La verdad y la memoria: controversias en la imagen de Hildebrando Pérez Huarannca

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LA VERDAD Y LA MEMORIA: Controversias en la imagen de Hildebrando Pérez Huarancca Mark R. Cox

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I Edición: junio 2012 Tiraje: 500 ejemplares © Mark R. Cox, 2012 [email protected] © Editorial Pasacalle EIRL RUC 20515674471 Jr. Bella Unión 672 SMP Lima 31 Telf. 955855206 [email protected] www.pasacalle.pe Editor responsable: Javier Garvich Portada Pasacalle: Imagen digital de Marca Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú Reg. Nº 2012-07337 Impreso en HV Editorial Gráfica SRL RUC 20513294493 Jr. Ica 386, Lima 1.

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Mark R. Cox

La Verdad y la Memoria: Controversias en la imagen de Hildebrando Pérez Huarancca

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The first casualty, when war comes, is truth. La primera víctima, cuando llega una guerra, es la verdad. Hiram Johnson (1866-1945), gobernador y senador de California, EEUU

Among the calamities of war may be justly numbered the diminution of the love of truth, by the falsehoods which interest dictates and credulity encourages. Entre las calamidades de la guerra pueden justamente incluirse la disminución del amor a la verdad, por las falsedades que el interés dicta y la credulidad promueve. Dr. Samuel Johnson (1709-1784)

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Introducción

Hildebrando Pérez Huarancca publicó poca obra narrativa, pero ocupa un lugar distinguido en el canon literario peruano. Igual que Manuel Scorza, su obra tuvo una influencia fundamental en la narrativa peruana post-arguediana, a lo que hoy se llama la narrativa andina. A pesar de su impacto e importancia literaria, para muchas personas es más conocido por su vida fuera del ámbito literario. Sin embargo, buena parte de este conocimiento se basa en información errónea. Al igual que muchas personas, me he preguntado cómo el escritor y profesor universitario Hildebrando Pérez Huarancca pudo convertirse en el cabecilla de la masacre de Lucanamarca. Sus amigos y familiares me han insistido que ese día no se encontraba en ese lugar y que no pudo ser capaz de cometer tal atrocidad. Sin embargo, como muchas personas, yo pensaba que las investigaciones habían probado su culpabilidad. Se cita con frecuencia estos dos párrafos en la página 38 del tomo VII del informe final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación: Con relación al responsable de ejecutar esta decisión del PCP-SL, los testimonios obtenidos sindican directamente a Hildebrando Pérez Huarancca como

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responsable del ataque del 3 de abril de 1983. Los testigos entrevistados por la CVR identifican con este nombre al líder senderista y lo describen de la siguiente manera: “[...] estaba uniformado de militar, llevaba dos pistolas, blanquiñoso, mestizo, de ojos vivos, pelo lacio, de 1.70 m de estatura aproximada, nariz aguileña, voz resonante como de mando militar, agarrado, no era gordo, era un profesor”.37 Asimismo, estas mismas fuentes afirman que Hildebrando Pérez Huarancca fue la persona que organizó la masacre de Lucanamarca en las localidades de Totos y Espite,38 y que el día de la masacre fue reconocido a pesar de llevar pasamontañas: “[...] el que dirigía todo en general era Hildebrando Pérez Huarancca [...] es de Vilcanchos, es profesor que anda por aquí, la gente conoce, es alto, flaco, mestizo, estaba con pasamontañas”.39

Muchas personas citan estos dos párrafos y luego se preguntan cómo fue posible. Me di cuenta de un problema grave cuando miré en detalle las notas a pie 37 y 39. Hay una entrevista por la CVR y una por la COMISEDH, pero es con el mismo testigo. En vez de varios testigos, la acusación de la CVR se basa en el testimonio de una sola persona. La descripción en el primer párrafo de Pérez Huarancca como uniformado de militar no se refiere al día que ocurrió la masacre, sino meses antes. La cita en el segundo párrafo es del mismo testigo, pero en la entrevista él dice claramente que no estuvo en Lucanamarca el día de la masacre. La cita es lo que él había escuchado de otros. En un juicio contra un maestro acusado de pertenecer a Sendero Luminoso y de haber participado en la masacre, el

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único testimonio contra él es del mismo testigo y los jueces lo descartan. Es increíble que la CVR y el gobierno hayan acusado a Hildebrando Pérez Huarancca de encabezar la masacre basados solo en el testimonio de un hombre que ni se encontraba en Lucanamarca ese día. Al hacer la investigación para este estudio, he encontrado errores, omisiones o pura especulación por parte de la CVR, los gobiernos, organizaciones de derechos humanos, militares, la prensa, críticos literarios, y en los documentos de Sendero Luminoso para el Megaproceso solo lo mencionan como uno de los acusados. Este estudio es un esfuerzo por analizar las acusaciones y rumores acerca de Hildebrando Pérez Huarancca. Sin duda, hay personas que conocen mayores detalles de su vida y su muerte, y espero que este libro sirva para convencerlos de dar sus testimonios. No niego su afiliación al PCP-SL, pero sí creo que no hay pruebas contundentes de su participación en la masacre de Lucanamarca. Al publicar este libro espero 1) que el gobierno vuelva a investigar el caso y decida si hay evidencia o no, 2) que se proporcione la información a su familia de dónde está enterrado, 3) que los estudios sobre Hildebrando Pérez Huarancca dejen de difundir información errónea, 4) que los estudios acerca de ese período tan doloroso no se pierdan en rumores y falta de información, y 5) que se resuelvan los casos de los acusados tan pronto como sea posible.1

Por ejemplo, el general EP (r) Juan Rivero Lazo no ha sido sentenciado aunque se encuentra preso hace más de once años. 1

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Un resultado de la guerra interna que azotó al Perú en los años ochenta y noventa ha sido la creación de varias imágenes exageradas acerca de personas involucradas en la subversión. En el libro “Gonzalo”: el mito (1990), Julio Roldán analiza muchos de los mitos y rumores propagados por la prensa y el público sobre Abimael Guzmán Reinoso, el Presidente Gonzalo y el líder indiscutido del Partido Comunista del Perú-Sendero Luminoso (PCP-SL). Roldán señala que la prensa había anunciado su captura o que estaba herido por lo menos unas veinte veces. Y unas cincuenta veces que había muerto. Pero también hay historias que narran cómo Guzmán se había convertido en pájaro, serpiente o piedra para escapar de las fuerzas del orden. E incluso hubo testimonios que creían que era la realización del mito del Inkarrí (pp 112-13). La distribución del video “Zorba el griego” (apelativo popular del conocido video sobre una celebración de la cúpula maoísta donde Guzmán y otros danzan el célebre sirtaki) y su captura le quitaron mucho del misterio sobre Abimael Guzmán. Edith Lagos es otro ejemplo de esta mitificación. Cuando miles de ayacuchanos asistieron a su funeral en 1982, surgió la idea de que era una de las principales líderes del PCP-SL, pero hoy ya es conocido que ella no tenía un rango muy alto. Hildebrando Pérez Huarancca consiguió fama al publicar su libro de cuentos Los ilegítimos (1980) y recibir una recepción crítica favorable. Al ser arrestado en enero de 1982 bajo la acusación de pertenecer al PCP-SL, llegó a tener más notoriedad aun, la cual aumentó cuando fue uno de los prisioneros ―8―

que escapó del CRAS2 el 2 de marzo de 1982. Además, terminó siendo acusado de encabezar la matanza en el distrito de Santiago de Lucanamarca el 3 de abril de 1983. Según la fuente, allí murieron de 67 a más de 100 personas.3 Ahora, se le conoce como escritor y líder de la masacre de Lucanamarca. Sin embargo, en el llamado Megaproceso solo los autores intelectuales fueron enjuiciados y encontrados culpables. Sin embargo, de las personas acusadas de participación directa en la matanza, un hombre fue absuelto, se retiró a una mujer de la lista de los acusados por confirmarse su muerte y ninguno de los otros acusados ha tenido un juicio. Se afirma que la primera víctima en una guerra es la verdad. Al analizar diversos estudios, artículos e informes acerca de la guerra interna, es obvio que el caos de la guerra ha impedido que se llegue a la verdad completa y que haya muchos rumores sin fundamento. Propongo que no hay ninguna prueba de la participación de Hildebrando Pérez Huarancca en la masacre de Lucanamarca y que su papel en la guerra interna fue mínimo. Él escribió todos los cuentos para Los ilegítimos antes de 1975, el año en que ganó el concurso “José María Arguedas”. Sin embargo, algunos lectores interpretan dichos cuentos como si fueran un comentario directo y anticipado sobre una guerra que apenas comenzaría varios años después. En este estudio analizaré

CRAS significa Centro de Reclusión y Adaptación Social. Varían los números. La Comisión de la Verdad y Reconciliación pone el número a 69, pero con frecuencia aparece el número 67 también, mientras que Abimael Guzmán lo pone cerca de 80 y el General José Rolando Valdivia Dueñas estima 105. 2 3

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la vida de Hildebrando Pérez Huarancca y su aporte a la literatura peruana antes de enfocarme en las acusaciones y rumores acerca de su participación en el PCP-SL.

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Vida y muerte de Hildebrando Pérez Huarancca

Hildebrando Pérez Huarancca nació en la comunidad de Espite, Ayacucho, en 1946, y, según numerosas fuentes, habría muerto en los años ochenta; algunas de ellas señalan su deceso en julio de 1984. Fue profesor de Lengua y Literatura en la Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga y la Universidad Nacional Enrique Guzmán y Valle (La Cantuta). Colaboró con el grupo literario Narración. En 1975 su colección de cuentos Los ilegítimos ganó el primer premio del concurso “José María Arguedas”, patrocinado por la Asociación Universitaria Nisei del Perú (aunque solo se publicó muy posteriormente, en 1980). En febrero de 1978 fue a trabajar a China como profesor, y volvió en octubre de 1980 a Ayacucho para enseñar en la Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga. En enero de 1982 fue arrestado con la acusación de pertenecer al PCP-SL. Ya para mediados de febrero tenía el permiso legal para su liberación, pero, por demoras burocráticas, todavía estaba en la cárcel el 2 de marzo cuando las fuerzas subversivas atacaron el CRAS de Huamanga y él logró huir. No hay duda de que se unió a las fuerzas senderistas. Lo que está en debate serían sus motivos, por qué lo hizo, su posición dentro del grupo subversivo y en qué acciones armadas participó. ― 11 ―

Diversas fuentes coinciden en que falleció antes de mediados de los años ochenta y, señaladamente algunas, en 1984. Tomás G. Escajadillo menciona algunos rumores que se encontraba en Francia en la época de su deceso, pero cree que murió en la guerra (“Hildebrando Pérez Huarancca” p. 87).4 En El cuento peruano: 1980-1989 Ricardo González Vigil también opina que murió en los años ochenta (p. 328). El narrador Roberto Reyes Tarazona, en su crónica “Testimonio”, relata cuando Hildebrando Pérez Huarancca lo visitó y se quedó con su familia. Mirando los detalles de aquel testimonio, es obvio que dicha visita ocurrió en 1983. Sobre su muerte, comenta: No volví a verlo y poco después de un año me llegó la noticia de su muerte en combate, en la región donde operaba. Lo raro es que, a pesar de su nivel de mando, su caída no fue difundida en ninguno de los medios de comunicación de entonces, como era de esperar. Con los años, eso ha provocado más de una vez rumores acerca de su reaparición aquí y allá. Rumores a los que no presto la más mínima atención, porque la noticia de su muerte, en su momento, provino de fuentes irreprochables, y los detalles de su caída en combate, si bien eran algo extraños, eran tan específicos que no dejaban lugar a dudas (p. 25).

Reyes Tarazona señala la muerte en 1984 y ese año coincide con otras fuentes. En el libro En honor a la verdad, un soldado afirma que lo vio muerto: “Cuando revisamos los cadáveres nos dimos con la sorpresa que uno de estos era el de Hildebrando

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También, véase su La narrativa indigenista peruana, pp. 163-69.

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Pérez Huarancca, (c) Medina, el de la masacre de Lucanamarca” (84).5 Este testimonio viene de la segunda sección del libro que cubre las acciones de 1983-1985. Un preso senderista afirma que murió en julio de 1984, poco después de volver de un viaje a Lima. Hubo un enfrentamiento con los militares, y una bala le alcanzó la cabeza, matándolo. Al retirarse los militares, sus compañeros lo enterraron en una tumba improvisada. Si se cree esta versión, quizá explique por qué no hubo ninguna noticia sobre su muerte. El escritor Dante Castro Arrasco detalla una historia similar. Argumenta que Hildebrando Pérez Huarancca no pertenecía a SL antes de su arresto en enero de 1982, pero al ocurrir el asalto al CRAS de Huamanga tuvo que formar parte de él: “(Hildebrando Pérez), como sabes, fue liberado por el ataque senderista al CRAS de Ayacucho. Desde allí, sólo tenía un camino viable para salvar el pellejo. Tuvo que guardarse sus discrepancias ideológicas con el fundamentalismo gonzalista y tomar por ese único camino de supervivencia. No podía dar marcha atrás, nuevamente a la sala de torturas o a la ejecución extrajudicial. Se afilió a SL y se convirtió en uno de sus mejores cuadros de combate” (En Faverón, “El destino de Pérez Huarancca”).

En esta versión, su hijo había muerto en las filas de Sendero Luminoso e Hildebrando Pérez Huarancca comenzó a descuidarse:

La nota a pie dice que la entrevista O022 se realizó el 5 de agosto del 2009. 5

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Sucede que (Hildebrando) hizo todo lo posible para que su hijo de 15 años no fuese arrastrado por el torbellino de violencia, pero el muchacho se metió a SL y escaló posiciones hasta que lo mataron en un combate.6 Las semanas siguientes, (Hildebrando) empezó a descuidar sus medidas de seguridad, a echarse unos tragos y a actuar como si buscase quien le diera muerte. Sentimientos de culpa, ganas de reunirse con su hijo, etc., son cosas que imagino han pasado por su cabeza. No tardó en caer en una emboscada. Murió sin ser hecho prisionero, según me cuentan” (En Faverón, “El destino de Pérez Huarancca”).

Sus familiares y algunos amigos cuentan una historia similar en la que huía de las fuerzas del orden y le alcanzó una bala en la cabeza. Un misterio es el por qué no salió ninguna noticia de su muerte y por qué el PCP-SL nunca notificó a la familia de su muerte. Aunque hay y habrá rumores, lo más probable es que haya muerto en combate en 1984.

En las dedicatorias de Crónica de músicos y diablos (Lima: PEISA, 1999), Gregorio Martínez escribe sobre el hijo de HPH: “En memoria de Iván Pérez Vallejo”. 6

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Hildebrando Pérez Huarancca y el campo literario

La crítica literaria varía bastante. Tomás G. Escajadillo y Silvia Nagy lo ubican en la corriente neoindigenista. El artículo breve de José Iztueta da un panorama de su obra. En mi tesis doctoral, Violence and Relations of Power in Andean-Based Peruvian Narrative since 1980 (1995) (La violencia y las relaciones del poder en la narrativa peruana andina desde 1980), dedico un capítulo a La tumba del relámpago, de Manuel Scorza, y Los ilegítimos. Mi lectura de la novela de Scorza es la búsqueda de una nueva praxis revolucionaria, y de Los ilegítimos es la lucha fracasada del campesinado contra un sistema que lo oprime y un futuro posible para el campesinado. Tenemos también un artículo de Alexandra Hibbett enfocado en cómo el libro trata la injusticia.7 Pérez Huarancca ha sido también inspiración de personajes y debates literarios. En 1989, Luis Nieto Degregori publica el cuento, “Vísperas”,8 que

En el apéndice se encuentra la bibliografía de estas obras. El cuento se publica en su colección de cuentos Como cuando estábamos vivos, Lima: El zorro de abajo ediciones, 1989, y en su libro Con los ojos para siempre abiertos, Lima: El zorro de abajo ediciones, 1990. Aparece en las siguientes antologías: El cuento peruano: 1980-1989, Ricardo González Vigil, Ed., Lima: Copé, 1997; El cuento peruano en los años de violencia, Mark R. Cox, Ed., Lima: Editorial San Marcos, 2000, y Toda la sangre: Antología de cuentos peruanos sobre la violencia política, Gustavo Faverón Patriau, Ed., Lima, Matalamanga, 2006. 7 8

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gira en torno a Amadeo, un profesor universitario y escritor frustrado. Le tiene celos a otro profesor universitario: el escritor ―publicado y premiado― Grimaldo Rojas Huarcaya, personaje notoriamente inspirado en la vida y los rumores acerca de Hildebrando Pérez Huarancca. En 1990 dicho cuento suscitó un debate entre el autor y Dante Castro Arrasco. Años más tarde, en 2004, Julián Pérez Huarancca ―el hermano menor de Hildebrando Pérez Huarancca― ganó el premio de novela Federico Villarreal con su novela Retablo, en la cual un personaje se llama Grimaldo Medina Huarcaya, igualmente inspirado en su ya difunto hermano. En las páginas siguientes analizaremos los dos personajes inspirados por Hildebrando Pérez Huarancca. En mayo de 1990 Luis Nieto Degregori responde en la revista Unicornio a un artículo de Dante Castro de la misma publicación sobre la violencia y la narrativa.9 En “Los Andes en llamas” Dante Castro hace un análisis de esta narrativa y los desafíos: Mención aparte merece la narrativa de Luis Nieto Degregori, no solamente por su calidad sino por el oscuro punto de vista en que sitúa la situación ayacuchana. Lucho Nieto ha publicado Harta cerveza y harta bala (Lima, 1987) y La joven que subió al cielo (1988), pero donde penosamente incurre en asuntos de poca ética es en su colección de cuentos Como cuando estábamos vivos, con la narración testimoDante Castro, “Los Andes en llamas”, Unicornio, mayo de 1990, y Luis Nieto Degregori, “Incendio en un vaso de agua”, Unicornio, 32 (28 de mayo de 1990): 16-17. Los mismos textos aparecen en Sasachakuy tiempo: memoria y pervivencia, Mark R. Cox, Ed., Lima: Pasacalle, 2010. 9

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nial “Vísperas”, hecha esta última con los mismos demonios de rencor que descalifican a Vargas Llosa, Luis Nieto pierde imagen al denigrar a otro narrador de mucha calidad, Hildebrando Pérez Huarancca, mediante el relato mencionado. No le fue necesario colocar el nombre del recordado Hildebrando, sino que fabricó un personaje: Grimaldo Rojas Huarcaya, en el cual el lector puede identificar al desaparecido cuentista ayacuchano (Sasachakuy tiempo p. 16).

Respondiendo al ensayo de Castro, Nieto Degregori escribe los siguientes párrafos: En su recuento de autores que han abordado el tema de la violencia, Dante Castro señala que mi narrativa merece mención aparte, entre otras razones porque la embarro (“incurro en asuntos de poca ética”, según sus propias palabras) cuando, en el cuento “Vísperas” toco el tema de la actitud del escritor y del intelectual ante Sendero. Aquí vienen al caso un par de aclaraciones: en primer lugar, no denigro a Hildebrando Pérez Huarancca, de quien me hice amigo por el año 80, cuando trabajamos juntos en la Universidad de Huamanga, aunque sí es cierto que este escritor es el prototipo de mi personaje. Me he visto muchas veces en el trance de aclarar a inexpertos lectores que el escritor crea sus personajes en base a personas de carne y hueso, generalmente de su entorno, sin que esto signifique que esté retratando a estas personas con el solo cuidado de cambiarles de nombre. Es la primera vez que tengo que aclarar esto a un escritor. En segundo lugar, lo poco ético al abordar el tema de Sendero es no tomar posición ante los actos de barbarie de este grupo armado (tan o más genocida que las fuerzas del orden cuando éstas cometen excesos) o decir que uno no comparte ni las ideas ni los métodos de lucha de los senderistas pero, al recrearlos en la literatura, pintarlos de tal manera que

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el lector termina identificándose precisamente con ellos (Sasachakuy tiempo, p. 21).10

Mientras Castro cree que no es ético la forma como Nieto Degregori escribe sobre el personaje inspirado por Pérez Huarancca, Nieto Degregori cree que es una peor violación de la ética no tomar una posición en contra de Sendero. Sostiene que lo que hace es explorar “el tema de la actitud del escritor y del intelectual ante Sendero”. Sostengo que una lectura cuidadosa del cuento “Vísperas” revela un análisis del campo de la producción literaria peruana y lo que años después se llamaría las divisiones entre escritores andinos y criollos. Amadeo es un profesor universitario de inglés y un escritor frustrado. Es costeño, tiene vínculos con Estados Unidos, cree en una literatura tradicional en español estándar, demuestra un desdén hacia la narrativa serrana, y es un fracaso como escritor. El primer párrafo está lleno de descripciones de Amadeo y sus ideas: “El fracaso”, “frustrado”, “inutilidad”, “nos rendimos”, “nos dejamos arrastrar por la corriente” y “Abandonarse” (Nieto, Con los ojos abiertos para siempre 69). Solo, entregado al trago, resentido y con un desprecio por la narrativa andina, podría representar una perspectiva Por otro lado, la idea de la necesidad de tomar una posición aparece en el artículo “La narrativa sobre la guerra: apuntes iniciales”, por la Asociación Literaria Nueva Crónica, compuesto por presos políticos y ex-presos. Describen tres clases de narrativa de este tipo, y la tercera es la literatura del “justo medio”, donde los escritores pretenden ser imparciales, pero no toman una “verdadera posición por el pueblo y su destino” (Sasachakuy tiempo 69). En mi ensayo “Dos perspectivas literarias opuestas: Dante Castro y el Grupo Literario Nueva Crónica”, entro en esta diferencia de opiniones en más detalle (Sasachakuy tiempo, pp. 118-133). 10

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literaria criolla. En contraste, Grimaldo Rojas Huarcaya, el personaje inspirado por Hildebrando Pérez Huarancca, tiene una trayectoria muy diferente: es de la sierra, ha vivido en China, escribe con un lenguaje poético que refleja la oralidad serrana. A diferencia de Amadeo, es un escritor exitoso. Mientras Amadeo critica la sintaxis y el lenguaje de narradores andinos, Grimaldo lo ve como una renovación de una tradición. Amadeo considera que su colega es un escritor de segunda o tercera categoría, y ha ganado reconocimiento por haberse unido a los subversivos. Sin embargo, contradice esta idea cuando dos críticos literarios de renombre, uno peruano y el otro alemán, conocen la obra de Grimaldo y la tienen en buena estima. Durante todo el cuento la crítica y los insultos hacia Grimaldo vienen de Amadeo, un costeño influenciado por el mundo occidental, con un desprecio hacia la sierra y resentido por su fracaso como escritor. En cambio, siempre hay una respuesta en el cuento para contradecir las ideas negativas que tiene Amadeo hacia Grimaldo. En el contexto de las diferencias entre andinos y criollos, Grimaldo se ve como uno de los innovadores de la narrativa andina. Se puede cuestionar la ética de basar un personaje en una persona histórica, como hace Dante Castro, pero el cuento “Vísperas” pinta una imagen muy positiva de Grimaldo como escritor (y por extensión de la narrativa andina), mientras que Amadeo es un costeño con una perspectiva muy diferente de la literatura, pero en la práctica es un escritor fracasado. La otra obra que tiene un personaje inspirado por Hildebrando Pérez Huarancca es, como adelantamos, la novela Retablo, escrita por su hermano

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Julián Pérez, quien además es autor de tres colecciones de cuentos y cuatro novelas, casi todos ellos tratando el tema de la guerra interna.11 Como una reacción al personaje Grimaldo Rojas Huarcaya del cuento de Nieto Degregori, el personaje en Retablo se llama Grimaldo Medina Huarcaya (quizá el apellido Medina se refiera a uno de los noms de guerre atribuidos a Pérez Huarancca). Compleja y rica, la novela se encuentra entre las mejores acerca de la guerra interna. La novela abarca generaciones de la familia Medina y su desafío de proteger Pumaranra, su pueblo, de una familia rica y sus aliados de Lucanamarca.12 Grimaldo Medina Huarcaya es un buen estudiante que llega a ser profesor, se vuelve mujeriego después de sufrir una humillación por una estudiante rica de Huamanga y es como un padre y madre para sus hermanos menores. Se convierte en un mando subversivo y considera que sigue la lucha de su padre y su abuelo contra los ricos que explotan a los pobres. A diferencia de Hildebrando Pérez Huarancca, quien pasó tiempo en la China y escapó del CRAS en 1982, estos detalles no figuran

Uno de los mejores y más prolíficos autores sobre la guerra interna, ha publicado las colecciones de cuentos Tikanka, Lima: Retama, 1989, Transeúntes, 2a ed. Lima: Labrusa, 1990; Papel de viento, Lima: Editorial San Marcos, 2000, y las novelas Fuego y ocaso, Lima: Editorial San Marcos, 1998, Retablo, Lima: UNFV, 2004, El fantasma que te desgarra, Lima: Altazor, 2007, y Resto que no cesa de insistir, Atalaya Editores, 2011. 12 Varias fuentes en este estudio indican que parte de la barbarie en la masacre de Lucanamarca provino de represalias personales. Sin embargo, la novela no toca el tema de la masacre, ni menos alguna participación por parte del personaje Grimaldo. 11

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en la novela, pero ―obviamente― hay que recordar que Grimaldo es un personaje de ficción. Las dos obras que tienen personajes inspirados por Hildebrando Pérez Huarancca son similares en tener una perspectiva externa de él, describirlo como una persona que se preocupa por los otros, y, al fin y al cabo, un personaje desconocido y lleno de misterio. El hecho que Hildebrando se haya convertido en referencia literaria, además de su propia obra, dice mucho de la influencia que definitivamente tiene cuando (no solamente) la literatura aborda el tema del conflicto armado interno.

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El fácil ejercicio de sindicar: Las acusaciones contra Hildebrando Pérez Huarancca

Un ejemplo de la confusión reinante en los primeros años de la guerra es la declaración el 18 de agosto de 1983 por el ministro del Interior, Luis Pércovich Roca, que los ideólogos principales del Partido Comunista del Perú-Sendero Luminoso eran Abimael Guzmán, Luis Kawata, Osmán Morote, Hildebrando Pérez y Antonio Díaz Martínez (Rojas Samanez, p. 289). Como se sabe ahora, las tres personas principales eran Abimael Guzmán, Augusta de la Torre y Elena Iparraguirre. Proponer que Pérez Huarancca fuera una las personas principales de Sendero Luminoso y hasta uno de sus ideólogos principales no se sustenta en ninguna otra fuente. Tampoco la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR) lo menciona como ideólogo. Además, hay bastante documentación que Luis Kawata se alejó del grupo, aunque sufrió dos detenciones breves entre 1980 y 1988 (DESCO I, pp 68-83). Según un reportaje de la revista Caretas del 27 de junio de 1988, ubicaron a Luis Kawata en Ica, donde enseñaba (“El club de Kawata” 16-17, 74). Hay más información sobre su alejamiento del PCPSL en “Shining Path’s Stalin and Troksky”, por Gustavo Gorriti. Aunque Hildebrando Pérez Huarancca, al igual que casi todos los afiliados con la Universidad Na― 22 ―

cional de San Cristóbal de Huamanga, conocía a muchos de los que lucharían en la guerra interna, varias fuentes de familiares, amigos y participantes en la subversión han manifestado que en los años setenta se alejó de ese grupo, culminando así su estancia en China. En los años sesenta y setenta casi todas las personas viajaron a China por razones económicas, no por instrucción para la gue- rrilla. Miembros del grupo literario Narración que enseñaron en China incluyen a Miguel Gutiérrez (y su esposa Vilma Aguilar), Oswaldo Reynoso y Juan Morillo. Hildebrando Pérez Huarancca se llevó a China a su esposa e hija y se quedó allí desde febrero de 1978 hasta octubre de 1980. Si, como postulan sus acusadores, fuera uno de los principales líderes del PCP-SL, ¿por qué habría ido a China justo cuando se planeaba el inicio de la lucha armada? Como se verá, especialmente en los primeros años del conflicto, hay mucha información errónea y bastante confusión sobre quiénes estaban con el PCP-SL y qué papeles jugaban dentro de esa organización. El informe La masacre de Lucanamarca (Ayacucho 1983) de la Comisión de la Verdad y Reconciliación contiene varias aseveraciones acerca de Hildebrando Pérez Huarancca que carecen tanto de fundamento como de fuente mencionada o incluso rigor. Por ejemplo, declara que “La violencia política en el departamento de Ayacucho se inició el día 18 de mayo del año 1980” (8). Como se sabe, no fue el 18 de mayo, sino el 17. Incluso acusan al propio Hildebrando Pérez Huarancca de haber encabezado la quema de ánforas en Chuschi: “Ha sido sindicado como jefe de la columna senderista que realizó el

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atentado en Chuschi el 17 de mayo de 1980” (46). No cita ninguna fuente para esta acusación ni explica cómo él pudiera haber liderado esa acción mientras se encontraba en China hasta octubre de 1980. El mismo informe lo ubica en Madrid e incluso sostiene que desde 1992 vivía en París. Una tendencia por lo menos curiosa de la CVR es tomar una sola fuente o un solo testimonio y cambiarlo al plural. Por ejemplo, un artículo en la revista Sí propone que estuvo en Madrid, y la CVR convierte esta fuente en plural: “Algunas publicaciones afirman que Hildebrando Pérez Huarancca fue visto en Madrid en 1986” (p. 46).13 No explica cómo un artículo en la revista Sí pasa a citarse como “algunas publicaciones”. Es más, la CVR sostiene que todavía vive y se encuentra en Europa: El 3 de marzo de 1982 fugó del CRAS de Huamanga y a partir de entonces se desempeñó como el responsable de Sendero Luminoso en el Comité Zonal Cangallo Víctor Fajardo hasta el año 1987. A partir de ese año se le conocería con el seudónimo de “Carlos”. La última información que posee la DINCOTE es que a partir de 1992, Pérez Huarancca estaría trabajando en la ciudad de París (Francia) con Maximiliano Durán Araujo la organización de propaganda de Sendero Luminoso llamada “Sol Perú” (pp. 45-46)

Es probable que esta información haya venido de Executive Intelligence Review, una revista de la organización de Lyndon H. LaRouche, Jr., un norteamericano que encabeza un controvertido y po-

La nota a pie cita una sola fuente: “86 Revista Sí, Año 2, No 53, páginas 30, 31 y 32”. 13

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lémico grupo de la periferia política estadounidense. En el artículo “RIM: Narco-Terrorist Merchants of Death” (Movimiento Revolucionario Internacionalista: vendedores narcoterroristas de la muerte) postula que “Sendero Luminoso se integró en las operaciones terroristas basadas en Europa en noviembre de 1985, cuando dos líderes senderistas, Maximiliano Durand Araujo e Hildebrando Pérez Huaranca (sic) viajaron a París, Bruselas, y Libia como parte de una delegación del RIM”.14 En el mismo número de la revista, el artículo “Shining Path: Core of the RIM Project” (Sendero Luminoso: Centro del Proyecto RIM) lo ubica en Europa, haciendo “agitación y propaganda en los círculos culturales, por medio de varios grupos musicales de folklore y teatro, encabezado por Hildebrando Pérez Huaranco (sic)”. Sin embargo, este artículo está repleto de distorsiones y errores. Por ejemplo, manifiesta que Sendero Luminoso colgó un perro de una farola (nótese el singular), y Edith Lagos encabezó el ataque al CRAS en Huamanga en 1982 y murió en la batalla (era una prisionera dentro de la prisión, escapó y murió unos meses después). Entre las personas y organizaciones que apoyan o defienden a Sendero Luminoso, dicho artículo menciona al historiador Pablo Macera, a grupos de derechos humanos como Amnistía Internacional, al gobierno británico, al Instituto de Estudios Peruanos, al antropólogo Carlos Iván Degregori, al politólogo norteamericano David Scott Palmer (quien incluso trabajó para

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Todas las traducciones del inglés al castellano son de mi autoría.

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el Departamento de Estado), y al periódico La República. Como se ve, con tantos errores es difícil tomar en serio los dos estudios del Executive Intelligence Review y mucho más difícil su insistencia que Hildebrando Pérez Huarancca esté en Europa, especialmente porque casi toda la información indica que murió en 1984. Por desgracia, este tipo de errores y rumores comienza a transformarse en “verdades” que se repiten una y otra vez hasta que se sedimentan en la historia “oficial”. Pensándolo al revés, unos sostendrían que la historia “oficial” propala errores y rumores para modelar la opinión pública con sus “verdades”. Cuando algunas personas encuentran información errónea y la citan, como en los dos artículos en el Executive Intelligence Review, dicha información errónea e incluso tendenciosa adquiere cierta credibilidad fortaleciendo en parte los rumores sin prueba sobre una persona. En su blog Lapicero Digital, el 24 de agosto del 2008, el economista y analista Silvio Rendón publica el ensayo “No estaba muerto. ¿Estaba en Francia?”. Cita los dos artículos mencionados en el párrafo anterior y termina el ensayo con esta preocupante conclusión: “La de EIR suena a una versión a tomarse en cuenta”. Así, sin una necesaria lectura crítica que uno supondría, apoya información errónea de un grupo con una credibilidad casi nula en Estados Unidos y, desgraciadamente, promueve muchos errores y distorsiones. El 31 de agosto de 2008, el crítico literario y conocido bloguero Gustavo Faverón Patriau responde a Rendón con “¿Pérez Huarancca en París? Habría

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vivido en Francia después de Lucanamarca”. Termina su ensayo con estos dos párrafos: Quien lea completos los artículos notará el macartismo de algunas acusaciones (se habla del IEP, de Amnistía Internacional y hasta de Pablo Macera como mentores o defensores de Sendero Luminoso), pero también verá que los datos fácticos sobre la organización y su accionar a nivel internacional están bastante ajustados a lo que se ha podido comprobar posteriormente. Siendo esto así, cabe preguntarse: si es verdad que Hildebrando Pérez Huarancca emigró a París en 1985, y permaneció allí como agitador en los cuadros internacionales de Sendero Luminoso, ¿estará todavía en Francia o en algún lugar de Europa?

Aunque Faverón admite una falta de objetividad en los artículos, no le da la importancia debida a sus graves errores y más bien termina dándole una credibilidad que hemos evidenciado como inmerecida. Como blogueros de referencia, dejan la puerta abierta a que se repitan los mismos errores y sigan extendiendo lo que, en el menor de los casos, resulta abierta desinformación.

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Acápite kafkiano: La confusión de Hildebrando Pérez Huarancca con otras personas

Hay dos escritores que se llaman Hildebrando Pérez. Hildebrando Pérez Grande nació en Lima en 1941, es profesor universitario y poeta, y ganador del Premio Casa de las Américas en 1978. Como mencionamos líneas arriba, Hildebrando Pérez Huarancca nació en Espite, Ayacucho, en 1946, y fue profesor universitario, cuentista y cronista. Para añadir al caos, a veces han usado los dos apellidos y a veces no. Por ejemplo, en la primera edición de Los ilegítimos se lee Hildebrando Pérez Huarancca en la tapa y la contratapa, pero en la espina del libro dice Hildebrando Pérez H., igual como aparece en el libro Luchas del magisterio: De Mariátegui al SUTEP. Se encuentra un ejemplo de esta confusión en la bibliografía anotada de John M. Bennett. La cita biográfica es así: “Pérez, Hildebrando, Aguardiente y otros cuentos, La Habana: Casa de las Américas, 1978. 77 pp.” (207). Pues no, es un libro de poesía, y el título correcto es Aguardiente y otros cantares. La anotación es “Poetry by one of SL’s theoreticians” (Poesía por uno de los teóricos de SL) (p. 207). No solo confunde a los dos escritores, sino repite la acusación del ministro del Interior, Luis Pércovich Roca, que Hildebrando Pérez Huarancca fue uno de los cinco ideólogos de Sendero Luminoso. ― 28 ―

Hildebrando Pérez Grande pasó tiempo en Francia y fue corresponsal de Cambio. El 16 de octubre de 1986 sale una entrevista suya con el crítico literario francés Roland Forgues, con el título “Un mito muy cómodo: Sendero se ha convertido en la ��� desesperación de la derecha y la mala conciencia de la izquierda”. Su pie de autor es “Hildebrando Pérez desde Francia” (18). Aunque el autor es Hildebrando Pérez Grande, es fácil comprender por qué hay confusión entre los dos escritores Hildebrando Pérez y que unos creen que era el “Huarancca” que estaba en Europa en vez de el “Grande”. Otro desafío es que en la guerra interna todos los participantes del movimiento subversivo usaban seudónimos (“nombres de masa”, como se conocía dentro de la organización), en muchos casos más de uno, y era muy difícil saber la identidad verdadera de una persona. La estructura de células de Sendero Luminoso era tal que los miembros sabían la identidad de muy pocas personas puesto que así era más fácil mantener la integridad de la organización y evitar infiltraciones (hay que recordar también que, en el otro bando, miembros de las fuerzas del orden también utilizaban seudónimos). Abimael Guzmán era Álvaro y Gonzalo. Los seudónimos atribuidos a Pérez Huarancca incluyen Horacio, Medina, y Carlos. Al igual que algunas personas lo han confundido con Hildebrando Pérez Grande, también ha existido una confusión entre Claudio Bellido Huaytalla, camarada Caszely, e Hildebrando Pérez Huarancca. En el libro Ayacucho: testimonio de un soldado, el general Roberto Clemente Noel Moral culpa a Pérez Huarancca de la matanza de Lucanamarca:

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Desde la provincia de Lucanas el profesor de la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga, Hedilbrando (sic) Pérez H., responsable militar del movimiento subversivo en la provincia de Cangallo, reinicia el 02 de abril de 1983 sus acostumbrados actos criminales, y esta vez contra la comunidad de Santiago de Lucanamarca, para cometer la masacre más grande que se registra en la historia de la vida andina del Perú (hecho descrito y divulgado por la revista Caretas) (66).

Se notará que no solamente se equivoca con la fecha (el 3 de abril en vez del 2 de abril), escribe mal el nombre Hildebrando, y nunca aclara cuáles eran “sus acostumbrados actos criminales”. Un error más grave, como apunta el periodista Ricardo Uceda, es que el general Noel y muchos militares confundieron a Hildebrando Pérez Huarancca con otra persona: Claudio Bellido Huaytalla era el principal jefe militar de la zona central. Al comienzo, como se revela en el libro de Noel, los militares creyeron que Hildebrando Pérez Huarancca conducía la guerrilla en Cangallo, y le atribuyeron el seudónimo de Caszelly. Pero después se centraron en Bellido, buscándolo incansablemente desde 1984 (Muerte en el Pentagonito, p. 116).15

En la página web “Foro Militar General” hay una sección con el título “La guerra contra SendeUceda afirma que en 1986 los militares mataron a Bellido (116). La Comisión Permanente de Historia del Ejército también escribe que cayó en un enfrentamiento en octubre de 1986 (121-22). De los once testimonios del sur central de Ayacucho de la Defensoría del Pueblo sobre Bellido, dos dicen que falleció en 1984 (201549 y 202706), dos en 1986 (201171 y 201443), y uno en 1988 (201289). 15

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ro Luminoso: Perú, 1980-¿2000?” donde un forista confunde a Hildebrando Pérez Huarancca con Claudio Bellido Huaytalla, camarada Caszely. El forista “Grumo” mezcla el nombre y los apellidos de los dos: E[n] los años 80, existia en ayacucho un subversivo denominado Casely (Hildebrando bellido Huaranca, creo). Era una leyenda de la zona. Tenía sangre de pescado, y muchas veces llegaba a las bases haciéndose pasar como soldado, asesinaba al centinela y se llevaba su fusil. Tenia tan[t]a osadía que cuenta la leyenda urbana que el JPM16 de Ayacucho, luego de una reunión, al recoger su gorra, encontró una rosa con la leyenda “Hay una corona que te espera....Casely” (35).

Sobre su muerte, dice: “Faltó mencionar en la CVR la matanza del año 86. Luego que el camaradaCasely (Hildebrando Bellido Huaranca) fuera muerto en un enfrentamiento con las Fuerzas Armadas, el mando militar fue descabezado” (10).17 Hay más testimonios del sur central de Ayacucho en los archivos de la Defensoría del Pueblo que mencionan a Bellido en lugar de Pérez Huarancca. Uceda, la Comisión Permanente de Historia del Ejército y dos testimonios de los archivos de la Defensoría afirman que Bellido murió en 1986, y otras fechas en testimonios indican 1988 y 1984.

Jefe político-militar. En una comunicación de correo electrónico del antropólogo Carlos Iván Degregori, en medio de su lucha con el cáncer, tuvo la gentileza de escribirme estas líneas el 16 de octubre del 2010: “Lo de Hildebrando Pérez fue siempre complicado, durante la CVR simplemente no hubo tiempo para llegar a descubrir el misterio. Tampoco lo hizo del todo Ricardo Uceda”. 16 17

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Otra fuente sostiene que Claudio Bellido Huaytalla falleció a finales de 1982. Con varias fuentes que insisten que murió en 1982, 1984, 1986 o 1988, es evidente que alguien (o varios) se equivocan y tienen mala información. Los ejemplos del general Noel y de la página de discusión militar indican, por lo menos, una confusión de dos personas y la dificultad que tenía el gobierno y otros de saber contra quiénes luchaba. Otras fuentes muestran a Víctor Quispe Palomino, el líder subversivo actual en el VRAE (Valle de los Ríos Apurímac y Ene), como el responsable de la matanza. En la misma página web, bajo el foro “Fuerzas Armadas del Perú” (p.157) “Jandres” menciona el artículo “Un ejército de menores contra Sendero Luminoso”, del periódico español El Mundo. Propone en dicho artículo que el que encabezó la masacre fue “Víctor Quispe Palomino, alias ‘José’, ejecutor de la matanza de Lucanamarca (1983), en la que 69 campesinos fueron asesinados a machetazos por Sendero Luminoso”. El programa televisivo “Punto Final” lo entrevistó y admitió que en Lucanamarca fue “combatiente”, pero no “comando” (“Entrevista Camarada José dirigente VRAE 2da. parte”). En un artículo del 30 de junio de 2009, el diario La Voz de Huamanga dice que el ataque a Lucanamarca “fue comandado por Víctor Quispe Palomino, hoy conocido como camarada ‘José’” (“100 mil soles entregó PIRC para Sacsamarca y Lucanamarca”). Como se ha visto, hay mucha información errónea acerca de Hildebrando Pérez Huarancca. Se le confunde con Hildebrando Pérez Grande y Claudio Bellido Huaytalla, se le acusa de encabezar la que-

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ma de ánforas en Chuschi mientras él se encontraba en China y se sabe ahora que no fue uno de los ideólogos principales de Sendero Luminoso. Unas fuentes culpan a Víctor Quispe Palomino de la matanza de Lucanamarca. Las fuentes que lo ubican en Europa son bastante dudosas o lo confunden con otra persona, mientras que las versiones de su muerte ―la más probable, que acaeció en 1984― tienen bastante más fundamento.

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En la guerra: Su arresto y escape del CRAS de Huamanga

Entre enero y marzo de 1982, la vida cambió radicalmente para Hildebrando Pérez Huarancca. En enero de 1982 se encontraron en su casa a Jimmy Rousell Wensjoe Mantilla y a Carlos Vidal Alcántara Chávez,18 acusados de pertenecer a Sendero Luminoso, y la policía arrestó tanto a Pérez Huarancca como a su esposa, Teófila Vallejo. Según Tomás G. Escajadillo, esto generó “una energética protesta” por los escritores que participaban en el I Simposio Nacional de Narrativa Peruana, el cual tomaba lugar en Huamanga a fines de enero de 1982 (“Hildebrando Pérez Huarancca” p. 87). En el informe de la CVR Ejecuciones arbitrarias en el hospital de Ayacucho (Huamanga 1982) se encuentran un testimonio y una resolución legal que documentan que no había pruebas contra Pérez Huarancca y que, por tanto, se ordenó su libertad. En su entrevista con la CVR, Rosa María Villarán de la Puente, pareja de Jimmy Rousell Wensjoe Mantilla y directora del movimiento ciudadano “Para que no se repita”, sostiene que él viajó a Huamanga por un asunto de artesanía (58). Ella le muestra al en-

Estos dos serían ejecutados por la Guardia Republicana en el hospital de Ayacucho después del ataque al CRAS, el 2 de marzo de 1982. 18

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trevistador un documento fechado el 15 de febrero de 1982 para que se dé libertad a su pareja, a Pérez Huarancca y a su esposa Teófila Vallejo (57). Dicho documento aparece al final del informe: Que, habiéndose rendido sus declaraciones instructivas los inculpados Rusell Wensjoe Mantilla, Hildebrando Pérez Huarancca, Teófila Vallejo Rodríguez de Pérez, en la instrucción que se les sigue por delitos de Terrorismo y otros, fluye de todo lo actuado que contra los citados inculpados no existen (sic) ningún cargo concreto de responsabilidad en los delitos instruidos hecho que se manifiesta de la descripción fáctica del Atestado Policial, y actuados Judiciales ... LEVANTESE la orden de Detención Provisional de los inculpados Rusell Wensjoe Mantilla, Hildebrando Pérez Huarancca, Teófila Vallejo Rodríguez de Pérez y póngales en inmediata Libertad (192).

Si no fuera por demoras administrativas, Hildebrando Pérez Huarancca no habría estado en el CRAS el 2 de marzo. Aunque algunas personas seguramente saben cuál es la verdad, las opiniones varían sobre en qué momento se une a la subversión, si era simpatizante o militante, y si estaba de acuerdo o no con la política subversiva del PCP-SL. Lo que sí se sabe es que escapó del CRAS el 2 de marzo de 1982 y se unió a la subversión. Como ya se ha mencionado, el escritor Dante Castro opina que Pérez Huarancca no estaba con Sendero Luminoso, pero tuvo pocas opciones al encontrarse con la decisión de huir o quedarse en la cárcel: Tuvo que guardarse sus discrepancias ideológicas con el fundamentalismo gonzalista y tomar por ese

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único camino de supervivencia. No podía dar marcha atrás, nuevamente a la sala de torturas o a la ejecución extrajudicial. Se afilió a SL y se convirtió en uno de sus mejores cuadros de combate (En Faverón, “El destino de Pérez Huarancca”).

Lo esencial es que él terminó combatiendo en las filas del PCP- SL, pero aún hoy la confusión se sigue centrando en su papel, en su rango dentro de dicha organización y en las acciones que emprendió.

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El caso Lucanamarca: ¿Dónde estaba Hildebrando Pérez Huarancca el 3 de abril de 1983?

Existen diferentes versiones sobre el paradero de Hildebrando Pérez Huarancca el 3 de abril de 1983, e incluyen que se encontraba en Cangallo o en Lima, o simplemente no estaba en Lucanamarca ese día. En el testimonio que hizo Roberto Reyes Tarazona en el libro Pachaticray, ubica a Pérez Huarancca en Lima en 1983 para tener una operación a los ojos. Comienza su testimonio diciendo que hacía veinte años recibió una llamada telefónica. Ya que escribió el testimonio en 2003, se refiere al año 1983.19 Estaba en Lima para una operación a la vista (22). Reyes no recuerda el mes en que fue a Lima. Según otra fuente, Pérez Huarancca habría estado en Lima poco antes de su muerte en julio de 1984. En el cuento “Vísperas”, por Luis Nieto Degregori, el personaje Grimaldo se inspira en la figura de Hildebrando Pérez Huarancca. Nieto Degregori enseñaba en Ayacucho con Pérez Huarancca y, aunque es una obra de ficción, algunas partes del cuento

Fui el editor de Pachaticray. Aunque es obvio que el visitante en el testimonio es Hildebrando Pérez Huarancca, Roberto Reyes Tarazona me ha confirmado que se trata de él. 19

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coinciden con información publicada y de conversaciones. En el cuento se le describe cuando se encontraba en la prisión: “Se quejó del estómago y de que le había recrudecido ―eso era evidente―una molestia crónica que tenía en los ojos” (Con los ojos para siempre 74). Si estuviera en Lima, Cangallo, u otro lugar, veremos que no hay ningún testigo presente el día de la masacre que lo ubique en Lucanamarca.

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Lucanamarca: Los testimonios

Con pocas excepciones, casi todos los testimonios, estudios e informes sobre la guerra interna mencionan a Hildebrando Pérez Huarancca en dos contextos: su escape del CRAS el 2 de marzo de 1982 y su presunta participación y liderazgo en la matanza en el distrito de Santiago de Lucanamarca el 3 de abril de 1983. Hildebrando Pérez Huarancca aparece seis veces en los nueve tomos de la CVR: que él y otros habían sido capturados y estaban en el CRAS (Tomo II, p. 104), hay cuatro menciones de él como el mando en la matanza en el distrito de Santiago de Lucanamarca (Tomo VII, p. 38), y aparece con el seudónimo de Horacio como el mando en Lucanamarca (Tomo V, p. 64). Se lo halla una vez en Hatun Willakuy: Versión abreviada del informe final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación como preso en el CRAS (p. 117). Solo señala a Pérez Huarancca como preso en el CRAS de Huamanga en los dos volúmenes de DESCO, Violencia política en el Perú 1980-1988 (78). En el estudio de la Comisión Permanente de Historia del Ejército, En honor a la verdad (2010), nombran dos veces a Pérez Huarancca en el contexto del asalto al CRAS (58) y en un testimonio donde un soldado dice haberlo visto muerto y lo caracterizó como “el de la masacre de Lucanamarca” (84). Este testimonio es del 2009, años después de la publicación del informe

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final de la CVR. No figura en el estudio de dos volúmenes del coronel (PNP) Benedicto Jiménez Bacca, y el general Noel lo menciona con el nombre de “Hedilbrando” en el contexto de mando militar en la masacre de Lucanamarca (66.) Se destaca que no hay más testimonios ni estudios sobre su papel en otras actividades subversivas. Varían mucho los estimados del número de muertos en la matanza. La CVR estima sesenta y nueve, pero en los nueve tomos de su informe final no es consistente, con 67 muertos (Tomo I p. 88, Tomo IV p. 53, y Tomo V p. 63), en la misma página citan 67 y 80 muertos (Tomo IV pp. 37 y 57), y 80 muertos (Tomo IV p. 337). En la “Entrevista del Siglo” Abimael Guzmán dice que fallecieron más de ochenta. Otros estimados incluyen “más de 40 campesinos” por un grupo militar (ADDCOT, El terrorismo en el Perú, 7), 105 campesinos por el general José Rolando Valdivia Dueñas (pp. 82 y 125), y 80 muertos por DESCO (Vol. I, 99-100). Preocupa que el estudio que debió haber sido el más serio, el de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, estima 67, 69 y 80 muertos. Le quita un poco de legitimidad la falta de consistencia y de rigor, pues se cuestiona la precisión y la confiabilidad de sus informes. Después de las noticias de la masacre en Lucanamarca, a pesar de las protestas de otros periodistas, solo se permitió ir al equipo periodístico de la revista Caretas. Mario Cueto Cárdenas cita un comunicado al respeto: El Colegio de Periodistas denuncia ante la opinión pública, una vez más, las medidas discrimina-

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torias del jefe de la Zona de Emergencia. El general Noel negó las solicitudes de los medios de comunicación de Lima y Ayacucho para que les permitiera trasladarse en helicópteros a la comunidad de Lucanamarca. Sin embargo, autorizó que periodistas de la revista Caretas volaran en helicóptero a esa misma localidad, estableciendo nuevamente en Ayacucho una política de privilegio informativo inconstitucional (Ayacucho: Prensa y violencia 65).

El estudio de DESCO también comenta la limitación a la prensa: El 7 de abril, el Gral. Roberto Clemente Noel Moral, jefe del Comando Político Militar en Ayacucho, prohíbe a periodistas de Associated Press el viaje a las comunidades de Lucanamarca y Huancasancos, a las cuales querían llegar para recabar información sobre los hechos relacionados con las acciones senderistas (Violencia política en el Perú 1980-1988 I, 99-100).

Así, siendo el único representante de la prensa al que habían permitido ir a Lucanamarca, llama la atención observar que en los dos números de Caretas después de la matanza en Lucanamarca, los números 743 y 744, no haya ninguna mención de Hildebrando Pérez Huarancca.

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Ayacucho 1983: El contexto de la guerra interna

Frente a la poca presencia del Estado peruano en Ayacucho hasta finales de diciembre de 1982, el PCP-SL desarrolló y expandió su área de influencia, quitándole espacio a las fuerzas policiales. Con la llegada de las Fuerzas Armadas, el gobierno modificó su política y cambió el curso y la naturaleza de la guerra. Además, los conflictos entre comunidades, así como las rivalidades e intrigas de individuos e instituciones que habían ejercido poder antes de la guerra interna, contribuyeron a elevar aun más el alto nivel de violencia en la zona (CVR Tomo VII 37). En cuanto a lo ocurrido el trágico día de la masacre, la Comisión de la Verdad y Reconciliación lo describe así: La CVR ha podido determinar que desde las primeras horas del domingo 3 de abril de 1983, aproximadamente sesenta miembros del PCP-SL, armados con hachas, machetes, cuchillos y armas de fuego, iniciaron un ataque a lo largo de un trayecto que comprendió las zonas de Yanaccollpa, Ataccara, Llacchua, Muylacruz, culminando en el pueblo de Lucanamarca, todas ellas pertenecientes al distrito de Santiago de Lucanamarca, provincia de Huancasancos, Ayacucho. Como consecuencia de la demencial incursión senderista, 69 campesinos fueron brutalmente asesinados (Tomo VII 37).

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Dada la importancia de Lucanamarca como parte de la guerra y su importancia en el Megaproceso, han aparecido varios documentos que exploran este caso desde una perspectiva subversiva. Algo que llama la atención es que hay poca mención de Pérez Huarancca y de los otros acusados por su participación directa en la masacre. Su énfasis se centra en hacer una distinción entre el liderazgo del PCP-SL y los participantes en la matanza, y poner un contexto más amplio de las acciones en la guerra. En la llamada “Entrevista del Siglo”, Abimael Guzmán trata de clarificar las acciones, y en el documento Breves notas aclaratorias acerca de los tergiversados hechos de Lucanamarca en la guerra popular en el Perú hay un análisis más detallado del caso. En la “Entrevista del Siglo” (1988), Abimael Guzmán destaca la acción de Lucanamarca, y afirma que la Dirección Central planificó la acción, pero echa la culpa a los participantes mismos por la crueldad y los excesos: Frente al uso de mesnadas y la acción militar reaccionaria respondimos contundentemente con una acción: Lucanamarca, ni ellos ni nosotros la olvidamos, claro, porque ahí vieron una respuesta que no se imaginaron, ahí fueron aniquilados más de 80, eso es lo real; y lo decimos, ahí hubo exceso, como se analizara en el año 83, pero toda cosa en la vida tiene dos aspectos: nuestro problema era un golpe contundente para sofrenarlos, para hacerles comprender que la cosa no era tan fácil; en algunas ocasiones, como en ésa, fue la propia Dirección Central la que planificó la acción y dispuso las cosas, así ha sido. Ahí lo principal es que les dimos un golpe contundente y los sofrenamos y entendieron que esta-

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ban con otro tipo de combatientes del pueblo, que no éramos los que ellos antes habían combatido, eso es lo que entendieron; el exceso es el aspecto negativo. Entendiendo la guerra y basándonos en lo que dice Lenin, teniendo en cuenta a Clausewitz, en la guerra la masa en el combate puede rebasar y expresar todo su odio, el profundo sentimiento de odio de clase, de repudio, de condena que tiene, ésa fue la raíz; esto ha sido explicado por Lenin, bien claramente explicado. Pueden cometerse excesos, el problema es llegar hasta un punto y no pasarlo porque si lo sobrepasas te desvías; es como un ángulo, hasta cierto grado puede abrirse, más allá no. Si a las masas les vamos a dar un conjunto de restricciones, exigencias y prohibiciones, en el fondo no queremos que las aguas se desborden; y lo que necesitábamos era que las aguas se desbordaran, que el huayco entrara, seguros de que cuando entra arrasa pero luego vuelve a su cauce. Reitero, esto está explicado por Lenin perfectamente; y así es como entendemos ese exceso. Pero, insisto, ahí lo principal fue hacerles entender que éramos un hueso duro de roer, y que estábamos dispuestos a todo, a todo (“Entrevista con el Presidente Gonzalo”).

Como se ve, el discurso es muy repetitivo y didáctico para poner énfasis en la importancia de la respuesta del PCP-SL. Se repiten muchas palabras y expresiones. En una oración trata de explicar de dos o tres maneras la misma idea de que fue una lección para el gobierno y que no eran como la guerrilla de los años sesenta: “respondimos contundentemente con una acción: Lucanamarca”, “vieron una respuesta que no se imaginaron”, “un golpe contundente para sofrenarlos”, “para hacerles comprender que la cosa no era tan fácil”, “Ahí lo principal es que les dimos un golpe contundente

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y los sofrenamos”, “entendieron que estaban con otro tipo de combatientes del pueblo”, “no éramos los que ellos antes habían combatido”, “ahí lo principal fue hacerles entender que éramos un hueso duro de roer”, y “que estábamos dispuestos a todo, a todo”. Entonces, la lección o el escarmiento es la razón principal para la acción. Subraya la importancia de la acción en declarar que la Dirección Central “planificó” y “dispuso” cómo iba a ser. Con la excepción de la tercera persona singular para describir la Dirección Central, usa la primera persona plural para hablar del PCP-SL. Hay un contraste con los del partido (la primera persona plural) y los que habían participado en la matanza (la tercera persona singular y plural). La primera oración es compleja, de varios renglones, e inserta en medio de ella que “hubo exceso”. La segunda oración reitera la importancia de la acción y termina con “el exceso es el aspecto negativo”. Luego, basándose en Lenin y Clausewitz, dice que las masas pueden excederse. En el párrafo usa “exceso” o “excesos” cuatro veces. Ya explicado que existe la posibilidad de que las masas puedan sobrepasar lo pedido, dice que querían un impacto llamativo. Hecha esta distinción entre la dirección y las masas, vuelve a reiterar en la última oración, esta vez con la primera persona singular (“insisto”), que “lo principal” era dar el mensaje de ser “un hueso duro de roer”, y, con repetición “estábamos dispuestos a todo, a todo”. Cuando habla de las “mesnadas”, las fuerzas del orden, y el gobierno peruano, usa la tercera persona plural. Querían enviarles el mensaje que eran guerrilleros diferentes.

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Es curioso que el análisis del 8 de abril de 1983 por la Embajada de Estados Unidos coincida con algunos de los puntos que hace Abimael Guzmán en la entrevista. En el cable se habla de varios factores para que la acción fuera tan cruenta. Señalan la pasión, rivalidades entre comunidades, la justicia fuera de las instituciones del gobierno, las tensiones por la presencia y luego la falta de presencia de las fuerzas del orden, y problemas de comunicación entre la dirección y la gente que implementa las acciones. Concluyen que era posible que la acción ocurriera sin el control del liderazgo subversivo y que muchos de los subversivos, varios adolescentes, estaban motivados por la emoción, el miedo, y el oportunismo (State Department “Peruvian Terrorism Turns Bloodier, but not Necessarily According to Plan”, 8 de abril de abril.) El documento Breves notas aclaratorias acerca de los tergiversados hechos de Lucanamarca en la guerra popular en el Perú. (Documento para entregarlo a la Sala Penal Nacional como parte de la Defensa Judicial en el “Megaproceso”), del 2006, agrega más detalle desde la perspectiva del PCP-SL. Varias veces insisten en la importancia de poner Lucanamarca en un contexto mayor: El problema de fondo, el hecho político y militar que el Estado peruano y la llamada Comisión de la Verdad ocultan, tuercen y falsean de manera premeditada por interés y posición de clase contrarrevolucionaria, es el proceso de restablecimiento del viejo poder que la fuerza armada ha preparado y desenvuelto a través de esos supuestos “levantamientos campesinos” que nos (sic) son sino la acción

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contrarrevolucionaria genocida de mesnadas encabezadas por la ralea de viejas autoridades, lacayos y otros ligados al gamonalismo derribados del poder, ya que la lucha de clases y fuerza de resistencia de los explotadores derrocados, ante el surgimiento del Nuevo Poder se hizo encarnizada en grado sumo, pues se sirven de las ventajas de la fuerza de la costumbre y las tradiciones de la vieja sociedad, de la larga experiencia del Estado en el manejo militar, de la economía, el Poder. Y como contraparte, el PCP ha desenvuelto una respuesta para sofrenarlo, un contrarrestablecimiento del Nuevo Poder perdido, a través de una heroica guerra popular del campesinado principalmente pobre, defendiendo, desarrollando y construyendo los Comités Populares y Bases de Apoyo, proceso en el que como un aspecto negativo se han presentado limitaciones, errores y excesos como hechos aislados, pero jamás como política del Partido. Sólo viendo dentro de este marco histórico de la guerra se puede entender correctamente los hechos. Reducirlo a un conjunto de hechos de una supuesta “rebelión” campesina contra la guerra popular es encubrir la verdad histórica para exculpar la política genocida del Estado y las Fuerzas Armadas (31-32).

Este contexto, según ellos, es que con la entrada de las Fuerzas Armadas cambió la guerra. Antes, con solo el accionar de las varias ramas de la policía, el PCP-SL estaba ampliando su área de acción, pero con la llegada de las Fuerzas Armadas en diciembre de 1982 tuvieron que modificar su táctica. Algunos líderes del PCP-SL se reunieron en las primeras semanas de 1983 y acordaron una acción en Lucanamarca (53-54). Describen la acción en Lucanamarca como defensiva, contra la política del gobierno y las Fuerzas Armadas de reestablecer el viejo orden (60).

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Como se ha visto en la “Entrevista del Siglo” y las citas del párrafo anterior, hay una insistencia en la necesidad de un golpe contra Lucanamarca y, a su vez, un distanciamiento del liderazgo del PCP-SL con quienes perpetraron la masacre, llamando excesos a dichas acciones y negándolas como política del Partido: Los combatientes de la guerrilla eran esencialmente campesinos pobres, constituían las fuerzas organizadas del Comité Cangallo-Fajardo que el Partido dispuso convergieran para dar un golpe contundente a las mesnadas de Lucanamarca, las más activas y agresivas de la zona que servían al plan genocida que las Fuerzas Armadas y mesnadas perpetraban impunemente y con total carta blanca, actuando con una crueldad inaudita y entre cuyas víctimas figuraban los propios familiares de algunos combatientes, que fueron quemados vivos, otros destrozados, molidos a hachazos, pedradas, etc., entonces se puede entender el profundo odio que sentían hacia las mesnadas y sería la causa objetiva de por qué se presentó como un hecho aislado y exceso al extremismo militarista (Breves notas 61).

Como dijo la Embajada de EEUU, el PCP-SL dice que los “excesos” se deben a emociones y pasiones en vez de ser una política del Partido. Sin embargo, la dirigencia repite que solo ordenó la acción pero no la ejecutó: “La manera de dirigir de la Dirección Central del PCP, ubicada a cientos de kilómetros de distancia, era estableciendo la política, los planes estratégicos-operativos, es lo que se hizo en el CCA2520 del 83, cómo se plasme escapaba a 20

Comité Central Ampliado.

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la Dirección, porque atañía a la responsabilidad específica de quienes aplicaron” (Breves notas P. 54). La crítica ante la insistencia de la Dirección de que ellos decidieron la acción pero no son responsables por los “excesos” es que crea una separación entre el liderazgo del Partido y los campesinos pobres; pone en duda la capacidad de la Dirección de dirigir y ser parte de las masas; y expresa el deseo de dar un escarmiento contundente pero no excesivo, una línea casi imposible de separar. Otra fuerte crítica en este documento se dirige a las actuaciones del Estado peruano y la Comisión de la Verdad y Reconciliación para construir su versión de los hechos. En el caso específico de Lucanamarca [la CVR] recogió sólo los testimonios de la parte de la mesnada y los familiares de los fallecidos el 3 de abril, los editó de acuerdo a cómo le convenía, e ignoró los de la parte contraria, silenciando todo el genocidio que las Fuerzas Armadas y mesnadas hacían desde comienzos del año 83 en la zona y luego continuaron (72-73).

Como se ha visto, el informe de la CVR sobre Lucanamarca sí tiene limitaciones. Pero por otro lado, el mencionado documento del PCP-SL ―con sus ciento veinte páginas― no tiene ninguna mención de Hildebrando Pérez Huarancca, sino el énfasis está en la defensa de los líderes.

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El Megaproceso y la CVR: Acusaciones y hechos

La base de la acusación de la participación de Hildebrando Pérez Huarancca como líder de la masacre de Lucanamarca viene principalmente de las investigaciones y los informes de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, pero jamás ha llegado a un juicio y jamás lo han encontrado culpable. Sin embargo, muchas personas han aceptado las conclusiones de la CVR sobre el caso sin investigar a fondo el caso y su evolución. Solo una persona acusada de participación directa en la masacre de Lucanamarca, Rómulo Misaico Evanan, llegó a un juicio y fue absuelto en el Megaproceso. Como se verá, el testigo que acusó a Pérez Huarancca de participar directamente en la masacre es el mismo que acusó a Rómulo Misaico Evanan de pertenecer al PCP-SL, y en el caso de este, los jueces escribieron que no hubo ninguna evidencia para respaldar su testimonio. También en esta sección veremos cómo hubo una transformación de testimonios y resúmenes para llegar a la discutible acusación hecha por una sola persona que establece que Hildebrando Pérez Huarancca fuera culpable de encabezar la masacre. El informe más detallado de la CVR se llama La Masacre de Lucanamarca (Ayacucho, 1983) y en él se plantea el caso usado contra Hildebrando Pérez Huarancca en el informe final de nueve tomos de la CVR y en el Megaproceso.

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Sigamos los pasos que usaron para construir la acusación. Primero, plantean que Hildebrando Pérez Huarancca encabezó la matanza: “Según la información obtenida, este ataque de Sendero Luminoso estuvo liderado por Hildebrando Pérez Huarancca, natural de Espite, formado en las aulas de la Universidad San Cristóbal de Huamanga, ex profesor del Colegio los Andes en Huancasancos y uno de los primeros líderes senderistas en la zona” (7). Sin embargo, no provee ninguna fuente ni ningún testimonio que fue profesor en el Colegio los Andes, y no aparece en los informes finales.21 La acusación del mismo estudio de la CVR contra Pérez Huarancca depende casi exclusivamente de dos entrevistas con Teófanes Allccahuamán Vílchez, quien se sabe que no estuvo en Lucanamarca el día de la matanza. En la primera entrevista habla de cómo conoció a Hildebrando Pérez Huarancca en 1982 y en la segunda cuenta lo que le dicen otros. De la primera entrevista escriben esto: Con relación al responsable de ejecutar esta decisión de Sendero Luminoso, los testimonios obtenidos sindican directamente a la persona de Hildebrando Pérez Huarancca como líder del ataque del 3 de abril de 1983. En ese sentido, la Comisión de la Verdad y Reconciliación recogió el testimonio de Teófanes Allccahuamán Vílchez, quien afirmó que en octubre de 1982 lo conoció personalmente, en circunstancias en que los senderistas se encontraban en Lucanamarca y preguntó por el nombre del líder del grupo subversivo a Rómulo Misaico Evanan ―

Otro error se encuentra cuando dicen que la guerra comenzó en Chuschi el 18 de mayo de 1980. Se sabe que fue el 17 de mayo. 21

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miembro de Sendero Luminoso cuyo paradero se desconoce actualmente―, quien le refirió que se trataba de Hildebrando Pérez Huarancca. El testigo describió al líder senderista de la siguiente manera:

“...estaba uniformado de militar, llevaba dos pistolas, blanquiñoso, mestizo, de ojos vivos, pelo lacio, de 1.70 m de estatura aproximada, nariz aguileña, voz resonante como de mando militar, agarrado, no era gordo, era un profesor...” (16-17). (Subrayado mío) Como veremos, “los testimonios obtenidos” que ubican a Hildebrando Pérez Huarancca en Lucanamarca el 3 de abril son las dos entrevistas con Teófanes Allccahuamán Vílchez. Este preguntó quién era ese hombre y Rómulo Misaico Evanan le respondió que era Hildebrando Pérez Huarancca. La CVR describe este intercambio de palabras como que Teófanes Allccahuamán Vílchez conocía personalmente a Pérez Huarancca. Además acusa a Rómulo Misaico Evanan de “miembro de Sendero Luminoso”. En el Megaproceso absolvieron a Rómulo Misaico Evanan de participación en la matanza. La descripción física se refiere a la persona que dice que conoció en octubre de 1982, no en el día de la matanza. Veamos el caso en el Megaproceso ―donde absolvieron a Rómulo Misaico Evanan― y luego las acusaciones en el informe detallado de la CVR. Los abogados de la defensa de Rómulo Misaico Evanan critican a la CVR por recoger testimonios sin tener presente un intérprete quechua, “lo que ha tergiversado dichas versiones” (“Abimael Guzmán Reinoso y otros” 228). Sostienen que no hay pruebas

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que estuviera con Sendero o que participara en la matanza, añadiendo que, en vez de ser participante, fue víctima, perdiendo a familiares y forzado a vivir en la clandestinidad. Otras pruebas y testimonios afirman que él se quedó en la comunidad después de la matanza. Aparece en fotos de la revista Caretas cuando llega el general Clemente Noel, y otras fotos después de la masacre y durante los funerales (228-30). La acusación del testimonio del mismo Teófanes Allccahuamán Vílchez dice: “Respecto de Rómulo Misaico indicó que obligó a muchos jóvenes a integrarse a las filas de Sendero Luminoso tratando también de obligar al deponente, agregó que los familiares del acusado fueron asesinados en venganza porque éste traicionó a Sendero Luminoso” (230). La conclusión en el Megaproceso es que la única acusación de su pertenencia a la subversión viene de Teófanes Allccahuamán Vílchez y que no hay ninguna evidencia que haya participado en la masacre. Por eso dicen que no existen pruebas suficientes y lo absuelven: Ante la única sindicación del testigo Teófanes Allcahuamán Vílchez en cuanto a que el procesado fuera militante de Sendero Luminoso, no existiendo otro medio de prueba o indicio relacionado con su participación en los hechos que se le imputan, nos encontramos frente a una insuficiencia probatoria, pues con solo ese elemento de cargo no se logra desvirtuar la presunción de inocencia que constitucionalmente le asiste al procesado Rómulo Misaico Evanan, por lo que es del caso absolverlo de la acusación fiscal (231).

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Como resultado, en el Megaproceso el testimonio de Teófanes Allcahuamán Vílchez es insuficiente para encontrar culpable a Rómulo Misaico Evanan. En la apelación de las sentencias del Megaproceso, el único testigo contra él es Teófanes Allcahuamán Vílchez: “La Sala Superior considera que con relación al encausado Misaico Evanan, sólo existe la sindicación directa de Teófanes Allcahuamán Vilchez en relación a su pertenencia a la agrupación Sendero Luminoso, más (sic) no a su participación en los homicidios perpetrados” (Corte Suprema de Justicia 131). Luego mencionan a dos testigos más que sólo saben de su supuesta afiliación con los subversivos por otros: “se advierte que sólo saben por referencias de la presunta vinculación del sentenciado Misaico Evanan con la organización terrorista PCP-SL” (133). La conclusión de la Sala Suprema es que no hay evidencia: La Sala Suprema considera que no existen pruebas suficientes que enerven la presunción de inocencia del encausado Misaico Evanan. El dicho incriminatorio de un testigo debe corroborarse con otros elementos indiciarios para crear convicción de responsabilidad. En el presente caso, el dicho de un poblador sobre la pertenencia del encausado a la organización terrorista Sendero Luminoso, no aparece complementado con otros medios probatorios, por lo que la sentencia absolutoria se encuentra arreglada a ley (133).

Igual que en el caso contra Rómulo Misaico Evanan, veremos que el único testimonio contra Hildebrando Pérez Huarancca viene del mismo testigo, Teófanes Allcahuamán Vílchez.

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Volviendo a la acusación original que aparece en La Masacre de Lucanamarca (Ayacucho, 1983) se notan muchos errores: Existen varios testimonios que sindican a Rómulo Misaico Evanan como uno de los militantes de Sendero Luminoso en Lucanamarca que trabajaba directamente con el líder local Olegario Curitomay y que incluso conocía personalmente al líder del Comité Zonal Cangallo-Fajardo Hildebrando Pérez Huarancca. Al igual que Gilber Curitomay, Rómulo Misaico Evanan huyó después del enfrentamiento con el Ejército en febrero de 1983 y la posterior persecución a los líderes locales en Lucanamarca. Al momento de los hechos, Misaico Evanan ya no tenía presencia pública entre los pobladores (49) (subrayado mío).

Como señalamos antes, nuevamente notamos cómo en unos textos de la CVR un solo testimonio se convierte en plural. En el Megaproceso solo hay un testigo, Teófanes Allcahuamán Vílchez, que lo acusa de ser senderista. Cuando escriben “conocía personalmente” se refiere a que le respondió a la pregunta de quién era ese hombre diciendo que era Hildebrando Pérez Huarancca. El Megaproceso dice claramente que Rómulo Misaico Evanan no huyó. Dado que la CVR basa su caso contra Pérez Huarancca en los testimonios de Teófanes Allcahuamán Vílchez, cuyo testimonio fue descartado por el Megaproceso y la apelación, la acusación ha de ser puesta razonablemente en duda e incluso sugiere la dificultad de un juicio contra Hildebrando Pérez Huarancca por el caso de Lucanamarca. Ahora, miremos los cambios de los párrafos originales citados arriba de La Masacre de Luca-

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namarca (Ayacucho, 1983) de la CVR y veamos su transformación en el informe final en el Tomo VII. Lo tachado con una línea indica palabras borradas y entre paréntesis se pone cambios de palabras. Con relación al responsable de ejecutar esta decisión de Sendero Luminoso [del PCP-SL], los testimonios obtenidos sindican directamente a la persona de Hildebrando Pérez Huarancca como líder [responsable] del ataque del 3 de abril de 1983. En ese sentido, la Comisión de la Verdad y Reconciliación recogió el testimonio de Teófanes Allcca- huamán Vílchez, quien afirmó que en octubre de 1982 lo conoció personalmente, en circunstancias en que los senderistas se encontraban en Lucanamarca y preguntó por el nombre del líder del grupo subversivo a Rómulo Misaico Evanan ―miembro de Sendero Luminoso cuyo paradero se desconoce actualmente―, quien le refirió que se trataba de Hildebrando Pérez Huarancca. El testigo describió al líder senderista [Los testigos entrevistados por la CVR identifican con este nombre al líder senderista y lo describen] de la siguiente manera: “... estaba uniformado de militar, llevaba dos pistolas, blanquiñoso, mestizo, de ojos vivos, pelo lacio, de 1.70 m de estatura aproximada, nariz aguileña, voz resonante como de mando militar, agarrado, no era gordo, era un profesor...” (16-17).

Aunque muchos de los cambios son menores, llama la atención que se borre que la descripción de un supuesto Hildebrando Pérez Huarancca viene de octubre de 1982, y no del 3 de abril de 1983. Como en el caso anterior, el testigo se convierte en los testigos. A lo mejor es mala redacción, pero muchos lectores van a entender esta redacción como la descripción de Pérez Huarancca el 3 de

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abril de 1983. El lector no sabe que la descripción es de un año anterior, que solo hay un testigo, y que el testigo ni estaba en Lucanamarca ese trágico día. Al comparar el próximo testimonio en La Masacre de Lucanamarca (Ayacucho, 1983) de la CVR y su informe final en el Tomo VII, se notan muchas diferencias. Aquí se encuentra lo publicado en el primer informe: Este mismo testigo manifestó ante COMISEDH, que el día de la masacre Hildebrando Pérez Huarancca fue reconocido a pesar de llevar pasamontañas: “... el que dirigía todo en general era Hildebrando Pérez Huarancca... es de Vilcanchos, es profesor que ando (sic) por aquí, la gente conoce, es alto, flaco, mestizo, estaba con pasamontañas y era medio narizoncito...” (17)

En el Tomo VII se escribe así: Asimismo, estas mismas fuentes afirman que Hildebrando Pérez Huarancca fue la persona que organizó la masacre de Lucanamarca en las localidades de Totos y Espite, y que el día de la masacre fue reconocido a pesar de llevar pasamontañas: “[...] el que dirigía todo en general era Hildebrando Pérez Huarancca [...] es de Vilcanchos, es profesor que anda por aquí, la gente conoce, es alto, flaco, mestizo, estaba con pasamontañas” (38).

“Este mismo testigo” se convierte en “estas mismas fuentes”, otra vez cambiando del singular al plural. En vez del pasivo “fue reconocido” se pone el verbo activo “afirma”. También se quita “era medio narizoncito” quizá porque no tiene lógica si usaba pasamontañas.

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La descripción física de los dos párrafos del Tomo VII varía mucho, pero no es la peor equivocación. Se notan muchas diferencias entre los dos testimonios: “blanquiñoso, mestizo” a “mestizo”, “de 1.70 m de estatura aproximada” a “alto”, y “agarrado, no era gordo” a “flaco”. Sin duda, el error garrafal es que no mencionan que Teófanes Allcahuamán Vílchez no estuvo en Lucanamarca el día de la masacre. No estuvo. Peor aun es que La Masacre de Lucanamarca (Ayacucho, 1983) deja pensar que el testigo estaba el mismo día de la masacre aunque el testimonio mismo se incluye en el informe. En la entrevista en La Masacre de Lucanamarca (Ayacucho, 1983), él dice claramente que no estuvo, pero, a pesar de no haber estado, el entrevistador le pide que provea información, y luego se pone esta información en el informe como si fuera de un testigo directo. Teófanes Allcahuamán Vílchez dice que “yo regreso plenamente ya cuando esta (sic) en marcha, en Cangallo ocurre la masacre de 03 de abril de 1983 (03-04-83), al día siguiente llego cuando ya había ocurrido todo” (118). El en- trevistador le pregunta, “¿Usted no ha estado el día de la masacre?”, y él responde: “No, no, no estu- ve” (La Masacre de Lucanamarca 118). Luego el entrevistador le dice: “Si bien usted no estuvo acá, tal vez nos puede confirmar algunos datos que la gente pudo haberlo contado” (123). Al usar esta información de lo que dijo una persona y presentar esta información como si fuera de un testigo directo y sin ninguna corroboración es, al menos, una indicación de falta de seriedad. Esta es la interacción que citan como “las mismas fuentes”:

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P. ¿lo que dirigía todo? R. El que dirigía todo en general era Gildebrando Pérez huarancca P. ¿de donde era Totos, Paras? R. es de Vilcanchos, pero es profesor que ando por aquí, la gente conoce, es alto, flaco mestizo estaba con pasamontaña y era medio narizoncito (124).

Como se nota con la evolución de estos dos párrafos, muchos lectores creen que hay más de un testigo directo ese día, pero, incluso con estos cambios, hay contradicciones entre los dos testimonios en cuanto a su estado físico. El escritor Dante Castro, quien además estudió Derecho en la Pontificia Universidad Católica del Perú, analiza los dos párrafos del Tomo VII, p. 38, y emplea la misma lógica jurídica que llevó a la absolución del caso contra Rómulo Misaico Evanan. En los dos casos es el mismo testigo, Teófanes Allcahuamán Vílchez. Como puede notar cualquier lector, se repite dos veces que el supuesto Hildebrando Pérez Huarancca, en Lucanamarca, durante la masacre, estaba con pasamontañas. Admiro realmente a los Superman andinos, quienes tienen supervisión y no les hace daño la kriptonita. Uno describe su contextura física como “agarrado” y otro dice que era flaco. ¿En qué quedamos? Con esta falta de solidez de los testimonios, Hildebrando Pérez Huarancca se habría salvado de sentencias usando a un simple abogado de oficio. Dudo mucho que Hildebrando Pérez Huarancca sea el responsable de la muerte de niños, quienes aparentemente fueron asesinados por la turba o mesnada (En Faverón, “El destino de Pérez Huarancca”).

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Respondiendo a una crítica de la lógica, Castro explica que, según la ley, NO me baso en la lógica en abstracto, sino en la lógica jurídica y en la hermenéutica del Derecho. Indudablemente no se trata de demostrar la inocencia de Hildebrando Pérez Huarancca, sino la fragilidad de los testimonios de la CVR en su caso. Eso, para quienes venimos de la profesión llamada Derecho, es significativo a nivel judicial. En síntesis, cualquier abogado, incluso uno de oficio, puede impugnar la acusación basándose en la fragilidad de testimonios inverosímiles y contradictorios. Es suficiente para llevar a un supuesto reo en cárcel Hildebrando Pérez Huarancca afuera del penal. Pero Hildebrando ya no está entre los vivos (En Faverón, “El destino de Pérez Huarancca”).

Lamentablemente, el análisis de Dante Castro es la excepción y suele ser más habitual la repetición de lo que dice la CVR, como en el artículo publicado en La República por Enrique Patriau, “Sendero, Misterio: El escritor de Sendero”. Cita el párrafo que describe a Pérez Huarancca uniformado como militar y escribe: “Así lo recuerdan varios testigos de la matanza de Lucanamarca, entrevistados por la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR)”. Como se ve, una interpretación normal es pensar, como dice en el informe, que hubo “varios testigos”, aunque, en realidad, hay uno. Entonces, en su artículo, la cita de una descripción de un supuesto Hildebrando Pérez Huarancca en octubre de 1982 por la CVR para muchos lo condena. En el octavo párrafo hace un resumen de una versión del escritor Dante Castro Arrasco, pero no resiste añadir algo más:

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Cuenta Castro que Pérez Huarancca, para salvar su vida, debió “guardarse” sus discrepancias ideológicas con Sendero, convirtiéndose así en uno de sus mejores cuadros de combate. Y Lucanamarca fue su prueba de fuego. (Énfasis mío).

La primera oración es un buen resumen de lo que escribe Castro, pero en ningún momento dice lo que aparece en la segunda oración. Es una buena retórica, pero pone palabras en la boca de Dante Castro que él no dijo nunca. Otro artículo de La República, “Lucanamarca despierta y habla contra Sendero; Abimael calla”, por Flor Huilca el 9 de enero del 2005, también repite lo que dice la CVR y está plagado de errores. Como en el otro artículo, ella cita, de los dos párrafos de los supuestos testigos, una descripción sin pasamontañas y otra con pasamontañas. Incluso, al mencionar que unos miembros del grupo literario Narración son “Oswaldo Reinoso y Roberto Reyes Retamar” la periodista equivoca el apellido del autor de En Octubre no hay milagros (normalmente se escribe su apellido con “y”, Reynoso) y además confunde al escritor Roberto Reyes Tarazona (y efectivamente miembro del grupo Narración) con un desconocido Roberto Reyes Retamar. Al final del artículo escribe que “matan al alcalde Gualberto Tocas”. Fue atacado, pero sobrevivió y fue uno de los testigos contra Abimael Guzmán en el Megaproceso. Su apellido paterno es “Tacas” en vez de “Tocas”. Volvamos al estudio La Masacre de Lucanamarca (Ayacucho, 1983) para ver los otros testimonios recogidos. Después de citar los dos testimonios de

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Teófanes Allcahuamán Vílchez, mencionan el testimonio de otro que tampoco estuvo ese día: “Del mismo modo, el testigo Demetrio Quincho Huancahuari manifestó ante COMISEDH que los comuneros tienen conocimiento que Hildebrando Pérez Huarancca fue la persona que organizó la masacre de Lucanamarca en las localidades de Totos y Espite, lugar este último donde residía habitualmente el líder senderista” (17). (Énfasis mío). Nótese que usan “tienen conocimiento” y “organizó” pero no mencionan su ausencia de Lucanamarca ese día. En su entrevista, incluida en el mismo documento, él fue con otros a Huancasancos a pedir ayuda (110). En el intercambio de palabras que sigue, no lo puede ubicar en Lucanamarca y especula: P. Los senderistas como han reaccionado. R. Justamente por eso pues, viene la amenaza o sea la venganza que se han organizado en Totos, en Espite, en Espite estaba el líder de Sendero luminoso, Hildebrando Pérez Huarancca, Hildebrando según dice que se ha fugado del Perú al extranjero o se habrá venido P. El ha venido alguna vez. R. Él seguramente ha encabezado la masacre P. Más antes ha venido él R. Bueno como yo no frecuentaba, yo pasaba esquivándome, yo no era partido del sendero, yo me quitaba el cuerpo (106). (Subrayados míos).

Como se ha notado en varias ocasiones, el testigo basa su testimonio en la información de otras personas ―“según dice” y “seguramente ha encabezado” ―, pero no puede ubicarlo en Lucanamarca ese día y tiene que recurrir a información de otros. ― 62 ―

Otros dos testimonios ubican a Hildebrando Pérez Huarancca en Espite, la comunidad donde nació, pero no son testigos de su presencia en Lucanamarca: Sobre la presencia de Hildebrando Pérez Huarancca en Espite, el testigo César Gutiérrez Araujo ha declarado ante la Comisión de la Verdad y Reconciliación que en esta localidad había un catedrático llamado Hildebrando Pérez Huarancca, oriundo del lugar, que era de Sendero Luminoso y que movilizaba a los senderistas en la zona. Respecto a la matanza de Lucanamarca, refirió que las huellas de los subversivos se dirigían hacia Espite. En igual sentido, Paulina Gálvez Licas refirió que en el año 1982 miembros de Sendero Luminoso al mando de Félix Huarancca ingresaron al distrito de Paras y la obligaron a caminar cargando a su pequeña hija hasta el anexo de Espite. Una vez en esta localidad, fue presentada ante Hildebrando Pérez Huarancca, quien la condenó a muerte, pero un vecino de Paras intervino ante el líder senderista y evitó que le dieran muerte (44). (Énfasis mío).

