La construcción significativa del mundo social
 8475099432

Citation preview

Alfred Schütz

La construcción significativa del mundo social Introducción a la sociología comprensiva Prólogo de Joan-Carles Melich para la .presente edición

Título original: Der sinnhafte Aufbau der sozialen Welt Publicado en alemán por Springer Verlag, Viena Traducción de Eduardo

J. Prieto

Cubierta de Mario Eskenazi

La anterior edición de esta obra apareció en Editorial Paidós con el título «Fenomenología del mundo social» Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del «Copyright», bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier método o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejempl�res de ella mediante alquiler o préstamo públicos.

·

© by Ilse Schütz © 1993 de todas las ediciones en castellano, Ediciones Paidós Ibérica, S. A., Mariano Cubí, 92 - 08021 Barcelona y Editorial Paidós, SAICF, Defensa, 599 - Buenos Aires http://www.paidos.com ISBN: 84-7509-943-2 Depósito legal: B-48.584/2000 Impreso en Novagrafik, S.

L., i Reixach (Barcelona)

Vivaldi, 5 - 08110 Monteada

Impreso en España - Printed in Spain

SUM ARI O

Prólogo a la edición española de Joaa-Carlés Melich .................. Agradecimientos

.

;........................................................... Introducción a la edición inglesa . . .. ... . Prefacio del autor . .. . . . . . . .. . Prefacio a la segunda edición alemana ... .. . . ..................... .............. .....

........... ............. ..

.......

.

.

. ........

... ......

..... .... .......... ................. ..................

. .

..............

Glosario

..............................................................................................

1-x1

9 11 27 29 31

I. LA FORMULACIÓN DE NUESTRO PROBLEMA: Los CONCEPTOS METODO-

.....................

33

l . Examen preliminar del problema ... ............................ ........ 2. El concepto de acción significativa de Max Weber . 3. El carácter pre-dado del yo del otro y el postulado de la comprensión del significado subjetivo . ............. ........ ...... 4. Crítica de los conceptos de comprensión «observacional» y

33 45

LÓGICOS DE MAX WEBER

.. .............. ... .. ..........•...•.......

.

...... ....

.. .........

«motivacional» de Max Weber

.............................................

S. Significado subjetivo y objetivo

..........................

.

................

50 55 61

6. Transición al análisis del proceso constituyente. Clarificación del concepto de «atribuir significado a un acto» .. ..

68

Observación ..................................................................................

73

II. LA CONSTITUCIÓN DE LA VIVENCIA SIGNIFICATIVA EN LA CORRIENTE DE LA CONCIENCIA DE QUIEN LA CONSTITUYE ...... ...... . ....... ...... .......

75

7. El fenómeno de ia duración interna. Retención y reproducción .. . . . . . .

75

.

.

.......

...............................

. .......... .... .. ................. ............. .....

8. Las vivencias de asignación de significado de Husserl y el concepto de conducta ................................................ .... 9. El concepto de acción. Proyecto y pretensión ......... ........ 10. ta acción consciente y su evidencia ......... ....................... 11. La acción rnlumaria y el problema de la elección ........ 12. Sumario: La esencia del significado en su sentido primordial

···-----·--·············································································

13. La amplificación del primer concepto de significado: la modificación atencional del significado ..............:...........

83 87 92 95 98 101

14. l"na mayor amplificación: las configuraciones de viven­

cias. El contexto de significado y el contexto de experiencia ..........................................................................................

104

15. La construcción del mundo de la experiencia y su orde-

namiento en esquemas ............... .......... ..............................

108

16. Los esquemas de la experiencia como esquemas interpre­

tativos. La autoexplicación y la interpretación. Problema e interés ...... .. ........................ .. .......... .. ......... ....................... ..

112

17. El contexto motivacional como contexto de significado.

l!I.

A) El «motivo-para» ............ ..... ....................................... ....

115

18. El contexto motivacional como contexto de significado. B) El auténtico «motivo-porque» ................... ...................

120

FUNDAMENTOS DE UNA TEORÍA DE LA COMPRENSIÓN INTERSUBJETIVA ............... ............. . ............................................ .. . ... . ........ .. . .

127

19. La tesis general del yo del otro en la percepción natural 127 20. La corriente de la conciencia de otro como simultánea con la mía .................................................................................... 132 21. Las ambigüedades en la noción ordinaria de comprensión de la otra persona ... .... .. .. .. .. ..... .. ... ............. ......................... 137 22. La naturaleza de la comprensión intersubjetiva auténtica 142 23. Movimiento expresivo y acto expresivo ..... . ..................... 145 24. El signo y el sistema de signos .... . .................................... 147 25. Establecimiento de significado e interpreta.ción de significado .............................................................. . ................... .. 155 26. El contexto significativo de la comunicación. Recapitulación ........................................... . ....... . ..... ..................... .........

158

27. El significado subjetivo y objetivo. Producto y evidencia

161

28. Excursus: Algunas aplicaciones de la teoría del significa­

do objetivo y subjetivo. en el campo de las ciencias de la cultura ........ ......................................... ........... . .......... .... . ......

165

JV. LA ESTRUCTURA DEL Ml)NDO SOCIAL: EL DOMINIO DE LA REALIDAD SO­ CIAL DIRECTAMENTE VIVENCIADA, EL DE LOS CONTEMPORÁNEOS DE LOS PREDECESORES

[A]

INTRODUCCIÓN

• ••

.

............. .. ... .....•....••...

Y

EL

................. .............

... .......... .. ............................................... .

...

169

.

29. Examen preliminar del problema . ....... .

. ... .. . .

169

. ....

169

[B] CONDUCTA SOCIAL, ACCIÓN SOCIAL, RELACIÓN SOCIAL .

174

.

.. ....... .

. .. .

30. El concepto de «acción social» de Max Weber. La orientación-otro y el actuar-sobre-el-otro .... ....... ........ 31. El concepto de relación social de Weber. Relación de orientación e interacción social . ... .. . .... ... ....... . . .... . . .. 32. El contexto motivacional de la interacción social . .. .

174

... .

..

180 189

[C] EL MUNDO DE LA REALIDAD SOCIAL DIRECTAMENTE VlVENCIADA ..........................................................................

192

33. La situación cara a cara y la relación-nosotros ...... . . .. 34. A nálisis de la relación cara a cara ..... . . .................. 35. La observación social directa ............................................

192 196 201

...

...

.

...

.

.

.

...

.. .

.

.. ... ....

[D] EL MUNDO DE LOS CONTEMPORÁNEOS COMO UNA ESTRUC-

. .. . ..

205

36. La transición de la experiencia social directa a la indirecta. Las relaciones sociales continuas . . .. . .. . . .. 37. El contemporáneo como tipo ideal. La naturaleza de la

205

TURA DE TIPOS IDEALES

. .. ...

. ..

..

.....

.... . . . ...... . .... . . .. .

... .....

relación-ellos

.

.

. .

... .

. .

..... ... ..

........................................................................

230

[E] EL MUNDO DE LOS PREDECESORES Y EL PROBLEMA DE LA HISTORIA .. ....................................................

235

41. El pasado como una dimensión del mundo social . . ...

.

235

ALGUNOS PROBLEMAS BÁSICOS DE LA SOCIOLOGÍA COMPRENSIVA ....

243

42. Resumen de nuestras conclusiones hasta este punto . .

243

.

...•....................

.. .

V.

209 215

38. La constitución del esquema interpretativo típico-ideal 39. Grados de anonimidad en el mundo de los contemporáneos. La concretez del tipo ideal . ..................................... 40. Relaciones sociales entre contemporáneos y observación social indirecta ...................................................................

..

222

43. La observación social indirecta y el problema del conoci248 miento en las ciencias sociales . . . . ... . . . ... 44. La función del tipo ideal en la sociología de Weber..... 252 45. Adecuación causal . . . .. ... ... . .. . 257 261 46. La adecuación de significado . . .... . .. ... .. 47. Probabilidad objetiva y subjetiva . .. . . 264 48. La preferencia de la sociología comprensiva por los tipos 266 de acción racional .. . . . ... . . 49. El significado objetivo y subjetivo de las ciencias sociales 268 275 50. Conclusión: Una ojeada a otros problemas conexos . . ..

..

. . ..

...

.

.... ....

.

.. . .... ...... .

............... .....

.

...

.....

........ ..........

........... ...

.....................

.....

. ....... ..................... ..

.

...

..

SELECTA

..

.. ........ .

...... ..........

..

BIBLIOGRAFÍA

. .

...

••••••••••••••••••·•••••••••••••••·••••••••••••••·•·••••••••••••••••••••••

278

ALFRED SCHÜTZ: UNA FENOMENOLOGÍA DE LA INTERSUBJETIVIDAD EN EL MUNDO DE LA VIDA COTIDIANA

LA CUESTIÓN de la intersubjetividad ha sido considerada básica en la fi­ losofía contemporánea. Desde el capítulo IV de la Fenomenología del Espíritu de Hegel, el pensamiento de los dos últimos siglos1 no ha aban­ donado la reflexión acerca de las condiciones de posibilidad de la interac­ ción sujeto-sujeto. De ahí que la intersubjetividad, y con ella el problema del «solipsismo», alcance ahora uno de sus puntos más controvertidos. Sin embargo, es obvio que la preocupación acerca de una temática no conlleva su solución. La filosofía contemporánea, y más concretamente la filosofía fenomenológica, ha encontrado enormes dificultades para explicar y comprender los modos y las formas de acceso a la subjetivi­ dad del otro, del «alter-ego». Husserl, sin ir más lejos, realiza enormes piruetas intelectuales en sus Meditaciones Cartesianas2 para descubrir una salida a su «solipsismo trascendental». A Heidegger le sucede lo mis­ mo en Ser y Tiempo, y no acaba más que superficialmente de compren­ der al «Dasein» como «Mitsein»3• Sartre, en El ser y la nada, sostiene que toda relación de alteridad es cosificadora, porque el «para-sí» no puede contemplar más que un «en-sí», y nunca es capaz de reconocer a otro «para-sí»4• No deja de resultar curioso que fuera precisamente 1 Como veremos este interés por el problema de la relación intersubjetiva en la filosofía contemporánea se agudiza con los pensadores de tendencia fenomenológica (Husserl, Heidegger, Sartre, Merleau-Ponty, Levinas... y, por supuesto, Alfred Schütz). 2 Véase Husserl, Cartesianische Meditationen. Bine Einleitung in die Phiino­ menologie (traducción castellana en Ediciones Paulinas y en FCE), concretamente la «V Meditación»: «Descubrimiento de la esfera del ser trascendental corno intersub­ jetividad monadológica». Husserl volverá insistentemente sobre el terna en su obra Zur Phiinomenologie der Intersubjektivitiit, 3 vols. publicados en la serie Husserlia­ na núms. XIII, XIV y XV. 3 Véase el capítulo IV de la primera sección (primera parte) de Sein und Zeit titulado «El "ser en el mundo" como "ser con" y "ser sí mismo". El "uno"». A mi jµicio el análisis del Mitsein («ser-con») por parte de Heidegger es uno de los más flojos de la tradición fenomenológica. 4 Escribe Sartre: «Esa mujer que veo venir hacia mí, ese hombre que pasa por la calle, ese mendigo que oigo cantar desde mi ventana, son para mí objetos, no cabe duda.» (L 'etre et le néant, París, Gallimard, 1988, pág. 298). (Hay traducción castella­ na en Alianza Editorial). ·

11 Merleau-Ponty el filósofo que mejor llegara a interpretar este dramáti­ co análisis sartriano de la relación de alteridad.5 En los últimos años la fenomenología más fructífera y original respecto a la intersubjetivi­ dad ha sido, sin duda. la del pensador lituano Emmanuel Levinas6• La obra de Alfred Schütz (1899-1959) debe inscribirse en este con­ texto de p reoc upación por la intersubjetividad. En una época como la actual en la que la cuestión de la comunicación se ha convertido en bá­ sica en ciencias humanas, la obra de Schütz se nos antoja un manantial casi inagotable de ideas y sugerencias, de riqueza filosófica, antropológi­ ca y sociológica7• Los escritos de Schütz poseen un transfondo común, una reflexión fundamental: ¿cómo llegamos a conocer el yo del otro?8 y ¿qué máscaras adopta la interacción social en la vida cotidiana? Para responder a este interrogante, Schütz utilizará el método fe­ nomenológico, hasta el punto de que su obra se puede calificar como una «filosofía fenomenológica de la acción social» o, si se quiere, corno una «sociología fenomenológica», aunque él subtitule el libro que el lec­ tor tiene en sus manos «Introducción a la sociología comprensiva», sin duda haciendo referencia a Max Weber9• Husserl, Weber y Bergson10 son los tres grandes puntos de referencia de Schütz. Así lo expresa él mismo: Tengo hacia estos grandes filósofos (Bergson y Husserl) la más profun­ da admiración, y por ello estoy consciente de que en gran medida el pre-

5 «Para una filosofía que se instala en la visión pura, en la visión panorámica, no puede haber encuentro con los demás: porque la mirada domina, sólo puede do­ minar cosas y si tropieza con hombres, los transforma en muñecos que se mueven mecánicamente. (... ) Si realmente el otro es otro, es decir si es un para sí en el sentido pleno en que yo lo soy para mí, nunca ha de serlo a mis ojos, ese otro para-sí nunca ha de caer bajo mi mirada, nunca ha de haber percepción del otro, el otro ha de ser mi negación o mi destrucción.» (Merleau-Ponty, Lo visible y lo invisible, Barcelona, 'Seix Barral, 1966, págs. 104- 105). 6 La obra más importante de Levinas es Totalidad e Infinito. Ensayo sobre la exterioridad, Sígueme, Salamanca, 1977. Me permito recomendar al lector no inicia· do en la difícil obra del pensador lituano un par de lecturas más asequibles: El tiem­ po y el otro, Barcelona, Paidós, 1933 y Ética e infinito, Madrid, Visor, 1991. 7 La obra de Jürgen Habermas es hoy por hoy un claro ejemplo de esta preo­ cupación común a las distintas filosofías y ciencias sociales. No estaría de más re­ cordar que uno de los autores más citados por el pensador de Francfort en su Teoría de la acción comunicativa es precisamente Alfred Schütz. Volveremos sobre esta cues­ tión al final de esta introducción. 8 Schütz, La construcción significativa del mundo social, pág. 49: «Con todo, debe plantearse la cuestión referente a cómo logramos conocer el yo del otro, tan pronto como nos ponemos a estudiar el significado subjetivo de la conducta de otros.» 9 Véase Weber, M., Economía y sociedad. Esbozo de sociología comprensiva, México, FCE, 1987. 10 Sobre la influencia de Bergson con Schütz véase: Theorie der Lebensformen. (Frühe Manuskripte aus der Bergson-Periode), Francfort, Suhrkamp, 1981. Sin embargo creo que se puede sostener en general que, a excepción de las referencias relativas a la temporalidad, el influjo de Bergson en las obras de Schütz es mucho menor que la de Max Weber o Edmund Husserl.

111 sente estudio y toda mi meditación dependen de la obra por ellos reali­ zada y de la de Max Weber.0 Pero ¿qué toma concretamente Schütz de cada uno de ellos? De Max Weber, en primer lugar, un aspecto metodológico muy importante que, además coincide con la fenomenología; a saber: las ciencias sociales (Geisteswissenschaften) deben abstenerse de formular juicios de valor12• La sociología, entonces, deja de ser especulación metafísica para con­ vertirse en descripción/comprensión de la acción social.1� Junto a la neutralidad científica, Schütz toma de Weber su categoría de «acción social»14 que parcialmente modificará, los «tipos ideales»15, su «reduc­ ción» de todas las clases de relaciones y estructuras sociales a las for­ mas más simples y elementales de conducta individual16, y su concep­ to de «comprensión» (verstehen)17 La «Comprensión» debe entenderse en un doble sentido: la que tiene lugar entre los partícipes de la acción social18 , y la propia del sociólogo: Así: ••

'.f odas estas estructuras de significado son comprendidas por el actor social, lo cual sólo puede significar que éste basa su acción en la compren­

sión que tiene de la conducta de otros. Y según el punto de vista de Weber, la comprensión de esta conducta social, es decir, su «interpretación», es a su vez la tarea propia de la sociología.19

La fenomenología de Edmund Husserl es la segunda gran influen­ cia que Schütz reconoce en su obra.20 No es exagerado sostener que la 11

Schütz, La construcción significativa del mundo social, pág. �· En su libro El problema de la realidad social, Amorrortu, Buenos Aires, pág. 62, Schütz afirma al respecto: «Esa actitud del es ecialista en ciencias sociales es la de un mero observador neutral del mundo social. No toma parte en la situación observada, que no tiene para él interés práctico, sino solamente cognoscitivo. Aqué­ lla no es el teatro de sus actividades, sino sólo el objeto de su contemplación.» 13 Véase Schütz, La construcción significativa del mundo social, pág.,� 14 Recordemos la definición weberiana de «acción social»: «Por "acción" debe entenderse una conducta humana (bien consista en un hacer externo o interno, ya en un omitir o permitir) siempre que el sujeto o los sujetos de la acción enlacen a ella un sentido subjetivo. La "acción social", por tanto, es una acción en donde el sen­ tido mentado por su sujeto o sujetos está referido a la conducta de otros, orientándo­ se por ésta en su desarrollo.» (Economía y sociedad, pág. 5). 15 Véase Schütz, La construcción significativa del mundo social, págs. 213-215. 16 Ibíd, pág. 36. 17 Véase El problema de la realidad social, págs. 36-37. v La construcción sig­ nificativa del mundo social, págs. 245-246. 18 Para Max Weber, cam.o bien advertirá Schütz, la «Sociología comprensiva» debe ocuparse de interpretar la acción social y, por lo tanto, de las vivencias cons­ cientes del actor. (Véasé: Schütz, La construcción significativa del mundo social, pág.

12

254).

p

19 Schütz, La construcción significativa del mundo social, pág. 47.

2º Schütz reconoce las dificultades de los sociólogos frente al método y la fi­ losofía fenomenológica. Véase El problema de la realidad social, pág. 111.

IV obra de nuestro autor es, sin lugar a dudas, una de las aportaciones más ricas y originales que ha conocido la fenomenología en su dimensión social, así como una de las más interesantes y estimulantes respecto a la cuestión de la intersubjetividad. Pero ¿cuál es el objeto de estudio de la «fenomenología de la acción social»? El propio Schütz lo aclara: ... el objetivo que estudiaremos es el ser humano que mira el mundo desde una actitud natural. Nacido en un mundo social, se encuentra con sus con­ géneres y da por sentada la existencia de éstos sin cuestionarla, así como da por sentada la existencia de los objetos naturales que encuentra.21

El lector observará que, pese a no manifestarlo e�plícitamente, se encuentra ya aquí el interés de nuestro autor por comprender el mun­ do de la vida (Lebenswelt) que Husserl desarrollará en una obra publi­ cada póstumamente: La crisis de las ciencias europeas y la fenomenolo­ gía trascendental.22 En el libro que presentamos no aparecen evidentemente referencias a la Crisis de Husserl dado que Schütz no tuvo oportunidad de acceder a este texto cuando escribió La construcción significativa del mundo social, así como tampoco a las Meditaciones car­ tesianas que vieron la luz en 1931.23 Esta última obra posee gran inte­ rés para abordar el problema de la intersubjetividad desde el punto de vista fenomenológico, especialmente la « V Meditación»24 En trabajos posteriores, concretamente en los recogidos bajo el título de Collected Papers25, y en su obra póstuma culminada por Thomas Luckmann26, Schütz se referirá al «mundo de la vida», hasta el punto de poder uno sostener que toda su obra no es más que un intento obsesivo por com­ prender las relaciones intersubjetivas en este «mundo de la vida». Apo­ yándose en Husserl, entenderá Schütz por Lebenswelt: ... esa realidad que la persona alerta, normal y madura encuentra dada de manera directa en la actitud natural.27 21 Schütz, La construcción significativa del mundo social, pág. 128. 22 Husserl, E.: La crisis de las ciencias europeas y la fenomenología trascenden­ tal, Barcelona, Crítica, 1991. 23 «Sólo me resultaron accesibles las Meditaciones cartesianas de Husserl (Pa­ rís, 1931) después de haber completado la presente obra, y por,lo tanto no puedo apo­ yarme en esa obra al presentar los puntos de vista de Husserl.» (La construcción sig­ nificativa del mundo social, pág. 73). 24 Después han aparecido en la colección Husserliana los tres volúmenes de­ dicados a la «fenomenología de la intersubjetividad» que recogen textos husserlia­ nos comprendidos entre 1905 y 1935. (Véase: Husserl, Zur Phii.nomenologie der lnter­ subjektivitii.t, Den Haag, Nijhoff, 1973; Husserliana vols. XIII, XIV y XV). 25 Schütz, Collected Papers I: The problem of social reality, Nijhoff. (Trad. cast.: El problema de la realidad social, Buenos Aires, Amorrortu); y Collected Papers 11: Studies in social theory, Nijhoff. (Trad. cast.: Estudios sobre teoría social, Buenos Aires, Amorrortu). 26 Schütz/Luckmann, Strukturen der Lebenswelt, Francfort, Suhrkamp, (Trad. cast.: Las estructuras del mundo de la vida, Buenos Aires, Amorrortu). 27 Schütz/Luckmann, Las estructuras del mundo de la vida, pág. 41.

V Subrayarnos aquí la «actitud natural» (natürliche Einstellung) de los miembros que interaccionan en el mundo de la vida, «actitud» que, por otro lado, es un concepto esencial en fenomenología. Pero además Schütz insistirá en otra característica del Lebenswelt todav ía más im­ portante, si cabe, que la anterior: la inters\lbjetividad. Si ésta es condi­ ción de posibilidad del mundo de la vida, parece que el solipsismo que­ da, definitivamente, fuera de combate. Veamos a título de ejemplo algunos párrafos de distintas obras de Schütz en las que nuestro autor muestra esta condición intersubjetiva del mundo de la vida: ...el mundo de mi vida cotidiana no es en modo alguno mi mundo privado, sino desde el comienzo un mundo intersubjetivo, compartido con mis se­ mejantes, experimentado e interpretado por otros; en síntesis, es un mun­ do común a todos nosotros.28

O también: El mundo de la vida cotidiana no es un mundo privado, sino comparti­ do con mis semejantes.29

La intersubjetividad del mundo de la vida no se demuestra; es un presupuesto que se convierte en la condición de posibilidad del mismo

Lebenswelt: ...presupongo simplemente, que otros hombres también existen en este mun­ do mío, y, en verdad, no sólo de manera corporal y entre otros objetos, sino más bien como dotados de una conciencia que es esencialmente igual a la mía. Así, desde el comienzo, mi mundo cotidiano es no mi mundo privado, sino más bien un mundo intersubjetivo.30

La preocupación de Schütz a partir de ahora consistirá en clasifi­ car, organizar y comprender las formas de relación intersubjetiva en el mundo de la vida. Esta es la parte más original de su pensamiento y la que convierte a Alfred Schütz en un clásico de la filosofía social. Para desvelar la interacción en el Lebenswelt Schütz parte del con­ cepto weberiano de «acción social». Más arriba ya hemos recordado qué entendió Max Weber en su obra Economía .y sociedad por «acción so­ cial»: la «acción social» es una «acción significativa». Schütz advierte que según Weber no es suficiente el mero contacto físico entre dos per­ sonas para que una acción pueda ser calificada de «Social». Un ejemplo weberiano nos aclara esta diferencia importante: No toda clase de contacto entre los hombres tiene carácter social; sino sólo una acción con sentido propio dirigida a la acción de o�ros. Un choque 28 29

30

Schütz, El problema de la realidad social, pág. 280. Schütz, Estudios sobre teoría social, pág. 33. Schütz/Luckmann, Las estructuras del mundo de la vida, pág.

26.

VI de dos ciclistas, por ejemplo, es un simple suceso de igual carácter que un fenómeno natural. En cambio, aparecería ya una acción social en el inten­ to de evitar el encuentro, o bien en la riña o consideraciones amistosas sub­ siguientes al encoatronazo.31

En definitiYa: una acción es social si entre los miembros que inte­ raccionan tiene lugar una interpretación. Así lo manifiesta Schütz: Weber requiere entonces que la persona que realiza illla acción social este consciente de mucho más que de la pura existencia del otro. Debe dar­ se cuenta del significado de la conducta del otro e interpretarlo.32

A partir de aquí, Schütz establece una interesante diferencia entre cacción» (Handeln), «acto» (Handlung) y «conducta« (Verhalten). La «ac­ ción» se caracteriza, frente al «acto» y la «conducta», por estar ligada al «proyecto».33 La «acción» es inseparable del «proyecto preconcebi­ do», mientras que el «acto» es la «acción cumplida».34 Un texto de Schütz muestra con claridad esta relación: ...un acto es siempre algo realizado y puede considerárselo independiente­ mente del sujeto que actúa y de sus vivencias(...) En contraste con el acto, la acción está ligada al suceso. Mientras el acto se cumple, por así decirlo, de forma anónima, la acción constituye una serie de vivencias que se for­ man en la conciencia concreta e individual de algún actor, sea yo mismo · u otro.35

En La construcción significativa del mundo social Schütz explica también la diferencia entre «acto», «acción» y «conducta» a partir del tiempo.36 El «ek-stasis» propio de la acción es el futuro, mientras que la conducta y el acto carecen de esta dimensión.37 Llegados a este pun­ to Schütz debe enfrentarse finalmente al objeto último de su trabajo: la caracterización de las formas de interacción en la vida cotidiana. 31 Weber, Economía y sociedad, pág. 19. 32 Schütz, La construcción significativa del mundo social, pág. 46. 33 Al lector estudioso de la obra de Martín Heidegger le puede resultar de in­ terés la relación que el propio Schütz establece entre el concepto de «acción» (Han­ deln) y el «proyecto» (Entwurf) de Heidegger. Véase La construcción significativa del mundo social, pág. 89. 34 Véase Schütz, El problema de la realidad social, pág. 49. 35 Schütz, La construcción significativa del mundo social, pág. 69. 36 «Toda acción ocurre en el tiempo, o más precisamente en la conciencia tem­ poral interna, en la durée. Es una realización inmanente a la duración. El acto, en cambio, es lo cumplido transcendente a la duración.• (Schütz, La construcción signi­ ficativa del mundo social, pág. 69). 37 « ... toda acción es una actividad espontánea orientada hacia el futuro. Esta orientación hacia el futuro no es de ninguna manera peculiar de la conducta.» (Schütz, La construcción significativa del mundo social, pág. 87). De nuevo se puede observar aquí el influjo fenomenológico, concretamente de Husserl, que el propio Schütz re­ conoce unos párrafos después. .

VII Ha quedado ya establecido que la realidad del otro es incuestiona­ ble, dado que no es posible experimentarme a mí mismo sin él.38 Pero ¿cómo percibo al otro? Mi experiencia inmediata y pre-predicativa (la de la «actitud natural») del otro no es, como en la fenomenología de Sar­ tre, la de un simple objeto u organismo,_sino la de un «semejante».39 Evidentemente, no es fácil acceder al yo del otro, a sus vivencias, pero esto no niega la posibilidad de la sociología comprensiva sino todo lo contrario. Sobre estas dificultades escribe Schütz: ... yo tendría que ser capaz de recordar todas las vivencias del otro y, por lo tanto, de haber vivenciado esas vivencias en el mismo orden en que él lo hizo; y finalmente debería haberle otorgado exactamente el mismo gra­ do de atención que él les acordó. En síntesis, mi corriente de conciencia tendría que coincidir con la del otro, lo cual equivale a decir que yo tendría que ser la otra persona (...). Parecería que estas conclusiones llevaran a la negación__ de la posibili­ dad de una sociología comprensiva y, más aún, a negar que alguien pueda llegar a comprender la experiencia de otra persona. Pero éste no es de nin­ guna manera el caso. No estamos afirmando que las vivencias de otro per­ manezcan inaccesibles en principio para mí ni que carezcan para mí de sig­ nificado. Más bien, la cuestión reside en que el significado que doy a las vivencias de otro no puede ser exactamente el mismo que el significaado que les da el oLro cuando procede a interpretarlas.40

Para Schütz, entonces, será posible acceder al otro, sin inferencia, sin analogía. Pero para ello andamos necesitados de una clasificación de las relaciones de alteridad. En primer lugar, Schütz distingue «tres mundos»: el de los antepasados o predecesores (Vorwelt), el de los con­ temporáneos (Mitwelt) y el de los sucesores (Folgewelt). Respecto al pri­ mero, sólo puedo ser un observador y no un actor; con los sucesores, en cambio, es posible establecer influjos, pero ellos no pueden hacer lo propio conmigo.41 Sin embargo, y como el lector tendrá ocasión de comprobar, Schütz centra la mayor parte de sus esfuerzos en caracte­ rizar el mundo presente, el de los contemporáneos, dado que, a su jui­ cio, es el más interesante a nivel social. Aquí es donde nuestro autor establece la importante distinción entre «congéneres» o «asociados» (Mit­ menschen) y los «meros contemporáneos» (Nebenmenschen). Los prime­ ros viven «conmigo», los segundos, en cambio, «a través mío»: 38 «Yo me experimento a mí mismo a través de usted, y usted se experimenta a sí mismo a través de mí.» (Schütz, Estudios sobre teoría social, pág. 41). 39 «No se experimenta al cuerpo del Otro como un organismo, sino como un semejante; su conducta manifiesta no es experimentada como un suceso en el espacio­ tiempo del mundo exterior, sino como la acción de nuestro semejante.» (Schütz, El problema de la realidad social, pág. 77). 40 Schütz, La construcción significativa del mundo social, pág. 129. 41 Ibíd., pág. 173.

VIII El mundo social de los contemporáneos coexiste conmigo y es simultá­ neo con mi duración. :S:o obstante, aun viviendo con él, no vivo a través de él como cuestión de experiencia directa. Llamemos « congé neres » (Mitmens­ chen) a los otros :�.-oes del mundo de la realidad social directamente viven­ ciada, y ccontemporáneos (Nebenmenschen) a los otros yoes del mundo de los contemporáneos. Puedo decir entonces que al vivir con mis congéneres, los \ivencio directamente a ellos y a sus vivencias. Pero de mis contempo­ ráneos diremos que, aunque viva entre ellos, no capto en forma directa e in.mediata sus vivencias sino que, en cambio, infiero sobre la base de evi­ dencia directa las vivencias típicas que deben tener.42 La diferencia entre «congéneres» y «contemporáneos» permite a Schütz alcanzar el clímax de su descripción fenomenológica. La expe­ riencia del otro como «contemporáneo» es predicativa. Quiere esto de­ cir que él no es visto nunca como alguien personal. Sé que existe, pero no puedo vivenciarlo en persona, sino solamente de modo indirecto. El otro, en relación de meros «contemporáneos» no es un «tÚ».43 El otro es anónimo.44 Schütz señala que en la acción entre «contemporáneos» interviene un «elemento de· duda»; a saber: supongo que el otro respon­ derá de algún modo a mi interacción, pero poco más. Este modo de re­ lación entre «contemporáneos» queda bautizado por Schütz como «Orientación-Ellos»45 Las características del otro en la «Orientación­ Ellos» son las de los «tipos-ideales». Pero la «Orientación-Ellos» puede mutarse en «Orientación-Tú». Aparece entonces la «relación cara a cara». Aquí el otro se me aparece de modo directo, como persona46, como tú.47 Envejecemos juntos. El otro, aquí, no se me da predicativamente, sino pre-predicativamente, y sus características no se obtienen por inferencia:

Cuando dos personas se encuentran de esta manera una al alcance de la experiencia directa de la otra, digo que están en la situación «cara a cara». La situación cara a cara presupone una simultaneidad real que dos corrien­ tes de conciencia separadas tienen una con otra.48

42 Schütz, La construcción significativa del mundo social, pág. 172. 43 Ibíd, págs. 209-211. 44 Véase Schütz, Estudios sobre teorla social, pág. 52. Creo que podría ser in­ teresante poner en relación la descripción de los «contemporáneos» de Schütz con la llamada «acción dramática» de Erving Goffman. (Véase Goffman, E.: La presenta­ ción de la persona en la vida cotidiana, Madrid, Amorrortu Murguía 1987.) 45 «El término "Orientación-Ellos" sirve para llamar la atención hacia la ma­ nera peculiar en que aprehendo las experiencias conscientes de mis contemporáneos. En efecto, las aprehendo como procesos anónimos.,, (Schütz, La construcción signifi­ cativa del mundo social, pág. 212). 46 El concepto de persona no posee en Schütz ninguna connotación moral. 47 «...el tú es esa conciencia cuyos actos intencionales puedo ver mientras ocu­ rren como distintos de los míos propios y, sin embargo, simultáneos con ellos.» (Schütz, La construcción significativa del mundo social, pág. 133). 48 Schütz, La construcción significativa del mundo social, pág. 192. -

,

IX A diferencia de la «Orientación-Ellos» ahora tengo una experiencia inmediata de mi semejante.49 El difícil· escollo del solipsismo con el que tropezaba la fenomenología (pienso básicamente en Husserl y Heideg­ ger) que impedía explicar el modo de acceso a las vivencias del otro que­ da aquí solventado. La situación «cara a cara» me permite experimen­ tar directamente a mi semejante, compartir con él un sector de tiempo y espacio, simultanear nuestros flujos de conciencia y descubrirlo como único. 50 Sintetizaremos a continuación en cinco puntos las caracterís­ ticas de la relación «cara a cara»:51 l. Para que se dé la situación «cara a cara» debe darse la «Orientación-Tú». 2. La «Orientación-Tú» tiene lugar desde el momento en que el otro se me aparece como persona, es experimentado como persona. 3. La «Orientación-Tú» no es un juicio por analogía. 4. El semejante siempre es particular. 5. La «Orientación-Tú» puede ser unilateral o recíproca. Es unila­ teral si el otro ignora mi presencia. Es recíproca si toma en cuenta mi existencia. En este caso nos encontramos en una situación social.52

Respecto a este último punto, hay que tener en cuenta que la «Orientación-Tú» recíproca es calificada por Schütz de «relación noso­ tros pura» (reine Wirbeziehung): Llamaremos «relación nosotros pura» a la relación cara a cara en la cual los partícipes están conscientes uno de otro y participan simpática­ mente uno en la vida del otro, por más breve que sea esta relación.53

Las posibles aplicaciones de este análisis fenomenológico son enor­ mes. Por nuestra parte, se nos antoja abierto todo el ámbito filosófico y sociológico de la educación en la vida cotidiana54; esto es, los proce­ sos de construcción de la mismidad, la enculturación, los grados de so­ cialización, la interacción en el aula... Pero también se puede dirigir ha­ cia terrenos próximos a la sociología de la religión, la ética, la política, ·etcétera. 49

Véase Schütz, Estudios sobre teoría social, pág. 40. Véase Schütz, El problema de la realidad social, pág. 46. 51 Me apoyo en la obra de Schütz; Estudios sobre teoría social, págs. 35-36. 52 «Las relaciones sociales en la situación cara a cara se caracterizan por la reciprocidad de las «Orientaciones-Tú» de los dos copartícipes.» (Schütz, Estudios sobre teoría social, pág. 43). 53 Schütz, La construcción significativa del mundo social, pág. 193. 54 Para comprobar cómo es posible aplicar el modelo de Alfred Schütz al es­ tudio de la educación en la vida cotidiana, véase Melich, J. C., Del extraño al cómpli· ce. La educación en la vida cotidiana, Barcelona, Anthropos, 1994.

50

X Sin duda podríamos referirnos a muchos otros matices y aspectos de la situación cara a cara y de la «relación nosotros» que Schütz reali­ za tanto en este libro que presentamos como en los otros que escribió a lo largo de su \ida, pero la . s limitaciones de una introducción no lo hacen posible. No obstante, no me gustaría terminar sin mostrar -aun­ que sea brevemente- algunas de las derivaciones que las tesis de nues­ tro autor han producido en otras teorías filosóficas y sociológicas; es el caso, por ejemplo, de la llamáda «sociología del conocimiento» o in­ cluso de la «teoría crítica». El análisis de la relación cara a cara que Alfred Schütz realiza en La construcción significativa del mundo social y en Las estructuras del mundo de la vida reaparece con fuerza en uno de los textos más impor­ tantes de la literatura sociológica de los últimos años. Me refiero a La construcción social de la realidad de Peter Berger y Thomas Luck­ mann.ss Todo el primer capítulo de este libro («Los fundamentos del co­ nocimiento en la vida cotidiana») está basado en los escritos de Schütz. Cuestiones como la intersubjetividad, la temporalidad y, sobre todo, los análisis de la relación cara a cara están fundadas en las investigaciones de nuestro autor. En uno de los apartados más interesantes de este ca­ pítulo titulado «La interacción social en la vida cotidiana», Berger y Luckmann escriben: La experiencia básica que tengo de los otros es la que se produce en la situación cara a cara (lace to face) que es el prototipo de la interacción social de la que derivan todos los otros modos de relación. En la situación cara a cara, el otro se me presenta de forma vivida, en un presente que ambos compartimos. Y sé que a lo largo de este presente vivido yo estoy presente ante él. Mientras dure esta situación, mi «aquí y ahora» y el suyo estarán estrechamente y contínuamente entrelazados. De tal forma que tendrá lugar un contínuo intercambio entre mi expresividad y la suya (...) En la situación cara a cara el otro es completamente real.56

Tanto Berger como Luckmann han aplicado cada uno por su cuen­ ta las tesis de Schütz básicamente al estudio del fenómeno religiosos7 dando lugar a obras de notable interés, aunque, evidentemente, su pro-

SS Véase Berger y Luckmann, The social constructíon of reality. A treatise in the sociology of knowledge, publicado por primera vez en el año 1966. ( Hay traduc­ ción castellana en Amorrortu con el título La construcción social de la realidad). S6 Berger/Luckmann, The social constructíon of reality, pág. 43. s7 El lector podrá comprobarlo en libros tales como: de Peter Berger, Para una teoría sociológica de la religión, Barcelona, Kairós, 197 1; y de Thomas Luckmann, La religión invisible. El problema de la religión en la sociedad moderna, Salamanca, Sí­ gueme, 1973.

XI ducción no se ha reducido al ámbito de la sociología de la reÍigión, sino que abarca la teoría sociológica en general. 58 También la teoría crítica y, más concretamente, Jürgen Habermas, se ha referido a los estudios del Lebenswelt realizados por Alfred Schütz. En su Teoría de la acción comunicativa. Habermas intenta una propuesta sociológica que consiste, como es sabido, en una síntesis entre «Siste­ ma» y «mundo de la vida». Para caracterizar este último, el pensador de Francfort no duda en citar repetidamente a Schütz, 59 y sobre la obra que presentamos -La construcción significativa del mundo social-, Ha­ bermas escribe: En el contexto de la sociología alemana de los años veinte fue Alfred Schütz quien más a fondo y concienzudamente desarrolló las implicacio­ nes del acceso en términos de comprensión a la realidad simbólicamente preestructurada.60

Frente a todo ello únicamente le queda al lector que todavía desco­ noce la magnífica obra de Alfred Schütz tener el placer de acceder a ella. Probablemente, en lenguaje de Schütz, solamente podríamos esta­ blecer con él una relación de «antepasados». Pero, quizás, también sea posible, por una vez, y gracias a la vivencia y actualidad de sus escri­ tos, interaccionar con él «cara a cara». Joan-Carles Melich Universidad Autónoma de Barcelona. Otoño de 1 993

58 Véase, por ejemplo, de Peter Berger, La reinterpretación de la sociología. En­ sayo sobre el método y la vocación sociológicos, Madrid, Espasa-Calpe, 1985. De Tho­ mas Luckmann recomendamos su obra más reciente, todavía no tradueida al caste­ llano: Theorie des sozialen Handelns, Berlín/Nueva York, Walter de Gruyter, 1992, en la �ue el influjo de Alfred Schütz resulta evidente. 5 Véase Habermas, Teoría de la acción comunicativa, Vol. 1, Madrid, Taurus, 1988, -gág. 119. 6 Ibíd., pág. 170.

AGRADECIMIENTOS

EsTE libro es una traducción de la obra de Alfred Schütz, titulada Der sinnhafre Aufbau der sozialen Welt, que publicó por primera vez en Viena Julius Springer en 1932, y luego reimprimió sin alteraciones la Springer-Verlag en 1960. Es la obra sistemática más importante de

Schütz, y presenta su tentativa de proporcionar un fundamento feno­ menológico a los conceptos básicos de las ciencias sociales. El desarrollo del pensamiento posterior de Schütz puede encon­ trarse en sus Collected Papers, publicados en tres volúmenes por Mar­ tinus Nijhoff, La Haya, en 1962, 1964 y 1966, edición que estuvo a cargo de Maurice Natanson, Arvid Brodersen e Ilse Schütz, respectiva­ mente. Thomas Luckmann realizó una adaptación en inglés del capí· tulo 4 de la presente obra, que apareció en el segundo volumen de

Collected Papers. En el momento de su muerte, acaecida en 1959, Schütz estaba pre­ parando una formulación sistemática final de su posición. Este manus­ crito, editado por Thomas Luckmann, se publicará en alemán con el título Die Strukturen der Lebenswelt e irá seguido por una traducción inglesa. Los traductores han tratado en todo momento de seguir la termi­ nología establecida por Schütz en sus publicaciones en inglés, o de lo contrario, la que se usa en Collected Papera. Donde Schütz utiliza términos alternativos, nos hemos sentido autorizados para proceder a discreción. Ya que muchos lectores desearán seguir la argumentación de Schütz más detenidamente leyendo las muchas citas que incluye en el contexto, hemos utilizado estas últimas traducciones inglesas fá­ ciles de obtener, tomándonos la libertad de corregirlas sólo en los casos en que juzgamos que de otro modo no se advertiría lo que Schütz quería decir. A este respecto, nuestra decisión se basó en lo que creí­ mos que sería una ventaja importante para el lector, al poner a su al­ cance algunos de los escritos de Husserl o Weber que quizá sólo llegue a conocer a través de esta obra. Deseamos expresar nuestro agradecimiento, ante todo, a Ilse Schütz, que nos alentó amablemente y nos ayudó en forma concreta en cada etapa de nuestro trabajo. Tenemos una deuda especial con el profesor Helmut Wagner, nuestro colega en el Hobart College y en el William

10 Smith, ex alumno de Schütz. que leyó e l primer capítulo, formuló una cantidad de sugerencias que hemos adoptado y nos prestó su eru­ dita ayuda en muchos otros puntos. El profesor Thomas Luckmann, ex colega nuestro en los mismos establecimientos, nos dio también muy útiles consejos, tanto generales como específicos. También recibimos detallado y prolijo asesoramiento del profesor Fred Kersten de la Uni­ versidad de �fontana. Otros estudiosos que nos ayudaron en determi­ nados puntos o que tuvieron la bondad de hacernos conocer sus suge­ rencias fueron nuestros colegas, los profesores Daniel Petrizzi y John S. Klein, y Eugene Miller y Perrell Payne; también el profesor Kurt H. Wolff, de la Universidad de Brandeis, Cathy Walsh, Oiga y Hans Frank y Robin Trail. Por supuesto, ninguna de estas personas es res­ ponsable de los errores que pueda haber en el producto final. Nuestro colega, el profesor Donald Scherer, nos dio una ayuda muy valiosa de naturaleza indirecta. Y no podemos olvidar la concienzuda asistencia que nos prestaron, por un período de dos años y medio, Muriel Hodge, Edna Farnsworth y otros miembros de las bibliotecas de los colleges Hobart y William Smith, y también el personal de la biblioteca de la Universidad de Cornell. Agradecemos a Jane Corcoran y a Rosemary Currie por la extraordinaria competencia y paciencia con q1,1e nos aten­ dieron como secretarias y estenógrafas. Debemos a los colleges Hobart y William Smith nuestro recono­ cimiento por la beca que nos acordaron, que facilitó grandemente nuestro trabajo. Deseamos finalmente dar gracias muy especiales al profesor James M. Edie, ex colega nuestro y actual editor de los Estudios de Fenome­ nología y Filosofía Existencial de la Universidad Northwestem y al pro­ fesor Lewis White Beck, de la Universidad de Rochester. El amable estímulo que nos brindaron nos decidió a emprender la traducción del presente libro.

Geneva, Nueva York Septiembre de 1966

GEORGE wALSH FREDERICK LEHNERT

INTRODUCCION

*

SE VA reconociendo gradualmente a Alfred Schütz como uno de los más importantes filósofos de la ciencia social del siglo xx. El reconocimien­ to de su importancia coincide con una conciencia -que se extiende mucho más allá del mundo universitario- del carácter fundamental de los problemas que él examinó. Dos de estos problemas son el papel que desempeña la obietividad respecto de la subjetividad en las cien­ cias sociales, y la m1turaleza de la acción humana. Este libro contiene un análisis exhaustivo de Tas dos cuestiones desde el punto de vista fenomenológico. Pero va mucho más lejos. Presenta un análisis filo­ sófico de la naturaleza de la ciencia social como tal, y suscita una cuestión fundamental, a la vez que la contesta: la referente a si las ciencias sociales pueden proporcionarnos una auténtica comprcnsi6n de los seres humanos, y en qué medida. El problema de la objetividad :respecto de la subjetividad va sur­ giendo con dramática importancia en nuestra cultura contemporánea. Si el conocimiento objetivo de los seres humanos sólo puede lograrse considerándolos como "tipos" que uno no debe "plegar, estirar o muti­ lar" ¿no es entonces precisamente la objetividad, por definición, una actitud y enfoque que no logra aferrar la realidad humana? ¿No debe lograrse la verdadera comprensión de los seres humanos más bien en un encuentro cara a cara, en la relación interpersonal, en el "diálogo", en el "compromiso"? Alfred Schütz examina este problema, que es hoy tan urgente, pero no lo hace de la manera profética con que se lo expresó con tanta frecuencia, como en el caso de Buber -por más valioso que pueda resultar tal enfoque-, sino de una manera que es sistemática, exhaustiva y analítica. El problema de la naturaleza de la acción humana, que está por supuesto vinculado con el de Ja liber­ tad, recibe hoy especial atención de más de una escuela filosófica. Forma parte de la cuestión más general respecto de qué es lo que distingue al ser humano como tal, y en ese sentido pertenece a la antropología filosófica. Schütz, en un análisis original y ampli.o, vincula la acción con el resto de nuestra experiencia, con el significado y con nuestra conciencia del tiempo. Su contribución en este sector, incluida "' Esta introducción pertenece a Ja versión en inglés, publicada por North­ westem University Press, 1967, que hemos creído de interés incluir en esta edi­ ción. [E.]

12 su distinción, ya clá.sica, entre "'motivos-para" y "motivos-porque", esti­ muló una considerable discusión filosófica.1

Der sinnhafte Aufbau der sozialen Welt ( "La construcción signi­ ficativa del mundo social") consiste en sustancia en un estudio feno­ menológico de los conceptos básicos de las ciencias sociales. Pero la forma en que está moldeado es la de un "prefacio" fenomenológico "a la sociología comprensiva", es decir, la sociología de Max Weber. Esa forma es lo que hace que el libro resulte algo difícil para el lector angloamericano, cuya familiaridad con Weber puede limitarse a sus estudios históricos monumentales y concretos. De manera parecida, el lector que ignora la fenomenología experimentará, a su vez, dificulta­ des. Seria imposible, dentro del alcance de una introducción de esta naturaleza, exponer los conceptos básicos de Husserl o de Weber, y mucho menos presentar los de ambos. Por suerte Schütz es un expo­ sitor magistral, y si se sigue cuidadosamente su argumentación dará hasta al lector menos informado, si tiene la tenacidad necesaria, una comprensión elemental de las dos posiciones de que se trata. Como a lo largo del libro hemos utilizado traducciones inglesas de Husserl y de Weber que pueden conseguirse con facilidad, es posible encontrar todas las citas, leerlas en su contexto y utilizarlas como punto de par­ tida para estudios posteriores. Puesto que el propósito de esta Introducción es prestar toda la ayuda posible al lector que se aproxima por primera vez a Schütz, la dividiremos en tres partes, de desigual longitud. La primera tratará brevemente de la vida de Schütz y de su carrera intelectual, la segunda esbozará, aunque en breves trazos, los antecedentes del problema que implica la distinción entre las Geisteswissenschaften [ciencias del espí­ ritu] y las Naturwissenschaften [ciencias de la naturaleza], tal como las conciben Dilthey y la Escuela Alemana del Sudoeste, y la tercera proporcionará una sinopsis analítica de los primeros cuatro capítulos de Schütz. El material de la segunda parte está destinado a orientar al lector respecto de la manera en que Schütz plantea el problema en el capítulo I. La tercera parte servirá como guía para ayudar al lector a abrirse camino a través de una argumentación extremadamente com­ plicada pero progresiva. Esta sinopsis carece, por supuesto, de significado sin el texto, pero creo que resultará valiosa para el lector como medio de referencia entre partes del libro e instrumento que le per­ mitirá controlar su progreso. Una vez captados los conceptos del capí­ tulo IV, se comprenderá la posición metodológica fundamental de Schütz, y se desarroUará sin dificultades la argumentación contenida en el importante capítulo final. ·

El enfoque expositivo de esta Introducción resulta necesario por el hecho de que el libro presupone un conocimiento previo del cual no

XLIX,

1 Cf. Lewis W. Beclc, "Agent, Actor, Spectator and Critic", The Monist, n9 2.

·

13 puede disponer el lector angloamericano d e hoy. Esto ocurre mucho menos con los escritos posteriores de Schütz. La Introducción es, enton­ ces, una mera herramienta que el lector puede utilizar o dejar de lado, según sus necesidades. I.

Vida y carrera de Schütz

Alfred Schütz nació en Viena en 1899. Estudió leyes y ciencias socia­ les en la Universidad de Viena. Entre sus maestros se contaban eru­ ditos de fama, como Hans Kelsen, el filósofo del Derecho, y Ludwig von Mises, el economista de la escuela marginalista austríaca, que luego llegaron a ser bien conocidos en Estados Unidos. Estudió también bajo la dirección de eminentes sociólogos como Fricdrich von Wieser y Othmar Spann. Schütz se interesó desde muy temprano en la obra del más grande de los sociólogos alemanes, Max Weber, especialmente en el intento que éste realizó de establecer un fundamento metodoló­ gico coherente para las ciencias sociales. La primera formulación que Weber hizo de su posición al respecto 2 suscitó una crítica agudamente polémica por parte del maestro de Schütz, Ludwig von Mises.3 Schütz consideró que esta crítica se justificaba en parte, pero que también señalaba el camino hacia un concepto más defendible de los "tipos ideales", en pos del cual 'Veber mismo parecía estar trabajando. La percepción de los problemas lógicos implicados en el concepto de tipos ideales y en otras ideas claves de Weber impulsó a Schütz a realizar un análisis filosófico exhaustivo de toda la posición metodológica de este autor. Comenzó a ver que su posición tenía serias ambigüe­ dades. El enfoque de Weber se basaba en su concepto fundamental de significado ( Sinn ) , que se suponía característico de la acción humana, por oposición a la mera conducta reactiva, y que también se suponía abierto a la comprensión interpretativa ( Verstehen) por parte del soció­ logo. Schütz encontró que este concepto, y todas las ideas que depen­ dían de él, eran ambivalentes. Al buscar una teoría. coherente del significado, la encontró en Husserl. Aplicando a la acción el concepto de significado de Husserl, pudo reformular los fundamentos de la sociología comprensiva, o sea en otras palabras, darle un fundamento fenomenológico. El presente libro expone el resultado de esta tarea. Aunque recibió de Husserl el aporte principal, Schütz aprovechó tam­ bién a fondo el análisis que hace Bergson acerca de la manera en que la corriente de la conciencia es modificada por el fenómeno de la aten­ ción. En este punto Schütz estaba atraído por el dualismo de Bergson entre vida y pensamiento, que él compartía en cierta medida. Sin 2 Cf. '"Objectivity' in Social Science and Social Policy", en Max Weber on the Methodology of the Social Sciences, trad. y comp. por Edward A. Shils y Henry A. Finch ( Glencoe, Ill., 1949 ) . s Una idea de la posición de Mises puede darla su obra Human Action (New Haven, 1963 ) , págs. 30-32, 59-64, y especialmente págs. 61-62, 251-55 y 126.

,

14 embargo, era básicamente un fenomenólogo y d e ninguna manera se sentía orientado hacia la metafísica bergsoniana. Cuando Schütz ter­ minó la obra, dedicó un ejemplar de ella a Husserl, que le contestó el 3 de mayo de 1932: "Estoy ansioso por conocer a un fenomenólogo tan serio y completo, uno de los pocos que han penetrado el núcleo de la significación de la obra de toda mi vida, cuyo acceso es infortu­ nadamente tan difícil, y que promete continuarla como representativa de la auténtica philosophia perennis, único futuro posible para la filo­ sofía.• Aunque Schütz visitó frecuentemente desde entonces a Husserl en Friburgo y participó en muchas discusiones del círculo fenomeno­ lógico de esa ciudad, y aunque mantuvo correspondencia con Husserl basta la muerte de éste, no pudo aceptar, por razones personales, el ofrecimiento de un cargo como ayudante suyo. Schütz dejó Austria antes de la ocupación nazi y permaneció en París un año antes de emi­ grar a Estados Unidos. Llegó allí en julio de 1939 y poco después ocupó un cargo en la Facultad de Graduados de la Nueva Escuela de Investigación Social de Nueva York. Fue también designado miembro del consejo de redacción de Philosophy and Phenomenological Re­ search. En su nueva vida en Estados Unidos no sólo tuvo el placer de mantener un contacto constante con colegas que habían estudiado con Husserl, tales como Aron Gurwitsch y Dorion Cairns, sino que también encontró otras fuentes de inspiración. Una de ellas fue el pensamiento del eminente pragmatista George Herbert Mead, cuyo interés por el análisis del significado en la interacción social corría parejo con el de Schütz, aunque había llegado a él por un camino completamente dife­ rente. Schütz amplió su espíritu en el ambiente norteamericano, y pudo sintetizar hasta un grado único el rigor y la disciplina de su pasado europeo con la mayor informalidad y apertura a la experiencia que caracterizaban a su nuevo ambiente. Esto, combinado con una personalidad cálida y encantadora, hizo de él un objeto de admiración y afecto para sus discípulos y colegas. La carrera de Schütz se vio interrumpida por su prematura muerte, en 1959, cuando estaba prepa­ rando una formulación final de su posición tal como se había desarro­ llado en los muchos años transcurridos desde la publicación de este libro.

11. La distinción entre las ciencias del esptritu y las ciencias de la naturaleza El siglo XIX había asistido a un gran florecimiento en Alemania de la erudición histórica, la economía y el estudio de las lenguas y las insti­ tuciones. No es sorprendente que comenzaran a suscitarse problemas básicos acerca de la "falta de certeza" y, por lo tanto, del carácter supuestamente no científico de estos estudios, en contraste con las ciencias naturales. Se formularon también otras cuestiones igualmente

15 básicas acerca de las relaciones recíprocas de tales disciplinas y las que tenían con la filosofía. ¿Se- ocupaba alguna de ellas, o todas, por ejemplo, de leyes generales? ¿Podían ser realmente objetivas y estar libres de supuestos de valor ( wertfrei) ? Algunos se sintieron atraídos hacia la respuesta de los positivistas y de sus aliados, tal como la expresa John Stuart Mili en la rotunda declaración que estampó al comienzo del libro VI de su System of Logic: "El estado de atraso en que se encuentran las ciencias morales sólo puede remediarse aplicán­ doles los métodos de la ciencia física, debidamente ampliados y gene­ ralizados." Aunque la "lógica de las ciencias morales" de Mill y toda la ideo­ logía que la rodea resultaba, como hemos dicho, atractiva para algunos espíritus, encontraba sin embargo oposición de una naturaleza real­ mente básica y fundamental. Los líderes de esta oposición fueron Wilhelm Dilthey, Wilhelm Windelband y Heinrich Rickert. El primero era un pensador esencialmente solitario, que combinaba en su perspec­ tiva elementos del humanismo romántico de Lessing, Novalis y Goethe con elementos del neokantismo. Los otros dos eran líderes de la así llamada "Escuela Alemana del Sudoeste ( o de Baden ) ", que debido al extremo énfasis que ponía sobre la actividad de la mente en el cono­ cimiento y sobre la prioridad del valor, se llama a veces neofichteana. Las primeras obras en que hicieron conocer sus puntos de vista carac­ terísticos fueron: Dilthey, Einleitung in die Geisteswissenschaften, 1883; Windelband, Geschichte und Naturwissenschaften, 1894; y Rickert, Die

Grenzen der naturwissenschaftlichen Begriffsbildung, 1902.

Estos tres pensadores estaban de acuerdo en que existe una dife­ rencia fundamental entre las ciencias naturales, por una parte, y dis­ ciplinas tales como la historia, la jurisprudencia y la economía, por la otra. Pero disentían respecto de la naturaleza de la diferencia. Dilthey y Rickert son los más importantes de los tres, y a ellos limitaremos nuestra atención. Dilthey sostenía que la distinción era de contenido. Por esta razón, insistía en utilizar el término Geisteswissenschaften. La historia, la economía y la jurisprudencia estudian el espíritu del hombre ( Geist) en contraste con la física y la química, que estudian procesos externos. Por supuesto, el objeto · de estas "ciencias del espíritu" es el espíritu del hombre como algo objetivo ( objektiver Geist) , o sea, como un sistema de productos culturales e instituciones, junto con los signifi­ cados que ambos tienen. Pero lo importante desde el punto de vista de Dilthey, es que el espíritu es fundamental. A su vez, lo más impor­ tante en el espíritu es la Erlebnis: la experiencia vivida o inmediata, la vivencia. Esta vida interna e íntima alcanza una expresión exterior ( Ausdruck) , como ocurre en el arte. Interpretando esta expresión exte­ rior en función de lo que yace detrás de ella, llegamos a comprender ( verstehen) a los otros. Lo hacemos reconstituyendo nuestra propia experiencia interna "en" la otra persona al "interpretarla". La com-

16 prens1on es entonces u n "redescubrimiento del yo en el tú" (das Verstehen ist ein ·wiederfinden des Ich im Du) .4 Esta comprensión de los otros es, entonces, el paradigma, por decirlo así, del conocimiento que caracteriza a las ciencias sociales.

Aunque es posible que Dilthey ejerciera cierta influencia sobre Schütz, parece haberse tratado más bien de sugerencias aisladas, puesto que Schütz estaba de acuerdo con Weber en que el enfoque básico de Dilthey no era científico. Sin embargo, Rickert influyó en medida considerable sobre Weber. Debemos tratar ahora de esbozar ( aunque sea en forma inadecuada, como es forzoso tratándose de unos pocos párrafos ) la posición funda­ mental de Rickert.5 Rickert rechazaba el término Geisteswissenschaften y lo sustituía por Kulturwissenschaften. El objeto de los estudios cul­ turales no es el espíritu como tal, señalaba, pues el espiritu puede estudiarse igualmente mediante los procedimientos de la psicología experimental. Ese objeto lo constituyen más bien los productos cultu­ rales y las instituciones. Son estas dos cosas y sus significados lo que tratan de comprender las ciencias culturales, y no procesos psicológicos internos. En realidad, las ciencias naturales y las culturales son mera­ mente dos modos distintos de imponer la trama del conocimiento con­ ceptual a una "multiplicidad inconmensurable" en su origen. Cuando se organizan los datos en función de leyes generales abstractas, tene­ mos las ciencias naturales. Cuando se los organiza en función de la comprensión de datos individuales concretos que están imbuidos de significado, el resultado son las ciencias culturales. Pero tales significados no pueden comprenderse sino en función de valores. Las ciencias culturales deben, por lo tanto, ocuparse de valores. Mas sólo pueden hacerlo adecuadamente en función d e una ciencia objetiva de los valores. Esta, a su vez, sólo puede provenir de una filosofía de la historia. Los valores no son reales, sino que tienen meramente validez ( Geltung) . En cierto sentido, el valor puede con­ siderarse como el opuesto polar de la actualidad. En función del valor enfocamos la actualidad y la organizamos. Nuestros valores determinan nuestro punto de vista. La influencia de Rickert sobre Weber reside fundamentalmente en el concepto de la actualidad considerada como una multiplicidad no organizada, que se enfoca luego desde el punto de vista de ciertos intereses o valores y se organiza así en un sistema conceptual. Sin embargo, Weber insistía -como muestra claramente Schiitz- en el hecho de que en un sentido totalmente distinto la ciencia es perfec­ tamente objetiva y libre de valores ( wertfrei) . Una cosa es formular

4 Wilhelm Dilthey, Gesammelte Schriften ( Stuttgart y Gotinga, 1958), vn, 191. [Hay versión castellana: Obras. México, Fondo de Cultura Económica, 1944 y siguientes.] . 5 Cf. Heinrich Rickert, Science aná. History, trad. de George Reisman, comp. por Arthur Goodard {Princeton, Van Nostrand, 1962) .

17

preguntas en términos de un valor o interés, y otra completamente dis­ tinta es contestarlas en tales términos. La estructura general del marco intelectual en el que plantea Schütz sus problemas básicos debería resultar ahora clara hasta cierto punto. Podemos pasar ya a nuestro estudio sinóptico de las tesis prin­ cipales que Schütz presenta en sus primeros cuatro capítulos. 111. Síntesis de las tesis fundamentales de Schütz 6

El libro de Schütz se divide en cinco capítulos. El capítulo 1 se ocupa de los antecedentes sociológicos de los problemas básicos que él se propone enfrentar. La primera cuestión planteada es la referente a la na,turaleza de la sociología y a la metodología apropiada para esa ciencla. Schütz esboza brevemente las maneras de plantear la cuestión y las diversas respuestas ofrecidas en la sociología alemana hasta la época de Max Weber. Analiza luego críticamente los conceptos fun­ damentales que se encuentran en la introducción metodológica a la obra Wirtschaft und Gesellschaft de Weber. Acepta el axioma de Weber de que las ciencias sociales deben estar libres del valor. También acepta el individualismo metodológico de Weber y su afirmación de que los fenómenos sociales deben entenderse propiamente en función de tipos ideales. Y no sólo acepta sino que acentúa el punto de vista de Weber, según el cual las ciencias sociales se ocupan esencialmente de la acción social, definiendo el concepto "social'' en función de una relación entre la conducta de dos o más personas, y el concepto de ..acción" como conducta a la cual se adjudica un significado subjetivo. Una acción social es, entonces, una acción que se orienta hacia la con­ ducta pasada, presente o futura de otra persona o personas. El modo específico de orientación es su significado subjetivo; la venganza cons­ tituye un ejemplo. Pero la coincidencia de Schütz con el punto de vista fundamental de Weber hace tanto más profundo su disentimiento con lo que él considera como ambigüedades sistemáticas de los conceptos básicos de este último. No nos proponemos dar aquí un esbozo deta­ llado de la crítica que Schütz hace de Weber. Es necesario, más bien, leer todo el libro, y analizar con detención las partes de él que se ocupan directamente de Weber, antes de poder apreciar la plena fuerza de la argumentación. Baste decir que si bien coincide con Weber en que la función esencial de la ciencia social es ser comprensiva, es decir, comprender el significado subjetivo de la acción social, Weber no ha logrado formular claramente, según Schütz, las características esencia6 Esta sección debe mucho, tanto en inspiración como en detalle, al resumen justamente famoso de Alfred Stonier y Karl Bode, titulado: "A New Approach to the Methodology of the Social Sciences", Economica, IV ( 1937), págs. 406-23. Sin em­ bargo, difiere de éste en el enfoque y se aparta radicalmente de él en algunos puntos de terminología.

18 les de la comprensión ( Verstehen) , del significado subjetivo ( gemeinter Sinn), ni de la acción ( Handeln) . Opina Schütz que esta imprecisión es tan considerable que debilita seriamente los fundamentos de la sociología comprensiva. En efecto, el concepto de significado subjetivo está formulado en forma tan ambigua que no resulta en absoluto claro si el punto de vista que se busca es el del actor mismo o el del obser­ vador sociológico anónimo. En la medida en que el sello de calidad d e la ciencia es la objetividad ¿c6mo puede buscar la ciencia social el significado subjetivo? ¿Siendo objetiva acerca de lo que es por natu­ raleza subjetivo? Pero la tentativa misma de hacerlo implica una mul­ titud de problemas. En primer lugar está la insistencia de Weber en que l� objetividad en las ciencias sociales sólo es posible mediante el uso de tipos ideales. ¿Pero cómo pueden penetrar los conceptos típi­ cos ideales en el significado subjetivo de los individuos? ¿Cómo puede llevarnos el concepto de "empresario" a comprender lo que tenía en su mente un mercader bostoniano del siglo xvm cuando compraba un barco? ¿Y mejora en algo la situación agregar el adjetivo "calvinista" detrás del sustantivo "empresario"? Y luego está la cuesti6n de la uni­ dad que hay que entender, es decir, la acción. ¿Cuándo comienza la acción y cuándo termina? En suma, ¿en qué lapso se ubica? ¿Podemos descubrirlo limitándonos a observar los movimientos físicos de una per­ sona, cuando gira la perilla de una puerta, por ejemplo? ¿Está "abrien­ do la puerta"? Pero podría ser un cerrajero que "prueba el cerrojo". O un actor que ensaya su parte en una obra. O un hombre que ejercita simplemente su muñeca. ¿Cuánto tiempo tenemos que esperar hasta poder decir que hemos "observado su acción"? Quizá sería mejor pre­ guntar al hombre qué está haciendo con la cerradura. Hasta podría contestar que no sabía que estaba haciéndola girar. Y ásí, si no le hubiésemos preguntado, nunca habríamos sabido que no se trataba en absoluto d e una verdadera acción sino de un segmento de conducta de · alguien cuya mente estaba en otra parte. ¿Es posible que ni siquiera podamos definir un espécimen de objeto unitario de una ciencia de la acción, sin abandonar con ello el papel de observadores y transfor­ marnos en participantes en una relación social? ¿Qué se gana y qué se pierde con tal cambio de papel? Si nos transformamos en partici­ pantes ¿perdemos nuestra objetividad? Si nos mantenemos como meros observadores ¿perdemos el objeto mismo de nuestra ciencia, es decir, el significado subjetivo de la acción? ¿Hay alguna manera de escapar de este dilema? ¿Cuál es el status epistemológico de la interview? ·Para comprender el significado subjetivo de una acción, ¿debemos compren­ der su motivo? ¿Pero con la palabra "motivo" queremos significar el equilibrio de factores ambientales hereditarios que hay detrás de la acción, o el plan que el agente tenía en su mente en el momento de la acci6n? ¿En qué sentido es "libre" un individuo? ¿Está su acción en cierto modo determinada por su tipo ideal, o hay un sentido en el cual pueda ser "transcendente al tipo"?

19

Todas éstas son preguntas que Schütz formula a los conceptos básicos de la sociología comprensiva, y encuentra que tales concep­ tos no logran proporcionar una explicación coherente . de sí mismos. Constituye obviamente una explicación externa y mecánica de la acción decir que ésta es un mero "curso de conducta" al cual, de alguna ma­ nera, "se adjudica significado subjetivo", Puesto que ni siquiera pode­ mos trazar el esquema temporal de la conducta externa sin presuponer ya su significado, resulta claro que es esencial realizar una investiga­

ci6n filosófica exhaustiva de la naturaleza de la acción para poder for­ mular de modo coherente la materia propia de las ciencÚlS sociales y su metodología.

Ahora bien, puesto que Schütz coincide con Weber en que la acción se define mediante el significado, el primer paso positivo de su teoría consiste en establecer un concepto de significado. En esta etapa confía en gran medida en Husserl. Su originalidad se hace visible en la etapa siguiente, cuando procede a definir el concepto más específico de "el significado de una acción". Con elementos tomados de Husserl, pero también en gran medida de Bergson, Schütz se ocupa en el capítulo II de la "corriente de la conciencia", en su búsqueda del origen del significado. "Aquí y sólo aquí -dice-, en el estrato más profundo de la experiencia que es accesible a la reflexión, debe buscarse la fuente última de los fenó­ menos del significado [Sinn] y la comprensión [Verstehen]." Lo que se da primordialmente a la conciencia es una corriente ininterrumpida de vivencias ( Erlebnisse) , de cualidades heterogéneas sin límites o contornos que crecen, disminuyen y se transforman gradualmente unas en otras. Los contenidos de esta corriente de la conciencia no tienen significado en sí mismos. Sin embargo, pueden dividirse en pasivos y . activos. Un ejemplo de vivencia pasiva sería una sensación de rojo. Un ejemplo de vivencia activa sería el dirigir la atención a la sensación de rojo, o quizás el reconocimiento de ella como algo experimentado antes. Schütz, siguiendo a Husserl, utiliza el término "conducta" ( Verhalten) para designar a tales vivencias "espontáneas". También se refiere constantemente a ellas como "Actos" ( Akte) , palabra que en este sentido escribiremos siempre con mayúscula. Todas esas vivencias, sean pasivas o activas, carecen de significado e identidad discreta. En el momento en que realmente se las vivencia, no nos son dadas como entidades separadas y distintas. Sin embargo, una vez que han retrocedido un poco hacia el pasado, es decir, que han "transcurrido", podemos darnos vuelta y aplicar sobre ellas uno de los actos de reflexión, reconocimiento, identificación, etcétera, men­ cionados anteriormente. Una vez que la vivencia ha sido captada en el "cono de luz" que emana del yo, "se destaca" de la corriente de la duración y se vuelve clara y distinta, es decir, una entidad discreta. En ese momento y en virtud del acto de dirigirse-hacia ( Zuwendung) la experiencia adquiere significado ( Sinn ) . El proceso de dotar de sig-

20

nificado puede compararse a la preparación de un objeto para verlo en el microscopio. Así como el espéc!men pierde algo cuando se pre­ para el portaobjetos, es decir, la vida misma, también en la asunción de significado la experiencia pierde algo de su concretez viviente, inmersa en la duración. Y es importante comprender que no sólo las vivencias pasivas sino también las activas pueden enfocarse así y con­ gelarse bajo el rayo de la atención. Por lo tanto, de una original duali­ dad dentro de la corriente de la conciencia, es decir, la existente entre vivencias pasivas y activas, Schütz ve surgir otra dualidad, entre viven­ cias que son significativas o portadoras de significado y las que care­ cen de él. El yo no puede adscribir significado a ninguna de sus vivencias mientras están ocurriendo realmente. Existen, en verdad, algunas viven­ cias, las más cercanas al núcleo de la propia personalidad, a las cuales uno puede no adscribir nunca significado. Pero es posible atribuirlo a la mayoría de las vivencias en forma retrospectiva. Sin embargo, también podemos felizmente asignar significado en forma prospectiva a vivencias futuras. No podemos reproducir aquí el tratamiento extre­ madamente complejo que hace Schütz del problema referente a cómo anticipamos las vivencias futuras. Sin embargo, la visión del futuro resulta esencial para el concepto de acción ( Handeln) . La acción es conducta dirigida hacia la realización de un determinado fin futuro. Pero, como hemos visto, lo que se representa como determinado, es decir, como completo y bien definido, debe poseer un elemento de pretericidad. El fin de la acción debe poseer entonces un elemento de futuridad y un elemento de pretericidad. Schütz toma un término de la gramática para expresar esta situación compleja. Dice que represen­ tamos el fin de la acción "en el tiempo futuro perfecto" ( modo futuri exacti) . Esto significa que el fin, o acción completada, se representa como pasada y terminada pese a que sólo la estamos anticipando. Un ejemplo sería el de salir de casa para visitar a un amigo. La visita al amigo se representa como pasada y terminada aunque sólo estemos en camino hacia su casa. Schütz llama a la visita así representada el "acto" ( Handlung) , palabra que en este sentido escribiremos síempre con minúscula. Aparece así otra dualidad: la existente entre la acción en curso y el acto cumplido. Tomando un término de Heidegger, Schütz llama al acto completado, representado así en el tiempo futuro perfecto, "proyecto ( Entwurf) de la acción". "Lo proyectado -dice Schütz- es el acto que constituye el fin de la acción y que llega a ser por obra de la acción." El proyecto es entonces un complejo o contexto de significación ( Sinnzusammenhang) dentro del cual cualquiera de las fases de la acción en curso encuenh·a su significado. Es conveniente considerar el propósito de toda la acción, dejando de lado cualquiera de sus fases. Al primero se le llama el "motivo-para" ( Um-zu-Mo#v) de la acción. Schütz lo distingue netamente, a su vez, del "motivo-porque" (\Veil-

21 Motiv) , o sea un hecho que yace en mi pasado y me llev6 a proyectar

este acto particular. El motivo-porque sólo se capta retrospectivamente; mientras que mi acto completado yace ahora realmente en el pasado, su motivo-porque se ve como ubicado aun más atrás en el pasado o, como dice Schütz, se lo representa en el tiempo pluscuamperfecto (modo plusquampe1jecti) . Por ejemplo,. si yo abro mi paraguas cuan­ do comienza a llover, mi motivo-porque es la percepción de la lluvia agregada a mi conocimiento acerca del efecto que ésta produce sobre la ropa, etcétera. El motivo-para, por otro lado, es "mantenerme seco". Todo el tratamiento que hace Schütz de la distinción entre las dos clases de motivos resulta particulam1ente interesante en vista de la discusión actual acerca de la naturaleza de la acción humana 7 en vincu­ lación con el problema del determinismo y el libre albedrío. En el capítulo 111 Schütz trata el problema de la comprensión intersubjetiva. Acentúa que él no se propone dar una solución a la crucial cuestión filosófica referente a cómo sabemos que existen otras mentes, que es el problema transcendental de la intersub¡etividad. A Schütz le interesa más bien la manera en que nos enteramos de las vivencias de los demás . una vez que hemos postulado y dado por sen­ tada la tesis general del yo del otro. Nos interesa aquí el modo de comprensión de lo que es otro o ajeno a nosotros ( Fremdverstehen ) . Ahora bien, es importante notar aquí que Schütz traza una distinción tajante entre la genuina comprensión de la otra persona y la concep­ tualización abstracta de sus acciones o pensamientos, como de tal o cual tipo. Esta distinción corresponde seguramente a una que todos hacemos en la vida diaria. La caricatura del trabajador social en la famosa canción incluida en la película "Amor sin barreras" ( West Side Story) constituye una expresiva descripción de la comprensión de los seres humanos que se limita a este segundo tipo de enfoque. Com­ prender meramente la clase general de acción que otro está realizando sólo equivale a ordenar las propias experiencias en categorías, o sea a lo que Schütz llama "autoelucidación" ( Selbstauslegung) . Por otro lado, la comprensión auténtica de la otra persona es una cosa más concreta. Es un tipo de percepción. Esto no significa que podamos intuir directamente las vivencias de otra persona. Lo que quiere decir es que podemos captar intencionalmente esas vivencias porque supo­ nemos que las expresiones faciales y los gestos del otro son un "campo de expresión" de su vida interna. Esto es lo que Schütz llama la "pre­ sencia corporal" o "carácter corporalmente dado" del partícipe. El factor cmcial es, en este caso, la simultaneidad. Sentimos que la corriente de la conciencia de la otra persona está fluyendo a lo largo de una trayectoria que es temporalmente paralela a la nuestra. Los dos flujos de duración están sincronizados y en la interacción social 7 Cf. Lewis W. Beck, op. cit. Para un tratamiento general desde el punto de vista de lá filosofía analítica, véase Stuart Hampshire, Thought and Action {Nueva York, 1960).

22

pueden engranarse. Esta es la esencia de la relación interpersonal, y resulta básica para nuestro conocimiento de las demás personas. Por supuesto, estamos en cierta desventaja en nuestro conocimiento de la vida interna de los demás. En cierto sentido, este conocimiento es indirecto y discontinuo. Pero Schütz hace la interesante observación de que existe otro sentido en · el cual podemos conocer mejor a los demás que a nosoh·os mismos. En efecto, podemos "observar" las viven­ cias de los demás cuando ocurren realmente, mientras que tenemos que esperar, en el caso de las nuestras, a que transcurran para escu­ driñarlas cuando se retiran hacia el pasado. Nadie puede verse en acción, así como tampoco puede conocer el "estilo" de su propia per­ sonalidad. El Fremdverstehen es, entonces, la verdadera comprensión del sig­ nificado subjetivo. Según hemos visto, debemos distinguirlo cuidado­ samente de la comprensión del significado objetivo. Todos los objetos culturales o "productos" pueden interpretarse objetiva o subjetivamente. Si uno formula, por ejemplo, el juicio 2 + 2 = 4, este juicio interesa tanto desde el punto de vista de su "contenido" lógico, que es una proposición matemática intemporal, como desde el punto de vista de por qué esta determinada persona formula esta particular afirmación en este momento dado del tiempo. Sólo comprendiendo los motivos del hablante captamos su significado subjetivo. La distinción entre significado objetivo y subjetivo tiene impli­ caciones definidas para la metodología de las ciencias culturales. El contenido significativo de un producto cultural es independiente de su creador. Se lo considera como algo que puede crearse o actualizarse repetidamente por obra de cualquiera o de todos. Esto es lo que Schütz, siguiendo a Husserl, llama "la idealidad del 'puedo-hacerlo­ de-nuevo' " El creador de tal producto es concebido como "uno" anóni­ mo. Los conceptos y leyes de la economía pura tienen este carácter anónimo. En cambio, los conceptos ck la historia económica, tales como "capitalismo occidental" o "sistcm� ele castas", sólo pueden com­ prenderse en función de los motivos de individuos o grupos particula­ res. Los primeros conceptos mencionados tienen validez universal; los últimos no. Al presentar esta tesis, Schütz trata de tomar una posición intermedia entre las perspectivas polémicamente opuestas de Max \Veber y Ludwig von Mises. Lo que surge hasta ahora es que todas las ciencias culturales se ocupan de productos significativos y que algu­ nas de ellas comprenden estos productos de una manera más objetiva y anónima que las otras. Es cuestión diferente saber si alguna de las ciencias culturales capta realmente el significado subjetivo en sí mismo. Esto nos lleva al cuarto capítulo, de fundamental importancia, que nos da una fenomenología del mundo social en su verdadero sentido. Sólo se la formula en esbozo, por supuesto, ya que Schütz no estaba poniendo en este libro más que los fundamentos de investigaciones de detalle que esperaba que él u otros realizaran con posterioridad. ,

23 Como había mostrado Weber, el mundo social se comprende pro­ piamente en función del concepto de "acción social", que Schütz define ahora como una acción cuyo motivo-para contiene alguna referencia a la corriente de la conciencia de otro. El motivo de la acción puede consistir simplemente en observar y comprender al otro, o en actuar sobre el otro. La comunicación es un ejemplo de este último tipo de acción social. Si la situación es tal que existe una probabilidad obje­ tiva de una transacción intencional recíproca o "referencia cruzada",

en ese caso existe una relación social. Hay tres tipos básicos de rela­ ción social: una en la cual los dos partícipes se observan meramente uno a otro, una segunda en la cual el primer partícipe actúa sobre el segundo mientras este último observa simplemente al primero, y una tercera en la cual los dos partícipes actúan uno sobre otro. Sin em­ bargo, hay un cuarto caso, en el cual una persona observa a la otra sin tratar de actuar sobre ella de ninguna manera, y esta segunda persona no percibe la presencia de la primera. En tal caso no se trata de una relación social sino de observación social en sentido estricto. Llegamos ahora al punto más complejo de la contribución teórica de Schütz. El cree que nuestra experiencia social integra un vasto mundo ( soziale Welt) que constituye una trama inmensamente com­ plicad a de dimensiones, relaciones y modos de conocimiento. Ante todo, distingue entre realidad social directamente vivenciada y reali­ dad social que se encuentra más allá del horizonte de la experiencia directa. La realidad social directamente vivenciada ( Umwelt ) con­ siste en mis consociados inmediatos, que yo estoy percibiendo directa­ mente en el sentido ya observado. Aquellos a quienes no percibo

directamente se dividen en tres clases. Primero está el mundo de mis contemporáneos ( Mitwelt) , luego el mundo de mis predecesores ( Vor­ welt ) , y finalmente el mµndo de mis sucesores ( Folgewelt) . Mis con­ temporáneos se distinguen de los otros dos por el hecho de que es en principio posible que lleguen a ser mis consociados.

Los modos de nuestra relación con los demás difieren grande­ mente según los reinos sociales en que estos últimos 'ñabitan". Por ejemplo, hacia un consociado tengo lo que Schütz llama una "orienta­ ción-tú" ( Dueinstellung) . Si existe reciprocidad, resulta una situación cara-a-cara, y tenemos una "relación-nosotros" ( Wirbeziehung) . Den· tro del mundo de la realidad social directamente vivenciada existe una vinculación única entre observación y relaciones sociales. Ante todo, puedo observar por supuesto a mis consociados en simultaneidad, y esto me da una ventaja sobre cualquiera que esté realizando obser­ vaciones meramente indirectas sobre ellos. Por ejemplo, estar presente mientras un amigo habla es muy distinto de leer su carta. No sólo puedo captar el significado objetivo de sus palabras, sino que me es posible oír el tono de su voz y observar sus gestos y otros movimientos corporales. Pero la diferencia no consiste puramente en que tenga ante mí estos síntomas concretos. Existe una ventaja adicional: puedo

24

mirarlo a los ojos y preguntarle qué quiere decir. En otras palabras, puedo transformar la observación social directa en una relación social directa. Mi conocimiento de mis contemporáneos, predecesores y sucesores es, por otro lado, indirecto. En cuanto a mis contemporáneos, coexisten conmigo en el tiempo objetivo, sin duda, pero debo representármelos en una casi-simultaneidad más bien que percibirlos en una simulta­ neidad real. No veo sus movimientos corporales reales sino sólo sus productos, tales como cartas, �tcétera. No puedo comprenderlos con una captación directa ( in Selbsthabe ) sino a distancia y mediante un proceso inferencia! peculiar. Interpretamos los productos como resul­ tado de tal o cual proceso interno, de tal o cual emoción, de tal o cual motivo-para, e interpretamos a los contemporáneos en cuestión como personas de tal o cual tipo. En síntesis, al interpretar la conducta de nuestros contemporáneos, recurrimos a tipo_s ideales, sean tipos de curso-de-acción o tipos personales. El uso de tipos ideales no entra, entonces, en escena cuando pasamos de la observación precientífica a la científica, sino más . bien cuando pasamos de la experiencia social directa a la indirecta. Mis contemporáneos no son, por lo tanto, personas totalmente con­ cretas para mí. Su grado de concretez puede variar. Mi amigo, a quien yo vi la semana pasada y que acaba de enviarme una carta, es casi tan concreto para mí como si estuviera presente en persona. Pero el empleado de correos que sellará mi carta y cuya existencia solamente supongo cuando la echo en el buzón, es casi completamente "anónimo". Con un contemporáneo tenemos sólo una relación a distancia, una relación-ellos,8 basada en una correspondiente orientación-ellos relati­ vamente abstracta, que a su vez resulta posible por el uso de tipos ideales. Los tipos ideales pueden ordenarse en una escala de anonimidad creciente. Existe, por ejemplo, mi amigo ausente, su hermano, que él me ha descripto, el profesor cuyos libros he leído, el empleado de correos, el parlamento canadiense, entidades abstractas como Canadá mismo, las reglas de la gramática inglesa, o los principios básicos de la jurisprudencia. A medida que los tipos se hacen más abstractos, nos vamos alejando, por supuesto, cada vez más de los complejos sig­ nificativos subjetivos reales o de los contextos de individuos reales. Hacemos cada vez más uso de contextos objetivos de significado. Pero éstos se refieren, por su naturaleza misma, a contextos significativos subjetivos de mayor o menor anonimidad. Llegamos al final a la res­ puesta a esta pregunta crucial: "¿Qué es la ciencia social?" La ciencia social, responde Schütz, es un contexto objetivo de significado conss El término que utiliza Schütz es Ihrbeziehung; Ihr es pronombre ceremo­ nial de segunda persona en alemán, por oposici6n a Du. Siguiendo a Lnckmann he­ mos expresado el "distanciamiento" que ese uso implica valiéndonos de la tercera persona, "ellos".

25 truido a partir de los contextos subjetivos de significado y referido a ellos. La herramienta fundamental de la ciencia social, como afirmaba Weber, es el tipo ideal. Aunque el tipo ideal está presente en todos los casos de comprensión indirecta de otra persona, tiene una función especial en la ciencia social. Debe adaptarse a toda una jerarquía de otros conceptos objetivos que constituyen el complejo total del cono­ cimiento científico. El lector tiene ya a su disposición un esbozo del aparato concep­ tual que Schütz aplica, en su capítulo final, al tratamiento de ios problemas básicos de la sociología comprensiva", El esbozo sólo cons­ tituye, por supuesto, una guía y para comprenderlo se requiere una lectura cuidadosa del texto. Sin embargo, una vez captado el aparato conceptual en sí mismo, se verá que las propuestas reaHzadas por Schütz para aclarar las ambivalencias que yacen en la raíz de los con-: ceptos de Max Weber se deducen muy fácilmente y son bien· dignas del exhaustivo análisis fenomenológico que las ha precedido. El lector tendrá entonces a su disposición un verdadero prolegómeno fenome­ nológico a las ciencias sociales.

Geneva, Nueva York Enero de 1967

GEORGE WALSH

PREFACIO DEL AUTOR

Esm · estudio se basa en el acentuado interés que durante muchos años dediqué a los escritos teóricos de Max: Weber. En ese lapso llegué a convencerme de que si bien el enfoque de Weber era correcto y éste había determinado en forma concluyente el punto de partida ade­ cuado de la filosofía de las ciencias sociales, sin embargo sus análisis no profundizaban bastante como para establecer los únicos fundamen­ tos sobre los cuales deben resolverse muchos problemas importantes de las ciencias humanas. Sobre todo, requiere análisis exhaustivo el concepto central de Weber referente a la significación subjetiva. Cuan­ do él lo dejó, era poco más que el título de una cantidad de impor­ tantes problemas que no examinó en detalle, aunque es difícil que no le fueran familiares. Casi todos esos problemas están estrechamente vinculados con el fenómeno de la vivencia de tiempo ( o sentido interno del tiew.po ) , que sólo puede estudiarse mediante la más rigurosa refle­ xión filosófica. Sólo después de haber captado la naturaleza de la con­ ciencia interna del tiempo podemos abordar la complicada estructura de los conceptos de las ciencias humanas. Entre esos conceptos están los. de la interpretación de las vivencias de uno mismo y de los demás, el establecimiento y la interpretación del significado, el símbolo y el síntoma, el motivo y el proyecto, la adecuación del significado y la adecuación causal y, sobre todo, la naturaleza de la formación de con­ ceptos de tipos ideales, sobre la cual se basa la actitud misma de las ciencias sociales hacia su objeto propio. Todo eso debe acompañarse con investigaciones muy detalladas y laboriosas que, sin embargo, son inevitables para poder aclarar el tema básico de la metodología de las ciencias sociales. Sólo tal clarificación de la naturaleza hasta ahora oscura del fenómeno en que se enraíza el ser social puede garantizar una captación precisa del método científico de las ciencias sociales. Sólo una teoría filosóficamente fundada del método puede exorcizar los pseudoproblemas que actualmente obstaculizan la investigación en las ciencias sociales y especialmente en la sociología. En esta obra he tratado de rastrear las raíces de los problemas de las ciencias sociales haciéndolos remontar a los hechos fundamen­ tales de la vida consciente. De importancia fundamental para esta investigación son los estudios de Bergson y Husserl sobre el sentido

28 interno del tiempo. Sólo en la obra de estos dos pensadores, especial­ mente en la fenomenología transcendental de Husserl, se ha estable­ cido un fundamento suficientemente profundo sobre cuya base puede aspirarse a resolver el problema del significado. Tengo hacia estos grandes filósofos la más profunda admiración, y por ello estoy consciente de que en gran medida el presente estudio y toda mi meditación dependen de la 9bra por ellos realizada y de la de Max Weber. Deseo expresar mi profunda gratitud al profesor Tomoo Otaka de la Universidad de Keijo, en Japón, por la profunda comprensión que ha mostrado hacia mi pensamiento y por su activa ayuda, sin la cual hubiera sido en verdad problemática la aparición de este libro, en tiempos tan difíciles. También deseo agradecer a Félix Kaufmann, profesor de la Universidad de Viena, que compartió y promovió estos estudios en sus etapas iniciales, siempre con el interés más infatigable, me prestó el laborioso servicio de leer las pruebas y, finalmente, cons­ tituyó para mí una fuente constante de estímulo.

Viena Marzo de

ALFRED SCHÜTz

1932

PREFACIO A LA SEGUNDA EDICION ALEMANA

VEINTISIETE años después de aparecida la primera edición, que entre­ tanto se hallaba agotada desde hacía mucho tiempo, el autor decidió publicar una segunda edición. El factor determinante de esta decisión fue el reconocimiento del hecho de que después de casi tres décadas el libro aún tenía una significación que trascendía la puramente his­ tórica. Más bien, resultaba claro que sus métodos e ideas podían enri­ quecer aun más la investigación contemporánea en las ciencias sociales. El autor se proponía actualizar el libro mediante una presentación de conjunto de los desarrollos ocurridos desde la primera edición. Su muerte inesperada le impidió realizar este propósito. El editor, por lo tanto, somete al público una segunda edición no alterada, pues está convencido de que arrojará importante luz sobre los problemas básicos que enfrenta en la actualidad la sociología. hs: SCBÜ'rz Nueva York Octubre de

1959

GLOSARIO

Akt Anzeichen Aufbau Chance Ego Einstellungsbeziehung Entwurf Erfahrung Erfahrungsvorrat Erfahrungszusammenhang Erlebnis Erzeugnis Folgewelt Fremdeinstellung Fremdverstehen Fremdwirken Gegenstand Gegenstiindlichkeit Geisteswissenschaften Gleichzeitigkeit Handeln Handlung Ich Ihrbeziehung Je-Meinigkeit Kausaladiiquanz Kundgeben Mitwelt natürUche Anschauung Naturwissenschaften Obfekt Obfektivation Schema Selbstauslegung Selbsthabe Sinn Sinnadiiquanz Sinndeutung Sinngebend Sinnhaft Sinnsetzung Sinnzusammenhang soziale Beziehung

Acto indicación construcción probabilidad yo relación de orientación proyecto experiencia repositorio de conocimientos (disponibles) contexto de experiencia\ vivencia producto mundo de los sucesores orientación-otro comprensión intersubjetiva actuar-sobre-el-otro objeto ( y derivativos) objetividad ciencias culturales simultaneidad acción acto yo relación-ellos (lit., relación-usted ) autopertenencia adecuación causal comunicación mundo de (meros) contemporáneos intuición natural o percepción ciencias naturales objeto objetivación esquema autoexplicación captación inmediata o aprehensión de la cosa misma significado ( en la terminología de Hus­ serl, estrictamente = sentido) adecuación de significado interpretación de significado dotación de significado significativo establecimiento de significado contexto de significado relación social

32

soziale Umwelt Sozialwelt Um-zu-Motiv umweltliche Beobachtung umweltliche Situation umweltliche soziale Beziehung Verhalten

·

Verstehen verstehen verstehende Sozfologie Vorgegebenheit Vorwelt Weil-Motiv Wirbeziehung Wirkensbeziehung Zeichen Zeugnis

mundo de la realidad social directamente vivenciado o mundo de los consociados mundo social motivo-para observación social directa situación cara a cara relación cara a cara (en los escritos posteriores de Schütz en inglés: conduct) conducta comprensión comprender sociología compreñsiva carácter pre-dado mundo de los predecesores motivo-porque relación-nosotros interacción social signo evidencia

I LA FORMULACION DE NUESTRO PROBLEMA : LOS CONCEPTOS METODOLOGICOS DE MAX WEBER

l. Examen preliminar del problema UNO DE los fenómenos más notables de los pasados cincuenta años en la historia intelectual de Alemania fue la controversia acerca del carác­ ter científico de la sociología. El estudio sistemático de la relación del individuo con la sociedad estuvo caracterizado, desde el comienzo mis­ mo, por una acerba discusión tanto respecto de su procedimiento propio como de sus fines. El debate no se limitó, como en otros campos, a las cuestiones de la verdad de una u otra teoría o de la corrección de este o aquel método. Lo que se cuestionaba era más bien toda la materia de las ciencias sociales como algo único por derecho propio y que hubiera tenido existencia anterior en la experiencia precientífica. En un sector, por ejemplo, encontramos que los fenómenos sociales son tratados exactamente como si fueran fenómenos naturales, es decir, causalmente determinados por hechos físicos. En otro sector, sin em­ bargo, encontramos el más agudo contraste entre las dos clases de fenómenos. Los fenómenos sociales se tratan en este caso como perte­ necientes a un mundo de espíritu objetivo, 1 mundo que es con segu­ ridad, inteligible, pero no bajo la forma de leyes científicas. Muy a menudo la actitud del científico social hacia su tema está determinada por sus propios presupuestos metafísicos, éticos o políticos, o por jui­ cios de valor de cualquier clase. Estos presupuestos pueden tener una existencia tácita o ser formulados abiertamente. A medida que el cien­ tífico prosigue su investigación, se encuentra embrollado en problemas cuya solución parece necesaria para que su obra tenga algún sentido. ¿Interesa a la ciencia social el ser mismo del hombre, o sólo le preocu­ pan sus diferentes modos de conducta social? ¿Es la sociedad anterior 1 [El concepto de espíritu objetivo ( obfektiver Geist) a que nos referimos aquí es el de Dilthey. Significa la totalidad del medio cultural, dotado de su propia forma y estructura interna. Es el objeto específico ele las Geisteswissenschaften, es decir, de las ciencias humanas o culturales. Véase en la Introducción un examen de este concepto.]

34

al individuo, de modo que aparte del . todo social el individuo no existe en absoluto? ¿O debemos expresarlo de otra manera y decir que sólo existe el individuo y que las organizaciones sociales, incluida la socie­ dad misma, son meras abstracciones, es decir, ''.funciones" de la con­ ducta de individuos aislados? ¿El ser social del hombre determina su conciencia, o. la conciencia de éste determina su ser social? ¿Puede reducirse la historia del hombre y su cultura a leyes, tales como las de la economía? ¿O, por lo contrario, podemos decir que las así lla­ madas "leyes" económicas y sociológicas expresan meramente las pers­ pectivas históricas de la época en la cual se las formuló? No resulta sorprendente que muchos científicos sociales, enfrentados con todos estos dilemas, traten de enfrentarlos prematuramente mediante pseudosolu­ ciones ingenuas nacidas de distorsiones subjetivas que pueden ser tem­ peramentales, políticas, o a lo sumo metafísicas. Ahora bien, las soluciones a priori de esta naturaleza difícilmente concuerden con el principio básico de la investigación científica que nos requiere simplemente comprender y describir los hechos que tene­ mos ante nosotros. El propósito por el cual debe guiarse toda investi­ gación social digna del nombre de ciencia, es el de ver el mundo de los hechos sociales con una mirada no prejuiciada, clasificar esos hechos bajo conceptos de una manera honesta y lógica y someter a análisis exacto el material así obtenido. La aceptación de este propósito conduce a plantear un requeri­ miento que debe satisfacer cualquier teoría acerca del origen de la sociedad humana. Fue incontestable mérito de Simmel haber visto este problema e intentado su solución. La metodología de Simmel es sin duda, en muchos aspectos, confusa y no sistemática. Como resul­ tado, proyecta continuamente en los fenómenos específicos que inves­ tiga sus propios preconceptos teóricos acerca de la naturaleza de la sociedad. En sus estudios especializados, Simmel realizó contribucio­ nes duraderas y valiosas, aunque muy pocos de sus conceptos básicos sobrevivieron al escrutinio crítico, ni siquiera su concepto clave de efecto recíproco ( Wechselwirkung) .2 Sin embargo," la idea básica de Simmel ha resultado fructífera y se la utiliza aún. Es la noción de que todos los fenómenos sociales concretos deberían remontarse a los modos de conducta individual, y que la forma social particular de tales modos debería comprenderse mediante descripción detallada.3 2 [Simmel concibe los impulsos de los individuos -tales como el hambre y el amor- como el contenido de la vida social. Por otro lado, efectos recíprocos como la competición, la dominación, la cooperación y la solidaridad, son las formas actualizantes de la vida social. Véase nota 3.] . s "Designo como contenido, como material, por así decirlo, de la sociación (Vergesellschaftung), todo lo que está presente en los individuos ( que son los datos concretos inmediatos de toda realidad histórica ) en forma de impulso, interés, propó­ sito, inclinación, estado psíquico, movimiento, todo lo que está presente en ellos de tal modo que engendra efectos mediatos sobre otros o recibe tales efectos. . . . La sociación es entonces la forma (realizada en innumerables maneras diferentes ) en que los individuos llegan juntos a constituir unidades que satisfacen sus intereses."

35

p

La "sociología com rensiva" ( verstehende Soziologie) de Max \Veber parte de la misma idea básica. Esto no implica cuestionar la originalidad de la enorme contribución de Weber, ni siquiera afirmar su dependencia de Simmel. Por lo contrario, la obra de Weber, al reunir como lo hace, muchas de las corrientes de su época, es en todo sentido el producto único de un genio asombroso. Es él quien dio a la sociología alemana actual su dirección, en la medida en que cons­ tituye una ciencia y no una ideología, y quien facilitó a esa ciencia las herramientas que necesitaba para cumplir su tarea. Las obras más importantes de la sociología alemana contemporánea, por ejemplo, las de Scheler, Wiese, Freyer y Sander, serían inconcebibles si Weber no hubiera puesto antes los fundamentos.

' 'Ahora bien ¿en qué consiste la gran realización de Max Weber? En primer lugar, fue uno de los primeros en proclamar que las ciencias sociales deben abstenerse de formular juicios de valor. Emprendió la J;>atalla contra las ideologías políticas y morales que con demasiada facilidad influyen sobre el juicio del científico social� sea esta influencia consciente o no. Con el mismo temperamento, definió la tarea de la sociología no como especulación metafísica sino como descripción sim­ ple y cuidadosa de la vida social. "Para él la sociología ya 'no es la fisolofía de lá existencia humana. Es la ciencia particular de la con­ ducta humana y sus consecuencias." 4

La estructura lógica de su sociología 5 corresponde a esa posición básica. A partir de los conceptos de acción social y de relación social ( �eziehmy�), deriva por medio de descripciones y tipificacio­ nes siemp!eñüevas las dos. categorías de "relación comunal" ( Verge­ meinschaftung) y "relación asociativa" (Vergesellsch_..aftun¡; ) .6

-



(Sirnmel, Soziologie, 2� ed., Munich, 1922). [Traducción inglesa de Kurt H. Wolff, The Sociology of Georg Simmel ( Glencoe, Ill. , 1950 ) . Otros dos capítulos de la obra de Simmel, traducidos por Albion W. Srnall, aparecieron en el American Jour­ nal of Sociology, xv ( 1909 ) , 289-320; xvr ( 1910 ) , 372-91. Respecto al punto a que nos referimos aquí, cf. Simmel ( trad. Small) , "The Problem of Sociology", Ameri­ can /ournal of Sociology, xv ( 1909 ) , 296-97. Una traducción más literal, pero idio­ máticamente menos elegante, de Vergesellschaftung es "societalización". Cf. Theo­ dore Abel, Systematic Sociology in Germany, Nueva York, 1929.] 4 Karl Jaspers, Die geistige Situation der Zeit (Berlín y Leipzig, 1931 ) , pá­ gina 137. [Trad. ingl. Man. in the Modern Age, por Eden y Cedar Paul ( Londres, 1951 ) , pág. 151.] 5 De las obras de Max Weber, las más importantes para nuestras finalidades son su libro principal, Wirtschafr und Gesellschaft, l� ed. ( Tubinga, 1922 ) . [Hay versión castellana: Economía- y- -sociedad. México, Fondo de Cultura Económica, 1957.] Infortunadamente quedó inconcluso, y los trabajos incluidos en el volumen Gesammelte Aufsatze zur Wissenschaftslehre ( Tubinga, 1922) . [La parte I de Wirtschafr und Gesellschafr, vol. I hasta la pág. 180, fue traducida por A. M. Hen­ derson y Ialcott ]'arsons con el título de The Theory of Social and Economic Orga­ nization ( Glencoe;·-:rn:; 1957 ) . Utilizaremos esta traducción (mencionándola sim­ plemente con las letras "T.I." ) para transcribir las citas que Schütz hace de Weber.] 6 ["Una relación social se llamará 'comunal' si -y en la medida en que- la orientación de la acción social . . . se base en un sentimiento subjetivo de las partes, sea afectual o tradicional, por el cual se perciban como vinculadas. Una relación so-

36 mediante la introducción del concepto de orden, deduce los tipos par­ ticulares de grupos de asociamiento y asociaciones compulsivas.7 La manera en que Weber utiliza este aparato lógico para aplicarlo al estudio de la economía, el gobierno, la ,ley y la religión como fenóme­ nos sociales, no puede describirse aquí en detalle. Lo que nos interesa es el hecho de que 'Veber reduce todas las clases de relaciones y estructuras sociales, todas las obbjetivaciones culturales, todos los domi­ nios del espíritu objetivo, a las formas más elementales de conducta individual. Todos los complejos fenómenos del mundo social retienen sin duda su significado, pero éste es precisamente el que los individuos implicados atribuyen a sus propios actos. La acción del individuo y el significado a que ésta apunta son lo único sujeto a la comprens_ión. Además, sólo mediante tal comprensión de la acción individual puede la ciencia social acceder al significado de cada relación y estructura social, puesto que éstas están, en último análisis, constituidas por la acción del individuo en el mundo social. El proyecto de reducir el "mundo del espíritu objetivo" a la con­ ducta de los individuos nunca se había llevado a cabo tan radicalmente como lo hizo Max Weber en su formulación inicial del fin de la socio­ logía comprensiva,, Esta ciencia debe estudiar la conducta social inter­ pretando su significado subjetivo tal como se lo encuentra en las inten­ ciones de los individuos. · El propósito, entonces, es el de interpretar las acciones de los individuos en el mundo social y la manera en que éstos dan . significado a los fenómenos sociales. Pero para lograr este propósito, no basta observar la conducta de un solo individuo o reunir estadísticas acerca de la de grupos de individuos, como nos lo haría creer un tosco empirismó. Más bien, eLQropósito específico de la socio­ logía requiere un método especial para seleccionar los materiales per­ tinentes para las cuestiones peculiar.es que ésta suscita. Esta selección resulta posible mediante la formulación de ciertas frases gramaticales

cial, en cambio, se llamará 'asociativa' si -y en la medida en que la orientaci6n de la acción social que en ella se produce se basa en una adaptación racionalmente motivada de intereses , . . ,. sea que el fundamento del juicio racional lo constituyan valores absolutos o razones de conveniencia. Es sobremanera común, aunque dei nin­ gún modo inevitable, que el tipo asociativo de relación se base en un acuerdo racio­ nal por mutuo consenti!lliento. , . . Ejemplos de relaciones asociativas son: a) el intercambio racional del tnercado libre; b) la asociación voluntaria basada en el pro­ pio interés, y e) la asociación voluntaria motivada por una adhesión a un conjunto de valores absolutos comunes, por ejemplo la secta racional. Ejemplos de relaciones comunales son: una hermandad religiosa, una relación erótica, una relaci6n de leal­ tad personal, una comunidad nacional, el espíritu de cuerpo de una unidad militar" (Weber, Wirtschaft und Gesellschaft, I, 21-22; T. l., págs. 136-37).] 7 ["Una 'asociación voluntaria' ( Verein) es un grupo de asociamiento ( Ver­ band) originado en un acuerdo voluntario, y en el cual el orden establecido sólo pretende tener autoridad sobre los miembros en virtud de un acto personal de adhesión. "Una 'asociación compulsiva' (Anstalt) es un grupo de asociamiento cuyo or­ den establecido ha sido exitosamente impuesto, dentro de una esfera específica de actividad, sobre todos los individuos que se adapten a ciertos criterios específicos . . ; el caso típico de una asociación compulsiva es el Estado " (ibíd.; T. l., pág. 151).] ·

..

. . •

37

teóricas conocidas como "tipos ideales". Estos tipos ideales no equi­ valen, de ninguna manera, a promedios estadísticos, porque se los selecciona de acuerdo con la clase de pregunta que se formula en cada oportunidad, y se los constmye de acuerdo con los requerimientos metodológicos de estas preguntas. Tampoco son, sin embargo, fantas­ mas vacíos o meros productos de la fantasía, pues deben ser verificados mediante el material histórico concreto que comprende los datos del científico social. Mediante este método de construcción y verificación de los tipos ideales, puede interpretarse estrato por estrato el signifi­ cado de los fenómenos sociales particulares como significado al que tienden subjetivamente los actos humanos. De esta manera puede develarse la estructura del mundo social como una estructura de sig­ nificados intencionales e inteligibles. Pero pese a la impresión que produce el concepto de "sociología comprensiva" de Weber, se basa en una serie de supuestos tácitos. Es cuestión de urgente necesidad identificar estos supuestos y formularlos claramente, pues sólo un análisis radical de los elementos auténticos y básicos de la acción social puede proporcionar un fundamento con­ fiable para los futuros progresos de las ciencias sociales. Sólo cuando se le. hizo clara esta necesidad, y aun entonces con evidente resistencia, Max Weber se ocupó . de los fundamentos teóricos de la sociología, puesto que prefería mucho más trabajar en problemas concreto.s. Sólo le interesaban los problemas epistemológicos en la medida en que repercutían directamente sobre la investigación especializada o propor­ cionaban herramientas adecuadas para realizarla. Una vez que tenía a su disposición estas herramientas, perdía interés en los problemas más fundamentales.8 A pesar de las significativas contribuciones que realizó Weber a la metodología, de su incorruptible visión de la tarea de formación de conceptos en las ciencias sociales, y de su admirable instinto filosófico que le permitía establecer la posición crítica correcta en cuestiones epistemológicas, s e preocupó muy poco por consolidar sistemáticamente sus resultados mediante un punto de vista filosófico seguro y de alcance general. Tenía de hecho muy escaso interés en esclarecer los supuestos filosóficos incluso de sus conceptos principales . . . :Es en este punto donde resultan evidentes las limitaciones teóricas de ·weber. Interrumpe su análisis del mundo social cuando llega a lo que él supone que son los elementos básicos e irreductibles de los fenó­ menos sociales. Pero s e equivoca en este supuesto. Su concepto del acto significativo del individuo -idea clave de la sociología compren­ siva- de ninguna manera define un elemento primitivo, como él cree que lo hace. Es, por lo contrario, una simple etiqueta para designar una zona muy compleja y ramificada que requiere mucho más estudio. Weber no establece distinción entre la acción considerada como algo en curso y el acto completado, entre el significado del productor de un 8 Cf. Marianne Weber, Max Weber, ein Lebensbild (Tubinga, 1926), por ejemplo la pág. 322. [2"' ed., Heidelberg, 1950.] ·

38 objeto cultural y el significado del objeto producido, entre el significado de mi propia acción y el significado de la acción de otro, entre mi propia vivencia y la de otro, entre mi comprensión de mí mismo y la que tengo de otra persona. No se pregunta cómo se- constituye el sig­ nificado de un actor o qué modificaciones sufre ese significado para los que participan con él en el mundo social o para un observador no participante. No trata de identificar la relación única y fundamental que existe entre el mí mismo y el yo de otro, relación cuyo esclareci­ miento resulta esencial para comprender con exactitud en qué consiste conocer a otra persona. Weber distingue, sin duda, entre el significado de una acción al que se apunta subjetivamente y su significado objeti­ vamente cognoscible. Pero no reconoce más distinciones en este sen­ tido y presta tan poca atención a las maneras en que \In intérprete modifica el significado como a las perspectivas conceptuales en que se nos dan nuestros congéneres humanos. ; Pero, de hecho, existen dife­ rencias radicales en la estructura significativa de mi propia conducta, la conducta de mis consociados,9 que yo vivencio inmediatamente, y la de aquellos que son meramente mis contemporáneos o aun mis prede­ cesores, cuyo conocimiento es para mí totalmente indirecto.10 Lejos de ser homogéneo, el mundo social se nos da en un complejo sistema de perspectiva: mi partícipe y yo, por ejemplo, tenemos una experien­ cia recíproca íntima y rica cuando conversamos, mientras que a un observador distante le aparecemos rodeados por un aura de "chatura" y "anonimidad". El individuo toma en cuenta estos escorzos de la pers­ pectiva cuando realiza los actos de establecer e interpretar el signifi­ cado,11 y tales fenómenos de perspectiva son, por lo tanto, de interés directo para las ciencias sociales. No nos referimos aquí a las diferen­ cias existentes entre los puntos de vista personales desde los cuales diferentes personas miran el mundo, sino a la diferencia fundamental que hay entre mi interpretación de mis propias vivencias ( autointer­ pretación) y mi interpretación de las vivencias de otra persona. Lo que se ofrece a ambos, al yo actuante y al observador que interpreta, no es sólo el simple acto significativo y el contexto o configuración de significado al que éste pertenece, sino todo el mundo social en pers­ pectivas plenamente diferenciadas. Sólo mediante esta introvisión pode­ mos comprender cómo se capta el yo del otro como un tipo ideal, en el sentido que acabamos de examinar. No hay duda de que Weber vio todos estos problemas, pero sólo los analizó en la medida en que le parecía necesario para sus propias finalidades. Dio ingenuamente por sentados los fenómenos significati9 [Umwelt (mis congéneres directamente vivenciados por mí, con los cuales tengo una relación cara a cara ) . Schütz, cuando escribía en inglés, utilizaba tanto "associates" ( asociados) como "consociates" ( consociados ) .] 10 [El Mitwelt ( mundo de mis contemporáneos) y el Vorwelt ( mundo de mis predecesores ) se conocen indirectamente, en contraste con el Umwelt. Estos con­ ct>ptos están desarrollados sistemáticamente en el capítulo IV.] 11 [Véase la nota 26, en la pág. 42.]

39 vos del mundo social como una cuestión de acuerdo intersub;etivo, exactamente de la misma manera en que todos nosotros suponemos, en la vida diaria, la existencia de un mundo externo sometido a leyes, que se adecua a los conceptos d e nuestra comprensión. En efecto, en el simple proceso de vivir vivenciamos directamente nut;stros actos como significativos, y damos por sentado, como parte de nuestra perspectiva natural del mundo, que los demlts vivencian también directamente sus acciones como significativas exactamente de la misma manera en que lo haríamos nosotros si estuviéramos en su lugar. Creemos también que nuestras interpretaciones de los significados de las acciones de � otros son, en conjunto, correctas. Pero cuando se admiten en el apa­ rato de una ciencia, en forma no crítica, supuestos del sentido común, éstos encuentran la manera de tomarse la revancha. Tal cosa puede ocurrir cuando se introducen subrepticiamente equívocos dentro de los conceptos básicos de esa ciencia, que producen un efecto adverso sobre la iI;ivestigación. O puede suceder cuando no se logra ver que fenómenos aparentemente diversos son en realidad del mismo tipo, falla producida porque no se ha penetrado más allá de las apariencias, hasta llegar a las raíces de los fenómenos en cuestión. Si bien este peligro pende sobre cualquier ciencia, su amenaza se vuelve especialmente grave en el caso de la sociología. En efecto, la tarea del sociólogo con­ siste en realizar un estudio científico de los fenómenos sociales. Ahora bien, si los fenómenos sociales están constituidos en parte por conceptos del sentido común, resulta claro que no beneficiará a la sociología el que ésta se abstenga de un examen científico de tales ideas "evidentes . ' ,, por s1 mismas . Es en este punto donde resulta visible la complicada relación que existe entre las ciencias sociales y su objeto propio. La estructura del mundo social es significativa no sólo para quienes viven en ese mundo, sino también para sus intérpretes científicos. Al vivir en el mundo, vivimos con otros y para otros, y orientamos nuestras vidas hacia ellos. Al vivenciarlos como otros, como contemporáneos y congéneres, como predecesores y sucesores, al unirnos con ellos en la actividad y el trabajo común, influyendo sobre ellos y recibiendo a nuestra vez su influencia, al hacer todas estas cosas, comprendemos la conducta de los otros y suponemos que ellos comprenden Ja nuestra. En estos actos de establecimiento e interpretación de significados se construye para nosotros, en grados variados de anoniinidad, en una mayor o menor intimidad de vivencia, en múltiples perspectivas que se entrecruzan, el significado estructural del mundo social, que es tanto nuestro mundo ( estrictamente hablando, mi mundo ) como el mundo de los otros. Ahora bien, este mismo mundo social que vivenciamos inmediata­ mente como significativo, lo es también desde el punto de vista del científico social. Pero el contexto de significado en el cual éste inter­ preta ese mundo es el de un escrutinio sistematizador más bien que el de la vivencia viva. Sin embargo, sus datos son los significados ya

40 constituidos de los participantes activos en. el mundo social. A· estos datos ya significativos deben referirse, en última instancia, sus concep· tos científicos : a los actos significativos de hombres y mujeres, indi­ viduales, a la experiencia cotidiana que tienen unos de otros, a su comprensión de los significados del otro, a su iniciación de nueva con­ ducta significativa por su propia cuenta. Le interesarán, además, los conceptos · que la . gente tiene acerca del significado de su propia con­ ducta y de la conducta de los demás, y los. que tiene acerca del signi­ ficado de las producciones humanas de todas clases. Vemos así que los datos de las ciencias sociales poseen, cuando aún se encuentran en el estadio precientífico, aquellos elementos de significado y estruc� tura inteligible que aparecen más tarde en forma más o menos explí­ cita, con pretensiones de validez categorial, en la ciencia interpreta­ tiva misma. La conducta humana ya es entonces significativa cuando ocurre, y es inteligible en el nivel de la vida diaria, aunque, sin duda, en una forma vaga y confusa. La vaguedad se aclara en varias etapas_ en cada una de las cuales ocurre un reordenamiento de la estructura sig­ nificativa. Esto se produce tomando el contenido significativo ya clari­ ficado y reinterpretándolo en función de su sustrato en la vivencia. Dos ejemplos de los muchos niveles de interpretación del significado son, en un extremo de la escala, el simple hecho de "tener significado" que comprobamos en la vida diaria y, en el otro, la comprensión extrema­ damente refinada del significado que observamos en los tipos ideales de la sociología comprensiva. Es cuestión de urgente necesidad en este momento que la filosofía de las ciencias sociales esclarezca las complejas relaciones existentes entre las diferentes dimensiones del mundo social, las someta a un análisis tan radical como para llegar a sus fundamentos mismos, y fije los límites entre sus diferentes estratos: En verdad, la controversia acerca del objeto propio y de la metodología de las ciencias sociales es precisamente el resultado de la confusión acerca de estas cuestiones. En efecto, lo que ocurre en la actualidad en sociología es que cada una de las diferentes escuelas de pensamiento elige uno de estos nive­ les de interpretación como punto de partida, desarrollJ luego una me­ todología adecuada para ese nivel e inicia toda una nueva línea de investigación. El nivel o estructura de significado que constituía el punto de partida se define en seguida como el contenido exclusivo, o por lo menos esencial, de la sociología. Si damos un vistazo a los grandes sistemas de la sociología ale­ mana contemporánea ( siguiendo, por ejemplo, la adecuada exposición de Freyer) ,12 encontramos que el mundo del espíritu objetivo ( Dil­ they) ,13 o el todo social como contenido de la mente ( Spann ) 14 o, de

12 Soziologie als Wirklichkeitswissenschaft (Leipzig, 1930).

13 "Einleitung in die Geisteswissenschaften: Der Aufbau der geschichtlichen Welt", Gesammelte Schriften, vols. I y IX ( Leipzig, 1923) . 14 Gesellschaftslehre, 1 � ed. ( Berlín, 1914); Kategorienlehre (Jena, 1924).

41 lo contrario, el concepto formal de · efecto recíproco (Simmel) 15 se definen en cada caso como el tema propio de la sociología. Uno parte del concepto fundamental de la unidad total de la cultura y procede a estudiar la formación de las culturas históricamente . dadas (Alfred Weber) ,16 otro parte de las relaciones sociales entre individuos y pro ­ cede a describir la naturaleza del grupo y del sistema ·social que en él se basa (Wiese ) , 17 y un tercero considera todo el proceso so�ial como un movimiento de masa y desarrolla a partir de allí la idea de progreso ( Franz Oppenheimer ) .18 Hay además quien toma como tema de la sociología el desarrollo de las ideologías durante el curso de la historia y la consolidación de esas ideologías como modos de vida ( Mannheim) . 19 Contra todas estas especulaciones, la sociología del conocimiento de Max Scheler 20 ocupa un lugar especial porque sólo representa una zona pequeña de un sistema de sociología material y cultural planeada en gran escala por su autor. En todos estos casos se convierten en objeto de observación ciertas estructuras significativas dentro del mundo social. Son, sin duda, esen­ cialmente inteligibles y, como tales, accesibles a la interpretación cien­ tífica. Pero el hecho es que cada una de estas estructuras significativas puede reducirse además a ciertos elementos a partir de los cuales se ha constituido. Esos elementos no son sino procesos de establecimiento y de comprensión de significado que ocurren dentro de los individuos, procesos de interpretación de la conducta de otras personas y procesos de autointerpretación. Pero esos procesos no han recibido aún la aten• ción que merecen. Además de ello, prácticamente no se ha percibido el problema consistente en hacer remontar todas las estructuras signi­ ficativas en cuestión a un solo elemento básico. Algunos autores han Visto sin duda este último problema. Trata­ ron de definir el tema propio de la sociología a partir, precisamente, de una solución de estos problemas fundamentales. Este es el caso de Litt,21 que comienza con las vivencias conscientes del individuo y luego procede a través de la relación-tú ( Du-Beziehung) hasta llegar al círculo cultural cerrado ( Kulturkreis) . Lo mismo puede decirse de Freyer,22 cuando trata de derivar el mundo del espíritu objetivo a partir de la acción del individuo. Sobre todo, debemos mencionar respecto de esto a Sander, que en un profundo y muy importante estu15 Soziologie. 16 Ideen zur Staats- und Kultursoziologie (Karlsruhe, 1917). 17 Soziologie, vols. 1 y 11 ( Munich, 1924) . [Adaptación inglesa Systematic Sociology, por Howard Becker (Nueva York, 1932 ) .] 18 System der Soziologie, vol. 1 (Jena, 1922-23 ) . 1 9 Ideologie und Utopie (Bonn, 1929 ) . [T.I., Ideology and Utopia, por Lewis Wirth y Edward A. Shils ( Nueva York, 1936) .] [Hay versión castellana: Ideología y utopía. Madrid, Aguilar, 1958.] 20 Die Wissensformen und die Gesellschaft (Leipzig, 1926) . 21 Individuum und Gemeinschaft, 3'- ed. ( Leipzig, 1926) . 22 Theorie des obfektiven Geistes ( Leipzig, 1923) .

42 dio 23 toma como punto de partida la filosofía de Rehmke,24 que postula la conciencia mpmentánea del yo solitariO y luego trata primero de deducir relaciones comunales y asociativas y, finalmente, el Estado, la economía y la ley, deducción que se cumple a partir de un análisis de la tendencia y la volición. Es evidente que las obras de estos estudiosos dejan sin resolver el problema del significado, concepto que parece abarcar muchas cosas diferentes, sea que ocurra en la literatura filosófica o en la de las cien­ cias sociales.20 Este concepto requiere un análisis radical. Sin embar­ go, la realización de tal análisis exige una preparación filosófica amplia. La materia a abarcar incluye todo el ámbito de las vivencias propias y de las ajenas. Además, aun un examen superficial muestra clara­ mente que el problema del significado es un problema temporal: no un problema de tiempo físico, que es divisible y mensurable, sino un problema de tiempo histórico. Este último consiste siempre en un fluir de tiempo, lleno, sin duda, con hechos físicos, pero dotado de la natu­ raleza de una "conciencia temporal interna", una conciencia de la propia duración. Es dentro de esta duración donde el significado de las viven­ cias de una persona se constituye para eIIa a medida que las va vi­ venciando. Aquí, y sólo aquí, en el estrato más profundo de la vivencia que es accesible a la reflexión, debe buscarse la fuente última de los fenómenos de "significado" ( Sinn) y "comprensión" ( Verstehen) . Este estrato vivencia! sólo puede develarse en la autoconciencia estricta­ mente filosófica. Por lo tanto, quien quiera analizar los conceptos básicos de las ciencias sociales debe estar dispuesto a embarca,rse en un laborioso viaje filosófico, pues la estructura significativa del mundo social sólo puede deducirse a partir de las características más primiti­ vas y generales de la conciencia. La investigación de esos estratos pro­ fundos se ha abierto felizmente ahora merced a los grandes descubri­ mientos filosóficos de Bergson y Husserl. La filosofía de la duración de Bergson y la fenomenología transeendental de Husserl hicieron por fin posible la solución de los enigmas del establecimiento y la inter­ pretación del significado.26 23

Allgemeine Soziologie ( Jena, 1930) .

.

24 [Cf. Johann Rehmke, Philosophie als Gntndwissenschaft, 2'1 ed. ( Leipzig,

1929) .] 25 Cf. los nueve significados diferentes de la palabra "significado" que ha esta­

blecido H. Gomperz sobre la base de ejemplos tomados de la literatura más reciente. Confróntese con esto el éoncepto radicalmente diferente de "significado" en Heideg­ ger ( Sein und Zeit [Halle, 1927] , especialmente págs. 144 y sigs., 147, 151 y sigs. [T.I., Being and Time, por J. Macquarrie y E. Robinson ( Nueva York, 1962 ) , pági­ nas 183-4, 187-8, 193] ) , o en las muy importantes obras de Paul Hofmann ("Das Verstehen von Sinn und seine Allgemeingültigkeit'', Jahrbuch für Charakterologie, vol. VI; "Metaphysik oder verstehende Sinn-Wissenschaft", suplemento a Kant Stu­

dien, 1929 ) . 26 [ Sinnsetzung, "establecimiento d e significadó' es · el Acto por e l cual un individuo da significado a un cierto trozo de conducta, un signo o un objeto cultural. Sinndeutung "interpretación de significado" es la comprensión de lo que quiere ·decir el individuo que establece tal significado.] ·

43 Este libro, que parte de los problemas suscitados por Max Weber, se apoya, sin reservas, en las conclusiones firmes a que llegaron los dos filósofos antes mencionados. Trata de determinar la naturaleza precisa del fenómeno del significado, y de hacerlo mediante un análisis de la función constitutiva. Sólo después de haber captado con segu­ ridad el concepto del significado como tal, podremos analizar paso a paso la estructura significativa del mundo social. Siguiendo este pro­ cedimiento estaremos en condiciones de fondear el aparato metodoló­ gico de la sociología comprensiva en un punto mucho más profundo que aquel al que había llegado Max Weber. Hemos podido, pues, delimitar nuestro propósito y la manera en que esperamos lograrlo. El propósito es el esclarecimiento del con­ cepto básico de sociología comprensiva de Max Weber. Comenzaremos mostrando la necesidad de realizar un análisis más amplio de conceptos tales como "comprensión directa y comprensión motivacional'',27 "sig­ nificado subjetivo y objetivo", y "acción significativa y conducta signi­ ficativa". A partir de este último par de conceptos, trataremos, en el capítulo II, la manera en que se constituye el significaQ.o en la vivencia individual del yo solitario. Al hacerlo así, rastrearemos el significado hasta su punto mismo de origen, en la conciencia temporal íntima, en la duración del yo que vive la vivencia. Apoyados firmemente en el concepto de la duración de Bergson, y aun más en el análisis que hace Husserl de la constitución de la vivencia subjetiva -a partir de los fenómenos de retención y reproducción- describiremos la naturaleza de las vivencias discretas, de las conductas que surgen de la actividad espontánea, y de la acción de acuerdo con un proyecto preconcebido. Así, estableceremos un concepto inicial de significado sobre el cual se basarán nuestros posteriores argumentos. El próximo paso consistirá en llamar la atención hacia el fenómeno de modificación atencional y analizar el "contexto significativo" ( Sinnzusammenhang) en el proceso temporal de ejecutar sintéticamente un acto complejo. Mostraremos de esta manera cómo el yo construye, a partir de su corriente de la con­ ciencia ya vivenciada, un mundo complejo de vivencias. Al mismo tiempo, explicaremos los esquemas interpretativos dentro de los cuales el yo organiza sus vivencias en el proceso de autointerpretación.2ª La última parte del capítulo II se dedicará a la consideración del contexto motivacional, el complicado y peculiar contexto de significado que está implicado en la acción. En el capítulo III pasaremos de la autocomprensión a la compren• 27 ["Aktuelles und motivationsmassiges Verstehen'', Wirtschaft und Gesell­ schaft, págs. 3-4 (T. l., págs. 94-95) . Si vemos que un hombre apunta un fusil hacia otro, tenemos una comprensión directa de lo que está haciendo; si luego nos dicen que es miembro de un pelotón de fusilamiento, hemos adquirido una com­ prensión motivacional de por qué lo está haciendo.] 28 [ Skh selbst fnterpretierend. Schütz utiliza los términos "autointerpreta­

ción" y "autocomprensión" para sigruficar la interpretación o comprensión de la pro­ pia experiencia de uno.]

44 sión de los otros. Al hacerlo así, estableceremos la distinción funda­ mental entre comprender nuestras propias vivencias de la otra persona y comprender las vivencias de la otra persona. Trataremos de rastrear las relaciones existentes entre estos dos tipos de comprensión, aten­ diendo sobre todo al hacerlo a la teoría del signo ( Zeichen ) y la indi­ cación ( Anzeichen ) , del producto ( Erzeugnis) y de la prueba ( Zeug­ nis) . Luego daremos una definición precisa de los conceptos de signi­ ficado subjetivo y objetivo, que según demostramos en el capítulo I constituyen los conceptos básicos de la sociología comprensiva. Con este propósito realizaremos un análisis del establecimiento y la inter­ pretación del significado. Mostraremos después, en una breve digre­ sión, que el doble papel que cumplen entonces las ciencias culturales como ciencias del significado subjetivo y objetivo, tiene sus raíces en la naturaleza fundamental del pensamiento humano mismo. Por último, en el capítulo IV, analizaremos nuestro conocimiento de las demás personas y, sobre esa base, presentaremos una teoría general de la estructura del mundo social y, nor lo tanto, del objeto propio de las ciencias sociales. Volviendo una vez más a Weber, someteremos a examen exhaustivo los conceptos de acción social y relación social y determinaremos el complejo total de hechos denotado por esos dos términos. Resultará entonces claro que estos fenómenos varían de naturaleza según ocurran en los mundos de los asociados, los contem­ poráneos, los predecesores o los sucesores. El · resto del capítulo IV tratará en su mayor parte de los cambios sufridos por el establecimiento del significado, la interpretación del significado, el contexto motiva­ cional y la perspectiva de comprensión en los mundos o sectores recién mencionados. Esto constituye el núcleo central del libro. El contraste radical que allí estableceremos entre la comprensión de los asociado� y contemporáneos de una persona, por una parte, y la construcción de tipos ideales a partir de ella, por la otra, esclarecerá la diferencia exis­ tente entre vida significativa en el mundo social e interpretación sig­ nificativa de esa vida mediante las ciencias sociales. Mostraremos también en el capítulo IV la diferencia que existe entre sociología e historia, definida la primera como la ciencia del mundo de los contem­ poráneos, y la segunda como la ciencia del mundo de los predecesores. . Sólo después de lograr u�a comprensión de la estructura peculiar del mundo de los contemporáneos, que es el solO objeto de las ciencias sociales, podemos abordar los problemas metodológicos del segundo. Esto resulta especialmente cierto en lo que respecta a los problemas metodológ:i:tos de·.Ia sociología comprensiva. En el capítulo V se anali­ zan los coñceptos básicos de la sociología comprensiva, especialmente los de adecuación significativa y adecuación causal, de probabilidad subjetiva y objetiva y de lo racional, sobre la base de la comprensión precisa del método de los tipos ideales ya logrado. De esta manera se demuestra el carácter mutuamente confirmatorio de las categorías de Weber. Luego, al final, podremos pronunciar el veredicto definitivo

45 acerca del objeto y la metodología propios de la sociología compren­ siva, que era el problema con el cual· comenzamos. Habremos completado así el círculo, y difícilmente sea accidental, sino que más bien corresponderá a la naturaleza de las cosas, el hecho de que hayamos tenido que terminar por donde comenzamos, con la obra del hombre cuyo pensamiento penetró más profundamente en la estructura del mundo social : Max Weber.

2. El concepto de acción significativa de Max Weber Según Weber, la tarea de la sociología comprensiva consiste en com­ prender e interpretar la acción social. La acción social es aquella que en virtud del significado subjetivo que le atribuye el individuo ( o individuos) actuan­ tes, toma cuenta de la conducta de los otros y de acuerdo con ello orienta su propio curso . En el concepto de "acción" se incluye toda conducta humana a la que el individuo actuante atribuya un significado subjetivo, y en la medida en que lo hace. La acción, en este sentido, puede ser manifiesta o puramente interna o subjetiva; puede consistir en intervenir positivamente en una situación, o en abstenerse deli­ beradamente de hacerlo, o prestar aquiescencia pasiva a esa situación.29 . •

Estas definiciones básicas de Weber merecen un examen muy detenido. Comencemos nuestra crítica con la definición que da Weber del concepto de acción. La acción es significativa para el que actúa; eso es lo que distingue la acción de la mera conducta. Hasta aquí, no hay una referencia social necesaria. Toda acción dirigida hacia un objeto es ipso facto significativa. Cuando mojo mi pluma en la tinta o acerco la lámpara de mi escritorio, actóo en forma significativa. Podemos trasladar ahora este concepto inicial de significado a,, la esfera social y aplicarlo a la acción social que, como hemos visto, es acción basada en la conducta de otros. Consideremos brevemente la diferencia específica de la acc10n social. Ante todo, esta última, por su significado subjetivo mismo, debe basarse en la conducta de otro ser humano. Pero esto significa que nos encontramos ahora frente a un nivel diferente de significado. El individuo puede ya actuar en forma significativa, aparte de cualquier implicación social. Pero en el momento en que entre en relaciones sociales, sus acciones asumen un significado más. Están entonces enfo­ cadas sobre otro : un "tú". En este nuevo estadio, la ácción sólo puede comprenderse presuponiendo la existencia de ese "tú". Sin embargo, según el punto de vista de Weber; no es suficiente que una acción establezca el contacto con otra persona para que se la califique de acción social. 29 Weber, Wirtschaft 1md Gesellschaft, pág. 1 [T.I., pág. 88] .

46 No todo tipo de contacto entre seres humanos tiene un carácter social; este carácter se limita, más bien, a los casos en que la conducta del actor está orientada significativamente bada la de otros. Por ejemplo, un mero choque de dos cidistas puede compararse con un evento. natural. Por otro lado, sus tentativas para evitar el choque, o los insultos, golpes o discusión amistosa que pueden seguir a éste, constituiiian "acción" social.30

\Veber requiere entonces que la persona que realiza una acción social esté consciente de mucho más que de la pura existencia del otro. Debe darse cuenta del significado de la conducta del otro e interpretarlo. Pero aquí llegamos a un tercer nivel de significado. Una cosa es tener la vivencia "eso es un congénere'', y otra totalmente distinta tener la vivencia "esa persona se está comportando de tal o cual manera, y yo voy a actuar en consecuencia". Estas dos vivencias pertenecen, de hecho, a dos dominios diferentcs de significado. Weber lo expresa claramente cuando al explicar el concepto de "el otro", observa: Los otros pueden ser personas individuales y ser conocidas para el actor como tal, o constituir una pluralidad indefinida y ser totalmente desconocidos como indi­ viduos. Así, la "moneda" es el medio de intercambio que el actor acepta en pago, porque orienta su acción según la expectativa de que un número muy grande pero desconocido de individuos con los que él no tiene relación personal estarán dispuestos a aceptarla en el intercambio, en alguna ocasión futura.si

En este caso la proposición "eso es un congénere" no .es captada temá­ ticamente 32 sino que se da por sentada 33 por parte del actor, sobre la base de su experiencia social. En cambio, el significado que se desarrolla temáticamente en esta situación es la referencia a la "con­ ducta" de otros, que resultan ser aquí seres anónimos. Un cuarto nivel de significado se agrega con el postulado de que la acción social debe orientarse hacia la conducta de otro. Debemos posponer para más adelante 3 4 el esclarecimiento del significado d e ese concepto muy poco claro, el d e "orientarse", que u n crítico 3 5 ínter30 Ibíd., pág. 11 [T.I., pág. 113]. 31 Ibíd., pág. 11 [T.I., pág. 112] . 3 2 ["Captar algo temáticamente" es mantenerlo en el centro de la atención.

En este caso Schütz da a la expresión el mismo sentido que Husserl. Véase Husserl,

Ideas, § 122 c, pág. 344. En el curso del libro indicaremos la obra de Husserl, Ideen zu einer reinen Phiinomenologie und phiinomenologischen Philosophie , 3" ed. ( Halle, 1928 ) , simplemente con "Ideen'. La traducción inglesa de \V. R. Boyce Cibson ( Nueva York y Londres, 1931) se indicará con "Ideas".] ;¡;¡ Este término (fraglos gegeben ) . que definiremos con mayor precisión más adelante, fue utilizado por Scheler en vinculación con el desarrollo de la "cosmo­ visión relativamente natural"; cf. su obra Wissensformen u nd Gesellsclwft, pág. 59. Felix Kaufmmm utilizó a su vez ese concepto en su análisis del valor, en su libro Die 11hilosophischen Grundprobleme cler Lehre von der Strafrechtsschuld ( Leipzig y Viena, 1929 ) . 34 Véase más adelante, cap. II, apartado 17. 3 11

Sander, quien piensa que \Veber quiere significar con "orientación" que el

47 pretó en parte equivocadamente. Todas estas estructuras de significado son comprendidas por el actor social, lo cual sólo puede significar que éste basa su acción en la comprensión que tiene de la conducta de otros. Y según el punto de vista de Weber, la comprensión de esta conducta social, es decir, su "interpretación'', es a su vez la tarea pro­ pia de la sociología. Sin embargo, este trabajo de interpretación ocurre en otro nivel de significado, que es el quinto. El análisis realizado hasta aquí deja aún tres . amplios sectores de problemas no resueltos que corresponden al concepto de acción social. Estos son:

l. ¿Qué significa decir que el actor atribuye un significado a su acción?

2. 3.

¿De qué manera se da el yo del otro al yo, como algo significativo? ¿De qué manera comprende el yo la conducta de los otros, a) en general, b) en función del significado subjetivo de los otros?

Estas cuestiones no pertenecen como tales a las ciencias sociales. Se refieren, más bien, a ese sustrato de objetos de las ciencias sociales que hemos examinado con anterioridad, es decir, al nivel en el cual el mundo social se constituye en actos de la vida diaria con los otros (esto es, actos en los cuales se establecen e interpretan los significa­ dos ) . No estamos aún preparados para realizar un análisis exhaus­ tivo de estos problemas, sino que tendremos que contentarnos con unos pocos resultados imprecisos de validez meramente provisional. Weber retoma reiteradamente el problema de cómo debe definirse la conducta significativa y cómo proceder para distinguirla de la caren­ te de significado. Habla de los límites fluctuantes de la conducta significativa y menciona como caso límite el de la conducta afectual : La conducta puramente afectual se encuenh·a también en el límite de la que podemos considerar "significativamente" orientada, y a menudo rebasa la línea. Puede consi�tir, por ejemplo, en una reacción incontrolada ante algún estímulo excep­ cional. Es un caso de sublimación cuando la acción afectualmente determinada ocurre en forma de descarga consciente de tensión emocional. Cuando esto sucede, la conducta se encamina por lo común, aunque no siempre, hacia la racionalización ' en uno u otro de los sentidos mencionados anteriormente, o en ambos,36

Debemos distinguir la conducta afectual, que carece por lo tanto de significado -puesto que se encuentra más allá de los límites de la conducta "consciente" ( ¡nótese bien! ) de la acción afectual. La acción -

objeto de todo acto social consiste en hacer que alguien se comporte de una cierta manera mediante la propia conducta física ( neto expresivo ) . Véase su artículo "Gegenstand der reinen Gesellschaftslehre", Archiv für Sozialwissensclwften, LIV, 329-423, especialmente 33.5. :io Wirtschaft und Gesellschaft, pág. 12 [T.I., pág. 116] .

48 afectual tiene en común con la acción . basada racionalmente en un valor elegido, el hecho de que su significado no reside en el logro de un resultado ulterior a él, sino en la ejecución del tipo espe­ cífico de acción por sí mismo. Ejemplos de acción afectual son la satisfacción de un impulso directo de venganza, de gratificación sensual, de devoción a una persona o ideal, de arrobamiento contemplativo o, . por último, de abreacción de tensiones emocionales. Tales impulsos pertenecen a esta categoría, cualquiera que sea el grado de sordidez o sublimidad que posean.3 7

La conducta afectual y, en cierta medida, la que se basa en la elección racional de valores están cercanas a los límites exteriores de lo significativo. Pero no son los únicos tipos de conducta que se encuen­ tran en este caso. Existen también "ciertas uniformidades empíricas es decir, ciertos tipos de acción, que corresponden a un significado subjetivo típicamente apropiado, atribuible a algunos actores . . . que se repiten con frecuencia en el mismo individuo o las realizan simul­ táneamente muchos individuos distintos",38 tales como la costumbre, el uso, etcétera, e igualmente la "conducta tradicional", que Weber considera como . . •

muy cercanas al límite de lo que puede llamarse justificadamente acción en forma significativa, y ubicadas incluso a menudo, más allá de esa línea. to, se trata con mucha frecuencia de reacciones casi automáticas a los habituales que guían la conducta en una trayectoria que se ha seguido mente.39

orientada En efec­ estímulos repetida­

Las afirmaciones citadas revelan cuán vagamente define Weber el concepto de acción como conducta significativa. Son evidentes los motivos en que se basa la formulación del concepto tal como él la realizó. En primer lugar, cuando Weber habla de conducta signifi­ cativa, está pensando en conducta racional y, lo que es más, en "con­ ducta orientada hacia un sistema de fines individuales discretos" ( zwec­ kratiorwl ) , El piensa que ese tipo de conducta es el arquetipo de la acción. En verdad, esta orientación teleológica de la acción es en todos los casos en Weber el modelo de construcción significativa, y con buen motivo, desde el punto de vista de la sociología comprensiva.40 En segundo lugar, la clasificación de la conducta en tipos dife­ rentes, tales como la orientada racionalmente por fines, la orientada racionalmente por valores, la emocional y la tradicional, presupone en 37 Loe. cit. 38 Ibíd., pág. 14 [T.I., pág. 120]. 3 9 lbíd., pág. 12 [T.I., pág. 116] . �o Véase el capítulo V, apartado 48, más abajo; compárese a este respecto \Valther, "ifax Weber als Soziologe", Jahrbuch für Saziologie, 11 (Karlsruhe, 1926) , 1-6.'5 . ··�pecialmente 3 5 y sigs.; también Crab, Der Begriff des Rationalen i n der Saziologie .\fax ·webers (Karlsruhe, 1927) , especialmt>nte págs. 25-35.

49 sí inisma que el significado de una acción es idéntico al motivo de la acción. Eso, como veremos, lleva a Weber a muchas contradicciones. Sin duda, las experiencias de la vida cotidiana parecen apoyar la tesis de Weber. Al examinar mi trabajo diario, las acciones que realizo du­ rante todo el día, sea solo o en compañía de otros, y al preguntarme cuál es el significado de todas estas acciones, llegaré sin duda a la conclusión de que la mayoría de ellas son automáticas. Esta conclu sión parece bastante convincente porque yo encuentro que muchas de estas acciones no tienen en absoluto significado o, a lo sumo, lo tienen muy vago. Sin embargo, una cosa es el significado de una acción y otra muy distinta, el grado de claridad con que captamos ese signi­ ficado. Hay algo que muestra que la mayoría de mis acciones tienen en verdad significado, y es que, cuando las aíslo del flujo de la expe­ riencia y las considero atentamente, encuentro que tienen significado en el sentido de que soy capaz de hallar en ellas un significado sub­ yacente. Es entonces ·erróneo utilizar el criterio de significatividad para distinguir la acción de la conducta simplemente reactiva, si se atribuye a la palabra significatividad su amplio sentido ordinario. Aun mi con­ ducta tradicional o afectual tiene alguna clase de significado. En ver­ dad, cuando observo con atención, descubro que ninguna de mis viven­ cias está enteramente desprovista de significado. Y vemos así que es inútil decir que lo que distingue la acción de la conducta es el hecho de que la primera es significativa desde el punto de vista subjetivo y la segunda no lo es. Por el contrario, cada una es significativa a su manera. Esto nos enfrenta de inmediato con la difícil cuestión de la diferencia existente entre el significado de la acción y el de la mera conducta. Y, por supuesto, se añade a éste otro problema, el de la naturaleza d e la acción como tal. Hemos de ocuparnos de todas estas cuestiones en una serie de aspectos. Sin embargo, la simple mención de ellos bastará para mostrar cuán profundamente debemos llegar para poder realizar un análisis adecuado del concepto de significado. El segundo problema que hemos mencionado -la manera en que el yo del otro se nos da en forma significativa- no lo trata en absoluto Weber. El presupone la existencia significativa del yo del otro como algo simplemente dado en todos los casos en que habla de la interpre­ tación de la conducta de otros. Para su manera de concebir el pro­ blema, difícilmente sea necesario un análisis exacto del modo en que se construye en mi conciencia el yo del otro. Con todo, debe plan­ tearse la cuestión referente a cómo logramos conocer el yo del otro, tan pronto como nos ponemos a estudiar el significado subjetivo de la con­ ducta de otros.

50

. 3. El carácter pre-dado del yo del otro y el postulado de la comprensión del significado subfetivo El postulado de la investigación del significado que se oculta detrás de las acciones del otro, y al que éste apunta subjetivamente, presu­ pone una teoría de la cognoscibilidad del yo del otro y, junto con ella, una teoría del carácter pre-dado de este último. Sólo se justifica que pregunte qué quiere significar otra persona cuando supongo a ) que realmente quiere significar algo, y b ) que yo puedo averiguar lo tjfie es, tal como puedo averiguar el signíffc ado de mi propia conductav Pero debemos acentuar, aun antes de comenzar con nuestro proyecto, que el significado subjetivo de la conducta de otra persona no tiene por qué ser idéntico al significado que su conducta externa percibida tiene para mí como observador. Pero este punto requiere pruebas.' Si las vivencias de otra persona me fueran tan accesibles como me son las mías -sea mediante empatía o, como pensaba Scheler, mediante alguna clase de "intuición interna"- 41 entonce� su vivencia, es decir, el signi­ ficado a que apunta su conducta, resultaría directamente evidente 42 para mí al observarlo. Más aún, su conducta sólo podría tener para mí el significado que él le atribuía subjetivamente; resulta claramente absurdo que pueda tener otro, de carácter objetivo. Ahora bien, es evidente -y lo demostraremos más adelante- 43 que este supuesto de una penetración empática total en las vivencias de otra persona, im­ plica una teoría contradictoria con los caracteres legales esenciales de la conciencia. De una naturaleza totalmente distinta es la teoría que nos dice que "al comienzo nos son dados el cuerpo de la otra persona y sus cambios y movimientos o, más estrictamente, las apariencias de éstos, y que sobre la base de tales datos llegamos a postular su inte­ rioridad y su existencia como un otro yo".44 Esta línea de pensamiento 4 1 Scheler, Wesen und Formen der Sympathie, 2"' ed. ( Bonn, 1923) , pág. 288 [T.I., The Nature of Sympathy, por Peter Heath (New Haven, 1954 ) , pág. 249] : "Así, la percepción interna representa una polaridad entre actos, y esos actos son capaces de referirse a nosotros mismos y a otros. Esta polaridad es intrínseca­ mente capaz de abarcar la i:-ida interna de otros y la mía propia, tal como me abarca Ibíd., págs. 296 y sigs. [T.I., a mí mismo y a mi propia experiencia en general págs. 256 y sigs.] : "Lo que afirmamos es . . que en la medida en que concieme al acto y a su naturaleza y al ámbito de hechos que aparecen dentro de él, cada uno puede aprehender la experiencia de sus congéneres tan directamente ( o indirecta­ mente) como la suya propia." Véase también Litt, Individuum und Gemeinschaft, págs. 100 y sigs. 42 [Erfassbar in Selbsthabe, literalmente, "comprensible en la posesión inme­ diata de la cosa misma". Cf. el uso del término Selbsthabe por Husserl, en "Klarheit der Selbsthabe", Formale und Transzendentale Logik ( Halle, 1929 ) , § 16 c.] 43 Cf. cap. 111, t;partado 19, más abajo. 44 Las objecioneJ de Scheler a esta teoría (Wesen und Fcwmen der Sympathie, págs. 281 y sigs. [T.I., págs. 243 y sigs.] ) son enteramente justificadas. Es sin duda totalmente imposible inferir la existencia del yo del otro sólo a partir de la aparien­ cia de su cuerpo y sin suponer que se da en sí misma toda la unidad psicofísica. Véase más abajo, cap. III, apartado 19. • • • "



51 lleva, en última instancia, a la conclusión de que nunca vivenciamos la mente de otro, sino sólo objetos físicos; que el concepto de la "mente de otro" es episternológicarnente superlluo desde el punto de vista de la ciencia; y que las afirmaciones acerca de la mente de otro no tienen científicamente sentido, puesto que carecen de contenido empírico. Esta posición fue defendida por Camap en algmíos de sus escritos.45 Parece hacer justicia al hecho de que mis propias acciones y conducta se me dan corno mis vivencias, mientras que las acciones y conducta de otro no se me dan como sus vivencias. Más bien, la conducta y acciones de otra persona se me dan como secuencias de hechos que ocurren en el mundo físico, como cambios percibidos en el objeto físico que yo llamo su cuerpo. Sin embargo, para comprender ese objeto como el cuerpo de alguien, debo ya haber presupuesto la existencia del otro yo que anima el cuerpo en cuestión. La referencia implícita al cuerpo de otro sólo ocurre generalmente en la medida en que observo en for­ ma directa su acción y conducta y las miro como una secuencia de hechos físicos que ocurren ante mí. Sin embargo, la conducta y acción de los otros se me revelan no ,sólo a través de sus movimientos corpo­ rales, sino también por los resultados de esos movimientos, por ejem­ plo, ondas sonoras, cambios que ocurren en otros objetos, etcétera. Y puedo plantearme la cuestión referente a qué es lo que produjo esos cambios y mediante qué proceso ocurrieron. Ahora bien, encuentro que todos estos hechos externos son inteligibles. Tienen significado para mí. Pero el significado que descubro en ellos no tiene por qué ser en absoluto idéntico al que tenía en su mente la persona que los produjo. En efecto, estas objetivaciones de significado que hallo en el mundo externo son meras "indicaciones" ( Anzeichen) del significado a que apunta el actor o el productor del objeto en cuestión. Hemos adoptado el uso del término "indicación" en el sentido técnico que le da Husserl en las Investigaciones lógicas: 4 6 decimos que tenemos una indicación en todos los casos en que

cualquier clase de objetos o estados de cosas cuya existencia es conocida para al­ guien, indica a esa persona la existencia de otros objetos o estados de cosas, en el sentido de que su creencia en la existencia de los primeros es el motivo de una

45 Rudolf Carnap, Logischer Aufbau der Welt ( Berlín, 1928) , especialmente págs. 185 y sigs., y Scheinprobleme in der Philosophie ( Berlín, 1928 ) , especialmente págs. 18 y sigs. Es posible criticar el concepto .de Camap dentro de su propio sis­ tema. El apela a Ja evidencia de la lógica formal sin comprender que la validez intersubjetiva misma de esta última presupone la existencia de otras mentes. 4G Husserl, Logwche Untersuc1mngen, 4" ed. ( Halle, 1928 ) , II, 1, 25. [Cf. el examen que hace Schiitz del concepto de indicación en su artículo "Symbol, Reality and Society", Collected Papers of Alfred Schütz, ed. �faurice Natanson ( La Haya, 1962) , I, 310. Cf. también el análisis de Farber, The Foun­ dation of Phenomenology, 2" ed. (Nueva York, 1962) . Farber utiliza el término "mark" (marca) para significar lo mismo que Schiitz con "indicación", Schütz utili� la palahm "mark" ( marca) en un sentido un poco distinto. Cf. Collected Papers, I, 308.]

52

creencia o sospecha respecto de la existencia de los segundos. La clase de motivo a que nos referimos aquí 110 es la de una introvisión racional en la vinculación exis­ tente entre cosas.47

En la exposición siguiente descartaremos, en bien de la simplici­ dad, aquellos productos de acción que se remontan a la acción misma y se limitan a la consideración de los cambios ocurridos en el cuerpo de la otra persona que hacen visible la acción de ésta para el observa­ dor. Esos cambios funcionan como indicaciones de la vida interna de la otra persona, pues su cuerpo no es un mero objeto físico, como un palo o una piedra, sino un campo de expresión de las vivencias de esa unidad psicofísica que llamamos el yo del otro. Pero el término "campo de expresión" aplicado al cuerpo no es bastante preciso. Husserl mismo ha señalado, en sus Investigaciones lógicas, las ambigüedades del término "expresión".48 Basta para nues­ tro propósito indicar que en la literatura sociológica 49 toda acción de otra persona es interpretada a veces como una expresión de su viven­ cia. Sin embargo, cuando se lo utiliza de esa manera, el término "expre­ sión" oculta una ambigüedad. Puede significar: 1 ) que la conducta externa de la otra persona funciona como una indicación de su viven­ cia íntima, o 2) que ésta "trata deliberadamente de expresar algo" actuando de cierta manera. Muchas cosas que son expresiones en el primer sentido -el enrojecimiento de cólera, por ejemplo-, difícil­ mente lo sean en el segundo. Por el mismo motivo, una persona puede tratar de expresar deliberadamente algo y no lograr "darle salida", de modo que el observador no tiene ninguna indicación verdadera de su estado subjetivo.no Esta distinción es de gran importancia. Es posible referirse al cuerpo como campo de expresión en la medida en que los cambios corporales puedan ser interpretados regularmente como la conciencia interna del sujeto que "llega a expresarse" en el primer sentido indi47 [Es un motivo "opaco" ( Schütz, op. cit., I, 311 ) . La relación entre la indicación y lo que es indicado consiste en la "referencia" ( Hinweis) , no en la "im­ plicación". Tiene su origen en la asociación. Cf. Husserl, Logische Untersuchungen, II, 1, págs 25-30.] 48 [Logische Untersuchttngen, II, 23-105, passim. Cf. también Farber, Foun­ dation of Phenomenology, cap VIII.] 49 Véase, por ejemplo, Freyer, Theorie des obfektiven Geistes, págs. 14 y sigs ; Litt, op. cit., págs. 97 y sigs., 141 y sigs., 182 y sigs.; y, con anterioridad, Sander, "Gegenstand der reinen Gesellschaftslehre", págs. 338, 354. Por otro lado, en su Allgemelne Soziologie, Sander distinguió, en un agudo estudio, las múltiples facetas del significado implícito en el concepto "expresión". 50 Reservamos para un tratamiento posterior otro sentido más del término "expresión", que es el de expresión simbólica, como ocurre por ejemplo en el caso del lenguaje. No lo hacemos aquí en parte por el deseo de evitar complicaciones in­ necesarias, y en parte porque todo símbolo tal presupone un acto simlJólico, y los actos simbólicos sólo son otros casos más de conducta exterior. Lo que aq1ú nos inte­ resa es el problema general de cómo uno infiere las vivencias de otra persona, dada su conducta exterior. .

.

.

53

cado más arriba.51 Pero esto implica tan sólo decir que los cambios corporales percibidos en él son indicaciones de su estado subjetivo. �o implica de ninguna manera que esos cambios sean "expresiones" en cualquier sentido voluntario o que el_, individuo esté "expresando una intención". Sería totalmente incorrecto decir que mediante el acto de aserrar la madera, el leñador expresa su deseo de voltear árboles. En efecto, toda intención expresada es un mensaje, y esto presupone un receptor del mensaje. Por lo tanto, sólo podemos hablar de "expresión" en nuestro segundo sentido, si lo que se ·expresaba se entendía como alguna clase de comunicación.52 ¿Qué es lo que de hecho se expresa en el campo de expresión de la otra persona? ¿Es la vivencia del otro? ¿Es quizás el significado a que apunta subjetivamente? Scheler se explica muy claramente respecto de este punto: Creemos con certeza que conocemos directamente la alegría de otra pe1·sona por su risa, su pesar y dolor por sus lágrimas, su vergüenza por su rubor, sus súplicas porque extiende las manos, su amor por su mirada de afecto, su cólera porque rechi­ na los dientes, sus amenazas porque cierra el puño, y el contenido de sus pensa­ mientos por el sonido de sus palabras.53

Supongamos que Scheler tiene razón, y que ciertos contenidos de la conciencia de la otra persona, tales como la alegría, el pesar, el do­ lor, la vergüenza, la súplica, el amor, la cólera y las amenazas se nos dan directamente a través de actos de percepción interna y sin ninguna clase de proceso inferencia!. ¿Se deduce de ello que el significado sub¡etivo de Ja otra persona se nos da también de esta simple manera? ¿Quiere decir que nosotros percibimos directamente Ja intención que yace detrás de esos actos de ruego o amenaza? Seguramente se requie­ re aquí una distinción. Si "significado subjetivo" ( gemeinter Sinn) es un término que denota simplemente la actitud manifiesta exhibida por la otra persona -ruego o amenaza, por ejemplo-, es perfecta­ mente posible decir que percibo en forma directa esa actitud. Hasta puedo afirmar, si se quiere, que la intuyo en un simple acto de "per­ cepción interna". Pero si el término "significado subjetivo" denota por qué la otra persona exhibe esa actitud -su intención, por ejemplo, de provocarme a acciones irracionales mediante sus amenazas-, es sin1plemente falso que se me revele en forma directa ningún significado subjetivo de esa clase. Más bien, ese movimiento corporal que he 111 Sólo en un sentido limitado podemos referimos a un cambio patológico que ocurre en el cuerpo de otro, como indicación de su vivencia: su dolor físico, por ejemplo, o su estado de ánimo. La formulación que hicimos en el texto es necesaria­ mente imprecisa y provisional. 52 Ignoramos aquí el caso trivial y excepcional en que uno "se comunica con­ sigo mismo" tomando notas. líS Wesen und Formen der Sympathie, págs. 301 y sigs. [T.I.• Heath, pági­ nas 260 y sigs.].

54

aprehendid o cQmo una amenazl'i, sólo se mé da directamente como un estado objetivo de cosas, como algo a interpretar. Ahora bien, cuan­ do interpreto la agitación de un puño comn 1.ma �.menaza, introduzco, sin darme cuenta, un contexto muy estructurado de significado.54 Pero aunque la conciencia de la amenaza fuera todo lo directa e inmediata que se quis iera, estaría aún muy lejos de constituir un conocimiento intuitivo del significado subjetivo de la otra persona. Cuando Scheler, en el pasaje citado antes, habla de intuir la expe­ riencia de la otra persona, limita sus ejemplos a los así llamados "mo­ mentos expresivos". ¿Pero qué ocurre con otras acciones o clases d e conducta? Cuando observo a u n leñador mientras trabaja ¿percibo directamente sus vivencias? Si es así, ¿,qué vivencias? ¿Sus vivencias de esfuerzo al manejar el hacha? ¿O el motivo, quizá, por el cual la maneja? Estas cuestiones encierran profundos problemas que encara­ remos en su momento. Procederemos ahora, sin embargo, a realizar un reconocimiento preliminar de la zona en que se encuentran, exami­ nando los conceptos de Weber acerca de la comprensión observacio­ nal y motivacional. Weber distingue entre dos tipos de comprensión· La primera es . la comprensión observacional directa ( aktuelles Verstelie11 ) del significado subjetivQ- (gemeinter Si1111) 55 del acto dndo como tal, incluidas las expre­ siones verbales. Comprendemos así por observación directa, en este sentido, el sig­ nificado- de la proposición 2 X 2 = 4 cuando la oímos _o la leemos. Este es un caso de comprensión racional directa de ideas. . - Comprendemos también una expresión de rabia que se manifiesta mediante la exp�esión facial, exclamaciones o movimientos irracionales. Esto es comprensión observacional directa de reacciones emocionales irra­ cionales. Podemos comprender, de una manera observacional similar, la acción de un leñador o de alguien que aferra un picaporte para cerrar una puerta o apunta un arma hacia un animal. Esto es comprensión observacional racional de acciones. Sin embargo, la comprensión puede ser de otra clase, a saber, comprensión explicati­ va ( erkliirendes Verstehen ) . _Así, comprendemos en términos de motivo (motiva­ tio11smiissig) el significado que un actor atribuye a la proposición dos por dos igual a cuatro, cuando la formula o la escribe, porque comprendemos lo que le hace hacer eso en ese preciso momento y en esas circunstancias. La comprensión se al­ canza, en este sentido, si sabemos que la persona está efectuando un balance en un 54 [Sinnzusammenhang es un tém1ino utilizado por Weber y por Schütz para referirse a "una pluralidad de elementos que forman un todo coherente en el nivel de significado. Existen varios modos posibles de relación· significativa entre tales elementos, tales como la coherencia lógica, la armonía estética de un estilo o la adecuación de los medios a un fin" { Hertderson y Parsons, op. cit., pág. 95 n. ) . "Con­ texto" y "complejo'' de significado son traducciones adecuadas; "configuración" y "matriz", que utiliza Luckmann, quizá sean el mejor equivalente cuando Schütz habla más técnicamente. Véase Luckmann en Schütz, Collected Papers, II, 63.] vi> [Henderson y Parsons traducen gemeinter Sinn de dos modos diferentes al verter este pasaje: 1 ) como :mbjective meaning ( significado subjetivo) , y 2 ) mmo intended meaning (significado a que se apunta ) . Esto se adecua perfectamente a lo que Schütz señala al comienzo del apartado 4. ]

,

55 libro mayor haciendo una demostraci6n científica, o está realizando alguna otra tarea " de la cual este acto en · particular sería una parte apropiada. Esto es comprensión racional de la motivaci6n, que consiste en ubicar el acto en un contexto de signifi­ cado ( Sinnzusammenhang} inteligible y más indusivo. Así, comprendemos la ac­ ci6n de cortar la madera o de apuntar un rev6lver en funci6n del motivo que se añade a la observación directa, si sabemos que el leñador trabaja por un salario o está cortando leña para su propia chimenea o, quizá, lo hace por divertirse. Pero también podría estar "abreaccionando" un acceso de rabia, y así la situación sería irracional . . , En todos los casos mencionados anteriormente el acto particular ha sido colocado en una secuencia de motivación ( Sinnzusammenhang) comprensible, cuya comprensi6n puede tratarse como una explicación del curso real de la con­ ducta. Así, para una ciencia que se ocupa del significado subjetivo de la acción, la explicación requiere que se capte el complejo de significado ( Sinnzusammenhang) al cual pertenece un curso real de acción comprensible así interpretado. En todos esos casos, aunque los procesos sean en gran medida afectuales, el significado sub­ jetivo ( subfektlver Sinn) de la acción, incluido también el de los complejos signifi­ cativos pertinentes, recibirá el nombre de signiticado "a que se apunta" ( gemeinter Sinn) . Esto implica apartarse del uso ordinario, que sólo habla de intención, en este sentido, en el caso de acción que persigue racionalmente un propósito.li6 Esta tesis, muy ilustrativa, merece un examen más detenido.

