados, según los datos recogidos en Klee (1971: 119).

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Para el gobierno español solamente la emigración asistida por el IEE, es decir, el llamado 'primer camino', era plenamente legal. Las restantes vías de salida de España con vistas a trabajar en el extranjero fueron consideradas ilegales y potencialmente constitutivas de un 'delito de emigración' (Babiano/ Fernández 2002). La RFA consideró, en cambio, que los tres modos descritos de ingreso de nuevos trabajadores en el mercado laboral alemán eran igualmente válidos, y se mantuvo firme contra los intentos del gobierno español de eliminar el 'segundo' y 'tercer camino'. Los motivos son fácilmente comprensibles. La entrada por medio de visados constituía una vía especie de atajo que permitía a los empresarios alemanes contratar trabajadores españoles de forma rápida y relativamente no burocrática. El tercer camino o emigración como falsos turistas no fue considerada necesariamente ilegal, y se mantuvo abierto con el argumento de que la decisión de residir temporalmente y trabajar en Alemania podía haberse adoptado con posterioridad a la entrada del inmigrante en el país. Es difícil, por no decir imposible, obtener una cuantificación precisa de la emigración ilegal o irregular dentro del conjunto de la emigración española a Alemania. Por otra parte, los criterios manejados por los gobiernos de España y de la RFA para determinar si un emigrante había entrado, salido o permanecido en el país de forma 'ilegal', 'irregular' o 'clandestina' no eran consistentes y además se fueron modificando en el transcurso del tiempo. La ausencia de un criterio unificador y un cierto desconcierto se evidenció en el empleo, en la documentación administrativa, de múltiples denominaciones para referirse al mismo fenómeno. Por parte española se habló indistintamente, y sin gran precisión, de emigración 'no asistida', 'ilegal', 'clandestina', 'irregular', 'espontánea', 'libre', 'turista' o 'marginal', mientras que en la RFA se calificaba a esta forma de entrar en el país como spontan (espontánea),yra (libre), entrada por el Individualverfahren (procedimiento individual), schwarzo wild (clandestina), unerlaubt (no permitida), illegal (ilegal) o halblegal (semilegal). Por otra parte, la propia naturaleza 'irregular' de este fenómeno dificulta el afloramiento del mismo en las estadísticas oficiales que elaboran los Estados, cuyos criterios distan además de ser homogéneos, lo que explica que cualquier valoración cuantitativa a la emigración irregular tenga —aún en nuestros días— un carácter indicativo y aproximativo (Angenendt 2007: 35-38). Con estas cautelas incluimos una representación de la magnitud relativa de los emigrantes 'irregulares' españoles a Alemania entre 1960 y 1973, elaborada sobre datos de la Bundesanstalt für Arbeit (Gráfica 2).

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Carlos Sanz Díaz Entrada de emigrantes españoles en la RFA, 1960-1973

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• Emigración asistida (miles) • Emigración irregular (al margen de la Comisión Alemana) (miles)

Gráfica 2. Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de Bundesanstalt für Arbeit recogidos en Dohse (1985: 196).

Esta gráfica permite apreciar cómo entre 1960 y 1973 aproximadamente el 30% de los españoles que emigraron a la República Federal de Alemania lo hicieron al margen del IEE y de la Comisión Alemana en Madrid y fueron, por tanto, según los criterios del régimen franquista, emigrantes irregulares. En años como 1961 este porcentaje llegaba casi a la mitad de los emigrados, y en momentos como 1960 y 1967 la cifra de irregulares constituía incluso una mayoría cercana al 60% de españoles. El porcentaje de 1960 se explica por la incapacidad inicial por parte de ambos Estados de controlar el flujo migratorio desencadenado por el acuerdo bilateral; el comportamiento en torno a 1967, en cambio, responde a causas diferentes. En la coyuntura de 1966-1968 se produjo una contracción temporal en las ofertas de trabajo proporcionadas por los empresarios alemanes, debido a una breve crisis económica —muy apreciable en el descenso general de la entrada de emigrantes—, lo que redundó en una escasa actividad contratadora por parte de la Comisión Alemana. Ello explica a su vez que los escasos emigrantes españoles entraran en Alemania aquel año mayoritariamente al margen de

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este mecanismo institucional: el 59,2% de los emigrados españoles a Alemania en 1967 fueron irregulares. A partir de 1968 se observa una importante contracción de la tasa de irregularidad, que baja hasta descender a valores inferiores al 20% del total de emigrados, con puntuales repuntes por encima de este porcentaje en 1971 y 1972, y con una nueva caída hasta el 10% en 1973, lo que indica un mayor control por parte de las autoridades migratorias de los flujos entre los dos países. La cancelación de las contrataciones de mano de obra en el extranjero a finales de 1973 no detuvo la emigración de españoles a la RFA, pero al eliminar la emigración 'asistida' inauguró una etapa regida por condiciones completamente diferentes en cuanto al control de los flujos de población entre los dos países.

L o s M O T I V O S DE LA E M I G R A C I O N I R R E G U L A R

Los emigrantes que se acogían a la asistencia del IEE para trasladarse a Alemania gozaban, sobre el papel, de claras ventajas. El transporte hasta el puesto de trabajo en la RFA era gratuito —dado que este gasto lo asumía el empleador alemán—; el trabajador recibía en origen, al menos teóricamente, información completa y fidedigna sobre el tipo de empleo que le esperaba en aquel país y sobre sus condiciones laborales y salariales; condiciones, además, cuyo cumplimiento se le garantizaba mediante la firma en España de un contrato bilingüe; y contaba, por último, con la plena protección legal del Estado español durante todo el proceso emigratorio, que se extendía desde que el emigrante preparaba su salida hasta que —puesto que se pensaba en una emigración temporal— se producía el retorno a España. 10 Si la emigración asistida era aparentemente tan ventajosa, debemos preguntarnos ¿por qué tantos españoles asumieron los riesgos y contrariedades de la emigración irregular? Los motivos fueron varios. En primer lugar, la emigración irregular era considerablemente más rápida que la asistida. En la primera mitad de los años sesenta, el proceso completo de recluta y selección de trabajadores, desde que el empresario alemán enviaba al BAVAV sus requerimientos de mano de obra hasta que el trabajador español llegaba al puesto 10

Artículo 4 de la Ley de Ordenación de la Emigración, aprobada por Decreto del Ministerio de Trabajo, número 1.000 de 3 de mayo de 1962 (I), Boletín Oficial del Estado de 15 de mayo de 1962.

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de trabajo asignado en Alemania, consumía una media de entre cuatro y seis meses de trámites burocráticos. La impaciencia por emigrar cuanto antes, o el temor a perder un puesto de trabajo ya apalabrado en Alemania — a menudo proporcionado por un familiar o conocido ya emigrado a aquel país— indujo a muchos españoles a prescindir del «'complejo burocrático' de[l Ministerio de] Trabajo» para «tomar el tren y venirse como 'turista'».11 Empresarios y emigrantes superaban así el obstáculo que representaba el laborioso procedimiento de la emigración asistida y la intervención de la maquinaria administrativa española, lastrada por inercias burocráticas y por prácticas que empresarios y emigrantes consideraban obstruccionistas (Sanz Díaz 2004: 64-65). En segundo lugar, es obvio que la emigración irregular proporcionaba a trabajadores españoles y empresarios alemanes una forma de entrar en contacto mucho más flexible que el procedimiento 'asistido'. En lugar del estricto marco contractual supervisado por las administraciones estatales propio del 'primer camino', se establecían relaciones directas trabajador-empresario que, en el contexto de empleo abundante y altos salarios característico del denominado 'milagro económico alemán', eran vistas como preferibles por muchos emigrantes españoles. Eran muchos también los emigrantes que consideraban poco fiable la información proporcionada por el IEE sobre características del empleo en Alemania, condiciones salariales, de vivienda, etc. Otros preferían emprender la salida de España al margen de la tutela estatal, de la que muchos desconfiaban a pesar de los esfuerzos de la dictadura por atraerse a las 'masas' enfatizando, precisamente, su vertiente social (Molinero 2005). En agosto de 1960 el cónsul alemán en Barcelona hizo notar lo siguiente: «[...] la mayoría de los españoles que viven en esta circunscripción consular observa toda instancia estatal con la mayor de las desconfianzas, sobre todo debido a la forma de gobierno autoritario del país, y prefiere por ello afrontar inconve-

11 Así lo reconocía el agregado laboral en la Embajada española en Bonn, Luis Enrique Sorribes: Informe secreto a José Solís Ruiz, ministro secretario General del Movimiento, 29 octubre 1962, Archivo General de la Administración (en adelante AGA), Sindicatos, R 2514. Dos años más tarde el tiempo de espera seguía siendo de entre cuatro y seis meses: Apunte del Referat V6 del Auswärtiges Amt sobre una reunión de los Deutsche Arbeitsgeberverbände celebrada el 15 marzo 1964, en Politisches Archiv des Auswärtigen Amtes, Berlín (en adelante PA/AA), Ref. 505 Bd. 998.

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nientes personales antes que tener que vérselas con la burocracia española».12 En cuanto a la información canalizada por el IEE —normalmente bajo la forma de textos escritos, como impresos y folletos—, muchos emigrantes no podían comprenderla debido a su bajo nivel educativo.13 En no pocas ocasiones, la información proporcionada resultó además ser deficiente, cuando no falsa, lo que los emigrantes sólo podían saber una vez que, vinculados por un contrato obligatorio, se incorporaban al puesto de trabajo.14 La emigración asistida implicaba para el emigrante, por otra parte, el riesgo de ser separado de parientes o conocidos y ser enviado a una empresa a cientos de kilómetros de distancia de las personas que constituían el círculo más cercano de apoyo y referencia. Éste era un escollo no desdeñable para unos trabajadores que, en muchos casos, salían por primera vez del ámbito rural para adaptarse al trabajo fabril y a las incertidumbres de la residencia en un entorno urbano, en un país cuya lengua y costumbres desconocían inicialmente en su inmensa mayoría (Garmendia 1981: 253). Prescindir de la tutela del Estado, por el contrario, aportaba incertidumbres que podían verse compensadas sobradamente, sin embargo, con significativas ventajas. Permitía a los emigrantes decidir más autónomamente sobre su proyecto migratorio en Alemania, normalmente —aunque no siempre— con el apoyo de un tejido de contactos sociales construidos sobre vínculos de parentesco, paisanaje o amistad con otros emigrantes establecidos en Alemania o ya retornados a España. Estas redes migratorias canalizaban a través de las fronteras información fiable, de primera mano, sobre posibilidades y condiciones de empleo y sobre cuántos detalles prácticos afectaban a la existencia cotidiana del emigrante.15 Además, a diferencia de los emigrantes asistidos', que 12

Despacho del Consulado General alemán en Barcelona, 4 agosto 1960, PA/AA Ref. 505 Bd. 997. 13 En octubre de 1960 el cónsul de España en Hamburgo se sorprendía al constatar, entre los recién llegados emigrantes españoles, «el extraordinario porcentaje de obreros que no saben leer ni escribir, ni siquiera firmar, como oficial y despreocupadamente — c o m o si fuera la cosa más natural del mundo- se hace constar en el propio pasaporte». Despacho n° 140 de 28 octubre 1960 del cónsul de España en Hamburgo, Archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores, Madrid (en adelante AMAE), R 5693/2. 14 Varios ejemplos de ello en Babiano/Fernández (2002: 10); Sanz Lafuente (2006: 44-46). 15 Sobre la importancia de las redes sociales en los países de origen y destino de las migraciones véase Massey (1998) y Haug/Pilcher (1999), así como el concepto de 'comunidades transnacionales' acuñado por Portes (1996).

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se hallaban ligados en su primer año en Alemania por un contrato de trabajo inicial, válido normalmente por un año, los 'irregulares' podían juzgar directamente in situ sobre los salarios y condiciones laborales y cambiar de empresa desde el comienzo, en pos de sueldos más altos, condiciones más ventajosas, o de ambas cosas. Transcurrido el periodo que vinculaba inicialmente a los emigrantes 'asistidos', sin embargo, las diferencias entre ambos grupos a este respecto desaparecían, lo que permitía a unos y otros por igual la adopción de estrategias de movilidad horizontal —como el cambio de empresa o de domicilio— que constituían su principal instrumento para conquistar mejoras en su nivel de vida. Un tercer tipo de motivos que explica el atractivo de la emigración irregular radica en que ésta fue la única vía practicable para aquellos españoles no seleccionados por el IEE o por la Comisión Alemana en Madrid. Los motivos para la exclusión eran varios. Había, en primer lugar, una selección por motivos médicos que distaba de ser una mera formalidad: en 1961, por ejemplo, el 20% de los candidatos a emigrar a Alemania fueron rechazados bien por los médicos del IEE, bien por los facultativos alemanes. Los médicos rechazaban a candidatos cuyas condiciones físicas y de salud les incapacitaran claramente para desempeñar un trabajo, pero también a quienes se encontraran siguiendo un tratamiento médico, presentaran caries en estado avanzado o periodontosis, o tuvieran problemas visuales o auditivos; también se llegó a rechazar con el tiempo a las mujeres embarazadas (criterios aplicados en Italia, en Dohse 1985: 188-189). En 1969, de entre los 7.800 aspirantes que rechazó la Comisión Alemana en Madrid, hubo 45 casos de mujeres rechazadas por embarazo y 200 hombres por 'debilidad física' (Sorel, 1974: 83). Se trataba de descartar a quienes pudieran introducir en la RFA enfermedades infecciosas y quienes pudieran exigir un cuidado médico especial y representaran, por ello, un coste especialmente gravoso para el sistema sanitario alemán. Junto con la salud, un segundo tipo de filtro se relacionaba con la cualificación de los emigrantes, objeto por cierto de una constante tensión entre las Administraciones alemana y española. La Comisión Alemana descartaba en sus selecciones, en principio, a aquellos trabajadores cuya cualificación no respondiera al perfil deseado por los empresarios alemanes, si bien la comprobación de los conocimientos reales de los aspirantes a emigrar no siempre era exhaustiva, por lo que en la práctica una cierta experiencia laboral previa y una mínima formación podían llegar a bastar para ser admitido como trabajador cualificado (Sanz Lafuente 2007). El IEE siguió, en términos generales, la

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política contraria, consistente en excluir en las cribas a esos mismos trabajadores cualificados y semicualificados, muy demandados por la economía alemana, pero también necesarios para el desarrollo industrial de España, por lo que existía un obvio interés en retenerlos en el país. Desde la perspectiva de la BAVAV, existía la sospecha de que el gobierno español no quería dejar emigrar más que a los desempleados, peones y jornaleros agrícolas.16 A la altura de 1964, el embajador alemán en Madrid hacía notar que el IEE no tramitaba prácticamente ninguna solicitud de trabajadores cualificados para la RFA, a pesar de la gran demanda existente.17 Entre unos y otros, los emigrantes idearon estrategias adaptativas para pasar ambos filtros consecutivamente, ocultando por ejemplo su cualificación ante las autoridades españolas e inscribiéndose como peones (Sanz Lafuente 2007). Otros optaron directamente por la vía de la emigración 'irregular'. Un tercer tipo de filtro, de tipo político, fue aplicado básicamente por el régimen franquista. La dictadura era consciente de que, más allá de las fronteras nacionales, su capacidad de control y represión de los trabajadores españoles quedaba fuertemente menoscabada, mientras que las organizaciones políticas y sindicales del exilio podían atraer a los emigrantes sin apenas restricción (Martín Sánchez, 1997). La RFA conservadora, anticomunista y atlantista de los años sesenta parecía en principio —a diferencia de Francia, con fuerte presencia del exilio republicano— un 'terreno seguro' al que enviar a los trabajadores españoles al abrigo de 'contaminaciones' ideológicas. Muy pronto la activa aproximación de los sindicatos alemanes a los 'trabajadores invitados' españoles (Richter, 1994), y el rápido surgimiento de organizaciones y movilizaciones antifranquistas entre los emigrados a Alemania —ya visible en 1960—, corrigieran esta percepción (Sanz Díaz 2005). El IEE, temeroso de que la emigración se convirtiera en campo abonado para la propaganda 'comunista' (en realidad, toda la contraria al régimen), tanto más inconveniente cuanto que el régimen de Franco estaba tratando de mejorar su imagen ante las democracias de Europa occidental, obstaculizó la emigración de cuantas personas fueran sospechosas de disidencia, defección o crítica hacia la dictadura —englobadas todas ellas desde el poder, por lo general, en la categoría de comunistas'—. La amplia discrecionalidad del poder en el interior del régimen hallaba, en este terreno, Entre los emigrantes asistidos a Alemania a mediados de los años 60, el 7 3 , 2 % eran peones industriales y el 12,5% trabajadores del campo (Rengifo Calderón 1966: 20). 17 Despacho de Helmut Allardt, Embajador de la RFA en Madrid, al Auswärtiges Amt, 2 de abril de 1964, PA/AA Ref. IA4 Bd. 2 8 0 . 16

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el refrendo adicional del propio acuerdo firmado con Alemania en 1960, que excluía la emigración de quienes «figuren en el Registro de Penados con penas no menores» y de aquellos «solicitantes que sean conocidos por la Policía por su conducta antisocial» (artículo 7.3.), amén de hacer exigible un certificado de buena conducta expedido por el ayuntamiento de residencia del candidato a emigrar (artículo 9). La Comisión Alemana también realizaba, por su parte, una comprobación de los datos policiales de los aspirantes a entrar en la RFA con el fin de descartar a quienes tuvieran antecedentes penales o de perturbación de la 'paz laboral', hubieran sido rechazados por las Comisiones Alemanas, o estuvieran registrados como comunistas' en el Fichero Central para Trabajadores No Alemanes (Zentralkartei für nichtdeutsche Arbeitnehmer), creado en 1961 en el seno de la BAVAV/BAA (Dohse 1985: 186 y ss.).

E L PERFIL DE LOS EMIGRANTES IRREGULARES

Los efectos de la política migratoria española, la política de Gastarbeiter de la RFA, las necesidades del mercado laboral alemán y las estrategias migratorias de los trabajadores españoles y sus familiares determinaron, en su mutua interrelación, que la incidencia de la emigración irregular fuera más significativa en determinadas categorías de emigrantes que en otras. A este respecto, me referiré a tres campos que conformaron otros tantos perfiles de emigrantes irregulares —sin pretender por ello establecer nada parecido a un 'tipo ideal'—, y que están relacionados con la cualificación profesional, el género y la orientación política de los emigrados. Dado que, como ya se ha indicado, el IEE descartaba de la emigración a determinados trabajadores debido a su nivel o tipo de cualificación, los trabajadores cualificados y semicualificados recurrieron, comparativamente, en mayor medida que los peones y no cualificados a los cauces irregulares de salida de España. Según las estadísticas oficiales de emigración asistida, los trabajadores enviados por el IEE a Alemania contaban con el más bajo porcentaje de cualificación de todos los países de recluta (únicamente el 8,3% estaban declarados como trabajadores cualificados), sólo comparable al caso de los trabajadores griegos (9,5%) y muy lejos de los cualificados trabajadores italianos (29,1% de los emigrantes asistidos), yugoslavos (29,6%) y turcos (31,8%). Sin embargo, una vez en la RFA el 14% de los españoles varones encuestados en 1968 y 1972 declararon trabajar como especialistas cualificados, y otro 46,5%

Un atajo al país del milagro económico

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como peones especializados (entre las mujeres, los porcentajes eran del 0% y del 39%, respectivamente). 18 La diferencia entre los niveles de cualificación declarados en España y en la RFA podría explicarse por una ocultación de datos de los emigrantes a las autoridades españolas, o por un ascenso laboral producido durante los años de estancia en Alemania, si bien sabemos que tal trayectoria ascendente fue minoritaria. 19 Pero también al recurso, por los trabajadores cualificados, a canales de emigración 'al margen' del mecanismo institucional del IEE. A ello ayudó además la activación de cauces paralelos de recluta de este tipo de trabajadores, como los que representaba la actividad de mediadores, contratadores y agentes de empresas alemanas que se desplazaban a España para seleccionar, sin la interferencia de la administración franquista, a los trabajadores más solicitados. 20 Eran candidatos preferentes, asimismo, a la emigración irregular aquellos trabajadores que no hubieran superado los exámenes médicos de las comisiones contratadoras oficiales, y los que prefirieran eludirlos. El filtro político impuesto por las autoridades españolas contribuyó también a modelar la tipología del emigrante irregular. La salida al margen del IEE era la única forma posible de emigrar a Alemania para los oponentes políticos al régimen de Franco, los simpatizantes de cualquier partido o sindicato democrático, los participantes en movilizaciones obreras o acciones huelguísticas 'fichados' por la policía, las personas que hubieran destacado por su tendencia política desafecta al régimen franquista, o simplemente para cualquiera a quien las autoridades españolas consideraran un potencial elemento de perturbación. La emigración irregular tenía asimismo una vertiente de género. El gobierno de la RFA esperaba que el programa de recluta oficial por medio del IEE y la Comisión Alemana en Madrid permitiría contratar especialmente la mano de obra femenina que necesitaban industrias como las textiles o las empresas 18

Según datos de la BAVAV/BAA elaborados por Sanz Lafuente (2007), donde además se recogen diversas pruebas sobre la utilización de los cauces ajenos al procedimiento 'asistido' por parte de los emigrantes españoles a Alemania. 19 Sólo el 23% de los emigrantes retornados encuestados en julio de 1978 declararon haber experimentado un ascenso en su categoría laboral durante su periodo fuera de España, mientras que el 74% afirmaba no haber experimentado ascenso alguno. La encuesta abarcaba a españoles emigrados a varios países europeos, entre los que quienes fueron a Alemania representaban el 37% de los encuestados (Castillo Castillo 1980: 36). 20 Referencias a este tipo de actividad en: Escrito del Ministerio Federal de Trabajo, Abt. II, de 6 abril 1962, BA B 149/6237.

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alimentarias. Sin embargo, el IEE se mostró en ocasiones muy reticente a tramitar determinadas ofertas de trabajo para mujeres, especialmente si estaban dirigidas a trabajadoras jóvenes y preferiblemente solteras (Mattes 2005:41-42). El discurso oficial de diversas instancias españolas —Ministerio de Trabajo, Iglesia Católica, Sindicato vertical— era contrario a la emigración femenina por motivos morales y culturales que fomentaban la perpetuación de un papel tradicional de la mujer en la sociedad. 21 La legalidad española dificultaba además a las mujeres específicamente la emigración asistida, ya que éstas necesitaban la autorización del padre o marido para emigrar, si tenían entre 18 y 25 años, y sólo podían salir de España en compañía de un familiar si eran menores de 21. Esto no impidió que, al mismo tiempo, instancias del propio verticalismo sindical, de organizaciones católicas (como la Juventud Obrera Cristiana) y autoridades regionales colaboraran con intermediarios de los empresarios alemanes en la canalización de emigrantes españolas a la RFA, dentro de los cauces de la emigración asistida (Sanz Lafuente 2006: 34-35). En cuanto a las mujeres casadas cuyo esposo hubiera emigrado previamente a Alemania, el gobierno español presionó a la RFA para que se reconociera su derecho a emigrar amparándose en la 'reagrupación familiar' por motivos de política social y familiar una vez que el tiempo fue demostrando que la experiencia migratoria se prolongaba más allá de 'un año o dos' y se perpetuaba peligrosamente la separación de las familias, a pesar de que con ello disminuiría el flujo de divisas entre la RFA y España (Sanz Díaz 2004: 113-119). Al margen de este tipo de casos, muchas mujeres, especialmente solteras pero también muchas casadas que no lograban acceder a la 'reagrupación familiar' por la vía oficial, recurrieron a la emigración 'clandestina' —generalmente como turistas, frecuentemente alegando una visita puntual a sus esposos— para entrar en Alemania a trabajar. Así, un estudio realizado a finales de los años sesenta entre emigrantes andaluces retornados de la RFA mostró que mientras el 36% de los varones había emigrado de forma irregular, entre las mujeres este porcentaje ascendía al 62% (Kade/Schiller 1968-1969: 163). En suma, a pesar de las dificultades para alcanzar una cuantificación precisa, existen numerosos indicios que sustentan la idea de que las mujeres

21

Sobre la emigración clandestina de mujeres recaía, además, una criminalización adicional que tendía a relacionar esta práctica con la trata de blancas y la prostitución, como denunciaron repetidamente instancias tan diversas como el IEE, la Fiscalía del Tribunal Supremo y la Comisión Española de Migración de la Iglesia Católica (Babiano/Fernández 2002: 12-16).

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transitaron en mayor proporción que los hombres las vías irregulares del 'segundo' y 'tercer camino'. 22

L A ORGANIZACIÓN DE REDES CLANDESTINAS DE EMIGRACIÓN

Los obstáculos interpuestos a la emigración espontánea movieron a muchos candidatos a trabajar en Alemania a recurrir a la intermediación de redes que, al margen de la legalidad, organizaban el transporte de españoles entre las fronteras españolas y las de la RFA. 'Tráfico de seres humanos', como denunciaba el régimen franquista, o expresión de autonomía por parte de los emigrantes frente a las restricciones estatales, la actividad de estas redes fue especialmente intensa en el contexto de la 'fiebre migratoria' desatada en 1960 por la noticia de la firma del acuerdo bilateral sobre emigración. Ya en el verano de aquel año operaron en Andorra varios grupos organizados que ayudaban a pasar la frontera de la RFA a cambio del pago de una cierta cantidad de dinero. 23 Otros grupos e individuos dedicados a esta actividad actuaban desde Barcelona 24 o directamente desde los pueblos de Andalucía y otras regiones españolas. 25 Habitualmente, las redes de agentes e intermediarios facilitaban la salida de España y el viaje hasta la RFA, y si era necesario ayudaban también al emigrante en la consecución de los permisos necesarios para trabajar en aquel país. A comienzos de los años sesenta un agente de este tipo podía cobrar entre 3.000 y 5.000 pesetas por cada emigrante introducido en Alemania —generalmente en automóviles privados o en minibuses. Para burlar el riesgo de arresto y expulsión por parte de la policía fronteriza de la RFA, previsible en caso de constatarse que se trataba de un caso de emigración irregular con el fin de trabajar, los emigrantes solían portar una cierta suma de dinero —en torno a las 10.000 pesetas al comienzo de la década—, lista para ser esgrimida como

22

Cuestión que se trata con más detalle en Sanz Díaz ( 2 0 0 4 : 47-52) y que se confirma

en el estudio de Mattes ( 2 0 0 5 : 137-155). 23

Escrito de la BAVAV al Ministerio Federal de Trabajo, 3 0 de julio de 1960, Bundesar-

chiv, Koblenz (en adelante BA), B 149/6237. 24

Del informe del agregado sindical en Bruselas, 13 de octubre de 1960, A G A , Sindi-

catos, R 4 8 8 5 . 25

Despacho del Consulado de la RFA en Granada de 6 de marzo de 1963, anexo al

Despacho de la Embajada alemana en Madrid de 2 8 marzo 1963, en BA B 149/6237.

