Las comunidades de aldea y de marca del Perú antiguo

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Las Comunidades Je aldea y Je marca del Perú 'antiguo 1,

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Biblioteca de Antropología Peruana. dirigida· por ]. A.~ Encinas.

VOLUMEN N°. 2.

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Las Comunidades ·de aldea y de marta del ,

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Traducción del alemár, por María WOITSCHECK.

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A. ENc1NAS -

1929.

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JuáNEZ, Editores

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NOTA DE LE>S .EDITORES.

Ofrecerrlos el segundo volumen de la Biblioteca de Antropología Peruana, que contiene la t1'aducción del importante • estudio que el Prof. Cunow hizo (1890) sobre «Las comunidades de aldea y de marca del Perú antiguo.» Esta contribución precede a la otra. que, años después, (1896) publicó el citndo profesor bajo el título de «La organización sodal del Imperio de los Incas». En el prefacio de este libro declara d autor que el contenido de ésta ultima investigación sirve de com'(;Jlemento a \ ' ' los estudios hechos en el folleto que hoy dam'os a publicidad. Hemos creído, pues, indispensable traducir y editar este volumen antts de poner en manos de los lectores el libro fundamental del Prof. Cunow sóbre «La organi~a­ ción social del Imperio de los Incas», cuya traducción está terminada. Siguienjo este orden de pubU~idad, el lector podrá da.rse cuenta del método seguido por el

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Prof. Cunow y de la manera como ha llegado a fhrmular sus conclusiones. 1 Nos complacemos en anunciar que ya tenemos la: autpri:zación necesaria parar traclucir y editar la valiosa contribución que el Prof. Hermann Trimbom, de la Universida4 de Bonn, ha a.portaáo a la historia prehispánica folletos que del Perú. Es la contribución consta de siete 1 contienen importantes estudios sobre la vida social y jurídica ·de los antiguos peru~nos. Dichos folletos serán editados en tres volúmenes de ochenta ª' cien páginas, tan pronto ,f.omo hayamos terminado de publicar lo,s estudios hechos po11 el Prof. Cunow. /':

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EE>IlfORES.

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Hace tres decenas de añ0s que publiqué en lfl revista lii.ebdomadaria alemana de Geografía y Etnología, ~o después esta misma división en todos los pueblos grandes o 0hicos de nuestro Imperio, que lo dividieren por bani0s y por lina)es diciendo Hancin-Ayllu y Hurin-Ayllu, que es el linaje alto y el bajo; H anan suyu y H urin suyu, que es el distrito alto y el bajo. (Garcilaso. Llb. l. Cap.

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Si se hace abstracción de la última frase, en la cual la palabra ayllu no se refiere directamente a la división del Cuzco, sino que es usada en sentido muy general, queda como único hecho que Ja tribu de los Incas se dividió en dos ramas · principales. De acuerdo aún c0n Garcilaso, no se puede considerar estas tlivisiones como ayllus · en el sentido usual de la palabra, puesto que el mism..9 a·utor en el Gap. 40. Lib. 'IX, 1 parte de sus «Comentarios Reales», cita los nombres de once lncaayllus que vivían en el Cuzco. Garcilaso no ·supo dar el nombre de las dos divisiones de la tribu o no pudo establecer. la diferencia del significad~. Pero qué representan entonces estos dos grupos de pueblos? Son dos confr.atentidades gentilicias que, como las fratrías griegas, se dividían en varias comunidades, las cuales se denominaban en el Perú, ayllu; ev. Grecia, gens. Estas comunidades regulaban juntas ciert0s asun-

21 tos de administración· rtículo especial; por ahora 1 estudiemos el ·sistema de colonización de las diferentes tribus' peruanas. Hemos visto que generalmente cada comunidad gentilicia formaba al mismo tiempo una comunidad de aldea (Dorfschaft.) Por excepción, se instalaban varios aylllus en un mismo lugar. Esto se observa sólo en el interior del país ; ent.re las tribus. de los yungas de la costa sucedía lo contrario. En las ruinas de las antiguas ciudades de esta región, que aún existen, se puede distinguir claramente varios barrios separados por años y s'6lidos muros. Cada barrio contiene-además de los grupos de casa5--'Una gran plaza, un depósito de agua y un cementerio (Begraebnisstaette) . Llegaría demasiado lejos si quisiera entrar en pormenores sobre estos antiguos

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edificias. 113asta citar: a Wie11er, «.Pérou- et Bolivie», París, 1880; M. E. de Rivero y T schudi, «Antigüedades Pe~uanas», Viena, 1851 ; E. G. Squier, reta las cosas; sin embargo, comete el error rde confundir tribus con fener-aciones. En cambio, la interpretación y la crítica que hacen earcilaso y Markham son inaceptables. Si fas Huacas representaban dioses de la 'naturaleza o espíritus que residieran en objetos inanimados, ¿cómo se explicaría _el hecho de que cada Ayllu tuvo su Huaca, y de que los miembros de él se consideraban como·· descendientes de aquella ? porqué las Huacas pertenecían a· menudo al · . sexo femenino, y porqué los peruanos consideraban también como femeninos a sus dioses de la naturaleza? porqué dieron al •representante o patriarca la. denominación de Huaca o Huacavillcas? (29} ¿Cómo po·demos explicar el hecho de hallar el nombre de Huaca en relación ceo las tumbas que se encuentran en ' los ayllus? ; qué tenían que hacer los espíritus que residían en las cosas con las tumbas? A todas estas cuestiones las teorías de Garcilaso y de Markham no pueden respoqder. ~ contrario, al penetrar en el dominio religioso de los antiguos perúanos, tratando tde explicar s~s ritos y -tradiciones mediante las opinione.s de Garcilaso y Markham, to.do nos parece más incomprensible. De ello resulta un verdadero caos de contradicciones y monstruosidades y no- queda otra cosa que considerar a los antiguos peruanos como idiotas natos, a quienes les faltó toda lógica y reflexión, o bien rechazar de plano los informes de los españoles como puras invenciones. Ambo~ autores parecen haber comprendido lo insuficiente de sus datos y apreciaciones para poner en

- -44claro el mundo religioso de los peruanos: Ga,rcilaso, e~ efecto, trata de explicar el significado de Huaca haciendo de esta palabra y de Huillca, sinónimos de la voz española «santo». Este hecho no nos ayuda a comprender mejor las ·~epresentaeiones religiosas de los indios. Markham, a quien no s.e puede negar el deseo de decir la verdad, sufre, en cambio, la influencia de los cronistas españoles y confiesa con sinceridad que: «es imposible que lleguemos a explicar las ideas en las cuales se basan estas formas de veneración, especialmente porque las informaciones al respecto nos han sido trasmitidas por españoles santurrones y fanáticos, muy poco capacitados para justificar y comprender los sentimientos d~l pueblo conquistado.» , Es preeiso tener en cuenta que los cronistas están ba;o la , influenóa de absurdas ideas religiosas, llenas de ·supersticiones, como consecuencia natural del espíritu dominante en aquella época. Sin embargo, sus relatos contienen un va>lioso material que atestigua en muchas ocasiones una aguda observación. Pero no es posible aceptar las rawnes. y los comentarios filosóficos que ellos suelen añadir. Examinemes, prime~0. el significado etnológico de la pala·b ra Huaca. Hua es el antiguo «yo» peruano {mami) . Se encuentra en un gran número de palabras quechuas, sea desempeñando ' funciones de ¡;>renombre personal, sea en los tiempos de los verbos ; en lo demás es sustituido por Y. Ca (ka-kay) es una partícula que

