La utopía posible. Principios que orientan el socialismo en Nuestra América [2ª ed.] 9789995484934

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La utopía posible. Principios que orientan el socialismo en Nuestra América [2ª ed.]
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La utopía posible Principios que orientan el socialismo en Nuestra América José Gregorio Linares

La utopía posible Principios que orientan el socialismo en Nuestra América José Gregorio Linares

La utopía posible Principios que orientan el socialismo en Nuestra América Autor © José Gregorio Linares

UNIVERSIDAD CATÓLICA SANTA ROSA

III / 2013

Dr. Alí Ramón Rojas Olaya Rector

Segunda Edición Edición Instituto Internacional de Integración Dr. David Mora Director Ejecutivo y asesor académico Corrección Duilio Medero y Ángel Daniel González Ilustraciones Douglas Muñoz Diseño y Diagramación Javier Quispe DL: 4-1-472-13 ISBN: 978-99954-849-3-4 Instituto Internacional de Integración Av. Sánchez Lima Nº 2146 Casilla 7796/Fax (591) 2411741/Tel (591) (2) 2410401 - (591) (2) 2411041 La Paz - Bolivia

Prof. Jorge Luis Ramirez Vicerector Académico Dra. Elba Pérez Pulido Vicerectora de Postgrado Prof. Ramón Guevara Vicerector Administrativo Prof. Ricardo Aldazoro Secretario MSc. Candelaria Martín Decana de la Facultad de Ciencias de la Educación Dr. Clemente Medina Decano de la Facultad de Ciencias Teologicas MSc. Mario Corro W. Decano de la Facultad de Ciencias Humanas y Sociales Prof. Henry Rodríguez Decano de Desarrollo Pastoral Social y Estudiantil

Su reproducción con fines educativos requiere citar fuente, el nombre del autor y al III.

Dedicatoria A mis padres, Ángela y Fabián, quienes, aun sin proponérselo, formaron un hogar basado en principios comunitarios. A Edgar González, Ángel González, Alí Ramón Rojas Olaya, y Ramón Villegas,amigos que me confirman cada día que la amistad es el invento más bello del hombre. A Érika, amada, quien acompañó cada minuto de este libro con un gesto de amor y ternura. A Juan Carlos, mi hijo, con la esperanza de que sus hijos se formen en una sociedad donde la utopía socialista sea una realidad.

Índice Introducción: Los principios, manantial que brota de las entrañas de nuestra tierra...............................................17 1. La Decolonización......................................................................25 2. Valoración de los Liderazgos......................................................37 2.1. Los líderes brotan del corazón de nuestro pueblo y trabajan para servirle........................................................38 2.2 Los líderes, una muralla......................................................39 2.3 Los líderes del presente.......................................................43 2.4 Contra el culto a la personalidad.......................................46 2.5 Alerta contra la traición de los espíritus menores................49 3. Contra la Gran Propiedad..........................................................61 3.1 La gran propiedad privada contra todas las formas de propiedad...........................................................62 3.2 La matemática de la miseria en América Latina..................64 3.3 El Socialismo versus la Gran Propiedad..............................65 3.4 La acumulación originaria de la gran propiedad en nuestra América: “Detrás de cada gran fortuna hay un delito”........................................................68 3.5 Simón Bolívar se enfrenta a los oligarcas.............................76 · La libertad absoluta de los esclavos.....................................77 · Distribución de tierras entre los indígenas .........................79 · Distribución de propiedades entre los soldados libertadores........................................................................84



3.6 Simón Rodríguez: “Cuidar de TODOS, sin excepción”......85 3.7 Antonio José de Sucre: “Tierras de comunidad repartible a los naturales”....................................................89 3.8 Ezequiel Zamora: “Oligarcas, temblad”..............................91 3.9 Francisco Bilbao y Santiago Arcos: “Quitar sus tierras a los ricos y distribuirlas entre los pobres”................94 3.10 Emiliano Zapata: “Tal organización económica, tal sistema administrativo… un asesinato en masa para el pueblo”..........................................................96 3.11 Propiedad y Poder..............................................................97 4. El Antidogmatismo...................................................................105 4.1 El Socialismo no es una doctrina cerrada: José Carlos Mariátegui, Julio Antonio Mella, Ernesto Che Guevara....................................................................106 4.2 Ejemplos de Antidogmatismo: Simón Rodríguez, Marinaleda...............................................110 4.3 César Vallejo: Escritor de alas abiertas..............................113 5. El Servicio.................................................................................121 5.1 “Si quieres mandar tienes que servir”................................122 5.2 Mujeres, vientre de servicio..............................................129 5.3 Daniel De León, “uno de los socialistas modernos más grandes”....................................................133 5.4 Fabricio Ojeda: “Convoque, pues, Señor Presidente”........136 5.5 Jacinto Convit: “Ser humano es un deber”.......................138 6. El Antiburocratismo ................................................................145 6.1 Una casta burocrática ......................................................146 6.2 Bolívar: “Lejos de hacer ningún bien, embarazan la administración” ...........................................................148 6.3 José Martí, Vladimir Lenin, el Che Guevara y Albert Einstein enfrentan el burocratismo........................150



6.4 La Ley de Simplificación de Trámites Administrativos, “Acátese pero no se cumpla”...................154

7. La Individualidad.....................................................................161 7.1 “Sea yo más yo cada día, tú cada día más tú” ...................162 7.2 Socialismo versus colectivismo.........................................165 7.3 Los prejuicios anticomunistas, ideología del capitalismo...170 8. Contra el Individualismo, a favor de la solidaridad................177 8.1 “Es una carrera de lobos: solamente se puede llegar sobre el fracaso de otros”.........................................178 8.2 La solidaridad ..................................................................180 · Los dos Simón y Antonio José..........................................180 · Pío Tamayo y Miguel Hernández, ejemplos de corazón purísimo.............................................................183 8.3 Los revolucionarios y las revolucionarias: “Los que no se cansan ni descansan”.........................................188 9. La espiritualidad.......................................................................195 9.1 De los oprimidos soy la redención....................................196 9.2 Los cristianos al servicio de las mejores causas..................199 9.3 Oscar Arnulfo Romero “carbón que ha sido brasa con nada que sople prende”.....................................207 10. Defensa de los derechos humanos y de la vida de todos los seres.........................................................................213 10.1 “La Carta de los Derechos Humanos. Está todo ahí”........214 10.2 La oligarquía colonial y republicana viola los derechos del ser humano..................................................216 10.3 “No le pegue a la negra” ..................................................217 10.4 Etnocidio y ecocidio.........................................................219 10.5 América Latina: Tierra de defensores de la humanidad.....221



· Fray Antonio de Montesinos y Fray Bartolomé De Las Casas, pioneros de los derechos humanos ............222 · Miranda penitenciarista....................................................226 · Alejandro Petión y Simón Bolívar, unidos en defensa de los derechos humanos......................................230 · Sucre, adalid de los derechos humanos.............................231 · El joven José Martí y los derechos humanos.....................234 10.6 Los derechos humanos se violan en tantas partes… en América Latina, domingo, lunes y martes….236 10.7 Las democracias dictatoriales............................................238

11. El trabajo creador ..................................................................245 11.1 El trabajo creador contra la alienación en el trabajo..........246 11.2 El trabajo en América Latina ...........................................253 11.3 Concepción del trabajo entre los pueblos precolombinos y los africanos...........................................255 11.4 Venezuela: Mujeres y hombres trabajadores......................258 · El intelectual decolonial Andrés Bello...............................258 · El arquitecto popular Juan Félix Sánchez..........................260 · El tecnólogo popular Luis Zambrano...............................261 · El científico Humberto Fernández Morán.......................262 · La maestra Belén Sanjuán.................................................264 · La cantora popular Lilia Vera ..........................................266 · Mi gente..........................................................................268 12. El ocio liberador.....................................................................275 12.1 El derecho al ocio.............................................................276 12.2 El ocio y el trabajo en el “Socialismo real”........................277 12.3 El ocio, un negocio..........................................................278 12.4 Paul Lafargue y el derecho al ocio.....................................280 12.5 África: vientre universal de la alegría.................................281

12.6 Reforma o reacción..........................................................284 12.7 Manuel Rodríguez Cárdenas y el Retablo de maravillas....285 13. La Justicia ..............................................................................291 13.1 ¡Que se haga justicia! .......................................................292 13.2 El combate contra la impunidad......................................294 13.3 Sucre y la justicia .............................................................295 13.4 La injusticia social en cifras..............................................298 13.5 Capitalismo agonizante versus socialismo en ascenso........307 · Estados Unidos................................................................307 · Cuba................................................................................308 14. La lucha contra la corrupción................................................315 14.1 Páez y Santander versus Bolívar y Sucre............................316 14.2 Bolívar contra la difamación.............................................323 14.3 El Mariscal Antonio José de Sucre: “Ruego pues, que se examine escrupulosamente toda mi conducta”.......324 14.4 Juan Germán Roscio, un magistrado íntegro....................327 14.5 Fisiología de la corrupción. Retrato del corrupto..............329 14.6 Revolución o corrupción. Revolución o difamación.........333 15. La Integración de los pueblos y naciones del “Tercer Mundo”...............................................................337 15.1 “Es necesario ir acercando lo que ha de acabar por estar junto” ...............................................................338 15.2 Ni sometimiento ni afán de supremacía............................340 15.3 ¿El socialismo en un solo país o en toda Latinoamérica?...341 15.4 Sandino y el “Plan de Realización del Supremo Sueño de Bolívar”.............................................................343 15.5 La “Integración” imperial y la verdadera integración.........345 15.6 Eugenio María Hostos, viajero por la integración.............346

16. El Internacionalismo..............................................................351 16.1 Alejandro Petión, “el autor de nuestra libertad”................352 16.2 Sucre y Bolívar quisieron liberar Cuba y Puerto Rico.......355 16.3 Solidaridad e internacionalismo........................................356 16.4 El cubano Tony Guiteras y el venezolano Carlos Aponte Hernández: “Yanquis, go home”..........................360 · Antonio Guiteras.............................................................360 · Carlos Aponte Hernández................................................364 16.5 Jesús Rivero con los Sandinistas........................................372 17. El Antiimperialismo...............................................................379 17.1 El Imperialismo, lanza de punta muy filosa......................380 17.2 Bolívar, precursor del antiimperialismo............................383 17.3 José Martí antiimperialista y crítico de la sociedad estadounidense...................................................389 17.4 Francisco Bilbao contra las mandíbulas sajonas................392 17.5 Augusto César Sandino: “Venid, gleba de morfinómanos”.393 17.6 José Carlos Mariátegui, “una nueva luz de América”........395 17.7 Intelectuales contra el imperialismo yanqui......................397 17.8 Experimentos “científicos” con la gente de Latinoamérica.402 17.9 Contra el gobierno estadounidense, no contra el pueblo...403 17.10 Contra el Nuevo Imperialismo, ¿Qué hacer?....................405 Anexo: Cronología de intervenciones militares de EE.UU. en América Latina 1823-2002 .....................................407 18. El Desarrollo Endógeno.........................................................417 18.1 Tres hechos históricos: ¿Qué aprendemos?........................418 18.2 Juan Pablo Vizcardo y Guzmán, pionero de la independencia y el desarrollo endógeno...........................421 18.3 Paraguay independiente....................................................423

18.4 Simón Rodríguez y Bolivia...............................................424 18.5 José Martí y Cecilio Acosta, hermanados en un mismo ideal......................................................................428 18.6 Algunas experiencias recientes..........................................430 19. La conciencia y la cultura de la paz........................................435 19.1 La paz: única condición y único camino para el adelanto de los pueblos....................................................436 19.2 A problemas graves, soluciones sencillas...........................440 19.3 Socialismo o Barbarie.......................................................443 19.4 ¡Viva la vida!.....................................................................445 20. El Pueblo en armas ................................................................453 20.1 Los saberes militares de nuestros pueblos..........................454 20.2 Chile: una lección............................................................427 20.3 Víctor Jara y Enrique Maza Carvajal: Un aprendizaje.......459 · Víctor: “Yo no quiero la Patria dividida”...........................459 · Enrique Maza Carvajal, un ejemplo.................................462 20.4 No podemos decir: “Adiós a las Armas”............................466 21. La creatividad.........................................................................473 21.1 “O inventamos o erramos”...............................................474 21.2 Los intelectuales latinoamericanos y la creatividad............477 21.3 Revolución y creatividad..................................................482 · Cuba una revolución que se revisa a sí misma...................482 · México y los zapatistas: “venimos a pedirles ayuda”..........485 · Bolivia y la revolución con los pueblos originarios............487 · La Revolución Ciudadana Ecuatoriana: 5 ejes centrales....491 · La Revolución Bolivariana Venezolana: “Necesario es vencer”.......................................................493 · Nicaragua y los sandinistas...............................................498

21.4 ¿Adónde va la América?....................................................501 22. Poder Popular, Poder constituyente..........................................505 22.1 Poder constituyente y poderes constituidos......................506 22.2 El Poder Popular..............................................................509 23. El Amor...................................................................................525 23.1 “El Hombre es una fuerza que ama”.................................526 23.2 Luis Mariano Rivera: “Sin amor no hay vida”...................537 Conclusiones: El Nuevo Socialismo, obra de todos.....................543 Bibliografía...................................................................................549

La utopía posible

Introducción: Los principios, manantial que brota de las entrañas de nuestra tierra “Los hombres no son nada, los principios lo son todo”. Benito Juárez “Los socialistas revolucionarios deben embestir contra la moral y las teorías sociales del capitalismo; deben desterrar de las cabezas de la clase llamada a la acción, los prejuicios sembrados por la clase dominantes”. Paul Lafargue “Una Revolución sólo puede llevarse adelante cuando está mantenida por un grupo de hombres identificados ideológicamente, poderosos por su unión inquebrantable, aunados por los mismos principios”. Antonio Guiteras

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La sociedad socialista que estamos construyendo, y por la cual luchamos, debería apuntar hacia la materialización de algunos principios, sin cuya aplicación dicha sociedad no podría llamarse ni nueva ni socialista. Esta sociedad se construye a partir de la puesta en práctica de una nueva ética, de tipo socialista, opuesta a la ética ideológica del capital. Ha de estar basada en principios y valores que se correspondan con el ideario de sociedad justa que deseamos erigir. Además, no existe una ética al margen de la historia y ajena a la lucha de clases. Según Federico Engels (1820-1895): “Hasta hoy toda teoría moral ha sido, en última instancia, producto de la situación económica de la sociedad en que se formuló. Y como hasta la fecha la sociedad ha avanzado siempre en medio de antagonismos de clase, la moral ha sido siempre también, forzosamente, una moral de clase; unas veces, construida para justificar la hegemonía y los intereses de la clase dominante, y otras veces, cuando la clase oprimida se hace bastante poderosa para rebelarse contra la clase opresora, construida para defender y legitimar la rebelión y los intereses del futuro, de la clase oprimida”.1

Hay que avanzar en la construcción de los principios que rigen esta nueva ética socialista. Distinta a la ética del capital, donde los principios son una mercancía más; de modo que se confunde valor y precio y, al decir de Carlos Marx, “la desvalorización del mundo humano crece en razón directa de la valorización del mundo de las cosas”. Sólo mediante esta lucha en el terreno ético podremos construir una sociedad nueva, basada en valores humanistas y revolucionarios. Por ello, la formación ética socialista reviste una importancia fundamental. Así lo concebía el Che Guevara, quien ha sido uno de los revolucionarios que más énfasis ha hecho en lo relativo a la conformación de una ética socialista y en lo atinente a la pedagogía que hay que ejercer para lograr su masificación: “Persiguiendo la quimera de realizar el socialismo con la ayuda de las armas melladas que nos legara el capitalismo (la mercancía como

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1 Federico Engels: El Anti-Dühring, Edición digital de http://www.archivochile.com, pp. 30-31

La utopía posible célula económica, la rentabilidad, el interés material individual como palanca, etcétera) se puede llegar a un callejón sin salida (…). Es necesario el desarrollo de una conciencia en la que los valores adquieran categorías nuevas. La sociedad en su conjunto debe convertirse en una gigantesca escuela (…). El estímulo moral, la creación de una nueva conciencia socialista, es el punto en que debemos apoyarnos y hacia donde debemos ir, y hacer énfasis en él”.2

El Che expone sus reflexiones sobre lo difícil del proceso de construcción del socialismo, acerca de la batalla por la formación del hombre y la mujer nuevos; contra la ideología burguesa, que impide que insurja la sociedad nueva porque lo viejo se resiste a morir: “El socialismo es joven y tiene errores. Los revolucionarios carecemos, muchas veces, de los conocimientos y la audacia intelectual necesarios para encarar la teoría del desarrollo de un hombre nuevo por métodos distintos a los convencionales y los métodos convencionales sufren de la influencia de la sociedad que los creó (…). La sociedad vieja pesa, los conceptos de la sociedad vieja pesan, constantemente en la conciencia de los hombres. Y es allí donde el factor de profundización de la conciencia socialista adquiere tanta importancia”.3

Para lograr ese cambio en la conciencia y los sentimientos es necesario mirar dentro de nuestros propios corazones .A lo mejor debemos buscar en nuestras raíces. Retomar, entre otros, el código de ética incaico, el cual se resumía en tres preceptos: 1. No mentir; 2. No robar; 3. No holgazanear ni explotar a nadie. En estos tres sencillos mandatos se fundamentaba la sociedad integrada por millones de seres que vivían en armonía consigo mismos, con los otros y con la Pachamama, la madre Tierra. De lo que se trata es de asumir, tanto en la vida pública como en la privada, una conducta ética congruente, basada en los más elevados

2 Ernesto Che Guevara: “El Socialismo y el Hombre en Cuba”, en Pensamiento Pedagógico Emancipador Latinoamericano, Ediciones de la Universidad Bolivariana de Venezuela, Caracas, p. 3. 3 Ibid., p. 4.

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principios de la humanidad, donde pensamientos, palabras y obras estén en armonía; de modo que, como quería José Martí, nuestra mejor manera de decir sea el hacer. A continuación expondremos algunos de estos principios socialistas y comunitarios. Son fruto de las vivencias, el estudio, la reflexión y el debate. Un registro de la praxis de nuestros pueblos. Un aporte para la construcción práctica del Socialismo del Siglo XXI en nuestras asoleadas tierras. Letras de emergencia, escritas en tiempos de transformación. Pinceladas en el lienzo de los sueños. Una mirada desde la otra orilla: la que ha sido ignorada. Una invocación por la felicidad de los pueblos del Nuevo Mundo, esos que construirán un Mundo Nuevo. Una apuesta por la vida. Los puntos de vista aquí expresados deben ser entendidos como sugerencias para ser debatidas. Lineamientos para la discusión. Respuestas a un mandato ancestral. Estos principios sobre los que debatiremos no se alimentan del aire: se nutren de la tierra, especialmente de la sudamericana y caribeña. Son como la savia que recorre un tallo: su potencia depende de la tierra que les da vigor. Lo decía José Martí: “Las ideas, como los árboles, han de venir de larga raíz, y ser de suelo afín, para que prendan y prosperen”. Creemos que los preceptos que enarbola el socialismo latinoamericano tienen, en lo fundamental, su origen en el ideario y las experiencias de los hombres y las mujeres de nuestras patrias, en aquellos que han luchado por la felicidad, el bienestar y la justicia. Nuestra América es el lugar sin límites donde existen condiciones óptimas para que estas ideas “prendan y prosperen”. Muchas veces buscamos en recipiente ajeno el agua que calme nuestra sed. Nos olvidamos de buscar en nuestros propios cántaros. Ignoramos el manantial que brota de las entrañas de nuestra tierra. Debemos enmendar este error. En América latina y el Caribe están las simientes del socialismo latinoamericano y caribeño. Nuestro ideario socialista emerge del surco más profundo de la historia. Sus raíces se sustentan 20

La utopía posible en cada acto de sacrificio y heroísmo del pueblo. Aquí fructificarán esas ideas y esos sueños. Del mundo entero incorporaremos diversas nociones y experiencias porque no somos una aldea aislada, reticente a los aportes universales; pero la esencia de lo que construiremos se hará con nuestro propio barro, en sintonía con nuestra idiosincrasia, con el adobe de lo aprendido en nuestra original historia, asentados en nuestra particular geografía, con las manos astrosas de nuestra gente, con la vista puesta en nuestro horizonte. Por tanto, la bibliografía básica de este libro está conformada por las obras de los creadores de la nación latinoamericana y caribeña: Nuestra América. La lectura con criterio “independiente” de los textos de estos autores y autoras nos permite encontrar lo que otros no encontraron, simplemente porque desde su perspectiva sociohistórica no lo querían o no lo podían ver, o porque no lo andaban buscando. Todo esto, enriquecido con el aporte de los líderes sociales suramericanos y caribeños de los siglos XX y XXI —varios de los cuales afortunadamente están vivos y siguen dando aportes fundamentales— permite que desentrañemos y percibamos mejor las fuentes ideográficas del socialismo en nuestras tierras. Deseamos que los principios que orientan el socialismo en Nuestra América sean sistematizados y queden registrados porque “El pensamiento escrito tiene más importancia que los pertrechos”, según Bolívar. Queremos, por tanto, dejar constancia de los principios que estremecen los corazones de nuestra gente. Grabarlos en el papel tal como hacen los enamorados en los tallos de los árboles, en las piedras y en los muros, para dejar testimonio de sus sentimientos y emociones. Al fin y al cabo, los principios y valores son, en esencia, una promesa de amor. Por consiguiente, este texto no es otra cosa que una declaración de amor por nuestra América y sus pueblos. Por las revoluciones que cabalgan en su lomo. De amor por la tierra que nos sostiene y el aire que nos eleva. Por los horizontes que vislumbramos juntos. Por la madre que nos besó al nacer y en ese instante creó un lazo indisoluble de esperanza en el porvenir de la humanidad. Por el padre que nos 21

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levantó en sus brazos y con ese gestó nos comunicó todas las fuerzas que necesitábamos para luchar en lo sucesivo. Por las revolucionarias y revolucionarios que armados con la adarga de los ideales han entregado su vida para construir un mundo mejor que el que encontraron.

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Andrés Bello / José Martí

La utopía posible

1. La Decolonización “En Europa todo se hace por la tiranía, acá es por la libertad (…). Ellos sostienen a los tronos, a los reyes; nosotros a los pueblos, a las repúblicas; ellos quieren la dependencia, nosotros la independencia”. Simón Bolívar “Por grande que esta tierra sea, por ungida que esté para los hombres libres la América en que nació Lincoln, para nosotros, en el secreto de nuestro pecho, sin que nadie ose tachárnoslo ni nos lo pueda tener a mal, es más grande, porque es la nuestra y porque ha sido más infeliz, la América en que nació Juárez”. José Martí “Está llegando la hora de la destrucción paradigmática europea y norteamericana; viene una conga arrollando desde América Latina y el Caribe buscando inserción en el pensamiento universal”. Luis Antonio Bigott

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Los europeos colonizaron nuestras tierras y nuestras mentes. Nuestra economía y nuestro pensamiento. Establecieron con nosotros, los latinoamericanos, una relación signada por el menosprecio. Ellos son ciudadanos; nosotros, pobladores. Tienen patria; nosotros, territorio. Profesan una religión; nosotros, varios cultos. Escriben historia; nosotros, mitos y leyendas. Tienen sentimientos; nosotros, instintos. Hacen cultura y bellas artes; nosotros, “folklore” y curiosidades. Ellos escriben literatura; nosotros inventamos fábulas. Practican la medicina; nosotros, la hechicería. Ellos ejercen derechos; nosotros cumplimos los deberes. Las de ellos son revoluciones; las nuestras, sediciones y revueltas. Rinden culto a sus héroes; nosotros, a unos bandoleros. Ellos profesan principios, defienden valores; nosotros ignoramos la ética, la moral y los convencionalismos sociales. Ellos son emprendedores y visionarios; nosotros, fanáticos y caprichosos. Ellos son generosos; nosotros, desagradecidos. Ellos son valientes; nosotros, atrevidos. Ellos crean normas jurídicas; nosotros las infringimos. Los europeos son pueblos laboriosos; los latinoamericanos, una partida de holgazanes. Ellos son fuertes y vigorosos; nosotros, enclenques y enfermizos. Ellos hacen la historia; nosotros formamos parte de su cortejo. Ellos son cosmopolitas; nosotros, pueblerinos y aldeanos. Ellos son estudiosos y aplicados; nosotros, perezosos y erráticos. Ellos son civilizados; y nosotros, salvajes, buenos o malos, pero salvajes. Ellos son una fuente de luz; nosotros permanecemos en la oscuridad. Poseen un idioma; nosotros debemos callar. Ellos razonan; nosotros no. Hacen ciencia; nosotros la compramos. Formulan teorías; nosotros las copiamos. Tienen pensamientos; nosotros creencias. Son cultos y civilizados; nosotros, ignorantes y atrasados. Ellos son superiores y nosotros aún no lo hemos comprendido. El pensador francés Joseph-Ernest Renán (1823-1892), un verdadero renovador en el campo de la filosofía y la historia, escribía: “La regeneración de las razas inferiores o bastardas por las razas superiores, entra en el orden providencial de la humanidad (…). Raza de amos y de soldados es la raza europea”.4

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4 Ernesto Renán: “Razas inferiores”, en Antología de la Violencia, Schapire Editor, Buenos Aires, p. 42.

La utopía posible En el mismo sentido, el filósofo alemán Immanuel Kant (17241804), llegó a afirmar: “Los americanos son una subraza no bien formada todavía (…) su fuerza vital se encuentra casi extinguida (…). El pueblo de los americanos no es susceptible de forma alguna de civilización. No tiene ningún estímulo, pues, carece de afecto y de pasiones. Los americanos no sienten amor, y por eso no son fecundos. Casi no hablan, no se hacen caricias, no se preocupan de nada y son perezosos. Las razas americanas representan el escalón más bajo de la humanidad”. 5

Otro alemán, Arthur Schopenhauer (1788-1860), dice que los americanos son “…descendientes de hombres de una estirpe civilizada que se extravió y fue arrojada a aquellas comarcas, y que no fueron capaces de conservar su civilización (…). El mestizo es una naturaleza pútrida y nociva del continente. Toda América está podrida”. 6

El francés Auguste Comte (1798-1857), padre del positivismo, cuando se refiere a los americanos asevera que son “voraces, escasamente eróticos, imprevisores, invenciblemente reacios a todo trabajo regular, están privados de religión y su vida es profundamente triste”.7 Y Federico Hegel (1770-1831) afirma: “América es inmadura e impotente. América siempre se ha mostrado y sigue mostrando física y espiritualmente impotente (…). Lo que en América acontece sale de Europa; América es un anexo que ha absorbido la superabundancia de Europa”. 8

Todos estos calificativos se refieren a Latinoamérica y sus habitantes. En cambio, con respecto a la América anglosajona, el juicio fue muy distinto; lo contrario de lo que se pensaba de nuestra América mestiza. Uno de los personajes de la novela Job del escritor Joseph Roth (Galitzia rusa, 1894-1939) lo traza con ingeniosidad: 5 Fausto Reinaga: Tesis india, Wa-Gui, La Paz, p. 13. 6 Ibid., p. 14. 7 Ídem. 8 Ibid., p. 16.

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“Estados Unidos era la tierra de Dios; Nueva York, la ciudad de los milagros, y el inglés, el idioma más bello del mundo. Los estadounidenses eran sanos y las estadounidenses bonitas; el deporte, muy importante; el tiempo, algo muy valioso; la pobreza, un vicio; la riqueza, un mérito; la virtud, un éxito a medias, y la fe en uno mismo, un éxito completo; el baile, higiénico; patinar, una obligación; la beneficencia, una inversión de capital; el anarquismo, un crimen; los huelguistas, enemigos de la humanidad; los rebeldes, aliados de Satanás; las máquinas modernas, una gracia del cielo”.9 En cambio, para Suramérica y los suramericanos todo es censura y reprobaciones. El proceso de subestimación comenzó al inicio de la Conquista. Los europeos llegaron al Abya Yala, hoy el continente de Nuestra América, en búsqueda de riquezas, figuración y poder. Fueron bien recibidos por los habitantes de estas tierras, quienes a cambio, en la lógica de la dominación, fueron perseguidos, torturados, esclavizados, sometidos a trabajos forzados, asesinados en masa, y relegados cultural e intelectualmente. Entre europeos se desarrolló un debate —al cual no fuimos invitados— sobre la existencia o no de alma en los indios. El sentido de la argumentación era sencillo. Si los indígenas carecen de alma y no poseen raciocinio ni inteligencia, no son seres humanos; en consecuencia, son inferiores, no gozan de ningún derecho, entre ellos el de libertad, el de igualdad, el de gobernarse a sí mismos, el de propiedad. Todo este aparato ideológico justifica el genocidio de que fueron víctimas las comunidades aborígenes desde el comienzo de la Conquista y luego, también, los pueblos africanos traídos por la fuerza. Explica la desvalorización y el menosprecio por toda forma de manifestación intelectual o cultural de procedencia indígena, africana y, posteriormente, latinoamericana. De acuerdo al axioma europeo, heredado por los estadounidenses, los indios no piensan, los africanos tampoco. Y los mestizos latinoamericanos

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9 Joseph Roth: Job, Editorial Bruguera, Barcelona, p. 122.

La utopía posible producen un tipo de pensamiento de inferior categoría. Porque para los europeos —y aun para muchos de los nuestros— el pensamiento es, por excelencia, una mercancía de exportación del “primer mundo”. Las concepciones de la sociedad, la literatura, la filosofía, las artes, la tecnología, las disciplinas científicas, especialmente las ciencias sociales, son europeas y gringas. El británico Edward Tylor (1832-1917), uno de los padres de la antropología cultural, lo expresa con claridad eurocéntrica: “La historia nos enseña que más razas han adelantado en la civilización, mientras otras se han estancado al llegar a cierto límite o han retrocedido, y una explicación parcial de este fenómeno la hallamos al observar las distintas capacidades intelectual y moral de los naturales de África y de América, en comparación con las naciones del viejo mundo, que las vencieron y dominaron”.10

En fin, en el “patio trasero” se trabaja, no se producen ideas, ni conceptos. Latinoamérica no tiene raciocinio; no piensa. Los latinoamericanos no estamos dotados para ello. Acá se extrae materia prima y se importan productos elaborados de procedencia europea o estadounidense. Y ellos, los europeos y estadounidenses producen los modelos universalmente aceptados de pensamiento y representación de la sociedad, así como las concepciones políticas, jurídicas, estéticas, éticas, religiosas del mundo y de la vida, las cuales se difunden hacia el resto del planeta. En América Latina el acto de pensar se limita, a lo sumo, al hecho de asimilar cualquier doctrina o corriente nacida en otras latitudes, para luego verterla en las mentes de la “intelectualidad” hasta que llega a ser política de Estado o, mejor aún, opinión pública, costumbre, sentido común. Lo que comenzó como la justificación ideológica de uno de los mayores crímenes de la historia —como lo ha sido el saqueo físico, intelectual y espiritual de América y de África— se convierte en el fundamento 10 Esteban Ticona Alejo: Lecturas para la Decolonización, Plural Editores, La Paz, p. 20.

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de un enclave intelectual “euro-etno-imperio-céntrico” que perpetúa la dominación, porque logra el desprecio por nosotros mismos. Nos hace sumisos intelectualmente. Serviles ante el otro. Inseguros en el plano teórico. Víctimas de la neocolonización ideológica. Nos castra la mente. Nos convierte en oficiantes del culto a unos dioses intelectuales que nos ignoran y nos desprecian. Esto lo denuncia, entre otros, el brasileño Darcy Ribeiro (1922-1997), quien dijo que los pueblos colonizados: “Sufrieron la degradación de asumir como imagen propia lo que no era más que un reflejo de la visión europea del mundo que los consideraba racialmente inferiores por ser negros, indígenas o mestizos (…). Aun las capas más lúcidas de los pueblos extraeuropeos se acostumbraron a verse a sí mismas y a sus pueblos como infrahumanidad destinada a un papel subalterno, por ser intrínsecamente inferior a la europea”. 11

Los colonizadores y sus cipayos intelectuales parten de dos premisas:

1. Los latinoamericanos no pensamos o, a lo sumo, producimos un pensamiento de categoría inferior.



2. Alguien tiene que pensar por nosotros, o nosotros asimilar y reproducir las concepciones colonizadoras para que adquieran validez científica o aceptación social.

La resistencia política contra la dominación adopta modelos de pensamiento nacidos y desarrollados en las naciones dominantes. Concepciones sociales que tienen como telón de fondo la realidad de los países coloniales e imperialistas, y que ignoran el devenir histórico latinoamericano. Paradigmas del mundo y la sociedad embebidos en su propio universo, que asumen que sólo en Europa y los Estados Unidos se pueden producir respuestas intelectuales a los males de cualquier parte del mundo. Frente a esta manera de apreciar y de pensar debemos oponer un pensamiento y una sensibilidad desde la perspectiva de la decolonización; que reivindique el aporte indígena, africano, asiático, mestizo, latinoamericano, en la construcción de proyectos de liberación 11 Darcy Ribeiro: Las Américas y la Civilización, Biblioteca Ayacucho, Caracas, p. 63.

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La utopía posible socialistas. Propuestas teóricas y proyectos políticos autónomos, que no se hagan eco de complejos de inferioridad colonizadores, que valoricen la grandeza de nuestros pueblos en todas sus dimensiones: espiritual, cultural, tecnológica, económica, cognitiva e intelectual. “En ese sentido es oportuno considerar la elaboración de una metodología general para la descolonización, que facilite el estudio de aquellos pueblos que hayan sido colonizados, o que hayan sido sometidos violentamente a formas de vida diferentes a las de su originaria tradición histórica. ¡Descolonizar las ciencias sociales! Es el gran reto para los verdaderos científicos sociales de comienzos de este nuevo milenio. (…). Los investigadores de nuestro tiempo, debemos asumir la responsabilidad de producir un nuevo conocimiento que se diferencie de la larga cadena de prejuicios étnicos culturales impuestos por la dominación”. 12

Incluso las teorías sociales más profundamente renovadoras, como las marxistas, deben ser sometidas a la criba de la decolonización. Sólo así nos pueden ser útiles en Latinoamérica. Con esto —como lo veremos más adelante— no queremos decir que debamos renunciar al materialismo histórico como método de interpretación de la realidad, ni a las experiencias de luchas socialistas. Hay que evitar esa trampa liberal “posmoderna”. Simplemente insistimos en que al marxismo hay que enriquecerlo desde una perspectiva decolonial. De Europa, los Estados Unidos y las naciones “desarrolladas” en general tomaremos lo que haya que tomar, sin genuflexiones ni espíritu servil. De sus movimientos sociales aprenderemos lo que haya que aprender. La grandeza no habita una sola geografía y ningún pueblo ha sido elegido como maestro o guía universal de los demás. Sin embargo, a América y el Caribe la Historia le tiene reservado un importante papel: liberarse para liberar, amarse para poder enamorar. La humanidad entera se beneficiará con la prosperidad, la justicia, la felicidad que habremos de forjar. Tenía razón Juan Germán Roscio, aquel mestizo nacido en la ciudad de Calabozo, un rincón de los llanos 12 Luis Beltrán Acosta: El pensamiento revolucionario del cacique Guaicaipuro, Fondo Editorial IPASME, Caracas, p. 28.

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de Venezuela donde el cielo parece una gaviota con las alas abiertas, cuando vaticinó: “La revolución más útil al género humano será la de América cuando, constituida y gobernada por sí misma, abra los brazos para recibir a los pueblos de Europa, hollados por la política, ahuyentados por la guerra y acosados por el furor de todas las pasiones; sedientos entonces de paz y tranquilidad, atravesarán el océano los habitantes del otro hemisferio, sin la ferocidad ni la perfidia de los héroes del siglo xvi; como amigos, y no como tiranos…no para destruir, sino para edificar”. 13

Así como luchamos por la soberanía política y económica, del mismo modo debemos conquistar la soberanía cognitiva y cultural. Uno de los primeros en planteárselo fue Andrés Bello. Se propuso estudiar con cristales nuevos la realidad del Nuevo Mundo. Alcanzar la independencia intelectual de los americanos como requisito para el logro de la plena independencia de América, y como vía para una original respuesta ante los nuevos retos. Éste es, quizás, el aspecto más importante y menos difundido del pensamiento de este venezolano, quien cantó la grandeza de la zona tórrida y en cada una de sus obras quiso mostrar a América no desde el otro lado del Atlántico sino desde las riberas del Aconcagua; no desde el Monte Olimpo sino desde el Guaraira Repano. Fue un precursor de la Decolonización del pensamiento, única vía para poder entender nuestra original realidad y así no sólo interpretarla sino transformarla sobre bases también nuevas. Insistía en la necesidad de conseguir la “autonomía cultural”. Alertaba: “Quisiéramos sobre todo precaver a la juventud de una servilidad excesiva a la ciencia de la civilizada Europa. (…) Jóvenes…, aprended a juzgar por vosotros mismos; aspirad a la independencia de pensamiento. (…) ¿Estaremos condenados a repetir servilmente las lecciones de la ciencia europea, sin atrevernos a discutirlas?”

Exponía: “Es una especie de fatalidad la que subyuga las naciones que empiezan a las que las han precedido. Grecia avasalló a Roma; Grecia y Roma a los pueblos modernos de Europa, cuando en ésta se restauraron 13 Juan Germán Roscio: Manifiesto al Mundo de la Confederación de Venezuela, 1811, en http:// constitucionweb.blogspot.com/2010/04/manifiesto-al-mundo-de-la-confederacion.html

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La utopía posible las letras; y nosotros somos ahora arrastrados más allá de lo justo por la influencia de la Europa, a quien, al mismo tiempo que nos aprovechamos de sus luces, debiéramos imitar en la independencia del pensamiento.(…) Nuestra civilización será también juzgada por sus obras; y si se la ve copiar servilmente a la europea aun en lo que ésta no tiene de aplicable, ¿cuál será el juicio que [Europa ]se formará de nosotros, (…) Dirá: la América no ha sacudido aún sus cadenas; se arrastra sobre nuestras huellas con los ojos vendados; no respira en sus obras un pensamiento propio, nada original, nada característico; remeda las formas de nuestra filosofía, y no se apropia su espíritu. Su civilización es una planta exótica que no ha chupado todavía sus jugos a la tierra que la sostiene”. 14

Igualmente, José Martí insiste en la necesidad de descolonizar nuestro pensamiento, liberarlo de las ataduras europeas y estadounidenses. Toda su obra se orienta hacia ese propósito. En un categórico artículo titulado “Mente Latina” reclama: “Se abren campañas por la libertad política; debieran abrirse con mayor vigor por la libertad espiritual; por la acomodación del hombre a la tierra en que ha de vivir”. En fin, insisto, la única manera de conocer para poder transformar América Latina consiste en descolonizar nuestro pensamiento, nuestra mirada y nuestro quehacer político y cultural. En este proceso descolonizador vamos conquistando nuestra autoestima colectiva y nuestro amor propio. Y somos capaces de gritar junto con Martí: “Calle el pedante vencido; que no hay patria en que pueda tener el hombre más orgullo que en nuestras dolorosas repúblicas americanas”. A partir de este proceso de descolonización cognitivo e intelectual, y de esta recuperación de nuestro respeto por nosotros mismos como pueblo latinoamericano, viene una respuesta original frente a los problemas propios que debemos enfrentar. El reto es crear. Dar respuestas originales a nuestra problemática. Por tanto, mirar América desde América es la única manera de ver su rostro y sus cicatrices. Buscar América desde América es la única manera 14 Andrés Bello: “Modo de estudiar la Historia”, en El Araucano N° 912, Santiago de Chile, 1848. [Itálicas nuestras].

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de encontrarla y entenderla. Pensar en América desde una perspectiva americanista significa descubrir América para los latinoamericanos. Conocer América amando América es la condición para que nuestros pueblos la abracen como unos hijos a su madre, y se abracen entre sí como los enamorados. Oír los latidos de ese corazón de América que siente y lucha es indispensable para que nos sensibilicemos y luchemos por América, lo cual significa ponerse al lado de la mayoría de los americanos, que son los pobres, e instaurar con ellos, los desheredados, un mundo mejor en nuestras tierras.

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Alejandro Petión / Simón Bolívar / José Leonardo Chirinos

La utopía posible

2. Valoración de los Liderazgos “Guaicaipuro, su nombre fue siempre tan formidable a sus contrarios, que aún después de muerto parecía que infundía temores su presencia”. José de Oviedo y Baños, Cronista de Indias. “Los bienhechores de la humanidad no nacen cuando empiezan a ver la luz sino cuando empiezan a alumbrar ellos”. Simón Rodríguez “Triunfar o servir de trinchera a los demás. Hasta después de muertos somos útiles. Nada de nuestra obra se pierde”. Julio Antonio Mella

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2.1. Los líderes brotan del corazón de nuestro pueblo y trabajan para servirle En el desarrollo de la lucha revolucionaria y en el proceso de construcción del socialismo hay que reconocer los liderazgos que surgen al calor de las luchas sociales y nacionales. En nuestra América, donde se ha sufrido de una especie de amnesia histórica es indispensable dar a conocer y divulgar a nuestros héroes y heroínas del pasado y del presente, quienes han sido capaces de darlo todo por su pueblo y por su patria. El revolucionario cubano José Martí insistía en no dejarse cautivar por “héroes de colorín”, y valorizar a “los héroes verdaderos de la vida, los que padecemos por los demás, y queremos que los hombres sean mejores de lo que son”. Contando con sólo 15 años, Martí publicó el drama patriótico en verso titulado Abdala. Allí se habla de Nubia, una nación imaginaria de nuestra América, asediada por un imperio extranjero y defendida por un pueblo valeroso conducido por un líder, el joven Abdala. En esta obra el revolucionario cubano nos describe el alma de los conductores populares, cuyo ejemplo debemos emular. Veamos algunas escenas: Escena II Abdala. Por fin mi frente se ornará de gloria ¡seré quien libre a mi angustiada patria, y quien le arranque al opresor el pueblo que empieza a destrozar entre sus garras! ¡Y el vil tirano que amenaza a Nubia perdón y vida implorará a mis plantas! ¡Y la gente cobarde que lo ayuda a nuestro esfuerzo gemirá espantada! Y en el cieno hundirá la altiva frente, y en cieno vil enfangará su alma. ¡Y la llanura en que su campo extiende 38

La utopía posible será testigo mudo de su infamia! ¡Y el opresor se humillará ante el libre! ¡Y el oprimido vengará su mancha! Escena III Un guerrero Ya la hora de la lucha sonó: la gente aguarda por su noble caudillo los corceles ligeros corren por la extensa plaza: Arde en los pechos el valor, y bulle en el alma del pueblo la esperanza: Si vences, noble jefe, el pueblo nubio Coronas y laureles te prepara. Y si mueres luchando, te concede ¡La corona del mártir de la patria! Los líderes brotan del corazón de nuestro pueblo y trabajan para servirle. Se ponen al frente de las luchas para defender los intereses de la patria y ayudar a los más necesitados. Se integran a las más auténticas batallas de los pueblos en cada momento histórico, y contribuyen a forjar un mejor destino para sus países. En cada momento histórico hay decenas de Abdalas en estas naciones americanas. 2.2. Los líderes, una muralla El educador venezolano, quien también fue socialista, Luis Beltrán Prieto Figueroa (1902-1993) dijo en una conferencia: “Los niños aprenden cuando al atravesar la esquina se quedan parados con la luz roja del semáforo esperando que se prenda la luz verde para seguir su camino. ¡Y cuántos nos quedamos parados, aún sin prenderse la luz roja, porque nos falta el camino!”

Creemos que con la valoración de los verdaderos líderes del pasado y del presente se inicia la construcción de la senda, la vía o rutas de las cuales nos hablara el maestro Prieto. Porque la creación de una nueva 39

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sociedad, guiada por principios humanistas y transformadores debe partir del conocimiento de la vida de nuestros personajes, de la divulgación de su ideario, de la difusión de los principios que defendieron, de la reivindicación de su aporte específico en la formación de la conciencia nacional y latinoamericana, del rescate de su nombre como parte de la pléyade de líderes que han enaltecido a las naciones del sur, de la valoración de su afán por un mejor porvenir. Si queremos alcanzar elevados ideales y anhelamos acompañar la lucha de los pueblos de América Latina y el Caribe, que están decididos a llegar a las estrellas y tomar el cielo por asalto, encontraremos en el pensamiento y obra de los personajes de la historia de nuestro continente los mejores ejemplos a emular. Y es que para poder alcanzar el cielo de nuestros sueños tenemos que apoyarnos en nuestro propio suelo, en la consistencia de nuestra tierra, en la fortaleza de nuestra gente, en los personajes de carne y hueso cuyo ejemplo y anhelos, hoy más que nunca, nos sirven de fuente de inspiración para continuar la obra social que dejaron inconclusa y que nosotros, sus hijos e hijas, sangre de su sangre, estamos dispuestos a continuar. Pero no se puede amar lo que no se conoce. En casi toda América Latina fue eliminada de los programas escolares la enseñanza de la historia nacional y latinoamericana. Y en lo que medianamente se enseña están ausentes los verdaderos líderes del pasado. A los niños y jóvenes se les habla de una historia pseudoestructural donde jamás aparece la gente. Una historia anónima, sin nombres, sin ejemplos a seguir, donde nuestros héroes y heroínas, en los raros casos donde son mencionados, carecen de alma y de pasión. Son figuras vacías, sombras de la nada. Nos toca reparar este daño a la formación y a la conciencia. Nos corresponde hacer justicia. Los hombres y mujeres, los jóvenes de estos pueblos desconocen su propia historia. Ignoran aquellos personajes y hechos que los enaltecen. Esto no es casual ni inocente. Destruyendo nuestra 40

La utopía posible memoria, los imperios y sus cipayos pretenden despojarnos hoy de la fuerza con que construiremos una sociedad justa mañana. Ocultando o deformando la historia intentan exorcizar los espíritus rebeldes que desde el pasado iluminan el porvenir. Promoviendo entre nosotros el complejo de inferioridad buscan encubrir nuestra grandeza. Ocultando en el anonimato a nuestros líderes quieren evitar que su nombre, como una chispa, encienda la llama de nuestras conciencias. Tanto nos han mentido que la verdadera historia parece una invención; el pasado, una leyenda; la memoria, un acto de rebelión. Por eso creemos en la reivindicación de los hombres y mujeres de nuestra historia. Es indispensable conocer lo esencial de cada personaje, los rasgos de su carácter, los desafíos que asumieron, las dificultades que enfrentaron, sus limitaciones personales, los logros que alcanzaron y, sobre todo, establecer la vigencia de sus enseñanzas cardinales. No para que les erijamos nuevas estatuas, les construyamos otros panteones o los subamos a los pedestales. Nada de eso. No son superhombres. Al contrario, la justa valoración de estos personajes permite entender que los grandes hombres y mujeres no son distintos de nosotros, que en cada persona de nuestro pueblo está el germen de la grandeza que ellos alcanzaron. Que nosotros también, si vivimos una vida impulsada por elevados principios e ideales, seremos merecedores de haber nacido y de vivir en la misma tierra donde nacieron Francisco de Miranda, Simón Bolívar, Antonio José de Sucre, José de San Martín, José Martí, Tupac Katari, Emiliano Zapata, Augusto César Sandino, Farabundo Martí, José Artigas, Bernardo O’Higgins, Manuela Sáenz, Manuela Espejo, Juana Azurduy, Rosa Campuzano, Francisco Morazán, Frida Kahlo, Ernesto Che Guevara, Camilo Torres, Juana Ramírez “La Avanzadora”, María Anastasia Perón, Josefa Camejo, Mariana Grajales, Policarpa Salavarrieta, Bartolina Sisa, José Carlos Mariátegui, Fabricio Ojeda, Argelia Laya, Luis Carlos Prestes, Julio Antonio Mella, Gabriela Mistral, Flora Tristán, Helder Cámara, Aimé Césaire, George Padmore, Américo Silva, Jorge Rodríguez, Carmelo Laborit, Ronald Morao Salgao, Livia Gouverneur, Francisco Alberto Caamaño Deñó, Jesús Rivero, Carmen Clemente Travieso, y tantas y tantos otros. 41

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Por eso me imagino a cada maestro y maestra resucitando a los héroes y heroínas de nuestra patria, leyendo con sus estudiantes acerca de la vida de nuestros personajes, repitiendo sus anécdotas, destacando los hechos fundamentales de su trayectoria, investigando aspectos poco explorados de su obra, haciendo poesía, montando obras de teatro. Para que estos héroes, que alguna vez fueron jóvenes y niños, se sienten con nuestros hijos y nietos en las escuelas, y juntos escriban la nueva historia, los enseñen a multiplicar las esperanzas, y dibujen con ellos un continente con los colores de la alegría y la justicia. Para que estos héroes tomen las calles, las plazas y las tribunas, y su espíritu nos acompañe a todos en este momento histórico de grandes transformaciones en que necesitamos su brío y su conciencia. De lo que se trata, entonces, es de construir con nuestra gente una muralla contra el olvido y el desprecio. Una muralla sostenida por nuestros héroes y heroínas. Una muralla hecha con el ejemplo de nuestros auténticos líderes, con el amor, la dignidad y la esperanza de nuestro pueblo. En palabras del poeta cubano Nicolás Guillén (19021989): “Para hacer esta muralla, tráiganme todas las manos los negros, sus manos negras los blancos, sus blancas manos. Una muralla que vaya desde la playa hasta el monte desde el monte hasta la playa, allá sobre el horizonte”. Porque no hay mejor muralla contra los enemigos de la patria y de los pueblos que el ideario y la obra de nuestros líderes. El conocimiento de cada personaje se convierte así en antorcha contra la oscura desfiguración a que es sometida nuestra memoria histórica, en luz que ilumina las nuevas propuestas de reivindicación social. Luchamos por un mundo mejor, y éste sólo será posible si como pueblo somos capaces 42

La utopía posible de recoger la herencia de grandeza de nuestros líderes, de multiplicar su semilla en los nuevos surcos de la historia. 2.3 Los líderes del presente Estamos en tiempos de revolución y una revolución es, sobre todo, la oportunidad de hacer justicia, de promover a la gente que nos guía con su ejemplo y de valorar a los hombres y mujeres que han dado aportes sustanciales para construir una mejor nación, un continente de esperanza, un mundo más humanitario para todos, especialmente para los de abajo, los excluidos, los condenados de la Tierra. Ciertamente, es necesario reivindicar a los personajes del pasado, los que ya están muertos y cuyos nombres y enseñanzas hay que difundir entre nuestro pueblo, pero con prioridad hay que reconocer, enaltecer a quienes están vivos, y han dedicado sus vidas a servir a los demás. Los que han contribuido a crear conciencia de patria, sentimientos de dignidad. Aquellos que han combatido la injusticia y la desigualdad. Lamentablemente, en América Latina, según Simón Rodríguez: “Cada uno en su tiempo escandalizó al vulgo. Ahora lo enterrarán sus coetáneos de limosna: después vivirá entre sus contemporáneos con honores”. De uno de los personajes más importantes de la historia de nuestro continente la prensa de la época dijo: “Que es un monstruo. Y sigue: Ladrón, loco, tigre, ignorante, grosero, bajo, villano, cobarde; violento, insolente, atrevido, desvergonzado, déspota, tirano; altivo, imperioso, vano, presuntuoso, pedante, orgulloso, ambicioso; cabalista, aspirante, astucioso, intrigante, entremetido, intruso, aventurero, usurpador, inmoral, seductor indecente, obsceno, libertino, impío, francmasón, hereje, ateo, rencoroso, vengativo, cruel, sanguinario, asesino, exterminador, destructor, azote, plaga, verdugo, inconsecuente, falso, hipócrita, embustero, pérfido, traidor, perverso, depravado, calumniador, impostor, descarado, inicuo, abominable, execrable, criminal, reo, delincuente. Total, 67: ¡qué colección!…”. 15 15 Alfonso Rumazo González: Ideario de Simón Rodríguez, Fundación Editorial El perro y la rana, Caracas, p. 125.

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La persona de quien los periódicos de su tiempo hablaban así, era ¡el Libertador Simón Bolívar! Pareciera que la historia se repite. Cualquier parecido con lo que hoy acontece no es casualidad. De igual manera, cuando el Padre de la Patria muere, la noticia es divulgada en Venezuela con notorio beneplácito. El gobernador de Maracaibo Juan Antonio Gómez se apresura a comunicársela (21 de enero de 1831) al ministro del Interior Antonio Leocadio Guzmán: “…la confirmación de la muerte del general Bolívar… de cuyo acontecimiento no hay la más pequeña duda, pues todos los informes y noticias son cónsonos. Un acontecimiento de tanta magnitud y que debe producir bienes innumerables a la causa de la libertad y el bien de los pueblos, (…). Bolívar, el genio del mal, la tea de la discordia, o mejor diré el opresor de su patria, ya dejó de existir, y de promover males que refluían siempre sobre sus conciudadanos”.16

Por su parte, el ex vicepresidente Francisco de Paula Santander escribió complacido: “Yo he tenido graves motivos de sentimiento contra él [Bolívar] (…) y bastante hice por libertarlo de la malhadada senda que tomó”. Por consiguiente, si la oligarquía y los testaferros imperiales de la época fueron capaces de calumniar y denigrar del Libertador, ¿qué no se atreverán a difundir contra los dirigentes políticos y comunitarios de la actualidad que luchan por construir sociedades más justas y ponen en peligro sus intereses? Por ello es indispensable que, en el proceso de formación de la conciencia de clases y de identidad latinoamericana y caribeña, nos mantengamos alerta; que los nombres y el ejemplo de nuestros dirigentes del pasado y del presente se crucen y entremezclen para formar un modelo a seguir: el de la dignidad y la grandeza. Insisto, al capitalismo no le interesa que se conozca el pensamiento y la obra de las personas que en el pasado lucharon para crear conciencia de clase o de patria. Los reemplaza por una caterva de “héroes de 16 Citado por Salcedo Bastardo, en Bolívar, un continente y un destino, Ediciones de la Presidencia de la República,Caracas, p. 382.

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La utopía posible colorín” y produce seres humanos enajenados, sin identidad, sin alma y sin esperanza. Huérfanos del pasado, ajenos al presente, ciegos ante el futuro. Al capitalismo, así como no le interesa que se valorice a los grandes personajes del pasado, menos le agrada que se conozcan los nombres, se escuche la voz o se muestre el rostro de las mujeres y hombres ejemplares del presente. Quieren evitar que sus nombres, como chispas, enciendan la llama de nuevas conciencias. De este modo, pretenden evitar que el ejemplo de estas mujeres y estos hombres se propague de casa en casa, de pueblo en pueblo, de nación en nación a lo largo de toda América Latina. Pero es que a los capitalistas tampoco les interesa que tomemos conciencia del presente, del importante momento histórico que estamos viviendo en toda América Latina. Como lo dice el líder ecuatoriano Rafael Correa: “No somos los protagonistas de una época de cambios, sino de un cambio de época”. En este momento histórico Latinoamérica habrá de ser lo que nosotros como pueblo decidamos. Continuaremos la obra iniciada por nuestros libertadores. En eso consiste el patriotismo actual: el de la patria chica, la nación donde nacimos; el de la patria grande, nuestra América. Y en esta nueva época es fundamental que visibilicemos, que recordemos los nombres, que nos familiaricemos con los rostros, que reconozcamos expresamente a las mujeres y a los hombres que han sido protagonistas de estos procesos contemporáneos de lucha. Personajes que son una referencia para el pueblo. Han dedicado sus vidas a construir este presente y hoy, en este crucial período histórico, continúan aportando sus enseñanzas, nos impulsan a seguir estudiando y luchando para que las utopías se concreten. Los líderes del presente, han abrevado en el pensamiento y la obra de los más nobles personajes del pasado. Si son fieles servidores de su pueblo, si están impregnados de grandes sentimientos de amor y de respeto hacia su pueblo, serán recordados como grandes constructores 45

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del camino que conduce hacia la definitiva liberación de la humanidad, ese camino que, como dijo Argimiro Gabaldón, es largo, muy largo y difícil, pero es el camino. 2.4. Contra el culto a la personalidad Ahora bien, valorar los liderazgos no significa promover el culto a la personalidad. La valoración de los líderes es una conducta revolucionaria porque asume que los y las líderes son expresión de un sentimiento popular, responden a las necesidades de un período histórico y favorecen la vocación de poder del pueblo. En cambio el culto a la personalidad es profundamente retrógrado por cuanto deifica a los líderes, a quienes convierte en una especie de superhéroes, alienta el criterio de autoridad, limita el papel de los pueblos al de simples seguidores acríticos, e impide que se fortalezca el liderazgo colectivo como expresión del Poder Popular. Simón Bolívar era ajeno a cualquier manifestación de culto a su persona. Del extraordinario libro de Luis Britto García, El Pensamiento del Libertador, Economía y Sociedad, hemos tomado los siguientes ejemplos. Bolívar, en carta dirigida a Luis Eduardo Azuola [9 de marzo de 1821] le pide “instalar lo más pronto el Congreso con un discurso muy sencillo, pero noble, sin frases estudiadas ni palabras anticuadas”, advirtiéndole que “mucho menos debe haber elogios míos”. Del mismo modo, en misiva que dirige a Pedro Gual (16 de septiembre de 1821) le dice: “Porque me han visto dirigir una barca en una tempestad, creen que yo sirvo para almirante de una escuadra”.17 Ante la poesía apologética del escritor Joaquín de Olmedo, quien lo exaltaba hasta hacerlo aparecer a él y a los otros militares patriotas como héroes de la mitología, alega: “Ud., pues, nos ha sublimado tanto, que nos ha precipitado al abismo de la nada, cubriendo con una inmensidad de luces el pálido resplandor de nuestras opacas virtudes. (…) Ud. es poeta y sabe muy bien (…) que de lo heroico a lo ridículo no hay más que un paso”.18 Desde el 17 Citado por Luis Britto García: El Pensamiento del Libertador, Economía y Sociedad, Banco Central de Venezuela, Caracas, Colección Venezuela Bicentenaria, 2010, p. 82. 18 Ibid., p. 84. Carta a José Joaquín Olmedo, El Cuzco, 27 de junio de 1825.

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La utopía posible comienzo de su carrera mantiene esta línea de conducta. Cuando le designan con el título de Libertador, acepta el nombramiento…sin embargo, en la comunicación para la Municipalidad de Caracas de 18 de octubre de 1813 en la cual agradece el honor, enaltece a los oficiales distinguidos y soldados y añade que ellos “son verdaderamente estos ilustres libertadores. Ellos, señores, y no yo, merecen las recompensas con que a nombre de los pueblos quieren premiar V.S.S. en mí, servicios que éstos han hecho.19 Igual actitud asume José Martí en relación con el culto a su persona. Se cuenta que cuando regresó a Cuba para, junto a los Maceo y Máximo Gómez, ponerse al frente de los combates por la independencia, la gente del pueblo comenzó a tratarlo como a un ser superior y a llamarlo “El Presidente”. El líder cubano rechazó el calificativo elogioso, se opuso a esa mitificación de su persona porque “Mi alma es sencilla. En vez de aceptar, siquiera en lo íntimo de la conciencia soberbia, este título con que desde mi aparición en estos campos me saludaron, lo pongo aparte, y ya en público lo rechacé, y lo rechazaré oficialmente.20 Los socialistas también combaten el culto a la personalidad. Carlos Marx se opuso terminantemente a la deificación de los dirigentes. En una carta dirigida a W. Bloss [10 de noviembre de 1877] le explica: “Por odio a todo culto de la personalidad, en tiempos de la Internacional jamás permití que se publicaran los numerosos mensajes laudatorios con que me molestaban desde distintos países. Es más: nunca contesté a ellos y de tarde en tarde reprendía a sus autores. Al ingresar Engels y yo a la sociedad secreta de los comunistas pusimos como condición que se suprimiera de los Estatutos cuanto contribuyera a la veneración supersticiosa de las autoridades”.21

Del mismo modo, el Che Guevara rechazaba todo culto a la personalidad. Decía: “No soy un libertador. Los libertadores no existen. Son los pueblos quienes se liberan a sí mismos”. En un acto donde pretendían homenajearlo dijo a los asistentes: 19 Ibid., p. 80. 20 Carta a Carmen Miyares de Mantilla y sus hijos, abril de 1895. 21 Disponible en http://www.marxists.org/espanol/m-e/cartas/m101177.htm

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“Ustedes no entienden lo que yo escribo y repito en mis conferencias. Aquí lo que hace falta no son homenajes, sino trabajo. En cuanto a los honores, se los agradezco, pero les voy a responder en francés, que es más delicado, para no ofenderlos: Les honneurs ça m’emmerde! (Los honores son una mierda)”.22

Esa clase de culto es un resabio del caudillismo, en el cual un jefe carismático es seguido por unas masas acríticas incondicionales. En cuanto el jefe muere, el movimiento popular se adormece. Los cultos a los dirigentes no propician el protagonismo colectivo ni la emergencia de nuevos líderes. Dificultan el libre desenvolvimiento de las luchas sociales. Dicho culto había sido promovido por el llamado “socialismo real”, el cual distorsionó el concepto de pueblo y el de líder. Allí los máximos dirigentes del partido o del gobierno se convirtieron en un “Estado Mayor” y la gente común en tropa. Solamente en una sociedad o en un movimiento político conservador, la figura de un personaje específico, es más importante que la de una colectividad que construye comunitariamente, o la de un partido o movimiento con base popular. El culto a la personalidad conduce a los movimientos populares “…a esperar su liberación exclusivamente de la iniciativa y del genio de un superhombre. Reduce a los proletarios a la calidad de esclavos espirituales, creyentes en la infalibilidad de un ser humano, en masoquistas del pensamiento. Alienta la pereza intelectual. Y la pereza que los métodos de organización crea en los militantes, inclina a éstos a no escuchar más que aquéllos que, en su concepto, hablan porque tienen derecho a hablar. Se crea así una organización jerarquizada, con desigualdad de derechos y obligaciones para jefes y plebe. (…) Con el criterio servil de sometimiento a los jefes tengan o no tengan razón. Eso no es el socialismo, ni la concepción de la libertad que los socialistas han anhelado siempre”.23

En este momento de la historia, cuando nos planteamos la construcción de sociedades socialistas de nuevo tipo, es indispensable 22 Isidro Calzada: Che Guevara, Folio Editores, Buenos Aires, p. 434. 23 Juan Andrade: “El problema de la educación socialista de la nueva generación”, artículo publicado en Generación Roja, Revista Teórica de la Juventud Comunista Ibérica, No 1, mayo de 1937.

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La utopía posible estar prevenidos contra el culto a la personalidad, cuyas consecuencias resultan nefastas para el impulso de un socialismo democrático y humanista como el que queremos en Latinoamérica y el Caribe. El culto a la personalidad es ajeno a nuestra idea del socialismo, sobre todo al nuevo socialismo que ha cuestionado la sacralización de los dirigentes de los partidos de izquierda o de los altos funcionarios de los Estados “socialistas”. Debido a ello, cuando muchos “Estados socialistas” del oriente de Europa cayeron, el pueblo no salió a la calle a defenderlos. Debemos construir un nuevo concepto de líder, que se nutra de la sabiduría ancestral y de la experiencia reciente, las cuales nos enseñan que los líderes no son seres superiores que emergen gracias a sus facultades excepcionales o sobrenaturales. Son, sencillamente, personas comprometidas con un ideal, incapaces de pretender la ciega adoración o alcanzar algún privilegio a cambio de sus esfuerzos. No aspiran a ser vistos como distintos del pueblo del cual forman parte. Son mujeres y hombres intensamente humanos y no dioses, diosas o superhéroes. Los verdaderos líderes son unos servidores del pueblo, se constituyen en sus voceros y aplican, en la práctica, el criterio del “poder obediencial” que consiste, básicamente, en el proceso de ayudar a articular y promover liderazgos a partir de las comunidades y de las luchas sociales, aplicando la premisa de “mandar obedeciendo”, en un proceso colectivo donde quienes se destacan son gente de carne y hueso que aciertan y se equivocan, pero sobre todo mantienen un compromiso con el bien común y la justicia que es, a la larga, lo que los reivindica ante la historia. 2.5. Alerta contra la traición de los espíritus menores Los líderes revolucionarios de cada momento de la historia están propensos a ser blanco de calumnias de parte de los gobiernos imperiales y de las oligarquías locales. El propósito es descalificarlos para poder destruirlos. Deformar su imagen para evitar que otros sigan su ejemplo. Francisco de Miranda fue sentenciado por “traidor” y los mantuanos se confabularon para adversarlo; Manuela Sáenz recibió el calificativo 49

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de “pecaminosa” e, incluso, hubo quien —pasados los años—, prestó su pluma para injuriarla; a Simón Rodríguez lo tildaron de “loco”, y sus planes de “formar republicanos para que haya Repúblicas”, aún aguardan para ser puestos en práctica; a Ezequiel Zamora lo acusaron de ser “jefe de montoneras”, a pesar de que al momento de su muerte lideraba a 23.500 soldados, razón por la cual, luego de la Batalla de Santa Inés, la oligarquía caraqueña preparaba planes urgentes para huir hacia las Antillas; y Augusto César Sandino fue denunciado como “bandolero” y desde los Estados Unidos los Marines llegaron al suelo de Nicaragua. Ninguna buena opinión podemos esperar de los gobiernos imperiales y sus representantes locales. Esperan la muerte de los líderes populares para sacralizarlos como pasa con Simón Bolívar; para encumbrarlos sin estudiar ni divulgar su ideario como ocurre con Miranda; para deslastrarlos de su pensamiento anticolonial como ha ocurrido con Andrés Bello; para mellar su filo antiimperialista, como ha sucedido con Gabriela Mistral; para minimizarlos como figura histórica, como han hecho con Antonio José de Sucre; para intentar confundirnos como ocurre con Pedro Gual (quien ocupa un lugar tan importante en la historia de Venezuela como su pariente Manuel Gual); para hacer negocios con su memoria como ha ocurrido con el Che Guevara; o para borrarlos de la historia como ha pasado con Juana Ramírez “La Avanzadora”, Marta Cumbale, Anastasia Perón, Josefa Camejo, Daniel De León, Carlos Aponte Hernández, Pío Tamayo, Antonio Guiteras, así como tantos otros y otras. También hay que estar alerta contra los seres de espíritu menor dentro del mismo bando que, llenos de envidia, intrigan y calumnian contra los grandes personajes en vida de éstos. Su pequeña estatura moral les impide ver la grandeza de los otros. Necesitan encontrarles vicios y defectos para disimular los suyos. Se sienten incómodos al lado de los personajes que brillan con luz propia. Son como fríos asteroides que no quieren que se vea el sol. Desean que los grandes desaparezcan para competir “entre iguales”. Son seres de las sombras. Buscan su ocasión 50

La utopía posible en medio de la mediocridad. Allí nadie los opaca. Incluso hallan quien les adule. Muchos de los personajes de nuestra historia han sido víctimas de esta clase de gente. Cuñas del mismo palo, oscuridad para la casa. Simón Bolívar en la última carta que le escribió a su prima Fanny du Villars, pocos días antes de morir, se queja de esta infamia, y le confiesa: “Muero despreciable, proscrito, detestado por los mismos que gozaron mis favores; víctima de intenso dolor, preso de infinitas amarguras”. Antes, en 6 de marzo de 1830, le había dicho a su amigo José Fernández Madrid: “El hecho es que mi situación se está haciendo cada día más crítica, sin tener esperanza siquiera de poder vivir fuera de mi país de otro modo que de mendigo; (…) porque tal es el encono que hay contra mí de parte de aquellos jefes. (…) Por fortuna, no se dirá que he abandonado a la patria, siendo ella la que me ha renegado del modo más escandaloso y criminal que se ha visto nunca”. 24

Igualmente, en carta que envía al señor Gabriel Camacho (11 de mayo de 1830), le informa de su decisión de exiliarse en Curazao o Jamaica para seguir rumbo a Europa, y le dice: “Mucho he servido a Venezuela, mucho me deben todos sus hijos, y mucho más todavía el jefe de su gobierno [José Antonio Páez]; por consiguiente, sería la más solemne y escandalosa maldad que se me hubiese de perseguir como a un enemigo público. (…). También estoy decidido a no volver más, ni a servir otra vez a mis ingratos compatriotas. La desesperación sola puede hacerme variar de resolución. Digo la desesperación al verme renegado, perseguido y robado por los mismos a quienes he consagrado veinte años de sacrificios y peligros”.25

Muchos de estos personajes menores no habrían sido mencionados en la historia si alguna vez no hubieran recibido el apoyo de los grandes líderes a los que después traicionaron. No brillan con luz propia. Sin embargo, como hongos que crecen a la sombra de un gran árbol, 24 En Simón Bolívar: Obras completas. Vicente Lecuna (Comp.), Caracas, (S/d), Tomo III, pp. 404-406. 25 Ibid., p. 422.

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llegan a pensar que merecen poder, fama y reconocimientos. Que están predestinados por la Providencia para ocupar roles estelares. Que los verdaderos líderes son ellos. Que los personajes a quienes cuestionan son transitorios, equivocaron el camino y que —esta táctica es bastante común— burlaron los principios originarios que ellos encarnan ahora. Ellos, los probos; ellos, los iluminados. No ven más allá de sus ambiciones personales o las de su tolda. Pero llegan a hacer creer que todo lo hacen por la patria. Es el destino que ahora se manifiesta en forma de oportunidad ante ellos que se creen los adalides del bien común y el progreso; que las fuerzas vivas los reclaman y son el instrumento de Dios, la encarnación del pueblo. Se sienten talentosos. Las cualidades demostradas por los líderes que ahora adversan, no son sino excentricidades; ocurrencias en un momento de suerte. Allí no hay proyecto de país ni programas sostenibles. Puro realismo mágico propio del subdesarrollo. Asumen, por consiguiente, que ha llegado la hora de sacrificarse por la nación y por los ilusos que antes fueron engañados. Es el momento. Ahora la historia, presumen, se divide en dos: antes y después de ellos. El porvenir lo agradecerá. Gente así, intrigante y veleidosa, fue Francisco de Paula Santander (1792-1840), quien por algún tiempo fue hombre de confianza de Bolívar, y con su apoyo ocupó el cargo de Vicepresidente de la Gran Colombia. Sin embargo, fue artífice del atentado que sufriera Simón Bolívar la noche del 25 de septiembre de 1828. Antes y después de aquel hecho, fue un pertinaz enemigo y saboteador de los proyectos de nuestro héroe. De él escribió Bolívar, cuando descubre su verdadera faz: “Ya no pudiendo soportar más la pérfida ingratitud de Santander, le he escrito hoy que no me escriba más porque no quiero responderle ni darle el título de amigo. Sepa Vd. esto para que lo diga a quien corresponda. Los impresos de Bogotá tiran contra mí, mientras yo mando a callar los que tiran contra Santander. ¡Ingrato mil veces!!!”.26

26 Carta enviada desde Caracas a Carlos Soublette el 16 de marzo de 1827. Véase en Simón Bolívar: Obras completas. Vicente Lecuna (Comp.), Tomo II, p. 584.

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La utopía posible Al coronel José Félix Blanco le escribe: “Vd. me pregunta si será posible que aquel hombre [Santander] se haya convertido en enemigo mío, ¿y aún tiene Vd. la bondad de dudarlo, después de las pruebas con que ha sellado su enemistad, su venganza, su envidia para conmigo? El general Santander no es ya mi amigo…”.27 Al General Mariano Montilla le confiesa: “En cuanto a Santander, este hombre perverso ya nada le queda que hacer, toca todos los resortes de la intriga, de la maldad, y la maldad para dañarme y formarse su partido: entra en una chichería como entraba antes a palacio y, en fin, se ha quitado la máscara enteramente; no tiene consideración por mí, ni vergüenza de sus acciones”. 28 Y al propio Santander, el 14 de octubre de 1826, le escribe: “Vd. no quiere que yo lo desautorice con el público, en tanto que Vd. lo hace conmigo. Ud. no quiere que yo abrace ningún partido hasta no verme con Vd., y Vd. está tomando los suyos sin consulta mía. No dudo que mi proclama le habrá parecido a Vd. mal: sepa Vd. que la he dado sospechando esto mismo, pero usando de mi libertad para hacerlo, ya que Vd. me ha dado tantos ejemplos de esta especie”.29 De esta misma estirpe es también José Antonio Páez (1790-1873) quien de Centauro de los Llanos se convierte en jefe de la nueva oligarquía aldeana. A él le escribe Bolívar en 1826, en plena “Cosiata”: 27 bid., Tomo II, p. 629. Carta fechada el 6 de junio de 1827. 28 Fuscas, 7 de enero de 1828. 29 Simón Bolívar: Obras completas. Vicente Lecuna (Comp.), Tomo II, p. 487.

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“¿Quién, pues, me arrancará las riendas del mando? ¿los amigos de Vd. y Vd. mismo?!!! La infamia sería mil veces más grande por la ingratitud que por la traición. No lo puedo creer. Jamás concebiré que Vd. lleve hasta ese punto la ambición de sus amigos y la ignominia de su nombre. No es posible, general, que Vd. me quiera ver humillado por causa de una banda de tránsfugas que nunca hemos visto en los combates. No pretenda Vd. deshonrar a Caracas haciéndola aparecer como el padrón de la infamia y el ludibrio de la ingratitud misma. ¿Qué no me deben todos en Venezuela, y hasta Vd. no me debe la existencia? El Apure sería la habitación del vacío, el sepulcro de sus héroes sin mis servicios, sin mis peligros, y sin las victorias que he ganado a fuerza de perseverancia y de penas sin fin. Vd. mi querido general, y los bravos de aquel ejército, no estarían mandando en Venezuela, y los puestos que la tiranía les habría asignado serían escarpias y no las coronas de gloria que ahora ciñen sobre sus frentes (…). El origen del mando de Vd. viene de municipalidades, data de un tumulto causado por tres asesinatos. Nada de esto es glorioso, mi querido general (…). Crea Vd., general, que a la sombra del misterio no trabaja sino el crimen”. 30

Semanas después, el 4 de enero de 1827, en ocasión de la que fuera la última visita del Libertador a Caracas, Páez acompañado de “los cosiateros” y los negociantes que intrigaban contra Bolívar, le hacen un agasajo de recibimiento para quedar bien con él. Pero, en medio del evento, el Coronel Matías Escuté, Jefe del Estado Mayor de Páez, hace un desaire a los amigos y oficiales que venían con el Libertador. Al percatarse de la afrenta, Bolívar lo increpa: “Está Ud. todavía, Señor Escuté, con las manos tintas de sangre americana, pues acaba Ud. de salir de las filas españolas, ¿y se atreve Ud. a insultar a mi capellán y a faltarme el respeto a mí que soy el Presidente de Colombia? ¿Piensa Ud. que no recuerdo que en Semen mandaba Ud. una compañía de cazadores realistas? Aquí no hay más autoridad ni más poder que el mío, yo soy como el sol entre todos mis tenientes que si brillan es por la luz que yo les presto”. 31 30 Carta a José A. Páez, Coro, 23 de Diciembre de 1826. 31 En Obras completas de Simón Bolívar, (4 Tomos), FIDES, Caracas, Tomo IV, p. 399.

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La utopía posible Aprendamos de la historia. El enemigo tiene muchas caras. Páez cuando traicionaba a Bolívar, e internamente fomentaba la ruptura del nexo grancolombiano, le escribe con aires de inocencia al Libertador: “Véngase usted a ser el piloto de esta nave que navega en un mar proceloso, condúzcala a puerto seguro, y permítame que después de tantas fatigas vaya a pasar una vida privada en los llanos de Apure, donde viva entre mis amigos, lejos de rivales envidiosos, y olvidado de una multitud de ingratos que comienzan su servicio cuando yo concluyo mi carrera”.32 Un año antes Páez le advierte a Bolívar: “Querido general, Ud. no puede figurarse los estragos que la intriga hace en este país (…). Los intrigantes van a perder la patria, vamos a salvarla”.

El mismo Páez que poco después intenta confiscar los bienes de Bolívar, le difama en la prensa, prohíbe su entrada a Venezuela, y le declara enemigo público de la nación, le dice: “¡Mi general! Ésta no es la tierra de Washington, aquí se hacen obsequios al poder por temor e interés (…), y el fundador de la República sería insultado por los hombres más viles el día que volviese al recinto de su casa”.33

Páez, quien luego va a acusar a Bolívar de abuso de poder y despotismo, antes le había propuesto hacerse emperador, pues… “…falto de todo elemento para montar una República Ud. y un puñado más de valientes lo han hecho todo: el día que Ud. lo deje, deja de ser lo que Ud. lo ha hecho; por consiguiente, la existencia de un orden de cosas aquí, que pueda llamarse gobierno, es consustancial con Ud.”

Bolívar le responde: “El título de Libertador es superior a todos los que ha recibido el orgullo humano (…). Un trono espantaría”… (6 de marzo de 1826). Sí, el mismo Páez —que después obliga a Bolívar a exiliarse, prepara un ejército para combatirlo y una vez que éste muere 32 Mayo de 1826. 33 Octubre de 1825.

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es implacable con quienes fueran aliados o amigos del Libertador— es quien antes le invita taimadamente a que “…complete su obra, que no consiste sólo en haber destruido los enemigos exteriores, falta que hacer lo mismo con los domésticos, cuya guerra es algo más complicada, cuanto que se hace con armas más desconocidas, en nombre de la misma libertad y bien general”. 34

También Santander se muestra leal y dadivoso con Bolívar, a quien dice: “…sabe, en fin, que mi carácter es franco y sincero (…). Soy de Ud., mi general, su más agradecido servidor y fiel amigo”. Al poco tiempo este hombre “franco y sincero” se coloca al frente de una conjura y ordena matar al Libertador. Casi lo logra. No se puede subestimar a los pequeños enemigos. A los mediocres les incomoda la grandeza. Les aburren los principios. Ellos se reconocen en medio de la sombra y, faltos de todo escrúpulo, se unen para poder destruir a los auténticos líderes. La fuerza les viene de su capacidad para ser arteros. La premeditación, la alevosía, la nocturnidad, el agavillamiento —acciones que en Derecho penal son vistas como agravantes en cualquier delito— aquí se convierten en el modus operandi cotidiano. La historia está llena de ejemplos. Stalin, pasando por sobre la voluntad de Lenin, quien había advertido acerca de la propensión de éste al despotismo, eliminó física y moralmente a toda la dirigencia bolchevique, entre ellos a hombres claramente más capaces como Nicolás Bujarín y León Trotsky. Muchas veces los personajes de alma noble desestiman el poder oculto de sus enemigos y los juzgan con base a su propia condición humana. Su nobleza les dificulta percatarse de la abyección de los otros; su desinterés no les permite apreciar el egoísmo de sus contrincantes; su magnanimidad les impide usar las armas de los miserables. Decía Martí: “…yo confieso que no tengo ni voluntad ni paciencia para andar husmeando intrigas ni deshaciéndolas. ¡Yo estoy por encima de todo 34 Caracas, 1º de octubre de 1825.

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La utopía posible eso! Yo no sirvo más que al deber, y con éste seré siempre bastante poderoso”.35

Bolívar, lamentablemente, subestimó a sus adversarios. Escribe: “Parece que la Providencia condena a la perdición a mis enemigos personales, sean americanos o españoles”.36

Antes le decía a Santander: “No dudo de que Páez quiera ser libertador de Venezuela como Vd. dice (…). Páez no puede nada si no abraza el partido de la canalla, que él teme porque tiene qué perder. Tampoco dudo que [Francisco] Carabaño y [Miguel] Peña sean mis enemigos, pero ¿qué hacen dos gotas de agua dentro del océano?”. 37

Pues hacen mucho: conspiran, siembran intrigas, destruyen una imagen, manipulan gente, compran conciencias, confunden a los incautos, crean una matriz de opinión, se van apoderando del poder, enturbian el agua hasta lograr que un remolino de calumnias se lleve todo, y que después de toda una vida de sacrificios Bolívar tenga que reconocer: “He arado en el mar” y “La independencia es el único bien que hemos alcanzado a costa de todos los demás”. Que no se repita la historia. La felonía puede acabar con los sueños más nobles y con las obras mejor cimentadas. Debemos estar alertas. Los más grandes enemigos casi nunca vienen de fuera, pues, conocemos sus rostros. No nos engañan. En cambio, entre los nuestros se esconden los insidiosos. Debemos estar precavidos. Los traidores se encuentran entre nosotros, asisten a las marchas, vocean nuestras consignas, repiten nuestras divisas, entonan nuestros cantos, pero ignoramos sus propósitos. Vivimos un momento histórico especial en América Latina. Repetimos con José Martí: “Bolívar tiene que hacer en América todavía”. 35 Alfonso Rumazo González: José Martí Libertador, Ediciones de la Presidencia de la República, Caracas, 2007, p. 91. 36 Carta a José Antonio Páez, Cúcuta, 11 de diciembre de 1826. 37 Carta a Francisco de P. Santander, Pasto, 14 de octubre de 1826.

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Los pueblos se levantan para reclamar sus derechos y están dispuestos a cumplir con su deber histórico: la conquista de la plena independencia. Acompañemos a aquellos líderes que expresan a nuestros pueblos porque conocen sus necesidades y respaldan sus luchas. Seamos parte de estos pueblos que combaten por un mundo mejor, pues de allí surgen los líderes que conforman el verdadero Poder Popular, los cuales jamás traicionan porque su fuerza les viene de su apego a los más nobles ideales y a los más elevados principios. ¡Sigamos ese ejemplo!

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3. Contra la Gran Propiedad “Vale, pero millones de veces más, la vida de un solo ser humano, que todas las propiedades del hombre más rico de la Tierra”. Ernesto “Che” Guevara “Las penas y las vaquitas se van por la misma senda. Las penas son de nosotros, las vaquitas son ajenas”. Atahualpa Yupanqui “Toda riqueza es injusta. Todo bien, mal adquirido. Si no por ti, por otros. Tú puedes tener la escritura correcta. Pero ¿compraste la hacienda a su legítimo dueño? ¿Y él la compró a su dueño? ¿Y el otro...? Ernesto Cardenal (“Las riquezas injustas”)

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3.1. La gran propiedad privada contra todas las formas de propiedad Existen tres tipos de propiedad de los medios de producción: Propiedad Privada (pequeña, mediana o grande) Propiedad Estatal (capitalista o “socialista”) Propiedad Colectiva (social o comunitaria). En América Latina la gran propiedad privada, ha surgido como producto del saqueo a los pueblos originarios, de la explotación a las masas trabajadoras obreras o campesinas —indígenas, africanas y mestizas— y del establecimiento de lazos de dependencia en relación con las metrópolis colonizadoras e imperialistas. Ha generado unas clases dominantes profundamente retrógradas que difunden antivalores en relación con lo local, lo nacional, lo latinoamericano y con respecto a los habitantes de las naciones donde se enriquecen. Estas élites combaten y desfiguran cualquier proyecto que enarbole las banderas de la identidad y la justicia social. Han creado Estados policiales que reprimen todo intento de regular, controlar o suprimir la gran propiedad. Como dueños de las grandes fábricas, de la gran propiedad territorial, de los grandes bancos, de los medios de comunicación, compiten con los medianos propietarios hasta lograr su ruina o que formen parte de sus monopolios y consorcios. Liquidan la pequeña propiedad, que es sometida a las presiones de la sobrevivencia y al mito del éxito, porque no le genera réditos. Desacredita la propiedad estatal capitalista para apoderarse de las empresas del Estado, a las cuales acusan de ineficientes y burocráticas, para de este modo ampliar su propio radio de influencia, vulnerar la soberanía nacional y maniatar los gobiernos a los poderosos grupos económicos foráneos. Se enfrenta a quienes promueven la propiedad social— campesinos sin tierra, obreros que se plantean la gestión de sus fábricas, indígenas que reclaman la propiedad comunal— e, independientemente de las razones que esgriman, a todos acusan de enemigos de la civilización, 62

La utopía posible la patria, la familia, las buenas costumbres, la democracia, el progreso, y a todos tildan, en el más puro lenguaje maccarthista, de “rojos y subversivos”. A los grandes propietarios se refería el anarquista francés Pierre-Joseph Proudhon (1809-1865) cuando frente a la pregunta ¿qué es la propiedad?, respondía categóricamente: “La propiedad es un robo”. En el folleto ¿Por qué Socialismo? Albert Einstein explica los sin sentidos económicos, políticos y éticos que genera en la sociedad la existencia de la gran propiedad privada sobre los medios de producción. Dice: “El capital privado tiende a concentrarse en pocas manos (…) El resultado de este proceso es una oligarquía del capital privado cuyo enorme poder no se puede controlar con eficacia incluso en una sociedad organizada políticamente de forma democrática. Esto es así porque los miembros de los cuerpos legislativos son seleccionados por los partidos políticos, financiados en gran parte o influidos de otra manera por los capitalistas privados quienes, para todos los propósitos prácticos, separan al electorado de la legislatura. La consecuencia es que los representantes del pueblo, de hecho no protegen suficientemente los intereses de los grupos no privilegiados de la población. Por otra parte, bajo las condiciones existentes, los capitalistas privados inevitablemente controlan, directa o indirectamente, las fuentes principales de información (prensa, radio, educación). Es así extremadamente difícil, y de hecho en la mayoría de los casos absolutamente imposible, para el ciudadano individual obtener conclusiones objetivas y hacer un uso inteligente de sus derechos políticos (…) La producción está orientada hacia el beneficio, no hacia el uso”.38

Un reducido número de familias criollas o transnacionales son las dueñas de la gran propiedad privada. Ésta, como hemos visto, se opone a todas las otras formas de propiedad. Es contraria a todo aquello que va en desmedro de la acumulación de su capital y de la maximización de sus ganancias. En ese sentido, los grandes propietarios son enemigos de la mayoría de la población, de los desheredados. No quieren que haya otros propietarios. Pretenden el acaparamiento de la propiedad. Sólo desean que existan trabajadores a su servicio, sometidos a su explotación, 38 Albert Einstein: ¿Por qué Socialismo?, Fondo Editorial IPASME, Caracas, pp.12-14.

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con derecho simbólico, pero sin posibilidad real de poseer medios de producción propios. Hombres y mujeres que produzcan plusvalía, para quienes el fruto de su trabajo le es ajeno. El gran capital es enemigo de la pequeña y mediana propiedad privada, de la propiedad estatal y, especialmente, de la propiedad colectiva social o comunitaria. Auspicia los trusts y los monopolios. A través de sus ideólogos escamotea la expropiación de que han sido víctima los desheredados. Siguen vigentes aquellas lapidarias frases de Marx y Engels, del Manifiesto Comunista, dirigidas a los grandes capitalistas y sus ideólogos: “Os horrorizáis que queramos abolir la propiedad privada. Pero en vuestra sociedad actual, la propiedad privada está abolida para las nueve décimas partes de sus miembros. Precisamente porque no existe para esas nueve décimas partes existe para vosotros. Nos reprocháis, pues, el querer abolir una forma de propiedad que no puede existir sino a condición de que la inmensa mayoría de la sociedad sea privada de la propiedad. En una palabra, nos acusáis de querer abolir vuestra propiedad. Efectivamente, eso es lo que queremos”.39

3.2. La matemática de la miseria en América Latina El ecólogo brasileño Leonardo Boff nos indica en el discurso pronunciado el 22 de abril de 2008 en la Asamblea General de la ONU: “El PNUD40 del año pasado lo confirma: el 20% de los más ricos absorbe el 82,4% de las riquezas mundiales mientras que el 20% de los más pobres tiene que contentarse solamente con el 1,6%. Es decir, una ínfima minoría 3monopoliza el consumo y controla los procesos económicos que implican devastación de la naturaleza y gran injusticia social”.41

Según datos de organizaciones como la FAO, de las Naciones Unidas, el 50% de la riqueza planetaria lo detenta tan sólo el 2% de la población mundial. En lo relativo a Latinoamérica, el escritor uruguayo Eduardo Galeano es suficientemente preciso y descarnado: 39 Karl Marx y Federico Engels: El Manifiesto Comunista, p. 39. 40 Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo. 41 Véase en http://latinoamericana.org/2010/info/docs/Boff090422DiaDeLaMadreTierra.rtf

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La utopía posible “Nunca ha sido menos democrática la economía mundial, nunca ha sido el mundo tan escandalosamente injusto. En 1960, el veinte por ciento de la humanidad, el más rico, tenía treinta veces más que el veinte por ciento más pobre. En 1990, la diferencia era de sesenta veces. Desde entonces, se ha seguido abriendo la tijera: en el año 2000, la diferencia será de noventa veces”.42

Y sigue la brecha. Diez personas, los diez opulentos más opulentos del planeta, tienen una riqueza equivalente al valor de la producción total de 50 países, y 447 multimillonarios suman una fortuna mayor que el ingreso anual de la mitad de la humanidad. Las diez mayores multinacionales amasan actualmente un ingreso mayor que el de cien países juntos. América latina es la región más injusta del mundo. Ejemplos: un solo mexicano posee una riqueza equivalente a la que suman 17 millones de mexicanos pobres. Brasil fue bautizado por expertos como Belindia, “…donde una minoría consume como los ricos de Bélgica, mientras la mayoría vive como los pobres de la India”.43

Sobre la distribución del ingreso en América Latina, Eduardo Galeano afirma: “La miseria masiva es el precio que los países pobres pagan para que el seis por ciento de la población mundial pueda consumir impunemente la mitad de la riqueza que el mundo entero genera. Es mucho mayor la distancia, el abismo que en América Latina se abre entre el bienestar de pocos y la desgracia de muchos”. 44

3.3. El Socialismo versus la Gran Propiedad El socialismo sólo se opone de manera decidida a la gran propiedad, por los males que ésta acarrea a la economía y a la humanidad. Promueve los distintos tipos de propiedad, especialmente la social porque 42 Eduardo Galeano: Patas arriba, la escuela del mundo al revés, Siglo XXI de España Editores, 1998 (1ª. edic.), p. 28. 43 Ibid., p. 30. 44 Eduardo Galeano: “En defensa de la palabra”, en Nosotros decimos no (Crónicas 19631988, Editorial Siglo XXI, 1988.

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beneficia a las mayorías. A todos nos convierte en dueños de los medios de producción y, en consecuencia, en usufructuarios del producto del trabajo. “En el régimen capitalista quien labra la tierra, maneja máquinas, construye edificios, mantiene transportes y comunicaciones, sabe que las obras de sus manos y de su inteligencia no son para él, sino para los propietarios del dinero y de los instrumentos de trabajo. En el sistema socialista el que se dedica a cualquier labor sabe que su esfuerzo al aumentar el patrimonio de la colectividad, aumenta el suyo. Bajo el capitalismo, la inmensa mayoría de los individuos son constructores de lo ajeno. En el socialismo son creadores de lo propio”. 45

El gran capital termina asfixiando el desarrollo de las fuerzas productivas, el avance de la ciencia; por tanto, la calidad de vida de la mayoría de la población y el progreso de la humanidad. Razones económicas se anteponen a cualquier otra consideración. En manos del gran capital la sociedad tiende a estancarse. Así lo veía el peruano José Carlos Mariátegui: “El capitalismo ha dejado de coincidir con el progreso (…). En el período de la libre concurrencia, el aporte de la ciencia hallaba enérgico estímulo en las necesidades de la economía capitalista. El inventor, el creador científico, concurrían al adelanto industrial y económico, y la industria excitaba el proceso científico. El régimen del monopolio tiene distinto efecto. La industria, las finanzas, comienzan a ver un peligro en los descubrimientos científicos. El progreso de la ciencia se convierte en un factor de inestabilidad industrial. Para defenderse de este riesgo, un trust puede tener interés en sofocar o secuestrar un descubrimiento”.46

Las transnacionales son propietarias de todo. El gran capital se traga el mundo. En tiempos de globalización, cuando el poder financiero se une a la tecnología informática, el planeta entero es la comida de unos pocos propietarios insaciables. Su ambición es un inmenso estómago que todo lo digiere. Todo es triturado por sus gigantescas mandíbulas. 45 Rodolfo Quintero: El padre del Sindicalismo norteamericano. Las luchas de un venezolano en Estados Unidos, FACES, UCV, Caracas, pp. 77-78. 46 José Carlos Mariátegui: Defensa del marxismo y otros escritos, Fundación Editorial El perro y la rana, Caracas, p. 24.

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La utopía posible El planeta es el vertedero donde botan sus desechos. A todas partes llegan sus toxinas. La humanidad vive en un basurero producido por la codicia de los grandes ricos. Los pobres recogen los desperdicios. Lo más grave de todo esto es que el gran capital en su fase de máxima concentración ya no tolera, como en los comienzos de su desarrollo, la existencia de formas de gobierno democráticos; exige, por el contrario, novedosas modalidades de gobiernos “fuertes” que, amparados en la supuesta defensa de los intereses de la nación y la ciudadanía promueven políticas de Estado de corte fascistas donde reina el “pensamiento único” y la obediencia absoluta al poder. Así, la concentración de la propiedad de los medios de producción en muy pocas manos demanda la concentración del poder político y cultural en una élite intolerante y violenta. Entre las características de esta sociedad dominada por el gran capital y por el neofascismo se encuentran: rechazo al avance del saber, irracionalismo, la cultura es sospechosa de fomentar actitudes críticas, el desacuerdo con lo hegemónico es una traición, miedo a la diferencia y racismo, surge de la frustración individual o social, xenofobia, los enemigos son simultáneamente demasiado fuertes y demasiado débiles, la vida es una guerra permanente, elitismo aristocrático, sacrificio individual para el beneficio de la causa, machismo, populismo cualitativo difundido por televisión, “neo lengua” (de léxico pobre y sintaxis elemental). En abierta oposición al gran capital se encuentran las distintas formas de propiedad social y comunitaria. En América Latina existe una larga tradición de lucha por reconquistar la propiedad social de los medios de producción, y por redistribuir la gran propiedad entre pequeños propietarios o entre los miembros de las comunidades involucradas. De lo que se trata es de ejercer nuestros derechos a tomar lo que nos arrebataron.

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3.4. La acumulación originaria de la gran propiedad en nuestra América: “Detrás de cada gran fortuna hay un delito”. En efecto, cuando indagamos en las formas originarias de acumulación de riquezas de los grandes propietarios en todo el territorio latinoamericano y caribeño no podemos sino estar de acuerdo con Honorato de Balzac cuando decía: “Detrás de cada gran fortuna hay un delito”. El modus operandi de quienes han llegado a ser grandes propietarios consiste en:

1. Expropiación de los medios de producción de los propietarios originales e instauración de una nueva clase de propietarios.



2. La transformación por la fuerza de los “propietarios originarios” en manos de obra esclava o “feudal”, a la cual se le niega el derecho a la propiedad.



3. Legalización de la “expropiación” y readjudicación de propiedades mediante el uso de leyes que avalan el arribo de las nuevas clases propietarias.



4. Difusión de una “ideología” y de “aparatos ideológicos” que justifican el despojo y la condición de los explotados.



5. Uso de la violencia y la represión cuando se considera necesario para impedir que los “expropiadores” sean expropiados. Expliquemos un poco cada punto:

1. Todo se inicia —y luego se acentúa— con la expropiación de los bienes de otros; de este modo los legítimos propietarios originales se convierten en desposeídos, y los expropiadores en legales propietarios. Al respecto, nos dice el escritor mexicano José de Vasconcelos (1882-1959): “Un examen siquiera superficial de los títulos de propiedad de nuestros grandes terratenientes, bastaría para demostrar que casi todos deben su haber, en un principio, a la merced de la Corona española, después a concesiones y favores ilegítimos acordados a los generales influyentes de nuestras falsas repúblicas. Las mercedes y las concesiones se han

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La utopía posible acordado, a cada paso, sin tener en cuenta los derechos de poblaciones enteras de indígenas o de mestizos que carecieron de fuerza para hacer valer su dominio”.47

En el Ecuador, por ejemplo, los encomenderos se las arreglaron para quitarles las tierras a los indígenas. De acuerdo a testimonios de la época: “El mecanismo más usado para ello por los blancos era el hacer un falso denuncio de “tierras realengas” (baldías) y pedir su asignación, cuando en realidad se trataba de tierras comunales indígenas, o denunciar falsamente que los indios de cierta comunidad eran muy pocos y tenían demasiadas tierras, por lo que se pedía que se le quitasen las sobrantes”.48

En El Salvador, para citar otro caso, el despojo de la propiedad comunitaria de la tierra comenzó con el período de la Conquista española (1524-1530) y su proceso de concentración se acentuó con las leyes sobre propiedad territorial de 1881-1882. En efecto, a fines del siglo XIX, durante el gobierno de Rafael Zaldívar (1876-1885) fueron expropiadas las tierras comunales propiedad de los indígenas y campesinos, y los ejidos que son bienes públicos, para dejar libres grandes extensiones de tierra en manos de la oligarquía cafetalera. “De inmediato, los cafetaleros expropiaron el 40% de las propiedades comunales. En el caso de los ejidos, el 73% de la tierra pasó a manos del 5,65% de los nuevos dueños. El despojo de las tierras comunales y ejidales afectadas por los decretos de esos años fue violento y provocó revueltas campesinas en Izalco, Atiquizaya, Cojutepeque, Santa Ana y otros lugares. Todas fueron reprimidas por el Ejército de la época.(…) Así surge la llamada oligarquía cafetalera, a la que el Estado, además de darles las tierras, también les redujo los impuestos para producir café y le entregó insumos baratos. (…) Los mismos cafetaleros se pusieron directamente al frente del Gobierno. Para 1895 una mayoría de diputados en la legislatura salvadoreña eran cafetaleros”.49

47 http://www.yachay.com.pe/especiales/7ensayos/ENSAYOS/Ensayo3G.htm 48 Jorge Núñez sánchez: De la Noche al Alba, Biblioteca Ayacucho, Caracas, 2009, p. 58. 49 En Equipo Maíz: Vida de Farabundo Martí, Editorial Equipo de Maíz, San Salvador, pp.4-5.

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2. La explotación de mano de obra ajena, a la cual no se le permite o se le limita el ejercicio del derecho a la propiedad. De este modo, los propietarios originales son privados de su propiedad —la tierra— y pasan a ser fuerza de trabajo —“enfeudada” o esclava— al servicio de los nuevos dueños de los medios de producción. A partir del momento de la expropiación el rol de los propietarios originarios se limita a ser mano de obra encadenada al nuevo régimen de explotación, sin posibilidad alguna de poseer propiedades o recuperar sus posesiones sin enfrentarse a los “usurpadores legales”. Durante la Colonia, por ejemplo, los indígenas fueron sometidos al régimen de las encomiendas, por medio de las cuales a los conquistadores se les asignaba un lote de tierra y una cantidad de indios para que las trabajasen gratuitamente. Luego se estableció un nuevo tipo de encomienda por medio de la cual se les impuso el pago de tributos en especie y en trabajo. Posteriormente, durante la República, se les contrata como peones de hacienda y más tarde, como trabajadores en las fábricas o como sirvientes en las casas de los “ricos”. Siempre con el mismo desprecio y siempre con la impronta racista la explotación ha sido inmisericorde y ha estado asociada a la gran propiedad. Así lo explica José Carlos Mariátegui: “Las leyes del Estado no son válidas en el latifundio, mientras no obtienen el consenso tácito o formal de los grandes propietarios. La autoridad de los funcionarios políticos o administrativos, se encuentra de hecho sometida a la autoridad del terrateniente en el territorio de su dominio. Este considera prácticamente a su latifundio fuera de la potestad del Estado, sin preocuparse mínimamente de los derechos civiles de la población que vive dentro de los confines de su propiedad. Cobra arbitrios, otorga monopolios, establece sanciones contrarias siempre a la libertad de los braceros y de sus familias. Los transportes, los negocios y hasta las costumbres están sujetos al control del propietario dentro de la hacienda. Y con frecuencia las rancherías que alojan a la población obrera, no difieren grandemente de los galpones que albergaban a la población esclava. El “gamonalismo”.50 invalida inevitablemente toda ley u ordenanza de protección indígena. El hacendado, el latifundista, es un señor feudal. Contra su autoridad, 50 Latifundismo con connotaciones racistas.

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La utopía posible sufragada por el ambiente y el hábito, es impotente la ley escrita. El trabajo gratuito está prohibido por la ley y, sin embargo, el trabajo gratuito, y aun el trabajo forzado, sobreviven en el latifundio. El juez, el subprefecto, el comisario, el maestro, el recaudador, están enfeudados a la gran propiedad.51

3. El uso de los mecanismos de poder para cohonestar estas expropiaciones. La “legalización del saqueo” por medio de los títulos de propiedad. Ahora bien, la voracidad de los propietarios usurpadores no terminó durante la Colonia. A lo largo de la historia hubo reacomodos de la propiedad, la cual fue pasando de unos a otros propietarios de acuerdo a las correlaciones de fuerza de las clases y sectores de clase en conflicto. Por ejemplo, la Iglesia fue una gran propietaria durante la época colonial y la dimensión de sus propiedades —que por razones legales podían acrecentarse mas no dividirse debido al régimen de “manos muertas” que prohibía su venta— y a veces sus políticas, demasiados “independientes” en algunos casos entre algunas órdenes, generaron molestias entre la monarquía y los sectores civiles y políticos que codiciaban sus bienes. Tal fue el caso de los jesuitas, los cuales fueron expulsados de América por orden real, en abril de 1767. Sus propiedades fueron confiscadas y vendidas al mejor postor. Para encargarse del cumplimiento de tales medidas se instituyó en cada una de las colonias españolas a una “Dirección de Temporalidades”. El Estado español aspiraba a vender preferentemente al contado las propiedades jesuíticas, pero en América, “Esas propiedades fueron vendidas a crédito, generalmente a amigos o allegados de las autoridades. Así, pues, no fue casual que entre los adquirientes de los “bienes de temporalidades” hayan figurado a la cabeza los patriarcas de las familias aristocráticas que se destacaban por su audacia empresarial o habilidad política, junto a comerciantes “ennoblecidos” por su fortuna y empleados chapetones influyentes o enriquecidos en la función pública.(…) Sospechoso fue, sin duda, el hecho de que los mismos Directores Generales de Temporalidades, 51 José Carlos Mariátegui: Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana, Fundación Biblioteca Ayacucho, Caracas, pp. 26 y 71.

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encargados de dirigir esa “privatización”, fuesen los compradores de algunas de las mejores propiedades rematadas”. 52

Por otra parte, en la medida en que iban acumulando y concentrando propiedades, los nuevos dueños se preocuparon de idear mecanismos que garantizasen, a largo plazo, el mantenimiento de la gran propiedad y el respectivo poder y prestigio que ésta les confería a sus familias. Así instituyeron, por ejemplo, el mayorazgo, figura jurídica de origen feudal mediante la cual sólo hereda el hijo varón primogénito la totalidad de la herencia, la cual no podía ser vendida, embargada o enajenada. Todos los bienes que formaban parte del mayorazgo eran heredados indisolublemente por un solo heredero. Los restantes hijos sólo podían heredar los bienes libres que los padres poseyeran, usualmente escasos. El propósito principal era perpetuar en una familia la gran propiedad, al impedir expresamente el fraccionamiento de los más grandes patrimonios y la disolución social de las grandes familias. El mayorazgo estaba dirigido a beneficiar exclusivamente a los grandes propietarios y sus descendientes. De este modo, la gran propiedad se cuidaba a sí misma. En efecto: “El mayorazgo era una institución excepcional, a la que sólo tenían acceso las grandes familias aristocráticas, y eso, siempre que poseyeran una base económica sólida, saneada y suficiente como para sostener las obligaciones propias de tal entidad legal. Tan excepcional era el mayorazgo que para constituirlo, hacía falta cédula real y expresa confirmación posterior de la corona, que de este modo se aseguraba que se beneficiara de tal institución legal únicamente las familias que fueran, a la vez, de gran riqueza y de gran alcurnia”.53

Por otro lado, cada gobierno en Latinoamérica sirvió para convertir en grandes propietarios a sus favoritos. Por ejemplo, en Venezuela el proceso de acumulación y concentración de la propiedad ha estado íntimamente ligado al Poder. De acuerdo al estudioso del tema José Monsalve Cáceres: “Como ejemplo resaltante, por los años 20 ó 30 del siglo pasado se registra el caso de la familia Max Valladares, compadre del presidente 52 Jorge Núñez Sánchez: Op.cit., pp.123-124. 53 Ibid., p. 95.

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La utopía posible de la República para entonces, Juan Vicente Gómez, el cual le dio en “concesión petrolera” más de la mitad del territorio nacional y luego el señor Max Valladares se las vendió a las trasnacionales del petróleo al día siguiente de su obtención. La familia en cuestión de inmediato se residenció en Francia para siempre”.54

También las aristocracias extranjeras se han beneficiado de las dádivas de los gobiernos complacientes y entreguistas. En Perú, por ejemplo, en los albores del siglo XX: “Los intereses extranjeros no se limitaron al control de la minería, sino que también se extendieron hacia las plantaciones de azúcar, producto que ya ocupaba un lugar destacado en el conjunto de las exportaciones peruanas. Un ejemplo emblemático de esa explotación fue la construcción de Casa Grande, una de las haciendas azucareras más grandes del planeta, una especie de ciudad-factoría proyectada en Alemania, y que era propiedad de la familia Gildemeister. La corrupción y la complicidad de los gobiernos peruanos con los monopolios facilitaron también la entrega del petróleo y la instalación de compañías como la Petroleum Co., filial de la Standard Oil, que había logrado no pagar impuestos gracias al laudo de un tribunal internacional que olvidó considerar los intereses del Estado peruano. A tal extremo llegó ese sometimiento que, durante muchos años, en Europa diversos documentos consideraban al Perú una provincia de la Standard Oil”.55

4. La difusión de una ideología que justifica el despojo y defiende el nuevo status quo. En el caso de los pobladores originarios, a quienes se les llamó “vasallos libres del Rey”, el simple argumento de que no tenían alma ni razón era suficiente para negarles el derecho a la propiedad y a gobernarse; a eso se le agregó la opinión de que eran flojos e indolentes. En el caso de la medida de expulsión contra los jesuitas y de la incautación de sus bienes, según los “ideólogos” la decisión obedecía: 54 José Monsalve Cáceres: La oligarquía venezolana y el fetiche de la propiedad privada, Universidad Bolivariana de Venezuela, Caracas, p. 8. 55 Luis Sicilia: José Carlos Mariátegui, un marxismo indígena, Edic. Capital Intelectual, S.A., Buenos Aires, 2007, p. 22.

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1º A la usurpación de diezmos o violación de ellos hecha a las iglesias.



2º A la quema realizada por la Compañía de muchos libros sagrados.



3º Al régimen independiente y “despótico” de las Misiones del Paraguay.



4º A la constante intromisión en política.



5º A su participación en rebeliones indígenas.



6º A la predicación contra el gobierno.

De igual manera, tratándose de la expropiación de las tierras de propiedad comunitaria, el argumento “ideológico” que sirvió para enmascarar el despojo fue éste: “La existencia de tierras bajo la propiedad de las comunidades impide el desarrollo agrícola, estorba la circulación de la riqueza y debilita los lazos familiares y la independencia del individuo. Su existencia contraría los principios económicos y sociales que la República ha adoptado”.56

En lo relativo a la entrega de nuestras riquezas a las casas extranjeras, el argumento ideológico es muy sencillo: Nuestras oligarquías y sus respectivos gobiernos pensaban que las “inversiones extranjeras” son indispensables en el proceso civilizatorio, y en la lucha contra la barbarie. Siempre ha estado presente la idea del “destino manifiesto” de las grandes naciones sobre las colonias o semicolonias. 5) El uso de la violencia y la fuerza por parte de los “expropiadores” para evitar la “expropiación de los expropiadores”; es decir, para impedir que les quiten lo que “legítimamente” no es de ellos, alegando el “derecho a la propiedad” que ellos han burlado. En otras palabras, los intentos de los propietarios originarios —dirigidos a recuperar sus antiguas propiedades, a cuestionar los derechos 56 “Ley de Extinción de comunidades, Febrero de 1881”, en Equipo maíz, Vida de Farabundo Martí, cit., p. 4.

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La utopía posible de los “nuevos propietarios”, o a conquistar espacios de poder que les permitan el usufructo de la propiedad— son severamente interferidos y reprimidos. Esto ocurrió, por ejemplo, en Nicaragua en tiempos de Sandino. Éste, como parte de la política dirigida a rescatar la soberanía nacional y el empoderamiento del pueblo, comenzó a organizar cooperativas de producción agrícola, minera, artesanal e industrial en algunas regiones del país. La oligarquía se alarmó: unos cuantos campesinos y proletarios se atrevían a usufructuar pequeñas parcelas privadas, a colectivizar la propiedad territorial, a trabajar las minas, a tomar las fábricas y a establecer relaciones de producción de tipo cooperativo y ayuda mutua. Y lo que es peor: estaban siendo exitosos y contagiaban con su ejemplo al resto de la población. Así que le dieron muerte al promotor de tan peligrosa iniciativa y acabaron cruentamente con la experiencia de redistribución de la propiedad: “…patrullas de la Guardia nacional cayeron sorpresivamente sobre los campamentos de las cooperativas agrícolas del río Coco y más de trescientos campesinos fueron masacrados”. 57

Por tanto, la expropiación de los grandes propietarios y la democratización de la propiedad es un acto de justicia histórica. La expropiación de los latifundistas y la redistribución de las tierras ha sido la motivación de gran parte de los movimientos sociales en América Latina y el Caribe, donde la riqueza tiene como base la gran propiedad territorial y la explotación del trabajo. También la lucha contra los monopolios de cualquier tipo ha incitado a los pueblos a emprender el combate. Este enfrentamiento contra la gran propiedad tiene importantes antecedentes en los distintos movimientos sociales en pro de la redistribución de la propiedad, por el rescate de las tierras comunales, y por la socialización de la propiedad que se ha dado a lo largo de toda la historia de América Latina y el Caribe. Muchos personajes de la historia, cuyo verdadero aporte ha sido desfigurado, nos indican el camino a seguir. 57 Idem.

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Me voy a permitir reiterar sólo seis de ellos: Simón Bolívar, Antonio José de Sucre, Simón Rodríguez, Ezequiel Zamora, Francisco Bilbao y Emiliano Zapata. No se puede ensalzar a ninguno de estos protagonistas de la historia del continente sin destacar sus puntos de vista y sus medidas contra los grandes propietarios, sus luchas por la redistribución de la gran propiedad y su pasión por la justicia social. 3.5. Simón Bolívar se enfrenta a los oligarcas A pesar de su origen mantuano, Simón Bolívar va superando los estrechos intereses de su clase, la cual defendía la gran propiedad territorial y los privilegios que de ella se desprenden, como por ejemplo la esclavitud, la servidumbre de los indígenas, los prejuicios antipopulares propios de los “ricos”. Su mentalidad no se corresponde a la del mantuanaje, del cual se deslinda al calor de la lucha emancipadora. Por eso la clase social a la cual pertenece no le perdona. Mientras dura la lucha por la independencia le apoya, siempre y cuando no afecte sus intereses económicos. En virtud de que la principal fuerza de trabajo en sus latifundios era la mano de obra esclava, los mantuanos se opusieron a los proyectos abolicionistas de Bolívar. Porque necesitaban a los indios en calidad de siervos se opusieron a sus decretos de reparto de tierras y de nuevas condiciones de trabajo para ellos. Querían el poder político pero sin afectar las relaciones de producción predominantes. Anhelaban la independencia de España mas no deseaban alterar los beneficios que le aportaban sus grandes propiedades. Una vez concluida la independencia, al viejo “mantuanaje” se le unió una nueva “aristocracia de la lanza”, tan ambiciosa de propiedad, de esclavos y de siervos indígenas como la antigua, con la que se integró hasta hacer un solo bloque cuya única ambición era explotar a los negros y a los indios, acumular riquezas, y mantenerse en el poder para desde allí seguir acrecentando su fortuna a través de los nuevos caminos que se le abrían, entre ellos el peculado, las comisiones, los negocios con 76

La utopía posible el gobierno, la banca, el comercio internacional, los lazos de familia. No se crea que, como nos lo quiere hacer ver cierta historiografía de ojos vendados, la oposición a Bolívar por parte de Páez y Santander, por ejemplo, tiene carácter personal. Por supuesto que en todo hecho humano el elemento individual tiene alguna importancia en los conflictos, pero la razón profunda de la contradicción es de clase: una oligarquía integrada por antiguos y nuevos grandes propietarios, enfrentada a un sector encabezado por Bolívar quien había superado sus estrechos intereses de clase y ya comenzaba a defender los intereses de un pueblo que se había sacrificado en las batallas y que, una vez finalizada la contienda militar, seguía tan pobre y tan despreciado como antes. Por eso Bolívar fue vilipendiado, traicionado, condenado al exilio. Por eso sus planes fueron boicoteados y sus bienes confiscados. Por esa razón se le intentó matar en varias oportunidades. Al Libertador “…su clase social lo perseguía, como si hubiese sido un animal dañino. Sólo porque no se había plegado a las ambiciones de los antiguos y nuevos gobernantes, porque había querido constantemente la libertad de los esclavos, la redención de los indígenas, la economía organizada racionalmente”.58

Las propuestas de Bolívar socavaban el poder de la oligarquía, minaban las relaciones de producción sobre las que se fundaba la gran propiedad, le quitaban sus prerrogativas sobre la fuerza de trabajo esclava e indígena, atentaban contra la gran propiedad territorial. • La libertad absoluta de los esclavos

Bolívar decretó en junio de 1816 al regresar de Haití: “La libertad absoluta de los esclavos que han gemido bajo el yugo español en los tres siglos pasados”, su única condición era que se enrolaran en el ejército patriota y junto con sus hermanos lucharan por la independencia. Luego, en julio del mismo año ratifica: “La naturaleza, la justicia y la política piden la emancipación de los esclavos”. En el Congreso de 58 Miguel Acosta Saignes: Dialéctica del Libertador, Ediciones de la UCV, Caracas, p. 101.

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Angostura en 1819 dijo a los legisladores: “Yo imploro la confirmación de la libertad absoluta de los esclavos, como imploraría mi vida y la vida de la República”. En julio de 1821 formula la siguiente petición al Congreso de Cúcuta: “El Congreso General (…) puede decretar la libertad absoluta de todos los [esclavos] colombianos al acto de nacer en el territorio de la República (…). Sírvase V.E. elevar esta solicitud de mi parte al Congreso de Colombia, para que se digne concedérmela en recompensa de la batalla de Carabobo, ganada por el Ejército Libertador, cuya sangre ha corrido sólo por la libertad”.

Luego, en el mensaje introductorio del proyecto de Constitución de la República de Bolivia (1825) señaló: “…he conservado intacta la ley de las leyes, la igualdad (…). A sus pies he puesto cubierta de humillación, a la infame esclavitud. Legisladores: la infracción de todas las leyes es la esclavitud. La ley que la conservara sería la más sacrílega. Qué derecho se alegaría para su conservación? Mírese este delito por todos los aspectos y no me persuado que haya un solo boliviano tan depravado que pretenda legitimar la insigne violación de la dignidad humana. ¡Un hombre poseído por otro! ¡Un hombre propiedad! (…). ¡Dios ha destinado al hombre a la libertad!”.

Cada medida de Bolívar en materia social era mirada con recelo y antipatía por los oligarcas. Ni siquiera las conveniencias políticas del momento los hacían renunciar a sus intereses de clase. De inmediato desencadenaban toda su sapiencia legal para desnaturalizar cualquier medida popular, o todo el poder de la arrogancia y la burocracia para entorpecerla. Los grandes propietarios —herederos de los conquistadores que les arrebataron sus tierras a los indígenas—, y los nuevos dueños — usurpadores de los derechos de los soldados de la Independencia y de los pequeños propietarios que se habían levantado— constituyen una sólida oligarquía, propietaria de los latifundios y de la mano de obra esclava que constituye la fuerza de trabajo que produce las riquezas. De allí que, cualquier decisión que tomara el Libertador con respecto a los esclavos, afectaba a la gran propiedad y en consecuencia sería adversada por los terratenientes y los políticos que les servían. 78

La utopía posible • Distribución de tierras entre los indígenas

Otro tanto puede decirse de los decretos que promulgó Bolívar en contra de la servidumbre y el cobro de tributos a los indígenas, y a favor de repartirles tierras. Así: “Deseando corregir los abusos introducidos en Cundinamarca en la mayor parte de los pueblos de naturales,59 así contra sus personas como contra sus resguardos y aun contra sus libertades, y considerando que esta parte de la población de la República merece las más paternales atenciones del gobierno por haber sido la más vejada, oprimida y degradada durante el despotismo español…”.60

Tales decretos son:

a) El de Cundinamarca (Colombia), del 20 de mayo de 1820; b) el de Trujillo (Perú) del 8 de abril de 1824; c) el del Cuzco (Perú) del 4 de julio de 1825, y d) el de Chuquisaca (Bolivia) del 14 de diciembre de 1825.

El 20 de mayo de 1820 desde Cúcuta, Bolívar decreta la restitución de los resguardos comunales a sus legítimos propietarios: “Artículo 1°:  Se devolverá a los naturales, como propietarios legítimos, todas las tierras que formaban los resguardos según sus títulos, cualquiera que sea el que aleguen para poseerlas los actuales tenedores”. [Itálicas nuestras] “Artículo 3°: Integrados los resguardos en lo que se les haya usurpado, los jueces políticos repartirán a cada familia tanta extensión de terreno cuanto cómodamente pueda cultivar cada una, teniendo presente el número de personas de que conste la familia y la extensión total de los resguardos”. [Itálicas nuestras] “Artículo 12: Ni los curas, ni los jueces políticos, ni ninguna otra persona empleada o no, podrán servirse de los naturales de ninguna manera, ni 59 Esto es, indígenas. 60 Decreto de Protección a los naturales de Cundinamarca, 20 de mayo de 1820. Véase en Decretos del Libertador, Tomo I, Biblioteca de Autores y Temas Mirandinos, Los Teques, 1983, p. 194.

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en caso alguno, sin pagarles el salario que antes estipulen en contrato formal celebrado a presencia y con consentimiento del juez político. El que infringiere este artículo pagará el doble del valor del servicio hecho y los jueces políticos exigirán esta multa irremediablemente a favor del agraviado por la menor queja que tengan; cuando los jueces mismos sean los delincuentes, serán los gobernadores políticos los que exigirán la multa dicha”. “Artículo 13: La misma disposición del artículo 12 comprende a las cofradías cuyos ganados no pastarán en los resguardos si no pagan arrendamiento, ni serán guardados por los naturales sino del modo dicho en el artículo precedente”. “Artículo 14:  Cesarán absolutamente desde este momento, como escandalosas y contrarias el espíritu de la religión, a la disciplina de la Iglesia y a todas las leyes, las costumbres de no administrar los sacramentos a los feligreses mientras no han pagado los derechos de cofradía y congrua, la de obligarlos a que hagan fiestas a los santos y la de exigirles derechos parroquiales de que están exentos los naturales por el estipendio que da el Estado a los curas. Los curas que contravinieren a este artículo, continuando los mismos abusos, sufrirán el rigor de las leyes en un juicio severo, y al efecto los jueces políticos velarán la conducta de los curas para dar cuenta al gobierno de la menor falta que noten en esta parte y que se provea lo que corresponden”. “Artículo 15:  Los naturales, como todos los demás hombres libres de la República, pueden ir y venir con sus pasaportes, comerciar sus frutos y efectos, llevarlos al mercado o feria que quieran, y ejercer su industria y talentos libremente del modo que ellos elijan sin que se les impida”. “Artículo 16:  El presente decreto no sólo se publicará del modo acostumbrado, sino que los jueces políticos instruirán de su contenido a los naturales, instándolos a que representen sus derechos aunque sea contra los mismos jueces y a que reclamen cualquiera infracción que se cometa”.

Desde Bogotá, el 16 de enero de 1821, Bolívar exige que se respete la propiedad, “que se ampare a estos indios (…) para que no se les estreche en sus heredades, y por el contrario se les ensanche cuanto sea necesario. Siendo ésta la voluntad del Gobierno porque así lo exige la justicia”. Insiste, el 12 de febrero de 1821, en que el propósito del Estado es “hacer entrar 80

La utopía posible a los indios en posesión de sus territorios y procurarles una cómoda y fácil subsistencia”. Conmina al destinatario a que “En cualquier caso de duda, consulte Ud. el interés y ventaja de los indios”. El espíritu de estas leyes y decretos es mantenido por Bolívar a lo largo de toda su vida. El 8 de abril de 1824 decreta en la ciudad peruana de Trujillo repartos de tierras entre los indígenas. Este histórico decreto se inicia advirtiendo “la decadencia de la agricultura de estas provincias”, que el Libertador atribuye principalmente al desaliento con que se labran las tierras por hallarse la mayoría de ellas “en posesión precaria o en arrendamiento”. Bolívar ordena: (Art. 2) que sean vendidas las tierras pertenecientes al Estado, pero excluye de la venta “las tierras que tienen en posesión los denominados indios; antes bien, se los declara propietarios”; (Art. 3) que se repartan “las tierras llamadas de comunidad entre todos los indios que no gocen de alguna otra suerte de tierra, quedando dueños de ellas”; (Art. 4) que el reparto de tierras se haga de modo justo, asignándole más terrenos al indígena casado y con familia que al que no lo sea; (Art. 5) asimismo dispone que en la mensura de los terrenos deberán considerarse las circunstancias de cada provincia y las tierras que con perjuicio de unos indios se hubiere dado a otros en vía de posesión. En el decreto del 4 de julio de 1825 de la ciudad del Cuzco en Perú, Bolívar amplía aquellas disposiciones y declara que para siempre los indios quedaban exentos de cualquier clase de servicio personal obligatorio. Al respecto, explica Daniel Florencio O´Leary (1801-1854) en sus Memorias: “El trabajo de la mita que desde el año anterior había abolido, no era la única carga bajo la cual gemía el indio miserable; un sinnúmero de injusticias le oprimían y cualquiera de ellas hubiese bastado a abrumarle.  El corregidor, el cura, el agricultor, el minero, el mecánico, todos y cada uno de ellos eran sus opresores, obligándole a cumplir los contratos más onerosos y fraudulentos; la vida para él era una maldición bajo tamaña servidumbre; hasta los consuelos de la religión se le vendían a precio de oro.  Pero en defensa de los indios impuso el Libertador su autoridad expidiendo decretos para extirpar tantos abusos; prohibiendo bajo las penas más severas que se les emplease en ningún trabajo sin que precediese un ajuste libremente estipulado. En las obras públicas de utilidad general, en que

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hasta entonces habían sido ocupados indios exclusivamente, ordenó que los demás ciudadanos compartiesen con ellos la carga por iguales partes, y que cesasen las extorsiones a que antes se les habían compelido”.61

Pero el Libertador no se queda allí: El 14 de diciembre de 1825, en la ciudad boliviana de Chuquisaca, Bolívar decreta la distribución de tierras para los indígenas. Entre los considerandos establece: 1º Que a pesar de las disposiciones de las leyes antiguas nunca se ha verificado la repartición de las tierras con la proporción debida; 2º Que la mayor parte de los naturales han carecido del goce y posesión de ellas; 3º Que mucha parte de dichas tierras, aplicables a los llamados indios, se hallan usurpadas con varios pretextos… 4º Que el uso precario que se les concedió en el gobierno español ha sido sumamente perjudicial a los progresos de la agricultura y a la prosperidad del Estado. En virtud de lo antes dicho, Bolívar decreta: 1º Que se ponga en ejecución lo mandado en los artículos 3º, 4º y 5º del decreto dado en Trujillo (Perú) a 8 de abril de 1824 sobre repartición de tierras de comunidad. 6º Cada indígena, de cualquier sexo o edad que sea, recibirá un topo de tierra en los lugares pingües y regados. 7º En los lugares privados de riego y estériles, recibirán dos topos.62 8º Los indígenas que fueron despojados de sus tierras en tiempo del gobierno español para recompensar con ellas a los llamados pacificadores de la revolución del año 14, se les compensará en el repartimiento que se haga de las tierras de comunidad con un tercio más de terreno que el que se asigne a los demás que no hayan experimentado este perjuicio. 9º Que la propiedad absoluta, declarada a los denominados indios en el artículo 2º del citado decreto, se entienda con la limitación de no poderlos enajenar hasta el año 50 y jamás en favor de manos muertas63 [la Iglesia], so pena de nulidad. Esta última precaución no era infundada, pues la Iglesia era propietaria de latifundios a lo largo y ancho de toda América del Sur. 61 Alfonso Rumazo González: Daniel Florencio O’Leary, Edecán del Libertador, Ediciones de la Presidencia de la República, Caracas, p.120. 62 Un topo equivale a legua y media. 63 Se refiere a la Iglesia.

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La utopía posible Por ejemplo: “En 1854 un viajero extranjero consigna que los conventos poseían casi la mitad de la propiedad raíz en Bogotá”.64 En fin, para Bolívar los indígenas eran ciudadanos a quienes debía otorgárseles el derecho al uso y disfrute de la propiedad: “La declaración de que los indios son propietarios individualmente de las tierras que poseen reviste gran importancia, pues establece el principio según el cual la posesión equivale al título de propiedad y que ésta implica la libertad de disponer del bien sin limitación alguna.(…) Bolívar no consideró a los indios ocupantes precarios sino implícitamente legítimos poseedores y propietarios (…) Además, Bolívar afirma el derecho de los indios como condóminos a la justa partición de dichas tierras en parcelas familiares. De manera que mientras no se ejecutara la partición ordenada, el conjunto de indios continuaba teniéndolas en propiedad. Finalmente, es de verdad notable que Bolívar concibiera como postulado jurídico que las tierras debían ser adjudicadas de preferencia a quienes las trabajaban tanto si se trataba de los indios como de cualquier otra persona.(…) En síntesis, puede concluirse que la legislación bolivariana sobre reparto de tierras y derechos de los indios estaba orientada a una transformación de la estructura agraria de la América andina basada en la difusión y consolidación equilibrada de la pequeña propiedad campesina y de la mediana propiedad directamente conducida, libres de trabas feudales, para detener el latifundio y elevar la producción y productividad agropecuarias”.65 [Itálicas nuestras]

Esta normativa bolivariana que restituye el derecho de propiedad a sus dueños originarios es mal vista y adversada por los oligarcas. Los indios no tienen propiedades. La tierra es de los gamonales, los estancieros y los mantuanos aunque Bolívar diga lo contrario y se haya atrevido a decretarlo. ¿Pero a quién le importan las circulares y los papeles? Total, esos indios no saben leer ni escribir. Por tanto, los decretos de Bolívar serán, también, letra muerta. 64 Víctor Manuel Patiño: La tierra en la América Equinoccial. 65 Guillermo Figallo: Los decretos de Bolívar sobre los derechos de los indios y la venta de tierras de las comunidades, pp. 115-131

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• Distribución de propiedades entre los soldados libertadores

Algo similar ocurrió con los decretos de Bolívar tendientes al fomento de la pequeña y mediana propiedad privada como recompensa a los servicios prestados a favor de la República. De fecha 10 de octubre de 1817, un decreto estableció la Ley de Repartición de Bienes Nacionales: “Considerando que el primer deber del Gobierno es recompensar los servicios de los virtuosos defensores de la República, que sacrificando generosamente sus vidas y propiedades por la libertad y felicidad de la patria, han sostenido y sostienen la desastrosa guerra de la Independencia, sin que ni ellos ni sus familias tengan los medios de subsistencia; y considerando que existen en el territorio ocupado por las armas de la República, y en el que vamos a libertar, poseído hoy por los enemigos, multitud de propiedades de españoles, y americanos realistas, (…) que (…) deben secuestrarse y confiscarse, he venido en decretar y decreto lo siguiente: Artículo 1°: Todos los bienes raíces e inmuebles, que (…) se han secuestrado y confiscado, o deben secuestrarse y confiscarse, y no se hayan enajenado ni puedan enajenarse a beneficio del erario nacional, serán repartidos y adjudicados a los generales, jefes, oficiales y soldados de la República. (…) Artículo 4º: Si hecho el cómputo del valor de las propiedades partibles, no alcanzare éste a cubrir todas las partes, el Gobierno ofrece suplir la falta con cualesquiera otros bienes nacionales y principalmente con las concesiones de terrenos baldíos”.

En el artículo 7 Bolívar, en actitud francamente cooperativista prevé que “…el Gobierno cuidará de que las particiones se hagan del modo más conforme a los intereses de todos, para lo cual podrán acomunarse o acompañarse muchos, y solicitar se les conceda tal finca”.

El mayor contingente de militares de las filas patriotas lo conformaba gente del pueblo sin bienes ni propiedades; por consiguiente, era justo que esta gente que arriesgaba su vida por la República fuera recompensada con un patrimonio apropiado del que pudiese valerse para vivir dignamente una vez finalizada la contienda. Pero, si los decretos de Bolívar a favor de los esclavos y los indios fueron letra muerta, sus decretos en pro del reparto de tierras entre el 84

La utopía posible pueblo que luchaba por la independencia se convirtieron en letras de cambio. Muchos oficiales provenientes de la oligarquía y los militares oportunistas que procedían de las clases bajas y medias querían consolidarse como latifundistas y grandes propietarios. Compraron los títulos de propiedad a los soldados y militares pobres, y se quedaron con sus tierras. Así surgió una nueva oligarquía, tan enemiga de Bolívar y sus sueños de justicia social, como lo era la vieja clase de hacendados y ricos a los que Bolívar, con su pasión de igualdad, había enfrentado a pesar de su propio origen social. De haberse respetado los decretos de Bolívar en defensa de la propiedad comunal (los resguardos) de los indígenas, eliminada la servidumbre, abolida la esclavitud, repartido las tierras entre los militares que lucharon por la Independencia, entonces la distribución de la propiedad y de las riquezas en América Latina habría sido quizás más equitativa y justa y, en consecuencia, habría habido más prosperidad y estabilidad. Si en lugar de esa concentración de la propiedad en manos de unos pocos se hubiera respetado el espíritu de las leyes bolivarianas en relación con la propiedad tendríamos —en vez de una inmensa masa de trabajadores empobrecidos y descontentos, explotados y burlados por unas minorías codiciosas y mezquinas— un continente con una población próspera, conformada por pequeños y medianos propietarios, y por gente “con capacidad de asociarse “del modo más conforme a los intereses de todos, para lo cual podrán acomunarse o acompañarse muchos”, según lo decretado. 3.6. Simón Rodríguez: “Cuidar de TODOS, sin excepción” “Don Simón Rodríguez era un verdadero reformador, cuyo puesto estaba al lado de Owen, de Saint-Simón y de Fourier”. Esto lo dice J. V. Lastarria, quien conoció a Simón Rodríguez en casa de Andrés Bello. Sin duda, Simón Rodríguez tuvo afinidad con el socialismo, y como socialista se opuso a la gran propiedad privada. 85

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En alegato contra los grandes propietarios, decía: “el país no es, ni será jamás, propiedad de una persona, de una familia, ni de una jerarquía, ante familias y jerarquías que se creen dueñas no sólo del suelo sino de sus habitantes”. Y agregaba: “No es país libre el que teme la desigualdad de derechos, ni próspero el que cuenta millones de miserables. No hay libertad donde hay amos, ni prosperidad donde la casualidad dispone de la suerte social”.

Explica que “EN TODA OCUPACIÓN… EN TODA EMPRESA, ha de regir la idea de la Sociabilidad”. Y es que para nuestro Robinson la propiedad debía tener un fin social y estar sometida al control de las autoridades. Se oponía a las grandes empresas que aprovechándose de la libre competencia acababan con sus pequeños y medianos competidores. Fue un adelantado en contra de los monopolios. Enfatizaba: “Nadie tiene derecho para arruinar la industria ajena por establecer la suya”. Asimismo denuncia las perversiones del modo de producción y distribución predominante, el cual propiciaba el atraso de nuestras naciones, afirmando: “En el sistema antieconómico (…) de concurrencia o de oposición, el productor es la víctima del consumidor, y ambos lo vienen a ser del capitalista especulador”.

Contra los que ya para entonces sacralizaban el derecho a la propiedad les recrimina su deseo de “…convertir la usurpación en posesión natural o civil; la posesión, en propiedad y, de cualquier modo, gozar con perjuicio de tercero, sea quien fuere el tercero, a título de legitimidad (y la legitimidad es un abuso tolerado), todo en virtud de enredos evasivos, dilatorios y otros, de juicios posesorios, petitorios, y otros”.

Simón Rodríguez critica el espíritu de codicia de los propietarios que olvidan la justicia social, “El deseo de enriquecerse ha hecho todos los medios legítimos y todos los procedimientos legales; no hay cálculo ni término en la Industria – el egoísmo es el espíritu de los negocios y los negocios la causa de un desorden que todos creen natural y de que todos se quejan”.

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La utopía posible Agrega: “…la práctica de las naciones cultas, que amparan en la actual posesión y protegen la propiedad de cosas mal adquiridas, mal transmitidas y mal empleadas, por leyes que atienden más al por conviene que al porque es justo”.

Pero no sólo se enfrenta a los oligarcas sino que propone alternativas para sustituir la propiedad privada de los medios de producción por la propiedad social de dichos medios. Nos decía: “Si los americanos quieren que la revolución política (…) les traiga verdaderos bienes, hagan una revolución económica (…) Venzan la repugnancia a asociarse para emprender y el temor de aconsejarse para proceder. Formen sociedades económicas que establezcan escuelas de agricultura y maestranzas (…). Designen el número de aprendices, para que los maestros no hagan de sus discípulos sirvientes domésticos. No consientan que el comercio asalarie por su cuenta a los obreros, para reducirlos a la condición de esclavos”.

Insiste —y esto es sumamente importante como medida para romper la espina dorsal de la gran propiedad territorial mediante la redistribución de la tierra— en que: “…la intención no era (como se pensó) llenar al país de artesanos rivales o miserables, sino instruir, y acostumbrar al trabajo, para hacer hombres útiles, asignarles tierras y auxiliarlos en su establecimiento”.

Expresa de una manera muy particular su noción de la lucha de clases: “No hay simpatía verdadera sino entre Iguales. Simpatizan en apariencia los Súbditos con los Superiores, porque el que obedece protege las ideas del que manda; pero la antipatía es el Sentimiento natural de la Inferioridad, que nunca es agradable”.

También dice metafóricamente: “…por mucha razón que tenga un pastor para vender sus ovejas al carnicero, ellas tendrán mucha más para escaparse, y harían muy bien en defenderse si pudieran”.

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Simón Rodríguez insiste en que la propiedad no es asunto exclusivo de los propietarios y los comerciantes, sino que debe estar puesta al servicio social; por consiguiente, el Estado debe establecer controles en defensa de los ciudadanos y el bien común. La noción de propiedad no puede estar al margen de la ética. “Todos los que compran y venden son comerciantes; pero los gobiernos deben considerar el comercio de otro modo que el mercader. El mercader observa las necesidades, y para satisfacerlas calcula sus ganancias. El gobierno considera las conveniencias económicas, morales y políticas del comercio, para no exponer los intereses del productor, del consumidor y del propagador mismo”.66

Simultáneamente con su propuesta de “socialización” de la economía desarrolló visionariamente sus puntos de vista contra la alienación. Decía: “La división de trabajos, en la confección de las obras, embrutece a los obreros. Si por tener tijeras superfinas y baratas hemos de reducir al estado de máquinas a quienes las hacen, más valdría cortarnos las uñas con los dientes”.

Simón Rodríguez cuestiona a la gran propiedad, la cual desde las naciones imperiales avasalla a las naciones pobres, perjudica su economía y le hace daño a la población. No se come el cuento de que las metrópolis realizan una misión “civilizatoria”. “No sé lo que entienda por civilización el que habla de pueblos civilizados, tal vez creerá que deban reputarse por tales, porque son cultos, ilustrados o sabios. Tal vez tomará por prosperidad la preponderancia que adquieren algunas naciones en MASA a costa de la conveniencia individual”.67

Simón Rodríguez fue un profundo crítico de las depravaciones de la propiedad privada, de los males inherentes a la gran propiedad. Vislumbró el camino a seguir para superar el sistema económico basado en la explotación. Nos enseñó que la alternativa era eso que en 66 Alfonso Rumazo González: Ideario de Simón Rodríguez. 67 Idem.

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La utopía posible aquella época él llamaba “Socialización”, y que hoy nosotros llamamos “Socialismo”, donde “debemos emplear medios TAN NUEVOS como es NUEVA la idea de ver por el bien de TODOS”, donde la misión del Gobierno sea “Cuidar de TODOS, sin excepción para que…cuiden de sí MISMOS después, y cuiden de su GOBIERNO”. ¡Excelente definición de socialismo! Y los socialistas seguimos luchando por el mismo propósito: Cuidar de TODOS, sin excepción. 3.7. Antonio José de Sucre: “Tierras de comunidad repartible a los naturales” Antonio José de Sucre, siendo Presidente de Bolivia, se opuso al acaparamiento de minas por parte de los monopolios. Expresó: “Yo creo que tanto para la felicidad de las rentas, como para el provecho del país y la seguridad del gobierno, sería conveniente prohibir la venta de todas las minas a una sola compañía”. 68

También prohibió las usurpaciones de las tierras indígenas, y además se planteó el rescate de la propiedad comunal y el reparto de tierras entre las comunidades originarias. “Los pueblos indios prefieren ser gobernados por el sistema anterior al de la constitución española y por lo tanto mandan que V.S. comunique las órdenes necesarias para que se restablezca aquel sistema puesto que ellos lo desean” (12 de octubre de 1820). Ordenó: “Que los gobernadores de los cantones (…) formen un cómputo de las tierras de comunidad repartible a los naturales, para saber si después de dada a cada uno la cantidad de tierras que determinen los artículos 5, 6, 7 y 8, quedan algunas sobrantes y cuántas son, para que el gobierno determine sobre ellas, bien haciendo alguna repartición o bien aplicándolas a establecimientos en beneficio de los mismos pueblos”.69

Efectivamente, en lo que respecta a la propiedad de la tierra, Sucre estableció las normas que debían cumplir los indígenas para solicitar la dotación o consolidación de sus terrenos y, en ese sentido, por  Ley 68 Carta al secretario general del Libertador, fechada el 10 de noviembre de 1825. 69 Circular a los presidentes de los Departamentos, 26 de noviembre de 1825.

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del 27 de septiembre de 1826, señaló de manera terminante que “el indígena que quiera adquirir en perpetuidad los terrenos que hoy ocupa y otros baldíos, podrá pedirlos por escrito ante el Gobernador de su provincia” sin necesidad de recurrir a las autoridades burocráticas centralizadas y evitando de esa forma trámites dilatados y engorrosos. La dotación de esos terrenos sería naturalmente gratuita. En virtud del enorme poder de la Iglesia —dueña de latifundios y de esclavos, aunado a la prerrogativa de someter a los indios a condiciones de servidumbre con sus correspondientes abusos— el Mariscal dispone una serie de medidas, entre ellas, en 1826, la prohibición de obligar a los indígenas a pagar las fiestas religiosas. “No puede Ud. pensar las infamias que hacían los curas para exigir a los indios el pago de estas fiestas; llegaba el caso de que cuando un pobre no podía pagar los cincuenta o cien pesos de su fiesta, le quitaban una hija, la más bonita, para venderla al uso del primero que pagara (…) Estoy convencido de que [a los curas] no les satisface sino dejarles sus inmunidades, las riquezas todas del país, y aun creo que sería preciso entregarles el Gobierno mismo para que fueran bien contentos”.

Sucre se enfrentó a los detentadores de la gran propiedad: a los dueños de las minas, a los latifundistas. Respaldó a los trabajadores, a los indígenas, a los más pobres. Afirmó la necesidad de acabar con el trabajo gratuito a que eran sometidos los indígenas, impuso — siguiendo a Bolívar—, la práctica del pago del trabajo en dinero y dictó la orden suprema de fecha 17 de julio de 1826 por la cual dispuso que “el soldado que tome a cualquier indio o lo ocupe, sea en lo que fuese, sin pagarle, será castigado con 200 palos”, enérgica medida que mostraba la decisión con que se quería aplicar el nuevo régimen de producción. Éste es el Sucre que nos quieren ocultar, el revolucionario que fue asesinado en Berruecos por representantes de las mismas oligarquías que hoy pretenden emboscar nuestros anhelos de justicia y redención. 90

La utopía posible 3.8. Ezequiel Zamora: “Oligarcas, temblad” En Venezuela, el “General del Pueblo Soberano”, Ezequiel Zamora (1817-1860) movilizado por profundos ideales de justicia, lidera una revolución campesina que intenta acabar con las desigualdades sociales y repartir equitativamente las tierras entre quienes las trabajan. Afirma: “La propiedad es un robo cuando no es consecuencia del trabajo. No es lo mismo la propiedad del Marqués de Pumar que las propiedades de los vegueros de El Totumal; en una tiene que haber robo, porque cómo consiguieron estas tierras los señores del Pumar y cómo las consiguieron nuestros amigos compañeros, los vegueros de El Totumal; es una cosa que tenemos que averiguar (…). La tierra no es de nadie, es de todos en uso y costumbres, y además, antes de la llegada de los españoles (los abuelos de los godos de hoy) la tierra era común, como lo es el aire, el agua y el sol (…). La propiedad del pueblo se respeta, es sagrada, lo que debe secuestrarse son los bienes de los ricos porque con ellos hacen la guerra al pueblo (…). Venezuela no será patrimonio de ninguna familia ni persona (…). Luchamos para proporcionar una situación feliz a los pobres (…). Los pobres nada tienen que temer, no tienen nada que perder, que tiemblen los oligarcas, no habrá ricos ni pobres, la tierra es libre, es de todos. No habrá pobres ni ricos, ni esclavos ni dueños, ni poderosos ni desdeñados, sino hermanos que sin descender la frente se traten bis a bis, de quien a quien. (...) todo con el propósito de infundir a la tropa amor al pueblo y odio a los ricos, aunque fueran liberales”. 70

Recoge el descontento de los campesinos, a quienes la oligarquía goda les había arrebatado las tierras. Partiendo de la premisa de que “los explotados forman parte de una sola familia”, enarbola la consigna “Tierra y hombres libres”, y lanza el grito que aún hoy infunde miedo a los enemigos de la igualdad social: “¡Oligarcas, temblad, viva la libertad!”. Entre las medidas de orden práctico que impulsa Ezequiel Zamora están las siguientes: 70 Federico Brito Figueroa: Tiempo de Ezequiel Zamora. Fondo Editorial Lola Fuenmayor de la Universidad “Santa María”, Caracas, 1986.

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1. Prohibición del pago de rentas por el cultivo de la tierra, con lo cual, en los hechos, les estaba cediendo la propiedad a los jornaleros y limitando el derecho a la propiedad a los latifundistas, quienes le demandan y combaten por atentar contra sus intereses.



2. Confiscación de las tierras de los latifundistas para distribuirlas entre los campesinos, medida dirigida no sólo contra los terratenientes del partido enemigo sino contra todos los terrófagos, fuesen del bando que fuesen. Unas pocas familias, descendientes de la antigua oligarquía criolla y unos cuantos caudillos salidos de la guerra de independencia, reunieron en sus manos inmensas propiedades y sometieron a la explotación y al desprecio a los campesinos. El ejército dirigido por Zamora se proponía acabar con esta oligarquía. Proclama la necesidad de “Confiscar tierras para distribuirlas después (…) para eso, hay que hacer la revolución”.



3. Aniquilación del peonaje y la “tienda de raya”, ya que este sistema convierte a los campesinos en una suerte de siervos de la gleba atados de por vida a las haciendas por medio de un régimen de trabajo y deudas que los mantiene en la miseria. Sustitución de estas inicuas relaciones de producción por otras, basadas en la justicia social. En efecto, los esclavos liberados en 1854, se encontraron sin tierras, sin instrumentos de trabajo, y sin ayuda para incorporarse activamente a la vida económica. Estos ex esclavos, ahora convertidos en peones, tuvieron que permanecer al servicio de sus antiguos amos, quienes fijaron los salarios y las condiciones de trabajo a su antojo. Frente a esta situación, Zamora predica: “No haya más un veguero esclavo o medio esclavo (…). El veguero también es un esclavo, tan esclavo como lo era el negro Mindonga o Manuel Camejo hasta el decreto de marzo de 1854 (…). Los indios sin sus resguardos y tierras de comunidad también son esclavos. La papeleta de libertad sin libertad económica lleva a los manumisos nuevamente al botalón del amo”. 71

71 Idem.

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4. Creación de espacios comunales para el usufructo de toda la población. “Cinco leguas de tierra a la redonda y por los cuatro puntos cardinales” para uso común de los habitantes de cada pueblo, villa o caserío. Con ello promovía la estructuración de una mentalidad y una praxis orientada al bien común.



5. Incluso algunos decretos parecen más un acto de amor y de preocupación por los niños y niñas desposeídos que unas medidas de carácter político. Entre ellas: “Que los amos del hato empotren diez vacas paridas, de modo permanente, en las tierras del común, para suministrar diariamente y de modo gratuito, una botella de leche a los hogares pobres”.72

Todo ello iba a generar un certero golpe contra la gran propiedad territorial y las relaciones sociales de producción que allí se desarrollan. Tal como lo explica Luis Britto García, guionista de la excelente película “Zamora” dirigida por Román Chalbaud: “Tales consignas plantean una transformación total del modo de producción: el paso de la propiedad privada sobre hombres y tierras detentadas por una clase minoritaria, a la propiedad colectiva o bien en pequeñas parcelas trabajadas por hombres libres en su propio beneficio”.73

Esto significaba un lanzazo dirigido al corazón de los grandes propietarios y por ello Zamora es traicionado por representantes de la oligarquía de su propio partido. Muere asesinado por la espalda. “Zamora tenía bajo su mando, al momento de su muerte, a 23.500 soldados de los tres ejércitos federales que lo habían reconocido como Jefe. Luego de Santa Inés la oligarquía caraqueña inició planes urgentes para huir hacia las Antillas”.74

Los federalistas llegan al poder sin Zamora, es decir, sin propuestas sociales. Las consignas que había enarbolado no se convierten en 72 Idem. 73 Luis Britto García: “Zamora Socialista”, en Nuestro rol ante la historia. Cuaderno de Formación Ideológica, Nº 1, PSUV, Caracas, p. 22. 74 Federico Brito Figueroa, Tiempo de Ezequielo Zamora.P. 435.

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programa de gobierno. Los luchadores campesinos que le siguieron perdieron al líder de una revolución que se planteaba liquidar la gran propiedad territorial y transformar las relaciones de producción basadas en la injusticia. El grito de guerra de Zamora contra los oligarcas retumba en el corazón de todos los explotados de América que combaten la gran propiedad. Frente a esta gran propiedad territorial —que ha generado baja productividad de los suelos, pobreza de los jornaleros, mayor dependencia alimentaria en relación con las metrópolis— el pueblo campesino lucha por trabajo, mejoras salariales, y por establecer distintas formas de propiedad social y comunitaria. 3.9. Francisco Bilbao y Santiago Arcos: “Quitar sus tierras a los ricos y distribuirlas entre los pobres” Un pensador fundamental para la comprensión y revalorización de América es el chileno Francisco Bilbao (1823-1865), quien apenas vivió cuarenta y dos años. Discípulo de Andrés Bello, su pensamiento es profundamente original. Fue él quien en una conferencia en París (1856) usó por primera vez el concepto de “América Latina”, incluyendo México y la América Central. Es recordado como el Apóstol de la libertad. Propone lo que años después José Martí va a exigir a los políticos del continente: “Soluciones originales a problemas originales”. Escribió varios textos entre los que destacan: Sociabilidad Chilena (1844), Iniciativa de la América (1856), La América en Peligro (1862), El Evangelio Americano (1864). Fundó, en 1850, una organización, cuyo solo nombre es una invitación a la justicia social: La Sociedad de la Igualdad. Su vocero periodístico fue El Amigo del Pueblo. Luchó por la abolición de la esclavitud y de la mita, formas de explotación precapitalistas que convivían para empobrecer aún más a los americanos. Al referirse al tema de la propiedad suscribe el 94

La utopía posible planteamiento de su copartidario el socialista chileno Santiago Arcos Arlegui (1822-1874), quien le escribe desde la cárcel en 1852: “Mientras dure el inquilinaje en las haciendas, mientras el peón sea esclavo en Chile como lo era el siervo en Europa en la Edad Media, mientras exista esa influencia omnímoda del patrón sobre las autoridades subalternas, influencia que castiga la pobreza con la esclavitud, no habrá reforma posible. EL PAÍS ESTÁ DIVIDIDO EN RICOS Y POBRES. Hay 100.000 ricos que labran los campos, laboran las minas y acarrean el producto de sus haciendas con 1.400.000 pobres. Diré de una vez cuál es mi pensamiento, pensamiento que me traerá el odio de todos los propietarios, pensamiento por el cual seré perseguido y calumniado, pensamiento que no oculto porque en él está la salvación del país y porque su realización será la base de la prosperidad de Chile: Es necesario quitar sus tierras a los ricos y distribuirlas entre los pobres. Es necesario quitar sus ganados a los ricos para distribuirlos entre los pobres. Es necesario quitar sus aperos de labranza a los ricos para distribuirlos entre los pobres. He dicho quitar, porque aunque la república compre a los ricos sus bienes, y aunque los ricos reciban una compensación justa, esta medida será tildada de robo para ellos, y a los que la proponen no les faltarán los epítetos de ladrones y comunistas”.75

Entonces, no nos sorprendamos de que hombres como Francisco Bilbao y Santiago Arcos Arlegui sean prácticamente desconocidos por el hombre común en América latina, incluso en su patria, incluso entre socialistas. Los grandes propietarios han echado tierra sobre sus memorias. Nuestro deber como socialistas es rescatar su legado.

75 Francisco Bilbao: El Evangelio Americano, Biblioteca Ayacucho, Caracas, 1988, pp. XXI.

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3.10. Emiliano Zapata: “tal organización económica, tal sistema administrativo… un asesinato en masa para el pueblo” La trágica historia de México queda sintetizada en la siguiente acusación: “La nación mexicana es demasiado rica. Su riqueza, aunque virgen, es decir todavía no explotada, consiste en la agricultura y la minería; pero esa riqueza, ese caudal de oro inagotable, perteneciendo a más de quince millones de habitantes, se halla en manos de unos cuantos miles de capitalistas y de ellos una gran parte no son mexicanos. Por un refinado y desastroso egoísmo, el hacendado, el terrateniente y el minero, explotan esa pequeña parte de la tierra, del monte y de la vera, aprovechándose ellos de sus cuantiosos productos y conservando la mayor parte de sus propiedades enteramente vírgenes, mientras un cuadro de indescriptible miseria tiene lugar en toda la República. Es más, el burgués, no conforme con poseer grandes tesoros de los que a nadie participa, en su insaciable avaricia, roba el producto de su trabajo al obrero y al peón, despoja al indio de su pequeña propiedad y no satisfecho aún, lo insulta y golpea haciendo alarde del apoyo que le prestan los tribunales, porque el juez, única esperanza del débil, háyase también al servicio de la canalla; y ese desequilibrio económico, ese desquiciamiento social, esa violación flagrante de las leyes naturales y de las atribuciones humanas, es sostenida y proclamada por el gobierno, que a su vez sostiene y proclama pasando por sobre su propia dignidad, la soldadesca execrable. El capitalista, el soldado y el gobernante habían vivido tranquilos, sin ser molestados, ni en sus privilegios ni en sus propiedades, a costa del sacrificio de un pueblo esclavo y analfabeta, sin patrimonio y sin porvenir, que estaba condenado a trabajar sin descanso y a morirse de hambre y agotamiento, puesto que, gastando todas sus energías en producir tesoros incalculables, no le era dado contar ni con lo indispensable siquiera para satisfacer sus necesidades más perentorias. Semejante organización económica, tal sistema administrativo que venía a ser un asesinato en masa para el pueblo, un suicidio colectivo para la nación y un insulto, una vergüenza para los hombres honrados y conscientes, no pudieron prolongarse por más tiempo y surgió la revolución, engendrada, como todo movimiento de las colectividades, por la necesidad”.76 76 Emiliano Zapata: Antología, Instituto Nacional de Antropología e Historia, México, 1988, p.18.

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La utopía posible Éstas son las palabras que Emiliano Zapata pronuncia en el Manifiesto a la Nación (1912) para explicar los orígenes y razones de la Revolución Mexicana. El problema central es el monopolio de la propiedad por parte de unos pocos, y la consiguiente explotación a que eran sometidas las clases populares, a las que se les niega el derecho a poseer propiedades y a disfrutar del fruto de su trabajo. El problema se mantiene aún hoy, y la solución sigue siendo la misma: La revolución. Los “Sin tierra” del Brasil, los cholos de Bolivia y Perú, los “rotos” de Chile, los “espaldas mojadas” de México, los desheredados de todos los países han comenzado a preguntarse por qué unos cuantos se han apoderado de inmensos territorios, por qué la tierra no ha de ser para quien la trabaja. Luchan por destruir la gran propiedad territorial, y suplantarla por la pequeña propiedad privada o por el rescate de formas comunales o sociales de propiedad. En palabras del cantautor Daniel Viglietti con la canción “A desalambrar”: “Yo pregunto a los presentes si no se han puesto a pensar que esta tierra es de nosotros y no del que tenga más... Yo pregunto si en la tierra nunca habrá pensado usted que si las manos son nuestras es nuestro lo que nos den…”

Esta lucha contra la gran propiedad tiene importantes antecedentes en los distintos movimientos sociales, que por el rescate de las tierras comunales y en pro de la redistribución de la propiedad, se ha dado a lo largo de toda la historia de América Latina y el Caribe. Como hemos visto, muchos personajes de la historia cuyo aporte ha sido desfigurado por la historiografía antipueblo, nos han indicado el camino a seguir. 3.11. Propiedad y Poder Del mismo modo como se ha luchado contra la gran propiedad de la tierra, la lucha ha estado dirigida, también, contra la gran propiedad en 97

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otras áreas de la economía. En América Latina los grandes propietarios han controlado todos los poderes públicos. Los gobernantes han sido sus marionetas. Los congresistas sus amanuenses. Los jueces sus cómplices. El ejército y la policía sus perros bravos. El poder electoral, cuando lo hay, no es más que el instrumento de sus designios. Igualmente, los medios de comunicación, voceros de sus intereses de clase y de su odio por los humildes, manipulan, mienten, desfiguran, ocultan, adoctrinan. Y el aparato escolar, especialmente la Universidad, se ha convertido en el gran productor de ideología que, por medio de un “currículo oculto”, reproduce los valores y prejuicios que favorecen los intereses de las oligarquías y dificulta que se devele su carácter antinacional, antiecológico, antipopular e incluso ineficaz, si nos regimos por parámetros exclusivamente administrativos y económicos. Resulta vergonzoso observar cómo los grandes propietarios asumen que las naciones latinoamericanas son sus haciendas o empresas privadas. Los ciudadanos, sus peones u obreros. Los políticos, sus caporales y gerentes. Y los revolucionarios que se les oponen, forajidos que pretenden robarles lo que es de su exclusiva propiedad: la riqueza de la nación, sus recursos naturales, los grandes contratos, las ganancias exorbitantes, el lujo y el bienestar. Ésa es la razón por la que combaten a cualquier gobierno de corte nacionalista, progresista o socialista: el miedo a perder sus grandes propiedades y sus canonjías. Cualquier otro argumento no es más que sofisma. Pura argucia y superchería para ocultar los verdaderos motivos del lobo capitalista y terrófago que se alimenta del despojo que hace a las mayorías. Ésta es la verdadera causa del golpe de Estado propinado contra el gobierno democrático de Jacobo Arbenz en Guatemala (1951 y 1954), quien propuso impulsar la reforma agraria que consistía en expropiar tierras ociosas de grandes latifundistas para poder darlas en usufructo a quienes no las tuvieran, en una nación donde la gran propiedad territorial estaba en manos de los terratenientes nacionales y estadounidenses, sobre todo de la United Fruit Company. 98

La utopía posible Con la Reforma Agraria, Arbenz firmó expropiaciones de medio millón de hectáreas ociosas, lo que significó que 500.000 campesinos se vieran beneficiados, otorgándoseles (para fomento del mercado interno) créditos por 18 millones de dólares. El producto bruto, el consumo personal y la importación de maquinarias (tres rubros en ascenso), demostraban la eficacia del plan. Los oligarcas nacionales y las compañías extranjeras se opusieron a las medidas, que fueron catalogadas de “comunistas”. No obstante, Jacobo Arbenz, acusado de seguir una doctrina comunista, en realidad impulsaba reformas más moderadas que las leyes norteamericanas que estaban vigentes para entonces. Lo que era bueno para el agricultor estadounidense no lo era para el desheredado guatemalteco. Pero lo más escandaloso es que todos los miembros del gobierno norteamericano y de la CIA que decidieron que tales medidas eran “comunistas” estaban ligados económicamente en forma directa a la United Fruit Co., lo que en cualquier litigio se llama conflicto de intereses grave. Nadie investigó al Director de la CIA, Allen Dulles, quien había sido abogado de la United Fruit Co. Nadie dijo que la United Fruit era de las mismas familias que dirigían la CIA en esos momentos. Además nadie investigó acerca de la relación de los latifundistas con la mafia estadounidense, la cual no quería ver en peligro su patio trasero para el “lavado de dólares”. Desde los Estados Unidos, el 19 de febrero de 1954, la CIA comienza la Operación WASHTUB, un plan para plantar armas soviéticas falsas en Nicaragua que demostrarían los nexos de Guatemala y Moscú. En mayo de 1954, armas checoslovacas arriban secretamente a Guatemala a bordo del barco sueco Alfhem. El manifiesto del buque está falseado asimismo como su carga. Estados Unidos toma esto como prueba irrefutable de los nexos de Arbenz con los soviéticos. Los checoslovacos suministraron un arsenal de armas alemanas de la Segunda Guerra mundial, por un pago efectivo hecho por la CIA. Con el apoyo de los Estados Unidos, el Teniente Coronel guatemalteco Carlos Castillo Armas invadió su propio país con tropas 99

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pertrechadas por Estados Unidos. La invasión fue respaldada por cuatro aviones norteamericanos. La noche del 27 de junio de 1954, Arbenz fue obligado a renunciar a la presidencia y a exiliarse. En el discurso antes de abandonar el país dijo: “Ellos usaron el pretexto del anticomunismo (...) La verdad es muy diferente. La verdad se encuentra en los intereses comerciales de la United Fruit Company y otros monopolios que han invertido dinero en Latinoamérica y temen que el ejemplo de Guatemala podría ser seguido por otros países latinoamericanos. Yo fui elegido por la mayoría de la población de Guatemala, pero he tenido que lidiar con condiciones difíciles. La verdad es que la soberanía de un pueblo no puede ser defendida sin los materiales económicos necesarios”.77

El golpe de Estado contra Arbenz y el pueblo trabajador guatemalteco, además de permitir mantener intacta la gran propiedad extranjera y nacional inauguró un prolongado período de décadas de terror sangriento contra trabajadores, campesinos pobres, estudiantes que dejó un saldo de cuando menos 200.000 asesinatos y desaparecidos políticos. Algo similar ocurrió en Chile durante el gobierno democrático de orientación socialista de la Unidad Popular (1970-1973) liderado por Salvador Allende (1908-1973). Éste en uno de sus discursos (5 de noviembre de 1970) anunció medidas contra el gran capital criollo e internacional: “Acabaremos con los monopolios, que entregan a unas pocas docenas de familias el control de la economía. Acabaremos con un sistema fiscal puesto al servicio del lucro, y que siempre ha gravado más a los pobres que a los ricos; que ha concentrado el ahorro nacional en manos de los banqueros y su apetito de enriquecimiento. Vamos a nacionalizar el crédito para ponerlo al servicio de la prosperidad nacional y popular. Acabaremos con los latifundios, que siguen condenando a miles de campesinos a la sumisión, a la miseria, impidiendo que el país obtenga de sus tierras todos los alimentos que necesitamos. Una auténtica 77 http:// www. afehc – historia - centroamericana. org/ index.php?action = fi_aff&id = 2087

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La utopía posible reforma agraria hará esto posible. Terminaremos con el proceso de desnacionalización, cada vez mayor, de nuestras industrias y fuentes de trabajo, que nos somete a la explotación foránea. Recuperaremos para Chile sus riquezas fundamentales. Vamos a devolver a nuestro pueblo las grandes minas de cobre, de carbón, de hierro, de salitre. Conseguirlo está en nuestras manos, en las manos de quienes ganan su vida con su trabajo y que están hoy en el centro del poder”. 78

Lo demás es historia conocida: sabotaje económico, guerra comunicacional, intervención de la CIA, golpe de Estado, torturas, asesinatos en masa, persecuciones, dictadura, Chicago boys, impulso del sistema neoliberal, asesinos que se pasean libremente por las calles, mayor concentración de las riquezas, historia que no absuelve. Repito, los grandes empresarios no sólo son enemigos de los socialistas sino también de los medianos y pequeños empresarios, de los propietarios comunitarios y sociales, de los trabajadores en general, de los gobiernos nacionalistas y soberanos, del planeta y sus recursos, del futuro inmediato de la humanidad. Esto debiera ser evidente para todo aquel que quisiera analizar este tema de manera objetiva. El mundo es como una inmensa balanza. De un lado, un pequeño grupo de familias insaciables movidas por la codicia; del otro, el resto de la humanidad, víctima de su ambición e inconsciencia. Por tanto, la pregunta fundamental es la siguiente: ¿Qué intereses defendemos, los de una minoría indolente y depredadora que actúa en contra del resto de la humanidad, o los de la población mayoritaria de cada país y el mundo? Casi es una cuestión de matemáticas.

78 Salvador Allende: La vía chilena al socialismo, pp. 33-34.

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José Carlos Mariátegui

La utopía posible

4. El Antidogmatismo “Yo no soy marxista”. Carlos Marx “La pregunta curiosa sigue al dogma, y el dogma que vive de autoridad, muere de crítica. La idea nueva se abre paso”. José Martí “No pretendemos implantar en nuestro medio, copias serviles de revoluciones hechas por otros hombres en otros climas. En algunos puntos no comprendemos ciertas transformaciones, en otros nuestro pensamiento es más avanzado”. Julio Antonio Mella

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4.1. El socialismo no es una doctrina cerrada: José Carlos Mariátegui, Julio Antonio Mella, Ernesto Che Guevara El antidogmatismo es otro de los principios fundamentales en el proceso de construcción del nuevo socialismo. Nos oponemos, parafraseando a José Carlos Mariátegui, a quienes están “más preocupados de la rigidez del dogma que de la eficacia y la fecundidad de la acción (…) a las mentalidades dogmáticas que quieren petrificar e inmovilizar la vida en una fórmula rígida”. En política no existen postulados indiscutibles ni verdades eternas, mucho menos partidos u hombres infalibles. La Historia está llena de trágicos ejemplos que lo demuestran. Los puntos de vista se convierten en evangelios; la disidencia, en herejía; y el castigo frente a opiniones contrarias, en norma. Por la vía del terror o de la manipulación, es liquidado el debate y se imponen dogmas a los que les suceden otros dogmas. La política se convierte en teología y a su alrededor se va estructurando una especie de clero secular, una burocracia que como un coro recita en estribillo los artículos de fe, premia a los salmodiadores del nuevo rosario, castiga por apóstatas a los que se atreven a pensar con cabeza propia y formulan propuestas distintas. Son los guardianes del templo del poder. Disfrutan prebendas amparados en una retórica que suplanta el pensamiento por la fe, el debate por la ortodoxia. El dogmático se plantea resolver los problemas sociales con recetas, algoritmos, citas, parábolas y proverbios. No quiere pensar o investigar. Hace uso del criterio de autoridad. En el fondo es profundamente conservador. Le teme al cambio porque éste no se amolda a sus prejuicios. En sus manuales está el pasado; en la vida, el reto de construir creadoramente el porvenir. En el desarrollo del proceso de edificación del socialismo y en las nuevas comunidades socialistas que surjan, se debe auspiciar la dialéctica de las ideas; promover el pensamiento original, divergente, abierto, flexible, que siempre será más constructivo que los gastados ladrillos endurecidos, rígidos, a punto de resquebrajarse, con los que se levantan 106

La utopía posible los muros que le restan luz a la existencia e impiden ver el dinamismo de la realidad. Como decía Goethe, citado en múltiples oportunidades por Lenin: “Grises son las teorías, pero verde es el árbol de la vida”. El nuevo socialismo debe estar en capacidad de percibir y auspiciar la enorme riqueza de la vida en movimiento. Tantear, buscar por distintos derroteros entender la realidad, captarla en la multiplicidad de su desarrollo, interpretarla en su variedad, pintarla en todos sus matices. Sólo mediante esta apertura dialéctica es posible entender; condición indispensable para valorar y transformar. Porque más allá de cualquier teoría o axioma, de lo que se trata es de reivindicar el regalo de la vida, la grandiosidad del cosmos y el poder creador del ser humano. Hacernos merecedores del supremo don de vivir, que sólo podremos alcanzar si creamos y renovamos la vida a nuestro alrededor; y si construimos un tipo de sociedad que restituya la vida como supremo derecho, y el acto de vivir como un tránsito hacia la felicidad suprema. El marxismo es una ruta. Aporta una metodología indispensable para interpretar y transformar la realidad. Para los que nos planteamos la conquista del poder político y la lucha por el socialismo, el marxismo es una referencia indispensable. No única pero sí necesaria. Los que aspiramos a construir una sociedad socialista no podemos ignorar sus aportes. Lo decía Ludovico Silva: “Con Marx o contra Marx, pero no sin Marx”. Pero este marxismo no puede ser un fósil, sino una metodología viva y dinámica. El socialismo no es una doctrina cerrada que se circunscribe a los postulados “clásicos” o que se agota en los lineamientos de los marxistas europeos consagrados. El socialismo es una propuesta universal que se nutre de las particularidades de cada región, se constituye en una alternativa frente al modelo capitalista y asume, también, rasgos específicos en cada país donde se implanta. El socialista peruano José Carlos Mariátegui (1894-1930), uno de los pensadores latinoamericanos que más ha aportado en la sustanciación de un socialismo específicamente nuestro, dijo: 107

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“El socialismo no es, ciertamente, una doctrina indoamericana. Pero ninguna doctrina, ningún sistema contemporáneo lo es ni puede serlo. Y el socialismo, aunque haya nacido en Europa, como el capitalismo, no es tampoco específica ni particularmente europeo. Es un movimiento mundial al cual no se sustrae ninguno de los países que se mueven dentro de la órbita de la civilización occidental”. 79

En esa misma línea de pensamiento marxista creativo han estado también otros latinoamericanos como el cubano Julio Antonio Mellan (1903-1929) cuya acción política nos muestra lo que significa asimilar los postulados marxistas, integrarlos al ideario martiano y aplicarlos con criterio independiente en el proceso de lucha de clases en Latinoamérica. Este muchacho de quien se ha dicho “nadie ha hecho tanto en tan poco tiempo” se alejó de la repetición de fórmulas y de recetas: “Y así, por el camino del antidogmatismo que Mella postulara y defendiera, llegamos a otro aspecto de la vigencia de Julio Antonio Mella, la vigencia del pensador audaz, del dirigente que partía de la realidad y no de la literatura, que tomaba de la vida la base de las ideas, y de las ideas el método con que enjuiciar la vida, sin pretender conformar esta a aquella, sino adecuando aquélla a ésta”.80

Igualmente, el Che Guevara dio aportes en función de darle un sesgo antidogmático al marxismo que preconizaba. De allí su distanciamiento con el dogmatismo manualesco y con los “socialismos reales” que estaban en boga para entonces. Al respecto, decía el venezolano Ludovico Silva: “El Che Guevara siempre anduvo empeñado en construir un socialismo original, no sólo en el sentido de adaptar la idea general socialista a las condiciones específicas de los pueblos latinoamericanos, sino también en el sentido de no cometer los mismos errores que han arrastrado durante décadas los diversos socialismos existentes. Uno de los errores más graves que han cometido casi todas las revoluciones socialistas es el de descuidar, o dejar en un segundo plano de importancia, el problema de desarrollo de la conciencia”.81 79 Luis Sicilia: Op. cit., p. 7. 80 Ana Cairo: Mella 100 años, La Habana, Editorial Oriente, 2003, pp.32-33. 81 Ludovico Silva: Belleza y Revolución (Ensayos temporales), Vadell Hermanos Editores, Valencia-Caracas, 1979, p. 388.

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La utopía posible Lamentablemente, como lo explica el mismo Ludovico Silva: “Ha costado mucha sangre y no pocas confusiones teóricas, la aplicación indiscriminada de un marxismo abstracto, hierático y marmolizado, por completo aislado de nuestras circunstancias históricas específicas, exento de categorías especialmente diseñadas para nuestro medio”.82

En su obra, Antimanual…, agrega: “El dogmatismo sigue siendo uno de los grandes enemigos del pensamiento de Marx y de su libre desarrollo crítico. No es tanto un enemigo teórico como un enemigo práctico”.83

Esto ocurre porque distorsiona la realidad y, en consecuencia, la táctica política a seguir. Muchos de los que dicen cuestionar a Marx se limitan a polemizar con los catequizadores de su pensamiento, con los exégetas de sus escritos o con sus idólatras. Olvidan que en Marx lo verdaderamente importante es la metodología y el espíritu de sus postulados. Ignoran que en los últimos años de su vida, cuando comenzó a estudiar las regiones “atrasadas” de Europa y Asia —especialmente Rusia— sometió a proceso de revisión varias de sus conclusiones anteriores. En América Latina el marxista dogmático extrapola las enseñanzas de los “clásicos”. Estudia los manuales y sigue sus instrucciones, como si la vida se pudiera manejar como un aparato electrodoméstico. Conoce mejor la historia de las naciones donde se ha hecho la revolución que la suya propia. El movimiento revolucionario de otras latitudes que el de nuestros países. Añora participar en la “larga marcha” o asaltar el palacio de invierno. Se cree un héroe incomprendido. La realidad social de su país, su gente, le resultan extrañas; las ve fuera de foco. No se ajustan a su visión de los hechos. Todo le es ajeno. Nada se parece a lo que dicen sus libros. Las masas no lo siguen. Los transeúntes que lo ven pasar no lo reconocen como su líder. Nadie los aplaude. La historia social de su país marcha sin advertir su presencia. Los hechos no responden a sus 82 Ludovico Silva: Teoría del Socialismo. Editorial Ateneo de Caracas, Caracas, 1980, p. 12. 83 Ludovico Silva: Anti-Manual para uso de marxistas, marxólogos y marxianos, Fondo Editorial IPASME, Caracas, p. 33.

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mandatos. El movimiento, signo molesto de la realidad, transcurre por cauces distintos a los previstos. Al dogmático la gente con la que tiene contacto, la gente real, le incomoda. El pueblo al que admiran es el de las grandes epopeyas, el de los libros. Pasa el tiempo y en los textos de historia no aparece su nombre. Otros ocupan su lugar. La vida les juega una broma. Hacen la revolución en un escenario; pero la realidad está afuera. Tienen dos opciones: o se quedan allí desempeñando el mismo papel o se integran con un público al que jamás miraron. En tiempos de cambio los dogmáticos siempre llegan un poco tarde o demasiado temprano. No obstante, pretenden hacer ver que fueron los propulsores del proceso. Si alguna revolución triunfa, cobran por sus enseñanzas. El pueblo les debe algo; la nación se los debe todo. Por tanto, aspiran a dirigir, a gobernar; a ser el epicentro de un gran terremoto social. El núcleo alrededor del cual giran los demás. El héroe de la historia. Leyenda viva que da paso al culto a una personalidad predestinada. El gran demiurgo. Por el contrario, los nuevos movimientos sociales que están insurgiendo en América Latina poseen un carácter antidogmático y renovador. En los territorios situados al sur del río Bravo, estamos dispuestos a aprender de todas las experiencias y concepciones liberadoras, sin rendirle culto a ninguna teoría ni seguir ningún modelo “universal”, pero sin menospreciar ninguna propuesta o ignorar las luchas y los aprendizajes de otros pueblos, por muy localizadas y extemporáneas que nos puedan parecer. No habitamos feudos aislados. Vivimos en un cosmos integrado. En la medida en que conozcamos e incorporemos con flexibilidad lo aprendido por cualquier pueblo del mundo en cualquier momento de su historia, estaremos enriqueciendo nuestros propios proyectos emancipadores aquí y ahora. 4.2 Ejemplos de Antidogmatismo: Simón Rodríguez, Marinaleda Un buen ejemplo fue Simón Rodríguez, quien a pesar de que constantemente hizo llamados a ser originales, no desdeñó las prácticas 110

La utopía posible comunitarias de los países por donde anduvo. Las tomó en cuenta para la elaboración de su propio plan de reforma para la América Meridional. Al respecto dice Jesús Andrés Lasheras: “Es incluso probable que Simón Rodríguez entrara en España por Cádiz y que hubiera conocido, en su viaje hacia el norte, las nuevas poblaciones de Sierra Morena, creadas por el peruano Pablo de Olavide y crecidas no al azar y por aluvión, sino en base a un plan específico y racional, consecuencia de una determinada concepción —uno de los primeros intentos de sociedad planificada como sociedad agraria y artesanal de base igualitaria— pobladas inicialmente con colonos alemanes y, después, ante el fracaso de éstos, con españoles (…). La concepción central — campesinado y artesanado autónomo— y algunas de las normas sobre las que se crearon estas poblaciones aparecerán después en el Proyecto de Colonización de Simón Rodríguez”.84

Antes que Simón Rodríguez, otras experiencias comunitarias exitosas, como la emprendida por Vasco de Quiroga con sus hospitales pueblos en México, compendiaron los saberes preexistentes de los pueblos originarios de la región, las experiencias populares de la tradición hispánica y el imaginario del cristianismo primitivo. Son varias vertientes las que alimentan el caudaloso manantial de este proyecto utópico. Las propuestas van mucho más allá de los postulados expuestos en el texto la Utopía de Tomás Moro: “Entroncan también con la tradición democrática del municipio castellano; con su pensamiento, de origen humanista y escolástico, que destacaba la importancia de la urbe para la correcta civilización; con su finalidad, eminentemente cristiana, de lograr una renovada Iglesia similar a la apostólica, donde la persecución del bien común lograra la virtud y el concierto de la república; y con costumbres y formas económicas de los indios purépuchas que el obispo mantuvo, siguiendo su tesis de la necesidad de adaptar los ideales a las peculiaridades del Nuevo Mundo, para lograr la perfecta simbiosis entre esa perfecta política que proponía y las buenas costumbres que ya tenían… El proyecto gozó de aceptación entre los indígenas y no fue ajeno a ello la recuperación de algunos aspectos de su tradición económica”.85 84 Simón Rodríguez: Cartas, Universidad “Simón Rodríguez”, Caracas, 2001, p. 32. 85 Paz Serrano Gassent, “Introducción”, en Vasco de Quiroga: La Utopía en América, Edit. Dastin, S.L., Madrid, 2002, pp. 41-42.

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En el mundo de las revoluciones nada humano nos puede ser ajeno. Ninguna revolución puede hacerse ignorando los aportes de otras revoluciones. Volviendo a España, a cien kilómetros de Sevilla, en Andalucía, se ha desarrollado una experiencia comunitaria hermosa en Marinaleda, un pueblo fundado por jornaleros sin tierra, quienes decidieron ocupar por la fuerza latifundios de la nobleza para convertirlos en el hogar de cientos de familias humildes organizadas comunalmente. La lucha comenzó en el siglo xx, a mediados de los ochenta. Hubo que enfrentar innumerables obstáculos, combatir a los propietarios ausentistas y al Estado que los protegía; pero a pesar de ello, en los noventa lograron su propósito: la tierra para el que la trabaja. Ahora en ese lugar la propiedad es social, se comparten las labores, se realiza trabajo voluntario, se distribuyen con criterio de justicia el fruto del esfuerzo y los beneficios. Las decisiones se toman colectivamente, y comunitariamente se ejecutan las medidas que permiten mejorar la calidad de vida de todos los pobladores. Las calles y plazas llevan nombres como Salvador Allende, Che Guevara, Pablo Neruda, Miguel Hernández, Antonio Machado, Federico García Lorca. Hoy Marinaleda es un ejemplo a seguir por millares de desheredados del mundo que aspiran a trabajar su propia tierra y a vivir con dignidad. Como el viento sopla también desde América hacia Europa, los jornaleros asimilaron el categórico mensaje de Emiliano Zapata: “La tierra no se consigue ni de rodillas ni con llantos; la tierra se consigue de pie y por la fuerza”. También oyen nuestros cantos. Muchos se inspiraron en “Cuando tenga la tierra”, una de las canciones interpretadas por Mercedes Sosa. En los actos públicos se escuchan las estrofas de esta canción de esperanza: “Cuando tenga la tierra sembraré las palabras que mi padre Martín Fierro puso al viento, cuando tenga la tierra la tendrán los que luchan los maestros, los hacheros, los obreros”. 112

La utopía posible Nuestro deber como revolucionarios latinoamericanos es divulgar ensayos comunitarios como este de Marinaleda. Entusiasmarnos, aprender de ellos y seguir su ejemplo. Todo con sentido de la realidad. Con espíritu flexible. Sin dogmatismos. Sin intentar imponer modelos ni recetas, y sin ignorar las experiencias comunitarias exitosas de otros, vengan de donde vengan. Al fin y al cabo, las revoluciones se nutren hasta del canto y la poesía de distintos pueblos. En tiempos de polinización, las semillas de libertad y justicia son llevadas por el viento, el agua, las alas y las hojas hacia tierras fértiles: aquellos lugares donde hombres y mujeres siembran y aguardan la cosecha. Y esto solamente seremos capaces de verlo si interrogamos directamente a la realidad y la vida, no los prejuicios ni los dogmas. Esto es lo que muchos movimientos sociales y comunitarios están haciendo, lo que algunos partidos políticos están intentando, lo que algunos gobiernos de “izquierda” están descubriendo, lo que muchos hombres y mujeres de nuestros pueblos ya saben. Hoy se está cumpliendo la premonición de José Martí: “Le está naciendo a América, en estos tiempos reales, el hombre real. (…) ¡Porque ya suena el himno unánime; la generación actual lleva a cuestas, por el camino abonado por los padres sublimes, la América trabajadora; del Bravo a Magallanes, sentado en el lomo del cóndor, regó el Gran Semí, por las naciones románticas del continente y por las islas dolorosas del mar, la semilla de la América nueva!”

4.3. César Vallejo: escritor de alas abiertas En el texto “Arte y Revolución” César Vallejo afirmó: “El literato de puerta cerrada no sabe nada de la vida. La política, el amor, el problema económico, el desastre cordial de la esperanza, la refriega directa del hombre con los hombres, el drama menudo e inmediato de las fuerzas y las direcciones contrarias de la realidad, nada de esto sacude personalmente al escritor de puertas cerradas”.

Él, por el contrario, se estremeció con el dolor de todos. Sus alas abrazaron a todos los seres que sufrieron. Su vuelo se detuvo a contemplar hasta las más simples formas de la alegría. Aspiraba a “despertar nuevos 113

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temples nerviosos, profundas perspicacias sentimentales, ampliando videncias y comprensiones y densificando el amor”. César Vallejo (1892-1938) fue un revolucionario, un socialista, un marxista heterodoxo. Por los caminos del amor llegó al socialismo. Guiado por su sensibilidad auroral se hizo revolucionario. Sus convicciones sociales procedían, en sus palabras, del horno de mi corazón, antes que del frío análisis intelectual de la realidad. Su espíritu disentidor no se sometió a ningún dogma que le impidiera apreciar el mundo con sus propios sentimientos. Se hizo marxista heterodoxo. En él, como en una comunión, la ciencia social revolucionaria se articuló con la compasión. El poeta nació en Santiago de Chuco, Perú, en 1892. En 1918 publica su primer poemario: Los heraldos negros. En este libro se manifiesta lo que será una constante en su obra: la solidaridad del poeta con los sufrimientos de la humanidad, que se transforma en voz de rebelión contra la injusticia estructural que causa estos males. En 1920 es encarcelado durante 112 días, víctima de una infamia donde se le acusa de haber participado en el incendio y saqueo de una casa. En prisión escribe su segunda obra, Trilce, la cual será impresa, en 1922, en los talleres de la propia cárcel. En 1923 partió para Europa, y no regresaría jamás a su país “porque en su tierra le dieron de palos, lo maltrataron”. Vivió en París, donde trabaja como periodista con su compañera la poetisa Georgette Philippart Travers (1908-1984) a cuya devoción se debe, en buena medida, la publicación póstuma de su obra inédita. César Vallejo publica en 1923 Escalas melografiadas, y Fabla salvaje. En París conoció al pintor cubista español Juan Gris (1887-1927) y al poeta y comunista chileno Vicente Huidobro (1893-1948). En 1928 visitó la Unión Soviética, participó en el Congreso Internacional de Escritores Solidarios con el Régimen Soviético y alternó con M. Maiakovski (1893-1930) a quien le criticó precisamente su dogmatismo en el campo de la literatura. 114

La utopía posible A su regreso a París rompe con el APRA, el partido pseudoizquierdista dirigido por Haya de la Torre, con quien también polemizaron José Carlos Mariátegui y Julio Antonio Mella. En 1929 regresa a la Unión Soviética y un año después viaja a España. Vuelve a París pero es expulsado por razones políticas; se traslada entonces de nuevo a España. En 1930 aproximadamente culmina la obra en prosa Contra el secreto profesional y El arte y la Revolución, textos claves para entender su pensamiento antidogmático y creador. Escribe para varias revistas, entre ellas para Amauta, dirigida por José Carlos Mariátegui. En 1931 publica su novela de denuncia social El Tungsteno. Viaja otra vez a la Unión Soviética, edita su libro Rusia en 1931. Reflexiones al pie del Kremlin y se inscribe en el Partido Comunista de España. En 1932 regresa a París donde vivió en la clandestinidad, y donde, tras estallar la Guerra Civil Española en 1936, reunió fondos para la causa republicana. Escribe España, aparta de mí este cáliz, y Poemas humanos, conmovedora visión de la guerra de España y de su fe en el porvenir; poesía de compromiso y de esperanza militante. En 1937, César Vallejo funda junto a Pablo Neruda el “grupo hispanoamericano de ayuda a España” en el contexto de la Guerra Civil Española (1936-1939) y ese mismo año asiste al “Congreso de Escritores Antifascistas” en Madrid. Tiempo después viaja a Rusia y luego vuelve a Francia. En 1938, sufre una descompensación y muere en París “con aguacero”. El poeta socialista peruano César Vallejo quizás por el hecho de llevar una existencia donde el dolor siempre estuvo presente como una sombra, y por el hecho de apreciar desde el lado oscuro del corazón los problemas sociales de los peones, los campesinos y los mineros de su tierra, no tenía tendencia a ver la vida y la sociedad desde los dogmas que predican los tratados teóricos, sino desde los parajes de la dialéctica y la poesía, que andan en la calle y a la intemperie, como anduvo él. Su sensibilidad ante la vida lo llevó a convertirse en revolucionario marxista. Era amigo del amauta José Carlos Mariátegui, profesaba su 115

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“filiación y su fe” y de él aprendió que el socialismo debía ser “creación heroica”. Conoció al intelectual peruano Manuel González Prada y al salir de la primera entrevista dijo: “siento los nervios en tensión inefable, como lanzas acabadas de afilar para el combate”. De Lenin escribió: “su gloria crece morosamente, digo, regularmente, luz a luz. Hablo de la gloria del triunfador, de la gloria del jefe del gobierno bolchevique. Hablo de la gloria del hombre del destino”. De León Trotsky y el trotkismo afirma: “es lo más rojo de la bandera roja de la revolución y, consecuentemente, lo más puro y ortodoxo de la nueva fe” (19 de enero de 1929). Su marxismo era profundamente crítico y renovador. En un artículo denominado “Las lecciones del Marxismo” (1929), Vallejo expresaba su heterodoxia marxista: “Hay hombres que se forman una teoría o se la prestan al prójimo, para luego tratar de meter y encuadrar la vida, a horcajadas y a mojicones, dentro de esa teoría. La vida viene, en este caso, a servir a la doctrina, en lugar de que ésta —como quería Lenin— sirva a aquélla. Los marxistas rigurosos, los marxistas fanáticos, los marxistas gramaticales, que persiguen la realización del marxismo al pie de la letra, obligando a la realidad histórica y social a comprobar literal y fielmente la teoría del materialismo histórico —aún desnaturalizando los hechos y violentando el sentido de los acontecimientos— pertenecen a esta clase de hombres. A fuerza de querer ver en esta doctrina la certeza por excelencia, la verdad definitiva, inapelable y sagrada, una e inmutable, la han convertido en un zapato de hierro, afanándose por hacer que el devenir vital —tan preñado de sorpresas— calce dicho zapato, aunque sea magullándose los dedos y hasta luxándose los tobillos”.86

En materia de arte y literatura, la voz de Vallejo se dejó oír como una nota discordante frente a los dogmáticos que desde entonces proclamaban un supuesto “arte proletario al servicio de la causa revolucionaria”. Les replicaba: “El poeta es un hombre que opera en 86 César Vallejo: Crónicas de poeta, Biblioteca Ayacucho, Caracas, 1996, pp.180-181.

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La utopía posible campos altísimos, sintetizantes. Posee también naturaleza política, pero la posee en grado supremo y no en actitudes de capitulero o de sectario”. En el artículo “Literatura Proletaria” denuncia la ordenanza administrativa soviética promulgada en julio de 1925 que declaraba oficialmente que “en una sociedad de clase no existe ni puede existir un arte neutro”. Responde: En mi calidad de artista, no acepto ninguna consigna o propósito, propio o extraño, que aún respaldándose de la mejor buena intención, someta mi libertad estética al servicio de tal o cual propaganda política. Una cosa es mi conducta política de artista, aunque, en el fondo, ambas marchan siempre de acuerdo, así no lo parezca a la simple vista. Como hombre puedo simpatizar y trabajar por la Revolución pero, como artista, no está en manos de nadie ni en las mías propias, el controlar los alcances políticos que pueden ocultarse en mis poemas.87

César Vallejo, ese poeta que salió de su tierra y nunca más regresó, llevaba en su alma las alas extendidas de los cóndores de la altiplanicie andina; en su piel la huella de los indios que ascienden la cordillera en búsqueda del sol; y en la mirada una llovizna que anuncia un reverdecer de la vida.

87 Ibid., p. 72.

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Jacinto Convit

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5. El Servicio “Todos huyen de los POBRES, los desprecian y los maltratan, alguien ha de pedir LA PALABRA por ellos”. Simón Rodríguez “Lo que hay que ser es mejor y no decir que se es bueno ni que se es malo, lo que hay que hacer es amar lo libre en el ser humano. Lo que hay que hacer es dar más sin decir lo que se ha dado, lo que hay que dar es un modo de no tener demasiado y un modo de que otros tengan su modo de tener algo”.

Andrés Eloy Blanco

“Ayuda al niño que te necesita, ese niño que será socio de tu hijo. Ayuda a los viejos, y los jóvenes te ayudarán cuando lo seas. Además, el servicio es una felicidad segura, como gozar de la naturaleza y cuidarla para el que vendrá. Da sin medida y te darán sin medida”. Facundo Cabral

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5.1. “Si quieres mandar tienes que servir” El servicio es un principio clave en la construcción del socialismo, y podemos definirlo como la vocación y la praxis dirigidas a resolver con amor, respeto y empatía, las necesidades de los demás. Es un acto de entrega que consiste en dar lo mejor de cada uno, a fin de evitar el sufrimiento de otros. En nuestros pueblos abundan las penurias de toda índole: sociales, económicas, ambientales, de seguridad, etc. El rol prioritario de los dirigentes en estas sociedades consiste en servir; es decir, en desarrollar la sensibilidad frente a las carencias de las mayorías, y contribuir diligentemente a encontrar soluciones a sus problemas. La Biblia nos recuerda: “Siempre que tengamos la oportunidad, hagamos bien a todos”. (Galatas 6:10). Servir es, en consecuencia, la condición básica para llegar a ser líder. Jesucristo lo dijo, lo que podemos condensar así: “El que quiera ser el primero debe antes ser servidor. Si quieres mandar tienes que servir”. El servicio es semilla que una vez plantada se convierte en árbol frondoso que a todos beneficia. De lo que se trata es de hacer “con todos y para el bien de todos”, enseñaba José Martí. Así también lo indica el obispo africano Moacyr Grechi: “Gentes sencillas, haciendo cosas pequeñas en lugares poco importantes, unidas, hacen cosas extraordinarias”. Ésta es la lección. La disposición de servir y el espíritu de sacrificio caracterizan a los revolucionarios y las revolucionarias de todos los tiempos. Arriesgan su comodidad, sus bienes y sus vidas en aras de conquistar el bienestar y la felicidad de los humildes. Servir es la razón de ser de sus vidas. Su propósito existencial. Bolívar lo dijo: “Por la libertad de mi patria he abandonado los blasones de una distinguida nobleza; me he privado de las delicias de una grande fortuna; he expuesto mi existencia por salvar la vida de mis conciudadanos, y únicamente he conservado las que pueden contribuir a la destrucción de nuestros enemigos”. Lo demostró con su ejemplo: “El que lo abandona todo 122

La utopía posible por ser útil a su país, no pierde nada, y gana cuanto le consagra”. En los últimos días de su vida afirmó con serenidad, seguro de haber cumplido su deber: “Habéis presenciado mis esfuerzos para plantear la libertad donde antes reinaba la tiranía. He trabajado con desinterés, abandonando mi fortuna y aún mi tranquilidad”. Del Libertador dijo su amada Manuela Sáenz: “Él no hizo otra cosa que dar; vivía en otro mundo muy fuera del suyo. No hizo nada, nada para él”. El sacerdote mexicano, líder de la Independencia, José María Morelos (1765-1815) rechazó los títulos de Su Alteza y Generalísimo, concedidos por el Congreso de Chilpancingo (1813); en cambio, se hizo llamar Siervo de la Nación. De igual manera, el líder de la revolución federal campesina en Venezuela, el “Valiente Ciudadano” Ezequiel Zamora (1817-1860) en 1859 se declara: “fiel a los principios republicanos, y siempre dispuesto al sacrificio de mis bienes y de mi vida por la santa causa del pueblo”. En alusión al venezolano Cecilio Acosta (1818-1881) dice el cubano José Martí: “…es la ley maravillosa de la naturaleza que sólo esté completo el que se da; y no se empieza a poseer la vida hasta que no vaciamos sin reparo y sin tasa en bien de los demás la nuestra... [Cecilio Acosta] Cuando tenía que dar, lo daba todo: y cuando nada ya tenía, daba amor y libros”.

Asimismo, en otro extremo del mundo, el líder de la Revolución Vietnamita Ho Chi Minh (1890-1969), al llegar a la vejez, después que ha dedicado su vida entera a la lucha revolucionaria, afirma en su testamento: “¿Quién puede decir cuánto tiempo más seré capaz de servir a la revolución, la Patria y el pueblo? Toda mi vida he servido a mi Patria, a la revolución y al pueblo con todas mis fuerzas y con todo mi corazón. Si ahora debo partir de este mundo, no tengo nada de qué lamentarme, salvo de no ser capaz de servir más y mejor”.88 88 Ho Chi Minh: Escritos Políticos, Comisión Ejecutiva Nacional del Partido del lTrabajo, México, 2010, p. 408.

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También Ernesto Che Guevara insistió en la importancia de conocer las necesidades del pueblo y servirle incondicionalmente, como requisito indispensable para convertirse en “cuadro” de la revolución y para garantizar el éxito de una gestión socialista: “La Revolución, hoy, exige que se aprenda, exige que se comprenda bien que mucho más importante que una retribución buena, es el orgullo de servir al prójimo, que mucho más definitivo, mucho más perenne que todo el oro que se pueda acumular, es la gratitud de un pueblo (…). Ya no importan las horas de trabajo, no importa lo que se vaya a ganar, no importan los premios en efectivo, lo que importa es la satisfacción moral de estar poniendo algo de uno en esa tarea colectiva y ver cómo gracias a su trabajo, gracias a esa pequeña parte individual, que se junta en millones y millones de trabajos individuales, se hace un trabajo colectivo armónico, que es reflejo de una sociedad que avanza”.

El revolucionario venezolano Argimiro Gabaldón (1919-1964), conocido como “Chimiro” o el Comandante Carache, uno de los hombres más extraordinarios en la historia contemporánea de Venezuela (poeta, pintor, deportista, explorador, viajero, arquitecto), nacido en el seno de una familia de condición revolucionaria, decía89: “Mucho deseo tener los conocimientos que se requieren para mejor servir a la revolución, pero por ninguna razón me apartaré ahora de mi pueblo, él ha sido siempre el gran maestro de sus conductores, él me enseñará a servirle”.90

De él se cuenta la siguiente anécdota relatada por Francisco Jesús, un compañero que estuvo preso con él: “Una noche tocaron ¡alerta, todos contra la pared! La guardia iba a entrar en el calabozo, fue falsa alarma, se trataba de un grupo de nuevos prisioneros. En la mañana, saludamos a los nuevos colegas: un viejo y dos muchachos, eran campesinos de Lara, parcos en el hablar, pero cordiales, su olor a humo me impresionó, era el olor de la montaña, eso lo supe después. Me senté en el suelo a desayunar junto a ellos, hicimos 89 (Ernesto Guevara: El Pensamiento del Che, pp. 21-22 y 34). 90 Édgar Gabaldón Márquez y otros: Encuentro con Argimiro Gabaldón, Fondo Editorial del IPASME, Caracas, 2010, p.15.

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La utopía posible una rueda, alguien se acercó y le obsequió al viejo un vaso de gaseosa. El viejo se paró y la repartió entre los cinco presos que formábamos la rueda, a cada uno nos tocó un sorbito, y al viejo el sorbito menor. Aquello me estremeció, yo que venía de un barrio donde escupíamos los raspados para que no nos pidieran, o nos comíamos las empanadas escondidos, y sacábamos los cigarros Fortuna de uno en uno para no compartir. En la tarde se llevaron a los tres nuevos, antes de irse le pregunté al viejo por qué había repartido el refresco, él me contesto: “Es muy simple, somos socialistas, y el bienestar de todos es el bienestar de cada uno”. Desde ese día me hice socialista. Con el tiempo supe que aquel viejo se llamaba Argimiro”.91

En la actualidad, Evo Morales también nos recuerda: “Hermanas y hermanos, nuestras autoridades originarias saben exactamente que cuando uno asume ser autoridad, es para servir al pueblo”. Y esto se entronca con la tradición milenaria de nuestras comunidades indígenas para las cuales el servicio es el fin de quienes ejercen la autoridad. Por tanto, si en las sociedades basadas en la explotación, el egoísmo es el principal móvil que impulsa la actuación de las personas, el servicio constituye, en cambio, el aliento que anima al hombre nuevo. El valor cardinal en el que se cimienta la nueva sociedad. La cualidad fundamental a ser cultivada por los ciudadanos en el proceso de edificación del socialismo. Sin servicio no hay revolución. Sin vocación de servicio no se puede ser revolucionario. Sin calidad en el servicio no puede construirse una sociedad socialista. La misión cardinal de una gestión que aspire a ser socialista es servir a la gente, especialmente a los más necesitados. En América Latina, en lo más profundo del imaginario popular, está anclada la noción de que servir es la más importante cualidad de un ser humano. Para nosotros los personajes que valen la pena ser recordados y reverenciados son, en esencia, servidores. Solamente los que han manifestado amor y cuidados hacia los demás llegan a formar parte de la iconografía popular y se integran a esa cosmovisión donde coexisten personajes disímiles, pero unidos a un elemento común: el servicio. El pueblo no olvida a los que le han servido. 91 “Recuerdos de un Prisionero”, 11 de febrero de 2007, en Un Grano de maíz.

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En estas latitudes, los mitos y leyendas tienen como base real la ayuda. En Venezuela no se reverencia al Dr. José Gregorio Hernández (1864-1919) por haber fundado los estudios de Medicina experimental en el país ni por haber traído el primer microscopio, sino por su obra en favor de los más humildes. Mientras más tarde la Iglesia oficial en canonizarlo, mayor será el fervor de los venezolanos por el médico de los pobres. De igual manera, en Brasil el pueblo le rinde culto a João de Camargo (1868-1942) un negro ex esclavo creador de la “Asociación Espíritu Buen Jesús de Bonfim de Agua Roja”, culto religioso que congrega a los santos católicos, al candomblé y al espiritismo. Su creador, en una revelación recibió el siguiente mandato: “Deja de mirar dentro de ti. Tu vida será ayudar a otras personas, amenizar el dolor, curar las enfermedades”. A pesar de que muchas veces es apresado, no se rinde: “No hay cadena que aprisione el espíritu. Todo lo que quiero es cumplir mi misión. Ayudar al prójimo”.92 Ésta es la misma lección que nos está dando el movimiento revolucionario mexicano. Basándose en la tradición de lucha indígena y campesina enarbola siete principios zapatistas: 1. Servir y no servirse Servir como puente de la palabra de la comunidad, del pueblo, sin servir intereses individuales y sin usar la autoridad para promoverse a uno mismo. 2. Representar y no suplantar Representar a la comunidad, al pueblo, para que su pensamiento se comunique. No suplantarlo con el pensamiento de un individuo. Ser puente para que la palabra salga del pueblo y regrese al pueblo. 92 De la película “Cafundó” dirigida por Clovis Bueno y Paulo Betti, que trata sobra la vida y obra del mencionado personaje, la cual se basa en la obra literaria João Camargo de Sorocaba, o nascimento de uma religião.

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La utopía posible 3. Construir y no destruir Construir un espacio para el diálogo y el encuentro del pueblo. Sin destruir otros espacios donde se intenta trabajar para el bien de la comunidad. 4. Mandar obedeciendo Para estar el frente de una organización del pueblo hay que seguir el mandato del pueblo. 5. Proponer y no imponer Proponer las palabras y pensamientos sin intentar imponerse. Proponer tareas y dejar que la razón y el sentimiento se escuchen como base de las propuestas. 6. Convencer y no vencer Informar y convencer de la necesidad de unir pensamiento y lucha para impulsar un proceso dialectico en el cual la formación desempeña un papel fundamental. 7. Bajar y no subir Las comunidades y sus luchas se construyen de la base para arriba y no de la cúpula hacia abajo. De acuerdo a Simón Rodríguez las revoluciones se hacen para servir a los necesitados: “Para dar de comer al hambriento Para dar de vestir al desnudo Para dar posada al peregrino Para dar remedio al enfermo Y para distraer de sus penas al triste”.

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El Mariscal Antonio José de Sucre también se planteó el servicio como principio fundamental entre los funcionarios del Estado. Fustigó a aquellos que se apartaban de este deber. El 21 de septiembre de 1822 reprendió a las autoridades municipales: “Me ha sido muy doloroso conocer el poco interés del cabildo por el bien público (…) cuando el pueblo a quien representa esa corporación exige mejor método, y más cuidado y aplicación en promover todo lo que conduzca a su prosperidad y adelantamiento”.

Igualmente en circular del 25 de junio de 1826 alerta: “En vano el gobierno se desvelará para conseguir la posible perfección en todos los ramos, si las autoridades subalternas no obran de consuno con aquel, y si cada funcionario, en el puesto que le ha colocado la ley, no hace hasta más de lo que debiera por el bien público”.

Con igual firmeza condenó en su tiempo José Martí a los funcionarios municipales que no cumplían con sus deberes para con los ciudadanos y las ciudades de su jurisdicción. Se preguntaba: “Por qué tardan tanto los munícipes en hacer el bien, cuando es hacerlo deber suyo (…). No es que hace la corporación municipal favor gratuito con reparar las calles, cuidar los paseos, y favorecer empeñosamente las condiciones higiénicas de la ciudad; es que para eso fueron los miembros de la corporación ensalzadas al puesto que ocupan”.93

La vocación de servicio, por consiguiente, es una condición, un requisito, un propósito. Quien no tenga esto claro no puede aspirar a ser revolucionario. No debe pretender formar parte de ningún movimiento popular. Lo decía Bolívar: “Hacer bien no cuesta nada y vale mucho”. Quien no aplique este principio no debe asumir ningún cargo en un Estado que se perfila hacia el socialismo, ni militar en ningún partido u organización socialista o revolucionaria. Quien no asuma una praxis acorde con este principio no puede emprender ningún tipo de trabajo social. Para servir hay que aprender a oír, estar dispuesto a ponerse en el lugar del otro y a entender sus necesidades y problemas. 93 Revista Universal, México, Sept. 1875 en Enciclopedia martiana.

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La utopía posible Ser revolucionario significa convertirse en un servidor. Servir a los demás es la mejor manera de hacer una revolución y consolidarla. El espíritu de servicio y la práctica correspondiente constituyen un principio clave para construir una nueva sociedad, basada en la ayuda a nuestros semejantes y a los que son distintos a nosotros, para forjar mujeres y hombres de alma superior que lleven hasta sus últimas consecuencias aquel viejo mandamiento que contiene, en menos de una línea, todas las doctrinas sobre el bien que en el mundo ha habido: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. 5.2. Mujeres, vientre de servicio Las mujeres son unas servidoras. Nadie mejor que ellas para el acto de servir incondicionalmente. Nadie con más predisposición para ayudar a otros. Nadie con más espíritu de entrega y solidaridad. Nadie más alegre cuando otros son felices. Nadie más desdichado si otros sufren. Y si hay que sacrificarse ellas son las primeras, y a veces, las únicas. Son vientre que germina en vida. Arco iris de luceros en la cuna. Melodía que duerme los sueños. Aroma de los recuerdos. Campanario que anuncia los besos. Latido de nuestra sangre. Aguacero huracanado en el peligro. Diluvio de naves negras en el dolor. Horizonte infinito de amor bajo el arco iris. Si hay un modelo a seguir en el servicio es el de la mujer. Si ha de haber una fuente de inspiración para convertirnos en servidores y servidoras habrá que buscarlo en la madre, la hermana, la hija, la amada, la aldeana, la trabajadora, la luchadora. Ellas son el mejor ejemplo. No resulta extraño, por tanto, que haya sido una mujer, la madre Teresa de Calcuta (1910-1997), quien haya afirmado: “El que no vive para servir, no sirve para vivir”. Éste fue, también, el mensaje que predicó una chilena extraordinaria, Gabriela Mistral. Poetisa, maestra, activista política, periodista, y mujer solidaria. Ella escribió el poema titulado “El placer de servir”: 129

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“Toda naturaleza es un anhelo de servicio. Sirve la nube, sirve el viento, sirve el surco. Donde haya un árbol que plantar, plántalo tú; donde haya un error que enmendar, enmiéndalo tú; donde haya un esfuerzo que todos esquivan, acéptalo tú. Sé el que aparta la piedra del camino, el odio entre los corazones y las dificultades del problema. Hay una alegría del ser sano y la de ser justo, pero hay, sobre todo, la hermosa, la inmensa alegría de servir. Qué triste sería el mundo si todo estuviera hecho, si no hubiera un rosal que plantar, una empresa que emprender. Que no te llamen solamente los trabajos fáciles ¡Es tan bello hacer lo que otros esquivan! Pero no caigas en el error de que sólo se hace mérito con los grandes trabajos; hay pequeños servicios que son buenos servicios: ordenar una mesa, ordenar unos libros, peinar una niña. Aquél el que critica, éste es el que destruye, sé el que sirve. El servir no es faena de seres inferiores. Dios que da el fruto y la luz, sirve. Pudiera llamarse así: “El que Sirve”. Y tiene sus ojos fijos en nuestras manos y nos pregunta cada día: ¿Serviste hoy? ¿A quién? ¿al árbol, a tu amigo, a tu madre?” Muchas han sido las mujeres que en nuestra América han dado todo por las mejores causas. El amor por los otros y su abnegada entrega las distingue. “Las campañas de los pueblos sólo son débiles, cuando en ellas no se alista el corazón de la mujer”, nos recordaba José Martí. “Mujer fue aquella hija de Juan de Mena, la brava paraguaya, que al saber que a su paisano Antequera lo ahorcaban por criollo, se quitó

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La utopía posible el luto del marido que vestía, y se puso de gala, porque «es día de celebrar aquel en que un hombre bueno muere gloriosamente por su patria»; —mujer fue la colombiana, de saya y cotón, que antes que los comuneros, arrancó en El Socorro el edicto de impuestos insolentes que sacó a pelear a veinte mil hombres; —mujer la de Arismendi [Luisa Cáceres], para la cual la mejor perla de la Margarita, que a quien la pasea presa por el terrado de donde la puede ver el esposo sitiador, dice, mientras el esposo riega de metralla la puerta del fuerte: «Jamás lograréis de mí que le aconseje faltar a sus deberes»; —mujer aquella soberana Pola [Salavarrieta], que armó a su novio para que se fuese a pelear, y cayó en el patíbulo junto a él; —mujer Mercedes Abrego de trenzas hermosas, a quien cortaron la cabeza porque bordó, de su oro más fino, el uniforme del Libertador; —mujeres lo que el piadoso Bolívar llevaba a la grupa, fieras indómitas de sus soldados, cuando a pechos juntos vadeaban los hombres el agua enfurecida por donde iba la redención a Boyacá, y de los montes andinos, siglos de la naturaleza, bajaban torvos y despedazados los torrentes.94

Son muchas las heroínas del servicio en América; de origen humilde muchas de ellas, cuyas huellas desaparecen en los médanos de la historia. Tantas que es imposible hacer la semblanza de las más representativas. Por consiguiente, sólo mencionaremos algunas servidoras de tiempos de la creación de la República. Jonatás y Nathán, desde niñas acompañaron a Manuela Sáenz en todos los avatares de su vida. Crecieron como sus amigas, compañeras de aventuras y confidentes. Habían sido sus esclavas a quienes luego dio la libertad, pero se quedan a vivir con ella, y a su lado combaten por conquistar y consolidar la emancipación: luchan en diversas batallas, arman con las esclavas y placeras redes de espionaje contra el enemigo, se disfrazan de soldados para cumplir mejor sus objetivos, reparten volantes a favor de la República, socorren a los enfermos, confeccionan uniformes y morrales, funden hierro para hacer armas, sepultan a los muertos, organizan los archivos durante la campaña, colaboran en la logística, arengan a los combatientes, llevan y traen mensajes clandestinos. 94 Discurso de José Martí sobre Simón Bolívar, 14 de noviembre de 1893.

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Luego, cuando los enemigos internos de Bolívar se van adueñando del poder, éstas se mantienen firmes en la defensa de sus ideales. Forman parte de ese pueblo consecuente con el ideal bolivariano, incluso si ello significa el sacrificio y el desprecio. Cuando Manuela Sáenz es desterrada, la acompañan estas dos mujeres servidoras. Les espera una larga travesía. Nathán se queda viviendo en Jamaica y allí se casa con un esclavo liberto con quien tuvo una hija. Jonatás la sigue acompañando. En Paita, una costa desértica al norte de Perú donde Manuela sufre el último exilio, siempre estará a su lado ayudando: Elabora dulces y bordados y vende tabaco. El pueblo es azotado por la peste. Jonatás muere de difteria y un mes después sucumbe también de la misma enfermedad Manuela Sáenz. Estas tres mujeres —Jonatás, Nathán y Manuela— son un ejemplo de abnegación, heroísmo y servicio. Josefa Joaquina Sánchez de España (1765-1813). Esposa de José María España (1761-1799), fue una ferviente activista por la Independencia y la justicia social. Participó en la sublevación contra el Imperio Español, donde además de su marido figuran su hermano Domingo Sánchez, Manuel Gual, Juan Bautista Picornell y otros líderes revolucionarios. Con ellos compartió sus momentos peligrosos y ayudó en la organización y sublevación del pueblo, en la difusión de la propaganda, en la copia de los documentos de la Revolución, en la confección de las primeras escarapelas de los patriotas y de la bandera del movimiento emancipador, que es considerada por muchos la primera bandera de Venezuela. Por enfrentarse a los realistas y al mantuanaje, Josefa Joaquina fue arrestada y condenada a más de ocho años de reclusión. Salió casi ciega de la cárcel y con el pelo blanco. Fue deportada a Cumaná en donde vivió en la miseria. Hacía y vendía dulces para subsistir. Nunca se arrepintió de sus ideales. Su vida es un ejemplo de entrega a la causa. Vivió lo suficiente para ver que la causa por la que murió su esposo y por la que ella se sacrificó era ya la causa de todo un pueblo. También debemos recordar a otra patriota venezolana, Ana Francisca Pérez de León (n. 1737). Estaba casada con Baltasar León, hijo de 132

La utopía posible Juan Francisco de León, precursor de nuestra Independencia. Durante muchos años la pareja practicó la solidaridad y el altruismo en El Hatillo, donando tierra de su propiedad para que en ese sector se levantaran la iglesia, la plaza y las calles del pueblo. A la muerte de su esposo, Ana Francisca se muda a una hacienda de su propiedad en Petare y allí funda un Hospital de caridad, primer centro de salud de la zona, para darle asistencia médica a la población de menores recursos, la cual sufrió las calamidades del terremoto de Caracas y la Guerra de Independencia. Legó buena parte de su patrimonio, incluyendo su casa, para el mantenimiento de este centro asistencial. “Es mi voluntad —dijo— que se dote un hospital con seis camas, puchero y médico. Así mismo es mi voluntad que se compre una casa con ese destino y que se pongan dos salas incomunicables de hombres y mujeres. Que se asalarien los asistentes necesarios al cuido de los enfermos”. Ana Francisca Pérez de León respaldó a los patriotas durante la gesta libertadora dedicando toda su vida, su fuerza y su fortuna a sostener el centro sanitario petareño. No obstante, allí se atendía, sin discriminación alguna, a todos, fuesen del bando que fuesen. Al finalizar la Guerra de Independencia, este Hospital de caridad es bautizado con el nombre de Ana Francisca Pérez de León, en honor a su fundadora y benefactora. Y lo injusto es que muchos piensan que “Pérez de León” es un hombre, pues no se ha difundido el nombre y la labor de esta gran servidora de la patria. 5.3. Daniel De León, “uno de los socialistas modernos más grandes” Podríamos citar muchos ejemplos de personas dedicadas a servir. Una de ellas es Daniel De León (Caracas, 1852-Nueva York, 1914), un venezolano prácticamente desconocido entre los latinoamericanos de hoy, pero que dio un gran aporte a las luchas revolucionarias del mundo, en especial de los Estados Unidos, donde fue líder del Partido Socialista Obrero y es considerado el padre del sindicalismo de avanzada. El dirigente comunista Rodolfo Quintero afirma en su libro sobre este personaje, que el periodista estadounidense John Reed (autor de las obras México Insurgente y Los diez días que estremecieron el mundo), afirma que Vladimir Lenin al referirse al revolucionario venezolano dijo: 133

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“Daniel de León, a quien considero como uno de los socialistas modernos más grandes, es el único que ha agregado algo al pensamiento socialista de Marx. El Estado Industrial en la forma concebida por De León, deberá finalmente ser la forma de gobierno en Rusia”.95

Daniel De León nació en Caracas a mediados del siglo xix. Procedía de una familia adinerada. Razones políticas obligaron al padre, el médico Salomón De León, a salir de Venezuela y residenciarse en Curazao. Más tarde envía a su hijo a estudiar en Europa y éste se residencia en Holanda y Alemania. En la Universidad de Leyden cursó Derecho “destacándose por su inteligencia y aplicación”. En 1872 se dirige a los Estados Unidos, atraído por el efervescente clima político de la nación del norte para aquel momento. Cursa estudios en la Escuela de Derecho de la Universidad de Columbia, y seis años después se gradúa de Doctor en Ciencias Políticas. En dicha Universidad obtiene el primer premio al mejor ensayo sobre Historia y Derecho constitucionales, más un segundo premio por otro ensayo sobre Derecho Internacional. Catedráticos y autoridades académicas le predicen un porvenir brillante, con todos los destellos áureos que el término tenía en Estados Unidos, entonces aún más que hoy. Los diplomados de su promoción hicieron, en efecto, carrera y amasaron grandes fortunas. Daniel De León mientras es estudiante, también trabaja: se gana la vida enseñando latín, griego y matemáticas en la Escuela de Thomas Harrington. Al mismo tiempo, junto con José Martí y otros patriotas cubanos, desarrolla acciones revolucionarias y escribe para un periódico editado en español, dirigido a conquistar la independencia de Cuba. En esa época, publica medulosos trabajos sobre temas de Derecho Internacional. A los veintiséis años, gana el concurso para designar al profesor de esa cátedra.

95 Rodolfo Quintero: Op.cit., pp. 33-34.

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Fabricio Ojeda

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A este revolucionario se le consideraba una autoridad en historia y jurisprudencia, y se le admiraba por su capacidad de trabajo. Sin embargo, Daniel De León tuvo que renunciar al ejercicio de la docencia en la Universidad de Columbia, donde tenía asegurado el puesto de catedrático titular y una situación económica muy privilegiada, debido a las presiones de que era víctima por sus ideas socialistas y por su compromiso en defensa de los derechos de los obreros y del pueblo. Hacia 1886, su incorporación al movimiento socialista norteamericano era notoria, lo que le valió la hostilidad del medio docente en que se encontraba, y en particular la de las autoridades académicas. Sin vacilar, Daniel De León renunció para consagrarse por entero a la causa revolucionaria de la clase trabajadora. Daniel De León, hombre de origen acaudalado, como profesional pudo haber servido a los intereses de los poderosos y vivir con holgura; sin embargo, prefirió dedicar su vida y talento a defender a los trabajadores. A difundir las ideas socialistas y emancipadoras en Estados Unidos, nación donde la confrontación entre el capital y el trabajo adquiría notable virulencia. Su trayectoria es un ejemplo de vida integrada a las luchas revolucionarias, a fin de contribuir al progreso de la humanidad. No olvidemos su nombre ni su ejemplo. 5.4. Fabricio Ojeda: “Convoque, pues, Señor Presidente” Podríamos referirnos a muchos revolucionarios o revolucionarias que han sido modelo de servicio porque servir es la condición primordial para hacer revolución. De entre esos cientos de personajes nos ha parecido justo destacar la figura ejemplar de otro venezolano: Fabricio Ojeda. Fabricio Ojeda (1929-1966) fue el Presidente de la Junta Patriótica, la organización política que coordinó la resistencia popular y posterior derrocamiento de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez el 23 de enero de 1958. Fabricio Ojeda era el líder más popular y querido. En las elecciones que se realizaron al caer la tiranía, fue electo, con la mayor cantidad de votos, diputado al Congreso Nacional. 136

La utopía posible Las expectativas que se habían generado con el advenimiento de la democracia fueron muy altas. Lamentablemente no hubo cambios sustanciales en la realidad venezolana. Los parlamentarios de la recién inaugurada “democracia representativa”, gozaban de una serie de prebendas y privilegios. Poseían poder y prestigio. No obstante, Fabricio Ojeda renuncia a su curul el 30 de julio de 1962; asume el sacrificio que implica irse a la montaña y emprender el duro camino de la lucha armada, como vía para alcanzar el Poder Popular. “Ahora a mí, sólo me queda, como decía un insigne pensador latinoamericano [José Martí], “cambiar la comodidad por la miasma fétida del campamento, y los goces suavísimos de la familia por los azares de la guerra, y el calor del hogar por el frío del bosque y el cieno del pantano, y la vida muelle y segura por la vida nómada y perseguida y hambrienta y llagada y enferma y desnuda”… Es por ello, colegas diputados, que vengo ante ustedes a expresar la decisión de dejar el Parlamento —este recinto que pisé por voluntad del glorioso pueblo caraqueño, hoy oprimido y humillado—, para subir a las montañas e incorporarme a los compañeros que ya han iniciado el combate y con ellos continuar la lucha revolucionaria para la liberación de Venezuela, para el bienestar futuro del pueblo, para la redención de los humildes (…). Estoy consciente de lo que esta decisión implica, de los riesgos, peligros y sacrificios que ella conlleva; pero no otro puede ser el camino de un revolucionario verdadero (…). Convoque, pues, Señor Presidente, al suplente respectivo porque yo he salido a cumplir el juramento que hice ante ustedes de defender la Constitución y las leyes del país. Si muero no importa, otros vendrán detrás que recogerán nuestro fusil y nuestra bandera para continuar con dignidad lo que es ideal y saber de nuestro pueblo”. 96

En junio de 1966 Fabricio Ojeda fue detenido y luego asesinado en un calabozo del SIFA (Servicio de Inteligencia de las Fuerzas Armadas), cuya sede estaba en el actual Palacio Blanco, frente al Palacio de Miraflores, sede del Poder Ejecutivo. 96 Fabricio Ojeda: Alzamos tu bandera, Escritos y discursos, Fondo Editorial Metropolitano de la Alcaldía Metropolitana de Caracas, Caracas, 2007, pp. 29-39.

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Fabricio Ojeda es un ejemplo de servidor público. Toda su vida estuvo dedicada al bien común y a la justicia social. Inspirémonos en su pensamiento y en su obra. En su congruencia y su espíritu de sacrificio. En su valentía y su ética. 5.5. Jacinto Convit: “Ser humano es un deber” Este médico y científico venezolano inventó la vacuna contra la lepra y la Leishmaniasis; además, ha desarrollado una cura contra diversos tipos de cáncer. Nació en La Pastora, Caracas, el 11 de septiembre de 1913. Sus estudios de secundaria los realizó en el Liceo “Andrés Bello”, donde recibió clases del autor de Doña Bárbara. “Gallegos era excelente en matemáticas y filosofía —recuerda—. Muy poca gente sabe esto. Me enseñó una cantidad de cosas y salí bien en su materia. Saqué 20 puntos”. Su inmenso amor por los pacientes de lepra, quienes eran sometidos a desprecio y maltratos, lo llevó a ayudarlos y a protegerlos, tal como lo hiciera en su oportunidad otro médico solidario: Ernesto Guevara de la Serna. Convit estudió acuciosamente dicho mal, unió esfuerzos, junto a seis médicos venezolanos y dos italianos, para encontrar su cura. Cuando aún no se había graduado, en 1938, el doctor Martín Vegas le invita a visitar la leprosería de Cabo Blanco, en el litoral central, que era una inmensa casona hecha durante el gobierno de Cipriano Castro. A partir de allí unió su destino a la curación del bíblico mal. Recuerda: “No sé qué era más impresionante, si la enfermedad en sí o el rostro de dolor de aquellos seres. La lepra no tenía cura. A la gente la cazaban en la calle. Nadie se preguntaba qué pasaría con el alma de aquellas personas, con sus familias. Los hospitalizaban tan sólo por sospechar que padecían la enfermedad. Se tapaban los espejos, como si el reflejo del mal fuese a contaminar hasta las sombras. Era un desastre”. 97

Durante siete años Convit convivió con los leprosos. “Aprendí a cuidar a los pacientes desempeñando labores de médico, juez, 97 Melanny Hernández R.: “Jacinto Convit: el lado humano de la medicina”. Véase en: http://caibco.ucv.ve/vitae/VitaeDieciseis/Personaje/ArchivosPDF/convit.pdf

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La utopía posible odontólogo y consejero, que sirvieron ampliamente para enriquecer mi conocimiento sobre la enfermedad y profundizar sobre el aspecto humano de los enfermos”. Cabo Blanco pasó a ser otra universidad y una escuela de servicio para Convit. Allí aprendió la verdadera razón de ser de cualquier profesión: “Un médico es un ser que se debe al otro. Humanista no es estudiar literatura, ni latín ni griego; humanista es saber lo que la persona tiene y poderse poner en su lugar. Tener un concepto global”. Ese leprosorio oprimía a los enfermos no sólo por el cautiverio sino, también, por la soledad y el olvido del que eran víctimas. “Había gente extraordinaria, pero contagiada. Más que una medicina, a veces necesitaban una conversación”. De ese tiempo guarda dos recuerdos imborrables. Uno es el de un campesino, atado con cadenas, que le entregó la policía, por ser portador del mal. El otro, el rostro de dicha infinita de un hombre con varios años de reclusión cuando descubrió que se encontraba sano y podía volver a la libertad. Gracias a la dedicación solidaria en función de ayudar a otros, Convit y su equipo logra descubrir la cura contra la lepra, un mal que venía aquejando a la humanidad desde tiempos inmemoriales. Fue en nuestro país donde se logró tal proeza médica. La primera consecuencia del descubrimiento de la cura contra la lepra fue la eliminación del aislamiento compulsivo y por tanto de las leproserías. Así, Venezuela se convirtió en la primera nación del mundo en cerrar ese tipo de establecimientos. En virtud del trascendental descubrimiento, Jacinto Convit es postulado en 1988 para el Premio Nobel de Medicina. De igual manera, desde el año 2010, lidera un equipo que desarrolla en el Instituto de Biomedicina, dependiente del Ministerio para el Poder Popular para la Salud, una autovacuna contra el cáncer de seno, estómago, colon y cerebro, el cual ha dado resultados esperanzadores. Se trata de una autovacuna curativa que se formula a partir de las células tumorales del mismo paciente. 139

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Jacinto Convit es Director del Instituto Nacional de Biomedicina y del Centro Panamericano de Investigación y Adiestramiento en Lepra y Enfermedades Tropicales. Ha publicado, hasta el presente, cerca de cuatrocientos trabajos científicos. Constantemente participa en congresos y seminarios. Ha sido galardonado con el Premio “Príncipe de Asturias” de Investigación Científica y Técnica de 1987. Posee alrededor de 45 condecoraciones otorgadas por diversos centros científicos venezolanos y extranjeros. A pesar de que ha sido nominado al Premio Nobel de la Medicina, distinción que podría haber logrado con uno solo de sus descubrimientos, aún no ha conseguido dicho galardón. No se crea que a la Academia sueca le sea fácil entregarle el Nobel a un científico venezolano durante la gestión gubernamental de un líder socialista como Hugo Chávez Frías. No se crea que están dispuestos a avalar a un médico del “Tercer Mundo” que a lo largo de su vida se negó a trabajar en clínicas privadas por considerar que son animadas por el espíritu de lucro y violan el juramento hipocrático. Prefieren otorgar los galardones a intelectuales e investigadores que, de alguna manera, refuerzan el establishment. De todas maneras, esta injusticia no le quita el sueño a nuestro médico, quien continúa su infatigable labor, convencido de que aún, y no obstante su avanzada edad, tiene mucho que ofrecerle a la humanidad. Al final de sus días, quiere ser recordado “como un médico que hizo su esfuerzo”. Creemos que de eso se trata, de hacer el esfuerzo. El esfuerzo de prepararse para servir mejor. El esfuerzo por romper con la ideología individualista y convertirnos en seres solidarios. El esfuerzo por trascender la inmediatez como profesional. El esfuerzo para dejar una obra a través de la cual podamos seguir ayudando por los siglos de los siglos. Los socialistas debemos reconocer y valorar la labor desempeñada por gente que hace esos esfuerzos. Respaldar incondicionalmente a quienes realizan honestamente una labor social. Apoyar su labor, que redunda en beneficio de la población. Nunca podemos detenernos a preguntarles por quién votó en las elecciones o cuál es su filiación política. No 140

La utopía posible podemos cometer el error de los sistemas políticos inquisitoriales que exigen carnet de partido a cambio de cualquier apoyo; y son capaces de invisibilizar a quienes no profesan activamente su ideología política. “Por sus frutos los conoceréis”, dice el proverbio bíblico. El verdadero socialista cree, precisamente, que “obras son amores”; en consecuencia, establece la diferencia entre quienes predican el socialismo y no son capaces de ayudar a nadie, y otros, que sin autoproclamarse como tales, son en la práctica socialistas ejemplares. La camisa roja no es ninguna garantía. Al fin y al cabo, lo importante es emular a los servidores, luchar a su lado, agradecer su ayuda a personas concretas, su sacrificio por otros. Wolfang Goethe decía, y lo repite Jacinto Convit: “Ser humano es un deber”. Y la más hermosa manera de cumplir con ese deber es servir a la humanidad. ¿No es ésta, acaso, la razón de la lucha de los socialistas? ¿No es éste el ideal que nos ha impulsado a seguir luchando, a pesar de los sacrificios y las dificultades?

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6. El Antiburocratismo “El sistema de administración debe, entre nosotros, reducirse a la mayor sencillez, de donde nacerá también su fuerza y su celeridad”. Simón Bolívar “Aquí le muestro un legajo de sello, tinta y papel, éste sí que es cascabel que suena con desparpajo, diez mil quinientos carajos pueblan las casas legales, y allí están los tal por cuales en un sillón silloneado”. Violeta Parra “Décimas autobiográficas” “No me digan que los médicos se fueron no me digan que no tienen anestesia no me digan que el alcohol se lo bebieron y que el hilo de coser fue bordado en un mantel No me digan que las pinzas se perdieron que el estetoscopio está de fiesta que los rayos x se fundieron y que el suero ya se usó para endulzar el café”. Juan Luis Guerra “El Niágara en bicicleta”

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6.1. Una casta burocrática El antiburocratismo, como principio es una noción cardinal en el proceso de construcción del socialismo suramericano. La burocracia creció como una de las degeneraciones más aberrantes de la mayoría de las experiencias “socialistas” del siglo xx. Una casta burocrática se erigió en representante del pueblo, suplantó a las clases trabajadoras. Paulatinamente, esta casta exclusivista se fue divorciando de los pueblos a los que decía representar. Fue acumulando privilegios y consolidando poder. Ofició una praxis de la sumisión. Con ella cualquier diligencia se convierte en vía crucis; y los procedimientos, en alcabalas; los ciudadanos, en potenciales enemigos. Todo ministerio crea su propio laberinto. Cada departamento es un eslabón de una cadena de suplicios. El burócrata disfruta encontrando escollos, agregando trámites, poniendo celadas, negando peticiones, engavetando, haciendo esperar. Siempre está ocupado. Es inaccesible. La distancia es su protección. La demora, su método para hacer sentir su superioridad; la parafernalia del cargo, su estrategia para causar indefensión en el solicitante. Se comunica en un solo idioma: el autismo. Detrás de su aparente ecuanimidad y aplomo no se esconde más que indolencia y desgano. Imputa a otros, especialmente a los subalternos, sus propias faltas. Idolatra las normas y procedimientos administrativos. Le rinde culto al papel, especialmente si ha de llevar su firma. Se ampara en la letra de la ley para violar su espíritu. Ignora que, como afirmara Bolívar “Son ciudadanos virtuosos, más que las leyes, los que construyen una república”. El funcionario burócrata maneja un sin fin de razones para quedar bien con la estructura y mal con quien lo necesita. No le interesa la gente. Nunca asume compromisos con la labor encomendada. Jamás corre riesgos por nadie. No resuelve problemas, los remite. Su única preocupación es complacer al que aprueba sus ascensos. Es un dique en el fluir de los procesos. Ésta es su manera de validarse. Su hábitat natural es la inercia. El cosmos gira alrededor de su escritorio. Desde un pedestal contempla el mundo terrenal como un estorbo. Lo único que le importa es subir porque mientras más arriba llega, más 146

La utopía posible prebendas obtiene. Defiende el sistema que lo sostiene, no porque tenga ideales, sino porque esconde intereses. Cuando hace favores, no lo hace para ayudar, sino para mostrar su poder y encumbrarse aún más. De esa manera todo el aparato estatal llega a ser como uno de esos viejos edificios carcomidos que ya no pueden ser habitados, pero a los que aún no les llega la orden de demolición. No sirven para vivir, pero son el refugio de los pequeños burócratas, el asiento de su poderío. Sobre sus columnas se levantan las tapias que separan al funcionario del ciudadano. Un muro que habrá que demoler. En efecto, hay que tomar por asalto el Estado y transformarlo. Desalojar las perversas “prácticas burocráticas” y a sus oficiantes. En una verdadera colectividad socialista, la estructura del Estado debe ser sencilla, fluida. Debe estar diseñada para ponerse al servicio de la gente y no del aparato o el funcionario. El Estado debe estar bajo el control de una ciudadanía que disponga de medios e instrumentos efectivos para dinamizar los procesos. Puesto que “quizás —indicaba Bolívar— el grito de un ciudadano puede advertir la presencia de un peligro encubierto o desconocido (…) el que manda debe oír aunque sean las más duras verdades y, después de oídas, debe aprovecharse de ellas para corregir los males que produzcan los errores”. El Estado debe ser la expresión de una ciudadanía con poder para diagnosticar, planificar, ejecutar y evaluar la gestión. Con autoridad para cuestionar y poder así abolir normas y procedimientos que entorpecen el bien común. Con la atribución de crear, revisar y adecuar las normas. Sin temor a equivocarse y volverlo a intentar. Con potestad para contratar, formar, evaluar, promover y revocar funcionarios. Un pueblo que participe en la toma de decisiones, maneje presupuestos y vigile el uso de los dineros públicos a través de la contraloría social. Lo advertía Bolívar: “Es el deber de todo ciudadano vigilar sobre la legítima inversión de las rentas públicas en beneficio de la sociedad”. Nuestro propósito es forjar una ciudadanía comprometida, con conciencia de clase, de comunidad y de país. Hombres y mujeres 147

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orientados hacia la solución de los problemas. Constructores activos a los que no se les pueda ignorar, postergar, engañar, comprar, ni someter. Protagonistas de la historia. Gente con poder verdadero. Nunca más en la sala de espera. Jamás espectadores de la gestión pública. Ni gente inerme a la sombra de burócratas omnipotentes e insensibles. Hay que dar una dura batalla contra el burocratismo. Estudiarlo, describirlo, denunciarlo y vencerlo. Hay que tratarlo como lo que es: una fiera de mil cabezas, sin corazón, de escasa inteligencia, carente de imaginación, enemiga de la gente. Así lo ha presentado el cineasta cubano Tomás Gutiérrez Alea (1928-1996) en la película “La muerte de un burócrata” (1966). El film es una sátira de la burocracia, una comedia de absurdos que comienza cuando entierran a un trabajador junto con su carnet laboral, el cual resulta ser uno de los requisitos exigidos para que la viuda pueda cobrar la pensión. A partir de allí se despliega toda una maraña burocrática: “Decidí hacer la película a partir de una experiencia personal. Puede sucederle a cualquiera. Me vi de pronto atrapado en los laberintos de la burocracia a partir de unos problemas muy simples y elementales que quise resolver. Perdí mucho tiempo en eso y decidí hacer justicia por mis propias manos. Pensándolo bien —me dije— mejor hago una película y así me evito líos con la policía. De esa resolución salió una comedia, porque ¿no es ése el tono más apropiado para expresar el carácter absurdo que adquieren las deformaciones burocráticas, los formalismos y los formulismos vacíos que no tienen nada que ver con la práctica revolucionaria?”. 98

6.2. Bolívar: “Lejos de hacer ningún bien, embarazan la administración” Bolívar puso en práctica una serie de medidas tendientes a someter al burocratismo. En primer lugar se propuso reducir la cantidad de funcionarios públicos innecesarios. Contar sólo con la cantidad de personas necesarias para el óptimo desempeño de la Administración 98 Tomás Gutiérrez Alea, en “Un apoyo moral a las víctimas del burocratismo”, entrevista de Gary Crowdus, Cineaste, Nueva York, 1979.

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La utopía posible Pública. En carta dirigida a Santander, fechada el 23 de mayo de 1826, le expresa: “…veo que el estado de nuestras rentas no alcanza a llenar el numerario que se necesita para pagar la inmensidad de nuestros empleados; no hay pueblo, por pequeño que sea, que no tenga un juez de derecho y otros empleados absolutamente inútiles; (…) Yo soy de opinión que no sólo no se deben nombrar más empleados, sino que es absolutamente indispensable anular una infinidad que, lejos de hacer bien, embarazan la administración y absorben las pocas rentas del Estado”.99

En este sentido promulgó en 1827 un decreto mediante el cual cesaban los sueldos de todos los funcionarios públicos que no realizasen ningún trabajo o que no se hallasen al frente de su puesto de servicio activo; también estableció que se dejarían sin efecto pensiones y jubilaciones que no estuviesen plenamente justificadas. Bolívar no se andaba con contemplaciones en su combate contra el exceso de gente inútil en la Administración Pública. También le interesaba al Libertador simplificar los procesos y trámites administrativos para, de este modo, darles una adecuada atención a los ciudadanos. En comunicación dirigida al Gobernador de Barinas, Manuel Antonio Pulido, el 12 de agosto de 1813, le expresa que la Administración Pública debe funcionar como una máquina y le señala la necesidad de la simplificación de sus resortes para hacerla más útil y eficiente. Bolívar escribe como si se estuviese adelantando a los textos de Fraz Kafka: “Mientras más resortes haya que mover en una máquina, tanto más lenta será su acción; mas si no hay sino un solo resorte, giran con rapidez y son más sus efectos. Simplifiquemos, pues, los elementos del Gobierno, reduzcámosle a un resorte, si es posible, y hará en menos tiempo más utilidades que los perjuicios reales que con muchos resortes haría por dilatado tiempo”.

Bolívar nos enseña que el Estado tiene como finalidad primordial enfrentar a los enemigos de la patria y servir a los ciudadanos. No 99 En Simón Bolívar: Obras completas, Vicente Lecuna (Comp.), Tomo II, p. 374.

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debe, de ninguna manera, crecer inmoderadamente para satisfacer los intereses clientelares de los partidos o los dirigentes. Tampoco el Estado y la Administración Pública pueden convertirse en un tejido intrincado que dificulta las tramitaciones y se distancia del ciudadano común. Esto nos lo enseña Bolívar. No podemos dar pasos firmes hacia el socialismo si no aprendemos estas importantes lecciones. 6.3. José Martí, Vladimir Lenin, el Che Guevara y Albert Einstein enfrentan el burocratismo Es tal el poder del burocratismo que logra desvirtuar cualquier proyecto por transformador que sea. Descompone el agua pura; contamina el aire fresco; calcina la semilla apenas brota. Los revolucionarios que han asumido la conducción del gobierno en países que se plantean la “transición hacia el socialismo”, han advertido acerca de este mal y se han propuesto extirparlo. No pretendo canonizar a algunos líderes, mucho menos rendir culto a sus palabras; pero vale la pena advertir que muchos de ellos se plantearon seriamente crear Estados no fosilizados, manejados directamente por el pueblo. En sus memorias, la compañera de Lenin, Nadia Kruskaya, recuerda que a él le preocupaba este problema, e intentó desde los mismos comienzos de la Revolución, enfrentarlo y buscar soluciones: “Vladimir Ilich reflexionaba constantemente acerca de las nuevas formas de gobierno. Meditaba en la manera de organizar un aparato estatal de tal índole que no tuviera nada de burocratismo, que supiera encontrar el apoyo de las masas, que supiera organizarlas para que le ayudasen en su labor, que supiera preparar en esa labor a funcionarios de un nuevo tipo. En la disposición del II Congreso de los Soviets “Acerca de la formación del Gobierno Obrero y Campesino”, se expresa tal idea con las siguientes palabras: ‘Se encomienda la gestión de determinadas ramas de la vida del Estado a comisiones, cuyos componentes deben asegurar la realización del programa promulgado por el Congreso en estrecha ligazón con las organizaciones de masas de los obreros, de los marineros, de los soldados, de los campesinos y de los empleados. El

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La utopía posible Poder gubernamental pertenece al colegio de los presidentes de esas comisiones, es decir, al Consejo de Comisarios del Pueblo”. 100

Del mismo modo, ya antes en Latinoamérica José Martí había advertido contra el peligro del exceso de poder por parte del Estado y sus burócratas. Advirtió: “¡Mal va un pueblo de gente oficinista! Todo el poder que iría adquiriendo la casta de funcionarios, ligados por la necesidad de mantenerse en una ocupación privilegiada y pingüe, lo iría perdiendo el pueblo, que no tiene las mismas razones de complicidad en esperanzas y provechos, para hacer frente a los funcionarios enlazados por intereses comunes. Como todas las necesidades públicas vendrían a ser satisfechas por el Estado, adquirirían los funcionarios entonces la influencia enorme que naturalmente viene a los que distribuyen algún derecho o beneficio. (…) De ser siervo de sí mismo, pasaría el hombre a ser siervo del Estado.(…) El funcionarismo autocrático abusará de la plebe cansada y trabajadora”. 101

Asimismo, el Che Guevara dedicó enormes esfuerzos al diagnóstico y combate del burocratismo. En 1963 escribió un original estudio titulado “Contra el burocratismo”, que vale la pena tener presente en los momentos actuales,102 cuando en distintos países de América nos planteamos la destrucción del Estado capitalista y su sustitución por un Estado que sea expresión de los intereses de los “condenados de la Tierra”. Según el Che, el burocratismo, evidentemente, no nace con la sociedad socialista ni es un componente obligado de ella. La burocracia estatal ya existía en la época de los regímenes burgueses, puesto que a la sombra del presupuesto medraba un gran número de aprovechados que constituían la “corte” del político de turno. De acuerdo con lo dicho por el Che, el mal del burocratismo comenzó a desarrollarse con fuerza. Si fuéramos a buscar sus raíces en el momento actual, agregaríamos a causas viejas nuevas motivaciones, encontrando tres razones fundamentales: 100 Nadia Kruskaya, Las lecciones de octubre, 1925. En: Communist Party of Great Britain, London. 101 José Martí: La América, Nueva York, abril de 1884. 102 Se publicó inicialmente en la Revista Cuba Socialista, N° 18, febrero 1963.

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1. La falta de motor interno. Con esto queremos decir, la falta de interés del individuo por rendir su servicio al Estado y por superar una situación dada. Se basa en una falta de conciencia revolucionaria o, en todo caso, en el conformismo frente a lo que anda mal.



2. La falta de organización. Se producen disloques, cuellos de botella que frenan innecesariamente el flujo de las informaciones de las bases y de las instrucciones u órdenes emanadas de los aparatos centrales. A veces éstas, o aquéllas, toman rumbos extraviados y, otras, se traducen en indicaciones mal vertidas, disparatadas, que contribuyen más a la distorsión. La falta de organización tiene como característica fundamental la falla en los métodos para encarar una situación dada.



3. La falta de conocimientos técnicos suficientemente desarrollados como para poder tomar decisiones justas y en poco tiempo.

En estos casos, el burocratismo, es decir, el freno de los papeles y de las indecisiones al desarrollo de la sociedad, es el destino de los organismos afectados. Si conocemos las causas y los efectos del burocratismo, estaremos en capacidad de corregir el mal.

1. De todas las causas fundamentales, podemos considerar a la organización como nuestro problema central y encararla con todo el rigor necesario.



2. Simultáneamente, debemos desarrollar con empeño un trabajo político para liquidar las faltas de motivaciones internas, es decir, la falta de claridad política, que se traduce en una falta de ejecutividad. Los caminos son: la educación continuada mediante la explicación concreta de las tareas, mediante la inculcación del interés a los empleados administrativos por su trabajo concreto, mediante el ejemplo de los trabajadores de vanguardia, por una parte, y las medidas drásticas de eliminar al parásito, ya sea el que esconde en su actitud una

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La utopía posible enemistad profunda hacia la sociedad socialista o al que está irremediablemente reñido con el trabajo.

3. Por último, debemos corregir la inferioridad que significa la falta de conocimientos. Hemos iniciado la gigantesca tarea de transformar la sociedad de una punta a la otra en medio de la agresión imperialista, de un bloqueo cada vez más fuerte —en el caso de Cuba—, de un cambio completo en nuestra tecnología, de aguda escasez de materias primas y artículos alimenticios y de una fuga en masa de los pocos técnicos calificados que tenemos. En esas condiciones debemos plantearnos un trabajo muy serio y muy perseverante con las masas, para suplir los vacíos que dejan los traidores y las necesidades de fuerza de trabajo calificada que se producen por el ritmo veloz impuesto a nuestro desarrollo. De allí que la capacitación ocupe un lugar preferente en todos los planes del Gobierno Revolucionario.

Finalmente, el Che llega a la siguiente conclusión: si nosotros logramos desentrañar, bajo la maraña de los papeles, las intrincadas relaciones entre los organismos y entre secciones de organismos, la duplicación de funciones y los frecuentes “baches” en que caen nuestras instituciones, encontramos las raíces del problema y elaboramos normas de organización, primero elementales, más completas luego, damos la batalla frontal a los displicentes, a los confusos y a los vagos, reeducamos y educamos a esta masa, la incorporamos a la Revolución y eliminamos lo desechable y al mismo tiempo, continuamos sin desmayar, cualesquiera que sean los inconvenientes confrontados, una gran tarea de educación a todos los niveles, estaremos en condiciones de liquidar en poco tiempo el burocratismo. Igualmente, Albert Einstein en su folleto ¿Por qué socialismo? indicaba: “La realización del socialismo requiere solucionar algunos problemas sociopolíticos extremadamente difíciles: ¿cómo es posible, con una centralización de gran envergadura del poder político y económico,

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evitar que la burocracia llegue a ser todopoderosa y arrogante? ¿Cómo pueden estar protegidos los derechos del individuo y cómo asegurar un contrapeso democrático al poder de la burocracia?”.

Combatir el burocratismo es, en fin, condición indispensable para construir el mejor sistema de gobierno, que será aquel que, como quería Simón Bolívar, propicie la mayor suma de seguridad social, la mayor suma de estabilidad política y la mayor suma de felicidad posibles. 6.4. La Ley de Simplificación de Trámites Administrativos: “Acátese pero no se cumpla”. En tiempos de la Colonia, cuando una norma emitida por la Corona iba en contra de los intereses de los gobernantes locales, éstos aplicaban la máxima: “Acátese pero no se cumpla”. Era una manera de mantenerse en el terreno de la legalidad sin salirse de los linderos de la conveniencia. Una forma de decir sí pero no. Un resquicio para desobedecer leyes que interpretaban anhelos de gentes distintas a los encomenderos, pelucones103 o mantuanos. La expresión de la molicie y la resistencia al cambio. Una socarronería para mantener privilegios. En Venezuela, en un intento memorable por acabar con el burocratismo y prestar una mejor atención al ciudadano, el Gobierno Nacional aprobó una ley cuya aplicación haría salir corriendo a los burócratas de sus madrigueras. Una ley que como una tea liberadora convertiría en cenizas tanto papel innecesario para ejecutar cualquier tramitación. Una ley que de ponerse en práctica haría del sector público un modelo a seguir en materia de calidad y eficiencia. Una ley que convertiría a los funcionarios en servidores públicos, y a la gente descontenta en ciudadanos felices. La empatía reemplazaría el egoísmo, y la sensibilidad a la indolencia. Al fin la solidaridad y el bien común tendrían forma de normativa. Nos referimos al Decreto-Ley Sobre Simplificación de Trámites Administrativos, aprobado en octubre de 1999, uno de cuyos artículos dice: 103 Designación usada en el lenguaje político de Ecuador para referirse a los sectores oligárquicos. También se emplea en Chile.

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La utopía posible “Artículo 4. La simplificación de los trámites administrativos tiene por objeto racionalizar las tramitaciones que realizan los particulares ante la Administración Pública; mejorar su eficacia, pertinencia y utilidad, a fin de lograr mayor celeridad y funcionalidad en las mismas; reducir los gastos operativos; obtener ahorros presupuestarios; cubrir insuficiencias de carácter fiscal y mejorar las relaciones de la Administración Pública con los ciudadanos”.

Entre los lineamientos generales que establece esta ley están los siguientes: 1. Suprimir los trámites innecesarios que incrementen el costo operacional de la Administración Pública, hagan menos eficiente su funcionamiento y propicien conductas deshonestas por parte de los funcionarios. 2. Simplificar y mejorar los trámites realmente útiles.

Los principios generales que regulan la simplificación de trámites administrativos son verdaderamente revolucionarios, se ponen del lado del ciudadano y no del burócrata. Son éstos: 1. La presunción de buena fe del ciudadano; 2. La simplicidad, transparencia, celeridad y eficacia de la actividad de la Administración Pública; 3. La actividad de la Administración Pública al servicio de los ciudadanos; 4. La desconcentración en la toma de decisiones por parte de los órganos de dirección.

Pero los avances no se quedan allí. Se establece un órgano de control cuya finalidad será velar que en cada ente público se aplique la mencionada ley. Ello estará a cargo del Ministerio de Planificación y Desarrollo. Incluso se prevén sanciones: “Los funcionarios y empleados al servicio de los órganos y entes sujetos a la aplicación de este Decreto-Ley, que sean responsables de retardo, omisión o distorsión de los trámites… así como del incumplimiento de las disposiciones del mismo, serán sancionados con multa cuyo monto se determinará entre el veinticinco (25) y cincuenta (50) por ciento de su remuneración total correspondiente al mes en que cometió la infracción, según la gravedad de la misma. (…) La multa prevista se establecerá

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sin perjuicio de la responsabilidad civil, penal y administrativa en que puedan incurrir los funcionarios por el ejercicio de la función pública. (…) La imposición de dos multas de las previstas en el lapso de un año, será causal de destitución del funcionario o empleado público”.

En virtud de los graves daños ocasionados por el burocratismo se plantean medidas inmediatas, urgentes, impostergables que por su rigor recuerdan al célebre Dracón. Entre las disposiciones finales de la ley se establece que: “Las máximas autoridades de los órganos y entes sujetos a la aplicación de este Decreto-ley, dentro de los noventa (90) días siguientes a su entrada en vigencia, deberán presentar al Ministerio de Planificación y Desarrollo,104 los planes de simplificación de trámites administrativos que se realicen ante los mismos. Los funcionarios que incumplan con esta disposición serán sujetos de la sanción prevista en el artículo 56 de este Decreto-Ley, sin perjuicio de la posibilidad de remoción del cargo que ostenten”.

Este Decreto-Ley sobre simplificación de trámites administrativos fue refrendado en octubre de 1999. Ya ha pasado más de una década desde su aprobación. El mal que dio origen a esta ley se extiende por todo el organismo de la Administración Pública y afecta seriamente su salud. Los responsables siguen arrellanados en sus poltronas y desde sus escritorios fijan el destino de los ciudadanos. Nadie, que sepamos, ha sido encarcelado, ni siquiera sancionado o por lo menos amonestado. Desde tiempos de la Colonia una burocracia glotona se come a los ciudadanos en apuros, se alimenta de sus esperanzas, diluye sus ilusiones. Esa misma burocracia se burla de la ley que como dinamita amenazaba con pulverizarla. Hoy, al referirse a dicha normativa, esta burocracia pareciera decirnos: “Acátese pero no se cumpla”. La gente, en cambio, debe apropiase esta Ley, hacerla suya: conocerla, defenderla, difundirla, garantizar su cumplimiento. Quizás, en la aplicación de esta ley humanista y humanitaria, está la fuerza y el poder que nos está haciendo falta para interpretar las verdaderas 104 Véase en: marval.tripod.com.ve

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La utopía posible necesidades del pueblo y contribuir a satisfacerlas. Quizá este invisible hilo nos sirva de guía para salir del laberinto de procedimientos inútiles que es la Administración Pública. Quizás, de este delgado hilo legal está pendiendo el futuro del Estado y de la Revolución en nuestro país. Entonces, decidámonos de una vez a enfrentar el burocratismo, ese monstruo devorador de gentes, con esa arma legal que unos jurisconsultos visionarios pusieron en nuestras manos. Esperemos que no sea tarde. Y ojalá nunca tengamos que repetir aquella frase de Francisco Bilbao, cuando fue derrotado el movimiento revolucionario que encabezaba: “La revolución se perdió porque no fue revolución”.

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Ludovico Silva

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7. La Individualidad “Marx hablaba de la sociedad socialista como aquella en la que tendría lugar el desarrollo pleno de la individualidad creadora”. Ludovico Silva “Yo soy como soy, y tú eres como eres. Construyamos un mundo donde yo pueda ser sin dejar de ser yo, donde tú puedas ser sin dejar de ser tú, y donde ni yo ni tú obliguemos al otro a ser como yo o como tú”. Subcomandante Marcos del EZLN. “Ninguna fuerza abatirá tus sueños, porque ellos se nutren con su propia luz. Se alimentan de su propia pasión. Renacen cada día, para ser. Sí, la tierra señala a sus elegidos. El alma de la tierra, como una sombra, sigue a los seres indicados para traducirla en la esperanza, en la pena, en la soledad. Si tú eres el elegido, si has sentido el reclamo de la tierra, si comprendes su sombra, te espera una tremenda responsabilidad. Puede perseguirte la adversidad, aquejarte el mal físico, empobrecerte el medio, desconocerte el mundo, pueden burlarse y negarte los otros, pero es inútil, nada apagará la lumbre de tu antorcha, porque no es sólo tuya. Es de la tierra, que te ha señalado”. Atahualpa Yupanqui

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7.1. “Sea yo más yo cada día, tú cada día más tú” Un principio clave para la construcción del socialismo es la individualidad. Es un principio controversial. En el pasado, el debate socialista estuvo planteado en los falsos términos de contraponer el colectivo frente al individuo. En consecuencia, en aras de un supuesto bien común, se erigieron fuertes Estados colectivistas que pretendían estandarizar la mente, los gustos y las conductas de los individuos, suprimiendo cualquier perfil propio. Se hizo creer que individualidad es equivalente a individualismo y, en consecuencia, se le atacó como un valor del antiguo régimen. Ésta es una deformación grave. El socialismo humanista auspicia la individualidad a la vez que combate el colectivismo y el individualismo. El socialismo humanista estimula la individualidad; es decir, impulsa el desarrollo del talento y potencialidades de cada quien. Promueve así lo más auténtico de cada persona. Salvaguarda el desarrollo de su misión personal, de su proyecto de vida. En líneas generales, los talentos pueden desarrollarse más efectivamente en la medida en que interpretan y dan respuestas a las necesidades históricas objetivas de la sociedad de su época. El revolucionario ruso Jorge Plejanov (1857-1918) afirmaba: “El individuo no puede poner de manifiesto su talento sino cuando ocupa en la sociedad la situación necesaria para poderlo hacer (…). Los talentos aparecen, siempre y en todas partes, allá donde existen condiciones sociales favorables para su desarrollo (…). Si no fuera por eso, nunca habrían podido cruzar el umbral que separa lo potencial de lo real”. 105

En realidad, el encanto y vitalidad de una sociedad reside en el poder de cada individuo de llegar a realizarse socialmente, en consonancia con su propia naturaleza, única e irrepetible. Un milagro del cosmos en un destello de la eternidad. No admite clones y menos en manada. Así, cuando una persona es motivada a desarrollarse plenamente, en contacto con otros individuos realizados a plenitud, se erige una colectividad 105 Jorge Plejanov: El papel del individuo en la Historia, Editorial Grijalbo, México, 1969, pp. 58 y 72.

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La utopía posible sólida, entusiasta y renovadora. Se desarrolla una individualidad que crece en contacto con el otro y adquiere pleno sentido en su interacción con los demás; en el servicio hacia el colectivo, en el bien común. Lo decía, como en un juego de palabras, el escritor español Don Miguel de Unamuno (1864-1936): “Ahondémonos, procurando ser más personales cada día (…). Sea yo más yo cada día, tú cada día más tú y llegaremos mejor a compenetrar nuestras almas que si me empeño en modelarme a tu imagen o en modelarte a la mía. Sin diferenciación no hay integración posible, y a la vez es el fondo último de homogeneidad, lo que hace posible las diferenciaciones y la integración de ellas”.106

José Martí insistía en la necesidad de que cada persona desarrollara sus facultades y ejerciera la misión que debía cumplir en la vida. Consideraba necesario “…hacer de cada hombre una antorcha”, convertirlo en “autor de sí”; e insistía: “la cruzada se ha de emprender ahora para revelar a los hombres su propia naturaleza”. El papel de la sociedad socialista es garantizar un ambiente social que despierte y promueva la individualidad de cada persona e incite el poder creador que posee cada individuo. En el socialismo, decía el Che Guevara, “Se trata, precisamente de que el individuo se sienta más pleno, con mucho más riqueza interior y con mucho más responsabilidad”. Consideraba que: “La Revolución no es, como pretenden algunos, una estandarizadora de la voluntad colectiva, de la iniciativa colectiva, sino todo lo contrario, es una liberadora de la capacidad individual del hombre. Lo que sí es la Revolución, es al mismo tiempo orientadora de esa capacidad. El hombre, en el socialismo, a pesar de su aparente estandarización, es más completo; a pesar de la falta del mecanismo perfecto para ello, su posibilidad de expresarse y hacerse sentir en el aparato social es infinitamente mayor”. 107

La sociedad socialista como sistema debe estimular la individualidad creadora. De lo contrario, la gente se sentirá 106 Miguel de Unamuno: Americanidad, Biblioteca Ayacucho, Caracas, 2002, p.169. 107 Ernesto Guevara: “El Socialismo y el Hombre en Cuba”, en El Pensamiento del Che, pp. 20 y 65.

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atrapada en un molde que no le permite ser. Entonces, le quedarían dos opciones: mimetizarse o evadirse. De este modo el cartabón sustituye el placer de vivir. La sociedad pierde dinamismo, sucumbe bajo su propia sombra, o derrumba muros en búsqueda de la fibra creadora de cada individuo. El enorme poder que significa adquirir conciencia del talento que cada uno posee y de la necesidad de que dicha potencia individual puede ser útil a los otros en algún ámbito del saber o del hacer, multiplica aún más esta energía individual, porque la direcciona hacia el propósito que cada quien ha de trazarse en función de lo social, océano donde las aguas de cada uno se encuentran con las aguas del otro, en un intento por encauzar la corriente hacia donde cada individuo quiere que fluya la humanidad entera. Cada persona debe estar consciente de su individualidad, de la misión que se propone cumplir en la sociedad y del desafío que ello significa. Un ejemplo de ello lo tenemos en el revolucionario peruano José Carlos Mariátegui (1894-1930), hombre de origen muy humilde, con impedimentos físicos y de frágil salud quien, no obstante las dificultades, estaba consciente de su original aporte en la interpretación marxista de la realidad peruana y latinoamericana, y en la construcción del socialismo continental. En 1924, cuando apenas tiene treinta años de edad, el destino le depara una prueba terrible: se agrava seriamente su estado de salud, una infección invade su cuerpo, le diagnostican un tumor en una pierna y se la amputan. Su firme voluntad le permite sobrevivir y desde una silla de ruedas continúa su labor. Logra prolongar su vida seis años más, y durante ese período realizará su labor teórica y política más fructífera. Recuerda: “En el instante más álgido de mi agonía yo sabía que no podía morir aún. Yo sabía que mi destino no estaba aún terminado y ello me daba una fuerza inaudita. Creo que nuestras vidas son como las flechas que deben alcanzar un blanco, y la mía no había llegado todavía al suyo”.108 108 Luis Sicilia: Op.cit., p. 95.

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La utopía posible Pero la estructura capitalista dificulta o imposibilita el desarrollo de la individualidad porque es excluyente y clasista. No ofrece igualdad de oportunidades a todos los seres humanos. Su aparente apoyo a los talentos tiene que ver más con el propósito de lucro que con el deseo de potenciar la capacidad creadora de cada quien; de este modo resulta que tienen más posibilidad de desarrollar su talento las personas de las clases poderosas que los pobres y marginados. Esto es especialmente cierto en América Latina y los llamados países del Tercer Mundo. El escritor uruguayo Eduardo Galeano, se pregunta: “¿Cuántos talentos se extinguen en América Latina, antes de que puedan llegar a manifestarse? ¡Cuántos profesionales y artistas no llegan ni siquiera a enterarse de que lo son?”.

7.2. Socialismo versus colectivismo Precisamente porque favorece la individualidad, el socialismo verdadero combate el colectivismo, el cual suprime la identidad, asfixia la personalidad de seres humanos específicos, en aras de un ente artificial que supuestamente representa a las mayorías. El colectivismo simboliza unos intereses pretendidamente superiores, que a la larga no son más que la expresión ideológica de una clase, un Estado, un partido, un ejército, una casta, una familia o un individuo. El tema fue motivo de reflexión para el escritor venezolano Ludovico Silva, quien desde una perspectiva marxista heterodoxa cuestionó las prácticas “colectivistas” del “socialismo real”. “Marx hablaba de la sociedad socialista como aquella en la que tendría lugar el desarrollo pleno de la individualidad creadora. No hablaba para nada de colectivismo, sino por el contrario, hablaba de un principio según el cual la única forma en la que un individuo puede integrarse creadoramente a su sociedad es mediante el desarrollo de su propia individualidad”.109

El marxismo clásico jamás propuso un tipo de sociedad colectivista que cercenara la individualidad, impusiera la colectivización forzosa de la 109 Ludovico Silva: Letra y Pólvora, Fondo Editorial de la Alcaldía Metropolitana de Caracas, Caracas, 2007, p. 229.

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economía ni formara individuos unidimensionales orientados por un pensamiento único, donde no hubiese espacio para la individualidad y la disidencia. Al contrario, Carlos Marx habló siempre de la importancia que tenía el pleno desarrollo de cada individuo; por su mente nunca pasó la idea de colectivizar toda la economía y la sociedad. Propuso, en cambio, que la sociedad comunista creara las condiciones para que todos los seres humanos pudiesen desarrollar sus talentos y gustos en plena libertad, que las ideas fueran debatidas dialécticamente en un clima de democracia. La desviación absurda hacia el colectivismo de las ideas y de la propiedad es producto de una táctica específica de los bolcheviques en la URSS en una coyuntura histórica determinada; que luego, para sorpresa de muchos de ellos, se convirtió en “ley universal” del socialismo, especialmente a partir del gobierno totalitario de Stalin. La colectivización forzosa de la propiedad que se dio en el marco de una economía de guerra (1918-1921) como una medida de emergencia —que luego fue suplantada por la Nueva Política Económica (1921)— ,y la estandarización de la conciencia (instigada por los órganos del Partido y el Estado) fueron combatidas por algunos dirigentes. En su autobiografía León Trotsky recuerda: “Había que ir pensando en abandonar el comunismo de guerra. Los métodos del comunismo de guerra, tal como nos fueran impuestos por la situación del país durante la Guerra Civil (1918-1921) estaban agotados, y para levantar la economía de nuestro pueblo no había más remedio, costase lo que costase, que volver a introducir el elemento del interés personal, restableciendo hasta cierto punto el mercado interno. Inspirándome en esta necesidad presenté al Comité central un proyecto de supresión de reparto forzoso de suministros que había de ser sustituido por un sistema de impuestos sobre los cereales, introduciendo en relación con esto el reparto de mercancías”. 110

A pesar de los reparos que muchos líderes le pusieron a las prácticas colectivistas, este modelo fue retomado, en mayor o menor medida, 110 León Trotsky: Mi Vida, Editorial pluma, Bogotá, 1979, pp. 366-367.

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La utopía posible en Rusia y en las naciones que estaban bajo la influencia soviética, a partir del gobierno de Stalin, el cual impulsó planes de colectivización e industrialización, que tuvieron como punto de partida la expropiación masiva de las tierras de los hacendados capitalistas (kulaks), y la confiscación de la producción; luego estas colectivizaciones se extendieron a la mediana y pequeña propiedad, todo lo cual trajo como consecuencias la oposición del campesinado a la revolución, una reducción drástica de la producción agrícola y la hambruna generalizada. Mediante los planes quinquenales que daban prioridad a una industrialización acelerada, basada en el desarrollo de los sectores energéticos y la industria pesada, se creó una economía “desarrollista” donde los grandes números de la macroeconomía se obtenían a costa de sacrificar el bienestar de la población, la cual fue sometida a durísimas condiciones de trabajo y a grandes privaciones en materia de consumo en aras de un supuesto porvenir mejor para todos. La represión impedía que se expresara el malestar de la ciudadanía, apenas compensada con la mejora de los servicios estatales de transporte, sanidad y educación. Para Stalin (1878-1953) lo esencial era la ambición de poder. Los máximos dirigentes que habían llevado a cabo la Revolución de Octubre fueron deportados a campos de concentración o ejecutados. Stalin eliminó a Trotsky (al que mandó al exilio en 1929 y luego hizo asesinar en México en 1940), se desembarazó también del ala “izquierda” del partido (Zinoviev y Kamenev, ejecutados en 1936) y del ala “derecha” (Bujarin y Rikov, ejecutados en 1938), realizó “purgas” dentro del ejército, en la Komintern y en la policía política. Stalin gobernó la Unión Soviética de forma tiránica desde los años treinta hasta su muerte ocurrida en 1953. Acabó de eliminar del proyecto marxista-leninista todo rastro de ideas democráticas o emancipadoras: anuló todas las libertades, negó el más mínimo pluralismo y aterrorizó a la población instaurando un régimen policial, donde gente como el director de la policía política decidía el destino de cualquier ciudadano. Uno de los argumentos predilectos de Stalin para atacar a otros miembros del Partido, fue la lucha contra la existencia de facciones, 167

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que habían sido prohibidas temporalmente en el Partido Bolchevique durante la Guerra Civil, pero que formaban parte de la historia del bolchevismo (en el cual siempre hubo libertad de tendencias) y del movimiento comunista internacional hasta entonces. En efecto, los bolcheviques liderados por Lenin promovieron una serie de medidas políticas coyunturales dirigidas a mantener la Revolución en tiempos especialmente difíciles, cuando las potencias imperiales y los enemigos internos se les oponían; sin embargo, mantuvieron la democracia hasta donde les fue posible, mediante la aplicación del principio del centralismo democrático: libertad en el debate y férrea disciplina de partido en la ejecución. Principio que fue suplantado en la práctica por el “centralismo burocrático”· Lenin, no obstante su autoridad admitía la libertad; por el contrario, Stalin la asfixiaba, y colocaba el poder central al servicio de sí mismo y sus adláteres. En tiempos de Lenin, “La disciplina y la discusión no se excluían. Unidad de partido imprescindible hacia afuera, pero en las Asambleas del Partido se discutía aún muy abiertamente hasta 1920. También aconteció que a menudo quedara en la minoría. En consecuencia, centralismo democrático significaba, expresándolo con sus propias palabras, libertad de crítica en tanto no perjudique la unidad de las acciones sobre las cuales ya se ha decidido y prohibición de la crítica tan pronto socave y estorbe la unidad en las acciones ya resueltas. Sin duda, Lenin destacó con frecuencia más el centralismo que la democracia, [todo lo contrario de Rosa Luxemburgo] pero con Stalin la discusión interna en el partido sólo tuvo como respuesta medidas administrativas y castigos disciplinarios. Por consiguiente, a fin de expresarlo con toda claridad: el bolchevismo no es ninguna forma preliminar del stalinismo”.111

En vida de Lenin, el poder estaba en manos de los soviets, que eran organizaciones populares profundamente democráticas, cuyos líderes se constituyeron en “voceros” de las inquietudes y necesidades del pueblo. De acuerdo con una opinión autorizada, la del escritor estadounidense John Reed (1887-1920), testigo presencial de los hechos, la consigna 111 Kuhn Dieter: Los límites de la Oposición, p. 96.

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La utopía posible “Todo el poder para los soviets” expresaba el sentir de los revolucionarios rusos: “Las elecciones de los delegados están basadas en la representación proporcional, lo que significa que los partidos políticos están representados en proporción exacta al número total de votantes de la ciudad. Y son los partidos políticos y los programas los que se votan, no los candidatos. Los candidatos son designados por los comités centrales de los partidos políticos, que pueden reemplazarlos por otros miembros del partido. Asimismo, los delegados no son elegidos por un plazo de tiempo determinado, sino que pueden ser revocados en cualquier momento. Nunca antes se creó un cuerpo político más sensible y perceptivo a la voluntad popular. (…) Las organizaciones que he descrito, los soviets, se reproducen en casi todas las comunidades de Rusia. Y si una parte considerable de Rusia se opusiera seriamente al gobierno soviético, los Soviets no durarían ni una hora”.112

En cambio, mediante la manipulación y la fuerza, Stalin controló la sociedad en su conjunto, no permitiendo la disensión dentro ni fuera del partido. Instauró una sangrienta dictadura personalista que hoy no puede ser un modelo a seguir por ningún socialista ni por ningún gobierno de transición hacia el socialismo. Ya es hora de que los defensores del socialismo marquemos distancia con respecto a ese “socialismo estalinista” que de socialista tuvo muy poco. Ya es hora de que los socialistas y comunistas dejemos de cargar las culpas de Stalin y sus epígonos. Es el momento de estudiar la Historia y denunciar las falsificaciones y mixtificaciones. Ha llegado el momento de dejar claro que el ideal socialista se opone a cualquier reminiscencia del stalinismo. El socialismo democrático que impulsamos no tiene nada que ver con supresión de la libertad, con campañas de represión y persecución políticas, con exclusiones, deportaciones, etc. Estas prácticas son más propias del capitalismo: del capitalismo nazi alemán de Adolfo Hitler, del fascismo capitalista italiano de Mussolini, del gobierno capitalista español de Francisco Franco y sus falangistas; del capitalismo macarthista estadounidense, de los capitalismos subdesarrollados 112 John Reed, Los Soviets en acción, 1918 http://www.marxists.org/espanol/reed/sovacc.htm

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dictatoriales de Latinoamérica y el Caribe, y de los gobiernos capitalistas pseudodemocráticos de todo el mundo. Ese colectivismo de corte stalinista es lo que la tendenciosa propaganda “anticomunista” quiere hacer ver como equivalente del socialismo. Pero nada más ajeno al verdadero socialismo que el colectivismo, el cual no cree en los individuos particulares y los sacrifica en función de los intereses de una burocracia que, como el “hermano Mayor” de que nos habla George Orwell en su obra “Mil Novecientos Ochenta y Cuatro”, no reconoce los rostros, las inclinaciones, ni las potencialidades individuales. 7.3. Los prejuicios anticomunistas, ideología del capitalismo Marx y Engels decían en el Manifiesto Comunista que el fantasma del comunismo recorría el mundo. En lo que no hicieron énfasis es en que otro fantasma también circula desde entonces por el planeta entero: el fantasma del anticomunismo. Ese espectro ha penetrado intencionalmente en la conciencia de muchas personas y las ha inducido a actuar contra cualquiera que se plantee reformas o cambios en la estructura económica y política capitalistas. De allí que Pablo Neruda haya afirmado: “Vemos desatarse en América fuerzas que aún pretenden levantar la manchada bandera del anticomunismo, esa bandera que se ha alzado siempre, en tantos sitios, antes de un desmán o de una traición”.

Según el investigador venezolano Luis Cipriano Rodríguez, en original estudio sobre el tema, el anticomunismo “…representa un ejercicio propagandístico, una especulación informativa, una denuncia policial y un pretexto para reprimir (…) El anticomunismo se utiliza para defender los intereses y valores establecidos: propiedad privada, religión católica, tradición, familia, orden, paz, moral, etc. (…) El anticomunismo es, en lo básico, un pretexto para perseguir a los enemigos o activistas más radicales de cada gobierno, en vez de una herramienta teórica para proponer alternativas sociopolíticas.(…) Los epítetos, etiquetas y manipulaciones propagandísticas nunca han faltado como pretextos. Esta vez, la función de estereotipo le tocó a la práctica anticomunista. (…) Es una horadante gota de agua, vertida día a día (…)Representa

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un factor que contribuye a “legitimar” el Estado, reforzando el orden establecido y mediatizando la conciencia del pueblo”.113

El anticomunismo se alimenta de prejuicios y lugares comunes donde se repite hasta el cansancio que el socialismo implica la supresión de las libertades, la imposición de un pensamiento único y la expropiación de todos los bienes del ciudadano común. Estas nociones introyectadas en el imaginario popular se constituyen en un obstáculo para la formación de la conciencia de clase entre los oprimidos. Es necesario combatirlas con la verdad. Y la verdad es que, al contrario de lo que la manipulación anticomunista ha querido hacer ver, si algún régimen ha intentado estandarizar y masificar al ser humano, éste ha sido el régimen capitalista, especialmente en tiempos de globalización, cuando los mass media y otros aparatos ideológicos del Estado y las organizaciones capitalista imponen una suerte de “uniformización” de la cultura a escala mundial, denominada “cultura de masas” y, además, la dictadura del “pensamiento único”, que tiene como propósito suprimir la individualidad, promover el más feroz egoísmo, y formar “colectivos humanos” que, a manera de rebaños, repiten las mismas creencias, atienden a los mismos estímulos, responden de igual manera ante acontecimientos preconcebidos, poseen los mismos gustos y alberguen los mismos miedos. Como socialistas nos oponemos a ese proceso de “uniformación” obligatoria de la gente, de su conciencia, su imaginario y su conducta. Creemos en el desarrollo de la individualidad, la cual debe ser puesta al servicio de la plena realización de cada persona y del logro del bien común. Una cosa no está reñida con la otra. Solamente una visión simplista de lo que es el individuo y del rol que debe jugar el Estado en una sociedad socialista puede generar esta confusión. El individuo se realiza plenamente en tanto y cuanto descubre su talento personal y lo orienta socialmente en función del avance de su localidad, el país, la región, el planeta; pero sin perder sus contornos personales ni diluirse en el océano humano donde estamos todos. 113 Luis Cipriano Rodríguez: Historia de las Ideas Anticomunistas, Fondo Editorial IPASME, Caracas, 2010, pp. 7-15.

Luis Cipriano Rodríguez

La utopía posible Los socialistas no podemos respaldar la “colectivización de la cultura” ni del “pensamiento único” porque en ninguna parte del mundo existe una sola cultura ni debe existir una forma “universal” de conciencia. La diversidad es el elemento común a la humanidad. Somos variados y múltiples. Heterogéneos y disímiles, incluso dentro de una misma comunidad o nación. El capitalismo globalizador —heredero del nazismo, el fascismo, el franquismo, el macarthismo y ciertas reminiscencias del stalinismo— pretende la creación de sociedades uniformadas, habitadas por seres humanos unidimensionales para los cuales el mundo se reduce a unos pocos conceptos absolutos y a unos sentimientos básicos donde los hombres no son más que productores y consumidores de una cultura estandarizada, y la vida no es creación sino obediencia. No nos sigamos haciendo eco de la desviación colectivista que tanto daño ha hecho en el campo socialista. No les demos argumentos a los ideólogos anticomunistas del capital, los cuales no creen en los individuos ni les interesa su bienestar. Evitemos que se siga difundiendo esa falsa especie que preconiza que los socialistas promueven un modelo de sociedad colectivista y uniformada donde se castiga la disensión y se controla la participación. Al contrario, defendamos la variedad y la diversidad, lo uno y lo múltiple, la interculturalidad y lo multiétnico, lo plurinacional y la identidad nacional, la democracia política y la libertad de pensamiento, la pluralidad y el respeto, los derechos humanos y los de la Madre Tierra; apoyemos las minorías y a las mayorías, la libertad y la justicia, los principios y la dialéctica, las tácticas y las estrategias a favor de la vida, la realidad como campo para la lucha y el deber ser como esperanza, los orígenes y el porvenir, la diacronía y la sincronía, la inclusión y la complementariedad, lo africano y lo indígena sin menospreciar lo europeo, el pensamiento y la acción renovadoras; lo individual, lo local y lo universal; los derechos y la obligación de hacerlos respetar, los deberes como forma de servir a los otros, la alteridad, que no está sólo del otro lado sino también en nuestro interior. De lo que se trata es de combatir cualquier forma de globalización, dictadura o colectivismo cultural. Según el antropólogo venezolano 173

José Gregorio Linares

Esteban Emilio Mosonyi, hoy más que nunca es necesario comprender: “Que lo que enriquece son los matices, los claroscuros, las dimensiones múltiples, las adivinanzas, esas formas de saber ignorando y de ignorar sabiendo. (…) y esto quiere decir bastante en un mundo masificado, donde lo uniforme, lo simplificado y lo absoluto, han sido las reinas de la fiesta. (…) Debemos superar los límites de nuestro tiempo: no sólo referirnos a lo histórico como lo original, sino como algo que nos está influyendo ahora. Entender las relaciones entre pasado, futuro y presente. Asumir el espacio compartido así como las diferencias reconocidas y por reconocer. Tratar de buscar la diversidad donde hasta ahora no la hemos hallado, y declararle la guerra a cualquier simplismo y a cualquier fundamentalismo. El pensamiento fundamentalista de ver las verdades únicas como si las cosas se manifiestan de una sola manera es una visión errada. Si logramos vencer esas tentaciones vamos a superar ese síndrome de la muerte en vida. Una sociedad apática, tan poco ilusionada, parece más que vive del otro lado que en el epicentro de lo existente, de lo dinámico, de lo realmente importante para realizarnos como seres”.114

Ésta es la visión que los socialistas de nuestra América compartimos. Está enraizada con lo más noble de nuestros orígenes indígenas, africanos e hispanos. Se articula con los momentos de felicidad que hemos vivido como pueblo. Con ese carnaval de alegría que ha sido la vida cuando el compartir ha prevalecido sobre la imposición, y la libertad sobre el despotismo.

114 Entrevista a Esteban Emilio Mosonyi, en Así somos, Nº 4, Año 3, pp. 111-113.

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Argimiro Gabaldón

La utopía posible

8. Contra el Individualismo, a favor de la solidaridad “Yo antepongo siempre la comunidad a los individuos”. Simón Bolívar “En este mundo no hay más que una raza inferior; la de los que consultan, antes que todo, su propio interés, bien sea el de su vanidad o el de su soberbia, o el de su peculio”. José Martí “No buscábamos ni buscamos la pobre satisfacción del medro personal, ni anhelábamos la triste vanidad de los honores, ni queremos otra cosa que no sea el verdadero triunfo de la causa, consistente en la implantación de los principios, la realización de los ideales y la resolución de los problemas, cuyo resultado tiene que ser la salvación y el engrandecimiento de nuestro pueblo”. Emiliano Zapata

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8.1. “Es una carrera de lobos: solamente se puede llegar sobre el fracaso de otros” Los socialistas combaten el individualismo, que es el motor que impulsa el quehacer de la mayoría de las personas en las formaciones sociales fundadas en la explotación de unas clases por otras. Sociedades que se sustentan en la egolatría. El individualismo es el sustrato ideológico en que se fundan las sociedades basadas en la desigualdad. El espíritu de riqueza, prestigio, seguridad o poder personal alienta la conducta de la gente. En estas sociedades se promueve un paradigma del éxito basado en los logros personales, sin tomar en cuenta si benefician o no a la colectividad y al ecosistema: “Así lo presenta la propaganda capitalista que pretende extraer del caso Rockefeller —verídico o no— una lección sobre las posibilidades de éxito. La miseria que es necesario acumular para que surja un ejemplo así y la suma de ruindades que conlleva una fortuna de esa magnitud, no aparecen en el cuadro (…) De todos modos, se muestra el camino con escollos que aparentemente, un individuo con las cualidades necesarias puede superar para llegar a la meta. El premio se avizora en la lejanía; el camino es solitario. Además, es una carrera de lobos: solamente se puede llegar sobre el fracaso de otros”.115

Lo había explicado Carlos Marx cuando todavía era un muchacho. En “Consideraciones de un joven al elegir profesión”, expone: “Si el hombre trabaja sólo para sí, puede, quizá, ser un científico famoso, un gran sabio, un excelente poeta, pero jamás podrá ser un hombre perfecto y verdaderamente grande. La historia considera grandes a los hombres que, trabajando para el fin común, se ennoblecen a sí mismos; la experiencia destaca como más feliz al hombre que ha proporcionado la felicidad al mayor número de personas”.116

Al individualista no le importa para nada el otro, salvo para sacar provecho de él. La sociedad es el escenario donde, superando a los competidores, conquista sus propios designios. Allí se proclama la supremacía del más hábil. Reina el “darwinismo social”. 115 Ernesto Che Guevara: “El Socialismo y el hombre en Cuba”...cit. 116 Franz Mehring: Carlos Marx, Grijalbo, México, 1960, p. 37.

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La utopía posible Ésta es la razón por la que el socialismo latinoamericano se opone a toda expresión del individualismo y de competición, tanto en la vida privada como en los proyectos sociales y nacionales. El egoísmo conspira contra el bienestar social, obstaculiza el bien común y empobrece el alma de los seres humanos que lo practican. “El individualismo en cuanto tal, como acción aislada de una persona en el ambiente social, debe desaparecer (…). Uno de los objetivos fundamentales del marxismo es eliminar el interés, el factor “interés individual” y el lucro desde las motivaciones psicológicas”.117

Precisamente porque en el capitalismo predomina el “ego” en las relaciones entre los seres humanos, sucumbe la sociedad como un todo, son maltratados especialmente los más humildes, y es degradado el ambiente, que es el asiento de la vida. De seguir por este camino la humanidad perderá definitivamente la noción de alteridad y romperá los lazos de cooperación, que constituyen la esperanza de regeneración de la sociedad y la naturaleza. Y es que el egoísta cree que los otros no forman parte de sus vidas. Lo que le suceda al otro no le importa en tanto no afecte sus intereses y comodidad. Cuando oye sonar las campanas que anuncian desgracia no presiente ningún peligro para él, y no se apresta a ayudar a nadie. No doblan por él las campanas. Lo de otros le es ajeno, no es su problema. Aprendamos. No es pasando por encima de los otros que alcanzaremos éxito y felicidad. No es manteniéndonos aislados en una torre de marfil como los seres humanos desarrollamos talento y somos útiles. Es mediante la cooperación que podemos realizarnos y encontrar pleno sentido a la existencia. Es en el apoyo a los otros como encontramos nuestro fin en la vida y nos dignificamos. Los revolucionarios socialistas han puesto su talento individual al servicio de las luchas sociales. Su vida para ayudar a otros. Su aporte personal, hebra de un tejido articulado al resto de la sociedad, para producir el bien colectivo. El progreso de la humanidad es el fin último 117 Ernesto Che Guevara: “El socialismo y el hombre en Cuba”...cit.

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de su existencia. Han hecho suyas aquellas palabras de José Martí: “El egoísmo es la mancha del mundo, y el desinterés su sol”. 8.2 La Solidaridad • Los dos Simón y Antonio José

Esta oposición al individualismo nos conduce a la solidaridad. La acción de toda persona con sensibilidad debe ir dirigida al bien común y la justicia social. La solidaridad es una constante en su vida. Solidaridad para las grandes obras. Solidaridad en las pequeñas acciones. Solidaridad integrada a la vida cotidiana. Por eso, una persona que no ejerza constantemente la solidaridad, aunada a su acción política, no puede ser catalogada de ejemplar. No se puede ser revolucionario si no se es solidario. Y ejercer la solidaridad no es dar lo que nos sobra sino compartir lo que tenemos, aun a costa de nuestro propio bienestar inmediato. En esto el Libertador fue un máximo ejemplo. Simón Rodríguez, quien escribió una de sus primeras biografías decía de él: “Bolívar (…) es dadivoso en exceso: su caudal y su sueldo, sin pasar por sus manos, se invierten en el sostén de muchas familias patrióticas y de individuos que han servido o se han invalidado en la guerra; y cuanto le dan por obsequio, lo cede”.118

En carta privada, dirigida a don José María del Castillo desde el Cuzco el 10 de julio de 1825, explica: “A pesar de mis sueldos, no tengo ya un peso de qué disponer, pues todas las rentas de mis haciendas y de mi empleo eran distribuidas anticipadamente”.

El maestro Simón Rodríguez, quien veía en el discípulo el rasgo de la solidaridad, poseía también esa cualidad. Todo lo que tenía lo ponía al servicio de la causa social. La riqueza que acumuló en Europa la dejó íntegra en su proyecto de creación de escuelas para niños pobres, quienes serían los futuros republicanos. Sus preceptos son una 118 Alfonso Rumazo González: Ideario de Simón Rodríguez, cit., p.138.

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La utopía posible invitación a romper con el individualismo y apoyar a los demás. “La mayor fatalidad del hombre —decía— en el estado social, es no tener con sus semejantes, un común sentir de lo que conviene a todos”. Es necesario, según Simón Rodríguez, “…ver en los intereses del prójimo los suyos propios, en sustitución de la máxima más perversa que pueda haber inventado el egoísmo: cada uno para sí, y Dios para todos”.

Otro ejemplo extraordinario de solidaridad fue Antonio José de Sucre. Se preocupaba por el bienestar de todas las personas, en especial de los más humildes y necesitados. El 1º de abril de 1822 escribe: “La ciudadana Juana Soto, madre del mayor Torrero, que ha prestado importantes servicios a la República, está en una suma indigencia. Nuestro deber nos obliga a socorrerla. Sírvase disponer que mensualmente se le socorra en Tesorería con veinte pesos, los cuales se cargarán sobre los ajustes de mis pagos”.

En carta dirigida a la rectora de huérfanas de Cochabamba, fechada el 21 de marzo de 1826 se compromete: “Nada dejará por hacer en adelante para mejorar la suerte de tantas infelices, hasta ahora víctimas de los vicios y de la miseria”.

En circular del 10 de mayo de 1826 indica que: “…no puede tolerar por más tiempo, el que con agravio de la moral pública y de la religión, la miseria desvalida se pase por las calles de esta capital [La Paz] y para evitarlo ha resuelto que se establezca un hospicio de mendigos en el beaterio de Santa Rita”.

Sucre se propuso “…poner escuelas de primeras letras en todos los pueblos, y la enseñanza de aquellos rudimentos que destierren los sentimientos serviles y las ideas de esclavitud”.119

El Mariscal es un hombre desprendido. En palabras de un contemporáneo suyo, Juan Crisóstomo Torrico: 119 Carta al coronel José Videla, 20 de junio de 1825.

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“Jamás dejó de manifestar sentimientos de humanidad cuando era preciso ejercerlos a favor de los desgraciados”.120

Al morir su padre le corresponde a Sucre compartir la herencia con sus familiares; sin embargo, “…yo no quiero nada de herencia —dice— , voy a disponer que lo que me toque se lo repartan mis hermanos” 121 . Hermanos que, por cierto, también eran grandes patriotas y gente solidaria. En vista de que se encuentra lejos de Venezuela solicita permiso para encontrarse con sus parientes, pero no lo consigue y “ya que no puedo ir donde mi familia, quiero por lo menos auxiliarla con lo que esté a mi alcance” [carta a Santander, 27 de septiembre de 1825]. En carta a Bolívar (12 de abril de 1826) le dice: Me dijo Ud. dos o tres veces que del millón de pesos que decretó esta asamblea general al ejército me tocaban veinticinco mil pesos, y yo los he ofrecido a las viudas e hijos de los soldados colombianos que murieron en Ayacucho…Todo mi haber nacional de Colombia y sus productos lo he librado totalmente a mis hermanos, y les he cedido toda mi herencia.

El vencedor de Ayacucho ejercía la solidaridad incondicional a pesar de que, según cuenta al coronel Galindo (1° de junio de 1826): “Para mantenerme he tenido que pedir aquí dinero prestado a comerciantes, satisfaciéndoles un interés de tres por ciento mensual”.

El Libertador le caracterizó en pocos trazos; dijo en el resumen que escribió en 1825 sobre la vida del Gran Mariscal: “Para el general Sucre todo sacrificio por la humanidad y por la patria le parece glorioso. Ninguna atención bondadosa es indigna de su corazón”.

Como hemos visto, hay que reivindicar la individualidad como un principio fundamental en la construcción del socialismo y además, es necesario combatir el individualismo. La solidaridad es, quizás, un camino para alcanzar estos propósitos, de modo que ninguna atención bondadosa sea indigna de nuestros corazones. 120 En Domingo Alcalá: Defensa de Sucre, Biblioteca Ayacucho, Caracas, 1995, p.47. 121 Carta a Simón Bolívar, 23 de enero de 1825.

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La utopía posible • Pío Tamayo y Miguel Hernández, ejemplos de corazón purísimo

José Pío Tamayo (1898-1935) es el pionero del marxismo en Venezuela. Su vida constituye un ejercicio permanente de solidaridad. La dedicó a la poesía y a la lucha revolucionaria, no sólo en el país, sino en toda Centroamérica y el Caribe. En 1910, con apenas 12 años, dirige el periódico El Juvenil y en 1911 los periódicos Saltos Brincos y Ayacucho. A los 14 años se traslada a Barquisimeto. Fue un soñador y un emprendedor social. Durante su adolescencia fundó en Barquisimeto una imprenta, una sala de cine y un bar, que se convirtió en sitio de reunión de intelectuales; creó una línea de transporte, la primera entre El Tocuyo y Barquisimeto; trató de explotar aceite de tártago e indujo a los campesinos de la región a formar cooperativas. Cuando en el país se presentó la gripe española creó una especie de Cruz Roja, donde atendía a los enfermos y los dotaba de medicinas. Su casa fue centro de promoción de obras benéficas y en más de una oportunidad junto a los mismos miembros de su familia organizaban obras teatrales y tertulias literarias o musicales. En esa época organizó el centro cultural “El tonel de Diógenes”, donde se leía a los poetas vanguardistas de la época y se conversaba sobre la Revolución Mexicana y otros hechos trascendentales de ese tiempo. A los 16 años, a raíz de la muerte de su padre, regresa a El Tocuyo y se pone al frente de los negocios familiares. A pesar de formar parte de una familia acomodada, plantea la organización de cooperativas de campesinos. Ante las injusticias que observa en el país, decide tomar partido como intelectual y luchador político. Escribe la novela El dolor de los granujas, obra por la cual el dictador Juan Vicente Gómez lo manda a apresar. En 1922 se ve obligado a salir del país a causa de sus actividades. “Necesitamos cantar con las letras de una canción mil veces más musical que la canción”, le decía por esa época al poeta Alcides Losada. Se traslada a San Juan de Puerto Rico, para trabajar en una planta azucarera. Funda la organización revolucionaria marxista denominada Unión Obrera 183

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Venezolana. Inmediatamente, en 1923, sale a Nueva York, donde se relaciona con los opositores a Gómez y trabaja en una imprenta. En septiembre del mismo año, emigra hacia La Habana donde sabe que están buena parte de los exiliados comunistas venezolanos, como Gustavo Machado, Salvador de la Plaza, entre otros, a los que se une para discutir la situación del país, y el socialismo mundial. Con ellos escribe el vocero de los exiliados “Venezuela libre”. Durante su estancia en la isla se familiariza con los postulados del marxismo, participa en la fundación del Partido Comunista Cubano, así como en la formación de un grupo venezolano de orientación socialista que lucha contra el dictador. Luego, en 1924, teniendo conocimiento del movimiento antigomecista encabezado por Arévalo Cedeño, Pío es comisionado para llegar a las fronteras colombianas y ayudar en lo que fuera posible. El movimiento no logra sus objetivos. No obstante, en Barranquilla Pío se incorpora a la lucha social, funda la Unión Obrera y redacta sus estatutos. En 1925 acude a Panamá. En ese país se organiza un congreso de estudiantes donde participa activamente y conoce algunos dirigentes comunistas juveniles latinoamericanos; luego ayuda a organizar una huelga de inquilinos. Es detenido y expulsado. De allí sale rumbo a Costa Rica, pasando algunos días por Guatemala y El Salvador. En diciembre de ese año, llega a la capital del país y desde allí escribe, en 1926, una emotiva carta a la Federación de Estudiantes de La Habana, en la cual expresa su apoyo al movimiento de liberación. Dice: “Si mi vida fuera suficiente, ya estuviese entregada, pero hay mucho que hacer allí, en el campo enemigo y yo voy a entrar en él. Sé que si me descubren me fusilan. No importa, nosotros somos los deudores de la humanidad. Los cuatro tiros que rompan mi pecho serán las cuatro rosas que esa humanidad colocará como adorno sobre mi tumba”.

En 1926 logra regresar a Venezuela, a pesar de los peligros que ello implica. Durante algún tiempo permanece en el estado Lara. Viene a Caracas en diciembre de 1927. Contribuye a organizar la Semana del Estudiante de 1928. En el acto inaugural lee un poema suyo titulado 184

La utopía posible “Homenaje y demanda del Indio”, en el cual ataca a la dictadura y hace un subrepticio llamado a la libertad. Pío es detenido y encarcelado, junto con otros dirigentes estudiantiles, en el castillo de Puerto Cabello. Ni aun en prisión ceja en su actividad revolucionaria: dicta clases de marxismo. Alrededor de doscientos estudiantes habían sido detenidos. Casi todos salen en libertad, entre ellos Rómulo Betancourt y Jóvito Villalba, pero no él: el tirano Gómez lo considera un peligro y lo quiere preso. “Supe que mi condena obedece a que el gobierno ha tenido noticias de que mantengo una escuela de comunismo en el castillo. No de comunismo pero sí de idealidad avanzada”, explica. Desde la cárcel, donde estuvo siete años preso, escribe a su hermano Juan, el 10 de agosto de 1942: “Pensamos como hombres nuevos; nuevos en la virilidad dinámica para el trabajo rudo y sostenido; nuevos en la orientación ideológica; nuevos en la inquietud fecunda cuando se la torna acción y veremos que otra vez, como la planta a la que faltó por un momento el agua, el pueblo nuestro se alzará lozano, desafiador de vientos y tormentas, prometedor de frutos granados que los hijos nuestros y los hijos de ellos cosecharán y harán multiplicar mañana con nuevas sementeras”. (10 de agosto de 1932)

Durante su detención en el castillo, se le agudiza una sinusitis crónica y contrae tuberculosis. En diciembre de 1934, y después que los médicos le certificaron a Gómez que el estado de Pío Tamayo era irreversible y que estaba al borde de la muerte, se lo entregaron a sus familiares. Algo similar le ocurriría algunos años después a otro poeta en España. Miguel Hernández es apresado por el régimen franquista y dejado en libertad cuando ya su muerte es cosa segura. Este “arcángel de una gloria terrestre que cayó en la noche armado con la espada de la luz!”, como lo recordó Pablo Neruda, fue víctima del odio. Volviendo a Pío Tamayo, éste sale en libertad en diciembre de 1934. Es trasladado a Barquisimeto para recibir cuidados médicos, pero muere, con apenas 37 años de edad, a los pocos meses: el 5 de 185

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octubre de 1935. En sus últimos momentos escribió a su hermano José Antonio, su última epístola, del 28 de septiembre de 1935, donde le dice: “No tengo nada de que arrepentirme. Seguía los mandatos de mi conciencia y si alguna vez me equivoqué hay que culpar a la imperfección humana, pero nunca a la intención. Muero sereno y conforme con mi conciencia. ¿Por qué te escribo hoy? Porque quiero decirte que me voy amándote como el hermano bueno, amándoles con toda la fuerza de mi corazón afectivo. ¿Qué te he de recomendar? Cultivar en el predio rico de tu espíritu las cualidades nobles que te distinguen; húyele a las satisfacciones mezquinas de los egoístas”.

Allí evoca las frases que dijera Juliano, en los últimos momentos de su vida de emperador: “Oh Helios, oh Sol, cuán bello eres. Un día seré como tú, porque en el destino pleno de todas sus criaturas, está el día en que han de confundirse con la divinidad. Y todos seremos dioses”.

En iguales circunstancias Miguel Hernández (1910-1942) escribió en los muros de la cárcel poco antes de morir, con apenas 31 años de edad: “Aunque el otoño de la historia cubra vuestras tumbas con el aparente polvo del olvido, jamás renunciaremos ni al más viejo de nuestros sueños”.

Afirmó: “Quien se para a llorar, quien se lamenta contra la piedra hostil del desaliento, quien se pone a otra cosa que no sea el combate, no será un vencedor, será un vencido lento”.

En Cancionero y romancero de ausencias dijo: “Adiós, hermanos, camaradas y amigos. Despedidme del sol y de los trigos”. ¡Qué vidas paralelas las de Miguel Hernández y Pío Tamayo! ¡Qué grandeza de alma la de estos dos seres de la luz! En palabras dichas en homenaje a uno de ellos, pero que parecen haber sido escritas para cualquiera de los dos, Miguel o Pío, nos demandaba un poeta: 186

Domingo León

José Gregorio Linares

“¡Nos toca ahora y siempre sacarlo de su cárcel mortal, iluminarlo con su valentía y su martirio, enseñarlo como ejemplo de corazón purísimo! ¡Darle la luz!”.

Hermoso compromiso con la poesía y la revolución, las cuales suelen andar juntas. Grandioso ejemplo el de estos dos poetas que, aun en las condiciones más adversas, lucharon por el bien de toda la humanidad y de su pueblo. 8.3. Los revolucionarios y las revolucionarias: “los que no se cansan ni descansan” El Che Guevara decía que el revolucionario pertenece a un estadio superior de evolución del ser humano. Es brújula y astrolabio. Nos señala el arquetipo a seguir. El tipo de hombre y mujer que ha de redimir a la humanidad. El modelo supremo que nos justifica como especie. El tipo de personas que puestas en la balanza, en contraposición con los seres que por sus acciones nos han avergonzado, hacen que recuperemos la fe en que vinimos a este planeta a producir más beneficios que maldad. En todas las etapas de la historia ha habido hombres y mujeres de ese tipo. Son aquellos dispuestos a sacrificarse por el prójimo. Los que se imaginan que el futuro ha de ser mejor que el presente. Los que sueñan con un mundo justo y trabajan para construirlo. Los que sostienen sus convicciones mientras los demás defienden prejuicios. Los que actúan con coraje mientras los otros muestran miedo o albergan dudas. No se crea que están hechos de una materia distinta a la del resto de los humanos. Son de carne y hueso. Tienen debilidades como cualquier persona. Lo que los distingue es su espíritu de entrega a las causas más nobles, su altruismo. La existencia los va acrisolando. Se van haciendo grandes al calor de la lucha. En contacto con los más humildes; aprendiendo de las experiencias. Los revolucionarios no se mimetizan con los convencionalismos propios de su época. Atacan cualquier forma de injusticia. No les interesan las prebendas personales. Su corazón, como un sol, nos ilumina a todos. Son optimistas. Fomentan la alegría compartida; buscan lo mejor que 188

La utopía posible hay en el ser humano. Nunca los mueve el odio o la retaliación. Los guía un sentido ético de la vida. Auguran que los revolucionarios que vendrán han de ser mejores que ellos. Estudian constantemente para estar en capacidad de comprender la realidad y poder transformarla. Son congruentes: palabras, sentimientos y acciones brotan del mismo manantial… su amor infinito. Son persistentes; no se rinden, no se entregan, no traicionan. Aman la vida. La renuncia a sus ideales es la única forma de muerte que conocen. De no ser por ellos, aún viviríamos en las cavernas o seríamos anacoretas. De no ser por ellos la historia de la humanidad habría marchado en medio de una oscuridad absoluta, sin destellos que nos iluminaran. No existiría la contraparte de la mediocridad. A lo mejor hallaríamos algunos personajes famosos, mas no ejemplares. Exitosos, pero no íntegros. En una sociedad donde reina la injusticia, seríamos más dados a aceptar que a cuestionar. A acomodarnos que a rebelarnos; a ser cómplices y no rebeldes. Conformistas en vez de visionarios. Sería el fin de las utopías. Y en lugar de memoria persistiría el olvido y la genuflexión. A veces estos revolucionarios andan solitarios. Son rara avis que vuela más alto que la parvada. Juegan el rol de adelantados: anuncian un porvenir que otros ni se imaginan. Con el paso de los años volvemos la mirada atrás y vamos a su encuentro. No comprendemos por qué sus contemporáneos los ignoraron. Nos sorprende que no los apoyaran, que incluso los condenaran. De haberlos respaldado nos habríamos ahorrado mucho dolor. Disfrutaríamos de un mundo menos torcido. Pero en otros momentos históricos los revolucionarios y revolucionarias no están solos. Son como la punta de un iceberg. Bajo la superficie una mole aguarda la oportunidad para emerger. Cuando las aguas se calienten. En estas circunstancias los revolucionarios son la parte más visible de un torbellino. El epicentro de un huracán en movimiento. Nada los detiene. Avanzan en multitud. A su paso iconos 189

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y murallas son derribados. Su voz es un eco que retumba y se multiplica. Avanzan en masa. Si caen, otros ocupan de inmediato su puesto y enarbolan su bandera. Al morir, nunca se van del todo: quedan flotando en el aire y su espíritu alienta el alma de los pueblos que luchan. Dejan de ser “yo” y se convierten en “nosotros”. Toman el cielo por asalto y siembran de horizontes los poblados. Construyen nuevos senderos de esperanza. En palabras de José Martí: “Otros lamenten la muerte necesaria: yo creo en ella como la almohada y la levadura, y el triunfo de la vida (…). La muerte da jefes, da lecciones y ejemplos, la muerte nos lleva el dedo por sobre el libro de la vida: ¡así, de esos enlaces continuos invisibles, se va tejiendo el alma de la patria!” Así son los revolucionarios. Así son las revolucionarias. Muchachas y muchachos, mujeres y hombres, ¡seguid el ejemplo! Entre estos ejemplos a seguir está el de Domingo León (1939-2011), un latinoamericano nacido en Venezuela, quien levantó las banderas de la rebelión en una etapa de la historia en que ello significaba arriesgar la vida y la libertad. Un revolucionario íntegro que desde su silla de ruedas y desde su soledad militante nos recordaba que el amor a los otros es una condición para superar la adversidad. Por eso escribió el libro Disparando el Corazón, donde dice: “Soy el sueño vivo de los constructores del alba, de los conquistadores de las voces musicales del pueblo, de la mirada firme en el horizonte de los que no se cansan ni descansan hoy como ayer. Soy de los que por convicción creen en la victoria y nuestros nombres

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La utopía posible no pueden estar unidos al de los derrotados”.

Su ejemplo y su obra, como la de tantos otros revolucionarios, contribuyen a ir forjando la mente y el corazón de los jóvenes de Hispanoamérica, quienes habrán de enfrentar el reto de transformar América Latina, de patio trasero del imperialismo en continente de la esperanza.

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Oscar Arnulfo Romero

La utopía posible

9. La espiritualidad “Busca al cura de parroquia no busques al Cardenal dile que la lucha es larga que hay que aligerar la carga que la misa de domingo con pueblo libre, es mejor. Dile que en la sacristía haremos la reunión dile que Dios no se arrecha que él está contento con revolución”.

Alí Primera

“No hacemos nada si no formamos comunidad, con crítica participativa solidaria, que es la esencia de ser cristiano. El amor a Dios y al prójimo, tiene que ser también el amor político”. Juan Vives Suriá “El cristianismo es, fundamentalmente, una propuesta revolucionaria y está llamado a participar en todo proceso que implica cambios hacia una sociedad más justa. De no hacerlo se estaría traicionando a sí mismo como fuerza de transformación”. Rev. Ramón Castillo.

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9.1. De los oprimidos soy la redención El cultivo de la espiritualidad es indispensable en la creación y fortalecimiento de una sociedad nueva. No tiene nada que ver con Iglesias institucionalizadas ni con sectas enajenantes. Se trata, simplemente, de reconocer que existe una esfera espiritual en el ser humano, y ésta tiene diversas formas de expresarse. Muchas de ellas apuntan hacia la formación de seres humanos íntegros, capaces de convivir en un clima de armonía, preconizar valores superiores, y asumir una praxis, tanto en la vida personal como colectiva, que les permita transitar por los caminos de la evolución interior y la convivencia social, de modo que podamos decir con fundamento que estamos llevando a la práctica aquella hermosa idea del Che, cuando insistía en que el principal papel del socialismo es la creación del Hombre Nuevo. Están vigentes las palabras de José Martí: “¿Que se derriben templos? Aquellos donde se predique el odio, o la intolerancia, vénganse abajo en buena hora; pero ¿templos? Ahora se necesita más que nunca, templos de amor y humanidad que desaten todo lo que hay en el hombre de generoso, y sujeten todo lo que hay en él, de crudo y vil”.122

Un ser humano que sea arquetipo de nuevos valores, y pueda decir de sí mismo, lo que expresó el personaje de una canción interpretada por Un Solo Pueblo, escrita por el poeta Jesús Rosas Marcano (19302001): “Con mis enemigos parto el pan, y con mis amigos el dolor. Nunca guardo odio en mi corazón. Yo alegro al que sufre con una canción. De los que andan mudos yo soy la opinión. De los oprimidos soy la redención. Quien me pide techo yo techo le doy. En tierra soy faro de navegación. Yo soy de la herida cicatrización. Conmigo no hay tablas siempre hay decisión. No temo a la muerte, de la muerte soy. Como vine al mundo así yo me voy”.

Hay que formar conciencias y alimentar el espíritu. De lo contrario, participaremos en los procesos revolucionarios y en la edificación de la sociedad 122 Cartas de Martí, 5 de septiembre de 1884.

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La utopía posible socialista con las mismas actitudes y emociones que destruyeron interiormente al hombre y a la mujer del capitalismo, que no tuvieron espacio para el perdón, la gratitud, la compasión, la tolerancia, el altruismo, la empatía, la verdad, la paz, la sensibilidad, el respeto, el compromiso y el amor. Si no contribuimos a transformar el corazón de las personas desde adentro, por más cambios que haya en la base económica, y por más reestructuraciones que experimente el Estado, no daremos pasos firmes en función de crear seres humanos auténticamente íntegros y felices que es, al fin de cuentas, el propósito de cualquier sistema verdaderamente socialista. Los pueblos de América Latina, por nuestra idiosincrasia, estamos en las mejores condiciones para imprimirle ese contorno espiritual al proyecto socialista que emprendamos. Somos hombres y mujeres de maíz. Espiga que brota de la tierra nutricia, con un penacho que ondea hacia el cielo. Grano que germina en esperanza. Corazón tierno al servicio de la vida. Fermento de revoluciones. Harina que se transforma en masa tostada como nuestra piel. A Dios gracias, el colonialismo cultural no ha logrado matar nuestra esencia, ni adulterar nuestra savia ni quebrantar nuestro espíritu. No han podido convertirnos en seres pragmáticos. El paradigma materialista que privilegia las cosas sobre las personas, justifica todos los medios para alcanzar cualquier fin, y es indolente frente al sufrimiento ajeno, ha encontrado resistencia entre los pueblos latinoamericanos. Somos de naturaleza noble, propensos a las más elevadas acciones, a ejercitar principios superiores. Como lo afirmaba el escritor chileno Francisco Bilbao: “Vive en nuestras regiones algo de esa antigua humanidad y hospitalidad divinas; en nuestro pecho hay espacio para el amor del género humano. No hemos perdido la tradición de la espiritualidad del destino del hombre. Creemos y amamos todo lo que une; preferimos lo social a lo individual… la justicia al poder, el espíritu puro al cálculo, el deber al interés (…). No vemos en la tierra, ni en los goces de la tierra el fin definitivo del hombre; y el negro, el indio, el desheredado, el infeliz, el débil, encuentra en nosotros el respeto que se debe al título y a la dignidad del ser humano”.123 123 Francisco Bilbao: Iniciativa de la América. Idea de un Congreso Federal de las Repúblicas en Memorias de América Latina, Fondo Editorial de la Facultad de Humanidades y Educación, UCV, Caracas, 2002

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Las distintas culturas que integran nuestra diversidad latinoamericana proporcionan importantes aportes en función de afianzar esta espiritualidad. Para los pueblos indígenas, por ejemplo, la espiritualidad es un componente integrado a todos los actos de la vida. No es un compartimiento aparte. De allí que debamos volver la mirada hacia las etnias indígenas con la actitud humilde de quien está dispuesto a aprender, a ver con los ojos que quisieron vendarnos. “No se ha entendido que entre nuestros pueblos nativos, la religiosidad era el todo y las partes. Sobre la base de sus creencias o la fe en sus cosmogonías, se desarrollaba la división social del trabajo, lo mismo que su organización política, social y militar”.124

Por eso, tiene razón Saúl Rivas Rivas cuando expresa: “Resulta asombroso que se quiera asumir un papel protagónico y no se le dé ninguna importancia a la espiritualidad indígena como brújula prioritaria e imprescindible en la lucha por la liberación”.125

De igual manera, las diferentes culturas de origen africano le otorgan una importancia cardinal a la espiritualidad. Ésta se convierte en una manifestación de resistencia de la cultura africana y de reafirmación de la identidad caribeña y americana. En palabras del afrodescendiente venezolano Jesús “Chucho” García: “Aferrarse a la fe, es aferrarse a la vida para poder combatir todas las formas de opresión (…). Para nosotros la afroespiritualidad es lo más profundo, ya que es la decisión por la que optamos para el encuentro de uno mismo donde las energías ancestrales nos sirven como guía. El espíritu es quien puede resistir a los maltratos físicos, morales, materiales (…). La religión fue y es el lugar de refugio más extraordinario que los africanos y sus descendientes pudieron reconstruir y redimensionar para oxigenar sus identidades y así recuperar la noción de persona así como sus respectivos sistemas culturales”.126 124 Luis Beltrán Acosta: El pensamiento revolucionario del Cacique Guaicaipuro…cit., p. 119. 125 Saúl Rivas-Rivas: El lugar de la espiritualidad indígena en tiempos de globalización. 126 Jesús “Chucho” García: Caribeñidad, Fondo Editorial El perro y la rana, Caracas, 2007, pp. 51-54.

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La utopía posible Como puede verse, el pueblo latinoamericano y caribeño —al igual que las raíces que lo nutren— es profundamente espiritual. Su espiritualidad ha sido y será un instrumento de redención. Y si bien es cierto que las cúpulas de las Iglesias expelen un tufo “sotánicosatánico” y le han dado la espalda a Dios y al pueblo, también es verdad que históricamente ha habido sectores de las distintas religiones que con visión ecuménica han establecido una relación de respeto con las distintas expresiones espirituales del universo, y marchan junto a los pueblos en sus luchas por alcanzar la justicia y establecer un mundo mejor. Las personas verdaderamente consustanciadas con los primigenios postulados cristianos, indoamericanos y afroamericanos siempre han estado y estarán del lado de los humildes y a favor de los cambios que generen justicia social y Poder Popular. En estos momentos de la historia no se conforman con predicar la salvación individual, también se plantean la redención colectiva; en consecuencia denuncian el capitalismo globalizador que empobrece a la humanidad y degrada la tierra: “Por eso duele cuando uno ve a ciertas Iglesias convertidas en empresas privadas, desprovistas de amor y compromiso social, emulando el modelo capitalista, presas de la ideología del crecimiento numérico, del caudillismo y el mesianismo; atadas a la idolatría de la prosperidad económica como un valor fundamental. En realidad, las Iglesias ni siquiera pueden estar satisfechas con ser espacios de servicio y consuelo individual, orientadas al mantenimiento del status. Necesitan convertirse en espacios de resistencia a todo tipo de opresión e idolatría del mercado y del dinero, en espacios de anuncio de la esperanza del Reino de Dios, que ya está entre nosotros; y de denuncia y rechazo al neoliberalismo globalizado y opresor”.127

9.2. Los cristianos al servicio de las mejores causas Al lado de los indígenas estuvieron Fray Antonio de Montesinos, Bartolomé de Las Casas y muchos otros más. Junto a los africanos 127 Ramón Castillo: Chávez, los cristianos y la Revolución Bolivariana, Fondo Editorial IPASME, Caracas, 2010, p.125.

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esclavizados estuvo Pedro Claver, quien dedicó buena parte de su existencia a mitigar el dolor de los esclavos en Cartagena de Indias. En el mismo sentido las proclamas del movimiento “preindependentista” liderado por Manuel Gual (1759-1800), José María España (1761-1799) y Juan Bautista Picornell (1759-1825) comenzaban con “¡Viva la Ley de Dios, viva el pueblo americano, y muera el mal gobierno!”. Éste fue un movimiento genuinamente revolucionario y popular que se planteó acabar con la injusticia social y alcanzar la Independencia. Entre sus ordenanzas se destaca aquella donde “se declara la igualdad natural entre todos los habitantes de las provincias y distritos: y se encarga que entre blancos, indios, pardos y morenos reine la mayor armonía, mirándose todos como hermanos en Jesucristo, iguales por Dios” En la misma línea de pensamiento se ubica Juan Germán Roscio (1763-1821), quien jugó un papel protagónico en el debate ideológicoespiritual durante la lucha por la Independencia. Escribió los libros El triunfo de la libertad sobre el despotismo, o la confesión de un pecador arrepentido de sus errores políticos, dedicada a desagraviar en esta parte a la religión ofendida con el sistema de la tiranía y El Patriotismo de Nirgua y Abuso de los Reyes. Estas obras ejercieron gran influencia en su época, ya que en ella Roscio explica por qué apoyar la República y luchar por la independencia no son acciones contrarias a la religión católica que profesaban los americanos. Se propuso demostrar que la Biblia y la doctrina de la Iglesia se oponen a la tiranía y al despotismo; por consiguiente, aporta elementos para la acción revolucionaria contra los que vulneran la soberanía popular apoyando la “teología feudal”. En ese sentido le da basamento conceptual a las medidas del Libertador, quien pide al Arzobispo de la Arquidiócesis de Caracas, intime: “…a todos los párrocos, predicadores y confesores de la arquidiócesis expliquen semanalmente los justos principios de la emancipación americana, persuadan la obligación de abrazarla y defenderla al precio de los intereses y de la vida…”.128 128 En carta al Arzobispo, el 10 de agosto de 1813. En: Simón Bolívar: Obras completas, Vicente Lecuna (Comp.), Tomo I, p. 59.

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La utopía posible De la misma forma, un cura, José Joaquín Liendo y Larrea, dirige el sector más radical de los patriotas venezolanos: El Club de los Sincamisa. “Era un ardiente republicano; tenía para España, los españoles y las autoridades reales los epítetos más infamantes… En una ocasión, precisamente en la celebración aniversario del 19 de abril, condujo una manifestación hasta las orillas del Guaire, portando un retrato de Fernando VII. Al llegar al río lo sumergió tres veces en el agua para ahogar al infame rey. Luego, con peculiares ceremonias, enterró la efigie en la ribera para simbolizar con ella el cese del dominio español”.129

También en Quito, Ecuador, varios sacerdotes se convencieron de que entre religión y revolución no hay contradicción. Pusieron sus convicciones espirituales al servicio de la lucha por la Independencia. El fraile chileno Camilo Henríquez (1769-1825) redactó las obras Catecismo de los patriotas, y Catecismo político Cristiano. En dichos textos “...rescataba la idea cristiana de la igualdad entre los hombres; proclamaba el amor a la patria (en este caso la Patria Americana) como una lección de solidaridad social enseñada por Cristo; cuestionaba el poder monárquico como viciado por su base y naturalmente proclive al despotismo; denunciaba el sistema colonial como ilegítimo, violento, absurdo y el peor método de gobierno, y sostenía, con ejemplos bíblicos, que Dios se inclinaba por el sistema republicano. Adicionalmente, reivindicaba como “derechos naturales y eternos”, que fueron otorgados por Dios a los hombres, los de “la igualdad, la libertad, la seguridad, la propiedad y la resistencia a la opresión”.130

Y el sacerdote, Don José Riofrío (1764-1810), promovió espiritual y políticamente la lucha por la independencia —sostenía que el propósito de la emancipación era “defender los derechos de la Patria y sobre todo el sostenimiento y la unidad y pureza de la religión”; además, se puso al frente del movimiento militar y pronto llegó a ocupar el grado de “Comisario de Guerra”. 129 Vinicio Romero Martínez: El despertar de la conciencia, Fondo Editorial IPASME, Caracas, 2009, pp.72-73. 130 Jorge Núñez Sánchez: “El catecismo de Fray Camilo” en De la Noche al alba.

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Igualmente, al frente de las luchas independentistas en México, estuvo el padre Miguel Hidalgo (1753-1811) quien, el 16 de septiembre de 1810, enarboló un estandarte con la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe, patrona de México, en el que al lado del “Viva la religión, Viva nuestra madre Santísima de Guadalupe” añadía: “¡Viva la América y muera el mal gobierno!”. Hidalgo lanzaba así el llamado Grito de Dolores, que supuso el inicio de la lucha por la Independencia. Decretó la abolición de la esclavitud, la supresión de los tributos pagados por los indígenas a la Corona y la restitución de las tierras usurpadas por los hacendados. Acompañando a la gente de las favelas en Brasil, vivió el Obispo Rojo, Helder Cámara (1909-1999) quien dijera: “…los que tratamos de tomar la antorcha y seguir los pasos de Jesucristo, no debemos descansar hasta que los muros de la injusticia, la exclusión y la mentira caigan en nuestra preciosa tierra americana ancha y enajenada”.

Agregaba: “Si le doy de comer a los pobres, me dicen que soy un santo. Pero si pregunto por qué los pobres pasan hambre y están tan mal, me dicen que soy un comunista”.

Empuñando un fusil liberador en Colombia, murió el padre Camilo Torres Restrepo (1929- 1966) quien señalaba: “Sabemos que el hambre es mortal, y si lo sabemos, ¿tiene sentido perder el tiempo discutiendo si es inmortal el alma?”.

Entregando la hostia a los campesinos de El Salvador, antes de ser asesinado, vivió Oscar Arnulfo Romero (1917-1980) quien no le tuvo miedo ni a la cárcel ni a las amenazas. Decía: “Si denuncio y condeno la injusticia es porque es mi obligación como pastor de un pueblo oprimido y humillado. El Evangelio me impulsa a hacerlo y en su nombre estoy dispuesto a ir a los tribunales, a la cárcel y a la muerte”.

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La utopía posible Diluido entre los habitantes de la parroquia La Vega, en Caracas, vivió el padre Francisco Wuytack, quien por su compromiso de proteger a los pobres fue expulsado por los primeros gobiernos de Rafael Caldera y Carlos Andrés Pérez. Años después, al volver al país dijo: “Yo no digo muchas cosas, no hablo mucha paja, le digo a mi gente en los barrios que los pobres, el pueblo, liberarán a los ricos”. Igualmente, en la Urbanización Ruiz Pineda, al suroeste de Caracas, el Padre Pablo de la Iglesia “La Insurrección”…, digo “La Resurrección” promueve la justicia social y la dignidad del ser humano. Animando la Revolución Sandinista, está el poeta Ernesto Cardenal (n.1925) Escribió un libro de salmos. El número 5 dice así: “Escucha mis palabras oh Señor Oye mis gemidos Escucha mi protesta Porque no eres tú un Dios amigo de los dictadores ni partidario de su política ni te influencia la propaganda ni estás en sociedad con el gánster”.

Poniendo en práctica y sistematizando la Teología de la Liberación ha estado el peruano Gustavo Gutiérrez Merino (Lima, 8 de junio de 1928). Él es un convencido de que la pobreza atenta contra la dignidad humana: “Vengo de un continente en el cual más del 60% de la población vive en situación de pobreza, y el 82% de ésta se encuentra en pobreza extrema. La pobreza es para la Biblia un estado escandaloso que atenta contra la dignidad humana y, por consiguiente, contrario a la voluntad de Dios (…). La pobreza no es una fatalidad, es una condición; no es un infortunio, es una injusticia. Es resultado de estructuras sociales y de categorías mentales y culturales, está ligada al modo como se ha construido la sociedad, en sus diversas manifestaciones”. 131 131 www.seleccionesdeteologia.net/selecciones/llib/vol32/127/127_gutierrez.pdf.

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En Venezuela, enfrentándose a las “misiones nuevas Tribus” —poderosa maquinaria estadounidense de transculturación y alienación religiosa que ha servido de agencia de espionaje y saqueo de riquezas minerales estratégicas en las regiones habitadas por los pueblos originarios— han estado pastores evangélicos y protestantes como Ramón Castillo, Exeario Sosa Luján, José Gregorio Uzcátegui, Gustavo Aztudillo, Argenis León, Carlos Lugo, entre muchos más. Estos líderes cristianos junto a los dirigentes indígenas Simeón Jiménez, Alfredo Chamanare, Tomás Guerra, Manuel Velásquez y otros, asumieron una posición firme en defensa de la soberanía nacional y de nuestras minorías, en tiempos en que ello significaba la persecución, el descrédito y el acoso. Pero no sólo han sido “religiosos” quienes han incorporado el elemento espiritual en las luchas sociales de América Latina y el Caribe. El movimiento revolucionario del continente ha estado imbuido de la espiritualidad. Sus líderes han invocado el nombre de Dios, y han luchado en defensa de los principios que enarboló Jesús de Nazareth, cuya doctrina es una fuente de amor y de aprendizaje para los luchadores sociales de todos los tiempos y lugares. Incluso ha habido hombres como el compañero de armas de Bolívar, el brasileño José Ignacio Abreu e Lima (1794-1869) quien afirmaba que el socialismo como nivel superior de desarrollo social de la humanidad es un mandato de Dios, es “la tendencia del género humano a formar una sola e inmensa familia (…) es un designio de la Providencia”. Tiempo después José Carlos Mariátegui recordaba que el revolucionario francés George Sorel, decía: “Se ha encontrado una analogía entre la religión y el socialismo revolucionario que se propone la preparación y aun la reconstrucción del individuo para una obra gigantesca”. Igualmente el “General de Hombres Libres”, Augusto César Sandino (1895-1934), quien luchó contra los Marines norteamericanos y contra los apátridas que los apoyaban, funda su lucha en el Dios de los humildes. En el manifiesto titulado “Luz y Verdad” (1931), le dice a sus soldados: “Impulsión divina es la que anima y protege a nuestro Ejército, desde su principio y así lo será hasta su fin (…). Todos vosotros presentís una

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La utopía posible fuerza superior a sí mismos y a todas las fuerzas del Universo. Esa fuerza invisible tiene muchos nombres, pero nosotros los hemos conocido con el nombre de Dios (…). El principio de todas las cosas es el Amor: o sea Dios. También se le puede llamar Padre Creador del Universo. La única hija del Amor, es la Justicia Divina (…). Cuando la mayoría de la humanidad conozca de que vive por el espíritu, se acabará para siempre la injusticia y solamente podrá reinar la Justicia Divina: única hija del Amor (…). Lo que ocurrirá es lo siguiente: Que los pueblos oprimidos romperán las cadenas de la humillación, con que nos han querido tener postergados los imperialistas de la tierra. Las trompetas que se oirán van a ser los clarines de guerra, entonando los himnos de la libertad de los pueblos oprimidos en contra de las injusticias de los opresores. La única que quedará hundida para siempre es la injusticia y quedará el reino de la Perfección, el Amor; con su hija predilecta la Justicia Divina…”.132

Desde esta perspectiva que nos dignifica como pueblo arraigado en lo espiritual forjaremos en Latinoamérica nuestro proyecto socialista. Sin falsas autoimágenes colectivas que nos denigren. Sin hacernos eco de las ideologías materialistas enajenantes ni de los dogmatismos pseudorrevolucionarios que exaltan en otras latitudes, sino fortalecidos, más bien, en la certeza de que hemos sido y seguiremos siendo un pueblo hermoso, y construiremos un socialismo con base espiritual, de elevados ideales. Un socialismo con alma y corazón, donde entonemos salmos de esperanza y oraciones de protesta. Un socialismo que exprese la sensibilidad ante la injusticia, y eleve nuestra fe en que construiremos un mundo que no haya condenado a Dios al exilio, a la cárcel o a la muerte. Un socialismo cuyas iglesias glorifiquen a un Dios de calle y de hogares, y no de santuarios y ferias manejadas por mercaderes con sotanas y apóstoles de la muerte. Elevamos nuestras plegarias al cielo para que aquí en la tierra reine la justicia, la humanidad viva en paz, las mayorías sean felices. Como dice la canción de León Gieco, interpretada por nuestra amada Mercedes Sosa: “Sólo le pido a Dios que el dolor no me sea indiferente”. 132 http://www. lospobresdelatierra.Org/ textos/luzverdad.html.

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La espiritualidad está presente en las cosas más sencillas, de lado del bien y la justicia. Entre la gente más humilde, se encuentra Dios: con los que viven en las favelas y los barrios, cuyos hijos escapan a la muerte por hambre y enfermedades, los nuevos Herodes que azotan a los niños pobres; con los pescadores que esperan que se haga, otra vez, el milagro solidario de la multiplicación de los peces y los panes; con los hombres indignados que se enfrentan cada día a los mercaderes de templos promotores de un consumismo delirante; con los que se oponen a quienes venden a los hijos del Hombre por unas monedas; entre modestos empleados gubernamentales que aprenden la lección de humildad y se han convertido en servidores públicos; entre los campesinos que trabajan tierras ajenas y luchan porque la tierra prometida sea para quienes directamente las trabajan; entre los que estaban muertos en vida y siguieron el mandato de “levántate y anda” , y han resucitado como pueblo; entre los hijos de carpinteros, albañiles, obreros, y de humildes muchachas de nombre María, Anahís, Luz Marina, Yulimar o Alcira , de cuyo vientre saldrán los liberadores de la humanidad. Nuestro pueblo se ha defendido siempre de las arremetidas de la maldad invocando a Dios y a los santos protectores. En momentos de apuro hemos recurrido a las fuerzas del cielo para demandar ayuda para los pobres de la tierra. Así nos lo recuerda Florentino en su enfrentamiento con el Diablo: “Sácame de aquí con Dios Virgen de la Soledad, Virgen del Carmen bendita, sagrada Virgen del Real, tierna Virgen del Socorro, dulce Virgen de la Paz, Virgen de la Coromoto, Virgen de Chiquinquirá, piadosa Virgen del Valle, santa Virgen del Pilar,

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La utopía posible Fiel Madre de los Dolores dame el fulgor que tú das, ¡San Miguel! dame tu escudo, Tu rejón y tu puñal, Niño de Atocha bendito, Santísima Trinidad”.

En fin, con “Dios por compañero cuando se lucha por un amor militante, por el hombre”, como quería Alí Primera, construiremos un mundo fundado en una ética con base espiritual, un mundo como el que metafóricamente imaginaba Helder Cámara…“un charco de agua para reflejar el cielo”. 9.3. Oscar Arnulfo Romero “carbón que ha sido brasa con nada que sople prende” El 15 de agosto de 1917 a las tres de la madrugada nace Óscar Arnulfo Romero; el 24 de marzo de 1980 hacia las seis y media de la tarde muere asesinado mientras oficiaba una misa. Pero como él mismo lo anunció cuando durante meses le amenazaban: “A la voz de la justicia nadie la puede matar ya”. La situación política en El Salvador era de gran tensión social. La gente luchaba por mejores condiciones de vida y la oligarquía a través del gobierno y las bandas armadas respondían con represión. Entre enero y marzo de 1980 cerca de mil campesinos y luchadores sociales fueron asesinados por fuerzas de seguridad o grupos paramilitares. Un sector de la Iglesia asumió la defensa de los derechos de los humildes. La represión no respetó el ministerio del Señor. También fue derramada sangre de sacerdotes: Rutilio Grande (12 de marzo de 1977), Alfonso Navarro Oviedo (11 de mayo de 1977), Ernesto Barrera Motto (26 de noviembre de 1978), Octavio Ortiz Luna (20 de enero de 1979), Rafael Palacios (20 de junio de 1979) y Alirio Napoleón Macías (4 de agosto de 1979). Entonces Óscar Arnulfo Romero se hizo cuerpo de Cristo entre los pobres. En sus homilías que daba desde la Catedral todos los domingos 207

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y que eran transmitidas en vivo a todo el país por la radio, expresaba la voz del pueblo, que es la voz del Cielo. Allí siempre estaban presentes unas palabras de solidaridad y consuelo con los que sufren, unas palabras de repudio al crimen y la violencia, un mensaje de apoyo a los justos reclamos del pueblo, y un compromiso de esperanza y optimismo para que nadie desfalleciera en la búsqueda de solución ante los graves problemas. Su último sermón había terminado con una firme admonición al ejército, la policía y el Gobierno. Les increpó: “De nada sirven las reformas si van teñidas con tanta sangre. En nombre de Dios y en nombre de este sufrido pueblo, cuyos lamentos suben hasta el cielo cada día más tumultuosos, les suplico, les ruego, les ordeno en nombre de Dios, ¡Cese la represión!”.

Óscar Arnulfo Romero es un ejemplo de que tanto como la formación teórica es indispensable el cultivo de la sensibilidad social y el cuidado del alma entre las personas que se plantean la lucha en defensa de los derechos de los oprimidos. Si no se desarrolla una sensibilidad que nos haga estremecer por lo que sufren los oprimidos no hay teología o doctrina política que valgan. La conciencia se incuba con rabia y pena en el corazón, antes de que comience a fortalecerse con ideas y conceptos en el cerebro. Este personaje, aunque de origen humilde, desde muy joven se integra a la vida eclesiástica en condiciones que lo alejan de las duras condiciones de vida del pueblo. Esto, aunado a una formación teológica convencional, va haciendo mella en su conciencia. Representa a los sectores conservadores de la Iglesia. Critica los lineamientos progresistas abiertos por el Concilio Vaticano II (1962-1965) y cuestiona la “Teología de la Liberación” que difundían sacerdotes, monjas y pastores en las comunidades de base. Como un ensimismado devoto cristiano no conocía la vida. Cuando es casi un sexagenario sus ojos le permiten ver lo que la Iglesia Oficial y los tratados de teología no mostraban; y su corazón se conmueve no sólo con lo que sufrió el Cristo Redentor en la Antigüedad sino con lo que padecen sus hijos hoy. Entra en contacto estrecho con la 208

La utopía posible convulsionada realidad social de su país y experimenta una reconversión que lo coloca el resto de sus días al lado de los más necesitados. Buena parte de su vida fue un religioso de pensamiento conservador, pero su sensibilidad hizo que se convirtiera en un vicario de Dios, en guía de su pueblo. Él mismo explica en una entrevista cómo operó el cambio: “Es que uno tiene sus raíces. Yo nací en una familia pobre. Yo he aguantado hambre, sé lo que es trabajar de cipote. Cuando me voy al seminario y le entro a mis estudios y me mandan a terminarlos a Roma, paso años y años metido entre libros y me voy olvidando de mis orígenes. Me fui haciendo de otro mundo. Después regreso a El Salvador y me dan responsabilidad de secretario del obispo en San Miguel. Veintitrés años de párroco allá, también muy sumido entre papeles. Y cuando ya me traen a San Salvador de obispo auxiliar, ¡caigo en manos del Opus Dei y ahí quedó todo! Me mandan después a Santiago de María y allí sí me vuelvo a topar con la miseria, con aquellos niños que se morían no más por el agua que bebían, con aquellos campesinos maltratados en las cortas. Ya sabe, padre, carbón que ha sido brasa con nada que sople prende. Y no fue poco lo que nos pasó al llegar al arzobispado, lo del padre Grande, que fue asesinado. Usted sabe que mucho lo apreciaba yo. Cuando yo miré a Rutilio muerto, pensé: si lo mataron por hacer lo que hacía, me toca a mí andar por el mismo camino. Cambié sí, pero también es que volví de regreso”.133

Monseñor Romero se hizo eco del dolor y “voz de los sin voz”. Ya nunca más el Evangelio se quedaría en los altares. Ahora bajaba a las calles de los barrios, se metía entre los hogares de los humildes, y se integraba a la vida cotidiana del pueblo. Reflexionaba en voz alta. Expresaba en sus homilías su definitiva opción por los pobres: “Una Iglesia que no se une a los pobres para denunciar desde los pobres las injusticias que con ellos se cometen, no es verdadera Iglesia de Jesucristo. Toda persona que lucha por la justicia, que busca reivindicaciones justas en un ambiente injusto, está trabajando por el Reino de Dios. Nuestro país no puede seguir así. Hay que superar la indiferencia entre muchos que se colocan como meros espectadores ante la terrible situación, sobre todo en el campo. Hay que combatir el egoísmo que se esconde en quienes no quieren ceder de lo suyo para 133 Equipo Maíz: Vida de Óscar Romero, p. 13.

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que alcance a los demás. Hay que volver a encontrar la profunda verdad evangélica de que debemos servir a las mayorías pobres”.134

Hoy Monseñor Romero desde un púlpito eterno sigue reclamando justicia y abriendo caminos de esperanza. El pueblo lo lleva en su corazón, los religiosos lo tienen como ejemplo. Cuando hay nobleza en el alma, Dios se encarga de que sus hijos tomen el sendero del verdadero Evangelio y compartan el pan con sus hermanos. Así lo hicieron miles de sacerdotes, monjas, pastores y feligreses. Jesús obrero y sus apóstoles fueron a predicar el credo de una Iglesia liberadora que no se congrega en las catedrales sino en las plazas, que convierte las escalinatas en púlpito, los programas políticos en catecismos, las procesiones en marchas. Una Iglesia que no acata la mansedumbre y la resignación, sino proclama la rebeldía y la esperanza. Una Iglesia que frente al conformismo reivindica la utopía, sí, la utopía posible.

134 Oscar Arnulfo Romero: Homilías, UCA Editores, El Salvador, 2005.

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10. Defensa de los derechos humanos y de la vida de todos los seres “La buena causa, la causa de los Derechos del Hombre, ha ganado con vuestras armas su terrible contienda contra los opresores”. Simón Bolívar (en arenga a sus soldados) “Me mandaron una carta por el correo temprano, en esa carta me dicen que cayó preso mi hermano, y sin compasión, con grillos, por la calle lo arrastraron, sí. Yo que me encuentro tan lejos esperando una noticia, me viene a decir la carta que en mi patria no hay justicia, los hambrientos piden pan, plomo les da la milicia, sí…” Violeta Parra (“La carta”) “Prohibieron ir a la escuela e ir a la universidad. Prohibieron las garantías y el fin constitucional. Prohibieron todas las ciencias, excepto la militar. Prohibiendo el derecho a queja, prohibieron el preguntar. Hoy te sugiero, mi hermano, pa’ que no vuelva a pasar, ¡Prohibido olvidar!” Rubén Blades (“Prohibido olvidar”)

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10.1. “La Carta de los Derechos Humanos. Está todo ahí” La defensa de los derechos humanos y de la vida en todas sus manifestaciones es otro de los principios cardinales del nuevo socialismo en nuestra América. A lo largo de la historia, los regímenes basados en la explotación del hombre, y las organizaciones políticas alimentadas por el odio, han cometido las atrocidades más infames contra los individuos y las colectividades: asesinatos, deportaciones, guerras, prisión, torturas, destrucción del ecosistema, secuestros, persecuciones, desplazamientos masivos, trabajo forzado, sexismo, violaciones, etnocidio, segregación, censura, manipulación, aislamiento, terrorismo, intimidación, desprecio, escarnio, intolerancia, racismo y abusos de toda especie. Ésa es su praxis en relación con los adversarios. El fin, alcanzar o mantenerse en el poder, justifica los medios, aun los más crueles. El conocimiento de estas iniquidades fue creando en nuestras conciencias un espíritu justiciero. Porque la sensibilidad social es la principal condición para ser revolucionario. Decía el Che: “Sean capaces siempre de sentir, en lo más hondo, cualquier injusticia realizada contra cualquiera en cualquier parte del mundo”. Incluso antes de que comprendiéramos, de manera “científica”, los mecanismos de funcionamiento de la sociedad de clases, fueron estas ignominias las que sirvieron de germen para forjar nuestros primeros atisbos de conciencia social. Precisamente contra estas acciones inhumanas nos rebelamos. Practicarlas, aceptarlas o justificarlas equivaldría a convertirnos en nuestros opuestos y, como resultado, reproduciríamos nuevamente un tipo de sociedad igual o parecida a la que estamos cuestionando. Albergamos elevados ideales; debemos, por tanto, inspirarnos en nobles sentimientos, y ejecutar acciones correctas desde el punto de vista ético. Creemos que ninguna circunstancia o razón justifica que empleemos métodos y procedimientos que atenten contra la dignidad e integridad del ser humano, cualquiera sea su situación o su postura política. “La libertad sólo para los que apoyan al gobierno, sólo para los miembros 214

La utopía posible de un partido (por numeroso que éste sea) no es libertad en absoluto. La libertad es siempre y exclusivamente libertad para el que piensa de manera diferente”, decía la comunista polaca Rosa Luxemburgo. En consecuencia, asumimos que los hombres y mujeres que edifican un nuevo modelo de sociedad, basado en una ética humanista, no pueden actuar del mismo modo que sus contrarios. Lo destacaba el Subcomandante Marcos: “No es ético que la toma del poder cubra de bondad las acciones de cualquier organización revolucionaria. No creemos eso de que el fin justifica los medios. Finalmente nosotros pensamos que el medio es el fin”.

Y así como han quedado atrás en la historia formas de violentar la condición humana, tales como la esclavitud, la servidumbre y la tienda de raya, del mismo modo, en ese estadio superior de la humanidad que es el socialismo del nuevo siglo, no puede haber violaciones de los derechos humanos individuales y colectivos, sean éstos de primera, segunda o tercera generación. Compartimos, en lo esencial, la opinión del novelista portugués José Saramago (1922-2010) quien, para desconcierto de algunos doctrinarios dogmáticos de izquierda, afirma que la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948) constituye el programa fundamental a ser defendido por los socialistas: “La izquierda tiene el instrumento que necesita, y se llama Carta de los Derechos Humanos. Está todo ahí. Todo lo que la izquierda ha dicho desde siempre que había que hacer en el mundo está ahí (…). Pero aquí hay un problema, y es que el cumplimiento de los derechos humanos es incompatible con lo que está pasando en el mundo. Pues, entonces, si los reivindicas vas a tener que oponerte a lo que está pasando.135

En el socialismo los derechos humanos no se limitarán a una declaración de principios. La sociedad garantizará su obligatorio ejercicio en beneficio de todos. En la nueva sociedad no habrá lugar 135 José Saramago: “Soy un comunista hormonal”, en Conversaciones con Jorge Halperín, Capital Intelectual, S.A., Buenos Aires, 2003, p. 20.

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para los verdugos. No se lesionará a los hombres, mujeres, niños, niñas o adolescentes, pues se respetará su condición de personas. No habrá víctimas de un sistema. Inexorablemente se preservarán los derechos humanos de todas y todos. De las mayorías, de las minorías. De los excluidos, de los distintos, de los que no se nos parecen. La ley basada en la justicia, un sistema penal que propicie la prevención e incentive cambios positivos en el ser humano, y una educación centrada en elevados principios y en el respeto hacia el otro, regirán las relaciones entre los individuos. 10.2. La oligarquía colonial y republicana viola los derechos del ser humano En América Latina y el Caribe se han perpetrado los crímenes más abominables contra las personas. Para las estructuras que violentan los derechos humanos (el colonialismo, el imperialismo y las oligarquías locales en general) los indígenas, los africanos, los gauchos y los pardos no son “gente”. La única razón por la que se les permite existir es porque constituyen fuerza de trabajo para ser usada bajo condiciones de explotación. El prejuicio racista se mantuvo a lo largo de los siglos sobre todo entre los opresores y sus plumíferos. El escritor argentino Domingo Faustino Sarmiento (1811-1888), promotor del positivismo y propagandista de la idea de la civilización contra la barbarie, se preguntaba, aun en tiempos de la América republicana: “¿Lograremos exterminar los indios? Por los salvajes de América siento una invencible repugnancia sin poderlo remediar. Esa calaña no son más que unos indios asquerosos a quienes mandaría colgar ahora si reapareciesen (…). Su exterminio es providencial y útil, sublime y grande. Se los debe exterminar sin ni siquiera perdonar al pequeño, que tiene ya el odio instintivo al hombre civilizado”.136

El razonamiento racista dio pie en la época colonial a que se cometiera el más feroz genocidio de la historia. Millones de mujeres, hombres, niñas y niños amerindios han sido asesinados, explotados y 136 http://www.katari.org/color-de-la-palabra/

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La utopía posible relegados de las más variadas formas. Nuestros indios fueron sometidos a sanguinarios tormentos por parte de los conquistadores. No había piedad. No hubo arrepentimiento. Nadie pecó. La violencia era un modo natural de vivir. Pero esto no ocurrió solamente en tiempos de la Conquista y la Colonia. Durante la República, las violaciones de los derechos de los indígenas se mantuvieron, en lo esencial, idénticas. A pesar de los intentos de algunos visionarios como Bolívar y Sucre, la Independencia y el establecimiento de repúblicas no trajo consigo el respeto por el indio, su cultura y su organización económico-social. Al indígena se le arrebató la tierra y se le sometió a un régimen de servidumbre y maltratos. Al despojarle de la tierra le sustrajeron no sólo su fuente de trabajo sino el hilo que los conecta con el tejido de la vida y la alegría. En palabras de José Carlos Mariátegui: “La República ha pauperizado al indio, ha agravado su depresión y ha exasperado su miseria. La República ha significado para los indios la ascensión de una nueva clase dominante que se ha apropiado sistemáticamente de sus tierras. En una raza de costumbre y de alma agrarias, como la raza indígena, este despojo ha constituido una causa de disolución material y moral. La tierra ha sido siempre toda la alegría del indio. El indio ha desposado la tierra. Siente que “la vida viene de la tierra” y vuelve a la tierra. Por ende, el indio puede ser indiferente a todo, menos a la posesión de la tierra que sus manos y su aliento labran y fecundan religiosamente. La feudalidad criolla se ha comportado, a este respecto, más ávida y más duramente que la feudalidad española”.137

10.3. “No le pegue a la negra” Tampoco los africanos tenían alma. No eran gente, no merecían ser tratados como humanos. Para lo único que servían era para trabajar y servir a los amos. Eran sometidos a crueles maltratos. Entre los castigos físicos aplicados a los esclavos negros, estipulados en la legislación colonial, se encuentran los siguientes: 137 José Carlos Mariátegui: “Sobre el Problema Indígena”, en Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana...cit.

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1. El negro o negra que ande ausente y no vuelva a su amo después de un mes de ausencia y una vez capturado se le corta el miembro genital. 2. El negro o negra que se ausente de su amo por quince días cumplidos, se le den cien azotes de la siguiente manera: en la mañana el negro o negra lo trasladen a la picota de la ciudad, amarrado o amarrada, poniéndole un pedestal de cascabeles atado al cuerpo y de esta manera se le den los cien azotes, después se quede allí durante todo el día sin que ninguna persona le ayude. 3. La negra que anduviese ausente por tiempo de quince días le den doscientos azotes.138

Aún en la actualidad se pueden recoger testimonios de los descendientes de los esclavos. En un relato de vida un anciano afroamericano cuenta la vida de su abuelo esclavo: “Mi agüelito tenía el mismo apellido que yo: Chalá, de los morenos puros, había sido esclavo de la hacienda Carpuela de los jesuitas… El viejito había sido melero… Decía que vivía en unos grandes galpones de techo de caña, donde dos o tres guardias con grandes boyeros de espina y largos cabestros de res vigilaban las faenas. Negro que se retrasaba en los trabajos recibía dos o tres azotes. Cuando alguno trataba de huir y le descubrían a tiempo, soltaban grandes perros hasta dar con él, si es que era la primera vez que había recibido el castigo le salaban con sal molida, quedando boca abajo, echado al sol, algunos morían agusanados o volvían a las faenas, todavía con la caracha de las heridas… Si intentaba escapar por segunda vez, le cortaban el corvejón y las orejas para encerrarle luego en un cuartito chiquito que tenían todos los trapiches, llamado infiernillo, dejándole en el cepo. Este cepo, decía mi agüelo que era terrible, porque le hacían sentar al moreno en cuclillas y le cruzaban los brazos bajo las piernas y allí le metían un palo al través y le amarraban los dedos gordos y luego los guardianes le volteaban de lado. En esa dolorosa postura estaban dos o tres días, oyéndose hasta los galpones los quejidos y los gritos del pobre negro. Esos dos días no se les daba de comer ni beber nada, de suerte que regresaba al trabajo con fuerza apenas para pararse. El ronzal, cabestro muy grueso y con nudos dizque usaban para azotar, lo mismo la roseta, el rebenque y hasta el garrote. Cuando volvía a huir por tercera vez lo 138 Recopilación de las Leyes de los Reinos de las Indias. Madrid, 1681, Ley 21, Libro 7, título 5.

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La utopía posible azotaban hasta dejarlo por muerto, luego sobre las heridas le echaban sebo hirviendo o brea derretida y antes de que pudiera reponerse le cortaban los compañeritos (testículos)”.139

Tengamos siempre presente que la violencia en América Latina y el Caribe contra los indígenas y africanos fue descomunal. Fueron varios millones de personas las que murieron o fueron lesionadas a consecuencia de la esclavitud y la servidumbre. Un porcentaje elevado del total de la población mundial de entonces murió víctima de la Conquista y el colonialismo. Posteriormente los indios, negros y mestizos pobres que se oponían a las nuevas formas de explotación han sido perseguidos, torturados y asesinados. Ha llegado la hora de hacer justicia. 10.4. Etnocidio y ecocidio La matanza fue gigantesca y de las mismas proporciones ha sido el etnocidio continental. Las manifestaciones culturales indígenas, africanas, mestizas, fueron exterminadas, silenciadas o distorsionadas. Un ejemplo: El menosprecio y destrucción de las manifestaciones culturales mayas. En 1549 llega a la península de Yucatán en México el sacerdote Fray Diego de Landa quien, a pesar de la magnificencia cultural que se evidencia entre los mayas, y desde la perspectiva etnocéntrica y teocéntrica, en autos de fe inquisitoriales mandó a quemar templos, altares, pinturas, esculturas, y los “biombos” o libros —en tela de árbol llamado amatl, o pirograbadas en cuero de venado— que guardaban la memoria y eran considerados sagrados por los mayas. Según Gustavo Pereira, con esta acción etnocida: “Las sombras de la destrucción velaron para nosotros rasgos, perfiles, hechuras, prodigios asentados en grandes libros que eran como fiestas de la razón, segaron miles y maravillosas historias y fábulas y tal vez descubrimientos, revelaciones, fórmulas, alquimias, canciones, poesía. El coloniaje destruyó dioses, palacios, señores; avasalló con nuevo látigo al pueblo, persiguió al espíritu y quiso extirpar hasta la lengua”.140 139 Testimonio recopilado en Costales, Ecuador, en 1964. John Antón, Afrodescendientes, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 2005, p. 30. 140 Gustavo Pereira: Historias del Paraíso, Los Seres Inferiores, Fondo Editorial El perro y la rana, Caracas, 2007, p. 201.

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Además se le ha dado muerte a la naturaleza. Flora, fauna, suelos, ríos han sido víctimas de una devastación que no se ha detenido ni siquiera cuando ha puesto en peligro los propios intereses de los asoladores. La muerte lo devora todo, incluso a sus sepultureros. Y es que los sistemas sociales basados en la explotación, exterminan y degradan a millares de seres humanos, para que unos pocos se beneficien. Devastan el ambiente y agotan sus recursos para satisfacer la codicia inmediata de una élite social o un imperio ecocida. Para ello hubo que ignorar y desfigurar la relación que el indígena y el africano mantuvieron con su tierra y sus semejantes; deformar su cosmovisión de la vida. En la carta de 1855 del cacique Seattle al presidente de los Estados Unidos Franklin Pierce, en la cual da respuesta a la solicitud de compra de una extensión de sus tierras a cambio de asignarle una “reservación”, se expresa una visión integral de los derechos del ser humano y del resto de los seres vivos, no exclusivamente de las personas y mucho menos de una parte de ellas, sino de todo lo que da origen y mantiene la existencia. Ésta es la visión que recoge e incorpora el nuevo socialismo, para el cual la tierra no es solamente un recurso para ser explotado, sino la Pachamama, la madre de todos: “Cada pedazo de esta tierra es sagrado para mi gente. Cada aguja brillante de pino, cada ribera arenosa, cada niebla en las maderas oscuras, cada claridad y zumbido del insecto es santo en la memoria y vivencias de mi gente. Somos un pedazo de esta tierra; estamos hechos de una parte de ella. La flor perfumada, el ciervo, el caballo, el águila majestuosa: todos son nuestros hermanos. Las rocas de las cumbres, el jugo de la hierba fresca, el calor de la piel del potro: todo pertenece a nuestra familia. El agua de nuestros ríos y pantanos no es sólo agua, sino la sangre de nuestros antepasados. Los reflejos misteriosos de las aguas claras de los lagos narran hechos de la vida de mi pueblo. El murmullo del agua es la voz del padre de mi padre. Los ríos son hermanos nuestros, porque nos libran de la sed. Los ríos arrastran nuestras canoas y nos dan sus peces. Tendríais que tratar a los ríos con el corazón.

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La utopía posible El indio es conocedor del valor inapreciable del aire ya que todas las cosas respiran su aliento: el animal, el árbol, el hombre. Si todos los animales desapareciesen, el hombre tendría que morir con gran soledad de espíritu. Porque todo lo que les pasa a los animales, bien pronto le pasa también al hombre. Todas las cosas están ligadas entre sí. La tierra es la madre de todos nosotros. Cualquier estrago causado a la tierra lo sufren sus hijos. El hombre que escupe la tierra, a sí mismo se está escupiendo. De una cosa estamos seguros: la tierra no pertenece al hombre; es el hombre el que pertenece a la tierra. El hombre no ha tejido la red que es la vida, sólo es un hijo. El sufrimiento de la tierra se convierte a la fuerza en sufrimiento para sus hijos. Estamos seguros de esto. Todas las cosas están ligadas como la sangre de una misma familia”.

Los socialistas del continente, que hemos abrevado en el manantial de sabiduría de nuestros antepasados indígenas y africanos, declaramos que somos guardianes de la vida en todas sus manifestaciones. Defensores de los seres humanos y de todos los seres, que son parte de la vida, porque todo está entrelazado. Nuestro alegato de defensa es integral. No se limita exclusivamente a la especie humana. No podemos defender a unos seres humanos si no cuidamos de todos los seres humanos; y no podemos cuidar de todos los seres humanos si no cuidamos de los otros seres del planeta; y no podremos hacer eso si no preservamos la tierra, madre de todas las criaturas y del universo en el cual vivimos. De lo contrario la muerte se apoderará de todo, y de todos, de las mujeres y los hombres, y de todo, del presente y del futuro. 10.5. América Latina: Tierra de defensores de la humanidad En América Latina hay varios ejemplos de adalides defensores de los derechos humanos. Si en nuestras tierras se han violentado los derechos contra las personas de aquí, también han surgido las mujeres y hombres de mentes lúcidas y corazones sensibles cuyas vidas han estado dedicadas a defender los derechos, a luchar para que no haya mártires, y para que los victimarios sean castigados. 221

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• Fray Antonio de Montesinos y Fray Bartolomé de las Casas, pioneros de los derechos humanos

Fray Antonio de Montesinos (1480-1540) fue un sacerdote dominico que llegó a la isla La Española (actual Haití y República Dominicana) acompañando a los primeros conquistadores. Era un hombre justo, sensible, de recio carácter y gran valor. Ha sido, probablemente, el pionero en la defensa de los derechos humanos en el Nuevo Mundo. Con su pluma, sin miedo y con una visión humanista, describe y denuncia los ultrajes y violaciones que se cometían contra las personas que habitaban las islas a manos de la invasión europea, de allí que es considerado el iniciador de la obra que más tarde retomaría Bartolomé de las Casas. Fustigó duramente a los encomenderos, y llegó a considerarse “la voz de Cristo en el desierto de esta isla”. En el sermón que pronunció el 11 de noviembre de 1511, recriminó el trato que los conquistadores daban a los indios: “Todos estáis en pecado mortal y en él vivís y morís, por la crueldad y tiranía que usáis con estas inocentes gentes. Decid, ¿con qué derecho y con qué justicia tenéis en tan cruel y horrible servidumbre a estos indios? ¿Con qué autoridad habéis hecho tan detestables guerras a estas gentes que estaban en sus tierras mansas y pacíficas, donde tan infinitas de ellas, con muertes y estragos nunca oídos, habéis consumido? ¿Cómo los tenéis tan opresos y fatigados, sin darles de comer ni curarlos en sus enfermedades, que de los excesivos trabajos que les dais incurren y se os mueren, y por mejor decir, los matáis, por sacar y adquirir oro cada día? ¿Y qué cuidado tenéis de quien los doctrine, y conozcan a su Dios y creador, sean bautizados, oigan misa, guarden las fiestas y domingos? ¿éstos, no son hombres? ¿No tienen almas racionales? ¿No estáis obligados a amarlos como vosotros mismos?”.141

El sermón de Montesinos estaba dirigido a todos los habitantes de la isla, incluyendo a su gobernador, Diego Colón (hijo de Cristóbal Colón). Luego de finalizado el mismo, Colón y la orden de los franciscanos realizan una denuncia ante la Corona, solicitando la expulsión de Montesinos y los dominicos, a quienes acusaban de promover una rebelión y desconocer los derechos de la Corona sobre las tierras antillanas. 141 http://usuarios.advance.com.ar/pfernando/DocsIglLA/Montesinos.htm

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La utopía posible Cuando Montesinos fue presionado para que se retractase públicamente, volvió a la carga con más pasión y espíritu justiciero que antes y, en un segundo sermón, frente a una devota feligresía integrada casi exclusivamente por conquistadores con mentalidad medieval —de ésos cuyos únicos haberes eran, cuando cruzaron el Atlántico, “un saco y un puñal”, pero que en las Antillas pretendían un linaje inexistente y adquirir una fortuna de manera súbita—amenazó con no oír su confesión ni absolverlos de sus pecados hasta tanto se arrepintieran de su trato a los indios y rectificaran su conducta. Pero no hubo por parte de los españoles acto de contrición ni remordimiento ni conversiones. Al contrario, arreciaron las intrigas y los intentos de amedrentamiento contra el Padre Montesinos y los dominicos. Simultáneamente, los actos de violencia contra la población indígena continuaban al punto que ésta fue exterminada en pocos años. Al final las autoridades españolas convocaron una junta especial en la ciudad de Burgos, integrada por intelectuales, teólogos y una serie de personajes ilustres, para conocer los puntos de vista contrarios y tomar una decisión. De allí surgieron las “Leyes de Burgos” (1512), quizás el primer documento que, aún con limitaciones, se planteó dentro de la sociedad colonial la protección y defensa de los oprimidos de estas tierras. Otro de los pioneros en la defensa de los derechos humanos en el Nuevo Mundo fue Fray Bartolomé de Las Casas. La Biblia nos habla de la conversión de Pablo de Tarso el cobrador de impuestos y perseguidor de cristianos en el gran difusor y organizador del cristianismo. Bartolomé de Las Casas (1474-1566) experimenta una transformación aún más radical. De licenciado experto en latines a encomendero, y de allí a sacerdote protector de los indígenas, denunciante de los abusos de los españoles y organizador de sociedades comunitarias basadas en elevados principios humanitarios. Escuchó el Sermón de fray Antonio de Montesinos. En algún momento su alma sensible sintió que su deber no era acumular riquezas 223

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ni imponer por la fuerza el credo cristiano, sino defender con la razón y el sentimiento a los indígenas que eran víctima de la explotación y de los crímenes por parte de los conquistadores y los encomenderos. Lo primero que hizo fue renunciar a las encomiendas y a los esclavos que le habían otorgado. No se podía hablar en nombre de Dios y hacer de la vida en la tierra un infierno. “¡Pero aquellos conquistadores asesinos debían de venir del infierno, no de España! Español era él también, y su padre, y su madre; pero él no salía por las islas Lucayas a robarse a los indios libres; ¡porque en diez años ya no quedaba indio vivo de los tres millones, o más, que hubo en la Española!: él no los iba cazando con perros hambrientos, para matarlos a trabajo en las minas; él no les quemaba las manos y los pies cuando se sentaban porque no podían andar, o se les caía el pico porque ya no tenían fuerzas; él no los azotaba, hasta verlos desmayar, porque no sabían decirle a su amo donde había más oro; él no se gozaba con sus amigos, a la hora de comer, porque el indio de la mesa no pudo con la carga que traía de la mina, y le mandó cortar en castigo las orejas; él no se ponía el jubón de lujo, y aquella capa que llamaban ferreruelo, para ir muy galán a la plaza, a las doce, a ver la quema que mandaba hacer la justicia del gobernador, la quema de los cinco indios. Él los vio quemar, los vio mirar con desprecio desde la hoguera a sus verdugos; y ya nunca se puso más que el jubón negro, ni cargó caña de oro, como los otros licenciados ricos y regordetes, sino que se fue a consolar a los indios por el monte, sin más ayuda que su bastón de rama de árbol”.142

Bartolomé de Las Casas se planteó, por la vía jurídica, la defensa integral del indígena, y la denuncia de las violaciones de sus derechos. Él mismo cuenta que un día de la Pascua de 1514, mientras preparaba un sermón para el domingo de Pentecostés, en la colonia del Santo Espíritu, Cuba: “Comencé a meditar sobre algunos principios de las Sagradas Escrituras. En una parte del libro encontré esto que dice: “el pobre no posee nada como no sea el pan; quien se lo quite es un asesino. Quien no le dé su salario al trabajador, es un criminal”... Entonces pensé en las penalidades y la esclavitud en que vive el pueblo aborigen aquí... Y tanto más pensaba, tanto más me iba convenciendo de que todo 142 José Martí: La Edad de Oro.

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La utopía posible lo que afligía y sucedía a los indígenas hasta la fecha, no era más que tiranía e injusticias. Y por tanto que iba estudiando, encontrando en cada libro que leía, fuera latín o en español, cada vez más pruebas y motivos y teorías fundadas en apoyo al derecho de los pueblos de las indias Occidentales y contra el salvajismo y las injusticias y los robos que contra ellos se cometen”.143

Bartolomé de Las Casas fue un hombre perseverante. Como consecuencia de sus diligencias, se promulgaron el 20 de noviembre de 1542, las Leyes Nuevas. En ellas se prohibía la esclavitud de los indios y se ordenaba que todos quedaran libres de los encomenderos y fueran puestos bajo la protección directa de la Corona. Se disponía además que, en lo concerniente a la penetración en tierras hasta entonces no exploradas, debían participar siempre dos religiosos, que vigilarían que los contactos con los indios se llevaran a cabo en forma pacífica dando lugar al diálogo que propiciara su conversión. A finales de ese mismo año terminó de redactar su obra más conocida, Brevísima relación de la destrucción de las Indias, la cual, por ser escrita a mediados del siglo xvi, constituye el primer informe moderno de derechos humanos. Escribió este texto “porque la maldad no se cura sino con decirla, y hay mucha maldad que decir, y la estoy poniendo donde no me la pueda negar nadie, en latín y en castellano”. En la obra describe las atrocidades a las que fueron sometidos los indígenas de las Américas por los conquistadores españoles. Bartolomé de Las Casas participó en el célebre debate de Valladolid que tuvo lugar entre 1550 y 1551, donde defendió los derechos humanos de los indígenas, contra la postura de Juan Ginés de Sepúlveda, quien era partidario de la “guerra justa” contra los indios a partir del argumento de que eran seres inferiores y, además, pecadores e idólatras. De Las Casas consideró que los indígenas tenían uso de razón, y que como criaturas racionales eran seres humanos. Como tales, los indígenas estaban cobijados por el Derecho natural y eran titulares de los derechos a la libertad y a nombrar sus autoridades. 143 Beatriz Fernández Herrero: La Utopía de América. p. 202.

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Se ha repetido hasta la saciedad que fray Bartolomé de Las Casas propuso la esclavitud de los africanos en sustitución de los amerindios. Es cierto. Pero luego que vio el maltrato a que eran sometidos se arrepintió de haber formulado semejante propuesta, y defendió también los derechos de los esclavos negros. Repetía: “¡Con mi sangre quisiera pagar el pecado de aquel consejo que di por mi amor a los indios!” Bartolomé de Las Casas fue un tenaz luchador por los derechos humanos de los débiles. Él fue un hombre grande. Nunca un hombre luchó con tan pocos aliados a favor de los derechos humanos de tanta gente. Jamás un hombre, prácticamente solo, se enfrentó a un imperio tan poderoso y a tanta gente malvada y codiciosa. Pocas veces un solo hombre luchó tanto y tan tenazmente contra un mundo de prejuicios y de intereses. Ninguna vez en la historia un hombre ha sufrido tanto por otros aparentemente tan distintos a él. En la vida nadie se había enfrentado contra hermanos tan insensibles y despiadados. Nunca un religioso había elevado al cielo unas plegarias desde una tierra tan impía. Pocas veces una causa justa ha tenido al frente un adalid tan noble. Su nombre está unido a la defensa de los derechos de los americanos. No por casualidad Simón Bolívar, quien lo llamó el Apóstol de la América, propuso en el Congreso de Angostura que la capital de la Gran Colombia llevara el nombre de Bartolomé de las Casas, y que su memoria siempre fuera enaltecida. ¿Será posible que le hagamos justicia a este hombre que tanto luchó por la justicia? ¿Dios mío, será posible? • Miranda Penitenciarista

Miranda fue un activista a favor de los derechos humanos. Acusado de conspirador, desde 1799, el Imperio Español anduvo tras los pasos de Miranda. Junto a otros líderes anticoloniales de esta parte del mundo (los peruanos Pablo de Olavide, José del Pozo y Sucre, y el chileno Manuel José de Salas) el caraqueño fue condenado a muerte y esta orden fue comunicada a todas las autoridades de las colonias españolas, a quienes se ordenaba actuar con prudencia para poder capturar a los conjurados que andaban con el traidor Miranda. 226

La utopía posible Aquel ciudadano del mundo en cualquier lugar del planeta donde se encontrara fue vehemente en la denuncia contra el genocidio de nuestros pueblos originarios, la represión contra los sublevados de las colonias, la discriminación racial, la xenofobia del régimen español en América. “Tres siglos ha que los españoles se apoderaron por fuerza de este continente. Los horrores que cometieron en su conquista son conocidos de todo el mundo, mas la tiranía que han ejercido después, y que continúan ejerciendo hasta hoy no es conocida ni sentida sino por nosotros. Nuestros derechos como nativos de América, o como descendientes de los conquistadores, como Indios, como Españoles han sido violados de mil maneras (…) La España sólo se acuerda de nosotros para imponernos tributos, para enviarnos un enjambre de tiranos que nos insultan y nos despojan de nuestros bienes para ahogar nuestra industria, para prohibir nuestro comercio, para embarazar nuestra instrucción, y para perseguir todos los talentos del país. Es un crimen para ella el nacer en América”.144

Miranda era un convencido de la lucha por la libertad de los pueblos del mundo y, en particular de Hispanoamérica, y un luchador por la justicia y los derechos humanos. Escribió: “La conservación de los derechos naturales, y, sobre todo, de la libertad de las personas y de los bienes, es incuestionablemente la piedra fundamental de toda sociedad humana, bajo cualquier forma política en que ésta sea organizada”. En ocasión del desembarco que hiciera en las costas de Venezuela en 1806, dice: “La empresa es grande y gloriosa tanto más debéis temer el mancharla con procedimientos irregulares. Detestando los crímenes de toda especie, evitad con sumo cuidado los movimientos de la anarquía. Acordaos que la venganza de los delitos no pertenece sino a los tribunales de justicia; que un homicidio siempre es un homicidio cualquiera que sea su origen. Al momento de confundir a vuestros opresores no imitéis su tiranía. No es vuestra idea la de reemplazar un gobierno irregular, por otro semejante, de sustituir un régimen opresor por otro opresor; de destruir una tiranía 144 Francisco de Miranda: “Por la patria el vivir es agradable y el morir glorioso”, en Documentos Fundamentales, Fundación Ayacucho, Caracas, 1992, p. 94.

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antigua por una tiranía nueva (…), no olvidaréis jamás que, de la misma manera que una buena causa engendra bellos efectos, así un principio impuro, conduce necesariamente a los más funestos resultados”.145

Esto contrasta con la conducta de las autoridades españolas. En la exposición de motivos del Gobernador español se declaraba expresamente que “no hay respetos humanos que valgan”. Diez expedicionarios fueron llevados a la horca, decapitados y descuartizados, y sus cabezas expuestas en parajes públicos para escarmiento de los colonos. Miranda fue condenado a muerte, una vez más, por traición. Por otra parte, un aspecto poco estudiado de la obra de Francisco de Miranda es el relativo a su interés por la humanización del sistema penitenciario en el mundo. El caraqueño viaja por distintos países y cada vez que llega a una nación diferente solicita que lo lleven a conocer los museos y bibliotecas, los prostíbulos y las cárceles. Es un hombre que necesita saberlo todo, verlo todo, para conocer mejor la realidad que se propone interpretar y transformar. Miranda es un enciclopedista que no sólo conoce los salones y los teatros. Penetra en las oscuras bóvedas donde los gobiernos y la Inquisición torturan y encierran criminales e inocentes, luchadores políticos junto con malhechores. Su espíritu de investigación, sensibilidad social y anhelo de justicia lo llevan a proponer una transformación de las cárceles, del sistema judicial y penitenciario. En ese sentido, Francisco de Miranda es un pionero no sólo de los derechos del común de las personas sino de los presos; es decir, los seres más despreciados y olvidados de la sociedad en todas las épocas. De acuerdo con el penitenciarista venezolano Elio Gómez Grillo, Miranda conoce a fondo la obra de los principales reformadores del sistema carcelario de la época: John Howard (1726-1790) y Cesare Beccaria (1738-1794). El primero escribió un libro titulado Estado de las prisiones en Inglaterra y Gales. Habló sobre las condiciones 145 Francisco de Miranda: “Proclamación a los pueblos del continente colombiano, alias Hispanoamérica”, en Memorias de América Latina, Fondo Editorial de la Facultad de Humanidades y Educación, UCV, Caracas, 2002.

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La utopía posible deplorables de las prisiones en Inglaterra. Apresado por piratas camino a Lisboa para ayudar a las víctimas de un terremoto, sufre en carne propia el escarnio de la prisión y, una vez liberado, se dedica a narrarle al mundo la geografía del dolor: dramas, miseria, promiscuidad, vicios, enfermedades. Además, propone que se reforme el sistema penitenciario. Por su parte, Cesare Beccaria a los veintiséis años publica en latín, en forma anónima, su libro De los delitos y de las penas, causando gran conmoción en el sector de intelectuales de su época, y gran enojo por parte del Santo Oficio que a partir de ese momento lo mantuvo bajo observación y le amenazó con excomulgarlo y apresarlo. Propone que: “Para que cualquier pena no sea violencia de uno o de muchos contra alguien en particular, debe ser esencialmente pública, pronta, necesaria, la mejor posible dadas las circunstancias, proporcional a los delitos y dictada por las leyes. Es mejor prevenir los delitos que penarlos…”. Miranda se interesó por poner en práctica las ideas aprendidas en ambos autores acerca de la humanización del sistema penitenciario y elaboró un proyecto de reforma para Dinamarca. Según el especialista Elio Gómez Grillo: “El resultado fue que el gobierno danés acogió totalmente el proyecto de reforma penitenciaria presentado por Miranda y lo aplicó a todo el país (…). De modo que nuestro prócer Francisco de Miranda es precursor, no sólo de la independencia venezolana y aun hispanoamericana, sino que es precursor del mejor penitenciarismo de hoy. Un blasón más para añadir a su grandeza (…) su pasión libertaria le hizo llevar la búsqueda y el encuentro de esa libertad hasta en las mismas mazmorras carcelarias que constituyen la máxima negación de toda forma de liberación”.146

Miranda fue un hombre universal. Su lucha por la Independencia de América no fue más que una extensión de su lucha por la libertad del hombre contra cualquier tipo de yugo y contra cualquier forma de atropello. Su defensa de los derechos de América, una defensa de los derechos de los americanos. Su lucha por la libertad una lucha por la libertad de todos. Si miramos bien, Miranda no sólo fue el precursor 146 Elio Gómez Grillo: Prosa de prisa para presos, Fondo Editorial IPASME, Caracas, p. 101.

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de la Independencia de América, sino el utopista cuyos mundos justos apenas estamos comenzando a construir. De modo que para entender el aporte de Miranda no hay que ver hacia atrás sino hacer un esfuerzo y mirar hacia adelante, hacia muy adelante. • Alejandro Petión y Simón Bolívar, unidos en defensa de los derechos humanos

Cuando estalla la Revolución Francesa (1789), Alejandro Petión, de 19 años, es uno de los primeros en respaldar los principios de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, y reclamar su aplicación en la colonia, así como la igualdad civil y política de la gente de color en relación con los blancos. Alejandro Petión, junto con Toussaint L’ Ouverture, Jean Dessalines y los demás dirigentes de la emancipación en Haití, se convierte en uno de los pioneros de la lucha contra la discriminación y la segregación racial y en un activista en pro de los derechos humanos. Alejandro Petión participó, al lado de los criollos, en el primer gran combate contra los franceses de la Metrópoli. Éstos llevaron a cabo la Revolución Francesa, pero para ellos los principios de libertad, igualdad, propiedad y fraternidad no incluían a las personas que no fueran de tez blanca. Estaban excluidos los negros, los indios, los mestizos, todos los habitantes de color de las colonias. Petión y otros dirigentes haitianos, en cambio, enarbolan la bandera de los derechos humanos para todos, en igualdad de condiciones. En 1804 funda la República y da al país su primera Constitución (por cierto, Estados Unidos como represalia prohíbe el comercio con la nueva República Haitiana). Elegido Presidente el 9 de marzo de 1807, y reelecto en 1811 y 1816, ocupó la primera magistratura hasta su muerte, ocurrida en 1818. Para combatir la esclavitud en el Caribe, estableció en la Constitución de 1816 que “todo africano, indio, así como sus descendientes en las colonias que vendrían a establecerse en la República serían reconocidos como haitianos”. Más tarde, cuando ayuda económica y militarmente a Bolívar y al resto de los refugiados que luchaban por la Independencia, 230

La utopía posible sólo les pide, a cambio de la solidaridad ofrecida, que proclamen la abolición de la esclavitud en las naciones que sus armas libertaran. “Pido a Ud. —le dice a Bolívar— que cuando llegue a Venezuela, su primera orden sea la Declaración de los Derechos del Hombre y la libertad de los esclavos… Vais a jurarme que cuando reconquistéis vuestras tierras aboliréis la esclavitud para siempre”. Bolívar lo intentó. En múltiples oportunidades clamó por la abolición de la esclavitud. Triunfante en Carúpano en 1816, lanza una proclama: “La naturaleza, la justicia y la política piden la emancipación de los esclavos; de aquí en adelante sólo habrá una clase de hombres, todos serán ciudadanos”. Más tarde, en 1819, ante los legisladores del Congreso de Angostura, dijo: “imploro por la abolición de la esclavitud como lo haría por mi vida”. Pero el mantuanaje criollo no cede sus privilegios. Mantiene la práctica de que unos seres humanos son propiedad de otros supuestamente superiores. No será sino varias décadas después que, en condiciones beneficiosas para esa misma oligarquía, la esclavitud será abolida. Por eso, cuando se habla de la defensa de los derechos humanos como opción práctica a favor de los de abajo, y no como simple expediente retórico eurocéntrico, debemos recordar, como ejemplos a seguir, a Alejandro Petión y a Simón Bolívar. • Sucre, adalid de los derechos humanos

Otro de los pioneros en la defensa de los derechos humanos fue Antonio José de Sucre (1795-1830). En la guerra de Independencia, Sucre, por mandato del Libertador Simón Bolívar, redacta el Tratado de Regulación de la Guerra de 1820. La contienda bélica que se venía desarrollando era marcadamente cruenta y sanguinarios los métodos que se venían empleando por parte de ambos bandos. No obstante, Sucre propuso unas condiciones que respetaban la dignidad humana. Fue tan magnánimo el contenido de aquel documento que el Libertador afirmó: 231

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“Este Tratado es digno del alma del General Sucre: la benignidad, la clemencia, el genio de la beneficencia lo dictaron; él será eterno como el más bello monumento de la piedad aplicada a la guerra; él será eterno como el nombre del vencedor de Ayacucho”.

Entre las cláusulas de este tratado están las siguientes:

- La guerra entre España y Colombia se hará como la hacen los pueblos civilizados.



- Todo militar tomado en el campo de batalla se guardará como prisionero de guerra y será respetado, hasta lograr su canje.



- Los heridos no serán prisioneros de guerra.



- Los militares o empleados que hayan desertado de sus banderas no pueden ser castigados con pena capital.



- El canje de prisioneros será obligatorio.



- Los habitantes de los pueblos que alternativamente se ocuparen por las armas de ambos gobiernos serán altamente respetados y gozarán de absoluta libertad y seguridad.



- Los cadáveres, en los campos de batalla, recibirán los últimos honores de la sepultura.

De igual manera, como militar victorioso y como gobernante, la conducta de Sucre estuvo siempre apegada a la defensa incondicional de los derechos humanos de todos: partidarios y enemigos. “La victoria no da derechos”, afirmaba. Sucre había vivido en carne propia la ferocidad de la contienda: la mayoría de sus hermanos y muchos de sus familiares habían muerto a manos del enemigo. Como lo recuerda ese maestro de la Historia que fue Vinicio Romero: “Al vencer en Ayacucho, tanto o más gloria le da a Sucre la capitulación concedida a los realistas, que la misma batalla. Él pudo acabar con todos los enemigos en el campo; él pudo acordarse de la carnicería

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La utopía posible que en diez años hicieron los españoles con su propia familia. Catorce parientes suyos fueron víctimas (…). Sí, éste es Antonio José de Sucre, el que en Pichincha y en Ayacucho se olvida de que eran españoles los asesinos de sus hermanos”.147

De hecho, estando en ventaja es capaz de perdonar a sus contrarios cuando pudo haber ejercido la venganza. “Generoso por carácter, olvido mis agravios personales cuando media la causa pública —dice de sí mismo Sucre— y en lugar de venganzas y los estragos de la guerra, ofrezco… la concordia entre los pueblos”.148

Así fue en muchas oportunidades. El español Sarabia había sido condenado a la pena de muerte y Sucre aboga por él aduciendo que se celebraba la reciente victoria de Guayaquil, por tanto “no debe afligirse a la humanidad derramando la sangre de un hombre…, yo imploro, señor, con las tropas de Colombia por la vida de este infortunado” (Julio 29 de 1821). También Valentín Matos fue objeto de su clemencia. Había intentado asesinar a Sucre; sin embargo éste hace todo lo posible para que se tuviera clemencia con él. Solicita (14-12-1826) “que dicho Matos sea reconocido por un facultativo, y si en efecto se encontrase enfermo podrá pasar a curarse a casa de sus padres”. En Bolivia, al decretar la amnistía contra los enemigos de la Independencia, declara: “Un velo impenetrable pone en perpetuo olvido los sucesos políticos de la revolución; por consiguiente nadie es responsable de sus opiniones pasadas” (Decreto, 24 de mayo de 1826). De allí que, en 1828, en su último mensaje público Sucre declara: “No he hecho gemir a ningún boliviano: ninguna viuda, ningún huérfano solloza por mi causa; he levantado del suplicio porción de víctimas condenadas por la ley; y he señalado mi gobierno por la clemencia, la tolerancia y la bondad. En el retiro de mi vida veré mis cicatrices y 147 Vinicio Romero M.: Antonio José de Sucre, Ejemplo de Juventud, Editorial Panapo de Venezuela, S.A., Caracas, 2008, pp. 14-15. 148 Carta al Mariscal La Mar, 28 de enero de 1829.

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nunca me arrepentiré de llevarlas cuando me recuerde que para formar a Bolivia preferí el imperio de las leyes a ser el tirano o el verdugo que lleva una espada pendiente sobre las cabezas de los ciudadanos”. Años antes, también había confesado: “A ningún hombre se ha perseguido, ninguna propiedad se ha atacado; ningún ciudadano ha sido arrestado si no ha sido por la ley”.149

Sucre fue un alma grande. De su nobleza debemos aprender. La mejor manera de recordarlo es respetar los derechos humanos tal como él lo hizo. Con razón Bolívar, cuando supo del asesinato del Mariscal, escribió su biografía y llegó a afirmar de él: “Como soldado fuiste la Victoria. Como magistrado, la Justicia. Como vencedor, la Clemencia. Como ciudadano, el Patriotismo. Como amigo, la Lealtad”. Nadie que valore la memoria de Sucre podrá mancillar jamás con violencia e ira el legado de respeto por los otros que éste demostró en todos los momentos de su vida. • El joven José Martí y los derechos humanos

La extraordinaria sensibilidad de José Martí lo convierte en denunciante de los atropellos y crímenes cometidos contra los seres humanos por la metrópoli española, los colonizadores y el imperio estadounidense en su época. Una frase resume su actitud ante la violación de la integridad de cualquier ser humano: “Todos los hombres verdaderos deben sentir en su mejilla el golpe dado a cualquier mejilla de otro hombre”. Cuando era niño se estremeció al presenciar los vejámenes a que eran sometidos los esclavos. En una ocasión, mientras caminaba con su padre vio pendiendo de un árbol a un esclavo que había sido ahorcado. “¡Rojo, como en el desierto, salió el sol al horizonte y alumbró a un esclavo muerto, colgado a un ceibo del monte, un niño lo vio: tembló de pasión por los que gimen; y, al pie del muerto, juró lavar con su sangre el crimen!” 149 Memoria a la Asamblea General del Alto Perú, 1° de julio de 1825.

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La utopía posible Con apenas 15 años de edad es condenado a seis años de cárcel. En prisión es sometido a trabajos forzados y su salud se ve quebrantada. Gracias a la intermediación de un amigo de su padre la pena le es conmutada por la de destierro y luego es deportado a España. Allí escribe una obra clave en lo relativo a la defensa de los derechos humanos: El presidio político en Cuba (1871), libro pionero en la denuncia del trato inhumano a que son sometidos en la cárcel los que se oponen al régimen colonial. En la misma época cuando Martí hace esta denuncia, en Cuba el régimen colonialista español realiza una serie de atropellos y crímenes contra la población. El más recordado: el fusilamiento, el 27 de noviembre de 1871, de ocho estudiantes de Medicina casi adolescentes, bajo el pretexto de haber profanado una tumba, asunto que no pudieron probar. Carlos de la Torre, Anacleto Bermúdez, Alonso Álvarez, Carlos Verdugo, Ángel Laborde, José de Marcos Medina, Pascual Rodríguez y Eladio González, son los nombres de los muchachos que las autoridades españolas decidieron ajusticiar, para hacer escarmentar a los luchadores independentistas de la isla. Tenían entre 16 y 21 años de edad. ¿Su único pecado? Amar a la patria, tal como confesaron antes de ser asesinados. José Martí, indignado y adolorido, escribe sobre los sucesos: “Hace once años la plebe española de La Habana, instigada por un desvergonzado funcionario que obtuvo luego en España altos honores, cometió, con aprobación y ayuda del Gobierno, uno de esos crímenes fríos que de vez en cuando espantan al mundo. Ocho adolescentes, ocho estudiantes de medicina, acusados de haber puesto mano profanadora en el cadáver intacto de un ídolo de la turba, fueron después de dos días de orgía sanguinaria fusilados contra un muro, y sin nombre ni cruz, “cuatro hacia el Sur y cuatro hacia el Norte”, tendidos en una fosa vergonzante”.150

Ante la andanada de crímenes del colonialismo español, Martí hace las respectivas denuncias, pero se niega a aplicar la ley del “ojo por ojo, diente por diente”. En El presidio político en Cuba dijo a los colonialistas: “Yo no puedo odiar a nadie; dejadme que os compadezca en nombre 150 El Economista Americano, agosto de 1887.

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de mi Dios. Ni os odiaré, ni os maldeciré. Si yo odiara a alguien, me odiaría por ello a mí mismo”. Esta línea de conducta la mantendrá a lo largo de toda su vida. Incluso en los momentos más duros del combate, en la fase final de la lucha por la independencia se pregunta: “¿Con qué derecho nos odiarán los españoles, si los cubanos no los odiamos?” 10.6. Los derechos humanos se violan en tantas partes… en América Latina, domingo, lunes y martes… Muchas han sido las violaciones de los derechos humanos en América Latina y el Caribe en la época contemporánea. No pretendemos acá hacer una historia de ese lado oscuro de la conducta humana, lo que deseamos destacar es que en nuestro continente tanto los gobiernos dictatoriales como los “democráticos”, han convertido la política en una excusa para cometer toda suerte de atropellos contra los luchadores y luchadoras sociales. Desde el Estado, o con la anuencia del Estado, se han puesto en práctica todas las formas de odio y ensañamiento de que son capaces quienes detentan el poder, el aparato policial y las riquezas. En el “Norte” se diseñan las políticas del “terror”. La Escuela de las “Américas”, y otros centros de adiestramiento se especializaron en convertir a los humanos en bestias. Gabriel García Márquez, en ocasión de recibir el Premio Nobel de Literatura en 1982, presenta un resumen de esta geografía del horror: “Los desaparecidos por motivos de la represión son casi 120.000, que es como si hoy no se supiera donde están todos los habitantes de la ciudad de Upsala. Numerosas mujeres encintas fueron arrestadas, dieron a luz en cárceles argentinas, pero aún se ignora el paradero y la identidad de sus hijos, que fueron dados en adopción clandestina o internados en orfanatos por las autoridades militares. Por no querer que las cosas siguieran así han muerto cerca de 200.000 mujeres y hombres en todo el continente, y más de 100.000 perecieron en tres pequeños y voluntariosos países de la América Central: Nicaragua, El Salvador y Guatemala. Si esto fuera en los Estados Unidos, la cifra proporcional sería de un millón 600 muertes violentas en cuatro años. De Chile, país de tradiciones hospitalarias, han huido un millón de personas: el

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La utopía posible 12% por ciento de su población. El Uruguay, una nación minúscula de dos y medio millones de habitantes que se consideraba como el país más civilizado del continente, ha perdido en el destierro a uno de cada cinco ciudadanos. La guerra civil en El Salvador ha causado desde 1979 casi un refugiado cada 20 minutos. El país que se pudiera hacer con todos los exiliados y emigrados forzosos de América Latina, tendría una población más numerosa que Noruega”.151

En el cuento “La certeza” del escritor salvadoreño Roque Dalton (1935-1975) se ilustra esta fisiología del terror que era y sigue siendo cosa común en América Latina y el Caribe: “Después de cuatro horas de tortura, el Apache y los otros dos cuilios le echaron un balde de agua al reo para despertarlo y le dijeron: “Manda a decir el coronel que te va a dar un chance de salvar la vida. Si adivinas quién de nosotros tiene un ojo de vidrio, te dejaremos de torturar”. Después de pasear una mirada sobre los rostros de sus verdugos, el reo señaló a uno de ellos: “El suyo. Su ojo derecho es de vidrio”. Y los cuilios asombrados dijeron: “¡Te salvaste! Pero, ¿cómo has podido adivinarlo? Todos tus cheros fallaron, porque el ojo es americano, es decir, perfecto”. “Muy sencillo —dijo el reo sintiendo que le venía otra vez el desmayo— fue el único ojo que no me miró con odio”.

Desde esta fisiología del odio, los funcionarios policiales y militares, y los organismos paramilitares, aprendieron a conjugar seis verbos: perseguir, encarcelar, torturar, incomunicar, desaparecer, matar. Ante la denuncia del movimiento popular y la súplica de los parientes, las autoridades sólo saben hacer dos cosas: mentir u ocultar. El sistema judicial se comporta como una alcahueta: protege a los delincuentes. A la larga, el movimiento popular persevera en un solo propósito: hacer justicia. Aprende una lección: superar el miedo. Cuenta Rigoberta Menchú que cuando se encontraba paralizada por los asesinatos políticos contra sus seres más queridos, quienes eran luchadores comunitarios (un hermano fue torturado y asesinado en presencia de todos; su madre, violada, torturada, asesinada y profanada una vez 151 Gabriel García Márquez: Yo no vengo a decir un discurso, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 2010.

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muerta; su padre, quemado vivo) se encontró con una hermana menor de apenas doce años y medio, quien le dijo: “Lo sucedido es señal de triunfo, eso es una más de nuestras razones de luchar. Tenemos que actuar como mujeres revolucionarias. Un revolucionario no nace a causa de algo bueno, nace a causa de algo malo, de algo doloroso. Esto es una de nuestras razones. Tenemos que luchar sin límites, sin medir lo que nos toca sufrir o lo que nos toca vivir, sin pensar que nos tocan cosas monstruosas en la vida”.152 ¡Qué lección! ¡Qué grandeza!

10.7. Las democracias dictatoriales Ahora bien, uno de los mitos más generalizados consiste en creer que las dictaduras han sido los regímenes más represivos y violentos en América Latina. Ciertamente los gobiernos dictatoriales han sido cruentos e inhumanos. Pero, para vergüenza de los mistificadores de la “democracia representativa”, los gobiernos democráticos han violado los derechos humanos tanto o más que las tiranías. Y en Venezuela, por ejemplo, durante los “gobiernos democráticos puntofijistas” de Rómulo Betancourt, Raúl Leoni, Rafael Caldera, Carlos Andrés Pérez y Luis Herrera Campíns, se cometieron crímenes de lesa humanidad. En Venezuela se ensayaron los más refinados métodos de tortura y los más envilecidos procedimientos judiciales contra los dirigentes partidistas, estudiantiles y comunitarios. En este país nacieron los Teatros de Operaciones (TO), verdaderos centros de terror. Fue desde acá que la criminal clase política en el poder puso en práctica la política de los “desaparecidos”, estrategia que les permitía borrar la huella de sus crímenes, y los “gangs de la muerte”, organizaciones paramilitares con licencia para matar. Fue en Venezuela que un Presidente, Rómulo Betancourt, ordenó “disparar primero y averiguar después”. Fue en nuestro país que cuando se dio “El Caracazo” (rebelión popular del 27F de 1989 contra el paquete económico neoliberal del gobierno de Carlos Andrés Pérez) la matanza contra la población civil fue tan descomunal 152 http://www.envio.org.ni/articulo/759

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La utopía posible que los muertos no cabían en las morgues y el gobierno hubo de habilitar clandestinamente una de las más gigantescas fosas comunes de que se tenga memoria. También fue desde Venezuela que un criminal como Luis Posada Carriles, con la aquiescencia del gobierno de turno, planificó y ejecutó la voladura de un avión de Cubana de Aviación que transportaba a deportistas de la isla cuyo único delito era ser nativos de la Cuba socialista. Y fue desde el mismísimo Congreso de la República que un parlamentario, David Morales Bello, exigió públicamente la aplicación de la “pena de muerte” contra los protagonistas de la rebelión militar del 4F, dirigida por el Comandante Hugo Chávez, desconociendo el artículo 58 de la Constitución de 1961. José Vicente Rangel, autor del libro Expediente Negro, obra en donde se describen los crímenes cometidos por los gobiernos “democráticos”, afirma: “Durante la democracia puntojista hubo más violaciones de los derechos humanos en comparación con la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, lo cual no exculpa a este gobernante de sus crímenes (…). Es peor, más abyecta, más inmoral y más ilegal, la violación de los derechos humanos en una democracia que en una dictadura (…). Los gobernantes de la democracia puntojista estaban obligados, por su historial democrático, por provenir su mandato de una consulta popular, a respetar al ser humano; a impedir cualquier agravio a la dignidad de las personas y, en todo caso, a sancionar a cualquier responsable de abusos. Pero no ocurrió así: los crímenes se multiplicaron, la vida de un preso político o de un manifestante dejó de merecer respeto, los antivalores se apoderaron del mundo carcelario y la impunidad, fruto de la alianza espuria entre un poder político y moral y un poder militar y policial desbordado, sustituyó de facto, al Estado de Derecho”.153

Los mayores responsables de estos crímenes, que son los gobernantes de la época y sus ministros y jefes militares y policiales —a diferencia de lo que está ocurriendo con muchos de los criminales del Cono Sur y de Centroamérica— no han sido procesados por la justicia nacional o internacional. Se mantienen impunes, andan libres. Algunos 153 José Vicente Rangel: “Jorge Rodríguez: Todo o Nada”, en Pensamiento de Jorge Rodríguez, Asamblea Nacional, Caracas, pp. 32-33.

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han muerto muy tranquilitos en sus camas, rodeados del afecto de sus familiares, oportunidad que ellos no les dieron a sus adversarios políticos. Los medios de comunicación privados les rinden honores y nunca falta quien los llore ante las cámaras de televisión. Nuestro deber es desenmascararlos. Está prohibido olvidar. El pueblo que ha tomado conciencia de la criminalidad de las oligarquías y de sus aparatos policiales; los familiares y amigos de las víctimas que no se consuelan sólo con llorar; las organizaciones defensoras de los derechos humanos que no se acobardan ante los riesgos, todos demandan justicia. No crean que sólo desde el gobierno se violan los derechos humanos. Los mismos instintos y la misma mala sangre que desde el poder lleva a los gobernantes de las oligarquías del terror a activar los resortes de la represión policial, militar, laboral; esos mismos resortes los impulsan, cuando han sido desalojados del poder, a ejercer desde la oposición una doble actuación: por un lado, con piel de cordero, se erigen en defensores de los mismos principios que desde el poder violaron, y en denunciantes de supuestas violaciones de los derechos humanos, y, por otro —a través de sus partidos políticos, organizaciones de corte paramilitares, las campañas mediáticas que impulsan desde sus propios medios de comunicación, y de las cuotas de poder que aún les quedan en los órganos del Estado, principalmente en los gobiernos locales— se convierten en instigadores de la violencia y la inconstitucionalidad para crear crisis de gobernabilidad, desestabilizar a los gobiernos populares y pretender tomar nuevamente el poder. Así lo hicieron en Guatemala con Jacobo Arbenz; en Perú con Velasco Alvarado; en Haití con Jean-Bertrand Aristide; en Chile con Salvador Allende; en Nicaragua con el Frente Sandinista, por citar unos pocos ejemplos. Así lo hacen actualmente en los diferentes países donde gobiernos de avanzada se proponen acabar con los privilegios de los grandes propietarios y lograr una más equitativa distribución de las riquezas. En Bolivia, por ejemplo, han llegado a los extremos de desencadenar todo su odio racista contra los activistas indígenas 240

La utopía posible que apoyan a Evo Morales. En Pando, campesinos que respaldan al gobierno fueron emboscados, torturados y salvajemente ametrallados por opositores. “Ahora corre la sangre de campesinos en Pando, a manos de las huestes prefecturales, montadas en la maquinaria del Servicio Prefectural de Caminos, con las que el Jueves 11 de Septiembre a las tres de la madrugada en la localidad de Tres Barracas, cerca de la población de Porvenir, fueron emboscados y salvajemente ametrallados, cuando se dirigían a un ampliado de su organización departamental. Hombres, mujeres y niños corrieron para salvar sus vidas, pero fueron acribillados, heridos o tomados por la fuerza para ser torturados y luego cínicamente entregados por los grupos ilegales de la Prefectura a la policía, pretendiendo que las víctimas de la barbarie, son los culpables. ‘La carretera estaba bloqueada con camiones de la Prefectura, allí comenzaron a dispararnos, a los que escaparon hacia el río los persiguieron y terminaron de matarlos en la orilla. Algunos de los heridos que llegaron al hospital de Riberalta, los asesinaron”, relató uno de los sobrevivientes. Denunciaron que varias mujeres secuestradas, incluso ancianas y madres con sus bebés o embarazadas, fueron obligadas a desnudarse para ser torturadas’.154

Las más grandes violaciones a los derechos humanos han sido cometidas por las oligarquías y los imperios a través de sus representantes, llámense gobiernos “democráticos” o dictatoriales, contra el movimiento popular y comunitario o contra los gobiernos revolucionarios o nacionalistas que han surgido en distintas naciones de la geografía latinoamericana y caribeña. La “derecha” se ha opuesto por todos los medios a que el pueblo tome o consolide su poder. Incluso en los países donde ha habido tradición “democrática” no han dudado en hacer uso de la violencia para mantener su hegemonía antipopular. ése fue el caso en Chile contra el gobierno de la Unidad Popular. Miles fueron asesinados y desaparecidos. A los “gorilas” de todas las épocas y lugares les repetimos las últimas palabras del compañero Salvador Allende, pronunciadas en la mañana del 11 de septiembre de 1973, en 154 http://www.youtube.com/watch?v=9LzYj-VSsB4

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momentos en que el Palacio Presidencial de La Moneda estaba siendo bombardeado: “La historia no se detiene ni con la represión ni con el crimen. Ésta es una etapa que será superada, éste es un momento duro y difícil. Es posible que nos aplasten, pero el mañana será del pueblo, será de los trabajadores. La humanidad avanza para la conquista de una vida mejor (…). Podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen, ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos”.155

Por estas razones, nosotros los socialistas nos mantenemos en pie de lucha contra cualquier forma de violencia hacia el ser humano y el planeta. Repitámoslo: La historia es nuestra y la hacen los pueblos.

155 Salvador Allende: La vía chilena al socialismo. Ministerio del Poder Popular para la Comunicación y la Información, Caracas, 2009.

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Juan Félix Sánchez

La utopía posible

11. El Trabajo Creador “He pretendido excitar la prosperidad nacional por las dos más grandes palancas de la industria: el trabajo y el saber. Estimulando estos dos poderosos resortes de la sociedad se alcanza lo más difícil entre los hombres: hacerlos honrados y felices”. Simón Bolívar “Cuando el trabajo no sea solamente un medio de vida, sino la primera necesidad vital; cuando, con el desarrollo de los individuos en todos sus aspecto, crezcan a chorro lleno los manantiales de la riqueza colectiva, solo entonces podrá rebasarse totalmente el estrecho horizonte del derecho burgués, y la sociedad podrá escribir en su bandera. De cada cual, según su capacidad; a cada cual, según sus necesidades”. Carlos Marx “El trabajo es cosa buena, es lo mejor de la vida; pero la vida es perdida trabajando, en campo ajeno. Unos trabajan de trueno, y es para otros la llovida”. Atahualpa Yupanqui

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El trabajo creador combinado con el ocio liberador constituyen dos principios que enriquecen el nuevo socialismo latinoamericano. Ambos deben coexistir: el trabajo no alienado unido al disfrute del tiempo libre. Separados deshumanizan y envilecen. El trabajo crea alienados; y el ocio, parásitos. En cambio los dos, aunados, cumplen una función superior: enaltecer al ser humano. Dice Schumacher: “El trabajo y el ocio son partes complementarias de un mismo proceso vital y no pueden ser separados sin destruir el gozo del trabajo y la felicidad del ocio”.156

11.1. El trabajo creador contra la alienación en el trabajo El trabajo es la principal fuente de desarrollo del talento personal y del bienestar colectivo. Propicia el desarrollo de las facultades de cada individuo y la prosperidad de los pueblos. Según Federico Engels: “El trabajo es la primera condición fundamental de toda la vida humana, hasta tal punto que, en cierto sentido, deberíamos afirmar que el hombre mismo ha sido creado por obra del trabajo”.157

El trabajo es, fundamentalmente, una fuerza creadora. Potencia al ser humano y a las naciones. Fomenta la prosperidad y el desarrollo. Pero en las sociedades basadas en la explotación, el trabajo pasa a ser la principal fuente de enajenación del individuo y los pueblos. Ocasiona desolación y atraso. El trabajo no tiene como propósito servir al trabajador y a la colectividad, en armonía con la naturaleza, sino a los intereses inmediatos de las clases explotadoras, sin tomar en cuenta ninguna otra consideración. “Todos los sistemas de producción conocidos hasta ahora no tenían otra mira que el sacarle un rendimiento directo e inmediato al trabajo. Se hacía caso omiso de todos los demás efectos (…). Todas las formas superiores de producción se tradujeron en la división de la población en clases y, con ello, en el antagonismo entre clases dominantes y oprimidas; y esto hizo que el interés de la clase dominante pasara a ser 156 E. F. Schumacher: Lo pequeño es hermoso, Ediciones Orbis, Barcelona, p. 57. 157 Federico Engels: El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre. Véase en http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/1876trab.htm, p. 1.

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La utopía posible el resorte propulsor de la producción (…). Los capitalistas individuales, en cuyas manos se hallan los resortes de mando sobre la producción y el cambio, sólo pueden preocuparse de una cosa: de la utilidad más directa que sus actos le reporten (…). Allí donde la producción y el cambio corren a cambio de capitalistas individuales que no persiguen más fin que la ganancia inmediata, es natural que sólo se tomen en consideración los resultados inmediatos y directos. El fabricante o el comerciante se dan por satisfechos con vender la mercancía fabricada o comprada con el margen de ganancia usual, sin que les preocupe en lo más mínimo lo que mañana pueda suceder con la mercancía o con su comprador. Y lo mismo sucede con las consecuencias naturales de estos actos”.158

En las sociedades de clase, el trabajo pierde su facultad para hacer que se desarrollen plenamente los seres humanos y las colectividades, en concordancia con la sociedad y el ecosistema. Se convierte en una palanca para servir a los intereses inmediatos de las clases dominantes, en desmedro del trabajador mismo, la sociedad y el ambiente. El trabajo deja de ser una vía para la humanización y el crecimiento. Se transforma en un instrumento de enajenación y atraso. No es casual, por tanto, el origen etimológico de la palabra trabajo, que nació asociada a las penalidades y al sufrimiento. Así lo documenta Ángel Rosenblat: “En latín, al menos en el del siglo VI, se llamaba tripalium un cepo o instrumento de tortura formado por tres palos o maderos. A los condenados, a los esclavos, a los gladiadores, se les sometía al tripalium. En el bajo latín el tripalium era un aparejo de tres palos para atar los caballos que no se dejaban herrar. Del sustantivo se formó un verbo tripaliare (…) con el sentido de someter a alguien al tripalium, y luego, en general, ‘torturar, atormentar´. De ahí el francés travailler, el italiano travagliare, el español trabajar”.159

De modo que, históricamente, el trabajo apareció asociado a la tortura y al dolor, porque en las sociedades donde una clase o una 158 Idem. 159 Ángel Rosenblat: “El hispanoamericano y el trabajo”, en Ensayos Diversos, Tomo VI, Monte Ávila Editores Latinoamérica, Caracas, 1984, p. 123.

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nación someten a otras clases y a otras naciones, el proceso del trabajo se realiza en condiciones que le son hostiles al trabajador y a los pueblos. Además, el trabajador, como fruto de sus esfuerzos, enriquece a otros, y a cambio sólo obtiene pobreza y degradación. Es a esto a lo que Marx llamó alienación en el trabajo. Combatir la alienación en el trabajo es el propósito de una sociedad que se plantee instaurar un sistema económico basado en relaciones de producción socialistas. Esto significa varias cosas: 1. Antes que nada garantizar el derecho al trabajo, que es una condición para el desarrollo del talento individual y la prosperidad de la sociedad. El trabajo no es solamente un medio de vida, sino la primera necesidad vital. Sin ello no es posible que las personas se realicen plenamente y satisfagan sus necesidades materiales, sociales y espirituales. “En la sociedad socialista deberá implantarse una organización de la producción en la que, de un lado, ningún individuo pueda desentenderse de su parte en el trabajo productivo, que es condición natural de la existencia humana, y en la que, de otra parte, el trabajo productivo se convierta de medio de esclavizamiento en medio de emancipación del hombre, brindando a todo individuo la posibilidad de desarrollar y ejercitar en todos los sentidos todas sus capacidades, así físicas como espirituales, y convirtiendo de ese modo lo que hoy es una carga en un goce”.160

2. El deber de trabajar, una contraprestación que los individuos están obligados a reintegrar a la sociedad por los servicios que ésta le presta. Así se combate la “cultura de la holgazanería” que ha sido promovida históricamente sobre todo por “sectores parasitarios” de las clases privilegiadas, acostumbrados a la riqueza fácil, por un cierto “lumpen” de cuello blanco a quien gusta medrar sin ningún esfuerzo y por el “lumpen proletariado” de las clases bajas. Lenin lo decía en un lenguaje poco académico: “que ni un solo pillo (incluyendo a cuantos huyen del trabajo) se pasee en 160 Federico Engels: Anti-Dühring, cit., pp. 34-35.

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La utopía posible libertad (…). El que no trabaja, no come: éste es el mandamiento práctico del socialismo. Y a igual cantidad de trabajo, igual cantidad de producto.161 Asimismo, el Che Guevara es rigurosamente firme en lo relativo a la necesidad y al deber de trabajar, única forma de producir los bienes y servicios que la población requiere. En charlas y conferencias dirigidas a los trabajadores y estudiantes, les decía: “Y eso es lo que hay que hacer, acordarse de que el trabajo es lo más importante. Perdónenme si insisto una y otra vez, pero es que sin trabajo no hay nada. Todas las riquezas del mundo, todos los valores que tiene la humanidad son nada más que trabajo acumulado. Sin eso no puede existir nada”.162 “El trabajo debe ser una necesidad moral nuestra, el trabajo debe ser algo al cual vayamos cada mañana, cada tarde o cada noche, con entusiasmo renovado. Tenemos que aprender a sacar del trabajo lo que tiene de interesante o lo que tiene de creador, a conocer el más mínimo secreto de la máquina o del proceso en el que nos toca trabajar. Si no nos gusta ese trabajo, a capacitarnos para poder hacer aquel que nos gusta”.163 “Nosotros podemos calificar como el contrarrevolucionario más tenebroso, más sutil al ausentismo (…). El ausentismo se combate también con medidas de carácter social, con las medidas colectivas, con la discusión con la gente, con la explicación razonada de los daños que provoca y, en definitiva, compañeros, creo que hemos llegado al momento en que cuando todo esto falle, también se usen medidas compulsivas (…) que lo sienta en el lugar donde seguro le va a doler, que es en su propio bolsillo: ¡que gane menos!”.164

El mismo criterio lo había expresado antes en América Latina José Martí, cuando sostenía que ninguna persona con capacidad podía disfrutar de beneficio alguno si no trabajaba. Decía: 161 “De cómo debe organizarse la emulación, p.13. 162 “Lo que debe ser un joven comunista”, Octubre 1962. 163 El Pensamiento del Che, p. 40. 164 Íbid., pp. 40-45.

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“Es inútil, y generalmente dañino, el hombre que goza del bienestar de que no ha sido creador; cada cual viva de su sudor, o no viva, y ni indirectamente debe la sociedad humana alimentar a quien no trabaja directamente en ella”.165

Antes, el Mariscal Sucre ya había insistido en la necesidad de tomar rigurosas medidas contra la holgazanería. En una circular establece: “Destínense los vagos todos sin contemplaciones de ninguna especie a los trabajos públicos (…). La laboriosidad reemplazará a los vicios, la utilidad a la holgazanería”. 166

En relación con este deber de trabajar, los revolucionarios promueven, insistentemente, el trabajo voluntario como praxis fundamental en la construcción del socialismo. Es una manera de servir a la comunidad en la solución de sus problemas, de avanzar en el proceso de formación de una conciencia revolucionaria colectiva. Una forma de mostrar el compromiso, de dar el ejemplo. Esta modalidad de trabajo es la prefiguración de la sociedad comunista, en la cual todos trabajan para servir a todos. Al respecto, el Che Guevara dice lo siguiente: “La importancia que tiene el trabajo voluntario no se refleja en la parte directamente económica que pudiera reportar a las empresas o al Estado. Se refleja en la conciencia que se adquiere frente al trabajo y en el estímulo y ejemplo que significa esa actitud para todos los compañeros de las distintas unidades de trabajo. (…) ¿Por qué insistimos tanto en el trabajo voluntario? Económicamente significa casi nada. (…) lo importante es que una parte de la vida del individuo se entrega a la sociedad sin esperar nada, sin retribución de ningún tipo”.167

3. Crear condiciones dignas para el trabajador en el proceso de producción, de modo que su ambiente de trabajo propenda a la humanización del ser humano. Esto es, que las relaciones de producción predominantes sean de cooperación y no de 165 José Cantón Navarro: José Martí y los trabajadores, FIDES, Caracas, 2006, p. 31. 166 Circular, 26 de enero de 1827. 167 El Pensamiento del Che, cit., p. 46.

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La utopía posible explotación, para que, finalmente, el trabajo pierda su condición de maquinaria de tormento y se transforme en vía para la realización individual y la prosperidad colectiva. Entre nuestros libertadores hubo conciencia acerca de la necesidad de dictar medidas en defensa de los derechos laborales. Los más avanzados atacaron duramente la esclavitud y el trato dado a los esclavos, la servidumbre a que eran sometidos los peones por medio de la tienda de raya y las distintas formas de explotación de los trabajadores de las minas. En el Reglamento sobre el Trabajo en las Minas, aprobado por Sucre en Bolivia en 1826, se dice lo siguiente: 1. Los dueños de minas, arrendatarios, o mayordomos pagarán a los trabajadores su jornal en dinero efectivo. 2. La alanota y los jornales, deberán darse a los operarios en tabla y mano propia, en presencia de los mismos o de dos testigos. 3. Ninguno podrá maltratar a los trabajadores de minas con palos, azotes, ni de otro modo. 4. Que los prefectos designen los víveres sanos y nutritivos, con que puedan los azogueros proveer a los jornaleros…”.168

4. Que la actividad productiva que se realice sea útil y beneficiosa para quien trabaja, para el individuo concreto que lleva a cabo una labor. En ese sentido, debe recibir una remuneración “acorde” con su trabajo. El propósito es que el trabajador disfrute de las “ganancias” producto de su trabajo, de modo que pueda alcanzar el máximo bienestar integral en contraprestación por su praxis laboral. Estaríamos poniendo en práctica el precepto socialista: “de cada cual según su capacidad; a cada cual, según su trabajo”. De esta manera los trabajadores podrán adquirir los productos y servicios necesarios para vivir dignamente. Todo esto sin caer en el patrón consumista que crea necesidades artificialmente. 168 Reglamento sobre el Trabajo en las Minas, 27-09-1826.

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El pleno disfrute del trabajo ocurre cuando la labor que se realiza es la plena expresión del talento de cada persona, y esta tarea es valorada por el sector de la sociedad con el que nos comprometemos. La identificación con el trabajo y con la obra es proporcional al gusto en su realización por parte de cada persona o colectivo; a la retribución material o espiritual que éste aporta. 5. Que el trabajo sea útil a la sociedad, que beneficie a otros. Dice Carlos Marx :“Si elegimos una profesión en la que podamos, más que en ninguna otra, trabajar para la humanidad, no nos doblaremos bajo su peso porque será un sacrificio en bien de todos; entonces no experimentaremos una alegría mezquina; limitada, egoísta, sino que nuestra felicidad pertenecerá a millones de seres”… (Carlos Marx, Consideraciones de un joven al elegir profesión) 6. Que la actividad productiva garantice la conservación del ecosistema. Es de éste de donde se obtienen los recursos primarios para la actividad productiva y constituye, además, el hábitat para el goce de la vida. El trabajo no puede hacerse a expensas de la naturaleza, sino en concordancia con ésta, porque sus recursos no son infinitos. No se trata ya de dominar la naturaleza —como lo expresaba un cierto marxismo mecanicista en el pasado— sino de integrarnos a ella, tomar con respeto lo que necesitemos e intentar conservarla para bien de todas las especies animales y vegetales, y para el uso y disfrute de las venideras generaciones humanas y de los otros seres vivos, tal y como lo decía Engels: “Cada día aprendemos a comprender mejor las leyes de la naturaleza y a conocer tanto los efectos inmediatos como las consecuencias remotas de nuestra intromisión en el curso natural de su desarrollo. Sobre todo después de los grandes progresos logrados en este siglo por las Ciencias Naturales, nos hallamos en condiciones de prever, y, por tanto, de controlar cada vez mejor las remotas consecuencias naturales de nuestros actos en la producción, por lo menos de los más corrientes. Y cuanto más sea esto una realidad, más sentirán y comprenderán los hombres su unidad con la naturaleza, y más inconcebible será esa idea

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La utopía posible absurda y antinatural de la antítesis entre el espíritu y la materia, el hombre y la naturaleza, el alma y el cuerpo”.169

7. Acabar con la división social del trabajo y establecer una sociedad donde las personas desarrollen sus múltiples talentos laborales y creativos. De este modo se logra que el trabajo productivo se convierta, de medio de esclavización, en instrumento de emancipación del hombre, que brinde a todo individuo la posibilidad de desarrollar y ejercitar todas sus capacidades, tanto físicas como intelectuales y espirituales; y transforme el trabajo de una carga en un goce. En las sociedades de clase, especialmente en la capitalista, mediante la división del trabajo se limitó el proceso de pleno desarrollo del individuo, pues cada uno debe dedicarse a una actividad distinta, obstaculizando las posibilidades de desarrollar libremente sus múltiples capacidades creativas. El propio proceso del trabajo, deja de ser, así, un instrumento de reafirmación plena del hombre para convertirse en dispositivo de su atomización. La sociedad socialista, por el contrario, apunta mediante el trabajo a sustituir al individuo parcial, producto de una función laboral de detalle, por el individuo desarrollado en su totalidad, para quien las diversas funciones sociales no son más que otras tantas manifestaciones de actividad que se turnan y relevan. El carácter esencialmente humano de la sociedad futura estará dado en las posibilidades que tendrán las personas de desplegar todo su potencial humano, hacerse verdaderamente pluridimensionales, abrazar una esfera de variadas actividades de relaciones prácticas con el mundo que propicien una vida rica y multilateral. El hombre nuevo es el individuo que corresponde a la sociedad comunista, sociedad que permitirá el libre desarrollo pleno y armónico del ser humano. 11.2. El Trabajo en América Latina En lo concerniente al trabajo en América Latina, podemos decir que para los conquistadores españoles el trabajo era una afrenta. Vinieron a 169 Federico Engels: El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre, cit., p. 17

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América a obtener rápidamente riqueza y poder. Venían como guerreros, clérigos u hombres de gobierno, no como fuerza de trabajo. Aunque en la Península realizasen alguna labor, en nuestras tierras se comportaban como hidalgos; por tanto, para ellos cualquier trabajo manual era un oficio infamante, propio de seres inferiores como los judíos, los moros, los protestantes o los guanches, todos infieles con quienes no querían ser confundidos. Según Ángel Rosenblat: “El español llegó a las Indias movido por el mismo ímpetu que le había llevado a la conquista del reino de Granada y a las campañas por Italia y Flandes. A las Indias trajo su estilo de vida y aún lo extremó. Soldados y artesanos aspiraban a ennoblecerse, y la hazaña personal les abría las puertas de la riqueza y el poder. Hubo desde la primera hora una hidalguización general. Colón, que era genovés, no estaba compenetrado con el espíritu de su gente española. Acostumbrado a la dura disciplina de las navegaciones, se quejaba a cada paso de la resistencia de los pobladores españoles al trabajo”.170

Los indígenas se daban perfecta cuenta de la “flojera” de los conquistadores. He aquí el razonamiento de don Gonzalo, cacique de los nicaraguas: “¿Qué cosa es cristiana en los cristianos? Piden el maíz, la miel, el algodón, la manta, la india para hacer el hijo; piden oro y plata. Los cristianos no quieren trabajar, son mentirosos, jugadores, perversos, blasfemos”.171

Estos mismos conquistadores para quienes “la riqueza puede ser apetecible como botín de conquista o por providencia divina, pero no amasada en el oscuro esfuerzo cotidiano”, protestan por la holgazanería y poca disposición al trabajo de indios y negros. El trabajo, según ellos, era para el explotado indígena o africano, no para el explotador europeo. “El conquistador se quejó muchas veces de la pereza del indio (…). Según esa leyenda, América era el continente somnoliento, y el animal que lo representaba simbólicamente era la pereza (…). Aun un filósofo 170 Ángel Rosenblat: Op. cit., p. 132. 171 Antología general de la poesía nicaragüense, Managua, 1984.

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La utopía posible tan seriamente interesado por todas las cosas del mundo como Kant, creía que el indio tenía una fuerza vital semi-apagada, que carecía de afectos y pasiones, que era indiferente, débil, poco industrioso e incapaz de gobernarse”.172

El colonizador europeo se opone a ejecutar cualquier trabajo; no obstante, con el cinismo propio de todo imperialista, exige que la población indígena nativa y la población africana que fue arrancada a la fuerza de sus tierras, trabajen disciplinada y entusiastamente para ellos, sin obtener ningún beneficio a cambio. Nace así un mito de dos vertientes: los europeos son laboriosos; y los indios, negros y mestizos son flojos. Es la ideología del imperio y las metrópolis: quieren obtener el máximo provecho del trabajo de los pobladores de las colonias, al mismo tiempo que los repudian, maltratan y desacreditan. Ésa es la mentalidad de los oligarcas, viven como rentistas y pretenden que los trabajadores realicen un esfuerzo cuyo fruto le es ajeno. 11.3. Concepción del trabajo entre los pueblos precolombinos y los africanos A diferencia de los europeos, los pueblos indígenas y africanos establecen una relación armónica con el trabajo, el cual es concebido como sagrado, inherente en la vida de todos y un aporte obligatorio para con la comunidad. En el caso de la América andina, por ejemplo: “En lo que se ha llamado, con mucha propiedad, el imperio socialista de los incas, el trabajo era un deber. Trabajaba el Inca, que desempeñaba activas funciones administrativas, religiosas y guerreras. Trabajaban los niños desde que tenían cinco años, en labores apropiadas a sus fuerzas. Trabajaban las mujeres en las casas y en los campos, e hilaban hasta por los caminos. Los ciegos ayudaban a desgranar el maíz. El Imperio era una vasta organización del trabajo (…). El indio trabajaba con toda su familia. El trabajo del campo, sobre todo, estaba unido a grandes fiestas”.173 172 Ángel Rosenblat: Op.cit., p. 136. 173 Ibid., p. 133.

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Por su parte, los investigadores Mario Sanoja e Iraida Vargas señalan en lo relativo al trabajo en la sociedad precolombina venezolana: “En el occidente de Venezuela, existían para la época de la conquista sociedades jerárquicas con un alto grado de sedentarismo y organización sociopolítica. La materialidad de dichas sociedades se evidencia en la inversión de trabajo productivo para construir un paisaje agrario con sistemas de terrazas, montículos, y camellones para el cultivo en pendiente o en zonas de inundación, sistemas de canales de regadío, embalses artificiales para almacenar el agua, silos subterráneos, sistemas de calzadas que servían tanto para la comunicación durante las épocas de inundación, como para preservar y orientar las aguas de lluvia y de los ríos desbordados, viviendas construidas sobre montículos y terrazas artificiales, entre otros rasgos. Esta materialidad socio-técnica permitió la obtención de un producto agrícola suficiente no sólo para mantener y reproducir el grupo social, sino también para el intercambio de productos agrícolas por bienes terminados u otros bienes naturales procesados: tejidos, tallas en piedra o hueso, plumas de pájaros, alfarería, carne de venados o de báquiros, pescado seco, etc. En este caso, los españoles tuvieron la oportunidad de asimilar a su programa de colonización una infraestructura agraria avanzada y un contingente de fuerza de trabajo aborigen que ya poseía hábitos de disciplina laboral y política”.174

Esta actitud hacia el trabajo no se expresó de igual modo en toda la América precolombina, porque hay diversidad de culturas originarias en el continente, pero es un indicador de una realidad que, quienes difunden el mito de la holgazanería del indio, han querido ocultar. La verdad es que, en general, los pueblos indígenas no establecen una relación de “deificación” ni de menosprecio con respecto al trabajo. Para ellos la noción de trabajo va asociada a otras actividades también trascendentes como el descanso, el placer, la contemplación, los ritos, las celebraciones, la socialización. Todo, para ellos, forma parte de una cosmogonía donde no necesariamente existe una escala de valoración del quehacer, similar a la existente en las sociedades enajenadas por el trabajo o en aquellas donde las élites se niegan a realizarlo. Para los indígenas “todo es importante”. El 174 Mario Sanoja e Iraida Vargas: La Revolución Bolivariana, Historia, Cultura y Socialismo, Monte Ávila Editores Latinoamericana, C.A., Caracas, 2008, p. 14.

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La utopía posible trabajo, como parte de la vida, también lo es, pero en condiciones que no signifiquen explotación ni abuso. En la América colonial se impuso al indígena, al africano y luego al mestizo en general, un sistema de trabajo que llevaba a la extrema degradación del ser humano. “Los indios y los negros no trabajarán siempre para satisfacer escasamente sus propias necesidades y, con exceso, las muchas de sus amos”, decía Simón Rodríguez. No es de extrañar, entonces, que éstos ingeniaran diferentes mecanismos para burlar las inhumanas exigencias de sus amos o patronos. Entre estos ardides están: pereza, boicot, lentitud, desobediencia, enfermedad, impericia, descuido, intratabilidad, fuga, daño de las herramientas, consumo clandestino de los productos. Son formas de resistencia de la gente explotada de nuestros pueblos frente a la opresión y las inmisericordes condiciones de trabajo de que eran víctimas. ¿Qué otra cosa podían esperar a cambio los explotadores? Asimismo, queremos recordar que en el África existió una cultura de trabajo. “Si nos referimos a los Nupe, por ejemplo, esta civilización se caracterizó por su laboriosidad, pues preferían el cultivo en la tierra antes que la vida militar. Se dedicaron además al artesanado, al trabajo del cuero, de la madera, del cobre y del estaño. Igualmente, desde mediados del siglo XIV de la era cristiana, el uso del hierro y la domesticación de cultivos como el ñame y el banano permitieron que pueblos como los yorubas, benin y nupe se fortalecieran. De los Benin se puede decir que “su principal característica fue la tradición en el arte del bronce, por eso se le considera la “cima del arte negro africano”. En cuanto a los monomotapa “se trató de un reino de grandes minas, de las cuales aún quedan sus vestigios en Rhodesia del Sur, antigua Zimbawe. También los lubas eran trabajadores mineros”.175

En América Latina hemos demostrado que cuando el trabajo se basa en relaciones sociales de producción no explotadoras, de tipo comunitarias, que tienen como propósito el bien común, nuestra productividad, compromiso con la obra y creatividad se potencian. 175 John Antón: Op.cit., pp. 22-23.

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11.4. Venezuela: Mujeres y hombres trabajadores En América abundan los ejemplos de mujeres y hombres con una gran inventiva y capacidad para el trabajo, con una fuerte compenetración con su obra. Podría citar muchos ejemplos de científicos, artistas, políticos, docentes, trabajadores comunitarios, tecnólogos, pero nos limitaremos a unos cuantos casos. Hemos puesto el énfasis en nuestro gentilicio porque los venezolanos somos, quizás, uno de los pueblos más laboriosos, pero más injustamente calificados de holgazanes y negligentes. • El Intelectual anticolonial Andrés Bello

Humanista, poeta, legislador, filósofo, educador, crítico y filólogo; quizás una de las figuras humanistas latinoamericanas más completas del siglo xix, quien se planteó “americanizar” el pensamiento de los americanos. Es, quizás, uno de los padres de eso que ahora llamamos decolonialidad. Hacia 1850, a los 70 años de edad desempeñaba en Chile, al mismo tiempo, las funciones de rector de la Universidad, de Subsecretario de Relaciones Exteriores, de consultor del gobierno, de senador, de redactor de El Araucano y, además, trabajaba intensamente en la elaboración del Código Civil y en sus textos de derecho, de filología y en sus producciones literarias. Escribió, con espíritu enciclopédico, un elevado número de obras acerca de los más disímiles temas que estudió con acuciosidad, y de las que hoy, lamentablemente, poco se habla, salvo entre especialistas, cuando deberían ser material de consulta escolar por cuanto contribuyen a cimentar una conciencia americanista. En ella se dedicó a promover el trabajo como fuente de prosperidad y riqueza, tal como lo hizo cuando publicó el texto “Descripción de la cochinilla misteca y de su cría y beneficio”. Allí habló sobre este parásito y su aprovechamiento en la industria textil. De él se obtiene un colorante llamado carmín o grana cochinilla, apreciado por su intenso color rojo. Andrés Bello fue un hombre extremadamente laborioso. Entre sus trabajos destacan:

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La Maestra Belén San Juan

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1. Calendario Manual y Guía Universal de Forasteros en Venezuela para el año de 1810.



2. Venezuela consolada y España restaurada.



3. Resumen de la Historia de Venezuela (1808).



4. Alocución a la Poesía.



5. Silva a la Agricultura de la Zona Tórrida.



6. Himno de Colombia, (Londres).



7. Poesía “Carta de Londres a Paris por un americano a otro”.



8. Poesía “Canción a la disolución de Colombia”.



9. Principios de Derecho de Gentes (1832).



10. Cosmografía o Descripción del Universo (1848).



11. Compendio de la Historia de la Literatura (1850).



12. Gramática de la Lengua Castellana (1847).



13. Principios de Derecho Internacional.



14. Proyecto de Código Civil de Chile (1856).

• El arquitecto popular Juan Félix Sánchez

El arquitecto popular Juan Félix Sánchez (1900-1997). Hombre multifacético: fue agricultor, arriero, pintor, mago, equilibrista, maromero, titiritero, payaso, escultor, ingeniero empírico, narrador, presidente de la Junta Comunal y Juez Municipal de su pueblo San Rafael de Mucuchíes en el estado Mérida, y, entre otras cosas, construyó y puso en funcionamiento la primera turbina que daría electricidad al pueblo natal. Su talento y esfuerzo estuvieron dirigidos principalmente hacia la arquitectura. Construyó diversas obras arquitectónicas de gran originalidad en el páramo andino donde transcurrió su vida. Entre sus obras más reconocidas destacan la Capilla de San Rafael, erigida en honor a la patrona de Venezuela, la Virgen de Coromoto; el complejo del Tisure, proyecto formado por capillas de piedra, terrazas, plazas, pesebre y calvario. 260

La utopía posible Trabajó también en la talla de madera, con la que expresó la esencia de lo natural, sin olvidar lógicamente sus tallas históricas, en las que incluye las representaciones de Bolívar y el indio Tinjacá, héroe indígena local. Además se dedicó a los tejidos, fue un creativo tejedor de ruanas, cobijas y sombreros; construyó un telar de tres pedales, único en Venezuela y probablemente en toda América. Fue también un audaz diseñador de muebles que rompían con los criterios tradicionales de la simetría y la comodidad. En 1988 se le otorga el Premio Nacional de Artes Plásticas y un año antes se le confiere el Premio Nacional de Cultura Popular “Aquiles Nazoa”. En 1990 es designado “Símbolo del Ambiente y los Recursos Naturales” y Doctor Honoris Causa de la Universidad de los Andes, entre otros reconocimientos. Ese mismo año su obra arquitectónica es declarada Patrimonio Cultural de los venezolanos. En 1991 es postulado al Premio de Artesanía de la UNESCO, en La Habana; en 1996 el Instituto Universitario de Ejido, estado Mérida le otorga la mención Técnico Superior en Turismo Honoris Causa. Murió a los 97 años. Dejó un legado de trabajo creador, de amor por la naturaleza y las gentes. Reveló: “Yo no hice esto por facha, ni para nada, sino ideas mías para tener una obra aquí, porque uno por donde pasa debe, más que sea, dejar rastro, una huella…Y cuando yo me muera me voy a ir al sitio de los sueños, en donde sabré si los sueños míos eran verdades”. • El tecnólogo popular Luis Zambrano

En su taller de Valle Nuevo, aldea Mariño de Bailadores, de manera empírica e intuitiva adquirió este hombre ejemplar (1901-1990) suficientes conocimientos de electricidad y de mecánica como para aplicarlos en la solución de problemas concretos. Decía él: “Lo imposible no existe, los imposibles lo hacemos nosotros”. Guiado por esta convicción desarrolló más de 50 inventos. Entre estos inventos están: máquina peladora de fresas y zanahorias, trapiches eléctricos para moler caña de azúcar, 20 turbinas generadoras de electricidad (instaladas en pueblos andinos cuando faltaban cuatro décadas para conocer el alumbrado eléctrico) generador de 261

José Gregorio Linares

600 amperios para soldar varillas de 3/8, un torno con 13 roscas de precisión para fabricar piezas, roscas, repuestos para motores, etc.; un horno para fundición de hierro, 5 secadoras de café, secadoras de estiércol para producir abono, tres teleféricos montacargas con turbinas con una capacidad para transportar media tonelada y un recorrido de varios kilómetros, lo que alivió el transporte de las cosechas de los pueblos cordilleranos; máquina clasificadora, cernidora y limpiadora de ajos con capacidad para 1.400 kg por hora; bicicletas moledoras de granos y huesos, taladro vertical con la adaptación de un motor de automóvil, transformación de motores de gasolina a gas. Su invento más trascendente fue un motor no convencional al que llamó “Turbozam” (por “turbina” y “Zambrano”) o “motor criollo”. Mientras que un motor convencional tiene miles de piezas, el Turbozam sólo tenía cerca de 20. Funcionaba con una sola bujía y una sola cámara en donde se realizaban los 4 tiempos. Gracias a la abnegación y el desprendimiento de Fruto Vivas y René Estévez, sus grandes conocimientos fueron dados a conocer: En un evento de “Asovac” (Asociación Venezolana para el avance de la Ciencia) le fueron reconocidos sus innegables méritos, en noviembre de 1980. Ambos promovieron la creación de la Fundación “Luis Zambrano”, y la Universidad de los Andes le confirió el Doctorado Honoris Causa en 1984. También el Conicit creó el galardón “Luis Zambrano” para estimular y premiar la tecnología popular. Este hombre sencillo quien al final de su vida declaraba, como quien habla consigo mismo: “Me gustaba leer algo de historia y casi siempre de mecánica. La mecánica era lo que más leía. Algo de aritmética. Estaba pendiente de los números, me gustaban. No es que yo me adelanté tanto, pero sí, me gustaban”. • El científico Humberto Fernández Morán

Fernández Morán, (Maracaibo 1924 - Estocolmo 1999). Científico pionero de varias técnicas importantes de microscopía electrónica, y de sus aplicaciones en la biología, la medicina y la ciencia de los materiales. Afectado por las muertes causadas por los tumores malignos se orienta hacia la investigación básica para aprender más sobre la organización de 262

La utopía posible las células tumorales e inventa el bisturí de diamante. Este instrumento permite hacer cortes finos ultraestructurales, como cortar un cabello humano de forma vertical en 10.000 partes iguales. Cabe señalar que el bisturí de diamante es utilizado también en la producción de lentes ópticos de alta precisión y como escalpelo en microcirugía. Funda el Instituto Venezolano de Investigaciones Neurológicas y Cerebrales (IVNIC) que luego pasará a llamarse IVIC (Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas) donde nace la Biblioteca Científica de Latinoamérica y donde se instala el primer reactor nuclear de Latinoamérica; también crea la Cátedra de Biofísica de la UCV. La miopía de los dirigentes políticos de la “Cuarta República” impidió que siguiera realizando su labor científica en Venezuela. Fue obligado a someterse al “exilio”. No obstante, en 1967, recibe el Premio “John Scott”, otorgado también entre otros, a Jonas Salk por la vacuna antipoliomielítica, a Marie Curie por el descubrimiento del Radio y la determinación de sus propiedades radiactivas, a Thomas Edison por la lámpara incandescente y a Alexander Fleming por el descubrimiento de la penicilina. A pesar de sus aportes no fue postulado al Premio Nobel. De acuerdo a sus biógrafos: “A él el gobierno de Suecia le dijo que lo quería postular al premio, pero para ello debía tener la nacionalidad sueca y él dijo que no; así que nunca fue postulado y lo comprobamos leyendo las anotaciones que envió en las 247 cajas que contenían su vida familiar y científica”. Esas cajas llegaron a Venezuela después de su muerte (17 de marzo de 1999). “Las cerró en 1996 y dejó dicho que el envío a su país se hiciera luego de su fallecimiento”. La desidia ha permitido que el contenido de estas cajas haya sido tratado con negligencia y descuido en nuestro país. Invitamos a que la ciudadanía vea y discuta el video que se encuentra en la página web http://www.lamaracucharadio.com/ NOTICIAS/HFernandezMoran.htm. Nos sentimos orgullosos del gentilicio, y consternados por las injusticias que se cometieron contra este gran venezolano, por quienes 263

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hicieron del poder un arma para la retaliación y el odio. ¡No volverán! • La maestra Belén Sanjuán

Belén Sanjuán (1917-2004), docente entregada a su labor. Estudió en la Escuela Normal de Mujeres, de donde egresó como maestra en 1936. Es una de las fundadoras de la Federación Venezolana de Maestros y de la Escuela Experimental Venezuela. Trabajó en la Escuela “José Gervasio Artigas”, un modelo de enseñanza experimental que se había usado en Uruguay. Ayudó a organizar la Escuela Experimental América. El régimen de Marcos Pérez Jiménez cerró el plantel, lo que mantuvo a Sanjuán alejada de las aulas durante varios años. En 1955, con mucho esfuerzo, crea el Instituto de Educación Integral. Para adquirir el mobiliario le planteó al dueño del aserradero Caracas: “Vengo a hacerle una proposición deshonesta. Hágame este mobiliario para una escuela y le empiezo a pagar dentro de 4 meses”. Este centro de enseñanza se constituyó en la mejor demostración de cómo enseñar para la libertad y la responsabilidad. “Belén rescató la República Escolar, era una forma de autogobierno de los muchachos que constaba de cuatro poderes: Ejecutivo, Legislativo, Judicial y Moral”. Belén Sanjuán involucraba a los estudiantes en el funcionamiento del plantel, en la construcción de la ciudadanía y la venezolanidad. Afirmaba que la educación debía ser integral; es decir, preparar para la vida. La educación era un camino para la construcción del pensamiento en el ciudadano, en su constante relación social, siendo crítica de su contexto. Tal como lo exige la ética, y en correspondencia con planteamientos que luego serían retomados por la Ley Orgánica de Educación actual: “Jamás se inculcó ninguna inclinación política, se inculcaba el poder del razonamiento. Todos sabemos lo que está bien o no está bien con sólo observar por un momento, de creer en sí mismo y luchar por lo que es justo y hermoso”.

Dedicó su vida a la formación de seres pensantes y amantes de su entorno, su patria y la gente. Su obra ha sido recopilada por América Bracho en el libro La Educación Integral en el Pensamiento de Belén Sanjuán. En una oportunidad, en una semblanza autobiográfica, dijo: 264

La utopía posible “Si pudiera lograr para mí una nueva vida, me esforzaría en dar más de lo que he dado hasta ahora, y en volver a vivir con idéntica plenitud, porque con ellos he sido y soy feliz, en tres momentos del panorama económico, social y político de Venezuela… 1.- El momento privilegiado en que fui designada como maestra de primer grado en la escuela Federal Bolívar, situada en la esquina de Peláez de la ciudad de Caracas, allí realicé mi primera experiencia de gobierno escolar... 2.De no haber coincidido mi ingreso a la escuela Normal de Caracas con el surgimiento de la Sociedad Venezolana de Maestros de Instrucción Primaria, yo no hubiera podido reconocer desde aquel instante histórico hasta el presente, la importancia de las luchas gremiales para beneficio de la docencia... 3.- Aprendí que sólo es maestro verdadero quien es capaz de crear, tener su estilo propio, su método, y aún trabajando con los métodos ajenos, con las ideas de otros, les imprime una fisonomía propia, un color propio que emerge del intelecto y del sentimiento de quien los usa”.

Esta hermosa maestra venezolana nos dice, con su ejemplo, que el trabajo y el estudio ennoblecen al ser humano, y que la mejor lección que podemos dar a los niños y jóvenes es el aprendizaje de la noción de deber ciudadano unido al ejercicio de los derechos de la ciudadanía. Estaba convencida de que Gandhi tenía razón cuando expresaba: “La verdadera fuente de los derechos es el deber. Si todos cumplimos con nuestros deberes, no habrá que buscar los derechos muy lejos”.

Allí está precisamente una de las fortalezas de los socialistas. Quieren construir ciudadanía; por tanto, asumen que es indispensable cumplir y hacer cumplir los deberes. Ésa es la condición para reclamar los derechos. Los capitalistas, por el contrario, no conocen de deberes sino de imposiciones, prerrogativas y privilegios. Quieren mucho a cambio de poco. Pretenden imponer una ley de la selva donde los pequeños tienen obligaciones; y los grandes, preferencias. Contra todo esto luchó Belén Sanjuán. Seamos dignos discípulos de esta pedagoga venezolana 265

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• La cantora popular Lilia Vera Esta extraordinaria mujer nace en la caraqueña Parroquia San Juan, un 19 de octubre de 1951. Sus primeros pasos musicales los da de la mano de su padre, el comunista andino Marcelino Ramírez, tocador del popular tiple de su tierra, y del Maestro Ángel Guanipa en la escuela primaria del Barrio El Cementerio de Caracas. De ella dice el periodista Juan Carlos Roque: “Quienes la conocen personalmente hablan de su militancia, que ha sido tan intensa como su voz. Su canto es su expresión; expresión que se nutre una y otra vez del aporte de los compositores, que han encontrado en su voz el vehículo”.

Desde los ocho años de edad, participa en los programas infantiles de radio y televisión de la época. En 1972, participa en el Homenaje a Solemtiname, en el Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela, iniciando su contacto con el público universitario. En ese recinto, graba su primer disco de larga duración, Pueblos Tristes, bajo patrocinio de la U.C.V. acompañada al piano por Juan Carlos Núñez. El repertorio estuvo constituido por el cancionero del compositor yaracuyano Otilio Galíndez (1935-2009). “Uno de los autores que he cantado por más de 34 años, es Otilio Galíndez, porque para mí, él es un pintor, pues siendo yaracuyano no es regionalista sino latinoamericanista que le canta al verde, a la tristeza, a la angustia, a la pobreza. Tengo más de 3 décadas cantando “Pueblos Tristes” que es una realidad latinoamericana, pero estamos comenzando a renunciar a la tristeza; los procesos políticos que se viven en América Latina han hecho que se renuncie a la pobreza”.

Desde 1968, incorporada al movimiento político liceísta, interpretaba el repertorio latinoamericano: Violeta Parra, Atahualpa Yupanqui, Pablo Neruda, Víctor Jara. En 1974, ya con dos producciones independientes, graba para un sello comercial, dedicado exclusivamente al cantar popular y folclórico nacional. Luego, dirige otras producciones independientes, una de ellas como homenaje al Libertador Simón Bolívar en su Bicentenario. Comparte algunas otras grabaciones con 266

Lilia Vera

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artistas latinoamericanos, destacando entre ellas el larga duración Lilia Vera y Pablo Milanés, grabado en La Habana, Cuba, y que obtiene el Premio Egrem como Disco del Año. Lilia ha grabado dos producciones dedicadas al cantar navideño. Su producción discográfica Pajarillo Verde ha sido editada por el sello Network, en Berlín, Alemania. Como exponente del cantar popular venezolano y latinoamericano, Lilia ha participado en numerosos festivales nacionales e internacionales. Motivo de orgullo lo constituye su participación en encuentros homenaje a compañeros artistas e intelectuales. Ha recibido el reconocimiento del pueblo, artistas y autoridades a través de distintas condecoraciones. Desde 1998, hace el programa “Siempre... Lilia Vera”, actualmente transmitido por el Sistema Nacional de Radio Nacional de Venezuela (RNV). Ha participado activamente en defensa del proceso revolucionario con su presencia en diferentes actos y conmemoraciones. Lilia Vera vuelve la vista atrás, reflexiona y nos dice: “Los profesionales de la política de este país, atraparon la cultura y a los cantores, trataron de desmembrar a hombres y mujeres que veníamos trabajando por ese movimiento popular y eso se tradujo en 40 años de tener a la cultura popular represada. Hasta que este hermoso proceso revolucionario desde hace años está empeñado en hacer de la Cultura un quehacer político, cotidiano, estar unido al pueblo y ser parte de este cambio de país”.

• Mi gente Muchas y muchos han sido y son trabajadores insignes en Venezuela, este pedazo del planeta donde las revoluciones tienen su origen y su destino. Podría mencionar mucha gente laboriosa nuestra y siempre me quedaría corto. El médico Francisco Torrealba, el músico Antonio Lauro, el pedagogo cultural Efraín Valenzuela, la artesana Zobeida Jiménez “la muñequera”, la cantora ecóloga Leonor Fuguet, el compositor Antonio Estévez, el dramaturgo César Rengifo, el contable Ramón Villegas Blanco, el historiador Luis Cipriano Rodríguez, el cantor Alí Primera, el compositor Otilio Galíndez, el actor Antonio Machuca, el pedagogo Luis Antonio Bigott, el trabajador comunitario Ángel 268

Sobeida La Muñequera

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González, la cantautora Gloria Martín, el promotor de todas las artes Edgard González, el arquitecto Fruto Vivas, la cineasta Lilian Blaser, el escritor Luis Britto García, la profesora Rosa Becerra, la luchadora revolucionaria Olga Luzardo, el pedagogo Luis Beltrán Prieto Figueroa, el cultor teatral Yorlando Conde, la empleada universitaria Luiselena Tábata, el camarada Alí Rojas Olaya, el historiador Salvador de la Plaza, el filósofo Ludovico Silva, la Directora del Banco de la Mujer Nora Castañeda, el militante Ramón Rojas, el pedagogo crítico David Mora, la luchadora social Lídice Navas, el “Quijote de Angostura” Eucario García, el artista enciclopédico Darío Yánez, el periodista popular Humberto “caracola” Gómez, la cantante Morella Muñoz, el director de cine Román Chalbaud, el maestro de Escuela de Valencia Pedro Álvarez, la cronista de Caripe Leonor Gutiérrez, el médico Luis Gazzotti, la gente de la comuna de Sanare “Argimiro Gabaldón” ,el editor Duilio Medero, los mandarineros de Araira, los trabajadores de la ruta del chocolate en Barlovento, el baterista José Antonio Matos, la servidora pública Verónica Pinto, el trabajador bancario Roberto Carmona, la muchacha eterna Alcira Perales de Villegas, la maestra Ana Cova, los campesinos de los Andes, los arrieros de las sabanas, los obreros de las fábricas de producción social comprometidos con el país, los inventores que están creando tecnologías para acabar con la dependencia, la gente que se levanta en la madrugada para tomarse un café y luego irse a sus trabajos. Mi mamá, quien nunca ha dejado de hacer sus arepas y sus sopas; mi papá, quien jamás faltó a su trabajo y siempre dio más que aquello por lo que se le pagaba. Sí, somos de una estirpe de gente trabajadora. Las venezolanas y los venezolanos: pueblo luminoso al que la “cultura del petróleo” quiso restarle su vocación para el trabajo. Al que el burocratismo y la indolencia de Estados de espaldas a su deber, quisieron despersonalizar para menguarles su disposición al servicio. Venezolanos y venezolanas que hoy día con sus manos y con su alma construyen una nueva República, y recuperan su natural sentido de laboriosidad. Gente que reivindica el trabajo como palanca de ayuda mutua. 270

La utopía posible Las venezolanas, los venezolanos, mujeres y hombres que ahora creen que el trabajo no sólo es un derecho sino un deber, porque sus frutos benefician a todas y todos. Que no es sólo un deber sino, sobre todo, un placer, porque a través del trabajo creador los colectivos humanos se realizan, alcanzan la máxima felicidad y prosperan. Un pueblo trabajador que al igual que a muchos pueblos de esta América una mala prensa ha querido desprestigiar. Un pueblo de cuya actuación estamos orgullosos. Un pueblo que está reivindicando lo mejor de su esencia. Un pueblo —y lo mismo podríamos decir de cualquier pueblo de Nuestra América— que trabaja incansablemente en la construcción, diría más bien, en la invención de un mundo mejor: la utopía posible.

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Manuel Rodríguez Cárdenas

La utopía posible

12. El Ocio Liberador “El patrón de la riqueza no será ya el tiempo de trabajo, sino el ocio”. Carlos Marx “Sin razonable prosperidad, la vida, para el común de las gentes, es amarga; pero es un cáncer sin los goces del espíritu”. José Martí “A mí me llaman el negrito del batey porque el trabajo para mí es un enemigo el trabajar yo se lo dejo todo al buey porque el trabajo lo hizo Dios como castigo. A mí me gusta el merengue apambichao Con una negra retrechera y buena moza A mí me gusta bailar de medio lao Bailar medio apretao Con una negra bien sabrosa”. Alberto Beltrán (“El negrito del batey”)

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12.1. El derecho al ocio El ser humano no se realiza a plenitud solamente a través del trabajo. No somos hormigas obreras ni abejas melíferas. Necesitamos el ocio para desarrollarnos integralmente. Disponer de tiempo libre para hacer lo que nos venga en gana: meditar, jugar, hacer el amor, pasear, leer, escribir, practicar deportes, asistir al cine o al teatro, compartir con la familia y los amigos, estar solos, coleccionar tuercas, cultivar nuestros pasatiempos, mirar el techo, hacer silencio, aprender nuevas cosas, desaprender otras; en fin, crear, crecer. El socialismo revaloriza el ocio. Según el teórico marxista venezolano Ludovico Silva: “Toda la sociedad deberá disponer de un tiempo libre o de ocio lo suficientemente grande como para que cada individuo pueda realizar lo que antes era privilegio de un solo sector, a saber, la adquisición de conocimientos, tanto humanísticos como científicos”.176

Así como los físico-culturistas saben que por más esfuerzo muscular que realicen, es durante el descanso que su cuerpo se desarrolla, del mismo modo, es sobre todo durante el uso del tiempo libre que se conquistan las riquezas del espíritu, y el mundo interior del ser humano se hace más grande y enriquecedor. En las formaciones sociales basadas en la explotación de unas clases por otras, las clases privilegiadas han dispuesto de tiempo libre para recrearse, pero les han negado a los trabajadores la posibilidad de contar con tiempo libre para el ocio. A lo largo de la historia, los ideólogos de las clases privilegiadas han profesado su aversión al disfrute del ocio por parte de los más humildes. En efecto, durante el régimen esclavista las clases dominantes eran dueñas de hombres, mujeres y niños, a quienes no dejaban tiempo ni oportunidad para divertirse o descansar. Eran fuerza laboral sometida al trabajo como sinónimo de tripalium. Durante el feudalismo los 176 Ludovico Silva: Teoría del socialismo,…cit., pp. 43-44.

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La utopía posible campesinos estaban sujetos a la tierra. No tenían horarios. Debían trabajar hasta la puesta del sol. Descansaban sólo el tiempo indispensable para reponer sus fuerzas y volver al campo como siervos de la gleba. Con el correr del tiempo el sistema se fue flexibilizando hasta el punto de que fue instaurada una cantidad considerable de días feriados para celebrar las fiestas religiosas, pero con la llegada del capitalismo este tiempo libre dedicado al culto y al jolgorio fue eliminado. En el capitalismo, no ha sido sino después de cruentas luchas, que los trabajadores lograron reducir de dieciséis a ocho horas la jornada laboral, obtener vacaciones remuneradas, gozar de los beneficios de la jubilación y acceder a instalaciones especiales para disfrutar del tiempo libre. De modo tal que el tiempo libre que hoy disfrutan los ciudadanos en los países capitalistas desarrollados no han sido dádivas del sistema sino conquistas de los trabajadores. 12.2. El ocio y el trabajo en el “Socialismo real” En la Unión Soviética y demás naciones donde hubo socialismo real se rindió culto al trabajo en desmedro del ocio. Se llevaron a cabo campañas a favor de éste, se trabajaba largas jornadas, se pontificó a los héroes del trabajo, los estajanovistas, y se desestimaron las bondades del tiempo libre. En fin, tanto el capitalismo como el “socialismo real” promovieron la “religión del trabajo”. Todo esto, a pesar de que hubo experiencias en las que los socialistas enarbolaron la bandera del ocio como reivindicación fundamental de las clases trabajadoras, tal como lo hizo el revolucionario francés León Blum (1872-1950) quien, en 1936, se atrevió a crear en Francia durante su gobierno de corte socialista, el “Subsecretariado de Estado para los Deportes y Ocios”, a través del cual se introdujeron importantes reformas sociales, como la reducción de la jornada laboral a 40 horas, las vacaciones pagadas, la negociación colectiva de los contratos de trabajo y el turismo social. Por primera vez “la dicha fue inscrita en el programa de un gobierno”. En fin, para los capitalistas el disfrute del ocio es un crimen; para los estalinistas, una traición; para los revolucionarios, una conquista y un derecho. 277

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12.3. El ocio, un negocio Luego los capitalistas encontraron una forma de hacer rentable el ocio: lo convirtieron en un negocio (lo cual es una contradicción en sí misma porque negocio etimológicamente quiere decir no-ocio). Se ha creado una industria del ocio donde se programa qué hacer con el tiempo libre, de modo que genere ganancias para un sector del capital. Todo está programado como si cada individuo entrara en una suerte de cadena de montaje que obliga, hasta en los momentos de relax, a producir dividendos. Es una diversión externa que no permite profundizar en la vida interior y en el desarrollo más íntimo. No tiene nada que ver con el verdadero ocio. Además, en esto de la diversión programada también existen estratos y clasismo. Los que gozan de mayor poder adquisitivo disfrutan de más y mejores opciones para hacer uso de su tiempo libre. En la base de la pirámide social existen menos posibilidades reales de disfrutar, porque el goce y el descanso tienen un precio. Muchos no pueden pagarlo. Pero lo más importante es destacar que en las sociedades capitalistas el tiempo libre es el momento ideal para generar y difundir eso que Ludovico Silva bautizó con el nombre de “plusvalía ideológica”, una suerte de “currículo oculto”, de “falsa conciencia” en el que, de una manera aparentemente inocente, se afianzan las creencias, representaciones, valores y conductas propias del capital. A través de los aparatos ideológicos del ocio y las superestructuras para uso del tiempo libre del capital se difunden mitos como la debilidad congénita del indio, la flojera del latinoamericano, la superioridad de los anglosajones, la idea de que los negros poseen mejores condiciones para el trabajo manual que para el intelectual, la especie de que todos los ciudadanos tenemos igual responsabilidad en lo que ocurre en la sociedad, la creencia en que la privatización es la panacea, de que el éxito es cuestión de actitud, de que existe igualdad de oportunidades para todos, del carácter ilimitado de los recursos naturales, de que ocio es sinónimo de holgazanería, de que el tiempo es oro, y de que nuestro propósito como latinoamericanos y caribeños no debe ser 278

La utopía posible otro, si queremos ser felices, que copiar el modo de vida y de diversión “americanos”, etc. El ocio es patrimonio del capital y el imperio. Y esto es grave porque es fundamentalmente durante el tiempo de ocio que se crea la cultura. El uso que hacemos del tiempo libre nos hace esclavos de un modo de producción y consumo enajenantes. Nos encadena al capitalismo por su eslabón más seductor: el consumismo, un patrón creador de necesidades artificiales que genera competitividad, egoísmo y mitos enajenantes. El sistema capitalista “…tiene el consumo como el único fin y propósito de toda actividad económica, considerando los factores de producción (tierra, trabajo y capital) como los medios. (…) la economía moderna trata de maximizar el consumo por medio de un modelo óptimo de esfuerzos productivos”.177

De lo que se trata, entonces, es de romper los grillos que encadenan el ocio al modo de producción y consumo capitalistas y a su ideología. Por tanto, el propósito de la sociedad socialista es reivindicar el derecho al ocio como una conquista, restituir el enorme poder liberador del tiempo libre, capaz de desencadenar una diversidad de formas de dicha. En la sociedad socialista se deben crear condiciones objetivas para que cada persona pueda elegir libremente las actividades a las que desea consagrar su tiempo libre, sin necesidad de sentirse atado a la obligación de producir y consumir. Porque sólo durante el tiempo que voluntariamente dedica a lo que desea hacer, el ser humano es capaz de explorar su mundo íntimo, infinitamente más grande y sugestivo que el que encuentra afuera. En esos momentos es capaz de soñar plenamente. Es sólo mediante el libre uso del tiempo de ocio que los seres humanos exploran su mundo interior, y es en ese andar dentro de sí mismos que construyen los sueños que algún día se harán realidad. El ocio es el territorio donde sembramos la utopía. Por tanto, para el socialismo es indispensable 177 F. Schumacher: Lo Pequeño es hermoso, …cit., p. 60.

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crear las condiciones para el uso del tiempo libre. Más que una simple reivindicación, es la puerta de acceso a la plena libertad del ser humano. 12.4. Paul Lafargue y el derecho al ocio Para los socialistas es vital denunciar la alienación del trabajo y revalorizar el ocio. El comunista francés de origen cubano Paul Lafarge (18421911) ha sido uno de los primeros marxistas que ha tenido el coraje de reivindicar abiertamente, sin complejos, el valor del ocio, y desnudar el mito del trabajo en la sociedad capitalista. Su propuesta, formulada en El Derecho a la Pereza, consiste básicamente en: 1. Acabar con la absurda idea de ejercitar la “religión del trabajo” como fuente de prosperidad. “Las sociedades de clase crean su ideología, que conviene a sus intereses de clase. En este caso crearon el mito del trabajo como fuente de prosperidad. En realidad en la sociedad capitalista, el trabajo es la causa de toda degeneración intelectual, de toda deformación orgánica. Allí no reina el trabajo creador sino la enajenación del trabajo (…). Este mito del trabajo ha sido difundido especialmente por el protestantismo y el judaísmo”.

2. Incorporar a la faena laboral a las clases “improductivas”, entre las que incluye a la burguesía, a los terratenientes y a sus colaboradores inmediatos. “La clase capitalista se vio condenada a la pereza y al disfrute forzados, a la improductividad y al sobreconsumo. Para ser aliviada de su penoso trabajo, la burguesía retiró de la clase obrera una masa de hombres muy superior a la que permanece dedicada a la producción útil, y la condenó a su vez a la improductividad y al sobreconsumo. Una vez acurrucada en la pereza absoluta y desmoralizada por el goce forzado, la burguesía (…) aumentaba también su repulsión por toda imposición de trabajo y por toda restricción del goce”.

3. Disminuir la jornada de trabajo a un máximo de tres horas diarias. “El trabajo no se tornará un condimento de los placeres de la pereza, un ejercicio bienhechor para el organismo humano, una pasión útil para el organismo social hasta que haya sido sabiamente reglamentado y limitado a un máximo de tres horas por día”.

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La utopía posible 4. Promover el uso del tiempo libre como espacio para el goce de la vida, y “practicar las virtudes de la pereza”. “¡Oh, pereza, apiádate de nuestra larga miseria! ¡Oh, Pereza, madre de las artes y de las nobles virtudes, sé el bálsamo de las angustias humanas!”. Los hechos demuestran irrefutablemente que, para potenciar la productividad humana, es necesario reducir las horas de trabajo y multiplicar los días de pago y los feriados”.

Aclaremos las cosas para evitar malentendidos. Los socialistas promovemos el ocio, no la “ociosidad”. Enfrentamos la inacción, la vagancia o la holgazanería. Ocio no es sinónimo de abulia, flojera, indiferencia, desidia, indolencia, molicie o dejadez. Estas prácticas nocivas deben ser desterradas de la conducta de cualquier trabajador, debido a que se oponen al servicio y al compromiso. No deben, de ninguna manera, estar presentes en el trabajo. Son una rémora de la cual debe deslastrarse el proceso laboral en la nueva sociedad. Los socialistas abogamos por la reducción de la jornada laboral y por el incremento del tiempo libre. Pero las horas de trabajo deben ser empleadas en eso: en trabajar, que es una manera de realizarse a sí mismos y de servir a los demás. La materialización de una voluntad y una energía para reconstruir la sociedad y el universo. Una forma de entrega que se convierte en obra útil a todos. 12.5. África: vientre universal de la alegría De África fueron arrancadas por la fuerza millones de personas. Los colonizadores europeos asumieron que los africanos cuando se les trajo a América no tenían alma, ideas ni sentimientos; sólo reflejos e instintos. Ninguno se detuvo a pensar que eran seres humanos con sensibilidad. Mujeres y hombres con necesidades espirituales que satisfacer. Gente con emociones que buscan distintas vías de expresión. Pueblo con capacidad creadora. Según los colonizadores, para lo único que servían los esclavos era para trabajar duro. No tenían mundo interior ni pasiones, mucho menos derecho a expresarlos. Ninguno pensó que entre esas mujeres 281

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y hombres que trabajaban en la zafra o en los socavones de las minas había escultores, artesanos, pintores, músicos, filósofos y poetas. A ninguno le interesó si debajo de la piel que arrancaban a latigazos se escondía el alma de un sabio o un artista. A nadie le importó si el trabajo embrutecedor a que eran sometidos los negros, obnubilaba su conciencia o cercenaba su talento natural. Pero entre los africanos traídos violentamente a las tierras americanas había gente de distintas partes del África con una cultura y sensibilidad especiales. Pueblos que integraban creadoramente su tiempo libre al resto de sus actividades. Entre ellos están los yorubas: “Este pueblo de agricultores, guerreros, y comerciantes se constituyó en un verdadero foco clásico de civilización africana al sur del Sajara por el alto nivel alcanzado en el desarrollo de las fuerzas productivas, las técnicas, la organización política, cosmogonía, usos y costumbres, y por haber creado uno de los estilos artísticos más refinados e importantes de África y del mundo: los bronces y terracotas de Ifé. (…) Maestros en el trabajo de los metales, de la madera, de la piedra dura y la terracota, fueron un pueblo músico y poeta; poseyeron una filosofía profunda y humana”.178

Llama la atención que la poesía, esa forma superior de expresión de los seres humanos, sea cultivada por la nación yoruba de modo cotidiano y esté presente en todas las actividades de la vida de ese pueblo: en las ceremonias religiosas o estadales, en los encuentros entre amigos o parientes, en las actividades productivas y comerciales, en los ritos funerarios, en las terapias sanadoras, en los cánticos de protección, en las festividades de nacimiento e iniciación, en las pláticas de los enamorados, en las acciones guerreras. “Mientras en la cultura occidental burguesa la poesía ha dejado de desempeñar esta función social para convertirse en goce de minorías, entre los yorubá (…) no está reservada sólo para las ocasiones solemnes o festivas, sino que forma parte de la vida cotidiana. Los vendedores poseen poemas especiales para anunciar sus productos en el mercado; 178 Rogelio Martínez Furé: Poesía anónima africana, Fundación Editorial El perro y la rana, Caracas, 2007, pp. 5-6.

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La utopía posible los cazadores para cantar mientras marchan por los senderos del intrincado monte o en sus reuniones nocturnas; los niños para acompañar sus juegos. Mientras los campesinos cultivan sus campos o los herreros ejecutan sus diversas labores, ahuyentarán la fatiga entonando fragmentos del ìjalá; una recién casada camino de su nuevo hogar cantará un rárà; al despertar los niños en la mañana se inclinarán frente a sus mayores y los saludarán con algún aríkì en honor de los antepasados familiares. En los momentos de sosiego y descanso, en medio de las conversaciones, de las risas y la ingestión de bebidas, también estará presente la poesía”.179

También en otros pueblos africanos que aportaron su sangre y su visión de la vida en la formación del pueblo latinoamericano, el ocio se convierte en arte y cultura. Uno de ellos es el pueblo de los fulbe o fula. “Entre el casi centenar de grupos y subgrupos africanos llegados en cautiverio a América durante la época colonial, encontramos a los fula o fulbe, una de las más importantes etnias del occidente de África, protagonistas de grandes acontecimientos históricos en esa parte del continente durante los últimos cuatrocientos años”.180

Son creadores de poesía épica, bucólica, pastoral, de poemas funerarios, y de cuentos, proverbios y sátiras. Entre la nación fulbe la poesía ha estado presente en los diferentes actos de la vida. Su modo de vida no conspira con el tiempo como condición para que surja la creatividad y la cultura. Allí hay tiempo para la meditación, la danza, el canto. En muchas aldeas se oye el rumor de la poesía que escapa de los labios y abriga los corazones. “El poema se escribe, sobre todo, para ser dicho, recitado y escuchado. El poeta, que se dice yimoowo, es decir, cantor, compone poemas o cantos (…) En cuanto a la poesía se dice yimoore o yimre, es decir, canción o música. El poema queda así como esa música antes que todo, es decir, una voz, una sonoridad que se desea agradable al corazón y dulce al oído”.181

Entendemos que por eso a los colonialistas europeos les moleste tanto la idiosincrasia africana, pues mientras que para ellos el tiempo 179 Ibid.,p. 7. 180 Ibid, p. 95. 181 Ibid., p. 101.

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es oro y por tanto debe traducirse en productividad, para los africanos el tiempo es canto y literatura. Muchos especialistas “dedicaron sus vidas a la amorosa tarea de restituir ante los ojos europeos alienados por el colonialismo, el verdadero rostro de los pueblos africanos”. En América Latina esta labor ha sido llevada a cabo por una serie de escritores y luchadores sociales que entienden que si no nos sentimos orgullosos de nuestros antepasados africanos no será posible rescatar nuestra autoestima como pueblos mestizos, los cuales sólo alcanzarán su plenitud cuando se liberen de los prejuicios racistas y endorracistas del pasado y del presente. Uno de los prejuicios que hay que desmontar es el relativo a la noción de ocio para los pueblos africanos y afrodescendientes. Quizás haya que buscar en las raíces de esos pueblos africanos, en ese vientre universal de la alegría que es el África, la convicción de que no hay nada de malo en eso de divertirse y disfrutar de la vida, de que la sonrisa es la expresión de un alma dichosa, y de que sin ocio no hay poesía y música para todos. Y, si no hay poesía y canto en el mundo, ¿para qué vale la pena vivir? 12.6. Reforma o reacción El ocio es elemento generador de la vida. Válvula por donde se manifiesta el espíritu. Ruta de la creación. Territorio del alma. El disfrute del tiempo libre es un asunto individual. Cada cual escoge su manera de cultivarse, descansar y divertirse; pero la infraestructura, la legislación y la logística para hacer uso de dicho derecho es una cuestión de Estado. Corresponde a los gobiernos y a las comunidades organizadas crear y dirigir dichas políticas. El pueblo latinoamericano por su idiosincrasia es proclive al canto, la danza, la poesía, el bochinche, la festividad, la tertulia, la celebración, el encuentro amistoso, las artes del fuego, el deporte. Incluso el número de días que de manera natural tomamos para el asueto resulta extraño a la gente de otras latitudes y otras culturas más atadas a la “religión del trabajo”. 284

La utopía posible Nuestro carácter más cercano a la sonrisa que a la seriedad es condición favorable para el ocio, noción cardinal en la propuesta socialista por la que abogamos. Paul Lafargue, este revolucionario de origen cubano, yerno de Carlos Marx e intenso activista político, nos recuerda que sólo a través del trabajo no enajenado y del cultivo del ocio, los seres humanos podemos llegar a ser plenamente libres. En Venezuela, en plena Revolución Bolivariana hubo en 2004 una propuesta de Reforma Constitucional que, entre otras cosas, proponía la reducción de la jornada laboral para, de este modo, ganar tiempo libre para la recreación, el descanso y la formación. Poca gente se detuvo a ponderar lo revolucionario de esta propuesta. El debate se centró en otros asuntos. Los adversarios de la Reforma no se detuvieron ni por un momento a considerar los beneficios de la incorporación del “tiempo libre” en la vida de los ciudadanos. Los partidarios del Gobierno se mantuvieron a la defensiva, como si no hubiese terminantes argumentos para defender esta “Revolución del Ocio” que se estaba proponiendo. La discusión se desvió. En el momento de votar, los escrutinios, por primera vez en mucho tiempo, favorecieron a la oposición. Nadie volvió a hablar del tema. Con el pasar de los años nos convencemos, no sin cierta tristeza, de que perdimos una oportunidad histórica para emprender el camino hacia la verdadera liberación latinoamericana y caribeña, íntimamente asociada con el ocio, con la alegría de disfrutar intensamente la vida. Así, ganó la reacción y perdió el pueblo. Venció la miopía. Aún estamos a tiempo de corregir la falta y llevar las propuestas de reivindicación creadora del tiempo libre a otros escenarios de debate. ¡Viva Paul Lafarge! ¡De origen cubano tenía que ser! 12.7. Manuel Rodríguez Cárdenas y el Retablo de maravillas Ha sido precisamente en Venezuela donde se desarrolló una de las experiencias más valiosas y originales en relación con el buen uso del tiempo libre, el ocio y la recreación: El Retablo de Maravillas, creado por el Ministerio del Trabajo a finales de 1949. Y fue precisamente un 285

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hombre extraordinario nacido en estas tierras, quien también fue un escritor de gran talento, el principal impulsor de esta iniciativa: Manuel Rodríguez Cárdenas (1912-1991). El “Retablo de Maravillas”, fue un proyecto que se planteó sentar las bases de una “cultura del ocio” a partir de la cual cada hombre o mujer del pueblo podía encontrar la mejor forma de expresar el arte de su tierra. Para Manuel Rodríguez Cárdenas el tiempo libre tenía una función personal: promover el talento de cada quien. Y una función social: difundir la cultura popular latinoamericana. El Retablo de Maravillas era escuela, compañía de arte, instituto de investigación, escenario. La música, la danza, el baile, el canto, la ejecución de instrumentos, la declamación eran las disciplinas que allí se aprendían. El joropo, la fulía, el vals, el merengue y cuanto ritmo fue engendrado en las entrañas de esta tierra encontraba allí su expresión. Millones de espectadores vieron y aplaudieron con delirio al Retablo de Maravillas en Venezuela y en el exterior. De allí salieron Yolanda Moreno, “la bailarina del pueblo venezolano”, con la agrupación “Danzas Tierra Firme”, que posteriormente pasaría a llamarse “Danzas Venezuela”. La agrupación ha ganado muchos premios. En el Retablo de Maravillas se formó también Víctor Morillo, el “Tricolor de Venezuela”, de quien dijo el cubano Luis Carbonell: “Víctor ha sido uno de los más grandes declamadores de habla hispana en todos los tiempos”. Éste evoca sus años de formación y dice: “El Dr. Rodríguez Cárdenas, siempre apasionado y siempre amante de la perfección, comenzó a motivarme hacia la poesía (…) Viví muchas horas de duros ensayos, de aprendizaje, de reconvenciones. De protesta silenciosa de mi parte, porque como una regla inviolable en el “Retablo de maravillas”, no se admitían quejas ni negativas de parte de los aspirantes a participar como artistas, en cualquiera de las especialidades. Allí las cosas se hacían bien o mejor y punto. Cero complacencias. Cero favoritismos. Cero impertinencias. Nada de vedetismo. Calidad y sólo calidad, eran el lema y la meta”.182 182 Freddy Best González: Sacven, pasado, presente y futuro, [Edición mimeografiada], Caracas, p. 43.

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La utopía posible Allí estudiaron actrices como América Alonso. Allí ensayaron Jesús Sevillano, Morella Muñoz, Héctor Cabrera, Rafael Suárez, José Delgado, Marina Auristela Guánchez, Domingo Mendoza. Por allí pasó en calidad de invitado Alfredo Sadel. Allí practicaron Jacinto Pérez “el rey del cuatro”, el guitarrista Aldrey, y Freddy Reyna quien además de cuatrista fabricaba juguetes artesanales. Allí ensayaron el primer bailarín Miguel Valderrama e Ismael Ochoa “el sabanero porteño”, y las bailarinas Nery Johnson y Patricia Moreno. Desde allí recibieron apoyo, cultores populares como Luis Mariano Rivera y muchos otros. Todo esto lo hizo Manuel Rodríguez Cárdenas conjuntamente con un grupo de enamorados del uso del tiempo libre como palanca de la cultura. Todo eso lo hicieron con el mínimo apoyo de un gobierno que ni siquiera era “progresista”. Todo esto fue relegado o minusvalorizado cuando llegaron al poder otros hombres para quienes todo lo que se hacía en administraciones gubernamentales pasadas debía ser desechado. Es hora de que los socialistas reivindiquemos la grandeza de personajes como Manuel Rodríguez Cárdenas, de experiencias como el Retablo de Maravillas. Ha llegado el momento de que recuperemos para nuestro quehacer comunitario y para el diseño de políticas de Estado socialistas nutridas en nuestra tierra, la esencia espiritual de lo que nos enseñó Manuel Rodríguez Cárdenas y aprendimos con el Retablo de Maravillas. Decenas de Yolandas Moreno y Morellas Muñoz, cientos de Víctor Morillo y Freddys Reyna volverían a nacer. Si retomamos este legado, emprenderemos una verdadera revolución cultural a partir del buen uso del tiempo libre. De este modo, nuestro aporte en la construcción de un mundo mejor será imperecedero porque forjaremos la autoestima colectiva y una auténtica emancipación cultural, condiciones indispensables para sentirnos merecedores del hermoso porvenir por el cual estamos luchando, porque estamos convencidos de que una verdadera revolución para que sea irreversible debe ser cultural. 287

Víctor Morillo

Antonio José de Sucre

La utopía posible

13. La Justicia “El Dios de los Ejércitos concede siempre la victoria a los que combaten por la justicia; y jamás protege largo tiempo a los opresores de la humanidad”. Simón Bolívar “Cuando la América ha derramado su sangre por afianzar la libertad, entendió también que lo hacía por la justicia”. Antonio José de Sucre  “Todo hombre verdadero debe sentir en la mejilla el golpe dado a cualquier mejilla de hombre”. José Martí

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13.1. ¡Que se haga justicia! La justicia es un principio fundamental en el proceso de construcción socialista. Decía el Libertador, que la justicia: “Es la reina de las virtudes republicanas, y con ella se sostienen la igualdad y la libertad”. Y agregaba: “La libertad práctica no consiste en otra cosa que en la administración de la justicia y en el cumplimiento de las leyes, para que el justo y el débil no teman, y el mérito y la virtud sean recompensados”.

El Derecho Romano definió la justicia a partir de tres preceptos: 1. Dar a cada uno lo suyo, 2. Vivir honradamente, y 3. No hacer daño a nadie. En eso consiste, básicamente, la justicia. En proveer a cada quien de los bienes materiales y espirituales que le corresponden por el simple hecho de ser persona, sin discriminación de ninguna naturaleza. Bolívar lo dijo en el discurso de Angostura (1819): “Haz a los otros el bien que quisieras para ti. No hagas a otro el mal que no quieras para ti; son los dos principios eternos de justicia natural en que están encerrados todos los derechos respecto a los individuos”.

Proponía: “Elevemos un Templo a la Justicia; y bajo los auspicios de su santa inspiración, dictemos un Código de leyes”.

En lo atinente a la justicia, al igual que en cuanto a los otros principios, el buen ejemplo de los líderes es fundamental. Como enfatiza un antiguo adagio persa: “Si el rey arranca una manzana en el parque público, la gente se llevará hasta las raíces del árbol”. Bolívar fue un buen ejemplo. Estando en la cima del poder debió acudir a los tribunales para resolver un litigio personal. Algunos esperaban que hiciera uso de sus influencias para ganar el juicio, pero el Libertador fue congruente al respetar al Poder Judicial y salvaguardar la independencia de éste con respecto al Ejecutivo. Le dice en abril de 1825 a su hermana María Antonia: 292

La utopía posible “Yo no le escribiré a ningún juez sobre el pleito…por más que tú te empeñes. No quiero exceder los límites de mis derechos, que, por lo mismo que mi situación es elevada, aquéllos son más estrechos. La suerte me ha colocado en el ápice del poder; pero no quiero tener otros derechos que los del más simple ciudadano. Que se haga justicia y que ésta se me imparta si la tengo. Si no la tengo recibiré tranquilo el fallo de los tribunales”.

Además, la justicia consiste en no lesionar, de ningún modo, a ser vivo alguno, y en poner especial énfasis en ayudar a los más débiles o indefensos. No siempre coinciden la justicia y las leyes. En consecuencia, nuestro deber es buscar la justicia. Así lo explica Juan Pablo Vizcardo y Guzmán (1748-1798), uno de los precursores de la Independencia de nuestra América: “Toda ley que se opone al bien universal de aquellos para quienes está hecha, es un acto de tiranía, y el exigir su observancia es forzar a la esclavitud; que una ley que se dirigiese a destruir directamente las bases de la prosperidad de un pueblo sería una monstruosidad superior a toda expresión”.183

En las sociedades de clase, la normativa jurídica es expresión de los intereses de unas minorías, las élites que usufructúan el poder. Lo enfatiza Bolívar: “La más terrible tiranía la ejercen los tribunales por el tremendo instrumento de las leyes”. La verdadera justicia es la expresión de lo más hermoso del corazón del ser humano. Está siempre del lado de los desvalidos. Se guía por el altruismo hacia los más necesitados. Hay que forjarla. Se construye a partir de la sensibilidad. En ese mismo orden de ideas, el Che Guevara insistía en la sensibilidad como base de la justicia: “Si usted es capaz de temblar de indignación cada vez que se comete una injusticia en el mundo, somos compañeros”. Y en carta de despedida a sus hijos les decía: “…sean siempre capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo. Es la cualidad más linda de un revolucionario”. 183 En Antepara, José María. Miranda y la emancipación suramericana.

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Una de las experiencias más interesantes en lo relacionado con la aplicación de la justicia, desde una perspectiva comunitaria, la tenemos en México en las regiones controladas por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional e inspirada en el legado indígena ancestral. El EZLN establece entre sus principios: “En una primera instancia están las autoridades municipales autónomas, los jueces municipales y los Consejos de Ancianos. Si el conflicto no es resuelto, pasa a la segunda instancia de las Juntas de Buen Gobierno. No utiliza cárcel más que en casos y momentos extremos, pues se considera que el encierro tiene efectos negativos físicos y mentales. Se prefiere casi siempre la “reparación del daño”, mediante el trabajo comunal, el convencimiento y la reflexión de quienes mantienen conductas o realizan acciones no aprobadas por la comunidad (alcoholismo, prostitución, violencia intrafamiliar). Para los casos graves, homicidio, violación, narcotráfico, se remite a los infractores a las autoridades oficiales, con el acompañamiento de las organizaciones de derechos humanos. Así, el peor castigo es separar el presunto culpable de su comunidad y dejarlo en manos de la justicia estatal o federal, en las que no hay conciliación, ni reparación del daño y el encierro es la pena establecida”.184

13.2. El combate contra la impunidad Pero el ideal de justicia tiene sus enemigos. La impunidad es, quizás, el mayor de ellos. “La impunidad de los delitos —decía Bolívar— hace que éstos se cometan con más frecuencia: al fin llega el caso en que el castigo no basta para reprimirlos”. Además advertía: “…la clemencia con el malvado es un castigo del bueno: y si es una virtud la indulgencia, lo es, ciertamente, cuando es ejercida por un particular, pero no por un gobierno”.185

En América Latina ha habido impunidad para proteger a los privilegiados y relegar a los humildes. Impunidad para evadir sanciones y penas. Impunidad que permite al malhechor pavonearse y ostentar 184 http://www.movimientoalsocialismo.com.mx/archivos/revista/tres/caracoles.htm 185 Carta a Hipólito Unanue, Bolivia, 25 de noviembre de 1825. Simón Bolívar: Obras completas, Vicente Lecuna (Comp.). Vol. II, p. 278.

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La utopía posible las riquezas fruto de su delito. Impunidad para que haya delitos sin delincuentes. Impunidad que descompone el sistema judicial. Impunidad que se burla del sentido común e ignora las más claras evidencias del enriquecimiento ilícito o del crimen. Impunidad que pervierte los valores y suele ir acompañada del aplauso social. Impunidad que recompensa al delincuente y convierte su proceder en un modelo de éxito a seguir. Impunidad que en los círculos de confianza se burla de las personas íntegras y de las conductas probas. De allí que sea tan importante combatir el delito y la impunidad, mediante ejemplar castigo. Para que no sigan siendo verdad las palabras de un pseudo dirigente del pasado, de cuyo nombre no quisiéramos acordarnos, quien afirmara: “En el país se roba porque no hay razones para no hacerlo”. Los socialistas debemos ser firmes contra la impunidad, que es una grieta capaz de seguirse extendiendo hasta resquebrajar el piso ético de una nación. 13.3. Sucre y la Justicia Sucre se propuso la reforma del sistema de administración de justicia. Soñando en voz alta anunció [01-07-1825]: “La administración de justicia, sin la cual no puede haber sociedad, recibirá en adelante todas las mejoras de que es susceptible; de ella depende la seguridad de los ciudadanos en sus propiedades y libertad”. Hacer justicia significa para él, colocar el fiel de la balanza de modo que los beneficios se inclinen hacia los más pobres. En carta que envía al obispo de Santa Cruz (17-01-1826) le expone: “Los habitantes de Mojos y Chiquitos son bien acreedores a salir de la miseria y abyección a que hasta ahora han estado sumidos, más por el capricho de gobernadores, administradores y curas que de las leyes; tantos abusos tiempo es ya que desaparezcan, y así lo demanda la religión, la moral y la política”.

Del mismo modo, en las instrucciones que da al presidente de Potosí (6-2-1826) le insta a que sean acatadas las medidas que ha decretado contra la usura, porque: 295

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“El Gobierno de Bolivia no ha querido legar a los ciudadanos ese oneroso sistema de empréstitos que no sirviendo en general más que para engrosar a una docena, pone a los pueblos en tutela de los prestamistas y más si son extranjeros”.

También se plantea el Mariscal la eliminación de los impuestos para alimentos de primera necesidad pues, de este modo, ayuda a la economía de los más humildes. En el decreto del 7 de febrero de 1826 establece: “Quedan suprimidos todos los derechos, pensiones, cargas, alcabalas y contribuciones de cualquier especie que existan establecidos sobre los víveres de primera necesidad, bien sea a favor del erario público, de las municipalidades o de otro establecimiento”.

Igualmente Antonio José de Sucre combate la impunidad, procura el castigo a los infractores de la ley, especialmente cuando se trata de defender a los más débiles y a la patria. En carta al prefecto del departamento del Cuzco (11-01-1825) le recuerda: “Se ha dado la orden para que el soldado que tome a un vecino el valor de un real o un peso sufra quinientos palos, y de un peso arriba pena de muerte: que al que tome a un indio para ningún servicio recibirá doscientos palos. Para hacer efectiva esta disposición es menester que recomiende a los alcaldes de barrio, o a los ciudadanos mismos que aprehendan y aseguren al soldado que cometa algún daño”.

Asimismo, decide castigar al presidente de Cochabamba, doctor Mariano Guzmán, porque éste, inconsultamente había exonerado el pago del impuesto sobre harinas y molinos que componían parte de las rentas propias del Departamento. “No debiendo sufrir un abuso tan escandaloso que Ud. ha hecho de su autoridad, es menester castigarlo; por consiguiente, ya que tomó esa medida se cumplirá exactamente, pero Ud. pagará de su peculio al tesoro público como una multa el producto que debía dar al Estado ese impuesto”.

Luego, en carta a la municipalidad de Cochabamba (16-03-1825) les informa: “He mandado buscar preso al señor Guzmán y será juzgado 296

La utopía posible para enseñarle a servir mejor a su patria y para que aprenda los principios que deben constituir a un jefe”. También Sucre se interesó, como antes lo había hecho Miranda, en la reforma del sistema penitenciario. Su gran sensibilidad y profundo sentido de justicia lo lleva a proponer soluciones que humanizan el régimen carcelario y agilizan los procesos judiciales. Su voz es de una impresionante actualidad: “Parece que nuestra mala legislación civil y criminal es un escudo de los jueces para demorar las causas contra las reclamaciones del gobierno, porque a pesar de varias disposiciones para abreviarlas, el hecho es que nuestras cárceles tienen presos que llenan calabozos meses y años sin condenarlos o libertarlos. Tales dilaciones están llamando a todas horas la atención del Gobierno (…) Los retrasos, dicen, consiste en los trámites que la Ley establece y no en la indolencia, el cohecho o la prevaricación. (…) Sólo el Congreso puede evitar tamaños males, capaces ellos solos de destruir la República o cuando menos su moral. Sírvase su sabiduría dictar un código criminal y otro de procedimientos, aplicables a esta situación y entonces, sólo entonces, desaparecerán los embrollos del foro: y ni la rutina ni la mala fe, o la ignorancia, tendrán pretexto para dilatar o entorpecer lo que de suyo es claro y sencillo”. [8-1-1826]186

Sucre propone una medida verdaderamente revolucionaria: el aprendizaje y ejercicio de trabajos manuales en las cárceles, aunado a la venta de la mercancía para provecho del reo y beneficio de la institución. “Si el Gobierno tuviera fondos de que disponer, fácil le sería preparar las cárceles de manera que los presos trabajasen dentro de ellas mismas para mantenerse: mas no siendo ello posible por ahora, Su Excelencia el Presidente urge necesario el que una disposición del Congreso determine si se les puede ocupar en obras de policía y de una manera segura a los presos que no tengan con qué mantenerse, y esto es tanto más urgente cuando los tribunales, por desgracia, ocupan muchos meses en formar y sustanciar las causas aun de los más insignes malhechores. [8-1-1826] Se establecerán en el presidio algunos oficios, que el gobierno protegerá; y se procurará inclinar a los presidiarios a que los aprendan; y los que 186 Carta al Libertador 5-1-1826.

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sepan alguno, lo ejercerán precisamente, siendo la mitad de lo que ganen para ellos, y la otra mitad para el establecimiento”.187

Sucre estuvo pendiente de la probidad de los jueces y de su supervisión. “Me es sensible manifestar —acota— que no es la primera ocasión que están reconvenidos los jueces por sus demoras y abusos en la sustentación de las causas criminales”. “La Corte Superior, encargada especialmente de velar por la conducta de los jueces que le están subordinados, deberá tomar las medidas que destruyan tales males y abusos”.188 Repetimos, Sucre y Bolívar se propusieron la reforma del sistema de administración de justicia y del sistema penitenciario. Los más modernos penitenciaristas claman hoy por las soluciones que el Mariscal y el Libertador proponían en su época. Son los mismos proyectos que los socialistas estamos empeñados en llevar a cabo en la actualidad. Una deuda de varios siglos, que es hora de saldarla. 13.4. La injusticia social en cifras A comienzos de la década de 1960 hasta los años 2010 - 2011 el joven líder de una flamante revolución pronunció un discurso en donde mostró unas cifras acerca de la realidad latinoamericana que estremecerían de indignación a las personas sensibles que lo escucharon. Fidel Castro en la Segunda Declaración de La Habana, del año 1962, dijo: “En este continente de semicolonias, mueren de hambre, de enfermedades curables o vejez prematura alrededor de cuatro personas por minuto, de cinco mil quinientos al día, de dos millones por año, de diez millones cada cinco años. Esas muertes podrían ser evitadas fácilmente, pero sin embargo se producen. Las dos terceras partes de la población latinoamericana vive poco, y vive bajo la permanente amenaza de muerte. Holocausto de vidas que en quince años ha ocasionado dos veces más muertes que la guerra de 1914, y continúa... Mientras tanto, de América Latina fluye hacia los Estados Unidos un 187 J.J. Cordero Ceballos: Entrevista al Gran Mariscal de Ayacucho, Talleres de Italgráfica, Caracas, p. 72. 188 Ibid., pp. 72-73.

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La utopía posible torrente continuo de dinero: unos cuatro mil dólares por minuto, cinco millones por día, dos mil millones por año, diez mil millones cada cinco años. Por cada mil dólares que se nos van, nos queda un muerto. Mil dólares por muerto: ese es el precio de lo que se llama imperialismo! ¡MIL DÓLARES POR MUERTO, CUATRO VECES POR MINUTO!”.

Pocas veces en la historia los datos numéricos han servido, de una manera tan lacerante, para sintetizar la miseria y el dolor de un pueblo. Raras veces los números, como proyectiles de denuncia y armas para la conciencia, han sido tan contundentes. Si en muchas ocasiones los números manejados por tecnócratas sin moral han servido para enmascarar el dolor y maquillar terribles realidades sociales, también han de ser útiles entre luchadores sociales para promover la ética y enseñar la verdad. En América Latina y el Caribe, detrás de cada cifra hay una injusticia, y en cada número está contenido un torrente de rabia y de esperanza. Si no cambiamos la realidad no podremos cambiar los números ni las emociones que involucran. La deuda social es inmensa. Estamos en saldo rojo, y roja será inexorablemente, por tanto, la solución que demos a nuestra problemática. Uno de los más completos programas para “medir la calidad de vida de la ciudadanía” es el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Mediante el mismo se ayuda a los países con los conocimientos, la experiencia y los recursos necesarios para forjar una vida mejor. Contribuye a encontrar soluciones a los retos mundiales y nacionales de desarrollo y favorece el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), como disminuir la pobreza a la mitad, reducir la mortalidad infantil y mejorar el acceso al agua potable, entre otras. Todos los años el PNUD lanza su Informe sobre Desarrollo Humano, que incluye indicadores sobre calidad de vida en los países y no las tradicionales mediciones sobre poder económico. Presenta un índice 299

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que se calcula con base en tres factores para el desarrollo humano: vivir una vida larga y saludable, tener acceso a la educación, y mantener un nivel de vida digno. Se le han formulado críticas a ciertos aspectos de la metodología, pero en general dicho programa es respaldado por aquellos para quienes importan más las mayorías que las élites, y las personas más que las cifras macroeconómicas. A continuación transcribo algunos datos, tomados en general del PNUD, que nos permiten mirar el lado oscuro de la existencia del continente latinoamericano: • El 10% de las personas más ricas recibe entre el 40% y el 47% de los ingresos totales generados por la región, mientras que al 20% más pobre sólo le toca entre el 2% y el 4%. Es decir, la riqueza está concentrada en muy pocas manos. De acuerdo al informe del 2010 “la región sigue entrampada por la desigualdad de ingresos más elevada y sesgada del mundo”. • En América Latina la pobreza es extremadamente alta, 40,6% de la población vive en condiciones de pobreza y de ellos 16% se halla en la indigencia. La desigualdad en la región está en promedio 15 puntos porcentuales por encima de los países de Asia y 20 puntos sobre las naciones desarrolladas. • Al revisar las estadísticas del PNUD, se observa que las naciones latinoamericanas ocupan los puestos de mayor disparidad en el planeta, incluso por encima de varios países africanos que se encuentran entre los de menor ingreso. Nuestra región es la más desigual del mundo. Aunque el nivel de Índice de Desarrollo Humano para América Latina y el Caribe haya aumentado en casi un tercio desde el año 1970, éste queda muy por debajo del promedio mundial. De los 15 países más desiguales del mundo, 12 están en América latina. De acuerdo al informe del 2010 Bolivia, Haití, Ecuador y Brasil son, en ese orden, los países con más desigualdades de Latinoamérica, mientras que Uruguay, Costa Rica, Venezuela y Argentina son los más igualitarios. 300

La utopía posible • El informe resalta el problema de la desigualdad en Latinoamérica, como uno de los factores que impiden el desarrollo humano. Un ejemplo es el de Brasil —registrado como el más desigual en la región— en donde 10% de la población reúne el 0,7% del ingreso nacional, mientras que el 10% de la población más rica recibe el 47,2% del ingreso total. En este país cuatro empresas, o en algunos rubros menos, son las encargadas de más del 40% de las exportaciones de soya, jugo de naranja, aves de corral y carne. • El caso de Chile, segundo en la lista de los más desiguales, puede llegar a sorprender. La décima parte de la población se queda con el 47% de los ingresos. • El Perú tiene a más de la mitad de la población en pobreza (51,6%), ocupa el puesto 79 (de 177) en desarrollo humano según el PNUD, y el 10% de la sociedad peruana con más riqueza acumula casi 40% de los ingresos o consumo de Perú. • En Honduras cerca del 67% de los habitantes sufren la más brutal miseria. • Otro caso es Bolivia: dos millones de personas trabajan unas cinco millones de hectáreas en el país, mientras que unas 100 familias son propietarias de 25 millones de hectáreas. • Otros países en donde la desigualdad es escandalosa son Guatemala, cuyo 10% de la población concentra el 46,8% de los ingresos, Colombia (46,5%), México (43,1%), Argentina (38,9%) y República Dominicana (38,6%). • La lista de los más desiguales está encabezada por Brasil, Chile y Guatemala, mientras que la de los más equitativos está liderada por Uruguay y Costa Rica. • En México el 34% de los niños de menos de cinco años son afectados por malnutrición crónica. En Guatemala esa cifra alcanza el 50%. 301

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• En América Latina sólo el 40% de los trabajadores están protegidos por las legislaciones laborales y tienen garantizada una seguridad social. • En materia de comercio interno, los productores rurales pierden terreno ante las grandes cadenas de supermercados. Durante los años de 1980, el 20% de las ventas de alimentos se realizaban en estos enormes establecimientos comerciales, mientras que actualmente esta proporción ha aumentado a un 60%. Los campesinos están quedando arrinconados y se ven obligados a vender a precios arbitrarios el producto de su trabajo. • Un elemento común en toda Latinoamérica es que las mayores víctimas de la desigualdad son las mujeres, así como los indígenas y afrodescendientes. • El Índice de Desigualdad de Género (IDG), que capta las brechas de género en salud reproductiva, empoderamiento y participación en la fuerza laboral de 138 países, revela que la discriminación por motivos de género es también bastante superior al promedio mundial, principalmente debido a las altas tasas de embarazo adolescente y la baja participación de la mujer en la fuerza laboral remunerada. • El sistema político de la región refuerza la reproducción de la desigualdad, pues en la mayoría de los países, por ejemplo, los sistemas fiscales son “asimétricos”, es decir, con una fuerte carga en el consumo en lugar de gravar el ingreso. Otros factores que inciden en la elevada desigualdad latinoamericana son la corrupción, el diseño de políticas públicas pensadas sólo para reducir la pobreza y no para producir riquezas, y el débil compromiso ciudadano con la acción pública. No obstante, hay cifras optimistas. En general, la región mejoró en aproximadamente un tercio en el Índice de Desarrollo Humano (IDH) desde 1970. 302

La utopía posible • Desde 1970, la esperanza de vida promedio aumentó de 60 a 74 años. Incluso llega a 79 años en Costa Rica, Chile y Cuba. • Hace 40 años, apenas la mitad de los niños de la región en edad de asistir a la escuela tenía la oportunidad de hacerlo; hoy la cifra supera el 80% y en algunos países, alcanza casi a la totalidad. • Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua han sido declarados territorios libres de analfabetismo. • En Nicaragua, según la Encuesta de Medición de Vida 2005-2009, la pobreza general se redujo del 48,3 al 42,5%, o sea, 5,8 puntos, y la pobreza extrema con una cifra del 17,9%, bajó en 2,6 puntos. • La República Bolivariana de Venezuela figura como el segundo país con mayor matrícula de educación universitaria, entre todas las naciones de América Latina. Así lo reflejaron las estadísticas de la Unesco. En esta medición, el pueblo de Cuba ocupa el primer lugar, con 109% de matriculación, seguido de Venezuela con 83%; Argentina con 67%; Uruguay con 64% y Chile con 52%. La tasa bruta de matriculación universitaria de Venezuela es 2,5 veces el promedio de América Latina y el Caribe, que se ubica en una tasa de 34%. Venezuela se encuentra, a escala mundial, en el quinto lugar con 83% de inscritos en el sistema universitario. En esta medición, Cuba se sitúa nuevamente en el primer escaño con 109%, luego la República de Corea (95%), Finlandia (94%) y Grecia (91%). • Alfredo Missair, representante del PNUD en Venezuela, afirmó: “Venezuela está entre los países que han avanzado de forma contundente en varias de las Metas del Milenio”, fijadas por la Asamblea General de la ONU en 2000 para ser cumplidas en 2015, tomando como referencia los datos de 1990. Venezuela escaló tres puestos en el Índice de Desarrollo Humano (IDH) del PNUD desde 2007, reconoció el representante adjunto de dicha institución, Yves Sassenrath. La nación se encuentra actualmente en el puesto 75 en la escala 303

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mundial, con un indicador de 0,696. Este cumplimiento ratifica al Estado venezolano en el segmento de los países con un desarrollo humano alto. Además, el documento registra que la tasa promedio de crecimiento anual del IDH en Venezuela ha sido de 0,90 en los últimos diez años, es decir entre 2000 y 2010. El delegado del PNUD subrayó que la nación se encuentra en buena dirección hacia el desarrollo social. El informe “Nuestra Democracia”, elaborado por la Organización de Estados Americanos (OEA) y el PNUD señaló que Venezuela encabeza la lista de países de América Latina que más redujo la pobreza. La tabla de indicadores de pobreza, indigencia y desigualdad económica en América Latina (1999-2008), reseñó que Venezuela disminuyó de un 49,4% a un 27,6% el nivel de miseria. En cuanto a la situación de indigencia, el informe destaca que en 1999 vivían en situación de calle 21,% de los venezolanos, esta cifra descendió para el 2008 y se situó en un 9,9%. Por otro lado, en relación al índice GINI, Venezuela se coloca de primero en América Latina con una reducción de 17,9%, quintuplicando la tasa de la región que se ubica en 3,9%.189 • El informe sostiene que, en los últimos 40 años la matrícula escolar pasó de 52% a 83%. • Hace 40 años, apenas la mitad de los niños de la región en edad de asistir a la escuela tenía la oportunidad de hacerlo; hoy, la cifra supera el 80% y en algunos países, alcanza casi a la totalidad. • Desde 1970, la esperanza de vida promedio aumentó de 60 a 74 años, según el Informe. Incluso llega a 79 años en Costa Rica, Chile y Cuba. • Varios de los países latinoamericanos consiguieron algunos de los mayores avances jamás logrados en el mundo. Por ejemplo, la esperanza de vida aumentó 20 años en Bolivia, de 46 en 1970 189 El índice GINI calcula el nivel de desigualdad de ingresos económicos. En tanto, un número más alto establece mayor grado de desigualdad. Venezuela bajó de 0,498 en 1999 a 0,412 en el 2008, lo que significa una mejoría. (http://www.patriagrande.com. ve/temas/venezuela-cifras/)

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La utopía posible a los actuales 66 años. El crecimiento de la matriculación escolar fue incluso más notable en las últimas cuatro décadas: de 52% en 1970 a 83% en 2010. Así andan las cosas en el mundo

• Las desigualdades internacionales juegan un rol importante, con el 40% de la población mundial compartiendo sólo el 5% del ingreso global. • Cada tres segundos, en algún lugar de planeta, muere un niño como resultado de la pobreza, lo que totaliza unos 1.200 infantes cada hora. De manera que “el hambre sigue siendo la mayor tragedia y el mayor escándalo del mundo”. • El PNUD calcula que de no cumplirse los objetivos trazados para reducir la mortalidad infantil, unos 41 millones de infantes adicionales podría verse en peligro de muerte. • Seis de los 10 países más pobres del mundo, están mucho peor que hace 20 años. ` • Los 10 países más pobres están en África. • Cerca de 900 millones de campesinos en el mundo viven con menos de un dólar al día. De esta forma “la gente que produce alimentos ni siquiera puede alimentar a sus hijos, ni tampoco darles educación o pagarles servicios médicos”. • Los países que tienen menor desarrollo y más enfermedades disponen de menos médicos: uno por cada 5 mil, 10 mil, 15 mil, 20 mil o más habitantes. • Cuando surgen nuevos virus de transmisión sexual como el SIDA que, en apenas 20 años ha privado de la vida a millones de personas, la padecen decenas de millones, entre ellas muchas madres y niños. Para la cual existen ya paliativos, pero el precio de los medicamentos por persona puede ser 5 mil, 10 mil o hasta 305

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15 mil dólares cada año. Son montos inaccesibles para las grandes mayorías de los países del Tercer Mundo. • Las cifras de personas que carecen de lo básico para sobrevivir con un mínimo que garantice un nivel elemental de salud son altas, como por ejemplo: más de 1.000 millones de seres humanos no tienen acceso a agua potable; 1.000 millones carecen de vivienda. 880 millones de personas no tienen acceso a servicios básicos de salud; y 2.000 millones de personas carecen de acceso a medicamentos esenciales. En el año 2010, 925 millones de personas padecen hambre crónica. Para resumir, nada menos que el 80% de la población mundial vive en la pobreza. Se estima que para el año 2011 la población mundial sea de 7 mil millones de seres humanos. Frente a la realidad de la pobreza ha aumentado la insensibilidad y la indiferencia. El dolor es visto como un signo de debilidad. Para la nueva tecnocracia empresarial y para los políticos herederos de los “Chicago boys” condolerse de las penurias ajenas es, para decirlo en el lenguaje de los muchachos, “una raya”. Es sensiblería, la expresión de un izquierdismo absurdo y trasnochado, con el cual no contribuimos al “desarrollo nacional” ni a la “paz social”. No estamos en tiempos de los sentimentalismos —dicen— con los cuales alimentábamos resentimientos y esperanzas vanas. Es la época en que cada quien debe ocuparse de sí mismo y evitar encontrarse con esa molestia que son los pobres, esos infelices que están así porque “no han hecho el esfuerzo que yo he hecho, y por tanto merecen permanecer así”. En relación con esta actitud, dice Eduardo Galeano: “Recuerdo que cuando escribí Las venas abiertas a finales de 1970 había una cierta unanimidad universal en torno a algunas cosas elementales: la pobreza era resultado de la injusticia, lo proclamaba la izquierda, el centro lo admitía, la derecha no lo discutía. Había pobreza porque había injusticia, un reparto injusto de los panes y de los peces. Treinta años después ya quedan muy poquitos que digan que la pobreza es resultado de la injusticia. No digamos en la derecha o en el centro pero hasta en la izquierda ha prosperado esta suerte de certeza de fin del

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La utopía posible siglo xx y comienzos del siglo xxi de que la pobreza es el castigo que la ineficiencia merece y por lo tanto no es el resultado de la injusticia, es un acto de justicia. Se jode el que no trabaja o el que no sabe defenderse y el que no sabe competir y el que no es eficiente ni rentable. En ese sentido me parece que hay un retroceso, sí, se ha involucionado”.190

13.5. Capitalismo agonizante versus socialismo en ascenso Ahora comparemos la calidad de vida de la persona promedio de la primera potencia del mundo, con los mayores recursos y con absoluta libertad para actuar, como es el caso de los Estados Unidos, con los de Cuba, una isla de escasos recursos, bloqueada y asediada por el imperio. Para ser más justos deberíamos haber comparado Cuba con Puerto Rico, dadas las afinidades históricas de ambas naciones, pero quisimos colocar a David frente a Goliat. • Estados Unidos

En un informe oficial publicado el 16 de septiembre de 2010 se aportan los siguientes datos oficiales emanados de la Oficina del censo: La pobreza en Estados Unidos aumentó en el año 2009, en medio de la recesión económica, hasta alcanzar al 14,3 % de la población, el mayor índice desde 1994. De esta manera, la mayor economía del mundo cuenta con 43,6 millones de personas que viven en condiciones de pobreza, la mayor cifra desde que se comenzaron a elaborar estas estadísticas, hace 51 años. En 2008 el índice de pobreza era de 13,2%, esto es 39,8 millones de personas. En el mismo informe, el Censo dio a conocer también cómo evolucionaron los ingresos medios de los estadounidenses, y también el porcentaje de personas sin seguro médico, una de las prioridades que marcó Obama al llegar a la Casa Blanca. En el 2009 el número de personas sin cobertura médica creció de 46 millones, a más de 50, es decir, lo que corresponde al 16,7% de 190 http://www.revistapueblos.org/spip.php?article306

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la población. La ley ciega del mercado rige la prestación de ese vital servicio, y los precios se vuelven inaccesibles para muchas personas aun dentro de los países desarrollados. La evolución de los ingresos entre los distintos grupos demográficos fue diferente. Los hispanos lograron un incremento del 0,7% en sus ganancias, hasta alcanzar una media de 38.039 dólares anuales (pero con un nivel de pobreza del 25,3%). Por su parte, la población blanca, como media, vio reducidos sus ingresos en un 0,5%, hasta los 51.861 dólares (su pobreza aumentó hasta 9,4%). Las personas de raza negra sufrieron un descenso más agresivo, un 4,4% hasta los 32.584 dólares (se incrementó la pobreza al 25,8%).Todo esto empeorará en los años subsiguientes. • Cuba

No queremos que parezca que hacemos una apología incondicional de Cuba y de su gobierno. Tampoco queremos ocultar nuestra admiración por la Revolución Cubana, sus líderes y su pueblo. Naturalmente, se han cometido errores, omisiones e injusticias. Pero los aciertos son innegables para aquel que quiera ver y no esté cegado por la propaganda anticubana. Los cubanos no pretenden convertir su revolución en un modelo para el resto de América Latina o el mundo. Saben perfectamente que Cuba no es un paraíso. En la historia real, que está fuera del campo de la teología, no existen paraísos terrenales. Cristóbal Colón, que fue el último que creyó en ello, convirtió el paraíso que se figuró encontrar en un infierno real. De modo tal que lo que queremos destacar es el inmenso esfuerzo que por encontrar su propio camino hacia la justicia social realiza un pueblo decidido a ser libre y a vivir con dignidad. Veamos algunos datos. • El índice de mortalidad infantil en Cuba es menor que el de EE.UU. 308

La utopía posible • Puede asegurarse que no existe ciudadano alguno sin asistencia médica gratuita. Un médico/170 habitantes. • Todo el mundo estudia y nadie carece de oferta de trabajo útil, a pesar de casi medio siglo de bloqueo económico y el intento de los gobiernos de los EE.UU. de rendir por hambre y asfixia económica al pueblo cubano. • La esperanza de vida al nacer es de 77 años. Una de las más altas del mundo. • Cuba ocupa el primer lugar como la sociedad más igualitaria de América Latina y el Caribe, en términos de género. Hoy las mujeres en Cuba constituyen el 66% de la fuerza técnica del país, y participan mayoritariamente en casi todas las carreras universitarias. Antes, la mujer apenas figuraba en las actividades científicas. En ese campo también son hoy mayoría. • Cuba es el país del mundo con mayor tasa de matrícula universitaria según la UNESCO. También vale la pena comparar los índices de “calidad de vida” de Cuba con el resto del continente latinoamericano, que es ahora cuando está despertando de siglos de dominio económico, político y cultural. • En Cuba el analfabetismo es de 0,2% mientras el de América Latina es del 11,7%. • La tasa de mortalidad infantil es de 6,2 por mil en Cuba y en América Latina 32 por mil. • La esperanza al nacer es de 76,5 años en Cuba y de 70 años en América Latina. • La tasa de educación primaria en Cuba es del 100% y en América Latina del 92%. 309

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• La enseñanza secundaria es en Cuba de un 99,7% y en América Latina un 52%. • Mientras el 100% de los niños en Cuba alcanzan el nivel del colegio sólo el 76 % de los niños latinoamericanos lo hacen. • En América Latina el 12% de la Población es Analfabeta, o sea 42 millones de iletrados. Ninguno de ellos es cubano. • En América Latina hay 110 millones de personas jóvenes que no han logrado concluir la educación primaria. Ninguno de ellos es cubano. • Hoy en el mundo existen 860 millones de analfabetas. Ninguno de ellos es cubano. • Cada 100.000 habitantes Cuba cuenta con 590 médicos, mientras que América Latina cuenta con 160. Cuba es el país que tiene el más elevado número de médicos en el mundo por habitante. • SIDA 0,05 % en Cuba; en América Latina 0,5%. • La Unesco en el informe sobre la educación en 13 países de América Latina clasifica a Cuba en el primer lugar en todas las asignaturas. Sobre 11.000.000 de habitantes en Cuba más de 500.000 disponen de un grado universitario. • La CEPAL señala que en América Latina y el Caribe hay 102 millones de seres humanos en completa indigencia, o sea un 20% de la población. Ninguno de ellos es cubano. • En América Latina, 54 millones de personas padecen de malnutrición. Ninguno de ellos es cubano. • En el mundo cada 7 segundos un niño de menos de diez años se muere de hambre. Ninguno de ellos es cubano. • Según la FAO, 842 millones de personas sufren de malnutrición crónica. Ninguno de ellos es cubano.191 191 http://wsw.taringa.net/posts/info/8087401/Cuba-cifras-y-datos-del-logro-socialista.html

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La utopía posible Leyendo las cifras nos damos cuenta de la cruda realidad del capitalismo. Está condenado a fracasar en su intento de ser el modelo de desarrollo a seguir, el paradigma de la prosperidad. En cambio, el socialismo latinoamericano es una esperanza de que la justicia social se impondrá. Algunos indicadores señalan que estamos dando los primeros pasos. Los gobiernos con vocación social enarbolan las banderas de la justicia y sostienen el escudo del bien común. Sus líderes pueden repetir aquella frase de Juan Germán Roscio cuando los opositores criticaban las acciones gubernamentales de las repúblicas recién construidas: “me parecen muy leves nuestras faltas políticas —respondía— y ellas mismas son nuestros maestros”. En fin, ha llegado la hora de que la justicia social sea la prioridad en América Latina. Los pueblos con conciencia de su poder, y los gobiernos con sensibilidad harán realidad este sueño.

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Simón Bolívar

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14. La lucha contra la corrupción “El modo de hacerse popular y gobernar bien es el de emplear hombres honrados, aunque sean enemigos”. Simón Bolívar “Urge ya, en estos tiempos de política de mostrador, dejar de avergonzarse de ser honrado (…) La política virtuosa es la única útil y durable”. José Martí “Ya yo no quiero que me digan quién se robó los reales, yo sé que se los robaron, me consta, pero ya no me basta con eso. El problema es que esas personas que llamamos corruptos son denunciadas, son colocadas ante la picota y la opinión pública; pero todos o casi todos están en sus casas”. José Ignacio Cabrujas

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14.1. Páez y Santander versus Bolívar y Sucre En lo relativo al manejo de la hacienda pública por parte de los luchadores políticos una vez que han llegado al poder, dos han sido las concepciones que se han manejado en América Latina desde el siglo xix hasta la actualidad: la de José Antonio Páez y Francisco de Paula Santander en oposición a la de Simón Bolívar y Antonio José de Sucre. En su Autobiografía el mismo Páez caracteriza su visión del asunto: el erario público es un botín al que tienen derecho los que han luchado por una causa. Los políticos merecen una recompensa. Son, en palabras de Páez: “los que con la espada o la pluma merecieron bien de la patria en las épocas de la contienda y que aspiran a recoger el premio de sus afanes y fatigas, pues no todos suelen contentarse (…) con la gloria póstuma y el aprecio de las generaciones”. A confesión de partes… De allí que hacer política se convierte, en la práctica, en un negocio extremadamente lucrativo. Llega a ser mal visto quien no saca provecho monetario de su quehacer en las funciones públicas. La lucha es un medio para obtener riquezas. Los cargos públicos, la oportunidad para amasar grandes fortunas. Páez es un ejemplo de ello. De simple peón de hacienda que entra en la guerra por la independencia con una lanza como único bien, se convierte en gran hacendado, comerciante y dueño de esclavos. Santander, pese a sus aparentes diferencias con Páez, en una cosa se le parece: viene a cobrar. La hacienda pública es su caja de caudales. De allí, como de su propia faltriquera, saca el dinero que necesita. De él decía Bolívar, en un artículo de prensa en el que pasa a la ofensiva contra sus detractores: “¿Se nos negará que el Vicepresidente [Santander] se ha enriquecido a costa de la República y que es tan avariento como el más vil hebraico? (…) Todos quieren riquezas; todos quieren obligaciones nacionales. Indemnizaciones, porque el Congreso las decreta y el Vicepresidente [Santander] las negocia (…) El General Santander nos aborrece, le perdonamos esta desgraciada pasión y le haremos la debida justicia,

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La utopía posible diciendo que sin su avaricia, es el mejor Magistrado y que el pueblo granadino, sin Santander, es el mejor de la tierra”.192

De acuerdo a opiniones de observadores contemporáneos: “… prevalece el parecer entre los hombres de orden, los militares y las gentes del pueblo que sufren con la existencia de tan extensa corrupción, de que el Gobierno está monopolizado por el General Santander y por una facción de negociantes de Bogotá que tienen sus criaturas en el Congreso y que las instigan y ayudan efectivamente a aumentar fortunas inmensas a expensas del país”.193

Hubo un incidente en especial que marcó las diferencias entre Bolívar y Santander: el asunto de los empréstitos. En virtud del estado de ruina en que habían quedado las finanzas públicas a consecuencia de la Guerra de Independencia, algunos personeros del gobierno decidieron negociar préstamos con entidades privadas y con gobiernos extranjeros. Fueron nombradas delegaciones afectas a Santander que a cambio de su “sacrificio” cobraban cuantiosas comisiones. Los términos de los acuerdos resultaron claramente lesivos contra el interés nacional. En especial el endeudamiento con el exterior recibió contundentes críticas por parte de la gente proba. Los montos de las comisiones que se repartieron entre los dos testaferros de Santander “… igualaban casi exactamente el presupuesto educativo de la Gran Colombia. El empréstito en cuestión fue gastado fundamentalmente en equipos y armas inservibles. De aparejo para la marina en cantidades exorbitantes, en estado tal de deterioro, que fue necesario dejarlos abandonados en los muelles, por inútiles, así como en pagar las deudas contraídas con cierto tipo de acreedores pertenecientes a la naciente plutocracia neogranadina”.194

La reacción de Bolívar fue terminante: “La deuda pública es un caos de horrores, de calamidades y de crímenes (…) Cualquiera que sea el partido que se tome con esta deuda, es 192 Citado por Carlos Edsel, en Simón Bolívar, Lucha contra la Corrupción y el Contrabando, Documentos fundamentales, [Edición mimeografiada], Caracas, p. 28. 193 Ibid., p. 29. 194 Ibid., p. 26.

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horrible: Si la reconocemos dejamos de existir, si no… el oprobio de esta nación… Infames… Ligaron a la Patria a un yugo ignominioso y miserable…Consumirán la sustancia de nuestros hijos… Abominación execrable”.195

El odio de Santander y de sus testaferros contra el Libertador no se hizo esperar. Planificaron el magnicidio, el cual no pudieron llevar a cabo; sin embargo, desataron contra él una campaña periodística ignominiosa donde le acusaban de ambicioso, draconiano y… corrupto. Bolívar abogó por un Poder Moral que consistía en un tribunal compuesto de dos cámaras, una encargada en vigilar la moral pública, otra de dirigir la educación de los niños. Este Poder Moral, lo quiso crear Bolívar con el fin de que un organismo, no dependiente del gobierno central, se encargara tanto de la educación de los “ciudadanos” como de la moral en sí de toda la república. Años antes, Miranda insinuaba la institución de censores “que vigilasen la instrucción pública y cuidaran la conservación de las buenas costumbres”. Todo esto tenía como fin fundamental combatir la corrupción en todas sus manifestaciones: la pecuniaria y la moral. Bolívar emprendió una profunda reforma de la Administración Pública para garantizar transparencia en el uso de los recursos, su equitativa distribución en beneficio de los habitantes de todo el territorio y no sólo de las principales ciudades, y el combate contra la corrupción en cualquiera de sus manifestaciones. “… si no se hace una reforma completa en todo el sistema de nuestra Hacienda, nos vamos a arruinar y la república morirá de consunción” [carta a Santander, 23 de mayo de 1826]. En mensaje dirigido al General Rafael Urdaneta el 14 de marzo de 1827 le escribe: “… se va a mandar un reglamento de hacienda que dará bastante dinero, de suerte, que quitando pícaros, ahorrando gastos y aumentando la renta iremos para adelante…”. La postura de Bolívar en lo atinente a la corrupción dentro de la Administración Pública fue intachable. Denuncia, amenaza, fustiga, 195 Idem.

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La utopía posible legisla, vigila, castiga, da el ejemplo, hace reconocimientos, educa. Desde la temprana fecha de 1814 ya había advertido: “La hacienda nacional no es de quien os gobierna. Todos los depositarios de vuestros intereses deben demostrar el uso que han hecho de ellos”. En diciembre de 1826 le escribe al General Urdaneta: “Parece que quieren saquear la República para abandonarla después. ( …) No hay más que bandoleros en ella. ¡Esto es un horror¡ ( …) Entiendo y aún veo que los pérfidos o más bien los viles que han manejado los créditos contra el gobierno de esta provincia han robado a la Patria cruelmente”. Posteriormente, en abril de 1827, señala: “Las malas leyes y una administración deshonesta ha quebrado la República; ella estaba arruinada por la guerra; la corrupción ha venido después a envenenarla hasta la sangre, y a quitarnos hasta la esperanza de mejorar”. Bolívar fustigó con todo la corrupción. Cuando sospechaba que algún funcionario de la República había incurrido en peculado, malversación de fondos o cualquier otra falta le increpaba directamente. En 1817, por ejemplo, el general de brigada Lino de Clemente y Palacios (1767-1834) fungía como Agente Comisionado Especial ante el gobierno de los Estados Unidos, con el objeto de adquirir armas y otros pertrechos. Franqueando las inicuas leyes estadounidenses que prohibían la venta de armas a los patriotas, logró comprar el material bélico. El Libertador aplaudió el logro por cuanto esto le reportaría beneficios a la causa republicana; no obstante, le pareció que hubo en la compra un sobreprecio exagerado. En carta del 21 de enero de 1818 le expresa su molestia y le reclama: “En las colonias vecinas y aun en nuestros mismos puertos, yo he contratado y comprado los mismos objetos por una tercera parte o la mitad de lo que valen los que Ud. remite”. De igual manera, Bolívar se opuso a que se destinara dineros de las arcas públicas a fines distintos a aquellos a los que estaban destinados, especialmente si ello aparentemente iba en su beneficio. En 1825, durante su recorrido por los pueblos del Alto Perú, el Libertador llegó a Puno donde fue agasajado por el general de brigada William Miller, 319

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primera autoridad del Departamento. El evento fue sufragado con recursos del Estado, lo cual incomodó sensiblemente al Libertador, recibiendo en carta Antonio José de Sucre el encargo siguiente: “… su voluntad no es gravar en un maravedí los fondos del Estado en toda la marcha que tiene que hacer sólo con el objeto de trabajar en la felicidad de los pueblos, y que si el señor Guillermo Miller ha dado esta misma orden en todos esos Departamentos, haga V.E., que se suspenda inmediatamente, y que se reintegre al Tesoro Público cualquiera cantidad que se hubiese extraído con el fin indicado.196

Siguiendo una línea intachable de conducta, el Libertador se negó a participar en calidad de particular en los negocios del Estado a los que se le invitaba. A finales de 1825, Santander le propone que se asocie en el proyecto de construcción del canal de Panamá, expresándole: “La obra se ha calculado en 10 millones de pesos y contamos con algunos capitalistas extranjeros…muchos amigos de usted tomarán parte (…) Me atrevo a pedirle a usted dos cosas: 1º.- Que usted de oficio recomendará muy eficazmente al Gobierno que favorezca a la empresa: 2º.- Que usted consintiese en que se pusiese a usted en la asociación como protector de la sociedad” [22 de septiembre de 1825].

El Padre de la Patria le responde con firmeza: “Mi querido general: He visto la carta de usted en que me propone sea yo el protector de la compañía que se va a establecer para la comunicación de los dos mares por el istmo [de Panamá]. Después de haber meditado mucho cuanto usted me dice, me ha parecido conveniente no sólo no tomar parte en el asunto, sino que me adelanto a aconsejarle que no intervenga usted en él. Yo estoy cierto que nadie verá con gusto que usted y yo, que hemos estado y estamos a la cabeza del Gobierno, nos mezclemos en proyectos puramente especulativos; y nuestros enemigos, particularmente los de ustedes que están más inmediatos, darían una mala interpretación a lo que no encierra más que el bien y la prosperidad del país. Ésta es mi opinión con respecto a lo que usted debe hacer, y por mi parte estoy bien resuelto a no mezclarme en este negocio, ni en ninguno otro que tenga un carácter comercial”. 196 Decretos del Libertador, cit., Tomo I, pp. 431-432.

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La utopía posible Por cierto que después de leer esta carta en un “Aló, Presidente” (23 de febrero de 2007), Hugo Chávez comentó: “Esto tiene que ser norma para todos los que estemos ocupando puestos en el Gobierno, en el Estado. No nos metamos en esas cosas, en cosas comerciales, en cosas de negocio, a protectores de empresarios, nada de eso. Cuidemos los intereses del país, ése es nuestro compromiso. Y más allá, el mensaje a todo el país de luchar a muerte contra los distintos mecanismos de corrupción que nos dejó como herencia el nefasto capitalismo de más de cien años, sembrado como cáncer hasta los huesos de la República”.

Volviendo al Libertador vale la pena destacar que Bolívar se opuso, también, a esa forma de corrupción que es el nepotismo, el cual podemos definir como la desmedida preferencia que algunos gobernantes o funcionarios dan a sus familiares y amigos para asignarlos a cargos públicos, para ascender o recibir gratificaciones, sin tomar en cuenta la capacidad de los mismos para la labor. Siempre criticó la práctica de Napoleón Bonaparte de colocar en puestos claves a sus familiares, entre ellos a su hermano José, a quien nombró Rey de España. En el Diario de Bucaramanga, el 2 de mayo de 1828, Luis Perú de Lacroix (1780-1837) recuerda estas palabras de Bolívar: “Yo no he colocado, dijo, casi ningún pariente en los altos destinos de la República (…) No se me acusará de haber elevado y puesto en altos destinos del Estado a individuos de mi familia; al contrario, se me puede reprochar el haber sido injusto para con algunos de ellos, que seguían la carrera militar. Por ejemplo, mi primer edecán, Diego Ibarra, que me acompaña desde el año de 1813, ¡cuántos años ha quedado de capitán, de teniente coronel y de coronel! Si no hubiera sido mi pariente, estuviera ahora de general en jefe como otros que quizás han hecho menos que él; hubiera entonces premiado sus largos servicios, su valor, su constancia a toda prueba, su fidelidad y patriotismo, su consagración tan decidida, y hasta la estrecha amistad y la alta estimación que siempre he tenido por él: pero era mi pariente, mi amigo, estaba a mi lado, y estas circunstancias son causa de que no tenga uno de los primeros empleos en el ejército. Mi sobrino, Anacleto Clemente, se ha quedado en el grado de teniente coronel”.

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En su combate al nepotismo Simón Bolívar era inflexible. Su sobrino el capitán Guillermo Palacios murió en la batalla de la Hogaza, el 2 de diciembre de 1817, y Juana Bolívar, madre de éste y hermana suya, solicitó ante el Estado la pensión que le correspondía como madre; pero a fin de que le otorgasen una mayor cantidad de dinero mintió acerca del grado militar de su hijo y, además, se valió de falsos testigos para fundamentar su solicitud. El coronel Pedro Briceño Méndez, encargado de procesar los trámites se percató del dolo y rechazó la petición, lo cual le trajo roces con la solicitante. Bolívar se hallaba en Trujillo (Perú) y tan pronto fue informado del caso escribe (21 de diciembre de 1823): “Dígale Ud. a Don Perucho [Pedro Briceño Méndez] que me ha alegrado mucho de que haya peleado con mi hermana por cumplir con su deber, y que si hubiera hecho otra cosa me hubiera parecido infame, como me han parecido los testigos falsos [generales Santiago Mariño y Pedro Zaraza] de la tal justificación. Añado que mis hermanas no necesitan de nada porque yo les he señalado todas las rentas de mi caudal para que vivan, y que no merece llevar mi nombre la que ha pretendido, por una impostura, manchar la muerte de su hijo que ha perecido gloriosamente por su patria”.

Bolívar se negó a hacer uso del poder para obtener privilegios personales. Cuando a fines de 1823, el Congreso le asigna pensión y sueldo, rechaza la propuesta. Le escribe a Santander [30 de octubre de 1823]: “Siempre he pensado que el que trabaja por la libertad y la gloria no debe tener otra recompensa que gloria y libertad”. Algunos años más tarde debe reconocer ante su hermana María Antonia (10 de julio de 1826): “Te advierto, para tu gobierno, que yo no tengo un peso en este mundo…”. En virtud del enorme daño que la corrupción estaba ocasionando tanto en las finanzas como en la ética ciudadana, el Libertador no dudó en ser firme contra los “delincuentes que se alimentan de la sangre de sus conciudadanos”. Estableció: “Todo funcionario público, a quien se le comprobase en juicio sumario de haber malversado o tomado para sí de los fondos públicos de diez pesos para arriba, queda sujeto a la pena capital”. El mismo castigo propuso contra los jueces venales. El rigor de la condena tenía un propósito aleccionador. 322

La utopía posible 14.2. Bolívar contra la difamación Sin embargo, Bolívar fue cuidadoso en el momento de acusar a alguien de actos de corrupción. Conocía el daño que a la reputación y a la carrera política de un individuo se le hacía si se enlodaba su nombre a partir de conjeturas, sospechas, indicios, medias verdades o falsas acusaciones. Estaba consciente de que no se podía acusar sin pruebas contundentes; de que no se podía crear sin fundamento una corriente de opinión negativa contra nadie. Estaba en la convicción de que “más hace en un día un intrigante que cien hombres en un mes”. Bolívar era un hombre íntegro. Se negaba a actuar con bajeza. Jamás usó la intriga, la calumnia o la difamación para combatir a sus enemigos. Siempre dio la cara e hizo acopio de argumentos categóricos, a través de los órganos jurisdiccionales competentes, para enfrentar a los presuntos corruptos. Sabía que un error en esta materia traía graves consecuencias. Era firme, por supuesto, pero muy responsable y serio al momento de formular o respaldar una imputación contra cualquiera. Se negaba a hacerse eco de rumores maledicentes contra las personas. No desconocía que una vez que se disemina la duda contra alguien, aún después de haberse demostrado su inocencia, el daño ya está hecho. Cuando la intriga ha sido sembrada, nada ni nadie puede restablecer plenamente la confianza ni borrar del todo una duda. Él mismo, alguna vez, fue acusado de actos de corrupción, difamado y sometido al escarnio público por compañeros suyos de las filas patriotas. Las cosas fueron como sigue: En virtud de la carencia de recursos y de dinero para financiar la lucha por la independencia y enfrentar al ejército realista durante la Segunda República, en 1814 Bolívar decidió la requisición de las alhajas de los particulares y de las reliquias de los templos, para ser transformadas en monedas. En la huída a Oriente al caer la Segunda República este tesoro fue a parar a manos de corsarios al servicio de los patriotas que pretendían llevarse esa fortuna como pago por su apoyo. Bolívar decide perseguirlos para impedir que se salieran con la suya y para rescatar los bienes, pero algunos compañeros de armas, bien sea por maledicencia o por rivalidad, le acusan de ¡desertor!, 323

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¡ladrón!, y de repartirse el botín con los piratas en alta mar; luego le enjuician y ¡le condenan! Así, “Bolívar es prácticamente un proscrito cuando en 1814 abandonó Venezuela. En Pampatar lo rechazaron a cañonazos (…) Los jefes militares lo destituyeron del mando supremo. Piar lo buscaba en Carúpano para someterlo a un pelotón de fusilamiento. José Félix Ribas, su tío y Mariscal de Campo de la República, formuló contra él un iracundo libelo de gravísimas acusaciones. (…) Sindicado como ladrón, desertor y bandolero, Bolívar fue arrestado”.197

A punto estuvo Bolívar de perder la vida a manos de estos “guardianes de la ética”, que querían dejar fuera a quien había conducido con éxito la Campaña Admirable y ostentaba el honroso título de Libertador. Este hombre era grande y talentoso, por eso tuvo enemigos que quisieron apagar su estrella u ocultar su luz en la penumbra de la infamia. En relación con este tema de la difamación, años después Martí dijo: “La lengua de un hombre ha de caerse en pedazos, y ser polvo y ceniza, antes de esparcir por odio o ambición cuentos que ofendan en la vida privada a su enemigo”. Como visionario que era, Bolívar quiso destruir el mal de la corrupción en la América republicana cuando el mal estaba aún en germen. La quiso destruir con las siguientes armas: el rigor en los procedimientos, y la grandeza de alma y el espíritu de justicia en la actitud. Cualquier práctica distinta no puede llamarse bolivariana… ni martiana. 14.3. El Mariscal Antonio José de Sucre: “Ruego pues, que se examine escrupulosamente toda mi conducta” Antonio José de Sucre sigue los postulados anticorrupción de Bolívar. En carta a Daniel Florencio O’Leary [1-7-1829] le dice: “El apego al dinero sólo cabe en almas mezquinas; la mía es más apegada a los respetos y consideraciones que creo haber merecido por mis servicios”. Para los cargos públicos señala los rasgos de quienes aspiren a ellos, “los 197 Guillermo García Ponce: Bolívar y las armas en la guerra de independencia, Publicaciones Monfort, Caracas, p.192.

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La utopía posible propuestos deben ser hombres de un patriotismo acreditado, de una honradez sin tacha y de capacidad suficiente, y que gocen de la confianza pública”. Advierte: “la buena o mala elección de los empleados, es de una trascendencia fatal al bien general (…) serán responsables al público si no trabajan en su favor con todo el interés que demanda este grave asunto. Los ciudadanos que han de optar los destinos [empleos] tendrán como cualidades especiales: capacidad para desempeñarlos, ser americanos y de patriotismo conocido, una honradez justificada, y el interés debido por el Gobierno”. Sucre establece una serie de medidas tendientes a sanear el Estado, mediante “La supresión de una porción de empleos inútiles, y la rebaja de algunos sueldos fuertes” (Carta al secretario general del Libertador, 8-6-1825)”. “Durante su administración de más de dos años [en Bolivia], la Hacienda Pública duplicó sus rentas, mediante una severa economía, y sin el mayor gravamen de los bolivianos”.198 Sucre, siendo Presidente de Bolivia determina “… que el sueldo de 36.000 pesos señalados al presidente del Estado es enorme para un país que, despedazado por la revolución, necesita de la más grande economía en sus gastos” (carta al Presidente del Congreso Constituyente, 12-061826). Ya antes le había dicho a Simón Bolívar que él estaba de acuerdo con todo “excepto el sueldo del presidente en 36.000 pesos, pues yo creo suficiente veinte mil” (carta a Bolívar, 6-6-1826). Sucre, en su condición de Presidente, se manda a rebajar su propio sueldo, a pesar de que: “hay días que no tengo un real; pero sin embargo vivo por la misericordia de Dios, y tal vez de mi mujer”.199 Combatió el pago de comisiones por parte de los funcionarios públicos. “He prohibido —dijo— que los presidentes y gobernadores exijan gaje alguno por decretos y todo acto gubernativo, [gestiones], quitando así esa abusiva práctica de obvenciones” (1°-7-1825). Asimismo, cuando se enteró de que algunos gobernadores y jueces exigían contribuciones a los vecinos, bajo el pretexto de agasajar a las 198 José M. Losa, en Domingo de Alcalá: Defensa de Sucre, Biblioteca Ayacucho, Caracas, 1995, p. 78. 199 Carta a Bolívar, Quito, 1829.

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autoridades que les visitaban y se quedaban con parte de lo exigido, prohibió expresamente que se continuasen tales prácticas con las que “roban al pueblo infamemente”. Comentó: “Un gobernador pidió cien carneros sólo para recibirme a mí; y así se conducen muchos. Estoy resuelto a ahorcar un gobernador si los presidentes me ayudan a descubrir sus picardías”.200 Del mismo modo, Sucre no acepta el privilegio que de acuerdo a la ley le permitía gozar de la inmunidad y la “irresponsabilidad”. Dice: “La Constitución me hace inviolable, ninguna responsabilidad me cabe por los actos de mi gobierno. Ruego pues, que se me destituya de esta prerrogativa y que se examine escrupulosamente toda mi conducta” (Mensaje al Congreso Extraordinario de Bolivia, 1828). Sucre estaba pidiendo que se evaluara su desempeño con absoluta libertad. Todo un ejemplo de grandeza. Sucre fue un modelo de probidad. Su conducta estuvo regida por el principio de que los cargos públicos no deben convertirse en canonjías. Un contemporáneo suyo, José Ballivian, refiere que en el manejo de los intereses fiscales el Gran Mariscal era la pureza personificada. “Por prueba de este desinterés, baste decir que al separarse de [la Presidencia de] Bolivia tuvo que pedir prestadas unas cuantas onzas para su viaje”.201 Y otro coetáneo, Benito Laso afirma de él: “Apenas se podría encontrar un sujeto más contraído en el despacho de los negocios públicos, ni más inteligente para manejarlos bien”.202 El Gran Mariscal y el Libertador actúan guiados por los mismos principios éticos. Esto les granjeó la animadversión de los corruptos, malversadores e intrigantes al frente de los cuales estaban Santander y Páez. De modo que hoy podemos decir que siguen enfrentados Páez y Santander contra Bolívar y Sucre. Cada vez que actuamos en nombre de la ciudadanía, desempeñamos algún cargo público o invocamos los intereses de la patria debemos preguntarnos, simplemente, a quién nos parecemos. 200 Carta al General Guillermo Miller, 20-6-1825. 201 Domingo de Alcalá: Op.cit., p. 71. 202 Ibid., p. 68.

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La utopía posible 14.4. Juan Germán Roscio, un magistrado íntegro Uno de los hombres más importantes en tiempos de creación de la República fue el abogado venezolano Juan Germán Roscio (1763.1821). Llama la atención que, salvo por especialistas y oriundos de Guárico, estado donde nació, pocas veces se señale el rol fundamental que jugó como jurista, doctrinario, propagandista de la lucha independentista y como estadista constructor de repúblicas. Fue el principal redactor del Acta de la Independencia en julio de 1811. Participó asimismo en la elaboración de la Constitución de Venezuela, sancionada el 21 de diciembre del mismo año. Su vida da material para escribir una novela. Durante la primera República ocupa el cargo de Secretario de Relaciones Exteriores de la Junta de Gobierno de Caracas. Al caer el gobierno patriota es perseguido, encarcelado, enviado a España. De allí se fuga a Gibraltar, pero el gobernador inglés de dicho lugar lo entregó de nuevo a las autoridades españolas. Al fin, gracias a la intervención del gobierno inglés, logra la libertad. Vuelve de nuevo a las Antillas y de allí a Venezuela. En la cárcel había escrito un libro: “El triunfo de la libertad sobre el despotismo”. En 1818 se encuentra en Angostura, donde participa junto a Bolívar en la reconstitución de la República de Venezuela y la creación subsiguiente de la Gran Colombia. Durante este lapso se desempeñó como Director General de Rentas (equivalente hoy al de Ministro de Hacienda), miembro del Consejo de Estado, integrante de la comisión encargada de redactar el reglamento para las elecciones de representantes para el Congreso, Presidente del Congreso de Angostura y Director del Correo del Orinoco. Establecida la Gran Colombia y bajo la presidencia de Bolívar, es designado Vicepresidente del Departamento de Venezuela y Vicepresidente de Colombia la Grande. Ocupaba este último cargo cuando murió, en vísperas de celebrarse el Congreso de Cúcuta. Fue un tenaz luchador por la justicia y un firme defensor de las leyes republicanas. Fue excepcional ejemplo de honradez y opuesto a toda corrupción, lo que le trajo enemigos. 327

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Al morir, el Libertador decretó veinte días de luto entre oficiales y soldados. El Correo del Orinoco del 21 de abril de 1821 expresa: “… el más acerbo dolor nos recuerda la pérdida de un Sabio ilustre, de un Magistrado íntegro, de un Patriota eminente, y de un virtuoso Ciudadano. (…) mil graves y difíciles empleos ocuparon de tal suerte su vida, que puede decirse con verdad, que, ni un momento respiró, sino en servicio de la Patria. Su constancia en la adversidad excede a todo encarecimiento: ni las cadenas y mazmorras, ni las miserias y trabajos llegaron a abatir jamás su impávida firmeza o a desviarle un punto de la senda del honor; y aun los déspotas mismos que le oprimían, se vieron obligados a admirar la grandeza de su alma, y la superioridad de su virtud. Aunque ya no existe entre nosotros, su memoria vivirá eternamente; y sus escritos elocuentes, en que confundió e hizo temblar a los tiranos, defendió la causa de la libertad, y sostuvo los derechos de la humanidad, serán siempre leídos con placer y entusiasmo por nuestras más distantes generaciones”.203

Juan Germán Roscio fue un hombre íntegro que se enfrentó a todas las formas de corrupción y promovió la eficiencia y la virtud entre los funcionarios públicos. Insistía: “Por grave que sea el delito de una persona privada, no puede tener una trascendencia tan perjudicial a la comunidad como el de aquellas que amparadas del mando y de la fuerza pública, abusan de todo obsequio de sus inclinaciones individuales, creyendo que de nada deben responder en este mundo”.204

Una montaña de olvido ha sepultado a Juan Germán Roscio. Su vida y “sus escritos elocuentes” que podrían ser “leídos con placer y entusiasmo” por las nuevas generaciones, son desconocidos por el pueblo e ignorados por muchos de sus dirigentes. Él fue, quizás, el principal propagandista de la Revolución Americana. Propuso la creación de bibliotecas republicanas, la edición de catecismos 203 En Adolfo Rodríguez: Juan Germán Roscio, El Máximo Constituyente venezolano, Ediciones de la Alcaldía del Municipio Juan Germán Roscio, p. 118. 204 En Reinaldo José Bolívar: Los Olvidados del Bicentenario, Biblioteca Nacional de Venezuela, Colección Bibliográfica General, p. 206.

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La utopía posible difusores de las ideas de libertad e independencia, de cancioneros patriotas; animó el montaje de obras de teatro, la organización de tertulias literarias, de círculos de estudio revolucionarios, a todos los cuales llamó “instrumentos de persuasión”. Este hombre, que para su tiempo fue un verdadero genio de la propaganda a favor de las causas justas, tiene mucho que enseñarnos y, sin embargo, las nuevas generaciones no están familiarizadas con su nombre y con su obra. Los revolucionarios de la actualidad debemos aprender de su integridad y rectitud. Y difundir, con la misma fuerza con que él lo hacía, la idea de la creación de un Mundo Nuevo. 14.5. Fisiología de la Corrupción, Retrato del Corrupto La corrupción, en sus distintas facetas, degrada y envilece a hombres y mujeres que dicen estar en función del bien común. Pervierte y degenera personas que otrora fueron honestos e íntegros. Vicia y contamina almas que alguna vez la combatieron. La corrupción es un enemigo silencioso, así como lo es, según se dice, la hipertensión arterial. Se va metiendo poco a poco en el interior del funcionario público o del revolucionario y va matando imperceptiblemente su vocación. Paulatinamente se va apoderando de él un afán de éxito y comodidad que lo hace necesitar más riquezas y poder. La recompensa es grande: figuración, bienestar, placeres, aplausos. Entra en un carrusel de apetencias y allí gira alrededor de su propia codicia. En medio de la bonanza se apodera de él una especie de vértigo y pierde el sentido de las proporciones. Su pensamiento y emociones dejan poco a poco de estar dirigidos a ejecutar la obra encomendada y comienza a vivir sólo para acumular más o para llegar más arriba. No tiene límites. Quiere más y lo quiere ya. Se aleja de la gente común, esa “plebe” que habita en los barrios o en los arrabales de miseria, y que podrían quitarle algún día lo suyo. Renuncia a sus amigos, salvo a aquellos que se transforman en cómplices, contactos, testaferros o socios. Todo se convierte en negocio. 329

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Hasta el más mínimo movimiento es sometido a las reglas del cálculo y la conveniencia. Forma mafias donde el leit motiv es el dinero y el éxito material. Una plétora de allegados, como satélites de una misma órbita, le acompañan. Sus códigos morales se van degradando. Su conducta se acomoda a cada circunstancia. El corrupto es un pez de aguas turbias, porque allí no quedan rastros de sus movimientos. De pronto sus gustos se hacen más refinados. Olvida su historia de vida personal. Sus orígenes, su lugar de procedencia, el asombro ante lo ajeno. Quisiera congraciarse con las familias de linaje. Adecuar sus modales. Borrar la vergonzosa marca de plebeyo oportunista. Ser aceptado. No advierte el desprecio con que es mirado. Quiere ser uno de ellos. Mezclarse. Que no se note que está llegando, que parezca que ya estaba allí. Desea pasar inadvertido. Integrarse al salón de los brindis. Aparecer como uno más en las páginas sociales. Dejar de ser ese pájaro pintado que en todas partes llama la atención. No se plantea la lucha de clases; el enfrentamiento con los de arriba. Experimenta más bien una suerte de envidia de clases. Los que antes eran sus enemigos ahora son modelo a seguir. Imita sus técnicas y persigue los mismos resultados. Aspira a vivir como ellos. Quiere ser y parecer exitoso. Que lo admiren, lo respeten, lo quieran y… le teman. En el fondo es un resentido, un desclasado. Un anfibio que desesperadamente quiere salir del medio social donde se halla, que aspira a llegar a un hábitat distinto, pero que presiente que ese es un ambiente peligroso y desconocido, donde al menor descuido podría sucumbir. Le molestan las personas honestas, cáfila de fracasados, porque le recuerdan que alguna vez fue iluso y perdía el tiempo ayudando a otros. Época en la que era pobre y desventurado. Además no cree realmente en la probidad de los demás. Todos quieren su parte en el botín. Le parece que fingen, que son mejores actores que él, que ya conocen sus procedimientos, sus coartadas; que se ríen de sus ganancias, que en algún momento pisará en falso y lo atraparán. Será el chino de RECADI. El pretexto para que el sistema se salve. La hebra más delgada y colorida. 330

La utopía posible También están los que proceden de las clases altas. Allí han aprendido los métodos para seguir engordando sus ambiciones. Hacen dinero con facilidad. Entre sus familiares y amigos aprenden las artimañas para trepar y mantenerse arriba. Que otros trabajen. Lo de ellos son las relaciones públicas. Los grandes negocios a la sombra del poder. Bajo su mando están sus testaferros y corsarios. Nunca les faltan bufones y adulantes. Son exitosos y sonrosados. Un inmenso estómago en constante proceso de digestión. Parecen personas respetables. Llegan a ser un “ejemplo” para la sociedad. Nadie los culpa de nada. No se sospecha de ellos. Siempre han tenido riquezas. Su habilidad ha consistido en agrandarla y disimularla. Sus antecesores se encargaron de la “acumulación originaria de capital”; ellos tienen la misión de seguir usando el apellido como chequera. Para el corrupto el discurso revolucionario es como una picardía, un telón de fondo para los negociados. La jerga adecuada para interpretar el papel. Un guión del cual no puede salirse mientras haya público frente al escenario. Un conjunto de frases hechas, cargadas de neologismos. Fonemas que vuelan como hojas secas. Tatuajes en el habla para no despertar sospechas. Son capaces de repetir aquellas condenas de Bolívar: “Todo funcionario público, a quien se le comprobase en juicio sumario de haber malversado o tomado para sí de los fondos públicos de diez pesos para arriba, queda sujeto a la pena capital. Yo sé que las penas capitales participan de la crueldad; pero la existencia del Estado es preferente a todo. Así no he vacilado en mostrarme severo contra los delincuentes que se alimentan de la sangre de sus conciudadanos”.

O cuando afirmó: “El talento sin probidad es un azote”. Citan y luego, entre el círculo de sus cómplices, alardean de su buena memoria y se ríen. Incluso hay corruptos que se convierten en adalides contra la corrupción… de los otros. Ésta es una estrategia para despistar. Para que otros sean blancos de averiguaciones, objetos de sospecha. El mensaje subliminal es éste: todos son corruptos, no hay gente proba; el propósito de todo político es el poder y el enriquecimiento individual. 331

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No se equivocó el veleidoso político francés José Fouché quien afirmaba: “Todo hombre tiene su precio, lo que hace falta es saber cuál es”. Así se destruyen algunas reputaciones. Se dinamita la ética ciudadana. De este modo se va gastando la opinión pública y los órganos judiciales con denuncias sin fundamento. Al mismo tiempo se fortalecen las mafias de los “denunciantes de oficio”, generalmente nulidades engreídas, seres acomplejados que emplean los mismos métodos de la Inquisición, que consisten en difamar a quienes envidian por su talento o a los que les resultan molestos en su afán de consolidar poder, riqueza y gloria. De ésos hay bastantes y a la menor oportunidad actúan con saña desmedida, y hasta con deleite. Casi siempre su diligencia para desacreditar es inversamente proporcional a su capacidad para hacer el bien, pero se disfrazan de puros e íntegros y algunos encuentran quienes les creen, especialmente entre gente ingenua, pusilánime o mediocre que se presta fácilmente para crear matrices de opinión negativas y creen obtener algún beneficio si otros son cuestionados y condenados, mientras con ellos nadie se mete. Juntos forman una especie de Tribunal de la Inquisición revolucionario integrado por supuestos “incorruptibles”. Son jueces supremos que deciden a conveniencia y sin necesidad de pruebas quiénes son merecedores de su apoyo y quiénes no. Hacen un daño terrible porque actúan arbitraria y discrecionalmente. Con hipocresía se valen de argumentos éticos para alcanzar sus fines personales. Hay otra especie de corrupto: el que lo es en potencia, aquel que defiende la lucha contra la corrupción y enaltece la virtud y a los políticos incorruptibles… siempre y cuando esto no afecte sus intereses y su modo de vida. Pese a que pareciera que la corrupción campea y los corruptos manejan la vida política en nuestras repúblicas, no debemos olvidar que en toda América y el Caribe ha habido hombres probos en el ejercicio de la Administración Pública y que éstos han combatido duramente la corrupción, la impunidad, los privilegios y la mentira. Es su ejemplo el que debemos seguir. 332

La utopía posible 14.6. Revolución o corrupción La corrupción es enemiga de las revoluciones latinoamericanas. En el seno de cada revolución se anida la codicia individualista que permea el alma de muchos dirigentes y socava los principios de probidad, justicia social y el bien común. Hay que crear los mecanismos para evitar, combatir y castigar la corrupción. Inspirado en el ideario y la lucha de Augusto César Sandino, el primer gobierno sandinista debió enfrentar no sólo a los EE.UU y a los “contras” (ejército ultraderechista financiado por la CIA y el Pentágono), sino también a la propia ideología del capitalismo que va tentando las almas de los dirigentes con el señuelo del bienestar y el poder personal. En un valioso documento, el analista Marcelo Colussi enjuicia ese primer gobierno del FSLN: “Hubo corrupción, autoritarismo, excesivo centralismo. Que estas cosas se dieran en la Nicaragua de la dinastía Somoza (la gran finca de los peores dictadores de la historia del país) no asombra; pero duele, sin dudas, que se haya dado en el paraíso que se intentó construir sobre los escombros de esa dictadura. Duele que 26 años después de la entrada triunfal de los revolucionarios en Managua, muchos de aquellos jóvenes soñadores armados de fusiles y ansias de justicia sean hoy los nuevos ricos del país, que hayan hecho de la política una prostituida profesión más, que puedan seguir viviendo sin una genuina autocrítica. La historia sigue, y ahí están las incontables luchas populares a lo largo de toda Latinoamérica tratando de forjar otra mañana (…). Recuperar la Revolución Sandinista, es recuperar la lucha por un mundo más justo”.205

En Venezuela, las evidencias muestran signos de corrupción en los distintos estratos de la Administración Pública, a pesar de las prédicas y el ejemplo de probidad del Presidente Chávez y de personeros claves del gobierno y el partido. Lamentablemente, ha ido creciendo una especie de plutocracia que se viste de rojo, asiste a las marchas y entre negocio y negocio repite: “Patria socialista o muerte”, o cualquier otra consigna. 205 http://www.rebelion.org/noticia.php?id=17876.

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Considero que aunada a la preventiva formación ética de toda la ciudadanía y al castigo a los responsables de incurrir o alentar la corrupción, hay que crear mecanismos, controles, que la dificulten o impidan. Lo decía Paolo Freire: “Considerando que somos seres finitos, sujetos a la tentación, lo que debemos hacer es perfeccionar las instituciones, reduciendo las facilidades para las prácticas antiéticas”. 206

Esto es especialmente necesario en sociedades donde predomina una cultura mercantil altamente consumista, cuyo patrón del éxito está asociado a la riqueza material, y donde la exhibición de bienes y riquezas, sin importar su origen, no obstaculiza, en la mayoría de los casos, la carrera política de la gente “de izquierda”. Por tanto, combatir y erradicar la corrupción es un reto. O la revolución acaba con la corrupción o la corrupción se devora la revolución. No pueden coexistir. Ambas se estructuran sobre paradigmas de vida opuestos. Mientras la revolución cultiva los valores, la corrupción envilece los principios. Una se erige sobre el cohecho; la otra, sobre la probidad. Una se basa en la verdad y la transparencia; la otra, en la mentira y la argucia. Una exhibe la riqueza individual como el mayor logro; la otra, el bienestar colectivo como supremo propósito. Una busca la adquisición; la otra, el servicio, el compartir. Una profesa la calidad; la otra, la mediocridad. La revolución construye un mundo mejor, en tanto que la corrupción preserva lo peor de un mundo corrompido. La revolución crea, la corrupción socava y aniquila.

206 Cartas a Cristina, p. 19.

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15. La Integración de los pueblos y naciones del “Tercer Mundo” “Poseemos el continente más fértil, más inexpugnable y más rico de la Tierra. (…) la unión nos asegurará permanencia y felicidad perpetuas”. Francisco de Miranda “La unidad de nuestros pueblos no es simple quimera de los hombres, sino inexorable decreto del destino”. Simón Bolívar “Para arrancar a la conciencia de un continente sus secretos, al porvenir sus misterios, para crear nuestros destinos, la unión es necesaria; unidad de ideas por principio y la asociación como medio”. Francisco Bilbao

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15.1. “Es necesario ir acercando lo que ha de acabar por estar junto” En la integración de los pueblos y naciones del llamado “Tercer Mundo”, la unión es la única garantía de desarrollo y prosperidad. “Es necesario ir acercando lo que ha de acabar por estar junto —aconsejaba José Martí—. Si no, crecerán odios, se estará sin defensa apropiada para los colosales peligros, y se vivirá en perpetua e infame batalla entre hermanos”.207 En la sociedad capitalista las relaciones entre los países se basan en la desigualdad. En la hegemonía que ejercen las naciones poderosas sobre las débiles, mediante pactos leoninos que empobrecen a sus pueblos, agotan sus recursos naturales y crean un complejo de inferioridad entre sus habitantes. Jamás nación alguna ha prosperado bajo la sombra de un imperio. Entre los países desarrollados y las naciones pobres no existe integración sino extorsión. En cambio, para los socialistas la integración es el arma más poderosa para vencer a los imperios enemigos. El imperialismo internacional y las oligarquías locales pretenden mantenernos divididos. En las relaciones entre países “subdesarrollados” entre sí, que pudiesen ser de cooperación porque viven las mismas calamidades y se enfrentan a los mismos retos, reina el aislamiento y la desconfianza. Al imperio y sus cipayos les conviene mantenernos apartados o fraccionados. Rumiando prejuicios o temores respecto a los otros. Distantes a pesar de la vecindad. Recelosos pese a ser hermanos. Ajenos a la vida de otras comunidades nacionales, aunque tengamos una historia común y probablemente un mismo destino. Indiferentes ante sus luchas. Nos olvidamos de que, como enfatizaba el chileno Francisco Bilbao (1823-1865) en El Congreso Normal Americano: “Uno es nuestro origen y vivimos separados. Uno mismo nuestro bello idioma y no nos hablamos. Tenemos un mismo principio y buscamos aislados el mismo fin. Sentimos el mismo mal y no unimos nuestras 207 Agrupamiento de los Pueblos de América, 1883.

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La utopía posible fuerzas para conjurarlo. Columbramos idéntica esperanza y nos volvemos las espaldas para alcanzarla, tenemos el mismo deber y no nos asociamos para cumplirlo”.

La misma idea es expresada por José Martí, quien decía: “¡Tan enamorados que andamos de pueblos que tienen poca liga y ningún parentesco con los nuestros!, y tan desatendidos que dejamos otros países que viven de nuestra misma alma”.208

La integración es, por tanto, la clave en el progreso de las naciones y en el bienestar de sus gentes. No se circunscribe a los acuerdos políticos ni a los tratados comerciales entre gobiernos. Abarca a los pueblos en el ejercicio de todas sus facetas: económica, cultural, política, militar, turística, energética, lúdica, comunicacional, educativa, culinaria, etc. Los pueblos que no se conocen han de darse prisa para conocerse enfatizaba José Martí, y “¡Los árboles han de ponerse en fila, para que no pase el gigante de las siete leguas! Es la hora del recuento y de la marcha unida, y hemos de andar en cuadro apretado”. (Nuestra América, 1891). A comienzos del siglo xix, el peruano Juan Pablo Vizcardo y Guzmán —cuyo nombre debería ser familiar a todo latinoamericano— publica un memorial de agravios titulado “Carta a los Españoles Americanos”, donde recuerda las vejaciones a que eran sometidos los habitantes de este hemisferio, y de manera premonitoria plantea: “El Nuevo Mundo es nuestra patria, y su historia es la nuestra, y en ella es que debemos examinar nuestra situación presente, para determinarnos, por ella, a tomar el partido necesario a la conservación de nuestros derechos propios, y de nuestros sucesores” y concluye su documento: “… la América reunirá las extremidades de la tierra, y sus habitantes serán atados por el interés común de una sola Grande Familia de Hermanos”.

Este anhelo de integración sigue siendo el sueño de los socialistas latinoamericanos, convencidos como estamos de que las burguesías nacionales no están en capacidad de materializarlo porque dependen o 208 Idem.

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se encuentran dócilmente atadas a los imperios que no quieren la unión de Latinoamérica, o porque carecen de proyectos políticos nacionales capaces de articularse entre sí para consolidar una sola América continental y caribeña. Lo decía José Carlos Mariátegui: “Hispanoamérica, Latinoamérica, como se prefiera, no encontrará su unidad en el orden burgués. Este orden nos divide, forzosamente, en pequeños nacionalismos. Los únicos que trabajamos por la comunidad de estos pueblos, somos, en verdad, los socialistas, los revolucionarios”.209

15.2. Ni sometimiento ni afán de supremacía Y para que haya verdadera integración debe respetarse y valorarse la identidad de cada pueblo. La plena soberanía de cada nación. De lo contrario, tras el discurso de la cooperación, caeremos en la búsqueda de la hegemonía. Como ocurrió con algunas “potencias socialistas”, que promovieron el expansionismo y la dependencia en las relaciones con sus aliados, a muchos de los cuales convirtieron en “satélites” que giraban alrededor de sus intereses geopolíticos. Intervencionismo con atuendo marxista. Mas la integración bajo un verdadero esquema socialista no implica sometimiento ni afán de supremacía. Marx, de su encuentro con el indio Dionisio Inka Yupanki, diputado ante las Cortes de Cádiz, hace arrancar el principio en que descansa su teoría sobre las nacionalidades oprimidas: “Un pueblo que oprime a otro pueblo no puede ser libre”. Igualmente nuestros ejércitos independentistas practicaron el respeto por las naciones y pueblos que liberaban. “Preferiría mil muertes —expresaba Sucre— antes que por mí se introdujese en América el ominoso derecho del más fuerte; que ningún pueblo americano dé el abominable ejemplo de intervención… jamás se ultraja impunemente a una nación”. 210

El tema del respeto a la identidad y soberanía de cada pueblo es una idea que también ha sido desarrollada por Evo Morales, quien afirma: 209 José Carlos Mariátegui, en un reportaje de la revista Variedades, 13 de octubre de 1928. 210 Carta al general Gamarra, 10-05-1828.

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La utopía posible “En el mundo existen países grandes y países chicos; en el mundo existen países ricos y países pobres, pero en lo que sí somos iguales es en nuestros derechos, a ser dignos y soberanos… Acá no necesitamos sometimientos, ni condicionamientos, queremos tener relaciones con todo el mundo, no solamente con gobiernos, sino también con los movimientos sociales”.211

Para los socialistas no hay naciones, culturas, pueblos, gobiernos u hombres superiores. Todos somos iguales. Y la igualdad es una premisa indispensable para que haya una auténtica integración. Igualdad dentro de la diversidad. Diversidad en condiciones de igualdad. En palabras de Cecilio Acosta: “La unidad en la pluralidad y la pluralidad en la unidad”. De este modo, la integración, desde una perspectiva socialista, ni siquiera puede basarse exclusivamente en el mutuo beneficio, ni en el principio de ganar-ganar. Éste es apenas un primer paso. Muchas veces las naciones más pobres tienen muy poco que aportar en términos materiales. En consecuencia, nuestra praxis debe estar orientada hacia la ayuda mutua y la solidaridad que, como leyéramos alguna vez, es la ternura de los pueblos. No se trata, como alguien ha declarado, por tanto, de aportar lo que nos sobra, sino de compartir lo que se tiene. Sólo así podremos ir construyendo un hemisferio unido e integrado que avance hacia la creación de una América socialista. “Para nosotros, la Patria es la América”, proclamaba Bolívar en la temprana fecha de 1814. Hoy repetimos esa consigna e intentamos llevarla a la práctica. 15.3. ¿El socialismo en un solo país o en toda Latinoamérica? De igual modo, no es posible el socialismo en un solo país, aislado del resto del continente y del mundo. La Historia lo ha demostrado: el aislamiento es la muerte. Esto es indispensable tenerlo claro. La lucha por la revolución es continental e internacional. Por tanto, es vital el apoyo a los movimientos que luchan por la soberanía nacional y, además, respaldar los organismos regionales e internacionales conformados por 211 Discurso en acto de la Toma de Posesión.

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gobiernos que efectivamente promueven la integración y ejecutan programas de cooperación. Así como el Ejército Libertador traspasó las fronteras para crear repúblicas, el ideario socialista debe propagarse entre los pueblos americanos y del resto del “Tercer Mundo”. En efecto, los revolucionarios socialistas somos herederos del legado de Bolívar, quien declaraba en la Carta de Jamaica, fechada en Kingston, el 6 de septiembre de 1815: “Seguramente la unión es lo que nos falta para completar la obra de nuestra regeneración (…) mas esta unión, no nos vendrá por prodigios divinos sino por efectos sensibles y esfuerzos bien dirigidos”. Y este sueño de una América unida se convierte en la utopía a realizarse. En el porvenir a conquistar. En el futuro que todo socialista debe soñar construir. Los socialistas promovemos la integración del continente americano. El propósito sigue siendo: “Yo deseo más que otro alguno ver formar en América la más grande nación del mundo, menos por su extensión y riqueza que por su libertad y gloria”.212 Luchamos por un socialismo continental, que respete las particularidades de cada país, el ritmo de cada proceso, los caminos de cada pueblo, los liderazgos locales, la soberanía nacional. Un socialismo que acepte las diferencias y no pretenda imponer modelos. Aspiramos a establecer una comunidad de naciones americanas socialistas, donde se promueva, en fin, la igualdad dentro de la diversidad, y la diversidad en condiciones de igualdad. Ni neocolonialistas ni sumisos, sino naciones y pueblos soberanos, unidos por el bien común, albergando una esperanza compartida, e integrados en un proyecto de engrandecimiento colectivo. Por eso apoyamos todas las iniciativas que se están llevando a cabo en función de crear instituciones supranacionales de unión e integración, como la UNASUR, el ALBA y la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños). Sólo así podemos articularnos para hacer más felices a nuestros pueblos, y juntos, formando un solo escudo, enfrentar a los imperios que nos acechan. 212 Carta de Jamaica, Kingston, 6 de septiembre de 1815.

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La utopía posible 15.4. Sandino y el “Plan de realización del supremo sueño de Bolívar” Otro de los proyectos de alcance continental fue el concebido por el “General de Hombres Libres”, Augusto César Sandino (1895-1934), el cual se conoce como “Plan de realización del supremo sueño de Bolívar”, donde se establecen propuestas concretas para la unidad del continente. Allí se plantean claramente las vías factibles para materializar este proyecto integracionista, “al que sólo pueden oponerse teorías de un lamentable escepticismo y de escaso alcance en la política interna y exterior de nuestros Estados”. La propuesta de Sandino data de marzo de 1929. No dejan de asombrar la audacia, firmeza y vigencia de sus planteamientos. En primer lugar, habla de una alianza entre naciones americanas conformada por todos los países del continente, de la cual se desprende… “una sola nacionalidad, denominada Nacionalidad Latinoamericana, haciéndose de este modo efectiva la Ciudadanía latinoamericana”. Se plantea la conformación de un ejército continental que será la… “base fundamental de los efectivos con que habrá de contar la Nacionalidad latinoamericana para la defensa y sostenimiento de su Soberanía”. En caso de agresión imperialista a cualquiera de las naciones latinoamericanas se procederá a “…la confiscación automática de los intereses e inversiones que la o las potencias agresoras tuvieren dentro de los límites de la Nacionalidad Latinoamericana, sosteniendo con el producto de tal expropiación la guerra a que diere lugar la agresión de la o las potencias extranjeras”. También se propone “el boicot económico contra la o las potencias que originaran la fricción, cancelando tanto la adquisición como la venta de productos con la o las potencias que provocasen el empleo de esta medida”. Igualmente exige “la desocupación inmediata y total de los Estados que se hallen intervenidos, recuperándose inmediatamente las porciones territoriales empleadas por los Estados Unidos de Norteamérica como Bases Navales, centros de aprovisionamiento, o en otras obras utilizadas 343

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para posibles agresiones y que entrañen menoscabo de la Soberanía de los Estados Latinoamericanos”. Por otra parte, se plantea en ese extraordinario documento: “realizar la unificación de las Tarifas aduanales de los veintiún Estados, efectuando además, sobre el arancel ya unificado, un descuento del 25% para las exportaciones e importaciones de los productos de los veintiún Estados en los mercados de la Nacionalidad Latinoamericana. Las expresiones de cultura, libros, revistas y demás obras necesarias para el desarrollo de las ciencias y artes, gozarán de la más absoluta franquicia en los veintiún Estados Latinoamericanos”. Asimismo, se propone fomentar “…el turismo latinoamericano, de manera de promover el acercamiento y mutuo conocimiento entre los ciudadanos de los veintiún Estados Latinoamericanos, concediéndoles a los turistas, entre otras ventajas, una rebaja del 10%”. Del mismo modo “acuerda adoptar las medidas conducentes a que el ingreso de ciudadanos de los Estados Unidos de Norte América en territorio latinoamericano, no entrañe, por ningún motivo, una amenaza a los intereses de cualquier género de la Nacionalidad Latinoamericana, evitando, asimismo, que el capital financiero penetre en los Estados Latinoamericanos en forma de inversiones, o en otras formas distintas, liquidando, de este modo, el empleo por el gobierno yanqui del socorrido recurso de `proteger las vidas e intereses de norteamericanos´ para violar la Soberanía de los Estados Latinoamericanos”. De idéntica manera, se plantea “…la constitución de un Comité de Banqueros Latinoamericanos, oficialmente respaldados, que tenga por objeto elaborar y realizar el plan por medio del cual la Nacionalidad Latinoamericana logre, con fondos propios, cancelar los contratos que existan entre los Estados Latinoamericanos y los Estados Unidos de Norteamérica, haciéndose cargo dicho comité de Banqueros de la construcción de obras materiales y vías de comunicación y transporte, así como de la flotación de empréstitos que, en virtud de los tratados ya existentes entre los Estados Unidos de América, los Gobiernos de los primeros necesitasen”.,

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La utopía posible 15.5. “Integración”. La imperial y la verdadera Ahora bien, debemos estar alerta contra las falsas banderas “integracionistas” enarboladas desde los centros imperiales. En el pasado, el panamericanismo (doctrina imperial que busca sojuzgar a los países del continente americano bajo la égida de los Estados Unidos) y en el presente la globalización neoliberal se plantean una pseudointegración de contenido comercial, basada en acuerdos leoninos, de puertas abiertas que acaba con las economías nacionales y desarticula los vínculos entre los distintos países de la región. Ésta es la idea del ALCA (Alianza de Libre Comercio para las Américas) y los TLC (Tratados de Libre Comercio) bilaterales. Frente a este proyecto desintegrador los socialistas oponemos propuestas justicieras de integración alternativas. En muchos sentidos, el ALBA, UNASUR, se sustentan en principios que son radicalmente opuestos a los de esa colonización globalizadora maquillada de integración. Afortunadamente en América Latina estamos enfrentando con éxito los proyectos “integracionistas” imperiales. De lo contrario habríamos tenido que repetir aquellas palabras que el peruano Juan Pablo Vizcardo y Guzmán escribió a propósito de la relación de las colonias con las metrópolis. Dijo que esta relación se resume en cuatro palabras: “ingratitud, injusticia, servidumbre y desolación”. No otro ha sido el trato que desde el siglo xviii hemos recibido las naciones latinoamericanas que hoy aspiran a retomar el camino de la integración y la dignidad que le trazaron nuestros Libertadores. Frente a esta “ingratitud, injusticia, servidumbre y desolación”, que hemos sufrido de las metrópolis, nosotros los hispanoamericanos estamos dispuestos a luchar para así alcanzar unos nexos fundados en la igualdad. Cinco palabras definen nuestras aspiraciones: Independencia, soberanía, respeto, libertad e integración. Cinco a cuatro a favor del porvenir. Hasta los números nos favorecen. Con esfuerzos superaremos cualquier obstáculo. ¡Vencerermos! 345

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15.6. Eugenio María Hostos, viajero por la integración Uno de los hombres que con más tesón luchó a lo largo de toda su vida por ayudar a la liberación, tanto de su patria como de cualquier nación que fuese sojuzgada, fue el puertorriqueño Eugenio María Hostos (1839-1903). Entre sus obras más importantes se encuentran Moral Social, Lecciones de Derecho Constitucional, Tratado de Lógica, Geografía Evolutiva y Tratado de Sociología. Lucha por la independencia de Cuba y Puerto Rico, primero del colonialismo español, y luego del imperialismo estadounidense, el cual había tomado ambas islas como botín a raíz de su victoria contra España en la Guerra Hispano-americana de 1898. Vivió en distintos países de América y en todos ellos se integró activamente en las luchas sociales y nacionales, pero sin perder de vista la noción continental. En Colombia logra la aprobación por el Congreso de una ley en beneficio de la emigración cubana. En Panamá propone la creación de un canal interoceánico neutral pero latinoamericano, y libre de las pretensiones de dominio imperialistas. En Argentina proyecta la creación de un mercado común suramericano y el ferrocarril trasandino que se construyó de hecho más tarde. En Perú funda las Sociedades de Auxilio a Cuba y la de Amantes del Saber. En Chile pronuncia un discurso sobre La enseñanza científica de la mujer, en el cual propone una innovación al sistema educativo chileno que hasta entonces no permitía el ingreso de mujeres a las aulas universitarias. En República Dominicana y Venezuela, y en todos los países por donde pasa, propone reformas profundas a la pedagogía y al sistema educativo. En los Estados Unidos organiza la Liga de Patriotas Puertorriqueños y varias expediciones en apoyo a la independencia de Cuba y Puerto Rico. Eugenio Hostos se consideraba “patriota en toda patria”. Buscaba la unificación de Latinoamérica. En ese sentido se propuso crear la Confederación Antillana para estrechar lazos entre las Antillas hispanas —Cuba, República Dominicana y Puerto Rico—, a fin de que se independizaran plenamente y constituyeran un solo frente ante sus enemigos. Se le ha llamado el “Ciudadano de América” por haber 346

La utopía posible entregado su existencia a la lucha por la emancipación de su patria, la unidad de las naciones antillanas y de América Latina. Sin lugar a dudas, este puertorriqueño universal buscaba forjar un pensamiento y una praxis en los que el denominador común fuese la solidaridad y la integración entre pueblos hermanos, en oposición a sus enemigos imperialistas. De allí que cuando Estados Unidos invade Puerto Rico, Eugenio Hostos escribe: “Ejerciendo nuestro derecho natural de hombres, que no podemos ser tratados como cosas; ejerciendo nuestro derecho de ciudadanos accidentales de la Unión Americana, que no pueden ser compelidos contra su voluntad a ser o no ser lo que no quieren ser (…). En los Estados Unidos no hay autoridad, ni fuerza, ni poder, ni voluntad que sea capaz de imponer a un pueblo la vergüenza de una anexión llevada a cabo por la violencia de las armas, sin que maquine contra la civilización más completa que hay actualmente entre los hombres, la ignominia de emplear la conquista para domeñar las almas”.213

Cuando ya no puede hacer nada para enfrentar desde su tierra el alevoso ataque imperial contra su Borinquen, se marchó alegando que no podría vivir en un “territorio prisionero”. Murió al poco tiempo. Pedro Henríquez Ureña nos narra los últimos años de Hostos en los siguientes términos: “Volvió a Santo Domingo en 1900, a reanimar su obra. Lo conocí entonces: tenía un aire hondamente triste, definitivamente triste. Trabajaba sin descanso, según su costumbre. Sobrevinieron trastornos políticos, tomó el país aspecto caótico, y Hostos murió de enfermedad brevísima, al parecer ligera. Murió de asfixia moral”. 214

Las emociones de un revolucionario están ligadas a los destinos de su patria y de su pueblo: es feliz con los logros de su nación y de su gente; se entristece con sus reveses y penurias. En América Latina y el Caribe estamos viviendo un momento extraordinario porque asistimos a las transformaciones más profundas 213 Carlos N. Carreras: Hostos, apóstol de la libertad, Editorial Cordillera, San Juan de Puerto Rico, p. 45. 214 Pedro Henríquez Ureña: La Utopía de América, Biblioteca Ayacucho, Caracas, p. 265.

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desde los tiempos de la Independencia. Que la tristeza que alguna vez experimentó Eugenio Hostos, al presenciar que su patria era pisada por la bota imperial, sea sólo un recuerdo en esta época en la que en nuestro territorio todas las utopías de redención y justicia se hallan en plena lucha para hacerse posibles.

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16. El Internacionalismo “Mientras haya en América una nación esclava, la libertad de todas las demás corre peligro”. José Martí “Internacionalismo significa, en primer término, liberación nacional del yugo extranjero imperialista y, conjuntamente, solidaridad, unión estrecha con los oprimidos de las demás naciones”. Julio Antonio Mella “No hay fronteras en esta lucha a muerte; no podemos permanecer indiferentes frente a lo que ocurre en cualquier parte del mundo”. Ernesto Che Guevara

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El internacionalismo revolucionario es condición fundamental para conquistar y afianzar la revolución en nuestra América y el mundo. Todos debemos estar dispuestos a ayudar a los pueblos hermanos en sus luchas por alcanzar la plena independencia y la soberanía nacional. En todo el continente y las Antillas a lo largo de la historia se ha tejido una inmensa red de solidaridad y ayuda mutuas. No ha habido una sola revolución verdadera en la que no hayan participado personas de distintas nacionalidades. No ha habido una sola lucha importante donde gentes de distintas partes no hayan estado presentes aportando ideas y esperanzas. No es posible en Latinoamérica que lo que le suceda a un ser humano en una nación hermana no nos duela a muchos. No ha habido una sola victoria donde no hayan actuado gentes nacidas en otras patrias chicas. No hay suelo de América que no guarde las cenizas de quienes murieron luchando por ideales que sobrepasaban las fronteras de su país. Y en las escuelas de cada nación se confunde la nacionalidad de quienes luchan en todo el continente. 16.1. Alejandro Petión, “el autor de nuestra libertad” Veamos, con un ejemplo histórico, cómo se ha aplicado el principio del internacionalismo en los pueblos y naciones del continente americano. Me refiero a la relación entre Simón Bolívar y Alejandro Petión. En 1816, cuando Bolívar llega a Haití en busca de ayuda, Petión tiene 46 años, está en la cumbre de su carrera política, y por supuesto, nadie imaginaba que le quedaban apenas dos años de vida. Bolívar, de 33 años, atraviesa momentos difíciles, su liderazgo es cuestionado, sufre un serio revés militar, pero su energía no se mitiga. Petión es pionero en el ejercicio de la solidaridad como instrumento de integración de los pueblos en Latinoamérica. El líder caribeño recibió por primera vez a Bolívar en Haití el 2 de enero de 1816, y le prometió su más amplio apoyo en la expedición que iba a preparar en Los Cayos. Puso a la disposición del Libertador más de 6.000 fusiles con sus bayonetas, municiones, plomo, víveres, una imprenta completa, el flete 352

La utopía posible de algunas goletas y una importante suma de dinero. Además permitió que ciudadanos haitianos se alistasen en la expedición. Derrotado en Ocumare y rechazado en Güiria por sus compañeros de armas, el Libertador vuelve a Haití donde, por segunda vez, recibió de Petión toda su generosa ayuda para emprender un segundo desembarco, que salió del Puerto de Jacmel el 18 de diciembre de 1816: “Perdida Venezuela en la Nueva Granada la isla de Haití me recibió con hospitalidad: el magnánimo presidente Petión me prestó su protección y bajo sus auspicios formé una expedición de trescientos hombres comparables en valor, patriotismo y virtud a los compañeros de Leonidas”.

Además todos los patriotas hispanoamericanos que, desde el destierro, pensaban reanudar la lucha por la liberación de su país, encontraron el apoyo y la ayuda más decidida de Petión. El general José Francisco Bermúdez recibió auxilio económico para que volviera con sus amigos a Costa Firme. El coronel Pedro Labatut estuvo dos años preparando en Puerto Príncipe y Los Cayos una expedición contra los españoles de Nueva Granada. Por su parte, el general Gregorio Mac Gregor hizo de los puertos haitianos base para realizar sus empresas contra la isla Amelia, Portobelo y la costa de Mosquitos. Así mismo, Petión proporcionó ayuda personal y del Estado haitiano a los numerosos desterrados de Venezuela y Nueva Granada, entre ellos, al general Manuel Piar, a las familias de Bolívar y Soublette. Además, permitió que numerosos corsarios patriotas de Luis Brión, José Padilla, Felipe Estévez, Agustín Gustavo Villeret se armaran y aprovisionaran en los puertos haitianos. La solidaridad de Alejandro Petión, del general Ignacio Marión (Gobernador militar de Los Cayos) y de todo el pueblo haitiano fue ilimitada: “Se presenció un espectáculo verdaderamente conmovedor: las principales familias de Los Cayos ofrecieron cada una un albergue en su propia casa a familias enteras, especialmente a las que tenían hijos menores. No hubo en Los Cayos, en aquellos días, casa de haitiano en la que no estuviesen hospedados dos o tres venezolanos o granadinos;

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y con los que carecían de todo, los haitianos compartían la comida y hasta la ropa”.215

Petión, en el ejercicio de la solidaridad, nos recuerda con hechos que las revoluciones requieren el apoyo de sus hermanos. Fue líder en la solidaridad en la lucha independentista. No es una casualidad que la primera vez que la bandera venezolana ondeara en tierras de América, lo hiciera en Haití. Bolívar conservó su agradecimiento eterno para con Petión, y así lo testimonia [8-2-16] “En el fondo de mi corazón, digo que Vuestra Excelencia es el primero de los bienhechores de la tierra: un día América proclamará a Vuestra Excelencia su Libertador… No sé si me será permitido expresar los sentimientos de mi corazón hacia Vuestra Excelencia y dejar a la posteridad un monumento irrecusable de vuestra filantropía. No sé, si debiera nombrarlo como el autor de nuestra libertad”.

Una faceta en la que hay que insistir: Cuando Simón Bolívar estuvo en Haití, Petión le regaló el símbolo de su fe en la causa independentista latinoamericana: su espada, conocida como la “espada libertadora”, porque fue la que empuñó durante la guerra contra los franceses, y la que permitió instaurar, junto a otros próceres, en 1804, la República Libre de Haití. Ésta fue la espada que emblemáticamente entregó a Miranda en sus dos fallidos intentos por libertar a su patria. En Venezuela, cuando el pueblo sale a la calle a defender o vitorear a la Revolución Bolivariana, vocea la consigna: “¡Alerta, alerta, alerta que camina la espada de Bolívar por América Latina!”. Ahora sabemos que esa espada que camina por América Latina, fue la que le regalara Petión a Bolívar cuando éste fue a pedirle apoyo. La espada con la que Petión contribuyó a darle la independencia a Haití. La misma con la que el Libertador luchó en decenas de batallas a lo largo de toda América del Sur. La que le ha entregado a los pueblos del continente para enfrentar a sus enemigos. Por eso hoy podemos también decir con orgullo: “¡Alerta, alerta, alerta que camina la espada de Petión por América Latina!”. 215 Paul Verna: Bolívar y los emigrados patriotas en el Caribe, Gráficas La Bodoniana, Caracas, p. 60.

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La utopía posible Y esta espada es la misma que simbólicamente han empuñado las mujeres y hombres que a lo largo de la historia han luchado por la unidad y contra la injerencia imperialista en nuestras naciones latinoamericanas y en el resto del llamado “Tercer Mundo”. 16.2. Sucre y Bolívar quisieron liberar Cuba y Puerto Rico Bolívar, desde su visión integral de la emancipación del Nuevo Mundo, proyecta la liberación de las colonias españolas de Puerto Rico y Cuba. Planifica una expedición para alcanzar ese propósito. En 1827, en carta a los generales José Padilla y Mariano Montilla, les dice “Es, pues, llegado el momento de que nosotros salgamos al mar y llevemos la guerra a los españoles arrancándoles primero la isla de puerto Rico, que nos servirá de escala para ir a la Habana…”. 216

Luego, el 5 de octubre de 1827, escribe a Sucre: “Yo creo que poco nos costará apoderarnos de Puerto Rico. Después veremos qué es lo que se puede hacer sobre la Habana”.

Ésta era la convicción de muchos visionarios de la Independencia. Sucre, por ejemplo, una vez concluida militarmente la emancipación del continente americano del colonialismo español, se plantea, al parecer antes que el mismo Bolívar, liberar las dos islas que aún estaban sometidas a la Corona. En relación con Puerto Rico, Sucre consideraba: “Sería muy útil despojar a los españoles de ese punto de apoyo para sus operaciones hostiles en cualquier evento contra la pobre Venezuela”. En concordancia con el Libertador, plantea: “Después de Ayacucho, nuestro ejército ofreció al gobierno ocuparse de la libertad de La Habana”.217 Unos meses antes le había manifestado a Bolívar: “…todos los cuerpos están pues reunidos para que Ud. resuelva de ellos lo que guste; se hallan los cuerpos en muy buen pie; yo creo que 216 Carta desde Caracas. Simón Bolívar: Obras completas, Vicente Lecuna (Comp.), Tomo II, p. 542. 217 Carta a José Antonio Páez, fechada el 27 de abril de 1826.

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puestos en La Habana darían a Colombia y la América un día de tanta gloria como el nueve de diciembre [victoria en Ayacucho]”.218

Sucre era firme en la defensa militar de la “América toda”. De allí las instrucciones que da a los Comisionados que asisten al Congreso de Panamá: “Solicitar la formación de un ejército y de una escuadra federal: el primero de 25.000 hombres y la segunda de 30 buques de guerra. El ejército constará de los contingentes de tropa que debe suministrar cada Estado según su población; la escuadra será también tripulada bajo la misma base… El objetivo primordial de la liga de las fuerzas de mar y tierra que debe solicitarse ardientemente es: Primero, defender cualquier punto de los aliados que sea invadido. Segundo, expedicionar contra las islas de Cuba y Puerto Rico. Tercero, expedicionar contra España, si tomadas estas islas no hicieran la paz con los confederados”.219

Y aquel internacionalismo anticolonial y valeroso no se reduce al campo político o militar. Está impregnado de amor por las naciones y pueblos adonde va llegando. Su propósito es constructivo. Así pues, Sucre una vez que es designado Presidente de la República de Bolivia, afirma: “Amo a Bolivia como al cielo en que vi la luz; ella tiene multiplicados derechos a mi estimación (…), mi deber es cuidar la dignidad de este pueblo generoso”.220

16.3. Solidaridad e internacionalismo Muchos hombres y mujeres arriesgan sus vidas y sus bienes por ayudar a la liberación de un pueblo o de una nación. Incluso gentes del pueblo español, se solidarizaron con la causa de la libertad e independencia de América. En carta a Luis López Méndez (1758-1831), Encargado de Negocios de Venezuela en Londres, Bolívar reconoce: 218 Carta enviada a Simón Bolívar, fechada el 1° de agosto de 1825. 219 Instrucciones a los diputados de Bolivia en el Congreso de Panamá, 13 de julio de 1826. 220 Carta a Simón Bolívar, de 1826.

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La utopía posible “Después de las armas, municiones y vestuarios, nos serían muy útiles algunos buenos oficiales, cabos y sargentos españoles de los muchos adictos a nuestra causa que residen en Inglaterra y Francia, prefiriendo la proscripción a la esclavitud. Éstos son infinitamente más útiles que los extranjeros que ignoran el idioma, y necesitan de mucho tiempo para aprenderlo, en cuyo intervalo no pueden servir. (…) La venida del general Renovales y de algunos oficiales españoles produciría un grande efecto en la opinión pública en España. (…) Mucho contribuiría para hacernos de oficiales españoles, y sacar recursos de la misma España, proclamar altamente el principio que debe ser la base de nuestra política: «Paz a la nación española, y guerra de exterminio a su gobierno actual»”.221

El internacionalismo ha sido la práctica común en todas las luchas latinoamericanas por la libertad, la independencia y la justicia. El cubano Francisco Javier Yánez es firmante del Acta de Independencia de Venezuela. El dominicano Máximo Gómez, el norteamericano Henry Reeve, y el polaco Carlos Roloff, luchan por la independencia de Cuba (18681898). El padre del líder cubano Antonio Maceo, Marcos Maceo, también era venezolano, mientras que su madre, la heroína Mariana Grajales Coello, era hija de emigrados dominicanos. Los hermanos cubanos Rafael de Quesada (1836-1896) y Manuel de Quesada (1830-1884) lucharon a las órdenes de Benito Juárez en México contra la invasión francesa al territorio mexicano. Igualmente un importante grupo de venezolanos se solidariza con Cuba y lucha en todos los campos —el ideológico, el político y el militar— por la independencia de la isla. Entre estos “mambises” se destacan Narciso López, creador de la bandera cubana; Amadeo Manuit (primer venezolano en sumarse al ejército libertador cubano), los hermanos José María Aurrecoechea Irigoyen (Jefe del Ejército 221 Simón Bolívar: Obras completas, Vicente Lecuna (Comp.), Tomo I. Carta desde Angostura, 12 de junio de 1818.

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Libertador de Occidente) y Enrique Aurrecoechea (Comandante del Ejército Libertador), los hermanos Cristóbal Mendoza Durán (Secretario de Estado o Relaciones Exteriores) y Tomás C. Mendoza Durán (escritor y comandante del Ejército Libertador), José Miguel Barreto Pérez (Secretario de Guerra), Manuel M. Garrido Páez (sobrino de José Antonio Páez), Salomé Hernández Villega (General), Cristóbal Acosta Páez (vicedirector del colegio “El Salvador”), Fernando Pedro Álvarez Saavedra (escritor de biografías de revolucionarios cubanos), Pedro Bermúdez Cousin (organizador de clubes de solidaridad y de expediciones). Por esta razón Manuel de Quesada dijo: “El pueblo de Venezuela es cubano por el amor que nos profesa”. Y el líder revolucionario Carlos Manuel Céspedes habla de “…las simpatías y la poderosa cooperación de todas las Repúblicas hermanas, en especial la de Venezuela (…) Cuba pues agradece, en sumo grado, la solicitud y las inequívocas muestras de simpatías y adhesión que la invicta Venezuela le prodiga”. 222

Es de destacar la grandeza ética del patriota Máximo Gómez Báez (República Dominicana, 1836-Cuba, 1905), quien arriesgó su vida por la causa independentista de Cuba. Fue General en Jefe de las tropas revolucionarias cubanas. Pocos años antes, esta vez en Venezuela, un grupo de revolucionarios europeos de filiación socialista y comunista, después de la Revolución de 1848 (primera revolución obrera ocurrida en el mundo), ayudaron a grupos políticos que habían levantado las banderas de la revolución social (“Tierras y Hombres Libres, Hagamos la Patria para los Pobres”). De esta manera el alsaciano Juan Gaspers, los franceses Henrique Morton y Napoleón Avril, y el británico José Brandford, asesoran y le traducen los textos de los socialistas utópicos y de los revolucionarios de Europa (Saint-Simon, Lerox, Robert Owen, Luis Blanqui, Gracus Babeuf, Saint-Just) al líder de la Revolución Agraria venezolana Ezequiel Zamora, quien muchas veces repitió aquella frase de Babeuf: “La insurrección es el más indispensable de los deberes”. 222 José Antonio Quintana G.: Venezuela y la Independencia de Cuba 1868-1898, Fundación Editorial El perro y la rana, Caracas, 2008, p. 151.

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La utopía posible Igualmente, a comienzos del siglo XX, al lado de Sandino se congregan luchadores de distintos lugares de América y el Caribe para defender la soberanía nicaragüense y enfrentar la intromisión estadounidense. Hubo voluntarios de México, Argentina, El Salvador, Guatemala, Costa Rica, República Dominicana, Venezuela, Colombia, Honduras, entre ellos Gustavo Machado y Carlos Aponte Hernández, dos militantes del internacionalismo socialista nacidos en Venezuela. A Machado, en reconocimiento a sus méritos el mismo Sandino le entrega “la primera cantimplora capturada a un aviador norteamericano por un combatiente sandinista”. Asimismo, de América salió para España durante la Guerra Civil (1936-1939) un contingente de escritores, milicianos y brigadistas internacionales (entre los cuales se encontraban el poeta chileno Pablo Neruda, el poeta peruano César Vallejo, los milicianos cubanos Rodolfo de Armas Soto, Alberto Sánchez y Pablo de la Torriente Brau, el militante venezolano Eduardo Machado y el pintor mexicano David Alfaro Siqueiros), quienes se pusieron al servicio de la causa republicana. Uno de estos brigadistas, como he dicho, fue el cubanopuertorriqueño Pablo de la Torriente Brau (1901-1936), quien muere luchando con los milicianos en España. Su amigo, el poeta Miguel Hernández, escribe su elegía: “Me quedaré en España compañero” me dijiste con gesto enamorado. Y al fin sin tu edificio tronante de guerrero en la hierba de España te has quedado …”

De estas Brigadas Internacionales dirá la líder comunista Dolores Ibarruri “La Pasionaria” (1895-1989), en su discurso de despedida en noviembre de 1938: “Cuando pasen los años y las heridas de la guerra se hayan restañado, hablad a vuestros hijos de las Brigadas Internacionales. Decidles cómo estos hombres lo abandonaron todo y vinieron aquí y nos dijeron: estamos aquí porque la causa de España es la nuestra. Millares de ellos se quedarán en tierra española. Podéis iros con orgullo pues sois historia,

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sois leyenda. Sois el ejemplo heroico de la solidaridad y universalidad de la democracia. No os olvidaremos, y cuando el olivo de la paz eche de nuevo sus hojas! volved! Volved a nuestro lado, que aquí encontraréis patria los que no tenéis patria, amigos los que tenéis que vivir privados de amistad, y todos, todos, el cariño y el agradecimiento de todo el pueblo español, que hoy y mañana gritará con entusiasmo: ¡Vivan los héroes de las Brigadas Internacionales! Podéis marchar orgullosos. Sois la historia, sois la leyenda, sois el ejemplo heroico de la solidaridad”. 223

Del mismo modo, cuando el pueblo guatemalteco dirigido por Jacobo Arbenz decide impulsar una revolución nacionalista (19511954), que luego sería atacada y derrocada por el gobierno imperialista gringo, un joven médico, Ernesto Guevara, se solidariza con la lucha. Le escribe a su madre: “Arbenz es un tipo de agallas... el espíritu del pueblo es muy bueno... ya estoy apuntado para hacer servicio de socorro médico de urgencia y me apunté en las Brigadas Juveniles para recibir instrucción militar e ir a lo que sea”.

Esta solidaridad internacionalista es la que promueven los revolucionarios socialistas en todos los momentos de la historia. 16.4. El cubano Tony Guiteras y el venezolano Carlos Aponte Hernández: “Yanquis, go home” Otros latinoamericanos que se destacaron en la lucha contra el imperialismo fueron el cubano Antonio Guiteras Holmes (19061935), y el venezolano Carlos Aponte Hernández (1901-1935). Lucharon juntos para enfrentar al coloso del Norte; juntos murieron combatiéndolo. Son dos héroes de corta vida e intensa actividad revolucionaria, paradigmas de nuestra América. • Antonio Guiteras

La actividad política del cubano Antonio Guiteras comenzó desde su época de estudiante de nivel medio. En la Universidad, donde estudió 223 Del discurso de Dolores Ibarruri “La Pasionaria”, en la despedida a las Brigadas Internacionales. 1° de noviembre, 1938.

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La utopía posible farmacia, conoció y admiró a Julio Antonio Mella, apoyó al líder estudiantil en su conocida huelga de hambre (diciembre de 1925) y participó en el movimiento por la libertad de aquel joven con el objeto de salvar su vida. En su pensamiento político se evidenció una profunda convicción antiimperialista. En 1927, integra el Directorio Estudiantil Universitario (DEU) contra la prórroga de poderes de Gerardo Machado. A partir de entonces integró la primera fila en la lucha contra la tiranía y enarboló los ideales democráticos y antiimperialistas. Tony Guiteras enfrentó la dictadura proimperialista de Gerardo Machado, mediante la organización de huelgas y movilizaciones populares. Cuando el dictador cae, llega al poder el Dr. Ramón Grau de San Martín (1887-1969), quien hace el gobierno de los 100 días, en el cual se llevan a cabo una serie de reformas populares. Nombra a Antonio Guiteras como Secretario de Gobernación, Ministro de Guerra y Marina, y Ministro de Obras Públicas y de Comunicaciones. Muchos no aquilataron sus palabras, cuando le aceptó al presidente Ramón Grau San Martín la Secretaría de Gobernación, en septiembre de 1933: “Seré firme defensor del Gobierno, hasta tanto no se convierta en lacayo fiel de Washington”. De esta forma, Antonio Guiteras Holmes fijaba su posición de principios, que no abandonaría hasta su muerte. Desde esos cargos Guiteras toma una serie de medidas enérgicas y radicales de carácter popular y antiimperialista: creó la Secretaría del Trabajo, implantó la jornada laboral de 8 horas, estableció el jornal mínimo, aprobó el derecho de los obreros a sindicalizarse, proclamó la autonomía universitaria, estableció el sistema de seguros y retiros para los obreros, rebajó los precios a los artículos de primera necesidad, ordenó la intervención de la Compañía Cubana de Electricidad — uno de los principales monopolios norteamericanos que existían en el país— y redujo en un 45% el precio de la energía eléctrica y del gas, distribuyó tierras a campesinos, incautó los bienes robados por la tiranía, logró la depuración de la deuda contraída fraudulentamente con banqueros de Miami, y realizó la convocatoria para realizar una Asamblea Constituyente, alzó su voz contra el intervencionismo y la 361

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Enmienda Platt. De estas medidas, el mismo Guiteras expresó: “... tengo la satisfacción de haber llevado a la firma del presidente Grau, los decretos que atacaban más duro al imperialismo yanqui...”. Antonio Guiteras era “el secretario que en mangas de camisa intervenía empresas yanquis, cuando no transigían con las demandas populares, y luego se ponía a trabajar con los obreros”. A los portuarios les dio la razón en su conflicto con la patronal; igual pasó en los centrales Chaparra y Delicias, en los que el Gobierno Provisional Revolucionario tomó la dirección de las empresas. Solía contar el combatiente Luis María Buch Rodríguez (1913-2000) —quien luchó primero al lado de Antonio Guiteras y luego junto a Fidel Castro—, que en el central Australia los obreros arriaron la bandera norteamericana. El jefe de la Guardia Rural le pidió a Tony Guiteras autorización para desalojarlos. Aguardaba la aprobación del Ministro a las medidas antiyanquis, pero éste pidió hablar con el segundo al mando. “Desarme al jefe del puesto —le ordenó—, y garantice la toma del central por los obreros”. La compañía estadounidense de electricidad no cumplía lo prometido a los trabajadores y estalló la huelga. La Habana quedó a oscuras. Guiteras intentó mediar, pero cuando comprendió que la patronal no abogaba por solución alguna, dijo: “Sigan ustedes discutiendo, que yo voy a dar agua y luz al pueblo”. Y decretó la intervención de la compañía. En Washington crecía la preocupación y su Embajador en La Habana, en el colmo de la prepotencia, exigió a Cuba la excarcelación de contrarrevolucionarios presos que se habían alzado en armas en la sedición del 8 de noviembre de 1933. Tony le dijo: “Le doy diez minutos para abandonar mi despacho, de lo contrario le disparo”. El yanqui le amenazó con su Gobierno, con la intervención... “Ya han transcurrido tres minutos del plazo”, replicó el cubano. En entrevista que se le realizara el 7 de diciembre de 1933, días antes de la caída del gobierno, ratificaría nuevamente la importancia de conquistar la independencia económica, pues la independencia 362

La utopía posible política sola no significaba nada. “Nosotros podemos conseguir la independencia política fácilmente, pero la perderíamos enseguida”. Por independencia económica entendía Guiteras “...una sociedad productora, con los medios productores en manos del pueblo cubano, no controlados por el capital extranjero ausente, protegido por un gobierno servil basado en la tiranía militar”. “La producción —agregará Guiteras con definitoria precisión— irá a manos de todos los cubanos que trabajen y produzcan”… “Para que la nación alcance estabilidad, precisa que el Estado cubano se estructure conforme a los postulados del socialismo”, declaró a la prensa. Pero el Gobierno de los cien días fue derrocado el 15 de enero de 1934 por un golpe de Estado contrarrevolucionario organizado por el traidor Fulgencio Batista y la Embajada yanqui. En el balance de los hechos Guiteras señaló: “Nuestro programa no podía detenerse simple y llanamente en el principio de No Intervención. Tenía que ir forzosamente hasta la raíz de nuestros males: al imperialismo económico, el que hizo retroceder a muchos... Un estudio somero de la situación político-económica de Cuba nos había llevado a la conclusión de que un movimiento que no fuese antiimperialista en Cuba no era una Revolución. Se servía al imperialismo yanqui o se servía al pueblo, pues sus intereses son incompatibles”.224 “Fracasamos —valoró Guiteras—, porque una Revolución solo puede llevarse adelante cuando está mantenida por un grupo de hombres identificados ideológicamente, poderoso por su unión inquebrantable, aunados por los mismos principios”.

Inmediatamente después del golpe de Estado se instauró la tiranía de Fulgencio Batista-Jefferson Caffery-Carlos Mendieta (el Jefe del ejército, el embajador yanqui, el “presidente” títere); y Tony Guiteras decidió pasar a la clandestinidad y organizar la insurrección armada para enfrentársele. Con un grupo de revolucionarios creó, en abril de 1934, el TNT; luego, en junio de ese año, la organización Joven Cuba. En su programa Guiteras precisó: 224 http://www.cubasocialista.cu/texto/cs0166.htm

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“Cuba reúne los elementos indispensables para integrar una nación pero no es aún Nación... Cuba permanece en estado colonial. Supeditada al capital extranjero, la estructura económica cubana es un aparato que no sirve a necesidades colectivas de dentro, sino a rendimientos calculados por y para los de fuera”.

“Mientras no se organice al país sobre una base socialista, Cuba estará abierta a la voracidad del imperialismo financiero”, afirmó en el programa de la organización. Y mientras se enfrascaba en los preparativos de su marcha para México, desde donde pensaba regresar a la isla luego en una expedición militar para crear un foco guerrillero en Oriente, conoció al venezolano Carlos Aponte, y desde entonces lucharon juntos. El Gobierno que conoce su prestigio, su capacidad organizacional y su poder de convocatoria pone precio a su cabeza. Guiteras decidió salir hacia México con el objetivo de organizar allí una expedición para reemprender la lucha contra la dictadura. Precisamente en unión de otros revolucionarios, entre los que se encontraba el venezolano Carlos Aponte Hernández, se hallaba el 8 de mayo de 1935 en El Morrillo en espera del barco que los llevaría hacia el territorio mexicano cuando, producto de una delación, se presentó en el lugar un gran contingente de fuerzas del gobierno y en desigual combate se produjo su caída. Como resultado “...así se perdió la figura más empinada, el ánimo mejor templado, la voluntad más indomeñable, el brazo más enérgico y el espíritu más puro del movimiento nacional revolucionario”, al decir de Raúl Roa (1907-1982). Agrega que Antonio Guiteras reunía todas las aptitudes del dirigente y el líder: “…talento, sentido político, formación teórica, coraje sin tasa, abnegación sin límites, desinterés sin medida. En él se operó el insólito fenómeno de aunarse, en dinámica armonía, el hombre de pensamiento y el hombre de acción. Lo mismo servía para la barricada que para el gabinete”.

• Carlos Aponte Hernández

Carlos Aponte Hernández, fue un heroico internacionalista venezolano. Fue coronel del ejército sandinista en Nicaragua; compañero de 364

La utopía posible luchas de Julio Antonio Mella y Antonio Guiteras en Cuba; luchador antigomecista al lado de los hermanos Machado y Salvador de la Plaza; activo revolucionario en diferentes partes del continente y el Caribe. Nació en Caracas en diciembre de 1901. Vivió en la parroquia La Pastora en la casa nº 54, calle norte 10. A los 19 años se incorpora a los grupos que organizaban la resistencia y caída del dictador Juan Vicente Gómez. Sigue los ideales de su hermano Elías Aponte Hernández quien, en 1920, se había alzado con el general Arévalo Cedeño contra la tiranía, y se encontraba luchando en los llanos donde en 1921 logran derrotar al terrible Funes, en San Fernando de Atabapo. Va tras su hermano, pero no consigue encontrarlo. Entonces, junto a un grupo de estudiantes comprometidos con el conato de rebelión militar de enero de 1919, decide iniciar las operaciones de guerra y asalta la comisaría de Tucupido donde logra apoderarse de algunas armas. Toman rumbo al sur con el propósito de unirse a las guerrillas dirigidas por su hermano y Arévalo Cedeño. A finales de 1922 se incorpora a un grupo que se plantea invadir Venezuela por la frontera de Colombia, y que es comandado por el general Marcial Azuaje. Participa en varios combates: Chiquinán, las Hermanas. En los altibajos de la lucha pierde el contacto con Azuaje. No obstante: “Asume el mando de una tropilla de treinta hombres a caballo que lo reconocen como jefe. Ahora tiene el grado de Capitán. A machete limpio asalta el pueblo de San José de Guaribe apoderándose de fusiles y municiones. Con este parque estuvo enguerrillado más de un año. Después se acoge a un decreto de amnistía y entrega las armas en Altagracia de Orituco. Lo amarran con mecate como si fuera una bestia y lo encierran en La Rotunda con un par de “grillos” en los tobillos”.225

Está diez meses preso. Por uno de esos motivos inexplicables el Dictador lo deja en libertad. Se marcha a Nueva York. Allí se une a los grupos de exiliados que luchan contra las dictaduras en Latinoamérica y el Caribe. 225 Guillermo García Ponce: “Carlos Aponte Hernández, revolucionario venezolano Coronel del ejército de Sandino”, en Santander contra Bolívar, Ediciones Diario Vea, Caracas, 2008, p. 161.

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“Las relaciones en Nueva York lo condujeron a Cuba. Cuando le hablaron de proyectos para derrocar a Gerardo Machado, no lo pensó mucho. Al llegar a La Habana fue a vivir a la “Covacha Roja”, instalada en el taller del pintor venezolano Luis López Méndez, ubicado en la calle Teniente Rey nº 22. Era el lugar de reunión de los revolucionarios cubanos y venezolanos”.226

Llega a Cuba en 1925. En la isla vivía un conjunto de revolucionarios que desde este bastión luchaban contra las tiranías latinoamericanas. Entre ellos se encontraban Gustavo Machado (1898-1983), Eduardo Machado (1902-1996), Salvador de la Plaza (1896-1970), Luis Alfredo López Méndez (1901-1996), Francisco Laguado Jayme (1898-1929), José Pío Tamayo (1898-1935), entre otros. En Cuba se incorpora a la Liga Antiimperialista de las Américas fundada por los cubanos Julio Antonio Mella (1903-1929), Rubén Martínez Villena (1899-1934), Carlos Baliño (1848-1926), Juan Marinello (1898-1977), y por los venezolanos Gustavo Machado y Eduardo Machado, y otros más, los cuales también habían fundado el Partido Comunista Cubano, dictaban cátedras en la Universidad Libre “José Martí” y escribían la revista Venezuela Libre, órgano opositor al gobierno de Juan Vicente Gómez. Tras el injusto arresto de Julio Antonio Mella en septiembre de 1925 por parte de la dictadura machadista, éste se declara en huelga de hambre. Los estudiantes formaron un “Comité por la Libertad de Mella” y Carlos Aponte participa activamente en su organización y propaganda. Gracias a la presión nacional e internacional, el líder cubano es puesto en libertad, pero los sicarios del régimen ya le han puesto precio a su vida. Carlos Aponte, consciente de la importancia de proteger al líder se convierte en su custodio personal, y en más de una ocasión le previene del peligro. El año de 1927, con motivo de la visita a Cuba del Ministro del Interior de Venezuela, Laureano Vallenilla Lanz, Carlos Aponte es expulsado de Cuba por la dictadura machadista, acusado de haberle 226 Ibid., p. 163.

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La utopía posible propinado unos fuetazos en el rostro al ideólogo del régimen gomecista cuando éste visitaba la isla. Hecho que realmente fue llevado a efecto por parte de Carlos Aponte, en protesta contra el creador de la tesis de “El gendarme necesario”, en la cual se justificaba sociológicamente el tiránico gobierno de Gómez y demás dictadores suramericanos como necesidad histórica. Aponte es arrestado por la policía, estuvo a punto de que lo repatriaran para Venezuela, mas gracias a la oportuna intervención de sus amigos que le evitan una muerte segura en las mazmorras del régimen gomecista, logra viajar a México donde compatriotas suyos, Gustavo Machado y Salvador de la Plaza, acababan de fundar (1926) el Partido Revolucionario venezolano, de orientación marxista. En Ciudad de México conviven todos: ocupan una vivienda de dos pisos. El primer piso es ocupado por los hermanos Machado, Salvador de la Plaza, entre otros; y el segundo por Julio Antonio Mella, su esposa Olivar Zandívar, quien acababa de dar a luz, y Carlos Aponte, quien continuaba sus labores de custodio y activista político. En México participa en las labores de la liga Antiimperialista de América y en la redacción de la revista El Libertador, en cuyo consejo de redacción están sus compatriotas venezolanos, el cubano Julio Antonio Mella y los mexicanos José de Vasconcelos, Diego Rivera y David Siqueiros. Luego, en 1927, viaja a Nicaragua donde se incorpora al ejército del general Augusto César Sandino con el grado de capitán. Allí lucha bajo las órdenes del “General de hombres libres”, en defensa de la soberanía nacional en momentos en que el territorio era invadido por las fuerzas militares norteamericanas. En abril de ese año publica en México, en El libertador, su primera carta desde un campamento rebelde, donde dice: “Hoy después de diez días de caminar por montañas, hemos logrado incorporarnos en el patriótico ejército del General Sandino. (…) Respecto de los horrores de los piratas americanos, tengo que decirles que por donde he pasado no se oyen sino lamentos y el odio de los campesinos por los horrores que cometen esas bestias humanas contra

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los pueblos indefensos (…) El General Sandino es un verdadero tipo campechano de nuestras llanuras venezolanas. Todos lo quieren y lo admiran por su valor y el trato que les da”.227

Incorporado al ejército de Augusto César Sandino enfrentó a los ocupantes norteamericanos y ganó el grado de coronel en el campo de batalla. Entre los comunicados que se difunden está uno escrito por Gustavo Machado, el cual dice: “Nosotros, luchadores venezolanos contra una de las más largas y crueles tiranías de América, estamos obligados a prestar a Nicaragua —en esta hora de intensa tragedia— la ayuda solidaria que hemos solicitado nosotros mismos de los pueblos hermanos (…) En Nicaragua combaten las fuerzas imperialistas opresoras de los pueblos latinoamericanos y las fuerzas de liberación que defienden la soberanía de toda América Latina. Que los pueblos de América conozcan el espíritu de los revolucionarios venezolanos y sepan que su lucha no se circunscribe a las fronteras estrechas de la tierra natal, que el espíritu que los anima es el mismo de los LIBERTADORES derramando sangre de libertad desde Colombia hasta Bolivia, en la primera guerra de independencia”. 228

Carlos Aponte Hernández enfatiza su compromiso con todos los pueblos de América Latina. Ya es un convencido internacionalista enfrentado al imperio y promotor de la patria Grande. Afirmó: “Estaba luchando con las armas en la mano no solo por el pueblo de Nicaragua, sino por Venezuela y por todo el continente (…) Debemos comprender que todo el continente no es sino un mismo campo de batalla con muchos frentes distintos contra un enemigo común: el imperialismo yanqui”. 229

Su participación al lado del ejército defensor de la soberanía nacional de Nicaragua es relevante: Participa en los combates, ejerce funciones de paramédico, organiza la resistencia y llega a ser primer ayudante del 227 Ibid., pp. 167-168. 228 http://www.scribd.com/doc/41079271/Gustavo-Machado-Los-Origenes-DelMarxismo-en-Venezuela 229 José Antonio Quintana García: A paso vivo. Carlos Aponte en Cuba, Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 2008, p. 97.

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La utopía posible Estado Mayor del “General de hombres libres”. A comienzos de 1929 se le encomiendan misiones en otros frentes de lucha en nuestra América. Entonces, Augusto César Sandino escribe un comunicado donde hace constar: “Que el teniente coronel Carlos Aponte Hernández, ciudadano venezolano, ha prestado sus servicios a nuestro Ejército desde el cuatro de marzo del año próximo pasado, en la lucha sostenida por nuestras fuerzas contra la invasión yanqui, distinguiéndose en muchos de los combates en nuestra campaña libertadora y que en esta fecha se retira de nuestras filas por convenirle así a la causa de América Latina contra el imperialismo yanqui. Cuartel general de El Chipotón, Nicaragua, 1º de febrero 1929”.230

Posteriormente, en 1929, es enviado a cumplir una misión en Venezuela. El plan consistía en atacar al gobierno dictatorial por dos puntos extremos: por la Vela de Coro, al occidente del país, desembarcaría un grupo liderado por Gustavo Machado y el general Rafael Simón Urbina; mientras, por las costas de Paria, en el oriente, debían hacerlo Carlos Aponte, Eduardo Machado, el general Bartolomé Ferrer, para lo cual estos últimos partirían de Trinidad. Para cumplir con ese propósito el primer grupo se reúne en Curazao y participa en el asalto al Fuerte “Amsterdam” para proveerse de armamento y un barco que los lleve a tierras venezolanas. Con pocas armas, el asalto se lleva a cabo el 8 de junio de 1929. El Fuerte se rinde y cae preso el gobernador de Curazao. Los insurgentes, 250 hombres, entre ellos Miguel Otero Silva, obtienen un barco, el vapor norteamericano Maracaibo, e invaden a Venezuela por La Vela de Coro en junio de 1929. Las tropas gubernamentales hacen fracasar el intento. El segundo grupo, donde se encontraba Aponte, hace todos los intentos por armar en Trinidad una expedición que desembarque en el oriente del país. La vigilancia de las autoridades y la ausencia de voluntarios impiden la consumación del hecho. Entonces, siguiendo 230 Ibid., p. 41.

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órdenes del PRV, decide viajar a Panamá para armar un barco y organizar un contingente y, de este modo, reforzar la invasión de Coro. Los planes fracasan. Entonces, decide entrar a Venezuela por Cúcuta en la frontera con Colombia. Está en esos planes cuando le llega la noticia de la derrota de sus compañeros expedicionarios de la Vela. Frustrado el movimiento por la traición de su compatriota el capitán Barroso, Carlos Aponte es apresado por más de dos años en Colombia tras el intento de asaltar el cuartel de Arauca desde donde pensaba iniciar, nuevamente, la lucha de guerrillas contra la tiranía en Venezuela. Esta vez tampoco fue repatriado a Venezuela —donde lo esperaba la cárcel, la tortura y la muerte—, gracias a las gestiones de sus amigos colombianos. Luego se marcha al Ecuador donde enfrentó mediante artículos en la prensa a la corporación gringa United Fruit, y la campaña contra Augusto César Sandino que las oligarquías lacayas estaban llevando a cabo. Posteriormente se va al Perú alentado por la noticia de que se fraguaba un levantamiento popular, allí vivió ocho meses y tras distintos sucesos sufrió casi un año de cárcel. Su actuación en el terreno de la lucha le permitió conocer de cerca a los apristas y a su líder Víctor Raúl Haya de la Torre. Llegó a la conclusión de que: “…en el Perú no hay ideología revolucionaria y sí sólo un grupo de hombres encabezados por Haya de la Torre, dispuestos a explotar la ignorancia del indio”.231

Más tarde pasó por Chile y Ecuador, de donde regresó a Cuba a comienzos de 1934. En la isla se une a la organización Joven Cuba, fundada por el líder socialista Antonio Guiteras Holmes que se enfrentaba a la nueva dictadura que había depuesto el gobierno de los cien días, en el que Antonio Guiteras había jugado un papel relevante. Sellaron un compromiso: lucharían por la independencia y la democracia de Cuba, como paso previo a la liberación de todo el continente americano 231 Ibid., p.100.

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La utopía posible del neocolonialismo estadounidense. A Carlos Aponte le impresionó la proyección ideológica del ex ministro y su modestia. “Vestía un traje usado, tenía las suelas rotas”, comentó luego. A fines de abril de 1934, Guiteras y Aponte decidieron viajar a México para regresar a Cuba con una expedición armada, que contaba con apoyo del general Lázaro Cárdenas. Fueron delatados. Un pelotón del ejército y la marina se les vino encima. De acuerdo a los informes de la época, cuando el líder cubano aseveró en medio de la refriega: “Yo no me dejo coger vivo”, el caraqueño Carlos Aponte le apoyó: “Compay, antes de rendirnos, nos morimos”. Y ambos cayeron en combate contra la soldadesca. Fueron enterrados juntos, en el panteón de la familia Guiteras. De Carlos Aponte Hernández, dijo su biógrafo Pablo de la Torriente Brau, en marzo de 1936: “¡Venezolanos, un recuerdo para Carlos Aponte, que no oigo hablar de él lo suficiente. Hay hombres tales de los cuales los pueblos no sólo pueden sino deben enorgullecerse. Y Carlos Aponte Hernández, el coronel Carlos aponte, el ayudante de Sandino y compañero en el combate y la muerte de Antonio Guiteras, es uno de tales hombres. ( …) Carlos Aponte es, nada menos, que un símbolo de la juventud de América en su lucha contra la opresión imperialista (…) Tomó como escenario todo el continente. (…) Por último, mientras otros no conservan, cuando más, sino parte de las virtudes ejemplares del pueblo venezolano, él las reunía todas: era generoso, cordial y lleno de simpatía humana, como Sucre; tenía el valor impetuoso, y en combate la tremenda cólera arrasadora de Páez; y la pasión por la libertad y el sentimiento americano de Bolívar de acercamiento y hermandad entre los pueblos de idéntico origen, luchas y sufrimientos. ¿Quién mejor que él para representar a su pueblo?”. 232

Parece un destino histórico. El cubano Antonio Guiteras el “más completo hombre de acción” y el venezolano Carlos Aponte Hernández quien “como nadie, encarnó la juventud antiimperialista y combativa de la América”, luchan y mueren por un mismo ideal. Antonio Guiteras 232 Ibid., pp.113-116.

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y Carlos Aponte acompañándose hasta el último sueño, “buenos para morir juntos, sobre el suelo suave y dulce, dramático y sangriento de Cuba”. Uno cubano, el otro de Venezuela. Son Cuba y Venezuela, dos naciones hermanas, combatiendo unidas por la dignidad y la vida. Venezuela y Cuba levantando banderas en las luchas continentales contra la opresión. Acompañadas, asumiendo las consecuencias, negativas o positivas, de sus actos. Parece como si Bolívar y Martí se encontraran cada vez que hay una causa justa que defender. Parece que sus herederos se hubieran concertado para acompañarse en los momentos cruciales de la historia de Latinoamérica y el Caribe, y que ambas naciones estuvieran fundidas en un mismo ideal. Por consiguiente, hoy más que nunca las dos patrias deben seguir unidas, asumiendo los compromisos históricos de los nuevos tiempos, en los que, al fin, podremos decir que valió la pena el sacrificio de los combatientes Antonio Guiteras y Carlos Aponte Hernández, en la larga lucha por la independencia definitiva de América y por la redención de la humanidad. 16.5. Jesús Rivero con los sandinistas De igual forma, de toda América Latina y el Caribe salen decenas de muchachas y muchachos a respaldar las revoluciones nacionalistas y antiimperialistas que se desarrollan en distintas naciones en diferentes momentos de la historia. Cuando en Nicaragua en 1979 se levantó un pueblo guiado por el Frente Sandinista, de Venezuela partió un contingente de revolucionarios y revolucionarias a dar su contribución para instaurar un nuevo Estado de orientación popular, guiado por los principios de la justicia social y la dignidad humana. Entre estas personas estaba Jesús Rivero (1938- 2004) quien dedicó su vida a dirigir las luchas gremiales y comunitarias, y al estudio de temas tan importantes como la educación popular, la universidad de los trabajadores, la metodología de investigación-acción- participativa, el currículum bolivariano, y, especialmente, todo lo relacionado con el tema de la construcción del Poder Popular y la gestión gubernamental desde un Estado nacionalista independiente. Escribió una serie de 372

La utopía posible textos acerca de la administración y la planificación públicas desde una perspectiva social. No quería que estos conocimientos se quedaran en las aulas sino que se propuso aplicarlos en las experiencias que surgían en la lucha popular. Prestó su apoyo académico militante en la UCV, la Universidad Central de Ecuador, la Universidad de Panamá y en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua. Vio en la revolución nicaragüense la oportunidad de aportar sus conocimientos y capacidades en una circunstancia concreta, a pesar de los peligros que entrañaba en aquel momento apoyar una revolución asediada externamente por los enemigos imperialistas e internamente por los contras y sus aliados. Siguió los pasos de Carlos Aponte Hernández. Estuvo en Nicaragua con otros educadores e intelectuales revolucionarios (entre los que estaban Luis Antonio Bigott, Adina Bastidas, Nora Castañeda, Edgar González, Fruto Vivas, David Mora y otros, colaborando en el proceso de reconstrucción de la nación) y concretamente formando a los servidores públicos de la Revolución Sandinista, asunto clave en el proceso de transformación de una sociedad dependiente y subdesarrollada en una nación soberana y libre. Contribuyó a formar la Primera Promoción de Técnicos en Administración Pública de la Revolución Nicaragüense. Dictó una serie de conferencias en el I Curso de Planificación Administrativa y, fruto de ese trabajo, publicó el libro Planificación Administrativa y Compromiso Social editado (así es el destino), por el Fondo Editorial “Carlos Aponte”, en el cual explica un modelo de planificación y gestión en plena correspondencia con los proyectos de liberación integral y justicia social que se estaban adelantando desde la Nicaragua sandinista. Se planteó construir la nueva administración revolucionaria articulando las experiencias que nos muestran los pueblos que emprendieron el camino de la liberación y el proyecto político-económico concreto de la Revolución. Trabaja en función de que la administración sandinista, como respuestas a sus exigencias y a su propio devenir histórico, se caracterice por ser una administración antiimperialista, liberadora, democrática popular, internacionalista, y esencialmente comunitaria y humana. Subraya en la obra mencionada: 373

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“La tierra de Sandino hoy se convierte en un escenario real y objetivo de reivindicación y dignificación profesional; en laboratorio nacional y centro generador de ciencia y tecnología para hacer patria. Frente a esta realidad tendrán que confrontarse los que no supieron apreciar la oportunidad histórica que la Revolución puso en sus manos y se enterraron en la oscuridad del ayer superado”. 233

Como lo recuerda su compañera Nora Castañeda, otra revolucionaria integral, Jesús Rivero anduvo con los camaradas nicaragüenses construyendo conocimientos y saberes para contribuir con una revolución y un pueblo hermano. “Durante la Revolución Sandinista actuó como asesor del Ministerio de Planificación de Nicaragua. Entre 1980 y 1984 participó intensamente en la reforma administrativa pública; en la formación acelerada de funcionarios y funcionarias del nuevo Estado sandinista; en la gestión administrativa pública; en la reactivación de economías locales; así como en la administración de empresas de propiedad del pueblo. La Nicaragua Sandinista, agredida desde dentro y desde fuera, vivía a la par un proceso de reconstrucción revolucionaria y de heroica resistencia a una contrarrevolución de origen imperial que demandaba de los pueblos del mundo su solidaridad para enfrentarla. Jesús, sintiéndose desafiado por la idea bolivariana de ser Patriota de América, se anotó al lado de los y las nicas como un soldado más. Un hijo de Bolívar se hacía, de esta manera, hijo de Sandino”. 234

Y es que, como había afirmado el argentino José de San Martín (17781850): “No hay revolución sin revolucionarios; los revolucionarios de todo el mundo somos hermanos”. Ahora bien, si estar dispuestos a enfrentar militarmente a los enemigos de la soberanía nacional y morir en respaldo de una causa justa fuera de nuestra tierra nativa es una actitud revolucionaria ejemplar; comprometerse profesionalmente con un pueblo hermano que impulsa un proyecto en aras de generar bienestar colectivo es también una conducta digna de emular. 233 Jesús Rivero: Planificación Administrativa y Compromiso Social. Fondo Editorial “Carlos Aponte”, Caracas, 1983, p. 40. 234 Nora Castaneda: “Semblanza de Jesús Rivero”, en Diálogo de Saberes, Nº 3, Sept.-Dic., Imprenta de la Universidad Bolivariana de Venezuela, Caracas, pp. 8-11.

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La utopía posible Sobre todo cuando se trata de destruir un aparato burocrático y productivo de espaldas al pueblo, manejado por unos funcionarios insensibles a sus demandas, y construir modelos de gestión donde hay que reinventarlo todo para alcanzar la plena independencia nacional y la prosperidad de las mayorías, lo cual supone, en palabras de Jesús Rivero, orientarnos por los siguientes postulados: “En primer lugar, la satisfacción de las necesidades de los explotados (a diferencia de las economías capitalistas); en segundo lugar, la necesidad de crear nuevas posibilidades de producción (lo cual implica elevar la productividad, incrementar la creatividad, la técnica y la búsqueda de nuevas opciones antes vedadas); en tercer lugar, el requerimiento histórico de eliminar la injusta diferencia campo-ciudad; en cuarto lugar, asegurar una mayor acumulación que permita la antes señalada satisfacción de necesidades de la mayoría, la expansión y reproducción, así como la finalidad última: la independencia económica del país”. 235

En efecto, de lo que se trata es de promover un internacionalismo de la gestión y del servicio. Porque una vez tomado el poder, de lo que se trata es de poner todo el aparato del Estado, todo el Poder Popular al servicio de las más nobles causas. Para ello es indispensable el ejercicio de un tipo de internacionalismo que se expresa en la ayuda profesional y técnica de los revolucionarios de distintas partes del mundo allí donde se les necesita. Podríamos mencionar muchos casos recientes donde el gobierno bolivariano viene ejecutando sistemáticamente el internacionalismo de los “intelectuales orgánicos” en distintos países de América latina y el Caribe. Pero en esta oportunidad quisiéramos destacar tres acciones de solidaridad profesional emblemáticas impulsadas desde Cuba: 1) La difusión del programa de Alfabetización “Yo sí puedo”, por medio del cual brigadas de cubanos, conjuntamente con voluntarios de los respectivos países, han enseñado a leer y escribir a millones de personas dentro y fuera del continente hispanoamericano; 2) El programa de salud donde decenas de miles de jóvenes de América Latina y el Caribe se forman gratuitamente como médicos; 235 Jesús Rivero: Op. cit., p. 36.

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3) Las campañas de operaciones quirúrgicas de la vista, gracias a las cuales cientos de miles de latinoamericanos y caribeños son operados una parte en Cuba, y la mayor parte en sus respectivos países, por oftalmólogos cubanos. Así nos enseña Cuba, una isla caribeña que debe cuidar hasta el más mínimo recurso para garantizar el mejor nivel de vida para sus pobladores, que la solidaridad no es un asunto de riquezas sino de principios y valores; y que siempre es posible ayudar a otros. Así reaprendemos que los conocimientos y los saberes deben ser puestos al servicio de quienes lo necesitan, vivan donde vivan. Éste es parte del legado de Jesús Rivero.

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17. El Antiimperialismo “Debemos comprender que todo el continente no es sino un mismo campo de batalla con muchos frentes distintos contra un enemigo común: el imperialismo yanqui”. Carlos Aponte Hernández Tiburón “Sólo el tiburón sigue despierto Sólo el tiburón sigue buscando Sólo el tiburón sigue intranquilo Sólo el tiburón sigue asechando…” Rubén Blades Tío Caimán “Yo tenía mi casa chica clavada entre mar y mar pero vino la tormenta y con ella tío caimán. De repente el territorio de sur a norte se abrió la parcela que allí estaba tío caimán se la tragó. Puso el caimán su bandera y la mía me la quitó yo le dije: “tío caimán, eso no lo aguanto yo”... Carlos Francisco Chang Marín

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17.1. El Imperialismo, lanza de punta muy filosa La lucha contra el imperialismo es una condición indispensable del movimiento revolucionario socialista, de todo gobierno que defienda la soberanía nacional, de las organizaciones que promueven la integración de las naciones “subdesarrolladas”, de todo luchador del “Tercer Mundo”. El socialismo, por su misma naturaleza, es antiimperialista. Los socialistas nos enfrentamos al imperialismo en cualquiera de sus variantes y modalidades. En América Latina el daño que ha ocasionado el imperialismo, especialmente el estadounidense, ha sido de proporciones gigantescas. El imperialismo se viste con distinto ropaje: es político, es militar, es religioso, es cultural. En cualquier área que penetre, como un parásito maligno, lo va enfermando todo. Invade el organismo, extrae toda la vida, causa la muerte. La voracidad del imperialismo y los imperialistas no tiene límites. Se han apoderado de territorios nuestros, de recursos nuestros, de nuestra soberanía. Han derrocado gobiernos e impuesto sus agentes. Han privatizado la política: invierten y van por sus reales. Para ellos no existen servicios públicos sino áreas de negocios. La democracia no es su objetivo; sólo les interesa el poder. Los imperialistas manejan los medios de comunicación y las estrategias de incomunicación. Unas veces usan sotanas; otras, uniformes de militar, bata de socorristas o lentes de intelectual. Los gobiernos imperiales han vendido armas, instalado bases militares, protegido a terroristas, impuesto bloqueos, vendido mercancías inservibles, atizado la guerra entre países hermanos. Los gobiernos imperiales exportan gratuitamente desechos tóxicos; y a altos precios manufacturas obsoletas. Los emisarios imperiales han envilecido el gusto, maltratado nuestras culturas, y nos han impuesto sus iconos. Se han erigido en defensores de la civilización y no han tenido problema alguno en destruir cualquier forma de civilización distinta a la suya. Han deformado la historia, secuestrado el futuro, amenazado el presente. 380

La utopía posible Los imperialistas han comprado cerebros y corrompido conciencias. Los portavoces del imperio han calumniado insignes personajes y enaltecido a terribles delincuentes. Nos han saqueado y después se sorprenden de que permanezcamos pobres. Los organismos internacionales de los imperios nos han prestado dinero para que salgamos del subdesarrollo y después nos cobran altos intereses para que no salgamos del subdesarrollo. Los imperialistas nos han desangrado, nos han invadido; pero se ofenden cuando alguien les grita en su idioma: “Yankee, go home!”. Los gringos imperialistas nos muestran sus bellezas naturales y sus lujosos jardines donde, por televisión, se aprecia el “modo de vida norteamericano”, los balnearios y las muchachas bronceadas. Cuando nos convencen de que viven en el mejor mundo posible, no nos dejan vivir allí, nos niegan la visa y si hemos logrado entrar, nos persiguen con sus leyes migratorias, nos discriminan, nos castigan, nos expulsan: quieren la libre circulación de capitales y mercancías, ¡nunca de personas! Los imperialistas hablan sin pasión y atacan con violencia. El capitalismo imperialista ha transformado el clima, creado el efecto invernadero y ahora quiere convertir las tierras cultivables, en áreas productoras de agrocombustibles: las hectáreas sembradas de maíz, sorgo, soya, semillas de girasol son un espejismo frente a los ojos de los hambrientos; en realidad son inmensas factorías procesadoras de metanol para los motores de los automóviles. Los genios imperialistas siembran semillas transgénicas: primero nos muestran las colosales cosechas, después ocultan los inmensos desiertos que quedan donde una vez hubo fértiles terrenos. Dentro de su propia casa los gobiernos imperiales han jugado a mantener limpia la fachada, a condición de que no resurja un movimiento crítico que se plantee la transformación del sistema. En los Estados Unidos, por ejemplo, se alternan en el poder los partidos republicano y demócrata pero, según informes desclasificados de la CIA, si atisban alguna amenaza a sus intereses son infiltradas las organizaciones pacifistas que denuncian el espíritu guerrerista de los gobiernos de turno, se espía a luchadores civiles 381

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y periodistas, se organizan complots con el propósito de asesinar dirigentes nacionales incómodos. En los Estados Unidos se avala a los laboratorios farmacológicos que producen drogas con nocivos efectos secundarios para la población, se manipula al pueblo con falsedades acerca de supuestos enemigos de la patria que fabrican armas de exterminio masivo, se inventan historias para mantener a la población civil en actitud de continua paranoia. Los mandatarios invierten en armas para hacer la guerra fuera de su país; y en medios de comunicación para hacer aparecer como héroes a miles de muchachos a quienes el horror los convierte luego en asesinos, de modo que decir “veteranos” es como decir expresidiarios: nadie los quiere, todos desconfían. Mientras, históricamente en América Latina las fuerzas políticas orientadas a promover cambios sociales adoptaron programas “de liberación nacional” abiertamente antiimperialistas. Entre ellos se destacaron los Diez Años de Primavera de Guatemala (1944-1954) dirigido por el maestro Juan José Arévalo (1904-1990) y Jacobo Arbenz (1913-1971); la Revolución Boliviana del Movimiento Nacional Revolucionario en la década de 1950; la Revolución Cubana dirigida por Fidel Castro; Revolución Panameña (1968-1981) liderada por Omar Torrijos (1929-1981); el gobierno del socialista Salvador Allende en Chile (1970-1973) y la Revolución Nicaragüense (1979) dirigida por el Frente Sandinista de Liberación Nacional. Del mismo modo, nuevos gobiernos nacionalistas y de tendencias “izquierdistas” irrumpen en la escena internacional —aunque por razones prácticas mantienen relaciones políticas y económicas con los imperios— intentan establecer relaciones más equitativas con éstos y con el resto de las naciones; trabajan por la autodeterminación y la autarquía y por romper cualquier lazo de dependencia externa, contribuyendo a eliminar los mundos unipolares y a instaurar sociedades multipolares basadas en relaciones de cooperación y no de sometimiento. En fin, el imperialismo es una lanza de punta muy filosa que perfora las entrañas del planeta. Si queremos la sobrevivencia y la felicidad 382

La utopía posible de los seres humanos hay que enfrentarlo con nuestras defensas y nuestro ingenio. Si en el pasado nuestros pueblos derrotaron al más poderoso imperio de la época, ¿por qué nosotros habríamos de aceptar el sometimiento en el presente?; ¿por qué, si contamos con el ejemplo de quienes derrotaron los imperios de entonces, habríamos de aceptar algún yugo?; ¿por qué, en fin, no seguir luchando para que nuestra América sea un continente soberano y libre de cualquier forma de avasallamiento? La espada libertadora de Bolívar ha sido desenvainada, el puño de nuestro pueblo la sostiene. Esa espada recorre América Latina cortando las cuerdas que pretenden sujetarnos al dominio imperial. 17.2. Bolívar, precursor del antiimperialismo A veces las cartas o los diarios personales revelan más acerca del verdadero pensamiento de un personaje que sus manifiestos o declaraciones públicas. Quien desee conocer acerca del ideario antiimperialista de Bolívar debe recurrir más a sus cartas que a sus proclamas. En correspondencia enviada a Santander reconoce que no le gustan los mensajes oficiales de éste “…porque se parecen a los del presidente de los regatones americanos. Aborrezco a esa canalla de tal modo, que no quisiera que se dijera que un colombiano hacía nada como ellos”.236

Y en otra misiva le recomendaba “…tener la mayor vigilancia sobre estos [norte] americanos que frecuentan las costas: son capaces de vender a Colombia por un real”.237

En otra ocasión dijo: “Cuando extiendo la visión sobre este continente, veo que está a la cabeza una nación muy belicosa y capaz de todo como los Estados Unidos”.

Este antiimperialismo de Bolívar no se limitaba al imperio del Norte. De Inglaterra, con quien debía negociar por razones tácticas habida 236 Carta del 21 de octubre de 1825. 237 Carta del 13 de junio de 1826.

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cuenta de que su principal enemigo era el imperio español, decía: “No he visto el tratado de comercio y navegación con Gran Bretaña, que, según Ud. dice es bueno; pero yo temo mucho que no lo sea tanto, porque los ingleses son terribles para estas cosas” [21 de octubre de 1825). Bolívar es extremadamente dialéctico. Entiende que en la lucha contra los imperios se hace necesario aprovechar las contradicciones que hay entre ellos y establecer alianzas para irnos consolidando como naciones independientes. A propósito de la necesaria alianza con Inglaterra: “Nacer y robustecerse es lo primero; lo demás viene después. En la infancia necesitamos apoyo, que en la virilidad sabremos defendernos. Ahora nos es muy útil, y en lo futuro ya seremos otra cosa”. 238

Antes de esto Bolívar se opone a establecer una confederación armada de las naciones de la América española, tutelada por Gran Bretaña, para enfrentar a la Santa Alianza, la cual se proponía restablecer al Antiguo Régimen y ocupar las ex colonias españolas, recién liberadas entre 1817 y 1823, porque: “Los españoles, para nosotros ya no son peligrosos, en tanto que los ingleses lo son mucho, porque son omnipotentes; y, por lo mismo, terribles”. “Luego de que Inglaterra se ponga a la cabeza de esta liga de naciones americanas seremos sus humildes servidores, porque formando el pacto con el fuerte ya es eterna la obligación del débil, todo bien considerado tendremos tutores en la juventud, amos en la madurez y en la vejez seremos como amos libertos”.239

Volviendo a los “vecinos del Norte”, no se crea que los enfrentamientos de Bolívar con el imperialismo estadounidense son eventuales o de tipo exclusivamente teórico. El juego diplomático de los Estados Unidos, del cual se esperaba una cierta solidaridad habida cuenta de que recientemente se habían liberado de su propia metrópoli colonial consistió en hacer 238 Carta a Rafael Revenga, 17 de febrero de 1826. 239 Simón Bolívar, 5 de agosto de 1823. Carta destinada a Bernardo Monteagudo. Guayaquil.

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La utopía posible creer que mantenía una postura neutral, ya de por sí censurable, en el conflicto de España contra las naciones latinoamericanas. Pero en la práctica respaldó política y militarmente a España, boicoteó la lucha independentista, y estableció con los luchadores latinoamericanos una relación exclusivamente mercantil, de modo que si no pagábamos no recibíamos las armas que necesitábamos. Todo esto a pesar de que gente como Miranda y otros hispanoamericanos habían luchado por la independencia de los EEUU con respecto a la metrópoli británica. A propósito de las armas, su adquisición en el exterior era clave para el triunfo de los patriotas. Buena parte de los esfuerzos diplomáticos de Bolívar iban dirigidos a alcanzar este fin. Sin embargo, los Estados Unidos pusieron todo tipo de trabas para su venta a los independentistas, al mismo tiempo que las vendían libremente al gobierno español, y promulgaban leyes que castigaban con multa y cárcel el comercio de armamentos con los insurgentes suramericanos. El Libertador denunció esta parcializada política exterior: “Hablo de la conducta de los Estados Unidos del Norte con respecto a los independientes del Sur y de las rigurosas leyes promulgadas con el objeto de impedir toda especie de auxilio que pudiéramos procurarnos allí. Contra la lenidad de las leyes americanas se ha visto imponer una pena de diez años de prisión y diez mil pesos de multa, que equivale a la de muerte, contra los virtuosos ciudadanos que quisiesen proteger nuestra causa, la causa de la justicia y la libertad, la causa de América”.240

Ahora bien, esta política exterior estadounidense —la cual contradice los postulados con que alcanzaron su propia independencia— obedece a razones imperiales. Los EEUU se habían liberado de la corona británica, pero sus razones —que no eran filosóficas sino económicas y geopolíticas— no lo impulsaban a convertirse en promotor de las independencias de las naciones suramericanas. Tenía otros planes: someterlas y explotarlas. “La negativa de vender armas a los patriotas venezolanos y la aceptación de los pedidos de España no eran, pues, una actitud casual de las autoridades norteamericanas. Obedecía al desarrollo de una política 240 Carta de Bolívar a Irvine, Angostura, 20 de agosto de 1818.

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expansionista, que entraba en contradicción con el movimiento de independencia nacional de las colonias españolas. Los gobernantes norteamericanos aspiraban a suceder a los españoles en el dominio colonial. (…) La política exterior norteamericana estaba embargada en aquellos años por la idea de la expansión de sus fronteras, a costa de los territorios vecinos, pero querían hacerlo sin provocar demasiado a las potencias europeas”.241

Hubo un episodio que Bolívar no pudo olvidar nunca. En 1810 su hermano mayor, Juan Vicente, fue enviado a Washington por la Junta Suprema de Caracas en representación del movimiento insurgente para demandar el reconocimiento oficial de parte de los EEUU, y comprar un lote de armas que nos permitiera continuar la lucha. Su misión fracasó: 1º. Los Estados Unidos se declararon neutrales y, en consecuencia, no reconocieron a las nuevas naciones. 2º. Las armas que le habían prometido a la comisión que presidía Juan Vicente Bolívar fueron vendidas a los españoles, quienes ofrecieron algo más de dinero. 3º. De vuelta a la Patria, sin haber conseguido nada de lo que había ido a buscar a los EEUU, Juan Vicente muere ahogado en un naufragio. Otro suceso importante que caldea los ánimos entre Bolívar y el gobierno estadounidense es el relativo a la conducta asumida por los norteamericanos en ocasión de la proclamación de la República de Florida como territorio patriota venezolano arrebatado al imperio español. En efecto, el 29 de junio 1817, en una osada acción militar, un grupo de 150 hombres, en su mayoría venezolanos, desembarca y ocupa la Isla Amelia, en la costa atlántica de los Estados Unidos, y proclaman la República de Florida, con capital en Fernandina. Tomar el control de la Florida, que era posesión española, resultaba clave en la lucha por conquistar la victoria contra España. La Florida era un puerto clave para abastecimientos de tropas, controlaba el acceso al Caribe. Desde allí se puede controlar la zona de tránsito marino que lleva a los principales puertos de Estados Unidos, desde donde salen y entran barcos con pertrechos y municiones para los españoles que combaten en el Continente; pero, además, La Florida constituía un 241 Guillermo García Ponce: Bolívar y las armas en la Guerra de Independencia, …cit., p. 80.

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La utopía posible punto estratégico fundamental para los futuros planes del Libertador para liberar Cuba, las Bahamas, Puerto Rico, Guatemala, Nicaragua, Panamá; y brindar apoyo en la independencia de México. Por lo tanto, liberar a La Florida era una acción estratégica para Simón Bolívar. Al tomar Florida los oficiales designados por Simón Bolívar (doctor Pedro Gual, el General de Brigada Lino de Clemente, Juan Germán Roscio, Agustín Codazzi, Vicente Pazos) constituidos en un Junta de Gobierno Provisional, convocan a elecciones para legitimar el nuevo gobierno revolucionario que se instalaba en Florida. Conforme a los planes, designan las autoridades civiles y militares; y de inmediato se organizan para elaborar la Constitución. Lino de Clemente es designado como representante diplomático de la nueva República ante el gobierno de Washington, para hacer valer los derechos de la nueva nación. Por su parte, Bolívar celebra la rebelión civil que había depuesto a los españoles y ahora se erigía como un gobierno libre y autónomo que apoyaba la independencia contra la metrópoli española. La respuesta de los Estados Unidos no se hizo esperar. Por orden del Presidente Monroe, tropas estadounidenses desembarcan y, en diciembre de 1817, se apoderaran de la isla que tan útil era a Bolívar en sus planes por liberar el continente americano y expulsaron a los patriotas. Esto fue una clara violación del derecho internacional y de la soberanía nacional del nuevo Estado. Los patriotas intentan hacer valer sus derechos. Envían notas diplomáticas donde declaran: “Ni su República (…) ni ninguna otra de Suramérica estaba en guerra con los Estados Unidos (…). Desde el momento en que tomamos a Fernandina… entramos en posesión de todos los derechos pertenecientes a nuestro enemigo [España]. (…) Profesamos muchísima veneración a vuestra Constitución para creer siquiera por un instante que ustedes, supuesto que ya estuvieran en posesión de esta isla, que nunca ha sido cedida por el Rey de España, ni por sus habitantes, a los Estados Unidos, puedan traer un tribunal competente para decidir sobre este asunto. La única ley que ustedes pueden aducir es la de la fuerza”. 242 242 Harold Bierck: Vida pública de Don Pedro Gual, Ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela, pp. 94-95.

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El Libertador ya lo había previsto cuando dijo: “La América del Norte, siguiendo su conducta aritmética de negocios, aprovechará la ocasión de hacerse de las Floridas”. Posteriormente, para evitar la retaliación del Gobierno español por ese acto de arbitrariedad, ilegalidad e ilegitimidad, hicieron un contrato de compra venta por la cantidad de 15 millones de dólares que enviaron a las autoridades españolas, para que se finiquitara el asunto de la posesión de Florida, lo cual quedó “resuelto” en 1819 con la firma del Tratado de Adams-Onís entre Estados Unidos y España. A los patriotas venezolanos a quienes se les había arrebatado su naciente República, simplemente los ignoraron. Poco tiempo después, en 1823, fue proclamada la “Doctrina Monroe” en la cual los Estados Unidos se preservaban el derecho de controlar y someter a las naciones suramericanas y a las islas circunvecinas. Su lema era “América para los [norte] americanos”. Esto entraba en contradicción con los postulados de independencia y soberanía que desde el comienzo de la lucha Bolívar se había planteado. Su propósito no era liberarse de un amo imperial para pasar a manos de otro. Pretendía alcanzar la soberanía. Un ejemplo de ello lo tenemos en 1818 en el caso de las goletas “Tigre” y “Libertad” de banderas estadounidenses, las cuales violaron el espacio marítimo nacional, burlaron el bloqueo impuesto por los patriotas e intentaron vender armas a los realistas. Las embarcaciones fueron confiscadas. Ante los reclamos y amenazas por parte de los EEUU que exigían que sus naves le fueran devueltas Bolívar responde: “Olvidando lo que se debe a la fraternidad… y a los principios liberales… han intentado y ejecutado burlar el bloqueo… para dar armas a unos verdugos y para alimentar a unos tigres que por tres siglos han derramado la mayor parte de la sangre americana” [a su enviado Mr. Irvine, 29 de julio de 1818] “no permitiré que se ultraje ni desprecie el Gobierno y los derechos de Venezuela. Defendiéndolos contra España ha desaparecido una gran parte de nuestra población y el resto que queda ansía por merecer igual suerte. Lo mismo es contra Venezuela 388

La utopía posible combatir contra España que contra el mundo entero, si todo el mundo la ofende”. [7 de octubre de 1818]. Por ello desde los Estados Unidos se desarrolla una campaña contra Bolívar apoyada por las autoridades norteamericanas. Al respecto, Bedford Wilson, un oficial inglés a las órdenes de Simón Bolívar, le confiesa (1827): “No he encontrado un solo norteamericano que hable bien de Usted; los papeles públicos que circulan del uno al otro extremo de los Estados Unidos sólo hacen calumniar y denigrar los actos y su reputación. Sería inútil empeñarse en contener el torrente de mentiras que se publican cada día; y si es que se presentan ocasiones de desmentirlas con los hechos, los directores de periódicos salen del apuro diciendo que ellos nada tienen que ver con los hechos, que lo importante son los principios, y siguen con la campaña de difamación”.

Bolívar sabía qué esperar del imperialismo estadounidense. En temprana fecha, el 25 de mayo de 1820, afirma: “jamás conducta ha sido más infame que la de los norteamericanos con nosotros”. Poco tiempo antes de morir expresa su definitiva convicción antiimperialista. En carta dirigida a Patrick Campbell [Guayaquil, 5 de agosto de 1829.] escribe una frase lapidaria, con la que han sido pintadas miles de paredes desde el sur del Río Bravo hasta la Patagonia: “Los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia a plagar la América de miserias en nombre de la libertad”. 17.3. José Martí antiimperialista y crítico de la sociedad Estadounidense Otro libertador, José Martí (1853-1895) se declara antiexpansionista y antiimperialista. El estudioso de la obra martiana, Pedro Pablo Rodríguez, lo resume fehacientemente: “Si ustedes revisan sus crónicas sobre Europa, pues encontrarán que Martí se situó del lado de los árabes frente a los franceses; se situó al lado de los egipcios frente a los ingleses; se situó al lado de los vietnamitas frente a los franceses; proclamó los derechos de los pueblos de la India

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a ser independientes frente a la Gran Bretaña e insistió una y otra vez en la necesidad de que la libertad del hombre a escala universal sólo era posible reconociendo la verdadera libertad de los pueblos”.243

Martí, por razones geopolíticas, centra su praxis antiimperialista en su oposición a los Estados Unidos. Nunca se deja cautivar con la propaganda pro estadounidense; desde muy joven denuncia el modo de vida americano. Cuando tenía menos de veinte años de edad Martí proclama: “Las leyes americanas han dado al Norte alto grado de prosperidad, y lo han elevado también al más alto grado de corrupción. Lo han metalificado para hacerlo próspero. ¡Maldita sea la prosperidad a tanta costa!”244 Cuando los Estados Unidos, en 1889, convocaron a distintas naciones latinoamericanas a un congreso internacional con el propósito de deslumbrarlas con su prosperidad y someterlas a su dominio, Martí denuncia la intención que se escondía detrás de todo el llamado y, ante la gravedad de la situación, alerta: “Jamás hubo en América, de la independencia acá, asunto que requiera más sensatez, ni obligue a más vigilancia, ni pida examen más claro y minucioso, que el convite que los Estados Unidos potentes, repletos de productos invendibles, y determinados a extender sus dominios en América, hacen a las naciones americanas de menos poder (…). De la tiranía de España supo salvarse la América española; y ahora, después de ver con ojos judiciales los antecedentes, causas y factores del convite, urge decir, porque es la verdad, que ha llegado para la América española la hora de declarar su segunda independencia”.245

El apóstol cubano denuncia en ese artículo la política exterior de los Estados Unidos con respecto a los pueblos del sur del continente. “… la política secular y confesa de predominio de un vecino pujante y ambicioso, que no los ha querido fomentar jamás, ni se ha dirigido a ellos sino para impedir su extensión, como en Panamá, 243 En Seminario Latinoamericano “Precursores del Antiimperialismo”, p. 85. 244 “Cuaderno de Apuntes personales”, 1871. 245 “Congreso Internacional de Washington. Su historia, sus elementos y sus tendencias”, 1889, en Nuestra América, Biblioteca Ayacucho, Caracas, 1985, 2ª. edic., p. 48.

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La utopía posible o apoderarse de su territorio, como en México, Nicaragua, Santo Domingo, Haití y Cuba, o para cortar por la intimidación sus tratos con el resto del universo, como en Colombia, o para obligarlos, como ahora, a comprar lo que no puede vender, y confederarse para su dominio.(…) Estados Unidos, un pueblo que comienza a mirar como privilegio suyo la libertad, que es aspiración universal y perenne del hombre, y a invocarla para privar a los pueblos de ella.246

En su texto emblemático, Nuestra América, escrito en 1891, Martí enfatiza el significado que tiene para las naciones suramericanas la presencia de los Estados Unidos, ese país arrogante y codicioso. Dice: “El desdén del vecino formidable, que no la conoce, es el peligro mayor de nuestra América; y urge, porque el día de la visita está próximo, que el vecino la conozca, la conozca pronto, para que no la desdeñe. Por ignorancia llegaría, tal vez, a poner en ella la codicia. Por el respeto, luego que la conociese, sacaría de ella las manos”.

En distintas oportunidades Martí compara las dos Américas, y a diferencia de los pitiyanquis de entonces y de siempre, resalta los antivalores que imperan en la América anglosajona, denuncia la actitud imperialista de ésta contra la América española, y destaca los valores humanistas que enaltecen a nuestros pueblos suramericanos. Manifiesta: “En América hay dos pueblos, y no más que dos, de alma muy diversa por los orígenes, antecedentes y costumbres, y sólo semejantes en la identidad fundamental humana. De un lado está nuestra América, y todos sus pueblos son de una naturaleza y de cuna parecida o igual, e igual mezcla imperante; de la otra parte está la América que no es nuestra, cuya enemistad no es cuerdo ni viable fomentar, y de la que, con el decoro firme y la sagaz independencia, no es posible y es útil ser amigo”.247

En la última carta que escribe (mayo de 1895), poco antes de su muerte, dice a manera de testamento político: 246 Ibid., pp. 48-49. 247 Honduras y los Extranjeros, diciembre de 1894.

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“Yo estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país y por mi deber... de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América. Cuanto hice hasta hoy y haré, es para eso... En silencio ha tenido que ser y como indirectamente, porque hay cosas que para lograrlas han de andar ocultas, y de proclamarse en lo que son, levantarían dificultades demasiado recias para alcanzar sobre ellas el fin. (…) Viví en el monstruo, y le conozco las entrañas –y mi honda es la de David”.

Bolívar y Martí previeron que el “gigante de siete suelas” quería aplastar a las pequeñas naciones latinoamericanas y caribeñas para someterlas a sus designios. Ambos tuvieron conciencia de que en la unión y en la estrategia reside la fuerza que nos permitirá enfrentarlo. Veremos caer al Goliat de nuestros tiempos, y nunca más podrá levantarse. En América latina y el Caribe, mencionar a Bolívar y a Martí es recobrar las banderas del antiimperialismo de dos David que sostienen las poderosas hondas de la independencia y la dignidad. 17.4. Francisco Bilbao contra las mandíbulas angloamericanas El escritor y político chileno Francisco Bilbao (1823-1865) denunció en su momento el avance destructivo, a costa de las naciones latinoamericanas, de los imperios, especialmente del estadounidense. Llama la atención la temprana fecha en que lo hace: la primera mitad del siglo XIX. También sorprende el temple con que habla. Este visionario alertó: “Los Estados-Unidos están cerca. Los Estados-Unidos extienden sus garras cada día en esa partida de caza que han emprendido contra el Sur. Ya vemos caer fragmentos de América en las mandíbulas sajonas del boa magnetizador, que desenvuelve sus anillos tortuosos. (…) Los Estados Des-Unidos de la América del Sur, empiezan a divisar el humo del campamento de los Estados-Unidos. Ya empezamos a sentir los pasos del coloso que sin temer a nadie, cada año, con su diplomacia, con esa siembra de aventureros que dispersa; con su influencia y su

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La utopía posible poder crecientes que magnetiza a sus vecinos, con las complicaciones que hace nacer en nuestros pueblos; con tratados precursores, con mediaciones y protectorados; con su industria, su marina, sus empresas; acechando nuestras faltas y fatigas; aprovechándose de la división de las Repúblicas; cada año más impetuoso y más audaz, ese coloso (…) avanza como marea creciente que suspende sus aguas para descargarse en catarata sobre el Sur. (…) Y esa nación que debía haber sido nuestra estrella, nuestro modelo, nuestra fuerza, se convierte cada día en una amenaza de la AUTONOMÍA de la América del Sur. (…)Todo está amenazado en un porvenir y no remoto por la invasión ayer jesuítica, hoy descarada de los Estados-Unidos”.248

El chileno Bilbao veía claramente las opciones: Suramérica pobre, dividida y sometida a la unión de Estados del norte, o Suramérica próspera, unida y autónoma. Ha pasado más de siglo y medio y el pronóstico no ha cambiado. Podríamos decir que Bilbao también tiene mucho que hacer en América todavía. 17.5. Augusto César Sandino: “Venid, gleba de morfinómanos” Veamos un ejemplo de lo que ha hecho el imperialismo: Nicaragua a mediados del siglo XIX. Allí un filibustero norteamericano llamado William Walker (1824-1860), acompañado de una banda de delincuentes invade Nicaragua, se proclama Presidente de la República (1856), con el deseo expreso de anexar esta nación a los Estados Unidos. Su consigna era “hacer de cada pueblo una tumba”. Su Programa de gobierno se resumía en cuatro puntos, a saber: 1) Un empréstito por el que cedió en garantía todo el territorio nicaragüense; 2) la confiscación indiscriminada de los bienes de los opositores para ser rematados entre ciudadanos estadounidenses; 3) el establecimiento del inglés como idioma oficial, y 4) la reimplantación de la esclavitud. Años después (entre 1926 y 1931), en estas mismas tierras, un puñado de patriotas nicaragüenses liderados por Augusto César Sandino (1893-1934) se enfrenta a un poderoso ejército norteamericano que pretende adueñarse de Nicaragua, controlar el poder político, anexarse 248 Francisco Bilbao: Iniciativa de la América. Idea de un Congreso Federal de las Repúblicas, 1856.

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parte de su territorio, establecer bases navales, imponer empréstitos usurarios, manejar sus riquezas, trazar un canal interoceánico acorde a sus intereses, humillar al pueblo. Pero este pueblo no está dispuesto a rendirse. Al pie de cada proclama aparece la consigna “Patria y Libertad”, y a su lado un sello que representaba a un campesino con un machete decapitando a un soldado yanqui. En su primer manifiesto (julio de 1927), el líder de esta lucha de resistencia antiimperial, Augusto César Sandino, afirma: “El hombre que de su patria no exige más que un palmo de tierra para su sepultura, merece ser oído, y no sólo ser oído sino también creído (…). Juro ante la Patria y ante la historia que mi espada defenderá el decoro nacional y que será redención para los oprimidos. Acepto la invitación a la lucha y yo mismo la provoco y al reto del invasor cobarde y de los traidores de mi Patria, contesto con mi grito de combate, y mi pecho y el de mis soldados formarán murallas donde se lleguen a estrellar legiones de los enemigos de Nicaragua. Podrá morir el último de mis soldados, que son los soldados de la libertad de Nicaragua, pero antes, más de un batallón de los vuestros, invasor rubio, habrán mordido el polvo de mis agrestes montañas. Venid, gleba de morfinómanos, venid a asesinarnos en nuestra propia tierra, que yo os espero a pie firme al frente de mis patriotas soldados, sin importarme el número de vosotros”.

La postura de Sandino frente a los imperialistas y sus representantes siempre fue firme y digna. Cuando en 1927 el jefe militar Gilbert Hatfield le conmina a rendirse, habida cuenta de la “superioridad” del ejército invasor, Sandino le responde: “Recibí su comunicación ayer y estoy entendido de ella. No me rendiré y aquí los espero. Yo quiero patria libre o morir. No les tengo miedo; cuento con el ardor del patriotismo de los que me acompañan. Patria y Libertad”. Sandino promulga el “Acuerdo sobre los traidores a la Patria” que nos recuerda el decreto de Guerra a Muerte del Libertador Simón Bolívar en momentos en que otro colonialismo pretendía sojuzgarnos. El acuerdo establece que son traidores a la Patria: 394

La utopía posible 1. Todo nicaragüense que con miras políticas traficare con la honra de la nación, solicitando apoyo oficial de los conquistadores de Nicaragua, así como del gobierno de la Casa Blanca y el que saliere del país como representante del gobierno espurio del traidor Adolfo Díaz. 2. El que haya celebrado pactos secretos con el enemigo, ya sea como jefe militar o como jefe civil. 3. El que prestare ayuda a los invasores y traidores para asesinar a los patriotas nicaragüenses que están defendiendo la soberanía nacional. 4. El que suministrare informes, verbalmente o por escrito, declarando contra sus conciudadanos. 5. El que solicitare protección de los invasores con el pretexto de defender sus intereses, ya sea nacional o extranjero. Un balance histórico del aporte de Sandino a la lucha antiimperialista y por la soberanía nacional, nos permite sentirnos orgullosos de aquellos hombres que organizaron una resistencia exitosa y se convirtieron en modelos a seguir en la lucha por la independencia. 17.6. José Carlos Mariátegui, “una nueva luz de América” Uno de los socialistas que más firmemente se ha enfrentado al imperialismo ha sido José Carlos Mariátegui (1894-1930). Vale la pena conocer algunos apuntes autobiográficos para conocer mejor a este peruano que se enfrentó al Imperio y delineó una manera propiamente latinoamericana de interpretar y transformar la realidad desde una perspectiva marxista. “Desde 1918, nauseado de política criolla me orienté resueltamente hacia el socialismo, rompiendo con mis primeros tanteos de literato inficionado de decadentismo y bizantinismo finiseculares, en pleno apogeo. De fines de 1919 a mediados de 1923 viajé por Europa. Residí más de dos años en Italia, donde desposé una mujer y algunas ideas. Anduve por Francia, Alemania, Austria y otros países. Mi mujer y mi

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hijo me impidieron llegar a Rusia. Desde Europa me concerté con algunos peruanos para la acción socialista. Mis artículos de esa época señalan estas estaciones de mi orientación socialista. A mi vuelta al Perú, en 1923, en reportajes, conferencias en la Federación de Estudiantes, en la Universidad Popular, artículos, etc., expliqué la situación europea e inicié mi trabajo de investigación de la realidad nacional, conforme al método marxista. En 1924 estuve, como ya lo he contado, a punto de perder la vida. Perdí una pierna y me quedé muy delicado. Habría seguramente ya curado del todo con una existencia reposada. Pero ni mi pobreza ni mi inquietud espiritual me lo consienten”. 249

En 1929 José Carlos Mariátegui tituló “Punto de vista antiimperialista” una ponencia suya. A fines de 1929 Mariátegui es elegido, junto con el nicaragüense Augusto César Sandino y el pintor mexicano Diego de Rivera, miembro del Consejo General de la Liga Antiimperialista. No llega a ocupar el cargo. Muere el 16 de abril de 1930. Había nacido 36 años antes. Su corta vida, estuvo dedicada a la construcción de una propuesta original de socialismo para Latinoamérica, y a enfrentarse a toda expresión de imperialismo que maniatara a los pueblos del continente. Expresó: “A Norteamérica capitalista, plutocrática, imperialista, sólo es posible oponer eficazmente una América Latina o íbera, socialista. La época de la libre concurrencia en la economía capitalista ha terminado en todos los campos y todos los aspectos. Estamos en la época de los monopolios, vale decir de los imperios. Los países latinoamericanos llegan con retardo a la competencia capitalista. Los primeros puestos están ya definitivamente asignados. El destino de estos países, dentro del orden capitalista, es de simples colonias. La revolución latinoamericana sólo podrá ser una revolución socialista que incluya objetivos agrarios y antiimperialistas; en el continente sometido a la dominación de imperios, ya no hay lugar para un capitalismo independiente: la burguesía local llegó demasiado tarde para la historia. Ni la burguesía, ni la pequeña burguesía en el poder pueden hacer una política antiimperialista. La lucha antiimperialista se presenta absolutamente vinculada a la lucha revolucionaria. El socialismo europeo se encuentra en la necesidad 249 José Carlos Mariátegui: “La Vida Literaria”, 1930.

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La utopía posible de sostener y apoyar las reivindicaciones antiimperialistas aunque no sean vigorosamente proletarias. El nacionalismo que en las naciones de Europa tiene forzosamente objetivos imperialistas y por ende reaccionarios, en las naciones coloniales o semicoloniales adquiere una función revolucionaria cuando existe real y activamente y no constituye una mera etiqueta conservadora y tradicionalista”.250

Combatió al político peruano Haya de la Torre, dirigente partidista quien manejaba un ardiente discurso antiimperialista pero en la práctica respaldaba las acciones imperialistas en Latinoamérica. Mariátegui se sumó a la lucha antiimperialista liderada por Augusto César Sandino en Nicaragua, levantó su voz de enérgico repudio por el asesinato del líder juvenil cubano Julio Antonio Mella quien se enfrentó a la dictadura proimperialista de Gerardo Machado; retó al imperio y atacó las injusticias que se cometían en el propio corazón de los Estados Unidos, pues desde el Perú desarrolló una enérgica campaña por la vida da Sacco y Vanzetti, los dos luchadores anarquistas que fueron injustamente acusados de un delito y condenados a muerte por una justicia reaccionaria manipuladora; asimismo, desarrolló una campaña por la liberación de siete jóvenes negros de Scottsboro, condenados a muerte por tribunales racistas. Con razón cuando Mariátegui murió, su amigo el escritor Henri Barbuse expresó: “¿Ustedes no saben quién es Mariátegui? Es una nueva luz de América, es un espécimen nuevo del hombre americano”. 17.7. Intelectuales de Nuestra América contra el imperialismo yanqui Una de las grandes falacias de la historia intelectual de nuestro continente reside en la creencia de que muchos de nuestros grandes escritores, han sido hombres y mujeres de estrecha o casi ninguna formación política e ideológica, dedicados al “arte puro” y desvinculado de los movimientos sociales de su época. Todo eso es falso. 250 José Carlos Mariátegui: “Aniversario y balance”, p. 192.

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Muchos de estos intelectuales de comienzos del siglo XX fueron impactados principalmente por la sucesión de intervenciones norteamericanas en Cuba y Puerto Rico en 1898, en Panamá en 1903, la intromisión por parte de potencias extranjeras en Venezuela en 1902-1903, los desembarcos de tropas yanquis en Nicaragua (1912), México (1914), Haití (1915) y República Dominicana (1916). Estos intelectuales no se mantuvieron al margen. Tomaron partido en contra del ave rapaz. A Rubén Darío (1867-1916) lo han presentado como un poeta aislado en su torre de marfil. Ocultan sus alegatos en contra de la segregación racial, su reivindicación de la grandeza africana y sus posiciones políticas, especialmente su antiyanquismo. Su palabra es una saeta contra el águila imperial. Su verbo se hace parodia contra el modo de vida de los “estadounidenses”. De ellos nos dice: “NO, NO PUEDO, no quiero estar de parte de esos búfalos de dientes de plata. Son enemigos míos, son los aborrecedores de la sangre latina, son los Bárbaros (…). Colorados, pesados, groseros, van por sus calles empujándose y rozándose animalmente, a la caza del dollar. El ideal de esos calibanes está circunscrito a la bolsa y a la fábrica. Comen, comen, calculan, beben whisky y hacen millones. (…) Nos miran, desde la torre de sus hombros, a los que no nos ingurgitamos de bifes y no decimos all right, como a seres inferiores (…). Tienen templos para todos los dioses y no creen en ninguno (…). En el arte, en la ciencia, todo lo imitan y lo contrahacen, los estupendos gorilas colorados. Mas todas las rachas de los siglos no podrá pulir la enorme Bestia”. 251

Y en relación con el expansionismo estadounidense, que ya había arrebatado una extensa región del territorio de México y merodeaba, como si fuesen suyas, en las pequeñas repúblicas centroamericanas, advierte: “…sobre el peligro que entrañan esas mandíbulas de boa todavía abiertas tras la tragada de Tejas; la codicia del anglosajón, el apetito yankee demostrado, la infamia política del gobierno del Norte; lo útil, 251 Rubén Darío: “El triunfo de Calibán”, en Retratos y Figuras. Fundación Biblioteca Ayacucho, Caracas, 1993.

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La utopía posible lo necesario que es para las nacionalidades españolas de América estar a la expectativa de un estiramiento del constrictor. (…) Cuando lo porvenir peligroso es indicado por pensadores dirigentes, y cuando a la vista está la gula del Norte, no queda sino preparar la defensa”. 252

Los cipayos del imperio yanky quisieran eliminar su poema “A Roosevelt”, texto abiertamente antiimperialista donde de manera específica combate al presidente expansionista Teodoro Roosevelt (1858-1919), quien promoviera la política del “Gran Garrote” contra las naciones suramericanas. Le dice: “Eres los Estados Unidos, eres el futuro invasor de la América ingenua que tiene sangre indígena, que aún reza a Jesucristo y aún habla español… Se necesitaría, Roosevelt, ser, por Dios mismo, el Riflero terrible y el fuerte Cazador, para poder tenernos en vuestras férreas garras. Y, pues contáis con todo, falta una cosa: ¡Dios!”

También el uruguayo José Enrique Rodó (1871-1917) autor de Ariel, Los motivos de proteo y otras obras donde se descubre el alma latinoamericana en contraste con la idiosincrasia estadounidense, fue antiimperialista en el terreno de la ética y la cultura. No sólo mostró la esencia expansionista y pragmática del arquetipo Calibán (Estados Unidos) contra Ariel (América Latina) y denunció la “nordomanía” cultural, que es lo que llamamos pitiyanquismo o mayamerismo. Al referirse a los Estados Unidos dice: “Los admiro, pero no los amo, porque la brutalidad de su progreso está seduciendo también a muchos que en América Latina encontraron en la “nordomanía” una salida para el desorden y la falta de ideales” (…) Niego al utilitarismo norteamericano ese carácter típico con que quiere imponérsenos como suma y modelo de civilización”.253

Rodó contrapuso la cultura espiritual latinoamericana a la civilización mercantil y utilitarista de EE.UU; asumió que esa suerte de “conquista moral” que pretendía expandirse desde el Norte era ajena y perjudicial para el Sur. 252 Idem. 253 José enrique Rodó: Ariel-Los motivos de Proteo.

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Igualmente la escritora chilena Gabriela Mistral (1889-1957), Premio Nobel de Literatura, asumió firmes posiciones contra las políticas del imperialismo estadounidense, en defensa de los luchadores latinoamericanos, en pro del internacionalismo revolucionario y de la integración continental. Cuando Herbert Clark Hoover, Presidente de los Estados Unidos entre 1929 y 1923, declara al luchador nicaragüense Augusto César Sandino “fuera de la ley y bandolero”, la insigne chilena le responde en un artículo titulado “La cacería de Sandino”: “Lástima grande que la cabeza enlodada del herrero que la prensa yanqui llama bandido, sea, por rara ocurrencia, una cabeza a la cual sigue anhelante el continente donde vive toda su raza y una pieza que desde Europa llaman de héroe nato y de criatura providencial los que saben nombrar bien”.254

Otro intelectual firmemente antiimperialista fue el argentino José Ingenieros (1877-1925). En 1922 propuso la formación de la “Unión Latinoamericana”, un organismo de lucha que difundió continentalmente las ideas antiimperialistas. Igualmente, en 1925, pocos meses antes de su muerte, fundó la revista Renovación, entre cuyos propósitos fundamentales está la lucha contra el imperialismo. Este intelectual que respalda la Revolución Bolchevique, enjuicia a los “magnates petroleros, el dólar todopoderoso, los empréstitos externos y el capitalismo invasor”, y, dando cuenta del imperialismo no sólo en términos económicos sino también culturales, afirma: “… poseemos un tesoro espiritual que no cambiamos por ninguna cantidad de dólares”. De igual modo se planteó la “… defensa del derecho de autodeterminación de los pueblos, contra todo imperialismo político y económico, y, además, la solidaridad moral con los pueblos que luchan por la extinción de los privilegios y tienden a organizar un nuevo régimen social fundado en la cooperación de los productores”.255 254 Luis Damiani y Omaira Bolívar (Comps.): Bolívar, Pensamiento pedagógico emancipador latinoamericano, Universidad Bolivariana de Venezuela, Caracas, p. 195. 255 Néstor Kohán: De Ingenieros al Che, Ensayos sobre el Marxismo argentino y latinoamericano, Biblos, Buenos Aires, p. 93.

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La utopía posible Otro antiimperialista de afilada pluma, ya más avanzado el siglo XX, es Mario Briceño Iragorry (1897-1958), uno de los más importantes de los ensayistas venezolanos. No está de más decir que está de moda, entre algunos intelectuales antidialécticos y maniqueos, censurar al maestro Mario Briceño Iragorry. No entienden que él, a diferencia de muchos, comenzó su vida siendo un hombre de pensamiento conservador y, a medida que avanzaba en edad y experiencias, se fue haciendo progresista y de avanzada. Para desprestigiarlo acuden a algunas anécdotas o a ciertos escritos que, sacados de contexto, hacen aparecer a este gran personaje como un hombre mediocre. Están equivocados. El trujillano Mario Briceño Iragorry fue un pionero en la defensa de lo nacional y en la lucha contra el imperialismo. Si fuese suficiente una obra para destacar este hecho, tenemos ese hermoso libro llamado El Caballo de Ledesma (1942), donde destaca el enfrentamiento de un solo hombre, el anciano Alonso Andrea de Ledesma contra el corsario Amyas Prestonn y sus filibusteros, cuando éstos intentaban apoderarse de la ciudad de Caracas. En ese texto se refiere a los piratas y saqueadores de ayer y, de este modo, acusa a los imperialistas y sus cómplices de hoy. Su antiimperialismo es integral: político, económico y cultural. No se limita a denunciar el secuestro de nuestros recursos por parte de las potencias extranjeras, ni a nombrar a los gobernantes que les sirven de barrenderos, sino que en palabras que recuerdan a José Enrique Rodó —no en balde su primer grupo literario se llamó Ariel— fustiga el avasallamiento cultural yanqui y nos incita a recuperar el espíritu de lo propiamente nacional y latinoamericano. Dice: “No es por ello obra de resentidos, ni ridícula labor de majaderos levantar la voz contra el peligro que nos viene de afuera y contra el peligro que representa en lo interior la conducta antipatriótica de los pitiyanquis. Necesario es vocearlo y repetirlo: el nuevo invasor no penetra donde tropieza con voluntades recias que le cierran las puertas de las ciudades. El imperialismo empieza por corromper a los hombres de adentro. A unos por unirlos a una comparsa de beneficiados, a otros, por borrarles la imagen de la propia nacionalidad”.256 256 Ideario Político, p. 32.

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Mario Briceño Iragorry conmina principalmente a los venezolanos a tomar conciencia nacional y a estar a la altura de nuestro pasado histórico y del compromiso con el presente. Nos recuerda: “Contrajimos un serio compromiso con la Historia y con América. Fuimos los paladines de la libertad y de la autonomía del mundo hispanoamericano. Crimen sin nombre sería desertar aquella altiva posición y dar espaldas a la libertad, para gozarnos en el amaño de la nueva esclavitud”.257

También el venezolano César Rengifo (1915-1980) como pensador y político de avanzada, acusó acertadamente al imperialismo de adaptar “…sus formas de penetración a las realidades dadas en cada país objeto de su voracidad. Cuenta él con patrones generales a poner en uso para llevar a cabo el dominio absoluto en lo económico, político, cultural e ideológico de aquellos pueblos débiles cuya conquista y dominio requiere. (…) Penetra paulatinamente en todos aquellos servicios indispensables a la vida del país, mediante capital, personal de oficio o técnicos; mercados de alimentos, transporte de carga y pasajeros, etc. De esa manera amplía su control económico, su influencia y naturalmente sus ganancias”.258

17.8. Experimentos “científicos” con la gente de Latinoamérica No es sólo mediante el uso de la fuerza bruta, los golpes de Estado, las invasiones militares, la intervención de la CIA, el paramilitarismo, que el imperio norteamericano actúa en América Latina. También emplea formas más refinados que a la larga son más eficaces y duraderas. Una de ellas es la política de endeudamiento a que someten a las naciones del hemisferio. Bajo la fachada de ayuda financiera para contribuir al desarrollo, otorgan empréstitos a gobiernos títeres. Dinero que generalmente no llega al pueblo en forma de obras de bien común, sino que le es entregado con facilidades especiales a empresas privadas que terminan por desentenderse de los compromisos. Esto ha ocurrido así en toda América Latina. La deuda termina siendo transferida a la población en general y a los sucesivos gobiernos. 257 Mario Briceño Iragorry: Ideario Político, Editorial Las Novedades, Caracas, p. 33. 258 César Rengifo: Obras, artículos y ensayos. ULA, Mérida.

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La utopía posible Así como unas veces nos prestan dinero para luego cobrar intereses usurarios, que no podemos pagar si no adquirimos otros préstamos, otras veces hacen experimentos científicos con nuestra gente. Así como Robert Koch experimentaba con conejillos de indias, los médicos gringos lo hacen con los pobladores del tercer mundo, especialmente con los de Latinoamérica. En efecto, científicos estadounidenses inocularon enfermedades venéreas sin su consentimiento a unos 1.500 guatemaltecos, en la década de 1940, para realizar experimentos médicos. La experimentación en humanos realizada por estadounidenses en Guatemala salieron a la luz por una investigación de la doctora Susan Reverby, del Wellesley College, quien descubrió los documentos en archivos del doctor John Cutler (fallecido en 2003), quien lideró ese programa de ensayos. Cutler dirigió en 1946 una serie de investigaciones sobre reacciones de medicamentos contra la sífilis, gonorrea y otras enfermedades de transmisión sexual, inoculando esas enfermedades a unos 1.500 guatemaltecos para observar sus reacciones a los tratamientos. Los “conejillos de indias” fueron reclutados entre soldados, prostitutas, personas con enfermedades mentales y reclusos. El ensayo realizado en Guatemala fue financiado parcialmente por la Oficina Sanitaria Panamericana —que luego se convirtió en la Organización Panamericana de la Salud (OPS)— y su objetivo era investigar nuevas formas de prevenir enfermedades venéreas. Ante este delito de lesa humanidad que demuestra el concepto que acerca de los latinoamericanos manejan los tecnócratas de la salud imperial, los representantes del Gobierno de los EEUU se limitaron… a pedir “disculpas”. 17.9. Contra el gobierno estadounidense, no contra el pueblo Nuestra oposición al imperialismo norteamericano no implica que nos opongamos al pueblo de EE.UU. Esa población —intelectuales y 403

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movimiento obrero— ocupó durante un buen tiempo un lugar importante en las luchas de la humanidad. No olvidemos que Mark Twain, quien escribiera punzantes alegatos contra el racismo y denunciara la guerra imperialista contra los filipinos, era de nacionalidad estadounidense; que John Reed, el autor de Los Diez Días que estremecieron el Mundo”, La Hija de la Revolución, y México Insurgente, era norteamericano; que Carleton Beals quien entrevista a Augusto César Sandino y se solidarizara con ese “puñado de locos” como llamó al ejército sandinista también lo era; que fue de esa nacionalidad, John Steinbeck, autor de La Perla y Las Uvas de la Ira, dos novelas claves para entender los mecanismos de explotación y funcionamiento del capitalismo. Con el paso de los años y bajo los efectos de una avalancha ideologizante que ha ido adormeciendo su conciencia y matando su espíritu, pueblo otrora luchador y crítico, ha perdido ese sentido y el entusiasmo por la lucha justa; sin embargo, en todos los momentos de su historia, hombres y mujeres han denunciado las atrocidades de los gobiernos norteamericanos y propuesto alternativas frente a la cultura de la muerte y del dólar. Hoy contamos, entre otros, con el cineasta Michael Moore y el sociólogo Noam Chomsky, entre otros. Así como en el pasado el pueblo estadounidense se enfrentó a la esclavitud y denunció los totalitarismos, tenemos fe en que más temprano que tarde ese pueblo despierte del letargo enajenante que lo mantiene atado a la cadena de montaje consumista. Se rebele contra la manipulación neomacartista que inventa enemigos exteriores para esconder la catástrofe interna. Lo dijo en una oportunidad Abraham Lincoln: “Se puede engañar a algunos todo el tiempo y a todos algún tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo”. Ha llegado la hora de que el pueblo estadounidense desenmascare a sus gobernantes y los suplante por otros que entiendan que la época de las tiranías imperialistas está llegando a su fin. Que a todos nos conviene la paz y de que quizás, ya es tiempo de que aprendan de un indígena mexicano quien afirmaba: “Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”. 404

La utopía posible 17.10. Contra el Nuevo Imperialismo, ¿Qué hacer? El imperialismo asume un nuevo ropaje: la Globalización. Al respecto afirmó el ecuatoriano Rafael Correa en la Asamblea Extraordinaria de la ONU, en junio del 2009: “Quienes asumimos nuestra condición de ser ciudadanos del mundo no podemos entender esquemas que siempre terminan avasallando a los más pobres, esquemas que incluso contradicen sus propios postulados. ¿Cómo entender una pretendida globalización que no busca crear ciudadanos del mundo, sino tan sólo consumidores? ¿Que no busca crear una sociedad global sino tan sólo un mercado global? ¿Que busca cada día mayor movilidad para capitales y mercancías, pero criminaliza la movilidad de los seres humanos? ¿Tiene todo esto algún sentido?”

A esto nos enfrentamos ahora. ¿Qué armas usar ante esta nueva modalidad de agresión contra los pueblos y el planeta? Invoquemos en esta batalla final a los valientes indígenas que se enfrentaron al colonialismo español; a los africanos que organizados en kilombos lucharon contra los traficantes de esclavos y sus capataces; a Alfonso Andrea de Ledesma quien armado con la lanza de la dignidad esperó a mitad de camino a los corsarios para defender su ciudad y su gente; a Bolívar quien ante la amenaza estadounidense respondió: “Por fortuna se ha visto con frecuencia un puñado de hombres libres vencer a imperios poderosos” (12 de octubre de 1818); a Benito Juárez quien derrotó al imperio francés que se nos venía encima. Invoquemos a los que desde las costas de Venezuela en 1903 salieron a batirse contra naves extranjeras que pretendían cobrar por la fuerza unas deudas mal habidas; a Pancho Villa quien para desquitarse de tanto atropello contra Suramérica invadió Columbus, un pueblo de los EEUU, y plantó allí la bandera mejicana; a Augusto César Sandino quien al frente de un pequeño ejército hizo enloquecer a los Marines, los cuales consumían drogas para esconder el miedo que le tenían a unos guerrilleros que se inspiraban en el ejemplo de David frente a Goliat; a Fridha Kahlo quien, al final de su vida, con sólo una pierna sigue aún marchando contra cualquier invasión extranjera en territorio 405

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suramericano; a los muchachos y muchachas que salieron a defender la revolución guatemalteca dirigida por Jacobo Arbenz, a los niños y niñas vietnamitas que vieron cómo sus casas y sembradíos eran arrasados por soldados que los odiaban sin haberlos visto nunca. A los estudiantes y trabajadores que salen a las calles a protestar cada vez que un presidente gringo nos visita. Invoquemos a los que, a pesar de las ofertas, no venden su alma y su inteligencia a ningún imperio. A las personas que no quieren copiar el “modo de vida americano”. A los que con su canto, su pincel, sus gestos o su pluma recrean la cultura nacional y con ello enfrentan con creatividad a los profanadores de la cultura autóctona. Invoquemos, pues, a los nuestros. Inspirémonos en sus lecciones. Y en relación a la pregunta que formulamos al comienzo, ¿qué hacer? parafraseando a Lenin, la respuesta sigue siendo la misma: desechar las ilusiones y prepararse para la lucha.

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ANEXO CRONOLOGÍA DE INTERVENCIONES MILITARES DE EE.UU EN AMÉRICA LATINA 1823-2002 La siguiente es una cronología de las intervenciones y un listado de las bases militares que los EE.UU han instalado en distintos países de América Latina. Puesto así, año por año, da idea de la magnitud de la política imperialista a través de la utilización de la fuerza militar, no sólo para anexarse territorios sino también socios, cómplices a sus planes de dominación. 1823: La Doctrina Monroe declara que América Latina se considera “esfera de influencia” para Estados Unidos. 1846: Guerra contra México, país que finalmente es forzado a ceder al vecino del norte la mitad de su territorio, incluidos los hoy poderosos y ricos estados norteamericanos de Texas y California. 1854: La marina yanqui bombardea y destruye el puerto nicaragüense de SanJuan del Norte. El ataque ocurrió después de un intento de las autoridades de Nicaragua de cobrar impuestos al yate del millonario norteamericano Cornelius Vanderbilt, quien había conducido su nave a dicho puerto. El bombardeo facilitó el camino a William Walker. 1855: El aventurero estadounidense William WalKer, operando en interés de los banqueros Morgan y Garrison, invade Nicaragua y se proclama presidente. Durante su intervención de Nicaragua, invadiría también a los vecinos países de El Salvador y Honduras, proclamándose igualmente jefe de Estado en ambas naciones. Walker restauró la esclavitud en los territorios bajo su ocupación. 407

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1898: EE.UU. declaran la guerra a España en el momento en que los independentistas cubanos, prácticamente, habían derrotado a la fuerza militar colonial española. Las tropas yanquis ocupan la Isla de Cuba, desconocen a los patriotas y el viejo imperio se ve obligado a ceder a Washington los territorios de Puerto Rico, Guam, Filipinas y Hawaii. 1901: Las fuerzas norteamericanas de ocupación incorporan en la nueva Constitución de Cuba, ahora República independiente, la infame Enmienda Platt, mediante la cual EE.UU. se arrogaba el derecho de intervenir en los asuntos cubanos cada vez que estimara conveniente. Cuba también fue forzada al arrendamiento en perpetuidad de un pedazo del territorio nacional para el uso de la Marina de Guerra estadounidense: La Base Naval de Guantánamo. 1903: EE.UU. “estimula” la separación de Panamá, que entonces era parte de Colombia, y adquiere derechos sobre el Canal. Años después, el ex presidente Teodoro Roosevelt —el real segregador de Panamá— diría: “Yo tomé la Zona del Canal mientras el Congreso debatía”. A Colombia se le pagó posteriormente la ridícula suma de $ 25 millones en compensación. 1904: Se promulga en Panamá la nueva Constitución Nacional. Tiene un apartado que contempla la intervención militar norteamericana cuando Washington lo crea necesario. Inmediatamente se inicia la construcción del Canal de Panamá. Más adelante, E.E.U.U. llenará la zona de bases militares. 1904: Marines desembarcan en República Dominicana para sofocar un levantamiento armado opositor. Un año después, a propósito de dicha intervención, el presidente Teodoro Roosevelt declara que Estados Unidos sería “el gendarme” del Caribe. 1906: Las inversiones norteamericanas en Cuba, que en 1885 representaban 50 millones de pesos cubanos, alcanzan la cifra de 200 millones. En agosto de ese año estalla una insurrección contra el presidente títere Estrada Palma, quien solicita la intervención militar 408

La utopía posible de EE.UU. cuyas tropas desembarcan y designan como interventor a William Taft. 1907: República Dominicana: Estados Unidos consiguió que el gobierno dominicano le otorgara la recaudación de los ingresos aduanales, estatus que se mantendría durante 33 años. 1908: Tropas norteamericanas intervienen en Panamá. En la próxima década lo hará cuatro veces más. 1910: Los Marines ocupan Nicaragua para sostener el régimen de Adolfo Díaz. 1911: México: Para “proteger” a ciudadanos norteamericanos, el presidente William Taft ordena el desplazamiento de 20.000 soldados a la frontera sur y ocho buques de guerra frente a las costas de California. 1912: Los norteamericanos invaden Nicaragua y dan comienzo a una ocupación que se mantendría casi continuamente hasta 1933. Aquél 1912 el Presidente Taft declara: “No está distante el día en que tres estrellas y tres franjas en tres puntos equidistantes delimiten nuestro territorio: una en el Polo Norte, otra en el Canal de Panamá y la tercera en el Polo Sur. El hemisferio completo de hecho será nuestro en virtud de nuestra superioridad racial, como es ya nuestro moralmente”. 1914: EE.UU. bombardea la ciudad portuaria de Veracruz, un ataque aparentemente motivado por la detención de soldados yanquis en Tampico. El gobierno mejicano se disculpa, pero el presidente Woodrow Wilson ordena que la Armada ataque a Veracruz. Cien soldados mexicanos, varios cadetes de la Escuela Naval y grupos civiles resisten con heroísmo. Hay 300 muertos. Los ocupantes permanecen durante varios meses. 1915: Los Marines ocupan Haití para “restaurar el orden”. Se establece un protectorado que permanecerá hasta 1934. El Secretario de Estado William Jennings Bryan, al informar sobre la situación haitiana comentó: “Imaginen esto: negros hablando francés”. 409

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1916: Marines ocupan la República Dominicana y permanecen allí hasta 1924. 1918: En Panamá los Marines ocupan la provincia de Chiriquí, para “mantener el orden público”. 1924: La infantería de marina norteamericana invade a Honduras para “mediar” en un enfrentamiento civil. Un militar hondureño asume el gobierno provisional. Honduras ocupa el primer lugar mundial en la exportación de bananas, pero las ganancias son para la United Fruit Company. 1925: Tropas estadounidenses ocupan la ciudad de Panamá bajo el pretexto de poner fin a una huelga y restablecer el orden. 1926: Estados Unidos decide crear en Nicaragua una Guardia Nacional. Augusto César Sandino se propone formaron un ejército popular para combatir a los ocupantes extranjeros. 1927: En Nicaragua un capitán de los Marines conmina a Sandino para que se rinda. El rebelde responde: “Yo quiero patria libre o morir”. Estados Unidos realiza entonces el primer bombardeo aéreo en América Latina. Ataca la aldea El Ocotal. Mueren 300 nicaragüenses por las bombas y ametralladoras yanquis. 1930: En República Dominicana comienza la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo, un militar surgido de la Guardia Nacional, fomentada y entrenada por Estados Unidos. 1933: EE.UU. abandona Nicaragua y deja el control del país a Anastasio Somoza y su Guardia Nacional. 1934: En Nicaragua es asesinado Augusto César Sandino, quien había depuesto las armas. El asesinato fue ordenado por Somoza, con la complicidad del embajador norteamericano Arthur Bliss Lane. 1941: En Panamá es depuesto el presidente Arnulfo Arias Madrid por un golpe militar lideradopor Ricardo Adolfo de la Guardia, quien primero 410

La utopía posible consultó su plan con el Embajador de Estados Unidos. El Secretario de Guerra Henry Stimson declaró: “Esto fue un gran alivio para nosotros, porque Arias había sido muy problemático y muy pro-nazi”. 1946: EE.UU. abre en Panamá la tristemente célebre Escuela de las Américas, para la formación de los militares del hemisferio. Allí se formaron esbirros y los principales protagonistas de las dictaduras militares de Brasil, Argentina, Uruguay, Chile, Centroamérica y de otros países. 1947: EE.UU. comienza a imponer paulatinamente el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR). 1952: En Cuba, con la anuencia y agrado de Washington, el general Fulgencio Batista derroca a Carlos Prío Socarrás e inaugura una sangrienta tiranía. 1954: La CIA orquesta el derrocamiento del gobierno democráticamente electo de Jacobo Árbenz en Guatemala. Un poeta guatemalteco describió el gobierno de Árbenz como “años de primavera en un país de eterna tiranía”. Siguieron casi 40 años de violencia y represión que culminaron en la política de “tierra arrasada” de los años 80. Más de 150.000 personas perdieron la vida. 1956: En Nicaragua el poeta Rigoberto López Pérez asesina al dictador Anastasio Somoza, que llevaba 20 años en el poder con apoyo de Estados Unidos. El presidente Franklin Delano Roosevelt lo había definido así: “Es un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta”. Su hijo Anastasio Somoza Debayle prolongó esa dinastía tiránica durante varios años más. 1960: El presidente Dwight David Eisenhower autoriza la realización en gran escala de acciones encubiertas para derribar el gobierno de Fidel Castro, quien había llegado al poder en enero de 1959 y de inmediato, inició una obra revolucionaria de extraordinario alcance social y apoyo popular. Las acciones encubiertas incluían el asesinato del líder cubano, la creación de bandas contrarrevolucionarias y el sabotaje a los principales sectores de la economía insular. 411

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1961: Fuerzas mercenarias reclutadas, organizadas, financiadas y dirigidas por Estados Unidos invaden a Cuba por Bahía de Cochinos (Playa Girón). En menos de 72 horas son derrotadas en lo que constituyó la primera gran derrota militar del imperialismo yanqui en América Latina. La CIA cocina un golpe de Estado contra el presidente electo de Ecuador J. M. Velazco Ibarra, quien se había mostrado demasiado amistoso con Cuba. 1964: El presidente de Brasil Joao Goulart, quien se proponía llevar a cabo una reforma agraria y nacionalizar el petróleo, es víctima de un golpe de Estado apoyado y promovido por Estados Unidos. 1965: Miles de efectivos de E.E.U.U. son enviados a República Dominicana para reprimir un movimiento que intentaba restaurar en el poder al anteriormente derrocado presidente progresista y democráticamente electo Juan Bosch. 1966: Estados Unidos envía armas, asesores y Boinas Verdes a Guatemala, para poner en práctica una campaña contrainsurgente. En un informe del Departamento de Estado se declaraba que: “para eliminar a unos pocos cientos de guerrilleros habrá que matar quizás a 100.000 campesinos guatemaltecos”. 1967: Un grupo de Boinas Verdes fue enviado a Bolivia para dar con el paradero y asesinar a Ernesto Che Guevara. 1968: La CIA organiza una fuerza paramilitar considerada como la precursora de los tenebrosos “Escuadrones de la Muerte”. 1971: El diario The Washington Post confirma que la Agencia Central de Inteligencia había intentado asesinar en varias oportunidades al líder de la Revolución Cubana Fidel Castro. Años después, y a medida que los documentos secretos de la CIA han sido desclasificados, se ha sabido que los intentos se cuentan por decenas y los planes por centenares. 1973: Los militares toman el poder en Uruguay, apoyados por Estados Unidos. La subsiguiente represión alcanzaría elevadísimas cifras de población encarcelada por razones políticas. 412

La utopía posible El mismo año, un golpe de Estado instigado y organizado por los yanquis derroca al gobierno electo del presidente Salvador Allende en Chile, y se instala en el poder el general Augusto Pinochet quien encabeza una cruenta y larga dictadura militar. 1976: Golpe de Estado en Argentina contra María Estela Martínez de Perón. Asume el poder una Junta Militar encabezada por Jorge Videla. Años después se desclasificaron casi 5.000 documentos secretos que revelaron la estrecha colaboración y el apoyo otorgado desde los más altos niveles del poder en Washington a los militares sureños, responsables de la muerte de al menos 30.000 argentinos, en su gran mayoría jóvenes estudiantes y trabajadores. Más recientemente, el Departamento de Estado norteamericano ha desclasificado documentos que comprometen directamente al antiguo Secretario de Estado, Henry Kissinger, y a otros altos funcionarios de ese país en los crímenes cometidos por la dictadura argentina, la cual puso en marcha una campaña de asesinatos, torturas y “desapariciones” tras asumir el poder. Kissinger también estuvo involucrado en las operaciones del llamado Plan Cóndor, una red de cooperación para capturar y ejecutar opositores políticos en Argentina, Brasil, Chile, Uruguay, Paraguay y Bolivia. 1980: EE.UU. incrementa la asistencia masiva a los militares de El Salvador que se enfrentan a las guerrillas del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN). Los escuadrones de la muerte proliferan; el Arzobispo Oscar Arnulfo Romero es asesinado por terroristas de derecha; 85.000 civiles son muertos y 25.000 desaparecidos entre 1978 y 1989. La violación y asesinato de cuatro monjas por sicarios de los militares hace que el gobierno yanqui suspenda la ayuda militar por un mes. 1981: La Administración Reagan inicia la guerra para derrocar al gobierno sandinista en Nicaragua. Para eso la CIA procede a la organización de los “contras”. Habían comenzado el año anterior con un grupo de 60 antiguos guardias de Somoza. Cuatro años después llegarían a agruparse en ella casi 12.000 ex guardias. De los 48 jefes militares más importantes 413

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de la “contra”, 46 habían sido oficiales de la Guardia Nacional. El gobierno de los Estados Unidos también utilizó la guerra económica y promovió las presiones ejercidas por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial contra el primer gobierno sandinista. El general Omar Torrijos, presidente de Panamá, muere en un accidente aéreo. Desde entonces ha existido la sospecha de que la CIA tuvo que ver con el siniestro, debido al nacionalismo patriótico de Torrijos y a las relaciones amistosas que su gobierno mantenía con Cuba. 1983: Se produce la invasión de 5.000 soldados de Estados Unidos a la pequeña isla caribeña de Granada. Las tropas yanquis entraron poco después de que una conspiración había sacado del poder a Maurice Bishop, un líder izquierdista y nacionalista. 1989: invasión yanqui a Panamá para arrestar a quien fuera su protegido, Manuel Noriega. La operación dejó no menos de 3.000 bajas civiles. 1990: Estados Unidos interviene masivamente en el proceso electoral de Nicaragua a través de acciones encubiertas y también públicas. Washington consolidó abiertamente la coalición de oposición, aunque tales prácticas son ilegales según la ley estadounidense. 2000: Como parte de la “guerra a las drogas”, Estados Unidos lanza el Plan Colombia, un programa de ayuda masiva civil y militar a un país que quizás tenga el peor récord de violación de derechos humanos en el hemisferio. El financiamiento del Congreso estadounidense para este Plan es de $ 1.300 millones, de los cuales el 83% está destinado al gasto militar. El Plan Colombia después se ha subsumido en la “guerra contra el terrorismo”. 2002: Estados Unidos apoyó y financió el golpe de Estado, del 11 de abril, contra el gobierno constitucional encabezado por el Comandante Hugo Chávez en Venezuela, que culminó con la instalación de una dictadura asumida por el empresario Pedro Carmona Estanga que fue barrida en menos de 48 horas por la movilización popular en alianza con los sectores militares progresistas.259 259 http://www.profesionalespcm.org/_php/MuestraArticulo2.php?id=5450

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18. El Desarrollo Endógeno “Desde que los hombres comenzaron a unirse en sociedad para su más grande bien, nosotros somos los únicos a quienes el gobierno obliga a comprar lo que necesitamos a los precios más altos, y a vender nuestras producciones a los precios más bajos. Para que esta violencia tuviese el suceso más completo nos han cerrado, como en una ciudad sitiada, todos los caminos”. Juan Pablo Vizcardo y Guzmán “La prosperidad del país, vendrá cuando los venezolanos tengan el derecho de gozar y disponer libremente de sus bienes, y del fruto de su talento, industria y trabajo”. Simón Bolívar “Son nuestras tierras de América como tesoros escondidos (…). Los países americanos, llenos de hijos vehementes, más dados hasta hoy a ejercitar su valor que a trabajar sus riquezas, volverán su actividad, ganosa de empleo, a las fuerzas físicas, y harán revoluciones agrícolas y mercantiles, con la misma prisa, generosidad y brillantez con que han estado haciendo revoluciones políticas”. José Martí

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18.1. Tres hechos históricos: ¿Qué aprendemos? Vamos a citar tres hechos históricos para ilustrar el principio que trata sobre el Desarrollo Endógeno. Para ello haremos uso de lo que en técnicas de la investigación se denomina ideas secundarias por contraste. El primer caso se refiere a la tierra de Gandhi. Dice Noam Chomsky: “Bengala era uno de los lugares más ricos del planeta cuando los primeros comerciantes y guerreros británicos llegaron allí. Lo describieron como un paraíso. Hoy esa zona se llama Bangladesh y Calcuta, los símbolos de la desesperación y la pobreza. Esas ricas zonas de agricultura producían un inmejorable algodón, la materia prima más importante de esa época. Tenían una manufactura avanzada. Dacca, la capital de Bangladesh, fue comparada con Londres por el conquistador británico Clives. Un siglo más tarde, en un debate en la Cámara de los Lores, Sir Charles Trevelian describió como Dacca había pasado de ser un centro importante de manufactura y una ciudad próspera a ser un suburbio marginal debido al impacto de la administración británica. En Bengala y en todas las partes de la India que controlaban, los británicos minaron y trataron de destruir el sistema existente de manufactura, que en muchos aspectos era comparable al suyo propio. Según la Revolución Industrial iba urbanizando y modernizando Inglaterra, la India se ruralizaba convirtiéndose en un país agrario y pobre (…). Los británicos convirtieron las tierras agrícolas en zonas de cultivo de amapola destinadas al comercio del opio. Lo único que podían vender a China era opio, y Bengala era uno de los sitios donde lo producían. Hubo una hambruna tremenda”.260

El segundo caso es actual, se refiere a Tanzania, en África Oriental. En su interior se encuentra el Lago Victoria, uno de los más grandes del mundo. Allí ha existido tradicionalmente una gran variedad de peces, la base de lo que pudiera ser una industria pesquera local floreciente, que contribuyera al bienestar de los habitantes de la zona. Desafortunadamente —según podemos apreciar en el documental La Pesadilla de Darwin— esto no ocurre. A diario cientos de toneladas de peces son extraídos del lago, procesados y exportados a Europa, Rusia y 260 Noam Chomsky: Mantener la chusma a raya, Editorial Txalaparta, Tafalla [Euskadi], 1995, 7ª. edic., pp.72-73.

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La utopía posible Japón por empresas financiadas por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Los habitantes de la zona no lo pueden consumir porque no cuentan con los recursos económicos para comprarlo. Cíclicamente se desatan epidemias producidas por la hambruna. Para agravar la tragedia, los europeos introdujeron en el lago una especie lacustre predadora de los peces autóctonos y la flora acuática, llamada “Perca del Nilo”, que está a la altura de su refinado gusto. De este modo, un lago que pudo haber sido una fuente de vida, se está convirtiendo en un océano de muerte. Y por si esto fuera poco, los mismos aviones que se llevan el pescado, traen de vuelta armas de contrabando para instigar la guerra entre los pueblos de la región; además, los desechos plásticos que deja la industria pesquera, se convierten en materia prima para elaborar drogas que están diezmando la población de niños y jóvenes. El tercer caso se da en Venezuela, se trata de las Salinas de Araya, ubicadas en el estado Sucre, al norte de Cumaná. En tiempos de la conquista y colonización los centros de producción de sal se convirtieron en uno de los objetivos primordiales a dominar en virtud de que la sal era un recurso escaso, bien cotizado y muy valorado en Europa en los procesos de conservación y condimentación de los alimentos. Por consiguiente, la explotación de estas minas de sal, entre las más grandes del mundo, contribuiría a enriquecer a los colonialistas y a esclavizar a la población aborigen. Toneladas de cargamentos de sal eran transportadas a España, mientras millares de indígenas morían, producto del maltrato y las enfermedades, en estas costas donde la riqueza era tanta que se levantaron castillos- fortaleza, donde el botín era de tal magnitud que había que protegerlo de corsarios y piratas. En las Salinas de Araya la riqueza afloraba del mar en contacto con el sol y el viento. El tema hasta mereció que se le hiciera una película, titulada Araya (1958); dirigida por Margot Benacerraf quien realiza una extraordinaria obra cinematográfica donde se ve la explotación, pero lamentablemente no se la denuncia. Un filme en el que ante nuestros ojos se ejecuta el saqueo, mas no se lo censura. Allí se ve al pueblo trabajando agotado, y ni siquiera se asoma la idea de que este mismo 419

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pueblo está descontento con las condiciones de trabajo. Se ven los rostros tristes pero no se revela la razón de esta tristeza: la llegada de una maquinaria anfibia que se traga el mar y se lleva la sal y las esperanzas. Con el paso del tiempo este proceso de calculada devastación se acentuó. En 1994 las salinas fueron entregadas por gobiernos regionales corruptos a empresas privadas codiciosas y desarraigadas, que sólo ven en la sal un producto que da utilidades; en el ambiente, un obstáculo para ser sometido bajo las fauces de su moderna tecnología; y en la gente que trabaja, a unos desnudos moradores a quienes ni siquiera vale la pena curarles las profundas grietas que dejan en su piel, el sol y los calcinantes cristales de sal. Los usurpadores no entienden que la blanca sal no es para los habitantes de la zona un simple recurso natural sujeto a la avaricia, sino el alma de un pueblo tendida al mar. Los políticos locales no comprendieron que en Araya el espíritu de cada antepasado se mece con el oleaje y se integra en el azul. De esta manera, dolorosamente, el ambiente fue vendido a cambio de unas pocas monedas de oro por unos Judas gubernamentales. Estos políticos actuaron por décadas como los corsarios que alguna vez inundaron estas playas: pretendiendo adueñarse de un botín. El resultado no podía ser más doloroso: un hábitat devastado, las salinas arruinadas, la población empobrecida, la soberanía nacional burlada. Así, la sal de la vida se convirtió en estéril mineral de muerte. Cementerio de gente y de paisaje. Sudario de explotación y de desprecio: de las personas, del ambiente, de la historia. Luego, cuando ya habían acabado con el ecosistema, las compañías privadas dijeron que estaban quebradas, que el negocio no era rentable, que debían marcharse. Reunieron a los trabajadores y les pagaron una miseria para que se convirtieran en taxistas en una tierra donde ya no hay a donde ir. Afortunadamente, el Gobierno nacional asumió la propiedad de las salinas. Ojalá que no caiga en la trampa desarrollista de medir el éxito económico por las toneladas de sal arrancadas al mar, sino que más bien consulte a los pobladores y busque soluciones que beneficien al 420

La utopía posible ecosistema y a la gente porque, como lo dice Edsijual Mirabal en un texto inédito: “En este lugar la luz es tanta y tan hermosa que los cocuyos podrían venir a recoger un poco de su brillo y transparencia para alumbrar algunos territorios en sombra. (…) En Araya, el anhelo de ver viva y productiva la Salina no se extingue. La esperanza se propaga en la deriva y en el viento. Despiertan las voces guaiqueríes, otrora comerciantes de la sal y expertos navegantes, y les susurran a los actuales pobladores la pulsión de la tierra. (…) En muchos momentos oímos expresiones como éstas: «Hay que avisarle al Comandante que La Salina está viva todavía, que la podemos salvar, que nosotros sabemos cómo hacerlo… que no cuesta casi nada»”.

Hemos visto tres ejemplos de lo que no debe ser. Estas atrocidades ocurren, cuando frente al avasallamiento no somos capaces de contraponer una estrategia de desarrollo endógeno. De allí que en la construcción de una sociedad socialista debamos partir de una concepción endógena del desarrollo, la cual, dicho en pocas palabras, se asienta en pueblos que revalorizan su historia y su realidad, que establecen que el desarrollo económico integral de una nación sólo es posible mediante el uso racional de sus propios recursos, dentro de un esquema de producción, comercialización y consumo que beneficia a sus propios habitantes y a las naciones aliadas, bajo una política que garantiza la preservación del ecosistema y la calidad de vida. 18.2. Juan Pablo Vizcardo y Guzmán, pionero de la independencia y el desarrollo endógeno Uno de los pioneros de esta concepción del “desarrollo endógeno” como base para alcanzar la independencia es el peruano Juan Pablo Vizcardo y Guzmán (1748-1798). Fue un jesuita que al ser expulsada de América esta orden religiosa, vivió en distintas partes de Europa, y desde allí fue fraguando su ideario independentista sustentado en el pleno uso y disfrute de nuestros recursos, los cuales debían ser usufructuados en provecho de los pueblos de la América española y no en beneficio de la metrópoli imperial. En Europa retorna a la vida civil, y publica su 421

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Carta a los Españoles Americanos, considerada “la primera acta de la Independencia”. Allí promueve la lucha independentista de América y la justifica con argumentos económicos, geopolíticos e ideológicos. Esta obra tuvo gran difusión gracias a Francisco de Miranda, el cual la publica en 1799 en Europa y la traduce al español en 1801. Luego la utilizó en su campaña liberadora de 1806. Es pionero en la lucha por la independencia en Suramérica. Leyendo la carta de Juan Pablo Vizcardo y Guzmán nos encontramos con originales ideas que tratan sobre diferentes aspectos que cobran hoy plena vigencia: su visión antiimperial, la noción de americanidad, el concepto de integración, su idea de la soberanía nacional y la autodeterminación de los pueblos, la defensa de los derechos humanos, la revalorización de la historia, etc.; sin embargo, sólo destacaremos en esta oportunidad su concepción de lo que hoy llamamos “desarrollo endógeno”. De no ser porque sabemos que leemos un texto escrito en el siglo XVIII creeríamos que se trata de la obra de un contestatario de la actualidad, de uno de esos muchachos que protestan contra la globalización y el control de las grandes potencias sobre las naciones del sur. Cámbiese España por cualquier metrópoli extranjera y veremos que nada ha cambiado. Pregunta: “¿…qué maravilla es pues, si con tanto oro y plata de que hemos casi saciado al universo, poseamos apenas con qué cubrir nuestra desnudez? ¿De qué sirven tantas tierras tan fértiles, si además de la falta de instrumentos necesarios para labrarlas, nos es por otra parte inútil el hacerlo más allá de nuestra propia consumación? Tantos bienes, como la naturaleza nos prodiga, son enteramente perdidos; ellos acusan la tiranía que nos impide el aprovecharlos, comunicándonos con otros pueblos”.261 “…con nuestros tesoros inmensos no hemos comprado sino miseria y esclavitud”.262

261 Rubén Vargas Ugarte S.J.: La Carta a los Españoles Americanos de Don Juan Pablo Vizcardo y Guzmán, Lima, Editorial del CIMP, Chorrillos, 1954, p. 95. 262 Ibid., p. 98.

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La utopía posible Juan Pablo Viscardo y Guzmán no se limita a hacer la crítica a un sistema imperial que nos impide nuestro desarrollo a partir de nuestros recursos y en favor del bienestar de los habitantes de nuestros pueblos, sino que, además, se plantea la lucha por invertir el proceso de explotación a que somos sometidos y a suplantarlo por la independencia y la prosperidad económicas. Exhorta a que “…bajo cualquier aspecto que sea mirada nuestra dependencia… se verá que todos nuestros deberes nos obligan a terminarla. (…) No hay ya pretexto para excusar nuestra apatía si sufrimos más largo tiempo las vejaciones; que nos destruyen; se dirá con razón que nuestra cobardía las merece. Nuestros descendientes nos llenarán de imprecaciones amargas, cuando mordiendo el freno de la esclavitud que habrán heredado, se acordaren del momento en que para ser libres no era menester sino el quererlo”.263

Tenía razón el peruano Juan Pablo Vizcardo y Guzmán: “…no hay ya pretexto para excusar nuestra apatía si sufrimos más largo tiempo las vejaciones que nos destruyen”. América Latina vive nuevamente un momento histórico en que “para ser libres no es menester sino el quererlo”. 18.3. Paraguay independiente En América Latina existen experiencias que demuestran que el desarrollo endógeno es posible. Un ejemplo de ello lo tenemos en el Paraguay del siglo XIX (1814-1865), una nación que en esa época pudo alcanzar la autarquía, la independencia económica y la prosperidad. Experiencia que fue liquidada por las potencias imperiales en alianza con obedientes cipayos latinoamericanos a través de la “Guerra de la Triple Alianza” (1864-1870). Paraguay se erguía como una excepción en América Latina: la única nación que el capital extranjero no había deformado. El gobierno de Gaspar Rodríguez de Francia (1814-1840) 263 Ibid., p. 39.

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“Había incubado, en la matriz del aislamiento, un desarrollo económico autónomo y sostenido. (…) No había grandes fortunas privadas cuando Francia murió, y Paraguay era el único país de América Latina que no tenía mendigos, hambrientos ni ladrones; los viajeros de la época encontraban allí un oasis de tranquilidad en medio de las demás comarcas convulsionadas por las guerras continuas. El agente norteamericano Hopkins informaba en 1845 a su gobierno que en Paraguay «no hay niño que no sepa leer y escribir...». Era también el único país que no vivía con la mirada clavada al otro lado del mar. El comercio exterior no constituía el eje de la vida nacional; la doctrina liberal, expresión ideológica de la articulación mundial de los mercados, carecía de respuestas para los desafíos que Paraguay, obligado a crecer hacia dentro por su aislamiento mediterráneo, se estaba planteando desde principios de siglo. Los posteriores gobiernos de Carlos Antonio López y su hijo Francisco Solano continuaron y vitalizaron la tarea. La economía estaba en pleno crecimiento”.264

18.4. Simón Rodríguez y Bolivia De igual manera, hacia el desarrollo autosostenible apuntaba el plan que Simón Rodríguez quiso poner en práctica en el Alto Perú en 1826. El propósito era crear un modelo de República fundada en patrones que hoy podríamos calificar de endógenos, y cuya influencia pretendía irradiar por toda la América. Vale la pena explicar las circunstancias específicas en que se desarrolló el proyecto. Simón Rodríguez decidió trasladarse de Europa hacia Hispanoamérica para ayudar en la reconstrucción de las nuevas naciones recién emancipadas, porque: “En la América del Sur —las Repúblicas están Establecidas, pero no Fundadas. Es un deber de todo ciudadano instruido el contribuir con sus luces a fundar el Estado, con su persona y bienes a sostenerlo”. 265

Para ello se plantea formar la mente, el espíritu y los brazos de los habitantes de América, a fin de hacerlos ciudadanos republicanos ya que 264 Eduardo Galeano: Las venas abiertas de América Latina, Siglo XXI Editores, México, 1971, p. 245. 265 Simón Rodríguez, Cartas, Universidad “Simón Rodríguez”, Caracas, 2001, p. 77.

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La utopía posible “…para hacer repúblicas es menester gente nueva; de la que se llama decente lo más que se puede conseguir es que no ofenda”.266

Hay que destacar que Simón Rodríguez vivía con relativa holgura en Europa, donde residía desde hacía más de veinte años. Hablaba varios idiomas, era conocido entre los círculos de pensadores y activistas políticos, varios de ellos socialistas, con quienes alternaba y, además, contaba con cierto patrimonio producto de su iniciativa y trabajo. “Yo he sido el único americano del sur que haya ido a Europa no con el fin de derrochar fortuna, sino con el de adquirirla”. 267

De modo que Simón Rodríguez vino a América no por necesidad financiera, ni porque no se hubiese adaptado a la vida en el Viejo Continente, ni porque añoraba el clima tropical. Simón Rodríguez dejó en Europa una vida de relativa comodidad para incorporarse al proyecto independentista como formador de conciencias y creador de repúblicas. Conocía de primera mano las propuestas pedagógicas, políticas y económicas más avanzadas de entonces, muchas de las cuales incorporaban precisamente lo que ahora llamamos “desarrollo endógeno”. Llegó a Bogotá en 1823. Espera durante año y medio para reunirse con Bolívar. Aunque no pierde tiempo. Emprende la labor de organizar una “Escuela Industrial Pública de Artes y Oficios” en la que se formaba a los muchachos y muchachas humildes en y para el trabajo, en y para la ciudadanía. En el proyecto invierte todo su dinero: los 64.000 duros que ha traído de Europa. Se queda sin recursos económicos y a partir de entonces depende exclusivamente del respaldo que le brinden a su proyecto. Cuando finalmente se encuentra con Bolívar, en enero de 1825, deciden llevar a cabo el plan que ambos fraguaron y estimaban prioritario en tiempos de paz: una república endógena cimentada en la educación 266 Ibid, p.153. 267 Guillermo Briceño Porras: El Extraordinario Simón Rodríguez, Fondo Editorial IPASME, Caracas, 2005, p. 29.

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popular, la cual consiste en la formación de una conciencia ciudadana aunada a la ejecución de un trabajo útil fundado en relaciones de cooperación y no de sometimiento, para de este modo establecer una nueva república con un fuerte contenido social. El lugar donde se iniciaría el plan sería el Alto Perú. Allí se realizaría el primer ensayo, una República modelo, que luego se multiplicaría por toda la América meridional. Para ello Bolívar lo nombra Director de Educación, Beneficencia y Economía. “Yo era el brazo derecho del gobierno —dice Rodríguez—. Yo me había ofrecido a concurrir con mis conocimientos y con mi persona a la creación de un Estado. Estaba allí, por hacer un gran favor al país dirigiendo su economía”.268

Simón Rodríguez trabaja tenazmente fundando escuelas en los pueblos por donde pasa junto con Bolívar. Esas instituciones educativas eran verdaderos centros de gestión endógena. Se estaban echando las bases de una sociedad justa, socavando la inicua sociedad segregacionista existente. Dice él: “No se niega que algunos habrían perdido en la mudanza. Los burros, los bueyes, las ovejas y las gallinas pertenecerían a sus dueños —de la GENTE NUEVA no se sacarían pongos para las cocinas, ni cholas para llevar la alfombra detrás de las señoras— al entrar a las ciudades no se dejarían agarrar por el pescuezo (a falta de camisa) para ir por orden de los asistentes a limpiar las caballerizas de los oficiales, ni a barrer las plazas, ni a matar perros aunque fuesen artesanos— los caballeros de las ciudades no encargarían indiecitos a los curas, y , como no vendrían, los arrieros no los venderían en el camino… lo demás lo saben los hacendados”.269

Bolívar debe continuar en campaña. Se traslada a Lima, pero le encomienda a Simón Rodríguez llevar a cabo el proyecto acordado. Rodríguez asume el reto. Acepta quedarse solo en Bolivia para cumplir su tarea. Sólo pide una cosa: 268 Simón Rodríguez: Cartas…cit., pp. 62 y 63 y “154” “136”. 269 Simón Rodríguez: Sociedades Americanas, Biblioteca Ayacucho, Caracas, 1990, p. 323.

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La utopía posible “DÉNSEME MUCHACHOS POBRES o dénseme los que los

hacendados declaran libres al nacer o no pueden enseñar o abandonan por rudos, o porque ya están grandes; o dénseme los que la Inclusa [casa de expósitos] bota porque no pueden mantenerlos o porque son hijos ilegítimos”.

Los intrigantes que defendían los intereses de los privilegiados y la falta de visión de quienes debían respaldarlo, se encargaron de echar por tierra un riguroso programa de desarrollo endógeno orientado hacia la creación de un nuevo tipo de sociedad. De haberse consumado: “El Alto Perú sería hoy un ejemplo para la América meridional: allí se verían las cosas verdaderamente nuevas: 1. Un fondo aplicado a lo que todos llaman OBRAS DE BENEFICENCIA… aumentando en lugar de disminuir. 2. Un bajo pueblo, condenado (como en todas partes) a la miseria y propenso al desorden…convertido en GENTE DECENTE. 3. Una milicia compuesta de 12.000 jóvenes (por lo menos) sin costar un centavo al erario…armada y pertrechada con el trabajo de sus manos y pagando una contribución personal al Estado, en lugar de cobrarle sueldo. 4. En los 4 años que han corrido desde enero del 26, en que se dio principio al establecimiento en Chuquisaca, habría (a lo menos) 25.000 personas ocupadas (con propiedad, por consiguiente) —instruidas en sus deberes morales y sociales (por consiguiente republicanas y adictas al gobierno)—, los campos estarían cultivados y los labradores tendrían casas bien construidas, amobladas y limpias —estarían decentemente vestidos— se divertirían con moderación y entenderían de sociedad… en una palabra, serían CIUDADANOS. (…) No habría amos, porque no habría ESCLAVOS —ni TÍTERES, porque no habría quien los hiciese BAILAR—ni guerras porque no habría a quien arrear al matadero (…). LOS AMERICANOS estarían viendo el suelo que pisan, no mirando las estrellas (…). Buscando su vida en el trabajo, no rezando el padre nuestro, para pedir qué almorzar; contando con lo que tienen, no con lo que les promete el que no tiene qué dar”. 270 270 Simón Rodríguez: Cartas…cit., pp. 72-73.

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La oportunidad había sido boicoteada. Pero allí están los escritos de Simón Rodríguez para orientarnos en la ejecución de los proyectos endógenos que en el pasado fueron pisoteados. Es necesario que los pueblos conozcan la obra de este hombre extraordinario, cuyo legado no se circunscribe al ámbito pedagógico como algunos han querido hacer ver, sino que como político integral se planteó hacer de la concientización y el trabajo liberador, las palancas fundamentales para organizar repúblicas con vocación endógena, impregnadas de un fuerte contenido social. 18.5. José Martí y Cecilio Acosta, hermanados en un mismo ideal El líder José Martí y el escritor Cecilio Acosta eran amigos. Cuando el cubano estuvo en Venezuela, durante el primer semestre de 1881, visitó al venezolano en su “casita blanca”, allá por los altos mirandinos. Pasaron horas hablando de literatura, de política, de América. Los unía su pasión por los pobres de la tierra por quienes ambos “su suerte echaron”. Pero su interés en los más necesitados no era simplemente intelectual. No se conformaban con su situación y, al igual que Simón Rodríguez, expusieron proyectos para que éstos, apoyándose en nuestros propios recursos naturales, salieran de la pobreza y forjaran la prosperidad integral y la plena independencia del país. La solución que los dos amigos daban al problema era la misma: el desarrollo endógeno, fundado en el trabajo, con todos y para el bien de todos. Las ideas de José Martí al respecto están expuestas en una variedad de artículos de prensa, escritos en diversos momentos de su vida. En uno de ellos, titulado “Una Escuela de Artes y Oficios en Honduras”, escrito en junio de 1884, plantea: “Allí, como en todas partes, el problema está en sembrar. La Escuela de Artes y Oficios es invención muy buena (…). Una semilla que se siembra no es sólo la semilla de una planta, sino la semilla de la dignidad. La independencia de los pueblos y su buen gobierno vienen sólo cuando sus habitantes deben su subsistencia a un trabajo que no está a la merced de un regalador de puestos públicos. La gente de peso

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La utopía posible y previsión de esos países nuestros ha de trabajar sin descanso por el establecimiento inmediato de estaciones prácticas de agricultura y de un cuerpo de maestros viajeros que vayan por los campos enseñando a los labriegos y aldeanos las cosas de alma, gobierno y tierra que necesitan saber”.

Para sorpresa de muchos de nosotros, Martí insiste en el cultivo y comercialización de un producto que consideraba el mejor del mundo para su época: ¡el té de Bogotá! Por si acaso hay algún descreído que pudiera pensar que este gran hombre solo se ocupaba de temas políticos generales, nos vemos obligados a citarlo cuando habla de nuestras ventajas naturales, defiende soluciones concretas e impulsa eso que hoy llamamos desarrollo endógeno. Martí decía: “Una de las más notables riquezas naturales de América es el té bogotano. (…) El té de Bogotá se usa apenas se cosecha; y aun así nutre y combate con éxito la clorosis y la anemia, y no hay tónico ni substancias purgantes que en sus efectos generales le aventaje.(…) De modo que resulta que no sólo es el té de Bogotá un té agradable y sano, sino que no lo hay mejor: pues entre los mismos de Asia, sólo el té imperial, reservado a emperadores y mandarines, tiene las condiciones que el té común de Bogotá posee. Corren a veces por nuestros campos los partidarios de este o de aquel presidente: ¡qué bueno fuera que se levantara en la tierra de Colombia un bando de partidarios del té de Bogotá!”.271

Así va Martí por toda América, como quien conduce a toda velocidad un potro que ha de llevar noticias de esperanza a nuestros pueblos. Para que nadie decaiga y tengamos fe en nosotros mismos. No se cansa, siempre está —este hombre hecho como de rayos, este hombre que en nuestras tierras siempre avizora prosperidad— impulsando, difundiendo, hablando de nuestras posibilidades como naciones y como pueblos. No hay lugar de América donde no vislumbre un brote de optimismo, no hay rincón donde no vea un destello de luz, y en cada explotado que encuentra anuncia un ser libre. Este americano que protesta porque “las maravillas ajenas cantamos, como si no las tuviéramos propias”. 271 José Martí: La América. Nueva York, abril, 1884.

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Los mismos principios de independencia y desarrollo fueron enarbolados por su amigo Cecilio Acosta, ése que decía: “con vosotros hablo, apóstoles de una religión que ya no existe, hombres que pretendéis detener a gritos el torrente que salva la montaña”. En efecto, Cecilio Acosta insistía en su obra Cosas sabidas y Cosas por saberse, escrita en 1856: “El taller es hoy el palacio del ciudadano. (…) La agricultura que da granos y materias primas, el comercio que las transporta, la mano de obra y las fábricas, que les labran y les hacen formas y tamaño, son ramos todos tributarios del taller, adonde llevan sus aguas como al mar. Allí están las creaciones de la inventiva, y los frutos del sudor. (…) La vida es obra, y los pueblos que más obren, serán los más civilizados. La acción debe ser varia para que sea abundante, cooperativa para que sea eficaz, ilustrada para que sea provechosa.(…) En la sociedad no importa tanto el número que se cuenta, cuanto el número que tiene la capacidad y los medios para el trabajo. Quien sabe, puede, quien puede, produce; y si la cosecha es más rica conforme el saber más se difunda (…) Así el país prospera, la riqueza abunda, la enseñanza se hace práctica”.

De un modo lapidario exigía: “Enséñese lo que se entienda, enséñese lo que sea útil, enséñese a todos; y eso es todo”. Éstos eran los postulados que unían a Cecilio Acosta y a José Martí. Éstos son los principios que han de unir a los individuos de toda América que quieren construir naciones dignas e independientes, para que no haya más países esclavos y atrasados, para que no haya más pobreza. 18.6. Algunas experiencias recientes En América Latina ha llegado la hora de poner en práctica los principios del desarrollo endógeno que intentamos impulsar en el pasado y que los oligarcas cipayos y los imperialismos voraces han enfrentado. En la actualidad, se diseñan y ejecutan proyectos endógenos en las naciones cuyos gobiernos se han planteado romper con la dependencia y el atraso que genera el circuito de producción, distribución y consumo capitalistas. Hacia allá deben apuntar nuestros planes de soberanía 430

La utopía posible económica, política y cultural. En Bolivia, por ejemplo, se creó la Universidad Indígena “Tupaj Katari”, cuya misión es impulsar: “…la Educación Superior para todos los comunarios y no comunarios en el Modelo de Ayllu, cuyos principios ideológicos son la liberación, organización política comunal, la producción comunal, la revalorización de nuestra identidad cultural, la solidaridad y reciprocidad andinas. Principios que deben incorporarse al currículo académico mediante la investigación de la problemática nacional socio-económico-ecológicopolítica.(…) Logramos el desarrollo integral (económico-sociopolítico-ecológico-sustentable) de nuestras comunidades, generando recursos económicos. Nuestras cooperativas experimentales son industrias y empresas altamente rentables. Se frena la migración del campo a la ciudad con el fenómeno inverso. El campo ofrece fuentes de empleo con calidad de vida. Nuestros hijos jóvenes se quedan en las comunidades. Amawt’as, padres, madres e hijos construimos juntos la profesionalización de todos los comunarios de las naciones originarias. Nuestras Universidades instaladas en toda la nación son polos de desarrollo en base a la industrialización de los recursos naturales de cada zona ecológica originando el crecimiento económico a gran escala. Nuestras Universidades forman un Sistema de Universidades a nivel nacional”.272

En Venezuela, se han diseñado planes de desarrollo endógeno. Es el momento de recoger sus aportes. Recientemente un grupo de maravillosos pioneros dirigido por un viejo rebelde llamado Carlos Lanz ha emprendido la puesta en práctica de un proyecto agroecológico de soberanía y seguridad alimentaria denominado “Manos a la Siembra”. Docentes, campesinos, estudiantes andan por todo el país facilitando talleres, creando conciencia, cuidando el ambiente, haciendo semilleros autóctonos, construyendo adobes, rescatando sabores, recreando la sabiduría popular, elaborando abono orgánico y biofertilizantes, evitando las plagas y las enfermedades de las plantas, practicando el reciclaje, enfrentando la agroindustria antinacional y el monopolio en la cadena de transformación y distribución de alimentos, combatiendo la imposición de patrones de consumo ajenos a nuestra realidad, atacando el plan de desabastecimiento orquestado por sectores de la oposición 272 http://www.katari.org/universidad-indigena-tupak-katari/

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al Gobierno bolivariano, impulsando la “Ciencia con Conciencia, la Tecnología con Pertinencia”, fomentando los Núcleos Endógenos de Desarrollo Agrario Sustentable (NEDAS). Iniciativas como las mencionadas son indispensables para alcanzar el desarrollo integral de nuestras naciones. Sin desarrollo endógeno no habrá autodeterminación de los pueblos ni socialismo. Sin socialismo no habrá desarrollo endógeno. El bienestar de las comunidades, la riqueza integral de nuestros países, la soberanía nacional, la preservación de la cultura autóctona y la felicidad de nuestra gente dependen, en buena medida, de que ello se haga realidad.

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La utopía posible

19. La conciencia y la cultura de la paz “En política, quien no olvida, no vence, quien no perdona, no triunfa. Flojos ya y sin fuerza los resortes de los partidos, amellados los filos de los odios, sin crédito los apellidos de bando, diezmadas las poblaciones por la guerra, cansados los ánimos, yo no veo más que un pensamiento común: el pensamiento de la paz”. Cecilio Acosta “Una vez en ese pueblo se declaró la guerra mundial, y viendo un general el hermoso caballo que comía jardines, se montó en él y se lo llevó para esa guerra mundial que había ahí, diciéndole: mira caballo, déjate de jardines y de maricadas de ésas y ponte al servicio de tal y cual cosa, que yo voy a defender los principios y tal, y las instituciones y tal, y el legado de yo no sé quién, y bueno, caballo, todas esas lavativas que tú sabes que uno defiende”. Aquiles Nazoa “La paz no es solamente la ausencia de la guerra; mientras haya pobreza, racismo, discriminación y exclusión difícilmente podremos alcanzar un mundo de paz”. Rigoberta Menchú

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19.1. La paz: condición y camino únicos para el adelanto de los pueblos La conciencia y la cultura de la paz son principios fundamentales en la nueva sociedad socialista. Una visión del cosmos que implica respetar el todo y no lesionar a nadie. Esa conciencia nace de una compenetración del individuo consigo mismo, con la vida de todos los seres y con el universo. Por ello, la paz es la condición esencial para que prospere la vida, se difundan las distintas formas culturales, se desarrollen la ciencia y las tecnologías humanistas, y se conserve el equilibrio ecológico. Como enfatizaba Bolívar: “De la paz se pueden esperar todos los bienes y de la guerra nada más que desastres”. También Sucre insistía: “La guerra siempre es un mal. Nuestra América necesita la paz, y yo soy de la opinión de buscarla a toda diligencia”. Y Cecilio Acosta enfatizaba: “La paz, la ves. Éste es uno de aquellos beneficios que no forman algazara, que de ordinario no se aprecian, sino que más bien se malbaratan, y la única condición y el único camino para el adelanto de los pueblos. Ella es la que acerca y adoctrina a los hombres, la que los atrae y liga por el comercio, la que los une y hace amigos en los mercados, la que uniforma los intereses por el espíritu de asociación, que nace luego del tráfico, la que hace florecer las artes e industrias, primera causa de apego al suelo y fundamento de amor patrio, la que preside a las deliberaciones comunes, la que hace conocer y satisface las necesidades colectivas”.273

Sólo la paz es garantía de vida y prosperidad. La paz interior, individual, que aporta serenidad, autoconocimiento, evolución espiritual, bienestar personal, templanza. Y la paz social, colectiva, que propicia la armónica convivencia con los seres humanos, la naturaleza y el cosmos. Esa conciencia de paz germina en el fuero interno de cada persona y se proyecta hacia la sociedad y los ecosistemas. Es una actitud ante la vida. Por eso Gandhi afirmaba: “En los caminos hacia la paz, la paz es el camino”. 273 Cecilio Acosta: Cosas sabidas y cosas por saberse.

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La utopía posible La violencia, en sus distintas manifestaciones, forma parte de la dinámica de las sociedades fundadas en la explotación. Engendra sufrimiento, exterminio, devastación. Por ello, el analista inglés Ernst Friedrich Schumacher (1911-1977) afirmaba: “…es doblemente quimérico el construir la paz sobre fundamentos económicos que, al mismo tiempo, descansan sobre el fomento sistemático de la codicia y la envidia, fuerzas que verdaderamente sumergen al hombre en un estado de conflicto (…). Tal vida necesariamente enfrenta al hombre con su prójimo y a las naciones entre sí, porque las necesidades del hombre son infinitas y la infinitud puede ser alcanzada sólo en el reino de lo espiritual”. 274

El capitalismo es una forma de violencia llevada a su máxima expresión. Ha sido, en toda la historia de la humanidad, la principal fuente de destrucción de la vida en el planeta. El ansia de poder, posesión y lucro motivan sus acciones. Es insensible e intolerante. Genocida, etnocida y ecocida. Desprecia cualquier forma de vida. Extermina la diversidad cultural. Sus guerras imperialistas causan muertes, enfermedades, desolación a millones de seres humanos. Su modelo de acumulación de riquezas ha diezmado flora, fauna y recursos. Ha alterado el equilibrio del planeta causando el agrietamiento de la capa de ozono, desertización, inundaciones, sequías, tormentas, olas de frío o de calor, epidemias y disminución del agua potable. En fin, el capitalismo ha puesto en peligro el planeta Tierra. Las posibilidades de subsistencia del ser humano. Las condiciones para la vida misma. Ha envilecido el alma de las personas. Es el mensajero de la violencia y la muerte. Presagia tristeza y miedo. En su discurso “Salvemos al planeta del capitalismo”, nos dice el camarada Evo Morales: “La competencia y la sed de ganancia sin límites del sistema capitalista están destrozando el planeta. Para el capitalismo no somos seres humanos sino consumidores. Para el capitalismo no existe la Madre Tierra sino las materias primas. El capitalismo es la fuente de las asimetrías y desequilibrios en el mundo. Genera lujo, ostentación y derroche para unos pocos mientras millones mueren de hambre en el 274 Ernst Friedrich Schumacher: Lo pequeño es hermoso, Ediciones Orbis, Barcelona, 1983, p. 39.

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mundo. En manos del capitalismo todo se convierte en mercancía: el agua, la tierra, el genoma humano, las culturas ancestrales, la justicia, la ética, la muerte... la vida misma. Todo, absolutamente todo, se vende y se compra en el capitalismo. Y hasta el propio “cambio climático” se ha convertido en un negocio (…). Mientras no cambiemos el sistema capitalista por un sistema basado en la complementariedad, la solidaridad y la armonía entre los pueblos y la naturaleza, las medidas que adoptemos serán paliativos que tendrán un carácter limitado y precario. Para nosotros, lo que ha fracasado es el modelo del “vivir mejor”, del desarrollo ilimitado, de la industrialización sin fronteras, de la modernidad que desprecia la historia, de la acumulación creciente a costa del otro y de la naturaleza. Por eso propugnamos el “Vivir Bien”, en armonía con los otros seres humanos y con nuestra Madre Tierra (…). La humanidad es capaz de salvar al planeta si recupera los principios de la solidaridad, la complementariedad y la armonía con la naturaleza, en contraposición al imperio de la competencia, la ganancia y el consumismo de los recursos naturales”.275

Los socialistas somos portavoces de esa conciencia espiritual, de esa cultura de la paz. Construiremos una sociedad basada en la no violencia. Para nosotros, como escribió Víctor Hugo: “Toda guerra entre hombres es una guerra entre hermanos; la única distinción que puede hacerse es la de guerra justa y guerra injusta”. En efecto, no somos apologistas de la violencia o la guerra en ninguna de sus manifestaciones, salvo de la guerra popular revolucionaria en defensa de los pueblos y de la soberanía nacional, como fue el caso de Vietnam en el sudeste asiático, y de las naciones y pueblos suramericanos y caribeños en su lucha contra los colonialismos europeos y el imperialismo estadounidense. O la experiencia de los indígenas y campesinos mexicanos de Chiapas quienes, en respuesta a la entrada en vigencia —a partir de enero de 1994— del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, fundan el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), “un ejército conformado por hombres y mujeres que se hicieron soldados para que un día, no muy lejano, ya no sean necesarios los soldados”. 275 http://latinoamericana.org/2010/info/docs/MoralesSalvemosAlPlaneta.pdf

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La utopía posible Esa misma dialéctica que mostró el revolucionario venezolano Argimiro Gabaldón, quien como muchos otros se vio obligado a tomar las armas para defender los ideales de igualdad y justicia. Decía: “No soy un guerrero, nunca lo había pensado ser, amo la vida tranquila; pero si mi pueblo y mi patria necesitan guerreros, yo seré uno de ellos, y este pueblo nuestro los ha parido por millones cuando los ha necesitado”.

El socialismo humanista latinoamericano del nuevo siglo preconiza la cultura de la paz y la vida, en oposición a la praxis capitalista de la violencia y la muerte. Hemos aprendido de la gran marxista Rosa Luxemburgo (1870-1919) quien a comienzo del siglo XX presagiaba: “…la alternativa es Socialismo o Barbarie. Estamos situados hoy ante esta elección: o bien el triunfo del imperialismo y decadencia de toda civilización como en la Roma antigua, la despoblación, desolación, la tendencia a la degeneración, un enorme cementerio; o bien la victoria del socialismo”.

El modo de producción capitalista está llevando al mundo y a la humanidad a su extinción. Lo acompaña la sombra de la angustia y la muerte. El filósofo y ecólogo brasileño Leonardo Boff (n.1938) en el artículo titulado “¿Cuál será el futuro de nuestros nietos?” (28-082009), alerta: “Los pronósticos de los especialistas más serios son amenazantes. Hay una fecha fatídica o mágica de la que hablan siempre: el año 2025. Casi todos afirman que si ahora no hacemos nada o no hacemos lo suficiente, la catástrofe ecológico-humanitaria será inevitable. (…) Millones de personas están condenadas a ser desempleados estructurales; es decir, que no volverán a ingresar en el mercado de trabajo, ni siquiera quedarán como ejército de reserva del proceso productivo. Simplemente son prescindibles. ¿Qué significa quedar desempleado permanentemente sino una muerte lenta y una desintegración profunda del sentido de la vida? Añádase además que hasta esa fecha fatídica están pronosticados de 150 a 200 millones de refugiados climáticos.

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El informe hecho por 2.700 científicos «State of the Future 2009» (O Globo de 14.07/09) dice enfáticamente que debido principalmente al calentamiento global, hacia 2025, cerca de tres mil millones de personas no tendrán acceso a agua potable. ¿Qué quiere decir eso? Sencillamente, que esos miles de millones, si no son socorridos, podrán morir de sed, deshidratación y otras enfermedades. El informe dice más: la mitad de la población mundial estará envuelta en convulsiones sociales a causa de la crisis socio-ecológica mundial. Paul Krugman, Premio Nobel de Economía de 2008, escribió recientemente: «Si el consenso de los especialistas económicos es pésimo, el consenso de los especialistas del cambio climático es terrible» (JB 14/07/09). Y comenta: «Si actuamos como hemos venido haciéndolo, no el peor escenario, sino el más probable será la elevación de las temperaturas que van a destruir la vida tal como la conocemos»”. 19.2. A problemas graves, soluciones sencillas A veces, al lado de las soluciones estructurales hay que incorporar pequeños remedios que enlazados entre sí producen grandes cambios. “Sabemos —dice Fidel Castro en sus Reflexiones del 2007— que la mayoría de las guerras en las últimas décadas tienen como factor central el control de fuentes de energía. El consumo de energía es garantizado a sectores privilegiados (…). El papel de los países periféricos es producir energía barata para los países ricos centrales, lo que representa una nueva fase de colonización. (…). Lo peor puede estar por venir: una nueva guerra para asegurar los suministros de gas y petróleo, que coloque la especie humana al borde del holocausto total”. 276

Fidel propone una sencilla manera de ahorrar inversión y energía, con lo cual se atenúa la voracidad energética que genera tantas guerras: “Todos los países del mundo, ricos y pobres, sin excepción alguna, podrían ahorrarse millones de millones de dólares en inversión y combustible simplemente cambiando todos los bombillos incandescentes por bombillos fluorescentes (…). Hemos 276 http://www.cuba.cu/gobierno/reflexiones/reflexiones.html

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La utopía posible suministrado datos sobre el ahorro que significa la simple sustitución de bombillos incandescentes por bombillos fluorescentes a partir de cálculos aproximados. Son cifras seguidas por 11 y 12 ceros. La primera se corresponde con cientos de miles de millones de dólares en ahorro de combustible cada año, y la segunda con millones de millones de dólares en la inversión necesaria para producir esa electricidad simplemente cambiando bombillos, lo que significa menos del 10 por ciento del conjunto de gastos y considerable ahorro de tiempo. Lo que se impone de inmediato es una revolución energética que consiste no sólo en la sustitución de todas las luminarias incandescentes, sino también en el reciclaje masivo de todos los equipos domésticos, comerciales, industriales, transporte y de uso social, que con las tecnologías anteriores requieren dos y tres veces más energía. Todo esto unido a la producción creciente de gas, que ya purificado se convierte en una fuente inestimable de electricidad sin afectar el medio ambiente y aporta cientos de millones de dólares cada año”.277

Fidel nos invita a construir una cultura de la paz que suplante la civilización del despilfarro, el terror y la muerte. Nos dice: “Si los esfuerzos que hoy Cuba realiza los llevaran a cabo todos los demás países del mundo, ocurriría lo siguiente: 1º Las reservas probadas y probables de hidrocarburos durarían el doble. 2º Los elementos contaminantes que hoy lanzan éstos a la atmósfera se reducirían a la mitad. 3º La economía mundial recibiría un respiro, ya que un enorme volumen de medios de transporte y equipos eléctricos deben ser reciclados. 4º Una moratoria de 15 años sin iniciar la construcción de nuevas plantas electronucleares podría ser proclamada”.278

Manifiesta que se debe invertir en la paz generadora de vida, y no en la guerra productora de muerte. Cuando Gran Bretaña construyó un moderno submarino nuclear a un costo astronómico, el líder cubano señaló: “Lo que más asombra es que con tal suma se podrían formar 75.000 médicos y atender 150  millones de personas (…). Si se desea, podrían 277 Idem. 278 Idem.

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construirse 3.000 policlínicos sofisticadamente equipados, diez veces los que posee nuestro país”.

Una propuesta factible de protección del planeta nos formula, también, Rafael Correa en la V Cumbre de las Américas (abril del 2009). Nos hace el siguiente razonamiento: “Si yo tengo que comprar un tractor y necesito un tractor de Estados Unidos, yo tengo que pagar, dar una cantidad de dinero de la producción de mi país para adquirir ese tractor; pero si Estados Unidos, el más grande contaminador del Planeta, quiere respirar el aire puro de la Cuenca Amazónica, no tiene que darnos absolutamente nada. Esa lógica, perversa, individualista, egoísta, tiene que cambiar por una lógica de justicia, y ya hay propuestas concretas”.279

La oferta consiste en sacrificar parte de los ingresos que la nación ecuatoriana obtendría por concepto de comercialización de hidrocarburos, a cambio del pago de unas bonificaciones como retribución por la ayuda en el proceso de descontaminación del planeta. “Nosotros hemos presentado al Planeta entero, la alternativa de dejar en el subsuelo las más grandes reservas o una de las más grandes reservas de petróleo en nuestro país, cerca de 900 millones de barriles, petróleo que se necesita para el desarrollo del país. Pero pedimos que se compense por ese gran sacrificio que hace el país, al menos con la mitad del ingreso al que estamos renunciando. Y para ello, hemos girado certificados de garantía del Yasuní, que así se llama el Parque Nacional, donde están nuestras reservas petroleras.  Nos comprometemos, ante los que compren esos certificados, a dejar ese petróleo en el subsuelo; eso evitaría enviar a la atmósfera 410 millones de toneladas de carbón. Ya hay una propuesta concreta, que contribuye a evitar el calentamiento global, pero contribuye a muchas otras cosas, a romper esta lógica económica individualista, por ir a una lógica económica de justicia, compensando la generación de valor, no sólo la generación de mercancías y permitiendo a nuestros países transitar de una economía primaria extractiva, a economía generadora de servicio”.280

279 http.discurso-de-rafael-correa-durante-v-cumbre-delaamericas&Itemid=13 280 Idem.

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La utopía posible 19.3. Socialismo o Barbarie En ese sentido, hay que tener presente las ideas ecologistas y conservacionistas de Simón Bolívar, el cual promulgó y puso en práctica una serie de decretos para proteger la flora, la fauna, la tierra, los ríos y la vida del ser humano. Entre estas medidas están el decreto de Chuquisaca, fechado el 19 de diciembre de 1825 y el de Guayaquil del 31 de julio de 1829, entre otros. El propósito fundamental era el desarrollo endógeno y la soberanía económica como condiciones para la conquista de la paz integral. De acuerdo al naturalista venezolano Francisco Tamayo (1902-1985), los principios ecológicos básicos, implícitos en los decretos de Bolívar, son los siguientes: “a. No se debe actuar contra la naturaleza porque ella es matriz, sustancia y mantenimiento de la vida. b. El hombre, para sobrevivir, debe estudiar la naturaleza, conocer su estructura y funcionamiento, tanto físico-químico, como biológico. c. Ese conocimiento le permitirá a los seres humanos, encontrar formas de acomodación compatibles con la subsistencia del hombre y el mantenimiento de los recursos. d. Los recursos naturales renovables poseen una cierta capacidad de regeneración, de mantenimiento, que no debe sobrepasarse; por el contrario, debe aumentarse el nivel de producción, reforzando los elementos en que fallare o que aminoraren al tomar la cosecha. e. Hay una relación mutua, de interdependencia, de causa y efecto, de asociación, de sucesión, entre los recursos naturales y el hombre como usufructuario supremo. f. La especie humana, dependiente y beneficiaria como lo es de los recursos naturales, debe, como norma de prudente y de precavida administración, ser cauta en el uso de tales dones. g. Estos dones, por sobre todos los títulos, constituyen un patrimonio de la humanidad, de ahora y de siempre. (Julio de 1983)”.

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También el aporte de la cosmovisión de los pueblos indígenas originarios es fundamental para revisar y replantearse la relación de la humanidad con el ambiente. La Revolución Boliviana, dirigida por Evo Morales, rescata el principio Suma Qamaña o Bien Vivir, que consiste en el respeto a nuestra biosfera; en preservar el bienestar y el equilibrio, para que todos los seres vivos, hijas e hijos de la Pachamama o madre tierra, sean útiles y felices. Este principio, nos ayuda a plantear un desarrollo integral, que no se limita al desarrollo económico, sino que también es social y ambiental. Un desarrollo donde los hombres practican la reciprocidad (el ayni) y el respeto en su relación con el mundo que nos rodea; sobre todo con la Pachamama, vientre donde todos vivimos y al cual estamos unidos por un frágil cordón umbilical. El filósofo boliviano Fernando Huanacuni Mamani lo expresa en estas palabras: “El principio de Occidente busca dominar la naturaleza, pero desde el principio [indígena] originario no se busca dominar nada (…) tampoco cabe el concepto de explotación de nada ni de nadie, porque nada ni nadie es útil sólo para uno, ni el propósito de las demás formas de existencia es solo el beneficio del ser humano (…). El horizonte de toda relación complementaria es Vivir Bien, cuidando y respetando toda forma de existencia; cuidando y respetando la vida (…). Cuando se quiebra la armonía y el equilibrio del Ser Humano con la madre Tierra, surge también la violencia”. 281

Ahora más que nunca, en este momento de la historia, la disyuntiva es: Socialismo o Capitalismo. Que es lo mismo que decir: Paz o violencia, Vida o capitalismo, Socialismo o muerte. Definitivamente, el socialismo simboliza la cultura de la paz y la vida, en contraposición al capitalismo, encarnación de la violencia y la muerte. Y en la actualidad, cuando experimentamos una profunda crisis financiera y económica mundiales, la alternativa debe ser estructural y planetaria. En América Latina la situación es especialmente angustiante. 281 Fernando Huanacuni Mamani: Vivir bien, Buen vivir (Filosofía política, estrategias y experiencias regionales), Convenio “Andrés Bello”, La Paz, pp. 53-56.

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La utopía posible El capitalismo ha depredado el ambiente para extraer recursos de las naciones pobres, donde la legislación lo permite. Nuestro papel es producir energía barata para las naciones del llamado Primer Mundo. Ahora van por el Amazonas, pulmón e hidrante de todo el planeta. Desde allí, según Leonardo Boff, se escuchan los gritos de la humanidad: “El grito de los pueblos originarios, obligados a trasladarse y a perder sus tierras, tradiciones y culturas; el grito de la tierra, apropiada ilegalmente y devastada por la ganancia de lucro; el grito de las aguas, muchas de ellas contaminadas por el mercurio de la minería a cielo abierto, matando peces y privando de su subsistencia a los ribereños; el grito de las selvas derribadas. Para ellos estaba claro que el problema no es el suelo que es pobre, sino lo que está encima, como las plantas, los animales, los millares de insectos, en fin, la biodiversidad. La misión de la Amazonia no es ser tierra para soja, caña de azúcar o ganado, sino mantenerse en pie a fin de garantizar el equilibrio de los climas mundiales, asegurar la humedad a regiones lejanas alcanzadas por los “ríos voladores” que salen de las selvas, pues cada árbol grande lanza a la atmósfera cerca de 300 litros de agua en forma de humedad al día. El grito de las ciudades, el 40% sin agua corriente y el 80% sin alcantarillado”.282

19.4. ¡Viva la vida! En América Latina, como en los otros países del llamado Tercer Mundo debemos, además, estar alerta contra los “perros de la guerra” que azuzan a los diferentes gobiernos para que entren en conflictos bélicos que separan aún más a nuestros pueblos. A los intereses de las respectivas oligarquías o de los imperios en hacer la guerra, oponemos las banderas de la paz. Somos un mismo pueblo hermano repartido en distintas naciones. Concretamente, ha habido interés en que los pueblos de Venezuela y Colombia se enfrenten militarmente. Pero en nuestra memoria esencial guardamos el recuerdo de que juntos formamos la Gran Colombia. Juntos liberamos el continente entero. La sangre de los colombianos Atanasio Girardot y de Antonio Ricaurte quedó regada en Venezuela. A tierra colombiana hemos ido los venezolanos a refugiarnos contra las tiranías 282 http://servicioskoinonia.org/boff/articulo.php?num=341.

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y las pseudo democracias; a nuestro suelo han venido los colombianos huyendo de dictaduras y gobiernos que violan los derechos humanos, y del conflicto armado que lleva más de medio siglo en el hermano país. En una ocasión, cuando se hablaba de una posible guerra entre las dos naciones, el colombiano Gabriel García Márquez y el venezolano Miguel Otero Silva acordaron tomar cada uno la plaza Bolívar de la capital de su país respectivo y enarbolar una pancarta que dijera “Viva Venezuela”, la que portara el colombiano García Márquez, y “Viva Colombia” la que levantara el venezolano Miguel Otero. Igualmente el cantor Alí Primera compuso una canción, La guerra del petróleo, en que se dice: “Ven, amigo colombiano vamos juntos a cantar por segunda independencia vamos juntos a luchar. El Orinoco y el Magdalena se abrazarán entre canciones de selva y tus niños y mis niños le cantarán a la paz”.

El nuevo socialismo ha de construirse sobre la base de un modelo social que promueva la paz desde la perspectiva de la vida. Paz en relación con el todo: la persona individual y en su interacción con otras. Paz entre los países y gobiernos entre sí. Relaciones de armonía de los seres humanos con los distintos ecosistemas. Concordia entre las diferentes culturas. Esta paz se fundamenta en el humanismo, la tolerancia, la cooperación, la solidaridad, la justicia, el desarrollo sostenible, la conservación del ambiente, el respeto por el otro, el disfrute de la coexistencia; en fin, en el amor por la vida en su infinita diversidad, y en la convicción de que sólo quienes cultivan la alegría de vivir pueden construir la felicidad propia y la de los demás. La confrontación entre la vida y la muerte, entre y la paz y la violencia es una constante en la historia de la humanidad sometida a la lucha de clases. Llegará a su fin cuando construyamos una sociedad fundada en el bien común y la justicia social. 446

La utopía posible Al respecto, hay un episodio que vale la pena recordar. Se desarrolla en Salamanca, España, en el año 1936, al iniciarse la Guerra Civil Española. Los insurgentes, comandados por Francisco Franco, habían tomado la ciudad y cometido una serie de desmanes y violaciones contra los republicanos y socialistas. Hemos leído diferentes versiones de los sucesos. A continuación resumimos lo esencial de este hecho histórico. El 12 de octubre durante el acto de apertura del curso académico, en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca, el Rector Don Miguel de Unamuno (1864-1936) se levantó para clausurar el acto y en un apasionado discurso criticó duramente el levantamiento militar y sus “inciviles” métodos empleados contra los adversarios y la población en general. Sentenció: “Venceréis, pero no convenceréis. Venceréis porque tenéis la fuerza; pero no convenceréis, porque os falta la razón (...). Vencer no es convencer, y hay que convencer. Y para ello necesitáis algo que os falta: razón y derecho en la lucha. No puede convencer el odio que no deja lugar para la compasión”.283

En ese punto, el General falangista Millán Astray, representante del ejército “franquista”, quien en actitud desafiante llegó escoltado por legionarios, empezó a gritar: “¿Puedo hablar? ¿Puedo hablar?” y pronunció un discurso belicista, cargado de ira contra lo que llamó la “anti-España”. Su escolta presentó armas y alguien del público gritó: ¡Viva la muerte! (lema de la legión) y “abajo la inteligencia”. Unamuno le contestó: “Acabo de oír el grito necrófilo e insensato de “¡viva la muerte!”. Esto me suena lo mismo que, ¡muera la vida! Y yo, que he pasado toda la vida creando paradojas que provocaron el enojo de quienes no las comprendieron, he de deciros, con autoridad en la materia, que esta ridícula paradoja me parece repelente. Puesto que fue proclamada en homenaje al último orador, entiendo que fue dirigida a él, si bien de una forma excesiva y tortuosa, como testimonio de que él mismo es un símbolo de la muerte. ¡Y otra cosa! El general Millán Astray es un inválido. No es preciso decirlo 283 Pierre Broué y Emilio Temine: La revolución y la guerra de España (Vol. 2), Fondo de Cultura Económica, México, p.153.

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en un tono más bajo. Es un inválido de guerra. También lo fue Cervantes. Pero los extremos no sirven como norma. Desgraciadamente, hay hoy en día demasiados inválidos. Y pronto habrá más si Dios no nos ayuda. Me duele pensar que el general Míllán Astray pueda dictar las normas de psicología de las masas. Un inválido que carezca de la grandeza espiritual de Cervantes, que era un hombre, no un superhombre, viril y completo a pesar de sus mutilaciones, un inválido, como dije, que carezca de esa superioridad de espíritu suele sentirse aliviado viendo cómo aumenta el número de mutilados alrededor de él. El general Millán Astray quisiera crear una España nueva, creación negativa sin duda, según su propia imagen. Y por ello desearía una España mutilada. Por eso frente al grito “Viva la muerte, abajo la inteligencia”, yo declaro: “Viva la inteligencia, Viva la vida”.

Ese mismo día, la corporación municipal se reunió de forma secreta y expulsó a Unamuno. Por su parte el claustro de la Universidad acordó destituirlo. Los últimos días de vida de Unamuno (de octubre a diciembre de 1936) los pasó bajo arresto domiciliario en su casa. Temporalmente había triunfado la muerte y la barbarie. Los apologistas del capitalismo parecieran repetir con Millan Astray “Viva la Muerte, abajo la inteligencia”. En cambio el lema: “Viva la inteligencia, Viva la vida” que defendió Don Miguel de Unamuno ha sido retomado por los socialistas hispanoamericanos. El nuevo socialismo es un canto a la vida, un manifiesto de amor por la humanidad. El nuevo socialismo es un canto a la vida, un manifiesto de amor por la humanidad. Aporta soluciones concretas a corto, mediano y largo plazo. De allí que los socialistas podamos afirmar categóricamente, como lo hacía el revolucionario venezolano Argimiro Gabaldón (1919-1964), lo siguiente: “El gran sufrimiento se tornará alegría, emergerá del fuego un mundo diferente: será el llanto detenido y dejará la sangre de correr asesinada. Se esparcirá la risa, y los niños puros como pájaros en vuelo llenarán los parques con sus gritos, y nosotros estaremos allí! ¡Seguro que estaremos! Como una llama ardiendo eternamente. Somos la vida y la alegría en tremenda lucha con la tristeza y la muerte. ¡Venceremos!”.284 284 Edgard Gabaldón y otros: Encuentro con Argimiro Gabaldón, Fondo Editorial del IPASME, Caracas, 2000, p. 17.

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La utopía posible En fin, frente a la hecatombe planetaria ocasionada por el capitalismo neoliberal reivindicamos un socialismo humanista y ecológico que entiende que los recursos naturales son limitados, que el desarrollo de las fuerzas productivas no debe estar guiado por consideraciones exclusivamente económicas, y que debemos legar a las generaciones futuras un hermoso mundo donde vivir y coexistir en armonía.

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Enrique Maza Carvajal/Víctor Jara

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20. El pueblo en armas “Bailen los sincamisas y viva el son, y viva el son. Bailen los sincamisas y viva el son del cañón. Yo que soy un sincamisa un baile tengo que dar y en lugar de guitarras cañones sonarán”.

La Carmañola Americana

“Ayer amaneció el pueblo desnudo y sin qué ponerse, hambriento y sin qué comer, el día de hoy amanece justamente aborrascado y sangriento justamente. En su mano los fusiles leones quieren volverse para acabar con las fieras que lo han sido tantas veces”. Miguel Hernández “Con pueblo solo no se hace revolución: ¡hacen falta también las armas! …Con armas sólo no se puede hacer la revolución: ¡hace falta también el pueblo!” Fidel Castro

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20.1. Los saberes militares de nuestros pueblos Las revoluciones se defienden con las armas. Debemos dar la batalla de las ideas, pero, a la vez, estar preparados para librar otras batallas. En nuestro caso, un pueblo con conciencia de clase e identidad latinoamericana, armado y entrenado militarmente es la única garantía de mantenimiento de una revolución. La experiencia latinoamericana demuestra que la lucha armada no siempre es el camino para llegar al poder. Cada circunstancia histórica dirá qué estrategia política aplicar: la vía electoral, el camino de las armas o una combinación de ambas. Pero lo que sí es innegable es que, una vez tomado el poder, las armas no pueden quedarse exclusivamente en manos de las fuerzas armadas, por muy institucionales y civilistas que sean los militares profesionales. El destino de un país no puede depender de una sola organización, en este caso la castrense. Nada garantiza su conciencia y su compromiso. Nada garantiza su sensibilidad social. Nada garantiza su defensa de los derechos humanos. No hay garantía absoluta de su lealtad. No hay garantía de que lo aprendido en la Escuela de las Américas y en la Junta Interamericana de Defensa acerca de cómo masacrar la población civil, sea reemplazado por lo que ha de aprenderse en la escuela de la dignidad acerca de cómo respetar los derechos humanos. Nada garantiza que le hagan honor al ejército emancipador de 1814, que por cierto no fue un ejército profesional. Estaba conformado fundamentalmente por civiles de los estratos más humildes, con conciencia de patria. Rebeldes y bravíos. Estos hombres y mujeres, que no habían tenido experiencia con las armas, fueron capaces de derrotar a uno de los más grandes y capaces ejércitos de ocupación colonial, como lo fue el comandado por Pablo Morillo. Pocos años antes (entre 1808 y 1814) otro pueblo, el español, había derrotado, mediante la guerra de guerrillas, al ejército francés del invasor Napoleón Bonaparte que pretendía apoderarse de España, vulnerar la soberanía nacional e instaurar un gobierno títere dirigido 454

La utopía posible por su hermano, a quien el pueblo español con el gracejo que le caracteriza apodó “Pepe Botella”. Entre estos hombres de pueblo que organizaron las guerrillas y vencieron a los invasores recordamos los nombres de Francisco Abad Moreno (el Chaleco) y Juan Martín Díez (el Empecinado) los cuales, por cierto, luego de que le dieron la victoria a España fueron traicionados por los realistas españoles y los militares antiliberales. Lo mismo ocurrió en Vietnam. El pueblo creó su propia defensa, llena de ingenios mortíferos, diseñó apropiadas tácticas, aprendió a defenderse, se organizó y humilló a dos altivas potencias bélicas: Francia y los Estados Unidos. Igualmente en América, cuando los conquistadores españoles y portugueses llegaron a arrasar y a exterminar a nuestros pueblos, se encontraron —una vez que hubo pasado el primer momento de inocencia— con una resistencia indígena sagaz y feroz, que en muchas oportunidades derrotó a los mejor armados invasores europeos. Muchas de las tácticas y estrategias militares en uso hoy en día han sido aprendidas de nuestros indígenas, especialmente en la lucha guerrillera. En el territorio que hoy se conoce como Venezuela, por ejemplo, el arte de la guerra de nuestros indígenas derrotó en innumerables ocasiones a los conquistadores. “En el caso de las etnias caribe de la región centro costera venezolana, diversas expediciones fueron organizadas por los españoles entre 1555 y 1567 para tratar, sin éxito, de conquistar el valle de los caracas y su región litoral, las cuales consumieron gran parte de los recursos humanos y fiscales de los colonialistas. La feroz resistencia de las tribus caribes, comandadas por sus jefes guerreros Guaicaipuro, Paramaconi y Terepaima, quienes controlaban el valle de los caracas y las montañas que lo rodean, imposibilitó la instalación de un asentamiento castellano estable hasta 1568”. 285

El cacique Guaicaipuro fue un estratega formidable, líder de la resistencia indígena. Su actividad bélica se desarrolló entre 1560 y 1568 aproximadamente. 285 Mario Sanoja e Iraida Vargas: La Revolución Bolivariana, Historia, Cultura y Socialismo, Monte Ávila Editores Latinoamericana, Caracas, 2008, p. 28.

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“Ya en 1560, Guaicaipuro obtiene su primera gran victoria sobre Pedro de Miranda, quien había sido enviado por el Gobernador para que tomara posesión de las minas de oro en poder del indio. Derrotó igualmente a Juan Rodríguez Suárez, uno de los más famosos jefes de la conquista, sin aceptar las condiciones de paz que éste le propuso. Y en Macuto, al frente de un poderoso ejército, hizo huir a Francisco Fajardo, otro de los notables conquistadores enemigos”. 286

Lo mismo puede decirse de otros pueblos indígenas que resistieron militarmente durante más de tres siglos a los españoles. Entre ellos los del Cono Sur: los charrúas del Uruguay, los indios de las pampas argentinas, los guaraníes del Paraguay, los mapuches chilenos. Los versos de Alonso de Ercilla en La Araucana, según los cuales “la gente araucana no ha sido por Rey jamás regida / ni a extranjero sometida”, expresa esta realidad. En España esta región era temida por la contundencia militar indígena. Fue bautizada como “El cementerio de los españoles”. De ellos debemos aprender. También los negros traídos por la fuerza desde África y los afrodescesdientes americanos enfrentaron militarmente a los traficantes de esclavos y a los esclavistas. Éstos se unieron “…no sólo para fugarse sino para mantener en jaque, mediante la guerra de guerrillas, a las poblaciones blancas (…). La falta de organización de los esclavos, el sistema de mantenerlos dispersos (y mezclados los de diversas procedencias), la ausencia de una conciencia de clase que los uniera con designios muy precisos dentro de las condiciones coloniales, la carencia de armamentos adecuados, la falta, en fin, de factores históricos de diverso significado que permitiese en América los triunfos que en la antigüedad, por razones similares, no pudo lograr Espartaco, impidieron el éxito de sus luchas dentro de la estructura esclavista a lo largo de tres siglos”. 287

Cuando se lucha por la justicia, las armas —y las adecuadas estrategias y organización para usarlas— son indispensables. Cuando se intenta consolidar un proceso revolucionario las armas 286 Saúl Rivas Rivas: Guaicaipuro, p. 33. 287 Gustavo Pereira: Historias del Paraíso, El acoso de los insurgentes, p. 60.

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La utopía posible en poder del pueblo desempeñan un rol fundamental. La defensa militar de un proceso revolucionario debe estar en manos de sus protagonistas: el pueblo llano organizado. No puede seguir ocurriendo que la única relación de los civiles con las armas sea que los conviertan en polígonos de tiro. Víctimas inermes y desesperadas al alcance de una ráfaga o de un francotirador. Mártires para ser recordados en los actos públicos. Nombres para engrosar la lista de desaparecidos. Fotografías en los museos de la revolución. Lágrimas cuando nos estremece el recuerdo. Rabia de las madres de Plaza de Mayo. Denuncia en los aniversarios porque nos negamos a olvidar. Obituario del dolor. Es la hora de que los saberes militares de nuestros pueblos, que han sido elementos claves en la resistencia contra las metrópolis de todas las épocas y los encomenderos de todos los tiempos, se constituyan en acervo militante de todo ciudadano, de modo que la Patria y los humildes tengan armas y conocimientos que les permitan cumplir con su deber y hacer respetar sus derechos. 20.2. Chile: una lección Creemos que la experiencia chilena debería ser suficiente para haber aprendido la lección de que la única garantía de mantenimiento de una revolución socialista es el pueblo en armas. Una de las principales medidas que tomó la contrarrevolución en Chile para enfrentar al gobierno socialista de Salvador Allende (1970-1973) fue evitar que el pueblo se armara y simultáneamente desarmar a la población civil organizada y en pie de lucha. En el año 1972, el Congreso chileno, obedeciendo los mandatos de la derecha, aprueba la Ley 17.998 de Control de Armas, mediante la cual se le permitía a las Fuerzas Armadas realizar allanamientos para incautar cualquier tipo de armamento y apresar a sus dueños. De inmediato se desencadenó una represión selectiva dirigida a liquidar a los dirigentes populares. Éste fue el preámbulo de lo que ocurriría un año después. 457

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En carta pública dirigida al presidente Salvador Allende el 5 de septiembre de 1973, seis días antes del golpe de Estado, firmada por distintos sectores revolucionarios organizados se alerta: “Ahora los trabajadores no solamente tenemos desconfianza, estamos alarmados. La derecha ha montado un aparato terrorista tan poderoso y bien organizado, que no cabe duda que está financiado y por la CIA. Matan obreros, hacen volar oleoductos, micros, ferrocarriles. Alarmados por el desencadenamiento de una serie de acontecimientos que creemos nos llevará no sólo a la liquidación del proceso revolucionario chileno, sino, a corto plazo, a un régimen fascista del corte más implacable y criminal. Antes, teníamos el temor de que el proceso hacia el Socialismo se estaba transando para llegar a un Gobierno de centro, reformista, democrático-burgués que tendía a desmovilizar a las masas o a llevarlas a acciones insurreccionales de tipo anárquico por instinto de conservación. Pero ahora, analizando los últimos acontecimientos, nuestro temor ya no es ése, ahora tenemos la certeza de que vamos en una pendiente que nos llevará inevitablemente al fascismo. Consideramos no sólo que se nos está llevando por el camino que nos conducirá al fascismo en un plazo vertiginoso, sino que se nos está privando de los medios para defendernos. Exigimos que se derogue la Ley de Control de Armas. Nueva “Ley Maldita” que sólo ha servido para vejar a los trabajadores, con los allanamientos practicados a las industrias y poblaciones, que está sirviendo como un ensayo general para los sectores respuesta de la clase obrera en un intento por intimidarlos e identificar a sus dirigentes”.288

El gobierno no oye el llamado de estos dirigentes. Finalmente la contrarrevolución triunfa y masacra al pueblo chileno, que buscaba un camino original y democrático hacia el socialismo. Miles de personas son apresadas, torturadas y asesinadas. En el acto que se realiza en La Habana, en la Plaza de la Revolución, el 28 de septiembre de 1973, días después de perpetrado el golpe de Estado, Fidel Castro hace un balance de los hechos ocurridos en Chile. Allí recuerda que en su última visita a ese país, le obsequió un fusil 288 Cris González: Camarada Enrique, Editorial Grito del Sujeto, La Paz, 2006, p. 210.

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La utopía posible automático a Salvador Allende, arma que éste luego usó para defender el gobierno democrático del golpe militar. Dice: “¡Nunca un fusil fue empuñado por manos tan heroicas de un presidente constitucional y legítimo de su pueblo! ¡Nunca un fusil defendió mejor la causa de los humildes, la causa de los trabajadores y los campesinos chilenos! ¡Y si cada trabajador y cada campesino hubiesen tenido un fusil como ése en sus manos, no habría habido golpe fascista! Ésa es la gran lección que se desprende para los revolucionarios de los acontecimientos chilenos… Y una lección que hay que sacar de este ejemplo chileno es que con pueblo solo no se hace revolución: ¡hacen falta también las armas! Y que con armas sólo no se puede hacer la revolución: ¡hace falta también el pueblo!”.289

La lección es clara. Debemos asimilarla: El pueblo debe armarse y entrenarse política y militarmente. Sólo así tendrá alguna posibilidad de alcanzar y consolidar los triunfos. 20.3. Víctor Jara y Enrique Maza Carvajal: Un aprendizaje • Víctor: “Yo no quiero la Patria dividida”

Víctor Jara (1938-1973) fue uno de los cantautores de mayor compromiso con la revolución chilena. De origen humilde, dedicó su vida al teatro y la canción de protesta. Unió su suerte a la de los pobres de la Tierra. El día cuando las Fuerzas Armadas dan el golpe de Estado, le tocaba dar un recital en la Universidad Técnica en apoyo a la Unidad Popular. La asonada ya estaba en curso. A pesar del peligro sale de su casa, donde deja a su esposa Joan y a sus menores hijas. Llega a tempranas horas a la universidad a ocupar su trinchera de lucha y poesía. Nuevamente cantaría “Aquí me quedo”: “Yo no quiero la Patria dividida ni por siete cuchillos desangrada, quiero la luz de Chile enarbolada sobre la nueva casa construida… 289 Fidel Castro: “Sobre el Golpe de Estado en Chile”, en Chile: El otro 11 de Septiembre, Ocean Press, La Habana, 2003, pp. 56 y 65.

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Yo no quiero la Patria dividida cabemos todos en la tierra mía yo me quedo a cantar con los obreros en esta nueva historia y geografía”.

Hay toque de queda. Al día siguiente es detenido junto con los profesores y estudiantes que se encontraban en el interior del recinto. Por la fuerza es llevado al estadio de fútbol donde había cantado tan a menudo y donde se celebraban los festivales de la canción. Poco después es identificado e inmediatamente se le somete a la burla y se le tortura durante varios días. “Canta ahora si puedes, hijo de puta”, le grita uno de los esbirros. Después de cuatro días de sufrimiento, la voz de Víctor sonó en el estadio para cantar un verso de ´venceremos´, el himno de la Unidad Popular. A continuación fue golpeado y evacuado a rastras para someterle a la última etapa de su agonía”.290

Es asesinado y arrojado a la calle, donde un grupo de transeúntes lo encuentra. De allí es enviado a la morgue, en donde cientos de cuerpos son apilados. Su esposa llega hasta el lugar. Cuenta: “El depósito está tan repleto que los cadáveres llenan todo el edificio, incluyendo las oficinas. Un largo pasillo, hileras de puertas y, en el suelo, una larga fila de cadáveres, éstos vestidos, algunos con aspecto de estudiantes, diez, veinte, treinta, cuarenta, cincuenta… y en mitad de la fila descubro a Víctor. Era Víctor, aunque le vi delgado y demacrado. ¿Qué te han hecho para consumirte así en una semana? Tenía los ojos abiertos y parecía mirar al frente con intensidad y desafiante, a pesar de una herida en la cabeza y terribles moretones en la mejilla. (…) el pecho acribillado y una herida abierta en el abdomen…las manos parecían colgarle de los brazos en extraño ángulo, como si tuviera rotas las muñecas… pero era Víctor, mi marido, mi amor”. 291

A pesar de la represión, Víctor Jara se arriesgó a escribir su último poema, el cual fue sacado clandestinamente del estadio. Dice así: 290 Joan Jara: “Un Canto Inconcluso”, en Chile: El otro 11 de Septiembre, Ocean Press, La Habana, 2003, p. 30. 291 Ibid., p. 22.

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La utopía posible “Somos cinco mil En esta pequeña parte de la ciudad Somos cinco mil… ¡Qué espanto causa el rostro del fascismo! Llevan a cabo sus planes con precisión artera Sin importarles nada. La sangre para ellos son medallas…”.

Cuando en Venezuela se conoció la noticia del asesinato de Víctor Jara y la masacre contra el pueblo chileno, la gente salió a la calle a luchar, a denunciar y a organizar la resistencia. Muchos venezolanos cumplieron con su deber. Gloria Martín, “la primera letrista de Venezuela”, compuso la “Romanza del Gorila”: “Voy a contarles la historia aunque parezca mentira de un hombre que nació niño y se convirtió en Gorila. Se comió todos los sueños de una nación soberana y la ITT le dio un premio porque era su prima hermana. Usted y yo, y yo y usted sabemos que hablo de Pinochet”.

Los músicos Otilio Galíndez (1935-2009) y Roberto Todd (hermano de Cecilia Todd) compusieron “A Víctor”, una canción que no era de despedida sino de reencuentro, una voz de rabia y desafío, un homenaje al cantor eterno: “No puede borrarse el canto con sangre del buen cantor, tendrán que matar el viento que dice lucha y amor. Tendrán que callar el río, tendrán que secar el mar que inspiran y dan al hombre motivos para cantar…”.

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Todos entendimos que, como siempre lo repetía Alí Primera (19421985): “De lo que se trata no es de hacer elegías para llorar al hombre, sino una canción para secarnos las lágrimas y seguir, profundamente ganados por ese hombre”.

• Enrique Maza Carvajal, un ejemplo

Entre las personas asesinadas en Chile se encuentra un joven venezolano: Enrique Maza Carvajal. Había estudiado en la Universidad Central de Venezuela. Allí alcanzó el 7º semestre de ingeniería eléctrica. Por razones políticas, a pesar de sus excelentes calificaciones, es expulsado de la universidad. Se marcha a Cumaná, en el oriente del país, donde le llega la noticia de que su vida corre peligro pues los agentes del gobierno lo buscan. …llega a sus manos un mensaje donde le informan que no sólo está expulsado, sino que le dictarán auto de detención y le darán 15 días para “desaparecer del mapa”. Se suponen que estas amenazas llegan desde los organismos de seguridad del Estado “democrático”. Enrique contaba con 20 años. 292

Decide irse a Chile donde se estaba desarrollando una experiencia democrática de orientación socialista. Comienza a estudiar en la Universidad de Chile y se incorpora a la lucha social con el Frente de Trabajadores Revolucionarios y con el MAPU (Movimiento de Acción Popular Unitaria). Su trabajo político se centra en el apoyo a los cordones industriales, que se convirtieron en la columna vertebral de la revolución chilena. Los cordones industriales eran un conjunto de industrias que habían sido nacionalizadas por el gobierno de la Unidad Popular, UP, o que habían sido ocupadas e intervenidas por obreros que reclamaban la estatización (…). Algunos estudiosos coinciden en que los cordones industriales constituían un nuevo salto en la conciencia y organización 292 Cris González: Op.cit., p. 40.

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La utopía posible popular, mucho más avanzado que las direcciones de sus propias organizaciones partidistas. Eran capaces de organizar a trabajadores democratacristianos, socialistas, miristas, radicales y comunistas. Pero, no sólo fueron capaces de unir las voluntades y conciencias de los trabajadores, sino que también involucraron a sectores tan importantes de la sociedad como los estudiantes, pobladores y campesinos. Ante la ofensiva empresarial la respuesta de la clase obrera era mantener en marcha la producción aun en contra de la decisión de los empresarios”.293

Enrique se plantea ayudar a garantizar las conquistas populares alcanzadas y contribuir al avance de la revolución democrática socialista. Era un muchacho alegre y sencillo. Enamorado de las chicas y de la revolución. El golpe de Estado militar lo agarró desprevenido y desarmado, como ocurrió a la mayoría del pueblo que apoyaba el gobierno socialista de Salvador Allende. En una carta a su hermana menor, María Auxiliadora, escrita en diciembre de 1971, cuando ya la contrarrevolución va ganando terreno, le dice: “Clausuraron un periódico y dos emisoras, bueno, pero más es la bulla que la cabuya, ya que lo que pasa es que en este país nunca se forman líos, y cuando hay algo raro se pone el grito en el cielo”. 294

En Chile, como ocurriría años después en Venezuela, durante el gobierno de Hugo Chávez Frías, el imperio y sus cipayos organizaron un boicot a la producción para, de este modo, hacer dimitir al gobierno revolucionario y, de paso, atribuirle la responsabilidad del fracaso ocurrido. Se ensayaba el golpe económico como preámbulo del golpe militar. Sin embargo, las intenciones no eran vislumbradas por muchos camaradas. Enrique, con la buena fe propia de la gente que creía en la institucionalidad de las Fuerzas Armadas chilenas dice, en carta escrita en noviembre de 1972, lo siguiente: “Haciendo un bosquejo a grandes rasgos porque aquí uno no conoce los entretelones, sino lo que sale por la prensa, fue quebrado el paro 293 Ibid., pp. 61-63. 294 Ibid., p. 64.

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patronal con todo y los intereses que había de por medio, se evitó una guerra civil y acá el ejército jugó un gran papel, este ejército, a diferencia del de allá o del de Argentina, es más profesional y se mantienen fieles a esa doctrina”.295

En marzo de 1973, a pocos meses del golpe militar, Enrique, confiando en el civilismo de las Fuerzas Armadas, escribe una carta a su familia donde le dice: Posiblemente en estos días se dé un paro parecido al de octubre del año pasado, no se vayan a preocupar por mí que estoy más seguro acá que allá, y que acá no hay ninguna solución de fuerza, todos los problemas se arreglan a la chilena y todo el mundo en paz”. 296

Enrique formaba parte de una organización comprometida y luchadora, pero no tenían armas ni experiencia militar para defender sus ideas. Un día después del golpe perpetrado por las Fuerzas Armadas fue masacrado. “A Enrique lo increpa un militar que le grita “tú cubano, corre”. Enrique habría respondido que era venezolano y no cubano, y que no correría. Entendiendo que le sería aplicada la “Ley de Fuga”. Sin embargo, es obligado a salir de la fila, se le coloca contra una pared y le descargan 18 tiros de ametralladora”. 297

El estudiante asesinado tenía planes. Sueños que materializar. Proyectos que ejecutar. Metas por cumplir. “Yo voy a Venezuela en enero del 74 a verlos —les prometía a sus familiares— (…). Creo que en un año más estoy graduado y a finales del 74 sacaría el master”. Ninguno de estos deseos se cumplió. Un ejército al servicio de los intereses de los EEUU y de la burguesía chilena frustró los propósitos de este joven de apenas 22 años y de otros muchos que como él hicieron depender su futuro de la institucionalidad de las Fuerzas Armadas, de la sindéresis de un ejército supuestamente apegado a la legalidad democrática. En esta materia las ilusiones se pagan con la vida. 295 Ibid., p. 66. 296 Ibid., p. 71. 297 Ibid,, p. 87.

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La utopía posible Por tanto, no tenemos una tercera opción. Nos preparamos militarmente para defender la revolución y salvar vidas humanas como la de Enrique Maza Carvajal y Víctor Jara, o dejamos las armas exclusivamente en manos de los militares, las guardamos en los cuarteles y, en consecuencia, frustramos los procesos revolucionarios que llevan bienestar a las mayorías. No hay alternativas: el pueblo se arma y se entrena política y militarmente o facilitamos el derramamiento de sangre de muchachos y muchachas desamparados, sin armas ni preparación militar para defender sus ideales. Pregunto: si no aprendemos la lección que nos ha dado la historia: ¿para qué se inmoló el pueblo chileno?, ¿para qué entregó su vida Víctor Jara?, ¿para qué murió, entonces, Enrique Maza Carvajal? Los revolucionarios y revolucionarias democráticos que cayeron víctimas de la violencia fascista no estaban armados. No podían enfrentarse, en igualdad de condiciones, a los militares y a los grupos paramilitares que pretendían derrocar el gobierno legítimamente constituido de Salvador Allende. No podemos repetir el error. Las milicias populares, con formación política, conciencia ética y entrenadas militarmente, son parte indisoluble de cualquier gobierno socialista que aspire a que se respete la voluntad popular. No caigamos en la ingenuidad de pensar que por el hecho de que en algunos países muchos de sus integrantes procedan de los sectores populares, las Fuerzas Armadas no traicionarán la decisión electoral de un pueblo. La conciencia de clase no surge por generación espontánea. En el interior de las Fuerzas Armadas, como en toda institución, se desarrolla la lucha de clases. Hay representantes de todos los sectores. Pinochet se esconde entre muchos que parecen progresistas. En el caso de Venezuela, por ejemplo, por muy alto que algunos militares repitan consignas como “Patria, socialismo o muerte”, no sabemos qué ocurre en su alma, qué emociones alimentan su corazón, ni qué intereses los mueven. Estemos prevenidos. De este modo ganará la patria, el pueblo y la misma institución castrense. 465

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20.4. No podemos decir “Adiós a las Armas” Por cierto, en Bolivia el imperio y los grupos racistas quisieron aplicar la misma receta que les dio buenos resultados en Chile, para acabar por la fuerza con el gobierno de Evo Morales. Ya estaban a punto de dar un golpe de Estado al estilo Pinochet cuando, de debajo de los ponchos rojos de los dirigentes indígenas que marchan en apoyo al gobierno, comenzaron a aparecer fusiles, y de entre las manos de los obreros surgieron, como por arte de magia, las granadas y las bombas incendiarias. Fue suficiente. Vieron en la mirada de los manifestantes, la rabia decidida de sus ancestros, y el coraje de Tupac Katari y su esposa Bartolina Sisa. Se retiraron. En toda la sierra se repetían las consignas: “—¿Qué queremos? — Justicia. — ¿Qué queremos? — Justicia — ¿Cuándo, carajo? —Ahora, carajo”.

Entre risas los bolivianos siguen marchando en defensa de su gobierno y de las reformas que viene impulsando. Debajo de los ponchos rojos, los fusiles y las granadas aguardan. Es un aviso. En Venezuela los enemigos de los procesos de cambio también intentaron el derrocamiento del gobierno democrático de orientación bolivariana y socialista de Hugo Chávez Frías. Hicieron un paro empresarial y un paro petrolero. Crearon desabastecimiento, y los medios de comunicación privados desencadenaron una ola de mentiras y de manipulación al estilo del Mercurio chileno. Finalmente dieron un golpe de Estado que inmediatamente contó con el apoyo de los gobiernos de derecha de todo el mundo. Disolvieron los poderes constituidos e iniciaron una represión selectiva de dirigentes comunitarios y líderes políticos. Un representante de Fedecámaras, Pedro Carmona, fue designado Presidente. Frente a las cámaras de televisión un sector de militares se unió al golpe de Estado y 466

La utopía posible se adhirió al gobierno de facto. Los televidentes contemplamos el hecho vergonzoso de ver militares que se empujaban entre sí para declarar contra Hugo Chávez Frías, el presidente electo por las mayorías. Éste es apresado y se le quiere obligar a renunciar. Ya estaban planeando el magnicidio. La gente indignada en la calle demanda la vuelta del Presidente que había elegido en votaciones democráticas. En las casas, personas humildes lloran y rezan por la vida de este hombre. “Una velita al Arcángel Miguel para que no lo maten. Otra velita azul temblorosa a la Virgen María para que lo cuide. Póngale la velita desnuda a las ánimas por su vida. Velita que baila de mano en mano por el barrio. Esta velita es un sentimiento”.298

Afortunadamente, a las pocas horas, el pueblo salió a la calle a exigir la restitución de Hugo Chávez en la Presidencia de la República. Un grupo de militares permanece vacilante, pero un importante sector de la Fuerza Armada apoya al legítimo presidente. La dignidad logra vencer esta vez. En las plazas un grito estremece a los enemigos de la democracia: ¡No volverán! Las calles eran un solo torbellino. La rebelión se hizo poesía; las marchas, fiesta popular. Los cerros hicieron erupción. Emergió el pueblo irredento. Esa vez un grupo de militares traicionó pero no logró sus propósitos. La pregunta es ¿cuántos traidores quedan en los cuarteles? El pueblo no está armado. ¿Cómo podremos evitar que ocurra lo sucedido en Chile? No basta que haya una “Reserva” en la Fuerzas Armada, donde se 298 Hernán Soto: 12 de abril, 3 a.m.

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incorpora a “los de abajo”, si ello no va unido a un programa integral de formación política, ética y militar del movimiento popular organizado, única garantía de la revolución. Si ello no va unido a la implementación de un diseño curricular para que nuestros militares desaprendan lo que les enseñaron en las academias estadounidenses y fortalezcan su conciencia de clase y de nación; conozcan a fondo la vida de nuestros luchadores, la historia de lucha de nuestras patrias y el avasallamiento de que hemos sido víctima por parte de los imperios. Éste es el tipo de militar que queremos: integrado a las luchas del pueblo civil, sin privilegios distintos al común de los ciudadanos, soldados al servicio de la utopía, servidores públicos en uniforme. Aprendamos la lección. La Historia es una maestra severa que castiga enérgicamente a quienes no aprenden a tiempo las lecciones: el pueblo debe armarse política y militarmente, y las milicias populares deben ser parte de la Fuerza Armada. Así lo preveía José Carlos Mariátegui cuando expuso el programa del partido donde llama al “armamento inmediato de los obreros y campesinos y a la transformación del ejército y de la policía en milicia obrera y campesina”. Al mismo tiempo los militares deben formarse integralmente para que su conciencia social sea su más importante armamento. Afortunadamente ya se están dando algunos pasos. Pero además, el asunto es extremadamente complejo, porque de lo que se trata es de construir una sociedad civilista democrática y protagónica que tenga el control de las armas, no una sociedad militarizada que nos “represente” y que use la democracia como cosmético. Toda sociedad militarizada se rige por unos imperativos distintos a las sociedades civiles y democráticas. Termina convirtiéndose en dictadura. Manejándose como un cuartel: unos pocos llegan a ser oficiales y la mayoría es tratada como masa subordinada. En un momento difícil de la lucha por la independencia cubana, cuando parecía que el autoritarismo iba a regir el movimiento emancipador, José Martí le escribe al general Máximo Gómez, con quien había tenido unas diferencias tácticas que luego son superadas, estas firmes palabras: 468

La utopía posible “Un pueblo no se funda, General, como se manda un campamento”.299 “¿Qué garantía puede haber de que las libertades públicas, único objeto digno de lanzar un país a la lucha, sean mejor respetadas mañana? ¿Qué somos, General? ¿Los servidores heroicos y modestos de una idea que nos calienta el corazón, los amigos leales de un pueblo en desventura, o los caudillos valientes y afortunados que con el látigo en la mano y la espuela en el tacón se disponen a llevar la guerra a un pueblo, para enseñorearse después de él?”.300 “Respetar a un pueblo que nos ama y espera de nosotros, es la mayor grandeza. Servirse de sus dolores y entusiasmos en provecho propio sería la mayor ignominia”.301

Y si el gobierno o el movimiento revolucionario asumen las formas de la tiranía, emerge una dictadura de lo cotidiano, que es la más degradante expresión de la autoridad. Al respecto el subcomandante Marcos, líder del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, hace una interesante reflexión: “El militar es una persona absurda que tiene que recurrir a las armas para poder convencer al otro de que su razón es la razón que debe proceder, y en ese sentido el movimiento revolucionario no tiene futuro si su futuro es el militar. Si el Ejército Zapatista de Liberación Nacional se perpetúa como una estructura armada militar, va al fracaso. Al fracaso como una opción de ideas, de posición frente al mundo. Y lo peor que le podría pasar, aparte de eso, sería que llegara al poder y se instalara como un ejército revolucionario. Para nosotros sería un fracaso. Lo que sería un éxito para una organización político-militar de las décadas del 60 y del 70, que surgió con los movimientos de liberación nacional, para nosotros sería un fracaso. Nosotros hemos visto que finalmente esas victorias serían fracasos o derrotas ocultas detrás de su propia máscara. Que lo que estaba pendiente siempre era el lugar de la gente, de la sociedad civil, del pueblo”.302

En efecto, la garantía de una revolución es el pueblo en armas. Sin ello no es posible defenderse contra los enemigos nacionales y extranjeros. Pero si nos convertimos en una sociedad castrense, con los códigos 299 Alfonso Rumazo González: José Martí, Libertador,…cit., p. 89. 300 Ibid., p. 90. 301 Ibid., p. 91. 302 www.stormpages.com

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y conductas propios del estamento militar, asfixiaremos la sociedad civil y la democracia popular. Entonces, vayamos construyendo el Poder Popular militar. Sin ello las revoluciones corren un peligro de muerte. Pero desde ya estemos alertas contra la mentalidad y las praxis “militaristas” que también pueden frustrar y desviar una revolución.

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21. La Creatividad “¡CUIDADO!, no sea que por la manía de IMITAR SERVILMENTE a las NACIONES CULTAS, venga la América a hacer el PAPEL de VIEJA, en su INFANCIA”. Simón Rodríguez “Se imita demasiado y la salvación está en crear. Crear es la palabra de pase de esta generación. El vino, de plátano; y si sale agrio, ¡es nuestro vino!” José Martí “Entramos, pues, en la era de América Latina, primer productor mundial de imaginación creadora, la materia básica más rica y necesaria del mundo nuevo”. Gabriel García Márquez

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21.1. “O inventamos o erramos” La creatividad es condición indispensable para emprender proyectos socialistas en Suramérica. En el pasado, los revolucionarios latinoamericanos buscábamos los modelos a seguir en las teorías y experiencias de otras latitudes. Nos inspiraba lo que había acontecido en otras tierras. Conocíamos mejor la historia de los movimientos sociales europeos, asiáticos y estadounidenses que lo que ocurría en nuestras naciones. Estábamos más familiarizados con los personajes de esos procesos que con los hombres y mujeres que han abanderado las luchas en nuestro continente. Practicábamos el culto por las ideas de otros, desconociendo o subestimando las propias. Copiábamos las estrategias y tácticas políticas que habían sido exitosas en la URSS, China, Corea o Vietnam. Pretendíamos extraer del estudio de esas experiencias, principios universales que debían ser aplicados, con ligeras variantes, a nuestra realidad. Nos alineábamos con determinadas corrientes de izquierda y adversábamos otras. Éramos stalinistas, trotkistas, maoístas, gramscianos, luxemburguistas. Nos acusábamos de revisionistas, reformistas, ultraizquierdistas. Pensábamos con cabeza ajena. Pronunciábamos discursos que eran ecos de voces exóticas. Escribíamos con pluma prestada. Mirábamos con los ojos de otros. No era nuestra piel la que sentía. Éramos extranjeros en nuestra patria. Vivíamos en el territorio de la irrealidad. No nos interesaban los pensadores latinoamericanos y caribeños. Apenas mencionábamos a nuestros héroes y heroínas. Ignorábamos la historia social de Latinoamérica y el Caribe. No nos nutríamos con la savia de nuestra realidad. Deambulábamos con los pies descalzos, la mirada extraviada y de espaldas al horizonte. Conocíamos las recetas para hacer la revolución, todo en nuestras mentes lo teníamos previsto, pero no se producían los resultados esperados. El proletariado no nos seguía. Los campesinos ni siquiera sabían que existíamos. Tampoco nosotros conocíamos de su existencia. Los estudiantes estaban en clase, se hallaban en el cafetín discutiendo alguna cita del marxismo clásico o eran estudiantes impacientes que “a pesar de estudiar El Capital de Marx 474

La utopía posible desde hacía seis meses, no gobernaban todavía el país”. Por consiguiente, no éramos vanguardia de nadie. No había palacios de invierno que asaltar, saltos adelante que dar, ni largas marchas donde participar. Estábamos inspirados en modelos ajenos. Seguíamos las pautas que otros dictaban. La realidad nos esquivaba. No avanzábamos. En la mayoría de los casos no llegamos a tomar el poder. Nos consumíamos en disputas ideológicas etéreas, que a la larga conducían al fracaso y a la desmoralización. Incluso algunos, jinetes cansados de intentar domar esa arisca revolución, saltaron las talanqueras. Al parecer ignorábamos que para resolver los problemas de América Latina, la solución está en dar respuestas creativas a una realidad que es original. Para ello hay que estudiar la realidad americana a partir de sus propios referentes. Sin intentar ver en América un reflejo tardío de lo que acontece en Europa o los Estados Unidos. Sin pretender copiar los modelos supuestamente exitosos de otras latitudes. Sin confundir la realidad con los espejismos, y la propaganda ideológica con la verdad. Así lo preveía Bolívar: “Tengamos presente que nuestro pueblo no es el europeo, ni el americano del norte, que más bien es un compuesto de África y de América, que una emanación de la Europa (…). ¿No dice el Espíritu de las Leyes que éstas deben ser propias para el pueblo que se hacen? ¿Que es una gran casualidad que las de una nación puedan convenir a otra? ¿Qué las leyes deben ser relativas a lo físico del país, al clima, a la calidad del terreno, a su situación, a su extensión, al género de vida de los pueblos? ¡He aquí el Código que debíamos consultar y no el de Washington! No olvidando jamás que la excelencia de un gobierno no consiste en su teoría, en su forma, ni en su mecanismo, sino en ser apropiado a la naturaleza y al carácter de la nación para quien se instituye”.303

La creatividad es la fuerza que impulsará a los pueblos de Hispanoamérica a resolver los problemas que debe enfrentar. La imitación conduce al fracaso, al servilismo, al estancamiento, a la autonegación. Lo expresaba claramente Simón Rodríguez: 303 Discurso de Angostura, 1819.

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“El interés general está clamando por una Reforma y… la América está llamada por las circunstancias a emprenderla (…). Los acontecimientos irán demostrando que es una verdad muy obvia: La América no debe imitar servilmente sino ser original. ¿Dónde iremos a buscar modelos? La América española es original; originales han de ser sus instituciones y su gobierno, y originales los medios de fundar uno y otro”. 304

Nuestro Robinson se quejaba de que “La sabiduría de la Europa y la prosperidad de los Estados Unidos son dos enemigos de la Libertad de pensar, en América”. “Todo está hecho (en Europa especialmente). Tomen lo bueno—dejen lo malo —imiten con juicio— y por lo que les falte inventen”. Insiste en repetirlo: “O inventamos o erramos”, y esto lo escribe después de alertar sobre los peligros de imitar a Europa o a los Estados Unidos. “Aquello es para ser visto nada más”, dijo el maestro. Esta idea es desarrollada exhaustivamente por José Martí, diríamos incluso que ese es el propósito clave del pensamiento martiano: el fomento de la creatividad de los pueblos y dirigentes de nuestra América, como condición indispensable para lograr la independencia integral y la plena realización de la dignidad humana. Para Martí el problema de nuestra América es nuevo y por tanto las respuestas no podemos encontrarlas en los estereotipos que ofrecen los libros y experiencias europeos y estadounidenses. “A conflictos propios, soluciones propias”, por tanto: “El buen gobernante en América no es el que sabe cómo se gobierna el alemán o el francés, sino el que sabe con qué elementos está hecho su país, y cómo pueden ir guiándolos en junto, para llegar, por métodos e instituciones nacidas del país mismo, a aquel estado apetecible donde cada hombre se conoce y ejerce, y disfrutan todos de la abundancia que la Naturaleza puso para todos en el pueblo que fecundan con su trabajo y defienden con sus vidas. El gobierno ha de nacer del país (…). Gobernante, en un pueblo nuevo, quiere decir creador”. 305 304 Alfonso Rumazo González: Ideario de Simón Rodríguez,…cit., p. 104. 305 J. Martí: Nuestra América, 1891.

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La utopía posible Martí cuestionaba el hecho de que en América “se imita demasiado”; no obstante, señala esperanzado que, a pesar de que aún “…las levitas son de Francia, el pensamiento empieza a ser de América. Los jóvenes de América (…) entienden que la salvación está en crear. Crear es la palabra de pase de esta generación”.

Esto implica la búsqueda de “soluciones propias a problemas propios”, y por tanto la eliminación de la dependencia cognoscitiva y cultural con respecto a Europa, los Estados Unidos u otra cualquier metrópoli que pretenda dominarnos. 21.2. Los intelectuales latinoamericanos y la creatividad Y porque el pensamiento empieza a ser de América es que surgieron en el continente latinoamericano y las Antillas pensadores y políticos que comprendieron que la construcción de las nuevas naciones exigía respuestas originales. Insistieron en buscar soluciones propias a problemas propios. Es necesario estudiar su obra si queremos dar soluciones originales a los problemas de Sudamérica. Mencionaremos sólo algunos de estos intelectuales. Es el momento de reivindicarlos, aprender de ellos y asimilar su amor por Latinoamérica y su espíritu creativo. El pedagogo y luchador social puertorriqueño Eugenio María Hostos (1839-1903), una de las figuras más extraordinarias de Latinoamérica y el Caribe, se propuso ver América desde América y dar respuestas americanistas a los retos a que se enfrentaban las naciones y los pueblos latinoamericanos. Pensaba que a través de la pedagogía y la acción políticas creativas se podría redimir a los pueblos de este lado del mundo. “Todos nuestros pueblos de origen latino en el continente americano, arrastrados por la corriente tradicional que seguían las viejas nacionalidades, se han imbuido en un sistema de pensamiento que, como prestado, no sirve al cuerpo de nuestras sociedades juveniles. Han ellos menester un orden intelectual que corresponda a la fuerza de su edad, a la elasticidad de su régimen jurídico, a la extensión de horizontes que tienen por delante, a la potencia del ideal que los dirige”.306 306 Manuel Maldonado Denis: Visiones sobre Hostos. Biblioteca Ayacucho, Caracas, 1988, p. 313.

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El escritor uruguayo José Enrique Rodó (1871-1917), por ejemplo, planteó la necesidad de valorar la esencia de lo propiamente latinoamericano, representado en el humanismo, y se opuso con vehemencia a la imitación servil del modelo de sociedad estadounidense, marcadamente utilitarista, plutocrática y deshumanizada, que nos han querido imponer en el continente hispanoamericano. Rechazó la imitación porque imitar es someterse: supone que lo imitado es superior a lo propio. “Se imita —dice— aquel en cuya superioridad y prestigio se cree”. De lo que se trata, por el contrario, es de revalorizar la “latinidad” y plantearse proyectos creativos que surjan de nuestra genuina idiosincrasia: “La poderosa nación [Estados Unidos] va realizando entre nosotros una especie de conquista moral (…). No veo la gloria ni el propósito de desnaturalizar el carácter de los pueblos —su genio personal— para imponerles la identificación con un modelo extraño al que ellos sacrifican la originalidad irreemplazable de su espíritu”. 307

Igualmente la escritora chilena Gabriela Mistral (Lucila Godoy Alcayaga 1889-1957) defendió la grandeza de nuestra América y su profunda originalidad. Nos invitó a revalorizar el encanto de lo propio y a construir a partir de nuestra historia, nuestra geografía, nuestra cultura, nuestra economía, nuestros hombres y mujeres. Nos convocó a todos: “¡América, América! Todo por ella, porque todo nos vendrá de ella, desdicha o bien (…). Maestro: Enseña en tu clase el sueño de Bolívar, el vidente primero. Clávalo en el alma de tus discípulos con agudo garfio de convencimiento. Divulga la América (…). No seas un ebrio de Europa (…). Describe tu América. Haz amar la luminosa meseta mexicana, la verde estepa de Venezuela, la negra selva austral. Dilo todo de tu América; di cómo se canta en la pampa argentina, cómo se arranca la perla en el Caribe, cómo se puebla de blancos la Patagonia. Periodista: Ten la justicia para tu América total (…). 307 Leopoldo Zea: Precursores del Pensamiento Latinoamericano Contemporáneo, Sep Setentas Diana, México, p. 22.

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La utopía posible Artista: Muestra en tu obra la capacidad de finura, la capacidad de sutileza, de exquisitez y hondura a la par, que tenemos (…). Industrial: Ayúdanos tú a vencer, o siquiera a detener la invasión que llaman inofensiva y que es fatal, de la América rubia…”.308

Nuestras propuestas socialistas tampoco pueden ser copias de modelos exóticos; deben surgir del estudio de nuestras realidades específicas, de nuestra historia particular, y de las dinámicas de lucha concretas, analizadas desde una perspectiva independiente, libre de los patrones de interpretación colonialistas y neocolonialistas que pretenden mantenernos como vasallos y, en consecuencia, como satélites ideológicos. Uno de los pioneros del socialismo con perfil propio en Latinoamérica es el escritor argentino José Ingenieros (1877-1925), autor de ¿Qué es el Socialismo?, El Hombre Mediocre, Las Fuerzas Morales, Los Tiempos Nuevos, entre otras obras. Fue un ferviente defensor de la Revolución Bolchevique de 1917; sin embargo, a diferencia de lo que ocurrirá más tarde con parte del movimiento revolucionario latinoamericano, el cual se planteó seguir el “modelo ruso” de construcción del socialismo, Ingenieros insistió en hacer un socialismo fundado en la sustancia de lo latinoamericano. Señala que “La revolución socialista rusa es un experimento cuyas enseñanzas deben ser aprovechadas, sin que ello importe creer que es un modelo cuyos detalles convenga reproducir servilmente en cualquier otro país”.

Llama la atención que su primera obra sea ¿Qué es el Socialismo?, un folleto publicado en el año 1895, en el que después de cuestionar las perversiones del capitalismo se plantea como alternativa, la construcción de una sociedad socialista. Allí propone suprimir las diferencias de clases y “erigir una sola, la de los productores instruidos, libres, iguales y dueños del producto íntegro de su trabajo”. Posteriormente, junto con 308 Gabriela Mistral: “El Grito”, en Luis Damiani y Omaira Bolívar, Pensamiento Pedagógico Emancipador Latinoamericano, Universidad Bolivariana de Venezuela, Caracas, 2007, p. 193.

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Leopoldo Lugones, funda el periódico La Montaña, en el cual insiste en su prédica socialista revolucionaria. En el primer número Ingenieros escribe el programa: “Somos Socialistas”, en el que concluye: “…queremos el individuo libre de toda imposición o restricción económica, política y moral, sin más límite a su libertad que la libertad igual de los demás. Así —solamente así— concebimos la misión que el Socialismo ha de realizar para la Libertad, por la Revolución Social”.

Él, junto a Leopoldo Lugones, dirige sus mordaces ataques contra la moral burguesa, sus instituciones y los mitos que apoyan la explotación de unas clases sobre otras, a saber: la República, la Religión, el Ejército, la Educación, la Patria, el Parlamento, el Estado, la Propiedad, la Familia, etc. No sólo hay creatividad en el estilo empleado en cada ensayo sino, sobre todo, en la temprana visualización de que el socialismo era la salida para la crisis que atravesaban las naciones latinoamericanas, y en el contenido autónomo y americanista de dicho socialismo. Sus obras sociológicas posteriores tienen la original virtud de poner el énfasis en los principios y en los asuntos éticos, aspectos que muchas veces han sido desestimados y son claves para la consolidación de fuerzas morales que eviten que la sociedad sea manejada por los prejuicios del hombre mediocre, el cual se adapta servilmente a una sociedad que promueve el conformismo y la indiferencia ante las iniquidades del decadente mundo burgués. Mención especial merece el revolucionario peruano José Carlos Mariátegui (1894-1930). Dedicó su vida a imprimirle creatividad a las propuestas de construcción del socialismo en Latinoamérica y se enfrentó a la izquierda ortodoxa tradicional que no hacía más que repetir el recetario que pretendía imponer la “oficialidad” comunista de entonces. Se negó a seguir recetas manualescas e intentó aplicar de forma renovadora el método del materialismo histórico para interpretar y transformar la realidad de su país y el continente, pero sin perder de vista la totalidad del desarrollo revolucionario internacional. Es así como cobra la interpretación que realiza Mariátegui sobre la sociedad de su tiempo, en sus rasgos históricos específicos, singular trascendencia en toda Latinoamérica. 480

La utopía posible A raíz de sus propuestas el socialismo científico —que habría servido de método de investigación— pasa a ser, indiscutiblemente, el instrumento político idóneo para acometer la lucha por la segunda independencia nacional y la justicia social. Mariátegui fue un activista político comprometido. En Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana, la revista Amauta y la columna de prensa que no por casualidad se llamaba “Peruanicemos al Perú” explicó su ideario. En sus textos enfatizó: “La nueva generación no será efectivamente nueva sino en la medida en que sepa ser, en fin, adulta, creadora. (…) No queremos, ciertamente, que el socialismo sea en América calco y copia. Debe ser creación heroica. Tenemos que darle vida con nuestra propia realidad, en nuestro propio lenguaje, al socialismo indo-americano. He aquí una misión digna de una generación nueva (…). Se trata de pensar con ideas propias, de buscar soluciones a los problemas de nuestra realidad; tarea que debe enfrentar un hombre que piense diferente, y que sin menospreciar los valores morales creados por las sociedades que le antecedieron, hace un análisis objetivo de los problemas socio-culturales y clasistas de la realidad latinoamericana”.309

El socialismo que él propone parte del estudio de la realidad desde una perspectiva creadora, y a partir de allí se plantea el diseño de tácticas y estrategias políticas originales, que entre otras cosas sean oportunas, realistas y factibles. Insiste: “No hagamos cuestión de etiquetas ni de títulos”. En América estamos en los albores de esta “Creación Heroica”. De igual manera el pensador martiniqueño Franz Fanon (19251961), autor de las obras Piel Negra Máscaras Blancas, Sociología de una Revolución y Los Condenados de la Tierra, desde una perspectiva anticolonial nos incita a no copiar la cultura occidental burguesa, la cual ya está degradada e intenta imponer sus modelos de devastación y negación de las identidades nacionales en las colonias y semicolonias que gobierna. Dice: “La humanidad espera de nosotros algo más que una imitación, algo que sería una caricatura obscena. Hay que encontrar otra cosa. 309 José Carlos Mariátegui: Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana,…cit.

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Podemos hacer cualquier cosa ahora a condición de no imitar a Europa, a condición de no dejarnos obsesionar por el deseo de alcanzar a Europa (…). Por Europa, por nosotros mismos y por la humanidad, compañeros, hay que cambiar de piel, desarrollar un pensamiento nuevo, tratar de crear un hombre nuevo”.310

Éste es el reto: construir sociedades socialistas originales, por cuyas venas corra la savia de nuestra historia. Sociedades arraigadas en la geografía de nuestros pasos, marcadas por nuestras propias incertidumbres. Compendio luminoso de nuestros saberes esenciales, danza de nuestra alma colectiva, antorcha nunca apagada de nuestras esperanzas, destello de amor por nosotros mismos, despertar de nuestros sueños, grito de rebeldía irreductible, reencuentro con lo que nos ocultaron o quisieron que olvidáramos, recompensa ante tanto engaño. Creación y no servidumbre. 21.3. Revolución y creatividad Creativas han sido las revoluciones que no han necesitado muletas ideológicas ni directrices internacionales para andar a su propio paso. Creativos son los movimientos revolucionarios que interpretan el alma de sus pueblos, se insertan en sus experiencias de lucha, y se atreven a proponer sus propios caminos de liberación. Cuba, una revolución que se revisa a sí misma

Creativa es la Revolución Cubana. No fueron las recetas prefabricadas las que permitieron el triunfo de un grupo de “barbudos”: fue la capacidad de crear sobre la marcha para dar respuestas inéditas a problemas originales lo que garantizó el éxito, a pesar de las dificultades y las limitaciones. En una carta que el Che le envía a Ernesto Sábato en 1960 le confiesa: “Puedo decirle, tratando de sintetizar, que esta Revolución es la más genuina creación de la improvisación. En la Sierra Maestra, un dirigente comunista que nos visitara, admirado de tanta improvisación y de 310 Franz Fanon: Los condenados de la Tierra, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 2003, pp. 287-292.

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La utopía posible cómo se ajustaban todos los resortes que funcionaban por su cuenta a una organización central, decía que era el caos más perfectamente organizado del universo. Y esta Revolución es así porque caminó mucho más rápido que su ideología anterior (…). Así nació esta Revolución, así se fueron creando sus consignas y así se fue, poco a poco, teorizando sobre hechos para crear una ideología que venía a la zaga de los acontecimientos (...). Así estamos ahora hablando un lenguaje que es también nuevo, porque seguimos caminando mucho más rápido que lo que podemos pensar y estructurar nuestro pensamiento”.311

Creativa ha sido esta Revolución cuyo autor intelectual, a decir de Fidel Castro, ha sido José Martí. Una Revolución que, en palabras de Jean-Paul Sartre, “está creando su propia ideología y sus propios instrumentos a través del contacto directo con las masas. (…) Es la revolución más original que jamás haya visto”. Creativas han sido las respuestas del pueblo cubano frente a las crisis, al bloqueo y al aislamiento, especialmente después de la caída del muro de Berlín y de la disolución de la URSS, que era su principal fuente de apoyo. Independientemente de los errores que se puedan cometer en toda revolución, el proceso revolucionario cubano aporta enseñanzas creativas concretas para la construcción del socialismo en América Latina y el Caribe. Una revolución que se revisa a sí misma. En palabras de Silvio Rodríguez: “Estoy de acuerdo en revertir los errores, en desterrar el autoritarismo y en construir una democracia socialista sólida, eficiente, con un funcionamiento siempre perfectible, que se garantice a sí misma. Me niego a renunciar a los derechos fundamentales que la Revolución conquistó para el pueblo. Antes que nada, dignidad y soberanía, y asimismo salud, educación, cultura y una vejez honorable para todos (…). Yo no niego los errores y los voluntarismos, pero no sé olvidar la vocación de pueblo de la Revolución, frente a agresiones que han usado todas las armas para herir y matar, así como los más poderosos y sofisticados medios de difusión (y distorsión) de ideas”.312 311 http://www.nuestraamerica.info/leer.hlvs/762. 312 https://tomarlapalabra.wordpress.com/category/silvio-rodriguez

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Del mismo modo, Fidel Castro ha sido profundamente autocrítico; en entrevista concedida a Jeffrey Goldberg en septiembre de 2010, reconoce: “…el Estado había terminado por jugar un papel demasiado grande en la economía de la isla”. No obstante, es indiscutible el estandarte de dignidad que ha sido sostenido desde Cuba. No tiene discusión la alta dosis de creatividad que ha puesto en marcha la Revolución Cubana para, en medio de las dificultades, elevar el nivel de vida promedio de la población en correspondencia con el desarrollo en las áreas de salud, educación y deportes. Faltan cosas, pero sobra fe y voluntad. Y lo más importante de todo es el aprendizaje que esta revolución le aporta al resto de las naciones y pueblos de Latinoamérica. Lo explicaba Fidel en la Segunda Declaración de La Habana: “…¿qué enseña la Revolución Cubana? Que la revolución es posible, que los pueblos pueden hacerla, que en el mundo contemporáneo no hay fuerzas capaces de impedir el movimiento de liberación de los pueblos”.

En relación con la creatividad, el testimonio de Gabriel García Márquez es revelador. El escritor colombiano dice en el reportaje “Cuba de cabo a rabo”, escrito en 1975, que en esta nación “…se está construyendo un socialismo humano y visible (…). Es un socialismo que los cubanos están haciendo a la medida de sus necesidades y posibilidades, con una pasión y una seriedad ejemplares, pero siempre muertos de risa, y poniendo en cada uno de sus actos esa chispa de locura recóndita que es tal vez su virtud más antigua y fecunda. En 1962, cuando los Estados Unidos decretaron el bloqueo, Cuba se encontró de pronto con la evidencia de que no tenía nada más que seis millones de cubanos resueltos en una isla luminosa y desguarnecida. Condenados a morir de hambre, los cubanos tuvieron que inventar la vida otra vez desde el principio. Crearon toda una tecnología de la necesidad, toda una economía de la escasez, toda una cultura de la soledad. No había un acto de la vida cotidiana que no exigiera un esfuerzo particular de ingenio y decisión”.

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La utopía posible • México y los zapatistas: “venimos a pedirles ayuda”

También ha sido creativo el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) de México, que recrea las formas de organización y lucha de las comunidades originarias, hace uso de internet para difundir el mensaje revolucionario y cuyos integrantes se colocan e identifican con un pasamontañas negro por ser un color despreciado que se asemeja al color de la tierra. Un proyecto político del cual se ha dicho: “Desde 1994, la rebelión zapatista en Chiapas ha sido el movimiento social más importante del mundo —el termómetro y el disparador de los grupos antisistema mundiales—¿Cómo es posible que un pequeño movimiento de indios mayas, en una de las regiones más pobres de México, pueda jugar un rol tan importante?”.313

Es creativo el EZLN cuando promueve marchas multiétnicas para enfrentar el Tratado de Libre Comercio (TLC), la globalización y cualquier política neoliberal. Hay creatividad cuando demanda respeto por las comunidades indígenas y se plantea aprender de ellas. Cuando esgrime un programa político, contraviniendo todo lo que hasta entonces se ha dicho en torno a la toma del poder y se plantea que es posible organizarse para ir transformando el mundo, no desde arriba, no tomando el poder y desde ahí ir dictando medidas, sino desde abajo, alcanzando logros, satisfaciendo demandas. Es un movimiento que para resolver los problemas de la comunidad recurre a las asambleas comunitarias y propicia el reencuentro con las tradiciones ancestrales en materia organizativa. Es creativo cuando se plantea la construcción de “los caracoles”, formas de organización popular, donde lanzan las consignas “mandar obedeciendo”, “para todos todo, nada para nosotros”, y le dice al pueblo: “no venimos a dirigirlos, no venimos a decirles qué hacer sino que venimos a pedirles ayuda”. Éste es un movimiento que revaloriza las cooperativas y se plantea que la producción no debe ir dirigida solamente hacia el autoconsumo de los productos, sino además, hacia la comercialización de los mismos en los mercados nacionales e internacionales. Un movimiento que se expresa de manera diferente a lo 313 Emmanuel Wallerstein: Un mundo incierto, p. 41.

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convencional, para el cual los tres ejes fundamentales en los que se basa —democracia, libertad y justicia— poseen un sentido profundamente humanitario, colectivo y concreto. Éste es un movimiento que le imprime una semántica nueva a las palabras: “Así, dignidad, democracia, resistencia civil, insurgencia civil, sociedad civil, y patria adquieren un nuevo sentido. Y entre las palabras recreadas por el zapatismo están autogestión, cooperativismo, propiedad colectiva, autonomía, participación y comunidades, palabras que es necesario recuperar y recrear para llevar a cabo una lucha que no sólo es local —como lo planteaba la tradición de las comunidades indígenas— sino también nacional y universal”.314

Un movimiento que no sólo se plantea la lucha contra el capitalismo y sus políticas neoliberales, sino también contra el patriarcado en la vida cotidiana; de allí que reconozca la importancia fundamental que tienen las mujeres en los procesos de gestión política y económica de sus comunidades, y por tanto impulse las cooperativas de mujeres. “Discriminadas doblemente como mujeres y trabajadoras, las indígenas mexicanas somos también discriminadas por nuestro color, nuestra lengua, nuestra cultura y por nuestro pasado. Triple pesadilla que nos obliga a nuestra triple rebelión”. 315

Por otra parte, éste es un movimiento que nace en una de las localidades mexicanas más paradójicas: Chiapas. Éste es un territorio rico en recursos: produce grandes riquezas y la pobreza más inhumana. Ésta es una localidad donde se produce una gran violencia contra los que luchan por un mundo de prosperidad y paz. “Viento primero EL DE ARRIBA Que narra cómo el supremo gobierno se enterneció de la miseria indígena de Chiapas y tuvo a bien dotar a la entidad de hoteles, cárceles, cuarteles y un aeropuerto militar. Y que narra también cómo la bestia se alimenta de la sangre de este pueblo y otros infelices y desdichados sucesos”. 316 314 Patricia Agosto: El Zapatismo: hacia una transformación cooperativa digna y rebelde. Monte Ávila Editores Latinoamericana, Caracas, 2005, pp. 2-3. 315 Ibid., p. 67. 316 Subcomandante Marcos: “Chiapas: el sureste en dos vientos, una tormenta y una profecía”.

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La utopía posible Un movimiento político, como el EZLN, asume la creatividad como condición para la victoria y requisito para la existencia. Creatividad en la forma y en el contenido. En la manera de hacer y de decir. En el modo de soñar y de realizar. En palabras del Subcomandante Marcos: “Cuentan que Miguel Ángel Buonarroti realizó su David con serias limitaciones materiales. “El pedazo de mármol sobre el que trabajó Miguel Ángel era uno que ya había sido empezado a trabajar por alguien más y tenía ya perforaciones, el talento del escultor consistió en hacer una figura que se ajustara a esos límites infranqueables y tan restringidos, de ahí la postura, la inclinación, de la pieza final” .De la misma forma, el mundo que queremos transformar ya ha sido trabajado antes por la historia y tiene muchas horadaciones. Debemos encontrar el talento necesario para, con esos límites, transformarlo y hacer una figura simple y sencilla: un mundo nuevo”. 317

• Bolivia y la revolución con los pueblos originarios

Bolivia es el tercer país en tamaño de Suramérica, después de Argentina y Brasil. Más grande que España, Alemania e Italia juntos. Es una nación rica en recursos, sin embargo una de las más pobres de Suramérica. No obstante hay creatividad, también, en la Revolución Boliviana, la cual redimensiona el papel de los pueblos originarios, sus formas de organización y sus cosmogonías. Es creativo el proyecto político que, en alianza con distintos sectores de la sociedad, lidera Evo Morales. En efecto, el solo hecho de que en América del Sur, por primera vez en la historia, un indígena llegara a ser presidente ya es un hecho que evidencia una alta dosis de creatividad. Y que esto ocurra en Bolivia, una nación donde el desprecio por las etnias y sus culturas forma parte de la “política de dominación”, hasta el punto de que jamás ninguno de ellos había ocupado un cargo de importancia en la Administración Pública, en las fuerzas armadas o en el clero, reviste una particular originalidad. Además, en esta nación —donde tradicionalmente las oligarquías escogen los presidentes y los EEUU les dan órdenes—, es un desafío creador gobernar a contracorriente de quienes han detentado el poder. 317 http://www.stormpages.com/marting/oximoron.htm

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En diciembre del 2005, Evo Morales es electo Presidente. Ahora bien, ¿quién es Evo? Es un aymara pobre que aprendió castellano cuando entró a la escuela y quechua cuando la pobreza obligó a su familia a mudarse; de niño tocaba el charango, tejía, oía la radio o jugaba pelota mientras pastaba llamas y ovejas; luego trabajó en la zafra de caña de azúcar en el norte de Argentina, donde también vendió helados; se gradúa de bachiller. Quería ser periodista y futbolista, pero al morir su padre la vida lo lleva al cuartel donde ve cómo a un indio lo rocían de gasolina y lo queman vivo; se hizo trabajador cocalero y allí emprende la lucha en defensa de la coca —esa planta útil y sagrada para los campesinos bolivianos— y de los trabajadores cocaleros. Sufre varios atentados contra su vida, es encarcelado y allí se declara en “huelga de hambre seca”, sin agua. Hizo parte de su campaña electoral yendo de un lugar a otro en autobús, porque no había recursos para hacerlo de otro modo. “En el 99 ya teníamos un autito —evoca—. Y lo manejábamos. Era el único autito que teníamos para hacer campaña”.318

Luego es electo diputado, batiendo un récord con el 73% de los votos, el diputado más votado del país; pero pronto sería expulsado del Congreso, acusado de terrorista, narcotraficante. Otra vez hace huelga de hambre seca. Insiste en que la supuesta lucha contra la coca por parte de los EEUU no es más que un pretexto para controlar política y militarmente las naciones latinoamericanas. Vuelve al Parlamento cuando su expulsión es declarada inconstitucional. Luego es propuesto como candidato a la presidencia de la República. Se lo tomó a broma y rechazó la propuesta porque “no sabía si tenía dedos para ese piano”. Al final aceptó y, después de una dura campaña electoral triunfó, pero se impuso el fraude. Explica: “Nos robaron la elección. Ahora digo que felizmente se la robaron porque eso nos dio tiempo para prepararnos. ¿Qué hubiera hecho yo 318 Los datos han sido recogidos, fundamentalmente, de la entrevista que Malu Sierra y Elizabet Subercaseaux le hicieron a Evo, y que recogen en el libro Evo Morales, primer indígena que gobierna en América del Sur, p. 40.

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La utopía posible como presidente en el 2002?... seguro que hubiéramos fracasado… La Pachamama me salvó”. 319

A la segunda va la vencida, y la noche del 18 de diciembre del 2005 Evo vence a su más cercano contrincante, por aplastante mayoría: 53,7% de los votos frente a 31,3%. Evo en consonancia con la filosofía de los pueblos originarios camina hacia adelante sin dejar de mirar hacia atrás, pues el pasado no está detrás sino adelante. Dice que “…volver a vivir bien es nuestro primer gran objetivo, y vivir bien no significa vivir mejor, pues si alguien vive mejor quiere decir que otro vive peor”.320

Creativa está siendo la Revolución Boliviana que ha pasado por un proceso constituyente y dentro de los postulados de la nueva Constitución se plantea la interculturalidad, el “vivir bien”, el respeto a la Pachamama —la Sagrada Madre Tierra—, el Estado Unitario Social de Derecho Plurinacional Comunitario, el derecho a la autonomía y el autogobierno indígenas, junto con el reconocimiento oficial de sus entidades territoriales e instituciones. Nociones originales que revolucionan la sociedad boliviana y contagian al resto de las naciones del continente. El Estado asume (Art. 8.I) y promueve como principios ético-morales de la sociedad plural: ama qhilla, ama llulla, ama suwa (no seas holgazán, no seas mentiroso ni seas ladrón), suma qamaña (vivir bien), ñandereko (vida armoniosa), teko kavi (vida buena), ivi maraei (tierra sin mal) y qhapaj ñan (camino o vida noble). Simultáneamente con la promoción de estos valores, la Revolución toma medidas concretas que defienden la soberanía y contribuyen a alcanzar mayor justicia social entre el pueblo. Entre ellas está la exigencia dirigida al funcionario público, de aprender los idiomas indígenas de cada región para así atender mejor las necesidades de la gente, habida cuenta de que para más del 60% de la población la lengua materna es la indígena y el castellano es un segundo idioma. También desde el comienzo fueron nacionalizados los hidrocarburos. Explica Evo: 319 Ibid., pp. 41-42. 320 Idem.

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“Se trata, de un modelo de nacionalización siglo 21, sin expropiación, sin exclusión de las empresas. Pero ellos no pueden seguir como antes. Antes el 18 por ciento quedaba para Bolivia y el 82 por ciento para las trasnacionales. Ahora es lo contrario: queda para Bolivia el 82 por ciento y el 18 por ciento para las empresas. Ganan, pero no ganan como antes”.321

Ésta es una revolución creativa que ha hecho suya la “whipala”, que es la antigua bandera del Tawantinsuyo, la cual representa a todos los pueblos originarios. Una revolución que se plantea la lucha política en términos originales. En palabras del vicepresidente de la República Álvaro García Linera, el intelectual blanco de clase media y activista guerrillero que sirve de interlocutor con el país no indígena, la lucha no está planteada en términos convencionales: “La idea de ganar no está asociada a la derrota física del adversario sino a su derrota histórica, moral y política; a la incorporación de los intereses de los adversarios en la estructura de los intereses de las fuerzas emergentes. Es una idea un poco rara de la historia. No es: derroto al otro porque lo aplasté, sino lo derroto porque lo incorporé de manera subordinada en mi estructura de poder”.322

Ésta es una revolución que ha rescatado la cosmovisión y los mitos de los indígenas. En palabras de David Choquehuanca, el filósofo canciller de la República: “Nosotros vamos a gobernar cuando hayamos recuperado las leyes de la naturaleza (…). Estamos en ese proceso. El Pachakuti estaba previsto. Es un tiempo cósmico cuando los polos se invierten y lo que estaba arriba pasa abajo y lo que estaba abajo pasa arriba”.323

Desde el comienzo mismo esta revolución asumió la creatividad y la originalidad arraigadas en la sabiduría de los pueblos originales ancestrales. En palabras de su líder Evo Morales, en su primer mensaje como Presidente (2006): “Felizmente el pueblo es sabio. Esa sabiduría del pueblo boliviano hay que reconocerla, hay que respetarla y hay que aplicarla. No se trata 321 Ibid., p. 137. 322 Ibid., p. 69. 323 Ibid., p. 90.

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La utopía posible de importar políticas económicas o recetas económicas desde arriba o desde afuera (…). El querer importar políticas a Bolivia es un error. Las organizaciones sociales, los consejos de amautas que admiro muchísimo, en el Altiplano paceño, esos sindicatos del campo y de la ciudad, esas organizaciones llamadas capitanías en el Oriente boliviano, son el reservorio de conocimientos, el reservorio de conocimientos científicos de la vida para defender a la vida, para salvar a la humanidad. Se trata de coger de esas organizaciones para implementar políticas”.

• La Revolución Ciudadana Ecuatoriana: “Cinco ejes centrales”

Creativa es la Revolución Ciudadana de Ecuador impulsada por Rafael Correa. Un movimiento que ha sido capaz de liquidar a la partidocracia tradicional y desmontar el modelo económico neoliberal, llevar a cabo un proceso constituyente exitoso, aprobar una Constitución Nacional (2008) de avanzada, trazar una política exterior integracionista, incorporar la influencia cultural indígena y africana, la presencia de las ideas del movimiento social ecologista, e impulsar el socialismo del siglo XXI que “enfatiza principios más que modelos, ya que cada país debe tomar sus decisiones de acuerdo con sus realidades”. Manifiesta Rafael Correa: “Esta revolución que es ante todo bolivariana. Nuestra hasta los huesos del alma. ¡NUESTRA! Cuando hablamos de revolución hablamos de democracia, de participación ciudadana, de participación de todas, de todos. La revolución se basa en la participación de todos los sectores, con equidad. La verdadera democracia es socialista, nada tiene que ver con el egoísmo, con el capitalismo inmoral que ha hecho la crisis, con la partidocracia decadente. Por decisión soberana el pueblo ha decidido su futuro, que no es otro que la Revolución Ciudadana: profunda, rápida, democrática y en paz. La nueva Constitución nos permite avanzar por el siglo XXI. Rompe con las cadenas que nos mantenían sujetos al siglo pasado, al dominio de los dogmas neoliberales, a la entelequia del mercado, a la hegemonía del capital financiero, de ese capital especulativo, decadente, cuyo poder agoniza ahora mismo a nivel planetario, dando coletazos terribles como los dinosaurios antes de extinguirse. Somos capaces de soñar en grande, de alcanzar esos sueños y de realizarlos. Se ha instaurado en el Ecuador el Poder Ciudadano para transformar las estructuras políticas y económicas caducas, ineficientes

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que se han basado en la corrupción, en el predominio de las cosas por sobre los seres humanos, en el reinado del egoísmo y de la usura”.

Esta Revolución Ciudadana se fundamenta en cinco ejes centrales: 1. Revolución Constitucional Se propone el impulso del poder constituyente como preámbulo para crear un nuevo Estado. 2. Lucha contra la corrupción Se busca el combate a la corrupción por medio de veedurías ciudadanas. 3. Revolución Económica Se apoya a los microempresarios, comerciantes informales, agricultores y artesanos por medio de microcréditos denominados 5-5-5 (hasta 5.000 dólares, a 5 años plazo y al 5% de interés anual). También se plantea la democratización de los medios de producción. 4. Revolución de Educación y Salud Se implementa en Ecuador la creación de un sistema universal de salud y de educación gratuito. Para esto se busca aumentar el porcentaje del presupuesto anual que se destina a estos rubros en un 0,5% con respecto al PIB, hasta que se alcance el 5% para el sistema de salud y el 6% para el sistema de educación. 5. Rescate de la dignidad, soberanía y búsqueda de la integración latinoamericana. Para mantener la soberanía política y económica del país frente a los organismos financieros internacionales y las potencias extranjeras, se persigue una renegociación de la deuda externa. También se busca la anulación de tramos de la deuda considerada ilegítima. Con respecto a la integración de los países latinoamericanos Ecuador impulsa la Unasur (Unión de Naciones Suramericanas), proyecto que busca 492

La utopía posible integrar a los países del sur de América en un solo bloque económico y político. También el gobierno del Ecuador promueve firmemente la creación del Banco del Sur junto con Argentina, Venezuela, Brasil, Paraguay y Bolivia. De Ecuador es la iniciativa monetaria del Sucre, un medio de intercambio entre los países que integran el ALBA. Este tipo de medidas es muy progresivo porque son pasos que permiten ir rompiendo dependencias. Ésta es una revolución dirigida por un líder estudioso para quien las doctrinas políticas y económicas no están completas si no sirven para generar justicia social. Un líder que desmonta, punto por punto, los argumentos de las teorías de la dominación y la desigualdad por remozadas que éstas aparezcan. Un líder que no sólo cree en el saber académico sino en los saberes de ese pueblo creador. Un líder que dispara el corazón cuando habla. Cuando cumplió un año de su mandato expresó: “Llegó la hora. No hay que temer miedo. Aquel que caminó sobre la mar y calmó tempestades, también nos ayudará a superar estos difíciles pero esperanzadores momentos. No nos olvidemos que el Reino de Dios debe ser construido aquí, en la tierra. Pidan por mí para que el Señor me dé un corazón grande para amar, pero también fuerte para luchar. Marthin Luther King decía que su sueño era ver una Norteamérica donde blancos y negros puedan compartir la escuela, la mesa, la Nación. Mi sueño, desde la humildad de mi Patria morena, es ver un país sin miseria, sin niños en la calle, una Patria sin opulencia, pero digna y feliz”.

Cuando intentaron darle un golpe de Estado, usando uno de los pretextos más triviales y falaces —la incomodidad de la policía en relación con ciertas medidas laborales— le respondió con coraje a sus victimarios. Desde Venezuela llegaban a Ecuador las consignas que un día infundieron valor al pueblo para reconquistar la democracia. En la tierra de Manuelita Sáenz se oía el eco: ¡No pasarán! • La Revolución Bolivariana Venezolana: “Necesario es vencer”

La Revolución Bolivariana ha estimulado en el pueblo la capacidad de invención cuando lanza el proyecto del “socialismo bolivariano”. 493

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Creativo ha sido también su líder, el Comandante Chávez, quien en sus comienzos no se declaró socialista —con lo cual se evitó el problema de entrar en el terreno de la disputa con las viejas izquierdas del país que se acusaban mutuamente de reformistas, revisionistas, foquistas—. Contrariamente, la Revolución Bolivariana desde su instauración ha esgrimido como banderas doctrinarias el ideario de Simón Bolívar, Simón Rodríguez y Ezequiel Zamora, cuyos textos, dicho sea de paso, no han sido suficientemente editados y discutidos en el seno del movimiento popular, para poder extraer de ellos las enseñanzas que esta revolución está demandando. Luego de diez años en el poder, Chávez define la revolución venezolana como antiimperialista y llama a diseñar colectivamente el “socialismo bolivariano”, en una sociedad donde, desafortunadamente, aún prevalece “la cultura del petróleo” con todas las contradicciones que ello implica, pero en donde, sin embargo, el Poder Popular se va configurando y adquiere formas inéditas. Creativa ha sido la estrategia del gobierno revolucionario de Venezuela cuando se propone ir transformando el Estado —que era fundamentalmente excluyente y que se encontraba de espaldas al pueblo— en uno que se plantea la inclusión social. Una revolución donde este mismo pueblo ha ido asumiendo un rol protagónico, y se ha ido “empoderando” por medio de distintos caminos que se han ido decantando: las cooperativas, los consejos comunales, las comunas. Todo esto, a pesar de que a cada proyecto revolucionario de solución de las necesidades de la población, le suceden sutiles formas de reacomodo del viejo sistema que se disfraza, se camufla, se mimetiza para socavar con sus propios hombres las bases de la Revolución. Una Revolución que por vía democrática se plantea la transformación del Estado con programas bandera, como son las Misiones socialistas: la Robinson, que ha permitido que Venezuela haya sido declarada por la Unesco “Territorio Libre de Analfabetismo”; la Robinson II, la Ribas y la Sucre que ha facilitado que muchos venezolanos tengan acceso a la educación; Barrio Adentro, con sus Centros de Diagnóstico Integral 494

La utopía posible (CDI) y las Salas de Rehabilitación Integral (SRI) que han llevado la salud incluso a lugares inhóspitos; Mercal y Pdval, que han facilitado que la cesta básica alimentaria llegue a la mesa de los más desposeídos; la Misión Milagro que permite que muchos recobren la visión no sólo en Venezuela sino también en Suramérica y Centroamérica. Misiones, en fin, para sorpresa de muchos, que reorientan la renta petrolera a favor de los pobres, en especial los más pobres, de modo que la justicia deja de ser una declaración jurídica y va convirtiéndose en un hecho social concreto que debe ser garantizado por el Estado en el aquí y el ahora. Pero ésta es una Revolución que requiere con urgencia que el funcionario público se transforme en “servidor público” y que se instituya una misión que podría llamarse “Misión Atención al Ciudadano” para garantizar que el pueblo diseñe, ejecute, evalúe y disfrute las políticas del Estado dirigidas a resolver sus necesidades. Quienes atienden a nuestro pueblo deben poseer una sensibilidad y una formación especial, y deben estar guiados por principios humanistas y populares. En nada deben parecerse al funcionario promedio de la Cuarta República; bajo ninguna circunstancia deben reproducir sus vicios. La Revolución Bolivariana en Venezuela es, afortunadamente, una revolución que va haciendo los caminos en la medida que los va andando. Y va descubriendo mientras va explorando. No sigue etapas preestablecidas ni es dirigida desde ningún centro de poder internacional. No se guía por un manual. No pretende convertirse en “modelo” para otras naciones. Ésta es una revolución que debe continuar midiéndose en el terreno electoral, donde ha ganado la gran mayoría de las batallas, pero debe seguir batiéndose democráticamente con una contrarrevolución que combina los métodos antidemocráticos (el golpe de Estado, los paros empresariales, el boicot de las industrias básicas, el acaparamiento de los bienes de primera necesidad de la cesta básica, el financiamiento foráneo y los intentos de magnicidio, incluso el sicariato y la “Guerra Sucia”) con la imagen de chicos buenos respetuosos de las leyes y preocupados por la ciudadanía. 495

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Una revolución que debe enfrentarse todos los días a un quinto poder comunicacional bien estructurado, en manos de los herederos de Goebbles, al que le hemos antepuesto, cual David, las emisoras y televisoras comunitarias que inventan cada día, sobre todo su manera de sobrevivir, con escasos recursos y una inmensa pasión por el país y la gente. Una revolución cuyos enemigos más poderosos son, quizás, muchos de los que dicen apoyarla y que más que hacer la revolución se la están gozando. Una revolución que va a contracorriente de los pseudovalores que nos han impuesto los mercaderes de la antivenezolanidad y la antiintegración y que a cada paso se encuentra con una mentalidad retrógrada que se vale de aquello que nos decía Albert Einstein: “es más fácil destruir el átomo que un prejuicio”. Una revolución, en fin, que no se queda callada, que es voz de la memoria y grito de redención. Una revolución que ensaya, se equivoca, vuelve a intentarlo, persevera, sigue trabajando y repite con José Félix Ribas: “Necesario es vencer”. Un proceso que está buscando en las raíces y en los frutos de la cultura las fuentes de su destino, porque está aprendiendo que “una revolución para que sea irreversible debe ser cultural”; que a pesar de encontrarse avasallada por el colonialismo cultural y la ideologización comunicacional ha activado una contraofensiva de autoafirmación cultural cuyos voceros más representativos son la gente sencilla del pueblo. De allí que más que nunca sea verdad aquello que afirmaba el poeta Aquiles Nazoa: “Creo en los poderes creadores del pueblo”. Ésa es la razón por la que, en su inmensa mayoría, las y los cultores populares, con esa intuición propia del artista, son los que con más entusiasmo e inventiva acompañan y construyen esta Revolución. De las entrañas de nuestra geografía surgen los pintores que llenan de murales, las calles y avenidas; los cantores que interpretan la canción rebelde para un pueblo bravo; los poetas para quienes la palabra es una tea.El arte “popular” cobra fulgor y levanta la voz. El joropo, el galerón, las coplas, las décimas se tiñen del color de la Revolución. Y si alguien tiene dudas acerca de a quién apoya el pueblo, lo invitamos a que se interne en la provincia, donde el respaldo al presidente Chávez es más 496

La utopía posible combatiente y firme. En lo profundo de nuestro territorio encontramos gente que se identifica con los postulados de la Revolución Bolivariana; personas como Daniel García, un hombre humilde de las soleadas tierras de la Península de Paraguaná, quien escribió una décima titulada “Rojo”: “Rojo de sangre guerrera, rojo de revolución y rojo en el corazón de nuestra erguida bandera; la que tremola altanera con rojo de libertad, rojo color de igualdad brillando en el tricolor porque rojo es el amor con roja sinceridad. II Sangre de libertadores el rojo del pabellón, es roja nuestra pasión y rojos son los amores; y rojas serán las flores en este pueblo que avanza porque roja es la esperanza que tiene la patria buena; rojo el canto que resuena en roja punta de lanza.

III Rojo es el canto a la vida y rojo el amanecer Y el árbol al florecer con una luz encendida. Roja la flor presumida del rojo de su belleza, rojo es un labio que besa

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en una roja pasión, y rojo es el camisón de aquella mujer que reza. IV Rojo es color de alegría Rojo que anuncia la aurora, Roja es el ave canora que canta anunciando el día; color de la patria mía el rojo de multitudes, camino de juventudes con rojo en el corazón llevando revolución a todas las latitudes”.

Ésta es una Revolución que, como nos lo decía Domingo León, por encima de cualquier cosa nos convoca a reencontrarnos con la grandeza de nuestro pasado, con esos espíritus tutelares que flotan en el alma de los venezolanos y nos instan a alcanzar la altura de los nobles constructores de la nacionalidad. Ésta es una Revolución que nos hace tomar conciencia de que somos de la patria de Bolívar, y por tanto éste nos impulsa a no desfallecer, a continuar creadoramente su obra pues: “¿No es Venezuela la tierra que, con el cuerpo ha heredado el espíritu de Bolívar, aquel para quien la soledad no fue un impedimento, para quien el espacio no fue un obstáculo, para quien los Andes no fueron valladar, para quien el mar no fue un lindero, para quien el tiempo no fue una venda, y a través de la niebla del futuro descubrió que el núcleo vital del Continente estaba en el Mar de las Antillas?”.324

• Nicaragua y los sandinistas

Cuando Tomás Borge estuvo en Caracas en abril del 2004 dijo, a propósito de la originalidad del movimiento sandinista, algunas cosas 324 Eugenio María de Hostos: “Lo que intentó Bolívar”, en Obra Literaria Selecta, Biblioteca Ayacucho, Caracas, p. 342.

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La utopía posible reveladoras. Habló de que en los inicios del Frente Sandinista los sectores de izquierda padecían “un bajísimo nivel político”. “No obstante, esta orfandad ideológica tuvo un aspecto positivo: no hubo en Nicaragua terreno abonado por la típica polémica estéril; el atraso político ideológico más bien canalizó cierto aspecto positivo de militantes sandinistas, tal es la inclinación viva y práctica hacia la acción. Aunque difícil de entender, nuestra ignorancia filosófica nos conduce a la lucha guerrillera (…). Somos revolucionarios más por vergüenza que por conciencia (…). En Nicaragua, a diferencia de la mayoría de los países de América Latina, se desconocía el marxismo. Luego aprendimos un marxismo dogmático, de esos libros que sacaban los soviéticos. Ése fue el marxismo que aprendimos nosotros, afortunadamente también fuimos capaces de ser herejes”.325

Con esa “orfandad ideológica” y desde la herejía se propicia la creatividad. El que lo sabe todo y el que todo lo tiene ya resuelto no puede ser creativo. Sólo puede ser creativo el movimiento político que está consciente de sus propias limitaciones y está dispuesto a inventar. Éste ha sido el caso del FSLN. Creativo fue y ha sido el Frente Sandinista de Liberación Nacional de Nicaragua (FSLN), fundado en 1962 por un grupo de estudiantes universitarios encabezados por Carlos Fonseca, Silvio Mayorga y Tomás Borge, que logró superar el abatimiento de las derrotas y la altivez de las victorias en cruzadas del amor, emprendidas desde el gobierno en agosto de 1979, como la de alfabetización que, en cinco meses, redujo el analfabetismo somocista del 53 % al 12%, y en materia de salud pública, mediante grandes campañas de vacunación preventiva, ejecutadas con la colaboración de brigadas de voluntarios, erradicaron enfermedades como la poliomielitis. Los sandinistas iniciaron una reforma agraria global para redistribuir entre los pequeños granjeros y trabajadores del campo algunas grandes fincas y las tierras arrebatadas a los partidarios de Somoza. Este programa también incluía la creación de granjas estatales y cooperativas. 325 Seminario Latinoamericano de Precursores del Antiimperialismo, pp. 20-24.

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Se incrementó el presupuesto de educación y aumentó en tiempo récord el número de escuelas, profesores y estudiantes. La asistencia sanitaria pública se extendió a todo el país; se levantaron hospitales y clínicas. La tasa de mortalidad infantil y de enfermedades disminuyó significativamente. En palabras de Eduardo Galeano: “La revolución sandinista no fusila a nadie; pero del ejército de Somoza no queda ni la banda de música. A manos de todos pasan los fusiles, mientras se desencadena la reforma agraria en los campos desolados. Un inmenso ejército de voluntarios, armados de lápices y de vacunas, invade su propio país. Revolución, revelación, de quienes creen y crean... Ahora, a los tropezones, se echan a caminar. Van en busca del pan y la palabra: esta tierra, que abrió la boca, está ansiosa de comer y de decir”.326

El movimiento sandinista que llega al poder (en julio de 1979), conforma un gobierno de coalición hasta que en noviembre de 1984 se celebran unas elecciones que gana Daniel Ortega, con un 67% de los votos, y el FSLN alcanza 61 escaños en el Parlamento, de un total de 96. Sin embargo, en las elecciones de 1990, bajo un feroz asedio económico, militar y comunicacional patrocinado por el imperialismo norteamericano, el FSLN fue derrotado. Los sandinistas acordaron celebrar elecciones bajo supervisión internacional a principios de 1990 como una condición de las negociaciones de paz. Confiaban en obtener la victoria y en que Daniel Ortega fuera elegido nuevamente presidente. Los catorce partidos de la oposición se unieron para formar la Unión Nacional Opositora (UNO), que apoyaba la candidatura a la presidencia de Violeta Chamorro y ofrecía una lista unificada de candidatos al Congreso. El rechazo generalizado contra el servicio militar obligatorio y la esperanza de conquistar la paz, llevaron a la victoria a la UNO, que obtuvo el 55% de los votos, mientras que los sandinistas obtuvieron únicamente el 41 por ciento. Desde entonces a veces los sandinistas están en el poder y otras, están fuera. Como un tobogán, suben y bajan. 326 http://www.stormpages.com/marting/eduardorevsan.htm.

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La utopía posible De allí que el poder creativo de la Revolución Sandinista quizás resida en el hecho de recordarnos que los caminos de construcción del socialismo no son lineales ni progresivos, que los peligros de vuelta al pasado son reales e inminentes; que ninguna conquista es irrevocable y que las advertencias de que se cometen errores no siempre deben ser catalogadas de “reaccionarias”. Todo puede ocurrir: avanzar o retroceder. No obstante, el pueblo nicaragüense, con su enorme capacidad para avanzar en medio de las dificultades, sabe que como dijo una vez el mentor de esta revolución, Augusto César Sandino: “Nosotros iremos hacia el sol de la libertad o hacia la muerte; y si morimos, nuestra causa seguirá viviendo. Otros nos seguirán”. 21.4. ¿A dónde va la América? En la primera década del siglo XXI asistimos a unos hechos impensables hacía apenas unos pocos años atrás: Los presidentes se parecen a sus pueblos. Un indio en Bolivia y otro en Nicaragua, un zambo en Venezuela, un guerrillero en Uruguay, un limpiabotas en Brasil a quien una mujer le sucede en el poder, y para colmo un ecuatoriano estudia economía en Harvard y sale izquierdista. Estamos buscando nuestros propios caminos. Más aún, estamos haciendo nuestros propios caminos. Soñamos con un mundo mejor. Contamos con nuestra imaginación para materializarlo. Tenemos ilusiones. En ningún tiempo han estado más vigentes aquellas palabras de José Martí, al decir: “Nunca, de tanta oposición y desdicha, nació un pueblo más precoz, más generoso, más firme. Sentina fuimos, y crisol comenzamos a ser (…). Todo lo vence, y clava cada día su pabellón más alto, nuestra América capaz e infatigable”.327

Así es. Nuestro pueblo precoz, generoso y firme, capaz e infatigable, todo lo vence. ¡Así somos! Con esta convicción jamás seremos derrotados por las naciones imperiales que nos avasallan y desprecian, ni por las serviles oligarquías locales que nos manipulan y explotan, ni por los 327 Discurso ante la Sociedad literaria Hispanoamericana, 19 de diciembre de 1889.

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gobiernos a su servicio que nos reprimen y engañan, ni por los falsos representantes del pueblo que hacen promesas y nos defraudan, ni aun por los intelectuales que por complejo de inferioridad imitan y copian. Estamos convencidos de que la América Latina y Caribeña es el continente de la creatividad y la esperanza. Acá se están fraguando arrolladoras fuerzas liberadoras. Entre nuestros pueblos germina radiante una semilla que ha sido abonada con nuestra propia tierra. Somos un árbol de muchas ramas que se nutre con la savia de nuestros saberes originales y de la diversidad de culturas. Nuestras revoluciones no son frutos trasplantados de otras latitudes ni se orientan hacia cielos que no son nuestros. Andamos nuestros propios senderos y nuestras huellas dejan un rastro genuino. Nos alumbra el sol del Universo que es para todos, pero la fortaleza nos viene de nuestra gente, de la historia propia. Hemos aprendido de nuestra experiencia, con todo lo que ella tiene de tragedia y de lágrimas, pero con todo lo que tiene, también, de heroísmo y ternura.

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La utopía posible

22. Poder Popular, Poder Constituyente “Es el pueblo que quiere, el pueblo que obra y el pueblo que puede, todo lo demás es gente que vegeta con más o menos malignidad, con más o menos patriotismo, pero todos sin más derecho que ser ciudadanos pasivos”. Simón Bolívar “Cuando la autoridad ya no sea de una sola persona, habrá luz, verdad y justicia. La autoridad conferida a una sola persona es un crimen. Lo que deseamos es una autoridad conferida a todos”. Louise Michel “Los señoritos invocan la patria y la venden; el pueblo no la nombra siquiera, pero la compra con su sangre y la salva”. Antonio Machado

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22.1. Poder Constituyente y Poderes Constituidos El Poder Popular es expresión del Poder Constituyente. Va superando dialécticamente el Poder Constituido. Para tener claro qué significa esto intentaré bosquejar las diferencias entre uno y otro, y las relaciones de complementariedad, antagonismo, avenencia y tensión que se desarrollan entre los dos últimos. Existen unas diferencias cardinales entre el Poder Constituyente y el Poder Constituido. El Poder Constituyente expresa la Revolución en constante proceso de nacimiento y cambio. Supone una continua transformación a partir de una dialogicidad de los hombres con sus circunstancias y con las utopías que los alientan. Forma parte de los movimientos de masas que se plantean construir el poder desde el pueblo y para el pueblo. Expresa a la gente que busca soluciones y respuestas ante sus necesidades materiales, culturales y espirituales. Éste es motor del pueblo. Y ese pueblo es rebelde y creativo: se plantea inventar, ensayar, equivocarse, volverlo a intentar, acertar, continuar la lucha, avanzar. Es pueblo que cuando adquiere conciencia de clase, de ciudadanía y de patria asume todos los riesgos, supera cualquier contrariedad, alcanza lo que se propone. Aprende de las derrotas y se afianza en las victorias. No se rinde, no claudica, no se vende. El Poder Constituyente es Poder Popular, por tanto asume que el empoderamiento de gente concreta a partir de las luchas cotidianas es la fuerza motriz, el combustible de una revolución en marcha. Él promueve que la conciencia de clase, la sensibilidad, las políticas sociales y las variadas formas de organización, surjan y se renueven en contacto con la realidad, y no se decreten ni impongan desde ningún centro de poder desvinculado del movimiento real. El Poder Constituyente se expresa en la lucha diaria por el vivir bien. No justifica sus omisiones, ni se envanece por sus actuaciones. Es, simplemente, ejercicio del deber histórico para con los más necesitados y el planeta entero, hoy en peligro. Es un extraordinario intento de saldar la deuda social ancestral con los oprimidos. Es, para decirlo con las palabras de Mariátegui, una filiación y una fe. Un flujo de energía inagotable en continuo 506

La utopía posible proceso de transformación para construir vida y a la vez impedir que los poderosos la destruyan. Una marea creciente de entusiasmo, reflexión y prácticas creadoras. Es punto de partida, horizonte abierto. No tiene itinerario, meta, ni punto de llegada. “Hace camino al andar”. Es presente en movimiento: reivindica la grandeza de nuestro pasado y forja la esperanza colectiva en el porvenir. Es la concepción y la praxis de un proyecto para vivir viviendo. Es lo sustantivo de una Revolución. Es gobierno del pueblo. Por el contrario, el segundo, el Poder Constituido, es eminentemente conservador e insensible. Organiza el poder de modo que sirva a la estructura institucional y no al espíritu de justicia social que le dio origen. Frena o mediatiza toda iniciativa popular de revisión, rectificación o reimpulso, puesto que sólo obedece a razones ministeriales. Su misión es cuidar de sí mismo, justificar su existencia, seguir el guión. Su visión, mirar hacia adentro, auscultarse. Se plantea quedar bien aunque lo haga mal. Quedarse aunque deba irse. Aparecer, pese a no haber estado allí. Figurar sin haber cumplido. Hacer pensar que cree aunque ya no tenga fe en ideal alguno. Dicho poder mata la esperanza mientras tremola una bandera de ilusiones. Ofrece mucho y da migajas. Convierte las consignas en lugares comunes; las ideas en pagarés; los ideales en órdenes de pago; la lucha en epitafio. En sus oficinas se hunde la Revolución, se desacredita a los ciudadanos que luchan por el país y a los servidores que les apoyan. Se ensalza a los trepadores y se premia a los oportunistas. Se desacredita a los eficientes servidores públicos y se minusvaloriza su gestión. Se cumple con los formalismos y se desatienden los deberes. Se pisotean los derechos, se lesiona a las personas. Allí los funcionarios detentadores de los poderes constituidos monopolizan los cargos públicos, crean indicadores de gestión a su medida, muestran un impacto social desde una perspectiva paternalista y asistencial para que la gente no fortalezca su autoestima, sino más bien profundice sus sentimientos de auto conmiseración. En sus oficinas se manejan los recursos y las “políticas sociales”, de modo que las personas de las clases populares sean a lo sumo receptores agradecidos y no agentes activos en el proceso de construcción de una sociedad justa y democrática. 507

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El Poder Constituido puede aparentar ser revolucionario. Para ello usa los símbolos, el gesto, el vestuario y el lenguaje de la Revolución. Pero nunca es verdaderamente revolucionario porque su sensibilidad está atrofiada y su actuación se limita sólo a hacer lo que le permite justificar su existencia. Conoce las normas que propician la justicia social, mas aplica con diligencia los artilugios previstos para evadirlas. Vive de mantener el mito de que cumple una función trascendental para la nación y la ciudadanía. Pero son precisamente la soberanía nacional y sus ciudadanos más pobres los que sufren su indiferencia y molicie. El Poder Constituido va perdiendo todos los sentidos: casi no ve lo que ocurre a su alrededor y no le interesa; no oye las quejas y reclamos y no le importa; no percibe el mal olor de su propia descomposición y se acostumbra a respirar este aire contaminado; es glotón e insaciable pero ya no disfruta de los sabores de la vida; su piel ya no siente la emoción de un abrazo porque bajo la epidermis de las instituciones que lo apuntalan no hay entusiastas servidores públicos sino desganados funcionarios. Asiste a las marchas, pero su paso no sigue el ritmo ni la dirección del pueblo. No se guía por el amor sino por la codicia, la ambición, el menosprecio o el miedo. Tal poder dice representar a los electores mientras ignora a la gente que demanda su ayuda. Crea una normativa para perpetuar el sistema, de modo que nada cambie, aunque así lo parezca. Establece una estructura para distribuirse las funciones y los roles, no para satisfacer necesidades, buscar soluciones y resolver problemas. Crea organigramas como quien llena crucigramas. Coagula la sangre que alguna vez fluyó. Entonces, un enorme vació se crea entre la masa del pueblo que se apiña en los pasillos solicitando un servicio y los funcionarios que se desplazan en ascensores con espejo para ratificar que son ellos, sólo ellos y los intereses que efectivamente representan, la razón de ser de los poderes constituidos. El Poder Constituido es retardatario, se plantea, simplemente, la correcta administración del Estado, regular el funcionamiento de sus instituciones, el acatamiento de la normativa por parte del ciudadano, el ejercicio de la indolencia de parte de los funcionarios. Incluso deja 508

La utopía posible de hacer… para no hacer el bien. Va envejeciendo y en consecuencia le molesta cualquier cambio. El Poder Constituido se estanca, se burocratiza y se distancia de la gente verdadera, en nombre del manual vigente. Él va muriendo de inacción. Reacciona un poco cuando el pueblo reclama sus derechos en forma airada y convincente, como si un viento inesperado levantara las arenas de un cementerio; pero luego, cuando vuelve la calma, entra nuevamente en una especie de sopor. El Poder Constituido está más pendiente del cumplimiento del horario establecido, del pago de los traslados y los viáticos, de los ardides para encubrir las faltas, de salvar las apariencias, que de servir a los demás o de seguir un ideal. Cuando dentro de ese poder surge una nueva propuesta para empoderar al pueblo, entonces niega los recursos, retarda los procesos, descalifica las nuevas ideas o se hace el desentendido. Cualquier innovación le exaspera porque le hace salir de su zona de comodidad y de feudo. Es tolerante con las masas cuando se le someten o las controla. No le importaría que se hiciese una revolución, pero sin hacer la Revolución: así como los déspotas ilustrados que esgrimían el lema todo para el pueblo, pero sin el pueblo. Aceptan que se les coloquen nombres nuevos a las viejas políticas. Que tome el poder gente de ideas caducas con moderna fraseología y con lenguaje subversivo, eso les gusta. De ese modo cambia la fachada, pero dentro todo sigue igual. Vinagre en barriles de vino. Así, el Poder Constituido se transforma de credo insurgente en ideología y retórica de sistemas congelados. En definitiva, él representa lo que está a punto de morir y se niega a hacerlo. Obedece a las razones de la muerte; se orienta en contra de la renovación y de la vida. Preconiza un proyecto de destrucción. El Poder Constituido es una inmensa máquina de matar: los sueños, las iniciativas, la creatividad, la autoestima individual y colectiva, los impulsos de transformación, la pulsión de vida. 22.2. El Poder Popular En cambio, el Poder Popular —que se funda en el Poder Constituyente o no es popular— se opone al Poder Constituido: lo escruta y lo cuestiona, le pregunta y le exige, le muestra la realidad y le quita el 509

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maquillaje, le impone controles sociales, le arrebata los privilegios, le impone justicia. Como un remolino se mete a través de sus intersticios y lo revuelve todo, con la fuerza arrasadora de una fe indoblegable en la humanidad y en el porvenir. Ese poder se forja a partir de atender las necesidades y anhelos de la gente. Lo guían las más nobles emociones y no el plan operativo anual. Él tiene la fuerza de lo joven, de allí que sea inoportuno e impertinente. Y es brioso y desbordado como un río en pleno torrencial. Crea una nueva legalidad: la del momento político. Forja una ética nueva: la de los de abajo. Promueve una cultura nueva, la de la desalienación y la identidad, melaza caliente y dulce como el corazón mismo de nuestro pueblo. El Poder Popular es profundamente revolucionario, es Poder Constituyente. Promueve la rebelión de las masas, la desobediencia civil. Somete a la crítica demoledora la normativa establecida y las instituciones existentes. Inventa otras organizaciones y leyes que interpretan el espíritu rebelde del momento y las necesidades de las mayorías. Es Poder Constituyente puesto que se crea y se renueva en un proceso continuo de nacimiento, desarrollo y resurrección sin pasar por la muerte. Es un incesante acto de creación donde el pueblo, consciente de su autoridad, se plantea problemas a resolver y va buscándole solución a estos problemas. Es una práctica colectiva mediante la cual el pueblo fragua día a día las formas de diagnosticar, expresarse, organizar, hacer y rehacer. Y este pueblo en el ejercicio del poder debe ser éticamente ejemplar, modelar conductas que deseemos sean emuladas por el resto de la ciudadanía. En marzo de 1963, el Che decía a una Asamblea de Trabajadores: “El ejemplo, el buen ejemplo, como el mal ejemplo, es muy contagioso, y nosotros tenemos que contagiar con buenos ejemplos, trabajar sobre la conciencia de la gente, golpearle la conciencia a la gente, demostrar de lo que somos capaces; demostrar de lo que es capaz una Revolución cuando está en el poder, cuando está segura de su objetivo final, cuando tiene fe en la justicia de sus fines y la línea que ha seguido”.

El Poder Popular constituyente integra todos los poderes y los dinamiza. Ejerce funciones legislativas, ejecutivas, judiciales, electorales, 510

La utopía posible militares, educativas y culturales. En la praxis del Poder Popular nada permanece intacto, salvo lo que beneficia al pueblo. Todo cambia, menos la conciencia del enorme poder que resulta de unir nuestras manos y acercar nuestros corazones. En el ejercicio del Poder Popular, el pueblo deja de ser el mandadero de unos dirigentes y se convierte en el actor principal de los procesos de transformación integral. Cuando esto ocurre —dicho en las extraordinarias palabras del peruano Manuel González Prada (1844-1918): “…lo que hemos hecho vale poco, nada, en comparación de lo que podemos y debemos hacer (…). Sucede que el pueblo, sacado una vez de su reposo, no se contenta con obedecer el movimiento inicial, sino que pone en juego sus fuerzas latentes, marcha y sigue marchando hasta ir más allá de lo que pensaron y quisieron sus impulsores. Los que se figuraron mover una masa inerte, se hallan con un organismo exuberante de vigor y de iniciativa; se ven con otros cerebros que desean irradiar su luz, con otras voluntades que quieren imponer su ley”.328

Con el Poder Popular los cambios se producen al ritmo de la marea revolucionaria, de los proyectos que como colectivo humano nos planteamos con todos y para el bien de todos. El Poder Popular potencia la fuerza que dimana del pueblo en permanente estado de rebelión y de construcción, movida por el impulso de la vida. De este modo, gente que ha dejado de ser espectadora, comitiva, comparsa o cortejo, se hace protagonista e impulsa un proyecto social por la alegría y la vida. Crea una sociedad en continuo proceso de cambios dirigidos hacia la plena independencia y dignificación del hombre y la mujer. Una sociedad guida por el principio de que el ser humano es la medida de todas las cosas, por ende cualquier hecho que atente contra los más débiles atenta contra la humanidad en su conjunto, cualquier acción que altere el equilibrio planetario afecta la más simple forma de vida y por tanto nos afecta a todos. Una sociedad que se plantea redimir a aquellos que, en palabras de Ciro Alegría: “Sufren un dolor que tiene una dimensión de siglos y parece confundirse con la eternidad”. 328 Manuel González Prada: “El Intelectual y el obrero”, 1° de mayo 1905, en Pensamiento y Librepensamiento, Biblioteca Ayacucho, Caracas, 2004.

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El Poder Popular es como una expedición con brújula pero sin mapa ni itinerarios. No sabemos qué peligros ni contratiempos encontraremos, pero estamos convencidos de que tendremos el brío y la sabiduría para enfrentarlos. Seguros de que también habrá hallazgos que nos renueven: euforias no imaginadas, descubrimientos inspiradores, soluciones originales, empuje creador, energías inmensurables. Surgirán, desde luego, quienes deseen hacer el viaje por nosotros y quienes nos digan que ya ellos vienen de vuelta, que el camino no es por allí, que ellos nos guiarán, que hay atajos, que estamos obviando su sabiduría y su trayectoria, que dejemos todo a su cuidado, que ellos nos representan, que saben pensar y también hablar, que no se equivocan, que nosotros sólo pongamos las piernas para andar, las espaldas para cargar y los brazos para sostener. El cerebro… lo ponen ellos. Parten, sin decírnoslo, de la idea elitista de que hay dos tipos de individuos en la sociedad: los privilegiados, quienes tienen facultades para dirigir, y los humildes, aquellos que necesitan ser encaminados. Los primeros forman una eterna vanguardia iluminada, instauran estructuras perpetuas que validan sus decisiones y aplauden su sapiencia. Los otros, en cambio, son los de abajo, los cuales sólo tienen capacidad para hacerse eco de lo que ellos mandan hacer y de andar el sendero que les han trazado; incluso de actuar contra sí mismos en nombre de la Patria, la Revolución, el Futuro. Para evitar que aquellos salvadores nos hundan o nos pudran en el fango de su desprecio mientras ellos flotan en el mar de los privilegios, hay que activar el Poder Popular. Si no queremos que se entronicen instituciones que dicen representarnos y que no llegan a ser más que diques o muros que impiden que nos expresemos, debemos construir el Poder Popular. Si no queremos aceptar que otros en nombre nuestro tomen decisiones que nos incumben, construyamos el Poder Popular. Si queremos evitar que nos ignoren, hagámonos visibles y convirtámonos en vendaval humano, en voluntad colectiva de transformación. Para que ese pueblo que muchos creían adormecido se levante y se transforme en descomunal aluvión que contribuya a crear vida y dignidad, debemos 512

La utopía posible incorporarnos en la construcción del poder de ese pueblo en cada instancia de decisión y en todos los momentos de la lucha. América Latina vive una época de insurrección y rebeldía creadoras. Es protagonista de una democracia revolucionaria. Su pueblo, en el ejercicio del Poder Popular, asume su propia vocería; no busca representantes ni vicarios. Es protagónico y altivo. Recuerda que en el pasado hubo una institución llamada “democracia representativa” y Poder Legislativo, en cuyas curules se arrellanaban los “representantes del pueblo” para legislar contra ese pueblo al que decían “representar y defender”. En esos congresos, según palabras del socialista argentino José Ingenieros (1877-1925), los parlamentarios “…son advenedizos sin más mérito que haber sabido flotar en la marea política burguesa a fuerza de incondicionales sumisiones y de pasivas obediencias, a los empresarios del gran teatro parlamentario nacional. De la misma manera que flotan las sustancias fecales en la superficie de los líquidos de un orinal. Se titulan “representantes del pueblo”. ¡¡Demasiado sabe el pueblo que esos reptiles no son sus representantes!! Representan a la clase burguesa contra la clase proletaria; a los que no trabajan contra los que trabajan; a los que sufren indigestiones contra los que mueren de hambre; a los que roban en las arcas del Estado las riquezas producidas a precio de mil sudores y mil lágrimas por los que son miserablemente despojados. Representan al estanciero caudillo contra el peón obligado a votar por su amo; al propietario contra el inquilino; al patrón contra el dependiente; al jefe de repartición contra el tinterillo; al industrial contra el obrero y, en general, al verdugo contra la víctima. La víctima es el pueblo”.329

Por esta razón, en el Poder Popular Constituyente no hay representantes ni representados, sino mujeres y hombres organizados y organizándose como voceros de sus propias necesidades y activistas de sus propias soluciones. Parlamentarios de calle que han recuperado el habla y el decoro. No hay alabarderos sino protagonistas. La democracia deja de ser representativa y se convierte en protagónica. ¿Y qué expresan esas voces, qué dicen esas gentes que ya no aceptan intermediarios, intérpretes o traductores?, ¿qué manifiestan los que han recuperado sus 329 José Ingenieros: “Los reptiles burgueses”, 15 de agosto de 1897.

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propias palabras y las ganas de expresarlas?, ¿qué le dice el pueblo a su propio pueblo? Lo anunció Manuel González Prada: “La palabra que se dirija hoy a nuestro pueblo debe despertar a todos, poner en pie a todos, agitar a todos como campana de incendio en avanzadas horas de la noche (...). Todos vivimos en la obligación de pronunciar frases que levanten los pensamientos y fortalezcan los corazones”. 330

El Poder Popular es un reto al cual todos estamos convocados y con el cual todos están comprometidos si el propósito es no sólo interpretar el mundo sino transformarlo. Es la única manera de hacer una revolución si lo que queremos es alcanzar el bien común, la justicia social, la conservación de la vida y la felicidad. Es condición para hacer una revolución porque propicia la continua revisión de las formas y los contenidos, la constante rectificación de las políticas, y el permanente reimpulso del proceso, de modo que marchen unidas la concientización, la sensibilidad y el quehacer cotidiano. Así, no avanzaremos más allá de lo que debamos ni nos quedaremos más atrás de lo que nos toca. Lo advertía Bolívar en el Congreso de Angostura: “No seamos presuntuosos, legisladores; seamos moderados en nuestras pretensiones. No es probable conseguir lo que no ha logrado el género humano; lo que no han alcanzado las más grandes y sabias naciones”.

Por tanto, iremos acompasados con el pueblo, porque somos Pueblo en Revolución, en permanente proceso de avances posibles y retrocesos necesarios. Porque una revolución no es un bordado con diseños preestablecidos ni una excursión con paradas planificadas. La dialéctica concreta guía sus pasos y establece sus ritmos. Estamos en el terreno de las utopías posibles, no de las perfecciones imposibles. Eso lo dejamos a los que se creen vanguardia de lo que no puede ser, a los dirigentes de sociedades aéreas, a los almirantes de naves irreales. Las instituciones del Estado, los partidos de la revolución, las organizaciones comunitarias deben ser Poder Popular en ejercicio. 330 Manuel González Prada: Discurso en el Teatro Olimpo, 1888.

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La utopía posible Propulsoras del Poder Popular, sujetos activos del Poder Popular, instancias para el ejercicio de la contraloría social del Poder Popular. Porque el poder del pueblo debe estar presente en todos los actos donde el ciudadano esté y orientar la vida de todos, nada escapa a su jurisdicción. Por tanto, sus nociones, los mecanismos con que se activa, los principios que lo orientan, sus formas organizativas, los elementos que le dan vida no pueden estar ausentes en ninguna parte ni en ningún lugar. Todo acto de ciudadanía debe forjarse bajo los postulados del Poder Popular. No puede haber organismos, partidos, funcionarios o supuestos dirigentes por encima de los poderes populares, exentos de sus demandas y ajenos a su dinámica. Nada ni nadie puede mantenerse de espaldas al escrutinio del pueblo en el ejercicio de la autoridad. No puede haber excepciones ni gente esperando turno. El Poder Popular es la savia que alimenta el frondoso árbol de la revolución. Sin sus nutrientes las ramas se debilitan y sus frutos no prosperan. Una sola institución que intente vivir sin contar con el oxígeno del Poder Popular corre el riesgo de necrosarse y morir. Peor todavía: puede convertirse en un impedimento que para nuevas formas de vida aparezcan. Donde haya pueblo debe, pues, haber Poder Popular, porque —en palabras de Simón Rodríguez—: “por el pueblo y para el pueblo se hace todo; todos componen el pueblo, y cada uno debe obedecer al pueblo, porque el pueblo es el soberano”. Este pueblo soberano en el ejercicio del poder puede cometer errores, pero más errores cometen los que dicen representarlo y más aún los que actúan en su contra y defienden los intereses de las oligarquías. Por tanto, vale la pena correr los riesgos y ensayar, equivocarse, volver a intentarlo, acertar, y así en un continuum de creación colectiva donde los aciertos sirvan de contrapeso a los errores, y donde la derrota no sea más que la oportunidad de buscar nuevas soluciones y convertir el revés en victoria. El Poder Popular no obedesca los lineamientos de un partido ni de un gobierno. Los apoya si éstos desarrollan políticas acordes con el sentir y los proyectos del pueblo consciente organizado. Los adversan 515

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si estos partidos o gobiernos se distancian del ideario y necesidades coyunturales e históricas de este pueblo. El Poder Popular no es un epígono ni un adversario. Él es autónomo; libre para disentir y cuestionar. Para aconsejar y proponer; para respaldar y defender; para escoger una estrategia de lucha u otra. Para hacer y deshacer. Ahora bien, el Poder Popular es independiente, mas no neutral. En el terreno de la lucha de clases toma partido por los pobres de la tierra: expresa los intereses de clase de los oprimidos, los intereses geopolíticos de las naciones en búsqueda de su independencia; asimismo, promueve el respeto a la diversidad cultural y la voluntad superior de vida de la humanidad. Se opone a las oligarquías, a los imperios, a la barbarie, a la intolerancia cultural, a la pulsión de muerte. Promueve los saberes frente a la ignorancia porque, como decía Bolívar: “por la ignorancia nos han dominado más que por la fuerza”. El Poder Popular auspicia los valores de uso antes que la mercantilización y el consumismo. Fomenta el trabajo creador versus la explotación alienante. La cultura popular frente a la mediatización cultural que desprecia a nuestros pueblos y los neocoloniza. Promueve la solidaridad y la ayuda mutuas, en contra de la indolencia y el egoísmo. Defiende los derechos humanos y se enfrenta a los genocidas. El Poder Popular auspicia el desarrollo endógeno y combate la dependencia. Crea una cultura de la paz en contra de la barbarie de la guerra. Promueve la discusión y el debate, y se opone a cualquier forma de pensamiento único impuesto. El Poder Popular crea, no imita. Se nutre de sus raíces históricas y culturales. Él se pinta de pueblo, de negro, de mulato, de obrero y de campesino, vibra con el pueblo. Sabe que existe una disyuntiva: la vida o la muerte. Toma partido por la vida y la felicidad de las mayorías. El Poder Popular no se circunscribe al terreno exclusivamente político e “ideológico”. El abarca, también, el mundo de los sentimientos y las emociones. Se plantea el cultivo de la sensibilidad puesto que ella es la base inicial para oponerse a cualquier forma de injusticia y el ingrediente fundamental para construir un mundo más hermoso. Para el Poder Popular una elevada sensibilidad es la suprema energía revolucionaria. Por tanto, él ha de exaltar lo más elevado del ser humano: su vocación 516

La utopía posible social basada en el amor, donde reside precisamente la grandeza de la política. Es un corazón latiendo. Es un corazón abierto a la justicia con ternura. Es torrente de energía creadora. Es amor, y como dice un bolero: “es más que amor, frenesí”. El Poder Popular es civilista, pero esto no significa que los asuntos relativos a la defensa y resistencia escapan a su ámbito de acción: el área militar forma parte de su competencia. De lo contrario no hay garantía de conservación y fortalecimiento de dicho Poder Popular. La Historia nos demuestra cuánto podemos perder si no tenemos esto claro. De allí que una de las consignas claves en el desarrollo de la organización popular sea ésta: “El pueblo unido jamás será vencido. El pueblo armado jamás será aplastado”. Además, el Poder Popular demanda, en palabras de Louise Michel: “¡Arte para todos! ¡Ciencia para todos! ¡Pan para todos!”. Asume que las necesidades del pueblo no se limitan a lo estrictamente material; por tanto, las esferas espiritual y cultural son, también, jurisdicción del pueblo, y constituyen fuerzas indispensables para la liberación humana. Por consiguiente, desde el Poder Popular debemos trabajar por el mejoramiento no sólo material, sino también espiritual y cultural de nuestros pueblos. Así lo previó Rosa Luxemburgo cuando afirmó que el problema “no es, precisamente, un problema de cuchillo y tenedor, sino un movimiento de cultura, una grande y poderosa concepción del mundo”. En consecuencia, el pueblo se asume como protagonista de ese quehacer cultural y espiritual que nos reafirma como colectivo y nos libera de la invasión neocolonizante que nos degrada. Repetimos con Aquiles Nazoa: “Creo en los poderes creadores del pueblo”. Ahora bien, el Poder Popular no expresa simplemente una cuestión numérica: la opinión de las mayorías. El asunto es mucho más complejo. Los aparatos ideológicos del Estado explotador manipulan la opinión de las clases populares y las llevan, en muchas oportunidades, a pensar y actuar en contra de sus intereses históricos, nacionales y de clase. 517

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A pesar de ser más desde el punto de vista cuantitativo, en muchas oportunidades los pobres actúan a favor de las clases dominantes que son menos aritméticamente. Por tanto, la opción no consiste en aceptar incondicional y acríticamente la opinión de las mayorías por el solo hecho de que sean mayorías. Un ejemplo incontestable lo tenemos en el ascenso del nazismo en Alemania. El partido nazi pasó de 800.000 votos en 1928 a 6,4 millones en 1930, a 13 millones en 1932, y a 17 millones en 1933. Según Wilhelm Reich (1897-1957) “Fueron precisamente las masas empobrecidas las que ayudaron a la instalación en el poder del fascismo, es decir, de la reacción política más despiadada. (…). La evolución social situada ante la alternativa Socialismo o Barbarie optó provisoriamente por la barbarie”.331

Entonces, el reto del Poder Popular no consiste meramente en expresar en abstracto la opinión de las mayorías, puesto que estas mayorías pueden ser víctimas de la manipulación y el engaño. Nos lo recuerda con un ejemplo Ernesto Sábato en Hombres y Engranajes: “El demagogo Anito no disponía de otros recursos de difusión que su propia voz, y con todo logró convencer a las masas de que Sócrates debía beber la cicuta. Y la masa, que algunos creen fuente de toda razón y justicia, hizo beber la cicuta al hombre más grande de Grecia”.

Algo similar ocurrió en América Latina durante la gesta emancipadora. En muchas oportunidades las mayorías populares adversaron el proyecto liberador de los dirigentes patriotas y se colocaron abierta o subrepticiamente del lado de los realistas y del poder colonial. El poder ideológico de los clérigos antirrepublicanos, el trabajo propagandístico de la prensa realista, la política de terror llevada a cabo por los ejércitos pro monárquicos, la pedagogía de la sumisión que se llevaba a cabo en los centros de formación y en las instituciones coloniales, e incluso los propios errores en materia social en que incurrieron, sobre todo al comienzo, los 331 Wilhelm Reich: La psicología de masas del fascismo, p. 28.

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La utopía posible líderes independentistas; todo ello propició que mucha gente del pueblo se pusiera del lado de los opresores. Al respecto recordaba el general Rafael Urdaneta la animadversión de los pobladores en relación con los patriotas durante la campaña militar de 1813-14. En su testimonio señala: “El soldado republicano es mirado con horror, no hay un hombre que no sea enemigo nuestro. Voluntariamente se reúnen en los campos a hacernos la guerra: nuestras tropas transitan por los países más abundantes y no encuentran que comer; los pueblos quedan desiertos al acercarse nuestras tropas y sus habitantes se van a los montes, nos alejan los ganados y toda clase de víveres, y el soldado infeliz que se separa de sus camaradas tal vez en busca de alimentos es sacrificado”.332

Pero este aletargamiento de la afectividad, de la conciencia y de la eticidad por parte del pueblo no se mantiene eternamente. Las mujeres y hombres con más sensibilidad y compromiso se encargan de encender las chispas de la concientización y de mantener la lumbre de sus antorchas encendida, incluso en los momentos de más oscuro dominio ideológico de la reacción. Entonces, el pueblo que se creía manso se hace montaraz. De lo que se trata, por tanto, es de contribuir activamente en el proceso de formación de la conciencia y la sensibilidad social de estas clases populares, en todos los momentos de la historia, de modo que conquisten su propia sabiduría. El propósito es que se orienten en la dirección de sus más nobles impulsos y sus más elevados ideales; que saquen a la luz sus más puros sentimientos y emociones; que descubran las infinitas posibilidades de sus propias almas. Porque existen cualidades, fuerzas latentes en nuestros pueblos, que necesitan ser sacudidas para que cobren vida. Sacudirlas, es el propósito del Poder Popular. Sacudirlas para que aflore su fortaleza interior, y se potencie el latir mismo de la vida que subyace en sus actos de creación. Sacudirlas para impedir que se encumbre la barbarie. Así, las mayorías expresarán los intereses culturales, espirituales e históricos de las mayorías explotadas y no los intereses y los antivalores de las minorías explotadoras. 332 Guillermo García Ponce: Bolívar y las armas en la Guerra de Independencia, Publicaciones Monfort, Caracas, p.118.

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El Poder Popular se convierte, de este modo, en una inmensa Escuela de Formación Social Integral donde se desarrolla la autoestima colectiva y con ella el espíritu de trabajo, recreación, estudio e investigación para la vida. El pueblo —con más sensibilidad social, más elevados sentimientos y más conciencia de clase, de ciudadanía y de nación— se va fortaleciendo en esa apuesta a favor de la humanidad y del planeta, impulsado por una fe inquebrantable en la capacidad de construir del ser humano. Y esto no ha de lograrse por la vía de la imposición o del credo único. Es indispensable promover la discusión y el debate. El Poder Popular se nutre en la controversia, y en el debate afina el criterio. No es un peón obediente, ni un cuerpo acéfalo. Es un movimiento crítico y autocrítico que se fortalece en el ejercicio de la libre discusión ajena a dogmas y catecismos. Es un proyecto donde los argumentos expresados libremente preceden los acuerdos, y en donde toda propuesta es sometida a examen. Sólo así, libres de cualquier intento de engaño ideológico o de aniquilación de su sensibilidad, los sectores populares podrán resolver con criterio independiente y amor cualquier problema; encontrar nuevos caminos a favor de la liberación humana; optar responsablemente por una decisión que apunte a fortalecer la civilización humanista y la vida frente a la barbarie y la muerte. En última instancia, la alternativa del pueblo ante cualquier circunstancia histórica sigue siendo la vida basada en el amor, o la muerte orientada por el odio y el miedo. La disyuntiva es la vida representada por el socialismo renovador, o la muerte promovida por el capitalismo en decadencia. El socialismo, optimista y abierto a todas las formas de vida, o el capitalismo preso en su propio odio, con un horizonte cerrado y como tal, condenado a la desesperanza. Y el Poder Popular ha de ser una herramienta política integral para enaltecer la vida y el amor, un proyecto para garantizar la felicidad plena, para vivir viviendo, que es lo que se plantea el verdadero socialismo en nuestra América. 520

La utopía posible En consecuencia, el Poder Popular, que es un propulsor de la vida, es una condición para construir el Socialismo nuestro americano. El Poder Popular es la razón de ser del socialismo en estas tierras. De modo que sin el ejercicio activo del Poder Popular no es posible forjar ni consolidar una verdadera sociedad socialista. Cualquier traba que se le ponga al Poder Popular será una piedra que obstaculice el camino en la construcción del socialismo. Cualquier intento por crear estructuras burocratizadas, ajenas a la democracia real, es antisocialista. Cualquier propuesta dirigida a que los funcionarios disfruten de privilegios especiales y no puedan ser revocados ni sometidos a la contraloría social es opuesta al socialismo. Y aquella sociedad donde al pueblo se le limita a ser un espectador y no un actor, es antagónica al espíritu renovador del socialismo democrático y popular, que es el socialismo que queremos en Latinoamérica y el Caribe. Todo lo que propenda a la creación de la conciencia y la sensibilidad contribuye a forjar sociedades más humanas y, por ende, socialistas democráticas. Todo lo que propicie la organización de la gente para luchar por sus derechos y por el ejercicio de sus deberes, fortalece el Poder Popular y el socialismo. De allí que el Che Guevara insistiera: “Buscamos algo nuevo que permita la perfecta identificación entre el Gobierno y la comunidad en su conjunto, ajustada a las condiciones peculiares de la construcción del socialismo y huyendo al máximo de los lugares comunes de la democracia burguesa (…). Todavía es preciso acentuar la participación consciente, individual y colectiva del pueblo, en todos los mecanismos de dirección y de producción. (…). Ahora las masas hacen la historia como el conjunto consciente de individuos que luchan por una misma causa”.

En fin, el socialismo es poder obediencial y su principio básico es “mandar obedeciendo” los intereses tácticos y estratégicos del pueblo, de modo que, parafraseando a los zapatistas mexicanos: “La voluntad de los más se hace común en el corazón de hombres y mujeres de mando. El que manda obedece si es verdadero, el que obedece manda por el corazón común de los hombres y mujeres verdaderos”.

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¡Poder obediencial! Allí reside, en la aplicación de esas dos palabras, toda la fuerza ética del Poder Popular. Allí descansa el poder esperanzador del socialismo contra la barbarie: en la supremacía de la vida y su alegre diversidad en lucha contra la muerte y sus funestas sombras.

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Simón y Manuelita

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23. El Amor “El gran poder existe en la fuerza irresistible del amor”. Simón Bolívar “Los hombres van en dos bandos: los que aman y fundan, y los que odian y destruyen”. José Martí “Yo he repartido papeletas clandestinas, gritado: ¡VIVA LA LIBERTAD! En plena calle desafiando a los guardias armados. Yo participé en la rebelión de abril: pero palidezco cuando paso por tu casa y tu sola mirada me hace temblar”. Ernesto Cardenal

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23.1. “El hombre es una fuerza que ama”. Estamos hablando del amor a los demás, a los que son diferentes a nosotros y no por eso deben ser nuestros enemigos. Del amor a los más débiles, quienes no por ello deben ser maltratados. Del amor a la tierra, la cual no debe ser considerada, simplemente, un recurso natural para ser explotado en provecho propio. Del amor a la Patria, que no puede ser exaltada sólo en los actos donde se celebran las efemérides, para luego ser relegada. Del amor a nuestra cultura y tradiciones, no para convertirnos en xenófobos y etnocéntricos sino para valorar aún más nuestras manifestaciones culturales, apreciar mejor la de otros pueblos, y de este modo, hacernos más sensibles y respetuosos de nuestra esencia, que se besa con la diversidad. Del amor a nuestra familia, red de querencias que comenzó con una mirada que no sabíamos que habría de ser eterna. Del amor a los hombres y mujeres que han servido a la humanidad, para recordar sus vidas, seguir su ejemplo y difundir su obra, inmensa ronda en la cual fluye la energía de la felicidad. Del amor que emerge cuando dos se enamoran, promesa de nuevo nacimiento, de resurrección, de utopía posible. Del amor a nosotros mismos, cosmos individual que ha de integrarse al universo entero en una suerte de abrazo fraterno. Del amor a los pueblos que luchan, inmensa ronda, gran muralla contra el mal. El amor es el sentimiento clave para crear un nuevo tipo de sociedad, más humanitaria y justa. Una formación social que marque el fin de la iniquidad en que se ha sumergido la historia, y dé a todos los seres humanos la oportunidad de ser plenamente felices. En la última parte de la película “El Gran Dictador” (1940), Chaplin afirma: “Pensamos demasiado, sentimos muy poco. Más que máquinas necesitamos más humanidad. Más que inteligencia, tener bondad y dulzura. Sin estas cualidades la vida será violenta, se perderá todo… Lleváis el amor de la Humanidad en vuestros corazones, no el odio. Sólo los que no aman odian, los que no aman y los inhumanos…”.

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La utopía posible El amor no es sólo un sentimiento, es una acción o mejor dicho una serie de acciones dirigidas a hacer el bien y a propiciar la felicidad de aquellos seres por quienes experimentamos esa emoción superior. “Obras son amores” nos recuerda la cita bíblica. El amor no puede quedarse encerrado en los corazones. Sin praxis el amor se desvanece. Los hechos afianzan el amor, lo enriquecen y lo renuevan. Razón tiene el más popular de los socialistas mexicanos, Mario Moreno “Cantinflas” (1911-1993) cuando nos recuerda: “Yo amo, tú amas, él ama, nosotros amamos, vosotros amáis, ellos aman. Ojalá no fuese conjugación sino realidad”.

El socialismo y el comunismo constituyen la máxima expresión social del amor. Un movimiento político que no esté guiado por el principio del amor militante no puede denominarse socialista. Una sociedad donde no predomine el amor no puede llamarse socialista. Una persona en cuya praxis no esté presente el amor, no puede ser revolucionaria socialista. Un proyecto social para América Latina, cuyo fin fundamental no sea el amor, no puede impulsar una nueva utopía ni hacer latir con fuerza el corazón de la esperanza. El amor es la emoción que nos anima a luchar y a construir. El Che Guevara, cuya vida fue un ejemplo de desprendimiento y amor lo expresaba de manera categórica: “Déjenme decirles, a riesgo de parecer ridículo, que el revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de amor. Es imposible pensar en un revolucionario auténtico sin esta cualidad. Todos los días hay que luchar porque ese amor a la humanidad viviente se transforme en hechos concretos, en actos que sirvan de ejemplo, de movilización”.333

El Ché, un hombre que fue capaz de escribir a su esposa, Aleida March, antes de partir hacia el Congo a continuar la lucha, una carta de amor que dice: 333 Che Guevara: El Socialismo y el Hombre en Cuba,…cit.

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“Adiós mi única. Que no te haga temblar el hambre de los lobos ni el frío estepario de la ausencia: te llevo en mi pecho en el lugar del corazón e iremos juntos hasta que la calle se divida”.

El Che, un internacionalista revolucionario que cuando sale de Cuba, donde hubiese podido llevar una vida relativamente cómoda, va a arriesgarse en tierras africanas y luego suramericanas, sólo por amor a la humanidad. Nada más se lleva dos recuerdos, símbolos del amor por su esposa y por su madre: el pañuelo de gasa negro que le regaló Aleida en tiempos de la Sierra, cuando éste cayo de un techo y se rompió el brazo, y el llavero con la piedra que le obsequiara su madre, Celia de La Serna, quien murió en Buenos Aires en 1965, mientras él se encontraba en las selvas congoleñas luchando contra el colonialismo. Desde allí, cuando le llega la noticia del inminente fallecimiento de su mamá, escribe un cuento donde le dice: “Solo sé que tengo una necesidad física de que aparezca mi madre y yo recline mi cabeza en su regazo magro y ella me diga «mi viejo», con una ternura seca y plena y sentir en el pelo su mano desmañada, acariciándome a saltos, como un muñeco de cuerdas, como si la ternura le saliera por los ojos y la voz”.

Para un latinoamericano no es extraño que hablemos del amor como poderosa emoción que impulsa la acción política. En Venezuela, por ejemplo, ha habido un centenar de personas para quienes el quehacer político es sinónimo de amar. Andrés Eloy Blanco (1896-1955) lo decía expresamente: “El hombre es una fuerza que ama”. Y en su poemario Barco de Piedra, escrito en la cárcel, sostiene: “Para decir así de pronto, mi verdadero idioma, Donde el Odio no tiene cotización, sino un verbo conjugado en tres tiempos acelerados: Infinitivo: Amar Imperativo: Amad. Gerundio sin horizontes: Estoy amando”.

Del mismo modo, el cantautor argentino Facundo Cabral (nacido en Buenos Aires en 1937, asesinado en 2011 en Ciudad de Guatemala) 528

La utopía posible lo dice de manera enfática: “Ama hasta convertirte en lo amado, es más, hasta convertirte en el amor”. Y él lo puede afirmar con pleno conocimiento. Fue un niño abandonado, su esposa y su hija murieron en un accidente aéreo, a él se le diagnosticó una terrible enfermedad. Nada de eso lo ha hecho declinar en su entrega amorosa hacia los otros. Igualmente piensa su amiga la madre Teresa de Calcuta (1910-1997) quien decía: “El amor no puede permanecer en sí mismo. No tiene sentido. El amor tiene que ponerse en acción. Esa actividad nos llevará al servicio”. Y este amor debe traducirse en actos concretos. Debe ser una emoción que nos integre con la América toda: sus pueblos, sus luchas, su cultura, su pasado, su porvenir. Porque este amor no es un amor abstracto, etéreo, desarraigado de nuestro suelo y nuestra gente. Cantemos con Pablo Neruda un canto de amor por el Sur del Continente: “Y no hay belleza como esta belleza de América extendida en sus infiernos, en sus cerros de piedra y poderío, en sus ríos atávicos y eternos… Te traigo con el canto que golpea un amor que no puede estar contento y la fecundación de las campanas la justicia que esperan nuestros pueblos. Y no es mucho pedir, tenemos tanto, Y, sin embargo, tan poco tenemos que no es posible que esto continúe. Éste es mi canto, lo que pido es eso: porque no pido nada sino todo lo pido todo para nuestros pueblos y que se ofenda el triste presumido enloquecido con un nombramiento yo sigo y me acompañan dos razones: mi corazón y mi padecimiento”.334

Y juntos, en una sola marcha de amor, hemos de andar por Nuestra América. Mujeres y hombres cuyos corazones laten de alegría si nuestros 334 Américas, cantata popular, Pablo Neruda-Gustavo Becerra-Schmidt.

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pueblos alcanzan una victoria, y con rabia ante cualquier injusticia por pequeña, por breve, por distante. Como lo hiciera la valiente mexicana Frida Kahlo (1908-1954) quien se encontraba postrada a consecuencia de múltiples operaciones, la mayoría en la columna vertebral, y de la amputación de una de sus piernas y, sin embargo, liderizó en 1954 una manifestación antiimperialista de protesta por la intervención de los Estados Unidos en Guatemala y en contra del derrocamiento del presidente nacionalista, Jacobo Arbenz. Antes había dicho: “Pies… para qué los quiero si tengo alas para volar”. Ese mismo año realizó su última pintura, titulada “Viva la Vida”. Después se marchó. Nuestro amor es un amor militante, enfrentado a toda forma de opresión y de sojuzgamiento. Es un amor amerindio y cimarrón. Un amor desde la resistencia. Una pasión que nos impulsa a la defensa de lo que es nuestro. Un desafío frente a los que se oponen a nuestras querencias. Artillería contra los que atropellan nuestra dignidad como pueblo. Así lo expresa el revolucionario cubano José Martí (18531895), en “Abdala”: “¡El amor, madre, a la patria no es el amor ridículo a la tierra, ni a la yerba que pisan nuestras plantas; es el odio invencible a quien la oprime, es el rencor eterno a quien la ataca!”.

Así lo manifiestan los cantores y poetas que aman su tierra, por ejemplo, el compositor puertorriqueño Rafael Hernández (18921965) cuando escribía sus canciones; entre ellas “Preciosa”, “Lamento Borincano”, “Pobre Borinquen”, dedicadas a Puerto Rico, perla secuestrada por los Estados Unidos desde 1898, cuando la arrancaron del mar de las Antillas y la cobraron como botín en la guerra hispanoamericana. En “Preciosa” él le dice a su patria: “Preciosa te llamen los bardos que cantan tu historia no importa el tirano te trate con negra maldad.

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La utopía posible Preciosa, serás sin bandera sin lauros ni gloria. Preciosa, preciosa te llaman los hijos de la libertad”.

Nuestro amor es un amor solidario. Un amor que no conoce de colores ni de fronteras. Un amor que no sabe de tiempos ni de distancias. Amor dirigido hacia el que conocemos y, también, hacia el desconocido. Amor que es como un remolino: todo lo lleva hacia el centro de su pecho. Amor que arranca en el pasado y se extiende hacia el porvenir mientras, con todas las fuerzas, abraza el ahora. Amor para los que están aquí, para los que se fueron y los que acaban de llegar. Amor de alas grandes cuya sombra se proyecta a todas partes. Amor de barro y de aguaceros. Amor por todos los seres de la tierra. Así como el que abrigaba César Vallejo (1892-1938) quien en su poema “Masa” cuenta: “Al fin de la batalla, y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre y le dijo: «!No mueras, te amo tanto!» Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo. Se le acercaron dos y repitiéronle: «!No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!» Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo. Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil, clamando: “!Tanto amor, y no poder nada contra la muerte!” Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo. Le rodearon millones de individuos, con un ruego común: “¡Quédate, hermano!” Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo. Entonces, todos los hombres de la tierra le rodearon; les vio el cadáver triste, emocionado; incorporóse lentamente abrazó al primer hombre; echóse a andar...”.

Y nuestro amor es, ante todo, un acto de gratitud por la vida porque, según Sucre: “La ingratitud es el crimen más grande que pueden los 531

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hombres atreverse a cometer (…) nunca puede aplaudirse ni por conveniencia, un acto de infame ingratitud”. [4 de septiembre de 1824]. Por consiguiente, agradecimiento es lo que nos toca entregar en reciprocidad por tanto que hemos recibido. El cosmos nos ha proporcionado todo lo que en principio necesitamos: la vida en su infinita variedad, cola de pavo real en cortejo. Porque somos un estuario, aguas nacidas de un afluente con nombre de hombre y de una cascada con nombre de mujer, gracias damos por todo. Y la única forma de compensar ese regalo que venció la incertidumbre, es dar amor a todos los seres que nos acompañan en esta bendición que es la existencia, en este momento único en el que hay tanto por hacer y por cuidar en este pedazo de tierra en la cual sólo dejaremos lo que entreguemos. La única forma de retribuir es amar. Es nuestra manera de dar gracias a la vida, como lo cantara la camarada chilena Violeta Parra: “Gracias a la vida que me ha dado tanto. Me dio dos luceros que, cuando los abro, perfecto distingo lo negro del blanco, y en el alto cielo su fondo estrellado y en las multitudes el hombre que yo amo. Gracias a la vida que me ha dado tanto. Me ha dado el oído que, en todo su ancho, graba noche y día grillos y canarios; martillos, turbinas, ladridos, chubascos, y la voz tan tierna de mi bien amado. Gracias a la vida que me ha dado tanto. Me ha dado el sonido y el abecedario, con él las palabras que pienso y declaro: madre, amigo, hermano, y luz alumbrando la ruta del alma del que estoy amando. Gracias a la vida que me ha dado tanto. Me ha dado la marcha de mis pies cansados; con ellos anduve ciudades y charcos, playas y desiertos, montañas y llanos, y la casa tuya, tu calle y tu patio.

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La utopía posible Gracias a la vida que me ha dado tanto. Me dio el corazón que agita su marco cuando miro el fruto del cerebro humano; cuando miro el bueno tan lejos del malo, cuando miro el fondo de tus ojos claros. Gracias a la vida que me ha dado tanto. Me ha dado la risa y me ha dado el llanto. Así yo distingo dicha de quebranto, los dos materiales que forman mi canto, y el canto de ustedes que es el mismo canto y el canto de todos, que es mi propio canto. Gracias a la vida que me ha dado tanto”.

En todo caso el amor, incluso el de pareja, no es una emoción neutra, inodora e insípida. El amor hacia alguien está imbuido de una concepción del mundo, que se refleja en todo acto íntimo, en cada expresión de la vida cotidiana, en el mutuo retribuirse renovado, y en el servicio a una causa superior. Porque el amor no se agota en dos: se multiplica. Nos conmina a salir de esa especie de reino del “Yo” y nos incita al ejercicio de la “otredad”. Comienza con la persona amada y como un relámpago en la noche nos ilumina a todos. La fuerza de una sola persona que ama a otra es capaz de transformar el mundo. “Simón sabía que yo le amaba con mi vida misma —escribe en su diario Manuelita Sáenz—. ¡Oh! Amor deseado… tuve que hacer de mujer, de secretaria, de escribiente, soldado húsar, de espía, de inquisidora (…). Iba armada hasta los dientes, entre choques de bayoneta, salpicaduras de sangre, gritos feroces de arremetidas, gritos de denuestos de los heridos y moribundos; silbidos de balas. Estruendos de cañones (…). Difícil me sería significar el porqué me jugué la vida unas diez veces. ¿Por la patria libre? ¿Por Simón? ¿Por la gloria? Por todo y por darle al Libertador más valor del que yo misma tenía”.335

Fue a esa Manuela amada a quien escribió Simón Bolívar: 335 Diario de Paita.

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“Me encanta que seas piadosa (…) amén de que te desvives por los desposeídos. De paso sé que haces respetar la imagen de la República con fervor y ahínco. Yo recojo orgulloso para mi corazón, el estandarte de tu arrojo, para nombrarte como se me pide: Coronel del ejército colombiano. Por ti se que voy a tener la dicha inmensa de gozar los placeres de este y del otro mundo (el del amor) porque desde el principio supe que en ti existe todo lo que yo ansío en mis más caros anhelos. Mi pasión hacia ti se aviva con la brisa que me trae tu aroma y tu recuerdo. Existes y existo para el amor. Tú quieres verme siquiera con los ojos. También yo quiero verte y reverte y tocarte y sentirte y saborearte y unirte a mi por todos los contactos. No te vayas ni aun con Dios mismo”.336

De este amor el ecuatoriano Rafael Correa dice (5 de julio de 2010): “Fue de esos que matan y que dan la vida, de esos amores que se juntan como dos balas, que van mucho más allá de la muerte, que no hay quien los clasifique, que se mueren de tanto vivir, que viven de tanto morirse; que a ninguno de los dos les cupo en el pecho, ni en los cuerpos, ni en las almas, que sigue latiendo todavía porque dicen que el amor mata al olvido”.

Para los socialistas latinoamericanos decir pareja es decir compañera o compañero, palabras que se derivan de “cum panis”, que significa compartir el pan, que es el símbolo de la vida y de la lucha por la vida. José Carlos Mariátegui quien amaba profundamente a su esposa, mujer activamente solidaria, le escribe un poema donde le dice: “Por ti, mi ensangrentado camino tiene tres auroras. Y ahora que estás un poco marchita, un poco pálida, sin tus antiguos colores de Madonna toscana, siento que la vida que te falta es la vida que me diste”.

Es un amor de mutua ayuda. Es la clase de amor a que se refiere Mario Benedetti cuando en el poema “Te quiero”, escribe: 336 Véase en: Las más hermosas cartas de amor entre Manuela y Simón.

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La utopía posible “Tus manos son mi caricia, mis acordes cotidianos; te quiero porque tus manos trabajan por la justicia”.

Igualmente, la amistad es un sentimiento de amor. Es un puente con alas que conduce a una playa de olas siempre renovadas. No necesita más que el recuerdo del encuentro o la promesa de encontrarnos para estar allí. Por eso nunca sabremos realmente por qué nos hacemos amigos de alguien; ni qué hilos invisibles nos unen pase lo que pase; ni de qué naturaleza es la energía que nos atrae hacia el otro como un torrente centrífugo sin importar donde nos encontremos. No sabemos si son las circunstancias las que nos acercan o si creamos circunstancias para estar juntos. No es suficiente entender las afinidades. Ellas van por la superficie; pero la amistad es una emoción más subterránea y, sin embargo, está llena de luz que se expande. Decía el Libertador: “…la amistad tiene en mi corazón un templo y un tribunal, a los cuales consagro mis deberes, mis sentimientos y mis afectos (…) la amistad es mi pasión”.337

En comunicación dirigida a José Rafael Arboleda (1º de junio de 1828) le expresa: “El título de amigo solo vale por un himno y por todos los dictados que pueda dar la tierra”. Verdadera amistad, en los buenos y en los malos momentos, fue la que hubo entre el Libertador y el Gran Mariscal. Sucre, en su última carta a Simón Bolívar, escrita en Bogotá el 8 de mayo de 1830, le dice: “No son palabras las que pueden fácilmente explicar los sentimientos de mi alma respecto a Ud.: Ud. los conoce, pues me conoce mucho tiempo y sabe que no es su poder, sino su amistad la que me ha inspirado el más tierno afecto a su persona. Lo conservaré, cualquiera que sea la suerte que nos quepa, y me lisonjeo que Ud. me conservará siempre el aprecio que me ha dispensado. Sabré en todas circunstancias merecerlo. 337 En carta a Leandro Palacios, 16 de mayo de 1817. Simón Bolívar: Obras completas, Vicente Lecuna (Comp.), Tomo I, p. 230.

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Adiós, mi general, reciba Ud. por gaje de mi amistad las lágrimas que en este momento me hace verter la ausencia de Ud. Sea Ud. feliz en todas partes y en todas partes cuente con los servicios y con la gratitud de su más fiel y apasionado amigo”.

Y Bolívar le responde el 26 de mayo de 1830: “Yo me olvidaré de usted cuando los amantes de la gloria se olviden de Pichincha y de Ayacucho (…). Nada es más sincero que el afecto con que me repito de usted mi querido amigo”.

Definitivamente, el cielo son nuestros amigos. Cuando los encontramos hablamos sin parar, para darle forma a esa energía que de no ser así se convertiría en caricia cósmica, en alboroto de las fábulas, en remolino de alegría. Los amigos nunca están demasiado lejos. El amor nos mantiene, a lo sumo, a un latido de distancia. Juro por Dios que ninguno de mis amigos se ha ido. Si no ven algunos es porque andan por allí convertidos en mazorcas, en pañuelos de bienvenida, en arrayanes, en nuevos algoritmos, en caminos, en señal de que vale la pena vivir y crear vida a nuestro paso. Así lo expresa Alberto Cortez en la canción “A mis amigos”. “Un barco frágil de papel parece a veces la amistad pero jamás puede con él la más violenta tempestad porque ese barco de papel tiene aferrado a su timón por capitán y timonel un corazón”.

El opuesto del amor es el odio, baja emoción que impulsa la injusticia, la violencia y el exterminio. Y este odio es inspirado por el miedo a la gente del pueblo y al futuro, de que se hacen eco oligarcas y cipayos. Al pueblo, por cuanto temen que les arrebaten su propiedad y sus balcones. Al futuro, porque desde allí serán revelados sus verdaderos rostros y recibirán la condena de la historia. En las sociedades de clase se practica el odio. A la tierra, a la familia, a la comunidad, al país, a Latinoamérica, al gentilicio, a los ideales, a los animales, a la flora, a los 536

La utopía posible principios, a nuestros antecesores, a nuestros descendientes, a los negros, a los indios, a los mestizos, a los espalda mojada, a los discapacitados, a los obreros, a los estudiantes, a los sin tierra, a los que son distintos, a los que no piensan como ellos, a los niños, a los viejos, a las mujeres, a los de abajo, a los del sur. Al capitalismo sólo le interesa la máxima ganancia. El amor no entra en las variables a tomar en cuenta: no genera dividendos. Dicho en las categóricas palabras del venezolano Salom Mesa Espinoza: Para preservar la especie humana y embellecer su existencia, el amor y la fraternidad deben normar su conducta. Pero éstos no pueden germinar en el capitalismo. Para que haya amor tiene que morir el presente orden social.338

23.2. Luis Mariano Rivera: “Sin amor no hay vida” Pero enfrentados al capitalismo y a las emociones destructivas que promueve, se encuentran las mujeres y hombres de gran pureza que le cantan a la vida, al amor y a las cosas más sencillas. Un ejemplo de ello ha sido Luis Mariano Rivera (1906-2002), “Embajador del amor” como lo llamara el “tricolor de Venezuela”, Víctor Morillo. Y es que en Luis Mariano se compendia el amor en todas sus formas. En Alma que llora dice: “Sin amor no hay vida ni luz , ni esperanza ni fe, ni confianza, el alma es perdida”.

Le cantó al maíz, a la cerecita, la guácara, al mango, al sancocho, al tucusito, al pilón, la taparita, al cundeamor, al piapoco, a las cosas nuestras; especialmente a los pueblos del oriente del país y a su Canchunchú Florido, porque “No será posible el compromiso con Venezuela, si desde la infancia no se cultiva el amor por su terruño”. En Así es mi Cantar dice: 338 Salom Mesa, Elogio de la Anarquía, p. 73

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Luis Mariano Rivera 538

La utopía posible “En mi cantar sólo busco En mi cantar sólo quiero Cantar las cosas sencillas Que tengan sabor eterno”.

De su mapire salen versos y canciones: “Me guía la solidaridad porque escribir es como afinar el instrumento; tener las cuerdas del sentimiento afinadas para saborear la armonía. En ese momento el amor fluye y contagia su aroma”.

En una metáfora que reivindica a la gente humilde manifiesta: “Allá en nuestro campo hay humildes flores que no tienen nombres pero dan olores flores que no entran al regio salón pero son felices de su condición”.

Le cantó a su compañera de vida, “la negra” Marsella, a quien conocimos cuando bautizamos uno de los más tiernos libros escritos sobre Luis Mariano, el texto de Freddy Best titulado Cachunchú Florido. Ella es una india menuda como un retoño. Siente por Luis Mariano la misma devoción que el perfume por la flor. De ella había dicho nuestro cantor: “A ti mi negra que con amor me has dado todo el caudal que tu querer encierra, alegría cuando tristeza me acongoja sutil caricia cuando el dolor me aqueja. Todo en ti conmigo se confunde, Amas las mismas cosas que yo amo. La tierna melodía te emociona ¡es que sientes como yo lo puro y sano!

También cantó a Bolívar. No al héroe del pedestal y de la estatua. Ni al semidiós del Chimborazo. Ni al que entra triunfante en los poblados y vieron desde lejos los aldeanos. Ni al que fue condecorado tantas veces. Ni al que le rindieron honores y después traicionaron. 539

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Ni al de las leyendas donde lo sacralizan. Ni al que está preso en los tomos de las academias. Ni al de las hagiografías donde lo presentan como un superhombre, que de puro grande nos hace sentir pequeños y humillados. Ni al que sirve para que se compongan heroicos discursos. Al que no se ha bajado del caballo. “Canto a Bolívar Pero no al Bolívar de la espada Canto a Simón el del ejemplo y la palabra. Canto a Bolívar que en la adversidad se engrandecía y en el amor con pasión se sublimaba”.

En la canción “Amor, dolor y esperanza”, en una suerte de manifiesto de toda su obra, expresa los sentimientos que experimenta por lo pequeño, lo débil, lo noble: “Esta canción es sencilla dentro contiene amor, también contiene esperanza también contiene dolor. Amor por lo tierno y puro que conmueve el corazón, por la sonrisa del niño por el retoño y la flor, por la inocencia del nido que es de ternura y canción. Y por todo lo sencillo que dentro contenga amor. […] Esperanza en que algún día la vida será mejor, cuando el bien sea para todos sin ninguna distinción, cuando el odio ceda el paso a la paz y el amor cuando lo tuyo y lo mío dejen de ser condición”.

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La utopía posible El amor lo llevó Luis Mariano hasta las últimas consecuencias de sus actos. Él fue pobre, pero su padre, Don Antonio Font, era un hacendado rico de las familias de abolengo de la región. Nunca se había ocupado del hijo, pero en su hora postrera se arrepiente, decide compensar la falta y legarle parte de sus bienes. Una vez muerto el padre, la familia le encomienda a Luis Mariano la misión de desalojar a los campesinos, sus vecinos de toda la vida, de esas tierras; para luego venderlas y distribuir la herencia. Luis Mariano convoca a una reunión con todos los lugareños. Había decidido regalarles las tierras porque consideraba que éstas debían ser de quienes las venían trabajando. Dijo: “No vengo a dar muerte. Vengo a dar a la vida, vida”. Así era Luis Mariano, hombre íntegro, quien en el crepúsculo de su existencia dijo: “La riqueza más grande para llegar a ser humano es lograr ser querido por el pueblo (…). Así, cargado de amor, emprenderé viaje, llevándome en el alma una sonrisa”.

Como lo dijera Freddy Best en el bautizo de su libro sobre Luis Mariano, al cual hemos hecho alusión: “Queremos ser socialistas. ¡Seamos un poco como Luis Mariano! Queremos ser socialistas, aprendamos de Luis Mariano Rivera!”

En fin, el socialismo es una tierra fértil para el amor. Para que fructifique, los socialistas hemos de plantar su semilla, cuidar sus retoños. Ya lo decía José Martí: “Todos los árboles de la tierra se concentrarán al cabo en uno, que dará en lo eterno suavísimo aroma: el árbol del amor”.

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CONCLUSIONES: EL NUEVO SOCIALISMO, OBRA DE TODOS “Mi oficio, es cantar todo lo bello, encender el entusiasmo por todo lo noble, admirar y hacer admirar todo lo grande”. José Martí “Definiendo ya las cosas, soy un hombre que ha metido toda la sangre a sus ideas y en mis banderas solo escribo una enorme, sola y gran palabra: SOCIALISMO”. José Carlos Mariátegui “Ojalá podamos ser tan porfiados para seguir creyendo, contra toda evidencia, que la condición humana vale la pena, porque hemos sido mal hechos, pero no estamos terminados. Ojalá podamos ser capaces de seguir caminando los caminos del viento, a pesar de las caídas y las traiciones y las derrotas, porque la historia continúa, más allá de nosotros, y cuando ella dice adiós, está diciendo: hasta luego”. Eduardo Galeano

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El socialismo de nuestra América ha de ser una original obra con el pueblo como protagonista. En la alborada de este siglo renacen las esperanzas de que este pueblo construya una sociedad justa y próspera, y convierta los más hermosos sueños en una realidad que podamos disfrutar. Se cumplirá la premonición de Cecilio Acosta: “El pueblo triunfa, el pueblo debe triunfar: pongo para ello de testigo, a la civilización, que le ha refrendado sus títulos, y a Dios que se lo dio”. 339

Este libro no pretende otra cosa que fortalecer la conciencia y desarrollar la sensibilidad entre la gente de este pueblo, el cual desea construir un mundo mejor y cree que para ello es necesario enarbolar los principios que defienden la vida, contra los antivalores que causan la muerte. Me imagino esta obra como una especie de anti-manual para incitar a la reflexión y a la crítica. Un cuaderno de trabajo en permanente proceso de construcción por parte de la gente. Un texto donde faltan las páginas que alguien más se animará a escribir; los capítulos que olvidé; los temas que no abordé. Un primer borrador. Una contribución, entre muchas, para inventar, ensayar, errar, y atreverse a intentarlo otra vez. Una herramienta para ir elaborando colectivamente, a partir de la sistematización de las experiencias específicas de hombres y mujeres que creen que un mundo mejor es posible, los fundamentos de una nueva utopía. Sobre todo porque el tema del socialismo no es de índole meramente teórica. A pesar de que para los socialistas la teoría ocupa un rol importante, sus postulados se dirigen a la práctica. No se quedan flotando en el aire. Son instrumentos para la acción. Conducen, en primer lugar, a cimentar una sensibilidad y una conciencia latinoamericanas donde se revaloriza el ser humano, la diversidad cultural y el ecosistema. Constituyen una alternativa frente al modelo capitalista de deshumanización e intolerancia. 339 Cecilio Acosta: Cosas sabidas y cosas por saberse.

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La utopía posible En segundo lugar, como doctrina política, el socialismo se plantea, inexorablemente, el ejercicio del Poder Popular y la radical transformación de las estructuras de la sociedad. Ello implica afectar intereses y suprimir privilegios. Estremecer el mundo para que lo podrido caiga a tierra. Dinamizar un proyecto social transformador: la utopía revolucionaria. Y hoy más que nunca debemos aventurarnos a proponer los principios generales de esta sociedad que soñamos. Imaginar el mapa del territorio que deseamos habitar. Proyectar el mundo donde ansiamos vivir. Bosquejar los caminos por donde habremos de andar. Vislumbrar el entusiasmo de nuestros descendientes, quienes recogerán los frutos de las semillas que ahora sembramos. Formular, en fin, nuestras propias ideas sobre el socialismo, aun a riesgo de que falten aspectos por investigar, bibliografía por consultar, temas por trabajar o experiencias por conocer. Hay que atreverse a inventar. Lo que está en juego es la vida, no sólo de los más pobres sino de la humanidad en su conjunto. No sólo de algunas especies sino del planeta entero. No se trata, simplemente, de defender unas ideas abstractas sobre la revolución, sino de garantizar la sobrevivencia y el bienestar de todos, el vivir bien. Insisto, los principios no son simples enunciados, ni adornos para vernos mejor. Son la prefiguración de una praxis. La brújula de una existencia. El aliento de una acción. Que no ocurra la paradoja que observara Alejandro de Humboldt en su viaje a América Equinoccial: hombres hablando de libertad y sometiendo a otros a la esclavitud. Al escribir, me he dejado llevar por los consejos del tecnólogo popular venezolano Luis Zambrano (1901-1990), cuando proponía: “No espere que se le haga la noche a mediodía. No espere saber pa´ ponerse a hacer, póngase a hacer pa´ poder saber”. No he querido escribir un libro objetivo e imparcial. Mucho menos eso que llaman un paper académico, “esa escritura desabrida, inodora e incolora destinada a engordar los currícula”. Nada de eso. Me planteé 545

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escribir un texto comprometido y comprometedor. Al respecto, suscribo las palabras de Luis Antonio Bigott quien dice: “Estoy convencido de que no investigamos ni escribimos para las élites ni para los académicos. Investigamos y escribimos para suministrar información y aproximaciones para los excluidos, para las clases subordinadas de la sociedad; estamos obligados a producir elementos para la lucha ideológica, para la batalla de las ideas y aún más importante acompañar, participar en las luchas de los excluidos para lograr la concreción de las utopías libertarias”.340

Me atrevería a repetir las palabras que encabezan el primer libro escrito por José Carlos Mariátegui, La Escena Contemporánea. Allí afirmaba: “No soy un espectador indiferente del drama humano. Soy, por el contrario, un hombre con una filiación y una fe. Este libro no tiene más valor que el de ser un documento leal del espíritu y la sensibilidad de mi generación. Lo dedico, por esto, a los hombres nuevos, a los hombres jóvenes de la América indo-íbera”.341

Además, no he querido escribir un libro que sólo contenga ideas y razones. Deseo enaltecer el sentimiento y la emoción, “meter toda mi sangre en mis ideas”, como decía Mariátegui. Los principios son el alma de una pulsión de vida irrigada desde el torrente de nuestros afectos. Están hechos con las fibras de nuestros abrazos, con la energía de nuestra pasión, con la fe que ponemos en cada lucha, con la rabia que experimentamos ante cada injusticia. Dicho en las hermosas palabras de Atahualpa Yupanqui: “Lo que dentra a la cabeza de la cabeza se va. Lo que dentra al corazón se queda y no se va más... que al corazón sólo dentra, la pura verdad”. 340 Luis Bigott: Otra vez y ahora sí Bolívar contra Monroe, Editorial Trinchera, Caracas, 2011, p.12. 341 José Carlos Mariátegui: La Escena Contemporánea y otros escritos, Editorial El perro y la rana, Caracas, 2011, p. 84.

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La utopía posible El Che, en carta a su madre le decía: “Para toda obra grande se necesita pasión y para la revolución se necesita pasión y audacia en grandes dosis”. Si este libro contribuye a acrecentar la pasión por Latinoamérica y a imprimirle audacia a nuestros proyectos de liberación, entonces nos sentiremos satisfechos. Esta gran humanidad ha dicho ¡Basta! y ha echado a andar, y su marcha de gigantes ya no se detendrá. Marzo del 2011

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Este libro se terminó de imprimir en febrero de 2013 La Paz - Bolivia