148

Carlos Sanz Díaz

prueba de su fingida condición de turista, deportista o similar. 26 No faltaron casos en que intermediarios españoles 'traficaron' ilegalmente con trabajadores marroquíes carentes de los preceptivos permisos, a los que introducían por pasos fronterizos poco vigilados de la RFA. 27 Un caso diferente era el de las agencias de viaje que ayudaban a los españoles a entrar en Alemania mediante procedimientos como hacer constar en sus pasaportes profesiones no manuales o un ficticio estatus de 'propietario', con el fin de burlar el riesgo de arresto y expulsión por parte de la policía fronteriza de la RFA. 28 Los llegados a Alemania de forma espontánea, mediante estas organizaciones o de forma individual —por ejemplo como turista— se enfrentaban al riesgo de la expulsión. A comienzos de los años sesenta, muchos de los emigrantes 'irregulares' eran detectados como tales en los controles fronterizos de la RFA y se veían devueltos por la policía alemana a Francia, Bélgica o los Países Bajos. De este modo, ya en el verano de 1960 se detectaron numerosos casos de aspirantes a emigrar que la policía alemana rechazaba en la frontera. 29 Puesto que por regla general habían gastado todos sus ahorros en el fracasado viaje, la mayoría eludía el regreso a España e intentaba de nuevo y por otros medios entrar en la RFA. En los años siguientes menudearon casos similares con la llegada del tiempo estival y las vacaciones laborales en España. 30 Sin embargo, la incidencia relativa de hechos de esta índole declinó, desde mediados de la década de los sesenta, como resultado de la actividad de las redes informales que facilitaban la contratación nominal, del recurso al 'segundo camino', y de la creciente importancia de la emigración mediante la reagrupación familiar, lo que hacía innecesario el recurso a intermediarios profesionales. A ello se añadía la creciente experiencia y capacidad de

26

Despacho reservado núm. 172 de 28 de julio de 1960, del cónsul de España en Düsseldorf al Ministerio de Asuntos Exteriores, A M A E R 5693/2. 27 Escrito del Ministerio del Interior del Sarre al Ministerio Federal del Interior, 20 de junio de 1962, PA/AA Ref. V6 Bd. 1407. 28 Despacho núm. 99 de 21 de mayo de 1960 del cónsul de España en Estrasburgo al Ministerio de Asuntos Exteriores, A M A E R 5693/2. 29 Nota informativa «Emigración española a Alemania», 7 de diciembre de 1960, A M A E R 5693/2. 30 Como se refiere, por ejemplo, en el escrito de la BAVAV al Ministerio Federal de Trabajo de 10 de julio de 1962, BA B 149/6237; y en la crónica «Dix Espagnols encore victimes de l'escroquerie á l'embauche», en La Wallonie, 28 septiembre 1964, remitido por Clemente Cerdá, jefe del SRE de la Organización Sindical española, al agregado laboral de la Embajada de España en Bonn, Luis Enrique Sorribes, 5 de octubre de 1964, AGA, Sindicatos, R 2524.

U n atajo al país del milagro e c o n ó m i c o

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la administración española que, superado su inicial desbordamiento por la magnitud de la emigración, comenzó a ejercer con mayor eficacia el control del flujo migratorio entre España y Alemania.

POLÍTICAS ESTATALES D I V E R G E N T E S Y EMIGRACIÓN I R R E G U L A R

Desde comienzos de los años sesenta el gobierno español trató de reconducir la salida irregular de españoles con destino a Alemania hacia el mecanismo oficial, algo imprescindible para poder alcanzar un mayor control sobre la emigración y graduarla —en su volumen y composición— en función de la política laboral, económica y exterior del régimen franquista. En principio, solamente los trabajadores 'asistidos' por el IEE podían emigrar legalmente a Alemania, si bien los beneficios económicos de la emigración —independientemente del cauce seguido por el emigrante— y los altos costes que habría tenido una represión efectiva de toda la emigración 'irregular', llevaron a las autoridades españolas a combinar un discurso amenazante y disuasorio con una praxis política mucho más pragmática. Los emigrados de forma 'ilegal' (término empleado preferentemente desde el régimen español) no se enfrentaron a penas o sanciones a su regreso a España, donde, de hecho, se dio por buena su regularización posterior por parte de las autoridades de Interior y Trabajo alemanas. Tampoco fue 'impermeabilizada' la frontera entre España y Francia, donde se podría haber procedido a un intento riguroso de detección de 'ilegales', si bien el recurso de la mayoría de ellos de declararse como turistas —lo que les permitía permanecer legalmente un máximo de tres meses en la RFA, suficientes para regularizar su situación administrativa— habría condenado al fracaso esta tarea. La principal estrategia de control de la emigración irregular por parte del gobierno español, más allá de las medidas de aplicación exclusiva en España, pasaba por la colaboración con las autoridades pertinentes de la RFA, sobre las que se comenzó a presionar ya en 1960. Las pretensiones de la dictadura encontraron diverso eco en las distintas instancias alemanas. Por motivos políticos —el deseo de cultivar las buenas relaciones diplomáticas existentes entre Madrid y Bonn— el Auswärtiges Amt (AA) fue favorable a acceder a las exigencias del gobierno español, a favor de un control más estricto sobre los flujos migratorios entre los dos países. El Ministerio del Interior alemán se mostró también partidario de obtener un control más estricto sobre el trán-

Carlos Sanz D í a z

150

sito a través de las fronteras de la RFA y sobre la información en cuanto a los emigrantes españoles efectivamente residentes en el país. Por el contrario, la BAVAV/BAA, el Ministerio Federal de Economía y los empresarios alemanes representados en la Confederación de Asociaciones Empresariales Alemanas (Bundesvereinigung der Deutschen Arbeitsgeberverbände, BDA) fueron las instancias menos condescendientes, en general, con los deseos españoles de máximo control. Sin embargo, y priorizando las necesidades del mercado laboral alemán, representaron una política más liberal y flexible ante la inmigración al margen del IEE. Para estas instancias, el 'segundo' y 'tercer camino' eran tan legales como la emigración conducida a través del mecanismo del acuerdo bilateral de 1960. Desde su punto de vista, este acuerdo tenía una función meramente auxiliar. Proporcionaba un mecanismo canalizador, orientador y regulador del flujo migratorio, útil sobre todo para seleccionar ya en España determinadas categorías de trabajadores, con la colaboración de los poderes públicos. Pero de ninguna manera excluía la libre contratación de emigrantes españoles en la RFA, porque ello —se argumentaba— habría equivalido a una discriminación de los Gastarbeiter españoles respecto a los de otros países y, sobre todo, limitaría la capacidad de la economía alemana de servirse de los trabajadores extranjeros como 'ejército industrial de reserva y parachoques coyuntural' disponible para amoldarse a las variaciones de los procesos productivos. 31 La falta de unanimidad en el gobierno alemán proporcionó un resquicio que las autoridades españolas trataron de aprovechar en negociaciones bilaterales para que se restringieran el 'segundo y tercer caminos', así como para modificar en el sentido también limitador la 'reclamación nominal'. Bajo la presión combinada del gobierno español, de varios ministerios federales y de los empresarios alemanes, la Administración alemana modificó en varias ocasiones diversas provisiones relativas a la inmigración de los españoles, unas veces en sentido restrictivo y otras en un sentido más aperturista. La regulación de las categorías de trabajadores que podían ser contratados nominalmente, por ejemplo, fue objeto de sucesivas modificaciones por parte de la BAVAV/BAA en 1962, 1965, 1968, 1970 y 1971.32 El control de esta vía migratoria era, en 31

La experiencia ha venido a desmontar en gran medida la validez de la idea de los 'trabajadores emigrantes' como 'parachoques coyuntural' y 'ejército industrial de reserva'; para una consideración crítica al respecto véase Fijalkowski (1984). 32 Respecto a la regulación inicial (Circular de la BAVAV de 8 de agosto de 1960), que limitaba la reclamación nominal a trabajadores con lazos familiares con el empleador en Ale-

U n atajo al país del milagro económico

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cualquier caso, problemático, ya que la comprobación de los vínculos alegados entre el empresario y el trabajador 'reclamado', pese a burocratizar y prolongar el proceso de contratación, podía verse adulterado mediante mecanismos como la compra-venta de listas de trabajadores deseosos de emprender la emigración y otros procedimientos (como refiere Sonnenberger 2003: 72-73). En la reclamación nominal como fórmula de recluta coincidieron los intereses de muchos empresarios y aspirantes a la emigración, lo que explica que si en 1964 sólo uno de cada siete contratos gestionados por la BAVAV correspondiera a reclamaciones nominales, en 1971 esta proporción ascendiera a uno de cada tres (Pagenstecher 1994: 40). En conjunto, la política de Bonn respecto a la entrada irregular y el trabajo de españoles en la RFA se mantuvo fiel a una línea liberalizadora inspirada por las necesidades de la economía alemana y, más concretamente, del mercado de trabajo. Las rendijas proporcionadas por la entrada en el país con visados de trabajo y como presuntos turistas se mantuvieron siempre abiertas, con mayor o menor facilidad para su utilización en función de cada Estado federal —dado que la política interior estaba descentralizada entre los distintos Länder— y en cada momento concreto. De este modo la BAVAV/BAA sorteó el obstáculo que representaba la lentitud, el burocratismo, el aparente obstruccionismo y la sospecha constante de que el IEE no tramitaba determinadas solicitudes de emigración remitidas vía Comisión Alemana en Madrid. 33 Incluso las restricciones a la entrada de personas dependientes por medio de la reagrupación familiar evolucionaron en la RFA hacia una mayor laxitud a lo largo de la década de i960 con el fin de atraer más 'trabajadores invitados', en medio de una competencia por captar mano de obra extranjera que implicó a los países

mania y a trabajadores que hubieran trabajado al menos un año para el empleador solicitante, la primera modificación de 1962 significó una considerable liberalización, ya que ahora bastaba la existencia de 'relaciones personales auténticas', incluyendo tanto los lazos familiares como los de amistad y paisanaje, entre el trabajador y el empleador, o entre el trabajador y cualquier otro emigrante empleado por el empresario, así como las relaciones laborales previas entre empleador y trabajador reclamado. La exigencia de una determinada antigüedad en esa relación laboral o personal desaparecía por completo. Esto convertía en virtualmente reclamables a todos los parientes, amigos y paisanos de cualquier trabajador recién contratado en una empresa alemana (BA B 149/6237). Las sucesivas modificaciones bascularon entre la restricción y la liberalización de la reclamación nominal, que la BAVAV trató de ajustar en cada momento a las exigencias del mercado laboral alemán. 33 Escrito del Ministerio Federal del Interior a todos los ministros y senadores de Interior de los Länder, 30 de enero de 1964, PA/AA Ref. 505 Bd. 998.

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europeos más industrializados como Francia, Suiza o la propia RFA (Castles/ Miller 2003: 72; véase también Pereira 2007). Por su parte, el gobierno franquista alertó reiteradas veces a los aspirantes a emigrar, por medio de la prensa española sometida a la censura estatal, de los riesgos de la emigración 'ilegal' y de las estafas que amenazaban a quienes recurrieran a 'agentes' para obtener irregularmente un empleo y el ingreso en la RFA. La Fiscalía del Tribunal Supremo, las Cortes españolas y el propio IEE denunciaron en repetidas ocasiones, a lo largo de la década, la comisión de 'delitos de emigración' por parte no solamente de quienes positivamente 'traficaban' con emigrantes ayudándoles a pasar ilegalmente las fronteras, sino también de los propios emigrantes que optaban por ignorar al IEE (Babiano/ Fernández 2002). El efecto disuasorio de tales disposiciones era, sin embargo, muy limitado a juzgar por la elevada incidencia de la irregularidad entre los emigrantes españoles que partieron hacia la RFA, pero también —en la medida en que puede estimarse de manera aproximada— entre los que emigraron a Francia, Bélgica, el Reino Unido y otros países europeos. En definitiva, el gobierno de la RFA antepuso siempre los intereses de su economía al mantenimiento de las buenas relaciones bilaterales con el régimen franquista. Éste no llegó nunca, por otra parte, a tensar la cuerda hasta el extremo de cumplir la amenaza, más o menos velada, de cancelar totalmente la emigración a Alemania si las autoridades de la RFA no colaboraban más activamente en el control de los flujos migratorios. 34 Las diversas medidas adoptadas tuvieron, con toda seguridad, el efecto de aminorar a medio plazo la emigración irregular a Alemania. Pero las autoridades franquistas estuvieron siempre lejos de su objetivo declarado de acabar completamente con la irregularidad, sin duda porque sus costes económicos, sociales y políticos resultaron tolerables comparados con los beneficios que se extraían de la emigración en su conjunto. Las fronteras alemanas nunca fueron impermeables del todo al tránsito de presuntos turistas ni de trabajadores reclutados por el 'segundo camino'. Muchos españoles pudieron, de esta manera, mitigar las restricciones del Estado y recorrer el atajo que unía Alemania con sus propios proyectos migratorios.

34

Despacho de la Embajada alemana en Madrid al AA, 13 marzo 1965, BA B 149/6238.

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G É N E R O Y EMIGRACIÓN. H O M B R E S Y M U J E R E S A N T E EL MERCADO DE TRABAJO DE LA EMIGRACION ESPAÑOLA A A L E M A N I A ( 1 9 6 0 - 1 9 7 5 ) Gloria Sanz Lafuente Universidad Pública de Navarra

En la obra de Hania Zlotnik GlobalDimensions ofFemale Migration (Zlotnik 2003), se recoge la presencia femenina en los movimientos de población, señalando la elevada participación de las mujeres en la emigración intraeuropea de los años 60. Unas cifras que se acercan al 49% de los desplazamientos sobre la base de los datos de la ONU. Si de los datos generales vamos a estudios de países concretos, podemos observar una gran diversidad en la composición por sexos del flujo y del stock migratorio. En el caso de la RFA, en 1973, el 37% de la población extranjera residente eran mujeres y éstas habían pasado a ser el 45% en 1989 (Zlotnik 1998: 132-133). Los trabajos empíricos muestran una gran heterogeneidad en la participación de hombres y mujeres en los movimientos migratorios y ésta ha estado condicionada por determinantes económicos, sociales, políticos y culturales a lo largo de la historia (Sharpe 2001: 1-14). Veamos algunos ejemplos. Si en Argentina hubo durante algunas décadas un predominio femenino, los desplazamientos campo-ciudad en Asia, en los 70 y 80, tenían un componente mayoritariamente masculino. Por el contrario, esta emigración fue femenina en el caso del Caribe.1 El predominio femenino en los años 30 en Estados Unidos se asoció al fuerte proceso de reagrupación familiar, dentro de un patrón migratorio en el que los hombres habían tomado 1

Sobre la composición demográfica de flujos migratorios véase Tyree/Donato (1986).

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primero la decisión y habían sido seguidos por sus esposas. En el caso de las estudiantes de enfermería de la región de Kerala, al sur de la India, que emigraron en los 70 al mismo país, fueron las mujeres las que llegaron las primeras, convirtiéndose en mecanismo de entrada posterior de sus maridos e hijos (Houston/Kramer/Barrett 1984: 908-963 y George 2005: 21 y ss.). Explicar la diferente composición de los flujos migratorios lleva a considerar una gran pluralidad de factores. Los estudios de políticas migratorias muestran, por ejemplo, la existencia de restricciones legales distintas para hombres y mujeres en algunas zonas de África en los 80 (Wilkinson 1983: 208-224; también Pedraza-Bailey 1991: 303-325). Más allá de la influencia de una determinada política migratoria, el predominio femenino de la emigración irlandesa del siglo x i x fue analizado por P. Jackson como la desestructuración del trinomio 'propiedad-familia-matrimonio' en la economía rural del país. La limitación de tierras en sistemas de herencia indivisible llevó a matrimonios concertados, a un incremento del número de solteras y a escasas posibilidades de formación de una familia y de acceso al trabajo (Jackson 1984: 1004-1020). Finalmente, la composición por sexos del flujo migratorio puede generar, además, patrones migratorios distintos. Un flujo compuesto por un abundante número de emigrantes temporeros casados, en el caso de trabajadores italianos en Alemania durante los 50 y 60, permite adivinar cifras elevadas de retorno. Son las 'aves de paso' en el seno de un mercado de trabajo dual, de las que hablaba Michael Piore en 1979. El objetivo del trabajo que aquí se presenta es el de contribuir al análisis de una serie de aspectos que ayuden a comprender la desigualdad entre hombres y mujeres en la emigración a Alemania entre 1960 y 1975, atendiendo a reflexiones realizadas en este campo por otras autoras (Borderías 1993b: 75-94; Jiménez Juliá 1998: 113-138).2 Comenzaremos por señalar cuáles han sido las líneas teóricas sobre los movimientos migratorios desde el análisis económico. En este contexto se tendrá en cuenta la presencia —o ausencia— de las diferencias existentes entre hombres y mujeres en los modelos económicos. Posteriormente, pasaremos a subrayar las disimilitud en el flujo migratorio femenino y masculino, y en el mercado de trabajo en el caso de la emigración española a la RFA, y teniendo en cuenta que un promedio del 68% de la emigración que Recientemente, para Gran Bretaña, desde la antropología social: Bravo-Moreno ( 2 0 0 6 ) . Desde la sociología para Francia: Osso (2004). Desde la geografía para Suiza: Richter (2004: 2 6 3 - 2 8 6 ) . Sobre las mujeres españolas en la emigración a Alemania: Sanz Lafuente ( 2 0 0 6 : 27-50). 2

Género y emigración

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salió hacia Alemania entre 1960 y 1973 fue emigración asistida u oficial', es decir, canalizada por medio del Instituto Español de Emigración (IEE) y de la Comisión Alemana (BundesanstaltfürArbeit 1974). Se trata de profundizar en tres aspectos la dimensión de género del fenómeno migratorio: el que concierne a la 'participación' de las mujeres y hombres españoles en este proceso, el que se refiere al 'papel oficial' en la canalización de ofertas de trabajo masculinas y femeninas, con su influencia de la composición de los flujos; y, finalmente, el que corresponde a la cuantificación de la emigración femenina y masculina al margen de las vías oficiales.

I. PERSPECTIVAS TEÓRICAS SOBRE EL MERCADO DE TRABAJO EN LA DECISIÓN DE EMIGRAR

El 'trabajo' constituye un eje central en el análisis de unos movimientos migratorios, hasta el punto de que se han conceptualizado éstos como 'emigración laboral'. Si bien las diferentes disciplinas se han aproximado al tema ofreciendo plurales interpretaciones, el ámbito laboral está presente en todas ellas. Incluso los demógrafos se opusieron a un análisis del traslado de la población entre una y otra zona como una mera consecuencia del incremento de la población en el área mediterránea y subrayando, además, la necesidad de establecer un análisis que incluyera variables laborales y que se alejase de los modelos de equilibrio de la población (Livi Bacci 1972). Veamos de forma sucinta alguna de las aproximaciones teóricas económicas relacionadas con el mercado de trabajo y la emigración masculina y femenina (Massey et al. 1993: 431-466 y Massey 2004: 9828-9834). Ya a finales del siglo xix, y tras considerar otros muchos factores que llevaban a la emigración, Ravenstein establecía cómo «ninguna de estas corrientes se pueden comparar, en volumen, con las que surgen del deseo inherente de la mayoría de los hombres de prosperar en el aspecto material» (Ravenstein 1889: 287). Era también Ravenstein el que señalaba en sus famosas 'leyes de la emigración' una mayor presencia femenina que masculina en los desplazamientos. En la medida en que la renta de amplios grupos se asociaba al salario en las sociedades industrializadas, John R. Hieles situó el principal motivo de emigración en las desigualdades salariales en su análisis publicado en 1932. Las diferencias afectaban a hombres y mujeres de forma distinta en la medida en que también encontramos divergentes tasas de actividad. Si en la teoría

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neoclásica las diferencias entre la demanda y la oferta de trabajo generaban desplazamientos que re-equilibraban la relación entre capital y trabajo y los niveles salariales (Lewis 1954, Ranis/Fei 1961), posteriores modelos como los de Everett Lee forjaban la idea del push-pull, es decir, de los 'factores de expulsión' y 'factores de atracción', con un papel destacado de la situación del mercado de trabajo del país de origen y de destino de la emigración tanto para hombres como para mujeres. 3 Más adelante, la teoría de los mercados duales o segmentados, como se establecía en Michael Piore a finales de los años 70 (Piore 1979), iba más allá, al considerar que dentro de las sociedades industriales coexistían áreas de trabajo asociadas a una mayor cualificación y tecnología intensiva en capital, y otras de menor cualificación, bajo coste de adiestramiento, mayor nivel de rotación, con elevado nivel de temporalidad, escasa inversión en capital, bajos salarios e inestabilidad laboral. Si este segundo segmento reduce su tamaño, las empresas estimulan la llegada de trabajadores emigrantes (hombres y mujeres). La demanda de trabajadores de ambos sexos escasamente cualificados sería, por lo tanto, una consecuencia de la existencia de un dualismo económico y característica intrínseca de las sociedades industriales como las de los años 60. Finalmente, y en este mismo ámbito de análisis de la emigración en términos estructurales, la teoría del sistema mundial subrayaba que es la penetración del capitalismo en sucesivas áreas la que genera movimientos de población causados por esa misma expansión del sistema económico (Sassen 1988). Eran y son desplazamientos campo-ciudad en los que la posterior socialización en un nuevo trabajo industrial de la mujer y de los hombres desempeña un importante papel. Mucho más que las teorías basadas en la idea de la progresiva expansión de un sistema capitalista mundial, tanto la idea de la reducción de la oferta de trabajo como la de la segmentación de los mercados han sido argumentos utilizados entre historiadores económicos en Alemania para explicar el crecimiento de la emigración desde mediados de los 50. Michel Hau subraya que el incremento de una oferta de trabajo sobre la base de los exiliados de la RDA, de los refugiados y desplazados tras la Segunda Guerra Mundial y del 3

Posteriormente, G. Borjas y R. Freeman subrayaban las diferencias internacionales existentes en el precio del capital humano y del trabajo (Borjas/Freeman 1992). El propio estudio histórico de Williamson y Hatton ahondaba en las diferencias entre los mercados de trabajo en la segunda mitad del siglo xix y las primeras décadas del xx como instrumento explicativo de los movimientos migratorios (Hatton/Williamson 1994).

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Género y emigración

desplazamiento interior campo-ciudad se complementó, además, con la llegada de trabajadores procedentes del sur de Europa. Ésta es la razón, para Hau, por la que «pese a una tasa de paro inferior al 1% la presión sobre los salarios fue moderada [...]» en Alemania (Hau 1994: 181). Para Werner Abelsháuser, una tardía pero exitosa adopción de la producción en masa estandarizada, como segundo soporte del sistema de producción alemán, abrió una nueva perspectiva industrial, que consideró conveniente movilizar mano de obra cualificada y peones especializados en el mercado de trabajo: la idea del agotamiento de la reserva de mano de obra le daba la razón a Ludwig Erhard (Abelsháuser 2004: 289 y ss.). Era en este contexto productivo e industrial en el que se incorporaron los trabajadores y trabajadoras extranjeros. Para Hiomas Bauer y Klaus F. Zimmermann (Bauer/Zimmermann 1996: 74-108) los acuerdos bilaterales entre Alemania y varios países del sur «tenían como meta remediar la falta de fuerza de trabajo». El régimen de los Gastarbeiter «[...] llevó al crecimiento de los ingresos totales de los nativos», pero esas ganancias se repartieron de forma muy desigual: «los trabajadores no cualificados perdieron y los cualificados y el capital como factor de producción ganaron» (Bauer/Zimmermann 1996: 79 y 92).

100000 10000

1000 100 10 1 1955 —



Ocupados

1960 Parados

1965

1970

1975

Trabajadores extranjeros

1. Evolución de la población ocupada, parada y de trabajadores extranjeros en la RFA (logarítmico) 1950-1975 (en miles). Fuente: Statistisches Jahrbuch für die Bundesrepublik Deutschland.

A los condicionantes macroeconómicos de la emigración se sumaron, a finales de los 70, las 'decisiones individuales' (Todaro 1976). Se trata de análisis centrados

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en las ideas del 'coste/beneficio' que podía reportar el desplazamiento y en la consideración de la emigración como una inversión en capital humano (Sjaastad 1962), ya que con el desplazamiento se lograba una mayor productividad personal. Más que en la dimensión masculina o femenina en el proceso, la interesante noción de 'pobreza relativa', que aportaron O. Stark y D. Bloom (Stark 1984: 251-259; Stark /Bloom 1985:173-178; Stark 1991) con la denominada nueva economía de la emigración', contribuyó a desplazar la decisión individual a la interacción dentro de un grupo — u n a familia, una comunidad— en un determinado país. De esta manera, aspectos a tener en cuenta eran la percepción de su situación económica, que presentaba un potencial emigrante en relación con otros, y la consideración de la vía de la emigración como un mecanismo 'inversión individual y familiar' —ahorro de las remesas— con vistas a maximizar, no solamente sus ingresos, sino también su estatus dentro de esa comunidad. A estos aspectos se unía la consideración de otras variables importantes como la minimización del riesgo o la 'racionalidad limitada'. En definitiva, hombres y mujeres no saldrían solamente para incrementar sus ingresos individuales sino para reducir su 'pobreza relativa' en su comunidad. En los últimos años, los avances más significativos procedentes de la sociología económica (Massey et al. 2002) han estado asociados a la consideración del papel de las 'redes de emigración' y también a la incorporación de teorías del 'capital social' de los emigrantes y su contribución a la decisión de emigrar. Todos estos conceptos se han convertido en necesarios ingredientes de la explicación de los movimientos de población (Portes 1995). Las relaciones interpersonales —amistad, familia o vecindad— se convierten en este sentido en un recurso, en definitiva, en un capital social que puede ser utilizado para acceder a un destino concreto, a un salario o a mejor información. Tal y como señala D. S. Massey, una primera decisión de emigrar «crea capital social dentro del grupo con el que el emigrante está relacionado e incrementa su probabilidad de emigrar» (Massey 2004: 9832). Más allá de las relaciones interpersonales, otros autores incluyen la consideración de los plurales agentes e intereses, que con un contexto institucional y organizativo de la emigración —capital institucional informal—, progresivamente asentado, influyen también en la decisión de emigrar. Serían los que se encargan del transporte clandestino, de conceder créditos o de gestionar contratos para empresas, entre otros (Goss/ Lindquist 1995). En estos análisis teóricos, la consideración de las diferencias entre hombres y mujeres ha comenzado a estar presente, sobre todo desde los años 80.

Género y emigración

163

2. D E LA TEORÍA A LA PRÁCTICA DE LA EMIGRACIÓN MASCULINA Y FEMENINA A A L E M A N I A : ALGUNAS CONSIDERACIONES PREVIAS

Partiendo de estas premisas teóricas, la gran ola de emigración española no se producía en un momento de crisis económica sino en el periodo de mayor crecimiento de la Dictadura, asociado a una industrialización y urbanización desiguales a escala regional, en la que uno de los sectores económicos, el agrario, redujo su contribución al empleo y al PIB. Nos encontraríamos aquí con la situación, subrayada por las teorías de sistema mundial, en la que la emigración no estaría tanto generada por la falta de desarrollo económico sino que acompaña al propio proceso de crecimiento. Este desplazamiento de hombres y mujeres españoles a Alemania durante los años 60 estuvo vinculado, además, a la construcción de un mercado de trabajo cada vez más interrelacionado, tanto en el interior de España, como en Europa. Si de la interconexión de los mercados laborales del norte y sur de Europa pasamos a las decisiones individuales, en el contexto de la 'decisión de emigrar', se encontraba el intento de acceder a un nivel mayor de utilidad de su renta a lo largo de su ciclo vital. Las diferencias salariales y la opción de la movilidad del factor trabajo, en un contexto en el que el salario se convertía en la única fuente de renta, es uno de los ejes de análisis que explican el desplazamiento en busca de la maximización a corto plazo. Esta situación estructural y la decisión personal/familiar como inversión aparece reflejada en las propias palabras de los emigrantes —tanto de hombres como de mujeres— cuando subrayan, en su mayoría, el ahorro y la vuelta como objetivo migratorio. La dimensión comunicativa de la emigración —tanto por la actividad de los medios de comunicación en la difusión de la emigración como por los procesos de comunicación oral o escrita entre emigrantes y no migrantes— también jugó un papel importante, en el que habrá que profundizar y en el que habrá que analizar si hubo diferencia en los mensajes dirigidos a mujeres y hombres. Aproximadamente la mitad de los encuestados en 1967 decían haberse informado antes de salir hacia Alemania. Un 64% de los hombres y un 74% de las mujeres afirmaban que los amigos y familiares habían sido mayor fuente de información que los folletos oficiales, así como también un estímulo. 4

4 Archiv des Deutschen Caritasverbandes e.V. (ADCV) 380.22.708 Sozialdienstfür Spanier. Deutscher Caritasverband. Encuestas de octubre de 1965 a marzo de 1966. Publicadas en 1967. Manuscrito mecanografiado 1967.

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La decisión de emigrar iba más allá de la tradicional imagen de emigración masculina y reagrupación familiar o de la de una emigración de parejas, ya que los solteros representaron un amplio porcentaje. Por otro lado, las vías de entrada —bien oficiales', bien 'al margen'— fueron distintas para hombres y mujeres. P. Bruna Gimeno, mecánico en Offenbach desde comienzos de 1960, señalaba al ser preguntado por su decisión de emigrar a Alemania: «Antes de mi viaje no tenía ni una imagen positiva ni negativa sobre Alemania porque no sabía nada sobre Alemania. Tenía un amigo en Offenbach y me habló de las posibilidades de trabajo y del sueldo. Yo quería probar a ver». Llegó a Offenbach en el primer año de la oleada migratoria, al margen de los canales oficiales, y con el apoyo de su amigo, que ya residía allí. Su esposa E. González Sebastián decidió emigrar poco más tarde con un visado de turista «porque estaba allí mi marido». Pese a entrar en Alemania sin contrato alguno, trabajó más tarde en una fábrica de bolsos. F. Campo y M. T. Martínez emigraron recién casados en 1966 «para ahorrar más para el piso» y ambos lo hicieron por medio de la emigración asistida 5 . Para A. Lafuente Navarro, soltera, empleada de hogar en España y trabajadora en un hotel en Rheinfelden-Baden desde 1965, la decisión de emigrar se ajustaba también al análisis de coste/ beneficio, ya que quería tener «mayor sueldo y podría ahorrar más»; además «quería volver pronto». Contaba con la presencia en la misma localidad de su hermano, emigrado de forma oficial, que le hizo saber cómo podía llegar con un visado de turista. Se decidió por este segundo camino «porque los papeles oficiales tardaban mucho» 6 y tenía al salir una perspectiva de empleo conocida de antemano. Para casi todos ellos, excepto para E. González Sebastián, la idea de una emigración laboral', estaba presente en la decisión de emigrar. En este breve recorrido de algunas entrevistas se observa, sin embargo, que las mujeres optaron en mayor medida por la vía no oficial de la emigración. Éste es el elemento que vamos a intentar cuantificar y explicar. Las propias empresas ejercieron también su influencia en la generación de redes de emigración al buscar su fuerza de trabajo en una misma zona con el fin de reducir los conflictos y de ahorrar costes, tanto en la búsqueda de recursos humanos como en las transacciones comunicativas. En la reunión celebrada en 1965 entre empresarios que contrataban trabajadores españoles y representantes

5 Entrevista a P. Bruna Gimeno y E. González Sebastián (2005). Entrevista a M. T. Martínez y F. Campo (2005). 6 Entrevista a A. Lafuente Navarro (2005).

Género y emigración

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del Ministerio de Trabajo Federal, los primeros ponían de manifiesto que «en la práctica quedaba demostrado que era conveniente contratar en una empresa solamente españoles de una región». El representante del Ministerio de Trabajo Federal, tras describir el complejo proceso de gestión administrativa en España, subrayaba que «haría realidad el deseo de algunas empresas de traer su fuerza de trabajo solamente de algunas provincias».7 Las experiencias empresariales muestran, sin embargo, una gran diversidad en la incorporación de trabajadores extranjeros: si la empresa de galletas Bahlsen se centraba en gran medida en España como lugar de origen de un peonaje industrial mayoritariamente femenino, Siemens Berlín mostraba una mayor diversidad en los orígenes de sus empleadas extranjeras (Mattes 2005: 159-182 y 285-311). Finalmente, el proceso estuvo acompañado por un contexto de liberalización 'controlada' de la política migratoria y por una gestión oficial de la contratación mediante el acuerdo de emigración con Alemania, que estaría en funcionamiento entre 1960 y 1973 (Sanz Díaz, 2004, Fernández Vicente 2006 y Kreienbrink 2004: 55-56). Junto a los condicionantes estructurales, a la labor de las redes y a las decisiones personales a favor de la emigración apareció la administración —IEE/Comisión Alemana— que también iba a jugar un papel importante en la 'emigración supervisada' a Alemania.

3. HOMBRES Y MUJERES A N T E LA DECISIÓN DE EMIGRAR A A L E M A N I A : CONDICIONANTES Y RESULTADOS

El proyecto migratorio a Alemania estuvo formado por una gran heterogeneidad de situaciones. No es posible establecer una serie numérica que recoja el estado civil de la emigración con las cifras de llegada a Alemania, pero sí puede hacerse una aproximación a las características de la emigración asistida. Si bien las diferencias no eran muy elevadas, entre 1963 y 1965 la emigración asistida correspondía a mujeres solteras en un porcentaje mayor (54,3%) que el de los hombres (42.4%). También la emigración de las viudas presentaba un porcentaje mayor en el caso de las mujeres, pero insignificante en términos globales. Fue una emigración de hombres y mujeres, a la vez de solteros y de casados. Esta emigración asistida tenía una clara orientación laboral tanto para 7 Bundesarchiv (BA) B 119/3066 B2 Sitzung betreffend Anwerbung spanischer Arbeitskräfte am 5. März 1964 im Bonner Büro der Bundesvereinigung der deutschen Arbeitgeberverbände.

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hombres como para mujeres, pero mostraba un claro componente masculino en cuanto a su volumen. Mujeres

Casa-

Solteras

das

Hombres

Viu-

Otros

Total 26.435

das

11.641

14.355

437

2

44,04

54,30

1,65

0,01

100

Casa-

Solteros

Viu-

Otros

Total

5 0,01

95.942

dos

dos

54.992

40.751

194

57,32

42,47

0,20

100

2. Estado civil de la emigración asistida a Alemania 1963-1965. Fuente: Rengifo (1966: 19).

Veamos en primer lugar las diferencias en las cifras. 8 De las 770.000 personas que entraron en Alemania procedentes de España —'flujo acumulado'— entre 1960 y 1975, alrededor del 70% eran hombres. De las 580.000 personas que contabilizan las salidas anuales por la frontera alemana durante este mismo periodo, un 73% fueron hombres y un 27% mujeres. El cierre de la Comisión Alemana, en 1973, como instrumento de contratación y el cambio de ciclo económico así como de política migratoria en Alemania, generaron La información sobre llegadas y salidas anuales entre España y Alemania, procedente del Statistisches Bundesamt, permite salir de la información laboral de la Oficina Federal de Colocación y Seguro de Desempleo (BAVAV) —imprescindible y muy útil para analizar el stock laboral de emigrantes y su ocupación— y acercarnos al movimiento de personas desde España hacia Alemania diferenciando entre sexos. La doble entrada o salida en un mismo año de una misma persona —vacaciones o paro, por ejemplo— o la finalidad del traslado —relaciones comerciales o diplomáticas, por ejemplo, alejadas de una emigración laboral— también se contabilizarían en la fuente. No obstante, la similitud de las tendencias con los datos que ofrece el BAVAV por medio del flujo de contratos asistidos y permisos de trabajo es significativa (ver anexo). A estos problemas tampoco escaparon las cifras oficiales del BAVAV. Sobre la doble entrada tras el paro o las vacaciones y la contabilización de 'antiguos emigrantes' como nuevos ver la carta del presidente de la Oficina Federal de Trabajo de Baviera al presidente de la Oficina Federal de Colocación y Seguro de Desempleo BA B 119/3067 B2 Neueinreise ausländischer Arbeitnehmer in die B R D . . . 7.07.1967. También la carta del presidente del BAVAV a la Comisión Alemana en Madrid sobre el caso concreto de españoles que vuelven en vacaciones y al regresar a Alemania son contabilizados como 'nuevos' BA B 119/3067 b2 Einreise auf dem sogenannten zweiten Wege... 13.09.1967. 8

Género y emigración

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la reducción considerable del volumen y una igualación en el número de llegadas de ambos sexos. Aspectos como la elevación de las tarifas pagadas por las empresas en el Bundesanstalt für Arbeit para contratar a trabajadores extranjeros —pasaron de 300 marcos a 1.000 el 1 de septiembre de 1973— influyeron ya en la propia demanda (Bauer y Zimmerman 2005: 78). Si en 1973 todavía llegaron a Alemania unos 32.000 hombres, éstos fueron al año siguiente poco más de 7.000. Por las mismas fechas las llegadas de mujeres habían pasado de 13.000 a 6.000. Pese a existir diferencias en volumen a favor de los hombres, el flujo de llegadas femeninas y masculinas tuvo una tendencia similar hasta la crisis de 1967. Las cifras se recuperaron en el caso de los hombres hasta 1971, cuando comenzaron a descender paulatinamente. Esta reducción no afectó, sin embargo, a las llegadas anuales de mujeres hasta 1973 (ver anexo). La elevada diferencia en el promedio mensual de demandas pendientes de empleo en el extranjero en el IEE sería, en principio, una muestra de las desigualdades entre hombres y mujeres en la presencia de un proyecto laboral asociado a la emigración exterior. Las demandas pendientes de empleo en el extranjero en el IEE entre 1965 y 1972 ahondan en las diferencias existentes entre hombres y mujeres. Éstas podrían interpretarse linealmente como una falta de interés por la vía de la emigración laboral exterior, en el caso de las mujeres españolas. Resulta significativo que las divergencias porcentuales en las demandas de empleo pendientes entre hombres y mujeres en el IEE no se corresponden con las cifras que arroja la llegada anual a Alemania de mujeres, ni con las de ocupación posterior allí. En 1965, por ejemplo, los hombres representaban un 98% del promedio mensual de demandas pendientes de empleo en el extranjero mientras que las mujeres sólo alcanzaban un 2%. Por la misma fecha, sin embargo, un 71% de las entradas de españoles a Alemania eran hombres y un 29% mujeres. Cifras similares arrojaría la comparación de la ocupación de los hombres y de las mujeres en Alemania. Las abultadas disimilitudes porcentuales en la demanda de emigración al extranjero de hombres y mujeres españoles, que barajaba el IEE en sus cifras, distaban mucho de corresponderse con los datos de llegadas a Alemania o con los de ocupación posterior de ambos grupos.

168

Gloria Sanz Lafuente 1965

1966

1972

Hombres

94.212

91.482

53.288

%

97,6

98,4

95,4

Mujeres

2.294

1.521

2.591

% Total

2,4

1,6

4,6

96.506

93.003

55.879

3. Demandas pendientes de empleo en el extranjero en el IEE (promedio mensual). Fuente: Instituto Español de Emigración/Ministerio de Trabajo (1966: 64-65). Instituto Español de Emigración/Ministerio de Trabajo (1966: 66-69). Instituto Español de Emigración/Ministerio de Trabajo (1974: 73).

Explicar estas diferencias cuantitativas entre hombres y mujeres será el objetivo de ahora en adelante. En los proyectos de vida de ambos sexos, en los 60 y 70, el trabajo productor y el reproductor no asalariado tenían asignado un distinto papel. En el marco de un proceso de decisión familiar la opción fue, en ocasiones, la de la emigración de uno de los cónyuges: este hecho redujo la presencia femenina, ya que no todos los miembros de la unidad familiar emigraron. En la encuesta de la Oficina Federal de Trabajo, el 30% de los hombres casados españoles se encontraba separado de la familia en Alemania a finales de los 60 y en 1972 éstos eran el 37%. En estas decisiones pudieron influir varios aspectos. En primer lugar, la división sexual de trabajo, que llevaba en mayor medida a los hombres casados que a las mujeres casadas a la emigración a Alemania. También la existencia de proyectos migratorios de las familias a corto plazo tuvo su influencia en la composición por sexos. Hay que tener en cuenta, asimismo, otros aspectos como la legislación sobre reagrupación familiar en Alemania. Los representantes de la Oficina Federal de Colocación y Seguro de Desempleo (BAVAV) del Ministerio de Trabajo Federal en Alemania observaban de forma positiva la contratación de parejas como una forma de incrementar los contingentes desde comienzos de los 60 (Sonnenberger 2003: 160). Si la primera legislación sobre extranjeros en Alemania, en 1965, intentaba limitar la reagrupación familiar al poder solicitarla después de tres años de ocupación y de disponer de vivienda, estas limitaciones contaron con prácticas sociales diversas y numerosas discusiones entre los ministerios implicados en Alemania (Schónwálder 2003: 132 y ss.; Herbert 2001). La emigración de mujeres casadas solas, pese a que aparezca en ocasiones reflejada en los informes

Gènero y emigración

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anuales de la BAVAV,9 alcanzaba en las encuestas realizadas por esta entidad, en 1968 y 1972, cifras muy bajas. El 95% de las mujeres casadas entrevistadas por la Oficina Federal en 1968 se encontraba con su marido en Alemania y cifras similares se alcanzaban en 1972.10 Otro aspecto a tener en cuenta es la diferente gestión de la emigración de hombres y mujeres por parte del IEE. Una comparación de los flujos anuales de llegadas de hombres y mujeres españoles a Alemania con las cifras de la emigración asistida permite observar en qué medida el proceso de la emigración fue distinto para ambos grupos. La emigración asistida desde España muestra una tendencia similar a las llegadas contabilizadas por medio de los pasos de frontera, tanto para hombres como para mujeres. En ambos casos también existe una diferencia entre las cifras anuales de la emigración asistida suministradas por la BAVAV y el IEE y las de las entradas en Alemania. Estas diferencias fueron, sin embargo, mucho más elevadas en el caso de las mujeres que en el de los hombres. Si bien las restricciones afectaron a estos últimos en el caso de los trabajadores cualificados, la comparación de flujos constataría las afirmaciones de Monika Mattes al señalar que de forma más habitual que sus paisanos masculinos éstas tomaron caminos fuera de la emigración asistida oficial y que, además, debido a la gran demanda de mano de obra en Alemania los pudieron realizar (Mattes 2005: 317).

Entradas hombres

Emig. Asistida mujeres

9 BA B 119/3069 Anwerbung und Vermittlung spanischer Arbeitskräfte... 23.09.1960. BA B 119/3013 Erfahrungsbericht Spanien 1969... 10 Bundesanstalt für Arbeit 1970: 53 y 55. Bundesanstalt für Arbeit 1973: 19 y 20.

170

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25.000 20.000 15.000

10.000 5.000

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Entradas hombres

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Emig. Asistida mujeres

4. Flujo migratorio hacia Alemania de mujeres y hombres españoles y cifras de emigración asistida 1960-1973. Statistiches Bundesamt 1960 y 1961: el 96,6 % y 97,8% de la población procedente de España que se contabiliza es española. 1961-1975: el 100% de la población procedente de España que se contabiliza es española. Fuente: Erfahrungsberichte BAVAV/BA y Statistiches Bundesamt.

En la media en que la demanda desde Alemania existía y dado que las cadenas de empresas, amigos y familiares se pusieron en funcionamiento, esa restricción oficial influyó en que las mujeres optasen por la segunda y tercera vía como mecanismo de acceso a la emigración. La emigración femenina por medio del 'segundo camino' —vía consulados y embajadas con el denominado Sichtvermerk— y por el 'tercer camino' —visado de turista—, asociadas a las redes de emigración familiares y de amistades, desempeñaron un papel más importante que en el caso de los hombres. Teniendo en cuenta que la vía oficial se limitaba a las relaciones laborales, esta vía sería también utilizada por mujeres con niños —no deseadas en el ámbito de una emigración laboral por la Comisión Alemana 11 — que buscaban la reagrupación familiar como primer objetivo, al margen de que más adelante ingresaran o no en el mercado de trabajo alemán. Si uno de los debates que ha formado parte del análisis de los movimientos migratorios es el que se adentra en la capacidad de las instituciones para influir en el flujo y la composición de la población emigrante, 12 la experiencia del BA B 119/3013 Deutsche Kommission in Spanien 28.07.1965. En lo referente a la posibilidad de control estatal existen posturas opuestas. Tanto Yasemin Nuhoglu Soysal como Saskia Sassen hacen referencia a las crecientes dificultades de control con que se encuentran los Estados frente al fenómeno migratorio (Soysal 1994; Sassen 2001). Frente a éstos se sitúa Christian Joppke (Joppke 1998). "

12

Género y emigración

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IEE y de la Comisión Alemana demuestra que ese control de la salida escapó a sus competencias y acciones en un promedio del 30% a lo largo del periodo anteriormente señalado, pero con diferencias significativas entre los primeros años (52% en 1961) y los últimos de su gestión (89% en 1973). Dicho en otros términos, alrededor del 70% de la oferta de trabajo exterior desde España a Alemania pudo ser 'regulada, utilizada, organizada y modificada' oficialmente en sus relaciones con Alemania. El otro 30% fue determinado por sus principales actores: los y las propias emigrantes y también, por la demanda de las empresas alemanas. Cuando la vía oficial no funcionaba las empresas, diseñaron estrategias de contratación al margen y crearon capital institucional —mediadores— destinados a la contratación de mujeres. Las alusiones a la recluta clandestina de «mujeres llevada a cabo por un señor alemán en Orense»13 en 1963 son una muestra de ello.14 Si bien la vía al margen persistió, en la medida en que el control del IEE fue cada vez más efectivo, éste pudo desempeñar un papel importante en la composición de los contingentes que salían hacia Alemania. Que la gestión del Instituto Español de Emigración no fue neutral en este sentido, es un aspecto que ya ha señalado ampliamente Carlos Sanz Díaz (Sanz Díaz 2004). Monika Mattes apunta también que el sexo de la mano de obra era de gran relevancia tanto en el país de salida como en el de destino, y que en «las sociedades de procedencia la demanda de mujeres se encontró con una considerable oposición» (Mattes 2005: 313). Que la emigración era observada como un mecanismo de regulación del mercado de trabajo interior es un hecho que la literatura histórica sobre el tema no ha dejado de subrayar (Fernández Asperilla 1998: 63-81), con la única matización al respecto, que es la que ofrece el análisis de Carmen Rodenas, al limitar esta influencia real de la emigración en ese mercado de trabajo interior en España «sólo al final del periodo, entre 1970 y 1971, el movimiento migratorio exterior es realmente eficiente, en el sentido de que contribuye a disminuir las tasas de desempleo [...]» (Rodenas Calatayud 1994: 91 y 92). Para los contemporáneos y gestores del proceso migratorio como Alvaro Rengifo Calderón, director del Instituto Español de Emigración en 1965, la emigración era «una válvula de seguridad» que mostraba, además, cómo «el concepto territorial es estrecho para designar 13

BA B 119/3352 bl Acta de la reunión de la reunión de la Comisión Alemana celebrada el 27 de marzo de 1963 en el Instituto Español de Emigración. 14 También sobre la labor de las empresas alemanas, véase Sanz Díaz (2004) y Sanz Lafuente (2006), pp. 30 y ss.

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un conjunto económico plenamente activo» (Rengifo 1966: 11 y 13). Argumentos similares encontramos en el caso de Juan Manuel Villar Mir, ministro de Trabajo en 1965, al considerar la emigración útil para el país, y la preocupación de García Saíz, director de IEE, y del agregado laboral Luis Enrique Sorribes en su visita a Antón Sabel en 1966 era la posibilidad de seguir enviando contingentes pese a la crisis.15 Ahora bien, si para todos ellos parecía estar claro en sus manifestaciones públicas que la emigración era un instrumento del 'desarrollismo' y un mecanismo para mejorar el mercado de trabajo interior, la opción de la emigración no se observaba por igual para hombres y mujeres. Sin duda, el muy citado mensaje de Franco del 30 de diciembre de 1964 corroboraba este escaso interés por la emigración femenina al señalar que «esta emigración, justificada en los hombres, no tiene razón de ser en las mujeres, ya que en nuestras ciudades se les ofrece [n] hoy puestos de servicio bien remunerados que les evitarían los peligros de esa aventura en país desconocido». El discurso de 1965 permite constatar que la emigración femenina se seguía produciendo y que no era observada de forma positiva. {Discursos y mensajes delJefe del Estado 1964-19671968: 131 y 175). Detrás de estas afirmaciones no se escondía solamente el paternalismo del nacional-catolicismo que asociaba 'mujer-madre-esposa-trabajo reproductor de la familia', sino también la necesaria inserción de las mujeres en determinadas actividades en el propio mercado laboral interior. El servicio doméstico, el peonaje en áreas industriales —calzado, textil— o el nuevo sector turístico eran áreas, todas ellas, con una creciente demanda de un trabajo femenino de salarios bajos. La tasa de actividad femenina pasaba del 22% en 1964, al 28% en 1975 (Nicolau 2005: 148). Si el Fuero del Trabajo señalaba en 1938 la liberación de la mujer casada del trabajo del taller y de la fábrica, la paradoja del Franquismo, como señala Cristina Borderias, es que la 'mística de lo doméstico' se vio acompañada por un crecimiento del empleo femenino durante el desarrollismo. Legislaciones inspiradas por el nacional-catolicismo para las mujeres casadas, como las excedencias forzosas por matrimonio, la prohibición de contratar a mujeres casadas o la prohibición del trabajo nocturno no siempre se aplicaron por las empresas en España, tanto por la necesidad de éstas como por la propia oposición de las mujeres (Borderias 1993a: 35 y ss). Los bajos salarios (Vilar Rodríguez 2004:

15 BA B 119/3067 B1 Besuch des Generaldirektors des spanischen Auswanderungsamtes, García Saíz, am 17.11.1966.

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81-126) y lo limitado del 'salario familiar masculino' en España contribuyeron también a este crecimiento de la participación de la mujer casada en el mercado de trabajo formal de salarios bajos, con vistas a elevar la renta familia y también, la llevaron a otro mercado de trabajo informal, como era el del servicio doméstico, que la mantenía fuera de los registros de actividad. La Ley de Derechos Políticos, Profesionales y de Trabajo de la Mujer en 1961 seguía manteniendo la previa autorización del marido para desarrollar actividades laborales, pero reducía limitaciones anteriores para la entrada en el mercado de trabajo en estrecha relación con la nueva política económica. La 'válvula de seguridad' de la emigración se cerraba en el caso de las mujeres, como también lo hacía frente a los trabajadores cualificados —hombres y mujeres—, debido a la existencia de una creciente demanda de trabajo dentro del mercado laboral interior en la nueva etapa del desarrollismo. También en Alemania había una amplia demanda de trabajo femenino de bajos salarios en industrias textiles, agroalimentarias o en otras empresas de transformación, que esperaba ser cubierta con mujeres extranjeras. Frente al interés político en España por limitar las salidas de mujeres, compartido con otros países como Portugal, Alemania mostró a lo largo de todo el periodo un deseo por incrementar el número de mujeres inmigrantes. Los trabajadores cualificados y las mujeres se convirtieron en un escollo en las relaciones entre la BAVAV/BA y el IEE, como gestores de la contratación de migrantes. Ya en 1960 la Comisión Alemana en Madrid señalaba que se esperaba la resolución del IEE en lo referente a las solicitudes de trabajadores cualificados como 'mecánicos y albañiles'.16 El subdirector del IEE, Florentino Díaz Ruiz, señalaba a los representantes alemanes que recibirían los trabajadores demandados y respecto a las mujeres indicaba que «en un número más reducido».17 No obstante, en 1962 se contemplaba la participación de «peones textiles, costureras y muchachas del servicio doméstico» en los contingentes. 18 La actividad de los representantes laborales de ambos estados estuvo sujeta a un continuo proceso de negociación que buscaba satisfacer intereses propios. En 1965 se restringía el segundo camino para los peones masculinos en la RFA, pero no para mujeres y para trabajadores cualificados. En la coyuntura de la crisis en 1967, con un descenso en la contratación exterior, un 90% de las demandas se dirigían a 16

BAB 119/3069 Anwerbung, Vermittlung spanischer Arbeitnehmer... 20.05.1960. BA B 119/3069 Anwerbung und Vermittlung spanischer Arbeitskriifte... 07.06.1960. 18 BA B 119/3352 bl Acta de la reunión celebrada en el Instituto Español de Emigración el día 27 de noviembre de 1962. 17

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Gloria Sanz Lafuente

mujeres, al proceder éstas de sectores menos afectados por la crisis como el de los servicios. Ante el descenso de los hombres se incrementó la presencia femenina en los contingentes que salían desde España. Las relaciones se hicieron más tensas con la entrada de otros países en la contratación a Alemania. En contestación a un mensaje de la Embajada alemana en Madrid, ante la preocupación de la parte española por el incremento en la contratación de trabajadores yugoslavos, el presidente de la BAVAV subrayaba en septiembre de 1968 lo siguiente respecto al empleo de las mujeres.19 El agregado laboral en Bonn, Luis Enrique Sorribes, subrayaba en su escrito al presidente de la BAVAV en 1969 que existía la «falsa idea» de que en España existía «un gran retraso en la contratación y que se dificultaba sobre todo la de trabajadores cualificados y mujeres». En su contestación el presidente confirmaba que en Yugoslavia, Turquía y Grecia, «la oferta de mano de obra urgente y necesaria de mujeres y de trabajadores cualificados era considerablemente más alta que en España. Las firmas que pueden cubrir en esos países su necesidad de mano de obra femenina y de trabajadores cualificados, demandan en consonancia allí la mano de obra no cualificada que necesitan». Junto a esto apuntaba al deseo que existía en España por la contratación de peones y de matrimonios, frente a mujeres y trabajadores cualificados, y subrayaba la demora en la tramitación de los expedientes. 20 La limitación de las demandas nominales de trabajadores desde Alemania, que procedían de conocidos o familiares en gran medida, también se vio reflejada en lo referente a los trabajadores cualificados y a las mujeres. Ante las referencias del director del Departamento de Emigración Continental del IEE, Federico Álvarez Villar, al tema de las restricciones para determinados grupos, el director de la Comisión Alemana en Madrid, Günter Steinbacher, señalaba que «[...] había hablado con la Oficina Central sobre la reducción y que ésta no lo tiene en cuenta si esta limitación del círculo personal, no se refiere a las mujeres y a los trabajadores cualificados. Sabemos que no podemos hacer nada en contra; si el IEE lo hace, no será bien recibido». A esto añadía «que si se producía una limitación que él personalmente no saludaba en el caso de mujeres y de trabajadores cualificados, la totalidad de las demandas nominales 19

BA B 119/3067 B Anwerbung, Vermittlung spanischer Arbeitnehmer... 05.09.1968. Idem en B 119/3067 b2 Anwerbung, Vermittlung spanischer Arbeitnehmer... 5.9.1968. 20 BA B 119/3067 b2 Carta del agregado laboral de la embajada espanola en Bonn al presidente del BAVAV 16.5.1969. Schreiben des Präsidentes des BAVAV an den Attaché für Arbeit und Sozialfragen bei der Spanischen Botschaft in Bonn, 19. 06.1969.

