Libro del tesoro : versión castellana de "Li livres dou Tresor" 9780940639317, 0940639319

507 68 51MB

Spanish; Castilian Pages 255 [141] Year 1989

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Polecaj historie

Libro del tesoro : versión castellana de "Li livres dou Tresor"
 9780940639317, 0940639319

Citation preview

Brunetto Latini

Libro del tesoro Versión castellana de Li Livres dou Tresor

Edición y estudio de

Spurgeon Baldwin

Madison, 1989

I

ADVISORY BOARD OF THE HISPANIC SEMINARY OF MEDIEVAL STUDIES, LTD. Samuel Armistead Theodore S. Beardsley, Jr. Diego Catalán Jerry Craddock Alan D. Deyermond Brian Dutton Charles Faulhaber Regina af Geijerstam Ian Macpherson Margherita Morreale Hans-J. Niederehe Harvey Sharrer Joseph T. Snow John K. Walsh Copyright @ 1989 by The Hispanic Seminary of Medieval Studies, Ltd. Spanish Series No. 46 ISBN 0-940639-31-9

Introducción.

Brunetto Latini, el maestro de Dante, inmortalizado en el canto 15 del Infierno, nació en Florencia allá por el año 1220. A pesar de que Dante le colocase en un círculo ignominioso, consiguió Brunetto altos puestos de honor en su ciudad natal, donde vemos su nombre en documentos oficiales ya en el año 1254. De importancia especial para nosotros fue su participación en una embajada a la corte de Alfonso X para pedir la ayuda del Rey Sabio en el conflicto contra los gibelinos. Este viaje a España tuvo lugar en el año 1260. Como lo leemos en el Tesoretto, estaba a medio camino en la vuelta a Florencia cuando cerca de Roncesvalles topó con un estudiante español que acababa de dejar Florencia; este joven le informó de los desastres de Montaperti. Entonces fue Brunetto directamente a Francia, donde pasó unos siete años en el exilio, y durante estos años escribió, en francés, el Libro del Tesoro. De esos años muy poco sabemos: vemos su nombre en una lista de exiliados en setienbre del año 1260, y su presencia se documenta más tarde en Arrás, en París y en Bar-sur-Aube. Además, sabemos por sus propias palabras que encontró un protector (el "biaus dous amis" a quien se dedica el Libro del Tesoro), pero no sabemos quién fue esta persona. De todos modos, volvió Brunetto a Italia en el año 1267, posiblemente en el séquito de Carlos de Anjou (así lo cree el historiador Davidsohn, pero Francis Carmody, el que más recientemente ha editado el texto francés, considera que la evidencia no es convíncente.) 1 Nombrado protonotario a los angevinos en el año 1269, ocupó puestos importantes hasta su muerte en 1294. El Libro del Tesoro es un compendio de conocimientos clásicos que sigue una larga tradición de tales compendios con sus orígenes en la Baja Antigüedad y los primeros siglos de la Edad Media, una tradición que resiste durante muchos años la nueva ciencia greco-árabe de la Edad Media, para morir finalmente en el Renacimiento, una época en la que se requería sobre todo un acceso directo a los monumentos intelectuales de la Antigüedad, una época que, por tanto, no aceptaba los compendios tradicionales, siempre derivados y muchas veces corrompidos; ya no eran más que piezas de museo, vestigios de lo que había sido una gran cultura, un reflejo pálido de la verdadera sabiduría de los griegos. Los autores de las compilaciones más importantes fueron Casiodoro, Boecio, San Agustín y especialmente Marciano Capela (De Nuptiis Philologiae et Mercuriz) e Isidoro de Sevilla (Etimologías). Compilados de numerosos elementos desconectados que provienen de una gran variedad de fuentes, nuestros compendios han sido rotundamente criticados por sus defectos taxonómicos. Una excepción clara es Marciano Capela, porque si le han reprendido severamente su estilo barroco, exagerado, su esquema estructural ha provocado pocas quejas en cuanto a su organización. Porque éste no ha sido el caso con Isidoro de Sevilla, creo que sería oportuno decir unas cuantas palabras en su defensa. En primer lugar 1

Robert Davidsohn, Forschungen zur Alteren Geschichte von Florenz (Berlin: Mittler, 1900-08), II, pág. 12; Francis J. Carmody, Li Livres dou Tresor de Brunetto Latini, (Berkeley: Univcrsity of California Press, 1948), pág.

xviii.

su organización será poco evidente al que no ha seguido los consejos de Manuel Díaz y Díaz: "Se trata de una obra que hay que leer y estudiar como tal antes de pasar a ocuparse y discutir los menudos y dispares elementos que la integran.' ' 2 Creo que en esto se ve un lamentable defecto de muchos críticos: saltar al ataque de mala fe. La unidad de la obra isidoriana se observa no tanto en el arreglo de las divisiones como en los enlaces narrativos visibles generalmente hacia el final de los capítulos, y en la intencionada repetición de ciertos elementos, repetición que el crítico hostil ve siempre como un defecto. He aquí un ejemplo después de haber hablado de tropos y figuras en la sección gramatical, San Isidoro se detiene en mitad de unas obvias repeticiones en la sección retórica para decirnos: "muchas de estas figuras ...ya las hemos tratado en la gramática." Y emprende por segunda vez la figura que se denomina "anadiplosis." No creo que sea coincidencia que "anadiplosis" es precisamente una figura de repetición. Brunetto Latini lo hace aún mejor: principalmente en las palabras preliminares y finales de un capítulo dado, hace referencia a lo que se ha tratado anteriormente y a lo que pasará a tratar, comunicando así al lector que el autor está perfectamente y en todos momentos consciente de la totalidad de su obra, y creando esa misma conciencia en el lector por medio de ligeros recuerdos y anticipaciones. A la altura del siglo XIII la fama de Isidoro y Marciano Capela ha disminuido notablemente porque su "ciencia" no puede resistir las incursiones de las materias greco-árabes recién traducidas. Marciano consigue mantener su popularidad durante los siguientes 200 años no a base de su ciencia sino de su estilo y su estructura alegórica, una estructura de mucho impacto en las narraciones de viajes al "otro mundo," como lo dice Patch, 3 y según algunos críticos, en Dante. Aún en el siglo xv en España sirve de modelo para Alfonso de la Torre en su Vision Delectable. ¿Cómo puede explicarse el éxito del Tesoro de Brunetto Latini justamente en el momento en que los monumentos de casi un milenio están empezando a desaparecer? Una razón es ésta: aunque el compendio de Brunetto está basado en fuentes clásicas, por su mayor parte tiene que ver no con los conocimientos científicos sino con la ética y la retórica. Aún el primer libro, con su ambicioso propósito de abarcar todas las cosas celestiales y terrenales, se dedica en gran parte a la historia universal del ser humano, y la sección más extensa resulta ser el Bestiario, un claro ejemplo, dicho sea de paso, de la gran popularidad de la ciencia tradicional. Los orígenes de este tratado cuasicientífico remontan a los primeros siglos de la era cristiana, y todavía en el siglo XIII tenía un atractivo que a veces escandalizaba a aquellos contemporáneos de Brunetto que formaban la vanguardia del nuevo empiricismo en la investigación científica (un ejemplo sería Rogerio Bacon). Tal vez por influencia de Bacon y sus partidarios se explica el destino fatal de Brunetto en Inglaterra: al lado de los casi 80 manuscritos del Tesoro en su francés original, tal vez 30 en italiano y por lo menos 18 en idiomas ibéricos (1 en aragonés, 4 en catalán y 13 en castellano) no existe ni un solo manuscrito de una traducción al inglés en la Edad Media. Tal vez podría interpretarse como consecuencia del desdén intelectual hacia el escolasticismo y los conocimientos tradicionales, pero ¿cómo explicar la gran popularidad de Bartolomeus Anglicus, cuya enciclopedia está basada en gran parte en Marciano Capela? Las primeras palabras de la obra de Brunetto son éstas: Este libro es llamado thesoro, ca asy commo el que quiere en pequeño lugar encerrar cosas de muy grand nobleza, non por se delectar en ellas tan solamente, mas por acrecentar su poder et por asegurar su estado en guerra & en paz, mete y las cosas mas caras que podiere aver, et las mas preciadas segund su entendimiento; et bien asy este libro es conplido de sapiencia asy commo aquel que es sacado de todos los mienbros de filosofia en una muy pequeña suma. En la selección de la imagen del tesoro, en el estilo llano que se ve tan claro desde un principio, y en la 2

San Isidoro de Sevilla, Etimologías, ed. José Oroz Reta, introducción de Manuel Díaz y Díaz, I (Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos, 1982), pág. 200. (El texto de San Isidoro es, con pocas emendaciones, una reimpresión de la edición de Lindsay del año 1911, com_pnos lo dice claramente el docto estudio de Díaz y Díaz.) 3

Howard Rollin Patch, El Otro Mundo en la iiteratura medieval, traducción de Jorge Hemández Campos, apéndice por María Rosa Lida de Malkiel, México (Fon~o de Cultura Económica), 1956.

'

iíi

Introducción

Introducción

11

suposición de que el conseguir y mejorar su estado representa las aspiraciones más sublimes del hombre, se revela con toda claridad un punto de vista no filosófico sino esencialmente burgués, con énfasis más bien político que económico. Brunetto dedica el primer libro de su Tesoro a la sabiduría, el segundo (y más largo) a la ética, primero de Aristóteles, y después de una variedad de fuentes, tanto clásicas como bíblicas, y el libro tercero a la retórica, en realidad una versión bastante fiel de la primera sección del De Inventione de Cicerón, para terminar con una descripción detallada del gobierno de las ciudades a la moda italiana. En su conjunto se supone que la obra serviría los propósitos del "biaus dous amis" a quien va dedicada. Pasa el autor en seguida a describir en más detalle el plan de la obra. En palabras que recuerdan tanto las Etimologías de San Isidoro como las primeras páginas del De Inventione, Brunetto nos dice que en un principio vivían los hombres como las bestias. Mientras por Cicerón aprendemos que a través del don de elocuencia esta humanidad salvaje se convierte en moderada y mansa, Brunetto nos dice que por su entendimiento el pueblo quería saber lo siguiente: 1) la naturaleza de todas cosas celestiales y terrenales; 2) las cosas que el hombre debe hacer y cuáles non; 3) ''razon & prueva por qué el orne deve fazer las unas cosas & las otras non." Nos dice Brunetto que como resultado de mucha discusión, los filósofos establecieron tres divisiones de filosofía, correspondientes a las cuestiones arriba citadas; estas divisiones son Teórica, Práctica y Lógica, las cuales tienen las siguientes subdivisiones:

I. Teorica: ---->

ITeologia 1Fisica 1Matematica

1Arismetica

--->

11.Practica (que se convierte en cómo gobernar a:)

IMusica 1Geometría 1Astronomía 1sí

mismo= Etica

1su casa = Yconomica 1el

regno = Política

Con la observación de que la política es "syn falla .. .la mas alta sciencia & de mas noble mester que ninguna otra que sea entre los ornes," nos dice Brunetto que esta disciplina nos enseña "todas las artes & todos los mesteres que son mester para vida de orne," y que esto es en dos maneras, una por obra: "los mesteres que orne labra de cada dia de sus manos & de sus pies, asy commo son ferreros & texedores & c;apateros,'' y otra por palabra, y esto en tres maneras: Gramatica: fablar & escribir & leer derechamente Dialectica: provar nuestros dichos ...asy que semejan provadas & verdaderas Retorica: fallar & ordenar & dezir buenas palabras & llenas de saber. Esta disciplina de retórica es la que "enderesc;a el mundo a fazer bien," y esto lo consigue "por la predicac;ion de los ornes buenos & por las divinales escripturas & por las leys que mantienen las gentes en derecho & en justicia.'' Observando con Cicerón que el hombre se distingue de los animales sólo por su razón, pasa Brunetto a una consideración de la tercera cuestión, que sólo puede ser contestada con palabras. No sin alguna confusión, entonces, pasa a la tercera división: III. Logica: Explica Brunetto que contestar la pregunta "¿por qué deve orne fazer las unas cosas & las otras non?" sólo puede hacerse "por palabra," y tres ciencias enseñan a hacer esto: Dialectica, que nos enseña a discutir. Physica (¿fidique?) que nos enseña a comprobar la verdad de nuestras palabras. Sufistica, que nos enseña ''provar las palabras que orne dize que sean verdaderas ...por engaño & por falsas razones & por sofismos & por argumentos que han semejanc;a encobierta de verdat mas non ay en ellas de verdat cosa alguna.'' Con su característico vigor, Francis J. Carmody declaró que Brunetto había basado su organización sobre un comentario sobre la Etica a Nicómaco de Aristóteles escrito en el siglo xrr por un tal Eustracio

Introducción

Introducción

lV

(parece que en esto Carmody seguía alguna de las sugerencias hechas por Marchesi en los primeros años de este siglo XX). Me parece que el hecho de que Eustracio hable de dos divisiones principales debe de por sí descalificar dicho sistema como base de la obra de Brunetto. Es difícil comprender por qué Carmody ha preferido la organización eustraciana a un esquema más convencional que remonta al propio Aristóteles. Me refiero a la clasificación de todos los problemas en físicos, éticos y lógicos, una clasificación adoptada por los filósofos estoicos y descrita de esta manera por San Isidoro de Sevilla: Los filósofos están divididos en tres grupos: físicos, éticos y lógicos. Los primeros son llamados físicos porque tratan de la naturaleza, los segundos son llamados éticos porque discuten las costumbres ...los otros son llamados lógicos porque aducen al estudio de la naturaleza y las costumbres el raciocinio. Si se busca un ejemplo de tal sistema más coetáneo con Brunetto, los paralelos de éste con el Didascalion de Hugo de San Víctor me parece que son muy llamativos. Comentados ya con algún detalle el Libro del Tesoro y su procedencia, es ahora el momento de emprender una breve discusión de su propia historia textual. Además de la edición de Carmody anteriormente citada, existe tan solo una edición en los tiempos modernos, la de P. Chabaille.4 Y no podemos continuar sin aclarar el asunto de las dos redacciones de la obra, una escrita en Francia durante los años del exilio 1260-67, en la que se incluye una relación de la historia hasta aproximadamente el año 1255, y la otra llevada a cabo, se supone, inmediatamente después de la vuelta a Florencia, versión en la que la relación histórica se adelanta para incluir la muerte de Conradino y la vuelta de los güelfos al poder en la ciudad. Esta segunda versión volvió pronto a Francia, con el resultado de que en las próximas dos centurias presenciamos una rica historia textual de cada una de las dos versiones, las cuales se mantienen en un estado de integridad muy alto, con poca incidencia de mutua contaminación. Dada la probabilidad de que hubiese poco interés entre los franceses por los detalles de la historia italiana, no debe sorprender mucho el que no haya más elaboración de la parte histórica. Pero la historia textual de la versión italiana es harina de otro costal, como decimos: en varios manuscritos hay una descripción de los eventos históricos después del año 1268, en algunos casos con descripciones de las vísperas sicilianas y las incursiones del reino de Aragón. El caos de la sección histórica en los manuscritos italianos es con toda seguridad el motivo que explica la existencia de tan solo una edición moderna, y bastante mala, basada no en los manuscritos medievales sino en una versión impresa del siglo XVI, y corregida en algunos casos no en vista de los manuscritos sino de la edición francesa de Chabaille. Se notan tal vez las pocas ganas de los estudiosos de meterse en las aguas turbias de la tradición manuscrita italiana. 5 Manejaba Chabaille unos 26 manuscritos, y estaba perfectamente al tanto de la existencia de las dos redacciones; escogiendo como base un manuscrito de la primera redacción, lo cual no ha gustado a los críticos modernos, preparó el investigador francés una edición esmerada con amplia documentación de variantes en notas de pie de página. Desgraciadamente sabía Chabaille poco de las fuentes, porque esto le habría ayudado a escoger con más acierto de entre la abundancia de variantes a su disposición para hacer correcciones en su texto base. Los críticos que se han dedicado después al estudio de las fuentes han visto éste como el peor defecto de la labor de Chabaille. 6 Después de varios años de trabajo en el período inmediatamente antes de la Segunda Guerra Mundial, publicó Carmody su edición en 1947.7 Lo que llama la atención más que nada es el afán con el que Carmody ataca la venerable edición de Chabaille: un Bédierista apasionado, Carmody no encuentra en 4

Li Livres dou Tresor, París (Imprim~ie Impériale: Collection de Documents Inédits sur l'Histoire de France, 51), 1863. \ 5

Il Tesoro de Brunetto Latini, volgarizzato per Bono Giamboni, edición de Luigi Gaiter, 4 tomos, Bologna (Romagnoli) 1871-73. 6 Por ejemplo, T. Sundby, Della Vita e delle Opere di Brunetto Latini, traducción al italiano de R. Rcnier, Florencia, 1884, y también P. Toynbee, "Brunetto Latino's Obligations to Solinus," Romania XXIII (1894), págs. 62-77. 7

Brunetto Latini, Li Livres dou Tresor, ed. F.J. Carmody, Berkeley: University of California Press, 1948.

V

igua edición positivista casi nada de valor, lo que es una lástima, porque el exagerado desprecio hace 1aan l , l . d . l sufrir su propia edición. Dedicó Carmody gran parte d~ su energia a coteJo e ma~uscntos y a a 1 boración de un stemma; consiguió ver casi 50 manuscntos (lamentando no haber podido ver algunos ~:os por ejemplo en Roma, Torino y Madrid), a base de los que ya había defendido su stemma en un artíc~lo del año 1936.8 Tengo que confesar que he seguid~ con alg~na dificultad sus argum~ntos, Y . specho que la confusión se debe al gran número de manuscntos manepdos. Sea como sea, su metodo es, somuy en breve, el de agrupar los manuscritos según la coincidencia de "errores crasos" y más i~p°:rtante ysegún las "interpolaciones.'' Aunque nunca provee una .definición son morahzac10nes, . de éstas, en general , . anécdotas, correcciones de ideas teológicas que el escnba considera que son erroneas, otras co:1"ecc10nes de detalle de acuerdo con conocimientos del amanuense relativos a las fuente~, etc. En ge_n~r~esta ~s una táctica editorial razonable, ya que una variedad de lecciones tan enorme dificulta los JUICIOSléxicos y sintácticos, y huelga decir que todo análisis de omisiones comunes result inútil. Como parte de mi proyecto de editar el texto francés del Tesoro a b~e del _magníficocó_dicede la Biblioteca de El Escorial (L-II-3), he llevado a cabo línea por línea un coteJo de dicho manuscnto con las ediciones de Chabaille y de Carmody. Aunque no es éste el momento para largas digresiones, me parece importante declarar que la genealogía de los manuscritos producida por mi escrutinio d~ las vari:1°tes sugiere un stemma muy diferente del de Carmody (y hay que recordar que su stemma esta c~nstruido a base no de las variantes textuales sino de las así llamadas interpolaciones). Aunque el manuscnto base de la edición de Carmody parece ser de alta calidad, el hecho de que haya sido escogido porqu~ en él no se veían interpolaciones, sin que Carmody haya dado nunca una definició~ concreta de este térmmo, _d_a lugar a algunas objeciones. Por otro lado, la extremada pobreza de las vanantes en el apparatus_ ~rltlcus d~ Carmody no le proporciona al lector suficiente información como para llegar a otra conclusi_on. De ah1 que, en la elaboración de un texto de la versión castellana, la edición de Carmody a veces ha sido _d~poca utilidad en las decisiones textuales. No hubo más remedio que acudir en estos momentos a la edición de Chabaille, que en verdad resultó mucho más útil para resolver algunas dudas r~l~cionadas _con los manuscritos mismos, y para establecer en términos generales dónde figura el ongmal frances de la traducción castellana dentro de la historia del texto francés. De todas formas, ahora debemos volver sobre dicha traducción al castellano. Me parece razonable, por lo que sabemos de Brunetto Latini y su viaje a España, que manuscritos primitivos de una redacción Y otra pudiesen haber llegado a las manos de la persona a quien hace referencia Brunetto con las palabras "Monsignor Alfons," y ahora ha llegado el momento de hablar de Brunetto, su contacto con el Rey Sabio, y esta traducción del Trésor al castellano. (Con intención decimos castellano y no español, porque el hecho es que existen otras versiones ibéricas: una en aragonés, Gerona, Catedral, ms. 20,1,5, ~de 1~ cual anda preparando una edición como tesis docto~l una alumna de Charles Faulhaber _en Umvers1ty of California, Berkeley) y una catalana (o tal vez mas de una) representada por 4 manuscntos.

1:

Creo que fue Amador de los Ríos quien por primera vez sugirió la posibilidad de que el Libro del Tesoro se gestase en España, 10 bajo la influencia del Setenario, libro que había presentado Alfonso ~ como una obra de su padre. Más de cien años después de estos tanteos de Amador, en una ponencia presentada ante el congreso sobre Alfonso en Madrid en el mes de abril de 1984, Jaime Ferreiro Alemparte, tomando como punto de partida algunas de las sugerencias hechas por Marchesi, propuso que las Siete Partidas pudieron haber dado impulso a un libro tal como el Tesoro. Más en concreto sostuvo Ferreiro que las traducciones de versiones árabes de la Etica de Aristóteles hechas por ermán el _Alemán en los años 1240 y 1254 fueron justamente las utilizadas por Brunetto en las correspondientes secciones de

!f

8

''Brunetto Latiní' s Tresor: A Genealogy of 43 manuscripts,'' Zeitschrift für Romanische Philologie, 56 (1936),

93-99. 9 Brunetto Latini, Llibre del Tresor, ed. C.J. Wittlin, Barcelona (Barcino), Els Nostres Classics, vals. 102 (1971), 111 (1976) y 122 (1986); el cuarto y último tomo está todavía por aparecer. 1º José Amador de los Ríos, Historia crítica de la literatura española, III, Madrid (el autor, imprimido por José Rodríguez) 1863, pág. 36.

Introducción

Vll

Introducción

vi

l. Madrid, Biblioteca Nacional, 685 su propia obra. Y a propósito de una posible influencia alfonsina en Brunetto, citó Ferreiro también el siguiente pasaje del Tesoro en castellano: ''E nuestro Emperador dice en el Libro de las Leyes que comencamiento es la mayor partida de la cosa.'' Declara Ferreiro que Libro de las Leyes se reconoce entre los historiadores como otra designación pára las Partidas, y también dice que si el Tesoro francés se compuso poco después del año 1260, "nostre empereres" (ed. Carmody, 1.1.6, pág. 18) no puede ser otro que Alfonso mismo, quien, aunque nunca confirmado por el Papa, fue elegido emperador en la ciudad de Francfurt en el año 1257. Cabe mencionar también a Julia Bolton Holloway, que además de una traducción al inglés del Tesoretto, ha publicado una detallada bibliografía de Brunetto. 11 En un trabajo leído ante el congreso medieval de Kalamazoo, EEUU, en mayo de 1983, opinó ella que Brunetto había conseguido su material del Almagesto a través de la traducción del árabe al latín hecha en España por Gerardo de Cremona. Holloway cree además que el mis.mo Brunetto, al volver a Italia, trajo consigo la traducción hecha por Gerardo. Y tal vez su conclusión más atrevida sea que tanto Brunetto como Dante fueron influídos por Alfonso en sus decisiones de escribir importantes obras en lengua vernácula. Me parece igualmente plausible postular la influencia de Brunetto sobre Alfonso: con esto tendríamos una explicación parcial de la extremada popularidad del Libro del Tesoro en la península ibérica, y de la ubicación de un manuscrito francés de gran importancia en la Biblioteca de El Escorial. Amador de los Ríos fue también uno de los primeros en llamar la atención sobre una versión medieval castellana en forma manuscrita (si bien a través de los años ha habido pocas repercusiones de dicho hallazgo). Fue Francisco López Estrada quien me informó por primera vez de la existencia e importancia de esos manuscritos; más tarde Richard Kinkade, en sus propios estudios sobre los Lucidarios, hizo hincapié en la importancia de Brunetto, y finalmente Charles Faulhaber documentó la casi totalidad de los documentos. 12 De éstos parece ahora que hay 13, y debo reconocer que fue el Profesor Ferreiro quien me informó de la existencia del último que he llegado a conocer, en la biblioteca de la Real Academia de la Lengua. Aunque nadie ha pretendido guardarlo en secreto, y fue mencionado hace casi 40 años por Muñoz Sendino, se nos había escapado a mí, y a Faulhaber. 13 Si no estoy equivocado, estos manuscritos representan una sola traducción original de un texto francés de la primera redacción, 14 evidencia parcial de lo cual sería la laguna extensa del tercer libro, capítulo 59 (págs. 371-2 de la edición de Carmody), compartida por los dos mss. de la Biblioteca Nacional, al lado_ de los de las bibliotecas de Palacio, Academia de la Historia y Academia de la Lengua, respectivamente. Todos los manuscritos son del siglo xv, a pesar de la frecuente atribución a Alfonso X o a Sancho IV (en el manuscrito 685 de la Biblioteca Nacional se dice que la obra fue traducida del francés por Pascual Gómez, escriba del Rey Sancho IV, y Alonso de Paredes, médico del príncipe don Femando.) He aquí una lista de dichos manuscritos: 11

Brunetto Latini: an analytic bibliography, en la serie Research Bibliographies and Checklists, No. 44 (London: Grant and Cutler), 1986. 12 Francisco López Estrada, "Sobre la difusión del Tesoro de Brunetto Latini en España," Gesammelte Aufsitze zur Kulturgeschichte Spaniens, Serie I, vol. xvi, en Spanische Forschungen der Gorresgesellschaft, München 1960, 137-152; Richard Kinkade, "Sancho IV: puente literario entre Alfonso el Sabio y Juan Manuel," PMLA, 87 (1972), 1039-51; Charles Faulhaber, Rétoricas clásicas y medievales en bibliotecas castellanas, Ábaco (Madrid: Castalia, 1970), 151-300. - -~ 13La Escala de Mahoma, edición d¿ José Muñoz Sendino, Madrid (Ministerio de Asuntos Exteriores) 1949; habla en detalle de Brunetto y su Tesoro, y como era de esperar sigue las ideas de Asín Palacio sobre la influencia musulmana al respaldar las declaraciones de George Sarton en su Jntroduction to the History of Science, Baltimore 1931, en el cual se afirma que Brunetto puede haber sido el intermediario, la vía de acceso de Dante a la cultura árabe. 14 Afirma Muñoz Sendino (Escala, pág. 119) que pueden identificarse dos versiones diferentes entre los manuscritos castellanos, y que sería fácil "establecer las familias de origen de las copias." Un stemma así elaborado sería de_poc~ utilidad en el establecimiento de un texto definitivo, ya que las lecciones deberían escogerse no a base del test1momo de los mss. castellanos, sino del original francés, pero sí podría ayudar en la explicación de las circunstancias de la traducción.

2. Madrid, Biblioteca Nacional, 3380 3. Madrid, Academia de la Historia, N45 (9/1.050) 4. Madrid, Biblioteca de Palacio, 3011 5. Madrid, Academia de la Lengua, 209 6. Escorial, E-III-8 7. Escorial, P-11-21 8. Sevilla, Catedral, Vitrina XIII 9. Sevilla, Real Academia Sevillana de Buenas Letras, 13-3-18 10. Salamanca, Universidad, 1697 11. Salamanca, Universidad, 1811 12. Salamanca, Universidad, 1966 15

13. Salamanca, Universidad, 2618 No hay ninguno de los trece que pueda calificarse de claramente superior a los otros, porque hay gazapos y lagunas aún en los mejores. Por esta razón, de entre los mejores se ha escogido el ms. 685 de la Biblioteca Nacional para servir de base, más que nada por ser más asequible que los otros, pasando a preparar una lista de todas las discrepancias con el original francés. 16 Después se han buscado en los otros mss. castellanos lecciones que estuvieran más de acuerdo con el francés, y la edición refleja emendaciones basadas en la gran mayoría de los manuscritos. Sólo se han eliminado, por motivos distintos, tres de ellos: Escorial P-II-21, por sus muchos defectos, sobre todo textuales; Sevilla (Catedral), por lo mismo y por la relativa dificultad de acceso; Salamanca 1966, por el estado lamentable de la encuadernación y el estremado deterioro del papel mismo, por lo cual sólo me han permitido verlo durante unos momentos durante mi visita con motivo de hacer el cotejo de los códices salmantinos. El objetivo de este cotejo ha sido siempre el de encontrar una lección superior a la que se ve en el ms. 685. No se ha llevado a cabo un convencional análisis de las variantes en los manuscritos castellanos porque era obvio que el establecimiento de una lección no dependía del consenso de los manuscritos sino del acuerdo con el original francés. Aparte de estar basado en un original de la primera redacción (no se ve en el 685 la materia histórica de los años 1255-1267), poco podemos declarar sobre su relación con la historia textual francesa, principalmente por los defectos ya señalados de las ediciones. Sin embargo no ha habido más remedio que acudir a ellas, y aunque la de Chabaillc es también de la primera redacción, y además nos da una idea más clara de la historia textual francesa por su detallada lista de variantes, la edición de Carmody, a pesar de ser de la segunda redacción, es la preferida por su alto rigor filológico, en contraste con los errores de Chabaille. Finalmente se ha utilizado con provecho la edición de Wittlin de la versión catalana medieval y, más esporádicamente, la edición de Gaiter de la versión italiana hecha, según la tradición, por el contemporáneo de Brunetto, Bono Giamboni.17 18 Las normas editoriales son en general las de mi edición del Bestiario, sin sorpresas, a mi juicio: las 15Para una descripción más detallada de los nos. 1, 6-10, 12 y 13 de esta lista, véase Faulhaber, Rétoricas clásicas ...; para todos, los respectivos inventarios de las bibliotecas. 16 Hay, claro está, dificultades insuperables. Las lecciones del ms. 685 se reflejan ya en el texto de Carmody, ya en el de Chabaille, ya en algún variante documentado en el aparato de éste, lo que significa que ni la una edición ni la otra sirve para corregir de una manera unilateral el texto castellano; en lo posible se ha invocado el texto de Carmody, pero si una lección castellana tiene paralelo únicamente en Chabaille, no hay más remedio que aceptarla, a pesar de la discrepancia con Carmody. 17 Bono Giamboni, Tesoro, ed. L. Gaiter, 4 tomos, Bologna, 1878-83. 18 The Medieval Castilian Bestiary from Brunetto Latini' s Tesoro, Study and Edition by Spurgeon Baldwin, University of Exeter, 1982.

víii

Introducción

ss- y ff- alternan libremente con s- y f-, y se reducen siempre las dobles a sencillas; las abreviaturas se resuelven según indican los vocablos no abreviados ("onbre" se ve en forma íntegra sólo un par de veces, pero esto nos permitir convertir "orne" en "onbre" y "oms," "ornes" en "onbres"); los números del ms. son ya romanos, ya árabes, ya se expresan en palabras, y a veces se ve algo de imposible resolución (por ejemplo, f. 12c, líneas 7-8: "cc.lxxa & quatro años"): con excepciones contadas, los pongo todos en forma árabe. Si se lleva a cabo alguna alteración del texto castellano, pero parece posible que la lección del ms. sea correcta, esta lección se documenta en una nota: estos casos representan una gran mayoría. Sin embargo, cuando a mi juicio el error del ms. tiene una solución obvia, corrijo sin comentario; por ejemplo, el libro II, capítulo 46, sección 9: 685: del cuerpo, fr: de hors. No es difícil imaginar en un texto francés la lección equivocada "de cors", la que traduce fielmente nuestro amanuense, error que me permito corregir a "de fuera." Conste que esto lo hago sólo con vocablos que figuran en otra parte del ms. 685. Otro caso en el que el mismo tipo de error existe: en 111.3.{4} (o sea, libro III, capítulo 3, sección 4) ostenta el ms. la palabra "fablas," lo que con toda seguridad refleja un francés erróneo "fables" por la locución "foibles" del texto de Carmody, pero en este caso no es tan obvio qué ajuste habría que hacer, de modo que dejo la lección del ms. 685, con documentación del francés en una nota. Por otra parte, si se trata de agregar o quitar materia, esto se indica con corchetes: 1) [ - ] señala la omisión de algo en el ms. que a mi juicio es superfluo (por ejemplo, repetición de un pasaje); 2) [ texto en castellano ] indica que aunque no hay paralelo en ninguno de los textos franceses citados por Chabaille y Carmody, queda la posibilidad de que lo que vemos en castellano represente una tradición textual válida; 3) [+: texto] indica que el cotejo del ms. 685 con el original francés revela obvias omisiones (muchas de ellas del tipo clásico de la omissio ex homoeoteleuto): si la palabra o frase omitida está presente en otro ms. castellano, se llena el vacío así: [+sigla de ms. castellano: texto]; si un equivalente del texto francés no se documenta en ningún ms. castellano, recurro al texto de Carmody de esta manera: [+fr: texto francés]. Se produce así una versión íntegra en castellano del texto de Brunetto. Sólo en un par de casos, los únicos en que se han perdido largos trozos de texto, se ha indicado la laguna con una referencia a la edición de Carmody, donde hay que acudir para seguir el hilo de la narración. Hace falta insistir: esta edición no tiene una finalidad rigurosamente lingüística, ni puede tenerla si el objetivo es el de proporcionarle al lector un texto coherente que pueda leerse con facilidad, sin los impedimentos que presentaría el sinfín de notas de pie de página resultantes de una fiel documentación de todos y cada uno de los errores. El índice onomástico revela el caos ortográfico producido al enfrentarse el escriba con una materia amplia y desconocida, y no habría manera de resolver los problemas de una manera satisfactoria; por lo general sólo hay intervención editorial a nivel onomástico para evitar un macarronismo completamente incomprensible. Dos cosas mas: los {...} se utilizan para indicar los numerales referenciales de la edición de Carmody del texto francés, y los ( ...) sirven para identificar los folios del manuscrito 685. Las notas de pie de página indican discrepancias entre los textos castellano y francés. Estas notas de ninguna manera hay que considerarlas como exhaustivas. Generalmente se proveen para sugerir una posible emendación en el texto castellano (sin que me atreva a establecer dicha lección en el texto editad•), y en segundo lugar para sugerir posibles emendaciones en el texto francés (porque hay, al fin y al cabo, alg~nas instancias en las que el pasaje en francés tal como lo vemos en las ediciones existentes tiene poco sentido al lado de lo que se ve en el castellano). En este caso es muy posible que los traductores al castellano tuviesen a su disposición manuscritos que por lo menos en algunos respectos eran superiores a los utilizados por Chabaille y Carmody en sus respectivas elaboraciones del texto.

EL LIBRO DEL TESORO PRIMERA PARTIDA Capitulo 15: Del ofir;io de nombres del anima

[Prefacio]

Capitulo 16: De memoria & razon

[Capítulo 1: Introducción] (la)

Capitulo 2: De philosophia & de sus partes

1

Capitulo 3: De commo la natura de todas las cosas es departida en tres maneras segunt theorica 2 Capitulo 4: De las cosas que deve onbre fazer et quales non segund practica Capitulo 5: Por qual razon deve fazer las unas cosas & [+: las] otras non segunt logica 3 Capitulo 6: Commo Dios fizo todas las cosas al comenr;amiento Capitulo 7: Commo fechas de nada

fueron

algunas

cosas

Capitulo 8: Del ofir;io de la natura Capitulo 9: De commo non ha en Dios ningund tienpo Capitulo 10: De commo en Dios non ha mudamiento ninguno Capitulo 11: De commo fue fallado el mal Capitulo 12: De todas las naturas de los angeles

