La Gran Guerra en América Latina. Una historia conectada [1 ed.] 9782111521377

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La Gran Guerra en América Latina. Una historia conectada [1 ed.]
 9782111521377

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La Gran Guerra en América Latina Una historia conectada

Olivier Compagnon Camille Foulard G uillemette Martin María Inés Tato Coordinadores

1 -

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Centro de Estudios Mexica n os y Centroamericanos I nstitu t des H a u tes Etudes de l' Amérique Latine Centre de Recherche et de Documentation des Amériques México, 2018

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:i�;,�;�\':'f''�:{-'-©La Gran Guerra en Amérim ln11i1a. l111a hü1oria conectada, México, 2018.

D. R.© Ccmro de Escudios Mexicanos y Centroamericanos CEMCA UMIFRE núm. 16-USR3337-MEAE CNRS, París, Francia

Agradecimientos

7

Introducción

9

Río Nazas43 Colonia Cuauhtémoc 06500, Ciudad de México [email protected]. mx

La Gran Guerra y el proyecto nacional en América Latina

ISBN 978-2-1 I-152137-7

Las geografias de la guerra y de la beligerancia en la era de Director: Bemard Tallet Editor: José Martín del Castillo Padilla

la Primera Guerra Mundial PIERRE PURSEIGLE

27

Portada: Rodolfo Ávila Maqueca: Miguel Ángel Macías Sierra

España y América Latina ante la Gran Guerra: el frente de los neutrales DAVID MARCILHACY

D. R.© 1 nstimt des Hautes Etudes de L' Amérique Latine Université Sorbonnc Nouvclle - Paris 3

47

¿Fue México germanófilo de 1914 a 1918? JEAN MEYER

71

Centre de Recherche et de Documcmacion sur les Amériques Crcda (UMR 7227), 2H rue Saint Guillaume 75007 París

Defender y orientar la Revolución. Los diputados mexicanos ante la "guerra europea" (1916-1918)

Director: Olivier Compagnon

Imagen de portada.

RoMAIN RoBINET

85

La sociedad cubana frente a Europa y Estados Unidos durante la Primera Guerra Mundial

Focografia: Monwnento a los Muerto.ren la Guerra (1914-1918), de Paul Dubois. Panteón francés de

XAVIER CALMEITES

Referencia mapa de fondo: Imagen cornada de la Collection Lartilleux A19140805, CHICA.

Repensando 14-18 en el Perú: guerra mundial, política y controversia

101

La Piedad. Ciudad de México. Cliché de Rodolfo Ávila.

territorial en el pacífico ÜMBELINE DAGICOUR

115

Todos los derechos reservados. Queda prohibida la reproducción tocal o parcial de esta obra por cual­ quier medio o procedimienco, comprendidos la reprografia y el tratamiento informático, la fococopia

El impacto económico del conflicto

o la grabación, sin previa autorización por escrito de los tirulares de los derechos de esta publicación.

América Latina en la estrategia global de Gran Bretaña PHILLIP DEHNE Impreso y hecho en México/Printed and made in México

137

La batalla por la opinión pública. El diario argentino

La contribución de México a la causa de los aliados

La Dí11á11 durante la Gran Guerra

durante la Primera Guerra Mundial

MARÍA INÉS TATO

307

149

SANDRA KUNTZ FICKER

Los intelectuales latinoamericanos y la Gran Guerra

La Primera Guerra Mundial y la economía peruana, 1914-1925 171

CARLOS CONTRERAS CARRANZA

José Enrique Rodó y la interpretación arielista de la Gran Guerra

Hacia una redefinición de la diplomacia en América Latina

SUSANA MONREAL

El pensamiento legal internacional latinoamericano ante la Primera

321

La intelectualidad mexicana proaliada en la Primera Guerra Mundial: ¿una opinión "Universal"?

Guerra Mundial: el panamericanismo legal, el nuevo derecho internacional americano, y el renacimiento del latinoamericanismo

ADRIANA ÜRTEGA ÜROZCO

337

defensivo ( 1914-1933) 203

JUAN p ABLO SCARFI

La Primera Guerra Mundial y el ascenso del nacionalismo cultural en Haití

Pequeñas naciones frente a las grandes potencias.

CHELSEA STIEBER

363

Las delegaciones latinoamericanas en la Conferencia de la Paz de París

Y ANNICK WEHRLI

221

¿La promesa de un amanecer? América Latina ante el nuevo orden mundial ( 1919-1939) 235

JULIETIE ÜUMONT

Moi 111011 colon ce/le q11]epréfere. .. Entre objetos musicales, imágenes y versos. Recepciones de la "conflagración europea" en Lima (1914-1919) G ÉRARD BORRAS

379

Las comunidades europeas de América Latina y la guerra La Gran Guerra en la prensa latinoamericana

Emigración, movilización militar y cultura de guerra. Ecos de la Gran Guerra en la prensa centroamericana, 1917

Los franceses de la Argentina durante la Primera Guerra Mundial 251

PATRICIA VEGA JIMÉNEZ

La Primera Guerra Mundial en la caricatura brasileña:

397

Los inmigrantes alemanes y sus descendientes durante

un campo de batallas ilustradas ROGÉRJO SouZA S1LVA - SiLVIA CAPANEMA

HERNÁN Ü TERO

la Primera Guerra Mundial en Curitiba (Brasil): Representaciones P. DE ALMEIDA

267

de germanofobia e integración en los periódicos locales, 1914-1917 MÁRCIO DE ÜLIVEIRA

413

Una mirada regional a la Gran Guerra.

El Informador de Guadalajara, México GUJLLEMETTE M ARTIN

Solidaridad étnica en tiempos de guerra: 287

la Casa de Trabajo alemana en Rosario, 1916-17 V ALENTIN KRAMER

429

Movilizaciones latinoamericanas

Los voluntarios latinoamericanos en las trincheras de la Gran Guerra: el caso de los alistados en el ejército francés

MANUEL RODRÍGUEZ BARRIGA

445

La misión francesa a la prueba de la Historia:

Agradecimientos

Revolución Mexicana, Primera Guerra Mundial y movilización religiosa

CAMILLE fOULARD

463

Autores

485

Esta obra es el resultado de un trabajo colectivo llevado a cabo a lo largo de varios años que permitió la conformación de una red internacional de investigación sobre la Primera Guerra Mundial en América Latina y que se articuló en torno a tres encuentros científi­ cos: un workshop internacional organizado en París del 3 al 5 de abril de 2012, titula­ do "Hacia una historia de la Primera Guerra Mundial en América Latina"; un simposio organizado en Viena el 19 de julio de 2012 en el marco del 54th lntcrnational Con­ gress of Americanists, titulado "Las sociedades latinoamericanas ame Ja Primera Guerra Mundial"; y el coloquio internacional "América Latina y la Primera Guerra Mundial: una historia conectada", realizado en la Ciudad de México el 26 y el 2 7 de junio de 2014. Si el dinero es el "nervio de la guerra", también lo es de la investigación científica. Los cuatro coordinadores de la presente publicación desean por lo tanto expresar su más sincero agradecimiento a las numerosas instituciones que hicieron posible la organización de estos eventos científicos así como la publicación de este libro: la Biblioteca de México, el Centre de Rccherche et de Documentarion des Amérique.s (CREDA- lfMR 7227, París), el Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos (CEMCA- UMIFRE 16, México), el Colegio de México,

el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt, México), la Ecole des Hautes Etudes Hispaniques et lbériques (Casa de Velázquez, Madrid), la Embajada de Francia en México, el lnstitut des Amériques (París), el lnsrirur des Hautes Etudes de l' Amérique Latine (Uni­ versité Sorbonne Nouvelle - París 3) , el Institut Universitaire de France (París), el Instituto Francés de América Latina (IFAL, México), el Instituto Francés de Estudios Andinos (IFEA -

UMIFRE 17, Lima), el Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Nacional

Autónoma de México (UNAM) y el Ministere de l'Europe et des Affaires Étrangeres (París).

7

Introducción

Olivier Compagnon, Canulle Foulard,

Cuillemelfe Afartin, María lné.r Tato

La Primera Guerra Mundial en América Latina. Balance historiográfico, horizontes de investigación

En la producción hiswriográfica internacional, la cuestión del impacto y de las conse­ cuencias de la Primera Guerra Mundial en América Latina ha sido considerada margi­ nalmente hasta los años 2000, pese a algunos trabajos pioneros en los años 1920-1930 que ya habían generado un determinado número de cuestionamientos importantes (Mar­ tín, 1925). En la línea de los Fiút World War Studie.r, por un lado, la importancia otor­

gada a la experiencia vivida en el combate y a la violencia de masas, además de la primacía -hasta al menos los años de 1970- de una lectura ante todo diplomática y militar del conflicto, explican el carácter ampliameme hegemónico de una historia eurocéntrica de los años 1914-191B; a la cuaL sin embargo, le fueron incorporados progresivamente los espacios coloniales, pensados como la prolongación natural de las metrópolis en guerra,

y los Estados Unidos, cuya entrada en la guerra en abril de 1917 influirá de manera decisiva en la correlación de fuerzas entre países aliados e imperios centrales (Winter y Prost, 2005; Winter, 2014). En las últimas dos décadas del siglo xx, el acelerado desa­ rrollo de una historia culwral del conflicto, deliberadamente comparatista, no cuestionó realmeme esta centralidad europea en la construcción de los relatos históricos sobre la Primera Guerra Mundial, aunque la idea de una"cultura de guerra", entendida como"un cuerpo de rcprcsemacioncs del conflicto cristalizado en un verdadero sistema que da a la guerra su significación profunda" (Audoin-:Rouzeau y Becker, 2000, p. 122) ya invitaba a ttna escritura de la hiscoria menos ligada directamente a los campos de batalla, a la vida cotidiana de los soldados en las trincheras, a los sufrimientos vividos por los civiles de los principales países beligerantes, a la pérdida demográfica o al duelo. Por el lado de la historiografia de los países latinoamericanos, como se sabe, "el predominio de la Nación 9

O. CoMPAGNON, C. FouLARD, G. MARTIN

Y

l\l l. TATO

INTROl>UCCIO�

como s ujeto o categoría organ izadora de las narrat ivas históricas" (Weinsrein , 20 1 3) ha

sociales se en cuent ra cada vez más determ inada por la actual idad conmemorativa, no

consti t uido un a pesada tenden ci a desde la emergencia de la histori a como disciplin a aca­ démica hacia finales del siglo x1x y explica q ue secuen cias históri cas como las dos gue­

cabe duda de q ue las celebraciones dd Centenario de la Gran Guerra jugaron un rol en

rras mundiales o la g uerra civi l española, cuyo epicen t ro no fu e nunca latinoamericano,

hayan sido raramente consideradas como posib les mat rices de las histori as nacionales. Con has e e n es ca doble con statación en con t ramos pocos t rab ajos consag rados a la Gran Guerra en Améri ca L atina a comienzos del siglo xx. Una parte sign ificat iva de es­

est a dinámica de revaluación del lugar de los años 1 9 1 4- 19 1 8 en el largo cur so del siglo x.x latinoamericano. D icho esto, co nviene igualment e evaluar la dimensión de impor­ tames t ran sformaci ones histor iográficas q ue di eron pie a esta rcvaluación. Por un lado,

el cultural turrz de los años 1 990 (Chartier, 1 989; Cook, Glickman y O'Malley , 2008) permit ió desconectar los Fir.st World lrar Swdie.s de las aproxi maciones es triccamellle

tos, g eneralmente producidos dentro de la perspectiva de la hist oriografía mar xisra o pose-marxista -el paradigma domin an te ent re los años de 1 950 y los años de 1 9 70- se

l igadas a la experiencia de comb at e y ah rieron camino a una historia general de las repre­ sen taciones de la guerra, no solamente ent re la pob lación civil de los países beligerant es,

remi ren a la historia económica e in tent an evaluar si el con flicto fu e un momento clave

sino camb ién fuera de esros. Exten dió rambién la no ción de movilización más allá de las

en el proceso de desarrollo econ ómico de la región lat inoamericana o si, por el cont rario,

esferas milit ares, permit iendo especialmente considerar la hipótesis de un a movilización

las di ficultades del comercio transat lán t ico y la reconversión de las economías europeas

cult ural ( Home, 1 997). Por otro lado, el global lllm de los años 2000 -dentro de la

hacia la economía de guerra const it uy eron factores de desestabilización económi ca y

acepción más amplia del término, i ntegrando también las nociones de historia cr uzada,

de recesión ( Frank, 1 969; Dean, 1 969; Van der Karn, 1 974; Gravil, 1 9 76; �fadueño,

historia con ectada, h isroria t ransnac ional c historia global como tal (H opkins, 2006;

1 98 1 ; F ritsch, 1 9B4; Albert y Henderson, 1 988). Otr os se inscriben dent ro de un a his­

Crossley , 2008; Olstcin , 20 1 4)- ha incitado a numeros os hisw riador es a romper las ataduras de l as fronteras nacionales en la e laboración de sus objetos de investigación

tralidad generalizada pro clamada en la región y de manera más bien unánime en agosto

y ha j ug ado un rol mayor en la emergencia de A mérica L atina cor no tema posib le de esw d ios sob re la Primera Guerra Mundial. Finalmente, el giro c lecoloni al, la crítica al

toria de las relacio nes internacionales tr adicional y analizan las relaciones diplomát icas entre los países lati noamerican os y beligeran tes o la forma como fu e gest ion� da la n eu­ de 1 9 1 4, pero q ue fue b rutalmen te cuestion ada el año 1 9 1 7 luego de q ue los Est ados Un idos declararan la g uerra a los i mperios centrales (Vivas Gallardo, 1 98 1 ; L lairó y S ie­ pe, 1 997). En esto Méx ico ocupa n aturalmente un lugar cemral en lo q ue fue una de las

occidentalocentrismo inherente a la producción de las ciencias sociales y la idea de una "provin cial ización de Europa" (Chakrabarry, 2000) han constituido igualmente el telón de fondo i nt elecwal de un cambio de mirada sobre la Primera Guerra Mundial desde la

causas de la en trada a la guerra de los Escados Un idos luego del cclegrama Zimmermann (Tuchman , l 965; Katz, 1 98 1 ; D urán , 1 985 ). B rasi l , único país de América del Sur q ue

t ran sición del siglo xx al XXI.

declara la guerra a los imperios cencrales (occub re 1 9 1 7) y q ue intenta enviar t ropas hacia Europa, ha sido igualmente objeto de investigaciones específicas ( Vin hosa, 1 990;

grandes sín tesis considerando a la región lati noameri cana en su conjunto en la coyunw­ ra par ticular de los años 1 9 1 1·- 1 9 1 8 (Compagn on y Enders, 2004; Compagn on , 20 1 4;

Cozza, 1 996). Más allá de estos dos casos, sólo algunos l ihros pioneros han intencado ab arcar el impacto global del confl ict o sob re un país determ inado -por ejemplo en Chile

Rin ke, 20 1 5 ) , así como a la profu ndización o revisión de lín eas de i nvest igación clásicas ( Dehne, 2009 y 20 1 4; Boghardt, 20 1 2). Por otro, con tribuyeron a la publicación de

(Couyoumdjian , 1 986) o en Argentina (Weinmann, 1 991)- sin jamás t ransformar las hist or iografí as tradicionales q ue con sideran a la Gran Guerra como un epifenó me no.

in novadores trabajos sobre sub- regiones o sohre países donde la guerr a par ecía hasta ese momento no h aber existido jamás, como en América cent ral (Nonen, 20 1 2), Cuba

Finalmente, rodo parece ocurrir como si América L atina est uviese en 1 9 1 4 en una pe­

(Calmettes, 20 1 4), H ait í (Gaillard-Pourchet , 20 1 4) , Colomb ia (Rausch, 20 1 4) , Perú

riferia t al del mundo q ue no hab ría sufrido las consecuencias de la primera guerra t otal

(Novak y O rt iz, 20 1 4), Venezuela (Rausch, 20 15) o Ecuador (Lenoe l , 20 1 6). Final­ mente, est os t rab ajos permit ieron descifr ar las múlt iples formas de movilización de las sociedades latinoamericanas (Ta10, 20lS a, 20 l 7) a parcir de las t ransformaciones de

de la hist oria, t radicionalmente considerada como la mat ri z del siglo XX en el resto del mundo -en Europa y en las colon ia europeas, en los Est ados U nidos, pero ta mb ién en Chin a e incluso en Japón ( Dickin son , 20 1 3) . Quin ce años más carde, el paisaje histori ográfi co h a camb iado con siderab lemente y

Por un lado, la conjugación de estos element os condujo a la publicación de algun as

la pren sa, directament e ligadas a la necesidad de cubrir el con fl icto met iculosamen te

menzaron a despejarse. En un contexto internacional donde la agenda de las ciencias

(Garamb one, 2003; V ega Jiméncz, 2007 y 2009) hasta la reacción de las comunidades migrat orias de origen europeo ( Fran zina, 2000 y 2004; Cuenca, 2006; Otero, 2009; Brocheux , 20 1 4; Tato, 20 1 ly 20 1 5h; Martín , 20 1 5), pasando por la propaganda desri-

10

11

partes importa mes de una historia hasta ese momen to completamente descon ocida co­