Mientras nadie niega su pertenencia a Sendero Luminoso, eso en sí no es ninguna prueba de su participación y su presencia en la masacre de Lucanamarca. Nótese que las huellas iban a Espite, pero no hay ninguna mención de la participación de Pérez Huarancca. Con estos testimonios la CVR llega a la conclusión que Hildebrando Pérez Huarancca encabezó la matanza de Lucanamarca. Luego, el informe vuelve al testimonio de Teófanes Allccahuamán Vílchez: Durante la visita a Lucanamarca realizada por la Comisión de la Verdad y Reconciliación el 10 de marzo del 2003, el testigo Teófanes Allccahuamán Víl-

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chez declaró haber estado en presencia del líder de la Fuerza Principal de Sendero Luminoso en la zona, a quien identificó como Hildebrando Pérez Huarancca por indicación de un vecino de Lucanamarca integrado a la organización subversiva. Asimismo, el citado testigo reconoció al final de la entrevista la fotografía de Hildebrando Pérez Huarancca que le fuera mostrada, la que indicó corresponde a la misma persona que conoció en Lucanamarca como líder de Sendero Luminoso (La Masacre de Lucanamarca 45). (Subrayas mías).

Nótese que se repite la historia de que Rómulo Misaico Evanan (“un vecino”) es la persona, según el testimonio, quien le dijo en octubre de 1982 que el líder era Hildebrando Pérez Huarancca. El testigo acusa a Rómulo Misaico Evanan de pertenecer a Sendero, pero en el Megaproceso y en la apelación descartan el testimonio y absuelven al acusado. El testigo afirma haber conocido a Pérez Huarancca, pero no dice en ningún momento que él estuvo el día de la masacre. No se niega la afiliación de Hildebrando Pérez Huarancca a SL, pero el informe es sobre su supuesta participación en la masacre. El próximo párrafo del informe contiene muchos errores y no hay ninguna documentación para respaldar sus acusaciones: La Dirección Nacional Contra el Terrorismo de la Policía Nacional del Perú (DINCOTE) tiene registrado a Hildebrando Pérez Huarancca como uno de los líderes de Sendero Luminoso. Los datos refieren que Pérez Huarancca era profesor de Lengua y Literatura en la Universidad San Cristóbal de Huamanga hasta 1982, año en que fue detenido por delito de terrorismo. El 3 de marzo de 1982 fugó del CRAS de Huamanga y a partir de entonces se desempeñó como

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el responsable de Sendero Luminoso en el Comité Zonal Cangallo Víctor Fajardo hasta el año 1987. A partir de ese año se le conocería con el seudónimo de “Carlos”. La última información que posee la DINCOTE es que a partir de 1992 Pérez Huarancca estaría trabajando en la ciudad de París (Francia) con Maximiliano Duran Arauja la organización de propaganda de Sendero Luminoso llamada “Sol Perú” (4546). (Subrayas mías).

La fecha con la cual la CVR normalmente asocia el ataque al CRAS es el 2 de marzo, no el 3 de marzo. Según varias fuentes ya citadas, Hildebrando Pérez Huarancca habría muerto en 1984. Como se ha discutido antes, es sumamente difícil ubicar a personas, las de las FFAA o del PCP-SL por seudónimos, porque, especialmente en el último caso, la organización se basaba en el conocimiento limitado de los participantes del grupo. La sugerencia de que Pérez Huarancca está en Francia desde 1992 quizá venga de los informes ya citados de la revista de Lyndon LaRouche. A menos que haya información mucho más clara que sustente la aserción que estuvo como jefe hasta 1987 y que después se fue a Francia, todo esto es pura especulación y, francamente, debilita el informe. Pero además el informe cita más especulaciones que han aparecido en periódicos y revistas: De acuerdo con la información periodística disponible, Hildebrando Pérez Huarancca es natural del distrito de Espite, provincia de Víctor Fajardo (Ayacucho) y se formó como profesor y escritor en la Universidad San Cristóbal de Huamanga. Ha sido sindicado como jefe de la columna senderista que realizó el atentado en Chuschi el 17 de mayo de 1980,

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fue apresado y luego fugó del CRAS de Huamanga en 1982 junto a Edith Lagos. Asimismo, se le señala como líder de la masacre de Lucanamarca. Algunas publicaciones afirman que Hildebrando Pérez Huarancca fue visto en Madrid en 1986 (46).

Repetimos, la acusación de su participación en la quema de ánforas en Chuschi no tiene ninguna fuente e ignora que estuvo en China hasta octubre de 1980. La fuente de su participación como líder de la masacre en Lucanamarca viene del semanario Domingo del periódico La República, del 11 de agosto del 2002. “Algunas publicaciones”, según la nota a pie, es de la revista Sí. Nuevamente, preocupa cómo con frecuencia el singular cambia al plural en los textos de la CVR. Según la cronología de los dos últimos párrafos citados, Pérez Huarancca habría viajado a Madrid en 1986. Luego habría vuelto para ser jefe del Comité Zonal Cangallo Víctor Fajardo en 1987. Posteriormente se habría ido a París, donde dicen que aún permanece. Todo esto, por supuesto, ocurrió después de su fallecimiento en 1984. En un estudio posterior, Lucanamarca: memorias de nuestro pueblo (2007), de Carola Falconí, Edilberto Jiménez y Giovanni Alfaro, hay menciones de Hildebrando Pérez Huarancca, pero, como se ha visto, los testimonios normalmente o son de personas que no estaban el día de la matanza o mencionan información proporcionada por otras personas. Un ejemplo es este testimonio de una persona que no lo conocía:

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Mencionan que entre 1981, 1982 habría venido Hildebrando Pérez Huarancca, nosotros no lo conocíamos, de repente vendría. Pero nos enteramos que Pérez Huarancca, era comando de este sector. A Hildebrando lo conocíamos sólo por nombre no más, hablaban que era responsable de acá, con otro nombre le decían, venía de un sitio especialmente y tenía que ver con los policías, él era responsable de esta zona (Entrevista a poblador de Santiago de Lucanamarca, 57 años). (Énfasis mío).

Hay una mezcla de la tercera persona plural y la primera persona plural. La información viene de ellos: “Mencionan”, “hablaban” y “con otro nombre le decían”. En el “nosotros” pone énfasis el testigo en la falta de conocimiento de los lugareños: “nosotros no lo conocíamos”, “nos enteramos” (otra vez por otros), y “lo conocíamos sólo por nombre no más”. A pesar de solo tener información de otros, y poniendo énfasis en su desconocimiento de Hildebrando Pérez Huarancca, el testigo llega a la conclusión de que “él era responsable de esta zona”. Falta lógica reconocer un desconocimiento, agregar información suministrada por otros y llegar a la conclusión que era el responsable. ¿Puede sostenerse esta afirmación? Por último, este testimonio no dice nada de su participación en la matanza. En otro testimonio, nótese el uso del verbo “decir” tres veces en la tercera persona: “Dicen que Hildebrando estuvo en la casa de su papá (en Espite); ‘Curacha’ desapareció desde entonces, dice que estuvo junto con Hildebrando, era el brazo derecho de él. El día de la matanza dicen que vino Hildebrando, ‘Curacha’ y Echaqaya, esos eran cabezas” (poblador 52 años) (120).

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Otro declarante fue herido en la masacre, y se enteró de la información acerca de Hildebrando Pérez Huarancca después de regresar del hospital, es decir, información proveniente de otras personas: Hildebrando Pérez Huarancca hizo la venganza por la muerte de Olegario, por los senderistas muertos hicieron la matanza en Lucanamarca. Huarancca es de Espite, algo de eso me habló acá cuando ha venido como jefe... Todo eso me enteré cuando regresé, yo estaba en el hospital porque me hirieron, no he muerto en la masacre del 3 de abril. Por eso los militares también han ido a Espite en busca de los terroristas; una familia de Espite que conocía pobrecitos aparecieron de luto llorando y decían que los militares habían hecho muertes en Espite. Dijeron que el líder era un gringo, el que ha dirigido la masacre. Yo no he visto nada, como estuve herido en el hospital en Ayacucho, ya después me enteré que habían bombardeado a Espite, eso dijeron. Después de la masacre, han ido desde Ayacucho mismo, todo dice que han estado rebuscando (Entrevista a poblador de Santiago de Lucanamarca, 65 años) (124). (Énfasis míos).

En Lucanamarca: memorias de nuestro pueblo, al igual que otros estudios, hemos visto que casi toda la evidencia es de segunda o tercera mano y no hay ningún testigo directo que estuviera ese día y viera a Hildebrando Pérez Huarancca. Y sin embargo, los medios siguen repitiendo hasta la saciedad que Hildebrando Pérez Huarancca será recordado como el verdugo de Lucanamarca, el perpetrador de una de las peores matanzas de la historia republicana.

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Conclusiones

La vida de Hildebrando Pérez Huarancca fascina a muchas personas porque no se sabe si estaba involucrado en Sendero Luminoso antes de su arresto, por qué fugó de la cárcel de Huamanga, qué habría hecho después, y qué papel ejerció en el PCP-SL. Espero que este estudio sea un aporte para que las autoridades vuelvan a examinar el caso contra Hildebrando Pérez Huarancca. Si hay evidencia contra él, que se demuestre. Es mi esperanza ferviente que las personas que hayan conocido o que sepan algo de Hildebrando Pérez Huarancca se animen a contar los sucesos. Aun más importante es que la familia se entere dónde está enterrado para darle cristiana sepultura. Ya con el pasar del tiempo es posible tener un poco más de claridad de una época muy caótica y violenta y aclarar una historia que todavía se escribe. La memoria y la reconciliación necesitan de la verdad. ¿Habrá verdad, memoria y reconciliación con Hildebrando Pérez Huarancca?

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Agradecimientos

Este libro no habría sido posible sin la ayuda de muchas personas. Hay demasiadas para nombrarlas individualmente, pero me han ayudado mucho en aprender y tener una mejor perspectiva del Perú. Además de ser un buen amigo, Ricardo Vírhuez ha jugado un papel muy importante en la publicación de mis últimos cuatro libros. Mis padres John y Catherine Selby, y mi hermano Tony Cox, siempre me han respaldado y mucho de lo que soy se debe a ellos. Agradezco el apoyo y el cariño de mis suegros Mauro Álvarez Portocarrero y Flor Higashi de Álvarez, y de mi cuñado Alan Álvarez. Una especial mención para mi esposa Silvia, quien me apoya en todo. Mis hijos Michael y Jeremy me dan mucha alegría y me recuerdan cuán buena y preciosa es la vida. A pesar de tanta ayuda, debo recalcar que cualquier error recae en mi persona.

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Obras citadas

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Antologías y revistas que incluyen a Hildebrando Pérez Huarancca

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Datos del Autor

Mark R. Cox es profesor principal de literatura latinoamericana y de literatura peruana en Presbyterian College, Carolina del Sur, Estados Unidos. Es jefe del departamento de Lenguas Extranjeras Modernas y director del programa de Estudios Latinamericanos. Sus áreas de interés incluyen las expresiones culturales acerca de la guerra interna armada de los años ochenta y noventa, y la narrativa andina peruana ��� publicada desde 1980. Ha editado cuatro libros sobre este tema: las dos antologías El cuento peruano en los años de violencia (2000), y Cincuenta años de narrativa andina: desde los años 50 hasta el presente (2004); Pachaticray: Testimonios y ensayos sobre la violencia política y la cultura peruana desde 1980 (2004), y Sasachakuy Tiempo (2010). En 2008 publicó “Bibliografía anotada de la ficción narrativa peruana sobre la guerra interna de los años ochenta y noventa (Con un estudio previo)” con 306 cuentos y 68 novelas por 165 escritores en el número 68 de la Revista de Crítica Literaria Latinoamericana.

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