Género y emigración

175

disminuirían, sin que se pudiera contar con un incremento de la llegada de no nominales».21 A lo largo de estos años se produjo un continuo juego de fuerza entre las autoridades laborales alemanas y españolas, que estuvo basado en las necesidades de su propio mercado laboral interior. No obstante, dejando los bajos datos de Italia, escasamente significativos porque, como miembro de la CEE, la emigración se producía al margen de los canales oficiales, la gestión del IEE hizo reducir el porcentaje de mujeres que llegaron a Alemania por medio de la emigración asistida con cifras menores de asistencia que para los hombres. No obstante, si los procesos de negociación oficial entre España y Alemania sobre el tema de la emigración asistida femenina habían sido intensos, los resultados comparativos de la gestión no destacan a España como un país de mucha menor emigración asistida femenina respecto al total de emigración asistida del país. Si tomamos como referencia el promedio de porcentajes anuales para cada país España quedaría por debajo de Grecia, pero no se alejó tanto de países como Turquía, Portugal o incluso, de Yugoslavia. Italia 1960-1973 2,1%

España 1960-1973 22,1%

Grecia 1960-1973 39,3%

Yugoslavia

Turquía

Portugal

1961-1973 20,8%

1964-1973

1969-1973

19,9%

22,9%

5. Contratación de mujeres en la emigración asistida 1960-1973 (promedio de porcentajes anuales). Fuente: Elaboración propia sobre los datos de M. Mattes (2005).

La gestión política de la emigración llevó a las mujeres a optar por caminos al margen de la vía oficial, el acceso a éstos se veía también constreñido por la propia disponibilidad del 'capital social' de una red, o la participación en las 'cadenas de instituciones informales' generadas al margen, por las propias empresas alemanas, por ejemplo. La distinta decisión de emigrar pudo estar condicionada, además de por la gestión política de la emigración, por otros múltiples factores. La experiencia previa de emigración en las zonas de origen o el entorno de emigración fueron importantes tanto para hombres como para mujeres. Al mostrar la emigración diferencias entre hombres y mujeres evidencia la importancia de considerar las relaciones de género que persistieron frente a los cambios y la propia capacidad de la emigración y de

21

BA B 119/3352 Über Besprechung im IEEam 18.06.1970.

Gloria Sanz Lafuente

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la nueva sociedad de acogida para alterar esas mismas relaciones. La llegada a Alemania significaba dificultades similares para hombres y mujeres, como eran las lingüísticas o el desconocimiento de la legislación laboral y del nuevo país. Esas similitudes se vieron jalonadas por la percepción de la emigración exterior para hombres y mujeres en el seno de las familias. La Comisión Alemana aludía a las representaciones sociales de las mujeres españolas para comprender también las ausencias femeninas en la emigración laboral al exterior. 22 En 1960 se señalaba en el informe de la Comisión Alemana que «para la mano de obra femenina se presentaba la contratación más difícil, ya que por experiencia, la contratación de mujeres encontraba resistencia en los familiares» 23 . El miedo a la distancia y rol femenino en tareas reproductivas de su propio núcleo familiar —cuidado de dependientes— podían limitar su salida en mayor medida. Si en los primeros años pudo influir la restricción oficial de mujeres, en los últimos y en un contexto de gestión de contratos laborales, otros aspectos de la legislación migratoria alemana — c o m o la introducción de un test de embarazo desde 1969/70 (Mattes 2005: 316)— endurecieron la búsqueda del camino laboral de la emigración por medio de la 'vía oficial' entre un grupo de mujeres, pudiendo abocarlas a salir fuera de esta vía o a excluir la emigración de su proyecto vital. Además, si esta segunda vía se utilizó en especial por parte de las mujeres, a partir de noviembre de 1972 comenzaron a tomarse medidas para reducir el 'segundo camino' de la emigración en la RFA. Esta vía pudo verse limitada por la propia dinámica de la política de inmigración. Una política de inmigración que, como se señalaba en la reunión de la Comisión sobre 'trabajadores extranjeros' de la Oficina Federal con la Unión Federal de Ligas de Empresarios Alemanes —Bundesvereinigung der Deutschen Arbeitgeberverbánde—, en 1972 «también era política laboral»24 en Alemania y mostraba la necesidad de empleo femenino en el peonaje industrial y en los servicios. El flujo de llegadas a Alemania fue un fenómeno mayoritariamente masculino, también lo fue el proceso de integración en el mercado de trabajo asalariado en Alemania. Entre 1962 y 1975 un 69% de los ocupados habrían sido hombres y un 31% mujeres. Si bien hay que subrayar la necesidad de 22

BA B 119/3013 Erfahrungsbericht Spanien 1969. BA B 119 3069 Anwerbung und Vermittlung spanischer Arbeitskräfte... 23.09.1960. 24 BA B 119/5131 Sitzung des Ausschusses «Ausländische Arbeitskräfte» bei der Bundesvereinigung der Deutschen Arbeitgeberverbände, 16.08.1972. 23

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revisión al alza de las tasas de actividad femenina en España en los 60 y 70, lo cierto es que las cifras se elevaban considerablemente en el conjunto de la población desplazada a Alemania, tanto femenina como masculina. En estas cifras influye el hecho de que en la emigración participaran escasos grupos no destinados a introducirse en el mercado de trabajo y además, los emigrantes formaban parte de los segmentos de edad más jóvenes. Alrededor de un 66% de la población española residente en Alemania en 1967 era población ocupada, comenzando a reducirse esa elevada tasa de actividad global de los emigrantes con el progresivo asentamiento de familias hasta un 50%. Si en 1962 un 25% de los emigrantes ocupados en Alemania eran mujeres, este porcentaje se elevaba al 32% en 1975. Varios elementos pueden ayudar a explicar una feminización de la mano de obra española desde los 70. Entre otros, habría que señalar un menor descenso en las llegadas de mujeres que en las de hombres a partir de 1971, un asentamiento de mujeres en Alemania o fenómenos de reagrupación familiar previos asociados con el cierre del 'segundo camino' desde 1972. El proceso de feminización de la ocupación en la emigración a la RFA fue, además, distinto según nacionalidades, siendo los porcentajes de griegas, españolas y posteriormente, de yugoslavas los más elevados respecto a la cifra de ocupación general en Alemania. En 1966, el 40% de la ocupación griega estaba formado por mujeres, y esta cifra era en el caso de las españolas del 31%. Mientras, las cifras de ocupación de italianas (18%) y de las mujeres turcas eran menores (16%). Entre 1960 y 1975 estas diferencias se mantuvieron entre los países en gran medida. No se puede hablar, por lo tanto, de un único mercado de la emigración sino de varios distintos. % Ocup/ Res

%Ocup/ total*

Hombres ocup

%

Mujeres ocup

%

1960

5,0

1961

11,3

1962

13.2

69.746

74,16

24.303

25,84

1963

14,4

85.225

71,28

34.334

28,72

1964

15.3

108.159

71,59

42.914

28,41

1965

15,0

130.029

71,15

52.725

28,85

1966

13,6

122.826

68,94

55.328

31,06

178

Gloria Sanz Lafuente 1967

66,67

11,9

70.935

60,10

47.093

39,90

1968

66,21

10,6

75.316

65,00

40.548

35,00

1969

69,15

9,5

97.992

68,50

45.066

31,50

1970

69,92

8,8

121125

70,56

50.546

29,44

1971

69,02

8,3

132.649

71,09

53.936

28,91

1972

68,90

7,8

128.492

69,76

55.711

30,24

1973

62,42

7,6

124.035

69,23

55.122

30,77

1974

54,91

6,5

102.136

68,22

47.582

31,78

1975

50,33

6,1

84.450

67,81

40.083

32,19

6. Evolución de la ocupación de hombres y mujeres en Alemania 1960-1975. Fuente: BAVAV, BAA (1962-1973), Amtliche Nachrichten Bundesanstalt f ü r Arbeit 1975. 1960-1975 Datos mes de septiembre. * % de los trabajadores ocupados españoles sobre el total de ocupados extranjeros en Alemania.

Buena parte de los hombres y mujeres desarrollaron su actividad laboral en el sector industrial dentro de áreas de trabajo de baja cualificación (Sanz Lafuente, 2008: 473-487). En el caso de las mujeres, se trataba de áreas de trabajo en las que habían estado ocupadas las mujeres alemanas y también emigrantes austríacas, por ejemplo, en la década de los 50. En sus labores entraron mujeres griegas, españolas o italianas. En 1970 el 55% de las mujeres extranjeras residentes en Alemania —la mayoría en edades jóvenes— se encontraban ocupadas frente a un 29% de las mujeres alemanas. Las mujeres casadas alemanas habían incrementado su ocupación, pero con un aumento paralelo del trabajo a tiempo parcial y con un alejamiento de peonaje industrial (Mattes 2005: 9). En 1973 se planteaba la posibilidad de incrementar la reserva de trabajo en el interior frente a la contratación exterior y se aludía en los informes del Ministerio de Trabajo al posible aumento de la tasa de actividad de las mujeres alemanas —en especial de las mujeres casadas— para sustituir a los trabajadores extranjeros. El informe de la reunión en el Bundesanstalt für Arbeit apuntaba lo siguiente: las tareas que realizaban los emigrantes o «no podían ser desarrolladas por las mujeres —minería, construcción y trabajos pesados— o no aspiraban a éstas (cadena de montaje, etc.)»25. La segregación laboral en los 60 y 70 y la propia segmentación de los mercados laborales de

25

BA B 119/5133 Besprechung am 4.4.1973. Aussagen zur Ausländerbeschäftigung.

G é n e r o y emigración

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trabajo cualificado y no cualificado en actividades industriales con menores salarios excluía de antemano una hipotética sustitución. El debate tuvo lugar a principios de los 70, momentos previos al cese de actividades del Ministerio de Trabajo Federal en la canalización de contratos de trabajo en los países de sur de Europa en 1973.

CONCLUSIONES

En el ámbito de las explicaciones macroeconómicas las diferencias entre hombres y mujeres en el proceso de emigración no han sido aspectos incluidos en los modelos hasta fechas recientes. Hombres y mujeres formaban parte de un grupo homogéneo que se definía en conjunto como 'fuerza de trabajo emigrante'. La consideración de las 'decisiones individuales' o la interesante noción de 'pobreza relativa', que aportaba la nueva economía de la emigración y, también, las redes de la emigración y las teorías del 'capital social', que ha aportado la sociología económica, junto a los estudios empíricos, son los que han contribuido a profundizar en la explicación del proceso migratorio en perspectiva de género. Son los estudios de caso los que han señalado las diferentes experiencias de los modelos migratorios. Éstos han ido más allá de la tradicional imagen de un proceso de emigración masculina y de reagrupación familiar posterior. Si partimos del hecho de que las condiciones estructurales en los países eran similares para hombres y mujeres en un contexto socioeconómico determinado y si las decisiones de emigrar de ambos se tomaban en contexto de información, capital social y racionalidad parecidas, y además su decisión iba orientada a obtener una mayor utilidad de su renta a lo largo de su ciclo vital, no podemos obviar que el balance del flujo migratorio a Alemania es desigual entre hombres y mujeres, tanto en la llegada como en la inserción laboral posterior. Las cifras de la 'emigración asistida', del 'flujo migratorio' y de la 'ocupación' de la emigración española a Alemania muestran que ésta tuvo un predominio masculino entre 1960 y 1975, pero con diferencias significativas entre las tres series cuantitativas. Si bien las cifras alemanas barajan en los primeros años una mayor presencia de solteros y solteras, pese a estos datos iniciales y, en términos generales, tanto el proyecto individual —masculino y femenino— como el de la emigración de parejas y de familias enteras formaron parte del proceso del desplazamiento a Alemania. El estado civil de los 'emigrantes laborales' asistidos por el IEE

180

Gloria Sanz Lafuente

entre 1963 y 1965 era muy heterogéneo, con una diferencia de diez puntos en la participación de mujeres solteras frente a las casadas. Por el contrario, en ese mismo periodo, emigró un porcentaje mayor de hombres casados que de solteros. La presencia femenina en los contingentes de la emigración asistida a Alemania estuvo originada por la emigración laboral inicial de parejas y también, y en mayor medida, por la existencia de una emigración laboral de mujeres solteras. La tradicional imagen de una inicial emigración laboral masculina con una reagrupación familiar posterior en torno al cabeza de familia, en la que la mujer se centraba en tareas reproductoras se iba a producir, sobre todo a partir de los 70, pero no formaba parte del proyecto mayoritario de emigración a Alemania, si tenemos en cuenta las elevadas tasas generales de actividad de la población española residente en Alemania.

Flujo migratorio acumulado 1960-

Total 749.352

Hombres 532.362

Mujeres 216.990

1973 % sobre flujo acumulado Llegadas asistidas acumuladas

100% 408.811

71,0 325.094

83.717

100 54,50%

79,5 61,00%

20,5 38,50%

1.824.155

1.266.529

557.626

100%

69,40%

30,60%

1960-1973 % sobre las llegadas asistidas % de emig. asistida sobre el flujo

29,0

a Alemania Ocupados en Alemania 19621973 (cifras anuales acumuladas) % sobre la ocupación total española 8. Flujo migratorio acumulado y asistido y cifras de ocupación de hombres y mujeres en Alemania 1960-1973. Fuente: Véase 4 y 5.

Dentro de la gestión de la emigración llevada a cabo por el Instituto Español de Emigración y por la Comisión Alemana en Madrid, las mujeres representaron un promedio del 20% entre 1960 y 1973. Sin embargo, en las llegadas a Alemania entre 1960 y 1973, alrededor del 29% fueron mujeres y éstas representaban el 30% del total de los emigrantes españoles en su integración en el mercado de trabajo alemán. Estas diferencias mostraban que las mujeres

Género y emigración

181

se h a b r í a n i n t r o d u c i d o en el flujo migratorio y el m e r c a d o de t r a b a j o d e la e m i gración a A l e m a n i a p o r m e d i o d e vías alternativas al c a m i n o oficial en m a y o r m e d i d a q u e los h o m b r e s y, p o r lo t a n t o , f u e r o n m á s d e p e n d i e n t e s del 'capital social' y del 'capital de instituciones i n f o r m a l e s ' para llevar a c a b o su proyecto migratorio. La c o m p a r a c i ó n d e flujos migratorios de h o m b r e s y mujeres y las cifras de contratación son u n a b u e n a vía para d e m o s t r a r las amplias diferencias existentes. M i e n t r a s q u e la e m i g r a c i ó n asistida m a s c u l i n a representaría u n 6 1 % del flujo total a c u m u l a d o hacia A l e m a n i a , la c o n t r a t a c i ó n asistida d e las mujeres solamente sería del 3 8 % respecto a flujo de emigración f e m e n i n a . Las diferencias son, a d e m á s , u n a m u e s t r a de la tensión existente entre la política m i g r a t o r i a d e a m b o s E s t a d o s y, t a m b i é n , entre esta ú l t i m a y las plurales prácticas sociales y decisiones individuales d e los h o m b r e s y mujeres e m i g r a n t e s y de las empresas alemanas.

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G é n e r o y emigración

185

ANEXO D I S T R I B U C I Ó N POR SEXOS DE LAS E N T R A D A S EN A L E M A N I A Y DE LA C O N T R A TACIÓN ASISTIDA I 9 6 0 - I 9 7 5 2 6

Año

Entradas totales

Emig. asistida

Emig. Laboral asistida y no asistida

16

1960

32.220

10.175

1961

55.079

27.099

51.117

1962

62.561

36.287

54.893

1963

62.134

35.265

51.715

1964

81.818

44.880

65.872

26.703

1965

82.324

40.505

65.146

1966

54.363

26.449

38.634

1967

17.012

3.257

7.785

1968

38.042

23.220

31.995

1969

59.273

41.932

50.086

1970

61.318

40.552

48.836

1971

52.434

29.448

37.530

1972

44.540

22.463

28.657

1973

46.234

27.279

30.441

1974

13.760

1.206

1975

7.606

546

Fuente: Véase gráfico 4.

Gloria Sanz Lafuente

186

Entradas °/c i Entradas

Año 1960

26.643

Emig. asistida

% asist. sobre entradas

hombres

hombres 82,7

8.370

31,4

1961

39.671

72,0

20.819

52,5

1962

43.823

70,0

27.672

63,1

1963

42.869

69,0

26.252

61,2

1964

60.243

73,6

36.802

61,1

1965

58.777

71,4

32.455

55,2

1966

36.878

67,8

18.941

51,4

1967

10.017

58,9

1.821

18,2

1968

26.283

69,1

18.574

70,7

1969

44.409

74,9

35.117

1970

45.132

73,6

33.628

79,1 74,5 66,0

1971

36.017

68,7

23.759

1972

29.071

65,3

17.831

61,3

1973

32.529

70,4

23.053

70,9

1974

'6.774

49,2

1975

3.821

50,2

Año

Entradas mujeres

%

Emig. asistida

% asist. sobre entradas

mujeres 1960

5.577

17,3

1.805

32,37

1961

15.408

28,0

6.280

40,76

1962

18.738

30,0

8.615

45,98

1963

19.265

31,0

46,78

1964

21.575

26,4

9.013 8.078

23.547

28,6

8.050

32,2

7.508

34,19 42,94 20,53

1965

37,44

1966

17.485

1967

6.995

41,1

1.436

1968

11.759

30,9

4.646

39,51

1969

14.864

25,1

6.815

45,85

1970

16.186

26,4

6.924

42,78

1971

16.417

31,3

5.689

34,65

1972

15.469

34,7

4.632

29,94

1973

13.705

29,6

4.226

30,84

1974

6.986

50,8

1975

3.785

49,8

L A F O T O G R A F Í A E N LA P R E N S A D E LOS E M I G R A N T E S ESPAÑOLES E N LA R E V I S T A BÚHO

SuiZA:

(1973-1976)

Luís M. Calvo Salgado Universidad de Zürich

Las obras dedicadas a la historia de la emigración española de la segunda mitad del siglo xx carecen a menudo de fotografías y, cuando van ilustradas, contienen normalmente instantáneas que fueron utilizadas en su momento en la prensa, pero sin analizarlas a fondo. En este estudio quiero abordar la temática de la fotografía, la prensa y la emigración española y deseo hacerlo desde una perspectiva algo distinta a la habitual, dando una interpretación iconográfica de las imágenes y no sólo viendo en ellas su valor documental. Me interesan las fotografías de publicaciones tomadas o simplemente utilizadas por los emigrantes españoles en su prensa. No debemos olvidar que los emigrantes se han autorretratado cada vez más durante el siglo xx para producir imágenes tanto de sí mismos como de su entorno. Y tampoco podemos olvidar que los emigrantes han publicado y leído una prensa propia en la que sus fotografías y otras de origen diverso jugaban un papel muy importante. Un ejemplo sobresaliente de publicación de los emigrantes españoles en Suiza en la época del auge de la emigración española en este país es la revista Búho. Por ello me centraré en las instantáneas que aparecieron en esta revista entre 1973 y 1976, que son, además, años especialmente relevantes para comprender el desarrollo político español y su percepción en el exterior. Los historiadores de la edad contemporánea y de la historia del presente se interesan cada vez más por la fotografía como fuente histórica y la utilizan, ya no como mera ilustración de sus narraciones sobre el pasado, sino como objeto

188

Luís M . Calvo Salgado

de estudio en sí misma. En la historiografía se advierte así una mayor conciencia de los problemas que las fotografías plantean desde el punto de vista de la crítica de fuentes, 1 siendo su contextualización el primer objetivo del historiador al enfrentarse a ellas. Para ello, en el caso de la fotografía de prensa, ha de realizar un análisis de las relaciones existentes entre texto e imagen. Los pies de fotos, los artículos a los que las instantáneas sirven de ilustración o la colocación en la página de imágenes son algunos de los elementos fundamentales que permiten contextualizar las fotografías de prensa y a partir de los cuales se podrá luego dar un paso más, consistente en la interpretación del mensaje de las imágenes, de su tema o de su argumento narrativo. En el caso de la revista Buho, además de considerar las relaciones entre texto e imagen, las fotografías se pueden interpretar con mayor precisión con ayuda de la historia oral. Una entrevista con quien fue el redactor jefe de la revista en aquellos años, Moisés Palmeiro, nos ofrece informaciones que permiten, entre otras cosas, conocer mejor las circunstancias en las que se eligieron las fotografías editadas y practicar una decodificación de las mismas más cercana a las intenciones originarias de los autores de Búho}

LA REVISTA

BÚHO

Desde el punto de vista ideológico, Búho era una publicación de ideología centro-izquierdista, pero ante todo una revista de orientación cristiana con marcado carácter social. Los colaboradores eran en los años aquí tratados: —

Cinco sacerdotes católicos progresistas de origen español.



Dos ex sacerdotes católicos progresistas también españoles, uno de ellos Moisés Palmeiro.



Dos laicos españoles que trabajaban en profesiones liberales.

1 Sobre las posiciones más recientes en la historiografía española acerca de la fotografía como fuente histórica véase Lara López (2005). 2 N o pretendemos u n acercamiento a la recepción e interpretación por el público lector, porque ello exigiría u n a investigación a partir de testimonios de los lectores de entonces que desbordaría el marco de este estudio. La entrevista con Moisés Palmeiro tuvo lugar el 4 de noviembre de 2 0 0 6 y se realizó en gallego.

La fotografía en la prensa de los emigrantes españoles

189



Una trabajadora social suiza.



Un periodista suizo del diario zuriqués Tages-Anzeiger, que es un periódico de tendencia socialdemócrata.

Su objetivo era, tal y como lo explica Moisés Palmeiro, informar a los emigrantes españoles en Suiza desde una posición de independencia periodística. Lo hacían en una época en la que la libertad de prensa no existía aún en España, pero sí en Suiza (Martín de la Guardia 2008). Los temas que abordaban eran: problemas sociales, de política y cuestiones religiosas. Sobre la orientación ideológica Moisés Palmeiro afirma: N o s o t r o s teníamos una cierta simpatía por la izquierda, por los partidos de izquierda que no eran comunistas. H a b í a un anti-comunismo, no sé, parece que había nacido con nosotros. D e verdad, creo que era m á s bien fruto de la ignorancia. N o conocíamos en realidad lo que era el Partido C o m u n i s t a . A m í sigue sin g u s t a r m e el Partido C o m u n i s t a , pero por otras razones. [...] Y, sin embargo, ya entonces estaba bastante cercano al Partido Socialista, en el que estuve a p u n t o de entrar.

La financiación de la revista estaba garantizada gracias al apoyo de la Iglesia católica suiza. Esta institución no ejercía, según Moisés Palmeiro, censura alguna en cuestiones políticas. Los sacerdotes católicos españoles estaban sometidos básicamente a la Conferencia Episcopal suiza. Las cartas de protesta del delegado laboral del Gobierno español en Berna dirigidas a la revista muestran que los representantes del Estado español en Suiza no estaban de acuerdo con la publicación de ciertos artículos, pero también son una señal de que no podían ejercer ningún control ni influencia sobre su redacción. Moisés Palmeiro cuenta a este respecto con ironía: D e vez en c u a n d o donde había problemas era con la administración española. A h í sí que nos venía muy bien. H a b í a entonces un f a m o s o agregado laboral, el señor J i m é n e z de la E s p a d a , que nos llenaba u n a p á g i n a con sus cartas de protesta.

En 1976 la revista publicó 8.000 ejemplares, y ésa fue su mayor tirada. La publicación apareció en 1972 por primera vez y su andadura finalizó en 1978.3

3 Antes de Moisés Palmeiro, el redactor jefe fue Luis Rudé y después, Antonio Vicedo, ligado éste a la H O A C (Hermandad Obrera de Acción). En esta última etapa, a juicio de Moisés

190

Luís M. Calvo Salgado

Se difundía sobre todo en la Suiza de habla alemana y los ejemplares se adquirían en las delegaciones de la misión católica en Suiza o se recibían por correo en el caso de los abonados.

EL CONTEXTO POLÍTICO

La revista Búho es un ejemplo típico de las tendencias progresistas de los jóvenes sacerdotes españoles tras el Concilio Vaticano II, que tuvo lugar entre 1962 y 1965. Eran sacerdotes que querían marcar distancias con los de la generación anterior, mostrando una mayor apertura hacia la sociedad y una actitud crítica con el régimen de Franco. La Iglesia española había sido desde la Guerra Civil uno de los apoyos más importantes de la dictadura (Casanova 2005). En 1953 se firmó un concordato entre España y el Vaticano que ponía las bases de una colaboración muy estrecha entre la Iglesia y el Estado: la Iglesia recibía privilegios, el catolicismo se convertía en religión estatal y Franco se reservaba el derecho, como jefe de Estado, de proponer a los candidatos a obispos. Los sacerdotes jóvenes se europeizaban, en cambio, buscando el contacto con miembros de la Iglesia católica en otros países o simplemente al formarse y ocuparse de tareas en el extranjero (Collado Seidel 1993). Los años 60 y el comienzo de los 70 fueron, además, los años de la gran oleada de emigración española hacia otros países del norte y el centro de Europa. En esos países, los sacerdotes españoles se encontraban con trabajadores coterráneos y conocían otro tipo de opiniones eclesiásticas, principalmente en materias sociales y políticas. Moisés Palmeiro, que había dejado hacía poco de ser sacerdote, recuerda a este respecto: Tratábamos también el tema religioso desde un punto de vista bastante crítico. Por aquel entonces también dentro de la Iglesia suiza [...] se estaba celebrando el sínodo del 72, que era un acontecimiento por intentar aplicar las directivas del Vaticano II a la situación en Suiza, con muchos proyectos de los que casi ninguno se llevó a cabo. Pero era una época bonita, una época de ilusión, de tratar de cambiar las cosas, por eso aparece también muchas veces el sínodo del 72 [en la revista].

Palmeiro, la revista se orientó más a la izquierda pero perdiendo parte de su éxito anterior y desapareciendo relativamente pronto.

L a fotografía en la prensa de los emigrantes españoles

191

En Suiza, los años aquí considerados fueron una época especialmente difícil desde el punto de vista de la política migratoria. 4 A partir de 1970 se repiten las iniciativas políticas encaminadas a conseguir una reducción del número de inmigrantes y las actitudes xenófobas frente a los inmigrantes del sur de Europa se extendieron enormemente. Esto sucedía ya antes de la llegada de la crisis de 1973 y, por lo tanto, no puede reducirse su explicación a una reacción frente a la misma, provocada por los miedos relacionados con la situación económica. Las razones de esa xenofobia eran más profundas y tuvieron una expresión política muy determinante. Las consecuencias de la crisis económica derivada de la fuerte subida de precios del petróleo de 1973 acentuaron esas dificultades para todos los inmigrantes y, en particular, para los trabajadores españoles, contribuyendo también al endurecimiento de la política migratoria suiza. En España terminaba en esos años la dictadura de Franco y comenzaba la primera fase de la transición a la democracia, que para algunos historiadores va de 1975 a 1977. Franco murió en 1975, pero el presidente del Gobierno que él había designado, Carlos Arias Navarro, dirigió el país de 1974 hasta julio de 1976. En julio de 1976, el rey Juan Carlos nombró presidente del Gobierno a Adolfo Suárez y éste comenzó a dar pasos decisivos para la democratización del sistema político. En junio de 1977 se celebraron las primeras elecciones democráticas. Este estudio abarca, pues, un periodo que va desde el final del franquismo hasta la conclusión de esa primera fase de la transición.

O R I G E N DE LAS IMÁGENES

En relación con las fotografías de la revista Búho abordaré las siguientes cuestiones: ¿De dónde procedían las fotos? ¿Cómo fueron utilizadas? y finalmente ¿Cuáles son sus características iconográficas? Comencemos con el origen de las imágenes. A este interrogante no puede responderse partiendo únicamente de la lectura de la revista, pues en ella sólo se da a conocer la procedencia de las fotografías en casos muy aislados; es necesario, por tanto, recurrir a las informaciones del redactor jefe de entonces, Moisés Palmeiro, según el cual, la proveniencia era de tres tipos:

4 Sobre la integración de la población española en Suiza desde el punto de vista de los migrantes, véase Richter (2006).

192

Luís M. Calvo Salgado



Algunas eran fotografías de los colaboradores de la revista y de los emigrantes en Suiza, en general, que la leían. Por cada foto se pagaba entonces 20 francos, es decir, lo mismo que por una colaboración escrita, y buena parte de ellas surgían en relación con un acontecimiento, como un baile o una fiesta.



Muchas fotos procedían de otras revistas y de periódicos. Moisés Palmeiro reconoce a este respecto que no se pagaba por los derechos de las mismas, pero nadie reclamaba nunca nada en este sentido. A menudo se trataba de imágenes sacadas de publicaciones de la Iglesia católica en Suiza o en Italia.



Otras fotografías, en cambio, provenían de colecciones privadas de fotógrafos profesionales suizos que se las ofrecían gratis a la revista para su publicación. Así, por ejemplo, la fotografía de un hombre que se lleva las manos a la cabeza y tiene una soga al cuello, fue tomada por un fotógrafo de Lucerna durante la representación de una obra teatral.5

En algunos casos, las fotografías fueron escenificadas por los colaboradores o por los otros autores para ser publicadas luego en la revista, como por ejemplo la imagen recomendando un mayor compromiso político en el año 1976, en la que los personajes representan una votación ficticia en una urna. 6 La reconstrucción del surgimiento de estas instantáneas es especialmente interesante porque muestra el juego con los límites entre la retórica de la autenticidad y la ficción. Al ver esta fotografía, Moisés Palmeiro recuerda las circunstancias en las que se realizó: — Esta foto es nuestra. Esta foto fue preparada, naturalmente. Fue cuando empezaba la cuestión de la democracia. Y el que hizo la foto es éste. — ¿Este es el que hizo la foto y está en ella? — Está en ella porque le gustaba mucho la fotografía y tenía máquinas de esas que van retardadas ¿no? — Sí. — Modesto Penas, es un sacerdote de Lugo. Ese que te dije antes [...]. Esa era la chica que le ayudaba. Y éstos son emigrantes que estaban por allí y que prepararon así la urna, que supongo que era de cartón. Y se hicieron la foto. [...] Él incluso se puso unas gafas negras para que no se le conociera, pero se le conoce. 5 6

Buho, mayo 1975, p. 1. Buho, marzo 1976, p. 1.

La fotografía en la prensa de los emigrantes españoles

193

Esta escenificación no era, pues, una representación teatral explícita, a diferencia de las imágenes de obras dramáticas tomadas en otras ocasiones. La fotografía aquí comentada intensificaba el valor simbólico de varios elementos, como la urna en la que se vota, para transmitir un mensaje ideológico más claramente. Se trata de un tipo de instantánea muy distinto de aquellas sacadas durante las actuaciones de grupos de emigrantes o de otro tipo, como por ejemplo la de la representación de una obra de teatro de la Universidad Laboral de Ginebra, en la que unos actores aparecen actuando manifiestamente

194

Luís M . C a l v o S a l g a d o

en un escenario. 7 En este caso el carácter teatral es fácilmente reconocible por el maquillaje de mimos de los actores y por sus actitudes, mientras que en la fotografía de la urna y los votantes el estatus de ficción de la acción representada no resulta evidente a primera vista.

LA UTILIZACIÓN DE LAS IMÁGENES

Las imágenes fotográficas aparecen en la revista en contextos diversos y cumplen funciones diferentes dependiendo de su utilización: 8 —

Sirven para ilustrar artículos sobre temas generales. Ocupan una parte importante de la portada de la revista.



Tienen un carácter estético explícito, por ejemplo, cuando la revista organiza un concurso de fotografía artística entre sus lectores.



Forman parte de un anuncio publicitario.



Ilustran informaciones sobre acontecimientos políticos o sociales relevantes. Así, por ejemplo, se muestra una fotografía para acompañar una información sobre un congreso de las Asociaciones de Padres de Familia, en la que se ve a María Teresa Iza realizando una ponencia (María Teresa Iza era una psicóloga comprometida con las reivindicaciones sociales de los emigrantes españoles y formaba parte del sindicato UGT; fue posteriormente directora del Instituto Español de Emigración 'durante el primer gobierno del PSOE en los años 80.) Mientras las fotografías en las que ella aparece presentan el acontecimiento como tal, los contenidos del congreso son recogidos aparte y se acompañan también de instantáneas procedentes de otras publicaciones y no relacionadas directamente con el congreso.9

1

Buho, febrero 1976, p. 1.

8

La siguiente clasificación de las f u n c i o n e s d e las fotografías n o pretende en m o d o

alguno ser exhaustiva. Para clasificaciones m u c h o más precisas y complejas de las fotografías de prensa en sí mismas y en relación a los textos en la etapa de la transición véase por ejemplo la empleada en el estudio, basado en u n a metodología socio-semiótica, de Francisco Javier Ruiz San Miguel (Ruiz San Miguel 2005). 9

Buho, abril 1975, p. 6.

La fotografía en la prensa de los emigrantes españoles

195



Ilustran entrevistas.



Sirven asimismo de recuerdo de acontecimientos festivos en la última página de la revista. Así, por ejemplo, sucede con la fiesta de los Reyes Magos del 6 de enero, una fecha en la que los emigrantes españoles entregaban los regalos a sus hijos, a pesar de que en Suiza no se celebre la fiesta de este modo: con el tiempo se van viendo fotos de Papá Noel repartiendo regalos a niños españoles residentes en Suiza. Es un ejemplo de la adopción de costumbres del país de acogida, aunque también en España en esa época se difunden cada vez más imágenes de Papás Noel.10 Otro ejemplo es una misa para niños.11

L A ICONOGRAFÍA

La tendencia ideológica de la revista se puede reconocer no sólo en los textos, sino también en la iconografía cristiana de las fotografías, que recoge y se apoya en una larga tradición de utilización de las imágenes por parte de la Iglesia católica tanto en los templos como en los medios de comunicación. Esa iconografía cristiana se renueva, sin embargo, y se adapta a los objetivos 10 11

Búho, febrero 1976, p. 19. Búho, marzo 1976, p. 19.

196

Luís M . Calvo Salgado

marcados por el Concilio Vaticano II. Las imágenes retoman elementos del mundo iconográfico del movimiento obrero, del mundo sindical, pero evitando siempre connotaciones que pudiesen ser asociadas con una ideología comunista. El acercamiento a la socialdemocracia es bastante claro, pero en la época aquí estudiada se advierte una ausencia de los símbolos del movimiento obrero con un significado inspirado por el comunismo. La línea editorial expresada en formatos de opinión como editoriales y columnas y la cobertura fotográfica se diferencian, por lo tanto, de la posición ideológica y de la iconografía del Partido Comunista de España, un partido que en aquel entonces ejercía una cierta influencia entre los emigrantes españoles en Suiza (Farré 1996; 2002; Lammatsch 1999: 76-106). A continuación trataré de mostrar esa orientación ideológica de la iconografía de las fotografías partiendo del análisis de distintos ejemplos.

E L VIAJE A ESPAÑA EN NAVIDADES

La primera imagen que vamos a estudiar es un fotomontaje y, según Moisés Palmeiro, la foto, que representa a una mujer con un bebé, fue tomada por los colaboradores de la revista.12 La imagen se completa con una fotografía de trabajadores con maletas que fue extraída de otra publicación. El tema del viaje a España en las vacaciones de Navidad se relaciona así con elementos de la iconografía navideña de carácter católico que se pueden interpretar gracias al texto reproducido en la portada bajo el fotomontaje: «Navidades para el pueblo emigrante». Al preguntar a Moisés Palmeiro por el significado que se le deseaba dar a estas fotografías, asegura que los periodistas querían recordar las figuras de María y del niño Jesús con la imagen de la mujer poniéndole los pañales al bebé. La relación con la emigración se sugiere a través de la fotografía que representa el viaje a casa en las vacaciones de Navidad. La imagen que representa a María con el niño es la fotografía de una mujer del presente, vestida a la moda del momento, no la de una Virgen clásica con el atuendo de épocas pasadas. La utilización consciente de figuras contemporáneas con trajes de aquellos años trata de subrayar la necesidad de actualizar el mensaje navideño. La instantánea de los trabajadores hace referencia a su situación en

12

Búho, diciembre 1974-enero 1975, p. 1.

La fotografía en la prensa de los emigrantes españoles

197

la sociedad coetánea y pretende poner así de relieve la actualidad del mensaje navideño en el contexto de la emigración en Suiza.

En el editorial, en la tercera página de la revista y con el mismo título que el texto de la portada («Navidades para el pueblo emigrante»), se reconocen ambos elementos: el religioso y el social.13 El texto está dividido en cuatro 13

Buho, diciembre 1974-enero 1975, p. 3.

198

Luís M. Calvo Salgado

partes y termina con la frase: «Felices Navidades a todo el pueblo emigrante». El 'pueblo' es el tema central de la segunda parte: T o d o el pueblo emigrante está llamado a la alegría. Temporeros, anuales, establecidos, niños, jóvenes, viejos, casados, solteros o viudos, todos. Porque el pueblo es, en primera línea, la multitud oprimida, controlada por la policía de extranjeros, que vende brazos y sudor en casa ajena. Todo el pueblo es esta reserva de mano de obra a las órdenes de un monstruo inmenso, llamado capital. Todo el pueblo somos tú y yo y todos los demás que cada mañana

fichamos

en la fábrica, lavamos cacerolas, abrimos zanjas y cortamos yerba. Todo el pueblo es el enjambre de la expatriación forzosa, que calla y tiene miedo de los de acá y de los de allá. Pueblo expuesto a pública subasta porque estorba a otros que también quieren ser pueblo. Pueblo condenado a trabajar, comer, dormir y callar. ¿Dónde está la Buena Nueva y la Gran Alegría para todo nuestro pueblo?

El texto busca claramente hacer una llamada al lector para recordarle que es parte de una comunidad, la del pueblo emigrante, e indirectamente pone de manifiesto la pertenencia de ese pueblo a la «comunidad imaginada» de los españoles como nación, por utilizar la terminología de Benedict Anderson en su estudio sobre el nacionalismo (Anderson 2000). Esa pertenencia se mantiene aun cuando los lectores se encuentran en el extranjero y son emigrantes, y es así que su ligazón a la comunidad imaginada se acentúa y se dramatiza en cierto modo por la lejanía geográfica. Todo ello se compagina con la identidad como cristianos e, implícitamente, como católicos, que la revista refuerza a cada momento, apelando a la conciencia cristiana de los lectores. En concordancia con las doctrinas del Concilio Vaticano II, se emplea casi siempre la palabra 'cristianos' como punto de identificación y no 'católicos', aunque está claro que el catolicismo es la señal de identidad que debe unir a los lectores. En la tercera parte del editorial se explica que el liberador de ese pueblo vive y es el Mesías. En la cuarta y última parte se subraya la importancia de la lucha del pueblo guiada por el liberador: Su muerte, su persona, su vida, su resurrección, son garantía para todo el pueblo. Por eso su nacimiento es noticia. Por eso hay que cantar y bailar; por eso hay que comer y beber en su honor.

La fotografía en la prensa de los emigrantes españoles

199

Por eso hay que vivir de cara a la esperanza y poner manos a la obra. Hay que protestar, como El, de tanta injusticia. No hay que dejar que se rían ni se burlen del pueblo. El pueblo pertenece al Mesías Señor que lo libera y lo ama. El pueblo debe caminar gritando la Buena Noticia de su natalicio. El pueblo, nuestro pueblo emigrante, debe llenarse de la Gran Alegría, sabiendo que está en buenas manos. Hay que levantar la cabeza y romper las cadenas para poder abrazarnos como hombres, como comunidad en lucha por la libertad de nuestra tierra. Lucha inteligente, organizada para un regreso justo. Lucha encabezada por el Mesías Señor, con todos los medios que Él usó al tomar partido claro por el pueblo.

E L CIRIO PASCUAL Y LA C H I M E N E A D E LA FÁBRICA

E n este caso, el simbolismo cristiano empleado es el propio de la Semana Santa y de la Pascua. 1 4 Dependiendo de la época del año, como vemos, se utilizan los símbolos cristianos correspondientes al calendario eclesiástico. Y también en esta ocasión la redacción hace uso de un montaje fotográfico para adaptar la iconografía cristiana al m u n d o simbólico de los trabajadores. El paralelismo se da aquí partiendo de la forma de los objetos representados: el cirio pascual tiene el mismo tamaño que la chimenea de una fábrica para subrayar sus paralelismos simbólicos. El texto que acompaña al fotomontaje en la portada vincula palabras de ambos ámbitos: « M u n d o obrero y pascua». L a larga vela recuerda la resurrección de Cristo y la larga chimenea representa el m u n d o de la fábrica y del trabajo. L a fotografía tiene un significado aún muy presente para Moisés Palmeiro, que, al verla, explica: El cirio pascual simboliza por una parte la fe. Bueno, tradicionalmente, teológicamente, el cirio pascual significa: Cristo resucita. El cirio pascual se enciende en el fuego nuevo, bendiciéndolo en la vigilia pascual. Entonces un cirio pascual debe estar encendido, por ejemplo, durante toda la fiesta de Pascua, que dura unos 50 días, y en momentos significativos de la vida de la persona y de la vida de la Iglesia, por ejemplo, en el bautizo o en el funeral. Luego aprovechando que una chimenea de una fábrica y un cirio pascual, cambiándoles de tamaño, resultan parecidos, pues... [Se ríe]. [...] Aparte de eso hay otra cosa, que puede sonar un

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Búho, abril 1976, p. 1.

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poco a chulería pero no es chulería. Estábamos con los trabajadores. Cosa que no es el caso de los curas de hoy, aquí. Una vez más, el editorial lleva el mismo título que el texto sobrepuesto a la fotografía de la portada: «Mundo obrero y pascua». 15 Se advierte de nuevo la actitud crítica respecto a la sociedad y a la situación de los emigrantes, pero

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Buho, abril 1976, p. 3.

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asimismo se aprecia un juicio positivo sobre los avances políticos alcanzados en los últimos tiempos. Hay que pensar que el texto comentado anteriormente sobre la Navidad fue escrito en 1974 y que éste, en cambio, data de 1976. Veamos en qué se percibe el cambio dentro de la metafórica cristiana referida a la Pascua. Tras señalar, al comienzo del editorial, que en la Pascua se celebra el triunfo definitivo de Cristo tras un largo camino «duro, pero también salpicado de alegrías», y tras hacer ver que «nuestra generación está llena de trabas causadas por el abuso de poderes, siempre en pocas manos, por las dictaduras tanto ideológicas como la del dinero», el autor escribe: Pero no seamos pesimistas y démonos cuenta [sic] cómo la lucha va logrando sus objetivos y cómo es toda la humanidad la que va evolucionando. Para [sic] la persona generosa, que hace por salir de su egoísmo, que mide los avances de la sociedad con barómetros de solidaridad y de verdadera democracia, no puede menos que ir constatando momentos de triunfo y de superación en medio de una constante de dolor y angustia.

Continúa el artículo explicando la estrecha relación existente entre 'mundo obrero y resurrección', afirmando que «[e]n todo lo anterior hay dolor, tortura y cruz. Los éxitos, las victorias que se van logrando son anticipos de resurrección, ni más ni menos». Y finaliza con la frase: «Participar, pues, vital y conscientemente en el mundo obrero es caminar hacia la resurrección». En todo el artículo se subraya la esperanza que da el ver alcanzados ya algunos objetivos políticos y sociales, aun siendo conscientes de que queda mucho por hacer. El 'mundo obrero' es aquí el mundo en el que el lector debe participar. Se idealiza al obrero en un sentido cristiano y social, ya que se dice que «el hombre trabajador, es el que más aporta, indudablemente a la hora de colaborar al desarrollo, crecimiento, transformación de la sociedad».

L A C R U Z Y EL C R I S T O C R U C I F I C A D O COMO SÍMBOLOS CON C O N N O T A C I O N E S POLÍTICAS

La cruz y el Cristo crucificado son símbolos muy presentes en la revista por su papel central en la iconografía católica. Las fotografías muestran a Cristo en el papel de víctima y los textos que las acompañan explican la relación con. el mundo actual y su alcance político. Veamos algunos ejemplos.

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En el primero de ellos, la palabra 'legalmente' se coloca entre comillas en la frase «Jesús murió 'legalmente', y al tercer día resucitó». En la fotografía aparece una moderna escultura de un Cristo crucificado. 16 En otra ocasión, se establece un vínculo directo entre el sufrimiento de Cristo y contenidos políticos que recuerdan a la situación bajo la dictadura de Franco: «A quien defiende la justicia, la libertad, la verdad, de claro sentido evangélico, se le define como agente de subversión» es el pie de foto de una fotografía que muestra una escultura de Cristo en la cruz. 17 O en otro caso: «Cristo sufriendo tortura, retorcido y triunfante en la agonía; un Cristo, apaleado, maldecido, escupido; un Cristo de la calle no vencido, más allá de la vida y de la muerte» al lado de una fotografía que representa la cabeza de un Cristo en actitud desesperada y de protesta. 18 La representación de Cristo puede ser la del Cristo que sufre como víctima, pero también la de un Cristo que transmite un mensaje de lucha y agresividad frente a la injusticia. Esta última imagen aparece en otras ocasiones con textos aun más explícitos: «Cristianos por el socialismo en la emigración». En este caso su papel en la portada no es tan prominente, pues la reproducción no ocupa la mitad de ella, como en el caso anterior, sino sólo un pequeño espacio inferior en el centro.19 A la derecha se ve una caricatura con el texto: «conciencia de clase»; en el centro, la fotografía de la cabeza con el texto antes citado; a la derecha, la fotografía de unos obreros en la fábrica y debajo el texto: «el futuro de la cogestión». Aunque en conjunto la portada y el editorial con el título «conciencia de clase» reiteran el compromiso de la revista con las luchas de los trabajadores, la misma portada muestra cómo se concreta a veces la crítica dirigida al Partido Comunista. En la portada se encuentra la caricatura ya citada de dos hombres hablando por teléfono como ilustración de un chiste que ataca la hipocresía de algunos comunistas: —¿Es el Partido Comunista? Sí, López. Q u e me den de baja. —¿Cómo es eso? ¿No está contento? ¿Decepcionado acaso? —¡No, no! ¡Qué va! ¡Me ha tocado una quiniela!

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Búho, Búho, Búho, Búho,

abril 1973, p. 1. marzo 1974, p. 15. abril 1974, p. 1. mayo 1976, p. 1.

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cristo cristo

sufriendo la tortura.

retorcido y friónfgníe en la aconta.

cristo

apaleado, maldecido, escupido

cristo

de la calle . no vencido mas alia de la vitia ü de la muerte.

En el editorial se alaba la actitud de los obreros en España y se critica a la clase obrera en Suiza, poco combativa, a juicio del autor. 20 En el segundo párrafo se afirma sobre España: E n este contexto debemos decir que el c a m i n o de la liberación obrera que se ha empezado a a n d a r en España ha sido hasta ahora de u n a inteligencia sorprendente.

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Búho, mayo 1976, p. 3.

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Los obreros, reunidos en asambleas permanentes, han elegido a sus representantes para negociar con el capital y han ganado casi siempre la partida.

Más tarde se añade: La huelga ha sido usada con sabiduría como arma —prácticamente única— que posee el trabajador. Ya que el trabajo, creación y fruto de la inteligencia humana, cuando va unido y toma conciencia de su dignidad, puede hacer estragos en los baluartes del capital.

En cuanto a Suiza, el editorialista sostiene: Por otro lado, nos apena tener que constatar que aquí, en Suiza, los obreros, con iguales y en ciertos casos mayores motivos que en España para cerrar filas ante el poder del capital, dan continuas muestras de una falta de solidaridad incomprensible. La desintegración de la clase obrera en Suiza es escandalosa. La ineficacia sindical (sobre todo en la defensa del obrero extranjero), el pacto con el capital de no hacer huelga, el uso y abuso de la mano de obra, prescindiendo de la dignidad de la persona (como es patente en el caso de los temporeros), las exigencias abusivas en le ritmo de producción, etc., son vergüenzas que no admiten ninguna justificación desde una conciencia cristiana. El abismo entre el mundo obrero en España y en Suiza parece infranqueable; y los emigrantes pertenecemos al m u n d o obrero de aquí. Es por esto que nos sentimos en la obligación de llamar a la clase obrera emigrante a un despertar a la solidaridad y a la defensa de la dignidad humana y obrera.

Las referencias a las diferencias entre el mundo obrero de los dos países en relación al uso del derecho de huelga deben ser vistas en el contexto de lo acontecido en el ámbito de las luchas laborales en Suiza a principios de los años 70. Hasta finales de los 70 y principios de los 80 la integración de los extranjeros en los sindicatos suizos es muy limitada, sobre todo si nos fijamos en los cuadros dirigentes de los sindicatos. Según algunos autores, el paso a una mayor integración de los extranjeros en los sindicatos se da sólo tras la experiencia traumática de las huelgas iniciadas por trabajadores extranjeros a comienzos y a mediados de los años 70, especialmente por los españoles y particularmente por los afincados en la Suiza francófona, en las que la iniciativa no sólo no partió de los sindicatos, sino que se desarrolló completamente al margen de los mismos. Esta situación hizo tomar conciencia a los sindicalistas suizos del grave distanciamiento existente entre los sindicatos y los extranjeros

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que trabajaban en sectores tan cruciales para el movimiento sindical como la construcción. Fue precisamente en este ramo en el que los movimientos huelguísticos alcanzaron su mayor virulencia mostrando así la casi nula capacidad de influencia de los sindicatos suizos entre los huelguistas extranjeros (Ireland 1990: 147-173; Spillmann 2005). Volvamos a los aspectos iconográficos de las fotografías empleadas en la revista. En algún caso, la cruz es, en realidad, la de la bandera nacional suiza, como por ejemplo en una portada con una foto de trabajadores en blanco y negro sobre la que se imprime la bandera suiza con un texto en la parte central que muestra la oposición a la política migratoria de este país: «No, a la ley de extranjeros».21 Los símbolos así empleados alteran su significado respecto a otras fotos antes comentadas. La cruz se ve cargada de dos significados contrapuestos: por un lado el que la asocia a la comunidad nacional del país de acogida por ser parte de la bandera suiza, y por otro el que normalmente se utiliza en la revista, que es el significado religioso asociado al catolicismo como ideario. El color es también ambivalente. Si bien el color rojo aparece en la revista frecuentemente en relación con palabras como socialismo, aquí el color es claramente lo que denota que se trata de la bandera helvética. El color blanco de la cruz en la bandera queda hasta cierto punto atenuado por los grises propios de la fotografía en blanco y negro a la que está superpuesta, pero el texto en contra de la ley está escrito con letras blancas. En el editorial, que lleva el mismo título, se explica la iniciativa del Gobierno federal de consultar un proyecto de ley sobre extranjeros con diferentes estamentos interesados y se ofrecen pros y contras para llegar finalmente a la conclusión de que la ley perjudicaría a los emigrantes y que conviene oponerse a ella.22 Entre los argumentos a favor de una nueva ley figuran los siguientes: D e entrada queremos decir que n o ponemos en tela de juicio el derroche de buena voluntad contenido en el proyecto de ley. El esfuerzo de recopilar todas las prescripciones, reglamentos, regulaciones, estatutos, etc., emanados durante muchos años para salir al paso de la presencia de m a n o de obra extranjera, tiene ya de por sí u n valor. M á s cuando a través de todo el proyecto de ley se respira u n esfuerzo, que sin lesionar para nada los presupuestos políticos del momento, dirige su atención hacia u n a mayor libertad en lo que a la actuación política de los extranjeros se refiere, como también al deseo de integración y de apoyo a los

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Búho, julio-agosto 1976, p. 1. Búho, julio-agosto 1976, p. 3.