4. Crítica de los conceptos de comprensión "observacional" y "motivacional" de Max Weber Por el pasaje precedente debería resultar claro que Weber utiliza ]a expresión "significado a que se apunta" en dos sentidos diferentes. En . el primer caso, se refiere al significado subjetivo que la acción tiene para el actor. Según Weber, este significado subjetivo puede compren­ derse "observacionalmente", es decir, puede ser captado por observa­ ción directa. Pero en el segundo, se refiere a la trama más amplia de significado a la cual pertenece una acción "así interpretada" ( es decir, interpretada de acuerdo con su significado subjetivo) . Este contexto más amplio de significado ·es develado por la comprensión motivacional o esclarecedora. Consideremos la comprensi6n observacional y, bajo ese rubro, comencemos por la comprensión observacional de "estados afectivos" y "pensamientos". ¿Cómo podemos llegar a comprender el significado subjetivo de esas vivencias mediante observación directa? Es muy difícil determinar, como acentúa Weber mismo,5 7 si una acción afec­ tual dada constituye conducta significativa y, por lo tanto, acción genui·

56 Weber, Wirtschaft und Gesellschaft, pág. 3 [T. l., págs. 96-98); cf. tam­ bién el punto 3, ibíd., así como el ensayo de Weber, "über einige Kategorien der Verstehenden Soziologie", Gesammelte Aufsiitze zur Wissemchaftslehre, especial­ mente págs. 408 y sigs. 117 Weber, Wirtschaft und Gesellschaft, pág. 12 [T.I., pág. 116].

56

na. Supongamos que yo "percibo internamente" la explosión de cólera de A, como diría Scheler. O, para utilizar la terminología de Weber, supongamos que en un acto de comprensión observacional capto el aspecto del rostro de A y sus gestos como una explosión de cólera. ¿Pero he determinado con ello si A está simplemente reaccionando, y su conducta "sobrepasa la línea de lo que puede considerarse signifi­ cativamente orientado", si "consiste en una reacción incontrolada ante un estímulo excepcional", o si A sufre tan sólo un acceso de mal humor y el único significado que la explosión tiene para él es la abreacción de sus sentimientos reprimidos? La observación directa no me da la respuesta a esta cuestión. Si bien sé que A está enojado, sigue siendo oscuro para mí lo que ese enojo significa para él subjetivamente. Ahora bien, esto vale también para la "comprensión observacional" de pensamientos, como ocurre en el caso del juicio 2 X 2 = 4. Husserl ha distinguido recientemente dos sentidos diferentes del significado de un juicio.58 Primero está el contenido del juicio ( Urteilsinhalt) : "que 2 X 2 = 4". En segundo lugar, está la actitud epistémica ( subjektiv .doxisch Setzungsmodus) que la persona que utiliza o profiere el juicio tiene respecto del contenido de éste. Puede, por ejemplo, sostener que es en verdad cierto o sólo lo es probablemente; puede sólo sospechar que es cierto; o suponerlo simplemente cierto a los fines del razona­ miento. O, por último, puede negarlo. Debe notarse que el contenido del juicio sigue siendo el mismo a través de todos estos cambios de actitud epistémica. Ahora bien, es esta misma actitud epistémica la que, según Weber, determina lo que "quiere significar" el que emite el juicio. En otras palabras, lo que él significa cuando lo emite consiste en s i realmente lo cree, o sólo sospecha que es cierto, y todo lo demás. Y, sin embargo, esa actitud epistémica es precisamente lo que no se puede determinar mediante la observación directa. Encontramos una dificultad paralela cuando encaramos la com­ prensión observacional de un acto. Weber diría que comprendo me­ diante observación directa el significado de la conducta de un hombre cuando lo veo realizar actos tales como cortar madera, tomar la perilla de una puerta para ( ¡obsérvese bien! ) cerrarla, o apuntar un rifle a un animal. Weber menciona estos movimientos observados del cuerpo de la otra persona como el substrato de la comprensión o�servacional. Sin embargo, es obvio que ya han sido comprendidos e interpretados tan pronto como se les llama "corte de madera", "toma de la perilla", o "apuntar el arma". ¿Qué ocurre si el hombre que maneja el hacha no está realmente cortando madera sino que tan sólo parece hacerlo? ¿Qué sucede si el hombre que toma la perilla de la puerta no lo ha hecho para cerrarla sino que la sujeta para repararla? ¿Qué sucede si el cazador no está apuntando en absoluto, sino que solamente observa al animal a través de la mira telescópica de su rifle? Es bien evidente

58

Formale und transzendentale Logtk, págs.

párrafo es una paráfrasis.]

192 y sigs. [El resto de este

57

que la comprensión observacional de la conducta exterior de la otra persona no basta para contestar estas preguntas. Son cuestiones de significado subjetivo que no pueden contestarse observando simple­ mente la conducta de alguien, .como Weber parece pensar. Por lo contrario, observamos primero la conducta corporal y luego la ubicamos en un contexto más amplio de significado. Una manera en que pode­ mos hacerlo es dando a la conducta en cuestión un nombre. Pero ese contexto de significado no tiene por qué ser, y de hecho no puede ser, idéntico al contexto de significado que reside en la mente del actor mismo. Llamémosle contexto objetivo de significado, por oposición al contexto subjetivo de significado · del actor. Examinemos ahora la comprensión motivacional. Weber dice que ésta consiste en comprender el contexto significativo a que pertenece una acción, una vez comprendido el significado subjetivo de la acción en sí mismo. Pero en el mismo pasaje afirma que este contexto signi­ ficativo es aquél dentro del cual la acción constituiría una parte apro­ piada desde nuestro punto de vista. Esto es confuso, si no directamente contradictorio, pues no tenemos ninguna manera de saber si el con­ texto significativo ·que consideramos apropiado es el mismo que el actor tiene en su mente. Esta es una cuestión sobre la cual volveremos más adelante. Baste decir por el momento que hemos probado la imposi. bilidad de la comprensión motivacional sobre la única base de la obser­ vación. Es imprescindible disponer de datos derivados de alguna otra fuente. Para comprender los motivos de una persona no bastará "eva­ luar" sus acciones sobre la base de una "instantánea" separada del contexto. La comprensión motivacional requiere, en cambio, un cierto monto de conocimiento del pasado y futuro del actor. Veamos el caso de los dos hombres del ejemplo de Weber. Uno de ellos trabaja en una ecuación matemática, el otro está cortando madera. La informa­ ción que resultaría esencial acerca del pasado de los dos hombres podría ser que el primero se ha propuesto demostrar algo dentro de la ciencia y que el segundo ha sido empleado como leñador. La infor­ mación que resultaría esencial acerca del futuro de los dos hombres podría ser que el científico considera que esta determinada ecuación es importante para su demostración y que el empleador está dispuesto a pagar por esta determinada parte de la tarea del leñador. El cono­ cimiento del pasado de los dos hombres es necesario para que yo pueda encontrar un contexto significativo inteligible en el cual ubicar sus acciones. El conocimiento del futuro de los dos hombres es esencial para determinar si sus acciones en el sentido subjetivo que éstas tie· nen para ellos resultan adecuadas al contexto significativo que ya he reconocido. En estos dos casos estoy buscando el "motivo", Por motivo entiende Weber "un complejo de . . . significado 59 que al actor mismo o al obserr.o [Omitimos aquí la palabra "subjective" ( subjetivo) que sólo aparece en la versión inglesa.]

58 vador le parece fundamento adecuado (o significativo ) para la con­ ducta en cuestión''.00 �Nebér aplica aquí con mucha lógica al contexto significativo, que sin mayor elaboración llama el "motivo", la distin­ ción que ya trazó entre el significado subjetivo y objetivo de una acción. Ahora bien ¿qué significa d ecir que el motivo es "un complejo que al actor le parece fundamento significativo para su conducta"? Es obvio que significa otra vez dos cosas. Primero, a mí se me presenta, como fundamento significativo de mi conducta, una serie de eventos futuros cuya ocurrencia me propongo producir. Estoy orientando mi conducta hacia ese fin. Pero hay un segundo sentido en el cual hablo a veces de fundamento significativo de mi conducta. En este caso me refiero a mis experiencias pasadas que me lleWtron a comportarme como lo hago. En el primer caso considero mi conducta como el medio de cumplir cierto fin deseado. Si estoy tratando de encontrar un mo­ tivo en este sentido, me planteo la siguiente pregunta: "¿Cuáles de todos los hechos futuros que espero que ocurran, se distinguen del resto por el hecho de que mi expectativa de que ocurran constituye, o constituye conjuntamente, el significado de mi conducta?" En el segundo caso, considero mi conducta presente como el resultado de experiencias pasadas, como el efecto de "causas" precedentes. Si estoy buscando mi motivo en este sentido, me formulo la siguiente pre­ gunta : "¿Cuáles de todas mis experiencias pasadas se distinguen del resto por el hecho de que constituyen, o constituyen conjuntamente, el significado de mi conducta?" Nótese que en ambos casos el motivo que se busca se encuentra fuera del lapso temporal de la conducta real. Weber no logra distinguir entre estas dos cuestiones del todo diferentes, y los resultados de esa falla, según veremos, son de vasto alcance. Además, no contesta a la pregunta referente a si el significado que la acción tiene para un actor, es idéntico al que se le aparece a éste como su motivo, es decir, al complejo de significación que éste considera como fundamento significativo de su conducta. En otras palabras, cuando hemos descubierto un motivo de un hombre ¿hemos descubierto el significado a que apunta su acción? El uso ordinario parecería indicar que sí. Cuando he descubierto lo que un hombre trata de hacer y lo que en su pasado lo ha llevado a tratar de hacerlo, ¿no he descubierto el significado de su acción? Por cierto, si le pre­ gunto qué se propone al actuar de tal o cual manera, contestará común­ mente de uno o dos modos. Dirá "estoy haciéndolo para . . ." o "estoy haciéndolo porque . ". Sin embargo, debemos aclarar que estas for­ mulaciones son meras abreviaciones de "experiencias de significado" muy complejas del actor, y que la formulación del "motivo" de ninguna manera da una explicación exhaustiva de la estructura total del "signi­ ficado a que se apunta". Por lo contrario, el actor da por sentado el significado de su acción: es autoevidente para él en el sentido propio del término. Si se pregunta a sí mismo cuáles eran sus motivos, toma .

oo

.

Weber, Wirtschaft

und Gesellschaft, pág. 5 [T.I. , págs. 98-99].

59 como punto de partida ese significado autoevidente y luego busca experiencias pasadas que sean pertinentes para su acción o aconteci­ mientos futuros hacia los cuales ésta pueda conducrr. Por lo tanto, cabe decir que el actor debe conocer ya el significado a que apunta su acción antes de que pueda preguntarse por el motivo de ésta. Obsér­ vese cómo se aplica esto a los ejemplos de Weber. Cuando un hombre embarcado en la formulación de una demostración científica utiliza para ese fin la proposición 2 X 2 = 4, esa proposición puede ser ya significativa antes de que la seleccione como uno de los pasos que lo llevan a su conclusión. De la misma manera, el hombre que busca empleo como leñador debe saber de antemano qué clase de tarea es ésta antes de llegar a la conclusión de que puede ganarse la vida con ella. Este es (;)l estado del problema referente a la persona que busca el contexto subjetivo de significado al cual pertenece su acción desde su punto de vista. ¿Pero qué ocurre con el contexto de significado que al observador se le aparece como base significativa de la conducta de la persona observada? La comprensión motivacional de Weber tiene como objeto el descubrimiento de motivos. Ahora bien, ya hemos demostrado que el motivo de una acción no puede comprenderse a menos que se conozca primero el significado de esa acción. Pero es el actor quien tiene ese conocimiento, no el observador. Al observador le falta el punto de partida autoevidente de que dispone el actor. Todo lo que puede hacer es partir del significado objetivo del acto tal como lo ve, tratando este significado objetivo como si fuera, en forma incuestionable, el significado a que apunta el actor. Weber ve esto con bastante claridad cuando dice que la comprensión motivacional debe buscar el contexto de significado que es apropiado desde nuE's­ tro punto de vista ( o que tiene sentido para nosotros ) , dentro del cual encaja la acción, interpretada de acuerdo con el significado a que apunta el actor. Sin embargo, este así llamado significado "a que se apunta" nos da tan poca información en el caso de la comprensión motivacional como en el de la observacional. En ninguno de los dos avanzamos más allá de la interpretación del significado objetivo. La distinción que establece Weber entre comprensión observacio­ nal y motivacional es por cierto arbitraria y no encuentra ninguna base lógica en su propia teoría. Ambos tipos de comprensión parten de. un contexto objetivo de significado. La comprensión del significado sub­ jetivo no tiene cabida en ninguno de los dos. Podemos tratar a la com­ prensión observacional, cuando se ocupa de la significación subjetiva, como si fuera una investigación de los motivos. En tal caso, debemos estar dispuestos a aceptar la respuesta que obtenemos en un punto conveniente de corte, puesto que la investigación del motivo lleva siempre a un regreso al infinito. Por ejemplo, el leñador está mane­ jando el hacha para cortar la madera en trozos. Inversamente, podemos tratar la comprensión motivacional como si fuera observacional. Esto

60

se hace considerando todas las formulaciones acerca del motivo como si fueran una formulación de lai; vivencias del observador respecto de las circunstancias que rodean el acto. Estas experiencias deben orde­ narse, por supuesto, en una serie continua y abarcar un lapso suficiente. . Tal serie podría consistir en la observación de la firma del contrato de trabajo, del manejo del hacha, del corte de la madera y del cobro . del sueldo. Todas estas observaciones se agruparían luego como un acto unificado del sujeto sometido a observación: "trabajar para una compañía maderera". Sin embargo, hay un aspecto epistemológico válido en el fondo de la discusión entre comprensión observacional y motivacional. En la vida diaria vivenciamos directamente los actos de otro. Interpreta­ mos los hechos externos que llamamos "acto de otro" como indicaciones de una corriente de conciencia ubicada fuera de la nuestra. En la medida en que hacemos esas cosas, podemos "comprender" los hechos en cuestión, interpretando las indicaciones a medida que ocurren, y presenciar así directamente la acción tal como se desarrolla, presen­ ciarla "en el modo de la actualidad". La comprensión observacional se enfoca entonces sobre la acción mientras ésta ocurre, y nosotros, como seres que viven al mismo tiempo que el actor y comparten su presente, participamos vivencialmente en el curso mismo de su acción. Por lo tanto, la comprensión observacional o directa consiste simple­ mente, en esencia, en la comprensión que ejercitamos en la vida diaria en nuestras relaciones directas con las demás personas. Sin embargo, y precisamente por esa razón, la inferencia que va de la conducta mani­ fiesta al significado a que se apunta, ubicado detrás de ella, no resulta en absoluto una cosa neta y clara. 61 La comprensión motivacional, por otra parte, no está vinculada con el mundo de la realidad social directamente vivenciada ( Umwelt) . Puede tomar como objeto cualquier acción de los mundos más distantes de los contemporáneos ( Mitwelt) , o los predecesores ( Vorwelt) , o aun, en cierta medida, de los sucesores ( F olgewelt) . 62 En efecto, esta clase de comprensión no toma como punto de partida una acción en curso. Más bien, como demostraremos más adelante, su objeto es el acto cumplido. Este puede considerarse como algo realmente comple­ tado en el pasado o como algo cuya forma futura completada se entrevé en un momento dado. Puede considerárselo como motivo en función del origen o motivo en función del fin, según dijimos más arriba. Ade­ más, . debe notarse que la comprensión motivacional parte de la base de un significado objetivo establecido, que constituye simplemente una indicación de la existencia de un significado subjetivo. Esta es una razón más para que se pueda obtener un grado tanto mayor de claridad y exactitud científica en la comprensión motivacional. De esto debemos a su vez concluir que la "comprensión interpretativa", que define a 61 Husserl, Logische Untersuchungen, II, 25. 62 Estos términos se definirán con precisión en el cap. IV.

61 la sociología comprensiva, no puede ser comprens1on observacional. Más bien, el método científico para establecer el significado subjetivo es la comprensión motivacional, mientras la clase de comprensión propia 9e la vida diaria es de carácter observácional. . Pero con esto no terminan; de ninguna manera, nuestros probie­ mas. Hemos visto que el significado a que se apunta es inaferrable no sólo por el simple acto cotidiano de "captar el significado", sino tam­ bién por las dos clases de comprensión. Hemos visto, además, que la conducta externa es meramente una "indicación" de la existencia del significado subjetivo, y que todos los contextos de significado sólo se nos dan en forma objetiva. En la medida en que hemos trazado una neta distinción entre significado subjetivo y objetivo, debemos analizar más detenidamente estos dos conceptos para poder seguir adelante.

5. Significado subjetivo y objetivo Hasta ahora hemos estado utilizando el término "significado objetivo" en un sentido puramente negativo, es decir, para referirnos a un signi­ ficado distinto del subjetivo que reside en la mente del actor. Es el momento de formular en detalle el significado positivo que asignamos al término. Supongamos que M1 sea el significado que una determinada acción A tiene para un determinado actor X, y que la acción A se manifiesta mediante algún movimiento corporal de X. Digamos que A es obser­ vado por su amigo F y por el sociólogo S. Supongamos, además, que la acción: A tiene sentido para ambos observadores. Los dos vincularán entonces el curso externo de la acción A, que toman como una indi­ cación de las vivencias subjetivas de X, con un significado. Sin em­ bargo, ya hemos demostrado que el significado M1 a que apunta X con su acción, no puede descubrirse ni mediante la comprensión obser­ vacional ni mediante la motivacional. Lo que ocurrirá entonces es que F interpretará, sobre la base de su experiencia práctica, la acción exter­ na A como dotada del significado M2, y S asignará además a la acción, sobre. la base de los constructos típicos ideales de la sociología com­ prensiva, un tercer significado, M3. Mientras en la terminología de Weber, M1 sería el significado subjetivo o aquel al que A apuntaba con su propio acto, M2 y M3 constituirían el significado objetivo de este acto. Pero después de todo, M2 sólo es el significado objetivo relativo a F, y M3 sólo es el significado objetivo relativo a S. Por lo tanto, la calificación de M2 y M3 como contenidos significativos objetivos equi­ vale meramente a decir que son distintos de M1• De hecho, puesto que M1 sólo puede inferirse a partir de la evidencia de la conducta exterior de X, el significado a que apunta puede ser considerado como un concepto límite con el cual M2 y M3 nunca coincidirían, aun en condiciones óptimas de interpretación. Tratemos de aclarar el concepto de significado objetivo tal como

62 se ejemplifica en M2 y M3• Debe eliminarse de inmediato una inter­ pretación, según la cual M2 es el significado subjetivo que F da al acto A de X, y que M3 es el significado subjetivo que le da S. Tal interpre­ tación se apartaría enteramente de lo que piensa Weber cuando utiliza la expresión "significado subjetivo o al cual se apunta". En efecto, es obvio que una acción sólo tiene un significado subjetivo: el del actor mismo. Es X quien da significado subjetivo a su acción, y los únicos significados subjetivos que le dan F y S en esta situación, son los sig­ nificados subjetivos que dan a sus propias acciones, es decir, sus accio­ nes consistentes en observar a X. Es obvio que existen tantos enigmas en torno del problema del significado subjetivo que es muy difícil esperar, en esta etapa inicial de la discusión, que logremos una com­ prensión clara de su naturaleza.

F y S ven, por supuesto, la acción A como un hecho del mundo exterior. Como viven en ese mundo, tratan de comprenderlo. No sólo viven en sus vivencias subjetivas, sino que reflexionan sobre ellas. No sólo tienen una vivencia directa del mundo, sino que piensan y hablan de sus vivencias, utilizando conceptos y juicios. De este modo, expli­ can ellos sus vivencias del mundo, comprendiéndolas mediante esque­ mas interpretativos. El mundo y la manera en que lo vivencian tienen sentido para ellos tal como lo tienen para usted, para mí y para cualquier ser racional. Este uso de los términos "sentido" o "signifi­ cado" sólo quiere decir que un ser racional asume una cierta actitud hacia_ un objeto cualquiera con el que se enfrenta. Puesto que F y S vivencian el curso de la acción como un hecho de su mundo, la expe­ rimentan pre-predicativamente, y proceden a explicarla, es decir, a "interpretar" esta experiencia suya; y el significado que tal vivencia tiene para ellos es meramente una explicación de un aspecto de su propia experiencia. Pero los fenómenos del mundo externo no sólo tienen significado para usted y para mí, para F y para S, sino para cualquiera que viva en él. Sólo hay un mundo externo, el mundo público, y se da igual­ mente a todos nosotros. Por lo tanto, todo acto mío mediante el cual doto al mundo de significado se remonta a algún acto de dotación de significado ( Sinngebung) 63 de parte de usted con respecto al mismo mundo. El significado se constituye, por lo tanto, como un fenómeno intersubjetiva. El problema de cómo puede deducirse transcendental­ mente la intersubjetividad de todo conocimiento y pensamiento excede el ámbito del presente estudio, aunque su análisis esclarecería por completo el concepto de significado subjetivo. Este problema de toda fenomenología del conocimiento, que es el más difícil y fundamental, lo formuló Husserl en su Lógica formal y transcendental,84 pero de ninguna manera lo resolvió. 63 [Husserl, Logimhe Untet'suchungen, 11, 37. Cf. también Farber, The Foun­ dation of Phenomenology, págs. 227 y 232-36.] 04 Especialmente § 96, págs. 210 y sigs. Cf. también Husserl, 'Méditations

63 Cuando hablamos de significa,do objetivo, no sÓlo. nos referimos a los contextos amplios de significado que acabamos de examinar. Nos proponemos también atribuir significado objetivo a ciertas objetivida­ des ideales ( idealen Gegenstiindlichkeiten) , tales como los signos y las expresiones. Al hacerlo así, queremos ··decir que esas objetividades idea­ les son significativas e inteligibles por sí mismas -por así decirlo, en su naturaleza anónima-, prescindiendo del hecho de que alguien las piense, de que alguien las utilice. Por ejemplo, la expresión 2 X 2 = 4 tiene un significado objetivo aparte de lo que pase en la mente de cualquiera o de todos los que la usan. Una expresión lingüística puede ser entendida como un complejo objetivo de significado sin referencia a los hablantes de ese lenguaje. Un tema de la Novena Sinfonía tiene significación en sí mismo, dejando totalmente de lado la cuestión de lo que Beethoven trató de expresar con él. En este caso el término "significado objetivo" significa una unidad de significado considerada como objeto ideal. Pero en la medida en que una expresión puede ser considerada en función de lo que s,ign1f,ica ( Bedeutung) , se la puede tener por verdaderamente objetiva. En sus Investigaciones Lógicas Husserl nos enseñó a distinguir entre el "sigñificador" ( Bedeuten) como acto, y "lo que es significado" ( Bedeutung) , el último de los cuales constituye una unidad ideal en contraste con la multiplicidad de todos los actos posibles de significar. La distinción establecida por Husserl entre expresiones "esencialmente subjetivas y ocasionales'', por una parte, y expresiones · "objetivas'', por la otra, es sólo un caso especial de esta introvisión general y fundamental.65 "Una expresión es ob¡etiva si impone su significado por la mera acción del contenido manifestado en sonidos, y puede comprenderse sin tener en cuenta la persona que la pronuncia o las circunstancias en que se la pronun­ cia.'' Por otro lado, una expresión es esencialmente subjetiva y ocasio­ nal cuando es "tal que su significado ocasional y real debe orientarse con respecto a la persona que habla y a su situación".66 Ahora bien, la cuestión reside en saber si este sentido del término "significado objetivo" es el mismo en que pensábamos al identificar el significado objetivo de la acción A con las dos interpretaciones d e significado, M2 y M3, que F y S daban d e esa acción . . Este no es evi­ dentemente el caso, ni lo sería aunque la acción de X fuera la mani­ festación de una expresión dotada de significado objetivo, tal como una frase. En efecto, en .último análisis F y S no están interesados en lo que X tiene que decir, o sea, en el contenido de su formulación considerada como una objetividad ideal. Más bien, cualquier obser·

cartésiennes, Meditación V [T.I. del texto alemán, Cartesian Meditations, por Dorion

Cairns ( La Haya, 1960) ] . 65 [Remitimos al lector al conciso resumen de los puntos de vista de Husserl sobre estas cuestiones que se encuentra en Farber, The Foundation of Phenomeno­ logy, págs. 237 y sigs.; cf. también págs. 231-32.] oo. Logische Untersuchungen, II, 80. [Véase la trad. ingl. de las palabras de Husserl, en Farber, op. cit., pág. 237.] ,

64 vador del mundo social se interesa en la interpretación del fenómeno por el cual X manifiesta esta formulación aquí, ahora, y de tal o cual manera. ( Por manifestación queremos significar los movimientos de los labios, las ondas sonoras, los significados léxicos y los significados de las oraciones. ) Esta interpretación consiste en tomar la manifesta­ ción como un signo de que X está experimentando ciertas vivencias cons­ cientes, de las cuales sería un ejemplo el hecho de tener una intención. Desde este punto de vista, el contenido preciso de la manifestación es sólo de interés indirecto. Lo que F y S desean saber es si X lo dijo y por qué. En la terminología que hemos establecido hasta ahora, sería más adecuado decir que la manifestación de la formulación realizada aquí y ahora por X es objetivamente significativa. ·· .

Ahora bien, las objetividades ideales ( idealen Gegenstii.ndlich­ keiten ) que constituyen el contenido significativo de las expresiones y de los grandes sistemas del lenguaje, el arte, la ciencia, el mito, etcé­ tera, de los que son parte inseparable, desempeñan sin duda un papel propio y específico en la interpretación que cada uno hace de la con­ ducta de las demás personas. Todas esas interpretaciones presuponen el uso de esquemas interpretativos. Esto vale también para el caso en. que se explica el significado objetivo observable por parte de F y S cuando ocurre la acción A. La interpretación de tales cursos de acción se produce regularmente según esquemas disponibles de antemano, aunque sean seleccionados por F y S y, por lo tanto, relativos a ellos. , Nuestro análisis, hasta aquí sumario y superficial, debe dirigirse ahora hacia un nivel más profundo. Los dos conceptos de significado subjetivo y objetivo 67 sufrirán durante este proceso una modificación de gran alcance, y sólo al final del capítulo 111 estaremos en condicio­ nes de dar una definición satisfactoria de cada uno de ellos. En este punto nos contentaremos con agregar unas pocas observaciones preli­ minares acerca de la orientación de nuestras investigaciones. Nuestro tratamiento de, los diferentes sentidos del término "signi­ ficado objetivo" ha dejado en claro que llamamos "significativas" a las objetivaciones reales e ideales del mundo que nos rodea, tan pronto como enfocamos nuestra atención sobre ellas. 68 Sabemos desde que

67 Para que no haya ninguna confusión con un concepto que se puede encon­ trar en una cantidad de autores contemporáneos, debe notarse que nuestro uso del término "significado objetivo" carece de implicancias axiológicas. El hecho de que el significado objetivo pueda presuponer ocasionalmente valores objetivos ( objektit;e Werte) , y de que las objetividades ( Gegenstandlichkeiten) ideales estén constitui­ das a partir de valores objetivos, son cuestiones que exceden el ámbito de este estudio. us ["Sobald wir sie in spezifischen Zuwendtmgen un.seres Bewusstseins auffas­ sen," Husserl emplea el tém1ino Zuwendung para significar un "volverse hacia" o ..dirigir la mirada hacia" el objeto intencional, que con ello es "conocido de una manera general". Está presente en todo acto de aprehensión, evaluación, fantasía, etcétera, pero "no es en sí mismo un acto propiamente dicho". Es "lo perceptivo en la percepción, lo fantasioso en la fantasía, lo aprobatorio en la aprobación, lo volitivo en la voluntad, etcétera" (Ideas, § 37; T. l., págs. 121-22) .]

65

Husserl escribió Ideas 69 que la dotación de significado es el acto por el cual se "animan" las vivencias puramente sensoriales ( "datos hilé­ ticos") . Lo que ante una mirada sumaria se presenta como significativo ya se ha constituido como tal a raíz de una operación intencional previa de nuestra conciencia. El tratamiento más profundo que da Husserl a esta cuestión se encuentra en su Lógica formal y transcenden­ tal, aunque en esa obra se ocupa de la esfera de las objetividades lógi­ cas. Explica Husserl el proceso por el cual se origina el significado y observa que la intencionalidad es en realidad una síntesis de diferentes operaciones, que están incluidas en la unidad intencional existente en un momento dado, y en la manera en que se dan en cada ocasión, como una se-rie sedimentada de estratos [sedi­ mentierte Geschichte] , una serie de estratos que, sin embargo, en cada caso puede develarse mediante un riguroso método de investigación,70 Cada estructura de significado puede analizarse en función de la estratificación de significado que le es esencial. . . . Todas las unidades intencionales tienen un origen intencional, son unidades "constituidas" y en cada caso uno puede somete1 las unidades "completadas" a un análisis en función de su origen total y, por supues­ to, de su forma esencial, que debe captarse eidéticamente,71 Mientras el "análisis estatico" está gobernado por la unidad del objeto [ Gegen­ stand] a que se apunta y de esa manera, por el modo n o claro en que se da, siguien­ do su referencia como modificación intencional, resiste la clarificación, el análisis intencional genético se dirige, en cambio, a todo el contexto concreto en que se ubica cada conciencia y su objeto intencional como tal,72

Este fenómeno de constitución puede estudiarse en el análisis de la intenci9nalidad genética y, a partir de una comprensión de esa inten­ cionalidad, es posible rastrear la génesis del significado. Inversamente, toda objetividad que pueda considerarse como un contenido signifi­ cativo ya dado y constituido, es susceptiblé de análisis en función de su estratificación significativa. El yo solitario puede adoptar uno de estos dos puntos de vista. Por un lado, puedo considerar al mundo que se me presenta como completo, constituido y que debe darse por sentado. Cuando lo hago, excluyo de mi percepción las operaciones intencionales de mi conciencia, dentro de las cuales ya se han consti­ tuido sus significados. En tales oportunidades, tengo ante mí un mundo de objetos reales e ideales, y puedo afirmar que ese mundo es signi­ ficativo no sólo para mí sino también para usted, para nosotros y para cualquiera. Esto ocurre precisamente porque yo no presto atención a los actos de conciencia que una vez les dieron significado, sino por­ que ya presupongo, como dada sin cuestión, una serie d e contenidos 69 70 71 72

Ideen, págs. 172 y sigs. [T.I., págs. 247 y sigs.]. Formale und Transzendentale Logik, pág. 217. Ibíd., págs. 184-85, Ibíd., pág. 277.

66 significativos muy complejos. La estructura significativa abstraída de esta manera de su génesis es algo que puedo considerar como dotado de un significado objetivo, como significativo en sí mismo, del mismo modo que la proposición 2 X 2 = 4 es significativa independientemen­ te del lugar, la oportunidad o la persona que la afirma. Por otro lado, puedo dirigir mi mirada hacia las operaciones intencionales de mi con­ ciencia que confirieron originariamente los significados. Entonces ya no tengo ante mí un mundo completo y constituido, sino un mundo que sólo se está constituyendo ahora y que se va constituyendo siempre de nuevo en la corriente de duración de mi yo: no un mundo de ser, sino un mundo que está deviniendo y muriendo, o, mejor dicho, un mundo en surgimiento. Como tal, es significat�vo para mí en virtud de esos actos intencionales de asignación de significado de los cuales me vuelvo consciente al contemplarlos en forma reflexiva. Y como mundo que se está constituyendo, nunca completado, sino siempre en proceso de formación, señala el hecho más básico de mi vida cons­ ciente, mi percepción del curso o pasaje real de mi vida, mi duración; para utilizar la palabra de Bergson, mi durée,73 o, según la terminolo­ gía de Husserl, mi conciencia temporal interna.74 En la vida diaria, al tomar como tomo la posición de la actitud ( o punto de vista) natural,75 vivo dentro de los actos mismos de asignación de significado y sólo soy consciente de la objetividad constituida en ellos, es decir, el sig­ nificado objetivo. Sólo después que yo, "mediante un esfuerzo peno­ so'', como dice Bergson, me aparto del mundo de los objetos ( Gegen­ stiinde) y dirijo mi mirada a mi corriente interna de conciencia, sólo después que "pongo entre paréntesis" 76 el mundo natural y no atiendo más que a mis experiencias conscientes dentro de la reducción feno­ menológica, me vuelvo consciente de este proceso de constitución. El problema del significado objetivo y subjetivo es completamente desco­ nocido para el yo solitario que toma la actitud natural. Sólo llega a luz después de realizada la reducción fenomenológica; y en la medida en que concierne al dominio de los aspectos lógicos y a la antítesis correspondiente de lógica "formal" y "transcendental", ha sido formu­ lado con incomparable maestría por Husserl. 73 Essai sur les données immédiates de la conscience (París, 1889 ) [T.I., Time and Free Will, por F. L. Pogson (Nueva York, 1912; también 1960 ) ) ; Matiere et mémoire (París, 1896) [T.I., Matter and Memory, por N. M. Paul y W. Scott Pal­ mer (Nueva York, 1959 ) ] ; L'Evolution créatrice (París, 1907) , [T.I., Creative Evo­ lution, por Arthur Mitchell (Nueva York, 1911 ) ) ; L'Energie spirituelle (París, 1920) [T.I., Mind Energy, por H. Wildon Carr (Nueva York, 1920 ) ] ; Introduction d la métaphysique (París, -1903) [T.I., Introduction to Metaphysics, por T. E. Hulme ( 1955 ) ] ; y finalmente, Durée et simultanéité (París, 1922) . 74 Vorlesungen zur Phiinomenologie des inneren Zeitbewusstseins (ed. Heideg­ ger); Suppl. VIII, Jahrbuch für Philosopme und phiinomenologische Forschung, volu-· men IX (Halle, 1928) [T.I., The Phenomenology of Internal Time Consciousness, por James S. Churchill (Bloomington, Ind., 1964). Este tema será tratado en detalle

en el capítulo siguiente. 75 [Cf. Husserl, Ideas, § l; T. l., pág. 51.) 76 [Ibíd., §§ 31-32; T.I., págs. 107-11.]

(:7 La distinci6n entre las dos maneras de enfocar lo significativo, que acabo de señalar, no es sin embargo idéntica a la que establecemos entre significado objetivo y subjetivo. Hemos encontrado este último problema en el curso de un análisis de la interpretaci6n significativa del mundo social. El "significado" no era para nosotros el "predicado" genérico de mi conciencia intencional, sino que tenía una connotación social específica. Cuando pasamos a la esfera social, se agrega, de hecho, al par de conceptos "significado objetivo y subjetivo" una nueva significación, sociol6gicamente importante. Por un lado, puedo aten­ der a los fenómenos del mundo externo, que se me presentan como indicaciones de la conciencia de otras personas, e interpretarlos por sí mismos. Cuando lo hago, digo de ellos que tienen significado obje­ tivo. Pero por otro lado, puedo mirar más allá y a través de estas indicaciones externas, para penetrar en el proceso constituyente que ocurre dentro de la conciencia viva de otro ser racional. Lo que me interesa entonces es el significado subjetivo. Lo que llamamos el mun­ do del significado objetivo se abstrae, por lo tanto, en la esfera social, de los procesos constituyentes de una conciencia que asigna significado, sea la de uno mismo o la de otro. Esto da por resultado el carácter anónimo del contenido significativo que se predica de él, y también su invariancia respecto de toda conciencia que le ha dado significado mediante su propia intencionalidad. En contraste con esto, cuando hablamos de significado subjetivo en el mundo social, nos referimos a los procesos constituyentes que ocurren en la conciencia de la per­ sona que produjo lo que es objetivamente significativo. Aludimos entonces al "significado a que apunta" esa persona, sea que dé cuenta de estos procesos constituyentes o no. El mundo del significado sub­ jetivo nunca es, por lo tanto, anónimo, pues sólo constituye en esencia algo que depende de la intencionalidad operante de una conciencia-yo -la mía o la de algún otro- y aun se encuentra dentro de ella. Aho­ ra bien, en el mundo social puede plantearse en principio la cuestión -y esto mediante una técnica especial que aún debemos describir­ referente a cuál es el significado subjetivo de un dato cualquiera de contenido significativo objetivo que atribuimos a la mente de otro. Además, puede afirmarse que es posible comprender el contenido sig­ nificativo con un grado máximo de claridad. Podemos satisfacer este requerimiento si, con la expresión "significado subjetivo'', sólo quere­ mos significar la referencia de objetividades constituidas ( Gegenstand­ lichkeiten) a la conciencia de otros.77 Por otra parte, no tendremos éxito si con la expresión "significado subjetivo" queremos indicar el "significado a que apuntan" otras personas. Este último concepto sigue siendo limitativo, aun en condiciones óptimas de interpretación. Lo demostraremos más adelante.78 Todo esto requiere un estudio exhaus-

77 O, en la esfera del yo solitario, al "significado a que constituye ca.da vez en la propia conciencia. 78 Véase el capítulo III, a.parta.do 19, más a.bajo.

se

apunta",

que

se

68 tivo que realizaremos en el capítulo Ill. ·'Ba_!te decir aquí, enfática­ �ente, que la captación máxima posible 'ele significado subjetivo · en el mundo social no puede esperarse en el nivel de sentido común. En la vida ordinaria detenemos el proceso por el cual interpretamos los sig­ nificados de otras personas, cuando lo ya descubierto basta para con­ testar a nuestras preguntas básicas; en síntesis, nos detenemos en el punto que tiene pertinencia directa con la respuesta que nosotros mis­ mos daremos. La investigación del significado subjetivo de otra per­ sona se abandonará, muy probablemente, si su acción se nos vuelve evidente como contenido objetivo, de una manera que nos exime de tomarnos otras molestias. Esto es, quizá, más obviamente cierto en lo que respecta a la así llamada acción estrictamente "racional",79 por parte de la persona que observamos. En tales casos el significado mani­ fiesto nos es suficiente para responder en forma apropiada; por lo tanto, no tratamos de interpretar la conducta de la otra persona más allá de un nivel relativamente superficial. En los demás casos, si abrigarnos alguna duda acerca del significado objetivo de la conducta de una ' persona, nos preguntamos : "¿Que' se propone esta persona.?"; etcetera. En esa medida, podemos decir que toda interpretación de significado del mundo social está "pragmáticamente determinada".

6. Transición al análisis del proceso constituyente. Clarificación del concepto de "atribuir significado a un acto" Para esclarecer la esencia de la sociología comprensiva, hemos tomado como punto de partida la definición que da Weber acerca de la acción social. En nuestra primera etapa hemos analizado la afirmación: "El actor atribuye un significado a su acción". Realizamos parte de ese análisis en el apartado 2, pero nos resultó necesario hacer una disgresión para esclarecer los conceptos de significado objetivo y subjetivo. Pode­ mos retomar ahora el hilo principal de nuestra argumentación. Ante todo, debemos señalar una ambigüedad que encierra el tér­ mino "acción". Esta palabra puede significar, ante todo, el acto ya constituido ( Hanálung) , considerado como una unidad completada, un producto terminado, una Objetividad. Pero en segundo lugar puede significar la acción en el curso mismo en que se constituye, y, como tal, un flujo, una secuencia en curso de hechos, un proceso de produc­ ción de algo, una realización. Toda acción, sea mía o d·e otra persona, puede presentárseme bajo estos dos aspectos. Mi acción tal como ocu­ rre se me presenta como una serie de vivencias existentes y presentes, vivencias que nacen y mueren. La acción a que tiendo (intendiertes) se me presenta como una serie de vivencias futuras. Mi acto terminado, completado ( que es mi acción luego de expirada) se me presenta como una serie de vivencias terminadas que contemplo en mi memo79 [Cf. Weber, Wirtschaft und Gesellschaft, T. l., pág. 9.2.]

69 ria. El significado de mi acción no consiste sólo en las vivencias de conciencia que· tengo mientras la acción está en curso, sino también en aquellas vivencias futuras que constituyen la acción a que tiendo, y en aquellas pasadas que constituyen mi acci6n completada. Podemos utilizar en este punto la distinci6n que hicimos al final del parágrafo precedente, entre contenidos significativos que ya están constituidos y contenidos significativos aún en proceso de constitución. La distinción puede ampliarse ahora específicamente para abarcar la acción, ·de manera de diferenciar entre la acción en progreso ( actio) y el acto ya terminado y constituido ( actum) , que la primera ha producido. En forma similar, deberíamos distinguir entre la acción de otra persona y su acto. Las vivencias conscientes de otra persona, en las cuales se constituye su acción, se nos presentan como hechos del mun­ do exterior. Estos pueden consistir en sus movimientos corporales o en los cambios producidos en el mundo exterior por tales movimientos. En todo caso, interpretamos esos movimientos o cambios como indi­ caciones de las vivencias conscientes de otra persona. Ahora bien, podemos considerar esas indicaciones sea como la actio de la otra per­ sona o como su actum, según que nuestra atención se enfoque sobre su conducta, mientras sucede ante nuestros ojos, o sobre la objetividad del acto ( Handlungsgegenstiindlichkeit) producido y constituido por esa conducta. Por lo tanto, un acto es siempre algo realizado ( ein Gehandeltwor­ y puede considerárselo independientemente del sujeto que actúa y de sus vivencias. Todo acto presupone una acción, pero esto no significa, de ninguna manera, que la referencia a la acción deba entrar en el examen del acto. En contraste con el acto, la acción está ligada al suceso. Mientras el acto se cumple, por así decirlo, en forma anónima, la acción constituye una serie de vivencias que se forman en la conciencia concreta e individual de algún actor, sea yo mismo u otro.

den-sein )

Ya hemos visto que sólo estudiando la estructura de la configura­ ción significativa en la corriente de una conciencia-yo podemos llegar a comprender la profunda diferencia que existe entre el significado objetivo y el subjetivo. El significado se remite a la conciencia tempo­ ral interna, a la durée en la cual se constituyó originariamente y en su sentido más genérico. Esta afirmación queda confirmada en nuestro análisis de los conceptos de acción y acto. Toda acción ocurre en el tiempo, o más precisamente en la conciencia temporal interna, en la durée. Es una realización inmanente a la duración. El acto, en cam­ bio, es lo cumplido transcendente a la duración. Aclarado este punto, podemos volver a la cuestión referente a qué quiere decir Weber cuando afirma que el actor atribuye significado a su acción. ¿Atribuye el actor significado a su acción o a su acto en el sentido en que hemos definido esos términos? En otras palabras7

70 ¿son los procesos conscientes ql.le se constituyen en su

a lo cual él atribuye significado,. o es el hecho completado

durée

aquello

y constituido?

Antes de responder a esta cuestión, debemos señalar que hablamos · metafóricamente cuando decimos que un significado se "atribuye" a · un acto. Esto también es cierto respecto de Max Weber. En efecto, aunque el concepto de acción de Weber, como el de Sander,80 contiene una cantidad de ambigüedades, hay algo en él que es seguro, y es el hecho de que para Weber "acción" no significaba el evento típico o el movimiento corporal por parte del acto. Ni creía él que el significado fuera algo que el individuo en cuestión "aplicaba" a su movimiento corporal, en el sentido de colocarlo en una trayectoria paralela, en una especie de armonía preestablecida. La definición que da Weber de la acción incluye también, en realidad, la conducta o actividad interna 81

de una persona, en la medida en que ésta pueda ser considerada apro­ piadamente como significativa. Según hemos demostrado, no debe entenderse que de acuerdo con esa tesis toda conducta que no sea acción carezca por lo tanto de significado. Weber quiere decir obvia­ mente que la acción, a diferencia de la conducta en general, tiene una clase específica de significado. La primera característica que se nos presenta como manera posible de diferenciar entre acción y conducta es la naturaleza voluntaria de la acción, en contraste con la naturaleza automática de la conducta. Si esto hubiera sido lo que Weber pensaba cuando definió la acción como conducta significativa, el significado consistiría en elección, en deci­ sión, en la libertad para comportarse de una cierta manera mientras no se está forzado a proceder de otra. Sin embargo, sólo atenderíamos con esto a uno de los dos significados del término "libre elección". Ese término abarca hechos conscientes muy complejos, y tales hechos re­ quieren estudio sistemático. El fenómeno de la "voluntad" no debe­ ría quedar de ninguna manera sin analizar, como una vaga etiqueta que se utiliza para describir una posición metafísica. Más bien, el análisis de la conducta voluntaria debe realizarse sin referencias a problemas metafísicos. Una segunda diferencia superficial distingue la acción como con­ ducta que es consciente, de la conducta inconsciente o reactiva. En este caso, el significado "atribuido" a la conducta consistiría precisa­ mente en la conciencia de esa conducta. Sin embargo, lo que "se conoce" en esa ('onciencia es evidentemente Ja verdad acerca de la

80 Sander, "Dt·r Gcgenstand der reinen Gesellschaftslehre", págs. 367 y sigs. 81 [lnnerliches Verlwlten. En sus escritos posteriores Schütz distingue entre .

"behavior" ( comportamiento ) y "conduct" ( conducta ) . Hace notar que el primer término "incluye en el uso actual también las manifestaciones subjetivamente no si¡,>'nificativas de espontaneidad, tales como los reflejos" ( Collected Papers, 1, 211). Cuando está presente el significado subjetivo, Schütz prefiere el término "conduct11-". Sin embargo, como Schütz en la presente obra analiza el concepto de Verhalten de Weber, hemos preferido b·aducir con "behavior", aun en los casos en que tengamos que referimos a "inner behavior" (conducta interna ) , sobre todo porque resultaría aun más chocante la expresión "inner conduct".]

71 conducta tal como s e revela a aquel cuya conducta . constituye. Hus­ serl ha mostrado en su L6gica formal y transcendental cuán difícil resulta develar esa verdad. Por ejemplo, constituye un problema com­ plicado averiguar si la conducta de una persona le es simplemente conocida en una manera particular de darse, o si existen más bien diferentes modos o tiempos en que se da la conducta pasada, presente y futura ( es decir, a que se tiende) . Este problema debe esclarecerlo ineludiblemente quien se proponga analizar la conducta significativa: El breve examen que dejamos expuesto debería bastar para mos­ trar que se requiere un análisis del proceso constituyente ( Konstitutions­ analyse ) , para poder comprender el concepto de acción significativa. En una palabra, debemos examinar la formación y estructura de aquellas vivencias que dan significado a una acción. Sin embargo, esta investi­ gación debe proceder en un nivel aun más profundo. En efecto, incluso lo que llamamos conducta es ya significativo en un sentido más pri­ mitivo del término. La conducta como vivencia difiere de todas las otras vivencias por el hecho de que presupone una actividad del yo. Por lo tanto, su significado se establece en Actos dentro de los cuales el yo asume una actitud o posición después de otra. Sin embargo, puedo atribuir también significado a aquellas de mis vivencias que no implican actividad (Aktivitiit). Aun el hecho de que me vuelva cons­ ciente del significado de una vivencia presupone que la percibo y la "selecciono" de entre todas mis otras vivencias. En cada mome:nto de su duración el yo está consciente de su estado corporal, sus sensa­ ciones, sus percepciones, sus Actos de toma de actitud y su estado emocional. Todos esos componentes constituyen el "así" ( So ) de cada Ahora ( letzt) de la vida consciente del yo. Si digo que una de esas . vivencias es significativa, sólo lo hago porque al prestarle atenci6n la he "seleccionado" y distinguido de la plenitud de vivencias que coexis­ ten . con ella, la preceden y la siguen. Llamaremos experiencias "dis­ cretas" ( wohlumgrenztes) a las que han sido "seleccionadas" de esta manera, y diremos que les "atribuimos un significado". Acabamos de definir el sentido primero y más primitivo de la palabra "significado". Nótese, sin embargo, que nosotros mismos utilizamos la expresión "atribuir un significado a", metáfora que antes habíamos objetado. El curso posterior de nuestras investigaciones justificará plenamente nues­ tra actitud negativa respecto de esa metáfora. El significado de una vivencia no es de ninguna manera una nueva vivencia adicional y secundaria que "se adjudique" de algún modo a la primera. Tampoco es en absoluto un predicado de una vivencia individual, conclusión que sugerirían usos tales como "tener significado", "transmitit significado" y "significativo", Anticipándonos a la exposición, diremos que el signi­

ficado es una cierta manera de dirigir la mirada hacia un aspecto de una vivencia que nos pertenece. Se "selecciona" así ese aspecto, que se vuelve discreto mediante un Acto reflexivo. El significado indica, por lo tanto, una actitud peculiar por parte del yo hacia el flujo de

72 su propia duración. Esto sigue siendo cierto en todos los estadios niveles de significado. Por lo tanto, es completamente errónea la teoría que sostiene que la conducta de alguien se distingue de su vivencia consciente de esa conducta, y que el significado sólo pertenece a esta última. La dificultad reside fundamentalmente en el lenguaje que, por ciertas razones profundas, hipostasía como conducta determinadas vivencias de las cuales nos volvemos conscientes y luego predica de esta conducta, como significado, la manera misma de dirigir la mirada hacia las vivencias, que las transformó justamente en conducta. Exac­ tamente de la misma manera, la acción es sólo una hipóstasis lingüís­ tica de vivencias a las cuales hemos prestado atención y cuyo significado ( supuestamente aplicado a ellas ) no es niás que la manera particular o "cómo" ( Wie) de este acto de atención (Zuwendung) . Nuestro análisis de la acción significativa nos ha remitido así al problema de cómo se constituye el significado de una experiencia en la conciencia temporal interna. Ninguna ciencia que aspire a propor­ cionar una descripción radical del fenómeno del significado, incluida una explicación de su origen, puede dejar de estudiar este difícil pro­ blema. Las investigaciones que emprenderemos ahora nos proporcio­ narán las respuestas a una serie de cuestiones no resueltas hasta aquí : la cuestión referente a qué es genéricamente el significado; qué clase específica de significado corresponde a la conducta y a la acción; si el significado corresponde a la acción en curso o al acto cumplido; cómo se constituye el significado objetivo a partir del "significado a que se apunta", etcétera. Estas investigaciones servirán como estudios preparatorios para una comprensión exacta del concepto de Weber referente al "significado subjetivo de la conducta del yo del otro". Al mismo tiempo, mostraremos cuán fundamentalmente importante es este concepto para los Actos interpretativos de la vida cotidiana, así como para los métodos de las ciencias sociales. La realización d e Weber muestra una inspiración tanto mayor por el hecho de que él, que durante muchos años fue el heredero en filosofía de las enseñanzas de la Escuela Alemana del Sudoeste, reconoció sin embargo, en forma totalmente independiente, la significación del problema del significado a que se apunta, como principio fundamental y básico de conocimiento del mundo social. Nos proponemos además, en las consideraciones que siguen, dar a la sociología comprensiva el fundamento filosófico de que ha carecido hasta ahora y establecer con firmeza su posición básica sobre las conclusiones seguras de la filosofía moderna. En este proceso nos referiremos a la obra de dos filósofos cuyos estudios se centraron en el problema del significado interno del tiempo. El primero es ( Bergson, cuyo Essai sur les données inmédiates de la conscience, aparecido ya en 1888, constituyó -con una argumentación muy convincente- en punto focal de todo un sistema filosófico, el fenó� meno de la duración interna. El segundo es Husserl, quien ya en sud

Vorlesungen über die Phanomenologie des inneren Zeitbewusstseins,

73 obra presentada en parte en una serie de conferencias en 1904 y publi­ cada finalmente por Heidegger en 1928, y también en trabajos poste­ riores, 82 dio descripciones fenomenológicas sistemáticas de la génesis del significado.

Observación Para dejar en claro la índole de las investigaciones que siguen desde el punto de vista de la fenomenología, debe notarse que : Nuestros estudios del proceso constituyente en l a conciencia tem­ poral interna se llevarán a cabo dentro de la "reducción fenomenoló­ gica". Por lo tanto, presuponen encerrar entre paréntesis ( desvincu­ lar ) 83 el mundo natural y, junto con ello, la adopción de un cambio completo de actitud ( la epokhé) respecto de la tesis del "mundo que­ me-es-dado-como-estando ahí ( wie sie sich mir als daseiende gibt) ", La descripción que hace Husserl de este cambio de actitud se encuen­ tra en el primer capítulo de la segunda parte de sus Ideas.84 Sin embargo, nuestro análisis sólo se realizará dentro de la reducción feno­ menológica en la medida en que esto resulte necesario para poder comprender claramente la conciencia temporal interna. El propósito de esta obra, que consiste en analizar el fenómeno del significado en la vida social ordinaria ( mundanen) , no requiere que se alcance un conocimiento transcendental que vaya más allá de esa esfera, o que sigamos manteniéndonos dentro de la zona de la reducción fenomenológica transcendental. En la vida social ordinaria ya no nos interesan los fenómenos constituyentes tal como se estudian dentro de la esfera de la reducción fenomenológica. Sólo nos interesan los fenómenos correspondientes a éstos dentro de la actitud natural. Una vez que hayamos comprendido mediante la descripción eidética el "problema del desarrollo interno ( Zeitigung) de la esfera temporal inman�nte",85 podremos aplicar nuestras conclusiones, sin riesgo de error, a los fenómenos de la actitud natural. Con una condición, sin embargo: que nos mantengamos, como "psicólogos fenomenológicos", "en el terreno de la apariencia interna como manifestación de lo que es peculiar a lo psíquico".86 Aun entonces no nos proponemos como fin una ciencia de los hechos d e esta esfera interna de la apariencia, sino una ciencia de la esencia (Wesenswissenschaft) .87 Lo que busca82 S61o me resriltaron accesibles las Méditations cartésiennes de Husserl (Pa­ rís, 1931) después de haber completado la presente obra, y por lo tanto no puedo apoyarme en esa obra al presentar los puntos de vista de Husserl. 83 Véase más arriba, apartado 5. 84 Págs. 48-57 [T.I., págs. 101-11] . 85 Husserl, "Nachwort zu meinen 'Ideen' ", Jahrbuch für Philosophie und phanóñienologische Forschung, XI (Halle, 1930) , págs. 549-70, eSPecialmente 553. 86 Ibíd., pág. 554. 87 [Un estudio des(.Tiptivo de las apariencias como tales, no como ejemplifi­ caciones de leyes psicológicas.] •

74 mos de esta manera es la estructura invariable, única, a priori de la mente, en particular de una sociedad compuesta por mentes vivientes.88 Sin embargo, puesto que todos los análisis realizados dentro de la reduc­ ción fenomenológica mantienen también esencialmente su valor en la introspección psicológica, y por Jo tanto dentro de Ja esfera de la acti­ tud natural, no tendremos que hacer ninguna clase de revisión en nues­ tras conclusiones respecto de Ja conciencia temporal interna, cuando las apliquemos al dominio de Ja vida social ordinaria. Procederemos entonces -sobre todo en los capítulos III y IV- en el entendimiento de que estamos dejando deliberadamente de lado todos los proble­ mas de la subjetividad transcendental y la intersubjetividad, que, de hecho, nunca salen a luz antes de haberse realizado la reducción feno­ menológica. Dejaremos entonces fuera de nuestra explicación esa psi­ cología fenomenológica que, según Husserl, es en último análisis una psicología de la intersubjetividad pura y nada menos que "una feno­ menología constitutiva del punto de vista natural".89

ss IMd., pág. 5.55. so Iblcl. , pág. 567.

II LA CONSTITUCION DE LA VIVENCIA SIGNIFICATIVA EN LA CORRIENTE DE LA CONCIENCIA DE QUIEN LA CONSTITUYE

7. El

fenómeno de

la duración interna.

Retención y reproducción

COMENCEMOS por considerar la distinción que establece Bergson entre vivir dentro de la corriente de la vivencia y vivir dentro del mundo del espacio y del tiempo. Bergson opone la corriente interna de la dura­ dón, la durée -un continuo nacer y morir de cualidades heterogé­

neas-, al tiempo homogéneo, que ha sido espacializado, cuantificado y se ha vuelto discontinuo. En la "pura duración" no hay "coexisten­ cialidad", no existe externalidad mutua de parte, ni divisibilidad, sino sólo un flujo continuo, una corriente de estados conscientes. Sin em­ bargo, la expresión "estados de conciencia" es equívoca, pues nos hace recordar los fenómenos del mundo espacial con sus entidades fijas, tales como imágenes, perceptos y objetos físicos. Lo que en verdad vivenciamos en la duración no es un ser que sea discreto y bien defi­ nido, sino una transición constante del ahora-así a un nuevo ahora-así. La corriente de la conciencia, por su naturaleza misma, no ha sido aún captada en la red de la reflexión. La reflexión, al ser una función del intelecto, pertenece esencialmente al mundo espacio-temporal de- la vida cotidiana. La estructura de nuestras vivencias variará según que nos entreguemos al flujo de la duración o nos detengamos a reflexionar sobre él, tratando d e clasificarlo dentro de conceptos espacio-tempora­ les. Podemos, por ejemplo, vivenciar el movimiento como una multi­ plicidad continuamente cambiante -en otras palabras, como un fenó­ meno de nuestra vida interna-; podemos, por otro lado, concebir ese mismo movimiento como un hecho divisible en el espacio homogéneo. Sin embargo, en este último · caso no hemos aferrado realmente la esencia de ese movimiento, que está siempre naciendo y muriendo. Más bien, lo que hemos captado es el movimiento que ya no lo es, movimiento que ha recorrido su curso, en síntesis, no el movimiento mismo, sino tan sólo el espacio atravesado. Ahora bien, podemos con­ siderar los actos humanos desde este mismo punto de vista doble, vién-

76 dolos como procesos conscientes que duran, o como actos congelados, espacializados, ya completados. Este doble aspecto no aparece tan sólo en los "objetos temporales" transcendentes, 1 sino en todas las viven-. cias en general. Su base más profunda fue establecida y expresada por Husserl en su estudio acerca de la conciencia temporal interna. Husserl se refiere explícitamente a la doble intencionalidad de la corriente de la conciencia:

O consideramos el contenido del flujo con su forma fluida, es decir, la serie de vivencias originarias, que es una serie de vivencias intencionales, conciencia de , , , ; o dirigimos nuestra mirada hacia las unidades intencionales a aquello de lo que esta­ mos intencionalmente conscientes como algo homogéneo en la corriente del flujo: en este caso tenemos ante nosotros una Objetividad en el tiempo Objetivo, el campo temporal auténtico por oposición al campo temporal de la corriente de vivencias.2 ,

En otro pasaje Husserl llama a estos dos tipos de intencionalidad, res­ pectivamente, "intencionalidad longitudinal" ( Liings-intentionalitiit) e "intencionalidad transversal" ( Quer-intentionalitiit) :

Mediante una de ellas [la intencionalidad transversal] se constituye el tiempo inmanente, es decir, un tiempo Objetivo, un tiempo auténtico en el cual existe dura­ ción 3 y alteración de lo que dura. En la otra [la intencionalidad longitudinal] se constituye la disposición cuasitemporal de las fases del flujo que siempre y necesaria­ mente tiene el punto-ahora fluyente, la fase de actualidad y la serie de fases pre­ actuales y posactuales ( las que ya no son actuales) . Esta temporalidad prefenomé­ nica, preinmanente, se constituye intencionalmente como la forma de conciencia temporalmente constitutiva y en esta conciencia misma.4 Ahora bien, ¿cómo se constituyen las vivencias individuales en unidades intencionales, dentro de la corriente de la conciencia? Si tomamos como punto de partida el concepto de durée de Bergson, resulta claro que la diferencia existente entre las vivencias fluyentes 1 [Un objeto temporal trascendente es una cosa o evento, con un comienzo, medio y fin temporales, que reside fuera de la conciencia del individuo, pero que éste puede percibir, pensar, etcétera. Un objeto temporal inmanente es un contenido consciente (tal como un sonido en el sentido de dato del sentido auditivo) cuya duración está enteramente dentro de la corriente de la conciencia del individuo. Véase Husserl, Vorlesungen zur Phiinomenologie des inneren Zeitbewusstseins (que citaremos en lo sucesivo como "Zeitbewusstsein" ) , passim (T.I., The Phenomeno­ log¡J af lnternal Time Consciousness, por James S. Churchill; citado en lo sucesivo simplemente como "T.I.") . Para el examen general que hace Husserl de los con­ ceptos de trascendencia e inmanencia, véase Husserl, Ideas, §§ 39-46 (la traducción inglesa de Ideen de Husserl, realizada por W. R. Boyce Gibson, se mencionará en lo sucesivo como "T.I.") .] 2 Husserl, Zeitbewusstsein, pág. 469 [T.I., pág. 157] . 3 Husserl está utilizando aquí el término "duración" ( Dauer) en el sentido de la lengua conversacional alemana. Entiende con ese término la constancia de un objeto en el espacio-tiempo. Este uso es el opuesto del de Bergson; sin embargo, el traductor alemán de Bergson vierte durée por Dauer. 4 Zeitbewusstsein, pág. 436 [T.I., pág. 109).