-45 expresa en los antiguos vocablos quechuas un enlace, una conjunción. Así está usada en el grama «Üllanta», sob1:e todo cuando es necesario emplear el genitivo. Por consiguiente, la Huaca de un indio estuvo- en rela~ión con todo lo que tocaba su «YO», y muy en es)i>eci!'ll con lo que se refe~ía a su descendencia, puesto que kis indias consideraban su H uaea como su. antepasado, llam' do la su generador. (30) Como se sabe, muchas tribus amerieanas y polinesia>S creen descender de animales o de progenitores sobrehumanos coneebidos . en forma de animal, y por eso, estas tribus llevan nombres de animales o usan para distinguirse las figuras que 'representan a éstes, a manera de emblemas o insignias (Totem} . Así la. tribu Senee de los Iroqueses, se según L. H .' Morgan, se dividía en dos fraternidades, las que a su vez se subdividían en cuatro comunidades gentiliCias: el primer grupo formaba las gene.raciones -del lobo, oso, tortuga y castor; el segundo grupo 'la del ciervo, grull~. garza y halcón. 'De igual modo la mayoría de los ayllus peruanos tení~ a las Huacas (31} Ideadas en forma de anímale;, como sus legendarios fundaderes y,, antecesores. Pa·ra aclarar las ideas que se rel~cionan con estas deidades gentilicias, séame permitida r.ecordar dos leyendas que nos han sido trasmitidas por Molina:. «En la provincia de Quito está una provineia llamada Cañaribamba, y así llaman los indios Cañaris por el apellido de la provincia, los ª de la / Huaca de su Ayllu.» (34) El Sol era también una Huaca identificando un hómbre. (35) Probablemente al principio fué venerado sola- mente por el Ccapac Ayllu, tronco de los Inca. (gens real) , de donde descienden los demás Inca-ayllus. Por el poder que estos ayllus alcanzaron sobre las otras tribus, éstas fueron obligadas a aceptar el culto del Sol. Que el sol fué la Huaca de los lnca-ayllus lo afirma no sólo el hecho de que los incas se llamaban lntip y Puñchao Churis, hijos del sol, e lnti-huahua, que quiere decir indios engendrados por el Sol, sino qi.le los incas en sus oraciones dieron al Sol los mismos atributos que los que daban los demás ayllus a sus Huacas. Además, los incas tuvieron otras Huacas: Quilla, la hma; Chuqui !llapa, .el rayo y el trueno; Ama.ru, la serpiente, el Puma, e.te. Pero es difícil que diga cuales -eran losl ayllus que se atribuyeron estas deidades como antepasados. Las

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anterior:es referencias nas hacen eomprender. la razón por la que cada ayllu tenía su propia Hu a ca conside11ada por sus ·miembres s desGenaientes de una_ misma H uaea, y finalmente, porqué los .aintiguos peruanos honraban tanto a sus .mu~i:tos, reGordand0 en este hecha a los antigµes egipcios. Es ahora igualmente comprensible porqué los indios hicieron uso d~ la paláfur.a H ua.ca ¡Dara designar a les Obispos y fra,iles españoles, y po1qué mucha5 Nulicas fueron c0nsideradas cemó de género femenÍh- (madres) . Así cerno los españ0les i~cula a las Pacarinas, que en algunas comarcas se Uamaba M alquis y M urraos, y que eran las momias de les prime'

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ros antepasados de la marca conservadas cuidadosamente en lugares sagrados. En cier.tas ,fiesta.s religiosas cada Ayllu ' sacaba su Pacarina, y sus miembro.s se reunfan alrededor de élla con el oajeto de deliberar. Paca, rina es el párticipio de Pacarini, que significa despert;ar,1 entrar en la vida, to be born, como lo traduce Markham; 1 por consiguienté Pacarina es el que ha llevado la vida, es decir, el primer antepasado humano de la tribu nacida de la Huaca; pero no el divino fundador del Ayllu (ancestral deity) , como opina Markham; 'es en todo caso la Huaca de la que la Pacarinc¡. es simplemente el producto. Es.ta es también la razón por la que los M alquis fueron Hamados los hijos de J.as Huacas, (3 7) de acuerdo con Arriaga. Al mismo 1 tiempo que se veneraba a las Pacarinas, la mayor p>arte de la~ tribus veneraba también las Pacariscas (38) o Pacarimuscas (39), que quiere decir los lugares sagrados, de donde, según la tradición, surgieron o nacieron los ayllus. Los Incas · tuviemn tiambién su Pacarisca. Esta era una caverna llamada Pacarictampu (40), situada a unas cinco millas españolas del Cuzco. Los conquistadores españoles hicieron respecto de este culto toda clase de suposiciones Fidfoulas. Como sabían que los lugares de origen estaban en relación 'con la~s Huacas, y que ~os indios les prestaban un señalado homenaje, dieron a dichos lugares el nombre genérico de Huaca y contaron que los indios adoraban las rocas, las fuentes , los cerros, etc. bajo -la influencia del demonio.



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51 Una venerac1on semejante a la de las fluacas era tri- _ butada a las C onopas, con la diferencia de que la H uaca era honrada por el ayllu entero, y la Conopa únic~­ rnente por u~ determinado círculo de person~s del ayllu. Arriaga llama a las conopas Lares .Y Penates, lo cual atestigua su sagacidad. Hasta donde se puede juzgar hoy, las ·conopas fueron originariamente diosés protector~ de las primitivas comunidades del antiguo Perú; por eso se llamaron también H uasicamayoc. Después de la decadencia, en el Perú, de 'la comunidad doméstica, ésta se trasformó en grupos aislados de familia. El hijo mayor heredaba al padre, lo cual lo obligaba a cumplir los ritos, a guardar los objetos sagrados que se us,a~n en las fiestas religiosas. · Además de estas deidades, tenían los peruanos dioses protectores par·a sus campos, ·rebaños, etc. Entrar en pormenores sobre su significado, importancia, adoración, sería apartarse .demasiado del objeto que tiene este pequeño trabajo, fuera de que dichas deidades desempeñaron un papel · secundario en la vida religiosa· .de los . incaperuanos. Me pro¡;>use demostra-r simplemente que la comunidad gentilicia fué el fundamento sobre la cual se construyó en el Perú todo el e dificio social y religioso, y que · - sus institticiones económicas no representan, como se cree gene~almente, un sistema, .especial, produeto de los incas, ·sino que existió un sistema análogo en la constitución eco. nómica de l9s antiguos germanos. .,

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NOTAS f

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(1) Como sucedió entre los la'tinos. Según d ice Mommsen, «la ma;ca romana» (Hist. Rom. pág. 3,5.), se dividió en los tiempos primitivos en UJll número de comarcas gentilicias qye más tarde fueron utilizadas para formar' de ellas las más antiguas tribus. Así la tribu Claudia se formó, cerca del Anio, de colonais claudias. SegUiTamen~, las deínás tribus fueron formadas de idéntica manera, como resulta del significado que tienen sus nombres, los cuales no fueron tomados de los nombres de los distritos que más tarde se constit.ui)'eron, sino, que sin excepeión, se derivaron de nombres gentilicios. .

(2) Compárese también con Mommsen (Hist. Rom, pág. 186), el párrafo sobre la comwiidad de campo.

(3) Según las reglas de la lengua quichu~, no tiene sentido formar calificativos para la totalidad de las personas per,tenecientes a tales comunidades, añadiendo una s a los nombres de tribu. Es lo mismo que si nosotr-os quisier'amos decir « marcos» - en lugar de «markomannen». Sin embargo esta forma de calificar está en uso y por eso la empleamos. Más justo sería añadir. al nombre gentilicio la palabra «Manner» (hombres) o Ayllu ; por consiguiente decir : Chunco Manner (Chunco runacuna) o (Churnco-Ayllu). En cambio, se puede comprender- por «marca»-como sucede con la palabra · al(\mana >-ya sea el territorio encerrado por



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las fronteras de la marca, o ya la totlidad de los habitantes de esta región. Bertonio traduce, por eso·, muy correctamente, Suli, Chequeyto, Pomata, Akhnra, Hilaui-Marca como (juli), Chuequeyto, Pomata etc. _ (4)