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j B P r 1 TRANJEROS

estamentos que la fomentan, a la vez que una mayor protección del extranjero ante la ley. Este tipo de argumentos se justificaban porque la ley de extranjería vigente en aquel entonces era todavía la del año 1931: había sido adaptada a las nuevas circunstancias a lo largo de los años con reglamentos y regulaciones (Spescha 1999: 29-148) que, al no alcanzar el rango de leyes, no daban lugar a debates

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políticos profundos en el Parlamento suizo. Debido a la presión de los movimientos xenófobos, un cambio de ley suponía para todo Gobierno federal un tema difícil y a menudo faltaba el valor de enfrentarse al debate parlamentario correspondiente. Dadas las características de la democracia directa suiza, las consultas populares sobre propuestas de los movimientos xenófobos se acabaron convirtiendo en una alternativa a la falta de disputa política en el Parlamento, pero con efectos aún más peligrosos para el Gobierno y los emigrantes por estar marcadas a menudo por el populismo nacionalista y xenófobo. El editorial de Búho señala a continuación los inconvenientes de la ley para los emigrantes: Salvado lo dicho, tenemos que manifestar nuestro desacuerdo de principio a una legislación que da cabida al estatuto de estacionales y que condiciona la presencia en el país de un buen grupo de extranjeros a los humores económicos del momento. Nos duele que todavía quedemos oficialmente marcados como válvula de escape de una política al servicio de una economía, que predispone al gobierno a legislar sin tener en cuenta el valor supremo de la persona humana, a los niveles de individuo, familia y grupo.

La ley fue rechazada en 1978 en un referéndum, de modo que la oposición a la misma surtió efecto, pero esa oposición vino en realidad mayoritariamente de los movimientos xenófobos que no la consideraban suficientemente dura. La ley de 1931 siguió vigente, de hecho, hasta 2006, año en que, tras un nuevo referéndum, entró en vigor la actual.

F O T O S DE T E M P O R E R O S

La iconografía cristiana no está, de todos modos, presente de manera explícita en todas las fotografías de la revista. A menudo nos encontramos con imágenes de la vida cotidiana de los emigrantes, tanto en su trabajo como en su tiempo libre: son fotos parecidas a las que se usaban en el resto de la prensa de la época. Los comentarios que acompañan a esas imágenes suelen contener una crítica social o transmiten un mensaje político. El estatuto de los temporeros, por ejemplo, que era objeto de críticas muy frecuentes en el mundo sindical y entre los partidos de izquierda, recibe también opiniones muy negativas en los artículos de la revista. Las instantáneas que los ilustran caracterizan a los temporeros como trabajadores que se ocupan de las tareas

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más duras, viviendo en barracas que no se correspondían con el ideal de una vivienda digna o viajando en grupos. 23 1973, el año de la crisis del petróleo, cambió la historia de muchos temporeros en Suiza. Hasta entonces tenían el permiso A 24 e iban y venían cada año para trabajar durante nueve meses, sobre todo en la construcción. El estatuto de temporeros era un sistema de trabajo flexible y sin apenas costes sociales para las empresas que favorecía hasta cierto punto los intereses de los empresarios y que se fue extendiendo bajo la presión de los referendos favorecidos por la derecha xenófoba suiza de finales de los 60 y especialmente del referéndum sobre la iniciativa Schwarzenbach de 1970 (Buomberger 2004: 97-184; Drews 2005). A pesar de que ni siquiera esta iniciativa, que fue la más importante, consiguió la mayoría, la fuerza demostrada en las urnas por los partidarios de limitar el número de inmigrantes en el país obligó al gobierno a extender el estatuto de temporeros cada vez a más gente, aunque en la práctica los trabajadores a menudo iban y venían año tras año. Con la crisis del petróleo de 1973 el estatuto se convirtió en una herramienta ideal para transferir el paro a los países de origen de los migrantes. Suiza redujo los contingentes de temporeros, de manera que éstos ya no podían seguir entrando en el país y debían quedarse en los suyos. Se calcula que unos 50.000 temporeros, 25.000 trabajadores fronterizos y 100.000 residentes con un trabajo o miembros de sus familias abandonaron Suiza en aquellos años (Piguet 2005: 61-78). Si observamos la evolución del número de temporeros españoles en particular constatamos una evolución que se corresponde con la general: de 71.306 en 1973 se pasa a 54.338 en 1974, a 25.896 en 1975 y a 15.885 en 1976. A partir de entonces se da de nuevo un aumento. Una de las portadas más explícitas en este sentido es la dedicada al tema en febrero de 1975.25 En ella la fotografía sólo ocupa un papel secundario en la parte inferior de una caricatura que representa a tres trabajadores sobre una superficie que se va rompiendo y deja caer en el abismo a otro trabajador. En la superficie se puede leer la palabra «coyuntura». El que cae, lleva escrito en sus ropas «temporero», los que se salvan son: los que llevan escrito «anual», «residente (Niederlassung)», y uno sin nada escrito, pero con un gorrito con la 23

Buho, febrero 1974, p. 9; Buho, mayo 1974, p. 9. Sobre la importancia de los temporeros o estacionales y su estatus véase Dhima (1991:78122; 210-214). 25 Búho, febrero 1975, p. 1. 24

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bandera suiza. Abajo una fotografía con los ojos y la nariz de un ser angustiado que mira a la cámara por un agujero de una pared. En el editorial se reflexiona sobre el paro y las malas perspectivas económicas que amenazan la economía europea: En Europa el paro, que ya ha alcanzado a bastantes, amenaza a todos. El trabajo es lo único que justifica nuestra presencia aquí. Cuando no hay trabajo se nos echa. Sin necesidad de referendums [sic]. La situación en España, con un porcentaje de parados varias veces mayor que el de Suiza, con empresas que quiebran —real o artificialmente—, con la desaparición de ese clavo ardiendo que eran las horas extra, revela como imposible la solución de retorno. 26

Se habla de inflación, de angustia, de rechazo, de crítica al sistema, pero se trata al final de dar ánimos al lector recomendando no perder la esperanza y participar política y socialmente para salir adelante a pesar de todo.

RETRATOS DE POLÍTICOS

Tras la muerte de Franco son frecuentes las fotografías con retratos de políticos españoles, ya que su nuevo papel en la fase de la transición a la democracia despierta interés entre los lectores: el público quiere conocerlos y sus imágenes contribuyen a darles popularidad. Importantes miembros de la oposición y del gobierno aparecen frecuentemente en la revista. Antes de ocuparnos de estas imágenes es necesario hacer un pequeño excurso teórico para comprender mejor el papel de los líderes políticos en España antes de 1977 y el significado de la difusión de su imagen. En su análisis de la transición desde el punto de vista de la sociología cultural, Laura Desfor Edles se ocupa de los enfrentamientos que giran alrededor de los significados de símbolos culturales en la política, en vez de partir de la difusión de valores que determinen el comportamiento de los actores sociales. Subraya así el papel activo de los consumidores de productos culturales en el ámbito de la política y su capacidad de ofrecer resistencia o de redefinir los mensajes de los autores del mundo cultural. Se aparta con ello del funcionalismo de la sociología, que deja poco margen a los individuos para construir su 26

Buho, febrero 1975, p. 3.

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propia percepción de la realidad (Edles 1998: 18-25). En el caso de la transición española, a su modo de ver, el modelo cultural en torno al que se desarrolla la política de aquellos años es el del consenso basado en varios símbolos centrales: el del nuevo comienzo, el de la democracia y el de la reconciliación nacional por oposición al de la Guerra Civil. Estos símbolos, a su vez, se relacionan con valores políticos y ofrecen la base para conformar las reglas estratégicas de la política de consenso y para el proceso de transición. En los momentos de crisis inherentes al proceso, los valores son repensados y replanteados. Su interpretación de las fases de la transición va aún más allá, proponiendo un modelo de análisis basado en las teorías del antropólogo Victor Turner sobre la liminalidad. Las teorías de Turner tienen su origen en las del antropólogo Van Gennep sobre los ritos de transición o de paso, pero la autora presta especial atención a su aplicación al estudio de procesos políticos. Según Van Gennep, se pueden diferenciar los ritos de separación del mundo de origen, de su estructura social y de sus condiciones culturales. Luego, los ritos que se realizan durante la fase del umbral (del limen en latín) —que es un período intermedio en el que las características del sujeto ritual son ambiguas ya que éste se encuentra entre dos mundos— y el entorno cultural en el que ésta carece de los atributos del estado pasado o venidero. Y, finalmente, los ritos por los que se incorpora al nuevo mundo, en el que se halla en una situación relativamente estable, con derechos y obligaciones hacia otras personas que están claramente definidos. Laura Desfor Edles distingue en el proceso de transición una primera fase de 'separación' que se concreta en las elecciones de 1977, una segunda fase de 'liminalidad', la de los Pactos de la Moncloa, y una tercera fase de 'reincorporación', que culmina con la Constitución de 1978. Si aceptamos este esquema, veremos que la revista Búho en estos años participa de las características de la primera fase, la anterior a las elecciones de 1977. En ella se advierten los símbolos centrales del consenso ya citados: el del nuevo comienzo, el de la democracia y el de la reconciliación nacional por oposición al de la Guerra Civil. La revista explica a sus lectores la oferta política en España y subraya la necesidad de consenso. Así, el número de septiembre de 1976, está dedicado a una 'aproximación a los partidos políticos españoles', describiendo a muchos de ellos, desde la extrema derecha hasta la extrema izquierda, sin pretender abarcar a todos porque la lista de aquel entonces era muy larga.27 Resulta significativo observar qué imágenes ilustran esta parte 27

Búho, septiembre 1976, pp. 10-16.

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de la revista y ver qué textos se relacionan con ellas. Todas las fotografías encuadran a los políticos en planos cortos, de primerísimos planos a planos medios, y no les representan realizando acciones en un contexto dado. No les atribuyen en sí mismas connotaciones positivas o negativas, sino que sólo tratan de mostrarlos lo más objetivamente posible. El número de políticos representados pertenece mayoritariamente al espectro de la izquierda. De entre los partidos de derecha se escoge al representante de la Unión Nacional Española, Gonzalo Fernández de la Mora. Entre los políticos calificados de centro sólo aparece la fotografía de Joaquín Ruiz Giménez, del partido Izquierda Democrática. Las fotografías de líderes de partidos de izquierda son más numerosas: Enrique Tierno Galván, del Partido Socialista Popular; Joan Reventós, en aquel momento al frente de la Federación de Partidos Socialistas; Felipe González, del Partido Socialista Obrero Español; Santiago Carrillo, del Partido Comunista de España y Javier Alvarez Dorronsoro, del Movimiento Comunista de España. El interés por dar una información no demasiado sesgada se aprecia en el texto dedicado a explicar la ideología del PCE, que recoge opiniones diversas extraídas de revistas progresistas españolas: El PCE —citamos a Cambio 16, 18.2.76— postula la ideología marxista-leninista y sostiene el centralismo democrático como organización. La revista Triunfo, en cambio, — y quizá en este punto haya que fiarse más de esta última— decía en su edición del 10.7.76: «El PCE considera que 'la primera tarea es la conquista de las libertades políticas', es decir, libertad para los partidos políticos —sin exclusión— libertad sindical, libertad de prensa, de palabra, reunión y asociación; autonomía para las nacionalidades —mediante la aplicación provisional de los estatutos de autonomía—, sufragio universal; elección de una asamblea constituyente. Tras la conquista de las libertades —sigue Triunfo— el PCE propondrá la democracia política y social».28

EL PATETISMO Y LA DIMENSIÓN RELIGIOSA

Una característica propia de esta mezcla de motivos políticos y religiosos es el frecuente recurso al patetismo como elemento retórico de las imágenes fotográficas en la revista. Se trata de un elemento retórico que en la época

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Buho, septiembre 1976, p. 16.

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aquí tratada no se encuentra sin duda sólo en medios de comunicación de orientación cristiana, pero que, en el caso de las imágenes de la revista Búho, es especialmente patente. El ambiente de la época y la interpretación políticoreligiosa de los acontecimientos contribuían a contemplar la situación política y la de los emigrantes con una mirada crítica, si bien utilizando para ello a menudo medios estéticos tradicionales. En resumen, la retórica empleada en la iconografía de las fotografías de la revista se corresponde con la interpretación de la emigración laboral a partir de las fórmulas religiosas que codifican tradicionalmente la peregrinación en el catolicismo. Esta interpretación se deduce de la identificación de la experiencia migratoria con la del sufrimiento de Cristo que la revista propone de manera más o menos explícita. La desorientación en el extranjero, la frialdad del entorno, los problemas materiales, las dificultades de comunicación, son algunos de los aspectos de la vida cotidiana de los emigrantes españoles reflejados en la publicación. Esos aspectos adquieren una dimensión religiosa en sentido católico, que no excluye la actitud de protesta y la crítica de las condiciones de vida que se consideran injustas, sino que las integra como parte de la doctrina social de la Iglesia a partir del Concilio Vaticano II y les da una expresión periodística en forma de textos e imágenes. Las fotografías, en particular, se convierten así en poderosas herramientas identitarias, capaces de transmitir contenidos muy ligados al catolicismo posconciliar y que, en cualquier caso, están dirigidos a reforzar el sentimiento de pertenencia a la Iglesia entre los lectores de la revista: los emigrantes españoles en Suiza. De este modo, la revista Búho trata de ofrecer su apoyo al cambio democrático en España renegociando a nivel simbólico el estatus sociocultural del hecho religioso en la transición. Busca asegurar un cierto reconocimiento del papel de la Iglesia en la esfera política entre los emigrantes españoles y lo hace adaptando los símbolos del cristianismo católico al mundo social y cultural de los trabajadores emigrantes. Lo hace consciente de que éstos viven en una sociedad donde el catolicismo está presente, pero no es mayoritario, y donde la experiencia democrática es palpable, aunque no se pueda participar en ella siendo extranjero. Es una estrategia no muy lejana a alguna de las corrientes ideológicas existentes en la Iglesia española de la transición que recoge en este caso los matices particulares de una situación propia de la emigración.

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EL RETORNO A SU PAÍS DE ORIGEN DE TRABAJADORES MIGRANTES GALLEGOS EN SUIZA: UNA PERSPECTIVA ETNO-BIOGRÁFICA Marianne Helfer

Universidad de Berna

INTRODUCCIÓN

«Return migration is the great unwritten chapter in the history of migration» (King 2000). Esta frase se leía en un estudio del año 2000, financiado por la Organización Internacional de Migración. Efectivamente, el retorno es el tópico más relegado por la investigación en el campo de los estudios sobre movimientos migratorios, como afirma otro autor en la misma publicación (Ghosh 2000). No sin dejar de ser cierto lo aseverado con anterioridad, hay que resaltar que, desde los años 80, empezó a ganar terreno en la investigación sobre el tema una nueva percepción de la migración como sistémico-circular (en contraposición con el modelo lineal que imperaba hasta ese momento). Hoy en día el retorno es entendido como elemento intrínseco de casi todo fenómeno migratorio (Pagenstecher 1996). Y, no obstante, el tema del regreso sigue ocupando un lugar secundario en la investigación científica sobre la migración. A ello se le agrega el hecho de que, hasta la fecha, los investigadores en la materia han prestado poca atención a un análisis diferenciado que contemple la perspectiva de los involucrados (Bürkner/Heller/Unrau 1988; Lutz 2000). A partir de esta situación en el estado de la investigación sobre el retorno de trabajadores migrantes a su país de origen, me propuse realizar en mi trabajo

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sobre el retorno de emigrantes gallegos en Suiza a su tierra natal un cambio de enfoque, tanto en lo que respecta a la temática, como en lo que atañe a la metodología. En el centro de mi investigación quise situar las vivencias subjetivas y la Lebenswelt1 de los propios actores. Por ello he elegido una perspectiva biográfica para realizar mi estudio, es decir, he utilizado narraciones de carácter biográfico como principal fuente de datos, para, de este modo, poder comprender mejor — e n todo su contexto— el fenómeno migratorio. Así surgieron, pues, estas 'historias de vida'. Antes de proseguir con esta breve introducción, me parece conveniente definir el término 'biografía', tal como se ha aplicado en este trabajo. Biografía se entiende aquí, ya sea como el resultado de un complejo proceso de producción social, ya sea como texto o bien como tejido a ser desentrañado (Alheit/ Dausien et al. 1992). Una de las ventajas de haber utilizado esta perspectiva biográfica en mi trabajo, es que me permitió conectar el micro-nivel individual de la biografía y de la construcción de sentidos propios con un macro-nivel estructural. Sólo como última y breve reseña acerca de la metodología aplicada en este estudio, cabe aquí agregar que la narración biográfica —siempre según como se comprende en esta investigación— surge a partir de la interacción entre dos o más actores: es decir, implica invariable y necesariamente la existencia de un 'otro'. Además, se entiende que la propia historia personal se interpreta y se narra permanentemente desde una perspectiva actual o actualizada (Spülbeck 1997). Es por ello que, en mi análisis de las biografías seleccionadas, intenté constantemente comprender e interpretar la narración biográfica en su propio contexto de producción. Tomando como base las entrevistas — o mejor dicho, el texto narrativo surgido de las entrevistas— realizadas a siete matrimonios de jubilados en la provincia de La Coruña (todos ellos con un pasado de inmigrantes en Suiza y ya retornados a su Galicia natal), me planteé la cuestión de cómo se podía explicar el tema del retorno desde la biografía individual. 2

1 El término Lebenswelt-, concebido por Husserl y explicado por Alfred Schütz como «Gesamtzusammenhang der Lebensphäre» (Gesammelte Aufsätze I 1971-2: 284), hace referencia a la racionalidad del mundo intersubjetivo, de la cual participan los seres humanos a través de sus actos cotidianos y de sus experiencias más primigenias, es decir, de aquellas experiencias ubicadas en un estadio pre-científico. 2 Los resultados de esta investigación pueden ser consultados en Helfer Herrera Erazo (2007).

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Para ilustrar las constantes más importantes que se repiten en los curricula y las narraciones de todos los entrevistados y entrevistadas presento en este artículo las biografías migratorias de un caso específico, llamémoslo el caso de Pilar y Pedro.

PEDRO Y PILAR

Pedro nace en 1939, en un paraje rural al oeste de la provincia de La Coruña. Es hijo de campesinos y tiene, además, seis hermanos. Éstos compartirán, casi en su totalidad, el destino migrante de Pedro (sólo el más pequeño de los hermanos se quedará junto a sus padres, en La Coruña). Pilar nace en 1946, en una villa cercana de donde venía Pedro. A edad muy temprana —cuando todavía era una niña— queda huérfana de madre. Su padre regentaba una taberna en la localidad. A la edad de 18 años, Pedro y una hermana deciden emigrar al Uruguay; allí trabaja como chófer de carga durante nueve años. La decisión de emigrar a Sudamérica se debe, según argumenta Pedro, a motivaciones económicas: alimentaba las esperanzas de un futuro más próspero en Uruguay que trabajando en el campo en la hacienda familiar de Galicia. Son de nuevo las perspectivas de un mejor pasar las que llevan a Pedro a abandonar Uruguay en 1967, esta vez para probar suerte en Suiza. Según Pedro, el peso uruguayo estaba fuertemente devaluado en aquella época, lo cual limitaba las posibilidades de ahorro. Un ex compañero de trabajo le escribe desde Holanda contándole que allí se ganaba en dos meses lo que en Uruguay en todo un año, lo cual termina de convencer a Pedro de que se traslade a Europa: Vi que g a n a b a bien para estar allí [en Uruguay], pero [...] yo no m e voy a quedar aquí para siempre, si a l g ú n día quiero salir para algún sitio, la plata no m e da. Entonces m e voy.

Tras una estadía de cuatro meses en la casa de sus padres, en Galicia, se marcha a Suiza. Un amigo que vivía allí le consigue un permiso de trabajo para ocupar un puesto vacante en un restaurante. Allí trabaja Pedro durante dos años. Luego se emplea en una carnicería importante en las cercanías de Berna, donde trabaja hasta el momento del regreso a su tierra natal.

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Durante unas vacaciones en Galicia, Pedro y Pilar se conocen. Dos años más tarde la pareja se casa. Pilar sigue a su marido un par de meses después de celebrar el casamiento, para radicarse también en Suiza, luego de que Pedro le consiguiera un trabajo: N o es que tenía ganas [de ir a Suiza]. Es que me casé y mi marido estaba allí. [...] Y yo tenía que ir. ¿Yo qué hacía en casa de mis padres? Tenía que ir con el marido.

El primer año trabaja en una lavandería; luego encontrará un puesto en una fábrica de papel, el mismo que ocupará más de 20 años, hasta el cierre de la misma. Pedro y Pilar deciden dejar a sus dos hijas mellizas nacidas en Suiza al cuidado de los abuelos paternos, en Galicia, hasta que éstas terminen la enseñanza obligatoria, ya que, para pagar el crédito contraído por la pareja para construir una casa en Galicia, era necesario el trabajo de ambos. Y en vista de los muy altos costos que suponía dejar a las niñas en Suiza atendidas por terceros o en el sistema de guarderías infantiles, el matrimonio acuerda dicha solución. En retrospectiva, Pilar se arrepiente con amargura — y con lágrimas en los ojos— de haber encargado a los abuelos en la lejana Galicia la crianza y educación de sus hijas: Para la madre es muy duro. Por eso les digo yo a mis hijas que no hagan tanto dinero, es lo mismo, pero que los hijos que los tengan ellas. Yo, si fuera hoy, me separaría de mi marido, pero de las hijas no. Porque lo mejor de tus hijos, no lo disfruté. [...] Pero el dinero muchas veces. [...] Porque hoy, veo que hoy crían los hijos con ellos y tienen el mismo dinero.

Según cuenta Pilar, una de sus hijas —que hoy vive en Valencia—- tiene tres hijos y se dedica exclusivamente a la educación y al cuidado de éstos. A pesar de que la madre no trabaje fuera de casa, la familia puede vivir bien. Si ella, Pilar, pudiese retroceder en el tiempo, hubiese vuelto a Galicia para criar a sus hijas o las hubiese retenido a su lado desde un principio, en Suiza: Si no ganaba el dinero para la casa en 10 años, lo ganaba en 20. O si no estaba en una casa, estaba en un piso. Pero sabía que quería criar [sic\ mis hijas.

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La separación de sus hijas fue una experiencia traumática en la vida de Pilar, una experiencia que quiere ahorrarles a éstas y que la hace confrontarse con su marido: Yo hoy les digo siempre a mis hijas [...] si estuvieran aquí y tuvieran que trabajar, yo durante el día les tenía los hijos para que ellas trabajaran, como hacen los abuelos en España. Pero después, ¿dejarlos aquí en España, y ellas marchar? No, no, que los lleven. [Pedro] le dijo el año pasado a la [hija] que está en Suiza: «Déjame la niña, déjame la niña». Y digo yo: «Llévala contigo, que recuerdo problemas». Ya no la dejaba tampoco. Pero los problemas vienen después. Porque después, yo empecé a tenerlas a los 13 o 14 años. Pero la que está en Suiza ya a los 18 ya se casó. ¿Qué disfruté yo de esa hija? Nada. Porque después cuando son grandes, se marchan. [...] Sabes, como cuando empiezan a caminar, cuando empiezan a hablar. Y yo no estuve con ellas para saber eso.

Cuando las mellizas terminaron la escuela allá en España, la pareja se planteó la cuestión de retornar a su país o de recoger a las niñas. Pero la situación económica de Pedro y Pilar casi no había mejorado y apenas la mitad de la deuda hipotecaria estaba saldada: Entonces no nos daba para venir [a Galicia] y terminar la casa. N o nos daba. Entonces primero tenemos que salir. N o es que coges una hipoteca e ir en medio. No, tenemos que salir y cuando salgamos.

Aparentemente Pedro no estaba todavía convencido de traer con ellos a las niñas, pero su mujer lo puso ante una elección dual: Ahora, o vienen ellas para aquí o marcho yo para España.

Las mellizas tenían 14 años cuando se reunieron con sus padres. En Suiza cursaron por breve tiempo la escuela obligatoria, para después ingresar en la escuela de oficios y obtener un diploma. Mientras que para Pedro el retorno se posponía una y otra vez debido al peso financiero de la deuda hipotecaria, para Pilar la dilatada estadía en Suiza se justificaba por el hecho de la importancia de que las hijas terminasen su educación: Después allí estaban en el aprendizaje y no íbamos nosotros a marchar, que les estropeabas todo.

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Las hijas de Pilar y Pedro se casan siendo muy jóvenes y abandonan el hogar de sus padres tras las nupcias; por lo cual, tan sólo pocos años después de la reagrupación familiar en Suiza, se produce un nuevo cambio en la vida de estos migrantes, que para Pilar significa una nueva y dolorosa separación. A ello se le suma el hecho de que, luego del cierre de la fábrica de papel, Pilar pierde su empleo. Recibirá una oferta de trabajo — m u y mal remunerado— en una empresa de limpieza en la que Pedro había trabajado largos años. Pero como Pedro vendría a ganar en el mismo puesto más dinero que su esposa, decide realizar él algunas horas extra en limpieza y Pilar finalmente se queda en casa. Pedro trabajó durante 25 años desde la mañana hasta la noche: de día desarrollaba su actividad principal en la carnicería; de noche, se ganaba u n dinero adicional limpiando. En retribución, Pedro esperaba de Pilar que se encargara de los trabajos del hogar: Dije: «Bueno, por ese dinero no vas a trabajar. Cojo yo ese dinero, lo agarro yo y tú cuidas la casa y me das las cosas hechas». [...] Cuando llegaba a casa, no hacía nada. Llegaba a casa y tenía todo pronto y una ducha y a dormir y otro día así. Para salir adelante. En realidad estaba previsto que, al pensionarse Pedro, la pareja retornaría a Galicia. Pero, antes de cumplir Pedro los 65 años, sus padres se enferman gravemente, por lo cual el matrimonio decide regresar antes de la fecha estipulada. Pilar asegura, reflexionando en tiempo pretérito, que ella no se hubiera vuelto a su tierra natal en ese momento si hubiese tenido u n trabajo asalariado: [...] si tengo trabajo [...] y estoy contenta, y aínda no tenía problemas, que a lo mejor yo no me venía [a Galicia]. Desde el año 2003 Pedro y Pilar viven en Carballo, donde construyeron la casa que habían financiado durante la migración. El significado de poseer una casa se evidencia en esta retrospectiva de Pedro: Hoy estamos bien, felizmente estamos bien. Estamos aquí colocados, tenemos esta propiedad nuestra, tenemos nuestro jardín por allí. No tenemos mucho dinero, pero para nosotros llega. Luego las hijas están colocadas. Una tiene su piso aquí. La otra tiene su piso en Valencia.

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También para Pilar 'el sueño de la casa propia' tuvo un lugar preponderante en sus planes de retorno: Tenía ganas de venir por disfrutar lo que tengo aquí.

Pilar y Pedro no retomaron una actividad asalariada en Galicia, sino que viven de sus jubilaciones y pensiones. Pilar se dedica a los quehaceres del hogar, mientras que Pedro se encarga del jardín y del cuidado de los animales domésticos. Una de las hijas vive hoy en día en Valencia, con su familia. La otra, en el momento de realizar estas entrevistas, residía en Berna junto con su hijo. En fecha posterior al término de este trabajo, me ha llegado la noticia de que se ha casado con un gallego y ha retornado a Galicia hace aún pocas semanas.

ANÁLISIS

A continuación me gustaría realizar una interpretación de lo descrito anteriormente, así como también procurar establecer relaciones entre las biografías migratorias de Pilar y Pedro y las de los otros casos analizados en mi investigación. Todos mis entrevistados y entrevistadas tenían planeado — c o m o Pilar y Pedro— una estadía de algunos años en el extranjero a fin de mejorar su situación económica. Aun para aquellos inmigrantes jóvenes y solteros para quienes la construcción de 'la casa propia' no representó desde un comienzo un objetivo importante, éste se volvió un imperativo una vez que hubieron formado familia. Dicho objetivo, no obstante, traía aparejado un efecto dilatador en lo que atañía a los plazos estipulados para el retorno: anticiparlo significaba al mismo tiempo una hipoteca muy abultada y arriesgada, teniendo en cuenta la edad de los migrantes, la situación económica y las posibilidades laborales en la tierra natal. Por lo tanto, cuanto más tiempo de residencia tenían los inmigrantes en Suiza, más se reafirmaban en sus planes de retorno en el momento de la pensión. Para comprender mejor el desarrollo de la experiencia migratoria de mis entrevistadas y entrevistados es importante entender los deseos de retornar como parte intrínseca de la decisión de emigrar —así también como elemento implícito a todo fenómeno migratorio. En ese sentido, el momento de la migración constituía la permanente preparación de los inmigrantes para una

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futura re-migración. Un ejemplo de ello lo encontramos en las estrategias de casamiento desarrolladas por mis informantes. Pedro pone fin a una relación con una suiza, ya que ésta supondría un peligro para sus planes de retorno. Según Pedro, él siempre supo que algún día volvería a su tierra. Por lo tanto, el matrimonio con una suiza podría acabar siendo un inconveniente. Por dicha razón prefirió buscar una mujer en Galicia, que encontró precisamente en el pueblo vecino al suyo natal. Con respecto a las estrategias de casamiento, el caso de Pedro y Pilar no constituye una excepción: la mayoría de las parejas entrevistadas están compuestas por informantes provenientes de un mismo lugar de origen. Incluso muchos de los descendientes de éstos, educados al menos una buena parte en Suiza, están hoy en día casados con una pareja de origen gallego (véase también Oso Casas 2005). Debido a que la denominada migración de trabajadores huéspedes3 se asocia con un proyecto económico de ahorro y con los deseos de retorno, los trabajos especializados sobre el tema llegan a la conclusión de que los inmigrantes percibirían su estadía en el país de acogida como algo provisorio (DietzelPapakyriakou 1993). Según mi punto de vista, el concepto de 'provisorio' contiene en sí mismo una connotación pasiva y estéril, que se asocia con la idea de vacío. Este concepto, por otro lado, no ayuda a entender mejor el sentido del fenómeno migratorio y la presencia y conciencia de los objetivos de los emigrantes. Por este motivo, propongo hablar —refiriéndome a la percepción temporal de la migración— de un paréntesis. Con ello quiero significar que la migración entendida como paréntesis es utilizada consciente y activamente para la consecución de un objetivo futuro. Con respecto a la reconceptualización sugerida, me apoyo para su formulación en el trabajo de Marina Richter, quien habla en su estudio sobre trabajadores inmigrantes gallegos en Suiza de un social bracket: [...] t h e temporary n a t u r e of migration Galicians always insist o n creates a situation of a social bracket in Switzerland. [...] Such a bracket blurs social rules a n d norms a n d creates a space where the d o m i n a n t rule is to m a x i m i z e income a n d earnings in order to r e t u r n soon to Galicia (Richter 2 0 0 4 : 281).

3

Del término alemán Gastarbeiter con el que se refiere a una época y política específicas que consideraban la inmigración laboral como un fenómeno temporal.

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Fue sólo la creación de un contexto de vida extraordinario —en el cual normas, reglas y necesidades anteriormente vigentes caducaron— lo que permitió a los inmigrantes armarse durante años de paciencia y resignación respecto a sus expectativas y deseos personales, y someter así la planificación de sus vidas a la máxima del ahorro y el incremento de las ganancias con vistas al futuro que vendría tras la re-migración. Por este motivo se le daba más importancia al aumento de los ingresos salariales —ya sea a través de horas extra o mediante una segunda actividad laboral, desarrollada esta última en horas de la noche o incluso durante las vacaciones— que a un perfeccionamiento laboral o a un mejoramiento de las condiciones de trabajo. Mis entrevistados, por ejemplo, estaban dispuestos a soportar una carga horaria excesiva para así optimizar el salario proveniente de su actividad principal en la construcción, la gastronomía o la industria. Otra característica en común que poseen los casos analizados, asociada también con la conducta de resignación o posposición de proyectos y deseos personales, es la disposición de los entrevistados y entrevistadas a separarse de sus hijos. Con excepción de un matrimonio, todas las parejas dejaron a sus hijos —por lo menos durante algunos años— en Galicia, al cuidado de los abuelos. A pesar de que en algún momento se hacía evidente que el tiempo de estadía en el extranjero se dilataría, sólo una de las parejas recogió a sus hijos a la edad de la escolarización para matricularlos en una escuela suiza. La separación de los hijos constituyó un tema principal en las narraciones de mis informantes; según mi punto de vista, representó para algunos de ellos un acontecimiento traumático. No en pocas ocasiones repitieron muchos de estos inmigrantes el modelo que habían conocido en carne propia, ya que ellos mismos habían sido educados de niños en ausencia de alguno de sus progenitores, a su vez inmigrantes. Aun cuando en primer lugar —-como ya lo observamos en el caso de Pedro y Pilar— fueron consideraciones de orden económico las que se esgrimieron como argumento principal para la separación de los hijos, contenía ésta también un componente simbólico. Helma Lutz —en su estudio sobre inmigrantes surinameses en Holanda— describe el abandono de hijos con los abuelos como parte del family business: el acto de dejar a un niño puede entrañar —paradójicamente— la creación de una presencia simbólica a pesar de la ausencia física de éste, y serviría al mismo tiempo como señal de confianza y de afecto, así también como promesa o prenda por la cual se compromete el retorno. El niño funcionaría de esta manera como nexo comunicante entre los integrantes

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de una familia geográficamente dispersa. Es más, el desprenderse de los niños podría ser entendido como gesto simbólico, para mantener vivo el constructo 'familia' (Lutz 2000). Al mismo tiempo pude constatar que a la educación y a la crianza de los hijos con los abuelos, se correlata la obligación tardía, asumida por los inmigrantes, de atención y cuidado de los padres sustitutos en los años de la tercera edad. Cada uno de los entrevistados y entrevistadas que dejaron sus niños en el hogar de sus familiares, hoy en día son responsables del cuidado de éstos y no raras veces habitan en la misma casa. Muchos incluso mencionaron el cuidado de sus padres ancianos como motivo del retorno. Para el desarrollo de la experiencia migratoria de los informantes, este intercambio recíproco de servicios de previsión entre los integrantes de una familia fue fundamental. La relación entre migración y familia es tan compleja, que sería imposible aquí explayarme con toda la extensión necesaria; aunque sin embargo me gustaría resaltar y comentar algunos aspectos interesantes de ésta.4 La mayoría de mis entrevistadas y entrevistados deciden partir al extranjero poco antes o poco después de formar una familia, lo cual representa —según Marina Richter— uno de los factores más destacados dentro de la carrera social de los trabajadores inmigrantes gallegos (Richter 2004). Al mismo tiempo, la aparente incompatibilidad entre migración y vida familiar, representa uno de los ejes temáticos principales en las biografías de mis informantes. Las siguientes palabras de Pedro nos colocan frente a los ojos la dolorosa y paradójica situación de muchos trabajadores inmigrantes, más aún si conocemos algo de la biografía de quien las pronuncia: Hay que trabajar, hay que trabajar para tener una familia, buscar la forma para tener una familia, tener u n hogar, tener algo para m a ñ a n a porque no siempre somos jóvenes. Entonces tú tienes que buscar u n hogar para vivir felizmente, felices y tranquilos y estar con tu familia.

Pedro argumenta su decisión de emigrar —legitimando al mismo tiempo, e implícitamente, el desmembramiento familiar— precisamente con la fundación del hogar y con el bienestar de la familia por la cual él está dispuesto a sacrificarse (esto es, sufriendo los avatares de la migración). De esta manera, 4

Para obtener un panorama más profundo acerca de las consecuencias demográficas y familiares de la migración, recomiendo la lectura de Buechler (1987).

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la vivienda —-para cuya construcción se renuncia a ver crecer a los propios hijos— se constituye paradójicamente en símbolo de la unión familiar. Ante la separación familiar, la casa se transforma: de ser la materialización de la voluntad de retorno y único lugar de referencia real compartido, pasa a erigirse como un espacio de esperanza que anuncia un futuro en común (Frigerio/ Merhar 2004). Puede afirmarse, entonces, que la construcción de la casa no es solamente una inversión financiera, sino asimismo una inversión simbólica y emocional. 5 La carga financiera que implicaba la edificación de la vivienda llevó a la constante postergación del retorno, y fue generalmente la causa de que muchas parejas —tras el término de la escolarización obligatoria en Galicia— se decidieran a recomponer la familia en Suiza en vez de regresar a su tierra. Posteriormente, el retorno se vinculaba a la duración del aprendizaje de un oficio por parte de los hijos, a las posibilidades profesionales de éstos o incluso a la formación de una joven y nueva familia. En muchos casos la decisión de regresar fue tomada indirectamente por los hijos, al marcharse a Galicia incluso antes que sus progenitores. Entre los motivos que cimentaban la decisión del regreso se encuentran la inminente jubilación de muchos de mis entrevistadas y entrevistados, la necesidad de atender a los padres ancianos, los achaques de la salud, el hastío de la vida como inmigrante y, en un caso, el desempleo. A pesar de todo puede afirmarse que, frecuentemente, los jóvenes y casi adultos comprometieron la agenda de vida' de sus padres (Frigerio/Merhar 2004). Aun cuando algunos de mis informantes se marcharon a Galicia algunos años antes de entrar en el régimen de jubilaciones y hayan retomado alguna actividad laboral, todos asocian la idea del retorno con la pensión. Conforme a la tipología del retorno en movimientos migratorios de Cerase, podría hablarse aquí de un return ofretirement (Cerase 1974): los inmigrantes vuelven a su país de origen para dejar transcurrir allí la etapa de la tercera edad. El retorno a la tierra de origen significa al mismo tiempo — y por el motivo arriba señalado, como transición hacia la jubilación— el ingreso en la vejez. Por ello, en el caso del regreso de mis entrevistadas y entrevistados a Galicia, se trata no sólo de mudarse de un país a otro, sino de cambiar de formas de existencia, lo que yo describo como un cambio de estatus: los trabajadores inmigrantes vuelven a su país como pensionadas y pensionados, efectuando así un salto en

5

Una exposición y un análisis detallados del significado de la casa en relación con el retorno se puede encontrar en Helfer Herrera Erazo (2006).

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M a r i a n n e Helfer

la escala social; de pertenecer a la clase baja, pasan a engrosar la clase media. Los inmigrantes gallegos que retornan a Galicia estrenan, por así decirlo, un nuevo estatus social.

R E S U M E N Y PERSPECTIVAS

La elección para este artículo de las biografías migratorias de Pilar y Pedro no se debe a un hecho casual, sino que obedece a un criterio de selección: éstas son, según mi punto de vista, representativas de toda la migración laboral. Sus biografías me sirvieron para recapitular cada estación en la vida de mis informantes, aparentemente tan establecidas, dado que a todos mis entrevistadas y entrevistados les tocó pasar por ellas durante su experiencia migratoria. N o es exagerado, entonces, hablar de modelos o estereotipos reconocibles dentro de las biografías migratorias de las personas entrevistadas. El retorno y su planificación corresponden a uno de estos estereotipos. El análisis de la información biográfica recogida y su consiguiente contextualización dentro del ámbito histórico, social y cultural particular de Galicia —así como la condición política especial de los denominados 'trabajadores huéspedes'— me llevaron a la conclusión de que, en el caso de la migración laboral gallega, se generó un tipo de biografía migratoria ideal. Como elemento primordial de tal tipo de biografía y como parte de un determinado discurso social sobre migración, el retorno representó para mis entrevistados y entrevistadas una norma social que incluso llegó a estructurar sus vidas. Teniendo en cuenta la importancia de la familia para la experiencia migratoria, me parece necesario encarar una investigación generacional en la cual se puedan comparar las biografías migratorias de las familias. Es interesante observar cómo sólo el estudio de dos o tres generaciones de emigrantes gallegos y gallegas nos revela todo un proceso que va del trabajador golondrina de los años inmediatamente posteriores a la segunda Guerra Mundial, hasta la migración interna europea del mercado liberalizado de la Unión Europea, con su política de tránsito libre. Al mismo tiempo se podría incluir en una eventual investigación futura, el análisis de las condiciones de contexto —en lo social, lo político y lo económico— que impregnaron cada una de estas dos generaciones; es decir, las condiciones tan disímiles que caracterizaron a los campesinos de la generación franquista con respecto a la clase media del periodo democrático. Por ello considero que la biografía migratoria familiar

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constituye un material adecuado para el esclarecimiento del significado del retorno en redes y espacios transnacionales.

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D E ASPECTO DESATENDIDO A ASUNTO PRIMORDIAL. L A LUCHA POR EL TRATAMIENTO ADECUADO DE LA INMIGRACIÓN EN ESPAÑA Axel Kreienbrink 1

Oficina Federal de Migración y Refugiados, Núremberg

En la mayor parte de las contribuciones de este volumen se aborda, desde diferentes puntos de vista, un mismo objeto de estudio: la emigración española. Aun cuando ya pertenece al pasado aquella época en la que un gran número de españoles se veía forzado a salir de su país para buscar un futuro mejor en otra tierra, el tema sigue teniendo una considerable relevancia, pues, después de todo, más de un millón de ellos sigue viviendo en el extranjero. Decenas de millares retornan cada año y el Ministerio de Trabajo todavía cuenta con una Dirección General de Emigración, sucesora del antiguo Instituto Español de Emigración. Sin embargo, desde hace tiempo, es en otra migración en la que se viene centrando casi por completo la atención: la de los ciudadanos no provenientes de la UE a España. Porque España se ha convertido en un país de acogida, es más, actualmente es el país receptor de inmigrantes más importante de toda la Unión Europea. Por este motivo, no sorprende que la inmigración haya llegado a ser, en los últimos años, uno de sus problemas sociales más notables: de hecho, hoy en día ya casi resulta imposible abrir un periódico sin toparse con una noticia relacionada con este asunto. Y no siempre se trata de sucesos que tienen resonancia más allá de las fronteras españolas, como aquellos acontecidos en Ceuta y Melilla en 2005 o la afluencia masiva a las Islas Canarias un año después: también está presente en la política, en forma de permanente polémica, a propósito del 1

Versión modificada y ampliada de la primera parte de Kreienbrink (2007).

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Axel Kreienbrink

adecuado tratamiento que cada partido pretende para este tema. Esto no fue siempre así: sólo a partir de finales de los años 90 empezó a ocupar un lugar en la conciencia pública, a pesar de que el proceso de inmigración ya había comenzado mucho antes. Observando el debate actual sobre la política inmigratoria en España, enseguida se advierte un enfrentamiento entre el partido gobernante (PSOE) y el que encabeza la oposición (PP). El PP reprocha al Gobierno incumplimiento de promesas, mentiras, improvisación, falta de criterio y planificación, creación de confusión y preocupación en los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, etc. 2 A primera vista esto puede parecer una parte normal de la lucha política en España. Haubrich (1998: 158), observador alemán y conocedor de la política española, ha señalado como característicos de ella el escaso valor concedido a la verdad y, durante los enfrentamientos, los insultos groseros y las descalificaciones personales. Pero, mirando atrás, puede resultar sorprendente que durante la mayor parte de los años 90 el tono del debate en el campo de la política inmigratoria haya sido casi siempre moderado. ¿Por qué? Una primera aproximación sugiere que, en esos años, el fenómeno de la inmigración todavía no había alcanzado el nivel al que ha llegado a partir del nuevo milenio y, por lo tanto, no atraía tanto la atención, siendo además políticos especializados quienes solían ocuparse del tema en el Parlamento. Por el contrario, los posteriores cambios en la intensidad y el volumen de la inmigración trajeron consigo la desaparición del tono moderado y los hasta entonces frecuentes acuerdos consensuados. Pero la férrea oposición del PP tiene lugar precisamente cuando el PSOE asume una postura frente a la política de inmigración que busca lograr un 'pacto de Estado' con los partidos políticos, las comunidades autónomas, los municipios, los interlocutores sociales, asociaciones de inmigrantes y las O N G . Ante esta situación, cabe preguntarse por qué la inmigración se ha convertido en un tema públicamente discutido y políticamente controvertido y qué es lo que ha ocasionado la ausencia de un consenso en su tratamiento. Para encontrar los puntos de inflexión, también debemos analizar si verdaderamente ha habido mutaciones de contenido en la manera de tratar el asunto de la inmigración en España entre los Gobiernos del Partido Popular y los del Partido Socialista Obrero Español.

2 Véase p. ej. Diario de Sesiones del Congreso de los Diputados (DSC), VIII Legislatura, Pleno, núm. 71 del 23 de febrero de 2005, pp. 3419-3421.

De aspecto desatendido a asunto primordial

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La comprensión, de forma paulatina y creciente, de que España se está convirtiendo en un país de acogida, o que de hecho lo es, ha marcado el desarrollo de su política de inmigración: las regulaciones se han ido adaptando, una y otra vez, a las nuevas realidades. Pero si las políticas de control han estado siempre en primer plano, a los nuevos desafíos que representaban, por ejemplo, las cuestiones de la integración, se les ha ido concediendo espacio sólo muy poco a poco. En conjunto y hasta el momento podemos diferenciar cuatro etapas de la política inmigratoria.

P R I M E R A FASE: ASPECTO D E S A T E N D I D O ( 1 9 7 8 - 1 9 9 0 )

Algo parecido a una fase inicial comenzó con la Constitución de 1978, en la cual se establecen por primera vez los derechos de los extranjeros y la posibilidad del derecho de asilo (art. 13). Esto sirvió de fundamento para el desarrollo de dichos derechos en la ley de asilo de 1984, así como también en la ley sobre derechos y libertades de los extranjeros, conocida como 'Ley de Extranjería' (Ley Orgánica 7/85).3 Esta tenía un carácter muy restrictivo y orientado hacia la labor policial, ya que uno de sus objetivos principales era la lucha contra bandas criminales extranjeras. Su función era la de modernizar y reordenar esta materia jurídica y no estaba centrada en la inmigración, pues a causa de su limitada afluencia aún no había jugado ningún papel en las discusiones parlamentarias. Tan sólo a partir del aumento de las cifras, al final de los años 80, empezó a desarrollarse una percepción política de la inmigración, cuando resultó obvio que los ordenamientos legales comportaban problemas de aplicación. Abogados, Organizaciones No Gubernamentales y el Defensor del Pueblo empezaron a ocuparse del tema con mayor intensidad (Kreienbrink 2004: 87-181).

S E G U N D A FASE: C O N C I E N C I A C I Ó N

(1990-1999)

En 1990, la conciencia política de que había problemas llevó al Gobierno del PSOE a formular «líneas básicas de la política española de extranjería» (Gobierno 1991), aprobadas en forma de proposición no de ley por el Congreso 3

Ley Orgánica 7/1985, del 1 de julio, sobre Derechos y Libertades de los Extranjeros (Boletín Oficial del Estado [BOE], 3 de julio de 1985).

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Axel Kreienbrink

de los Diputados en 1991.4 Este programa suponía el comienzo de la segunda fase: una fase de diferenciación, especialización y consolidación. Se emitieron regulaciones que englobaban todos los campos de la política migratoria: política de entrada y de visados, intensificación de la seguridad de las fronteras, implantación de permisos de trabajo permanentes, contingentes de trabajadores extranjeros, endurecimiento de la política de asilo en el marco de la armonización europea, primeros pasos en la política de integración (con permisos de residencia permanentes y regulaciones sobre la reagrupación familiar, así como la estructuración de una administración especializada). Una de las medidas más relevantes fue la aprobación del nuevo reglamento de ejecución de la ley de extranjería en 1996,5 que introducía y compilaba muchas de las regulaciones citadas. El desarrollo de todas estas medidas estaba influido por el surgimiento gradual de una política migratoria europea —con especial repercusión de los compromisos resultantes de la adhesión de España al Tratado de Schengen en 1991 (Kreienbrink 2004: 181-378). A lo largo de esta década el fenómeno de la inmigración adquirió progresivamente un mayor volumen. Al mismo tiempo creció la relevancia política hasta que, a finales de la década, la entrada de inmigrantes se convirtió en cuestión de Estado. El discurso sobre la inmigración, desde el comienzo centrado en asuntos de seguridad, desarrolló dos dimensiones, de forma que el aspecto de la seguridad se compaginaba con la problemática de la irregularidad de muchos inmigrantes. Simultáneamente, afloró en el debate un sector que veía la inmigración como un enriquecimiento social y que, llegando al final de los 90, la consideraba como parte de la solución del problema del envejecimiento demográfico (Dios Pintado 2005: 176). Durante este periodo existía un consenso entre los partidos políticos en no utilizar el tema de la inmigración para la movilización del electorado. Ante la aparición de la extrema derecha y de manifestaciones de xenofobia y racismo en otros países de Europa, los partidos en España querían marcar una clara diferencia. La motivación para el acuerdo estaba en no fomentar la xenofobia, demostrando la diferencia (positiva) entre España y Europa y manifestando así que esta lacra ni siquiera existía en el país. Ante homicidios aislados (por ejemplo, el de 1992 en Aravaca) y ataques racistas, sumados a los resultados Boletín Oficial de las Cortes Generales ( B O C G ) , IV Leg., Serie D, núm. 165 del 22 de marzo de 1991. 5 Real Decreto 155/1996, del 2 de febrero, por el que se aprueba el Reglamento de Ejecución de la Ley Orgánica 7/1985 ( B O E , 23 de febrero de 1996). 4

De aspecto desatendido a asunto primordial

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de algunas encuestas, esta posición quedó en entredicho (Calvo Buezas 1993, 2000; Barbadillo Griñán 1997; Kreienbrink 2004: 295-297). Pero hay que reconocer que estos acontecimientos estaban lejos de alcanzar un nivel similar al de otros países de Europa: aquí el consenso de los partidos había ayudado a no crear demasiada alarma social. Es necesario puntualizar, sin embargo, que este pacto no surgía sólo por la clarividencia y la responsabilidad de la clase política, sino también por razones estructurales: dentro del juego político la inmigración todavía no tenía demasiada relevancia entre los partidos. Para el PSOE, cuando gobernaba, la inmigración era sobre todo un tema de seguridad interior, de soberanía y de obligaciones frente a la Unión Europea. Las cuestiones de integración social únicamente desempeñaron un papel secundario, si bien cobraron una mayor importancia a partir de 1993. Con el cambio de gobierno y al llegar a la oposición en 1996, el PSOE empezó a abogar con más vehemencia por los derechos de los inmigrantes, ya legales, ya irregulares, lo que parecía, en cierta manera, contradecir la actitud sostenida en el período en que había estado en el poder. Es en este momento, a finales de la década, cuando aparecen las primeras fisuras en el acuerdo sobre la política de inmigración. Así, en los primeros meses del año 1999 y en plena elaboración de la nueva ley de extranjería (véase abajo), el PSOE se negó por primera vez en el Congreso a consensuar con los partidos mayoritarios (PP, CIU) una moción en materia de política inmigratoria: parecía que el PSOE prefería presentarse cómo abogado de los inmigrantes y, sin duda, ha jugado un cierto papel a la hora de sacar el tema de la inmigración del campo consensúa!' (Kreienbrink 2004: 395-397). En el transcurso de su primera etapa en la oposición, durante los años 90, el PP no había elaborado una postura propia sobre la inmigración y seguía en gran parte las posiciones de los ministros del Interior socialistas. Alcanzado el Gobierno en 1996, el PP continuó al principio en esta dirección con una clara acentuación en el campo de seguridad interior. Pero ya comenzaba a dar ejemplos de una gestión más estricta, por ejemplo con las expulsiones en masa de 103 africanos de Melilla en 1996, lo que le supuso un aluvión de críticas, mientras el entonces jefe de Gobierno se limitó a constatar que había habido un problema y que se había resuelto (Kreienbrink 2004: 229-234). Por consiguiente, el PP no estaba dispuesto ni a flexibilizar las medidas de entrada o residencia para los inmigrantes, como empezaba a pedir el PSOE, ni a ampliar el reconocimiento de derechos. Izquierda Unida (IU) en esta época era el único partido que se preocupaba por los trabajadores extranjeros y transmitía las demandas de

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Axel Kreienbrink

las O N G al Parlamento. Sus posiciones y reivindicaciones eran más flexibles y permisivas que las del resto de los partidos. Por lo general se mantuvo en una posición crítica respecto al Gobierno. Siendo partido minoritario de la oposición, se quedó, con sus posiciones maximalistas, muchas veces fuera del consenso. Los partidos regionales, a su vez, casi siempre adoptaron una postura pragmática, especialmente CIU, con sus experiencias prácticas en el campo de la integración social, como partido gobernante en Cataluña. Tanto el PSOE como el PP, en 1993 y en 2000 respectivamente, necesitaron el apoyo de los nacionalistas en el Congreso en Madrid, por lo que durante ese período C I U pudo llevar a cabo algunas de sus iniciativas (Kreienbrink 2004: 448-449; Dios Pintado 2005: 177-178). Así, hacia el final de la década de los 90, ya se marcaron cambios en las posiciones de los grandes partidos, que conducirían a la ruptura del relativo consenso sobre el tratamiento de la inmigración. El reconocimiento de derechos para los inmigrantes regulares y también para los irregulares se convirtió en un punto de debate clave. Esta evolución tiene lugar ante un trasfondo de fuerte aumento de la inmigración. Si la cifra de extranjeros en España en 1975 promedió unas 200.000 personas, se quintuplicó a los 25 años hasta llegar a casi un millón (sin contar los irregulares). Esto correspondía a un 2,5% de la población de España (40 millones). Semejante evolución no podía dejar indiferente a las fuerzas políticas, y más teniendo en cuenta que la creación de una política (anti-)inmigratoria en el seno de la U E estaba cobrando cada vez más importancia.

