La Hora De Los Monstruos

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SUMARIO Presentacion. Estrella de Diego. 5 La sombra de lo bello. Remo Bodei. 9 La energia del mal, el poder de lo feo. Vicente Verdu. 25 El sexo, la sangre, la muerte. Michel Onfray. 33 De la muerte, los demds y otras parabolas modernas. Estrella de Diego.

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La estetica de lo peor. Jose Luis Pardo. 61 Freaks en el espacio. Jeffrey A. Weinstock. 69 La intimidad como espectaculo: de la televerdad a la telebasura (Hacia una estetica de lo hipervisible). Gerard Imbert. 88 Lo siniestro (Fragmentos). Sigmund Freud. Presentacion de Sil­ via Tubert.

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Aproximacion a la abyeccion. Julia Kristeva. 110 Que la sangre siga corriendo. Norman Rosenthal. 117 ENTRE VISTAS Andres Serrano: una historia de sangre, sudor y ldgrimas. Rosa Oliva­ res.

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SEMEFO: la vida del cadaver. Osvaldo Sanchez.

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CREACION LITERARIA La biblioteca de mi padre. Jose Luis Hernandez Machancoses.

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LIBROS Nihilismo y discurso estetico de la historia. Sebastian Salgado Gon­ zalez.

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El transito hacia el ser. Alejandro Krawietz. 147 Un esfuerzo meritorio y provechoso. Juan Francisco Fuentes. Libros seleccionados. 155

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I lni�b de ((kcnidernte Marzo 1998 Numero doble 202/203

EL 98, CIEN ANOS DESPUES Articulos de Sebastian Balfour, Andres de Bias, Vicente Cacho Viu, Astrid Cubano, M.a Dolores Elizalde, Manuel Espadas Burgos, Elena Hernandez Sandoica, Jose-Carlos Mainer, Jordi Maluquer de Motes, Juan Pan Montojo, Josep M.a Pradera, Rafael Sanchez-Mantero Rosario Sevilla, Rosario de Ia Torre del Rio, Jose Varela, Francisco Villacorta

Presentacion n el verano de 1 993 un grupo de participantes en el

E Whitney Independent Study Program planteaba una

exposicion con imagenes que, al menos entonces, llama­ ron la atencion de los que pudieron contemplarlas. !rna­ genes directas en muchos casos, ambiguas en otros -ex­ cesivamente ambiguas, incluso, para dej ar impasible . La idea de la muestra tomaba como punto de partida un co­ nocido concepto de Julia Kristeva y el titulo era esclare­ cedor: Abject Art. Repulsion and Desire in American Art CArte abyecto . Repulsion y deseo en el arte americano) . Se trataba, desde luego , de un titulo apropiado, pues muchas de esas imagene s, de los ej emplos escogi­ dos entre las piezas de la propia coleccion del museo, reflej aban la doble vertiente en la cual las artes visua­ les, los medios, el cine . . . parecen llevar tiempo movien­ dose: repulsion y deseo; tal vez una implique siempre el otro. De hecho, los ultimos quince a:ii o s han visto florecer una puesta en es cena que ha rescatado expresiones de lo «poco decoroso» -o colectivamente aceptado como tal . Freaks, cadaveres, restos de comida, obj etos en des­ composicion, aireamiento de territorios considerados como privados o secretos, forman parte ahora de la coti­ dianidad estetica, enfrenta:ndo al publico con modos de mirar alternativos y obligandole a tropezarse, de forma mas o menos clara, con lo monstruoso, la muerte , lo es­ peluznante, lo repulsivo ... todo aquello, en suma, que el

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Presentaci6n

canon parecia haber expulsado o circunscrito al espacio del imaginario. _., * Ciertamente, se trata de territorios recuperados du­ rante los ultimos aii.os del siglo XIX y primeros del XX como documentos de la decadencia, si bien las casas son ahara algo diferentes, debido a los propios cambios en la sociedad y sus estrategias de comunicacion. Asi, los vampiros , muertos, sonambulos, histericas . . . y hasta per­ sonas _con diferencias fisicas -mo�tra,das en los freak shows, que han existido hasta bien avanzado el xx.,... que eran entonces, quien sabe, un modo de aplicar el deseo del otro, de exorcizar el rechazo mas que la rep-ulsion, de negociar el «desajuste» que la vida, inevitablemente, siempre conlleva, son hoy parte.s_jnte.gradas a una_coti-_ dianidad, yisibles, ademas , para un mayor numero de personas. En suma, parte de la vid.a diaria, inscritas en ella de forma natural. La pregunta inmediata es de que modo se desvelan en este momenta los secretos mas escondidos, los secre­ tos de familia y, sabre todo, por que y en que manera afectan a la mirada contemporanea -si la afectan-, bus­ cando sus filiaciones con el pasado proximo y los posi­ bles cambios en la forma actual de entender y aceptar las diferencias entre los seres humanos o los lados oscu­ ros de la vida. El problema, abordado en obras de Broadway como Side Show, que cuenta la historia de unas siamesas, y Iibras como Freakery. Cultural Specta- \ cles and the Extraordinary Body, editado por Rosemarie \ Garland Thomson; Monster Theory, editado por Jeffrey Gerome Cohen, o el volumen ,Orden y caos. Un estudio 1 l cultural sabre lo monstruoso en el arte. de Jose Miguel G.: " Cortes, finalista del XXV Premia Anagrama de ensayo , reaparece en el cine, los programas de television o las artes visuales, donde, en un mas dificil todavia y quiza movidos por la obsesion de rastrear y rescatar el deseo, se ha acabado por mostrar lo rechazado . El presente numero trata de recoger algunas opinio­ nes sabre el fenomeno que ha despertado la condena de - -­

Presentacion

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unos y el entusiasmo de otros, pero , me atreveria a de­ cir, el interes de muchos . No pretende, de ninguna ma­ nera, tomar una posicion fij a respecto a un tema contro­ vertido, complej o y, mas aun, en pleno desarrollo, de work in progress. De ahi que , junto con los articulos o re­ produccion de textos clasicos sobre el problema, se haya optado tambien por ofrecer alguna entrevista que refle­ ja las propias posiciones de los artistas cuya produc­ cion puede situarlos en el centro mismo del debate . Son visiones a veces divergentes que quieren enfatizar la propia esencia de un territorio deslizante que, no obs­ tante, podria merecer la pena debatir . Quien sabe si esta reposicion de los temas «poco de­ corosos» no esta hablando de cierto cambio en la mane­ ra de mirar. Frente a la obsesion que por el «otro» ha reinado en las pasadas decadas , tal vez ahora se habla solo de «los demas» , «el resto 0 la colectividad de la cual la persona de la que se habla forma parte» . Y todos, hagamos lo que hagamos, pensemos lo que pen­ semos, somos, al fin, los demas , un poco antropOfagos, incluso, como anuncia el tema general cfe--la proxima Bienal de Sao Paulo a partir del Manifiesto antropofago de Oswald de Andrade . Asi, devorando . Estrella d e Diego

La sombra de lo bello* Remo Bodei

Metamorfosis de lo {eo s dentro de la cultura francesa, de su tardio romanticismo social, donde lo feo lleva a cabo su definitiva conversion en lo bello, hasta el punto de ser indistingui­ ble de esto . Con Victor Hugo, con Eugene Sue, con Char­ les Baudelaire y con una serie de escritores mas «popu­ lares » �Lil!l� escoge como privilegiado terreno }}ropio el de los fenomenos anormales y ambiguos, los mismos es­ pacios de condensacion del vicio y deLde�_prdEm: la de­ formidad del cuerpo y del al�a� la miseria moral y ma­ terial, el crimeii�-1osoafos--fondos y las cloacas de la sociedad y la conciencia, sobre todo en la gran ciudad. [. . .]. Mientras que todavia en 1 929 Victor Cousin defiende, en Du vra� du beau, du bien, la idea de la belleza como ex­ presion de la moralidad, Hugo predica el principio de la complementariedad e intercambiabilidad de lo bello y lo feo, que sera adoptado como propio por el «socialismo ro� mantico» y por Baudelaire . Criaturas de naturaleza mons­ truosa -el Quasimodo de Notre-Dame de Paris o el Tribou-

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Version abreviada de un capitulo de Le forme del bello, Il Mulino, Bolonia, 1 995. •



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let de Le roi s'amuse- representan a los campeones de «lo feo bello » . La fealdad exterior y la belleza interior se separan decididamente : desde esta perspectiva, lo bello no puede mostrarse en todo su esplendor, ya que -lo mismo que ocurre con lo verdadero y lo bueno- a menu­ do aparece cubierto de una patina opaca y repelente . Con Hugo , y sobre todo con Baudelaire, el arte rei­ vindica el derecho a tratar, en todos los terrenos, de lo feo en su forma extrema, la de lo desagradable . Kant, aceptando l a tesis d e que todo l o que e n l a na­ turaleza es feo puede ser salvado esteticamente , excluye expresamente lo desagradable de ese acto de clemencia y de gracia. En Baudelaire, por el contrario, la belleza no solo incluye de forma inmediata lo repugnante , sino que tambien se situa mas alla del bien y del mal moral: su mirada «infernal y divina» arroj a, mezclados, «la uti­ lidad y el crimen» , y en sus oj os vacios, de musa enfer­ ma, poblados de visiones noctumas , se reflej an « alterna­ tivamente I el horror y la locura» . Parece haber renunciado al placer de realizar el milagro de la transus­ tanciaci6n de lo feo natural en lo bello artistico . La be-�� lleza -«monstruo espantoso, enorme, ingenuo»- conser­ va en efecto en si, bien visibles e incluso mostradas con ostentaci6n, las facciones desagradables «de las bestias mas inmundas y de los cadaveres » , sin ninglin intento de velarlas o intentar trascenderlas por medio de una facil catarsis. Lo bello recuerda asi aquel elemento de turbaci6n y de horror que conocimos en tiempo inmemo­ rial y que (traducido a terminos freudianos) tal vez en su origen, antes de que al alej arlo lo convirtiesemos en algo extraii.o , fue incluso demasiado familiar para noso­ trost La poesia de Baudelaire salva ese alej amiento . Sin embargo, en el esfuerzo de hacer «este universo menos repugnante I y estos breves instantes menos graves » , la conmoci6n de la belleza provoca, al mismo tiempo, el re­ conocimiento -por otra p arte siempre oscuramente pre­ sentido- del caos insuperable del que surge y sobre el cual resalta la busqueda del sentido de la experiencia.

La sombra de lo bello

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El poema «Una carroiia» ilustra eficazmente esta acti­ tud al representar la destruccion de cualquier forma, el anti-eros que obscenamente acaba con el amor. La terrible revelacion de la universal vicisitud que aguarda a todos los seres vivientes, su corrupcion inexorable, se produce en copresencia de los opuestos, ya que es una «hermosa manana» cuando un cuerpo entre tantos se descompone, macabra sinecdoque del fin de todas las cosas . [. ..]. Como triste consuelo, parece que solo las formas, despoj adas , desencarnadas , resisten en su superacion platonica el poder de la muerte, escapando al destino de los demas seres al precio de perder consistencia, obliga­ das a sobrevivir en el exilio, en el mundo umbratil e in­ cierto del recuerdo de una «vida anterior».

[...].

El codigo criminal de lo feo, proyectado por Schle­ gel, no sirve ya a la empresa de darle caza para desem­ boscarlo y combatirlo. Ahora es todo lo mas utilizado para captar ese aspecto criminal e infernal sin el que lo bello caeria en lo superficial, en lo vulgar, incapaz de de­ j ar presentir el significado enigmatico de las cosas .

[. ..].

Que lo bello en cuanto orden edificante esta amena­ zado de muerte es una percepcion que se difunde en las teorias y en las practicas artisticas con Hugo y Baude­ laire . La introduccion de lo feo, en todas sus variantes, se proponia recuperar la carga emotiva de una belleza que, en la epoca moderna, habia abdicado de ella en fa­ vor de lo sublime y que, por tanto, corria el peligro de degradarse en lo bonito y lo agradable.

[...].

Tras el gesto innovador de Hugo , es no obstante en Alemania -en los aiios comprendidos entre 1 8 3 0 y 1 8 5 7 - donde se elaboran las teorias sobre lo feo filosofi­ camente mas fecundas .

[...].

Con Rosencranz lo feo se convierte en desafio inelu-

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Remo Bodei

dible y asechanza favorable al primado de lo bello . Una obra de arte es asi tanto mas bella y lograda cuanto ma­ yor es la falta de armonia y el caos sobre los que consi­ gue triunfar. La conciliacion crece en el mismo corazon del conflicto , en proporcion directa con la extension del