La guerra de la pulga: Guerrilla y contraguerrilla

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Robert Taber LA GUERRA DE LA PULGA

Robert Taber

LA GUERRA DE LA PULGA Guerrilla y contraguerriila

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ÍNDICE

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I El viento de la revolución. La voluntad popular como cla¬ ve de la estratcgia. La confrontación entre quienes tienen y quienes no tienen. Sofismas de la contrainsurrección. La guerra de guerrilias como prolongación de la política. Resquebrajaduras en la coraza dei estado moderno.

II

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La guerra de la pulga. Objetivos políticos y militares. Creación dei “clima de colapso”. Organización de las Fuerzas Rebeldes. La Guerra de guerrilias dei Che Guevara: lo fundamentai.

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Comienzo y desarrolio de la insurrección. El paso a la gue¬ rra civil. Soluciones posibles. El ejemplo cubano.

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La guerra prolongada. Fuerzas populares contra ejércitos regulares. La guerrilla como misión. Mao Tse-tung, a pro¬ pósito de la guerra de la pulga. Las lecciones de China.

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IV

V La guerra colonial y la experiencia francesa. Estratégia y táctica de Vo Nguyen Giap. Cómo triunfo el Vietminh en Indochina.



Ei carácter político de la segunda guerra de Indochina. El papel de los Estados Unidos. La extensión de la guerra. La perspectiva. VH Las guerras de liberación nacional y su costo. Los “distúr¬ bios” irlandeses y el papel de los “Black and Tans”. El terrorismo en Israel. La rebelión en África dei Norte. VIII La guerra de guerrilias dei general Grivas en Chipre. El uso político dei terrorismo. Los errores de la estratégia britânica.

TX _ . _ . - . en Filipinas. El precio de la victoria inglesa en Malasia. Por qué perdieron los comunistas en Grécia.

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X El arte de la guerra de Sun Tau. Principios estratégicos y tácticos de la guerra de guerrillas. El terreno como factor decisivo. La guerra de guerrillas en las áreas urbanas. El carácter de la guerrilla. XI Movimientos guerrilleros en el Tercer Mundo. La base re¬ volucionaria. Perspectivas para Estados Unidos. Propuestas para una nueva política latinoamericana de Estados Uni¬ dos.

I El viento de la revolución. La voluntad popular como clave de la estratégia. La confrontación entre quienes tienen y quienes no tienen. Sofismas de la contrainsurrccción. La guerra de guerrillas como prolongación de la política. Resquebrajaduras en la coraza dei estado mo¬ derno.

Sobre la región de Ben Cat, dominada por los comunista, se dio cita el mayor conjunto de he¬ licópteros empleado a lo largo de toda la guerra; 96 aparatos que transportaban cohetes, ametralladoras y 1,000 hombres de las tropas de asalto. Apoyándose en 4,000 hombres de infantería, Rangers y patrullas contraguerrilleras, la fuerza de ataque esperaba cercar de 1,500 a 2,000 hombres de las tropas principales dei Vietcong, que dos se¬ manas antes habían causado graves danos a cuatro batallones dei gobierno en una emboscada cuidadosamente realizada. El gran puente aéreo fue el secreto militar peor guardado. En Saigón, los funcionários de información dei gobierno avisaron a los fotógrafos con vários dias de anticipación. Guando las tropas llegaron a Ben Cat, la mayoría de los soldados dei Vietcong se habían escabullido. Time, 21 de agosto de 1964. Dos companías sudvietnamitas de Rangers se desplegaron en abanico a través de la planicie cubierta de maleza y de la selva de matorrales, 25 millas al norte de Saigón. En esta misión rutinaria, dispuesta para relevar a una avanzada atacada por las guerrillas comunistas dei Vietcong, los 200 hom¬ bres se movían cautelosamente. Se detuvieron en un bosquecillo de árboles productores de caucho. salieron después a campo abierto y se encaminaron hacia un grupo de chozas, situadas a unos 350 me¬ tros más allá. De pronto, por todos lados, las armas de fucgo dcsataron su tableteo y martillco infernal. Antes de poder escuchar siquiera las detonaciones, algunos hombres cayeron doblados por las balas; otros lograron dispersarse. Su consejero norteamericano, cl tcniente William Richter, se tiró de cabeza al suelo cubierto de lodo. Al levantar la vista vio que avanzaban, disparando a matar, soldados

regulares dei Vietcong, con uniformes de campana de color verde. Richter se incorporo de un brinco y corrió para protegerse. Pero otros fusileros dei

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Vietcong, agazapados en la orilla dei campo, lo alcanzaron con un denso fuego cruzado. Las balas se le incrustaron en el musJo. Cayó, gateó por entre la maleza protectora, y como pudo siguió avanzando. Se arrastró durante seis horas, ayudado por los sobrevivientes, hasta Binh My, su base de operaciones. Tuvo suerte; en el campo que está detrás dei bosquecillo de árboles de caucho, yacían muertos 51 Rangers. “Simplemente nos indujeron a entrar en la trampa, la cerraron a nuestra espalda y nos dieron una paliza”, explicaba después Richter. “Nos agarraron atados de pies y manos y nos hicieron picadillo”. “La misma maldita historia”, refunfunó un ofi¬ cial de alta graduación de los Estados Unidos, en Saigón. Historias parecidas, diferentes sólo en los detalles o grados, se suceden semana tras semana en Vietnam dei Sur. Avanzadas destruidas, oficiales muertos, aldeas incendiadas, pueblos asaltados. Todo esto viene a desembocar en una triste conclusión: pese a la inferioridad en armas y en sol¬ dados, los comunistas están venciendo a una fuerza sudvietnamita de más de 400,000 soldados, reforzada por 17,000 consejeros estadounidenses y con una ayuda norteamericana de cerca de dos millones de dólares diários. Stanley Karnow, “Este es nuestro enemigo”, Saturday Evening Post, 22 de agosto de 1964.

Esta es la guerra de guerrillas mediante la cual se enfrentaron los guerrilleros espanoles al ejército invasor de Napoleón, perfeccionada en nuestros dias hasta convertirse en una cuasi ciência político-militar —una parte de teoria social dei marxismo-leninismo y otra de innovaciones tácticas— que cambia las relaciones de poder de la época posterior a la Segunda Guerra Mundial; un proceso en el que se destruyen las verdades de los Estados Mayores de Occidente. cuyo cometido profesional es, y será cada vez en mayor grado, conocerla y combatirla. La guerra de guerrillas ha llegado a ser cl fenómeno político de la mitad dei siglo veinte, el viento visible de la revolución, que levanta esperanzas y temores en tres continentes. Al escribir esto, ella es un hecho en una veintena de países: desde Angola a Irak y desde las malezas congolesas hasta las barriadas suburbanas de Ca¬ racas. Como los compromisos norteamericanos se agravan en Viet¬ nam, este tipo de guerra se convierte en el problema principal dei Pentágono, de la Agencia Central de Inteligência, dei Consejo Na¬ cional de Seguridad, de la Casa Blanca. En nuestro propio hemisfe-

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rio —Guatemala, Venezuela, Colombia— se pelea en una desespera¬ da y, a menudo, silenciosa lucha. Y amenaza, o casi amenaza con estallar en los propios Estados Unidos. Es indudable que este tipo de lucha influye en la conciencia de los militantes negros, desde Harlem hasta el Sur profundo: una prueba tangible de esta influencia es el estallido, no hace mucho, de bombas de gaso¬ lina en las calles de las ciudades. La guerra de guerriilas destruye a lo largo dei mundo, donde aún existen, los últimos vestígios dei feudalismo y dei colonialismo tradicionales. Toda su fuerza se vuelca ahora contra el neocoloniaíismo y contra Io que, en la terminologia marxista se Ilama imperialismo: la dominación económica y política, y a menudo militar, de las naciones pobres e industrialmente débiles, por las ricas y tecnológicamente superiores y poderosas. En las zonas de tecnologia atrasada, libera a las masas empo¬ brecidas, de la opresión clasista de los terratenientes y comerciantes, de las oligarquias y de las juntas militares. Y en ese proceso —de ello se le acusa y tal cosa puede suceder— se entregan a otra clase de dictadura: la dictadura dei proletariado. Apreciada desde cierto punto de vista, no hay duda de que es un arma poderosa, la espada de la justicia social y de la liberación nacional; desde otro ângulo, se verá como un proceso subversivo y siniestro, una especie de peste, una plaga de malas hierbas diseminadas por doquier, nutridas en el suelo de la discórdia social, dei dislocamiento económico, dei caos político, que transforma en fanáticos armados a quienes eran obreros y campesinos pacíficos. En la práctica, se está creando una nueva alineación y una nueva confrontación de fuerzas que de hecho se relaciona y al mismo tiempo trasciende a la guerra fria. En esencia, se trata de una confrontación mundial entre quienes tienen y quienes no tienen, entre naciones ricas y naciones pobres. Esto hace posible la reforma dei mundo conocido y su desen¬ lace bien puede decidir la forma y la sustancia dfcl futuro previsible, no solo en las zonas actuales de combate, que son inmensas y no bien delimitadas, sino en cualquier parte. Surgen entonces las preguntas: