La ética explicada a todo el mundo

4,294 535 7MB

Spanish Pages 91 Year 2010

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Polecaj historie

La ética explicada a todo el mundo

Table of contents :
Páginas desdeLa ética explicada a todo el mundo - R. P. Droit-3_cropped......Page 7
Páginas desdeLa ética explicada a todo el mundo - R. P. Droit-4_cropped......Page 28
Páginas desdeLa ética explicada a todo el mundo - R. P. Droit-5_cropped......Page 30
Páginas desdeLa ética explicada a todo el mundo - R. P. Droit-6_cropped......Page 68
Páginas desdeLa ética explicada a todo el mundo - R. P. Droit-7_cropped......Page 70

Citation preview

/

ET

EXPLICADA

A TODO EL MUNDO ROGER-POL

-z.0{\-0\

PAIDÓS CONTEXTOS Últimos títulos publicados: 155. R Corfield, La vida de los planetas. Una hi'itoria tl(;tural del sistema

solar

156. J. lvl. Martínez Selva, La gran mentira.En la 1nente. de los fabul-11tlores

tJtás fa111osos de la modernidad

157. R Funk, JJrich Frornm. ·una escuela de vida 158. A. Comte-Sponville, Lucredo. La miel y la abse1ita 159. S. P inker, La paradoja sexual. De 1nujeres, hombres y la verdadera

frontera del género

164. M. Rampin, ]..A palabra justa. Más de cien aforis11Jos de todas las épocas para alcanzar Úl �abid�ría

J.65. P. Z.imbardo y J. Boyd, La pa1"adoja del tiempo. La nueva psicología

del tiempo

166. P. Veyne, Foucault. Pensamiento y vida 167. W. Marsalis y G. C. Ward, Jazz. Có1110 la 1núsica puede cambiar tu vida 168. J. Butler, Marcos de guerra. Las vidas lloradas 169. A. Compte·Sponville, Sobre el cuerpo. Apuntes para una filosofía

de la fragilidad

170. J. D. Caputo yG. Vattimo, Después de la muerte de Dios. Conversadon_es 171. 172. 173. 174. 175. 176. 178. 179. 180. 181. 182. 183. 184. 185. 186. 187. 188.

sobre religión, política y cultura J. C. Michaels, Firebelly. Una fábula sobre la libertad C. Fourel (comp.). André Gorz. Una fábula sobre la libertad R.·P. Droit, Ocddente explicado a todo el mundo B. Sherwood, El club de los supervivientes. Los secretos y la ciencia que podrían salvar tu vida. Z. Bauman, Mundo consumo. Ética del indtViduo en la aldea globt1! A. Lowen, La ex-periena"a del placer. Vivencías corporales, creatividad y bioenergética para alcanzar una vida más plena Michel P astoureau, Azul. l-Iistoria de un color D. Gira, El bUdisnzo explicado a 1nis hijas M. Conche, Confesiones de un fil6so/o. Respuestas a André Comte-Sponville G. Anders, El piloto de Hiroshima. Más allá de los límites de la concienci'a. Correspondencia entre Claude Eatherly y Güntet Anders. R J. Sternberg y K. Stemberg, La naturaleza del odio T. Eagleton, Los extranjeros. Por una ética de la solidaridad · S. Orbach, La tiranía del culto al cuerpo J. Baggini, ¿Se creen que somos tontos? 100 formas de detectar las falacias de los políticos, los tertulianos y los medios de comunicación M. Motterlini Trampas mentales. C6mo defenderse de los engaños propios y ajenos G. Anders, Nosotros, los hijos de Eichmann. Carta abierta a Klaus Eichmann R. P. Droit, La ética explicada a todo el mundo

ROGER-POL DROIT

LA ÉTICA EXPLICADA A . TODO EL MUNDO

Título original: L:éthzQue exp!iquée a tout le 1nonde Publicado en lengua francesa por F.ditions du Seuil Traducción de NiaríaJosé "Furió Cubiert> (Aristóteles ) , «humani­ dad» (Cicerón ) , «piedad»

penhauer)

o

(Rousseau, Scho­

«compasión», parece que se trata

de un fenómeno n atural y universal. Lo encon­ tramos asimismo en China, donde el filósofo Mencio lo considera el punto de partida de la moral. No importa cuántos años tenemos , ni si

so­

mos hombre o m ujer, no importa nuestra reli­ gión, ni n ues tro idioma, y tampoco nuestra épo­ ca: son muchas ias sítuaciones de emergencia en que t o do s los seres humanos estamos espontá­

neamente de acuerdo en calificar como «bue­

nas» un determinado tipo de accíones. ¿ Quiere

eso decír que se trata de una realidad incontes­ table ? ¿Es una aparien cia ? ¿Qué condu:üones

hay que extraer de ello ? Entre los problemas que la reflexión sobre la ética pone de reli_eve está ei preguntarse si existen impulsos o senti­

mientos totalmente universales y sí podemos ex­ __

traer reglas válidas que lo sean realmente para tod�s y en todas partes.

34

LA E T ! C A E X P L ! C l\ D A A T O D O EL M U N D O

-¿ Y por qué no habrían de ser universales esas reglas? Porque, al mismo tiempo, constatamos que xiste una gran variedad de reglas éticas. Muchas e esas reglas difieren o cambian según las épocas, � \ s civilizaciones, los grupos sociales, las creen­ \5 Ías. Lo que es considerado «bueno» en un determinado lugar fei=i un determinado tiempo tal vez sea condenado en otro tiempo y en otro lugar. ¿Significa eso que todo es relativo? Algunos ac­ tos que en la actualidad a la mayoría de nosotros nos horrorizan, como el canibalismo o la pena de muerte, por poner ejemplos bastante distintos, se consideraban actos nobles, valerosos y dig­ nos en otras épocas o en otras zonas del mundo. Llevars�a los¿buel�tos, ya muy ancianos, de noche, en medio de una intensa nevada, lejos de cualquier vivienda o refugio y abandonarlos allí, es un comportamiento que juzgamos crimi­ nal, sin paliativos. En la sociedad tradicional de los esquimales era, al contrario, un gesto de pie­ dad, de respeto, una acción moral que permitía al grupo sobrevivir al dejar de alimentar varias bocas inútiles. Podríamos dar muchos ejemplos más. La conclusión ya la adivinas: las costumbres más opuestas han sido consideradas alguna vez legíti­ mas. Todavía hoy, muchas veces basta con cam­ biar de país para que un mismo acto sea j uzgado de manera díferen te. Hoy en día coexiste todo y

UN ÁMBITO S I N FRONTERAS

3.5

su contrario. Lo que aquí es ético, allá no lo es y a la inversa. La verdad de ayer se ha revelado hoy como un error. -¿ Y entonces? Si siempre fuese así, todo sería relativo. Las normas y las reglas dependerían únicamente del lugar y de la época en la que cada persona vive. Nos encontraríamos entonces en el caso exacta ­ mente inverso del anterior: no habría nada uni­ versal, todo dependería del momento o del lugar en que nos situásemos. En ese caso, deberíamos renunciar a buscar la verdad de la ética, ya que bastaría con informarnos sobre las costumbres del lugar en el que nos encontramos. Y también por definición, no serían ni mejores ni peores que cualquier otras.

-Sin embargo, se ve un denominador común,

¿no? Podemos afirmar que existen algunas reglas generales. Por ejemplo, respetar la dignidad hu­ mana, no humillar o maltratar, son exigencías que consideramos inseparables de la ética. No obstante, siempre se podrá responder que son «nuestras» certezas , y «nuestras» maneras de ver, que proyectamos sobre la totalidad de la historia y de las culturas. Desde esta perspecti­ va, veremos entonces que determinados puntos clave de nuestros conceptos -como dignidad,

físíc1, respeto a la libertad indivi­ dual- no existen necesariamente con esa forma en todas las sociedades .

integridad

-Entonces, ¿ n o hay solución ?

_Afortunadamente, no. Pero sí buscamos un primer den omin a dor común , simple y exacto , me parece posible encontrarlo. Éste es el que yo propongo : la ética es , en primer lugar, la pre­ ocupación por los demás. Porque la existencia de los otros , la p re sen cia de los otros, las múlti­ ples relaciones entre ellos y yo, constituyen el punto de partida m ás universal de todas las ford 11-. ., "

-� t .. ca . dP-- f>'-1 A la ínversa, imaginemos que los otros no existen. Si yo est uvi ese , o tú estuvieses, comple­ ta1nente solo en el m un d o , práctícarnente no se plantearían más problemas éticos . ¿ Qué p od ría significar actuar bien o mal hacía ti mismo si es­ tuvieses solo? Si ése fuera el caso, te p regun ta rías

qué puede hacerte daño o bien , qué es positivo o negatívo para tu salud o p ara tu supervivencia.

F'ero,

al margen de estas cuestiones elementales ,

tendrías verdader os problemas éticos , ya que �stos existen solamente en función de nuestras relacíones con los demás . no

Ése es el punto principal que debemos tener

presente. Cuando alguien pregunta: « ¿ Qué ac­ ciones son las mejores?», o bien: «¿Qué princi­

cms nos

permíten discernir las mejores acéio-

U N .� M B J T O S i �J í'Rü N T ER1\S

37

nes?», estas preguntas siempre se refieren a las -rd"aciones entre «nosotros y los demás», y entre «los demás y q_osotros». La ética es, en primer lugar, la preocupación por-él prójimo, el inte­ rés que nos suscita su existencia, su presencia, sus expectativas , sus deseos, su dignidad y su libertad.

-Es algo así como «a11za a tu pró;úno como a

ti 11úsmo», ¿ n o ?

No exactamente. Esta máxima cristiana supo­ ne una especie de heroísmo sublime. No es nece­ sariamente lo que la ética exige. Llegar a amar a todos los seres hw1rnnos como a uno mismo es un objetivo muy difícil de conseguir. La ética es más modesta y más accesible, y dice aproximadamen­ te: