La evolución reciente del movimiento sindical en el Perú. Los trabajadores durante el gobierno militar 1968-1980

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Antología Denis Sulmont 04/07/15 V Parte: Sindicalismo en el Perú Texto: La evolución reciente del movimiento sindical___________________________ LA EVOLUCION RECIENTE DEL MOVIMIENTO SINDICAL EN EL PERU1. Los trabajadores durante el gobierno militar.

Denis Sulmont 1981 Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.

El Movimiento Sindical tiene un papel importante en la dinámica social peruana. Surgido en la primera década del siglo, tiene un nuevo desarrollo en los años 50, desarrollo que se acelera a partir de 1965, al calor del intenso proceso de reformas que impulsa el Gobierno Militar del General Juan Velasco Alvarado, llamado de la “Primera Fase” (1968-75). Durante la “Segunda Fase” del General Morales Bermúdez (1975-80), la lucha sindical adquiere un carácter masivo, en afrentándose a una de las más graves crisis económicas registradas en el país durante el siglo veinte Con el nuevo gobierno constitucional de Fernando Belaunde Terry elegido en 1980, el movimiento sindical sigue afrontando los efectos de una política que abre crecientemente la economía peruana a la lógica del gran capital transnacional. El objeto de esta separata es analizar el sindicalismo peruano, sus alcances y límites en relación a las características de la economía y relaciones laborales vigentes en el país y el papel que cumple en el proceso socio-político nacional, especialmente a partir de 1968. Lima, Junio de 1981

1. Diversificación de la Fuerza Laboral y Desarrollo de la Sindicalización Sobre un total de aproximadamente 18 millones de habitantes, de los cuales un 60% vive en ciudades (1), se calcula una población económicamente a de 5.6 mi1ones, de la siguiente manera: Cuadro N° 1 Agricultura Minería Industria Construcción Comercio Servicios

% 40 1.2 12.6 4.3 15.1 26.8

Fuente: Ministerio de Trabajo, DGE, 1979. Un poco mas del 40% de esta PEA es asalariada

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Texto publicado en Junio de 1981, por el Taller de Estudio Urbano Industriales del Programa Académico de Ciencias Sociales de la Pontificia Universidad Católica del Perú.

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Antología Denis Sulmont 04/07/15 V Parte: Sindicalismo en el Perú Texto: La evolución reciente del movimiento sindical___________________________ La mayoría de 1os trabajadores agrícolas son parcelarios minifundistas o comuneros, muchos de los cuales se ven obligados a buscar trabajos eventua1es o migrar para subsistir. Por otra parte, un 40% de la fuerza laboral agrícola r trabaja en forma permanente o temporal como asa1ariada, sea en Cooperativas Agrarias de Producción Azucareras, Algodoneras o Cafetaleras, sea en Sociedades Ganaderas, sea en pequeñas y medianas explotaciones agrícolas. La organización sindical agraria que tuvo un impulso a fines de los años 60, se ha mantenido, a pesar de la difusión del cooperativismo y de formas diversas de organización corporativas de los productores, a raíz de la Reforma Agraria de 1969. A nivel nacional, la Confederación Campesina del Perú y la Confederación. Nacional Agraria son las matrices más representativas. Aparte del sector agrícola, los principales núcleos de asalariados se ubican en los centros de extracción de materias primas - minería, petróleo, pesca. Por otro lado, y en los centros urbanos industriales por otro. La minería ha sido y sigue siendo la actividad de mayor dinamismo, ligada a la explotación, contribuyendo a la mitad de las divisas del país. Está dominada por tres empresas norteamericanas que opera en el país, la Southern Peruvian Copper Corporación. Ocupa a unos 80 mil trabajadores, ubicados a lo largo del territorio, especialmente en la sierra central y sur. Estos trabajadores, considerados como la columna vertebral del proletariado peruano, están organizados en unos 300 sindicatos, cuya principal matriz es la Federación Nacional de Trabajadores Mineros y Metalúrgicos del Perú. La extracción de petróleo iniciada a principio de siglo en la costa norte del Perú, se ha extendido en la última década en la selva. Ocupa a más de 15 mil trabajadores que dependen de la empresa estatal Petroperú y de varias empresas concesionarias y subcontratistas. Sus sindicatos están agrupados principalmente en la Federación Nacional de Trabajadores Petroleros del Perú. La producción de pescado ha tenido un boom excepcional durante los años 60, convirtiendo al Perú en el primer productor pesquero del mundo y haciendo de la Federación de Pescadores del Perú una de las más poderosas organizaciones sindicales del país. Sin embargo, la depredación de la especie y la anarquía de la producción llevaron a esta actividad a una gravísima crisis en los años 70, crisis que debilitó el sindicalismo en este sector. En la actualidad la producción de la harina de pescado, a cargo de la empresa estatal Pescaperú se ha reducido fuertemente, desarrollándose más bien las conserveras. Las actividades urbano industriales están centradas en Lima Metropolitana, que reúne a mas de 5 millones de habitantes donde se concentra el 70% de la producción manufacturera del país. Los principales otros centros urbano industriales son Arequipa, Trujillo, Chiclayo y Chimbote. Ciudades como Cusco, Huancayo, Ayacucho y otras son más bien centros comerciales y - administrativos ligados a las actividades agrícolas. Cerro de Paseo e Ilo son centros urbanos estrechamente ligados a la actividad minera. Las industrias manufactureras de mayor dinamismo son la textil (25 mil trabajadores), metalúrgica (35 mil trabajadores) y química (20 mil trabajadores). Señalamos también el desarrollo de la industrial siderúrgica a cargo de la empresa estatal Siderperú en Chimbote. El sector textil empezó a desarrollarse desde fines del siglo pasado y en torno 2

Antología Denis Sulmont 04/07/15 V Parte: Sindicalismo en el Perú Texto: La evolución reciente del movimiento sindical___________________________ a él se constituyó en 1919 el pilar tradicional del sindicalismo peruano, la Federación Textil. Las otras industrias mencionadas corresponden más bien al proceso reciente de industrialización de los años 50 y 60. Entre sus principales organizaciones sindicales, destacan la Federación de Trabajadores Metalúrgicos del Perú creada en l957, la Federación de Trabajadores de las Industrias Químicas y la Federación de Trabajadores en Laboratorios creadas en l962. El número de trabajadores fabriles (o sea de establecimientos de 5 ó 6 más personas ocupadas) alcanzó 230,000 a principios de los años 70, lo cual es reducido en relación a las inversiones de capital y el aumento de la productividad del sector industrial. El sector no fabril o artesanal (establecimientos de menos de 5 personas ocupadas) emplea casi el doble de trabajadores que el fabril. Con el desarrollo urbano industrial se expandieron las actividades de construcción civil, financieras, de comercio, transporte y servicios básicos (agua, luz, educación, salud y otros). Estas actividades absorbieron el mayor porcentaje de empleo en las últimas décadas. Junto con la pequeña producción artesanal, el pequeño comercio, la empleocracia estatal, el servicio doméstico y otros servicios sirvieron de refugio a una parte creciente de la fuerza laboral que no encuentra trabajo en las empresas capitalistas y el Estado. El sector de construcción civil reúne a una importante masa de 200 mil trabajadores que tienen sindicatos por provincias y departamentos y una importante federación nacional. Por su lado, la Federación de Empleados Bancarios del Perú constituye uno de los gremios más fuertes del país. El Magisterio, que antes sólo tenía asociaciones de tipo mutual, conquistó su de rocho a la sindicalización en 1964 y ahora está agremiado mayoritariamente en el Sindicato Único de Trabajadores de salud social, empleados y obreros municipales, entre las principales. El sindicalismo se desarrolló también en las principales tiendas comerciales y mercados. En las actividades de Servicios destacan la Federación de Trabajadores de Luz y Fuerza, las de ferroviarios, choferes, transportistas, hoteleros telepostales, trabajadores de salud y seguro social, empleados y obreros municipales entre las principales. Debe recalcarse que la legislación peruana estipula que los trabajadores estatales o “servidores públicos” no pueden constituir sindicatos y no tienen derecho a huelga pudiendo solamente formar asociaciones de tipo deportivo, cultural y mutual y presentar sus peticiones o vía administrativa. A pesar de osta prohibición, numerosos sectores de trabajadores Públicos lograron constituir organizaciones de tipo sindical, generando un movimiento que desembocó en la constitución de una Confederación Intersectorial de Trabajadores del Estado en 1978. Bajo la presión de dicho movimiento la Asamblea Constituyente reconoció formalmente el derecho de sindica1ización de los trabajadores estatales en la nueva Constitución aprobada en 1979. Sin embargo este derecho aún no esta reglamentado y la sindicalización de los trabajadores estatales sigue siendo objeto de controversias y luchas. En resumen podernos decir que desde los años 50, el proceso de sindicalización ha sido notable: en 1955, el número de sindicatos reconocidos no pasaba de 500; en 1967 sube a más de 2,000 y en la actualidad se cerca a 5,000 (Ver Cuadro N° 2), Desde 1968 han sido reconocidas 50 Federaciones y 3 Confederaciones: la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP), la Confederación Nacional de Trabajadores (CNT) y la Central de Trabajadores de la Revo1ución Peruana (que se añadieron a la Confederación 3

Antología Denis Sulmont 04/07/15 V Parte: Sindicalismo en el Perú Texto: La evolución reciente del movimiento sindical___________________________ de Trabajadores del Perú (vigente desde 1944 y reconocida en 1962). Organizaciones importantes como la Confederación Campesina del Perú, el Sindicato Único de la Educación Peruana y otras, aún no cuentan con reconocimiento legal. El reconocimiento de los sindicatos bajó considerablemente a partir de 1975, no así el dinamismo de la organización y lucha. Cuadro N° 2 Años

Numero de Organizaciones Sindicales reconocidas En el año

N° de trabajadores amparados por convenios colectivos

N° de trabajadores en huelga

Total Acumulado

1968 154 1969 105 1970 199 1971 386 1972 411 1973 374 1974 344 1975 236 1976 126 1977 26 1978 51 1979 38 1980 60 Fuente: Ministerio de Trabajo

2,331 2,436 2,635 3,021 3,432 3,806 4,150 4,384 4,510 4,536 4,587 4,625 4,685

131,755 81,178 126,740 344,896 -----365,094 383,094 272,993 361,108

107,800 91,500 111,000 161,400 130,600 416,200 362,700 617,100 258,100 396,200 1´398,300 516,883

Debe recalcarse que la organización a nivel territorial cumple un papel fundanental en la centralización sindical en provincia Las principales Federaciones Departamentales son la de Arequipa, Cuzco, Puno, Ancash (Chimbote), Lambayeque (Chiclayo), La Libertad (Trujillo) y Callao. La mayoría de ellas son afiliadas a la CGTP. Lima también cuenta con una Facción Departamental de reciente formación. Es difícil evaluar exactamente cuántos trabajadores están sindicalizados, no solamente porque no existe aún un buen estudio al respecto sino también por la heterogeneidad y la informalidad de la mayoría e las organizaciones sindicales del país, En el Cuadro N°3 tenemos una aproximación del número de trabajadores de los sectores cubiertos por las Confederaciones y principales Federaciones independientes existentes. La información obtenida de declaraciones de los mismos dirigentes de las respectivas organizaciones arroja un total de más de 2 millones de trabajadores, cifra obviamente exagerada ya que incluye a casi todos los trabajadores asalariados de las ramas pretendidamente representadas por las diferentes organizaciones. Otro indicador de la organización sindical está dado por el número de trabajadores amparados por convenios colectivos que gira alrededor de 300 mil en los últimos años. También considera el número de trabajadores que participaron en huelgas que llegó a alcanzar más de 600 mil en l975 y casi l’400,000 en l978. En base a estas informaciones podemos evaluar que el movimiento sindical peruano comprende un núcleo más organizado y con mayor capacidad de negociación de unos 300 mil trabajadores y una masa más informalmente ligada a la organización sindical y con débil capacidad de negociación que reúne alrededor de un millón de trabajadores.

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Cuadro N°32 Centrales

N° de Federaciones Nacionales 31 10 23 4

N° de Federaciones Regionales 24 5 20 18

N° de Sindicatos directamente afiliados 280 80 110 -

N° aproximado de trabajadores de las bases 950,000 85,000 600,000 -

CGTP CNT CTP CTRP Otras Bases Independientes* 12 2 -450,000 * Incluye: Mineros, SUTEP, CCP, Comercio, FETRAPEP, FENFIFQA, FENTICEP, Gráficos, Luz y Fuerza, CTRP-Lima.