T E R C E R A FASE: USO COMO A R M A P O L Í T I C A ( 1 9 9 9 - 2 0 0 4 )

Con la elaboración de la nueva ley de extranjería, a finales de 1999, y la segunda victoria electoral del PP, a principios de 2000, se introduce una tercera fase, caracterizada por un cambio constante. La controvertida 'Ley Orgánica sobre los Derechos y Libertades de los Extranjeros y su Integración Social' (LOE 4/2000) 6 desempeñó un papel central en ese cambio —observable de ahí en adelante— en la política inmigratoria de España. Se trataba de una ley moderna y flexible que mantenía, por una parte, todos los controles para asegurar una inmigración legal, pero que, por otra parte, puso el acento en las

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BOE, 12 de enero de 2000; correcciones BOE 24 de enero de 2000.

De aspecto desatendido a asunto primordial

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regulaciones que podían facilitar la integración social. El reconocimiento de que la inmigración era una constante estructural significaba la llegada a la 'normalidad' de un verdadero país de inmigración. De ser un aspecto desatendido, la inmigración pasó a ser una cuestión de máxima importancia. Pero al mismo tiempo este tema se había trasladado al centro de la polémica política y sirvió cada vez más, de un modo populista, para la movilización política. La ley fue elaborada a partir de varias proposiciones de ley de CIU, IU y del Grupo Mixto en el Congreso, más las múltiples enmiendas del PSOE y del PP presentadas en el verano 1998 (Ruiz de Huidobro 1998; Kreienbrink 2004: 385-397). Luego, todo este conjunto quedó integrado en una sola proposición. El tratamiento parlamentario en la ponencia encargada trascurrió en un clima de consenso, no sólo entre los portavoces de los grupos parlamentarios sino también con los expertos invitados de las ONG, sindicatos, organizaciones de inmigrantes, del Foro para la Integración Social de los Inmigrantes y otros expertos. Este proceso, que duró hasta finales del año 1999, propició, a través de la participación de los actores de la sociedad civil, una amplia aceptación del compromiso acordado en la Comisión Constitucional del Congreso. Pero de repente, poco antes de la votación final en el Congreso, el PP empezó a arremeter contra este consenso. Varios ministros justificaron la crítica alegando que el texto preparado iba en contra de las recientes decisiones de la Cumbre Europea de Tampere, sobre todo en lo que concernía a la concesión de derechos a inmigrantes irregulares. Este argumento no carecía del todo de sentido (aunque las decisiones de Tampere eran sólo un texto político), pero el escrito consensuado era conforme a las decisiones del Tribunal Constitucional. Además, el PP habría podido hacer pública su crítica antes, pero parece que, en primer lugar, había querido esperar a las elecciones autonómicas en Cataluña para no perjudicar a CIU, que apoyó al Gobierno en el Congreso y que preconizó la reforma de la ley de extranjería en su campaña electoral; y, en segundo lugar, no esperaba que se cerrase este proyecto de ley antes del fin de la legislatura. A consecuencia de su crítica, el PP se abstuvo en la votación, esperando poder cambiar la ley en el Senado, donde tenía mayoría absoluta. Ahí consiguió que CIU apoyara el endurecimiento de la ley, sobre todo en lo que concernía a derechos para irregulares, entrada, obtención de permisos y requisitos para la regularización permanente. Para sacar adelante los cambios introducidos, el PP necesitaba una mayoría en la votación final en el Congreso. Amén de los votos de CIU, faltaban unos votos adicionales, pero el PP no logró

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Axel Kreienbrink

convencer a Coalición Canaria (CC), que también solía apoyar al PP, de que diese sus votos. Así, el PP perdió la última votación de la legislatura del 22 de diciembre de 1999 (porque CIU, además, cambió su posición en el último momento otra vez) y la nueva ley entró en vigor en contra de la voluntad expresa del Gobierno. En ese momento el consenso básico sobre la política inmigratoria se había quebrantado definitivamente y la inmigración se convertía en baza electoral (Kreienbrink 2004: 409-422). Por lo tanto, el PP anunció en plena precampaña electoral su objetivo de cambiar la ley cuanto antes. Los ataques xenófobos de El Ejido (Martínez Veiga 2001; Checa 2001) tuvieron lugar durante dicha campaña y varios políticos del PP no se resistieron a utilizarlos para la movilización del electorado. En marzo 2000, el PP obtuvo una mayoría absoluta en las dos cámaras de las Cortes, y empezó enseguida con la contrarreforma de la ley de extranjería, que fue aprobada en diciembre 2000 (LOE 8/2000), 7 cambiando 60 de los 70 artículos de la ley original. El PSOE vacilaba entre el rechazo total y la disposición a dialogar. Rodríguez Zapatero, nuevo líder del partido, ofrecía un 'pacto de Estado' en materia de inmigración, pero amenazaba al mismo tiempo con un recurso ante el Tribunal Constitucional. Al constatar que el PP (apoyado por C I U y CC) no estaba dispuesto a acercarse a posiciones de los socialistas, el PSOE votó en contra de la reforma de la ley, y el Grupo Parlamentario, junto con siete Gobiernos o Parlamentos Autonómicos gobernados por el PSOE, interpuso un recurso de inconstitucionalidad ante el Tribunal Constitucional en 2001 (Kreienbrink 2004: 427-436). Con excepción de la introducción de algunas mejoras jurídicas de carácter técnico, se endureció la ley. De este modo, se privó nuevamente a los inmigrantes irregulares de varios derechos, como los de reunión, manifestación y asociación, el derecho a la educación obligatoria, el derecho a trabajar, el derecho a sindicarse y el derecho de huelga. Por el contrario, la reforma dejó intacto el derecho a la asistencia sanitaria pública de urgencia. Además, se dificultó la posibilidad de la regularización por arraigo y se agravaron las disposiciones sobre infracciones y sanciones. En términos generales, por consiguiente, se cambió la filosofía de la ley desde la facilitación de la integración hacia el control. La intensificación de las sanciones iba unida a un constante discurso de

7 Ley Orgánica 8/2000, del 22 de diciembre, de Reforma de la Ley Orgánica 4/2000, del 11 de enero, sobre Derechos y Libertades de los Extranjeros en España y su Integración social (BOE, 23 de diciembre de 2000).

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ley y orden desde el Ministerio del Interior, que relacionaba el aumento de la inmigración con una criminalidad creciente, con conflictividad social y pobreza importada (Agrela Romero y Gil Araújo 2005: 20; Cornelius 2004: 392), y hasta las fuerzas de seguridad del Estado llegaron a considerar la inmigración una amenaza para la seguridad nacional (Agrela Romero y Gil Araújo 2005: 15; Ministerio de Defensa 2002). Ni con la reforma de la ley ni con las otras medidas de política inmigratoria (como acuerdos de readmisión o de migración con varios países de origen, la reorganización de los cupos para trabajadores extranjeros o el control intensificado) el PP llegó a controlar la inmigración. El argumento primordial utilizado para reemplazar la ley 4/2000 por la ley 8/2000 había sido reparar el efecto llamada, presuntamente creado por la primera ley. Apelar a este efecto llamada conllevaba una idea simbólica tras de sí: la de una presunta invasión amenazando la cohesión de la sociedad española. El PP justificaba su posición con el número inesperado de solicitudes para el proceso de regularización que tuvo lugar a comienzos del año 2001 (más de 244.000 solicitudes, más de 152.000 resoluciones estimatorias). Pero este proceso no podía ser visto como una prueba, porque estaba dirigido a personas que se hallaban en el país antes de la aprobación de la nueva ley 4/2000. Además, el propio Gobierno fue responsable de tres procesos de regularización más en 2001 (re-examen del proceso de regularización, regularización especial de ecuatorianos y regularización por arraigo). Y la realidad demográfica también desmintió la justificación posteriormente, dado que las tasas de crecimiento de la población inmigrante en España desde 2000 rondaban siempre el 20%. Antonio Izquierdo concluyó que el gobierno del Partido Popular había fracasado, que había hecho una política de extranjería para el crecimiento desordenado de la inmigración: en lugar de procurar la entrada legal de trabajadores extranjeros, había facilitado estancias irregulares, el enriquecimiento de empresarios inmorales y poco competitivos y la pérdida de ingresos en la Seguridad Social. Existiría una «masiva producción institucional de irregulares» que se sumaría a i a indocumentación que brota de la economía sumergida'. Este desarrollo, a su juicio, habría sido perjudicial para la democracia y la economía regulada (Izquierdo 2004: 31). Pero no se puede negar que este modelo de política inmigratoria también se puede encontrar en otros países europeos, un modelo en el cual los países demuestran su tenacidad contra la inmigración ante la opinión pública, mientras las fronteras siguen abiertas subliminalmente. En palabras de López Sala —citando a Boswell— se trata

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de un «desajuste entre las necesidades económicas y las medidas factibles que pueden elaborar los Estados para restringir la inmigración y las presiones de la opinión pública y de los partidos anti-inmigración. El resultado del enfrentamiento entre estas fuerzas ha sido, por el momento, la aplicación de medidas poco realistas y parcialmente ajustadas a la demanda» (López Sala 2005: 104; Boswell 2003). Así, el PP se presentó como un baluarte ante la ola de inmigración indeseada, mientras el PSOE le acusó de haber perdido totalmente el control. Pero, al mismo tiempo, el PSOE tampoco forzaba las críticas sobre las medidas restrictivas, porque tenía presente el elemento electoral. La posición anti-inmigrante se había convertido en un factor del discurso público, y los inmigrantes siempre podían servir como chivo expiatorio. Así, criticando demasiado la política dura del Gobierno, podría haber arriesgado un número considerable de votos en las siguientes elecciones (Cornelius 2004: 392, 406, 423). Esa postura se translució en la siguiente reforma de la ley de extranjería, en 2003: con ella se dio continuidad al cambio permanente de la legislación en materia de inmigración, cosa que contribuyó, y no insignificantemente, a la inseguridad jurídica. Las mencionadas reflexiones sobre estrategia electoral parecen haber influido de alguna manera en la actitud del PSOE en el proceso de una reforma de la ley de extranjería en 2003. El PP había iniciado esta reforma a causa de una sentencia del Tribunal Supremo que eliminaba varios artículos del reglamento de ejecución de 2001 de la ley de extranjería 8 por violación del principio de legalidad. El reglamento contenía restricciones legales que no podían ser deducidas de la ley: concretamente, restringía los derechos civiles de tal modo que sólo podían ser regulados a través de una ley orgánica (Álvarez Rodríguez 2001). Por lo tanto, el Gobierno decidió cambiar la ley y, aprovechando la ocasión, modificó casi la mitad de todos los artículos que la integraban. Los cambios introducidos por la Ley Orgánica 14/2003 9 afectaron a disposiciones encami-

8

Real Decreto 864/2001, del 20 de julio, por el que se aprueba el Reglamento de Ejecución de la Ley Orgánica 4/2000, del 11 de enero, sobre Derechos y Libertades de los Extranjeros en España y su Integración Social reformada por Ley Orgánica 8/2000, del 22 de diciembre (BOE 21 de julio de 2001; correcciones BOE 6 de octubre de 2001). 9 Ley Orgánica 14/2003, del 20 de noviembre, de Reforma de la Ley Orgánica 4/2000, del 11 de enero, sobre Derechos y Libertades de los Extranjeros en España y su Integración Social, modificada por la Ley Orgánica 8/2000, del 22 de diciembre; de la Ley 7/1985, del 2 de abril, Reguladora de las Bases del Régimen Local; de la Ley 30/1992, del 26 de noviembre,

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nadas a evitar que un inmigrante prolongase su residencia (por ejemplo, a través de recursos continuos), a restringir la reagrupación familiar, a aumentar las sanciones o el internamiento y la responsabilidad de transportistas en casos de entrada ilegal. Además, la ley introdujo un acceso de las fuerzas de seguridad a los datos del padrón municipal. 10 El PSOE denunció esta tercera reforma de la ley en una sola legislatura" como un ejemplo más del fracaso del Gobierno, pero a la vez ofreció al PP la posibilidad de incluir enmiendas a la reforma. Al final el PSOE llegó a consensuar la reforma, junto con Coalición Canaria, diciendo que este acuerdo no era el pacto de Estado propuesto, sino sólo un acercamiento en algunos puntos, mientras mantenía su posición crítica hacia la política de inmigración del Gobierno. 12 Ha sido, quizá, este acercamiento puntual lo que relajó un poco el reñido debate sobre inmigración. Al menos este asunto no fue tan central en la campaña de las elecciones de marzo de 2004 como lo había sido en las de 2000 (Moreno 2004: 12).

C U A R T A FASE: LA PERCEPCIÓN COMO TAREA SOCIAL (DESDE 2 0 0 4 )

Si el cambio inesperado de Gobierno después de los comicios del 14-M de 2004 significa el comienzo de una nueva etapa de la política de inmigración, es algo que todavía queda por ver. Por un lado, las disposiciones de la ley siguieron siendo las mismas, pero, por otro lado, los socialistas han modificado claramente la ejecución de la ley. Ahora, y de manera clara, se ha dado prioridad al tema de la integración de la población extranjera sobre el aspecto de seguridad y control. También el estilo de la política es diferente, ya que el Gobierno del PSOE ha buscado el diálogo con los actores sociales (sindicatos,

de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común, y de la Ley 3/1991, del 10 de enero, de Competencia Desleal (BOE, 21 de noviembre de 2003). 10 Sin embargo, esta posibilidad todavía no se ha efectuado por medio de un reglamento, véase Vilalta (2006). 11 La segunda reforma fue la Ley Orgánica 11/2003, del 29 de septiembre, de Medidas Concretas en Materia de Seguridad Ciudadana, Violencia Doméstica e Integración Social de los Extranjeros (BOE, 30 de septiembre 2003), que tenía el objetivo, a través de cambios en el Código penal y en la ley de extranjería, de llegar a una aplicación más efectiva de expulsiones e internamientos. 12

D S C , VII Leg., Pleno, núm. 284 del 2 de octubre de 2003, pp. 14914.

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patronales, ONG, organizaciones sociales, asociaciones de extranjeros, etc.), para poner en marcha cambios consensuados. Este modo de actuación liberal quedó patente ya en mayo de 2004, cuando el Congreso votó una moción a consecuencia de una interpelación urgente de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y a partir de una enmienda presentada por el Grupo Parlamentario socialista. En este texto se propone abrir un amplio diálogo con partidos, Comunidades Autónomas, Ayuntamientos, interlocutores sociales, asociaciones de inmigrantes y O N G para alcanzar un pacto de Estado que fije las líneas básicas de la política de inmigración a medio y largo plazo. Este pacto se basa en tres ejes: cambios en materia normativa (sobre todo, en lo relativo a un nuevo reglamento de ejecución de la ley de extranjería), la gestión de flujos migratorios e integración y, por último, la cooperación y colaboración entre Estado, Comunidades Autónomas y Ayuntamientos.13 Desde la perspectiva del Gobierno socialista, la gestión de la inmigración por el Gobierno anterior ha sido inadecuada y ésta fue la causa de una falta de consenso político entre los partidos y los distintos niveles de gobierno. Esa crítica a un estilo político en el que reinan discrecionalidad y secretismo en el proceso de toma de decisiones sin el necesario debate político y público significaba una crítica a un modelo político en asuntos de inmigración que ha sido descrito como parte del modelo de los Estados del sur de Europa (López Sala 2005: 173), un estilo que con la elaboración de la ley 4/2000 parecía haber sido superado. Un primer paso para demostrar la diferencia de enfoque en la política inmigratoria fue el cambio en el área competencial con el traspaso de la responsabilidad desde el Ministerio del Interior al Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. Y mientras en el Ministerio del Interior el Gobierno anterior sólo había creado un Delegado del Gobierno para Emigración e Inmigración, el nuevo Gobierno creó una Secretaría de Estado de Inmigración y Emigración con tres direcciones generales (Inmigración, Integración de los Inmigrantes, Emigración) en lugar de la antigua Dirección General de Ordenación de las Migraciones. La ley de extranjería no se modificó (aunque el recurso de inconstitucionalidad del PSOE del año 2001 estaba todavía pendiente)14, pero el Gobierno 13

DSC, VIII Leg., Pleno, núm. 8 del 18 de mayo de 2004, pp. 287-294. BOCG, VIII Leg., Serie D, núm. 22, pp. 21-22. 14 En su sentencia del 7 de noviembre del 2007 (STC 236/2007), el Tribunal Constitucional ha declarado inconstitucional la exclusión de los derechos de reunión, asociación y

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aprobó —después de un intenso proceso de diálogo— un nuevo reglamento de ejecución.15 Este reglamento era más liberal que el anterior, acentuó más los cauces de la inmigración legal ligados a contratos de trabajo (contingentes laborales, permisos de temporada, visados para búsqueda de trabajo), a la vez que sumó más instrumentos para perseguir con mayor eficacia la inmigración irregular a través de la lucha contra la economía sumergida. Esto se materializó en disposiciones para garantizar un mayor protagonismo de las inspecciones de trabajo en la persecución de conductas relacionadas con la explotación laboral y la contratación irregular. Además, para evitar el fraude, las autorizaciones de trabajo concedidas sólo podrán entrar en vigor si el trabajador se da de alta en la Seguridad Social. Por último, el reglamento previo un nuevo proceso de regularización, llamado 'normalización', para hacer aflorar la economía sumergida y liquidar las situaciones de irregularidad presuntamente 'heredadas' del gobierno anterior. Además, las disposiciones sobre la regularización individual en base al arraigo social o laboral están de nuevo en vigor desde el 2005.16 ¿Cómo valorar el nuevo reglamento? Por un lado, uno puede referirse al sentido de la cita atribuida al conde de Romanones,17 de que se gobierna de verdad a través de reglamentos y no de leyes. Así, a primera vista, el criterio debe ser positivo, ya que el reglamento intenta acentuar más las ideas originarias de la ley 4/2000. Pero hay voces que disienten de tal valoración indicando que los contenidos básicos de la regulación anterior no se han modificado. Refieren su crítica al mantenimiento de una concepción utilitarista de la inmigración en función de la 'situación nacional de empleo', que continúa siendo el criterio básico de admisión de nuevos trabajadores inmigrantes. El hecho de que buena parte de los inmigrantes trabajara en la economía sumergida limitaría su acceso a un contrato de trabajo, en caso de estar ya en España, o a la formulación de una demanda de trabajo formal, en caso de estar fuera de España. Pero

creación de sindicato para extranjeros sin título de residencia. Del mismo modo, se declaró nula la exclusión del derecho a la enseñanza no obligatoria, así como también a la asesoría legal gratuita. 15 Real Decreto 2393/2004, de 30 de diciembre, por el que se aprueba el Reglamento de la Ley Orgánica 4 / 2 0 0 0 , de 11 de enero, sobre Derechos y Libertades de los Extranjeros en España y su Integración Social (BOE, 7 de enero de 2005). 16 Para las varias formas de arraigo hay que demostrar dos o tres años de residencia, respectivamente, y una relación laboral o un contrato formal de trabajo. 17 «Señorías, hagan ustedes las leyes y déjenme a mí los reglamentos».

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Axel K r e i e n b r i n k

así no existiría ni acceso al proceso de normalización ni al contingente de trabajadores extranjeros anual (Colectivo IOE 2005). Parece que la figura del arraigo social reconoce la imposibilidad de canalizar íntegramente los flujos de inmigración laboral a través de mecanismos legales —a pesar de declaraciones de que después del 'proceso de normalización' se aplicaría solamente el régimen ordinario.18 El proceso de normalización fue el más extenso en la historia de España y de Europa, con 691.655 solicitudes y más de 578.375 resoluciones positivas (Arango/Jachimowicz 2005; Bedoya/Solé 2006). Contrariamente a procesos anteriores y de forma análoga a las nuevas normas del reglamento, los requerimientos para un solicitante eran la existencia de una relación laboral irregular y la disposición del empleador de seguir con el trabajador inmigrante. Además, esta vez eran los empleadores quienes tenían que presentar las solicitudes. Con el fin de lograr una sostenibilidad mejor, la validez de los permisos de trabajo se otorgaba sólo en caso de que el trabajador se diera de alta en la Seguridad Social y a partir de las primeras cotizaciones a la Seguridad Social por parte del empleador. Ésta era una de las medidas en la lucha contra la economía sumergida —aunque reconociendo que los trabajadores inmigrantes irregulares habían contribuido a la competitividad del mercado español. Metas adicionales eran el fortalecimiento de los fondos de la Seguridad Social y —por lo menos a medio plazo— la lucha contra el envejecimiento demográfico. Pero el Gobierno recibió fuertes críticas por parte del principal partido de la oposición por este proceso de normalización. Fue tildado de improvisado, de precipitado, de estar falto de rigor, de seriedad, de haber realizado sin planificación, de forma errática y con constantes cambios de criterio; otra vez se hablaba del efecto llamada; se censuró al Gobierno por las críticas recibidas de parte de los socios europeos ante este proceso, por haberlo anunciado con medio año de antelación y porque, después de éste, un gran número de inmigrantes siguiese aún en la irregularidad. En fin, el PP lo valoraba y sigue valorando como un auténtico fracaso.19 Entretanto, el Gobierno español ha recibido también reconocimientos, ya que tanto la asamblea parlamentaria del Consejo de Europa como también la OCDE han calificado el proceso de regularización como modélico. 18

D e este modo, en el año 2006, 7.500 personas pudieron beneficiarse de la posibilidad de la regularización permanente. 19 Véase p. ej. D S C , VIII Leg., Pleno, n ú m . 88 del 11 de mayo de 2005, pp. 4347, 4361 y DSC, VIII Leg., Comisiones, n ú m . 304 del 7 de junio de 2005, pp. 17-18.

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La apreciación positiva desde el extranjero se refiere también a varios aspectos de la política de integración, según se pone de manifiesto en el Manual para la integración de la Comisión Europea (Niessen/Schiebel 2007: 51, 82). Entre otros, figura, por ejemplo, por primera vez la creación de un fondo de integración bien dotado (Fondo de Apoyo a la Acogida e Integración de Inmigrantes y al Refuerzo Educativo), gracias al cual se deberán promocionar medidas para la acogida e integración de inmigrantes, así como para la educación escolar de los inmigrantes menores de edad. Del fondo, que se aumenta constantemente (2005: 120 millones, 2006: 182 millones, 2007: 200 millones de euros), se benefician las Comunidades Autónomas y, en especial, los Ayuntamientos, que sustentan la responsabilidad de la integración en el ámbito local. Entretanto, este fondo ha sido incluido en el extenso Plan Estratégico de Ciudadanía e Integración 2007-2010, elaborado conjuntamente con los actores sociales, tras un amplio proceso de consulta y votación. En resumen, su volumen financiero alcanza en cuatro años un promedio de alrededor de 2.000 millones de euros. Ha de servir de marco y plataforma para coordinar las múltiples medidas de integración y acogida. La consideración de aspectos de integración social en ámbitos diversos como el Plan de Acción para el Empleo, el Plan de Acción para la Inclusión Social, el Plan Estatal de Vivienda o el Plan Director de la Cooperación Española demuestran que la administración le atribuye al tema un carácter transversal (Cachón Rodríguez 2007). Que un partido de la oposición tenga una actitud crítica frente al Gobierno es parte normal de la vida política. Esto vale también para los partidos de la oposición actual en España; pero, en cualquier caso, estos partidos, a excepción del PP, están dispuestos a dialogar los asuntos problemáticos en materia de inmigración. El PP parece poco capaz de aceptar su derrota en las urnas en 2004 y da la impresión de haberse decidido por una oposición total. Repite, como leitmotiv, que toda la política del Gobierno socialista en materia de inmigración es responsable de un efecto llamada, sea el proceso de regularización, sea la política de integración de inmigrantes, sea la ejecución de las expulsiones y deportaciones, etc. Los graves acontecimientos en Melilla, cuando en septiembre-octubre de 2005 centenares de inmigrantes subsaharianos intentaron saltar varias veces las vallas fronterizas de la ciudad en acciones coordinadas (consiguiéndolo unas 1.000 personas, mientras que más de 100 personas resultaron heridas y 14 murieron), o la situación en Canarias en 2006 por la llegada masiva de inmigrantes irregulares por vía marítima desde

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Mauritania o Senegal, son siempre interpretadas por el PP como fracasos de la política gubernamental. Valorando objetivamente las cifras, la política del Gobierno socialista, por el momento, no parece haber logrado sus metas en la lucha contra la inmigración ilegal, a pesar de que el número de detenciones hayan disminuido en 2007. Pero es improbable que algún Gobierno pueda resolver estos problemas, que son de natura estructural y que no son solucionables por un Estado unilateralmente, como demuestra el ejemplo de las relaciones con Marruecos. En el momento en que los esfuerzos de los Gobiernos españoles para que el reino alauí actuara contra las mafias y vigilara mejor sus costas empezaban a dar resultados, las mafias — y con ellas los flujos migratorios— se trasladaron más al sur (Kreienbrink 2005). Fue necesaria la ayuda de la Unión Europea, concretamente de la Agencia Europea de Fronteras Exteriores ( F R O N T E X ) , para limitar este tipo de migración. Pero tampoco la U E es capaz de poner punto y final de un día para otro a la migración irregular. Sin embargo mientras los flujos inmigratorios, por definición, sólo pueden ser considerados desde una perspectiva internacional, los cambios necesarios en la sociedad de acogida para la integración social de los inmigrantes son responsabilidad nacional. En este sentido, parece que, por lo menos, el Gobierno ha tomado un camino muy prometedor, que comprende la migración y, sobre todo, la integración como una tarea de toda la sociedad. Pero también aquí queda por saber cómo funcionarán las medidas, y si su existencia persistirá más allá de las elecciones de marzo de 2 0 0 8 . El debate político en torno a los conceptos y las vías adecuados continuará.

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