Capitulo 17: Commo la ley fue establer;ida primeramente Capitulo 18: De la divinal ley Capitulo 19: Commo rey & regnos fueron fallados primeramente Capitulo 20: De las cosas que fueron falladas en la primera hedat del syeglo Capitulo 21: De las cosas que fueron falladas en la segunda hedat Capitulo 22: De las gentes que nar;ieron del primero fijo de Noe Capitulo 23: De las gentes que nar;ieron del segundo fijo de Noe Capitulo 24: De las gentes que nar;ieron del terr;ero fijo de Noe Capitulo 25: De las cosas que acaesr;ieron en la terr;era hedat Capitulo 26: Del Rey Ninus & de su señorio et de los otros que fueron despues

Capitulo 13: De la dignidat del honbre

Capitulo 27: Del reyno de Babilonia & de Egipto

Capitulo 14: De la natura del anima

Capitulo 28: De los reys de Grer;ia Capitulo 29: Del regno de Sir;ionia

1

& ...partes, P,U,V

2

segunt theorica, P,U,V

3

segunt logica, P,U,V

Capitulo 30: Del regno de las mugeres Capitulo 31: Del regno de los argineos Capitulo 32: Del regno de Troya

2

Brunetto Latini

Capitulo 33: De commo arrybo Eneias en Ytalia (lb)

Capitulo 57: De Zorobabel Capitulo 58: De Ester la reyna

Capitulo 34: De commo Eneas fue rey de Italia & despues su fijo4

Capitulo 59: De Judit

Capitulo 35: Del linaje de los reys de Roma & de Ynglaterra 5

Capitulo 61: De Macabeos Capitulo 62: De los libros del Viejo Testamento

Capitulo 36: De Romulo et de los romanos

Capitulo 63: De la Nueva Ley

Capitulo 37: Del juramento de Catelina Capitulo 38: De commo Jullio enperador de Roma primero

Cesar

Capitulo 60: De Zacarias

fue

Capitulo 64: Del parentesco & del linaje honde vino Santa Maria

Capitulo 39: De los reys de Frarn;:ia

Capitulo 65: Del parentesco de Santa Maria madre de Dios

Capitulo 40: De las cosas que acaescieron en la tercera hedat del syeglo

Capitulo 66: De Sant Johan Babtista

Capitulo 41: De las cosas que acaescieron en la quarta hedat [+13-3-18: del siglo]

Capitulo 67: De Santi Yague el alfeo Capitulo 68: De Sant Judas

Libro del Tesoro

3

Capitulo 89: De commo el rey de Francia fue enperador de Roma

Capitulo 115: De la grandez del sol & del cuerpo de la luna

Capitulo 90: De commo el ynperio de Roma vino a los de Ytalia

Capitulo 116: De commo se prueva por los eclipsis que la luna toma la claridat del sol

Capitulo

91: Aun de essa mesma razon

Capitulo 117: Del curso de la luna por su cerco

Capitulo 92: Commo el ynperio de Roma vino a los alemanes 9

Capitulo 118: Que fabla del sol & de la luna & del primero dia del sieglo et del visiesto & de las epactas & de las otras razones de la luna et de commo se renueva 12

[Capítulos 93-98: de la segunda redacción] Capitulo 99: De commo la natura obra en los elementos & en las otras cosas Capitulo 100: Commo todas las cosas fueron fechas de mezclamientos de las conplisiones Capitulo 101: De las quatro conplisiones del onbre & de las otras cosas 10

Capitulo 42: De [+13-3-18: las cosas que acaescieron en] la quinta hedat

Capitulo 69: De Sant Johan Evangelista (1 e) Capitulo 70: De Sant Yague el zebedeo

Capitulo 102: De las quatro virtudes sotienen los animales en vida

Capitulo 43: De la viª hedat

Capitulo 71: De Sant Pedro

Capitulo 103: del quinto elemento 11

Capitulo 44: De Davit que fue rey de los prophetas

Capitulo 72: De Sant Pablo

Capitulo 104: De commo los quatro elementos son establecidos

Capitulo 73: De Sant Andres

Capitulo 45: De Salamon

Capitulo 74: De Sant Phelipe

Capitulo 46: De Helias Tesbetes6 Capitulo 47: De Heliseo

Capitulo 75: De Santo Thomas Capitulo 76: De Sant Bartolome

Capitulo 48: De Ysayas & de su vida

Capitulo 77: De Sant Matheo

Capitulo 49: De Geremias & de su vyda

Capitulo 78: De Sant Mathia

Capitulo 50: De Ezechiel & de su vida

Capitulo 79: De Sant Symon 8

Capitulo 51: De Daniel propheta Capitulo 52: De Achias Capitulo 53: De Jado Capitulo 54: De Thobias

Capitulo 80: De Sant Lucas Capitulo 81: De Sant Marcos Capitulo 82: De Sant Bernabe Capitulo 83: De Sant Timoteo

que

Capitulo 119: De los sygnos & de las planetas & de las dos trasmontanas Capitulo 120: De la natura qual ella es & commo obra en las cosas del mundo Capitulo 121: Aquí comienca todo el departimiento de mapa mundi que es commo la tierra es ordenada Capitulo 122: De la partida de oriente ques llamada Asia Capitulo 123: De la segunda partida del mundo que es llamada Europa

Capitulo 105: De las aguas

Capitulo 124: De Africa que es la tercera partida del mundo

Capitulo 106: Del ayre & de la luvia & el viento et de las cosas que son en el ayre

Capitulo 125: Commo