Médicos y brujos en el Alto Perú. Datos y meditaciones sobre la medicina colonial 8483701693

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Médicos y brujos en el Alto Perú. Datos y meditaciones sobre la medicina colonial
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BIBLIOTECA DIGITAL TEXTOS SOBRE BOLIVIA HISTORIA DEL ÓRGANO JUDICIAL, LA EVOLUCIÓN DEL DERECHO, SISTEMA PENITENCIARIO, PLURALISMO JURÍDICO, UNIVERSIDADES Y MÉTODOS Y TÉCNICAS DE INVESTIGACIÓN, CIENCIA, MEDICINA, CULTURA NACIONALISMO, SOCIOLOGÍA, ANTROPOLOGÍA, URBANISMO, DEPENDENCIA ECONÓMICA, AVIACIÓN, COMUNICACIONES, PERIODISMO Y FÚTBOL FICHA DEL TEXTO Número de identificación del texto en clasificación Bolivia: 5270 Número del texto en clasificación por autores: 578 Título del libro: Médicos y brujos en el Alto Perú. Datos y meditaciones sobre la medicina colonial Autor (es): Julio Rodriguez Rivas Editor: Editorial “Los Amigos del Libro” Derechos de autor: ISBN: 84-8370-169-3 Año: 1989 Ciudad y País: La Paz – Bolivia Número total de páginas: 175 Fuente: Digitalizado por la Fundación Temática: Medicina

JULIO RODRIGUEZ RIVAS

MEDICOS Y BRUJOS EN EL ALTO PERU Datos y Meditaciones sobre la Medicina Colonial

Editorial “Los Amigos del Libro” Werner Guttentag La Paz — Cochabamba BOLIVIA 1989

1989 1989

Julio Rodríguez Rivas Registro de la Propiedad Intelectual Depósito Legal N’ 4-1-329-89 LOS AMIGOS DEL LIBRO Todos los Derechos reservados La Paz, casilla 4415 Cochabamba, casilla 450 BOLIVIA

NA: 083 ISBN: 84-8370-169-3

Impreso en Bolivia — Printed in Bolivia Editores : Editorial “Los Amigos del Libro” Impresores : Impresiones POLIGRAF

PRESENTACION Conozco, desde hace 50 años, a Julio Rodríguez Rivas, eminente médico-cirujano, investigador científico, maestro de juventudes universitarias, autor de un libro de poesías y de una biografía de su abuelo don Julio Rodríguez Morales. Siempre he admirado en él su permanente inquietud intelectual, su avidez por la lectura, su afán de seguir estudiando. Con frase de Renán, puedo decir de él que en sus estudios “cuando encuentra la verdad la sigue buscando todavía”. Este libro lo ha escrito con el mismo entusiasmo, el mismo cuidado, la misma consagración que dedica a todos sus empeños. Julio Rodríguez Rivas en "Médicos y Brujos en el Alto Perú”, ha logrado una feliz conjunción de su devoción por la historia y la medicina. Hace años, en estrofas de su poesía “Invocación”, debió intuir la esencia de esta su obra cuando dijo: “Los hombres, azotados por achaques y pestes, Asolados por cien calamidades, Estrujados por dolor inexplicable, Propiciaban incógnitos poderes Con ofrendas en los oscuros templos Donde oficiaba el sacerdote médico, Uniendo a su plegaria mágica Y a la fuerza hipnótica del rito, Las primeras torpes tentativas De una ayuda física y causal. Lentamente, Del albor brumoso de la historia, con el ritmo del nacer de las culturas, AI estrépito de guerras y derruidos imperios —en Nippur de Caldea, en Babilonia y Nínive, en la hierática Menfis y en la egipciaca Tebas, en los viejos imperios de la India y de la China— Emergió la medicina de verdaderos médicos.” En un laborioso trabajo de investigación de libros antiguos y modernos, relativos a lo sucedido durante los tres siglos del régimen colonial hispano en el territorio que hoy es Bolivia, ha extractado lo que sus autores anotaron sobre los daños que por pestes, guerras, enfermedades, simples peleas o accidentes, sufrió la salud de los pobladores autóctonos, mestizos o españoles y lo que los sacerdotes, curanderos, charlatanes, brujos y unos pocos médicos hicieron por defender la integridad física y mental de sus pacientes. De la trágica historia médica de esos tres siglos, “a manera de epílogo”, Julio Rodríguez Rivas hace valiosísimas reflexiones sobre la historia de la medicina en general, así como de la colonial y republicana bolivianas en particular. Francis Bacon, el filósofo, poeta y estadista inglés, dijo: “Algunos libros son para ser probados, otros para ser engullidos y unos pocos para ser masticados y digeridos”. “Médicos y brujes en el Alto Perú” es de los terceros. Aún más, en su primera parte puede ser saboreado en su muy interesante y valiosa información histórica, y en la segunda, la de las talentosas meditaciones del autor, masticado y digerido para beneficio de la salud intelectual del lector. Y está escrito con sencillez y claridad. Es que en él, prestándome una frase de Luca de Tena, puedo decir que Julio Rodríguez Rivas, siempre tan amable y bondadoso en su trato con todas las personas con las que toma contacto, “ha dado claridad a su prosa como manifestación de su cortesía para con el lector”. Roberto Querejazu Calvo

La historia es realmente historia en cuanto presente. El presente no está, sin embargo, hecho de sí mismo, sino del pasado. El hombre evoca el pasado consciente históricamente de sí mismo, pero a su vez, lo pasado ha de ser siempre entendido como presente del pasado. Nos remontamos al pasado como si estuviésemos presentes en él. El pasado deviene cada vez más profundo; la mirada trata de penetrar cada vez más hondo en ese fondo pretérito; saber de dónde venirnos nos enseriará qué somos. Karl Jaspers

Dedico este trabajo a mis antepasados, los españoles y los andinos. He aprendido a amarlos y a comprenderlos mejor al estudiar sus vicios y sus virtudes.

Ofrezco la porfía de mis desvelos y la sinceridad de mis reflexiones a mi amada Gaby, a mis hijos Becky, Gabriela, Julio y Fernando y a mis nietos Julio Fernando, Minina, Christian, Sabrina, María Helena, Julio Andrés, Alejandra y María del Carmen.

Mis agradecimientos por su generosa colaboración al proporcionarme documentación a Juan C. Ramallo, Víctor Artero, Jorge Cortez R., José Márquez, Dr. Joaquín Navarro, Dr. Gastón Cornejo, P. Fernando Rojas, Federico Aguiló, Josep Barnadas, Juan Quinteros S., Dra. Olinda Gamboa, pionera investigadora de la coca. Mi particular reconocimiento para Roberto Querejazu C., quien me hizo conocer tempranamente su manuscrito de “CHARCAS” y a él, así como a la Prof. Giancarla Zabalaga de Quiroga, por sus sugerencias y revisiones del texto; finalmente a Mario Estenssoro por sus enseñanzas inolvidables. Por su estimulo, comprensión y tolerancia mi gratitud a todos los miembros de la Sociedad Boliviana de la Historia de la Medicina y, particularmente, a los de la filial Cochabamba.

PROLOGO Nuestro propósito es hacer algunas reflexiones a tiempo de comentar lo que se conoce hasta ahora sobre la Historia de la Medicina durante la Colonia en el Alto Perú. La circunscribimos a la del Qullasuyu, que posteriormente fue la Nueva Toledo, luego la Audiencia de Charcas, el Alto Perú y finalmente Bolivia. En-tendemos que, no obstante la validez que debe darse a esa entidad física, política y social, no debe olvidarse que está íntimamente conectada, en sus diversas etapas históricas, con el Tawantinsuyu, con los Virreynatos de Lima y Buenos Aires y, en menor grado, con todos los vecinos de la actual Bolivia. (*) Cajamarca, 1539. Imaginemos la situación poco después de la captura de Atahuallpa luego de la dramática y breve conversación del Inca con fray Vicente Valverde. Cómo, a continuación del airado rechazo de las pretensiones del fraile, se precipitó la sangrienta emboscada preparada por los conquistadores. Imaginemos, también, dos heridos: al español, único lesionado de una pedrada y a un “indio”, escapado del desigual combate con un tajo en el hombro. ¿Qué les ofrecían sus respectivas medicinas? ¿Qué significaba para cada uno de ellos lo acontecido? Para nosotros, ese primer y violento contacto entre las culturas hispánica y andina adquiere, __________________________ (*) Dejamos constancia de la propiedad y exactitud del uso del término Charcas para referirse a la “entidad que constituye la anilla colonial antecedente del Estado boliviano.”, conforme con la cabalidad acuciosa de la investigación y conclusiones de Josep Barnadas, en su libro ES MUY SENCILLO: LLAMENLE CHARCAS, en cambio de Alto Perú, pero que recién conocimos cuando ya estaba este libro en prensa. a la distancia de casi cinco siglos, un sentido simbólico. Es la iniciación y paradigma de lo que acontecerá en los siguientes siglos. Ningún verdadero médico acompañaba a las huestes de Pizarro; muchos de los conquistadores curaban a sus compañeros heridos o enfermos, a su buen saber y entender, recordando las prácticas de sus pueblos en Extremadura o Castilla. Limpiar la herida, cohibir la hemorragia, vendarla y poner en reposo la parte afectada. El “indio” herido recibiría también el habitual tratamiento a manos del “curandero” * o de sus compañeros: limpieza, emplastos de hierbas, vendaje y reposo. En ambos casos, y con tanto más énfasis cuanto más grave la situación, se haría intervenir a los poderes sobrenaturales. Entre los hispanos con oraciones, invocaciones, promesas a los santos de la advocación personal o el uso de un escapulario; entre los indios se harían invocaciones a la Pachamama y a otras waqas, y en su caso, los sacrificios rituales. También podemos imaginar sus estados de ánimo. El español, adolorido y aprensivo, pero satisfecho y triunfante. El y sus compañeros concedían gran importancia a la supremacía de la verdadera religión, había que convertir a los infieles. Una tradición de muchos siglos de heroicas hazañas contra los árabes, encendían su fe y su coraje. Por otra parte, las riquezas del Inca y sus acompañantes constituían un poderoso incentivo para futuras empresas, amén de la gloria para el rey de las Españas y el renombre personal. Para los conquistadores se abrían halagüeñas perspectivas no exentas de peligro. Si bien pudieron haber apreciado la reacción de desproporcionado espanto de los indios frente a los jinetes y al estampido de las armas de fuego, no podían dejar de pensar en la suerte que correrían si eran atacados coordinadamente por miles de enemigos. ¿Qué podían hacer si no eran más que un puñado de aventureros a miles de leguas de cualquier auxilio? ¿Qué harían si se viesen privados de alimentos, abrigo y auxilio médicos?

______________ * Médico indígena. Imaginemos a los defensores del Inca. Anonadados ante los barbudos y traicioneros “wiraghochas” que los sorprendieron con sus diabólicas armas; los monstruosos cadrúpedoso rayo que mataba a la distancia, semejante al illapa, el rayo, y sobre todo, la temeridad que demostraban, despreciando inclusive la majestad del Inca, hijo del Sol. Parecía que los soldados del imperio nada podrían hacer contra los invasores. El recuerdo del olor de la pólvora, el tufo de los caballos, Atahuallpa derribado por los suelos, el estrépito y la muerte por doquier, los sumía en una gran depresión y, seguramente se preguntaban si tendrían que morir o someterse a los nuevos amos. De ese día adelante, el choque de las dos culturas no ha cesado y aún hoy sigue todavía reverberando en conflictos que se encienden al chocar sus múltiples expresiones. Durante los casi tres siglos de la Colonia, las luchas fueron pertinaces y a veces violentas. Las situaciones de antagonismo, competencia y conflagración se han venido produciendo en todas las manifestaciones culturales y, entre ellas, naturalmente, en las ideas y prácticas de la medicina. Deseamos comprender lo mejor posible las circunstancias del conflicto médico, las mutuas influencias y sus consecuencias. Para eso es necesario conocer a los contendores, averiguar sus orígenes, sus tradiciones y en particular lo referente a sus historias médicas. Por lo menos concisamente. Trataremos de hacerlo espigando los datos que nos proporcionan cuatro libros preferentemente consultados entre los historiadores. Una investigación más amplia en el vasto campo de los cronistas sería imposible para nuestros restringidos recursos así como por nuestras limitaciones de tiempo. Por considerarlos fundamentales escogimos los siguientes: EL PRIMER CORONICA Y BUEN GOBIERNO de Guarnan Poma de Ayala. LOS COMENTARIOS REALES DE LOS INCAS de Garcilaso de la Vega. LA HISTORIA DE LA VILLA IMPERIAL DE POTOSI de Bartolomé de Arzáns de Orzúa y Vela, y CHUQUISACA de Roberto Querejazu Calvo. Comprendemos que esto constituye una severa limitación de la pesquisa, pero esperamos que será tolerada si se toma en cuenta que sólo tratamos de despertar la inquietud de los médicos historiadores que pueden completar el ingente trabajo que les espera. Por otra Darte, tendremos la ventaja de trabajar con el trasfondo de dos obras guías fundamentales. Una es la BREVE HISTORIA DE BOLIVIA del sagaz, compendioso y lúcido literato e historiador nacional don Augusto Guzmán, que nos permite ubicar y correlacionar los acontecimientos sobre un esquema de ordenamiento accesible. La otra es la excelente y enjundiosa obra del doctor don Juan Manuel Balcázar, que nos proporciona gran número de datos y juicios que habría sido imposible obtener de otro modo, en el capítulo sobre Medicina Colonial de su HISTORIA DE LA MEDICINA DE BOLIVIA. Hemos tratado de completar el panorama con los elementos de otros libros que han llegado a nuestro conocimiento al redactar el que ofrecemos. Nuestro trabajo, a diferencia de otros con más bagaje de Derecho y Sociología, está particularmente atado a las disciplinas biológicas, antropológicas, genéticas y médicas contemporáneas. Por otra parte no se nos escapa —con las limitaciones inherentes a nuestro acervo de conocimientos— la existencia de varias escuelas de pensamiento que sostienen interpretaciones muy diversas en relación a las características, significación y comparabilidad de los grupos humanos. Entre ellas, posiblemente una de las más importantes es la que se perfila en 1a segunda mitad del siglo XX en los campos de la antropología, la lingüística, la psicología, la filosofía y la historia, que sostiene que los juicios objetivos equiparadores entre culturas están más allá de las

posibilidades humanas. Esta tesis, que también se halla controvertida, contrasta con la que pretende valorar todas las culturas y sus desarrollos con los parámetros de la cultura Occidental Europea. (54) La primera (que tiene entre sus representantes a Wittgenstein, Heidegger, P. Bourdieu, etc.), no acepta ese patrón cultural Occidental; defiende la imposibilidad de hacer comparaciones objetivas entre los méritos relativos de las diversas culturas. Cada una tendría un marco conceptual (marco teórico) característico y los individuos que la componen tienen condicionados sus criterios, su pensamiento y sus procesos evaluadores del mundo en su propio y peculiar marco teórico, que impide, o por lo menos limita, su capacidad para evaluar otras culturas. Por eso debemos reconocer que, a pesar de nuestros esfuerzos para escapar del patrón conceptual de nuestra propia cultura, es muy posible que todo nuestro trabajo esté sutilmente impregnado de esa influencia. En el mismo sentido, la terminología antropológica que se utiliza, conviene tomarla tan sólo en su valor descriptivo, no como juicio de valores objetivos de las diversas culturas. Asimismo, insistiremos más adelante, en la necesidad y obligatoriedad de proporcionar a los componentes de los grupos andinos aymaro-quechuas y a los selvícolas, de Bolivia, los recursos y la ayuda que el Estado y las instituciones puedan prestarles en los campos de la educación, la instrucción, las técnicas agro-pecuarias y, sobre todo, de la medicina curativa y preventiva. Creemos que tales ayudas deben prestarse aun a costa de interferir en sus costumbres tradicionales y vulnerar en cierto grado los ethos que tratan de defender del avasallamiento de la cultura occidental europea. Una muestra de los elementos con que hay que bregar será mejor apreciada con los siguientes ejemplos: “Otros hablan con los demonios —dice Guarnan Poma— y chupan y dicen que sacan enfermedades del cuerpo, y que sacan plata o piedra o palillos o gusanos o sapo o paja o maíz del cuerpo del hombre o de las mujeres... son falsos hechiceros, engañan a los indios y el demonio sólo a fin de engañalle su hacienda y enseñalle a los indios idólatras... Estos hechiceros dicen que hay enfermedades de taki unquy, chirapa unquy, pujyu unquy, pacha maqaska, pujyu tapyasqan, waqa maqaska, khapaj unquy, sara unquy, papa aqoya urmachiskan unquykuna. (Enfermedades provocadas por el canto, la lluvia con sol, el manantial, los golpes de la tierra, el embrujo del manantial, el castigo de los dioses, la riqueza, el maíz, la maldición por dejar caer la papa).” Además de traducir del qheshwa (quichua) y de interpretar el enrevesado castellano de Guarnan Poma, habrá que hundirse en los misterios del animismo y la mitología, dominantes en las interpretaciones médico-religiosas andinas precolombinas y modificadas después de la conquista. Por su parte Arzáns y Vela nos refiere: “... mucha podía ser la variedad de accidentes de ese fatal año en todo el reino y en particular en esta Villa se experimentó y sólo se atribuían a que los médicos no reconocían los accidentes y que así se morían, como si la vida miserable de cada uno no fuera toda mal de muerte y más cuando los pecados son causa de todo mal y a todas horas. Tabardillos había, dolores de costado, corrimientos en varias partes del cuerpo, hinchazones do vientre, dolores de estómago mortales y otros muchos males...” No podrá darse cabal entendimiento a esos párrafos sin recurrir a las correspondientes interpretaciones del lenguaje, los ancedentes de la medicina peninsular de la época, las ideas mágico- religiosas dominantes en el medioevo, la enfermedad explicada como castigo de Dios y la lógica ineficiencia de los médicos que reconocían las enfermedades y, finalmente, las condiciones de vida en las faldas del Cerro Rico.

Los dos primeros cronistas. Guarnan Poma y Garcilaso de la Vega, fueron mestizos de sangre real inca, pero tienen trasfondos muy diferentes. Guarnan Poma o Waman Puma, escribió su memorial como un reclamo desesperado dirigido al rey de España. Pretendía hacerle llegar un resumen de la realidad peruana, describir sus habitantes, sus costumbres antiguas, sus recursos, sus ciudades y caminos, en fin de hacerle partícipe de sus necesidades y esperanzas, pero, aun más importante, hacerle conocer los abusos y crueldades de que eran víctimas por parte de curas, corregidores y demás autoridades. Clamaba justicia y proponía métodos para el buen gobierno. Su manuscrito, redactado entre 1612 y 1615, no se sabe cuándo llegó a la corte española, si es que llegó. Es probable que ningún rey español conociera su alegato y muy pocos se interesaron en sus afanes en el gobierno de las Indias. Lo cierto es que fue descubierto recién en 1908 en la biblioteca real de Copenhague, donde nadie sabe cómo llegó. Fue tan sólo en 1936 que se difundió entre los eruditos provocando una verdadera conmoción. La obra de Guarnan Poma es una comunicación formal de reclamo, escrita en un castellano deformado por la influencia del quechua, su idioma nativo, pero sin perder, tampoco, las características del español que hablaban los conquistadores. Está impregnado del ethos andino, pero trata de adaptar sus ideas y referencias a las enseñanzas de la iglesia cristiana católica. Introduce gran cantidad de vocablos y frases quechuas que, por lo general, aparecen también, traducidas al español por Jorge L. Urioste en el texto de la excelente edición mexicana de John V. Murra y Rolena Adorno. Los COMENTARIOS REALES DE LOS INCAS, de Garcilaso, escrito hacia 16ÓÓ en España y publicado en Lisboa en 1609, está basado en los recuerdos de la juventud del autor, que, si bien nacido en el Cuzco en 1539, fue llevado a España a los 21 años de edad. Allá cultivó su mente al poderoso influjo del ambiente v se impregnó de la cultura española. Escribe en elegante y amanerado castellano de la época, proporciona muchos datos de inapreciable valor, incluyendo referencias muy valiosas transcritas, como lo declara, del cronista Blas Valera. También utiliza frecuentemente- vocablos quechuas, pero en menos abundancia que Poma, Garcilaso cae en numerosas imprecisiones e inexactitudes, unas tratando de ensalzar a los Incas, otras de justificar a los conquistadores y, finalmente, procurando suplir sus defectuosos recuerdos. Es, no obstante, fuente importante de datos sobre la historia y la organización del Tawantinsuyu. Arzáns Orzúa y Vela y su hijo, criollos potosinos, escribieron su HISTORIA DE LA VILLA IMPERIAL DE POTOSI alrededor de 1702. Bartolomé, el padre, hace sus comentarios desde el descubrimiento del Cerro Rico en 1545 hasta 1721, y el hijo, Diego, desde esa fecha hasta 1736. El manuscrito de Arzáns sufrió también extrañas viscisitudes que sería largo comentar y es recién, gracias a la magnífica edición de Lewis Hanke y Gunnar Mendoza, de 1965, que se puede gozar de su trascendental lectura. A pesar de sus defectos de exageración, de ciertas inconsistencias y otras peculiaridades, pocos libros tienen una riqueza de información tan variada, reveladora y entretenida como la HISTORIA de Arzáns. El autor utiliza datos de muchos otros cronistas; a su vez muchos autores, tanto bolivianos como extranjeros, se han inspirado en él. Con la debida cautela, seguirá siendo fuente de información y seguramente estudiado por mucho tiempo más. Pero es la lectura del Prólogo, escrito por Hanke y Mendoza, el instrumento que nos proporciona los elementos para juzgar la HISTORIA en todo su valor. El análisis, expurgación e interpretación de la obra que hacen ellos, son dignos del mayor encomio. Finalmente, el recto e ilustre historiador boliviano contemporáneo, don Roberto Querejazu Calvo, ha escrito CHUQUISACA entre 1976 y 1986. Ha utilizado fuentes españolas en su mayoría inéditas, obtenidas en Bolivia, en España y en Gran Bretaña. Aparecerá próximamente editada por la Universidad de San Francisco Xavier de Chuquisaca en Sucre. Constituye un venero inapreciable de informaciones, recopiladas, sistematizadas y expresadas con esmero, inteligencia y galanura,

sobre el panorama de la vida y desarrollo de Chuquisaca; es a la vez, complemento y contrapartida del libro de Arzáns, pero auténtica y cuidadosamente ligado a la fidedigna documentación, además más recio y más amplio. Al mostramos los acontecimientos desde la fundación de La Plata, el establecimiento de la Audiencia de Charcas y llegando finalmente a la proclamación de la República, tras la insurgencia libertaria, llena un vacío que era urgente colmar. Nos da las bases reales, descarnadas y dramáticas de los orígenes y vida de nuestra patria. En CHARCAS, de Josep M. Barnadas, puede encontrarse el análisis detallado de muchos aspectos de la sociedad colonial, de sus estructuras y de sus conflictos. Estudiados e interpretados con rigor científico y criterios filosóficos y sociales estrictos, toma poco en cuenta los aspectos biológicos y médicos. Cala profundamente en el devenir colonial del Alto Perú. Constituye el instrumento complementario indispensable para comprender el trasfondo económico, social e histórico de los acontecimientos de la época y. además, para desentrañar lo que realmente somos actualmente. Deseamos exponer el material que, de algún modo, esté relacionado con la salud y la enfermedad de los habitantes del Alto Perú durante la Colonia, hallado en esos libros. No se trata de hacer un análisis exhaustivo del contenido de los mismos, pero sí, a la luz de sus contextos, tratar de interpretar los datos recolectados. Contrariando nuestros deseos resolvimos no incorporar los escasos elementos informativos que disponemos sobre los aspectos médicos de Santa Cruz, Beni y Pando. Conscientes de que constituye una seria falla en la visión panorámica de la Colonia, la aceptamos como imperfección preferible, a mostrar una descripción defectuosa de un tema tan importante. En ninguno de los cuatro libros básicos aparecen datos que hubiesen podido subsanar la falta de informaciones sobre la Colonia en el Oriente boliviano y, seguramente, disponibles en otras fuentes. Sin embargo, creemos que un buen número de los datos y de las reflexiones finales, pueden servir para comprender la vida colonial del inmenso fragmento no andino de Bolivia. La lectura de los cuatro libros básicos, así como el de J.M. Barnadas, A. Guzmán y J.M. Balcázar y algunos otros, ha colmado nuestra mente con las proezas y atrocidades, los vicios y las virtudes, los logros y fracasos, los sufrimientos y alegrías, tanto de los andinos como de los españoles. Ha despertado en nuestro espíritu profundas emociones y dolorosas inquietudes. Creemos indispensable un estudio más acucioso y holístico de nuestra historia colonial, que por germinal, prolongada y básica es, seguramente, más importante que la republicana. Lo recolectado sobre salud, enfermedad y médicos de ese entonces y las reflexiones que despiertan podrán servir de base a nuevas investigaciones en la apasionante Historia de la Medicina.

Por esto os castiga Dios dándoos malos corregidores, y algunos padres y Curas no ajustados... Veamos, qué es la causa de que con todos los lugares y pueblos de indios se hayan consumido tantos, muerto y acabado? Oyd, en sólo este valle de Lima conocieron y vieron los españoles antiguos ciento y veintemil Indios, que pagauan tributo, y ahora ya nos los hay, se acabaron, y sus pueblos están yermos. No sabéis por qué ha sido esto? No más de no aver convertido a Dios. Padre Francisco Dávila.

Las cifras entre paréntesis ( ) remiten a la lista de Autores citados en la página 361, y las cifras entre corchetes [ 1 a las Netas y Apéndices en la página 167.

ANTECEDENTES HISTORICOS Y PRE-HISTORICOS En octubre de 1992 será conmemorado el acontecimiento tal vez más trascendental de los últimos cinco siglos: el descubrimiento del Nuevo Mundo. Una de sus consecuencias fue establecer el contacto entre los hispánicos y los andinos. Representantes de culturas muy distintas, sus historias habían transcurrido por muchísimo tiempo separadas. Sin embargo, a pesar de que en algún momento no se quiso reconocer que los 'indios' americanos tuviesen alma, y a pesar de las diferencias étnicas y culturales, es indudable que unos y otros eran y son humanos, descendientes de la cepa común del Homo sapiens sapiens. ¿En qué momento se separaron los futuros americanos del tronco principal de la humanidad? ¿Qué clase de medicina tenían entonces? ¿Cuál, la evolución de sus ideas y conocimientos? Mientras en el Viejo Mundo, en el transcurso de millones de años, se desenvolvía el drama de la aparición del hombre, las tierras del Nuevo Mundo permanecían deshabitadas; el hombre no penetró en lo que se llamaría América por larguísimo tiempo. En ese transcurso, el Homo sapiens sapiens, emergió, aparentemente del Africa, hace unos 200.000 años y desde su cuna ancestral se desparramó por el Asia y Europa. Las tribus avanzaron lentamente por las planicies y montañas del Viejo Continente y se extendieron por la actual Siberia. Llegaron en algún momento hasta el brazo de mar que hoy llamamos estrecho de Behring y lo atravesaron. Nadie sabe, con seguridad, cuándo ocurrió esto y, ya fuese marchando sobre el hielo, ya sobre la tierra temporalmente puesta al descubierto o navegando audazmente, lo cierto es que hará unos 40.000 años o poco más, penetraron, una y otra vez, en esas tierras, sin sospechar que era un vasto y nuevo Continente. Esto ocurrió posiblemente, en alguno de los períodos interglaciares del último Glacial, el Wisconsin. Mucho tiempo tuvieron para seguir adelante; se han encontrado las marcas de su presencia en Brasil y en Chile con antigüedad de más de 30.000 años. Los precisos estudios de antropología dental de Christy G. Turner II, aparecidos en Science y en Scientific American, precisan como sitio de origen de los futuros americanos, el sudeste del Asia, donde llegaron del Africa hace mas de 50.000 años; posteriormente el grupo de los Sunda - odontos se expandió por la Polinesia hace 30 a 17 mil años, en tanto que el grupo de los Sino - odontos, después de haber migrado hacia el noreste asiático, pasó a la América por lo menos hace unos 20 mil años y se expandió hasta su extremo sur por lo menos hace unos 12 mil años. (97) Desde la penetración inicial del hombre en América hasta el descubrimiento de Colón, pasaron alrededor de cuarenta mil años, tiempo muy breve comparado con el de la evolución del Homo — uno a dos millones de años, transcurridos desde el H. erectus, el hábilis hasta el sapiens—, pero esos 400 siglos fueron muy importantes, pues aunque los que quedaron en el Antiguo Continente y los americanos, constituyen una indudable unidad biológica, es decir, forman parte de una misma especie (y una evolución común de por lo menos un millón de años), para interpretar sus culturas, sus tradiciones médicas y sus etnias, deberá tomarse en cuenta el efecto de la separación. Cada grupo tuvo que adaptarse a su medio, donde, en el transcurso de esos siglos críticos, se desenvolvieron bajo condiciones físicas e influencias de grupos humanos muy diferentes. Es por eso que sus culturas, peculiaridades biológicas, enfermedades, psicología y necesidades médicas difieren, a veces considerablemente, en función aparentemente del tiempo de aislamiento. En efecto, mientras el grueso de la masa de la humanidad se desarrollaba en el Viejo Continente, los grupos que pasaron a la futura América —cazadores y recolectores del Paleolítico Superior— se desparramaron por todo el Continente. Se les adjuntaron más tarde grupos de cultura más avanzada, que conocían la agricultura y habían perfeccionado sus armas, sus utensilios y su cultura, inclusive sus prácticas médicas. Después de muchos siglos terminaron por dar origen a verdaderas civilizaciones, pero permaneciendo sin contacto permanente con las grandes

corrientes de la humanidad euro-asiática por lo menos por 15 a 20 mil años. Tan sólo esporádicas y débiles conexiones transoceánicas contribuyeron parcialmente a su desenvolvimiento. En el Viejo Mundo, al precio de una durísima competencia selectiva —invasiones, guerras, conquistas, epidemias, etc.— se hicieron descubrimientos trascendentales —rueda, brújula, navegación, acero, pólvora, escritura, etc.— de los cuales no pudieron beneficiarse los habitantes del Nuevo Continente. Los que habrían de llamarse “indios” ni siquiera pudieron desarrollar resistencia contra una variedad de enfermedades comunes en Euro-Asia y, por ello, debieron pagar muy cara su incomunicación. Etnicamente, los 'americanos' eran descendientes de pueblos asiáticos que, como vimos, cruzaron el estrecho de Behring. Eran mongoloides y, a su vez, una compleja mezcla de múltiples linajes. A través de los milenios es posible que incorporaran, en sus constantes migraciones, los más diversos aportes. En su oportunidad llegaron al Nuevo Continente pequeños grupos de otras etnias. Arribaron a las playas de la futura América, por el Pacífico, engrosando su acervo genético y enriqueciendo su cultura, representantes de las antiguas civilizaciones del Lejano Oriente: China, Japón, Indonesia, Indochina, así como malayos y polinesios. Tal vez, como sostienen algunos, representantes de pueblos africanos, semitas y europeos, llegaron también por el Atlántico. Tanto por esas contribuciones cuanto por las influencias ambientales, los indios muestran una diversidad de tipos —razas para algunos autores— que difieren en sus caracteres físicos, psicológicos y culturales. Los antropólogos han establecido varias clasificaciones de los aborígenes de América. Entre las tribus sudamericanas se describen cerca de cien, muchas de ellas notablemente diferenciadas. Los estudios taxonómicos clásicos —estatura, craneometría, etc.— no han sido decisivos para establecer clasificaciones. Los basados en grupos sanguíneos muestran, por una parte gran homogeneidad (predominio del grupo O y Rh positivo), pero no se ha podido precisar aportes de grupos diferentes a los mongoloides. (55) Así, variadamente conformados, se aclimataron a una diversidad de nichos ecológicos: en los hielos, en las tundras, las praderas, los bosques y las selvas, los montes y mesetas, las playas y las islas. Una mayoría de las tribus sólo alcanzó el nivel de las sociedades primitivas, pre-alfabetas. Permanecieron como cazadores y recolectores, regidos por normas asociativas y predominio del 'status' tribal, laxamente organizados, con agricultura incipiente, por lo general nómadas y fieramente belicosos. Paralelamente, otros grupos, localizados unas veces en regiones tropicales selváticas como los mayas, pero por lo general en regiones cordilleranas y mesetas templadas, como los aztecas y los incas, florecieron en verdaderas civilizaciones. En Sudamérica, las iniciales etapas de organización social se agruparon en pueblos agrícolas como los 'ayllus´, dieron paso luego a estructuras administrativas cada vez más amplias, llegando a conformar imperios. El último en consolidarse fue el Tawantinsuyu (las cuatro regiones) de los Incas, que en cierto modo, fue aglutinador y sucesor de varios otros que habían emergido antes en las costas, valles y altiplanicies de lo que serían después las actuales repúblicas del Ecuador, Perú y Bolivia. Los Incas no alcanzaron progresos tan importantes como el uso de la rueda y del acero; en la escritura y astronomía, no pudieron equipararse con los mayas; pero en cambio sus ritos religiosos fueron menos sanguinarios. Suplieron hasta cierto punto su falta de escritura con un complicado sistema de contabilidad y registro los 'khipus´, hilos de lana de colores y anudados con significaciones precisas. En general, su cultura se hallaba en un período de transición; a nivel de las clases gobernantes habían superado el tribalismo, con una organización imperial teocrática y paternalista, una agricultura sistematizada, ingeniería colectiva, comunicaciones eficientes y literatura trasmitida verbalmente. Los Incas iban en camino de una plena sociedad abstractiva. Su pueblo se mantenía en condiciones sociales mucho más primitivas. Sus medicinas corrían rumbos paralelos.

Los futuros contendores, hispanos y andinos, no tenían conocimiento mutuo de su existencia, mientras el siglo XV corría hacia su terminación. Los europeos tenían ideas controvertidas sobre la posibilidad de que el mundo fuese una esfera y, como consecuencia, pudiese hacerse el viaje hacia el poniente para llegar a las tierras del Asia. En el otro extremo, los Incas se dice que recibieron augurios de la llegada de blancos barbudos 'wiraqhochas'. Allende el Atlántico, la península terminal de Europa, experimentaba la culminación de una guerra de casi ocho siglos librada por los españoles por sacudir el yugo islámico. En Sudamérica, el dilatado imperio de los cuatro suyus se extendía cabalgando sobre los 'antis' (Andes) con sus flancos en las vertientes orientales de trópico y las marítimas occidentales y prolongándose desde más allá de Pasto en la actual Colombia hasta el río Maulé en Chile y Tucumán en la Argentina. Ambas sociedades, la hispánica y la andina, se habían fraguado en largas y enconadas luchas, pero sus diferencias eran más importantes, más profundas que sus similitudes. Los Incas se aventuraban lejos de las costas en sus primitivas embarcaciones, pero los hispánicos, representantes de la tradición cultural occidental, fueron quienes atravesaron la mar Océano en una portentosa aventura de exploración y conquista, llegaron a las Indias Occidentales, como las llamaban ellos, y abrieron un mundo nuevo. La civilización occidental a la que pertenecían los españoles, y la islámica, de la que eran representantes los árabes que por tanto tiempo dominaron la península, fueron a su vez, fruto de largos procesos; aprendieron las complejas artes de la guerra y la diplomacia, la obligada convivencia material y espiritual con muchas otras culturas y muchos otros países, y llegaron a constituirse en cumbres de perfeccionada habilidad social, política, cultural y científica en sus respectivos campos. Inicialmente fueron los musulmanes quienes tuvieron la superioridad casi en todos los renglones, pero finalmente, los paladines de la cristiandad occidental, gracias a su valerosa tenacidad y su impetuosa fe religiosa, lograron imponerse sobre sus seculares enemigos. Fue así cómo, el 2 de enero de 1492, se rindió el último bastión árabe en España. Ese mismo año, en tanto que el grueso de los islamitas desaparecía del panorama peninsular, se ordenó la expulsión de los judíos; la mayoría de ellos se desparramó por Europa y el Cercano Oriente, restando su aporte al progreso de España, recién liberada y consolidada. Quedaron, sin embargo, en la península, no solamente los descendientes de las mezclas de las tres razas, sino también los marranos, conversos de última hora al cristianismo. De mayor importancia, y definitivamente incorporadas a la cultura hispánica, quedaron las grandes conquistas realizadas por árabes y judíos durante la prolongada convivencia. Fueron tan importantes dichos aportes en Literatura, Filosofía, Ciencias y particularmente en Medicina, unos elaboración y trasmisión de los conocimientos greco-romanos, otros originales, que transferidos a lo largo de varios siglos al resto de la Europa medieval, determinaron el progreso de la cultura occidental. Ese año de 1492 había de ser decisivo para la América y para el mundo todo. El 3 de agosto zarpó de Palos, rumbo al oeste, la magra flotilla de don Cristóbal Colón, lanzándose a la más atrevida aventura humana en murbos siglos. El Almirante de la Mar Océano esperaba encontrar las tierras de Cipango y de la India. Recién el 12 de octubre resonó el grito de '¡Tierra!'. Colón después de sus exploraciones, quedó convencido de haber llegado a las fabulosas Indias Orientales, al país de las especias y del oro, navegando hacia occidente. El Almirante murió pobre y amargado, sin saber siquiera que había descubierto un nuevo Continente que no llevaría su nombre. Los aborígenes no sospecharon la tremenda calamidad que caía sobre ellos y quedaron definitiva-mente como "indios”.

Cuarenta años después del descubrimiento de América, Francisco Pizarro y sus compañeros llegaron a Cajamarca (Qasamarca) en el Perú, se deshicieron aleve, codiciosa y precavidamente, del Inca Atahuallpa (Atau Wallpa) e iniciaron la asombrosa empresa de la conquista del Tawantinsuyu. Comienza de ese modo el violento choque de dos culturas desiguales, no sólo en la magnitud de sus recursos materiales y de su tecnología, sino también en el sentido trascendente de sus tradiciones y costumbres. La presencia hispánica cumplió su objetivo, conquistó el imperio y explotó sus riquezas, aun mayores de lo que pudieron imaginar; aniquiló la aristocracia incaica que no aceptaba el sometimiento; esclavizó solapadamente a la gran masa de los antiguos súbditos del imperio; destruyó sus ídolos y templos y trató de suplantar las antiguas creencias con el cristianismo; mezcló su sangre con la de los andinos, produciendo un progresivo mestizamiento casi siempre junto a una bastarda degradante y diezmó inmisericordemente a los mitayos que extraían para ellos los tesoros de las minas. España, en pocos años, a costa de grandes sacrificios y con arrojo inaudito, sometió al imperio, exploró gran parte del Continente y lo colonizó, ahogando en sangre las rebeliones. Pero, al mismo tiempo, introdujo sin reparos sus avances tecnológicos; a la larga llegó a fundar Universidades; implantó una pesada administración y trató de hacer cumplir leyes, muy justas, que casi siempre quedaban en el papel; traspasó lentamente su cultura y, finalmente, sembró, aun sin pretenderlo, la semilla de sus virtudes y de sus rebeldías, que florecerían, tres siglos más tarde en las nueve repúblicas hispanoamericanas de la América del Sud. En los dramáticos y luctuosos años de la Conquista y en los tumultuosos, devastadores y, al mismo tiempo, fecundos de la Colonia, convivieron en perpetua lucha, sorda y solapada casi todo el tiempo, pero esporádicamente feroz y despiadada, los dos grupos contendores, las dos culturas. A todo lo largo de esos siglos, unas veces como resultado de las inclemencias del ambiente físico, otras del flagelo de las epidemias y de las infecciones crónicas, o bien como resultado de la explotación, de las guerras, las contiendas entre las facciones o de la desorganización y de la ignorancia, se destruía la salud de los contendores. En ambos bandos se padecían toda clase de lesiones, las viejas enfermedades recrudecían o aparecían otras llegadas de ultramar, y frente a todo ello, cada vez con mayor frecuencia y mayor eficacia, estaban los curanderos y los médicos. Con habilidades e ignorancias que nos asombran, guiados por ideas contrapuestas, pero con prácticas similares, unas veces con buena y otras con mala fortuna; a veces repudiados pero casi siempre requeridos con urgencia, siempre con gran abnegación, trabajaban los yerbateros, los kallawayas, los curanderos, los empíricos, los charlatanes, los barberos, los sangradores, los cirujanos y los médicos, empeñándose en curar o, por lo menos, en aliviar a sus pacientes, pero llevándoles siempre el consuelo y la esperanza.

La Enfermedad

Cuando por cualquier motivo se rompe el delicado equilibrio que mantiene el organismo en su perpetua adaptación al medio ambiente, sobreviene la enfermedad. Además de las violentas alteraciones debidas a traumas, heridas y tóxicos, muchos de los trastornos de la salud, leves o graves, que sufrían en la época colonial, dependían de causas muy variadas de las que entonces, no se tenía la menor idea. Ni los indios ni los españoles sabían nada de microbios, toxinas microbianas, enfermedades degenerativas, metabólicas o de trastornos de la inmunidad. La fisiología experimental, la anatomía microscópica, las hormonas, las vitaminas, los genes, estaban por descubrirse. Los métodos avanzados de diagnóstico, tratamiento y prevención de las enfermedades eran desconocidos. Las enfermedades y la muerte se atribuían a embrujos, a la mágica potencia de la naturaleza o al castigo de los dioses. Veremos algo de lo que ocurría en aquellos tiempos en los diversos estratos sociales, agrupando los males conforme un criterio informado de los actuales conocimientos hasta donde sea posible. Así revisaremos el grupo de las enfermedades infecciosas, las neuro-psiquiátricas, degerativas, nutritivas, las de la reproducción, las dependientes del clima, la altura, la falta de higiene, la alimentación, las tóxicas, el trabajo y la violencia. Debido a la imposibilidad de agruparlas rígidamente en capítulos separados, habremos de tolerar cierto grado de entrevero entre los temas, para evitar pesadas repeticiones. Enfermedades infecciosas Las infecciones por virus, bacterias, hongos y parásitos en general, juegan papel importante en la vida colonial, no sólo por su presencia endémica o en devastadoras epidemias, sino también por su acción insidiosa en una diversidad de condiciones que ni siquiera eran sospechadas. Guarnan Poma menciona con frecuencia las Ipestilencias' o bien las 'enfermedades', sin especificar su clase ni sus características. Al describir el mes de Agosto dice: “Chajra yapuy killa/ Mes de romper la tierra/ tiempo de labranza/ En este mes las verduras mucho y son sanas. Y en este mes no anda enfermedades ni pestilencias y ’a comida barata, el vino de sobra y la carne buena.” (1) Y en el de “Septiembre/ Coya Raymi killa/ mes de ir- fiesta de la reyna”, enumera “romadizos”, “enfermedad de reumas”, “gota”, “mal de corazones” y los atribuye a “los vientos de hacia Egipto y de la mar aquel hedor y pestilencial y en ellas aplaca y caen los más enfermos en la sierra los morenos y morenas y en los llanos, salud.” Y luego en “Diciembre/ Qhapaj Inti Raymi killa/ Mes de la fiesta del señor Sol/ ... y en este no puede entrar a los llanos los serranos ni los yungas a la sierra porque se mueren luego por las enfermedades y humedades que cría la tierra y el cielo. Y desde este mes están enfermos de gotas, melancólicos, mal de corazón y mal de ojos y de riñones. Y crían sarnas, karachi, cámaras de sangre, mal de valles, cuartanas, tercianas y malos humores en la sierra frío, trabajos; en los yungas, mucho calor, enfermedad.” (1) Del “Fin de mes/ ...y así crió Dios nuestros (alimentos) y comiésemos con nuestro sudor y tuviésemos regalos de enfermedades, pestilencias... Y si no nos guardamos de las enfermedades, riesgos y peligros, moriremos y nos acabaremos.”

Puede apreciarse ya una fuerte influencia española y bíblica en particular, así: el comer con el sudor de la frente y los vientos de Egipto. Las enfermedades llevan los nombres españoles de la época sin la menor precisión: las cámaras de sangre corresponden a las disenterías, el mal del valle —junto a las cuartanas y tercianas— podría también referirse al paludismo. Arzáns, además de atribuir todas las enfermedades a los pecados de los hombres, habla de tabardillos, probablemente tifus exantemático o tifoidea; dolores de costado, que pueden englobar diversos cuadros; corrimientos, que eran: fluxión de los humores que cargan alguna parte del cuerpo, como a los ojos, boca, pechos de las mujeres, etc., o bien a reumatismo; las hinchazones de vientre y dolores de estómago mortales, podían ser cualquiera de una gama de afecciones abdominales graves, intratables en aquellos tiempos. (65) Guarnan Poma señala que: “Hay pestilencia y enfermedades y mucho muerte: es por la causa que no tiene limpia su ánima y limosna y limpieza de las calles y plaza llena de estiércol.” Mezcla así, el alma mancillada por los pecados con la falta de higiene en los pueblos como causa de las enfermedades. También en otros párrafos aparece un factor demográfico, por ejemplo: “Mira que tanta suma de indios podía haber en el reino: dicen que una vez con una pestilencia se murieron muy mucha gente y no lo podían acabar todos los buitres de este reino. Que así lo cuenta.” (1) Y en su: “Cuarta Vicita/ Cuarta Calle/ Unquj runa/ Estos dichos no tienen años por ser ajuntados/ Los que pueden servir han Je servir a los principales/ Calle del cuarto de los enfermos y lisiados, cojos y mancos y tullidos, upa (mudo), ñausa (ciego), unquj (enfermo), wiñay unquj (tullido), makin p’akisqa (manco), janqa (cojo)... etc. Estos servían de pasatiempo, hablar y chocarrear, como son enanos: t'inri, wayaqa; k’umu (corcovado); ch’ejta senqa (nariz hendida). (1) [ 1 ] El procedimiento de los brujos del Tawantinsuyu para persuadir a los enfermos de que se los curaba extrayéndoles o chupándoles los más diversos objetos del cuerpo —y al que nos referimos en el Prólogo— es común no sólo a muchas tribus de Norte y Suramérica, sino también del Viejo Continente. Asimismo lo son las enfermedades atribuidas a la tierra, la lluvia, los manantiales, por dejar caer los alimentos o finalmente por castigo de los dioses. Sobre la viruela, Guarnan Poma nos da una información espuria, seguramente por influencia española: “Pestilencia de sarampión y viruela muy grandísima en tiempo de Wayna Khapaj Inka, se murió mucha gente y el Inka. Dicen que se había metido en una cueva de piedra del miedo de la pestilencia y de la muerte y allí dentro murió.” Dato que Betanzos (51) narra así: “... en de los cuales seis años que en el Quito estuvo le dió una enfermedad la cual enfermedad le quitó el juicio y entendimiento y dióle una sama y lepra que le puso muy debilitado y viéndole los señores tan al cabo entraron a él.” Y que la Sra. Martín Rubio comenta diciendo: “Parece que Guaina Capac murió de viruela.” (52) En realidad el sarampión y la viruela fueron introducidos posteriormente en el Perú, donde el año 1589 provocaron una devastadora epidemia. Por su parte Garcilaso nos da la siguiente versión: “Estando Huaina Cápac (Waina Khapaj) en el reino de Quitu, un día de los últimos de su vida, se entró en un lago a bañar, por su recreación y deleite; de donde salió con frío, que los indios llaman chucchu (chujchu), que es temblar, y como sobreviviese la calentura, la cual es rupa (rupha) que es quemarse, y otros días y los siguientes se sintiese peor y peor, sintió que su mal era de muerte,

porque de años atrás tenía pronóstico della, sacados de las hechizerías y agüeros y de las interpretaciones que largamente tuvieron aquellos gentiles; los cuales pronósticos, particularmente porque hablavan de la persona real, decían los Inkas que eran revelaciones de su padre el Sol, por autoridad y crédito a su idolatría.” (2) Arzáns distingue entre las pestes habituales, que azotaban la Villa Imperial en los inviernos, y “la Peste”, que se presentó como una violenta epidemia, era la Peste Bubónica. Ya en 1707, dice de ella: “En los meses de enero y febrero de este año, reinó una gran peste en esta Villa de que murieron muchos, y juntamente se experimentó mucha falta de lluvias.” Describe cómo murieron también varios padres jesuítas y describe los nombres y virtudes de cuatro; añade luego: “Fue notable este año de 1707 por septenario, por la peste, carestía de pan que causó su esterilidad y demás frutos de la tierra, y juntamente las disensiones, tiranías, odios y pendencias, que de todo se exprimentó en esta Villa.” (3) En 1714, además de la peste, menciona accidentes originados por partos en que murieron varias señoras de la nobleza “que previno el cosmógrafo de la ciudad de los Reyes”. En 1716 la peste se llevó a mucha gente y “algunas personas de cuenta... así de España como peruanos.” En 1723 sobrevinieron en primavera “accidentes de cólera mortales”. [2] Sobre la eficiencia de la actividad médica, Arzáns suele dar noticia más de sus fracasos que de sus éxitos, así por ejemplo: “... noticia de cómo quedaba en la ciudad de la Plata muy al cabo el señor arzobispo poco después que se fue de ella; el 13 se supo como quedaba sin esperanzas de vida. Pero, habiendo inmediatamente mejorado, repentinamente el viernes 26, estando en consulta los médicos sobre que no se le quitaba la calentura, se les quedó muerto a las 10 de la noche.” O bien: “Mas al fin prevaleció la razón y se definió el pleito en favor de la Villa, apresurando más el buen efecto la muerte del arrendador don Juan Asensio que fue el 17 de julio de este año, de un achaque no conocido de los médicos...” (3) Para el Alto Perú la viruela fue un flagelo terrible. La épidemia de viruela y probablemente de sarampión, tuvo efectos catastróficos para los indios entre 1589 y 1590. “Es también curioso que Arzáns no mencione en este capítulo o el siguiente la gran epidemia de viruela que diezmó a los indios de Potosí en 1589 y que causó gran preocupación en la Audiencia de la Plata y el cabildo de Potosí. (4) Esa epidemia preocupaba a las autoridades españolas no sólo por su alta letalidad sino por sus repercusiones laborales. (6) “La demanda de esclavos negros aumentó por la gran mortandad causada en la clase indígena por las terribles pestes de viruela, sarampión y neumonía que asolaron las Indias desde México hasta Buenos Aires, en el curso de los años 1586 a 1589.” (5) [3] Hoy se considera la viruela desaparecida, pero durante la Colonia la lucha por establecer la variolización primero y la vacunación después, fueron arduas y prolongadas. Todavía en 1956 el Dr. Juan Manuel Balcázar manifiesta: “La enfermedad se hizo endémica y lo es todavía, sobre todo en Bolivia, a pesar de la profilaxis fácil y segura. Contra la viruela el único consejo era huir con las tres “eles”: “lejos, luego y largo tiempo”. La práctica de la variolización por inoculación directa, generalmente de brazo a brazo, del material de las costras o el fluido de la enfermedad, procuró enorme alivio a pesar de la encarnizada resistencia de ciertos sectores ignorantes o fanáticos y duró hasta los primeros años del siglo XX. En cambio fue apoyada y difundida a principios del siglo XIX por la corona española. (Real Orden de 1803). En 1805 comenzó a usarse la escarificación con agujas. En Bolivia se ha

practicado la variolización simultáneamente con la vacunación hasta los primeros años del siglo XX.” (7) La Peste Bubónica era desconocida en las Indias: “Fray Felipe Salvatore Gilig, manifiesta: Dios nos libre que en América se uniere (a las demás epidemias) la Peste, pero no sé por que admirable providencia, no hay memomoria de que haya pasado nunca... por misericordia del Señor.” (84) Sin embargo, llegó, y fue con seguridad la más aciaga de las epidemias que sufrió el Perú colonial. Se extendió, en realidad, por toda la América española y sus efectos lian sido bien descritos por Arzáns. La gran epidemia de peste bubónica que recorrió Europa en 1348, fue magistralmente descrita por Boccaccio, retornó varios años, llegando a Potosí por vez primera en 15G0. El ataque más severo se produjo en 1719: “...a principios del mes de octubre de 1560, como castigo de Dios por los abusos de los españoles contra los indios, comenzó en esta Villa una mortífera peste, de un mal no conocido, de tal suerte que, heridos los hombres del contagio el que más l’egaba a vivir eran 24 horas, pues hubo algunos que no llegaron a 3... Para que se conociese que la indignación de Dios era solamente contra los españoles, permitió su divina majestad que a ninguno de los indios, siendo a la sazón su número de 20.000, no tocase la peste a ninguno, con estar sirviéndo’os dentro de las mismas salas y aposentos. Fue cosa admirable lo que se vió en esta peste, pues variando el accidente unos se hinchaban desde los pies hasta el estómago y morían, otros abrasados de una fiebre maligna a las 24 horas expiraban, otros se llenaban de unas grandes hinchazones avejigadas de las cuales reventaban podre asqueroso y hediondo, con lo cual brevemente acababan sus días. Continuó su rigor los meses de octubre, noviembre y diciembre de este año y pasó al siguiente en cuyo término murieron 400 españoles.” (3) Después de larga enumeración de los pecados que cometían los habitantes de la Villa, entre los que Arzáns recalca la incomprensión e impunidad de los pecados: el ejercicio de la más terrible codicia, la lascivia que enseñoreaba la Villa, la deshonestidad en las carnestolendas, los desacatos a los sagrados estandartes, etc., etc. También señala los presagios y augurios que anunciaron el flagelo: la ruina de la iglesia y convento de Santo Domingo, los sermones contra la sensualidad, codicia, latrocinio, homicidio, injusticia y otros que resultaban infructuosos; las predicciones de los predicadores jesuítas; la exhalación aparecida en la noche del 14 de junio, que hizo temblar el cerro y fue atribuida a los planetas; la comprobación del nacimiento de una criatura bicéfala; los desacatos contra la hostia sagrada, etc. Hace largos comentarios sobre la llegada de la peste a Buenos Aires, su propagación, su diferencia con las pestes habituales, y los informes 'científicos' del médico don Matías Ciríaco y Selda, del doctor Gonzalo de Illescas, de Juan Boccaccio —cuyas descripciones de la peste de Florencia compara con las de Potosí— y hace luego una larga disquisición astrológica, los efectos de ’os astros, las consecuencias económicas del flagelo y la caritativa actitud de los jesuítas y betlemitas con los apestados. [4] “... no favorecían (a la propagación de la peste) la suma pobreza de indios como españoles y que morían porque no les faltase para sus tahurerías, en la mesa de juego les anochece y en ella misma les amanece el día, para el gasto de las delicias del plato, los aparatos de la casa, la multitud de criados, los gastos de pretensión, etc. asi mucho daño hizo la peste pero mucho más la pobreza porque el accidente requería sudores, clisteles (enemas) y yerbas que corrigiesen la cólera, substancias (porque totalmente se quitaba la gana de comer) y los pobres no tenían cama que les abrigase para sudar sino una manta o una jerga vieja, ni quien ni como disponer los clisteles, ni qué córner totalmente, y así el pobre que

caía herido su remedio era la muerte.”(3) Es encomiable la perspicacia conque Arzáns compara los síntomas de la peste descrita por Boccaccio con la que asolaba Potosí; asimismo compara la forma de propagación, la mortalidad que produjo y la combinación de las causas culpables del flagelo: la ira de Dios en castigo de los pecados, el influjo de los planetas y causas 'naturales' como el contacto y aun la mirada a un enfermo. En cuanto al modo de transmisión, es probable que las ratas no jugasen papel alguno en Potosí y otras localidades de la Audiencia de Charcas, pues no las había, pero en cambio el contacto directo, y tal vez las pulgas, en un ambiente de aglomeración y antihigiénico, han debido ser más que suficientes. Arzáns también comenta sobre las prácticas religiosas, los santos a quienes se recurría para que intercediesen ante Dios; los perjuicios económicos; la inconducta de los mineros ricos; la misericordia y abnegación de los sacerdotes, haciendo finalmente narración detallada de casos especiales. [41 Tienen importancia las decisiones del cabildo de Potosí: “Viendo tanta y tan continuada mortandad, el piadoso cabildo, y que lo más que consumía a los enfermos era su pobreza, juntaron hasta 1.200 pesos, ayudando el comercio y otros vecinos, y dieron a los caritativos padres jesuítas y a los curas de la Matriz esa cantidad para que al administrarles los sacramentos, reconociendo la pobrera de cada uno los aliviasen con aquella limosna. También dispuso el cabildo acudiesen los médicos a los pobres sin paga, y a las boticas que recibiendo las recetas las diesen, obligándose a pagar todos los costos...” (3) Sobre la práctica médica en medio de la mortandad se puede tener una idea del número de muertos en los diversos oficios y condiciones: "... 130 oficiales de la labranza (beneficio de la plata en el ingenio) y hubo que parar ésta porque no quedó quien supiese cortar la plata... todos los indios de la mita perecieron, y tuvo que parar la Ribera, de los famosos barreteros de la Villa murieron 140 que hicieron grandísima falta, cuarenta indios matarifes, de los horneros y oficiales de panaderías 300 personas. En cuanto a los oficiales mecánicos fue muy lamentable la pérdida y falta, pues sólo cuatro barberos llegaron a quedar habiendo muerto 38, que ya no había quien diese una sangría, que la barba unos a otros se la hacían. Zapateros perecieron 46, sastres 72, carpinteros 39, y así de lo demás que todos hicieron grandísima falta.” (3) “Los indios de la nueva mita se escaparon al ver la situación, muriendo los que no lo hicieron. El alcalde Juan de Otalora mandó abrir fosas profundas a espaldas del sagrario de la iglesia de San Martín a su costa para enterrar a los diferentes pobres, poniendo capas de cal viva sobre los cuerpos. La mayor y más incomparable lástima que en este estrago rompió los corazones de dolor fue más de 800 criaturas de pecho que quedaron sin sus madres... andaban las piadosas mujeres de casa en casa con ellas buscando otras que por estar criando tenían leche...” (3) Si bien se evitó las aglomeraciones en las iglesias el culto se manifestaba encendiendo cirios: “En la Matriz y en todas las iglesias de las religiosas (órdenes) y parroquias se vieron arder 30.000 luces de cera (desde una cuarta harta dos libras y tres más o menos) que no cabían en las iglesias y cementerios, en bufel.es y en los suelos, que en cosas del culto divino y devoción con las ánimas ya se ha dicho lo que es Potosí. Ese día y el siguiente de conmemoración de difuntos —1* y 2 de noviembre— cesó el número de los muertos... ” (3) [ 5 ] “Diez meses mantuvo Dios la peste y

epidemias, aunque pasado dicho mes cesó de modo que ya no morían al día más de solamente en toda la Villa, uno, dos o cuatro, y había de ninguno, y aunque había muchos enfermos los más mejoraban con brevedad. Murieron 22.000 de entrambos sexos, calidad y edades. Algunos más acrecentaron en el número en los principios de este año de 1720, aunque respecto de lo que después se vió la ciudad del Cuzco y otros pueblos fue con mucha piedad lo de esta Villa. Antes de que llegase al mes de diciembre ya tenia destruidas las villas de Oruro, Cochabamba y Tarija, con inumerables pueblos de indios, y las ciudades de La Paz, Arequipa y Cuzco, y en esta fue mayor el estrago como donde habitaba ¡numerable gentío de sus naturales, pues afirman cartas de aquella ciudad que en seis meses habían muerto 70.000 personas, y si se continúa el tercer año que es el de 1721 (por cumplirse lo que dijo el cosmógrafo de la ciudad de los Reyes, que a tres horas que duró el eclipse de sol que se vió el 15 de agosto de 1719 le corresponderían otros tres años de males) y sin poner duda, desde Buenos Aires hasta Los Reyes se llevará más de medio millón de gente.”(3) Además de los estragos en Potosí y otras ciudades señala: "...en 1719, en los pueblos más cercanos del contorno, de indios en que murieron de la misma peste más de 10.000 personas. Caiza, Porco, Puna, Chaqui, Tambo de Bartolo, Siporo, Chulchucani, Potobamba, Tinguipaya, Salinas y Tarapaya, sin otros 12 más lejanos quedaron destruidos. En la ciudad de La Plata y sus contornos se va experimentando el mismo estrago...” (3) No terminaron ese año de 1720 los ataques de la bubónica en la Audiencia de Charcas. Se produjo su recrudescencia en 1726 y 1729. Se dan referencias a los tratamientos usados. [6] En la obra de Arzáns no hemos encontrado informaciones sobre el paludismo salvo la siguiente: “...don Agustín de la Tijera, cántabro de nación, contador de la hacienda real y corregidor de la provincia de Chayanta. Cortó pues la dura parca el estambre de su vida el 18 de diciembre de 1716 en el asiento de Ocuri originando su mal de la ida al puerto de Arica... y se volvió este ministro con una fiebre cuartana, que sobre ella dándole otros accidentes lo mató en la flor de su vida.” (3) Poma, como vimos, habla ya de tercianas y cuartanas. Las enfermedades respiratorias fueron muy comunes, particularmente las agudas: “...llegaron el presidente La Gasea con sus tropas a Andahuayllas, donde se detuvieron casi todo el invierno, que fue recio por lo mucho que de día y de noche llovía (en realidad era el verano con sus lluvias y frío en las alturas), y enfermaron más de 400, a los cuales curaron con mucho cuidado.” (3) “Cayeron muchas casas con el gran peso de la nieve y en ellas perecieron algunos indios y españoles. Finalmente duró el caer más de dos varas. Varios cronistas afirman que después de esta rigurosa nevada les sobrevino a todos los moradores de esta Villa una cruelísima peste de catarro y toses de que murieron muchos y que desde aquella ocasión en todas cuantas nevadas caen en esta Villa sucede lo mismo. Pasados los 10 días de esta nevada se descubrieron en el rico Cerro dos vetas caudalosas de plata. Con este nuevo tesoro olvidaron los vecinos las recientes fatigas, de que muy gozosos decían: 'Si tras de las nieves han de devenirnos estos bienes, caigan del cielo en crecidos copos cada día y cada hora brótenos el Cerro copiosos marcos de plata. Ario que no les nevaba no lo tenían por bueno. Lo que yo veo (insiste Arzáns) en estos tiempos es que todos los de esta Villa en viendo nublado por mayo, junio, julio hasta agosto, clamamos a Dios que nos nieve del cielo, porque en nevando no produce plata la tierra sino lodos de media vara, ciénegas, ruina de casas, y el aire crueles catarros, pechugueras y otros molestos y aun gravísimos ataques.” (3) En 1709 y 1734 arreciaron:

"... los catarros, corrimientos, dolores de costado, seco en unos y otros que arrojaban sangre, pechugueras y fiebres malignas y fueron causa de gran mortandad.”(3) Sobre las denominaciones de las enfermedades: “'Chavalongo1 la tifoidea o el tifus; 'tabardillo pintado'-, la misma enfermedad con exantema; ’estiomeno', muerte de una extremidad, 'conócese en que punzando sangrando el miembro no tiene sentido ni dolor'; 'ranuela', tumor prenatural' situado debajo de la lengua; 'esquinencia', inflamación de la garganta, por fuera, por dentro o ambas; 'pasmo' o ’enfermedad de los nervios' con convulsiones parciales o generales, o bien algunas enfermedades pulmonares graves; 'culebrilla' eruptiva localizada especialmente en la barba; 'perlecía' igual a parálisis; Igarrotillo', angina maligna con membranas en la laringe y muerte por ahogo.” (7) Los Ulloa, en su descripción de la influenza, precisan la rapidez con que se instala, la variabilidad en su severidad según las personas, lo corto de su duración, la convalescencia prolongada, la letalidad de los casos que se prolongaban, la velocidad del contagio y compromiso general de la población. Añaden: “Las enfermedades más frecuentes que en ella se conocen (alturas) son las constipaciones, afectos de pecho, pleuresías y reumatismos y las fiebres intermitentes en las partes bajas. El asma, que le llaman ahoguidos, se cura cambiando el aire. El uso inmoderado de las bebidas alcohólicas y el mal venereo en el Alto Perú debilitan la naturaleza. Las lombrices que se curaban con el zumo de la yerba llamada hedionda, las viruelas, el arrojar sangre por la boca, eran enfermedades de las alturas y el pasmo de las partes bajas. La pleuresía se curaba con el hígado de zorrillo. En algunos climas cálidos se conocía el mal de San Lázaro y la culebrilla, esta última se creía ser importada por los negros de Africa.” (7) y (60) Las enfermedades pulmonares crónicas debieron ser comunes, particularmente entre los mineros de la mita. Comentaremos en su oportunidad las condiciones de ese trabajo, pero adelantamos, por únicos en relación a la acción del polvo de mineral en el laboreo de las minas: "... en las primeras décadas del siglo XVII Potosí, entre sus dificultades, tuvo que confrontar la competencia de Oruro que acaparaba muchos mitayos. En 1611 no se podía conseguir ni la mitad. Los pueblos que los proveían estaban despoblados por los mismos males que producía la mita. El oidor Muñoz de Cuéllar, que hizo un recorrido del distrito de la Audiencia, comentó: 'He visto con mis propios ojos que los indios llevados a Potosí de las tierras un poco calientes van como condenados a muerte, pues ya no vuelven de allí y si lo hacen es con una tosecilla causada por el polvo de los metales que los acaba en cuatro a seis meses.” (5) No obstante la inseguridad de los diagnósticos de tuberculosis en la época colonial a que ya nos referimos, puede elucubrarse sobre su participación en el cuadro pulmonar de los mitayos. “El protomédico Martínez Dobles, en Córdoba del Virreynato de Buenos Aires, al ser preguntado si la ´tysis' que se había propagado en la capital y sus alrededores, era o no contagiosa, respondió en una larga memoria en sentido negativo.” (39) y (7) “El Dean de la catedral (de la ciudad de La Plata), Agustín Salinas y Pino, murió de tisis inveterada, enfermedad a cuyo contagio se tenía mucho miedo. Como era costumbre en casos similares, se resolvió quemar todas sus pertenencias, incluyendo el forro de su coche, las cortinas, muebles, ropa, servicio de mesa, breviario, rosario y libros. La quema se hizo en la huerta de Huayrapacha en los extramuros, en presencia de un oidor en tres hogueras separadas, hasta que todo quedó reducido a cenizas. La platería se llevó a la tienda del maestro mayor platero don Melchor Estrada. Se le entregó dos orinales o vasenillas, una palangana, un servidor, varios cubiertos, dos bombillas y un bastón de pufio de oro, todo lo cual quemó en la fragua, y así quemados se devolvieron al albacea.” (5)

No podemos precisar hoy día el diagnóstico de la enfermedad pulmonar crónica del deán, sin embargo, la perspicacia y arte de los médicos coloniales que atendían a los dignatarios civiles y religiosos, no puede ser subvalorada. Tenemos pocas informaciones sobre la patología de las ciudades de los valles y el trópico, pero es casi seguro que, además de la que sufrían en el altiplano, tendrían mayor número de parasitosis de todo tipo, anemias y otra multitud de afecciones disimuladas por la benignidad del clima y el aislamiento. Las alteraciones mentales de los habitantes del Alto Perú, individuales y colectivas, cuando sobrepasan ciertos límites son dignas de mencionarse. Entre las primeras están las de los españoles, que transformaban aun a los más humildes y honestos, en presuntuosos, crueles, lascivos y deshonestos. Su contrapartida era la que sufrían los indios, que después de la derrota definitiva quedaron tímidos, sumidos, dóciles, pero taimados y reservados. Otras alteraciones, que comprometían tan sólo a grupos de españoles, ocurrieron por ejemplo como consecuencia del pánico que se apoderó de los habitantes de Potosí después del desastre de la laguna de Caricari. “Los españoles que cruzaban el Mar Océano al Nuevo Mundo se portaban como hidalgos desde el momento que desembarcaban, no importa cuan humilde hubiese sido su posición en España, según Arzáns. Casi dos siglos antes, las cortes de León y Castilla, en 1548, se enteraron de que los españoles en las Indias perdían rápidamente el hábito de trabajar, consumían sin producir y ’como hombres de mal sosiego buscaban bullicios y desasosiegos en que se ocupaban' 'En Potosí eran los más orgullosos y los menos dados a trabajar':. El oidor Juan López de Cepeda los describía en 1585 como 'un género de gente el más perverso que el mundo ha creado.' Pino Manrique informaba unos cincuenta años después de la muerte de Arzáns, que en el Perú generalmente alguien medra a costa de alguien; el Perú debía llamarse 'reino de la concusión y el repartimiento'...” (4) Debe añadirse todavía una tendencia a la violencia, de la que hablaremos posteriormente, dando así una fisonomía característica al español de las Indias y particularmente al de Potosí, apreciable a través de muchos cronistas. La conducta de criollos y mestizos seguía un curso semejante, agravada en en los últimos por un sentimiento de venganza contra sus padres y de abuso contra sus madres. Sólo “los indios”, después de ver prácticamente aniquilada la descendencia de los Incas con la ejecución de Tupaj Amaru, se doblegaron mansamente, por lo general, y siguieron siendo mitayos y yanacunas, muriendo año tras año y siglo tras siglo, en el sistema de la mita y con el vicio de la coca. Entre las curiosas alteraciones narradas por Guarnan Poma están las de algunas Coyas: “Y esta señora Mama Yunto Cayan/ Coya/ Fue muy triste de corazón, bizarra mujer de cuerpo y muy humilde. De tan humilde no se metía en fiestas ni taquíes ni danzas, ni era amiga de criadas sino pocas. Muy amiga de criar enanitas y corcovadillas y ñustas princesas. Y esta señora de pocas cosas lloraba, apretada de corazón y fue miserable. Y comía muchos manjares y más comía coca por vicio, durmiendo tenía en la boca. Fue amiga de riquezas oro y plata.” (1) “Quinta Coya/ Chimbo Mama Cawa/ Fue primer casada con Khapaj Yupanki. Esta señora fue muy hermosa y apacible y humilde de corazón. Después de haberse casado le dio mal de corazón que cada día dicen que le daba tres veces y gritaba y daba voces y arremetía a la gente y mordía y se rasgaba la cara y se arrancaba los cabellos. Con esta enfermedad quedó muy fea y no podía gobernar la tierra. Y así dicen que parió esta señora del mal del corazón que le había dado. Se la comió un hijo y se murió. ..” (1) Un caso típico de depresión con intensa melancolía, otro de cefalea intratable y un tercero de delirio agudo, así como varios de gravedad, curados milagrosamente, o consecuentes al castigo de Dios, pueden leerse en 171 De gran interés es el caso del Arzobispo Molleda de La Plata, quien sufrió de ataques epilépticos y vino a morir en Cochabamba, trasladado desde La Plata en una litera. [8] [9] Otros dignos de mención son: la enfermedad y muerte de don Pedro Vicente Cañete,

famoso político realista paraguayo; las de don Alonso Granero Dávalos, obispo de Charcas y la del general argentino don Juan José Castelli. [10] El prolijo estudio sobre Charcas, que edifica Barnadas (91) en su tesis CHARCAS utiliza una enfoque muy diferente para proporcionar, en forma concisa y muy bien documentada, la información básica sobre el panorama étnico, demográfico, histórico, social y económico (pero no biológico ni antropológico) de la Audiencia de Charcas. Dichas informaciones clarifican la comprensión del marco en que se desarrollan los fenómenos sanitarios y médicos de que tratamos, pero sensiblemente, ignoran prácticamente las facetas de la salud y la medicina. Debemos, copiar sin embargo, su referencia a la aparición de lo que se llamó el Takiy Unquy: “Sólo recientemente ha sido presentado con cierta coherencia el movimiento mesiánicorevolucionario llamado ya entonces Takly Unquy (= enfermedad del canto) que puso en vilo (con las rebeliones) a las autoridades de la parte meridional del Perú...” Al parecer los Takiy Unquy estaban constituidos por cantos (y danzas como casi siempre se acostumbraba) de protesta, lamentación e incitación a la rebeldía. Habrían sido atizados por los hechiceros (sacerdotes) andinos que buscaban la restauración político-religiosa. Es discutible que puedan ser incorporados al grupo de las alteraciones patológicas provocadas por la colonización y sí, más bien, como manifestación violenta del tantas veces comentado choque de las culturas. Amor y sexo “... no hay humano artífice que pueda imitar —dice Arzáns— aun en lo más comprensible las obras de la naturaleza. Pregone esto aquel gusano que se halló en los años de 1709 en el fértil valle de Cochabamba, entre las hojas de una mazorca de choclo. Era poco más delgado que el dedo meñique de la mano, pero con rostro humano de doncella de tan perfecta belleza en tan pequeño bulto que pudiera competir con el de la griega Helena o con el de las tres diosas de la discordia. Sacado este juguete de la naturaleza de su centro (que eran las hojas de aquel choclo) vivió cuatro horas con admiración de cuantos lo llegaron a ver.” Lugar importante en las referencias de los cronistas, particularmente de Arzáns, lo ocupa todo lo referente al amor, al sexo, la reproducción y problemas relacionados. Aparecen entremezclados con hechos de violencia y de lascivia, de crímenes y comentarios acordes con las ideas de la época, de modo que es imposible transcribirlos en forma ordenada. El amor, traducción de la ancestral urgencia de perpetuar los genes, es el gran motor de infinidad de incidentes, que Arzáns narra con mucha fantasía y glosando a los clásicos hace grandilocuentes descripciones. Asi por ejemplo: “Es para notar lo terrible y violento del amor y la variedad que se experimenta, pues en unos es agudo, en otros loco e impetuoso; en otros alegre y risueño, en otros turbulento y confuso; en otros bárbaro y desnaturalizado; en otros mudo y vergonzoso; en otros engañoso y traidor; en otros inconstante y transitorio; en otros pegajoso; en otros caprichoso y desigual; en otros flaco y sencillo; en otros dormido y lerdo; en otros alocado; en otros furioso; y en otros desesperado. ¿Cómo ha de hacer distintas operaciones? Y a esta moza desgraciada le causó lo peor, que fue la vida y el cogerla en pecado.” (3) Consecuente Arzáns con lo dicho, relata episodios y aventuras de asuntos amorosos, mezclados con celos, venganzas, pecados, milagros y extravagancias; muchos sirvieron de argumento para otros autores, que con frecuencia ni lo mencionan. Estos autores han sido enumerados por los editores de su HISTORIA. Los andinos aceptaban los fenómenos de la reproducción con naturalidad, pero consideraban como de mal augurio todo lo que se apartase de una estricta normalidad, asi la gemelaridad del mismo sexo, los diversos defectos congénicos, etc. [11] En cambio aceptaban como un signo de felicidad el nacimiento de gemelos de sexo diferente. Reveladora por su contenido mítico, asi como impresionante por su primitiva belleza, es la narración que aparece entre las leyendas de Huarochiri:

“Cavillaca (Kawilkaka) era doncella desde siempre. Y como era hermosa, los huacas (waqas), uno, ya otro, todos ellos: voy a dormir con ella diciendo´ la requerían, la deseaban. Pero ninguno consiguió lo que pretendía. Después, sin haber permitido que ningún hombre cruzara sus piernas con las de ella, cierto día se puso a tejer al pie de un árbol de lúcuma. En este momento Cuniraya (Quiraya), como era sabio se convirtió en pájaro y subió al árbol. Ya en la rama tomo un fruto, la echo su germen masculino e hizo caer el fruto delante de la mujer. Ella, muy contenta. A los nueve meses, como cualquier mujer, ella parió asi doncella….”(9) Señalamos ya que el mestizaje fue muy frecuente desde la iniciación de la colonia, asi como con mayor frecuencia entre varones españoles con ´indias´ que entre varones ´indios’ y mujeres españolas. Ese desequilibrio se debió a varios factores: la actitud prepotente de los españoles, que generalmente privados de sus mujeres no tenían empacho en satisfacer sus apetitos con las de otra raza, muchas veces teniendo a varias en sus casas. Las grandes distancias entre la metrópoli y las colonias, los naturales riesgos y penurias para atravesarlas, hicieron desde el principio que llegasen muchos más varones que mujeres españolas al Perú. La desproporción se acentuó en Potosí y demás poblaciones mineras, donde los aventureros acudían en gran número en busca de fortuna. Como resultado se produjo la sobrevaloración de la mujer en general, así como la obtenida por las prostitutas; la exacerbación de la competencia por el favor de las damas peninsulares, criollas y mestizas, más aún si eran ricas herederas; el aumento de la frecuencia y variedad de las uniones ilegales, mayormente entre blancos e indias y el consiguiente mestizamiento en gran escala. “Don Francisco de Toledo mandó en sus ordenanzas que los dichos muchachos entrase en la doctrina de edad de cuatro años y que saliesen de seis. Y no declara muchachas, sino muchachos, ni doncellas. Y no se guarda de los dichos curas padres de las doctrinas. Lo ajunta para tener mancebas y tener una docena de hijos y multiplicar mesticillos y hacellas trabajar a las dichas solteras. Y dice que los amanza y los hace cristianos, por donde no se multiplica ni multiplicará los indios, que de ellos resultaría alzamiento y se enseñarían malos vicios. Y los españoles estarían amancebados y harían casta maldita de mestizos. Y no se multiplicaría los dichos indios. Y las forzaría a sus mujeres e hijas y se enseñarían bellacos y no obedecerían a sus caciques principales y se harían haraganes y ladrones, yanacunas (yanakunas) (esclavos), bachilleres y las mujeres grandes putas...” (1) “El número de ellos (los mestizos) se multiplica cada año en estas provincias... a causa de la gran libertad que ha habido con las indias que los españoles han tomado por mancebas y no singularmente sino llenando con ellas sus casas...” (5) (88) “...la Corona fomentó el viaje a América de las esposas de los conquistadores a fin de que se avecindaran en los nuevos territorios y no volviesen a la península. Entre 1509 y 1538 salieron para las Indias 1041 mujeres, de las cuales sólo 354 eran casadas, de todas las regiones de España y todos los estamentos sociales.” (5) (67) En muchas otras partes de su obra Guarnan Poma insiste en la lamentable situación de las mujeres indias que eran poco menos que obligadas al concubinato, el acoplamiento ocasional y la maternidad de los hijos mestizos, y que, a los ojos del cronista, con ser él mismo mestizo, constituía el peor de los delitos. El panorama que, entre tanto, imaginaban en la Corte y en el Consejo de Indias, era muy diferente. Conocían que se habían dictado y remitido leyes justas, equitativas y avanzadas para el trato de los indios y la administración en sus colonias, pero no sabían —por lo menos durante gran parte de la época colonial— que dichas leyes eran despreciadas e ignoradas por los colonizadores, aun después de derrotados los que se alzaron en rebelión contra ellas. Aun hoy día podemos escuchar las voces de escritores hispanos importantes que siguen creyendo en la bondad del sistema:

“Los reinos del Nuevo Mundo tenían por base a la vez los blancos y los indios, unos y otros vasallos del rey con igual derecho a la protección de la Corona. Puesto que los españoles no sintieron nunca repugnancia a unirse con las mujeres indias y puesto que, además, durante los primeros años de la conquista y exploración, pasaron a las Indias muy pocas mujeres, pronto comenzó a producirse en el Nuevo Mundo una población mestiza inevitablemente destinada a ser prototipo y símbolo de los nuevos reinos. Dentro de estos límites definidos por la organización civil y económica de los nuevos reinos, prevaleció en las Indias profunda igualdad espiritual entre las razas. Ha venido desconociéndose esta igualdad a causa de cierto número de circunstancias que, bien analizadas, más la refuerzan que la niegan. He aquí algunas... tuvieron lugar uniones libres y matrimonios frecuentes entre conquistadores y mujeres de las familias pudientes e influyentes de la raza conquistada... Pero con el correr del tiempo, vino a manchar la sangre mestiza borrón de ilegitimidad. Resulta pues en conjunto que las relaciones entre los diferentes colores y, como en las Indias se decía ’castas', constituían un complejo movido por influencias sutiles entre las cuales hay que considerar dos puntos: 1— una tendencia y una actitud de igualdad humana nacida del sentido religioso de los españoles; tendencia que mantienen viva sobre todo el clero, en particular el regular, más especialmente los franciscanos; y también la Corona y sus agentes, aunque solían necesitar en esto la vigilancia de los frailes; 2— una tendencia a la desigualdad social cuyo signo externo era el color pero que no se debía menos al color en sí que al hecho de ir el color asociado a la esclavitud en el caso de los negros y a modos de vida en exceso ruines (aun en la abundancia) en el caso de los indios, así como en la ilegitimidad y un modo de vida licencioso en el caso de los mestizos. La conclusión no puede ser más clara. No hubo tendencia a identificar indios y ’españoles’ porque no eran idénticos; pero la Corona y aquellos de sus oficiales que respetaron lo mandado actuaban sobre la base de una igualdad humana de todos los vasallos del rey ante la ley y ante la justicia.” (10) (El Virrey) Toledo era partidario de fomentar la llegada de mujeres de la península, a fin de moralizar a sus compatriotas mediante el matrimonio. Conoció en Panamá a un capitán que traía 28 mujeres, cuñadas y sobrinas”, con la promesa de casarlas bien en América. Emitió (Toledo) una Ordenanza, entre muchas, que disponía que el español que no estuviese casado no podría tener indias a su servicio a no ser que fuesen suficientemente viejas, bajo pena de 100 pesos por el primer incumplimiento y destierro de ¡a provincia por el segundo. Existía el inconveniente, según el oidor de la Audiencia de Lima Ramírez de Cartagena, que aunque la Casa de Contratación de Sevilla no regateaba las licencias para el viaje de hembras a América, algunas eran 'viciosas y causaban muchos inconvenientes'. Otras casadas y aburridas del marido que tenían en algún rincón de España, abandonaban el hogar, cambiaban de nombre y se presentaban en la capital andaluza como solteras, con ilusiones de encontrar mejor suerte en el Nuevo Mundo.” (5) Hasta qué punto todas estas condiciones fomentaban los instintos varoniles, puede darnos una idea la lectura de los siguientes párrafos de Arzáns: “En sus esfuerzos para componer matrimonios, cierta autoridad eclesiástica, oyó muchas quejas al estado secular y en todo fue poniendo el remedio conveniente, y no del todo pudo su señoría ponerlo en los casados pues si el varón alegaba la mujer contradecía y porfiaba. Pero, como prevalecía la indignación —entre varones que discutían sobre mujeres— aseguraban que el verdadero mal de los ojos son las mujeres. Mirar las fieras, curiosidad es; mirar las fiestas, entretenimiento. Pero mirar una mujer, es una ruina cierta del hombre: si la abraza le echa cadenas y es menester particular virtud para romperlas; si la toca, es asir un escorpión; y si sólo la mira, es saeta su vista que entrando por los ojos da muerte al alma.” [12]

La patología del embarazo y del parto es motivo de episodios y comentarios. Son típicos un falso embarazo histérico, un envenenamiento durante el embarazo y la muerte durante la preñez. [13] “El año 1731, habiendo una distinguida dama, pariente del arzobispo, sufrido la acusación de incesto, y después ce una serie de alternativas objeto de atención médica. “Dos médicos la atendieron, aunque sin observar directamente la parte afectada de su cuerpo por respeto al pudor femenino y sólo observaron las manchas que tenían las prendas de vestir intimas y la ropa de cama, diagnosticaron que padecía de “flujo de madre o flujo de matriz”. Las secreciones eran “de calidad ocre, corrosiva y ulcerosa”, de lo que se deducía que le útero estaba ulcerado y que “la curación era muy difícil”. Recetaron ungüentos. No lo dijo ninguno de los galenos, ni ella lo suponía, pero si el mal se inició tres años antes, la primera vez que entro voluntariamente al convento, es dable suponer que la infección se le contaminó en alguna letrina común de las mónicas”. (5) Esta historia que puede despertar variados comentarios sobre las costumbres y la medicina de la época, puede merecer las interpretaciones de los modernos ginecólogos. Entre las ordenanzas de Huaina Capac (Waina Khapaj) hallamos las siguientes: “Ítem: mandaos que ninguno se casasen con hermana ni con su madre no con su prima hermana ni con su tía ni sobrina ni pariente ni con su comadre so pena que serán castigados y le sacaran los dos ojos y le harán cuartos y le pondrán en los cerros para memoria y castigo por que sólo el Inca ha de ser casado con su hermana carnal por la ley. “Ítem: mandamos que la mujer estando con su regla no entre en el templo ni al sacrificio de los dioses ‘wakat- willka’ y si entrase sea castigados. “Ítem: mandamos que la mujer que muriese a su hijo, que muriese, y si es hija que le castiguen 200 azotes y desterrasen a ellas. “Ítem: mandamos que la mujer corrompida o consentía que la corrompiesen o fuera puta, que fuese colgada de los cabellos o de las manos en una peña viva en Antakaka y que la dejen allí para morir; el desvirgador 5C0 azotes y que pase por el tormento del 'hihuaya' (iwaya) que le suelte piedra muy pesada de alto de una vara ' al lomo del dicho hombre. Con esta pena se muere o algunos quedan vivos. Y al forzador le sentencia la muerte de la mujer. Y si se consintieron los dos, mueran colgados, iguales penas.” (1) No se olvide, conociendo tan bárbaras disposiciones, que la religión católica prohibía y la ley española castigaba, como pecados la primera, y como delitos la segunda, el incesto, la violación y '.a prostitución. En el código de Waina Khapaj impresionan la discriminación contra el sexo femenino, la magnitud de las penas, el tabú contra la 'impureza' de la menstruación y, probablemente, la inoperancia de los mandatos. La dificultad para imponer las normas morales se trasluce en los comentarios de Guarnan Poma así como en numerosas páginas de Arzáns; los potosinos son condenados con frecuencia por su conducta. También en La Plata tenían sus problemas: “Desde 1792 se trató de corregir los excesos que se cometían con motivo de la festividad de Corpus Christi. Se tropezó con la irreductible voluntad de la mayoría ¿e los gremios de artesanos que querían se mantuviesen las antiguas costumbres. El presidente García Pizarro dirigiéndose a la Audiencia mencionó: ‘... usanzas de un fanatismo supersticioso, abominables indecencias, compañías de danzantes que delante de la majestad de Dios vivo se electrizan no con el fuego del amor religioso sino con el incendio del alcohol, haciendo los mismos gestos que los adoradores Vistiliplustli o Viracocha. Con el protexto de cuidar los altares, lo peor sucedía en las noches, vísperas del día de Corpus: se reunían pelotones de gentes de ambos sexos y cometían licenciosos desórdenes. Los altares que debían ser ’monumentos de piadosa devoción.', se convertían en teatros de impiedad, donde la disolución tendía sus redes a la incauta doncella y a la casada

con¬fiada.1 'Dijo también el oficio del presidente García Pizarro: 'No se puede tolerar que donde se va a adorar al Santísimo Sacramento estén retratos profanos, o como me han dicho que ocurrió alguna vez, aunque yo no lo he visto, retratos de los reyes incas.” (5) Nos viene de inmediato a la mente lo que fueron las festividades de la Santa Vera Cruz en las cercanías de Cochabamba y lo que son aun hoy día. Del mismo modo, aunque con el acento puesto en otras flaquezas de los humanos, pensamos en la 'adoración' de las diversas vírgenes del país, y, particularmente, en los últimos años, en la de Urqupiña. En referencia al matrimonio y el mestizaje y a los comentarios de Madariaga: "... en la única parroquia de los españoles de acuerdo con los libros de dicha catedral, en los 14 años comprendidos entre 1756 y 1769 se bautizaron 2.042 criaturas, de las cuales solamente 901 fueron nacidas dentro de matrimonio, siendo los demás hijos naturales. De estos una mitad figura registrada como expuestos o expósitos, es decir abandonados de sus padres en las puertas de los conventos, templos o casas de particulares.” (5) En su oportunidad comentaremos las informaciones que da Betanzos sobre las costumbres en esta materia en tiempos de Túpaj Yupanki. En cuanto a las ideas biológicas, Guarnan Poma, como es natural, no tiene nada que decir, pero Arzáns, después de referir que en Potosí, una gata parió cinco conejos y sólo el uno tenía cierta semejanza con la madre, declara: “... no es mi intento averiguar filosóficamente la causa de estos partos monstruosos. Según los autores no todos los monstruos que han nacido de diferente especie de sus madres ha sido por haberse juntado con procreante de diversa naturaleza, con quienes fuera imposible la procreación (como son animales terrestres con volátiles) sino sólo la fuerza de la imaginación, para cuya prueba en primer lugar entran las ovejas de Jacob.[14] Luego d» citar numerosos autores clásicos confirmando este punto de vista, continúa: “Fuera de la imaginación hay otra causa de parir monstruos: ser abundante la semilla, o muy corta, o estar la oficina rota o descompuesta. Ser abundante la semilla es causa de nacer con más miembros ordinarios, como el que nació en esta Villa el año antes de la epidemia, el cual tenía dos cabezas. Permite Dios que estos monstruos salgan a la luz para aviso de grandes calamidades.” (3) Después de citar numerosos ejemplos propios y de otros autores, cuenta cómo: “Antes de que los indios invadiesen nuestras fronteras por las partes de Tarija con lastimosos estragos nació un monstruo que anunció tan lastimosas calamidades como estos bárbaros chiriguanos ejecutaron, el cual nació el año 1737. Era mujer y tenía los pechos crecidos, dos cabezas, una en cada hombro, con sólo la distancia de cuanto si revolviera a mirarse toparan ambas puntas de las narices. A la parte de atrás tenía rabo como de buey, y de éste le nacían otros dos rabillos menores; y luego que este monstruo fue bautizado, murió enviándose su copia a esta Villa, la cual tengo en mi poder.” (3) La teratología se halla largamente representada en la HISTORIA de Arzáns [15] Uno de nacimientos múltiples es como sigue: "... conseguida esta lasciva paloma en las redes engañosas de este cazador la llevó a su curato (cura de beneficio de Uru y Carasi); túvola cinco abriles al cabo de los cuales se sintió ocupada... y llegado el tiempo señalado en que la naturaleza determina salga a la luz el oculto embrión, esta mujer brotó siete. Con el trabajo tan doblado y fatiga tan grande se sintió mortal, y llamando al ayudante de aquel curato, que era un clérigo virtuoso se confesó; va que se ve que sería la confesión conforme se hallaba su afligido ánimo. Murió poco después...” (3) También Arzáns hace disnuisiciones sobre el hermafroditismo y cuenta dos casos. [16] Sobre la influencia de la leche de las amas sobre las criaturas que amamantaban, un caso. [17]

No podía faltar, en Arzáns, el caso ejemplar del contagio venéreo: “...un siervo de Dios llamado Juan de la Cruz...estando divertido en los amores de una hermosa niña y peleando con cierto caballero que quiso ser su competidor, al haber herido al caballero se vió rodeado por los criados y a no defenderse con sobrado valor le quitaran allí la vida pues le dieron muchas heridas. Llevándolo a la cárcel —más hambrientos de su plata que de su castigo— donde le hicieron muchas molestias por sacar más jugo de él. Costóle caro librarse de este trabajo. Después de esto le dió una gravísima, larga y terrible enfermedad de humor gálico, que le causó insufribles dolores y todos sus miembros se los tenía impedidos: gajes de la milicia de Venus que había seguido muchos años.” (3) Coca y alcohol El uso y abuso de la coca y de las bebidas alcohólicas constituyó, durante la Colonia, un flagelo, tanto para los españoles como para los andinos. Guarnan Poma condena, una y otra vez, el uso de la coca, casi siempre con ti del alcohol. Afirma que los abusos no se cometían en tiempo de los Incas, lo que es muy dudoso (1), y que todas las prohibiciones de las autoridades españolas para evitar dicho uso y abuso, fueron inútiles. Sus referencias sobre el origen de la coca son vagas, ya que señala que la trajeron los Incas después de conquistar el Antisuyu, pero también la menciona como de uso corriente mucho antes. [20] Es probable, dados los conocimientos empíricos que tenían sobre los efectos de las plantas, como se atestigua por la práctica Kallawaya y las ordenanzas de los Incas, que el conocimiento de la coca y sus notables efectos sea muy remoto y que su uso se haya expandido progresivamente. Sobre las regiones donde se producía y se comercializaba, nos informan Guarnan Poma [20], Garcilaso [23], Ca- poche [22] y Querejazu. [24] Guarnan Poma, además de condenarla por sus malos efectos, los castigos que debían soportar los que hacían uso de ella, refiere abundantes datos sobre su uso como elemento principal en las prácticas de hechicería. [21] Arzáns da amplios detalles sobre las regiones donde se producía, sus relaciones con la hechicería en Potosí, los efectos que sufrían los que la usaban, su abuso y el beneficio que de ella obtenían en el trabajo los indios y, asimismo, de varios episodios en que juega papel decisivo en la magia y criminalidad en la Villa Imperial. [25] "...se hicieron los primeros esfuerzos del virrey Toledo, descritos por Capoche, (40) para acabar con este inhumano comercio, cuando sus averiguaciones mostraron que muchos indios que cosechaban la coca en los cálidos valles de los Andes orientales, contraían una enfermedad incurable. Además el expendio de la coca en Potosí hacía malgastar a los indios el dinero que debían emplear en comida. Los mercaderes del Cuzco, fuertemente interesados en este tráfico se agraviaron y alegaron ante el virrey que 400 españoles, sólo en el Cuzco, vivían del comercio de la coca y que 'no habría más Potosí de cuanto durase la coca.' Los esfuerzos de Toledo se malograron. Los indios siguieron consumiendo la enervante yerba en las minas.” (6) (3) Es casi seguro que la minería de la era republicana habría sido imposible sin el uso de la coca. El decidir entre los beneficios y los daños que producía la coca, hasta hace poco, tal vez era difícil, pero, lamentablemente, hoy se ha desnivelado claramente la balanza, pues el flagelo que determina su producto, la cocaína, está causando estragos en el país todo. Aunque hay consenso en cuanto a la nocividad de la cocaína, todavía se oyen voces en defensa del uso del acullico. Tal puede ocurrir solamente por una crasa ignorancia o por propaganda interesada en el mantenimiento del infame comercio de la cocaína. Entre los cronistas de la época fue Blas Valera, quien hizo la precisa observación del modo cómo se hacía el acullico: “...así seca la comen los indios, pero no la tragan; solamente gustan del olor y pasan el jugo.” (42) [26]

Mucho se ha escrito después sobre la coca, sus efectos y su abuso, pero todavía tienen vigencia algunas de las observaciones de Rigoberto Paredes (11), que hace notar lo poco que se tiene estudiado sobre los malos efectos del acullico. [27] Finalmente mencionemos la opinión de B. Matienzo (47) citado por Barnadas (91): “Matienzo (en su magno tratado GOBIERNO DEL PE¬RU) parte del explícito reconocimiento de la importancia que para la política tiene un recto análisis de la realidad antropológica. ...para él, ésta no es optimista: el indio peruano es pusilánime, tímido, muy sucio, crédulo, antojadizo, mudable, amigo de novedades, calmoso y lento.” “...llega así a la justificación del dominio colonial castellano en el Perú. Del “natural” apocamiento y de su “consustancial” ociosidad, llega a la misma conclusión anterior.” Pero, añade: “En honor a la verdad hay que decir que siquiera una vez logra Matienzo salir de sus modelos culturales y comprender un hipotético enigma etnológico: “Si nos espantamos de verlos traer en la boca cosa tan cruda de tan mal sabor, como es la coca, viendo que no hace en nosotros el efecto que dicen los indios que hace en ellos, también ellos se espantan de ver comer ajos y aceitunas y rábanos y otras cosas semexantes, que ellos no comen ni las criaba su tierra antes que a ella viniésemos y les amarga y metiéndolas en la boca las echan fuera en probándolas y esto es causa de ser su complisión muy diversa de la nuestra y ansi la coca obra en ellos conforme a su dispusición y no en nosotros que la tenemos diversas...” La tesis general de la diferencia étnica, la encontramos apoyada no solamente por las notables adaptaciones de los andinos a la altura, sino también por muchos otros rasgos que caracterizaban y caracterizan a los habitantes del Tawantinsuyu. “Debido a su semejanza biológica, todos los hombres son potencialmente propensos a sufrir las mismas clases de enfermedades, hecho bien comprobado por estudios antropológicos y por investigaciones médicas recientes en tribus primitivas. Además, todos los hombres pueden derivar beneficios de iguales tipos de atención médica, como lo demuestra la uniformidad de sus respuestas a los procedimientos profilácticos y terapéuticos de la medicina moderna. Pero a pesar de esas semejanzas médicas, la experiencia demuestra que cada región geográfica, cada tipo de sociedad o cada grupo económico se caracteriza por su propio tipo de enfermedades y tiene especiales necesidades médicas.” (9) Los indios consumían la bebida fermentada del maíz. “La chicha o ashua (akha) era la bebida alcohólica de maíz que la sociedad colonial tomó de los indios. Su consumo no quedó restringido a éstos pues la tomaban también los españoles, criollos, mestizos, negros y probablemente extranjeros, como hoy mismo.” (6) “Considera que los dichos indios son tan buenos humildes cristianos quitándoles el vicio de la borrachera, de la chicha y vino y comer coca y de la pereza que tienen, fueran buenos.” (1) Datos sobre las diferentes preparaciones de la chicha. [281 “Fueron continuando las tragedias, muertes y heridas... por venganzas y en particular por lascivias. Operaciones todas de la embriaguez en que el aguardiente introducido por el demonio y por los hombres, se ve triunfante en todas partes, y en esta Villa en particular. Se han perdido y se pierden honras, créditos, vidas y haciendas. Este maldito licor es contra el entendimiento porque le turba, contra la salud porque la gasta, etc., etc. Y si esta mancha cae en hembra es de mayor daño por ser la mujer de menor resistencia y tener más que perder y arriesgar la vida.”(3) “El alcalde don Antonio Ortega sobre el orden del virrey que dió se evitase que los indios bebiesen aguardiente porque era visado de los caciques de las provincias de la mita los mataba y de esta Villa volvían muchos menos, informó que el daño era general y que en este año lo había experimentado en las rondas topando de noche muchas personas de entrambos sexos caídas en

las calles, unas y otros haciendo tantos desatinos que eran inexplicables y que así suplicaba a su excelencia lo mandase. Pero no faltará quien alegue por ello pues hay años que entran 30.000 botijas que son 60.000 pesos, los 30.000 de alcabala y los otros 30.000 de sisa que apercibe el cabildo. Reprendieron en general los vicios y en particular contra la lascivia y torpes bailes (de San Juan), el homicidio en tanto número. Dijeron también que con el maldito uso de beber aguardiente se cometían gravísimas ofensas... emprendieron la insolencia de desnudarse hombres y mujeres en estos bailes y bailar con indecible deshonestidad.” (3) Podemos afirmar que hoy día sigue el reinado del alcohol en el país. Posiblemente no ocurren los bailes públicos de parejas desnudas, pero el vicio y su magnitud, indudablemente, que han aumentado. El uso de venenos para asesinar, por venganza u otros motivos, fue práctica posiblemente más frecuente durante la Colonia que en los tiempos modernos. Además de los datos aportados por Guarnan Poma, que mencionaremos al hablar de las hechicerías, también ocurrían entre los españoles: “(cierta mujer perseguida por la justicia) no teniéndose satisfecha por su injuria por lo hecho (robos, violaciones, asesinatos, etc.) dispuso con diabólica industria el de dar veneno o enviarlo en persona de satisfacción y quitar la vida al justicia mayor y a los capitanes que la perseguían. Concertaron con una criada de don Seubaldo (el justicia mayor) para que en cierto manjar por una parte y por otra en una bebida, cuando estuvieran juntos con don Benito y el justicia mayor a la mesa entonces le diesen muerte. (Escaparon de esa muerte el justicia mayor y por diligencia por orden del virrey, doña Sinforosa por hallarse enferma, comieron don Seubaldo y el capitán Benito y no sintieron hasta media hora después... experimentaron la fuerza del veneno y muriendo poco después.” (3) “... la tentativa de asesinar envenenándolo al presidente de la Audiencia Lizarazu. Se le daría en una gran fiesta su postre favorito de cidra rellena con cubierta de pasta y dentro de las cuales se introduciría varios vincovincos, los gusanos más venenosos de este continente.” (5) Los casos do intoxicaciones por óxido de carbono o por anhídrido carbónico, han debido ser frecuentes en Potosí y Oruro, donde el uso del brasero en habitaciones cerradas era habitual. [29] De gran importancia fue la intoxicación provocada por el mercurio en las minas de azogue en el Perú. Las afamadas minas de Huancavélica (Wankawillka) productoras de minerales de mercurio se hallaban fuera de la jurisdicción de la Audiencia de Charcas, pero fueron de gran importancia para el beneficio de los minerales de plata de Potosí y otras minas del Alto Perú. Es posible que la intoxicación mercurial existiese también entre los que realizaban el beneficio de los minerales argentíferos por medio de la amalgamación con el ntercuno y su posterior separación. No hay informaciones al respecto y si existió intoxicación crónica, debió ser moderada y sus efectos pasaban desapercibidos en un ambiente de tantas enfermedades. Los españoles que tenían el monopolio de la utilización del mercurio, sin el cual no podía obtenerse la plata metálica, se llamaron los azogueros y constituyeron casi por dos siglos una fuerza poderosa que normaba la vida económica y social de Potosí, influyendo muchos aspectos de la salubridad de la Villa. Guaman Poma hace extensas y patéticas descripciones de los intoxicados con mercurio en las minas de Huancavélica, se refiere al incumplimiento de las disposiciones de las autoridades españolas para evitar la prolongada permanencia dentro de la mina y propone otras medidas. Sin embargo los indios eran sacrificados sin reparos por obtener mayores beneficios. Para Potosí, que ya no podía utilizar el proceso de fundir los minerales en hornillos al viento (huayrachinas), el proceso de la amalgacion fue una gran solución, aun a costa de los padecimientos de los mineros indios en Huancavélica y probablemente de intoxicación mercurial crónica insidiosa en los que beneficiaban la plata. Tampoco hay referencias a la existencia segura de intoxicación saturnina, puesto que los minerales de potosí contenían, en

su mayoría, plomo en cantidad variables; tampoco las hay de la presencia de arsénico que, la menos en los procesos de combustión, debió tener influencia morbosa pro inhalación de los humos. Es de gran importancia la radiación ionizante y cancerígena proveniente no solamente de los rayos cósmicos, sino sobre todo del radón que, si bien presente y de acción muy severa, en todos los ambientes confinados, como en las casas y oficinas, tiene una concentración mayor y gran nocividad en el interior de las minas. Naturalmente los niveles mas altos ocurren en las minas que contienen minerales de uranio a fines, pero sabemos que es alto en las minas de estaño de la China. No sabemos si se ha investigado los niveles de radón en el interior de las minas bolivianas. Se puede afirmar que la acción patológica de ese elemento ha debido existir durante la Colonia en Potosí, pero, por cuanto el desarrollo de las neo plasias malignas que determina demora varios años, su presencia ha debido quedar disimulada por la rápida manifestación de las lesiones de silicosis y tal vez de tuberculosis. Es este —la nocividad del radón cancerígeno— un problema que merece ser estudiado en las minas del país, tomando en cuenta que, del mismo modo que los cánceres pulmonares por asbesto o amianto, demora en manifestarse. Altura y clima Otra causa importante de alteración de la salud durante el coloniaje fue la dependiente del medio ambiente tanto físico como social. Entre las primeras están la altura y el clima, entre las segundas el trabajo, la alimentación, la habitación y la violencia. Los españoles fundaron ciudades, unas veces exigidos por las necesidades de la conquista, como por ejemplo Lima y Santa Cruz, a veces consolidando las antiguas del Imperio Inca, como el caso del Cuzco, y otras alucinados por la riqueza de los yacimientos minerales como Potosí, Oruro y La Paz. El Tawantinsuyu ofrecía una variedad de climas y de alturas y sus habitantes indígenas se habían adaptado desde hacía milenios a las peculiares condiciones de cada región. Los Incas, cuando hacían sus mitimaes (mitmaj) transportando grandes poblaciones de una región a otra y reemplazándolas con las desplazadas, cuidaban que fuesen de altura y clima semejantes. La adaptación a las grandes alturas en las poblaciones indígenas constituyó un fenómeno biológico hereditario que permitía la existencia y el trabajo de los “indios” en extensas regiones que, de otro modo, habrían sido inaccesibles a una vida sedentaria y productiva. Los españoles, tanto en sus correrías invasoras, en sus guerras intestinas, como en sus asentamientos para explotar las minas, supieron confrontar la destemplanza del clima y las molestias de la gran altitud. Las quejas de los cronistas se refieren por lo general a las inclemencias del clima y menos al mal de puna o sorojchí, el mal de altura que simplemente llamaban 'mareo?. Ya transcurridos los primeros años de la vida independiente, el acucioso D’Orbigny —1830— después de describir las molestias de la rarefacción del aire en La Paz, cuenta cómo los naturales corrían y saltaban en altitudes aún mayores sin molestia alguna. (12) [301 Los españoles, sin embargo, debieron sufrir los efectos del sorojchi, posiblemente sin distinguirlos con precisión de las otras molestias climáticas. Fue precisamente por huir de la excesiva altitud, la rarefacción del aire, el frío excesivo, la sequedad y la fuerte irradiación solar, que decidieron fundar la ciudad de La Plata, de clima mucho más benigno pero sin alejarse demasiado de Porco y otras minas. El clima de Potosí, evidentemente, era muy malo en los inicios de su actividad, como puede juzgarse de las descripciones de fray Prudencio de Sandóval, de fray Antonio de la Calancha y del propio Arzáns, que cita a los primeros. [31] La mejoría del clima de Potosí anotada por don Antonio de Acosta, es muy posible que fuese real, pues pudo haberse modificado favorablemente

siguiendo los ciclos climáticos generales del Continente. Por otra parte es innegable la influencia que la presencia humana pudo haber producido en la localidad. [32] Las modificaciones del medio ambiente y las alteraciones fisiológicas que produce la altura pueden apreciarse en el cuadro anexo. [33] También se resumen los cuadros patológicos que pueden observarse como consecuencia de la altitud. Otro efecto de las condiciones climáticas que se sufrió en Potosí fue la mortalidad elevada de los recién nacidos, que, conforme con las referencias de Arzáns, desapareció milagrosamente en 1584. Probablemente actuaron en forma combinada el mejoramiento del clima, Ja adaptación progresiva de los españoles a la altura y el progreso en sus comodidades. [34] Las lluvias excesivas, las inundaciones; las sequías, con su cortejo de privaciones, paralización del trabajo e inclusive hambre; los huracanes, las granizadas, tempestades eléctricas, etc., etc., fueron causa de grandes daños, lesiones y muertes. [35] Todas esas perturbaciones y accidentes, a veces de suma gravedad, así como los eclipses, los meteoros, los temblores y las epidemias, se atribuían a la influencia de los astros y al castigo de Dios. [36] Potosí recibía sus suministros de los valles de Mataca, Pitantora y Cochabamba, de modo que cuando sobrevenía la sequía generalizada en todo el Alto Perú, no recibía alimentos ni combustible y sus habitantes sufrían privaciones, hambre, sed y frío. Los años de sequía y los de lluvias excesivas se sucedieron en los casi tres siglos del coloniaje en forma irregular. En tanto que Arzáns, menciona repetidas veces a Cochabamba, como proveedora de Potosí, e inclusive remitiendo sus granos hasta Lima para aliviar la escasez, Guarnan Poma, la menciona una sola vez, como proveedora de alimentos de Arica. [38] Alimentación Los trastornos de la salud dependientes de insuficiente alimentación o de su mala calidad fueron frecuentes durante la Colonia, siendo sus principales víctimas los indios como consecuencia de su condición social. Los españoles, los criollos y los mestizos, la tenían por lo general abundante, producto del trabajo gratuito de los indios yanacona (yanakucas). Parte de dicha producción era vendida a los habitantes de las ciudades del altiplano donde los mineros pagaban buenos precios. Todo el aparato administrativo, militar, clerical y social, la extensa burocracia, el amplio personal de la industria minera, la artesanía, el comercio mayor y menor, los miles de indios de diferentes categorías, etc., todos sufrían graves daños por falta de alimentos y combustible cuando no llegaban oportunamente, ya fuese en los años de sequía o por interrupción de las comunicaciones. Potosí, ordinariamente, recibía una gran variedad de productos en cantidades considerables, tanto de las regiones templadas cercanas como desde los puntos más alejados de la América Española. [37] Se puede apreciar que en todos los rubros, proteínas, hidratos de carbono, grasas, vitaminas y minerales, las necesidades se cubrían ampliamente, en tanto fuesen bien pagadas. Recibían además bebidas alcohólicas, yerba paraguaya y coca en abundancia. La deficiencia de yodo que afectó y afecta a varias regiones del Alto Perú, al parecer no se dejaba sentir en Potosí, posiblemente debido a la presencia de suficiente cantidad de yodo en la sal u otros alimentos que consumían. La alimentación de los indígenas que describe Guarnan Poma, era muy variada, pero, como lo hace notar Garcilaso, la carne no era producto común y solamente los qullasuyus eran ricos en ganado aborigen. Los productos de la caza y la pesca debieron ser necesariamente poco abundantes; los ’chaqos' de las cacerías reales eran famosos no sólo por la abundancia de los productos en esos momentos, sino por las reservas de carne que significaban para los súbditos. Impresiona también, cómo se utilizaban los productos vegetales hasta los más insignificantes, siendo su variedad

notable; los consumían tanto frescos como secos. Son muy importantes el predominio del maíz y de los tubérculos como la papa y la oca, sus métodos de conservación y el carácter religioso que adquirían. [37] Garcilaso menciona muchos alimentos así como la manera de prepararlos y consumirlos. [39] Poma detalla las costumbres del Inca en su alimentación y bebidas para su regalo; también las ordenanzas para evitar el desperdicio de alimentos, su conservación y la defensa ecológica de la vegetación y de la fauna. [40] El control de la limpieza y conservación de los cultivos eran importantes por su previsión y los castigos que se proponían si no se cumplían. Poma además pedía que se adoptaran otras e importantes medidas. [41] Los indios daban gran importancia al ayuno y creían que su práctica prolongaba la vida. Con el mismo propósito usaban los purgantes y los enemas. [42] Algunas autoridades españolas trataron de evitar la especulación y el agio en el comercio de alimentos, que era particularmente perjudicial a los indios, pero sin resultado. [43] Los ricos en Potosí hacían despliegue y ostentación de su riqueza. Se narran los resultados de la gula y otros excesos. [44] Poma informa que hubo tiempos en que los alimentos, cultivados inclusive en los precipicios, no alcanzaban a cubrir las necesidades de la población que moría en gran número. Es muy probable que el equilibrio demográfico se alcanzaba con una gran mortalidad infantil. También Poma al hablar de los habitantes del Collasuyu, los califica de más lerdos, comparados con los de otras regiones del imperio. Es poco probable que esa condición dependiese de la altitud en que vivían, sino más bien de la general deficiencia de yodo, que en diversos grados afectaba la población de los valles que descendían hacia el oriente y el sur desde la altipampa. “...también les nacen a los indios que benefician la coca, unas paperas debajo de la barba, tan grandes como cidras, que es compasión de vellos.” (62) “El virrey Toledo de acuerdo con la Audiencia de Charcas, envió una comisión de 'empíricos', a Tacopaya (hoy Villa Zudáñez) en Chuquisaca, para curar el ccoto (q’otu) (bocio) por su gran frecuencia. Hasta hoy esta provincia es una de las más castigadas por el bocio” (7) Hoy día el bocio y los estados de hipotiroidismo siguen constituyendo problemas serios, pero, a diferencia de lo que ocurría en 1956 (7), están dentro de las posibilidades de tratamiento profiláctico efectivo. Durante la Colonia empeoraron las condiciones de alimentación de los indios. No solamente fue el caso de los mitayos, que al restringir sus ingresos calóricos con el abuso de la coca, eran presa más fácil de las infecciones y del frío, sino también de los yanaconas en general, que debían producir buenas cosechas para el patrón y además pagar tributo. Si se añade el flagelo de las epidemias que ya comentamos, se comprende la reducción de la población en extensas regiones del Perú colonial. En uno de sus famosos sermones a los indios de su parroquia, Francisco Dávila les decía: “Antes de que aportasen acá los españoles, habían muchos de nosotros (dicen ustedes hijos míos) y nos aumentábamos sin número en la sierra, en las punas, en lo templado, en la yunga y en la costa del mar. Pues las comidas como son el maíz, papas, quínua, occas, carneros, pacos, era sin número y medida, estaban los graneros del Inga embutidos desto y lo mismo era en las troxas de los particulares. Y entonces no auía ladrones, y las casas de los indios sin llaues, porque arrimaba a la puerta una barbacoa y una piedra, estaua segura sin que la tocasen. Pero después que vinieron los Españoles todos los indios se han hecho ladrones y rrompen las cerraduras de las puertas para hurtar. Oydme pues ahora (hijos míos). Todo cuanto hay y pasa, vida muerte, aumento, disminución, tener salud y enfermedad y todo cuanto ay en esta vida y en la otra, todo es y se funda en la voluntad de Dios, y assi cuando él quiere, una acción sujeta a la otras; y otro día viene

a ser vencida la que ahora prevaleció. Y esto hace el Señor con su inmensa sabiduría, y él sabe por qué. Pero es muy cierto que muchas veces ha consumido y asolado reynos y provincias por sus pecados...” (13) Habitación, calefacción, higiene. Ninguna de las dos culturas se caracterizó por su amor a la limpieza. El problema de la falta de higiene ya aparece en Guarnan Poma, que dice en un párrafo en parte ilegible: “Esta suciedad causa pestilencia. Y para ello qué remedio, penitencia y limosna cada jueves en la semana como en la... mider... y limpiar acequias y corrales, calles plaza... estiércol al río en todo el mundo. Vivirás sano con la ayuda de Dios.” Entre las ordenanzas de Wayna Khapaj: “Ítem: mandamos que á los perezosos y sucios puercos les penaba que la suciedad de la chacara o de la casa o de los platos con que comen o de la cabeza o de las manos o pies las lavaban y no se las daban a beber a la fuerza en un mate por la pena y castigo en todo el reyno. Ítem: mandamos que sean desterrados todos los que enterrasen sus difuntos en sus casas con ellos.” Entre las recomendaciones que Poma pedía al rey para que fuesen aceptadas: “...que los casiques y principales como cristianos ellos y sus mujeres y hijos anden muy limpios y vestidos como españoles. Lo propio los indios pobres tengan limpieza en todo el reyno...” Las disposiciones que dictó Inca Yupanki, conforme referencias de Juan de Betanzos (51), se referían a cómo el Inca instruyó para la reparación de las casas del Cuzco, el arreglo y mantenimiento de los pisos y los desagües pluviales; el resguardo de los fogones, la lucha contra los incendios; el castigo de los incendiarios; el establecimiento de depósitos en las afueras de la ciudad para almacenar toda clase de víveres y objetos, al cuidado de encargados responsables, el establecimiento de corrales para mantener y multiplicar el ganado, también al cuidado de encargados especiales; las normas para castigar a los que no cumplían sus obligaciones. Prohibió que los habitantes del Cuzco salieran de sus casas en las noches con obligación de mantener la quietud y el sosiego, bajo severas penas por incumplimiento. Inca Yupanki ordenó: “...y para que siempre las calles de la ciudad y caño? y acequias y fuentes limpiasen y ansi mismo tuviesen cuidado casi como ronda de mirar de noche quien entraba y quien salía de la ciudad y que nadie osase salir de noche y que el que ansí fuese tomado de noche hombre o mujer de cualquier calidad que aunque fuese su hijo fuese tomado y preso para que a la mañana diese cuenta y razón en qué andaba para estos tales beneficios señaló un señor de aquellos dándole un repartimiento y pueblo a la ciudad cercano y ansí la ciudad era limpia y los edificios della eran en su ser y de noche nadie osaba andar porque siendo tomado era echado en cárcel y bien castigado.” (51) Cómo el Inca impartió ordenanzas prohibiendo y castigando el libertinaje, el adulterio e inclusive las relaciones sexuales entre marido y mujer en los días de ayuno, bajo severas penas por su transgresión. Cómo estableció casas de lenocinio, donde las mujeres eran las tomadas en las guerras y que debían ser pagadas; casas para huérfanos e hijos de mujeres públicas, donde pudiesen criarse por mujeres sin hijos; cómo se autorizaba abandonar niños nacidos de matronas de señores y de mamaconas, durante la noche y dejarlos en la paja puesta a ese objeto debajo los puentes, no pudiendo las patrullas impedir su colocación ni hacer averiguaciones de su origen; cómo esas criaturas eran llevadas a las casas para ser criadas por mujeres sin hijos. Cómo los niños de quienes no se supiesen los padres, después de criados y ya mayores, eran enviados a cultivar la coca en los Antis. Cómo ordenó la obligación del aseo personal y de las vajillas y utensilios, bajo

severas penas por incumplimiento. Las mujeres, que eran obligadas a lavarse públicamente, debían, como castigo, beberse el agua del lavado. (51) Las informaciones sobre las características de las casas y las ciudades fundadas por los españoles no son muy abundantes. Sobre Potosí: "... continuando los famosos españoles la fundación de esta imperial Villa —enero de 1546— abriendo unos cimientos en el paraje donde después se edificó la iglesia de Santo Domingo, hallaron entre otros muchos huesos, una desmesurada calavera, tan grande que medida con un cordel por la frente tenía dos varas justas, siendo las muelas del tamaño como las nueces de Chile y los dientes mayores que huevos de paloma, según Acosta, Méndez y Pasquier.” (3) Se interpretaron estos fósiles, probablemente de mamíferos del cuaternario, como restos de seres humanos gigantescos que habrían habitado allí en el pasado. “Con mucho desabrimiento y tibieza proseguían los españoles la fundación de Potosí, porque juzgaban lo harían inhabitable el riguroso frío, aunque este mismo los forzaba a que con toda brevedad se acabasen de edificar 94 casas, para las cuales se les habían señalado sitio en los parajes más secos en contorno de la laguna o atolladero de que como queda dicho la mayor parte del campo estaba cubierto.” (3) Los españoles drenaron el pantano, lo rellenaron de piedra y tierra y siguieron edificando. “Por esta razón la mayor parte de la Villa es muy húmeda por abajo, dañoso a los edificios y a la salud en muchos barrios; causa también de la abundancia de manantiales ... hay más de 12.000 pozos, los septentrionales de agua dulce que surtían 290 pilas en plazas y calles. De esta suerte formaron una gran población aunque sin orden, concierto ni medidas de calles, pues cada cual hizo su casa con tanta prisa que careciendo de la forma hubieron de quedar sin calles por donde pasar; y así en espacio de 18 meses se hicieron más de 2.500 casas para más de 14.000 personas que entre españoles e indios había. Quedó mal formada... y las calles tan angostas que sólo se les podía dar nombre de callejones, cosa que hasta hoy padece este daño Potosí... aunque por orden del virrey Toledo se ensancharon algunas calles y derribaron algunas casas...” (3) “La Villa era el centro donde la plata extraída del cerro y beneficiada en la Ribera, se convertía en moneda, barras y objetos y de donde salía hacia España... Era el centro administrativo y habitación de la compleja sociedad que de ella medraba. La traza de la Villa era sui géneris.” (6) G. Mendoza cita al gobernador Pino Manrique que en 1786, decía de ella: “Pueblo levantado tumultuariamente por la codicia al pie de la riqueza que descubrió una casualidad.” El celo del virrey Toledo ya no pudo rectificar los resultados de la prisa con que comenzó a edificarse. La Villa constaba de dos partes: la española y la india; esta última denominada ranchería. La HISTORIA menciona muchas calles y plazas conocidas por nombres derivados de algún elemento definitorio, así las calles de los Mercaderes, de la Pelota, de la Chicha, etc. y las plazas del Regocijo, del Khatu o Gato (khatu: mercado), del Carbón, etc.” Las pulperías donde se realizaba el comercio de todo lo imaginable, eran muy variadas y numerosas. “Las casas... eran pequeñas y mezquinas, edificadas de prisa con materiales pobres y caros, sin ninguna consideración al bienestar común o al crecimiento futuro de la ciudad. La población de indios... sin forma, que a tener calles regulares se extendiera tanto que no cupiera en otra legua más. Allí los indios hacinados, viven en cada casa 20 o 30 en unos aposentos tan pequeños que apenas caben una cama, un fogón, y hasta 8 o 10 cántaros de aquel su brebaje que tienen el mejor lugar en la estrechez.” (6) Las características de las edificaciones y calles de las diversas ciudades del Alto Perú, dependientes principalmente del clima, sus peculiaridades y problemas, son descritas por G. A. Otero. [451 Da énfasis al uso de las calles como muladares y mingitorios. Por lo demás esas características eran

casi idénticas a las que predominaban en la gran mayoría de las ciudades europeas no solamente durante la Edad Media sino hasta bien entrado el Renacimiento. En el Islam, las calles y casas, eran tan sucias como en la cristiandad. (14) “Cuando el año 1700 algunos hombres del gobierno, de ideas avanzadas, propusieron hacer limpiar las calles de Madrid, esta audacia exitó la cólera general. Y no solamente las gentes del pueblo expresaron altamente su vituperio, con ellos hicieron coro los que se calificaban de bien educados. El Gobierno, que apeló a los directores de la salud, y el cuerpo médico no titubeó en dar su opinión: no debían levantarse las inmundicias, cambiarlas de ubicación era hacer una experiencia cuyas consecuencias era imposible calcular. Sus padres habían vivido bien en la basura, ¿por qué no vivirían ellos también? Sus padres eran hombres sabios, que sabían lo que hacían. Los olores mismos de que algunos personas se quejaban, eran probablemente muy sanos, pues siendo útil el aire, era más que probable que las malas exhalaciones, haciendo a la atmósfera más pesada, neutralizaban algunas de sus propiedades malsanas. Opinaron pues, los médicos de Madrid, que era mejor dejar las cosas como sus antepasados las habían dejado, y que de ningún modo se intentase remover las inmundicias que estaban desparramadas por todas partes.” (7-63) “(En Potosí) el año de 1701, trataron de quitar un muladar de que un poquillo de basura tuvo su origen y con la continuación creció tanto que se apoderó de algunas casas echando a los hombres de ellas (que a veces es su poder tan corto como esto) y se llegó a avecindar al convento de monjas de Nuestra Señora de los Remedios. Fue necesario mucho dinero y gente para destruirlo y edificar allí la iglesia...” (3) A 15 de noviembre de 1734, después de varios discursos y determinaciones por petición presentada ante el ilustre cabildo... se emprendió muy resueltamente la muy deseada obra de allanar la plaza del Gato (Khatu) deshaciendo los poyos y muladares que iban creciendo.” (3) Los indios no se bañaban, en tanto que los españoles y criollos, aun los ricos, lo hacían parcamente. En cambio “... el Inca se bañaba de dos días y no se bañaba menguante ni creciente, porque decía que en tal día y hora, andaban muy listas las enfermedades y peligros del cuerpo y muerte, que los aires, elementos andaban sueltos de sus naturalezas y anda encontrando con el cuerpo.” (1) Las aguas termales eran muy favorecidas por los españoles y criollos. Arzáns describe largamente las leyendas de la admirable laguna de Tarapaya, así como sus características y su uso medicinal. Del mismo modo describe los baños de Don Diego y de Chaqui. [46] Fueron también conocidos y utilizados los numerosos manantiales de aguas termales cercanos a las ciudades de La Paz, Oruro, Sucre y Cochabamba. (7) En cuanto a la calefacción, en las poblaciones del altiplano se hacía, básicamente, hasta bien entrado el siglo XX, uso exclusivo de la taquia, la thola y la yarota. En Potosí también se hacía gran consumo de carbón vegetal. [47] "Buscando el mejoramiento físico y ambiental de Chuquisaca, las autoridades dictaron ordenanzas. En 1778 los alcaldes del ayuntamiento de La Plata, además de prohibir que los cerdos vagasen y estropeasen las calles bajo pena de decomiso y otras, y de obligar a los oficiales y aprendices de todos los gremios asistiesen a sus trabajos y talleres, so pena de cárcel, multas y azotes; también prohibió que las chicherías consintiesen a ningún maestro, oficial o aprendiz. También estipuló: 'Los barberos asistirán por las tardes y noches a sus tiendas, de manera que en cualquier hora se les pueda hallar para sangrías, ventosas y otras manufacturas.'

En vista de la proliferación de perros vagabundos, se les exigió a los gremios en 1790, una obligación más... que los eliminasen, debiendo presentar un determinado número de canes muertos, so pena de multa. Los plateros reclamaron y consiguieron que se los eximiese.” (5) Una mezcla de las supervivencias míticas y supersticiones de los indios con las prácticas religiosas del cristianismo, se conservó en Cochabamba y posiblemente en otras ciudades y pueblos del Alto Perú, y es descrita con colores subidos por Gabriel René-Moreno: “Pero era la codicia lo que más resaltaba en estos sacerdotes, y lo que de su parte fomentaba, mayormente entre los indios y cholos de la ciudad, el fanatismo y la superstición. Cada año, la tarde, víspera de San Andrés, un inmenso concurso de cholos y de indios, armados de azadas y provistos de cántaros de chicha, se contraía en el atrio cementerio de la iglesia matriz a desenterrar los cadáveres, a fin de trasladar por algunas horas los huesos al templo de los extinguidos padres jesuítas. Duraba toda la noche la tarea, y a este efecto se mantenían abiertas las puertas de uno y otro templo. Acudía allí un concurso numeroso de indios y cholos de ambos sexos. Allí, entre aquellos restos humanos, se bebía toda la noche sin tasa ni medida, se bebía hasta producirse en el recinto sagrado los excesos que uno concibe fácilmente. Movidos muchos indios por indicaciones o signos supersticiosos, al encontrar el cadáver en ésta o la otra postura, le arrancaban la calavera y se la llevaban al día siguiente a sus casas. Cubríanla de flores sobre una mesa en forma de altar con cirios, y proseguían allá más libremente su culto de embriaguez y desenfreno. La fetidez de cuerpos exhumados, no pocos todavía sin disecar y algunos de poco tiempo, causaban estragos en la salud de los circunstantes y los vecinos.” (15) En nota 179 del mismo libro ULTIMOS DIAS COLONIA¬LES DEL ALTO PERU, y sobre el mismo tema: “Oficio de Viedma a Moxó de enero 25 de 1808 en Reg., copia pp. 261. El gobernador acompañó testimonio del expediente formado por él acerca de esta horrorosa costumbre. Refiere que por vez primera, a poco de haberse recibido de aquel gobierno (fines de agosto de 1784), presenció espantado, desde su balcón esta práctica, y que desde entonces la ha perseguido en la ciudad con enérgica constancia contra los intereses del clero. Avisa que está ya cortada enteramente en la iglesia matriz, pero que se prosigue con precauciones y sigilo en el convento-hospital de San Juan de Dios, siendo por lo demás costumbre general y pública en los curatos de fuera.” (15) A pesar de lo que viene ocurriendo en las festividades de la Santa Vera Cruz y en las de la virgen de Urcupiña, no se puede negar que liemos progresado considerablemente en costumbres. Las descripciones de las poblaciones coloniales que hace G.A. Otero, no son menos desagradables aunque sin cadáveres sacados de las tumbas. [45] Es probable que los ricos mineros y terratenientes, en las ciudades y en las haciendas, mantuviesen un grado aceptable de limpieza. El baño era frecuente en los valles templados y una rutina diaria en las regiones cálidas como Mizque y Santa Cruz. Las peores condiciones se daban entre los blancos y mestizos pobres, pues los indios mantenían sus ancestrales costumbres de aseo a medias sin llegar, por lo general, a la inmundicia. Ya vimos cómo se proveía Potosí del agua necesaria. Respecto de La Paz: “Juan Rivas, corregidor de La Paz, inició el aprovionamiento de agua potable para la ciudad. La tomó de las cabeceras del Choqueyapu y las condujo hasta la Caja de Agua (hoy más o menos la plaza Rioshino) donde instaló la primera pila...” (64-7) Es fácil comprender cómo, en las descritas condiciones de desaseo y hacinamiento, podían estallar y propagarse las epidemias, como en los casos de la peste bubónica y la viruela, o mantenerse endemias, provocando una alta t isa de mortalidad, particularmente infantil. Trabajo

El trabajo de los esclavos fue, durante milenios, la fuente principal de energía en las civilizaciones. La revolución agrícola trajo para la humanidad no solamente la posibilidad de producir alimentos en gran encala y con regularidad, sino también la servidumbre y la esclavitud institucionalizadas. El progreso de la ciencia y la tecnología han hecho posible el uso de otras fuentes de energía, desde la hidráulica hasta la atómica, que van permitiendo la progresiva liberación del hombre. En las civilizaciones que le precedieron y en el Incario mismo, la única fuente de energía en gran escala fue la proporcionada por los propios hombres, por propia voluntad, o generalmente sometidos. La fuerza impulsora del Tawantinsuyu fueron los “indios” de la multitud de tribus conquistadas y a quienes, en los campos de cultivo, en las minas, en las construcciones y en los ejércitos, sé hacía trabajar, bajo una metódica y férrea administración. Por lo general el sistema tomaba dos tercios de la producción para la corte y la iglesia. Las llamas, como bestias de carga, cumplían una labor importante pero modesta, no sólo por su poca capacidad sino también por su intolerancia al calor. Después de la conquista se introdujeron los asnos, los caballos, las muías y el ganado vacuno. De uno u otro modo, todas estas bestias cumplieron con el trabajo que antes realizaban los aborígenes y aliviaron sus esfuerzos. Sin embargo, la fuente principal de energía fueron los propios “indios”, y como es comprensible, el trabajo impuesto, fue causa de alteraciones de la salud. Las Leyes de Indias, que constituyeron “...el más importante código de moral cristiana que jamás ha existido,” fue compilado hacia 1680 para remediar el mal trato que los “indios” recibían y que, al ser conocido por los reyes y por el Consejo de Indias, y tras de provocar intensas polémicas, fue, finalmente, promulgado aquel código que, con muy buenas razones, puede ser transcrito con el calificativo que le da sor M. Mónica. (16) Lamentablemente, una larga pugna, que llegó hasta la rebelión armada y la sangrienta guerra civil, aunque fue aplastada, determinó final y paradójicamente que dicho código y sus cristianas leyes, no tuviesen aplicación real en el Perú y que, la explotación de los “indios” fuese formalizada con las célebres ordenanzas del virrey Francisco de Toledo. La Plata, 7 de febrero de 1574. Es posible que las disposiciones de Toledo, salvaran a los “indios” de exacciones, coerciones y abusos aun peores. Lo cierto es que fueron organizados en reparticiones y encomiendas. Juan Matienzo, [48] (47-17), señala las características de dichas instituciones. No conocemos las bases que sirvieron para establecer las diversas categorías. Unos eran yanaconas (yanakunas) o prácticamente esclavos, principalmente al servicio de los campos, cultivos y casas de los españoles, otros mitayos que trabajaban en las minas. “Ultimamente su excelencia don Francisco de Toledo, hizo la repartición de los indios en los dueños de minas e ingenios, señalando para esto muchas provincias y pueblos hasta un número de 20.000 indios, las cuales dichas provincias y pueblos contribuyesen cada año 5.000 indios para el trabajo del Cerro e ingenios, y esta es la que se llama mita, que si es de tanto provecho para el orbe es trabajo personal y terrible de estos indios, es también la mayor injusticia y falta de caridad que se Lace con ellos.” (3) “... los indios salen de sus pueblos para Potosí al son de músicas luctuosas tocadas en unos instrumentos de viento llamados ayarichis, palabra que en español significa 'para llevar a los muertos', considerando esos indios que iban a la muerte. Muchas familias de indios han preferido irse a tierras de infieles antes que a Potosí, y muchos 'se han quitado la vida por sus propias manos'. La condición de los mitayos es peor que la de los esclavos, porque los amos están obligados a alimentar y vestir a éstos, y en cambio los mitayos perecen muchas veces de hambre porque los amos a quienes sirven 'no tienen obligación de darles de comer y de caridad no lo hacen.” (6) Estas informaciones se complementan con las de fray Domingo de Santo Tomás y las de Jeffrey A. Colé, que si bien aclaran que los mitayos recibían cierta remuneración, son aun más categóricas sobre la explotación que sufrían.” (18-19-5) [49]

El problema del aprovechamiento abusivo del trabajo empezó desde los inicios de la conquista: “La demanda de esclavos negros aumentó por la gran mortandad causada en la clase indígena por las terribles pestes de viruela, sarampión y neumonía entre 1586 y 1589. La solicitud del Presidente de la Audiencia de Charcas para que se remitiesen más esclavos negros en carta al rey de febrero de 1590 se fundamenta diciendo: 'Querer que los españoles aren, caben y trabajen en las minas y en los campos y hagan otras cosas semejantes no es posible, porque no los hay para ello y no está en su costumbre. Aquí tan bueno es Pedro como su amo... *” (20-5) Es significativo el mensaje del desilusionado capitán indio Chaqui Catari. (6) [50]. Las condiciones de trabajo de los mitayos eran realmente insufribles. (6) [51] Ya comentamos sobre los desastrozos efectos de la intoxicación mercurial en las minas de Huancavélica y a la posible existencia de hidrargirismo y saturnismo crónicos en Potosí. "... ves aquí Sacra Magestad... (que !os indios) en las minas de azogue se acaban y los que quedan son azogados que no vale un pito. Y si no lo remedia se acabarán... y le ha de doler. A los mineros no les duele ni se les da nada. Tampoco quiere que se cierre, antes que aumente y que haya más minas y riquezas...” (1) Poma explica también que entre las razones por las cuales don Carlos Monterrey, el noveno virrey tenía para favorecer a los indios era que le pesaba que se muriesen sin confesarse.” (1) [52] Arzáns comenta sobre las posibles causas que impidieron la prohibición de la mita a pesar del empeño de algunas autoridades españolas. [53] Es muy elocuente el episodio de la solicitud de los indios capitanes para que “se suspendiese la mita en tanto no cese la peste” y la suerte que corrió la petición. [54] Las quejas reiteradas contra la explotación que sufrían los indios, así como la diferencia en materia de tributación, que según Poma, se pagaba en especies o en trabajo en la época de los Incas, son motivo de su reclamo. [55] Hay divergencia de informaciones sobre la existencia de la mendicidad. [56] Se ha insistido en que las hitorias de malos tratamientos de los 'indios' a manos de los españoles fueron resultado nada más que de la propaganda de los enemigos de España, creando así la llamada 'Leyenda Negra'. Madariaga, después de transcribir extensos párrafos de los Ulloa, que son fuertemente condenatorios de la mita, dice: “Hechos tales quedan condenados con sólo relatarlos. Pero para darles todo su valor, es menester referirlos a un fondo psicológico o histórico que los sitúe dándoles debida interpretación en términos de la experiencia viva en que se producen. En su esencia, la desalmada explotación de los indios por ‘españoles y mestizos* fue empeorando a medida que fue decayendo el espíritu religioso de los españoles, único freno que mantenía en límites de razón la energía dominante de la nación más fuerte. Sólo es posible valorar de modo adecuado lo ocurrido entonces en las Indias si se pone en relación con hechos y situaciones similares de otras naciones en parejas circunstancias. Los hombres de aquellas épocas eran en todas partes duros de corazón aun para los suyos propios.”(10) “Por esto os castiga Dios —les dice Francisco Dávila a sus feligreses— dándoos malos corregidores y algunos padres, y Curas, no ajustados... Veamos, qué es la causa de que con todos los lugares y pueblos de Indios se hayan consumido tantos, muerto y acabado? Oyd en sólo este valle de Lima conocieron, y vieron los españoles antiguos, ciento y veintemil indios, que pagauan tributo, y ahora no los hay, se acabaron y sus pueblos están yermos. ¿No sabéis por qué ha sido esto? No más que por no auer convertido a Dios. Lo mesmo pasa con todos los lugares de la Sierra. En el Callao heruia la gente como hormigas, y en los Ccanas, y en los aymaraes, en los Soraa y en los Lucanas, y en todas partes; y aora todo está yermo, y las casas desiertas; y en las minas de Potossi muere innumerable gente con el trabajo, y en Ttuancauclica a lo propio; por qué es todo esto? Por los pecados los consume Dios, en sólo cien años se an perdido, y los que murieron sin conocer, ni temer a Dios an ido a penar con los demonios. ... i a los españoles, el ir y venir a España; el haser trabajar a los Indios en minas, en mitas i en tambos donde los maltratan,

los asotan, aunque el Rey manda lo contrario. I oy ya no ay Indios como solía. Los pueblos se an asolado, las casas se caen ellas propias. Pues no echáis de ver que esta gente, a vosotros os sucede lo mesmo que pasó con los judíos. Mirá que ajustado viene esto con aquello. ¿Todo esto de dónde proviene? ¿de todo esto qué es la causa? Los pecados, el auer ofendido a Dios los unos y los otros.” (13) Un arreglo interesante aparece en las oraciones que decían los 'indios': “/Indios/ Todos los cristianos han de ser obligados de rezar cada día por su ánima y salud: 'Has de rezar por tu propia alma, por tu vida, por tu bienestar y por toda tu hacienda. Has de adorar a Dios y Santa María, has de venerar a los santos, santas y ángeles diciendo un medio rosario, cincuenta Avemarías, cincuenta Padrenuestros, tres veces los artículos de la fe y tres veces el Jesús María. Te persignarás con la señal de la cruz y rezarás treinta veces el Jesús María. Deberás esto diciendo: “que ellos estén conmigo”, por tu alma para que el Dios poderoso te perdone de tu pecado diciendo: 'Sálvame las almas del purgatorio, perdóname Dios Padre, Santa María siempre virgen, madre de Dios, santas, santos, y ángeles ayúdenme. Perdóname todos mis pecados. Dios misericordioso y poderoso, este día y esta noche dame tu pan para mi alma y para mi carne pecadora. Líbrame de todas las malas amenazas, de todos los malos sueños, serpientes, víboras, pumas, leopardos, de los urus que comen hombres, y los muerden. Sálvame de los justicias, alguaciles, corregidor, pesquisidor, jueces, encomenderos, de los españoles, del padre, de los que despojan y empobrecen a los hombres. Protégeme de los falsos testigos, de los que imputan mentiras y de los que aborrecen a los hombres. Guárdame de los hombres y mujeres muy borrachínes, borrachos, locos, enajenados, los que no respetan ni Dios ni la justicia, de los hombres coléricos y de los ladrones. Protégeme mi alma y mi cuerpo este día y esta noche de todos los males y recíbeme por siempre. Dios Padre, Dios Hijo, Dios Espíritu Santo, madre Santa María, santos, santas y ángeles yo los venero, yo pecador, tu obra de este barro, tu creación. Amén. Jesús.” (1) Entre las láminas del libro de Poma, digna de alabanza por su primitiva e ingenua sinceridad, y por fidelidad a sus ideas, se halla la referente a los enfermos. Se ve sobre un fondo con una casa, un enfermo macilento, semisentado, con cara de expresión dolorosa y manos en actitud de oración; es sostenido por la espalda por una mujer que lo atiende, otro hombre le da de comer. El enfermo yace sobre una tarima de tablas. La leyenda de la figura dice: 'Santa obra de caridad que tienen los indios de este reino con sus prójimos. Y así comen en la plaza pública por darle de comer a los pobres enfermos y peregrinos, la ley antigua y la ley de Dios de las buenas obras de misericordia, qurpachanki.” (hospedarás al viajero) (1) Violencia Los españoles, educados en la ruda escuela de las guerras europeas y de la larga contienda de la reconquista de su patria, hallaron un imperio indígena dominado también por la violencia. La violencia parecía el sino del Perú, la violencia ejercitada con crueldad y fanatismo tanto por los indios como por los conquistadores. A la llegada de éstos al Tawantinsuyu, el imperio sufría la más grave crisis de su historia: dividido por la lucha entre Huáscar (Waskar) y Atahuallpa (Atau Wallpa). Es bien conocido el curso de esa contienda por el trono de Huaina Kapaj (Waina Khapaj), sólo resta dar énfasis a la saña conque luchaban los guerreros 'indios' así como la crueldad implacable al exterminar los familiares, los allegados y la servidumbre de sus contrincantes. Hay pocas referencias sobre el trabajo de los cirujanos en las batallas. Los españoles se beneficiaron con esas rivalidades, así como también con el odio que los Inkas habían despertado, en otras tribus indígenas, como en el caso de los kaflaris, por la crueldad con que fueron reprimidos.

