Los gobernadores de Sinaloa ante la historia (1831-2011) Volume 3
 9786077860549, 9786077860563

Table of contents :
Introducción
Alfredo Valdés Montoya
El economista que gobernó Sinaloa
Conclusiones
Bibliografía
Alfonso G. Calderón
El obrero que gobernó Sinaloa, 1975-1980
Introducción
Coyuntura y decisión política
Historia política personal
Un gobierno eficaz y responsable
Tratamiento gubernamental de tres grandes
problemas
Bibliografía
Antonio Toledo Corro
Gobernador del Estado de Sinaloa
Carrera política
Toledo candidato al gobierno de Sinaloa
Quiénes quedaron en el camino
La obra de gobierno
Conclusiones
Aportaciones al desarrollo estatal
Bibliografía
Francisco Labastida Ochoa
Servidor público
Gestión de gobierno de Francisco Labastida Ochoa 1987-1992
Seguridad pública
Finanzas públicas
Transformación económica
Agricultura
Ganadería
El gobernante; el político
Sus primeros años
Sus primeros oficios
Entorno familiar
Político pragmático y con sentido social
Entrega del poder
Una anécdota que lo pinta de cuerpo entero
Juan S. Millán Lizárraga
El sentido útil de la política
Introducción
Un contexto difícil
Recuperar la eficacia política
Sinaloa con rumbo firme
Principales resultados
Reflexiones finales
Juan Sigfrido Millán Lizárraga
Gobernador de Sinaloa 1999-2004
La crisis de la familia Millán Lizárraga
El éxodo
Juan Millán se pone el overol
Un agradable encuentro
Vida en Culiacán
El despertar de un futuro político
Carrera política
Noviazgo y matrimonio
Continúa la lucha por mejorar
Los obreros cetemistas se rebelan
Alfonso G. Calderón en campaña
Los temores de Juan S. Millán
Reunión de transportistas
Lauro Díaz Castro vs. Juan Millán
por la candidatura a gobernador
Campaña constitucional por la gubernatura
Liderazgo
Bibliografía
Jesús Alberto Aguilar Padilla
A manera de conclusión
Mensaje final del gobernador
republicana
Un estilo de gobierno incluyente y de vocación
La política como acción transformadora
Las cinco principales obras
Balance y logros
Una planeación para gobernar en la pluralidad
Conclusiones del período
Sobre los autores
Observaciones al proceso de largo plazo
Entrevistas a gobernadores
Antonio Toledo Corro
Antonio Toledo Corro rompe el silencio:
lo niega todo
Francisco Labastida Ochoa
Siempre quise ser gobernador de Sinaloa: Francisco Labastida
«Siempre quise ser gobernador de Sinaloa»
Y comenzó el aprendizaje
«Nadie le metió mano a la elección; los
resultados fueron reales»
Nueva era en la relación gobierno
del estado-uas
Las diferencias con Carlos Salinas de Gortari
La noche de los «cuchillos largos»
«No concerté con el pan ni negocié con
Fernández de Ceballos»
Lauro y Gustavo, sus cartas; la decisión fue para Renato
Tan difícil es ser buen gobernador
como buen exgobernador
Jesús Aguilar Padilla
«Gobernar Sinaloa, la mayor satisfacción
de mi vida»
Campaña, elecciones y tribunal electoral federal
Juan Millán, Vicente Fox y Felipe Calderón
Primavera del 2008: el momento crucial
El reverso de la medalla: logros y satisfacciones
El momento de la sucesión, la derrota en 2010 y el colofón
Discurso de toma de posesión como
Gobernador del Estado de Sinaloa del
licenciado Mario López Valdez
Gobernantes del estado de Sinaloa
Gobernantes de Sinaloa, 1853-1866
Gobernantes del Estado de Sinaloa, 1866-1877
Gobernantes del Estado de Sinaloa, 1877-1909
Gobernantes del Estado de Sinaloa, 1909-1917
La Casa de Moneda de Culiacán

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Los gobernadores de Sinaloa ante la historia (1831-2011)

Heriberto M. Galindo Quiñones

Coordinador general de la obra y Presidente de la Fundación para Mover y Transformar a Sinaloa, A. C. Nicolás Vidales Soto

Coordinador del proyecto historiográfico Héctor Alfonso Torres Galicia

Director general de la Fundación para Mover y Transformar a Sinaloa, A. C. Ronaldo González Valdés: Primeros gobernadores en Sinaloa, 1831-1855 Nicolás Vidales Soto: Los gobiernos liberales en Sinaloa, 1855-1911 Gilberto J. López Alanís: Los gobernadores de la Revolución mexicana, 1911-1968 Roberto Soltero Acuña: Los gobernadores de la modernidad, 1969-2011

coordinadores de bloques temáticos

Los gobernadores de Sinaloa ante la historia (1831-2011) Tomo III. Los gobernadores de la modernidad, 1969-2011 Primera edición, octubre de 2015 Producción: Fundación para Mover y Transformar a Sinaloa, A. C. D. R. © D. R. ©

Heriberto M. Galindo Quiñones Andraval Ediciones, S. A. de C. V. Juan de la Barrera, 1927 Nte. Tierra Blanca, 80030, Culiacán (Sinaloa).

Maritza López, editora Portada e interiores: Fabiola Vázquez Archivos fotográficos: ahges, INEHRM, INAH, Archivo Miguel Tamayo Espinosa de los Monteros, Andraval Ediciones y archivos particulares de Adrián García Grimaldo, Jesús García Rodríguez, Armando Nava y Jaime Sánchez Duarte. Videograbación de entrevistas y promoción audiovisual: Jorge Aragón Campos Revisión final: Jaime Sinagawa Montoya ISBN: 978-607-7860-54-9 (Obra completa) ISBN: 978-607-7860-56-3 (Tomo iII. Los gobernadores de la modernidad, 1969-2011) Impreso en México / Printed in Mexico Prohibida la reproducción parcial o total de la presente publicación por cualquier medio sin la previa autorización por escrito de los propietarios de los derechos reservados.

Los gobernadores de Sinaloa ante la historia (1831-2011) Coordinador general

Heriberto M. Galindo Quiñones

Tomo iii Los gobernadores de la modernidad, 1969-2011 Coordinador

Roberto Soltero Acuña

Introducción

El tercer tomo de la obra Los gobernadores de Sinaloa ante la historia (1831-2011) retoma el período de 1969 hasta nuestros días y se ha denominado Los gobernadores de la modernidad, etapa de nuestra historia que se distingue de las anteriores porque las condiciones económicas, políticas, sociales y culturales de la población sinaloense son sustantivamente diferentes; la influencia del mercado internacional, sobre todo norteamericano es cada vez más notoria en nuestras actividades económicas, las condiciones políticas nacionales fueron cambiando hasta perder el partido en el poder su carácter dominante; el discurso de la Revolución mexicana se fue diluyendo ante los embates del neoliberalismo, los gobernantes incorporaron cambios a su estructura administrativa reformando el andamiaje jurídico, político y cultural buscando la eficiencia operativa que les permitiera acudir a la solución de las necesidades populares, cada vez mayores y más complejas. A todo esto podemos incluirle una sociedad más ilustrada, con mayor nivel educativo, dispuesta a organizarse social, económica y políticamente para la defensa de sus derechos, en fin, hablamos de un estado y gobiernos sinaloenses muy diferentes así como de un ejercicio del poder donde el Ejecutivo ha estado, cada vez más atento a los planes y proyectos federales para insertarle los programas y objetivos estatales. 5

En el cuarto capítulo se analizan las administraciones de los gobernadores Alfredo Valdés Montoya, Alfonso Genaro Calderón Velarde, Antonio Toledo Corro, Francisco Labastida Ochoa, Renato Vega Alvarado, Juan S. Millán Lizárraga y Jesús Alberto Aguilar Padilla. Las siguientes apreciaciones nos ayudarán a entender los gobiernos de este período: 1. El gobierno de Alfredo Valdés Montoya empezó el 1 de enero de 1969, tres meses después del 2 de octubre de 1968, en un ambiente nacional de represión oficial contra las múltiples manifestaciones de insurgencia popular demandantes de conquistas sociales jurídicas, políticas, administrativas y económicas. En Sinaloa la inconformidad universitaria fue una constante en su administración. 2. A Valdés Montoya le correspondieron los dos últimos años del sexenio diazordacista y los primeros cuatro del gobierno echeverrista. Esta condición de los gobiernos sinaloenses es una constante en el desarrollo de la entidad: el candidato a gobernador es seleccionado por el Presidente saliente y concluye su mandato con el siguiente. Si el gobernador sinaloense apoya al precandidato presidencial triunfador, contará con el apoyo del gobierno federal; en caso contrario carecerá del compromiso presidencial para cumplir su programa de trabajo. 3. El gobierno de Alfredo Valdés Montoya estableció los principios de la planeación económica y social en todas las áreas del gobierno buscando la optimización de los recursos hacia una sociedad demandante de más y mejores servicios públicos, sobre todo urbanos, resultante del incremento poblacional y del éxodo del campo a la ciudad. La planeación económica se convirtió en un legado técnico de gran valor político para las siguientes administraciones porque les permitió interactuar con la ciudadanía en los procesos electorales. 4. El presidente Echeverría puso en marcha importantes reformas que transformaron la vida nacional que impactaron a la sociedad y al gobierno sinaloense coadyuvando a la satisfacción de las demandas sociales: el gobierno federal incrementó el gasto público 6

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en forma extraordinaria; amplió la atención educativa y los servicios de salud, reformó el aparato de Estado para dar ocupación al segmento juvenil en ascenso, sobre todo a los profesionistas que demandaban empleo creando espacios en la administración pública; se reformó el estado jurídico para posibilitar la participación juvenil en las estructuras de los tres niveles de gobierno; se expropió la tierra en manos de particulares para satisfacer las demandas de los grupos campesinos; el gobierno federal influyó en la solución de los problemas regionales, sobre todo en el universitario y los derivados de esa condición y, a partir de este período, la influencia del gobierno federal y la mano presidencial se hicieron cada vez más notorias en la vida sinaloense; en este marco se movió Alfonso G. Calderón. La economía sinaloense se fue integrando a la esfera internacional con mayor énfasis, sobre todo al mercado norteamericano, nuestro principal comprador de productos agropecuarios y proveedor de insumos y maquinaria tanto para nuestros productores como para el amplio sector de consumidores de mercancías norteamericanas; este fue el reto al que se enfrentó Francisco Labastida Ochoa para reactivar la vida sinaloense. La generación de riqueza por las actividades productivas se vio influida por el narcotráfico que originó un incremento en el circulante monetario y causó un efecto inflacionario permanente en la economía sinaloense. Aumentó la participación del sector turismo en el PIB, sobre todo en el puerto de Mazatlán y por la aprobación del programa de pueblos mágicos. La petrolización de los ingresos federales repercutió favorablemente al invertir las participaciones económicas en la construcción de la obra pública, aunque ello no impidió que el gobierno entrara en un proceso de endeudamiento y desencanto político cuyo costo electoral pagó el gobierno de Renato Vega Alvarado. A pesar de los esfuerzos de modernización tecnológica llevados a cabo por las administraciones estatales, aumentó la burocratización del servicio público. Las instituciones de salud pública los gobernadores de la modernidad, 1969-2011 |

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ampliaron su universo de atención y la medicina privada alcanzó mejores resultados. 9. Políticamente, Antonio Toledo Corro cubrió una añeja demanda social: erigió el municipio de Navolato, cerrándose las puertas a esta exigencia planteada en otras regiones del estado. 10. El gobernante, después de Calderón Velarde, fue cada vez más técnico y menos político. Después de este tiempo, el país conoció la transición del PRI al PAN al ganar los candidatos Vicente Fox y Felipe Calderón la presidencia de la República, aunque ello no se correspondió con las administraciones estatales sinaloenses que emanaron del PRI, como fueron Juan S. Millán Lizárraga y Jesús Aguilar Padilla, quienes desarrollaron su programa de gobierno bajo nuevas condiciones impuestas por el gobierno federal, el mercado internacional y contingencias como el A(H1N1). La Conferencia Nacional de Gobernadores (CoNaGo), creada por los gobernadores priistas, fue de gran valor para impulsar el federalismo. 11. Finalmente, las condiciones ambientales se vieron afectadas por la realización de las múltiples e importantes obras materiales que transformaron la fisonomía estatal. 12. Es de considerarse el valor que tiene la cultura, la educación, la democracia, la equidad de género y la participación social como elementos sobresalientes en las distintas administraciones públicas y que el conjunto de todos ellos es lo que distingue a esta etapa de la historia sinaloense.

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Alfredo Valdés Montoya

El economista que gobernó Sinaloa Roberto Soltero Acuña

En las actividades agrícolas y ganaderas habrá que seguir con los programas de mejoramiento de la investigación y experimentación agrícola y ganadera, robusteciendo la organización eficiente y útil de los productores, programando con base en las demandas de los mercados nacional e internacional, la óptima utilización de nuestros recursos naturales, financieros y humanos, para que los agricultores y ganaderos sepan cómo y qué es lo que deben producir, cuándo y dónde deben colocar sus productos y cuál es la cuantía de sus rendimientos económicos1

Corría el año de 1968. Desde un año antes, Leopoldo Sánchez Celis hacía preparativos para su sucesión. Prácticamente, las cartas con las que jugaría estaban a la vista de todos. La quinteta estaba integrada por Miguel Leyson Pérez, de origen guasavense y expresidente de CAADES, quien se desempeñaba como presidente del Comité Directivo Estatal del PRI y despachaba en la emblemática Casa del pueblo; el senador Amado Estrada Rodríguez, quien había ocupado la presidencia municipal de Culiacán y al empezar el año había sido comisionado 1  Mensaje de Alfredo Valdés Montoya en campaña por la gubernatura de Sinaloa. (Sinagawa, 2004: 560) 9

como delegado del Comité Ejecutivo Nacional del PRI en el estado de Michoacán (El Sol de Sinaloa, 5 de enero, 1968). El tercer integrante de la quinteta era Alfredo Valdés Montoya, originario de la Villa de Ahome, invitado por Leopoldo Sánchez Celis para integrarse a su gabinete como Tesorero General del Estado; el cuarto era Ernesto Millán Escalante, miembro de una de las familias radicadas en Culiacán, apoyado por Carlos Hank González, gran amigo de Sánchez Celis; se dio a conocer en esta tierra cuando vino a inaugurar las tiendas Diconsa. El último aspirante era el senador y teniente coronel Manuel Sarmiento y Sarmiento. Con motivo de los festejos del aniversario del PRI, celebrado el 4 de marzo, el gobernador Leopoldo Sánchez Celis envió como representante personal a Alfredo Valdés Montoya (Ibíd., 5 de marzo) lo que los comentaristas políticos consideraron una medida de distracción del gobernante, ya que Valdés Montoya no mostraba inclinación por la candidatura. Quienes sí se promovieron en volantes, en el que incluían sus fotograf ías, fueron Antonio Toledo Corro, Guillermo Liera Berrelleza y Fernando Uriarte, aunque el propio Toledo Corro, en un desplegado, publicado en El Sol de Sinaloa, afirmó que él no se había autopostulado (Ibíd., 29 de marzo). Para el 4 de abril, el presidente del CDE del PRI, Miguel Leyson Pérez, declaró que «ningún aspirante cuenta con el apoyo del PRI». (Ibíd., 4 de abril) Mientras tanto en la Comisión Estatal Electoral, que presidía Fortunato Álvarez Castro, en su calidad de secretario general de Gobierno, recibía el registro de los partidos políticos PAN, PRI, PPS y PARM, para participar en el proceso electoral de las renovaciones del poder Ejecutivo, las alcaldías y el Congreso del Estado. (Ibíd., 17 de abril) En el Congreso del Estado, los legisladores hacían modificaciones a la Constitución política local, reduciendo el plazo para que aquellos funcionarios que tuviesen aspiraciones presentaran sus renuncias al cargo; pocos días después llegó a Sinaloa Renaldo Guzmán Orozco, secretario general de la CNOP, quien venía a reorganizar el sector popular del PRI en Sinaloa siendo recibido por el gobernador Sánchez Celis y Ernesto Álvarez Nolasco. (Ibíd., 4 de mayo) 10

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Seis días más tarde arribó al aeropuerto de Mazatlán el presidente del CEN del PRI Alfonso Martínez Domínguez, quien hizo una escala en su viaje a Mexicali, siendo recibido por Miguel Leyson Pérez, quien declaró a los medios que: «Sinaloa no será problema para el PRI». (Ibíd., 10 de mayo) En Mazatlán habían circulado volantes con fotograf ías de Héctor González Guevara, Renato Vega Amador, Fernando Uriarte, Guillermo Liera Berrelleza y de Antonio Toledo Corro. De inmediato, González Guevara, mediante un desplegado, publicado en El Sol de Sinaloa desautorizó la publicación y su inclusión en los volantes. (Ibíd., 21 de junio) El ambiente político en Sinaloa para los últimos días de junio iba en aumento. Se había convenido con el CEN del PRI, que su presidente haría una gira por Sinaloa y para el día 30 de ese mes Alfonso Martínez Domínguez hizo su arribo al aeropuerto federal de Bachigualato, recibiéndolo el gobernador Sánchez Celis y los principales miembros de la clase política del estado: los diputados liderados por Luis Alfonso Gastélum, al igual que los alcaldes. Al descender del avión Alfonso Martínez Domínguez y encontrarse con Sánchez Celis, mientras se daban un fuerte abrazo, le dijo: —Polo, te traigo un mensaje que te envía el señor Presidente. El candidato del PRI será el general Renato Vega Amador. (Guerrero, 1987) Polo le contestó: —Mira Alfonso, yo sólo te pido que recorras el estado, que veas a su gente, que los recibas y después de que hayas efectuado el recorrido, tú decidirás si me has dado el recado o no. Ante la postura de Sánchez Celis, que significaba enfrentarse a una decisión tomada por el Presidente de la República, Martínez Domínguez, le reviró: —Polo, ¿sabes lo que me estás diciendo? Esto te puede acarrear serios problemas con el presidente Díaz Ordaz. A lo que Sánchez Celis respondió:

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—Mira Alfonso, sé muy bien en lo que me estoy metiendo y lo sé desde que tomé posesión de la gubernatura. Así que no te preocupes y toma el sentir del pueblo de Sinaloa. Del aeropuerto, la comitiva se trasladó al banquete que ofrecía el gobernador a Martínez Domínguez y en horas de la tarde se llevó a cabo un mitin junto al monumento a Benito Juárez, por la antigua salida a Mazatlán y la calle Venustiano Carranza. Ahí el discurso de bienvenida lo dio el presidente del partido Miguel Leyson Pérez. Hubo disturbios provocados por la gente de Francisco Alarcón, quienes apoyaban a Francisco Castro, un funcionario del Registro Federal de Automóviles, para ser considerado como candidato del PRI a la gubernatura. En el evento estaban, además de Alfonso Martínez Domínguez, Leopoldo Sánchez Celis y los precandidatos Miguel Leyson Pérez, Alfredo Valdés Montoya y Ernesto Millán Escalante. Ante la interrupción provocada por las huestes de Alarcón, intervino Sánchez Celis, quien micrófono en mano, dijo: —Sinaloenses, les habla su gobernador Leopoldo Sánchez Celis. Vamos a serenarnos. Con motivo del enfrentamiento, un hijo de Alarcón al igual que un numeroso grupo de simpatizantes, fueron detenidos y llevados a la inspección de policía, siendo liberados más tarde. (Ídem) En el evento, Martínez Domínguez señaló que «En Sinaloa estamos próximos a tomar decisiones para postular candidatos del PRI a gobernador, al Congreso del Estado y a los ayuntamientos. Esta tarea de gran responsabilidad la compartiremos pueblo y partido, porque en Sinaloa, el pueblo y el PRI son lo mismo». Admitiendo la propuesta del gobernador, el presidente del CEN del PRI, señaló que: —Encontraremos el tipo de hombres que Sinaloa reclama, en su hora presente y para el futuro inmediato. (El Sol de Sinaloa, 2 de julio) Esto se interpretó como una condena a aquellos precandidatos que buscaban ser ungidos con el manto del PRI al gobierno de Sinaloa; Martínez Domínguez advirtió:

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—Nadie tiene derecho a dividir a un pueblo al que, más que los hombres, le importa el trabajo que redime y supera el medio y la vida. Nadie es más importante que Sinaloa. El partido debe fortalecerse, conciliarse, unirse y ofrecer un solo frente para resolver la sucesión democrática del gobierno de Sinaloa. (Ídem) El segundo día de su estancia en Sinaloa, Martínez Domínguez lo dedicó a visitar a los priistas en Guasave donde presidió un mitin. El periodista Antonio Pineda Gutiérrez relató que fue un gran mitin al que concurrieron miles de priistas y durante la recepción de las comisiones agrupadas en el PRI, sólo se escuchaban los nombres de Miguel Leyson Pérez, Amado Estrada Rodríguez y Alfredo Valdés Montoya. (Ibíd., 3 de julio) Por la tarde se recibieron comisiones en la ciudad de Los Mochis. El discurso de bienvenida lo dio Alfonso G. Calderón, líder de la CTM; de nueva cuenta sólo se escucharon tres nombres: Alfredo Valdés Montoya, Miguel Leyson Pérez y Amado Estrada Rodríguez. El presidente del CEN del PRI veía en Sinaloa un PRI unificado, sólido: en Mazatlán se le brindó la más calurosa de las recepciones en el Paseo Olas Altas, donde Ernesto Álvarez Nolasco, líder de la CNOP, pronunció el discurso de bienvenida. Las comisiones fueron recibidas en el Club Muralla y, posteriormente, Sánchez Celis y Martínez Domínguez comieron en la Casa de Gobierno, ubicada por el Paseo del Centenario (Ibíd., 4 de julio). Sánchez Celis se mostró satisfecho, pues había logrado su objetivo: Que el presidente del CEN del PRI visitara Sinaloa y conociera la opinión de su gente y, en especial, de que hubiese palpado el sentir político de los sinaloenses. La terna Leyson, Estrada y Valdés llegó a las manos del Presidente de la República y respetando el sentir del pueblo sinaloense se tomó la decisión. Gustavo Díaz Ordaz optó por el primero, mas al consultarlo con su secretario de Gobernación cambió de parecer y se decidió por el menos sanchezcelista, que en su opinión era Alfredo Valdés Montoya. Fue el secretario de Gobernación, quien pasada la medianoche se comunicó con el gobernador y le dio a conocer que el

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candidato del PRI al gobierno de Sinaloa sería Economista y de Ahome. (Guerrero, 1987) Previamente Miguel Leyson Pérez, quien se hospedaba en el hotel CAADES había recibido una llamada telefónica de parte de Alfonso Martínez Domínguez y el guasavense se fue a la cama con la promesa de la candidatura del PRI en la bolsa. Mientras tanto, en Casa de Gobierno el reloj marcaba la 1:30 del nuevo día y el gobernador, había recibido la llamada de las oficinas de Bucareli por lo cual se aprestó a dar a conocer la noticia a los precandidatos. Llamó al teniente Salvador Guerrero, quien era su jefe de ayudantes y le ordenó que fueran a buscar a Miguel Leyson; Guerrero tocó a la puerta de la habitación de Leyson para comunicarle el mensaje. (Beltrán, 2015) Una vez que arribaron a la Casa de Gobierno, Sánchez Celis les ordenó que fueran a la casa de Alfredo Valdés Montoya; así lo hicieron y al llegar se encontraron que el tesorero estaba despierto, tomando café con Raúl Ibáñez y le informaron que el gobernador lo esperaba en la Casa de Gobierno. Una vez reunidos los dos precandidatos, el gobernador les participó la decisión: el candidato del PRI al gobierno de Sinaloa era Alfredo Valdés Montoya. (Guerrero, op. cit.) Después se cumplieron todas las atapas del protocolo que se estilaba en esos casos. Vinieron las asambleas sectoriales y finalmente la convención estatal ordinaria donde el priismo sinaloense declaró como su candidato al gobierno de Sinaloa a Alfredo Valdés Montoya; como coordinador de la campaña se designó a Francisco Rodolfo Álvarez Fárber y en las tareas de difusión a José A. Lichter Salido. Las elecciones fueron el 3 de noviembre de 1968 y el PRI tuvo oposición en la figura de Lázaro Rubio Félix, quien fue apoyado por el Partido Popular Socialista. (El Sol de Sinaloa, 3 de noviembre) Con una amplísima mayoría de votos, Alfredo Valdés Montoya ganó la gubernatura, terminando de elaborar los planes de desarrollo para el próximo sexenio. La ceremonia de toma de posesión se celebró el día 1 de enero de 1969 en el patio central del antiguo Palacio de Gobierno, ante la presencia de José Hernández Terán, secretario

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de Recursos Hidráulicos, representante presidencial. (Ibíd., 31 de diciembre) Don Herberto Sinagawa Montoya (2004: 559-560), en su libro Sinaloa: historia y destino, escribió que: Alfredo Valdés Montoya nació en la Villa de Ahome, Sinaloa el 14 de febrero de 1922. Hizo su carrera de economista en la Universidad de Guadalajara. Al concluir sus estudios, ocupó diversos cargos en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público; durante el mandato del Sr. Leopoldo Sánchez Celis como Gobernador del Estado, de 1963 a 1968, ocupó la Tesorería General del Estado. Fue Jefe de Sección del Instituto de Estudios Políticos, Económicos y Sociales del PRI, director de promoción cultural, organizador de las mesas redondas para el estudio de los problemas durante la campaña política del Gral. Gabriel Leyva Velázquez y luego en la de Leopoldo Sánchez Celis. Fue Gobernador de Sinaloa de 1969 a 1974. En el primer año de gestión, Alfredo Valdés Montoya desplegó una intensa actividad legislativa, sometiendo a la consideración del Congreso las iniciativas que le permitieron avanzar en la administración pública del Estado, entre las que destacan las siguientes: • Leyes que crearon el consejo y la dirección del Desarrollo Económico de Sinaloa. • Ley que crea los comités de caminos vecinales en los distritos de riego. • Decreto que autoriza al Ejecutivo a celebrar un convenio con el gobierno federal representado por José Hernández Terán, secretario de Recursos Hidráulicos, para la creación de la Junta Estatal de Agua Potable y Alcantarillado que tendrá a su cargo la administración, rehabilitación, ampliación y construcción de estos sistemas en Sinaloa. • Ley de Fomento de la Vivienda de Interés Social. • Ley que crea la Comisión Estatal de la Vivienda de Interés Social.

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• Ley de Planeación y Desarrollo de Centros Poblados del Estado de Sinaloa. • Ley del Impuesto para el Desarrollo Urbano de la ciudad de Culiacán, que fue derogada por decreto posterior. • Reformas a la Ley General de Hacienda. • Ley Orgánica de la Escuela de Tránsito. • Decreto que reforma la Ley del Notariado del Estado de Sinaloa. • Nueve decretos concediendo pensiones vitalicias por jubilación o retiro a 169 trabajadores del Estado, de los cuales 156 prestaron sus servicios en el ramo educativo. (Valdés, 1969) Valdés Montoya, con excelente formación como economista y contando con la valiosa experiencia obtenida en la Tesorería General del Estado, se propuso racionalizar la administración para disponer de instrumentos y sistemas más efectivos, por lo que inició una reforma administrativa que creó nuevos organismos y reorganizó los existentes. Entre los de nueva creación destacan la Dirección de Desarrollo Económico, Comisión Estatal de Desarrollo de Centros Poblados, Comisión Estatal de la Vivienda de Interés Social y la Dirección de Difusión y Relaciones Públicas. La reforma en la Secretaría General de Gobierno comprendió la creación de las direcciones de Asuntos Jurídicos, Administrativa y la reestructuración de las direcciones general de Educación así como Tránsito y Transportes. La Tesorería General del Estado se reestructuró mediante la creación de cuatro direcciones: Ingresos, Egresos, Inversiones y Servicios Administrativos. La Dirección de Difusión y Relaciones Públicas fue la piedra angular para la información del desarrollo de las actividades oficiales y se le dotó de servicio de télex para proporcionar y recibir información estatal y nacional. Como gobernante Valdés Montoya fue respetuoso de la libertad de expresión y conservó vínculos de cordialidad y respeto con los representantes de los medios de difusión locales y nacionales.

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Se organizaron: el Archivo General del Estado, el de Notarías y el Registro Público de la Propiedad, estableciendo mejores sistemas de control y atención. Se puso en servicio el Instituto de Readaptación Social del Estado, que proporcionó a los internos atención educativa, médica y asistencia social, los capacitó en oficios y se les cubrieron estímulos salariales. El Consejo Tutelar de Menores inició sus actividades en 1969 y su población inicial fue de 160 menores. Para proteger la salud, el patrimonio, la vida y la seguridad de los sinaloenses se continuó con la campaña contra el vicio en todas sus manifestaciones y se aplicó con todo rigor la ley sobre control de bebidas alcohólicas y su reglamento. (Ídem) Los planes de Valdés Montoya para organizar el campo sinaloense le permitieron llevar una política para servir y hacer justicia al hombre del campo, entregándole la tierra repartible y organizándolo económicamente para que su esfuerzo fuese más productivo. Esencial en la política agraria de su gobierno fue la organización económica del ejido. El gobernador Valdés Montoya se propuso que el campesino, además de poseer la tierra, dispusiese de recursos suficientes y se constituyera en factor de mayor impulso al desarrollo económico del país. En su política agraria, Valdés Montoya insistió en hacer cambios en las concepciones técnico-administrativas que hasta esa época se habían utilizado con respecto al problema del campo y sus posibles soluciones. El exprecandidato al gobierno del estado Miguel Leyson Pérez permaneció al frente del Comité Directivo Estatal del PRI con la promesa de que en la elección federal de 1970 sería candidato a senador, sin embargo, como en política los tiempos traen nuevos tiempos, Leyson Pérez no llegó a la senaduría y los candidatos fueron el Gral. Gabriel Leyva Velázquez, apoyado por el Ejército y Alfonso G. Calderón, propuesto por don Fidel Velázquez, líder de la Confederación de Trabajadores de México. El delegado del CEN del PRI Buzzo Casamadrid recibió instrucciones para dar posesión del cargo de presidente del Comité Directivo los gobernadores de la modernidad, 1969-2011 |

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Estatal del PRI en Sinaloa a Fortunato Álvarez Castro, dedicándose a organizar la campaña presidencial de Luis Echeverría, quien resultó electo para Presidente de la República. Pasada la elección federal, Fortunato Álvarez Castro invitó a un grupo de jóvenes a integrarse a las tareas del partido, entre ellos Roberto Zavala Echavarría, Enrique Hubbard Urrea, Roberto Soltero Acuña, Max Hach Delgado, Sergio Orozco Aceves, Santiago Gaxiola Clouthier, Juan S. Millán, Manuel Inzunza Sáenz y Víctor Estrada Cañedo. Todos estos nombramientos fueron del conocimiento de Alfredo Valdés Montoya, quien se mostró complacido con la inclusión de jóvenes profesionistas a las tareas en el Comité Directivo Estatal del PRI. Se trataba de una nueva generación de políticos que aportaron su talento e inteligencia, incorporándole al viejo partido lo novedoso en las actividades políticas. La voluntad política de Valdés Montoya llevó a Mario Arturo Huerta como candidato del PRI en el puerto de Mazatlán, mientras que en Culiacán se disputaban la candidatura Fortunato Álvarez Castro y Mariano J. Carlón, decidiéndose finalmente por este último. En el municipio de Ahome se designó como candidato a Nicanor Villarreal. La efervescencia política también alcanzó a Manuel J. Clouthier, amigo de Valdés Montoya; Maquío había sido presidente de la AARC y el gobernador lo había invitado a participar en el campo de la política, para lo cual le propuso la presidencia del Centro de Estudios Políticos, Económicos y Sociales en Sinaloa, que no aceptó porque Maquío quería ser alcalde de la capital del estado. Era delegado del CEN del PRI en Sinaloa, el senador Víctor Manzanilla Schaffer y entre ambos había surgido una buena relación. Finalmente, Manuel J. Clouthier, acompañado de su tío Jorge del Rincón y un numeroso grupo de ciudadanos, llegó a solicitar audiencia al delegado para pedirle que considerara la posibilidad de su candidatura a la alcaldía de Culiacán. En la Secretaría de Gobernación hubo oposición y aunque Mario Moya Palencia tenía simpatías por Fortunato Álvarez Castro, la determinación del gobernante acabó por imponerse, siendo electo presidente municipal Mariano J. Carlón, quien hizo una gran obra 18

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urbana en las colonias del poniente de la ciudad y construyó el drenaje pluvial. Los estudios y la planeación fueron elementos importantes durante la administración de Alfredo Valdés Montoya. Para lograr una tasa global de incremento del producto estatal bruto del 10 por ciento anual, por crecimiento espontáneo e inducido de su economía, fue necesario aumentar la productividad en la planeación, fomento y promoción del desarrollo. Con este propósito, en febrero de 1972, se realizó en la ciudad de México el evento Sinaloa 70-80, Desarrollo Integral, con el patrocinio de la Confederación de Cámaras Industriales de la República Mexicana, de la Cámara Nacional de la Industria de Transformación, de la Asociación de Banqueros de México y Nacional Financiera, que se propuso informar a los inversionistas nacionales sobre el potencial y desarrollo económico de Sinaloa, de sus avances institucionales y programáticos y de la proyección de la economía sinaloense hasta el año de 1980. (Valdés, 1970) Terminaba el rectorado de Rodolfo Monjaraz Buelna quien había sido designado para cubrir la vacante generada en 1966 por la salida de Julio Ibarra Urrea. La UAS había enviado al Congreso del Estado una iniciativa de una nueva ley orgánica, en la que «se propuso elevar al Consejo Universitario como órgano de máxima autoridad en la vieja casa rosalina». (López, 2002: 13) El tema de la ley orgánica dominaba los debates al seno de la universidad y para el 21 de febrero de 1970, la Junta de Gobierno designó como rector a Gonzalo Armienta Calderón, en medio de un «activismo creciente de oposición a los enunciados legales de la Junta de Gobierno». En ese ambiente de inestabilidad creciente y oposición tenaz a la figura de un rector nombrado por la Junta de Gobierno, se desarrollaron los 26 meses del rectorado del Lic. Gonzalo Armienta Calderón, en medio de logros institucionales y confrontaciones los gobernadores de la modernidad, 1969-2011 |

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que alcanzaron diversos niveles de expresión, hasta los extremos de violencia, con hechos públicos y otros de agresiones personales, que han quedado como recuerdos amargos que marcaron para siempre a los hombres y mujeres que los sufrieron. Nunca sabremos lo suficiente de aquello. (Ibíd.: 14) Para noviembre de 1971, con motivo del Tercer Informe de Gobierno, Alfredo Valdés Montoya expresó: Quiero reiterar desde esta tribuna popular, que la Universidad Autónoma de Sinaloa, sin dejar de ser autónoma, habrá de cumplir con la elevada función que el pueblo le ha conferido. No queremos a nuestra Universidad sujeta al poder público, pero tampoco la queremos dominada por la anarquía, la falacia y la mediocridad. Deseamos seguir siendo respetuosos de la autonomía universitaria, porque sólo en un clima de libertad académica y democrática, de cátedra y de examen, puede florecer libremente el pensamiento, desenvolverse con vigor la cultura y afirmarse la vocación esencialmente democrática de nuestro pueblo. (Valdés, 1971) Durante el rectorado de Gonzalo Armienta Calderón se tuvieron avances significativos en la UAS. En un comunicado dirigido al secretario general de Gobierno, Francisco Rodolfo Álvarez Fárber, dio cuenta de haber «puesto en funcionamiento la Biblioteca Central que había desaparecido y cuyo acervo bibliográfico se encontraba en estado de abandono». (López, op. cit.: 106) También informó sobre el inicio de la ciudad universitaria con una inversión de un millón y medio de pesos y se logró la constitución de un organismo auspiciado por los gobiernos federal y del estado así como los sectores productivos de la población para continuar los trabajos de esta importante tarea, a cargo de Manuel J. Clouthier, presidente del Patronato ProCiudad Universitaria. Con el apoyo del gobernador Valdés Montoya, quien hizo gestiones ante la SCT, concluyeron años de solicitudes infructuosas para la 20

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obtención de la concesión a Radio UAS, que le fue entregada al Director de Prensa y Relaciones Públicas, José A. Lichter Salido, siendo su primer director el locutor Eduardo Ramos Pérez. (Lichter, 2015) Para el mes de abril de 1972, los problemas de desórdenes seguían en la universidad y en el Congreso del Estado se finiquitaban detalles para expedir una nueva Ley Orgánica de la UAS. Precisamente en la primera sesión de la semana del 7 de abril, la inconformidad estudiantil se centró en las calles aledañas al recinto legislativo, «con un saldo de dos estudiantes muertos por las balas disparadas por un individuo vestido con traje de asbesto, presumiblemente al servicio de la Policía Judicial del Estado». Al conocer la noticia Armienta Calderón presentó su renuncia a la rectoría de la Universidad. Este crimen, como el del 17 de mayo de 1973, nunca fue aclarado por las autoridades correspondientes. (López, 2002) En el campo político, el gobernador Alfredo Valdés Montoya realizó adecuaciones al gabinete y habiendo reformado la Ley Orgánica del Poder Ejecutivo, designó a Ernesto Ortegón Cervera, secretario de Desarrollo Económico. En el sexenio de Valdés Montoya se inauguró el nuevo edificio del CDE del PRI, construido en donde estuvo la Casa del pueblo. Días después vino a Sinaloa el presidente del CEN del PRI Jesús Reyes Heroles quien hizo un recorrido por las oficinas y despachos del nuevo edificio. Manuel J. Clouthier del Rincón, después del mal sabor de boca que le había dejado la incursión en la pretendida alcaldía de Culiacán, incursionó en los organismos empresariales y formuló un proyecto periodístico que socializó con Jorge del Rincón Bernal y el empresario Enrique Murillo Padilla, surgiendo el 8 de septiembre de 1973 el periódico Noroeste, que fue inaugurado por el gobernador Valdés Montoya. El PLHINO (Plan Hidráulico del Noroeste) es parte del proyecto de revolución hidráulica que se trazó en México desde los años sesenta por el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz, bajo la idea de aprovechar la abundancia de agua por derrames pluviales en el sur y sudeste del país, transfiriéndola a las regiones con vocación agrícola del norte y noroeste de México. (Chávez, 2007) los gobernadores de la modernidad, 1969-2011 |

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Alfredo Valdés Montoya no mostró simpatías por el proyecto, teniendo como consecuencia una etapa de relaciones frías durante el último año de la administración del presidente Díaz Ordaz. Cinco años más tarde, en la lectura de su sexto informe de gobierno, el gobernador Valdés Montoya expresó: No han sido el egoísmo ni motivaciones inconfesables, sino la expresión de los más elevados intereses del estado y del país, los que han llevado a los sinaloenses a expresar con toda lealtad sus puntos de vista sobre la etapa denominada Plan de Acción Inmediata del Plan Hidráulico del Noroeste. Hemos apoyado todos nuestros planteamientos en las instrucciones dictadas por el señor presidente Echeverría, reiteradas ante nosotros en varias ocasiones por el señor secretario de Recursos Hidráulicos, en el sentido de que el proyecto de conducir agua de Sinaloa a Sonora no se realizará, si no existen excedentes y si con ello se perjudican tierras irrigadas o irrigables en la entidad. (Valdés, 1974) Uno de los legados más importantes de la administración de Alfredo Valdés Montoya fue sin duda la nueva estructura que le dio a la tesorería y ésta se debe valorar desde que fue tesorero general del Estado, dado que en esa posición trazó una política fiscal y financiera que permitió desarrollar exitosamente la mayor parte de las acciones de gobierno. Su convicción de que para lograr un buen gobierno era necesario modernizar la administración pública a la vez de integrar un equipo de colaboradores seleccionados con criterios de capacidad, prestigio y con un perfil alineado a la función a desarrollar, le permitió hacer una planeación y ejecución de novedosos y ambiciosos programas con excelentes resultados. (López, 2015) Así se crearon, entre otros, el Consejo Estatal de Desarrollo Económico y la Dirección del Desarrollo Económico del Estado de Si22

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naloa y su ulterior transformación en Secretaría del Desarrollo; para darle la jerarquía necesaria a la importancia de las funciones que se le encomendaban, el organismo público descentralizado, Parques Industriales del Estado, o la Ley de Turismo, todas ellas destinadas a auspiciar y fortalecer nuestro desarrollo económico. (Valdés, 1974)

Conclusiones Entre los logros del sexenio del gobernador Valdés Montoya se cuentan la modernización y profesionalización de la administración pública, la creación de organismos e instituciones que impulsaron el desarrollo social y económico, la instalación y operación del primer equipo de cómputo en el estado, la modernización urbana de Culiacán, Guasave y Los Mochis, así como la construcción de la avenida Cerritos en Mazatlán. Producto de un manejo eficiente y escrupuloso del erario estatal, dejó una deuda de 183 millones de pesos, que representaba un porcentaje del 4 % del presupuesto de egresos. (López, 2015) Orientó el recurso financiero principalmente a la inversión pública y la reducción del gasto corriente e impulsó la coordinación fiscal y administrativa en los tres niveles de gobierno. Una muestra palpable de la eficiencia lograda en la administración de la hacienda estatal, fue que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público le confió, por primera vez a la tesorería estatal, la administración integral del Impuesto Federal sobre Ingresos Mercantiles ISIM, duplicando su recaudación. Su capacidad, gentileza y bonhomía creó un ambiente propicio para trabajar en equipo y obtener grandes resultados. (López, 2015) Al término de su gestión como gobernador de Sinaloa, Valdés Montoya, dejó «las ocho cabeceras municipales de los altos, las cuales se encontraban en su mayoría incomunicadas y con servicios precarios equipándolas con carreteras pavimentadas, servicios escolares completos, desde la escuela primaria hasta la preparatoria, según sus

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requerimientos, servicios de energía eléctrica y agua potable». (Valdés, 1974) La tarea legislativa en el Congreso del Estado estuvo bajo la responsabilidad de Eleuterio Ríos Espinoza, quien en su calidad de líder de la Legislatura dio trámite a las iniciativas enviadas por el Ejecutivo estatal. En total, durante el sexenio de Alfredo Valdés Montoya, se aprobaron 185 iniciativas de leyes y decretos. (Ídem) Al final de este sexenio, el estado de Sinaloa logró un crecimiento del 7.5 %. Valdés Montoya en su última comparecencia ante el Congreso del Estado dejó entrever su insatisfacción por ese porcentaje. De cualquier manera, el economista de Ahome sentó las bases de una nueva administración pública, mejor organizada y, sobre todo, dotó al estado de los elementos para continuar su desarrollo en las actividades agropecuarias, pesqueras, comerciales y turísticas. Fue, sin duda, un hombre con visión de futuro. Falleció a la edad de 94 años, el 14 de febrero de 2014. Los tres poderes del Estado le rindieron un homenaje en el patio central del Palacio de Gobierno que fue encabezado por Mario López Valdez en su calidad de Gobernador Constitucional del Estado de Sinaloa.

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Alfonso G. Calderón

El obrero que gobernó Sinaloa, 1975-1980 José de Jesús Calderón Ojeda

Introducción La columna vertebral de esta presentación se enmarca en la historia política, social y económica del estado de Sinaloa en el período de 1975 a 1980, durante el gobierno de Alfonso Genaro Calderón Velarde. Las condiciones sociales y económicas en las que se desarrollaba Sinaloa fueron las que, en mucho, determinaron el por qué de la llegada de Alfonso Calderón como Gobernador Constitucional del Estado de Sinaloa, habiendo sido seleccionado como candidato por el Partido Revolucionario Institucional y por el Presidente de la República en turno, Luis Echeverría Álvarez. Los antecedentes personales de Alfonso G. Calderón coincidían con el perfil político que, en aquel entonces, se requería para asumir la responsabilidad de gobernar un estado en donde las condiciones en que vivía la mayor parte de la sociedad sinaloense habían hecho inviable la esperanza de una vida cómoda, armónica y pacífica a la que aspiraban los ciudadanos. Si bien el modelo de desarrollo económico local había sido exitoso para un sector de la sociedad regional, también era cierto que otro sector vivía en condiciones de marginación, pobreza y de una violencia nunca antes vista.

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Para el Estado Mexicano, Sinaloa era concebido como la canasta alimenticia del país y su rol en la economía nacional consistía en producir alimentos en apoyo al pujante desarrollo industrial, comercial y de servicios de la nación cuya estrategia era la de sustituir al máximo las importaciones de bienes y servicios y generar una dinámica productiva propia y más independiente. Sin embargo, el surgimiento de nuevos problemas político-sociales cuestionaba la eficacia del cumplimiento de la tarea asignada, entonces tendrían que replantearse las acciones del gobierno federal y estatal para pacificar la región, de tal forma que ésta continuara ocupando su rol eficientemente. Fenómenos como la relación entre las instituciones de educación superior y el gobierno regional contribuyeron a hacer más dif ícil la solución de los conflictos sociales; el surgimiento de guerrillas urbanas y la proliferación de bandas delincuenciales dedicadas al narcotráfico, al robo con violencia, al secuestro y otros ilícitos hicieron más dif ícil la tarea de gobernar. Parecía que se requería de una buena dosis de valor personal, de un amplio conocimiento de la problemática, de liderazgo y de capacidad política del próximo gobernante para dirigir los destinos de la región. El presente trabajo está estructurado de tal manera que permita mostrar las acciones del gobierno y de los actores sociales participantes, poniendo el acento en los principales conflictos sociales, económicos y políticos de la época, que nos permitan presentar una idea clara de los hechos que marcaron esos seis años de la historia social de Sinaloa. Por ello, consideramos importante no sólo describir las obras materiales, las acciones e innovaciones más importantes del gobierno de Alfonso Genaro Calderón Velarde, sino profundizar en la historia analítica de los principales acontecimientos que se vivieron, a fin de revelar el comportamiento del gobierno estatal y de su gobernante, en medio del conjunto de acciones y reacciones de los diferentes actores involucrados, ya que en la observación de los movimientos de estos actores en defensa de sus intereses está la riqueza de este esfuerzo.

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Coyuntura y decisión política Al inicio de la década de los setenta, el Estado de Sinaloa presentaba un agotamiento de su exitoso modelo económico y de sus relaciones políticas y sociales. Si bien era cierto que haber alcanzado 700 000 hectáreas de riego en sus valles agrícolas fue considerado como un gran éxito socioeconómico, también era cierto que su población había crecido aceleradamente. El modelo agrícola exportador había propiciado la llegada de miles de trabajadores y jornaleros agrícolas de otros estados, los cuales decidieron asentarse en Sinaloa, convertirse en demandantes de nuevos empleos y en permanentes solicitantes de tierras, lo que planteó nuevos retos a resolver. Este fenómeno surgido en los valles agrícolas de Sinaloa coincidió con el desempleo, la pobreza, la marginación, el abandono gubernamental y el crecimiento de las actividades ilícitas en la sierra del estado. El escaso surgimiento de actividades productivas que arraigaran a los habitantes en sus poblados de origen hizo que la única actividad productiva rentable fuera la siembra y tráfico de estupefacientes, que por su esencia ilegal se desarrolló en medio de una creciente violencia. Estas condiciones abonaron el surgimiento de fenómenos que anunciaron el agotamiento del modelo socioeconómico regional, surgiendo manifestaciones como la revuelta campesina en los valles agrícolas en demanda de repartos agrarios, que durante años fueron alentados por los gobiernos agraristas post-revolucionarios que, para entonces, habían armado documental y técnicamente cientos de expedientes de solicitudes de tierras sobre las áreas abiertas al cultivo. Los conflictos universitarios presentados por la reafirmación de la autonomía y la estrechez presupuestal de la institución, propiciaron alianzas circunstanciales entre líderes universitarios y campesinos en revuelta, que repetidamente desembocaron en violencia entre éstos y las fuerzas de seguridad. La escasez de empleos y el deterioro de las condiciones económicas de la población generaron que, en las diferentes ciudades del estado, proliferaran acciones de personas dedicadas a cometer ilícitos como el robo, los asaltos a mano armada, la prostitución clandestina, los gobernadores de la modernidad, 1969-2011 |

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el tráfico ilegal del alcohol, los secuestros y todo tipo de actividades delincuenciales. En consecuencia, las cárceles locales registraron un incremento considerable de jóvenes delincuentes de todo tipo. Al mismo tiempo, crecieron las acciones represivas del gobierno y se registraron enfrentamientos con consecuencias fatales entre policías estatales y municipales contra grupos de campesinos invasores demandantes de tierras, estudiantes universitarios y tecnológicos que tomaron instalaciones públicas, secuestraron y quemaron autobuses del servicio del transporte, así como muertes en la calle, tanto de mandos policiales significativos como de delincuentes. En suma, las condiciones políticas, sociales y económicas de la región se trastocaron justo en el momento en que los calendarios políticos anunciaron el arranque del proceso electoral que definiría el cambio del personal administrador del gobierno del estado, de los municipios y del congreso local. La característica principal del sistema político mexicano, en esa década, era la existencia de un presidencialismo absoluto y la prevalencia, para fines prácticos, de sólo un partido en el ámbito nacional y estatal, por lo que, para decidir las candidaturas a las gubernaturas de los estados, los procesos se cocinaban en el centro del país, en donde, a fin de cuentas, la opinión decisiva estaba en manos del Presidente de la República determinado por su criterio personal, tomando en consideración el conjunto de circunstancias que rodeaban dicha decisión, las necesidades políticas de su mandato y los intereses personales de los miembros del grupo en el poder. En el análisis para la selección del candidato a gobernador de Sinaloa participó la currícula de encumbrados burócratas federales, de un funcionario del gobierno local con fuertes relaciones con el empresariado regional y de algunos políticos de larga carrera priista, entre los que destacaba el entonces senador y líder obrero Alfonso Calderón. Eran los tiempos políticos, los últimos dos años de la administración del presidente Luis Echeverría, quien durante cuatro años había hecho un gobierno con acentos populares que intentaban dar respuesta a las demandas de transformación que planteó la crisis política que recibió de manos del presidente Gustavo Díaz Ordaz. 30

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El discurso del cambio dominó la escena durante este período, Luis Echeverría lanzó políticas modernizantes prácticamente en todos los ámbitos de la vida nacional, entre las que destacaron reformas electorales, económicas, laborales, educativas, relaciones internacionales, fiscales y de distribución del ingreso entre otras, las cuales estuvieron acompañadas de leyes, reglamentos, decretos y acciones de gobierno que las pusieron en marcha. Tal vez, las más avanzadas y controvertidas, entre ellas, fueron las que contenían la renegociación de la dependencia de la economía mexicana respecto de los Estados Unidos de América, para lo cual lanzó una nueva ley de inversiones extranjeras y otra para regular las patentes, las marcas y el desarrollo tecnológico que pretendían acotar el poder de las empresas trasnacionales, otorgando mayor espacio al fortalecimiento de las empresas nacionales, públicas y privadas. Sin embargo, la tradicional disputa entre la participación del estado en la economía y la libertad de acción y de mercado de la empresa privada fue, entre otros, un factor que impidió que la pretendida unidad nacional, frente al capital extranjero, obtuviera los resultados que esperaba el Presidente de la República. En estos ajustes y confrontaciones, las organizaciones empresariales mexicanas prefirieron apoyar las consignas liberales impulsadas por el capital extranjero sobre la libre empresa y los mercados abiertos que respaldar el nacionalismo económico revolucionario impulsado por el gobierno del presidente Echeverría. Con este contexto y frente a los intereses extranjeros irritados por las iniciativas gubernamentales, el presidente Echeverría recurrió a un discurso cada vez más radical en defensa de los intereses del pueblo y estableció un conjunto de apoyos a las organizaciones campesinas y obreras desplegadas en amplia movilización a favor de las políticas gubernamentales. Las organizaciones más fuertes de apoyo al gobierno de la República eran la Confederación de Trabajadores de México y el Congreso del Trabajo, organismos controlados y dirigidos por el experimentado líder obrero Fidel Velázquez Sánchez a quien, para entonces, se le reconocía como uno de los pilares fundamentales del sistema político mexicano. los gobernadores de la modernidad, 1969-2011 |

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En la estructura de la organización dirigida por Fidel Velázquez destacaba, como organizador y conciliador político, el entonces Senador de la República Alfonso G. Calderón, a quien Velázquez apoyó para ocupar la candidatura al gobierno de Sinaloa. Las condiciones sociopolíticas y económicas de la región y la estrategia política seguida por el Presidente de la República encaminaron la decisión del PRI para que, por primera vez en la historia del México moderno, un dirigente obrero con probadas credenciales en su larga militancia política y su prestigio de buen líder y buen negociador, fuera electo candidato de unidad al gobierno del estado de Sinaloa y, por supuesto, pocos meses después fuera electo Gobernador Constitucional. En el camino de la nominación se quedaron importantes burócratas federales, poderosos políticos y empresarios locales.

Historia política personal Alfonso G. Calderón había sido Presidente Municipal de Ahome, Diputado Federal en dos ocasiones, Senador de la República y líder obrero durante toda su vida, por lo que conocía bastante bien el tejido social y la geograf ía f ísica, económica y política de Sinaloa. Su origen humilde, rodeado de carencias económicas en la familia, su fuerte personalidad, su natural liderazgo y su precaria educación formal —solamente cursó hasta el tercer año de educación primaria—, desde muy joven lo impulsaron a trabajar como asalariado y a agruparse con sus compañeros de labores para defenderse en la relación obrero-patronal con la compañía norteamericana United Sugar Company, propietaria del ingenio azucarero de Los Mochis donde inició su vida laboral. Destacó en su función como líder al ser considerado por sus compañeros como un buen defensor de sus intereses, gritón y decidido para expresarse sin temor a las consecuencias cuando de defender los intereses del gremio se trataba. Su actitud destacada como dirigente obrero lo inscribió en la militancia fundadora del Partido Nacional Revolucionario que se transformó finalmente en Revolucionario Institu32

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cional, al cual pertenecía la fortalecida Confederación de Trabajadores de México al mando entonces de Fidel Velázquez y los llamados cinco lobitos.1 Lector insaciable sobre las luchas obreras en Estados Unidos, Europa, Cananea, Río Blanco y de la Revolución mexicana, él mismo se reconocía como un autodidacta apasionado de la historia de México. Su campaña política al gobierno de Sinaloa fue caracterizada por un discurso plurivalente, donde hacía llamados a la unidad de todas las clases sociales para sacar a Sinaloa adelante, acompañado de dichos y anécdotas arraigados en la cultura popular y canciones descriptivas de «gustos y luchas del pueblo de abajo», como fue el corrido de Los caballos que corrieron, el bolero La espinita, Sin fortuna y otras. Al dirigirse a los pobres, hablaba de su sufrido origen de clase, y al dirigirse a los ricos hablaba del respeto al esfuerzo de los demás enfatizando que «nadie tiene la culpa de haber nacido pobre o haber nacido rico porque lo importante ahora es que ante la ley todos somos iguales, todos tenemos los mismos derechos y todos debemos tener las mismas oportunidades para crecer y contribuir al engrandecimiento de Sinaloa». (Calderón, 1974) Era un político de discurso disciplinado y bien dirigido, prácticamente nunca externaba diferencias sustantivas con los intereses de los sectores de la sociedad que aspiraba a representar. Aunque en privado, con sus amistades y colaboradores cercanos gustaba de decir la verdad cruda, con las palabras más crudas, acerca de lo que pensaba. Al asumir el gobierno, Alfonso G. Calderón tenía claros los objetivos de su administración y solía repetir que: «El propósito indeclinable de mi gobierno es satisfacer necesidades apremiantes, resolver problemas seculares, brindar sin distingos mejores expectativas de progreso a los sinaloenses y fincar las bases sólidas para una sana y equitativa convivencia». (Calderón, 1975) El contenido de estas premisas denotó un político maduro y ordenado. En los primeros días de su administración, lanzó un audaz programa de gobierno donde destacó acciones para incidir en los temas 1  Fidel Velázquez Sánchez, Alfonso Sánchez Madariaga, Jesús Yurén Aguilar, Fernando Amilpa Rivera y Luis Quintero Gutiérrez. los gobernadores de la modernidad, 1969-2011 |

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que creía eran la prioridad para lograr un desarrollo justo y equilibrado para Sinaloa. Su clara convicción de que había dos Sinaloas en un sólo territorio, lo llevó a diseñar un plan de gobierno para equilibrar el desarrollo entre los dos extremos que él percibía. La costa, próspera, desarrollada y en crecimiento, el Sinaloa de la abundancia y la sierra —«los altos»— en el atraso económico, social y en el abandono gubernamental: el Sinaloa de las carencias. En consecuencia, puso en marcha programas sexenales que corrigieran el rumbo seguido hasta entonces por el gobierno del estado, con el objetivo de que al final de su sexenio se lograra un sensible incremento y mejoría de las actividades productivas y condiciones de vida de los habitantes de Sinaloa.

Un gobierno eficaz y responsable El gobierno de Alfonso G. Calderón destinó apoyo sin precedentes a la educación pública, fomentó la creación de fuentes de trabajo, construyó servicios públicos básicos, fortaleció la infraestructura para el desarrollo, procuró el logro de la paz pública y el manejo adecuado de los problemas sociales y políticos; esas fueron, entre otras, las principales acciones de su administración.

Educación y cultura Al inicio del gobierno, era poco creíble que un hombre sin educación formal como Alfonso G. Calderón entendiera lo indispensable que es la educación de un pueblo para elevar sus niveles de desarrollo y mejorar el entendimiento entre los miembros de la sociedad; resultaba sorprendente que un gobierno encabezado por un obrero sin mayor permanencia escolar dedicara los más importantes esfuerzos gubernamentales, políticos y de inversión pública a este ramo: su administración destinó más del 60 % del presupuesto; basta decir que 34

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en el primer año de su gobierno se restauraron y remodelaron alrededor de mil escuelas primarias, se construyeron más de 500 nuevas aulas y en el segundo y tercer año se autorizaron poco más de 1 500 plazas para nuevos maestros, destacando también la construcción de 100 casas para maestros de las cuatrocientas comprometidas durante todo el sexenio, porque con ello se trataba de arraigarlos en las comunidades de «los altos» para que no abandonaran su función; también se mejoraron sueldos y prestaciones a los docentes y se apoyó con infraestructura y equipamiento a las escuelas normales para formar maestros con mejores fortalezas académicas y capacidades sociales. Se puso en funcionamiento la escuela secundaria abierta iniciándose con 1 300 alumnos y se fomentaron las escuelas de organización completa en las comunidades serranas. Es importante remarcar que en la educación preescolar, primaria y secundaria también se registró una diferencia significativa, en relación con el gobierno anterior, al incrementarse la matrícula preescolar de 11 790 niños a 40 201 niños, lo que representó un aumento del 340 %; lo mismo sucedió para la educación primaria que de 315 340 alumnos atendidos en el gobierno anterior, durante el gobierno de Alfonso Calderón se llegó a 444 000, lo que significó superar la demanda de atención en 100 %. En ese mismo sentido, en la educación media básica, en la educación media superior y en la educación superior, se registraron incrementos en los porcentajes que pasaron del 131 % la media básica, 306 % la media superior y 290 % la superior, pasando ésta de 8 212 a 32 496 alumnos. (Calderón, 1980: 16-48) En ese mismo sentido, se iniciaron las acciones a favor del rescate y fomento de la cultura regional, como lo señalaría el propio gobernador Calderón, «esta es una tarea de singular responsabilidad de los gobiernos revolucionarios y populares para fomentar con vigor y entusiasmo el arte y folclor de nuestros pueblos». (Calderón, 1975: 28) El ordenamiento de la cultura popular regional y el fomento de la cultura universal nunca habían sido un tema tan importante en las administraciones anteriores; sin embargo, habría mucho qué rescatar y difundir para que la sociedad no olvidara sus orígenes históricos y las manifestaciones culturales de otras épocas, en las que sus antecesores los gobernadores de la modernidad, 1969-2011 |

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hicieron importantes aportaciones a la música, la danza, la pintura, la poesía y en otras actividades artísticas. Calderón fue el primero, creó una institución que difundió sistemáticamente la cultura universal simultáneamente con el fortalecimiento de las manifestaciones culturales regionales, a fin de que contribuyera a ampliar la percepción global del quehacer cultural entre las nuevas generaciones de sinaloenses. Al igual que en el tema de la educación, muy pocos esperaban que un gobernante con escasos conocimientos de la cultura universal invirtiera importantes recursos y esfuerzos gubernamentales para crear una institución responsable de esta importantísima tarea. En el quinto informe de gobierno, el gobernador dio cuenta de que se habían llevado a cabo más de tres mil representaciones artísticas ante un público asistente estimado en más de 1.5 millones de personas y que en este mismo sentido se había terminado la construcción de 65 teatros al aire libre en diferentes comunidades de Sinaloa. (Calderón, 1979: 52) La creación de la Dirección de Investigación y Fomento de la Cultura Regional se convirtió en una decisión acertada del gobierno de Calderón. Para llevar a cabo esta tarea nombró a su hija Sandra Calderón, una joven antropóloga con buena formación cultural, al frente de dicha responsabilidad. Durante el informe de su tercer año de gobierno (Calderón, 1977: 34), oficializó la construcción del Centro Cultural Genaro Estrada (DIFOCUR), una digna instalación en donde se albergaron a los responsables de organizar y difundir la cultura en todos sus ámbitos. Dichas instalaciones contaban con amplios teatros, salones de instrucción, áreas de exposición, oficinas y otros espacios que en los últimos 37 años han contribuido a fomentar la cultura y las artes en el estado de Sinaloa.

Creación de empleos La dificultad para generar empleos que arraigaran a la gente en sus comunidades, donde mantuvieran mejores condiciones de vida, era 36

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tal vez el mayor reto para esta administración gubernamental. La idea del gobernador Calderón no era derramar dinero público en obras precarias para generar artificialmente empleos temporales, se trataba de destinar la inversión pública para contribuir a generar empleos estables y de larga duración; en suma, se trataba de impulsar la generación de nuevas pequeñas y medianas empresas productivas, industriales, agrícolas, ganaderas, forestales y apícolas que produjeran bienes para el consumo local y tuvieran la capacidad para concurrir a los mercados regionales. Para ello se lanzaron programas para la construcción de infraestructura hidráulica menor, como represas, tapos, perforación de pozos, y bombeo de agua para el aprovechamiento de las vegas de los ríos. La intención fue poner a producir las tierras que habían sido abandonadas, o mal trabajadas, durante la paulatina desaparición de la agricultura de temporal. Así mismo, se lanzaron planes especiales de mejoramiento genético para elevar la calidad de las razas de la ganadería local y consolidar los hatos ganaderos para incrementar la producción de leche y carne. El fomento de la horticultura, de la fruticultura casera y la crianza de aves de corral y otros tipos de ganadería formaron parte de estos programas que a su vez se complementaron con el apoyo al surgimiento de pequeñas fábricas envasadoras de frutas, fabricación de muebles regionales y productoras de materiales para la construcción. La competencia con la agricultura ilícita no era sencilla, los ingresos obtenidos en ésta eran mucho mayores y la población de la sierra estaba acostumbrada a esas labores; sin embargo, los promotores de actividades ilícitas no se opusieron a las mejoras promovidas por el gobierno, más bien orientaron a la población a recibir los beneficios, seguramente con la idea de encubrir mejor sus actividades. Valga señalar que dichos programas de fomento a la producción y al empleo siempre estuvieron acompañados de inversiones para el mejoramiento de la infraestructura y los servicios públicos, teniendo como eje central un audaz plan de construcción de caminos, carreteras, puentes y de nuevas industrias. En los seis años de gobierno de Alfonso Calderón se construyeron, en «los altos» de Sinaloa, alrededor de 2 400 kilómetros de caminos; se los gobernadores de la modernidad, 1969-2011 |

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electrificaron 304 pueblos; se promovieron alrededor de 500 pequeñas y medianas empresas productivas nuevas; se edificaron alrededor de 1 400 aulas; se pusieron en marcha 255 sistemas de agua potable, 61 clínicas rurales, 406 casas para maestros; más de 1 000 escuelas que sólo impartían hasta el tercer año de primaria se elevaron al nivel de organización completa y se pusieron en operación 276 sistemas de telefonía rural que permitieron a la población establecer comunicaciones directas con el resto del país y el extranjero.2 En conclusión, las obras públicas y de infraestructura del gobierno, tenían en lo fundamental el objetivo de fomentar los empleos productivos y de proveer servicios básicos a las zonas más necesitadas del estado.

Finanzas responsables «Nunca me ha gustado deber», decía el gobernador Alfonso Calderón. «Sólo consumo lo que necesito y el dinero nunca ha sido mi objetivo, prefiero dedicar mi tiempo a servir a mis compañeros».3 Estas eran palabras repetidas durante su vida, como si fueran mantras, parte de su filosof ía, resultado de un origen humilde y de una vida modesta y honesta. Al asumir el gobierno, se enteraría de que las arcas estatales arrastraban una deuda de más de 200 millones de pesos, por lo que se propuso pagar y sanear las finanzas públicas. En el primer año de gobierno y con los recursos de la captación estatal cubrió alrededor del 35 % de dicha deuda y para el quinto año la liquidó completamente, cumpliendo, además, con su compromiso de no recurrir a la deuda gubernamental sin retorno programado para hacer obras o mejorar los servicios públicos. Nunca utilizó el cargo para hacer negocios personales y no se le conocieron actos de corrupción durante el ejercicio de sus responsabilidades públicas. Los ingresos gubernamentales durante su período crecieron significativamente y se invirtieron 2  Sexto Informe de Gobierno, p. 42. 3  Discurso pronunciado ante obreros de la CTM en el auditorio del PRI, julio 1974.

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con transparencia en el beneficio público, se preocupó por conservar el equilibrio de los ingresos estatales con el gasto y al final de su administración entregó un gobierno con cuentas transparentes y con una larga lista de inversiones en infraestructura productiva, infraestructura educativa, servicios públicos y obras materiales. Es válido reconocer que Alfonso Calderón fue un político eficaz y responsable, además de tener la virtud de ser un hombre honrado y un incansable promotor, con ideas claras y un discurso convincente, propio de los buenos administradores.

Un gran gestor El gobernador Calderón visitó personalmente cada cajón presupuestal de los programas federales, siempre procuró lanzar ideas y proyectos para utilizar hasta el último centavo el gasto aprobado por la Federación. Personalmente daba seguimiento al ejercicio presupuestal. Sus relaciones con los altos oficiales operadores de los programas de la federación eran fluidas, cotidianas, cordiales pero de exigencia implacable llegando a tener, en ocasiones, confrontaciones directas con algunos secretarios de Estado debido al incumplimiento, en tiempo y forma, de los compromisos gubernamentales. Su carácter enérgico pero a la vez ligero, sencillo y dicharachero le ayudaba a generar simpatías que redituaban en obras e inversiones en beneficio de los sectores sociales y productivos del estado. Para el gobernador Calderón, sólo al Presidente de la República no se le podía rebatir o cuestionar con exigencias directas. No obstante, era conocida su vehemencia para hacerle sentir al Presidente la utilidad que él le podía prestar como interlocutor con las organizaciones obreras del país. Se esforzaba por demostrar al gobierno federal ser un conocedor, al detalle, de la problemática de Sinaloa y por lo mismo se podía comprometer a mantener el control de la región en apoyo y lealtad a la federación; a condición, no escrita, de otorgarle mayor presupuesto y atención federal. Es importante señalar que al final del quinto año de gobierno Alfonso Genaro Calderón difundió los gobernadores de la modernidad, 1969-2011 |

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una larga lista de gestiones y logros que obtuvo de sus buenas relaciones con la federación, anunciando que: Como resultado de una adecuada programación y jerarquización de necesidades en el Estado, así como a permanentes gestiones ante el gobierno federal, la inversión pública total aprobada en los cinco años de la administración es del orden de 23 826 millones de pesos. Los beneficios de esta inversión se han distribuido en todo el territorio sinaloense, a fin de atenuar desequilibrios marcados entre los habitantes de «los altos» y de los valles. La agricultura representa la principal actividad del estado, razón por la cual se ha apoyado al sector agropecuario y forestal con 4 145 millones de pesos, destacando el subsector agrícola con 4 050 millones. Con el afán de agregar mayor valor a los productos del campo, vía la industrialización de los mismos, se han destinado 1 156 millones al sector industrial, a fin de contar con la infraestructura necesaria en este renglón. Al sector de transportes y comunicaciones le corresponden poco más de 721 millones que se están aplicando en fortalecer las comunicaciones eléctricas, los transportes carreteros, ferroviarios, aéreos y marítimos. El resto de la inversión se está aplicando en otros sectores también de importancia dentro de la actividad económica y social de Sinaloa. El armónico ejercicio presupuestal ha permitido que la inversión en el presente año se incremente en un 80.6 % respecto a la del año inmediato anterior. Cabe señalar que de la cifra mencionada, el 40.2 % corresponde al presente ejercicio fiscal, es decir, 9 mil 588 millones de pesos, siendo ésta la inversión aprobada más alta que se ha registrado en el estado de Sinaloa. (Calderón, 1979: 49-51)

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Maestro de jóvenes políticos Al inicio de su campaña para gobernador del estado, Alfonso G. Calderón incorporó a su esquipo de trabajo a muchos jóvenes que desarrollaron junto a él tareas de proselitismo. Una vez en el gobierno, los promovió a importantes cargos de la administración pública. Prácticamente, no hubo área de la administración o liderazgos de la política regional, en donde no nombrara a jóvenes responsables de importantes tareas. Alfonso G. Calderón sostenía que había que formar una nueva generación de administradores públicos, políticos y líderes sociales capaces, que aprendieran el arte de la negociación política para dirigir, cada vez mejor, los destinos de Sinaloa en el futuro. En las cuatro posiciones más altas del gobierno nombró a experimentados políticos y administradores cercanos a él y los rodeó de jóvenes valores que durante los seis años de gobierno mantuvieron una cercana y cotidiana relación con él. Frecuentemente los convocaba a eventos sociales para convivir con ellos y hablar de política, de pasajes de la vida cotidiana y externar sus opiniones sobre tal o cual acontecimiento. Cantaban, declamaban y contaban chistes y anécdotas. Se trataba, decía el gobernador, de divertirse entre amigos y evaluar a los jóvenes para ver cómo evolucionaba su aprendizaje. Estos aprendices estaban presentes en las audiencias públicas y giras de trabajo donde les ordenaba el cumplimiento de tareas que le reportarían directamente a él, si después de cumplirlas el joven lo hacía bien, lo felicitaba en privado y en público, y si no las sabía cumplir lo llamaba en privado, lo reprendía fuertemente, lo corregía y aconsejaba para luego encargarle otras tareas. No sin la advertencia: «Ten cuidado, no vayas a pisar otra cáscara de plátano». Solía ser de trato duro y cruel con el aprendiz que, según él no crecía, y paternal, bromista y afectuoso con quienes lo interpretaban bien. Comentan quienes convivieron de cerca con él, que era tacaño a más no poder, que no le gustaba gastar y que en las convivencias cotidianas de la peña calderonista, como se llamaba al grupo de jóvenes aprendices reunidos con él, eran los discípulos los que tenían los gobernadores de la modernidad, 1969-2011 |

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que cubrir las cuentas porque él jamás traía dinero para pagarlas; cuentan que cuando inició el gobierno puso doscientos pesos en la bolsa de su pantalón y cuando terminó el sexenio los quiso usar para pagar una cuenta en una cafetería de la ciudad de México y no se los recibieron porque los billetes ya estaban descontinuados. Años después se reconocería la utilidad del empeño de Alfonso Calderón en formar una nueva generación de líderes y políticos para Sinaloa. Entre sus discípulos se encuentran destacados gobernadores, presidentes municipales, senadores, diputados, administradores públicos, funcionarios universitarios e importantes líderes de partidos políticos, organizaciones obreras, campesinas y de la sociedad civil. Todos lo recuerdan con cariño y con afecto, algunos de ellos nunca olvidarán los sabores agridulces de su formación política inicial, al lado de un maestro duro e implacable, pero del cual tanto aprendieron.