II. DESIGUAL ACCESO DE LOS TRABAJADORES A LA ACCIÓN SINDICAL Existen profundas desigualdades en cuanto a la capacidad de los trabajadores peruanos a participar en la lucha sindical. En primer lugar el 58% de la fuerza laboral del país está constituida por trabajadores independientes (ver Cuadro N°4) quienes no constituyen una base social propicia para la acción sindical. En segundo lugar muchos asalariados laboran en centros de trabajo de carácter familiar o artesanal y no pueden tener sindicatos. Por ejemplo en el sector manufacturero, menos de un tercio de los trabajadores laboran en empresas de más de 20 personas, requisito mínimo para constituir un sindicato, según la legislación vigente. Cuadro N° 4 POBLACIÓN ECONOMICAMENTE ACTIVA POR CATEGORIAS DE OCUPACIÓN 1980 Categoría de Ocupación En Miles Estructura (%) Empleados 1,043.1 18.6 Obreros 1,304.8 23.2 Trabajadores Independientes 2,691.2 47.9 Patronos 31.3 0.6 Trabajadores Familiares 355.0 6.3 Trabajadores Domesticos 188.1 3.4 Total 5,613.5 100.

En tercer lugar, existe una proporción considerable de desempleados y sub-empleados. Los llamados sub-empleados son los trabajadores que, perciben un ingreso inferior al mínimo vital y/o trabajan menos de 36 horas por semana contra su voluntad; el 80% de estos sub-empleados lo son por la primera razón, es decir, son básicamente “subremunerados”. En los últimos años la tasa de trabajadores inadecuadamente empleados ha alcanzado niveles sin precedentes como lo muestra el siguiente cuadro: 2

La información obtenida de declaraciones de los mismos dirigentes de las respectivas organizaciones.

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1974 1975 Desempleados 4.0 4.9 Sub-empleados 41.8 42.4 Tot. Inadecuadmante empleados 45.8 47.3 Fuente: Ministerio de Trabajo, Dirección General de Empleo

1976 5.2 44.3 49.5

1977 5.8 48.1 53.9

1978 6.2 52.0 58.2

1979 8.5 49.1 57.6

Entre los sub-empleados están los trabajadores familiares, empleadas domésticas, artesanos, pequeños comerciantes, trabajadores a domicilio por encargo y numerosos trabajadores eventuales sobre-explotados mediante el sistema de contratas. En su mayoría estos trabajadores no cuentan con una organización sindical. Sólo una pequeña proporci6n de los asalariados apenas 10% tienen una ubicación estratégica para la acción sindical. Ellos están ubicados en las principales empresas que generan el 75% de la prcducción nacional (Ver grafico N° 1).

75 % de la Producción

% 10

Trabajadores

Tienen acceso a la negociación colectiva y medios para presionar. Eso no quiere decir que pueden ser considerados como trabajadores “privilegiados. Las grandes empresas emplean también a los trabajadores eventuales y aprovechan de la masa excedente, en el mercado de trabajo amenazando de despido a los llamados estables para debilitar su lucha sindical y pagar salarios más bajos. La llamada ley de inestabilidad laboral (Decreto Ley 22526) que sólo reconoce una estabilidad relativa después de tres años consecutivos de trabajo con el mismo empleador, es uno de los dispositivos legales con que cuentan las empresas para actuar en este sentido. El desigual acceso de l trabajadores a la lucha sindical lleva a las empresas y a las autoridades del trabajo a aplicar un tratamiento discriminatorio hacia los diferentes sectores de trabajadores, con el objetivo de “dividir para reinar”. Por parte de los

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Antología Denis Sulmont 04/07/15 V Parte: Sindicalismo en el Perú Texto: La evolución reciente del movimiento sindical___________________________ trabajadores, salvo algunas excepciones, la tendencia es más bien de cerrar filas” en torno a federaciones por rama o región, en las que los sindicatos chicos puedan contar con los más poderosos y viceversa. En los últimos años, numerosas federaciones han mantenido económicamente a sus dirigentes despedidos y apoyado la lucha por su reposición.

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Años

Índice de Sueldos promedios reales (empleados) 1973 100 1974 96 1975 88 1976 87 1977 66 1978 57 1979 51 1980 58 1981 (Marzo) 56 Fuente Ministerio de Trabajo e INE,

Índice de Salarios promedios reales (obreros) 100 100 83 96 74 67 61 71 67

La misma situación vulnerable de los sindicatos a nivel de cada empresa hace que esos busquen apoyarse en formas de lucha y organización más extensas. Cobra importancia por ejemplo acciones de tipo demostrativo, como las “marchas de sacrificio”, ocupaciones de iglesias, huelgas de hambre, y otras manifestaciones que involucran a sectores importantes de la población. Así mismo en el curso de los últimos años, se observa el desarrollo de los frentes únicos populares como forma de coordinación entre sindicatos y otras organizaciones populares en torno a las luchas laborales y de barrio, así como reivindicaciones urbano-regionales, tales como la defensa de la organización popular autónoma, la exigencia de descentralización económica e impuestos regionales, (canon minero, petrolero, pesquero, etc.) y la implementación de obras. En estos frentes la organización sindical cumple un rol fundamental, además de los partidos políticos.

III LA BURGUESIA PIERDE EL CONTROL DEL MOVIMIENTO SINDICAL Desde los años 30 el sindicalismo peruano había estado dominado por el APRA, como parte de una alianza entre la pequeña burguesía nacional-reformista y los trabajadores bajo la dirección política de esta pequeña burguesía y en contra de la organización autónoma de la clase del proletariado. Esta alianza se cristalizó luego de la crisis de los años 30 y la represión del movimiento clasista que había dado lugar a la formación de la CGTP y del Partido Comunista a fines de los años 20. El APRA llegó a hegemonizar el movimiento sindical a través de la Confederación de Trabajadores del Perú (CTP) creada en 1944. Sin embargo, esta hegemonía se tornó cada vez más precaria a partir de los años 50 a medida que el proceso de proletariza y la organización sindical alcanzaba mayores proporciones y que la expansión del capital internacional hacía más utópico el desarrollo de un capitalismo nacional autónomo. De hecho, el APRA renunció a sus banderas anti-imperialistas, entrando en convivencia con los más tradicionales aliados del capital extranjero a partir de 1956. Negoció políticamente las reivindicaciones de los trabajadores e impulsó el llamado sindicalismo libre y democrático, abiertamente propatronal y financiado por los grandes empresarios y el gobierno norteamericano. Desde entonces las sucesivas crisis económicas que radicalizaron considerablemente las luchas campesinas, obreras y populares urbanas, no tardaron en demostrar la