La consolidación del dominio hispano en el Perú se vió en peligro por la incesante oposición armada de los descendientes de la dinastía incaica; particularmente por la actividad del Inka Manco II (Mallku). El Cuzco fue atacado y el largo sitio dió ocasión a muchos actos heroicos de ambas partes. Además de las muertes hubo seguramente infinidad de lesionados, heridos por armas blancas, contundentes y de fuego, y no debieron faltar las enfermedades. Al retorno de Almagro de Chile, donde no vió satisfechas sus aspiraciones de riqueza fácil, el Inka Manco levantó el sitio del Cuzco y se retiró a su reducto y refugio de Willkabamba. Desde allí los incas realizaban sus incursiones. (23) La rivalidad entre Pizarro y Almagro y sus respectivas facciones, se inicia ya en 1533 y se agudiza por la posesión del Cuzco y sus tesoros. Almagro se apodera de la capital andina en 1537, pero vuelve a perderla, así como su vida, después de la batalla de Salinas, quedando Pizarro en el poder. Sobreviene luego la venganza de los almagristas, capitaneados por el hijo, Almagro 'el joven1; asesinan a Pizarro en Lima y dominan transitoriamente la situación. Reacco nan los pizarristas y logran el triunfo definitivo en la batalla de Chupas, cerca de Ayacucho, después de la cual son ejecutados el joven Almagro y sus compañeros por el gobernador Vaca de Castro en 1542. En verdad que no faltan las violencias. (23) Ese mismo año se publican las Ordenanzas que favorecían y protegían a los indios; fueron resultado de la activa propaganda de sacerdotes, como Las Casas y otros francisca-! nos y dominicos, que presionaron sobre la conciencia del rey y de su corte. “ (los indios) —expresaba la Ordenanza— eran enteramente libres y no eran obligados a otro servicio personal más que las otras personas de los reinos de España; solamente debían pagar diezmos a Dios y a su Majestad el tributo que pareciese que justamente se lo debía imponer conforme a su posibilidad y calidad de sus tierras... que los indios no se encomendasen por vía de repartimiento... siendo hombres libres... y que, hasta que fuesen más instruidos en la fe y fuesen tomando nuestras costumbres y algún entendimiento y uso de vivir en policía no los diese el rey por vasallos a otras personas, etc.” Las nuevas disposiciones significaban para los coloniadores la desaparición de la mano de obra gratuita, la imposibilidad de trabajar los campos y las minas sin pagar o tener que hacerlo personalmente. Estas leyes fueron activamente resistidas y provocaron, finalmente, el alzamiento de los españoles contra la corona, capitaneados por Gonzalo Pizarro y Francisco Carvajal. El nuevo virrey Blasco Núñez de Vela pretendió imponer las Ordenanzas por la fuerza. Fue derrotado y perdió la vida in la batalla de Añaquito en 1546. Gonzalo Pizarro alzado contra el rey, quedó triunfante y consolidó su dominio en el Perú. Un año antes, en 1545, se había descubierto el Cerro Rico de Potosí y puesto inmediatamente en explotación; buena parte de sus riquezas acababa en las manos de Pizarro. Después de multitud de incidencias y sangrientos encuentros entre los alzados y las fuerzas de un nuevo virrey enviado por Carlos V, los pizarristas perdieron la batalla final en Xaquixaguana (Jakijawana) en 1548 y fueron ejecutados. (23) También, después de 35 años de combates, incursiones y traiciones, cayó el último miembro de la dinastía Inka. Tupaj Amaru, que no pudo lograr imponerse al poderío y la astucia hispánica; fue cruelmente ajusticiado en 1572. Tenemos muy pocas referencias y menos detalles sobre el trabajo de médicos y cirujanos durante estos prolongados y sangrientos años de lucha. Si bien la proporción de muertos ha debido ser grande, la de heridos que requerían servicios profesionales, también ha debido ser numerosa. Garcilaso hace referencia a la curación que hizo un veterinario en un jefe español herido, a quien curó de una grave herida en el cráneo después de una de tantas batallas y que sanó sin calentura. Además de las guerras civiles entre almagristas y pizarristas y las que ocasionó la insurgencia de Gonzalo Pizarro, tenemos las contiendas entre españoles, que, a poco de iniciada la explotación del Cerro Rico y de la fundación de la

Villa Imperial, los precipitaron a tremendos excesos en busca del poder y las riquezas. Las posibilidades de obtener firmemente el primero y en enormes cantidades las segundas, trastornaban el carácter de cuantos llegaban a la nueva urbe. Muy pronto se formaron parcialidades, se agruparon los españoles procedentes de una misma región, o naciones como las llamaban, se buscaron y formaron alianzas, se conformaron facciones y se generalizó y exacerbó la lucha. Los vascos o vascongados, que se hallaban en gran número, pelearon contra los demás peninsulares. Estos últimos se aliaron con los criollos y, ambos grupos, vascos y vicuñas (como dieron en llamarse los que no eran vascos), culpaban a sus contrarios de ser los provocadores y realizar los peores crímenes de la guerra fratricida. "... todos —vicuñas y vascongados— hicieron iguales disparates, y que así los de una parte como de la otra, estuvieron muy acordados y concertados años atrás para hacer unos mismos desatinos. Era cosa de notar ver venir a Potosí hombres humildes y ángeles en su condición, y la plata los ensoberbecía y tornaba en demonios según sus atrocidades. Los que viven en la Villa de Potosí y se crían junto a aquel prodigioso Cerro de plata, tienen unos ánimos tan intrépidos y levantados como se ha experimentado en las inquietudes y revoluciones que allá ha habido.” (3) “Estos relatos en la HISTORIA de Arzáns iban a satisfacer en aquella época el hambre de aventura, común a la literatura de todos los tiempos y de todos los países. El núcleo del interés reside aquí en la acción belicosa y cruenta. La perduración tardía de los relatos europeos de caballerías es perceptible en este grupo en los giros arcaicos del lenguaje atribuido a los personajes, en el uso anacrónico de la lanza, en el regodeo por la ornamentación de motivos caballerescos (trajes, armaduras, arreos), a todo lo cual daba pábulo la permanencia de alardes de caballerías en las fiestas de Potosí con episodios famosos que iban desde los bandos de naciones (cuya máxima expresión bélica fue la guerra de vicuñas y vascongados) hasta la rutinaria reyerta callejera, amén de otros típicos temas locales como la guerra contra los indios infieles y la leva de gente para Chile, sin olvidar las aventuras de intrépidas damas andantes en las calles de Potosí.(4-6) En su meticuloso índice de la HISTORIA de Arzáns, Hanke y Mendoza, enumeran 94 referencias sobre guerras y pendencias, 79 de discordias y 136 de disturbios en la Villa Imperial. Sería larguísimo el inventario de tanto episodio bélico o criminal, así como la enumeración de las lesiones y heridas que se describen. En cambio son pocas las ocasiones en que se menciona la intervención de los cirujanos. “Otra característica de la vida potosina que la HISTORIA enfatiza tanto como el orgullo de los potosinos, es la violencia. El crimen se convierte en una estadística ordinaria y Arzáns informa sobré hombres y mujeres muertos en Potosí en la misma forma que registra la producción de plata o el número de misas. Nadie era respetado, aun mujeres y frailes eran asesinados bajo condiciones atroces, y las mujeres mataban a sus celosos amantes y a sus propias hijas en circunstancias repugnantes.” (4-6) “Entre las calamidades de este año de 1728, en varias maneras se experimentaron en esta Villa: tantas muertes repentinas, accidentes violentos y mortales, extraña pobreza y atraso.” [58] “No parecía esta desdichada Villa habitación de cristianos sino de bárbaros crueles, un territorio de confusiones y una junta de enemistades...” (21-3) “Potosí parece muy similar a la Europa del siglo XV tan bien descrita por Huizinga en THE WANING OF THE MIDDI.E AGES.” (22) [59] Los ejemplos de violencias de toda especie podrían multiplicarse, pero transcribimos en el apéndice solamente algunos. [60]

Otro tipo de lesiones eran las que se producían en los accidentes de los socavones de las minas del Cerro; sumaban los efectos del trabajo a los de las guerras y crímenes. En la HISTORIA se refiere la caída de un gran 'suelto' o deslizamiento de tierra y cómo quedaron encerrados cinco 1 indios' durante diez días, saliendo finalmente sanos por intercesión milagrosa. “Los hundimientos no eran raros en las minas de Potosí. Ese año —1653— hubo uno, como puede verse por la 'Competencia de Judisdicción' suscitada entre don Francisco Sarmiento de Mendoza y el capitán Pedro de Montalvo, corregidor y alcalde mayor de las minas de Potosí, respectivamente. Ocurrió en el socavón del veinticuatro Juan Bautista de Jáuregui.” (6) [61] Como no podía ser de otro modo, la guerra fue también un estado casi crónico en el Tawantinsuyu. Los cronistas narran las guerras y sangrientas victorias de los Incas. Garcilaso pone de relieve los procedimientos paternalistas y métodos de persuación que utilizaban antes de recurrir a la violencia, en la larga serie de conquistas que fueron expandiendo el imperio por lo general, según el cronista, lo lograban, pero otras tuvieron que reducir los pueblos por la guerra y a veces con gran dureza y crueldad. “/Cuarta Edad de Indios/ llamado Aukapacha runa/ Y comenzaron a reñir y batallar y mucha guerra y mortanza con su señor y rey, y con otro señor y rey, bravos capitanes y valientes y animosos hombres y peleaban con armas que ellos los llamaban chaka chuki (lanza de cadera), sachaj chuki (lanza de árbol); sajmana (manopla), chanbi (alabarda), waraka (honda), kunka khuchuna (hacha), ayri (hacha), wallkanka (escudo), purapura (coraza), urna chuko (casco), waylla qepa (trompa de caracol), an- tara (zampoña). Y con estas armas se vencían y había muy mucha muerte y derramamiento de sangre hasta cautivarse.” (1) Ya en plena Colonia, se produjeron, además de las rebeliones ya mencionadas de Tupaj Amaru, nuevas sublevaciones de indios contra los españoles, así como de mestizos y criollos. Tales las de Tupaj Katar3, entre las primeras y, entre las segundas las de Pagador en Oruro, Calatayud en Cochabamba, Alonso Yañez en Potosí, Antonio Gallardo en La Paz, Juan Bélez de Córdoba en Oruro. Cada una con su sangriento cortejo de choques, asonadas, traiciones, sitios, represión y ajusticiamiento. [62] Todavía debemos añadir la costumbre de los indios habitantes de algunas ciudades y agros, especialmente de los mitayos de Potosí, de trabarse en batalla, entre dos bandos tradicional mente rivales. [63] Figuran también en la HISTORIA, las guerras contra las tribus salvajes orientales, que emergían de los bosques y llanuras tropicales: "... cuando sobrevino otro que comenzó a publicar a principios del año 1594, el señor de los ¡guarros (cercanos a los valles y villa de Tarija) con poderoso ejército de sus gentes y tropas calchaquíes y guaymores de Tucman, se encaminaban a los Chichas y a la de Porco donde está Potosí. Era una lástima ver venir a esta Villa huyendo multitud de mujeres, así españolas como indias, de aquellos miserables pueblos con sus hijos y padres viejos. En el asiento de Porco estaban para la resistencia 100 españoles y 500 indios, pero ni estos junto con los de esta Villa ni otros más parecían ser bastante a resistir tanta multitud de bárbaros, que según se pudo averiguar (con los indios espías presos) pasaban de 15.000.” (3) Narra Arzáns las hazañas del capitán don Alberto Pérez Grande en sangrientos encuentros con los salvajes que finalmente fueron derrotados con muchos muertos en Puna, Chaqui y Agua Caliente. Prendieron a Caranalta y Mepone y ganaron riquísimo despojo que estos bárbaros habían robado, mucha cantidad de oro y plata. De los españoles murieron cuatro, 112 indios cristianos y más de 200 heridos entre españoles e indios. “Fue el triunfo de esta victoria martes 30 de enero de 1594. Túvose por milagroso por ser corto el número del ejército cristiano. Murieron 4.500 bárbaros, 2.000 heridos y quedaron 3.000

prisioneros, huyeron los demás. Atribuyóse la victoria a los patrones de Potosí Cristo Nuestro Señor Sacramentado, la Santísima Virgen en su Concepción Inmaculada y el Apóstol Santiago. Se produjeron esporádicamente, nuevos ataques en los años siguientes.” [64] También deben mencionarse las levas de soldados que se hicieron en el Alto Perú, para la guerra que sostenían los españoles contra los araucanos en Chile, así como para rechazar a los piratas ingleses en las costas del Pacífico. [65] Los Incas, mucho antes de la llegada de los españoles) ya se habían apoderado de parte del territorio dominado por los araucanos: “/Octavo Capitán/ Apo Camac Inca/ Para vencer todo Chile aguardaron que hubiese pestilencias y hambre de diez años que hubo en este reino y en toda Castilla. Como estaban en este trabajo, se dejaron vencerse y conquistarse como en la conquista de este reino. Fue Dios servido que dos reyes se matasen y alborotase la gente. Y así fue conquistado.” (1) Los Incas, como afirmación de su poderío e inteligente manejo de rebeldes, practicaban el mitmaj o mitimaes, que describe Garcilaso. [66] En Chuquisaca no faltaron crímenes y disturbios. (5) [67] Después de los acontecimientos del 25 de mayo de 1809, al día siguiente en la mañana: “lo primero que hizo Arenales en sus nuevas funciones fue organizar una milicia con abogados, comerciantes y otras personas de confianza. Acudieron al hospital y a la Misericordia en busca de sus parientes o amigos que habían sido alcanzados por los disparos de fusil. Encontraron 15 muertos y un mayor número de heridos...” (5) Fueron las primeras víctimas de la Guerra de la Independencia que duraría 15 largos y terribles años, antes de lograrse la libertad del Alto Perú.

Los Médicos

La atención de un enfermo significa un bi-polo de actividad humana; un polo que proporciona o entrega algo y otro que recibe u obtiene algo. Por lo general el polo activo es el médico que, en las sociedades primitivas es conocido como hechicero, chamán o sacerdote-mago. Aun hoy día el médico o polo activo de la medicina puede variar en nuestra sociedad desde el brujo hasta el doctor, desde el componedor hasta el cirujano, desde el kallawaya hasta el neurocirujano, desde el compadre y la comadrona hasta la enfermera, el técnico y la visitadora social. También deben incluirse a los odontólogos, farmacéuticos, laboratoristas y demás especialistas. Por otra parte hay que enumerar la variedad de farsantes, embaucadores, ensalmadores, etc. que practican a espaldas de la ley o la ciencia. Los hay en todas las sociedades. Los profesionales de buena fe, tratan de curar humana y racionalmente a los enfermos o lesionados. Además la medicina actual trata de prevenir o previene las enfermedades. El polo receptor es el enfermo individual o bien la comunidad. Su variedad es enorme. Entre los antiguos andinos, los hechiceros de diversas categorías, además de sus actividades de magos, adivinos, intérpretes y propiciadores de los dioses, eran también médicos. Actuaban, además, como consejeros de los gobernantes, protectores de la corte, del pueblo y del país. Los hechiceros menores estaban presentes en todos los ámbitos del Tawantinsuyu y, probablemente, no había ningún ayllu que no tuviese su sacerdote-médico. Un grupo bien caracterizado fue el de los kallawayas, curanderos yerbateros ambulantes. Su antigüedad no se ha precisado. Los heridos eran atendidos después de las batallas [73A] y los enfermos en la corte del Inca. [73B] En todos los pueblos primitivos existían normas especiales, generalmente secretas, para ingresar en el gremio. Algunos nacían ya predestinados, otros debían recibir un adiestramiento especial o sufrir el influjo accidental de los dioses antes de incorporarse. El papel de los brujos era averiguar y suprimir la causa de las enfermedades. A veces lo lograban, utilizando no solamente sus poderes mágicos e hipnóticos, manejando las supersticiones y temores del grupo, sino también ayudándose con procedimientos empíricos simples y el uso de medicamentos principalmente de origen vegetal. Antes de la llegada de los españoles los entermos y lesionados eran entendidos pro los hechiceros y curanderos: De las ordenanzas de Tupaj Inka Yupanaqui: “Ytem: mandamos que los barbaros y seruxanos, jampikamayuj sikaj, kichikawan, y curan con yerbas. A estos dichos les llamaban jampikamayuj y a las dichas parteras, beatas, comadres llamaban wawa wachachij, wisa allichaj, jampikamayuj. (1) “Ytem: el médico o herbolario que iñora las virtudes de las yerbas, o que, sabiendo las de algunas, no procura saber las de todas, sabe poco o nada. Conviénele trabajar hasta conocerlas todas, así las provechosas como las dañosas para merecer el nombre que pretende. Dicho del Inka Pachakutij. (1) Los médicos que llegaron con los conquistadores fueron pocos y de escasos estudios. “Después de García Hernández, que alentó y acompaño a Colón en su entrevista con el reverendo padre fray Juan Pérez, confesor de la Reina Isabel, en el convento de la Rábida, sólo conocemos a los maestros Alonso y Juan (cuyos apellidos no se han conservado), ´físico´ (medico)

el primero, cirujano el segundo, que formaron en la comitiva histórica del descubrimiento del Nuevo Mundo. Posteriormente fueron muchos los que, llamándose médicos, vinieron a este Continente, más con el propósito de hacer su América...” (7) “... raro navio mercante tras cirujano que se halla completamente instruido, aun en la parte que se limita a su instituto, lo mismo que se verifica en muchas embarcaciones de guerra. Esto dimana del corto número de profesores para el crecido de los buques de giro, que obliga a valerse del primero que se encuentre, aunque sea un mero sangrador; y si son del Colegio, como en efecto vienen algunos, en embarcaciones del comercio y en todas las de guerra, son muchos los que aun no han concluido sus estudios, que por lo mismo se les obliga a su regreso a continuarlos, pero muchísimos no vuelven a tiempo, y otros, aunque hayan finalizado sus cursos, se dejan pescar de la desidia después de verse colocados o por sus muchas ocupaciones o por falta de libros que quedan como la buena fruta que no ha llegado a su perfecta sazón, siendo muy pocos los que con infantigable estudio llegan a ser completos; y de estos genios eminentes acredita la experiencia que apenas conoce su mérito, cuando no teniendo el premio a que juzgan ser acreedores y no pudiendo contener sus luces en el estrecho ámbito de cuatro tablas, inmediatamente las abandonan por hallar extensión más proporcionada al espíritu que los agita...” (7-24) Existía indudablemente una gran escasez de médicos, particularmente de los instruidos con corrección, que llegasen de España. Machos de estos profesionales, así como los que se hacían pasar por tales, explotaban la ignorancia y credulidad de conquistadores y conquistados. El Protomedicato, institución que existía ya en España desde 1477, tenía a su cargo la vigilancia y control permanente de los profesionales de la salud y de las instituciones relacionadas con ellos. En América se principió nombrando Substitutos del Protomedicato. El primer Substituto fue el I)r. Francisco Sánchez de Renedo, en Lima, en 1570. Ese mismo año el rey Felipe II decía: “Hemos resuelto enviar uno o muchos Protomédicos generales a las provincias de las Indias y sus islas adyacentes, los cuales deberán informarse de los médicos, cirujanos, herbolarios, españoles e indios que hubiere, así como de las personas curiosas que les pareciera atender y saber algo, informándose de las experiencias que tengan en las cosas susodichas, y el uso, facultad, cantidad que se dan de las medicinas, de todas las plantas y medicinas que hubiere, escribir la historia natural, ejerciendo la profesión con el título de Protomédicos, residiendo en las ciudades donde hubiera Audiencia y Chancillería, ejerciendo la profesión en cinco leguas alrededor.” (25) "El primer Protomedicato de América se estableció en Lima en 1579, por Real Cédula ó* Felipe II. En ella se dan instrucciones más amplias y precisas sobre las funciones de los Protomédicos, incluyendo su embarque desde España, informaciones que deben dar, control de los que trabajan en medicina, sitio de residencia, relaciones con otros profesionales, derechos que pueden cobrar, procedimientos para hacer justicia, etc. El Protomedicato del Virreynato de Buenos Aires se creó entre 1778 y 1781, el de la Audiencia de Charcas en 1782.” (25) “Las licencias (para la práctica médica) no eran absolutas y podían ser restringidas y aun canceladas; así, a José Hermenegildo Guerrero, Protomédico de la Villa de Potosí y Médico Cirujano y Farmacéutico, por título expedido por el Protomedicato de Lima en 1777, la Real Audiencia no le permitió ejercer sino los cargos de cirujano y boticario. A Francisco Xavier Garay, que ejercía la medicina con licencia del Protomedicato de Buenos Aires, el Ayuntamiento de la Plata representó por intermedio de su síndico y procurador general ante la Real Audiencia, que dicho Garay era completamente inepto para el ejercicio de la Medicina, por cuanto que ignoraba aun los primeros rudimentos de la ciencia.” (25) “En 1770 el Presidente Joaquín del Pino, quitó a la Municipalidad la facultad de conceder licencias, para vigilar el ejercicio de la profesión... Los impostores y medicastros pululaban en esa época en las poblaciones altoperuanas. En noviembre de 1797 el Protomedicato de Buenos Aires expidió un

auto contra los curanderos. En 1805, la Audiencia de Charcas suspendió de su cargo de médico titular de Oruro a José de Ahumada, por haberse dedicado a las minas.” (7) “¿Quién no conoce que a excepción de uno u otro facultativo que habita en las capitales, el resto de toda América Meridional es la presa de ignorantes, aventureros, charlatanes y picaros, que se fingen médicos y cirujanos para pasar su vida sin trabajo y encontrar el fomento de sus vicios? Causa dolor oir las relaciones que sobre sus desaciertos hacen las personas de juicio que han vivido en las provincias. De Panamá a Lima no encontró la Real Expedición de la Vacuna, un cirujano mediocre que conservase el fluido salutífero.” (26) “El 'Licenciado' Ascencio Téllez Rojo, vecino de Córdoba, en 1598, que pasaba por médico, fue acusado ante un tribunal por el propietario de algunos esclavos negros, de que, por ser tal Licenciado, ni contar con la autorización de superiores competentes, había atendido mal y contribuido a la muerte de cinco de sus negros. Entre los cargos: cinco sangrías diarias, hacerlos dormir desnudos sobre paja cubiertos de pellejos de carnero, alimentarlos sólo con siete espigas de maíz dos veces al día, no tomarles el pulso ni mirarles la orina, etc. Entre los testigos: el médico Gerónimo de Miranda y Eustacio García, antiguo empleado del hospital de Potosí.” (7) La instrucción y educación médicas debieron haberse hecho en Facultades de Medicina en las Universidades. Sin embargo, hubo resistencia a su fundación, y aun más, preferencia por la medicina autóctona. “Tal resistencia a lo extraño se hacía visible hasta en personas llamadas doctas. El profesor don Alonso de Huerta de la Universidad de Lima, en 1634, se opuso tenazmente a que llegasen médicos extranjeros a la América, expresando que los indios conocen mejor que los médicos yerbas medicinales para muchas enfermedades y heridas y con ellas se curan mejor que con las de los médicos.” (7) Por orden del virrey Toledo se estableció en Lima en 1577 una 'cátedra de Medicina y Filosofía*. Nadie hizo el menor caso. Felipe II, en 1579, ordenó la fundación de las mismas cátedras en las Universidades más principales de las Indias, sin resultado. En 1637, un nuevo proyecto de cátedra de Medicina en la Universidad de Lima fue rechazado por Alonso de la Huerta por las razones ya indicadas. En 1770, el virrey en Lima rechaza una solicitud del Procurador de la Universidad de Chuquisaca para crear cursos de estudios médicos. En 1782, queda también sin respuesta, una insinuación de la Audiencia de Charcas para instalar Facultad de Medicina en Buenos Aires. “En 1791, el fiscal del virreynato, Victorian de Villalba, opinó adversamente sobre posible fundación de una Universidad (con cátedras de Medicina y Matemáticas, entre otras) en La Paz, no obstante de opiniones muy favorables de todas las demás autoridades de la Audiencia. Entre las consideraciones del fiscal: Tenemos las Universidades de Lima, Guatemala, el Cuzco y La Plata, que son muy suficientes para todo el territorio de la costa y la sierra del Perú, sin necesidad de fundar otras...” (7) En 1624 se fundó la Universidad de San Francisco Xavier de Chuquisaca y se manifestó: “Más tarde se podría obtener autorización del Rey para que en ella, además de Artes y Teología, se enseñase Leyes y Cánones para la graduación de abogados y jurisconsultos.” (5) Las solicitudes para crear cursos de Medicina en la Universidad de San Francisco Xavier, en 1770 y 1782, no tuvieron resultado. También fue rechazada la solicitud para fundar una Universidad con cátedras de medicina en La Paz como ya vimos. Como agradecimiento a La Plata por su comportamiento durante las sublevaciones de los Catari en 1781, el Rey concede los siguientes favores: “...be resuelto manifestaros, como lo hago, que quedo muy satisfecho de los buenos servicios de esa mi leal ciudad de La Plata, dándole por ello las debidas gracias y para que tenga una señal más

cierta de mi aprecio y beneficencia, le concedo las gracias siguientes: Primera, en su Universidad goce de todos los honores y prerrogativas que están concedidas a la Universidad de Salamanca. Segunda, qua en las fiestas de tabla, a que concurra el Ayuntamiento, puedan sentarse los cabildantes en bancos forrados con damasco y recibir la paz después de la Audiencia... Tercera, que se establezca casa de expósitos y se doten cátedras de Medicina y Matemáticas en la Universidad.” (5) La cátedra de Medicina sólo pudo concretarse veinte años después, en 1804. Para el pago de los sueldos de los catedráticos se destinó el alquiler de 60 a 70 pesos que se cobraba a ¡os alumnos del colegio San Juan Bautista por el uso de los dos balcones de la Universidad, desde los cuales expectaban las corridas de toros y otros espectáculos realizados en la plaza. (5) Estudiar Farmacia era más fácil en el Perú. Bastaba probar que se había estudiado durante tres años Gramática, Filosofía (Lógica y Metafísica), Aritmética, Física general y particular y Ética; y haber hecho práctica en una 'botica'; probar además la 'legitimidad y limpieza de sangre'. La solicitud conocida por el Protomedicato de Lima y previo pago de derechos, permitía que se recibiera examen. La 'legitimidad y pureza de sangre' se probaba mediante certificado o testimonio verbal de personas que conocían no sólo las cualidades de ¿decencia y honorabilidad1 del postulante, sino las de sus padres. (7) No obstante de ser muy antigua la fundación de las Universidades de España, el progreso científico en la Península entró en decadencia en la época de la Colonia. (29) [73] Se ha tratado de explicarla de muchas maneras; la expulsión de árabes, moros y judíos, el funcionamiento de la Inquisición, el aislamiento del resto de Europa. También puede ser que la gran riqueza material que fluyó de Mas Indias' hacia España, sin el correspondiente esfuerzo intelectual y tecnológico de los hispanos, haya jugado un papel desquiciador importante. A su vez, esa decadencia de la élite peninsular, repercutió lamentablemente en América colonial. “A medida que crecían las exigencias sanitarias, la avalancha de médicos y medicastros españoles era incontenible. Eran audaces vividores que sabían más 'de matar' que de hacer vivir, según rezan las crónicas de la época. Se clasificaron cuatro categorías de médicos: los verdaderos, supuestas eminencias, que había que pedirlos a España, generalmente reservados a los altos dignatarios. En segundo lugar los 'romanticistas' que no sabían latín como los primeros, hablaban en ‘romance’, esto es en castellano, eran generalmente mestizos o esclavos humildes, iniciados en la práctica por sus amos 'para tener profesionales gratuitos'. En tercer lugar los barberos (sangradores, cirujanos) y los albeitar (veterinarios). Cuarto: los boticarios, las comadronas. Además se multiplicaban y medraban los curanderos y toda clase de negociantes de la salud pública y privada. Todos ellos y gran cantidad de charlatanes se hacían llamar médicos y hacían?, u agosto. Ese fue el llamado 'período erudito' (siglos XV-XVI). Los barberos eran además de flebótomos, sajadores de abcesos, y sacaban muelas.” (7) Las peculiaridades de la actividad de flebótomos y médicos, así como los problemas de honorarios y ceremoniales se comentan en [68), [69]. La institución del Protomedicato que, durante la Colonia reguló teóricamente las actividades de los médicos, siguió existiendo en la República, por lo menos hasta 1890 y fue reemplazada por el Tribunal Médico, que vemos en funciones ya en 1896. (36) El virrey Toledo trató de subsanar la situación de escasez de médicos en el Perú en 1577, con un decreto para que se enseñara a los naturales, indígenas y mestizos, prácticas médicas simples y de urgencia, sobre todo para asistir en casos de guerra. Se produjo resistencia entre los que podían utilizar sus servicios.

“Los dichos indios serojanos, barberos que curan y sangran y saben y conocen de las enfermedades y llagas, de las hierbas con que se han de curar y medicinas y purgas de estos reinos curan tan bien como un doctor o licenciado de medicina. Y dicen que todas las enfermedades proceden de dos cosas que tienen los hombres, calor o frío en cualquier enfermedad, y las dichas mujeres beatas y comadres médicas que curan y ayudan a bien parir a las mujeres preñadas y algunas curan los desconcertados, las coyunturas y otras enfermedades. A estos dichos indios le ponen pleito el padre, corregidor o los propios indios les llaman hechiceros, no lo siendo sino cristianos. Antes conviene para el servicio de Dios y de su Magestad y bien de los pobres indios y para que cure azogado; se le debe dar su mandamiento para curar y sangrar y que use oficio de barbero cirujano.” (1) Parece que, esta tentativa no prosperó. Tampoco parece probable la suposición de G. A. Otero: “Así aparece el Callahuaya del Alto Perú, en los hospitales de sangre de los españoles.” (27) La 'sabiduría' kallawaya tiene fundamentos muy antiguos y de una magnitud que es casi imposible se hubiesen acumulado desde el siglo XVI solamente, y como veremos, es un grupo indígena peculiar y muy circunscrito geográficamente. Sobre la medicina de los Incas tenemos: “... lea secretos naturales de estas cosas ni me los dijeron ni yo los pregunté, más que las vi hacer. No supieron mirar la orina ni tomar el pulso; la calentura conocían por el demasiado calor del cuerpo. Sus purgas y sangrías eran más en pie que después de caídos. Cuando se habían rendido a la enfermedad no hacían medicamento alguno; dejaban obrar la naturaleza y guardaban su dieta. No alcanzaron el uso común de la medicina que llaman purgadera, que es clistel, ni supieron aplicar ni emplastos ni unciones sino muy pocas y de cosas muy comunes. La gente común y pobre se había con sus enfermedades poco menos que bestias. Al frío de la terciana o cuartana llaman chucchu que es temblar; a la calentura llaman rapa, sencilla, que es quemarse. Temían mucho estas enfermedades por los extremos ya de frío ya de calor. Las purgas y sangrías mandaban hacer los más experimentados en ellas, particularmente viejas (como acá las parteras) y grandes herbolarios, que los hubo muy famosos en tiempo de los Incas, que conocían la virtud de muchas yerbas y por tradición las enseñaban a sus hijos, y estos eran tenidos por médicos, no para curar a todos, sino a los reyes y a los de su sangre y a los curacas y a sus parientes. La gente común se curaban unos a otros por lo que habían oído de medicamentos.” (2) “Una visita médica suponía toda una ceremonia. Se limpiaba prolijamente toda la casa, se cambiaba la ropa del enfermo y de la cama, se colocaba una mesa al centro de la sala, provista de recado de escribir, a la espera de la sabia prescripción, por si el médico no hubiese traído consigo los medicamentos, que era lo más corriente. Casi siempre el examen médico se reducía a ’tomar el pulso y mirar la lengua'. En casos dudosos o graves el examen de la parte dolorida, seguida de la palpación y presiones exploradoras... El examen concluía con una seria mirada a la orina en el vaso de noche, de cuyo color y olor tomaba debida nota. Concluida la ceremonia y servida la copa de licor, dictadas las instrucciones, el médico se despedía altanero, para continuar el circuito trazado de antemano, de preferencia a caballo, utilizando los distintivos de su profesión: larga capa negra para el médico y gualdrapa para el caballo.” (7) “Los cirujanos se consideraban inferiores a los médicos en conocimientos y categoría social. Algo así como los 'sanitarios' de hoy. El ejercicio simultáneo de la Medicina, que correspondía a los 'físicos', y de la Cirugía se hallaba prohibido por el Protomedicato. El médico no podía llamar en consulta a un cirujano, era un delito. Los cirujanos hábiles no se podían hallar y se enviaban instrucciones escritas desde España.” (7)

“Como anestesia es posible que se usaran, además de la fuerza de cuatro forzudos que sujetaban al enfermo, el alcohol, el chamico y la coca, para toda clase de intervenciones: sangrías, reducciones, abertura de abcesos, cesáreas y trepanaciones.” (7) Cualquier práctico, hasta los veterinarios, actuaban como cirujanos si era preciso. En la batalla de Huarina —entre Gonzalo Pizarro y las fuerzas de Centeno que sostenía a La Gasea enviado por el rey— hubo muchos heridos; entre ellos un jefe, llamado Francisco Peña quien recibió una herida en el cráneo; el albeitar, que hacía de cirujano, le arrancó el casco (cuero cabelludo) y curó sin calentura, ni otro accidente.” (2) “Los instrumentos, en los hospitales o en las casas particulares, pasaban de mano en mano, de las cajas de cirugía a la mesa de operaciones. Concluidas las intervenciones se gustaba de aplicar sobre las heridas pomadas e hilas (hilachas) con la convicción de que facilitaba la supuración, tan necesaria para eliminar la maleza (el pus), las secreciones depuradoras del organismo. Los flebótomos, o sangradores, simultáneamente sacamuelas y peluqueros, compañeros de los médicos, medraban a su sombra. De tres a seis sangrías al día eran corrientes. También eran aplicadores de sanguijuelas. Hasta los albores del presente siglo todavía los peluqueros flebótomos seguían haciendo su agosto y sembrando el terror entre sus víctimas sin asumir ninguna responsabilidad.” (7) No todo el panorama de la actividad médica era sombrío. Es de particular interés recordar varios nombres, unos de médicos de gran categoría, otros de abnegados practicantes o por sus connotaciones científicas. Finalmente transcribiremos también los aspectos anecdóticos sobre médicos en esos tres siglos conflictivos y seminales. El doctor don Martín Melgar, médico cirujano, (fue también Martín Delgar?) del cual ya informamos (comunicación de la Sra. Gisbert) (8). Habría llegado al Perú en 1744 y después de recorrer prolijamente el Alto Perú, publicó su LIBRO DE MEDICINA Y CIRUGIA, hacia 1769. Ha sido editado por Gunnar Mendoza. (6) Pedro Nolasco Crespo, ilustre científico polígrafo paceño, en su APOLOGIA SOBRE LA QUINA, impugna la opinión de un médico español de Pamplona que sostenía que la quina era perniciosa usada como antipalúdico. Analiza las diferentes clases de quinas, recomienda la Callísaya y el mal resultado de las de otras proveniencias. En su DISERTACION SO¬BRE LA COCA (utilizada por el doctor Hipólito Unanue para su trabajo con el mismo nombre), entre otras valiosas observaciones, diferencia entre la coca silvestre y la cultivada. Informa del origen incaico de su uso. Da estadísticas de su consumo. La propone para reemplazar al tabaco. (8) [9] Los padres David y Manuel, cuya FARMACOPEA IN¬DIANA, es calificada por G. A. Otero, como verdadero tratado del arte de curar, con exposición de los síntomas de las enfermedades, su diagnóstico y las prescripciones farmacológicas. Tadeo Haenke, naturalista austríaco —1761-1817— escribió varios trabajos científicos después de recorrer gran parte del territorio de Bolivia. Es de importancia su HISTORIA NATURAL DE LA PROVINCIA DE COCHABAMBA. (28) “Fue muy notable la caridad del doctor Montoya (durante la epidemia de peste que asoló a Potosí en 1719). No faltó también en otros la caridad en este inmenso mal... y entre ellos el general don Silvestre de Briflas, del orden de Santiago, que llegó hasta disponer por sus mismas manos las medicinas, las unturas y clisteles para los pobres indios, enviarles el mantenimiento y otras cosas necesarias, hasta que le fue fuerza hacer ausencia de esta Villa.” (3) Entre los primeros habitantes de Oruro ya se hallaba presente un médico: “Sin pedir autorización a la Audiencia de Lima, la de Charcas ordenó la fundación de una villa cerca de los cerros donde los hermanos Medrano explotaban ricos filones de plata. Así lo hizo el oidor

Manuel de Castro Padilla el l9 de noviembre de 1606. Bautizada como San Felipe de Austria acabó llamándose Oruro. En diciembre de 1607 don Felipe Godoy encontró 700 casas, calles rectas y niveladas, iglesia, dos curas, tres monasterios con seis, cuatro y seis religiosos, un alguacil mayor, seis regidores, un alférez, un protector de naturales y un médico; además de 369 personas dedicadas a explotar las minas y 6.000 indios.” (5) Entre los muertos a manos de los sublevados capitaneados por Alejo Calatayud en Cochabamba, se menciona el nombre del médico José Petronio. (3) Entre los complotados que se reunieron la noche del 24 de mayo de 1809 en Chuquisaca, figura el cirujano Manuel de la Cosquera. (S') También se presentaron médicos extranjeros en Potosí: “En estos días, habiendo caído enfermo don Alejandro Blakcutoon, inglés de nación, que vino por médico de los negros del asiento, hijo del arzobispo de Londres, estuvo muy de peligro y le fue persuadido recibiese nuestra santa fe católica y se bautizase.” (3) Se bautizó y al punto quedó sano de cuerpo y alma, si bien era un fraude su condición social: “No ha sido posible identificar a este Alejandro Blakcutoon. Podemos estar ciertos de que no era hijo de ningún arzobispo de Londres, que era sólo obispado entonces. Ningún obispo de Londres, en la primera mitad del siglo XVII, se llamó nada similar remotamente siquiera a Blakcutoon. Nota 1. en la HISTORIA. de Arzáns. (4) Se hace, asimismo, referencia en la HISTORIA, a médicos portugueses, entre ellos al célebre doctor Revollo y Monadoutt o Mandoutti y al doctor Juan de Buendía; igualmente al cirujano francés Francisco de la Peña. La actividad médico-legal o forense, también está documentada en la HISTORIA de Arzáns. Los médicos aseguraron bajo juramento la enfermedad de un preso para sacarlo de la cárcel. [70] Realizan autopsias y dan informes. [71] Entre los incidentes que se narran en la HISTORIA y en que figuran médicos tenemos: “Previno don Santiago de Ortega su muerte algunos meses antes disponiendo sus cosas y encargándolas a su hijo sin hallarse enfermo ni con ninguna dolencia, que siempre tuvo perfecta salud. Ocasionóle el accidente una cólera arrebatada por materia de punto y juntándosele un resfrío le cerró las vías. Luego al punto conoció que se moría, y aunque su mujer y su hijo trajeron varios médicos y se le aplicaron muchas medicinas, dijo que no se cansasen que ya era su hora llegada y Dios lo llamaba... Sufrió con admirable paciencia 14 días de dolores terribles y 6 antes de su tránsito consoló a su hijo y consorte. .[71] Cuenta también el caso del cirujano que hirió a su atacante; del médico que no pudo despegarse de la dama con que cometía adulterio; del enfermo avaro que sólo reaccionó cuando tomaron una caldereta de plata para venderla y comprar las recetas; y del marido que, según los médicos, podía salvar la vida de su mujer gravemente enferma, si tenía relaciones con ella debiendo morir él como consecuencia. [72]

Tratamientos

Preguntaba yo, antes: en cuanto servidor y agente de la perfección del hombre, ¿cuál podrá ser la misión del médico de mentalidad personalista? La respuesta es clara: ese médico no se propondrá la tarea de por si mismo hacer mejores a los hombres; pero con los recursos de su ciencia y de su arte terapéutica tradidicional, sanidad pública, dietética, psicocirugta, psicofarmacologia, psicoterapia profunda, psicoprofilaxis social, procurará dar a los hombres condiciones, recursos y posibilidades de orden somático y psíquico para que ellos, haciendo, libre y creadoramente, el mejor uso posible de su salva, vivan mejor. Pedro Lain Entralgo

Entre los andinos y peninsulares los procedimientos para curar y prevenir las enfermedades estaban íntimamente ligados a su respectiva cosmovisión.

“En los antiguos tiempos todas las wakas que hemos nombrado preguntaban a las personas que iban hacia ellas: 'Vienes en nombre de tus hijos, hasta el último, en nombre de tu padre y de tu abuelo, alcanza hasta ellos tu representación?’ A quien decía 'no', le respondían: 'Vuélvete, escucha primero a tu hijo. El último.' Y se iban y volvían, sólo entonces contestaban todo: 'Has enojado u ofendido a éste o aquél —le decían— eres fornicario.' o bien: 'En la fiesta de la Pariakaka pecaste con una mujer.' Y de este modo eran capaces de hablar de cuanto había. Y ordenaban: 'En el río Tinku has de bañarte; vas a degollar a tu llama para ofrendármela.* Y todos cumplían estos mandatos con gran alegría, hacían cuanto se les indicaba. Algunos se aliviaban, otros morían, aunque todos habían cumplido hasta el día ordenado.” (9) Se refiere también el origen mítico del polvo de roca raspada. [74] “... desde entonces y por mucho tiempo, en todos los pueblos de que hemos hablado, ayllu por ayllu, adoraban a esta waka. Cuando llegaban las enfermedades, a él le pedían que curara a sus dolientes, cuando hería a alguien pena o caían en desventuras, cuando amenazaban enemigos, cuando la tierra se estremecía: 'Mi padre está irritado' clamaban muy espantados y le dedicaban ofrendas; le servían maíz del inca, tomándolo de los depósitos, para que el waka bebiera chicha. Después de haber adorado a estas wakas les imploraban con estas palabras: 'Ah Llajsawatu, tu eres la hacedora de los hombres. Tú, mejor que Ñaupiñanka, conoces mis culpas. Dime por qué causa estoy enfermo, por cuál culpa vivo padeciendo?' Y diciendo esta imploración volvían a adorarlas. 'Ambas hermanas viven la una en la otra afirmaban y les rendían culto.'” (9) Los 'indios' cristianizados volvieron a las prácticas de sus antiguas idolatrías al ver la ineficacia de la medicina hispana en las epidemias de sarampión y viruela de 1589. [75] Pueblos enteros eran castigados por su Dios por los pecados cometidos. [76] En cuanto a la práctica de los sacrificios humanos: “Otros sacrificios tuvieron... mas lo que usaron en general fueron animales y otras aves, y la yerba que tanto estiman cuca (kuka), el maíz y otras semillas. Los Incas no los tuvieron (los sacrificios) ni los consintieron hacer de hombres o niños, aunque fuese en enfermedades de sus reyes.” (2) "... y por eso los hombres del Tawantinsuyu, cada año ofrendaban un hombre y una mujer a Pachakamaj. A esta ofrenda la llamaban 'gran Culpa' (Khapaj Jucha). Cuando el hombre y la mujer destinados al sacrificio llegaban hasta Pachakamaj, eran enterrados vivos: 'Cómelos Padre' le decían al waka. Y en el mes pura le ofrendaban plata y oro, llamas, le daban de beber y comer, sin faltar nunca.” (1) /Chajrayapuy killa/ este mes sacrificaban en los ídolos wakas... Algunos ofrecían en cada pueblo a sus ídolos con sus hijos e hijas, que esto cada uno no más daba en un año y lo daba a quien benía de dalle el hijo a la waka y se lo enterraban vivos; el quien lo daba su hijo iba llorando. Esto tenía en todo el reino.” (1) [77] Sobre la inexistencia del canibalismo entre los andinos: [781 “De como mandaba y eran muy belicosos indios y bravos guerreros y fuertes: cada uno de ellos se embestían como leones y así le mataba al contrario, le sacaba el corazón y lo comían de puro bravo y fuerte guerrero y capitán.” (1) Sobre los procedimientos de embalsamamiento: “/Entierro del Inka/ Cómo fue enterrado el Inka y le embalsamaron sin menealle el cuerpo y le pusieron los ojos y el rostro como si estuviera vivo y le vestían ricas vestiduras. Y el difunto le llamaron Etapa (rayo) que todos los demás difuntos les llaman 'aya' (difunto) y le enterraban con mucha vajilla de plata y oro. Y a los pajes y camareros y mujeres que él quería le matan y a la mujer más querida la llevaba por señora coya. Y para ahogar estos primero les emborrachaban y

dicen que le hacían abrir la boca y le soplaban con coca molido hecho polvo. Todos iban embalsamados y lo ponían a sus lados y tenían un mes e! cuerpo y en todo el reino hacen grandes lloros... y acabado el mes enterraban y lo llevan a la bóveda que llaman pukullu.” (1) Sobre las causas de las enfermedades y la hechicería: “Mientras que allí dormía Watiacuri, vino un zorro de la parte alta y vino también otro zorro de la parte baja; ambos se encontraron; el que vino de abajo preguntó al otro: ‘Cómo están los de arriba?'. 'Lo que debe estar bien está bien' contestó el zorro, sólo un poderoso que viva en Anchicocha, y que es también un sacro hombre que sabe de la verdad, que hace como si fuera dios, está muy enfermo. La causa de la enfermedad es esta; 'A la parte vergonzosa de la mujer de Tamtañanka le entró un grano de maíz mura saltando del tostador. La mujer sacó el grano y se lo dió a comer a un hombre. Como el hombre comió el grano se hizo culpable; por esto, desde ese tiempo, a los que pecan de ese modo se les tiene en cuenta y es por causa de esa culpa que una serpiente devora las cuerdas de la bellísima casa en que vive, y un sapo de dos cabezas habita en la piedra del batán. Que esto es lo que consume al hombre nadie lo sospecha.’ Así dijo el zorro de arriba, en seguida preguntó el otro: 'Y los hombres de la zona de abajo están igual?' El, contó otra historia: 'Una mujer hija de un sacro y poderoso jefe, está que muere por tener contacto con un sexo viril.’ (Pero el relato de cómo esa mujer pudo salvarse es largo y lo escribiremos después; ahora volvamos a continuar con lo que íbamos contando). Luego de oir a los dos zorros Watiacuri dijo: 'Está sufriendo ese tan gran jefe que simula ser dios porque está enfermo; dicen que este hombre tenía dos hijas, a la mayor la ha unido a un hombre muy rico. Y así ese miserable Watiacuri, de quien hablamos, llegó hasta donde estaba el hombre enfermo. Ni bien llegó empezó a preguntar: 'No hay en este pueblo alguien que sufre de un mal grave?' Entonces la menor de las hijas de Tamtañanka: 'Mi padre es quien está enfermo.' dijo. 'Júntate conmigo, por tí yo lo sanaré a tu padre.' le propuso Watiacuri. No sabemos cual era el nombre de esta mujer aunque se dice que después la llamaron Chaupiñarka. Ella no esperó y se llevó al desconocido. 'Padre mío, aquí hay un miserable pobre que dice que puede sanarte', dijo. Al oir estas palabras todos los sabios que estaban sentados protestaron: '»No lo hemos podido curar nosotros y va a poder ese pobre miserable' dijeron. Pero como el poderoso hombre anhelaba sanar: Que venga ese hombrecillo, cualquiera que sea* ordenó e hizo llamarlo. Y como fue llamado este Watiacuri, entrando dijo: ‘Padre, si deseas sanar, yo te sanaré, en cambio me convertirás en tu hijo.' ‘Me parece bien' contestó el jefe. Al oir esta respuesta el marido de la hija mayor se enfureció: 'Cómo ha de unirla con este pobre miserable, siendo ya nosotros ricos y poderosos?'” Continúa la narración explicando que se encontró la serpiente en el techo de la casa y un sapo de dos cabezas debajo de la piedra del batán; la mujer confesó lo del grano de maíz, mataron los animales malignos y el poderoso sanó. (9) Mayores datos sobre los hechiceros envenenadores informa Poma. [79] y en cuanto a los wakas de los Qullasuyus: “...comprenden: Jatun Quila, Pukina Qullu, Una Quila, Qana, Pakaji, Puma kanchi, Qispillajta, Kallawalla, Charka, Chuwi, hasta Chiriwana. Sacrificaban: Pukina Urku, líala Sirqa, Suri Urqu con carneros negros, cestos de kuka y diez niños de un año y conejos y mullu y plumas de suri, quemándolo ahumaban a las wakas. Pukina Urqu, Uru Quila, con carneros blancos de kuyro, vajilla de barro y mucha chicha de kañawa y moraya y mullu, comidas y pescado fresco y seco. Lo echaban a la laguna de Puqina y consumían. Titikaka con mucho oro y plata y vestidos y con veinte niños de dos años. Qanchi Sirqa, a este cerro los Puma Qanchij, con oro y plata y otras mundicias, quemándolos y enterrando con un niño y una niña de doce años. Los muchaban y sacrificaban cada pueblo y cada provincia cada año y de todo esto daban cuenta y relación al Inka que lo había ordenado, en presencia de los corregidores T´ujrikuj y de los jueces miehuj Inka, lo que comunicaba por chaski a la cabeza de este reino.” (1)

Guaman Poma hace descripciones semejantes y detalladas de las wakas y principales ídolos a los que sacrificaban los andinos de las otras tres regiones: Chinchaysuyus. Antisuyus y Cuntisuyus. Entre las wakas importantes de los Antisuyus figuraban Kukamama (o madre coca), al que 'lo besa y meten después en la boca.' Asimismo Uturunqu, el tigre y Amaru, la serpiente. En tanto que entre los de Cuntisuyu (Kuntisuyu), figura Mama Qhocha, la madre mar o la Mar del Sur y: “el Inka ordenó que todo el reino la adorara y se le sacrificara, porque era la madre mar, donde tenían sus ídolos y sus wachimis y pescadores.” [80] Poma describe además, muchas otras hechicerías; entre ellas las que provocaban enamoramientos o los anulaban, las maldiciones para provocar el mal, maleficios para salvarse de la justicia, para reconocer a los ladrones; encantamientos para provocar enfermedades, padecimientos y muerte, así como trabajos y pobreza. Enumera también los procedimientos de hechicería, entre ellos: ari manka (olla nueva), sebo para hablar con el demonio; maíz molido, cenizas y cabello del enemigo; wayrap saran (polvo de maíz) y ceniza de huesos de difuntos; hilos de lana torcidos a la izquierda colocados como lazos en los caminos, etc. [81] Entre los hechiceros son importantes los waqanki kama yuj que adoptan diversas personificaciones. [82] “Otros hechiceros entrando a dormir en las cuevas y adoran a las dichas cuevas y dicen: 'Manchay mama, ama mikhuwankichu allilla puñuchiway.’ (Cueva no me comáis, hazme dormir bien). Diciendo esto le da de comer maíz mascado o kuka y le emplasta a dicha cueva y hasta este tiempo lo usan los indios.” (1) Las ceremonias que realizan cuando nacen gemelos, la presentación de pies o el feto presenta defectos; así como las que practican para hablar con los demonios y las wakas son variadas. [83] “Todos los que comen kuka son hechiceros que hablan con los demonios, estando borrachos o no lo estando y se toman locos los que comen kuka. En tiempo de los Inkas andaban duendes y malos espíritus entre los indios y así habían fantasmas de los Chinchaysuyus, Antisuyus en Anllay Panpa y de los Qullasuyus y Cuntisuyus en Qaray senqa y en los Puqinas. Porque decían que allá andaba todas las ánimas de los muertos, padeciendo hambre y sed y calor y frío y fuego.” (1) La gemelaridad con sexo idéntico era considerada como delito pernicioso de los padres y requería ser contrarrestada con ceremonias especiales que se describen en Huarochiri. [84] La práctica de la adivinación, relacionada con todo el acontecer social, era muy frecuente en el Tawantinsuyu no sólo entre la gente de los ayllus —generalmente labradora y/o empleada por los Incas, —sino también por las clases gobernantes inclusive los propios Incas. Se utilizaban diversos métodos entre los cuales figuran el examen de las entrañas de animales sacrificados, el interrogatorio de los demonios en las ari maní« y por la observación de las arañas. El uso de las hojas de coca no es mencionado por nuestros cronistas y es, en cambio, muy difundido hoy día entre los andinos. (30) [85] “Ese mismo día (en que volvía el muerto después de cinco días de fallecido) trataban de adivinar con una araña, preguntándose: 'De qué enfermedad se me habrá muerto?' Y si les respondían: 'Porque éste se enojó o se enojó aquél; esos, y también Pariakaka', sacrificaban un cuye a quienquiera hubiese sido ofendido o le dedicaban cualquier ofrenda...” (9) “Tupaj Inka Yupanqui hablaba con las wakas, ídolos de piedra y demonios, que eran diablos; supay. Y por ellos sabía lo pasado y lo venidero, de ellos y de todo el mundo; todo lo que pasaba desde Chile hasta Quito. Los encargados de interrogar a los supaykuna (los demonios) eran los sacerdotes Kunti Wisa y Walla Wisa (Qhunti Wijsa y Walla Wijsa). Los dichos demonios informaron a Tupaj Inka Yupanki cómo habían de venir los españoles a gobernar, y por eso el Inka se llamó

Wira Qhocha Inka. Pero no le enseñaron sobre las cosas de Dios, solamente que había otro señor muy grande más que ellos.” (1) Cómo las waqas no quisieron responder a Tupaj Inka Yupanqui y cómo los demonios conocían la ubicación de todas las minas. [86] Las abuciones, agüeros y supersticiones entre los andinos eran innumerables. Casi no había acontecimiento de su vida cotidiana en que no vieran el pronóstico de algún suceso futuro, favorable o dañino. “Cuando se les aparece o se les entran en sus casas culebras, o cantar de lechuzas o mochuelos, murciélagos, que los llama tuco (tuku: búho), ch’usec (ch’usiqa: lechuza), PlajPaj, p’ejpe, ch’iqullu (ave cantora), kayllaykuwan, thaparanku (mariposa nocturna). Uní nina ayajta aysaykuwan. Ychapis mayk’an wañusun. Atujmi supayta aysan warmitan ichapis kharita. (La lechuza, el búho y los mochuelos me han llamado. Una mariposa nocturna me ha entrado. Las luciérnagas me han arrastrado el cadáver. Cuándo moriremos? El demonio del zorro arrastra tal vez la mujer tal vez el hombre.)” (1) [87] Los andinos eran muy dados a procesiones y a cumplir penitencias. “/Procesiones, ayuno y penitencia/ Waqaylli, sasikuy, llakikuy./ Procesiones que hacían los Inkas y ayunos y penitencias y a los sacrificios: Un mes no comían ningún manjar ni probaban sal; comían maíz crudo blanco con yuyus (yerbas) que llaman sijlla. Eso comían dos veces al día; almorzaba y cenaba y no se reía ni dormía con mujeres. Y siempre estaba triste, sin conversación, los ojos al suelo y cubierto de luto, todos los hombres y mujeres en todo el reino. Esta dicha penitencia les estaba puesto con penas grandes. Ley del Inka. Procesiones para el granizo y el hielo y los rayos que los echan con armas y tambores y flautas y trompetas y campanillas dando gritos diciendo: 'Astaya, suwa, runa wajchachaj, kunkayki khuchuskayki.1 (Ay! ladrón, despojador de la gente, te cortaré la garganta.) [87] Las sequías y sus consecuencias, el hambre y la sed, eran azote frecuente del Táwantinsuyu, y su ocurrencia, como vimos, afligió también los colonizadores. Las procesiones con cantos de súplica se conocían ya en el Incario. Entre las ordenanzas del Inka Tupaj Yupanki, se prohíbe, bajo penas muy severas que: “…en este reino no tengan veneno ni ponzoña ni hechicería ninguna para matar a persona ni lo mate...” También prohíbe las fiestas y regocijos en tiempo de penalidades: "... en tiempo de pestilencias o de sacrificio ni en tempestades ni el tiempo de hambre y sed o muerte del Inka.” (1) Sobre las ceremonias que se realizaban en la primavera para alejar a las enfermedades: “/Setiembre/Coya Raymi/ La fiesta solemne de la Coya, la reyna/ Dícese que este mes Coya Raymi por la gran fiesta de la Luna. Es Coya y señora del Sol; que quiere decir coya, reyna; raymi, gran fiesta y pascua, porque de todas las planetas y estrellas del cielo, es reyna la coya, la luna y señora del Sol. Se huelgan mucho en este mes lo más las mujeres y las señoras coyas y khapaj warmi (señoras ricas o poderosas), fiustas (princesas), pallas (damas nobles), awi y las khapaj eximís (solteronas ricas), wayrur y otras principales mujeres de este reino. Y convidan a los hombres. Y en este mes mandó los Inkas echar las enfermedades de los pueblos y las pestilencias de todo el reino. Los hombres armados como si fueran a la guerra a pelear, tiran con hondas de fuego, diciendo: 'Salí, enfermedades y pestilencias de entre la gente y de este pueblo! Déjanos!' Con una voz alta. Y en esto rocían todas las casas y calles; lo riegan con agua y lo limpian. Esto se hacía en todo el reino y otras muchas ceremonias para echar taki unquy, pacha panta, chirapa

unquy, pacha mafia, akapana, ayapacha unquykuna, sara unquy, pujyu unquy. (Enfermedades provocadas por el baile, la lejanía, equivocación de la tierra, la lluvia con sol, el abrazo de la tierra, los celajes matutinos, los difuntos, el maiz y' el manantial.”) (1) En cambio Garcilaso da una detallada descripción: los ayunos preparatorios, el aseo personal cuidadoso, las comidas rituales, ceremonias en las casas y las ruidosas simulaciones de una guerra contra las enfermedades que expulsaban en el día y en la noche. [88] El elaborado simbolismo de la fiesta y ceremonias de la Sitúa de los Inkas, además significaba cierto conocimiento empírico que relacionaba las enfermedades con la suciedad y que los Inkas imponían obligatoriamente en todo su imperio, contrasta con la mitología primitiva de Huarochiri: “Dicen también que en aquellos tiempos los muertos regresaban a los cinco días. Y eran esperados con comidas y bebidas que preparaban especialmente para celebrar el retorno. 'Ya regresé' decía el muerto a la vuelta. Y se sentía feliz en compañía de sus padres, de sus hermanos. 'Ahora soy eterno, ya no moriré más', afirmaba. Por esta causa los hombres aumentaron, se multiplicaron con exceso. Y era muy difícil encontrar alimentos. Tuvieron que sembrar en los precipicios, en los pequeños andenes de los abismos. Vivían sufriendo. Y cuando era así, tanto el padecer, murió un hombre. Su padre, sus hermanos y su mujer lo esperaron. Se cumplió el plazo, llegó el quino día y el hombre no se presentó, no volvió. Al día siguiente, en el sexto, llegó. Su padre, sus hermanos, su mujer, lo esperaban muy enojados. Viéndolo su mujer le habló con ira: ’por qué eres tan perezoso? Los demás hombres llegan sin fatiga. Tú, de este modo, inútilmente, me has hecho esperar.' Y siguió mostrándose enojada. Alzó una coronta y la arrojó sobre el ánima que acababa de llegar. Apenas recibió el golpe ¡Siuj!! diciendo, zumbando desapareció; se fue de nuevo. Desde entonces hasta ahora los muertos no vuelven más.” (9) El relato es impresionante por su simbolismo de inevitabilidad malthusiana, justificación de la muerte y probablemente de la necesidad de un equilibrio demográfico indispensable. Sobre las prácticas de la medicina, uso de purgantes, lavativas, sangrías, tenemos las informaciones de Poma. [89] También Garcilaso, aunque de modo diferente: “Es así que atinaron que era cosa provechosa y aun necesaria la evacuación por sangría y purga, y por ende, se sangraban brazos y piernas sin saber aplicar las sangrías ni la disposición de las venas para tal o tal enfermedad, sino que abrían la que estaba más cerca del dolor que padecían. Cuando sentían mucho dolor de cabeza san-graban de la junta de las cejas, encima de las narices. La lanceta era una punta de pedernal que ponían en un palillo hendido y lo ataban porque no se cayese, y aquella punta ponían sobre la vena y encima le daban un papirote, y así abrían la vena con menos dolor que con lancetas comunes. Para aplicar las purgas tampoco supieron conocer los humores por la orina, ni miraban en ella, ni supieron qué cosa era cólera ni flema ni melancolía.” (2) [90] Uno se pregunta: ¡Cómo criticarán nuestros conocimientos los médicos dentro de cuatrocientos años! Garcilaso, que se precia del humorismo galénico, informa además con detalle sobre los efectos de los purgantes y enemas, sobre los usos terapéuticos del mullí (molle), la chillka (ch’illka), el sairi (tabaco), el matejllu (matijllu o uqhururu); del uso que daban a las orinas y al cordón umbilical desecado. [91] Termina manifestando: “Esta fue la medicina que comunmente alcanzaron los indios Inkas del Perú, que fue usar de yerbas simples y no de medicinas compuestas y no pasaron adelante. De otras muchas yerbas usaban los indios mis parientes de las cuales no me acuerdo.” Probablemente el uso de las hierbas era mucho más amplio y variado de lo que Garcilaso recordaba, como lo hace suponer la sabiduría de los kallawayas. Garcilaso prosigue así: “Y pues en cosas de tanta importancia como la salud estudiaron y supieron tan poco, de creer es que en cosas que les iba menos como la filosofía natural y la astrología supieron menos y mucho

menos de la Teología, porque no supieron levantar el entendimiento a cosas invisibles; toda la Teología de los Inkas se encerró en el nombre de Pachakamak...” (2) Los conocimientos empíricos sobre la utilización de las yerbas y demás menjurjes, debieron ser fruto de una larguísima práctica repleta de éxitos y desengaños que, lentamente, pasaron a constituir el acervo de la sabiduría de los hechiceros y curanderos. Probablemente los que practicaban en la corte del Inca, en las gobernaciones del imperio y en los ejércitos, tendrían niveles más altos en medicina y cirujía. Las virtudes de la quina, conocidas por los indios desde la antigüedad, por lo menos en ciertas zonas, fueron informadas a los españoles hacia 1630-38. Su uso fue difundido por los padres jesuítas. En 1864 se entregaron semillas del árbol, la Cinchona calisaya, recolectadas en los yungas de La Paz por el indígena Yucra Mamani, al inglés Ledger, de donde resultaron las plantaciones de la Indonesia, actuales proveedoras de la corteza. Los andinos, aparentemente, no tuvieron hospitales. Poma menciona palacios, templos, casas, depósitos, fortalezas, etc., pero no hospitales. En cambio, sí, asilos para inválidos y defectuosos, a quienes además daban trabajo conforme su capacidad. Con los kallawayas. ¿e alcanza el apogeo de las prácticas médicas. Es posible que existieran como grupo especializado mucho antes, pero la primera referencia segura es del siglo XVIII. Se ha escrito mucho sobre estos curanderos ambulantes. En los escritos de Huarochiri y en Guarnan Poma se los menciona como portadores de las andas del Inka o como parcialidad o tribu. En la RELACION HISTORICA DE LAS MISIONES FRANCISCANAS DE APOLOBAMBA. La Paz 1903, de Martín Landaeta escrita en 1766,(31), este sacerdote dice: “Otros llevaban resinas aromáticas, incienso, quinina, yerbas medicinales; recorrían todo el virreynato, restituyendo la salud con la juiciosa aplicación de mezclas y de yerbas de virtudes específicas a diversas enfermedades.” Girault (32), refiere que Landaeta, cura de Ambana por muchos años, describió a los kallawaya, cuando era canónigo y rector del seminario de La Paz, corno indios de Charazani, viajeros que deambulaban por los caminos, cargados de grandes sacos de mate. En la obra de Louis Girault, recopilada y editada en París después de su muerte en La Paz, se detallan valiosos datos respecto de esos 'GUERISSEURS ITINERANTS DES ANDES, título del libro. Se detalla la región y los pueblos de donde provienen (Curva, Chajaya, Khanlaya, Huatahuata, Inka y Chari). Su lenguaje, peculiar y propio, diferente del pukina; su conocimiento del aymara y del quechua; el monopolio de los hombres en el oficio de curanderos; la trasmisión de los conocimientos de padres a hijos; los viajes que realizan con duración de dos meses a dos años, dentro de Bolivia y en toda la América Meridional; el aprendizaje de los novicios a cargo de sus maestros durante los viajes duran-te su niñez, de los 8 a los 10 años; el examen que deben dar ante un consejo del pueblo al que pertenecen, donde se decide su admisión o rechazo; la concesión de un grado si son admitidos v su progresivo ascenso conforme la experiencia de los años hasta ser maestros; su simultánea actividad como agricultores. Revisa su práctica de la medicina, claramente empírica, que actualmente muestra influencias europeas y especialmente hispánicas. Su reconocimiento de la etiología mágica y sobrenatural de las enfermedades o bien de su dependencia de fenómenos naturales tales como el rayo, el aire, el arco iris, etc.; el empleo que hacen de las artes de la adivinación para los diagnósticos, particularmente con la observación de las entrañas del quwi o cobaya sacrificado, del alumbre, del plomo o del estaño derretidos y echados al agua hirviendo; de sus paralelas observaciones de los ojos, las pupilas, los cabellos, la piel, las ingles, las uñas, etc. para completar su conocimiento de cada caso que basan inicialmente en las quejas del enfermo y sus familiares.

El principal objeto de las observaciones de Girault es el uso sistemático terapéutico de una farmacopea vegetal (que él califica de científica) de una de las colecciones de plantas más grandes del mundo; esto es su uso relacionado de una manera racional con los principios activos de las plantas; la constatación del uso de más de 980 especies botánicas, el experto conocimiento de sus efectos farmacológicos así como de la peculiar clasificación que utilizan, las características ecológicas prácticas de las mismas, sus métodos de recolección; el uso de los nombres de dichas plantas en quechua (khesbwa), aymara y a veces en el idioma kallawaya (a los que Girault añade el nombre en español y el científico). La forma de conservarlas, los métodos de administración, las mezclas. También da el detalle de los sitios de recolección (20 en el Perú, 1 en Chile, 2 en la Argentina y el resto, o sea más de 950 en las diversas regiones de Bolivia). El hecho de que cada kallawaya conoce entre 300 y 350 especies. Su división en plantas cálidas y frescas; las primeras para sacar el calor, tratar la fiebre, provocar sudores, curar la insolación; y las segundas para tratar las fiebres menores, debilidades, anemias, relajamientos, enfriamientos musculares, etc. Su utilización simultánea de las prácticas médicas mágicas y rituales iguales a las que practican los quechuas y aymaras, el amplio uso de talismanes y amuletos tallados en piedra berenguela y la práctica concomitante de adoración a sus antiguas divinidades y de la religión católica. Finalmente describe la historia de su pueblo y su actual decadencia. La actividad de los kallawaya con las características anotadas, implica una tradición larga de empirismo médico que vino a cristalizar, o tal vez solamente a emerger, en el devenir de la Colonia en el siglo XVIII, como una necesidad para llenar un vacío. En su GUERISSEURS ITINERANTS, Girault describe con detalle 874 especies de plantas, pertenecientes a 140 familias, señalando además de sus nombres, su ecología, uso terapéutico, referencias históricas y, en algunos casos sus componentes activos. Además describe otros materiales curativos usados por los kallawayas: 23 mamíferos, 15 aves, 7 insectos, 3 reptiles, 2 anfibios, 2 equinodermos, 1 pez, 1 molusco, 1 crustáceo, 1 arácnido, 1 gusano y tres productos excrementicios animales. Por otra parte 14 productos humanos y 25 minerales, amén de los 150 tipos de amuletos que categoriza con detalle. (32) Al hablar del valle de Taiapaya, lugar de la famosa laguna de su nombre, antiguo cráter extinguido, Arzáns dice: “También en este valle se da en abundancia aquella raíz violentamente purgativa que en el idioma indiano es llamada huachanca (wachanka) que se interpreta como 'parirá', nombre que le apropiaron los indios cuando estando una de las coyas (que es lo mismo que reina o princesa) de parto y no pudiendo echar la criatura, les mandó su rey la diesen de aquella raíz y pariría, como lo hizo al punto. Vulgarmente la llaman papila en el Perú; en el Nuevo Reino de Michoacán y en España lechetrezna.” (3) Para protegerse de enfermedades y heridas los españoles acudían a la gracia y protección de Dios y los santos: “Los milagros se relatan pródigamente en toda la HISTORIA, el demonio es un personaje familiar cuyo poder es exorcisado frecuentemente por algún santo varón...” (4) Se cuenta cómo una dama muy celebrada y rica fue asesinada por su amiga por influencia del demonio. [92] De un endemoniado que hablaba como el maligno. [93] De una amputación propuesta por el cirujano y se evita por intercesión de María Santísima. [94] Del mismo modo de la curación del contador Ortega. [95] De pecadores castigados cruelmente [96] y de muchos otros milagros. [97] El espíritu religioso se traducía no solamente en el culto a Dios, la Virgen María y los santos, sino también por la multitud de iglesias que se erigían, las ceremonias, los ritos y la gran cantidad de

cirios; significaba también un freno a las pasiones desatadas entre los colonizadores. Pero tenía en cambio otras facetas: “El monasterio de Guadalupe, en Extremadura, España, con su imagen de la Virgen María, fue durante siglos poderoso imán de cientos de miles de peregrinos de toda la península. (5) Una imagen pintada de la Virgen “con la ayuda de la misma Virgen” fue colocada en su capilla con las ceremonias, procesiones y despliegue de adoración, incluyendo ricas donaciones en Chuquisaca. Se autorizó sacar la hostia consagrada de su capilla para llevarla a los moribundos que así tenían el doble consuelo de recibir el sacramento y saber que venía desde el altar de la mamita Guadalupe. (5) Las ideas y prácticas religiosas de criollos, mestizos e indios, fueron fuertemente condenadas por las altas autoridades eclesiásticas peninsulares. [98] Por otra parte la preocupación de las autoridades sobre el trato y atención de los enfermos se aprecia en: “Los virreyes, presidentes y gobernadores hagan visitar las boticas de sus distritos a los tiempos que les pareciere, y si hubiese medicinas corrompidas las hagan derramar y arrojar, de modo que no puedan usar dellas por el daño que pueden causar. Ordenes de Carlos V, 1538.” (25) “Los oidores de la Real Audiencia tenían la obligación de visitar su distrito cada tres años, observando si se daba buen trato a los indios, si estos cometían idolatrías. También tenían obligación de visitar las boticas para ver si vendían medicinas corrompidas y vigilar los precios cobrados en los mesones y tambos.” (5) “En referencia al hospital de Santa Bárbara en La Plata, informaron haberse dejado su botica con ‘almireces, pailas y cedazos; cañafístula, ruibarbo, violetas laminadas, alumbre, albayalde, sándalos, trementina, amoníaco, ungüento de Zacarías y ungüento de la Condesa.” (5) Entre los medicamentos más divulgados en la época estaban: “... agua de capón, ojos de cangrejo, ranas calcinadas, uñas de la gran bestia, espíritu de lombrices, piedras de araña, agua de la reina de Hungría, sal de mal de Rivero, Marte aperitivo, bálsamo de María, serpentaria virginiana, sangre de dragón, etc., etc. A fines del siglo XVIII, en el inventario de la botica del Hospital de La Paz, figuran: 'bálsamo de Tolú, bálsamo del Perú, guayaco o palo santo, zarzaparrilla, quina, jalapa, ratania, raíz polígala, podofilo, quillay, ipecuacuana, copaiba, cubaba, jaborandi, quenopodio y otros. Se menciona también la FARMACOPEA INDIANA de los padres David y Manuel, calificados de verdaderos tratados del arte de curar, donde se expone síntomas de las enfermedades, su diagnóstico y las respectivas prescripciones farmacológicas.” (27) A fines del siglo XVIII circulaban en Charcas libros manuscritos que describían las propiedades curativas de las plantas y animales. Uno de los más completos cursa con el título de TRATADO DE LA NATURALEZA, CALIDADES Y GRADOS DE LOS ARBOLES, FRUTOS, FLORES Y ANIMALES Y OTRAS COSAS EXQUISITAS Y RARAS DEL NUEVO OR¬BE DEL PERU Y POR MAS CLARIDAD POR EL OR¬DEN DEL ABC, enriquecido además por dos apéndices sobre las virtudes de la quina y varias recetas. (8) Hacia 1769 se escribió un manuscrito que “recopiló diversos conocimientos de medicina indígena” por el médico Martín Melgar. (33) Dicho manuscrito fue publicado en 1943 por el Director de la Biblioteca Nacional en Sucre. (6) El libro es un recetario con descripciones de plantas y animales y su uro médico Al parecer existieron varios manuscritos con variaciones. (8) “Las medicinas se vendían en las mercerías y en los mercados por conducto de mercachifles conocidos con el nombre de khapachaquis. En los puestos de venta de estas mujeres era donde se encontraba únicamente, las yerbas medicinales, el copal, romero, manzanilla, cascarilla; los tres

minerales que encierran el alumbre nativo, que vendían al público con los nombres de kachina blanca, amarilla y millu; el vitriolo de fierro, la alcaparra amarilla y muchos otros minerales que tenían el prestigio de remedios eficaces. Junto a ellos se vendían muchos amuletos. El subido valor de las drogas importadas de España y su sentida escasez, daban lugar a esas preferencias; agréguese a ello la completa deficiencia con la que estaban establecidos los hospitales en los que faltaban camas para los enfermos y remedios para sus curaciones y médicos que realmente entiendan de su oficio. Los físicos de aquella época poco se diferenciaban de los curanderos indígenas, los que alguna vez les aventajaron como cirujanos. Las boticas propiamente tales no existían. La fundación de éstas data de los tiempos de la república. (27) “La primera 'botica' que se abrió en La Paz, al servicio público, según Arzáns, fue del hospital de San Juan de Dios, llamado más tarde Landaeta. En 1776, de acuerdo con el Cabildo, fue transportada del interior del convento a la calle por el padre Gregorio Soria.” (7) “Hacia los años 1772 a 1783, recorrió por varios países de América, el médico portugués natural de Braga, titulado en la facultad de Medicina de Coimbra, Portugal, doctor Salvador Revollo y Mandoutt (o Juan Mandoutti). Después de dejar en la mayor parte de las capitales de Europa ’las proezas de sus conocimientos’, apareció en Buenos Aires en 1772. Presentó una solicitud al Gobernador para ejercer la profesión. El Cabildo informó que se había descubierto que 'sus recetas las daba en cifra, a un boticario determinado, infiriéndose de este su modo de proceder estar de acuerdo con el boticario para llevar más precio al público, razones que motivaron un seria advertencia para ver si se conseguía la reforma de dicho Mandoutti. Se ganó gran prestigio en toda América. El éxito de sus curaciones fue tal, por sugestión colectiva, que se le llamó el nuevo Esculapio. Con el título de COLECCION COMPLETA DE RECETAS DEL CELEBRE DOCTOR MANDOUTT, 'dos amigos' publicaron un folleto que fue reeditado numerosas veces en varias partes de América entre 1783 y 1836.” (7) En SUPERVIVENCIAS POPULARES EN BOLIVIA, (11) se copia in extenso, el recetario del famoso doctor Mandoutti, vigente durante la Colonia. Ejemplos: “Ahogos: tomar mazamorra sin aderezo alguno y en la escudilla o taza espolvorearla con polvos de moscas, lo que harás con tres dedos. Cotos: hacer gargantillas de huesos de espinazo de víboras y ponerla sobre él, que poco a poco se consumirá. Empeines o manchas del rostro: Muele una porción de hormigas con sal y hecho a manera de los ungüentos úntale en las manchas o empeines. Embriaguez: Los huevos de la lechuza batidos en vino y dados a beber, hacen que el aficionado a él lo aborrezca para siempre. El enfermo morirá?: Toma la orina de él y leche de mujer, y si la leche se cuaja encima de dichos orines, es de vida o si no morirá. Ojos con nube: Orines de muchachos en vino blanco, ruda y raíz de hinojo, bien machacados se exprimen por gotas en las nubes y frecuentemente observándose boca arriba. Para quitar las señales de viruela: Ponte del mismo modo la grasa de la criatura recién nacida. Tiricia: Toma dos huevos, ponlos al sereno cubiertos de agua y por la mañana les quitarás las claras, los llenarás de orines frescos, revolviéndolos con un palito; los tomas en ayunas... Etc., etc.” (11) “Del libro de recetas del Dr. Juan A. Mandoutti se hicieron muchas ediciones (La Paz, Oruro, Buenos Aires). Contiene nómina alfabética de 'las yerbas simples de que se hacía uso', con especificación de las cuatro cualidades esenciales: Calor, Frialdad, Sequedad y Humedad. Otro índice alfabético de enfermedades para hallar prontamente el respectivo remedio y recetas contra el 'humor gálico' y para destilar el 'elixir de la vida'. Lo sensible es que la completa falla que tuvieron en la práctica sus remedios produjeron dos resultados de consecuencias fatales: primero la de hacer que perduraran las supersticiones y, segundo, que el indio tuviese un miedo manifiesto a las drogas de la botica y a la asistencia médica. De aquí que el indio se muestre refractario a ingresar por su propia voluntad a los hospitales y que sólo lo haga obligado por quien tuviera autoridad sobre él. Mientras está en el hospital está temeroso y sobresaltado de que le ocurra

algún accidente fatal, desconfía de la bondad de los remedios que se le suministran y viendo la frecuencia con la que retiran de sus camas, convertidos en cadáveres, enfermos que ingresaron para su curación. Es la causa para que aprovechando el menor descuido de los encargados de vigilarlo abandone el local y huya a sus pagos...” (27) Entre las supersticiones que menciona Paredes en su libro, están algunas que tienen una posible base empírica que las justifica, por ejemplo la de beber sangre de cóndor para curar las anemias, uso externo de pepitas de chirimoya molida para la piojera y cáscara de granada o pepa de palta en infusiones para la disentería. Otras son absurdas; “En las enfermedades cardíacas beber la sangre caliente de venado apenas fluye de la herida; para las cuartanas o tercianas, una fuerte sorpresa que le cause tal efecto de terror que la “mujer terciana” abandone su organismo con el miedo. (11) Sin embargo, debemos tener gran cuidado para no juzgar con ligereza las medicaciones tradicionales aparentemente supersticiosas o absurdas. Las erisipelas se curaban, conforme con la tradición indígena, pasando encima de la lesión el vientre de un sapo vivo, como pude presenciarlo en mi infancia, lográndose la curación aun en los casos desahuciados por los médicos. “La erisipela acostumbran curar rozando una y otra vez con la barriga de sapos las placas erisipelatosas, con cuyo procedimiento quedan contagiados estos batracios y mueren a las pocas horas y dejando en cambio sano al enfermo.” (11) Los campesinos del Valle Alto de Cochabamba solían curar las heridas aplicando un hongo cortado sobre la lesión. El hongo crece en las mazorcas de maíz. En Hannover, el profesor Gerhard Habermehl, ha constatado la existencia de sustancias de acción antimicrobiana en las secreciones de la piel de algunos batracios. [99] Los agentes terapéuticos eran utilizados en base a su clasificación humoral de fríos y calientes, húmedos y secos y demás propiedades de los humores corporales. [99-a] También se solía atribuir propiedades terapéuticas de los 'metales'. Así el padre Alonso de Barba, en su ARTE DE METALES, notable tratado de geología, mineralogía y metalurgia, consigna las propiedades terapéuticas de algunos minerales y piedras preciosas. Por ejemplo: “el uso del zafiro contra las mordeduras de escorpiones, la piedra imán contra los humores gruesos, la piedra armenia o cinabrio contra la melancolía…” (49) El conocimiento sobre las plantas solía mezclar realidades con fantasías. Tal ocurre con el padre fray Antonio de la Calancha. (37) [99d] De los tratamientos en gineco-obstetricia y pediatría los hay variados, extravagantes y supersticiosos: “Ayudan a parir y echar las pares (secundinas) todos los medicamentos que provocan la menstruación; y el humo del azufre puesto sobre las narices de la que no puede parir, la hace echar pronto la criatura. El remedio ordinario que se practica con felicidad para hacer echar las pares: tres claras de huevo con una cucharada de sal, todo bien batido y dado a beber. Remedio específico contra el quedar fuera el cuello de la madre es que reciba la paciente el humo de un huevo podrido, sentada en una silla horadada, cuanto más cerca pudiese, y repetirla las veces que sea necesario. El estiércol de burro, desecho en vinagre y aplicado sobre el empeine, detiene el flujo de sangre después del parto. Para despertar o activar las contracciones de la matriz: sapos vivos frotados sobre el vientre desnudo; mantearlas o zarandearlas; vahos con infusión de manzanilla; uno o más sombreros de hombre en la cabeza, mientras la parturienta reza tres credos. Para provocar el aborto: levantar cargas pesadas; darse baños de asiento calientes; purgantes repetidos; bebidas a base de ruda; cataplasmas de yerbabuena y menta en los pezones.

Para no embarazarse: almidón de papa disuelto en agua bebido en ayunas. Contra la esterilidad: solución de piedra bezoar bebida. Se determinaba el cónyuge estéril observando cuál de las orinas fermentaba primero después de mezclarla con harina de maíz. Para el hombre estéril polvo de testículo de llama. Contra el descenso de la matriz: emplasto caliente de maíz molido. Contra las inflamaciones vaginales: lavados con llantén. Contra las leucorreas y como galactogogo: piedra de leche (piedra blanca de origen volcánico). En todas las ocasiones se evitaban las corrientes de aire y el uso de agua fría. Estaba prohibido lavarse las manos, la cara ni la vulva. Para ligar el cordón umbilical: un cordón de hilo retorcido en la palma de las manos. La tijera de casa para cortarlo y polvo de licopodio para aplicar. Aceite de almendras en el ombligo del niño. También para lubricar los genitales externos durante el trabajo de parto, así como el periné para favorecer la distensión. El tétanos o 'mal de los siete días' era frecuentísimo en las regiones de tierras bajas. La fiebre puerperal igualmente en todas partes. Para combatir el mal de siete días o alferecía como se llamaba al tétanos de las criaturas trasmitido por la herida umbilical, se preconizó oficial- mente (Orden Real al Protomedicato de V-1795) la aplicación de bálsamo de copaiba sobre la herida umbilical. Muy alabada incialmente fue después reconocida la ineficacia del procedimiento.” (7) Se daban instrucciones precisas para lograr la evacuación del vientre de los recién nacidos, [99-c] Igualmente se impartió instrucciones detalladas para la realización de la operación cesárea para extraer fetos vivos en las mujeres que acababan de fallecer por 'mal de parto1. [99-b] “Entre las costumbres más antiguas de los andinos en relación con la crianza de las criaturas están la de envolverlas con fajas muy apretadas y la de comprimir y deformar el cráneo del niño. La primera, el fajarlos, o k’iruy o mant’uy, persiste hasta hoy día entre los campesinos, en tanto que la segunda, que fue causa de innumerables defunciones, se suprimió por disposiciones de las autoridades civiles y religiosas. “... la superstición de amoldar las cabezas de los muchachos que llaman zaytu urna y p’alta urna del todo se quiten.” (Primer Concilio de Lima, 1576.) “Mandó que ningún indio ni india, apriete las cabezas de las criaturas recién nacidas, como lo suelen hacer más largas, porque de haberlo hecho se les ha recrecido y recrece daño, y vienen a morir dello; y de esto tengan cuidado las justicias, sacerdotes y caciques en se hagan.” (Ord. virrey Toledo) Muchos cráneos deformados dan fe de la antigüedad de la costumbre y de la supervivencia de muchos individuos a pesar de sus efectos dañinos.” (7) Hospitales Los hospitales constituyen un elemento básico al servicio de la salud en la Colonia. Los españoles habían recibido de la antigüedad greco-romana esa institución que floreció a través de los árabes en la península. Los hospitales que funcionaron bajo el dominio mahometano superaron en muchos aspectos a los cristianos del resto de Europa. [100] La influencia del cristianismo en el mundo occidental se manifestó tanto como una imitación de la misión curativa de Cristo, cuanto por la tendencia de atribuir las curaciones a la intercesión de la Virgen y los Santos. [101] “Hospitales para indios fueron establecidos en Potosí ya en 1549.” (6) También en Lima y en el Cuzco existieron hospitales desde muy temprano: “/Buen Gobierno/ El dicho arzobispo Loayza dejó toda su hacienda y fundó el hospital de Lima de los naturales de Santa Ana y así dejó mucha limosna a los pobres.” [102] “La fundación del

Hospital de Santa Ana de Lima fue una de las principales obras del dominico Jerónimo de Loayza, primer arzobispo de Lima. Fue el autor de los 'AVISOS BREVES PARA TODOS LOS CONFESORES' — 1560—, que contenía consejos sobre la necesidad y la práctica de la restitución. Al fallecer Loayza en 1575, dejó 16.000 pesos de renta al hospital del cual había sido patrón y fundador.” (1) Guarnan Poma se refiere varias veces al hospital de Guamanga, del cual el Padre Martín de Ayala, su pariente, no quiso alejarse 'por no dejar a sus pobres del hospital', y donde murió poco después. También ya vimos el sistema incaico de favorecer y alimentar a los enfermos, pobres y tullidos en las plazas públicas y “con todas estas obras de misericordia no había menester hospitales ni caridad pues que cada uno lo tenía. Y en cada ayllu y pueblo lo tenía esta ley, a donde no tiene obra de misericordia, han menester hospital porque ya se lo tienen ellos.”(l) También el virrey Toledo estableció un tributo especial que debían pagar los indios para la construcción y funcionamiento de hospitales. Se observa, ya entonces, la renuencia de los indios a curarse en dichos hospitales. [104] Guarnan Poma, en cambio, describe las casas donde alojaban y mantenían a los lisiados. [105] “Tiene esta dilatada Villa (Potosí) dos hospitales, el real que lo poseen los padres betlemitas, común amparo de todas las naciones, y el de San Juan de Dios. La iglesia y hospital del gran padre de pobres San Juan de Dios que está a más de dos cuadras apartado de la Ribera al lado izquierdo... ” (3) “Arzáns indica que el hospital de Potosí fue fundado en 1555 o sea 10 años después del descubrimiento del Cerro. El virrey Toledo lo amplió mandando hacer algunas oficinas que faltaban y un gran cementerio para los indios que morían allí. Por una relación de Baltasar Ramírez fechada en 1597 sabemos que este clérigo fue administrador de dicho hospital durante 10 años y que edificó gran parte del mismo; según él: 'el edificio es bajo y humilde como todo lo demás de Potosí, que por el mucho frío y aun por la mucha costa no sufre edificios muy altos ni anchos.1 Por otra descripción de la Villa en 1603 sabemos que él hospital de españoles e indios tenía de ordinario más de 100 enfermos. Tenía botica, médico, cirujano, barbero y enfermero y muchos negros e indios de servicio, como sé acostumbraba en estas instituciones en la colonia. En 1624 se hizo cargo de la institución la orden de San Juan de Dios y en 1645 a costa del capitán Francisco de la Rocha se acabó la iglesia del hospital Real. (3-6) Se hace referencia a la llegada de la orden betlemita a la que dieron posesión del sitio y hospital real con sus rentas. [106] Los recursos que le proporcionaba la Villa y los obtenidos con el embarque de 1.000 quintales de fierro en los navíos que salían de España en beneficio de los hospitales de Potosí. [107] “Todos los domingos y fiestas del año se presentaban comedias en su gran coliseo. Cada uno que entraba pagaba 4 a 6 pesos, conformé era, los balcones y asientos de todo su rededor se daba a familias y cada una pagaba 30, 40 o 50 pesos. Estas rentas eran para el hospital real.” (3) La riqueza de algunos de los enriquecidos potosinos fue tan grande que, además de muchos donativos y gastos en favor de las iglesias, favorecían otras instituciones, como en el caso del proverbial José Quiroz, quien “sustentó durante un año el hospital real a cargo de los betlemitas.” (6) “Otra cosa que hizo el virrey Toledo en Chuquisaca fue organizar una cofradía que se encargase de velar por el sostenimiento del hospital de españoles, mestizos e indios que existía de tiempo atrás, pero precariamente a cargo de uno de los canónigos de la catedral. Estableció que cada semana los oidores, prebendados de la catedral y miembros del cabildo secular se turnasen para visitar diariamente el nosocomio y controlasen su buena administración. El dió el ejemplo, tomando personalmente el turno inicial.” (5)

Del modo cómo se fundó el hospital de Santa Bárbara en La Plata y los grandes beneficios que recibió del rico mercader don Juan de la Fuente se detallan en CHUQUISA- CA. í 1081 “El primer hospital de Cochabamba fue fundado por Martín Hernández de Zamora el 10 de abril de 1574, tres años después de la primera fundación de la Villa de Oropeza que realizó don Gerónimo de Osorio y tres meses después de la segunda por don Sebastián Barba de Padilla. El mismo Hernández cedió la totalidad de sus bienes, muebles y raíces, para que se alimentase a los enfermos una vez en funcionamiento. Dicho hospital, que se denominó San Salvador, se proyectó y construyó a la izquierda del río Condorillo, que atravesaba la recién fundada villa por el trayecto de la actual calle Calama. En ese tiempo la población se hallaba extendida a la orilla derecha del río y contaba con pocas cuadras que se prolongaban hacia el oeste. Después que el señor don Martín de la Rocha abriera su acequia por el norte de la población, el río tomó su actual cauce y se llamó río Rocha; desapareció el Condorillo, el hospital quedó unido a la villa. El hospital ocupaba toda la manzana donde está la iglesia de San Juan de Dios actualmente.” (34) El residuo del Condorillo siguiendo la misma trayectoria, persistió por muchos años como canal abierto atravesando la Carbonería y la manzana del Hospital, hasta que el Municipio lo hizo clausurar gracias a los esfuerzos del doctor Julio Rodríguez M. presidente del Ayuntamiento, según la información del Deán de la Catedral don Aniceto Alba Vallejo. (36) Se solicitaron al rey Felipe II recursos para la atención del hospital San Salvador; también se establecieron donaciones como las de don Juan Durán, con las que se realizaron construcciones por Ramón Loayza. [109) “El cabildo del siglo XVII concluyó la edificación e instalación del hospital del Salvador con donativos de los vecinos; entregó su administración y la atención de los enfermos a los hermanos de la Compañía de San Juan de Dios, quienes cambiaron su nombre por el de San Juan de Dios. No se conocen datos sobre el funcionamiento de dicho hospital durante las reiteradas sequías que azotaron el Alto Perú durante la Colonia. Recién en 1804 se sabe que Cochabamba, que ya entonces se llamaba Villa de Oropeza, recibió dádivas para el hospital del gobernador don Francisco de Viedma, quien, además, estableció hospicios para los menesterosos.” (34-35) Siguió funcionando con el mismo nombre de San Salvador hasta muy entrada la era republicana. Se conocen los informes de los doctores Juan de la Cruz Quiroga, Cleómedes Blanco y Julio Rodríguez Morales, sobre el estado lastimoso de insuficiencia e infección del hospital a raíz de la sequía y hambruna de 1878 y de las epidemias de paludismo, tifoidea y tifus exantemático que azotaron a Cochabamba hasta 1879, y a raíz de las cuales el Ayuntamiento resolvió ese año clausurar el viejo nosocomio y reemplazarlo por otro de mejores condiciones. El nuevo hospital sería construido en los terrenos de una antigua quinta del Gobernador Viedma, de condiciones muy favorables, por lo cual, así como por los actos de beneficencia de Viedma, se lo llamaría hospital Viedma. La guerra con Chile y sus consecuencias, impidieron la rápida construcción del Viedma que recién se inauguró en 1884. Durante la sequía se habilitó la Casa de Santo Domingo para la atención de los hambreados. [110] De los dos hospitales que se fundaron en La Paz según las ACTAS CAPITULARES DE LA PAZ [111], el primero se fundó en octubre de 1550 por don Juan Antonio de Ulloa, corregidor de La Paz; se hallaba situado a un costado del convento de San Francisco y se denominó de San Juan Evangelista; el otro, iniciado en 15.r 5, demoró muchos años en concluirse y se llamó San Lázaro Bienaventurado; se hallaba situado en la actual avenida Camacho; posteriormente se llamó hospital Landaeta. Un tercer hospital llamado inicialmente San José, fundado por el general José Ramón Loayza, se entregó al servicio en 1807. [112] En la ciudad de Mizque, otrora importante población española, se fundó un hospital en 1603 por don Juan de Montenegro y administrado y sostenido por los obispos de Santa Cruz. [113]

“En La Paz, los enfermos salían del hospital San Juan Evangelista, españoles e indios, en busca de medios de subsistencia y de medicamentos envueltos en sus ropas (la zona se denominó por eso Chocata.) San Lázaro estaba destinado exclusivamente a los españoles.” (7) “El mal estado de los hospitales —1735— es uno de los defectos generales que se padecen en todo el Perú, porque es sumo el descuido de los que los administran y su codicia mucha, lo que resulta que los pobres están mal asistidos y que se les defrauda las rentas y las limosnas que debieran emplearse en la curación y alimentos.” (6) “En los hospitales curan sus enfermos con regalo, porque a los indios con poco les sobra, y sus medicinas de yerbas simples son de mejor salud para ellos que nuestras drogas de botica. Azúcar, miel, pasas, carnes, pan, conservas, lienzos y drogas, pagando un medio médico que es entero cirujano que anda visitando la Provincia, que a veces aprende a curar de los mismos indios, que con yerbas simples curan en breve enfermedades peligrosas y mejoran males desahuciados; como es poco y uno el sustento, escusan achaques y no les mata las flemas con apologías; tiene cada pueblo depósito de ungüentos, polvos y purgas acomodadas a sus complexiones y al propósito de sus enfermedades. Predomina en ellas la flema, críales el maíz abundancia de sangre, es raro el que tiene mal de orina y rarísimo el que se ha visto con gota, efectos que se atribuye a su bebida la chicha. Calenturas son sus ordinarios males, y hechizos de yerbas sus venenos, de éstos saben la contra y de aquéllos el remedio; son pocos los resfriados y menos los pasmos ecepto en las minas de azogue y plata, allí salen del trabajo en las grutas y se pasman al frío; pero los que trabajan en los planos no peligran con los vientos, porque nacen y viven al aire sin defensa ni abrigo, y millares de indias paren en los campos cubiertos de nieve, y al punto que an parido se lavan el cuerpo y con el agua de nieve lavan la criatura.” (38) “No existían nosocomios dedicados a las enfermedades mentales. Al parecer en los pocos y sórdidos hospitales, se escogía alguna de las habitaciones más aisladas y pobres para tenerlos a viva fuerza o abusando su estado de postración, en espera de alguna enfermedad intercurrente que acabase con ellos.” (39) (7) [114] El hospital de San Juan de Dios de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra fue fundado el 28 de mayo de 1834 y constituyó el primer hospital de la república naciente de Bolivia. (90-95) Dicho hospital construido durante la presidencia de Andrés de Santa Cruz fue encomendado a la dirección del Dr. Leonardo Navas e inaugurado en la fecha indicada por el Dr. Eid. Todos los antecedentes para su creación, construcción e inauguración así como las dificultades de su posterior funcionamiento han sido documentados y narrados por el distinguido historiador médico Dr. Jorge Garrett Aillón en su libro “El Hospital de San Juan de Dios de Santa Cruz de la Sierra”, comentado en “Crónica Aguda”, la revista que dirige el escritor, médico e historiador doctor Rolando Costa A. (95-96) Cementerios Al parecer en algunas regiones del Tawantinsuyo los andinos acostumbraban a sepultar sus muertos en sus propias casas. Entre las órdenes de Waina Khapaj Inka tenemos: “/Mandamos que todos enterrasen en cada sus bóvedas y pukullos y que no las enterrasen dentro de sus casas y que enterrasen al uso de su natural con sus vajillas y comidas y bebida y ropa.” (1) Inicialmente las autoridades permitieron los enterramientos en las iglesias durante la Colonia: “Encargamos a los Obispos y Arzobispos de nuestras Indias que en sus diócesis provean y den orden cómo los vecinos y naturales de él se puedan enterrar y entierren libremente en las iglesias y cementerios que quieran y por bien tuvieren, estando benditos el monasterio o la iglesia, y no se pongan impedimentos.” (7) En Potosí el virrey Toledo —además de perfeccionar el hospital real— mandó hacer un gran cementerio. En Chuquisaca:

“Don Ramón García Pizarro, gobernador intendente de Charcas y presidente de la Audiencia desde 1797, entre las muchas mejoras que realizó en favor de La Plata dispuso: '...la erección de un cementerio público en el campo de San Roque, para evitar contagiosas epidemias que han agravado a este vecindario por causa de los miasmas pestilentes de los sepulcros de las iglesias y sobre todo de los existentes a un costado del hospital.” (5) “En mayo de 1804 se dispuso por Ordenanza Real la creación de enterratorios especiales y se prohibió la inhumación en las iglesias. El gobernador de La Paz, don Gregorio Reyes Fernández de Miranda García de Llanos, Marqués de Valdehoyos, hizo cumplir el decreto fundando un cementerio en la región de Potopoto (Miraflores), disposición mal recibida por el pueblo apegado a sus creencias.” (7)

Apéndices y Notas

Enfermedades Infecciosas [1] “Cada uno de los que podía ayudar y trabajar, los que tenían ojos servían de mirar, los que tenían pies andaban, los que tenían manos tejían y servían de despenseros y khipukamayu (mayordomo). Estos cada uno les casaba con su igual para multiplicar y servían en todo lo que podían. Así al ciego con otra ciega, al cojo con otra coja, al mudo con la muda, al enano con la enana, al corcovado con la corcovada, al nariz hendido con otra de nariz hendida, para el multiplico del mundo. Y estos tenían sus sementeras, casas y heredades y ayuda de su servicio y así no había menester hospital ni limosna con esta orden santa y policía de este reino. ’(1) “Cuarta Calle/ ... el Inca las casaba con otros como ellas y las demás que podían trabajar hacían hilar y tejer y sabían mil maneras de labores y tejían chumpi (faja) y wincha (cinta).Y a las demás el Inca lo repartían para mancebas para que pariesen y multiplicasen y aumentasen, porque la tierra no quedase yerma, solitaria. Y suelen ser grandes tejedoras de ropa, y cocinera y chicheras y chocarreras para entretenimiento del Inca y de los señores. Eran muy queridas y tenidas en mucho.” (1) [12] “Entre las calamidades que padeció este año —1714— fue la peste cruel que reinaba en ella y en toda la provincia. Murieron varias señoras de la nobleza de accidentes originados de sus partos, etc. (3) No faltaron varias calamidades este año —1716— como fueron la peste que se llevó mucha gente y algunas personas de cuenta... (3) Todo fue calamidades este año —1723— pues la primavera que de ordinario suele ser benigna en esta Villa, se experimentó su terribilidad con accidentes de cólera mortales que a muchos repentina o aceleradamente quitó la vida. (3) En el mes de enero de 1607, don Pedro Lodeña gozando muchas riquezas y estimaciones, lo arrebató un terrible accidente. Pasados 20 días, yendo a divertirse a la laguna de Caricari, como de ordinario corre allí un viento furioso y muy frío por ser aquellos cerros todos de rica plata, lo destempló de modo que vino a su casa y se acostó; sobrevínole luego calentura y sobre esto un tabardillo que en diez días le quitó la vida. (3) En este Cabildo se trató de cómo el señor Pedro de Lodeña, corregidor y justicia mayor de esta v villa y provincia, está a punto de muerte y desahuciado de los médicos y que según se entiende morirá de aquí a media noche. (6) La peste iba ejecutando mucho estrago y se vieron tristes señales en el fin de algunas lascivas (prostitutas), pero no sólo en mozas, que también murió una de muchos años de edad de los reinos de España y después de muerta sacó una cuarta de lengua espantosamente y de ninguna manera se pudo volverla a su lugar, y así cubierta la cara la enterraron, sobre que se discurrió cuanto uno quiso. (3) En ese mismo año —1676— vivían en la Villa dos indios casados, los cuales criaban un pequeñito hijo que era único y por eso lo amaban con extremo, fuera de que en muchos años de casados no les dió Dios otro. A este le dió el grave accidente de tabardillo. Sintiéronlo los padres con gran manera y con deseo de no experimentar mayor dolor le trajeron un médico y medicinas cuantas pudieron sin reparar el costo, pero nada aprovechó pues murió dentro de 10 días. Llevaron al difunto niño a la iglesia con la esperanza de que (San Martín) le restituiría la vida; puesto el cuerpo en el altar mayor, al cabo de media hora comenzó a llorar el niño. (3) Fuése continuando las secas sin haber agua necesaria en las lagunas... En vez de clamar a Dios y pedir misericordia por sus culpas acrecentaron más estas la mayor parte de sus moradores con la ocasión del maldito juego de carnestolendas que tan nocivo a las almas ha sido siempre en esta Villa. Con esto, fuera del grave trabajo de faltarles las aguas al mejor tiempo, sobrevino una peste

terrible de tabardillo tan violenta que a los tres, cuatro o nueve días de heridos, los hombres morían sin haber remedios que siquiera dilatasen algunos días más el accidente. (3) La presencia del ’tabardillo' en períodos de escasez de lluvias, elevada mortalidad en pocos días y las manchas que a veces describen (tabardillo pintado) revelan el diagnóstico más probable de tifus exantemático. Algunos de los años en que coincidieron causando estragos: “Este año —1693— padeció esta Imperial Villa hambre y casi experimentó sed, terrible mal porque se levantaron las lluvias por el mes de enero y aunque volvieron por marzo al cabo faltó para mantener el año. A esto sobrevino una mortífera peste de tabardillo que pereció mucha gente. (3) Reinó este año —1705— en esta Villa con mayor fuerza la rigurosa peste de tabardillo que tuvo principio el pasado y murieron personas señaladas... Cayó en la casa del justicia mayor y se llevó tres negros, con que tuvo esos menos que hiciesen daño a los pobres indios que entraban los mantenimientos. (La peste cesó en agosto con un novenario) En reiteradas ocasiones Arzáns comenta el mal trato que los negros daban a los indios. Luego se suceden con monotonía las noticias de sequías, hambre, tabardillos mortales, enumeración de las víctimas de alcurnia o cargos importantes, las procesiones y novenarios, etc. etc. Entre otros sobresalen los años de 1708, 1713, 1731, 1732, etc. f3] El 16 de noviembre de 1589 la audiencia de la Plata despachó una real provisión al cabildo de Potosí: “Sabed que habiendo tenido noticia el presidente y oidores de la nuestra audiencia y cancillería real que reside en la ciudad de la Plata de los dichos nuestros reinos, de que en la ciudad de los Reyes y después en la del Cuzco ha habido enfermedad general que casi es pestilencia y que por la mayor parte ha dado y da en los indios naturales, han mandado hacer y se ha hecho y van haciendo las prevenciones necesarias. Y porque siendo como es esa villa mucho mayor en concurso de gente es necesario hacer las dichas prevenciones con el cuidado que conviene porque sería mucho mayor el daño que se seguiría dando la enfermedad en los naturales que en ella están poblados en tanto número, fue acordado que luego que esta recibáis deis orden como en esa dicha villa se hagan plegarias a la divina majestad y procesiones generales suplicando tenga por bien de usar su acostumbrada misericordia y con particular cuidado y vigilancia, vos, las nuestras justicias, procurareis quitar y castigar los pecados y excesos públicos para que a Dios nuestro Señor sea más aceptada la plegaria y el dicho cabildo y regimiento desde luego nombrará un diputado o dos para que en cada una de las parroquias de esa villa juntamente con el cura y el beneficiado de ella acudan a lo que a los naturales de ella convenga para su cura y beneficio y que se lea de y tengan el refrigerio necesario, y así mismo vean y miren con particular cuidado todo lo que será menester prevenir para que no caiga en ellos la dicha enfermedad haciendo que en las dichas parroquias y casas de los naturales haya toda limpieza y se quiten las inmundicias que podrían causar vapor dañoso para la salud, etc., etc. Por su parte el cabildo de Potosí, en acuerdo celebrado en 20 de diciembre, 1589, tomó las provisiones siguientes: “... que en las parroquias de Santa Bárbara y San Benito, que están juntas y donde ha caído la mayor parte de los enfermos, se reduzcan y traigan los demás de las otras parroquias que han caído y fueren cayendo para que en ambas dos iglesias se curen todos los dichos enfermos poniendo en ellas los españoles convenientes para el dicho efecto e indios fiscales y ladinos para que ayuden al servicio de los dichos enfermos, y se vayan sacando de entre ellos los convalecientes y poniéndolos en galpones aparte donde se les dé de comer y acaben de sanar y para que lo dicho tenga efecto se acordó por los dichos capitulares que para curar los dichos enfermos y darles de comer y premiar a los españoles y otras personas que los curasen se junte limosna entre los señores de minas e ingenios de beneficio que tuvieren indios así de trajín como de servicio y para otros cualquier efectos en esta manera: que cada uno de todos ellos por cada

indio de los que tuviere de repartimiento así como en las minas como en ingenios beneficios y trajines, salinas y para otros cualquier efectos dé y pagua un peso corriente de a ocho reales, etc.” (6) [4] Los casos curiosos y los notables que sobre la bubónica cuenta Arzáns son numerosos, he aquí algunos: “Varios casos de muertes lastimosas y repentinas sucedieron en esta Villa durante el contagio: dos hermanos españoles al castigar a un padre indio por impedir llevarse a sus hijas, comenzaron a hinchárseles los vientres: en breve rato con espantosos gritos con el dolor que les causaba aquel infernal tormento, que parece que ya lo experimentaban, cayeron entrambos muertos. Dos soldados españoles, después de reñir entre ellos asesinaron a la mujer que se disputaban, luego salió de su cuerpo un hedor tan terrible que sólo él bastó para quitar el sentido a quellos dos hombres y cayendo aturdidos al suelo al punto expiraron. Diez o doce españoles entraron a repartirse la riqueza de otros tres, muertos repentinamente, y al hacerlo en la casa arrebatando cuanto podían, al tiempo de salirse corrió dentro de la casa un aire tan corrupto que privándolos a todos de los sentidos cayeron en el suelo cargados de la plata que habían robado. Cuatro de ellos en breves horas expiraron y los demás en uno a dos días. Este mismo mes, estando un español cometiendo el pecado de torpeza con una india que había quitado a sus padres, se quedó muerta aun antes de que se apartase de ella. Estando castigando cruelmente a cuatro indios, dos españoles y cuatro negros, repentinamente se comenzaron a hinchar de pies a cabeza y en tanta manera el cruel dueño que al punto reventó derramándosele las entrañas, causando gran horror y asco a cuantos lo vieron. El otro y los negros también murieron dentro de 24 horas. Seis españoles que quitaban abastecimientos a unos indios... les sobrevino en los ojos y manos el accidente saliéndoles unas ampollas nunca vistas. Soltaron la presa viéndose de aquella me ñera, fuéronse a sus casas y fueron también creciendo aquellas hinchazones tanto que en menos de dos días con horrible monstruosidad reventando, brotando un podre asqueroso, y cesando y perdiendo la vida todo fue a un mismo tiempo. Era tan terrible esta peste —informan don Antonio de Acosta y don Juan Pasquier— que de sólo mirar a une cuando de ella estaba herido se le pegaba y moría. No eran bastante cuantas medicina hallaron y se hicieron para poder atajar aquel veneno; y así, al punto que se sentían heridos los hombres, los que podían y Dios tenía piedad de ellos se confesaban y prevenían para morir, pues no había otro remedio. Los que intentaron irse a Chuquisaca y otros parajes no se los permitió Dios, porque a pocos pasos salidos de esta Villa se sentían heridos del accidente y al punto se volvían a sus casas a sólo morir que ese era el remedio. Se realizaron grandes rogativas, procesiones y novenas, se encendieron centenares de cirios, pero se evitó las aglomeraciones en las iglesias. Luego prosigue Arzáns con sus comentarios: “Pasemos ahora a las causas naturales que para este contagio se aunaron con la primera que es el castigo por irritar a Dios. Ya se sabía desde antes de los principios de este año cómo en uno de los navíos que llegaron a Buenos Aires últimamente, guerra y ropa, trajeron la peste de Europa y descargándola en aquel puerto mató hasta 4.000 personas dentro y en sus arrabales, y de allí llevándola la codicia al reino de Chile hizo el mismo estrago, y de Buenos Aires se encaminó a las provincias de Tucumán, Paraguay, las Corrientes y reducciones de los padres de la Compañía de Jesús. Dejando ilesos algunos pueblos del Tucmán, aunque después los volvió a acometer y destruir con innumerable mortandad... A mediados de marzo se comenzó a experimentar en esta Villa, ignorando al principio ser el contagio, falleciendo de los primeros el veinticuatro don Salvador Pallares. Jamás se vió en este

reino ni en todos los de esta América Austral semejante contagio... Tabardillos, dolores de costado y otros accidentes conocidos de ordinario los hay, y esta Villa en apretándo suele morir mucha gente, y por eso llaman pestes a estos males y de la misma manera a otros accidentes de fiebres malignas, lipidias, cámaras, granos, etc., que en abundando luego se les da el nombre de peste, pero como esta nunca se experimentó, cuanto ha que los españoles poseen estas Indias. ... Peste de viruelas suele construir a los indios cristianos ü infieles y a los niños, y estas no se vieron en estos reinos hasta que un negro esclavo del marqués don Francisco Pizarro las trajo cuando vino a la conquista... Don Matías Ciriaco y Selda, médico científico y muy acreditado, peruano de Lima, ahora clérigo presbítero y cura beneficiario de San Lázaro en la ciudad de la Plata, cuyas palabras son las siguientes: (este médico —dice Gunnar Mendoza en el prólogo de la Historia— y sus escritos no han dejado huellas en la documentación coetánea accesible) 'La epidemia... ha causado tanta confusión en todos por los terribles y varios accidentes con que acomete, irregulares a las anuales enfermedades que en los otros años se padecen por esta estación de invierno, tiene por principal agente universal una extraña sequedad que (por influjos de Saturno) mediante el aire se ha inducido en la sangre, la cual alterada se convierte en cólera la mayor proporción de su masa, llénase la vejiga receptáculo de este humor cálido y seco y la que de nuevo fluye regurgita a las más principales partes, ya separada de la sangre, de que se ocasionan dolores y desvanecimientos en la cabeza, amargores de boca, asperidades en las fauces, tíñese de color cetrino el rostro y principalmente la túnica que llaman córnea de los ojos, la orina azafranada, dolores en los riñones y lomos, náuseas o mociones del estómago a vómitos, pulso agudo frecuente desigualdad y escondido, grande sequedad de las narices, tos seca. La misma epidemia que el año 1557 y el de 1580 destruyó muchísimos nemausinos, tan cruel y suculenta que a muchos el cuarto día, otros al quinto y a pocos a lo más les permitía hasta el séptimo día’ Prosigue este médico con la receta que halló su experiencia. 'Pero nada aprovechó sino a pocos, porque era ya justo castigo de Dios. Si las sangrías acababan de matar a los principios, después las del tobillo aprovechaban; lo que a unos aliviaba quitaba la vida a otros; a unos les acometía con frenesí terrible, a otros con lastimosa melancolía, a otros con mortal rabia, y con estas varias maneras no había más alivio que morir.' (3) La descripción de Ciríaco y Selda, en partes parece más corresponder a la fiebre amarilla. Arzáns, después de citar al doctor Gonzalo de Illescas, a quien dice no da mucha fe, añade: “Pero a quien yo más creo es a Juan Boccaccio.” Transcribe parte de la descripción de este clásico “que como testigo de vista dice que comenzó en Oriente algunos años antes y que en saliéndole a uno dos o tres gotas de sangre de las narices, luego se moría sin remedio ninguno.” Arzáns compara la peste de Italia con la peste de Potosí: ‘Lo mismo se experimentaba en esta Villa, sólo con la diferencia de que la sangre por narices no eran dos o tres gotas sino arroyos y así morían. Después que pasó a Europa —dice Boccaccio— nacían a los hombres landres en las ingles o debajo del brazo tan grandes como manzanas o como huevos. Después nacían las mismas landre,' en otras partes del cuerpo. Del mismo modo les nacían a los de esta Villa a muchos unos granos o vejigas con que se abreviaban la vida. Conmutóse de ahí a poco la enfermedad en unas manchas negras o verdes (como el que acá llamamos tabardillo o pintas) que nacían en los brazos y piernas, y dentro de tres o cuatro días lo más largo morían sin redención y los más de ellos sin calentura ni otro accidente alguno. Acá —dice Arzáns— no les faltaba terrible calentura. Era el mal contagioso —dice Boccaccio— que de sólo tocar la ropa de un herido de él se pegaba luego. Aquí no sólo de tocar la ropa sino de mirar al herido. Afirma Boccaccio que en sólo cuatro meses murieron en sola Florencia 96.000 personas, tanto que no cabían los cuerpos por las iglesias. Aquí ni en iglesias ni en cementerios. Acontecía en Florencia, salir los clérigos con un cuerpo de una casa, y cuando llegaban a la iglesia ya llevaban ocho o nueve que les salían al camino y se entraban los vecinos con ellos en la procesión. Francisco Petrarca que también lo vió dice que en Italia se desplomaron

muchos lugares sin que en ellos quedase ánima viviente y donde menos faltaron dice que de diez personas murieron las nueve. En esta Villa sucedió no quedar en los ranchos de indios ningún viviente racional de 20 o 30 que había, ni los animales quedaban y en los contornos se acabaron los pueblos de indios sin quedar más de 5 o 10 personas. Salíanse, dicen aquellos autores, las gentes a vivir a los campos por huir de la muerte en los poblados. No se entendía sino en hacer procesiones y otras obras pías para aplacar la ira del Señor. Aquí se hicieron veinte procesiones según se verá más adelante y 33 rogativas. Si aquella peste en tres años que duró mató la tercera parte del género humano, en esta Villa, sólo dentro de ella, murieron 22.000 personas, que para la población de tan dilatado reino (que por serlo así parece desierto) es un número sumamente grande. “Acompañó también a esta peste el mal influjo de los astros que presidieron este año de 1719, por cuya razón se vió tan grande estrago... Saturno y Marte fueron estos contrarios, muy nocivos al temperamento humano, que según lo llora la experiencia acabarán con rayos homicidas cuanto miraran si no los mitigaran otras luces, o si ellos entre sí, como los do-, venenos que celebra un poeta: “Pina venena, etc.”, no templasen sus daños, moderado el fuego de Marte con el hielo de Saturno. Testigo fue el maligno color de su esplendor que (plomo en el uno y brasa en el otro) indicaron la naturaleza de sus cuerpos.” (3) Prosigue Arzáns con una larga disquisición astrológica tratando de justificar la terrible peste que padecían como efecto de los astros. Y hablando sobre Marte, termina diciendo: “Así pues, como en tan principal parte que tiene su paso este maligno planeta, teniendo la procedencia referida y aunado con los demás, hizo el estrago terrible que experimentamos”. [5] “Entrando el mes de abril comenzaron a ver cada día enterrar, 10, 12 o más cuerpos, particularmente de indios y de pobres... Comenzaron a hacer varios novenarios, dando principio en Santo Domingo a la peruana Santa Rosa de Santa María, patrona de esta Villa; en San Bernardo a Santo Tomás de Aquino; en la de San Roque del "Pió a la de este santo patrón y abogado de la peste, y lo mismo se hizo en San Roque de Vilasirca; en las monjas de los Remedios a Cristo Nuestro Señor su esposo.” (3) Luego Arzáns, entre otras consecuencias, describe la suspensión de la renta de las carmelitas, que tuvieron que ser socorridas; las grandes procesiones conjuntas y novenarios de rogativas, la asistencia devota de las autoridades y del pueblo. Sin embargo, el 29 de mayo: “...habiendo amanecido a las puertas de la Caridad 10 cuerpos de pobres y en el pueblo otros 20 difuntos, crecieron las penas de los vivos y no sabía qué hacerse pues en menos de 60 días habían ya perecido más de 2.500 personas, siendo de los indios 2.140. Lo que más quisiera escribir en papel, en bronce y piedra, es la incomparable caridad con que estos venerables padres de la Compañía de Jesús, ejercitaron con los moribundos, sin mirar el contagio terrible de que pudieran perecer, pues era tal que ni los propios hijos, maridos y padres, ni los criados querían ya acercarse a los heridos sino a forzosa, y luego se les pegaba y morían todos, y Dios quizo premiar tan perfecta caridad de estos jesuítas que ninguno fue tocado de la peste. De la misma manera quisiera engrandecer la suma caridad de los padres betlemitas, pues en su hospital general* ejercitaron extremadamente la caridad en cuerpos y almas de tantos enfermos, que los más de los meses de este trabajo pasaban de 250, que sólo del pan no podían con 10 ni 12 pesos cada día, pues, qué sería de otros mantenimientos y medicinas que por buena cuenta salía a un peso de ocho reales cada enfermo por día? Lo más trabajoso fue que toda la gente de servicio pereció en el contagio, y los mismos padres, sin excepción acudían a levantar los enfermos, sacarlos a los sepulcros, untarlos y todo lo demás que nadie ignora, de lo cual se apestaron estos religiosos y fue divina providencia que no pereciesen todos como perecieron algunos. Sólo en San

Juan de Dios, con no ser hospital general, murieron los padres enfermos y otros que los cuidaban, de modo que quedó solo el prelado. El incendio de la estrella Marte era ya tan espantable en este mes de mayo que mirando al oriente donde estaba, causaba vahídos, dolores de cabeza y ojos: era como de fuego muy vivo y grande a la vista, conque acrecentándose la fiera epidemia y peste no parecía había de quedar persona viviente en esta Villa...” (3) Algunos casos, de entre los muchos narrados por Arzáns, hacen especial referencia a síntomas nerviosos: “De la arriesgada siempre juventud hubo notables circunstancias, pues uno estando muy al cabo con la epidemia dijo que veía a la muerte toda huesos sentada en el rincón de su cuarto y que le apuntaba con un dedo una hoguera de fuego que también veía, y diciendo esto acabó la vida. Otro mancebo español que siempre se ocupó en lascivias y deshonestidades dijo que veía cuatro horribles visiones con desmesuradas cabezas, y le amenazaba se le aparejaba un homo de fuego espantoso que allí estaba para echarlo a él luego que expirase. Una moza mestiza que con su hermosura acarreaba para sí y para otros machas ofensas de Dios, dijo que los demonios estaban presentes despedazando su fulano (que antes había muerto de la peste y había sido compañero de sus torpezas) y que lo metían ya en una de las calderas de piorno derretido que allí estaban, y que en la otra le amenazaban la iba a echar a ella, y dando un grito espantable murió... A muchos de los herirlos por esta peste les sobrevenía un frenesí tan terrible, como en otras partes del mundo, que se veían extrañas temeridades y lástimas, pues una mañana que los padres betlemitas estaban en su iglesia asistiendo a los divinos oficios... uno de los enfermos que estaba en una sala, desnudo como lo cogió saltó de la cama, salió a los claustros, subió a uno de mucha altura y por un cuarterón de una ventana se arrojó a la calle en que cayó de cabeza. Otros acometían con furia espantable a despedazar los que estaban presentes, y otros ejecutaban varios desatinos.” (3) A fines de septiembre empezó a mejorar la situación: “Acercábase ya ¡a primavera y la estrella Marte iba amortiguando el incendio de su color, y así parecían sus efectos pues comenzó a disminuirse el número de los muertos que ya no eran 80 o 50 cada día, sino de 30 a 40, y aunque a la sazón había en número de más de 12.000 enfermos la mayor parte comenzaron a escapar por la misericordia de Dios e intercesión de la que es madre de pecadores ...” En octubre continúandose la mortandad, aunque en el número de cada día ya muchos menos, mas ya no podían llevar los cuerpos a las iglesias lejanas, y por esto los echaban de noche a San Francisco y a las puertas de otras iglesias de donde con caridad los enterraban. Estos eran de los grandes, que de los pequeños todos los días amanecían, en San Agustín en particular, 4 a 10 y a todos daban sepultura.” (3) Continuaron realizándose desagravios, novenarios y responsos, si bien se evitó las funciones dentro de las iglesias, pero la peste continuó en 1720: “A principios de ese año con mucho decaecimiento, pero en las provincias cercanas en unas se mantenía con rigor y en otras entraba de nuevo.” (3) Se señala en la HISTORIA que, comparativamente, en las güeñas civiles de los vicuñas, en cuatro años, murieron a manos de los hombres 6.000 personas, sin 4.000 heridos que no murieron. En la inundación de la laguna Caricari en tres horas perecieron 4.000, en tanto que la peste, en diez meses mató 22.000 personas. Confirmando dichas referencias, en el Informe remitido al Consejo de Indias por Bernabé Antonio de Ortega y Velasco leemos: “Y asimismo, en cuanto lo que toca y

pertenece al año 1719, en el que fue aquella lastimosa y general peste que hubo, de la que perecieron más de 20.000 almas en esta Villa y sus contornos, lo que también consta de la dicha Historia por extenso, de cuya general pestilencia y su inmundo contagio estuvo enfermo en la ocasión.” (4) [6] “Sabíase ya —1726— en esta Villa la epidemia mortal que corría en las provincias bajas y que en el Cuzco en 20 días solos murieron 800 personas y en Chuquiabo (La Paz) no hubo una en pie, y así en las demás poblaciones. Temió Potosí por la pasada experiencia de 1719 y comenzaron a compungirse reconociendo que los pecados tan continuos y escandalosos le acarreaban y acarrearían muchos males. (Se hicieron las acostumbradas procesiones, rogativas, y se encendieron muchísimos cirios). Vino de improviso la peste y aunque derribó a todos sus moradores no peligraron porque ya se sabía la contra, curándose con sudores de yerbas, ayudas frescas, fricciones y unturas, menos los que se sangraron que todos perecieron. Cesó la peste habiendo muerto hasta 200 personas de todas calidades y sexos. En 1729 reaparece la peste: de un accidente incógnito iba destruyendo las vidas generalmente y en unos era de repente la muerte, en otros acelerada y en otros acompañada de dolor de costado y tabardillo, más dilatada. ...parecía ser especia de corrimiento en varias partes del cuerpo con una fiebre maligna que a todos mataba. Todo lo acarreaba el desconcierto de las vidas. Grande mal es el pecado, fío sé que haya cautiverio más triste, ni peste más fina ni suerte más desastrada... Tantas medicinas, tantos jarabes, tantas bebidas, tantas sangrías, tantas ventosas, tantos cauterios, tantos martirios (que así los llama San Agustín.) Y para huir del pecado ¿qué es lo que hiciste y hacéis? ¿Qué es de los ayunos, cilicios y disciplinas, qué de las lágrimas y confesiones? Sin duda que esta Villa no conoció ni a lo uno ni a lo otro, pero el efecto se vió en tantos como murieron, pues de españoles, indios, en todo el discurso del año pasaron da 4 000. Yo experimenté en el mes de marzo este gravísimo trabajo y acompañado de accidente de tabardillo y al cabo de 32 días usó conmigo el Señor con sus misericordias, quedando de tal suerte que hasta hoy, que son fines de año, todavía no estoy del todo recuperado y con trabajo escribo estos sucesos.” (3) Es poco probable, si nos atenemos a la descripción de Arzáns, que se tratase de la bubónica en dicha ocasión, más parecen casos de tifoidea. [7] “Se hallaba en esta Villa Ignacio de Cáceres, natural de ella, hombre de tan extraña naturaleza que casi no parecía racional, porque entre las demás propiedades que tenía, era una la habitar la mayor parte del día en lo más solitario del campo. Allí llevaba alguna cosa de comer y se dejaba estar sin querer compañía ninguna hasta la noche en que era forzoso qué un hermano que tenía enviase a traerlo si acaso no iba personalmente a ese efecto, porque si así no lo hacía, el pobre Ignacio se quedaba arrimado a una piedra o peña y allí dormía, velaba con tanto riesgo de la vida que más de dos veces fue hallado casi sin ella, penetrado del frío. Cuando lo llevaban a casa de su hermano, se encerraba en un cuarto sin ninguna comunicación y por la mañana se tomaba al campo. Preguntando la causa me respondieron que desde su niñez era así que los médicos afirmaban ser fuerza de hipocondría, que en esta Villa reina en muchos este terrible accidente. Continuándose las enemistades entre el general don Carlos de Bazán y los oidores de la Real Audiencia de la Plata, llegaron hasta el año 1635 en que a sus principios (sobre la poca salud que al general le asistía desde que vino al Perú) le dió de nuevo un cruelísimo dolor de cabeza, que le sacaba el juicio, sin que muchos médicos y medicinas le pudieran dar ni una hora de alivio. Fuese continuando hasta el mes de marzo, en que con la variedad y fuerza de las medicinas que le aplicaban le sobrevino un fiero tabardillo, que a pocos días lo puso en los umbrales de la muerte. Este mismo año de 1726, a principios de febrero, estando en el hospital un mozo mercachifle enfermo, otro de su misma edad que también estaba enfermo en otra cama enfrente y era su

amigo, éste a la media noche se levantó y despertando al otro que dormía le dijo: 'Levántate amigo que ya es hora de ir al fandango' (que este término dan al regocijo de bailes). El mercachifle viéndose así desnudo le dijo que se sosegase y volviese a la cama y llamase a Dios, que lo sentía muy malo; pero sin oírle fue convidando a los otros enfermos con las mismas palabras, y luego puesto en la mitad de la sala comenzó a bailar y cantar, y allí cayó muerto. Pasados tres meses después que recibió limosna, a dicho caballero le dió un grave accidente, ocasionado de glototonería sobre el achaque de la gota que siempre le afligía, fuésele agravando y llegó a tanto que lo desahuciaron los médicos y con todo esto él no trataba de prevenirse para morir. Sin embargo fue curado por fray Pedro Santa María Ulloa, a quien diera la limosna, con un rosario en el cuello. Del mismo modo sanó a un niño que sufrió grave caída y fractura. ... este año exprimentó la justicia de su sacrilego atrevimiento (robo de alhajas de la Virgen), pues repentinamente sin tener ningún accidente ni dolor, comenzó a consumirse e irse secando, originándose su mal de la mano derecha, hasta quedar tan solamente con la piel pegada a los huesos, y aun estos discurro que se le encogieron pues al enterrarlo parecía un niño de 8 a 10 años siendo un mozo alto y robusto. Dióle Dios conocimiento de dónde procedía su mal y así haciendo diligencias de cristiano murió confesando a voces su delito. Riñendo sobre el caso como otras veces, sacó la espada y entrándosela por la verija dentro de pocas horas que fue llevado al hospital San Juan de Dios murió. En esos mismos días murió también otra moza de un fiero cáncer que le sobrevino en el brazo, con el cual sólo un mes antes dió de palos a su padre rabiosamente.” (3) [8] “A raíz de graves acusaciones contra su persona el arzobispo Molleda envió a España documentos que lo justificaban. Como transcurría más de un año desde el viaje del secretario Lazo y el envío de las cartas justificativas, sin que le llegara ninguna reacción de Madrid, el estado anímico y nervioso del arzobispo entró en crisis. Para tener éxito en la engreída burocracia cortesana, necesitaba parientes, padrinos o compadres en las alturas y ni él ni su secretario contaban con uno solo. Tenía 63 años, temperamento sanguíneo, semblante alegremente modesto, pensamientos generosos y profundos, resoluciones muy meditadas. En mayo de 1754, sufrió un amago de congestión cerebral que se le repitió en octubre. En diciembre tuvo un ataque de epilepsia, que se repitió a los cuatro meses. El franciscano Francisco de Jesús, que hacía gala de su cultura helenística y de sus conocimientos de medicina le recetó 'píldoras estólicas, tinturas magistrales, absorvente, específicos antiepilépticos, precipitantes, dioxélicos y vitalizantes, sin omitir fomentaciones y baños.' Describió los ataques con gran despliegue de latinajos y citas de galenos de la antigüedad diciendo que 'puesto el fermento epiléptico en movimiento al contacto de ácidos peregrinos, así mesentéricos como melancólicos, conmoviendo los líquidos internos y perturbando la economía y mecánica proporción de los movimientos, así formativos como progresivos, disponían de proporcionadas extracciones en varias partes de toda la máquina y particularmente en los ventrículos del cerebro, manifestándose coagulaciones en los fluidos circulantes poniendo al enfermo estático, sin poder ver, ni oír ni hablar, con respiración estentórica a que seguían movimientos convulsivos epilépticos que terminaban en una manía que Galeno llamó simantrofia, por no ser con furia.' Las manifestaciones epilépticas fueron debilitando el cerebro y provocaron períodos de demencia. El arzobispo acostumbraba a tomar días de descanso, en la finca Garcilaso, próxima a la ciudad. Una vez que volvía de allí, le dió uno de los ataques más fuertes. Hubo de ser atendido en el trayecto, internándosele en el templo del convento de Santa Teresa, donde se le hizo dar el viático, que no pudo recibir por estar inconsciente. Los períodos de demencia y lucidez se alternaban por lapsos imprevisibles, aunque se aseguraba que los de demencia le venían

generalmente en los plenilunios y novilunios. El vicario y los familiares procuraban ocultar la enfermedad. Lo sacaban a pasear en coche a fin de que el público creyese que estaba sano. Un día tuvo que ser bajado del vehículo en estado agónico... No se permitió a comisionados de la Audiencia a visitarlo y se hacía toda clase de especulaciones por petacas con plata que eran sanadas de la casa. En sus períodos de lucidez el mitrado rogaba que lo llevasen a Cochabamba. Sentía la muerte cercana y deseaba morir en el amable valle. Estaba haciendo construir allí un convento de carmelitas descalzas y quería impulsar la obra para dejarla concluida antes de su partida de este mundo. Trataban de disuadirlo por el temor de que el viaje resultase fatal, pues el camino era largo y escabroso, y había que cruzar ríos caudalosos. El insistió. Llegó a decir a uno de sus familiares: 'Cualquiera de estos días tomaré un crucifijo, me lo pondré al hombro, echaré ceniza sobre mi cabeza, me pondré una soga al cuello y saldré a pié rumbo a Cochabamba, dejando excomulgada a toda esta ciudad. Si he de morir por el esfuerzo, bien venida sea la muerte en el rancho del más humilde de los indios del camino.’ Su insistencia venció todas las oposiciones. Una mañana de noviembre de 1775 se vió salir del palacio arzobispal una extraña comitiva. El vicario Martínez Tamayo, otros miembros del Cabildo Eclesiástico, familiares del prelado, criados y esclavos, montaban muías. Otros animales cargaban camas y petacas. Sobre una especie de litera hecha con cuero y listones de maguey, un colchón y almohadas, conducida sobre hombros de indios, iba tendido el arzobispo Molleda y Corque. El viaje fue penoso, en pleno período de canícula y lluvias. Al cruzar un río las aguas estuvieron a punto de llevarse a los indios, la litera y su ilustre ocupante. Sufrió ataques epilépticos en San Pedro de Buena Vista y Pojo. Todos los religiosos de Cochabamba salieron a recibirle hasta el punto llamado Tamborada. Uno de ellos comentó: 'Lo traían en hombros los indios en una litera que tenía forma de féretro como a un difunto. Todos nos pusimos a llorar.' Al llegar a la casa que se le destinó como vivienda lo sacaron en brazos y lo llevaron a sentarse en la sala donde comenzó a hablar con gran destemple del juicio y razón. Quizo ver el progreso de construcción del convento de Santa Teresa. Lo llevaron en cuanto se sintió un poco mejor. No pudo hablar, sólo lloró como lo hacía con frecuencia. Falleció el 1* de abril de 1776.” (5) [9] En relación con dicho problema, así como con las enfermedades arterioescleróticas que probablemente tenía el arzobispo Molleda, recién comentado, debemos mencionar que Pedro Nolasco Crespo, el ilustre paceño analizado por Teresa Gisbert, fue abogado y también estudió medicina sin llegar a terminar esa carrera. Según los informes de la señora Gisbert es autor de piezas literarias, estudios arqueológicos y trabajos científicos de envergadura; redactó también sobre temas médicos: DISERTACION SOBRE LA COCA, CARTA APOLOGETICA DE LA QUINA O CASCARILLA ESCRITA A LA SOCIEDAD y SENECTUD DE LOS MORTALES Y MEDIOS DE REJUVENECERLOS O CAUSAS DE LA DECADENCIA DE LA VIDA HUMANA. La notable investigadora nos informa así del trabajo de Nolasco Crespo: “Radica lo principal de su estudio en tomo a la hipótesis de que una de las principales causas de la vejez es la paulatina disminución de la circulación de los líquidos, y “porque se obstruyen y cierran los canales o conductos de la organización, acortan o retardan o aun imposibilitan el curso liberal de los líquidos.” Con ellos disminuye en el acceso de las sustancias alimenticias a todas las partes del cuerpo humano. Concluye su trabajo planeado como necesidad imperiosa de la medicina que, “precisa buscar medios y arbitrios de liquidar y desleir lo craso, regar y humedecer las partes áridas del cuerpo.” Como se ve es una genial intuición del metabolismo basal y además un atisbo de que la esclerosis es una de las principales causas del envejecimiento orgánico.” (8) [10] “El 23 de enero do 1816, había retornado el dominio español en el Alto Perú, murió don Pedro Vicente Cañete, famoso político paraguayo realista, de intrigante actuación en los días de la guerra de la independencia. 'Había pasado Cañete a conmemorar su sexagésimo segundo aniversario en Potosí, poco después de su último retorno a la Plata. Al día siguiente de su natalicio,

en momentos de sentarse al almuerzo, cae súbitamente privado de conocimiento y fallece dando tiempo apenas a que el sacerdote le administre la extremaunnción.” (5-82) El obispo de Charcas, Alonso Granero Dávalos, a su regreso de Lima, permaneció un año y medio en La Paz tratando de solucionar problemas de jurisdicción. Reprendió con palabras duras a los culpables. Su cólera provocó una enfermedad ‘de arrebato' que le causó la muerte en noviembre de 1585.”(5) “Después de la derrota de Guaqui, en la que Goyeneche batió al Primer Ejército Auxiliar Argentino el 20 de julio de 1811, 'en el camino de su retirada, el señor Juan José Castelli se enteró de que la Junta Provisional de Buenos Aires, lo había destituido. Se quemó la lengua distraídamente al ponerse en la boca el extremo encendido de un cigarro que estaba fumando. La dolorosa llaga se gangrenó y le causó la muerte en Buenos Aires después de terribles padecimientos.” (5) [11] “Este indio filósofo Juan Yunpa tenía más de ciento cincuenta años. Y tenía buen ojo, dientes y muelas, no le faltaba uno y comía mejor que un mozo. Y era tan buen cristiano, sólo le faltaba leer y escribir. El uso del ayuno y vigilia y ceremonia de los Incas que guardan hasta hoy en el pueblo de Asque: los indios hicieron ceremonias del rayo que ellos llaman Santiago. Primero les llamaba Illapa y por otro nombre le llama quri k’ajcha. Es que en aquel pueblo nació un niño nariz hendido que ellos les llama k'ajya singa. Y que le encerró a la dicha india y a su hijo diciéndole 'hijo de Santiago1 y que no Je habló nadie sino un viejo. Y lo hizo ayunar sal, ají, carne; sólo le dió a comer maíz blanco. Y que no se le veía sol ni luna. Pasado el mes juntarónse todo el pueblo e hicieron unas sogas de paja torcidas a la izquierda, quemando la punta. Así ardiendo con ello todos la azotaron a la india y la echaron del pueblo. Y cubierta echa a huir con su hijo la dicha india a un cerrillo. Y la azotan diciendo: ´Sal de este pueblo mujer hijo de 'Santiago Illapa'. También cuando nacían gemelos: 'Otros hechiceros sacerdotes mandan cuando nacen dos crías de un vientre o de narices hendidos 'waqa singa’, o sale de los pies 'yayuma´, 'wisama', ’awalla’, dicen que es hijo de Santiago, en este tiempo, hijo de 'illapa' y de 'quri'. No le quieren visitar y ayunar sal y otras comidas y (no) duerme los hombres con las mujeres.” (1) M2] “Ello es un error del entendimiento. Creer que la mujer es error de la naturaleza: ella es perfecta, pues se hizo por la obra más perfecta; ella es forma igual a nosotros, originada de materia (por decirlo así) más noble que nosotros. Renacen los padres en los hijos que producen. No hay mayor deseo que éste en el hombre, ni mayor necesidad que ésta en la naturaleza: queda la especie si no queda el individuo; queda la materia. Más si preguntamos a Secundo, filósofo, ¿qué es una mujer? nos responde en una de sus sentencias que es una insaciable fiera, una solicitud de nuestro regalo, una compañera en las penas, un consuelo en los peligros, un aumento de la felicidad humana, un peso de mucho oro y un ministro de terribles cuidados. Nadie podrá negar que hay mujeres malas y buenas.” (3) 13] “Por este mismo año de 1737 acaeció en el Tucumán que una mujer se hizo o se sintió preñada sin varón. Sentía bullir la criatura con tan extraordinarios movimientos que todos entendían pariría un santo porque también la madre era virtuosa (se narra de peculiares movimientos que hacía cuando se le nombraba a ¡os santos). Antes que se cumpliese el término que la naturaleza tiene destinado para manifestar el tierno infante, cayó la madre enferma de un mortal accidente, y antes de morir pidió que luego que expirase la abriesen el vientre y le sacasen la criatura. Así se ejecutó pero no le hallaron cosa ninguna, por donde se conoció ser engaño del demonio. Don Benigno Narvaez iba eslabonando sus desdichas. A los 20 años de edad se casó con doña Nicolasa Ordóñez de Lara, doncella hermosa noble y muy rica, pues en oro y plata le dió 400.000 pesos en dote; mas como era en todo infeliz, a los 10 meses de sus desposorios murió de parto su mujer, y recibiendo el niño el agua del santo bautizo, en poco menos de una hora también murió, perdiendo don Benigno el cuantioso dote que luego se lo pidieron los suegros.

