La Filosofia De Heidegger

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LA FILOSOFIA DE HEIDEGGER por

M A U R IC E C O R V E Z

F O N D O D E C U L T U R A E C O N Ó M IC A M éxico

Prim era edición en francés, 1961 Prim era edición en español, 1970

T raducción de A g u s tín E z c u r d ia H íja r

T ítulo original La philosophie de Heidegger © 1961 Presses Universitaires de France, Paris

D. R. © 1970 F o n d o de C u l t u r a E conóm ica Av. de la Universidad 975. M éxico 12, D. F. Impreso en México

L a f ilo s o f ía de M artín H eidegger se red u ce casi com pletam en te a u n a ontología, o estudio del Ser. D e este estud io deseam os destacar las líneas esencia­ les. El pensam ien to de H eidegger es a veces e n ig m á ti­ co y e x trem ad am en te conciso. A ún se busca a sí m is­ mo, y nos in v ita a investigar con él, sobre todo c u a n ­ do ab orda el m isterio ú ltim o del sentido del Ser. Más p ro fu n d o , m ás explícito al m enos q u e el q u e se expresa en las p rim eras obras, es el pen sam ien to actual de H eidegger q u e nos interesa a n te todo. P a r­ tirem os pues de las instituciones de base, jam ás de­ negadas, y tratarem o s de re u n ir las perspectivas h a ­ cia las cuales se o rie n ta hoy la m editación de n u estro autor. N u estro esfuerzo consistirá en d estacar progresiva­ m ente la noción de Ser de aquellas otras m enos p u ­ ras, de m u n d o y de tem p o ralid ad , de trascendencia y de lib erta d , de v erd ad y de nada. Sabrem os e n to n ­ ces q u é es lo q u e hay q u e e n te n d e r p o r Ser en la doc­ trin a de H eidegger. Sabrem os p o r q u é este Ser es n e ­ cesariam ente finito. El p ro b le m a q u e absorbió y co n tin ú a absorbiendo la atención de H eid eg g er es el del Ser y el del sen ti­ do del Ser. L o q u e le apasio n a n o es tal o cual géne­ ro de seres — a u n q u e fuera el del h o m b re, privilegia-

do e n tre los dem ás— sino el Ser considerado en su un iv ersalid ad y en ta n to q u e tal. Su o bjeto es cons­ tru ir u n a teo ría del Ser, u n a o n to lo g ía general. T o d o s nosotros tenem os u n a idea de Ser, p o r aprehensión espontánea y com o in m ed iata. P ero esta idea no es clara. H asta ha llegado a ser la más oscu­ ra de todas y la m ás general. T a n general, q u e re b o ­ sa todos los m arcos y n o p u e d e ser definida 1. M uy a m e n u d o se revela in a rtic u la d a , y esto es el p o r q u é se la en c u en tra em p lead a según acepciones ta n d i­ versas 2. A esta idea confusa de Ser, H eidegger la lla ­ m a: u n a concepción pre-ontológica. La tarea del filósofo consiste en elu cid ar la idea de Ser. D eb erá p rim e ro “ela b o ra r la posición de la cuestión del S er” ; después, aplicarse a la exploración de la significación p ro fu n d a, de los caracteres más sutiles y más escondidos de este Ser. ¿Cuál m éto d o em p lear p a ra esto? El ser es com ún a todo. E ngloba a ese m ism o q u e in terro g a sobre él. Im posible considerarlo desde u n p u n to de vista ex te­ rior, ded u cirlo de cu alq u ier p rin cip io , red u cirlo a cu a lq u ie r fu n d am en ta. E n las ciencias, se d em u estra a p a rtir de ciertos datos. A quí, el d a to p rim itiv o es el Ser m ism o. El m étodo será entonces especial, no de dem ostración, sino de “m o stració n ” (Aufweisung): el m étodo fenom enológico.3 Este m étodo p re te n d e d escribir los fenóm enos ta ­ les com o se p resen tan p o r ellos mismos. El fenóm eno es todo lo q u e aparece, de c u a lq u ie r m an era q u e sea. Se tra ta de p e rm itir a los fenóm enos m anifestarse en su pureza. Se desconfía de conceptos m al co n stru i­ dos, se re p u d ia n las teorías ex trañ as a las cosas m is­ mas. Es a estas cosas a las q u e se q u ie re ir d irecta­ m ente (zu den Sachen selbst) p a ra to m ar de ellas lec­ tu ra de algu n a m a n e ra y explicarlas rigurosam ente. El fenóm eno no es, pues, u n a ap arien cia engañosa:

es la cosa m ism a en ta n to q u e se m uestra. El m étodo ienom enológico es u n a ten tativ a p a ra asir las re a li­ dades en su luz p ro p ia , irrecusable.4 El fenóm eno q u e caracteriza la o n to lo g ía es el fe­ nóm eno del Ser. ¿D ónde p odrem os nosotros, con to ­ da seguridad, acecharloP T al es la p rim e ra cu estió n q u e se p la n te a con respecto a él. Así pues, este fenóm eno no es o tro q u e el aspecto m ás am p lio de los seres p a r­ ticulares en m edio de los cuales vivimos. N o se le h a ­ lla sino volviéndose h acia ellos. Es del Ser de los “en ­ tes” (ens, das Seiende), o existentes, q u e todos reci­ ben su ser propio. Sin él n o ten d ríam o s la experienc ia de n in g u n o de ellos, p uesto q u e todo lo q u e es, p o r c u alq u ie r títu lo q u e sea, p ertenece al Ser y nos lo hace presente. Será necesario, pues, ir del existen­ te al Ser. Así, el Ser m ism o no es u n existente. El es el q u e da el ser a todo eso q u e existe, n o com o lo h a ría u n a causa exterior, sino a la m an era de u n p rin cip io fu n d am en tal in scrito en lo más ín tim o de los existentes. O to rg a n d o el ser a todo lo q u e es, él o rdena, p o r esto m ism o, al todo. El Ser es p u ra m e n te ser, ser en el sen tid o p rim e ro del térm in o (das Sein schlechthin ). Vemos ya perfilarse u n a d istin ció n cap ital, sobre la cual volverem os, e n tre el d o m in io del Ser, o de lo ontológico, y el del existente, o de lo óntico. L o ontológico se refiere a eso q u e hace ser al existente eso q u e es, a la re a lid a d m ás p ro fu n d a , a su estru ctu ra fu n dam ental. L o ó n tico incluye al ex isten te sim ple­ m ente com o él es, tal com o es dado: designa a eso que es. El ser es en todas partes. P ero él no es, n o da el ser, de la m ism a m anera. H ay diversos m odos de ser, diversos tipos de existentes: el de la cosa, el del ins­ tru m en to , el del h o m b re, etc. ¿Por cuál de ellos co­ m enzar el exam en del Ser? L a opción de H eidegger

es tan categórica com o sin reversa: hay q u e com enzar p o r el existente q u e nosotros somos, p o r el ser d e te r­ m in ad o q u e es el nuestro. N o se p o d ría e n c o n tra r o tra base adecu ad a sobre la cual fu n d a r la in te rro g a ­ ción relativ a al sentido del Ser. El p u n to de p a rtid a obligado de la o n to lo g ía general es pues el análisis del ser de la existencia h u m an a. E ste análisis d eb erá destacar la estru ctu ra, el ser m ism o del ex isten te q u e se in terro g a sobre el Ser. ¿Cuáles razones se nos d a n p a ra esta o p in ió n ? Se reducen todas a eso de q u e la cuestión o n tológica no se p la n te a ría si n o h u b ie ra esos existentes q u e son los hom bres. E l h o m b re es, según n u estra e x p erien ­ cia, el único ser q u e p u ed e h a lla r otros existentes, d irig ir sobre ellos su atención, e n tra r en contacto con ellos. P ara él solo esos o tro s existentes están abiertos, así com o él es el único capaz de abrirse a ellos. El es el único lu g a r d o n d e aparece la com ­ p reh en sió n del ser total y en el cual ésta no cesa de p roducirse. E l p en sam ien to del Ser es siem pre u n p en sam ien to del h o m b re p en san d o en el Ser. Así, “la esencia del h o m b re es esencial a la verdad del S er” ; la com prehensión del Ser es u n a d eterm in ació n del ser del h o m b re.5 Es, pues, necesario saber p rim ero q ué es el h o m b re en su relación con el Ser; cómo, “p o rta d o r y realizador del intellectus" , 6 él p u ed e form ar en él el p en sam ien to del ser y p o r q u é debe hacerlo. La cuestión o ntológica nace de la situación esencial del Dasein,7 de la e stru c tu ra fu n d am en tal del ex am in a d o r m ism o, e stru c tu ra q u e nosotros q u i­ siéram os hacer tra n sp a re n te en su ser. T o d a consideración del Ser q u e tom a su apoyo so­ bre el existente q u e somos nosotros, la onto lo g ía, es­ tará enraizada en la óntica, 8 a u n q u e ésta, lo vere­ mos, esté fu n d ad a, a su tu rn o y a su m an era, en la ontología.

Al ser p a rtic u la r q u e somos nosotros, H eidegger lo n o m b ra Dasein, estar allí (en el m u n d o ); ten ien d o el allí u n a in ten ció n n o solam ente espacial, sino tam b ién y sobre to d o ontológica. S eguram ente, el ser de este existente q u e soy yo es m ío (jemeinig). P ero es así p a ra cada u n o de en tre nosotros. Se tra ta pues de u n carácter u niversal del Dasein, cuya e stru c tu ra p a rtic u la r se revela com ún a todos. Se justifica entonces la p o sib ilid ad de u n a teoría general del ser del h o m b re. El análisis ten d rá p o r o b jeto tra e r a luz la o rig in a lid a d del m o d o de ser p ro p ia m e n te h u m a n o , 9 al hacerlo aparecer an te él m ism o tal com o es “p o r sí” y “en sí”, en su re a li­ d a d verdadera. ¿Cuáles son, entonces, las estru ctu ras del ser h u ­ m an o q u e la reflexión d eb erá explicitar? Son las es­ tru ctu ras esenciales, no las estru ctu ras a rb itra ria s y accidentales. Las estructu ras esenciales del h o m b re son aquellas q u e lo com pro m eten todo entero. El exam en d eberá versar sobre todas las m aneras q u e tiene el Dasein de existir concretam ente, sobre los a priori d e todo o rd e n estru c tu ra lm e n te in h eren tes a la n atu raleza h u m an a . Así, el p u n to de p a rtid a del kantism o, ex­ clusivam ente in telectu al, está fo rm alm en te rechaza­ do. L a filosofía n o es asu n to de razón p u ra . L o q u e el h o m b re piensa está en estrecha correlación con eso q u e es. Es el ser del h o m b re, tom ado en su to ta li­ d ad, el q u e debe q u e d a r sujeto a análisis. D e esta m an era, las estru ctu ras esenciales del ser h u m a n o n o son o tra cosa q u e sus estru ctu ras p rim iti­ vas: las q u e lo constituyen com o él es en p rim e r lu ­ gar, de u n a vez y an te to d o (zunachst). Estas son tam b ién las estru ctu ras h ab itu ales. D eterm inaciones d u rables de su ser, m anifestadas en cada u n a de sus m odalidades, in d ican cóm o el h o m b re se p resenta,

se da, la m ayor p a rte del tiem po (zum eist), cóm o se co m p o rta en su v ida co tid ian a (Alltáglichkeit). U n p rim e r carácter esencial del ser del h o m b re resplandece a los ojos: este ser no es sem ejante al de u n a cosa. N u n c a el h o m b re se p resen ta com o u n ejem p lar de tal o cual categoría, com o u n ser o rd e n a ­ do de u n a vez p a ra todas. Su ley es la in certid u m b re. Su ser está m arcad o en él m ism o p o r la relación de in e stab ilid ad q u e él m a n tie n e sin cesar c o n sig o .10 T o d o h o m b re es capaz de d ecir yo: el Dasein es un Selbst, u n ser personalizado, u n y o .11 Este yo no es u n a substancia. Bajo el flujo del cam ­ bio psicológico no se o cu lta n in g ú n su b strato in m ó ­ vil. S im plem ente, ser u n yo, es estar v u elto h acia sus posibilidades. E n efecto, el ser del h o m b re se m anifiesta com o u n poder-ser (Seink'ónnen). Es fuente de posibilidades, capacidad de dirigirse hacia ellas. Y tien d e c o n tin u a ­ m en te a acrecentarse. N o siendo todavía lo q u e será, es, sin em bargo, de alg u n a m anera, eso q u e n o es y entonces más de lo q u e no es. El es siem pre y cada vez su p ro p ia p o sib ilid ad . P o r el hech o de q u e él a n tic i­ p a sin cesar su ser realizado, el Dasein es pro-yecto (Entwurf). El se proyecta en sus posibilidades p ro ­ pias. E n el proyecto se devela el poder-ser c o n stitu ti­ vo del Dasein. E n fin, tercer carácter fu n d am en tal del ser h u m a ­ no: la lib ertad . El Dasein es libre. Se evita precisar todavía lo q u e significa la expresión “ser lib re ”. Sin em bargo, desde ahora, se p u ed e decir q u e la lib e rta d no es el lib re a rb itrio clásico. N o es u n a p ro p ie d a d del hom bre, q u e él poseyera com o se posee u n a cu a­ lidad. Es u n a d eterm in ació n q u e el Dasein se im p o ­ ne a sí mismo. Yo m ism o decido m i m an era de ser, al to m ar p a rtid o p o r o en c o n tra de algunas de mis p ro p ias posibilidades. Así, yo m e escojo en m i ser y

soy responsable de m í. Pues de m í d ep en d en , p o r u n a p arte, la riqueza y a m p litu d de m i visión del m u n d o . Irred u c tib le m en te , yo soy u n yo (m o i), pero p u ed o reh u sarm e a m í m ism o al o p ta r p o r u n a posi­ b ilid a d in au té n tic a de m i s e r .12 Los a trib u to s del Dasein q u e acabam os de m encio­ n a r no son, aq u í, sino jalones p a ra la m ed itació n , y m ás tard e serán exam inados a fondo. T a n to com o los otros aspectos d o m in an tes del Dasein q u e aú n tenem os q u e d escubrir, estos a tr i­ butos fusionantes se sintetizan en la u n id a d de u n a m ism a “esencia” : (Wesen). E sta esencia se en tie n d e com o u n a cosa co m p leta­ m en te d istin ta a la esencia científica (Essenz): la esencia de la especie perro , p o r ejem plo, en zoología. L a esencia científica consiste en el c o n ju n to de d e te r­ m inaciones positivas q u e la observación reconoce com o a trib u to s de u n g ru p o de existentes. Estos a tri­ butos definen al existente tal com o es en él m ismo. Así co m p ren d id a, la esencia dispensa del o rd en ó n ti­ co. L a p a la b ra Wesen no designa tam poco la esencia tal com o la conciben los filósofos escolásticos,13 ya la d istin g an o no, realm en te, de la existencia (esse). A ju icio de H eidegger, esta ú ltim a esencia, q u e no rebasa el p la n del existente com o tal, no significa u n a re a lid a d p ro p ia m e n te ontológica. E sto m ism o sucede a la esencia según Hegel o según Husserl, o según c u a lq u ie r o tro m etafísico cuyo p en sam ien to p erm anezca en el nivel del E xistente. ¿Cuál es, pues, el sentido de Wesen en la filosofía de H eidegger? E n general, esta p a la b ra designa la aparición, la presencia, el rein o de alg u n a cosa. E n ­ g loba a la vez la qu id d id a d (was) y la m an era de ser (wie) njás p ro fu n d a de esta cosa. Así, cu an d o se tra ta del Dasein, el was se confu n d e a b so lu tam en te con el

wie. E l Dasein n o tiene com o las cosas tal o cual cu a­ lid ad , q u e sería d eterm in ació n p a rtic u la r de su esen­ cia. N o es u n esto, sino u n quien. El esto p a ra el D a ­ sein consiste en existir según u n m o d o q u e le es propio. L a esencia del Dasein se identifica con este m odo de ser. E ste m odo de ser p ro fu n d a m e n te típico del ser h u ­ m a n o consiste en situarse siem pre d ela n te de sí m ism o (Sich-vorwegsein). El Dasein está necesaria­ m en te fuera de sí, salido de sí, m ás allá, ser en el m u n ­ do. D elan te d e sí, a n te sus p osibilidades, el h o m ­ bre está sobre el m odo de la ek-sistencia (Existenz). El ser del h o m b re ek-siste. L a p a rtíc u la ek m arca el origen, el surgim iento; sistenz designa la posición, la stasis del ser. L a ek-sistencia es pues el m odo d e ser de este “e n te ” p a rtic u la r q u e es el h om bre. C u a n d o H eidegger escribe: L a esencia del ser h u ­ m an o reside en su ek -sisten cia,14 no q u ie re decir sino esto: los caracteres esenciales del Dasein están en él sobre el m o d o de la ek-sistencia. T ie n e n todos esta m an era de acaecer y de com portarse q u e es la ek-sis­ tencia: la esencia del h o m b re se fun d a (g rü n d et) en su ek-sistencia. Así, la esencia del Dasein según n u estro filósofo, debe ser co m p ren d id a, “h asta d o n d e p u ed e h a ­ b larse”, 15 a p a rtir de su ser. Es el ser del Dasein el qu e se piensa b ajo el concepto de esencia. Inversam ente, el ser (Sein), concebido filosóficam ente, n o es o tra cosa sino el m odo de ser, la m an era en la q u e el exis­ tente es. Así, en el d o m in io p ro p ia m e n te h u m an o , esencia, ek-sistencia, ser, no son sino los aspectos d i­ versos de u n a m ism a y única realid ad : el Dasein del hom bre. D iferen tem en te de las cosas, el h o m b re es ser en su esencia, de p a rte a p arte. C om o se ve, el concepto de ek-sistencia en H eid eg ­ ger es d istin to al de existencia en el sen tid o trad icio ­

nal de este térm ino. E n este ú ltim o sentido, es exis­ tente todo lo q u e E)ios hace ser fuera de él, q u e es el Ser subsistente; y los escolásticos precisan q u e la existencia (esse) es el acto ú ltim o q u e se p o n e fuera de Dios, y de sus causas propias, toda esencia creada. P o r o tra parte, lo q u e H eidegger llam a “existen­ cia” no será ya n u e stro esse clásico, sino el Vorhandensein, 16 la presencia en el m u n d o d e u n existente, a títu lo de dato p u ro y sim ple. Se debe pues decir qu e, en el u niverso heideggeriano, sólo el h o m b re ek-siste. U n a mesa, u n árb o l no ek-sisten: están. El m odo de ser de to d o existente dis­ tin to al h o m b re se expresa en u n a “categ o ría” , 17 y los caracteres típicos de este existente son las “p ro ­ p ied ad es” (Eigenschaften). P ero el h o m b re, conside­ rad o en su ser, n o tiene p ropiedades. Las m aneras de ser q u e le son p ro p ias son las “existenciales”. Se llam a “existen cial” to d o aq u ello q u e se refiere a la estru ctu ra ontológica de la ek-sistencia h u m a n a . L a an a lític a existencial será la elucidación fenom enológica del ser p ro p io al hom bre. P o r el co n trario , la p a la b ra “existen cial”, en el léxico de H eidegger, c o ntem pla expresam en te la ek-sistencia em p írica del h om bre, es decir, u n d o m in io óntico. L a an alítica existencial n o sería sino la descripción de situaciones concretas, de p o sibilidades p ro p ia s a tal ek-sistencia p a rticu lar; sin q u e este estu d io p u e d a conducirnos a u n a d o c trin a general del ser m ism o del h om bre. In tro d u c ció n necesaria a la p ro b lem ática del Ser, la analítica existencial, p o r su p ro p ó sito de alcanzar las raíces ontológicas del Dasein, tiene conciencia de rebasar la M etafísica “ tra d ic io n a l” , la q u e se lim ita ­ ría al exam en del existente com o tal y en su c o n ju n ­ to. E sta se q u ie re o n to lo g ía fu n d a m e n ta l, u o n to lo ­ gía d e jo s fund am en to s. Estos fu n d am en to s son los de la com preh en sió n del Ser, ocultos en el Dasein

del h o m bre. P o r sú p u esta a luz, ellos nos d a rá n acce­ so a u n a M etafísica de las p ro fu n d id ad es, jam ás des­ p ejad a a ú n , p iensa H eidegger: la “ M etafísica de la M etafísica”.

Los c a r a c t e r e s del Dasein señalados h a sta a q u í n o pued en ser p le n a m e n te com p ren d id o s sino sobre la base de u n m odo de ser q u e los d e te rm in a a priori, de alg u n a m anera, y q u e se designa p o r la expresión global de “ser-en-el-m undo”. 1 Este m odo de ser es, pues, p rim o rd ia l p ara H eid eg ­ ger. Es el q u e se ofrece de u n a vez a n u e stra vista cuan d o nos tornam os h acia la ek-sistencia h u m a ­ na. El ser-en-el-m undo es el p rim e r existencial. El Dasein existe de tal m an era q u e se co m p ren d e él m ism o a p a rtir de eso q u e n o es él. N u n c a él se ve a la m anera de u n a p u ra su b jetiv id ad , de u n ego p uro, ab stra íd o de toda relación con las cosas. N o se p u ed e p o n er al m u n d o e n tre paréntesis: le estam os ligados necesariam ente. N o se tra ta de u n a sim ple constatación de hecho, sino de u n derecho absoluto, fu n d ad o sobre la cons­ titu ció n -m ism a del Dasein. U n h o m b re replegado sobre su yo (m o i) p u ro , es estrictam en te im pensable; el Dasein del h o m b re n o p u ed e existir sino en refe­ rencia esencial con u n a e x te rio rid a d q u e es el m u n ­ do. F enóm eno indivisible, el ser-en-el-m undo n o a d ­ m ite en él m enos de tres m om entos estructurales, o elem entos constitutivos, q u e ex am inarem os sucesiva­ m ente: el m undo , el existente q u e es en el m u n d o , y el en, o m od o de presencia del Dasein en el m undo.

A ntes de e n tra r en la noción de m u n d o , sería ú til d a r algunas indicaciones p relim in ares sobre el en (In-sein). Esta p a la b ra n o evoca a q u í u n a in h e ­ rencia de carácter espacial, u n a referencia de con te­ n id o a contin en te, sino u n a relación de ord en in te n ­ cional. El h o m b re es en el m u n d o p o r sus trabajos, p o r sus alegrías y p o r sus penas, p o r su necesidad incoercible de interesarse en alg u n a cosa. Las más com unes de estas m aneras de ser-en son el hábito, el diligo, el t olo, tam b ién las de d ecidir, de em p ren d er, de p re g u n ta r, de p erm itir, etc. Estas m últip les m aneras de com prom iso no son sino m anifestaciones concretas de u n m o d o de in ­ serción más fu n d am en tal y siem pre em p a p a d o en la ek-sistencia, a saber, la ‘p r e o cu p ació n ” ( Besorgen): a c titu d global de presencia en el m u n d o , de la cual nuestras preocupaciones — en el sentido corriente del térm in o — son u n a form a p a rtic u la r. El en q u e se realiza p o r la preocupación es, más precisam ente, un ante-a. El ser-preocupado es el ser -ante-a (Sein-bei), en-presencia y en m edio de eso q u e le es conocido y q u erid o , y con lo cual m an tien e un com ercio fam i­ liar ( Umgang). D esde q u e el Dasein ek-siste, se ve, se siente en m edio de los existentes en situación de a n u d a r con ellos toda clase de relaciones. La p re o ­ cupación expresa, pues, u n tip o de parentesco con el m u n d o , u n c o n ju n to de relaciones íntim as con las cosas. E lla pertenece sobre todo al ord en de la vida práctica y u tilita ria . N otem os de paso q u e esta m anera de ser en el m u n d o p o r la p reocupación, n o deja de satisfacer las exigencias del análisis q u e h abíam os form u lad o al com ienzo. La p reocupación m anifiesta cóm o el h o m ­ bre en p rim e r lu g ar es p ráctico antes de ser especulati­ vo. Es p o r y en la acción q u e el m u n d o se descubre o rig in a lm en te a él. T a l es, al m enos, la convicción

de H eidegger. A ún más, la vida práctica es la form a (juasi universal de la existencia del hom bre, el estilo más h a b itu a l de su co m p o rtam ien to . Es la Alltaglichkeit, la vida de todos los días, la co tid ian eid ad m edia y banal. Sin d u d a el co nocim iento teórico 110 está excluido del cam po de la p reocupación diaria, l’ero él no e n tra a q u í sino según u n m odo especial, q u e es u n m odo d erivado y deficiente. La práctica de las cosas condiciona y precede el conocim iento q u e de ellas se tiene p o r la p u ra observación. Pase­ mos ahora al estudio de ese factor de “ser-en-el-m un­ d o ”, q u e es el m undo mismo. A) El. C O N C E PTO

DE M UNDO

Es cuestión de m u n d o , en ta n to q u e m u n d o , de eso q ue lo constituye com o tal, de su “ ín u n d a n e id a d ” (