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Antología Denis Sulmont 04/07/15 V Parte: Sindicalismo en el Perú Texto: La evolución reciente del movimiento sindical___________________________ inviabilidad de esta política de negociación y conciliación, llevando a los principales sectores de trabajadores a alejarse del sindicalismo libre propiciado por el APRA. Los partidos reformistas surgidos a mediados de los años 50 - Acción. Popular y Democracia Cristiana, buscaron competir con el APRA en el terreno de la acción sindical, sin mayores éxitos. El ideal democrático y desarrollista de estos partidos chocó con la realidad de una penetración capitalista agresivamente imperialista, incapaz de resolverá los más agudos problemas nacionales y exacerbando más bien las contradicciones sociales en el campo y la ciudad. Es así que el proletariado se vio envuelto en conflictos de creciente frecuencia y radicalidad. Esta tendencia acentuó al calor de la crisis económica y política de los años 1967-1968, en la que los trabajadores vieron recortado su poder adquisitivo y nivel de empleo. En este contexto los sectores llamados clasistas liderados por el Partido Comunista Unidad (pro-soviético) y nuevos partidos de izquierda revolucionarios, se apartaron de la CTP y organizaron una nueva central, la CGTP (1968), retomando el mismo nombre de la que había sido creado por José Carlos Mariátegui en 1929. En torno a la CGTP se reorganizaron las Federaciones Minera, Metalúrgica, Bancaria y otras desafiliadas de la CTP, El APRA mantuvo el liderazgo en la Federación Textil y Azucarera. Pero la CGTP se convirtió en la más importante central sindical nacional.

IV. EL REFORMISMO MILITAR Y LA DEFENSA DE LA AUTONOMÍA POLITICA DE CLASE Surgida del fracaso del reformismo del régimen civil do Fernando Belaúnde (1963-68), la Junta Militar de Gobierno que se impuso bajo el liderazgo del General Velasco, buscaba concretar un radical programa de reformas que respondiera a los objetivos castrenses de seguridad naciona1. Este programa apuntaba a industrializar la economía y asegurar un estado fuerte. Al calor de sus reformas y “nacionalizaciones”. El régimen militar pretendía ganarse a los sectores populares, y en especial al movimiento campesino y sindical, con los siguientes objetivos: 1) obtener una base social de apoyo, 2) conciliar intereses de clase, y 3) encuadrar a los distintos movimientos populares e instituciones controladas por e1 Estado. Estos objetivos se condensaban en la ideología de participación y fueron impulsados por una nueva institución estatal, el Sistema Nacional de Apoyo a la Movilización Social (SINAMOS) creado en 1971. En su relación con el movimiento sindical el gobierno chocó con la oposición de los apristas y negoció más bien con la CGTP, reconociéndola oficialmente (1971), presionado por la lucha de sus bases y contando con el “apoyo crítico” de sus dirigentes del Partido Comunista-Unidad (pro-soviético). La acción del gobierno se dirigió a reformar las relaciones laborales en las mismas empresas, creando un audaz mecanismo de conciliación de clases a través de la comunidad laboral, sistema progresivo de participación en la propiedad y utilidades que se añadió a la cooperativización de los complejos agro-industriales y fue completado posteriormente con 1a creación de un sector de “empresas de propiedad social”. También se introduce una ley de estabilidad laborar que restringe drásticamente la autonomía de decisión empresarial respecto a los despidos.

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Antología Denis Sulmont 04/07/15 V Parte: Sindicalismo en el Perú Texto: La evolución reciente del movimiento sindical___________________________ En base a estas medidas y las concesiones salariales hechas posibles por la reactivación económica que se dio en 1970, el gobierno trató de ganarse al movimiento sindical. Su inicial intento de formar una central única fue rápidamente desechado por el predominio de las tendencias clasistas. El gobierno intenta también impulsar un sindicalismo “ni capitalista, ni comunista”, de inspiración social cristiana apoyando la creación de la Confederación Nacional de Trabajadores (CNT) (1971) afiliada a la CIAT, pero esta central sólo alcanzó un número muy reducido de trabajadores y posteriormente se dividió. Predominó entonces en el gobierno militar el criterio de organizar su propia central mediante mecanismos claramente burocráticos y verticales. Así, como resultado de un operativo secreto, constituyo en 1972 la Central de Trabajadores de la Revolución Peruana (CRTP), apuntalada por un grupo de choque fascistoide. En un primer momento la CTRP logró reunir a un conjunto de pequeñas bases en especial de servicio y comercio, pero éstas tardaron en desbordar a su dirigencia nacional. La implementación del sindicalismo participacionista sembró divisiones en el movimiento sindical, pero sus objetivos de conciliación de clase no se cumplieron. Generó más bien en la mayoría de las bases sindicales un amplio movimiento de defensa de clase unificando y politizando la acción sindical. La comunidad laboral tampoco cumplió con sus objetivos conciliatorios. Sistemáticamente evadida y combatida por los empresarios, fue utilizada por los trabajadores como medio de lucha al lado de los sindicatos. La firme resistencia del movimiento sindical a la política participaticionista tiene dos explicaciones centrales: en primer lugar, las posibilidades por parte del gobierno de obtener de los empresarios una política favorable a los trabajadores fueron muy exiguas; estos y el mismo estado estuvieron abocados más bien a racionalizar y concentrar sus capitales y, desde este punto de vista, no tuvieron ningún interés en aliarse con la clase obrera: ello se manifestó en particular en la cerrada oposición de los empresarios a la reforma de la empresa y la ley de estabilidad laboral. En segundo lugar, hay que tener en cuenta que en los principales sectores sindicales, los trabajadores habían alcanzado un mayor nivel de conciencia política de clase que les hacia menos vulnerables a la ideología participacionista. Ello explica que el proyecto corporativo del régimen haya tenido mayor éxito en las pequeñas empresas, hasta entonces carentes de organización sindical, al igual que en amplios sectores campesinos cuya organización se encontraba en reflujo desde fines de los años 60. A lo anterior hay que añadirse que el crecimiento económico, basado en el dinamismo del sector minero exportador y la asociación entre capital internacional y Estado siguió marcadamente concentrador y excluyente. Las reformas tuvieron escasos efectos inmediatos en la redistribución del ingreso y no alcanzaron por ejemplo a mejorar el problema de la vivienda, salud y otros servicios básicos de la población. El sector educación en particular, con una masa de profesores sub-remunerados y una infraestructura crecientemente deficitaria llegó a ser un foco neurálgico de contradicciones. En el sector educación el descontento de los maestros, difundido a través de los escolares y padres de familia, fue uno de los detonantes principales de los movimientos populares y de las protestas anti-gubernamentales durante todo el gobierno militar, especialmente en las ciudades de provincias. La confluencia de las reivindicaciones magisteriales con otras luchas obreras y populares dio lugar a una serie de paros provinciales en los que se expresó nítidamente 10

Antología Denis Sulmont 04/07/15 V Parte: Sindicalismo en el Perú Texto: La evolución reciente del movimiento sindical___________________________ un movimiento común de defensa de la autonomía de clase, en contra de las instituciones del interior del país. En el contexto de estas luchas el campo de acción de la izquierda del movimiento clasista se amplió notablemente, llegando a desbordar la política de apoyo crítico al gobierno militar implementado por el Partido Comunista Unidad. En el movimiento sindical se inició una creciente coordinación de las fuerzas clasistas opuestas a la dirección de dicho partido, en cabezadas por el gremio magisterial y la Federación Nacional que se desafiliaron de la CGTP en 1971 y en 1973 respectivamente. Estas fuerzas constituyeron un Comité de Coordinación y Unificación Sindical Clasista en 1971. La resistencia de los trabajadores al intento corporativista del régimen contribuyó a agudizar las contradicciones al interior del gobierno donde pugnaban diferentes alternativas políticas para controlar el movimiento popular. V. CRISIS: MASIFICACION DE LA LUCHA SINDICAL Y POPULAR A partir de 1974 el gobierno militar afrontó un endeudamiento de gran magnitud. Que desencadenó una crisis económica cuyos alcances proporciones superaron las crisis anteriores, paralizando las reformas y echando abajo la política participacionista del gobierno. El salario real empezó una caída vertiginosa desde 1975, año en el que se dio el primer “paquete” de medidas económicas y la primera devaluación del sol. También ese año cayó el Presidente Velasco y empezó “la segunda fase” del régimen militar. El nuevo Presidente Morales Bermúdez programó una serie de concesiones al capital privado y negociaciones con los bancos internacionales para refinanciar la enorme deuda exterior, preparando un “clima de confianza”. El régimen militar abandonó la retórica revolucionaria, congeló la propiedad social, redujo la comunidad laboral a un simple mecanismo de participación de las utilidades y preparó la suspensión de la ley de estabilidad laboral. Los trabajadores empezaron a sufrir una sistemática ofensiva patronal, tanto por parte del empresariado privado como del Estado. Se inició una ola de despidos de dirigentes sindicales y numerosas fábricas cerraron o redujeron su personal. Los sectores mineros, pesqueros y azucareros fueron declarados en emergencia con lo cual se suspendió para ellos el derecho de huelga. Las luchas obreras alcanzaron gran intensidad aumentándose notablemente el número de huelgas a partir de 1975 (Ver Cuadro N°2). La movilización involucró bases de la CTRP, de la CTP y otras organizaciones tradicionalmente poco conflictivas. Desbordados por estas luchas se desmorono el sindica1ismo participacionista, alejándose de la CTRP la Federación de Pescadores y los sindica tos de Lima. A partir de 1976 las confrontaciones entre clases adquirieron una mayor amplitud. Las luchas sindicales y la de los pobladores de barrios populares confluyeron en acciones de masa. Amplias protestas populares urbanas marcaron la respuesta al paquete de medidas económicas dadas por el gobierno en Junio y dieron lugar a una suspensión de garantías y del derecho de huelga durante más de un año. Al amparo de estas medidas fueron despedidos miles de dirigentes sindicales, afectados gravemente a numerosas

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Antología Denis Sulmont 04/07/15 V Parte: Sindicalismo en el Perú Texto: La evolución reciente del movimiento sindical___________________________ organizaciones sindicales, en especial a la Federación de Pescadores, luego de la larga huelga que protagonizó a fines de ese año. Es en este contexto que se iniciaron arduas coordinaciones entre organizaciones sindicales en la vista de concretar un paro nacional. El demoledor “paquete de medidas económicas” de mayo de l977, al - que respondieron inmediatamente mas movilizaciones populares urbano-regionales y una ola de paros sectoriales, impulso la conformación de un frente sindical integrado por la CGTP, CNT, CTRP-Lima y 1as principales Federaciones sindicales independientes. Este Frente acordó la convocatoria de un paro nacional para el 19 de julio y la formación de un Comando Unitario de Lucha. El paro del 19 de Julio, fue ampliamente acatado y generó una movilización popular sin precedentes en todo el país. Marca un hito decisivo en la historia del sindicalismo peruano. Dicha movilización afectó profundamente a la dictadura militar. Al haber abandonado su po1ítica de participación y hecho recaer el peso de la crisis sobre las masas populares, el gobierno se encontró profundamente aislado. Los partidos de derecha (APPA, AP, PPC) aprovecharon de ocasión para retar algunas posibilidades de acceso a poder político. Dejaron - llegar el paro nacional y trataron de cosechar sus frutos políticos, consiguiendo la promesa de elecciones concertadas y el despido de los “responsables” de este paro. 5,000 trabajadores casi todos dirigentes sindicales, fueron alejados de su centro de trabajo. Medida represiva de esta envergadura no tiene parangón en la historia sindical peruana. Si bien asestó un duro golpe al sindicalismo clasista, forjado en los últimos diez años, contribuyó a politizar al movimiento popular. La corriente clasista pasará de una fase principalmente sindical a una fase más política. La apertura del proceso electoral, junto con el levantamiento del estado de emergencia, aceleraron este proceso. La respuesta sindical a los despidos no logró articularse con fuerza, debido al alejamiento de los dirigentes de sus bases y sobre todo a las divisiones políticas que entramparon las coordinaciones. La convocatoria de un nuevo paro nacional para enero de 1978 fue postergada y realizada débilmente a fines de febrero. Poco: después el gobierno promulgó la nueva “ley de inestabilidad laboral”. En este entonces la crisis económica entró en una claramente recesiva. La baja de la producción y el recorte de los gastos estatales se añadieron a la inflación. Dicha recesión hizo inevitables los despidos masivos, agudizando el empobrecimiento: general. La progresión de la inflación con recesión actuará sobre el movimiento sindical en dos momentos: un primero que significará la exacerbación de las luchas sindicales y su masificación en las ciudades; en un segundo momento, el movimiento sindical entrará en un relativo repliegue. La, exacerbación y masificación de las luchas se dio con particular fuerza a partir de mayo de l978 en la que empezó, una huelga general indefinida de maestros, que se prolongó por 81 días y fue ocasión de continuas manifestaciones populares de solidaridad.. Ese mismo mes el gobierno dio un nuevo paquete de medidas económicas y dejó de subsidiar a los bienes de consuno popular básicos. Apenas se conocieron dichas medidas, las huelgas y manifestaciones populares se generalizaron casi en todas las

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Antología Denis Sulmont 04/07/15 V Parte: Sindicalismo en el Perú Texto: La evolución reciente del movimiento sindical___________________________ ciudades del país con bloqueos de calles y enfrentamientos con las fuerzas policiales. La totalidad de las organizaciones sindicales, incluyendo la CTP aprista, llamaron a un paro nacional que se efectivizó los días 22 y 23 de mayo superó ampliamente al del 19 de julio, tanto por su extensión nacional como el nivel de participación de las masas en acciones callejeras. Además, las luchas que acompañaron este paro estuvieron marcadas por una notable coordinación entre las organizaciones sindicales y las demás organizaciones populares urbanas. En el clima de aguda tensión posterior a este paro, y sin haber conseguido concesiones económicas significativas, se llevaron a cabo las elecciones la Asamblea Constituyente. En estas elecciones si bien el APRA se mantuvo como primera fuerza electoral; los partidos de izquierda alcanzaron un 30% de los votos, porcentaje que marca una considerable expansión de su espacio político y está relacionado con la radicalización de las luchas sindicales y populares de los últimos años. Apenas terminada la huelga magisterial, empezó una huelga general de los mineros que fue acompañada de una masiva marcha de sacrificio de los trabajadores y sus familiares hacia la Capital. Esta huelga -la más amplia y larga registrada en la historia del sector minero- tuvo como objetivo central la reposición de los despedidos, punto crucial para el conjunto del movimiento sindical. La multiplicación de los conflictos en diversas empresas, sucediéndose y superponiéndose con creciente ritmo, generó un ambiente convulsionado en la capital y otras ciudades. La convulsión llegó a su c1imaz con la brusca entrada en la lucha reivindicativa de una gran masa de empleados públicos en respuesta a los dispositivos gubernamentales que amenazaba su estabilidad laboral. Sin embargo, el mismo día que se realizó un masivo paro de trabajadores estatales (6 de setiembre), la represión logró desarticu1ar la huelga minera que fue levantada luego de 32 días, sin haber conseguido la reposición de los dirigentes despedidos. El aislamiento y la derrota de la huelga minera y la no resolución de la reivindicación central del movimiento sindical, agudizó la crisis del frente clasista. Marcó el inicio del repliegue relativo de la lucha sindical. Este repliegue pudo apreciarse con el no acatamiento del paró nacional de 78 horas convocado para enero de 1979 por la CGTP y otras Federaciones independientes. También fracasó poco después una huelga de los más importantes sindicatos mineros del sur. El rep1ipliegue decimos, fue relativo. De hecho siguieron dándose importantes huelgas durante el año 1979, especialmente entre lo sectores medios asalariados. Los maestros reiniciaron una huelga general indefinida que duró 4 meses y generó nuevamente múltiples marchas, mítines, ocupaciones de iglesias, huelgas de hambre, etc. A pesar de ello la huelga tuvo que levantarse con un saldo de más de 1000 maestros subrogados. En el curso de esta huelga las principales organizaciones sindicales lograron realizar un nuevo paro nacional al cumplir el segundo aniversario del “histórico paro del 19 de julio”. Pero el fracaso de esta segunda gran huelga magisterial acentuó la tendencia al desgaste de los sectores clasistas más radicales.

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VI. EL MOVIMIENTO SINDICAL Y LA SALIDA ELECTORAL El contexto en el cual se desenvuelve el movimiento sindical peruano al terminar los años 70 e iniciar los 80, está marcado por la llamada transferencia del poder a los civiles llevando a cabo por el régimen militar de la “segunda fase”, dando lugar a la elección de un nuevo gobierno constitucional y el inicio de un régimen parlamentario. La amplitud de la respuesta obrera popular principalmente urbana, a las medidas económicas y los dispositivos anti-laborales del gobierno militar dejó sin base política a éste. Liquidando los últimos vestigios de expectativas que había suscitado la “primera fase”. El rechazo a la Dictadura militar llegó a ser un consenso en la mayoría de las fuerzas políticas del país. Frente a esta situación los militares y los principales partidos civiles ligados a las clases dominantes (Partido Aprista, Acción Popular y Partido Popular Cristiano), concertaron una estrategia destinada a que el Estado y el bloque del poder recobrasen legitimidad frente a las mayorías y tuviesen la posibilidad de desactivar las luchas populares. Esta estrategia, avalada por Carter en Estados Unidos y la Social Democracia Europea, apuntó a dar una nueva cara democrática a un régimen de dominación convulsionados por una peligrosa polarización social y evitar la radicalización de los movimientos populares y democráticos. Dicha estrategia tuvo un relativo éxito en el Perú. El procesó de transferencia fue ordenado en tres etapas: la elecciones de una Asamblea Constituyente en 1978 marcada, como hemos visto por la victoria electoral del Partido Aprista y una alta votación, de los partidos de izquierda; y la elección de un régimen civil en mayo de 1980, donde Belaúnde Ferry, candidato de de Acción Popular, ganó ampliamente, mientras que el APRA y la Izquierda Bajaron su votación como consecuencia de sus tensiones internas y divisas; finalmente en noviembre de 1980 las elecciones municipales, donde la Izquierda Unida, superando al APRA y constituyéndose en la primera fuerza de oposición del régimen belaundista. La concertación entre el gobierno militar y los partidos civiles de las clases dominantes para implementar el proceso de transferencia no estuvo exenta de contradicciones. En primer 1ugar el gobierno militar y los empresarios necesitaron retener los dispositivos de emergencia utilizados para controlar el movimiento sindical, manteniendo así una figura dictatorial frente a los cuales los partidos civiles debieron tomar una cierta distancia par no reducir sus posibilidades electorales. En particular Acción Popular se abstuvo de participar a las elecciones por la Asamblea Constituyente con el fin de poder capitalizar mejor le corriente anti-dictatorial para la elección presidencial, Otro elemento a tener en cuenta en este proceso es el Partido Aprista. Su importancia no se debe sólo a su peso electoral, sino también a su aparato sindical. El control de algunas organizaciones importantes la Federación Textil y su línea de colaboración para dar viabilidad a un régimen de democracia formal de la burguesía, tanto cuando la descomposición del sindicalismo participacionista no dejaba otra alternativa para contrapesar las corrientes clasistas. Por ello, luego de su victoria electoral de 1978 el APRA recibió especiales incentivos por parte del gobierno militar para dar un nuevo impulso sus organizaciones sindicales. Ello explica por ejemplo que los dirigentes

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Antología Denis Sulmont 04/07/15 V Parte: Sindicalismo en el Perú Texto: La evolución reciente del movimiento sindical___________________________ Apristas se hayan comprometido en la realización de una importante huelga textil a principios de l980, recogiendo la reivindicación de los trabajadores de este sector por el restablecimiento del ajuste automático del salario textil por costo de vida, suspendido desde 1976. Sin embargo, en el curso de esta huelga, que duró 42 días, las bases textiles desbordaron a los dirigentes apristas, avalando a los dirigentes de tendencias clasistas. Estos últimos realizaron posteriormente un congreso de la Federación Textil, al margen de le dirección aprista. De hecho este tradicional bastión del sindicalismo aprista resultó dividido. Las dificultades del APRA para recuperar posiciones en el terreno sindical se agudizaron a raíz de la muerte de su gran líder Haya de la Torre (en Agosto de 1979) y al desarrollo de profundas divergencias: con lo cual este partido sufrió un grave revés en la elección presidencial de 1980. El sindicalismo aprista estaba entonces atravesado por dos tendencias principales: una de abierta colaboración de clase y otra social democrática. Los tropiezos sufridos por el APRA en su búsqueda de recuperación sindical, favorecieron el mantenimiento de la hegemonía de los partidos de izquierda en el movimiento sindical. Sin embargo estos partidos sufrieron un grave revés político en las elecciones de mayo 80 al romperse poco antes el frente (Alianza Revolucionaria de Izquierda) que habían intentado constituir. Los resultados electorales confirmaron el impacto de la división de la izquierda sobré las masas populares. Belaúnde y su partido Acción Popular con un programa difuso, supo abrir su política abierta al gran capital privado en continuidad con la del régimen de la segunda fase y capitalizar el movimiento democrático anti-dictatorial militar, con una hábil campaña de grandes promesas: un millón de empleos, amnistía político laboral, control de precios y reajuste regular de remuneraciones. Para muchos, al no cristalizarse una alternativa concreta de gobierno de izquierda y al estallar la crisis interna del APRA, Belaúnde fue un mal menor y un símbolo de rechazo al régimen militar. Representó una figura conciliadora, liberal y vulnerable de quien se esperaba obtener concesiones Su importante victoria electoral (45%) no despertó entusiasmo popular, pera sí expectativas en el terreno de reivindicaciones concretas.

VII. EL MOVIMIENTO SINDICAL FRENTE AL NUEVO REGIMEN CONSTITUCIONAL Al iniciarse el gobierno de Belaúnde a mediados de 1980, el conjunto de reivindicaciones postergadas y la permanencia del proceso inflacionario contribuyeron a reactivar el movimiento sindical. Una nueva oleada de huelgas involucró a casi todos los sectores asalariados y en especial a los trabajadores estatales, con el aval de reconocimiento que la nueva Constitución dio a su organización sindical. Junto a las demandas de mejoras de condiciones de vida que habían sido excluidas de las negociaciones colectivas en los últimos años, y a las demandas salariales, la exigencia de la reposición de los despedidos siguió siendo un punto central de las luchas reivindicativas.

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Antología Denis Sulmont 04/07/15 V Parte: Sindicalismo en el Perú Texto: La evolución reciente del movimiento sindical___________________________ Amparado por una ley de amnistía laboral truncada que aprobó el parlamento al iniciarse el gobierno, las autoridades de trabajo dilataron la prometida reposición de los despedidos, concretándola sólo por partes, y en la mayoría de los casos sólo cediendo a la presión huelguística. La centralización de las luchas sindicales siguió siendo bastante débil a pesar del avance que significó la elaboración y presentación al Presidente Belaúnde de un pliego único por parte de la CGTP, CNT, CTRP de Lima y las principales federaciones independientes que lograron constituir una Comisión Permanente de Coordinación. Sin embargo, en la práctica la CGTP y las federaciones independientes actuaron en forma descoordinada. La evidencia del desgaste tanto de la CGTP como del bloque de las federaciones independientes, debido a las divisiones políticas y el paralelismo sindical, llevó a la mayoría de las bases sindicales a reivindicar la constitución de una central única y al reagrupamiento de fuerzas en torno a la CGTP. Es así que la principal matriz magisterial, el SUTEP se reafilió a la CGTP a principios de l981. La Federación Nacional Minera tomó también un acuerdo en ese sentido. La constitución de Izquierda Unida, a raíz de las elecciones municipales, si bien no tuvo efecto inmediato en el terreno sindical, constituyó un elemento propicio para impulsar las coordinaciones tendientes a reunificar importantes federaciones. Las expectativas de mejoramiento de la situación de los trabajadores, alimentadas por las promesas electorales de Belaúnde, pudieron mantenerse en parte durante los primeros meses del nuevo gobierno con el argumento de la necesidad de “desembalsar” la inflación y cargar con los problemas heredados del régimen militar anterior. Este clima de expectativas fue alimentado también por una política flexible de negociación propiciada por el Ministro de Trabajo. Sin embargo, estas expectativas chocaron en forma cada vez más clara con la política económica del gobierno y la lógica del gran capital internacional al cual responde, afectando en particular la industria nacional, y acentuando el subdesarrollo regional. El aumento de los precios siguió golpeando la economía popular. El año 1980 terminó sin concretarse la amnistía laboral de la sindicalización de los trabajadores estatales, manteniéndose más bien la ley de inestabilidad laboral y otras medidas anti-sindicales. El resultado de las elecciones municipales de noviembre de 1980, reflejaron el desgaste del partido gobernante belaundista (cuya votación bajo de 45% a 33%) y un repunte de de la izquierda (28%) que se convierte en principal fuerza política de oposición, superando al APRA. Pasadas las elecciones municipales, el gobierno dio a principios de 1981 uno de los más duros, paquetes económicos de los últimos años, que significó de nuevo un brutal recorte del nivel adquisitivo de los trabajadores, y terminó prácticamente con la política de control de los precios de los bienes de primera necesidad. Estas medidas dieron lugar a una amplia coordinación sindical y a la realización de un nuevo exitoso paro nacional el día 15 de enero. A raíz de este paro el gobierno creó una Comisión Nacional Tripartita encargada entre otras cosas de tramitar los expedientes de reposición de trabajadores despedidos. La política del gobierno de apertura de la economía al mercado internacional, rebaja de aranceles y otras medidas de liberalismo económico, afectó duramente a numerosas empresas industriales.

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Antología Denis Sulmont 04/07/15 V Parte: Sindicalismo en el Perú Texto: La evolución reciente del movimiento sindical___________________________ La política económica del gobierno generó también una ola de protestas regionales,, en la que destacó la lucha de trabajadores siderúrgicos de chimbote, junto con la masa de la población de esta ciudad en defensa de la empresa estatal Siderperú amenazada por la rebaja de aranceles y medidas de reprivatización decretadas por el gobierno. Luego de un año del régimen de Belaúnde es posible precisar la lógica de conjunto de su política frente al movimiento sindical. Esta política se enmarca en un modelo económico que tiene dos rasgos principales: en primer lugar la apertura de la economía peruana al mercado internacional, optando por la 1iberalización del comercio exterior y priorizando las exportaciones de los recursos naturales. En segundo lugar, la redefinición de la actividad empresarial del Estado, controlando los subsidios a las empresas públicas y convirtiéndolas en sociedades anónimas. Con este ánimo privatista el Estado tiende a renunciar a toda función social. Las consecuencias de este modelo económico aplicado sistemáticamente por el equipo de dirección económico del gobierno, son drásticas para los trabajadores. La plena apertura al mercado internacional, además de favorecer a las transnacionales y al gran capital financiero, significa desproteger a la industria nacional y afectar el empleo y los salarios de los trabajadores urbano industriales. Los salarios de estos trabajadores pierden importancia como generadores de demanda interna y además deben reducirse a mínimo para hacer frente a la competencia internacional. Al extremo, esta lógica lleva a la instalación de zonas francas previstas por el Ministerio de Industria, donde las empresas transnacionales no tendrían que sujetarse a la legislación laboral del país. Los trabajadores de las empresas estatales estarían sujetos a la misma lógica, lo que implica entre otras cosas la proliferación de los subcontratistas. Por otra parte, la política económica del actual gobierno lleva a una creciente discriminación entre las empresas de punta altamente productivas, que pueden otorgar concesiones a un puñado de trabajadores con estabilidad relativa muy relativa, y el resto de las actividades económicas subalternas o de refugio donde los trabajadores quedan sub-remunerados y sin amparo. Una creciente parte de la clase trabajadora se ve arrastrada así a una situación de pobreza. Por ello el gobierno tuvo que anunciar la creación de un Fondo Provisional de Ayuda al Empleo y cupones de ayuda alimenticia. En este contexto la política laboral actual del gobierno intenta establecer un sistema de concertación social entre trabajadores, empresarios y Estado, y pretende institucionalizar este tripartismo a partir del Ministerio de trabajo. Pero dado que para todo el resto del aparato del Estado no se prevé ninguna concertación y más bien se refuerza un centralismo autoritario del Estado, las decisiones estratégicas se toman totalmente al margen de la concertación social y la política laboral cumple una clara función de amortiguación de los conflictos, sin margen de decisión. Según el Ministerio de Trabajo la Comisión Tripartita creada luego del paro nacional de enero de 1981, tenía cómo objeto concertar cuatro aspectos: el marco legal de trabajo, la política de precios y salarios para evitar la inflación, la solución de los principales conflictos laborales y la resolución de los expedientes para la reposición de los despedidos. Si hacemos un balance de lo realizado, aparece muy claro lo estrecho de la concertación, ya que la comisión Tripartita no ha tenido ninguna incidencia en la realización a los tres primeros aspectos. En relación al último, sólo ha resuelto menos de 50 casos sobre un total de 1500 expedientes en unos 5 meses de trabajo.

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Antología Denis Sulmont 04/07/15 V Parte: Sindicalismo en el Perú Texto: La evolución reciente del movimiento sindical___________________________ Junto con esta política de concertación el gobierno intenta constituirse una base sindical propia. La hábil implementación y propagandización de la política laboral del actual Ministro de Trabajo y el mantenimiento de las expectativas en torno a las promesas electorales, además de concesiones parciales a los trabajadores de algunas empresas de punta y una política de clientelaje sistemática, especialmente en la administración pública, son las bases sobre las cuales el partido gobernante constituye sus “comandos laborales” y prepara la creación de una nueva central sindical populista. Con ello el régimen apunta a dividir a más el frente sindical y preparar la próxima dación de medidas restrictivas de la acción sindical en especial una ley de huelga. Se perfila así la lógica de conjunto de la política laboral del gobierno que refuerza la racionalización privatista y transnacional del capital, que choca con los intereses de los trabajadores, pero como su poder descansa en un caudal electoral, necesitan dar concesiones e implementar mecanismos de amortiguación de los conflictos sociales. Estas concesiones no pueden sino darlas en forma parcial y discriminatoria fomentando y aprovechando de la división del movimiento sindical. También sus mecanismos de amortiguación mediante la concertación tienen que ser muy parciales. De allí que el gobierno tenga que combinar esta política con ingredientes de otro tipo: el patriotismo en torno al conflicto fronterizo con Ecuador, el clientelaje político, la acusación de terrorismo a dirigentes sindicales, la ilegalización de huelgas y otros mecanismos clásicos de agresión, tratando de no pasarse la mano para mantener su figura democrática. El precario equilibrio de la política de Belaúnde frente al movimiento sindical pudo asentarse debido al desgaste y relativo repliegue de este movimiento propiciado por el régimen militar anterior. Pero, esta política registra un rápido deterioro debido a las características de su sustento económico y a la lenta pero efectiva capacidad de los trabajadores de recomponer su liderazgo sindical y recobrar iniciativa política.

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