Tratamiento gubernamental de tres grandes problemas Universidad y guerrilla urbana Universidad: Significativo resultó el trato que, desde el inicio de su administración, otorgó Alfonso Calderón a la Universidad Autónoma de Sinaloa, después de cinco años de confrontaciones entre ambas instituciones. Las comunicaciones cruzadas antes de la toma de posesión del nuevo gobernador indicaban que al inicio del gobierno se concretaría un nuevo pacto. Se trataba de eliminar tensión entre gobierno y universidad, y reencauzar esta importante relación, que se había descompuesto, entre otras cosas, por los intentos del gobierno anterior de influir en el rumbo de la universidad a través de una nueva ley orgánica, así como por la designación de un nuevo rector, no bien visto por los grupos que, en ese momento, controlaban la administración 42

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de la universidad y que, por supuesto, tenían sus propias preferencias en otros candidatos a la rectoría. Durante más de dos años se multiplicaron las movilizaciones de protesta, los paros escolares y las confrontaciones de todo tipo que dividieron a la comunidad universitaria y que, en un momento de crisis, culminaron con la muerte de dos estudiantes durante una manifestación de protesta al enfrentarse con la Policía Judicial del Estado. El rector designado, ante la magnitud de los acontecimientos, presentó la renuncia al cargo y a partir de ahí se consolidó un nuevo mando en la dirección de la Universidad Autónoma de Sinaloa. Por su parte, los disidentes de este grupo, que durante casi tres años habían dirigido precariamente la institución, fueron expulsados de la misma; desde afuera formaron algunas escuelas independientes, alentaron la creación de nuevas instituciones privadas y públicas de educación superior y promovieron el surgimiento de una nueva universidad estatal. En medio de estos acomodos de las estructuras de educación superior del estado, surgieron disputas ideológicas y de intereses materiales entre las diferentes facciones que retuvieron el control de la universidad y que, para entonces, se habían reclasificado en moderados, radicales y ultras, estos últimos se denominaron los enfermos quienes armados disputaron áreas de control, exigiendo a la rectoría su participación en los programas, presupuestos y plazas de la administración universitaria. Además articularon su lucha con otros grupos con tendencias político-militares fuera de la universidad. Por su parte el gobierno estatal pretendió reencauzar el rumbo de la universidad a la neutralidad, en medio de las luchas ideológicas y políticas que, en esa época, redimían las fuerzas partidarias tanto de las teorías socialistas como capitalistas. Lo expresado por Alfredo Valdés Montoya, anterior gobernador, durante su tercer informe de gobierno mostraba el claro desentendimiento entre la universidad y el gobierno: No queremos a nuestra universidad sujeta al poder público pero tampoco la queremos dominada por la anarquía, la falacia y la los gobernadores de la modernidad, 1969-2011 |

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mediocridad[...] Invito a este honorable Congreso, que otorgó la autonomía a la universidad hace apenas seis años, a la comunidad universitaria y a la ciudadanía en general a pensar si se ha dado a la Universidad Autónoma de Sinaloa la mejor forma de organización y si no es así a corregirla y perfeccionarla[...] Los invito asimismo a reflexionar acerca de si los frecuentes actos de indisciplina, de falta de acatamiento a las normas y decisiones dictadas por las propias autoridades universitarias, el apoderamiento de recintos universitarios y la interrupción de las tareas docentes, administrativas, de investigación y de difusión que les están confiadas, constituyen un ejercicio responsable de la autonomía. Porque si ello es necesario debemos establecer límites, no al ejercicio de la autonomía sino del desorden y la anarquía que en su nombre pretenden crearse. (Valdés, 1971: 19-20) Tal parecía que las palabras del gobernador anunciaban premonitoriamente la continuidad de una creciente violencia, acentuada por los grupos radicalizados de origen universitario que para entonces tenían constituidas un buen número de células armadas en diferentes partes del estado. El secuestro y la quema de autobuses de pasajeros en las ciudades, el asalto, el desarme y la ejecución de los elementos policiacos, la perturbación del orden público y los intentos de toma y destrucción de instalaciones agropecuarias ubicadas en los valles agrícolas de Sinaloa, fueron, entre otras acciones, la manifestación de que el problema ya no era la disputa por el control de la universidad, sino la disputa por el control del estado en el contexto de la lucha ideológica y política encabezada por la guerrilla urbana. Las palabras del gobernador Alfredo Valdés Montoya eran elocuentes al señalar: De manera muy especial acentuaremos nuestra acción preventiva y correctiva, para evitar hechos delictuosos de seudoredentores que sólo son delincuentes del orden común, que con banderas que no tienen, ni sienten, ni mucho menos les corresponden, han tratado de crear el caos y la anarquía en el medio rural y urbano. 44

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Como sinaloenses, repudiamos la violencia y los hechos vandálicos. Como gobernantes, no toleraremos retos, intimidaciones ni chantajes. Conservaremos por los medios legales que sean necesarios, el imperio de la ley, el respeto a los ciudadanos en sus personas y bienes. (Valdés, 1973: 40) Lo anteriormente expresado mostraba con claridad que el gobierno de Alfredo Valdés Montoya culminaría su administración dejando al próximo gobierno un grave problema de violencia compleja por resolver. Días después de la toma de posesión del gobernador Calderón se inició entre funcionarios de la Universidad y funcionarios del Gobierno estatal la revisión de los acontecimientos que confrontaron a ambas instituciones y, después de ello, se pactó el nuevo camino a seguir: La administración de la Universidad cumpliría su cometido académico, docente y de investigación, con criterios libres, universales, sin inclinación o partidismo ideológico y político en favor de grupo o tendencia ideológica alguna y, durante la negociación de estos acuerdos, esta administración pedía que se le deslindara de las acciones violentas que el anterior gobierno le imputaba, ya que en realidad, afirmaban, los responsables de estas acciones dentro y fuera de las instalaciones universitarias eran algunos grupos estudiantiles radicalizados que para entonces se habían inscrito en otras luchas extrauniversitarias. Los negociadores gubernamentales por su parte manifestaron conocer estas circunstancias y que, por lo tanto, el gobernador del estado se comprometía a que su gobierno respetaría irrestrictamente la autonomía universitaria, a las autoridades y liderazgos reconocidos por esta comunidad y, al mismo tiempo, apoyaría con todos los recursos a su alcance los programas que pondrían en marcha las autoridades universitarias para lograr la excelencia académica solicitada y esperada por la comunidad sinaloense. Días después, a petición del gobernador y con la anuencia de los universitarios, los acuerdos anteriores fueron llevados a conocimiento del presidente de la República, Luis Echeverría, quien les concedió una audiencia especial a la que asistieron autoridades universitarias, el gobernador Calderón y algulos gobernadores de la modernidad, 1969-2011 |

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nos funcionarios estatales junto a los líderes magisteriales, estudiantes y sindicatos universitarios. El Presidente de la República celebró los compromisos contraídos entre el Gobierno del Estado de Sinaloa y la Universidad, sobre todo en la parte del ejercicio responsable de la autonomía, los apoyos económicos comprometidos por el gobierno estatal y el deslinde de la Universidad respecto de los movimientos políticos violentos. En los siguientes cinco años del gobierno de Alfonso Calderón se mantuvo una excelente relación que se observó en las expresiones del gobernador en su quinto informe de gobierno: A la Universidad Autónoma de Sinaloa le seguimos profesando el respeto que merece, nunca hemos interferido ni pretendido alterar su vida autónoma, nuestros apoyos económicos han ido en ascenso y no se han utilizado como pretexto de intromisión alguna[...] Formar hombres útiles a la sociedad; llevar a cabo investigaciones ajenas a todo prejuicio o interés sectario con respecto a los problemas de nuestro tiempo; difundir la cultura hacia la capas sociales principalmente de escasa condición económica; sustentar un espíritu crítico, objetivo y racional para a través de ellos servir de instrumento de cambio de una sociedad como la nuestra, esa es la misión que debe tener la universidad. (Calderón, 1979: 17-18) Tanto el discurso gubernamental como las acciones de ambas partes eran evidencia clara de un buen entendimiento entre el gobernador Calderón y la universidad de su estado. Esto a pesar de que don Alfonso, como le decían los universitarios, sólo había cursado hasta el tercer año de escolaridad primaria y jamás asistió a un salón de clases en la educación secundaria, media o superior y sólo había asistido, como él frecuentemente decía, «a la universidad de la vida en la cual me gradué para ser un hombre de bien, un líder político honrado, trabajador y útil a la sociedad y a mi estado». (Calderón, 1975. Discurso)

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Guerrilla urbana: Los grupos más extremistas entre los radicales alentados por el avance global del socialismo y por los bríos de la Revolución cubana, denominados los enfermos que habían articulado su lucha dentro de la universidad con la de otros grupos con tendencias político-militares fuera de la universidad, acentuaron sus acciones hasta el último día del gobierno anterior. En el mismo sentido, el surgimiento nacional de la Liga Comunista 23 de Septiembre recibió una buena cantidad de adeptos provenientes de estos grupos radicalizados, lo que trajo como consecuencia el incremento de las acciones violentas, de las cuales, los medios de comunicación regionales dieron cuenta a la sociedad de los detalles de esos acontecimientos en los que el gobierno local actuaba frente a ellos, ya sin la limitante que le imponía respetar la autonomía universitaria que, a decir verdad, muchas veces se había utilizado como protección para la realización de acciones armadas dentro y fuera de las instalaciones universitarias. Para 1975, año en el que Alfonso Calderón asumió la gubernatura del estado los acontecimientos anteriormente señalados implicaban una confrontación abierta en varios frentes entre el gobierno estatal y los universitarios de las diferentes tendencias y organizaciones estudiantiles, sindicatos magisteriales y grupos de activistas armados surgidos de las luchas universitarias. El cambio de gobierno daba a todos los actores en estos conflictos la oportunidad de replantear sus estrategias frente al nuevo gobierno, desde el cual Alfonso Calderón lanzó iniciativas de diálogo y entendimiento, proponiendo nuevas reglas del juego. La parte más universitaria del conflicto entró en acuerdo con negociadores del gobierno, condicionando el diálogo y futuros entendimientos al irrestricto respeto a la autonomía universitaria. Al mismo tiempo, la Universidad y sus autoridades se deslindaron de las acciones callejeras violentas que, afirmaban, eran responsabilidad de grupos de activistas radicales armados que, si bien habían tenido su origen en movimientos estudiantiles, en esos momentos del conflicto los gobernadores de la modernidad, 1969-2011 |

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obedecían a otros intereses y concepciones ideológico-políticas más cercanas de la disputa por el poder y control de la región y del país, que por los intereses de la institución educativa. Sin embargo, ofrecieron sus buenos oficios para buscar acercamientos entre éstos y los negociadores representantes del gobierno estatal. Al mismo tiempo, el gobierno ofreció el diálogo con las autoridades escolares y los dirigentes estudiantiles del Instituto Tecnológico Regional de Culiacán, de donde también provenían un buen número de miembros de las guerrillas urbanas. Meses después de iniciados estos discretos contactos entre universitarios, tecnológicos y el Gobierno del Estado, apoyado por amigos personales del gobernador, provenientes de la izquierda histórica de México, se produjeron importantes acuerdos que contribuyeron a pacificar la relación entre los grupos armados y tranquilizar a la ciudadanía, alarmada por estos acontecimientos considerados de raro y desconocido origen. Sesenta jóvenes con antecedentes universitarios acusados de acciones armadas de violencia urbana que albergaban las cárceles de Sinaloa fueron paulatinamente puestos en libertad. Por su parte, ellos cumplieron su compromiso de replegarse con sus familias y no reincidir en hechos de esta naturaleza. Algunos emigraron a otras regiones del país y continuaron participando en el contexto nacional de la lucha armada encabezada por la Liga 23 de Septiembre, que posteriormente pactó una amnistía con el gobierno del presidente José López Portillo. Es necesario destacar en este análisis que cientos de jóvenes murieron luchando por sus ideales en enfrentamientos con las fuerzas regulares de seguridad del estado y muchos otros desaparecerían sin retorno, presumiblemente murieron en manos de las brigadas blancas, grupo especial de policías y militares formado también clandestinamente por el gobierno federal para combatir las acciones de los grupos guerrilleros. Con el tiempo, muchos de estos jóvenes que sobrevivieron a los acontecimientos se integraron a la lucha política democrática, que fue posible gracias a las reformas político-electorales, aprobadas entre otras de carácter económico y social que ellos contribuyeron a generar. Hoy, prácticamente todos ellos son ciuda48

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danos maduros y respetables que ocupan importantes espacios en la academia, la investigación científica, los partidos políticos, las organizaciones de la sociedad civil, las empresas y la cultura y el arte. Cuando los sinaloenses recuerdan al gobernador Alfonso Calderón lo señalan como un gobernante que, a diferencia de muchos otros, los trató con comprensión, con dignidad y con respeto.

Operación Cóndor y paz social Hablar de lograr la paz pública en los pueblos de la sierra de Sinaloa, con la sola presencia y acción de las policías estatales, era no entender que la gente de estas poblaciones no vivía simplemente en la violencia sino, más bien, vivía esencialmente de la violencia; entendida ésta como el acompañante básico de las actividades ilícitas en donde la ausencia de la ley y la letra en los tratos y contratos no dejaban margen a la justicia estatal, sino a la ley del más fuerte y a tomarse la justicia de propia mano. La ausencia de las instituciones de justicia y de las fuerzas públicas estatales, en prácticamente todos los pueblos de la sierra, permitieron que reinara la justicia del señor del control territorial que ejercía la función de aplicador de ley a su conveniencia y fuerza, pues si bien era cierto que con sus actividades daba empleo a cientos de personas, también era cierto que las mantenía amenazadas y aterrorizadas. Las fuerzas del gobierno estatal y de los municipios no eran suficientes para incursionar en estas latitudes a imponer el orden; sin embargo, la descomposición en los pueblos de la sierra generaba violencia también en las ciudades, ya que el producto de la agricultura ilícita se transportaba a éstas para empaquetarse y embodegarse rumbo a la comercialización. En los tiempos muertos de la actividad agrícola destinada al narcotráfico, bandas de hombres armados bajaban a la ciudad para realizar ejecuciones en cobro de cuentas pendientes, o bien a secuestrar, asaltar, o ejercer el robo con violencia; en suma, el crecimiento exponencial de estas actividades mantenía angustiada prácticamente a los gobernadores de la modernidad, 1969-2011 |

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toda la sociedad regional que padecía de violencia delincuencial creciente. En este mismo sentido, la frontera entre la actividades lícitas y las ilícitas fue desapareciendo, el capital ilegal penetraba tanto en la sierra como en las ciudades y la costa, en la agricultura de riego, la ganadería intensiva, el comercio, el turismo y la construcción, de hecho no hubo espacios productivos y rentables donde el dinero del crimen organizado no penetrara y tensionara el desarrollo normal de estas actividades. Desde antes, pero en el momento en el que Alfonso Calderón asumió el mando del gobierno, resultó más que evidente la incapacidad de las fuerzas regionales estatales para combatir el fenómeno de la violencia y las actividades ilícitas del narcotráfico. Durante años, las administraciones estatales habían desatendido el problema, empleando un discurso evasivo para no comprometerse, argumentando que por ley esa tarea no correspondía al gobierno estatal, por estar considerada como una facultad exclusiva de la federación; sin embargo, al no participar en su combate, fomentaba las complicidades de los políticos y los mandos policíacos con el crimen organizado, percibiéndose una falsa distancia entre unos y otros, donde los criminales cooptaban a las autoridades policíacas locales y las ponían a su servicio. Para el gobernador Alfonso Calderón la debilidad del gobierno estatal frente al creciente fortalecimiento de los criminales fue muy clara, por lo que buscó un acuerdo de cooperación con el gobierno federal, solicitando al Presidente de la República el apoyo de fuerzas especiales para frenar las actividades delincuenciales. En su primer informe de gobierno, el gobernador fue elocuente al señalar: El problema del narcotráfico en el estado de Sinaloa es preocupación permanente del gobierno federal pero no por ser competencia de la federación su prevención, persecución y castigo, vamos a ser indiferentes o sólo espectadores, pues las consecuencias las sufrimos todos los sinaloenses; por lo tanto, como responsable del gobierno, he realizado persistentes gestiones ante las autoridades fe50

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derales y en coordinación con ellas hemos participado en todas las campañas que se han iniciado para combatirlo. (Calderón, 1969: 17) Tal vez, sin mayores precedentes de este tipo en el México moderno, el presidente Echeverría decidió lanzar la Operación Cóndor, cuya misión era combatir la siembra, tráfico y comercialización de las drogas, así como apoyar a las policías federales, estatales y municipales para recuperar el orden en las ciudades, con el objetivo de detener y encarcelar a los capos organizadores de estas actividades. Las acciones de esta operación militar se desplazaron en una buena parte de la sierra de Sinaloa, Durango y Chihuahua, así como en las principales ciudades de Sinaloa. Para ello, el Presidente de la República designó como comandante responsable de dirigir estas acciones al general José Hernández Toledo, un duro general de división de reconocido prestigio militar. Poco tiempo después de iniciada la operación, se observaron los operativos de destrucción masiva de miles de plantíos de mariguana y amapola; también la persecución y detención de significativos lugartenientes de los diferentes grupos delincuenciales. Las acciones militares alcanzaron también a significativos jefes de las policías, municipales y estatales, responsables hasta entonces de combatir las actividades ilícitas, siendo acusados por los mandos militares de tolerancia y complicidad directa con los criminales. Durante la Operación Cóndor, en las ciudades de Sinaloa era frecuente ver actuar a los comandos mixtos policíaco-militares en la persecución de delincuentes. Asimismo, también se observó cómo los grupos criminales desplegaron sus fuerzas ejecutando a mandos policiales locales que anteriormente estaban a su servicio. A meses de iniciadas estas operaciones, las poblaciones de la sierra y de las ciudades de la costa se pacificaron y la tranquilidad de los ciudadanos fue recobrada poco a poco. Por su parte, la sociedad regional reconoció públicamente las acciones gubernamentales, los medios de comunicación describieron y alabaron las acciones policíaco-militares y alentaron a los ciudadanos a regresar a las calles, a

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los parques y a los centros recreativos de las ciudades y de los pueblos para disfrutar de la paz y de la tranquilidad. Los líderes del crimen, especialmente los narcotraficantes, abandonaron sus casas y zona de influencia y se trasladaron con sus familias y allegados a otros estados de la Republica aledaños a Sinaloa o a los Estados Unidos de América. Jalisco, Michoacán, Baja California, y Los Ángeles, California, destacaron como lugares de residencia de estos personajes. En su tercer informe de gobierno, el gobernador Calderón anunció que el estado de Sinaloa era un estado «prácticamente libre de plantíos de droga» y citó: Esta campaña de combate a los estupefacientes ha dado como resultado que el estado de Sinaloa quede casi limpio de siembra de plantas de enervantes[...] En el tiempo que lleva en marcha la Operación Cóndor y sus apoyos, se han destruido 14 mil 55 plantíos de mariguana con una superficie de 18 mil 281 metros cuadrados; 37 mil 718 plantíos de adormidera con una superficie de 74 mil 143 metros cuadrados; 372 mil kilos de mariguana cosechada y empaquetada; 2 mil 59 kilos de semilla de mariguana; 141 kilogramos de goma de opio; 79 kilogramos de semilla de amapola; 32 kilogramos de cocaína, 59 kilos y medio de heroína y 4 kilos de peyote. En términos generales, podemos afirmar que el estado de Sinaloa, pasada la crisis de irritabilidad social que lo afectó, ha entrado de lleno a una etapa en que la violencia ha cedido paso a la tranquilidad, al imperio de la ley, a la desaparición del temor y a la recuperación de la confianza de su ciudadanía. Sinaloa [dijo con acento el gobernador] ha recobrado la tranquilidad [lo que le valió minutos de aplausos de los asistentes al informe gubernamental]. (Calderón, 1971: 24-25) Las operaciones militares propias de la guerra, desplegadas en ámbitos y espacios de la sociedad civil, trajeron consigo costos colaterales no calculados que incomodaron a muchos de los pobladores, 52

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especialmente a los de la sierra de Sinaloa, por lo que, al final de estas actividades, los medios de comunicación locales dieron cuenta de las protestas de familias y grupos de personas que denunciaron decenas de desapariciones forzadas y de ejecuciones sumarias atribuidas a los comandos militares. Las quejas públicas influyeron mucho en la forma como se dieron por terminadas las acciones de esta operación militar. Cabe mencionar que en esta época no existían las comisiones de derechos humanos ni los grupos civiles y asociaciones ciudadanas en defensa de los derechos ciudadanos elementales, que como reacción a este tipo de intervenciones, posteriormente, fueron surgiendo frente a la brutalidad de los miembros de las fuerzas de seguridad del Estado que no estaban debidamente capacitados, sin códigos de ética, con una baja moral y muchas veces presas del temor por la respuesta de los afectados. Solía escucharse en círculos políticos y sociales de Sinaloa la expresión de personas que decían: Salió más malo el remedio que la enfermedad. Funcionarios gubernamentales atribuyeron su autoría a los abogados defensores del narco. La ciudadanía en general, sobre todo la que no sufrió directamente los excesos y molestias de las fuerzas político-militares, apoyaron y hablaron bien de las operaciones y de los resultados de esta necesaria acción gubernamental.

Revuelta campesina Muchos años de engaños y promesas incumplidas fueron, entre otros, los factores que influyeron en los grupos de solicitantes de tierra en Sinaloa para lanzarse a la toma ilegal de predios agrícolas. El discurso gubernamental había dado cuenta, sexenio a sexenio, de la entrega prácticamente infinita de la tierra en favor del campesinado pobre de México. El reparto agrario funcionaba como lubricante básico de la llamada alianza histórica entre los campesinos, el Partido Revolucionario Institucional y el gobierno de la República.

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Este modelo de relación política estaba prácticamente agotado al inicio del gobierno de Alfonso Calderón. El desarrollo industrial y de los servicios del país había conformado un conjunto de nuevas exigencias de la sociedad mexicana a los productores del campo. Era de urgente necesidad producir alimentos baratos y suficientes para el consumo de un país en crecimiento. En gran parte, de esto dependía continuar con los ritmos de capitalización originaria de la economía mexicana, sosteniendo bajos los salarios de la clase trabajadora en apoyo al desarrollo industrial y de servicios del país. Sin embargo, en el campo la mayoría de las organizaciones que el gobierno había creado, no respondían adecuada y eficientemente a los nuevos requerimientos del modelo de desarrollo en marcha. Se decía que los ejidos y comunidades agrarias «habían sido muy bien organizados para votar, pero muy mal capacitados para producir». Una amplia élite de líderes agrarios, agrupados en organizaciones progubernamentales, había sustituido a los antiguos caciques controladores del campo. Los presupuestos gubernamentales para desarrollar la organización productiva de ejidatarios y comuneros eran limitados, poco eficientes y objeto de pillaje y actos de corrupción. Las nuevas organizaciones no habían madurado lo suficiente como estructuras agropecuarias productivas. Eran muy pocas las que respondían eficazmente a los nuevos requerimientos alimenticios de la nación. No obstante, el discurso político gubernamental no cambiaba y continuaba afirmando que la reforma agraria seguiría su marcha hasta entregar a los campesinos el último centímetro cuadrado de tierra y acabar con el último latifundio existente. Para entonces, los valles agrícolas de Sinaloa contaban con más de un millón de hectáreas bajo riego y de buen temporal abiertas al cultivo. Las promociones de la Revolución Verde habían facilitado conocimiento, tecnología, asistencia técnica e inversiones públicas masivas para impulsar esta posibilidad de riqueza que, particularmente en Sinaloa, un grupo de familias de agricultores habían aprovechado bien, haciendo crecer y consolidando una próspera agricultura de exportación y mejorando tierras altamente fértiles dedicadas a cultivos intensivos de granos y cereales. 54

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Paralelamente a este desarrollo, la burocracia gubernamental ejecutora de la reforma agraria había integrado, con extrema lentitud, cientos de expedientes de solicitantes de tierras sobre las mismas tierras en manos de estas empresas agrícolas. Durante años se presentaron conflictos de intereses de los llamados agrarios, entre empresarios agrícolas y campesinos solicitantes de tierras. Esta guerra de baja intensidad tuvo algunas manifestaciones violentas durante el gobierno de Alfredo Valdés Montoya, destacando emblemáticos casos de conflicto agrario como El Tajito, Rancho California, Loma y Tecomate, entre otros, donde las acciones de los solicitantes de tierra, dieron lugar a enfrentamientos con las policías del estado y la muerte de algunos conocidos líderes agrarios. Entre tanto, desde el gobierno federal, algunas voces de políticos identificados con la causa agraria sostenían que, en aras de la tranquilidad en el campo, era viable que el gobierno comprara o expropiara las tierras de estas empresas agrícolas y las entregara a grupos ejidales que podrían trabajarlas colectivamente, dedicándolas al cultivo de alimentos para el mercado nacional a precios regulados por el estado. En el momento en que asumió el gobierno Alfonso Calderón, el problema estaba claramente planteado, los campesinos solicitantes exigían el reparto de las tierras, tantas veces prometidas y hasta el momento en manos de las empresas agrícolas, argumentando que estas eran latifundios ilegales y simulados. Por su parte, los empresarios agrícolas defendían su estatus argumentando que sus tierras eran pequeñas propiedades legítimas, protegidas por la ley y que, por otra parte, el 75 % de las tierras de riego ya habían sido repartidas a ejidos que las trabajaban mal y que, además, muchos de ellos se las rentaban a verdaderos agricultores. El gobierno de la República tenía frente a sí un claro conflicto de derechos, y tendría que tomar una decisión político-legal para definir quiénes tendrían la razón en el problema planteado. Líderes agrarios y dirigentes de las empresas agrícolas pusieron en práctica todo tipo de estrategias legales y movilización política para que el dictamen gubernamental se emitiera a su favor. Los primeros recurrieron masivamente a la toma o invasiones de tierras exigiendo los gobernadores de la modernidad, 1969-2011 |

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la sentencia de sus expedientes rezagados y los segundos a la presión legal, mediática y política contra los gobiernos federal y estatal en demanda de protección a sus derechos. En aquel momento, a fines del quinto año de ejercicio del gobierno federal, las acciones políticas del Presidente frente al capital extranjero y frente a las organizaciones empresariales mexicanas habían provocado una tensa relación entre estos componentes fundamentales del Estado mexicano. El Presidente se afanaba en buscar el apoyo del pueblo ante la poca respuesta en su favor de los empresarios nacionales y en su defecto afinaba alianzas con los sectores populares principalmente con las organizaciones obreras y campesinas, afines al PRI. En Sonora, un estado con problemas agrarios y agrícolas similares a los de Sinaloa, el joven gobernador había tomado decisiones que le costaron la renuncia a la gubernatura. En un conflicto por la posesión de la tierra, ordenó la intervención de la policía estatal para desalojar a un grupo de campesinos que habían invadido un predio agrícola, propiedad de empresarios locales. La intervención policíaca tuvo como resultado la muerte de varios campesinos, algunos de ellos armados, que defendían su presencia en el lugar. La acción ordenada por el gobernador entró en contradicción con la línea trazada por el gobierno federal y el Presidente de la República, que abiertamente convocó a la movilización popular en favor de una mejor distribución de la riqueza nacional. Por lo tanto, no compartieron la idea de la represión policíaca contra los grupos de solicitantes de tierras del estado de Sonora. Por su parte, el gobernador de Sinaloa, Alfonso Calderón, reunió a los funcionarios públicos federales y estatales responsables en el estado del problema agrario y de la seguridad regional, para advertirles que en Sinaloa no se tomarían acciones como las que se ejecutaron en Sonora, que no habría represión contra los invasores solicitantes de tierras y que se optaría por el diálogo y la cordura ante la movilización campesina. Después de los acontecimientos de Sonora, el problema arreció en Sinaloa, se desató una movilización campesina sin precedentes en el estado, y en escasos días se invadieron más de 200 predios agrícolas. 56

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El gobernador y los comisionados para el tratamiento del problema intensificaron los contactos con los líderes agrarios para entonces irritados, y muchos de ellos en ruptura con las organizaciones tradicionales del PRI. Los resultados fatales de los enfrentamientos de Sonora incitaron a algunos grupos campesinos invasores de Sinaloa a la toma armada de los predios, lo que hizo más riesgoso el tratamiento del problema. Durante meses se desarrollaron reuniones de conciliación con los líderes representantes de cada una de las invasiones de tierras, con los empresarios agrícolas y con los dirigentes de sus organizaciones. La estrategia del gobierno estatal era ganar el tiempo requerido por los funcionarios de la Secretaría de la Reforma Agraria para dictaminar los expedientes de solicitudes de tierras que se habían acumulado durante años. Obviamente, esta ineficiente burocracia tenía los expedientes bastante estudiados, prácticamente listos para resolver, sólo que la decisión del dictamen final era política y no legal. En las negociaciones entre los diferentes grupos de intereses, el tema y la solución estaban claros desde mucho tiempo atrás para el gobernador de Sinaloa, mas por su experiencia actuaba con prudencia y sensibilidad política, sorteando la presión de los contendientes y esperando el momento en que se produjera la decisión del Presidente de la República. Los últimos meses del gobierno de Luis Echeverría fueron aciagos, tanto en éste como en otros muchos temas, el nivel de las tensiones políticas estaba al rojo vivo, los enfrentamientos con los empresarios nacionales y el capital extranjero se vieron exacerbados por la muerte de algunos importantes empresarios de Jalisco y Monterrey atribuidas a grupos guerrilleros. Junto a esto, se generaron rumores que hablaron de total inestabilidad nacional, reelección presidencial y un posible golpe de Estado. Para el análisis político; una cosa quedaba clara, el Estado mexicano había entrado en crisis y estaban rotos los lazos entre varias de sus principales fuerzas componentes. A escasos días de finalizar el mandato del Presidente Echeverría, se produjo en el Estado de Sonora el inicio del esperado reparto los gobernadores de la modernidad, 1969-2011 |

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agrario, tanto se había especulado del Paquete Noroeste de la reforma agraria, que el acontecimiento de Sonora, presagiaba el también esperado reparto agrario de Sinaloa. Las más de 80 000 hectáreas de tierra entregadas a los grupos de solicitantes de Sonora alentaban a los líderes agrarios de Sinaloa a ejercer una mayor presión para que se diera paso al reparto de tierras en Sinaloa. Por su parte, los empresarios agrícolas presionaban con todos los medios a su alcance para impedir el presumible reparto de sus tierras. Así lo expresó el gobernador del estado frente al Presidente de la República durante su segundo informe de gobierno al señalar que: Sabemos que este problema se ha prestado a controversia y a especulaciones no siempre por el camino claro de la verdad. Los recursos económicos de los detentadores de la tierra han servido para tratar de confundir a la opinión pública regional y nacional, afortunadamente, la insistencia social del campesino, el respaldo popular a mi administración y el decidido propósito de usted, de establecer la justicia social en beneficio de las mayorías, ha hecho que Sinaloa espere con la compostura debida la resolución y ponga a cada quien en el lugar que le corresponde. (Calderón, 1976: 10) El mensaje del gobernador hacía suponer que la determinación gubernamental de repartir las tierras estaba tomada; sin embargo, la intervención y presión del Consejo Coordinador Empresarial al frente de las principales fuerzas económicas del país y del capital extranjero apoyaron enérgicamente a las asociaciones agrícolas de Sinaloa, a fin de impedir lo que ellos consideraban un gran atropello del gobierno mexicano a la propiedad privada, llegando a condicionar el apoyo y la confianza de estos grupos al electo presidente José López Portillo, a menos de que éste interviniera en tiempo y forma para frenar el inminente reparto agrario en Sinaloa. A escasos días de terminar el gobierno del presidente Echeverría y en medio de la ruptura del pacto estatal, la desestabilización nacional y de los rumores de desastres de todo tipo, se frenó el re58

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parto agrario programado para Sinaloa; en su lugar se abrió una negociación en la que líderes empresariales agrícolas y representantes del gobierno federal negociaron un apretado mini reparto agrario, en el cual algunos empresarios agrícolas cedieron alrededor de 13 500 hectáreas de riego y algunas de temporal a favor de los solicitantes de tierras más beligerantes. Grupos como Campo Rebeca, El Gallo, Abelardo L. Rodríguez, 20 de Noviembre y otros recibieron pedazos de tierra, que por supuesto no alcanzaron a satisfacer las demandas del universo de los solicitantes. Pero como reiteró el entonces secretario de la Reforma Agraria a los líderes agrarios solicitantes de tierra «más vale un pedazo de algo que nada». En el escenario sinaloense, la revuelta campesina-empresarial dejó varias lecciones que habían quedado claras para los actores participantes y para la sociedad regional y nacional. Para el gobierno de la República y su personal político administrador fue evidente que el modelo económico de desarrollo seguido por México no admitía más confrontaciones con el capital extranjero y con los empresarios nacionales y tampoco más ambigüedades ni contradicciones entre el discurso agrarista del gobierno y su partido y los compromisos de Estado respecto del rol productivo asignado al campo mexicano. En la parte estrictamente política, también quedó claro para todos los actores que no sería tarea fácil en el futuro mantener unidos intereses tan divergentes, en el mismo cajón político del Partido Revolucionario Institucional; la sociedad mexicana había crecido y su aparato productivo se había transformado; su funcionamiento requería cambios en el discurso social y económico del gobierno y de su partido. El ascenso de José López Portillo cambió las cosas de inmediato, desde la Secretaría de Gobernación se lanzaron líneas de cambio para el tratamiento del conflicto agrario. El gobierno federal no impulsaría más la lucha de los agraristas por la tierra, sino que atajaría cualquier intento de continuar con ella y por supuesto no toleraría más las invasiones de tierras y la movilización campesina. El discurso y las acciones gubernamentales se volcaron hacia la organización productiva de los campesinos y volvieron a fluir los apoyos los gobernadores de la modernidad, 1969-2011 |

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gubernamentales al campo pero ahora, con la línea de la Alianza para la Producción. El cuarto informe de gobierno del gobernador Alfonso Calderón fue significativo en este sentido, al señalar que: «al clarificarse la tenencia de la tierra, Sinaloa quedaría exento de problemas y podremos impulsar con la debida confianza la producción contribuyendo al abastecimiento del pueblo de México». (Calderón, 1978: 25) En el campo de las filias políticas, los tiempos de la unidad total habían terminado, tanto los empresarios locales como nacionales habían aprendido la lección de Gramsci en el sentido de que el Estado era mucho más que el gobierno y que ellos eran mucho más fuertes como miembros del pacto estatal, que como organizaciones de apoyo del gobierno priista. Muchos de ellos habían adquirido prestigio de guerreros y en esta lucha aprendieron tanto que pronto se convirtieron en líderes empresariales a nivel nacional y se salieron de las filas del partido del gobierno para darse de alta en el Partido Acción Nacional o en otras fuerzas políticas. Por su parte, los principales líderes campesinos de la revuelta, enojados abandonaron las filas del PRI y de la Confederación Nacional Campesina, organización oficial gubernamental, para acercarse a los grupos políticos de la izquierda mexicana oponentes al gobierno. La ingenuidad había terminado, el gobierno y su partido dejaron de ser vistos, por unos y por otros, como el Estado Mexicano que a todos representaba y fueron entonces concebidos como lo que en realidad eran: una burocracia política administradora del pacto estatal que por sí misma no tenía fuerza propia, que en su rol por cumplir como gobierno debería obedecer a los compromisos internacionales, a la correlación de fuerzas y al peso específico de los intereses que los grupos determinantes de la sociedad resolvieran. Años después, los principales actores de la revuelta campesinoempresarial presenciaron y participaron de muchas maneras, en las reformas políticas, económicas y sociales que dieron lugar al formato actual de gobierno y al sistema de representaciones y partidos políticos que hoy tiene México. 60

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La intriga que terminó en chisme Las heridas emocionales que dejan los conflictos sociopolíticos intensos no son fáciles de cicatrizar, más aún aquellos que afectan el bolsillo y el orgullo de los actores implicados. Casi siempre, los que se consideran vencedores sintiéndose agredidos, recurren al ejemplar escarmiento contra los que consideran les infligieron la afrenta y daños económicos y morales, al no proteger sus intereses en la forma que ellos lo exigían. Concluido el gobierno del presidente Luis Echeverría cambió también de inmediato la línea política a seguir. Desapareció de las imágenes públicas el lema gubernamental anterior Desarrollo Compartido y se implantó como por decreto el slogan Alianza para la Producción del nuevo gobierno que encabezaba el presidente José López Portillo. Importantes miembros de la cúpula política que acompañaron al presidente Echeverría en su administración fueron relevados de los cargos que habían logrado en las negociaciones para la composición del nuevo gobierno, algunos de ellos fueron designados en el extranjero a cumplir tareas menores del servicio exterior mexicano; otros serían metidos a la cárcel, acusados de corrupción y de desvíos de recursos públicos. Por su parte, el gobernador Alfonso Calderón fue cuestionado por los grupos de varios frentes perjudicados, entre los que destacaban algunos políticos de viejo cuño, a quienes se les atribuían antiguas disputas políticas con el gobernador Calderón y presumibles relaciones con miembros de la delincuencia organizada; éstos lo combatieron entre otras cosas por los errores cometidos durante la Operación Cóndor. Otros personajes políticos más relacionados con sectores empresariales agropecuarios lo combatieron, intrigando en las altas esferas gubernamentales cercanas al Presidente de la República, acusándolo de ser un gobernante pre-moderno que no seguía la nueva línea política del presidente en turno, también se le acusó de escándalos personales, familiares y de haber ordenado la muerte alevosa de un destacado reportero de los medios locales de comunicación. los gobernadores de la modernidad, 1969-2011 |

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Todo parecía que la intriga había causado efecto y desde los altos círculos del gobierno se tramó la petición de su dimisión al cargo «para que se aclararan las graves acusaciones de las cuales era objeto el gobernador». El tejido de la intriga, manufacturado por varios adversarios colocados en la cúpula política federal, había minimizado el hecho de que detrás de Alfonso Calderón entrarían en su defensa las fuerzas de la poderosa Confederación de Trabajadores de México, el Congreso del Trabajo y el viejo líder conocedor de la maniobra política, Fidel Velázquez Sánchez, quien salió en defensa del gobernador Alfonso Calderón y se lanzó contra los irresponsables que querían provocar conflictos entre los obreros de México contra los empresarios y el gobierno de la República. (Velázquez, 1978) La correlación de fuerzas en esta confrontación política era desequilibrada, pero a favor del gobernador, y las intrigas pronto se desvanecieron con una sola declaración de prensa ante los medios de comunicación locales y nacionales ordenada desde la Secretaría de Gobernación, en la que los altos jefes de la Procuraduría General de la República y de la Dirección Federal de Seguridad dieron a conocer los hechos verdaderos sobre la muerte del reportero que exculparon al gobernador y a su gobierno de estos chismes sin sentido. La declaración hecha por los funcionarios federales no dejó lugar a dudas, el gobernador salió bien librado. A partir de ese momento, recibió el más grande apoyo económico gubernamental federal jamás antes visto para Sinaloa, y en repetidas ocasiones recibió la visita del Presidente de la República para anunciar fuertes inversiones federales para el estado de Sinaloa.

Conclusiones Como hemos visto en el análisis de este período gubernamental del estado de Sinaloa, la compleja problemática económica, social y política no puede abordarse a partir solamente de los acontecimientos locales. Los hechos económicos, políticos, sociales, culturales, y todo 62

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lo que impacta a una sociedad local, tienen su origen en ciertos ámbitos y, a su vez, trascienden a otros ámbitos. Temas como el conflicto por la autonomía universitaria, la guerrilla urbana de los años setenta, aparentemente locales, tuvieron sus orígenes conceptuales de experiencias vividas en otras regiones del país o del mundo. En el tema de las drogas, por ejemplo, podemos afirmar que si no hubiese habido, desde entonces y antes, mercados internacionales demandantes y crecientes, la mariguana y el opio producidos en la sierra de Sinaloa no hubiesen tenido razón de ser. Los propios comportamientos de los grupos demandantes de tierras tuvieron su origen en formaciones ideológicas producto de otras etapas de la historia de México y del mundo. Cualquier análisis de este tipo tiene que concebir al territorio estatal como un espacio en el cual se manifiestan concepciones e intereses de todo tipo. Por ello, la constante recurrencia en este análisis a entretejer los hechos sociales con los comportamientos de determinados actores participantes, intentando escudriñar la razón y secuencia de los hechos a partir de la historia personal y política del gobernante Alfonso Calderón, destacando los resultados de su administración, así como los principales conflictos de interés en los que se vio comprometida la actuación de su gobierno. A 40 años del inicio de aquel período gubernamental la economía de Sinaloa ha evolucionado cualitativa y cuantitativamente, las organizaciones de productores tanto ejidales como privadas están hoy mejor estructuradas, tanto para producir como para participar en la política. Hoy, el negocio del narcotráfico es mucho más amplio, diversificado, sofisticado y poderoso económicamente y su poder político es cada vez más influyente. La estructuración global de esta actividad ha dejado de ser un thriller local de policías y ladrones para convertirse en un tema de la realidad social, de los mercados internacionales, de los estados nacionales y de la articulación a los controles globales. El crecimiento de las clases medias mexicanas ha traído consigo cambios en la presentación de los movimientos sociales. Hoy, éstos no se constriñen a demandas económicas reivindicadoras en el contexto ideológico de la denominada lucha de clases; por el contrario, los gobernadores de la modernidad, 1969-2011 |

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han incorporado nuevas demandas como un mejor ambiente, una mejor calidad de vida, una más amplia participación ciudadana en la toma de decisiones gubernamentales y una democracia más participativa y de mejor calidad. No obstante, algunos de los problemas tratados en este ensayo, que dieron lugar a los conflictos de aquella época, siguen estando presentes, por supuesto, que con renovadas circunstancias y nuevos actores políticos y sociales; por ejemplo, las organizaciones empresariales, las dirigencias campesinas, sindicales y las organizaciones de la sociedad civil, son cada vez menos influenciadas por el gobierno y mantienen una considerable distancia de las esferas gubernamentales de control. El autoritarismo y la dependencia con la que el gobierno manejaba los sectores sociales ya prácticamente desapareció, ya no existe el monopolio en la administración pública de un solo partido. El sistema de partidos se ha consolidado y la posibilidad de la alternancia en el poder es un hecho ocurrido y bien visto por los ciudadanos. La sociedad civil es mucho más participativa, está mejor organizada y tiene mejores herramientas para influir en la toma de decisiones de los gobernantes. Los medios de comunicación, electrónica y, particularmente las redes sociales, tienen hoy una enorme influencia en la información y comunicación entre los ciudadanos. En la actualidad, las noticias, los acontecimientos y la opinión ciudadana viajan a enormes velocidades con escasas posibilidades de ser interceptadas y sancionadas por los gobernantes, lo que genera una formación de percepción y opinión pública mucho más libre y, por supuesto, menos manipulada. Sin embargo la sociedad sinaloense tiene frente a sí nuevos retos qué afrontar. El avance tecnológico del mundo desarrollado es un enorme reto a asumir por parte de nuestra sociedad, que no nos quepa duda de que la excelencia educativa que han alcanzado China, Corea, la India y otros países tendrá impacto en las oportunidades laborales que en este mundo global tendrán nuestros egresados de los tecnológicos regionales o de la Universidad Autónoma de Sinaloa.

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En este mismo sentido, con los avances de la legalización de la mariguana en los Estados Unidos y otros países, seguramente en el futuro próximo esta actividad habrá de cambiar en Sinaloa. En el tema del reparto agrario, es válido señalar que los avances de la biotecnología y la aplicación intensiva de capital a la producción agropecuaria en Francia, Japón y los Estados Unidos de América, habrán de cuestionar en México y los países subdesarrollados la eficacia de sus reformas agrarias y los repartos de tierra a los campesinos pobres. Es paradójico que un joven operando desde un sitio de internet, en las llamadas redes sociales, pugnando por las causas del cambio, logre un trabajo político más eficaz y de mayor impacto social que un escuadrón de guerrilleros operando en la Sierra Madre. Si de la intrínseca relación entre avance tecnológico y estabilidad social nos queda alguna duda, preguntemos a los líderes de los países petroleros del mundo los trastornos sociales, económicos, políticos y ambientales que les está causando la reciente invención en los Estados Unidos, de la tecnología para la extracción de petróleo y gas mediante fractura hidráulica conocida como Fracking. Una cosa ha quedado clara del análisis de este período gubernamental: el dominio de la problemática de Sinaloa es complejo; gobernar en el futuro no será fácil para nadie, se requiere visión, conocimiento y experiencia, mucho más allá de lo local, lo anecdótico y lo casual, los retos que nos impone el país y el resto del mundo en el que vivimos en la actualidad se perciben dif íciles e inciertos y lo que acontezca y deje de acontecer en esos espacios nos afectará para bien o para mal.

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r Bibliografía ΕΕ ΕΕ ΕΕ ΕΕ ΕΕ ΕΕ ΕΕ ΕΕ ΕΕ

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Calderón, Alfonso (1974). Discurso de Campaña, Auditorio de la Liga de Comunidades Agrarias de Sinaloa, Noviembre, Culiacán. ________ (1975). Primer Informe de Gobierno. Culiacán. ________ (1977). Tercer Informe de Gobierno. Culiacán. ________ (1978). Cuarto Informe de Gobierno. Culiacán. ________ (1979). Quinto Informe de Gobierno. Culiacán. ________ (1980). Sexto Informe de Gobierno. Culiacán. ________ (1974). Discurso pronunciado ante obreros de la CTM en el auditorio del PRI, en julio. Culiacán. ________ (1975). Discurso pronunciado ante maestros de escuelas primarias en el aditorio del cine Reforma, en mayo. Culiacán. Velázquez, Fidel (1978). Discurso improvisado en el Auditorio del Parque Revolución ante obreros de la CTM, en mayo. Culiacán.

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Antonio Toledo Corro

Gobernador del Estado de Sinaloa Teodoso Navidad Salazar Jesús Manuel Viedas Esquerra

Antonio Toledo Corro nació en Escuinapa de Hidalgo, cabecera del municipio, el 1 de abril de 1919, aunque en 1950 se pretendió poner en duda su origen sinaloense, cuando aspiró a la diputación por ese distrito electoral conformado por los municipios de Rosario y Escuinapa,1 fue entonces cuando circuló la falsa información de que había nacido en Chilapa, Nayarit y, por tanto, estaba impedido constitucionalmente para ser candidato a legislador. Los exploradores del acta de nacimiento nayarita no encontraron el registro y Antonio Toledo Corro exhibió el documento probatorio de su origen sinaloense, nativo de Escuinapa. Fue precisamente con Enrique Pérez Arce, de ef ímero paso por la gubernatura, con quien tuvo dificultades, ya que Toledo no era de sus simpatías. Finalmente después de sortear las dificultades con el poeta gobernador, el Tigre del Sur logró ser designado candidato y después electo diputado local. (Figueroa, 1996: 241) Toledo Corro llegó a este mundo el mismo año en que murió Amado Nervo, poeta modernista de origen nayarita; el mismo año en que fue asesinado Emiliano Zapata y dos años después de que 1  Rosario alcanzó esta categoría de municipio por decreto de 8 de abril de 1915, mientras que Escuinapa el 7 de septiembre de ese mismo año. 67

el Constituyente de Querétaro promulgara una nueva Carta Magna para el país. Se puede decir que nació en plena efervescencia revolucionaria, porque un año después de su nacimiento, el Primer Jefe Venustiano Carranza cayó en Tlaxcalantongo, Puebla, abatido por las balas sedientas de poder ordenadas por el sonorense Álvaro Obregón Salido. Su vida transitó entre el movimiento armado que desgarró al país, la época de los caudillos, la consolidación del poder revolucionario, hasta que la revolución se institucionalizó. Toledo Corro era casi un veinteañero en 1938; ese año el Gral. Lázaro Cárdenas se enfrentó a las compañías petroleras ante su negativa de mejorar condiciones salariales a los trabajadores, que devino en la nacionalización de la industria recibiendo el gran respaldo popular, ante la actitud insolente de los magnates extranjeros. (González, 1994: 56) Dos años después (1940), Antonio Toledo fue testigo de la llegada de Manuel Ávila Camacho a la presidencia de la República, quien frenó la reforma agraria y fomentó el ingreso de capitales extranjeros, pero sobre todo moderó el discurso socialista del cardenismo que había creado una fuerte oposición en diversos sectores del país. En el plano internacional, Antonio Toledo Corro vivió a la distancia los horrores de la Segunda Guerra Mundial, y en contraparte observó el despegue económico de México convertido en proveedor de materias primas y fuerza de trabajo para los países aliados, especialmente Estados Unidos de América; (Ídem) vivió el milagro mexicano que tan bien se vio reflejado en la economía de Sinaloa. Los padres de Antonio fueron don Natividad Toledo y Francisca Corro Jiménez. Fue un joven decidido; a edad temprana ayudó a su progenitor en las duras faenas del campo, la minería y el cuidado de ganado. Muy pronto dio muestras de su talento, aunque para entonces sólo había realizado estudios de primaria. Antonio Toledo Corro es de estatura regular, tez apiñonada, cabeza oblonga, oreja grande y nariz de halcón; mirada penetrante, sonrisa abierta aunque a veces sarcástica y labios semigruesos acostumbrados a cargar siempre un habano perfumado (Figueroa, op. cit.: 242). Con68

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trajo matrimonio con Esthela Ortiz Pérez, oriunda del estado de Nayarit, hija de la pianista tepiqueña, Elvira Pérez y de Abraham Ortiz. Antonio y Estela procrearon a Antonio, Abraham y Lourdes. José María Figueroa, uno de sus biógrafos y quien fungiera como su secretario particular cuando don Antonio Toledo fue Presidente Municipal de Mazatlán, señala que indudablemente el trabajo duro que desempeñó Toño Toledo, durante su niñez y juventud lo fortalecieron f ísicamente y templaron su carácter para enfrentarse a los embates y vicisitudes de la vida. A los nueve años de edad ya trabajaba junto con sus primos para su padre don Natividad Toledo; nos ubicamos por el año de 1928 en el rancho La Campana. (López y Figueroa, 2003) Otro de sus biógrafos apunta que aunque el padre era un rico comerciante, agricultor y ganadero, Toledo vendió pan y golosinas, fue ayudante de barretero en una mina; arreador y apuntador de ganado y expendedor de leche gringa en Tijuana, junto con su amigo el Cochón Millán, amén de otros parecidos empleos y empresas de poca monta. (Figueroa, 1996: 241) Sus primeros años transcurrieron en una casa por la calle Centenario de su pueblo natal, vivió al lado de nueve hermanos, estudió en la escuela hoy llamada José G. Gutiérrez, parte del bachillerato lo hizo en Estados Unidos y en 1934, estudió por correspondencia una carrera comercial. (Tirado, 2009) La situación de la economía mundial en el primer tercio del siglo XX sumado a una mala administración, derroche y la evidente debilidad de don Nati por las bellas mujeres, la familia Toledo perdió 30 mil cabezas de ganado y extensas leguas de terreno frente al mar, cerca de los paisajes espectaculares de las marismas nacionales, que pasaron a ser propiedad de la acaudalada familia Coppel. El joven Toledo se puso como meta existencial recuperar las 7 mil hectáreas de La Campana a como diera lugar, y encontró en el trabajo y la política las vías para lograrlo. (Martini, 2012)

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Carrera política En 1950 se inició en la política en contra del parecer de Enrique Pérez Arce, candidato a gobernador, quien impulsaba la candidatura de José Palomares; pero apoyando las aspiraciones de Toledo estaban el coronel José García Valseca y Leopoldo Sánchez Celis. Pérez Arce, afectado por viejas dolencias generadas por un accidente automovilístico, no concluyó su mandato y el 25 de marzo de 1953, después de serios desacuerdos con el poder Legislativo, solicitó licencia al Congreso del Estado para separarse del gobierno de Sinaloa por tiempo indefinido. En la caída del gobernador mucho tuvieron que ver los diputados Leopoldo Sánchez Celis y Antonio Toledo Corro. Poco a poco atrajeron a los diputados que no comulgaban con la idea de tumbar del gobierno a Pérez Arce. Estaban con ellos Emiliano Ceceña Gámez, Joaquín Duarte López, Eduardo Solorio Gámez y Ricardo Riveros. Les faltaba un solo voto para hacer mayoría. Al fin lograron la aquiescencia de Guillermo Ruiz Gómez y, en tormentosa asamblea, obtuvieron el acuerdo de deponer a Enrique Pérez Arce. (Figueroa, 1996: 205) Queda claro que el gobierno federal no estuvo ajeno a esta circunstancia, ya que Leopoldo Sánchez Celis y Antonio Toledo no hubieran tomado una determinación de esta naturaleza sin contar con el asentimiento del presidente Adolfo Ruiz Cortines y de la Secretaría de Gobernación a quienes ya se había expuesto la serie de irregularidades registradas en la conducción del régimen perezarcista. Y la razón, por el peso de las acusaciones, se las dio el gobierno ruizcortinista. (Ibíd.: 184) Después de su experiencia legislativa, Antonio Toledo se dedicó a atender su empresa Tractores de Occidente, en el puerto de Mazatlán, donde también se dio tiempo para dirigir los diarios que la cadena periodística del coronel José García Valseca editaba en Sinaloa. Toledo Corro había entablado sólida amistad y compadrazgo con Leopoldo Sánchez Celis, quien para entonces era Senador de la República, lo mismo con empresarios del sur de Sinaloa, con quienes te70

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nía magníficas relaciones por lo que, en cuanto dejó ver sus aspiraciones de ser alcalde de Mazatlán, el gobernador Gabriel Leyva no dudó en darle su visto bueno para que alcanzara su aspiración, por lo que sin mayores problemas fue electo presidente municipal para el período 1960-1962, aunque no concluyó su período y en el último tramo de su encargo fue sustituido por Luis Zúñiga. (Navidad, 2007: 40) Toledo solicitó licencia para estar en condiciones de contender por la gubernatura de Sinaloa: su máxima aspiración. Sin embargo, no entendió que no era el momento y eso le trajo el consiguiente roce con su viejo amigo y compadre Sánchez Celis, a quien no le importó que otros sinaloenses como Raúl Cervantes Ahumada, José María González Urtusuástegui y Fernando Uriarte, que no eran sus íntimos, tuvieran las mismas pretensiones que él; lo que le dolió en el alma, fue que Toño, con el que existían fuertes lazos afectivos y serios compromisos políticos, se brincara las trancas, rompiendo el pacto establecido.2 Su paso por la alcaldía dejó a los mazatlecos un grato sabor de boca. Toledo enfocó su obra a los servicios públicos que eran urgentes. El puerto se vio beneficiado por un proyecto urbanístico sin precedentes. La obra material y social estaba por todos lados. Su trabajo al frente de la comuna mazatleca mereció el reconocimiento del presidente Adolfo López Mateos, quien como caso único por esos tiempos, visitó tres veces el puerto de Mazatlán. En una de sus visitas, al inaugurar el conjunto habitacional López Mateos el presidente de México declaró a Toledo Corro como el mejor presidente municipal del país. (Guerra, 2015: 15)

2  Refiere Figueroa Díaz que entre ambos políticos existía un pacto político desde sus tiempos de legisladores locales, comprometiéndose ambos en que primero Sánchez Celis buscaría la gubernatura del estado y luego éste daría todo su apoyo para que Toledo lo fuera después, pacto que Toledo incumplió. (Figueroa, 1996: 205) los gobernadores de la modernidad, 1969-2011 |

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Toledo candidato al gobierno de Sinaloa Su primer intento por llegar a la gubernatura falló más no lo desanimó; asumió con entereza esta experiencia y se esforzó en construir una nueva oportunidad y para ello estableció relaciones cordiales con personajes importantes de la política y de la empresa privada, tanto a nivel regional como nacional. Salió del estado pero no perdió el tiempo; hizo negocios y mucha política. Trabó amistad con el Gral. José Gómez Huerta, jefe del Estado Mayor del presidente Adolfo López Mateos, y más tarde con José López Portillo y Carlos Sansores Pérez, entonces gobernador de Campeche. En 1977, el presidente José López Portillo y Pacheco lo nombró director de Servicios Ejidales S. A. (SESA) y tiempo después director nacional de Granos Alimenticios S. A. (PRONAGRA). Más tarde fue electo diputado federal (1976-1979) y el día 1 de julio de 1978 fue designado secretario de la Reforma Agraria por su amigo el presidente López Portillo. El 28 de abril de 1980, Gustavo Carvajal Moreno, presidente del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Revolucionario Institucional, dio a conocer que los sectores que conforman esa entidad política se pronunciaron por la candidatura a gobernador de Sinaloa, en la persona de Antonio Toledo Corro. A mediados del mes de mayo de 1980, Toledo Corro arribó al paseo Olas Altas, en el bello puerto mazatleco, atiborrado de sinaloenses, venidos de todos los rincones del estado, que le dieron la bienvenida, a la vez que le manifestaron su respaldo. Con una votación de 201 449 sufragios emitidos a su favor en la contienda electoral, el primero de enero de 1981, Antonio Toledo Corro asumió el honroso cargo de Gobernador Constitucional del Estado Libre y Soberano de Sinaloa. (Ibíd.: 10)

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Quiénes quedaron en el camino Importantes personajes quedaron en el camino para suceder a don Alfonso G. Calderón, contándose entre ellos Lázaro Ramos Esquer, originario de Tepuche, municipio de Culiacán, quien se desempeñó como delegado de la Secretaría de Recursos Hidráulicos en Sinaloa; un hombre talentoso y serio.3 También Salvador Robles Quintero, originario de Los Mochis, político de amplia trayectoria, quien al apreciar que no contaba con las condiciones propicias se retiró; otro aspirante fue Gilberto Ruiz Almada El Caminante, quien sonó fuerte por el mismo objetivo que pretendía Toledo; Ruiz Almada, dueño de una amplia hoja de servicio en la administración pública federal, fue un hombre generoso, apoyó a cientos de estudiantes y profesionistas sinaloenses en sus aspiraciones por ser buenos ciudadanos y aportarle a la construcción de un México mejor; sin embargo don Antonio contaba con el apoyo de su amigo el presidente de la República José López Portillo; ello despejó cualquier duda en cuanto a la certeza de quien era el bueno para Sinaloa.

La obra de gobierno Una de las obras de mayor relevancia material, sin duda fue la carretera Mar de Cortés, también conocida como La Costera, que levantó una gran polémica entre sus opositores. Esta vía de comunicación en su momento fue muy criticada porque decían que iba de ningún lado para llegar a ninguna parte.4 Tuvo un costo de 21 mil millones de pesos, con una longitud de 126 kilóme-

3  «En realidad jamás tuve esperanzas de llegar», me dijo en una entrevista en la ciudad de México, el Ing. Lázaro Ramos, en 1999. 4  Periódico Noroeste Culiacán, 1983. los gobernadores de la modernidad, 1969-2011 |

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tros, uniendo a los municipios de Culiacán y Guasave, intercomunicando además a Mocorito, Salvador Alvarado y Angostura.5 Durante el gobierno toledista, Escuinapa, su tierra natal, transformó su fisonomía: las calles se asfaltaron y la fachada de la antigua villa se benefició en su trazo urbano; de igual manera se transformaron las cabeceras municipales de Rosario, Mazatlán, Salvador Alvarado, Guasave, Ahome y Angostura. Haciendo honor a sus compromisos de campaña, con el lema llegó la hora del Sur, el gobierno de Antonio Toledo dragó las zonas estuarinas de Rosario y Escuinapa, lo que se reflejó de manera inmediata en la cosecha camaronera que elevó su producción hasta en un 500 %. Su gran amigo Atalo de la Rocha Tagle hizo honor a la responsabilidad y dio un gran impulso a los programas de aserraderos y los fundos mineros en los altos de Sinaloa. En el ámbito educativo, el escritor mazatleco Mario Martini anotó: Nunca extravió el proyecto educativo que compartió con su esposa Esthela Ortiz de Toledo, quien también estuvo convencida que la educación es camino seguro hacia el progreso. Dos mujeres lo inspiraron para donar en 2010, 100 millones de pesos para la construcción del Colegio de Bachilleres y la Universidad de Occidente, en Escuinapa: «son las dos mujeres que más he querido en mi vida, una me dio la vida y la otra me conquistó, con ellas aprendí que con educación y trabajo se logra el progreso». (Martini, 2012) En el renglón educativo se oficializaron las escuelas secundarias por cooperación que en años anteriores impulsaron los maestros de la Sección 53 del SNTE a lo largo y ancho del territorio sinaloense; decretó la creación de la Universidad de Occidente, que abrió nuevas opciones a nivel superior a los egresados del bachillerato y el Colegio de Bachilleres del Estado de Sinaloa, organismo descentralizado con el que enfrentó la oferta educativa donde la Universidad Autónoma de Sinaloa mantenía una gran presencia. 5  Sexto Informe de Gobierno de Antonio Toledo Corro.

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Conclusiones Sostiene Francisco Higuera López: La campaña electoral de Toledo se desarrolló sin mayores problemas y en realidad fue una campaña electoral triunfal del Tigre de Escuinapa, lo que le dio oportunidad de levantar un catálogo de necesidades y reclamos del pueblo a través del Centro de Estudios Políticos, Económicos y Sociales del PRI. Sin embargo, por primera vez el PAN reclamó airadamente el triunfo de su candidato a presidente municipal de Ahome, donde había levantado grandes simpatías Rodolfo Peña Fárber, que de acuerdo con la opinión pública de Los Mochis había triunfado sobre el candidato del PRI, Jaime Ibarra Montaño. (Higuera, 2011: 300) El gobierno de Antonio Toledo Corro estuvo enmarcado en una crisis económica internacional donde México sufrió las repercusiones propias de su inserción en la economía globalizada, causada por los nexos comerciales que mantenemos con el mercado norteamericano. Si bien es cierto que la petrolización de las finanzas públicas nacionales favoreció una mayor aportación federal para el desarrollo de las actividades en nuestra entidad, los flujos derivados del narcotráfico causaron un desequilibrio financiero que se reflejó en el consumo de bienes suntuarios y la carestía de la vida de la población. La inversión de estos ingresos, entendidos como fuente originaria de capital, al paso del tiempo generó la proliferación de nuevas empresas y negocios, formal e informalmente establecidos que son parte de la economía regional. La violencia propiciada por el narcotráfico afectó la tranquilidad sinaloense, de ahí la presencia cada vez mayor de las fuerzas federales en la entidad. La batalla por la educación media y superior librada contra las autoridades de la Universidad Autónoma de Sinaloa enfrentó a la sociedad y al Estado; a la larga, la competencia establecida entre las los gobernadores de la modernidad, 1969-2011 |

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nuevas instituciones creadas por el gobernador, como fueron COBAES y la UdeO, trajeron en consecuencia una notable superación en la calidad del servicio educativo en estos niveles escolares. Los esfuerzos realizados en beneficio de la educación básica, especialmente en la secundaria y profesional técnica, también influyeron positivamente en el proceso formativo de la juventud sinaloense. La construcción de la carretera Mar de Cortés —Benito Juárez o La Costera— es una obra que impactó en forma notable el desarrollo de la región centro-norte de la entidad; si en su momento fue criticada, demostró su pertinencia y nos indica que la decisión tomada por el gobernador Toledo Corro fue visionaria, correcta y oportuna. La continuación hacia el sur, Culiacán-Mazatlán, nos permite contar con un sistema carretero integrado que presta un gran servicio a la sociedad. Sinaloa está comunicado hacia todos los puntos cardinales: hacia el Norte con la carretera México-Nogales, al Sur por la México 15, hacia el Noreste por la Mazatlán-Durango, agilizada por la construcción del Puente Bicentenario sobre el Río Baluarte; las obras en proceso hacia Parral-Chihuahua que entronca con Badiraguato-Culiacán y la que se construye hacia Sonora comunicará Choix-El Fuerte-Los Mochis-Topolobampo.

Aportaciones al desarrollo estatal 1. La construcción de la carretera Benito Juárez en el tramo Culiacán-Las Brisas, Guasave. 2. La creación de la Universidad de Occidente. 3. La fundación del Sistema Colegio de Bachilleres del Estado de Sinaloa, con 59 centros educativos, y los planteles CONALEP. 4. El programa de aserraderos y aprovechamiento de los recursos mineros de la sierra. 5. El programa de dragado de las zonas estuarinas en el sur de Sinaloa que incrementó sustantivamente la captura de camarón para beneficio de los cooperativistas pesqueros.

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6. Mejoró la infraestructura urbana de Mazatlán, Escuinapa, Guasave, Los Mochis y Culiacán, donde construyó en tiempo récord varios puentes sobre el río Tamazula. 7. Fundó la Comisión Constructora de Sinaloa abaratando y agilizando la obra pública. 8. Decretó la adecuación de la Constitución local y Ley Electoral del Estado de Sinaloa a lo dispuesto por la Ley Federal de Organizaciones Políticas y Procesos Electorales que permitió la creación de las diputaciones de Representación Proporcional, generando por primera vez en Sinaloa un régimen parlamentario pluripartidista con diputados del PAN, PARM y PSUM.

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Archivo ΕΕ ΕΕ ΕΕ

Archivo Histórico General del Estado de Sinaloa. Archivo Particular de Roberto Soltero Acuña. Archivo Particular de Teodoso Navidad Salazar.

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Testimonios y entrevistas (realizadas de noviembre de 2014 a abril de 2015) ΕΕ ΕΕ ΕΕ

Santos Aldana, Ricardo. Presidente del pri en Cosalá. Soltero Acuña, Roberto. Director General de la Central Camionera. Viedas Esquerra, Jesús Manuel. Presidente del CDE, del PRI.

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Francisco Labastida Ochoa Servidor público

Gustavo A. Guerrero Ramos

Siendo Presidente de la República José López Portillo, le pregunta a Francisco Labastida Ochoa: «Paco, ¿quiere ser gobernador de su estado?». Francisco le dijo: «Señor Presidente, no me haga bromas, no voy a poder concentrarme en la exposición que le estoy haciendo». El Presidente le contestó: «No es broma, se lo pregunto en serio». Francisco se queda callado. Dice que no le salían las palabras. Estaban presentes Miguel de la Madrid, Carlos Salinas de Gortari y Ramón Aguirre. Francisco le contestó: «Sí quiero, señor Presidente, pero no estoy preparado». El presidente López Portillo le sonrió: «¿Usted no está preparado?». A lo cual Francisco le respondió: «Soy economista, conozco algo de economía; soy subsecretario de Programación y conozco algo de planeación; pero no conozco de seguridad pública. Me parece irresponsable asumir una responsabilidad para la que no estoy preparado. Dicho esto, estoy a sus órdenes». Hubo un momento de silencio que rompió Ramón Aguirre, con su magnífico sentido del humor: «Presidente, ya no lo aguantamos, mándelo de cualquier manera». Esta anécdota, que Francisco me comentó, describe cómo es. Ni busca el poder ni el dinero. Entiende el servicio público como eso, como el privilegio de servir. Francisco fue formado en una familia muy singular: un padre médico de firmes ideas liberales, destacado profesionista, de buen 81

corazón y de gran reconocimiento por su extraordinaria labor social; una madre que se significaba por su carácter y su amor, de gran inteligencia y sentido práctico. En el seno familiar, su bisabuelo y abuelo tuvieron cargos públicos destacados. El nombre de su abuelo, Francisco Labastida Izquierdo está grabado en letras de oro en el Teatro de la República en Querétaro, porque fue Diputado Federal Constituyente, posteriormente Senador Constituyente y Gobernador del Estado de Jalisco. Su padre fue poeta, tenía una pequeña pero buena biblioteca. Ahí leyó sobre la historia, la poesía y la política del país. Su formación estuvo inspirada, entre otras cosas, orgullosamente con las historias y prestigio de la familia Labastida originaria de Jalisco y la familia Ochoa que contribuyó al desarrollo del norte del estado. Sus valores los tomó de los genes y de los principios familiares. Siendo estudiante de Economía ganó, por examen de oposición, un puesto en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. Francisco dice: «Entré de gato rayado, ni siquiera de angora». Logró ascensos por resultados: fue Subjefe y Jefe de Departamento, Subdirector de Inversiones Públicas, Director General de Programación Fiscal en la SHCP, Subsecretario de Programación de la SPP, Secretario de Energía y Minas e Industria Paraestatal, Gobernador Constitucional del Estado de Sinaloa (1987-1992). Embajador de México en Portugal, Secretario de Agricultura, Director General de CAPUFE, Secretario de Gobernación, Candidato a la Presidencia de la República y después Senador. Hoy se desempeña como consultor y asesor. Somos amigos desde hace más de cuatro décadas. Conociéndolo bien destaco su honestidad, su congruencia, su valor y su sentido de la justicia. Sabe escuchar con humildad y respetar las opiniones divergentes. Acostumbra decir que «la crítica enseña». Lo escuché expresar, en varias ocasiones, que uno de los problemas de nuestra sociedad es que ponen por delante lo material, el tener bienes ha sustituido lamentablemente el ser. Siempre ha expresado que el poder es uno de los enemigos más peligrosos que tiene el político y servidor público, pues muchas veces los transforma negativamente. En nuestras pláticas me ha dicho que es muy importan82

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te que un político conozca los límites del poder: lo que puede hacer, pero también lo que no debe hacer. Dice lo que piensa, no lo que le conviene. Es de una decisión y firmeza impresionante. Eso le ha ganado el respeto incluso de personas que no coinciden con su forma de pensar. Acostumbra decir «hace más el que quiere, que el que puede». Un testimonio de ello fue que en el proceso de elección para gobernador, implementó por primera vez en México las urnas traslúcidas que daban certeza de los votos emitidos en cada casilla. Era una demanda de Manuel J. Clouthier. Francisco estuvo de acuerdo con ello y le dijo a la dirigencia del PRI que «aceptaban o aceptaban». La campaña electoral fue dif ícil y de importantes niveles de competencia, la mayoría de los participantes directos en el proceso expresaron que les quedó claro el triunfo de Francisco Labastida. En su vida y quehacer cotidiano la lealtad guarda un lugar muy especial, por ser uno de los valores morales más elevados que define a un hombre. Siempre ha entendido que el ser humano es y debe ser razón de la política y propósito principal de los gobiernos. Como gobernador no fue autoritario. Buscó siempre gobernar concertando y respetando las diferencias. Muchas veces me comentó: «En política no se ordena, se convence». Para Francisco, su aspiración fue traducir en ideas, proyectos y obras los sentimientos y aspiraciones de la sociedad sinaloense. Sinaloa tenía que dinamizar su economía, para generar más empleos por encima del crecimiento demográfico. Su gobierno le dio una mayor prioridad al desarrollo urbano. Hizo varios planos que distinguen la historia del estado. Tuvo cuatro años para estudiar el problema de seguridad pública. Era Secretario de Energía y tenía toda la confianza del presidente Miguel de la Madrid. Consultó a los mejores del país, también a los israelitas, a las agencias de Estados Unidos y de España. Su primera prioridad fue la seguridad pública. Si eso no existe, decía, lo demás tampoco se da. «Es el cimiento de la sociedad». Su primer decreto

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como Gobernador, el 1 de enero de 1987, fue para iniciar la depuración de los policías. Labastida tenía pasión por la cultura, por varias razones: porque la doctora María Teresa Uriarte, su esposa, la impulsaba y desarrollaba todos los días y porque creía en ella. Cuando yo le planteaba la necesidad de gastos en otros programas, me decía: «Si queremos combatir la cultura de la violencia, recuerda que no hay vacíos, tenemos que fomentar una cultura que forme mejores ciudadanos». El Gobierno de Labastida hizo grandes obras. Ello requería una estrategia clara: 1) Concertación con la sociedad, 2) Los mejores hombres y mujeres en el equipo de gobierno, 3) Elevar la recaudación de los ingresos propios del Estado, 4) Limitar los gastos administrativos, y 5) Darle prioridad a la atención de las necesidades públicas. Importante fue valorar el inexorable límite del tiempo. Seis años es muy poco tiempo si se quieren cosechar todos los frutos, pero son suficientes para sentar las bases de un y mejor futuro. Ello dio una dimensión adecuada al esfuerzo a realizar en su gestión de gobierno.

Gestión de gobierno de Francisco Labastida Ochoa, 1987-1992 A Francisco le quedaba muy claro que no debía ni podía gobernar con las fórmulas tradicionales. Sobre todo cuando existía una sociedad que vivía en un clima de suma desconfianza, fragmentada, actuando de acuerdo a los intereses particulares de cada grupo. Por ello convocó a una gran participación social. Sinaloa exigía nuevas formas de trabajo, nuevas políticas públicas para el desarrollo económico, político, social y cultural, que buscaran y crearan los enlaces adecuados con la sociedad, los andamiajes políticos, económicos y sociales que la hicieran parte de un mismo proyecto donde el gobierno actuara como inductor de iniciativas democráticas, o, si se quiere, como canalizador de sus justas inquietudes. La convocatoria a los sinaloenses fue para avanzar en las transformaciones de aquellas estructuras e instituciones superadas por la 84

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realidad, que ya no satisfacían las legítimas aspiraciones de justicia, bienestar, democracia y libertad. Principios que orientaron y guiaron en todo momento su actuación política al frente de su gobierno. El gobernador Labastida estableció el compromiso de vigorizar un pacto social, que permitiera avanzar en lo político para el perfeccionamiento de la democracia, en lo social para atender las necesidades de las mayorías, en lo humano para recuperar nuestra auténtica escala de valores y en lo económico para modernizar la economía. A partir de este significativo compromiso, su gobierno se apoyó en la Planeación Democrática, como instrumento fundamental para orientar las acciones institucionales a la atención de las demandas sociales, fortalecer al municipio y al proceso de descentralización, ampliar las bases de coordinación con el gobierno federal y promover el diálogo y concertación que alentaron la participación social. Igualmente crear bases para la trasformación y modernización de Sinaloa, para equilibrar la atención de las demandas sociales con la promoción económica, a través de programas de gobierno que canalizaran recursos tanto al desarrollo social como al impulso de proyectos estratégicos de gran magnitud. El Plan Estatal de Desarrollo 1987-1992, recogió las principales demandas y aspiraciones de los sinaloenses, fue el instrumento donde se fijaron políticas públicas, programas de gran aliento y de elevado sentido social, del cual habrían de derivarse planes sectoriales, regionales y especiales. El éxito de su ejecución fue que contó con el apoyo de los grupos organizados de la sociedad, y de un equipo de servidores públicos capaces, responsables, honestos y comprometidos para promover su cumplimiento; siendo el binomio fundamental en el que creyó para fortalecer la institucionalidad y cumplir las estrategias y acciones que guiaron el quehacer de su gestión de gobierno. En septiembre de 1987, el H. Congreso del Estado aprobó la Ley de Planeación para el Estado de Sinaloa, en la que se establecen las bases para conformar un Sistema Estatal de Planeación Democrática, con el concurso de los tres niveles de gobierno y la participación organizada de la sociedad, cuyo eje rector fue el Plan Estatal de Desarrollo. los gobernadores de la modernidad, 1969-2011 |

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Todo ello lo alentó al diseño y puesta en marcha de una nueva y moderna forma de organizar y gobernar; un nuevo estilo de conciliar y hacer política; una nueva manera de estimular, impulsar y coordinar la voluntad y el esfuerzo de los sinaloenses. Sustentada en el respeto y la concertación que respondió a los urgentes e inmediatos planteamientos de la sociedad. Estilo dinámico que se planteó proyectos que, aunque parecieron un sueño, buscaron superar la situación imperante y aprovecharon cabalmente las grandes ventajas del estado. Su propuesta se dirigió: • En lo económico, a transformar cualitativamente la tradicional base productiva estatal, adecuarla al tiempo del país y a la necesidad de hacerla competitiva en el plano internacional, y para ello se utilizaron recursos no explotados y se mejoró el aprovechamiento de los ya empleados • En lo social, a recuperar los niveles de bienestar y a mejorar la calidad de vida, atendiendo las necesidades de las mayorías; aumentar el empleo y ampliar la dotación de satisfactores básicos, en especial para los que menos tienen; y generar las condiciones adecuadas para el mejor funcionamiento del sistema de justicia, en la búsqueda por disminuir la delincuencia y la inseguridad pública. • En lo político, avanzar en el perfeccionamiento de la democracia a través de su fortalecimiento, vigorizando el régimen de libertades y el Estado de Derecho. Replanteó a fondo el espacio político y financiero del municipio e impulsó su autonomía y su capacidad para movilizar la energía social en tareas de beneficio comunitario. Todo este proceso guardaba estrecha relación entre sus partes, de manera que el logro de cada uno de los objetivos tendía a hacer viables los demás. Nuestra entidad, aún en esas dif íciles condiciones, era opción para nuevas inversiones ante la imperiosa necesidad nacional de recuperar el crecimiento económico. Las ventajas del estado garantizaban una mejor tasa de retorno de la inversión pública, aun cuando en esos momentos dicha inversión era inviable. 86

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De la ponderación de lo que se tenía que hacer y del potencial con que se contaba para hacerlo, surgió el compromiso de su gobierno, que amalgama el ideal con la realidad; dimensionó el mañana con respecto a la realidad y, teniendo presentes las limitaciones, se apoyó en los grandes activos del estado. Aun cuando el panorama era adverso, se plantearon metas ambiciosas hacia el futuro, que incluso en ese momento fueron consideradas como utópicas, por las dif íciles condiciones que como estado y como país se atravesaba, pero sin las cuales nuestra perspectiva del futuro hubiera sido inmediatista y el esfuerzo, si bien sensato, hubiera sido corto. Frente a estos retos, el gobernador Labastida vio con realismo el futuro, percibiendo las serias restricciones que, derivadas del terremoto de 1985 y la caída dramática de los precios del petróleo, representaban para Sinaloa. Se diseñó en el equipo de gobierno una estrategia para sortear la crisis y avanzar en el estado. Una enumeración como la siguiente, por limitada que sea, bastará para darnos cuenta de los principales alcances, logros y transcendencia de la gestión de gobierno de Francisco Labastida Ochoa.

Seguridad pública El clamor de una sociedad sensiblemente agraviada hizo que se pronunciara a favor de una cruzada en contra de la impunidad y arbitrariedad, reclamo que encontró respuesta inmediata y comprometida del gobierno de Labastida, para alcanzar la paz social y tranquilidad ciudadana. No consintió que la ley fuera superada por la fuerza del poder o del abuso en el ejercicio de la autoridad. La ley se hizo prevalecer por sobre la impunidad, y ello es mérito de una sociedad vigilante y un gobierno actuante. El compromiso de su gobierno fue que Sinaloa caminara por la vía del Derecho, orientó sus esfuerzos al mejoramiento de la calidad de vida de la población, dando un gran impulso a la calidad de la educación, al rescate de los valores y a la promoción de más y mejores los gobernadores de la modernidad, 1969-2011 |

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espacios deportivos, recreativos y culturales, que permitieran cubrir los enormes huecos que daban cabida a la delincuencia y a la drogadicción. Vital resultaba fortalecer el sistema educativo, reafirmar nuestros auténticos valores nacionales y regionales, crear en los niños y jóvenes un sentimiento de orgullo, confianza y firmeza, el cual sería determinante en el desarrollo óptimo de su personalidad. Este sentido altamente humanista y con un enfoque integral se constituyó en la base fundamental para la realización de acciones que permitieron reducir no sólo los efectos de la violencia sino también combatir sus causas. Con la finalidad de fijar mecanismos más idóneos para vigorizar el respeto a los derechos humanos, se modificaron diversas disposiciones del Código de Procedimientos Penales y de la Ley Orgánica de la Procuraduría General de Justicia del Estado, estableciéndose una mayor claridad y precisión de los límites de actuación de los órganos del Estado encargados de la procuración, impartición y administración de justicia; y se expresaron de mejor manera los alcances del contenido de las respectivas garantías constitucionales. Acciones que fueron reforzadas posteriormente con la creación de la Comisión Nacional de Derechos Humanos. Consolidó un Sistema de Seguridad Pública con recursos y equipo suficiente para garantizar la tranquilidad de la ciudadanía, mediante el fortalecimiento de acciones tradicionales para el combate de la criminalidad y la implementación de acciones nuevas enfocadas en las causas de la delincuencia y la conducta antisocial. El primer día de gobierno, su primera decisión es un claro ejemplo de lo antes dicho: firmó su primer decreto para iniciar la depuración de la policía estatal. Labastida decía que «no existe delincuencia grande que no esté protegida por los sistemas de seguridad». Con la aplicación del Programa de Seguridad Estatal de Justicia y Seguridad Pública, se pudo revertir la tendencia hacia el aumento de muchos de los delitos que padecía el estado. Se integró el Consejo Consultivo Estatal de Seguridad Pública, en el cual los sectores sociales y productivos de Sinaloa tenían una presencia activa. También se creó el Consejo Estatal de Seguridad 88

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Pública. Se terminó el rezago judicial y se establecieron 14 nuevos juzgados de Primera Instancia. El sistema carcelario mereció un significativo impulso, ya que el rezago que enfrentaba en infraestructura y sistema de operación los convertía en un asunto de alta peligrosidad. Se construyó uno nuevo en Los Mochis y se ampliaron los de Culiacán y Mazatlán con un total de 2 mil 293 nuevos espacios para internos, un 73 % más que en 1987, dando además mejores condiciones para su rehabilitación social. Sinaloa dejó de ser el «lunar» del país, al terminar la gestión de Labastida Ochoa. Al inicio de su gobierno, Sinaloa ocupaba los primeros lugares a nivel nacional en cuanto a la delincuencia, al final de su gestión no estaba en los diez primeros lugares. Se estableció el desfile «Niños de Sinaloa por la Paz», que se convirtió en evento nacional. El respeto a los derechos humanos fue una realidad al aplicarse las nuevas modificaciones de la Ley Orgánica de la Procuraduría General del Estado, y su actuación siempre estuvo alineada con los principios rectores de la Comisión Nacional de Derechos Humanos recién creada, lo que permitió dar un fuerte combate a la impunidad. En su gestión no hubo un solo desaparecido, ni un preso político, ni se manchó las manos de sangre. El suyo fue un régimen solidario en momentos de tragedia y desastre. De forma humilde, Labastida comentó que los avances logrados conminaban a no bajar la guardia; que estos asuntos no debían descuidarse, ni cerrar los ojos ante ellos. Era una tarea en la cual se debía estar dispuesto a empezarla muchas veces, y nunca estar suficientemente satisfechos para creerla concluida. Siendo grandes los avances en seguridad, la presencia del delito no deja satisfecho a quienes lo sufren. Es importante anotar que en este trascendental asunto quedó comprobado que con la suma de esfuerzos entre sociedad y gobierno se puede avanzar en esta lucha.

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Finanzas públicas Uno de los grandes y reconocidos logros del gobierno de Labastida fue el especial cuidado que tuvo en el manejo honesto y responsable de las finanzas públicas, para que éstas fueran acordes a la capacidad económica del estado y a la atención de las crecientes demandas de servicios de todo tipo que exigía una sociedad en crecimiento. Las finanzas públicas se orientaron para alcanzar una mayor recaudación, un gasto eficiente y productivo, dándole prioridad a la inversión frente al gasto corriente, para impulsar el desarrollo económico, el fortalecimiento municipal y atender las necesidades sociales, con una distribución más equitativa del ingreso estatal entre su población. Se logró una sana estructura financiera, al reestructurar la deuda estatal y la disminución del servicio de la misma, no hipotecó los recursos futuros del Estado. Todo ello con un manejo ético, equitativo, honesto, transparente y de rendición de cuentas. Para el fortalecimiento de las finanzas públicas se llevaron a cabo cambios importantes como los siguientes: • Una reforma tributaria orientada a generar mayores recursos para el Estado y para sus municipios que evitara las distorsiones que generan ineficiencias. • Una política de gasto orientada a incrementar la infraestructura del estado para acelerar la tasa de crecimiento. • Una mayor eficiencia en la política de ingreso-gasto para conducir al financiamiento de las actividades económicas a través de un presupuesto balanceado. • Una mayor y más eficiente descentralización de las actividades fiscales del Estado, dotando de mayores recursos y autonomía de gestión a sus municipios. • Una política social que procurara incrementar los índices de bienestar de la población sinaloense. • Con esta reforma fiscal se amplió el margen de maniobra del presupuesto público, logrando una estructura de ingresos más sólida para atender las necesidades de Sinaloa y su población.

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Además se creó el Sistema Estatal de Coordinación Fiscal, la Comisión Permanente de Tesoreros Municipales y Funcionarios Fiscales, así como la Comisión Coordinadora de Capacitación y Asesoría Fiscal. Se alcanzó la autosuficiencia operativa de algunos servicios públicos como es el caso de las juntas de agua potable y alcantarillado, al desaparecer las cinco juntas regionales para constituir una por cada municipio, con las atribuciones necesarias para el logro de sus metas técnicas y financieras. En 1992 las finanzas de Sinaloa y sus municipios presentaban un rostro diferente al que se tenía en 1986, año en que algunos tenían una crítica situación financiera. En comparación con el Gobierno del Estado, los recursos de los municipios crecieron más rápidamente. Los ingresos municipales aumentaron 19 veces, las participaciones 15, y en tanto que la inflación creció 9 veces. Se abatió el gasto corriente, el ahorro público no se redujo, por el contrario, creció un 70 % en términos reales. La inversión que en 1987 representó el 8 % del presupuesto estatal directo, en 1992 alcanzó el 27 %. Esta proporción se eleva al 37 % si consideramos los organismos estatales, como el Tres Ríos y el INVIES. Se cumplió con el compromiso de no comprometer el crédito de futuras administraciones y dejar el nivel de endeudamiento público proporcional a la capacidad de pago y financiamiento. El gobierno de Labastida dejó una deuda pública que representó el 0.8 % del PIB estatal y su servicio sólo representaba el 2 % del gasto público. Siempre tuvo claro que en un futuro se obtendrían ingresos adicionales que generarían los proyectos de inversión cuyo monto se estimó varias veces superior a la deuda interna. El Proyecto Urbano Tres Ríos garantizaba grandes remanentes financieros y los ingresos por el puente del río Fuerte y las marinas del Sábalo y Mazatlán proporcionarían considerables recursos. No sólo se cuidó el crédito de las futuras administraciones, sino también se ampliaron los márgenes de maniobra financiera al reestructurar la deuda histórica del gobierno del Estado; se obtuvieron

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créditos con mejores tasas y plazos más largos. Esto le valió a Sinaloa ser pionero a nivel a nacional. La reestructuración de la deuda a mediados de 1992 permitió un año de gracia, y su amortización en cuatro años, con una tasa real de 3.7 %. Estas condiciones se lograron en una subasta entre los principales bancos con la autorización de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.

Transformación económica Sinaloa sentó sus bases de transformación económica al pasar de una economía basada en la abundancia de recursos y dispendio, a una de mayor eficiencia y rendimiento, creando proyectos detonadores y programas específicos, que se orientaron al desarrollo de nuevas ramas económicas, productos y mercados, con lo que se fortaleció competitivamente y se obtuvieron beneficios de carácter global. Dentro de la estrategia económica se inscribieron el nuevo puerto de Topolobampo —sin duda uno de los grandes logros de la administración de Francisco Labastida—, las nuevas autopistas Los Mochis-Estación Don, Culiacán-Mazatlán, Culiacán-Piggy Back y Los Mochis-Topolobampo; la Marina del Sábalo, el rastro TIF, el impulso sin precedente a los proyectos acuícolas, el mejoramiento y ampliación de la infraestructura hidroagrícola, la modernización de los distritos de riego, la construcción de la presa El Tamarindo y Vinoramas, así como el inicio de la presa Huites, que hicieron crecer el potencial agrícola de la zona norte del estado y minimizó de manera notable los riesgos de inundación; todo ello permitió ampliar la frontera agrícola y elevar la productividad del campo sinaloense. El Proyecto Urbano Tres Ríos le dio una nueva y moderna fisonomía a la ciudad de Culiacán y la seguridad a sus habitantes del control de inundaciones. Igualmente el proyecto de la Marina del Sábalo reforzó la imagen de Mazatlán como destino de playa, haciéndolo más competitivo ante otros destinos nacionales e internacionales.

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La creación del Colegio Sinaloa, el Centro de Ciencias, la Fundación Sinaloa para el Desarrollo Tecnológico e Investigación; también fortaleció la planeación urbana y la ordenación territorial; la infraestructura de salud, educación, industrial y agrícola; la acuacultura y la ganadería; también se dio un impulso extraordinario a la vivienda. Las acciones llevadas a cabo nunca perdieron de vista el alto interés por generar una transformación que dinamizara la economía estatal pero a su vez se tradujera en una más justa distribución de la riqueza y paliar los índices de marginación y pobreza en las zonas rurales, serranas y pesqueras. Como resultado de este conjunto de acciones, Sinaloa logró una situación sin precedente de capitalización que dio un impulso a la nueva base productiva, que sin lugar a dudas, le permitió lograr una inserción más eficiente en la economía nacional y mundial. El extraordinario repunte de la producción reactiva a la industria de la construcción. En 1987, el producto de esta rama representaba el 1 % del PIB estatal y pasó al 8.3 % en 1991. Con esto recupera los niveles que 11 años atrás registraba. El producto interno bruto per cápita de Sinaloa creció un 5.6 % real acumulado de 1987 a 1991. Se vivieron momentos de profundo replanteamiento productivo frente a cambios en el manejo tradicional de las empresas, de las organizaciones, y en las oportunidades de inversión; una nueva y fundamental característica es que esta nueva economía se acompañó de un desarrollo social equilibrado. Logró un modelo de desarrollo económico más competitivo y productivo con especial atención a las necesidades sociales, alineado a la economía nacional e internacional, logrando que la transformación económica de Sinaloa quedara suficientemente elevada y adecuadamente sustentada, con énfasis en el fortalecimiento hacia lo local para alcanzar la fortaleza necesaria para competir en lo global. Nunca en la historia del Estado se había efectuado una inversión tan grande como en 1992: se invirtieron más de 3 billones de pesos en obra pública.

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Agricultura El gobernador Labastida entendió la descapitalización del campo sinaloense, producto de la modernización del mismo, y en la medida de sus posibilidades apoyó los reclamos de los agricultores para mejorar los precios de garantía y que las reformas al campo se llevaran a cabo de manera gradual. En Sinaloa surgió una nueva agricultura, como producto de su modernización con miras más redituables para los productores sinaloenses. Ya en 1991 se habían constituido 21 fondos de aseguramiento, se consolidaron las economías de escala mediante compras masivas de insumos por un sólo canal de oferta, se integraron más de 10 uniones de crédito y se multiplicaron los contratos de asociación en participación. En los últimos dos ciclos de cosecha tradicional, ésta se incrementó de 200 000 toneladas de maíz a una superior al millón de toneladas. En 1987 ocupábamos el decimoquinto lugar nacional como estado productor de maíz; en 1991 alcanzó el cuarto sitio. En ese mismo año, el sector privado invirtió cerca de 200 000 millones de pesos en la construcción de bodegas mecanizadas, con sistema de secado y capacidad de almacenamiento para 500 000 toneladas. Se observó en el campo una profunda recomposición productiva. De una agricultura fuertemente intervenida por el Estado, transitó a una cada vez más sujeta a las condiciones de mercado. La transformación de la economía sinaloense no significó abandonar la agricultura, por el contrario, para fortalecer la principal ventaja competitiva de la entidad, el gobernador Labastida mediante significativo esfuerzo de gestión hizo posible que se lograran proyectos de irrigación como: El Fuerte-Mayo, ríos Sinaloa y San Lorenzo en su segunda etapa, Elota-Piaxtla, Baluarte-Presidio, modernización del Valle del Carrizo, y rehabilitación de los ríos Fuerte y Ocoroni. En el sur del estado se construyó la presa de El Tamarindo y en el norte, sobre el río Fuerte, se inició la construcción de la presa Huites, hoy Luis Donaldo Colosio: la obra hidráulica más importante del sexenio del presidente Carlos Salinas de Gortari. 94

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Sinaloa en ese período fue uno de los estados que más avanzó en la privatización de la agricultura. Fue pionero del programa nacional de transferencia de los distritos de riego a los usuarios; se transfirieron 38 módulos que representaban una superficie de 634 570 hectáreas. Se propusieron diversas acciones para avanzar en la recomposición productiva de la agricultura: impulsar la productividad y la tecnología, incorporar nuevas tierras al riego y restituir al cultivo tierras afectadas por salitre y otras causas. La productividad creció, pero el descenso del precio de algunos cultivos fue mayor. De las 120 000 hectáreas que se planteó incorporar al riego, se abrieron 43 155 hectáreas, al impulsar nuevos proyectos hidroagrícolas. Sinaloa tiene una agricultura privilegiada, al año de 1992 disponía de 750 000 hectáreas cultivadas bajo riego, tantas tierras de riego como no hay en más de 100 países del mundo. Se puso en marcha el Programa de Desarrollo Social para los Jornaleros Agrícolas con el propósito de mejorar las condiciones de bienestar de más de 200 000 trabajadores estacionales del campo sinaloense. Así, nuestro estado se constituyó en el pionero de un programa que fue referente a nivel nacional. En 1990, los productores temporales con tierras de alto índice de siniestralidad y baja productividad, enfrentaban la falta de crédito debido a que fueron excluidos del padrón de Fondos del Banrural. Solidaridad instituyó el Programa de Fondos de Apoyo a la Producción, mediante el crédito a la palabra de los productores temporaleros. En 1992, se canalizó un presupuesto de 55 000 millones de pesos, que representa un 51 % más de lo ejercido en 1991. En 1989 se creó el Consejo Estatal de Fomento Agropecuario de Sinaloa, con el objetivo de concertar las acciones de la administración pública y los sectores privados y sociales para impulsar la actividad agropecuaria como fuente básica del desarrollo económico y social de la entidad. También destaca la creación del Consejo Técnico Estatal de Semillas del Estado de Sinaloa, para establecer en forma eficiente los procesos de producción, certificación y comercio de semillas para satisfacer la demanda de este insumo en Sinaloa. los gobernadores de la modernidad, 1969-2011 |

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El campo vivió con Labastida los momentos de mayor tranquilidad. Con serenidad fue resolviendo los problemas agrarios, acercó a los ejidatarios con los agricultores y viceversa, ambos sectores productivos se hicieron amigos y compañeros de lucha por mejores precios, créditos y almacenamiento.

Ganadería Los mecanismos e instrumentos de apoyo a la ganadería que impulsó el gobierno de Francisco Labastida se basaron en una singular atención a la expansión de la actividad, al promover y facilitar la instalación de praderas; el mejoramiento del hato bovino, al impulsar el canje de sementales y la inseminación artificial; para abatir el déficit de leche fresca que de años anteriores aquejaba al estado: así, desde 1989, la producción de leche hizo de Sinaloa un estado técnicamente autosuficiente (el promedio de producción anual por ubre fue de 606, de los 572 litros que se producían en 1986). La ganadería estabulada fue la mejor opción para combatir el déficit de lácteos. En 1984 se contaba con 77 establos y para 1989 esta cantidad se incrementó a 124.

Pesca Ante los problemas de la pesca, el gobernador Labastida no se mantuvo pasivo y al margen. Desde antes de 1987 se habían presentado signos de una serie de divergencias entre el entonces Secretario de Pesca, con líderes de la Federación de Cooperativas del Centro de Sinaloa y de Los Mochis. Para la solución de este conflicto, el gobernador Labastida, con gran sensibilidad, habilidad concertadora y con firmeza, fijó su postura consistente en tres puntos fundamentales: 1) Trato igualitario para todas las federaciones de cooperativas, estuviesen reconocidas o no por la Secretaría de Pesca y la Secretaría de Trabajo y Previsión Social; 2) Otorgamiento de facilidades para que las federaciones de cooperativistas no tuviesen que recurrir a las de reconocimiento legal 96

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para el visado de las facturas de camarón destinado a la exportación; 3) Sustitución de la política de discriminación administrativa por otra de concertación y diálogo. Estas medidas fueron la pauta que siguieron en la Delegación Federal de Pesca durante el período de 1987-1992. Así también el gobernador Labastida propuso modificaciones a la Ley de Pesca hasta lograr su aprobación, entre la que destaca, la liberación de la pesca de especies marinas que antes estaban reservadas a las cooperativas pesqueras, así como la autorización de la Secretaría de Pesca, a los inversionistas nacionales y extranjeros para que pudieran desarrollar esta actividad, la cual requería de una urgente recapitalización. Esta actividad generadora de importantes divisas, alimento y empleo, no podía seguir en una situación tan peligrosa y socialmente explosiva. El estado de Sinaloa, como pionero de la acuacultura en el ámbito nacional, registró en el período 1987-1992 un desarrollo considerable, al incrementar el número de granjas a 115 para el cultivo de camarón, en una extensión de 9 500 hectáreas. En esas fechas representaba el 90 % de la acuacultura del país. Su potencial era de 200 000 hectáreas. Ecuador, uno de los países más desarrollados en esta actividad, contaba con 40 mil hectáreas en producción. Nuestra entidad se colocó como el primer productor en el país en esta actividad, con una producción del 95 % del camarón cultivado a nivel nacional. Las granjas camaroneras aumentaron significativamente su producción, las hectáreas dedicadas al cultivo pesquero crecieron en 408 % y el empleo acuícola 363 %, lo que transformó al sector pesquero. De cosecharse 585 toneladas en 1987, pasó a 6 650 toneladas en 1991. Se amplió la infraestructura para la acuacultura con la ejecución de dos obras de una fuerte significación económica y social, como la creación de un parque camaronícola en la Laguna del Caimanero, ubicada en el municipio de Rosario, con una extensión de 2 000 hectáreas de estanquería rústica para cultivo semi-intensivo de camarón. Por otro lado se construyó la escollera sobre la boca del río Baluarte, para mantener comunicación entre el río Baluarte y el mar abierto. los gobernadores de la modernidad, 1969-2011 |

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Se logró un importante incremento en la longitud de atraque de los puertos, al crecer alrededor del 24 % en los puertos de Topolobampo y Mazatlán. En Topolobampo se construyó un muelle de 240 metros de longitud para recibir embarcaciones de hasta 50 mil toneladas de peso, una zona de 10.5 hectáreas para almacenamiento de contenedores, 4.5 hectáreas para bodegas y cobertizos, edificio para oficina, acceso ferroviario y carretero de 4 carriles; éstas y otras importantes obras se financiaron con el 58 % de aportación federal y 42 % de recursos estatales. En el sector pesquero se actuó con doble propósito para que la pesca siguiera siendo una de las actividades principales en la vida económica del estado, y que los pescadores y sus familias mejoraran su calidad de vida.

Turismo El gobierno de Labastida tuvo como objetivo el desarrollo integral del turismo, sustentado en la mejoría de los servicios que presta, en la ampliación de su capacidad instalada y en la elevación del nivel y calidad de los servicios públicos. Para el cumplimiento de ello, su estrategia estuvo basada en cuatro rubros prioritarios: seguridad pública, obra de infraestructura, promoción y oferta turística: Seguridad pública: Se creó en 1987 una agencia especial del Ministerio Público y se puso especial énfasis en tratar de evitar y esclarecer los hechos delictivos en perjuicio de turistas. Obra de infraestructura: Sobresale la reconstrucción del teatro Ángela Peralta, la creación del Museo Arqueológico y la restauración del Centro Histórico de Mazatlán como acciones expresivas de la política para rescatar el patrimonio de interés histórico, y a la vez aprovecharlo como factor de atracción turística. Servicios: Un factor fundamental fue el mejoramiento de infraestructura en los servicios, como la ampliación del abasto y la calidad del agua potable y reacondicionamiento de la planta de tratamiento de aguas negras del Cerro del Crestón. En materia de mejoramien98

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to urbano, se llevaron a cabo las primeras acciones de regeneración del Estero del Infiernillo, la modificación del puente Juárez y la construcción de áreas deportivas. Complementariamente se impulsó el desarrollo de la Marina del Sábalo, Costa Dorada y la constitución de la Reserva Ecológica de las Tres Islas en Mazatlán. Por otra parte, la construcción de la autopista Culiacán-Mazatlán y Los MochisEstación Don, vinieron a favorecer la atracción de turistas al puerto. Promoción y oferta turística: Se modificó la Ley para el Fomento del Turismo en Sinaloa, la que mandata la constitución del Fideicomiso para el Fomento del Turismo, para negociar una parte importante de los terrenos de la Marina del Sábalo, y de los recursos provenientes de la venta de los mismos se destinaría el 50 por ciento para ampliar los servicios públicos y promover la construcción de viviendas y colonias populares en Mazatlán. En 1987 empezaron a funcionar los fondos de promoción con la participación de los tres niveles de gobierno y el sector privado, para destinarse a la promoción en el extranjero. Por gestión directa del gobierno de Sinaloa, se establecieron nuevas rutas aéreas que triplicaron el número de vuelos y las líneas aéreas que cubren el estado. Aunque el puerto de Mazatlán representaba el principal polo de atracción turística, se pusieron en ejecución acciones para abrir nuevos centros y promover la actividad en otras regiones del estado. En Culiacán las nuevas obras mejoraron notablemente el entorno de la ciudad e incrementaron el potencial turístico. El proyecto urbanístico Tres Ríos hizo de Culiacán una de las ciudades más bellas del noroeste, con lo que se abrió un horizonte más atractivo para el desarrollo comercial turístico inmobiliario. De igual forma, la construcción del Centro de Ciencias, primero en su género dentro del ámbito nacional, atrajo un considerable flujo de visitantes nacionales y extranjeros, así como el que su aeropuerto alcanzara la categoría de internacional

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Industria El gobierno del Estado promovió la creación de Fondos de Fomento y Fideicomisos para apoyar nuevas industrias así como la modernización de las existentes. Se crearon: el Fondo de Fomento de Microindustria (FOMICRO), el Fondo para la Promoción de Inversiones en el Estado de Sinaloa y el Fondo de Apoyo a las Exportaciones Sinaloenses. El Fondo de Fomento a la Microindustria (FOMICRO) se formó con una aportación de 90 millones de pesos del Gobierno del Estado, 50 millones por CANACINTRA y un múltiplo de diez de esas cantidades por NAFINSA; la suma totalizó en 1 mil 400 millones de pesos. Su importancia radicó en que fue la única alternativa de financiamiento para muchos pequeños talleres de corte artesanal, típicamente familiares y con bajos niveles de ingreso; y, por lo mismo, fuera de los esquemas convencionales de financiamiento. Como resultado de la operación de este Fideicomiso, se instaló en la ciudad de Los Mochis la primera maquiladora en el estado (Maquiladora Alambrados y Circuitos Eléctricos, S. A de C. V.) filial de General Motors, con la generación de 700 empleos.

Educación El gobierno de Labastida dio alta prioridad a la educación, porque es una política pública fundamental para las grandes transformaciones económicas y sociales, y principio básico de justicia social. En el renglón educativo, se gastó la tercera parte del presupuesto estatal, mientras que en 1987 sólo se aplicó el 23.7 %. Se construyeron más espacios para que los niños y jóvenes recibieran el servicio educativo en las mejores condiciones. Para mejorar la calidad de educación, se actuó en dos sentidos: 1) En el mejoramiento de las condiciones salariales del magisterio (los sueldos crecieron 1,425 %); y 2) En la modernización de los instru-

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mentos de apoyo didáctico dentro de los cuales destacan el Centro de Ciencias de Sinaloa, los museos y las bibliotecas. Esta administración llevó una nueva relación Estado-sociedad, con la participación más intensa de esta última en el campo educativo y el papel que jugaron los maestros y su organización gremial. Tres líneas fundamentales soportaron la estrategia educativa: 1) la reorganización del sistema educativo, 2) la reformulación de contenidos y materiales educativos y 3) la revalorización social de la función magisterial. Como respuesta al limitado nivel científico de las prácticas en los talleres y laboratorios escolares tradicionales, se creó el Centro de Ciencias, primero a nivel país para ligar, desde la infancia, la investigación y experimentación científica con el proceso enseñanza aprendizaje, institución que ha contribuido activamente en el reforzamiento del proceso educativo para elevar la calidad educativa. En educación superior se dio respuesta al viejo reclamo de la Universidad Autónoma de Sinaloa por la reposición del subsidio estatal, estableciéndose el compromiso de otorgar el 12.5 % que sumado al 87.5 % aportado por la Federación conformaron el subsidio correspondiente a la institución. En tanto a la Universidad de Occidente se le construyó la Ciudad Universitaria de Culiacán, que constituyó un suceso histórico para esa institución y de gran importancia para la sociedad.

Salud Todas las instituciones del Sistema Estatal de Salud en 1987 cubrían el 85 % de la población, en 1992 se alcanzó una cobertura del 93 %. Sinaloa se puso a la vanguardia en infraestructura de salud con indicadores por demás alentadores en vacunación universal. La esperanza de vida paso de 70 años a 72.2, se logró en este período disminuir la tasa de mortalidad a 3.0 %, la tasa de mortalidad materna a 1.89 % (4 veces por debajo de la media nacional) y la tasa de mortalidad infantil a 7.5 %, siendo la más baja en el país.

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Se dio especial atención a personas con capacidades diferentes, con la creación de salas de rehabilitación f ísica y mental en las tres principales ciudades del estado. Por otra parte, se crearon los centros de integración juvenil, para atención de menores farmacodependientes, y el Centro Comunitario para la Juventud. Gracias al invaluable apoyo del Secretario de Salud, el doctor Jesús Kumate, se instaló en el Hospital Civil de Culiacán el servicio de transplante de órganos, lo que llevó a Sinaloa al primer mundo de la Medicina.

Asistencia social En 1987, con la integración formal del Sistema Asistencial Social y la participación de la sociedad, el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) se incrementó de 4 a 27 el número de programas; se formó la Fundación Amor, el Centro de Apoyo a la Mujer, con atención de demanda las 24 horas y se crearon agencias especializadas del Ministerio Público para auxilio a menores, mujeres, ancianos y minusválidos. Así mismo se construyó una red de velatorios, el primer crematorio estatal, se apoyó el Internado Paquita Núñez; se amplió el Hospital Pediátrico y la Casa Cuna, con lo que se atendió al 35.5 % de la población más necesitada.

Hacia una nueva escala de valores Los saldos dejados por etapas donde prevalecieron subculturas ajenas a nuestra idiosincrasia de trabajo y armonía social, requirieron de acciones que tendieran a rescatar nuestra auténtica escala de valores. La cultura fue considerada como una inversión de alto contenido social y no de derroche sin dividendos qué resaltar. Es por ello que otorgó alta prioridad al impulso de la cultura, la ciencia y la tecnología, como generadores de un nuevo estilo de vida al propiciar modificaciones a los patrones culturales. 102

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En esta importante tarea, su esposa María Teresa tuvo un papel muy relevante para la realización de proyectos culturales de trascendencia local y nacional, y colocó a Sinaloa como uno de los tres estados con mayor actividad cultural y de calidad en el país. Para institucionalizar la participación en las tareas culturales, elemento fundamental para su permanencia fue la creación del Patronato para el Fomento de las Actividades Artísticas y Culturales, y un Fideicomiso como sustento a sus programas, con lo que garantizaba que el programa cultural trascendiera los cambios de gobierno, al pertenecer ya a la sociedad. Ejemplo de ello es el Festival Cultural de Sinaloa, que permitió la convivencia de las expresiones culturales locales con las nacionales e internacionales, pues abarcó los diversos géneros artísticos; desde su primera edición, más de 5 000 artistas vinieron a Sinaloa y más de 40 grupos locales surgieron desde entonces; tuvo un millón de espectadores por año en los 18 municipios del estado. Como base material para la cultura, se estableció un Sistema Estatal de Museos, integrados por el Museo de Arte de Sinaloa, Museo Regional del Valle del Fuerte, el Museo Arqueológico de Mazatlán (hoy Museo de Arte), la restauración del teatro Ángela Peralta y el rescate del Centro Histórico de Mazatlán y los museos itinerantes para pequeñas localidades de la entidad. Importante es mencionar el establecimiento del Premio Sinaloa de Ciencias y Artes, con el propósito de estimular la creación artística y el desarrollo científico. El esfuerzo desplegado por el gobierno de Labastida Ochoa fue arduo e intenso, valió la pena: Sinaloa alcanzó un nuevo rostro.

La participación social Francisco Labastida Ochoa siempre ha expresado que la mejor obra que puede hacer un gobernante es, junto con la obra política, la obra moral, abrirle puertas, cauces a la sociedad, sobre bases de diálogo, de respeto, de entendimiento y de armonía. La participación de la sociedad es el único motor duradero de cualquier transformación; los gobernadores de la modernidad, 1969-2011 |

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por ello se le incorporó en todos los programas de su gobierno y, para lograrlo, se cambió la manera de ejercer el poder; sin autoritarismo, propiciando el surgimiento de una nueva cultura política. La sociedad no sólo estuvo de acuerdo con lo que el Gobierno del Estado le planteaba, sino que expresó su entera satisfacción por ser tomada en cuenta. El gobernador siempre se dirigió a ella en una amplia convocatoria y ésta siempre manifestó su deseo y convicción por participar en la definición y la construcción del proyecto social. En este sentido, mantuvo siempre un trato constructivo con los partidos políticos, con los organismos productivos y sociales, con los universitarios, con los comunicadores, en fin, con todos aquellos actores que, por el hecho de ser sinaloenses, merecían el mayor respeto por parte del gobernador. Como algo toral para esta nueva relación sociedad-gobierno, consideró indispensable acabar con el divorcio que el gobierno tenía con la Universidad Autónoma de Sinaloa y que había desembocado en más de 20 años de relaciones ásperas. La Universidad no estuvo enfrentada con el gobierno ni éste con aquélla, por el contrario, compartieron propósitos y retos. De la misma manera, siempre tuvo respeto por la voluntad de las culturas autóctonas, por lo que creó la Coordinación de Asuntos Indígenas como medio para que sin perder sus tradiciones y costumbres, se incorporaran al avance general del estado. Las tareas en este campo abarcaron desde la creación del Teatro Campesino Mayo hasta proyectos productivos y habitacionales. En materia social, con el Programa de Acción Inmediata (PAI) que puso en operación en 1987, se dio atención a las demandas sociales más urgentes, incorporando a las comunidades beneficiarias tanto en la definición de las prioridades como en la toma de decisiones, así como en la ejecución de algunos de los proyectos y obras. Posteriormente, con el Programa Nacional de Solidaridad (PRONASOL) se integraron comités para solucionar sus demandas. Se creó el Fondo Estatal de Solidaridad, instancia que reunió las voluntades de los más diversos sectores y grupos sociales para concertar los esfuerzos entre sociedad y gobierno. 104

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Sinaloa fue reconocido a nivel nacional, como una de las entidades pioneras en el combate contra la pobreza extrema y la marginación. Donde sus programas fueron referente nacional. El problema del agua potable en Mazatlán, tan añejo, se resolvió formando un comité donde participaron los tres niveles de gobierno y, sobre todo, la ciudadanía. El desarrollo de la cultura se vio fortalecido con el rescate del teatro Ángela Peralta en la ciudad de Mazatlán, que se dio a través de la organización Amigos del Teatro Ángela Peralta, donde intervinieron los tres niveles de gobierno y, básicamente, la sociedad civil. Se creó la Sociedad de Amigos del Museo de Arte de Sinaloa, en Culiacán, y la del Museo Regional del Valle de El Fuerte en la ciudad de Los Mochis, que realizan actividades con el objeto de promover y difundir nuestros valores culturales. Otra vertiente de la participación social, igualmente importante, es la económica, con el crédito a la palabra, con la operación y administración de los distritos de riego y comité de caminos vecinales, con el financiamiento de las grandes obras de infraestructura como presas, carreteras y puertos, y con las empresas de solidaridad. En el proceso de actualización del marco jurídico, las iniciativas de proyectos de ley durante el gobierno de Labastida fueron siempre resultado de la consulta con los organismos, personas y grupos que tenían que ver con ellas. Como casos importantes que ejemplifican esto, se encuentra la nueva Ley Estatal Electoral —resultado del consenso entre el gobierno y todos los partidos políticos— y el análisis detallado del Código Penal —en el cual participaron todos los colegios de profesionistas y miembros de la sociedad. El sinaloense es pueblo recio, que se crece ante la adversidad, saca fuerza incluso de sus propias debilidades. Se vivieron grandes momentos, pero también se resistieron las adversidades: su espíritu solidario en esos años se puso a prueba varias veces y de las tragedias que se enfrentaron, como las terribles inundaciones de 1989 y 1990, salieron fortalecidos y orgullosos. Momentos difíciles que provocaron espontáneamente la revalorización de los más altos principios de la convivencia humana. los gobernadores de la modernidad, 1969-2011 |

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Nueva cultura política La nueva cultura política que se gestó en Sinaloa fue el resultado de la vigorosa demanda de una sociedad que no estuvo dispuesta a ser objeto de la prepotencia y el autoritarismo, basada en la tolerancia, el respeto por las ideas, el diálogo, la concertación, una creciente civilidad política y una más responsable vida pública. Lo importante es la tendencia y la consistencia que se adquirió. Se avanzó hacia una forma más civilizada de entenderse, una manera más respetuosa de tratarse unos con otros, de aceptar todas las opiniones por más divergentes que sean, aceptarlas con respeto, aceptar que el otro puede tener la razón y aceptar que la diferencia de opinión no hace que quien tiene una opinión diferente no le tenga el mismo cariño al estado, al país y a los objetivos nacionales. En las elecciones para presidentes municipales en Sinaloa, en 1989, una vez conocidos los resultados del proceso electoral, en Culiacán —con el triunfo del PRI— se generaron grandes disputas y reclamos que desembocaron en la quema del Palacio Municipal, con un saldo de un hombre muerto y varios heridos. Ante estos hechos tan lamentables, la postura del gobernador Labastida se expresa en sus propias palabras: «No me eligieron gobernador para provocar encono entre los sinaloenses. Ahora como responsable del Estado, me debo a todos los sinaloenses, no sólo a los de mi partido, y mi obligación principal es buscar la paz, y que se restauren las heridas». Muestra de ello fue el cordial trato, entendimiento y respeto que tuvo con líderes políticos y de opinión, legisladores y otros actores, que no pensaban igual que él. Así como el gran sentido de respeto a la autonomía municipal, como fue el caso del trato sin distingos ideológicos y respetuoso que le otorgó al Presidente Municipal de oposición en Mazatlán, que se dio por primera vez en la historia política de Sinaloa. Pero, sobre todo, no desmayó en el impulso de una nueva conciencia social que sentara las bases para lograr una nueva cultura política.

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Fortalecimiento municipal Por ser el municipio el nivel más cercano a la gente, el Gobierno ejecutó una serie de políticas para la descentralización, canalización de mayores recursos y facultades hacia él, para fortalecer su capacidad de respuesta ante las principales demandas sociales. La descentralización no sólo consistió en la transferencia de recursos y facultades a los municipios, sino también a la propia sociedad para dar respuesta efectiva a las necesidades y demandas específicas de cada localidad. Otra de las acciones que beneficiaron a los gobiernos municipales fue la municipalización de las juntas de agua potable y alcantarillado, en las que los diversos sectores de la sociedad forman parte de sus órganos de gobierno. Así también, con la reforma fiscal estatal incrementaron sus participaciones en los impuestos: predial rústico y el de nóminas, que le representaron más recursos de inversión para la ejecución de proyectos sociales y productivos. De acuerdo a la Ley General de Asentamientos Humanos se elaboraron 16 planes de desarrollo urbano, se realizaron las declaratorias de uso, reservas y destinos de Culiacán, La Cruz de Elota, Mocorito y Mazatlán. Con base en los proyectos de desarrollo urbano se elaboraron las propuestas de reservas territoriales, para las ciudades de Los Mochis, Topolobampo, Guasave, La Cruz de Elota y Mazatlán, lo que permitió determinar áreas factibles para la dotación de infraestructura y servicios, una mayor seguridad de la tenencia de la tierra y un desarrollo más equilibrado. El respeto al medio ambiente mereció una gran atención por su gobierno, sostuvo que el desarrollo económico del estado fuera sustentable. Para ello, realizó un Convenio de Concertación de Acciones (control de plaguicidas y reducción de sus efectos contaminantes), la construcción de un cementerio para el manejo de los recursos tóxicos y de la basura agrícola en el valle de Culiacán, con una inversión tripartita de los tres niveles de gobierno y los organismos agrícolas. Se expidió la Ley de Equilibrio Ecológico y Medio Ambiente para el los gobernadores de la modernidad, 1969-2011 |

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Estado de Sinaloa; ello llevó a la elaboración del Plan Estatal de Ordenamiento Ecológico de Sinaloa, igualmente se elaboraron planes municipales de ordenamiento ecológico en nueve municipios. Se realizó también el Plan Estatal de Áreas Naturales Protegidas, que permitió decretar como reserva ecológica las islas y las playas de El Verde y Camacho (en Mazatlán). Además se elaboró el Plan Estatal de Patrimonio Cultural, que apoyó el gran esfuerzo que realizó la administración para llevar la cultura a todos los niveles sociales. Se impulsó la construcción de viviendas populares: el gobierno del estado y los municipios disminuyeron la carga fiscal que se aplicaba a dichas operaciones y a las acciones de vivienda construidas. También se otorgaron facilidades para la construcción de viviendas de interés social.

Fortalecimiento a la democracia Sustentada en un respeto irrestricto a nuestro régimen de libertades, se generó una nueva cultura ciudadana, en la cual los grupos sociales fortalecieron sus formas de organización y se promovió el incremento de su participación en el quehacer público. Así también a los partidos políticos se les dio un trato respetuoso y claro; varias fueron las reformas legislativas realizadas para que los procesos de elección ganaran credibilidad y legitimidad, con base en el respeto al voto ciudadano y a la participación de la sociedad en la preparación y desarrollo de estos procesos. Bajo un amplio consenso entre los partidos políticos, se llevaron a cabo las reformas a la Constitución local y a la Ley Estatal Electoral. Se logró, por unanimidad, la aprobación de una nueva Ley Electoral del Estado, que establece la transparencia, equidad y respeto a los contendientes. Para fortalecer esto, se creó un Tribunal de lo Contencioso Electoral. En su gobierno se avanzó en la equidad de género al aumentar el número de diputadas casi al triple de lo que antes existía; a nivel municipal, se cuadruplicó el número de mujeres que ocuparon el cargo de 108

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regidoras. Nunca antes existieron magistradas en el Tribunal Superior de Justicia y en el Tribunal Fiscal del Estado (ahora Tribunal de lo Contencioso Administrativo), esto se hizo realidad, ya que en cada uno de dichos tribunales hubo una magistrada; asimismo, se designó a una mujer como Presidenta de la Junta Local de Conciliación y Arbitraje. En la administración de Labastida se gestó una nueva mentalidad donde la tolerancia, el respeto y la concertación asentaba sus bases. Nadie podría negar que en Sinaloa el poder se ejerció con mesura, sin titubeos y con espíritu democrático: se alentó con autenticidad el surgimiento de una nueva cultura política, que diera cobijo a las más diversas expresiones ideológicas.

Renovación y actualización legislativa Al asumir Labastida Ochoa la titularidad del Poder Ejecutivo, el Estado entró en una etapa de cambio, transformación y renovación, lo que exigió que el Derecho no permaneciera ajeno a los hechos; el proceso transformador de la Ley debe ser tan veloz o más que la dinámica social que impone la modernidad. Se cambiaron muchas de las instituciones legales, y se crearon otras, junto con la sociedad civil, que ejerció una saludable orientación, con un Congreso del Estado plural, maduro y eficaz que ayudó a establecer el acuerdo social indispensable en este proceso. Quince leyes totalmente nuevas se promulgaron y diecinueve se modificaron, entre ellas la Constitución del Estado. En su administración se hicieron siete reformas a la Constitución local, más de una por año de ejercicio, que abarcaron varios conceptos, entre los que destacan: • El Poder Judicial Estatal fue objeto de una transformación para convertirlo en un instrumento autónomo de impartición de justicia. • Se creó el Tribunal Estatal de lo Contencioso Electoral. Por otra parte algunas de las leyes nuevas promulgadas y modificadas, fueron: los gobernadores de la modernidad, 1969-2011 |

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Ley de Planeación del Estado; Ley sobre el Sistema Estatal de Asistencia Social; Ley de Equilibrio Ecológico y de Protección al Ambiente; Ley para el Fomento del Turismo; Ley que establece las Bases Normativas para la Expedición de los Bandos de Policía y Buen Gobierno del Estado; Ley sobre el Régimen de Propiedad y Condominios de Inmuebles; Ley de Coordinación Fiscal; Ley de Adquisiciones y Administración de Bienes Muebles; Ley de Hacienda Municipal; y Reformas y adiciones a la Ley Electoral Estatal.

También se consideraron reformables algunas disposiciones del Código de Procedimientos Civiles, el de Procedimientos Penales, así como la Ley Orgánica de la Procuraduría General de Justicia del Estado, para refrendar el respeto a los derechos humanos. Igual sucedió con el Código Penal para los delitos de difamación y calumnias. No fue una reforma en cantidad sino en calidad, tocando áreas esenciales en el avance del perfectible concepto del valor justicia, la defensa del ciudadano y el impulso a la aspiración permanente a la democracia; del mismo modo, la legislación ordinaria en la materia de planeación estatal, procuración, impartición y administración de justicia electoral, salud, estímulo a la inversión, fortalecimiento municipal y hacienda pública; esta proyección renovadora dotó a las instituciones de nuevas y más amplias capacidades, dando fortaleza al andamiaje jurídico que se requería para el avance del estado.

Respeto y coordinación de los poderes del Estado El gobierno de Labastida tuvo como premisa fundamental el pleno respeto y consideración a los poderes del Estado. En el caso del Poder Judicial, se modificó la Constitución local para convertirlo en el instrumento autónomo de impartición de justicia, con un mayor nú110

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mero de jueces y magistrados, dos salas más de apelación y 14 nuevos juzgados de Primera Instancia entre otros. Además se le apoyó para atacar el rezago de expedientes jamás contemplados en la historia de la judicatura en Sinaloa. Ello permitió el abatimiento del problema de la lentitud de la justicia y, con ello, el Poder Judicial del Estado adquirió una nueva dimensión. En cuanto al Poder Legislativo, además del irrestricto respeto y constructivo diálogo, se mantuvo una estrecha y cordial relación que facilitó el trabajo de análisis y aprobación de los proyectos de Iniciativa de Ley enviados por el Ejecutivo. Por primera vez se instauró la modalidad de la participación de los integrantes del gabinete ante el pleno del Honorable Congreso, como fue el caso de la comparecencia de los Secretarios: de Hacienda y Tesorería; Planeación y Desarrollo, para el análisis y discusión del proyecto de Iniciativa de Ley de Ingresos y Presupuestos de Egresos del Estado de Sinaloa, para el ejercicio fiscal del año 1990 respectivamente. Por otra parte se atendió la demanda de más y mejores espacios para el trabajo legislativo, para ello se construyó un nuevo y moderno edificio para reubicación de la H. Cámara de Diputados.

Relación con los medios y comunicadores Los medios de comunicación de prensa, radio y televisión, desempeñaron un papel trascendente en la gestión del gobierno de Labastida, lo que le permitió concretar su propia política de comunicación, distinguiéndose por una acción permanente que enriqueció el concepto de credibilidad y confianza en todos los sectores. Fue notoria la relación de intensa civilidad y entendimiento, que siempre tuvo para ellos, reconociendo con respeto y humildad la crítica positiva y negativa.

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Proyectos detonadores del desarrollo, 1987-1992 Los proyectos detonadores del desarrollo que se llevaron a cabo en la administración de Francisco Labastida, se realizaron acordes con lo que el país requería. Fueron una importante base de ese cambio cualitativo que se necesitaba, constituyéndose en la nueva palanca del desarrollo, permitiendo dar un gran salto, integrando a Sinaloa satisfactoriamente al nuevo tiempo de México. La ejecución de estos proyectos era la condición necesaria para cumplir el compromiso de la transformación económica, ya que con ellos no sólo se recuperaba el empuje de nuestras tradicionales actividades sobre nuevas bases, sino que se detonaba el crecimiento económico hacia nuevas ramas y actividades. Desde joven empezó a entender por qué Topolobampo había sido concebido como un gran proyecto, aunque fue como profesionista cuando comenzó a identificarlo como algo realizable y como gobernante confirmó que en realidad se estaba marginando un gran activo del estado y del país, que con relativamente pocos recursos se podía realizar. Después, durante la campaña, los habitantes le comentaron que el puerto era para ellos una pesadilla que querían convertirlo en un sueño, entonces les dijo que no les iba a ofrecer un sueño sino realidades. Con la sequía de 1988 en el norte del estado, ante la necesidad de generar empleos, se consolidó la idea de impulsar más a Topolobampo. Culminar la primera etapa de esta obra portentosa, orgullo de todos, fue el resultado de un amplio proceso de gestión gubernamental; de concertación entre los tres niveles de gobierno; la culminación de un trabajo de excelencia de cientos de mexicanos y una hazaña de la voluntad de muchas generaciones de sinaloenses, convencidos de que Topolobampo era el puerto que la historia nos debía. La obra, por sí misma, ha elevado sustancialmente la calidad de vida de una comunidad social y económicamente marginada por mucho tiempo, equilibrando el desarrollo de un proyecto de gran alcance económico con la necesaria justicia social.

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El Proyecto Tres Ríos responde a una de las principales demandas que le hicieron durante la campaña por la gubernatura: resolver el problema de las inundaciones en la capital para iniciar la recuperación de los terrenos de las riberas de los ríos. En su primera etapa se urbanizaron 220 hectáreas y se inició la construcción de la presa Vinoramas para contener el agua del arroyo El Bledal, durante la época de lluvias; y 8 kilómetros de vialidades y malecones, las obras de encauzamiento de los dos ríos a lo largo de 8.5 kilómetros, la construcción de 3 nuevos puentes y el mejoramiento de 3 más. Todo esto implicó en sí la gestación de una nueva ciudad, una moderna y audaz infraestructura urbana en pleno centro geográfico de la tetracentenaria Culiacán, que nos acercara a la posibilidad de brindar lo mejor que puede ofrecer una capital, en la primera década del siglo XXI. Con el mismo sentido urbanístico se inició la construcción de la Marina de Mazatlán y el Sábalo, proyecto acariciado durante más de 20 años, impulsado para beneficio de los mazatlecos y convirtiéndose en una gran marina turística, la más grande del país, de la más alta calidad en su rango. La promoción de la economía, fundamentalmente a través de la construcción de grandes obras de infraestructura, dio los resultados esperados, pues durante el sexenio se generaron más empleos que los demandados por el crecimiento demográfico, permitiendo la reactivación de la economía, creando ventajas a los inversionistas que vieron las bondades de invertir en el estado. Ello se hizo sin poner en riesgo la sana estructura de las finanzas públicas, ni dejar de atender las demandas sociales de amplios sectores de la población. Como consecuencia de este proceso de transformación, se produjo el siguiente y esperado efecto: los capitales buscaron a Sinaloa, con nuevas inversiones, para nuevos proyectos. Inversión local, nacional y extranjera en nueva agroindustria, en parques industriales, en maquiladoras, rastros TIF, modernos centros comerciales, marinas turísticas, desarrollos urbanísticos, programas habitacionales, que llegaron a Sinaloa. Ello permitiría, que cuando estuvieran conlos gobernadores de la modernidad, 1969-2011 |

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cluidas las obras de infraestructura y su derrama económica se detuviera, el flujo de inversión se mantuviera y la economía no decayera. Sinaloa probó, con esta dinámica, que tiene vastos recursos para adaptarse a una economía abierta y globalizada; con nuevas actividades y giros productivos, se aprovecharon las ventajas del cambio mundial y nacional; con la concreción del Tratado del Libre Comercio de América del Norte, nuestra capacidad de transformación productiva se multiplicó en los siguientes años, en beneficio de los sinaloenses y de México. Por eso, definió a los años de 1991 y 1992 como los años de la transición económica, porque una vez que la inversión pública concluyera, una buena parte de la inversión privada se habría consolidado y empezaría a generar la nueva economía. Los recursos que se invirtieron en esos proyectos, alcanzaron una cifra aproximada de 6.5 billones de pesos, en 35 proyectos de la más variada índole.

Gobierno visionario y humanista Durante seis años, sociedad y gobierno escribieron una nueva historia. Una historia sin fin, cuyos procesos de culminación no podía establecer plazos exactos: «Podemos hacerlo para un puerto y una carretera, pero es imposible hacerlo para configurar una nueva conciencia social». Ésa fue la inspiración esencial de su gobierno. La primera etapa de gobierno, la de las duras decisiones, se concentró en lo que era socialmente más urgente. No se podía demorar la atención de los reclamos sociales, de ahí que la prioridad fue combatir los rezagos que se tenía en prácticamente todos los renglones del desarrollo, al tiempo que, como país se soportaba la fase más aguda de la crisis económica. Con el empuje de las finanzas fortalecidas, la fuerza de la participación social y el descenso en los niveles de criminalidad, se cambió el panorama que se tenía al principio del gobierno. Sinaloa ya no estuvo rezagado del avance nacional, por el contrario, en algunos aspectos, fue adelante. 114

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Uno de los mayores méritos de la gestión del gobernador Francisco Labastida Ochoa fue el de haber convocado a todos los sinaloenses, escuchar a todas las voces y servir a todos los rumbos sin exclusiones, sin preferencias, sin discriminaciones, haciendo valer la igualdad de derechos, de oportunidades y de respeto para todos. Aún en la crisis se pudo generar un nuevo estilo de gobierno que se convirtió en estilo de vida. Fortaleció la ética del poder siendo congruente con los principios fundamentales de la política, logrando un gobierno auténtico y un verdadero liderazgo.

Pasión por servir en la función pública y en la política, 1993-2012 En el año 2000, el Partido Revolucionario Institucional lo eligió candidato a la Presidencia de la República. Debe destacarse que después de los resultados desfavorables en estas elecciones, optó con mucha madurez, valor y patriotismo, en reconocer la derrota por el bien y la paz de México; así mismo por la unificación y fortalecimiento del PRI. Como Senador de la República desempeñó su responsabilidad con la regla que no tiene excepción: sirviéndole al país con honradez, lealtad, visión y patriotismo. A sus más de siete décadas de vida asombra su capacidad de análisis y síntesis, defiende siempre las fortalezas de sus ideas, convicciones, su valor, su visión de Estado y su sensibilidad política; en su quehacer es un caballero con mano suave pero firme que ha sabido tomar decisiones, enfrentar retos y aprovechar oportunidades. Un hombre de instituciones, principios y valores, hombre de gran visión, hombre de incuestionable vertical moral y profundo nacionalismo. Hombre que además de darle valor al sentido de la vida, es un hombre de valor. Un mexicano de excepción.

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Renato Vega Alvarado Aportaciones y acciones

Francisco C. Frías Castro Vicente López Portillo Tostado

Nació en San Miguel de Allende, Guanajuato, el 19 de enero de 1937, por hallarse su padre, el general Renato Vega Amador, destinado a esa población por el Ejército mexicano. Llegó a Sinaloa, donde cursó su educación primaria, secundaria y preparatoria, graduándose posteriormente como ingeniero agrónomo en la Escuela Superior de Agricultura Hermanos Escobar en Ciudad Juárez, Chihuahua. Inició su carrera administrativa en la banca social en 1962, y en 1965 regresó a Sinaloa como gerente del Banco Nacional de Crédito Ejidal, primero con asiento en Los Mochis y después en la ciudad de Culiacán. Fue electo diputado federal por Sinaloa en 1970 y en 1985, pero en ambas legislaturas debió interrumpir su gestión: en la primera fue llamado a colaborar como oficial mayor del Departamento del Distrito Federal en 1971, y en la segunda fue nombrado subsecretario de la Reforma Agraria. Ocupó diversos cargos partidistas y administrativos: fue secretario general del PRI en el Distrito Federal y delegado de este mismo partido en los estados de San Luis Potosí, Yucatán y Jalisco; asimismo, fue director de Servicios Migratorios de la Secretaría de Gobernación y subdirector de Banca de Fomento en Banobras.

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En diciembre de 1988 fue ratificado por el presidente Carlos Salinas de Gortari como subsecretario de la Reforma Agraria. De este último puesto emergió como candidato del PRI al gobierno de Sinaloa en mayo de 1992, cargo que ocupó del 1 de enero de 1993 al 31 de diciembre de 1998. Al término de su período se retiró de la actividad política. Falleció en Culiacán el día 25 de marzo de 2009.

Aportaciones y acciones gubernamentales, 1993-1998 Desde el primer año de su gobierno cumplió con la obligación establecida por la Ley de Planeación para el Estado de Sinaloa de presentar el Plan Estatal de Desarrollo, para lo cual convocó a la sociedad a elaborarlo con el fin de transitar, primero, del compromiso al hecho, después de la demanda ciudadana al programa de gobierno y de éste a la acción del Ejecutivo. El Plan Estatal de Desarrollo agrupó las aspiraciones sociales en tres ejes estratégicos, mismos que fueron los capítulos centrales que ordenaron las acciones de gobierno durante el sexenio: bienestar social con solidaridad, para atender reclamos sobre necesidades de la población; reactivación económica, para fortalecer nuestras actividades tradicionales y diversificando la estructura productiva a través de la inclusión de proyectos detonadores de la actividad económica con la participación del capital nacional y extranjero; y fortalecimiento municipal, orientado a reducir las diferencias interregionales y otorgar mayor apoyo a los municipios con menor grado de desarrollo. La dinámica del desarrollo económico, social y político de Sinaloa exigió una revisión y actualización constante del marco jurídico, con el propósito de mejorar la convivencia de la sociedad y acompañar con cambios de la normatividad las grandes transformaciones que estaban ocurriendo en el país y en nuestro estado. Por su trascendencia para la administración pública estatal, es importante mencionar el Decreto No. 1 con fecha del 1 de enero de 118

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1993, mediante el cual la Secretaría de Planeación y Desarrollo se transformó en Secretaría de Desarrollo Social y se crearon las secretarías de Desarrollo Agropecuario y Pesquero, Protección Ciudadana y, Comunicaciones y Obras Públicas, para avanzar en la especialización de las funciones gubernamentales y brindar a los sinaloenses un servicio más eficiente. De igual manera, por Decreto No. 2 con fecha del 21 de abril del mismo año, se creó la Secretaría de Vialidad y Transportes con el fin de elevar a un estadio superior los niveles de atención y de servicio demandados por la sociedad sinaloense en esta materia. Una de las primeras acciones de gobierno fue convocar a los sectores social y privado, así como a funcionarios federales y municipales, a fin de conformar el Comité de Planeación para el Desarrollo del Estado de Sinaloa (Copladesin), con el propósito de establecer el Sistema Estatal de Planeación Democrática como práctica gubernamental cotidiana. Con relación al renglón de reactivación económica, el contexto fue de una amplia transformación en todos los órdenes caracterizados por la globalización de los mercados, la interdependencia financiera y la creciente competencia internacional. En el ámbito científico y tecnológico, se impulsó una profunda revolución de los procesos productivos y de la vida cotidiana. Por otra parte, la economía mexicana resintió la desaceleración de la economía mundial, y en particular de la de Estados Unidos, que provocó efectos recesivos. No obstante, la base de una economía agrícola competitiva permitió a nuestro estado lograr menores ritmos de desaceleración económica que otros estados y regiones del país. En efecto, el crecimiento de los últimos años en el producto y el empleo fueron superiores a los del promedio nacional y a los de la población. En 1993 se obtuvo una recuperación moderada del Producto Interno Bruto Estatal (PIBE) de alrededor del 2 %; la inflación anual se ubicó en el margen de un dígito y el empleo se incrementó en un grado similar al del porcentaje del PIBE. En cuanto al comportamiento económico sectorial, la actividad industrial se apoyó decididamente a través del impulso a la construclos gobernadores de la modernidad, 1969-2011 |

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ción de obra pública carretera y de infraestructura urbana e hidráulica, contándose con apoyos de Bancomext, Nafinsa y el Fondo de Apoyo a la Micro y Pequeña Empresa (Fomicro), entre otros. En materia de desarrollo agrícola, en Sinaloa se practica una de las agriculturas más modernas y productivas del país, condición que coloca al estado en los primeros lugares nacionales. Aporta en promedio el 16 % del PIBE y absorbe más del 30 % de la población económicamente activa. En materia ganadera, Sinaloa ha tenido un crecimiento elevado y sostenido en el último decenio, y existe gran potencial para desarrollar aún más este rubro, con promisorias expectativas en el mercado doméstico y el extranjero. Asimismo, la pesca es una actividad que tiene gran tradición y enorme efecto social y económico en nuestro estado, que cuenta con 656 kilómetros de litoral. Una de las prioridades del gobierno de Vega Alvarado fue la reactivación del turismo, por ello, con el apoyo del gobierno federal y mediante el Programa Cien Ciudades, se impulsó la rehabilitación del centro histórico de Mazatlán, que contribuyó al embellecimiento del puerto e igual mecanismo fue utilizado en las ciudades de Culiacán, Los Mochis y Guasave. En materia de comunicaciones, por el impacto económico y social que representa la infraestructura carretera, en el primer año de gobierno se destinaron más de 104 millones de nuevos pesos para modernizar, construir, reconstruir y conservar la red caminera estatal en una longitud de 1 742 kilómetros. En cuanto al eje estratégico bienestar social con solidaridad, el gobernador afirmó al inicio de su mandato que el Programa Nacional de Solidaridad sería el más importante de su gestión. Para 1993 se autorizó una inversión global de 379 970 000 nuevos pesos, 58 % superior a la ejercida en 1992. Esta cifra incluye 58 745 000 nuevos pesos aprobados para el Programa de Desarrollo Urbano Cien Ciudades. En ese año se entregó a la población de Culiacán la primera etapa terminada del proyecto de Desarrollo Urbano Tres Ríos, y durante los años posteriores se llevaron a cabo la segunda y tercera etapas, en las que, atendiendo

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las propuestas y peticiones de sus habitantes, se estableció una mayor dotación de áreas verdes. En el rubro de la salud pública y la seguridad social, el gobierno orientó sus acciones al cumplimiento de compromisos contraídos con la población sinaloense, para atender sus problemas con métodos preventivos que evitasen la presencia de enfermedades ya erradicadas y vigorizando la cobertura del primer nivel de atención. Asimismo el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) cumplió una importante misión en este rubro. La Ley General de Salud confiere al DIF la responsabilidad de llevar a cabo programas asistenciales destinados a fortalecer la organización familiar, participar en el desarrollo de la comunidad, impulsar el sano crecimiento f ísico y mental de la niñez y proteger los derechos de ancianos, minusválidos y menores sin recursos. Además, en agua potable y alcantarillado se invirtieron 60 millones de nuevos pesos mediante diferentes combinaciones de recursos del Pronasol, y para 1993 se logró una cobertura del 89.4 % en el servicio de agua entubada, 73.3 % en agua potable, 55.2 % en alcantarillado y 14.7 % en el tratamiento de aguas residuales. En el sector educativo, con una infraestructura cercana a veinte mil aulas, durante el ciclo escolar 1993-1994 se atendieron 734 492 niños y jóvenes en los diferentes niveles del sistema educativo estatal. El gobierno de Sinaloa organizó su política cultural en torno a tres grandes líneas de trabajo: fortalecimiento municipal, democratización de la cultura y administración del transporte y la racionalización efectiva de los recursos. Asimismo, por medio del Instituto Sinaloense de la Juventud y el Deporte se emprendieron acciones para alcanzar el mejor desarrollo de las prácticas deportivas y la mayor participación social. La demanda social de mayor persistencia en los últimos lustros es la de seguridad pública y justicia. Satisfacerla constituye uno de los más grandes y complejos retos a los que se han enfrentado la población y el gobierno del estado. En el gobierno de Vega Alvarado se creó la Secretaría de Protección Ciudadana como la instancia responsable de proponer y formular programas de seguridad pública y los gobernadores de la modernidad, 1969-2011 |

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establecer mecanismos de coordinación entre las instituciones públicas y la sociedad civil, así como entre el gobierno estatal y los ayuntamientos. Por último, uno de los aspectos más importantes de la política de fortalecimiento municipal consistió en asignarles a los ayuntamientos más recursos materiales y financieros para la realización de más obras y la prestación eficaz de los servicios públicos demandados por una sociedad cada vez más participativa, y otro renglón no menos importante fue el relativo a la modernización de sus estructuras jurídicas y administrativas y su saneamiento financiero para incrementar la capacidad de respuesta ante el reclamo ciudadano. La seguridad pública y la procuración de justicia son los problemas que más preocupan a los sinaloenses. En consecuencia, uno de los objetivos fundamentales del gobierno de Renato Vega Alvarado en 1994 fue mantener la tranquilidad y el orden público, para lo cual se establecieron consejos consultivos municipales de Seguridad Pública, que tenían entre sus atribuciones evaluar las acciones y avances del Programa Estatal de Seguridad Pública y proponer la suscripción de acuerdos del gobierno del estado con la federación y los ayuntamientos en esta materia. Como fue señalado anteriormente, la reactivación económica era considerada un objetivo central. Con esta orientación, las estrategias y las líneas de acción fueron promover la reestructuración, reconversión y modernización de los sectores productivos que han constituido la base de la economía del estado. El sector agrícola refrendó en el año en comento su liderazgo nacional en la producción de maíz con una cosecha sin precedente, además de que la ganadería, la pesca y el turismo mostraron un claro repunte. La creación de empresas manufactureras es una muestra de los logros del dinamismo de la actividad industrial. El número de establecimientos se incrementó de 2 266 a 5 075 de 1988 a 1993, lo cual es muy significativo, ya que representó aumentar en promedio anual en 562 el número de micro, pequeñas y medianas empresas; además, los ingresos totales de este sector aumentaron el 75 % en términos reales,

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contándose con el apoyo de Bancomext, Nafinsa y Fomicro, entre otras instituciones financieras. La gestión gubernamental buscó apoyar con grandes obras el repunte económico. Los proyectos de gran visión en infraestructura carretera y portuaria, de pavimentación en las principales ciudades, agua y drenaje, vivienda, escuelas, hospitales, desarrollo turístico, parques industriales y reservas territoriales, así como de infraestructura hidroagrícola, de electricidad y desarrollo urbano, permitieron la definición de un nuevo perfil productivo y social al estado de Sinaloa. En materia de finanzas públicas, se fortalecieron los ingresos, se mantuvo disciplina y control sobre la deuda pública estatal y se tomó la decisión de implementar una política fiscal moderna, exenta de agresividades, fruto de la concertación y del diálogo. A continuación, se describen las acciones y comportamientos de los diferentes sectores de la economía estatal. La agricultura es y seguirá siendo uno de los pilares del sustento de la economía sinaloense. Por ello, en la administración veguista se trabajó en la modernización de la infraestructura para riego, pues resultaba de vital importancia para elevar la productividad del campo. Se puso especial énfasis en el desempeño de la industria porque es un sector de alto potencial de desarrollo y es la vía para consolidar una base económica que dé respuesta a la generación de empleos que la población necesita. Asimismo, el Tratado de Libre Comercio ofrecía amplias posibilidades por aprovechar. En materia de bienestar social con solidaridad, se reconoció y asumió la responsabilidad social del Estado, por lo cual se promovió el desarrollo con la vigorosa participación de la ciudadanía, que manifestó interés por coadyuvar a la solución de los rezagos históricos y a las nuevas necesidades que planteó la dinámica de transformación de la sociedad sinaloense. Los comités de solidaridad fueron los mecanismos que aseguraron la participación ciudadana estrecha, comprometida y democrática para superar los obstáculos en su desarrollo. Se creó la Procuraduría de Colonias Populares como una instancia de asesoría, atención y gestión directa a las demandas de las colonias populares, lo cual fortaleció la comunicación y vinculación entre los gobernadores de la modernidad, 1969-2011 |

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gobierno y ciudadanía. Con el Programa Nacional de Solidaridad, en 1994 se destinó a nuestra entidad una inversión de 321 026 000 nuevos pesos, que incluyó 46 213 000 nuevos pesos autorizados al Programa de Desarrollo Urbano Cien Ciudades, ejecutándose en su conjunto 2 747 obras de contenido social, que significaron un 12 % más a las realizadas en 1993. El desarrollo urbano es un componente fundamental de la calidad de vida de la población que ordena y regula el crecimiento de los centros poblacionales, mejorando su infraestructura, servicios e imagen urbana, así como el rescate de los centros históricos que engrandecen a las poblaciones. En el caso de Culiacán, en 1994 se remodeló el Casino de la Cultura y en la ciudad de Mazatlán se construyó la red eléctrica y telefónica subterránea, además de la ampliación y adoquinamiento del centro histórico; asimismo, en la ciudad de Culiacán se apoyó la rehabilitación y remozamiento de la Plazuela Rosales. En materia de salud y seguridad social, la cobertura de atención médica se incrementó al 94.2 % de la población del estado. En materia de drenaje y agua potable, se alcanzó una cobertura de 90.4 % en servicio de agua entregada a domicilio, 74.3 % de agua potable, 57.5 % en alcantarillado y de 15 % en el tratamiento de aguas residuales. De igual forma, se continuó atendiendo mediante programas y acciones institucionales a las comunidades indígenas que habitan de manera permanente en nuestra entidad y a los jornaleros agrícolas de diversas etnias que laboran en las zonas centro y norte del estado, además de diversos programas que canalizaron importantes recursos para beneficio de esta población. La educación es un espacio de convergencia de intereses de toda la comunidad, ya que a través de ella la sociedad forja a las nuevas generaciones para hacerlas capaces de enfrentar y resolver los retos del futuro. Durante el ciclo escolar 1993-1994, el sistema educativo estatal atendió a alrededor de 740 000 alumnos de todos los niveles escolares. Este servicio fue brindado por más de 35 000 maestros en 5 376 escuelas, con una infraestructura existente de 20 614 aulas. En materia de vialidad y transportes, se llevó a cabo, entre otras acciones, el Programa de Regularización del parque vehicular del 124

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transporte público, desarrollando las actividades de registro de unidades adquiridas durante el programa de modernización del transporte; asimismo, se efectuó la revisión de rutas, zonas y sitios concesionados para el mismo fin. En lo referente al eje de fortalecimiento municipal, cuyo fundamento es que se reconoce en esa institución la piedra angular del sistema federal bajo el cual se rige nuestro país, merece particular mención el fortalecimiento de las finanzas públicas municipales y el manejo descentralizado de importantes programas de solidaridad, como los fondos municipales, el apoyo a la producción, escuela digna y niños en solidaridad, entre otros. Asimismo, se acordó el traslado de los servicios de la Policía de Tránsito al control de este nivel de gobierno. 1995 fue un año de grandes adversidades, que afectaron diversos órdenes de la vida nacional. Los problemas estructurales que arrastraba la economía, así como la gran incertidumbre acumulada, desembocaron finalmente en una aguda recesión económica y una fuerte crisis del sistema financiero mexicano desencadenada a finales de 1994 y acentuada por ataques especulativos que desequilibraron las economías nacional y estatal. En este contexto, el gobierno del estado de Sinaloa y los sectores social y empresarial se sumaron a la cruzada del gobierno federal denominada Alianza para la Recuperación Económica. En nuestra entidad, al cierre de 1995, la producción reflejó una disminución de 3.9 %, menor a la caída en el mismo indicador a nivel nacional, que llegó a ser de 6 %, lo que significó que lo alcanzado durante el año anterior en el PIBE se vio mermado. En materia de finanzas públicas, en ese año los ingresos fueron del orden de los 2 734 millones de nuevos pesos. En congruencia con la situación financiera, desde principios del ejercicio se asumieron medidas de reducción y racionalización del gasto corriente mediante la eliminación y fusión de dependencias del poder Ejecutivo y congelación de plazas administrativas vacantes, a excepción de los sectores de educación y seguridad pública y justicia; además de acciones de aprovechamiento óptimo de los servicios generales y materiales y suministros, de tal manera que no afectara la capacidad de los gobernadores de la modernidad, 1969-2011 |

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respuesta de la administración pública a las demandas básicas de la población. Para Sinaloa la política nacional de modernización del campo es de vital importancia a fin de elevar su productividad y rendimiento. Por ello, mantuvo su liderazgo en la producción de hortalizas con un poco más de 1 626 000 toneladas de legumbres y frutas, entre las que destacaron 843 000 toneladas de tomate. Asimismo, se conservaron el primer lugar en soya y el segundo en frijol, cártamo y maíz. La ganadería, silvicultura, pesca y acuacultura mantuvieron también buenos resultados para la economía del estado y sus trabajadores. No obstante, la industria padeció en forma especial los problemas derivados de la crisis económica, y principalmente la micro y pequeña industria. La inversión no se presentó en los montos requeridos para la reactivación económica, por lo que el nivel de empleo y el número de unidades productivas fueron afectados, reflejándose en la derrama financiera de la banca de fomento, la cual no alcanzó en términos reales los niveles de años anteriores. A pesar de lo anterior, durante 1995 se mantuvo el interés de los inversionistas extranjeros por explorar las oportunidades de inversión en el estado. Empresarios de Estados Unidos, China, Japón, Hong Kong, India, Islandia y Rusia visitaron la entidad y el gobierno de Sinaloa realizó una gira de promoción por varios estados de la Unión Americana. Las acciones emprendidas permitieron avanzar en la actividad turística de Sinaloa, destacando el impulso que se dio a las campañas de promoción turística como Déjate conquistar por Sinaloa. En comunicaciones, se atendieron 4 803 kilómetros de carreteras pavimentadas y caminos rurales de la red estatal y federal, con una inversión de 108 351 000 nuevos pesos. El eje de renovación social orientó el papel del gobierno hacia la promoción y coordinación de esfuerzos de todos los sectores para apoyar la construcción, el financiamiento, la comercialización y la titulación de la vivienda. En materia de salud y seguridad social, a pesar de los impactos negativos de la crisis económica, la cobertura de atención médica se

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mantuvo al mismo nivel que 1994: el 95 % de la población tuvo acceso a los servicios. Durante 1995, el gobierno del estado realizó un gran esfuerzo para dotar a la población de los servicios de agua potable, alcantarillado y saneamiento. De igual forma, en lo que se refiere al gasto en educación pública, le significó a la administración estatal más de la mitad de su presupuesto total; esto adquiere manifiesta relevancia cuando se considera que la atención que brindaban las instituciones particulares era del 3.5 % en preescolar, del 5 % en primaria y del 6 % en secundaria, y el resto quedaba bajo la responsabilidad del gobierno de la entidad. Por otro lado, los resultados macroeconómicos que se obtuvieron durante 1996 confirmaron lo acertado de la política económica implementada desde 1995 por el gobierno de la República al obtener una recuperación de la economía nacional cercana al 4 % y un nivel inflacionario del 15 %. La entidad obtuvo un 3 % de crecimiento y un nivel inflacionario similar al nacional. En este año, el desarrollo de los sectores agropecuario y forestal de Sinaloa fue alentado por un impulso que priorizó la capitalización y la modernización de tecnologías, así como la capacitación y la reconversión productiva. Estos objetivos medulares fueron los propuestos por la alianza nacional para el campo, puesta en práctica en el ámbito estatal conforme al programa del gobierno de la República, que contempló el proceso de federalización de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural (Sagar) para mantener una sola vertiente de la política oficial hacia el sector agropecuario y forestal de la entidad. No obstante la severa sequía que se presentó con efectos adversos en la actividad agropecuaria, en Sinaloa se contó con un importante inventario ganadero de 1.6 millones de cabezas de ganado bovino. Por su parte, la pesca siguió siendo uno de los pilares de la economía sinaloense, y de manera más destacada, del sector exportador, por ello el gobierno del estado impulsó de manera decidida el desarrollo de todas las fases de esta actividad. Para impulsar el desarrollo económico se creó el Consejo para el Desarrollo Económico de Sinaloa (Codesin) con una novedosa e los gobernadores de la modernidad, 1969-2011 |

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incluyente participación empresarial y con la representación, en las cuatro regiones del estado, de los comités de promoción económica; además, dentro de la estructura de la administración pública estatal se dispuso la creación de la Secretaría de Desarrollo Económico. La política de comercio y abasto se enfocó a garantizar la oferta de productos básicos para proteger la economía de las familias sinaloenses, así como al fortalecimiento de las empresas que operan en este sector, con el objetivo de promover la generación de empleos. En cuanto al comercio exterior, se dio la exportación de productos primarios, como hortalizas, frutas y camarón, principalmente, mientras que las importaciones directas se concentraron en maquinaria e insumos agrícolas. En el ámbito internacional, se realizó una gira de promoción económica durante el mes de mayo a Japón, la República Popular de China, Hong Kong y Corea, en compañía de destacados empresarios sinaloenses, esfuerzo que generó un balance positivo. También se visitó la sede de la empresa Russell Corporation en Alexander City, Alabama. En materia de promoción turística para Sinaloa, han sido importantes los programas como Déjate Conquistar por Sinaloa, con difusión nacional, campañas nacional e internacional del fondo mixto de promoción turística para Mazatlán, así como los programas Turismo Cinegético, Pesca Deportiva y Circuito Ecoturístico Mar de CortésBarranca del Cobre. Se inauguró el hotel Marina del Cid, con 219 suites de lujo estilo mediterráneo con vista al mar y a la marina, club de yates, restaurant internacional, dos albercas y 56 posiciones de atraque para embarcaciones. Durante el mismo 1996 se continuó con el esfuerzo de mejorar las comunicaciones, destinándose 141 760 000 pesos para la modernización, construcción y conservación de la red estatal, rural y federal, generándose 6 300 empleos, que representaron 2 126 000 jornales de trabajo, beneficiando así a 1 100 localidades con una población de 1 306 000 habitantes. En materia de bienestar social, la mejora en la calidad de vida de los sinaloenses, la superación de la pobreza, la atención a las comunidades con mayores desventajas económicas y sociales y su incorporación a 128

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las actividades productivas, constituyeron los rubros de mayor importancia. Para mejorar la calidad de vida y el bienestar de los sinaloenses, se realizaron las acciones que se enumeran a continuación: En cuanto a agua potable y alcantarillado, se alcanzó una cobertura estatal del 93 % de agua entubada, del 79 % en agua potable, 61 % en alcantarillado y 15 % en saneamiento de aguas residuales. En materia de vivienda, al finalizar el cuarto año de gobierno se cumplió el programa anual de vivienda, que ascendió a 12 390 acciones, cifra superior en un 62 % con respecto a 1995. A pesar de los significativos avances logrados en materia de salud, persistieron rezagos y carencias, sobre todo en las zonas urbanas y rurales marginadas: aún faltaban más centros de salud y clínicas con hospitalización, abastecimiento suficiente de medicamentos y materiales de curación, equipo e instrumental médico, así como personal permanente en las unidades rurales de primer nivel. El sistema educativo sinaloense mantuvo su expansión: en relación con el ciclo escolar 1992-1993, se atendió 4.09 % más en el ciclo escolar 1995-1996; el incremento se reflejó con mayor énfasis en los niveles de educación preescolar, telesecundaria y educación normal. Los logros en materia de deporte y juventud obedecieron principalmente a la excelente coordinación que el Gobierno del Estado mantuvo con la sociedad y particularmente con las organizaciones y asociaciones de los deportistas, lo que se manifestó con la participación de 8 854 deportistas y estudiantes desde su etapa municipal hasta la Primera Olimpiada Estatal Juvenil, que se celebró en la ciudad de Culiacán. En materia de vialidad y transporte se cumplió con el compromiso de fortalecer al municipio transfiriéndole más apoyos para que se consolidara económicamente y respondiera mejor a los requerimientos y demandas sociales. Por ello, la municipalización del operativo de tránsito se dio en la mayoría de los municipios del estado. En el quinto año de ejercicio constitucional (1997) se expidieron y modificaron leyes, códigos, reglamentos, decretos y acuerdos y se celebraron convenios y contratos, los cuales ayudaron al gobierno es-

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tatal a conducir el esfuerzo de los sinaloenses con más justicia, equidad, vigor y dinamismo. En el ámbito político, en Sinaloa, al igual que en el resto del país, se vivió una intensa jornada electoral, proceso que culminó el 6 de julio y en el cual se probaron y consolidaron los principios y objetivos de la reforma política comprometida por el Presidente de México al inicio de su gestión. Al igual que en años anteriores, se puso la máxima atención y el mayor esfuerzo con el fin de garantizar una adecuada prestación del servicio de seguridad pública bajo criterios de gratuidad, honestidad y eficacia profesional, poniendo énfasis en la prevención y persecución del delito, en la disminución de la incidencia delictiva y en la creación de un clima de paz social propicio para un desarrollo armónico de la entidad. De acuerdo al marco general del Plan Nacional de Desarrollo 1995-2000, el Ejecutivo federal puso en marcha algunos programas sectoriales de carácter nacional de mediano plazo, que también se implementaron en Sinaloa. La evolución de la economía nacional superó las expectativas del programa económico. Durante el primer semestre de 1997 el PIB creció el 7 % en términos reales, continuando la tendencia iniciada en 1996, año en el que se logró una tasa de incremento de 5.1 %. Por su parte, la economía sinaloense presentó un crecimiento estimado en el PIBE de 6.1 %, luego de haber cerrado 1996 con una tasa de crecimiento de 2.83 %. Estos moderados niveles de expansión se debieron a que la caída de la economía estatal en 1995 fue menos profunda que la de la economía nacional en su conjunto. El comportamiento de los componentes sectoriales de la economía sinaloense son los siguientes: En desarrollo agrícola, Sinaloa mantuvo su liderazgo en la producción de alimentos básicos, generación de divisas agrícolas y niveles de empleo, con una superficie sembrada de 1 336 102 hectáreas y una producción de 8 800 000 toneladas, con lo cual los productores sinaloenses ratificaron su prestigio de hombres recios que responden trabajando ante la adversidad. 130

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La pesca se ha caracterizado por ser una actividad con amplia participación productiva de los sectores social y privado. De ella se obtiene una gran variedad de especies, destacando por sus importantes volúmenes de producción el atún, la sardina, especies de escama, jaiba, cazón, tiburón, camarón y moluscos. En cuanto a la industria, en el afán de conformar -a través de la acción coordinada con los sectores productivos- una planta industrial competitiva a nivel internacional y orientada a producir bienes de alta calidad y mayor contenido tecnológico, el gobierno de Sinaloa impulsó decididamente las empresas que con mayor eficiencia permanecían en los mercados nacional y extranjero. Este año, en el sector minero se continuó un proceso de reactivación con el fin de aprovechar su gran potencial para contribuir al desarrollo económico y social. En comercio exterior, su mayor dinamismo se fortaleció con las acciones realizadas por el Codesin, particularmente las promociones realizadas en las giras al extranjero, la asistencia sistemática a foros y ferias mundiales de comercio y la actividad de las consejerías de comercio exterior. Derivado de las visitas al exterior se firmaron convenios y cartas de intención, entre los que destacan la Cámara de Comercio México-USA y el de la República Popular de China. En la segunda visita a Oriente, acompañados de nuevo por un grupo de empresarios sinaloenses, se promovieron los acuerdos entre inversionistas de las ciudades de Seúl, Shanghai, Yakarta, Hong Kong y Taipei para proyectos de inversión en áreas estratégicas como la acuacultura, la agroindustria y la industria naval, así como acuerdos culturales y de transferencia de tecnología de punta; igualmente, el encuentro con empresarios de España, Francia, Holanda y Gran Bretaña sentó las bases para diversificar los mercados de los productos y servicios sinaloenses que simultáneamente ampliaron la oferta exportable. La afluencia turística registrada en el estado se incrementó al pasar de 1 549 210 turistas en 1996 a 1 683 189 en 1997, es decir, un aumento de 8.6 %. En el mismo sentido, la derrama económica generada durante 1997 fue de 5 000 600 000 pesos, que comparativamente los gobernadores de la modernidad, 1969-2011 |

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con la derrama de 3 323.7 millones de pesos de 1996, representa un incremento del 50.4 % En materia de comunicaciones, durante 1997 se incorporaron 80.4 kilómetros a la red estatal pavimentada con la construcción de nueve carreteras. Con éstas, sumaron 33 las rúas de 2 carriles construidas en los cinco años de la administración, alcanzando una longitud de 237.61 kilómetros. Por su parte, las acciones de bienestar social que se realizaron de 1993 a 1997 a través del Convenio de Desarrollo Social, dieron la mayor importancia al cumplimiento de los derechos constitucionales en materia de educación, salud, alimentación, desarrollo urbano y vivienda, entre otros. En este período, se aplicó una inversión total de 1 299.3 millones de pesos del Ramo XXVI Superación de la Pobreza, así como de los Programas de Agua Potable y Alcantarillado y Saneamiento en Zonas Urbanas y de Cien Ciudades, que en su conjunto, y con el concurso de la sociedad, le dieron un nuevo rostro a nuestro estado, con mayor justicia y bienestar. También en 1997 se continuaron las acciones orientadas a la planeación de políticas en materia de desarrollo urbano, a la proyección del ordenamiento territorial y al establecimiento de normas y lineamientos para la ejecución de programas y proyectos estratégicos. Durante 1997 se lograron avances importantes en los programas de salud, destacando el proceso de descentralización de estos servicios a través de un convenio específico entre el estado y la federación, a partir del cual se creó un organismo público descentralizado de la administración pública estatal en donde se fusionaron las estructuras orgánicas -estatal y federal- adaptándose para cumplir de mejor manera con las prioridades del programa de reforma del sector y hacer frente a los retos que imponía la entrada al nuevo siglo. La educación es el apartado más importante de la política social, por ello se atendió en forma prioritaria la calidad de la enseñanza, la cobertura educativa, la racionalización de la oferta, la formación y actualización del docente, la capacitación para el trabajo y la vinculación de la escuela con el aparato productivo e interinstitucional. El sistema educativo estatal en el ciclo escolar 1996-1997 atendió en sus 132

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escuelas a 744 903 alumnos, 27 914 niños más que en el ciclo escolar 1992-1993. Desde el inicio de la administración pública encabezada por Renato Vega Alvarado se manifestó la decisión política de someter las acciones de gobierno a las disposiciones del orden constitucional. Para mejorar la seguridad pública y la persecución del delito, en 1998 se ejecutó un conjunto ordenado de acciones en el sexto año de gobierno, y parte fundamental de ello en este particular aspecto de la inseguridad generada por la criminalidad fue la coordinación entre todas las esferas de gobierno que tuvieron participación en esta área. En materia económica, después de realizar los ajustes presupuestarios y monetarios correspondientes, el gobierno federal estimó un crecimiento del PIB de 4.6 %. Por su parte, y con fundamento en la proyección del nivel de actividad de los agentes productivos que concurrieron en la economía estatal, el PIBE creció en 5.2 % en 1998, cantidad que confirmó el carácter sostenido de la recuperación de la economía sinaloense. La evolución de la actividad económica, especialmente del sector industrial, permitió trabajar sobre un objetivo básico del desarrollo: la generación de empleos; por ello el que las 12 empresas maquiladoras que existen en Sinaloa, generaran en conjunto 2 750 empleos distribuidos entre los municipios de Ahome, Guasave, Mazatlán y Culiacán, puede considerarse un éxito. Uno de los soportes del crecimiento de la economía del estado se debió a las exportaciones. Así, durante los últimos años de este gobierno se avanzó en la racionalización de la política de comercio exterior. Hoy se tiene una lista de cien empresas con capacidad exportadora y que hasta la fecha envían su producción a varios países. Entre los productores que comerciaban sus productos en el exterior y que radicaban en el estado destacaban aquellos que se dedicaban a la producción agrícola y hortícola, a la elaboración de pasta de tomate, camarón, arneses eléctricos y piezas derivadas de minerales metálicos. En lo relativo a la promoción económica, en los Estados Unidos se visitaron las ciudades de Los Ángeles, Chicago, Michigan, Cleveland y Detroit, buscando nuevos mercados para los productos los gobernadores de la modernidad, 1969-2011 |

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sinaloenses e impulsando alianzas estratégicas entre nuestros inversionistas y los de ese país. Con el mismo propósito se asistió a la ciudad de Vancouver, Canadá, donde se concertaron nuevas posibilidades de intercambio comercial. En Sinaloa se cuenta con más y mejores carreteras. En consecuencia, el tránsito de personas y mercancías es más rápido y seguro. Este gobierno legó a las siguientes generaciones una mejor infraestructura para el desarrollo social y económico por venir. En el eje de bienestar social, destacó como estrategia fundamental para el combate de la pobreza la descentralización de los recursos federales y del estado a sus municipios, así como la participación creciente y comprometida de la sociedad en la definición, ejecución y vigilancia de los recursos aplicados al bienestar social. Durante 1998 el gobierno estatal continuó estimulando la suma de esfuerzos entre los tres niveles de gobierno y la población, a fin de alcanzar una mayor cobertura de los servicios de agua potable, alcantarillado sanitario y saneamiento. En 1999 se obtuvo una cobertura estatal del 94 % de agua entubada, 81.1 %, en agua potable, 62.3 %, en alcantarillado y 17 % en saneamiento de aguas residuales. En materia de salud, los servicios cubrieron al 96 % de la población estatal; en materia de atención médica, el sector realizó 5 097 102 consultas generales y 898 621 de especialidad, que significaron un incremento del 32 % con respecto a 1993. En el cierre de esta administración, la Coordinación General de Fortalecimiento y Desarrollo Municipal, se consolidó como organismo generador de acciones en favor de la reforma municipal, la vigorización política del municipio, la desconcentración municipal, la autonomía financiera, la modernización de la estructura jurídica de los ayuntamientos, la capacitación del servidor público municipal, el impulso al desarrollo integral de los municipios, así como la dependencia del Ejecutivo estatal articuladora de los esfuerzos institucionales en el ámbito municipal. En forma coordinada, el Gobierno del Estado y los municipios llevaron a cabo gestiones para atender los requerimientos financieros que en un momento dado los municipios se vieron obligados a 134

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conseguir para hacer frente, ya fuese para la ejecución de obras o en su defecto para subsanar el déficit del gasto público. Impulsar el fortalecimiento de los municipios fue una constante de la más alta prioridad del gobierno, el despliegue de acciones en los más diversos campos del quehacer municipal quedaron como constancia de la voluntad política del Gobernador Constitucional del Estado.

r Bibliografía ΕΕ ΕΕ

Plan Estatal de Desarrollo 1993-1998. Informes de gobierno 1993-1998.

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Renato Vega Alvarado Hombre de circunstancias y pasiones David Rubio Gutiérrez Hombre formado en la familia y en las instituciones, a las cuales honró y sirvió con lealtad y respeto, sostenía y defendía: «Nunca, nadie antes que la sociedad; nunca, nadie por sobre el ciudadano». Hombre de raíces revolucionarias; fue hijo del general Renato Vega Amador y de Graciela Alvarado, descendiente del general Salvador Alvarado. Supo guiar los destinos de Sinaloa como un auténtico hombre de Estado, pues en todo momento manejó el poder con prudencia y la firmeza requeridas.

Sus primeros años Los vivió en Sinaloa, entre Mazatlán y Culiacán. En esta última ciudad estudió primaria, secundaria y preparatoria. Cursó su carrera de ingeniero agrónomo en la Escuela «Hermanos Escobar», de Ciudad Juárez, Chihuahua, donde fue condiscípulo del mocoritense Arnoldo Salazar.

Sus primeros oficios Muy joven se desempeñó como un eficiente vendedor de leche bronca por las calles de Culiacán y después incursionó en el mundo del periodismo, desempeñándose como reportero en el periódico El Sol de Sinaloa, actividad que ejerció con habilidad y verticalidad. 136

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Entorno familiar Se casó con la señorita Juana María Carrillo, quien fue su compañera toda la vida, procreando cuatro hijos: Renato, Cecilia, Graciela y Álger. Fue un padre afectuoso, un esposo íntegro, hogareño, muy aficionado a cocinar y a prepararse los platillos de su predilección. Además, le encantaba el mar. Muy seguido viajaba a las playas de Altata y se bañaba en la soledad de la inmensidad del océano.

El gobernante; el político Fue un hombre de pasiones, y la política hizo vibrar sus fibras más sensibles. Su obra en este ámbito quedó en el desempeño de las comisiones que cubrió a través de más de cincuenta años de militancia partidista. Entendió que, para trascender, el poder público se tiene que compartir con la sociedad a la que sirve, de ahí que en su gestión estimuló lo mismo al empresario que al trabajador, al comerciante que a la ama de casa, al maestro como al estudiante, bajo la norma de un respeto irrestricto al ciudadano común y corriente. Hombre inquieto, reflexivo y de un gran olfato político para seguir el origen de los problemas y sus manifestaciones, tuvo en muy alta consideración los valores de la amistad y la lealtad; hizo muchos amigos, quienes siempre le reconocieron su capacidad fraternal y solidaria. Ejerció su mandato en forma democrática y popular, con tolerancia y con justicia. Fue un político de convicciones firmes, creyó en la conciliación antes que en la confrontación y en las sumas por encima de las restas. El servicio público, la capacidad de atención y gestión de las más importantes causas sociales fueron su pasión, y atender las necesidades más sentidas de las personas fue siempre su preocupación. Fue un político de peso completo, que hizo del servicio público ese espacio vital para fortalecer su vocación de servir mejor a las causas de muchos. los gobernadores de la modernidad, 1969-2011 |

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No hubo espacios que dejara de aprovechar para encauzar sus buenos servicios y que éstos generaran beneficios para Sinaloa.

Político pragmático y con sentido social Fue un político capaz, íntegro en el ejercicio de su función pública. En el ejercicio del poder fue un gobernante leal con las instituciones y se caracterizó por su sencillez y su sentido práctico en la toma de decisiones de alto impacto. Visualizó la gubernatura del estado como la oportunidad más honrosa para servir a Sinaloa. Esta visión lo honra y enaltece; fue su credo y lo mantuvo en todas las responsabilidades que atendió. Fue perseverante, optimista; como gobernante luchó con pasión para que el mundo abriera los ojos ante la grandeza de nuestra entidad. Se propuso y llevó los mejores valores hasta el otro lado del planeta y expuso la valía de nuestros hombres y mujeres; quiso que la tierra de los once ríos fuera reconocida, apreciada y admirada por lo que cada uno de sus habitantes aporta. Creyó en la educación y en la cultura como vehículos del desarrollo y vio en el deporte la expresión más limpia y sana para la formación y fortalecimiento de los valores. Era un gran aficionado al beisbol y el golf, que sabía compaginar con el ejercicio de sus funciones gubernamentales. De estas andanzas se recuerda su hazaña del 7 de junio de 1995, llevada a cabo en el Country Club, cuando anotó un hole in one.

Entrega del poder El 31 de diciembre de 1998, Renato Vega Alvarado entregó la estafeta de la gubernatura al rosarense Juan S. Millán Lizárraga. Ese día se despidió de los sinaloenses, manifestando que «Sinaloa es un proyecto con presente y porvenir ciertos. Sinaloa ha salido adelante y seguirá saliendo airoso en sus desaf íos presentes y futuros». 138

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También destacó que se retiraba de la política, que no interferiría con las nuevas autoridades, y ni siquiera las molestaría con una recomendación. Hizo asimismo el compromiso de convertirse en el mejor exgobernador, compromiso que cumplió a la perfección. Alejado de la política, se convirtió en un eficiente presidente de la Liga Mexicana del Pacífico, responsabilidad que ejerció con eficacia y honestidad.

Una anécdota que lo pinta de cuerpo entero Rafael Oceguera Ramos contó que cuando el presidente Ernesto Zedillo, con motivo de la inauguración de la presa Huites, realizó su primera gira de trabajo por Sinaloa a dos meses de iniciado su mandato, el gobernador Vega Alvarado, conociendo cómo se manejaban las giras presidenciales, ordenó la elaboración de una tarjeta informativa sobre las elecciones de presidentes municipales y diputados locales de medio sexenio, percibiendo que en su calidad de jefe político del estado sería reconvenido por los resultados y seguramente recibiría la correspondiente llamada de atención. Ya en el helicóptero, el presidente Zedillo, con su cara sonriente y optimista, expresó al gobernador sus felicitaciones por los resultados y limpieza del proceso electoral referido, destacando que la democracia había ganado, y que como gobernador y priista, había dado una lección de civilidad. —Su conducta, gobernador, le ha abonado puntos ante los sinaloenses y ante el Presidente de la República. Renato Vega Alvarado, al escuchar el elogio por los resultados electorales, que conllevaban la pérdida del 70 % del mapa electoral y pintaban de azul el territorio sinaloense, cambió su rostro de preocupación, uniéndose al festín presidencial. Ya de regreso del aeropuerto, después de despedir al Presidente de la República, Rafael Oceguera Ramos le preguntó a Renato: —¿Cómo te fue, mi gobernador?

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—Excelente, no solamente el Presidente me apapachó, sino que me felicitó por los resultados adversos, reconociéndome como un verdadero demócrata. Usted saque sus conclusiones.

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Juan S. Millán Lizárraga El sentido útil de la política Guillermo Aarón Sánchez

A partir de ahora vamos a trabajar para dar inicio a una nueva etapa en la vida de Sinaloa. Ejerceremos un liderazgo firme, incluyente y democrático. Utilizaremos la política como vía para ganar consensos, para establecer compromisos y para definir acciones en beneficio de nuestra entidad. Vamos a recuperar la confianza en nosotros mismos y la certidumbre en un futuro cada vez mejor. Iniciaremos un enorme esfuerzo colectivo para encarar de frente los problemas que nos aquejan como sociedad. Construir la grandeza de Sinaloa está ahora en nuestras manos. Hoy es momento de comenzar y de hacer las cosas de manera diferente. Juan S. Millán1

Introducción Juan S. Millán Lizárraga no se convirtió en gobernador de manera fortuita. A lo largo de muchos años maduró un proyecto personal y se preparó para acceder al máximo cargo de representación en Sinaloa. Se formó en las filas del sindicalismo, pero nunca se apegó al 1  Discurso de toma de protesta como gobernador de Sinaloa, 31 de diciembre de 1998. 141

formato tradicional que caracterizaba a los líderes obreros. Pronto se distinguió por ser una persona con iniciativa propia, con liderazgo. Dotado de enorme intuición y un sentido muy práctico para la política, podría decirse que es un estratega natural que, por sus iniciativas, en ocasiones resultó incómodo para otros políticos. Este ensayo analiza las decisiones y acciones de su ejercicio como gobernador de Sinaloa durante el período 1999-2004. En la primera parte se hace referencia al dif ícil contexto en que fue necesario actuar: con una economía regional estancada y el sector productivo enfrentando un fuerte deterioro y la pérdida de competitividad a raíz del nuevo esquema de política económica nacional basado en la apertura externa, la privatización de empresas públicas y la desregulación de la actividad productiva, que se puso en marcha desde principios de la década de los noventa. Por otra parte, Sinaloa también vivió los desajustes derivados de la alternancia política que generó el proceso electoral del año 2000. Al inicio, el gobierno de Juan S. Millán tuvo que trabajar con un gobierno federal encabezado por el Partido Revolucionario Institucional, pero después fue necesario coordinarse con un gobierno federal a cargo del Partido Acción Nacional; dicha situación generó un alto grado de complejidad para la toma de decisiones administrativas, económicas, sociales y, sobre todo, políticas, por parte del gobierno estatal. En el segundo apartado se explica cómo la parte medular de la estrategia de gobierno durante este período fue la política, entendida ésta como la necesidad de generar un diálogo con los diversos sectores de la sociedad para poder instrumentar las políticas públicas requeridas. La política se convirtió en un instrumento sumamente útil para la toma de decisiones y para estimular una amplia e intensa participación ciudadana en los programas de gobierno. En la tercera parte se hace una descripción sobre la estrategia utilizada para gobernar e impactar en las diversas actividades sociales, económicas y políticas de la entidad. Se trata de un enfoque integral que incluye no sólo los aspectos relacionados con la economía, el desarrollo social y la administración pública, sino también las acciones 142

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políticas, el fomento de la participación ciudadana y la promoción de valores cívicos. El cuarto apartado expone los principales resultados obtenidos durante dicha administración estatal. Queda claro que se logró revertir el estancamiento productivo y, a través del uso de la política, se recuperó la participación ciudadana como factor fundamental para impulsar el desarrollo en todos los sentidos. En la parte final se hacen algunas consideraciones sobre el proceso vivido durante este período de gobierno.

Un contexto difícil Juan S. Millán gobernó Sinaloa en una etapa crucial para el país y para la propia entidad. Hacia fines de los años noventa, los problemas locales se habían multiplicado: la economía regional estaba en pleno estancamiento productivo, escaseaban los empleos, el campo se enfrentaba a fuertes problemas estructurales y los conflictos sociales se intensificaban gradualmente. En el ámbito nacional las cosas tampoco fueron favorables. La recurrencia de las crisis, de diversa naturaleza y origen, había generado inconformidad en el sector productivo y un enorme malestar social. Todo ello finalmente se expresó en el año 2000, cuando las elecciones marcaron el inicio de una nueva era de alternancia política, algo inédito en el país. Así, el período de gobierno 1999-2004 se llevó a cabo en dos escenarios diferentes: los primeros dos años fue necesario establecer coordinación con un gobierno federal del Partido Revolucionario Institucional, a cargo del presidente Ernesto Zedillo, pero los cuatro años restantes hubo que trabajar con el gobierno dirigido por el presidente Vicente Fox, del Partido Acción Nacional. Muchas cosas en la relación entre el gobierno federal y los gobiernos estatales fueron radicalmente modificadas a partir de esta transición. En los años previos el gobierno mexicano había puesto en marcha una estrategia económica basada en la apertura hacia el exterior, los gobernadores de la modernidad, 1969-2011 |

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la desregulación económica y la privatización de las empresas públicas, lo que generó un desigual impacto en las entidades federativas: Sinaloa resintió negativamente este conjunto de decisiones de política económica. De acuerdo con datos del INEGI, durante el período 1970-1980 el PIBE creció a un promedio anual de 5.5 %, pero de 1981 a 1998 la tasa de crecimiento promedio fue de apenas 1 %. En 1970 Sinaloa generaba el 2.4 % del PIB nacional, pero hacia 1998 dicha participación había caído al 2.1 % y mostraba tendencia a la baja. En el aspecto industrial, en 1970 Sinaloa ocupó el lugar 14 por su aportación a la manufactura nacional; para 1998 descendió al lugar 22. Para 1999 estaba claro que la apertura de la economía nacional había traído consecuencias desfavorables para la entidad. Agricultura, ganadería, pesca y agroindustria se enfrentaban a fuertes problemas. La pérdida de mercados y la consecuente caída en la producción generaron una caída del empleo y una pobreza creciente, sobre todo en las comunidades rurales. La situación era evidente: el crecimiento de las principales actividades económicas de Sinaloa no era compatible con la apertura externa, con la desregulación económica ni con el proceso de privatización de empresas públicas. El modelo de desarrollo sinaloense que se había seguido durante las últimas décadas ya era insuficiente para sostener el crecimiento de la economía estatal, era necesario enarbolar un enfoque diferente y había que hacerlo con visión de futuro. Vivir y aprovechar el importante período de transición nacional sólo sería posible contando con un proyecto de gobierno propio, regional y respaldado por partidos locales, los empresarios y la sociedad sinaloense. Era evidente que para lograrlo se tenía que hacer uso de la política para formalizar nuevos acuerdos con el sector productivo y con la federación. Es por ello que la personalidad y la trayectoria de un gobernador como Juan S. Millán fue decisiva para Sinaloa. El acertado diagnóstico que realizó desde un inicio sobre la situación social, económica y política de la entidad resultó determinante en la definición de su estrategia de gobierno. El gran reto consistió en encontrar nuevos equi144

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librios entre lo nacional y lo estatal, así como buscar una mayor correspondencia entre la transformación económica y la distribución social de los beneficios, para lo cual era necesario generar más y mejores oportunidades y recobrar la viabilidad económica y social como entidad. La sociedad sinaloense reclamaba una nueva agenda pública: crecimiento sostenido, empleo, educación, salud, seguridad social, cuidado del ambiente, control de la criminalidad, respeto a la pluralidad política y a la diversidad cultural. También exigía una forma diferente de hacer política para que ésta se convirtiera en un instrumento útil al momento de promover el desarrollo económico y social.

Recuperar la eficacia política Resulta interesante recordar la siguiente anécdota para comprender la actitud política que Juan S. Millán tuvo durante su gobierno. En sus primeros días como gobernador recibió la visita de un grupo de dirigentes sindicales, quienes acudieron para informarle que próximamente cambiarían al comité ejecutivo de su organización y deseaban saber a quién prefería como nuevo líder. La respuesta fue clara y contundente: yo no quiero poner a mis amigos al frente de las organizaciones sociales o gremiales. Lo que quiero es convertir en mis aliados a todos aquellos que por sus méritos y su trabajo se ganan el respaldo y la confianza de su sector para ser sus representantes. Con ellos voy a trabajar intensamente en favor de Sinaloa y me esforzaré para convertirlos en mis amigos. Es decir, en lo sucesivo se utilizaría la política para dialogar, ganar consensos, establecer acuerdos y trabajar colectivamente en forma coordinada, buscando siempre mayores beneficios para la entidad. Había que cohesionar a la sociedad, conjugar eficiencia y justicia y atender los aspectos estructurales del desarrollo, condición indispensable para los gobernadores de la modernidad, 1969-2011 |

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dar inicio a una nueva etapa que pudiera garantizar gobernabilidad y desarrollo. Juan S. Millán también se propuso instrumentar una nueva forma de gobierno para dar identidad, prestigio y dignidad a las instituciones públicas. Siempre sostuvo que si la democracia se legitima en las urnas, también tiene que legitimarse día con día generando soluciones a los problemas que afectan a las familias y al sector productivo. Era preciso dar un sentido útil a la política, propiciando los resultados que la sociedad demanda. Elevar la calidad de vida de los sinaloenses tiene como requisito que la economía esté en crecimiento, pero también requiere de una administración pública eficiente que contribuya al fortalecimiento de los sectores productivo y social. Había también un compromiso con el robustecimiento de la vida democrática, entendida más allá de lo estrictamente electoral, para incluir la apertura de espacios de participación ciudadana en las decisiones públicas y garantizar la superación de rezagos. Se consideró como una acción fundamental y eminentemente política lograr que la sociedad asumiera mayor responsabilidad en las decisiones públicas. Así, se crearon múltiples instancias de participación ciudadana, donde diversos grupos sociales trabajaban al lado del gobierno para impulsar programas y acciones. Ejemplo de ello fue la importancia que se otorgó al Consejo para el Desarrollo Económico de Sinaloa (Codesin), organismo que simbolizó una estrecha y coordinada alianza entre los empresarios y el gobierno. El Codesin tiene como objetivo impulsar el desarrollo desde una perspectiva de largo plazo. Además, es una instancia que lleva a cabo la promoción de inversiones a través de diversos esquemas que resultaron exitosos. También, para que el desarrollo económico fuera sustentable, se creó la Fundación Sinaloa EcoRegión. En este organismo participan conjuntamente ciudadanos y gobierno para impulsar programas orientados a la preservación de los recursos naturales y el medio ambiente. A través del Codesin y de Sinaloa EcoRegión, el sector empresarial asumió un compromiso explícito con las acciones de gobierno. 146

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En el sector educativo también se crearon instancias de participación ciudadana: se conformaron consejos de participación social en la educación y se creó un organismo de participación ciudadana denominado Sociedad Educadora para realizar actividades de evaluación y promoción de una nueva mentalidad ciudadana en el aspecto educativo. Para promover las artes se constituyó la Sociedad Artística Sinaloense. También fueron creados patronatos para la educación de los adultos, donde igualmente participaban representantes empresariales, y en el ramo deportivo se creó el Patronato Impulsor del Deporte. En el área de seguridad pública también se creó un consejo integrado por ciudadanos y representantes de organizaciones y grupos civiles. Ahí, representantes sociales y organismos públicos, que tienen la responsabilidad de la seguridad pública, trabajaron de manera conjunta para definir programas y acciones para mejorar las instituciones y los cuerpos de seguridad pública. Para garantizar transparencia en el uso de los recursos públicos, fueron incorporados representantes empresariales al Comité de Compras Gubernamentales y al Comité Ciudadano para la Licitación de la Obra Pública. De igual manera, se creó la Ley Estatal de Acceso a la Información Pública, que fue la primera en su tipo a nivel nacional, y establece la obligariedad de la información de las instancias públicas a la ciudadanía. Bajo la conducción directa del gobernador Juan S. Millán, la participación ciudadana empezó a generarse en múltiples renglones del quehacer político y social de Sinaloa. Ello propició un clima de diálogo, de entendimiento y de compromiso hacia el titular del poder Ejecutivo. Esta situación contrastaba fuertemente con la situación de deterioro en las relaciones entre empresarios y gobierno que prevalecía en las diversas entidades del país. La tónica general era de enfrentamiento, pero en Sinaloa se había logrado una estrecha coordinación de trabajo. Esta circunstancia tan favorable se convirtió en un importante patrimonio social y político. La misma sociedad comprendió que no debe dejar solo a su gobierno. Sin duda ello hizo posible la recuperación económica de la entidad y permitió dar un impulso sin precedente a los gobernadores de la modernidad, 1969-2011 |

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programas en materia de vivienda, educación y salud. También sirvió para hacer evidente la enorme fortaleza política y la capacidad de negociación del gobernador Millán.

Sinaloa con rumbo firme Un asunto preocupante era la ausencia de un proyecto de desarrollo de largo plazo para Sinaloa. La dimensión de los problemas hacía dif ícil pensar en solucionarlos en un sexenio. Fue necesario definir, con visión de futuro, qué tipo de cambios estructurales y sociales habría que promover y cuál debería ser su sentido, además de ubicar qué sectores de la economía tenían mayor potencial para promover el crecimiento, el empleo y mejores ingresos. Era claro que no se podía esperar a que el desarrollo ocurriese circunstancialmente o por bendición de la naturaleza. Tampoco era recomendable distribuir recursos escasos entre infinidad de programas de gobierno sin establecer prioridad alguna. Fue necesario entonces enfocar y hacer aquello que pudiera representar mayor rentabilidad social y económica. Una sociedad como la de Sinaloa sí puede superar rezagos y avanzar hacia el progreso. La condición es tener un modelo a largo plazo, viable, socialmente aceptado y que genere beneficios para todos. La propuesta de Juan S. Millán fue precisamente iniciar una nueva etapa en el desarrollo, y para lograrlo planteó atender simultáneamente cinco vertientes de trabajo que se plasmaron detalladamente en el Plan Estatal de Desarrollo 1999-2004: 1. Recuperar la seguridad pública. 2. Promover una economía con mayor capacidad para generar empleos. 3. Mejorar la calidad de vida de la población. 4. Impulsar una nueva forma de gobierno. 5. Abrir mayores espacios para la participación ciudadana en las tareas del desarrollo.

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Para recuperar la seguridad pública se planteó priorizar la prevención del delito y hacer más eficiente el sistema de procuración de justicia. La Policía Intermunicipal se dedicaría a las tareas preventivas y la Policía Ministerial a la investigación del delito. En la Procuraduría se propuso la creación de las unidades de prevención y de atención a víctimas de delitos. Con la participación ciudadana se diseñarían nuevas políticas públicas para combatir el delito. También se instrumentarían programas de gobierno para fortalecer los valores y la responsabilidad social. En materia económica la propuesta se orientó a tratar de revertir el deterioro productivo y la generación de nuevas oportunidades de crecimiento, para lo cual recuperar la rentabilidad del campo, promover proyectos de inversión e impulsar nuevos esquemas de comercialización agrícola fueron las principales líneas estratégicas. También se propuso rehabilitar caminos rurales, promover la ganadería y fortalecer la minería y la pesca. Para hacer posible la inversión y la generación de nuevas empresas, la administración de Millán se propuso ser líder nacional en materia de desregulación. Igualmente, la propuesta económica tuvo como base la ampliación de la red carretera para propiciar una mayor integración regional y generar un sistema de economías locales en los municipios. Había que ofrecer oportunidades y alternativas de empleo, sobre todo a jóvenes y mujeres. Con el objetivo de mejorar la calidad de vida de la población, se propuso la aplicación de una política social más incluyente. La meta fue construir 110 000 viviendas y ampliar la cobertura de agua potable, drenaje y electrificación. En educación el propósito fue mayor cobertura y calidad, además de multiplicar la inversión en infraestructura y equipamiento. De igual manera, se consideró prioritario descentralizar los bienes y servicios culturales y deportivos hacia los municipios. La propuesta en materia de salud consistió en mejorar la infraestructura y otorgar mayor atención a los grupos socialmente vulnerables. Para contar con un gobierno más eficaz en sus acciones se planteó la creación de una profunda reforma en la administración pública los gobernadores de la modernidad, 1969-2011 |

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estatal, brindando especial atención en garantizar transparencia en el uso de los recursos públicos. También se impulsaría la ciudadanización de las políticas públicas y se abrirían mayores espacios a la participación de la sociedad en las tareas de gobierno. La convocatoria del gobernador Juan S. Millán tenía el objetivo de generar una nueva mentalidad social para construir una sociedad diferente, con mayores oportunidades de participación y donde cada ciudadano asumiera también la parte de responsabilidad que le correspondía. Se trataba de poner en marcha un proyecto de desarrollo de largo plazo que unificara y comprometiera a todos. El concepto estratégico de la propuesta no sólo radicaba en el fortalecimiento de las actividades productivas, sino también en los avances democráticos y en los valores cívicos. Además, también pretendió promover un relevo generacional en la vida social y política de Sinaloa.

Principales resultados El exhorto a trabajar en la construcción de una nueva etapa en la vida de Sinaloa generó importantes resultados. La ciudadanización de las políticas públicas permitió alcanzar mejores logros y dio origen a una nueva forma de gobierno, con compromisos precisos y responsabilidades compartidas. Alentar la participación social y respetar la pluralidad de ideas se constituyeron en factores de primer orden. En educación, salud, vivienda, alimentación, servicios públicos y un medio ambiente sano, se avanzó considerablemente. En el anexo que se encuentra al final de este texto se presenta la relación de los principales resultados cuantitativos obtenidos. Durante el período 1999-2004 se puso especial atención a los indicadores sociales del desarrollo. Educación, cultura, salud, deporte, vivienda, medio ambiente y servicios públicos fueron prioridad, pues la mejoría en estos rubros garantizaría la existencia de una sociedad más dispuesta a impulsar la transformación productiva.

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Paralelamente, se inició un proceso para reactivar la economía estatal y promover su diversificación productiva. El objetivo era romper viejos esquemas y construir una nueva economía con mayores oportunidades de empleo. El gobierno estatal prestó especial atención a la agricultura y al resto de actividades primarias que tradicionalmente fueron la base del desarrollo. Se trató de influir para generar una nueva política agrícola nacional que estimulara la producción y mejores precios para las cosechas. La ganadería, a través del mejoramiento genético, incrementó su participación en el producto estatal y, al mismo tiempo, se buscó aprovechar el potencial del turismo promoviendo nuevos nichos de mercado y el turismo rural. También se puso atención al fortalecimiento del mercado interno. La construcción de infraestructura carretera abrió mayores espacios a la inversión y permitió dotar a los municipios de nuevos hospitales y mayores espacios educativos. De hecho, el programa carretero fue determinante para la nueva estrategia económica en marcha, ya que propició el resurgimiento de una economía regional más dinámica. A partir de estas premisas, la economía de Sinaloa inició una nueva etapa de desarrollo con generación de empleos. Durante el período en cuestión el crecimiento anual superó el promedio nacional, algo que no sucedía desde hacía un par de décadas. De esta forma, Sinaloa se ubicó entre las tres economías estatales más dinámicas del país. En 2003, el Instituto Mexicano del Seguro Social situó a la entidad en segundo lugar nacional en cuanto a la creación de nuevas plazas de trabajo. Pero también el gobierno de Juan S. Millán estableció el compromiso de recuperar la seguridad pública. Se creó la Unidad Especializada Antisecuestros y la Unidad de Fuerzas Especiales contra el Narcomenudeo, grupos de élite que pronto se convirtieron en referencia nacional por sus resultados. También se optó por mejorar el equipamiento de los cuerpos de seguridad pública. La ampliación de espacios para la participación ciudadana fue clave en el diseño de la política social, la estrategia económica y el combate a la inseguridad pública. La ciudadanización de políticas los gobernadores de la modernidad, 1969-2011 |

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públicas en diversos ámbitos pronto fue ampliamente reconocida a nivel nacional e internacional. A principios de 2004, Banamex dio a conocer un estudio sobre el comportamiento del PIB en las diversas entidades del país. Ahí se destaca que durante 2003 el crecimiento de la economía de Sinaloa fue de 4.0 %, en tanto que a nivel nacional este índice se ubicó en 1.2 %. Con estas cifras, Sinaloa se ubicó en segundo lugar en tasa de crecimiento, sólo después del estado de Campeche. Para el análisis se escogieron cinco variables: actividad productiva, finanzas públicas, indicadores de poder de compra, ingresos provenientes de fuera del estado y la situación de las actividades productivas locales. Los datos resultan reveladores: durante 2003 la manufactura en el estado creció 5.4 %, cuando a nivel nacional se observó una caída de -2 %; las calificadoras internacionales mejoraron sustancialmente la clasificación crediticia de Sinaloa y múltiples cadenas comerciales nacionales e internacionales llegaron a la entidad atraídos por el poder de compra existente. Además, el sector turístico inició también una significativa etapa de expansión y la agricultura recibió cuantiosos recursos para reconversión productiva. Este conjunto de indicadores confirmaron que la economía sinaloense entró en una etapa de dinamismo en la mayor parte de sus actividades productivas, y ello ocurrió cuando la mayor parte de las entidades enfrentaba una severa recesión económica. La estrategia instrumentada había dado resultados. Pero todo proyecto de desarrollo a largo plazo requiere de continuidad, y continuidad no significa hacer más de lo mismo. Al contrario, se requiere seguir con otra etapa. Hay que innovar, plantear nuevos objetivos, hacer más y mejores cosas, y hacerlas de manera diferente pero siguiendo el mismo rumbo del desarrollo económico, social y político.

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Reflexiones finales La forma en que se organiza el poder político determina el éxito o el fracaso en el desarrollo de la sociedad. El desempeño del aparato económico es fundamental, pero es mucho más determinante la forma en como operan las instituciones políticas. La diferencia entre riqueza y pobreza -y en general las condiciones de bienestar social- está determinada por la calidad de la política. Esta es la tesis fundamental que plantean los economistas Daron Acemoglu y James Robinson en su libro Por qué las naciones fracasan. Para explicar por qué hay regiones más prósperas que otras, los autores sostienen que es necesario revisar el funcionamiento de las instituciones políticas porque en ellas está depositada la capacidad de los ciudadanos para influir sobre los procesos de desarrollo y de mejoramiento en lo económico, lo social y lo político. El progreso, para ellos, no está determinado por factores geográficos, culturales o de ignorancia: tiene que ver más con la forma en que se organiza políticamente la sociedad para manejar su economía y garantizar derechos plenos para sus habitantes. De acuerdo con el señalamiento que hacen Acemoglu y Robinson, Sinaloa sólo podría avanzar realmente en su desarrollo si mejora sustancialmente la calidad de la política. Por tanto, la política sí importa, y mucho. El compromiso del gobernador Juan S. Millán fue ejercer un gobierno de resultados medibles y de amplio impacto colectivo. Se requería un proyecto de largo plazo, pues ya no debía posponerse la agenda del desarrollo. Fue necesario actuar bajo severas restricciones impuestas por la recesión nacional e internacional, pero la unidad, la participación ciudadana y contar con una estrategia socialmente definida, posibilitó el logro de importantes resultados. Era evidente que no bastaba con crecer. Se requerían nuevas políticas públicas para que los beneficios del crecimiento estuviesen al alcance de la población. Así, se multiplicaron las oportunidades, se mejoraron los servicios educativos y de salud y hubo mayor acceso a vivienda. Se trató de trabajar para todos, más allá de intereses partidistas o de grupo. los gobernadores de la modernidad, 1969-2011 |

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El creciente pluralismo político no fue obstáculo para alcanzar consensos y resolver conflictos. Se llevó a cabo un ejercicio útil de la política para atender prioridades y proponer mayores desaf íos. Se construyeron cimientos sólidos para soportar una etapa de crecimiento y de progreso social de largo plazo. En el presente y en el futuro el crecimiento es lo más importante, porque significa mayor actividad económica, la apertura de nuevas empresas, la generación de más empleos, el mejoramiento en las condiciones de vida de la población y la creación de mayores oportunidades de desarrollo social y personal. Sin embargo, habrá que tener presente que la continuidad de una estrategia no necesariamente significa seguir haciendo más de lo mismo. No todo está hecho, no todos los problemas fueron resueltos. Teniendo claro el objetivo, hay que hacer más y mejores cosas, pero también hacerlas de manera diferente, revisando métodos, procesos y responsabilidades. Hay que entender el nuevo contexto en el que es necesario actuar. Para asegurar la continuidad del crecimiento y la suficiente generación de nuevos empleos, se tiene que dar mayor atención a los problemas de carácter estructural que aún enfrentan de manera principal los sectores agrícolas y pesqueros. Actividades como ganadería y turismo presentan grandes potencialidades que aún no son suficientemente aprovechadas. El impulso a una política industrial sustentable, teniendo como eje a la industria alimenticia y la instrumentación de programas en favor de la microempresa para facilitar su articulación con las grandes corporaciones, tendrán que ser utilizados para promover procesos de desarrollo regional e incorporar a todos los municipios a la actividad productiva. Una mirada al Sinaloa que podemos tener en el futuro permitirá evaluar de mejor manera lo que hasta ahora se ha hecho, lo que ya se tiene y lo que se puede lograr durante los próximos años. Sin embargo, los riesgos siempre estarán presentes. El escenario es de creciente incertidumbre y ello hace impredecible el curso de las acciones. Se dice que la política es el arte de lo posible, y que el liderazgo es el arte de hacer realidad lo imposible. La reflexión que todos debe154

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mos hacer consiste en evaluar si contamos con políticos que verdaderamente puedan colocarse a la altura que demandan las circunstancias o, más aún, si existe el necesario liderazgo para hacer realidad el proyecto de futuro que Sinaloa necesita. Lo realizado durante la gestión de gobierno 1999-2004 muestra que la ruta del desarrollo social y económico está debidamente trazada desde una perspectiva de largo plazo. Es una estrategia que requiere de elevado consenso social y un verdadero compromiso para llevarla a cabo, siempre y cuando exista continuidad. Ahí está la clave. Ahí está la advertencia. Ahí está también el riesgo. La gobernabilidad y el desarrollo económico sólo pueden ser posibles a través de una alianza estratégica entre sociedad y gobierno. Para garantizar esta alianza, es indispensable ampliar las posibilidades de participación ciudadana en la vida pública y atender con responsabilidad y eficiencia las demandas de la población. Cuando una sociedad accede a opciones de participación, surgen diversos beneficios adicionales: se promueve el desarrollo político para impulsar cambios desde el interés local, se impulsa la formación social y comunitaria que refuerza enormemente a las organizaciones civiles y gremiales, y mejora la organización ejecutiva para dirigir con mayor eficiencia las instituciones públicas. Un modelo como éste también se compromete con la ética en el ejercicio de gobierno, con la educación para la participación ciudadana, con una mayor vinculación entre gobierno y sociedad, con el diseño de una sólida estructura jurídica y con la instrumentación de medidas sociales que aseguren legitimidad política en el ejercicio del poder. El aporte del gobernador Juan S. Millán durante el período 19992004 fue precisamente ése: enarbolar un proyecto de largo plazo, recuperar la confianza de la sociedad en sí misma, organizar su participación en diversos ámbitos de la vida pública, lograr objetivos medibles de beneficio colectivo y promover una mayor responsabilidad de la sociedad para lograr su propia transformación. En resumen, el gran legado histórico de Juan S. Millán fue el uso de la política para generar ciudadanía, gobernabilidad y desarrollo. los gobernadores de la modernidad, 1969-2011 |

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Logró algo que en tantas ocasiones los políticos olvidan: dar un sentido útil a la política.

Numeralia • 8 217 elementos de seguridad pública recibieron cursos de formación y actualización, y su ingreso promedio se incrementó en 117 %. • Se erradicó el secuestro. • Se crearon 27 agencias especializadas del Ministerio Público. • El campo sinaloense recibió 16 000 millones de pesos en apoyos para la producción. • Sinaloa alcanzó el primer lugar nacional como productor de alimentos, con un promedio anual de 8.9 millones de toneladas producidas. • Se realizaron proyectos de ferti-irrigación en 50 000 hectáreas. • Sinaloa ocupa los primeros lugares nacionales en producción de carne clasificada. • La producción pesquera se incrementó en 22 % y la acuícola en 73 %. • Se construyeron 21 laboratorios de poslarva. • La red carretera enlazó al 100 % las comunidades pesqueras. • En 2004, 1 714 733 turistas visitaron Sinaloa. Ello representó un crecimiento de 17.6 % con respecto a 1999. • La afluencia turística vía cruceros se incrementó 74.1 %. • La exportación de productos manufacturados se incrementó 267 %. Los productos procesados representaron el 40 % del total. • Se creó la Ley de Gestión Empresarial y Reforma Regulatoria, la primera en su tipo a nivel nacional. • El valor de la producción de la industria de agroalimentos creció 130 %. • Se realizaron 23 ferias del empleo, brindando colocación a 28 475 trabajadores. • Se construyeron y reconstruyeron 2 081 kilómetros de carreteras, puentes, vialidades y caminos rurales (casi 1 kilómetro por día).

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• Hacia 2004, el 82 % de la red carretera estatal estaba clasificada como en buen estado de uso. • La cobertura educativa en población de 6 a 14 años llegó a 98.4 %. • Se construyeron y equiparon 1 484 aulas, 36 laboratorios, 175 talleres y 1 927 anexos (1.6 espacios educativos por día). • Las escuelas primarias contaban con aula de medios, y se les dotó con 7 000 computadoras. • Se crearon la Universidad Politécnica de Sinaloa y la Universidad Autónoma Indígena de México. • Durante 2004 se promovieron 432 eventos culturales con más de 400 000 asistentes. • Se obtuvo la sede de la Olimpiada Nacional Juvenil y la Olimpiada Élite, en donde participaron más de 6 500 atletas de todo el país. Sinaloa logró 169 medallas. • Se otorgó capacitación a 3 232 promotores deportivos. • La cobertura en acciones de actividad f ísica y deporte se incrementó en 19 veces. • Se construyeron 27 centros de salud. • El abasto de medicamentos se situó en 95 %, el promedio más elevado en todo el país. • Se construyeron ocho hospitales integrales en municipios de la región serrana. • Diariamente se distribuyeron 115 000 desayunos escolares. • Una de cada cinco familias sinaloenses obtuvieron vivienda nueva. Cada día se construyeron 62 viviendas. • El 96 % de la población cuenta con agua potable, el 76 % con alcantarillado y el 98 % con electricidad. • Hacia 2004 se otorgaba tratamiento al 75 % de las aguas residuales • En materia de reforestación, se plantaron 17 millones de árboles. • Se creó el Instituto Sinaloense de la Mujer.

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Juan Sigfrido Millán Lizárraga Gobernador de Sinaloa, 1999-2004 Teodoso Navidad Salazar El nombre de Juan Sigfrido Millán Lizárraga fue una decisión de sus padres, Enrique Millán Muñoz y Lucía Lizárraga, para perpetuar el nombre del profesor Juan Millán Muñoz (hermano de Enrique), abatido de manera cobarde en el autovía cuando siendo alcalde del municipio de Rosario, se dirigía a Mazatlán1 aumentando la lista de pacíficos ciudadanos asesinados en un clima de terror y sangre que afectó el sur de Sinaloa desde que inició el reparto de tierra a campesinos en la región de Escamillas,2 sindicatura de Villa Unión, municipio de Mazatlán, en 1924 (hoy pertenece a la sindicatura de El Roble), por disposición directa del presidente Álvaro Obregón, quien venció la oposición rotunda de Ángel Flores, gobernador de Sinaloa. (Navidadad, 2010) Juan S. Millán Lizárraga nació el 15 de junio de 1943, en un año dif ícil para los sinaloenses, pues intensas lluvias provocaron inundaciones en Culiacán, Mocorito, Guasave, Sinaloa, El Fuerte y Ahome, así como incalculables pérdidas en la agricultura. Los daños fueron elevados, los habitantes de dichos municipios resintieron la tragedia que costó algunas vidas humanas, huertas y animales, e incluso destrozó infraestructura hidráulica, por lo que en varias regiones hubo 1  Presagio, revista cultural de Sinaloa, José María Figueroa Díaz, director, números dedicados al municipio de Rosario. 2  Ahí se formó el primer grupo de solicitantes de tierra en 1920; ese mismo año fue asesinado a balazos el líder agrario Juan Medrano. Escamillas fue el primer ejido que se dotó en el sur de Sinaloa, en 1924; la resolución presidencial fue firmada por Álvaro Obregón. (Navidad, 2007: 29)

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que empezar de cero (Sinagawa, 2013). El gobernador de Sinaloa, Rodolfo Tostado Loaiza, urgió a las autoridades federales a agilizar apoyos para reparar los extensos daños y ayudar a la población creando fuentes de empleo.

La crisis de la familia Millán Lizárraga Enrique Millán falleció en 1945 dejando a la profesora rural Lucía Lizárraga sin recursos para la manutención de sus hijos, por lo que de inmediato comenzó a buscar empleo. Para su fortuna obtuvo una plaza de maestra en la comunidad rural de La Tebaira, en plena sierra y a 35 kilómetros de distancia de la ciudad de El Rosario. Hasta allá se trasladó con sus hijos para ejercer la docencia. Corría el año de 1946, el fin del sexenio del presidente Manuel Ávila Camacho. La maestra se entregó con empeño a la tarea de educar y gracias a su disciplina en la aplicación de la metodología pedagógica, en boga en ese entonces, al término de dos años obtuvo el primer lugar estatal para maestros rurales. Medio siglo después, cuando Juan Millán Lizárraga ya era candidato al gobierno de Sinaloa, en una entrevista concedida a Francisco Higuera López, columnista de El Sol de Sinaloa,3 le comentó: «Vivir en la Sierra Madre Occidental, acompañando a mi madre, una maestra rural, me permitió ver de cerca y sentir la extrema pobreza de nuestro estado». 3  Francisco Higuera López, periodista fundador de la revista El Abecé de la Política en la ciudad de México, mantuvo hasta poco antes de su muerte, en noviembre de 2013, la columna «Palabras mayores», en El Sol de Sinaloa. Fue fundador de la revista cultural de Sinaloa Presagio y publicó varios libros, entre ellos Historia del PRI; Enrique Moreno Pérez, presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación; José María Figueroa Díaz y Cuarteto de Plumas: Herberto Sinagawa, Toñico Pineda, Alejandro Hernández Tyler y Alfonzo Paliza Félix; coautor de la colección 18 Encuentros con la Historia de Sinaloa, de la cual se editaron 18 tomos. los gobernadores de la modernidad, 1969-2011 |

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El año lectivo de 1948-1949, la maestra Lizárraga fue adscrita a la escuela rural Severiano Moreno, en el pueblo de Cacalotán, a 15 kilómetros de la cabecera municipal, aligerando el esfuerzo de dar clases y atender a los hijos, pero tendrían que pasar 56 años para que Juan Millán regresara a La Tebaira, donde vivió y convivió con otros niños de su época. Estaba a punto de concluir su mandato como gobernador de Sinaloa y se hizo acompañar por la maestra Lucía Lizárraga; madre e hijo pasaron momentos de nostalgia por los años idos, en amena charla con habitantes de La Tebaira. El gobernador se llevó una agradable sorpresa al inaugurar la cancha de usos múltiples del pueblo, donde dos niños dramatizaron el poema «El buen ejemplo», que el propio Juan y otro niño de nombre Alfonso Quintero habían leído un lunes cívico hacía más de medio siglo. (Ídem)

El éxodo En aras de una vida mejor, la maestra concluyó que era urgente buscar nuevos horizontes: un lugar que permitiera subsistir, y a sus hijos Juan y Enrique continuar sus estudios. Con esa esperanza se acercó al sindicato magisterial y al Gobierno del Estado para cambiar su plaza a la entonces pequeña ciudad de Mexicali, Baja California. El valle de Mexicali había sido beneficiado por el reparto agrario cardenista, formándose infinidad de núcleos agrarios; la maestra fue comisionada al ejido Coahuila. Años antes, familias completas del viejo mineral de El Rosario habían emigrado a la franja fronteriza de Mexicali buscando trabajo; la mayoría optó por cruzar la línea, empleándose como obreros, carpinteros, peluqueros, pintores de brocha gorda, jardineros y jornaleros agrícolas. En aquella lejana entrevista con Francisco Higuera, Juan Millán recordó que: Las condiciones de vida en aquel ejido eran verdaderamente lamentables, se tomaba agua del canal y las clases eran bajo una ra160

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mada [hecha] de vegetación que crece en el desierto; viví en carne propia penurias que pasa la gente del campo y el sacrificio para hacer producir la tierra. Todo esto dejó en mí una huella imborrable. Esa experiencia me permitió tener el contacto directo con la población. En tales circunstancias, Juan Millán Lizárraga terminó sus estudios de primaria en la escuela Justo Sierra y los de secundaria en el plantel Andrés Arreola, de la entonces pequeña ciudad de Mexicali, la misma donde estudió Ernesto Zedillo Ponce de León, expresidente de México. Los estudios de nivel medio superior los concluyó en la preparatoria oficial de esa misma ciudad fronteriza. Las condiciones de vida que ofrecía Mexicali para doña Lucía y sus pequeños hijos fueron terribles: el calor agobiante, pésimos servicios urbanos y el sistema carretero en ciernes, aunado a cientos de personas y familias venidas de todo el país que se asentaban de manera irregular o cruzaban la frontera en busca de mejores condiciones de vida. Baja California se convirtió en estado soberano hasta el 22 de junio de 1952. El año siguiente hubo elecciones constitucionales, en las que resultó electo gobernador Braulio Maldonado, viejo amigo del entonces presidente de la República, Adolfo Ruiz Cortines.

Juan Millán se pone el overol Siendo estudiante de preparatoria, Juan tuvo que apoyar la economía familiar y sufragar sus propios gastos, por lo que en 1959 ingresó a la compañía extranjera Kenworth Mexicana, concesionada al entonces senador Gustavo Vildósola; inició como obrero en el más modesto escalafón, pero pronto abarcó especialidades de soldador, electricista, carpintero y obrero en la línea de montaje, alternando como barrenador y ocasionalmente como remachador. En la franja fronteriza los jóvenes estudiosos y laboriosos como Juan Millán generalmente sucumbían ante la deslumbrante moneda americana. Juan nunca inlos gobernadores de la modernidad, 1969-2011 |

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tentó emigrar a Estados Unidos buscando el sueño americano; contrario a ello, cada vez tenía más urgencia por regresar a Sinaloa, pues deseaba estudiar una carrera universitaria y tener un mejor destino.

Un agradable encuentro En el ocaso del gobierno encabezado por Braulio Maldonado, el inquieto político Othón Herrera y Cairo (amigo y colaborador del gobernador) le manifestó su deseo de regresar a Sinaloa para reunirse con su familia y atender algunos negocios. Llevaba varios años viajando entre Culiacán y Mexicali. El gobernador entendió las razones del amigo y le dio las gracias. En 1960 Juan Millán Lizárraga conoció a Othón Herrera durante un acto público. De inmediato se identificaron y simpatizaron; Juan expresó la intención de regresar a Culiacán para reanudar sus estudios en la Universidad de Sinaloa. Othón le preguntó: «¿Tienes alguna casa amiga donde llegar y vivir en Culiacán?» Juan contestó que no. Othón lo invitó a hospedarse en su casa en el momento que deseara, sin condiciones, hasta que se ambientara y obtuviera un empleo. Dos años después, Juan Millán Lizárraga, con privaciones y trabajos extras que le permitieron ahorrar, viajó a Culiacán y la familia Herrera y Cairo lo recibió con afecto.

Vida en Culiacán Cuando Juan Millán Lizárraga llegó a Culiacán, la capital del estado experimentaba un acelerado desarrollo: los asentamientos populares se expandían con mayor fuerza hacia el sur y el suroeste. El joven Millán se instaló en la amplia casa de Othón Herrera y Cairo, en la colonia Gabriel Leyva, ubicada en la avenida Álvaro Obregón, al Norte, esquina con Dr. Romero. Se inscribió en la Facultad de Economía de la Universidad de Sinaloa, donde era director el economista José Luis 162

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Ceceña; pronto fraternizó con sus compañeros de estudio, destacando entre ellos Alfonso Cebreros Murillo, Jerónimo Cota Ahumada, Jesús José Guerrero Andrade y Luis Alfonso Rodríguez Flores. Cumplía con sus estudios, se ejercitaba y jugaba basquetbol. Buscando no ser una carga para la familia Herrera y Cairo, recorrió dependencias oficiales y empresas de servicios en busca de empleo, pero no encontraba nada que se acoplara a sus horarios escolares. Para su mala suerte, una apendicitis lo puso fuera de combate por algún tiempo; sin embargo, gracias a los cuidados de don Othón y la operación oportuna de su primo Dr. Octavio Millán Echeagaray, se recuperó. Convaleciente aún, recorrió con alegría la ribera del río Tamazula, espacio que lo maravilló desde el día en que arribó a Culiacán, por lo que siempre que podía paseaba por el puente Cañedo -ahora puente Hidalgo- observando con interés la corriente a veces mansa y otras turbulenta, así como las aves que anidaban en el follaje de los sauces y álamos. Luego de algunos meses, en 1964, el doctor Octavio Millán le propuso visitar a Salvador Echeagaray Picos, joven estudiante de Derecho y locutor en la XECQ, quien también incursionaba en el teatro experimental que dirigía doña Socorro Astol. Salvador apreció la voz firme y serena de Juan: le hizo algunas pruebas sencillas que éste superó con facilidad y le consiguió plaza de descansero,4 sin que ello interfiriera en sus estudios. Con ese nuevo trabajo y los estudios, Juan Millán tuvo otro panorama de la vida: amplió su círculo de amigos en la universidad, en su actividad deportiva y en el medio radiofónico, en especial en programas de complacencias musicales, de enorme éxito en aquella época. Así, otras puertas se abrieron y permitieron conjugar actividades. A los 21 años de edad Juan Millán impartió cátedra sobre Historia de México, Historia Universal y Civismo en el Instituto Americano de Comercio, invitado por el profesor Pedro Pérez Montes, director del plantel. 4  Locutor que hacía suplencias de quienes se iban de vacaciones o cubrían interinatos por quienes solicitaban permiso. los gobernadores de la modernidad, 1969-2011 |

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El despertar de un futuro político A mediados de 1962, la población urbana de Culiacán ascendía aproximadamente a 90 000 habitantes; se había concluido la presa Adolfo López Mateos sobre el río Humaya; los culiacanenses se informaban del acontecer cotidiano a través de los periódicos La Voz de Sinaloa, El Diario de Culiacán y El Sol de Sinaloa; la radio jugaba un papel importante en la recreación, la información y el servicio social, pues la televisión haría sus primeras transmisiones en Culiacán hasta septiembre de 1964. Un acontecimiento trascendente fue la candidatura al gobierno de Sinaloa de Leopoldo Sánchez Celis por el PRI, el 20 de agosto de 1962; eso llamó la atención de Juan Millán; aquel político lo impresionó, por su fina indumentaria de sombrero Panamá de ala ancha, pistola al cinto, paliacate rojo, mirada dominante y sonrisa franca. En la toma de protesta de Sánchez Celis en el Parque Revolución, actuó como maestro de ceremonias un jovencito rubio, alto y sonriente: Víctor Manuel Gandarilla Carrasco, con el que años después Juan Millán cultivaría amistad y en quien advirtió un precoz potencial político. Juan no participó en la campaña de Sánchez Celis porque consideró no estar preparado para esa tarea, sin embargo registró muy bien a los jóvenes participantes: Eduwiges Vicky Vega, Fortunato Álvarez Castro, Humberto Morales Corrales, Arnoldo Berrelleza Guzmán, Alejandro Ríos Espinoza y Raúl René Rosas Echavarría. Por su parte, Juan permaneció trabajando en la radio entre 1964 y 1965, jugando basquetbol y cumpliendo con sus clases en el Instituto Americano de Comercio. En la Universidad de Sinaloa, que brindaba educación a poco más de 8 000 alumnos, el rector doctor Julio Ibarra Urrea, quien a través de un notable discurso planteó a la comunidad universitaria y a la sociedad en general el tema educativo y desarrollo económico, abogando por capacitación e inversión en la educación, conjuntamente con el desarrollo de las obras de infraestructura que necesitaba Sinaloa; entre sus señalamientos se encontraba la falta de planeación en ma164

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teria educativa como causa de la imposibilidad de un desarrollo a ritmo sostenido y se pronunció por proporcionarle a la máxima casa de estudios instalaciones adecuadas para sus escuelas profesionales. (El Sol de Sinaloa) Mientras tanto, en 1963 el gobierno de Leopoldo Sánchez Celis por primera vez en la historia de Sinaloa incautó y destruyó armas de fuego y realizó una campaña contra las adicciones. Por su parte, el alcalde de Culiacán, Benjamín J. López, embellecía la ciudad construyendo una glorieta en la confluencia del boulevard Francisco I. Madero y la salida sur (carretera Internacional), frente a la Caseta 4. Por ese tiempo se comentaba que Sánchez Celis tuvo un acercamiento con los cabecillas del tráfico de drogas, a quienes invitó a salir de Sinaloa y sentar sus reales en otra parte, so pena de sufrir las consecuencias: la vox populi comentó que la plaza de Culiacán fue abandonada por Domingo Terrazas, Lalo Fernández, Miguel Urías y otros traficantes ampliamente conocidos. En el contexto nacional, la CTM anunció al candidato a la presidencia de México, Gustavo Díaz Ordaz, el 3 de noviembre de 1963, aunque desde semanas antes lo apoyaban a voz en cuello Alfonso Corona del Rosal, Alfonso Martínez Domínguez, Lauro Ortega Martínez, Jesús Robles Martínez y Carlos A. Madrazo, gobernador de Tabasco; Leopoldo Sánchez Celis se abstuvo de opinar públicamente, pero se sabe que en privado le patentizó su lealtad. Corría el año de 1965. La prensa informó que el ingeniero José Antonio Malacón Díaz, director de la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Sinaloa, viajó a la ciudad de México para entrevistarse con el arquitecto Jaime González Luna, responsable del proyecto de la Ciudad Universitaria. Malacón contribuyó con estudios arquitectónicos, aportó ideas y participó hasta la conclusión del proyecto técnico. Julio Ibarra rindió su último informe ante unos entusiasmados maestros y estudiantes que impulsaban su reelección. En dicho informe dio a conocer la exclusión del ciclo de estudios de secundaria de la Universidad, de acuerdo con lo dispuesto en la Ley Orgánica. Asimismo, el rector cuestionó si la Universidad estaba preparada para entregarle a la sociedad lo que ésta demandaba para acelerar el desarrollo los gobernadores de la modernidad, 1969-2011 |

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del estado, a lo que él mismo respondió que la máxima casa de estudios necesitaba urgentemente un nuevo albergue y una Ciudad Universitaria con adelantos tecnológicos, académicos y administrativos. Al calor de la elección de un nuevo rector surgió un grupo de estudiantes que propuso la candidatura de Francisco Gil Leyva, quien tenía sobrados méritos para ello. Sin embargo la gran mayoría de los directores de facultades, alumnos y representantes de grupos culturales expresaron sus simpatías por la reelección de Julio Ibarra, a quien finalmente Sánchez Celis designó para un nuevo período de tres años (31 de julio de 1965 al 31 de julio de 1968).

Carrera política Entre 1966 y 1967, Juan Millán repartía su tiempo entre la radio, el Instituto Americano de Comercio y los encuentros de basquetbol. Ya había logrado basificarse y era miembro de la sección local del STIRT, donde se hizo de nuevas relaciones. Trató a otros jóvenes inquietos destacando José de la Luz Briggs (el Güero Briggs), José Peña Torres, Rafael Guerra Miguel, Jesús Manuel Viedas Esquerra (Chumel), Rodolfo Guerrero Godoy y Gustavo Estrada, entre otros muchos. En la cosa política, El Güero, Gandarilla y Vicky Vega Padilla colaboraban con el líder agrario escuinapense Mateo Camacho Ontiveros. Por el año de 1967, Juan Millán escuchó el nombre de Alfonso G. Calderón, quien había sido alcalde de Ahome, líder obrero del Sindicato Azucarero de Los Mochis y, en ese tiempo, candidato a diputado federal; se interesó por conocer su vida política y se dio cuenta de que era un viejo líder social que tomó parte en la formación de la Unión de Obreros y Campesinos del Norte de Sinaloa, el primer sindicato que logró arrancarle, en 1933 un contrato colectivo de trabajo a la United Sugar Co., propietaria del ingenio azucarero de Los Mochis. Millán supo que Calderón había sido uno de los fundadores de la Federación de Trabajadores de Sinaloa, en 1937, junto a Alejandro Peña, Rosendo G. Castro, Raúl Rivera y Carlos Ramón García Ceceña; que además dirigió el Sindicato Azucarero de Los Mochis, fue 166

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diputado federal en la XL Legislatura (1946-1949) y tesorero municipal del Ayuntamiento de Ahome (1951-1953) y dirigente del PRI municipal y jefe del Registro Público de la Propiedad del mismo municipio. Sin embargo, por la mente de Juan Millán jamás corrió la idea de que Alfonso G. Calderón sería un factor decisivo en su vida durante los próximos años. A los 26 años, Millán ingresó al Gobierno del Estado como jefe del Departamento de Transportes en 1969, y su rutina ya no fue la misma jamás. Al iniciar 1970, el gobernador Alfredo Valdés Montoya aprobó un proyecto de ley de transporte propuesto por Jesús Manuel Viedas, dando paso a la nueva Ley de Tránsito y Transportes. Por su parte Juan Millán propuso como requisito para otorgar concesiones o permisos de transporte público en sus diversas modalidades, presentar un estudio socioeconómico y viabilidad, proyecto que entregó al director general de Tránsito, Antonio Malacón Díaz, en acuerdo con el gobernador Alfredo Valdés, se aprobó.

Noviazgo y matrimonio El trabajo en el gobierno mejoró la vida de Juan Millán: sumando esos ingresos a los de su trabajo en la radio y los de maestro, tuvo capacidad para ahorrar. En 1969 ya tenía meses de novio con Guadalupe Pietsch Araujo, hija de Franz Pietsch, ciudadano inglés, y Dolores Araujo, originaria de Tapachula, Chiapas. Su novia se desempañaba como enfermera del IMSS; luego de un corto noviazgo contrajeron matrimonio a fines de los setenta. De esta unión nacieron Juan Ernesto, Claudia y Lucía.

Continúa la lucha por mejorar Juan continuó su trabajo, ahora en su nueva vida de casado, sin dejar de buscar mejorar profesionalmente. A mediados de 1971, en compañía de Jesús Manuel Viedas, inició un programa radiofónico los gobernadores de la modernidad, 1969-2011 |

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patrocinado por la Universidad Autónoma de Sinaloa denominado México y su cultura, el cual se difundió con éxito a través de la emisora XECQ, enlazando otras estaciones del estado, y ese fue el soporte para gestionar una radio cultural para la UAS por parte del rector Gonzalo Armienta Calderón. Millán dejó de ser maestro de ceremonias, pero la radio siguió siendo el eje central de su actividad. Llegado el momento de renovar el Comité Ejecutivo de la sección local del STIRT, un grupo de amigos impulsó su candidatura para dirigir la institución. Millán triunfó por un amplio margen, y desde esa posición conoció a personas clave en su futuro inmediato. Tuvo un primer encuentro con el senador y secretario general de la FTS-CTM, Alfonso G. Calderón; con Rafael Camacho Guzmán, líder del Comité Ejecutivo Nacional del Sindicato de Trabajadores de la Industria de Radio y Televisión; con el Dr. Gonzalo Armienta, rector de la UAS; Fortunato Álvarez Castro, presidente del PRI, y con el gobernador Valdés Montoya y Fidel Velázquez Sánchez.

Los obreros cetemistas se rebelan Al acercarse la renovación de la dirigencia estatal de la Federación de Trabajadores de Sinaloa, liderada por Alfonso Calderón, surgió en Culiacán una amplia oposición de dirigentes cetemistas ante una nueva reelección de Calderón. Entre los inconformes que clamaban por elecciones libres, transparentes y democráticas, estaban Agustín Torres Quiñónez, secretario del Sindicato de Albañiles; Roberto Flores Portillo, del Sindicato de Trabajadores de la Industria Embotelladora de Sinaloa, y Rafael Guerra Miguel, locutor sindicalizado, catedrático y director de la Escuela Libre de Derecho de Sinaloa. Al respecto, Juan Millán le comentó al periodista Francisco Higuera: Yo tenía apenas semanas de haber sido electo secretario general de la Sección Culiacán del STIRT y se me consideraba miembro 168

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destacado de la Federación de Trabajadores de Sinaloa, posición que de pronto se tornó incómoda porque era amigo muy cercano de Rafael Guerra Miguel y al mismo tiempo no deseaba entrar en conflicto abierto con don Alfonso; además, en los próximos días se me presentaría la oportunidad de tratar personalmente a don Fidel Velázquez, y eso no podía despreciarlo. El XVI Congreso General Ordinario de la FTS se celebró los días 19 y 20 de mayo de 1972, en Los Mochis. Hubo lleno completo en el Auditorio Municipal y en las inmediaciones del local se apostaron obreros por si se presentaba algún desaguisado. Torres Quiñónez (2003) dice al respecto: En noviembre de 1970 [en realidad fue en 1971], se llegaron los tiempos para empezar las campañas de proselitismo con vías a la renovación del Comité Estatal de la FTS. Yo me acababa de recibir de abogado un mes antes, así es que ya cumplía con la sugerencia que me había hecho Fidel tres años antes. Mis compañeros, que no habían quedado muy conformes con la elección de Alfonso [la primera], me alertaron para que me postulara nuevamente. Los congresos de la Federación de Trabajadores de Sinaloa se celebraban cada tres años, con la finalidad de renovar su comité directivo estatal, y se llevaban a cabo los días 14, 15 y 16 de abril. Había un acuerdo donde se estipulaba que Culiacán era la sede de estas convenciones estatales. Sin embargo en esta ocasión, Alfonso, para su conveniencia, acordó con Fidel Velázquez realizarlo en Los Mochis, ya que él era de allá, y pertenecía a la Sección 12 del Sindicato Nacional Azucarero, con asiento en esa ciudad. Lo curioso del asunto, fue que su sindicato no lo apoyó, porque sus miembros simpatizaban conmigo; estaba como secretario general del sindicato Federico Gámez Olmedo, mismo que fue amagado por Alfonso, diciéndole que lo acusaría con José María Martínez, secretario general nacional. Entonces Federico le dijo: «Acúsame, pero en este local no realizas tu convención».

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Alfonso utilizó todos los medios posibles para realizar aquella reunión en Los Mochis, pues en Culiacán nosotros contábamos con el 60 % de los votos. Juan Millán asistió a la convención y ocupó un lugar discreto en las primeras filas. En un momento dado, Guerra Miguel subió a la tribuna, señalando que la asamblea era espuria y viciada de origen porque no se habían respetado la convocatoria ni el orden del día. El abucheo fue tremendo, y surgieron voces de que sacaran al orador por querer boicotear el congreso; Guerra, iracundo, acusó a Fidel Velázquez de ser «el peor defecto de México», sacó su credencial de cetemista y la arrojó al presídium con desprecio.5 Al hacer uso de la palabra, Fidel Velázquez dijo: «Reconozco el poderoso empuje que le ha dado al movimiento obrero de Sinaloa el senador Alfonso Calderón, por eso mismo los obreros lo han ratificado como líder indiscutible de la FTS». Y continuó lanzando anatemas contra «ese pequeño grupo disidente que busca debilitar al movimiento organizado de los trabajadores, ignorando que la CTM es el más grande bastión de los obreros de México». Calderón incluyó en su equipo a Silvestre Pérez Lorenz como secretario adjunto, a Maclovio Osuna Valderrama como secretario de Trabajo, a Baldomero López Arias como secretario de Relaciones, a Perfecto Arredondo Valdés como secretario de Acción Social, a Manuel Rivera Tirado como secretario de Promoción y Organización Sindical y a Manuel Osuna Félix como secretario de Finanzas. Aquella convención obrera dejó valiosas enseñanzas a Juan, quien por vez primera participaba en forma directa en este tipo de reuniones: ahí observó y analizó las maniobras implementadas por Alfonso Calderón para asegurar con éxito su reelección. Y vino el momento que Juan esperaba: le presentaron a don Fidel Velázquez. Primero fue la emoción de estrechar la mano del legendario líder y después sentir la satisfacción de que había sido exo5  Entrevista con Ramón Robledo López, locutor de la XECQ, ya retirado. 7 de mayo de 2015, café Vips, Culiacán, Sinaloa.

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nerado como cómplice de los locutores rebeldes; pero no sucedió lo mismo con Alfonso Calderón, quien no quedó satisfecho con la exclusión de los compañeros de la radio de la asamblea, pensando que de alguna manera Juan Millán estaba involucrado en los hechos. Así reaccionaba Calderón; a través del trato y el paso del tiempo, Millán lo comprobaría (Higuera, 2011: 268-269). Millán continuó como jefe del Departamento de Transportes, su trabajo en la XECQ y las clases en el colegio, pero el corazón le dio un vuelco al enterarse de que Alfonso Calderón era el candidato al gobierno de Sinaloa porque él no pertenecía al primer círculo del senador.

Alfonso G. Calderón en campaña Calderón llegó a Culiacán el 12 de mayo de 1974 como precandidato del PRI al Gobierno de Sinaloa. El recibimiento, uno de los más grandes en la historia del priismo en Sinaloa, fue tumultuoso desde el aeropuerto hasta las oficinas del partido: más de quinientos camiones repletos de gente de todo el estado. Los periódicos publicaron que de México se habían traído 60 000 tortas y 30 000 jugos de naranja, que no alcanzaron a mitigar el hambre y sed de millares de personas que acudieron a recibir al candidato. Alfonso G. Calderón realizó un intenso trabajo electoral por todos los rincones de Sinaloa, como no lo había hecho candidato alguno; la gira fue una inagotable fuente de discursos y comidas. Al equipo se sumaron Roberto Wong Leal, el teniente Rafael de la Rocha, Víctor Manuel de los Reyes y Óscar Monzón Molina. Entre los jóvenes destacaban José de Jesús Calderón Ojeda, Héctor Simental Beaven, Samuel Escobosa Barraza, Carlos Noé Cota y Francisco Javier Luna Beltrán.

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Los temores de Juan S. Millán La campaña avanzaba a ritmo veloz. Millán no observaba en el panorama alguna señal de parte del candidato, no obstante que había buscado acercarse a él; daba la impresión de que Calderón lo esquivaba. Septiembre se inició con la segunda etapa de la campaña en valles y costas del estado; la dirigencia del PRI, con Jesús Manuel Viedas Ezquerra al frente, informaba al candidato que habían detectado algunas fallas de consideración en el área de transportes por celos entre los dirigentes de la CTM y la CNOP. También influyó el pésimo estado de los caminos. Le solicitaban, así, su intervención personal para zanjar diferencias. Entonces Juan Millán platicó con su antiguo amigo Chumel Viedas Esquerra, exponiéndole su angustia por la forma en que lo eludía el candidato. Chumel expresó que la campaña todavía tenía mucho por delante, que podían darse algunos ajustes en el comité del candidato. Juan se sintió con mejores ánimos, pero sin dejar de recordar los antiguos roces que tuvo con el senador a causa de la fuerte disputa originada por el asunto de las concesiones de transporte y posiblemente también por la tenaz lucha de Agustín Torres Quiñónez y los locutores de Culiacán, que trataron de impedir su reelección al frente de la FTS-CTM.

Reunión de transportistas A fines de septiembre, Calderón instruyó a Viedas Esquerra para organizar una reunión extraordinaria con los dirigentes del transporte de carga y pasajeros y resolver los conflictos de logística. Viedas habló con Juan Millán para que trabajara un proyecto e informó al candidato, quien objetó a Millán, recordando errores en el sector transportista de la CTM. Pero esa respuesta no fue pretexto para que Viedas y Millán no continuaran trabajando el proyecto; tres días después, Viedas volvió a la carga para plantearle al candidato la necesidad de utilizar la experiencia y buenas relaciones de Juan Millán con los transportistas; así, Calderón aceptó que Juan Millán fuera el mediador. La 172

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reunión se realizó en el auditorio del PRI estatal los últimos días de septiembre y fue presidida por el candidato Calderón, acompañado por Viedas Esquerra y Juan Millán. Nadie más fue convocado. Durante el encuentro con los transportistas y sus respectivas directivas, Calderón fue muy parco, y únicamente saludó y guardó silencio. Viedas moderó la reunión y Juan Millán condujo. El plan fue muy sencillo y práctico: se establecía el compromiso por parte de los concesionarios en sus respectivas regiones o zonas de influencia para llevar contingentes, excepto en los grandes centros urbanos, en precierres de campaña. El partido apoyaría con gasolina, refrescos y tortas. Millán hizo un breve resumen del parque vehicular que se necesitaría para cada lugar y líderes responsables en cada región geográfica. El encuentro fue exitoso; así lo reconoció el candidato. Juan realizó un trabajo impecable en la logística del transporte de contingentes priistas. Para fines de octubre la aspereza de Calderón con Juan había desaparecido. En diciembre de 1974 el gobernador electo informó personalmente a Juan Millán que se haría cargo de la Dirección de Tránsito y Transportes, instruyéndolo para que estudiara a fondo los problemas que enfrentaba la dependencia y presentara alternativas de solución. A sus 33 años de edad, Juan era joven, sano y seguro. Lejos quedaron aquellos duros tiempos de El Rosario y Mexicali y su arribo a Culiacán. Renunció al Instituto Americano de Comercio y tramitó licencia sin goce de sueldo como locutor. Juan cumplió un año al frente de la Dirección de Tránsito sin mayores sobresaltos. Su experiencia en el ramo y el joven equipo del que se rodeó resolvían problemas con tacto y suavidad; incluso se dio tiempo para dedicarse al análisis político del estado, estrechó relaciones con líderes de sectores productivos y leía la prensa local y nacional, particularmente columnas políticas y de análisis. Tuvo la confianza del gobernador, que descubrió en él un hombre brillante; así lo demostró en las tareas encomendadas e informes rendidos permanentemente. De ahí saltaría a la senaduría de la República, enriqueciendo su caudal político con relaciones del más alto nivel apoyado por Fidel Velázquez, que vio en él a un político con futuro promisorio. Avanzó en sus lecturas fortaleciendo conocimientos del los gobernadores de la modernidad, 1969-2011 |

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entorno político, social y económico del país. Vendría en escala ascendente la dirigencia de la Federación Estatal de Trabajadores de Sinaloa, su paso por el Senado y comisiones en la Cámara Alta; la diputación federal y presidencia de algunas comisiones; su tránsito por la presidencia del PRI en Sinaloa; su liderazgo en la FTS, que permitió magníficas relaciones con sindicatos adheridos; el trato con los sectores productivo y social de Sinaloa; y finalmente su llegada a la Secretaría General del Comité Ejecutivo Nacional del PRI y de nuevo la senaduría, puerta de entrada a la candidatura al gobierno de Sinaloa.

Lauro Díaz Castro vs. Juan S. Millán por la candidatura a gobernador En 1998, el PRI abrió la convocatoria para la contienda interna por la candidatura a gobernador de Sinaloa. Juan S. Millán Lizárraga y Lauro Díaz Castro, de larga trayectoria política y social, se sujetaron al escrutinio de la militancia priista de Sinaloa. Al respecto, Francisco Higuera, en su estudio sobre la historia del PRI (2012: 368-369) en Sinaloa comentó: [...] surgieron en el panorama político estatal dos aspirantes fuertes a la gubernatura: Lauro Díaz Castro, con el respaldo del secretario de Gobernación, Francisco Labastida Ochoa; y el senador y líder de la FTS en Sinaloa, Juan S. Millán, apoyado por la CTM. Adicionalmente, Lauro era delegado de Sagarpa en la entidad y secretario de Desarrollo Agropecuario del Gobierno del Estado. Era inevitable que en los corrillos del Partido y en los cafés se comentara que Lauro también tenía el apoyo del gobernador Renato Vega. El mismo Higuera señala que la contienda por obtener la candidatura fue tenaz. Ambos tenían magníficos operadores. Por parte de Millán, estaban Mario Niebla Álvarez, político de gran astucia y experiencia; Roberto Soltero, con fino olfato político, y Jesús Aguilar Padilla, 174

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hombre de confianza de Millán; Lauro Díaz Castro, por su parte, contó con el apoyo del guasavense Juan Burgos Pinto, de amplia trayectoria en la política partidista. Más adelante, Higuera anota que «En el terreno de batalla electoral, Lauro se apoyó en líderes de la producción agropecuaria y políticos identificados con él desde que era presidente de CAADES». En la contienda se registró como tercer aspirante José Luis Leyson Castro, político originario de Guasave y dueño de amplia trayectoria administrativa y política, quien obtuvo 31 347 votos; comparada con la votación que obtuvo Lauro Díaz Castro, que fue de 124 475, y la de Juan Millán, de 151 758 votos, es fácil ver que fue Leyson quien hizo que el fiel de la balanza se inclinara para que Millán se alzara con la victoria. Luego de ciertos jaloneos entre huestes de uno y otro motivados al calor de la contienda, la Comisión de Procesos Internos del PRI, presidida por los exgobernadores Antonio Toledo Corro y Alfredo Valdés Montoya, otorgó el triunfo a Juan S. Millán; el ingeniero Lauro Díaz Castro, en acto de nobleza y caballerosidad, reconoció el triunfo de su oponente levantándole la mano.

Campaña constitucional por la gubernatura Ya en la elección constitucional, Juan Millán se enfrentó al maestro Rubén Rocha Moya, del Partido de la Revolución Democrática, y al empresario mazatleco Emilio Goicoechea Luna, bajo la bandera del Partido Acción Nacional. Finalmente Juan Millán se alzó con la victoria electoral con los siguientes resultados: Rubén Rocha Moya, 22 933 votos; Emilio Goicoechea Luna, 124 699 votos; y Juan S. Millán Lizárraga, 398 485 votos.

Liderazgo Durante su gobierno, Millán ejerció un liderazgo a nivel nacional. Una muestra de ello fue la creación de la Conferencia Nacional de los gobernadores de la modernidad, 1969-2011 |

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Gobernadores (Conago); dicho organismo tiene el primer antecedente en la convocatoria hecha por él a los gobernadores del país para un encuentro en Mazatlán, que tuvo una asistencia de veinte gobernadores, el 10 de agosto de 2001. El foro ha sido espacio de deliberación en la búsqueda de un mejor diálogo, así como de fortalecimiento del pacto federal y trabajo con agendas comunes. Sin embargo la Conago, como tal, quedó constituida el 13 de julio de 2002, teniendo como sede Cancún, Quintana Roo, con la asistencia de todos los gobernadores de filiación perredista y priista; al año siguiente, se integraron los gobernadores panistas; hoy agrupa a todos los mandatarios del país, y ese logro no se le debe regatear a Juan Millán. La obra de gobierno en el ámbito educativo es sin duda importante: la mayor parte del presupuesto del gobierno está destinado al pago de maestros, administrativos, personal de apoyo a la educación y obra material. Su gobierno se caracterizó por sus magníficas relaciones con la Universidad Autónoma de Sinaloa, a quien duplicó el subsidio, lo que le permitió a la máxima casa de estudios crecer tanto en infraestructura educativa como en parque vehicular, nueva oferta educativa, investigación y nuevas extensiones universitarias en los municipios y sindicaturas más importantes. Por otra parte, se gestionó y fundó la Universidad Autónoma Indígena, ubicada en Mochicahui, municipio de El Fuerte, como opción tanto para el estudiantado de Sinaloa como de otras partes del país. Anualmente, Sinaloa realizó la muestra educativa denominada Expoeduca; en ella participaron todos los niveles educativos no sólo de Sinaloa, sino de otras entidades federativas invitadas. Su objetivo era dar a conocer la oferta educativa y las mejores opciones para los estudiantes, convirtiéndose en el lugar idóneo para la exposición de inventos, libros, salas de lectura, talleres, artesanías hechas por alumnos, así como avances tecnológicos del momento; cabe mencionar que el modelo fue adoptado por otros estados del país. Para brindar atención a los jóvenes y las mujeres se destinó un gran presupuesto que permitió crear los institutos del Deporte, de la Juventud y de las Mujeres. En Culiacán se construyó el estadio de Futbol (Banorte), que permitió competir de manera profesional. 176

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En el ámbito cultural, se apoyaron decididamente las bellas artes y la cultura popular: surgió, entre otras cosas, la Orquesta Sinfónica Sinaloa de las Artes, renació el Festival de las Artes y se crearon otros como el Festival Yoreme y el de Rock; además se creó el Archivo Histórico General del Estado de Sinaloa, que vino a concentrar, ordenar y dejar listos para su consulta documentos que estaban dispersos y en mal estado. Para mejorar la atención de la salud de los sinaloenses, el gobierno se dio a la tarea de crear una red hospitalaria que alcanzó las ciudades de Eldorado, Choix, Sinaloa, Cosalá, Badiraguato, Mocorito, El Rosario, Los Mochis y Guasave. La urbanización también se benefició: se pavimentaron accesos a colonias populares y fraccionamientos en diversas ciudades y en el Desarrollo Urbano Tres Ríos se abrieron nuevos espacios para invertir; se crearon decenas de establecimientos y plazas comerciales, así como lugares de recreación y esparcimiento, entre ellos Plaza Fórum, en Culiacán. Las antiguas carreteras deterioradas merecieron nuevo asfalto y se construyeron otras nuevas, posibilitando acercar a poblaciones poco comunicadas con las grandes ciudades y permitiendo llevar con mayor facilidad más y mejores servicios a las comunidades: según los informes de gobierno, se construyeron 2 000 kilómetros de vialidades y nuevas carreteras. Gracias a inversiones de compañías privadas y la Comisión Constructora de Sinaloa, se edificaron más de 230 000 viviendas, se construyeron poco más de 30 kilómetros de la carretera Mazatlán-Durango. En el bello puerto mazatleco, se invirtieron recursos para rescatar del olvido la Marina, iniciada con grandes expectativas durante el gobierno de Francisco Labastida. La Central Camionera Internacional con instalaciones de primer nivel, fue otra de las prioridades, así como el mejoramiento de la terminal aérea de Culiacán, que permitió la llegada de nuevas aerolíneas a la capital del estado. Con la idea de aprovechar el caudal del río Presidio, se inició la presa Picachos, para abrir un nuevo sistema de riego y hacer más los gobernadores de la modernidad, 1969-2011 |

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productiva la región del sur de Sinaloa; con esa obra se daba certidumbre al abasto de agua, tanto al puerto como a las comunidades que conforman el municipio. Dicha obra trajo empleos a la gente de la región y generó energía eléctrica. El tratamiento de aguas residuales también ocupó mayor inversión durante este gobierno: al inicio de la administración únicamente se trataba el 10 %, pero al final del mandato de Millán era del orden del 80 %. En cuanto a la seguridad, el número de secuestros se redujo sustancialmente gracias a la creación de la Unidad Especializada Antisecuestros, que fue modelo para otras entidades. Finalmente, Sinaloa se mantuvo a la vanguardia con la creación de la Ley de Acceso a la Información, que hoy el resto de las entidades del país han hecho suya (Millán, 1999-2004).

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Archivo Histórico General del Estado de Sinaloa. Archivo Particular de Roberto Soltero Acuña. Archivo Particular de Teodoso Navidad Salazar. Archivo Particular de José María Figueroa Díaz.

Testimonios

Testimonios y entrevistas en los meses de noviembre de 2014 a abril de 2015: ΕΕ Jesús Manuel Viedas Esquerra, presidente del CDE del PRI y durante tres meses oficial mayor del Congreso del Estado y diputado federal. ΕΕ Roberto Soltero Acuña, director general de la Central Camionera durante el período de gobierno de Toledo Corro. ΕΕ Ricardo Santos Aldana, presidente del pri en Cosalá. ΕΕ Flor Loera, bibliotecaria del Archivo del Congreso del Estado de Sinaloa.

Charlas de café con locutores (entre 1985-2010) ΕΕ ΕΕ ΕΕ ΕΕ ΕΕ ΕΕ ΕΕ ΕΕ ΕΕ ΕΕ ΕΕ

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Víctor Coronel Jacobo (XENZ). Ramón Robledo López (XECQ). Silviano de la Mora (XENW). Olegario Contreras Rubio (XECQ). Manuel Apodaca Núñez (XENZ). Carlos Mario Aréchiga Torres (XENZ). Carlos Pérez Villalvaso (XENZ). Gustavo Estrada Bourgwan (XEWS). Jesús Guillermo Chucuán Soto (XEVQ). Fausto Rubén Sotelo (XEWS) (ya fallecido). Rodolfo Guerrero Godoy (ya fallecido).

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Jesús Alberto Aguilar Padilla Un desarrollo integral y equilibrado Rubén Rocha Moya Florentino Castro López

El gobierno presidido por Jesús A. Aguilar Padilla articuló una administración estatal que en su conjunto rindió resultados satisfactorios y, en algunos aspectos, de importante trascendencia, a pesar de las circunstancias impuestas por los efectos de la crisis financiera mundial a mitad del sexenio 2005-2010, a la que se aunaron los estragos que trajo consigo la influenza A(H1N1), a lo que se sumaron las controversias generadas por la situación política en la que se inició el nuevo gobierno —producto de una contienda electoral muy competida—, además de la necesaria adaptación al modelo pluralista surgido de la alternancia en el poder federal y el recrudecimiento de la violencia criminal que se presentó en todo el país, con sus secuelas de asesinatos y atentados masivos, generando un ambiente de incertidumbre donde cada uno de estos elementos se convirtieron, por separado y en conjunto, en factores que contribuyeron a incrementar la percepción social de un clima de inseguridad generalizada en el estado. A poco más de cuatro años de la conclusión de esta administración, es saludable airear el balance, logros, vacíos y deficiencias de una rendición de cuentas que por la legítima decisión democrática de los sinaloenses fue sometida al escrutinio de un gobierno surgido de una oferta política distinta a la del que terminó en 2010. Ello permite hacer 181

un ejercicio de valoración sobre el desempeño público del período referido con mucho más apego a la realidad, en la consideración de que los juicios mediados por una exhaustiva revisión institucional dan mayor certeza al reporte de alcances obtenidos con las acciones, políticas públicas, medidas y estrategias puestas en operación durante el lapso comprendido del 1 de enero de 2005 al 31 de diciembre de 2010.

Una planeación para gobernar en la pluralidad El ejercicio de planeación participativa hizo posible elaborar el Plan Estatal de Desarrollo 2005-2010, en los términos señalados por la normatividad correspondiente. Este instrumento, convertido en la única guía de la tarea gubernamental durante la administración de Jesús Aguilar Padilla, sustentó su viabilidad en una resuelta participación social y en una amplia consulta a la sociedad por las más diversas vías, lo cual, a su vez, legitimó las políticas públicas diseñadas para atender las demandas y aspiraciones ciudadanas, incluidos los planteamientos de las organizaciones representativas de los sectores productivos y de las instituciones de la sociedad civil. A partir de la estructuración de este documento básico de política institucional, se implementó una reforma al Estado basada en la sociedad jurídicamente organizada, en la defensa de la persona y sus libertades, en la ponderación de las garantías sociales, en la compatibilidad del interés privado con el interés general, así como en la convicción de la democracia representativa, el absoluto respeto a las libertades civiles y los derechos humanos, la tolerancia y, sobre todo, la aceptación de la pluralidad, deseable por legítima en toda sociedad moderna. En esta perspectiva, la administración de Aguilar Padilla se planteó construir un modelo de gobierno capaz de garantizar a los ciudadanos el disfrute de los bienes básicos propios de una sociedad democrática: vida digna, orden y justicia social, libertad y bienestar. Para tal efecto, fue necesario implementar las más amplias alianzas estratégicas entre todos los actores económicos, políticos y sociales, a fin de hacer de Sinaloa un espacio de convivencia digna para todos. 182

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La primera definición que fue obligado tener en cuenta para enfrentar el reto que suponía desentrañar los caminos por los cuales transitaría la administración para rendir los mejores resultados a la ciudadanía, fue precisamente poner a la política al frente de las acciones, toda vez que siendo ésta la actividad transformadora por excelencia —con capacidad para construir los acuerdos y compromisos institucionales que hicieran posible la incorporación de la diversidad social al proyecto común—, se asumió como el eje rector de gobierno, con la suficiente autoridad para alentar las convergencias necesarias en la actividad productiva y lograr la convivencia pacífica de las familias sinaloenses. Esto, más allá de enunciados teóricos, se convirtió en la práctica en una conducta para la gestión pública que posibilitó los consensos requeridos, a fin de trazar las metas de gobierno fundadas en un referente real que hiciera posible el cumplimiento de las mismas. El arribo al gobierno de Jesús Aguilar se hizo en un ambiente en el que la pluralidad en el país tenía ya cuatro años confirmada como fórmula institucional válida. La diversidad política en el ejercicio del poder federal y local era ya un hecho indiscutible. El gobierno de la República, encabezado por el licenciado Vicente Fox, surgido del Partido Acción Nacional (PAN), instaló por vez primera la alternancia en la presidencia, lo cual condujo a transitar hacia una nueva cultura política que garantizara la coexistencia civilizada entre los mexicanos. Eso, que aún no era un asunto asumido a plenitud en el comportamiento diario de los sinaloenses en 2005, implicaba, no obstante, tenerlo como el encuadramiento institucional al que todo mundo debía adecuar sus acciones. El mismo gobierno estatal, de signo ideológico distinto al de la federación, era consciente de su compromiso de ajustar la marcha de las instituciones para operar en esa nueva realidad política impuesta por la democracia electoral a la vida nacional. Ante esta circunstancia inédita en el país, se trataba de hacer que nuestras instituciones fueran cada vez más eficientes y capaces de garantizar la estabilidad política y la gobernabilidad democrática, en medio de una pluralidad renovada y fortalecida. Ello suponía insistir en la reforma institucional en todos los campos —económico, los gobernadores de la modernidad, 1969-2011 |

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político, social y cultural— con una visión de largo plazo, esto es, con sentido de Estado, para dar a Sinaloa certidumbre sobre los derroteros más viables a recorrer sobre todo en su futuro inmediato. En tal momento histórico, más que nunca se imponía la necesidad de ampliar la base de sustentación social de la vida democrática sinaloense, con la certeza de que una democracia sólo tiene posibilidades de sustentabilidad en el tiempo si cada vez más amplios sectores ciudadanos contribuyen a la conformación de la voluntad general. Cobraba mayor vigencia en los hechos, en la vida política real, que la sociedad moderna, abierta y pluralista no puede entenderse sin la participación ciudadana y que, en la medida en que sean más los ciudadanos quienes participen en los asuntos públicos, se ensanchará la base social de legitimidad de la vida pública, se cohesionará aún más el tejido institucional y se fortalecerá la construcción del orden democrático. Todo ello, como se ha asentado, obligaba a ponderar la importancia de que los actores políticos sostuvieran una actitud tolerante para aceptar con responsabilidad la urgencia de llegar a los acuerdos indispensables para gobernar en un mundo plural y diverso. Este era el entorno nacional y era también la realidad pura y llana en que se plantaba el nuevo gobierno estatal; con este telón de fondo, el compromiso resultaba evidente: diseñar una estrategia que ofreciera resultados en todos los ámbitos de la sociedad, en los planos económico, político, social y cultural; en materia de seguridad pública y en el mejoramiento de la capacidad de gobernar. Esta filosof ía estuvo en la base del Plan Estatal de Desarrollo (PED: 2005-2010) y sus ejes: 1. Un desarrollo social incluyente y solidario; 2. Un desarrollo económico generador de empleos y de oportunidades para todos; 3. Una política que garantice la seguridad de todos y cada uno de los ciudadanos de Sinaloa; y, 4. Una política de amplia participación ciudadana en los asuntos públicos.

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En total se plantearon 273 metas de gestión, por lo que se elaboró un instrumento de evaluación consistente en un tablero de control expuesto a la ciudadanía en el portal de Internet del gobierno. Al final de la gestión, el proceso de evaluación arrojó un cumplimiento del 97 % del total de las metas. En promoción económica, producción de alimentos, desarrollo social, manejo financiero, administración y ejercicio de gobierno, los resultados fueron bastante satisfactorios; no obstante, en materia de seguridad pública habría que admitir que aunque los delitos del orden común se lograron abatir en gran medida, respecto del crimen organizado y el fenómeno del narcotráfico, los esfuerzos coordinados con los gobiernos federal y municipales no pudieron impedir la fuerte presencia, como hasta ahora la tiene, de la inseguridad que aqueja al estado y al país.

Balance y logros Sin dejar de considerar los rezagos que aún persisten, pues queda claro que en un período de gobierno es imposible resolver la compleja y variada agenda del Estado, es importante destacar los indudables haberes que la administración presidida por Jesús Aguilar Padilla dejó en los ámbitos de la vida social, económica y política de Sinaloa. En observancia puntual del PED 2005-2010, de sus 273 metas distribuidas en los ejes estratégicos para el desarrollo integral y distributivo de la entidad, en global el cumplimiento del PED, como ya ha quedado asentado, se acercó al 100 %; claro, habría que reiterar que si bien en la mayoría de las metas estratégicas se rebasó la meta, en otras su cumplimiento estuvo por debajo, lo que al final la media arrojó el 97 %; como puede entenderse, el comportamiento de las metas fue disímbolo —las menos, correspondientes a seguridad pública— no alcanzaron el 50 %. La población le dio seguimiento a todo este proceso de evaluación a través del Tablero de Control ubicado en la página de Internet del gobierno de Sinaloa.

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Atendiendo a la mencionada estrategia de planeación, a continuación se expone, a través de los renglones de gestión más sobresalientes, un balance de los resultados de esta administración.

Hacienda pública y finanzas Ahora, con el paso del tiempo, es posible constatar que en el rubro de hacienda pública, financiamiento y gasto, efectivamente se actuó con base en los principios de honestidad, eficiencia, eficacia, economía, orden y transparencia. Así: • Los ingresos públicos estatales se incrementaron en 7 % en promedio cada año. • El gasto ejercido siempre estuvo por encima del 60 % del financiamiento al desarrollo social. • Durante los seis años sólo se contrató un préstamo por 125 millones destinados a finiquitar las indemnizaciones de los comuneros de la presa Picachos, con lo que prácticamente se mantuvieron iguales los montos de deuda recibidos de la administración anterior. • Al final del sexenio, las consultoras Standard & Poor’s y Moody's incrementaron la calificación de calidad crediticia del estado de Sinaloa. • Durante el sexenio, el promedio anual de la inversión pública fue de alrededor de 3 000 millones de pesos, que representaron el 34.6 % de los ingresos fiscales ordinarios.

Desarrollo económico En medio de una competencia bastante agresiva de los gobiernos estatales para atraer inversión a sus regiones con el objetivo principal de generar una mayor oferta de empleos que permitiera elevar la demanda de bienes y servicios estatales para incentivar el crecimiento económico, así como enfrentar los efectos de la crisis de 2008 y 2009, 186

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Sinaloa despuntó en varios renglones en la promoción económica y en el desempeño de su economía. Muchos de los datos que así lo demuestran se apuntan a continuación: • Conforme al INEGI, el valor de la economía sinaloense creció en un 42.3 % con respecto al inicio del sexenio. Asimismo, el ingreso per cápita aumentó 41 %, al pasar de 5 750 dólares anuales a 8 117 dólares. • Se generaron 120 000 empleo directos. • La inversión privada fue de 6 231 millones de dólares durante el sexenio: el turismo fue el sector más beneficiado, al recibir 30.7 % (1 910 mdd); le siguieron el comercio con 17.2 % (1 069 mdd), servicios con 17 % (1 062 mdd), la industria de alimentos con 12.5 % (778 mdd) y el resto se repartió entre la minería, las actividades primarias y la manufactura. • El sector turístico aumentó su participación en el PIB estatal, al pasar durante esta administración de 8.2 a 11.9 %. • Cosalá y El Fuerte ahora ostentan la categoría de pueblos mágicos de Sinaloa; con ello, el estado se colocó dentro de las pocas entidades con dos denominaciones de este tipo. • Se alcanzaron cinco distintivos de pueblos señoriales: Sinaloa de Leyva, Mocorito, Elota, San Ignacio y El Rosario. • Se atrajo para Sinaloa la cuantiosa inversión que por años supondrá el desarrollo del centro integralmente planeado de Teacapán, siendo el proyecto turístico más grande puesto en marcha en México en el último cuarto de siglo. El Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) otorgó a Sinaloa un reconocimiento público por transitar del lugar 20, que ocupó en 2004, al lugar 10 en su índice general de competitividad estatal 2010. Lo mismo hizo el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) que situó a Sinaloa en su estudio de 2010; e incluso Aregional publicó en su estudio sobre la competitividad sistémica una valoración muy coincidente. Estos últimos organismos con su correspondiente tabla comparativa.

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Obra pública En aquel período Sinaloa se ubicó entre los primeros estados que mayor inversión destinaban al renglón de infraestructura urbana y carretera. En verdad este sector de la administración pública significó una importante movilización por las diversas acciones distribuidas de manera proporcional en los dieciocho municipios, sus sindicaturas y comunidades. La inversión en infraestructura en el sexenio superó los 14 000 millones de pesos, sumando recursos federales, estatales y municipales. Con ello, se pudieron pavimentar trechos en más de 3 000 vialidades —calles, avenidas y bulevares—, así como 232 tramos carreteros en todo el estado, con los alcances en kilómetros que a continuación se anotan: • Se construyeron 1 162.4 kilómetros de nuevas carreteras, destacando las autopistas Navolato-Altata, Costa Rica-Eldorado y San Blas-El Fuerte, así como la ampliación a cuatro carriles del acceso sur de Culiacán, el libramiento La Costerita y la ampliación Culiacán-La Platanera. • Se pavimentaron poco más de 800 kilómetros de calles y muchas otras obras urbanas en ciudades, cabeceras municipales, sindicaturas y comunidades del estado, destacando entre ellas el distribuidor vial Humaya, los bulevares Las Torres y Obrero Mundial y la ampliación a cuatro carriles del histórico puente Miguel Hidalgo, en Culiacán; en Mazatlán, las avenidas Munich, Universidad y Cristóbal Colón, y en Los Mochis los bulevares Bienestar, Los Mochis-20 de Noviembre y Canuto Ibarra. • Mención especial merece la construcción de la presa Picachos, que además de incorporar al riego aproximadamente 20 000 hectáreas en el sur del estado, garantiza el abasto de agua potable para la ciudad y puerto de Mazatlán.

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Producción de alimentos Las actividades primarias en Sinaloa han sido históricamente reconocidas en el ámbito nacional e internacional a través de una amplia variedad de productos de excelente calidad. El maíz, el tomate, el chile, el camarón, la carne clasificada, entre muchos otros, se han convertido en verdaderos símbolos de identidad regional. Sinaloa es una de las entidades más importantes como productora de alimentos en el país y de las que más contribuyen a la seguridad alimentaria nacional, de ahí que, con plena razón, Sinaloa sea líder nacional en producción de alimentos. En este sexenio, el sector primario estatal registró un crecimiento promedio anual de 7.2 %; además, se duplicó el volumen de la producción agrícola. El sector hortícola es un importante generador de divisas para el estado de Sinaloa, ya que sus exportaciones han registrado cifras récord; por su parte, la producción de granos estuvo por encima de los 5 millones de toneladas durante cada uno de los seis años de este gobierno, y la producción de alimentos en general superó el promedio de los 11 millones de toneladas anuales en el período. El balance de logros del sexenio reportó algunos signos representativos como los que se señalan a continuación: • Se logró el objetivo de ubicar a Sinaloa como líder nacional en alimentos. • Se ocupó la primera posición en valor de la producción agrícola nacional. • Se obtuvo el primer lugar nacional en producción de tomate rojo y verde, pepino, calabacita y chile verde. • Se le reconoció como líder nacional en superficie destinada a invernaderos y casa sombra, en superficie bajo riego, en colocación crediticia para el campo y en producción, procesamiento y exportación de mango. • Durante los seis años de gobierno se tuvo una producción sostenida superior a los 5 millones de toneladas de granos, cuya

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comercialización estuvo garantizada a través de las compras anticipadas para el maíz blanco y agricultura por contrato en sorgo, trigo y maíz amarillo. Al cierre del sexenio la agricultura de riego quedó cubierta en un 75 % tanto en crédito como en aseguramiento. Entre 2005 y 2010, el valor de la industria de alimentos acumuló un crecimiento de 71.3 %. Durante este gobierno se logró que por primera vez se asegurara la agricultura de temporal, cubriendo más de 96 000 hectáreas. La entidad se colocó como la principal productora en el país de carne bovina producida en corral de engorda. El sector pesquero mantuvo su liderazgo nacional en producción. En los seis años, la producción de camarón creció anualmente 10.8 % en promedio. Durante el sexenio no se registraron protestas de ningún tipo de parte de los productores, pues el tema de la comercialización siempre estuvo bien atendido.

Salud Superando diversos factores que obstruyeron un desempeño óptimo de los planes sanitarios, entre otros la referida severa crisis económica mundial de 2008 y 2009 que generó problemas de insuficiencia alimentaria entre los sectores de la población más vulnerable, así como la epidemia de influenza humana A(H1N1) que requirió de grandes recursos financieros y humanos extraordinarios, no sólo fue posible cumplir con las metas fijadas, sino incluso superar muchas de ellas y así mejorar los niveles de prevención y cuidado de la salud que los sinaloenses mantenían en 2004. Con los incrementos progresivos registrados durante el sexenio, Sinaloa logró la cobertura universal de salud, esto es, 1.8 millones de derechohabientes del IMSS e ISSSTE y 1 007 979 afiliados al Seguro Popular, que significan 342 049 familias.

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Esto fue posible, en buena medida, porque en seis años se amplió de manera muy importante la infraestructura hospitalaria: • Se construyeron ocho nuevos hospitales, destacando el Hospital de la Mujer y el Centro Oncológico en Culiacán, el cual al término del gobierno quedó en la última fase de su conclusión. • 34 Unemes: 18 de ellas se dejaron operando, 13 quedaron en construcción y una clínica de desintoxicación en el Hospital Psiquiátrico. • Se crearon 16 nuevos centros de salud y 12 unidades médicas de especialidades. • Se formó la Unidad de Salud Mental, Sobrepeso y Riesgos Cardiovasculares y Diabetes Mellitus. • Se erradicaron todas las enfermedades prevenibles por vacuna. • Se ocupó el primer lugar nacional en detección temprana de cáncer de mama.

Educación En materia educativa es importante destacar que además de atender todo el entramado que hace posible el funcionamiento del sistema estatal en sus tareas primordiales, se implementó una serie de acciones y programas para reforzar el trabajo cotidiano en las escuelas, como fue el caso del programa Líderes del Mañana, implementado para el nivel básico y anunciado a mitad del sexenio. Con él se intensificaron las acciones para equipar con tecnología educativa a los jardines de niños, primarias y secundarias; ampliar la cobertura de la enseñanza del inglés en primarias, dignificar los edificios escolares e incrementar los apoyos y las becas a los niños y jóvenes para evitar la deserción escolar. Asimismo: • Destaca la creación del sistema de institutos tecnológicos, construyéndose durante este gobierno los de Guasave y Eldorado. • Se generalizó la enseñanza del inglés en todos los grados de la educación primaria.

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• Se equipó a los centros educativos con sistemas de cómputo y se entregaron alrededor de 70 000 computadoras individuales a niños y jóvenes estudiantes. • Con la creación de Becasin se apoyó a los alumnos del nivel básico, distribuyendo más de 200 000 becas. • En apoyo a la expansión de los servicios del Instituto Politécnico Nacional se destinaron recursos e infraestructura para la creación del Centro Interdisciplinario de Investigación para el Desarrollo Integral Regional (CIIDIR-IPN) Unidad Sinaloa en la ciudad de Guasave. • Tan sólo en educación básica se realizó al menos una obra en cada uno de los 3 515 planteles que representan más del 50 % de los existentes en la entidad. • Sinaloa alcanzó el segundo lugar nacional en nivel de escolaridad, con más de 10 grados en promedio. • De 81 planteles Cobaes que se recibieron, se entregaron 118. • Sinaloa alcanzó el cuarto lugar nacional en cobertura en educación superior. • Se aprobó la nueva Ley de Cultura del Estado de Sinaloa.

Política social Sin duda quedó de manifiesto para la población y en los actores políticos que esta administración implementó una política social democrática, eficiente y descentralizada. Muestra de ello es que un porcentaje superior al 90 % de los recursos destinados al desarrollo social por parte del gobierno del estado fue ejercido por los ayuntamientos con la participación activa de los propios beneficiarios. En tanto muchos de los municipios estuvieron gobernados por otro partido distinto al del gobernador, es importante asentar que esta voluntad política se aplicó sin distingo alguno y al margen de cualquier otra consideración que no fuera la presupuestaria, que en no pocas ocasiones impuso límites al despliegue de los programas sociales.

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La expectativa generada con esta visión del desarrollo social propició a su vez un desarrollo regional con un ambiente institucional que hizo posible que las organizaciones de la sociedad civil, las instituciones de educación, los ciudadanos y los esfuerzos intergubernamentales, confluyeran en una mejor fórmula para la inversión social en capital humano, en el fortalecimiento de las instituciones, en el desarrollo productivo sustentado, en la equidad e inclusión social, así como en la asistencia y atención a los grupos más vulnerables de la sociedad. En tal perspectiva y considerando que la educación y la salud ya se relacionaron, a continuación se anotan algunos logros en materia de política social. • Alrededor de 40 000 jefas de familia recibieron apoyos para proyectos productivos; este sector se favoreció con los programas de detección y tratamiento de enfermedades propias de la mujer. • Se desincorporó de las labores del campo a 27 852 menores hijos de jornaleros agrícolas, canalizándolos al servicio educativo. • Se implementaron los programas Rescate de la Sierra, Rescate de tu Economía y Rescate de la Costa, con los que se atendieron las necesidades de los pobladores de los altos del estado, de las comunidades pesqueras y de las colonias populares en todos los asentamientos de la entidad. • Con el apoyo y la gestión del gobierno estatal, se construyeron 144 389 viviendas nuevas, además de las que fueron reparadas parcialmente. En el renglón de agua potable, alcantarillado, tratamiento de aguas residuales y electrificación, se entregaron los siguientes resultados: • En energía eléctrica se alcanzó cobertura universal en el área urbana con 99.2 % y en el medio rural se avanzó hasta el 92 %. • En agua potable la cobertura llegó al 97.5 %. • En alcantarillado la cobertura ascendió al 83.6 %. • En saneamiento se trató el 92.7 % de las aguas residuales, 51 % por encima de la media nacional, ubicando a Sinaloa en una de las cinco entidades del país con mayor cobertura en este renglón. los gobernadores de la modernidad, 1969-2011 |

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• En total se construyeron 2 022 obras hidráulicas sociales: 1 127 de agua potable, 742 de alcantarillado, 136 de saneamiento y 17 de alcantarillado pluvial. • En Mazatlán, además de resolver con obras específicas el añejo problema del agua chocolatosa, se avanzó, como ocurrió en las demás ciudades del estado, en la construcción y rehabilitación de plantas tratadoras de aguas residuales, como El Crestón, Urías, Tanque Pacífico y Norponiente. • En Los Mochis, se atendió la añeja demanda del entubamiento del dren Bayoneta Norte en su segunda etapa, además de otras obras importantes de saneamiento como la planta de tratamiento de aguas residuales de Topolobampo y el colector Compuertas en Los Mochis.

Vocación reformista En materia de reforma del Estado, se modernizó el andamiaje jurídico bajo la divisa de corresponder a las exigencias de una sociedad cada vez más incluyente, democrática, plural y abierta a todos los puntos de vista. Inspirada en esta premisa, la reforma normativa se orientó a desenredar el entramado gubernamental a fin de hacer más accesibles los servicios públicos, desburocratizar las interacciones público-privadas y facilitar los trámites tendientes a instalar, ampliar o reorientar los giros de negocios, con lo que además de generar confianza para la inversión se propició un mayor dinamismo en la economía estatal. Es reconocible la voluntad de asumir como un imperativo la realización de cambios para incorporar al texto constitucional, la declaración expresa de que en Sinaloa toda persona es titular de los derechos humanos reconocidos en nuestra Carta Magna y en la Constitución local, así como los previstos en los instrumentos internacionales incorporados al orden jurídico mexicano. Para ello, se introdujo en la Constitución un nuevo título denominado De los derechos humanos.

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Asimismo, y con el concurso de todos los partidos políticos representados en el Congreso local, se procedió a una reforma electoral que garantizara certidumbre a la competencia democrática por el poder político, fortaleciendo la normatividad y las instituciones democráticas conforme lo demanda toda sociedad moderna, abierta y pluralista. Así, la nueva legislación en esta materia se diseñó para cumplir con el propósito de asegurar la competencia político-electoral en un ambiente de libertad, con respeto al principio de mayoría, como norma esencial de toda democracia, que al mismo tiempo reconozca los derechos de las minorías. En suma: • En la Constitución se consideraron los derechos humanos como orientación y límite de la acción gubernamental. • Se introdujeron derechos fundamentales de las personas, como el derecho a la cultura, el deporte, la recreación y los derechos de los niños, entre otros. • Se crearon la figura procesal local de derechos humanos y la acción de inconstitucionalidad para fortalecer las garantías individuales de todos los sinaloenses. • Se avanzó en forma considerable en el diseño del Sistema Estatal de Justicia para Adolescentes como garante de sus derechos; además, se aprobaron la nueva Ley de Seguridad Pública, la Ley sobre el Sistema Estatal de Asistencia Social, la creación de la Auditoría Superior del Estado, la Ley de Ciencia y Tecnología, la Ley de Pensiones, la Ley de Deuda Pública, la Ley de Adquisiciones y Administración de Bienes y la Ley de Presupuesto, Contabilidad y Gasto Público; las reformas a la Ley de Acceso a la Información Pública y al Código de Procedimientos Civiles, así como las reformas y adiciones a diversas disposiciones del Código Civil; la nueva Ley de Cultura, que creó el Instituto Sinaloense de Cultura, entre otros ordenamientos.

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Seguridad pública El tema de la seguridad fue una preocupación permanente para el gobierno, pues todo el territorio nacional estaba seriamente impactado por la violencia criminal, pero claros de que aún en su complejidad correspondía al Estado antes que a nadie proporcionar tranquilidad y paz a la ciudadanía, se adoptó como una de las prioridades fundamentales para la gestión el combate al crimen organizado encabezado por el gobierno federal; sin embargo, la confrontación entre las propias bandas delictivas originó un incremento en los índices delictivos, fundamentalmente en homicidios dolosos y robo de vehículos, los cuales en su inmensa mayoría correspondían al modus operandi del crimen organizado, delitos que también se asociaban a los altos registros de ilícitos federales derivados de la acción del narcotráfico y la violación a la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos. Esta problemática de inseguridad fue atendida bajo los esquemas de coordinación con las instituciones de seguridad federal y con los municipios, ello debido a su naturaleza, su complejidad y a los propios ámbitos de competencia. En lo que correspondió a la responsabilidad del gobierno estatal, se hizo lo posible por contener delitos graves del orden común como el secuestro, entre otros. Los resultados se registraron en los documentos de rendición de cuentas de aquel período, lo cual no implica que con ello se pretenda declarar satisfactorios los avances obtenidos, que por buenos que hayan sido y por lo sensible del caso, seguirían siendo deficitarios.

Las cinco principales obras Si hubiera que escoger cinco acciones de gobierno estatal que marcaron el paso de este equipo encabezado por Jesús Aguilar Padilla, y en la consideración de que tanto la educación como la salud se atendieron en su condición de políticas de Estado, habría que mencionar las siguientes: 196

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1. Sin duda la política, que fue el principal factor para gobernar con los mayores consensos, sin contratiempos y sin oposición beligerante en las calles, lo que permitió trazar una estrategia de beneficio social de gran penetración en los sectores populares con los programas Rescate de la Sierra, Rescate de tu Economía y Rescate de la Costa. 2. La infraestructura carretera y el equipamiento urbano, que posicionaron a Sinaloa en los primeros planos en conectividad y desarrollo moderno de comunidades, sindicaturas, cabeceras municipales y ciudades, por supuesto que como continuación de importantes obras que en este renglón dejaron gobiernos anteriores. 3. La construcción de la presa Picachos, que potencia al sur de la entidad como polo de desarrollo agrícola, sirviendo al turismo y a los mazatlecos al garantizar agua potable para el puerto. 4. La importante atracción de inversión privada, en particular el centro integralmente planeado de Teacapán y la generación de más de 120 000 empleos directos. 5. Colocar a Sinaloa como líder nacional de alimentos gracias a la estrecha alianza con los productores sinaloenses, que permitió mover toda una maquinaria compleja y de mucho rendimiento para aumentar en forma significativa los indicadores de producción.

La política como acción transformadora Como se ha anotado, la política fue un medio de gran utilidad para atemperar conflictos y contradicciones naturales en una sociedad compleja y moderna como la de Sinaloa. En una mirada a posteriori, es posible confirmar que una política que concilia, que busca consensos, estimula acuerdos, compromisos y alianzas con los diversos grupos de la sociedad, despliega todas sus potencialidades y tiene altos rendimientos. De ahí que esta concepción del quehacer político haya abarcado todo el espectro de las relaciones sociales, políticas, económicas, productivas y culturales de la entidad. los gobernadores de la modernidad, 1969-2011 |

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El reporte de resultados de fin de sexenio advierte que fue posible avanzar en la modernización de Sinaloa gracias a la deliberada ponderación que se dio a la política. Su ejercicio transformador facilitó los acuerdos con los más significativos liderazgos, promoviendo un desarrollo integral y equilibrado de la entidad, sus regiones y municipios. En este período se vivió con intensidad la política. Fueron años marcados por un reconocimiento de la diversidad, lo que impidió que se afianzaran tendencias sectarias y excluyentes. Todos los actores políticos dieron sobradas muestras de compromiso con la construcción de un mejor orden democrático, y se pudo avanzar además en muchos otros renglones y en la definición de nuevas reglas del juego que dieron certidumbre sobre todo a la competencia por el poder político. La renovación de los poderes Ejecutivo y Legislativo, así como las 18 presidencias municipales al concluir el mandato, se caracterizó por la pluralidad. Este proceso electoral se desarrolló en un ambiente de respeto, libertad y tolerancia. Ciertamente, la lucha política no estuvo exenta de tensiones, por lo demás naturales en una competencia abierta, pero éstas se procesaron en el marco institucional, con lo que se consolidó el valor democrático de la normatividad y las instituciones electorales, renovadas en la antesala de dicha contienda política. La peculiar definición electoral en la que se alzó con la victoria el candidato a gobernador de la coalición opositora al partido en el poder, y el reconocimiento natural y sin sobresalto alguno de los resultados por parte de las instituciones electorales y del propio mandatario estatal, reflejó que antes que cualquier irresponsabilidad impropia para cualquier gobernante moderno, se impuso la actitud de Estado al responder con lealtad a la madurez y la cultura política de la ciudadanía electora, garantizando con ello la gobernabilidad democrática. No obstante esta estrategia, que tuvo como sustento y eje fundamental a la política, además de alcanzar los importantes logros que hemos referido, hay que reconocer con espíritu autocrítico las insuficiencias de algunas de las políticas trazadas al inicio de la administración, así como en la coordinación de los tres ámbitos de gobierno. De manera especial, en este sentido, se vuelve a los temas de seguridad 198

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pública y la lucha contra la delincuencia organizada, en la que siempre se actuó con la firme decisión de preservar y defender la legalidad y el Estado de Derecho, pero no fue posible abatir de manera satisfactoria la violencia homicida para garantizar de la mejor forma la seguridad f ísica, jurídica y patrimonial de todos y cada uno de los ciudadanos. Para todos es conocido que en ese renglón, como en el resto de la administración, se trabajó en estrecha unidad con las autoridades federales y municipales. La estrategia de seguridad, la gestión tendiente a dar paz y tranquilidad a la ciudadanía, constituyó la mejor muestra de civilidad política y reconocimiento a la riqueza de la pluralidad imperante en el estado. Esto fue así porque los distintos ámbitos de gobierno, sin importar la filiación política y las posiciones ideológicas discrepantes, se entregaron de manera comprometida al combate de la delincuencia.

Un estilo de gobierno incluyente y de vocación republicana Las relaciones con los presidentes panistas Como ya ha quedado apuntado, la relación con los gobiernos federales presididos por los panistas Vicente Fox y Felipe Calderón se fundaron en el respeto, la cooperación y la responsabilidad compartida. Se estableció con el Ejecutivo federal, en cada período, un diálogo responsable y maduro que permitió tratar los asuntos de la agenda de Sinaloa de manera abierta en un plano de igualdad, lo que habría que reconocer como una actitud meritoria de ambas partes. De manera consciente, se estableció un modelo de relación intergubernamental distante de cualquier esquema de subordinación entre los distintos ámbitos de gobierno. Este modelo, además de mantener a salvo la condición de entidad soberana, sin duda favoreció a Sinaloa, pues más allá de algún prejuicio político el gobierno federal atendió con entera puntualidad el reclamo de los sinaloenses por la seguridad. Por otra parte, se consolidaron los recursos para la construcción de la los gobernadores de la modernidad, 1969-2011 |

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autopista Mazatlán-Durango, el más grande proyecto de ingeniería del país y quizá de Latinoamérica para la época; se liberaron los recursos para la construcción de la presa Picachos y se adjudicó en territorio sinaloense —específicamente en tierras de Teacapán, municipio de Escuinapa— el proyecto turístico más ambicioso de la administración federal, entre otros importantes beneficios. Es de resaltar que la contraparte funcionó igualmente en todos los casos, toda vez que la voluntad política del gobernador Aguilar siempre se mostró a favor de los proyectos de corte nacional impulsados por el gobierno de la República —definidos con una posición de Estado— y que eran beneficiosos para el desarrollo de México.

En la Conago Aunque al principio pudo entenderse que la Conago habría nacido del interés por agrupar a los gobernadores del país —mayoritariamente priistas— para enfrentar posibles arremetidas de la recién surgida alternancia en el poder con el primer Presidente de la República de extracción panista, lo cierto es que con el trabajo cotidiano este organismo adoptó un espíritu y una vocación republicana y de colaboración ordenada con el gobierno federal, procurando asumir con responsabilidad los desaf íos que al país y a las entidades federativas se les venían presentando en aquellos años, de tal manera que ello permitió procesar respuestas concretas en distintos ámbitos: en particular, se elaboró una propuesta de Acuerdo Nacional para el Fortalecimiento del Federalismo, cuyo propósito fundamental era precisamente impulsar y fortalecer a las entidades. En aquel entonces, la representación de Sinaloa, que recaía en el titular del Ejecutivo estatal —en especial a partir de 2008, luego de recibir del pleno de la Conago la encomienda de coordinar el grupo de trabajo sobre federalismo de la Comisión de Reforma del Estado—, dio a su participación mucha mayor relevancia, ya que se trataba de recoger y dar seguimiento a las diversas propuestas sobre este

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tema, las cuales fueron analizadas en los foros temáticos realizados en distintas zonas del país. Aquel proceso de elaboración, reflexión y análisis realizado en el marco de los foros temáticos, fue de suyo muy interesante y aleccionador, ya que permitió medir la magnitud de la participación de Sinaloa en el mundo de la conceptualización política ante asuntos de la mayor importancia sobre los que se pudo realizar un debate profundo y participativo con respecto a la capacidad institucional de los gobiernos estatales y municipales ante la necesidad de descentralizar las políticas de seguridad, justicia, desarrollo económico y agropecuario. Se deliberó también sobre la política social, educativa y de salud, y por supuesto estuvieron igualmente presentes los temas del federalismo hacendario y la descentralización de las finanzas públicas.

Senadores y diputados federales Tal vez lo que hoy representa una constante acorde con los avances de la democracia en el país, en los tiempos del sexenio 2005-2010 ya imperaba en la relación con diputados y senadores: un espíritu unitario y pluralista, con lo que se fue más allá de filiaciones políticas e ideológicas, haciendo posible converger en propuestas compartidas a favor de la entidad. Esta interacción permitió excelentes resultados en las labores de gestoría para lograr recursos adicionales a los inicialmente presupuestados, lo que se tradujo cada año en mayores fondos para aplicarlos al desarrollo de Sinaloa. De esta manera se demostró que el pluralismo, lejos de representar una dificultad para la acción común, fue un mecanismo que potenció las posibilidades de crecimiento del estado. El saldo sin duda siempre fue provechoso, de ahí que el mandatario estatal, en el contexto de su segundo informe, admitiera en forma abierta y sin cortapisas que muchos de los éxitos obtenidos en lo que iba de su gobierno se debían a la sensibilidad y espíritu de servicio con que los señores legisladores federales habían abrazado los problemas de Sinaloa.

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La relación entre los poderes estatales En una decidida contribución a la construcción de un orden democrático más pleno en el país, se dio una importante sinergia entre los poderes Legislativo, Judicial y Ejecutivo de la entidad. Ello permitió actualizar leyes y normas que exigían modernizarse para responder con eficiencia a los cambios que para entonces había experimentado la vida pública estatal y la nueva dinámica que derivaba de mercados económicos y políticos abiertos. La convergencia del Ejecutivo con los poderes Legislativo y Judicial en una relación de respeto fue la razón fundamental para promover una serie de cambios en la estructura jurídica, política y administrativa de la entidad en un proceso de reforma del Estado que fortaleció la articulación de la vida social y generó relaciones modernas en la economía, la política, la sociedad, la salud, la educación y la cultura, con lo que la entidad quedó más preparada para alcanzar un crecimiento sostenido y un desarrollo integral de mayor provecho para la ciudadanía.

Desarrollo de la vida municipal Así como se propuso que las relaciones con el gobierno federal partieran de un modelo intergubernamental de autoridad compartida, fue también el esquema que se estableció en las relaciones con los 18 municipios de la entidad. Este modelo que recomienda toda vocación republicana, federalista y democrática, fue el indicado para impulsar un desarrollo equilibrado en el estado, pues el propósito siempre consistió en hacer que las autoridades municipales aumentaran su capacidad gestora a fin de cumplir con eficiencia y eficacia sus respectivas responsabilidades. Esta política, que aprovechó las ventajas cooperativas, permitió a todos los ayuntamientos desplegar políticas públicas que modernizaron el sistema de ciudades, mejoraron las comunicaciones a través de nuevas carreteras entre los centros urbanos, sindicaturas y po202

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blaciones rurales y llevaron los beneficios de la salud, la educación, el pavimento y la vivienda a sectores que durante mucho tiempo estuvieron excluidos de los avances modernizadores. No obstante, habría que apuntar que las dif íciles condiciones financieras que han acompañado la evolución reciente de los gobiernos municipales, y que aún perduran, habiendo sido atendidas con sensibilidad y sin discriminación alguna por motivos de identidades políticas distintas, no lograron la satisfacción plena de las comunas, pues es evidente que todavía ahora, en materia municipal, se requiere de una reforma de mayor calado a fin de dotar de certidumbre a los ayuntamientos a la hora de atender las necesidades más urgentes de la comunidad. Queda claro que el gobierno municipal, al que todos los ciudadanos acuden con el propósito de resolver las necesidades que les aquejan, sin importarles si tienen competencia para atender su asunto, es hoy por hoy la entidad gubernamental que paradójicamente menos capacidad tiene para dar respuestas satisfactorias a esas demandas ciudadanas.

Mensaje final del gobernador Este ensayo sobre la obra de gobierno realizada en el sexenio 20052010 quedaría incompleto si no se rescatara el breve mensaje del licenciado Jesús Aguilar Padilla a propósito de la entrega al H. Congreso del Estado de su último informe de gobierno: Muy estimados sinaloenses: Este 15 de noviembre, en cumplimiento a lo dispuesto por la Constitución Política local, entregué al Honorable Congreso del Estado el sexto informe de gobierno. En el documento informo a los sinaloenses sobre los resultados de las políticas, acciones, programas y obras emprendidas por el gobierno estatal que he tenido el privilegio de presidir.

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Si el desempeño de un gobierno debe valorarse por sus resultados, tengo entonces la satisfacción de afirmar que, en lo esencial, le cumplimos a Sinaloa. Lo hicimos todos, y el mérito de los logros alcanzados reside en la participación de los sinaloenses, de los organismos de la sociedad y de sus instituciones. En todo caso mi orgullo es haber encabezado un esfuerzo colectivo de profunda transformación de Sinaloa. Con el esfuerzo de todos pudimos recuperar el crecimiento del estado, generar empleos, atraer inversiones, reducir la pobreza, ensanchar las libertades y las prácticas democráticas. Tales fueron las metas que nos propusimos, animados por el compromiso con la justicia social, la igualdad de oportunidades y los derechos humanos. Nuestras acciones se orientaron hacia el logro de una educación de calidad para todos, del mejoramiento de la salud, del trabajo digno y del cuidado y la protección integral de la familia. En materia económica, crecimos, mejoramos nuestra competitividad, trajimos más inversiones públicas y privadas y generamos un mayor número de empleos. La modernización del estado encuentra en la construcción de carreteras y vialidades uno de sus más sólidos pilares. La agricultura, nuestra actividad emblemática, creció a nivel nacional en estos seis años como ninguna otra en el país, y Sinaloa afirmó su liderazgo nacional en la producción de alimentos. Por su parte, el turismo ha registrado un impulso formidable. Muchas de nuestras acciones contaron con el apoyo del gobierno federal, con el que tuvimos siempre una relación de respeto y de colaboración. Asimismo, con todos los presidentes municipales sin excepción sostuvimos una excelente colaboración institucional. Los diputados federales y senadores de todas las filiaciones políticas apoyaron siempre nuestras gestiones.

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El trabajo coordinado y respetuoso con los poderes Legislativo y Judicial del estado fue clave para avanzar en una nueva constitucionalidad y actualización de nuestras leyes. La nueva legislación en materia electoral cumplió con su propósito de asegurar la competencia en un ámbito de libertad, con respeto al principio de mayoría como norma esencial de toda democracia, que al mismo tiempo reconoce los derechos de las minorías. Esto hizo posible que los procesos electorales federales y locales que ocurrieron durante nuestra gestión observaran equidad, transparencia e imparcialidad. Así se afianzaron la legalidad y la legitimidad de la vida política estatal. Ese fue también el caso de las elecciones del 4 de julio, en las que se eligió al nuevo gobernador, a los 40 diputados al Congreso del Estado y se renovaron los 18 ayuntamientos de la entidad. Mi gobierno actuó en todo momento con imparcialidad y garantizó el sufragio efectivo de los ciudadanos. Amigas y amigos sinaloenses: Quiero convocarlos a todos a preservar la unidad en el trabajo por Sinaloa. Una unidad capaz de garantizar un continuo proceso renovador, que ha hecho de Sinaloa un estado moderno en su economía, en su política, en su convivencia democrática y en sus manifestaciones culturales. A todos los sinaloenses les expreso mi gratitud, consciente de que es a ustedes a quienes debo el privilegio de servirle a Sinaloa, desde la más honrosa responsabilidad política a la que puede aspirar un sinaloense. Muchas gracias a todos.

A manera de conclusión El recuento de la función de gobierno del período 2005-2010 aquí presentado contempla avances significativos que deben acreditarse al esfuerzo de todos los sinaloenses. Hay, como igualmente se asienta los gobernadores de la modernidad, 1969-2011 |

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en el texto de este trabajo, vacíos e insuficiencias que en su momento fueron asumidos con responsabilidad por quien fungió como gobernador del estado, Jesús Aguilar Padilla, bajo el juicio por él compartido de que los logros son de todos los ciudadanos, pero las insuficiencias corresponden al gobernante. El balance, de cualquier manera, se puede considerar positivo y valioso, de tal forma que constituyó sin duda una importante base para el despliegue de los proyectos de desarrollo posteriores; seguramente los logros de aquel ejercicio gubernamental serán parte del patrimonio de la sociedad sinaloense, como ocurre con todos los aportes de cada período de gobierno que ha transcurrido; nos referimos a las obras materiales y a todas aquellas obras intangibles, como son las culturales y educativas, así como las reformas normativas y políticas de las que aquí se ha dado cuenta. Estimamos necesario compartirle a los lectores que las fuentes principales de este trabajo son los informes anuales y demás documentos de planeación y rendición de cuentas correspondientes al período de gobierno examinado en estas páginas.

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Conclusiones del período

1. Se redujo la entrega de tierras a núcleos campesinos a la vez que, como resultado de la construcción de las grandes obras de infraestructura hidráulica impulsadas por el gobierno federal, se incorporaron nuevas áreas al sistema de riego. Entre 1970 y 2010 se construyeron las presas Ocoroni, Bacurato, Comedero, Huites, El Tamarindo, El Sabinal y Picachos, extendiéndose a 1 200 000 las hectáreas bajo riego; se aumentó la producción agrícola y Sinaloa se adjudicó el título de productor nacional de alimentos. 2. El narcotráfico se convirtió en una constante en la vida sinaloense. La violencia generada por este flagelo se tradujo en momentos de intranquilidad social cuyo combate requirió de la implementación de operativos militares de orden federal. La comisión de delitos de alto impacto afectó la imagen de Sinaloa nacional e internacionalmente como entidad de alto riesgo para el turismo y la inversión productiva, sin embargo su importante aportación económica mantuvo su influencia en el circulante regional. 3. La construcción de obra pública y privada caracterizó a este período: presas, canales, carreteras, puentes, calles, bulevares, pasos subterráneos, parques, instalaciones escolares y culturales, inmuebles deportivos, hospitales, panteones, edificios oficiales y privados, marinas, puertos, aeropuertos, fraccionamientos 207

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residenciales, multifamiliares, viviendas de interés social, hoteles y restaurantes; fueron realizados a lo largo y ancho del territorio pueblos a los que trasladar a los desalojados por las presas, como no se hizo en los gobiernos de la Revolución, transformando la fisonomía del paisaje urbano y rural con las consecuencias ecológicas y ambientales regionales. Se incrementó la construcción de las vías de comunicación, sobre todo carreteras; se acondicionaron las instalaciones aéreas y portuarias, sin embargo la vía férrea, que en mucho ayudó a propagar la revolución en 1910, se mantuvo en la situación heredada desde el naciente siglo XX. La atención educativa se mantuvo en constante incremento durante el período hasta cubrir la demanda universal en los niveles básico y medio superior. A ella correspondió el 60 % del presupuesto de egresos del Estado, consolidándose como el principal servicio público a la comunidad. De las instituciones de educación media y superior egresaron más profesionistas que se incorporaron a la vida económica de la entidad, ofreciendo más servicios a la sociedad y generando más ingresos al gobierno. Las instituciones educativas alcanzaron la demanda universal. A las universidades públicas se añadieron las de tipo particular, se amplió la oferta educativa a la juventud sinaloense al abrirse nuevas carreras profesionales con niveles de especialización, maestrías y doctorados. La competencia académica de las instituciones de educación superior generó un cambio notorio en su calidad. Los medios de comunicación mantuvieron una oferta constante. Sinaloa conoció nuevos periódicos, televisoras, estaciones de radio —inclusive culturales—, páginas informativas y redes digitales, impulsando un sistema de comunicación cada vez más amplio. La tecnologización de la vida cotidiana se hizo cada vez más evidente con el uso de la computadora, el celular y posteriormente la Internet, hasta impactar al medio escolar. Con la aprobación de las reformas electorales, nuevos grupos políticos se incorporaron al poder Legislativo, ampliando la representación social en el Congreso. La sociedad más informada se politizó, aunque ello no se reflejó en el incremento de la parti-

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cipación ciudadana en los procesos electorales que porcentualmente se mantiene a la baja. 8. A nivel nacional se perdió el discurso de la Revolución mexicana hasta extinguir el principio del Sufragio efectivo, no reelección. Los gobiernos federales incorporaron discursos y modelos económicos modernizadores ligados a la globalización internacional que acabaron al nacionalismo revolucionario, con su correspondiente influencia a nivel regional. A pesar de todos los avances logrados, la Revolución mexicana se volvió un fantasma de múltiple y vigorosa presencia social por quienes pueden clamar sepultarla, mas en su agonía no termina de morir, aspirando, como el ave fénix, a revivir de sus cenizas. 9. Durante el período se presentaron cambios en la conducta de los sinaloenses: la liberación femenina y la exigencia de equidad de género se evidenció cada vez más; la comunidad homosexual presentó abiertamente sus demandas de respeto y legalización de preferencia sexual; se exigió la presentación de los desaparecidos y respeto a los derechos humanos, la vida electoral recibió nuevas voces en el espectro partidario y el gobierno mostró mayor atención a las minorías, como personas con capacidades diferentes y personas con preferencias sexuales diferentes. La sociedad sinaloense se volvió más tolerante y exigente, pero menos participativa en los asuntos de interés público, por lo que el abstencionismo dominó los procesos electorales. 10. El gobierno sinaloense se convirtió en proveedor de apoyos a las familias: vacunas, desayunos escolares, uniformes, libros y útiles escolares, atención médica, servicios públicos y becas, al tiempo que fue promoviendo cambios a la legislación laboral que afectaron a los trabajadores. Los reportes de corrupción oficial se volvieron constantes en la información pública, más no tuvieron atención legal efectiva, convirtiéndose en escándalos durante los procesos electorales. Entre el Sinaloa de 1970 y el actual existe una profunda diferencia. La esperanza de la sociedad se enfrenta a un futuro incierto. La los gobernadores de la modernidad, 1969-2011 |

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ciudadanía, aparentemente más informada y politizada, vive una confusión que desanima su participación y la aleja de la lucha por los grandes objetivos sociales reduciéndola a la abstención. Es evidente la ausencia de nuevos líderes y un discurso partidario fresco que aglutine las demandas sociales emergentes.

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Sobre los autores Guillermo Aarón Sánchez

Es economista egresado de la Universidad Autónoma de Sinaloa. Tiene maestría en Economía por la UNAM, Maestría en Administración por el Tecnológico de Monterrey y Maestría en Negocios Internacionales, también por el Tecnológico de Monterrey. Recibió el grado de Doctor Honoris Causa por la Universidad Rafael María Baralt, de Venezuela. Ha realizado múltiples cursos y diplomados en temas de comercio exterior, finanzas internacionales, administración, marketing y ciencia política, tanto en universidades nacionales como de otros países. Se ha desempeñado como consultor en temas de políticas públicas y ha sido profesor a nivel maestría en diversas universidades. En el ámbito de gobierno se ha desempeñado como Coordinador General de Asesores durante el período de gobierno de Juan S. Millán. Asimismo, fue miembro titular del Consejo para el Desarrollo Económico de Sinaloa (Codesin) y presidente de la Comisión para el Desarrollo de la Gestión Pública del Estado de Sinaloa. Es columnista de la cadena de periódicos El Debate y escribe para algunas revistas locales. Actualmente es Rector de la Universidad de Occidente.

José de Jesús Calderón Ojeda

(Culiacán, 1950). Es licenciado en Derecho y doctor en Sociología Política con grado en Economía del Desarrollo. Cursó estudios profesionales en la Universidad Autónoma de Sinaloa, Universidad Nacional Autónoma de México y la Universidad de Berkeley, California, obteniendo el grado de 211

doctor en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales, Sistema Sorbonne, en París, Francia. Se ha dedicado a las actividades políticas, de administración pública y empresariales privadas. Ha militado en dos partidos políticos y ha ocupado cargos de responsabilidad pública en la Universidad Autónoma de Sinaloa, el Gobierno municipal de Culiacán, el Gobierno del Estado de Sinaloa y el Gobierno de la República, a través del cual participó en las negociaciones del Tratado de Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá. Ha desempeñado responsabilidades de dirección y la presidencia del Consejo de Administración de varias empresas, entre ellas FINTRA, Naviera ARMAMEX, La Cañada BR y PETRO-INFRA.

Florentino Castro López

(Guasave). Licenciado en Derecho por la Universidad Autónoma de Sinaloa. Ha cumplido funciones como Secretario de Educación Pública y Cultura del Gobierno del Estado de Sinaloa durante la administración del Lic. Jesús Alberto Aguilar Padilla; como Delegado del Comité Ejecutivo Nacional del PRI en Jalisco y Delegado del IMSS en Hidalgo, así como Jefe de delegaciones del ISSSTE.

Francisco Cuauhtémoc Frías Castro

(Los Mochis, 1950). Licenciado en Derecho por la Universidad Autónoma de Sinaloa, doctor en Derecho por la UNAM, donde fue profesor en la Escuela de Derecho y Ciencias Políticas, al igual que en la división de Estudios de Posgrado de la Universidad Autónoma de Tlaxcala. Se ha desempeñado como Rector de la Universidad de Occidente, Diputado federal, Secretario General de Gobierno, y Secretario de Educación Pública y Cultura del Gobierno del Estado de Sinaloa. Ha presidido la Fundación Cambio XXI, el CDE del PRI y la Fundación Colosio, A. C., todas en Sinaloa.

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Gustavo Adolfo Guerrero Ramos

(Culiacán, 1947). Ingeniero químico por la Universidad Autónoma de Guadalajara. Cuenta con maestría en Ingeniería Industrial con especialidad en Investigación de Operaciones, en el ITESM. Presidente municipal de Culiacán. Diputado federal y Senador por Sinaloa. Secretario de Planeación y Desarrollo del Gobierno del Estado de Sinaloa. Dentro de la función pública, ha laborado en el Gobierno de Sinaloa, la Secretaría de Salud y Seguridad Social, Secretaría de la Presidencia, Secretaría de Programación y Presupuesto, en la sedue, y como titular de la Unidad para el Fomento a la Vivienda de Sinaloa. Ha sido profesor invitado de la Asociación Mexicana del Presupuesto Público de la Escuela de Salud Pública de México; Vicepresidente legislativo del CEN de la Sociedad Mexicana de Ingenieros; miembro de la Red Trinacional de Líderes de la Educación Superior de Norteamérica y del Global Parlamentarians on Habitat; profesor en el ITESM Campus Monterrey, en el Campus Ciudad de México, y en el Instituto Tecnológico 17 de Culiacán, Sinaloa.

Vicente López Portillo Tostado

Sociólogo por la Universidad Nacional Autónoma de México en 1976. Rector de la Universidad de Occidente. Subsecretario de Educación Media y Superior de la SEPyC del Gobierno del Estado de Sinaloa. Director General del Consejo Nacional para la Acreditación de la Educación Superior, A. C.

Juan Mario Martini Rivera

(Mazatlán, 1953). Periodista. Licenciado en Ciencias y Técnicas de Comunicación por la Universidad Autónoma de Sinaloa. Recipiendario de los premios Estatal de Periodismo y El Payo del Rosario, éste por la Universidad Autónoma de Sinaloa. Autor de Comercio y comerciantes de Mazatlán; Grandeza mazatleca, Cien años es el principio, Baja California Sur y Vivir en la raya. En su haber se cuentan más de diez mil trabajos periodísticos entre artículos, ensayos, reportajes y entrevistas. Coordinador de asesores en la Secretaría particular del Presidente de la República, 2004-2007.

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Rubén Rocha Moya

(Batequitas, Badiraguato, 15 de junio de 1949). Egresado de la Escuela Normal Rural El Quinto, Sonora. Maestro en Educación y doctor en Ciencias Sociales. Fue rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa. Es autor de varios libros, entre ellos: UAS, 1981: La defensa de un proyecto; Fraude a la Democracia; Elogio de Sinaloa: señas y reseñas de libros y autores; Caña quemada: relatos de la vida en el Noroeste mexicano; El disimulo: así nació el narco, y Pedagogía del anhelo: una vida en las normales rurales, así como coautor de diversas obras.

David Rubio Gutiérrez

(Mocorito, 1945). Secretario y presidente de la Academia Cultural Alejandro Hernández Tyler, después Roberto Hernández Rodríguez. Secretario general de cobaes. Es autor de Mocorito, un camino, un testimonio; Rafael Buelna Tenorio, «el Granito de Oro»; Por mi raza, canta el corrido. Coautor de 26 sinaloenses ilustres, antología Ancla y Estrella. Colaborador de la colección 18 Encuentros con la Historia, de la revista Presagio.

Roberto Soltero Acuña

(Culiacán, 8 de abril de 1948). Estudió en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la UAS. Entre sus publicaciones se cuentan el Prontuario de la Ley de Amparo Reglamentaria de los artículos 103 y 107 constitucionales; Tabla de concordancia numérica del Código Civil del Distrito Federal y del Código Civil de Sinaloa, y Términos Judiciales del Código de Procedimientos Civiles del Estado de Sinaloa. Ha ocupado diversos cargos en el Partido Revolucionario Institucional; además, se ha desempeñado como colaborador en El Sol de Sinaloa, Director de la Estación Central de Autobuses, Gerente general de El Diario de Culiacán, analista y comentarista político en Radio UAS, Grupo ACIR y Canal 3 de televisión, Director general de la Agencia Sinaloense de Información, director y productor radiofónico.

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Teodoso Navidad Salazar

(Costa Rica, Culiacán, 1959). Profesor de educación primaria por la Escuela Normal de Sinaloa, licenciado y maestro en Historia por la Universidad Autónoma de Sinaloa. Locutor, escritor e historiador. Es autor de Toponimia, geograf ía e historia de Sinaloa. Miembro de la Academia Cultural Roberto Hernández Rodríguez; de la Academia de Historia de Sinaloa y de La Crónica de Sinaloa, A. C. Promotor cultural y participante activo en las tareas culturales de Sinaloa.

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Álbum fotográfico

218 | Los Alfredo Valdés gobernadores Montoya. de Sinaloa ante la historia (1831-2011)

Alfredo Valdés Montoya (izquierda), con el gobernador Leopoldo Sánchez Celis.   Inicios de la construcción de Ciudad Universitaria en Culiacán,   al centro Valdés Montoya, a su derecha el rector Gonzalo Armienta Calderón.

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Con el gobernador Alfredo Valdés Montoya, Mariano Carlón López,   Francisco Rodolfo Álvarez Fárber, Armando Rodríguez Thomas y Alberto Sánchez González. Manuel Lazcano Ochoa, Ignacio Arturo Cota Rivera, Amado   Estrada Rodríguez, Alfredo Valdés Montoya y Mario Ramos Rojo.

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Alfonso G. Calderón.

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En una gira por Mocorito, el gobernador Alfonso G. Calderón y a su izquierda   Jesús Enrique Hernández Chávez, José Ley Domínguez, Silvestre Pérez Lorenz y María del Rosario Hernández Barrón. En gira, el candidato a gobernador Alfonso G. Calderón. Le acompañan   Silvestre Pérez Lorenz, Patricio Robles y Jesús Enrique Hernández Chávez.

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| Los gobernadores de Sinaloa ante la historia (1831-2011)

El gobernador Alfonso G. Calderón en gira por el municipio de Sinaloa. Le   acompañan a su derecha Pablo Moreno Cota, atrás Faustino López Osuna.

Alfonso G. Calderón,   gobernador de Sinaloa, y Pablo Moreno Cota, presidente municipal de Sinaloa de Leyva.

224 | Los Antonio Toledo gobernadores Corro de Sinaloa ante la historia (1831-2011)

Con el Presidente de la República Adolfo López Mateos.   Antonio Toledo Corro con Miguel de la Madrid saluda a diputados sinaloenses   y a Aurelio González Meza.

Antonio Toledo Corro y Alfonso Genaro Calderón.   Doña Esthela Ortiz de Toledo, Antonio Toledo Corro y Leopoldo Sánchez Celis.   Los acompaña Leopoldo Sánchez Duarte.

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Doña Esthela Ortiz de Toledo Corro dejó, como su nombre, una estela de   logros que beneficiaron a la mujer, como es el caso del Conalep, y a las trabajadoras sociales de todo el estado.

El gobernador Toledo Corro visita el Instituto Tecnológico de Culiacán.  

Francisco 228 | Los Labastida gobernadores Ochoa. de Sinaloa ante la historia (1831-2011)

Francisco Labastida Ochoa con Gustavo Guerrero Ramos y Alberto Saracho Valle.  

El gobernador Labastida, Luis Donaldo Colosio y Lauro Díaz Castro.  

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El gobernador Labastida y Aarón Irízar López.  

En el acto cívico   del grito de Independencia, el gobernador del estado de Sinaloa, acompañado de su esposa María Teresa Uriarte.

ÁlbumRenato fotográfico Vega Alvarado. | 231

Con los miembros del CODESIN, Eduwigildo Carranza, Heriberto Félix Guerra,   Enrique Coppel Luken, Quirino Ordaz Luna, Marco A. Fox Cruz, Ildefonso Salido, Guillermo Elizondo Collard, Juan Manuel Ley López, Jesús Antonio Castro, Francisco Madero Herrera, Lauro Díaz Castro, Vicente López Portillo, Francisco Frías Castro y Alberto López Vargas.

El gobernador Renato Vega con Juan Ramón de la Fuente (exrector de la   UNAM), Ernesto Zedillo Ponce de León y Francisco Labastida Ochoa.

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Renato Vega Alvarado con Luis Donaldo Colosio Murrieta.  

El presidente Carlos Salinas de Gortari y el gobernador Renato Vega Alvarado.  

Juan 234S. Millán | Los gobernadores Lizárraga. de Sinaloa ante la historia (1831-2011)

En conversación con Fidel Velázquez Sánchez (secretario general de la CTM).   Con el presidente José López Portillo, en la residencia oficial de Los Pinos.  

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Juan S. Millán Lizárraga, Miguel de la Madrid Hurtado y Antonio Riva Palacio.  

El Presidente de la República Vicente Fox en la inauguración de la planta de   tratamiento de aguas negras en Culiacán.

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| Los gobernadores de Sinaloa ante la historia (1831-2011)

Con Mijail Gorbachov, Primer Ministro de la URSS.   En la Casa Blanca con Ronald Reagan, Presidente de los Estados Unidos de   América.

Álbum fotográfico |

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Jesús Padilla. 238 Aguilar | Los gobernadores de Sinaloa ante la historia (1831-2011)

El gobernador preside la ceremonia del grito de independencia en el balcón del   Palacio de Gobierno. El gobernador Jesús Aguilar Padilla.  

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El gobernador Jesús Aguilar Padilla preside una reunión del programa   «Diálogos: la Comunidad con el Gobernador»; le acompañan Jesús Burgos Pinto, Pablo Moreno Cota y Luis Cárdenas Fonseca. El gobernador Aguilar Padilla acompaña a don Antonio Toledo Corro en la   supervisión de la ciudad educativa de Escuinapa.

El gobernador participa en el foro Líderes Juveniles y Retos para Sinaloa.  

Acto cívico del generalísimo   José María Morelos acompañado por Francisco Javier Luna Beltrán, Canuto López López y Jesús Vizcarra Calderón.

Mario 242 López | Los gobernadores Valdez. de Sinaloa ante la historia (1831-2011)

Mario López Valdez con el doctor Jesús Kumate.  

Mario López Valdez en su desempeño como senador de la República.  

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Mario López Valdez en la Cámara de Senadores.  

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| Los gobernadores de Sinaloa ante la historia (1831-2011)

CONCLUSIONES

Los gobernadores de Sinaloa ante la historia (1831 a 2011) A 180 años de distancia

Nada de lo que tenemos es producto de un milagro; trabajar es el verbo mágico de los sinaloenses.

En 180 años, los sinaloenses hemos vivido una continuidad de sucesos que han venido transformando paulatinamente nuestra existencia sin que, en la gran mayoría de los casos, nos hayamos dado cuenta, pues o sucedieron antes de que naciéramos o tuviéramos conciencia de ellos o no se difundieron con oportunidad o en su momento no fueron lo suficientemente interesantes para ponerles atención. Sin embargo, incluso las decisiones tomadas por los primeros gobernadores del estado siguen repercutiendo en nuestra vida hasta la fecha, aunque por la falta de estudio de nuestra historia seamos incapaces de distinguir su origen. Vale decir que son el pecado original que pagamos como sociedad por la ignorancia de nuestro proceso histórico. En 1824 el Congreso nacional unió en el Estado de Occidente a las provincias de Sinaloa y Sonora, que esperaban convertirse en estados fundadores de la federación nacional, permaneciendo unidos pero en constante lucha por lograr su separación hasta que el 13 de octubre de 1830 el mismo Congreso convocó a un proceso electoral para elegir a los diputados que conformarían los congresos constituyentes de los 247

estados de Sinaloa y Sonora, proceso que concluyó seis meses después al instalarse simultáneamente, el 13 de marzo de 1831, las legislaturas en Culiacán y Hermosillo, erigiéndose así tanto Sinaloa como Sonora en estados soberanos, libres e independientes. Ese día los sinaloenses por fin alcanzamos la calidad jurídica de entidad política integrante de la federación denominada Estados Unidos Mexicanos, y terminamos nuestra relación de gemelos siameses con Sonora después de una convivencia de siete años, etapa que algunos historiadores han comparado con un matrimonio mal avenido. Tomando en cuenta lo anterior, es posible afirmar que nuestra vida como entidad libre y soberana tiene un antecedente de ocho a nueve generaciones, por lo cual los bisabuelos de nuestros tatarabuelos fueron los primeros ciudadanos sinaloenses; es decir, la nuestra es la condición de un estado joven, característica que, por nuestra energía y vitalidad, nos distingue en la historia nacional. De entonces a la fecha son numerosos los cambios que han transformado nuestra sociedad y muchos de ellos se han originado a partir del ejercicio del poder Ejecutivo estatal, correspondiendo a los gobernadores la responsabilidad de enfrentar su momento histórico y tomar las decisiones que las condiciones de la época les permitieron, con las repercusiones inmediatas y mediatas inherentes al caso. Ahora, en 2015, podemos preguntarnos si siempre hemos tenido los servicios públicos que estamos disfrutando, si las condiciones sociales y materiales que rodean nuestra existencia son consustanciales a nosotros o acaso son anteriores a nuestra vida, porque esa pregunta es una de las razones que fundamentan la pertinencia de este libro. Si pensamos en las condiciones materiales, como las carreteras, por ejemplo, tendremos que remontarnos en el tiempo y decir que en 1831 nuestro territorio era atravesado por una serie de veredas que tenía como eje el camino real trazado durante la época colonial y por lo tanto perteneciente al rey de España, también llamado de «tierra adentro»; su tránsito, pegado a la serranía, se hacía a caballo y a lomo de bestias de carga que transportaban fundamentalmente el oro y la plata extraídos de las entrañas de la tierra; que el movimiento de mercancías era sumamente escaso porque las comunidades, rancherías y 248

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haciendas vivían en la relativa autosuficiencia y que fue a partir de los años cincuenta del siglo XIX cuando se trazó el antecedente del camino nacional. El gobernador responsabilizaba a cada comunidad de la apertura y mantenimiento del tramo que les correspondía, trabajo que se realizaba con mano de obra de los delincuentes sujetos a condena. Tres décadas después, durante el porfiriato, el gobernador autorizó las corridas de diligencias en sus rutas regionales que interconectadas permitían al viajero ir más allá de sus postas finales. Antes de concluir el gobierno del general Porfirio Díaz, los inversionistas extranjeros construyeron con capital norteamericano la ruta del Ferrocarril Sud-Pacífico, en su afán de conectar la fronteriza ciudad de Nogales con Guadalajara y de ahí transbordar para llegar a la capital de la República. En lo referente al mar, hacía años que las rutas de navegación conectaban los puertos de Mazatlán y Topolobampo con otras ciudades de la costa del Pacífico y del mundo. Cuando el ferrocarril entró a tierras sinaloenses, en 1905 se acercó a Los Mochis, en 1908 llegó a Guamúchil, en 1909 a Culiacán y a Mazatlán en 1910, conectándose con la vía que corría a Guadalajara. De Culiacán salió un ramal ferrocarrilero al puertecillo de Altata, que con el tiempo se convirtió en el móvil preferido por las familias para ir de paseo al mar. Por ironía del destino, el invento más poderoso de la modernización tecnológica, la última aportación del porfirismo al desarrollo nacional, sirvió para trasladar a las fuerzas combatientes armas, caballos, soldados y víveres que acabaron con el sistema dictatorial impuesto por Porfirio Díaz durante treinta años. La Revolución mexicana se hizo esencialmente con caballos transportados en furgones del ferrocarril. Pero volviendo unos años atrás, para 1864 Mazatlán era un puerto internacional que por su posición estratégica en el Pacífico mexicano se convirtió durante dos años en la sede del ejército intervencionista francés, mientras que Topolobampo en 1886 prohijó una aventura colonizadora que impactó notablemente en el desarrollo regional del norte sinaloense con el arribo de los utopistas traídos por Albert Kimsey Owen para fundar una sociedad basada en el principio de la cooperación integral. De ahí partió otro ramal ferrocarrilero rumbo a Chihuahua, pero no logró CONCLUSIONES. Los gobernadores de Sinaloa ante la historia... |

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avanzar más allá de los límites de Choix; el tramo a Chihuahua fue concluido hasta 1960, cuando el presidente Adolfo López Mateos inauguró esa maravillosa vía producto de la ingeniería mexicana. Durante la primera mitad del siglo XX, el ferrocarril fue el medio de transporte más socorrido por los sinaloenses que viajaban a la capital de la República, sobre todo los gobernadores y el equipo que les acompañaba, en un viaje que normalmente duraba tres días. El tramo Mazatlán-Durango fue un proyecto inconcluso que se extravió desde su nacimiento. Si bien es cierto que muchos presidentes de la República concibieron el proyecto de unir al territorio nacional con una vía moderna, fue durante el gobierno del presidente Miguel Alemán que se empezó a construir la Carretera Internacional México 15, realizada por tramos hasta que lograron unirlos en un esfuerzo continuado que duró más de veinte años. Cruzar las cañadas nayaritas y levantar los puentes fue uno de los obstáculos más importantes, ya que las temporadas de lluvias y ciclones destruían los avances y se tenía que volver a empezar. Nuestros abuelos recuerdan que no hace muchos años había lanchones que pasaban los carros, bestias y personas de un lado a otro de los ríos Baluarte y Piaxtla. En lo general, las cabeceras municipales permanecieron relativamente aisladas, hasta que fueron conectadas a la carretera México 15 en 1963, cuando el gobernador Leopoldo Sánchez Celis, al tomar posesión de su cargo, anunció que en ese momento se iniciaban los trabajos para construir las carreteras que unirían Cosalá, El Fuerte, Choix y Sinaloa de Leyva con la nacional. Posteriormente se pavimentaron los tramos Angostura-Guamúchil-Mocorito y La Cruz, cerrando un capítulo por demás importante en la vida estatal; la de Concordia-Villa Unión se asfaltó al construirse la primera ruta Mazatlán-Durango. Adicionalmente a la carretera México 15, en la década de los sesenta se empezó a construir la rúa Guamúchil-Angostura-Culiacán, conectando a las poblaciones más importantes de los valles de Angostura, Pericos y Culiacán.

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Fue durante el gobierno de Antonio Toledo Corro cuando se modernizó el tramo Navolato-Culiacán y se inició la construcción de la carretera Benito Juárez, con punto de partida en Culiacán y arribo al poblado Las Brisas, uniéndose a la carretera México 15 para tocar las poblaciones de Guasave y Juan José Ríos en su ruta a Los Mochis, oportunidad que se aprovechó para mejorar las condiciones del tramo Los Mochis-Topolobampo y Los Mochis-Estación Don. En el gobierno de Francisco Labastida Ochoa se construyó el tramo Culiacán-Mazatlán, a través de una carretera de cuota, ampliándose posteriormente el de Mazatlán-El Rosario y El Rosario-La Concha en su ruta hacia el sur. Después de muchos años de trabajo y en un esfuerzo inaudito, el gobierno de la República puso en marcha la carretera Mazatlán-Durango, ampliada y acortada en su longitud gracias al puente Bicentenario, una joya de la ingeniería nacional que permite el tránsito entre la sierra y el mar, uniendo una amplia región del noreste mexicano con este puerto del Pacífico. A pesar de todo este esfuerzo, se continuó teniendo caminos de herradura y brechas en las partes más altas de la serranía y caminos de terracería para unir a las poblaciones más alejadas. De Badiraguato parte la carretera que nos unirá con Parral, Chihuahua, mientras que desde Topolobampo-Los Mochis-El FuerteChoix podrán viajar a tierras sonorenses utilizando una carretera amplia y segura en avanzado proceso de construcción. Como podemos observar, aun sin dejar de reconocer el valioso esfuerzo de los gobiernos federales, el avance en esta materia ha sido dif ícil y complejo. Y así como hemos tratado las comunicaciones, también podemos ilustrar lo sucedido en los otros campos de nuestra sociedad. En cuanto a la economía, entre 1846 y 1905 la Casa de Moneda de Culiacán acuñó un valor aproximado de 65 millones de pesos, a un promedio anual de 1 100 000 pesos en piezas de oro y plata principalmente, lo que ilustra la capacidad de una riqueza sólida y pujante, aunque socialmente mal repartida.

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En salud, los primeros médicos titulados llegaron a las ciudades sinaloenses en el último tercio del siglo XIX: a la Villa Del Fuerte arribaron médicos japoneses, igual que a Tamazula y Guasave; al puerto de Mazatlán llegaron desde la mitad del siglo y después, junto a las fuerzas francesas, hicieron su aparición algunos profesionales de la medicina cuya obligación era atender a los miembros del ejército intervencionista. En Culiacán, los médicos se contaban con los dedos de la mano, pero antes de concluir el siglo XIX ya vivían en la ciudad médicos sinaloenses egresados de las escuelas de Medicina de Guadalajara y la capital del país. Las condiciones de salud pública en Sinaloa no eran las mejores: las epidemias de paludismo, fiebres y piojos eran constantes a lo largo y ancho del territorio; en Mazatlán se registra la organización del primer hospital en 1842 y mejorado en 1855, sin embargo en 1880 falleció Ángela Peralta víctima de la fiebre amarilla; y despuntando el siglo XX, entre 1902 y 1903, en ese mismo puerto resintieron el brote de peste bubónica, que fue atendido por los trece médicos que radicaban en la Perla del Pacífico. En 1855, en Culiacán, murió el gobernador Gaxiola a causa de un brote de cólera morbus. Como podemos entender, en esas fechas la cantidad de personas que debían ser atendidas por cada médico era muy elevada; hoy, afortunadamente las condiciones son diferentes. A finales del siglo XIX, al Hospital del Carmen —generosa aportación del obispo José de Jesús María Uriarte y Pérez— le siguieron las casas de asistencia organizadas por los médicos culiacanenses; el Hospital Civil de Culiacán resultó un fruto de la gestión del ingeniero Juan de Dios Bátiz en 1930; el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) empezaron a operar casi a mitad del siglo XX con oficinas y consultorios que se fueron transformando hasta convertirse en hospitales de especialidades y cubrir las principales ciudades de la entidad; en los años cuarenta la Secretaría de Salubridad y Asistencia puso en marcha los centros de salud urbanos y semiurbanos. Más recientemente, el programa de Seguro Popular permitió la afiliación de una gran cantidad de familias para recibir los 252

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beneficios de los programas de salud. En el caso de la medicina particular, los inversionistas asociados con los profesionales de la medicina han abierto instalaciones modernas en las principales ciudades del estado para atender a las familias que pueden pagar su costo; y en cumplimiento del objetivo de acercar los beneficios de la educación y la ciencia a la población, la Universidad Autónoma de Sinaloa ha abierto las carreras de Enfermería, Odontología, Medicina y otras disciplinas afines a la salud en Culiacán, Mazatlán y Los Mochis, ampliando inmensamente las posibilidades de acceso a la salud a la ciudadanía sinaloense. La inauguración del Hospital General, así como del Hospital de la Mujer y hace más de sesenta años del Hospital Infantil de Culiacán, demuestra el avance en esta materia de la vida sinaloense, pues se han ampliado las posibilidades de atención médica, sobre todo a los sectores más desprotegidos, a lo largo y ancho del territorio sinaloense. Desde aquel momento en el que curanderas y comadronas atendían a los niños y a las parturientas, se ha avanzado notablemente en los asuntos de salud: las vacunas erradicaron la poliomielitis, la fumigación disminuyó hasta extinguir el paludismo y hoy el espectro inmunológico cubre totalmente la población infantil. Asimismo, se ha mejorado la alimentación de los niños y con ello su fortalecimiento físico; los adultos son objeto de programas especiales, en fin, hemos avanzado a grandes pasos, como es consustancial al género humano. La creación de instituciones de medicina nuclear es el extremo más moderno en este campo, y en el caso de las intervenciones quirúrgicas, nuestros médicos llevan a cabo operaciones a corazón abierto, transplantes de riñón, córneas y otros órganos, sin omitir los tratamientos de la homeopatía y la medicina tradicional practicada por los curanderos herbolarios en las comunidades indígenas. En materia educativa el avance ha sido impresionante. En 1837 el Cabildo de Mazatlán fundó la primera escuela en ese puerto y del maestro particular, contratado solamente por las familias ricas del siglo XIX y principios del XX, hemos pasado a una condición inimaginable para aquellos tiempos.

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Largo y costoso ha sido el avance logrado a la fecha. Don Eustaquio Buelna, atendiendo los principios liberales, impulsó desde su gobierno —1873-1875— un programa educativo que estableció escuelas de educación elemental en las principales comunidades de la entidad, solicitando el apoyo de los hacendados más importantes de las regiones. Durante el porfiriato, los municipios y el Gobierno del Estado cubrieron los sueldos de los maestros y directores de las pocas escuelas que funcionaban bajo la supervisión municipal; la Revolución mexicana estableció en el artículo 3° de la Constitución Política de 1917 el derecho a tener una educación laica, gratuita y obligatoria, y en el afán de cumplir este compromiso social se han hecho valiosos esfuerzos para garantizar la satisfacción de la demanda en educación básica, ofrecer un bachillerato general y especializado y poco más de cien opciones de carreras profesionales a la juventud sinaloense. Sinaloa es la tierra donde se han impulsado los mejores proyectos educativos; tal parece que los sinaloenses soñamos con la educación. En 1595 los misioneros jesuitas organizaron la primera escuela-internado para niños y jóvenes indígenas en la comunidad de Cubiri de Portelas, cercana a la villa de San Felipe y Santiago de Sinaloa, y desde entonces se han desarrollado proyectos educativos de gran trascendencia. Plácido Vega impulsó, en 1867, el Colegio Mercantil en Mazatlán; Eustaquio Buelna, en 1873, el Liceo Rosales, que se transformó en Colegio Civil Rosales, Universidad de Occidente, Universidad de Sinaloa y Universidad Autónoma de Sinaloa; en 1884 empezó a operar la Escuela Náutica Mercante; en los años treinta del siglo XX Conrado Espinoza fundó el Centro Escolar del Noroeste en Los Mochis; en 1947, con el impulso de Enrique Félix Castro, el general Pablo Macías Valenzuela creó la Escuela Normal de Sinaloa —ahora con especialidades, maestrías y doctorados—; por gestiones de Leopoldo Sánchez Celis, se creó el Instituto Tecnológico Regional en Culiacán y otros gobernadores gestionaron los que funcionan en Los Mochis y Mazatlán; por su parte, Antonio Toledo Corro decretó el nacimiento de la Universidad de Occidente y los Colegios de Bachilleres; dirigido por José Antonio Malacón comenzó sus operaciones el Centro Escolar Justo Sierra en Surutato; para atender las necesidades de las etnias 254

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de todo el país, Juan S. Millán apoyó la creación de la Universidad Autónoma Indígena de México en Mochicahui y, muy recientemente, con la dirección de Francisco Frías Castro, secretario de Educación Pública y Cultura, el gobernador Mario López Valdez decretó el funcionamiento de la Universidad Pedagógica del Estado de Sinaloa. Mención especial merecen una amplia gama de centros educativos particulares donde se ofrecen las más variadas opciones educativas, como el Instituto y el Colegio Chapultepec, Andes, Yoliztli, Insurgentes, etcétera; sin embargo, justo es decirlo, en 2015, por acuerdo del Congreso del Estado, por cada peso que eroga el gobierno del estado sesenta centavos se destinan al renglón educativo y esa relación es un vivo indicador de la importancia que el proceso educativo tiene en la vida sinaloense. La construcción de las grandes obras hidráulicas es otro ejemplo del proceso de superación de los sinaloenses. De aquellas represas construidas durante la época colonial junto a los fundos mineros para mover sus molinos —como la presa Los Herreros en la serranía concordense— y los primeros canales de riego —auténticas hazañas realizadas a punta de barra, pala y excrepas en Los Mochis, Guasave, Angostura y el valle de Culiacán— pasamos a la construcción de la presa Sanalona en los años cuarenta en Culiacán, la Huites en Choix, El Mahone y la Josefa Ortiz de Domínguez en El Fuerte, la Ocoroni y la Bacurato en el municipio de Sinaloa, la Eustaquio Buelna en Guamúchil, El Varejonal en Badiraguato, el Comedero en Cosalá, la Aurelio Benassini en Elota y la Picachos en Concordia y Rosario, así como las represas El Toro en Rosario y Vinoramas en Culiacán, que almacenan 25 000 millones de metros cúbicos que garantizan el suministro de agua y energía eléctrica a la población, así como el riego a 1 200 000 hectáreas que, sembradas dos veces por año, nos da una superficie aprovechable cercana al 40 % del territorio sinaloense, produciendo un volumen cada vez mayor de productos alimenticios, materia prima para la industria nacional y mercancías exportables a los mercados internacionales. La democracia, entendida como el sistema de decisión dirigido por los ciudadanos, es otro ejemplo de desarrollo social: del primer CONCLUSIONES. Los gobernadores de Sinaloa ante la historia... |

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gobernador electo por la voluntad de los diputados representativos de los estamentos y agrupaciones económicas, pasamos —con la correspondiente etapa de centralismo y absolutismo militar en los primeros años de vida de la República y las invasiones extranjeras— a un momento de respeto a la voluntad popular concretado durante la elección de Eustaquio Buelna y Manuel Márquez, el primero representante de los intereses sinaloenses contra el partido jalisciense y nayarita dirigido por el general Ramón Corona. En esta justa electoral, Buelna obtuvo 25 000 votos contra 11 000 de su más cercano competidor. Buelna, depuesto del Ejecutivo, recuperó la autoridad y entregó su renuncia seis meses antes de concluir su mandato para evitar que le acusaran de parcialidad en la elección de su sucesor, dejando en plena libertad a los ciudadanos para que eligieran a su siguiente gobernador, la cual, tras un breve tiempo, les fue arrebatada por el joven Francisco Cañedo, que impuso un sistema electoral basado en listas de votantes y donde sólo aparecían los nombres de sus partidarios. Cañedo se mantuvo en el Ejecutivo estatal con el apoyo de Porfirio Díaz durante treinta años, hasta que murió el 5 de junio de 1909 con todo el poder en sus manos. La elección de 1909 para designar gobernador sustituto tuvo dos candidatos fuertemente apoyados por sus respectivos seguidores: Diego Redo de la Vega, respaldado por la maquinaria oficial, hacendados y grandes empresarios; y José Ferrel, quien se convirtió en el candidato favorito de las fuerzas populares. La lucha electoral desató las furias de la Revolución mexicana, hasta que Diego Redo entregó su renuncia en mayo de 1911 a consecuencia de la entregada por el presidente Díaz al Congreso nacional. A la renuncia de Redo, Francisco I. Madero impuso a Manuel Bonilla en el gobierno sinaloense, quien lo delegó en su cuñado Celso Gaxiola, quien a su vez lo entregó al general Juan M. Banderas por enérgica decisión de la Junta Revolucionaria de Sinaloa. Banderas organizó el primer proceso electoral revolucionario en la entidad, que en una contienda ejemplar ganó el profesor José Rentería, viejo liberal que adiestró décadas atrás las fuerzas del coronel Antonio Rosales antes de partir a cubrirse de gloria en la batalla de San Pedro en 1864. 256

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Madero, molesto porque los revolucionarios del estado no acataron sus consejos, ordenó la renuncia del gobernador sinaloense, negativa que dignificó al viejo liberal, aunque por su avanzada edad y los efectos de una frágil salud fue incapaz de evitar este insulto a la voluntad popular del pueblo sinaloense. Iturbe llegó al gobierno después de otro proceso electoral fuertemente impugnado por los partidarios del general Ángel Flores y un grupo de diputados, quienes argumentaban que no cumplía con el requisito de edad. El conflicto se arregló con la intervención del general Álvaro Obregón, quien después impulsó a Flores en la gubernatura de nuestra entidad. Con el nacimiento del Partido Nacional Revolucionario, las candidaturas fueron decididas por el general Plutarco Elías Calles, y sería hasta el gobierno del general Lázaro Cárdenas cuando se decidiría la candidatura del coronel Alfredo Delgado, que tampoco evitó las fricciones entre los partidarios de Pablo Macías Valenzuela y Rodolfo T. Loaiza, quien protagonizó la primera rebeldía al Partido de la Revolución Mexicana en Sinaloa, ganando la gubernatura a pesar de la voluntad adversa del candidato presidencial, Manuel Ávila Camacho. El asesinato del coronel Loaiza en el carnaval de Mazatlán de 1944 facilitó la designación de Macías Valenzuela como candidato del PRM al gobierno sinaloense, proceso electoral en el que éste no tuvo contrincante. La sucesión de Macías fue decidida por el presidente Miguel Alemán, quien envió a Enrique Pérez Arce, que, debido a su precaria salud, presentó su renuncia al Ejecutivo estatal sinaloense tres años después, por lo cual el Congreso del Estado, por instrucciones del presidente Ruiz Cortines, designó a Rigoberto Aguilar Pico, quien siguiendo también las instrucciones presidenciales preparó la candidatura del general Gabriel Leyva Velázquez. Leyva acató la voluntad del presidente Adolfo López Mateos y el senador Leopoldo Sánchez Celis se convirtió en gobernador de Sinaloa para el sexenio 1963-1968, quien en su sucesión no pudo evitar que Miguel Leyson Pérez fuese impugnado por Luis Echeverría Álvarez, quien prefería a Alfredo Valdés Montoya como candidato del PRI al gobierno de Sinaloa. CONCLUSIONES. Los gobernadores de Sinaloa ante la historia... |

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Con toda la autoridad presidencial, Luis Echeverría —a propuesta de Fidel Velázquez, líder nacional de la Confederación de Trabajadores de México— escogió y sostuvo a Alfonso Genaro Calderón; José López Portillo se decidió en favor de Antonio Toledo Corro; Carlos Salinas de Gortari por Renato Vega Alvarado, cumpliéndole al sector militar una solicitud pendiente a esa fecha; Ernesto Zedillo Ponce de León palomeó la candidatura de Juan S. Millán Lizárraga y éste, evitando la influencia del presidente Fox —abanderado del PAN— pudo imponer a Jesús Aguilar Padilla en el gobierno, quien no pudo evitar que en un reñido proceso electoral una coalición de partidos derrotara al empresario priista Jesús Vizcarra Calderón y se encumbrara en el poder Mario López Valdez. Hoy nuevamente los sinaloenses nos enfrentaremos a la obligación de decidir, de elegir, de votar por el candidato que gobernará Sinaloa a partir del año 2016, observando cómo los grupos y fuerzas sociales empiezan a impulsar a sus candidatos. Como nunca, la decisión de las mayorías tendrá que manifestarse con libertad, basada en la información y la confianza. El futuro de Sinaloa, de nuestros hijos y nietos, lo decidiremos en la elección del próximo gobierno sinaloense.

Observaciones al proceso de largo plazo La educación es una constante en extensión más no en calidad. Durante la primera etapa (1831-1855) estuvo en manos de la Iglesia, sobre todo a partir de la fundación del Seminario Conciliar y Tridentino de Sonora y Sinaloa, que alcanzó a formar sacerdotes y preparar a los jóvenes que deseaban estudiar otras carreras, como Eustaquio Buelna, que realizó sus estudios en Derecho en Jalisco, al igual que Andrés Vidales Cabada, quien cursó la carrera de Medicina en Jalisco en 1893. Durante la segunda etapa, el aspecto educativo cobró mayor relevancia: se creó el Liceo Rosales en el puerto de Mazatlán en 1873 como una institución educativa cuyo objetivo era la formación de un nuevo sinaloense, apegado a los principios liberales. Asimismo, Eustaquio 258

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Buelna, solicitando el apoyo de los hacendados, impulsó un ambicioso programa de apertura de escuelas elementales más que primarias en todas las regiones del estado, por lo que estas «escuelitas» funcionaron de acuerdo con la voluntad de los señores prominentes. Durante el cañedismo, también llamado el porfirismo sinaloense, se abrieron algunas escuelas primarias en las principales comunidades y se apoyó decididamente al Colegio Rosales, impartiéndose enseñanza a nivel superior, formando maestros, tenedores de libros, ensayadores y químicos farmacéuticos, entre otras carreras. Las escuelas primarias empezaron a ser sostenidas económicamente por los municipios con una fuerte vigilancia de los cabildos. En la tercera etapa (1911-1968), el servicio educativo empezó a ser reglamentado: los cabildos municipales se encargaban de la contratación de los maestros, fijaban su sueldo y en algunos casos hasta atribuciones y beneficios, hasta que el general Ramón F. Iturbe creó la Dirección de Educación como instancia administrativa responsable del contenido académico y el calendario escolar, sin quitarle a los municipios sus atribuciones de tipo económico: sin embargo, la solicitud de los pueblos rebasó las posibilidades municipales y empezó la creación de escuelas con cargo al presupuesto estatal, abriéndose una partida para este fin, pues cada nueva escuela autorizada implicaba una considerable cantidad a cubrir con respecto a salarios, renta y materiales didácticos. Para 1918, los maestros de la entonces Universidad de Occidente participaron en los cursos y talleres de capacitación del magisterio en servicio, y debido a la importancia que iba adquiriendo la regularización del servicio educativo, se fueron creando plazas de inspectores escolares que regionalizaron una mayor atención al funcionamiento de las escuelas. Junto a estos esfuerzos, se fue desplegando una mayor participación económica del presupuesto estatal, que no iba aparejada con el monto de los ingresos estatales indispensables para cubrir estos compromisos. La fuerza del magisterio como entidad organizada tuvo un momento dif ícil cuando protestó y fue a huelga en 1938 en reclamo por el pago de sueldos atrasados, situación que el presidente Cárdenas CONCLUSIONES. Los gobernadores de Sinaloa ante la historia... |

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resolvió al enviar un representante para que conjurara el movimiento, prestándole el gobierno federal al gobierno estatal el monto necesario para la liquidación de los adeudos. En este movimiento el magisterio fue reconocido formalmente por el gobierno de la entidad, iniciándose con ello el proceso de reclamos y conquistas sindicales del magisterio sinaloense, que terminaría afiliado al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación en 1946. El general Pablo Macías Valenzuela, gobernador durante el período 1945-1950, designó a Enrique Félix Castro como titular de la Dirección de Educación, poniéndose una mayor atención al servicio educativo y un énfasis superior a la creación de escuelas, razón por la cual este gobernador fue conocido como el Sembrador de Escuelas; sin embargo, se distinguió aún más con la creación, en 1947, de la Escuela Normal de Sinaloa, que obligó a diseñar programas de capacitación para los maestros en servicio, muchos de ellos empíricos, que ingresaron al Instituto Federal de Capacitación del Magisterio gracias a que el gobierno del estado cubrió los costos de operación. Por su parte, el sexenio de Leopoldo Sánchez Celis brindó las facilidades y el apoyo económico necesarios para que los maestros se prepararan mejor, poniéndose como meta que al término de su gobierno (1968) todos los maestros en servicio estuviesen titulados. A la fecha, y desde hace algunas administraciones estatales, el servicio educativo tiene capacidad parta atender totalmente la demanda de educación preescolar, primaria, secundaria y de bachillerato, y muy recientemente, sobre todo en esta administración, se están haciendo valiosos esfuerzos para que todos los jóvenes que deseen cursar una carrera profesional cuenten con esa oportunidad. A partir del reconocimiento de la representación sindical por parte de las autoridades estatales y con motivo del día del maestro, se empezaron a firmar convenios que legitimaban las conquistas laborales y los beneficios para el magisterio; los montos que ello implicaba en sus percepciones fueron incrementándose año tras año, hasta llegar a este momento, en que el servicio educativo —incluyendo a la Universidad Autónoma de Sinaloa— y el apoyo a otras instituciones alcanza el 60 % del presupuesto estatal, lo que refleja un notable incremento que no va 260

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aparejado con la calidad que debiera tener el servicio educativo, situación que puede resumirse de la siguiente manera: el servicio educativo es caro y malo porque no cumple con el objetivo fundamental para el que fue establecido constitucionalmente: la formación de un hombre atento a sus responsabilidades sociales, económicas y políticas. Si de democracia hablamos, la reciente elección del 7 de junio, que es la medición indicadora de cómo se ha conducido la ciudadanía, fue atendida por menos del 50 % del padrón electoral (es decir, sólo uno de cada dos ciudadanos acudió a las urnas), demostración palpable de la ausencia del ciudadano atento al cumplimiento de esta obligación constitucional.

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Anexos

entrevistas a gobernadores

Antonio Toledo Corro

Antonio Toledo Corro rompe el silencio: lo niega todo1 Mario Martini * Jamás ordené auditoría fiscal a los panistas en 1983. * A Labastida le dejé dinero en caja y empresas rentables, como Fibrasin. * Habrá que preguntar a Millán dónde se originó el problema de su actuación como director de Tránsito y Transportes. * Odilón López Urías debía muchas: sabemos que lo mató gente de la sierra.

Antonio Toledo Corro, uno de los gobernadores sinaloenses más criticados del siglo xx, guardó silencio durante 12 años y 6 meses, período en el que jamás respondió a las acusaciones sobre sus nexos con el narcotráfico, prepotencia, abuso del poder y revanchismo político. En ese lapso aguantó todo en silencio. Hoy lo rompe en entrevista exclusiva con Paralelo 23. Casi al final del sexenio, su panegirista Odilón López Urías salió a los medios a denunciar una serie de atrocidades del gobierno al que servía hasta antes del asesinato de su hijo Odilón López López, el Niño, violador de marca, del que responsabilizó a Roberto Robles 1  Entrevista publicada el 15 mayo de 1999 en Paralelo 23. 267

Rendón, director de la Policía Judicial del Estado y actual integrante de la policía antisecuestros. Dolido por el crimen de su hijo, amenazó directamente al gobernador con denunciar crímenes impunes ocurridos en presencia de ambos: «Yo he visto jalarle al gobernador», acusó. Unos cuantos días después fue asesinado mientras transitaba por una carretera estatal frente a su aterrada compañera de viaje. Los asesinatos de hijo y padre jamás fueron aclarados. Una amplia mesa de trabajo se extiende frente al exgobernador y, sobre ella, papeles y rollos de planos en desorden. Sobre la pared posterior destacan dos retratos de extraordinario parecido, uno arriba del otro: los Toledo, Natividad y Antonio, padre e hijo. En la pared contigua cuelgan algunas distinciones del gobierno de Estados Unidos y al fondo unas fotograf ías de ganado cebú de registro. De un perchero pegado a la pared contraria pende el sombrerito caribe. Con su eterno combinado caqui, Toledo prende un cigarrillo Lucky Strike que deja consumir en el cenicero. ΕΕ ¿Cuál es su reflexión sobre las elecciones de 1983, mencionadas como uno de los mayores fraudes electorales de la historia de Sinaloa? Bueno, eso sólo lo pueden afirmar aquellos que estuvieron en el ojo del huracán. A distancia es muy dif ícil dar una opinión porque no tenemos los elementos. ΕΕ Pero esas elecciones lo enemistaron con familias mazatlecas prominentes, como la Rice, con la que incluso usted tuvo sociedad en el pasado. En elecciones de cualquier tipo, hasta en las de un club, el que pierde se enoja porque todos piensan que ganaron. Pero en democracia debemos saber ganar y reconocer cuando no ganamos. Pero lo realmente importante es que después de que concluyan las elecciones, todos veamos en una sola dirección y con un solo objetivo: el progreso del estado o municipio en que vivimos.

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ΕΕ Incluso hubo versiones de que el arquitecto Quirino Ordaz Luna renunció a la candidatura del PRI por la presión social. Nunca lo hizo, nunca. Mire, ignoro de dónde venga ese comentario, porque cuando un hombre se lanza a la política es para ganar, y soldado que corre a mitad de la campaña ni para soldado raso sirve. ΕΕ Un periodista, amigo de usted, denunció que Roberto Robles Rendón, entonces jefe de la Policía Judicial del Estado, había asesinado a su hijo por motivos pasionales. ¿De qué información dispuso usted entonces y cuál tiene ahora sobre el doble homicidio de padre e hijo? Mire usted, a Odilón lo trastornó la muerte de su hijo, como debe trastornar a cualquier padre. Se sabe que le mataron al hijo pero no se conocieron las causas; no salieron a la luz pública, pero eran conocidas: el muchacho se desvió de la conducta familiar, del hogar, era violador. Incluso Culiacán se aterró al conocer un crimen del que se acusó al Niño: a una jovencita violada y asesinada le abrieron el vientre y le metieron la cabeza de su novio degollado. La última violación que cometió fue la de otra jovencita menor de edad que llevaron él y otras dos personas a un hotel a la salida de Culiacán, y ahí la dejaron. Los parientes de esta jovencita era gente valiente y dispuesta a todo. Con esta información, Roberto [Robles Rendón] buscó a Odilón y en presencia de su esposa le informó que había movimiento de gente, que su hijo estaba en peligro y que lo sacara del estado. Odilón y la madre estuvieron de acuerdo y lo mandaron a Guadalajara, pero no tardó en regresar porque la madre lo extrañaba. Roberto insistió en que lo sacara y cuando lo mataron le echó la culpa, pero nada tuvo que ver; por el contrario, trató de convencerlos de que el hijo corría peligro pero obtuvo por respuesta: «La jefa lo quiere aquí», y los resultados ahí están. ΕΕ ¿Y qué ocurrió con el posterior asesinato de Odilón? Le pegó a tanta gente, con razón o sin ella, que nunca lo vamos a saber. Nosotros averiguamos que fue gente de la sierra la que lo mató, pues el número de placas era de la camioneta que habían visto arriba de Sinaloa de Leyva y cuando nos acercamos se la robaron. Ahí murió la cosa. Anexos r entrevistas a gobernadores |

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ΕΕ Durante su gestión, publicamos en el semanario Paralelo 23 que fue secuestrado por órdenes directas del presidente municipal de Mazatlán porque publicamos críticas al gobierno estatal. Es la primera noticia que tengo. ΕΕ ¿Y qué hay de la requisa también del semanario Proceso que lo vinculó al narco y también criticó su actuación como gobernador? Es la primera noticia que tengo. Nunca la hubiera ordenado porque se quebrantaría el orden informativo. Si ocurrió, fue tan oscuramente manejado que no llegó ninguna luz a la oficina del gobernador. ΕΕ ¿Y qué hay de su invitación para que yo saliera del estado? Primera noticia que tengo. Toledo, el Tigre, lúcido y entero a sus casi 80 años, despide a los periodistas después de recorrer en 60 minutos, a su entera conveniencia, una vida pública llena de sobresaltos y preguntas sin respuesta.

Francisco Labastida Ochoa

«Siempre quise ser gobernador de Sinaloa» Jorge Luis Telles Salazar * Sin fundamento, las versiones que «me eliminaban» de la posibilidad. * «Me preparé para ello, desde mucho antes de Miguel de la Madrid». * Marcó una nueva etapa en la relación UAS-Gobierno del Estado. * «Todo fue una treta del procurador: quería mi cabeza».

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* «Perdimos en 90 la alcaldía de Mazatlán; no la entregamos». * «Lauro y Gustavo eran mis cartas; pero apoyé con todo a Renato».

La designación de Francisco Labastida Ochoa como secretario de Energía, Minas e Industria Paraestatal del gobierno federal por el presidente Miguel de la Madrid (el 1 de diciembre de 1982), colocó al mochitense en la posición número uno en la línea de la sucesión de Antonio Toledo Corro como gobernador de Sinaloa, apenas en la conclusión del segundo año de mandato del llamado Tigre de las Cabras. Precisamente por eso, por su ubicación, Labastida comenzó a ser el objetivo de una tempranera ofensiva del «fuego amigo». Todavía faltaba mucho para la decisión: tres años y medio, por lo menos. En aquellos tiempos, en los que el PRI era partido absoluto, los gobernadores de las entidades federativas solían surgir, por lo regular, de las secretarías de Estado, y en Sinaloa el antecedente era muy reciente con Antonio Toledo Corro, que de la Secretaría de la Reforma Agraria había saltado a la candidatura gubernamental en abril de 1980. Obvio: por decisión expresa y unilateral del presidente José López Portillo. («Sólo hay un camino para gobernar tu estado natal: ser amigo del presidente», predicaba ATC, puro en los labios, entre los reporteros de la fuente). En esta circunstancia, seis años después, era lógico entonces el primer lugar para Francisco Labastida en la relación de aspirantes, en su condición de integrante del cuerpo cardenalicio del jefe supremo de la nación. A pesar de ello, al interior de esa lista, el senador Ernesto Millán Escalante se movía con particular intensidad y singular obsesión, al tiempo que sembraba en Sinaloa la semilla de la inquietud bajo el argumento de que Labastida Ochoa no estaba interesado en la titularidad del poder Ejecutivo estatal toda vez que su objetivo era relevar a su amigo Miguel de la Madrid en la presidencia de la República. Si el rumor es una de las grandes herramientas de la política mexicana, en este caso cumplía su propósito a la perfección. Parecía una verdad irrefutable. Lo curioso es que mientras esto acontecía en Sinaloa, y no ajeno a las versiones que se propalaban por su solar nativo, en la ciudad de Anexos r entrevistas a gobernadores |

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México Francisco Labastida Ochoa se preparaba, con ahínco y decisión, para gobernar Sinaloa inmediatamente después del período de Antonio Toledo Corro. Sobre todo, lo hacía con enorme discreción. —Quiero decirle —acota Labastida a manera de introducción— que esta historia no inició cuando llegó Miguel de la Madrid a la presidencia del país. Comenzó mucho antes: seis años atrás. Es decir, en 1980, todavía en tiempos presidenciales de José López Portillo, con Miguel de la Madrid como secretario de Programación y Presupuesto y Labastida Ochoa como subsecretario de Programación, justo cuando la candidatura de Toledo Corro estaba por salir para el período 1981-1986. Francisco Labastida Ochoa acepta la entrevista que formará parte de la obra Los Gobernadores de Sinaloa ante la Historia (1831-2011), a editar por la Fundación para Mover y Transformar a Sinaloa, que encabeza Heriberto Galindo Quiñones. Enterado del objetivo, sin condición alguna y sin necesidad de conocer ningún cuestionario por anticipado, recibe a este grupo de trabajo en una residencia de la colonia Chapultepec (en lo que en una romántica época fue la zona más exclusiva de la ciudad) habitada por su hijo Francisco Labastida Gómez de la Torre y su familia. Es una casona de vieja arquitectura, pero diseñada con un gusto exquisito y áreas verdes sencillamente espectaculares. Precisamente el foro para la entrevista se arma en el jardín de la propiedad, por acuerdo unánime de los participantes. El sol cae a plomo a la mitad de la mañana, pero el clima es contrastantemente agradable y el ambiente inmejorable para el desarrollo de una misión de esta naturaleza. Labastida viste con ropa casual: jeans y playera «tipo Polo». Voz aparentemente cansada y en tono bajo, pero clara y modulada; estado de ánimo excelente y sentido del humor entre fino e irónico. A su estilo. Y en la conversación, de poco más de un par de horas, Francisco Labastida nos habla de sus grandes deseos de ser gobernador de nuestro estado, no obstante las versiones que se manejaban aquí a partir del tercer año de mandato de Antonio Toledo Corro; de la ma272

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nera en que se operó su relevo, del proceso electoral de 1986 y de cómo abrió una nueva etapa de entendimiento entre el Gobierno del Estado y la Universidad Autónoma de Sinaloa; de la aciaga noche en la que el Ejército, al mando del general Gutiérrez Rebollo, vino por su cabeza; de su relación con Carlos Salinas de Gortari, de la primera «concertación política» de la historia en Sinaloa, de su fallido intento por dejar sucesor en la gubernatura de Sinaloa y hasta del asesinato de Francisco Rodolfo Álvarez Fárber, su procurador, situación de la que hace una acusación tan valiente como decidida. En suma: entrevista traducida a documento histórico, a plasmarse en la obra Los Gobernadores de Sinaloa ante la Historia (18312011), con revelaciones impactantes que todavía hoy, a más de 22 años de haber cumplido con su responsabilidad, pudieran ser jerarquizados como nota principal en todos los diarios de la entidad.

«Siempre quise ser gobernador de Sinaloa» La historia, entonces, inició en el sexenio presidencial de José López Portillo, no en el de Miguel de la Madrid, como se cree. En efecto, una mañana de aquéllas, el secretario de Programación y Presupuesto, Miguel de la Madrid, instruyó a su subsecretario de Programación, Francisco Labastida, para desarrollar la exposición integral del Plan Global de Desarrollo para el sexenio en progreso ante el propio presidente López Portillo, encuentro en el que sólo había dos personas más: Ramón Aguirre Velázquez, regente de la ciudad, y Carlos Salinas de Gortari, subalterno de Labastida en ese entonces. Evento privado, por supuesto, en la residencia oficial de Los Pinos. Avanzada la reunión, y cuando más emocionado estaba —según refiere el propio Labastida—, y cuando con mayor vehemencia exponía las metas del Plan Global de Desarrollo, así como las estrategias para su cumplimiento, lo interrumpió de súbito el mismo Presidente de la República: —A ver, a ver —lo increpó—, ¿qué es lo que quiere usted? ¿Qué quiere ser, pues? Anexos r entrevistas a gobernadores |

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—Disculpe, señor presidente —le contestó un turbado Labastida Ochoa. —Ya,…ya le entendí. Lo que usted quiere es ser gobernador de Sinaloa —señaló de tajo el mandatario de la nación. —Por favor, señor presidente, no me haga bromas de este tipo. —No es broma. Contésteme: ¿quiere o no ser gobernador de su estado? —insistió López Portillo al tiempo que elevaba moderadamente el tono de su voz. —Bueno, sí, sí quiero —respondió Labastida mientras la sala se llenaba con un silencio sepulcral. Todos los presentes veían directo al sinaloense, sin atreverse al menor comentario, opacados por la imponente personalidad de López Portillo. —Pero le digo algo, señor presidente: todavía no. Todavía no estoy preparado. —¿Cómo que no está preparado? ¡Si yo lo veo muy bien! —le ponderó el presidente. —Mire, señor presidente, aquí usted me honró con la distinción de ser subsecretario de Programación y conozco algo de esto. Soy economista y también entiendo un poco de mi profesión. He aprendido mucho con usted, pero no sé lo suficiente de otras cosas que se necesitan para gobernar mi estado. Digamos: seguridad, salud, educación, y todo lo que implica esa gran responsabilidad. No, no estoy listo todavía, definitivamente. El silencio se hizo denso, pesado, asfixiante, ante el hermetismo y la mirada inquisidora de López Portillo. Transcurrieron así algunos segundos, hasta que la situación fue interrumpida por el regente de la ciudad de México, Ramón Aguirre Velázquez, quien al parecer era el más ocurrente del primer círculo presidencial. —Sí, señor presidente: ya mándelo para Sinaloa. ¡Ya no lo aguantamos aquí en la capital! —exclamó, en tono festivo. López Portillo rio y segundos más tarde la carcajada era general. Y hasta ahí llegó el asunto. Justo a partir de ese momento, sin embargo, Labastida Ochoa tomó la decisión: buscar, en 1986, la candidatura del PRI al gobierno de Sinaloa. 274

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Y comenzó el aprendizaje A partir de entonces Labastida Ochoa inició una especie de curso intensivo a fin de reunir los requisitos suficientes para ser gobernador del estado, plenamente convencido de la necesidad de llegar a Sinaloa lo suficientemente preparado y capacitado para el cargo. Tenía seis años por delante, tras el «destape» de Antonio Toledo Corro en mayo de 1980. Y admite, con sinceridad, que utilizó para ello las ventajas de su puesto, al lado de Miguel de la Madrid, ya perfilado, por cierto, para el relevo sobre José López Portillo. —Por ejemplo —regresa a las evocaciones—, en aquel tiempo México era el único país que le vendía petróleo a Israel, operación en lo que yo participaba directamente. Había entonces una excelente relación con el cuerpo diplomático de aquella nación a cuyo embajador en México le pedí («porque amor con amor se paga») una entrevista con sus principales especialistas sobre el tema de seguridad a fin de comenzar a bosquejar un plan de trabajo para Sinaloa sobre la materia. Bebe un poco de agua de una botella que le acerca su hijo Francisco, aclara su garganta y agrega: —El embajador israelí fue más que generoso conmigo: no sólo fue una entrevista, me envió a su mejor equipo por un lapso de quince días y al cabo de un mes me puso a otro del mismo nivel para analizar la situación imperante en Sinaloa. Así, cuando yo vengo a la entidad en mayo de 1986, ya traía una idea clara de las acciones a emprender, una vez llegado el momento para ello. —Licenciado, ¿crecen sus deseos de ser gobernador una vez que Miguel de la Madrid, su gran amigo, arriba a la presidencia de la República, el primero de diciembre de 1982? —Fíjese que no. El deseo, por supuesto, era el mismo; pero no tenía por qué presionar al nuevo presidente. Antes bien: sentía tanta responsabilidad en mi cargo como secretario de Energía, Minas e Industria Paraestatal que dejé de pensar en ese proyecto para dedicarme por completo a mi trabajo. Y es que México vivía momentos sumamente dif íciles en ese entonces. Una distracción de nuestra parte hubiese traído consecuencias letales. Así de fácil. Anexos r entrevistas a gobernadores |

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Y profundiza: —Alguna vez el precio del petróleo mexicano se desplomó a 5 dólares por barril y el riesgo de caer de nuevo en esa situación era sumamente alto. Una crisis sistémica parecía inminente y, bueno, yo tenía que evitarlo a toda costa. Era mi trabajo, precisamente. Comencé entonces un recorrido por los países productores del crudo en búsqueda de una estabilización de los precios de los hidrocarburos, lo que constituía la única manera de impedir una crisis histórica en nuestro país. Creo que, con ese panorama, distraerme con mi proyecto político personal era una irresponsabilidad monumental. —¿Entonces la decisión del presidente Miguel de la Madrid de enviarlo a Sinaloa en la primavera de 1986 le toma por sorpresa, licenciado? —Le comento, Jorge: a mí, en lo personal, don Miguel en ningún momento me instruyó o me preguntó si quería venirme de gobernador. Nunca. ¡Nunca! Fue Manuel Bartlett, el secretario de Gobernación, quien me dijo en algún lugar por ahí: «Paco, tienes ante ti un raro privilegio: escoger entre tu tarea de defender el precio del petróleo mexicano o irte a tu tierra como gobernador. Tú decides». Luego me llamó Adolfo Lugo Verduzco, el presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, para comunicarme el acuerdo del partido. Al buen entendedor, pocas palabras. Me vine a Sinaloa entonces.

«Nadie le metió mano a la elección; los resultados fueron reales» —Como candidato, usted se enfrentó a dos rivales de mucho peso político en el estado: Manuel Clouthier por la derecha y Rubén Rocha Moya por la izquierda, quienes ponían en duda, en todo momento, la limpieza del proceso. En respuesta a ello y para garantizar la claridad de la elección, cerca de concluir su campaña, usted propuso al Consejo Estatal Electoral (operado entonces por el secretario general de gobierno, cuyo titular era el licenciado Eleuterio Ríos Espinoza), la utilización de urnas de material translúcido, por vez primera, además de 276

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otras medidas complementarias. Aun así, el resultado de la elección fue cuestionado severamente por los candidatos derrotados. ¿Esa definición lo dejó satisfecho como candidato ganador? Labastida acepta el cuestionamiento con tranquilidad , lo procesa y, luego de una breve pausa, responde: —Bueno... Le soy sincero: el resultado de la elección fue real. Los datos dados a conocer por el consejo son los que fueron. Sin duda. Clouthier exigió que no se le metiera mano a la elección y yo accedí, con todo y que la posición del presidente de mi partido era la manipulación de las cifras para inflar la ventaja en mi favor, cosa a la que yo me opuse rotundamente, consciente de que la delantera obtenida era suficiente para la victoria (algo así como cien mil votos, más o menos). Creo que la demanda de Clouthier era válida y fue plenamente aceptada de mi parte. En el partido hubo resistencias y presiones para maquillar la estadística a tal grado de que me vi en la necesidad de adoptar una postura radical. En un encuentro privado les dije: «¿No están de acuerdo con esto? ¡Entonces búsquense otro candidato! Así de fácil está la cosa». Y hasta ahí llegó el asunto. Las cifras oficiales de mi elección fueron reales. Son las que están registradas en los archivos de la autoridad electoral, para acabar pronto.

Nueva era en la relación gobierno del estado-uas —Ya instalado como gobernador, una de sus primeras tareas fue la de recomponer la relación entre Gobierno del Estado y la Universidad Autónoma de Sinaloa, cuyo rector era Audómar Ahumada Quintero. Y lo hizo con creces, de manera por demás exitosa. ¿Qué significó esto para su gobierno e incluso para las administraciones posteriores? —Mire —contesta con seriedad—, sentí que era mi obligación. La Universidad y el Gobierno de Sinaloa estaban enfrentados en una lucha absurda y desgastante por la resistencia del Estado de hacerle entrega puntual y oportuna de los recursos que legítimamente le correspondían a la UAS, un subsidio al que se había comprometido Anexos r entrevistas a gobernadores |

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el gobierno en su oportunidad. Había que terminar con esa irregularidad y lo hice, y comencé, incluso, a elevar el apoyo del Estado a la Universidad. Cierto: no estoy de acuerdo con el dispendio, pero tampoco con la negativa de suministrar el recurso de la manera adecuada. Simplemente cumplí con mi obligación como gobernador. Y agrega: —La relación entre Gobierno del Estado y la UAS cambió de manera sustancial. Por vez primera, luego de muchos años, un gobernador visitó el campus universitario, y fue recibido cordial y respetuosamente por el rector y aclamado por los estudiantes. Impartí, incluso, un par de conferencias con auditorio lleno y todo esto marcó una nueva etapa en la historia de la entidad. En mi mandato no hubo una sola huelga estudiantil, una manifestación o una movilización masiva. Se acabaron y creo que hasta la fecha. Sin embargo, insisto: nada de qué presumir, sólo actué conforme a mis principios.

Las diferencias con Carlos Salinas de Gortari —Licenciado Labastida: apenas al año de haber tomado posesión como gobernador de Sinaloa y de recibir, en ese lapso, un respaldo incondicional del presidente Miguel de la Madrid, que era su gran amigo en política, la designación del candidato presidencial del PRI debe «haberle caído como balde de agua fría en el círculo polar»: Carlos Salinas de Gortari, identificado por la voz popular, en acentuado contraste, como el enemigo número uno de Francisco Labastida. —Jorge —contesta en tono reflexivo—, usted me está haciendo tocar temas de los que no hablé nunca antes, pero no importa, ya estamos en esto y seguimos adelante. Le confieso que días antes de la decisión, don Miguel me mandó llamar a Los Pinos para comentar la situación. A mí y a dos gentes más, cuyo nombre no voy a revelar. Fue una conversación estrictamente privada de la que tampoco le voy a confesar los detalles. Sólo le digo: fui consultado para la palabra final en torno a la sucesión de Miguel de la Madrid. Y añade: 278

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—Carlos Salinas de Gortari fue mi subalterno en la subsecretaría de Programación. Yo era su jefe inmediato y tuve diferencias con él antes y después. Sin embargo, le preciso con toda honestidad: no eran diferencias personales. Eran discrepancias sobre política y el rumbo de la nación. Simplemente veíamos las cosas de manera diferente y así fue casi siempre, pero ha existido respeto de un lado hacia el otro. Yo pienso que no te hace enemigo aquel que piensa de otro modo. Francisco Labastida nunca ha sostenido tener la verdad absoluta. En estas circunstancias me gusta debatir y cuando me convencen de que no me asiste la razón, lo acepto con honestidad. Con esto le explico mi relación con Carlos Salinas. —Con esto que nos explica, señor Labastida, le pregunto: ¿hubo regateos a su gobierno durante los más de cuatro años que transitó junto con Salinas, él como presidente y usted como gobernador? —Bueno... No, no los hubo. Las diferencias de opiniones persistieron, pero mejoraron en el plano institucional. Más que regateos de parte del presidente Salinas, lo que hubo fueron grandes apoyos a Sinaloa de parte de su gobierno. Ahí está, por ejemplo, la presa Huites, la maxi-pista Culiacán-Mazatlán, la Marina Mazatlán, el dragado de Topolobampo, obras viales en las principales ciudades y el Proyecto de Desarrollo Urbano «Tres Ríos». Todas ellas grandes obras, que sencillamente no hubiesen sido posibles sin el respaldo del gobierno federal.

La noche de los «cuchillos largos» Sin embargo, contra lo declarado por Francisco Labastida, una oscura noche de abril de 1989 —a sólo meses del inicio de la administración presidencial de Salinas de Gortari— un grupo militar llegó subrepticiamente a Culiacán y a través de un sigiloso operativo tomó preso al director de Seguridad Pública Municipal y al comandante de la Policía Judicial del Estado. De manera milagrosa logró escapar el entonces secretario de Seguridad Pública del gobierno de Sinaloa, quien tardó años en regresar a Sinaloa, una vez exonerado de culpabilidad. Anexos r entrevistas a gobernadores |

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Fue una noche aciaga. De las jornadas más dif íciles para el gobernador Francisco Labastida durante todo su mandato. El general Gutiérrez Rebollo venía a cargo. Y se dijo, en aquel entonces, que venía por Francisco Labastida por órdenes directas del presidente Salinas de Gortari. Que se salvó porque a la hora del operativo buceaba en Los Cabos, se rumoró —el buceo, además del tenis, era en efecto el deporte preferido del entonces gobernador de Sinaloa. —No, Jorge. No estaba en Los Cabos. Ahí sí se equivocaron todos —corrige Labastida. —¿Dónde estaba entonces? —Estaba, ciertamente, en altamar, en la pesca del picudo; pero aquí cerca, frente a las costas de Sinaloa. No había pescado nada, por cierto, cuando me llegó la información de lo que pasaba aquí en Culiacán. Nunca supe con certeza si el Ejército venía por mí, pero afortunadamente eso no ocurrió. Las cosas se normalizaron días después —acota con una ligera sonrisa, y continúa: —Otra vez me lleva usted a un terreno del que poco o nada he hablado. Cuando menos en una entrevista como ésta. Aquel operativo lo armó el procurador general de la República, enojado porque habían detenido a un capo que, curiosamente, vivía a sólo media cuadra de su casa. El sustento del operativo era que lo protegía la policía de Culiacán. Por eso al que aprehendieron primero que a nadie fue al inspector de la Policía Municipal. El procurador, con Salinas, había sido gobernador de Jalisco y era un hombre muy poderoso, que se molestó conmigo porque yo llevé a cabo una depuración completa de los cuerpos policiacos del estado que se extendió hasta la Policía Federal. Yo metí a la cárcel a no menos de cinco grupos de la PGR, por su probada complicidad con la delincuencia organizada. Eso me enemistó con el procurador y seguramente me mal informó con el presidente; pero yo tenía que cumplir con mi deber. La asepsia de las corporaciones policiacas era uno de mis objetivos. Y luego una revelación impactante, de ocho columnas, incluso en la actualidad:

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—Mis relaciones con la PGR no sólo fueron malas. Estuvieron matizadas siempre por la violencia. ¿Qué más pruebas? En una de esas jornadas mataron a mi jefe de seguridad, mataron también a mi jefe de guardaespaldas y, no conformes con eso, a las semanas de terminado mi gobierno ¡asesinaron también a quien había sido mi procurador estatal, el licenciado Francisco Rodolfo Álvarez Fárber! El tono de Labastida se llena de indignación y acusa con índice de fuego: —Yo sé quién hizo todo esto. Lo hicieron agentes de la Procuraduría General de la República en funciones. Con credencial vigente y cheque al día. De ese tamaño fue el encono, en aquel entonces, contra el gobernador de Sinaloa.

«No concerté con el pan ni negocié con Fernández de Cevallos» —Por otra parte, licenciado, la elección local de 1989, a la mitad de su período, se recuerda por varias cosas: una de ellas, el incendio del Palacio Municipal por un grupo de panistas comandados por Rafael Morgan Ríos (candidato perdedor a la alcaldía de Culiacán); la otra, la primera concertación política de los tiempos modernos, con usted y Diego Fernández de Cevallos como protagonistas. Casualmente, después de su encuentro con el llamado Jefe Diego, el Congreso del Estado, entonces colegio electoral, desconoce la victoria del PRI en Mazatlán y avala su triunfo en Culiacán en la persona de Lauro Díaz Castro. Esto trae como resultado la primera presidencia municipal para el PAN en Sinaloa (para Humberto Rice) y la renuncia de Juan Millán Lizárraga a la presidencia del Comité Directivo Estatal del PRI. Todo esto fue lo que trascendió por aquellos años. ¿En realidad así sucedieron los hechos, señor Labastida? Nuestro entrevistado acepta el cuestionamiento con serenidad, pero su respuesta es concluyente: —No. Por supuesto que no concerté, ni con Diego ni con el PAN. Tengo principios firmes, Jorge. No tenga duda. Para comenzar, Anexos r entrevistas a gobernadores |

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Fernández de Cevallos, con quien mantengo una gran amistad, vino a verme, está en lo cierto; pero no para presionarme. Él buscó un encuentro conmigo porque quería demostrarme, con pruebas en la mano, que el candidato de su partido, Humberto Rice, había ganado la presidencia municipal de Mazatlán y no el nuestro, Raúl Cárdenas, quien ya se había proclamado como triunfador. Vimos casilla por casilla, una a una, sin omitir una sola. La diferencia a favor del arquitecto Cárdenas era de alrededor de mil votos, pero Diego me convenció de que no era así. Y lo hizo con pruebas irrefutables. De Culiacán ni siquiera se habló. No fue entonces eso que se llamó «concertacesión». Fernández de Cevallos me demostró que el ganador legítimo era su candidato, el del PAN, Humberto Rice, y yo así lo reconocí, otra vez en congruencia con mis principios políticos y personales. Así las cosas, como en aquel tiempo la autoridad electoral dependía del gobernador, giré las indicaciones correspondientes para que se procediera en consecuencia: se desconoció la aparente victoria de Raúl Cárdenas y se declaró a Humberto Rice como ganador. No fue cosa fácil: Juan Millán, el presidente del PRI, me quiso presionar para que entregara Culiacán y mantuviéramos Mazatlán. «Al fin y al cabo», me decía Juan, «aquí están los poderes y aquí estamos nosotros, ¿qué problema puede haber entonces?» Yo le contesté: «Juan, pero si aquí ganamos. Aquí no tenemos ningún problema. Eso quedó claro con Fernández de Cevallos. ¿Por qué entregar Culiacán, entonces?» Millán, sin embargo, se aferró a la idea; se enojó mucho, muchísimo, y le habló a Luis Donaldo Colosio para presentarle su renuncia a la presidencia del Comité Directivo Estatal del PRI. —¿Y a qué atribuye usted la presión de Millán? —Pues muy fácil: porque el arquitecto Raúl Cárdenas era su amigo y Lauro Díaz Castro no lo era. Incluso ya lo veía como rival político para el futuro y su idea era eliminarlo desde entonces. Predecible la jugada de Juan.

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Lauro y Gustavo, sus cartas; la decisión fue para Renato —Cuando llega el momento de la sucesión, licenciado Labastida, usted jugó con dos cartas: el senador Gustavo Guerrero Ramos y Lauro Díaz Castro, el presidente municipal de Culiacán. Usted estiró la liga al máximo y se supo que intentó favorecer al uno o al otro, incluso cuando la decisión de Salinas de Gortari ya estaba tomada. La brújula, sin embargo, apuntó hacia el ingeniero Renato Vega Alvarado.… Labastida Ochoa se reacomoda en su asiento; aclara de nuevo su garganta con un poco de agua fresca y contesta en tono pausado: —Sí. Así fue a final de cuentas y ahí está la historia que nos juzgará a todos los que pasamos por la gubernatura de Sinaloa. Renato Vega Alvarado le echó ganas, ciertamente; pero tanto Lauro Díaz Castro como Gustavo Guerrero estaban mucho más preparados para el ejercicio del cargo, dicho esto con todo respeto a la memoria del ingeniero. Ellos dos traían el pulso del estado en sus manos; conocían su problemática y las alternativas de solución. Lauro y Gustavo, además, traían la emoción, grandes deseos de servir a Sinaloa y contaban con el respaldo popular. No era ningún capricho, ni tampoco simpatías personales, las razones por las que yo me inclinaba por el uno o por el otro. La decisión, sin embargo, vino por el lado de Renato, a quien yo apoyé sin reservas durante toda su campaña, sin ignorar, desde luego, que era una disposición presidencial. Todo el equipo se sumó en su favor. Le dimos nuestro respaldo y a final de cuentas ganó la gubernatura sin ninguna dificultad.

Tan difícil es ser buen gobernador como buen exgobernador —Licenciado, una pregunta más: ¿qué es más dif ícil: ser un buen gobernador o ser buen exgobernador?

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—Caray, Jorge: yo creo que tan complicada es una cosa como la otra. Pero, mire, le digo algo: creo que lo más importante de todo es no voltear hacia atrás; o sea, mirar siempre hacia adelante y hacerle frente a las cosas a como vengan. Quien voltea hacia atrás se convierte en estatua de sal y yo quiero conservarme siempre como soy. Intenté ser un buen gobernador y considero que cumplí. Ahora, a mis 72 años de edad, desde mis diferentes trincheras pretendo mantenerme como hasta ahora, como un buen exgobernador, sin invadir funciones que no me corresponden y mucho menos entrometerme en los asuntos políticos, cuya responsabilidad exclusiva es del gobernador en funciones.…

Jesús Aguilar Padilla

«Gobernar Sinaloa, la mayor satisfacción de mi vida» Jorge Luis Telles Salazar «Millán nunca me lo dijo; tuve que interpretarlo». «Detrás de Félix Guerra, Fox y un panismo desbordado». «Temí un fallo en contra del Tribunal Federal Electoral». «No hubo rompimiento con Juan, ni tampoco diferencias». «Calderón fue el que hizo ganar a Mario López Valdez».

Gobernar el estado que te vio nacer «constituye la mayor satisfacción de todo político, de cualquier partido», dice, con emoción y convicción, Jesús Aguilar Padilla, cuatro años y seis meses después de concluido su período constitucional, que abarcó del 1 de enero de 2005 284

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hasta el 31 de diciembre de 2010. Esto, desde luego, sin perder de vista que todavía existe un nivel supremo, como lo es la presidencia de la República, posición reservada exclusivamente para los señalados por el destino. «Ser gobernador no es sólo un honor, sino una alta responsabilidad y un compromiso mayúsculo con los habitantes de tu entidad». Aguilar Padilla ha concedido pocas entrevistas desde la culminación de su mandato gubernamental. Por un lado: la frustración de no haber podido cederle la estafeta al candidato de su partido; por el otro, como buen exgobernador, el respeto a los asuntos políticos e internos de la entidad. Ésta, sin embargo, la aceptó con buena disposición, alentado por Heriberto Galindo Quiñones, responsable del proyecto editorial denominado Los gobernadores de Sinaloa ante la historia (1831-2011), patrocinado por la Fundación para Mover y Transformar a Sinaloa. Vestido de manera informal y acompañado por Rubén Rocha Moya, quien durante los seis años de su mandato fungiera como su coordinador de asesores, Jesús Aguilar recibe al equipo periodístico en una espaciosa sala de su casa ubicada en el exclusivo fraccionamiento residencial La Primavera, ubicado al sur de Culiacán. Es fin de semana, de noche, y el exgobernador luce relajado, alejado, al menos por unas horas, de su responsabilidad como subsecretario de Agricultura del gobierno federal. La atmósfera es más que confortable: más que una sala, un espacio particular, cuyas paredes lucen tapizadas con libros grandes y pequeños de todos los autores que usted guste y mande. En el otro extremo, la cava con vinos y licores para gusto selecto; fotos de familia, trofeos de beisbol, cuadros de Frida Kahlo y algunos otros detalles, propios de la personalidad de nuestro entrevistado. —¿Un tequilita para aclarar garganta? —ofrece. —Buena idea. Al menos la botellita se ve bastante bien —le comento. —Es muy bueno. Es del que le gusta a Peña Nieto. —Salud, pues.

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Con voz clara, segura, ecuánime, el originario de Cosalá, aunque pasó buena parte de su niñez y adolescencia en Palmitas, municipio de Angostura, relata en términos coloquiales cómo llegó a la candidatura del PRI al gobierno de Sinaloa; de lo complicado de su elección en octubre de 2004, de sus momentos difíciles y felices y de sus logros y desilusiones; de su relación con su antecesor, Juan S. Millán, de cómo resolvió su sucesión y cómo enfrentó el amargo momento de la derrota de su candidato a gobernador. A cuatro años y medio de la finalización de su responsabilidad, las pasiones y las emociones ya quedaron atrás. Ahora el análisis es frío, sereno, reflexivo. —Licenciado: partamos desde el principio, para darle un orden cronológico a la entrevista. Yo creo que así todos nos entenderemos mejor. Vámonos por partes, ¿le parece? —sugiero. —De acuerdo. Corre película —sonríe. Y arranca: —Yo creo que quienes incursionamos en política tenemos como meta la gubernatura de nuestro estado. Claro, cuando la carrera apenas comienza, esto se ve como un objetivo lejano, difuso, irreal, fuera de nuestro alcance; sin embargo, en la medida que te mantienes en esto, que vas escalando posiciones, que sorteas las dificultades que la política entraña, que las circunstancias obran de manera cotidiana en tu favor, ese propósito va tomando forma. Deja de ser algo etéreo para convertirse en una meta factible, aunque siempre con alto grado de dificultad. Así, avanzas y moldeas el proyecto, pero siempre con la conciencia de que nada está dado. En política, la única certidumbre es que no hay certidumbre y lo único cierto es que no hay nada cierto. Cuando te decides a dar el gran paso hay que estar preparado para todo: para ser y para no ser. Es más: ¡más para no ser que para ser! —En su caso particular, ¿cuándo y cómo se enteró de que sería el candidato del PRI a la gubernatura de Sinaloa? —le interrumpo. —Bueno, te voy a confesar algo: a mí el gobernador Juan Millán nunca me dijo nada claro al respecto. Yo sabía que, con un presidente de la República de Acción Nacional, o sea Vicente Fox Quesada, el gobernador, que era mi amigo de toda la vida, era el que tomaría la decisión, sin necesidad de tener que consultarla con nadie. Eso ya re286

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presentaba una buena posibilidad para mí, pero también para Abraham Velázquez, que era, junto conmigo, la gente más cercana a Millán. A esa posibilidad se suma una señal de Juan que interpreto, a mi favor, en noviembre de 2003, en la entrega al Congreso del Estado de su quinto informe de labores. Era yo presidente de la Gran Comisión y por supuesto coordinador de la fracción parlamentaria del PRI. —¿Cuál fue esa señal licenciado? —Es que no te lo podría precisar, pero yo lo intuí así. La política es como el beisbol. Las señales van de un lado hacia otro y hay que interpretarlas con inteligencia, pero con cautela y prudencia. Para mí ya era un valor entendido: estaba, cuando menos, en la recta final. Aguilar Padilla guarda silencio unos momentos, como para poner en orden sus ideas; reflexiona, bebe un poco de agua, intercambia miradas con Rubén Rocha y añade: —Hacia finales de ese mismo año (2003) tenía certeza de quiénes integrábamos la terna definitiva: Abraham Velázquez, que ya estaba habilitado al desempeñarse como diputado federal —en aquel tiempo, uno de los requisitos para ser candidato a gobernador del estado era el haber ejercido un cargo de elección popular, de cualquier nivel— y Jesús Enrique Hernández Chávez, quien era presidente municipal de Culiacán. Con respeto a los dos, presentí que yo era el número uno de esa tercia y decidí operar una estrategia clara de cara al cumplimiento del objetivo. Informé al gobernador de la puesta en marcha de un programa llamado El Firmón, consistente en la creación de una Ley de Participación Ciudadana, que no existía en Sinaloa. La idea era bastante buena porque, independientemente de todo, me acercaría mucho con la gente de los 18 municipios de la entidad. Trabajé intensamente al lado de mi equipo y logramos una respuesta extraordinaria. Casi 400 000 firmas de respaldo a la Ley de Participación Ciudadana. Un éxito abrumador. —Y entonces el momento de hablar de frente llegó, ¿no? —No, f íjate que no. Nunca hubo ese diálogo que tú imaginas. Juan Millán nunca me dijo nada de manera directa; pero él así es. Así juega. Es su estilo. Le gusta que le adivines hasta el pensamiento. Ese Anexos r entrevistas a gobernadores |

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juego de señales. De valores entendidos. Tuve la certeza de que yo era el elegido y tomé la iniciativa al presentar una solicitud de separación del cargo como diputado local, con la intención de buscar la candidatura de mi partido al gobierno del estado. —Y el PRI abrió su proceso interno al convocar a una consulta interna a las bases para la elección del candidato. Abraham Velázquez no manifestó su interés por participar en el mismo y aunque Hernández Chávez mantuvo latente la posibilidad hasta el último día del plazo, terminó por no hacerlo finalmente. El único registro, además del mío, fue el de Mario Niebla Álvarez, apoyado por una corriente del partido; pero también se retiró a final de cuentas, situación que me invistió finalmente como el candidato único del Revolucionario Institucional.

Campaña, elecciones y tribunal electoral federal Ya en otro capítulo de la entrevista, pregunto al exgobernador Aguilar: —La campaña de 2004 fue dif ícil y desgastante, con siete candidatos en contienda porque todos acordaron ir por su cuenta y riesgo. Y el resultado, muy cerrado. Apenas un punto y una décima en porcentaje sobre su más cercano perseguidor. Con números tan ajustados, entró al juego el Tribunal Federal Electoral y rondó, entonces, el fantasma de la anulación de la elección. ¿En algún momento temió usted un fallo adverso de la autoridad electoral? —Voy desde el principio: en efecto, fuimos siete los candidatos registrados; pero en realidad fuimos sólo dos: tu amigo y Heriberto Félix Guerra, quien había sido, durante los tres primeros años de Millán, mi compañero de gabinete. Él como secretario de Desarrollo Económico; tu servidor, como secretario de Desarrollo Social, época en la que cultivamos una excelente relación, estimulada por mi amistad con la familia Guerra Miguel. La pelea electoral se polarizó entre Heriberto y yo y quiero decirte que fue un gran candidato, que peleó dignamente hasta el final.

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En condiciones normales, en piso parejo, el resultado no tenía por qué ser tan estrecho como lo fue. Pero es que Heriberto Félix Guerra fue la punta de la lanza. Detrás de él estuvo, con todo, el presidente Vicente Fox, alentado por un panismo desbocado, desbordado y desafiante, que quería llevarse el mayor número de gubernaturas posibles para consolidar su poder político en todo el país. Sin ser panista, Félix Guerra tuvo todo el respaldo del aparato presidencial y eso le redituó en un crecimiento exponencial a lo largo de la campaña que lo puso muy cerca de la victoria. Fue una cosa circunstancial: con un presidente de la República en calidad de estadista, objetivo e imparcial, el resultado hubiese sido mucho más holgado en mi favor. La judicialización del proceso electoral de 2004 era algo esperado, lógico y natural. La pelea que se libró en el tribunal fue todavía más desgastante que la que protagonizamos en la campaña y en las urnas. Vinieron momentos tensos, desgastantes. A tres días del término del mandato de Millán, todavía no sabíamos si tomaríamos posesión o no el 1 de enero de 2005. Para serte franco, ahí sí tuve temor; no de perder, sino de la reposición de un proceso que podría ser todavía más discutido que el anterior. El fallo, por fortuna, nos fue favorable el 28 de diciembre y en sólo dos días organizamos la ceremonia de cambio de mando. Finalmente, la justicia nos dio la razón.

Juan S. Millán, Vicente Fox y Felipe Calderón —En algún momento dado —interrogo—, el gobernador en funciones se ve obligado a poner una sana distancia con su antecesor, aun cuando se haya tenido su respaldo y aun cuando hayan sido militantes del mismo partido. ¿Fue su caso con Juan Millán? La respuesta es concluyente: —Entre Juan Millán y yo no hubo ningún problema, ni tampoco rompimiento alguno. Entre nuestros respectivos equipos, sin embargo, es posible que sí lo haya habido. Se dio una circunstancia: por proceder yo de las huestes millanistas, hubo muchos que pensaron que seguirían dentro de la estructura del Gobierno del Estado y aun Anexos r entrevistas a gobernadores |

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cuando se produjeron algunas ratificaciones, hubo gente que tuvo que irse por razones naturales. A los desplazados, entonces, se les suman aquellos que no recibieron la oportunidad de ingresar al aparato oficial y esto agudizó las cosas y provocó una atmósfera de enrarecimiento entre el nuevo gobierno y el que había concluido su responsabilidad. Con Millán, insisto, no hubo fricción alguna, ni en ése ni en otro momento. Juan Millán es uno de los políticos más completos que existen en Sinaloa y al que hay que reconocer como tal. —A usted le tocó convivir con un presidente de Acción Nacional como fue Felipe Calderón; le tocó encabezar un gobierno que ganó la elección con un porcentaje mínimo sobre el candidato del PAN y a lo mejor hasta se enfrentó al divisionismo al interior de su propio partido. ¿Este conjunto de factores lo amedrentó alguna vez como gobernador? —Te aclaro: no fue un presidente panista. Fueron dos: Vicente Fox, en 2005 y 2006, y Felipe Calderón, del 1 de diciembre de 2006 hasta el 31 de diciembre de 2010. Con ambos fue una relación cordial, respetuosa e institucional. No hubo, por parte de ellos, trato discriminatorio hacia Sinaloa. Independientemente de lo anterior quiero decirte que todo el tiempo me sentí fortalecido en mi tarea. Un gobernador tiene los elementos para ello. No es sólo el respaldo de la población, que te lo da sin reservas, ni el de los cuadros de tu partido, que también te lo dan. El respaldo para el gobernador viene también de los sectores productivo, social y económico del estado. Las llamadas fuerzas vivas siempre están con su gobernador, y conmigo no fue la excepción. En suma, no me sentía descobijado ante la presumible acechanza de un gobierno panista. Siempre, repito, me sentí fortalecido. Echado para adelante, como se dice en términos coloquiales.

Primavera del 2008: el momento crucial En materia de seguridad —el llamado Talón de Aquiles de los gobernadores de aquellos estados catalogados como conflictivos—, Sinaloa marchó relativamente bien durante los primeros tres años de la administración de Jesús Aguilar Padilla. De acuerdo con los moni290

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toreos de los medios de comunicación, cotejados con las cifras oficiales, nuestro estado registró un promedio de 1.5 asesinatos por día, incluidos los 18 municipios. Esa fue, justamente, la media estatal: 540 crímenes en cada uno de los primeros tres años de la administración aguilarista: 2005, 2006 y 2007. Quizá para otras entidades federativas la cifra era espeluznante, pero no para Sinaloa, estado donde a través del tiempo ha florecido la cultura del narcotráfico. El barco de Aguilar Padilla llegó con velas desplegadas al término de la primera mitad de su administración. Sin embargo, entre el 30 de abril y el 8 de mayo de 2008, Sinaloa se convirtió en un infierno, en el sentido literal de la palabra. Primero: un intenso tiroteo la tarde del 30 de abril en las inmediaciones de la Casa de Gobierno, en la pomadosa colonia Guadalupe. Días después, el 8 de mayo, balacera propia del filme Rápido y furioso en el estacionamiento de una plaza comercial, que culminó con la ejecución de uno de los hijos del Chapo Guzmán. Si ya durante esos ocho días se había disparado de manera mayúscula el número de asesinatos, lo que vino fue peor, tanto en las zonas urbanas como en las áreas rurales de la entidad. Ese mismo mes de mayo de 2008, ante el exponencial incremento de la violencia, se tuvo la necesidad de convocar a una reunión urgente del Consejo Nacional de Seguridad en el propio Palacio de Gobierno, en cuyo marco Jesús Aguilar pidió la participación de un militar probado en la lucha contra el narcotráfico en un intento por recuperar la tranquilidad perdida en el estado. El presidente Felipe Calderón le envió al general Noé Sandoval. —¿Fue ese, señor Aguilar, el momento más dif ícil de su administración? —le pregunto luego de un recuento de los hechos. —Sin duda, Jorge Luis, sin duda —me contesta con acento lacónico, y agrega:— Los hechos de 2008, que marcaron a ese año como el peor de todos en la historia de Sinaloa, fueron consecuencia directa de la guerra emprendida contra el narcotráfico por el presidente Felipe Calderón. No se duda de la buena intención, pero, ¡caray!, fue una lucha sin ton ni son, sin estrategia alguna, sin ningún orden. Fue como meterse a lo intrincado de una selva con armas de alto calibre y Anexos r entrevistas a gobernadores |

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disparar hacia todos lados sin objetivo fijo. Por esta razón cayeron aquí las principales células de la delincuencia organizada y comenzaron a dirimir sus diferencias como ellos saben. Eso trajo como resultado enfrentamientos constantes entre Ejército y narcotraficantes y entre las mismas bandas rivales, así como un escalofriante número de ejecuciones. Eran momentos muy difíciles para Sinaloa, pero que también se vivían en otras partes del país. Con la llegada del general Noé Sandoval este clima comenzó a tranquilizarse paulatinamente. Los resultados llegaron. Lentamente si se quiere, pero llegaron. Esto fue producto de una comunicación constante entre el general y el gobernador y de una verdadera coordinación de esfuerzos entre Ejército, Policía Federal, la Policía del Estado e incluso la Preventiva. Con estas fuerzas unidas, logramos la expulsión gradual del narcotráfico. Para 2010, año de la elección, ya era otro el clima en Sinaloa. No el que hubiéramos querido, por supuesto, pero sí mucho mejor. —¿Acaso pensó alguna vez en tirar la toalla en aquellos años? —No. Para nada. En ningún momento, a pesar de que por ahí alguna vez trascendió la detención de algún sujeto que dijo venir a Sinaloa «a matar al gobernador». Te soy muy honesto: nunca fui objeto de amenazas, nunca fui víctima de atentado alguno, pero yo sabía que no estaba exento de ese riesgo. Creo que mi reacción fue atinada: el gobernador siempre salió a dar la cara, siempre se mostró firme y seguro, dispuesto a dar la batalla. Y bueno, la verdad es que no podía ser de otra manera. Si el gobernador hubiese aparecido por ahí todo amiedado, escondido, arrinconado, ¡imagínate la reacción de la gente en general! Más de alguna vez sí sentí desesperanza y frustración porque los resultados no eran los esperados, pero ¿dejar la gubernatura? ¡Jamás!

El reverso de la medalla: logros y satisfacciones En contraste, lógico y natural, el gobernador Jesús Aguilar Padilla también cosechó logros, alcanzó metas y experimentó, por ende, muchas satisfacciones. Entre ellas: 292

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• Alcanzar una producción récord en producción de granos y hortalizas. • Llegar a niveles sin precedentes en captura de crustáceos y atún. • Recibir porcentajes inusitados de visitantes en el puerto de Mazatlán. • Hacer realidad grandes obras viales en las principales ciudades del estado y construir 1 200 kilómetros de nuevas carreteras y puentes en toda la entidad. Existe, sin embargo, una satisfacción todavía mayor: —Los resultados conquistados en la lucha contra el cáncer, emprendida por mi esposa, Rosalía Camacho —relata Aguilar— a lo largo y ancho de los 18 municipios del estado. Fue una cruzada de grandes alcances, a través del Sistema del Desarrollo Integral para la Familia, que salvó un incontable número de vidas, gracias a la detección temprana de esta terrible enfermedad. Esto es algo invaluable y que a veces ni tan siquiera adquiere un verdadero reconocimiento social. ¿Mi principal satisfacción? Ésta es una de ellas. Sin discusión. A esto se le suman programas particulares del estado, como el Rescate de la Sierra, el Rescate de la Costa y Ayuda tu Economía. Los dos primeros llevaron bienes y servicios a zonas marginadas, donde nunca antes había llegado un apoyo oficial; en el tercero se respaldó, con productos a bajos precios, a las familias de recursos económicos limitados. Todo esto —reconoce Aguilar— con la cooperación de todos los presidentes municipales, sin distingo de partido, credo ni color. Trabajamos juntos por el interés superior de Sinaloa y esto contribuyó a mejorar los resultados de nuestro gobierno.

El momento de la sucesión, la derrota en 2010 y el colofón La pregunta final: —Llegado el momento de decidir quién sería su sucesor —porque con un presidente de la República de otro partido y como jefe del priismo en Sinaloa, usted tenía la palabra final—, se inclinó por Anexos r entrevistas a gobernadores |

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la candidatura de Jesús Vizcarra Calderón, contra la opinión de voces de mucho peso al interior del PRI. Usted soportó una gran presión de connotados priistas, tanto de aquí como del centro del país, pero mantuvo su decisión. El resultado es de todos conocido: el PRI le entregó el poder a otras fuerzas políticas. ¿Se arrepiente de aquella decisión? La respuesta es concluyente: —En lo absoluto. No me arrepiento de nada y lo volvería a hacer, inclusive. Quiero confesarte que, contra lo que se ha manejado a lo largo de todos estos años, no fue una decisión estrictamente unipersonal. La consulté con la dirigencia nacional, con priistas experimentados y de alto nivel, círculo en el que encontré muchas simpatías para Vizcarra, situación que influyó en el acuerdo final. Malova también era dueño de muchos afectos y de un amplio reconocimiento. Se plantearon algunas alternativas para solucionar la candidatura, pero Malova no las aceptó. Se opuso al método acordado por el CEN del PRI —la convención de delegados— y fue entonces cuando decidió romper con el partido y encabezar una coalición opositora. Para entonces, cuando Mario no acepta la convención de delegados, ya tenía el visto bueno del presidente Felipe Calderón, quien lo impone como candidato en Acción Nacional, aun contra la opinión de la dirigencia estatal: hay que recordar, por ejemplo, declaraciones de panistas como Francisco Solano, Alejandro Higuera y Luis Roberto Loaiza Garzón, por citar sólo unos cuántos, y se plancha la construcción de un frente amplio opositor, con ofrecimientos concretos a los partidos de izquierda. Felipe Calderón se viene con todo. Se producen, extrañamente, actos intimidatorios a través del Ejército; el gobierno federal opera sin recato y gente de otros estados aparece por Sinaloa para manipular la elección. Y el resultado se da. Fueron pocos los puntos de diferencia, pero suficientes. La derrota, quiero precisarte, la reconocimos desde el primer momento y desde el primer momento dejamos claro que no impugnaríamos el resultado, como una expresión de respeto al candidato ganador, a la autoridad electoral y a la misma ciudadanía.

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Malova era, sin duda, un buen candidato, y lo demostró a lo largo de la campaña; pero nunca hubiese ganado sin el respaldo del presidente Felipe Calderón y sin la colaboración de los otros partidos, que aportaron poco, pero hicieron la diferencia. Solo, con el PAN, Mario no habría ganado. Lo hizo esa alianza antinatural, pero, bueno, coalición al fin, permitida por la propia ley. —¿Algo más? —Sí. Malova y Jesús Vizcarra no fueron las únicas cartas en las que pensé para la sucesión. Estuvieron también Aarón Irízar, Óscar Lara y Abraham Velázquez. En principio les permití, incluso, que armaran su juego libremente, en aras de que los cinco llegaran fuertes a la definición. Así lo hicieron y unos crecieron más que otros. Mario y Vizcarra llegaron a la recta final, donde se planteó la disyuntiva: Malova sería mejor candidato, pero Vizcarra, con mucho, sería mejor gobernador. Por eso, previo acuerdo con el CEN del PRI, me incliné por Vizcarra, decisión, insisto, de la que no me arrepiento y de cuyas consecuencias asumo toda la responsabilidad y me remito, como se dice en política, al juicio de la historia.

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Mario López Valdez

Discurso de toma de posesión como Gobernador Constitucional del Estado de Sinaloa

Señor secretario de Gobernación, Francisco Blake Mora, representante personal del presidente de la República, Felipe Calderón Hinojosa; Diputado Francisco Salvador López Brito, presidente de la Mesa Directiva del Honorable Congreso del Estado; Distinguidas diputadas y diputados que integran esta Legislatura; Ciudadano presidente del Supremo Tribunal de Justicia, magistrado Canuto López López; General de brigada diplomado del Estado Mayor, Moisés Melo García, comandante de la Novena Zona Militar; Contralmirante diplomado del Estado Mayor, Adrián Arriaga, comandante de la Cuarta Zona Naval. Lic. Jesús Alberto Aguilar Padilla, gobernador saliente; Aprecio la asistencia de los exgobernadores de Sinaloa, Fortunato Álvarez Castro, Antonio Toledo Corro, Francisco Labastida Ochoa y Juan S. Millán Lizárraga; Agradezco también a los distinguidos gobernadores de otras entidades que nos acompañan; También valoro la presencia de los señores senadores de la República y de diputados federales; Aprecio la visita de los diversos funcionarios y delegados federales; Amigos dirigentes de los partidos políticos nacionales; 297

Distinguidos presidentes municipales, presidentes de los partidos en Sinaloa, representantes de organizaciones sociales, religiosas, productivas, educativas y de los medios de comunicación; Amigas y amigos sinaloenses: Es un gran orgullo para mí protestar hoy el cargo de Gobernador Constitucional del Estado de Sinaloa. Lo hago con profunda alegría, pero consciente de la responsabilidad que implica. Hoy se escribe un nuevo capítulo en la historia de Sinaloa. Mi gobierno no sólo inaugura la primera alternancia democrática, sino que también inicia una nueva dinámica en la distribución de las fuerzas políticas tras un proceso electoral inédito. El gobierno que hoy comienza tiene claridad de rumbo y de metas; estamos conscientes de los compromisos asumidos y de las acciones que serán necesarias para pasar de las promesas a las realizaciones. Soy un convencido de que en el ejercicio público también se debe contar con principios que determinen la conducta de los funcionarios. Creo en la honestidad, la transparencia, la legalidad, la responsabilidad, la eficiencia, la disciplina y, sobre todo, creo en la generosidad hacia los más desamparados. Sin excepción alguna, voy a pedir a mis colaboradores que estos valores sean la referencia para su desempeño. Para poder exigir esto, debo predicar con el ejemplo. Como bien dicen, el buen juez por su casa empieza. Así que pueden estar seguros de que yo nunca utilizaré los recursos públicos para beneficio personal y toda mi energía la dedicaré a gobernar Sinaloa de la mejor manera. Es así que presentaré puntualmente mi declaración patrimonial ante las autoridades competentes y ante la sociedad, y así lo harán todos aquellos que formen parte de mi gabinete como un requisito indispensable. Exigiré a mis colaboradores que trabajen en equipo, que no desperdicien la oportunidad histórica que nos brindan los sinaloenses de servirles, que honren siempre la palabra empeñada y realicen con

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amor su trabajo. Y les advierto que no permitiré que nadie utilice su puesto en el gobierno para llevar agua a su molino. La evaluación del desempeño gubernamental será permanente, y con base en ella tomaremos los correctivos necesarios. Quien no funcione, no sirva o no quiera servir, saldrá de mi administración. Quiero que todos los sinaloenses sepan que hoy no sólo inicia un nuevo gobierno, sino un gobierno diferente. Un gobierno que entiende que el poder otorgado por la ciudadanía no debe utilizarse para privilegiar intereses de grupo. Un gobierno para el cual los recursos públicos son un bien sagrado y deben ser ejercidos de forma eficiente y transparente. Un gobierno respetuoso de la ley, porque únicamente en el Estado de Derecho puede haber prosperidad y armonía social. Un gobierno tolerante, que celebre la crítica constructiva para corregir errores. Un gobierno en movimiento y cercano a la gente, que no esperará que los problemas lleguen a él, sino que irá a donde estén los problemas para resolverlos. 2010 será recordado como el año en el que los sinaloenses vencieron el miedo, la apatía y la desconfianza en la política, para hacer ganar a una candidatura ciudadana, a una coalición opositora. La campaña ya pasó y los resultados de la elección son muy claros. Los electores le han dado nueve presidencias municipales a cada coalición y se ha conformado un Congreso en el cual ninguna fuerza política tiene mayoría absoluta. ¿Cuál creen ustedes que sea el mensaje de la sociedad? La gente quiere que se escuchen distintas voces pero que nos pongamos de acuerdo en lo importante. Que no andemos peleando. Que trabajemos por Sinaloa y por su gente. Me da mucho gusto que ahora tengamos un Congreso plural, porque ello implica un doble reto: el logro de acuerdos en beneficio de los ciudadanos y la práctica de una actividad parlamentaria que reivindique el mandato ciudadano. En los últimos días, hemos visto los primeros frutos del trabajo responsable de nuestros diputados, que en un acto de plena madurez Anexos r Mario López Valdez. Discurso de toma de posesión... |

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política aprobaron por unanimidad el paquete económico para 2011 y cumplieron uno de los anhelos más esperados por los sinaloenses: a partir de mañana ya no pagaremos más tenencia. Agradezco este esfuerzo de nuestros legisladores y los invito a que sigamos trabajando juntos por el bien de Sinaloa. Por eso hoy presento al Honorable Congreso diversas iniciativas para modernizar nuestro marco jurídico en materia penal, que incluye la creación de un nuevo Código de Procedimientos, para incorporar el proceso oral y acusatorio, así como la figura del arbitraje privado y profesional, para darle a la justicia agilidad, transparencia y honestidad. Se propone también la creación de la Agencia Móvil del Ministerio Público, para brindar a la ciudadanía atención domiciliaria en la presentación de la denuncia, así como digitalizar la integración de la averiguación previa y facilitar la consulta del expediente y resoluciones del Ministerio Público. Por otra parte, en los próximos días enviaré una propuesta de reformas a la Constitución Política del Estado, para adecuarla a la nueva realidad política, y adelantar la fecha de inicio de los gobiernos electos, así como desaparecer la figura del síndico procurador y convertir a las regidurías en cargos honoríficos. También propondremos modificaciones a la Ley de Responsabilidades de los Servidores Públicos, para castigar enérgicamente los actos de corrupción, peculado, cohecho, enriquecimiento ilícito y tráfico de influencias. Ahora bien, durante la campaña política establecí el compromiso de realizar una reingeniería a la administración pública estatal, con la finalidad de que las dependencias del gobierno dirijan todos sus esfuerzos a atender, de manera eficiente y oportuna, a los sinaloenses. Entre otras adecuaciones, proponemos vincular las áreas de Planeación, Desarrollo Administrativo y Desarrollo Tecnológico en la nueva Secretaría de Innovación Gubernamental, para modernizarnos y darle un mejor servicio a la ciudadanía, reduciendo los trámites para acceder a los servicios que presta el gobierno utilizando herramientas tecnológicas de vanguardia. 300

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De igual manera, desaparece la Secretaría de la Contraloría para convertirse en la Unidad de Transparencia, responsable del combate a la corrupción, el acceso a la información y de la transparencia y rendición de cuentas, como su nombre lo dice. Tenemos que evitar la duplicidad de funciones y hacer más con menos. Es necesario racionalizar el gasto para así liberar los recursos que permitan a nuestro gobierno atender las necesidades de la población. Ese es mi compromiso. Estoy muy consciente de que tenemos una enorme responsabilidad con los compromisos que hice en campaña y aquí les digo: los voy a cumplir todos. En los próximos días presentaré el Plan Estatal de Desarrollo, el cual se nutre de dichos compromisos, de mis recorridos por el estado y de la participación de todos aquellos que se expresaron en los Foros de Consulta Ciudadana. Reitero una vez más la voluntad de construir no solamente una obra material, sino erigir una obra política, pero sobre todo una obra humana. La obra humana es la inversión más importante que cualquier gobierno debe hacer, es la de mayor relevancia porque va dirigida a los ciudadanos; está orientada a la educación, al arte y la cultura, al deporte, a la salud, a la asistencia y desarrollo de la familia, a las oportunidades para jóvenes y mujeres, al desarrollo urbano, la vivienda y al crecimiento sustentable. Nuestra máxima prioridad será la educación, porque ésta es la mejor manera de modificar conductas sociales, generar oportunidades de crecimiento y propiciar una mejor convivencia ciudadana. No podemos permitir que ningún niño abandone la escuela porque su familia no pueda pagar los uniformes, las cuotas o los útiles escolares. Por eso a partir del próximo ciclo escolar garantizaremos uniformes y útiles gratuitos para los estudiantes de educación básica en escuelas públicas. Desde el gobierno apoyaremos a todas nuestras instituciones educativas, especialmente a la Universidad Autónoma de Sinaloa, respetando su autonomía y luchando unidos para que tenga mayores Anexos r Mario López Valdez. Discurso de toma de posesión... |

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recursos, recordando que debe ser siempre democrática en sus decisiones, transparente en su operación y oferente de una educación de calidad. Vamos a masificar la práctica del deporte en todas sus disciplinas y en todas las regiones. Dispondremos de un presupuesto extraordinario para lograr este propósito. Hay que rescatar de las adicciones a una juventud que, si no está perdida, está extraviada. También daremos prioridad a la salud. Pondremos especial énfasis a la atención médica y fortaleceremos la cultura de prevención y el monitoreo de riesgos sanitarios. Las mujeres jefas de familia contarán con apoyos para autoemplearse. Será prioridad que todos tengan seguro popular y se dupliquen los apoyos al programa Oportunidades y lucharemos para que en todo el estado tenga cobertura el programa Setenta y Más. Nos interesa de manera especial el cuidado del medio ambiente y la sustentabilidad de las actividades económicas. También la planeación urbana y el impulso a la construcción de vivienda, para evitar que en Sinaloa siga habiendo invasiones y familias viviendo en casas de cartón. Aprovecho para agradecer la presencia de mi buen amigo Heriberto Félix. Estoy seguro de que nuestro paisano secretario estará muy pendiente de su estado y se convertirá en un gran aliado para nuestro gobierno y para aquellos sinaloenses que menos tienen. ******* Considero que cada ciudadano sinaloense debe poder aspirar a una vida mejor, por lo que la obra material es impostergable. Dicha obra tiene como objetivo generar mayores oportunidades de empleo y el mejoramiento de los salarios. Para ello impulsaremos la diversificación de las actividades económicas, la productividad, la innovación tecnológica y el desarrollo regional. Me complace anunciar la inversión de 14 millones de dólares de la empresa japonesa Sumitomo, para expandir su planta en El Fuerte

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y abrir una nueva en Ahome, generando alrededor de 500 empleos directos. De igual manera, vamos a promover mayor competitividad de la agricultura, una mejor organización para comercialización y la generación de mayor valor agregado a través de la agroindustria. La ganadería vivirá un intenso proceso de modernización y la pesca y la minería serán objeto de un impulso sin precedente. El turismo ha sido la actividad con mayor tasa de crecimiento durante los últimos años. Este sector tiene un enorme futuro como generador de divisas; dará una nueva imagen a Sinaloa y será un nuevo motor para impulsar el crecimiento de la economía estatal. Me comprometo a hacer del Centro Integralmente Planeado de Teacapán una realidad. Durante mi gobierno, Sinaloa tendrá gas natural para detonar el desarrollo industrial. Se realizarán obras de alto impacto como la construcción de la carretera Mochis-Chihuahua y la Badiraguato-Parral, la presa Santa María y el distrito de riego de la presa Picachos, para tener 22 000 hectáreas de riego más e impulsaremos el proyecto Elota-Piaxtla. No escatimaremos esfuerzo alguno para impulsar el desarrollo de la sierra y de la costa; crearemos políticas públicas que atiendan los reclamos planteados por sus habitantes. Hay una gran deuda también con las poblaciones indígenas. Recibirán nuestro apoyo para que conserven vivas sus tradiciones y al mismo tiempo gocen de oportunidades de desarrollo. Mi proyecto de obra política contempla la consolidación del entorno democrático y la gobernabilidad. Cambiaremos el esquema tradicional de hacer política para formar una nueva generación de servidores públicos, jóvenes y talentosos, que sean honestos, capaces y cuya finalidad sea la de atender las demandas de los sinaloenses con un alto sentido de responsabilidad y vocación de servicio. Ya no más preferencias a unos y abandono a otros: nuestro gobierno está obligado a dar respuestas honestas. Un gobierno con decisión, donde la transparencia y la rendición de cuentas sea el sello que nos distinga. Anexos r Mario López Valdez. Discurso de toma de posesión... |

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La obra política tiene como uno de sus objetivos la creación de un gran pacto democrático para recuperar la seguridad pública, que es la principal demanda de los ciudadanos. En este aspecto es importante destacar la lucha frontal contra la delincuencia emprendida por el presidente Felipe Calderón, a la cual nos sumaremos responsablemente. Combatiremos la inseguridad y la violencia de forma inteligente e integral. Lo haremos teniendo un gobierno con liderazgo y capacidad para ejercer su autoridad. No voy a tolerar la corrupción ni la impunidad, pero tampoco la inercia y la falta de compromiso en el cumplimiento de objetivos. Mi gobierno impulsará dos estrategias generales para devolver la paz a nuestro estado. La primera, mediante la cooperación con el gobierno federal en el fortalecimiento de las instituciones y mecanismos de impartición de justicia, para que los delitos sean investigados, y castigados. La segunda, a través de la producción de oportunidades de desarrollo humano; para que el crimen deje de ser una forma de vida y las actividades lícitas recobren terreno. Elaboraremos una revisión exhaustiva de la Procuraduría General de Justica para modernizar y fortalecer el ejercicio en materia de investigación, que garantice una mayor credibilidad en la actuación del Ministerio Público ante la ciudadanía. Durante mi gestión revisaremos la intervención del Consejo Estatal de Seguridad Pública para nuevos cauces de participación ciudadana y una mayor coordinación y funcionalidad en la toma de decisiones. Asimismo, mejoraremos la coordinación entre los distintos órdenes de gobierno. Por ello, señor secretario de Gobernación, le solicito de la manera más atenta que lleve al presidente Calderón el mensaje de que mi gobierno está con él, y que los sinaloenses estamos esperanzados con el apoyo que nos va brindar para impulsar los cambios que nuestro estado necesita. Vamos a agarrar el toro por los cuernos… Sinaloa no puede seguir viviendo con miedo. Este es el momento... No hay mañana... O actuamos decididamente hoy o lo lamentaremos siempre. Mi gobierno no vacilará al momento de tomar decisiones aunque no sean populares. Podemos perder popularidad y elecciones, pero 304

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nunca a esta generación de jóvenes, que clama por espacios y oportunidades. Para tener la seguridad y tranquilidad que tanto añoramos no basta el combate frontal a la delincuencia: necesitamos prevenir, con una revolución cultural y educativa, así como enaltecer los valores fundamentales en el seno de nuestras familias. Debemos superar la cultura materialista en la que todo tiene precio. Hay cosas que no se pueden comprar ni vender: una familia unida, una buena educación, una vida tranquila y segura, son bienes invaluables. Hay que enseñarles a nuestros jóvenes que la felicidad sólo se encuentra por el camino del bien. Que en la vida el esfuerzo y las buenas acciones tienen su recompensa. Quisiera expresarles, desde la máxima tribuna de nuestro estado, mi gratitud, mi compromiso y mi respeto. Mi gratitud a mi familia: a mi madre, Eva; a mi padre, Francisco, que se nos adelantó en el camino; a mi esposa, Sof ía; a mis hijos, Luis Mario, José Francisco, Sof ía Elena y Juan Carlos; a mis hermanos. Su cariño, apoyo y comprensión son el motor de mi vida. Mi compromiso es con los ciudadanos sinaloenses que, conscientes de su papel en la vida democrática, acudieron a las urnas haciendo suyo nuestro proyecto de cambio para Sinaloa. Por ustedes estoy aquí y ¡no les voy a fallar! Mi respeto a todos los actores y partidos políticos, que son pieza fundamental para la generación de soluciones. A partir de hoy, trabajaremos juntos por el bien de Sinaloa. Este día los sinaloenses iniciamos una nueva etapa en la construcción del destino de nuestro estado. No podemos hacer tabla rasa del pasado, pero tampoco podemos vivir anclados a él. No habrá venganzas, ni ajustes de cuentas, pero tampoco encubrimiento y mucho menos impunidad. Sólo la aplicación de la ley en su justa dimensión. Hoy, recibo el poder de manos del pueblo sinaloense y no tengo derecho a hacer mal uso de él. Gobernaré con el corazón, porque es necesario fortalecer la sensibilidad social. Pero mi corazón jamás estará alejado de la luz de la Anexos r Mario López Valdez. Discurso de toma de posesión... |

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razón. Lo haré con responsabilidad, pensando siempre en mi deber principal: Sinaloa. Mi gobierno será un gobierno de puertas abiertas, cercano a la gente; porque la única forma de conocer los problemas es estando en contacto con ellos. Recorreré el estado con mi gabinete, para que no olvidemos de dónde venimos y a quiénes nos debemos: a los ciudadanos. Dejaremos atrás las pesadas maquinarias burocráticas, los excesos y los protagonismos; no toleraré corruptelas, componendas, prepotencia ni impunidad en los miembros de mi administración. Se acabaron los nuevos ricos y el derroche costeado por los ciudadanos. Quiero encabezar un estado socialmente justo, económicamente próspero y políticamente plural. Quiero que, juntos, ciudadanía y gobierno dejemos huella y derrumbemos las barreras del conflicto, la indiferencia y la descalificación. Amigas y amigos sinaloenses: Con su asistencia a las urnas demostraron que el cambio del que hablamos en campaña no era una ilusión personal, sino un anhelo colectivo. Desde este recinto que enmarca la democracia republicana, invito a los sinaloenses a que nos unamos en la tarea del cambio. Porque ¡Sinaloa es tarea de todos! ¡De todos y cada uno de los sinaloenses que anhelamos un futuro mejor! Estoy aquí para jurar que gobernaré con pasión, con entrega, con el deseo de enderezar el rumbo y de que los viejos errores no vuelvan a cometerse. Les pido que no me dejen solo. Es necesario que la esperanza reviva en los corazones de quienes habitamos esta tierra. Quiero ser el mejor gobernador del país, y hacer de nuestro estado el mejor lugar para vivir. Una vez escuché: «si realmente quieres avanzar, lanza primero tu corazón y tu caballo saltará el obstáculo. Muchos desfallecen ante el obstáculo. Ésos son los que no han lanzado primero el corazón».

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Tenemos que hacer que las cosas sucedan. Tenemos que cambiar pequeñas cosas de nuestra vida para que las grandes también cambien. Tenemos que hacerlo por nuestros hijos, por nuestros padres, por quienes ya no están con nosotros, y por quienes están por llegar. ¡Tenemos que hacerlo hoy! ¡Tenemos que hacerlo de corazón por Sinaloa! ¡Viva Sinaloa! ¡Viva México! Muchas gracias.

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Gobernantes del estado de Sinaloa Héctor R. Olea* (Índice cronológico)

Héctor R. Olea, acucioso investigador de la historia sinaloense, elaboró una amplia y detallada relación de los hombres que han ocupado el poder Ejecutivo sinaloense, sustentada en los documentos que encontró tanto en el Archivo del H. Congreso del Estado como de la Secretaría General de Gobierno del Estado de Sinaloa. Esta información, a pesar de ser la que tiene el mayor grado de precisión sobre este asunto, presenta ausencias temporales que el autor justificó por la carencia de información, debida principalmente al negligente traslado de los archivos, por los deterioros sufridos en su resguardo y por los incendios acaecidos en las asonadas y movimientos revolucionarios; sin embargo, su presencia en esta obra es ineludible para que el lector conozca el amplio panorama en que se ha desarrollado el ejercicio del poder Ejecutivo en nuestra entidad. 1. Francisco Iriarte y Conde (1831, 13 de marzo-1831, 14 de marzo). Nombrado gobernador por el primer Congreso Constituyente del estado, pero no llegó a tomar posesión de su cargo porque se le concedió una licencia de seis meses para salir a la *  Texto tomado de Olea, Héctor R. (1960). «Gobernadores del Estado de Sinaloa», en Memorias y Revista del Congreso Mexicano de Historia, pp. 375-426. México, D. F.: Congreso Mexicano de Historia. 309

capital de la República. Como el vicegobernador no se presentó a ejercer sus funciones, se designó al señor Martínez de Castro. El día 13 de octubre de 1830 el Congreso federal había aprobado la división del Estado de Occidente en dos: Sinaloa y Sonora, y hasta el día 13 de marzo de 1831 se instaló el primer Congreso Constituyente del Estado Libre y Soberano de Sinaloa. 2. Agustín Martínez de Castro (1831, 14 de marzo-1831, 18 de junio). Gobernador interino del estado. El primer Congreso Constituyente de Sinaloa, instalado el día anterior, declaró día de fiesta política para el estado el 13 de marzo y que se solemnizara en la forma prevenida por el Decreto No. 4 de 24 de septiembre de 1824, sustituyéndose en la fórmula del juramento la palabra Occidente por la de Sinaloa y las de Acta Constitutiva por las de Ley Institutiva. 3. Fernando Escudero (1831, 18 de junio-1832, 20 de julio). Gobernador del estado por la licencia que se había concedido al señor Iriarte. El señor Escudero establece la forma de publicar y jurar la Constitución por las autoridades eclesiásticas y civiles y promulgó la primera Constitución Política del Estado de Sinaloa, siendo secretario interino el señor J. Felipe Roncal, con fecha 12 de diciembre de 1831. Esta Constitución es bastante liberal y contiene principios jurídicos que después normaron nuestras instituciones de derecho. Los diputados que la expidieron: Lic. D. Pedro Sánchez, presidente del Congreso; Antonio Murúa, vicepresidente; J. Francisco Orrantia y Antelo, Rafael de la Vega, Paulino Peimbert, Manuel María Bandera, J. Felipe Gómez, Tomás de la Herrán y José Escudero, como secretarios. Faltaron a la asamblea los diputados propietarios: Pedro Guerrero, Manuel de Urrea, Antonio Rojo y Antonio Iriarte, siendo sustituidos estos dos últimos por los diputados suplentes Lic. De la Herrán y Gómez. 4. Manuel María Bandera (1832, 20 de julio-1834, 24 de marzo). Vicegobernador en funciones. El 25 de junio de 1832, por decreto de la Asamblea Legislativa, se declara primer Gobernador constitucional del estado al señor D. Francisco Iriarte y vicegobernador al señor D. Manuel María Bandera, que ocupó el 310

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puesto en forma definitiva por fallecimiento del gobernador del estado, D. Francisco Iriarte, en la ciudad de México el día 17 de septiembre de 1832. El día 26 de febrero de 1834 se subleva la fuerza militar al mando del comandante Carlos Cruz Echeverría, apoyado por el coronel D. José Urrea, logrando la prisión del señor Bandera. El día 26 de febrero los distritos depositan el Ejecutivo provisional en un triunvirato. José Palau, Manuel de la Herrán y Agustín Martínez de Castro (1834, 24 de marzo-1834, 7 de julio). La mayoría de los distritos creó un Ejecutivo provisional en este triunvirato. El vicegobernador Bandera peregrinó por El Rosario, Concordia y Cosalá con el Congreso, también fugitivo. José Felipe Gómez (1834, 7 de julio-1834, 2 de agosto). Gobernador provisional del estado. El día 6 de julio de 1834 se instala la Asamblea Legislativa que convoca a elecciones y declara electo gobernador provisional del estado a don José Antonio Jorganes, pero como se hallaba ausente, ese mismo día toma posesión el señor Gómez. José Antonio Jorganes (1834, 2 de agosto-1834, 20 de noviembre). Gobernador provisional del estado. Renunció a su cargo el día 20 de noviembre. José Blas de Guevara (1834, 20 de noviembre-1835, 22 de enero). Gobernador provisional. No llegó a tomar posesión de su cargo y el día 22 de enero se designó al señor De la Vega y Rábago. Manuel María de la Vega y Rábago (1835, 22 de enero-1835, 26 de octubre). Gobernador provisional del estado. Fungió hasta el 26 de octubre, se ignora en qué día y a quién entregaría el gobierno, debido a que cambió el sistema de federal a república central. En la época del centralismo —dice el historiador Buelna— hubo una serie de gobernadores y al mismo tiempo comandantes militares. Muy pocas noticias tenemos de los gobernadores y sucesos importantes del departamento en la época del centralismo, que puede considerarse como la Edad Media de Sinaloa. Al día siguiente de su toma de posesión, se admite a D. Manuel María Bandera la renuncia que hace del cargo de vicegobernador, y por Anexos r Gobernantes del estado de Sinaloa |

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la mediación del presidente, general don Antonio López de Santa Anna, y respecto al comandante general don Ignacio Mora, se indulta de conformidad con el decreto de 17 de octubre, mandándose sobreseer la causa que se le había formado. El 26 de octubre de 1835 es la fecha del documento en que por última vez se ve el nombre del señor De la Vega como gobernador, ignorándose qué día y a quién entregaría el gobierno. (1835, 26 de octubre-1836, 28 de septiembre). No existen noticias de los gobernadores de esta época. 10. Pedro Sánchez (1836, 28 de septiembre-1837, 3 de junio). Encargado del gobierno del departamento como primer vocal y presidente de la junta departamental. Era acusado de federalista y adicto a los De la Vega. 11. José Francisco Orrantia y Antelo (1837, 3 de junio-1838). Gobernador provisional del departamento. No se puede precisar la fecha exacta de las funciones de este gobernador por ser una época turbulenta en la cual luchaban con encono los federalistas José María Cuevas y el general D. José Urrea contra los centralistas Paredes y Alcorta. 12. Luis Martínez de Vea (1838, 18 de julio-1842). Gobernador constitucional del departamento. Por un documento de esta fecha se ve que en ella fungía el señor Vea y por otro se sabe que todavía el 3 de octubre de 1840 desempeñaba ese cargo, pero se ignoran exactamente los días de su entrada y salida. 13. General Francisco Duque (1842, 8 de julio-1843, 23 de abril). Gobernador interino y comandante general del departamento con residencia ordinaria en Mazatlán. Se conocen disposiciones por las cuales aparece como gobernador y comandante general el 23 de abril de 1843. Se ignora quién lo sucedió en el mando. (1843, 23 de abril-1843, 7 de septiembre). No existe documentación sobre quién substituyó al señor general Duque. 14. General Francisco Ponce de León (1843, 7 de septiembre-1843, 19 de diciembre). Gobernador y comandante general. 15. General Juan J. Andrade (1843, 19 de diciembre-1844, 6 de marzo). Gobernador y comandante general. 312

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16. General Francisco Ponce de León (1844, 6 de marzo-1844, 7 de mayo) (2-V). Gobernador y comandante general. 17. General José Antonio Mozo (1844, 7 de mayo-1844, 15 de mayo). Gobernador constitucional y comandante general del departamento. 18. Agustín Martínez de Castro (1844, 15 de mayo-1844, 8 de junio) (2-V). Gobernador interino con residencia en Culiacán. Entra a ejercer el gobierno por disposición de la Junta Departamental y como vocal decano de la misma; en el ínterin se presenta el gobernador constitucional a tomar posesión. 19. General José Antonio Mozo (1844, 8 de junio-1844, 30 de octubre) (2-V). Gobernador constitucional y comandante general. Toma posesión del gobierno en Culiacán, pero luego regresa a Mazatlán, donde sigue ejerciéndolo. 20. Coronel José Ruiz de Tejeda (1844, 30 de octubre-1844, 7 de noviembre). Gobernador y comandante militar con residencia en Mazatlán. El general Mozo se separa y deja en su lugar al segundo cabo de la comandancia, coronel Ruiz de Tejeda. 21. Teniente coronel Juan Ignacio Brambila (1844, 7 de noviembre-1844, 9 de noviembre). Gobernador y comandante general interino con residencia en Mazatlán. Encabezó el pronunciamiento de la guarnición de Mazatlán por el Plan de Guadalajara lanzado por el general Mariano Paredes y Arrillaga el 1 de noviembre de 1844, desconociendo en Sinaloa el gobierno del general Santa Anna. 22. Agustín Martínez de Castro (1844, 9 de noviembre-1844, 1 de diciembre). (3-V). Se encarga de nuevo del gobierno en Culiacán como vocal más antiguo de la Junta Departamental y por disposición de la misma, de conformidad con lo dispuesto en las bases orgánicas expedidas por la Junta Nacional Legislativa el 12 de junio de 1843. 23. General Francisco Duque (1844, 1 de diciembre-1845, 24 de abril). Martínez de Castro continuaba funcionando en la ciudad de Culiacán y el teniente coronel Brambila había seguido ejerciendo el poder en el puerto de Mazatlán, en virtud de su Anexos r Gobernantes del estado de Sinaloa |

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pronunciamiento; entrega el mando político y militar al general Duque, enviado para sucederle por el general Paredes, quien se había pronunciado en Guadalajara contra el general Santa Anna. Rafael de la Vega (1845, 24 de abril-1846, 22 de enero). Gobernador constitucional del departamento con residencia en Culiacán. Vega solicita licencia debido al pronunciamiento en Mazatlán del teniente coronel Ángel Miramón a favor del Plan de San Luis Potosí, «que es lanzado en momentos de angustia nacional por el general Paredes Arrillaga, uno de los hombres más funestos en la historia de México». Teniente coronel Ángel Miramón (1846, 22 de enero-1846, 5 de febrero). Gobernador y comandante militar con residencia en Mazatlán. De la Vega, después de haber sido hecho prisionero, se refugia en el pueblo de Tamazula, del departamento de Durango, y después regresa a un lugar cercano a Culiacán, donde levantó un acta desconociendo a las autoridades militares. Pomposo Verdugo (1846, 5 de febrero-1846, 6 de febrero). Gobernador por ministerio de ley como presidente de la Asamblea Departamental con residencia en Mazatlán. Asume el poder debido a un nuevo pronunciamiento de la guarnición militar de Mazatlán y mientras se encargaba del gobierno nuevamente don Rafael de la Vega. Teniente coronel Ángel Miramón (1846, 6 de febrero-1846, 12 de febrero) (2-V). Gobernador y comandante militar con residencia en Mazatlán. Otra vez por la fuerza de las armas es colocado en el puesto de gobernador y comandante militar el teniente coronel Miramón. Rafael de la Vega (1846, 12 de febrero-1846, 1 de marzo) (2V). Gobernador constitucional del departamento con residencia en Culiacán. Agustín Martínez de Castro (1846, 1 de marzo-1846, 11 de mayo) (2-V). Encargado del gobierno con residencia en Culiacán por enfermedad de don Rafael de la Vega.

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30. Rafael de la Vega (1846, 11 de mayo-1846, 13 de julio) (3-V). Gobernador constitucional del departamento con residencia en Culiacán. 31. Pomposo Verdugo (1846, 13 de julio-1846, 6 de agosto) (2V). Gobernador interino, en su carácter de vocal segundo de la Asamblea Departamental, con residencia en Culiacán. 32. Rafael de la Vega (1846, 6 de agosto-1846, 5 de septiembre) (4-V). Gobernador constitucional del departamento con residencia en Culiacán. 33. Gumersindo Laija (1846, 5 de septiembre-1846, 21 de noviembre). Gobernador del estado nombrado por el Supremo Gobierno con residencia en el Real del Rosario. El señor licenciado Laija no tomó posesión porque poco tiempo antes había sido desterrado de Culiacán a Tepic, pero regresó y desde el Mineral del Rosario se posesiona del mando. 34. Rafael de la Vega (1846, 21 de noviembre-1847, 1 de junio) (5-V). Gobernador constitucional del estado con residencia en Culiacán. El señor licenciado Laija ejercía el gobierno en el puerto de Mazatlán. El gobernador De la Vega fue designado por la Asamblea Legislativa, que se había instalado el día anterior. El coronel Rafael Téllez, comandante general del estado, a veces reconocía al licenciado Laija y en otras al señor De la Vega, de conformidad con sus ambiciones personales. Sinagawa (2004) llena este hueco con los siguientes personajes: 35. Coronel Rafael Téllez (1847) 36. Rafael de la Vega (6-V, 1847-1848); 37. José Esquerro (1848); 38. José María Vasabilvazo (1848); 39. José Rojo y Eseverri (1848); 40. Pomposo Verdugo (1848-1851); 41. José María Gaxiola (1851);

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42. Triunvirato de José de Jesús Espinosa de los Monteros, Miguel Verdugo y Avilés, Anacleto Heraclio Núñez (1851); 43. José María Aguirre (1851-1852); 44. Francisco de la Vega (1852); 45. Coronel Pedro Valdés (1852); 46. Francisco Camilo Orrantia (1852); 47. Francisco de la Vega (1852-1853); 48. Coronel Pedro Valdés (1853);

Gobernantes de Sinaloa, 1853-1866 49. General José María Yáñez (1853, 20 de noviembre-1854, 2 de febrero). Gobernador y comandante general de Sinaloa con residencia en Mazatlán. 50. Comandante Pedro Díaz Mirón (1854, 2 de febrero-1854, 25 de febrero). Gobernador y comandante militar con residencia en Mazatlán. Le entrega el gobierno el general José María Yáñez al comandante de Marina del departamento del sur, señor Díaz Mirón, y se dirige al estado de Sonora con el fin de encargarse del mando militar y político, heroico defensor de Guaymas contra los filibusteros que pretendían invadir el estado de Sonora. 51. Coronel Pedro Valdés (1854, 25 de febrero-1854, 20 de julio) (3-V). Gobernador y comandante militar con residencia en Mazatlán. 52. General Miguel Blanco (1854, 20 de julio-1855, 27 de octubre). Gobernador y comandante militar con residencia en Mazatlán. El general Blanco gobernó a Sinaloa por el régimen del general Santa Anna. Edificó una batería y un cuartel en el puerto de Mazatlán. 53. Manuel Zelayeta (1855, 27 de octubre-1855, 8 de noviembre). Gobernador, como primer vocal del Consejo de Gobierno, con residencia en Mazatlán. 54. Pomposo Verdugo (1855, 8 de noviembre-1856, 17 de febrero). (4-V). Gobernador del estado con residencia en Mazatlán. En el 316

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siguiente mes de diciembre los poderes regresan a la ciudad de Culiacán. El señor Verdugo es nombrado gobernador el 18 de octubre por el general D. Juan Álvarez, pero no tomó posesión hasta el día 8 de noviembre. Agustín Martínez de Castro (1856, 17 de febrero-1856, 26 de abril) (5-V). Encargado del gobierno, como primer vocal del Consejo, con residencia en Culiacán. Pomposo Verdugo (1856, 26 de abril-1857, 15 de abril) (5-V). Gobernador del estado con residencia en Culiacán. Miguel Ramírez (1857, 15 de abril-1857, 7 de junio). Encargado del gobierno como segundo vocal del Consejo. La licencia del señor Pomposo Verdugo y la enfermedad del primer vocal, señor Agustín Martínez de Castro, fueron pretextos, «en realidad fue porque no quisieron promulgar la Constitución federal de 1857, que el 19 de abril promulgó valientemente el doctor Ramírez en la capital del estado». Pomposo Verdugo (1857, 7 de junio-1857, 22 de septiembre) (6-V). Gobernador del estado con residencia en Culiacán. Termina el gobierno de don Pomposo Verdugo. Desde el día 7 de septiembre el Congreso declara electo gobernador del estado al general José María Yáñez y vicegobernador al señor don Leonardo Ibarra. Leonardo Ibarra (1857, 22 de septiembre-1858, 5 de enero). Vicegobernador en funciones con residencia en Culiacán. General José María Yáñez (1858, 5 de enero-1858, 24 de abril) (2-V). Gobernador constitucional del estado con residencia en Mazatlán. Desde el día 4 de enero toma el gobierno en Mazatlán y se adhiere al Plan de Tacubaya. General Pedro Espejo (1858, 24 de abril-1858, 9 de septiembre). Gobernador y comandante militar interino del estado con residencia en Mazatlán. Es llamado a México el general José María Yáñez. General León Yáñez (1858, 9 de septiembre-1858, 11 de octubre). Gobernador y comandante militar de Sinaloa con residencia en Mazatlán. Desde el día 6 de septiembre en que llegó a MaAnexos r Gobernantes del estado de Sinaloa |

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zatlán recibió el gobierno del general Espejo, pero hasta el día 9 del mismo mes recibió el nombramiento del gobierno federal radicado en la ciudad de México. General Pedro Espejo (1858, 11 de octubre-1858, 1 de noviembre) (2-V). Gobernador y comandante militar del estado con residencia en Mazatlán. General Manuel Arteaga (1858, 1 de noviembre-1859, 19 de febrero). Gobernador y comandante militar del estado con residencia en Mazatlán. General Luis Pérez Gómez (1859, 19 de febrero-1859, 26 de febrero). Gobernador y comandante militar del estado con residencia en Mazatlán. «Era español, nada hizo notable y sólo aprovechó el tiempo en casarse» (Buelna). General Manuel Arteaga (1859, 26 de febrero-1859, 3 de abril). Gobernador y comandante militar del estado con residencia en Mazatlán (2-V). Representante del gobierno reaccionario de México. General Ignacio Pesqueira (1859, 3 de abril-1859, 4 de junio). Gobernador Constitucional de Sonora, provisional de Sinaloa y general en jefe de la División de Occidente. Tuvo residencia en Mazatlán en representación del gobierno liberal y legítimo de don Benito Juárez. Coronel Plácido Vega (1859, 4 de junio-1860, 20 de abril). Gobernador provisional del estado con residencia en Mazatlán. Francisco de P. Maldonado (1860, 20 de abril-1860, 20 de mayo). Gobernador sustituto del estado con residencia en Mazatlán. El licenciado Maldonado se separa del gobierno hostilizado por el jefe de las armas, coronel Fortino León. Luis Lerdo de Tejada (1860, 20 de mayo-1860, 19 de julio). Gobernador interino del estado con residencia en Mazatlán. Nombrado arbitrariamente por el jefe de las armas en el estado, coronel Fortino León. Coronel Fortino León (1860, 19 de julio-1860, 29 de agosto). Gobernador interino y comandante de las armas con residencia en Mazatlán. El coronel León se autonombró gobernador del es-

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tado y ofreció consultar la voluntad de los pueblos para el establecimiento de un gobierno constitucional. Coronel Plácido Vega y Dasa (1860, 29 de agosto-1861, 12 de febrero) (3-V). Gobernador provisional del estado con residencia en Mazatlán. El día 26 de enero de 1861 es declarado gobernador constitucional del estado el C. coronel Plácido Vega y vicegobernador el C. coronel Fortino León. Coronel Fortino León (1861, 12 de febrero-1861, 13 de abril) (2-V). Vicegobernador en funciones con residencia en Mazatlán. Se hace cargo del gobierno el coronel León por licencia concedida por el Congreso al señor Vega, ascendido a general, que salió del estado a tratar con el gobernador de Jalisco asuntos del servicio público. General Plácido Vega y Dasa (1861, 13 de abril-1861, 12 de noviembre) (3-V). Gobernador constitucional del estado con residencia en Culiacán. El día 2 de noviembre de 1861 el Congreso Constituyente declara gobernador constitucional al general Vega y vicegobernador a Márquez de León. Coronel Manuel Márquez de León (1861, 12 de noviembre-1861, 31 de diciembre). Vicegobernador en funciones con residencia en Culiacán. General Plácido Vega y Dasa (1861, 31 de diciembre-1862, 25 de enero) (4-V). Gobernador constitucional del estado con residencia en Culiacán. Regresó de su expedición a Sonora y se hizo cargo del gobierno. Coronel Fortino León (1862, 25 de enero-1862, 26 de marzo) (3-V). Vicegobernador en funciones con residencia en Culiacán. Nombrado por el Congreso del Estado y debido a que el gobernador Vega salió para Tepic, con motivo de los tratados celebrados entre el gobernador Ogazón de Jalisco y Manuel Lozada, el Tigre de Álica. Plácido Vega y Dasa (1862, 26 de marzo-1862, 25 de abril) (5V). Gobernador constitucional del estado con residencia en Culiacán. El día 4 de abril de 1862 el Gobierno del Estado declara a Sinaloa en estado de sitio por instrucciones de la Federación. El Anexos r Gobernantes del estado de Sinaloa |

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gobernador se titula jefe de las armas y toma el mando del cuartel general; estas medidas, aunque prematuras, son dictadas debido al peligro de la intervención extranjera. Coronel Fortino León (1862, 25 de abril-1862, 1 de mayo) (4-V). En su carácter de jefe de las armas, con residencia en Culiacán.  General Plácido Vega y Dasa (1862, 1 de mayo-1863, 11 de enero) (6-V). Gobernador y jefe de las armas con residencia en Culiacán. General Jesús García Morales (1863, 11 de enero-1863, 11 de marzo). Gobernador del estado con residencia en Culiacán. Con aprobación de los ayuntamientos del estado y por propuesta del general Vega. Coronel Manuel Márquez de León (1863, 11 de marzo-1863, 4 de mayo) (2-V). Gobernador y comandante militar con residencia en Culiacán. Por disposición del gobierno general se declara en estado de sitio a Sinaloa y se dispone que Márquez de León se encargue del mando político y militar. General Jesús García Morales (1863, 4 de mayo-1864, 19 de octubre). Tuvo residencia en Mazatlán. Fue declarado por el gobierno general en virtud de que continuaba el estado de sitio. Fue depuesto de su cargo por un pronunciamiento acaudillado por el coronel Antonio Rosales y después de liberado se le embarcó para Sonora. Era un gobernante excelente y honrado. Coronel Antonio Rosales (1864, 19 de octubre-1865, 9 de marzo). Gobernador provisional del estado con residencia primero en Mazatlán y después en Culiacán. Gregorio Almada (1865, 27 de enero-1865, 12 de noviembre). Prefecto político del departamento con residencia en Mazatlán. Imperialista. El día 25 de enero, el general francés Castagny establece la corte marcial en el puerto de Mazatlán y nombra autoridades del imperio de Maximiliano en Sinaloa. José María Loreto Iribarren (1865, 12 de noviembre-1866, 24 de marzo) (v. 85). Prefecto político del departamento con re-

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sidencia en Mazatlán. Imperialista. Por renuncia del señor Almada. General Antonio Groso (1865, 21 de agosto-1866, 14 de noviembre). Prefecto político del departamento con residencia en Mazatlán. Imperialista. Sustituye al licenciado Iribarren por el Imperio. General Manuel Gamboa (1865, 21 de agosto-1866, 14 de noviembre). Comisario imperial con residencia en Mazatlán. Autoridad máxima establecida por el Imperio. A sus órdenes estuvieron los prefectos políticos Almada, Iribarren y Groso (V. 85, 86 y 87).  General Gaspar Sánchez Ochoa (1865, 9 de marzo-1865, 14 de marzo) (v. 84). Gobernador interino con residencia en Culiacán. Fue enviado por don Benito Juárez de Chihuahua con objeto de hacerse cargo del gobierno liberal en sustitución del coronel Rosales. General Antonio Rosales (1865, 14 de marzo-1865, 20 de mayo) (2-V). Gobernador y comandante militar de Sinaloa con residencia en Culiacán. Ascendido a general por el gobierno republicano a cargo de don Benito Juárez. General Domingo Rubí (1865, 20 de mayo-1865, 20 de octubre). Gobernador y comandante militar de Sinaloa con residencia en Culiacán. El general Rosales fue depuesto por el general Ramón Corona, quien designó al general Rubí. Manuel Monzón (1865, 20 de octubre-1866, 13 de febrero). Gobernador interino del estado con residencia en Culiacán. Sustituye al general Rubí, gobernador republicano, que se encarga de la campaña militar en el norte del estado.

Gobernantes del Estado de Sinaloa, 1866-1877 93. General Domingo Rubí (1866, 13 de febrero-1871, 16 de septiembre) (2-V). Gobernador y comandante militar con residencia en Culiacán. El día 13 de octubre de 1867 se celebran las elecAnexos r Gobernantes del estado de Sinaloa |

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ciones, resultando electos Rubí para gobernador y el licenciado Monzón para vicegobernador. El general Rubí no renunció a su cargo y él mismo sancionó el decreto declarándolo gobernador constitucional el Congreso. El día 22 de diciembre de 1867 tomó el carácter de gobernador constitucional del estado. Jesús Ríos (1871, 16 de septiembre-27 de septiembre). Gobernador interino del estado con residencia en Culiacán. Por licencia al gobernador Rubí y ausencia del vicegobernador Monzón, se encarga del gobierno como presidente del Tribunal de Justicia del Estado. Eustaquio Buelna (1871, 27 de septiembre-1872, 23 de enero). Gobernador constitucional del estado con residencia en Mazatlán, Culiacán, Mocorito y El Fuerte. Le entrega el gobierno a don Blas Ibarra el 23 de enero de 1872 en la ciudad de El Fuerte y él sale a Sonora a pedir ayuda para sostener el juarismo en Sinaloa. Mateo Magaña (1871, 17 de noviembre-1871, 29 de noviembre). Gobernador provisional del estado con residencia en Mazatlán. La guarnición de Mazatlán, al mando del coronel José Palacios, se pronuncia desconociendo al presidente Juárez y al gobernador Buelna y nombra al comerciante tepiqueño, señor Magaña. El gobierno de Buelna continuaba en Culiacán ejerciendo sus poderes y después en Mocorito y El Fuerte. Coronel José Palacios (1871, 29 de noviembre-4 de diciembre). Gobernador provisional con residencia en Mazatlán por parte de los levantados en armas. General Manuel Márquez de León (1871, 4 de diciembre-1872, 4 de enero) (3-V). Gobernador y comandante militar de Sonora, Sinaloa y Baja California con residencia en Mazatlán. El general Donato Guerra, en virtud de las facultades que le habían sido conferidas por el señor general don Porfirio Díaz, nombró al general Márquez de León gobernador y comandante militar de Sinaloa. Mariano Romero (1872, 4 de enero-1872, 23 de marzo). Gobernador provisional con residencia en Mazatlán. Sustituye al

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general Márquez de León. El día anterior había sido nombrado vicegobernador el señor Romero. 100. Blas Ibarra (1872, 23 de enero-1 de marzo). Gobernador provisional con residencia en El Fuerte. El gobernador juarista licenciado Buelna deja el gobierno y sale para Guaymas en viaje para México. Con la ayuda del general Pesqueira, regresa y toma de nuevo el gobierno (v. 95). 101. Lic. Eustaquio Buelna (1872, 1 de marzo-1872, 7 de mayo) (2V). Gobernador constitucional del estado con residencia en El Fuerte y Culiacán. 102. Coronel Andrés L. Tapia (1872, 23 de marzo-1872, 12 de abril). (v. 99). Gobernador provisional con residencia en Mazatlán. El general Márquez de León nombra gobernador sustituto al coronel Tapia en lugar del vicegobernador Romero, que pasa a prestar sus servicios en la campaña. 103. General Manuel Márquez de León (1872, 12 de abril-7 de mayo) (4-V). Gobernador provisional con residencia en Culiacán. 104. General Domingo Rubí (1872, 7 de mayo-28 de mayo). (3-V). Gobernador y comandante militar con residencia en Culiacán. El general Rocha declara a Sinaloa en estado de sitio, nombrando en el gobierno al general Rubí. El gobernador legítimo, señor licenciado Buelna, dice «que calló por una exigencia de patriotismo». 105. General Prisciliano Flores (1872, 28 de mayo-13 de agosto). Gobernador y comandante militar en estado de sitio en Mazatlán. El general Rubí salió con carácter de jefe de la expedición militar a combatir al general Márquez de León en la sierra de Topia. 106. Coronel José María Rangel (1872, 13 de agosto-15 de agosto). Gobernador y comandante militar con residencia en Mazatlán por haber sido capturado el general Flores por los pronunciados del sur. 107. General Domingo Rubí (1872, 15 de agosto-21 de agosto) (4V). Gobernador y comandante militar con residencia en Mazatlán. Regresa el general Rubí y toma el gobierno por la prisión del general Flores. Anexos r Gobernantes del estado de Sinaloa |

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108. General Prisciliano Flores (1872, 21 de agosto-5 de octubre) (2-V). Gobernador y comandante militar con residencia en Mazatlán. 109. Coronel Doroteo López (1872, 5 de octubre-12 de octubre). Jefe de las fuerzas pronunciadas con residencia en Mazatlán. El coronel López despacha los negocios políticos como jefe de las fuerzas pronunciadas que se habían posesionado del puerto de Mazatlán; en una junta de los pronunciados se nombró gobernador a don Francisco Cañedo, que no llegó a tomar posesión del cargo. 110. General José Ceballos (1872, 12 de octubre-19 de noviembre). Gobernador y comandante militar en estado de sitio en Mazatlán. Nombrado por el gobierno federal. 111. Lic. Jesús Ríos (1872, 19 de noviembre-11 de diciembre). Gobernador por ministerio de ley como presidente del Tribunal de Justicia con residencia en Mazatlán. El estado de sitio es levantado por órdenes terminantes del gobierno federal. 112. Ángel Urrea (1872, 11 de diciembre-1873, 5 de febrero). Vicegobernador en funciones con residencia en Mazatlán. 113. Eustaquio Buelna (1873, 5 de febrero-1875, 11 de mayo) (3-V). Gobernador constitucional del estado con residencia en Mazatlán hasta el día 20 de septiembre de 1873, en que se declara nuevamente a la ciudad de Culiacán capital del estado. 114. Ángel Urrea (1875, 11 de mayo-27 de septiembre) (2-V). Gobernador en funciones con residencia en Culiacán por renuncia del gobernador Buelna. 115. Ignacio Cruz (1875, 27 de septiembre-6 de octubre). Tomó posesión del poder Ejecutivo con su carácter de presidente del Tribunal de Justicia por ausencia del gobernador electo. Tuvo residencia en Culiacán. 116. Lic. Jesús María Gaxiola (1875, 6 de octubre-1876, 21 de julio). Gobernador constitucional del estado con residencia en Culiacán. 117. General Francisco Otálora Arce (1876, 21 de julio-1877, 15 de enero). Gobernador y comandante militar del estado con 324

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residencia en Mazatlán. Fue nombrado por el gobierno federal. El día 15 de diciembre de 1876, el general Arce y la guarnición de Mazatlán se pronuncian reconociendo como legítimo encargado del poder Ejecutivo de la nación al licenciado don José María Iglesias.

Gobernantes del Estado de Sinaloa, 1877-1909 118. Coronel Jesús Ramírez Terrón (1877, 15 de enero-4 de junio). Gobernador y comandante militar con residencia en Mazatlán. Se inicia el gobierno militar revolucionario de Tuxtepec, el general Arce es extraído del consulado americano y reducido a prisión, y con una escolta es enviado a la ciudad de México. El día 10 de marzo traslada el gobernador los poderes a la ciudad de Culiacán. 119. Coronel Francisco Cañedo (1877, 4 de junio-1878, 31 de agosto). Gobernador constitucional del estado con residencia en Culiacán. 120. Lic. Manuel Monzón (1878, 31 de agosto-3 de diciembre)(2V). Gobernador interino en su carácter de presidente del Tribunal de Justicia con residencia en Culiacán. 121. Coronel Francisco Cañedo (1878, 3 de diciembre-1879, 31 de enero) (2-V). Gobernador constitucional del estado con residencia en Culiacán. 122. General Francisco Loaeza (1879, 31 de enero-1 de febrero). Gobernador y comandante militar del estado. El gobernador Cañedo hace entrega del gobierno al general Loaeza y salió huyendo de Mazatlán por el escándalo que provocó el asesinato del periodista José Cayetano Valadés la noche del día 27 de enero de 1879. 123. Manuel Monzón (1879, 1 de febrero-8 de mayo) (3-V). Gobernador interino en su carácter de presidente del Tribunal de Justicia con residencia en Culiacán.

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124. Coronel Francisco Cañedo (1879, 8 de mayo-1880, 27 de septiembre) (3-V). Gobernador constitucional del estado con residencia en Culiacán. 125. General Cleofas Salmón (1880, 27 de septiembre-7 de diciembre). Vicegobernador en funciones con residencia en Culiacán. Le entregó el gobierno don Francisco Cañedo por ausencia del gobernador constitucional electo, ingeniero Mariano Martínez de Castro. 126. Mariano Martínez de Castro (1880, 7 de diciembre-1882, 16 de septiembre). Gobernador constitucional del estado con residencia en Culiacán. 127. General Cleofas Salmón (1882, 16 de septiembre-1883, 24 de febrero) (2-V). Vicegobernador en funciones con residencia en Culiacán. Por viaje a la ciudad de México del gobernador Martínez de Castro. 128. Ing. Mariano Martínez de Castro (1883, 24 de febrero-1884, 27 de septiembre) (2-V). Gobernador constitucional del estado con residencia en Culiacán. 129. General Francisco Cañedo (1884, 27 de septiembre-1884, 14 de octubre) (4-V). Gobernador constitucional del estado con residencia en Culiacán. Cañedo entrega el gobierno y sale para la ciudad de México a la toma de posesión del presidente don Porfirio Díaz. 130. Gabriel Peláez (1884, 14 de octubre-1885, 26 de enero) (1-V). Vicegobernador en funciones con residencia en Culiacán. 131. General Francisco Cañedo (1885, 26 de enero-(s.f.) julio) (5-V). Gobernador constitucional del estado con residencia en Culiacán. 132. Gabriel Peláez (1885, (s.f.) julio-27 de septiembre) (2-V). Vicegobernador en funciones con residencia en Culiacán. 133. General Francisco Cañedo (1885, 27 de septiembre-1886, 20 de agosto) (6-V). Gobernador constitucional del estado con residencia en Culiacán. 134. Gabriel Peláez (1886, 20 de agosto-2 de noviembre) (3-V). Vicegobernador en funciones con residencia en Culiacán. 326

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135. General Francisco Cañedo (1886, 2 de noviembre-1887, 23 de julio) (7-V). Gobernador constitucional del estado con residencia en Culiacán. 136. Gabriel Peláez (1887, 23 de julio-(s.f.) noviembre) (4-V). Vicegobernador en funciones con residencia en Culiacán. 137. General Francisco Cañedo (1887, (s.f.) noviembre-1888, 26 de julio) (8-V). Gobernador constitucional del estado con residencia en Culiacán. 138. Gabriel Peláez (1888, 26 de julio-27 de septiembre) (5-V). Vicegobernador en funciones con residencia en Culiacán. 139. Ing. Mariano Martínez de Castro (1888, 27 de septiembre-1889, 29 de julio). Gobernador constitucional del estado con residencia en Culiacán. 140. Bernardo Vázquez (1889, 29 de julio-7 de noviembre). Vicegobernador en funciones con residencia en Culiacán. Con permiso de la Legislatura el día 7 de noviembre traslada su gobierno al puerto de Mazatlán. 141. Ing. Mariano Martínez de Castro (1889, 7 de noviembre-1892, 27 de septiembre). Gobernador constitucional del estado con residencia en Mazatlán. Recibe el gobierno en Mazatlán el día 7 de noviembre y el 30 del mismo mes se embarca en el vapor Altata, trasladando de nuevo los poderes a la ciudad de Culiacán. 142. General Francisco Cañedo (1892, 27 de septiembre-1893 (s.f.)) (9-V). Gobernador constitucional del estado con residencia en Culiacán. 143. Jesús Escobar (1893 (s.f.)-28 de marzo). Gobernador suplente en ejercicio con residencia en Mazatlán. 144. General Francisco Cañedo (1893, 28 de marzo-1895, 10 de julio) (10-V). Gobernador constitucional del estado con residencia en Culiacán. 145. Jesús Escobar (1895, 10 de julio-23 de noviembre) (2-V). Gobernador suplente en ejercicio con residencia en Mazatlán. 146. General Francisco Cañedo (1895, 23 de noviembre-1896, 4 de mayo) (11-V). Gobernador constitucional del estado con reAnexos r Gobernantes del estado de Sinaloa |

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sidencia en Mazatlán. Recibe el gobierno en Mazatlán y el día 30 de noviembre de 1896 traslada de nuevo los poderes a la ciudad de Culiacán. 147. General Ignacio M. Escudero (1896, 4 de mayo-27 de septiembre). Gobernador interino del estado con residencia en Culiacán. Nombrado por la Legislatura local en virtud de estar impedidos los suplentes Francisco Orrantia y Sarmiento, Jesús Escobar y Bernardo Vázquez. Su gobierno permaneció en Culiacán hasta el día 7 de mayo, en que se trasladó a Mazatlán, en donde permaneció hasta el 22 de junio del mismo año en que regresa a Culiacán. 148. General Francisco Cañedo (1896, 27 de septiembre-1897, 24 de enero) (12-V). Gobernador constitucional del estado con residencia en Culiacán. Reelecto para el período que principia el 27 de septiembre de 1896 y concluye el 26 de septiembre de 1900. Gobernadores suplentes: Francisco Orrantia y Sarmiento y Bernardo Vázquez. 149. Francisco Orrantia y Sarmiento (1897, 24 de enero-31 de mayo). Gobernador suplente en funciones con residencia en Culiacán. El gobernador Cañedo salió el día 24 de enero vía Altata para la ciudad de México. 150. General Francisco Cañedo (1897, 31 de mayo-1898, 27 de julio) (13-V). Gobernador constitucional del estado con residencia en Culiacán.  151. Juan B. Rojo (1898, 27 de julio-31 de octubre). Gobernador interino del estado con residencia en Culiacán. Nombrado por la Legislatura local en su carácter de diputado mientras dura la licencia concedida al gobernador constitucional, general Cañedo. El día 3 de julio de 1898 fueron electos gobernadores suplentes don Jesús Almada y Juan B. Rojo, en sustitución de Orrantia y Vázquez. 152. General Francisco Cañedo (1898, 31 de octubre-1899, 28 de julio) (14-V). Gobernador constitucional del estado con residencia en Culiacán. Regresó el gobernador Cañedo de un viaje a San Francisco, California, el domingo 30 de octubre de 1898. 328

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153. Diputado Juan B. Rojo (1899, 28 de julio-14 de agosto) (2-V). Gobernador suplente en ejercicio con residencia en Culiacán. 154. General Francisco Cañedo (1899, 14 de agosto-1900, 13 de noviembre) (15-V). Gobernador constitucional del estado con residencia en Culiacán. El gobernador Cañedo traslada su gobierno a Mazatlán del 21 de febrero de 1900 al 15 de mayo del mismo año. Termina su período y se reelige para el cuatrienio que principia el 27 de septiembre de 1900 y termina el 26 de septiembre de 1904. Son electos gobernadores suplentes Francisco Orrantia y Sarmiento, Juan B. Rojo y Jesús Almada. 155. Juan B. Rojo (1900, 13 de noviembre-31 de diciembre)(3-V). Gobernador suplente en ejercicio con residencia en Mazatlán. Por licencia del gobernador Cañedo, que salió para la ciudad de México, recibe el gobierno en Mazatlán el Sr. Rojo. 156. General Francisco Cañedo (1900, 31 de diciembre-1901, 19 de septiembre) (16-V). Gobernador constitucional del estado con residencia en Mazatlán. 157. Diputado Juan B. Rojo (1901, 19 de septiembre-30 de noviembre) (4-V). Gobernador suplente en ejercicio con residencia en Culiacán. 158. General Francisco Cañedo (1901, 30 de noviembre-1903, 7 de julio) (17-V). Gobernador constitucional del estado con residencia en Culiacán. 159. Eriberto Zazueta (1903, 7 de julio-1903 (s.f.)). Gobernador interino con residencia en Culiacán. 160. General Francisco Cañedo (1903 (s.f.)-1904, 24 de noviembre) (18-V). Gobernador constitucional del estado con residencia en Culiacán. Reelecto gobernador constitucional del estado para el período que comenzó el día 27 de septiembre de 1904 y termina el 26 de septiembre de 1908. 161. Eriberto Zazueta (1904, 24 de noviembre-1905, 24 de enero) (2-V). Gobernador interino del estado con residencia en Culiacán.

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162. General Francisco Cañedo (1905, 24 de enero-1906, 5 de junio) (19-V). Gobernador constitucional del estado con residencia en Culiacán. 163. Eriberto Zazueta (1906, 5 de junio-1906, 23 de septiembre) (3V). Gobernador interino del estado con residencia en Culiacán. 164. General Francisco Cañedo (1906, 23 de septiembre-1907, 18 de junio) (20-V). Gobernador constitucional del estado con residencia en Culiacán. 165. Eriberto Zazueta (1907, 18 de junio-8 de noviembre) (4-V). Gobernador interino del estado con residencia en Culiacán. 166. General Francisco Cañedo (1907, 8 de noviembre-1909, 5 de junio) (21-V). Gobernador constitucional del estado con residencia en Culiacán. Fue reelecto para el período que comenzó el día 27 de septiembre de 1908 y termina el día 26 de septiembre de 1912.

Gobernantes del Estado de Sinaloa, 1909-1917 167. Lic. Eriberto Zazueta (1909, 5 de junio-27 de septiembre) (5V). Gobernador sustituto del estado con residencia en Culiacán. Por muerte del general Francisco Cañedo. 168. Diego Redo (1909, 27 de septiembre-1910 (s.f.) febrero). Gobernador constitucional del estado con residencia en Culiacán. Electo el domingo 8 de agosto de 1909 por el tiempo faltante para que terminara el período, que comenzó el 27 de septiembre de 1908 y acabó el 26 de septiembre de 1912. 169. Inés Peiro (1910 (s.f.) febrero-(s.f.) mayo). Gobernador interino con residencia en Culiacán. 170. Diego Redo (1910 (s.f.) mayo-(s.f.) octubre) (2-V). Gobernador constitucional del estado con residencia en Culiacán. 171. Inés Peiro (1910 (s.f.) octubre-1910, 26 de noviembre) (2-V). Gobernador interino del estado con residencia en Culiacán. 172. Diego Redo (1910, 26 de noviembre-1911, 21 de mayo) (3-V). Gobernador constitucional del estado con residencia en Culia330

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cán. Don Francisco I. Madero telegraf ía al Ing. Manuel Bonilla, representante revolucionario en Sinaloa, ordenándole suspender la ejecución del gobernador Redo, hecho prisionero de guerra. El día 10 de junio es escoltado hasta la frontera por fuerzas revolucionarias a las órdenes de su antiguo caballerango, Juan M. Banderas, quien le firmó el pasaporte respectivo. 173. Manuel Bonilla (1911, 21 de mayo-2 de junio). Gobernador provisional de Sinaloa con residencia en Culiacán. Fue nombrado en Ciudad Juárez por el Sr. Madero, conforme al Plan de San Luis, como comisionado para la pacificación de Sinaloa y Sonora después del tratado de paz. Llegó a Sinaloa el 21 de mayo y a la caída de la ciudad de Culiacán renunció el gobierno provisional de Sinaloa, dejando en su lugar a Gaxiola Rojo. Ordenó que se respetaran las vidas de los prisioneros. Obró con suma prudencia y ecuanimidad. El día 2 de junio salió para la ciudad de México. 174. Celso Gaxiola Rojo (1911, 2 de junio-7 de agosto). Gobernador interino del estado con residencia en Culiacán. 175. General Juan M. Banderas (1911, 7 de agosto-1911, 27 de septiembre). Gobernador interino del estado con residencia en Culiacán. Por la fuerza de las armas, el general Banderas obligó al gobernador Gaxiola Rojo a renunciar. Se le declaró gobernador por Decreto No. 25 de la Legislatura local. 176. José Rentería (1911, 27 de septiembre-1912, 9 de febrero). Gobernador constitucional del estado con residencia en Culiacán. Electo gobernador para terminar el período que concluía el 26 de septiembre de 1912. 177. Ruperto L. Paliza (1912, 9 de febrero-15 de marzo). Gobernador interino del estado con residencia en Culiacán. El gobernador Rentería se embarcó en Mazatlán en el vapor Limantour para la ciudad de México, vía Manzanillo, el día 8 de febrero de 1912. 178. José Rentería (1912, 15 de marzo-26 de marzo) (2-V). Gobernador constitucional del estado con residencia en Mazatlán. El 26 de marzo de 1912, un movimiento revolucionario encabezado por Justo Tirado obligó al gobernador Rentería a refugiarse en

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un buque al sur de Mazatlán. Conforme la Constitución del estado, recibió el gobierno interinamente el Lic. Echeverría. 179. Lic. Carlos C. Echeverría (1912, 26 de marzo-13 de junio). Gobernador interino del estado con residencia en Culiacán. Por ministerio de la Ley como presidente del Supremo Tribunal de Justicia del Estado. Permaneció obligadamente al frente del gobierno por no aceptarlo las personas que se designaron posteriormente. • (x). Lic. Fortino Gómez (1912, 27 de marzo-10 de abril). Gobernador interino del estado con residencia en Culiacán. No aceptó el cargo de gobernador interino. Continuó el Lic. Echeverría. • (x). Felipe Riveros (1912, 10 de abril-23 de abril). Gobernador interino del estado con residencia en Culiacán. No aceptó el cargo de gobernador interino. Continuó el Lic. Echeverría. • (x). Guillermo Haas (1912, 23 de abril-3 de mayo). Gobernador interino del estado con residencia en Mazatlán. El 18 de abril de 1912, mientras dura el estado anormal, se trasladan los poderes públicos al puerto de Mazatlán. Haas no aceptó el cargo de gobernador interino. Continuó el Lic. Echeverría. • (x). Manuel Clouthier (1912, 3 de mayo-13 de junio). Gobernador interino del estado con residencia en Mazatlán. No aceptó el cargo de gobernador interino. Continuó el Lic. Echeverría. 180. General José Delgado (1912, 13 de junio-2 de julio). Gobernador interino del estado con residencia en Mazatlán. El día 12 de junio de 1912, el Congreso del Estado declara ciudadano sinaloense al general Delgado. Le entrega el gobierno el Lic. Echeverría. 181. Doctor Ruperto L. Paliza (1912, 2 de julio-27 de septiembre). Gobernador interino del estado con residencia en Culiacán. 182. General Felipe Riveros (1912, 27 de septiembre-5 de diciembre). Gobernador constitucional del estado con residencia en Culiacán. Aunque el decreto es de fecha 23 de noviembre de 1912, el gobernador Riveros hace uso de una licencia hasta

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con fecha 5 de diciembre del mismo año. Salió el general Riveros para México a entrevistar al presidente Madero. 183. Maximiliano López Portillo (1912, 5 de diciembre-1913, 3 de febrero). Gobernador interino del estado con residencia en Culiacán. 184. General Felipe Riveros (1913, 3 de febrero-21 de marzo) (2V). Gobernador constitucional del estado con residencia en Culiacán. El 21 de marzo de 1913, el Congreso local designa gobernador interino al general Legorreta por el gobierno huertista. El 17 de marzo había leído su informe el gobernador Riveros, y como no estuvieron conformes con él, los huertistas de Sinaloa designaron a Legorreta y enviaron preso a Riveros en compañía de algunos de sus partidarios a la ciudad de México. Riveros, en su carácter de gobernador, no ordenó la publicación ni firmó nunca los decretos enviados a Sinaloa por el usurpador Victoriano Huerta. El Congreso del Estado, con fecha 8 de abril de 1913, bajo la presidencia del diputado Dr. Andrés Vidales, acepta la renuncia que por telégrafo y bajo amenazas, desde la ciudad de México, hizo el gobernador constitucional, general Riveros. 185. General José L. Legorreta (1913, 21 de marzo-1 de octubre). Gobernador interino del estado con residencia en Mazatlán. Nombrado por disposición del gobierno del general Victoriano Huerta. 186. General Alberto T. Rasgado (1913, 1 de octubre-1914, 1 de febrero). Gobernador interino del estado y jefe de las armas con residencia en Mazatlán. Nombrado por disposición del gobierno del general Victoriano Huerta. 187. General Miguel Rodríguez (1914, 1 de febrero-9 de agosto). Gobernador interino y jefe de las armas en el estado con residencia en Mazatlán. Nombrado por disposición del gobierno del general Victoriano Huerta. Se sostuvo en el gobierno hasta la caída del puerto de Mazatlán en poder de las fuerzas constitucionalistas. 188. General Felipe Riveros (1913, 5 de julio-1914, 25 de noviembre) (3-V). Gobernador constitucional del estado con residencia Anexos r Gobernantes del estado de Sinaloa |

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en San Blas. Es reconocido como gobernador legítimo de Sinaloa en la estación de San Blas por el primer jefe del Ejército Constitucionalista, don Venustiano Carranza. 189. Manuel Rodríguez Gutiérrez (1914, 25 de noviembre-1916, 21 de marzo). Gobernador provisional del estado con residencia en Culiacán. 190. Isauro Ibáñez (1916, 21 de marzo-1 de mayo). Gobernador provisional del estado con residencia en Mazatlán. 191. General Ángel Flores (1916, 1 de mayo-22 de octubre). Gobernador y comandante militar del estado con residencia en Mazatlán. Por disposición del primer jefe del Ejército Constitucionalista, don Venustiano Carranza, encargado del poder Ejecutivo de la nación. 192. General Manuel Mesta (1916, 22 de octubre-1917, 7 de enero). Gobernador interino y comandante militar del estado con residencia en Mazatlán. 193. General Ángel Flores (1917, 7 de enero-1917, 24 de abril) (2-V). Gobernador provisional y comandante militar del estado con residencia en Mazatlán. Después se trasladan los poderes a la ciudad de Culiacán. 194. General Ignacio L. Pesqueira (1917, 24 de abril-26 de julio). Gobernador provisional del estado con residencia en Culiacán. 195. General Ramón F. Iturbe (1917, 26 de julio-1919, 7 de agosto). Gobernador constitucional del estado con residencia en Culiacán. Por Decreto No. 1, expedido por la XXVII Legislatura del estado, se declara gobernador constitucional del mismo al general Iturbe, quien otorgó la protesta legal el día 26 de julio a las tres de la tarde, por entrega que le hizo el gobernador provisional, general Pesqueira. Fue electo para el período que principió el 27 de septiembre de 1917 y terminó el 26 de septiembre de 1920. Del día 26 de julio en que tomó posesión, hasta el 27 de septiembre de 1917, figura con el carácter de gobernador provisional y después de esta fecha como gobernador constitucional del mismo. Su gobierno fue bastante agitado: desconocido por los ayuntamientos del estado, se enfrentó al levantamiento del 334

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general Fernando Espinosa de los Monteros y al cuartelazo del oficial Arturo Bouchart. El Congreso, por Decreto No. 4 del día 9 de julio de 1917, ordena se trasladen los poderes del estado al puerto de Mazatlán. Por su parte, Herberto Sinagawa Montoya (2013: 196-197) consigna que después del general Ramón F. Iturbe asumieron la gubernatura de Sinaloa los siguientes personajes, que son presentados aquí según período para el que fueron electos y con sus respectivos suplentes: General Ramón F. Iturbe, electo gobernador constitucional para el cuatrienio 1917-1920 y sustituido por Miguel L. Ceceña, Alejandro R. Vega y Enrique Pardo en 1920. General Ángel Flores, electo para el cuatrienio 1920-1924 y sustituido por el coronel José Aguilar Barraza de 1920 a 1923; Manuel Rivas y Victoriano Díaz Angulo en 1923; el general Ángel Flores asumió el Ejecutivo entre 1923-1924 y concluyeron su período Victoriano Díaz Angulo y José María Tellaeche en 1924. Alejandro R. Vega, electo para el cuatrienio 1925-1928 y sustituido en diferentes períodos por Benjamín Salmón en 1925; Alejandro R. Vega entre 1925-1926, sustituido por Benjamín Salmón en 1926; reasumió la titularidad Alejandro R. Vega en 1926 y después de su desafuero por el Congreso del Estado, el Ejecutivo estatal fue atendido ese año por José María Guerrero, Juan de Dios Bátiz, Francisco B. Gutiérrez, Juan de Dios Bátiz de nuevo y Francisco B. Gutiérrez; en 1926-1927 gobernó Juan de Dios Bátiz y ya en 1927 Francisco B. Gutiérrez y Juan de Dios Bátiz otra vez; en 1927-1928 Manuel Páez y José María Guerrero en 1928, seguido el mismo año por Julián Chávez, Manuel Páez, Ramón Castro Inzunza, Manuel Páez otra vez, Jesús Manuel Tarriba y Manuel Páez de nuevo. El general Macario Gaxiola Urías fue electo para gobernar Sinaloa entre 1929 y 1932; fue sustituido por Emeterio Carlón en 1929; Macario Gaxiola Urías asumió el poder Ejecutivo entre 1929-1930, pero lo sustituyó por permiso Jesús María Tarriba en 1930; Gaxiola Urías reasumió la titularidad en 1930 y después fue sustituido por Anexos r Gobernantes del estado de Sinaloa |

335

Antonio Amézquita Logan en 1930; Macario Gaxiola volvió entre 1930 y 1931, y en otra ausencia lo sustituyó Antonio Amézquita Logan en 1931; el general Macario Gaxiola Urías concluyó su período entre 1931 y 1932. Manuel Páez fue electo gobernador constitucional de Sinaloa para el período 1933-1936, pero fue sustituido por Melesio Angulo, Jesús Almada y Roberto Avendaño en 1933; Manuel Páez asumió el Ejecutivo entre 1933 y 1934, y fue sustituido de nuevo por Roberto Avendaño en 1934; Páez gobernó entre 1934-1935, y Enrique Riveros lo suplió en tres momentos de 1935, y cuando fue desaforado por el Senado de la República ese mismo año el poder Legislativo de la Unión designó al coronel Gabriel Leyva Velázquez para gobernar de 1935 a 1936, pero a su vez éste también fue desaforado por el Legislativo estatal en 1936, nombrando en su lugar a Guillermo Vidales, quien concluyó el período iniciado por Manuel Páez. El coronel Alfredo Delgado fue electo gobernador de Sinaloa para el cuatrienio 1937-1940, sustituyéndolo en algunos momentos de 1937 Jesús Rodríguez, Santiago Paredes y Guillermo Vidales. El coronel Delgado asumió el mando entre 1937 y 1938 y sus ausencias en este año fueron cubiertas por José María Dávila, Guillermo Vidales y Alfredo Cristerna, reanudando su ejercicio entre 1938 y 1939; el Lic. Alfredo Cristerna cubrió su ausencia en 1939, pero Delgado reanudó su ejercicio entre 1939 y 1940, para ser sustituido al final de su mandato por Alfredo Cristerna y Rafael López Mayén en 1940. El coronel Rodolfo T. Loaiza fue electo gobernador constitucional del estado de Sinaloa para el período 1941-1944, período en el que sus ausencias fueron cubiertas por Antonio R. Castro en 1941 y Teodoro R. Cruz en 1942; el coronel Rodolfo T. Loaiza ejerció su cargo entre 1943-1944 y a partir de su muerte en febrero de 1944 su ausencia fue cubierta, por indicaciones presidenciales, por Teodoro R. Cruz, quien se desempeñaba como secretario general de Gobierno. El general de División Pablo Erasmo Macías Valenzuela fue electo gobernador constitucional de Sinaloa para el sexenio 19451950 y fue cubierto en una breve ausencia por Saúl Aguilar Pico. 336

| Los gobernadores de Sinaloa ante la historia (1831-2011)

Enrique Pérez Arce, abogado y magistrado de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, fue candidato al gobierno del estado de Sinaloa por indicaciones del presidente Miguel Alemán Valdés y después electo gobernador constitucional para el sexenio 1951-1956. Presentó su renuncia al cargo en 1953 y por indicaciones del presidente Adolfo Ruiz Cortines la Cámara de Diputados del estado de Sinaloa designó gobernador interino y después constitucional a Rigoberto Aguilar Pico, quien concluyó el período en 1956; sus ausencias fueron sustituidas en este año por Bernardo Norzagaray, Francisco Frías Loaiza y Manuel Díaz Angulo. El general de División Gabriel Leyva Velázquez fue electo gobernador constitucional del estado de Sinaloa para el sexenio 1957-1962. Leopoldo Sánchez Celis fue electo gobernador constitucional del estado de Sinaloa para el sexenio 1963-1968; Fortunato Álvarez Castro lo cubrió en 1967 por el permiso que le otorgó el Congreso del Estado para atender su salud. Posteriormente, asumieron la gubernatura: 1. Alfredo Valdés Montoya, gobernador constitucional para el sexenio 1969-1974. 2. Alfonso G. Calderón Velarde, gobernador constitucional para el sexenio 1975-1980. 3. Antonio Toledo Corro, gobernador constitucional para el sexenio 1981-1986. 4. Francisco Labastida Ochoa, gobernador constitucional para el sexenio 1987-1992. 5. Renato Vega Alvarado, gobernador constitucional para el sexenio 1993-1998. 6. Juan S. Millán Lizárraga, gobernador constitucional para el sexenio 1999-2004. 7. Jesús Alberto Aguilar Padilla, gobernador constitucional para el sexenio 2005-2010. 8. Mario López Valdez, electo gobernador constitucional para el período 2011-2016.

Anexos r Gobernantes del estado de Sinaloa |

337

La Casa de Moneda de Culiacán1 Nicolás Vidales Soto

El acucioso historiador Román Beltrán Martínez presentó en la segunda mesa de la 11ª Sesión del Congreso Mexicano de Historia, celebrado en Culiacán del 22 al 27 de mayo de 1955, una ponencia sobre la Casa de Moneda de Culiacán,* de la cual se extraen los siguientes comentarios: Desde la época colonial, se experimentó la necesidad de aumentar los talleres de acuñación en vista de la multitud de minerales, lo diseminado de la población y, especialmente, para evitar el que se comerciara con plata pasta, que, sin pagar los derechos correspondientes, circulaba en los reales de minas y en las poblaciones cercanas a ellas. Este tráfico ilegal obedecía a una sola causa: la falta de moneda, tanto más escasa cuanto más alejadas se encontraban las poblaciones de la metrópoli. [...] El Gobierno del Estado de Sinaloa, en virtud de las facultades concedidas a los estados, por la ley de 24 de agosto de 1824, primera dictada sobre la clasificación de rentas generales y particu1  La Casa de Moneda de Culiacán, Documenta Culiacanense, H. Ayuntamiento de Culiacán/La Crónica de Culiacán/Creativos7editorial, Culiacán, Sinaloa, núm. 5, 2003. 339

lares, reservando el privilegio de fabricar moneda en lo particular a los estados, determinó el año de 1830 establecer en su capital una Casa de Moneda, y al efecto, a fines del mismo año inició la construcción del edificio con fondos propios en la calle principal de la ciudad de Culiacán, calle que más tarde se llamaría «de Rosales», en honor del héroe de la Batalla de San Pedro. [El mismo año] mandó venir de Europa una maquinaria valiosa [sic] en 40 000, que costeó también el Estado de su peculio, siendo ésta bastante completa y perfecta. La cantidad citada incluye los gastos de transporte y el sueldo de un perito que vino de Inglaterra para montarla y dirigirla. Tres años de trabajo intermitente en la erección del edificio, y aún sin estar terminado, el Gobierno del Estado, por decreto del 6 de diciembre de 1834, lanzó la primera convocatoria invitando «a los particulares para hacerse cargo como empresarios de la Casa de Moneda». El 10 de enero de 1835, el gobernador José Antonio Jorganes, desde Culiacán lanzó una convocatoria «a todo individuo que se interese en la contrata de la Casa de Moneda, dirigirá propuestas a este gobierno dentro del término de ochenta días, las que serán tomadas en consideración» sin obtener respuesta. [Fue hasta el] 3 de octubre de 1842 cuando el Sr. José Delmotte, en nombre y representación de la Compañía de Minas de Guadalupe y Calvo, presentó 16 proposiciones para el establecimiento de una Casa de Moneda y Apartado en la ciudad de Culiacán. El presidente Nicolás Bravo el 4 de marzo de 1843 en uso de las facultades concedidas por la 7ª de las bases acordadas en Tacubaya decretó que: Art. 1°. Se concluirá y establecerá en la ciudad de Culiacán una Casa de Moneda sujeta a las leyes y disposiciones vigentes para la República. Art. 2°. Se aprueban las propuestas que D. José Delmotte, a nombre de la Compañía Minas de Guadalupe y Calvo, ha hecho para establecer la expresada Casa de Moneda. 340

| Los gobernadores de Sinaloa ante la historia (1831-2011)

Las ordenanzas de la Casa de Moneda de la ciudad de México fueron las observadas en la de Culiacán, en cuanto fueron aplicables, atendiendo el cambio de gobierno y a la autonomía adoptada. Las matrices para abrir los cuños fueron proporcionadas por la Casa de Moneda de México, única autorizada para hacerlo, con objeto de que el tipo de moneda fuera exactamente igual en todos los establecimientos similares. Después de las dificultades propias para poner en marcha una empresa de este tipo, por fin empezó a funcionar en 1846, reportando a partir de ese año el valor de las monedas acuñadas según la siguiente relación: Año

1846 1847 1848 1849 1850 1851 1852 1853 1854 1855 1856 1857 1858 1859 1860 1861 1862 1863 1864

Oro

$ 104 404 65 658 211 466 302 266 454 388 247 996 239 624 270 616 284 206 144 208 279 668 126 977 183 040 220 912 154 944 150 880 86 464 104 816 131 200

Plata

$ 306 406 125 001 613 285 527 303 677 589 64 970 682 920 821 499 1 222 052 737 968 658 536 738 769 768 178 716 266 793 509 670 382 426 764 539 922 407 962

Cobre

Total

$410 810 190 659 824 751 829 569 1 131 977 912 966 922 544 1 092 115 1 506 258 882 176 938 204 865 746 951 218 937 178 948 453 821 262 513 228 644 738 539 162

Anexos r La Casa de Moneda de Culiacán |

341

Año

1865 1866 1867 1868 1869 1870 1871-72 1872-73 1873-74 1874-75 1875-76 1876-77 1877-78 1878-79 1879-80 1880-81 1881-82 1882-83 1883-84 1884-85 1885-86 1886-87 1887-88 1888-89 1889-90 1890-91 1891-92 1892-93 1893-94 1894-95 1895-96

342

Oro

177 362 181 766 168 192 146 304 258 960 162 948 133 428 47 001 41 025 59 529 55 920 52 970 40 923 49 230 50 536 47 238 32 080 57 860 27 038 68 360 41 940 38 177 23 638 20 418 33 555 14 889 15 110 25 012.50 97 678 73 690 85 286

Plata

640 733 972 010 1 279 714 973 742 1 310 989 1 205 729 1 716 527 742 799.30 688 756.75 726 339.75 746 396.2 771 412 845 439 891 951 917 779 1 219 082.5 926 713 744 823 574 944 641 721 555 185 708 730 763 944 946 502 1 018 790 852 502 735 812 680 533 1 940 676 1 784 234 2 233 288

Cobre

4 183.83 11 469.63

3 083.34

Total

818 095 1 163 776 1 447 906 1 120 046 1 569 949 1 368 677 1 850 955 789 800.30 729 781.75 790 052.48 813 785.83 824 382 886 362 941 181 968 315 1 269 403.84 958 793 802 683 601 982 710 081 597 125 746 907 787 582 966 920 1 052 345 867 391 750 922 705 545.50 2 038 354 1 857 924 2 318 574

| Los gobernadores de Sinaloa ante la historia (1831-2011)

Año

1896-97 1897-98 1898-99 1899-00 1900-01 1901-02 1902-03 1903-04 1904-05

Oro

43 768 24 521 30 425 39 450 32 320 31 780 25 200 61 954 87 620

Plata

1 729 359 1 673 657 1 585 617 1 933 230 1 709 390 1 399 850 1 578 750 1 438 850 1 479 240

Cobre 3 000

1 000 2 200 5 038 2 524.50 2 575

Total

1 773 127 1 701 178 1 616 042 1 972 680 1 742 710 1 433 830 1 608 988 1 503 328.50 1 569 435

Con la información proporcionada por Román Beltrán podemos inferir que entre 1846 y 1905 la Casa de Moneda de Culiacán produjo circulante con un valor de 64 674 063.20 pesos, distribuido en las siguientes etapas: De 1846 a 1855: $ 9 766 759 De 1856 a 1867: $ 9 141 060 De 1868 a 1877: $ 11 963 697.36 De 1878 a 1892: $ 12 677 376.34 DE 1893 a 1905: $ 21 138 170.50 Las monedas de oro tuvieron un valor de 7 430 860.50 pesos, las de plata 57 212 292.23 pesos y las de cobre 30 910.47 pesos. Las monedas de cobre, comúnmente llamadas cuartillas por ser equivalentes a un cuarto de real, se empezaron a acuñar en 1874 y su producción fue errática hasta el año 1900, en que se mantuvo constante hasta el cierre de la Casa. El valor total ascendió a 30 910.47 pesos. La introducción de esta moneda se hizo con el propósito de agilizar las transacciones comerciales y el pago de impuestos, mas se convirtió en la causa de serios disturbios sociales en Mazatlán, ya que fue rechazada por la población y los comerciantes del puerto, generando un motín de grandes dimensiones.

Anexos r La Casa de Moneda de Culiacán |

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La guerra de Intervención francesa no evitó que la Casa de Moneda operara normalmente. Culiacán estuvo fuera del alcance de los intervencionistas, aunque no de las gavillas y asaltantes que la saquearon y se apropiaron de sus caudales en algunas ocasiones. La acuñación de la Casa de Moneda de Culiacán entre 1846 y 1855, en la etapa que hemos denominado formación del Estado Libre y Soberano de Sinaloa, fue del orden de los 9 766 759 pesos; durante los gobiernos liberales en Sinaloa —1855-1905— produjo monedas de oro, plata y cobre por un valor de 54 907 305.20 pesos, con un promedio aproximado de 1 100 000 pesos por año. Durante la guerra de Intervención (1864-1866) se produjo un valor de 2 480 933; durante el cañedismo (de 1877 a 1905, año en que dejó de operar), su valor ascendió a 34 815 546.84 pesos, equivalente al 53% de la producción total. La moneda acuñada en la Casa de Culiacán tuvo una magnífica aceptación en todos los campos donde se presentó. A nivel internacional, sobre todo en el medio oriente, los comerciantes chinos y japoneses la aceptaban de buen grado porque sabían que mantenía el peso y su ley. Al calor de la Revolución, los caudillos emitieron papel moneda conocido popularmente como bilimbiques, estableciendo su dominio económico sobre la población cambiando moneda acuñada por su papel impreso para la realización de las transacciones oficiales y comerciales.

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| Los gobernadores de Sinaloa ante la historia (1831-2011)

Índice Introducción.............................................................................. 5

Alfredo Valdés Montoya. El economista que gobernó Sinaloa | Roberto Soltero Acuña..................................... 9 Conclusiones........................................................................................... 23 Bibliograf ía..............................................................................................24 Alfonso G. Calderón. El obrero que gobernó Sinaloa, 1975-1980 | José de Jesús Calderón Ojeda.......................... 27 Introducción........................................................................................... 27 Coyuntura y decisión política.............................................................. 29 Historia política personal..................................................................... 32 Un gobierno eficaz y responsable....................................................... 34 Tratamiento gubernamental de tres grandes problemas............... 42 La intriga que terminó en chisme........................................................61 Conclusiones........................................................................................... 62 Bibliograf ía..............................................................................................66 Antonio Toledo Corro. Gobernador del Estado de Sinaloa | Teodoso Navidad Salazar | Jesús Manuel Viedas Esquerra............................................................ 67 Carrera política ...................................................................................... 70 Toledo candidato al gobierno de Sinaloa.......................................... 72 Quiénes quedaron en el camino......................................................... 73 La obra de gobierno............................................................................... 73 Conclusiones............................................................................................75 345

Aportaciones al desarrollo estatal...................................................... 76 Bibliograf ía.............................................................................................. 77 Francisco Labastida Ochoa. Servidor público | Gustavo A. Guerrero Ramos.................................................................81 Gestión de gobierno de Francisco Labastida Ochoa, 1987-1992................................................................................... 84 Seguridad pública.................................................................................. 87 Finanzas públicas...................................................................................90 Transformación económica................................................................. 92 Agricultura..............................................................................................94 Ganadería................................................................................................96 Pesca.........................................................................................................96 Turismo.................................................................................................... 98 Industria.................................................................................................100 Educación..............................................................................................100 Salud........................................................................................................101 Asistencia social................................................................................... 102 Hacia una nueva escala de valores.................................................... 102 La participación social........................................................................ 103 Nueva cultura política......................................................................... 106 Fortalecimiento municipal................................................................. 107 Fortalecimiento a la democracia....................................................... 108 Renovación y actualización legislativa............................................. 109 Respeto y coordinación de los poderes del Estado........................110 Relación con los medios y comunicadores...................................... 111 Proyectos detonadores del desarrollo, 1987-1992...........................112 Gobierno visionario y humanista......................................................114 Pasión por servir en la función pública y en la política, 1993-2012................................................................................. 115 Renato Vega Alvarado. Aportaciones y acciones

| Francisco C. Frías Castro | Vicente López Portillo Tostado........ 117

Aportaciones y acciones gubernamentales, 1993-1998..................118

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| Los gobernadores de Sinaloa ante la historia (1831-2011)

Renato Vega Alvarado. Hombre de circunstancias y pasiones | David Rubio Gutiérrez.......................................................................136 Sus primeros años.............................................................................136 Sus primeros oficios.........................................................................136 Entorno familiar................................................................................137 El gobernante; el político.................................................................137 Político pragmático y con sentido social......................................138 Entrega del poder..............................................................................138 Una anécdota que lo pinta de cuerpo entero..............................139 Juan S. Millán Lizárraga. El sentido útil de la política | Guillermo Aarón Sánchez...................................141 Introducción..........................................................................................141 Un contexto dif ícil................................................................................143 Recuperar la eficacia política..............................................................145 Sinaloa con rumbo firme.................................................................... 148 Principales resultados......................................................................... 150 Reflexiones finales................................................................................153 Juan Sigfrido Millán Lizárraga Gobernador de Sinaloa, 1999-2004 | Teodoso Navidad Salazar.............................158 La crisis de la familia Millán Lizárraga.........................................159 El éxodo.............................................................................................. 160 Juan Millán se pone el overol.........................................................161 Un agradable encuentro................................................................. 162 Vida en Culiacán.............................................................................. 162 El despertar de un futuro político................................................ 164 Carrera política................................................................................ 166 Noviazgo y matrimonio.................................................................. 167 Continúa la lucha por mejorar...................................................... 167 Los obreros cetemistas se rebelan................................................ 168 Alfonso G. Calderón en campaña.................................................. 171 Los temores de Juan S. Millán........................................................172 Reunión de transportistas...............................................................172 Lauro Díaz Castro vs. Juan S. Millán por la candidatura a gobernador......................................................................................174 Índice |

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Campaña constitucional por la gubernatura............................... 175 Liderazgo............................................................................................ 175 Bibliograf ía.........................................................................................178 Jesús Alberto Aguilar Padilla. Un desarrollo integral y equilibrado | Rubén Rocha Moya | Florentino Castro López....... 181 Una planeación para gobernar en la pluralidad .............................182 Balance y logros.....................................................................................185 Las cinco principales obras................................................................ 196 La política como acción transformadora.........................................197 Un estilo de gobierno incluyente y de vocación republicana...... 199 Mensaje final del gobernador............................................................203 A manera de conclusión.....................................................................205 Conclusiones del período............................................... 207 Sobre los autores.................................................................. 211 Álbum fotográfico...............................................................217 CONCLUSIONES. Los gobernadores de Sinaloa ante la historia (1831 a 2011): A 180 años de distancia........... 245 Observaciones al proceso de largo plazo........................................ 258 Anexos......................................................................................... 263

Entrevistas a gobernadores....................................................... 265 Antonio Toledo Corro. Antonio Toledo Corro rompe el silencio: lo niega todo | Mario Martini......................... 267 Francisco Labastida Ochoa. «Siempre quise ser gobernador de Sinaloa» | Jorge Luis Telles Salazar....................270 «Siempre quise ser gobernador de Sinaloa»............................... 273 Y comenzó el aprendizaje............................................................... 275

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| Los gobernadores de Sinaloa ante la historia (1831-2011)

«Nadie le metió mano a la elección; los resultados fueron reales»................................................................................... 276 Nueva era en la relación gobierno del estado-uas.................... 277 Las diferencias con Carlos Salinas de Gortari .......................... 278 La noche de los «cuchillos largos»............................................... 279 «No concerté con el pan ni negocié con Fernández de Cevallos»...................................................................281 Lauro y Gustavo, sus cartas; la decisión fue para Renato........ 283 Tan dif ícil es ser buen gobernador como buen exgobernador.................................................................................... 283 Jesús Aguilar Padilla. «Gobernar Sinaloa, la mayor satisfacción de mi vida» | Jorge Luis Telles Salazar.......284 Campaña, elecciones y tribunal electoral federal......................288 Juan S. Millán, Vicente Fox y Felipe Calderón...........................289 Primavera del 2008: el momento crucial....................................290 El reverso de la medalla: logros y satisfacciones........................292 El momento de la sucesión, la derrota en 2010 y el colofón.... 293 Mario López Valdez. Discurso de toma de posesión como Gobernador Constitucional del Estado de Sinaloa.................................................................... 297 Gobernantes del estado de Sinaloa........................................309 Gobernantes de Sinaloa, 1853-1866...................................................316 Gobernantes del Estado de Sinaloa, 1866-1877...............................321 Gobernantes del Estado de Sinaloa, 1877-1909.............................. 325 Gobernantes del Estado de Sinaloa, 1909-1917.............................. 330 La Casa de Moneda de Culiacán................................................ 339

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El tomo Iii, Los gobernadores de la modernidad, 1969-2011, de Los gobernadores de Sinaloa ante la historia (1831-2011), de la Fundación para Mover y Transformar a Sinaloa, A. C., se terminó de imprimir en los talleres de Litográfica Ingramex, S. A. de C. V., Centeno 162-1, Col. Granjas Esmeralda, C. P. 09810, México, D. F., en el mes de octubre del año 2015.