Por el mes de abril de este año de 1697 se hallaba doña Agustina en los siete meses de su preñez, y un día, acabando de beber un mate de yerba, al punto le sobrevinieron terribles dolores de estómago y vientre. Acudieron su madre y el marido y averiguaron que una vieja dándole un par de reales a un muchacho le había dado juntamente unos polvos para que sin ser sentido de nadie se los pusiese en el mate de yerba. No encontraron a la vieja hechicera. Apretáronle de tal suerte los dolores a doña Agustina que, recibidos todos los sacramentos, por momentos esperaba la muerte. Eran pasados ya tres días, la criatura muerta en el vientre y la buena señora toda ella estaba hecha un monstruo de hinchada que demostraba reventar, renegrido su rostro y cuerpo con la fuerza de los polvos. Gracias a las súplicas a la Virgen siendo las cinco de la tarde Agustina echó la criatura podrida y deshecha y al punto también comenzó a deshincharse y volver a sus colores, quitándosele totalmente los terribles dolores de estómago.” (3) [14] Se refiere al éxito que tuvo Jacobo para aumentar el número de crías rayadas o manchadas, sombreando las ovejas con rama de avellano como se refiere en el capítulo XXX del Génesis. Arzáns, como muchos doctores de su época, aceptaba tales ideas como se aprecia en la siguiente cita de su HISTORIA: “...y trae San Jerónimo por ejemplo el parto de una mujer que parió de su marido también blanco un hijo negro, a la cual queriéndola castigar por adúltera la libró Quintiliano por hallar en la cámara donde dormía una pintura de un negro en quien tuvo la imaginación la mujer al tiempo de concebir.” [15] "...cuando encarnizada iba la epidemia en esta Villa el fatal año de 1719, parió una mujer dos criaturas de un parto: él demostraba ser mujer y de rostro hermosísimo. Hasta la cintura era perfecta y de allí para abajo remataba en punta. (Describe luego sus características y el destino que corrió.) En esta imperial Villa, en los principios de enero de 1716, en que se vió el meteoro, sucedió en los barrios de la Parroquia de San Pedro, que una mañana del día lunes pasaba por una callejuela de aquellas cierto religioso, que viéndolo, un indio que a las puertas de una rancho estaba, le rogó con mucho ahinco que le bautizara una criatura. Entró en él, con mucha caridad aquel sacerdote, cuando la mujer del indio le puso en las manos un niño, el cal tenía dos cabezas la una natural y la otra nacía desdelos pechos, que se miraban la una a la otra…. (pasa luego a detallar sus rasgos y cómo habían desaparecido cuando volvió para bautizarlo).” [16] “... con otras noticias de España y entre ellas cómo parió el deán de Orihuela que era hermaírodito, aunque después se tuvo por apócrifo pero no imposible de suceder. No dejaré de referir lo que por mi vista ha pasado. (Se refiere luego a las disposiciones del código que dan pena de muerte para el hermafrodita que siendo de un sexo actúa luego como el otro, prosigue) Conocí un niño con quien en mi puericia traveseábamos siendo ambos casi de una edad, y mi curiosidad y las de otros niños jamás satisfechas de verlo siempre que se ofrecía, lo tomábamos y contra su voluntad lo registrábamos lo que naturaleza le dió de ambos sexos: el de varón era casi correspondiente a su edad y tamaño respecto do otros niños salvo que los intestinos (sic) eran muy pequeños; la parte que tenía de mujer era muy pequeña sin faltarle su perfección en todo, aun en la humedad, aunque por ella no desaguaba sino por la de varón. También en Oroncota un mayordomo que cuidaba de las haciendas donde sólo negros trabajaban; el cual motivo de curiosidad de experimentar de ambos sexos que naturaleza le dió, o por otro motivo lascivo, tuvo cópula con un negro, y de §u negro antojo quedó preñado (o preñada, enmiéndelo el más entendido que yo no acierto a distinguir dos contrariedades en un individuo). Y está claro que, pues este sujeto tuvo actividad para usar ambos sexos, también la tendría para concebir y engendrar, pues a los 10 meses y 11 días parió una criatura muy pequeña que luego murió y fue cosa de reparo que el pezón y ubre derecha se le hinchó y vertió lo que las mujeres llaman colostro..."

Las monstruosidades se consideraban como presagios maléficos. Toda clase de supersticiones rodeaba a los fenómenos de la fecundación, embarazo y parto. Los accidentes de la procreación así como las alteraciones congénitas eran frecuentes y, muchas veces, motivo de tratamiento cruel por parte de la sociedad. También se creía en la influencia de la leche de las nodrizas sobre el carácter de las criaturas que amamantaban. [17] “Nació en esta Villa doña Magdalena Téllez de muy nobles padres, aunque la leche con que se alimentó fue de una india chiriguana, que de naturaleza todas son las de está nación crueles y soberbias y parece que doña Magdalena sacó las propiedades de !a ama pues desde su niñez se reconoció su mucha soberbia. Y si bien lo ponderamos, la virtud de las esclavas e indias es más importante en las partes que crían a los hijos de los señores y & los amos, porque trasplantan los vicios, causa que muchos han discurrido... etc.” (3) Coca y alcohol [20] “...los de la sierra tienen chacras de kuka y frutas de la comunidad en todo él reino... de chaupi yunka. Considera cómo en este tiempo se perdona a los matadores, borrachos. Y así recrecen más borrachos y pecado y no se remedia ni lo castiga aunque lo encuentra con los borrachos la justicia. Y entre los borrachos se honran y se brindan, en este reino, no debiendo hacerlo. Y es justo que sea castigado luego que lo vea al borracho y al coquero sin información ninguna, hallándole borracho al indio, a la india. Si los dichos indios hiciesen sin borrachear las fiestas, ni comer kuka, sin idolatrar, fuera fiesta de cristianos. Danzas y takíes y jaillis y tjachwa, arawi, como cristiano fuera bien. Pero a ojos y a vista de lo confieso como lo he visto, estando borracho idolatran y fornican a sus hermanas y a sus madres las mujeres cacadas. Y las mujeres estando borrachas andan salidas, ellas propias buscan a los hombres, no miran si es su padre o su hermano. Que en tiempo de Incas y así no había borrachería, aunque bebían y hacían fiestas y más estaba vedado que las mujeres que no se emborrachasen, grandes castigos en ellas. Y así al borracho le llamaba jallp’a (violento), wach’uq (fornicario), sua (ladrón), iskay sunqu (traidor). Y así al borracho luego les mandaba matar la justicia del Inca y lo ahogaba como animales y había mucha justicia. Y así los indios de los llanos no hay gente, que se acaban y se matan, estando borrachos a cuchillos y garrotes, bebiendo mosto y vino nuevo y el awapi, sobre eso mucha chicha y vinagre y toman aguardiente. Que para quitar borrachera a los indios y comer kuka, no hay otro remedio, penas ni castigos. No hacen caso, aunque el señor don Francisco Toledo, virrey, dejó medida para que beban la chicha los indios en la Ordenanza, no ha habido remedio. Y el señor don García Hurtado de Mendoza, marqués de Cañete, dejó mandado que no hubiese herramienta, ni tinaja ni olla ni cántaro, botijas de hacer chicha. No hubo remedio aunque se quebraron. Y así la pena y afrenta de los borrachos y coqueros han de ser probándolo con cuatro testigos de ojos y vista o que lo hallen vomitando o andar con cuatro o tonteando o que le aporree a su mujer o que esté peleando con otra persona o que alce cuchillo o palo o piedra para matar ellos como ellas. Luego, sin testigo, por borracha que le sentencie y le castigue. Y así le mató, le ahorca luego y el cuerpo le dé de comer a los gallinazos como a bestias. ... de cómo el Inca inventó y les enseñó a comer kuka. Juntamente le enseñó con la idólatra y dicen que le sustenta, no creo. Es un poco de vicio apetito bellaca, como un español tabaquero tiene aquel vicio, vicio impertinente, pero el indio borracho y coquero, es cierto hechicero público y pontífice del Inca. /El Sexto Capitán/ Otorongo Achachi/ Apu Camaj Inca/ Conquistó Antisuyu/ Estos dichos Incas trajeron kuka y lo comieron y así se enseñaron los demás indios en este reino. Porque en la sierra no se planta kuka ni lo hay sino que se trae de la montaña. Y así no dejan el vicio ni mala

costumbre, sin provecho porque quien lo toma lo tiene sólo en la boca ni traga ni lo come; es como un tabaquero. Aunque no ha menester el cuerpo lo toma. /Hunskar Inca, marido de Chuqui Llantu Koya/ la docena Koya: “... era avariento... comía a media noche y por la mañana amanecía con la kuka en la boca.” (1) [21] “Otros (hechiceros) toman sebo de carnero y de culebra y de león y de otros animales y maíz y sangre y chicha y kuka y queman y hacen hablar del fuego los demonios, estando borrachos o no lo estando y se tornan locos los que comen kuka. Dios nos guarde y así no se le puede dar sacramento al que come kuka.” (1) [23] “...así mismo estas monjas hacían para el Inca unas bolsas que son cuadradas de un cuarto en cuadro; tráenlas debajo del brazo asida a una trenza muy labrada de dos dedos de ancho, puesta como tahalí del hombro izquierdo al costado derecho. Llámanla ch’uspa: servían solamente de traer ¡a hierba llamada kuka que los indios comen, la cual entonces no era tan común como ahora, porque no la comía sino el Inca y sus parientes y algunos curacas a quienes el rey por mucho favor y merced enviaba algunos cestos de ella por año.” (2) [24] “Dos productos tenían consumo especial. La yerba del Paraguay... el otro era la coca. Es revelador el siguiente comentario de Ramírez de Aguila: 'De pocos años a esta parte han dado las mujeres españolas y hombres en usar para limpiar los dientes y esto se hace con solemnidad de comida, cenas y meriendas, que se organizan para tomarla en conversación muchos juntos. Por esta y otras circunstancias de deshonestidad y superstición y por los desvanecimientos que causa se ha venido en considerar ello acción pecaminosa y ha sido prohibida por la Inquisición.' Algunos han perdido el juicio por tomarla y otros se convierten en azonzados e inútiles para cualquier acción de importancia.” (5) [20] “/Mayo/ En este mes todas las verduras son buenas y medicinas. ... pueden andar las recuas fácilmente y las bestias tienen mucho prado y la comida barata y los caminos abiertos y les ríos poco peligrosos los trajinado- res de vino, kuka, sal, etc Los indios coqueros de los yunkas, Andes de todo este reino como del Collao, del Cuzco, Tuyma, Andes de Andahuayllas, Changos, Mayunmarca, Andes de Guamanga, Ayna Cinliguaylla, Uiskatan, Andes de Jauja y de Chinchay Cocha, Tarma, Andes de Guanuco y de Cajamarka, Guayllas, maltratan a los indios rescatadores y le hacen trabajar sin pagarles. El Warkhu de la kuka en los Andes vale dos reales y acá fuera valí; cuatro...” (1) [22] “Los mercados de Potosí eran los más animados del Perú” Luis Capoche cuenta con lujo de detalles las cantidades, calidades y precios de las mercancías, comidas y bebidas que ansiosamente consumían los potosinos. Sólo en ropa de Castilla se expedía 1.200.000 pesos al año. Otro millón se gastaba en las hoja,'; de coca cuya substancia los indios absorbían en lo hondo de las minas.” (40-4) [25] “En lo que más logro tuvo, Felipe Manrique, corregidor de Potosí, 1623, fue en la coca, pues habiéndola atravesado toda, llegó a vender un puñado por un real, de suerte que como ésta es una yerba necesaria (según quieren decir los indios y mineros) para mantenerles la fuerza y quitarles el sueño cuando labran las minas del cerro teniéndola en la boca (aunque esto me parece a mí es sólo costumbre inmemorial en los indios) todo su salario y jornales se iba en comprar coca. Este segundo marqués de Cañete (García Hurtado de Mendoza) introdujo en el Perú el impuesto de la alcabala sobre la venta de toda clase de mercaderías. En España era el 10 por ciento. En el Perú se fijó en el cinco por ciento para la coca y dos por ciento para los demás productos, exceptuando el pan cocido. Estaban exentos de su pago los indios... y las regatonas. ... los extraños sucesos diabólicos hechos de una famosa hechicera cuyas maldades fueron descubiertas en este año de 1674, con que fenecieron todas; y antes de decirlas quiero significar la desdicha y sumo mal que entre tantas felicidades tiene este reino del Perú en poseer la yerba llamada coca (que es la que toman aquellos ministros del diablo para sus abominables vicios y

maldades tan execrables), si bien declararé primero algunas de las buenas propiedades de esa yerba.” (3) Los indígenas de las Indias por todas partes consumían la coca con gran deleitación, —dice Cieza de León— en muchas localidades de la Nueva Granada (Antioquía, Quimbaya, Acerma, Cali, Popayán); y el uso de cierta tierra a manera de cal junto con las hojas. Luego: "... en todo el Perú se usó y se usa traer esta coca en la boca, y desde la mañana hasta que se van a dormir la traen sin la echar de ella. Preguntados por qué causa traen siempre ocupada la boca con esta yerba (la cual no comen ni hacen más que traerla entre los dientes) dicen que se sienten poco la hambre y que se hallan con gran vigor y fuerza. Creo yo que algo lo debe causar, aunque más me parece una costumbre aviciada y conveniente para semejante gente que estos indios son.” Da luego detalles sobre su cultivo, aspecto, secado y embalaje. Sobre su valor en las diferentes regiones y añade: “...se llevaba a vender a las minas de Potosí y diéronse tanto a poner árboles de ella y cojer la hoja que no vale ya tanto ni con mucho, más nunca dejará de ser estimada. Algunos están en España ricos con lo que hubieron del valor de esta coca, mercándola y tornándola a vender, y rescatándola en los tiangues (puestos de venta) o mercados de los indios.” (41-3) “... no entrará indio alguno a las minas ni a otro cualquier ejercicio de fabricar casas o labrar en el campo sin tomarla en la boca, aunque viera que le iba la vida. Tiene por abusión de que se perderá la riqueza del metal en la mina si así no lo hacen.” La coca, dice Arzáns después de citar a Cieza de León, quita el sueño a los indios y les permite soportar el frío; molida y puesta en agua hirviendo, y bebiendo unos tragos de ella, abre los poros, calienta el cuerpo y abrevia el parto a las mujeres, añadiéndose a ésta muchas otras virtudes. Pero la malicia humana la ha enviciado de suerte que el demonio tiene notable cosecha de almas con ella, pues son muchas las mujeres que la han tomado y toman para el pecado de la hechicería.” (3) “Una hechicera de Tucumán de nombre Claudia. ... fue un día a su casa cierta dama a pedirla favor contra el contador Andrés Sáenz Bretón, diciendo que la perseguía por sus amores, de que ella no gustaba. Claudia la consoló y prometió remediar su mal aquella noche misma. Tomó la coca recogiéndose en otro cuarto donde estaba una mujer setentona, tan fea y terrible que quitaba el cuidado de pensar cómo sería el demonio. Era esta vieja gran persona de apadrinar buenas voluntades y volatina de media noche arriba; sabíase también que allá en su patria, Lima, en su mocedad chuparon los niños sus pechos, porque fue ama qué se alquilaba y en su vejez ella los chupaba a ellos aunque por diferente parte y con daño irremediable. ...salió de allí Claudia y dijo a la dama que se fuese a su casa y no tuviese cuidado de que más la persiguiera. Comunicóle también cómo aquella asquerosa vieja la transformaría en su persona y con ella dormiría el contador, y por la mañana la volvería a su propio ser y esto bastaría para que abominase de la dama. Así sucedió todo. Tras de narrar otros episodios de brujería relacionados con la coca que practicaba Claudia, dice; “Finalmente fue esta hechicera tan única en su oficio, en cuanto a española, no se vió semejante en este reino, porque en la uña de una criatura hacía ver los vivos a los muertos que le pedían les mostrase, y en una bacinica de agua les representaba cuantos buenos o malos sucesos le pedían y deseaban saber. Llegó en fin el término de la vida de la hechicera Claudia, siendo de 45 años en este 1674... No quizo confesarse, con terribles voces pidió a la criada que le trajese la coca y aunque esta no lo quizo hacer, ella se levantó furiosa, echó mano de un cesto que en el aposento estaba y sacando un puñado de aquella yerba se lo metió en la boca y diciendo notables disparates cayó allí difunta a la vista del padre... Pudiera el rey nuestro señor mandar desarraigar de las partes donde se da esta nociva yerba y no permitir que quedase ni memoria de ella, aunque alegasen los hacen-dados y dueños de aquellas tierras el daño que se les seguía a sus particulares intereses, pues peor el de tantas almas como obstinadas perecen por invocar y pactar con el demonio tanta variedad de abominaciones como por tomar coca se experimenta. Gran bien se

siguiera de destruirla en este reino: quitárase al demonio la gran cosecha de almas, a Dios se le hiciera un gran servicio, y no se aniquilaran tantos hombres y mujeres (españoles digo, que a los indios no se les sigue ningún daño).” (3) [26] “De cuanta utilidad y fuerza sea la coca para los trabajadores se colige de que los indios que la comen se muestran más fuertes y dispuestos para el trabajo. La coca preserva el cuerpo de muchas enfermedades y nuestros médicos usan de ella para atajar y placar la hinchazón de las llagas, fortalecer los huesos quebrados; para sacar el frío del cuerpo o para impedirle que no entre; para sanar las llagas podridas, llenas de gusanos. Pues si a las enfermedades de afuera hace tantos beneficios, con virtud tan singular, en las entrañas de los que la comen, no tendrá más virtud y fuerza? Tiene también otro gran provecho y es que la mayor parte de la renta del Obispo y de los canónigos y de los demás ministros de la iglesia catedral del Cuzco es de los diezmos de las hojas de la cuca; muchos españoles se han enriquecido y enriquecen con el trato y contrato de esta yerba.” (42-2) [27] “La coca desempeña entre los indios el papel de un aparente tónico poderoso, con la circunstancia de que le atribuyen además las virtudes de hacer poco propensos al contagio de ciertas enfermedades a los que la mastican, y la de infundirles mucha resistencia para el trabajo y para recorrer distancias largas por caminos escabrosos sin más alimento que las hojas de esta planta. Lo que hay de cierto al respecto es que la cocaína contenida en la coca, da lugar a una anestesia en el sistema muscular, que se traduce en la menor fatigabilidad de los músculos y en la anestesia del estómago de manera que pueden pasar algún tiempo sin comer, es decir sin hambre. Apenas el indio advierte un cambio de sabor en la papilla y que en su cuerpo se produce una sensación de fatiga, renueva la provisión de coca y muerde un pedacito de llujt’a o llipt’a que lleva y con esta ayuda sigue su labor. En cambio se nota visiblemente que el empleo de la coca atrofia visiblemente los sentimientos afectivos del indio, lo atonta y hace de él un ser fatalista, dominado por el más negro pesimismo. El indígena o el cholo dados al vicio de la coca, pierden su jovialidad y viveza y se muestran indiferentes a toda idea de felicidad o grandeza. Estos seres desgraciados se muestran siempre insensibles, olvidan con la mayor facilidad los afectos más caros y no les impresiona gran cosa la separación o la pérdida de un hijo, de un amante o el consorte con que vivió. El coquero no persigue su engrandecimiento personal ni el progreso de su estancia. Se encuentra satisfecho con el mísero alimento que consume, siempre que no le falte coca, que constituye para él su mayor delicia. La generalización del cocaísmo se debe en gran parte a que la literatura científica a propósito de esta hoja, sólo ha sido orientada hacia el estudio de sus cualidades provechosas recomendando sus propiedades estimulantes y su acción anestésica sin prestar la debida atención a sus cualidades nocivas.” (11) [28] “Para llamarse don, ha de ser cristiano viejo y caballero y de buena sangre, que tenga título para ello de su Majestad. Que los dichos caciques principales y los demás curacas, mandoncillos, y alcaldes y regidores ni los indios comunes ni cualquier persona de este reino no !es ocupe a las dichas indias solteras, ni viudas ni casadas, ni muchachas ni muchachos en mandarles mascar, que ellos les llaman muk’u, aqtu, mujch’i, phururu, aqha, para emborracharse, clics le mandan hacer jurka. Todos los días están borrachos haciendo ofensa del servicio de Dios. Con ello acaba todo el maíz de la comunidad y sapsi y de la iglesia, que les nombres de la chicha que mandan se llama jurka, asnu, aswa, ajana, kusa, upi, mujch’i. Todo lo dicho es chicha que sacan del trabajo de las indias.” (1) [29] “Llegado a su posada, aquella misma noche se le murieron repentinamente tres negros esclavos, habiéndose recogido a un cuarto sanos y buenos, sin accidente alguno, solo sí, que ellos habían encendido gran porción de carbón y cerrando bien el cuarto se durmieron, y fue el último sueño de sus vidas, atribuyendo al uso del carbón la muerte de todos tres porque no hubo otro accidente. La experiencia ha demostrado muchas veces, algunas en esta misma Villa, ser muy

bastante al del fuego o carbón, etc. Y para que se vea la eficacia venenosa del humor de carbón o de la calor densa que causa su fuego, suficiente a tapar o cerrar los poros de la respiración, diré lo que sucedió... ” Cuenta a continuación la asfixia de tres mujeres, una criatura y un perrito que se durmieron cerca de una fogata, muriendo la criatura y el perrito y salvando difícilmente las mujeres. (3) [30] “...como me sentía mucho mejor al descender de la meseta occidental sobre la meseta boliviana, creí no sufrir la rarefacción del aire, pero, en la ciudad de La Paz, no me sucedió así. Las noches eran sofocantes en el lecho. Por las calles en pendiente muy rápida, no podía ascender sin ser detenido cada diez pasos por palpitaciones y falta de respiración. Si me acaloraba al conversar, la palabra me faltaba de golpe; finalmente, invitado en algunas casas a tomar parte en la diversión general, me era imposible bailar dos vueltas seguidas sin tener que suspender ese ejercicio sofocado por los mismos accidentes; y un día estuve a punto de sucumbir por haber ido a pie a los Obrajes (sic), villorrio distante una legua, trayecto que debía hacer ascendiendo una pendiente muy rápida. Esa enfermedad duró todo el tiempo de mi primera estadía en La Paz. Las personas nacidas en el país no la sienten en lo más mínimo.” (12) [31] “...en Potosí hace tanto frío como en la Cantabria de España. Y la causa es su gran alteza y los continuos vientos fríos y desabridos que hacen tan estéril la tierra que no engendra ni cría fruto alguno ni yerba, y así es inhabitable. Mas la fuerza del tesoro que se halla en ella la hace tan habitable que se ha hecho una población.” (43) “… entre eriazos adustos y campos inútiles, está el gran cerro de Potosí y su Imperial Villa, la cual es de las mayores poblaciones de la tierra...” (37) [32] “...hubo un viento huracán en esta Villa tan espantoso que entendimos ser una de las iras de Dios contra los pecados de sus habitantes. En menos de cuatro horas echó por tierra la mayor parte de las techumbres de las casas. Llovía una espesísima tierra mezclada con pedrezuelas que todo puso en gran confusión.... Todos los vecinos estaban en sus casas con un gran brasero de mucha lumbre, sin dejarlo un punto de sus brazos. Mas uno de los grandes milagros obra hoy nuestro Señor en haber mitigado este rigor, pues ha más de ocho años que no es como aquella horribilidad que ahora 20 años, cuando entré en esta Villa.” (44) El mejoramiento del clima de Potosí parece que se produjo realmente, no sólo después de los primeros 30 a 40 años de su fundación, sino también posteriormente siguió mejorando. Hoy día está muy lejos de la descripción pavorosa de los cronistas. Es posible que la causa decisiva para dichas fluctuaciones dependa de los cambios climatológicos de amplitud continental. Han podido apreciarse con mayor precisión en el siguiente estudio: “Dos núcleos cilíndricos que comprenden 1.500 años de información climática en el hielo del casquete del Quelccaya (Qellchaya), en los Andes tropicales del sur del Perú a 5.670 m., proporcionan información sobre las condiciones ambientales generales incluyendo sequías, actividad volcánica, origen de la humedad, temperatura y balance neto de los glaciares. El registro del balance neto reconstruido de estos núcleos, refleja las tendencias de las precipitaciones mayores en los Andes del sur del Perú. Estos registros indican períodos secos extendidos entre 1720 y 1860, 1250 y 1310, 570 y 610; condiciones húmedas prevalecieron entre 1.500 y 1720.” (45) [33] La vida en las grandes alturas significa disminución del oxígeno disponible, es decir 'hipoxia', y la consiguiente exposición del individuo a una presión barométrica disminuida en forma permanente y por lo tanto la disminución de la presión parcial del oxígeno (02), una falta crónica de suficiente oxígeno. Estas disminuciones, la total barométrica y la parcial del oxígeno, son

inversamente proporcionales al incremento de la altura. Asimismo, conforme se asciende va disminuyendo la saturación de la sangre con oxígeno. Esta situación puede apreciarse en el siguiente cuadro: Localidad

Metros s/ Nivel del Mar

Arica Cochabamba La Paz Potosí

0 2.500 3.700 4.100

Cuadro Nº 1. (46) Presión en Temperatura mm. de Hg. de ebullición del agua Cº

760 560,16 480,70 456,34

100 91,7 87,7 86,3

Saturación sangre arterial 02

98,2% 92,7% 90 % 80,5%

Trastornos provocados por la Altitud Formas agudas: Generalmente se manifiestan por encima de los 3.700 m. s/nivel del mar. Sorojchi, puna o mal de montaña: se manifiesta con aturdimiento, alteración del juicio fino, la coordinación y la palabra, que los afectados no reparan; disnea de esfuerzo y alcalosis respiratoria; cefalea, anorexia, taquicardia, palpitaciones, opresión precordial, mareo, malestar y postración. Todos los síntomas de intensidad variable según los individuos, edad, procedencia, tipo físico, estado de salud, etc. Se alivian con el reposo, la sobriedad en los alimentos y la tranquilidad; la administración de oxígeno los hace desaparecer rápida y dramáticamente, si necesario se dará por varias horas. Aun sin oxígeno el cuadro desaparece en tiempo variable con la adaptación. Edema Pulmonar de Altura, precedido o nó de síntomas de sorojchi, se manifiesta por disnea intensas, taquicardia, tos, expectoración mucosa sanguinolenta, como espuma rosada; a la auscultación marea ascendente de rales subcrepitantes en ambos campos pulmonares; cianosis, angustia y tendencia progresiva al empeoramiento. Puede ser muy grave, es más frecuente en jóvenes. Ocurre tanto en casos que llegan por primera vez a la altura como en gente que retorna a ella. Frecuencia escasa. La bronquitis aguda concomitante es frecuente. Tratamiento: reposo, oxígeno y diuréticos, es rápido y eficaz. Profilaxis: diuréticos uno o dos días antes de realizar la ascensión. Formas crónicas, por permanencia prolongada en la altura: Mal de Montaña crónico, o Enfermedad de Monge; no es frecuente, especialmente ocurre en adultos que viven muchos años en alturas superiores a 3.500 m. Cuadro insidioso con sintomatología semejante al Corazón Pulmonar Crónico. Tratamiento: traslado a niveles más bajos. Frecuencia aumentada de defectos cardíacos congénitos. Especialmente comunicaciones anómalas. [34] “San Nicolás Tolentino era el titular de los niños que nacían en esta Villa, con cuyo amparo e intercesión vivían ya y se lograban, pues siendo como era tan insufrible y riguroso el temple de esta Villa, no se pudo, humanamente en más de 40 años desde su fundación lograr niño que aquí nacía. Porque, según los de Potosí han escrito, sucedía nacer el niño de las entrañas de su madre y helarse luego. Por esta causa se iban las señoras vecinas a parir a los valles más cercanos de Mataca, Cinti y otros, y allí parían y criaban a sus hijos, desterrándose de Potosí por dos o tres

años para lograrlos, y aun esto no era bastante, pues los traían ya criados a que la inclemencia del frío marchitase sus delicadas flores. Queriendo pues el remediador de todas las cosas, aliviar la pena que tan sensible era en esta Imperial Villa, dispuso lo que aquí se contará. Era vecino de ella el capitán don Francisco Flores, noble castellano viejo y su mujer doña Leonor de Guzmán. Tuvieron seis hijos, ninguno les vivió, porque aunque doña Leonor se iba a parir a los valles y criarlos, volvía a esta Villa a que el cruel frío se los matase. Sintiéndose pues preñada este año de 1584, en ocasión de la sagrada religión de nuestro santo padre Agustín se comenzaba a fundar en esta Villa, como no tuviese heredero ninguno, porque todos se le habían muerto, hallábase sumamente afligida. Instábanle se fuese a algún valle a parir y criarlo, mas como otras veces lo hubiera hecho y con todo eso no se lo lograse estaba ya desconfiada, por lo cual hizo el ánimo a no salir de esta Villa, determinada a parir en ella y que se hiciese la voluntad de Dios. Un día de los que más llena de aflicción se hallaba entró a su casa el reverendo padre maestro fray Diego de Castro prior del nuevo convento de San Agustín y como le preguntase la causa de su desconsuelo y lo satisfaciese en todo, le dijo el padre prior: 'señora, tenga por su muy devoto a nuestro santo padre San Nicolás de Tolentino, y ofrézcale desde hoy a su patrocinio el hijo que tiene en sus entrañas y espere en nuestro Señor y en la intercesión de San Nicolás, que ha de ser (felicísimo vuestro alumbramiento y le ha de vivir para su heredero.' La afligida señora con toda fe le dijo: 'Padre prior yo le estimo a su paternidad el consuelo que me ha dado, y si Dios me sacare con bien, prometo al Santo Nicolás una cuantiosa limosna y de hacerle poner al quo naciere su nombre y tengo mucha confianza que con esta buena diligencia se ha de vivir.' Así sucedió... fue el primero que se logró de los que en Potosí nacieron.” (3) [35] "...desde los primeros días de este año de 1592, repentinamente se levantaron las aguas que hasta allí la providencia divina enviaba sobre la tierra y como era el mes en el cual comienzan en estas regiones a sazonarse los panes y demás frutos, faltándoles las lluvias se secaron sin querer pasar adelante en disponerse para dar sustento a los humanos. Aún no eran pasados 15 días cuando en los valles de Mataca, Pitantora y Cochabamba, que son los que mantienen de pan a esta Imperial Villa avisaron a sus correspondientes el suceso notable que habla sobrevenido en los frutos. Comenzóse a experimentar la falta y los pobres acudieron al amparo de María Santísima en busca de piedad y socorro para aquella gravísima necesidad. Los labradores guardaron lo poco que tenían. Continúase el hambre hasta mediado de este año de 1593; no cayó ni una gota de agua hasta mediados de diciembre." Se realizaron muchos novenarios, procesiones y actos de caridad, y cuando se acabó la última procesión de los azogueros… "dentro de una hora comenzó a llover con tanta abundancia que en 24 horas que duró aquel aguacero hubo bastante en el vaso para comenzar a moler la Ribera.” “...1605— no se vió en el cielo señal de nubes que pudiesen comenzar con sus rocíos: noviembre y diciembre fueron de la misma manera. Muy malas Pascuas tuvieron y peores entradas de Año Nuevo... no cayó en los meses de enero, febrero y marzo ni una sola gota de agua. Fue tan horrible esta seca que por el mes de abril de este año de 1606 hasta las aguas de los pozos salobres se secaron... “... fue tan terrible la falta de lluvias de este año de 1679 que se temió gravísimo trabajo. No llovió desde octubre hasta el 15 de enero.” (3) [38] "... este año de 1698 fue de mucha seca y se temió padecer otra hambre como la del 93 que duró tres años hasta el 95. Fue muy general y se experimentó en todas las provincias de este peruano reino y en la ciudad de los Reyes muy apenas hallaron los señores y ricos ocho onzas de pan por un real... Siguióse otro no menor que es el hambre... que ordianariamente se suele seguir, cual es darse la gente pobre, miserable y ruin y ociosa, a buscar la comida robando en caminos y aun en poblados, se agavillaban en cuadrillas sin miedo a la justicia.

De la fertilísima Cochabamba y sus contornos llevaron gran cantidad de fanegas de trigo para la ciudad de los Reyes (tanto numero la leguas distante) llevándolas has el puerto de Arica y de ahí por mar hasta el del Callao, y esto en ocasión de que el pirata ingles andaba por estos mares… … la seca de este año de 1716 se experimentó en todo el reino, pes en la ciudad de La Plata se hicieron procesiones de rogativa. La peste también se continuaba…. Muchos perecieron y con más fuerza en mitad del año…” Sigue la enumeración de las secas y de sus consecuencias. Los años de sequías breves y lluvias retrasadas fueron 1593, 1679, 1684, 1712, 1713, 1716, 1722, 1723, 1733; los de sequías francas: 1561, 1592, 1606, 1672, 1692, 1698, 1706, 1707, 1709, 1711, 1728, 1729, 1732, 1734, 1735, 1736, 1737. “... esperábase la menguante de la luna de este mes de enero de 1723 que la suspensión de aguas se temía y como tampoco lloviese creció la angustia. El 27 de enero dieron principio los padres jesuítas a las ceremonias... pero el segundo día volvió a llover furiosamente. Llegó el correo ordinario y sólo trajo lamentables noticias de varias calamidades del reino y en particular la hambre por la causa general de no llover, efectos de la conjunción general de los astros del día 9 de este mes de enero (no experimentada sino en dos ocasiones desde antes de la venida de Cristo Nuestro Señor al mundo, hambre, peste y otras calamidades). En cuanto a detalles sobre la inundación por la laguna de Caricari: “El 15 de marzo de 1626 entre 1 y 2 del día, a la hora en que todos los de la Villa estaban comiendo fue Nuestro Señor servido de que reventase la laguna de Caricari (construida en 1599, reparada en 1600; proporcionaba agua no sólo para la población sino también para el beneficio de los minerales en la Ribera). Se abrió por un lado de la laguna un pedazo de tajamar donde halló más flaqueza el agua y salió con tanto ímpetu, ruido y polvareda que parecía echaba Dios agua entre rayos y se abría la tierra y trastornaba el mundo, estando los vecinos comiendo y descuidados... y bajando por una quebrada y encaminándose al pueblo halló más caída hacia los ingenios, desplayándose toda la que sobraba por la madre que iba abriendo en más de dos picas en hondo montes de piedra... De los indios tihuanacus, urumatas, y otras provincias no escapó ninguno. Entre españoles e indios, dentro y fuera de esta Villa llegaron a 4.000 los muertos, los ingenios que destruyó fueron 125 y las pérdidas en plata, joyas, menaje, ingenios, materiales, esclavos, etc. llegaron a 12 millones.” (3) La realidad de la magnitud del desastre parece haber sido mucho menor según datos tomados por G. Mendoza de Vázquez de Espinosa, quien informa de 32 ingenios arruinados, “3 maltratados, las pérdidas superiores a 4 millones y los muertos 350 hasta el 1 de marzo. (6) Entre los heridos de la inundación figura uno: "... que iban a verlo como cosa prodigiosa y del otro mundo, de ver vivo a un hombre que había librado Dios de tan terrible tormento, si bien hecho pedazos porque todos los huesos los tenía desmenuzados, que no parecían los miembros sino una masa muy suave, y por las vías todas, los ojos, narices y boca echaba azogue, y preguntándole qué causaba aquello dijo que lo que más le afligía cuando iba entre el agua era la lama de los metales, que con el grande lodazal que iba no le daba lugar a bracear ni sacar los pies, y asimismo el azogue que iba entre ellos se le entraba por la boca...” (3) En dos ocasiones, febrero de 1677 y enero de 1711, sufrió Potosí los desastrozos efectos de alarmas falsas de inundación. La supuesta ruptura de los diques de la laguna provocó tal pánico que se produjeron heridos, ataques de nervios y un desbande general. Las lluvias de fines de 1709 y principios de 1710:

“... fueron tantas que echaron por tierra muchas casas, los arroyos arruinaron muchas haciendas y ahogaron mucha gente. El 6 de febrero, al amanecer, entre el pueblo de Chulchucani y el baño de don Diego que está a 3 leguas de esta Villa, reventó un volcán de una ciénaga antigua y que fue tan terrible que habiendo arrojado mucha bazofia y terrones muy grandes, corrió el agua que más era lodo, arruinó unos molinos, llevóse parte de las casas, ranchos y trojes y enterró muchísimas fanegas de trigo. (3) [36] “En 1557 vieron comenzar a caer crecidísimos copos de nieve y a los dos días se sintió nueva pesadumbre y más dura de llevar, que fue del hambre porque dejaron de entrar los mantenimientos. Sintióse primero la falta de carbón... pasados ocho días de la continuación de esta nieve, se levantó un viento tan delgado y penetrante que faltándoles en algunas casas el reparo del fuego, porque no tenían una sola rama, carbón ni paja, perecieron catorce españoles, siendo más los hombres viejos... también hasta 18 negros esclavos. En octubre de 1567, a las 6 de la mañana comenzó una tempestad tan espantosa que atónitos sus moradores de ver caer tanta multitud de rayos y granizos, todos los que pudieron se acogieron a los sagrados templos a pedir a Dios misericordia. Dicen Acosta y los otros autores que este granizo fue en el tamaño como huevos de paloma, y en más de dos horas que duró lo espeso de su caída, no quedó casa pajiza que no la destruyese y derritiéndose por' la tarde con la fuerza del sol se formó un arroyo por principio que ayudándole otros muchos llegó a grandeza de río. Perecieron 30 personas y fuera mayor el estrago si los demás vecinos no huyeran. La narración de tempestades con rayos y granizos enormes se repite muchas veces. En 1710: “un rayo entró por un cuarto alto, mató dos oficiales maestros y a Pedro de Saona que dejó por muerto, que por tal lo tuvieron todos, y aunque escapó con la vida le quitó la salud quitándole con grande impedimento en la lengua sin que medicina alguna le haya devuelto el habla en su ser.” (3) Sobre la influencia de los astros, eclipses y demás meteoros: “Acompañó también a esta peste (la bubónica) el mal influjo de los astros que presidieron este año de 1719. Saturno y Marte, fueron estos contrarios, muy nocivos al temperamento humano... el eclipse de Sol, con que nos tenía amenazados el cosmógrafo doctor don Pedro de Peralta B. Amuevo y Rocha, catedrático de prima de matemáticas de la Universidad de San Marcos de Lima. .. duró menos de una hora, con cuyos efectos apretó al epidemia y peste y en un solo día murieron 120 personas. Con el justo temor de sus efectos hicieron muchos confesiones generales, confesaron y comulgaron los timoratos y metidos en las iglesias esperaren la voluntad de Dios. “El cometa de 1618 fue precedido de un granizo que al desleírse se convertía en sangre, el cometa mismo era de color de sangre y duró cuatro noches y se consideró de mal presagio. Del mismo modo el de 1733, el bólido que estalló sobre el cerro en 1581, el de 1696 y el de 1716, fueron muy temidos como presagios malignos. Si bien hay referencias a terremotos en el Perú, particularmente el que ocurrió con la erupción del Misti que Poma dice que fue en tiempos del Inca Pachacuti y asoló Arequipa, así como el de Lima a la llegada del virrey don Fernando de Torres y Portugal —1586—, los temblores eran raros y leves en el altiplano. Arzáns lo explica diciendo: “...el 7 de septiembre de 1721, se experimentó en esta Villa un terremoto bastante cuidadoso para los que lo sintieron despiertos, que como rara vez se experimenta en esta Villa, paréceles a muchos que no se vé jamás, dando por razones su mucha altura y más de 12 mil pozos que tiene de agua y el rico cerro más de 1.500 bocas por donde desahogar el subterráneo viento.” La misma erupción del Misti y terremoto que asolaron la región de Arequipa se sufrieron también en Arica: “Esta Villa de Arica y puerto de Potosí —según Guarnan Poma— y de la ciudad de Arequipa, es Villa y puerto principal del servicio de Dios y de su majestad. Y tiene el temple calar y frescura de la

mar y Villa rica de Potosí, oro de Carabaya. Y tiene mucha comida de Cocha- bamba y vino y poca carne y de mucho pescado y de fruta y de buena gente noble. La Villa de Arica también fue cubierta de ceniza del volcán toda la cordillera del mar.” (3) [37] “Los valles circunvecinos y lejanos —Pitantora, Cocha- bamba, Yamparáez, Mataca Alta y Baja y otros muchos— la fertilizan con más de 200.000 fanegas de trigo y 300.000 de varias semillas, que es la cantidad que consume todos los años, aunque algunos los excede. De los mismos valles que le traen harina de trigo (añadiéndosele de las fronteras de Tomina) también le conducen más de 160.000 costales de harinas de maíz, de a 5 arrobas cada uno (para el brebaje de los indios que en esta Villa llaman chicha, y en el Cuzco ashwa). El Collao, Mataca y otros muchos valles de sus comarcas le abastecen con más de 200.000 carneros y corderos, 4.000 vacas a ocho pesos y otras tantas terneras, 12.000 cabezas de ganado de cerda en pié y en cecina; así mismo 100.000 carneros de la tierra para mantenimiento de los indios. De gallinas, perdices, tortolillas y otras aves, es infinito el número que gasta... De los valles de Cinti, Oroncora, Turuchipa, Moquegua, Arequipa, lea y otros se abastece con más de 100.000 botijas de vino, aguardiente y ricas aceitunas. De estos mismos valles le traen muchos odres de claro y sabroso aceite. La ciudad de Cuzco, Abancay, Guamanga, Trujillo, Arequipa, y otras, con más de 100.000 arrobas de azúcar en ser, almíbares y conservas y con más de doce mil zurrón»-’ de miel de a seis arrobas. De las provincias de Tucumán y otras más cercanas más de 150.000 quintales de sebo, grasa, charque, cecinas. Del Paraguay más de 50.000 arrobas de yerba cada año. Jaén de Bracamoros, Cuenca, Loja, Tunja, Cartagena de las Indias, Chuquiabo, fronteras, Tarija y otras provincias copiosa suma de tabaco en polvo y en hoja. De los puertos de Atacama y Arica y otros que distan 160 más o menos leguas le atraen abundantísimo pescado seco; y de varias provincias y caudalosos ríos, muchísimos y varios sabrosos como sábalos, dorados, armados y otros, y del menudo, anchovetas, camarones, boguillas, con otra variedad y abundancia.” (3) “... los pescados se conservaban poniéndolos a helarse al aire libre en las noches de Potosí.” (5) “La variedad de frutas que de sus contornos le abastecen se han conducido de la Europa a estas provincias las más escogidas.” (3) [37] “De como tenían abastecimiento y regalos de maíz (zara) de seis maneras, y de papa, turmas de la tierra de tres maneras; oca, rabanillos, ulluko (mastuerzo), añu, maswa (rábano falso); kinwa (semilla de altura) comida de palomas; tarwi (altramuces); ch’uñu, qawi, kaya, t´amus (conservas de diversos tubérculos); carnero, wakay (llama), paku (alpaca), guanaco (wanaku) uicuna (wikufla), luycho (venado), taruga (taruka) venado de altura, cui (cuwi), nunoma (pato), yutu (perdiz), chichi (pescaditos de río), callampa (hongo), concha, paco (hongos). De los dichos yuyos, Uachoj, onqena (plantas acuáticas), ucururu (berro), pacuy yuyu, (verdura seca), sijlla yuyu, pinau (yerbas), kankau (acuática), cusuro (canasta), llullueha (berro), runtu (huevos), challwa (pescado), yujra (camarón), apankoray (cangrejos). Y de los indios de las comidas: yunka sara (maíz de zonas cálidas), apichu (camote), rakacha, mauka suya (zapallo), calabaza, santilla, achira (tallo subterráneo), Llakum (yacón, raíz comestible), lumu (yuca), purutu (frijoles), caywa (Cyclanthora pedata), inchij (maní) (cacahuete), asipa (ajipa), (Pachyrrizus ahipa), frutas. Ají (uchú), asnaj uchu (ají hediondo), puka uchu (ají colorado), rocotu uchu (ají rocoto), kaehum (pipinos), pepino dulce (Solanum muricatum); plátanos; wayawas (guayabas), (sawintu), pakay (fruta tropical), wawas (lukuma) (lucuma bifera u obovata), palta (aguacate), usum (cirguelas), y otras hierbas y menudencias que ellos lo comen y se sustentan en el reino. Papa, jatun papa, chawcha papa, qapu papa, miri papa, (variedades de papa); ch’uñu, muraya, kukupa, (conservas). Sara: kapya sara, chuchina sara, paru sara, raraway sara, ankavvay sara, uqi sara, anti sara, chullpi sara, (variedades de maíz). Además chuchuqa (maíz seco martajado) y chujllu mazorca de maíz tierno.” (1)

[39] “...el grano que los mexicanos y barloventanos llaman maíz, y los del Perú sara, cómenlo en lugar de pan, tostado o cocido en agua simple. Para sus sacrificios hacían pan de maíz que llaman sanqu y para comer de cuando en cuando por vía de regalo hacían el mismo pan que llaman huminta. Describe el sistema de molienda, con una piedra en forma de media luna sobre otra piedra plana y balanceando la primera sobre la segunda. “También hacían gachas que llamaban api y las comían con grandísimo regocijo... así como tanta (t’anta), pronunciada la primera sílaba en el paladar, es el pan común; la sara tostada llamaban kamcha hase de pronunciar con m, porque con la n significa barrio de vecindad o un gran cercado. A la sara cocida llaman muti (mut’i). Describe después con detalle los procedimientos de fabricación de la chicha, wiñapu o sora obtenida del maíz en germinación. “De las mieses la que llaman quínua (ksnuwa) y en español mijo o arroz pequeño, la planta se asemeja mucho al bledo, las hojas tiernas comen los indios y los españoles, son sabrosas y muy sanas, también el grano en sus potajes, hechos de muchas maneras; también hacen de ella brebaje para beber como el maíz. Tienen tres o cuatro maneras de frixoles, llámanles p’urutu; tienen chochos como los de España, algo mayores y más blancos, llámanlos tarwl Tienen otros frixoles, que no son de comer, redondos como hechos de turqueza, son de muchos colores y de tamaño de garvanzos, en común los llaman chuy, usan de ellos en muchas maneras de juegos que había, así de muchachos como de hombres mayores. Otras se crían debajo tierra, en primer lugar lo que llaman papa, que les sirve de pan; cómenla cocida y asada, y también la echan en los guisados; pasada al yelo y al sol para que conserve se llama chufiu. Hay otra que llaman oca, cómenla cruda porque es dulce, y cocida y en guisados y la pasan al sol para conservarla y sin echarle miel ni azúcar parece conserva, entonces se llama caui (qawi). Otra hay semejante a ésta en el talle, mas lió en el gusto, antes contraria porque toca en amargo y no se puede comer sino cocida, llamada añus. Las que los españoles llaman batatas y los indios del Perú apichu, las hay de cuatro o cinco colores. También las calabazas romanas, en el Perú sapallu, críanse como los melones y cómenlas cocinadas o guisadas. Otra fruta que nace debaxo de la tierra que los indios llaman inchic (inchij) y los españoles maní (del lenguaje de las islas de barlovento) en la médula y el gusto se asemeja a las almendras, tostado es sabroso y provechoso; con miel hacen de él muy buen turrón; también sacan del inchic muy lindo aceite para muchas enfermedades. Otra de suyo que nace debaxo tierra, que los indios llaman cuchuchu, sabrosa y dulce, cómese cruda. Esta y el inchic más son légalo de la gente curiosa y regalada que no mantemiento de la gente común y pobre. Enumera luego 'las frutas de los árboles mayores’ y, entre ellas, al que los españoles llaman pepino y los indios kachum. Menciona también la que los indios llaman chili, que llegó al Cuzco en 1557, probablemente la frutilla de Chile: “...de muy buen gusto y de mucho regalo, nace en unas plantas baxas casi tendidas por el suelo; tienen un granujado por cima como el madroño, y es del mismo tamaño, no redonda sino algún tanto prolongada en forma de corazón.” También cita el sawintu (guayaba), el pakay (agua pava), la palta (peras), la lucma (rucma) y el usun (ciruelas), comentando sus usos. Hace un amplio comentario sobre el mulli (molle) como medicamento, del uchú (ají) y sus variedades, del chuchau (maguey) como planta textil y medicamentosa, la piña, cuyo sabor alaba y la chirimoya, que compara al manjar blanco o dulce de leche. Afirma que:

“la carne de llama es la mejor cuantas se comen hoy en el mundo, tierna, sana y sabrosa; la de sus corderos de 4 a 5 meses mandan los médicos dar a los enfermos antes que gallina o pollo.” Describe la cacería de venados, guanacos y vicuñas, así como de aves en el altiplano, a la que se dedicaban los caballeros y los militares mientras acompañaban las recuas que transportaban mercancía de y hasta Potosí. “Del ganado menor que llaman pacer llama (alpaca) no son para carga ni otro servicio, sino para carne y para lana. De la leche del un ganado ni del otro no se aprovechan los indios, ni para hacer queso ni para comerla fresca; verdad es que la leche que tiene es poca. A la leche llaman ñuñu, y al teta llaman ñuñu y al mamar dicen ñuñu...” Termina con largas disquisiciones sobre los guanacos, vicuñas, viscachas, cuyes, diversas clases de venados, así como animales de presa. También comenta sobre las aves como las perdices, las palomas y sus variedades, los peces de río y de mar y su importancia en la alimentación. “La gente plebeya en general era pobre de ganado (si no era los collas que tenían mucho) y por tanto padecía de necesidad de carne, que la comían sino de merced de los curacas o de algún conejo que por mucha fiesta mataban, de los caseros que en sus casas criaban, que llamar, cui (qui). Para socorrer esta general necesidad mandaba el Inca hacer aquellas cacerías (chaku) o rodeos, y repartir la carne en toda la gente común, de la cual hacían tasajos que llaman charqui (ch’arqi), que les duraba todo el año hasta otra cacería, porque los indios fueron muy escasos en su comer y muy avaros en guardar los tasajos. En sus guisados comen cuantas yerbas nacen en el campo, dulces y amargas, como no sean ponzoñosas; las amargas cuecen en dos o tres aguas y las pasan al sol para cuando no las verdes. No perdonan las ovas que se crían en los arroyos, que también las guardan lavadas y preparadas para sus tiempos. También comían yerbas verdes crudas, como se comen las lechugas y los rábanos; mas nunca hicieron ensalada de ellas.” (2) [40] “/Consideración/ Habés de considerar que tan gran magostad que tenía el Inca Tupaj Ynca Yupanqui... Siempre estaba contento. Comía y ueuía y brindaba y auía de brindar a gente uaja, sino a los reyes antepasados le honraua... Tenía todo el rreyno, todos los caminos limpios, sercados en jomadas, aposentos, todo acaudado hasta tener despensa y medido de legua en legua por donde pasan y señalado... Comía caracoles que lo trayya del mil leguas bibo, (mullu) mullo, (Spondylus) de la ciudad de Tumi (Pampa).” “Ordenes de Huaina Kapaj: Item: Mandamos que ninguna persona no derrame el maíz ni otras comidas ni papa ni lo monde la cáscara, porque si tuviese entendimiento, lloraría cuando le mondas y así no lo monden, so pena que será castigado. Item: Mandamos que en este rreyno que ningún árbol frutal o madera aumente o paja que no fuesen quemados ni lo cortasen sin licencia de pena de la muerte y castigo. Item: Mandamos no las cogiesen luycho, taruga, wanacu, wicuña, uachau, ni lo matasen para que aumente sino que fuere a león y zorra lo matasen por los daños que resultaba.” (1) [41] “Que se visita cada casa, que tengan casas el casado como los solteros y viudas, viejos que si tienen bastimientos de sobra, de comidas y barriles, que ellos le llaman k’ulluna (barril), chawav (depósito), qillqa (troje), si tienen barbacoas que ellos le llaman kawitu y que tengan verduras secas que ellos le llaman yuyu, hitqa, kacha, secos, unquina, Ilach’uj (plantas acuáticas), paki yuyu (verdura seca), pinahua (yerba de flor amarilla), tanta pawaw (flor), kiw'ncha (verdura seca), Ilipta (pasta para akulllku), majnu, t’iri (verduras secas), llulluch’a (alga) murqutu (yerba acuática), kusuru (canasto) y otras yerbas secas. Y ollas, cántaros y tinajas y jarros y bajilla de barro y de palo que no falte. Y tengan mucha leña y paja y chajra, oquicca para lavarse, challa (panka) hojas de maíz seco. Y tengan mucha ropa, costal, soga, mathi, p'ukus, quiri, putu, llimphi, cuchara, sal, ají, gallinas. Que tengan sin faltar diez gallinas ponederas y otros diez conejos. Y que sean limpios y

que tengan casa y despensa, corral, huerta y su oratorio, todo cercado que esto es hácienda de pobre. Y si no tuviere todo lo dicho, por la primera le den cincuenta azotes, público en el rollo y por la segunda cien azotes contados y trasquilados.”(1) [42] “/Doceno Inca/ De como estos Incas y demás señores y principales y indios particulares antigua gente hizo y acrecentó su salud y vida, cómo duraron docientos y ciento cincuenta años. Duraron sus vidas porque tenían una orden y regla de vivir y criar a sus hijos. Cuando muchacho no le dejaban comer cosa de sebo cosa de miel ni ají ni sal ni vinagre ni le dejaban beber chicha ni dormir con mujer hasta tener 50 años ni se sangraba. Y se purgaba cada mes con tres pares de willka tarwi y otro tanto que pesase de maka y tomaba por la boca la mitad y la mitad se echaba medicina (clistel) con esto aumentó salud y vida. Hasta 30 años no tenía mujer ni marido ni cargo y así tenían muy mucha fuerza.” (1) [43] “El año de 1713 nombrado el nuevo corregidor don Agustín de Tijera... comenzó su gobierno con asperidad... Quizo quitar las canchas y mandó pregonar que todos los mantenimientos que entraban en esta Villa los llevasen los indios a la plaza y no a las canchas y que allá se vendiesen. Aconsejaron pues estos regidores al corregidor mandase a los indios llevar los mantenimientos a la plaza y que lo vendiesen por su mano, no por mirar el bien del pueblo sino por entender que las cancheras se tomaban para sí más de la mitad de lo que les quitaban a los indios. ... se alzaron muchas razones en contra y, al fin, no se pudo conseguir lo que tan vivamente pretendió. Además comenzó a poner remedio en que se agrandase el pan, que con el pretexto de la seca y esterilidad del año subieron demasiadamente el precio a las harinas los hacendados, y en los demás mantenimientos hizo lo mismo disponiendo otros usos con violencia, por donde también se empezó a malquistar.” (5) [441 “El primer precepto que puso Dios en la tierra fue de no comer: por comer se perdió el mundo, no por comer lo necesario, que no vedaba eso el precepto, sino por comer lo superfluo, que era lo que vedaba. El árbol vedado hoy de la tierra son los manjares excesivos. En ellos se conserva el primer precepto: no se quebrante mandato tan antiguo; mírese que esta culpa está enseñada a hacer terribles daños.” (3) “Cierto rico residente de la Villa, convidó un día a sus amigos y compañeras de su mala vida a un espléndido banquete y tal que se esmeraron en la gula y vanidad que después que se fueron sus invitados... la divina justicia le envió un grave accidente. Creció ya éste, era ya mortal, quedó solo en amenaza de la justicia divina, pero mejoró su salud y pasados algunos días se levantó sano atribuyendo a las medicinas corporales la mejoría de su salud. Vuelve con locura y vanidad a ofrecer el banquete... comían y bebían muy a su placer cuando de improviso en lo mejor de la comida cayó este desdichado de la silla en que estaba sentado al suelo. Acudieron a levantarlo y le vieron el color pálido, los ojos quebrados, erizado el cabello y todo, en fin, hecho un horror.” No quiso confesarse ni pedir gracia, pidió que el sacerdote se fuese, dijo que no quería misericordia ni la pedía, murió sin arrepentirse y se lo llevaron los demonios.” (3) [45] “Las aguas servidas circulando sobre el canal abierto en media calle, las inmundicias estancadas a poca distancia de la población, el polvo y el barro dueños de las calles. Los corrales como emporio de infección. El agua potable escasa sirviendo sólo para beber; el baño íntimo y los baños públicos desconocidos. No se piensa en las ciudades altoperuanas en combatir las enfermedades como en la vieja Roma por medio del aseo y del agua, al contrario, el único baño que se cumple es bañarse con su propio sudor. Las gentes dan una sensación de suciedad y de abandono, aun de debajo de sus galas y sus afeites. Las uñas negras y largas que les sirven como de instrumentos cortantes, las lucen hasta las vírgenes policromadas, los cabellos largos con olor a

podrido, la mayoría de la gente con los dientes cariados, ofrecían posiblemente un espectáculo nada agradable. Se convive cómodamente con los piojos y las pulgas y el cambiarse de ropa interior es acontecimiento notable. Las moscas do-minan en la atmósfera, los cerdos en las calles, la abundancia de perros es enorme, muchas veces mayor que el de habitantes. Los conventos no eran templos alzados en honor del agua y la limpieza. La filosofía de la época era que el hombre no se hacía más bueno ni más fuerte lavándose, y que al contrario, el contacto con el agua proporcionaba muchas ocasiones de pecar, sirviendo de instrumento diabólico. Los votos de pobreza, de cambiarse la jopa, para que ocurriera el milagro, las señoras viviendo metidas dentro de su hábito, eran asuntos religiosos y no higiénicos...” (27) [46] “También en los contornos del valle de Tarayapa están otros baños para alivio de varios achaques y recreo de sus moradores como son el baño llamado comúnmente de Don Diego y el de Chaqui. Está el de Don Diego distante de Potosí tres leguas donde continuamente gastan muchos millares de pesos, así los que van de propósito al regalo de sus aguas como los pasajeros que se hospedan allí por estar en el mismo camino real que va a las provincias de arriba, ciudad de la Plata y otras poblaciones. El baño de Chaqui que dista del pueblo de este mismo nombre una legua y de esta Villa siete, es muy salutífero para el mal francés (que vulgarmente llaman bubas) y para otros achaques salvo que no sirve para los que tienen interiores apostemas porque las madura y reventando los mata. Quieren decir algunos que esta agua es de mineral de piedra de alumbre, que la del baño de Don Diego de azufre, y la de Tarapaya de cal; y a mí me parece que todas tres son igualmente de cal pues no abundan de otra cosa los sitios donde están.” (3) [47] “Ucha es el estiércol de los carneros (llamas). Sirve para quemar dicho metal (negrillo) y también para cocer las indias aquel su estimado brebaje que llaman chicha. Lo que de él se gasta al cabo del año en esta Villa es sin número para estos dos efectos (vale cada costal dos reales y a veces tres), también con otro nombre es llamado taqula este dicho estiércol, (del aymara taquia). Ichu (del quechua ichhu o sea paja). A modo de esparto de Castilla y también para encender el fuego. Yareta (del quechua yaret’a, conifera rastrera de la región andina), es una raíz que se cría en las peñas y se extiende por ellas, sin ramas ni hojas sino lisas; es de color verde claro y asimismo sirve para quemar el metal.” (3) “La Plaza del Carbón en Potosí era donde se vendía el producto de la fabricación del carbón especialmente de qucuña que fue destruido en una gran extensión en toda la provincia.” (3) “Toledo dictó ordenanzas prohibiendo el derribo y quema de cedros y otros árboles indiscriminadamente.” (5) [48] “Los yanakonas, que estos o sus padres salieron del repartimiento o provincia de donde eran naturales y sirvieron a los españoles. Estos indios son como menores o incapaces y la Audiencia es su protectora o curadora. Hay cuatro maneras distintas de ser yanakonas: 1.— los que sirven en chácaras de pan coger y cualquiera de los que hay en ellas tiene la tierra que !o dan sus amos; crian ganado y viven en libertad y policía. Hay pueblos de yanakonas alrededor de la chácara. 2— los que están en las minas de Potosí y Porco, trabajando dentro de ellas o en las huairas de los amos. Llevan para sí los Hampas o desmontes. Están ricos y alquilan indios para el trabajo de llampus. 3.— otros que sirven a los españoles en sus casas. Estos están bien tratacos y adoctrinados. 4.— los que están en los Andes (yungas) en el beneficio de la coca. Los indios de tasa, repartidos en encomiendas, comprendían: 1— Atún runas (jatun runas), sujetos a caciques y trabajando en comunidades. 2— Tundu runas, alquilados por los encomenderos para obras públicas. Trabajan a jornal. 3— Mitayos, que sirven por tumos o mitas, en los tambos, en casas de españoles, como pastores o sirven al encomendero.” (17-47) [49] “Hará cuatro años que para acabar de perder esta tierra, se descubrió un infierno al cual entran cada año gran cantidad de indios que la codicia de los españoles sacrifica a su Dios. De docientas leguas o más... y de cien y de ochenta, envían a los pobres indios por fuerza de cada

repartimiento... Desde doscientos a cincuenta en número. Van de lejanas tierras y por despoblados de nieve. Llevan sus comidas a cuestas o en llamas. Al medio camino se les acaba. No andan cada jornada más de dos leguas o tres. Dura la caminata mucho tiempo. Por falta de alimentación por el mal camino y el frío, como van mujeres recién paridas y otras paren en el trayecto, y como van todos a pie y cargados, muchos mueren, principalmente niños y mujeres. Llegan a las minas muy cansados, faltos de comida y sin dinero. No tienen casas donde cobijarse del frío, las lluvias y las nieves. Muchos escapan y mueren gran número.” (1848) “Ciento treinta y nueve de esas provincias (desde Porco hasta Carangas, de Cochabamba a Sicasica, de Omasuyus a Paucarcolla, y de Azángaro a Condesuyus) debían proporcionar cada año una séptima parte de su población masculina entre 17 y 50 años. Cada año otro siete por ciento sucesivamente. Los dueños de minas e ingenios... tenían la obligación de pagar a los mitayos un jornal de tres reales y medio para los que trabajaban en el interior del cerro, tres para los que acarreaban el mineral de las boca minas a los ingenios y tres y tres cuartillos para los operarios de los ingenios. Los azogúelos tenían además la obligación de pagar a cada mitayo la mitad de un jornal por cada día de viaje... burlaron constantemente esta obligación. Una vez en Potosí, los mitayos se concentraban en la mañana de cada lunes al pie del cerro Guaina, separados en corrales según su provincia... y distribuidos por el corregidor y curacas a los azogueros para las minas o ingenios. El trabajo comenzaba al amanecer de los martes hasta el atardecer de los sábados. Cinco días en el interior de las oscuras y gélidas galerías subterráneas, trabajando a la luz mortecina de velas de sebo, respirando un aire polvoriento que destrozaba sus pulmones, sufriendo caldas y otros accidentes. Su esposa tenía únicamente autorización de llevarle algo de comida caliente lo, jueves al medio día, para lo cual tenía que abandonar su hogar y hacer el largo y dificultoso ascenso hasta la bocamina. Los sábados, a la salida recibían su paga por los cinco días de laboreo. Debía asistir a misa los domingos. (Los descansos reglamentarios después de cinco días no se cumplían cuando se producía escasez de mano de obra.)” (19) [50] “La tiranía de los españoles comenzó en Potosí con el descubrimiento del cerro en 1545... al comienzo los indios trabajaban con todo cariño creyendo que los españoles les pagarían por sus servicios y no los molestarían. No fue así: los españoles actuaron 'con la acostumbrada tiranía que usan con los indios'. El capitán indio Chaqui Catari envió esto desafiante mensaje a los españoles: “Decid a esos enemigos nuestros, ladrones de oro y plata, barbudos sin palabra, que si hubiéramos sabido que era gente sin piedad y que no cumple los tratos, desde que estaban en el Porco les hubiésemos hecho la guerra... que por entender que siendo Virakoehas eran buenos y de mejores costumbres que nosotros, por eso les servimos aquel poco tiempo, y todos ellos nos prometieron vivir juntos y gozar la plata del cerro, pero ya sabemos que es gente que no sabe cumplir lo que promete...” Esto provocó el primer derramamiento de sangre en Potosí. Los españoles gritaron 'Dios ayuda y Santiago' y mataron cincuenta indios antes que pudieran retirarse. El trato a los indios no mejoró con el transcurso del tiempo: 'fuera de los daños a los naturales se les hizo en sus primeras entradas a sangre fría, los tratan actualmente peores que si fueran esclavos así en minas como en sementeras, y esto con el mayor rigor que se puede imaginar, porque el indio debajo del dominio español es lo mismo que una humilde ovejuela, y esta es la causa de su mayor desdicha.” (6) [51] “Cierta vez que Arzáns en persona ascendió al Cerro y entró en uno de los grandes socavones con Bartolomé Cotamito 'minero mayor del maestro de campo Antonio López de Quiroga': “entramos —dice— al socavón por una espaciosa escalera hecha a punta de barreta, muy dilatada, y luego fuimos discurriendo por varios suyus con tanta

fatiga mía que en mi interior maldecía mi curiosidad pues unas veces caminábamos a pique, otras valiéndonos de los brazos y pies para subir a otros pasadizos y barbacoas en el que él estaba tan diestro en caminar cuanto yo me mostraba con tanta temor que me parecía a cada paso llegaba el último día de mi vida. Luego se apagaron las luces que traían, tuvieron que esperar en la oscuridad hasta que otro minero pasó por allí y los socorrió y por último, con un gran suspiro de alivio, Arzáns salió de la mina. En las entrañas de este admirable monte resuenan los ecos de golpes de barretas que con las voces de unos, gemidos de otros, gritos de los mandantes españoles, confusión y trabajo intolerable de unos y otros, y espantoso estruendo de los tiros de pólvora, semeja tanto ruido al horrible rumor de los infiernos...” (3) Sigue Arzáns su dantesca descripción, los peligros a que están expuestos y los sufrimientos de los mitayos, así como las consecuencias que sufrieron quienes se aventuraron por curiosidad en ese 'horrible laberinto'. (52] “/Buen Gobierno./ Don Carlos Monterrey, conde noveno virrey. ... comenzó a favorecer a los indios pobres que le pesaba de que se muriesen súbitamente sin confesarse en las minas y que se muriesen azogados. Y se castigaba a los corregidores y al encomendero y españoles que la trataban a los indios y a los sacerdotes...” (1) [53] “El rey Carlos II el año 1697 mandó, atento a los pareceres dados por su real Consejo de Indias, virreyes y Audiencia de este peruano reyno, al conde de Monclova, virrey de estos reynos en aquella sazón, por una cédula que se quitase dicha mita y no se sabe por qué no la extinguió entonces aquel virrey cuando su excelencia fue quien con más ahinco se solicitó se quitase. Si se ha de extinguir sea de una vez, pues ha más de 80 años que dura este pleito sin la resolución ni definición conveniente... Y ciertamente yo me hallo confuso... defender esta calamidad de indios que padecen con la mita, o abonarla por ser para ayuda del bien universal. Porque quitada totalmente y no habiendo quien trabaje en las minas (pues no lo pueden hacer los hombres de la Europa, ni sus hijos los que nacen en esta América, ni los negros del Africa porque luego perecieran salvo que se acostumbraran a ello) dése y por perdido todo: cesará sin que haya duda el comercio de Europa y demás partes del mundo, porque no habrá plata ni azogue con qué beneficiarla, pues de quitar la mita de Potosí también se quitará la de Huancevélica. Mejor les estuviera a los desventurados indios que vienen al entero de la mita, darse por esclavos propios y perpetuos y no que sirviéndoles personalmente, perecen muchas veces de hambre porque no tienen obligación de darles de comer y de caridad no !o hacen...” (3) [54] “Es de suponer que las rogativas, novenarios, procesiones y otros actos que suponían concentración de gente, que tan profusamente se celebraron en Potosí con motivo de ¡& peste, favorecieron grandemente el contagio y éste diezmó más a los indios dado su mayor número relativo, pues a estar con la apreciación demográfica de la HISTORIA de los 60.000 habitantes que Potosí tenía en este tiempo 35.000 eran indios, a lo cual se sumaron las condiciones precarias de alojamiento promiscuo en que vivían en esas rancherías, y el haber estado más expuestos haciendo todos los servicios vinculados con la emergencia (traslado de enfermos, de cadáveres, etc.) En 1719-XII-3, los indios capitanes enterradores de la mita de Potosí hicieron un recurso ante la Audiencia de La Plata expresando que “como se han muerto sinnúmero de indios de la mita de todas parcialidades con la peste, y por esto los indios permiten más antes que les quiten la vida que ir a la mita nueva, de que nos hallamos confusos, y si con violencia los llevamos faltando a la caridad, sin duda huirán y se perderán totalmente las labores y quedarán los pueblos arruinados.”, piden en consecuencia “mandar suspender la mita hasta el inter que cese la peste”. El fiscal protector encontró eficacísimas las razones de los indios, pero como el asunto era de mita y ésta

correspondía al virrey, sugirió que se hiciese una representación ante éste, como se hizo. La Audiencia, en otras oportunidades urgentes, providenciaba en casos de gobierno. Los indios acompañaron una memoria de mitayos muertos en 1719, pero como no está hecha con la idoneidad necesaria no sirve de mucho para la estadística de bajas.” (6) [55 J “Cómo, dichos padres y curas de las doctrinas, piden indios y carneros para trajinar vino, ají, cuca, maíz. Algunos en las espaldas de los indios y sacan de los llanos vino de la montaña, cuca, y se mueren por entrar a tierra caliente, sien Jo serrano con calentura y frío. Que los dichos padres quioren plata y más plata. En cada pueblo piden veinte panes de magnu cada día...”(l) (Maiñu, colorante rojo usado en tintorería; especie de cacto). “/Que no había tributo. De cómo no pagaba al Inca ni a la Coya ni a los señores principales, sino que daban indios de servicio... De cada pueblo obligaba el señor y el cabildo de dar indios mitayos extranjeros para todo el oficio y trabajos y para las demás cosas daban oficiales ollero, carpintero, platero, pintores, bordadores, y sederos y cantores, músicos, barberos, escribanos, contadores, farsantes, mayordomos, labradores, justicias, pontífices, sacerdotes, capitanes, administradores, camareros, y pajes y lacayos y morriones, alabarderos, capitanes generales. A estos oficiales en señal de paga le daba el Inca tres o cuatro mujeres y chacra y ropa y otras galanterías. Y eran libres ellos y sus mujeres y hijos y hijas de todo el reino. Y lo propio daban a los khapaj apukuna (señores poderosos) Y lo daba indios que los cargaba para cerca indios de Callahuaya, para lejos Lucanav. Ahora dice tributario, quiera decir esclavo en gran daño...”(1) [56] “La costumbre de pedir nadie limosna todavía se guardaba en mis tiempos, que hasta el año 1560, que salí del Perú, por todo por lo que por él anduve, no vi indio ni india que la pidiese.” (2) “/La Primera Historia de las Reinas/ Coia Mama Huaco coia/ Pero fue muy hermosísima mujer y de mucho saber y hacía mucho bien a los pobres en la ciudad del Cuzco y de todo su reino. Y así creció más bien su gobierno de su marido de esta señora coya porque reinaba el Cuzco y su jurisdicción./ Ordenes de Tupaj Inka Yupanki. Item: Mandamos en este reino en los pueblos han de comer en la plaza pública caciques principales, indios chicos y grandes para que se alleguen todos los pobres y huérfanos, viudas, enfermos, viejos, ciegos y tullidos, peregrinos, caminantes: todos coman por la caridad y de ser uno y costumbre desde primer gente y ley buena obra y misericordia de Dios en este reyno.” (1) [58] “Con guerras y derramamiento de sangre comencé, proseguí y aun acabé mi primer tomo y con disturbios, rencores, enemistades y particulares pendencias, sin faltar sanguinolento derramamiento daré principio a este segundo. Peleas individuales ocurrían constantemente por ocasiones muy leves como era ya costumbre en esta Villa.” (3) [59] “Huizinga, Johan” Historiador holandés —1872-1945— Profesor de las Universidades de Groninga y Leiden. Su obra principal es “HERFSTTIJD DER MIDELEEUWEN”. Traducción española 1930: “EL OTOÑO DE LA EDAD MEDIA.” Diccionario Enciclopédico Salvat. VII-76.” [60] “...acercáronse los que le atendían y vieron que por debajo de un lagrimal le había metido el carnicero cuchillo hasta la cacha. Lleváronlo al hospital al mísero herido a donde no pudiendo sacarle el cuchillo de otra suerte atándole un cordel en la cacha tirando dos hombres se lo arrancaron. Llegó a sanar con la admiración de cuantos los vieron.” Año de 1715. Lo que más ponderable se hace es esta endiablada costumbre de matarse los unos a los otros, esta rabiosa impiedad contra sí mismos. Yo se que bastará un continuado castigo para destruir tan abominable costumbre; y esto es de tal suerte que según la información de los religiosos betlemitas, se halló que en un solo parte del mes de diciembre del antecedente año hasta los trece días de enero, habían entrado en su hospital 36 heridos de los cuales murieron los

ocho... Fuera de la peste y derramamiento de sangre que uno y otro asolaban, también el hambre acometía ya... “Año de 1729. La peste iba continuando su estrago, y como si esto no bastara, iban también los hombres —que son los más acerbos enemigos de los hombres— quitándose la vida los unos a los otros, pues en el discurso del año mataron 26 y entre estos a cuatro mujeres lastimosamente a puñaladas sus amigos mismos. “Año de 1731. ...una noche a fines de noviembre hallándose un mozo español en la cama en una tienda en la esquina de la plazuela de San Lorenzo encerrado por su mujer y llevándose la llave, la muchacha que lo servía, por descuido dió fuego a un poco de pólvora que estaba en un plato y cerca de él en una botija cuarenta libras de la misma, y encendiéndose esta fue tan grande el estruendo que en más de cuatro cuadras de circuito hizo estremecer los edificios... Y entendiendo que era terremoto dieron grandes alaridos y trataban de huir sin saber dónde. Acudieron muchos y hallaron que la batería fue a las puertas a las cuales hizo pedazos, y uno de ellos a un indio que por la calle pasaba le quebró un brazo. El aldabón de hierro salió como una saeta, y alcanzando a dos mujeres una cuadra distante, las derribó a entrambas dándoles el golpe por los muslos con los cabos a cada una. Abrió los ángulos de las paredes de la tienda dejándolos como una estrella; y el portento fue que no quedase asado el mozo estando tan cerca, sólo le arrancó un ojo de la cara y no se sabe qué, si sólo el fuego o cualquier astilla... Un gran incendio causó considerables pérdidas, al mozo lo llevaron al hospital donde fue curado y "parece que librará la vida.” (3) [61] Refiérese a hundimientos de mina. Nota 2 de Gunnar Mendoza. (6) en la HISTORIA DE LA VILLA IMPE¬RIAL. (3) [62] Refiérese a los alzamientos anteriores a la guerra de la Independencia. Guzmán, Augusto. HISTORIA DE BOLIVIA. (23) “El complot 'revolucionario' de Alonso Yáñez, comprobado documentalmente por Crespo Rodas y mencionado en la 5ta. Edición de la HISTORIA DE BOLIVIA de Augusto Guzmán, sobre el cual, en nota 5, comenta Gunnar Mendoza en la HISTORIA de Arzáns: “Nada dice la Historia sobre la conspiración de Alonso Yáñez que fue descubierta en Potosí. El objetivo de los conspiradores era apoderarse da la Villa Imperial la noche de Navidad de 1612; matar al corregidor y demás justicias y oficiales reales; tomar las casas reales y demás casas de gente rica; soltar a los presos de la cárcel; convocar a la gente popular perdida, poner en libertad a los negros y esclavos y a los indios del cerro y ayudarse de todos ellos en su intento; enviar u la ciudad de La Plata a matar al presidente y a Oidores de la Audiencia; tomar el puerto de Arica y fortificarse en él y “alzar bandera y apellidar libertad y señores de la tierra y gobernar y mandarla”. “Delatados por Diego Sánchez Jaramillo fueron tomados presos Yáñez y sus asociados. Cinco fueron ajusticiados.” (6-23) “En 1661, Antonio Gallardo, mestizo de La Paz, a la cabeza de una multitud... invadió la casa de Gobierno y victimó al corregidor. Después de proclamar “libertad para los americanos”, organizó sus fuerzas y marchó contra Puno, pereciendo en el asalto.” (23) En 1739, después de haberse descubierto en Oruro su plan subversivo de restauración del régimen incaico, que circuló en su notable Manifiesto de Agravios, muere ajusticiado Juan Vélez de Córdoba, Era descendiente de los Incas y preparó la sublevación sigilosamente durante catorce años. (23) En 1730 se produce en Cochabamba la sublevación de Alejo Calatayud. “Una resistencia emotiva y explosiva contra el régimen tributario que quiso revisarse ese año con nuevos empadronamientos destinados a evitar que los indios se hiciesen pasar por mestizos para eximirse del pago... (lo que determinó) la insurgencia, masacre de españoles, saqueo de casas, erección de un nuevo gobierno de transacción, entre cuyas capitulaciones circunstanciales los insurrectos lograron la conquista

del poder comunal: alcaldes ordinarios elegidos de los nacidos en la villa. ‘‘Traicionados por Rodríguez Carrasco, se aplastó la sublevación y se ajustició a Calatayud.” (23) [63] “En continuación de la barbaridad de apedrearse en el mes de noviembre de 1735, en escuadrones los indios en Huaina Cabra y faldas del Cerro Rico, el domingo 6 a principios de esta endiablada cuanto irremediable costumbre, se dieron una batalla formal y fueron heridos hasta 80 de una y otra parte, de los cuales murieron cuatro, y llevando unos mestizos a San Juan de Dios (hospital) a ser curados, fue preciso repugnarlos primero, por aterrorizarlos, diciéndoles que eran homicidios de sí mismos y corrían peligro de condenarse. Pero nada bastó, pues el siguiente domingo mataron otros dos y hubo muchos heridos.” (3) [64] “1727. Las noticias que en estos últimos meses vino de Tarija, Cinti y otras, de las invasiones hechas por indios infieles enemigos chiriguanas y tobas en la cordillera de Amanpé, que una de las tres cuya reducción tienen a su cargo los venerables padres jesuítas, agustinos y dominicos no lejos de la villa de Tarija. Esta última se rebeló, con furor infernal acometiendo los pueblos cristianos e hicieron grandísimo estrago en ellos.” A continuación narra del martirio y degollamiento de tres sacerdotes dominicos así como del rapto de dos mujeres españolas. (3) [65] “Se recibió solicitud de levantar soldados del marqués de Cañete. Reclutó 60 soldados para ser remitidos a la brevedad a Chile. El capitán don Diego comenzó a levantar la gente y en breves días la remitió a aquel reyno por el despoblado, que entonces era un total perecedero de los hombres, como lo fue en esta ocasión, de los sesenta que fueron perecieron 22, y los que allá llegaron estaban tan quebrantados que se dijo no haber podido servir por entonces. Es una cordillera el paso de este camino la más horrible que se ha descubierto hasta ahora en estos reynos porque siempre está cubierta de nieve y el aire que corre tan penetrante que solamente pasando por ella se han helado los hombres juntamente con sus caballos y muías y suelen estar sin corrupción mucho tiempo... (3) "... en 1587 el virrey conde del Villar dió comisión al corregidor de Potosí don Pedro Zores de Ulloa para juntar 200 a 400 soldados para socorrer a Chile contra los corsarios ingleses. En 1588-89 la mayor preocupación de los españoles en estos reinos no fueron los araucanos sino esos corsarios que merodeaban desde Panamá al sur.” (6) [66] “Los reyes Incas trasplantaban indios de unas provincias a otras para que habitasen en ellas, unas en provecho de sus vasallos, otras en beneficio propio... Algunas provincias fértiles y abundantes de suyo, pero mal pobladas y mal cultivadas por falta de moradores... llevaban indios de otras localidades de la misma calidad y temple. Otras, cuando multiplicaban mucho de manera que no cabían en sus provincias; buscábanles otras semejantes en que viviesen, sacaban la mitad de la gente. También de provincias flacas y estériles sacaban indios para poblar tierras fértiles y abundantes. Transplantábalos también por otro respecto, y era cuando hablan conquistado alguna provincia belicosa, de quien se temía, que por estar lejos del Cuzco y por gente feroz y brava, no había de ser leal ni había de querer servir en buena paz. Entonces sacaban parte de la gente de aquella tal provincia y muchas veces la sacaban toda y la pasaban a otra provincia de las domésticas, donde viéndose por todas partes rodeados de vasallos leales y pacíficos procurasen ellos también ser leales, bajando la cerviz al yugo que ya no podían desechar. Y en estas maneras de mudar indios siempre llevaban Incas de los que lo eran por privilegio del primer rey Manco Kapac y enviábanlos para que gobernasen y doctrinasen a los demás. A estos indios trocados llaman mitmaj, así a los que llevaban como a los que traían: quiere decir trasplantados o advenedizos, que todo es uno.” (2)

[67] Después de un ataque contra su casa, Manrique, sin avisar que estaba herido, salió a la plaza armado de espada y de rodela. Impartió órdenes de búsqueda de los asaltantes. Despachó patrullas en un sentido y otro. Siguió tomando medidas hasta media noche. Vuelto a su casa hizo llamar un cirujano para que le sacasen las balas que tenía incrustadas en el cuerpo. Las heridas se habían cerrado por el intenso frío. (5) 168] “Los flebótomos arrancaban muelas a granel y practicaban sangrías, justificándolas con la necesidad de desembarazar a los infelices pacientes de los ‘humores pecantes'. Sangraban por todo y para todo, dos o tres veces en 24 horas. Sangraban de preferencia de los brazos y de los tobillos y al mismo tiempo; que sangrar de uno solo no servía. Cuatro a seis vasos de sangre era una regular cantidad; pero había que repetirla. Y si el enfermo se mostraba agotado, la indicación lógica para aquellos eruditos era suministrar agua caliente, en proporción igual a la sangre extraída; si ésta era malsana, nada mejor que reemplazarla con el agua 'que depura el organismo y el espíritu'. El sitio y cantidad de las sangrías en casos de duda, estaban indicados con el consejo de los astrólogos, de acuerdo con el movimiento de los astros y a la influencia de los meses y las estaciones del año. Las sangrías seguían copiosas con cualquier pretexto. Sangraban el líquido vital y los bolsillos de los pacientes...” (7) [69] “En aquellos tiempos los honorarios por atención de enfermos no se cobraban en dinero, pues escaseaba la moneda; se pagaba según la voluntad del cliente, en víveres, '.harina y otros frutos de la tierra'. Lo que se cobraba religiosamente y con tarifa fija era la sangría. Una sangría costaba medio peso, y podía hacerse una o muchas veces al día. En cambio una herradura de caballo, si cabe la comparación, valía dos pesos porque se practicaba solo cada dos o tres meses. Cuando vino el uso de las sanguijuelas, los sangradores trataron de combatirlas, alegando que podían entrarse por la boca o subirse al cerebro'. Tan provechosas eran las sangrías para los flebótomos.” (7) Poco a poco las sangrías se fueron desacreditando, como ocurrió con la epidemia de bubónica: morían los que se sangraban y menor número de los que no recibían ese tratamiento. [70] “...súpose que el hierro y cajones de herraje eran del corregidor de Atacama, el cual teniendo noticias de cómo se daba por decomiso su hacienda y que sabido por su excelencia lo llamaba a Lima con prudencia, se subió la tierra arriba y se vino a esta Villa para que de lejos con más acordada diligencia se mejorase su causa, como lo hizo a tiempo que ya su excelencia tenía mandado que dondequiera que lo hubiesen lo prendiesen y secuestrasen los demás bienes que le hallasen. Luego que llegó a esta Villa se presentó en la cárcel y los médicos aseguraron con juramento que estaba enfermo y convenía sacarlo fuera, como se hizo dándole su casa por cárcel.” (3) [71] “...el 28 de febrero de 1710 amaneció de novedad el escandaloso suceso de la muerte de Nicolás Fernández Román metido en un pozo de su casa. Había pocos meses... que se había casado con doña María Benítez, viucb, y él también había enviudado no mucho antes... Hubo presunciones de haberlo muerto su mujer y por esto la justicia la prendió a ella, a un niño hermano suyo y a los criados, y para averiguar y sacar en limpio la verdad, envió médicos para que reconociesen si era muerte natural o haberse ahogado... o dándosela violentamente. Hallándose a la sazón en esta Villa Francisco de la Peña, cirujano francés, el cual vino en uno de los navíos de aquel reino... Este hizo anatomía del cuerpo y declaró ante el juez que no estaba ahogado con agua sino de otro modo, y finalmente que lo habían muerto cruelmente. Los otros médicos declararon equivocadamente... Antes de un mes la dieron por libre aquella mujer y el pueblo quedó muy escandalizado.” "... hallado el cuerpo muerto de don Julio quedaron admirados el corregidor y los que le perseguían, buscáronle las heridas juzgando le hubiesen muerto al rigor delias. No le hallaron

ninguna porque no era como presumían. Luego que amaneció hizo llamar a los médicos para que lo reconociesen y ellos declararon cómo no era veneno ni golpe.” “Después de recobrar un cuerpo en estado casi esqueleto y que fue reconocido como el de un español asesinado... se vió que había otro sin falta de carne, fue sacado con gran trabajo. Comenzaron a registrarlo descubriéndolo por los pechos y sólo le vieron en la cerviz una herida de cuchilla ancha y por unas señales a manera de ronchas que en vida padecía fueron las primeras por donde conocieron ser don Francisco Izaguirre...” “... el corregidor de esta Villa salió de su casa en busca de Marcos Angelo, mestizo, mozo de valor y extrañas fuerzas, famoso ladrón y facineroso temerario, conocido mucho con el nombre de Coletillo. Dos meses antes había herido a una mujer española dejándola por muerta. Pasados pocos días volví 5 de La Plata donde había huido y se retrajo (se refugió) en San Francisco, donde el corregidor no pudo apresarlo. Avisaron al corregidor que luego que él se apartó se salió de San Francisco aquel facineroso y se puso fuera del cementerio cuatro pasos como burlándose de la justicia. A esta sazón se llegó Pedro de Utrilla, mulato de Lima y famoso cirujano (quien curó y sanó aquella que hirió este asesino) y le dijo cómo era tan desvergonzado,, cuando estaban los jueces (si los había) para darle solo tres horas de vida, a que respondió algunas palabras descompuesta al cirujano, que está muy lejos el miedo del que obstinado se arrastra por sus delitos…. Irritado el cirujano con aquellas palabras metió mano con presteza a una daga y al retirarse el mozo, tropezando con una piedra cayó en tierra, y allí le dio tres heridas pasándole por una la barriga. Recogiéronlo los religiosos, confesóse luego porque las heridas eran mortales y viendo el peligro lo llevó la comunidad a San Juan de Dios y el cirujano se retrajo allí en San Francisco…” [72] “trajo este justicia mayor don Francisco Godoy, cuando vino a esta Villa, un famoso médico en su compañía, mozo de buen parecer aunque muy hablador y codicioso, que en lo que toca a medico aquel es bueno que busca la salud del enfermo más presto que el provecho de su bolsa, pero este obra al contrario. En una ocasión vivía en ella una noble cuanto hermosa señora casada con cierto caballero de los reinos de España. Este salió un día fuera de la Villa a una precisa diligencia, y entretanto faltó su mujer a las obligaciones de su estado. Tenía este médico entrada en la casa de esta señora y había trabado amistad con el marido; era hombre desleal y su mal obrar era con gran atrevimiento y desvergüenza. Alababa su torpeza en doncellas o casadas, y así en la ocasión de la ausercia del marido la solicito con gran empeño, declarándole su intención y finalmente cometieron adulterio… sucedió que no puedo apartarse este hombre de sobre aquella mujer, sino que se halló tan pagado con ella que aunque con toda fuerza intentaba apartarse no le fue posible, permitiéndolo Dios así en castigo de aquel pecado y su mala habituación. Fue necesario se hiciese público el caso entre los criados, vecinos y amigos, porque estuvo pegado con la mujer tres días en los cuales se le hicieron muchos remedios, mas no hicieron efecto alguno. Esperaban pro horas al marido. Ya estaba el medico a punto de reventar porque se le hincharon las partes vergonzosas con grandes dolores del cuerpo y congojas de su espíritu, y así esperaba pro momentos la muerte y de la misma manera la mujer, mostrándose entrambos tan monstruoso de feos, tan horrendos y abominables…” “Otro caso semejante hallé escrito en el libro manuscrito del doctor Pedro Bravo Mejía, clérigo. Dice que un forastero, a pocos días de llegado a esta Villa se halló sumamente perdido por los amores de una mujer, a la cual, por más que había solicitado y requerido no pudo alcanzar de ella el que le favoreciese. Esta murió de enfermedad y estando el cuerpo en una sala vino a la noche aquel hombre que con tanta porfía la pretendió en vida, y con fingidas razones

hizo le dejasen solo con la difunta... el atrevido mozo satisfizo en ella su infernal apetito. Pero permitió Dios que cuando quizo apartarse no pudo. Entró la gente y viendo lo que pasaba y que no podía despegarse hicieron para ello muchas diligencias y nada bastó a apartarlos por lo cual fue necesario cortarle aquella parte, y así pago..." “...rindióle la importunación del padre Antonio Pardo al físico que encontró y quiso llevar consigo para atender al enfermo que estaba sin habla. Resistióse el médico alegando la avaricia del enfermo, porque teniendo 30.000 ducados de dos pesos rasgó las recetas y le despidió de su casa... Pero fuése con él, recetó luego una bebida. Hablóle luego el padre en lo que convenía mientras se recetaba y ni le miraba ni le respondía. Instóle que le dijese una palabra para absolverle y totalmente enajenado se hizo mudo al remedio. Acabó el médico la receta y un criado pidió la plata para la botica; no hubo allí quien se hallase con un real. Desconsolóse mucho el confesor pareciéndole que se perdía el medio de confesarle porque el médico aseguraba que con aquel remedio hablaría. Vió sobre una mesa una caldereta de plata y mandó que la llevasen en prendas a la botica, y el miserable, rompiendo, por la insensibilidad que mostró para la confesión, se levantó de la cama y dando voces defendía su caldereta...” “... otro parte monstruoso se vio en la ciudad de la Plata: una señora cayó enferma de un accidente extraño, y tal que los físicos que curaban después de entrar en consulta, recetaron por último remedio y muy provechoso un medicamento harto usado, pero no en tales condiciones. Intimaron al marido que si quería ver sana a su mujer, tuviese con ella cópula carnal pero que él moriría. El la amaba tiernamente y no rehusando el morir se juntó con ella (extraña demostración de amor para entre casados en esta edad de hierro) pero primero puso la sentencia en manos de Dios. Obró la medicina, sanó la mujer, y el marido no sintió la menor indisposición. En lo uno acertó la ciencia, en lo otro nó. Do este ayuntamiento quedó la mujer preñada y llegado el término parió una sierpe. Nació vivo este horror de la humana naturaleza y como en aquella ciudad hay sujetos famosos en ambas escuelas, lo redujeron a disputa en si se podía bautizar o no. Resolvieron se bautizase y lo mismo fue recibir el agua santa que luego murió...” [73] “Este libro, que obtuvo el premio 'Vicent Peset Aleixandre' del año 1982, intenta aclarar uno de los puntos más oscuros de nuestra historia científica: cómo España se incorporó a las corrientes modernas de las ciencias después del fatídico siglo XVII en que, por las causas que sean, quedó desenganchada del quehacer cotidiano de los sabios de los distintos países europeos.” (29) Conviene recordar las fechas de fundación de las Universidades Españolas: De Salamanca (salamantina)………………….. 1188-1230 (Alfonso IX de León) De Lérida……………………………………………….. 1300 (Jaime II) De Huesca……………………………………………… 1354 De Barcelona…………………………………………. 1450 De Santiago de Compostela………………….. 1490-1500 De Alcalá de Henares (complutense)…….. 1498-1508 De Cervera…………………………………………….. 1717 De Madrid………………………………………………. 1770 [73-A] Narra cómo el Inga Yupangue (Inka Yupanki) partió en demanda del señor de Hatun Colla (Jatun Kolia) en el Collasuyu (Kollasuyu) cómo dieron batalla de un día entero, tan porfiada y reñida, que murieron 100.000 hombres. La victoria fue del Inca. El señor de Hatun Colla Ruquicapana, fue preso y muerto. Luego textualmente informa:

“... y como viniese la noche el Inga se fue a reposar y todos los suyos habiendo ya puesto recaudo a todo lo ya dicho y habiendo reparado los heridos que allí habían sido e ansí reposaron...” (51) [73-B] “...que Atagualpa (Atau Wallpa) fue preso de los cañares y que le rompieron una oreja... que se les escapó de la prisión rompiendo un cimiento de una casa donde estaba y el que ansí fue preso de los cañares fue Aguapanta capitán de Guascar y preguntándoles quien le rompió la oreja a Atagualpa dicen que se la rompió siendo mancebo y en vida de su padre Guayna Capac y que andando retozando con cierta doncella y queriendo dormir con ella por fuerza ella le echó mano de aquella oreja y se la rompió y luego se ató cierto paño en ella y viéndole su padre con el paño que le preguntó que qué había allí a lo cual le respondió Atagualpa que le había nacido allí en la oreja cierto grano y como después paresciese rompida que su padre hubo enojo de lo y que le riñó al Atagualpa malamente diciendo que si el grano había sido tal quo él veía que la oreja se le rompería que por qué no avisó dello a sus físicos e cirujanos hombres que él tenía que curaban las enfermedades y heridas...” (51) [74] “Entonces, Pariaka, lanzando rayos, y también sus cinco hermanos lanzando rayos penetrantes, derrumbaron, dice, el precipicio e hicieron temblar a Wallallo. Este, luego, hizo salir una inmensa serpiente de dos cabezas llamada Amaru: 'Ha de espantar a Pariakaka’ dijo. Pariakaka viendo a la gran serpiente, hizo un bastón de oro y con él punzó en el centro del lomo a la bestia. El Amaru se enfrió y se convirtió en piedra. Este Amaru helado se puede ver claramente, hasta ahora en el camino que va por Kakiyoqa, en las alturas. Y los hombres del Cuzco o de cualquier otro sitio que saben, que tienen conocimientos, rascan el cuerpo de este Amaru con alguna piedra y sacan polvo de ella para emplearlo como remedio: 'No caeré en enfermedad.' dicen.” (9) [75] “Pero cuando llegó el padre Cristóbal de Castilla, cuando estuvo en esta reducción, y era curaca don Gerónimo Kanchuwaman, cesó el culto al waqa, porque ambos curas lo odiaban. Vino entonces la gran peste de sarampión y la gente empezó a adorar al waqa, y el curaca que hemos nombrado dijo: 'Que sea cosa de él o que provenga de él' y no habló a nadie y nada más. Hasta que un día que la gente que estaba reunida y bebiendo en la casa desierta... ardió la casa y se quemó toda, por voluntad de Dios. Cuando murió don Gerónimo, en este tiempo el curaca don Julio Sajsalliuya empezaba su mando y como él también era waqasa, toda la gente de todos los pueblos empezaba a vivir como había vivido en sus tiempos antiguos. Volvieron a acercarse a Llojllaywanku y a Maqawisa, y acercándose a ellos, llegando a donde estaban, amanecieron bebiendo.” (9) [76] “Dicen los dichos indios viejos y viejos antiguos que Dios tentaba a los indios en cada pueblo y que venía en figura de pobre hermitaño y que pedía por Dios de vestir y de comer y de beber. Que estos pobres dice que entraban más a donde hacían fiesta de pueblos en la plaza pública y no dando limosna se volvía por ello. Dicen que sucedía muy grandes males y castigo de Dios ‘Pacha Kamaj', Tjjsi Kaylla, Wira Qhocha, que aquel mísero pueblo les tragaba la tierra o si nó le cubría el cerro y se tornaba lagunas de los escalones de Paria Kaka y de Isua de Apqara como el pueblo de Kacha. Y así quiere y ama a los hermitaños y frailes franciscanos los indios de este reino.” (1) [77] “/Junio/ Jauqay Kuski/ Bebe con el Sol en la fiesta Inti Raymi y se gastaba mucho en ella y se sacrificaba al Sol. Y enterraba al sacrificio iumado Khapaj Jucha que enterraban a los niños inocentes quinientos y mucho oro y plata y mullu. Los indios tenían tierra señalados en todo el reino para los sacrificios, llamada usnu, sirve para los sacrificios de siempre, para khapaj jucha (gran culpa), para los sacrificios al sol (Inti) y a las waqas: waqa qaray (para alimentar a los dioses); de los caminantes: apachita. Es la ley y sacrificio de los Inkas. “El Inka sacrificaba a su padre el Sol (Inti) con ofrendas de oro y plata y con niños y niñas de diez años, que no tuviesen señal, mancha ni lunar y fuesen hermosos. Quinientos niños de todo el

reino. Se hacía en el templo de Qori Kancha, con paredes guarnecidas de arriba abajo con oro finísimo, cristales que colgaban del techo y dos leones (pumas) apuntando al sol desde los lados, alumbrados por ventanas a ambos lados. Soplaban dos indios ... Entraba el viento y salía un arco: k’uychi (arco iris). En medio el Inka de rodillas, puestas las manos, el rostro al sol y a la imagen del sol y decía su oración y los demonios le respondían lo que pedía”. (1) Se describe también el templo de la luna para la quya y sus hechiceras, así como los templos para los dioses menores para el lucero (ch’aska quyllur), chuqui illa, waqa willqakuna, (venus, marte y otras divinidades). Tupaj Inka Yupanki ordenó que todos los indios ya fuesen de tierras calientes o de la sierra, cumpliesen con la apachita y adorasen de ese modo a Pachakamaj (Creador del Universo) y como señal amontonasen piedras, o flores o paja trenzada a la izquierda. Manco Capaj (Malíku IChapaj) estableció que las huacas (waqas) fuesen adoradas por los sacerdotes con sus uñas, pestañas y cabellos que no debían cortárselos; tenían por eso uñas como perros o demonios. Señaló también el mes que correspondía a cada uno para su festejo así como a otros dioses. Estableció las fiestas de horadación de las orejas y la de las vírgenes y los respectivos sacrificios humanos. También se enumeran las órdenes de Pacha Kuti para los sacrificios a las waqas y otras hechicerías. (1) [78] “...entre aquellas gentes se usa hoy aquella inhumanidad. Son más fieras que tigres, no tienen Dios ni ley ni saben lo que es virtud; tampoco tienen Ídolos ni semejanza de ellos; adoran al demonio cuando se les representa con figura de algún animal y de alguna serpiente y les habla. Si cautivan alguno en la guerra o de cualquiera otra suerte, sabiendo que es hombre plebeyo y bajo lo hacen cuartos y se los dan a sus amigos y criados para que se los coman o los vendan en la carnicería. Pero si es hombre noble, se juntan los más principales con sus mujeres e hijos, como ministros del diablo, le desnudan y vivo le atan a un palo y con cuchillos y navajas de pedernal le cortan a pedazos, no desmembrándole, sino quitándole las carnes de las partes donde hay más cantidad de ella, las pantorrillas, muslos y asentaderas y mollejos de los brazos, y con la sangre se rocían los varones, las mujeres e hijos y entre todos comen la carne muy apriesa, sin dejarla bien cocer ni asar ni aun mascar; trágansela a bocados de manera que el pobre paciente se ve vivo comido de otros y enterrado en sus vientres...” Luego se refiere extensamente a las ceremonias con que honraban a los prisioneros valientes, aquellos selvícolas de los Antis. (2) [79] “/Capítulo de los común hechiceros/ Hechicero muy malos que usan dar veneno para matar, que ellos llaman jampikuj (curanderos). Y con ello le mata, unos mueren pronto y otros tarde. Y se seca un año y se pone como un palo y se muere. Primero el Inka tenía y no tenía otro ninguno. Y los indios que tenían esta ponzoña luego les mandaban matar... ” (1) [80] Waqas de los Ch'p.chaysuyus: principales, Warcu, Pacha Kamaj, Ayasa WiLka, sacrificio con criaturas de cinco años, colores, algodones, tupa kuka, fruta y chicha. Parla Kaka de los yauyos. Waqa Qarwanchu Waslalla de los wankas, jaujas, janan wanka, lurin wanka. Qichi Kalla de los aymaraos. Y los demás indios chinchay cjhcchas, tarmas, yauyus, wanuku, waylas, chachapuya, qariari, kayamp'i, q tu, aiiqarny, tanqiwa, será, lucana, andamarka,, parinokhocha, qishiwa. Waqas de los Antisuyus: uturunqu, el tigre de Jawa IntL Kuka mama. Sawa s'ray, pitu siray, Amaru. Waqas de los Antisuyus: uturunqu, el tigre de Jawa Inti. Kuka mama. Sawa siray, pitu siray, Amaru. Waqas de los Cuntisuyus: Ariqipa kunti, junkullpi, kollawa kunti, Cuzco kunti, wayna qota, toro, acharr.bi, puna tanpu, qurupuna urqu, mama qhocha.

Enumera para cada waqa los sacrificios que se le hacían, sin que faltara en ninguno su cuota de niños y niñas de diversas edades y número; además diversos animales, aves, mullu, perros, sebo, coca, diversos cereales, oro, plata y vajilla. Luego se hace una enumeración de las principales waqas a las que el Inka sacrificaba, así como los hechiceros que atendían. (1) 181] “Cómo los indios hechiceros hacían t’inkichiy. Ajuntan el hombre y la mujer para que se enamoren y haga gastar al hombre. Dicen que queman en una olla nueva llamada ari manka el sebo con mundicias con mucho fuego, llama al demonio y lo hace por suerte y obra del demonio el hechicero.” Detalla luego los diversos encantamientos, para enamorar, desenamorar, maldecir, (con maíz molido, cenizas y cabellos del interesado), para salvarse de la justicia, para castigar los ladrones, para que sufra, enferme, pase trabajos y pobreza y muera. Con sapos, hilos trenzados a la izquierda con blanco y negro, maíz molido (wayrap sara), maíz primitivo (kuti sara), etc. (1) [82] “Otros hechiceros que son waqanki kamayuj (portadores de llanto) dicen que los dichos waqankis que son unos pájaros llamados tunki de los Andes; otros dicen que son espinas; otros que son agua, otros piedras o que son hojas de los árboles. Otros que son colores ichima, los cuales traen estos dichos waqankis, las indias entonadas y chinakunas, criadas de las españolas que son putas y mesoneras y tamberas. Y dicen que algunas españolas que lo traen para engañar a los hombres sus haciendas. Estas dichas mujeres waqankeras hacen matar a los hombres y gastar cuanto tienen para ellas y así quedan pobres.” (1) [83] “Otros hechiceros sacerdotes mandan cuando nacen dos crías de un vientre o de narices hendidas, waqa senqa, o sale de los pies, yayuma, wisama (del vientre), awalla (gemela), dicen que es hijo de Santiago, en este tiempo, hijo de Illapa (el rayo) o de Quri (oro). No le quiere visitar y ayunan sal y otras comidas y no duerme los hombres con las mujeres, etc.” (1) [84] “Y así, donde quiera que nacieran curis (gemelos), inmediatamente y en una casa cerrada, los padres permanecían echados, sin moverse hasta cinco días. Al quinto se daban vuelta y permanecían inmóviles. Y en ese día todos los masa (cuñados) se reunían en la casa donde había nacido los curi, cantando, y tocaban sus wankar (tambores) ellos mismos y no las mujeres. Pero antes de comenzar preguntaban al supay (demonio) con una araña o un chanapari, cuál de los masa debía ir adelante llevando a los curi mientras cantaba.” Luego relatan todas las ceremonias realizadas para salvar al pueblo, a los padres de los mellizos y a éstos de las calamidades que auguraba tal presagio. Los padres debían cumplir con castigos que duraban por un año. (9) [85] “Este primer sacrificio del cordero prieto era para catar los agüeros y pronósticos de su fiesta. Porque todas las cosas que hacían de importancia, así para la paz como la guerra, casi siempre sacrificaban un cordero, para mirar y certificarse por el corazón y los pulmones si era acepto al sol, esto es si había de ser felice o no aquella jomada de guerra, si habían de tener buena cosecha de frutos aquel año... Teniendo la cabeza hacia oriente, lo tenían asido tres o cuatro indios; abríanlo vivo por el costado izquierdo, por donde metían la mano y sacaban el corazón, con los pulmones y todo el gazgorro, arrancándolo con la mano desde el paladar. Tenían por felicísimo agüero si los pulmones salían palpitando, no acabados de morir, como ellos decían.” Detalla luego cuando lo tenían por agüero infelicísimo, poco aire en las asaduras, partes rotas o corazón lastimado y cuando la bestia vencía y se levantaba. (2) [86] “Gracias a los demonios conocían todas las minas de plata, oro, cobre, estaño y plomo, azogue y colores del reino, pero no extraían tanta riqueza por no tener herramientas. Hoy día están por descubrir bravas minas en este reino.” (1) [87] “/Abuciones, Agüeros/ Atipajya, Aqoyraki/ Thapakuy yaykuwan wañusajmi. Njnanina khurujta aysaykuwan, warmi waflunka. Astaya, wañusajri./

Las dichas abuciones, agüeros, que sostener los indios antiguos de los Inkas y este tiempo lo tienen de esto atipajya, akoyraki, tiyuyraki (maldición de la mala fortuna, infortunio, calamidad). Oyendo bramar zorras o algún animal, dicen que sale y anda cabezas de los vivos o sus brazos o piernas o sus tripas de los hombres y las mujeres. Decían que han de morir o partir. Ahogarse en ríos o despeñarse o quemarse en el fuego o se había de ahorcarse por sus manos... Y tienen otro, entrando la lechuza o murciélago o mariposa o culebra dentro de su casa o haber mucha pulga, dicen: Qharquwanchijmí, wañusunmi, tukusunmi (nos expulsan, moriremos, vamos a acabarnos) ... creyendo en esta abución gasta y lo come todo cuanto tiene y cada día están borrachos sin acordarse de Dios... Cuando sueñan con urunina (gusano de fuego) dicen que han de caer enfermo y cuando sueñan con antichicollo y waychaw y chiwaku (aves) dicen que han de reñir. Cuando sueñan akuyraki, mayuta chakata chinpani, inti killa wañun (infortunio, me acerco al puente de un río, el sol y la luna han muerto (eclipse?), dicen que ha de morir su padre o su madre. Cuando sueñan kiruymi llojsin (he perdido un diente), que ha de morir su padre o hermano; llamata ñak’ani (he sacrificado una llama), lo propio. Cuando sueñan ruthusqam kaniqi (me cortaron el pelo) enviudará; musquspa yana p’achawan p’anpaspa qani, kallanpasta rikuni, zapallo.an p’akini musquypi, (sueño que estoy enterrado con mortaja negra, veo hongos y rompo un zapallo en mis sueños), habían de morir ellos o sus padres o madres o los dichos hermanos o en vida habían de partir de la tierra, ausentarse cada uno.” Prosigue la enumeración de otras interpretaciones de agüeros, abuciones, maldiciones, etc., con que sufrían o se amenazaban con males, enfermedades y muerte. (1) [83] “La cuarta y última fiesta solemne que los Inkas celebraban... se llamaba Sitúa; era de mucho regocijo para todos porque la hacían cuando desterraban de la ciudad y la comarca las enfermedades y cualesquiera otras penas y trabajos que los hombres pueden padecer; era como la expiación de la antigua gentilidad, que se purificaban y limpiaban de sus males. Preparábanse con ayuno y abstinencia de sus mujeres; el ayuno hacían el primer día de la luna del mes de septiembre después del equinoccio; tuvieron dos ayunos... uno más riguroso que otro, el más riguroso era sólo de maíz y agua, el maíz crudo y en poca cantidad, no pasaba de tres días; en otro más suave podía comer el maíz tostado y en alguna más cantidad y yerbas crudas como se comen las lechugas y ají (uchú) y sal y bebían de su brebaje, mas no comían viandas de carne ni pescado ni yerbas guisadas; en ambos no podían comer más de una vez por día. Llaman al ayuno sasi y al más riguroso ¿a- tun sasi (ayuno mayor). Preparados con un día de ayuno riguroso, hombres, mujeres y niños, amasaban la noche siguiente el pan que llaman sancu (sanku); cocíanlo hecho pelotas en ellas, en seco porque no supieron qué cosa era hacer hornos; dejábanlo a medio cocer, hecho masa. Hacían dos maneras de pan: el uno echaban sangre humana de muchachos y niños de cinco años arriba y diez abajo, sacada con sangría y no con muerte. Sacábanla de la junta de las cejas, encima de las narices y esta sangría también la usaban en sus enfermedades. La misma noche del amasijo, poco antes del amanecer, todos los que habían ayunado se lavaban los cuerpos y tomaban un poco de la masa mezclada con sangre y la pasaban por la cabeza y rostro, pecho y espaldas, brazos y piernas con que se limpiaban con ella para echar de sus cuerpos todas sus enfermedades... El señor de la casa untaba con la masa los umbrales de la puerta de la calle y la dejaba pegada a ellos, en señal de que en aquella casa se había hecho el lavatorio y se habían limpiado los cuerpos. Las mismas ceremonias hacía el sumo sacerdote en la casa y templo del sol y en Wanakawri, que era un templo una legua de la ciudad que tenían en gran veneración porque era el lugar primero donde paró el Inka Manku Khapaj cuando vino al Cuzco. En saliendo el So!, habiéndolo adorado y suplicado mandase desterrar todos los males interiores y exteriores que tenían, se desayunaban con el otro pan, amasado sin sangre. Salía de la fortaleza un Inka de !a sangre real, como mensajero del Sol, ricamente vestido, ceñida su manta al cuerpo con una lanza

en la mano guarnecida con un listón hecho de plumas de diversos colores, de una tercia en ancho que bajaba desde la punta la lanza hasta el regatón, pegada a trechos con anillos de oro. Salía de la fortaleza y no del templo del Sol, como mensajero de guerra y no de paz, bajaba corriendo la cuesta abajo del cerro llamado Sajsawatnan hasta llegar en medio de la plaza principal donde estaban otros cuatro Inkas de la sangre real con sendas lanzas en las manos... el mensajero que venía tocaba con su lanza las de los otros cuatro y les decía que el Sol mandaba que, como mensajeros suyos, desterrasen de la ciudad y la comarca las enfermedades y otros males que en ella hubiese. Los cuatro partían corriendo hacia los cuatro caminos reales que salen de la ciudad y van a las cuatro partes del mundo, que llamaron Tawantinsuyu; los vecinos y moradores salían a las puertas de sus casas y con grandes voces y alaridos de fiesta y regocijo sacudían la ropa que en las manos sacaban de su vestir y la que tenían vestida como cuando sacuden el polvo; luego pasaban las manos por la cabeza, rostro y todo el cuerpo como cuando se lavan, todo lo cual era echar los males de sus casas para que los mensajeros del sol los desterrasen de la ciudad. Los mensajeros corrían un cuarto de legua fuera de la ciudad, donde hallaban apercibidos otros cuatro Inkas no de sangre real sino de los de privilegio, los cuales tomando las lanzas corrían otro cuarto de legua y así otros y otros, hasta alejarse de la ciudad cinco o seis leguas donde hincaban los lanzas como poniendo término a los males desterrados pira que no volviesen. La noche siguiente salían con grandes hachos de paja, tejida como los capachos del aceite en forma redonda como bolas; llámanles pancuncu (pankunku) duran mucho en quemarse. Atábanles sendos cordeles de una braza de largo; con los hachos corrían todas las calles ondeándolas hasta salir fuera de la ciudad, como que desterraban con los hachos los males nocturnos, habiendo desterrado los diurnos con las lanzas; y en los arroyos que por ella pasan echaban los hachos quemados y el agua en que el día antes se habían lavado para que las aguas corrientes llevasen a la mar los males. . .hacían por aquel cuarto de la luna grandes fiestas y regocijos dando gracias al sol, sacrificábanle corderos y carneros, cuya sangre y asaduras quemaban en sacrificio y la carne asaban en la plaza y la repartían. También, en las noches, muchos bailes y cantares, porque el beneficio recibido era común/’ (2) [89] “De cómo tenían costumbre de purgarse cada mes con su purga que ellos llaman bilca (wilka tauri). Con tres partes de grano pesado, con maqay maqay (yerba purgativa) lo ajunta lo muele y se lo beben por la boca y se echan luego con la mitad por debajo con una medicina y jeringa que ellos les llaman willkachina. Con ellos tenían mucha fuerza para pelear y aumentaban salud y duraban sus vidas tiempo de doscientos años y comían con mucho gusto. Y habían muchas purgas de indios y no se sangraban de enfermedades, sino de caídas y porrazos etc.” (1) [90] “Otros indios hubo no crueles en sus sacrificios que, aunque en ellos mezclaban sangre humana, no era con muerte de alguno, sino sacada con sangría de brazos o piernas, según la solemnidad del sacrificio, y para los más solemnes lo sacaban del nacimiento de las narices a la punta de las cejas, y esta sangría fue ordinaria entre los indios del Perú, aun después de los Inkos, así para sus sacrificios como para sus enfermedades cuando eran con mucho dolor de cabeza...” (2) [91] “Purgábanse de ordinario cuando se sentían apestados y cargados, y en salud más que en enfermedad. Tomaban unas raíces blancas como nabos pequeños. ... dos onzas molidas, del macho y la hembra, en agua o brebaje... se echaban al sol para que su calor ayude a obrar. Pasada una hora... se sienten tan descoyuntados que no se pueden tener. Semejan a los que se marean cuando nuevamente entran a la mar: la cabeza sienten grandes vahídos y desvanecimientos; parece que por los brazos y piernas, venas y nervios y todas las coyunturas andan hormigas; la evacuación es casi siempre por ambas vías: de vómitos y cámaras. Mientras ella dura está el paciente totalmente descoyuntado y mareado, de manera que quien no tuviera experiencia de sus

efectos entenderá que se muere... No gusta de comer ni beber, echa de sí cuantos humores tiene; a vueltas salen lombrices y gusanos y cuantas sabandijas allá adentro se crían. Acabada la obra queda con tan buen aliento y tanta gana de comer que se comerá cuanto le dieren. La resina o leche del árbol melle (mullí) tiens efecto que parece sobrenatural en las heridas frescas. La yerba chilka calentada hace maravillosos efectos en las coyunturas donde ha entrado el frío. Otra yerba alcanzaron admirabilísima para los ojos, llámanla matejllu en zumo o en emplasto. (Narra casos extraordinarios de curaciones). A los niños de teta cuando les sentían con alguna indisposición, particularmente si el mal era de calentura, los lavaban con orinas por las mañanas, y cuando podían haber los orines del niño, le daban de beber algún trago. Cuando al nacer de los niños les cortaban el ombligo, dejaban la tripilla larga como un dedo, la cual después que se le caía, guardaban con grandísimo cuidado y se la daban a chupar al niño en cualquier indisposición que le sentían. Y para certificarse de la indisposición le miraban la pala de la lengua y si [a velan desblanquecida, declan que estaba enfermo y entonces le daban la tripilla para que la chupase. Había de ser propia, porque la ajena declan que no le aprovechaba.” (2) [92] “Ese mismo año —1664 sucedió en los barrios de San Pedro otra tragedia y f—20 que allá vivía una mujer la cual en su mocedad fue dama muy celebrada y rica en esta Villa. Llamábanla por su gentileza y donaire la Solparada; su propio nombre era doña Ana. Una noche pues, estando juntas con una amiga suya tuvieron un disgusto sobre cierto vicio en que en la ocasión se ejercitaban. Estos era originado de unos sueños, en que por llevarse de su creencia dio esta mujer en cometer gravísimos males, y como cuando una persona duerme el demonio vela, pretende en los humanos inquietarles el sentido interior de la imaginación o fantasía (como dice Santo Tomas) puede con su natural virtud mover y perturbar las que llaman especies sensibles, levantando algunos vapores hasta la cabeza y revolviendo algunos humos de que es causa el sueño, para que cuando el humano entendimiento cese de su operación, por el ligamento de los sentidos, demás delos sueños naturales la imaginación forme fantasías y los disparates que nuestro enemigo pretende. De donde (permitiéndolo así Dios) el demonio unas veces causa en los que duermen sueños torpes otros de avaricia, de ira…. Ocasionando por el abominable entretenimiento en que estaban por crearse de sueños doña Ana asesinó cruelmente a su amiga…” (3) [93] “Fulgencio Orosco de 50 años llega de España en 1610. Al cabo del año y ocho meses de trabajo inútil, viendo que no adquiría nada se desesperó. Dando voces decía mil blasfemias y echabase otras tantas maldiciones se fue al hospital real. Hablábale (a lo que se pudo entender) el maligno espíritu en secreto y él atendía como que escuchaba pues e! enfermo levantando el grito le dijo: ¿Qué quieres? Yo hago lo que me mandas, lo que te prometí he cumplido, y de cuanto me prometiste nada has hecho.’ Lo tuvieron por endemoniado... llamaron el muy reverendo padre maestro fray Antonio de la Calancha para que redujese a aquel hombre. Concurrió tanta multitud de gente a ver el que llamaban el endemoniado que ni el ruido dejaba que el enfermo oyese al buen religioso ni la confusión daba lugar a que le pudiese sosegar, pero la justicia los obligó a callar. Exorcisado sin resultado, explicó que odiaba a Cristo porque no le daba riquezas. Le otorgaron el dinero que necesitaba. Abjuró de sus herejías, condenó sus blasfemias, hizo testamento, siguió peleando con el demonio, se arrepintió y murió al amanecer.” (3) [94] “...pelearon con fiereza y Pablo de las Navas salió con una herida en un brazo, que aunque pequeña, el estar untada con veneno la espada contraria, lo puso breve-mente en los umbrales de la muerte, porque le sobrevino un mortífero cáncer que no siendo bastante a atajarlo ningún remedio determinó el cirujano cortarle el brazo... El herido afligióse en gran manera y acudió al amparo de María Santísima. Vino el cirujano con los instrumentos necesarios para la rigurosa separación de aquel miembro... Y Pablo le dijo: '... si vuestra merced me quita la mano, con qué

podrá buscar el sustento para mí, mi mujer y mis hijos? Mejor médico he elegido, a la Virgen. Vuestra merced se vaya, que no quiero tan a costa de mis carnes tener una vida que sin brazos me será muy trabajosa y más para mantener una mujer como la mía que no tiene otro anhelo sino prevenir a menudo qué gala se pondrá y si tan presto no se la traigo no hay quien pueda averiguarse con ella.' Al día siguiente se halló bueno y sano, cerrada la herida, quitado el fiero cáncer por intercesión de María Santísima. (3) [95] “...dije en el capítulo pasado cómo se comenzó a reedificar la iglesia de Jerusalén a expensas del contador don Francisco de Ortega y solicitud, asistencia y cuidado del maestro don Lázaro: le Luna, capellán de esta iglesia. Era muy devoto de esta santa imagen este buen sacerdote y con mucha obligación pues pocos años antes, estando deshauciado de todos los médicos de esta Villa sin esperanza de vida de una quebradura de costilla ocasionada por un fiero golpe que se dió, acudió con ruegos a esta divina Señora y milagrosamente le alcanzó su total salud y se levantó brevemente sano sin lesión alguna, habiendo antes gastado muchos meses y dinero en curarse sin hallar alivio en nada.” (3) [96] “Por el mes de agosto también fue hallada a las puertas de la iglesia de Nuestra Señora de Misericordia una mañana muerta y hecha pedazos la cabeza, aquella tan temida hechicera que podía competir con las antiguas Circes y Medcas pues tantos daños hizo con sus encantos en esta Villa, donde fue conocida de todos por el nombre supuesto en el idioma indiano de Tutapáhuac (tula phawaj) (que vuela de noche). Preciábase de alentada y ordinariamente andaba de noche sin mostrar a ninguna cosa miedo, pero, a semejantes mujeres aun los demonios con quienes tratan se les hacen menos temerosos. Averiguóse que con engaños la mató un negro y trajo arrastrando su cuerpo desde el puente de San Francisco hasta la iglesia ya dicha por orden de ciertas señoras agraviadas por sus alcahueterías y hechizos, los cuales con otras gravísimas ofensas de Dios, pagó con acabar tan mala vida y quizás comenzaría con su muerte a experimentar su alma una eternidad de penas.” (3) También narra con detalle el caso del capellán don Francisco Aguirre, quien para salvar la vida de su amante, enferma mortalmente, tuvo que prometer arrepentimiento para no volver a verla jamás, como el Santo Cristo se lo pidió y él cumplió. í 97 ] “Siendo aquel día las 3 de la tarde cayó un espantoso rayo en un cuarto donde estaban solas dos hermosas doncellas ocupadas en su labor... Acudieron al cuarto y hallaron muertas a las dos hermanas, conocieron haberle entrado a una el rayo por la cabeza y a la otra por un muslo.” Se describe el dolor de la madre que invocó en su ayuda a la Virgen de la Candelaria y del niño Jesús. . . .y a tiempo que salía de la iglesia donde había orado vinieron a avisarle que sus dos hijas estaban milagrosamente vivas, buenas y sanas al cabo de tres horas del accidente. Según la experiencia de los médicos las hermanas habrían resucitado. “Este año de 1657 reinó en esta Villa- una terrible peste de tabardillo. Moría mucha gente y por esto acordaron un novenario que se realizó... Cesó la peste y gozaron de mucha salud. Se hizo solemne procesión.” Narra con detalle cómo Juan Mirador tullido en su cama logró salvarse así como su familia obedeciendo las reiteradas órdenes del Santo Cristo que le requería trasladarse a su capilla. Así lo hizo sin impedimento alguno con todos los suyos salvándose de la inundación de la laguna de Caricari. Entre los favores y milagros de San Nicolás de Tolentino se cuenta: "... Nicolás Flores quebróse en una ocasión de ambas binzas y bajóle la quebradura a ser una hernia grandísima, donde las tripas bajaban, y endurecido y cerrado el orificio se moría el niño (que tenía 8 años). Deshauciado de los médicos y de la esperanza, sus padres lleváronle a su altar

(de San Nicolás) y el santo lo sanó quitándole la hernia, soldándole las quebraduras y dándoselo instantáneamente bueno y sano.” [98] “El arzobispo fray Antonio de San Alberto Campos y Julián, tomó posesión del arzobispado de la Plata en 1785. En carta al rey expone: 'Ya desembarcado en este mundo tan nuevo como monstruoso en todas sus facciones, me propuse llenar las obligaciones del ministerio hasta lo sumo y no aventurar treinta años de carmelita descalzo por los pocos que podía vivir de arzobispo. Por punto genera], señor excelentísimo, siempre seré del dictamen de no convenir a la Religión ni al Estado que para obispos y arzobispos se elijan sujetos nacidos y criados en estas tierras; porque por muy buenos que parezcan y por acreditados que se hallen su talento y literatura, en los más de ellos son todas estas prendas muy superficiales y en los pocos que no es así se hallan mezcladas con unas doctrinas nacionales y laxas, con una aversión o desafección natural a todo lo que es de España, que no pueden disimular sino con mucha violencia y sólo mientras logran los ascensos que les propone y facilita su ambición. En Indias no hay verdadera religión porque la de los indios es supersticiones heredadas de sus famosos gentiles incas. Las conservan en sus corazones tan terca e inviolablemente como el amor y esperanza de que han de volver a reinar. La de los criollos, aunque algo más sólida y brillante, pero no cual debe ser: santa e inmaculada, pues la mayor parte de ellos, tal vez los más visibles, que debieran ser el modelo o ejemplo de los infelices indios, la manchan y deshonran con las públicas y vergonzosas pasiones de lascivia, ira, ambición, soberbia y crueldad.”(5-68) [99] “Un grupo de trabajo del Instituto Químico de la Escuela Superior de Veterinaria de Hannover, dirigido por el profesor Gerhard Habermehl, ha podido constatar que en las secreciones de la piel de algunos anfibios, como ranas y salamandras, se encuentran sustancias que tienen destacados efectos antimicrobianos...” [99-A] “El dolor es causado por el trabajó molesto recibido en las partes nerviosas, qué hacen perciba el alma el desorden que hay en las partes del cuerpo a que está unida. Lo cual sucede por humores acres o ácidos que punzan o mordiscar, los nervios o sean con-mixtos con la sangre que viniendo a fermentar se explayan; o por embeberse estos humores en las fibras mordiscándolas, causan el dolor. Y así, anodino es el medicamento que con su moderado calor semejante al natural y con humedad semejante a radical, muéstrase caliente y humedece las partes rebajándolas y abriendo los poros, para que por ellos se pueda resolver parto de los contenidos en el miembro doliente. Medicina repercusiva es aquella que suspende la fluxión de los humores. Se distinguían: unas propias frías y secas, para los humores calientes y húmedos; otras impropias frías y húmedas para humores calientes y secos o calientes y secos para humores fríos y húmedos. Remedios repercusivos: vinagre aguado, agua de llantén, cebada agria. Impropios fríos y húmedos: agua de malva, agua de violetas; calientes y secos: necesarios en las inchazones como el edema: canela, vino, etc. Resolutivos: los medicamentos que resuelven los humores preternaturales de las partes, vgr.: aceite de manzanilla, hojas de laurel, yerba buena, etc. Emolientes: que ablandan y suavizan los humores crasos, como sucede con los granos y otros de su calidad; para poderlos resolver es necesario modificarlos, porque si sólo aplicamos resolutivos se evaporaría la materia más sutil y quedaría la más crasa, y la lapidosa incapaz de resolución. Empléase en forma de cataplasma. Supurantes: las sustancias que convierten en materia los humores de las partes; caliente y húmedo, viscosa, de sustancia emplástica. Son supurantes: el bálsamo del Brasil, unido a la yema de huevo y a la miel. Modificantes y detergentes: es modificativa aquella que limpia absterge las materias o escrementos de las llagas, caliente y seca de sustancia sutil. Obra por el calor y la substancia sutil,

atenuando; con la sequedad limpia y deseca, consumiendo las humedades. Algunas obran corroyendo las carnes supérfluas y gastando las excrecencias, vgr.: el agua de cal, polvos de alumbre, cáusticos. Cáustico: medicamento caliente y seco en el cuarto grado, que aplicado a la parte, con la actuación de la naturaleza, induce y escara. Encarnantes, encarnativa es la medicina que ayuda a la naturaleza a regenerar la pérdida de las llagas; caliente y seca de substancia glutinosa, con el calor ayuda al de la parte, y con la humedad las humedades accidentales, y con la substancia glutinosa macisa y aprieta la carne que se va engendrando. Son todos los polvos de incienso y mirra. Cicatrizantes, aquellas medicinas que desecando las humedades accidentales y naturales inducen, cicatrizan. Vejigatorios, calientes en cuarto grado y en partes sutiles, elevan, ampollando la vejiga, vgr.: hojas de ortigas frescas, cantáridas, etc. Usanse en la hidropesía, en algunas perlesías, porque estas dolencias consisten en muchas humedades y si no las curan dan algún alivio.” (7) [99-B] “Habiéndose comprobado que algunos fetos continuaban con vida entre tantísimas muertes de 'mal parto', por Real Ordenanza de 1803 se instruyó sobre la práctica de la operación cesárea después de muerta la madre.” Se daba instrucciones quirúrgicas y anatómicas precisas sobre cómo comprobar la muerte de la madre, sacar la criatura por vía natural si se presentase, el tiempo que pasará en que debe hacerse, la técnica de la operación, las incisiones, etc., etc. Al final del documento, admirable por su depurada técnica, se expresa: “Por comisión de la Junta de Catedráticos del Real Colegio de San Carlos, hemos trabajado el presente reglamento. Dr. José Ribes. Dr. Bonafón.” (7) [99-C] “el baño frío para 'fortificar los sólidos', tanto en invierno como en verano, así sean días crudos y revueltos. Observamos que los infantes no lo pasan bien si no hacen cada 24 horas, dos o aún más deposiciones ventrales. La naturaleza con este fin prepara en la madre el calostro. Si la naturaleza lo hace por sí sola no es necesario administrar al niño cosa alguna. Pero es muy conveniente que hasta los dos o tres días de su nacimiento se le ayude con un poco de azúcar o jarabe de rosas en agua natural; o bien con la infusión de la misma rosa en agua hirviendo, agregándole después de fría un poco de azúcar...” Se dan luego instrucciones para el caso de no eliminarse el meconio, utilizando recetas con maná, achicoria, ruibarbo y flor de durazno. En caso de estar afectados los nervios indican espíritu de cuerno de ciervo o jarabe de meconio.” (7) [99-D] “De árboles y yerbas salutíferas que produce el Perú, se pudiera llenar un tomo y referir milagros de la naturaleza. Del árbol melle que abunda en todo el Perú en sierras y llano. Su miel purga, su resina echa emplasto, resuelve, consume y estirpa fríos envejecidos; de su fruto, a más de miel se ace vinagre comestible y los indios acen una bebida muy estimada: sus ramas y hojas cozidas acen saludable lavatorio y fomentaciones en algunos males y según los médicos afirman este árbol es estítico y caliente; su leche desaze las nubes de los ojos, sus cogollos limpian dientes y aprietan las encías con buen olor y no mal gusto; no pierde la oja en ningún tiempo. Del maguey ázese miel, vinagre, chicha; de la vara y ojas se aze yesca, sogas fuertes y pita, su fruto sirve de jabón; la quina, eficaz medicina contra molimientos del cuerpo y peligros de pasmo; el pineopinco, remedio universal de varias enfermedades. Dáse un árbol que llaman de calenturas en tierra de Loja, con cuya corteza color canela, hecha polvo quita las calenturas y tercianas. Dáse cañafístola, zarzaparrilla y quinquina, la coca, albaaca y otras resinas y gomas para diferentes enfermedades. El tabaco, milagroso siempre, si se aplica la oja para que aproveche su virtud y dañosa si se continúa por vicio. El Maese de Campo Juan de Montenegro, hombre valeroso y noble, y el más ilustre da aquél reino, criollo de Chuquisaca, fue el que descubrió las virtudes antivenenosas del tabaco en una

expedición que hizo contra los chiriguanos, observando que neutralizaba el veneno de las flechas de los salvajes. La contrayerba que se descubrió en el camino de Cochabamba a Mizque, para la mordedura de las víboras. Dáse en este Reino un género de cardones (hay muchos en Mizque, Cochabamba y en los Charcas) que la fruta son unos granos negros, al modo de agí, y parecidos a la estafisagria, llámase chamico. Si estas pepitillas se dan en vino o agua, sin que hayan comunicado su virtud, emborrachan; si se aumenta la cantidad, adormece los miembros, y la toman los que han de ser atormentados; si se añade más, deja al que la toma dormido 24 horas, abiertos los ojos y riéndose, y si lo quieren despertar, se le pone vinagre en las narices, o ceniza en la frente, pero si cargan la mano, mata. Críase otra yerba que comúnmente se llama la yerba del pinto, porque un pájaro llamado así, la tiene por medicina cuando ha de purgarse; es yerbezuela pequeña y echándola molida deshace el hierro y el acero. Los delincuentes más arronjados desazen prisiones y uyen de las cárceles. En Potosí y en los Charcas y en aquellas comarcas y territorios se valen mucho della los ladrones y encarcelados. Si la yerba no es muy fina, quiebra el fierro por donde se ponen los polvos, y si es finísima o fresca, lo desaze, que lo más fuerte del mundo desaze Dios con lo más umilde del campo.” (38) HOSPITALES [100] “El cuidado general de !a salud en el Islam era superior al de la sociedad cristiana por lo menos en un aspecto: el sistema hospitalario. Si bien en el Occidente existían hospitales, eran pocos, rudimentarios y considerablemente inferiores en términos sanitarios, de cuidados, facilidades y medicamentos a los centros en las ciudades musulmanas. Además los cristianos daban más énfasis a la salvación del alma que a la restauración del cuerpo. Los más conocidos de los grandes hospitales de la Edad Media estaban en Baghdad, Damasco y El Cairo. Si bien ya existían en Baghdad en el siglo IX, el más ambicioso se fundó en el X. Para mantenerse con las normas enunciadas por Rhazes, se practicó y se enseñó allí, los informes de los casos clínicos se archivaban y se guardaban para la enseñanza. La escuela médica y el hospital de Damasco tenían habitaciones elegantes y una gran biblioteca... Probablemente el más grande y magnífico fue el hospital Mansur en El Cairo, fundado en el siglo XIII. El sultán mismo tomó parte en el proyecto; se construyeron salas diferentes para las distintas enfermedades, tales como fiebres, enfermedades de los ojos, diarreas, heridas y enfermedades de las mujeres. Los convalescientes tenían sección separada dentro de ellas. Al ser dados de alta, cada paciente recibía cinco monedas de oro para mantenerse hasta que pudiera volver a trabajar.” (14) [101] “A diferencia de las religiones paganas que tendían a abandonar a los individuos que se suponía que habían incurrido en el disfavor de los dioses, la iglesia cristiana en desarrollo daba énfasis a la necesidad de reiterar la misión curativa de Cristo, aunque ésto se hiciese más para la salvación del que curaba que del paciente. De esta manera había poco conflicto con la común creencia de que la enfermedad era un reflejo del pecado. Solamente la gracia de Dios podía proporcionar una curación y así aquellos dedicados a proporcionar cuidados quedaban libres de esa responsabilidad. Estos sentimientos condujeron al establecimiento de numerosas facilidades para el cuidado de los enfermos y míseros; ptochia para los pobres, gerontochia para los ancianos, xanodochia para los extranjeros, brephotrophia para los expósitos, orphanotrophia para los huérfanos y nosocomia para los enfermos e inválidos. Las instituciones hospitalarias cristianas eran innovaciones significativas comparadas con las romanas. En los hospitales militares romanos se proporcionaba primeros auxilios así como tiempo para convalescencia, pero como su fundamental sino única misión era el devolver al ejército las tropas capaces de seguir batallando, nunca se consideró tratamientos prolongados ni cuidados de enfermería. Los hospitales cristianos, en contraste marcado, fueron los primeros en dedicar cuidados prolongados a los enfermos, los pobres y los desvalidos. Quienes atendían esas

instituciones, con frecuencia mujeres 'bien nacidas' proveían las formas más simples de cuidados apenas nunca por encima del nivel de enfermería. Sin embargo, Juliano el Apóstata (331-363) reconoció el valor de estas mujeres y sus hospitales. Entre las primeras fundaciones de hospitales tenemos: en 330 por Santa Elena, madre de Constantino en Bizancio; en 369, en Cesárea, por San Basilio para enfermos pobres; entre 306 y 373, en Edesa, por San Efraim para los apestados; antes de 394, en Belén, por Fabiola, rica matrona romana. En los siglos XII y XIII el control de los hospitales y las enfermerías fue transferido de la Iglesia a las Municipalidades por mutuo acuerdo. De este tiempo data el origen de algunos de los grandes hospitales europeos: el Hospital Dieu de París, el Santo Spiritu de Roma y los de St. Thomas y Sr. Bartolomew en Inglaterra.” (14) 1102] “/Buen Gobierno/El dicho arzobispo Loayza dejó toda su hacienda y fundó el hospital de Lima de los naturales de Santa Ana y así dejó mucha limosna a los pobres.” (1) [104] “...en la tasa que hizo el señor Francisco Toledo, mandó que además de la tasa, se cobrase de los indios tributarios un tomín ensayado de cada indio en cada año, y que se hiciese hospitales a lo menos en el pueblo principal de su provincia, como están hechos, y que en ellos se curasen los indios enfermos; y este tomín se aplicó a este efecto; y los indios no hay remedio que quieran ir al hospital a curarse, y así hay en las cajas de este corregimiento cantidad de dineros pertenecientes al hospital...” (1) (69) [105] “/Aprueba/ Cómo tenía una casa y solar y patio grande donde comunicaban todos los enanos, enanas, t’inri; corcovados y corcovadas, q’umu; y nariz hendidos y boca hendidos, chlejía senqa, waqa. Y tenían una parroquia de ellos y lo sustentaba el Inka y tenían chakras (chairas) en las ciudades. A estos en tiempo de gran fiesta y pascuas les repartían en la plaza pública unos cestos grandísimos de kuka y unos carneros grandísimos...” (1) [106] “Por fines de enero de este año de 1700, entraron en esta Villa el reverendísimo padre fray Rodrigo de la Cruz, general de la nueva orden y compañía betlemítica, el reverendo padre prefecto fray Andrés de la Cruz y otros doce religiosos, a fundar su convento en ella. Fueron recibidos con mucha alegría de toda la Villa porque había que S años que el ilustre cabildo solicitaba su venida con el excelentísimo señor don Melchor de Portocarrero, conde de la Monclova, virrey de este Perú, y se consiguió este año en que les dieron posesión del sitio y hospital real con sus rentas y posesiones el veinticuatro don Antonio Mejía, decano de este ilustre cabildo y en la ocasión alcalde ordinario de esta Villa y don José Dorado como diputados este año por el cabildo, conque se apartaron del cuidado los caballeros de esta Villa de servir a los pobres de este hospital a los diez años del descubrimiento de este famoso cerro.” (3) [107] "...el cabildo de esta noble Villa de sus propios tenía señalados 1.000 pesos para que en el mesón o tambo de la Cebada se diese de comer a los pobres que allí se acogiesen hasta que ellos buscasen conveniencia, obra muy caritativa y alabada... porque como acudían tantos a buscar alivio en sus fatigas cuando no lo hallaban en los amigos y paisanos, allí tenían abundancia de mantenimientos de la tierra y casa por todo el tiempo que quisiesen. Se hacía otra a los pobres viejos, ciegos y otros impedimentos, hasta el número de 20, la cual era mantenerlos el tiempo que de aquella manera vivían. La casa era grande, con patios apartados, y de tres que eran en el último estaban diez aposentos para cada dos impedidos, y así el uno era ciego, el otro había de ser cojo o manco para que entrambos, ayudándose lo pasasen con más alivio. La renta para este efecto salía de los propios de la Villa y era de los poyos de la gran plaza del Gato (khatu) que pagaban las indias para vender en ellos... era de 800 pesos. En 1593, Juan Ortiz de Zárate reclamó que firmó con el cabildo pidiendo entre otras cosas orden para que todos los navíos que saliesen de España para las Indias trajesen 1.000 quintales de hierro

como lastre, de ayuda para las iglesias y hospitales donde los muchos indios maltrechos y enfermos se curaban...” (3) [108] “El hospital de Santa Bárbara de la Plata, databa de 1554. Don Bartolomé Hernández, natural de la Mancha, tenía la costumbre de recoger españoles pobres e indios enfermos para sustentarlos y atenderlos en su casa. En su testamento dejó 2.000 pesos para que se pusiesen en censo y con el rédito se continuasen sus caridades. En 1575, el virrey Toledo destinó una mina de Potosí a fin de que de su rendimiento se destinase un tercio al hospital fundado en La Plata como prolongación de la obra del señor Hernández, y los otros dos tercios a la atención de los pobres de Potosí. La administración del nosocomio chuquisaqueño, puesto bajo el patrocinio de Santa Bárbara, se encomendó a los religiosos de la orden de San Juan de Dios. Mucho de su mejoramiento se debió a don Juan de la Fuente, oriundo de Toledo. Siendo mercader rico y habiéndose desengañado de la existencia mundana, entró en el noviciado de la Recoleta vistiendo el hábito de la tercera orden de San Francisco. A los seis meses se hincharon los pies. Se le hospitalizó. Sintiéndose un poco mejor volvió a la Recoleta. Se reanimó su dolencia. Otra vez al hospital. Nueva mejoría con regreso a la casa franciscana. Tercera recaída y tercera hospitalización. Su confesor le dijo que podía ser deseo de Dios que permaneciese en el hospital. Así lo hizo. Desde 1636 y durante 20 años, dedicó su vida a servir en él como mayordomo. Gastó toda su fortuna en comprar ropa de cama, aprovisionar la botica, mejorar la enfermería, claustros y salas, adornar las paredes con pinturas y Testificar la iglesia con una vistosa espadaña y varias campanas. Murió en 1645. Un primo suyo, asimismo toledano y rico, siguió su ejemplo y fue continuador de su ayuda al hospital hasta su fallecimiento. Don Juan de la Fuente, que fuera dueño de las fincas de Sorochi, Alcantari y Gueñoma, dejó como heredero de sus bienes, calculados en 100.000 pesos, al hospital, con donaciones de 20.000 pesos a una hermana que tenía en España y 14.000 al albañil Diego de Zagayo “que hizo la portada” y otras obras del nosocomio.” (5) [109] “En diciembre de 1575, Francisco de Hinojosa, Martín de la Rocha, Andrés de Estrada y Pedro Gálvez, del cabildo de la Villa de Oropeza, piden al rey Felipe II: 'Que en esta Villa está fundado un hospital para españoles y naturales de mandas y limosnas, y para tener algún acomodo de lo necesario, es poco lo que hay, suplicamos a V. M. sea servido para que los pobres puedan ser mejor curados y sustentados.' En marzo de 1599 el alcalde primer voto don Juan Durán, natural de Rodrigo, España, donó su finca de Viloma y otras propiedades valiosas a este hospital, por esta circunstancia es que el señor Durán es considerado como su fundador. El mismo Durán 'funda en el hospital una capellanía de misa perpetua' asignando en su testamento al capellán que nombrase el cabildo, 600 pesos anuales. Ese mismo año don Ramón de Loayza, natural de La Paz, hizo construir con los ingresos de las indicadas fincas, una sala para mujeres. Hasta entonces sólo existía la de hombres. Tenía así cuatro salones para ambos sexos, con las camas en nichos en los cuales había uno o dos enfermos según la influencia mórbida de varias decenas de lustros. Era frío, oscuro y antihigiénico.” (35-34) [110] “...nos hemos debatido inútilmente buscando un remedio radical que pudiera salvar a nuestro pueblo del hambre o de la emigración... En estas circunstancias sobreviene el azote de una nueva epidemia. Por ello es, no solamente aceptable sino digno de elogio, el proyecto que, surgido en el seno del Ayuntamiento para desocupar por completo el local del hospital de San Salvador con motivo del estado de infección en que se encuentra ese establecimiento, por la rápida propagación de la fiebre tifoidea. Los médicos más antiguos del Hospital no recuerdan haber visto nunca tan crecido número de enfermos, que han quintuplicado su número... Las salas están por doble cantidad de enfermos que higiénica- mente pudieran contener, los cuartos de ambos pisos, los corredores y hasta los pasadizos están llenos... Esta acumulación ha dado lugar a

la rápida propagación de la fiebre por contagio trasmitido de unas salas a otras, sin que fuera posible evitarlo por las condiciones de estrechez y antihigiénicas del establecimiento. Añádase que nuestro hospital no se ha desinfectado nunca, pudiendo decirse que se eshiben en él miasmas ?cumulados durante por lo menos un siglo. Es indudable que han concurrido al desarrollo de la epidemia el hambre, la acumulación de individuos desaseados y cubiertos de harapos inmundos en locales insuficientes y mal ventilados; los días ardientes y la seca seguida luego de las abundantes lluvias que han determinado la fermentación de todas las materias orgánicas animales y vegetales cuya existencia es por desgracia tan considerable dentro del radio de nuestra ciudad; la mala calidad del agua potable; la descomposición de las aguas detenidas casi en toda la circunferencia de la población; el poco aseo que se tiene en la mayor parte de las casas, pues la falta absoluta de cloacas y alcantarillas hace que las aguas sucias y las exoneraciones de personas y animales se acumulen en el interior de ellas dando lugar a la exhalación de vapores y malos olores que tan notables son al recorrer la mayor parte de nuestras calles y por último el contagio que no solamente ha hecho más abundantes los casos de fiebre tifoidea en los alrededores del hospital sino que se han extendido a todo el radio de la ciudad. Estos datos... bastan para manifestar el H. Ayuntamiento la absoluta necesidad de desocupar el hospital San Salvador sustituyéndolo por otro, espacioso, ventilado, aseado, fuera del centro de la ciudad; aislar a los enfermos de tifoidea en un lazareto independiente...” Corría el año de 1878. El Ayuntamiento creó la Casa de Santo Domingo para atender la avalancha de las víctimas de la hambruna y puso a su cargo al Dr. Julio Rodríguez Morales; sobrevino luego la epidemia de tifus exantemático y, para colmar el desastre, se conoció el estallido de la guerra con Chile, iniciada con el desembarco de las tropas chilenas de invasión y la toma de Antofagasta en febrero de 1879. (36) [111] “El 28 de octubre de 1550 don Juan Antonio de Ulloa, tomó posesión del cargo de corregidor de La Paz e inició la construcción de un hospital que se denominaría San Juan Evangelista. Estaba situado en un costado del convento de San Francisco, calle por medio; era la casa conocida hasta hace poco con el nombre de Tambo de Harinas. Atendían el cirujano Juan Viscaino y el barbero Alonso de Carvajal. En mayo de 1555 se inició la construcción de otro hospital para los españoles que se denominaría San Lorenzo Bienaventurado; muchos años después se llamó 'Landaeta´. Desde 1629 lo atendieron los juandedianos, a expensas del filántropo Juan Landaeta y su hijo Martín entre 1736 y 1765. El hospital San Juan Evangelista ha debido tener una larga existencia, pues en plena época republicana, en el presupuesto nacional de 1850, se mantuvo una partida con la leyenda “para el hospital San Juan Evangelista”, fuera de otra para los hospitales de La Paz.”(7) [112] “El hospital 'Loayza1, llamado en un comienzo ´San José´ fue fundado con fondos del filántropo el general José Ramón de Loayza, en el sitio antes ocupado por el Beaterío de Nazarenos, hoy por el Colegio La Salle. Se entregó al servicio el 2 de enero de 1807.” (7) [113] “La ciudad de 'los quinientos quitasoles' denominaron a Mizque los turistas que pasaban allí sus días de placer y ocio. Era natural que tuviera también un hospital. Lo fundó el capitán don Juan de Montenegro en 1608. Su administración y sostenimiento quedó a cargo de los obispos de Santa Cruz. Muchos filántropos aportaron sus dineros o fincas a beneficio de él. Más tarde, fundado el convento de San Juan de Dios, fueron los juandedianos los que tomaron el cuidado de aquella casa de caridad. Su primitivo nombre que fue de Santa Bárbara, fue cambiado al de San Juan de Dios y se ha conservado hasta 1930, para tomar el de Adolfo Flores, en homenaje al profesional que tanto se ocupó del saneamiento de Mizque durante el presente siglo.” (7) [114] “En la parte trasera del hospital 'Santa Bárbara1 en Sucre, existía una casona sombría, lugar de asilo desde los días coloniales, de los seres humanos privados de razón. Era un chiquero

humano espantoso. Lindando con la sección del hospital llamada de 'los calabozos', porque allí se aislaba a ciertos enfermos, como los leprosos, los tísicos, sifilíticos en último grado, etc. y con el departamento de letrinas, del que le separaba un muro a medio desplomarse, y situado a un nivel inferior al del hospital, como una especie de sótano, venía a ser algo parecido a una cloaca máxima, de cuyas paredes resumaban líquidos infectos... Y allí estaban los locos. Diríase que se había escogido tan repulsivo rincón para amontonar en él a esos detritus humanos que estaban demás en el mundo." (39)

MEDITACIONES A MANERA DE EPILOGO

“A lo largo de su vida Moreno fue dejándonos una serie de elementos que —en su conjunto— nos permiten captar la idea que se hizo del sentido de su oficio. Muy pronto, todavía en sus años de aprendizaje, descubrió que una de las causas de los males de los bolivianos estaba en su escaso amor al estudio de la Historia (la “ciencia práctica de los hechos”), pues sólo “en la sabia y elocuente escuela de los infortunios nacionales” se pueden encontrar los elementos que permitan "señalar con una mano las llagas más hondas y mortales del cuerpo social y aplicar suavemente con otra el bálsamo de la salud o el alivio” (Estudios de la Literatura Boliviana. Gabriel René Moreno. Citado por J. M. Barnadas (91).

Precisamos en el prólogo nuestro propósito de hacer algunas reflexiones, más bien meditaciones, a tiempo de comentar la Historia de la Medicina en el Alto Perú. En las páginas previas creemos ofrecer a los interesados en esa Historia, un material abundante, del que podrán extraer frutos insospechados. Reiteramos en este momento lo afirmado en el prólogo referente a las influencias de la biología y la medicina en nuestras consideraciones históricas, por una parte y, por otra, a las dificultades de escapar de los marcos conceptuales de la propia cultura para juzgar objetivamente y valorar equitativamente los de otra. Como consecuencia anotamos la repercusión de esos factores en la precisión del lenguaje, que a veces, puede escaparse de una irreprochable exactitud. De lo aprendido en el curso de la pesquisa, procuramos substanciar enseñanzas aplicables a la actualidad. Así como a veces, lo que ocurre en Bolivia nos permite comprender mejor la vida colonial, también reconoceremos en los acontecimentos de la Colonia sus precedentes lógicos, al hacerse inteligibles en la perspectiva. Estas comparaciones podrían servir de base para planificar el futuro de la medicina del país. Reconocimos dos civilizaciones, la andina y la hispana; la conquistada y la conquistadora. Daremos también por aceptada, con las reservas que luego se señalan, dos tipos de cultura, una prealfabeta, primitiva y otra alfabeta y moderna. La primera, esencialmente asociativa, corresponde a la mayoría de las tribus andinas; la segunda esencialmente abstractiva, a la hispánica (54) (75-76). En rigor debería hablarse de culturas predominantemente primitivas y asociativas por una parte y predominantemente modernas y abstractivas por otra. No existen culturas que sean enteramente de uno solo de esos tipos. Todas ofrecen rasgos de ambas en muy diversas combinaciones. La propensión de considerar las culturas modernas, con fuerte predominio abstractivo, como superiores a las primitivas con predominio asociativo, ha determinado una seria, y para muchos investigadores razonable, disconformidad. Sostienen que, los así llamados primitivos, dentro del grado de tu desarrollo, poseen un ethos tan significativo e importante como el de los llamados modernos. Así, Levi-Strauss expresa: “... las sociedades primitivas pertenecen a la historia; su pasado es tan antiguo como el nuestro, ya que se remonta a los orígenes de la especie. A lo largo de milenios han soportado toda clase de transformaciones, atravesando períodos de crisis y prosperidad; han conocido las guerras, migraciones, la aventura. Pero se han especializado en caminos diferentes de aquellos que nosotros hemos elegido. Quizá desde cierto punto de vista, han permanecido próximas a condiciones de vida muy antiguas; lo que no excluye que, en otros aspectos, se hallen más distantes de ellas que nosotros.” Deseamos precisar, sin embargo, que bajo un punto de vista médico y pragmático, es indudable que en la actualidad, las ideas, las disciplinas, la práctica y los resultados de la medicina occidental moderna son más avanzados y mucho más eficientes que cualquier cosa que pueda ofrecer la sabiduría médica de los primitivos. Aunque estos puedan todavía ofrecernos valiosos aportes en el campo del herbolarismo, nada tienen equivalente a los conocimientos de inmunología, farmacología, genética y cirugía neurológica o cardiovascular, por dar sólo unos ejemplos. Es difícil comprender la medicina colonial de uno u otro grupo, separándolas de sus tradiciones, de sus cosmovisiones. Menos aún separando una de otra, ya que desde el momento en que se pusieron en contacto, no cesaron de participar en las diferentes facetas del choque bélico y político y ejercieron sus peculiares influencias en el conjunto social así por dar sólo unos ejemplos. Raza y Cultura En el problema del choque de culturas, otra faceta que merece consideración es la raza. Ya hemos mencionado algunos datos relacionados con las razas americanas en el prólogo. El rechazo del racismo como norma política, filosófica o sociológica está plenamente justificado por razones

éticas y científicas. Sabemos que no hay razas puras, la pureza de una raza 110 pasa de ser un mito. Pero es indudable que los distintos grupos humanos tienen diferencias genéticas, así como las tienen culturales, aunque no necesariamente paralelas. Las relaciones biológico culturales no están todavía debidamente clarificadas, pero ya sabemos que ninguno de los partidos, ni el que atribuye todo a la herencia ni el que lo hace sólo al medio ambiente, tiene razón. Se conoce que por lo menos el 50 por ciento de todos los rasgos morfológicos y sobre todo los del carácter y comportamiento humano se deben a la herencia. (74) (9) Es decir que la base biológica de las culturas tiene una participación genética trascendental. Pero aún no sabemos cómo se establecen las sutiles relaciones de lo orgánico heredado con la emergencia de tipos de conducta social y cultural. Se ha dicho que los conflictos emergentes del contacto entre culturas, entre cosmovisiones diferentes, podría resolverse en la práctica recurriendo al arbitraje de un juez imparcial que sopesara y resolviera con realismo objetivo toJ.as las discrepancias y conflictos. Tal tipo de solución sólo podría darse en situaciones muy diferentes a la existente hoy día en Bolivia. Ni siquiera a la que existió a principios del siglo XVI, que era simple y llanamente de conquista. Los grupos humanos con sus tradiciones culturales propias son 'identidades* que tendrían todo derecho a su existencia. Es ésa la opinión de Levi-Strauss (58) quien prosigue así: “... estas 'identidades' pueden legítimamente permanecer fieles a sí mismas, defenderse del asedio exterior, considerar que sus valores son preferibles a otros. En suma, que la noción de 'igualdad' no desplace a la de 'diversidad'. Esta diversidad proviene de un gran deseo, en una palabra de ser ella misma. Ellas no se ignoran, en ocasiones se imitan. Pero para no perecer, es necesario que en otros aspectos, persista cierta impermeabilidad entre ellas.” El idealismo altruista de Levi-Strauss está abismalmente contrapuesto y alejado no solamente de la ola de conquistas que desplegó Europa entre los siglos XIV y XVIII —que tanto nos impresionan tal vez por su proximidad en el tiempo y su magnitud expansiva— sino de la infinidad de episodios semejantes —en crueldad, egoísmo y pugnacidad— que han tachonado sin cesar la historia de la aparición y desarrollo del Homo sapiens. Se recomienda por lo general la tesis contraria: la permeabilidad de las culturas, la obligación de la impregnación mutua, la integración de los diferentes valores en una meta última y abarcadora de la cultura mundial. Levi-Strauss habla del mantenimiento de las diferencias, separación y distanciamiento entre ellas, preservando 'cierta saludable imper¬meabilidad1. Según él no sería recomendable la apertura hacia modelos ajenos en forma indiscriminada; en algunos casos sería hasta beneficioso su rechazo. La lucha contra los prejuicios raciales no debería lastimar las diferencias de los contenidos valiosos, ni tampoco proporcionar la homogeneización. Insiste en que si la discriminación racial es inhumana, una cierta discriminación cultural resulta legítima. Es la que hace una identidad comunitaria para defenderse, no en razón de su superioridad, sino de su supervivencia. Esta cuestión de identidad y preservación cultural está en el núcleo del problema que debemos aclarar y tratar de ventilar. Volveremos sobre ella después de examinar otros factores. Práctica y perennidad de la medicina. Si comparamos la medicina de antaño con la moderna, encontramos una diferencia considerable. Ni los primitivos que fueron los precursores, ni los pueblos que han alcanzado los niveles prealfabetos de los selvícolas, ni siquiera los renovadores hipocráticos, los ingeniosos galénicos y los grandes descubridores del tiempo de Bernard, Pasteur, Wirchow y Koch, podrían imaginar los progresos terapéuticos actuales. Hasta hace relativamente poco tiempo los logros de la medicina eran muy pobres. Algunas maniobras para tratar fracturas y luxaciones, algunos tratamientos de heridas e infecciones externas; uno que otro atisbo en el manejo de plantas y sustancias

minerales, constituían su escaso armamentarium. Ni siquiera podían lograr el efectivo alivio del dolor. Los desastrosos resultados de las prácticas gíneco-obstétricas y pediátricas eran asombrosos. ¿Cómo es que podía subsistir la medicina? La base esencial está en la natural curabilidad de las enfermedades y lesiones. La tendencia natural del organismo a reparar los daños causados por agentes patógenos de toda especie se aprovechaba sin tener una clara conciencia del fenómeno. Ya los griegos la habían reconocido; ha llegado hasta nosotros, en latín, uno de sus proverbios: “natura medicatrix” y su complemento “primun non nocere”, para permitir al organismo trabajar sin trabas. Pero estaban muy lejos de conocer lo que sabemos y cada día ampliamos el conocimiento de ciertos mecanismos homeostáticos y hematopoyéticos, por ejemplo. Naturalmente el paciente atribuía el éxito a la magia del hechicero, al milagro de los santos o a la sabiduría de los médicos. La combinación de esa natural curabilidad de muchas enfermedades con el trasfondo de credulidad conformado por la religión, la magia, la superstición, el prestigio piofesional y religión, la magia, la superstición; el prestigio profesional y el uso alambicado y oportuno de alguna engañifa, constituyen la explicación de la supervivencia de la medicina a través de los siglos. En el pasado, y en la actualidad en ciertos círculos y grupos humanos, esa situación concede a los hechiceros, a los médicos, así como a los pacientes y sus familias, la ilusión del poder y la capacidad de los dedicados al arte y la ciencia de la profesión médica. La resignación religiosa, cuando la terminación era la invalidez o la muerte, añadía su nota de irrevocabilidad; la perpetuación de la vida permitía la aceptación de la muerte. La medicina de los hispanos quedaba reforzada al prodigarse entre los fieles, con la sugestión, el prestigio ceremonial del culto, la trasmisión anecdótica de los prodigios de curación de los santos y, entre los aborígenes, la incansable evangelización: redención, salvación sempiterna o, alternativamente, el castigo eterno en la ausencia de fe. En cambio, eran los ritos mágicos de los brujos indígenas, el prestigio misterioso de los yerbateros, y la ineficiencia que mostraban la mayoría de los pseudo-profesionales peninsulares, los que venían a reforzar las prácticas médicas andinas. Emergencia y evolución de la medicina. Con todo, los pasos iniciales de la medicina en el remotísimo pasado, no se explican con la resignación, el amor y la muerte ineluctable y el margen piadoso de la naturaleza que silenciosamente batallaba en las intimidades de los organismos humanos por repararlos y mantenerlos en marcha. En algún momento de la ascensión de la estirpe a la categoría de “Homo”, poco o nada “sapiens” todavía, hubo de producirse —entre las muchas modificaciones extraordinarias que plasmaban la especie— una rebelión ante el mal, el dolor y la muerte: el despertar de la medicina. La atrevida idea de que el hombre podría ayudarse a sí mismo y a sus semejantes. Sin embargo, esta noción que superaba el ancestro animal, nacía junto con la idea del reconocimiento de la existencia de fuerzas extrañas y poderosas, de hecho, de poderes sobrenaturales. Siguió toda la larga trayectoria que ha mantenido íntimamente ligadas la religión y la medicina, con toda la variedad e intrincación de sus relaciones. Inicialmente, la simplicidad llevó seguramente a las manifestaciones asociativas. La medicina se desarrolló paralela a los demás rasgos de la cultura con los atributos de la mente primitiva. La idea de propiciar a las fuerzas ocultas imitaba el ruego de las relaciones humanas. Predominaban las simples asociaciones ingenuas: las flores amarillas debían ser buenas para la ictericia, la sangre y las visceras de animales poderosos —el jaguar, el cóndor— serían tónicos; el frío combatiría el

calor, la fiebre y el calor vencería al frío, etc. etc. Muchas plantas ensayadas tendrían acción imaginaria, o muy leve o por lo menos eran inocuas. Pero la experiencia de siglos no pasaba en vano. Los médicos brujos y sacerdotes magos aprendían qué plantas o qué polvos eran realmente titiles, cuándo inofensivos y cuándo nocivos. El empirismo de los herbolarios empezó a dar sus frutos: la digital y el opio por ejemplo en el Viejo Continente y la coca, la quina y el curare en el Nuevo Mundo. Para constituir la medicina moderna fue necesario desligarla de la religión. El nuevo salto conceptual, la idea de considerar el mal, la enfermedad y el dolor como fenómenos naturales y de concebir la posibilidad de combatirlos con métodos también naturales, es la batalla que se viene librando desde los tiempos de la gran revolución griega de los siglos VI y V antes de Cristo. Esa idea nace paralelamente a la mente abstractiva. La lucha está lejos de haber terminado. El cienticismo médico evolutivo se bate sin descanso con la magia residual de las religiones primitivas animistas o evolucionadas, con las supersticiones, mitificaciones, engañifas y curanderismos de toda especie. Pero al hacerlo, se olvida de la necesidad de aprender a utilizar las poderosas palancas que subyacen en la mente de todos los humanos desde el remoto pasado de la especie: la sugestibilidad, su proclividad a la emoción, la poesía, el carisma y lo milagroso; inextricablemente ligados a lo más profundamente esencial de lo humano. Semejanzas y diferencias. Por todo esto las medicinas andina y española, tan diferentes en apariencia, tenían grandes semejanzas en sus niveles interiores: el origen sobrenatural del mal, el propicia- miento de los dioses para merecer sus favores; la intervención de los sacerdotes o hechiceros para comunicarse con los poderes ocultos; los castigos y recompensas de la vida ultra- terrena; la necesidad de la oración, el sacrificio, la fe y los rituales. Además ambas medicinas practicaban a ese nivel un empirismo médico y quirúrgico simple. En sus niveles superiores las discrepancias eran considerables y corrían paralelas a sus respectivas cosmovisiones. Las raíces de su disimilitud se inician precisamente en los extraordinarios avances de la medicina ocurridos en Grecia y a los que acabamos de referirnos. La aceptación de un racionalismo vivificante; la práctica de la observación meticulosa de los pacientes: antecedentes, síntomas, evolución y desenlace; sus relaciones con el medio ambiente, la alimentación y los medicamentos; la conservación de las historias clínicas para su comparación, etc., etc., inician los procesos de abstracciones jerarquizadas que caracterizan el nuevo impulso en la medicina. Estas ideas y prácticas, si bien sufrieron un retroceso y deformaciones en los siglos siguientes, nunca fueron totalmente abandonadas; quedaron subyacentes en las metodologías y praxis del helenismo, de los romanos, del mundo islámico y finalmente de la Europa Medieval. Florecieron con gran ímpetu en el Renacimiento hasta alcanzar sus actuales niveles. Con ser las más importantes no fueron las únicas influencias que se ejercieron sobre la medicina y el fondo de cultura peninsular. Las tradiciones y doctrinas judeo-cristianas, el monoteísmo con su Dios todopoderoso e infinito; la interpretación mesiánica y apocalíptica de la vida humana; el origen del bien y del mal, de la enfermedad y la muerte, etc., etc., sobrepasan con mucho las aproximaciones animistas, mágicas, politeístas y astrales de la cosmovisión incaica. Práctica colonial de la medicina. Durante casi dos siglos predominaron en todo el Perú los métodos indígenas de curanderismo. Eran más eficientes. La farmacopea española adoptó numerosas sustancias americanas especialmente vegetales. Algunas llegaron a propagarse por todo el mundo como la quina y la coca. Era tan grande el aprecio que se tenía entre los conquistadores por las prácticas médicas aborígenes que fue motivo para obstaculizar la fundación de escuelas de medicina (Lima 1634; La

Paz 1791). Además las modalidades de la medicina peninsular, que ya se apartaban bastante de las clásicas directivas hipocrático galénicas, y a pesar de sus empeños de ponerla en funcionamiento en hospitales, eran de poca efectividad y llegaron a sufrir degeneraciones lamentables y a veces bárbaras al ser manipuladas por charlatanes que pululaban en la Colonia, llegando a los bajos y chapuceros niveles del famoso doctor Mandoutti. Dentro del análisis de las prácticas médicas coloniales y como manifestación de las relaciones entre conquistadores y conquistados, Barnadas (91), cita a Matienzo (47), quien informa que entre las obligaciones del chacarero, además de proporcionar al yanakona una parcela de la finca, prestarle 1 día a la semana los bueyes y aperos de labranza, pagar su tasa (o dejarle 10 días libres al año), pagarle los gastos de evangelización y proporcionarle anualmente un vestido, debía, también, curarle sus enfermedades. Trazadas las características de la medicina del Alto Perú, puede imaginarse la hipotética efectividad de esa disposición. Por lo demás Barnadas, a través de la copiosa y precisa documentación y de sus comentarios, ratifica plenamente lo que encontramos y comentamos de más importancia en otros autores Sin embargo, el gérmen de la medicina de categoría elevada, tradicional del Medioevo europeo y del Renacimiento, fue emergiendo en la medicina colonial cada vez con más vigor, de modo que, al finalizar el siglo XVII y desde la iniciación del XVIII, se podía contar con médicos que harían honor a la profesión; no sólo, como casi siempre lo hacían pese a sus deficiencias de conocimientos, en los aspectos caritativos, sino también en cuanto a capacidad profesional. Baste recordar los nombres de Martín Melgar y Pedro Nolasco Crespo. Conflicto médico cultural. El contacto de las dos tradiciones culturales y sus respectivas medicinas, a través de la convivencia material y de la interferencia mutua de sus pensamientos, determina una mezcla desproporcionada de transferencias, conjunciones y repercusiones. Las religiones y mitos se mezclan, las supersticiones se suman, las ideas y doctrinas médicas se adulteran, las terapéuticas a veces se desvían y malogran y otras se depuran en pragmatismos sutiles. Las lenguas vernaculares y la recién llegada inician su promiscuación, las prosodias degeneran, las sintaxis se intrincan. Estos fenómenos se intensifican o se moderan, en grados diversos con la violencia de la Conquista, la consolidación de la Colonia. Concurren: la supresión violenta de la élite incaica que, al verse privada del favor y sostén de la corte del Cuzco, significa la desaparición rápida de la 'intelligentsia' del Imperio, con algunas excepciones. Salcaraayhua por ejemplo? (73). La preponderancia de los mezquinos valores de la gran masa de los súbditos aborígenes que se incorporan a la corriente vital de la sociedad colonial. La desaparición de los frenos morales en esa masa —frenos a los que secular-mente los tenía acostumbrados la tiranía paternalista de los Incas— la ineficacia de su sustitución con los cánones de conducta católicos, orientados a la vida perdurable, que además perdían su valor por la manifiesta crueldad de quienes los preconizaban. La permanente e inmisericorde explotación del trabajo de los “indios” por parte de los colonos españoles, con el acaparamiento e injusta distribución de las riquezas del país, particularmente del subsuelo. El menosprecio social y cultural a los “indios”; el abuso sexual de las “indias”; el mestizamiento indiscriminado y la bastardía habitual y humillante. La influencia de todos esos elementos en la mente del aborigen y su repercusión sobre su actitud frente a la medicina de los blancos conquistadores, creó muy comprensiblemente un estado de ánimo nefasto; un miedo inevitable hacia la medicina de aquellos que los trataban como esclavos. Muchos creían que si mejoraban en los hospitales era solamente para devolverlos al trabajo en las profundidades de las minas. También podían apreciar que la medicina de los españoles, a pesar

del retuerzo del aparato religioso, no obtenía resultados superiores a la de sus propios curanderos. Se negaban a hospitalizarse. Vino a añadirse el flagelo de las epidemias desconocidas en el Imperio Incaico. La viruela y el sarampión devastaron preferentemente a la población aborigen; la peste bubónica arrasó por igual con blancos, “indios” y mestizos. Las poblaciones, carentes de defensas orgánicas, que en el Viejo Continente se habían elaborado con el correr de los siglos, determinó una pavorosa mortandad y al propio tiempo condicionó aún más negativamente a los “indios” contra sus opresores. Es posible que las deficiencias inmunológicas provocadas por el aislamiento se hayan producido también en sentido inverso, es decir que los europeos no pudiesen defenderse adecuadamente de algunas enfermedades de los aborígenes americanos. Tal el caso de la sífilis, que aunque parecía tener aclarado su origen en el Antiguo Continente, hoy está otra vez en el tapete de la discusión a raíz de las investigaciones de Baker y Armelagos, publicadas en “Current Anthropology” y comentadas en el Scientific American. Estos autores con argumentos muy serios sostienen el origen americano y muy antiguo de la enfermedad. Alcohol. Dos factores que conspiraron contra la salud de los pobladores del Alto Perú fueron el alcohol y la coca. El alcohol hizo estragos durante los tres siglos coloniales. Aparentemente, después de la Conquista, el uso desmedido del alcohol y la embriaguez acentuada, se intensificaron considerablemente. Decimos, intensificado, puesto que el consumo de la chicha por los Incas, su corte y su pueblo fue considerable. Guarnan Poma y Garcilaso son poco claros en sus informaciones, en cambio Juan de Betanzos (51) nos informa del gran consumo de chicha, especialmente en los círculos cortesanos. Parece que Atahuallpa concurrió en estado de embriaguez a su histórico encuentro con Pizarro y Valverde. Después de la Conquista, el freno para el alcoholismo entre “indios” y mestizos fue su pobreza, pero como ya lo indicamos desapareció el freno que sufrían de sus señores naturales. En cambio el deseo de olvidar su triste condición constituyó seguramente un fuerte incentivo para buscar el aturdimiento en el alcohol. En esos dos grupos la tendencia a gastar sus ahorros en fiestas religiosas, matrimonios y defunciones, durante las cuales se bebe en exceso, perdura hasta nuestros días. Entre los españoles, con excepción de los altos dignatarios y los religiosos, la bebida constituía un flagelo. Arzáns condena reiteradamente su abuso en Potosí. Seguramente ocurría lo mismo en las demás ciudades del Alto y del Bajo Perú. Aunque mencionado por los cronistas como provocador de conflictos y abusos, crímenes y aberraciones, parece que el alcohol no ha sido debidamente reconocido en su papel de agente morboso, tanto de casos agudos como crónicos. La frecuencia real de las afecciones neurológicas y de los procesos hepáticos, y otras diversas lesiones, es difícil de calcular, pero seguramente fue muy grande. Coca. El problema de la coca, tal vez más grave que el del alcohol, es más difícil de discernir y valorar. La nocividad de la coca ha sido desfigurada, haciéndola aparecer como insignificante o nula por quienes están interesados en su perpetuación. Los dueños de las plantaciones, los cultivadores, recolectores, elaboradores, vendedores de las hojas de coca, buscan su permanencia e incremento. Con más razón, los elaboradores de cocaína, los traficantes de los productos intermedios y los finales, los peces chicos y los grandes del infame tráfico nacional e internacional, se afanan en la propaganda a favor de la coca.

Se pretende defender el uso de las hojas de coca entre los que “acullican”, “pijchan” o “pegan”, asegurando que la coca posee virtudes extraordinarias para la alimentación y la capacidad de trabajo; finalmente considerándola como una costumbre sagrada o religiosa. Ciertamente que la coca disminuye y aun hace desaparecer las desagradables sensaciones de hambre, sed, sueño, dolor y cansancio. Pero lo hace momentáneamente. El efecto es tan transitorio que los coqueadores necesitan volver a consumirla y el acullicu se repite tres o más veces por día. De este modo, al restringir los naturales incentivos para satisfacer esos apetitos, necesidades y el sufrimiento que su persis tencia conlleva, los que consumen coca se despojan del impulso de luchar para conseguir su alivio por métodos naturales, competitivos y esforzados, inclusive pugnaces y astutos, que coa frecuencia exige 1a. lucha por la existencia, y se sumen en la indolencia, la apatía y la indiferencia. La disminución de la sensibilidad a los estímulos primarios, es posible que reduzca también la emotividad, el discernimiento y sobre todo la volición. Estos alcances, indispensables para interpretar y valorar cabalmente el cuadro, necesitan todavía estudios más perfeccionados y complejos que permitan apreciar la magnitud del compromiso mental. Sin embargo, constituyen hechos inescapables: por una parte, las modificaciones que la coca produce reduciendo en grado intenso el hambre, la sed, el dolor, el cansancio y el sueño y, en segundo lugar, deteriorando los impulsos que normalmente permitirían a quienes los sufren, a participar activa y diligentemente, y aun rebeldemente, en la lucha por la vida. Cosa que los consumidores no hacen. Se puede observar grados diversos de indolencia, apatía e indiferencia. También el aumento progresivo de estos fenómenos mentales conforme aumenta el tiempo de adicción. En cambio la dosis de coca que necesitan los coqueadores va aumentando muy lentamente con el tiempo. Obsérvase, además, que el nivel del consumo de coca en cada individuo —que es variable— está finamente acomodado a dejar un margen suficiente de apetitos y sensaciones desagradables como para mantener la alimentación y el reposo básicos, sin los cuales —si se aumentara las dosis— los consumidores caerían en inanición y desgaste insuperables. En la misma dosificación del número de acullicos y de cantidad de coca por acullico, de nivel tan personal, y a la que contribuye específicamente la “llujt’a” con sus cualidades de alcalinizante extractor del alcaloide, está la trampa que perpetúa el vicio sin alcanzar sus extremos. En efecto, ahí está lo que hay que añadir: la innegable adicción que produce el cocaísmo. Es casi imposible lograr que un varón acostumbrado a su pijchu, lo abadone. Para evitarlo se escudan en ideas religiosas, que no alcanzan a trascender, o en supersticiones, que son pretextos; dejan de trabajar si se les priva de “su” coquita. Lo vimos en los cronistas del pasado y lo vemos hoy día. Durante la Colonia, los españoles no tardaron en darse cuenta de los efectos de la coca sobre los humanos. Los espíritus nobles trataron de suprimir su uso; se pretendió prohibir su cultivo y comercialización, sin resultado alguno, como vimos. La explotación de ese vicio por comerciantes, autoridades y religiosos españoles, era una fuente de riqueza de la que no podían privarse. Además, y de mayor importancia, la coca era indispensable para hacer posible el beneficio de las minas. La extracción de la riqueza mineral en Porco y Potosí —así como en las minas de mercurio en Huancavélica— habría sido imposible sin el consumo de la coca por los mitayos. Durante la República —y aun hoy día— sería prácticamente imposible la minería tradicional sin mineros coqueadores. Desde hace una decena de años se ha acentuado catastróficamente el crecimiento de la fabricación, comercio y uso depravado del alcaloide de la coca, la cocaína. Así, el problema de la

coca como cultivo queda complicado, desnaturalizado, con implicaciones internacionales y daño humano nacional magnificado. El connubio del alcohol y la coca, marcó con rigor increíble la vida de los indígenas, particularmente de los varones. Hoy día constituye un pesado lastre para la nación y un freno para el desarrollo de los mineros y campesinos. Se hace una descarada propaganda afirmando que las hojas de coca son alimenticias. Se dice que contienen 'alimento' y vitaminas que dan su vigor a los acullicadores. También se afirma que su uso no es dañino, sino más bien favorable. Las hojas de coca condenen, como las verduras, digamos las lechugas o el apio, o como cualquier otra yerba del campo, cantidades miligramáticas de proteínas y azucares, así como, en cantidad todavía más pequeña, vitaminas y sales. Son tan pequeñas esas cantidades que se necesitaría un volumen enorme de hojas de coca, de muchos kilos, para reemplazar el contenido habitual de sustancias nutritivas de una comida con maíz, papas, soya o carne y ají. Una alimentación a base de esas ingentes cantidades de hojas de coca tendría graves consecuencias, ya que, para alcanzar netamente las necesidades nutritivas, obligaría al consumo de cantidades tales de alcaloide como para intoxicar gravemente. Inclusive si la coca fuese un alimento concentrado —que no lo es— capaz de cubrir las necesidades nutritivas con solamente una moderada cantidad de hojas de coca, digamos unos 500 grs. en 24 horas, no se justificaría su uso, ya que al mismo tiempo estaría entregando al organismo su temible alcaloide en cantidad muy perjudicial. Niveles y predominios culturales. Hallamos dos niveles culturales en cada sociedad antagonista. Cuatro tipos de actitud frente al mundo, cuatro vivencias presentes en el devenir histórico de la Conquista y la Colonia. El nivel superior español: altos funcionarios del gobierno, dignatarios religiosos, médicos doctos y científicos de categoría. El nivel inferior español: los toscos aventureros, los incultos conquistadores, los médicos charlatanes, buscadores de fortuna. El nivel superior andino: los amautas, yatiris; los cortesanos, los gobernantes, los constructores, etc. de la corte del Cuzco. El nivel inferior andino: la multitud de tribus y pueblos repartidos a lo largo y lo ancho del imperio, primitivos en diversos grados de desarrollo y algunos, herederos de viejas culturas desaparecidas como Tiwanaco, Mochica, Nazca, etc. Los doctos médicos académicos, del nivel superior hispánico, representantes de la cultura occidental europea, impregnados del avance racionalista post-renacentista, constituyen el grupo que tiende fuertemente a la meta de lógica abstracción y codificación generalizada. Son una fracción pequeña de los colonizadores: los dignatarios administrativos, del virrey para abajo y los misioneros desde los arzobispos hasta los misioneros. No pudieron hacer gran cosa para frenar la corriente explotadora ni corregir el atraso y rudeza de los demás peninsulares. Están en este grupo también los médicos titulados en las universidades españolas; fueron pocos y llegaron tarde. Es un grupo que en conjunto, no alcanza a jugar papel preponderante en la vida colonial. Ni siquiera pudieron hacer cumplir las leyes generosamente dictadas por la Corte española. En escala aun menor, el grupo de la élite incaica, tampoco juega papel de importancia. Fue físicamente destruido por los conquistadores en 30 a 40 años y no queda de él nada más que tradiciones orales en las dispersas capas altas pero perseguidas de la comunidad gobernante del imperio. En cambio, los otros dos grupos de desarrollo inferior, tanto hispánico como andino, son los que quedan, chocan, se mezclan genética y culturalmente. Las tribus del imperio, muchas de ellas recién conquistadas por los Incas, casi todas apenas consolidadas en sus ayllus, algunas a pesar de los mitimaes, constituyen los protagonistas despojados y humillados y sin embargo, los que conservaron, con tenaz obstinación, su característica cultura, en sus niveles más bajos. Los toscos

colonizadores peninsulares cumplieron con increíble audacia y valentía el proceso de la conquista y de la colonización, pero, a su vez, aportando los niveles bajos de la cultura occidental. Ambos, andinos y españoles, con sus respectivos profesionales del arte de curar. Generalidades sobre las culturas. Con las reservas ya señaladas sobre lo arduo o imposible de hacer juicios imparciales acerca de los méritos de culturas ajenas, podemos acercarnos a la profundidad del pensamiento andino, tomando en cuenta las siguientes generalizaciones. Los primitivos se agrupan en comunidades (54), fundadas en lazos tradicionales implícitos; la solidaridad es ritualizada en base a sentimientos y pertenencias comunes. Generalmente muestran homogeneidad étnica. Su cosmovisión es asociativa, su lógica muy diferente. Son prealfabetas y el mecanismo mental que los dirige es la magia contagiosa (77), una acción por simpatía, que puede actuar sobre el sujeto inclusive por medio de sus partes —pelos, piel, etc.— o de sus pertenencias —ropa, adornos— para modificar su conducta o dañar su salud, hacerlo sufrir o quitarle la vida. (Hechicería) . Su pensamiento trabaja con secuencias asociativas débiles; su lenguaje se refiere sobre todo a objetos. Aceptan, de hecho, su subordinación a la naturaleza; para ellos el destino humano se doblega o se incorpora al cosmos. Sus normas de convivencia dependen del status social del individuo, sus relaciones de parentesco; 110 son pues universales. Pretenden observar las relaciones de los grupos internos: la familia, el clan, la tribu, etc. (54-78) Puede observarse cuan estrechamente, aunque con diversos grados de aproximación, se parecen esos rasgos a los que ostentan las tribus que formaban el Tawantinsuyu y que, en gran parte, en lo fundamental, conservan todavía. Haciendo contraste tenemos para nuestro patrón a las culturas desarrolladas: se agrupan más bien en sociedades, pueden no tener la homogeneidad étnica de los primitivos: son más pluralistas y de mayor movilidad social. Su cosmovisión es abstractiva, son de lógica occidental y alfabetos. Sus leyes son explícitas: prácticamente son reglamentos abstractos, afectivamente neutros y de aplicación universal. Son leyes que se establecen por contrato, es decir existe un acuerdo —tácito o bien explícito— que obliga a todos los individuos de la sociedad a un código aceptado; son pues leyes que establecen derechos y obligaciones generales, penas y recompensas de tipo universal. Están basadas en relaciones abstractas, en estructuras jerarquizadas con nuevas informaciones. (54) Estos son los rasgos de las sociedades modernas, particularmente de la civilización occidental, entre las cuales se halla la hispánica. Lenguaje. Entre los medios de comunicación de los individuos de una cultura, se halla el lenguaje hablado y/o escrito. Constituye no solamente una característica de la etapa de desarrollo en que se encuentra la cultura, sino que se establece como instrumento de análisis de la problemática humana respectiva. Ayuda su estudio a sondear la función de la mente; ésta se refleja en el lenguaje. El estilo de las lenguas primitivas es asociativo, sintagmático, personalizado. (54-79-80) Los significados dependen del tiempo, lugar y relaciones sociales. En cambio, el de las culturas desarrolladas, es abstractivo, paradigmático y de codificación elaborada. Es analítico, despersonalizado: su significado no depende del contexto extraverbal. El lenguaje de los primitivos tiende a expresar estados de conciencia y los expresa como tales. Su estilo es poético, inspirado en la tradición, en la emotividad, en valores sentimentales, asociativos, y sus metáforas son descendentes. En contraste: el de los pueblos desarrollados es un estilo que

tiende a formular opiniones, aseveraciones de la realidad. Es científico, de inspiración racional; su serenidad tiende hacia la sublimidad; sus valores son secuenciales, abstractivos y lógicos; sus metáforas ascendentes. Cronológicamente el lenguaje primitivo es mucho más antiguo. El lenguaje abstractivo, tendiente a la racionalización, si bien tiene atisbos en Egipto y Mesopotamia, nace realmente en Grecia, creando la filosofía, las matemáticas y la medicina natural de la Civilización Occidental. Si es o no el paradigma universal del progreso, es un asunto de discusión candente y muy difícil de decidir. Los incas, conforme iban conquistando pueblos y tribus con lenguajes primitivos propios, iban obligando a todos a aprender el quechua. Una de las notables excepciones fue el pueblo aymara, que conserva su idioma hasta hoy. El quechua y el aymara se hallaban ya en proceso de transición entre el puramente abstractivo y el puramente asociativo. Por lo menos lo estaba entre los Incas conquistadores cuando, a su vez, fueron conquistados. El quechua de la corte del Cuzco se perdió, particularmente en sus modalidades literarias, arquitectónicas, militares, administrativas, médicas y cosmogónicas. A su vez, durante la Colonia, la presencia del quechua como ‘lingua franche” en todo el imperio, facilitó la expansión española. Los textos del catecismo católico y las disposiciones administrativas se difundieron en quediua y en el aymara de los irreductibles pueblos del Collao. La presencia simultánea del español con el quechua y del español con el aymara, ha promovido las respectivas mutuas influencias. Desde los iniciales contactos de la Conquista en los que el “indio” 'lengua' servía de traductor, hasta los estudios de los idiomas aborígenes realizados por especialistas y la adjudicación algo arbitraria pero unificadora de una ortografía, la realidad del “quechuañol”, como lo llama Juan Quinteros, es un proceso que se desenvuelve con gran vitalidad. J. Quinteros muy justificadamente nos dice: “Pero este quechuañol más saturado de quechua, o más diluido en castellano, constituye en realidad el idioma vivo de una vasta región de habitantes que comprende casi toda la zona del valle, parte del altiplano y ahora, se extiende por el oriente con gran fuerza y soltura.” (89) Quinteros, con un conocimiento profundo del problema lo sitúa en su verdadera significación, muestra la compenetración de los idiomas, sus variedades en las diversas zonas en que se habla, su utilidad, eficacia y ductilidad. Al hacerlo nos muestra con sentimiento poético y naturalismo mitológico muy sentido, la profundidad animista del quechua, su poder telúrico y la inminente presencia del alma de los que hablan. “Hallamos en el quechua —nos dice— esa fuerte propensión a materializar en la palabra la armonía con su propio universo." Pero es, tal vez, en su artículo 'Senda', donde al hablarnos del 'yatiri' nos revela con más fuerza la permanencia y poder de la tradición quechua: “La senda (...) nos lleva ahora hacia el personaje más recóndito, más profundo del pueblo quechua. Recóndito y profundo en el doble sentido de lejano y oscuro, pesado de significaciones. Como la piedra inmóvil y pesada fija entre su espacio y su tiempo está en su sitio, no necesita trasladarse para ser; al contrario, el que quiere conocerlo llegará hasta él y lo encontrará establecido en lo que es: permanencia en su territorio.” Y en referencia a sus poderes curativos: “Pero donde verdaderamente se lo encuentra es en el instante en que se lo precisa como elegido de la comunidad para establecer lo humano en relación con otros poderes: adivinar, curar, aconsejar, orar o interceder frente a las fuerzas del bien o del mal." No obstante la acuciosa observación de Quinteros que reconoce múltiples modalidades de 'quechuañol' en las diversas zonas, creemos que, en la práctica deberá distinguirse dos; se perfilan

claramente y se van acentuando a lo largo del tiempo. Por un lado tenemos un quechua salpicado de español; diríamos más bien, un quechua que incorpora y se aprovecha de multitud de vocablos españoles, pero casi sin perder su estructura. Por otra parte está el español que, a su vez, incorpora palabras quechuas, pero al propio tiempo sufre más en su estructura y su pronunciación. El español adoptó palabras quechuas en oleadas; precozmente debieron incorporarse nombres de animales y productos del país; posteriormente otras tomaron carta de ciudadanía tan sutilmente que pocos las reconocen. Siendo quechuas, en el diccionario de Herrero y Sánchez de Lozada, aparecen como definitorias de vocablos quechuas. Tales por ejemplo: 'amotosar' que proviene del quechua 'muthu', (romo), definiendo esa misma palabra; y 'apallar' del quechua 'pallay' (recolectar) definiendo la misma. Después el quechua desbarata la sintaxis castellana: hace proliferar el gerundio donde no debe; perturba el uso de prefijos y sobre todo de sufijos; abunda en las combinaciones bilingües y en el uso de diminutivos; coloca los 'pero’ adversativos al final de las oraciones, etc., etc. El peso del español sobre el quechua es muy diferente. Modifica muy poco o nada su estructura. Adopta muchos vocablos españoles, pero los quichuiza (como los quechuas se españolizan al incorporarse al idioma de los conquistadores) . Capta los verbos y los moldea y adapta a la peculiar construcción del idioma de los Incas. Así por ejemplo, de 'faltar' se forma “jaltay”, “jaltakuy”, “jaltachiy”, “jaltachikuy”: de 'casar' o 'hacer corresponder': “kasay”, “kasachiy”, “kasarachikapuy” y de 'casar' 'contraer matrimonio': “kasaray”, “kasarakapuy”, “kasarichiy”, “kasado” y “kasamintu”; sin perjuicio de seguir usando el verbo propiamente quechua “kay” (ser o estar) y sus derivados: “kasay”, “kasay-kuy”, etc., etc. Recogimos del español hablado en medios cultos en Cochabamba, más de 320 palabras de origen quechua. En tanto que del monumental diccionario de Herrero y Sánchez de Lozada, que contiene unos 9.000 términos, ('quechuañol’, diría Quinteros) constatamos unos 600 de origen español. En ninguno de los casos se incluye en las listas nombres propios, patronímicos ni toponimias.(30) Multitud de vocablos quechuas relacionados con la anatomía, fisiología, la salud y la enfermedad, que aparecen en el Diccionario Qheshwa-Castellano-Castellano-Qheshwa de J. Lara (71) desaparecen, ya no se utilizan, en el habla cuotidiana ni figuran en el Diccionario de Herrero-S. de Lozada. Algunos de esos vocablos han sido reemplazados por los correspondientes castellanos. Es digna de anotarse la riqueza del quechua en verbos, adjetivos y voces onomatopéyicas relacionadas con sensaciones subjetivas y variantes del dolor. Actualmente el quechua, además de su neta influencia en los españoles del Ecuador, Perú y Bolivia, deja sentir su acción en el español de la R. Argentina, particularmente en las provincias del noreste, así como en el de Chile. En ambos países, además de un respetable número de palabras de origen quechua, se incluyen algunas indispensables al lenguaje cuotidiano como “cancha”, “carpa”, “pampa”, “yapa”, “chacra” y sus derivados (94) La creciente influencia de la televisión, por otra parte, permite que el inglés, el portugués, y las peculiares modalidades del español mexicano, venezolano y argentino, se vayan infiltrando en todos los ámbitos del país. Como consecuencia se abren nuevas opciones: técnicas, científicas, artísticas y de la práctica médica. Los “quechuañoles” irán evolucionando. ¿Qué resultará de sus variantes al cabo de 50 o 100 años? Las sociedades desarrolladas pueden construir generalizaciones clasificatorias que perfeccionan progresivamente. En medicina edifican teorías tentativas, hipótesis que van modificando y desarrollando. La evolución de las doctrinas y la práctica de la medicina en pocos siglos es asombrosa. En las comunidades poco desarrolladas, la mentalidad asociativa sufre el freno de las conexiones ingenuas, simplistas o superficiales. En las sociedades desarrolladas se tiende a atribuir

la aparición de la vida, su evolución y sus alteraciones, a poderes cada vez más abstractos, llegando hasta las racionalizaciones monoteístas o los determinantes materialistas. En los pueblos poco desarrollados se tiende a incorporar la vida, la salud, la enfermedad a esquemas subordinados a la naturaleza. El destino humano se doblega ante el cosmos, se unifica con él, sin pretensiones de escudriñarlo. En el diccionario de Herrero y S. de Lozada hay un considerable predominio de vocablos referidos al medio ambiente agrícola y hogareño. Aún no aparecen las palabras abstractas características de los idiomas avanzados, por ejemplo el alemán, el inglés o el español. La concepción del tiempo —que ahora sabemos que es diferente según la edad, la actividad, la profesión, las emociones, la educación, la tradición cultural—, es también elemento importante en medicina. Los andinos de los campos no tienen el mismo sentido del tiempo y del espacio que el de los occidentales. No tenían equivalentes de “hora”, “minuto”, “segundo”, “rato”, vocablos que han sido adoptados por el quechua. Para ellos, las distancias y el tiempo que puede requerirse en recorrerlo, es completamente subjetivo. En lo general, la sujeción vital del occidental al transcurso del tiempo y sus divisiones, con las premuras que acarrea, es muy diferente de la tranquila aceptación del curso de sus vidas y actividades por parte de los andinos. En cambio, son dignas de anotarse las riquísimas variantes de sus verbos en relación al acontecer, las acciones y las personas, así como su clara concepción del decurso estacional conectado con las labores agrícolas. El médico que hable quechua —o aymara según el caso— no tendrá dificultad en instruir con precisión a sus pacientes nativos y sus familiares, tomando en cuenta estos factores, tanto para elaborar diagnósticos como para indicar tratamientos. Medicina y niveles socio-económicos. Conforme se asciende en la escala socio-económica, aumentan la tendencia abstractiva y sus efectos. El mismo efecto favorable lo ejercen la mayor movilidad social y la capacidad para manejar diversidad de situaciones materiales. Estos factores se dan más entre los colonizadores que entre los conquistados. Las posibilidades de una nivelación, están frenadas porque la igualación apenas está dando sus primeros pasos. Los grupos de mayor nivel socio-económico aceptan la medicina occidental. Reconocen la necesidad de la investigación de laboratorio y las dificultades del diagnóstico previo al tratamiento. Se someten a las campañas de vacunación y a otras medidas de medicina preventiva. En los grupos de menor desarrollo hay resistencia a los procedimientos muy elaborados o que tengan resultados a largo plazo; les disgusta gastar en pruebas de laboratorio, salvo aquellas que les permitan “ver” el interior del cuerpo de inmediato. Encuentran más satisfactoria una radioscopia que una radiografía, y ésta, mejor que un ECG o un EEG. A pesar de detalladas explicaciones, estos dos procedimientos no son fácilmente aceptados, particularmente si tienen que pagarlos. El Dr. Oscar Quiroga A. nos informa que, en algunos casos, los pacientes consideran que el EEG ya constituye un tratamiento al que no hay nada que añadir para esperar la curación. Resistencia a los expertos. La reacción que, con carácter general, tiene la gente contra el experto o especialista, juega un papel importante. Los expertos se capacitan basados en abstracciones; lo que estudian y resuelven tienen métodos bien definidos, en campos bien delimitados. Típicos del género son los campos de especialidades médicas. Los profanos, y aún más si pertenecen a grupos poco desarrollados, tienen que confrontar decisiones que les afectan aunque no las comprenden. Los campesinos aceptan las órdenes de sus yatiris porque las toman como expresión de su mundo animista. Rechazan las decisiones de los expertos de una cultura ajena.

Tanto menos importantes burocráticamente los expertos, tanto más fuerte la reacción contra ellos. Así mismo la reacción es muy intensa contra la racionalidad abstractiva y cuanto menos ligada a la propia cultura. De ahí la gran resistencia al os niveles altos de la ciencia, las artes, la administración, el ejército, etc. salvo que sea mitigada o invertida por efecto carismático. Este fenómeno explica en parte la resistencia a la medicina moderna en el campo, así la resistencia a la medicina moderna en el campo, así como el favor de que gozan las aberraciones médicas en las ciudades. Es curioso que, en cambio, los profanos, aun de las clases ocultas, tienden a aceptar en forma poco crítica e irreflexiva, las experiencias aisladas si son propias o les son informadas por personas de “confianza” o de prestigio social. Por ejemplo sobre el uso de medicinas o terapéuticas misteriosas, eóticas, ilegales, imaginarias, no comprobadas, que realizan curanderos con o sin titulo universitario. Mitos. Son conjuntos de creencias de gran universalidad peculiares a cada cultura, pero con fondo común universal Los mitos de los andinos están íntimamente conectados con los problemas de la vida, la reproducción, la enfermedad y la muerte. Recordemos la narración de la maternidad de la virgen Kawillaka en Huarochiri. Los mitos se hallan fuertemente trabados con la tradición y la vida social de cada agrupación, tanto en las culturas asociativas como en las abstractivas. Por otra parte los mitos cambian y evolucionan a pesar de su enorme vitalidad. Los cambios pueden ser por incorporación de experiencias o por informaciones que modifiquen progresivamente la vivencia de la sociedad o bien que reciban en forma violenta. Los choques culturales las conquistas, las colonizaciones, son mecanismos que pueden cambiar los mitos rápidamente. La incorporación de Santiago Apóstol a las ceremonias de los andinos, reemplazando o colaborando con Illapa —el Rayo— que adoraban en la antigua religión, es un ejemplo típico. La traumática experiencia de les andinos frente al poder de los arcabuces y cañones españoles fue suficiente. Los mitos complejos y elaborados evolucionan hacia las religiones, su peso muerto es muy difícil de modificar. Los mitos con fuertes abstracciones y de elaborada complejidad, si son respaldados por comprobaciones, conducen a la ciencia; los “mitos” científicos con frecuencia chocan con los mitos religiosos —chocaron en el pasado y siguen hoy mismo en inacabable batalla—. Unos y otros, científicos y religiosos, chocan también con los mitos políticos. Estos choques pueden ser tanto más violentos cuanto más grandes los intereses y los prestigios afectados. La repulsa que la masa opone a los cambios en la mitología en todas sus formas —religiosa, artística o científica— inclusive médica, fomenta la resistencia al cambio y es en parte el origen de la dificultad para introducir la medicina moderna en reemplazo de la primitiva. En general, el intento de modificar un mito o sus partes y el éxito o fracaso de los intentos, ha provocado innumerables persecuciones personales y conflictos colectivos, que con demasiada frecuencia, por motivos religiosos, políticos, socio-económicos, etc., han desencadenado guerras sanguinarias. Podría decirse que la historia de la humanidad es la historia de los mitos y de sus cambios. Emergencia de la conciencia. Ha surgido, entre muchas, una escuela de psicología que sostiene que la conciencia, en su sentido más completo, tardó mucho en aparecer en el decurso del desarrollo de la mente humana. Según Julián Jaynes: “la conciencia es una operación, no una función un objeto o un depósito. Opera por medio de la analogía, construyendo un espacio análogo con un “yo” análogo que puede observar ese espacio y moverse metafóricamente en él. Opera con toda clase de reactividades, selecciona los aspectos importantes, los narratiza y compatibiliza juntos, en un espacio metafórico donde tales

significados pueden ser manipulados como las cosas en el espacio. La mente consciente es un análogo del mundo y los actos mentales, análogos de los actos corporales.” Según él, la “conciencia”, con las especificaciones que le da al “consciousness”, se habría alcanzado progresivamente en una serie de etapas mucho después de la adquisición del lenguaje por los humanos. Las sociedades primitivas, pre- alfabetas, y en algunos casos aun algunas alfabetas, habrían carecido de ese tipo de conciencia. La aparición de esa forma más perfeccionada de actividad mental consciente ha sido relacionada con la participación prevalente del hemisferio cerebral izquierdo, o por lo menos con su participación más equilibrada junto al derecho. De esa manera se pondría un mayor acento en el pensamiento abstracto: en la lógica, la$ matemáticas, la ciencia, la filosofía, etc., etc. Así, el hemisferio cerebral izquierdo se pondría en equilibrio o llegaría a predominar sobre el hemisferio cerebral derecho, más ligado a los procesos emocionales, poéticos »artísticos, religiosos, humorísticos, etc., etc. Las culturas —postulamos nosotros— tendrían un desarrollo tanto más perfeccionado cuanto más equilibrados los dos hemisferios cerebrales en sus componentes. El grado de desarrollo y el tipo de combinación de cada cultura, dependería precisamente de la clase de equilibrio logrado entre dichos hemisferios. El predominio del hemisferio cerebral derecho se manifiesta en un lenguaje asociativo, un pensamiento más poético, una inclinación más religiosa, una tradición y una conducta más animistas. Según Jaynes, el fenómeno —tan frecuente entre las comunidades poco desarrolladas— de la comunicación verbal con los dioses, dependería del gran predominio de i as funciones del hemisferio cerebral derecho. Sumerios, egipcios, hebreos, babilónicos, asirios y griegos de la época troyana, así como los mayas, los aztecas y los incas, escuchaban las órdenes, los consejos y las decisiones de sus dioses. Las sociedades desarrolladas no sólo pierden más o menos rápidamente esos contactos directos con sus dioses, sino que su lenguaje se torna cada vez más abstractivo y su simbología tiende más hacia lo matemático y científico. Entre los extremos de gran predominio de la función derecha, por una parte, y del equilibrio entre derecha e izquierda, por otra, existirían multitud de grados intermedios. El desarrollo de las culturas, sus contactos, los mestizajes, las trasmisiones míticas y tecnológicas, su aislamiento, choque o constante fricción, determinarían su rápido desenvolvimiento, su estancamiento o su lento avance, todo ello dependiendo de las correlaciones y atingencias entre la herencia sobre la función encefálica y el medio ambiente. Identidad social. La identidad social tiene también especiales connotaciones con la medicina. Durante la Colonia, la identidad social dependía fundamentalmente del nacimiento dentro de una determinada estirpe. Era un problema genético-social que imponía atributos o estigmas, según el caso. Los aborígenes conquistados, los “indios’ desde los días del Descubrimiento, se consideraban inferiores. Fue necesario que un Papa asegurara a la cristiandad que los “indios” tenían alma, para que los peninsulares los aceptaran como humanos. Los reyes españoles les dieron iguales derechos que a sus demás súbditos e inclusive se dictaron leyes que los protegían. La cruda realidad en el Perú fue otra. Ya hemos revisado largamente los textos de algunos cronistas antiguos y escritores modernos. (91) Los “indios” estaban obligados a pagar tributos y tenían obligaciones de trabajo gratuito. Ni unas ni otras comprometían a los españoles ni a los mestizos. Al parecer muchos “indios” evadían los impuestos haciéndose pasar por mestizos. La sangrienta revolución de los mestizos de Cocha- bamba, con Calatayud a la cabeza, se debió al abuso de los empadronadores que exigieron tributo injustamente a los mestizos. (23) Los aborígenes pertenecían no solamente a alguno de los grandes grupos, como quechuas, aymaras, urus, etc., sino también, según su procedencia se distinguían en lipiz, chuis, charcas,

omasuyus, etc. Además se clasificaban según la clase de relaciones con los colonizadores y el trabajo que realizaban, como ya vimos. Por otra parte estaban los españoles, catalogados según sus “naciones” —extremeños, gallegos, castellanos, etc.—; los criollos, hispánicos nacidos en las Indias. Los mestizos — hijos de españoles e indias o de ambos padres mestizos—; los negros, traídos como esclavos, no pudieron sobrevivir a los trabajos mineros, pero formaron enclaves en los yungas de IJÍ Paz, y en las ciudades del Alto Perú; las diversas mezclas: mulatos, zambos y variedades. Por último los extranjeros que, por mucho tiempo, formaron una minúscula minoría La identidad de los españoles dependía además de las funciones que desempeñaban. La cúspide de la escala social la ocupaban las autoridades nombradas por el rey, luego estaban las cabezas de la iglesia. Muchos puestos secundarios conformaban la burocracia gobernante y la clerecía. Estaban después los mineros, los azogueros, los soldados, los artesanos, etc. Los médicos titulados y autorizados obtenían una categoría aceptable, atendían solamente a los ricos; los barberos cirujanos se catalogaban junto con los carpinteros, panaderos y demás gremios de artesanos. Los estudios universitarios podían realizarse previa comprobación de la “legitimidad y pureza de sangre” del postulante. Una categoría especial la constituyeron los judíos, quienes después de su expulsión de España, llegaron subrepticiamente al Perú, comprando certificados de “viejos cristianos” o títulos nobiliarios, pues les estaba prohibida su migración a la América. La mayoría prosperaron a pesar de una sañuda persecución que llegó hasta encender los fuegos de la Inquisición en Lima. No había “indios” en posiciones de jerarquía o importancia. Algunos podían alcanzar la categoría de curacas o jefes, entro los suyos, subordinados a los corregidores españoles. Los mestizos sufrían una fuerte discriminación, tanto más dolorosa cuanto que también eran rechazados por los nativos de sangre pura. Los criollos también fueron menospreciados y postergados por los peninsulares. Los médicos no tenían mucha importancia política ni económica, pero la posición que ocupaban se reservaba a españoles o criollos. E n cambio los cirujanos, más abajo, podían ser mestizos o mulatos. Hay que esperar hasta bien entrada la República para ver surgir en número importante a los mestizos y ocasionalmente a “indios” en situaciones sociales signiticativas. La guerra de la Independencia, sacudió el yugo de los criollos y en parte de los mestizos. Fue la revolución del MNR de 1952 la que inició la liberación de la masa aborigen de su humillante condición de humanos subyugados en los campos y en las minas. Se abrió así la posibilidad de su acceso a cualquier situación social dentro del país; quedaron poseedores de la mayor parte del agro del altiplano y los valles y, teóricamente, significó su liberación económica. Sensiblemente, la educación, la atención médica y la superación económico-social de esas mayorías, no ha evolucionado como podría haberse esperado. Aunque lentamente, un sector relativamente importante de indios, de mestizos y de blancos “indianizados”, se va incorporando a niveles de actividad superior muy variada así como a la enseñanza universitaria. Sin embargo, los andinos en su mayoría, siguen en las mismas condiciones de vida, persisten en sus costumbres y su mentalidad animista y, a pesar de haber sido liberados de su condición de “colonos”, “pongos” y “mitayos”, el balance de su vivencia, de su cosmovisión y de sus aspiraciones, sigue dominado por la tradición. Entre ellos predomina la mente asociativa, con pocos elementos abstractivos, que dificultan su integración al mundo occidental. La mayoría del grupo social andino sigue utilizando preferentemente la medicina tradicional, en su variante colonial. Esto es la magia asociativa con las acreciones técnicas y religiosas incorporadas durante los primeros tres siglos de contacto. No existe, que sepamos, ningún estudio para valorar cuantitativamente la magnitud y calidad de la práctica médica mágica, supersticiosa y a veces

seudo-científica. Muchos aspectos cualitativos y matices han sido prolijamente estudiados por Aguiló (57) y detallados por Herrero y S. de Lozada. (30) Educación e instrucción Los alumnos llegan a la Universidad con preparación deficiente. Esto puede atribuirse en parte a fallas en la educación primaria y secundaria. La tasa de analfabetismo reconocida oficialmente, debe ser en realidad mayor, ya que se clasifican como alfabetos individuos que apenas chapurrean al leer. El número de alumnos que reciben instrucción primaria y secundaria, es muy escaso, además se reduce considerablemente por deserción, particularmente en secundaria. Por otra parte hay consenso para calificar de mala, de deficiente la educación básica y la media. El fenómeno es complejo y sus repercusiones hieren no solamente la preparación para la vida universitaria. El número de alumnos reducido en educación primaria es particularmente notorio en las áreas rurales. La deserción es más importante también en el campo. Entre las causas del problema está el bilingüismo. Se utiliza el español para enseñar a hablantes de idiomas nativos, el aymara y el quechua. Además, cuando los alumnos hablan español, éste es de bajo nivel, no los capacita para aprender lo que pretende el profesor. Los alumnos en su medio ambiente están acostumbrados a un español que utiliza poco o nada los procesos de ideación abstractiva. Si lo hacen es con objetivos y direcciones ajenas al proceso educativo. Se produce así una diferencia de tradición cultural activa entre el lenguaje del profesor y el de los educandos. Los dos fenómenos, la diferencia idiomática franca y la diferencia dentro del mismo idioma, pueden coincidir, sumando sus dificultades. (54-79-80) Pero, además del desfase alumno/profesor, por deficiencia en el alumno, puede existir también una deficiente preparación del profesor, prácticamente no por desconocimiento de las materias que debe enseñar, cuanto por el nivel, también bajo de su capacidad para utilizar la ideación abstractiva, indispensable para impartir adecuadamente la enseñanza. Y lo que es aun peor, porque el propio maestro no se da cuenta cabal de la naturaleza y profundidad del problema. En general, aunque en medios pedagógicos ya se principia a hacer conciencia de este problema (72), no conocemos planteamientos sistematizados para confrontarlo y menos para resolverlo. Se ha discutido sobre la conveniencia de enseñar en idioma autóctono. Pero no se ha ideado un método coherente y eficaz para superar los obstáculos que sufrirá obvia-mente. Por lo manifestado, entre otras razones, se comprende las altas tasas de deserción en la educación básica y en la media. En el estado actual de desarrollo de los idiomas nativos, sólo cabe preconizar el uso del español. En referencia a la problemática general de la enseñanza, los resultados espectaculares obtenidos por el profesor Escalante, hacen surgir una esperanza para remediar nuestras dificultades. Sin embargo, anotamos como elementos de los cuales carecemos: el uso de un idioma altamente abstractivo en un medio ambiente apropiado y abierto a múltiples oportunidades de superación personal y social. Rescatables serían ciertos elementos que proporcionan los adecuados incentivos y motivaciones en los alumnos; son típicos de Escalante, si bien están lejos de constituir la totalidad de su método. Este no ha sido todavía analizado ni programado para su ulterior utilización. Para algunos investigadores, la clase social de los padres es el factor de mayor influencia en el desempeño de los niños en la escuela. (84) Para el caso no es sino otra manera de expresar lo dicho sobre la influencia del idioma que hablan los alumnos en sus casas. Nuestra impresión es que, a diferencia de los campesinos, las clases medias criollas y mestizas, muestran claramente un gran interés en la educación de los hijos y los logros que podrían obtener.

En otros países —E.U.A. y Canadá— se ha criticado que las materias que se enseñan en la educación básica y media, reflejen demasiado estrechamente el trabajo de los padres y el medio social de donde proviene el alumno, hallándolas muy restringidas. Al parecer, en las escuelas y colegios de Bolivia, no se ha establecido aún esa relación. Existe también la posibilidad de otro factor en juego en las dificultades de la enseñanza: la inadecuación del pensum, que puede estar mal ajustado por la necesidad de adaptación regional, por excesiva limitación o, al contrario por muy sobrecargado. Mencionamos al final, aunque tal vez sea lo más importante en la educación, la espinosa cuestión de la alimentación. Tiene varias facetas que, en una meditación escueta como ésta, sólo cabe esbozar. La falta de adecuada ingesta de proteínas —alimentación con déficit cualitativo—en sus primeros años, impide en los niños el desarrollo normal del encéfalo. Esta deficiencia es notoria entre los campesinos y depende más que nada de la combinación de ignorancia con el conflicto entre la multiparidad y la indigencia. La carencia del yodo en el agua y los alimentos, prevalente en muchos valles andinos del país, provoca en los niños —ya desde el embarazo y en los primeros años— diversos grados de hipotiroidismo, desde el cretinismo grave hasta los bocios simples, y los consiguientes grados variables de alteraciones físicas y mentales. La solución de estos problemas, involucra complejas relaciones antropológicas, socio-económicas, educacionales, políticas y ecológicas. El problema del yodo es relativamente fácil de solucionar pero debe ser impulsado con vigor en todo el país. En correlación con las cuestiones alimenticias, pero conllevando otros sistemas, está el de la adaptación del aborigen al medio ambiente. Las comunidades indígenas se acomodadaron en milenios a la altitud. La rigurosa selección que lo permitió —eliminando sin piedad, tempranamente, a los que no lo lograban— se tradujo en modificaciones estructurales y funcionales a diversos niveles. Tipo físico, estatura, amplitud toráxica, gran desarrollo pulmonar, modificaciones arteriales, capilares y cardíacas, aprovechamiento mayor del 02 en la periferie; máxima utilización de los avaros recursos alimenticios de la altura; tolerancia a la sequedad y al frío, etc., etc. entre los conocidos y otros por estudiarse. Es posible que, este fenómeno de aclimatación progresiva, combinado con el aislamiento que restaba a la vivencia el influjo de otros pueblos de diferentes culturas, se haya acompañado de cambios del genoma que influyan otros aspectos de la constitución general y de las potencialidades mentales del andino. Falta muchísimo por averiguar, pero lo cierto es que los andinos constituyen una clara adaptación idiosincrática a su habitat. (92) Educación médica. Casi todos los problemas discutidos hasta aquí se hallan íntimamente ligados al del ingreso a la Universidad. El preparar adecuadamente, a una gran mayoría de los estudiantes del ciclo medio para los estudios superiores, será ilusorio con un pensum defectuosamente limitado o de difícil asimilación por desfases culturales. Además es fundamental averiguar la apropiada proporcionalidad entre las necesidades de profesionales del país —calculadas por lo menos aproximadamente—, los recursos asequibles para realizar una adecuada enseñanza, y el número de estudiantes que pueden aceptarse. En la educación médica también consideramos dos aspectos que generalmente reconoce la psicología: adiestrar especialistas, profesionales en diversas materias, e incitar las dotes carismáticas. Las cualidades carismáticas —dones excepcionales o cualidades mágicas, heroicas, religiosas o políticas— que en algunos individuos pre-existen y en otros aparecen en forma expontánea y portentosa. El don o gracia personal puede manifestarse en diversos grados y

matices. Su posesión permite una capacidad de la palabra, el verbo o la presencia que llevan al influjo carismático y aun la dominación sobre los humanos. Puede observarse en el liderazgo automático, ilógico, mágico; en la capacidad de arrastre, de crear convicciones e inclusive fanatismo. Así nacen —o se hacen— los líderes, héroes, magos, profetas, sacerdotes, etc., etc. El segundo aspecto es el de adiestrar o entrenar expertos, especializados en diversas disciplinas y en grados variados, con fines prácticos: técnicos, científicos, artísticos, etc. En medicina, tal vez más que en muchas otras profesiones, puede y debe buscarse ambas clases de condiciones. El médico competente, necesariamente, debe poseer un adiestramiento profesional teórico y práctico, científico y técnico, de alto nivel. Al propio tiempo poseer cualidades carismáticas en su personalidad como las que subyacen en el sacerdote, el mago o el líder. Los hechiceros y curanderos del agro, así como los empíricos y charlatanes de los centros urbanos, suelen poseer importantes dotes carismáticas sin los necesarios conocimientos científicos. En cambio se acercan al manejo solamente científico, ciertos profesionales que tratan de despojarse, ignoran o son prácticamente despojados por las circunstancias de su trabajo, de cualquier influencia que pudieran ejercer sobre ellos, aquellos precisamente para quienes trabajan; de ese modo tienden a actuar con excesiva pureza administrativa o técnica. Ambos extremos son malos. El primero porque ignora la base racional, lógica y científica de la profesión y hurta al beneficio del enfermo, precisamente lo que preconiza. El segundo porque hace lo mismo, privando a sus pacientes la esencia misma del humanitarismo y, de esa manera, perdiendo uno de los resortes más nobles de la profesión. De hecho, existen muchos grados y combinaciones. Durante la Colonia el predominio de lo carismático fue indudable. Tanto los curanderos nativos como los médicos hispánicos (o los que se hacían pasar por tales), dependían y fiaban inconscientemente, más en la sugestión, la fe, el prestigio y los placebos. Hoy día, entre los médicos graduados de las Universidades, el fiel de la balanza tiende a desviarse al predominio de lo técnico y lo estrictamente científico. Lamentablemente, aparecen esporádicos brotes de médicos titulados que explotan el dolor humano con procedimientos carismáticos que encubren un falso cienticismo y les proporcionan la satisfacción de sus apetitos mercantiles, olvidando tanto las bases científicas como las humanas de la profesión. Los dos tipos de educación médica pueden combinarse. Precisamente valen cuando las cualidades que imparten utilizan armoniosamente, lo científico y racional con depurada maestría y lo carismático, conscientemente; y ambas disciplinas con irreprochable humanitarismo. En la educación médica técnico-científica se manifiestan las dificultades de valoración, ordenación y elaboración abstractiva, debido a las mismas causas y obstáculos que comentamos para los ciclos inferiores. En la Universidad ya se habrán superado muchas etapas del pensamiento estudioso, pero en cambio las vallas de las indispensables matemáticas, las generalizaciones, y las difíciles concatenaciones, serán más frecuentes y más exigentes. La situación será tanto más delicada para el ambicioso estudiante, cuanto más fuertemente se precise la desnivelación a favor de los diagnósticos razonados y se abandone los aleatorios, pero a veces sorprendentes, resultados del “ojo clínico”. Muchos estudiantes de medicina tendrán que abandonar ciertos egocentrismos, similares a los etnocentrismos de algunos primitivos y caracterizados por estructuras conceptuales insuficientemente desarrolladas o bien, otras, mimetizando, pretendidas superioridades étnicosociales infundadas e injustas. Por otra parte, no existe en las Universidades una estructura consciente y premeditadamente preparada, para impartir conocimientos tendientes a la formación y utilización correcta de los recursos carismáticos ni de los principios éticos. Estos suelen surgir expontáneamente a impulso de loables emulaciones, luchas ideológicas, necesidades económicas, urgencias de prestigio y rivalidades profesionales incipientes. Lamentablemente, no siempre se canalizan por las vías de un

humanismo comprensivo, que rechace el oportunismo, el hedonismo y que repudie la explotación de las necesidades, idealismo y aspiraciones de los estudiantes que, en esos momentos, se hallan en pleno florecimiento, con toda la maleabilidad, rebeldía e inexperta ingenuidad propia a sus años mozos. Grupos sociales. La vida colonial, con los abismos culturales, socio-económicos y políticos que separaban a los habitantes del Alto Perú, ha dado paso a tres grupos que tienden a adquirir facetas de identidad sui géneris. El primer grupo, el criollo, impregnado de cultura occidental con las peculiaridades peninsulares, con evidentes pero diluidos rasgos judeo-arábigos, hoy muestra la incorporación de otros elementos; andinos —quechuas y aymaras—, así como, otros del oriente y el sur bolivianos, que paulatinamente se, han infiltrado en su lengua y sus costumbres. Además, extranjeros europeos y norteamericanos, del cercano y del lejano oriente, influyen a través de la televisión, el cine, la radio, la prensa, los libros. Su medicina viene capitalizando aportes aborígenes desde la época colonial y se ha infiltrado en estos momentos con supersticiones y doctrinas retrógradas que, en ciertos círculos, la desvían hacia el pasado inculto. Tiene, felizmente, una fuerte inclinación mayoritaria hacia la medicina occidental moderna y, a través de los libros, revistas, congresos y becas, propende a su perfeccionamiento y su nivelación con la medicina más avanzada. El grupo andino, constituido por los quechuas y aymaras, que a pesar de haber incorporado a su cultura multitud de elementos hispánicos —en su lengua, su alimentación, costumbre y religión— mantiene todavía una esencia poco modificada en su cosmovisión. Sigue bajo la férula de la coca y el alcohol y no ha superado las limitaciones de una agricultura incipiente. En el aspecto médico ha adoptado varias medicaciones tanto españolas coloniales como republicanas: purgantes, cataplasmas, diversas pomadas y fricciones; posteriormente la aspirina, el bicarbonato de sodio, el per- manganato de K y, entre las últimas, algunos antibióticos. Por lo demás, la venta libre en todos los mercados de gran cantidad de plantas, sustancias minerales y animales —inclusive fetos de llama— que, junto con amuletos de muchas clases, pretenden beneficiar la salud de andinos, criollos y mestizos. Sus fines suelen ser no solamente médicos, sino también prácticas mágicas y supersticiones, que más o menos mezclados con elementos del catolicismo, para proteger las casas, los vehículos, las propiedades y las personas, o bien para dañarlas. Tales prácticas ocurren actualmente inclusive en capas sociales que hace medio siglo habrían abominado de ellas. Entre las costumbres de quechuas y mestizos, obreros y campesinos, se hacen notar elementos del culto católico incorporados a sus prácticas de hechicería; asimismo llama la atención su resistencia al cambio de costumbres antihigiénicas. En contraste se observa la fácil adopción de algunos adelantos tecnológicos como la máquina de coser, la bicicleta, la radio y, últimamente, el camión y la televisión. Los andinos reconocen en ciertas circunstancias la superioridad de la medicina moderna, hasta el punto de acudir con sus enfermos graves a los hospitales de las ciudades. Puede comprobarse todavía cómo se los llevan de inmediato en cuanto se aperciben de la incurabilidad del caso o de la necesidad de un tratamiento prolongado. La mayoría de sus enfermos los curan ellos mismos o recurren a una variedad de sus curanderos: componedores, frotadores (khakudo- res.), jampiris, yatiris y presuntos kallawayas. El tercer grupo, el mestizo, hijo de los anteriores, tiende a presentar una apariencia externa criolla, pero el fondo de su pensamiento es más afín al de la cultura andina. Sus componentes no se identifican claramente con ninguno de sus progenitores. Su lengua tiene base castellana, sobre todo en su léxico, pero su sintaxis y su prosodia están fuertemente impregnadas del quechua o del

aymara según la región. Llega a constituir, en las diversas zonas, jergas peculiares —los quechuañoles de Quinteros o sus equivalentes aymara-españoles— altamente expresivas y en ocasiones casi ininteligibles para quien no esté familiarizado con ellas. Su sincretismo religioso es intenso; han adoptado una mezcla de ritos del catolicismo y ceremonias medievales con manifestaciones de la tradición mágica animista andina. Pero sin la profundidad telúrica de los nativos ni el espiritualismo jesucristiano. Sus costumbres, habitación, higiene, alimentación, sociabilidad, movilidad, aspiraciones. ética, etc., etc., peculiares y defectuosas, necesitan, a pesar de estar más inclinadas hacia lo occidental, de una definición más franca hacia el grupo criollo. Su retorno a la cultura andina es imposible por el nivel que ya han alcanzado. Requieren, en muchos sentidos, un incremento de su autoestima: más orgullo en sus esfuerzos de superación. Precisan también disciplinar mejor su pensamiento dirigiéndolo hacia grados mayores de abstracción. El grupo tiene un intenso impulso dionisíaco a buscar la exaltación máxima y momentánea en el alcohol u otros excitantes y puede caer fácilmente presa de la drogadicción. El puntal básico de su familia, el eje de su hogar, es la esposa. La toma de decisiones, la dirección de los negocios, de los cuidados de salud, de los problemas de propiedad, la educación de los hijos, está en manos de las mujeres. El machismo en ese grupo, busca otras compensaciones. En medicina, se inclinan mucho más al grupo criollo, buscan claramente los beneficios de la profilaxis, la medicina moderna y las drogas recién descubiertas, pero no abandonan las supersticiones y prácticas del curanderismo así sea con cierta incredulidad. En esta somera revisión hemos considerado sólo tres grupos; pueden distinguirse tal vez más. Los límites entre los tres mencionados son muy difíciles de definir. Existe un constante flujo de unos a otros, especialmente del grupo andino hacia el mestizo y de éste al criollo. Pero también lo hay en sentido inverso. Es casi imposible caracterizar a los individuos étnicamente, si se prescinde de su atuendo y su medio ambiente. En muchos sectores, tiene más importancia social el tipo de trabajo que se realiza, las costumbres del grupo y la forma como se habla y convive, que la raza a que se pertenece. En la consulta médica muchos casos causan sorpresa, pues llegando con vestimenta, lenguaje y modos indígenas, muestran al examen físico rasgos típicamente hispánicos y aun marcadamente godos. Conflicto, identidad y progreso. Mencionamos al principio el problema de la identidad de los grupos culturales y las dificultades que han nacido con las invasiones, choques, colonizaciones, etc. Levi-Strauss sostiene la tesis de mantener a toda costa la identidad cultural de todos los grupos primitivos. Creemos que no se debe generalizar. Tal vez habla así pensando en las tribus selvícolas —como las amazónicas de Sudamérica— o de las islas de la Oceanía. Ellas libran una desesperada batalla contra las fuerzas llamadas de la “civilización”, que tienden a aniquilarlas. Nuestro caso, el conflicto andino-hispánico, es muy diferente. No puede compararse con el de nuestras tribus selvícolas del norte y oriente boliviano actuales y, menos aun, con el caso de las que redujeron los jesuítas durante la Colonia. En lo nuestro, se trata de un choque con antigüedad de por lo menos cuatro siglos y medio, un proceso de mestizaje progresivo, pero que no ha logrado la supresión de sus progenitores; un proceso de aculturación y sincretismo intensos, que al recaer en forma manifiesta solamente sobre ciertos aspectos de las tradiciones culturales iniciales, no ha modificado lo esencial de ninguna. En tal situación ¿cómo deberá procederse frente al problema de respetar o no la identidad de cada grupo? ¿Cómo se hará para mantener la impermeabilidad de los andinos, autóctonos en el país? ¿Cómo la de los criollos establecidos desde hace cuatro siglos y medio, y cómo la de los mestizos, progresivamente dominantes? Y ¿de qué modo la de su conjunto por defenderlos de las fuerzas culturales externas?

Desde el punto de vista médico, por no incursionar en problemas demográficos y geo-políticos, parece claro que no se puede dejar a los grupos andinos librados a su medicina, aun a costa de romper su impermeabilidad. El Estado, aun al precio de no respetar la “identidad” cultural de esos grupos, tiene que proporcionarles los recursos de la medicina curativa y preventiva modernas. El abandonarlos a los recursos de la medicina herbolaria y mágica de sus antepasados, determinaría sino la acentuación, por lo menos la continuación de las condiciones de vida que actualmente determinan una elevada mortalidad infantil. Una desconexión forzada entre los grupos culturales —por lo demás casi inconcebible— implicaría la perpetuación de condiciones incompatibles con los cánones a los que tiende la civilización occidental —a la que pertenecen nuestros vecinos—. Permitiría la perpetuación del vicio de la coca, del alcoholismo y del animismo estático; en general un estancamiento difícil de vencer por la ausencia de su clase aristocrática —destruida hace cuatrocientos años—. El adecuado control de la natalidad, la disminución de mortalidad infantil, el logro de la nutrición adecuada de sus niños, la lucha contra las infecciones, la eliminación del analfabetismo, de la ignorancia y el conformismo, son obligaciones irrenunciables que el Estado y la Medicina, deben conceder a los andinos. Sin embargo, las palabras de Levi-Strauss, pueden tener cierta validez aplicadas a las relaciones de los criollos con las tribus selvícolas. Si es que todavía es tiempo. Práctica médica andina. Durante la Colonia no se pudo establecer la preponderancia de la medicina hispánica culta. El espíritu de racionalidad no había calado suficientemente hondo como para hacer prevalecer las ideas científicas. Hoy, en que esa tendencia es más grande, podría esperarse que se hubiese vencido la resistencia de nuestra masa andina y no es así. Sigue en nuestro pueblo el predominio de las ideas y prácticas de la medicina primitiva. La tenaz perennidad de esa medicina podemos apreciarla en las notables investigaciones sobre salud y enfermedad entre los aymaras y quechuas, de Federico Aguiló. (57) No solamente expone una impresionante serie de ideas y prácticas médicas de los aborígenes estudiados por él, sino que además, proyecta su trascendencia social a la luz de su fe católica: “Nuestra investigación sobre las enfermedades y sistemas de curación nos ha puesto en evidencia un hecho clave. En esa cultura sigue íntimamente ligado el aspecto médico y el aspecto religioso: esa unidad indisoluble, de cara al futuro, presenta una dificultad crucial frente a la cultura occidental y citadina como ineludible interlocutor. Esta ha separado y secularizado el aspecto médico, que está en manos de un personal muy ajeno a las inquietudes religiosas. Por otra parte, hay en el aspecto religioso ciertas tonalidades secularizantes que dificultan una amplia sintonía con la realidad agraria... ¿Cómo establecer un diálogo fecundo?” Aguiló considera que la secularización (entiéndase modernización?) no debe actuar como un simple arrasamiento y sustitución del factor religioso (animista?), sino que debe actuar de forma que provoque un proceso de traspaso de la zona natural de la medicina, revelando causalidades concretas e incorporando los avances culturalmente obtenidos por la medicina natural aymaroquechua, en tanto que la Religión a través del auténtico Mensaje Evangélico, debe restringir la causalidad mágico-mítica de los demiurgos, situando en su debido lugar la Providencia de Dios. Joaquín Herrero J.S. y Federico Sánchez de Lozada (30), con sencilla eficiencia, nos presentan en su Diccionario Quechua-Español, una serie de vocablos que son descripciones de las costumbres médicas mágicas que se practican actualmente entre los quechuas. Entre las más importantes:

AYSAY — Tener una sesión presidida por un brujo en que presuntamente se dialoga con Santiago Apóstol, casi siempre sobre asuntos de salud, etc. JAP’EQAY — Enfermar o dañar a alguien el poder misterioso atribuido a algunos elementos. CH’ALLAY — Dar de beber a la Pachamama o Madre Tierra derramando parte de la bebida alcohólica que se ha de tomar, en señal de respeto y espera de una abundante cosecha. Q’OATA RUAY — Sahumar con q’oa para ahuyentar de la casa o familia las enfermedades, desgracias, mala suerte o hechicería. Sinónimos: Q’OAY o WIRAQ’OAY. PACHAMAMA — Personificación de las fuerzas productivas de la naturaleza. La Madre Tierra. MILLU — Alumbre de pluma utilizado por los campesinos para frotarse ligeramente el cuerpo o partes afectadas en caso de cualquier enfermedad, atribuyéndole propiedades curativas. Suele hacer las frotaciones el jampiri o curandero. Q’OSÑICHIY — Hacer sahumar. Sahumar. En relación con los ritos de la q’oa y la ch’alla. LAYQAY — Privar de la salud, del juicio, causar cualquier otro daño con prácticas de hechicería realizada por el brujo, layqa o yatiri. KUKA QHAWAY — Práctica de varones que arrojando al viento unas cuantas hojas de coca sobre una llijlla, pretenden adivinar hechos ocultos o ignorados del presente, el pasado o el futuro. WATUY — Realización por varón competente de la ceremonia del watu, en la que el layqa investiga el caso del cliente en completa oscuridad. Se escucha el galopar del caballo de Santiago Apóstol que llega restallando el látigo para contestar en quechua las preguntas que le hace el yatiri. Los latigazos caen sobre algunos de los presentes y se ve un disco de hierro que vuela por los aires, llamado “Padre Eterno” y que a veces también golpea a alguno de los asistentes, manejado por el propio Santiago como aviso o reprimenda de incrédulos. Se hace circular durante la sesión cigarrillos y abundante alcohol. El afectado enfermo y objeto del watu no debe estar presente. Queda en su casa acompañado de su vigilante. Sólo su “ánimu” estará presente en el watu y podrá hablar y contestar las preguntas del Apóstol. Luego se adoptan las providencias para lograr la curación y la cuantía o momento del pago. Por su parte, Louis Girault, describe y en muchos casos reproduce 150 amuletos kallawayas, fabricados de “berenguela”, mineral calizo fino. Analiza sus características, su significación y su uso como parte del tratamiento que realizan los kallawayas con sus yerbas y drogas. El elemento mágico y sugestivo queda así incorporado al tratamiento empírico. Los tratamientos que realizan los yatiris y demás variedades de brujos y curanderos, tienen como trasfondo el intenso temor del “indio”, a toda expresión o realización del blanco. A su vez ese temor se acompaña de un odio varias veces centenario, que puede ser inconsciente. Determina la desconfianza y la resistencia hacia la medicina de los descendientes de los conquistadores. Tal actitud hacia los hispánicos y los blancos en general, persiste pese a que esos herederos de los colonizadores abandonaron hace tiempo las prácticas y usos de los peninsulares para con los “indios” y aun han dado un paso trascendental en su beneficio con la Reforma Agraria. Aguiló, señala que el proceso de secularización actual no es neutral ni mero sujeto pasivo:

“Construir un hospital en zona rural, puede 'provocar' así dicho fenómeno de secularización agraria en medicina: Los médicos, enfermeras, etc., suelen quejarse de que los campesinos son unos ingratos, no aceptan el servicio sacrificado de tales hospitales, donde la limpieza e higiene alternan con métodos modernos de curación totalmente gratuitos (no siempre). Y se preguntan: Por qué? La re-acción frecuente es decir, simplemente, “Son unos brutos!” Los campesinos ven alzarse muros blancos impecables, muchas veces antes de saber qué será y para qué servirá el edificio. Ellos no suelen ser incorporados en proyectos de esta envergadura. En cambio lo suelen ver como una intrusión en zona que siempre habían considerado culturalmente propia. Lo ven simplemente una agresión. Y en este sentido empieza el mundo simbólico a generar “antitoxinas” defensivas. La más frecuente y generalizada es precisamente el “karisiri” o el “llik’isiri”, que no es sino el hombre blanco, el “q’ara” que de noche se aparece y chupa la sangre o saca la grasa a las personas. De esta forma la excesiva distancia cultural que se ha pretendido saltar de golpe se convierte en un cortocircuito simbólico de rechazo subconsciente, totalmente insertado en el esquema mágico-mítico aymaro-quechua frente a lo extraño” (57) Desfase cultural e ignorancia. La resistencia a la medicina moderna y la persistencia de la animista campesina, no deben atribuirse solamente a la actitud del grupo andino. Su incomprensión, antipatía y repudio de las prácticas de la medicina criolla, se debe en buena parte a los propios criollos: un desconocimiento del pensamiento o ethos de los aymaras y los quechuas, una falla en el uso apropiado del lenguaje y el correspondiente desfase conceptual con aquellos a quienes se quiere beneficiar y, lo que es más grave, muchas veces el desconocimiento de la existencia del problema antropológico, es decir de la brecha cultural. Es típico de nuestra sociedad criollo-mestiza el énfasis e importancia que se da a las palabras, expresadas en proyectos, programas o ideales. Creemos que para lograr algo es suficiente el decirlo o escribirlo apropiadamente; mejor si se hace aprobar por mayoría de un cuerpo colegiado o por consenso, o si se expresa en discursos. Pero la mayoría de las veces no se cumple. Dejamos de cumplirlo encontrando mil inconvenientes. Constituciones, programas políticos, idearios, proyectos y planes, se quedan en el papel. Esto es particularmente cierto para el campo de la medicina. Reconocemos que la ejecución de muchos planes y proyectos, no sólo en materia médica y sanitaria, no se logran por razones atendibles: falta de recursos económicos, carencia de técnicos, de especialistas, ausencia de cooperación del Estado, de los pobladores, etc., etc. Pero no es menos cierto que, con demasiada frecuencia, una falta de visión de la realidad, un desconocimiento de los factores en juego, una vanidosa pretensión de criterio superior y, finalmente, un idealismo inexperto, llevan al fracaso cualquier plan que no esté sujeto a bases sólidas y rigurosa apreciación de todos sus elementos, por más bien intencionado que sea. Precisamente, fruto de la existencia de por lo menos dos culturas contrapuestas en la nacionalidad, es la ceguera para apreciar aspectos fundamentales de nuestros problemas, particularmente médicos. Si bien sería ingenuo afirmar que una brecha insalvable divide a nuestros grupos culturales, hay que reconocer que se abren todavía fisuras muy hondas entre ellos. Por otra parte parece estarse plasmando la peculiar mixtura que en el futuro podrá llevar el acento en uno u otro sentido. Un episodio muestra la perspicacia modernizada de los campesinos. Hace unos diez años, llegaron a la consulta varios pobladores de la región de Tapacarí, trayendo consigo un respetable bulto envuelto en llijllas multicolores. Descubrieron luego un imponente peñasco y me pidieron que lo examinara con rayos X para comprobar si, como el brujo del pueblo les afirmaba, existía un “señor” muy poderoso dentro de la piedra. Quedaron conformes al

comprobar la falsedad del aserto en el fluoroscopio vertical. La mitología andina bajo el control de la tecnología occidental. Esta mezcla ha sido fraguada durante la Colonia y en lo que llevamos de República, con materiales muy dispares y golpeada por un destino paradójico: posesión de ingentes riquezas materiales, en su mayor parte arrebatadas de sus entrañas por ajenas o expoliadoras manos y anarquía interrumpida por tiranías vandálicas. Sigue siendo multifacética, étnica y culturalmente, física y ecológicamente, y guarda todavía, donde otros habrían visto la disolución, la desesperanza y la parálisis, un tenaz y extraño impulso de supervivencia, una promesa y un llamado que es imposible desoir. Una pregunta inquietante y de respuesta muy difícil, si no vamos a defraudar las futuras generaciones, es saber cómo aprehender, en su compleja realidad, la auténtica vivencia del país. Hasta qué punto, unos y otros, campesinos, obreros, artesanos, profesionales, de todas las culturas y de todas las etnias, de todos los climas y todas las latitudes, somos capaces de darnos cuenta de la naturaleza del problema y tratamos de resolverlo. Y decimos que es inquietante, por cuanto de su adecuada respuesta, puede depender el plan de acción o programa de trabajo que la cultura criollo-mestiza, conductora y catalizadora, pueda adoptar para llevar adelante la incorporación de nuestra nación al mundo que nos circunda y que, a su vez, evoluciona a gran velocidad. El papel que la comprensión cabal de los problemas sanitarios del país tiene que jugar en un plan general, es trascendente. El conocimiento de sus raíces coloniales y de la realidad actual, cuantificada, es indispensable. La medicina, ese quehacer empírico o científico, rutinario o carismático, ese delicado arte que posibilita la adopción de medidas genéricas para casos específicos individuales o colectivos, debe además, constituirse en mecanismo institucionalizado de amplitud y profundidad nacional y funcionar en íntima conexión y coordinación con los demás factores administrativos y valores culturales dentro del aparato dirigente con el que trabaje. Además, la medicina, debe darse, si no con amor, que es el ideal, por lo menos con magnanimidad, honestidad y nobleza irrestricta, a todos los componentes de la colectividad, sin abierta categorización ni velada discriminación. ¿Será posible realizar esos objetivos sin compenetrarnos realmente del genio andino? ¿Podrá la esencia fáustica de nuestro tras- fondo occidental, articularse adecuadamente con el telúrico animismo de nuestros andinos?

MEDICOS CITADOS EN LA EPOCA COLONIAL En orden de aparición CIRIACO Y SELDA, Matías…………………….Médico científico y presbítero en La Plata. Informa sobre la Peste Bubónica y su tratamiento. MARTINEZ DOBLES……………………………..Protomédico, informa en Córdoba sobre la “tysis”. GARCIA HERNANDEZ…………………………..Médico, amigo de Colón; lo alentó ante la reina. ALONSO, maestre..................................’Físico' que acompañó a Colón. JUAN, maestre.......................................Cirujano que acompañó a Colón. SANCHEZ DE RENEDO, Fran-Primer SUBSTITUTO DE PROTOcisco …………………………………………………..MEDICO, Lima 1570. GUERRERO, José Hermenegildo . . ……..Protomédico de Potosí, médico cirujano y farmacéutico, fue limitado a ejercer sólo de cirujano y farmacéutico. GORMAN, Miguel……………………………….Doctor, primer protomédico del virreynato de Buenos Aires GARAY, Francisco Xavier……………………Licenciado por el Protomedicato de B.A., declarado inepto por el Ayuntamiento de La Plata. AHUMADA, José de…………………………….Médico de Oruro, suspendido por dedicarse a la explotación de las minas, 1805. TELLEZ ROJO, Ascencio..........................Licenciado. Pasaba por médico en Córdoba. 1598 MIRANDA, Gerónimo de…………………..Médico, se presentó como testigo en un juicio. GARCIA, Eustacio……………………………….Sanitario empleado en Hospital de Potosí. MELGAR, Martín…………………………….....Ilustre médico cirujano. Llegó al Perú en 1744. Autor de libro de Medicina. CRESPO, Pedro Nolasco……………………..Científico y polígrafo paceño. Con estudios de medicina. Preconizó la Quina, escribió sobre la coca. Investigador. DAVID Y MANUEL……………………………….Sacerdotes médicos, autores de libro Farmacopea Indiana. MONTOYA……………………………………………Médico notable por su caridad durante la epidemia de bubónica en Potosí 1719. ANONIMO………………………………………….Médico en Oruro, 1607. Censado entre los primeros habitantes de esa villa. PETRONIO, José . . . . . . . ……………………Médico español, muerto durante la sublevación de Calatayud en Cochabamba. COSQUERA, Manuel de la…………………..Médico. Formó parte de la conspiración de

mayo de 1809 en Chuquisaca. BLACKCUTOON, Alejandro………………..Practicó medicina en Potosí. Inglés. c/ 1750. REVOLLO Y MANDOUTTI, Juan Salvador……………………………………Médico portugués titulado en Coimbra. Llega a B. Aires en 1772. Exito enorme sus procedimientos secretos. BUENDIA, Juan………………………………….Médico Portugués en Potosí. PEÑA, Francisco de la……………………….Cirujano francés, realizó autopsia en Potosí. ILLESCAS, Gonzalo…………………………….Informa sobre la bubónica. Potosí. FRANCISCO DE JESUS………………………..Franciscano letrado. Descripción y tratamiento de ataques de epilepsia. UTRILLA, Pedro de………………………......Famoso cirujano mulato de Lima en Potosí. VISCAINO, Juan…………………………………Cirujano del Hospital San Juan Evangelista en La Paz. 1550 CARVAJAL, Alonso de……………………….Barbero del Hospital San Juan de La Paz. 1550.

LEXICO DE PALABRAS Y EXPRESIONES ESPAÑOLAS ANTICUADAS ABUNDANCIA DE SANGRE………………….Sanguíneo ACCIDENTE…………………………………………Enfermedad ACEPTA………………………………………………Aceptable ALBEITAR……………………………………………Veterinario AHOGUIDOS………………………………………Asma ALCABALA…………………………………………Tipo de impuesto ALFERESIA………………………………………….Tétanos del recién nacido APESGADO………………………………………..Agobiado ARREBATO…………………………………………Furor, enajenamiento APOSTEMA………………………………………..Abceso supurado ALTEZA………………………………………………Altura, altitud ASADURAS…………………………………………Visceras, entrañas ATAQUES……………………………………………Accidentes AZOGUEROS………………………………..........Industriales monopolizadores del mercurio para la amalgamación de la plata en Potosí AZOGADOS………………………………………..Intoxicados por mercurio BARBACOA………………………………………..Camastro; camilla; emparrado; zarzo para puertas, enrejado para asar. BINZAS……………………………………………….Película, membrana; peritoneo BEZOA………………………………………………..Concreción petrosa del estómago de algunos animales, considerada medicamento prodigioso. CAER HERIDO……………………………………..Contagiarse CANCER..................................................Probablemente gangrena CAMARAS…………………………………………..Diarrea CATAR………………………………………………...Observar CLISTELES…………………………………………….Enemas COLERA……………………………………………….Disentería. Uno de los cuatro humores del Galenismo CORRIMIENTOS Fluxión de los humores que cargan a alguna parte del cuerpo. Reumatismo. COYUNTURAS…………………………………….Reumatismos. CULEBRILLA……………………………………….Erupción en la barba. Herpes zona. CHAVALONGO…………………………………..Tifoidea. DECAIMIENTO……………………………………Disminución. DESCONCERTADO……………………………..Indispuesto. EMPEINE……………………………………………Cloasma del embarazo. ENFERMEDAD DE SAN LAZAR..............Probablemente lepra o espundia. ESQUINENCIA…………………………………….Angina, inflamación de la garganta, interna y externa. ESTAR AL CABO…………………………………A punto de morir. ESTIOMENA……………………………………….Muerte de una extremidad. EXHALACION……………………………………..Meteoro, bólido.

FLEBOTOMO………………………………………Sangrador; generalmente cirujanopeluquero. FLEMA………………………………………………..Humor, supuesta causa de apoplejías. GARROTILLO………………………………………Difteria. GAZGORR…………………………………………..Gaznate. HACHOS……………………………………………..Manojos de paja o esparto que sirven como teas. HUMOR GALICO………………………….........Sífilis. HUMORES PECANTES………………………….Exceso de alguno de los fluidos del 'Humorismo'. LABRAR………………………………………………Trabajar. LANDRE………………………………………………Adenopatías. LASCIVAS……………………………………………Prostitutas. LUCES DE CERA………………………………….Cirios, velas. MALEZA……………………………………………..Pus, materia. MAL PARTO……………………………………….Parto a término complicado. MOLLETOS.………………………………………..o molledos, partes carnosas de los miembros. MANTENIMIENTOS……………………………..Provisiones. PARES…………………………………………………Secundinas, placenta y membranas. PASMO……………………………………………….Enfermedad convulsiva. Enfermedad pulmonar grave PECHUGUERAS……………………………………Tos crónica. PERLESIA…………………………………………….Parálisis. PRETERNATURAL………………………………..No natural. PODRE………………………………………………..Pus. PESTE………………………………………………….Enfermedad epidémica. PRIETO……………………………………………….Casi negro. QUEBRADURA……………………………………Hernia. RANUELA…………………………………………..Tumor sublingual. SERUXANOS……………………………………….Cirujanos. SISA……………………………………………………Cierta clase de impuesto. SUBSTANCIAS……………………………………..Alimentos. SUDORES……………………………………………Curas de transpiración. TABARDILLO………………………………………Tifus. TABARDILLO PINTADO……………………….Tifus con exantema. TIRICIA………………………………………………..Enfermedad por extrañar una persona. Barbarismo por ictericia. VEINTICUATRO……………………………………Título de autoridad municipal colonial en Potosí. VERIJA………………………………………………..Bajo vientre; pelvis; ingles. VINCOVINCO………………………………………Gusano muy venenoso. VEJIGATORIO……………………………………..Parche para provocar ampollas o vejigas. ARREGAZAR………………………………………Remangar o recoger las faldas hacia el regazo. SO COLOR………………………………………..Con o bajo pretexto.

COSTADO…………………………………..........Dolor o puntada de costado. Padecimiento bronquial o pulmonar con dolor. LIPIDIA O LIPIRIA……………………………….Indigestión severa. NEMAUSINOS…………………………………….Habitantes de Nimes, Francia. PINTA………………………………………………..Tabardillo. SUELTO……………………………………………..Derrumbe en los socavones de las minas.

VOCABULARIO QUESHWA — ESPAÑOL Vocablos qheshwas y algunos aymaras en el texto. No se incluyen los nombres históricos o geográficos. ACHANPI……………………………………………Tribu del Kuntisuyu. ACHACHI……………………………………………Viejo (A) ACHIRA………………………………………………Raíz comestible. ACHITA………………………………………………Quenopodiacea comestible. AJANA……………………………………………....Clase de chicha. AIÍAPANA…………………………………………..Celajes matutinos. AKULLI……………………………………………….Porción de hojas de coca para masticar. AKULLIKUY………………………………………..Masticación y succión de la coca. ALLI — ALLIN…………………………………….Bien, excelente. ALLILLAY — ALLINLLAY……………………..Mejorar. AMA………………………………………………….No. AMARU……………………………………………..Serpiente. Serpiente fabulosa. ANDAMARKA…………………………………….Tribu del Chinchaysuyu. ANKAWAY Sara………………………………….Variedad de maíz. ANTARA……………………………………………..Zampoña. ANTAWARA……………………………………….Celajes vespertinos. ANTI……………………………………………………Oriente, este. Los Andes, región oriental. ANTICHIKOLLO…………………………………….Ave de la región del Anti. ANTI SARA…………………………………………..Maíz: de la región del Anti. ANTISUYU…………………………………………….Región oriental del Tawantinsuyu. AÑU…………………………………………………….Tubérculo comestible, Mashwa., Isañu. ANQARAY……………………………………………Tribu del Chinchaysuyu. APAY…………………………………………………..Llevar. APACHITA…………………………………………..Amontonamiento o ara de piedra en los caminos. APANKORAY……………………………………….Cangrejo. API………………………………………………………Mazamorra. APICHU……………………………………………….Camote. AQOYRAKI…………………………………………..Adversidad, desventura. AQTU………………………………………………….Muk’u AQHA…………………………………………………Chicha. ARAWI………………………………………………..Canción, poesía. ARI………………………………………………………Si. . ARI Manka…………………………………………..Olla sin estrenar para adivinación. ARIQIPA………………………………………………Tribu del Kuntisuyu. ASIPA…………………………………………………..Ajipa, raíz alimenticia. ASNA…………………………………………………..Hediondo. ASNAJ UCHU……………………………………….Ají hediondo. ASNU………………………………………………….Variedad de chicha. ASHWA………………………………………………Variedad de chicha.

ASWA………………………………………………..Ashwa. ASTA YA!...............................................Véte Alejate! ATAU………………………………………………..Afortunado. ATIPAJYA………………………………………….Augurio funesto. ATUJ…………………………………………………Zurro. AUOA……………………………………………….Enemigo. . AT JO APACHA RUNA……………………….Gerente belicosa. AYA…………………………………………………..Cadáver, difunto. AYAPACHA Unquy…………………………….Enfermedad provocada por los muertos. AYLLU……………………………………………….Linaje, pariente; territorio de los mismos AYARICHI………………………………………….Canción para acompañar los muertos. AYRI………………………………………………….Hacha. AYSAY……………………………………………….Jalar, estirar. Sesión de hechicería. AWALLA…………………………………………..Nacimiento desafortunado de gemelos. AWAPI……………………………………………...? AWI…………………………………………………..Campesina. CHACHAPUYA……………………………………Tribu del Chinchaysuyu. CHAJRA O CHAKRA……………………………Predio, sementera. CHAJRAY APU KILLA…………………………..Mes de abril o de labranza. CHAKA……………………………………………….Puente. Caderas. Amígdalas. CHAKA CHUKI…………………………………….Lanza de cadera. CHALLWA…………………………………………..Pez, pescado. CHAMIKU…………………………………………..Chamico; estramonio. CHANPI……………………………………………….Alabarda. CHANAPARI………………………………………..? CHAQU……………………………………………….Tala, región talada. Cacería por rodeo. CHARKA………………………………………………Tribu Qullasuyu. CHARI………………………………………………….Tal vez, quizás. CHAUPI……………………………………………….Centro, en medio. CHAWCHA PAPA………………………………..Variedad papa pequeña. CHICHA……………………………………………….Bebida fermentada generalmente de- maíz o quínoa CHILLI………………………………………………….Frutilla. CHINA………………………………………………….Hembra. CHINAKUNA………………………………………...Sirvientes. CHINPA………………………………………………..Vecindad; banda opuesta del río. CHINPAY………………………………………………Acercarse. CHINCHAYQHOCHA……………………………..Tribu del Chinchaysuyu. CHINCHAY SUYU…………………………………..Región y habitantes del norte del Tawantinsuyu. CHINCHA………………………………………………Norte. CHIRAPA UNQUY………………………………….Enfermedad provocada por el sol con lluvia. CHIRI…………………………………………………….Frío. CHIRIMUYA…………………………………………..Chirimoya, fruto tropical. CHIRIWANA………………………………………….Chiriguano, tribu selvática del

oriente. CHIWAKU……………………………………………Ave canora. C HUCHA W…………………………………………Arçave CHUCHINA SARA…………………………………Variedad de maíz. CHUCHUQA…………………………………………Maíz cocido, secado al sol y martajado. CHUJCHU…………………………………………….Paludismo. CHUJCHUY……………………………….............Temblar, tener escalofríos. CHUJLLU……………………………………………..Choclo. OHT TKT………………………………………………Lanza. Duro. CHUKI ILLA………………………………………….Lanza sagrada. CHULPI SARA………………………………………Variedad de maíz. CHUNPI……………………………………………….Faja. CHUPA………………………………………………..Cola. CHUWI o Chuy…………………………………….Frijoles de color para jugar. Tribu del Qullasuyu. CH’ALLAY…………………………………………….Libación ritual mágica a la Pachamama. CH’AKA………………………………………………..Ronco. CH’SKA QUYLLUR…………………………………Venus, el planeta. CH’ARKI……………………………………………….Tasajo. CH’IJTA SENQA…………………………………….Nariz hendida. Labio leporino. CH’ILLKA………………………………………………Planta medicinal y de cestería. CH’IQULLU……………………………………………Ave canora. CH’UÑU………………………………………………..Papa helada y secada al sol. CH’USEJ O CH’USEKA…………………………...Lechuza. CH’USPA……………………………………………….Bolsita para llevar coca. CHHAWAY…………………………………………….Troje de barro. CHHALLA………………………………………………Planta de maíz seca. CHHASKI……………………………………………….Mensajero, correo. CHIMA………………………………………………….Colorante de color rojo. ICHA…………………………………………………….Tal vez, cuando. ICHHU………………………………………………….Paja. INTI……………………………………………………...El sol. El dios Sol. INTI RAYMI…………………………………………..La fiesta del Sol. TNKA.……………………………………………….….Rey, soberano. INCHIJ...………………………………………………..Maní, cacahuete. ILLAPA…………………………………………….…..El rayo; el dios Rayo ILLA………………………………………………….....Objeto herido por el rayo. Cosa antigua y valiosa. ISKAY……………………………………………….….Dos. ISKAY SUNQU……………………………………...Traidor. JALLP’A………………………………………………Tierra. Violento. JANAN O HANAN………………………………..Arriba, superior. JANQA………………………………………………..Cojo. JANK’A………………………………………………..Maíz tostado. JANPI………………………………………………….Medicamento, droga. JANPIKUJ…………………………………………....Curadores o los que se curan. JANPIKUY………………………………..………….Curarse. JANPIKAMAYUJ…………………………………..Curandero, médico.

JAP’EKAY…………………………………………….Ardor de la piel. JAPUY………………………………………............Hechicería para provocar enfermedad o daño. JATUN…………………………………………………Grande, gran. JATUN PAPA……………………………………….Papas grandes, var. JATUN QULLA…………………………………….Tribu del Qullasuyu. JATUN RUNA………………………………………Señores. Clase de 'indios' de comunidad. JATUN SASI…………………………………........Gran ayuno. JAYLLI…………………………………………………Canción religiosa o agrícola. JITKA…………………………………………………..Verduras secas. JIWAYA O JIWAYU………………………………Castigo, dejando caer gran piedra robre el pecho. JUCHA…………………………………………………Pecado, falta, culpa. JUMINTA……………………………………………..Bollo de maíz tierno cocido. Huminta. JUNK’ULLPI Tribu del Kuntisuyu. JURKA…..……………………………………………..Variedad de maíz; clase de chicha. KACHÁ………………………………………………..Emisario. Yerbas secas. KACHINA…………………………………………….Tierra blanca colorante. KACHUN……………………………………………..Achojcha, kaywa. Verdura comestible. KALLAMPA…………………………………………Hongo, seta. KALLAWAYA……………………………….........Tribu Qu’Ia. Curanderos herbolarios ambulantes. KALLISAYA………………………………………….Arbol de la Quina. KAMCHA……………………………………………..Maíz tostado. KANCHA………………………………………………Recinto, patio, plaza. KANCHERAS…………………………………………Vendedoras en la cancha (neol.) KANKAU………………………………………………Planta acuática comestible. KAÑARI………………………………………………..Pueblo del Chinchaysuyu. KAPYA SARA………………………………………..Variedad de maíz. KATARI………………………………………………..Víbora. KAWITU...................................................Camastro, barbacoa. KAY………………………………………………………Ser, ente. Ser, estar. Este, esta, esto. KAYA…………………………………………………..Oca secada al sol. KAYANPI…………………………………………….Tribu del Chinchaysuyu. KAYWA………………………………………………Achujcha, kachum. Achojcha. KILLA………………………………………………….Mes. Luna. KINWA o KIÑUA………………………………...Qulnoa. Quenopodiacea comestible KIWINA………………………………………………Quínoa. KIWINCHA………………………………………….Achita. KIRU……………………………………………………Diente. KUTI SARA…………………………………………..Variedad de maíz. KUKA……….………………………………………...Coca. Planta y hojas. KUNTISUYU………………………………………...Región occidental del Tawantinsuyu. KUNTI…………………………………………………Occidente. KUCHUCHU…..…………………………………….Planta de raíz comestible. KUKUPA……………………………………………..Papa helada. Sabañones. KULLUNA……………………………………………Silo subterráneo. KUNKA……………………………………………….Cuello, pescuezo. KUYRO………………………………………………..Llama blanca.

KUNKA-QHUCHUNA…………………………..Hacha, degollador. KUKA QHAWAY………………………………….Adivinar por medio de coca. KUKA MAMA……………………………………..Madre Coca. KURI…………………………………………………..Gemelos. KUSA………………………………………………….Bien, bueno. Chicha buena. KUSURU……………………………………………..Canasto. Embalaje. K’APYA SARA……………………………………..Variedad de maíz. K’ARACHI.…………………………………………..Picazón, escosor; sarna, costra. K’IRUY…………………………………………………Fajar o envolver a los niños. K'UYCHI………………………………………………Arco Iris. KHATU………………………………………………..Mercado, venta. KHATUY………………………………………………Compra-venta, comercio. KHIPU…………………………………………………Nudo. Gráfico de cordones anudados y de colores. KHIPUKAMAYUJ Administradores, contadores, mayordomos. KHITUY……………………………………………….Frotar. KHUCHUY…………………………………………..Cortar. KHURU……………………………………………….Gusano. LLACH’UJ…………………………………………….Planta acuática comestible. LLAKUM……………………………………………..Yacón. Raíz alimenticia. LLAKIY………………………………………………..Pena, apenarse. LLAKIKUY……………………………………………Plañideras. I,LAMA……………………………………………….Llama. Auquénido domesticado. T.LANP’U…………………………………………….Blando, suave. LLANPU………………………………………………Desmontes de la mina con contenido de plata. LLAYQA o LAYQA……………………………....Brujo. LLAYOAY o LAYQAY……………………………Enfermedad, enajenación o daño provocados por el layqa. LLIJLLA……………………………………………….Manta tejida y de colores. LLINP’I………………………………………………..Color. Colorante. LLIPIY………………………………………………….Parpadear. LLIPIS………………………………………………….Tribu del Qullasuyu. LLIPT’A………………………………………………..Llujt’a. LLUKANAS…………………………………………..Tribu del Chinchaysuyu. LLUKUMA…………………………………………...Lukuma o Lujma. Fruto comestible. LLUJSIY……………………………………………….Salir, brotar. LLÜLLU……………………………………………….Inmaduro, verde. LLULLUCHA………………………………………..Alga de agua dulce comestible. LLUJT’A……………………………………………….Pasta de ceniza y papa para akullicar coca. LLUMU 0 Rumu…………………………………..Yuca. LLUYCHU…………………………………………….Venado. LLURIN O LURIN………………………………….Inferior, abajo. MACH’A.……………………………………………..Pegajoso. MAJÑU………………………………………………..Colorante rojo. MAKA………………………………………………….Yerba purgante. MAKI……………………………………………………Mano. MAKIN P’AKISQA…………………………………Manco. MALLKU………………………………………………Jefe. Cóndor.

MAMA………………………………………………..Madre. MAMA QHOCHA…………………………………La Madre Mar. Diosa mar. MAMAKUNA……………………………………….Señoras nobles. Reclusas en conventos. MANCHAY…………………………………...........Susto. Asustarse. Cuantioso. MANKA……………………………………………….Olla. MAQAY……………………………………………….Pegar, castigar. MAQASKA…………………………………………..Castigado. MASA………………………………………………….Cuñado, pariente político. MASI……………………………………………………Prójimo. MASHWA…………………………………………….Añu. Tubérculo comestible. MATHI………………………………………………..Mate o recipiente de calabaza. MATIJLLU…………………………………………….Uqhururu. Umbelífera acuática comestible. MAWQASUYA………………………………………Zapallo. MAYU…………………………………………………..Río. MICHUJ………………………………………………..Justicia, juez. MIKHUY………………………………………………Comer, alimentarse. MIRI PAPA…………………………………………Variedad de papa. MILLU…………………………………………………Alumbre para maniobras curativas mágicas. MITA…………………………………………………..Turno de trabajo, especialmente en minas. MIT’AYU………………………………………………Mitayo, trabajador de mina obligado. MITMAJ……………………………………………….Mitimae. Trasplante. Trasplantado, desarraigado. MURA………………………………………………….Variedad de maíz blanco. MURA YA……………………………………………..Chuño blanco. MULLI………………………………………………….MoIIe. MULLU………………………………………………..Molusco marino de concha roja, ofrenda a los dioses. MUJCH’I……………………………………………...MUK’U Bollo de maíz para ensalivar. MUCH’AY…………………………………………….Besar. Adorar. MUK’U………………………………………………...Muk’u o mujch’i MURQUTU…………………………………………..Alga de agua dulce comestible. MUSQUY……………………………………………..Soñar. MUT’I…………………………………………………..Mote. Maíz cocido. NINANINA……………………………………………Insecto ichneumónide de vivos colores ÑAK’AY……………………………………………….Sacrificar, degollar. ÑUÑU………………………………………………….Leche, ubre, mama, mamar. ÑUÑUMA…………………………………………….Pato doméstico. ÑUST’A……………………………………………….Princesa. ÑAUSA……………………………………………….Ciego, deslumbrado. PACHA……………………………………………….La Tierra, el Mundo, el Tiempo. Desde, mismo. PACHA MAMA…………………………………..La Madre Tierra. PACHA MAQASKA……………………………..Castigado por la Tierra. PACHA PANTA……………………………………Enfermo por equivoco de la Tierra. PAKAY………………………………………………..Ocultar. Pacae, fruto leguminosos. PAKAJI……………………………………………….Tribu Qulla. PAKI YUYU………………………………………….Verduras secas.

PALTA……………………………………………..….Fruto suculento. PALLA……………………………………………..….Mujer noble. PANPA……………………………………………..…Llanura, pampa. PANKUNKU………………………………………...Hachos de paja. PAKU……………………………………………..…..Hongo comestible. PAPA………………………………………………....Papa, patata. PAOU……………………………………………..….Alpaca. PARTNAOHOCHA……………………………...Tribu del chinsaysuyu PARU SARA………………………………………..Variedad de maíz. PAWAW…………………………………………….T´ika. Flor. PUCHAY………………………………………….….Akulliku. PINAU…………………………………………….….Yerba comestible. PINKU PINKU……………………………………..Planta astringente. PUKA………………………………………………...Rojo. PUKA UCHU……………………………………...Ají colorado. PUKINA QULLA………………………………...Tribu Qulla. PUKULLU…………………………………………..Túmulo funerario. PUJYU………………………………………………..Manantial. . . PUJYU UNQUY…………………………………..Enfermedad debida al manantial. PUJYU TAPYASQAN…………………………..Embrujado por el manantial. PUMA………………………………………………..Puma, león americano. PUMAKANCHI……………………………………Tribu Qulla. PUNA…………………………………………………Tierras a'tas y frías.. PUNATANPU……………………………………...Tribu del Kuntisuyu. PUÑUY………………………………………………..Dormir. PUÑUCHIWAY…………………………………….Hazme dormir. PURA…………………………………………………Plenilunio. PUR APURA……………………………………….Coraza. PUTU o PUTUTU………………………………..Trompa de caracol marino. P’ACHA……………………………………………..Mortaja. P’AJPAJ……………………………………………..Búho. P’AKIY………………………………………………..Romper. P’AKISQA……………………………………………Roto, quebrado. P’ALTA……………………………………………….Plano, liso, aplanado. P’ALTA UMA………………………………………Cabeza aplastada. P’ANPAY…………………………………………….Enterrar. P’IJPI…………………………………………………..Búho pequeño. P’UKU…………………………………………………Vasija redonda honda. P’URUTU……………………………………………..Poroto, frijol, alubia. PHAWAY…………………………………………….Volar. PHURURU……………………………………………Case de chicha. QANA………………………………………………….Planta medicinal. Tribu quila. QAPU PAPA………………………………………..Variedad de papa. QAWI………………………………………………….Oca asoleada. QIWIÑA o QEWIÑA o QEWÑA……………Arbusto rosáceo combustible. QAYLLAY…………………………………………….Acercarse. QIRU o QERU………………………………………Vasija de madera o cerámica para beber. QICHIWA…………………………………………….Tribu chinchaysuyu.

QISPILLAJTA……………………………………….Tribu quila. QILLQA o QOLLQA…………………………….Depósito, troje. QITU…………………………………………………..Tribu chinchaysuyu. QULLA……………………………………………….Tribu qulla. QULLASUYU……………………………………….Sur. Región meridional del Tawantinsuyu. QULLAWA…………………………………………Tribu qulla. QURI…………………………………………………..Oro. QURPACHANKI…………………………………..Hospedarás. QURUPUNA URQU……………………………..Tribu Kuntisuyu. QURI KANCHA……………………………………Templo del Sol. QUSQU………………………………………………Cuzco. QUYA…………………………………………………Reina. QUYA RAYMI……………………………………..Fiesta de la Reyna Luna. QUYLLUR…………………………………………..Estrella. QUWI…………………………………………………Coi, cobaya, conejillo de indias. Q’AJCHAY…………………………………………..Azotar. Q’AJYA SINQA…………………………………….Nariz hendida. Q’UA o Q’OA……………………………………..Sahumerio Mágico. Q’UMI………………………………………………..Estéril, impotente. Q’UMU……………………………………………….Jorobado. Q’URUNTA………………………………………….Marlo, zuro. Q’USÑI………………………………………………..Humo. Q’USÑICHIY…………………………………………Sahumar por magia. O’UNCHA……………………………………………Fogón. O’OTU………………………………………………..Bocio. OHAPAJ……………………………………………..Poderoso, principal, rico. QHAPA.T INTI RAYMI KILLA………………..Gran fiesta del Sol – Mes de OHAPA.T O’umi………………………………….Solteronas ricas. OHAPAJ WARMI…………………………………Señoras principales. OHARI…………………………………………………Varón. QHARQUWAY……………………………………..Expulsar. QHESHWA o QHISHWA………………………Quechua o quichua. Pueblo, idioma. QHOCHA…………………………………………….Lago, pantano, mar. RAKACHA……………………………………………Planta de raíz comestible. RARAWAY SARA…………………………………Variedad de maíz. RAYMI………………………………………………...Fiesta religiosa mayor. RIKUY………………………………………………….Ver. ROKOTO UCHU…………………………………..Ají locoto RUMU o LLUMU…………………………………Yuca. RUNA………………………………………………….Ser humano, gente. RUNTU………………………………………………..Huevo. RUTHUY……………………………………………….Recortar, el pelo. RUPHA…………………………………………………Calor. RUPHAY……………………………………………….Quemar, hacer calor. SAJMAY……………………………………………….Golpear, dar de puñetes. SAJMANA……………………………………………Manopla. SAIRI…………………………………………………..Tabaco. SANTILLA……………………………………………Sandía.

SANKU…………………………………………………Espeso, denso. Bollo de harina de maíz. SACH’A……………………………………………….Arbol. SACH’AJ CHUKI…………………………………..Lanza de madera. SAPALLU……………………………………………Sapallo. SAPSI………………………………………………….Comunidad. Comunitario. SARA………………………………………………….Maíz. SARA UNQUY……………………………………..Enfermedad provocada por el maíz. SAST…………………………………………………..Ayuno. SASTKUY…………………………………………….Ayuno ritual. SAWINTU……………………………………………Wayawa. Guayaba. Fruto. SAYT’U……………………………………………….Largo y angosto. SAYT’U UMA……………………………….........Cabeza alargada por deformación provocada. STNOA o SENQA…………………………………Nariz. STRK’A………………………………………………..Vena. SIRK’AJ……………………………………………….Sangrador, flebótomo, STTT.LA YUYU…………………………………….Verdura. SITUA………………………………………………….Fiesta de la primavera y para ahuyentar enfermedades. SIUJ!.......................................................Interjección de huida rápida. SURUY…………………………………………………Chorrear. SURUJCHI……………………………………………Mal de montaña, de puna, sorojchi. SURA………………………………………………….Wiñapu Tribu del chinchaysuyu. SURI……………………………………………………Ñandú. SUNQU……………………………………………….Corazón. SUPAY………………………………………………..Demonio. SUYU………………………………………………….Región, distrito, parcela. SUWA………………………………………………..Ladrón. TAWA………………………………………………...Cuatro. TAWANTINSUYU…………………………………Las Cuatro Regiones. El Imperio Inka. TAKI……………………………………………………Canto, canción; baile. TAKIA………………………………………………….Bosta de llama usada como combustible. (AY). TAMPU………………………………………………..Posada, paradero. Tambo. TANTAY………………………………………………Reunir, juntar, recolectar. TANQIWA…………………………………………..Tribu del chinchaysuyu. TARMA.………………………………………………Tribu del chinchaysuyu. TARUKA………………………………………………Venado de altura. TAWRI…………………………………………………Chuchusmut’i. Lupino. Semilla oleaginosa. TINKUY………………………………………………..Encontrarse, pelear. TINKU………………………………………………….Contienda. Unión. TIWANAKUS………………………………………..Tribu Quila. TOBA…………………………………………………..Tribu selvícola del Chaco. TUKUY………………………………………………….Todos. Acabar, concluir, convertirse en. TUKU……………………………………………………Variedad de Búho. TUNDU RUNA………………………………………'Indios' de trabajo alquilado. TUNKI……………………………………………………Ave tropical. TUPA KUKA………………………………………….Coca regia, de la mejor calidad. TOTA……………………………………………………Noche.

TOTA PHAWA……………………………………..Que vuela de noche. Ave nocturna. T’ANTA………………………………………….…….Pan. TAMUS………………………………………………..Variedad de chuflo. T’INKICHIY……………………………………………Embrujo amoroso. T’INRI……………………………………………………Enano. T’IRI………………………………………………………Verdura seca. T’IU……………………………………………………..Arena. T’UJRIKUJ o TUKUYRIKUJ……………………..Vigilantes, oficiales controladores. T’URU………………………………………………….Barro. Tribu del kuntisuyu. T’ULLA………………………………………………..Planta de puna usada como combustible. Tola. THAPA……………………………………………….Nido. THAPAKU o THAPARANKU…………………Mariposa nocturna de gran tamaño. UCHA…………………………………………………Estiércol o bosta de llama. Wanu. Takia. UCHU…………………………………………………Ají. UKHU…………………………………………………Profundidad. Hondo. UMA………………………………………………….Cabeza. UMA CHUKO………………………………………Casco. UNQUY……………………………………………….Enfermedad. UNQUYKUNA………………………………………Las enfermedades. UNQUJ RUNA……………………………………...Enfermo. UNQINA……………………………………………….Verdura acuática. ULLUKU……………………………………………….Tubérculo alimenticio. Papalisa. UPA…………………………………………………….Mudo. Idiota. UPI………………………………………………………Bebida. Chicha. UQA…………………………………………………….Tubérculo alimenticio. Oca. UQIK’A…………………………………………………Recipiente para lavarse. UQI SARA…………………………………………..Variedad de maíz. UOHURURU………………………………………..Verdura acuática. (Berro?) URQU…………………………………………………Cerro, montaña. URMAY………………………………………………Caer. URU……………………………………………………Gusano. URU o URUMATA……………………………….Tribu quila. URUNINA……………………………………………Luciérnaga. USNU…………………………………………………Sitios consagrados al sacrificio religioso. USUM………………………………………………..Ciruela. UTURUNKU………………………………………..Jaguar. YACHAY…………………………………………….Saber, entender. YAKU…………………………………………………Agua. YANA…………………………………………………Color negro. Indígena bajo servidumbre. YANAKUNAS……………………………………….Plural de Yana. Los andinos semiesclavos. Yanaconas. YAUYUS………………………………………………Tribu chinchaysuyu. YAYKUY………………………………………………Entrar. YAYUMA…………………………………………….Parto de mal augurio. YARIT’A………………………………………………Conifera rastrera de puna. Combustible. YUJRA…………………………………………………Camarón. YUNKA………………………………………………..Valle tropical. Yunga. YUNKA SARA………………………………………Maíz de yunga.

YUTHU…………………………………………………Perdiz. YUYU…………………………………………………..Yerbas, verduras. WACHAY…………………………………………….Parir. WACHANQA……………………………………….Euforbiácea medicinal (parirá). WACHTMI…………………………………………...Pescador. WACH’UJ…………………………………………….Fornicario, ramera. WAJCHA………………………………………………Huérfano, pobre. WAKAYWA………………………………………….Llama de carga. WAK’A…………………………………………………Divinidad, cosa sagrada; ara, ofrenda religiosa. WAK’A MAOASQA………………………………Castigado por la divinidad. WAK’A SINOA………………………………………Nariz hendida. Labio leporino. WAK’A QARAY……………………………………..Alimentar a los dioses. WAK’A WILLKA…………………………………….Idolo. Sacrificio a los dioses. WAK’ASA……………………………………………..Sacerdote de las wak’a. WALLKANKA………………………………………..Escudo. WANAKU……………………………………………..Auquénido salvaje. Guanaco. WANKA………………………………………………..Tribu chinchaysuyu. WANKAR………………………………………………Tambor. WAÑUY………………………………………………..Morir. WAÑUCHIY…………………………………………..Matar. WAQAY……………………………………………….Llorar. WAQANKI……………………………………………Llorarás. Talismán. WAQAYLLI…………………………………………..Plañidera. Imploración a los dioses. WANUKU…………………………………………….Tribu chinchaysuyu. WAQANKERA………………………………………Mujer que trae desgracia. WARAKA……………………………………………..Honda. WARKHU……………………………………………..Peso, carga. Moneda de un peso. WARMI………………………………………………..Mujer. WATUY………………………………………………..Ceremonia del Watu. WATU………………………………………………….Tratamiento mágico con Santiago Apóstol. WAYAWA…………………………………………….Sawintu. WAYCHAW…………………………………………..Avecilla. WAYNAQOTA………………………………………Tribu del Quntisuyu. WAYAQA…………………………………………….Talega. WAYLAS………………………………………………Tribu chinchaysuyu. WAYLLA-QUEPA………………………………….Trompa de caracol. WAYNA………………………………………………..Hombre joven. WAYRA………………………………………….……Viento. WAYRACHINA…………………………………..….Horno de viento para fundir minerales. WAYRAP SARA…………………………………...Maíz para el viento, adivinatorio. WAYMORE………………………………………….Tribu salvaje del suroeste. WAYRUR…………………………………………….Virgen escogida WAWA………………………………………………..Criatura. Hijo o hija respecto a la madre. WAWA WACHACHIJ…………………………….Partera. WIK’UÑA………………………………………………Vicuña. WILLKATAWRI……………………………………..Purgante de Tawri. WILLKACHINA………………………………………Jeringa para enema purgante. WINCHA………………………………………………Cinta, banda.

WIÑAY………………………………………………..Crecer. Siempre. Siglo. WIÑAY UNQUY……………………………………Tullido. WIÑAPU……………………………………………..Chicha de maíz germinado. WTRA…………………………………………………Grasa, gordura. Gordo. WIRAQHOCHA……………………………………Dios creador. Sobrenombre de los españoles. WISA…………………………………………………..Nacimiento infausto. WISA ALLICHAJ…………………………………..Comadrona, partera. WISAMA o WIJSAMA………………………….Gemelaridad infausta.

CITAS LIBROS Y REFERENCIAS (1). — (2). — (3). — (4). — (5). — (6). — (7). — (8). — (9). — (10). — (11). — (12). — (13). — (14). — (15). — (16). — (17). — (18). — (19). — (20). — (21). — (22). — (23). — (24). — (25). — (26). — (27). — (28). — (29). — (30). — (31). — (32). — (33). — (34). — (35). — (36). — (37). — (38). — (39). — (40). — (41). — (42). — (43). — (44). — (45). —

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INDICE

Pág. Prólogo……………………………………………………………………………………………………………………………..15 Antecedentes históricos ………………………………………………………………………………………………….27 La enfermedad………………………………………………………………………………………………………………….37 Enfermedades infecciosas…………………………………………………………………………………………………39 Amor y sexo ………………………………………………………………………………………………………………………58 Coca y Alcohol…………………………………………………………………………………………………………………..70 Altura y Clima…………………………………………………………………………………………………………………….78 Alimentación……………………………………………………………………………………………………………………..81 Habitación, higiene……………………………………………………………………………………………………………84 Trabajo………………………………………………………………………………………………………………………………94 Violencia ………………………………………………………………………………………………………………………….101 Los Médicos ……………………………………………………………………………………………………………………..111 Tratamientos…………………………………………………………………………………………………………………….129 Hospitales…………………………………………………………………………………………………………………………158 Apéndices y Notas……………………………………………………………………………………………………………167 Meditaciones a manera de Epílogo………………………………………………………………………………….279 Médicos citados en la Colonia………………………………………………………………………………………….339 Léxico español………………………………………………………………………………………………………………….341 Vocabulario qheshwa-español………………………………………………………………………………………….345 Citas………………………………………………………………………………………………………………………………….361 Bibliografía……………………………………………………………………………………………………………………….365

Se terminó de imprimir el mes de Septiembre de 1989 en Impresiones Poligraf, Ha- mi raya S-0274 esq. Santiváñez. Telfs.: 27366 - 31994. Casilla 3881. Cochabamba - Bolivia.