O. CoMPAGNON, C. FouLARD, G. l\1ARTIN v M. l. TATO

l�TIHlllllCCIOll¡

nada a América Latina desplegada por los principales países heligcramcs (Taw, 2014) 0

asumir una doble perspectiva comparatisia (en1rc países latinoamericanos) y conectada

por las consecuencias intelectuales e identitarias de la guerra (Ellis. 1999: Compagnon,

2004Y2013; Tato, 2016; Howcs, 2016), y de repensar la integración de los diferentes Estados latinoamericanos en la nueva configuración internacional surgida después de la guerra (Fischer, 2012; McPherson y Wehrli, 2015). Si quedan aún vastas zonas sin explorar con respecto a la dimensión latinoamericana ele la Primera Guerra Mundial. en lo que se refiere a ciertos espacios como Bolivia o Paraguay o en lo que concierne a cier­ tas temácicas, como la recepción del conflicto más allá de las élircs v las comunidades de



inmigrantes, hoy está probado que los años 1914-1918 consciwy n una verdadera rup­ tura dentro del largo curso de la historia de América Latina desde las 1nclependencias. Con estos elementos escablecidos, el presente libro apunca a rescituir un determi­ nado número de estos recientes trabajos sobre la Gran Guerra en América L�uina y a sugerir nuevas pistas de investigación a partir de una pregunta cenera!: ¿es posible tr

Este planteamiento supone, además del hecho de pensar la historia latinoamerica­ na desde una perspectiva decididamente conectada con el resto del mundo y de cruzar,

en la medida de lo posible, fuentes de primera mano recolectadas en ambos lados del



Atlántico, el no esencializar la noción de América Latina y no inlCrir de est modo que

algunos eswdios monográficos de generalidades sean aplicados a toda la región. Al con­ trario, la diversidad de las configuraciones nacionales amerita ser estudiada en toda su complejidad, a partir de un enfoque comparatisca, para determinar las principales va­ riables dentro del proceso de recepción de la onda de shock que constituye la Primera

Guerra Mundial. La presencia más o menos fuerte de comunidades de inmigrantes de origen europeo es una de esras variables evidentes. Si los casos de Argentina o de Brasil dan cuenta, sin lugar a duda, del rol de estas comunidades en la movilización precoz de las sociedades, ¿qué ocurre en los países donde el flujo de esca inmii..rración europea

afartiori, en los

espacios como América Central o los Andes centrales, donde esta inmigración fue casi insignificante? Por otra parte, la naturaleza de las relaciones políticas y económicas con los Estados Unidos parece constiwir igualmente un factor de variación fundamental en las dinámicas de recepción de la guerra. En América del Sur, el rol preponderante de Europa en los intercambios comerciales y las inversiones financieras en las postrimerías de la preguerra explica la rapidez y la amplitud de la crisis ocurrida después de la guerra así como las premisas del nacionalismo económico que aparecen en los años de 1920.

Pero es menos el caso de México, de América central y del Caribe, lugar donde los Esca­

dos Unidos ya son un socio económico privilegiado en vísperas de 1914 y juega cambién un rol amortiguador en la crisis ligada a la reconversión de las economías europeas. Al 12

nuevas variables dentro del proceso de recepción de la Gran Guerra y de establecer una verdadera cartografía del ronflicto emre el Río Bravo y la Tierra de Fuego. Adicionalmente, este necesario ir

y venir entre la dimensión latinoamericana y las

dimensiones nacionales de la reflexión debe ser completado por una atención sosteni­ da en la escala local. Valparaíso, como puerto íntimamcme conectado con Europa en vísperas del gran estallido, no acravirsa la guerra exactamente como el resto de Chile y da cuenta, entre ocros ejemplos, de la existencia de experiencias muy localizadas del conflicto (Block, 2016). De esco deriva la exigencia de un juego de escalas permanente, el único que puede permicir dar cuenta de las experiencias vividas y proyectadas por las poblaciones durante la primera "'guerra-mundo"

�ar

los contornos de lo que habría sido una experiencia latinoamericana de la Gran Guerra?

existió pero fue menos importante (Chile, Uruguay, México, Cuba) y.

(entre América Latina y el mundo), el presente lihro ofrece la oporwnidad de determinar

(Frank y l lorel, 2016).

La Gran Guerra y el proyecto nacional en América Latina Un primer bloque d e trabajos explora los diversos impactos políticos, económicos v di­ plomáticos del primer conflicto mundial en los países la1inoamericanos, cuestionando la

compleja neutralidad CRAFÍAS DE IA GUERRA Y DE IA BELIGERANCIA EN IA ERA DE IA PRJ\IERA GUERRA MUNDIAL

Para estas poblaciones la guerra no comenzó cuando Rusia declaró su beligerancia en agosto de 1914, sino dos años más tarde, cuando la guerra y la movilización armada se intensificaron hasta el pu neo en el que las regiones que hasta entonces se habían man­ tenido al margen ya se encontraban gravemence afectadas. Por lo tanto, en consonancia

La movilización

con Hohcrl Gerwarrh y Erez Manda, si no queremos perder de vista a la Gran Guerra, tenemos que tomar en cuenta el hecho de que ésta pueda verse, de alguna manera� "más pequeña" que como de coswmbre (Gerwarth y Mane!� 2014). Tal renovada atención a la intensidad y a la dinámica de la movilización también

L.\ NrENSIDAD Y U GEOGRAFÍA

subraya la necesidad de adaptar nuestros métodos a la geografía de las experiencias

en Como sugiero, una geografía militar combina dos mapas: el de la belligerency -países imernacio­ derecho el en expresado es guerra a través de una movilización armada, como

armada. nal� y el de la belligerence- países que experimentan la guerra sin movilización gustaría Al sugerir la necesidad de pasar a una geografía de la beligerancia no militar, me cronolola ar reconsider y guerra la de carácter hacer de lado en esta reflexión el tema del gía de la guerra.

ia Una vez más nos enfrentamos a la brecha entre el régimen jurídico de la beligeranc de n movilizació l� confundir es frecuente error Un y la experienci a social del conflicto. de guerra las fuerzas armadas con la declaración de guerra. En Francia, la declaración

dos días fue proclamada el l de agosto de 1914. Sin embargo, la movilizació n tuvo lugar Primera después, el 3 de agosto ( Boulanger, 200 l ) . Al día de hoy, el comienzo de la n de declaració la a no y sí en n Guerra Mundial está firmemente fusionado a la movilizació momento el guerra. De hecho, la realidad de la guerra sacudió a la población francesa en aparte de paz la mamener de esperanza ninguna había no ya que en el que la gente creyó e. que ya no era posible alargar una situación inaplazabl

caminos Con todo, a medida que cambiamos el énfasis de Europa occidental hacia los la perspec­ menos trillados de Asia central, es posible comprender más su significado. Desde

de la tiva frecuentemente olvidada de las periferias, parece que la geografía y la cronología obra. de mano de y guerra deben definirse mejor en términos de la movilización de recursos

pobla­ Otro argumento que podemos agregar respecto al punto anterior es que las el l inició, la ruso Imperio el cuando guerra ciones de Asia central no entraron en plena

y recru­ de agosto. En realidad, se incorporaron en respuesta a la plena intensificación de 1916, decimiento de la guerra, durante la segunda mitad del conílicto. El 25 de junio

los kazajos, las autoridades imperiales revocaron las exclusione s existentes , y pidieron a ial anti-colon revuelta una kirguís y uzbekos servir en batallones de trabajo. Esto llevó a Según que contribuyó a la creciente crisis imperial que enfrentó Rusia ( Drieu, 2014). en convirtió se guerra de tiempos en crisis una que en Josh Sanborn, ese fue el momenco una franca situación revolucion aria (Sanborn, 2014).

36

de guerra que no se l i mitaron de manera material o cultural y de forma exclusiva a u na unidad espacial, fuese el Estado-Nación, la comunidad local o el imperio. Por ejemplo, la historia de las campañas africanas demuestra que es esencial la combinación e ime­ gración de diferentes escalas de análisis, tanto locales como i mperiales. En su recien­ te libro, la investigadora Michelle Moyd analiza la campaña alemana en África oriental dentro del contexto i m perial ista y dentro del tejido de l a Gran Guerra, pero también coloca el conflicto longitudinalmente dentro de l a h istoria social de las comunidades d i­ recramemc afecradas por las movilizaciones y las operaciones m i l itares ( Moyd, 2014).

A.\JALIZANl>O '."Ll'Y.UIENTE AL &!ADO-NACIÓN Aunque la mayoría de nosotros estaría de acuerdo en que es necesario alejarse de las perspectivas exclusivamente nacionales, no tengo la intención de rechazar la historia nacional, sino todo lo contrario. La combinación de diferentes escalas de análisis para abordar diferentes territorios de la movilización, y entre ellos las periferias, tiene como proposito enriquecer y complementar la historia del Estado-Nación. En mi historia urba­ na comparada de la guerra ( Purseigle, 2013) , busqué deslizarme por arriba y por debajo de la nación para '"pensar atravesando a la nación" ( Burton, 2003). De esta manera, la geografia de la beligerancia que estoy planteando es también una manera de repensar al Estado beligerante. En contraste con la afamada antropología de James Scott sobre el Estado, este enfoque no se ocupa primordialmente de la visualiza­ ción y de la construcción del espacio a través de encuestas de cartografia y catastro ( Sco­ tt, 1998). Por el contrario, se concentra en la localización de las actividades del Estado para preguntarse dónde se encuentra, como forma de revisar nuestra comprensión de lo que fue el Estado en guerra. La adopción de un e nfoque pragmático y funcional para el Estado y para su relación con la sociedad civil en la Primera Guerra M undial produce una imagen muy diferente a la del caos centralizado e industrializado que i mpone su voluntad sobre los actores subordinados y periféricos (Purseigle, 20 14).

37

LAS GEOGRAFiAS D E LA GUERRA Y DE L\ BEUGF.RANCIA E N L\ ERA DE L.\ PRJMERA GUERRA MUNDIAL

P. PuRSEIGLE

Las reconstrucciones

la necesidad de integrar diferentes escalas de análisis. Empero, a Fiume se le conoce más por las travesuras de Gabriele D'Annunzio que por su experimento de la posguerra para

Esta geografia de la guerra y beligerancia también puede arrojar nueva luz sobre las con­

reformar la soberanía. En la obra fascinante de Dominique Reill, los ciudadanos intentan

secuencias de la Primera Guerra Mundial y sobre los procesos de reconstrucción que

definir la soberanía fuera del marco de la ley del Estado-Nación y del derecho internacio­

caracterizaron la transición de la guerra hacia la paz.

nal. En este contexto muy particular, la transición de la guerra a la paz es también u na

transición -o más bien un incemo muy pragmático para crear un nicho político y jurídico­ cntre la política imperial de los Habsburgo y el proyecto de nacionalización del estado

l.-\ RH:ONSTRl1CCIÚ1' ( URBANA, RURAL, Y DE LA �FRAESTRUCTllRA )

italiano ( Rcill, 20 1 4). U na de las imágenes más perdurables de la Primera Guerra Mundial que lOdavía i mpreg­

Fi ume/Rijcka ilustra e l impacto mulcifacético que cuvo la guerra e n las geografias polí­

por millones de soldados

ticas imperiales. En los imperios que surgieron victoriosos y revitalizados de la guerra, como

atascados en el barro del frente occidental. Esta imagen contradice la idea de que el es­

en el caso del imperio francés, los sujetos coloniales tan1bién buscaron nuevas formas para

pacio beligerante se define por la movilidad desde y hacia la zona de combate, o por la

l ínea aparentemente estática de las trincheras. Del m ismo modo, las repercusiones del

de María D. Lewis sobre el pluralismo legal en Túnez durante los años de entreguerras es un

conflicto se definen por el cominuo desplazamiemo de las pohlacioncs, así como por el

excelente ejemplo de la necesidad de combinar difcremes esC'J.las de análisis -internacional,

i nr enco de los refugiados y de los veteranos de reubicarse y rencr un lugar para vivir.7

imperial, nacional o local- para dar sentido a las reconfiguraciones de la soberanía durante

na a la historiografía es la del

impasse estratégico encarnado

Por supuesto, el reto era entonces material y económico pero también social y

culcural. Requería de las personas que reconstruyeran ramo un l ugar. como la idea de

pertenencia a él. Durante los viejos imperios, esto ramhién requería reorientar las in­

renegociar su posición dentro de las csrructuras y restricciones del imperialismo. El trabajo

la posguerra (Lewis, 2008; 20 1 3). Por último, las transformaciones del orden internacional obligaron a los países neu­ trales a redefinir sus identidades nacionales. Dado que la neutralidad es relacional y se

fraestructuras a sitios distantes de las viejas ciudades capitales imperiales. Una vez más,

define por la i nteracción con otras potencias y con grandes fuerzas en particular, las

estamos ame un proceso que era intensamente local y transnacional y que requería la

entidades políticas neutrales experimentaron la guerra y sus consecuencias como un mo­

movilización de recursos materiales, polícicos y culturales a nivel de las comunidades

mento de introspección nacional. Por ejemplo, el debate fue especialmente acalorado en

urbanas y rurales, del Estado-Nación y de los imperios, así como a lo largo y ancho de las

Suecia, como lo ha demostrado Lisa Sturfeldt (Sturfeldt, 20 1 3) . Sin embargo, el conti­

naciones aJiadas.8

nente americano también ofrece muestras significativas de esos procesos.

UN NUEVO MAPA POLÍTICO DEL MUNDO

LA RECONSTRUCCIÓN DE LAS SOCIEDADES IMPERIALES

La guerra y las consiguientes guerras civiles y revoluciones trazaron de nueva cuenta los

Como hemos visto, la distinción entre los centros y las perifcrías es normativa y permaneció

mapas políricos de Europa y del mundo. Una vez más, los trabajos recientes realizados por Dominique Reill, investigadora de la Universidad de Miami, sobre Fiume muestran

vinculada fuertemente a la política y a la historia del imperialismo. Las sociedades imperia­

les, incluyendo los gobiernos que se sobrepusieron a la guerra, no sólo se enfrentaron a los fenómenos políticos y económicos sucesivos del conflicto, sino también a la necesidad de

7

Sobre el retorno de los soldados y las cuestiones surgidas de la desmovilización militar y culrnral, véase

redefinir su lugar dentro del mundo imperialista. El trabajo de Priya Satia sobre la campa­

La Grande Cuerre., 1 4- 1 8. Aujourd'hui. Today.

ña británica en el Medio Oriente ilustra perfeccameme lo que yo llamaría una reinversión

John Home, cd., Demobilisations Culcurelles Apres Hellle. Vol.

5, Paris: Noesis, 2002; Bruno Gabanes, La Victoirc Endeuillée. La Sortie de Cucrre Des Sol­ 2004; Cerwarth y ! lome, War in Peace;

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Great War," Joumal of Comernporary History 50, no.

1 , January 1 , 20 1 5: 3- 1 4.

8 Pierre Purscigle. �Rebuilding European Lives. The Reconstitution of Urban Communities in lncen�ar F rance and Bclgium ( 1 9 1 4- 1 939)" ( Rccrearing historical cities after wwi / Odhudowa miast zniszczon­ ych w czasie wojny swiatowej, Kalisz, Poland, 20 1 5 ).

1

38

cultural en la geografia imperial. Sacia muestra que la experiencia de las tropas británicas, durante lo que se consideraría una campaña adicional a la guerra, siguió desempeñando un papel central en la historia cultural de la Gran Bretaña y su influencia durante los mo­ mentos difíciles posteriores al conflicto. Las campañas en Palestina y en Mesoporamia reanimaron la visión tradicional del heroísmo marcial y la fe en la tecnología -y por lo

39

L\S GEOCRAJ·ÜS DE L\ Cl'ERRA y DE L\ UEl.IGERANCI,\ El\ I,\ Elt\ l >E

P. PuRSEIGLE

tamo la IC e n la "civilización" - l as cuales habían s ido destrozadas por la guerra en Eu­

ropa y parecían haberse hundido en el fango de Francia y Flandes. Por consiguiente. el

poder aéreo no se implementó tan sólo como una herramienta de política imperial y de

coacción. s i no que también les dio a los británicos l a posibilidad de renovar su proyecto

LA

PHIMERA CLJERRA MUNDIAL

Hmuo.f Soldau Frafl(;aü (1918-1920), L'Univers l-listorique, Paris, Seuil. Chickering, Roger and Stig Forster, eds., 200:3, The S/wdow.s peanfewüh Ltiera1t1re S111die.s /, n º 1 , pp. 1 96-2 1 5.

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Foreign Office apunta

proteger en México. El Foreign Office pensaba que " u n grupo importante, dencro aor lcJs r11as. . ' lll me d tatos. 1

El problema monetario

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La guerra trajo un desorden monecario nunca antes visco en la hiscoria mundial. A fin de promover el comercio en el planeca, durante la segunda mitad del siglo XIX, Gran Brernña había logrado, progresivameme, erigir un sistema basado en el pacrón oro, del que ella era una suerte de líder y garame. Al envolverse en la guerra concra las potencias cencra­ les su gobierno suspendió la convertibilidad de su moneda al oro y prohibió las salidas de oro del país. Esrn medida fue imitada por muchas de las demás naciones, colapsando el sistema 1 rabajosamence levantado hasta enconces. El Perú había decidido inscribirse demro del sistema bricánico del patrón oro desde 1 897, adoptando como unidad mone­ taria la Libra peruana ( Lp), en obvia imitación de la moneda británica. Hasta 1 9 1 4 su sistema monecario era tmalmente metálico, lo que en esos momentos constituía una cu­ riosidad histórica. No existía un Banco Central que regulase la emisión monetaria. Esta corría a cargo de una Casa Nacional de M oneda, dependience del Miniscerio de l lacienda y Comercio. A raíz de la espanwsa experiencia ocurrida con el billete fiscal emre 1 8 75- 1 888, no había moneda de papel en el Perú. Las monedas de alta denominación eran discos de oro fino, mientras que para los pagos menudos se usaban monedas de placa. Una Lp (un disco de 8 gramos de oro) se cambiaba por diez soles de placa (un sol era un disco de 25 gramos de plata de 9 décimos de fino), que a su vez se dividían en cien centavos. Pero no se acuñaban casi monedas de centavos, por lo que el comercio menudo afrontaba tremendos problemas para su desenvolvimiento. En la práccica, una muralla monetaria dividía a la población, elllre la que ten ía acceso aJ dinero y podía, en consecuencia, hacer comercio. y la que quedaha fuera de la economía monetaria y debía realizar crueques o recibi r pagos en especie, o en "fichas" de metal, caucho o madera, que sólo tenían vali­ dez en universos cerrados, como las haciendas o los campamentos mineros. Cuando la gente de este úlLimo sector requería hacer compras en el sector monetario ( lo que ocu­ rría sólo evencualmence, por el aislamiento en que vivían y eran mantenidos) dependía de la intermediación de personajes que sí penenecían a él, como autoridades, comerciantes o propietarios.

7 Joan Marúncz AJier, Los huacchilleros en 1 973; Carlos Comrera.� M 8

el Perú, Lºuna., lnsu.ruw de Es1udios Peruanos-Ruedo Ibérico . ' inerosy campesin os en losAndes. Mercad.o laboraIy . sierra centraldelPerú en el siglo econo mía campesina en la . XIX, L'1ma, 1 nsrn u10 de Estudios Peruanos, 1 988. José M. Caballero L . a economta agraria de la sierra peruana. H.asta la refor 1�Sll� Ulo de Estudios Peru ma agraria de 1 969, Li ma. anos, 1 98 J . .





.

.

9 Cnstobal Aljovín y Sine . sio Lópcz' eds. • n·tstorza d.e ias I eleccio • nes . Lºuna, ·rresen.•atwo, r!'IJ l 11s1i1u10 de Estud · 1ºos Peruanos, 2 005 .

.

en el P.eru. Estudºtos sobre el

Con el cscallido de la guerra hubo pánico entre los cliemes de los bancos, quienes corrieron hacia las vencanillas a recirar sus monedas de oro. El Banco Alemán Trasat­ lántico fue el primero en soponar la "corrida" de ahorristas, apenas escaliada la guerra el 28 de julio de 1 9 1 4. El 2 de agosco el gobierno decretó feriados bancarios los días

gobierno

1 74 1 75

LA PR I M ERA GUERRA MUNDIAi. Y LA ECONOMÍA PERUANA, l 9 l 4- l 925

C. CoNTREll.\S

siguientes 3, 4 y 5, a fin de calmar los ánimos y diseñar algún remcdio.10 La gente optó

por atesorar la moneda, paralizando las transacciones. La economía corría el riesgo de la

le daba a de validez universal dentro del país, que co me nzaro n a pagarse en una moned dos monta fuera de los bazares o " tiendas de raya" al trabajador la liberta d de consu mir

parálisis.11 Aunque habían pasado casi treinta años de la crisis del billete fiscal, éste era

po r los empresari os.

todavía una palabra prohibida para la población, que rechazaba la idea de una moneda de papel como si del diablo se tratase. Aprovechando que los bancos, en cambio, gozaban de cierta confianza, sobre rodo entre los hombres de negocios, se tomó la medida de que emitieran "cheques circulares" con diversos valores ( ley N ° 1 968 del 22 de agosto de

1 9 1 4, ampliada posteriormente por la ley N ° 1 982 ) . 11 Éstos podrían ser usados para

el comercio interno, al tener valor cancelatorio, el Banco del Perú y Londres, el Banco Italiano, el Banco Alemán Transaclántico, el Banco I nternacional y el Banco Popular del

Perú emitieron los cheques como moneda de emergencia, que poco a poco comenza­ ron a difundirse entre el público. U na J unta de Vigilancia compuesta por delegados del Congreso, hombres de la banca y del comercio y funcionarios del gobierno garantiría la

emisión, fijándose u n encaje en oro de 20%, más letras y otros valores de los bancos.U

El recurso a la expresión "'cheques circulares" fue para evitar la maldita palabra .. bi­ lletes". No sin recelo, la población aceptó los cheques. Sobre todo al comienzo, se fijó un sobreprecio de los artículos cuando el pago era con ellos en vez de hacerse en metá­ lico. Había cemor a que el gobierno aprovechase la facilidad en la emisión que le daban los cheques para remediar sus déficics de presupuesco, lo que descruiría el valor de la moneda; o que los propios banqueros aprovechasen la facultad de hacer emisiones para acumular ganancias i ndebidas, como ya había sucedido en la década de 1 870. Paralelamente a la emisión de los cheques circulares, el gobierno aumentó la acuña­ ción de monedas de placa, y comenzó a acuñar monedas de cobre y níquel para los valores más pequeños, de uno y dos cencavos (Alfageme y otros, 1 992: 1 5 7). Estas monedas se

hacían cada vez más necesarias con la creciente i ncorporación de las clases trabajadoras de la agricultura y la minería al mercado de consumo moderno. Sirvieron para romper el control sobre la moneda de que había disfrurado la clase propiecaria, que le había servido para aumencar sus ganancias. Los salarios en las haciendas y los campamentos mineros lO

.. , . es circula res, llevo a la erecc10n chequ los de uso al o públic del iento mbram El acostu 922 el Banco de Reserva del Perú. En cierta forma de un banco centra l, fundándose en 1 a circula r enseñó a los peruan os que la moned sucedió que la experi encia del cheque la de eficaz ienta herram una podía servir como de papel, conve niente mente utiliza da, ó en u n de Hacien da, Aníha l Maúrt ua, lo expres ro Minist pol ítica econó mica. El futuro e contar con u n "Banco d e l a orme publicado en l 9 1 5 acerca d e la conve nienci a d

trif

República" , cuando señaló: oro, sino medio circula nte barato que fa­ No se m:ccsi rn ri1¡ucz a mccálic a, como es el parrón El papel moned a no es l a ruina de los ales. nacion ias cilite los cambios y desarrolle las industr onóm º· naciones en las horas de enervamienlO e pueblo s, sino el elemento tonific ante de las c1on , tnbula de horas r de la induscr ia en las Es el recurso cxcmno del déficit fiscal y el aLLxilia produc a l e d iencia insufic a l , cuando viene cuando dismin uyen los rendim icnws del capital



ción (Maúrm a,

19 1 5: 8).

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a cencral inició la em sión de billete s o moned El mismo año de 1 922 el flamame banco es circula res. Cuand o se emitie ron los chequ de papel, que vino a suslicu ir a los chequ es la que de és despu ad al oro seis meses circula res se hizo la promesa de su conve rúbilid rti­ Versa lles el gobie rno dijo que la conve guerra hubies e termin ado. Luego de la Paz de l, lizado la sicuac ión monec aria intern aciona bilidad se cump liría cuand o se hubies e estabi de ial mund crisis la de n ió. Con ocasió lo que, en opinión del gobie rno, n unca suced arias para monet as 1 929 el gobie rno pudo tomar medid o, suspen ­ conjur ar la crisis (como elevar el tipo de cambi endo su der la conve rtibilid ad o deprec iar la moned a reduci o si se podid a hubier no cantid ad de metal precioso), que 9 1 4. 1 en e hubie se mante nido el sistem a metáli co vigent

A�ta Alfageme, Jaime G�vez, Luis Ponce y Rosa Troncoso, De la moneda de plata al papel moneda. Peru: 1879-193(}, p.

1 46, Lima, Banco Cenera! de Reserva del Perú-Agencia para el Desarrollo lmcrna­

cional, s.f. [ l 9921. 1 1

E�

Memo�ia del Ministro de Hacienda en 1 91 6 Aurelio García y Laslres, Lima, República del Perú. Banco �e la República Peruana. Plan económico y financiero (Lima: 1 9 1 5 ), p. 4, su autor Aruoal Maurtua., quien luego se desempeñó como Ministro de Hacienda, señaló: " [ . . . ] mayor crédilo

1 2 En e l mfonne

Figura 1 Moneda de oro de 1 LP, cuya

_ tienen los bancos locales para emitir moneda fiduciaria que el Estado, al que jamás se permitirá emitir

circulación en el Perú desapareció a raíz de la Primera Guerra

papel moneda. n

1 3 Alfageme Y otros•. De

la

Mundial.

moneda, pp. 1 48 y ss. La Juma fue conformada el 24 de agosto de 1 9 1 4. El ¡

_ la ley N° 1 982 complememó las medidas tomadas en agosto. Hernando de de octubre del mismo ano Lavalle, La gran guerra y el organismo económico nacional, Lima. 1 9 1 9 .

1 76

1 77

C. CONTRERA. . en m1· ¡es de Lp -

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1 9 1 4- 1 9 1 8

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Escados U n idos

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3 73

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Resw de América

1 00

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2:35

205

333

605

Todo el mundo

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1 98

1 53

307

277

Fuente: Extracto Estadístico dd Perú de 1925.

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Cuadro 2 Regiones de destino de las exporraciones y

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Resw del mundo

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1 00.0

1 00.0

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1 00.0

1 00.0

1 00.0

Fuente: Extracto Estadístico del Perú 1925.

La economía europea recuperó algo del mercado peruano después de la guerra, pero no

logró desplazar a los Estados U nidos del puesto de principal socio comercial del Perú

(véase cuadro 2 ) . Durante el qui nquenio 1 9 1 9- 1 923 Europa aportó el 3 1 3 de las i m­ portaciones hechas por el Perú, m ientras Estados U nidos aporcó el 503. Como mercado 186 187

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1

.

.

LA PRIMERA CU Ell RA M UNDIAL Y LA ECONOMÍA PERUANA, 1 9 1 4- l 925

c. CüNTRERAS

de las exporcaciones la brecha era más corca

, pero siem pre a favor de los Estados

Unid os (38% para Europa y 42% para los Escados Un idos ). La econ omía suda . ., . . mer ican a p ro-

s1guw su crec 1m1e nro como mercado después del fin de la guer ra, tom am¡ o una part e . ' n port an ce de lo que a desconex ón europea habí a deja do. Chil e y Argenci na se conv iruero n aJred dor de 1 �20 en soci os fuertes para el com erci o, abso rbie ndo bue na parc e de exporcac1ones peru anas , com o el azúcar (véa se cuad ro 2). L a bonanza exportadora q u e sign ificó para e l Perú la Pri· mer a G uerra dCJO · · vano · s ano - s de saJdo favo rable en la bala nza com crci aJ (véa se gráfico 1 4). SaJv o el año 1 92 1 , dura nte codo el laps o de 1 9 1 0- 1 924 las importaciones n unc a sum aron más de las tres cuar tas parres de las exportacione s. El saldo positivo de las exp orta cion es sobre las imp orta cio­ nes era ya una car cter ístic a hab itua l de la economía peru ana ame s de la guerra, com o esul cado de la desigual distr ibuc ión de la riqueza e n e) país y del hecho que una part e 1mp orcame de las emp resas de exp orca ción eran con trol ada s por cap itaJe s forá neo , s. Esto suced a sob re todo en el caso de la m inería. Los sald os favo rables crearon una abu nda _ ncia de d1v1s que expl ican la apre ciac ión de la mon eda peru ana que vim os páginas atrá _ _ s y el cons1gu 1eme desa1 1enc o a l a i ndu srria naci ona l.

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re ras q ue poseían miles de hectáreas, asientos de m i nas e n las que todas la.o;;; l abores pertenecían a una m isma e mpresa, o a dos o tres; o campos de petróleo controlados por una sola e m presa. 19 En 1 9 1 4 existían 89 hacie ndas azucareras en e l Perú, con una exte nsión promed io de 2 27 1 hectáreas. Para 1 9 1 8 eran 1 1 8, con u n a exten­ sión p romedio muy s i m ilar ( 2 1 23 hectáreas ) . 20 Las haciendas algodon eras tuvieron un crec i m i e n to más enérgico, pasando de 226 e n el bienio l 9 1 5- 1 9 1 6 a 6 7 4 e n tre I 9 1 7- 1 9 1 B. Su extensión promedio, e m pe ro, se redujo de 7 43 a 45 7 hectáreas. 2 1 Los salarios e ra n de subsistencia y aunq ue come nzaron a mejorar d urame estos años, no dejaban mayor margen para las compras q ue no fueran i ndispe nsables. E l hecho de que l as empresas fueran de capitales extranjeros, como en e l caso de l a l nternation al Petroleum Com pany o la Cerro de Paseo M i n i ng Company, estim ul aría el fl ujo de las ganancias fuera del país y que, así, el consumo no acreciese e n l a medida que lo h ac ían l as ven tas al extranjero. En el caso de las exportaciones agrícolas l a clase pro p ietaria estaba compuesca de i n m igrames eu ropeos radicados e n el país. Fam i l ias como los Larco, Aspíllaga o Gil­ demeiser llevaban varias décadas e n el Perú y podríamos considerarlas por ello como nacionales o residentes. La colonia italiana estaba m uy presente e n la agricultura del aJ­

Gráfico 1 4: Balanza comercia l peruana 1 9 1 0- 1 925

40000

godún . H abían fondado un banco en 1 889 (el Banco haJiano), desde el que se apoyaban financieramente y exploraban nuevos rubros de i nvers ión.22 Algunos de estos i n m igran­

35000

tes optaban . en ocasiones, por regresar a sus l ugares de origen o e migrar a mro sitio, o lo

30000

j-

""::):,, ·r.

hacían sus descendientes, l iquidando sus i nversiones en e l país.23 Aunque esco cambién

25000 20000

� :::;: 1 5000 1 0000 5000

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lo hacían los cap ital istas nativos: retirarse a vivir al primer m undo, donde l a riqueza po­

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día disfrutarse con mayor tranqu i l idad y variedad, funcionaba como el objetivo finaJ de algunas fam i l ias de las élites de las naciones andinas.14

Otras exportaciones, como las lanas y el caucho, i ncegraban a un mayor n úmero de in C"I °'

Perú 1925; p.34.

Las i mpo rcac ione s esta ban en par te rep rim idas por la s ituació n bél i ca: los can ales de l ra spo rce esta ban cerr ado s, hab ía escasez de barcos y de com bus tibl e. Las exp or­ . one s e n alza _ taci dCj aba n may ore s gan anc ias e ncre la clas e pro p i e tari a, per o ésta s no _ . se asl ada ban fac1 lme me hac ia e l co nsu mo, e n l a med ida que l os sec core s de exp or­ cac w n esta ban en man os de emp resas oligopó lica s. Se trat aba de hac iend as azu ca-



��

188

terratenientes y empresarios nativos. Fami lias como la de Lizares Quiño nes, Rickens Rey de Ca.li tro, y Arana, prosperaron en el comercio de l as lanas, a partir de sus esta-

19 Thorp-Berrram, Perú 1890-19 77. Crecimiemo y políricas en una economía abierta. 20

Extracto Estadístico del Perú 1 925, p.

1 3 7, Lima, Ministerio de Hacienda, 1 926.

21 lhíd. , p. I H 22 Gianfranco Bardclla,

Un siglo en la historia económica del Perú, 1889-1 989.

..

.

Luna, Banco de Cred1to

del Perú, 1 989. 23 Howard Johnson, por ejemplo, quien jumo a Jacobo Backus, había conformado una imporcante empresa minera en la sierra cemral, se fue a vivir a Francia al llegar a la vejez. Dirk Kruijt y Menno Vellinga. Estado, clase obrera y empresa transnacional: el caso de la minería peruana 1 900-1 980, México, Siglo XXI, l 983, p. 5 1 .

.

24 Es ilusrrativo, por ejemplo, el caso de la familia Patiño en Bolivia, emigrados a Francia.

1 89

C.

L\ PRl\IERA < �11FRR.\ \1111\l llAL Y LA i:co!"mtL\

CoNTRfRAS

blecimie mos comerciales lijados en ci udades como Arcqu i pa, Puno o lqui cos.2; Pero la

dist ribución de las ganancias era lambién en eslOs casos desigual, dadas las hondas di­

ferencias sociales emre las familias que sunían las fil as de los l rahajadores y las de los propietarios. Es i n teresame, sin embargo, que esro comenzó a cambiar durame los años

de la Primera Guerra Mundial.

PERUANA.

l 9 l -l-- 1 925

del . . l 920 , entre un 50% , en el caso . nos mq >raro n e mre l 9 l -'l )' . de los trabajadores agra se rios sala , rcspecu vam ente . Los , 1en.al1sm os latinoamericanos \' ha reci" biºdo muy poca atenc1o · n en desmedro del modernismo, el arielismo \' el nacional1ºsn1o ant1· 1·mpen·a1·is·ta mexica • ; .· no y t>erua, no de la dec:1da de 1 920 v 1 930. Esta tradic ión lacinoan1er"1can1"sta l"""'r . 't:'iw1s ta y 1 a m ul ttp .. · 1·1c1·dad . . de ant11mpenal1smos que se forjaron en esre período deben ser enmarcados en el come xco gfob e la Gran Guerra y del ascenso de los Estados Unidos, es decir, a contrapelo canto del surgi m1en ro del panamericanismo como tamb ién de la Gran Guerra para captar la complejida . d Y la gama de gnses que hubo entre las reacciones Iatinoamericanistas y panamericanistas, Y c b en los proyectos hemisféricos de un orde � � n jurídico interan1ericano impulsados desd e el mov1m1emo del panan1ericanismo legal y bajo el liderazgo hegemónico de los Estados Un idos. s





a.:

.

En la primera sección de esre capítulo me concentro en el auge del panamericanis­ lógico-político de la Gran Guerra en América Latina. En la segunda sección analizo la acrimd diferente que adopcaron los juristas argent i nos y mexicanos, una actitud legalista regionalista y latinoamericanista en contraposición a la reacción panamericanista, y a la vez no especial mente anti-europea. Por úlcimo, en la conclusión esbozo algunas re­

flexiones generales acerca del apogeo del pensamiento legal i nternacional latinoamer i­ cano en estos años y la formación de dos grandes trad iciones diferentes que perduran en aJgirna medida hasta nuestros días.

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4

�'éas� ?scar Terán ' 1 986

Los efectos de la Gran Guerra hacia 1 9 1 6: Á lvarez y el auge del panamericanismo legal Además de los p ropios j uristas y d iplomáticos lat i noamericanos, muchos observa­ dores europeos, como Frederick AJexander Kirkpatrick, ya habían percibido en el comexw de la Gran G uerra la relevancia de la ideología y la pol ítica hemisférica del panamericanismo e n l as Américas como una especie de corolario político-ideológico hem isfé rico de la Gran Guerra.6 No es una mera coincidencia q ue hacia fi n ales de 1 9 1 5 en el comexto de la Segunda Conferencia Científica Panamericana se termi nó

de conformar el Instituto Americano de Derecho I nternacional ( IADI ) , presidido por

J ames Brown Scott ( Estados U ni dos) y e l propio Álvarez, u na organización paname­ ricana abocada a promover el desarrollo y la codificación de u n derecho i n ternacional americano específico y diferente del europeo para las Américas. Dicha orga nización

se proponía además coordi nar continentalmente la labor de todas las sociedades de derecho i n ternacional de cada u no de los países del conti nente. Según s u constitu­ ción, el IADI ten ía como objetivos principales, entre otros: i mpulsar el estudio y el

desarrollo de n uevos principios de derecho internacional en las Américas; descubrir

y promover mécodos para l a codificación del derecho internacional e n el continente; con tribuir a la reali zación de los principios de l a just icia y la h umanidad a través de la promoción de l a instrucción y l a educación en el derecho i nternacional ; y orga nizar el



PP

1 74-209; Alexandra Pita González, 2009, �u�rdo Deves . . �aldes Y Ricardo Melga r Bao, 2007; Martín Bergel, 20 1 2; Danie l Kersffeld, 2007; Laura Ehrhch, 2007; Ricardo Melgar Bao 2005· Melgar Bao 2007 · Melga r B·ao, 2009 ; Alcxan dra p·na . ert)nzáJez Y. �3:1"1os Manc ha!, 20 1 2; y Martín Bergel y Ricardo Martín cz Mazzola, 20 1 O. . detalla 5 Para un anahs1s mas do de los orígenes del panamerican ismo , legal Y de 1os proyectos para 1 a cons. . 1rucc1· 011 de un orden jumhco 1n1erameric ano, véase Juan Pablo Scarli. 20 l 4a.

estudio del derecho i n ternacional en torno de las l íneas de lo "científico" y lo "prác­

204

205

.

�5-9 1 ; Nicola Miller, 1 999, pp. · '

·

·







tico", ten iendo en cuenta específicamente los problemas del Hemisferio Occidental

.

6 Véase Frederick Alexander Kirkparrick, 1 9 1 8, pp. 66-77.

J. P. SC\RFI

EL l'ENSA�llE"TO 1.EC;AI. INTERl\:\CIONAL L\TIN01\_\IERICAl\O A�TE L\ PRIM ERA GUERRA MUNDIAL

y sus p rop ias doc tri n as . '

E l cont exto d e 1 9 1 4 no pod ría habe r sido más J>rop icio 1>ara l a crc ac1o n y con so1 acm n d e 1 IADI. Hac .ia 1 9 1 4, Arg rd enci na ' Bras il v Ct 11· ¡ e com enz aro n a arm ar plan es . para 1o que se con oc10 . com o la alian za del ..fBC en .. e 1 con tex to cnt 1co que luvo lugar . entre los Estad os Unid . os y Méxi . co . s l ,a . . snu · ac1o. n cm. 1ca . surgid a de la Revolució . n M ex1c ana y 1 as repe rcus wne s neg acivcus , iero · n lo suc eso s 1ex ican os en los Esta dos Unid os lleva ron al Pres : iden te �s l t den se _ " ood row \'\� i lson a pre sio nar . a l Pres iden te mexi . cano ' José , v·i cto rian o H uen a . forz ánd ol o a r nun ciar a su cargo. Fina lme nte, el con fl icco des � em bocó en la i n t rvc 1c1· e 0· 11 es· ead oum clens e en Ve rac · ruz . 9 F ue en este conc exco q ue la Ar 1 . com e n ó a desar l rol ar pla 1es para crea r · z la alia nza del ABC co i el objeti v '. od 1 .r en el con fl icto . que se hab 1a des alad o e m rc . los Esta dos Unidos y M ex1 . . · co, 1o cua l d io l ugar a la con fere nci a de Niagara Falis, que al men os per miti ó evit ar un con íl icco bél ico r. n . tre am . t>os pa1s es.1 0 Al mis mo tiem po ' Wil son fue estr ate'g1· co en sac ar pro vec ho d e le c m ex1 0 de cooperació n ent re los � f países del ABC y su medi ació n en el conf icco � anz o un plan par a un Pacw Pan ame . r i can o e n tre los Esca dos U nicJ os \, 1 os pai_ses del . . . .fBC (Argem ma, B rasi. l y C h i l e ) par a apli car y legi tima r la Doc ptrin. a de p. i un ro en fo rma m u l c t. l ace ral . 1 1 Wil son anu nció ofi: cial m e me su plan para el acr o ana me rica no en el co n lexc . o e1 e 1 a S'egu nda Co nferc cia Cie ntífi ca Pan ame rica n. na de 1 9 1 5 ' . era En el artículo 5 de los proyectos preparados

por AJvarez se hacía una referencia clara y explícita al principio de no intervención en los 24 Véase Isidro Fabela. 1 920, p. 3 I O. 25 American lnstirute of lnternational Law. 1 925, p. 6.

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26 Alejandro Álvarez, 1 923, p. 98. Sobre los proyectos de codificación del derecho internacional y el debate sobre la intervención, véase Scarfi. 20 l 6b. 2 ¡ Véase "Proyectos de Convenios para la Sesión del 1 ns1i1uto Americano de Derecho Internacional que se celebrará en Lima, Perú, el 20 de Diciembre 1 924� ( 1 924), p. 262. 28 fnternaiional Commission of Jurists (Sessions held al Rio de Janeiro, Brazil, April 18th to May 20th, 1 9271. Public lnternational Law: Projects to be submiued for Consideration of the Sixth lmernational Conference of Americas Sta.tes, 1 927. p. 240. . 29 Jesús María Yepes. La codifuación del derecho internacional americano y la Conferencia de Río de]anetro, 'Bogocá: Imprenta Nacional, 1 927), citado en Camilo Barcia Trelles, 1 93 l , p. 6 8. . 30 Comisión Internacional de Jurisconsultos Americanos, 1 927. vol. 1 , pp. 26 1 -262, cuado en V1ctor Manuel Maúrtua, 1 940. pp. 364-365.



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EL PENSAMIENTO LEGAL INTERNACIONAL LATINOAMERICANO ANTE L\ PRl �I ERA GUERRA M UNDIAL

J . P. SCARFI

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Maúrrua, quien, concra los principios que se habían establecido en la Comisión de Ju­

las asp i raciones que distanciaron a Saavedra Lamas y a otros j u r istas latinoamerica­

sustancial que autorizara y legicimara la intervención.31 Como se sabe, en La Habana

Saavedra Lamas i ntentó dejar sentado el principio de no-intervención como un principio

no logró legicimarse y establecerse. Súlo unos años más carde, cuando Franklin Roose­

afirmando que el acercamiento de los países sudamericanos al derecho internacional y a

U nidos se comprometió a aceptar y ajustar su conducta de acuerdo con el principio de

fue firmado por la Argen c ina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay y fue abierco para que

cabe i nscribir en la tradición del latinoamericanismo legal defensivo. Asimismo, en este

Liga de las Naciones, tomando clara disrancia del panamericanismo.35 En otras palabras,

las con ferencias panamericanas y por lo tanto el principio de no intervención comenzó

de las naciones sudamericanas al derecho internacional y el que impulsaban los Estados

risconsulcos de Río de Janeiro, intemó establecer i mportantes excepciones y un marco

nos de los proyectos panamericanistas. Como Fabcla a través de la Doctrina Carranza,

la no intervención como principio absoluto que regulara las relaciones inreramericanas

absoluto, elevando el perfil de los países sudamericanos y en particular de la Argentina, y

veh asumió la presidencia y puso en práctica la Doctrina de la Buena Vecindad, Estados

la promoción de la paz era diferente del que promovían los Estados U nidos. 14 El Tratado

no intervención absolma, taJ como era invocado por los juriscas l atinoamericanos que

codas las naciones del mundo pudieran adherir libremente al mismo y presentado así a la

contexco se institucionalizó además el multilateraJismo i meramericano en e l marco de

a estructurar aJ menos formalmente las relaciones encre América Latina v los Estados •

Saavedra Lamas estableció una fuerte distinción entre las aspiraciones y el acerca m iento

Unidos y el movimiento panamericanista. Estas aspiraciones se vieron particularmen te

Unidos a partir de mediados de la década de 1 930. 12

evidenciadas en el hecho de que el Tratado adhería al principio de no-intervención ab­

desatado por la Gran Guerra en 1 9 1 6 y confluyó en la idea de forjar un derecho interna­

finales del siglo xix y comienzos del siglo xx por Luis María Drago.36

Aunque se vio muy influenciado por el ideario panamericanisca y el clima de crisis

soluta como una doctrina sudamericana y argentina, tal como había sido invocado hacia

cional americano como fundamento para reconstruir un orden mundial, cuando Carlos

Saavedra Lamas comenzó a formar parte de la Sociedad Argentina de Derecho I n terna­

cionaJ y ocupó i m portantes posiciones en la Organización l n terna�ional del Trabajo, y

Conclusión

progresivameme tomando distancia de escos proyectos y, ante todo, respecco del l ide­

Como he i n tentado mostrar, l a Gran Guerra contri huyó profundamente a la formación de

trabajos importames que intentaron hacer un balance de dichos proyeccos y Ja distancia

impulso a las bases institucionales e ideológicas q ue contribuyeron fundamentalmente

do fuertemente pacifista y anti-intervencionista. A partir de su asunción como Ministro

fundamentos incclectuales y legales de lo que solemos l l amar el sistema interamericano.

concretas su impronta sudamericanista en materia de derecho incernacional y esto lo , hizo a través de su famosa iniciativa del "Tratado Antibélico Sudamericano de no-agre­

justicia y l a paz contribuyeron a consolidar y legitimar u n cuerpo de ideas e instituciones

troversia territorial entre Bolivia y Paraguay. El Tratado fue concebido e implementado

orden i n ternacional previo a la Guerra, que estaba dom inado por las tradición j urídica

ante todo participó activameme de los debates jurídicos panamericanos para Ja codifica­ ' ción del derecho incernacional americano durance los años 1 920 s dentro del iadi, fue razgo hegemónico de los Estados Un idos en estas iniciativas. Esto se vio reflejado en dos

una concepción moderna del derecho internacionaJ en América Latina y le dio u n gran

que la Argentina debía mantener de los mismos. 33 Sin embargo, mancuvo siempre un cre­

a la consolidación de la vertiente legal del panamericanismo y en menor medida de los

de Relaciones Exteriores en 1 932, Saavcdra Lamas comenzó a plasmar en i niciativas

En primer lugar, el estallido de la Gran Guerra y la reacción del pensamiento j urídico

sión y de conciliación" freme a la Guerra del Chaco ( 1 932- 1 935), desatada por la con­

internacional latinoamericano con el proyecto misionero de reconstruir las bases de la panamericanas m uy infl uyentes y poderosas como un espacio autónomo y separado del

origi n al mente, como su nombre lo indica, como un tratado sudamericano antibélico

y diplomática europea. En términos más sencillos, la idea de que las Américas eran u n

entre Argentina, B rasil, Chile y Perú, y como tal puede ser l e ído como una s ín tesis de

hemisferio d e la paz, l a justicia y l a democracia frente a u n a Europa embarcada en l a com-

31 Sobre el rol de Honorio Pueyrredón y Víctor Manuel Maúrtua en la Conferencia Panamericana de La Habana de 1 928, véase respcctivameme, Luis C. Alen Lascano, 1 986; v Camilo Barcia Trelles, 1 93 l . 32 Véase � 1 933: The United States Accepcs 1he Non-lmervemion Pri ncipl� . � en Roben H. Holden and Eric

34 Un tratamiento más extensivo del pensamiento de Saavedra Lamas como Ministro de Relaciones Exteriores en los años 1 930's, puede encontrarse en Carlos Saavedra Lamas, 1 937. 35 Véase Saavedra Lamas, 1 933; Philip C. Jessup, 1 933, p. 1 09; Step hen Neff, 2005, p. 296; y RoberlO Russell, 20 1 0, pp. 247-248.

212

213

Zolov, eds., 2000, pp. 1 46- 1 48. 33 Véase, en este semido, Carlos Saavcdra Lamas, 1 928; y Saavcdra Lamas. 1 93 1 .

36 Véase, en este semido, Carlos Saavedra Lama�. 1 943, y Saavedra Lamas, 1 933, p. 4.

J. P. SCARFI

E L PE!\S..\.\ llENTO LH:AL INTERN:\CIO:"IAI. L:\TINOAMERICA�O .\JI.TE L \ PRIMERA GllERRA Mll'.ll Dl .·\.L

perencia imperial, la monarquía, el balance de poderes y la guerra se convirtió a partir de

Alen Lascano, Luis C., 1 986, Yrigoyen, Sandúw y elpanamericanimzo, Buenos Aires, Cen­

1 9 1 6 hasta al menos 1 942 en una convicción muy poderosa entre los juristas y diplomá­

tro Editor de América Latina. ÁJvarez, Alejandro, 1 923, La codificación del derecho iruemacional en América: trabqjo.r

ya el proceso de la Reforma U niversitaria en América Latina comribuyeron a dividir a los

de la tercera Comüián de la ÁJ'amhlea de furücowu/JM reunido en Santiago de Clufe,

ticos latinoamericanos. En segundo lugar, las consecuencias de la Gran Guerra y desde j u ristas y diplomáticos latinoamericanos en dos grandes tradiciones: por una parte, la

tradición del internacionalismo liberal panamericanista fuertemence institucionalizada en torno de la Unión Panamericana, las conferencias panamericanas y otras i nstitucio­ nes emergentes como el iadi, y por otra parce, la vertiente del latinoamericanismo legal defensivo que tuvo un legado más ideológico y retórico y a nte todo estuvo impregnada de una especie de renaci mienco del espírilll arielista de 1 898. Esta última rradición enraizó, como he i ntentado mostrar, fuertemente en México y Argemina y tuvo un componente noscáJgico de reivindicación de los vínculos culturales y políticos de América Latina con Europa. Sin embargo, precisamente porque la tradición del internacionalismo liberal

Santiago de Chile, lmprcnra Universitaria. Álvarez, Alejandro, 1 922, lntematiorwl Law a11d Related Su�/eC!JjtrJm tl1e Poirll of View ef the American Contir1elll, Washington, de, Carncgic Endowment of f nternationaJ Peace. Álvarez, Alejandro, l 9 1 6a, le droti intematiorwl de /'avenir. Washington, de, fnstitut Amé­

ricain de Droit l nternationaJ. Álvarez. Alejandro, l 9 l 6b, El derecho iruemaciorwl delporvenir, Madrid, Editorial Améri­ ca.

American I nstitute of l nterna ri on al Law, l 92S, !11.formal Com•ersationr ofLima, December . 20-31, 1924, Washington, de, Carnegie Endowmcm for l ncernational Peace.

panamericanista fue más exitosa en plasmarse y perdurar instirucionalmence, la venience

Anale.r de la Facultad de Derecho y Ciencia.r Social