Los Dividendos aún No Mienten: La estrategia de inversión creada por Geraldine Weiss 9788412303551

LAS CLAVES PARA INVERTIR EN LAS MEJORES BLUE CHIPS Y GANAR EN EL MERCADO DE ACCIONES. “Después de todos estos años, me

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Los Dividendos aún No Mienten: La estrategia de inversión creada por Geraldine Weiss
 9788412303551

  • Commentary
  • : La estrategia de inversión basada en dividendos, Geraldine Weiss

Table of contents :
ÍNDICE
Prólogo
Introducción
PARTE I: El arte de invertir en dividendos
1 Lo primero es lo primero
2 La inversión en acciones
3 La estrategia de valor de los dividendos
4 Acciones Blue Chips de calidad
5 Valor y acciones Blue Chips
PARTE II: Las oportunidades se dan en cada ciclo
6 Valor y el mercado de acciones
7 Identificar acciones infravaloradas y sobrevaloradas
8 Valor, ciclos y el índice Dow Jones
PARTE III: Ganando en el mercado de acciones
9 Desarrollando una estrategia de éxito
10 Construyendo y gestionando la cartera
11 El mercado de acciones y la Economía
12 Preguntas y respuestas
13 Conclusión
Sobre el autor

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FELICITACIONES Y RESEÑAS A DIVIDENDS DON’T LIE (1988) “Geraldine Weiss, la decana de la inversión en dividendos, ha popularizado la teoría de que existe una relación directa entre la capacidad de la empresa para pagar dividendos estables a lo largo del tiempo y el comportamiento de los precios de sus acciones en el mercado de valores. Su respetado boletín, Investment Quality Trends, emplea esta base teórica, y su clásico Dividends Don’t Lie es una introducción a su teoría”. Library Journal El modelo de inversión en dividendos de Geraldine Weiss adoptado en Dividends Don’t Lie está reiteradamente confirmado. Esta estrategia, relativamente simple y directa, limitada hoy a 350 acciones selectas, ha batido regularmente al mercado (tal y como documenta Mark Hulbert, que evalúa a los asesores de inversiones en su Hulbert Financial Digest)”. Booklist “En su análisis conservador y técnicamente detallado, los autores recomiendan un estudio cuidadoso de las acciones de calidad con

registros constantes de aumento de dividendos. Los inversores deberían comprar acciones cuando la acción esté infravalorada en relación con el rendimiento histórico de los dividendos y posteriormente vender (para reinvertir en otras) cuando una tendencia alcista lleve el precio de la acción a un nivel de sobrevaloración”. Publisher Weekly “El primer dividendo del lector ya ha sido cobrado por el hecho de comprar Dividends Don’t Lie. Es un valor excelente”. Bob Gross, editor de The Professional Investor “Una presentación lúcida y poderosa de una de las teorías de inversión mejor documentadas”. Peter Brimelow, editor de Forbes “¡Finalmente, un libro de inversiones que trata sobre valor! En última instancia, el valor gobierna el mercado y el conocimiento de ese valor se basa en primer y último lugar en los dividendos. Este libro debería ser la biblia de los dividendos”. Richard Russell, editor de Dow Theory Letters “Respeto mucho el sentido común de una estrategia de inversión basada en dividendos. Hay un orden y una maravillosa simplificación en esta estrategia de largo plazo que tiende a obtener ganancias con paciencia en lugar de lecturas a corto plazo que no generan ingresos ni ganancias sostenidas de capital”. James L. Fraser, Presidente de Fraser Management Associates

Los Dividendos Aún no Mienten La estrategia de inversión creada por Geraldine Weiss

Kelley Wright

Colección Baelo

Título original: Dividends still don’t lie Traducción: Antonio María Rodríguez García Todos los derechos reservados. Queda prohibida, sin la autorización escrita de los propietarios del copyright, la reproducción parcial o total de esta traducción por cualquier medio o procedimiento. Copyright © 2010 by Kelley Wright Copyright © 2022 de la edición en castellano por Colección Baelo coleccionbaelo.com [email protected] Diseño de la cubierta: Agudeza visual ISBN: 978-84-123035-5-1

A mi difunto abuelo, Elbert Nelson Dummitt, mi primer maestro y mentor.

ÍNDICE Prólogo Introducción PARTE I: El arte de invertir en dividendos 1

Lo primero es lo primero

2

La inversión en acciones

3

La estrategia de valor de los dividendos

4

Acciones Blue Chips de calidad

5

Valor y acciones Blue Chips PARTE II: Las oportunidades se dan en cada ciclo

6

Valor y el mercado de acciones

7

Identificar acciones infravaloradas y sobrevaloradas

8

Valor, ciclos y el índice Dow Jones PARTE III: Ganando en el mercado de acciones

9

Desarrollando una estrategia de éxito

10

Construyendo y gestionando la cartera

11

El mercado de acciones y la Economía

12

Preguntas y respuestas

13

Conclusión Sobre el autor

LIBROS PUBLICADOS POR LA COLECCIÓN 1. La Cartera Permanente, Craig Rowland y J.M. Lawson. 2. Expectativas Racionales en Inversión, William Bernstein. 3. La Mejor Inversión, Lowell Miller. 4. La Inversión a Prueba de Errores, Harry Browne. 5. El Almanaque de Naval Ravikant, de Eric Jorgenson. 6. Los Dividendos aún No Mienten, de Kelley Wright

PRÓLOGO Es para mí un gran placer presentar el nuevo libro de Kelley Wright sobre el uso de los dividendos para el crecimiento permanente del capital y la generación de ingresos en el mercado de valores. Este concepto de inversión lo publicamos por primera vez en 1966 en lo que entonces era un nuevo servicio de asesoramiento de inversiones, Investment Quality Trends. Cuarenta y tres años y tres libros después, el servicio sigue ayudando a los inversores a dominar el mercado de valores mediante la inversión en acciones de alta calidad que pagan dividendos. Les ayuda a saber cuándo las acciones están infravaloradas, momento en el que pueden comprarse, y sobrevaloradas, momento en el que pueden venderse. No se debe subestimar la importancia de los dividendos para determinar el valor de un activo en el mercado de valores. La principal razón por la que los inversores están dispuestos a arriesgar su capital es obtener un rendimiento de su inversión. En el mercado inmobiliario, ese retorno es el alquiler. En el mercado del dinero y de los bonos, es el interés. Y en el mercado de valores, es un dividendo en efectivo. Las personas que ignoran la importancia de los dividendos al hacer selecciones en el mercado de valores no se comportan como inversores. Son especuladores. Los especuladores esperan que el precio de una acción suba y los recompense con ganancias. Los inversores saben que las acciones que pagan dividendos también suben. Mientras tanto, obtienen un rendimiento de su capital. Creen en el viejo dicho: más vale pájaro en mano que ciento volando.

El legendario Charles Dow dijo: “Conocer las valoraciones es conocer el significado del mercado. Y las valoraciones, cuando se aplican a las acciones, están determinadas finalmente por el rendimiento de los dividendos”. Es innegable que muchos inversores se sienten atraídos por empresas que pagan dividendos. Para estas acciones, se pueden establecer perfiles de valoración basados en extremos históricos de alta y baja rentabilidad por dividendo. Esos extremos de rendimiento proporcionan áreas propicias de compra y venta. Una acción está infravalorada cuando la rentabilidad por dividendo es históricamente alta. Está sobrevalorada cuando el precio sube y la rentabilidad por dividendo se vuelve históricamente baja. Examinemos cómo y por qué los dividendos crean valor en el mercado de valores. Cuando el precio de una acción cae lo suficiente como para producir una alta rentabilidad por dividendo, los inversores interesados en el valor y que buscan ingresos por rentas, comienzan a comprar. Cuanto más cae el precio, mayor es el rendimiento y más inversores se sienten atraídos por las acciones. Eventualmente, la acción se infravalora irresistiblemente, los compradores superan en fuerza a los vendedores, la caída se revierte y la acción comienza a subir. Cuanto más sube el precio, menor es el rendimiento de los dividendos y menos inversores se sienten atraídos por las acciones. Mientras tanto, los inversores que compraron acciones a niveles más bajos se inclinan a vender y hacer buenas sus ganancias. Eventualmente, el precio se vuelve tan alto y el rendimiento de los dividendos es tan bajo que los vendedores superan en fuerza a los compradores y el precio de las acciones comienza a disminuir. Una tendencia decreciente generalmente continúa hasta que se alcanza una alta rentabilidad por dividendo, que nuevamente atrae a los inversores que comienzan a comprar e invierten la tendencia. En caso de infravaloración, el ciclo precio/rendimiento se restablece y el viaje desde la infravaloración hasta la sobrevaloración comienza de nuevo. Cabe señalar, que cada acción que paga dividendos deja grabado su propio perfil individual de valoraciones. Estos perfiles de alta y baja rentabilidad por dividendo se establecen a lo largo de grandes

periodos de tiempo. No hay una rentabilidad concreta para todos. Algunas acciones están infravaloradas cuando la rentabilidad por dividendo es del 4 por ciento. Algunas, cuando el rendimiento es del 5 por ciento. Otras llegarán a rendir hasta un 6 por ciento o incluso un 7 por ciento antes de que estén históricamente infravaloradas. Puede haber acciones de crecimiento que estén infravaloradas cuando el rendimiento que ofrezcan sus dividendos sea del 2 o 3 por ciento. La sobrevaloración es igualmente distintiva e individual. Por lo tanto, cada acción debe estudiarse y evaluarse de acuerdo con su propio perfil de rendimiento histórico, que se ha establecido a lo largo de varios ciclos de inversión. Ahora, aquí viene la mejor parte. Cada vez que se incrementa un dividendo, los precios de infravaloración y sobrevaloración se mueven hacia arriba para reflejar los rendimientos históricamente establecidos. Por lo tanto, una empresa que tiene un largo historial de aumentos constantes de dividendos es la más deseable para esta estrategia. Promete un crecimiento constante del capital, así como un crecimiento continuo de los ingresos por dividendos. Los aumentos frecuentes de dividendos prolongan la vida de una inversión al elevar los objetivos de precio/rendimiento tanto de infravaloración como de sobrevaloración. Los dividendos son las medidas de valoración más confiables en el mercado de valores. Los beneficios son cifras de un balance que pueden manipularse a efectos, por ejemplo, del impuesto sobre la renta. Los beneficios pueden ser también el producto de la imaginación de un “contable inteligente”. ¿Quién sabe qué secretos se encuentran en las notas a pie de página de una cuenta de resultados? Los dividendos, sin embargo, son dinero real. Una vez que se paga un dividendo, desaparece para siempre de la empresa. No puede haber subterfugios sobre un dividendo en efectivo. O se paga o no se paga. Cuando una empresa aumenta su dividendo, no es necesario leer un balance para saber que la empresa ha logrado progresar. En resumen, los dividendos no mienten. Pero nada es perfecto en el mercado de valores. A veces, un rendimiento inusualmente alto puede enviar una señal advirtiendo que el dividendo está en peligro de recorte. Cuando se reduce un dividendo, los precios de infravaloración y sobrevaloración también

se reducen y una acción que anteriormente estaba infravalorada ya no representa un buen valor. Por lo tanto, es fundamental asegurarse de que el dividendo indicado esté adecuadamente cubierto por los beneficios. Una medida de seguridad sería limitar las selecciones a acciones de alta calidad y con un largo historial de pagos de dividendos ininterrumpidos y registros atractivos de crecimiento de dividendos. Las empresas también deberían tener niveles de endeudamiento razonablemente moderados, además de relaciones precio/beneficios relativamente bajos. Dichas acciones deberían haber sido cuidadosamente investigadas antes de ser compradas y en este libro se enumeran algunos ejemplos de cómo proceder. La estrategia de dividendos en el mercado de valores se puede aplicar a cualquier acción que pague dividendos. Sin embargo, tiene más éxito cuando se aplica a acciones blue chips de alta calidad. Las empresas analizadas en este libro y enumeradas en el servicio de asesoramiento Investment Quality Trends tienen un largo historial de dividendos y perfiles bien establecidos de infravaloración y sobrevaloración. La mayoría de ellas tienen un rating crediticio mínimo de Standard & Poor's de A+ o A . Son, de hecho, verdaderas blue chips. A nivel personal, estoy muy orgullosa de haber trabajado este enfoque para encontrar valor a través de la rentabilidad por dividendo. Desde que se introdujo en 1966, ha ayudado a muchos inversores a lograr seguridad financiera. Les ha brindado un método sensato para hacer crecer su capital e ingresos y planificar sus años de jubilación. Desde 1966 a 2002, fui editora de Investment Quality Trends. Ahora estoy jubilada y vivo de los frutos de mi trabajo y de mis inversiones. Kelley Wright continúa guiando a los inversores a lo largo del difícil camino hacia el éxito financiero. Después de todos estos años, me complace observar que los dividendos aún no mienten. Mis mejores deseos para el éxito en sus inversiones. Geraldine Weiss

INTRODUCCIÓN “La vida es la mejor maestra, muchacho”. Esta era la forma en que mi abuelo decía que la mejor educación es la que te ofrece la experiencia. Estoy seguro de que llegó a este conocimiento honestamente; Sé que yo también lo hice. Y sé que esto es cierto como resultado de casi tres décadas de experiencia como asesor e inversor privado. La experiencia significa que he perdido dinero en los mercados, sobrevivido y aprendido a invertir mejor. Tenga por seguro que acumulo mucha experiencia. En 1988, mi mentora y predecesora Geraldine Weiss escribió el clásico Dividends don’t lie. Ese libro detallaba la estrategia de valor relacionada con los dividendos que hay detrás de Investment Quality Trends, el exitoso boletín informativo que fundó Geraldine y que ahora tengo el privilegio de editar. Veintidós años después, el mundo de las inversiones ha cambiado drásticamente debido a la tecnología informática e Internet. Se pueden recopilar, clasificar y analizar enormes cantidades de datos e información en cuestión de minutos. Lo que antes tomaba semanas o meses en una biblioteca, ahora se puede lograr en una noche; todo lo que se necesita es un ordenador y acceso a Internet. Lo que no ha cambiado es el éxito de nuestra estrategia de valor por dividendos para producir rentabilidades constantes en el mercado de valores. A pesar del advenimiento de las nuevas tecnologías y la capacidad sin precedentes de los inversores para acceder a la

información, nuestra técnica de la vieja escuela de usar el rendimiento de los dividendos para identificar valor en las acciones de primera calidad sigue superando a la mayoría de los métodos de inversión sobre una base ajustada al riesgo. Cuarenta y cuatro años después de su creación, Investment Quality Trends sigue centrándose en combinar una buena selección de acciones con una orientación de largo plazo porque, con el tiempo, el mercado de valores recompensa a los inversores que reconocen y aprecian el buen valor. De hecho, los dos mayores activos que puede tener un inversor son un sistema para identificar la calidad y la capacidad de reconocer valor. Aunque la estrategia de valor a través del dividendo siempre ha tenido una buena cantidad de detractores, las críticas han crecido exponencialmente desde mediados de la década de 1990 y el advenimiento de las inversiones alternativas y la evolución de las diferentes teorías de inversión. Aunque la gran mayoría de estos avances han demostrado ser fracasos, todavía está de moda en algunos círculos descartar la estrategia de dividendos como una opción de la filosofía de comprar y mantener. En términos simples, comprar y mantener es hacer una inversión sin intención de vender y esperando ganancias financieras a perpetuidad. Si los detractores de la estrategia de dividendos se hubieran tomado el tiempo de estudiar objetivamente sus conceptos, encontrarían una disciplina de venta claramente definida basada en patrones que se repiten de rentabilidades por dividendos. Poner fin a esta y otras falacias es uno de los propósitos principales de escribir Los dividendos aún no mienten. Creemos que los pilares inseparables de calidad y valor proporcionan una base de inversión que elimina gran parte del riesgo y la ansiedad de invertir en el mercado de valores. Además, creemos que proteger el principal mientras se obtiene un rendimiento tangible de la inversión a través de los dividendos tiene mucho sentido común, pero ambos se descartan rutinariamente por ser considerados arcaicos. Sin duda, los desacuerdos entre los participantes del mercado son un elemento necesario para que funcione correctamente, sin embargo, esos mismos desacuerdos pueden convertirse en un grado de arrogancia que permite el tipo de

exuberancia irracional que nos trajo el peor mercado bajista desde el Gran Caída de 1929. Curiosamente, el mercado bajista actual ha validado que nuestro pensamiento, aún siendo considerado como creencia arcaica, no solo puede sobrevivir, sino prosperar, en prácticamente cualquier clima de inversión. Estando ya en nuestra quinta década de publicación, nuestro línea de asesoramiento se mantiene incansable en la búsqueda de identificar el valor en el mercado de acciones y en la comprensión de los factores que influyen en los precios. Si bien esta es una búsqueda fascinante, no es fácil, ni siempre tenemos razón. Sin embargo, nuestro historial de éxito ha sido consistente y suficiente para afirmar que estamos en el camino correcto. Aunque los avances tecnológicos brindan a los inversores acceso a más datos e información que en cualquier otro momento de la historia, la naturaleza humana se ha mantenido relativamente sin cambios desde el Jardín del Edén. Esto quiere decir que tener más datos e información no ha curado la propensión humana a dejarse seducir fácilmente por los mitos y la información errónea, lo que da como resultado oportunidades perdidas y un desperdicio de tiempo. Invertir es un negocio y debe ser tratado como tal. Si quiere apostar, vaya a Las Vegas. Si tiene problemas psicológicos que necesitan ser resueltos, busque un terapeuta. Si quiere tener éxito en el mercado de valores, aprenda a identificar negocios de calidad que ofrezcan valor histórico y luego haga el uso más eficiente de sus recursos. Este libro tiene un diseño bastante resumido. El plan de juego descrito aquí se basa en el hecho de que el valor subyacente de una acción está en sus dividendos, no en sus beneficios ni en sus perspectivas de ganancias de capital. Más de cuatro décadas de investigación han demostrado que las empresas de primer nivel, aquellas con un largo historial de desempeño consistente y competente, son mucho más predecibles que las nuevas empresas menos establecidas, con registros erráticos de beneficios y pagos de dividendos. En resumen, la estrategia de valor por dividendos es un enfoque probado y de sentido común, con buenos resultados a largo plazo. Aunque el volumen puede ser ligero, el contenido es potente. Con el

debido respeto a los premios Nobel de economía y finanzas, no se requiere de un gran nivel intelectual para ser un inversor exitoso. Sugeriría que procurara tener una buena dosis de sentido común y un poco de disciplina. Si cree que es necesario hacer un gran esfuerzo matemático y económico para obtener valor de su dinero, puedo guiarle en esa dirección, pero probablemente se sentirá confundido y frustrado si por contra intenta implementar alguna estrategia de inversión esotérica que nunca entenderá. No se deje intimidar por quienes dicen que la simplicidad no funciona. La mayoría de los inversores no pierden dinero en los mercados porque sean estúpidos; pierden dinero porque no han invertido el tiempo suficiente y no entienden el riesgo. Si puede aprender a repensar sus acciones antes de comprarlas, estará bien encaminado para alcanzar sus metas financieras. Por último, invertir tiene tanto que ver con la percepción como con los métodos. Si su reacción instintiva ante un evento o situación es que algo no va bien, ¡por el amor de Dios, hágase caso! “La oportunidad”, dice Geraldine, “es como un tren; muy pronto llegará otro”.

PARTE I EL ARTE DE INVERTIR EN DIVIDENDOS

1 LO PRIMERO ES LO PRIMERO “No recibimos sabiduría; debemos descubrir por nosotros mismos, después de un viaje, lo que nadie puede hacer por nosotros”. Marcel Proust No soy terapeuta, y este libro no es un viaje para aprender a mirarse el ombligo o el autodescubrimiento. Sin embargo, tienes que hacer bien esa parte. La psicología y los sentimientos de los inversores juegan un papel importante en la forma en que abordan el proceso de inversión. En mi experiencia, los inversores más exitosos tienen en mente un objetivo final que quieren lograr, lo que necesariamente dicta la mayoría de sus decisiones de inversión. Esto no quiere decir que usted no pueda ser un inversor exitoso sin tener un plan trazado, pero comprender su motivación para poner en riesgo el dinero que tanto le costó ganar puede ayudarle a evitar tomar riesgos innecesarios. Teniendo en cuenta lo anterior, perdone mi enredo filosófico por un momento. Si el 11 de septiembre de 2001 nos ha enseñado algo,

esperemos que sea que la vida es preciosa y el tiempo muy valioso. Si aceptas esta premisa como cierta, estarías de acuerdo conmigo, entonces, en que idealmente deberíamos dedicar el mayor tiempo posible en esta vida a encontrar y abrazar nuestras pasiones; esas actividades que hacen que nuestros corazones se agranden y nuestras almas se eleven. Sin embargo, la realidad es que no vivimos en un mundo ideal. Como seres humanos, tenemos que pasar una parte importante de nuestro tiempo cubriendo primeras necesidades: alimentación, vestido, vivienda, transporte, educación, recreación o medicamentos. El medio por el cual adquirimos estas necesidades se llama dinero en efectivo.

Todo gira en torno al efectivo Generar suficiente dinero en efectivo para satisfacer sus necesidades será uno de sus objetivos principales hasta que muera. Si tiene seres queridos de los que es responsable, podrían seguir necesitando efectivo incluso después de su muerte. Durante los años laborales, debe hacer que sus sueldos y bonificaciones cumplan una doble función, cubriendo las necesidades actuales mientras invierte para el futuro. De manera óptima, el efectivo invertido generará suficientes intereses, dividendos y revalorización del capital para satisfacer sus necesidades futuras cuando sus sueldos y bonificaciones ya no sean sus principales fuentes de ingresos. Entonces, su desafío a largo plazo será equilibrar su flujo de efectivo entre sus necesidades actuales de efectivo y su necesidad de acumular dinero para el futuro. Su nivel de éxito en este esfuerzo puede verse afectado positivamente por un mínimo de planificación financiera. La planificación es un ejercicio excelente y una herramienta útil para organizar sus actividades financieras y crear una estructura disciplinada. Aunque algunos profesionales pueden abrumarle con las minucias, una comprensión de su flujo de efectivo y presupuesto actual es suficiente para hacer algunas suposiciones razonables en

un presupuesto de jubilación. Esta información le proporcionará un marco de trabajo sobre cuánto necesita ahorrar, la tasa de rentabilidad requerida de esos ahorros para alcanzar sus objetivos y cuánto gasto en seguros necesita para protegerse a sí mismo y a sus seres queridos en caso de que quede discapacitado o muera prematuramente. Armado con esa información y este libro, puede lograrlo. La tecnología ha cambiado el mundo y las costumbres sociales. Esta nueva era de la comunicación ha acelerado el ritmo al que recibimos información y procesamos su aplicación a nuestras vidas. Por extensión, el lugar de trabajo y la ética laboral también han evolucionado. Los tiempos en los que uno elegía una carrera profesional con un empleador o dentro de una industria para toda la vida laboral se han desvanecido. La jubilación, o al menos el concepto de jubilación, también ha evolucionado. El modelo del siglo XX de pasar del empleo a los años dorados en busca de ocio se ha transformado en la realidad de que, para muchos, ya sea por elección o necesidad, una parte de los años dorados ahora incluye alguna forma de empleo. A pesar de la recesión y la caída cíclica de la vivienda a partir de 2008, la realidad económica a largo plazo es que, históricamente, el coste de vida aumenta año tras año. A menos que su flujo de caja aumente al mismo ritmo que el coste de sus gastos, tendrá que decidir entre gastar en necesidades actuales o invertir para necesidades futuras. Salvo que se produzca una gran depresión o el fin del mundo, es muy probable que el coste de vida y la esperanza de vida continúen aumentando. Suponiendo que estoy en lo correcto, debe estar preparado para el aumento del coste de las necesidades básicas durante una mayor cantidad de tiempo. Esto quiere decir que va a necesitar mucho dinero en efectivo. Por supuesto, todos tenemos circunstancias y situaciones únicas, por lo que la forma en que abordamos el gasto y la inversión variará según cada persona o familia. Independientemente de la variedad de factores a considerar, no se limite a esconder la cabeza en la arena y esperar lo mejor; tener esperanza no es una estrategia para el éxito.

La importancia de la planificación Como asesor de inversiones, con demasiada frecuencia he sido testigo del estrés y la ansiedad de los inversores que han subestimado sus necesidades de efectivo para la jubilación. Debido a que la planificación para la jubilación no obtuvo una amplia aceptación hasta principios de los años noventa, muchos esperaron para financiar adecuadamente sus planes de pensiones u otras formas de ahorro, y no invirtieron adecuadamente. No puedo decirle cuántas personas me han dicho que pensaban que la Seguridad Social compensaría la diferencia. Aunque la Seguridad Social funcionó bien cuando la demografía era más favorable, asegurar los beneficios para los futuros beneficiarios requería cambios en el sistema. Hoy nos enfrentamos a la perspectiva de un programa en quiebra. Aunque hay voces que abogan por reformas que se necesitan desde hace mucho tiempo, sugeriría que no se realizarán cambios significativos en la Seguridad Social porque es políticamente difícil de manejar. Para los lectores menores de 40 años, esto es desalentador; Yo de ellos no contaría con que la Seguridad Social estará disponible para complementar su jubilación. Esperemos que sea yo quien esté muy, muy equivocado. Sin duda, habrá lectores que sean proactivos y estén mejor preparados, y que adoptarán la planificación de la jubilación desde el principio de su vida laboral. Por diseño o por suerte, algunos habrán invertido bien y estarán en el buen camino; otros no tendrán tanta suerte. Si no está seguro de su posición, no adivine. Si necesita ayuda, contrate a un asesor financiero. Un asesor fiscal o abogado deben ayudarle también. Sin embargo, ya sea que lo haga solo o necesite ayuda, asegúrese de hacerlo. Saber lo que necesita y cuándo lo necesitará es fundamental para el proceso de inversión. Cuando se trata de su futuro, no tenga miedo de hacer preguntas. Por mi experiencia, pocas personas tienen las respuestas a estas preguntas bien fijadas en la cabeza. No es que no sean capaces, pero la mayoría de las personas prefieren concentrarse en actividades que encuentran más atractivas. Entiendo esa

perspectiva porque la mayoría tienden de forma natural hacia lo que más les interesa. Así que, digo de nuevo, no adivine; descubra lo que necesitará para enfocarse en sus metas y objetivos. Si sabe cuáles son sus metas y objetivos, está bien encaminado para lograr el éxito en sus inversiones. Al final del día, una inversión exitosa se realiza mediante tres actividades: conocer la(s) meta(s) final(es) de por qué está invirtiendo; utilizar un enfoque de inversión que tenga sentido para usted y pueda generar rendimientos suficientes para alcanzar sus objetivos; y mantener un ojo en los impuestos y gastos. Las tres actividades, que se muestran en la Figura 1.1, no son más que tener presentes sus inversiones y decisiones de inversión. Pone atención e interés en otras áreas críticas de su vida, ¿por qué no debería hacer lo mismo con sus inversiones? Piénselo de esta manera: al entretenerse con la toma de decisiones conscientes sobre sus inversiones, podría eliminar cualquier temor y ansiedad que pueda tener sobre su futuro financiero. ¿Cómo le parece eso de importante? Como se dijo anteriormente, poco ha cambiado en la naturaleza humana. Las dos emociones básicas del miedo y la codicia siguen siendo los desafíos más difíciles que enfrentan la mayoría de los inversores. El miedo a perder dinero por una mala inversión solo es igualado por el miedo a perder dinero por una oportunidad perdida; ambos son directamente atribuibles a la falta de buena información. Tomar decisiones conscientes de inversión a largo plazo es casi imposible sin buena información. Es irónico que, en la Era de la Información, el inversor promedio sufra privación de información. En cierto nivel, esto parece absurdo, considerando la cantidad de boletines, revistas y publicaciones periódicas sobre inversiones que se publican, además de los shows económicos con los que se congestionan las ondas de radio y los contenidos para la televisión, que ofrecen las 24 horas del día más contenidos de los que nadie puede asimilar. Bueno, sí, todas estas fuentes están fácilmente disponibles. ¿Y qué? La respuesta no está en cuánta información está disponible sino cuánta es importante. El público inversor no sufre de falta de información, sino de falta de

información relevante.

Nuestro propósito Como editor de un boletín informativo de inversión, no deseo parecer egoísta o hipócrita, pero hay dos elementos críticos que se deben comprender sobre este punto: el contenido y el propósito. En Investment Quality Trends producimos todo nuestro contenido internamente con el fin de ayudar al suscriptor a tomar decisiones de inversión bien informadas. Desde el principio decidimos que para permanecer independientes y completamente objetivos, no aceptaríamos publicidad externa. Por lo tanto, nuestros ingresos se basan únicamente en las suscripciones. Ese hecho requiere que nuestro contenido satisfaga las necesidades de información de los suscriptores que resulten en buenas decisiones de inversión y ganancias, lo que trae en consecuencia suscripciones continuas. En comparación, gran parte de los principales medios financieros son grandes negocios en deuda con los accionistas que esperan que su empresa genere muchos ingresos. Como todas las empresas que cotizan en bolsa, la única función es generar beneficios, como cualquier otro negocio en el mundo. Los conceptos por los cuales los grandes medios producen sus beneficios son los ingresos publicitarios. Los ingresos por publicidad se basan en la cantidad de personas (la audiencia) a la que llega el medio. Para alentar a las personas a leer, escuchar o ver su medio, deben crear interés y captar la atención de la audiencia. Desafortunadamente, el medio por el cual se capta el interés de la audiencia no es necesariamente información útil. Y, cuando la información cuestionable es distribuida por fuentes que se cree que tienen mucho conocimiento y son confiables, se agrava el problema. Por otro lado, la información que funcionará para la audiencia no siempre es comercialmente atractiva o llamativa. Entonces, al querer entretenerse, gran parte del público inversor se gira hacia la información que es el equivalente a la comida rápida

nutricionalmente vacía, y luego se preguntan por qué sufren de desnutrición. Es inconcebible que la información relevante sobre inversión pueda ser reemplazada por discusiones ridículas pero entretenidas que son simplemente inútiles y pueden distraerle del propósito básico de invertir: generar suficiente efectivo para satisfacer sus necesidades actuales y futuras mientras se limita el riesgo. Además de publicar Investment Quality Trends, “comemos nuestra propia comida” para nuestro propio capital privado y como gestores de carteras trabajamos para fundaciones y cuentas privadas de personas con alto patrimonio neto. Los métodos probados que se encuentran en este libro nos ayudan a tomar decisiones bien pensadas sobre cómo invertir y alcanzar las metas y objetivos financieros de nuestros clientes. Por experiencia, hemos aprendido a ignorar la información inútil creada por los vendedores ambulantes de comida basura porque simplemente no funciona. Este libro le mostrará lo que nos funciona y cómo utilizarlo correctamente para que usted tome ventaja. Como gestores de carteras que somos, nos encontramos sujetos a estrictos requisitos legales y a un nivel muy alto de competencia. Si no cumplimos con nuestra responsabilidad, estamos fuera. En consecuencia, nosotros y otros profesionales afines buscamos y aprovechamos la mejor información disponible; por la cuenta que nos trae. Al igual que los grandes medios financieros, la industria de productos y servicios de inversión, aunque bien intencionada, está diseñada para el consumo masivo. En un entorno único para todos, es inevitable que el inversor medio esté expuesto a riesgos de los que no es consciente. Esto no es una acusación hacia ningún individuo, sino de la cultura propia de la industria financiera, que está orientada a las ventas y las transacciones, no a la rentabilidad del inversor.

Un enfoque en el que confiar El enfoque orientado a la rentabilidad del inversor tiene tres áreas:

comprender lo que necesita para poder establecer metas alcanzables; realizar inversiones con la mayor probabilidad de cumplimiento de dichas metas; y limitar impuestos y gastos. Repetidamente, los estudios confirman que las decisiones que tome en estas tres áreas tendrán el mayor impacto en el éxito o el fracaso de su plan de inversión. Mi experiencia es que si adopta estos métodos en su proceso consciente de toma de decisiones de inversión, disfrutará de mayores rendimientos mientras reduce el riesgo y aumenta sus posibilidades de alcanzar sus objetivos. La estrategia detrás de nuestro enfoque, la estrategia del valor en los dividendos, se basa en la Teoría del rendimiento de los dividendos, un enfoque de inversión basado en el valor. El término valor puede significar diferentes cosas para diferentes personas. Para nosotros, saber qué representa el valor es la clave para invertir en bolsa. Invertir en una empresa cuando ofrece un buen valor histórico reduce drásticamente el riesgo a la baja al mismo tiempo que brinda el máximo potencial alcista para las ganancias de capital y el crecimiento de los dividendos. En lugar de alguna definición o métrica arbitraria, la Teoría del rendimiento de los dividendos utiliza la rentabilidad por dividendo de una acción como la medida principal de valor. Obviamente, el precio es importante, pero el precio por sí solo, sin un contexto sustancial, no tiene sentido. Más allá del precio, un inversor debe tener un método probado para establecer si el precio de una empresa ofrece suficiente potencial de retorno para justificar asumir un riesgo con su capital de inversión. Profundizaremos en este concepto en los siguientes capítulos, pero en los términos más simples, una acción es más atractiva cuando ofrece una alta rentabilidad por dividendos. A medida que los inversores se apresuran a invertir en ella, el deseo de compra hace subir el precio. Eventualmente, el precio alcanza un área donde el rendimiento actual ya no es atractivo y las compras se detienen. Sin nuevos compradores que hagan subir el precio de las acciones, se establece la inercia y el precio comienza a bajar. En este momento, los primeros compradores comenzarán a vender y asegurar sus ganancias. Cuando los inversores posteriores vean que sus ganancias se evaporan, también venderán para salvar lo que

puedan. Eventualmente, la venta hará que el rendimiento vuelva a subir hasta un área en la que, una vez más, sea suficiente para atraer nuevos intereses de compra. Entonces, en lugar de enfatizar solo el precio o el sector, sus productos u otros factores cualitativos de una empresa, la estrategia de valor por dividendos utiliza patrones del histórico de los dividendos para tomar decisiones de compra y venta. Al comprender el patrón histórico del rendimiento de los dividendos de una empresa, el inversor está mejor posicionado para saber si las acciones ofrecen mucho valor, poco valor o un valor intermedio. Un último punto mientras comenzamos nuestro viaje juntos: intentaré evitar la jerga de la industria siempre que sea posible. Nuestra lengua es lo suficientemente amplia como para explicar este método y su proceso de una manera que el inversor no profesional pueda entender. Esto debería ayudar a levantar el velo de misterio y confusión de lo que en realidad es un proceso relativamente simple.

2 LA INVERSIÓN EN ACCIONES “Octubre es uno de los meses particularmente peligrosos para especular con acciones. Los otros son julio, enero, septiembre, abril, noviembre, mayo, marzo, junio, diciembre, agosto y febrero”. Mark Twain Tal y como se detalla extensamente en el Capítulo 1, todos tenemos necesidades prioritarias que se deben comprar con dinero en efectivo. En algún momento, generalmente durante la jubilación, necesitará una reserva de efectivo para complementar sus otras fuentes de ingresos. A menos que sea rico, le toque la lotería o herede una fortuna de la tía abuela Sally, sus opciones para aumentar la riqueza son bastante limitadas; en definitiva, tendrá que invertir. Al igual que con cualquier empresa importante, aquellos que comienzan con el foco en un objetivo o resultado específico, tienen muchas más posibilidades de éxito. Invertir no es diferente. El mayor error que cometen los inversores es comprometer el dinero ganado con tanto esfuerzo en inversiones sin tener absolutamente ninguna idea de por qué están haciendo esas operaciones. Sin

duda, algunos de ustedes se estarán diciendo a sí mismos: “Pues claro que sabemos por qué. ¡La gente invierte para ganar dinero!”. Acordemos entre nosotros que eso es un hecho. Ahora profundicemos en el meollo del problema: dinero para qué; dinero para quién; y, dinero para cuándo.

Necesidades de la Inversión Hacerse preguntas es importante para alcanzar el éxito, pero las respuestas son críticas. Sumergirse en los mercados con un concepto vago de ganar tanto dinero como sea posible es una invitación al desastre. Como mínimo, necesita saber dos cosas: cuánto y cuándo. Saber cuánto necesitará y cuándo lo necesitará le permitirá diseñar una estrategia. No cualquier estrategia, sino una estrategia personal para satisfacer sus necesidades específicas. Confíe en mí, sin este nivel básico de comprensión hará una de dos cosas: apuntar a la luna asumiendo más riesgos de los necesarios o jugar demasiado cerca del suelo y no llegar nunca a alcanzar sus metas. Cuando se trata de necesidades, no hay una talla única para todos. Cada inversor es un individuo con necesidades y objetivos únicos. Puede tener más de un objetivo; es posible que incluso tenga que priorizar entre varios objetivos, como la educación, la jubilación, las compras importantes o incluso el posible cuidado de personas mayores o con necesidades especiales. Estos objetivos pueden ser a corto plazo, a largo plazo o una combinación de ambos. También es posible que sus objetivos deban abordarse por separado porque puede haber diferentes factores a considerar. Si puede responder claramente a estas preguntas, estará en una posición mucho más sólida para satisfacer sus necesidades. Una vez que tenga el fin en mente, solo hay una cosa que debe comprender acerca de la inversión: el único propósito de invertir es hacer crecer su capital y su base de ingresos para satisfacer una necesidad de efectivo actual o futura. Si cree que es posible que no cumpla con sus metas y objetivos de efectivo, entrará en pánico y

asumirá riesgos innecesarios, lo que generalmente resultará en pérdidas y decepciones. Así pues, en términos simples, invertir trata de satisfacer las necesidades, no de ganar la lotería.

Acciones, Bonos o Efectivo Se puede escribir un libro entero (de hecho, ya existen muchos) solo sobre este tema. Para nuestros propósitos, quiero mantener esto simple: para la mayoría de los inversores, la mayoría de sus inversiones se realizarán a través de las tres clases de activos principales: acciones, renta fija (bonos) y efectivo o equivalentes de efectivo. El efectivo y los equivalentes de efectivo (instrumentos a corto plazo que se pueden liquidar rápidamente con poca o ninguna pérdida de capital) sirven para varios propósitos. Uno de ellos es proporcionar liquidez para cumplir con las obligaciones corrientes; otro es mantener temporalmente intereses y cupones que se destinan a la reinversión; por último, el efectivo es una alternativa a corto plazo y de bajo riesgo a las acciones y los bonos durante los períodos de extrema volatilidad del mercado. Como clase de activo, las acciones se pueden dividir en muchos subconjuntos: nacionales e internacionales; crecimiento y valor; gran capitalización, mediana capitalización, pequeña capitalización; mercados desarrollados y emergentes, etc. Lo mismo ocurre con los instrumentos de renta fija: bonos del Tesoro; de otras agencias gubernamentales; respaldados por hipotecas; alto rendimiento; internacionales; mercados emergentes, etc. Además de las clases de activos comunes que acabamos de enumerar, el mercado financiero contemporáneo también consta de clases alternativas, como hedge funds, capital privado, capital riesgo, inmuebles, metales y piedras preciosas, arte y antigüedades y, por supuesto, futuros y contratos de opciones para casi todo. Tal vez esto sea parte del problema: el panorama inversor se ha vuelto tan desordenado y sofisticado que los inversores han perdido de vista lo importante. Sin embargo, cuando se destila hasta el nivel

más básico, hay dos opciones principales para el capital de inversión: prestar o poseer. En los términos más simples, cuando invierte en un instrumento de renta fija (un depósito, una letra, un bono gubernamental, un bono corporativo, un bono municipal), cualquiera que sea el caso, está haciendo un préstamo de su capital para el emisor. Por el derecho a usar su capital, el emisor se compromete a pagarle un tipo de interés fijo durante el período acordado del préstamo y devolverle su capital, en su totalidad, al final del período del préstamo, también conocido como vencimiento. Cuando un inversor compra acciones, adquiere parte de la propiedad de una empresa. El rendimiento de una inversión en acciones se presenta de dos formas: revalorización del capital (un aumento en el precio de las acciones) y dividendos, que analizaremos con mayor detalle en breve. A diferencia de una inversión en renta fija, las acciones ordinarias no pagan un tipo de interés fijo y no ofrecen garantías para el retorno del capital. La decisión de asignación de activos (el porcentaje de capital asignado a acciones, bonos y efectivo en una cartera) es una de las decisiones básicas, aunque más confusas, que debe tomar un inversor. En general, el papel de las acciones es proporcionar retornos totales a largo plazo (una combinación de apreciación de precios y dividendos). El papel de los bonos es proporcionar un flujo constante de ingresos. Al considerar los riesgos y beneficios de las acciones frente a las de renta fija, las primeras, en teoría, tienen un potencial de apreciación ilimitado. Es decir, no hay un límite superior sobre cuánto puede subir el precio de una acción. Un inversor en renta fija, por otro lado, generalmente conoce el potencial de rendimiento máximo si se mantiene hasta el vencimiento. Si bien es cierto que un instrumento de renta fija puede venderse con una prima antes del vencimiento, el potencial de apreciación es significativamente menor que el de las acciones. Esto nos lleva a una de las principales áreas de desacuerdo entre los inversores, los académicos y la industria de la inversión: ¿Qué es el riesgo? Antes de abordar esa pregunta, un principio arraigado de la inversión es que el riesgo va de la mano con la recompensa:

sin riesgo, no hay recompensa. Según su propia definición y comprensión del riesgo, esto podría ser cierto o no. Mi creencia es que, si le pregunta al inversor promedio (no profesional o académico) cómo define el riesgo, le dirá que es la posibilidad de perder dinero, lo que significa una pérdida parcial o total de la inversión original. Los académicos financieros, y la industria de la inversión en general, definen el riesgo como la volatilidad a corto plazo (anual, mensual o diaria). La volatilidad se mide por la varianza o desviación estándar, que en realidad no es más que el nivel en la fluctuación del precio del activo o conjunto de activos. Y, ¿qué es una pérdida? ¿Es una pérdida realizada (vender una inversión por menos del desembolso original) o una pérdida sobre el papel (mantener una inversión con un valor de mercado actual por debajo del precio de compra)? No se ría. No sabe cómo la gente puede llegar a enredarse con esto. Para el inversor de corto plazo que pueda necesitar el uso de su dinero hoy, la próxima semana o el próximo mes, no hay mucho que discutir aquí; cualquier tipo de pérdida significa que tiene menos dinero para usar y eso le hace sentir dolor. Para el inversor a largo plazo que tiene un horizonte temporal de 20 años, podría tener sentido estratégico mantener una pérdida latente en una inversión que salió mal de inicio porque hay tiempo para compensarla. Por otro lado, si la inversión es sólida pero se encuentra temporalmente deprimida (pérdida sobre el papel), ¿por qué preocuparse por las fluctuaciones del mercado a corto plazo? Por lo tanto, para el inversor a corto plazo, el riesgo es no tener suficientes fondos líquidos para satisfacer sus necesidades de efectivo en el presente y en el futuro a menos de cinco años. Si esto se aplica a su situación, entonces no necesita inversiones que puedan fluctuar significativamente a corto plazo. Como instrumentos de inversión, tanto las acciones como los bonos tienen riesgos. Es posible que las acciones no tengan un techo teórico, pero sí tienen un suelo: las acciones pueden caer a cero y perder su valor. Con las inversiones de renta fija, existe la posibilidad de una caída en el valor de mercado debido a un aumento en las tipos de interés. También existe la posibilidad de que

el emisor no pueda realizar los pagos de intereses o del principal, incumpliendo el pago del préstamo. Sin embargo, para el inversor a largo plazo, la renta fija tiene un gran riesgo, que es disimulado a simple vista pero muy peligroso; es el riesgo de inflación. El riesgo de inflación es la posibilidad de que el flujo de pagos de los cupones y la eventual devolución del principal disminuyan su poder adquisitivo (no sigan el ritmo de la inflación). Para el inversor a largo plazo, entonces, ni la definición del inversor promedio ni la académica/industrial abordan adecuadamente el concepto de riesgo. Gran parte del riesgo se puede mitigar a través de la educación sobre los horizontes temporales de inversión y limitando las inversiones a acciones de alta calidad que ofrecen un buen valor en base a su rentabilidad histórica. Con respecto a la definición académica/industrial de riesgo, las fluctuaciones de precios a corto plazo (anuales o incluso menos frecuentes) (volatilidad) no son tan relevantes para el inversor con un horizonte temporal de 20 años y que busca construir riqueza a largo plazo para satisfacer las necesidades futuras de efectivo. Además, al poner el foco en la volatilidad, casi siempre se ignora la pérdida de poder adquisitivo causada por la inflación. Para los inversores de corto plazo, la inflación no es una gran preocupación, pero para los inversores a largo plazo, el impacto puede ser enorme.

A favor de las acciones Como editor de un boletín informativo sobre inversiones en acciones y gestor de carteras especializado en acciones blue chips, obviamente soy un defensor de invertir en acciones. Déjeme decirle por qué. La mayoría de los inversores están familiarizados con el concepto de rentabilidad total: ganancias de capital (apreciación del precio) más la rentabilidad en dividendos. Como fórmula, lo escribiríamos así: Ganancias de Capital + Rentabilidad por dividendo = Rentabilidad Total

Usemos un ejemplo. Usted compra una acción a 25$ por acción y al cabo de tres años el precio ha aumentado a 50$ por acción. La ganancia de capital es de 25$ por acción o 100%. Supongamos que las acciones pagaron un dividendo de 1$ por acción el primer año, 1,10$ el año siguiente y 1,21$ el tercer año. Al sumar los 3,31$ en dividendos a la ganancia de capital de 25$, el retorno total es igual a 28,31$. Para expresar en porcentaje su capital total, dividimos el retorno total (28,31) entre el precio de compra (25), y da 113%. Esto representa el retorno total de la inversión durante los tres años. Sobre una base simple, la rentabilidad anual media ha sido del 37%. La estrategia de valor en los dividendos de IQ Trends agrega otro componente al concepto de rendimiento total, a saber, el crecimiento de los dividendos. Ganancias de Capital + Rentabilidad por dividendo + Crecimiento del Dividendo = Rentabilidad Total Real El potencial de crecimiento de la rentabilidad total real es la razón subyacente y, en realidad, la única razón para que los inversores inviertan en acciones. Si bien las inversiones de renta fija ofrecen un rendimiento fijo, en un entorno de tipos de interés decrecientes podrían ofrecer potenciales de ganancias de capital. Sin embargo, el crecimiento de los dividendos solo se puede lograr en el mercado de acciones. En capítulos posteriores, profundizaremos en la importancia que tienen los dividendos y su crecimiento en los precios de las acciones, pero por ahora sepa que solo en el mercado de acciones puede lograr una rentabilidad total real. En última instancia, el verdadero beneficio de la rentabilidad total real solo se comprende cuando se considera el daño infligido al capital por los males unidos de los impuestos y la inflación. Es decir, si no queda nada para gastar o reinvertir después de impuestos e inflación, no tiene mucho sentido el riesgo que asumió. Si está poniendo en riesgo el dinero que tanto le costó ganar, ¿no debería buscar una mayor probabilidad de que lo ahorrado por sus

esfuerzos le dejen algo de valor?

El Crecimiento en las Acciones Durante el período de 83 años entre 1926 y 2008, la rentabilidad compuesta nominal de las acciones (el S&P 500) fue del 9,60%. Los bonos del gobierno a veinte años rindieron un 5,70% y las letras del Tesoro a 30 días un 3,70%. Con el ajuste de una tasa de inflación media compuesta del 3,0%, los rendimientos reales fueron del 7,10%, 2,20% y 0,50%, respectivamente. Después de tener en cuenta los impuestos, las letras del Tesoro a 30 días son prácticamente irrelevantes y los bonos del Tesoro a 20 años son solo un poco mejores. Históricamente, solo las acciones han proporcionado un crecimiento real a largo plazo del capital. Eso sí, para ser justos, nadie tiene un horizonte temporal de inversión de 83 años. También existe el argumento de que los rendimientos históricos son irrelevantes porque esas condiciones económicas no son aplicables a las de hoy. Sin embargo, lo que sí sé sobre el mercado de valores es que suele tener todo en cuenta: el pasado, el presente y, como mecanismo de descuento, el futuro. Sin el beneficio que nos proporcionaría la clarividencia, tenemos que mirar hacia lo que sabemos, y eso es el pasado. Aunque el pasado no garantiza nada, proporciona información sobre cómo se han comportado las inversiones en diversas condiciones económicas durante distintos períodos de tiempo. Sin embargo, la trampa común cuando se mira al pasado es elegir únicamente los datos que respaldan nuestras tesis. No seré parte de eso y usted se merece algo mejor. Dicho esto, es razonable revisar los períodos de tenencia que sean representativos de los del inversores promedio para que podamos encontrar algo en común desde lo que partir. Comencemos con un marco temporal muy razonable de 20 años, como se muestra en la Figura 2.1. En los 64 períodos de tenencia de 20 años consecutivos desde 1926 hasta 2008, las acciones (S&P

500) superaron a la renta fija (bonos del gobierno a 20 años) en todos los casos excepto en dos: los 20 años desde 1929–1948 y 1989–2008. Pongámoslo en perspectiva: las acciones superaron a los bonos en 62 de los 64 períodos de 20 años naturales, o el 96,8% del tiempo. Ese es un promedio de bateo bastante alto, que plantea la pregunta de qué sucedió en los dos períodos en que las acciones tuvieron un desempeño inferior al de los bonos. Para el período que comenzó en 1929, la respuesta es bastante simple: la Gran Crisis de 1929. Para cuando terminó en 1932, las acciones habían disminuido en casi un 90%. Se necesita tiempo para salir de un agujero tan profundo. Para el período que comenzó en 1989, la historia es diferente. En lugar de que los precios de las acciones cayeran al comienzo del ciclo, las caídas se produjeron al final: 2000-2002 y de octubre de 2007 a finales de 2008. Por norma general, analistas y economistas discrepan sobre las razones de las caídas en estos dos períodos. En última instancia, la única opinión que importa es la de los inversores que compraron y vendieron. En ambos períodos, sin embargo, existe el fuerte argumento de que las valoraciones fueron excesivas. Desde 1926 hasta 1928, las acciones aumentaron un 120,40% sobre una base nominal, un rendimiento anual promedio simple del 40%. Entre 1989 y 1999, las acciones aumentaron un 221,40% sobre una base nominal, un rendimiento anual promedio simple de 20,12%. Un rendimiento del 20% en un año determinado no es algo fuera de lo común; sin embargo, promediar eso durante 11 años consecutivos es extraordinario. Nos ocuparemos a fondo de las acciones y sus valoraciones en capítulos posteriores, pero había algo en común en los dos períodos. La rentabilidad por dividendo del Dow Jones se encontraba en niveles históricos de sobrevaloración. Comprender la conexión entre la rentabilidad por dividendo y las valoraciones le ayudará a evitar períodos de sobrevaloración tanto en acciones individuales como en el mercado en general. Que los bonos hayan tenido un rendimiento superior en estos dos períodos también es fácil de entender; ambos fueron períodos de tipos de interés decrecientes.

Si 20 años le parece un período demasiado largo, la figura 2.2 muestra que en los 74 períodos de tenencia de 10 años consecutivos entre 1926 y 2008, las acciones (S&P 500) superaron a la renta fija (bonos del gobierno a 20 años) en 64 períodos, o el 86% de las veces. Lo que parece evidente es que, cuando el período de tenencia disminuye (20 años a 10 años), el porcentaje de tiempo en que las acciones superaron a los bonos también disminuye, lo que respalda el argumento de que cuanto más largo sea el período de tenencia, mayor será la probabilidad de que las acciones superen a los bonos. Una vez más, el 86 por ciento es un promedio de bateo bastante alto. Como hicimos con los períodos de 20 años anteriores, ¿qué podemos aprender al observar los 10 períodos en los que las acciones tuvieron un desempeño inferior al de los bonos? Los primeros cuatro períodos móviles de 10 años fueron los que terminaron en 1937, 1938, 1939 y 1940. Obviamente, estos períodos se vieron afectados por el Gran Choque. Los siguientes tres períodos móviles de 10 años también están interrelacionados: 1974, 1977 y 1978. Estos tres períodos móviles abarcaron gran parte del mercado bajista que se extendió desde 1966 hasta finales de 1974. En el año 2000, una de las rachas alcistas más largas de la historia llegó a su fin con el colapso de la tecnología y las punto com. Las caídas entre 2000 y finales de 2002 fueron tan severas que el período que finalizó en 2002 se convirtió en el octavo ciclo de 10 años en los que las acciones tuvieron un desempeño inferior al de los bonos. Los dos últimos períodos de 10 años consecutivos no deberían sorprendernos: 2007 y 2008. A medida que los osos hundieron sus dientes en los mercados, gran parte de las ganancias de finales de la década de 1990 se desvanecieron. Lo que debería ser obvio en este punto es que cualquier período protagonizado por un mercado bajista necesariamente da como resultado un ciclo de bajo rendimiento para las acciones. Como se señaló anteriormente, parte de esto se puede evitar mediante la comprensión del valor y las valoraciones. Los datos finales de rendimientos que revisaremos se muestran en la Figura 2.3 y muestran los 79 períodos de 5 años desde 1926

hasta 2008. Las acciones (el S&P 500) superaron a la renta fija (bonos del gobierno a 20 años) en 58 de 79 períodos, o 73% de las veces. Una vez más, vemos que cuando el período de tenencia disminuye (de 10 a 5 años), el porcentaje de veces en que las acciones superan a los bonos también disminuye. Aunque el porcentaje de períodos en los que las acciones superaron a los bonos disminuye cuando lo hace también el número de años en el período de tenencia, 73% sigue siendo un porcentaje relativamente alto. Conociendo la psicología de los inversores, algunos de ustedes, sin duda, estarán pensando: “El 73% por ciento es cerca de tres de cada cuatro; son números con los que puedo vivir. Tal vez cinco años sea un período de tenencia suficiente para las acciones”. Sin embargo, considere esto: en términos de rentabilidad real, las acciones han tenido pérdidas de más del 30% en cuatro años naturales durante los 83 años desde 1926 hasta 2008. En dos de los cuatro casos, 1931 y 1974, el año anterior también registró pérdidas. En estos dos casos, las pérdidas anuales llegaron a más del 50%. No hay forma de disimular que fueron años horribles. Como sugerí anteriormente, donde el inversor de largo plazo debe poner realmente el foco de sus objetivos es en la rentabilidad real (después de descontar la inflación). Así que, echemos un vistazo a los períodos de tenencia de 20, 10 y 5 años después de ajustar la inflación. En los 64 períodos de 20 años consecutivos entre 1926 y 2008, como se muestra en la figura 2.4, las acciones (el S&P 500) superaron a la renta fija (bonos del gobierno a 20 años) en todos los casos, excepto en uno: los 20 años transcurridos entre 1989 y 2008. Sesenta y tres de sesenta y cuatro períodos es el 98,43 por ciento de las veces. En los 74 períodos de 10 años consecutivos entre 1926 y 2008, como se muestra en la figura 2.5, las acciones (el S&P 500) superaron a la renta fija (bonos del gobierno a 20 años) en 63 de los períodos o el 85% de las veces. En los 79 períodos de de 5 años desde 1926 hasta 2008, como se muestra en la figura 2.6, las acciones (el S&P 500) superaron a la renta fija (bonos del gobierno a 20 años) en 58 de los períodos o el

73% de las veces; estos resultados son idénticos a los que se dan sobre una base nominal no ajustada a la inflación.

Conocimiento, estrategia y tácticas Hemos cubierto mucho terreno en este capítulo, así que permítame resumir los puntos más destacados. La inflación es una constante en nuestro sistema de capitales, por lo que el coste de las necesidades básicas probablemente seguirá aumentando con el tiempo. En caso de que no gane o herede una fortuna, necesariamente tendrá que reservar e invertir una parte de su capital para crear un fondo de ahorro y un flujo de ingresos para satisfacer sus necesidades futuras. El principal riesgo para el inversor de corto plazo es una pérdida de capital latente. El principal riesgo para el inversor de largo plazo es la inflación y un crecimiento insuficiente de su capital. De la variedad de clases de activos disponibles para la inversión, la mayoría de sus decisiones financieras se centrarán en la asignación de su capital en las tres clases de activos principales, que son acciones, bonos y efectivo. Los bonos prevén una tasa de rentabilidad durante un período concreto y un rendimiento del principal de la inversión al vencimiento. Con la excepción de un período de tipos de interés decrecientes, el potencial de apreciación del capital es mínimo. Los riesgos de inversión aparentes para los bonos son las fluctuaciones de los tipos de interés y el riesgo crediticio. El riesgo menos aparente para los bonos es la pérdida a largo plazo del poder adquisitivo debido a la inflación. Las acciones no prevén una tasa concreta de rendimiento durante un período ni una devolución del capital de la inversión. En teoría, las acciones tienen un potencial ilimitado para la revalorización del capital, pero también tienen un fondo; pueden llegar a cero. El riesgo obvio para las acciones es la volatilidad a corto plazo o la fluctuación de los precios. Por último y más importante, las acciones son los únicos vehículos de inversión que ofrecen el potencial de rentabilidad total real: ganancias de

capital + dividendos + crecimiento de dividendos. Nadie tiene el poder de ver el incierto futuro. Lo que sí tenemos son datos históricos, que pueden o no ser aplicables al entorno económico actual. Sabemos, sin embargo, que los mercados son un mecanismo de descuento que tiene en cuenta tanto la historia pasada como las condiciones actuales en un intento de ofrecer luz hacia el futuro. Si bien la revisión de varios períodos de tenencia podría indicar que, en la gran mayoría de los casos, las acciones superan significativamente a los bonos en términos nominales y después de la inflación, las acciones pueden sufrir y han sufrido pérdidas significativas en años puntuales. En resumen, no hay nada fácil en finanzas. Cuando pone su dinero a trabajar en los mercados financieros, estará expuesto al riesgo. Sin embargo, el riesgo, cuando se entiende correctamente, se puede utilizar a su favor. La diferencia entre el éxito y el fracaso en el mercado de valores se reduce en última instancia a tres cosas: conocimiento, estrategia y táctica. Cuando comprende las diferencias entre acciones y bonos, sus ventajas y desventajas, sus riesgos y recompensas, eso es conocimiento. Con conocimiento puede idear un plan de ataque, que es una estrategia. Confiando en su conocimiento y con una estrategia comprobada, está preparado para iniciar los procedimientos del proceso de implementación de su estrategia, la táctica. En el siguiente capítulo, detallo la estrategia de valor de dividendos que defendemos y utilizamos en Investment Quality Trends.

3 LA ESTRATEGIA DE VALOR DE LOS DIVIDENDOS “Si no sabes a dónde vas, ningún camino te llevará allí ”. Lewis Carroll Cualquiera que haya estudiado seriamente la historia del mercado de valores, será consciente de la vasta colección de personajes que han alcanzado la fama por sus espectaculares éxitos y/o fracasos. Muchas de estas historias son ciertas; un número igual, quizás más, son mitos. No importa si estas historias son ciertas o no, lo que representan estos personajes es ganar y perder. Todo el mundo ama a los ganador es y la mayoría de las veces los convertimos en héroes. Sin embargo, cuando se trata de invertir en el mercado de valores, muchos inversores pueden identificarse más fácilmente con los perdedores que con los ganadores, lo cual es peligroso. Perder dinero no solo duele financieramente; entristece el alma. Cuando sufre una pérdida en el mercado de valores, no es raro sentir una variedad de emociones: ira, culpa y tal vez humillación. El hecho es que, si invierte lo suficiente, podrá experimentar las pérdidas; nadie obtiene un beneficio a largo plazo sin ellas. No importa su nivel de inteligencia, el éxito en el mercado de valores le puede ser esquivo y transitorio. A lo largo de mi carrera he conocido a muchas personas que eran brillantes en su campo de actividad, pero completamente desafortunadas cuando se

trataba de invertir en la bolsa. En muchos casos, estas personas, que en el resto de sus vidas no han tenido más que éxitos, han optado por tirar la toalla y darse por vencidos, cosa que era desafortunada e innecesaria. Lo que pocos inversores entienden es que el mercado de valores es la mayor de las competiciones, el juego de todos los juegos, jugado a escala global. Como sabe cualquiera que haya competido alguna vez a cualquier nivel, ¡cada juego tiene sus reglas! En el mercado de valores, como en cualquier otra situación competitiva, los mejores jugadores, los ganadores, son aquellos que tienen conocimiento y una estrategia. Ganar, como debe esperar, es mucho más fácil con una estrategia correcta. Obviamente, existen algunas diferencias importantes entre invertir en el mercado de valores y un simple pasatiempo. Por un lado, lo que está en juego es mayor: la posible pérdida de ahorros y seguridad conseguidos con mucho esfuerzo. Pero para el ganador, las recompensas también son mayores. Más allá de la ganancia en riqueza, pocas cosas son más satisfactorias que la emoción de la caza, la alegría del descubrimiento y la satisfacción duradera de una victoria que se intensifica debido a la importancia de este esfuerzo. Y repito, ganar es mucho más fácil con una estrategia adecuada.

Los dos caminos hacia la rentabilidad de una acción La mayoría de los inversores que compran acciones lo hacen con la esperanza de obtener una buena rentabilidad. La esperanza, sin embargo, no es una estrategia. Para el inversor que elige el mercado de acciones como la vía para hacer crecer su riqueza, es importante comprender los elementos que componen el retorno de la inversión en acciones. La mayoría de las veces, el elemento más tangible de la rentabilidad, el dividendo, se subestima. Todos los inversores quieren que el precio de sus acciones aumente, pero los precios no aumentan por simple deseo; necesitan

un catalizador, una razón para que los inversores compren y eleven el precio. La premisa subyacente de la estrategia de valor de los dividendos es que la rentabilidad por dividendo es el principal impulsor del precio de una acción. Piénselo: en igualdad de condiciones, ¿cuándo es más atractiva una acción para los inversores? Sí, cuando su rentabilidad por dividendo es alta. Un dividendo atractivo con una alta rentabilidad son casi imposibles de ignorar para los inversores inteligentes. A medida que el atractivo de asegurar un alto rendimiento atrae a los inversores, el precio de las acciones comienza a subir. Como el precio y la rentabilidad tienen una relación inversa, el aumento de los precios de las acciones da como resultado una disminución de la rentabilidad. Cuando la rentabilidad desciende a un nivel en el que ya no es atractiva, desaparece el interés de los inversores y, por lo tanto, las compras. Sin la demanda de los inversores, el precio de la acción comenzará a disminuir hasta que alcance un punto de precio en el que la rentabilidad por dividendo vuelva a ser suficiente como para atraer a nuevos interesados en la compra. Cuando se compara con los sistemas que se centran en los patrones de precios, los productos y servicios de una empresa, las relaciones precio/beneficios y crecimiento, u otras medidas, surge la elegante simplicidad de centrarse en la rentabilidad de los dividendos. Es decir, saber que una acción es atractiva cuando la rentabilidad por dividendo es alta y poco atractiva cuando es baja proporciona al inversor una medida objetiva de si el precio de una acción es alto, bajo o intermedio. Debido a que la relación entre el precio y el rendimiento es la pieza central de la estrategia de valor de los dividendos, tiene sentido desarrollar los conceptos relacionados en detalle. Tenemos dos conceptos que componen el rendimiento de una inversión en el mercado de acciones. No es sorprendente que la mayoría de los inversores se centren en la apreciación del capital o del precio; todo el mundo quiere vender una acción para obtener una ganancia. El otro componente es el dividendo, que representa un retorno puntual de la inversión. Los dos componentes se convierten en lo que se conoce como retorno total o rentabilidad total.

Creo que no nos equivocamos si decimos que cada vez que un inversor compra una acción, lo hace con la esperanza de que la venderá más tarde con una ganancia. Con el tiempo, después de la pérdida o pérdidas inevitables, la ilusión de la certeza es reemplazada por la sabiduría que se gana solo a través de la experiencia; es decir, en el mercado de valores, nada es seguro. Sin embargo, lo que no es ilusorio es el dividendo. Una vez recibido, el dividendo es tuyo, un retorno tangible de la inversión que el mercado no puede arrebatarte como lo puede hacer con una ganancia en papel.

Ahora que comprende qué es un dividendo y cómo calcular el rendimiento en términos de rentabilidad por dividendo, veamos un poco más de cerca la relación entre precio, rendimiento y valor. Tomemos dos acciones, una con un precio de $10 que paga un dividendo de $0,50 y otra con un precio de $20 que paga un dividendo de $1. Además del hecho de que $20 es el doble de $10 y $1 es el doble de $0,50, tienen el mismo valor en términos de rentabilidad por dividendos; ambos pagan dividendos del 5%. Debido a que los precios de las acciones y los dividendos rara vez caen en números redondos tan fáciles de calcular como en el ejemplo anterior, veamos algunos ejemplos más de cómo se calcula la rentabilidad por dividendo. Recuerde, la rentabilidad se calcula sobre el precio pagado por las acciones, por lo que, a menos que haya un cambio en el dividendo, la rentabilidad de la compra permanece constante sin importar cuál sea el precio actual de las acciones. La Tabla 3.1 muestra más información sobre la rentabilidad por dividendo. Los nombres de las empresas en este ejemplo son ficticios. Independientemente de que los dividendos o la revalorización del capital sean su componente favorito de rendimiento, aún necesita un medio para definir e identificar el valor de cualquier acción como activo de inversión.

Medidas de valor Tradicionalmente han existido tres medidas o ratios fundamentales de valor: la relación precio-beneficio, la relación precio-valor contable y la rentabilidad por dividendo. Lo que resulta evidente de

inmediato con las dos primeras es que se centran en el precio. El precio, sin un contexto, no tiene mucho sentido. De las tres medidas, la rentabilidad por dividendo es la única relacionada con un rendimiento real de la inversión: el pago de dividendos. Por ello, más allá del valor de los ingresos para el inversor, los dividendos brindan evidencia tangible de que la empresa realmente está ganando dinero, que es algo que una cuenta de resultados o un libro de cuentas no pueden probar.

Calidad de los beneficios Los beneficios son el alma de una empresa y la única razón por la que existe la empresa es generarlos. Sin embargo, con los beneficios, lo que es real y lo que se informa pueden ser dos cosas completamente diferentes. Es decir, un estado de cuentas puede ser un laberinto por el que navegar, con su colección aparentemente interminable de notas al pie, excepciones y variables. En términos simples, los beneficios se pueden dividir en partidas hasta el punto en que a menudo son ininteligibles. ¿Por qué sucede esto? Para ser justos, los beneficios de una empresa pueden verse afectados por innumerables eventos que van desde los más simples hasta los más complejos. Un cambio en el liderazgo de la empresa, por ejemplo, puede conducir a la venta de activos o a una serie de adquisiciones. Todo ello debe ser debidamente anotado; sin embargo, un patrón recurrente de revisiones y reformulaciones podría ser indicativo de informes poco honestos. No hay duda de que los beneficios pueden ser manipulados; sucede con frecuencia. Para algunos, esto puede parecer cínico, pero cuando se llega al fondo de la cuestión, los beneficios son, a menudo, únicamente el valor que escribe un administrativo.

Los dividendos crecientes elevan el precio de las acciones Con el párrafo anterior como referencia, vemos por qué las tendencias de rentabilidad por dividendo son un indicador predictivo

de la apreciación/depreciación de las acciones. Cuando aumenta un dividendo, el precio de una acción (que representa el valor actual de mercado) generalmente aumenta para reflejar el mayor valor de la inversión. Por contra, cuando se reduce un dividendo, el precio de las acciones generalmente disminuye para reflejar la reducción del valor de la inversión y las expectativas de mayores reducciones en los beneficios, sin mencionar la pérdida de ingresos anticipados para el inversor. La única variable en esta ecuación es la cantidad de tiempo que tarda el mercado en darse cuenta del aumento/disminución del valor y ajustar el precio en consecuencia.

Por qué los dividendos son tan importantes “A las pruebas me remito”, era uno de los dichos campechanos de mi abuelo para enseñarme alguna lección. Cuando se aplica a los dividendos, se refiere a que son una prueba tangible de un retorno de la inversión. Cuando una empresa tiene un historial a largo plazo de pagos de dividendos constantes y crecientes, sencillamente no hay mejor indicador sobre el estado de la salud financiera de la empresa. Los dividendos son dinero real. Los dividendos prueban que la empresa está ganando dinero; no puedes pagar lo que no tienes. De modo que, en lugar de tratar de determinar la rentabilidad estudiando los beneficios de una empresa, estudie su historial de dividendos. Al final, los dividendos son la confirmación más segura de la rentabilidad de una empresa, ya que los dividendos solo pueden surgir de la realidad de los fundamentales. Ahora, llevemos esto un paso más allá. Si se detiene y lo piensa, en realidad solo hay una razón por la que la gerencia y la junta directiva de una empresa votan por un aumento de dividendos: mayores beneficios o la expectativa razonable de mayores beneficios. Una vez más, la única variable es la cantidad de tiempo que tarda el mercado en darse cuenta del aumento de valor de las acciones debido al aumento de dividendos para impulsar el precio más arriba. Aquí es donde la virtud de la paciencia es primordial. Incluso si un inversor no requiere de ingresos inmediatos por parte

de sus acciones, aún puede apreciar que los dividendos brindan una base de seguridad bajo el precio de la acción. Por experiencia, sabemos que los observadores de mercado prestan mucha atención a la rentabilidad de los dividendos, y cuando el precio de una acción cae a un nivel que crea un rendimiento atractivo, el capital de inversión fluirá hacia la acción y detendrá la caída. Una acción que no paga dividendos no tiene tal protección a la baja por su precio.

Rentabilidad total revisada Aunque este concepto se abordó anteriormente en el Capítulo 2, es fundamental para la estrategia de valor de los dividendos. La principal ventaja de una inversión en acciones es el potencial de rentabilidad total: Ganancias de Capital + Rentabilidad por dividendo = Rentabilidad Total Junto a la Rentabilidad de los Dividendos surge otro factor que se suma a esa ecuación: el crecimiento de los dividendos. Ganancias de Capital + Rentabilidad por dividendo + Crecimiento del Dividendo = Rentabilidad Total Real La idea de la rentabilidad total real es, ha sido y siempre será la razón subyacente por la que los inversores están dispuestos a arriesgar su capital en acciones ordinarias. Ha sido el atractivo fundamental de las inversiones bursátiles desde sus inicios. Aunque el mercado de bonos puede ofrecer un rendimiento fijo y, dependiendo de la tendencia de los tipos de interés, cierto potencial de ganancia de capital, el crecimiento de los ingresos por dividendos solo está disponible en el mercado de valores. Como se detalló anteriormente, el crecimiento de los dividendos es el catalizador y el predictor más preciso del aumento de los precios de las acciones. En el transcurso de los últimos 44 años, existen innumerables ejemplos de acciones que obtuvieron tasas de rentabilidad total

real que habrían sido prácticamente imposibles de obtener en cualquier otro vehículo de inversión con un grado de riesgo similar. Estas acciones se habían mantenido durante años, durante los cuales hubo aumentos constantes de dividendos, lo que se tradujo en aumentos constantes de los precios. He aquí un ejemplo para ilustrar este punto. Una de las marcas más reconocidas del mundo es la de McDonald's (MCD), que prácticamente creó la industria de los restaurantes de comida rápida y hoy opera y otorga franquicias a cerca de 32.000 restaurantes en 118 países. A pesar de su historia y de tener un estatus de compañía icono estadounidense, McDonald's tuvo problemas a finales de la década de 1990 y principios de 2000. Criticado en algunos círculos del análisis empresarial como una reliquia del pasado y una industria moribunda, McDonald's personificó en muchos sentidos el cambio en las actitudes de los consumidores, que se alejaron del modelo del ladrillo de la vieja escuela y se pasaron a la nueva escuela de lo moderno, representada por Starbucks. En 2003, la gerencia de McDonald's inició una estrategia corporativa para devolverle el brillo a sus Arcos Dorados. Parte de la estrategia era un compromiso con los accionistas de aumentar el valor de su inversión a través de una combinación de recompra de acciones y aumentos de dividendos; ¿Fueron alguna vez en serio? En 2002, el dividendo de McDonald's (MCD) fue de $0,06 trimestral o $0,24 anual. A finales de 2003, el dividendo se había incrementado en un 60% hasta $0,10 trimestral o $0,40 anual. El dividendo se ha incrementado constantemente cada año desde entonces, hasta que en agosto de 2009 fue de $0,50 por trimestre o $2,00 por año. El primer aumento de dividendos en 2003 colocó a MCD en un área infravalorada y en nuestra pantalla de radar. Nuestras compras iniciales se realizaron a $15 por acción y posteriormente a $19 por acción. En el momento de escribir este libro, las acciones cotizan a $57, casi una ganancia de capital del 300%. Sin embargo, lo que es más importante, nuestro dividendo inicial ha aumentado en casi un 1000% y nuestra rentabilidad por dividendo a la compra (yield on cost) es de aproximadamente el 10%. Sin duda, algunos lectores se preguntan por qué no hemos vendido

estas acciones para cosechar las ganancias. Como se explicará más detalladamente en capítulos posteriores, MCD aún representa un buen valor histórico debido a la frecuencia y el tamaño de los aumentos de dividendos. La Figura 3.1 muestra una representación gráfica de este valor fundamental. Como puede ver, la acción todavía tiene un potencial alcista considerable. Con el potencial de rentabilidad total real, como el ilustrado en el ejemplo de MCD, se puede ver cómo una acción que se mantiene el tiempo lo suficiente como para que el concepto funcione puede superar los males representados por los impuestos y la inflación Para ser justos, no podemos estar seguros de que los dividendos aumenten cada año. Tampoco podemos estar seguros de cuándo y en qué medida subirán los precios de las acciones. De hecho, desde octubre de 2007 los mercados han estado experimentando el proceso correctivo conocido como mercado bajista. Sin embargo, si las acciones se compran a niveles de precios históricamente infravalorados, y si esas acciones tienen un historial largo e ininterrumpido de pago de dividendos y de aumentos frecuentes de esos dividendos, es probable que la rentabilidad total real de esa inversión supere el rendimiento de cualquier otro tipo de inversión.

Lo que nos cuenta la calidad Aunque la estrategia se puede implementar con cualquier empresa que pague dividendos durante el tiempo suficiente, las posibilidades de éxito son mayores con las acciones blue-chips. Cuarenta y cuatro años de investigación de mercado muestran que la estrategia de valor de los dividendos, cuando se implementa a través de acciones de alta calidad con un largo historial de aumentos constantes de dividendos, proporciona una poderosa herramienta. Al final, lo más importante es la creación de riqueza, tanto de capital como de ingresos, para satisfacer las necesidades de efectivo presentes y futuras del inversor. La Figura 3.2 ilustra el concepto de la Teoría de la Rentabilidad de los Dividendos y su aplicación práctica a través de la estrategia del

valor de los dividendos en términos genéricos. La premisa simple es que la decisión de comprar o vender una acción a un precio determinado está ligada al valor subyacente de sus dividendos representado por la rentabilidad del dividendo.

El Santo Grial para todos los inversores en acciones es comprar barato y vender caro. Desafortunadamente, para la mayoría de los inversores, alto y bajo suelen ser referencias vinculadas al precio. Sin embargo, como se mencionó anteriormente, el precio sin un contexto no tiene sentido. En 2003, McDonald's estaba infravalorada en 15 dólares, pero también lo estaba después en 19 dólares, porque su rentabilidad por dividendo representaba un valor históricamente bueno. Lo mismo sucedió en 2004 a $40 y nuevamente en 2009 a $57. Sin una forma de medir el valor, alto y bajo no son más que conceptos difusos. Desde nuestra perspectiva, esto es algo bastante simple; la teoría y la estrategia son básicas para invertir. Tal vez sea un planteamiento demasiado básico, ya que la simplicidad a menudo confunde a los inversores que parecen decididos a encontrar un método más complicado para el crecimiento del capital y los ingresos y, en última instancia, su seguridad financiera. Sin embargo, durante más de 44 años, cuando el concepto se aplica a tendencias de dividendos en acciones de alta calidad, puede ayudar al inversor a: Minimizar el riesgo a la baja en el mercado de valores. Maximizar el potencial alcista de las ganancias de capital.

Maximizar el crecimiento de los ingresos por dividendos, lo que permite a los inversores mantener el ritmo de la inflación

El orden natural La Ley de Reforma Tributaria de 2003 redujo drásticamente la tasa del impuesto sobre la renta que grava los dividendos recibidos de las empresas. Los mercados son dinámicos y se amoldan constantemente a la fluctuación económica, la legislación, los impuestos y la innovación; en definitiva, los mercados se ajustan. Los detractores de nuestro estilo también olvidan que los inversores han acudido en masa a los dividendos desde que se llevan registros de inversión, por lo que la rentabilidad de una empresa de calidad no depende de un determinado entorno fiscal o de un ciclo de mercado en particular. Es un principio básico, que sirve como una guía constante incluso en las fases de mercado más frustrantes. “Los principios subyacentes de una buena inversión no deben cambiar de una década a otra”, escribe Benjamin Graham en su obra clásica, El Inversor Inteligente, “pero la aplicación de estos principios debe adaptarse a los cambios significativos en los mecanismos financieros y el clima reinante”.

Lo dividendos aún no mienten Mucho ha llovido desde que Geraldine Weiss escribió Dividends don’t lie en 1988. Las teorías inversoras han ido sucediéndose por modas, varias técnicas y vehículos de inversión alternativos han disfrutado de breves ciclos de gloria para ser abandonados cuando poco después se demostraron imperfectos o ineficaces, y los inversores han acudido en masa y han huido posteriormente de una gran variedad de modas, fenómenos y falsas esperanzas. A pesar de todo, hay una cosa que se ha mantenido constante: el dividendo. Los dividendos siguen siendo el componente más confiable del rendimiento de la inversión porque siguen siendo al dinero real. Los balances y cuentas de resultados pueden mostrar visiones de grandeza, pero no ponen dinero en tu bolsillo. Cuando una empresa paga un dividendo, no puede ser expresado de ninguna otra forma. Una vez que un dividendo sale del banco de la empresa, es irrecuperable. No se puede utilizar ningún ajuste, esquema o truco para falsificar un pago de dividendos; se paga o no se paga. En resumen, los dividendos cuentan una verdad que ningún informe corporativo puede revelar. A raíz de los escándalos de Enron y World-Com a principios de la década de 2000 y los colapsos más recientes en la industria financiera, la gestión corporativa y las juntas directivas están bajo un mayor escrutinio que en cualquier período anterior en la historia del mercado financiero. Como resultado, cada vez se presta mayor atención a la declaración y pago de dividendos. Incluso sin este escrutinio intensificado, la gerencia y los directores de las empresas de calidad conocen mucho mejor que nadie la situación financiera de su empresa y la dirección probable que tomarán los beneficios futuros. Las empresas de primer nivel, competentes y bien administradas, con un largo historial de excelencia y desempeño, no pagarán ni aumentarán un dividendo a menos que el pago esté fiscalmente justificado. Por estas razones, una tendencia de aumento constante de los dividendos es más indicativa de la salud y el bienestar de una empresa que cualquier

otra medida. Para el inversor que busca un rendimiento confiable de la inversión a partir de un flujo predecible de dividendos, hay una ventaja adicional: una tendencia de aumento de los dividendos también es un predictor confiable del crecimiento futuro del capital. A estas alturas de la lectura, debe ya tener una comprensión sólida de los conceptos relacionados con que los dividendos y la rentabilidad de los dividendos son un componente importante de la rentabilidad total, una medida del valor y un predictor del crecimiento. A continuación, explicamos cómo aplicar estos conceptos al proceso de creación de una cartera, la gestión de la cartera a través de varios ciclos de mercado y la anticipación del precio futuro de las acciones y las direcciones del mercado.

4 ACCIONES BLUE CHIPS DE CALIDAD “El buen sabor de boca que deja comprar a un precio bajo pronto se olvida; pero el amargor de la mala calidad queda en el recuerdo durante mucho tiempo”. -Anónimo Un enfoque de inversión basado en el valor, como la estrategia de valor de los dividendos, es un arma poderosa que debe tener en su estrategia de inversión. Cuando se implementa correctamente a través de empresas de alta calidad que representan un valor históricamente bueno, un inversor está bien posicionado para superar al mercado. Los términos calidad y valor se repiten con frecuencia a lo largo de este libro porque son los pilares sobre los que descansa la base de la estrategia de dividendo-valor. En capítulos anteriores hemos discutido la importancia del valor de manera genérica; en capítulos posteriores la discusión será mucho más específica. Sin embargo, antes de entrar en los aspectos más sutiles de la identificación del valor, es importante introducir y comprender el concepto de calidad y su importancia subyacente. Como se indicó anteriormente, la estrategia del valor de los dividendos se puede implementar con cualquier empresa que haya pagado dividendos durante el tiempo suficiente para establecer un patrón repetitivo. Sin embargo, para obtener resultados de inversión óptimos, se

implementa mejor a través de acciones en la primera línea de la alta calidad. Más de 40 años de investigación muestran que la estrategia de valor de los dividendos, cuando se implementa a través de acciones de alta calidad con un largo historial de excelencia y rendimiento, proporciona una poderosa herramienta para generar riqueza. Al fin y al cabo, la construcción de riqueza, tanto de capital como de renta, es lo que realmente importa para afrontar el presente y el futuro de nuestras necesidades de dinero efectivo.

La calidad y el mercado de acciones El extracto que sigue apareció por primera vez en The Dividend Connection, el segundo libro de Geraldine escrito con su hijo, Gregory Weiss. Está tan bien escrito que simplemente no hay forma de mejorarlo. En el mercado inmobiliario, la calidad está determinada por tres medidas: ubicación, ubicación y ubicación. También se pueden aplicar tres medidas a la calidad en el mercado de valores: rendimiento, rendimiento y rendimiento. 1. El rendimiento financiero es la primera medida de la calidad. Incluye el historial de beneficios, dividendos, deuda sobre el capital, valor en libros y flujo de efectivo de la compañía. 2. El rendimiento de la producción es la segunda medida de la calidad. Buscamos una empresa que cree productos o servicios útiles y busque activamente la investigación y el desarrollo de nuevos productos o servicios. La empresa también debe demostrar la capacidad de comercializar sus productos o servicios con éxito. 3. El rendimiento de las inversiones, reflejado en la rentabilidad sobre el capital a largo plazo y el crecimiento de los dividendos, es la tercera medida de calidad. El objetivo más importante de un inversor es una rentabilidad total gratificante. Una empresa bien administrada con un sólido desempeño financiero generará un rendimiento total que superará a cualquier otro vehículo de

inversión. Estas tres medidas de calidad no están solas. Se encuentran entrelazadas en la estructura de la empresa y los objetivos de sus accionistas. Toda nuestra investigación ha demostrado que hay tanto o más potencial de ganancias en las acciones de alta calidad que en las acciones de calidad inferior o no probada, y aceptando mucho menos riesgo. Nuestro método de inversión en el mercado de valores se centra exclusivamente en la selección de acciones de primer nivel. Implica limitar las selecciones a acciones de primer orden y comprar o vender esas acciones en función de sus perfiles individuales de infravaloración o sobrevaloración.

¿Qué es una acción blue chip? Hasta donde sabemos, hay al menos 15.000 empresas que cotizan en bolsa solo en los mercados financieros de EE. UU. Dudo seriamente que alguien me culpe por sugerir que no todas ellas representan acciones de primer nivel, y mucho menos empresas que merecen ser consideradas como buenas inversiones. Hay cierta ironía en el hecho de que un libro que se centra en la inversión basada en el valor como un negocio en contraposición al mero juego de la especulación, las acciones blue chips obtienen su nombre de la denominación de unas fichas en el juego de póquer. Sea como fuere, el término blue chip se reserva, sin embargo, solo para las acciones de la más alta calidad. La razón de esto es simple. Las empresas de primer nivel tienen una gran reputación y ofrecen el mejor potencial para aumentar el valor de los accionistas a través del crecimiento de los dividendos y las ganancias de capital. Aunque muchas empresas de renombre son también de primer nivel, un número igual, si no más, no lo son. También hay muchas acciones que tienen nombres familiares pero que están lejos de ser blue chips. Como puede ver, es importante tener un mecanismo o filtro para poder eliminar las malas hierbas, por así decirlo.

Desde 1966, hemos utilizado seis criterios, a los que llamamos Criterios para Selección de Blue Chips (las acciones de primera clase de la más alta calidad), como punto de partida para nuestras consideraciones de inversión. Cuando una acción ha pasado este filtro por sus características cualitativas, la analizamos más a fondo para determinar sus áreas históricas de rendimientos por dividendos infravalorados y sobrevalorados.

A primera vista, estos seis criterios parecen relativamente simples, y lo son; no hay nada mágico en ellos. Sin embargo, cuando se combinan con un filtro fundamental, elimina de forma efectiva aproximadamente el 98 por ciento del universo de acciones que cotizan en bolsa a nivel nacional. Para poner eso en una perspectiva más amplia, de las aproximadamente 15.000 empresas que cotizan en bolsa en los mercados de EE. UU., solo 350 empresas cumplen con este criterio, y de esas 350 podemos establecer perfiles de rentabilidad por dividendos claros para solo 273 empresas.

Criterios para la selección de blue chips La mayoría de los análisis de acciones se lleva a cabo a través de dos disciplinas: fundamental y técnica. El análisis fundamental tiene dos subconjuntos principales: el cuantitativo y el cualitativo. Cuantitativo generalmente se refiere a números, cosas que se pueden medir: beneficios, dividendos, flujo de efectivo, ventas, deuda, etc. Cualitativo generalmente se refiere a intangibles, características que no necesariamente se pueden medir pero que, sin embargo, son importantes; por ejemplo, la imagen de marca, la experiencia en la gestión, el compromiso con la investigación y el desarrollo, los ciclos de la industria, etc. Mientras que el análisis fundamental analiza las cuentas de una empresa para estimar su valor, los técnicos están interesados en los movimientos de los precios porque creen que los fundamentos ya se han tenido en cuenta en el precio de cotización. Otra definición sería el estudio de la oferta y la demanda en una acción o mercado para determinar qué dirección o tendencia continuará en el futuro. Generalmente, pero no siempre, los analistas tienden a favorecer una disciplina sobre la otra. Para muchos inversores, no hay forma de que las dos disciplinas, fundamental y técnica, coexistan. Si lo piensa, nuestro enfoque se basa en una combinación de las dos disciplinas. Con los criterios para seleccionar blue chips, identificamos la calidad fundamental. Nuestros perfiles de valor, el estudio y la identificación de los patrones históricamente repetitivos

de áreas de rentabilidad por dividendos infravalorados y sobrevalorados, es la forma con la que identificamos cuándo comprar, vender o mantener cada acción. En capítulos posteriores analizaremos la infravaloración y la sobrevaloración con mucho más detalle. Sin embargo, antes de que podamos comenzar a centrarnos en el cuándo, primero debemos identificar el qué. Ese es el propósito principal de los criterios para seleccionar blue chips: identificar la excelencia o calidad corporativa.

Crecimiento de los dividendos y mejora de los beneficios Estos dos primeros criterios para la selección de acciones hacen referencia a un periodo de 12 años: aumentos de dividendos en 5 de los últimos 12 años y mejora de los beneficios en 7 de los últimos 12 años. Una de las preguntas más frecuentes que me hacen es ¿qué tienen de especial los 12 años? El ciclo comercial/económico promedio dura aproximadamente cuatro años. En el transcurso de 12 años, la economía y los mercados pasarán por tres ciclos completos como media. Durante ese período, una empresa vivirá alguna inevitable sorpresa económica, ya sea a nivel macro, que afecta a todas las empresas, o a nivel micro, que es específico de esa empresa, industria o sector. Existe una probabilidad igualmente alta de cambios legislativos y/o fiscales importantes que requerirán un período de ajuste. En resumen, la adversidad es parte del costo de hacer negocios. Como tal, un historial constante de crecimiento de los beneficios no solo es difícil de lograr, sino también de mantener durante períodos de tiempo significativos. Para que una empresa cumpla con estos dos criterios, sus beneficios y dividendos deben mostrar una mejora constante. El rendimiento en constante mejora en el transcurso de 12 años no es suerte; es evidencia de una gestión fuerte y capaz. La lista de “Selectas Blue Chips” que han logrado un crecimiento constante de beneficios y dividendos es bastante extensa, pero solo

las que han incrementado su dividendo de forma notable serán las elegidas. La medida más confiable de una buena administración es el desempeño a largo plazo, una capacidad comprobada para hacer crecer el beneficio neto de una empresa y mantener una tendencia ascendente de mayores dividendos. Trabaja usted muy duro para ahorrar el capital que invierte en los mercados. No se lo confíe a cualquier empresa; póngalo a trabajar con las mejores. A las pruebas, una vez más, hay que remitirse.

Ranking de calidad A del Standar & Poors Standard & Poor's ha proporcionado clasificaciones de beneficios y dividendos (dentro de las comúnmente denominadas clasificaciones de calidad) sobre acciones ordinarias desde 1956. El sistema de clasificación de calidad intenta capturar el crecimiento y la estabilidad del registro de beneficios y dividendos, y aplica un símbolo para identificarlos. Al evaluar las clasificaciones de calidad, Standard & Poor’s reconoce que el rendimiento de los beneficios y los dividendos es el resultado final de la interacción de varios factores, como los productos y la posición en la industria, los recursos corporativos y la política financiera. A largo plazo, el historial de rendimiento de los beneficios y los dividendos influye considerablemente en la calidad relativa de las acciones. Sin embargo, las clasificaciones no pretenden reflejar todos los factores, tangibles o intangibles, que influyen en la calidad de las acciones. Las clasificaciones son generadas por un sistema computarizado y se basan en los registros de beneficios y dividendos por acción de los 10 años más recientes, un período lo suficientemente largo para medir un crecimiento secular significativo, capturar indicaciones de cambios básicos en la tendencia a medida que se desarrollan y abarcar la totalidad rango del ciclo económico. Las puntuaciones se calculan para los beneficios y los dividendos, y luego se ajustan según lo indicado por un conjunto de modificadores predeterminados para el cambio en la tasa de crecimiento, la estabilidad dentro de las tendencias a largo plazo y el carácter

cíclico. Las puntuaciones ajustadas se combinan para producir una clasificación final: A+ La mejor B+ Media C- La peor A Alta B Peor que la media D Reordenando A- Mejor que la media C Muy baja Para ser incluida en el universo de Blue Chips Selectas, una empresa debe tener inicialmente como mínimo un Ranking de Calidad A-. La empresa puede permanecer en la lista si su clasificación de calidad desciende a B+, pero será eliminada de la lista si su calificación desciende aún más. Existe un extenso equipo de investigación sobre el impacto que la capitalización de mercado ejerce sobre los rendimientos de las acciones. Como resultado de esta investigación, la industria de fondos de inversión ha diseñado y ofrece una multitud de productos que invierten únicamente en un segmento de capitalización determinado. Estos fondos son fácilmente identificables ya que el término Cap formará parte del nombre del fondo. Por ejemplo: Mega Cap, Large-Cap, Mid-Cap, Small-Cap, Micro-Cap, etc. Hoy en día, también es común, particularmente entre los asesores financieros, proporcionar a sus clientes que invierten en acciones individuales el siempre omnipresente gráfico circular, para mostrar qué porcentaje de sus carteras recae en los diversos segmentos de capitalización. Para muchos, este tipo de análisis es sagrado. Que así sea; no está dentro del alcance de este libro participar en ese debate. Para nuestros propósitos de identificar la calidad, no nos preocupamos demasiado por la capitalización de mercado. Sin embargo, lo que sí nos importa es la liquidez. Con las suficientes acciones en circulación, una empresa tiene asegurada la liquidez; nunca queremos estar en la posición de tener que “pedir cita” para comprar o vender una acción. Los inversores institucionales, cuya importancia para nuestro método se describe en la siguiente sección, prefieren invertir en empresas que son líquidas para poder establecer grandes posiciones de inversión sin alterar el precio de las acciones. Igualmente importante es que,

cuando llegue el momento de vender, quieran saber que habrá un número suficiente de compradores. Pocas experiencias son tan frustrantes como tratar de comprar o vender una gran posición en una acción poco negociada. Para los inversores institucionales que trabajan con frecuencia grandes con sumas de capital, una entrada y salida ordenada es extremadamente importante. Por último, la liquidez ayuda a protegerse contra la manipulación del precio de las acciones.

Al menos 80 inversores institucionales Cuando usamos el término inversor institucional, nos referimos a la gran cantidad de fondos, fondos cotizados en bolsa (ETF), hedge funds, bancos, compañías de seguros, compañías de fondos de pensiones, importantes casas de bolsa y administradores de grandes capitales. En cualquier día de negociación, estos grupos representan la gran mayoría de la actividad comercial. Como tal, sus decisiones colectivas de compra y venta ejercerán un enorme impacto en la tendencia de los precios de las acciones. En otras palabras, las instituciones son las grandes ballenas de Wall Street. Ya sea que elijan reconocerlo o no, los inversores institucionales pueden exhibir un comportamiento bastante predecible. Esto se debe, en gran parte, al hecho de que es una comunidad estrechamente vinculada. Es decir, se asocian, escuchan y se comportan como otros inversores institucionales. Como inversores en valor, podemos utilizar esta propensión a un comportamiento de ideas afines en nuestro beneficio. Cuando se utiliza la estrategia de valor en los dividendos, no resulta raro llegar pronto a una buena operación, lo que significa que a menudo tomamos posiciones en empresas de alta calidad que ofrecen un valor histórico excelente mucho antes que otros inversores. Eventualmente, uno o dos analistas institucionales se toparán con una de nuestras compañías, redactarán una recomendación de compra y la distribuirán a sus comerciantes o equipo de marketing.

Nada en la comunidad institucional permanece en secreto por mucho tiempo, por lo que cuando se corre la voz, entra en acción toda la fuerza del poder de compra institucional. Las compras institucionales fuertes finalmente golpean las pantallas de nuestro tipo de inversor favorito, el inversor impulsivo. En términos simples, un inversor impulsivo intenta capturar ganancias de capital comprando una acción con una tendencia alcista en el precio, o vender en corto una acción con una tendencia bajista. La creencia subyacente es que, una vez que se ha establecido una tendencia, es probable que el precio continúe en esa dirección en lugar de moverse en contra de la tendencia. No hay nada intrínsecamente malo en esta idea. Nada más atractivo que una empresa de alta calidad con un precio infravalorado, una alta rentabilidad por dividendo y un impulso alcista en la tendencia de sus dividendos. De acuerdo, en realidad no somos inversores tan impulsivos, pero creo que entiendes el punto. Para concluir, entre el interés institucional y la inversión impulsiva, las acciones que compramos a un valor histórico excelente a menudo alcanzarán su potencial alcista histórico, momento en el que aseguramos nuestras ganancias y buscamos otra oportunidad infravalorada de alta calidad. De los seis criterios para seleccionar Blue Chips, el número de “patrocinadores” institucionales es el menos rígido, lo que quiere decir que el número 80 no tiene nada de mágico. Lo importante es la evidencia de un interés generalizado en una acción, que atrajo a un amplio y diverso seguimiento institucional. En términos de estabilidad de precios, preferimos encontrar que 80 o más instituciones posean el 50 por ciento de las acciones ordinarias en circulación, en lugar de que una o varias instituciones posean la misma cantidad; con la diversidad viene un elemento de seguridad. La mayoría de los proveedores y las bases de datos para inversores pueden proporcionar información sobre la cantidad de inversores institucionales y su porcentaje de tenencia en cualquier acción individual.

Al menos 25 años de dividendos ininterrumpidos

De los seis criterios para seleccionar Blue Chips, el de este apartado es el que separa las malas hierbas. A menudo nos preguntan si realmente existe una diferencia significativa entre una empresa que ha pagado dividendos ininterrumpidos durante 25 años y otra que los ha pagado durante 10, 15 o 20 años. La respuesta corta es absolutamente. En un número elevado de casos, nuestra investigación indica que existe una mayor probabilidad de volatilidad de precios y una menor confiabilidad en las tendencias de beneficios y dividendos para empresas con un historial más corto de pagos de dividendos ininterrumpidos. Aunque no parece existir una sola medida empírica que explique este fenómeno, nuestra mejor conjetura, basada en nuestra experiencia, es que el mercado, que posee toda la sabiduría colectiva de sus participantes, ha determinado que las empresas que han logrado este hito, los inversores simplemente los tratan de manera diferente. Lo que sí sabemos es que durante un período de 25 años, una empresa atravesará muchos ciclos económicos, experimentará la euforia de los mercados alcistas y el desánimo de los mercados bajistas, verá que sus productos o servicios disfrutan de períodos de gran popularidad y períodos de menos; y la lista podría seguir y seguir. En última instancia, creo que todo se reduce a un factor, a saber, la competencia. Si una empresa puede hacer frente a la gran variedad de desafíos que inevitablemente enfrentará durante ese período de tiempo y mantener un sólido historial de crecimiento de los beneficios y demostrar la fuerza de una tendencia al alza de los dividendos, eso es competencia. Si una empresa puede mantener sus productos y servicios a la vanguardia del interés del consumidor, o reinventarse si es necesario, eso es competencia. Si una empresa puede atraer, capacitar y retener constantemente a la próxima generación de gerentes que continuarán con una tradición de excelencia, eso es competencia. Usted trabaja duro para ahorrar el capital que invierte en los mercados financieros. En igualdad de condiciones, ¿con quién se

siente más cómodo asociándose? Para nosotros la respuesta es fácil: con las empresas más competentes que podamos encontrar. Con raras excepciones, la mayoría de las 273 empresas actuales en la lista de selección de Blue Chips, han pagado dividendos ininterrumpidos durante 25 años.

La importancia de los dividendos En este momento, la importancia de los dividendos en efectivo debería estar muy clara. Cuando aumenta un dividendo, el precio de las acciones inevitablemente aumentará para reflejar el también aumento en el valor. Por el contrario, cuando se reduce un dividendo, el precio de las acciones disminuirá para reflejar la disminución en el valor. Los dividendos son un indicador de valor y un predictor del crecimiento futuro, lo que atrae a nuevos inversores a la empresa y proporciona una recompensa tangible por aceptar el riesgo de inversión. Los inversores conscientes del valor pueden depender de los dividendos en efectivo para proporcionarse un flujo confiable de ingresos que satisfaga sus necesidades actuales de efectivo o como capital para reinvertir y mantener el ritmo de la inflación y mejorar su nivel de vida. Una empresa que paga dividendos en efectivo año tras año y los aumenta regularmente, simplemente está bien administrada. Un flujo continuo de dividendos es la evidencia más confiable de que una empresa está generando beneficios suficientes para cubrir los gastos, pagar los intereses de su deuda, hacer crecer la empresa y recompensar a sus propietarios. Cuando se aumenta un dividendo, el propietario de las acciones sabe, sin leer un balance o un informe anual, que su empresa está haciendo bien las cosas.

No hay sustituto rentable para la calidad En este capítulo hemos explorado la importancia de la calidad en lo que respecta a la estrategia de valor de los dividendos. Aunque la

estrategia se puede implementar a través de cualquier acción que haya pagado dividendos durante el tiempo suficiente para establecer un patrón perceptible de infravaloración y sobrevaloración, más de cuatro décadas de investigación han demostrado que para obtener los mejores resultados de inversión, los inversores deben limitar sus selecciones a las acciones de la más alta calidad. Las acciones de alta calidad son las primeras en subir en un mercado alcista y las últimas en caer en uno bajista. En los buenos tiempos, las empresas de primer nivel superan a sus competidores menores. En los malos tiempos, resisten mejor la adversidad. Una y otra vez, la experiencia ha demostrado que no existe un sustituto rentable para la calidad.

5 VALOR Y ACCIONES BLUE CHIPS “Hoy en día la gente sabe el precio de todo y el valor de nada”. -Oscar Wilde Reconocer la calidad es esencial en la estrategia de valor de los dividendos, pero la calidad y el valor son medidas completamente diferentes. Las Blue Chips enumeradas en las páginas anteriores son todas empresas de alta calidad, pero no todas representan un buen valor actual. Es decir, incluso las acciones de la más alta calidad pueden tener un precio excesivo. En consecuencia, una vez que los inversores han establecido la calidad cualitativa para una acción blue chip, se deben aplicar las medidas de valor para maximizar tanto la seguridad del capital como el potencial de rentabilidad total real.

Buscando el valor Si tuviera que elegir un solo factor como clave para el éxito de la

inversión, sería la capacidad de reconocer y apreciar el buen valor, lo que lleva a dos preguntas importantes: ¿Cómo se mide el valor en el mercado de acciones y cómo sabe un inversor cuándo el precio de una acción representa un buen valor? Existen tres herramientas fundamentales que comúnmente han utilizado los inversores para establecer una valoración aproximada en el mercado de acciones: rentabilidad por dividendos, relación precio-beneficios y relación precio-valor contable, como se muestra en la Figura 5.1. (final del capítulo) De las tres medidas, la principal para nosotros es la rentabilidad por dividendos. Es lo que revela un valor veraz de las acciones de nuestras empresas. Esto no quiere decir que las relaciones precio-beneficios o preciovalor contable carezcan de importancia. Como medidas principales de valor, ambas son menos adecuadas; sin embargo, como medidas de confirmación del valor que representa el dividendo, las dos pueden ser bastante útiles.

Ratio Precio/Beneficios La relación precio/beneficios (conocida como PER) es probablemente la primera herramienta analítica que la mayoría de los inversores aprenden porque es la medida de valor más extendida. En términos simples, la relación expresa el precio de las acciones en relación con las ganancias de los últimos 12 meses de la empresa. La relación se calcula dividiendo los beneficios por acción entre el precio de la acción. La cifra resultante produce una relación entre el precio y los beneficios. Por ejemplo, si los beneficios de los últimos 12 meses de una empresa son de $1,95 por acción y el precio actual de las acciones es de $24 por acción, al dividir $1,95 entre $24, el resultado es 12,30, que redondeamos hacia abajo a 12 veces. Cuando se expresa como una proporción, obtendríamos que el PER es de 12. Según las condiciones económicas y de mercado actuales, 12 podría ser alto, bajo o encontrarse en algún punto intermedio.

Cuando los beneficios, los precios de las acciones y los tipos de interés están deprimidos, como suele ocurrir en un mercado bajista, no es raro que las relaciones PER caigan a un solo dígito. Por el contrario, cuando los beneficios, los precios de las acciones y los tipos de interés son sólidos, como suelen serlo durante los períodos de expansión, no es raro que las relaciones PER aumenten a una media por encima de 20. En general, dependiendo de la tasa de crecimiento general dentro de cualquier grupo, sector o industria bursátil, generalmente se piensa que cualquier relación PER por debajo de 15 representa una valoración razonable. De la misma manera, una relación PER superior a 20 sugiere que el precio de las acciones puede estar sobrevalorado. Sin embargo, las acciones tienen sus propias características y una relación PER alta para una acción puede tener una razón aceptable, dependiendo del crecimiento de la empresa o de otros factores cualitativos. El mercado también otorgará a menudo valoraciones más altas a una acción o industria en particular que capte su interés en ese momento. Nuestra preferencia personal como empresa es una relación PER cercana a 10. Como puede ver, hay una cierta cantidad de subjetividad cuando se trata del estudio del PER, otra razón por la cual es tan importante identificar los extremos históricos de subvaloración y sobrevaloración de la rentabilidad por dividendo.

Ratio Precio/Valor Contable En términos de contabilidad, el valor contable representa todos los activos tangibles de una empresa (lo que puede ver y tocar), menos la deuda, las acciones preferentes y, por lógica, los activos intangibles (como patentes). El valor en libros es lo que queda si la empresa cerrara, liquidara todos sus activos y saldara todas sus deudas. Esta cifra luego se divide por el total de acciones ordinarias en circulación para determinar el valor en libros por acción. Este ratio compara la valoración actual de mercado de una empresa (precio por acción) con el valor indicado en sus estados financieros (valor contable por acción). Por ejemplo, si el precio de las acciones

de una empresa es de $20 por acción y el valor contable más reciente es de $10 por acción, al dividir $20 por $10 el resultado es 2. Cuando se expresa como una relación, diríamos que el ratio es de 2 veces. Cuando la relación P/VL es 1, significa que el valor de mercado está sincronizado con lo que la empresa informa en su estado financiero. Cuando la relación es mayor a 1, significa que el mercado está dispuesto a pagar una prima por encima de lo que la empresa reporta en sus estados financieros. Cuando la relación es inferior a 1, puede significar una de dos cosas: el mercado está nervioso por el valor de la empresa y no está dispuesto a pagar el precio total, o los inversores han valorado incorrectamente las acciones. Para algunos analistas, cuestionar la validez de los valores contables es cometer herejía. Para el analista verdaderamente objetivo, sin embargo, es difícil pasar por alto las deficiencias obvias en los valores contables a la hora de realizar valoraciones precisas. Por un lado, cómo se valoran los activos y pasivos deja espacio para la interpretación creativa. Por otro, algunas empresas, como las de los sectores de tecnología y servicios, tienen activos intangibles que son de gran valor, pero no se reflejan en el valor contable. Por último, la mayoría de los procedimientos contables no tienen en cuenta los efectos de la inflación en los precios de los activos. Las cifras del valor contable, por lo tanto, pueden subestimarse o exagerarse con gran facilidad. Incluso el gran Benjamin Graham, a cuyo trabajo atribuyo gran parte de mi desarrollo académico/intelectual, y cuya medida favorita para la identificación del valor eran los valores contables, advirtió a los inversores que una acción no representa necesariamente un buen valor simplemente porque se puede comprar en o cerca del valor en libros. En su libro El Inversor Inteligente, Graham aconseja a los inversores que también sean conscientes del precio que el mercado pone en las acciones, saber cuántos dólares hay disponibles por cada dólar de deuda y comprobar que el dividendo está bien protegido. Como en el caso de la relación PER, los valores contables y la relación P/VL no deben descartarse. Son medidas de valor importantes, ya que pueden confirmar el mensaje de la tendencia de

la rentabilidad por dividendo.

Rentabilidad por dividendo Creemos que la medida más importante del valor de la inversión es la rentabilidad por dividendo. Y creemos que esto es así debido a tres factores: 1. Los dividendos son consecuencia de los beneficios. 2. Una tendencia al alza de los dividendos es un predicador de crecimiento del precio de la acción. 3. El histórico de rentabilidad por dividendo de una empresa nos ofrece áreas de sobrevaloración e infravaloración. Los inversores deben saber que generalmente hay un catalizador (beneficios más altos o expectativas razonadas de la gerencia de beneficios más altos) que justifica un aumento de dividendos. Piénselo. Ninguna gerencia, en particular la de una empresa de primer nivel, quiere sufrir la vergüenza pública de una mala decisión. Antes de tomar la decisión de aumentar un dividendo, la gerencia debe creer que las perspectivas de mejores beneficios, ahora y en el futuro, deben ser sólidas. Ningún gerente con una pizca de sentido común aumentará el dividendo si existe alguna duda sobre los beneficios futuros. A lo largo de este libro, leerá los términos infravaloración y sobrevaloración. En nuestro léxico, estos son extremos históricamente repetitivos de bajo precio/alto rendimiento y alto precio/bajo rendimiento, que llamamos perfiles de valor. No existe un perfil de valor que se pueda aplicar a todas las acciones. Cada acción tiene su perfil de valor único que debe ser analizado y evaluado individualmente. Las características de alto valor incluyen las siguientes reglas: Regla 1. Un rendimiento de dividendos que es históricamente alto para esa acción en particular y ha señalado repetidamente el suelo

de una importante tendencia a la baja en el precio de esa acción. Regla 2. Una relación PER históricamente baja para esa acción en particular, y está por debajo del múltiplo del promedio industrial Dow Jones. La excepción a esta regla serían las acciones de crecimiento con registros constantes de beneficios crecientes que están avanzando más rápido que el promedio del mercado y, por lo tanto, pueden tener relaciones PER superiores al promedio. Regla 3. Una posición financiera sólida con una relación de activos circulantes a pasivos circulantes de al menos dos a uno, y una relación de deuda sobre el capital no superior al 50%. Regla 4. Un precio que no supere en más de un tercio el valor contable por acción de la empresa, y cuanto más se acerque al valor contable, mejor. Nuevamente, esta cuarta regla puede romperse en el caso de empresas con características de crecimiento probadas, superiores y de largo plazo.

Las mejores entre las Blue Chips Incluso entre las blue chips, algunas acciones son más blue chips que otras. Estas son acciones que tienen una calificación de calidad A+ y una designación “G”. Una acción recibe la designación G cuando la empresa logra un crecimiento anual promedio de sus dividendos del 10% o más en los últimos 12 años. Las empresas que alcanzan este umbral y ofrecen un buen valor actual (infravalorado) se muestran en la Figura 5.2.

Las blues desvanecidas Los Blue Chips que seleccionamos en Investment Quality Trends son una representación de la élite de las empresas de más alta calidad que cotizan en la bolsa de Estados Unidos. Sin embargo, lograr el estatus de “Blue Chip Selecta” no debe ser un acto aislado; la designación debe ganarse continuamente. Por diversas razones, se han eliminado más de 100 acciones de nuestra lista de primer orden en los últimos 44 años. Muchas se eliminaron porque fueron adquiridas por otra empresa, algunas

porque suprimieron su dividendo. En ocasiones, una acción que se encontraba en nuestra lista de Blue Chips Selectas puede encontrarse con dificultades temporales o cíclicas y su calificación de calidad S&P puede degradarse a “B”, lo que significa una calidad por debajo del promedio. Incluso si cumplen con los cinco criterios restantes, nos sentimos obligados a eliminarla de nuestra lista de primera clase y transferirla a nuestra lista de blues desvanecidas.

Vuelta a los básicos Si se les pregunta, la mayoría de los inversores le dirán que quieren ganar dinero. Pero, aunque a todos los inversores les gusta ganar dinero, algunos están realmente interesados en la emoción o el entretenimiento. Otros, lo creas o no, utilizan la bolsa de valores para resolver problemas psicológicos profundamente arraigados. Algunos simplemente quieren conversar con sus amigos o vecinos acerca de cómo el mercado de valores les volvió a golpear y convencerles de que no hay forma de que el pez pequeño pueda vencer a los grandes en su propio juego. Invertir es un negocio, y la mayoría de los negocios que tienen éxito son el resultado de la voluntad del propietario de hacer cosas que otros no quieren hacer. En consecuencia, identificar acciones de alta calidad que representen un buen valor histórico y darles tiempo para alcanzar su máximo potencial puede no ser atractivo para el inversor que busca fuegos artificiales y gratificación inmediata. Sin embargo, la paciencia, en el mercado de valores, es una virtud. En 1974, Geraldine realizó una entrevista con Benjamin Graham, que luego se publicó en lo que en aquel momento se llamaba San Diego Union. En esa entrevista, Graham ofreció una perspectiva interesante sobre el valor de la paciencia: Resulta bastante difícil encontrar buenos valores. Cuando una acción sube lentamente, el valor intrínseco puede seguir el ritmo del aumento gradual del precio de la acción. Sin embargo, cuando el

precio aumenta rápidamente, más rápido que el desarrollo fundamental de la empresa, se deben vender las acciones y tomar una nueva decisión de inversión. Eso sí, cada nueva decisión de inversión conlleva el riesgo de ser un error. Aunque el enfoque que describimos en este libro puede no ser lo suficientemente entretenido o emocionante para algunos, para el inversor serio cuyo objetivo es generar riqueza con el objetivo principal de satisfacer sus necesidades de efectivo actuales y futuras, la estrategia de valor de los dividendos ha ofrecido buenos resultados una y otra vez en el transcurso de los últimos 40 años. El crecimiento de la riqueza es un premio más que suficiente como para que la paciencia valga la pena. Ahora que sabe cómo identificar la calidad y el valor, podemos centrar nuestra atención en comprender cómo los ciclos y las tendencias afectan tanto a las acciones como al mercado de valores.

PARTE II LAS OPORTUNIDADES SE DAN EN CADA CICLO

6 VALOR Y EL MERCADO DE ACCIONES “Conocer el valor es conocer lo que nos cuenta el mercado”. -Charles Dow Al veterano comentarista de radio Paul Harvey se le atribuye haber dicho: “En tiempos como estos, ayuda recordar que siempre ha habido tiempos como estos”. Aunque parezca un poco campechano, Harvey da en el clavo. Los negocios, la economía y los mercados se mueven en ciclos, no en línea recta. El sentimiento de los inversores también está sujeto a ciclos. Cuando todo va bien en el mundo financiero, ninguna mala noticia suele arrastrar a los mercados a la baja. Cuando el sentimiento cae, ninguna buena noticia suele conseguir que los mercados suban. Intelectualmente, los inversores experimentados deberían entender esto y aprovecharse de ello. Los extremos emocionales son parte del orden natural y, por lo tanto, necesarios, pero también son de corta duración. Los ciclos tienen un ritmo y un patrón, como las estaciones: el invierno sigue al otoño y la primavera sigue al invierno, y así

sucesivamente. De manera similar, las recesiones siguen tiempos de auge y los mercados alcistas conducen a mercados bajistas. A pesar de todo, el mundo sigue girando sobre su eje. Así como los extremos de rentabilidad por dividendo representan áreas históricas de infravaloración y sobrevaloración en acciones individuales, también existen extremos de rentabilidad por dividendo que representan áreas históricas de infravaloración y sobrevaloración en el mercado total de valores. De hecho, tanto el índice industrial Dow Jones tiene perfiles de valor establecidos desde hace mucho tiempo, que pueden proporcionar a los inversores información sobre el nivel de valor que está presente o ausente en estos índices ampliamente seguidos. Los inversores que entienden estos patrones cíclicos de rendimiento de dividendos y saben cómo medir si el ciclo se encuentra en su etapa inicial y ofrece una buena valoración actual, o si el ciclo se encuentra en las últimas etapas donde ya hay poco más que rascar, tienen una mayor probabilidad para maximizar su rendimiento total real y minimizar su riesgo potencial a la baja. Maximizar el rendimiento y minimizar el riesgo son claves para el inversor cuyo principal objetivo es construir un capital y un flujo de ingresos creciente a partir de ese capital para financiar sus necesidades de efectivo o las de otras personas.

Ciclos de rentabilidad por dividendo Se pueden escribir volúmenes de libros sobre ciclos porque se pueden observar de infinitas maneras. El tiempo y el espacio impiden que en este libro estudiemos la gran cantidad de ejemplos disponibles, pero la mayoría de los lectores estarán familiarizados con los patrones cíclicos que observamos en muchas disciplinas: en la agricultura, el clima, las estaciones, la historia, la política, los deportes y, por supuesto, en nuestras vidas. Algunos ciclos están conectados por naturaleza. Otros son el resultado de los pensamientos y acciones de miles de millones de personas. Uno de los conceptos centrales de la teoría de la rentabilidad por

dividendo es que existe un aspecto cíclico en los patrones de rentabilidad. De hecho, décadas de investigación del mercado de acciones han generado pruebas sólidas de que las acciones de alta calidad con un largo historial de dividendos y tendencias de dividendos crecientes generalmente fluctúan entre extremos repetitivos de alto y bajo rendimiento por dividendos. El nexo de estas fluctuaciones es el flujo cíclico de sentimiento inversor en el mercado de valores, que es una consecuencia de que los participantes del mercado anticipen o reaccionen a las noticias e información del mundo de la economía y la política. Es fundamental para la estrategia de valor de los dividendos que estos conceptos se puedan utilizar para establecer niveles de precios infravalorados (bajos) y sobrevalorados (altos). Estos mínimos y máximos, que representan los mínimos y máximos de cada ciclo, se identifican representando gráficamente la rentabilidad por dividendo durante un período de tiempo suficiente como para que surja el patrón de rentabilidad al calcular las áreas históricas en las que una acción o índice invierte su tendencia, y que puede ayudar a anticipar el comportamiento futuro de esa acción o índice. Una vez que se establece un patrón de rentabilidad de los dividendos, ese patrón tiende a permanecer constante a menos que un evento extraordinario obligue a los participantes del mercado a establecer nuevos parámetros de infravaloración y sobrevaloración de la rentabilidad. Cuando se aumenta un dividendo, los límites de precio de subvaloración y sobrevaloración se ajustarán automáticamente para mantener los porcentajes de rendimiento históricamente establecidos. En general, el precio de las acciones se ajustará en consecuencia para reflejar el mayor valor del activo como resultado del aumento de los dividendos. Los ciclos de rentabilidad por dividendos son establecidos por el mercado, lo que puede explicarse por los principios económicos más básicos de la teoría de la oferta y la demanda. Cuando una acción de alta calidad, que paga dividendos estables, baja de precio hasta el punto en el que el rendimiento de sus dividendos es históricamente alto, los inversores experimentados comienzan a

acumular una posición. Estas compras pueden detener la caída, estabilizar el precio y comenzar a revertir la tendencia. Cuando se hace evidente una reversión del precio de una acción, otros inversores inician más compras y el precio comienza a subir con más fuerza. Una vez que se ha establecido una tendencia alcista y parece ser firme, los inversores menos disciplinados comenzarán a tomar posiciones en la acción. Casi simultáneamente, los inversores que compraron las acciones a precios infravalorados se inclinan cada vez más a asegurar sus ganancias vendiendo. Cuando el precio alcanza su nivel histórico de sobrevaloración, el rendimiento ya no es lo suficientemente atractivo como para hacer que nuevos compradores tomen posiciones en la acción. Tan pronto como los primeros compradores se conviertan en vendedores y se evapore el nuevo interés de compra, el precio comenzará a disminuir. Una vez que se hace evidente una tendencia a la baja en el precio, el resto de accionistas venderán para salvar lo que puedan de las ganancias o de su capital original. Esta ola de ventas continuará hasta que una rentabilidad históricamente alta atraiga nuevamente a suficientes nuevos inversores como para detener el declive. Y entonces, de nuevo en zona de infravaloración, el ciclo de inversión a largo plazo comienza de nuevo. Para resumir este punto antes de continuar: se puede observar que las acciones que pagan dividendos fluctúan con el tiempo dentro de un rango de rendimiento relacionado con sus dividendos, que establece un pico de sobrevaloración y un valle de infravaloración. Los picos y los valles representan áreas en las que resulta atractivo comprar o vender acciones.

Ciclos de infravaloración y sobrevaloración Cada acción tiene un perfil único de infravaloración y sobrevaloración; es decir, características distintivas de alto y bajo rendimiento, como se muestra en la Figura 6.1. (final del capítulo)

Debido a que no hay dos perfiles idénticos, cada acción debe estudiarse de forma individual, por lo que, además de generar ingresos, la rentabilidad por dividendo también puede utilizarse como una herramienta para identificar valor en el mercado de acciones. Dependiendo de la tendencia principal del mercado y de la economía, el tiempo promedio para que una acción pase de estar infravalorada a sobrevalorada ha fluctuado entre tres años y cinco años y nueve meses. Algunas acciones lo hacen a un ritmo más rápido. Otras acciones, especialmente aquellas con aumentos frecuentes de dividendos, tienen un largo ascenso y pueden mantenerse por más tiempo antes de que sea necesaria una venta por sobrevaloración. En general, la cantidad de tiempo requerida para pasar de la sobrevaloración a la tendencia bajista y volver a la infravaloración es de dos años.

Ciclos alcistas y bajistas Hay momentos en cada ciclo de mercado en los que los inversores tienen dudas y se preguntan si se trata de un mercado alcista, bajista o lateral. Una caída de 200 puntos podría ser fácilmente una corrección en un mercado alcista, la primera ruptura en un mercado bajista o el punto más bajo del rango en un mercado lateral. A priori, pocos tenemos una visión muy clara de lo que podría suceder, lo que ofrece un grado de incomodidad en un momento en el que la claridad es más crítica. Aunque a nadie le gusta la incertidumbre, esto es especialmente cierto para los inversores. Benjamin Graham dijo: “Las personas que no pueden dominar sus emociones no están preparadas para beneficiarse del proceso de la inversión”. Esto es especialmente cierto durante los períodos de extrema volatilidad del mercado, en los que las emociones están por las nubes, y en los que los inversores a menudo tomarán decisiones que pueden socavar su capacidad para generar riqueza a largo plazo. A lo largo de la historia de la inversión, figuras como John D.

Rockefeller, con su famosa frase de “comprar cuando la sangre llegue a las calles”, han brindado perlas de sabiduría sobre el modo de acción adecuado para los inversores en tiempos de incertidumbre del mercado. También el Oráculo de Omaha, Warren Buffett, nos dejó una de ellas: “Ten miedo cuando los demás sean codiciosos. Se codicioso cuando los demás se muestren miedosos”. Las citas de Rockefeller y Buffett pueden representar una sólida filosofía contraria y parecer bastante simples, pero lo que calificaron como “sangre en las calles” y “temeroso y codicioso” puede estar sujeto a interpretación. Cuando su objetivo es maximizar la rentabilidad total real y minimizar el riesgo, puede resultar más prudente dejar las medidas subjetivas de análisis para los inversores más valientes. En lugar de eso, céntrese en medidas objetivas de análisis que hayan proporcionado indicadores claros de valoración durante períodos de tiempo significativos. Para esto, volvemos a mirar la Teoría de la Rentabilidad de los Dividendos, que, cuando se aplica al índice Dow Jones, ha brindado señales sólidas y confiables durante los últimos 80 años o más.

Ciclos del Dow Jones Así como se pueden establecer áreas históricas de valoración mediante el rendimiento de los dividendos para acciones individuales, también se han establecido áreas óptimas de compra y venta para el Dow en función de su dividendo. La Figura 6.2 (final del capítulo) se divide en siete gráficos (a–g) que brindan un retrato técnico del valor fundamental expresado por la rentabilidad de los dividendos que se remonta a 1949. Para los lectores que no sean expertos en el uso de gráficos, aquí hay algunos consejos útiles para ayudarles a comprender la información que se muestra: El eje vertical en el extremo izquierdo del gráfico muestra el precio; el eje horizontal del gráfico muestra el tiempo. Debido a que es un gráfico mensual, cada una de las líneas verticales dentro del área representa un mes.

Como vimos anteriormente, cada acción tiene un perfil único de rentabilidad por dividendos. En el caso del Dow Jones, hay cuatro áreas distintas: una que representa sobrevaloración y tres que representan infravaloración. Las líneas de tendencias horizontales representan los niveles de precios en los que se alcanzan áreas específicas de rentabilidad del dividendo. Cuando aumenta el dividendo, la línea se moverá hacia arriba para mostrar el precio de ese nivel específico de rentabilidad. Cuando se reduce el dividendo, la línea se moverá hacia abajo para reflejar el precio de ese nivel específico de rentabilidad. Lo que ilustran estos gráficos es que cuatro áreas específicas de rentabilidad por dividendos poseen un patrón repetitivo: 3,0% en sobrevaloración (bajo dividendo y alto precio); 4,0%, 5,0% y 6,0% de infravaloración (alto dividendo y bajo precio). Históricamente, el Dow ha ofrecido una excelente valoración cada vez que la rentabilidad de los dividendos ha aumentado hasta el 6%, como lo hizo en 19491953, 1974 y 1978-1982. También se ha evidenciado un fuerte apoyo a los precios en el nivel del 4%, que detuvo y revirtió las caídas en 1960, 1962, 1966, 1971 y, sobre todo, el 19 de octubre de 1987. Un rendimiento del 5% detuvo y revirtió una importante caída en 1970. Tenga también en cuenta que en el último gráfico (g), la línea que representa el mes de marzo de 2009 no muestra con precisión lo cerca que estuvo la rentabilidad por dividendo del nivel del 5%. La razón de esto es que el dividendo del Dow Jones disminuyó desde marzo, lo que ha reducido el precio al que se obtendría una rentabilidad por dividendo del 5%. Con la excepción del período entre 1995 y 2007 (que examinaremos por separado en el Capítulo 8), cuando el Dow alcanza un rendimiento del 3%, la tendencia se invierte a alcista. Esto ocurrió en 1950, 1961, 1966, 1968, 1973, 1987 y 1990. Si tuviéramos que producir un gráfico que comenzara en 1929, también ilustraría que el rendimiento de los dividendos se redujo justo por debajo del nivel del 3% antes del gran desplome bursátil. podemos observar que las cuatro áreas de rendimiento tienen una historia significativa. Con la excepción del período entre 1995 y 2007, que creemos que el expresidente de la Fed, Alan Greenspan,

identificó con precisión como una época de “exuberancia irracional”, un rendimiento por debajo del 3% logró señalar la proximidad de una grave caída del mercado. Siempre que el precio del Dow Jones alcanzaba cotas para dar un rendimiento del 6% o más, el mercado ofrecía una oportunidad histórica de compra rentable.

El Dow Jones de utilities Así como se pueden establecer niveles de infravaloración y sobrevaloración para el Dow Jones de industriales, también se pueden establecer para el Dow Jones Utility Average (DJUA). Los parámetros de sobrevaloración e infravaloración son similares para ambos índices. Tenga en cuenta que el track del DJUA sigue de cerca al del DJIA: sobrevaloración con una rentabilidad por dividendo del 3% e infravaloración con una rentabilidad por dividendo del 6%. Puede encontrar más información sobre estos dividendos y estos índices en el Capítulo 8.

Ciclos de valor Desde los inicios en el análisis del mercado de valores, los inversores han buscado el indicador perfecto por sus capacidades predictivas. Aunque es excitante considerar que tal cosa es posible, si existiera tal indicador, eventualmente destruiría los mercados porque se eliminaría todo riesgo para los practicantes y eventualmente serían dueños de todo. Incluso cuando los inversores logran identificar la tendencia del mercado, hay acciones que suben durante los mercados bajistas y acciones que bajan durante los mercados alcistas. En igualdad de condiciones, preferiría saber la dirección de la tendencia principal, pero los indicadores de mercado solo pueden decirle cuál es la temperatura actual del mercado, no dónde encontrar una buena acción en el momento actual. Lo cierto es que por un lado existe el mercado de valores y por otro existen las acciones individuales, que

son dos cosas completamente diferentes. Hemos llegado a ese entendimiento después de haber observado nuestro mercado de acciones de Blue Chips Selectas, en el transcurso de los últimos 40 años o más. Como resultado de estas observaciones, hemos desarrollado un indicador cíclico, que mide lo que siempre es más importante: el valor. Nuestro universo de Blue Chips Selectas se divide en cuatro categorías distintas: Infravalorada, Tendencia alcista, Sobrevalorada y Tendencia bajista, como se muestra en la Figura 6.3 (Final del capítulo). La categoría infravalorada consiste en acciones que representan extremos históricos de bajo precio y alta rentabilidad por dividendos. La categoría de tendencia alcista la componen acciones cuyo precio ha subido al menos un 10% desde su base de infravaloración. La categoría sobrevalorada está compuesta por acciones que han alcanzado extremos históricos de alto precio y baja rentabilidad por dividendos. La categoría de tendencia bajista la componen acciones cuyo precio ha disminuido al menos un 10 por ciento desde su pico de sobrevaloración. Dos veces cada mes, calculamos el número de acciones que hay en cada categoría y sus porcentajes sobre el total. Al rastrear los movimientos de las categorías y comparar esos movimientos con los máximos y mínimos del DJIA, hemos establecido que cada vez que el porcentaje de acciones en la categoría Infravalorada aumenta entre el 70 y el 80 por ciento del total, ha coincidido con un suelo en el DJIA y una gran oportunidad de compra. Por el contrario, cuando el porcentaje de acciones en la categoría Infravalorado desciende al 17 por ciento o menos, ha coincidido con un techo en el DJIA, lo que indica que el mercado está sobrevalorado y es susceptible a una importante caída. Por ejemplo, a principios de 1973, el DJIA volvió a alcanzar los precios establecidos en 1966 y 1969, y muchos inversores creyeron que marcaba el comienzo de un nuevo mercado alcista. Sin embargo, lo que no tuvieron en cuenta fue que el nuevo máximo se alcanzó en un nivel de rentabilidad por dividendos del 3%, que ahora sabemos que representa el área histórica de rentabilidad por dividendos sobrevalorada. Al mismo tiempo, el “Verificador de

tendencias de Blue-Chips” de enero de 1973 indicó que solo había un 17 por ciento de Blue Chips Selectas en la categoría Infravalorada. Poco después, el repunte fracasó y el mercado cayó hasta que se registró el suelo bajista en diciembre de 1974. Ahora compare las estadísticas que acabamos de mencionar con enero de 1975. A 1 de enero de 1975, las medidas del mercado indicaban que la rentabilidad por dividendo del Dow Jones fue del 6,1% y el porcentaje de Blue Chips Selectas en la categoría Infravaloradas alcanzó el 80%. Obviamente, era una oportunidad de compra espectacular. En primavera de 1987, las acciones en la categoría Infravaloradas representaban solo el 12% del universo total. ¿La rentabilidad por dividendo? Pues sí, no solo alcanzó el 3%, área de sobrevaloración, sino que la atravesó de lleno. En ese momento, era obvio que el mercado estaba extremadamente sobrevalorado en términos históricos. Esta situación se corrigió por completo el 19 de octubre, cuando el Dow Jones registró su mayor caída porcentual de la historia en un solo día. Un ejemplo más reciente lo encontramos en enero de 2000, cuando el Dow alcanzó su punto máximo justo por debajo del nivel de 12.000. En el 1 de enero de 2000, encontramos que solo el 13% de nuestras Blue Chips Selectas estaban en la categoría Infravalorada. La caída del mercado que siguió no paró hasta octubre de 2002. Curiosamente, aunque la caída del mercado se detuvo, el 1 de noviembre de 2002 encontramos que solo el 16% de nuestras acciones estaban en la categoría Infravalorada, una clara indicación de que el mercado bajista estaba lejos de terminar y era un presagio de lo que vendría cinco años después.

El valor aún prevalece En el Capítulo 8, trataremos más los ciclos, los indicadores y el valor de mercado porque hay algunas cuestiones importantes entre 1995 y 2007 que deben abordarse. En este capítulo, hemos aprendido el valor de poder identificar tanto los ciclos de rentabilidad por

dividendos como los ciclos de infravaloración/sobrevaloración. Saber que existen estos ciclos y tener los medios para valorarlos será de gran ayuda para lograr sus objetivos de inversión a largo plazo. Sin embargo, una advertencia antes de terminar: no se deje atrapar tanto por seguir el mercado de valores como para perder totalmente el enfoque de las mejores acciones.

7 IDENTIFICAR ACCIONES INFRAVALORADAS Y SOBREVALORADAS “El verdadero viaje de descubrimiento no consiste en buscar nuevos paisajes, sino en tener nuevos ojos”. -Marcel Proust No hace falta ser un genio para comprender que para cada acción hay momentos óptimos de compra y venta. Para el inversor cuyo objetivo principal es maximizar las ganancias de capital y capturar la mayor cantidad posible de ingresos por dividendos y su crecimiento, es imperativo establecer las áreas históricas de infravaloración y sobrevaloración. Aunque se pueden lograr ganancias de capital en acciones que no se compran a niveles infravalorados, se reduce el potencial al alza y aumentan los riesgos a la baja. En un mercado alcista, un inversor puede generar ganancias comprando caro, pero si el mercado corrige, el capital de inversión puede desaparecer rápidamente. Es decir, existe una mayor probabilidad de crecimiento del capital y de los ingresos cuando el inversor mantiene una disciplina de compra y

venta basada en la comprensión de las valoraciones. Según nuestra experiencia, la forma más sencilla de identificar acciones que ofrecen buenas valoraciones es limitar las consideraciones de inversión solo a las acciones de la más alta calidad y posteriormente establecer los patrones históricos de rentabilidad por dividendos, lo que revela sus áreas de sobrevaloración e infravaloración. Para algunos, este proceso, que llamamos la estrategia de valor de los dividendos, puede verse como demasiado mecánico o quizás incluso rígido, pero resulta ser un método eficiente para luchar contra la locura puntual de las masas. Incluso los inversores experimentados pueden verse seducidos por la energía y el impulso de un mercado en rápido movimiento y seguir a la multitud. Esos son los casos en los que la mayoría de los inversores cometen errores que pueden causar daños irreparables a una cartera. Sin embargo, los inversores pueden evitar las trampas que desvían a los demás de alcanzar su objetivo final. Encontrar y comprar una acción que está infravalorada requiere paciencia y fortaleza. Para el inversor que puede dominar estas virtudes, las recompensas bien valen el tiempo y el esfuerzo. En este capítulo, nos enfocamos en cómo identificar las cuatro categorías de valor: infravalorada, tendencia alcista, sobrevalorada y tendencia bajista. Aunque es importante reconocer y comprender las tendencias alcistas y bajistas, la mayor parte de este capítulo se dirige hacia la infravaloración y la sobrevaloración. En capítulos posteriores, analizamos cómo incorporar nuestra comprensión de estas cuatro categorías de valor en la cartera de valor de los dividendos.

Una aproximación sofisticada Como se mencionó en capítulos anteriores, la mayoría de los análisis del mercado de valores se realizan a través del análisis fundamental o técnico. La estrategia de valor de los dividendos es un híbrido entre las dos disciplinas. Aunque el proceso de identificar límites históricos de valor trazando los máximos y

mínimos de la rentabilidad por dividendo es claramente técnico, insistimos en que las selecciones de acciones se limiten solo a aquellas que merezcan el estatus de Blue Chip Selectas, basado en los fundamentos más básicos, los dividendos, que representan un rendimiento “gastable” del capital de la inversión. Cada acción tiene su propio perfil de rentabilidad por dividendos, lo que significa que cada acción debe estudiarse individualmente. Cualquier inversor puede establecer el perfil de cualquier acción que haya pagado dividendos durante el tiempo suficiente para establecer un patrón. Para identificar estos patrones, primero debe calcular la rentabilidad por dividendos durante una década o más (lo óptimo es de 15 a 25 años) y luego trazar los canales en una gráfica. En Investment Quality Trends, tenemos un algoritmo bastante sofisticado que identifica las áreas de bajo precio/alto rendimiento y las áreas de alto precio/bajo rendimiento. Hace años, este proceso requería el dominio de una regla de cálculo; Geraldine comenta a menudo que el mayor invento de todos los tiempos fue la calculadora, que acortó drásticamente el proceso. Hoy en día, tenemos el lujo de usar ordenadores. Para explicar este proceso en detalle, utilizaremos el gráfico de la Figura 7.1 (final del capítulo). Como ocurre con la mayoría de los gráficos de cotizaciones, el precio se encuentra en el eje izquierdo (vertical) y el tiempo se muestra en el eje inferior (horizontal). El primer paso es identificar todos los extremos de precios altos y los extremos de precios bajos. En este ejemplo, anotaríamos los máximos en 1999, 2002 y 2007. Para los mínimos, anotaríamos 2000 y 2008. El segundo paso es encontrar el máximo para cada año de precio alto y el precio mínimo para cada año de precio bajo. Estos precios serían $49.25, $53.52 y $105.02 para los años 1999, 2002 y 2007, respectivamente. Los puntos de datos para las áreas de precios bajos en este ejemplo son $23 en 2000 y $50,71 en 2008. El tercer paso es encontrar el dividendo pagado por cada año y calcular la rentabilidad por dividendos para cada punto. Estos serían 1,42%, 1,53% y 1,41% para los máximos y 3,21% y 3,47% para los mínimos. Comenzando con los puntos de datos de precios altos, sumamos las tres rentabilidades por dividendos y luego dividimos entre tres,

encontrando un promedio de 1,45% por ciento. Desafortunadamente, debido a las limitaciones de espacio en la presentación de los gráficos, lo que no se ve en este ejemplo es que esta acción en 1987 y 1992 registró bajas rentabilidades del 1,60%. Dado que existe una diferencia entre 1,45% y 1,60%, nos gustaría dar con una confirmación de los bajos rendimientos registrados en 1987 y 1992. Al sumar un cuarto rendimiento del alto precio de 2005, que es 1,89%, y luego dividirlo por cuatro, encontramos un promedio de 1,56%, que redondearemos a 1,60% y, por lo tanto, confirmamos que la rentabilidad por dividendo del 1,60% es nuestro dato de mínimo histórico. Ahora, volviendo a los datos de bajo precio/alto rendimiento, observamos que hay tres mínimos menores (2001, 2003 y 2005) entre los principales mínimos de 2000 y 2008. Cuando calculamos la rentabilidad por dividendos para estos períodos, encontramos diferencia importantes. Por lo tanto, descartamos estos tres y nos enfocamos en los dos extremos en 2000 y 2008. Al sumar estos dos rendimientos y luego dividirlos por 2, encontramos un promedio de 3.34%, que redondearemos a 3.30%. Una vez más, al mirar hacia atrás a 1987, 1988/1989 y 1990, encontramos casos adicionales en los que la rentabilidad por dividendos del 3,3% marcó un suelo en la caída de los precios de las acciones, lo que confirma que esta es el área histórica de infravaloración para esta acción.

Acciones infravaloradas En términos sencillos, la infravaloración es una rentabilidad por dividendos relativamente alta que en el pasado ha coincidido con el punto más bajo de una importante caída de precios. El término puede aplicarse a una acción individual, a un grupo de acciones o al mercado en general. Cuando estas áreas repetitivas de alta rentabilidad por dividendos se trazan en un gráfico de acciones, se vuelve visualmente evidente que la acción tiene una tendencia a detener y revertir una caída en la misma zona en cada ciclo. Al

promediar estas áreas, se puede establecer un límite aproximado para el precio. Para ilustrar mejor este punto, consideremos el ejemplo de una empresa imaginaria a la que llamaremos Widgets “R” Us. En 1999, la acción registró un yield del 2,5%, lo que representó el precio máximo de ese ciclo. En 2003, 2005 y 2007, la acción registró bajas rentabilidades de 2,5%, 2,3% y 2,7% respectivamente. En 2002 se detuvo y revirtió la caída de las acciones con una rentabilidad por dividendos del 5,0%, en 2004 del 4,8% y nuevamente en 2004 del 5,2%. Cuando promediamos estas áreas de alta y baja rentabilidad, sugiere que Widgets “R” Us tiene una tendencia a detener y revertir una bajada de los precios en el área de rentabilidad del 5,0% y una tendencia alcista en el área del 2,5%. Tenga en cuenta que la rentabilidad por dividendo se calcula tanto a partir del precio como del dividendo; así que, el precio de la acción en cada uno de esos puntos de inflexión puede variar según el pago actual en dólares del dividendo. Ahora echemos un vistazo a un ejemplo del mundo real examinando el gráfico de The Stanley Works (SWK) en la Figura 7.2 (final del capítulo). Como se indica en el gráfico, The Stanley Works (SWK) ofrece un buen valor histórico cuando la rentabilidad por dividendo se sitúa en el 5,0%. La acción alcanza su nivel histórico de sobrevaloración cuando el precio sube y la rentabilidad por dividendo desciende al 2,0%. En octubre de 2000, The Stanley Works (SWK) bajó a un precio de $18,80. Con el dividendo anual de $0.94, la rentabilidad del dividendo era del 5.0% y la acción históricamente estuvo infravalorada, lo cual se muestra en la siguiente ecuación: Rentabilidad por dividendo $0,94/$18,80 = 5,0%

Un rendimiento del 5,0% que también identificó un buen valor histórico en 2003, 2008 y 2009. Si hubiera una rentabilidad que identificara un precio infravalorado para cada acción, la vida del inversor sería mucho más fácil. Desafortunadamente, ese no es el caso. Debido a que cada acción

tiene un perfil de valoración único, basado en sus extremos históricos de alta y baja rentabilidad por dividendos, la infravaloración no es simplemente un precio muy bajo; más bien, representa un rendimiento relativamente alto en relación con un precio actualmente bajo. Esto es lo que hace que una acción infravalorada sea una ganga: alta calidad a buen precio. Para aprovechar al máximo la estrategia, tendrá que trabajar un poco, lo que al menos significa realizar un seguimiento de los límites de infravaloración y sobrevaloración de las acciones seleccionadas. Una vez que se realiza una compra, debe continuar monitorizando las acciones a medida que avanza en su ciclo. Cuando aumentan los dividendos, se deben recalcular los rendimientos al infravalorar y al sobrevalorar para evitar vender su posición demasiado pronto o para aumentar la posición si una caída breve en el precio brinda otra oportunidad de compra. Como hicimos con The Stanley Works (SWK), hemos identificado los perfiles para 272 Blue Chips adicionales. Con base en el rendimiento actual, cada una de estas acciones se clasifica como infravalorada, en tendencia alcista, sobrevalorada o en tendencia bajista. Más allá de la categoría, las tablas de datos muestran precios actuales, dividendos, rendimientos, beneficios a 12 meses, valores contables y otras informaciones. La categoría Infravalorada se puede observar en la Figura 7.3. En capítulos posteriores, mostramos cómo filtrar a través de estas tablas de datos al hacer consideraciones de inversión

¿Están los precios grabados en piedra? Nunca se debe comprar una acción infravalorada antes de considerar otros factores, particularmente cuando el mercado está en la cima de su ciclo o cerca de él. Tras una mayor investigación, es posible que descubra serios problemas fundamentales dentro de la empresa que han obligado a que el precio caiga a niveles supuestamente infravalorados. Un alto nivel de deuda o un Pay-out excesivamente alto pueden indicar que el dividendo está en peligro. Sin embargo, en general, si la acción es de primer nivel y su

dividendo está bien protegido por los beneficios, definitivamente vale la pena considerar una compra a niveles infravalorados. Cuando una acción de alta calidad como SWK ha caído a su área infravalorada, la probabilidad de una caída más profunda en el precio se reduce considerablemente, pero de ninguna manera se elimina. Aunque los puntos repetitivos de infravaloración y sobrevaloración se establecen durante largos períodos de tiempo, los precios que designan los niveles de infravaloración y sobrevaloración no están grabados en piedra. Recuerde, los mercados son un reflejo de los pensamientos, opiniones y emociones de millones de inversores, quienes pueden mostrar una amplia gama de comportamientos en un momento dado. Sí, los mercados, en ocasiones, se muestran irracionales. Los inversores pueden impulsar los precios por encima o por debajo de las áreas de infravaloración y sobrevaloración en algunos puntos o incluso hasta extremos ridículos. Dependiendo de cómo reaccionen los inversores a las noticias y a la información, ningún poder en la tierra puede limitar los movimientos de los precios entre límites específicos. Quienes han tenido la oportunidad de aprender del curso de varios mercados bajistas, o cuando se ejerce lo suficiente esta profesión, es más fácil saber que los inversores tienen la capacidad de mover los precios más allá de las normas lógicas y hacia extremos especulativos. Como ejemplo, observe el gráfico de UTX en la Figura 7.4. Tenga en cuenta que UTX ofrece una atractiva valoración histórica cuando la rentabilidad por dividendo es del 2,2% y alcanza su nivel de sobrevaloración cuando el precio sube y la rentabilidad desciende hasta el 1,2%. Cuando el mercado volvió a abrir después de los ataques del 11 de septiembre de 2001, UTX cayó junto con el mercado general a poco más de $20 por acción. Basándonos en el dividendo vigente en ese momento de $0,45, la rentabilidad por dividendo alcanzó el 2,2% y la acción ofreció un buen valor histórico. La siguiente barra, que representa el mes de octubre, ilustra que los inversores estaban suficientemente motivados para acumular UTX, y el precio subió hasta abril de 2002 dentro del 10% de su nivel histórico de sobrevaloración. En esta

coyuntura, el amplio mercado se negó a probar los mínimos de septiembre de 2001 y UTX hizo lo mismo hasta octubre de 2002, dentro del 10% del rendimiento infravalorado del 2,2%. Casi en el momento justo, la acción volvió al alza y entró en una tendencia alcista, que se abortó en febrero de 2003 cuando los mercados probaron los mínimos de octubre de 2002. En marzo de 2003, la acción alcanzó el rendimiento de infravaloración del 2,2% y volvió a girarse al alza, entrando rápidamente en una tendencia alcista que mantuvo hasta octubre de 2007, cuando las muchas acciones comenzaron a fallar en el mercado general. En julio de 2008, United Technologies Corporation había descendido al 2,2% de rentabilidad por dividendo y revirtió de nuevo el curso en línea con su patrón establecido. En septiembre de 2008, el mercado comenzó una gran caída, y bajó hasta detenerse y girarse al alza el 9 de marzo de 2009. Si recuerdan, fue en septiembre de 2008 cuando Lehman Brothers se declaró en quiebra y los mercados bancario, crediticio y de inversión se pusieron patas arriba. Como se ilustra en este gráfico, los inversores reaccionaron ante este evento y la gran cantidad de ventas de pánico hundió al mercado de una manera extremadamente negativa, “impulsando” a UTX mucho más allá de su históricamente repetitivo rendimiento de infravaloración del 2,2%. El hecho de que UTX, miembro del DJIA, con una clasificación de calidad A+, tuviera una serie ininterrumpida de beneficios y aumentos de dividendos durante los 10 años anteriores y una historia mucho más larga de rentabilidades superiores antes de esos 10 años fue completamente ignorado por los inversores en un pánico impulsado por la emoción. En el momento de escribir este artículo, a mediados de septiembre de 2009, UTX cotiza a $63 por acción y parece estar en camino de reanudar su perfil de valor establecido desde hace mucho tiempo. Como se ilustra en la figura 7.4, en la gran mayoría de los casos, las áreas de sobrevaloración e infravaloración se encuentran dentro del diez por ciento del máximo o mínimo en un movimiento importante de precios. Por ello, la teoría de la rentabilidad por dividendo considera que los precios están infravalorados o sobrevalorados cuando se encuentran dentro del rango del 10 por ciento de sus

niveles históricos de alta o baja rentabilidad por dividendo.

El mercado de acciones Como se mencionó anteriormente, existe el mercado de acciones y existen las acciones del mercado. Se pueden encontrar buenos valores en prácticamente cualquier fase del ciclo del mercado. Sin embargo, se pueden encontrar más acciones infravaloradas al final de un mercado bajista o durante una corrección importante en un mercado alcista. Debido a que es probable que la selección de acciones infravaloradas sea grande, es un momento en que los inversores tienen una oportunidad excepcional para diversificar sus carteras. Por ejemplo, en la edición de mediados de marzo de 2009 de Investment Quality Trends, 177 o el 65% de nuestras 273 Blue Chips Selectas representaban buenas valoraciones históricas y estaban en la categoría Infravalorada. Un número extraordinario, demasiados para enumerarlos, cotizaban a valores contables o inferiores. También extraordinario, como se ilustró en el ejemplo de UTX, fue el número de acciones que los inversores habían llevado más allá de los extremos establecidos desde hace mucho tiempo de alta rentabilidad por dividendos. Aunque la Teoría de la Rentabilidad de los Dividendos ha definido con precisión los niveles históricos de infravaloración una y otra vez durante cuatro décadas, no puede determinar con precisión cuándo una acción comprada con infravaloración comenzará a subir de precio. No obstante, está claro que estas acciones son gangas y que las empresas de alta calidad que han demostrado constantemente su valor a lo largo de los años eventualmente atraerán la atención de los inversores. Como saben todos los inversores experimentados, el momento es casi imposible de precisar de manera consistente. Aun así, cuando el momento de una adquisición no está exactamente sincronizado con la tendencia general del mercado, las acciones infravaloradas tienen una propensión a mantener su valor y precio. Como suele

decir mi socio Mike: «Con las acciones infravaloradas es un cuándo y no un y si». Aunque todos los ciclos económicos eventualmente llegan a su fin y los mercados responderán con un período de contracción, las condiciones que iniciaron el declive mejorarán y los instintos se dirigirán hacia acciones infravaloradas para obtener excelentes ganancias de capital a largo plazo.

La fase de sobrevaloración Utilizando la definición más sencilla posible, la sobrevaloración se da cuando la acción ofrece una rentabilidad por dividendo relativamente baja que en el pasado ha coincidido con el punto máximo de una importante tendencia al alza de los precios. El término puede aplicarse a una acción individual, a un grupo de acciones o al mercado en general. Cuando estas áreas históricas de baja rentabilidad por dividendos se trazan en un gráfico de acciones, se vuelve visualmente evidente que la acción tiene una tendencia a detenerse y revertir una tendencia alcista en la misma área relativa de rentabilidad por dividendos en cada ciclo. Al promediar estas áreas relativas de bajo rendimiento, se puede establecer un límite para la parte superior. El proceso para identificar las áreas de sobrevaloración históricas es idéntico al de las áreas de infravaloración históricas detalladas anteriormente en este capítulo. Para ver un ejemplo de sobrevaloración, consulte la sección de acciones infravaloradas y revise el ejemplo ficticio de Widgets “R” Us y el ejemplo real de The Stanley Works (SWK). La mecánica para identificar acciones infravaloradas y sobrevaloradas es la misma; la única diferencia es que con la sobrevaloración se buscan máximos en lugar de mínimos. Que una acción se acerque al área de infravaloración es una señal para los inversores de que se avecina un buen valor histórico. Por el contrario, cuando una acción se acerca al área de sobrevaloración, es una señal para los inversores de que gran parte del valor histórico se ha realizado en el transcurso de la tendencia alcista. Esto no quiere decir que una acción

sobrevalorada no pueda seguir subiendo; nuestros gráficos están repletos de docenas de ejemplos que demuestran lo contrario. Sin embargo, lo que es fundamental para el área de sobrevaloración es que cualquier potencial alcista adicional se ve superado con creces por el riesgo bajista. La única advertencia que podemos ofrecer es que si una empresa sobrevalorada aumenta su dividendo, el precio de sobrevaloración también aumentará, creando un mayor potencial alcista para la continuación de la tendencia. Cualquier inversor con experiencia y algo de honestidad admitirá haber especulado en algún momento de su vida como inversor; Cualquiera que haya sentido la energía y el entusiasmo de una acción o un mercado exuberante sabe exactamente a lo que me refiero. Sin embargo, una vez que queda clara la euforia, se parece mucho a una compañía no deseada; resulta difícil deshacerse de ella. Aunque a todo el mundo le gusta sentirse en la cima del mundo, para los inversores puede representar un gran problema porque la euforia de la inversión a menudo enmascara el hecho de que se ha alcanzado el punto más alto de un ciclo. Para el inversor sensato, el área de sobrevaloración es el momento de tocar la campana y clavar la bandera, lo que significa que es hora de asegurar las ganancias. El área de sobrevaloración también tiende a coincidir con el momento en que los inversores menos sofisticados sucumben al atractivo de las grandes sumas de dinero que se ganan a su alrededor, lo que con demasiada frecuencia los lleva a comprar en la parte superior. Este fenómeno es más frecuente en las acciones calientes del momento, lo que perpetúa aún más las compras, lo que empuja los precios de las acciones más allá de todas las medidas de valor fundamental. Sin embargo, en algún momento llega la inevitable corrección; los árboles no pueden crecer hasta el cielo. Cuando el mercado general está sobrevalorado, el nivel de riesgo de todas las acciones aumenta. Sin embargo, las decisiones de inversión aún deben basarse en las valoraciones particulares de las acciones individuales. Recuerde, cada acción tiene su propio nivel de sobrevaloración. Así pues, incluso cuando un mercado

alcista se encuentra en sus últimas etapas, ni todas las acciones están sobrevaloradas, ni todas las acciones sobrevaloradas lo están en la misma medida. Por estas razones, es importante trazar la rentabilidad por dividendos de cada acción en un gráfico y tomar nota del área de rendimiento donde históricamente la acción invierte su curso. Al hacerlo, es posible identificar la rentabilidad por dividendo en la que estará sobrevalorada. Cuando el precio de una acción sube a la línea superior del canal en los gráficos de rentabilidad que se muestran en este libro, el rendimiento está alcanzando un nivel en el que el inversor está pagando demasiado por el dividendo que recibirá. Consulte la Figura 7.5 para ver una lista de acciones sobrevaloradas a mediados de septiembre de 2009.

Nadie obtiene un bonus por ser un héroe De las muchas lecciones de mi abuelo, la que se reforzaba más constantemente era «la ganancia se obtiene en la compra, hijo». Aunque la mayoría de las ingeniosas frases de sabiduría de mi abuelo se entienden de inmediato, cada vez que comparto ésta, casi siempre me encuentro con miradas de confusión y preguntas del tipo: ¿cómo se va a establecer la ganancia en la compra? ¡No sabes lo que has ganado hasta que vendes! En términos de contabilidad, por supuesto, es cierto. Sin embargo, lo que mi abuelo me estaba enseñando era una mentalidad basada en valoraciones; cuando compras bien, las ganancias están casi aseguradas. En IQ Trends, diríamos que cuando se pone el foco en la calidad y el valor, hay una mayor probabilidad de que continúen las ganancias. En cualquier caso, el punto debe ser fácil de entender: el potencial máximo para la apreciación del capital y la rentabilidad por dividendos están asegurados cuando una acción se compra a un valor históricamente bueno. Entonces, ¿qué significa comprar bien? De acuerdo con la teoría de la rentabilidad por dividendo, las acciones se negocian constantemente entre dos canales de extremos de rentabilidad por dividendo: un área de precio bajo/rendimiento alto (infravaloración) y

un área de precio alto/rendimiento bajo (sobrevaloración). Por lo tanto, las compras deben limitarse a acciones que ofrecen altas rentabilidades por dividendos históricas y precios bajos (infravaloración), lo que ofrece el máximo potencial alcista y el mínimo riesgo a la baja. Eso es comprar bien. El final perfecto de comprar bien es obviamente vender bien. Cuando una acción o un mercado alcanza su fase de sobrevaloración, los inversores deberían planificar su salida en lugar de buscar nuevas adquisiciones. Seamos claros en una cosa: el mercado no va a ninguna parte. Si se ha tomado la molestia de escudriñar docenas de acciones para encontrar las pocas que son dignas de inversión, compró correctamente y se sentó pacientemente a través de la tendencia alcista hasta que se alcanzó el nivel histórico de sobrevaloración, ha hecho su trabajo; ahora recoja sus recompensas. Eso es vender bien. El valor siempre se puede encontrar en el mercado. Como Geraldine me ha dicho muchas veces, «las acciones son como los tranvías, pronto llegará otro».

La tendencia alcista Una vez que una acción ha subido un 10% o más desde su base infravalorada, ha entrado en una tendencia alcista. Dado que una infravaloración representa el área de compra y una sobrevaloración representa el área de venta, la tendencia alcista generalmente se puede caracterizar como el área de espera. Desde nuestra perspectiva, una acción permanece en una tendencia alcista hasta que se encuentra dentro del 10 por ciento de su área histórica de sobrevaloración o vuelve a caer dentro del 10 por ciento de su área de infravaloración. Como sabe cualquier observador veterano del mercado, las acciones rara vez se mueven en línea recta del punto A al punto B. De hecho, una acción puede entrar en una tendencia alcista y de repente volver a caer al área de infravaloración en una caída brusca del mercado. Por otro lado, una acción puede permanecer por

encima de su área de infravaloración en una tendencia alcista durante un período prolongado de tiempo, moviéndose lateralmente hasta que el precio rompe y reanuda su ascenso. Al realizar una búsqueda de acciones, un inversor debe mirar primero a las acciones que están infravaloradas porque representan extremos históricos de bajo precio y alta rentabilidad por dividendos. En algunos casos, sin embargo, cuando una acción está cerca de su área infravalorada pero en una tendencia alcista, aún puede haber una oportunidad viable para realizar una compra rentable. Sin embargo, antes de tomar una decisión de compra, hay dos cosas importantes a tener en cuenta. La primera es la tendencia principal del mercado general. ¿Está en un ciclo alcista o en un ciclo bajista? En la mayoría de los casos, es mejor evitar comprar acciones con tendencia alcista en un mercado bajista porque la ola general de ventas puede arrastrar a la acción, lo que detendrá la tendencia alcista de la acción. En este caso, la acción puede volver a su área infravalorada, lo que resulta, en la práctica, una pérdida para el inversor. En segundo lugar, ¿cuál es el potencial alcista de la acción frente al riesgo a la baja de volver a la zona de infravaloración? En este caso, cuando la tendencia principal es alcista o se encuentra en un ciclo alcista, las acciones en tendencia alcista aún pueden ofrecer una oportunidad de compra atractiva. Cuando el mercado general está infravalorado o al principio de una nueva tendencia alcista y una acción está dentro del 15 por ciento de su área infravalorada, una compra aún podría generar ganancias significativas. Esto es particularmente cierto si la acción tiene un largo historial de incrementos de dividendos. Como se mencionó anteriormente, un incremento de dividendos elevará los precios de las áreas de valoración, lo que proporciona una capa adicional de seguridad a la inversión original. También se señaló anteriormente que los incrementos de dividendos predicen el crecimiento futuro de los precios, sin mencionar el aumento de los ingresos, que puede agregar un impulso extra a la tendencia alcista. La figura 7.6 muestra el gráfico de Emerson Electric (EMR). En octubre de 2002, se detuvo una caída dentro del 10% de su área de rendimiento infravalorado del 4,0%, a partir del cual entró en una

tendencia alcista. Este avance se detuvo cuando el mercado general se movió a la baja en una prueba de los mínimos de 2002 antes de revertirse en marzo de 2003 y reanudar su movimiento ascendente. Breves retrocesos en 2004 y 2005 ofrecieron oportunidades de compra adicionales a medida que los crecientes dividendos movieron los límites de infravaloración y sobrevaloración al alza. En 2006, EMR alcanzó nuevamente la sobrevaloración y comenzó la caída esperada. Sin embargo, la tendencia alcista se reanudó, ya que nuevos aumentos de dividendos proporcionaron un potencial alcista adicional. En 2007, EMR superó el nivel de sobrevaloración gracias a los incrementos de dividendos y, aunque a principios de 2008 cayó con el mercado en general, los inversores empujaron las acciones a una tendencia alcista una vez más antes de que el peso del mercado bajista rompiera su ascenso y la acción volviera a su área infravalorada del 4,0% en 2009. Cuando el mercado general se estabilizó y cambió de rumbo en marzo de 2009, EMR hizo lo mismo. A mediados de septiembre de 2009, EMR se ha movido una vez más en tendencia alcista. Cuando el mercado en general está en una tendencia alcista, las acciones que se encuentran también en una tendencia alcista pueden brindar excelentes oportunidades de ganancias a corto plazo. Una acción con tendencia alcista en un mercado con tendencia alcista tiene más posibilidades de alcanzar la sobrevaloración en un período corto de tiempo que una acción infravalorada, no solo porque tiene una distancia más corta que recorrer, sino también porque tiene la fuerza del impulso del mercado.

8 VALOR, CICLOS Y EL ÍNDICE DOW JONES “El orden y la simplificación son los primeros pasos que hay que dar para dominar un tema”. -Thomas Mann En los capítulos anteriores, he intentado exponer de manera lógica la importancia de la calidad, el valor, los ciclos y las tendencias. Para limitar nuestras selecciones a solo las Blue Chips de la más alta calidad, utilizamos los Criterios para localizar Blue Chips Selectas. Para identificar áreas históricas de infravaloración y sobrevaloración de la rentabilidad por dividendo, utilizamos la teoría que hemos visto en el capítulo anterior. Al combinar las cualidades fundamentales de los Criterios con los atributos técnicos de la Teoría de la Rentabilidad de los Dividendos, tenemos los componentes de la estrategia completa del valor de los dividendos. Además de identificar las áreas de infravaloración y sobrevaloración de las acciones individuales, el aspecto cíclico de nuestra teoría de la rentabilidad de los dividendos se aplica al mercado general, medido por el Dow Jones Industrial Average (DJIA). Comprender la

naturaleza cíclica en el Dow permite al inversor perfeccionar aún más sus decisiones de compra o venta. Si bien muchas acciones pasarán por las fases de valor contra la tendencia principal del mercado en general, no es ningún secreto que es más fácil nadar con la corriente a favor que contra ella. En el próximo capítulo, comparto una hoja de ruta para construir y administrar la cartera de dividendos. Para iniciarla se tendrá en cuanta la tendencia principal del Dow, qué fase de valor está vigente actualmente y cómo esta información debe incluirse en sus selecciones de compra, venta o mantenimiento de las acciones. Debido a que hay tantas referencias al DJIA a lo largo de este libro, sin duda habrá algunos críticos que sugerirán que otro índice, como el S&P 500 o quizás el Dow Jones/Wilshire 5000, sería más apropiado como indicador del mercado general. Si bien el S&P y Wilshire son medidas comparativas importantes (el S&P 500 en particular, ya que es el índice de referencia más reconocido), el DJIA tiene más peso en acciones en Blue chips de calidad. Dado que conocer la tendencia principal y la fase actual de valoración del Dow es tan importante para el inversor en dividendos, en el Capítulo 5 ilustré los patrones históricos de rentabilidad por dividendos que marcaron áreas de infravaloración y sobrevaloración para el DJIA entre 1926 y 1995. También señalado en el Capítulo 5, entre 1995 y 2008 hubo una divergencia en este patrón, que requiere una explicación. Creo que el DJIA está ahora en el proceso de volver al patrón histórico anterior a 1995. Si mi suposición es correcta, estimo que corresponde discutir lo que esto presagia para el resto del mercado bajista actual y cómo prepararse para el mercado alcista que le seguirá. Sin embargo, antes de sumergirnos en esta sección, quiero brindar una breve historia de Charles Henry Dow y su contribución a la inversión de valor.

Carles H. Dow y los índices Dow Jones Charles Henry Dow no era un banquero de inversiones, un asesor

financiero o un agente de bolsa. Era hijo de un granjero pobre que murió cuando Charles tenía seis años. Esperanzado en conseguir algo más que la dura vida trabajando el campo que mató a su padre, se lanzó a la edad de 16 años a convertirse en periodista, aunque no tenía educación académica en periodismo ni educación formal para expresarse como comunicador. Sea como fuere, Charles logró encontrar trabajo como reportero para varios periódicos, incluidos el Springfield Daily Republican y el Providence Journal. Dejó Providence y se mudó a Nueva York, donde fue empleado de la Agencia de Noticias Kiernan, una empresa que recopilaba y difundía las noticias financieras del día. Kiernan también contrató a un compañero llamado Edward D. Jones, a quien Dow había conocido en el negocio periodístico en Providence. En 1882, Dow, Jones y un tercer socio llamado Charles Bergstresser formaron Dow Jones & Company. En 1884, Dow Jones publicó su primer promedio de acciones estadounidenses en Customer's Afternoon Letter, el precursor del Wall Street Journal. En 1886, Dow Jones publicó su primer promedio industrial que constaba de 12 empresas que reflejaban una muestra representativa de industrias. El índice promedió las acciones de las siguientes empresas: American Cotton Oil, American Sugar, American Tobacco, Chicago Gas, Distilling & Cattle Feeding, Laclede Gas, National Lead, North American, Tennessee Coal, Iron and Railroad Company, US Leather, US Rubber y General Electric. De estos 12 originales, el único superviviente es General Electric. De acuerdo con un libro titulado The Dow Jones Averages que fue publicado por Barron's a principios de la década de 1920 (otra publicación de Dow Jones & Company), hay referencias a varios promedios, que van desde 12 hasta 60 acciones, con los que Dow experimentó desde 1872. Desafortunadamente, no hay registro de lo que pensaba Dow con estos promedios, pero se podría concluir que estaba buscando la combinación adecuada de acciones que pudiera revelar la tendencia principal del mercado. En cualquier caso, Dow debió haber encontrado lo que andaba buscando, y en 1897 ya existían dos promedios, el Industrial y el Ferroviario, el segundo de los cuales se convirtió en el Dow Jones

de Transportes. En 1929, Dow Jones & Company introdujo el Dow Jones Utility Average para seguir el comportamiento del subconjunto de servicios públicos del mercado. La mayoría de los escritos de Dow no están disponibles, pero S.A. Nelson publicó 16 editoriales en The ABC of Stock Speculation en 1903, un año después de la muerte de Dow. Aunque la sabiduría convencional es que Dow era puramente un técnico (practicante del análisis técnico), lo cual es obvio en la medida en que Dow creía que sus promedios y las acciones individuales de las que estaban compuestos estaban influenciados por los ciclos alcistas y bajistas, también era claramente consciente de la importancia de las valoraciones. Este material, junto con las obras de Benjamin Graham, influyeron mucho en mi predecesora y mentora Geraldine Weiss y en mí. De estos dos padres académicos surgieron los fundamentos de la Teoría de la rentabilidad de los dividendos y la interpretación original de Geraldine, que construyó el enfoque descrito en este libro y promovido por Investment Quality Trends. Si repasa el prólogo de este libro, Geraldine comparte la cita de Dow que ha acompañado las páginas de nuestro boletín desde su inicio y que además es uno de nuestros principios básicos: “Conocer las valoraciones es conocer el significado del mercado. Y las valoraciones, cuando se aplican a las acciones, están determinadas por la rentabilidad de los dividendos”. Aunque la mayor parte del legado de Dow se atribuye al Wall Street Journal y a la Teoría de Dow que lleva su nombre, está claro que entendió la importancia de las valoraciones y que los dividendos son el principal indicador del valor.

La teoría de la rentabilidad por dividendos y el índice Dow Jones Así como se pueden establecer parámetros de valor para acciones individuales, también se pueden establecer buenas áreas de compra y venta para el DJIA. Desde los primeros días de su existencia, el

DJIA fluctuó entre extremos de rentabilidad por dividendos del 6,0% y 3,0%, que representan infravaloración y sobrevaloración, respectivamente (véanse los gráficos en la Figura 6.2). Ese perfil de valor guió al mercado de valores a través de todos los ciclos alcistas y bajistas desde 1929 hasta 1995. Antes del mercado bajista actual, el peor mercado de la era moderna comenzó en 1966 con un rendimiento de sobrevaloración del 3,0% y no se terminó hasta diciembre de 1974, cuando se alcanzó el rendimiento por infravaloración del 6,0%. De 1975 a 1982, el mercado fluctuó entre extremos de rentabilidad por dividendos del 5,0% y 6,0% hasta que comenzó un nuevo mercado alcista. El mercado alcista que comenzó con una infravaloración en 1982 se elevó a una sobrevaloración en 1992, permaneció allí hasta 1995, y luego sucedió algo extraordinario: por primera vez en la historia, el DJIA siguió ascendiendo por encima de su histórico bajo rendimiento y parecía haber formado un nuevo perfil de valor. Desde mediados de la década de 1990 hasta septiembre de 2008, lo que antes era un rendimiento de sobrevaloración (3,0%) se convirtió en el nuevo suelo de infravaloración y una rentabilidad por dividendos del 1,5% se convirtió en la nueva zona de venta por sobrevaloración. En octubre de 2008, sin embargo, el DJIA rompió por debajo de 10.000 y finalmente alcanzó un precio mínimo intradiario de 6440,08. Sobre la base del dividendo medio en ese momento, la rentabilidad por dividendo del DJIA aumentó al 4,9%.

Un largo techo Cuando se perforó el perfil de rentabilidad por dividendos a largo plazo del DJIA entre principios y mediados de la década de 1990, fue un gran impacto. Intuitivamente, sabíamos que algo andaba mal, pero simplemente no podíamos identificarlo. Debido a que el nuevo patrón persistió, tuvimos que informarlo, pero ahora que parece haber una reversión a la media, surge una pregunta importante.

¿Qué llevó a los inversores a cambiar su comportamiento después de más de 60 años de previsibilidad? En el espejo retrovisor en el que se realizan todas las valoraciones históricas, la evidencia apunta al equivalente financiero de la tormenta perfecta. A mediados de la década de 1990, el auge del ordenador personal, y los sistemas operativos, junto con las aplicaciones de software financiero que aumentaron la productividad, se dio inicio a una revolución industrial moderna. Con tecnología al alcance de la mano de cualquier persona y que anteriormente estaba disponible solo para las empresas o individuos más ricos, la persona promedio ahora podía acceder a Internet y nació la era de la información. Las noticias y la información financiera que antes requerían semanas, si no meses, para ser difundidas y sintetizadas ahora estaban disponibles en tiempo real para todos. Simultáneamente a esta explosión de la tecnología de la información y las industrias que crecieron a partir de ella, una era de responsabilidad fiscal comenzó sobre los pasillos del Congreso. La promesa de un gobierno más pequeño y presupuestos equilibrados encendió un fuego en el mercado de bonos. Los tipos de interés, que ya habían disminuido significativamente desde 1982, continuaron su trayectoria descendente. El Comité de Mercado Abierto de la Reserva Federal (el FOMC o sencillamente, la Fed), que en ese momento estaba dirigido por el presidente Alan Greenspan, se enamoró de esta productividad recién descubierta y decidió tomar una actitud acomodada. La supervisión y regulación de la industria y los mercados financieros por parte del Congreso y otros reguladores era prácticamente inexistente. Los impuestos sobre la renta de las empresas y las personas físicas eran generalmente bajos, y se otorgaba un tratamiento fiscal favorable a las ganancias de capital. En retrospectiva, no es de extrañar que los inversores ignoraran el mensaje de sobrevaloración que representaba una rentabilidad por dividendos del 3,0% en el Dow. ¿A quién le importan los valores y el significado de los dividendos cuando los poderes fácticos están alineados con las estrellas especulativas del momento? Con los vientos de la inversión a sus espaldas y un código fiscal diseñado

para ignorar los dividendos y abrazar las ganancias de capital, los inversores dijeron que “al diablo con las valoraciones” y se lanzaron al vacío; de ahí nacieron los mercados de la tecnología y las punto com. Deberíamos retroceder por un momento y revisar el entorno desde el cual se lanzó el mercado alcista que comenzó en 1982. Desde 1966 hasta 1974, el mercado fue diezmado por un círculo vicioso bajista. A finales de 1974, la rentabilidad por dividendo del Dow era del 6,0% y nuestra categoría infravalorada era el 80 por ciento de nuestro universo de Blue Chips Selectas. Entre 1974 y 1982, el Dow fluctuó entre rendimientos de dividendos del 5 y el 6 por ciento y nuestra categoría infravalorada fluctuó solo ligeramente por encima y por debajo del nivel del 80%. En la Figura 8.1 mostramos nuestro verificador de tendencias de Blue Chips en forma de gráfico de barras para ilustrar el increíble nivel de valoraciones durante este período. Cuando comenzó el tercer y último tramo descendente del mercado bajista en 1973, la categoría Infravalorada creció en número de acciones y permaneció así hasta que comenzó el mercado alcista en 1982. A medida que el capital frustrado que se había acumulado desde el final del mercado bajista en 1974 volvía a comprar, la categoría Tendencia alcista eclipsó a la categoría Infravalorada a medida que subían los precios de las acciones. Ahora observe el gráfico de barras de la Figura 8.2, que ilustra el período desde 1987 hasta julio de 2009, para ver lo que sucedió con todos esas valoraciones históricamente buenas. En el extremo izquierdo de la figura 8.2 se encuentra la lectura de julio de 1987. Tenga en cuenta que las categorías de tendencia alcista y bajista son casi uniformes. La rentabilidad por dividendos del Dow había superado el rendimiento de sobrevaloración del 3,0% en este punto.

El siguiente conjunto de barras representa la lectura de enero de 1988. Aquí podemos ver que el desplome del 19 de octubre de 1987 había llevado a la mayoría de las acciones a tendencias bajistas y la rentabilidad por dividendo del Dow había vuelto a caer al 4,0%. Las lecturas de julio de 1988 y enero de 1989 muestran niveles de valor similares a los de enero de 1988. Para los datos de enero de 1990, las tendencias alcistas habían reafirmado su dominio y la rentabilidad por dividendo del Dow Jones había descendido, una vez más, al área de sobrevaloración del 3,0%. Desde mediados de 1994 hasta enero de 1995, la categoría de tendencia bajista ocupó un lugar central. En realidad, solo hay una explicación para esto: la mayoría de Blue Chips Selectas habían caído por debajo de la sobrevaloración y se estaban moviendo hacia sus respectivas áreas de infravaloración. Casi se puede sentir que los inversores sabían intuitivamente que el mercado estaba sobrecomprado y necesitaban reducir posiciones. Luego, la tormenta perfecta, como se describió anteriormente, se puso en marcha. Desde mediados de 1995 hasta mediados de 1997 volvieron a aflorar las tendencias alcistas. En ese momento, la rentabilidad por dividendo del Dow Jones era tan baja que hasta los excavadores de pozos habrían tenido problemas para encontrarlas. Desde ese momento hasta principios de 2000, la categoría de sobrevaloración reinó de forma suprema, hasta que comenzó la primera del actual mercado bajista. En el año 2000, el brillo y el atractivo de las ganancias rápidas en las empresas que se crearon en una servilleta comenzaron a desaparecer. Cuando las ganancias no se materializaron y la realidad de que, en muchos casos, estas empresas eran simplemente especulaciones, la gran ilusión de la tecnología y las punto com se detuvo. A fines de 2000 y principios de 2001, estaba claro que la economía estaba en recesión y los mercados comenzaron a caer en serio. Cuando Estados Unidos fue atacado el 11 de septiembre de 2001, las ventas se aceleraron y los mercados continuaron cayendo hasta noviembre de 2002. En respuesta a la recesión y la convulsión del mercado como resultado del 11 de septiembre, la Reserva Federal se embarcó en

una relajación sin precedentes de tipos de interés. El único activo fácilmente disponible estaba ligado al valor de la vivienda y la única forma de desbloquearlo era reducir los tipos de interés a los niveles de la era de la Depresión y mantenerlos. Con la reforma del mercado, se redujeron drásticamente las tasas del impuesto sobre los dividendos y las ganancias de capital para estimular el interés de los inversores. Esta ley, junto con el estallido de la tecnología y las punto com, por no mencionar el de Enron o World Com, animó a los inversores a redescubrir las acciones de valor y los dividendos. Como resultado, las acciones Blue Chips de alta calidad que pagaban dividendos y que habían sido virtualmente ignoradas durante la década de 1990 fueron adoptadas una vez más y se apreciaron dramáticamente. Volviendo al gráfico de la figura 8.2, vemos que aunque los inversores se habían enamorado de nuevo de los dividendos, en 2003 había una ausencia evidente de cualquier cosa que se pareciera ni remotamente a buenas valoraciones históricas. Además, cuando el primer tramo a la baja tocó suelo en 2002 y se volvió a probar a principios de 2003, ¡la rentabilidad por dividendo del Dow todavía estaba un poco por debajo de su área histórica de rentabilidad por dividendo sobrevalorada! A riesgo de ser redundante, necesito insistir en este punto. Desde 1966, cuando la categoría Infravalorada representó el 17% o menos de nuestro selecto universo de Blue Chips, coincidió con los máximos de los principales mercados. Cuando la categoría Infravalorada está entre el 70 y el 80% de nuestro universo, coincide con los principales mínimos del mercado. En el techo del mercado en 2000, nuestra categoría de Infravalorada representaba el 12% de nuestro universo. Cuando el primer tramo bajista tocó fondo a finales de 2002, ¡nuestra categoría de Infravalorada todavía representaba solo el 16% de nuestro universo de acciones selectas! Entonces, después de caer 5.000 puntos, ¡el Dow aún estaba dramáticamente sobrevalorado! A mediados de 2005, nuestras acciones infravaloradas habían caído aún más a solo el 4% de nuestra selección. Ahora considere esto: con lo anterior como telón de fondo, el mercado continuó subiendo durante dos años más. En este punto los términos sobrevaloración y exuberancia irracional van

de la mano; Estamos hablando de pura locura. ¿No es sorprendente las cantidades masivas de liquidez creadas por los bajos tipos de interés y la ilusión que pueden crear? Obviamente, algún segmento entre todos los inversores había reconocido que el apalancamiento masivo y la especulación que se habían ido acumulando desde el final de la Segunda Guerra Mundial finalmente habían alcanzado un punto de inflexión. ¿Cómo puedo escribir esto estando tan seguro? La mayoría de las acciones en la categoría Infravalorada eran bancos y otras instituciones financieras.

Los muros se derrumban Cuando los precios de la vivienda alcanzaron niveles insostenibles y los compradores ya no pudieron llegar a precios tan altos, se hizo evidente que muchos de estos compradores/prestatarios no pudieron cumplir con la deuda. Posteriormente, los valores respaldados por hipotecas se volvieron sospechosos a medida que el valor de las propiedades subyacentes comenzó a deteriorarse. Los bancos, las firmas de inversión y los fondos de cobertura que invirtieron mucho capital en estos valores tenían que ajustarlos al mercado, y sin una métrica confiable para valorar estas propiedades y valores, toda la estructura comenzó a desmoronarse. Para todos los efectos, lo que siguió fue una gigantesca llamada de margen, ya que todos necesitaban liquidez para apuntalar sus balances. Cuando uno recibe una llamada de margen, tiene dos opciones: vender posiciones o depositar más efectivo. Incapaces de vender sus valores respaldados por hipotecas, los bancos, agencias y fondos de cobertura tuvieron que vender todo lo que pudieron: acciones de alta calidad, petróleo, oro, materias primas, lo que sea. A medida que la venta se convirtió en una cascada, el público inversor comenzó a escuchar por primera vez sobre derivados, valores sintéticos con nombres como obligaciones de deuda garantizada (CDO) y swaps de incumplimiento crediticio, que en realidad se habían estado utilizando desde mediados de la década

de 1990. Instituciones que en un momento se creyeron demasiado grandes para quebrar, como Bear Sterns, fueron absorbidas y Lehman Brothers se declaró en bancarrota. Merrill Lynch fue adquirida por Bank of America. Washington Mutual, que había aumentado su dividendo durante 40 trimestres consecutivos, fue adquirido por la FDIC y vendido a JP Morgan Chase por casi nada.

El juego final En mi opinión, el patrón de mercado que se está desarrollando es similar al del mercado bajista desde 1966 hasta 1974. Esto no quiere decir que espere que el mercado bajista dure ocho años, sino que sospecho que el Dow pasará por una secuencia similar de tres tramos bajistas intercalados por dos repuntes contra la tendencia altamente rentables hasta que la rentabilidad por dividendo del Dow esté entre el 5,0% y el 6,0%, lo que debería sentar las bases para un nuevo mercado alcista. Como punto de referencia, veamos el gráfico de la Figura 8.3, que ilustra el patrón descrito anteriormente en el mercado bajista de 1966-1974. El mercado bajista comenzó en 1966 cuando la rentabilidad por dividendo del Dow cayó a su zona histórica de sobrevaloración del 3,0%. El primer tramo a la baja se completó más tarde durante ese año y cambió de rumbo cuando el rendimiento de los dividendos del Dow alcanzó el 4,0%. El primer repunte contra la tendencia alcanzó su punto máximo en 1969, justo por debajo del máximo de 1966. El segundo tramo a la baja comenzó poco después y no se detuvo ni se revirtió hasta que la rentabilidad por dividendo alcanzó el 5,0%. El segundo repunte en contra de la tendencia alcanzó su punto máximo a principios de 1973. Tenga en cuenta que este repunte en contra de la tendencia superó los techos de 1966 y 1969. Además, la rentabilidad por dividendo del Dow en el máximo de 1973 fue del 3,0%. Muchos inversores creían que un nuevo

mercado alcista estaba en marcha en este punto debido a que el Dow eclipsó el techo de 1966. Sin embargo, como puede ver, el mercado dio la vuelta a una tercera etapa bajista, que se completó cuando la rentabilidad por dividendo del Dow Jones registró un 6,0% en diciembre de 1974. Ahora comparemos esto con el mercado bajista actual, tal y como se muestra en la Figura 8.4. Si mi análisis es correcto, el primer tramo bajista comenzó a principios de 2000 y finalizó en octubre de 2002. Si vuelve a consultar el gráfico de la Figura 6.2, observe que en la parte inferior del primer tramo bajista el rendimiento de los dividendos estuvo por debajo del área del 3,0%. La recuperación de la tendencia alcista comenzó en 2003 cuando la Fed de Greenspan y la administración Bush dieron rienda suelta a tipos de interés extremadamente bajos y relajaron las tasas de impuestos sobre las ganancias de capital y los dividendos. Desde finales de 2003 hasta avanzado el 2007, vemos lo que sucede cuando cantidades masivas de capital inmobiliario, y especuladores en derivados con grados nunca antes vistos de apalancamiento, se unen para dañar el mercado de valores. Cuando el Dow perforó su máximo de 2000 en 2006, los inversores creyeron, al igual que en 1973, que se estaba gestando un nuevo mercado alcista. Y, al igual que en 1973, el mercado volvió a caer. El segundo tramo a la baja tocó fondo el 9 de marzo de 2009, y la rentabilidad por dividendo del Dow alcanzó el 4,90%, a solo 10 puntos básicos (10 centésimas del 1 por ciento) del 5,0%. Simultáneamente, al verificar las tendencias en nuestras Blue Chips, registramos que el 72% de nuestras Blue Chips Selectas estaban en la categoría Infravalorada, lo que indica que el potencial para un repunte contra la tendencia bajista era alto. Como sabemos, en 2009 se ha desarrollado un repunte contra la tendencia muy poderoso. Si el patrón de este mercado bajista refleja el de los mercados bajistas del pasado, el repunte debería llegar al menos hasta la mitad del tramo bajista anterior, lo que se aproximaría a 10.300 en el Dow. De todos modos, los repuntes en contra de la tendencia también pueden volver al máximo anterior como sucedió en 1969, o incluso pueden superar ese nivel como en

1973 y 2006. El conocimiento de estos patrones permite a los inversores iniciar nuevas posiciones infravaloradas en puntos importantes, como los mínimos de marzo de 2009, y recuperar parte del terreno perdido en posiciones que pueden haberse mantenido durante la caída anterior. Si la nueva tendencia llega a su punto máximo y comienza a caer nuevamente, será hora de tomar ganancias en las acciones sobrevaloradas y recaudar efectivo en previsión de la próxima parada o caída del mercado.

El próximo mercado alcista En el caso del presente ciclo, creo que nos queda un tramo más por delante. Cuando se perforó el área de rentabilidad por dividendos del 3,0% en el Dow a finales de 2008 y se llegó a casi el 5,0%, me quedó claro que la era de la exuberancia irracional había llegado a su fin. Así que, sería completamente lógico que el Dow regresara a sus extremos históricos de infravaloración y sobrevaloración con rentabilidades por dividendos de entre el 3,0% y el 6,0%, respectivamente. Como mínimo, anticiparía al menos una nueva prueba del suelo de marzo de 2009. Sin embargo, sabemos que la noche sigue al día, y seguro que en algún momento tendremos un nuevo mercado alcista, pero será diferente a los mercados alcistas del pasado, ya que el viento ya no estará de cola. La tormenta perfecta de bajos tipos de interés, una Reserva Federal acomodada, tasas impositivas personales y corporativas amigables, dinero barato y liquidez disponible, regulación y supervisión laxas, sin mencionar la exuberancia irracional, ya no estarán disponibles para empujar al mercado. Sin embargo, no se preocupe, porque la calidad y el valor seguirán siendo abundantes, lo que para los inversores de valor es el mejor entorno que uno podría esperar. Aunque no será tan fácil como en el pasado, será factible obtener buenas rentabilidades.

PARTE III GANANDO EN EL MERCADO DE ACCIONES

9 DESARROLLANDO UNA ESTRATEGIA DE ÉXITO “La suerte favorece a las mentes que están preparadas”. -Louis Pasteur En la película Wall Street, hay una escena en la que Gordon Gekko le dice a Bud Fox que “un tonto y su dinero no suelen estar juntos por mucho tiempo”. Esta es una visión del mundo bastante cínica, pero no del todo sorprendente teniendo en cuenta que el personaje de Gekko era un tramposo y que su éxito en el mercado de valores se debió en gran parte al uso de información privilegiada. En mi experiencia, no es necesario hacer nada especial para lograr el éxito en la inversión. Los inversores tampoco tienen que ser particularmente talentosos, pero sí deben ser disciplinados. Al final del día, si trabaja duro y es lo suficientemente inteligente como para ahorrar dinero, entonces es completamente capaz de administrarlo. Sin duda, existen otras vías, además de las acciones y el mercado de valores, para generar riqueza. Conozco a muchas personas que han amasado fortunas en inmuebles o en uno o más negocios propios. Tengo amigos que nunca han tenido una acción en su vida,

pero que han tenido mucho éxito en los mercados de opciones y materias primas. Uno de mis mejores amigos es absolutamente brillante como gestor de renta fija. Sin embargo, basándome en el hecho de que escribo este libro, publico un boletín de inversiones y dirijo una empresa de gestión de activos financieros, no debería sorprender que mi vehículo preferido para la creación de riqueza a largo plazo sean las acciones de alta calidad. En mi experiencia, brindan el mayor potencial con el menor riesgo para acumular riqueza a lo largo de la vida. Invertir en acciones de primera calidad requiere disciplina y paciencia. Aunque no hay mucho que pueda hacer para ayudarle en el asunto de la paciencia, en términos de disciplina, no conozco un enfoque más disciplinado que la estrategia de valor de los dividendos. Ya sea joven (o simplemente se sienta joven), soltero o casado, con hijos o sin hijos, a punto de jubilarse o ya jubilado, la estrategia de valor de los dividendos se puede aplicar a cualquier fase de la vida. Puede usar la estrategia para identificar empresas de rápido crecimiento con rendimientos de dividendos más bajos, empresas más maduras con rendimientos de dividendos más altos o empresas en algún punto intermedio para rendimientos totales medios. Por lo tanto, sin importar su posición en la vida o sus metas y objetivos, la estrategia de valor de los dividendos está orientada a los fundamentos de inversión más básicos: obtener un rendimiento de su inversión. Aunque la estrategia no es un método de operativa a corto plazo, la disciplina sí que tiene algunas aplicaciones a corto plazo. Sin embargo, a partir de nuestra experiencia y de lo que otros profesionales han compartido con nosotros, el atractivo principal de la estrategia de valor de dividendos es que suena real, tiene sentido común y ha funcionado durante décadas en todos los entornos de mercado imaginables. En la evaluación final, una cartera que se basa en una selección diversificada de acciones de primer nivel que se compran cuando representan un valor históricamente bueno, se mantienen hasta que se sobrevaloran y luego se venden con una buena ganancia, hace que la disciplina y la paciencia bien valgan el esfuerzo.

Cuide de su negocio En inversión, no existe una talla única para todos. No es como un medicamento genérico que se compra en la farmacia. Así como cada acción tiene su perfil de valor único, cada inversor tiene su conjunto único de metas y objetivos. Así como cada acción debe evaluarse individualmente, cada inversor debe establecer sus metas y objetivos específicos en función de sus necesidades individuales. Si aún no ha descubierto cuáles son sus necesidades, entonces necesita trabajar en ello. A todo el mundo le vendría bien un poco de orientación de alguien con más formación o experiencia de vez en cuando. Sin embargo, si utiliza los servicios de un profesional, mantenga el control del proceso. Una de las primeras cosas que se le enseña a la gente en la industria de servicios financieros es cómo controlar al cliente. Simplemente manténgalos al día y hágales saber lo que le interesa: un plan actual y/o de jubilación, tal vez un análisis de flujo de ingresos o quizás alguna ayuda con un balance personal. Necesitarán algo de información para poner la maquinaria en marcha. Recuerde estos tres principios: nadie se preocupa tanto por usted como usted mismo; nadie conoce su situación personal mejor que usted, por lo que debe ser usted quien establezca sus metas y objetivos de inversión; y nadie cuidará de sus bienes mejor que usted. Planifique hoy y mañana lo agradecerá.

Objetivos de inversión La estrategia de valor de los dividendos es la parte general del proceso de inversión. Ahora que sabe cómo identificar la calidad y el valor, debemos analizar cómo reducir aún más sus selecciones de acciones a un nivel más centrado en sus objetivos.

La variedad de metas y objetivos es probablemente tan numerosa como inversores hay. En una ocasión, después de una presentación que ofrecí en The MoneyShow, un compañero se me acercó y me dijo: “Kelley, creo que he dado con la acción perfecta”. “¿Cuál sería?”, pregunté. “Es una acción que siempre sube, aumenta su dividendo cada año, los beneficios y los dividendos están libres de impuestos y es completamente líquida”. “Creo que tiene razón”, le respondí. “No estarías dispuesto a compartir el nombre de esta acción conmigo, ¿verdad?”, le pregunté. “Me encantaría, si supiera cuál es”, dijo, “pero no creo que exista”. Sonreí, le agradecí al hombre su broma y le aseguré que tenía razón; de hecho, había descrito la acción perfecta, pero no, tal acción no existe. Comparto esta anécdota porque ilustra un punto importante. Las características de las acciones que describió este hombre resumen bastante bien los objetivos principales que interesan a la mayoría de los inversores: preservación del capital, crecimiento del capital, ingresos, crecimiento de los ingresos, ventajas fiscales y liquidez. Existen ventajas impositivas limitadas para las acciones. Según la ley actual, los dividendos y las ganancias de capital reciben un tratamiento fiscal preferencial, pero están sujetos a los caprichos actuales del Congreso, por lo que dejaremos de lado las cuestiones fiscales. De las demás características enumeradas con anterioridad, la que la mayoría de los inversores valora en mayor grado es la liquidez (la capacidad de convertir rápidamente un activo en efectivo). Incluso para el inversor a largo plazo, la liquidez es una característica muy importante. Dios no quiera que se encuentre usted en una situación en la que necesite efectivo y no tenga un mercado al que vender. Dependiendo de la etapa o circunstancias de la vida de cada inversor, la mayoría tenderán a centrarse en uno o en una combinación del resto de características a los que se hace referencia anteriormente. En IQ Trends tenemos una jerarquía de objetivos de inversión que parece atraer a un tipo específico de cliente. Aunque no todos los lectores apreciarán del mismo modo nuestras prioridades, sirve como ejemplo de cómo establecer una

sucesión ordenada de objetivos. Tal como se establece en el Capítulo 3, en la sección sobre los Criterios para Seleccionar Blue Chips, uno de los seis criterios es que al menos tenga 5 millones de acciones en circulación. Esto se relaciona con la liquidez, ya que no queremos tener que concertar una cita para comprar o vender una acción. Los siguientes perfiles de inversores se presentan para ayudar a los lectores a pensar y valorar sus propios objetivos de inversión. Esta no es una lista cerrada. Más bien es una aproximación a unos bocetos diseñados para capturar una amplia gama de objetivos de inversión, pero que con los que no todos los lectores se identificarán. Invertir es un esfuerzo muy personal, y cada inversor tiene un enfoque único. Además de la liquidez, nuestra jerarquía en los objetivos de inversión es como muestra la figura 9.1.

El inversor que necesita preservar capital Para algunos, hablar de acciones y preservación del capital al mismo tiempo suena a utópico. Es fácil entender esta línea de pensamiento cuando comprende que las acciones pueden fluctuar y fluctuarán, a veces con volatilidad extrema. Pero la preservación del capital es algo más que evitar las fluctuaciones de precios. En el sentido más real, es preservar lo que el capital puede comprar. En este sentido, es más probable que las acciones conserven su poder adquisitivo durante largos períodos de tiempo que los bonos, el efectivo o los equivalentes de efectivo. En términos generales, el inversor que busca principalmente la preservación del capital suele estar jubilado o cerca de la edad de jubilación, o tal vez es alguien que ha recibido una gran suma repentina de capital por una herencia o alguna otra causa. Las fundaciones u otras entidades que son la parte responsable del dinero de otras personas deben tener mucho cuidado en preservar no solo el principal original, sino también lo que ese principal podrá comprar durante períodos prolongados.

Este tipo de inversor debe cumplir estrictamente con los Criterios para Seleccionar Blue Chips y considerar solo las acciones de la más alta calidad y con el mejor historial de rendimiento a largo plazo. También se debe hacer un gran esfuerzo por comprar estas acciones cuando se encuentran en áreas deprimidas de infravaloración para obtener la máxima protección a la baja, el máximo potencial alcista y las rentabilidades por dividendos más altos de su serie histórica. El gráfico de Abbott Labs (ABT) en la Figura 9.2 refleja una acción de alta calidad con un excelente historial de desempeño a largo plazo en la industria farmacéutica, tradicionalmente defensiva. Después de alcanzar su área histórica de sobrevaloración a finales de 2000 y nuevamente a principios de 2002, la acción cayó a su área histórica de infravaloración y ha permanecido constantemente entre la infravaloración y la tendencia alcista, ofreciendo varias oportunidades de compra. Incluso durante el período de tendencia bajista, la acción se ha mantenido por encima de los mínimos de 2002, 2006 y ha vuelto a los mínimos de 2008.

El inversor que necesita ingresos No es ningún secreto que el mercado de valores prefiere a los tipos de interés cuanto más bajos mejor porque un coste de capital más bajo es preferible para mejorar el resultado final de los beneficios empresariales. Sin embargo, para el inversor rentista, que vive de los ingresos de sus inversiones, los bajos tipos de interés dan como resultado cupones más bajos de las fuentes de ingresos más tradicionales, los bonos. Ciertos inversores, generalmente aquellos sin empleo u otra fuente de ingresos, necesariamente recurrirán a acciones de dividendos de mayor rentabilidad para obtener ingresos en esos momentos de tipos bajos. Tradicionalmente, los inversores recurrirán a las acciones de las empresas de servicios públicos de gas y electricidad o también a las compañías de telecomunicaciones para obtener estos rendimientos

más altos. La figura 9.3, que representa a la acción de AT&T, Inc. (T), muestra cómo a finales de junio de 2009 esta empresa es el tipo de acciones de mayor rentabilidad por dividendo que buscaría un inversor rentista.

El inversor que busca crecimiento Este tipo de inversor cubre una amplia franja ya que hay múltiples objetivos que normalmente encajan. A efectos fiscales, los inversores en una categoría impositiva más alta suelen buscar acciones de bajo dividendo/alto crecimiento más atractivas que acciones con mayores rentabilidades por dividendos. Con este tipo de acciones, existe el componente de creación de riqueza con el aumento de los precios de las acciones, pero los dividendos no son lo suficientemente altos como para catapultar al inversor a una categoría impositiva más alta. Otro inversor que estaría más inclinado hacia el crecimiento sería alguien que aún no haya alcanzado el nivel de riqueza pero que, sin embargo, se encuentra en sus años de ganancias máximas por trabajo; alguien que decide renunciar a los ingresos actuales a favor de las ganancias de capital, que generarán riqueza para sus años de jubilación.

El inversor joven El último tipo es el inversor más joven que aún tiene que alcanzar su máximo potencial de ganancias por trabajo, que tiene un horizonte de inversión a largo plazo y una mayor tolerancia al riesgo que un inversor mayor. Este inversor puede optar por compañías de crecimiento más agresivo con relaciones PER más altas y pagos de dividendos más bajos para acumular ganancias de capital en los primeros años, y luego pasar a acciones de mayor rentabilidad por dividendos en los últimos años a medida que se acerca la jubilación. La figura 9.4 de Nike, Inc. (NKE) de mediados de agosto de 2009

ilustra una acción que sería atractiva para el inversor en crecimiento. Desde que descendió al área histórica de infravaloración en 2000, NKE se ha mantenido en una tendencia alcista constante debido a aumentos de dividendos pequeños pero continuados. Una excelente oportunidad para sumar posiciones se dio entre octubre de 2008 y el presente. Tenga en cuenta que NKE debe subir considerablemente antes de alcanzar el nivel de sobrevaloración. Si la empresa sigue aumentando los dividendos al mismo ritmo porcentual, el área de sobrevaloración seguirá subiendo, lo que podría dar lugar a que las acciones mantengan una tendencia alcista durante un período de tiempo considerable.

Conozca sus limitaciones Voy a aventurarme y a adivinar que esta cita de Harry el Sucio, un hombre debe conocer sus limitaciones, no se refería precisamente al mercado de valores. Dicho esto, la cita es adecuada cuando se trata del riesgo en lo que respecta a la inversión con acciones. Todos pensamos de manera diferente. Lo que un inversor clasificaría como riesgo puede ser totalmente descartado por otro. Las razones o motivaciones que obligan a un inversor a aceptar o rechazar el riesgo podrían mantener ocupado a un ejército de psicoterapeutas hasta el final de los tiempos. Como tengo una fecha límite que cumplir, voy a ir al grano. Si siente dolor, tiene un problema llamado riesgo. Cuando Mike y yo hablamos con los clientes sobre la tolerancia al riesgo, nos gusta invocar la prueba de la almohada; si el último pensamiento que tiene por la noche cuando su cabeza reposa sobre la almohada es su cartera de inversión, entonces no ha pasado la prueba de la almohada; necesita hacer algunos cambios. La tolerancia al riesgo puede funcionar en ambos sentidos; una cartera que produce un crecimiento de capital e ingresos insuficiente para satisfacer las necesidades futuras de un inversor produce tanta ansiedad como una cartera que contiene demasiada volatilidad a corto plazo para un inversor con necesidades de efectivo más inmediatas. Resulta imperativo entender para quién, qué, por qué y

cuándo se crea la cartera. Si se equivoca en esta parte, usted puede ser el mejor selector de acciones que el mundo haya conocido y no servirle de nada. El gráfico de Sigma-Aldrich (SIAL) de la figura 9.5 es lo más cercano al Nirvana de las acciones de valor que un inversor podría encontrar. Observe cómo el precio de las acciones se acerca a la línea de infravaloración a medida que los dividendos se han incrementado sistemáticamente. A primera vista, muchos inversores podrían pasar por alto esta acción debido a su rendimiento relativamente bajo. Un error enorme. Déjeme decirle por qué. SIAL tiene una calificación de calidad A+. Los suscriptores de IQ Trends que compraron SIAL en 1999 a $11 por acción, disfrutan hoy de una rentabilidad por dividendos del 5,25% sobre el precio coste, sin mencionar el casi 400% en la subida del precio actual de mercado de las acciones. No importa cuáles sean sus metas y objetivos de inversión, o si le preocupa demasiada volatilidad o demasiado poco crecimiento, este es el tipo de acción que todos los inversores de valor deberían buscar.

Tamaño ideal de la cartera Antes de la llegada de los bajos precios en la operativa con acciones, la cuestión de cuántas acciones debería haber en una cartera estaba directamente relacionada con la cantidad de dinero con la que tenía que trabajar un inversor. Cuando las comisiones eran de cientos de dólares por un lote redondo (100 acciones) o incluso más por un lote menor (menos de 100 acciones), afectaba drásticamente la cantidad de acciones que uno podía tener en una cartera, ya que los costes se podían disparar. Hoy en día, la mayoría de los brokers ofrecen comisiones muy bajas. Este es un avance significativo en la industria de la inversión, ya que la minimización de los costes de operativa puede proporcionar un impulso significativo a los rendimientos de la cartera a largo plazo.

Además, dado que los inversores ya no son penalizados por realizar transacciones de menos de 100 acciones, incluso un inversor con una cantidad modesta de capital puede crear una cartera diversificada de acciones. No hace tanto tiempo que un inversor con una cantidad modesta de capital se veía obligado a usar fondos de inversión para lograr una diversificación adecuada. Afortunadamente, esos días han quedado atrás. El número de acciones a tener en una cartera está sujeto a una serie de variables, como el horizonte temporal de la inversión, la cantidad de capital disponible para invertir, las metas y objetivos de los inversores y las condiciones económicas y de mercado. Cuando el Dow está sobrevalorado o la tendencia principal es bajista, puede ser prudente mantener una cantidad menor de acciones y realizar una mayor selección de las valoraciones. Cuando el Dow está infravalorado o en una tendencia alcista, se puede aumentar el número de acciones para obtener una diversificación más amplia de la economía en expansión. Sin embargo, como regla general, sugerimos limitar una cartera a 25 acciones. 25 acciones es un número suficiente para permitir una amplia diversificación, pero limitado para poder realizar un seguimiento eficaz. Además, al limitar la cartera a 25 acciones excelentes, existe una mayor probabilidad de superar el mercado general. Esta es una ventaja importante de la estrategia de valor de los dividendos a la que no debe renunciar; si tiene demasiadas acciones, casi mejor podría tener un fondo indexado. Por ejemplo, en la edición del 1 de enero de 2000 de Investment Quality Trends, presentamos una cartera de 13 acciones para ayudar a los suscriptores en el proceso de construcción de la cartera: A diferencia de muchos otros servicios, no construimos ni mantenemos carteras modelo. Debido a que seguimos una variedad tan amplia de empresas, junto con una afluencia constante de nuevos suscriptores, este enfoque no sería práctico para nuestra aplicación en particular. Como idea de seguimiento, The Hulbert Financial Digest ha mantenido una cartera de calidad desde 1986. Esta cartera consta

de todas las empresas en las categorías Infravaloradas y Tendencia alcista que, en un momento dado, podrían sumar hasta 100 empresas o más. Además, muchos estudios han demostrado que 25 es un número óptimo de acciones para una cartera individual. Ese número es apropiado para la diversificación y no permite que la cartera se vuelva difícil de manejar. En consecuencia, los inversores deben ser selectivos y diseñar una cartera diversificada de acciones infravaloradas y con tendencia al alza en función de las preferencias personales, los objetivos de inversión, las condiciones financieras y la tolerancia al riesgo. Para ayudar a los suscriptores en este esfuerzo (y por petición popular), en enero de 2000 decidimos que, en lugar de participar en el intento tradicional (aunque generalmente inútil) de pronosticar para el siguiente año, construiríamos una cartera de acciones que ofreciera un valor extraordinario. La cartera, que se conoce cariñosamente como The Lucky 13, como se muestra en la figura 9.6 (final del capítulo), se diseñó para enfatizar sectores del mercado que, si bien tal vez estaban en desuso, ofrecían fundamentales atractivos y generosas rentabilidades por dividendos. Trece acciones fueron suficientes para establecer la base de una buena cartera y dejar espacio para la expansión cuando surgieran más oportunidades. Desde su creación en enero de 2000 hasta fines de 2008, la cartera Lucky 13 ha obtenido una rentabilidad total anual promedio de 10,88 por ciento, como se muestra en la Figura 9.6, que es una rentabilidad muy superior a de los principales índices. Por lo tanto, incluso una cartera más pequeña, cuando se configura correctamente, puede proporcionar excelentes rendimientos.

Diversificación, diversificación, diversificación A lo largo de este libro he enfatizado la importancia de los pilares de calidad y valor. Tengo que añadir una tercera pata al taburete de la inversión: la diversificación. Si hace todo bien, tiene metas y objetivos bien definidos, elige

clases de activos que sean apropiadas para su horizonte temporal y tolerancia al riesgo y selecciona solo las acciones de la más alta calidad que además tienen una buena valoración histórica, pero no logra diversificarse lo suficiente en una amplia cantidad de industrias y/o sectores, podría anular totalmente todas las ventajas que le proporcionan las características anteriores. A lo largo de la historia, existen ciclos en los que diversas industrias y sectores han sufrido importantes caídas debido a una lista agotadora de razones. Aunque a menudo hay una advertencia razonable de que los problemas pueden acechar en el horizonte para una industria o grupo de industrias, hay un número igual de casos en los que los problemas han aparecido directamente de la nada. Si bien limitar las selecciones a acciones Blue Chips de alta calidad que representan valoraciones históricamente buenas a menudo puede reducir cualquier desventaja durante un corto período de tiempo, hay casos, como el colapso total del sector financiero en estos últimos 18 meses, que ningún sistema de identificación de valores podría anticipar o predecir. Como tal, es importante limitar su exposición a cualquier industria o sector. En un mundo perfecto, una cartera de 25 acciones diversificada en 25 industrias o sectores diferentes limitaría la exposición de la cartera a solo el 4 por ciento en cualquier industria o sector. En este escenario, un inversor podría sufrir una pérdida total (un hecho improbable pero no imposible) en cualquier posición y salir relativamente ileso. Por supuesto, no vivimos en un mundo perfecto y no siempre es posible diversificarse en tantas industrias o sectores porque es posible que no todos los casos ofrezcan buenas valoraciones históricas simultáneamente. Por ejemplo, el sector de los servicios públicos hoy ofrece una buena valoración histórica y hay seis o siete Blue Chips que actualmente están infravaloradas. Dado que las acciones de servicios públicos tienden a tener mayores rentabilidades por dividendos, y en especial cuando están infravaloradas, un inversor podría verse tentado a comprar las seis o siete. Sin embargo, lo que sería más prudente es elegir quizás una empresa de gas y una empresa de electricidad que estén ubicadas

en diferentes regiones geográficas. En este ejemplo, el inversor ha ganado exposición al sector pero se ha diversificado por tipo de servicio y localización. No siempre habrá una distinción tan clara por industria y región como en el ejemplo anterior. Entre los inversores individuales y en la comunidad profesional, se trazan algunas antiguas líneas de batalla cuando se trata de ciertas industrias y empresas: Procter & Gamble versus Colgate-Palmolive, Coca-Cola o Pepsi, Wal-Mart o Target, etc. En estas situaciones, los inversores deben volver a los análisis individuales y comparar los fundamentos y las fortalezas: ¿Están ambas infravaloradas? ¿Cuáles son sus calificaciones de calidad? ¿Ofrece una un precio más atractivo o una mayor rentabilidad por dividendo? ¿Tiene una un pay-out o un nivel de deuda más bajo? Etcétera. Muchas veces, una empresa destacará sobre la otra; en igual número de casos puede haber empate técnico. Finalmente, un inversor puede elegir el camino más sencillo y dividir la asignación entre ambas empresas. En cualquier caso, el concepto fundamental detrás de la diversificación es distribuir el riesgo general tanto como sea razonablemente posible para que lo inesperado no cause un daño irreparable al valor de la cartera.

10 CONSTRUYENDO Y GESTIONANDO LA CARTERA “Primero, tenga un ideal práctico definido y claro; una meta, un objetivo. Segundo, disponga de los medios necesarios para alcanzar sus fines; sabiduría, dinero, materiales y métodos. Tercero, ajuste todos tus medios a sus metas”. -Aristóteles Cuando comencé a proyectar este libro, mi pensamiento inicial fue que este sería el capítulo más fácil de escribir, ya que una buena parte del día a día en el trabajo se dedica a la investigación, el análisis, la selección de valores y las decisiones de gestión de cartera. Ahora que he llegado a este capítulo, estoy empezando a pensar que tal vez fui un poco arrogante en esa evaluación. Obviamente, espero que en este punto te des cuenta de que no es que no tenga una comprensión del tema. Gran parte de esto lo hago de forma automática, como respirar. A decir verdad, después de más de 25 años en este negocio, gran parte de este proceso es tan automático para mí que no tengo que detenerme a pensar en el orden de los pasos analíticos y la multitud de variables a considerar en el proceso de toma de decisiones. Simplemente lo hago.

Como no existen mecanismos que me permitan descargar los datos que residen en el disco duro de mi mente directamente a la de usted, estoy relegado a transcribir los datos de la manera más precisa y completa posible a través del medio que tiene en sus manos. Aunque una presentación lineal no atraerá a los lectores, mi opinión es que es la forma más lógica de avanzar. He dividido el material en dos partes bien diferenciadas. En la primera, intento sentar las bases académicas del enfoque que defiendo y sigo; se podría decir que es una parte de un libro de texto, y que es lo que se ha cubierto hasta este punto. Aunque no son particularmente entretenidos, los aspectos académicos son de vital importancia porque uno debe tener un marco intelectual desde el que trabajar. La segunda parte es igualmente importante, si no más, ya que se trata de la aplicación práctica en el mundo real. La teoría sin la práctica puede ser intelectualmente estimulante, pero sirve de poco para generar ganancias en una cartera. Sin embargo, se me ocurrió que el proceso de aplicación práctica no es un ejercicio lineal que sigue una serie secuencial de pasos; cada acción debe filtrarse a través del prisma de la experiencia, lo que puede conducir a una multitud de posibilidades y decisiones posteriores. En resumen, no es posible que yo le pueda decir exactamente lo que debería hacer en una situación dada. Usando una analogía deportiva, a menudo tendrá que tomar algunas decisiones que variarán según las circunstancias y la situación del momento. A nivel intelectual, sé que es imposible recordar y escribir todo lo que he aprendido y transmitírselo para que no cometa algunos de los mismos errores que yo cometí. Lo que puedo hacer es tratar de cubrir tanto como sea posible los factores a considerar a medida que implementa los conceptos de este libro en sus decisiones de inversión. Me apasionan tanto las inversiones y nuestro enfoque que quiero hacer todo lo posible para ayudarle a tener éxito y alcanzar sus metas y objetivos. En este capítulo, primero consideramos varios tipos de climas de mercado. A continuación, aplicamos los conceptos explicados anteriormente al proceso de estructuración de una cartera de acciones centrada en los dividendos y basada en el valor. Este

proceso incluirá revisiones sobre cómo monitorear tanto los componentes individuales de la cartera como la cartera en su conjunto, y cómo hacer ajustes a la cartera a medida que tanto los componentes individuales como el mercado avanzan a través de varios ciclos y fases de valoración. Para el propósito de este capítulo, cuando uso el término cartera, me estoy refiriendo a esa porción de su capital de inversión que ha asignado al mercado de acciones.

Macro vs Micro Ya sea por diseño o evolución, siempre hay dos caras en todo lo relacionado con las acciones y el mercado: alcista y bajista; largo y corto; fundamental y técnico; sobrevaloración e infravaloración, etc. No debería sorprender entonces que existan dos enfoques principales para la selección de valores: de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba. Con el enfoque de arriba hacia abajo, los inversores otorgan una mayor prioridad a la identificación de las tendencias en la macroeconomía, antes de seleccionar las industrias o las empresas dentro de esas industrias que tienden a beneficiarse de esas tendencias. Por ejemplo, si un inversor cree que la inflación se mantendrá baja, podría considerar la industria minorista, ya que el poder adquisitivo del consumidor generalmente aumenta durante los períodos de baja inflación. Usando esa premisa como guía, el inversor puede mirar Wal-Mart, Target u otros minoristas y luego tratar de determinar qué compañía tiene las mejores perspectivas a corto plazo. Siguiendo con el ejemplo, otro punto de vista macro sería la anticipación de un período de mayor inflación, en cuyo caso el inversor podría encontrar atractiva la industria minera. Una vez más, usando esa premisa como guía, el inversor puede mirar hacia Barrick Gold, Freeport McMoRan u otras compañías mineras para determinar cuál está mejor posicionada para beneficiarse de una tendencia al alza de los precios. Una forma más coloquial de pensar sobre el enfoque de arriba hacia abajo es que este tipo de inversor mira primero al bosque y

luego a los árboles. Dichos inversores creen que es mejor identificar primero las tendencias principales en el mercado y luego seleccionar compañías individuales. La lógica detrás de esta línea de pensamiento es que si las condiciones económicas actuales no respaldan la industria en la que opera una empresa, podría resultar difícil para la empresa generar suficientes ganancias para motivar a los inversores a impulsar el precio de las acciones al alza. El inversor es vulnerable en este enfoque ya que puede pasar por alto buenas empresas que todavía están funcionando bien, incluso en un sector deprimido. Con el enfoque ascendente, los inversores dan mayor prioridad al análisis de empresas individuales que a las tendencias de la macroeconomía. La idea aquí es que si los fundamentales de la empresa son sólidos y hay evidencia de buen valor, los ciclos dentro de la economía, el mercado o la industria son de naturaleza transitoria y los fundamentos finalmente se reconocerán. De hecho, los inversores en valor dan la bienvenida a las últimas etapas de una recesión del mercado, ya que las acciones normalmente cotizan a niveles deprimidos, lo que proporciona un potencial alcista sustancial una vez que la caída del mercado se detiene y cambia de dirección. El inversor que va de abajo a arriba puede comenzar a adquirir posiciones antes de que las tendencias en la macroeconomía muestren una mejora o las perspectivas de la industria comiencen a consolidarse. La idea aquí es que, aunque una industria puede estar en desuso, los inversores que posponen una compra hasta que se confirme la mejora de los beneficios pueden perder la oportunidad de comprar una empresa bien administrada con un gran potencial a largo plazo por un precio que está muy por debajo de su valor intrínseco. Sin embargo, el inversor es también vulnerable en este enfoque porque su capital de inversión puede agotarse demasiado pronto, antes del final de la caída del mercado. Como puede ver, estos dos enfoques de inversión son bastante diferentes. Aunque los defensores de ambos pueden ser muy entusiastas, el hecho es que ambos enfoques tienen algo que ofrecer. Como la estrategia de rentabilidad por dividendos combina aspectos del análisis fundamental y técnico, también utiliza aspectos

de los enfoques de abajo hacia arriba y de arriba hacia abajo. Desde el enfoque de arriba hacia abajo, creemos que es prudente estar al tanto de la tendencia principal de la macroeconomía, ya que la actividad económica afecta al comportamiento de las acciones. Sin embargo, los indicadores económicos no tienen ningún valor a la hora de determinar cuándo una acción está sobrevalorada y debe venderse o cuándo está infravalorada y debe comprarse. Esa determinación se puede hacer comparando la rentabilidad por dividendos actual con sus límites históricos, información que se obtendría con un enfoque ascendente y específico de la empresa. Observar cómo la actividad económica (o la inactividad) afecta al estado de ánimo del mercado puede llevar a los inversores hacia ciertos grupos industriales y alejarlos de otros. Estas observaciones también pueden ayudar a los inversores a evaluar si es un momento propicio para tomar nuevas posiciones infravaloradas o tal vez un momento para recaudar efectivo mediante la liquidación de posiciones sobrevaloradas. Esto no quiere decir que nos involucremos en el timing de mercado para saber cuándo y qué comprar, vender o mantener. Lo que estamos tratando de hacer es tener en cuenta la variedad de factores macro y micro que pueden afectar a las acciones y al mercado con el fin de afinar la compra de acciones infravaloradas a un precio más bajo o la venta de posiciones sobrevaloradas a un precio más alto. Tampoco quiere decir que podamos comprar en cada suelo y vender en cada techo, pero podemos mejorar la media. A la larga, si podemos capturar algunos puntos en el precio aquí o allá y asegurarnos rentabilidades por dividendos más altas durante un período de tiempo más largo, el milagro del interés compuesto puede hacer su magia.

Expansión y contracción No sé si todavía existen, pero cuando era niño, el Slinky estaba de moda. Para quienes sean demasiado jóvenes, el Slinky es un resorte helicoidal que se estira y se encoge con la ayuda de la

gravedad y su propio impulso. Si se lo mostrara hoy a mis hijos, simplemente me mirarían raro y luego se irían a jugar a la Wii o a un juego de ordenador. ¡La tecnología ha cambiado el mundo! La economía es muy parecida al viejo Slinky; se expande y se contrae. Si se estira demasiado, se rompe; sin ninguna tensión, yace inerte. Los ciclos de expansión y contracción varían en duración, pero como media, cada ciclo dura unos cuatro años.

Kaboom y Kabust Si piensa en la segunda mitad de la década de 1990, hubo una enorme demanda de todo lo tecnológico: computadoras, chips, monitores, ancho de banda, etc. En las primeras etapas de esta demanda, los precios eran altos ya que los suministros eran escasos y los beneficios estaban por las nubes. Como nadie quería perderse la fiesta, todos entraron sin miramientos. Como todos sabemos, la locura por la tecnología y las puntocom llegó a su máximo y finalmente hubo demasiada oferta para la demanda que quedaba. Para reducir los inventarios, los productores redujeron los precios y, al hacerlo, también redujeron sus beneficios. Incapaces de reducir los inventarios lo suficiente, dejaron de producir, el desempleo comenzó a aumentar y, finalmente, la economía y los mercados entraron en declive. Una variante de este ciclo se desarrolló con la industria de la vivienda en esta misma década, aunque con una ligera diferencia. Mientras que el auge tecnológico fue el resultado de la demanda de productos y servicios tecnológicos, la demanda la siguiente burbuja fue creada por la política monetaria del gobierno (léase estímulo) y que tuvo como resultado el auge inmobiliario. Cuando la Fed redujo drásticamente los tipos de interés, la tasa de interés de todos los activos de renta fija también disminuyó, incluidos los bonos respaldados por hipotecas. Como resultado, los prestatarios determinaron que podían comprar casas más caras que la actual porque los recibos de la futura hipoteca a menudo eran iguales o menores que los pagos de las hipotecas de

sus casas actuales. Como si de un milagro se tratara, simultáneamente con la disminución de los tipos de interés, los requisitos para poder optar a una hipoteca se relajaron significativamente, lo que permitió que muchos más prestatarios pudieran comprar una casa. Con este nuevo poder adquisitivo, la demanda de viviendas eliminó rápidamente la oferta de existente, lo que motivó a los constructores a acelerar la construcción de nuevas viviendas. Todos los auges vienen acompañados de especuladores que intentan sacar provecho de la locura del momento. En la burbuja tecnológica y de las puntocom, vimos esto con los traders intradiarios. En el auge de la vivienda, con la venta de casas que aún no eran ni suyas. Ya sea que la especulación fuera en acciones, inmuebles u otro activo, el principio es el mismo: entrar y salir. Entrar siempre es fácil durante la fase maníaca de una subida del mercado. Pero cuando salir se vuelve difícil o incluso imposible, la fiesta se acaba. Ya sea que los especuladores lo entiendan intelectualmente o no, el juego especulativo se juega de acuerdo con la teoría de la ley del más tonto; el aumento de precios durará hasta el infinito mientras haya un tonto más a quien vender. Desafortunadamente, en algún momento de cada boom, la música deja de sonar y alguien se queda sin silla. En el auge de los precios de la vivienda, la música se detuvo cuando los precios alcanzaron niveles insostenibles y no hubo más tontos a los que vender. Cuando un gran auge se apodera de la economía, como lo hizo la tecnología en la década de 1990 y la vivienda en esta década, genera un crecimiento exponencial en las empresas implicadas. A medida que estas empresas se contraen o fracasan por completo, el empleo y los ingresos caen en picado. Así como un auge puede generar mayores beneficios y, por lo tanto, aumentar los precios de las acciones, una contracción puede tener el efecto contrario. Si una contracción es severa y prolongada, la economía puede caer en recesión.

Recesiones

El principal indicador de una recesión son dos trimestres consecutivos de crecimiento económico negativo medido por el Producto Interior Bruto (PIB) de un país. El PIB es el valor total de mercado de todos los bienes y servicios producidos en un país en un año determinado. Una recesión se convierte en oficial cuando es anunciada por la Oficina Nacional de Investigación Económica o NBER. Sin embargo, la mayoría de los inversores no necesitan un anuncio oficial para saber cuándo está se ha puesto en marcha una recesión. A menudo, pero no siempre, una recesión está precedida por el final de un mercado alcista, un aumento del desempleo o una marcada desaceleración en el gasto de los consumidores. En los últimos 60 años ha habido 11 recesiones oficiales. Todas menos una, en 1980, ocurrieron dentro del año siguiente al inicio de un mercado bajista. Como se mencionó anteriormente, el mercado de valores continuamente descuenta eventos futuros a medida que los inversores esperan que se desarrollen. Aunque desagradables, las recesiones son parte del orden natural. Cuando un auge económico o un mercado alcista alcanzan niveles de exceso, lo que generalmente ocurre no es más que el proceso correctivo que elimina los excesos del sistema para que las funciones naturales de oferta y demanda vuelvan a la normalidad. En general, resulta prudente centrarse en acciones no cíclicas o defensivas durante una recesión, ya que se relacionan con necesidades básicas: alimentos; servicios públicos de agua, gas y electricidad; y artículos personales como champú, jabón y pasta de dientes. Aunque las acciones defensivas no son inmunes a la fuerza de una tendencia bajista, el hecho de que sus productos y servicios sean considerados como necesidades básicas proporciona un flujo de beneficios más consistente y, por lo tanto, protección para los dividendos. Las recesiones no representan el fin del mundo, solo un aviso para cambiar tu enfoque.

Recuperación Así como la noche sigue al día, un repunte económico sigue a una recesión. Mientras que las acciones no cíclicas se muestran defensivas durante las recesiones, las industrias y las acciones cíclicas suelen ser las que lideran la recuperación. De los 11 principales sectores, 9 se consideran cíclicos. Estos son transporte, industria, tecnología, finanzas, consumo cíclico, comunicaciones, materiales básicos, salud y energía. La razón por la que se llaman cíclicos es porque se mueven debido a la dirección de los ciclos comerciales. Si un negocio en particular está subiendo, es probable que este sector también suba. Las industrias cíclicas se componen de una amplia gama de productos y servicios, que tienen demanda en varias etapas del ciclo económico. Estos ciclos se dividen comúnmente en ciclo temprano, ciclo medio y ciclo tardío.

Políticos y mercado No recuerdo quién me lo contó, pero supuestamente hace muchos años le preguntaron al difunto Richard Nixon qué estaría haciendo si no fuera presidente. Dijo que probablemente estaría en Wall Street comprando acciones. Un veterano de Wall Street intervino diciendo que si Nixon no fuera presidente, él, el veterano inversor, también estaría comprando acciones. La política casi siempre es importante y puede afectar a las acciones y al mercado de muchas maneras. En general, sin embargo, estos efectos no suelen darse de la manera que espera la sabiduría convencional. Dependiendo del lado en el que se unte su pan con mantequilla, las decisiones políticas del momento pueden ser buenas o malas. Dado que la política cambia de color de unas elecciones electorales a otras, por lo general todo tiende a terminar equilibrándose. Dejando a un lado la política partidista, parece que los mercados tienden a tener rendimientos positivos durante los años de

elecciones presidenciales. Las explicaciones de este fenómeno son variadas, dependiendo de si provienen de la rama académica o de los teóricos de la conspiración. En cualquier caso, como puede ver en la tabla 10.1, en los 21 años de elecciones presidenciales desde 1928, el S&P 500 tuvo un rendimiento positivo en 17 de los 21 períodos, o el 81% de las veces.

No luche contra la FED Como solía decir mi abuelo, "el dinero hace que la yegua se mueva, hijo". En Wall Street, diríamos que las condiciones monetarias tienen una enorme influencia en los precios de las acciones. El hecho es que la liquidez es el alma del mercado. Cuando la liquidez es abundante, el mercado sube; cuando la liquidez está restringida, el mercado se mueve hacia abajo. El principal determinante de la dirección de las tasas de interés es la política de la Reserva Federal, a la que reaccionan todas las tasas de interés. En general, cuando las tasas de interés están subiendo, es bajista para las acciones. Por el contrario, cuando las tasas de interés están bajando, es alcista para las acciones. Cuando los tipos de interés son bajos o están disminuyendo, los instrumentos que hacen la competencia a las acciones, en particular las inversiones de renta fija a corto plazo, como las letras del Tesoro, los depósitos y los mercados monetarios, se hacen menos atractivos. Piénselo; ¿Qué preferiría, una blue chip de alta calidad a precios infravalorados con un rendimiento del 4%, o un instrumento de renta fija con un cupón del 2% o quizás menos? No tiene que pensar demasiado en eso. También es importante que cuando los tipos de interés son bajos o están disminuyendo, las corporaciones pueden pedir prestado a tasas más bajas. La deuda puede ser un gasto costoso, y cuando se reduce un gasto, se despeja el camino para mayores beneficios. Cuando Wall Street tiene una expectativa de beneficios más altos, los precios de las acciones generalmente suben. En un entorno de tipos de interés altos o en aumento, ocurre exactamente lo contrario

y los precios de las acciones bajan. Cuando el mercado cae debido a un aumento en los tipos de interés o debido a la percepción de que un aumento de tipos es inminente, no es tanto porque un cuarto de punto vaya a cambiar el mundo, sino que indica un cambio de tendencia. Una vez que la tendencia cambia de un entorno bajo y decreciente a un ciclo de tipos en tendencia alcista, Wall Street descontará que la tendencia alcista se mantendrá hasta que la Reserva Federal logre sus objetivos, que generalmente es una desaceleración de la economía, lo que generalmente termina en menores ingresos. Inicialmente, esto será más evidente en acciones sensibles a los tipos de interés, como bancos, compañías de seguros y servicios públicos. Las empresas industriales con una alta relación deudacapital también sufrirán porque una economía en desaceleración que resulte en menores beneficios ejercerá aún más presión sobre una empresa cargada de deuda.

Un yen a cambio de dólares, libras o euros Cuando realiza una inversión en acciones que cotizan en una moneda extranjera, el rendimiento total se basa en dos factores: el rendimiento en la moneda local más las fluctuaciones de la moneda. Por ejemplo, supongamos que compra una acción en la Zona Euro y el precio aumenta un 10% en un año medido en euros. Si durante ese mismo año el euro aumenta su valor en un 5% en comparación con el dólar estadounidense, el rendimiento total sería del 15%. Por otro lado, si el valor del euro disminuyera un 5% frente al dólar, el rendimiento total sería solo del 5%. Para un inversor norteamericano, cuando el dólar estadounidense cae frente a otra moneda, el rendimiento de la inversión aumenta a medida que se requieren más dólares para comprar acciones. Sin embargo, un aumento en el dólar estadounidense en comparación con la otra moneda significa que el retorno de la inversión será menor. Muchas empresas estadounidenses son lo que llamamos multinacionales, lo que significa que tienen operaciones tanto

nacionales como extranjeras. Las operaciones extranjeras normalmente recibirán sus ingresos en la moneda extranjera y, dependiendo de cuándo se convierta la moneda a dólares, el ingreso puede ser mayor o menor. Algunos inversores intentan compensar el riesgo de divisa mediante una cobertura, lo que implica el uso de opciones o futuros. Este es un conjunto de habilidades con el que el inversor medio puede tener problemas debido a las complejidades inherentes. No seguimos acciones extranjeras en nuestro trabajo porque la mayoría de las empresas que cumplen con nuestros criterios tienen políticas de dividendos muy complejas que dificultan determinar con precisión la rentabilidad de los dividendos en un momento dado. Por ello, tenemos dificultades para establecer límites de infravaloración y sobrevaloración que, como sabe, es fundamental para la estrategia de valor de los dividendos.

Poniendo todo en conjunto Sería una maravillosa coincidencia si el entorno actual del mercado tuviera el viento de cola y un nuevo mercado alcista estuviera en marcha. Si ese fuera el caso, podría escribir casi cualquier cosa y terminar quedando como un genio. Lamentablemente, este no es el caso, por lo que abordaré esta sección como si estuviera construyendo una cartera y así mostrarle mi proceso inversor. Por supuesto, habrá un lapso de algunos meses entre la finalización de este libro y el momento en que llegue a las estanterías, por lo que el entorno podría ser muy, muy diferente. Sea como fuere, seguiría abordando el proceso de la misma manera, aunque el número de acciones y el porcentaje de la cartera invertida pueden ser diferentes. Debido a que contemplar todos los posibles escenarios de inversión rozaría lo imposible, intentaré, sin embargo, darle algunas reglas generales a seguir. ¿Cuál es la tendencia principal?

La tendencia principal hoy es bajista. Cuando el Dow violó el nivel

de rentabilidad por dividendo del 3% y su precio cayó por debajo de 10.000, se confirmó un mercado bajista. Desde marzo de 2009, el Dow ha estado rebotando contra la tendencia. Los repuntes o retrocesos en contra de la tendencia normalmente recuperarán parte de la caída anterior. En la figura 8.3 del capítulo 8, sin embargo, vemos que un repunte en contra de la tendencia puede recuperar toda la caída o, en el caso de 1973, incluso alcanzar un nuevo máximo. Sin embargo, una vez que un retroceso ha recuperado el 50% de la caída anterior, tiendo a ser más cauteloso. ¿Cuál es la fase actual?

El Dow Jones está en una tendencia bajista. Dado que el mercado actualmente disfruta de un repunte en contra de la tendencia, muchos podrían pensar que el Dow Jones ha entrado en una tendencia alcista. Para entrar en una tendencia alcista desde el nivel actual, el Dow necesitaría registrar un nuevo precio máximo. ¿Qué nos dice el verificador de tendencia de las Blue Chips?

En el momento de la edición de mediados de septiembre de Investment Quality Trends, la categoría Infravalorada representa el 30,8% del universo de Blue Chips Selectas. El porcentaje ha disminuido significativamente desde el dato de marzo de 2009 del 72%, que estaba en línea con el Dow, habiendo alcanzado suelo en el área de rentabilidad por dividendos del 5%. El hecho de que la lectura actual haya disminuido significativamente desde marzo confirma que la tendencia secundaria es alcista, mientras estemos dentro del retroceso cíclico principal. Si continúa el repunte actual, deberíamos ver caer esta lectura al área de sobrevaloración del 17%. ¿Cuál es la tendencia de los tipos de interés?

En respuesta a la crisis financiera mundial, la Reserva Federal ha reducido el tipo de interés a un nivel entre 0% y 0,25%. En teoría, la Fed podría abandonar todas las pretensiones y fijar la tasa en 0%, pero difícilmente valdría la pena y probablemente causaría más

daño porque los mercados crediticios entrarían en pánico. A todos los efectos, esta es la tasa más baja que jamás veremos. Aunque es poco probable que la Fed haga algún cambio en la tasa hasta mediados de 2010, el próximo cambio de tendencia definitivamente será alcista. Sin embargo, a efectos de nuestro análisis actual, no existe posibilidad de inversión en instrumentos de renta fija de alta calidad. ¿Expansión, contracción o recesión?

Hasta la fecha no ha habido ningún anuncio oficial de la Oficina Nacional de Investigación Económica de que la recesión que comenzó oficialmente en diciembre de 2007 haya terminado. Por otro lado, el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, ha opinado que la recesión ha terminado, al igual que muchos economistas y miembros de los medios financieros. Aunque los temores de una depresión económica han disminuido, no hay evidencia concreta de crecimiento económico sostenible sin la ayuda del gobierno.

Tácticas de cartera La primera orden del día es resumir la información anterior desde un punto de vista más general: La tendencia primaria es bajista, pero la tendencia secundaria alcista sigue vigente. Sin embargo, dependiendo del índice, el mercado ha retrocedido cerca o por encima del 50% de la caída anterior. El Dow se encuentra en tendencia bajista. El verificador de tendencias de Blue Chips muestra una lectura del 30,8%. Esto está por encima del área de sobrevaloración del 17%, pero muy por debajo del área de infravaloración entre el 70% y el 80%. El entorno de tipos de interés es positivo para las acciones y el mercado y debería seguir siéndolo durante casi un año más. El próximo cambio en la tendencia será hacia alcista.

Lo más probable es que la recesión haya terminado, pero la economía sigue siendo frágil. Sin la ayuda continua del gobierno, existe la posibilidad de que se vuelva a deslizar hacia la recesión. He visto peores climas de mercado, pero también he visto mucho mejores. En mi opinión, los riesgos a la baja superan el potencial alcista, por lo que creo que la prudencia y la cautela son el camino a seguir. Las acciones defensivas tienen más sentido en este momento, por lo que, dependiendo de su tolerancia al riesgo, asignaría entre el 25 y el 50 por ciento del capital solo a estas acciones, pero me sentiría más cómodo con el 25 por ciento. No importa el clima de inversión, siempre comienzo la búsqueda en la categoría Infravalorada. A continuación, busco las acciones con las calificaciones de calidad más altas, un historial sobresaliente de aumento de dividendos, un ratio moderado de payout, deuda baja, una relación PER contenida y un valor contable razonable. La Figura 7.3 del Capítulo 7 muestra una lista de la categoría Infravalorada de mediados de septiembre de 2009. He usado esta lista para buscar acciones de acuerdo con los criterios anteriores y he seleccionado 22 acciones, que se enumeran en la figura 10.1 (Final del capítulo). Usaremos esta lista para crear una cartera de muestra. La primera acción es Abbott Labs (ABT): tiene una calificación de calidad A–; incrementos medios de dividendos de al menos 10% durante los últimos 12 años. Payout y la deuda son inferiores al 50%; y el PER es 14. No me voy a preocupar demasiado por el valor contable porque es difícil valorar parte de la propiedad intelectual, como las patentes. Como ABT está en el sector farmacéutico, definitivamente es una posición defensiva. La siguiente acción es Altria Group (MO): una caliificación de calidad A; Incrementos de dividendos por encima del 10%; el PER de 12 veces; ¡Oh, oh, un Pay out del 89% y una deuda del 260%! Lo sé, crees que he perdido la cabeza. Aquí es donde tienes que hacer algunos deberes adicionales. Es posible que no le guste esta industria, pero el tabaco es un pecado de los clásicos y, como tal, lo más probable es que mi cartera siempre esté en ese negocio.

MO es lo que llamamos una vaca lechera; prácticamente imprimen dinero. El nivel de deuda parece escandaloso hasta que se entera de que compraron uno de sus principales competidores, US Tobacco, a fines de 2008. La belleza de la adquisición de US Tobacco es que agrega uno de los segmentos de más rápido crecimiento de la industria tabacalera a la línea de negocio de MO, el bapeo o tabaco sin humo. Lo sé, estás pensando que es una gran historia, pero ¿qué pasa con los números? Aquí es donde desea ver el retorno sobre el capital o ROE. ROE es la cantidad de retorno neto devuelto como un porcentaje del capital de los accionistas. El retorno sobre el capital mide la rentabilidad de una corporación al revelar cuánto beneficio genera una empresa con el dinero que los accionistas han invertido. Es más probable que un negocio que tiene un alto retorno sobre el capital sea capaz de generar efectivo internamente. El ROE se informa en varios marcos temporales, por lo que puede haber cierta volatilidad en los números. Sin embargo, como regla general, me gusta ver que las medidas de largo plazo muestran signos de consistencia. En el caso de MO, el ROE a largo plazo es de media del 20%. Este es un número con el que puedo estar tranquilo. A medida que avanzamos en la lista, puede ver las acciones restantes que he elegido: Archer-Daniels-Midland (ADM); AT&T, Inc. (T); Me gusta mucho el procesamiento automático de datos (ADP), pero funcionará mucho mejor en un entorno de tipos de interés en aumento. Así que tome nota de eso y apartaremos esta acción; Becton Dickinson (BDX), Chevron (CVX), Coca-Cola (KO), Colgate-Palmolive (CO), CVS Caremark (CVS), Exelon (EXC), Johnson & Johnson (JNJ), McDonald's (MCD), Nike, Inc. (NKE), Overseas S. (OSG), PepsiCo (PEP), Philip Morris Internacional (PM), Procter & Gamble (PG), Sigma-Aldrich (SIAL), TJX Companies (TJX), United Tecnologías (UTX) y Wal-Mart (WMT). Para este ejemplo, he seleccionado 21 empresas, suficientes para encontrar una buena diversificación pero por debajo del máximo de 25 acciones. Ahora, veamos si estamos demasiado concentrados en alguna industria. Abbott Labs (ABT) y Johnson & Johnson (JNJ) son

farmacéuticas gigantes, pero se enfocan en diferentes áreas. Si la industria en su conjunto sufriera un golpe, entonces ambas probablemente también sufrirían, al menos temporalmente. Sin embargo, dado que ambas se encuentran en niveles históricos de infravaloración, cualquier disminución debería ser menor porque los dividendos están bien respaldados por los beneficios. Becton Dickinson (BDX) también es una acción relacionada con la atención médica, pero no fabrica medicamentos. Becton Dickinson es una empresa de tecnología médica que fabrica y vende una variedad de suministros, dispositivos, equipos de laboratorio y productos de diagnóstico utilizados por instituciones de atención médica, investigadores de ciencias de la vida, laboratorios clínicos y el público en general. Sigma-Aldrich (SIAL) es un fabricante de productos químicos especializados que produce los elementos básicos químicos que las empresas farmacéuticas, biofarmacéuticas y biotecnológicas necesitan para crear sus medicamentos y remedios. Sigma-Aldrich no necesita un fármaco gigante para tener éxito; solo necesitan vender sus compuestos químicos, lo que hacen mejor que cualquier otra empresa química. CVS Caremark (CVS) surte recetas y brinda servicios de atención médica a través de aproximadamente 6.900 tiendas minoristas de CVS/Pharmacy y Longs Drug. Colgate-Palmolive (CO) y Procter & Gamble (PG) comparten parte del mismo espacio, al igual que Coca-Cola (KO) y PepsiCo (PEP). Sin embargo, Pepsi también es una empresa de bocadillos y otros alimentos, lo que diversifica su beneficio. Chevron (CVX) es una importante empresa petrolera, y Overseas Shipholding Group (OSG) es una empresa naviera a granel dedicada principalmente al transporte marítimo de petróleo crudo y productos derivados del petróleo. Me gusta esta combinación: un productor y un transportador. Exelon (EXC) es una empresa eléctrica; siempre necesitas una de ellas. McDonald's (MCD) simplemente produce a toda máquina, así que eso me gusta. Wal-Mart (WMT) y TJX Companies (TJX) son minoristas pero en segmentos completamente diferentes. Nike, Inc. (NKE) gobierna el mundo del calzado deportivo; podríamos estar en

una depresión y los niños aún encontrarían la manera de comprar un par de zapatillas Nike. Todos o casi todos tenemos un teléfono móvil, así que me gusta AT&T, Inc. (T). United Technologies (UTX) tiene operaciones en seis segmentos: ascensores y escaleras mecánicas; calefacción, ventilación y aire acondicionado; extinción de incendios; motores a reacción y turbinas; aeroespacial; y helicópteros. Esto nos deja con Archer-Daniels-Midland (ADM), que es un variado de materias primas básicas para el largo plazo, y las dos compañías tabacaleras, Altria Group (MO) y Philip Morris International (PM). Altria Group es nacional y Philip Morris es internacional, así que me gusta esa diversificación. Muy bien, no está mal para una cartera defensiva. Si el mercado se vuelve bajista, la mayoría de ellas deberían mantenerse bien. Si el mercado sube, todavía hay suficiente potencial de crecimiento para la apreciación del capital. En cualquier caso, todavía tenemos entre el 50 y el 75 por ciento de nuestro capital para comprar más tarde. Bien, ahora tenemos que pensar en los dos escenarios más probables. Escenario 1

Dado que la tendencia secundaria es alcista, el mercado tiene un sesgo alcista. Sin embargo, dado que no soy el único que sabe que este es un mercado bajista primario, no se sorprenda al ver que algo de dinero gira hacia sectores más defensivos, como algunos de los representados por las acciones que acabo de mencionar. Así pues, algunas de estas acciones podrían continuar al alza. Si el mercado comienza a colapsar de nuevo, debe tomar una decisión. ¿Mantiene sus posiciones sabiendo que compró en áreas históricas de infravaloración o vende algunas, recoge ganancias y espera a niveles más bajos con un universo probablemente más grande para elegir? Escenario 2

El mercado ha retrocedido alrededor del 50% de la caída anterior. Como la tendencia principal es bajista y la economía aún está

relativamente débil, el repunte podría terminar mañana y dirigirse a una tercera etapa bajista. Sabemos que la mayoría de los mercados bajistas terminan cuando el Dow está rindiendo en el nivel de rentabilidad por dividendos del 6,0%. Sus opciones son seguir comprando para reducir el precio medio de su cartera haciendo Dollar-Colt Averaging, vender total o parcialmente o no hacer nada. Una vez más, su decisión debe basarse en su propia tolerancia al riesgo, su horizonte temporal de inversión, sus metas y objetivos, y cualquier posible consecuencia fiscal. El Dollar-Cost Averaging es la técnica de comprar una cantidad fija en dólares cada cierto tiempo, independientemente del precio de las acciones. Se compran más acciones cuando los precios bajan y se compran menos acciones cuando los precios suben. Eventualmente, si se compra en las bajadas, el coste medio por acción será cada vez menor. El Dollar-Cost Averaging reduce el riesgo de invertir una gran cantidad en el momento equivocado. Por ejemplo, usted decide comprar $100 en ABC cada mes durante tres meses. En octubre, ABC vale $33, por lo que compra tres acciones. En noviembre, ABC vale $25, por lo que esta vez compra cuatro acciones adicionales. Finalmente, en diciembre, ABC vale $20, por lo que compra cinco acciones. En total, compró 12 acciones por un precio promedio de aproximadamente $25 cada una. Para que pueda darle algunas vueltas, aquí tiene algunas cosas a considerar: 1. Este mercado bajista probablemente esté cerca de su final, pero el último susto podría ser difícil de sobrellevar. 2. Cuando este mercado toque fondo, probablemente representará la mayor oportunidad de compra de su vida. 3. Algunas acciones probablemente ya han tocado mínimos de mercado bajista; un número igual probablemente no lo haya hecho. ¿Cuáles? no puedo decírselo; el mercado no siempre juega limpio.

4. Solo los mentirosos aciertan en los máximos y los mínimos absolutos. Si pone la atención en el término medio, le irá bien. 5. Si compra a buen precio pero la acción se vuelve en su contra, no entre en pánico. Esto pasará en ocasiones. Su decisión debe basarse en su propia tolerancia al riesgo, su horizonte temporal de inversión, sus metas y objetivos, y cualquier posible consecuencia fiscal.

11 EL MERCADO DE ACCIONES Y LA ECONOMÍA “Irás más seguro por un camino intermedio”. -Ovidio Como hemos comentado anteriormente, nadie tiene la capacidad de poder leer el periódico de mañana, por lo tanto, el futuro es incierto. Sin embargo, como observador del mercado, comentarista y asesor financiero, siempre se espera un pronóstico de mí, por fútil que sea. En lugar de marcar un camino, lo que ofrezco en este capítulo es una mezcla de observaciones, algo de contexto histórico y una o dos conjeturas, que se han filtrado a través del prisma de una carrera de estudio y experiencia. Mi intención es que estas reflexiones le proporcionen algo de claridad para su propia reflexión y análisis.

El mercado de acciones

A finales de septiembre de 2009, los índices bursátiles han subido alrededor del 50% por encima de los mínimos de marzo de 2009. Algunos creen que está en marcha un nuevo mercado alcista. Dado que este es el primer retroceso importante de las caídas en el mercado de valores desde que se estableció la marca de agua de precio máximo en octubre/noviembre de 2007, no sorprende que se haya convertido en una posición popular a adoptar. Sin embargo, por las razones claramente expuestas en capítulos anteriores, soy de la opinión de que simplemente estamos experimentando un rebote en el mercado bajista. Además, de toda la investigación que he realizado, ningún mercado bajista en la historia ha terminado con un suelo en V. Para los lectores que no son aficionados a los gráficos de acciones, un suelo en V es un patrón que se crea cuando una caída con un ángulo pronunciado se detiene, gira y comienza a ascender en un ángulo igualmente pronunciado, creando así la forma de la letra V. En la Figura 8.3 del Capítulo 8 se puede encontrar un excelente ejemplo de suelo en V. Hay una maravillosa frase coloquial que sugiere que siempre hay una primera vez para todo. El hecho de que ningún mercado bajista en la historia haya terminado en un suelo en V no garantiza que este no sea el primero; El Sr. Mercado puede hacer lo que le plazca. Sin embargo, teniendo en cuenta los niveles extremos de sobrevaloración que alcanzaron los mercados entre los años 1995 y 2007, no quisiera apostar mi rancho a que se han establecido los mínimos para este ciclo bajista. Sin embargo, estoy dispuesto y puedo admitir mi error con alegría si se demuestra que estoy equivocado, porque significará que está en marcha un nuevo mercado alcista y un período de aumento de los precios de las acciones. Al final del último gran ciclo bajista en 1974, los mercados entraron en un patrón lateral entre los extremos de rentabilidad por dividendo del 5 por ciento y el 6 por ciento en el Dow Jones, hasta que se relanzó el siguiente mercado alcista en 1982. Sería difícil se diera un entusiasmo generalizado por una repetición de ese período, pero el mercado de los 70 permitió la creación de un tremendo fondo de valor. Si este escenario se desarrolla nuevamente, representará la mayor oportunidad de compra tanto para mí y como para muchos de

ustedes.

Industrias y acciones a vigilar Como dije en el Capítulo 9, la estrategia de valor de los dividendos utiliza aspectos de enfoques de inversión de abajo hacia arriba y de arriba hacia abajo. Mientras examino la categoría Infravalorada a mediados de septiembre de 2009, está muy claro que la mayoría de estas acciones se consideran parte de industrias defensivas. Aparentemente, los inversores han optado por apostar por industrias y acciones más cíclicas, lo cual es totalmente de esperar ya que el mercado está en medio de un rebote muy fuerte. Poco o nada del apego actual por los sectores cíclicos se basa en el buen valor histórico; más bien, se basa en la especulación de que la recesión ha terminado y que los beneficios de las acciones cíclicas se recuperarán a medida que la economía se fortalezca. Lo sabremos pronto. El mayor grupo de acciones defensivas en los niveles actuales de infravaloración son las relacionadas con el cuidado de la salud: productos farmacéuticos y dispositivos, instrumentos y servicios médicos. La explicación obvia de esto es que la reforma más grande de la historia de las industrias de seguros médicos y de salud se está debatiendo actualmente en el Congreso. Aunque la especulación es elevada sobre lo que surgirá de este debate, los inversores obviamente han optado por no participar hasta que la visión sea significativamente menos turbia. Con base en nuestra experiencia y la propensión de la estrategia de valor de los dividendos a aislar oportunidades cuando son menos obvias para la gran mayoría de los inversores, sugeriría que empresas como Abbott Labs (ABT), Becton-Dickinson (BDX) (como se muestra en la figura 11.1), CVS Caremark (CVS) y Johnson & Johnson (JNJ) (como se muestra en la figura 11.2) no solo sobrevivirán sino que prosperarán. El grupo de edad demográfica más grande en Estados Unidos sigue siendo el de la generación de la posguerra, y no han mostrado signos de querer renunciar a sus

medicamentos, terapias y servicios auxiliares de atención médica. McDonald's (MCD), que se destacó en el Capítulo 3, anunció otro aumento de dividendos del 10% en 2009, lo que significa que los precios de sus límites de infravaloración y sobrevaloración aumentarán nuevamente. El gigante tabacalero Altria Group (MO) y su escisión, Philip Morris International (PM), ofrecen un valor históricamente bueno y rendimientos por dividendos relativamente altos. Otras blue chips de primer nivel mencionadas a lo largo de este libro, como AT&T, Inc. (T); Nike, Inc. (NKE); Sigma-Aldrich (SIAL); y Wal-Mart Stores (WMT) también representan hoy buenos valores históricos. Acciones no mencionadas anteriormente, pero que no obstante tienen la misma calidad de primer nivel, como los iconos de refrescos Coca-Cola (KO) y PepsiCo (PEP), compañías de productos para el cuidado personal como Colgate-Palmolive (CO) y Procter & Gamble (PG), ofrecen también un excelente valor histórico.

La Economía Según el actual presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, la recesión que comenzó oficialmente en diciembre de 2007 ha terminado. No solo ha terminado la recesión, sino también la crisis financiera mundial; lo han dicho políticos, banqueros centrales, economistas y comentaristas del mercado. Verá, los mercados de valores han subido un 50%. En la cadena alimenticia de la opinión macroeconómica, la opinión del autor de este libro se encuentra bastante al final. Por lo tanto, yo que soy simplemente un humilde seleccionador de acciones, normalmente evitaré estar en desacuerdo con los poderes fácticos; desde mi punto de vista, sin embargo, el panorama macroeconómico mundial no es nada del otro mundo. Sin embargo, debo darles crédito donde se debe; Hasta ahora, los gobiernos y los banqueros centrales han eludido milagrosamente las leyes de la oferta y la demanda. Como resultado, los mercados han subido un 50% desde sus mínimos, pero esto siempre es de esperar, ya que ningún mercado se mueve en una dirección para siempre. Nadie sabe cuánto tiempo seguirá subiendo este mercado, pero tengo la sospecha de que veremos una muestra de la famosa observación de Keynes de que “los mercados pueden permanecer irracionales durante más tiempo del que usted puede permanecer solvente”. Sospecho que gran parte del repunte actual se puede atribuir a que los gestores de fondos están trasladando su gran reserva de efectivo de la banca a los mercados; ningún gestor quiere perderse la siguiente subida, incluso si su investigación e instinto les dicen lo contrario, ya que no desean que su resultado esté por debajo del de sus colegas de profesión. Sin embargo, sospecho que este despertar de las acciones será de corta duración y se trasladará a otra clase de activos al primer indicio de problemas. No ha habido una mejora económica real aparte de los estímulos del gobierno. A menos que me lo haya perdido, no recuerdo que se

haya dado últimamente ninguna inversión importante en infraestructura y capacidad de fabricación. En cuanto a la creación de empleo, ha habido poca excepto en el sector público. Los bancos están ganando dinero debido a la pronunciada curva de rendimiento de los tipos, pero todavía hay mucho por resolver, como impagos importantes de tarjetas de crédito, problemas de refinanciación de hipotecas y problemas inminentes de refinanciación de propiedades comerciales que podrían presentar un problema mayor que el del mercado residencial. También es desconcertante el problema del dólar estadounidense. Nuestro mayor acreedor, China, se está volviendo aprensivo ante la depreciación del valor de sus activos denominados en dólares y está comenzando a diversificarse en otras monedas y activos tangibles. En particular, China se ha enamorado del oro y, por primera vez, está alentando a sus ciudadanos a almacenar una parte de su nueva riqueza en monedas y lingotes de menor peso. Los chinos parecen estar al tanto del hecho de que Estados Unidos en particular se enfrenta a tiempos económicos desalentadores. Esta no es la primera vez que Estados Unidos ha sido desafiado y ciertamente no será la última. Sin embargo, Estados Unidos es un país creativo y resistente, y tiene muchos activos y ventajas que aún son la envidia del mundo. En resumen, la economía presentará muchos desafíos en los próximos años. El mercado de valores, como siempre lo ha hecho, creará oportunidades a partir de estos desafíos. Nuestro trabajo será enfrentar los desafíos y aprovechar las oportunidades.

12 PREGUNTAS Y RESPUESTAS “Hazte preguntas ahora. Quizás, algún día lejano en el futuro, poco a poco, sin siquiera darte cuenta, vivirás tu camino hacia las respuestas”. -Rainer Maria Rilke Habiendo publicado un boletín de inversión durante más de cuatro décadas, hemos recibido y respondido cientos de preguntas de suscriptores, más un número igual, si no mayor, de las realizadas por asistentes a talleres de inversión y charlas. Además, Gereldine publicó dos libros anteriores e innumerables comentarios en Investment Quality Trends y otras publicaciones que han abordado la estrategia de valor de los dividendos en todas las formas imaginables. Sea como fuere, parece que no existe el exceso de información. Para nuestro deleite, los lectores de nuestro boletín de inversión han demostrado su talento para analizar los problemas de inversión desde un ángulo muy interesante. Todas las preguntas siguientes fueron formuladas por esos lectores.

Dividendos P: ¿Cómo puedo saber que un dividendo está en peligro? R: Como me dijo mi abuelo muchas veces, “no se puede sacar agua de un pozo vacío”. Los dividendos se pagan con los beneficios. Cuando el pago de dividendos de una empresa iguala o supera sus beneficios, el pozo está seco y no queda nada para hacer crecer la empresa. Una empresa puede pagar el dividendo por un tiempo gracias al flujo de efectivo o de los ahorros, pero esta es una solución temporal a lo que podría ser un problema financiero grave. Por esta razón, analizamos el payout de una empresa. El ratio se calcula dividiendo el dividendo por los beneficios de los últimos 12 meses y luego multiplicándolo por 100. Por ejemplo, si el dividendo es de $1,60 por acción y los beneficios de los últimos 12 meses son de $3,43 por acción, la fórmula se vería así: $1,60/$3,43=0,466. Luego multiplicamos 0,466 por 100, lo que equivale a 46,6 y se expresa como un porcentaje, 46,6%. En este caso, el payout es del 46,6%. Como regla general, preferimos que el payout sea del 50% o menos para una empresa industrial y, debido a su diferente estructura de capital, del 75% para una empresa de servicios públicos. Cuando el ratio es demasiado alto, puede limitar la capacidad de una empresa para invertir en el crecimiento futuro. Esta no es una gran preocupación si una empresa mantiene un alto retorno sobre el capital (ROE), pero en igualdad de condiciones, preferimos ver a una empresa aumentar sus dividendos mientras mantiene un equilibrio saludable entre los beneficios netos y los pagos de dividendos. P: ¿Cómo puedo saber si es probable que aumente un dividendo? R: Las empresas que tienen una tasa de crecimiento más rápida a menudo mantendrán un payout más bajo que una empresa más madura que tiene una tasa de crecimiento más lenta pero un flujo

de beneficios más desarrollado. En ese caso, el accionista suele ser recompensado con una mayor revalorización del capital que con los ingresos por dividendos. Lo que buscamos son empresas que puedan aumentar los beneficios y los dividendos al mismo tiempo, y que reflejen incrementos de dividendos anuales medios del 10% durante los últimos 12 años. Según nuestra experiencia, cuando una empresa de este tipo tiene un payout del 30% o menos, es un indicador de que es probable que aumente el dividendo. P: Según algunos informes, el tratamiento fiscal preferencial otorgado a los dividendos en la Ley de Reforma Fiscal de 2003 podría quedar sin efecto en 2011. ¿Qué impacto tendría una reforma fiscal de este tipo en los precios de las acciones que pagan dividendos? R: ¿Ha mirado alguna vez el código legal de impuestos sobre la renta? Si es así, o es contable o es insomne. El número de páginas y cambios regulatorios nunca termina. Esto se debe a que el código tributario es un pequeño feudo privado del Congreso y cambia constantemente, independientemente del partido en el poder. Si observa a lo largo de la historia, la tasa impositiva sobre los dividendos se ha elevado y reducido muchas veces. Inicialmente, el mercado reacciona de forma automática a cualquier cambio, pero eventualmente se ajusta a la realidad subyacente de las acciones. El simple hecho es que, como inversor, tienes un socio en el Tío Sam. El grado en que su mano entre en el bolsillo del inversor variará de vez en cuando, pero su mano siempre estará en los bolsillos. Como suele decir mi socio Mike: “Es lo que es”. El error que cometen muchos inversores es dejar que la correa de los impuestos domine al perro de las inversiones. Si intenta ajustar su proceso de inversión al código fiscal en constante cambio, perderá; no puede tener ningún éxito a largo plazo. Solo apéguese a los principios básicos de una buena inversión tal

y como se describe en este libro. El crecimiento del capital y los dividendos de las acciones de primer nivel resultará más que suficiente para hacer crecer su patrimonio y satisfacer sus necesidades de efectivo. P: ¿Cree que las recompras aportan valor a una acción? R: Técnicamente, una recompra de acciones aumenta el valor de esa acción. Con menos acciones en circulación, los beneficios por acción aumentan y las relaciones PER se reducen. Sin embargo, como inversor ilustrado, usted sabe que debe comprar acciones solo cuando se encuentran en áreas históricas de infravaloración. La dirección de muchas empresas aún no ha aprendido esa lección. A principios de esta década, las recompras de acciones estaban de moda en las empresas. Desafortunadamente, muchas de las recompras se dieron cuando las empresas estaban inmersas en tendencias alcistas o, en el peor de los casos, en niveles sobrevalorados. En estos casos, fue una pérdida innecesaria de dinero de los accionistas. Hubiera preferido que el dinero gastado en recompras se pagara a los accionistas directamente para gastar o invertir en acciones de otra empresa infravalorada.

Acciones P: ¿Alguna vez las acciones se mueven de tendencias bajistas a la categoría de tendencias alcistas? R: La única vez que una acción con tendencia bajista puede volver a ingresar directamente a la categoría de tendencia alcista es si la acción obtiene un nuevo máximo y los aumentos de dividendos han elevado la valoración, aumentando el potencial alcista adicional. Sin embargo, cuando esto sucede en un rebote dentro del ciclo bajista (especialmente si lo hace temprano en el nuevo ciclo), el potencial alcista rara vez justifica el riesgo a la baja, y se

recomienda al accionista que venda. P: ¿Aconseja comprar acciones que estén en la categoría de Tendencias Alcista? R: La tendencia es tu amiga hasta que deja de serlo. Si el potencial alcista de sobrevaloración supera el riesgo de caída a la baja, las acciones en tendencias alcistas son atractivas. Sin embargo, las tendencias de las acciones están muy influenciadas por las principales tendencias del mercado. Así pues, en un mercado bajista, es probable que las acciones en tendencias alcistas vuelvan a caer en la categoría Infravalorada. Una vez que se ha identificado un mercado bajista, le sugerimos que limite sus elecciones de inversión a acciones en la categoría Infravalorada. Las acciones en tendencia alcista se pueden mantener si el riesgo a la baja hasta volver a infravalorarse no es grande. Si las acciones en tendencia alcista vuelven a caer en la categoría Infravalorada durante una corrección, a menudo son oportunidades de inversión. P: ¿Las blue chips que han quedado con un “azul descolorido” son “malas compañías” en lo que respecta a la calidad? R: Términos como malo y bueno son interpretaciones subjetivas. Es por eso que usamos nuestros Criterios para Seleccionar Blue Chips para eliminar la emoción y la subjetividad y para que podamos ver una acción únicamente sobre una base cualitativa. Un beneficio importante de usar los criterios es que brinda claridad al universo de más de 13.000 acciones que cotizan en bolsa al eliminar aproximadamente el 96% de ellas. Esta claridad se destila aún más al asignar cada Blue Chip Selecta a su categoría respectiva de valoración actual en función de su perfil histórico de rentabilidad por dividendos. Esto nos permite concentrarnos únicamente en las acciones infravaloradas cuando realizamos elecciones de inversión. El resultado de este enfoque disciplinado es que invertimos solo en lo mejor de lo mejor. Esto también respalda nuestros tres objetivos

principales de inversión: proteger su capital, obtener un rendimiento inmediato de la inversión a partir de los dividendos y sus incrementos, y cosechar ganancias de capital a largo plazo a niveles sobrevalorados para obtener una rentabilidad total real. Cuando una acción pierde su brillo como blue chip, ya no cumple con nuestros estrictos criterios. Aunque muchas de estas empresas continúan funcionando sin incidentes, la pérdida del estatus de Blue Chip Selecta suele ser un presagio de problema. En nuestra opinión, los riesgos potenciales superan los beneficios potenciales en estas situaciones. P: ¿Debo vender una blue chip cuando pierde sus ratios de calidad? R: En términos generales, le ponemos la bandera amarilla de precaución. Lo que se requiere en este punto es cierto discernimiento sobre la causa de esa pérdida de ratios de calidad. Para algunas acciones, es un evento transitorio, porque la empresa aborda rápidamente los problemas que provocaron la situación. Para otras acciones, la rebaja puede ser el primero de una serie de eventos negativos. Sugerimos una revisión de la historia reciente para ayudar a la hora de discernir. Por ejemplo, si antes de la rebaja, una acción está vigilada por tener su dividendo en peligro (el dividendo supera los beneficios de los últimos 12 meses) durante un período prolongado y su nivel de deuda se ha elevado persistentemente, puede ser prudente eliminarla de la cartera. Recuerde, no existe un sustituto rentable para la calidad. P: Al analizar la categoría Infravalorada, ¿puede mostrarnos el orden y la importancia de cada uno de los pasos? R: Al considerar las acciones en la categoría Infravalorada, nuestro análisis comienza con el ranking de calidad de beneficios y dividendos de Standard & Poor’s. Esta medida de S&P es una evaluación muy completa de la capacidad de una empresa para generar beneficios de manera constante, lo que les permite

financiar y mantener sus dividendos. De manera óptima, preferimos una calificación de A+, que no se otorga a la ligera y sugiere que es una empresa superior. El tiempo y el espacio en este libro no permiten una revisión exhaustiva de todos los conceptos que considera S&P en esta evaluación, pero los suscriptores que lo deseen pueden obtener un informe técnico directamente de S&P que analiza cada componente en detalle. Siguiendo de cerca a la calificación de S&P se encuentra el filtro del crecimiento medio del 10% en los dividendos en los últimos 12 años. Las acciones que mantienen este récord son excelentes vehículos de capitalización y generalmente obtienen una subida estable en sus precios. El número “BC”, que representa cuantos de los seis criterios en nuestra selección cumple la acción, es un número que observamos de cerca. Obviamente, preferimos que una acción mantenga los seis, pero muchas empresas destacadas están entre cinco y seis. Un payout igual o inferior al 50% (75% para servicios públicos) sugiere que la empresa puede mantener su dividendo y aún tener margen para aumentarlo a medida que crecen los beneficios. La deuda es otra medida que observamos de cerca. Es importante tener en cuenta que, cuando se usa correctamente, la deuda puede ser una herramienta importante. Sin embargo, cuando la deuda alcanza un nivel anormalmente alto durante un tiempo prolongado, puede convertirse en un problema. En general, preferimos que las empresas mantengan su nivel de deuda por debajo del 50% (75% para los servicios públicos).

La estrategia de valor de los dividendos P: Cuando se produce una adquisición, ¿cambian las líneas de los umbrales de infravaloración y sobrevaloración de la empresa adquirente? R: La empresa adquirente suele ser más grande que la empresa

adquirida en términos de capitalización y número de acciones en circulación. Por lo tanto, la empresa dominante tiene la mayor influencia en los patrones de infravaloración y sobrevaloración, y los límites del rentabilidad por dividendo normalmente seguirán el patrón de la empresa adquirente. Los inversores ajustarán estos límites si los patrones de beneficios y/o dividendos cambian una vez que la adquisición se haya digerido por completo. P: ¿Cómo debo ajustar mi cartera una vez que se ha identificado un mercado bajista? R: Cuando el mercado está infravalorado o al principio de una tendencia al alza, se debe invertir hasta el 90% del capital de inversión. Nunca invierto el 100% de mi capital porque puede surgir una circunstancia imprevista en la que necesite acceder a algo de efectivo, o puede aparecer una oportunidad de inversión inesperada. Sin embargo, cuando el mercado alcanza el área de sobrevaloración, las reglas cambian drásticamente. En general, quiero vender cualquier posición sobrevalorada que esté en la cartera. Además, si una acción sobrevalorada todavía muestra signos de fortaleza, puedo optar por utilizar una orden de venta ascendente para seguir ordeñando las ganancias mientras siga subiendo. Si tengo acciones con tendencia al alza que están a menos del 50% del área de sobrevaloración, también usaré un límite de pérdidas para estas posiciones. El punto importante a entender es que es prudente protegerse contra una gran caída repentina. Mi principal objetivo cuando el mercado alcanza un valor excesivo y muestra signos de llegar a un techo es la preservación del capital. Cuando el mercado está sobrevalorado o en una tendencia bajista clara, la preservación del capital es más importante que la apreciación del capital. Cuando el mercado está sobrevalorado o en una tendencia primaria bajista, no deseo tener más del 25% de mi capital invertido. Ese 25% también debería limitarse estrictamente a las

acciones de primera clase infravaloradas. A medida que el Dow cae desde la sobrevaloración, normalmente encontrará soporte en el rango de rentabilidad por dividendos del 4% y se invertirá la tendencia. En este punto, se puede invertir otro 25% en acciones infravaloradas. Una vez que el rebote contra la tendencia ha subido un 50% de la caída anterior, es hora de volver a colocar órdenes preventivas de venta.

A medida que la segunda etapa bajista cobra impulso, los límites de pérdida se podrían ver afectados y el segundo grupo del 25% de acciones podrían ser vendidos, dejándole con el 25% mínimo aún invertido. El segundo tramo bajista debería encontrar soporte en el área de rentabilidad aproximada del 5% en el Dow Jones, detenerse e invertirse en un segundo repunte contra la tendencia. En esta coyuntura, colocaría otro 50% de mi capital, en vez del 25%, para un total del 75%, en blue chips infravaloradas. Una vez que el segundo repunte contra la tendencia haya subido hasta el 50% de la caída anterior, colocaría órdenes de venta muy ajustadas y me prepararía por si llegara un tercer tramo bajista. El tercer tramo bajista es a menudo el más severo, lo que significa que debe volver a una cartera 25/75 nuevamente como resultado de sus órdenes de venta. El tercer tramo hacia abajo normalmente ha encontrado soporte en el área de rendimiento del 6% en el Dow. Esta también es típicamente el área en la que terminaron los últimos mercados bajistas. En este momento, quiero mover mi 75% en efectivo a acciones de primera clase infravaloradas en incrementos del 25% hasta que esté invertido entre el 90 y el 95 por ciento. P: Con respecto a tener en todo momento las mejores acciones posibles, si compré una acción pero no está hoy en la lista de las mejores opciones, ¿debo vender esa acción y reemplazarla con otra acción que esté en la lista actual? R: Esta es una excelente pregunta que obviamente necesita ser abordada. En resumen, la respuesta es no. De acuerdo con nuestra política de largo plazo, nuestras consideraciones de compra generalmente se realizan a partir de las acciones que figuran en la categoría Infravalorada. Sé que algunos suscriptores ya están preparando correos electrónicos al leer esto para recordarnos que, en ocasiones, nos desviamos de esa política, pero esas ocasiones son raras, se basan en mi discreción e intuición, y generalmente van acompañadas de una buena advertencia redactada al detalle.

Siempre es un buen momento para comprar una buena acción infravalorada, pero las 10 acciones que componen nuestra lista TOP actual son aquellas con las que comenzaríamos una cartera.

13 CONCLUSIÓN “En carácter, en modales, en estilo, en todas las cosas, la suprema excelencia es la sencillez”. -Henry Wadsworth Longfellow

La pregunta que más veces me han hecho en mi carrera profesional es: “¿Funciona realmente la estrategia del valor de los dividendo?” Ya sea que la persona que hace la pregunta se dé cuenta o no, lo que en realidad está preguntando es: “¿Funcionará para mí?”. La respuesta corta es absolutamente, si lo trabajas. La respuesta larga es, bueno, un poco más larga. He hecho referencia a mi abuelo a lo largo de este libro. Lo hago porque tuvo un profundo impacto en mi formación. Las lecciones que me enseñó se basaban en su experiencia, cuya sabiduría no la aprecié por completo hasta que tuve mis propias experiencias. Mi abuelo no tuvo una educación formal. Asistió a la escuela primaria. Pero en la cultura basada en la agricultura de Kentucky a principios del siglo XX, algunos niños eran necesarios para trabajar en la granja o el negocio familiar. A menudo decía que se graduó de

la Escuela de los Golpes Duros. Dejó su hogar siendo muy joven para encontrar una vida mejor que la que tenían sus padres y hermanos. El trabajo era difícil de encontrar, pero siendo ingenioso se las arregló para sobrevivir. Cuando llegó la Gran Depresión, regresó a casa para ayudar a mis bisabuelos. Mi abuelo tenía muchos talentos, uno de los cuales era hablar en público. Como mis bisabuelos eran religiosos, mi abuelo estaba muy familiarizado con la Biblia, lo que combinó con su propensión a hablar delante de una audiencia. Predicaba por cada esquina y luego pasaba el sombrero para recoger algunos centavos. Estos centavos se utilizaron luego para financiar otro de sus talentos: jugar al billar por dinero. Cuando tenía suficientes ganancias después de desplumar a sus rivales en varios salones de billar, mi abuelo se dirigía al hipódromo, donde tuvo bastante éxito en las carreras de caballos. Así fue como apoyó a la familia durante parte de la Gran Depresión. Uno de sus trabajos ocasionales fue la pintura. Cuando la economía comenzó a mejorar, mi abuelo y sus hermanos iniciaron una empresa de pintura y eventualmente también abrieron una tienda de venta de pinturas y ferretería. Mi abuelo pujaba por todos los trabajos que nadie más quería realizar. Con poca competencia, su negocio creció hasta convertirse en uno de los más grandes del este de Kentucky. Aunque no era sabio en lo referente al mercado de valores, mi abuelo entendió que su dinero necesitaba generar más de lo que lo hacía en el banco, por lo que comenzó a invertir en acciones. Aunque es obvio que no le tenía miedo a los juegos de azar, aprendió a base de prueba y error que especular con acciones era muy complicado. Sin embargo, comenzó a aprender la necesidad de identificar el valor y la importancia de los dividendos. Las historias sobre las lecciones que aprendió configuraron gran parte de mi educación temprana. Cuando estaba en la universidad, me apunté a un curso de estadística. En uno de los temas, utilizamos el mercado de valores como fuente de datos para algunos de los ejercicios. Fue durante este tiempo que me topé con Benjamin Graham y leí por primera

vez El inversor inteligente. Recuerdo reírme a carcajadas en varios puntos del libro, porque mi abuelo me había enseñado algo de lo que Graham propugnaba. Durante el curso, uno de los chicos de mi grupo de estudio me dijo: “Si te gusta Graham, deberías leer a Charles Dow”. Acepté su sugerencia y me sorprendió, una vez más, que gran parte de los escritos de Dow sobre acciones estaban en sintonía con lo que mi abuelo había aprendido a base de experiencia y luego me transmitió. Comencé en este negocio en 1984 siguiendo la pasión que mi abuelo había sembrado y cultivado por las acciones y el mercado de valores. Como cualquier persona con curiosidad intelectual puede esperar, me desvié del camino del valor de los dividendos varias veces, participando en breves coqueteos con una serie de enfoques “de vanguardia” de la economía y las finanzas que nacieron de la academia financiera en aquellos años. Afortunadamente, estos devaneos fueron breves, pero sus lecciones se me quedaron grabadas. Leí mi primer número de Investment Quality Trends en 1984 cuando el propietario del broker para el que trabajaba me dio su ejemplar para lo leyera. Me dijo que si tenía algo de sentido común seguiría el consejo de Geraldine Weiss y haría lo correcto con mis clientes. Cuando se publicó Dividends Don’t Lie en 1989, me aprendí de memoria gran parte del libro. Cuando conocí a Geraldine por primera vez en 2002 fue emocionante. Después de todo, ella es la dama de los dividendos. Hoy tengo el privilegio de ser editor de Investment Quality Trends, así como director de inversiones y gestor de cartera de IQ Trends Private Client Asset Management. Así que volvamos a la pregunta de si nuestro enfoque funciona. La respuesta corta sigue siendo sí. Invertir con éxito en el mercado de valores no es algo relacionado con la ciencia ficción. Sin embargo, requiere disciplina, paciencia y aprecio por la calidad y el valor. No importa cuáles sean sus metas y objetivos, existen acciones de alta calidad que pagan dividendos para satisfacer todas las necesidades. Cuando se compra a niveles infravalorados y se vende a niveles sobrevalorados, su capital e ingresos crecerán, que es la única razón para invertir.

Termino como siempre lo hace Geraldine: Le deseamos éxito en sus inversiones de por vida, y que obtenga muchos dividendos felices en el camino. Que Dios les bendiga a usted y a los suyos.

SOBRE EL AUTOR Kelley Wright es director de inversiones y gestor de IQ Trends Private Client Asset Management, una empresa de asesoría de inversiones. Además, es editor gerente del boletín Investment Quality Trends. El interés de Kelley por las acciones y la inversión fue el resultado de su relación con su abuelo, propietario de una pequeña empresa cuya filosofía de inversión se formó a partir de sus experiencias durante la Gran Depresión. Con la vida cotidiana como aula principal, Kelley aprendió los conceptos básicos de los negocios y cómo descubrir calidad a buen precio. Desde obras de construcción hasta la huerta familiar, la experiencia se transmitía con amor de una generación a la siguiente. En la universidad, Kelley estableció una conexión entre las lecciones de su juventud y su curso en negocios y economía. Fue durante la introducción al análisis de valores que Kelley descubrió que las lecciones de su abuelo eran similares a los conceptos básicos de la inversión de valor tal como lo enseñaron Charles Dow y Benjamin Graham. Este vínculo del pasado con el presente fue el eje que cimentó su interés en todo lo relacionado con las acciones y la inversión. Su carrera en la industria de servicios financieros comenzó en 1984 en brokers y boutiques privadas de inversiones. Desde 1989, Kelley ha sido gestor y director de inversiones de tres firmas distintas.

En 2002, Kelley fue seleccionado personalmente por la legendaria Geraldine Weiss para sucederla como editora gerente de su boletín de inversiones, que comenzó en 1966. Kelley se muestra muy activo en todo el país en ferias comerciales y conferencias de inversión, es colaborador del blog MSN Money Hot Stocks e invitado frecuente en televisión y radio. Ha sido publicado en innumerables publicaciones financieras y de negocios. Kelley vive en el norte de San Diego con Kathy, su pareja desde hace veintidós años, y sus cinco hijos: Trinity, Keegan, Jillian, Evan y Christian.

LIBROS PUBLICADOS POR LA COLECCIÓN 1. La Cartera Permanente, Craig Rowland y J.M. Lawson. 2. Expectativas Racionales en Inversión, William Bernstein. 3. La Mejor Inversión, Lowell Miller. 4. La Inversión a Prueba de Errores, Harry Browne. 5. El Almanaque de Naval Ravikant, de Eric Jorgenson. 6. Los Dividendos aún No Mienten, de Kelley Wright

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