Los fines de la historia

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Los fines de la historia

Pe rry And erson

Los fines de la historia Traducción de Erna von der \Valdt'

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Portad a: Jul io Vh'3§ Ilu stra dón : «Ca be zas» (frag me nto ), Fehce Casora ti. 1940, co lecc ió n panic ul ar. e VEGAP. Barc e lo na, 1996

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I\ II fo r m as legal es, tal co m o las cod ific ó Na poleón; luego . s u raci ona lizaci ó n de la administraci ón civil. con la c reación d e los d éponemellts ; y po r últi m o e l c o ncordato con la Igl esia , Fue m uy p oco lo qu e d ejó , por o tro lado , el teat ro d e sus e p iso d ios más espectaculares. Pu es e l legado p o lít ico de la Revo lu ci ón n o fu e o tro qu e la in es tabilidad en dém ica d e los gob ie rn os fran c eses desde la Resta u raci ón ; eco nó m icamen te era más lo que ha bía obstruido qu e lo q ue ha bía ace le rado e l desarrollo industrial del p a ís. En c uan to a l con tinente en s u tot ali dad , la Revo lu c ió n Fran cesa , d e h ec ho, más que pro mover. retr as ó e l prog re so d e la ci vilizació n e u ropea hacia un o r den inte rnaci o na l más racio nal e n el sig lo XIX. Den tro de este ma rco, se podrí a calificar co mo u na perturbación a leatoria, s in la c ual Europa hab ría alcanzado las mismas co ndiciones más rápida y menos dolorosamen te." Co n la lm p e rt u rbab ilidad de este veredic to contrafáctico n os halla m os bien lejo s del juici o q u e H ~g~.1 e mitió en su s ú lti mos a ños acerca de la Re vo lu ci ó n: «Se ha esta b lec ido u na cons ti tución en a r mo n ía con el concepto d e d erech o, so bre e l cu al hab rá d e basa rs e toda legislaci ón futu ra » - "Fue aquél u n aman ece r glo rioso. To dos los seres p en sa nt es 4 1. CM -JI, p. 30 \ ; OC·4, p. 462. 42. CM -lf, pp . 120· 121, 246-247. 395-396; OC-4, p p. 346 -347 . 426·

427, 522-53 3.

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«mpurtie ron el júbilo de la épo ca.»'" Lo qu e p ara H egel t ons ritu ia un ca m b io e n el lu gar qu e ocu paba e l ho mbre , '11 1,., 1 mundo po lít ic o , s im ila r al descu b r imien to cope r nit " tlO del h eli occ n tris m o . para Co u mot era com pa rabl e \ 011 u na desviación e n el c urso d e un p laneta q ue gira alrededor d el so l. Esto n o le im p id ió a Coumo t afirmar también que la Revo luci ón e ra ta l vez la última pági n a d e la hi storia "pica q ue la hu m an idad podría esc r ib ir. Pu es s u etiología ti" la Europa m o de rna se insc ri b e, como u n segm en to det allado , d entro de u n p ro grama teó rico m ucho m ás .uu pli o . El d esa r rollo global d e la es pecie se c aracte r iza poI' u n a sec ue ncia d e tres fases, q ue d ivid en e l tiemp o suci a l en la tier ra . En las so ciedad es p ri mi tivas n o se enc ue n tr a u n o r den d e lo s eve ntos públic os qu e pue da c-onstitu ir u n a hi stori a propiamente di cha; la vida socia l I,.'S el producto de impu lsos in sti ntivo s, c uyo act uar es, en es e nc ia , ciego ; la se rie dc tos he chos re p re se n ta u n d ic tado del aza r. Los registros d e la human id ad en este estadio ti...' la p reh is to ria oste nta n como m áxim o la fo r m a de a na les arbitrarios, u n conjunto de c u r iosidades, cala midades o prodigios s in m ás relaci ó n entre s í q ue la s uc esió n temporal. Con el surgimiento de la civil izació n , la vid a inst intiva se ve pau la tinamente m ás s ujeta a la guía o a l c on trol de las id eas, surgen líderes c a paces de dirigir a las masas, se fu nd an re ligiones y estados, lo s impe rios e nt ra n en guerra. se desa rrolla n las artes y las ciencias. El 1.." U1 'S O de lo s eventos com ie nza a adqu irir un orde n in teli gib le , sobre el c ual puede esc r ib irse un relat o conec tado, do m inado po r hé roes y po e tas, legi slad o re s y profetas. t

43. W · ]2 . p. 529: ~ J'\ u n c n desde qu e el sol se levant ó en el firm amen to y l ós plane tas gira ro n a lrededo r suyo se ha bí a percibido que la existencia hu mana se cen tra ra en su cab eza, es deci r e n su pensam iento , a pa rt ir del cual construye el m undo de la rcalidad.»

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cos m os se h abía desplazado d e un e stad io in icial caótico , s in form as regu lares ni leyes , a través d e un período til' gén esis, e n e l q u e a p a recier on lo s eleme n tos d e un o rde n e mergen te, hasta un esta dio final de estabilidad, rh- duración ind efinida. Dentro del sistem a s olar mismo, que ejem pli fica b a est a curva, la hi st oria de la tie r ra u-pctia esta trayecto ria : de u n a masa informe , pasaba po r con vu lsiones vio len ta s a la tranquila regularidad de la é p oca cuaternaria, q u e ahora disfrutamos ; a su vez, la evolu ció n d e la vi da sobre la tierra r eiteraba este m ismo m o vim ien to , alcanzando un equilibrio b iológico e n tre las es p ecies e n competencia, al té r min o de su desarroI!O.4 'i La etio lo gía de la historia h u mana de Co urnot deri va su inclinación analítica h acia la pe r manenc ia, así t-o rn o su te n de n cia e sque m át ica, d e l p restigio de este tipo de anal ogías n atu ral es. Pero si su diagnós tico d e u n fu turo poshist órico se h u bier a apoyado sólo en és ta s, ha b rí a resu ltado la especulació n más frágil y co nvenciona l de la é p o ca . Su fu erza particular procede d el área e n lu' que Cournot er a una autoridad. El parad igma básico q ue in spiró es ta visión d e u n a condición hu mana esta bilizada er a el equ il ib r io d el mercado, de cuyos mecanisIllOS de conformac ión de p r eci os Co urnot fue p ionero. (,:1 mismo m an ifes tó p eren toriam ente que «la idea eco nó ruic a , el princip io utilitario» lo «impre gnaba todo» e n el mundo co nt em p o rá n eo , de fin iendo el n ivel d e o rganizaci ó n so cial." Las r egu laridades es ta dísti c as del m ercad o constitu ían el mod elo de p r edominio d e la necesidad por e n cim a del azar, d el ord en racional por encima de l impu lso vital. «El ec o n o m ista concibe e l cu erpo so cial en un estado d e d ivisió n y, por- así d eci rl o, de extr ema

cam p os de acción son la política y la 1l'll glúll . Hl te rre n o de la casualidad se cruza con el de l Ill o p!'lsi l lJ, da n do lu gar a u na causación social, donde se uu-zclu in cxtricab lemente la contingencia con la n ecesidad . En el curso d e su d esa rro llo , la civilización, si n e m ba rg o. somete cada vez más dominios de la exis ten cia soc ial a la organ ización ra cionaL Tiende , como se p uede ver ya , al ad ven im ie n to de la tercera condición de la human idad, que se p odría llamar poshi stó rica. En este es tadio , el sistema so cial serí a casi tan regular y p redecibl e como u n sistema natural, e n la m e di da en que lo s princip ios ec onómicos se convierten e n la fuerza d om inante q u e in form a la vida colectiva, declina la gr an deza individual, c rece el c on su m o p opular: y la política cede terreno a la administración. En este «estadio final» de la civilización, «la sociedad ti ende a asumir, como un p an al de a b ejas, un patrón prácticamente geométricos." Las accion es hu manas se integran tan estrech amen te en el conjunto de los m ecanismos sociales interconectados que ya no presentan la variedad de in ci d encia e in ve n ci ón de una h isto ria genui na: los movimientos d e la es tructura resultante só lo alimentarían e l tipo de b ole tí n de una gaceta oficial. Cuando la h istoria llega a su fin, el r ein o de la n ecesid ad tr iu n fa sobre el azar. "En un siglo en el q ue se plan tearon tan tas filosofías d e la hi stor ia, la d e Cou rnot so bresale por la originalidad de su esqu e m a . Su fo r mación ci entí fica fue, p or supuesto, lo que más la influyó, El es quema gen er a l es tá inspirado claramente en la trayecto ria d el mundo natural, tal c om o h ab ía sido estab le ci do por los avances de la época. El 44. TE-JI, § 54 1, P. 342 ; OC-3, p. 484. Todo el arg um ento se halla ex puesto en TE-l!, § 528 -546, pp. 324 -353. Y reform u lado en M VR. pp . 227 -235; OC-3, pp. 47 5-490 , Y OC-S , pp . 13 1-135 .

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45. Véa se TE· I, § 194 , p p . 305· 306; OC· 3 , pp. 185-86; CM-I, pp . 20-

12; OC-4, pp. 2 1-22. 46. TE -ll, § 6 19, pp . 464 -465; OC· 3 , p. 552.

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do nde to das las singularidad es d e la y de la vid a ind ividual se compensa n y V: ll l l"l' !a 11 un as a otras . Las leye s qu e d esc ub re , o c ree doscuhri r. so n las de un mecanismo, no las de un organis1110 vivo. »47 Atomi zaci ó n , pu lverización: Hege l y Cou m o t usan t érmi nos si m ila res c uando se ocu pan d el mercad o. Pe ro lo q ue para uno era u n siste ma subordinado den tro de la co nfigu ra ción de la mod ernidad, se convie rte para el ot ro en u na realidad dom inante , la que defin e la mod e rnidad co m o el fin d e la hist oria . ¿Cuál e ra la actit ud política de Courn ot res pect o a l estadio final, ta l co mo él lo pre veí a? También aq uí im pact a su ind ependencia intel ectual. Co u mot p revió co rno ca ra cteristica de esa époc a futu ra «la nu eva id ea de una administración de los inte re ses soc iales, in depen d iente de las fo rmas políticas », q ue «pe dría com para rse con una ciencia o una in d ustria capaz d e au menta r s u grado d e pcrfecc t óns.« Pero no sen tía e l entus ias mo tcc nocráti co de Saint-Simon. Ni , por otro lado, exp res ó u n aborrecim ien to romántico po r la uniformi dad y la sime tría mec ánicas de la soc ied ad que predij o. Co u rnot no se as oc ia al re chazo ve he me n te propio de un a la rga trad ici ón d e Ku hu rkrit íker (cr íticos dc la c ultura). Sus co men ta rios sob re e l futuro poshistó ri co acusa n u n to no c u rios a men te d ist ante . Su educac ión había sido cató lica y co nservado ra, pero su visión y s u profesió n eran las de un c ic ntffico .ü-Esta combinación prod ucía un tipo )lld \'l'l l / I 1I 11'0r¡H:io nes podían se rvir co m o agen tes regu ladores. l'nu s ólo el Es ta do pod ía asu m ir es ta resp o nsa bil idad . De n tro de su est ruc tura . pensaba Co u m ot, la ad m in ist raci ó n se ha cí a cada vez m ás im po rt ante: desde su b u roc rac ia se eje rcía sie m p re u na p r es ió n interve ncionista. Co u rnot , q u ien pasó b u en a parte d e su c arrera c o mo e mpleado gube rnam ental b ajo u n régimen (e l de l Segu ndo imperio ) en el q ue lo s fu n ci o na rios p úb lic os ad q u irieron un p o der inusual, se n tía gra n a p rec io por ta l ad m in istraci ó n , s in co nve rt irla, co n todo. c n u na ca tegoria universa l. Su host ilidad frente a la dem ocraci a r epresentativa no e ra m en os m arc ada q u e la d e H ege l. Pe ro e n Franci a , d on de Co u m o t p resenció tr es revolu cio nes de tenor cada vez m ás radical , ni ngu na a lte rnativa es ta ta l go zab a de c r éd ito . Co m o resul tado , s u te o ria p o lítica prese nta agu d os con trastes con la de Hege l. La libe rt ad dejó de se r el id eal cen tral de la vida huma na. La ex perienc ia h abía demostrado qu e perdía impo rt an ci a pa ra lo s h o mb res del siglo X IX: «La libe rt ad polí tica, qu e a lguna vez in spi r ó ta n gen erosos sacrificios y tan n obl es impu lsos, no será un objeto de ve nerac ión ta n sagrado para las ge ne racio nes fut ura s.• S1 El poder no se po d ía su sten tar en la razó n. El cont ra to s oci a l n o e ra m ás qu e un mil o , y la sobera n ía po pu lar, u n a qu imer a . El su fragio u n iversal y el po de r h eredi ta ri o parecí an igualm e n te irrac io n ales c o m o prin c ip ios. La rep resen tació n política co ns tit u ía una prá ctica tan s ubjet iva c o m o la representaci ón artística - h ab ía tan tas variantes de aquélla como del a rte de hac er re tratos - o Si la ad mini st raci ón ob edecía int e reses. e l gobierno , en ú lti ma in stan cia, reflejaba p as ion es. No resu lt aba fac tib le un a co ns1'11< lo q llt'

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57. TE-I/, § 462, p. 230: OC-J , p. 422.

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I ruccr on

racion al de la sobe raní a; és ta p odía afirm arse sólo en la reli gió n , la tra di ci ó n o la fu e rza." El esccptici srno corrosivo de ta l d octrin a só lo se ve ía m iti gad o por la aseveración de que las pasio nes p o líticas, aun~ue nu n ca d el todo extin gu ib le s. se apaciguaba n a m ed ida q ue la civilización ind ustri a! p rogresab a. El con tras te entre esta desencantada visión de la autoridad p úb lic a y la idea del Estado c o m o realizac i ón de la lib ert ad muest ra, en tr e otras cos as, la d istan cia entr e lo s dos imperios b ajo los cuales fueron planteadas, S i, para el filósofo a lemán. Na p oleón p odía re p resental' la Weltseele a caballo e n Jcna . para el fran cés, poco untes de la ex pe dición m exic ana, su sobrino n o era muc he m ás que u n pedest re p ís-allerr' Una dé cad a m ás lard e. en m ed io de las ruin as del Segundo I m p eri o, Co u r1I0t r e flexionaba so b re las re lacion es intern aciona les de su tie mpo . En é l pe rc ib ía el m ism o tip o de a nti no m ia presente den tro de cada Es ta do. El avance de la indu stria lizaci ón qu e c reab a in st itu ci o n es sociales y políticas cada vez. m ás u n ifo r m es e n Eu ropa, n o abo lía , s in e m ba rgo , las dife renc ia s ét n ic as y c u ltu rales ent r e las n aci ones , c u ando no adquiría n és tas u na m ayor impo rtan ci a subj etiva pa r a los p u eb lo s a fectados, ya no porq ue n ecesariame nte se aho n dasen . sino po rq ue . au n m ín imas . tal es d ife ren cias les b ri nda b an c iert o c onsuelo respec to a la comun alid ad cada vez m ás a m p lia e n la q ue se veían in mers os . Las identidades étnic as imprimi eron fu erza al princi p io de n aci onali dad de n tro de la p olític a co n tempo rán ea, en

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58. TE-I/. § 465,467 . pp. 233·236; CM-U. pp . 276-277; AfVR , pp. 220-224: OC-3 , pp. 423 ·425 ; OC-.J , pp. 446·447: OC-s , pp. 127· 130. 59. Véase el co me ntario q ue cl au su ra las m emorias de Cou rnot, escrit as en 1859 : «si era necesari o que h ubi ese un dic tado r después de 184 8, era m ás prob ab le que el sob r ino de Nap oleón fuese capaz de man ten e r las masas bajo co nt ro l que cualqu ie r otro adve ned izo », Sauvenirs [Rec uerdos] , Pa rís, t9 13, pp. 254-255.

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con ti n uaban a lineados u nos contra " 1111 1' " vl I mdicional eq u ilibr io de poder y no se co n ce111 .1 UIl árbitro neu tral q u e med iara entre ellos. ¿Sería pusi hlc q ue e l cosmopolitismo de las cond icion es mode rnas prim ase a la larga sob re los patriotismos riva les de l contin ente? ¿Acaso se podría hab lar a lgú n dí a de los Estados Unidos de Eu ropa federados? So lamente , respo ndí a Cournot, s i se ve ri fica ba una lransform ación p osterio r de la socie dad co m p arab le co n los cambi os q ue pusieron fin al feuda lis mo.s" Ésta e ra, po r sup ue sto, u na idea q ue comp art ía n -en sus p ropios térm in os- los s oc ia lis tas. S i la nueva c u lt u ra c ie ntí fica de l s iglo creó esa g ra n d iferencia de co n textos inte lec tuales q ue se pa ra ba a Co u mot de Hege l, e l su rg imiento del s oci a lism o c o m o u n a amenaza para el orden co ns titu ido encamaba la g ran lín ea di visada entre sus m undos. Cuando Coumo t se p la n teó el in te rro gante clás ico de los co m pa trio tas d e s u gen eraci ó n - ¿se «ac abó» ya la Rev o lu ci ó n Francesa?- , arguyó , afect ado co m o estaba po r tos primeros m o mentos de la Co m u na, q ue la estaba rcem p laza ndo otro tipo de revolu ción, una gu er ra social de dimens ion es europeas que asumía una fo rma explos iva con la P rimera Intern acio nal.e' De todas las reflex iones en la obra de Coumot qu e antic ipa n p ro b lemas futu ros, ninguna m uest ra ta nt a cl ari vide nci a como la s conc erni entes a l desafío revolu cionario de l m ovim iento ob rero. Lo penetra n te de su visió n pro cede. sin duda , de la proximi dad de rasgo s entre su p ropia concepció n d e un [utU I-O poshistó rico y los elemen tos de la c u lt u ra soci a lista d e su é p oca. Su prop ia crí tica a u n libre mercado si n im p edi mentos s uge ría , in cl u so en to nces, un probl e m a teóri co . 11 lIlh

111 .. l's l••dos

60. TE-I!, ~ 543 , pp. 34 5-34 6; CM-l . pp . 227 -230 ; CM-I!, pp. 28':)-2':)0; OC.3, p. 486; OC.4, pp . 152- 153 Y 453 ·455 . 61. C.H·I!. pp . 4 14-420 ; OC-4. pp. 534.538 .

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Si bien la regu lación de la econo m ía p o r p arte d el Est ado pa recía e n p ri nci pi o adm is ible e in cluso desea bl e , ¿h as la qu é pun to debería extenderse? ¿No podía su ló gic a in terior conduc ir, di gamos, a u n c o n trol p ub lico de lo s bosque s y de la tierra cu lt ivab le , en be n eficio de un mejor a provecham iento o de una m ayo r p rod uc ci ó n ? «Esto cond ucirí a» , a rg um enta ba Co u rnot e n 186 1, «d irec ta m e n te a lo que h oy en día se lla m a socialismo, la band era d e u n a nu eva secta, a la que to do el mun do teme, no sin razón , pues p o n e el de do en las ll agas de la socicdad ».s Económica m en te , las ta rifas ad u aneras parecían de hec ho - en co n tra de lo que pensaba Smil h - perfec tam ente razonab les, pero ¿cómo co n trolar en tonces que los trabajadores no e n traran a di sc u tir tanto la val idez de la.s medidas de protección c omo incl u so las leyes de redistribuci ón, con e l argumento de un beneficio com ú n para un m ayo r n ú mero de in d ivid u os? La compe te ncia industrial m oderna p rovocaba inevita b le m en te crisis periód ic as de s uperproducc ió n; la ac umulac ión de ca pital inducía a la co nc en tr ació n de ri queza: el progreso tecnoló gico rep ercut ía en el desemple o mas ivo. En estas con d iciones de fre cue nt e y agud a zozobra s ocial, el etern o co n flic to ent re ri co s y pobres, que siem pre ha b ía puesto e n p eli gro la salvag uard ia d e la propiedad, m o straba una nueva dimensión amenazadora. Pu es ahora su rgía la id ea de u n nuevo o rden so cia l qu e di stribuirla equitativam ente los fruto s de la natu ral eza y de la industria . con un elevado vo lume n de p rod uc ci ón y a la vez u na reducción del tiempo de trabajo pa ra todos. En e l sig lo XVIII se hici eron com unes lo s p lanes ut ópic os, pe ro só lo .co m o sue ñ os a islado s s in resonancia soci a l. Fu e c arac terístico de l s iglo XIX q u e tales u top ía s adqu iriese n la fue rza d e ~ una aspiraci ó n m as iva en los nuevo s ce n tros obreros d e 62. l E -I!, § 48 1, p. 258; OC-3, p. 437.

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Id V II I II .l I'~ rtududcs. prom ovid as por las presion es n ivcl,ul" l,1" .h- l su fragio u n iversal ." . ,rl ) l ll' probabil idad es tenían de rea liza rs e? Co u mot considcruba q u e, pol ít icame n te , u na r evo luci ó n prole ta ria b ie n po d ía e lim inar el cap ital ism o , Pe ro susc itaría u na e norme res is te nci a cam pes ina c uand o comenzara a exigi r tr ibu tos sob re la tierra , lo c ual podría lleva rla al fracaso, Desde el pun to d e vista eco nómico, s in e m b argo, e r a baxta nt e probab le qu e el so ci a lis m o se cons truyese m ás o menos segu n los pa rámetros que sus teó ricos trazaban para un Es tado particu la r; muchas tendencias objetivas apu n taban a e llo , Más todavía , aunque fu ese p osib le es tablece r una ec o n o m ía soci a lista dentro de los lím ites de una naci ón , és ta sucumbiría in evitablem ent e a las presiones de l amb iente del exterior. Más allá de c uán autoritario fue se su Estado o vigilante su policía, ta l s iste ma no pod ría re s istir las fuerzas de la c o m p e te nc ia com ercial eje rc ida, desd e fue m , I nclus o s us m ejores prop ósi to s -por eje m p lo, el deseo de proteger lo s rec ursos naturales con tra la explotación descarada- se volverían en s u c o nt ra e n el comercio exte rio r. El m ercad o mun di a l no era ta n s ól o u n s iste m a d e inter ca m bi o de a rtícu los: los fac to re s de p roducci ó n de ntro d e é l tamb ié n se hall a ban suje tos a cierta m ovilidad , Esto in c lu ía a los in di vid uos m is mos, q u ien es n o po d r ía n m an te ne rs e ind efi nida m e nte rec lu idos de n tro de las fron te ras de un Estado y, lo que es m ás, den tro d e id eas o ins ti tu c io nes: aq u ellas q ue en la p ráctica probaran se r m ás eficie n tes prevalecerían so b re cualq u ie r fro n tera, p o r m ás c erradas q ue fucsen.« Las ba r re ras de p rote cci ó n qu e debe ría erigir u na econo m ía soci a lis ta fren te al m u ndo ex te r io r cons titu ir ía n un a señal d e su d ebili dad y la arru in arían . 63. CM-I/. pp. 250·256; OC-4, p p. 429·43 3. 64. CM-U, pp. 258 -26 0: OC-4, pp. 434-435.

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S il p ronósti co sob re el desti n o del co m u n ism o es nota hh-. Pe ro n o por ello Co u rnot se se n tía tran quilo, pues, d l'lI l ro del cap ita lismo co mo ta l, cie rtas ten dencias inc iLlia n co ntra el principio de libe r ta d económ ica. La p rogre ..lóu de la deuda en la escala d e las ob ras p úbl icas , la nbsorci ón de u na c uota m ayor dc los benefi ci os sob re el capi ta l por p arte del fisco y de la deuda públ ica , el au mento pau latino de la carga impositiva, las s ub ven ci o nes estata les ;1 la segu ridad social, la legislaci ó n sob re las co nd ic io nes de I mbajo, la asociación d e las organi zacio nes obreras , ¿no pare cí a todo esto p ropiciar una su erte de soci alis m o gradual, aunque restringid o? ¿O, en todo caso, im p on er u na pa u ta en la d istribución de la riqu eza distinta a la resultante de las s olas leves de equ ilib rio ec onómico únicarne n ter'" Cu a nd o escribió su última obra, R evue sonnnaire des doctri//('s economíques [R evisión sumaria d e las d oc trinas económicas]. Coumot ya había leido a Marx y se preocupaba ca da vez más por defende r la funci ó n soc ia lm e n te benéfica de l ca p ita l. Au n c uando la propiedad privada, las he ren cias y la desigu aldad no se abolieran e n su int egridad . la tendencia a la ín te rvención y la redi stribuc ió n es ta tales podía in cluso descstimu lar la actividad eco nó m ica in d ividua l hasta el p unto d e q ue u n soci alis m o «dis frazado» ejercie ra los misIllO S efec tos depresivos q ue u no de tipo esiste m áticoe .?" Las reflex iones de Cou r not sob re los procesos q ue co n d u cen ha cia u na de m ocraci a soci a l, m uch o a nte s de que ex istie ra n ad a se meja nte , t ie n e n c as i la di m e ns ión de 65. cu.u, pp. 256-258 ; OC-4 , p p. 433-434 . 66 . Ret'ue sommaire des do ctrine s ec cnomíques, Pa rís, 1877. pp . 323-325, en adelante re ferido co mo RS; OC-JO, 1982. pp. 176-177 . Significativa mente, la imagen del panal de abejas se asocia aquí n o con la sociedad posh istóri ca definida en el Traite, sino c on el socialism o. El impacto de la Co muna, qu e desestahili7.ó la pe rs pectiva última de Cou rnc t, pue de co mpararse co n el efecto de la Revolució n de Julio

sob re Hegel.

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tlll tu c scnt h uic n to teórico: so n p re sagios del tipo d e los d e Hnvc k, que co b ran c uerpo ante d íem, S i bien Co u rn ot tcu un ese panora ma, n u nca c reyó q ue las severas fó rmulas del liberalismo eco nó m ico constit uye se n u n antídot o efec tivo . Los mecanism os d e mercado no im pla n taba n u n 'o rde n evo lutivo de po r sí: la au to ridad g ubern a m enta l se ma n tení a c o mo el úni co arche co nc ebible e n las vastas so ciedades mod ernas, su m ás ese nc ial «p rinci pio d e coo rdinaci ó n t n t c r n a».« El loissez.ia íre pu ro era tan raci ona l en la econo m ía como lo sería e n la medi ci na . «La caus a de la p ro p iedad no debe con fu nd irse co n la d e la lib erta d ec onóm ica, ni la idea de l soci alismo co n la de la regulac í ó n. s w Quizá no sea d escabe llado afir mar que las id eas d e Co umo t pre figuran el mercado so cia l de u na De m ocrac ia Cristi ana m ás rec ie nte. Pero sus reservas respecto a la lógica global de l libera lism o eco nó mico sin restric c iones se exte ndía n más allá d e sus consec uencias so b re la so lida ridad nac io nal. S ue nan impresiona n temcn tc contempo ráneas. ¿Qué va a pasar con los re c ursos naturales limitados a to do lo anc ho del pla neta, si se saq uea n sin límite co n miras sólo a los be nefic ios del m om ento? Las desastrosas co nsecuen cias de la deforestaci ó n va saltaban a la vista: el homb re e ra só lo un «co ncesio nari o de l planet a » respec to a muchas o tra s co sas m ás, incluso s us co mb ust ib les fósiles. ¿Cuá l es la resp o nsabilidad de una ge nera ción fre nte a las sucesivas, e n cua nto a s u b ienesta r?; ¿cómo defi nir la distribución óptima de los re cu rsos entre e llas ?MI A su vez, el p ro greso tec no ló gic o podrta

67. RS , pp. 264- 26 5; OC-l O, pp. 145-146_ 68. RS, p. 3 17; OC-I D, p . 173_ 69. TE-JI, § 477-479, pp. 250-255; CM-JI, pp. 239-240; RS. pp. 302 -303; OC-j , p p. 433-435; OC-4, pp . 421 -42 2. Las ú ltim as p reg untas pl a nte an preoc upacio nes qu e só lo re cien te m en te se ha n ele vado a su co m p leta dign idad filosófi ca e n o bras com o la de De rck Pa rfi t, R eesons and Persons [Arg u m en tos y pe rso nas].

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c-on el tiempo co ndu cir a u na mayor sustit ución del t ra bajo pe rso nal por el de la m áquin a , cump liendo el sue ño (q uizá o m inoso ) de Bacon d e q ue todas las fu erzas natuta les se ri an e sc lavas del hombre . ¿Có mo lidi ar , en ton ces. con las re pe rcusio nes de la di sm in uci ón d el e m pleo , tanlo e n cad a pais co mo globa lmen tev" Por últi mo, pe ro no me nos im po rt ante, ¿qué pasaria co n el ord en ec o nómic o int ernacional im puesto por la acu m ulaci ón in co ntrolada de c apita l? ¿No generarí an los m ecani smos de c o mpetend a glob al un a je ra rquía racial, c onde nando a socie dades y pueblos con ve ntajas co mparativam ente m e nores a una injusta y apab ulladora in ferio ridad ? Tal es e ra n las inquielud es que Coumo t le c onfió a Wa lras e n vísperas del su rg im ien to de la teoría del eq ui librio general ." Pa radójicam e nte , no obstan te tod as sus d ife rencias, el lega do de Coum ot acusa el mi smo tipo d e d islocación t ác ita que el d e Hegel entre la visió n filosó fica y la observació n socia l. e nt re la persp ectiva de un cie rre hist órico y la vislu mb re de u n d esg arramiento po lit ico.

70. RS, pp. 29 2-299; OC-JO, pp . 16 1· 164 . 71. e'I'ie mb !o al pensa r q ue su s c urvas de "utilidad intensi va y ext ensiv a" lo conducirá n a l pu ro laisset-iaire , es deci r, e n las econo m ías naci o nales, a la deforestac ió n del globo, y, e n la econo m ia inte rnac ional , a la sofoc aci ó n de las raza... plebeya s por pa rt e de las privilegiadas s iguiendo la te oría de mons ieur Da rwin.s w el ras. quie n es ta ba b uscando obtcn er el a poyo de Coumot para la recepción d e sus prop ias obras e n París , se apres uró a con testa r- "En cua nto a las consec ue nci as remota s del "Ia íssei-íaíre pu ro " que usted vislu mb ra a partir- de m is p re misas, otórgueme, se ño r, u n poco más de tiempo y co nfianz a y ya ve rá ust ed q ue sabré cóm o evadi rlas. » Correspondence 01 Lé on Walras and R elated Pape rs [Corres po nde nci a de Leó n w alras y doc um en tos afines], vo l. 1, c d. Willia m Jaffé, Ams te rd a m , 1965, pp. 332 , 336: un inte r ca mb io pe n e tran te ta mbi é n e n o tros asp ec tos. Est os mismos te m as los tra ta Cou rn o t ta mb ié n en su tra ta do p rin ci pal; vé ase tu.tt , § 480 , p . 22 5; OC-3, pp. 435-436.

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11l l VI\

Haci a finales d el sig lo , e l ambien te cultu raL h ab ía cam b ia do. Como bi en a nota Nietharnmer, se es ta b a n r cv isan do las concep ci o nes de p rogreso d e cu a lq u ie r ti po. Nietzsc he. su voz más influye n te , a tacó justa m e n te la s d os versiones de d esa rrollo h istórico que Hege l y Cc umo t hab ían pre sen tado . En Uso y abuso de la historia, la filoso fía hegelian a se ve red u cida a u na va rian te de la «h isto ria de a ntic ua rio.., p e ro del ti po m ás pe ligroso , p ues, en luga r d e in c u lc a r una modest ia petrificante an te e l pasado , la d olorosa co nci e ncia d el e p ígo no , ha bí a p romovid o la des vergonzada ilusió n e n los aleman es de q ue e llos e ran la cu m b re d e la espec ie : «La cre e nc ia de qu e se es u n recié n llegad o en e l m u n d o resulta s ie mpre dañ ina y degradan te ; pero d eb e parec er aterrado ra y devas tado ra cua ndo e leva a este recién llega do a l ni vel de u n a d e idad, co n un d iest ro giro, co nvi rt ié n do lo en e l verdadero s ign ific ado y e n e l o bje to d e toda creació n pa sad a, y prese nt a su m iseria co nsc ien te como la perfecció n de la h isto ria u n lvers al. » Co n la debi da ex ac tit ud, Nietzsch e ac us a a Hegel no tan to d e no haber procla mado e l fin d e la historia , co m o de /10 h abe r sa cado tal c on cl us ión a partir de su sis tema, d ejándoles a sus sucesores la p res unci ó n d e hac erl o : «Pa ra Hegel , el estad io final y m ás elevado d el 58

p roceso m undial se prese ntó en el mom en to de su ép oca be rl in esa. Deb ió decir q u e cuan to le su ce dió te nía que se r co nte m p la do como u na e sp ecie d e co da musica l del gra n H tildó históric o o , m á s b ien , como a lgo s u perfluo. No lo d ijo y po r eso s em b ró e n u na gene raci ó n s atu rada por s u in flu e nc ia u n cu lto por el "poder de la his toria " que pr ác ticam e n te conv ierte cada mom e nto e n una p ura c o ntc m pl a ci ón mara villada del éxi to, en una íd ol a tria de lo Presen te>" Una d écada rn ás ta rd e . Nietzsche trazó e l famo so cuadro d e u n fin muy di stin to, producto de la ind u stri a moderna y la demo craci a , una «é p oca en la que e l h ombre ya no lanza rá la Fl ech a de su n ost al gia por lo que es tá más allá del ho m b re s y da ti er ra se hab rá vu elto pe q u e ña » s in trabajo ni pe ligros, desiguald ad o so ledad , gob iern o o pas ió n: un mu ndo de «p u lgas» humanas , que pe rdu ran indefin id am ent e, el de los ú lt imos homb res. «Tie n en sus pequeño s place res para el d ía , y su s peqlle ¡l OS p lace res para la noche pero cu idan su sa lud . "He m os desc ubiert o la felici d ad ", di ce n los ú ltimo s homb res, y pa rpad ean .>" N ie tzsc he, por su puesto , no sab ía de la exi s te n cia de Co u rno t , q ui e n estuvo in telectua lm e n te tan a is lad o e n su é po c a como el m ismo Nietzsche en la suy a. A d ife ren cia del gran pensador alemá n , e l fran cé s no o b tu vo nunca un reconoc imiento pó stum o a m p lio . Pero e n las unive rs id ad es d e la Te r cera Re púb lica no lo o lvida r o n , p ues el m ed io intel ec tua l de las inci pien tes ci enc ias so ci ales, con S lI te nde n ci a rac io nal is ta y su ate nc ió n po r las cuestiones q ue p lan teaba la integració n so c ia l, enco nt ró afini dades 72 . Werke m I l (ed . Cnlh-Monti narl}, Berlín , 1972, pp. 303·305. 7 3. Werke VII I, Be rl in, 1968 , pp. 12-14; Así liablo Zarathustra . La metá fo ra de lo s in s e ctos es más de g rada nt e que la de l panal: en la vis ió n poshis t órica de u na sociedad de sim e t ría y utilidad, la esfera de los L íistch en (pequeños plac e res ín timos) u niv ersales se c on vierte en e l esta dio fin a l de la humanidad, «cl m ás d espreci able de todos».

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l

t 'lI d

l i n Id ll cl lc Ép oqu e se le r indió u n tri b u to tar dí o

un n Ú lI lL' I'O especial d e la "revista acad ém ica m ás lmporta u tc d e l m om ento y u n a ext e n sa m o no grafí a sob re M I pe nsa mi en to . Es te in te rés se exte nd ió a l perío do d e c rurcguc rras. En to nc es, po r p ri m era ve z un jo ve n filóso fo , Raymond Ru ye r, se oc u pó p o r ex ten so de s us visio nes sobre la es ta b ilidad posh is t órica . De hecho, la o nt o logía de éste fu e cons ide rada co m o una m odernizaci ón del tra b ajo d e Co urnot. En su sob rio y esmerado estudio, L'ave nir de l'huma n ít é d'apres Cou rnot [El porveni r d e la humanidad después de Cournot] , señala desde un pri n cipi o la semejanza e ntre los pronós ticos de Cournot y los rece lo s de Nietzsche." Pe ro , co mo Ruye r lo red actó e n 192 9, se preguntaba si las r ecientes turbu le n cias de l bolch evi smo y d e l fasc is mo no contrad ecían las ex pec tativas de Co urnot acerca de que las energías políti cas decli nar-ían e n c u an to la norma de la admin istració n impe rs o nal, en b oga , se afianzara. As í tod o , co m o aquéllos eran regí melles polí ticos gu iados p o r un so lo pa rtid o , q u e suprim ían el debate po lít ic o y asp iraban a un co n trol ín teg ro de la vida so c ia l y económ ica, Ruye r sospec haba que su des ti no acaso fu ese , irónicam e nte , e l tip o de Es tado p revis to po r Coumot. En c ua nto no con ced ían a lo s in di viduos u n míni m o d e lib e rtad civil, q u e él co nsi derab a inse parab le d e la civilización m ode rna, n o te nd ría n un a l l l ll

,

74. •Cou rnot anu nci a el n aci m ien to de una humanidad di lige nte , med iana , moderad a, sin nobl eza ni ge nio, una especie razonable - e l "ú ltimo ho mb re" des p reciado por Za ra thus tra, quien en su sabiduría par cial dice "anterio rme nte todo el mu ndo estab a loco't »: L 'avenir de 1'I11111wI1ité d'apres COUrtlOI, París, 1930, pp . 6-7. La me ta de la otra ob ra de Ruye r que se publi có ese m ism o an o, Bsquisse d 'une phi/osophíe de la struc tur e [Bosqu ejo de una filosofía de la estructura], era la de desarro lla r una versió n p uesta al día de la visión rnccanic ista del mu nd o, tan em p ar en tada co n las verdades de la ciencia del siglo xx com o 10 había estado la ve rsión de Cou rnot en el XIX: p. 11.

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larga vida." De todas m an er as, in clu so en el caso de que rules r egim en es fu eran pa sajeros, parecía fa ctib le qu e Cu u rn ot h ubi ese sobr ees tim ado e l grado de estab ilidad inst it uciona l q ue la huma n idad e ra ca paz d e alc a nza r . y sub e stim ado los costos soc ia les d e l género de esta b il izaci ó n qu e ha b ía proy ectado . Cual q u ie r equ ilibrio im agin ablc p odría ser m ás re lativo , pero tam bién ubicarse en un p lan o in ferio r al concebido po r él. El desarro llo de la histo ria se había soste nid o hasta entonces con una variedad tic civilizaciones hu m a nas. Ahora la fo rma .europea se erguía como u n m odelo unive rsal, impo niéndose en todo el globo , aun cuando Eu ropa m is ma se hall as e visib lemente exas p erada con su prop ia es tructura de cálcu lo u tilitario y tic consumo." El resultado parecía se r u n m un do de u niformidad en au mento, en el cual la hum ani dad ya no encontra rí a culturas alternativas que le sirviese n de sa lvaguardia En tal es ci rcunstancias , los m ecan ism os del fut uro b ien pod ían r esulta r afectados por una corrosi ón general. Con el com ie nzo de la Gran De p resión y la vic to r ia d el naz is m o , desaparecieron las co ndic io nes en las q ue se e mit ió es te juic io . Raym ond Aron , de l m ismo m edi o p rofe siona l que Ruye r, lo atacó con ac ri tud an te el impa cto de su propia exper iencia e n Alemania en t re 193 1 y 1933. Formado o r iginalm e n te b ajo la influencia de la versió n franc esa d el raci o n alism o neo kan tia no , e l con tacto con las o b ras de Ri ckert y We b er, Huss e rl y He id egge r duran l e los años de l asce nso de Hit ler a l p oder, sus ci tó en él u n fue rte r ech azo ante lo q ue califica ba co m o co m placencia y pro vincialismo de la filo so fía y la soc io logía académicas fra nc esas en aquella é p o ca. J1 Su Introdu c ci ón a la filoso75. L'ave nir de l 'huma nué d 'apres Caumot, pp. 35 -37. 7 6 . lbíd. , pp. 136-150 . 77 . Véase el recu en to e n sus M énmires [Memo rias], Pa rís 1983, pp. 67 ·7 3.

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/11' ,/.' /11 historia, de 1938, represe n taba u na llam ada a cvahuu- la di mensi ón d e la c risis europ ea , algo q ue no hab ía n plan te ado las esc u elas de Du rkhe im o Bru nschvicg, y Aron consideraba que e l his to rici s m o y el existe nc iulis mo al e man es se en co n traban mejor prepa rados pa ra e llo. Años después , describ ió la co nst ernac ió n q ue prevocó esta obra en tre sus su perio re s." lo que ac aso se d eb ió a fac tores d isti n tos de la falta de familia ridad co n los tem as q ue tra tab a . Pues ese lib ro co nst ituye , incl uso e n re trosp ecti va , un híbrido c u rioso , c uya m ezcl a d e afirmacion es se as ienta sob re u na es tru c tura disco n ti n u a. Res u lta sign ifica tivo, s in e mbarg o , que Aron d esa r rolle en p rim er lu gar un exa men de la filosofí a de Coumot, q ue domina el mise-en-sc éne d e la obra. El as pec to más déb il de la vis ió n histó rica de Co u mot. alega Aron, es más m et odo lógic o qu e empírico, pues presupon e un es ta d io fin a l cuyo o rd en d efin itivo se e rige en la úni ea garan tía de que hacia é l con du zca u na evolución lógi ca y no u n p roceso a leatorio. Pero los conocimientos de l filósofo, dete rm in ad os ta mbié n por su s it uación h is tó rica , no pod rí an su sten ta r es e m ismo en u ncia do. S i Co urnot p retendí a es tab lecer una dis tinció n en tre el azar y la ne cesidad en e l tejido dc los even tos, fue só lo po rq ue ya habí a definido por ade la nt ado su tra ma final. " Aro n rec hazaba no sólo tal dete rminismo met afísico, sin o tamb ié n otras d oc tr inas m ás esp eci ficas d e condiciona m ien to social o económico, com o la co n cep ci ó n de las fu erzas c olect ivas dc Durkhe im , la p reocupa ci ón por los flujos de o ro d e Sim iund o e l a rgu men to de la p ri macía de las in fraestructuras d e Marx . Tod as las re laci o n es caus ales e n la sociedad no parecen , en el mejor d e los casos, s in o parci ales y 78. Mémoires, pp. 105· 106. 79 . lntroduc tion a la philosophit' de l'hlstoire, París 1938, pp. 19·24, 178-179. De aqu í en adel a nte refe rida como IPH.

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1lI llll;Il lks: no hay cau sa prim era ni motor originario e n la Id It Id a, pues los p rocesos hi stóri cos son ir red u cible me nh p lllnl lcs. «N i la realidad dc las to tali d ades parciales , n i 101 'Ih jet ividad de lo s d etermin is mos fragmentari os cxc lu\1 ' 11 la incoheren c ia d e eve n tos atómic os o la in certidurnhu ' d e la to talidad. e'" ¡ Cu áles habrían de ser, en to nces, los e lemen tos de 1l 11;,'liIosofía de la hi sto ria que resu ltara válida , capaz de .duun lo nar la s ataduras epi stemol ógi cas y las cert ezas Illllíticas? Ara n es tu dia el tema bajo u na n u eva luz , ig no " 111,, por Co u rno t. «El co ncepto de la his to ria no es tá ~ m-rcsarla mc n tc ligado a la h ip ó tesis de un orde n tota l. M:'s dec isivas son nuestra conciencia de l p asado y n u es11;1 volu ntad de d efin irnos a partir d e éste . La distin ci ó n onu-e ind ividu os y p u eb los re alment e hi st óricos y ag ueIllIs ahis t óri cos n ada ticne q ue ve r con el ritm o d el ca mhio s ocial o el carácter de las ins titu c io nes. Vivir hist óri- } I'a lll~ n te es preservar, re -vivir y juz?ar la exist~ nc ia de l~s prupros antepasado s (y de sus sociedadesj> " Para de sa1rol lar es te programa, Aron invo ca la au torida d de Hegel. Si hicn se p ue de cons iderar la idea d e u na aprop iación e illtL' l'iórizació n d el pasado por parte dc la conciencia prese nte como u na derivación h egel ia na , m ediada p o r Dilthey, los res tantes puntos dc su te s is -no el preservar y re-vivir, sin o el juzgar y la vo lun tad de d efin ici ón- llevan 1,1 se llo de Web er y de Heidegge r. ¿Co n qué n o rmas valorativas se podria juzga r el pasad o, una ve z se acepta soc io ló gica m cn te la p luralidad d e perspectivas éticas ? ¡.Có m o reco nci lia r la ad opció n subjetiva d e un p un to de vista sob re m u chos otros co n la objetividad de l con ocimi ento histó ri co e n sí? Disco n fo r m e con la so lució n fOI"80, /PI! , pp . 208·225, 276 . 8 1. IPlI, p . 46 . Estas form u lacione s es tán exp resa men te d irigidas

cont ra las op inio nes de Coumot.

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deri vación más extre ma, vl dl..'l..-h..ionis m o de Weim ar, cuando a rg uye , al estilo de l ividc gge r, que «e l hombre se de termina a sí mismo y a su cometido, probá ndose fre nte a la nada» con «el poder de qui en se crea a sí mi sm o a l juzgar su m ed io y escogerse a sí propio », para «supera r la rela tivida d de la histo ria con el ab soluto d e su decisi ón»." Aq uí la confron tación no con la co mplejidad de u n pasado social, sin o con el ab is mo del p rese nt e existencial, el vacío de la mue rte m ás qu e el legado de la vida, da se ntido y direc ci ón. Según esto incl uso el m arxismo debe rla ser en te nd ido como una actitud existcncial entre much as otras, una voluntad pr ác tic a, po r encima de la va lidez teórica de s us afirmaciones. Esta lógica relativista condujo no a una rec tific ac i ón de la filo sofía de la h ist o r ia, c o m o Aro n h ab ía p ensado in ici a lmente, sino a s u d iso luci ó n . En el conjunto incstab le de su texto, este rel ativism o se m ezcla con su contrario. Pu es , e n o tros p asaj es, Aran p re te n de fu ndamentar su proyecto so b re in c lin acio n es p erm anentes d e la n atura lcza hu m ana . El hi storiador no puede escapar a l p eligro de sus titu ir las ve rdaderas realidades del pasado po r s us p r efere nci as, a m en os que as u ma c omo p arám e tro com ún d e a m bas cierta «voc ació n inel u d ibl e d e la n atu ra le za del ho mb re y de la m e n te ».' ) Si la historia cons istiese e n una mu ltip lic idad de totalidades p arc ia le s, cada un a de éstas sería «la ob r a imp erfecta (a unque p erfect a r et rospectivamente) de u n a h u m anid ad » c uya «u n idad estribase e n 'ci e rt a m e ta s ituada e n un hor izonte infin ito: la to ta lidad que el filóso fo p c d ria a p rehender si el h o m bre h ub iese ag ota do su h isto ria, a l co mpletar su cr eac ió n y la creaci ón de sí mismo». La id ea de un fin de la historia , en o tras pa la b ras, asoma in cl uso en u n di sc urso q u e pa rec e mul¡.... I:l de Weber, Aro n cae en su

82. l PF, p. 375 . 83. [PH, pp. 279, 46.

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'p ues to a ella. A este ten or , «só lo la espe cie hu ma na est á entregada a u na ave ntu ra cuyo objetivo n o es la muerte sin o la realización de sí rnisrna»." Así, la esencia rige Inequívocauren te la exis tencia. En la Introdu cción , el gesto de es ta inve rsión on tológica se halla a pe nas sugerido , sin refe ren te empírico, pero su inspiració n se descub re e n otros pasaj es de su ob ra y é l no pretende negarla: se trata d e la noción de lit idea kantia na de la raz ó n com o pri nci p io re gu lad or de una so ciedad regida p or la ley y un m undo donde re in a la paz . Cu aren ta y ci nco años m ás tard e, reflexiona ndo al fina l de su vida sob re los desórdenes po lític os y los pe ligros nuc lea res de nuestro siglo, Aron es críbió: «Sigo creyendo No dejó lugar a dudas respec to a q ue la hum anidad «se e nfren taba a la espa ntosa alternativa de que e l homb re, o el p ensa m iento humano , fuese co lec tivizado d e un so lo go lpe y sin m ise ric o rdi a o por m edio d e pro ceso s lentos y suaves».'?' Ante este peligro, la ta re a pe rmanente d e l filó so fo se hací a más prio rita ria que nu nca: revelar la amenaza d e la tiranía en cuan to ab uso y p reservar la impa rcialid ad d e la filosofía ante la polis. La respu esta d e Kojeve fu e u na extensa impugnaci ón a am b as co ncl us iones . La tira99 , Carta fechada el 22 de agosto de 1948, en Leo Strauss, On

Tyranst y (ed. Víct or Gou revich y Mich ael Roth ), Nueva York , 199 1, p. 236 en adelante re ferid o como O'T, Esta edición revisada con tien e la co rr esp on den cia entre los d os pe nsado res. as ! co mo el ensayo de Kojc ve sobre el texto de Strauss y la resp ues ta de éste aaquél . 100. OT, p . 27.

75

t1ill 110

~ il· l ll p n.' pa recía co nde n ab le y, desde Ari st óte les,

l ll~ filó so fos hab ía n sido los co nsejeros na tu rales de los gobcru nn tcs, no s us de tractores. La o r igin al relac ión entre (.'1 Estagirita y su p upi lo hab ía s ido, de hec ho , ejemp lar. Alejandro, el a r qu ite cto de l primer Im p eri o u niversa l, no só lo era qui zás el m ás grande estadis ta n acido en el se n o de la filosofía occiden ta l, si no «cie rt a m en te aquel a quien lo s grandes ti ranos de nuest ro mund o ha n imita do du rant e s ig los (y q uien ta n sólo recie nt e m e n te habí a s ido im itado d e n ue vo por u n imitad o r d e Na poleón , q u ien imitó a César, el cual era a s u vez o tro imitado r )». Ahora, si n e m bar go , la m eta p ersegu ida po r la h u m an idad era me nos la d e u n Es tado políticam en te uni versal , q ue la de un a sociedad co lectivamen te h om ogé n ea - es d ecir , sin c lases-e, y u n a vez más la vincu lación de la filosofía co n el p ode r se desc ub ría en la r e la ci ó n d e Marx con Sta lin , «El ti ran o qu e ini ci a aq u í el movimiento po lítico real hacia la h o mogen e idad s igu ió conscienteme nte la s ens eñanzas de un inte lec tu a l», au n c uan do e n e llo «el tiran o haya fa ls ifica do la id ea filosó fica ' con el ' fin de "trasponer la de l cam po de la abstracc ión a l d e la realidad" ». Todas las grand es e m p resas p o líticas de la h istoria ha b ían sido gu iadas d e manera semejante p o r concepciones filos óficas y «es tos dos ejem plo s agotan efectivamente lo s gran d es temas polític os de la h isto ria •. IOI Para S trauss , es to co ns tit u ía u na legit imación desvergon zada del régi m en d e Stali n , e l cual -si de h ech o llega ba a p rod u ci r u n Es tado u n ivers a l y ho m ogé neo rep rese n ta rla u na tiranía u ni ve rs al y fin a l q ue d es tru ir ía a la h uman idad . No h abía ningú n o r de n socia l que pudi ese d ar lu gar a la sa tisfacció n p re ten did a , por Kojevc : ta l co mo h ab ían afir mado co n in sisten cia los antig u os , la deb ilida d y la de p en de n cia d e la n aturaleza hum ana lo 101. «Tyrann y and w isdom ». O T, pp . 169. 173,

imposib ilitab an . Más a llá de los rasgos que ad q uiere la reali zac ió n de la historia , su rgiría e l d esc o nte nto e ntre los ob reros o e ntre lo s p ensadores. De ah í la adm isió n tácita de Koj ev e - dnscrita en la n oció n d e un Estado perfecto , n o de su desaparición- de la necesidad de u n a co e r ci ó n constante para reprimir dicho descon ten to . La sa b idu r ía filosófica apun taba lejos de esta y c u alq u ie r o tra ut op ía m oderna . La actividad po lít ic a encam ab a un reino lim itad o en el o rde n eterno d ent ro de l cual retenía a los homb res po r m edi o d e r es tricc io nes sagr adas. Como única a lt ernativa a l caos d e u na revo lució n perm anen te su rgía u n gobie rno cons tit u cional c ontrola do po r un a clase de gentlemen, un a a ris toc rac ia abierta o di si rn ulada.t'" Las recetas de Kojev e só lo podían co nducir a u n m undo de te rror tecnológico. En realidad, e l int erl ocutor de Strauss eludió la polém ica. El debat e de estos dos intelectu al es reve la tan só lo IIn a sp ecto d el iti n erario p o lítico d e Kojeve , que es p er a aún una rec o nstrucción d eta llada. La co nfianza q ue puso en el Esta do soviético como va ngua rd ia de la h isto ria parece h aber alcanzado su p un to cu lm in ante e n e! ~ra n s­ cu rs o de la guerra. En 1943 escri b ió lo q ue ca b e considerar como su obra más im p ortante, Esqu isse d 'u ne ph énosnén olog íe du droi t [ Esb ozo de una fenomeno logía de! der ech o]. Es te notable estudio sobre la Ley y el Estado qu e d ejó com o manusc rito, y q ue no fu e p ub licado h asta 198 1, constituye lo que p uede llam a rs e su R ec htsphilosophie . En é l desarrolla sus tem as filosó ficos pri ncipa les de m ane ra m ás s iste m á tica qu e en su Introdu ct íon , co rn o cim ie ntos de un a tipol ogí a hi st óric a de la justicia, ente n dida como b ú squ eda de r ec onocim ie n to : desde la igua ldad a ristocrát ica h asta la equ ivalencia b urg uesa , par a llegar a su sin tcsis en la equ idad socialis ta , La con102. UT, pp, 193· 194,

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.,

d l' este lib ro es en e fec to u n conju n to de 111111'111 ' t,l'" pa ra el código civil d el Estado u niversal y 11' flll('¡':I ' tll"(I, q ue Kojeve d enom ina aq uí direct a men te Iml li'l io So cialista , co n el c ua l finaliza la historia.'?' Pe ro el de se nlace de la gue rra . tras e l d ese mbarc o de los aliado s e n Nonnandía, m odificó su pensa m iento. En 1945 ya habí a desarrollado u n program a alte rnativo . En un m emorándum sobre la Francia d e po sguerra argu men taba q ue, si bien la naci ó n-estado resultaba ya an tic uada, el Esta do u nive rsal no se había realiza do a ún . En es tas circ unstancias en q ue el inte rn aci o nali smo so cia lista y el a ntiestatismo liberal parecían igual me n te im po te n tes, se mostra ba co mo ú nica est r uc t ura efect iva una forma ín ter1

h.

11111 11I .l lIicóL

103. Esquisse d'u ne phé no m énolog íe du droi l, Parí s. 198 1, pp. 575-586. Rep resen ta u na par adoja, que sin duda se debe u la fech a de pu blicac ió n. el hecho de qu e el libro más denso de Kojeve sea a ún el meno s dis c utido. En el se observa la influ e nci a de Kar l Sc h mitt. lo cual confirm a las co njeturas de Nietham me r resp ecto a la relació n en tre amb os. Allí Kojcve explica más cla ramen te la d ife ren cia entre sus co nce pc iones y las de Marx o las de los utilltaristas. • Pa ra Hegel , el ac to de trab ajar p res upo ne o tro, el d e la luc ha po r e l p restigio, a l c ual Marx no le concede la su ficiente importancia. Pe ro no cabe la me no r duda de que el hombre econó mico sie mpre se duplica en el homb re van aglorioso, c uyos intereses pu ed en c hoca r co nt ra sus p rop ios intereses económicos [...]. Procurar la satisfacci ón "heg eliana" es a lgo muy distinto a b uscar lo que es ~ ú ti l~ en el sentido comú n de l t érmin o, e n otras palab ras. lo que es necesario pa ra la ' felicid ad" o el "b ien eslar ". Si la soci edad surge del deseo de se r re co noc ido , su meta sup rema es la satisfacción y no la felicidad de sus miemb ros . Por el co ntrario , en su lim ite , e n el Estado Idea l, el ho mb re soc ialmen te sat isfech o es ta mb ié n (en pri nc ip io) ind ivid ualmen te feliz. Pero, cua ndo se debe esc oge r en tre los dos, es la satisfacció n la que ga na . Pues el deseo de satisfacción deter mi na la vida social en su to talid ad. De o tra manera no se podría expli car , ni mucho menos "justificar" , el fenómeno de la guerra . Ya la expe rien cia no s ha de mostrado qu e n ingu na sociedad normal se ha negado jamás a en tra r en guerra cua n do las c irc u nstancias así lo han requ erido »; pp. 196, 202.

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me di a : la «u m o n im peria l de estados relaci onados», tu l n '1lI0 la hab ía n concebido ta nto Ch u rch ill como Sta lin . Si Francia p re tend ía s upe ra r su debilidad como naciónes tado, q ue tan fata lm ente había revel ado e n 1940, deberi a tomar el mismo rumbo q ue e l Reino Unid o y la URSS . Su tarea era la construcción d e u n Im pe rio Latino , con hase en el Mediterráneo, que abarcase a España e Italia, para co n trapesar los bl oques anglosajón y soviético, los cuales en caso co n tra rio dominarían a Eu ropa. Bajo el liderazgo de De Gau lle, se podría integ rar tanto a la Iglesia católica c omo a los partid os c o m u nistas en tal proyec to.'?' Pocas se ma nas d espu és d e habe r redact ado es te docu men to , Kojeve se integró a la sec ci ó n exte rio r del Ministeri o de Finanzas a ca rgo d e Robcrt Marj ol in , antiguo pupilo suyo e n el sem inari o sob re Hegel y un o d e los p rop iciadores del Mercado Comú n Europeo. Un año más ta rd e, en s u p rime ra p ub licació n tr as su ingreso en el mu ndo ofici al, Koj eve reafirm ó tod os lo s concep tos princi pa les de su in terpre tación d e Hegel a nterio r a la guerra, a no tando q ue la Fe nom enología carecía de una teo ria d e la d ialéctica e ntre a mos, la cual se halla e n la base de l origen de los estados. Pero te rm inaba diciendo: «Si desde el principio hubo hegelianos de izqui e rda y hegelianos d e de recha, también se pu ed e decir que eso es todo lo que ha habido despu és de Hegel .» La historia se habí a desplegad o d en tro de l marco cate górico q ue este filósofo alemán había conc ebido , a un c uand o s u d esen lace exacto res u ltara to davía in cie rt o. • No es posibl e afirmar q ue la historia haya refutado el hegeli anism o. Co mo máx imo se puede d eci r que no ha arb it rado en tre las int erpretado-

104. Véase el recuento del «Esquisse d'un e doctrine poli tlque francaise-, en Domi n iqu e Auffrct, Alexandre Koieve, Pa rís, 1990, pp . 282-289.

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ru-.... de "izquierda " y las de "derecha" de la filosofía de I k gcl .»,o5 , Lo q ue éstas hab ría n de se r fue desc rit o co n gran cl aridad en una cart a a S trauss poc o desp ués de la pol ém ic.a entre ambos. La historia, escribió Kojeve , se diri gía

hacia una conclusión predecibl e, pero los caminos que conducían a ell a eran varios, producto de 'opc iones a lternativas . «Po r ejemp lo, si los países occiden tales se co nse rvan capital istas (es deci r , nacionalistas), van a ser derrotados por Rusia, y as í surgirá el Estado Fina l. Pero , si integ ra n sus econo m ías y políticas (se hall an e n camino de hacerl o), en tonces ellos podrán vence r a Ru sia . Y de esa m ane ra se al can zar á el Estado Fin a l (e l m ismo Estad o u nivers al y h c m og éncoj .a'ce En 1953 aún espec ulaba Kajeve sobre qu é a lternativa habría de p reva le cer , Pero su e lisión en el primer paréntesis -rcap italismo: es deci r nacionalismo-. resu ltó dec isiva. Para cuando se estableció la Co muni dad Econó mica Europea, e n la cua l él tendría un pape l ac tivo , ya se había res ue lto la cuestión: el Oc cidente y no e l O riente cont ro laría el futuro del m un d o. Después de todo, fue ron los hegeli a nos de derechas quie nes ga na ro n la partida . Kojeve murió en 1968 , re probando con desprecio sardó nico a las masas parisina s que se negaban a e ntende r la situaci ón.wt Poc os meses a ntes , Kojeve había redactado su codicilo. En una fam osa nota a pi e de págin a de la segunda edició n de su l ntroduc t íon , explicaba qu e después de la guerra había co mpre nd ido que los cálculos de Hegel eran 105. «Hegel. Ma rx et le Chri stlanism e », Critiqu e, n .? 3-4. agos toseptiem bre de 1946 , p . 365. 106. Carta del 19 de noviem b re de 1950 , OT, p. 256. 107. Véase el infor m e d e Aron sobre su in tercam b io de ideas con Kojevo, e l 29 de m ayo de 1968, cu an do és te se mostró más c onfiado que el prime ro en que no ha b rí a una re volu ci ón, en Mém oires, p. 48 1.

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• .n-re ctos: la historia hab ía llegad o de hec ho a su fin e n h-nu y no e n las o rillas de l Va lga . ..Lo q ue ha sucedid o .k-sdc ento nces no es m ás que la exte nsió n e n el espac io tll' un a fuerza revo luc io na ria un ive rsal , plasmada en Francia con la comb inació n Robesple rre-Napo le ón », mientras las sociedades má s atrasadas se po ne n a l d ía co n u-s pccto a los principios e uropeos. Tanto la Revolución Sovi étic a co m o la China forman parte del m ismo o rden ti... ac o nteci m ientos q ue la independencia de Togo o Papila - las pri me ras co n mayores c o nsec ue nc ias só lo en c ua nto forzaro n a la Europa posn apo leó nica a lib ra rse unis rápidament e de sus a nacronis mos- oLa sociedad norteame ricana , ahora virt ua lmente sin clases po r la abun dancia de su consumo , presen taba al resto de la humanidad la im agen de su futu ro. lOS La conversión po lítica de Koje ve difíci lm ent e hab ría podido se r más radic a l, al me nos as í lo pa rece . No obstante, se vislumbra ciert a co he re ncia filosófica en ello . Kojeve sie mpre había de finido el fin de la hist oria como el adve nim ie nto de un Est ado universa l y homogén eo. Fren te a las ideas de l mism o Hege l, para no me nc ionar las de Ma rx, el rasgo lIlÚS notable de su descripción de la sociedad perfec ta es su formalismo. Ca rece , in equívo camente , de es pec ifica d o nes en cuanto a l régimen de propiedad o a la est ructura c o nstit ucio na l. La razón es muy clara: se tra ta de un E...tado final deducido co n gran rigor de la figu ra o rig inal de una d ialéctica de la c o nciencia rasa , despro vista de cu alquier im plic aci ó n so cial o inst ituciona l. Co mo ta l, e n su abstracción y su simplic ida d, sie mpre pareció subve rlir los refe ren tes. Unive rsalidad y homo ge ne ida d - el todo y lo mi smo- son ca tego rías lo suficie nte m ent e amplias co rn o para tole ra r un vasto espectro de co nte nid os. No ex istí a . po r lo tanto, _ni ngu na barrera co nceptua l que 108. lLH, seg u nda ed ició n, París, 1967, pp. 436·437.

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Kojc vc trocar el fin de la histe ria desde e l 4" 1 !l 1 1 ~IIl O basta cl capitalismo, sin hacer mayores ajust t ' ~ , Súlo res u ltaba necesario intro ducir un cambio material. La homoge ne idad podía adopta r cua lquie r núme ro tic formas, pe ro el u niversa lísmo excl uía por lo meno s una: el Estado nacio na l. Tan defendido por Hegel , Kojeve lo re ch azaba de modo rotundo y vehemente. La co ndic ión de su giro hacia Occidente era la supresión de esta form a. La «u n ió n imp eria l» por la que abogaba e n 1945, re form u lada como eintegra ció n» en 1950, se convirtió c n una rea lidad e n 1957, en Roma, y Kojeve pudo te rmina r sus días co mo c onsejero de Giscard y Ba rre, dese mpeñando e l oficio de filósofo, ta l como lo ha bía deseado.t"" El desplazamiento geopolítico en la co ncepción dc Kojeve resu ltab a así bast ante sagaz, pues la Comu nid ad Eu ro pea se alza ba en medio. Pe ro no dejó de afectar la ese nci a his tó rica de su tejido y, a unq ue só lo táci ta me nt e, el ca mbio de o rie ntación alteró el sign ificado del fin de la historia. En e l plantea mien to orig ina l, la desa pa rició n dc las guerras y las revoluciones an unciaba un m un do en que la política y la filosofía de sap arecían, deja ndo a la humani dad en paz consigo m isma y con la na tura leza, e ntre gada a l «a rte , a l amor, al juego, e n últ ima instancia, a todo aque llo que hace al homb re feliz». Ta l e ra e l pa no ra ma qu e Marx desc r ibió como el reino de la libertad, más a llá de la luc ha de cl ases y de las c ompulsiones de la necesidad. Pe ro ahora , co n el camb io de las p ro mesas del socialismo po r la prosperidad de l capita lismo, esa visión sufrió una me ta morfosis . Bajo otra lu z, no deja de aparecer co mo animalidad degradada. En la nueva pe rspectiva, «des pués del fin de la historia, los hom bres erigí111 11 11.111 ' '' ( II

109. En lo que atañ e u las relaci on es de Kojcve con el pres idente y el p rim er ministro de los años set enta, véase Aron, Mémo ir es, pp . 97-99; Auffret. Ko;'eve, pp . 416-423.

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d an sus ed ificios y rea lizarían sus obras de arte como los pújuros construyen sus n ido s y las arañas tejen sus telaranas, ejecuta rían sus piezas mu sica les a l modo de las ranas v las cigarras, ju garían co mo a nimales jóven es y se abando na rían a l amor como bestias adultas».llo Esto no puede de sc ribi rse como felicida d , es a lo su mo la exp resión de II lIa espe cie poshist órica sa tisfecha, c uyo disc urso mismo ~e aproxim aría a l le ngu aje de signos de las ab ejas. El reino de esta an imalida d ya se habría iniciado e n los Esta dos Unidos. El mi smo Stra uss. e n su critica a la l ntroduct íon, ya hab ía reprobado a Kojeve ese planteami ento, al ega ndo qu e la proyección de l idil io hegelia no-marxista sob re el lina l de la historia en rea lidad só lo evocaba e l salvajismo de l último homb re seg ún Nietzs c he.'! ' Pero, al reco nocer efec tivamente esto, Kojeve vo lvió el argum ento contra su opositor: ya no en las po sesiones del últi mo tira no, sino en aq ue llas bajo el ma nd o de los gentleme n , se e nc ont raha e l vive ro de la es pecie. La victo ria histórica de Oc citien te se ve e ntu rb iada po r una iro nía filosófica. Koje ve. quie n siem pre habí a c onside rado que las gue rras y las revoluc iones e ra n la fuerza impulsora de la historia, llegó a la conclusión de que e n última instancia el merca do y los productos decidían su final. Pero la marca he roica de su hegelian ismo nunca se desvaneci ó del tod o. La mord ac idad postrera de su im agen de la poshistoria es signo de una nostalgia polí tica. Resu lta típic o de Kojeve que le haya conferido un sesgo peculia r. Tal vez e l futu ro no se e nc ontraba, después de todo, en Estados Unidos, sino en .J ap ón , donde durante tres siglos la clase diri gente se 110. [ LR, p. 434; en la segu nda ed ició n , p. 436. 111. OT, p. 208. Se puede deci r qu e los ec os d e Ruyer en Strauss

enc uentran u na respuesta irónic a en el eco final de Cou rnot en Kaícve.

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1, tl.lol d" III'lI h 'llll ido ta nto de la gue rra como de l trabajo, .. 111 1 t ll " l' 1I 1! todo en la animalidad , transformand o las . 11 uvldudcs corrie n tes d e la vida en un p uro ejercic io d e 1 ' ~l i lo . Una c u ltu ra d e ce re mo nia más q ue de c o ns u mo bien pod ía co ns titui rse e n el lugar d e llegada . En ta l o rd e n de ideas, Japó n tri u nfaría sobre Oc c idente v e l ' ~ existe nciali smo sob reviviría como formalismo.

TRES SECUELAS

Has ta aq uí he mp s re consid e rado lo s tres po stulado s más importa n tes sob re e l fin de la hist o ria . La vis ión de J le ge l, co m o ya vimos . es ob lic ua: apa rec e re frac tada por el plano superio r d e l re to m o d el espíri tu a sí m ismo e n el reino d e la 'filo so fía . En pa rte por e llo mismo , resulta in co mp leta y deja s in re so lver contradicc io nes sig nifica tivas. Pe ro su tesi s c ent ra l es inequívoc amente a firmativa : la m eta d e la hi sto ria es la realizació n de la libertad , en la for ma d e l Esta do constituci o nal moderno . La tesis de Coumot pa rec e mucho m ás explíc ita, mostrándose co mo una p re dicción ge neral resultan te de la o r ienta ción d el desarrollo hu m a no has ta en to nces , Se gú n e l e nsanchamie nto d e la administraci ó n racional, po sib ilitado por la in t erd epend e nci a d e l m e rc ado . cond u ci rá la histo ria hac ia su Fi n . pa ra un m ayor es pa rc imi e nto - m as no nec esaria me nt e lib crtad- de la especi e. Esta p ropuesta tambié n d eja traslu cir cie rtas d ud as ante el s u rgim ie n to d e l so cialis mo co mo una amenaza para el m ercado y la ceg uera d en tro d e l mercado mi smo. El planteamien to de Kojev c resulta e nfátic o d e manera b astan te novedosa pue s pre sta real ce a su proyec to presentándolo co mo un le itm o tiv filosófi co y una gu ía po lítica para en tender el mundo co nte mp o rá neo . El fin de la

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hi vt ut-l u, conceb ido en prin ci pio como e l rec onoci miento un ive rsa l e n un Estado igual itario , se convierte, a l cabo . e n una existe ncia social c ons treñida a las rutinas de l c onsumo o a los rituales del estilo : la b úsqueda de l gozo o el culto a la for ma. Cada uno de estos plan teamientos ori ginales tuvo sus secuelas. El legado de Coumot pasó. sin rec ibir mayor a tención en cuanto a su s de ta lles o a su trasfon do, a for mar parte, co mo con texto inspirador, de l repertorio de los teó ricos a lemanes de la Posthisto íre ana lizados po r Nie tha m me r. El punto de contacto fue He nri de Man, ex iliad o de Bé lgica desp ués de la guerra , c uya for mación intel ec tual data de la época en que la ob ra de Courno t aún seguía en boga en las universidades fra ncesas. El uso qu e De Man hace de ella resu lta ostens ib le en e l título del libro en qu e recu rre a la noció n de Courn ot de un a es tab ilización mo rfo lógica de la sociedad : Ven nassung und Kultu rverlall [Masificación y deca denc ia cu ltura l]. En es te trabajo, escrito en e l mome nto álgid o de la Guerra Fria , cuando se te m ía que fue ra a es ta llar e n hostilidade s, De Man asocia la ca tástrofe militar co n la decaden cia c ultural. Tal co mo lo de mostraban la expe riencia de las dos guerras m undiales y la c reciente probab ilidad de una te rcera, la civ ilización moderna se hallaba entumecida por una masificación instituc ional. en la cual la escala misma de las gran de s organizaciones excl uía cualquier orientación hu ma na inteligen te. La historia perdía sign ificado por necesida d cua ndo la caus a y el efec to sociales se desvi nc ulaban, produci endo la pa rá lisis política de un período de l terror.!» En la ve rsión que ofrec e De Man de la po shistoria , la admin istración rac ional ha pe rdido su 112. Verma sslm g und Kulturvc riall, Bern a , 1952, p. 125. Nic thamme r tal vez no p resta la su ficien te relevan cia al tópico mi litar en los pronósticos de De Ma n.

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razón, y el progresismo escé ptico de Courn ot se co nvierte e-n p esimismo nuclear. Sugestivamente, casi al mismo tiempo , Aro n publicaba e l más exal tado de sus esc ri tos dura nte la Guerra Fria, Les gnerres e ll chaíne [Las guerras en cadena]. Bas ándose en la doc tri na de las se rie s causales in dependientes de Cournot, ana liza la co yuntura que estab a llevando al m undo al borde de su terce ra «guerra hiperból ica• .11l Pero apenas cedieron los pe ligros inme diatos de hostilidades en Euro pa, ya no fue el tema de la intensificac ión militar, sino el de la pet rific ación b uroc rá tica y la involuc i ón c ultural, el que se difu ndió e nt re los conserva do res a lemanes qu e se acogie ro n a la noción de una soc iedad poshist órica. El más influyen te de ellos, Arnol d Geh len - qu ien divulgó el concep to en la Rep úbl ica Fede ral-e. arg ü ía que el rasgo distintivo de la Posthistoíre era una «c rista liza ción» de la cu ltura, pues en ella no se po dían generar ya n uevos ele me ntos. Ta l como la histo ria de las rel igiones a todas luces ya había concluido, deja ndo tras de sí una ga ma de doc trinas mayores, a la c ua l ya no se podía añadir nin guna c reencia nueva, asimismo todas las fo rmas sec ulares, ta nto ideol ógicas como estéticas, no pasaban de se r un inve ntario fijo. Ya no resu ltaba posib le con~ebir filosofías ge nera les del tipo de las que alguna 113. Las tres gran des se ries eran la u nificaci ón del planeta en un solo c ampo de fuerza s p ol íticas , e l ascenso del marxismo como u na rel igión secu lar y el desa rro llo de u na tec nología m ilita r de destrucción masiva , cada u na con su p ro p ia mezcl a de aza r y necesidad: t.es guerres en ch.aine, Pa rís. 1951, pp. 197·203. Aran mismo ma n ifestó lu ego ciert o desconten to re spe cto a es ta obra (vé ase Mém oires, pp. 284 ss.), pero . a p esa r de su s falla s de composici ón y re tórica, es aún de fendib le como su más imaginativa p ieza de interpretac ión h istórica . En ella se constata muy a las claras que Coumot le causó u n a im presión más profunda de lo que su Introductiori de 1938 dejaba ver.

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dl '''lll lo lla l'on Dar wi n, Marx o Nietzsch e , au n c uando Id" .u-Iltudcs claves in spi rada s p o r e llas subsisti esen , as í ¡ 'otilo ya no surgían en la pintura o en la literatura o t ras va nguard ias capaces de in nova ción radi cal. El desa rrollo de las cien cias espec ializadas y las estructu ras ad m in istrativas e rigidas en tomo a és tas ex clu ía n c ua lq u ie r sín tesis intelectual. Los mu ndos co m u n ista y democrático aú n mantenían u n a con fron tación ideoló g-ica , e n benefic io de este úl~imo , por se r más d iverso y to le rante, y q u ie nes defend ían u n a ruptu ra esté tica con tin uaban s u des file con t~l e~ to d ispar, Pe ro en s us formas b ásic as , no parecía v~roslml l un nuevo avance ni en polít ica n i en a rte . como SI el arsena l de la ex periencia hist óri ca-se hubiese agotado. To do lo que quedaba era el rec ic laje o e l c ruce d e los mismos .e le m e n to s, la hibridac ión o la repetición , una gran varie dad su pe r fici al y una hon d a ígualdad subterrán ea.!" Fo r mu lad a en 1960 . la tesis de Gehlen se anticipó c o n m uc ho a l posmodernismo de vein te años después (fu e q u izá la p ri mera vislumbre ag u da de éste) . Pe ro si hay una fuen te ún ica pa ra el tono caracte r ístico de l fin d e la h,is toria que s erí a celebrado p o r los teóric os (e n su m ayon a ) fran ceses de la posmodernidad, se e ncuentra e n Koj ev e. La ge neración in telect ual de Ba ud ri lla rd o Lyo tard n u nca s in tió la m is m a sim pa tía in ici a l de Koje vc po r el régim en sovié tico - por el con tra r io , s u opos ic ió n a l esta lin ism o fu e u na p iedra d e toque de su te ndencia ' \1 '

114. • Über kuhu rcll e Kristalli satic n», Sucdien t u r Anthropo íogie und Sotlalogie [Es tudi os de Antrop o logía y Socio log ía], Netawied , 1963, pp. 3 11·328. Gch lcn tom ó de Pareto el término «cris ta liznc l óns. P rof~ti ~ am en t e , Gehlc n concluye su en sayo afirm ando qu e, si a ún su bs lst les~n dos p rob lemas po lític os , serían el de la p res ión de los es tu d ian tes descontemos con las condiciones de la educación masificada y e l de l hamb re y de la superpobl ación en el Terce r Mu ndo.

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poltüc e- . pero sí aspiraba t am bi én a u na r evolución so1 iul c on tintes obreros o se m isitu acion istas: el año d e ltH1R cor r espondía p ara e llos m su s .m: c~ si da d es, ni sus deseo s, lo s que lo c rea n . El p ro greso lo realizan, lo 100Cla n y lo est im u lan los "ricos" o los "pode rosos" (in cl u.... '.l· n el Es tado ,socialista). ; ILH , pp. 497-499 . Los dos a rgumentos son evidente me nte Inc o mpatibles.

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el desar rollo ec on ó m ico c o n e levad o n ivel tecnológic o no pa r ece u na con d ición suficiente, p ero s í necesa ria para q ue se organ ic e una d emocraci a p o lítica, m ientras que lo inve rs o n o re su lta vá lid o . Es po sib le d esarrollar u na in du st rialización c o n n o to rio éx ito s in u n a lib e ralizaci ó n del siste ma el e cto ral, c o mo la de lo s s iste mas «a uto ritario s d e o rient ació n m e rca ntil » de la Repúbl ica de Co rea y de Tai wan , lo s d e mayo r c rec im ie nto. !" Es ta as imet ria sacu de la prioridad d el thymos. Se deja de lad o la aflrmac íó n según la cua l las pasi o n es thymiotíc as s o n las qu e im pulsan la h istoria hacia ad el an te. En actit u d defensiva , e l én fasis reca e a ho ra se nci lla men te sob re la tesis d e que el adve ni m iento d e la d e mo c raci a n o pued e re du cirse a la introd ucci ón del cons u mo m as ivo, aun cuan do la mod erniza ci ó n económica sí p repare el terreno ed ucacio n al para e lla . Así, bajo cue rda, se reafirma la o rientac ió n o ri gina!. La a mb ición queda red ucida , d e hecho , a u n residuo ; pasa a ser ta n só lo el es tí m u lo adic io n al que se re q u ie re para cond ucir u na socied ad d e la p rosperid ad eco nóm ica hacia los parlame n tos democ rátic o s, y , u n a vez éstos se haya n ins ta lad o , la a m b ición se co n vie rte en u n excedente d e e nergía que se d eb e ne utraliza r. La divis ió n o n to ló gica del a lm a , en o tras pa lab ras, n o ge n e ra una secu e n cia c ohere nte de la h is to ria. En su tenden cia general , el recuento de Fu ku yama o sci la e n tre la priorid ad retó r ic a de l es p íri tu y la p ri orida d fáctic a del deseo . Si .ha y u na med iaci ón e ntre a m b os, ha de enco ntrars e en la suge ren cia de que el nacimiento de la ci encia moderna lib eró los des eos ma te ria les de los impu lsos thymioticos que hab ían d o m inado la his toria hasta en ton ces , p e ro qued a aún po r ex p lica r có mo ge ne raron és tos en primera in s tan ci a la ci enci a. La o rien ta c ión d e la

co m pararse co n la teor ía de la m od ernidad d e Ernest Gclln er . p arece h all ars e lo suficientemente libre d e a mbígüed ad. Pe ro no a lc an za a se r propu es ta cu an d o ya se de sc o n oce. La ci encia «no d ebería conside ra rs e la causa ú lti ma del ca m bio» .':" pu es e lla misma n ecesita se r ex p licad a. Al fin y a l c ab o , lo que sie m p re la ha imp u lsado es el dese o haci a las necesid ades ma te rial es y la se gu r idad. Esto pa rece da r lu gar a una interpre ta ci ón e co nó mica de la h isto r ia, n o m uy a lejad a de la d e Marx . Pe ro, s i el d eseo es e l príus, ¿có mo e xp licar su capacida d súb it a de galva ni za r la razó n e n la fo r ma d e la física m od erna ? En luga r de int enta r una respuesta , Fu ku ya m a desplaza el énfasis de nue vo h acia «e l deseo q ue yac e tras el deseo del Homo economicus», Así p ues , «el motor p ri me ro de la hi s to ria h umana » es «u n in sti nto qu e n o tie n e nada que ve r con lo econó mico: la lucha por el reconocimientov.v" De n uevo es Hegel q u ieñ marc a la pauta: el o ri ge n de l desarrollo yace e n una b atalla po r el prestigio . De ésta s u rge la s um isió n del sie rvo, c uyo trabajo es e l que tran sforma la natu raleza. Luego d e a lgu nas aparente s osci laciones , e l moto r prim e ro se estab iliza , no en el deseo ni en la razó n , sino e n el thymos. Pero ésta es u na co ncepc ió n que rige en u n p lano mctah ist óric o . por así deci rl o. No se le saca partid o e n u n rec uen to e m p írico de los o r íge nes p remodernos, a n te s o después d e l as ce ns o de la civilización e n el Medi o o e l Lejan o Oli ente , en el Mediterrá neo o en c ualq u ie r o tra parte. Tan só lo a p arti r de la Revo lución I n dus tri al se co m ie nza a b o squeja r u na ve rdade ra m ac rohi st o ria . A es te n ive l n o se desarro lla el o rden q u e se hab ía proyectado pa ra e l rela to , que casi s iempre es ag udo y e n trete n ido . El re cu ent o de Fu kuyama p ermite ver claram en te que 146. EHLM, p. RO. 147. EflLM, p. 136.

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148 . EHLM, pp. 123·125, 134.

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tócni cn, por u n la do, y e l afá n de alc anzar e l ho n o r, por el otro, siguen co m p itie n do com o p rincipios ex p licativos, y n o es posible re con cilia r el derecho q ue cada c ua l rec lam a de ser e l principio fu ndamental. No ex iste una verdadera, concatenación e n la argu mentación de Fu kuya ma. Acaso resu lta signific a tivo q ue la catego ría más importan te en la filo sofia de Hegel se torna algo marginal en Fu kuyama. Pues, en cierto sen tido, la razón d es em peñ a u n papel secu n da r io en su concepció n . Se lc entiende aq uí c omo poco más que la ins ta ncia que hace pos ib le el deseo, en con traste con una a mb ición que se encuen tra más allá d e la razón . Ta mbién es notoria la d ife ren ci a c on las tesis de Platón : m ie ntra s q u e para éste e l {IJ)'H/ OS e ra un aliado de la razó n , Fu kuyam a convier te a esta ú ltima en aliada del d eseo.!" En co nsecuencia, las re flexio nes co n las que con c lu ye Fukuyama hac en que se incline el resu ltado d e la in vest igaci ón h acia u na rígi da d ic o tom ía : en tre un hed o nismo racio na l y un agonismo elem ental. El d iagnóstico de Fu ku yama sobre las tensi o nes q ue se presentan en «Ia vejez de la human ida d » pre supone, cl aro es tá , q ue la h istoria efecti va me nte ha alca nza d o s u p u n to final. En la fo r-ma co mprim ida del ensayo o rig inal, el argu me nto de Fu kuyama resiste la m ayo rí a de las objeciones que se le hacen. ¿Pero rige esto para la versión exte nsa? No cabe la menor duda de que la argumentación de Fuku ya ma se ha fo rta lec ido en a que llos pu ntos en los que se concen tró inicialmente la critica. Su tratamiento c alm ado y prud ente del nacionalis mo, s us críticas a la s up ers tic ió n d el «reali s m o» de las gran de s poten ci as, s u visió n re lajad a d e l capi talism o a va nza do, constit uyen u n conju nto impactante . Pero . a l ex te n de r to das su s ca r tas sobre la m esa, se p uede co n statar qu e al go qu ed a p o r

resolve r. Pu es la estructu ra d e su a rgume n taci ón p resentina d eb ilidad contraproducente en e l punto do nde s L! constatac ió n de que la de moc ra ci a política está p rogresand o se c ruza con s us pred ic ci o n es re spec to a la expan si ón de la prosperi dad capita lista. En el m undo real hay II n éOnl raste noto rio e n t re el a lcance in te rco nt ine n tal d e la exp ansión de la de mo c rac ia y la base re gio n al de la riqueza capitalis ta . Las elecc io nes libres se exte n die ron a lo a nc h o de una zo na q ue comprende u n o s 850 m ill on es de personas, en las últimas dos d écadas; el in gre so a la zona de l cap italis mo avanzado se re dujo a men os de 70 millo nes. En resu m idas cue n tas, sólo los d os esta dos más direc ta men te afectad os p o r la Guerra Fr ía en el Lejano Orien te y u na s cu an tas grandes ciu d ad es e n traron a formar p a r te del mundo cap ita lis ta desarrollado , Fu kuya ma bien h abrí a podido servirse de esto para argumentar la primacía de la lu cha po r el re conocimiento po r en ci m a de los mec an is mos del d eseo. Pero, si lo hubi era hecho, es to ha b ría im plicado s ub rayar e l deseq uil ibri o em pí ric o en tre los dos p ol os de la contienda sobre el fin de la h ist o ria . Corea d el Su r y Tai wan son homb ros muy d ébiles p ara e l Atlas que h a de sosten er el peso del Te rcer Mundo . ¿Es p osib le h ace r ex tens ivo el eje m p lo de estos d os países? Cu riosamen te, en o tro parte Fukuyama ya había m an ifes ta d o su desacu erdo, por c ierto s ign ificativo, con el m odelo capitalista de Asia oriental. ¿Puede decirse que Jap ón, para no m encion ar n i a la Repúblic a de Co rea ni a Taiwan, sea u n a verdadera democ rac ia liberal ? Pa ra Fukuya ma, aunque J apón se halle gobernado por una «b e ne vo le nte dictadu ra de '(m so lo partido », pued e co nsid erars e q ue es «fu ndamen ta lmen te una de mocracia, porgu e es [ormabnente dem o crático », pues manti en e regularm ente e lecci ones y resp eta los derecho s ctv icos.!" la

149. EHU¡,l, p. 372 , siguie ndo a Bloom, véase Tire Republic of l'lato, p. 376.

1SO. EHLM, p . 24 1.

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i\ lllli su rge u na pregu nt a obvia. ¿Ha cu mplido h ist óri cumcn te el Japón alguna vez co n el crite rio de Fu kuyama de q ue ..la de m ocracia jamás p uede en tra r p or la puerta traser a; en un mom ento det ermin ado de be surgir d e la decisió n política delibe rada de estab lece r u na d e mocracla »?'! ' Po r s up ues to q ue se tomó u na dec isió n , pe ~ en Wash ingto n . Los recelo s q ue el propio Fu kuya rna abriga ~ hacen ev ide n te s cuan do especu la qu e, s i sig uen deb ilitándose los lazo s soci ales y familia re s en Es ta do s Uni dos . se p uede desac redi ta r ta nto el lib eralism o a n te los jap o neses que «un a alte rn ativa sistemática a n tilíb cral y no dem oc rá tica , q ue co m b ine u n racio nali s mo económ ico tecn oc rá ti co co n u n a uto rita ris m o paternalista , puede ga na r terreno en el Lejano Oriente»,'? sob re todo s i se tie ne e n cuenta qu e el supe r ior r endi mi ent o del cap italismo en Asia o riental se as ien ta e n una d isci plin a social m ás es tri cta y en u na m enor diversidad política qu e en Occ ide n te . Lo que re a lm en te ind ica esta lín ea de pe nsamien to es u na co ntra di cción fu ndamental e n el p rogra m a de una d em o crac ia cap ital ista a escala u niversal. Fu era de Occidente , el éxito económ ico co m p leto se ha vis to confinado a u na regió n de Asia , a aq uella cu yas cu ltu ras po lític as se co nfo r m an m enos a las no r m as liberales y democrátic as. En dond e m ás im p licaciones tiene para el argu mento d e Fu kuya m a . el ajuste ex acto de las dos re volu cion es m ás im po rtantes de n ue stro tiem po parece fracasar. El sig n ific ad o de es te desajus te resid e en qu e apun ta a una d ificultad aún m ayo r e n el argu m ento. El colapso de la URSS y su e xtensió n ha ci a Eu ropa o ri en ta l es e l fe nó m e no q ue im prime fu erz a ce n tra l al a rgu mento de Fukuyam a . Sin este viraje g loba l, el res to d e su h istor ia - la restituci ó n de la d emo c raci a en Am éri ca La tina, e lin crc-

15 3. • EI socialismo no pued e justificarse con la so la ab o lició n de la ex plo tación; de be gara ntiza rle a u na sociedad u na mayo r cco nomía de tie m po q ue la que ga ra ntiza el cap italismo. Si no se cump le es ta condi ci ó n, el solo el iminar la explotación no se ria más que un episodio d ra mático sin fu tu ro algun o> Leó n Trotski,}T/¡e Revolutio u Belrayed [La revo lución traic ion ad a]. Nu eva York, '1945, p. 78. El ca pitu lo lleva el títu lo de «Th e St rugglc fo r th e Produ cti vity of Lahcur-s [La luc ha po r la pro ductivi da d del trabajo].

15 1. Eli/.M, p . 22 0. 152. EHL M, p. 243 .

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1I11.' n l o de la exportaci ó n en Asia o rie nta l, la crisis d el aparthvid e n SiJdáfrica- se ria n episod ios dispersos. la convicc-iún de que no hay un a alte rnativa económ ica viab le para el me rc ado lib re s u rge m ás bi en del fracaso d el comunismo suviético que del éxito del ca pita lis mo co re an o. De la m isl il a m a nera, la democ racia lib eral se vio co nfir m ada no por el lln al de las di ctadu ras m ilita res en Am érica Latina o e l Pací fico, pues éstas tra d icion alm ent e habían m ostrado su respe to por aqu élla , aun cu an do n o la piacticaran, sino p or la ren dición de los regím enes bu rocr áticos del Pact o de Varso via, que en el pasado sie m pre la habían atacado. Sí.se.. ha lle gado al fin de la histo ri a, es esencialmente po rqu e ílnaliz ó la experienci a socialista. Gran parte de la atra cció n intu it iva qu e des pie rta el argume nto de Fukuya ma p rovi ene , en efecto , de la sensación de qu e es ta m os presencian d o un a gigantesca con moción histó rica a todo lo ancho de lo que fue algu na vez el b loque soviético, co nm oció n que por primera vez e n la h isto ria no pa rece m otivada po r un nuevo pri nci p io, sino m ás bien m overs e - como en u n vas to sucüo-. ha cia aconteci m ient os q ue se con ocen incl uso a ntes de que se prod uzcan . La disoluci ó n del gran imp er io de Sta lin deja , sin e m b a rgo , un a p regun ta p or c o n te sta r. Resulta claro qu e la cau sa p ri m a ria de su caída fu e su inca p aci dad para co m p etir c o n la p rod uc ti vidad de las p rincip ales pot e nci as c apital is ta s qu e lo ro deab an , una su e rte vislu mb rada por e l ri val de S ta lin , Tro tskl , hace m ás de medio s iglo. m

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I .l, k-srurol lo económ ico s up er io r d e lo s paíse s oc ciden tal es fue el imá n que. a traye ndo a los go bernan tes ~ los

go be rnad os en tropel a su ca m po de fue rzas, derrumbó e l siste m a. Por su p uesto que la dem oc rac ia libe ral tamb ié n ejerció u na atracci ó n polít ica, en especia l en tre lo s m ás ed ucados y p riv ilegiados. Pe ro, e n términos generales, p ara la mayoría d e la pob laci ó n , aqué lla importaba m enos c om o ta l q ue c o m o hec ho c onco m itan te de la abu ndancia co n su m ista que d ivisa ban en el extranjero. La caída de l com u n is mo les r e po rt ó la de m o craci a lib e ral y les está a b ri endo e l cap italis mo. ¿Cuáles son los n ive les de c onsu m o q ue p u eden es p e rar de este ca m b io? P lantear esta cuestión es d esc ubrir tam bi én los verdaderos lím ite s de la vis ió n de Fu kuya ma. Pu es su p royec. c ión d e un futuro taiwan és o coreano para el rest o de l mun do m ás a llá de las fro nteras d e la o eD E n o só lo elud e la pregunta de si es posible reprod ucir este proceso (la c ual se p uede contestar. co n mayores es peci ficacio nes, aunqu e es to sen a una empresa a lgo más ex igente que un simple argumento a partir d e u n ej emplo local ), sino quera u n nivel m ás p rofu ndo , se enc uent ra una fal a ci a en la ex p osición de Fukuya ma. El h ech o de q u e uno o do s age n te s alc ance n una m eta n o quiere dec ir que todos p ueda n hacerlo : la tende ncia a ge ne ra liza r u n com etid o pue de conducir a q u e nadie lo logre . El ingreso pcr cá pit a in cl uso d e Tai wa n a pe nas a lc an za todav ía a la m itad de l de Estados Un id os. Au n asumie n do que su crecim ie nto sea la nor ma para tod o s lo s pa íses s ub desa r rollados , en u n movimien to de ascen so común pa ra a lcanzar los n iveles ac tua les d e la OCD E, ¿exis te a lgu na p osib ilidad mate rial de q ue lo s pai ses del Segu ndo y de l Tercer Mu ndo p ue dan reproduci r lo s pa trone s d e co n su mo d el P r imer Mundo? Evide ntemente, no la h ay. El est ilo de vida de qu e goza n hoy en dí a la m ayoría de los ciudadanos d e las n acio nes cap italistas es lo q ue Harrod d e nomin ó ri q u eza132

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o ligárqu ica y Hi rsch llamó en co nsec uen cia u n bi en p osic io nal . cuya existe ncia , como la de un paraje de b e lleza natural, dep_ende de su restric ci ó n a u n a minoría. Si se d is tr ib uye se para todos [os ha b ita nt es d el p la n eta lam ísli la can tidad de refri ge radores y autom óviles qu e les c orresponde a los h ab itan tes de No rtea mé r ica y Europa oc cidental . el p laneta resultaría in hab itab le. Para soste ne r hoy e n dí a la ecología glob a l del cap ita l, el privilegio de u n os p oc os requiere la m iseria de la m ayo rí a. Menos de un cu arto de la poblac ió n se apropia del 85% del ingreso mundial. y la b r ec ha e n la di stribuci ón entre las zo n as ava nza das y las re trasada s se h a e n sanchado en el ú lt imo m edio siglo.'>' Tan sólo en e l p e ríodo de 1965 a 1990. la dife re nci a e n tr e lo s ni vel es d e vid a en Eu ropa y en India y Chi na aume ntó en un a r atio de 40: 1 a 70 : 1. Du r ante la década de los ochenta, m ás de 800 m ill ones d e per~s - es d eci r , más q ue las poblaciones de la Comunidad Eu ropea, los Estados Unido s y Japó n unidas- se e m pob rcci ó de forma a ún más agob iante , y un o de ca da tres ni ños pasó ha m bre.!" Si to do s los seres hu m an os reci bi era n ta n só lo una porc ió n. igual d e com ida, co n m enos d e 13 m itad del consum o de calo rias de la di eta basada en 154. En cl ensayo de Giovanni Arri ghi, «Wo rl d lncome In eq ua litics a nd the Fu rure of Soc ialism», New Leít Rel'iew 189, se ptie mb re octu bre de 1991 . pp. 39-6 5, pueden verse cifras deta lladas de este patró n. e n do nde se d isti ngu e e n tre el «núcl eo o rgá nico- dcl cap italis mo (Europa n orocciden ta l, Norteam érica . Japón y Australa sia), las así lla m adas «ec o no m ías mil ag rosas . (Ita lia , Es paña . Co rea del Su r. Bras il). los pa ises comun ista s y el resto del Su r. Aquí se traza un mapa fu ndame ntal de nuest ro ti empo. El problema ge n eral de la riqu eza pc s lc ion a! e n u n m arc o ecológ ico con e ntro pías nat u ra les ha sido vigo rosam ente p resentado po r Elmar Altvute r, Die Zukunít des Markfes [ El fu tu ro del m ercado] , Müns te r, t 99 L 155. w o rl dwatch Instítute , S tate af the Wo rld 1992 [Es ta do del mundo 1992 J. Xueva York , 1992, pp . 4,176.

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uul lo ncs h aci a fin a les de l próxim o med io s iglo . El 90% d e es te increm ento ser p rod ucirá e n lo s país es pobres , en don de ya se su man no venta m illones cada a ño. Pero no todos se va n a q ued a r allí. La in te graci ón d e la eco n o m ía capitalista m u n d ia l resulta cada vez m ás es t re ch a, pues pu r p rimera vez se e nc uen tra en situación de cub ri r todo el pl a neta; y la s c re c ie n tes pola rizaciones d e la riqueza q u e va m o st rando está n ge ne rando una treme nda presió n POI" ingresar a las zo nas pri vilegiadas. Ya hay unos 2S millo n es d e r efu giado s a causa d e la d es esp e ranza po líti ca y econó m ica e n los pa íses pobres. Los fluj os de m ig rac ión a g ra n es ca la so n e l resu ltad o lógico d e u n a di visió n d el p la n eta q ue hace que po der vivir en los paí ses ricos - co m o q u iera q ue sea , in cluso fo r m an d o p a rte de las clases in feriores- posca u n va lo r in co rnpa rubl e , aunqu e só lo sea p or los b enefi ci os qu e p ropo rci on an sus infraesu'uctu r as y servici os socia les. Puesto q ue n o se p uede re p rodu c ir el P rim e r Mun d o en el Te rc e ro, s in la ru ina ec oló gica ge neral, c ada ve z un mayo r nú m e ro de ha b itan tes de l Tercer Mun do, y de l Segundo, trata rán d e e n trar a l Pri m ero. Las tens io nes y los co nflic tos que su rgirán a ca usa d el cruce de d os u n ive rsos pre viam e nt e separados res u lta n fáciles de pred ecir y ya se observa n señales p rem o n ito rias e n Europ a . Los países cap ita listas ava nzad os es tá n paga ndo a hora las co nsecu encias de la inflaci ón d e val ores y d e los exc esos esp ecu lativo s q ue cond ujeron al boom d e los afias oc hen ta, p ero que n o lograro n restab lec er los n ivel es d e u tilid ad d e la posguerra. La econom ía poli tic a de es tos países p roba b lemente s u fri rá n uev as turb u le ncias mi entras se aj us ta a la sú b ita transfo rm aci ón d e sus parámetros, co n e l d e r rumbe de las b arr eras de l Est e )' del Su r. El ajuste n o q u eda rá red u cido a las inst it u ci o n es fin an cie r as y las corpo racio nes de l tri u nvirat o metropolita n o . I n vol u cr a rá tam b ié n lo s es tados m is m o s de Nor -

p rote ínas an ima les de los n o r teameri canos, sin cambiar en absoluto nin gu na otra d ist ri b ució n de b ienes - u na

exige n ci a que no puede tilda rs e de rad ic a l- , el glob o no p odrí a so ste n er su pob lación ac tual; si se gene raliza ra el consu mo de c o m idas a la manera n ort eamerican a , la mitad de la poblaci ó n m und ial ten dri a qu e ext in gu irse , la tie rra no aguantarla m ás d e 2.5 00 m illone s d e habitanrcs.rs A pes ar d e es ta p asmo sa des igualdad , la capa de ozono se está re d ucie ndo r áp ida me n te , la te mperatu ra está asc en die ndo de d rás tica mane ra , se están ac u m u la nd o lo s d esec hos nuc leares. se están d iezm an do los bosq u es y m ir íad as d ...' es pec ies se está n ex tinguie ndo. Rtc es u n esc en ari o en don d e el Esp íritu h e gel ian o , q u e in te rio riza la natu raleza, se p ierd e. Fu kuya rna no dice nad a a l respecto . Fue Co u mot qu ien ente n dió lo q ue el m e rca do mu n dial t raería co ns igo y q uien c rit ic ó e l «o ptimi smo econ ó m ic o » de su é p oc a a cau sa d e los r ecur o so s fini tos q ue a m e naza ba c o n saq uear , la co nden a de lo s menos p riv ile giad os q ue s up o n ía, el despojo in evitab le de lo s b ie nes para las fu tu ras generaci o nes q ue im plicab a" . Hoy en d ía esas gen e racio n es se es tán multiplica ndo a u n a ve lo cidad nu n ca vista en la hi storia d e la h um anidad . La po b la ción d el p laneta , q ue se ha duplicado de 2.5 00 millo nes a 5.000 mill ones e n lo s últimos c in cuenta años, m uy p rob a b le m e n te s e va a aproximar a lo s d iez mil 156. Incl uso con u na dic ta entera mente vegetariana. el lím ite s upe rior de pobla ci ón al q ue se pod ría da r u n re pa rt o eq u itat ivo de co m ida se ría de se is mil m illo nes. una c ifra que se va a alcanza r en poco m ás de una década. Esto s cálc ulos p ueden ve rse en el est udio so mh río de sir Crispi n Tick et !, em bajad or britán ico an te las Nac io nes Un idas du rante el gob iern o de Margaret That chcr, rl w Ouall ty (Jf U fe. ti>//lOse Liíe? Whal Uf!!? (La cal idad de vida. ¿Cu ál vida"? ¿Qu é vida?] (Britis h Assoc la üo n Lccture, agos to de 199 1). u n auto r que se puede considerar lib re de toda sos pech a de exage rac ió n .

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n-.unc rrca. Japón y la Co m u n id ad Europea. Fu ku yama tiene un a vis ió n a l respecto que es n otab lemen te so m bría . Segú n é l, las relac ion es e n tre la zo na p oshist órica , que goza de un afortunado capital ismo libe ral, y la zo na d e desven tura, aún at rapada en la ,h isto ria , no serán muy cercana s. Pero sí hab rá co lis io nes e n tomo a tres ejes. Se deben asegurar lo s s u m in istros d e petró leo, la inm ig ra ci ó n debe filtra rse y las tecnología s avanzadas - e n espec ia l, pero n o de ma ne ra excl us iva, e l arma mentodebe n b lo quea rs e, sie m p re q ue sea n ece sa rio . La OTAN parec e u n in stru m e nto más viable pa ra impo ne r un Ol:lCvo orden m und ia l que ga ra n tice estas m etas q u e el Co nsejo d e Se guridad de la O NU, cuya u ni da d e n (a ca mpaña cont ra Irak pued e resu ltar tan só lo transit o ri a . Tras c ritic a r co n eficac ia la base conc ep tu al del «realis m o» a l estilo Kissinger -.Fu ku ya ma a dmite qu e sus p ro pias recomen dacio nes escasa me n te se dife ren cian de las d e aquél. En d efin itiva eq u iva len, com o es obv io , a u n conj u n to d e patru llas fronterizas. En esta visión, lo s riesgos d e una pro life rac ió n n ucl ear no obt ie nen el relieve que pod ría espe rarse . Lo q u e m uc hos conside raría n como el d esarro llo m ás im po r ta nt e que podría derru mbar cualq uier po sh isto ria , aq uí p rác t ic a men te se ignora. Tal vez .po rqu e se co ns id e ra que contradice rad icalmente u n estad io fin al que p resupone u n aislamiento poco m enos que ab solu to de los esta do s más ri c o s del m un do respecto de lo s más pobres. Pero incluso si se p restara a es to m as re levan ci a, las rec e tas de Fukuya ma pa ra hac e r fre n te a las zonas subdesa r ro llad as n o se da n o tra s. Las m ed idas propuest as, de vigilan cia fo rzo sa po r pa r te d e las potenc ias domi nantes y e l d erecho de prioridad pa ra ésta s, sólo se ejec u tarían c on m ayo r pres teza. Tal pa rece , en todo caso, la vis ió n q ue impera e n e l m ome n to. El programa d e un consorcio de grandes po te ncia s vigilando pe rma n en tem ent e el resto del m u n do, con el

fin de ma n ten e r las a rmas de ex te r m in ación masiva para sí, re su lta u tó p ic o . El m o n opolio n uc lear d e ci nco o seis estados ca rece de fun dame n to moral y n o ofrece es tahil idad en la practica. Bajo las premisas m ismas de Fukuyama, n o h ay la m e nor posibilidad d e q u e tod os los reg ímenes, menores o n uevos, ac epten la in eq u id ad d e tul arreglo de m anera in d efini da : ¿c ómo p uede reconciliarse es to con e l impu lso thymiot ico de lo s es ta do s que se conside ran esclavos e n el siste ma in ternacional? Su l óg ica , y los aco ntecimientos d e la 'actualidad, ap u n ta-n hac ia la ine vitah ilidad d e u n a lucha por e l rec o n oc im iento n ucl ear. La ú n ic a m an e ra d e evitar tal lu ch a ser ía que las pote nc ia s n ucleares re n u nc ia ran a su efíme ro privilegio sob re la m u erte. Pero mi en t ras no haya la me n o r señal de que esto va ya a se r as í, la inj ust icia só lo p uede aum entar, y se h a ce aún má s eviden te la a rb itra ri e dad de la posesión de [acto, tal co mo lo d emuestran lo s últi m os in te n tos d e n egarl e a Ucran ia y Kazas t án , si n siq u ie ra ad u ci r u na razó n m oral , lo que se le pe r m ite , e n medi o del mayor m u t is m o , a Rusia o Is ra el. Re su lta muy difí c il co nceb ir u n a u ni ón pací fica asen ta da en tal mi o pí a . ' Pero si, c o mo co nse cu en ci a de la proliferación n ucl e a r en la zona histó rica , se subesti ma sin justificativos la posibilidad de una gu erra , d e manera in esperada ésta resucita c uriosamente e n la zo na que se en cue ntra más a llá de la historia, En s u cap ítu lo final, Fukuya ma, a la vez . q ue reco noce que graci as a las a r mas n ucleares se hace impe nsab le u na guerra e n tre los estados ricos, pa rece en dosar, sin embargo, la sup osic ió n de Hege l de que se gu irá h ab iend o guerras al final de la hi storia. P ues Fukuva m a critica a Kojcve por habe r em itido un juicio opuesto y haberse 'exp layad o en la fun ción re de n to ra d e las guer ras, qu e p uede n operar c omo lazos que u n en a la co lectiv idad e in cl uso co nceb irse co mo un a aventu ra 137

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cspiri tual .!" Estas reflex io nes c o nt radicen ta n crasamente la lógic a política d e su re presentació n del fin de' 1", his to ria que ex igen u na exp licación. La razón po r la cual el a rg u mento de Fuk uyama to m a est e c u rios o giro al final se e ncu e ntra en la forma e n que co nci be las a lte rnativas p ara los ú ltimo s h ombres. Éstas se r educen de h echo a dos: los ú ltim os hombres pued en en tre ga rs e a la búsqued a orden ada d e los placer es m ateriales d en tro d el mar co de un Estad o in strume n tal o a la p ers ec u ción de las a mbiciones thymíotícas q ue esta lla n d e m odo d esordenad o m ás a llá de él; o Benth am o Nietzsc he . Lo q ue Fu kuyama no entra a considera r es u na concepción d e l Estado como una estruc tura de la a u toexprc s l ón colectiva q ue n o s e ag o te e n lo s siste mas el ec to rales de l present e. Hoy en día, la d em ocracia cub re más territ o rio q u e n u n ca. Per o también resu lta m ás débil, co m o si cu anto m ás u ni ve rs a l se torn ara , m en o s c o n te n ido rea l p o se yera . Lo s Es ta dos Un ido s so n e l ejemp lo paradi gmát ico : un a soc ieda d c n la q ue m eno s de l 50% vo ta, el 90 % d e los congres ista s son reel egid os, y u n cargo se eje rc e por lo s millones q ue re porta. En Ja p ó n el d inero es a ún m ás impo rta n te , y n i s iq u ie ra h ay u n a a lte rna nc ia nomina l de los pa rt idos. En Francia, la Asamblea ha sido re ducida a u na ci fra. Gra n Bretaña n i siq uie ra tie n e u n a co ns titu ci ó n esc ri ta. E n las d em ocraci as recién acuñadas de Polonia y Hungria, la in diferen ci a electo ra l y el cini sm o superan incluso los ni vel es no rt eam eri ca no s: m eno s de u n 25% de los vo tante s participa ron e n las e lecc iones reci entes. Fu kuya ma no su gie re en ninguna parte que sea posible m ejorar de m a ne ra s ign ifica tiva este triste escenario. An te la a u157. EHLM, pp - 33 1-332. 39 1. La an ornalfa de estas ano taci o nes se ve reforzada po r r-l uso qu e de o tra m ane ra da Fukuya rna a [(1 tc ort a kan tiana de la paz perpetua. que n o se halla p rese nte en su a"rÍféí.-;-]o, pero q ue en el lib ro re cibe la im po rt a nc ia de b ida.

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wuc lu d e c ua lqu ier perspectiva de cam b io en la calidad po lítica de la paz, la fantasía de la im posibilidad de la K III."1T3 sirve como co mpensación . La teoría hege lia na de 1111'0 tipo de Estado, co ncebid o como encarnación d e u na c-omu n idad q ue goza de lib ertad d e pe nsami e n to y ele ex p resió n , y n o tan só lo co m o un a c o nve n ie nci a pa ra r e-gular los asuntos, se muestra en r etirada, y ju n io co n e lla, la p r im ací a de la razón co mo rea liza ció n de la Iibc rtud. Al final se e nfre n tan solos los c á lc u los de l deseo y las [acmnclas d el espír itu . Resulta muy eviden te q ue esta no I.·s una respues ta adecuada al debilitamiento de la lib ert ad moderna. Pero lo s ú n ic o s responsables de est e pl'OCCSO 110 p ued en se r sólo el pode r d el d in ero y la d is m in uc ió n (k, a lte rnativa s dentro de los estados n acionales. Ta m bién dese m peñ a u n papel impo r tante e l he cho de q ue los e-stad os nacio nales h an s id o sobrepasados por los In C IT a dos y las in stitucio nes in te rn acionales, qu e carecen de la me n o r traza de co n tro l de moc rátic o . Los ciudad a nos d e la Comu n idad Eu ropea - h as ta ahora el único in te nto d e tra scender las fo rmas nacionales h acia u na sob e ran ía co lec ti va m ás amplia- se encuentran en u na c a paci d ad m e nor de exigirl e c ue n tas a ésta q u e a los respec tivos es tados n acio na les que la in tegran . Pero así com o lJ O puede a lc anzars e u n equ ilib ri o am bi en ta l, ni ex te nderse la equ ida d so ci al, n i garan tizarse la se gu ri dad n u cl ea r , asim ismo la soberanía pop u lar no pu ed e adqu irir u na nueva sustanc ia si no se logr a u na n ueva d ispos ició n in te rnacional. Los proble mas pla n tead os po r Hegel - po · hreza. comunidad, guerra- no han d esaparecido, pero la po s ib ilidad de re sol ve rlos ha pasado a otro p lano. En el s iste m a de Hegel ha bí a, sin e mbargo, u na esfe ra que n o p lant eaba d ific u ltades. Más allá de las te ns io nes en el Es tado y la socie da d c ivil , la fam ilia p ermanecíu in tacta y es tab le. Hoy en día, con st ituye el cauce d e la s corrie n tes de ca mb io más fu ertes e n el m u n do cap ita lista 139

Fuk uyuma a lud e al de bilitam ien to de los pat roIU' " l.uu ifiarcs t radi ci o nales c uando se refie re a lo s Estad", Unid os, pero esto desempeña un pape l po co im pornuu c en sus o pinio nes sob re lo que está pasando en e l mund o e n gene ra l. Dc hec ho , éste es hoy e l campo-,de batalla en donde se desarrolla la lucha m ás d inámica po r e l reconocim ien to igua lita rio en las socied ades m et ropolita nas . En el mundo oc cidenta l, la liberació n de la mujer ha ob tenido más tri unfos e n los últimos ve in te a ños que c ua lquie r o tro m ovim ien to so cial. ta nto en lo legal y e n lo labo ra l, como en c ua n to a hábitos y doc trina públicas. Sin e mba rgo, a ú n sigue lej os de haber lo grad o la iguald ad de lo s se xos. No pode mos imaginarno s tod avía. c uáles hab rían de se r las co nd icio nes últim as para a lcanzarl a . Po r o tro lado, d eb ido a que este movim ie n to, a dife re ncia de l movimie n to labo ral en el pasado, no desafía d irec tam ente el valo r ce n tra l d e esta so c ied ad - la propiedad p rivada de los me dios d e p roduc ció n co lec tiva - , sino q ue hace una lla mada a s u c o mp rom iso fo rmal por los derec hos del indi vid uo, e l o rden estab leci do ha te nid o d ific ultad es en opo ne rle resistencia id eoló gica d ire c ta . No hay ning un a fo rma o ficial respetab le q ue pe r m ita re c hazar la igualdad en tre los sexos , só lo rec u rsos p rá ctico s para evadirla. Éstos , sin e mbargo, tie nen to d a la fue rza inert e de tiem pos inme morial es. es u na historia más la rga qu e la d e las d ivisiones de clase. Co mo resultado se p re senta la m ás man ifiesta d isc repancia e n tre lo que se p uede decir y lo que real me n te se ha ce e n los países capita listas ricos de hoy e n d ía , Se rá di fíci l man te ne r esa b rec ha Co ns ta nte. No es u na casualid ad q ue, e n aq ue llas soc ieda d es en d onde tradi cio na lm ente han s u rg ido lo s m ovimi entos de izqu ie rd a más pod erosos (en Esc andi navia , po r ejem plo ) el progre so ha sid o enorm e e n cua n to a la igu aldad de los sex os, e n un perí o do en el qu e m uy po co se ha hecho pa ra ob te ne rla en tre las cl ases soci ales. Allí, 11 1'11 10- 11 10 .

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1.. ~' I "\l ic nzos de lo q ue pu ed e c onsiderarse el ve rdade ro '1Ill'do c ruc ial de la liberaci ó n femen ina - las me d id as rnla lcs para asegu ra r q ue la m ate rni dad no sea un obsL u ulo eco nó m ica- e n la relación en tre los se xos- ya ha n 1I le an zado los u mb ra les d e la agenda polític a . El tra storno I \1 uc tura l que im pli ca rla . tanto en la transferenci a de \1 11 ' os co m o en lo s m odelos de trabajo , la reali zaci ó n d e unu eq uidad de tal tipo, es una prueb a de q ue aú n se « ucucn tra im pre d ecib lem en te lejos. Ni siq uie ra sabem os hu , ta qué punto e l capita lismo que rige hoy en día tien e 1u cap ac idad de dar cab ida a tal t ra nsfor ma ción. Pe ro . 11" la me nte po r esta mi sm a razó n, c ua lquier so nde o de hnul cs d e este siglo que pase po r a lto esta tend en cia resulta de ficiente. En vez de estud iar el problema de la lpunl dad d e dere cho s en don de está p roduciend o m ús 1Inusform ac ion cs, Fukuyama lo sitúa al nive l de la sue rte q ue co rren los viru s, co m o si pudie ra d esacred itarl o co n red uci rlo a l ab su rdo. En este punto , el re c u rso a la burl a , ¡'osa no frecue nt e en s u trabajo. insi núa que se sie n te luc ómodo a n te posibilidades q ue no ha te nid o en c uen ta . Bie n p ue de ser que el fin de la hi sto ri a vea a los últi mo s ho mbres tal como so n aho ra . Pe ro segu rame n te so n muc has meno s las mujeres que se encue ntran d ispuestas a vC I'Se com o lo s ú lti mos ejem plare s d e su género.

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¿SOC IALIS MO?

To das éstas so n li m itaci o n es evide nte s en el p lante am ien to d e Fukuya ma . La vers ió n ex te ns a , po r ser más rica )' por lo ta n to más especí fica, resu lta más vu lnerab le q ue el bosq uejo inici a l. No po r e llo deja de req ueri r la mi s ma ac titud respo nsab le po r part e de cua lqui er c rít ica qu e se le haga. Para desestabiliza r el es que ma de Fu kuyam a n o basta c on mos trar que su bestima o pasa p o r alto las deficie nc ias d el o rd en m u nd ial dominado por el ca pita lism o liberal. Se hace necesario mo strar u na a lternativa p lausib le sin cae r e n me ras posic iones a nte lo impredecib le o escuda rse en cam bios apenas te rmin oló gic os. Fukuyama part e del a rgu men to d e q ue la d e mocracia capitalista es la últi ma forma descubie rta d e la libe rt ad y lleva la h is to ria a s u fin no po rque abs uelva tod os los problemas, si no po rq ue pe r mite conocer de ant eman o todas las so luci on es posibl es. Éstas p uede n hall a rse en e l m ode lo soci al p ro p io de No rteamé rica , Europa occiden ta l y Japó n, q ue con e l tiem po será imp lan tado en e l Seg u n do y e l Te rce r Mundos. En u n exam e n rigu roso , tales so lucio nes se revelan meno s viab les o segu ras de lo p rete nd ido . Pero e llo n o sign ifica q ue ot ras dis tintas resu lten fac tib les, La tesis d e Fu kuyama no es post iza n i desc ab e llad a, pu es apela a la convicción ge neral de que e l co lapso de l b lo 142

qu e so vié tico ind ic a q ue ta l es el caso. El fin de la histo ria n-prese n ta . sob re todo , e l fin del soci al is m o. I ~[ d estino que su frió el mund o com u n ista n o es, por upucs to , privativo dé éste . La cascada de regíme n es b uIlll'n'¡ licos que h an caído en e l lapso de dos a ñ os, desde e l l ;llh i h as ta el Ad riático , llevá ndose po r delan te a la Unió n Sovi ética . ha sid o sin du da e l ep iso d io m ás espectacu lar, 1 ;1 trad ici ón d e la Te rce ra In te rn aci on al qu ed ó e n ruin as, rulcn u-as qu e s u rival en el Occiden te so b revivió. Pero los herederos de la Seg unda In te rn ac io n al se han ido tomando ca da vez más estériles. Los logros hi stó rico s de la ~ l l l' i a l d e m o c ra ci a europea desp ués de la gue rra se lim ita n 11 se r vici os de b ie n esta r y u na p o lítica d e emple o para lodos y s u ma ni fes taci ó n m ás e xtre ma ha sido una que 1 11 m n ac io n a liza c ió n. Hoy en d ía, todo es to se ha d iluid o o 1", sido abandonado sin se r reemp lazad o, y la fa lta de d irec ci ón ha con d ucido a una decl inac ió n d el pode r. Hoy po r h oy, los cl ásic os basti on es nó rdicos de la soc ialch-r uocracia se e n cue nt ran, po r prime ra vez desde lo s , U l OS ve in te , an te todo e n manos de los c onservad o res. Mien tras tan to , en e l Te rce r Mu n do la dinám ica de lib e ra e-ion n acion al se h a ex tin gu id o casi to ta lm en te , y los movi m ien tos que izaban la bande ra d e l soci alis m o e n la luc ha po r esta libe ra ci ó n se h an d esp ojado de é l, desde Ycmen hasta Ango la . El símbo lo d el mo men to es u n vir re y a mericano en Londres que media e n u n conflicto 1' 11 el cab o de Horno s e nt re una guerrilla que se a rrepíen11' de haber simpa tizado co n Chi n a y o tra de haberl o lu-cho co n Alban ia , a pe tició n d e a mbas , Ning u n a de la s corrientes que h an en trado a desafia r el cap ita lismo e n es te siglo pued e con ta r hoy en día co n u n esp íritu de lucha o un apoyo p o pu lar. La s razon es de es ta co n fusió n ge n e ral son más profun das de lo qu e traslucen los titula res c orrie ntes: los d esasI res de l to ta lita rismo, la cor ru pc ió n en las institu ci on es 143

.,. d e bie nes tar y segu ro soc ia l, las decep c io nes d e la au tar.. qu ía . Lo s fun damentos de la concepció n clásica del soc ia. lismo e ran c ua tro: u na p royec ci ón histó ri ca , u n m ovimiento soci al, un objetivo po lític o y un idea l étic o. L.\ base 'obje tiva de la esperanza de tras cende r el capita lism o yacía en la creciente natural eza socia l de las fuerzas de pro ducci ó n industria l. Esta tendenci a provocaría, q ue la p rop iedad privada de los medios d e producción - qu e ya ~staba ge nerando crisis pe ri ódicas-. resultase a la larga mcompatible con la lógica m isma de l desarro llo económ ic o. El agen te subjetivo capaz de asegurar una translci ón hacia relaciones sociales de producción sería el obre ro c o lectivo . a s u vez u n producto de la industria m ode rn a, es d ecir , la cl ase ob rera mi sma, cuya o rganizaci ó n prefiguraba los principios de la so ciedad p o r veni r. La. insti tu ci ó n m ás import an te de esa socie d ad sería la q ue planease deliberadamen te el produ c to social de sus ciu dadanos, los c ua les se convert iría n en prod uctores asociad os lib rem e nte q ue c o mpa rt iesen ent re todos sus m edios de s ubs istenci a básicos. El va lo r centra l d e ta l o rde n se ría la igu al d ad , no e n el se n tido d e u na est ricta regla m en taci ó n, sino e ntend ida co mo una re pa r tic ió n d e los b ienes ad ecuada a las necesidades de to do s y ca da u no y u na d ist rib ución de tareas ajus tada a l ta lento de cada c_ual, e n una soci ed ad sin clases. Hoy e n día se cuest ionan tod os estos el e m en to s de la visión socialista. La tenden ci a sec u la r hacia el increme nto d e las fuerzas sociales de la prod ucción , tal como lo en tendían Marx o Lu xe mb urg -es deci r, el crecimiento ~e complejos d e capi ta l fijo c ada vez mayores y más In te rcon ect ados, q ue re qu ie re n una administraci ón cen trali zad a - , se exten dió desd e la revo luci ón industrial hasta el prolon ga do boom d espué s de la Segunda Guerra Mundial. Pero en los ú ltim os veinte años ha cambiado por c om p le to , p ues los avan ces tecn o lógicos en tra nsp o r144

11.-' Yco m u nicaci ones h an desccncentrado los procesos dc uumufactura y desce n traliza do las fábricas a u n ritmo ca da vez mayor. Al mismo tiempo, la clase ob re ra indusn-tal. cuyas filas se multipl icaron en los país es metrópolila na s hast a m ediados de siglo, ha di sminuid o en ta maño y e n co hesió n soci a l. A nivel mundial, su número abso luto se increme n tó d u rante ese mi smo periodo e n la medida en q ue la in dustrialización se ha ex pa nd ido haci a el Tercc r Mun do . Pe ro . p uesto q ue la poblac ió n glo bal ha c recido más rápidam ente, s u número relativo e n propo rc ió n a la ca n tidad de pe rso n as se ha ido red u cie nd o co ns ta ntemen te . Los logros de una p lan ificac ión ce nt ra l fu eron n o tables en tiempos de gue rra, ta n to e n las soc iedades co m u n istas como en las cap italistas. Pe m, e n c o ndlc ioIl CS d e paz, el siste m a de admi nistració n plani ficada d esde arriba e n los pa íse s com u n istas re su ltó to talm en te ine ficaz pa ra controla r los prob le mas qu e impli ca 1" c o o rd inaci ó n de economías cada vez más co mpleja s. Es to prod ujo m ás irraci o na lidad y d es perdi cio qu e e n los sistc mas m erca ntiles duran te el mi sm o período y gra d u a l. m en tc se presenta ron sínto mas d e potenci al d errum be. La igual dad como ta l, un valor p or lo men o s retórico de la vida pública después d e la Segunda Gu erra Mu ndi al , aunq ue n egada en la realid ad, se d esecha h oy e n día po r impo sibl e o ind eseable. De hec ho , el se ntid o co mú n de n u estra época co nside ra que todas las ideas que mot ivaba n la fe en el socia lismo han perdido vigenci a. La prod u cción masiva ha sid o sob repasada po r el posfordis mo . La c lase obre ra só lo se c on cibe co m o u n recuerdo tenue que se de svanec e e n el pasado. La p ropiedad colectiva se con virt ió cn garan tía d e la ti ra n ía y de la in eficiencia . La igua ldad sus ta nc ia l parece incompatib le co n la libe rtad y la productividad. ~ ¿Cu á n de fin itivo es este ve red icto ge neraliza do ? En rea lid ad , ni ngun o d e los c a mb ios o bjetivos q ue h an afee145

lad o la reputaci ón del soci a lism o se enc uen tra lib re d e uruhi gücdud cs. La soc iali za ció n de las fuerzas prod ucti vas en tend id a c o mo su co n cen t ra ció n física , en lo q u e se refiere ta n to a l tamaño d e la s plan tas indu str-ia les co mo a s u lo ca lizaci ón geográ fica, se ha restrin gido. Pe ro, e n tend ida co mo su intercon ex ió n técni ca - el e ncaden a mi e n to de m últ ip les unidade s p roductivas e n u n p roces o fin a l de in teg ra c i ón -e , ha a umentado e n o r memen te , Cad a vez h ay menos sis te m as de man ufact ura autosufi cien tes a medida qu e se e xpan d e n las e m p resas multin a- . cionales. Los c o nsorcios modernos han cread o u n a red de interd ependen ci a g lo b a l, impo sible de imagi na r en lo s tiem pos de Sain t-S imon y Marx. El p role tariado ind ust r ial e n los paí ses capi ta lis tas rico s h a d ism inuido s ign ifica tiva m en te , tant o en la manufactu ra como e n la m inería. Si se juzga a partir de las t enden ci as ac tuale s d e p roduc ti vida d y po b la ción, nu n ca va a rec u perar su pred omi ni o n u mé r ico a escala mundial. Pe ro el n ú mero d e asalariados, to davía una m in oría de la pob lació n glo ba l a me d ia do s d e s iglo, se ha ac recen ta d o a un ritmo si n pre ced en tes, a m edida que el campe sinado d el Terc e r Mu ndo ha id o aba ndonando sus t ierras. La p la n ificació n desde a r riba d e l ant iguo bl oq ue sov ié tico está desa creditada y des mon tada. En el mun d o capitalis ta , s in e m ba rgo, la p la n ificació n co rpo ra tiva n o h abía s id o n un ca ta n comp leja y a mbi ciosa, tan to en la esca la co mo e n e l a lc anc e de s us c á lcu los, abarcando todo e l m u nd o y es trec hando los lap sos tempora les. I n cluso la igua ld ad , en to d as part es co ns iderada u n obstác u lo pa ra e l prog re so ec o nó m ic o , se ha ext endido co nstanteme nte du rante es te períod o co m o u n derec ho tan to legal co mo adqu iri do, Las fu e nt es del soc ialism o , ta l c om o se concebía trad iciona lment e, n o se ha n secad o sin motivo . Pe ro co ns tatar es to no im p lic a ase gurar que estas fue nt es presenta rán m ejo res resu ltad os en e l futu ro que 146

l 'n

(,1 pasad o . Para demostrar que el s oci alis m o p uede ser

ult cmativa vá lida al capita lismo es n ec esario co m o s i el pri me ro posee el pote nci al para resolver los problemas q ue se le p re sent an a es te ú lt imo e n e l roo11lCIl tO de s u triun fo histó rico . En la época d el Ma. n ifie sto t .nnnnísta, Mill señalaba que «si hub iera que escoge r r-nu'e el c o m u nism o c o n tod as sus o portu nidades y e l es ta do actual d e la soc ie dad con todos su s su fri mien tos e in ju stic ias; si la in sti tu c ió n de la prop ie dad p rivada necevariu men te tuv iese como consec ue nc ia que el p rodu cto de l trabajo se di stribuye ra como lo vernos ahora, prácticamente en p roporci ón in versa al trabajo : las mayores pore-iones para aquell os que jamás ha n trabajado , la sigu ie n te Ill ÚS gran de pa ra a quell o s c uyo trabajo es m eramente nominal, y así en escala descen de nte. con u n a mengua de la re m uneraci ón a medida que e l trabajo se hace más pesado y d esa gradable , h as ta llegar a l trabajo más fa tiganl e y agotador corporalm e n te . co n e l q ue no se tie ne la ce rteza d e ganar s iq u iera pa ra las necesidades vita les ; s i la alte rnativa es esto o el co m u nismo , todas las d ificu ltades, gra ndes o pe queñas, del comu n ismo no pesarí an más que el p o lvo en la b a la nza.... Pero, apuntaba Mili, éste no era e l caso . Pu es, «pa ra qu e la comparación se a vá lida , deb ernos cotejar el c o m u n ismo e n su ex p resió n más a lta co n el régimen d e propiedad privada no co mo es, sin o co mo p o dria hace rs e . El principio de propiedad p ri vad a n un ca ha ten ido u n juicio just o en n ingú n p ais ». Sólo el fu tu ro podría de cidir e n tre las ve n tajas c o mpa ra tivas d e ambos sis temas, y e l c r ite r io d ec isivo se ri a p ro bab le m e nte cu ál de los dos se mostraba «co ns iste n te con la mayor can tidad de lib ertad hu man a y cs pon ta neidada .!" El sistema de p ropie dad privada sí se tran sformó, aun cuando n o

111 1;\

1' 1 ol uu-

I

158, Collectcd W orks [Obras c ompletas], vol. Il, To ronto, 1965 , pp . 207-208.

147

In Id l,o ex ac ta m e n te co m o Mil I lo h abía p revisto, y la vorupurac i ón r es u ltó ve n taiosa' ~ara éste . Pe ro la c uestió n ta l co mo Mili la p lan teaba noha s id o res ue lta a ú n . Pu es es e l o tro p ie el q ue tie ne puesta la bo ta . ¿Se le ha hec ho un juic io jus to a l s ocia lis m o , acaso lo h e m o s visto, no ta l co m o realment e exis tió , si n o com o podría se r, «e n s u exp res ió n más alt a »? Los ca m b ios que es to -im p lica pueden a lejarse ta n to d e las e xp e ctativas d e Ma rx co m o aq ue llos q ue a lteraro n el cap italismo lo hi ci ero n de las ideas de Mili . Pe ro, para q ue es ta posi b il id ad tenga 'un s ig n ificad o , n o deben mirars e las c ircun stancias ut ópi cas , si no las condici ones re al es d el mu nd o e n e l pr óxi m o siglo . ¿Cuáles so n las posib il idades d e q u e el so c ia lismo sea c apaz de lidia r con éstas m ejo r de 10 que lo h ace el capitali sm o ? Intelectualmente, la c u ltu ra de la izquier da se encuen tra lejos de h ab erse desmovilizad o a causa del co laps o del com u n ism o soviético o de l callejón si n sa lida en q ue se ha lla la socialdemocraci a occide n ta l, ta l como lo muestra u na m ira da a l estim u la n te sim po sio Alter the Fall, q ue tuvo luga r hac e pOCO. 159 En es te se n tido , la vita lidad de la .1 5~. Alter (he Fall-The Failure 01 Commu nism and the Future 01 S ociaíism [ Después d e la caída-El fracaso del com unis mo y e l futu ro del socialismo], ed. Robin Blackbu m , Lond res. 199 1. Ent re las muo chas contrib uci one s significativas a este volume n, el ensavo de Habe r. m as - \\' hat does SociaJism ,\l ean Today?~ [¿Que sign ifica ~I soc ialis m o hoy e n d ía?] resulta d e especia l inter és en este co ntexto . Esc rito con pasió n in us ua l, reve la u na vez mas la profu ndida d d e su comprom iso co n la izquie rda , a la vez que reprod uce en u n to no más po lítico a lgun as de las paradojas de su trata m ie nt o d e la m odern idad . Aqu í se p reg u nta Habe rm as si, después del c olap so del co m u n ism o y del pu nto m ue rto al que ha llegado la so cialdemocracia, la izq uierda «debe retirarse ahora a oc upar un lugar pu ra m ente mora l, co nserva n. do el socialismo tan sólo co mo un ideal» , sin un an cl aje obj et ivo en la sociedad existente . y respon de que hace r esto seria «desac tiva r el soci alis mo y reduc ir lo a u na no ció n regulativa, de releva nci a pura.

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tradición socia lista s igu e manifestá n dose de muchas m ane ras. En- medi o de u na gama de prop u esta s d e renovac ió n , h ay do s temas q ue sobresa le n po r sus ci tar el m ayor co ns e n so . Un socialismo m ás a llá de la experiencia de la tira n ía estalinista y de l suívisme socialdemóc ra ta no imp licarla ni la imposible abolición del mercado ni u n a ad a p ta ció n ac rític a a su s co n dicio n es. Las dife rentes formas d e propiedad c o le cti va de los p r incipal es m edios d e producción -cooperat iva, municipal, re gional, naci o n alde bería n segu ir utilizando el mercad o co mo luga r d e inte rcam b io , bajo la gu ía de un a a mplia p la nificación p úhl ica de los equ ilibrios m acroecon ómi cos. Diane Elson ha e la b o ra do la m ás impac ta nte de estas concepcio nes. Invierte la noción co mú n de q ue una economía as en ta d a cada vez más en la in fo r m aci ón ha h echo que cualq u ie r a lte rn ativa al capitali smo resu lt e obsoleta , ex igien do que se eli m inen lo s anacrónicos secretos co merc ia les e industriales. Su objetivo es un a socialización de l m e rca do que trans fiera el pode r a los p roductor es den tro de las em p resas q u e com p iten e n tre s í, las q ue a su vez han de' tener cono c im ien to d e las téc ni cas y los costos de [as o tras. Igualmente , se debería asegurar a cada hogar su in dcpe ndcnc ia por m e dio de una ga ran tía de in gresos b ási cos.!" urente p rivada •. Sin e mb argo . alega también que ..un a d iná m ica d e autocorrecc í ón no pued e m oviliza rs e sin introducir la m ora lidad en el deba te, sin u niversaliza r los interese s desd e u n punto de vis ta norrn ati \'O~ y «re pe nsa ndo los te mas m o ral mente». Men os categórico que an tes e n su rechazo de la soberanía popu lar, el o rden del día que presen ta Haber mas pa ra la izquierda es aún te rapéu tico en su ese ncia, « n JlD U pro pós ito de evita r que se deseque el marco institucional de 1111, 1 d e moc racia cons tituc io nal»: pp . 37·38, 43·45 . Pero , pu esto q ue los .uuplios problemas de pob reza y seg u ridad a n ivel mundial han ido ga nan do más .r clic ve en su pensamiento, el ac ent o ha ca m biad o. 160 . «Market Soc iali srn or Soclallzur ton of thc Murkot?» [¿Soci alis· llI·o de mercado o socialización del me rc ado?]. New Le]t Review 172, novic rnh re-di cíerob re de ) 988, pp . 3·4 4.

149

,

.

varios lo s meca n ismos de planifica ci ón q ue se p uede n a p licar e n u n m e rcado so cializad o de es te tipo , p ero lo dos im p lican algún co ntro lcen tral po r pa rte del s iste ma de créd itos. Ta les controles, a su vez - y és te es el segu nd o tópi co p ri ncipal de los estudio s a l res pec to en la actua lidad-, te ndrían q ue rendir le cuentas a una democracia mucho más articulada en sus fo rmas q ue cualquiera d e las que ofrece la ve rsión capitalista. Tal democracia invitarla a la p a rtic ip aci ó n el ecto ral en luga r de a la indife rencia, m ini mi za ría las barreras e n tre los d iputa d os y s us re presentad os. a briendo y re gu la nd o p rocesos ejec utivos , d ivers ificando las áreas e n las q u e se to m a n las decisio nes, gara ntizando la rc p re sentativid ad segú n género adem ás de la de nú m e ro . Entr e lo s esquemas q ue s e o r ientan e n este se n tido , el m od elo d e Dav id Hcld de u na de m ocr acia de sarro llada es uno de los m ás detallados hasta ahora. !o Po r últim o , hay un acue rdo general, ob viam ente , en que las fuerzas soc ia les n ecesarias para marc har ha ci a un socia lis mo de este tipo tendría n que abarcar una coalición de as al ar iad os m uch o m ás amplia de la q ue se ha bía p revisto en las concepciones a n te r iores, apoya das ú ni ca m e n te en la fu erza la bo ral ind us tr ial. Todo intento de reform u lar el proyecto socia lista , cualquiera q ue se a su d irecc i ón partic ular, no pu ede esperar ser viable s i no presenta una elaboración de la experiencia his tórica d e la Segunda y la Terce ra In ternacionales. Los m eros rep ud ios r esu lta n h oy e n d ía tan in útile s como lo fu er o n las form as devo ci on ales en el pasado. Cualq u ier c u lt u ra de la izqu ierd a q u e trate de e mpezar o tra vez ex nihílo o de re fu giarse e n los principi os de 1789 (o 1776) será un fracaso. Una re flexi ón se r ia sob re el legad o polí tico e in te lectual del movim ien to SC IIl

161. Véa se Mode ís of Democracy [Modelos de democracia] . Carnbridge , 1987 , pp. 267 -299.

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soc ia lista m odern o , en sus diversas fo rmas, r evela m u o chas de sus riq ueza s desd eñ adas, a la vez que m uch os rumb os e qu ivocados. Pe ro, sob re todo, tal re fle xió n pe r m ite ve r los p u n tos co m u nes con much os c rit icas d el soc ia lis m o , algo q u e tiende a olvidarse. No es u na casualidad q u e él estudio m ás profundo sobre los prob lemas q ue con fron ta cu-alqu ie r tipo de soc ialism o del fut uro sea a la vez el que p resen ta el inventario m ás r ico y llen o de so rpresas de la trad ici ón pri n cipal en el pasado. Me refi ero a l balance q ue hace Ro bin Blackb u rn sobre el legado eco n óm ico y pol íti co d el m arxi smo.!" Su tema es la c o mplejid ad : la de las ci rcu nstancias e n la q ue se h izo y se d es h izo la Revo lu ci ón d e Octub re ; la de las líneas di vcrgen te s den tro de! p ensamiento b olch eviq u e y e! so cial de m ó c rata ante la expe r iencia so vié tica; la de la est r uctura de c ua lqu ie r so cie d ad p osib le más a llá del capitalis m o , q ue c as i tod os subest ima ro n . En la re const r ucc ión de Hlac kb urn , p ensa dores c o m o Ka u ts ky y Mise s o Hayek y Trots kl resu ltan ten e r m ás e n c om ú n de lo que u no se imagi na. Todos e llos a tacaro n la id ea de u n a in teligen ci a u ni ve rs al capaz d e d irigi r racio nalmente las inc o n tabl es tra ns accio nes d e una eco no m ía m od er n a , p ero q ue el progreso social y te cnológico de p enda justam ente de la d ivu lgación del conocimiento es un argumento más contra la p resunción de una ad m inistració n pri vada que no debe r en dirl e cu en tas a n adi e . Aquí la id ea de un socialismo despu és d el com unis mo se pr esenta en u na escala adec uada a las circuns tanci as actua les, El efecto es q ue salen a re luc ir las ex igencias, pero tam bi é n a lgu nas 162. «Fln-de-Siecl e : s octalísm ufter tbe Cra sh » [ Fin d e siglo: el socialis m o después del fra ca so ], en After the Fall, un ensayo qu e se encu en tra a la altura de su pr"opio p rincipio , según el cual "la ca pacidad que ten ga u na do ct ri na de m os trarse aut ocri tic a y de au tocolTcgirse es ta n i m porta nte como su pun to de partida. pues es te últim o pue de res ultar erróneo o inadecuado en m uchos pun tos »; p. 180.

151

, di ' la.. difl cu ltadcs de u na 'alte r nativa al orden mun diaf, ac tua l. ~)ue.s hoy en día' e l arg~mcnto más fuerte ·c o n tra ('1 C~Pl t ~! lsmo ~s la co mbinac ió n de crisis eco lógica y polan 7.a ~ lO n socia l que es tá engen dra ndo. Las fuerzas del

me l.cado no pos~ e n so luciones para ello. Puesto que éstas por lo s imperati vos de maxlm lzaci ón de l beneñ-

s~ ng~n

~~ o p r iva do . su lógic a 1a~ lleva a ign orar los dañ os a m o

lcnta!es y a r eforzar la Jerarquía pos ic io na l. Las conse-

cuen cias

g l ob~ l es

del

~ csarro llo

espontáneo de las leyes

de l mercado suve~ de re fu tac ión evidente al a rg u mento d e la es c ~e la a us triaca, segú n la c ua l este p roceso co ns titu ye una ~ I1l P.e rf~~ ci ó n. be né fica. Si hay u n punto en d on -

de se

~u e d a ~ ustl h c a r

Irrefutablem ente una int ervención

co lec t l~a d e h~e rada

- la taxis constructivista que rec haza la t e o ~ a a ~s~naca- . es éste. A este ni vel más alto lo q ue se esta . d dec d idien I do es e l destino d el p la ne ta .' (.'y n o e s acaso aqu r ~ n e os argu mentos cl ásicos de l so cialismo - los q u e ~x ~ ge n u n con tro l de mocrátic o in te n ci onad o de las c o n)d l~lO nes mate riales de la vida- vu el ve n a cobrar validez, SI se ~a ~e presentar una revolución a mbiental. cosa e n la q u e msrste n los analis tas más proféticos bl is niflcaci ' compara.e en sigm íc aci ón con la s revo luci on es agríc ola e in dustr ial p reced en res.!" ¿cómo ha de h ace rse , si no consc ien te ~ e ~t e , es de cir, p la n ificánd ola? ¿Q ué o tra cosa so n los obJ~ tlvos q ue ~'a se han fijado, aunque débilmente , va ri os gobi e rn os naciona les y ~ge ncias in te rn ac io na les? La res-

Id 163, ..El ri tmo de la re vol uci ó n ambie nta l se rá más acele rado q ue e '1e ~us p re~cce roras .. La ~evol u ció n ag rí co la se inici ó hace u no s diez

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revolu ci ón industrial se ha desarrollado dura nte dos

Siglos. l¡ en ..Pe ro SI lad érevo1lución a mb ienta l ha de tri unfar ' d e b e cu mpurse unas pocas ec ac as (,.,), Ac t ua r por s alir de l paso no va f .' n ar.» a eu [lannc ro, Leste r Bro w, ~ , ,, L aune h ¡m g t h e En vironmc ntal Re vol ution

zand o la revoluci ón ambiental], S tate of the \Vorld 1992, pp, 174-1 75.

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ptll.-'sta a estas preguntas es en cierto sentido obvia. Pe ro, 1' 11 o tro sentid o , res u lta aún política men te ambi gu a . Pu e s la paradoja rad ic a en qu e el terren o en e l cu al la cnü ca soc ialista a la econo m ía de l cap italis m o tie ne m ás II U.'17.3 co~temporánea es a l mi smo tie mpo el q u e lo con h-onra con tareas aún m ás difí ciles que aquellas que no logró c u m p lir en e l pasad o. El obstácu lo cen tral a u na ocon o mía p lanifi cada es el prob lem a de la c oo rd inaci ó n , s u in c apaci d ad , ta l co mo lo vieron los a us t riacos, 'de pre sen tar la regu lac ió n d e precio s en el me rc ado po r medio de u n siste ma infor mativo en con diciones de difundi r ese co n ocim ie nto . (El p rob le ma de los in ce ntivos () la falta de u na activid ad emp res ari al se p resenta a u n nivel a na lític o más bajo)' p uede co ns ide rarse como m as viab le d e reso lve r-) Se ncillamente son d emasiadas las decision es por proc esar; la com p lejidad es tal que desafía cu alq u ie r fo r ma de compu tac ió n conceb ib le. Si la p lan ificaci ó n socialista no pudo vencer es te p roblema al n ivel d e sim p le s eco no m ías naci onal es, ¿có m o p od ri a man eja r las complejidades d e una economía global. inco n me nsurablemente mayores? ¿Acaso no es más p robable que un eq ui librio eco ló gico se alc a nce por med io de u n a regul aci ó n sel e ctiva , q ue d esaliente o proscriba cie rtas formas de produ cción en e l me rcado mu ndial , en lu ga r de es timularlas ta l como p rocuran h ace rl o hoy e n d ía (más bi en con d e ficien ci as) lo s imp uesto s al consumo de e nergía o las le ye s que re gu lan la elab o ración de prod u ctos fa r macéuticos? Sin e mbargo , un a solu ción de est e tipo , den tro del m arco d el cap ita lis mo tal co m o lo co nocemos h oy e n día . resulta poco viable . P ues el prob le ma c en tral no resid e si mple men te en que lo s niv e les ab solutos de los daños a la bio sfe ra están au mentan do , sin o e n cómo es tab lece r las c on trib uciones c orrespo n dientes a cada u na d e las econo m ías nacio~ ales, todas ri vales. Pero esto no p u ed e resolverse sin-o con u na m ezcl a de medidas 153

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di suasi vas y cuo tas: en otras palabras, no só lo p r eveni r ,: sin o también as ignar, es decir, un p lanificar p rop iamente d icho. La asignaci ón, si n embargo, p lan tea inevitablem ente el p roblema de la eq uidad. ¿Bajo qué principios p ueden dist rib uirse e ntre los h abit antes de l plan eta e l consumo de comb us tibles derivados del p etr ó le o, la producc ión de desechos nucleares , las emisio nes de carbon o, la sustituc ión de los cl o r otluor carb o n os, el us o efe pesticidas , la tal a de bosques ? El m er c ado, con independe ncia de cuánto se lo contro le , no ofrece nada para resolver es ta situación . El hecho de que sea una minoría privilegiada la que se apropia p ern ic iosa m ente d e la mayor parte de las ri quezas del mundo, lo que se halla hoy en d ía fatalmente inte r con ectado co n la destrucci ó n d e sus recursos, amenaza la posib ilidad de u n a so luc ión comú n a los peligros enormes, los cuales están cobrando impulso . El soc ialism o im plicab a p lan ificación, no en inte r és propio, sino al servicio d e la justici a . Resulta bastante lógic o que la teo ría econó m ica austriaca, en c uanto const ituye la racionalización más convincente de l capitalismo, qu iera ahora excl u ir la idea de justici a aún con más li ga r que la de p lan ificaci ón. Pe ro es precisamente u n a alianza de amb as lo q ue se necesita para llegar a un acue rdo global genuino. La revolución ambie n ta l no se puede realizar sin u n n uevo sentido de responsabilidad igualita ria. .

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~e manera sim ilar se presenta tam b ién es ta paradoja al nivel de las institucion es representativas como tal. El debilitamien to de las formas dem o cr áti cas en las principal es so ciedades cap italistas resulta cada vez m á s evidente . El poder de las ramas ejecuti vas de l Es tado ha aumentado co nstan temente en detrimento de las asambleas legislativas. La selección de políti ca" a seguir se ha h echo más est recha y el in terés popular ha declin ado . Sobre todo , los camb ios más importantes que afectan e l bienes-

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lar de los ciu dadanos h an sido tr a nsferidos obli cu am ente hacia los mercados inte rnaci on al es. Bajo tales con diciones la constr ucción de soberan ías supranacionalcs sería el . reme dio obvio ante la pérd id a de tanta sustancia y auto ridad dentro de los es tados nacionales. En E uropa occiden ta l se empieza a dar pasos significativos hacia ese Lip a de fede ración . La Comunidad Europea fu e creada pri ncipalmente por demócratas cristianos, y el Trat ad o de Ro ma se di señó expresamente como u n marco para un robusto capi ta lismo continental. A lo s social istas les tomó u n buen ti e m po darse cue nta dc que podía representar u n a oportunidad para avances en otra dirección , a largo p lazo . H oy en dí a ta l conciencia se halla más difundida. Si se lo m ira en u n a perspectiva r eali sta, r esulta claro q ue la prin ci p al tarea de la izquier d a será la de presionar para que se comp le te u n gen uino estado fede ral en la Comunidad, con auto ri dad soberana sob re sus partes constitu tivas. Es to requie re , p or supues~o: u n a legislatura europea sancionada de modo dem oc r áti co , y'n? el p arlamento fantas m a actual. Justam ente tal perspecuva constituye u n anatema para la derech a en tod a la región . Tal uni ón es el único tipo de volunt~d ?~neral que pue de desafiar el n uevo p oder de la m ano in visible como árbitr o de los destinos col ecti vos. El realismo también exige tener p r esen te que, cuanto más extensa sea un a econ omia, más difícil r esu lt ar á p lanificarla, y que as imismo , cuanto más grandes sean el te r ritor io y la pob lación de un Es tado , menos inclinació n mostrarán sus habitantes a quedar sujetos al con trol democrático. Lo s Estados Un idos, con su poder ejecutivo sin ley y su legisla ción anqu il osada, son el ejemplo m ás cl a ro d e es to hoy en día, ta l como puede llegar a se rlo Rusia en e l fu turo. Naciones con estas dimensiones tienden a economizar en lo que se refiere a la p arti cip ació n de sus ciudadanos. La razón es en parte que el gobierno

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ce n tral se enc uentra espac ial y cstr ucturalmo n n, m ás dis-' tante de su e lec to rado , co n lo qu e se acrecienta su au tonom ía bu ro c rá tica . Pe ro esto sucede tamb ién po rque 'a umentan co n fue rza los costos de la o rga niza ci ón pol ítica . ~s g ru pos que se c o ncen tran numéri cam en te y se ha llan b ien .dotados de rec u rsos c uenta n co n ven tajas d esproporc lO~ad,a s frente a aque llas m as as repartidas por todo el te r ri torio q ue carecen d e los cos tosos requisitos para logra r sus ,propias asoc iac io nes vo lu n ta rias, pu es no p oseen, las lín eas d e co m u nt cación inte rn a adecu adas n i ~ edlOs amplios d e fo rm ación de opin ión. El c amino haCia. u na democ racia más sign ifica tiva va hoy e n d ía más allá de l Esta d o n ac io n a l, pero el precio q ue h ay que pagar p o r e llo es te,n.e r aca~o .u na de mocmcia más indi recta y rc~ota. La c rr uca socialis ta a la democracia cap italista se ve ra: pues, en fre,ntada a los m ismos p rob le mas q ue d iagn os tica h oy e~ día, c ~ una form a aún más agu da p recisame nt e en e l ni ve l hac ia el c ual s u prop io programa debie ra mo ve rse . Aq u í ta mb ién la figu ra d ialéc tica parece d~sp.lazarse h aci a su opu est o: las co n trad icci ones del cap italismo n o resue lve n sino que au mentan las di ficu ltades que a fro n ta el soci a lis m o . . Si es to re~ u lta válido respect o a los p ri n cip ios econ óm icos y las Instituci o n es po líticas, ¿q ué puede deci rse acerca de la acc ió n so cial? El p rolet ariado cl ás ic o de ob reros indust riales ha dis m inu ido en cifras abso lu tas de nt ro de los países d esa rrollados y e n cifras re la tivas en c ~anto ~ su proporci ón frente a la pob la ci ón mun dial. Al m ismo tie mpo, el n ú mero de to do s aqu e llos q ue depen den de u n sa lario para su suste n to ha c recido e no r m em ente, au nque no a lcanza a la m ayo ría d e la h umanidad. La transfonnación más gra nde e n la soci edad global desde la Segu nda Guerra Mundial. tras la c ontracci ón del ca mpesinado , ha sido la incorporación d e las m ujeres a l m ercad o d el tra bajo renu merado ta nto en los países ricos 156

corn o en los pob res. Con e llo el po te nc ial de qu ienes pued en oponerse a lo s d ictá menes del cap ita l se ha vu elto más u n ive rsal, mayor q ue e n el momen to c u mb re de l mo vimien to ob rero trad icion al , cuan do se h allaba rcdu ci do a u n so lo sexo. Las mi gracion es está n mezcl ando o tra vez las pob lacio nes, a un a esca la n unca vista desd e el siglo pasado, ¿En q u é m edi da ofrec en estos ca mb ios una base rea lista para re to mar el proyecto soc ia lista ? La resp uesta es, en el mejo r d e lo s casos , p rofun dam ente a mbigua. S i b ien co mo efecto de ellas se h an amp liad o las fue rzas soc ia les rec eptivas a u na propuesta d e u n o rden mundia l d e otro tip o , estas mi smas t ransforma ciones las d ividen. In cluso en e l seno d e la cl ase obrera industri a l met ro p olitana se p resen ta u n a m en or se m ejanza oc upacional y cu ltural q ue en el pasado. Fuera de e lla , p ro life ra la hete ro ge neid ad de tod o tipo: ingresos, e m ple os, gé neros, naci onalida des, cree ncias re ligiosas. Muc h as de es tas div isio n es ya ex ist ía n, por sup uesto, e n el pasado , Pero e l núcleo que apoyaba el movim ien to obrero cl ásico era sin em bargo relativam en te homo gén eo: lo in tegraban esencia l men te e mp leados en man ufac tu ra , cas i todos homb res y e n su mayo ría europeo s. No se encuentra hoy en d ía n ada eq uivalen te: las d is tancias en tre una costu re ra corean a , u n jo rn alero zamb iano, un caje ro de banco libanés, un ma rinero filipi no , u na sec retaria ita liana, un mi nero ruso , u n trabajado r japon és d e la ind ustria a uto movil istica, so n inm en sam en te mayo res respect o a las qu e una vez trataron de cerrar filas en to rn o a u na Segunda Intemacion al un ita ria , a u n cuand o no pocos sirven a un m is mo co nglom erad o econ ómico. La n ueva realidad exhibe u na enorrne as im etría entre el in ternacionalismo de la mo vilidad y la o rg aniza ci ón del capital. por un lad o , )' en tre la dispersió n y la segm ent ació n de l trabajo , sin p recedentes histó rico s, po r el o tro. La globalizació n d el capita lismo no ha u nificado los mov imien tos d e re siste ncia con tra él. sin o que los 157

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ha d ispersado y so slayado. A su tiempo, quiza su rja u na «so rpresa po r los inte rsticios. como la vislu m b rada por Micha el Mann: la emergenc ia de un nuevo ag ente socia l que toma a to dos por so rpresa. Pero, p or: ahora, no ' le' ob serva la posibilidad d e u n ca m b io en es te d es igua l ba o la nce de fuerzas. La expans ión potenci al de "los int e reses soci a les qu e p ug nan po r u na a lte rnativa al ca p ita lism o se ha visto acompañada po r un a dismi n uci ón.en las capacidades soc ia les para lu cha r por e lla. To da..s es tas d ificultade s tien e n un origen co m ú n . El arg u m en to en con t ra del capita lis m o es m ás fu erte e n el p lano en don d e los logros de l s ocia lismo r esu ltan más d ébi les, e n rel aci ó n con el s iste m a mundi al en gen eral. La de b ilidad s ie m p re ha estado ahí , desde las p rimeras esperanzas sobre u na re volu ció n en un país, o in cl u so en u n conti nen te , ex p resadas po r Marx y sus contem p o ráneos . Pero cada vez m ás , a medida que el siglo xx avanzab a, e l mo vim ie nto q ue se jacta ba de habe r su perad o todas las fro n teras nacion ales se fue quedando , a la za ga de l s istem a q ue se p roponía reemp laza r, a m ed id a q ue e l ca p ital se hizo cada vez más int e rnaci onal, no só lo e n sus mecanismos ec on ó m icos -c on e l su rg im ie nt o de las co rporacion es m u lti na ci o na les - , sino ta mb ié n po r m ed io d e acuerdos polít icos, con la m aq u in a ria d e la OTAN y e l grupo d e los siete (G-7). El co nt raste co n lo q ue a lguna vez fue el «campo soci alist a » lo dice to do . Esta época c o n tinú a viendo cómo estallan los na ci onali smos como pólvora a to do lo a ncho d el glo bo, in cluso donde alguna vez imperó e l c om un ism o . Pero el fu turo le pert enece a l co nju nto d e fu erza s que está n supera ndo e l Estado nacio na l. Has ta ahora han s ido apresadas o conducidas por el cap ita l, pues e n los ú lt imos ci ncuen ta años e l in tern ac io nalis m o ha cambiad o d e ban do. Mientras la izq ui erda no logre re cupe rar la ini ciativa e n este cam p o , el sistema ac tual p u ede sen tirs e segu ro. 158

¿En que q ueda , e nton ces, el soc ia lismo? La hi storia nos s ugiere una serie de d esen laces típ ic os id eale s, que más o menos resumen e l espectro de po sibilidad es. E n u na fo rma estilizada, po d e mos ve rl os co mo pa rad ig mas de di stintas versiones para el fu turo . La prim e ra p osibil idad e s que los historiadores d el fut u ro eva lúe n la e xperien cia d el socialis m o en este sig lo de m anera similar al experim ento d e los jes u ita s e n Pa raguay. Éste fu e u n e pisodio q u e fa sc in ó a lo s p en sad o res de la Il ust ra ci ó n . Montesq u ie u y Vo Ita ir e, Robertson y Rayn a l, todo s refl exio na ron sob re s u s ign ificado. Du ran te m ás de un s iglo , entre 16 10 y hasta ent rada la d écada de los sesenta en el siglo XVIII, los padres jes u ita s o rgan izaron e n com u n id a- . des igu ali ta rias a las tribus guaraní es e n los territorios co rrien te a rriba d el lí o d e la Plat a . En es tos asen ta m ie ntos, cad a fa m ilia indí ge na te ni a d e recho a una parce la p rop ia para su cu lt ivo. El grueso de la ti erra , por el co nt r ar io , se cultivaba colectivam e nte , pues e ra propi edad d e Dios. El trab ajo e ra obligatori o para tod os los mi e mbros de la co m u n idad y se ejecu ta b a al s o n de música y can tos religiosos. El producto se r e partía en tre tod o s los que la b rab an los ca m po s, c o n una reserva pa ra los e n fe r m os, lo s an c ianos y lo s hu érfan o s. Hab ía bodegas, talleres, peque ñ as fábricas y p oblaci o n es a r m ó nic amen te construidas, pero n o circ u lab a d ine ro. Se nci llam ente , el exceden te co m e rciab le de la yerba m at e se exportaba a Bu e nos Aires para pagar las m a nu facturas q u e no se p rod u cí an en la reserva indí gena. Los jesuitas p resta ban gran at en c ión a la ed ucació n de sus feli greses, adap tando in geniosament e sus de b eres doctri nal es a las cree n c ias local es. El se rv ici o militar era ob ligato rio, y la c ab a lle ría guara ní le prestó excelen te s se rvici os a la m on a rquía españ o la en los terri torios q ue se h a lla b an fu e ra de los domi n ios jes uitas. Pe ro no se pe r m itía a n in gú n fun cionario español vivi r allí, n ingún c om e rcian te (con 159

p ocas excep c iones especiales) podía entra r. Tampoco se les enseñaba a los ind ígenas e l esp año l. És tos recibían ins truc ci ón en su prop ia len gua , bajo la au to cracia d e la Orde n d e Jesú s. Po r s u co m p le ta in vers ió n de l tra ta m ie nto o to rgado ~ la p o blac ión n ati va en e l r es to de América , p o r s u cuida doso ais lamiento del virrei nato q ue lo r o de aba, p or su r el ativa prosp eridad (exagerada por la leyen daj.Iel Estado jesuit a e n Pa ra guay atrajo el od io y la ambic ió n de los terra te n ien te s lo cal es y su sci tó los r ecelos y las e n vid ias d e la cort e e n Españ a. Fi nalm ente , Madrid exp idió u n decre to fulmi na n te en q ue ord e na ba la expulsió n de la Orden del Paraguay. La operación, condu ci da d e ma nera despiadada p o r el virrey, n o afron tó r esist en cia a lguna, Los padres obedecieron las in s trucciones que les llega ron d e Ro ma y d esar maron a los in díge nas, con la prom esa de que podría n cons erva r s us co m u n idades y de qu e se les daría la unive rs idad que tanto d es eaban . Pe ro u na vez la Orden se hub o id o , les qu itaron sus tierras, d es trozaron su s asentamientos y la pob la ción se di sp ers ó. Hov en d ía , todo lo qu e queda de una ex per iencia que goz ó d e la ambivalente ad miració n de lo s philosophes es p oco m ás q ue a lgu nas b ellas ru in as de ig les ias y acaso la s uper-vivencia de la le ngua local .!« En Eu ropa , los jesu itas aj u sta164, El ve redict o de Raynal suena como el de un contempo ráneo. Dentro de la segu ridad be nevole nte de las misiones pa rag uayas, «Inl vez n u nca s e le b ahía hech o tanto bien a la gent e , con tan p oco daño», pero los guaraníes no se op us ie ron a la expulsión de los jesu itas porque, pensaba Raynal, hahi a n suc u mbido a u na especi e de me lencoHa bajo u na forma d e vida tan un iforme , que los pri vaba d el exceso o del desorden . la e m u lac ión o la pasi ón , as¡ co mo de la libe rta d de la selva: Histoire phliosophique el poíitique des etabíisse ments e¡ dn CO II(mera da ns les Deus: JI/J es (Histo ria filosófica y po lítica d e los es tab le cimient os )' del comerc io en las Indias], vol. 4, Gineb ra, 1780 , p p. 303-304 , 320-323.

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ron sus a m b ic io nes y grad ualmen te se c o n vir tieron e n u na parte in ofe ns iva del escen a rio general. Su nom b re no dejó d e se r r esp etad o , pe ro su causa se vio a bso rbida po r una c ivilizac ión que se movía e n o tra d irección . En e l siglo XIX, e l s in gu la r expe riment o p aragu ayo fu e re memorad o co n n osta lgia por socialis tas románt icos como Cun n in gh am Grahame , u n am igo de William Moni s, o despreciado po r c ons e rvado r es racion alista s como Cou rno t. 1M Las generac io nes p ost eri o re s, s i es q ue llegab an a recor d arlo, co ns idera ron el ex peri men to jesu ita como u na c u rios idad h is tó rica, u na construcci ón so ci a l artificial, q u e co n tr adecía todas las leyes de la naturaleza hum a na y se ha llaba co n den ada p o r lo ta nto a u na rá p id a ex tinción. De la mi sm a m ane ra, los h is to r iado res d el fu tum - in cluso lo s de l presen te - pueden echar u na m irada at rás a los intentos d e cons truir el socialis mo en el s iglo xx y co nsid er a rlos c o m o un co njunto d e ab erraciones exóticas e n ti e rras remotas. Durante u n co r to ti empo logra r o n p e rturbar e l curso principa l d e la h istoria, pero és te sigu ió su cam in o h acia la conclusión señalada , m ie ntras q ue los experimentos so ci a listas, co n denad os a d esaparece r, deja ron tan sólo in ocu as traza s: aq ue llo de lo c ua l se apropia ro n las regio nes m ás avanz adas. Ya e n lo s a ños se te n ta h abl aba Franc ois Furet de «c errar el paréntesis socia lista », para qu e la c ivilización pu diese re an u da r su la rg o de sa rrollo hacia e l ca pital ismo libe ral. En la p ersp ectiva de es te prog reso, la s uerte d el socialism o se r ía el o lvido . 165. R. C. Cu rmingh arn Gr-aham e, A van ished Arcadia [Una Arcad ia pe rd ida], Londres, 1900; Cou m ot, R evu e S ommaire, p. 31 1. La refle xión mode rn a más inte resa nte al res pe c to es la de Bart olomeu Mel ia , «Le s redu cci on es jesuíticas del Paragu ay: u n espacio para u na uto p ía colonial», Estudios Paragu ayos, sep tie mb re de 1978, p p. t 57· 168.

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l n segun da posibilidad es que el resultado del soc iali s- ~ 1110 moderno sea interpre ta do de manera parecida al legad o d e la primera re vo lució n co ntra la monarq uía poi" derecho d ivino. En In glat er ra , hacia 1640, cayero n la d inast ía y el e pisco pado , nac ió u n ejérc ito revo lu cion ari o, se fu nd ó u n Esta do repu blicano y su rg ió u n ex rrao rdinari o ferme nto de id eas radi cales. De las filas de los Levellers (n ive lad ores) e me rg ió la m ás notabl e de estas ideas e n cuanto logro colec tivo, la c ual encamó la primera teo ría de la democracia moderna. En tre sus exige ncias po lít icas se hallaban e l sufragio masc ulino ge neral. un a constitució n es c rita, cl áusulas para pro tege r las libe rt ades c iviles, parlamentos a nuales, elecci o nes popu la re s no só lo de los m iembros del parlam en to, sino d e los o ficia le s del ejército y d e los fun ci o narios públicos, Este p ro gra m a se adelan tó tanto a s u tie mpo q ue muchos d e sus p u nto s, incluso hoy e n d ía , no se han rea lizad o en Gra n Bre ta ña , És ta todavía no es u na repúblic a , no cuen ta c o n un a constituc ión esc rit a ni con u na declara ción de de re cho s humanos, m ucho menos p osee parlamen tos anuales o u n cuerpo d e fu nci onari os e lecto, El conc ep to de d emocracia de los Le vellers, produc to de la movilización popular duran te la Guerra Civil y la experie ncia d e un as m asas represen tad as e n el consejo gene ra l de l Ejé rci to , no sob revivió , com o movim ie n to e fec tivo, a la luc ha m ilitar con tra la m o narq uía . Pe ro e l movim ien to de los Levellers en la Gu erra Civil subsiste como el espec tác ulo po lítico más impac tantc de su época. No resu lta so rp ren de n te que sus ideal es haya n sido ad m irados c on ta nta fr ecuen cia po r los hi sto ri ad ores con te m po rá ne os. Con todo, ¿c uál es su verdadero legado hist órico? La monarquía ing lesa fue re instaurad a en 1660 , y c inc uen ta años m ás ta rd e ya se hab ia esta blecido u na firm e o ligarq uía aristoc rá tica, q ue perd u ró hasta la época de la Revo lució n In du strial. Ante este p ro ceso. e l recue rd o del fe r162

men to radical de la Repúb lica In glesa se desvaneci ó. Ni 101 Co m m o nwealth ni los Levellers , q ue habían luc had o po r de mo c ra tiza r e l Estado revol ucio nario, d ejaron h u cIla e n la vida política b ritán ica. Los Pu l/ley Debatesv" tan s ólo fueron d escubi ert o s hacia finales d e l siglo pasado , y los p ro gram as de los Lev ellers apenas se exa m in a ro n se riame nte en este siglo . Así co mo la Revol uci ó n In glesa 110 dejó instituci o ne s importa n tes , ta m po co q uedó u n lega do de id eas q ue ejercieran in fluenc ia sob re las ge ne.rac io nes subsiguien te s. Esto se debe n o ta nto a su d e rro: la po lít ica como a l ca mb io in tel ectual que se present o d espués de habe r llegad o a su fin , Pues e l gran e n tus iasmo rev o lucio nario d e m e dia dos d e siglo aú n se hall ab a formu la do e n té rmino s esencialmente re lig ioso s, La Gue rra Civil desemb o có e n una Revo lu ci ó n Puri tana , cu yos líd e re s y adeptos m ás im po rta ntes se en tn~gar~Hl a la m is ió n d e crea r u na Co mmon we alt h d e lo s e legidos e n u n u nive rso es piri tua l to davía sat u ra d o d e mi tos bí blicos y d oct ri nas pro te sta n tes, Fu e este re vesti m ie n to teo lógic o lo q ue la inte rrum pió ta n abr up ta men tc . La Pro viden ci a , q ue e ra la se ña l de la bend ic ió n de Dios cuan do los ejé rc it os de Cromwe ll se mantenía n vic to riosos, sc convirtió e n la p rueba de la ira divina cuan do cayó la Rep úb lica , con ducie ndo a u na típ ica d errota m o ral. Pe ro , a u n nivel más p ro fu nd o, el se llo re ligio so de la revo lució n se tom ó anacró nic o a m edid a q ue la c ult u ra c o r te sa na y las creencias pop ulares se se c ula rizab an cn e l siglo sigu ie n te. El resulta do fue u na b recha de ci ento cuare n ta a ño s entre esta re vo lución in glesa y s u suceso ra históri ca en 166 , Los PII I ~Ie)' D eba /es se lleva ron a cabo e n 1647 e n la ci udad de Putney, bajo la mod e raci ón de Cromwd l. Los Levellers presc n ~a ron u n A1:reem e,,¡ 01 the People (Acuerd o del Pueb lo), una espec ie de co n trato social pa ra la creación de u n nu evo Estado, (N. del T.)

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Fran c ia . La Decl aració n de los De rechos de l Hombre las c o nsignas de Libe rtad, Ig u a ld ad y Fratern idad fuero~ las se cuelas objeti vas de lo s Agreeme Hts o/ the People(Acuerdo~ ~el P ue b lo ) d e los Levellers, Pe ro subjetivam ente exrs u a muy p oc a o ni ngu n a re lación e ntre ell os p o rque el le ng uaj e de la insu rge n ci a po lí tica hab ía cam biad~. Así , c o n indepen d encia d e las e n e rgías de las qu e se a h m entab a , el vocab u lario de la r evo lu ci ón era rad ica lm en te se c ul a r, in cl us o en g ra n pa rte antic lerica l de m a n era. intran sigen te . Por e llo ca be a firmar que la d e. m o crac ra d e lo s Levellers n o su frió con exa ctitud la misma fo rtun a q ue el igual ita ris m o de los jes ui ta s, pues a l c a bo de u n s ig lo el equ iva len te d e és te reapareció ' m u c ho m ás fu e r te , explosivo y du rad ero -pero e n la for~a d e una s ustit ución de va lo res - . En este p roceso, las Ideas e n favo r de la Causa d e S ie m pre enco n t ra ro n s u expres i ón e n u n le n guaj e m uy d istin to , c o n o tras co n n otacion es y just ificacion es. Si a lgo así fu e ra a p re s en tarse a.fina les d el siglo xx, e l so ci a lism o de h ec ho des a pa r ecen a , per o e n u n a épo ca p oste r io r p o dría m os esperar q ue las metas y lo s va lo res q u e lo d is tingue n se r ecodificasen t:n . una n ue ~a visión co nv in ce n te d el mund o , o bje tivam e nt e re lacio n ad a p er o subjet iva m ente s eparada d e su p~ed ecesora. Algu nos pued e n im agina,' que ci e r to eco lo grsm o p uede ll ega r a des emp e ñ a r est e papel , desc artan d o lo q ue es p o sib le cons idera r c o mo las d im e n sio nes ~el i.s:iosas ~el so cia lismo, s u fe e n e l p ro leta ri ad o y s u In d ife re n c ia an te la n a tu raleza , p ero rearticu lando su s tem as principales: so b re to do, el c o n tro l co lect ivo de las prá~ticas ec o nó m ic as e n [u n c ió n de la ig ua ldad d e o p or tu nidades p a ra toda la h u m a ni d ad. . ~na te rc e ra posib il ida d es que la trayecto ria d e l soc iali smo ll egue a par ecerse a la d el jacobinism o q ue desen cade nó la Revoluci ó n F ran ce sa . A difere n ci a de los Levelle rs , lo s jacobinos - m enos en t regad os a la causa de 164

la lib e rta d p e rso nal y m ás eficie n tes e n la con s trucci ó n de un Estado-. acce d iero n al p od er , au n c u a ndo n o logr a ro n rete n e rl o p or mu cho ti emp o . S u gob ie rno r e pres e ntó la c u m b re radica l de l p roces o re vo lucion a r io q ue d u ró u n a décad a , convu ls io n ando el escena r io e u ropeo . Co mo s u ced ió c o n la in g lesa , q ue la p rec edió, la Revolució n Fra n cesa n o lo gr ó c rea r un o rden p olí ti co durade ro y desem bocó igualm ente e n u na dictad u r a m ilitar segu ida p o r la r estauració n d e la monar q u ía. Pero esta vez el viejo o r den tuvo q ue ser r eimpu est o de sde fu e r a , p u es la revo lu c ión mi s m a hab ía ido más lejos: hab ía d esen cad en a do u n a m o vili zació n popu la r m u ch o más profu n da, u n desarro llo ideo lógic o m ás amp lio , co n secu e n c ias estratégicas m ás vastas para Eu r opa e n general. Po r esto m is mo se convirtió en u n aco n te cim ien to n o ta n só lo nacional , sino u n ive rs al, cuyo re cu erdo no pod ia borrars e . De n tr o d e Francia, justame n te porqu e la r estau ración fu e exte rna , e l legado revolucio na rio no pudo se r fáci lmen te rep r im ido . T ran scu rridos qu ince a ños, París se h allaba c ub ierta p o r b a r ri c adas y el gob ierno s e hab ía d ad o a la fu ga . La Monarqu ía d e J ulio n o agu antó m u cho m ás a ntes de ve rse c o ns u m id a p o r las ll am as de 184 8. La Revo lución Francesa, e n o t ras p a la b ras, fundó u na trad ic ió n polí tica a cu mula tiva , q u e in sp iró lo s intentos poste r io r es de hacer c u m p lir los p r in cipios de 1789 o 1794 no só lo e n Francia , s ino ta m b ién e n Eu ropa y final m en te m ás a llá de s us fro n te ras. Po r otro lado , esta trad ici ón pron to s u frió una m u tació n d eci siva . Pue s a pa rti r de la m at r iz d emoc rá tica b u rgu es a d e la Revo lu ci ón F ran cesa surgie ron las c o ncepc io n es d ife r en tes y co n tradi cto rias a la larga del soc ialismo m od e rno . E n este proceso no h ubo u na inte rrupció n en la co n ti n u idad te m p oral del tipo que se pr esen tó e n tre los Levell ers y los jacobi no s. El n ac im iento de las ideas so cia list as se sob rep o ne efec tiva men te a la e me r165

gcn c¡a de las n oci o nes secu lares de soberanía p opul a r y d e igu a ldad a n te la ley que se co nverti rían en lo s fundam entos de la de mocracia capitalista . Babeu f el pri m erpe nsado r d e la tradició n socialis ta co mo ta l, fue actor de la Revo lu ci ón. Sai nt -Simon.rsu pri me r teó ric o , fue vol u nta rio en la guerra d e in d epe n den ci a norteame ricana)' UI). testigo d e la Re vo lu ci ó n, y d esar ro lló sus doc tri n as co mo rea cci ó n a ella durante la Restauraci ón . Fourier p ubli có su primer esquem a de los fal an st erios bajo el reinado de Na pole ón. El m ismo Marx se ha lla ba p ro fundarnen tei m p regnado por la he ren ci a de lo q ue él deno m in aba co n senc illez la «Gran Revoluci ón ». e im agin ó e ll cva n ta mi ento futu ro del p role ta riado , p royectándolo desde e l modc- . lo rev olu ci o na ri o de 1789, Así resu lta n atural que , cua ndo esta lló la Revo luci ó n d e 1848, la Segunda Re pú bli ca viera u n fre n te u n ido en tre los viejos jacobinos y los nu evos socialis tas, Led r u-Ro llin y Louis B1 an c . Incl uso h as ta la Co mu na se conservó la alianza e n tre a m bos en Parts. Pero , ta l como anotaba Co u mot acerca d e lo q u e p resagiaban las band eras roj as, la p ro xim idad de amb os e ra e ngañosa. El socia lism o de h ec ho se p resentaba como e l he red ero de la Revo lución , el único programa capaz d e co n feri rles una re a lid ad efec tiva a los p rincipios de líbe rtad , igual dad y fraterni dad. Pero tambié n constitu ía una m utación ge nu ina, u na especi e de m ovimiento distinto al d e los jacobin os, El soci a lis m o aspiraba a u n tipo de soci ed ad distin to al de la Repúb lica de la Virtud d e Robespi erre. Que na rompe r c on e l respeto q ue éste mostraba por la p ropiedad p rivada, c ri tic aba su in te rpreta c ión del pasado , reo rganizaba la trini dad de 1789 y poní a én fasis en u n agen te social tan só lo su rgió c o n la ex pansió n de la in dus tria mo d ern a , t ras el final de la Revol uci ó n Francesa , En caso de q u e este paradig ma jacob ino fuese pertine nte , el socialis mo sufrirla a su vez una m ut aci ón si m i-

que

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1;11 ', es d ecir. c ~incidiría parci a lmen te co n el surghuicuto Ile un n uevo tipo de movimiento que proc u rase la trun slo ...nac ión ra dical de la soci edad; este ruo vimicru o e- n vilor to sen tido rec ono cería su deu da co n el soc iulis tuo. P l.'H) en o tros lo critica ria y lo repu d ia rla fue rtement e . 1:..... te es, por supu es to , el papel que la s feminista s le a u-ibu ve n a la lu cha po r la igu al dad d e lo s sexos , Los O rí ~ I' lll ' ~ ~ll ode mos de las campañas por la liberació n fem enina !'ot' remon ta n a la Segunda I nte rn ac ional. Los textos ce u uu les de l mo vimi en to lab o ral habl ab an de la aboli ci ón dI' 10l d es igua ldad tan to entre los sexos como e n tre (¡¡S d a "l'¡" so ci ales. La obra de Beb e! La mu jer etl el PlHtltlfl, pres ente y el [uturo fue e l lib ro m ás popu la r (k la lin- nun ra d e la socialde m o crac ia a lemana , y d e la mi sllLa m.uu-tn el texto ce ntral d el fem in ismo mod e rn o. h" Sl'}!,tl ll dll \ , 111, de Sim o n e d e Beauvoi r, se esc rib ió d esd e u na pn..ll 1011 de cl a ra da m en te soc ia lis ta , Pero el sufrag is m o y Sil" " I H l ' so res sie m p re rep rese nta ro n otra t rad ici ó n h i..l o l ¡III , v. en la med ida en q u e e l soci a lismo le o tor gaba (',lila \1 ' menos es pac io a la igualdad de los sexo s e n t'I ..iF,111 x \. '" i n c re m en t ó la d istan ci a e n tre a mbos. Las I'o rlll a,.. \ 'lI loh' 1I1 poráneas de la segunda ola femi nista se c ur act v r ¡¡ .I ll , 11 ge n era l po r u n a cl a ra diferen ci ació n re sp ect o :. 1,1 " I l l1 d l ciones so ci alis tas. Si bi en los ca mb ios sociuk-s q lll ' 1111 lograd o resu ltan aún bastan te modestos, las l.'O Il"" IU'U das estr uctu rales q ue te n d ría para la socie dad IIIHl If',U'Il dad real de lo s sexos parece n nnponde m bl vu u-nt c 11.1 nu des, Si en ve rdad se va a consegu ir está por VL·I~(' . 1'1' 10 1., fem in ist as b ien pueden deci r que , e n co mpara c ión ('o n 1,1 futu ro in ci er to d el m ovimi ento ob rero , la cu u..a dI' Id liberac ió n fem enina p uede co n fiada me n te c alc u la r qtulo m ejor aún se halla por ven ir. Po r ú lti mo , hay u na c uarta posib ilidad, Tal vez resu lte que el des tino de l soci a lis m o después de todo se asemeja más al de su rival h is tórico , el lib eralism o . Si b ien los j"

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o rígenes económicos de l libe ral ism o m od erno se encuentran en la econo mía po lítica cl ásic a , ta l c o mo la esbozaro n Sm ith y Ricard o, y ésta se c o nvirt ió e n una d oc tri na po lítica en los tiempos d e la Restauraci ó n, adq ui riendo su exp re sión clásica con Constant , las dos corri entes no se fu nd ieron to ta lm e nte sino hasta m ediados del siglo. xrx, en la época d e Gladsto ne y Cavour. Luego, co mo te o ría general d el libre comercio y del imperio d e la ley, d e la so ciedad me rca nt il y del Estado lim itado, su infl uen cia fue más fue rt e q ue la de los part ídos q ue llevab an su nombre y se co nvirt ió en la co ncepció n de progreso im pera n te en el Viejo y en el Nuevo Mun do. Hacia com ienzos de est e siglo, t ras hab e r presidid o u n c recimi e nto ec o nó mico susta ncial y la paz in ternaci onal. e l libe ralism o parecí a estar d isp uesto a guiar a la ci vilización de la Belle Époque hacia u n mundo d e aú n más p ro sp eridad y menos restricci ones e n su democ raci a. El descenso d esde este cenit fue ab ru p to. Con el c omi enzo de la Prim era Guerra Mundial , la ci vili zación lib eral se p recipitó s úbitam en te en la barbarie ind ustria l. Cuand o m illones de pe rsonas caían vícti mas de la m ata nza inte rirn perialísta, bajo el lid e raz go de s us m ás resp eta. bies político s e ideó logos, su siste ma de valo res pare cía incl ina rse haci a el suicid io m o ral. El descrédito profundo que esto o casio nó fue segu ido de in m ed ia to por e l go lpe m ás devastad or d e en tr eg ue rras, la depresión eco nómica más p ro funda en la historia de la humani dad. Si la Gran Guerra presagiaba los tras torn os de l Estado c o ns titucional, la Dep resió n parec ía d emost rar la quie bra del me rc a. do lib re . Lo peor se hallaba aún por veni r. La combina ción de los legados d e Ve rsalles y e l Vie rnes Negro c ond ujeron a l nazismo a l pode r, en el seno mi smo d e la d emacrada parlamentaria, al tie mpo q ue el m e rcado m un dial se desmembraba e n bl o ques aut árq uico s. Hacia fina les del p rime r terci o d e este siglo, para m uc ho s obse r168

vadores e! liberalismo se desmoro naba, como gra n fuerza histó rica , desd e s u int erior. Co mo ya es sabido , el re sultado de estos aconte cimie nt a s fu e distin to . Tra s la ho rribl e ex pe rie ncia de la Se gu nd a Guerra Mun dial , el liberali sm o alcanzó u na rec up e rac i ón no table. En s u lucha co ntra e l fa sci sm o, la eco n o m ía norteamericana recu pe ró su din amismo y los esta d os anglosajones su re putació n . Con e l ret omo de la paz, la d emoc ra cia libe ral , s us ten tad a e n e l s ufrag io u nive rs al, se gene ra lizó po r vez pri me ra a tod o lo a nc ho de la zo na capita lista avanzada y se conso lidó c on la ay uda ec o nó m ica y la su pervisió n polít ica de los Estado s UniJ os. Al mi smo tiem po la eco no m ía capita lista mundial se n-l ibera lizó de modo durade ro y, e n la medida en que revivió el comercio lib re , bas ado en la norma d el dól a r de o ro , un la rg o boom le trajo rá pido crecim iento y prosperi dad masiva sin pre ceden tes a to da la OCDE. Comoquie ra q ue se la mi re , hist óri ca m ente fue ésta una dob le transformación formidab le . El lib eralism o p royecta aho ra u n terc er logro , d e escala co mpa rab le: la grad ual ex pan sió n de s u mod el o po lítico y ec o nómico a todo lo largo y lo ancho del m u ndo menos desarrollado. Casi ningún país ,. en el Te rc e r Mu nd o in ició su ind us trialización en términos de me rc ado lib re o comenzó como Estado constitucio n al. Pero u na vez a lcanzado cierto ni vel de ac umu lació n , se p ued e obse rvar tambi én en al gunas re giones del Sur que se están da ndo los prim ero s paso s haci a u na de m ocratizació n e n lo po lítico y hacia la desgravació n económica. Ésta es, por supuesto, la hi sto ria que cuenta Fukuyama. _ El soci a lismo, po r s u part e, hizo s u ingreso a la escena mundia l justo e n el momento en q ue e l liberali smo estaba e n tr ando e n su crisis modern a. En una é poca en la qué la m ayo ría d e lo s p en sadores lib erales se rego deaba aú n en la eufo ria de Herb ert Spence r, co nv e nci dos de q ue la 169

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industria repo r ta ría la paz en tr e los estados, Luxe mb urg y Len in, Hll ferd ing y Trotsk i p redecían e l estallido de la gue rra im peria lis ta que darí a a l traste co n los ac uerdos d e fin d e si glo . Fu e igua lm en te la trad ici ó n ma rxist a la que pre vió la po sib ilidad d e la Gran Depresió n, y lo s mi smos ma rxistas los que reco n oci e ro n c u á les sería n todas las consec uen ci as del fasci smo q ue em e rgió de e lla . Al mi sm o tiempo , ta l como ya lo había pred ic h o Marx _y tras é l, los ma rxis tas rusos-e , es ta lló de he ch o u n a revoluc ió n so c ia lista en Rusia . De e lla su rgiría la creaci ón de un Estado co m u n ista e n lo que , segú n obse rvadores eu ropeos, d u ra nte muc ho tíempo seria p robabl e me n te la segun da pot en ci a m ás important e d el mundo e n e l siglo x x . Este Estado se const ituyó a la vez en la fuerza m ás d ecis iva e n la d erro ta de l fascism o duran te la Segunda Gue r ra Mu n d ial , la c ual se n tó las bases para la rec u peraci ó n h istórica del libe ralismo e n Occidente, a l m ism o tiem po que e n Asia esta lla ba o tra gra n revo lución. Nin gún movim ie n to polít ico logra exactame n te lo q ue se pro pon e y ningu na teo ria soc ial co nsigue jamás p rever ex act a me nte q ué s ucede rá. No es di fícil enu merar to das las a fir mac io nes y p redicc io nes falsas de Ma rx , Luxembu rg o Lcn in. Pe ro n ingú n o tro c uerpo teó ric o e n est e período -e l pri mer te rc io de es te siglo - se halló tan ce rca d e los éxitos d ob les, ta nto de a n ticipac ión co mo d e realizaci ones, de la tradición so ci a lista. Po r o tro lado , éstos se mo st raron ta n vulnerab le s al paso del tiem po _ y a sus p ro p ios c rt menes-. como los log ro s d el lib era lism o . Ya an te s de la d er ro ta del n azismo, e l régi m e n de Sta lin h ab la em p ren dido la guerra co n tra el c ampesinado y d esatado las" purgas en dos g randes o leadas d e te rror m asivo que cos ta ro n ta ntas vidas co m o la Pri m era Guerra Mun di al b acaso aú n m ás, Si con el lo se perdi ó el equ ilibri o po lftico-mo ra l en tre aquél y el liberalis mo , el equilíb rio económ ic o pron to d espojó a Europa orie n ta l de toda 170

ve-ntaja sob re Occide nte . L, te mpestu os a in d ustrializal' i C'1I1 ~oviéti c a e n los años treint a, qu e lc' aseg u ró la vic to ria sob re H itle r, se d esa rrolló a nte e l trasfondo d e de p reviún yestancarní e nto en Oc c iden te , Pero, d espu és d e l lJ 50, el capitalis mo e n tró e n su boom m ás d in ámico d c rod a la hi storia. Cuando la recesión vo lvió, veinte a ños después . s u tasa de c recimi e n to se hall aba muy por e nci lila d e la del bl o qu e' sovi ético. Pu es a es tas alturas éste ya ~ c había hun d ido en u n esta n ca m ie nto ec o n ó m ico agudo v u na parálisis so cia l b ajo un régim e n b u ro crátic o obsoId o .

la rama socia ldemóc rata d e la trad ici ó n soci a lis ta ,

otro la do, que no se hahí a o puest o a la masacre que resu ltó la Pri m era Guerra Mundial y que po co hab ía d ado de sí pa ra rem ediar la Depresión . Fl o rec i ó d en tro del capi ta lis mo de Europa occi de n ta l d espués de la Segund a Gue rra Mund ial. La soci a lde mocraci a se convirtió e n la pionera de ,los siste mas de b ie n es ta r q ue harían parece r el capi ta lismo eu ropeo m ucho más hu ma no q ue sus c o nt rapa rt es n o rteam erica nas o japo nesas. Pe ro , c on el ca mbio de las c o ndicion es económ ic as e n lo s a ños oc henta, estos sis te mas ta mb ié n en tra ro n e n c risis, pues los pa r tidos ... soc ia ld e mó c ratas fueron pe rdi e ndo e l poder o .aba n dona n do s u comp ro miso co n las m et as tradi ci o nal es. Al fin al d e la década, e l com u n ismo se encon traba en todas pa rtes e n c risis o se había d e r ru mbado , y la so ci a lde m o craci a no te n ía rumbo . Incluso reco n oc ie n do que la soc ia ld e mo crac ia se h a lla men os d es ac re di tada (pero, asim ismo , q ue tam po co tien e mayor peso ), para muc hos el po tencial históric o del soc ia lismo e n gen eral pa rece habe rse ag otado totalm en te , tal co mo el de l lib erali smo hac e ci ncuenta añ os. Si el paradigma lib eral resu ltara pe rtin ente , n o cab ria' de scarta r una r ed en ci ón ult erior del socialism o co mo m ovimiento. El lib eralism o se rec u peró , pe se a t od as la s P O I-

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p redicc iones, adoptan do ele men tos disp ersos del p rogra ma de su antagonist a , como el contro l estata l de l cq u illb río macroecon ómicc , la prote cción d e la paz so cial po r med io d c esq u emas d e b ienestar, la a mp liac ió n de la d em ocraci a para to d os los adu ltos. El comunismo in te n tó mo de rn iza rse de manera sim ila r , int ro d ucie ndo el em e ntos del mandato de la ley y de los mercados competi tivos.

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El resultado fue un fracas o absoluto , po r lo menos en el b loque soviético. Allí e l capita lismo tri unfa ahora política

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e in tel ec tu a lme nte. Por otro lad o , la p rivatización comI

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pleta de gra ndes co mp lejos de propi edad - es deci r, una reproducción completa del capitalismo y s u estructura soci al concomi tante - todavía se halla lejos. Para lograrla se requiere un largo proceso de reestructuración social, bajo condici ones muy a rduas, sin pre cedentes e n la tradici ón liberal. Lo s recu rsos necesarios para fin anciarla ya bo rd ean su lím ite en lo s mismos países encargados de la su perv isió n d e l proc eso . El malestar estructural in heren te a l cap italis mo av anzado , q ue se trasluc ió en los años sete n ta , no ha sido s upe ra do. Las tasas de ren dim iento no llega n ni a la mitad de las del boom d e posguerra y se han ma nte nid o a ese ni vel só lo gracias a u na e nor me expansió n de los c réd itos, que reta rdan as í el d ía deci sivo . Una c risis grave e n la OeD E trastocarla de mo do imp red eci b le todos los cálc u los po líticos, ta n to en Ori en te como e n Occi d en te . El es trec ha mie nto d e lo s lazo s e n e l o rd en cap italista mundi a l p rovocará de todas man eras q ue , po r p rim era vez, ta mb ié n se sienta en el No rte la t re me nd a p resión de la pobreza y de la exp lo tació n que pesan sobre e l" Sur. To das estas tensiones acaso insp iren u n nuevo programa in ternaci o n al para la reconstrucción so cial. Si e l socialismo lograse respo n de r efectivam en te a ellas, no ten d ría po r q ué succd crlo n ingún o tro m ovimien to. En c amb io, se re dimiría a sí m ismo co m o programa para u n m und o más e qui ta t ivo y vivib le . 172

Las analogías h ist óri cas so n p o co más que sugerentes . Pero en ocasiones p ued en resultar m ás fru ctífe ras q u e las predic ci on es. Se ría so rp re n d en te que el d estin o del soc ia lis mo reproduje ra co n fid e lidad a lg uno d e estos parad ig mas. Pero e l conju nto d e fut u ros p osib le s a n te é l es u n a ga m a d e este ti po . El o lvido , la s ustitució n de va lo res, la mu ta ci ón , la redención: ca da cual. segú n s u in tu ici ó n, tratará de adivinar c uál es el más probab le . J esuita, Le velle r, jac::ob in o , libe ral: éstas so n las imágenes en el es pej o . 1992

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IN llI CE

introducci ón _.... ... .. . . .. . ... . . ... .. .... ....... Hege l

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