77 en la pura duraci6n y las imágenes discontinuas y discretas en el mundo espacio-temporal, es una diferencia entre dos niveles de conciencia. En la vida cotidiana el yo, cuando actúa y piensa, vive en el nivel de conciencia del mundo espacio-temporal. Su "atención a la vida" ( atten­ tion a la vie) li le impide sumergirse en la intuici6n de la duración pura. Sin embargo, si por alguna razón se relaja la "tensión psíquica", el yo descubrirá que aquello que antes parecía consistir en elementos sepa­ rados y netamente definidos, se disuelve ahora en transiciones conti­ nuas y que las imágenes fijas han sido suplantadas por un nacer y morir que no tiene contornos, límites ni diferenciaciones. Y así Bergson concluye que todas las distinciones, todas las tentativas de "aislar" vivencias individuales de la unidad de la duración, son artificiales, es decir, ajenas a la dul'ée pura, y todos los intentos de analizar procesos constituyen tan sólo casos de transferencias de los modos de repre­ sentaci6n espacio-temporal a la durée, de naturaleza radicalmente diferente. ·

En verdad, cuando me hundo en la corriente de mi conciencia, en mi duración, no encuentro en absoluto ninguna vivencia claramente diferenciada. En un momento una vivencia cobra vida y luego se des­ vanece. Entretanto, crece algo nuevo de lo que era viejo y luego da lugar a algo aun más nuevo. No puedo distinguir entre el Ahora y el Antes, entre el Ahora posterior y el Ahora que acaba de existir, excepto por el hecho de que sé que lo que acaba de e1dstir es diferente de lo que ahora existe. En efecto, yo vivencio mi duración como una corriente unidireccional, irreversible, y encuentro que entre un momento pasado y el de ahora he enve;ecido. Pero no puedo darme cuenta de esto mientras estoy aún inmerso en la corriente. En la medida en que toda mi conciencia sigue siendo temporalmente unidireccional e irre­ versible, no me doy cuenta de mi propio envejecimiento o de ninguna otra diferencia entre presente y pasado. La conciencia misma de la corriente de duración presupone un volverse contra la corriente, una clase especial de actitud dirigida contra esa corriente, una "reflexión", como le llamaremos. En efecto, sólo el hecho de que una fase anterior haya precedido a este Ahora y Así, hace que el Ahora sea Así, y que la fase anterior que constituye el Ahora se me dé en este Ahora en el modo de la rememoración ( Erinnerung) . La captación de la vivencia en la corriente pura de la duración se cambia, en cada momento, en el haber-sido-justamente-así recordado; es el recuerdo lo que aísla · la vivencia de la corrie,pte irreversible de la duración y, así, modifica la captación, transformándola en rememoración. Husserl nos ha dado una descripción precisa de este proceso. 6 Distingue entre rememoración primaria, o retención, que es la con0 [Véase Bergson, Matter and Memory, trad. de N. M. Paul y W. Scott Pal­ mer (Nueva York, 1!)59) , págs. 220-32.] 6 Zeitbe:.vusstsci11, págs. 382-427 [T.I., págs. 40-97]; Ideen, págs. 77 y sigs., págs. ljl4 y sigs.

76 ciencia posterior de la impresión originaria, y rememoración secunda­ ria, evocación o reproducción. "A la 'impresión' -dice Husserl- se une la 'rememoración primaria' [primare Erinnerung], o, como decimos nosotros, la retención . . . "

En el caso de la percepción .de un Objeto temporal (sin que importe para la presente observación si tomamos un objeto inmanente"'o trascendente ) , la percep­ ción termina siempre en una aprehensión-ahora, en una percepción en el sentido de un poner-cQmo-ahora. Durante la percepción del movimiento ocurre momento a mo­ mento una "comprensión-como-ahora"; dentro de ella se constituye la fase actual ahora del movimiento mismo. Pero esta aprehensión-ahora es, por así decirlo, el núcleo de una cola de cometa de retenciones, que se refiere a los puntos·ahora ante­ riores del movimiento. Si ya no ocurre la percepción . . . ninguna fase nueva se agrega a la última; tenemos más bien una mera fase de recuerdo fresco, a istP. se agrega nuevamente otra, etcétera. Con ellos ocurre continuamente un empuje hacia atrás [Zurückschiebung], hacia el pasado. El mismo complejo sufre continuamente una modificación hasta que desaparece, pues junto con la modificación se pro­ duce -una disminución que termina en la imperceptibilidad.7 La rememoración · o evocación secundaria difiere completamente de la anterior. Luego de ocurrida la rememoración primaria, puede surgir un nuevo recuerdo de este movimiento.s La realizamos aprehendiendo simplemente lo rememorado . . o si no, en un recuerdo real, reproductivo, recapitulativo, en el cual el objeto temporal se cons­ truye de nuevo por completo en un continuum de presentificaciones, de modo que nos parece percibirlo de nuevo, pero sólo aparentemente, como-si.9 •

La modificación retencional se adapta directamente a una impre­ sión originaria, en el sentido de que es un continuum que retiene en toda su extensión el mismo lineamiento básico: por lo tanto, comienza en perfecta claridad y se va desvaneciendo gradualmente, al flufr hacia el pasado.10 Su grado de ·evidencia es el de la certeza absoluta, pues la intencionalidad de la impresión originaria �e mantiene en la modifi­ cación retencional, aunque con seguridad en forma alterada. El rasgo del lineamiento básico idéntico que se traslada de la impresión a la retención, falta en la rememoración o reproducción secundaria. Por el contrario, hay una neta discontinuidad entre reproducción e impre­ sión. La presentificación es un libre fluir-a-través: "Podemos llevar a cabo la presentificación 'más velozmente' o 'más lentamente', en forma clara y explícita o de una manera confusa, de un golpe y con la velo­ cidad del relámpago o en pasos articulados, etcétera".11 La repreduc­ ción, a diferencia de la retención, no es conciencia originaria y, par

7 Zeitbewusstsein, pág. 391 [T.I., págs. 51-52] . 8 Ibíd., pág. 395 [la bastardilla es nuestra; T.I., pág. 571. o Ibíd., pág. 397 [T.I., pág.59]. 1º [Cf. ibíd., (T.I., págs. 44-50) para una detallada descripción del "fenómeno de fluencia hacia el pasado".] 11 lbíd., pág. 406 [T.I., J:lág. 71].

79 lo tanto, carece siempre de claridad. en comparacmn con ésta. De ninguna manera es absolutamente indudable en su grado de evidencia. La retención hace sin duda posible que la mirada ( Blick) ilumine el carácter duradero, fluyente y siempre cambiante de la vivencia, pero la retención no es esa mirada misma:

La retención misma no es un acto [en nuestra terminología: Acto] de mirada retrospectiva que constituye en objeto la fase que ha expirado. Puesto que tengo en mi poder la fase que ha expirado, vivo a través [durchiebe] de la actualmente presente, la tomo -gracias a la retención- "como agregado a'', y me dirijo hacia lo que viene. . . . Pero porque tengo en mi poder esta fase, puedo dirigir mi mira­ da hacia ella en un nuevo acto que nosotros llamamos -según que la vivencia que ha expirado se esté generando en un nuevo dato originario (por lo tanto, cons­ tituya una impresión ) , o que, ya completada, sé mueva como un conjunto "hacia el pasado"- reflexión (percepción inmanente ) o evocación. Esos actos se encuentran, respecto de la retención, en la relación de completamiento.12 La multiplicidad de la fluencia hacia el pasado de la duración se cons­ tituye, por lo tanto, en virtud de la retención: el Ahora presente difiere por lo menos del Ahora anterior debido a que la retención, como el ser-aún-consciente de lo que ha-sido-inmediatamente-antes, se cumple en un Ahora de cuya constitución participa. Por otro lado, la identidad del objeto y el tiempo objetivo mismo se constituye en la evocación ( reproducción) :

Sólo en la evocación puedo tener repetido un objeto temporal idéntico. Tam­ bién me es posible verificar en Ja evocación que lo que es percibido es lo mismo que lo evocado a continuación. Esto ocurre en la rememoración simple, "he perci­ bido esó', y en la evocación de· segundo nivel, "tengo un recuerdo de eso".lS La reproducción de un objeto temporal -y hasta la vivencia en su fluencia hacia el pasado constituye un objeto temporal inmanente­ puede realizarse, como hemos observado antes, sea como un ordena­ miento recapitulativo, en el cual se reconstruye completamente el objeto temporal, o en una simple captación, "como ocurre cuando 'emerge' una evocación y miramos hacia lo que es recordado con un rayo visual [Blickstrahl] dentro del cual lo recordado es indeterminado, quizás una fase momentáneamente favorecida que llegó a la luz en forma intuitiva, pero no un recuerdo recapitulativo". 14 Esta forma de reproducción muestra todas las características de la reflexión en el sentido que hemos descripto más arriba. La simple mirada o aprehensión

es un acto que, desarrollado en etapas sucesivas, también en etapas de espontaneidad, por ejemplo, la espontaneidad del pensamiento, puede realizar cualquiera Por • • •

12 Ibíd., pág. 472 [T.I., pág. 161J. Ibíd., pág. 459 [T.I., pág. 143].

i.1

14

Ibld., pág. 397 [T.1., pág. 59].

80 lo tanto, parece posible decir que las objetividades que se constituyen originaria­ mente en procesos temporales, miembro por miembro o fase por fase ( como correla­ tos de actos continuos, multiformes, cohesivos y homogéneos ) , pueden ser aprehen­ · didas en una mirada retrospectiva como si se tratara de objetos completos en un .Punto temporal. Pero luego este modo de darse se remite con seguridad a otro "primordial" ,15

cia"

Todo esto implica una distinción dentro del concepto de "viven­ ( Erlebnis) que es de fundamental importancia para nuestro tema :

Ni siquiera una vivencia es percibida nunca en su completez, no puede ser captada adecuadamente en su plena unidad. Es en esencia algo que fluye, y par­ tiendo del momento presente podemos nadar tras elh. con nuestra mirada reflexiva­ mente vuelta hacia ella, mientras los tramos que dejamos en nuestra estela están perdidos para la perfección. Sólo en la forma de la retención o de la [evocación] retrospectiva tenemos alguna conciencia de lo que acaba de fluir detrás de nosotros.16 . • •

Debemos distinguir entonces entre el ser preempírico de las vivencias, su ser anterior a la mirada reflexiva de ate�ción que dirigimos hacia ellas, y su ser como fenómeno. Al dirigir la atención fijándola en las vivencias y al aprehenderlas, ad­ quieren un nuevo modo de ser. Llegan a "diferenciarse", "cobran relieve", y este acto de difere�ciación no es sino el acto de aprehensión, y la diferenciación no es nada distinto de ser aprehendido, ser el objeto del enfoque de la atención. Sin em­ bargo, no debe pensarse esta cuestión como si la diferencia consistiera meramente en que la misma vivencia, unida precisamente con el enfoque de la atención, consti­ tuyera una nueva vivencia, la de dirigirse-hacia-ahí, como si ocurriera entonces una mera complicación. Sin duda que cuando ocurre un enfoque de atención, es evidente que distinguimos entre el objeto del enfoque (la experiencia A) y el enfoque de Ja atención en sí mismo. Y sin duda tenemos razón al decir que nuestro enfoque de atención se dirigía previamente hacia otra cosa, que luego ocurrió el enfoque hacia A, y que A "ya estaba allí" antes de ese acto.17

Esta introvisión es fundamental para el problema que hemos planteado previamente, acerca de la naturaleza de las vivencias· discretas y ade­ más acerca del primero y más primitivo sentido de la expresión "signi­ ficado de una vivencia". Señalaremos los estadios críticos, siguiendo a Husserl. Si vivimos simplemente inmersos en el flujo de la duración, sólo encontramos vivencias no diferenciadas que se funden unas con otras en un continuum fluyente. Cada Ahora difiere esencialmente de su predecesor por el h�cho de que dentro del Ahora está contenido el pre­ decesor en la modificación retencional. Sin embargo, no sé nada de esto mientras estoy simplemente viviendo en el flujo de la duración� 15 lbíd., pág. 397 [T.I., págs. 59-60] . 1 6 Ideen, pág. 82 [T.I., pág. 140] . 11

Zeitbewusstsein, pág.

484 [T.l. , págs. 178-79] ,

81 porque sólo mediante un Acto d e atención reflexiva llego a ver la modi­ ficación retencional y, con ello, la primera fase: Dentro del flujo de la duración sólo existe un vivir de momentC! a momento, que a veces también contiene en sí mismo las modificaciones retencionales de la fase previa. Luego, como dice Husserl, yo vivo en mis Actos, cuya intencionalidad viviente me lleva de un Ahora al próximo. Pero este Ahora no debería ser concebido como un instante puntiforme, como una ruptura en la corriente de Ja duración, como una división en dos de esta última. En efecto, para realizar tal división artificial dentro de la duración, yo debería poder salir del flujo mismo. Desde el punto de vista de un ser inmerso en la duración, el "Ahora" es una fase más bien que un punto, y, . por lo tanto, las diferentes fases se mezclan una con otra a lo largo de un continuum. La simple experiencia de vivir en el flujo de la duración avanza en un movimiento unidireccional e irreversible, que procede de la multiplicidad a la multiplicidad en un proceso de constante fluencia hacia el pasado. Cada fase de la vivencia se mezcla con la próxima sin que haya límites netos, a medida que es vivenciada; pero cada fase se distingue en su ser así, o cualidad, de la siguiente, en la medida en que es asida bajo el foco de la atención.

Sin embargo, cuando mediante mi acto de reflexión dirijo mi aten­ ción hacia mi vivencia, ya no estoy tomando mi posición dentro de la corriente de la duración pum, ya no estoy simplemente viviendo den­ tro de esa corriente. Las vivencias son a rehendidas, distinguidas, puestas de relieve, destacadas una de otra; las vivencias que se cons­ tituyeron como fases dentro del flujo de la duración se vuelven entonces objeto de atención como vivencias constituidas. Lo que se había cons­ tituido al comienzo como una fase, se destaca ahora como una vivencia completamente terminada, sin que importe si el Acto de atención es de reflexión o de reproducción ( en la simple aprehensión ) . En efecto, el Acto de atención -y esto es de fundamental importancia para el estu­ dio del significado- presupone una vivencia transcurrida, que ya ha pasado, en una palabra, una vivencia que ya está en el pasado, inde­ pendientemente de si la atención en cuestión es reflexiva o repro­ ductiva. 18

p

Por lo tanto, debemos confrontar las vivencias que en su fluencia hacia el pasado son indiferenciadas y se esfuman unas en otras, por una parte, con las que son discretas, ya pasadas y transcurridas, por la otra. Estas últimas no las aprehendemos vivenciándolas sino mediante 18 "La reflexión tiene la notable peculiaridad de que lo aprehendido así me­ diante la percepción se caracteriza, en principio, como algo que no sólo es y dura dentro de la mirada de la percepción, sino que ya era antes de que esta mirada se dirigiera a ello" ( Husserl, Ideen, pág. 83 [T.I., pág. 141] ) . Además: "Podemos: plantear ahora la siguiente cuestión: ¿qué ocurre con la fase inicial de una viven­ cia autoconstitutiva? . . . Cabe decir que la fase inicial sólo puede transformarse· el,l un objeto por obra de la retención y la reflexión ( o reproducción ) , después de haber fluido hacia el pasado de la manera indicada" ( Husserl, Zeitbewusstsein, pág. 472 [la bastardilla es de Husserl; T.I., pág. 162 ] ) .

82 un acto de atención: Esto es fundamental J:Jara el tema que estamos tratando: puesto que el concepto de vivencia significativa presupone siempre que la vivencia de la cual se predica significado, sea discreta, resulta entonces perfectamente claro que sólo puede llamarse signifi­ cativa a una vivencia pasada, es decir, que está presente a la mirada retrospectiva como ya terminada y sustraída al devenir. Sólo desde el punto de vista de la mirada retrospectiva existen realmente vivencias discretas. Sólo lo ya vivenciado es significativo, no lo que está siendo vivenciado. En efecto, el significado es mera­ mente una operación de intencionalidad que, no obstante, sólo se vuelve visible a la mirada reflexiva. Desde el punto de vista de la vivencia que transcurre, la predicación de significado es necesariamente trivial, puesto que el significado sólo puede entenderse en este caso como la mirada atenta dirigida no a una vivencia que transcurre, sino que ya ha pasado. No obstante, ¿se justifica realmente la distinción que acabamos de hacer, entre vivencia discreta y no discreta? ¿No es posible, al fin de cuentas, que la mirada atenta pueda iluminar cada aspecto de la viven­ cia que ya ha pasado, pueda "ponerlo de relieve" y "distinguirlo" de los otros aspectos? Creemos que la respuesta debe ser negativa. Exis­ ten de hecho vivencias que lo son cuando están presentes, pero sobre las cuales no se puede reflexionar en absoluto o sólo es posible hacerlo mediante una aprehensión extremadamente vaga y cuya reproducción, aparte del concepto puramente vacío de "haber vivenciado algo" -en otras palabras, de una manera clara- es totalmente imposible. 19 Lla­ maremos a este grupo vivencias "esencialmente actuales", porque se limitan por su naturaleza misma a una posición temporal definida den­ tro de la corriente interna de la conciencia. Se las conoce por su adhe­ sión o cercanía a ese núcleo íntimo del yo que Scheler, con un giro lingüístico feliz, llamó la "privada personal absoluta" ( absolut intime Person) de un individuo.20 Acerca de la privacía personal absoluta de una persona sabemos que debe estar ahí necesariamente y que perma­ nece absolutamente cerrada a toda con-vivencia posible. Pero también en el conocimiento del propio yo hay una esfera de absoluta intimidad cuyo "estar ahí" ( Dasein)21 es tan indudable como es imposible some­ terlo a inspección. Las vivencias peculiares de esta esfera son simple­ mente inaccesibles a la memoria, y este hecho se extiende a su modo . de ser: la memoria capta solamente el "que" de esas vivencias. Una observación que puede realizarse inmediatamente apoya la confirma­ ción de esta tesis ( que sólo podemos formular aquí sin fundamentarla 1 0 Cf. apartado 16, más abajo; 20 Sympathiegefühle, pág. 77 [T. I., Heath, pág. 66. Schiitz se refiere aquí a la primera edición de Wesen und Formen der Sympathie de Scheler. Véase la Bibliografía]. 2 1 [ Como Schütz explica en un punto posterior, su uso de este término de Heidegger no implica necesariamente todo el ámbito de significado que este último le atribuye. Cf. apartado 9, más abajo.]

83 plenamente) , a saber, que la reproducción resulta tanto menos ade­ cuada a la vivencia cuanto más se acerca al núcleo íntimo de la persona. Esta adecuación menguante tiene como consecuencia un grado cada vez mayor de vaguedad del contenido reproducido. , En forma conco­ mitante, disminuye la capacidad de reproducción recapitulativa, es decir, de reconstruir por completo el curso de la vivencia. En la medida en que es posible la reproducción, sólo puede realizarse mediante un simple acto de aprehensión. El "Cómo" de la vivencia sólo puede reproducirse, sin embargo, en la reconstrucción recapitulativa. La evo­ cación de una vivencia del mundo exterior es relativamente clara; un curso exterior de hechos, un movimiento por ejemplo, puede ser evo­ cado en la reproducción libre, es decir, en puntos arbitrarios de la duración. Incomparablemente más difícil es la reproducción de viven­ cias de percepción interna; las percepciones internas que están cerca del núcleo privado absoluto de la persona son irrecuperables en la me­ dida en que entra en cuestión su Cómo, y sólo es posible aferrar su Qué en un simple acto de aprehensión. Corresponden a este grupo, ante todo, no sólo las experiencias de la córporidad del yo, en otras palabras, el yo vital ( tensiones y relajaciones musculares que se encuen­ tran en correlación con los movimientos del cuerpo, dolor "físico", sen­ saciones sexuales, etcétera ) , sino también los fenómenos psíquicos agrupados bajo el vago título de "estados de ánimo", así como los "sen­ timientos" y "estados afectivos" ( alegrías, pesar, disgusto, etcétera ) . Los límites del recuerdo coinciden exactamente con los límites de la "racionalizabilidad", siempre que usemos esta palabra equívoca -como lo hace Max Weber a veces- en su sentido más amplio, es decir, en el sentido de "capaz de dar un significado". La recuperabilidad para la memoria es, de hecho, el primer prerrequisito de toda construcción racional. Lo que es irrecuperable -'-Y esto es siempre, en principio, algo inefable- sólo puede ser vivido, pero nunca "pensado": es, en principio, imposible de verbalizar. •

8. Las vivencias de asignación de significado de Husserl y el concepto de conducta Debemos contestar ahora a la pregunta: "¿Cómo puedo distinguir mi conducta del resto de mis experiencias?" La respuesta la proporciona el uso ordinario. Un dolor, por ejemplo, no se llama generalmente conducta. Tampoco diría que estoy actuando si alguien levantara mi brazo y luego lo dejara caer. Pero las actitudes que asumo en cada uno de esos dos casos se llaman conducta. Puedo luchar contra el dolor, suprimirlo o abandonarme a él. Puedo someterme o resistir cuan­ do alguien manipula mi brazo. De manera que lo que tengo aquí son dos tipos diferentes de vivencias, fundamentalmente relacionadas. Las vivencias del primer tipo sólo se "soportan" o "sufren". Se caracterizan por una pasividad básica. Las vivencias del segundo tipo consisten en actitudes que se toman hacia vivencias del primer tipo. Para expre-

84 sarlo con pal�bras de Husserl, la conducta es una "vivencia de asig­ nación de significado de la conciencia", Al estudiar el "importante y difícil problema de las características definitorias del pensamiento", Husserl mostró que no todas las vivencias son por naturaleza vivencias de asignación de significado. "Las vivencias de pasividad primordial, las asociaciones, las experiencias en las cuales ocurre la conciencia temporal original, o sea la constitución de la temporalidad inmanente, y otras vivencias de esta clase, son todas incapaces de ello" ( es decir, de conferir significado ) . Una vivencia de asignación de significado debe ser un "Acto del yo ( Acto actitudinal) o alguna modificación de un Acto semejante ( pasividad secundaria, o quizás un juicio que surge pasivamente y 'se me ocurre' de repente) ".22 Podemos definir, si queremos, los Actos de toma de actitudes como Actos de actividad engendradora primaria,23 siempre que incluyamos aquí, con Husserl,24 los sentimientos y la constitución de valores me­ diante sentimientos, sel.l que esos valores se consideren como fines o como medios. Husserl utiliza la expresión "vivencias conscientes de asignación de significado" ( sinngebende Bewusstseinserlebnisse) para abarcar todas las vivencias dadas en· la intencionalidad, en forma de actividad espontánea o en una de las modificaciones secundarias de ésta. Ahora bien, ¿cuáles son esas modificaciones? Las dos principales son la retención y la reproducción. Husserl las describe de la siguiente manera: Con cada Acto de espontaneidad surge algo nuevo. Este Acto funciona, por así decirlo, en cada momento de su flujo como una sensación originaria que se va borrando de acuerdo con la ley fundamental de la · conciencia. La espontaneidad que comienza a actuar en etapas en el flujo de la conciencia, constituye un Objeto temporal, es decir, un Objeto del devenir, un proceso, esencialmente todo un pro­ ceso, y no un Objeto duradero. Y este proceso se va hundiendo en el pasado,25 Siempre que existe una constitución original de una objetividad de la concien­ cia mediante una Actividad, la Acción original se cambia, en la constancia retencio­ nal, en una forma secundaria que ya no es Actividad, sino que constituye una forma pasiva, la forma de una "sensibilidad secundaria", según la llamamos. En virtud de la síntesis constante de identidad, la conciencia pasiva es exactamente conciencia de la misma cosa que se constituyó un momento antes en la originalidad activa.26 22 Husserl, Formale und T,-anszendentale Logik, pág. 22 [citada en lo suce­ sivo como "Logik"] . Con respecto al tema de pasividad y actividad, cf. también el excelente estudio de detalle de Reiner, F,-eiheit, Wollen und Aktivitiit ( Halle, 1927) , que no leí hasta después de terminado el presente libro. Estoy de acuerdo con Reiner en todos los puntos esenciales. 23 O, como se formula en forma característica en Ideen, "El Acto cumplido, o [puesto que son] . . . procesos, los Actos en proceso de cumplimiento componen lo que en el sentido más amplio llamamos 'actitudes' " ( Ideen, I, pág. 236 [T.I., pág. 323] ) . 24 Logik, pág. 281. :i:; Zeitbewusstsein, pág. 487 [T.I., pág. 184 ] . 2 a Logik, pág. 281.

85 Todo esto es cierto respecto del juicio, que constituye un tipo de acción, pero una acción que "desde el comienzo y a través de todas las formas que toma en cada etapa, se refiere exclusivamente a lo irreal".27 Aun las objetividades ideales

son metas, fines y medios concebibles; sólo son lo que son porque fueron engendra das por la conciencia. Pero esto no significa que sólo sean lo que son en y durante la producción primaria que las originó. Están "en" la producción primaria que las engendra, en el sentido de ser conocidas en ella como una cierta intencionalidad de la forma de Actividad espontánea, y en el modo del yo original. Este modo de darse a partir de tal Actividad primordial no es sino su modo propio y peculiar ­

de percepción.28

Tratemos ahora de reformular estos conceptos de Husserl de una manera que nos permita aplicarlos a nuestros problemas. Definimos la "conducta" como una vivencia de la conciencia que confiere signi­ ficado mediante Actividad espontánea. La acción y la conducta [en el sentido más limitado de la palabra conducta * ] constituyen una sub­ clase dentro de la conducta así concebida; luego las examinaremos con mayor detenimiento. Lo que distingue la objetividad de la con­ ciencia, que se constituye en una Actividad original y es, por lo tanto, un caso de condueta, de todas las otras vivencias- dt' la concien­ cia, y hace que sea "asignadora de significado" en el sentido de Hus­ serl, sólo resulta inteligible bajo una condición, la de que apliquemos también a la esfera de la Actividad espontánea las distinciones entre el Acto constituyente y la objetividad constituida, explicadas más arri­ ba. Si lo hacemos así, _ distinguiremos entre el Acto espontáneo mismo y el objeto constituido dentro de él. En la dirección de la ocurrencia o de la fluencia hacia el pasado de la conducta, el Acto espontáneo no es nada más que el modo de la intencionalidad en que se da la objetividad

21 Logik, pág. 149. 28 Logik, pág. 150. Cf. los puntos de vista de Husserl sobre la tesis como Acto de libre espontaneidad y actividad, Ideen, pág. 253 [T.I., pág. 342). Husserl trazó recientemente en sus Meditaciones cartesianas ( Meditación IV) una distinción radical entre génesis activa y pasiva como dos formas fundamentales de la vida cons­ ciente. Dice ( págs. 65 y sigs.,. § 38) : "Preguntémonos cuáles son los principios uni­ versales de la génesis constitutiva, que son importantes desde el punto de vista de la relación del sujeto con el mundo. Estos principios son de dos tipos básicos: prin­ cipios de génesis activa y principios de génesis pasiva. En el primer caso el yo en­ gendra activamente, crea y constituye. . . . En este caso lo esencial es que los actos del yo, ya relacionados internamente entre sí, se reúnen en síntesis complejas y sobre la base de objetos ya dados proceden a constituir m1evos objetos de una manera original. Estos objetos aparecen entonces a Ja conciencia como productos. . • . Pero todos esos casos de construcción activa presuponen, en un nivel m-is bajo, una base de conciencia pasiva. Nunca dejamos de encontrar esa base de constitución pasiva cuando analizamos un objeto activamente constituido." [Este pasaje ha sido tradu­ cido libremente de la edición francesa citada por Schütz; cf. también Cartesian Me­ dltations, traducción del alemán por Dorion Cairns (La Haya, 1960) , págs. 77-78.] •

Aclaración intercalada por el traductor de la edición en inglés.

86 constituyente. En otras palabras, la conducta tal como ocurre es "per­ cibida" de una única manera, como actividad primordial. Esta percepción funciona como impresión primaria, y sufre por c;upuesto el habitual "oscurecimiento" en el proceso retencional, tal como ocurre con todas las otras impresiones. La actividad es una viven­ cia que se constituye en fases en la transición de un Ahora al próximo. El rayo de la reflexión sólo puede dirigirse a ella a partir de un punto de mira posterior. Esto implica necesariamente la retención o la evo­ cación. Esta última puede consistir en un simple Acto de aprehensión o puede implicar la reconstrucción en fases. En todo caso, la inten­ cionalidad original de la Actividad espontánea se conserva en la modi­ ficación intencional. Aplicado a la teoría de la conducta, esto significa que la propia conducta, mientras está ocurriendo efectivamente, es una vivencia pre­ fenoménica. Sólo cuando ya ha tenido lugar ( o si ocurre en fases suce­ sivas, sólo cuando han tenido lugar las fases iniciales ) se destaca como una entidad discreta sobre el fondo de las demás vivencias. La viven­ cia fenoménica nunca es, por lo tanto, de la conducta que uno tiene, sino de Ja conducta que uno ha tenido. Sin embargo, la vivencia ori­ ginal en otro sentido sigue siendo la misma en la memoria que lo que era cuando ocurrió. Mi conducta pasada es, después de todo, mi con­ ducta; consiste en mi Acto, dentro del cual yo asumo una u otra acti­ tud, aunque sólo la vea "de perfil" como algo pasado. Y es precisa­ mente este carácter actitudinal lo que la distingue del resto de mis vivencias. Mi vivencia transcurrida es aún mía, puesto que soy yo quien la vivenció una vez; ésta es simplemente otra manera de afirmar que el transcurrir de la duración o "fluencia hacia el pasado" es algo continuo, que existe una fundamental unidad en la corriente constitu­ yente temporal de la conciencia. Aun en el caso de las vivencias de pasividad primordial, las capto retrospectivamente como mis vivencias. Mi conducta se distingue de ellas por el hecho de que se remite a mi impresión primaria de la Actividad espontánea. La conducta consiste, entonces, en una serie de vivencias que se distinguen de todas las otras por una intencionalidad primordial de la Actividad espontánea que sigue siendo la misma en todas las modi­ ficaciones intencionales. Ahora bien, resulta claro lo que queremos decir al afirmar que la conducta es meramente vivencias observadas bajo una cierta luz, es decir, referidas a la Actividad que las produjo originariamente. El "significado" de las vivencias no es entonces #.ada ' más que ese marco de interpretación que las ve como conducta. Así, también en el caso de la conducta resulta que sólo lo que ya ha pasado y transcurrido tiene significado. La vivencia prefenoménica de la acti­ vidad no es, por lo tanto, significativa. Sólo tiene significado la viven­ cia que es percibida reflexivamente en forma de Actividad espontánea. Demos ahora un paso más y tratemos de definir el concepto de acción dentro de la categoría de conducta.

87

9. El concepto de acción. Proyecto y protensión En el uso común tendemos a distinguir la acción de la conducta diciendo simplemente que la primera es "consciente" o "voluntaria" mientras la última es de carácter "reactivo" e incluye cosas tales como reflejos. Debemos examinar las razones más profundas de esta distinción, apa­ rentemente superficial.29 En ptimer lugar, toda acción es una actividad espontánea orien­ tada hacia el futuro. Esta orientación hacia el futuro no es de ninguna manera peculiar de la conducta. Es, por lo contrario, una propiedad de todos los procesos constituyentes primarios, sea que surjan de la actividad espontánea o no. Cada uno de tales procesos contiene den­ tro de sí mismo intencionalidades de vivencia que están dirigidas hacia el futuro. Debemos a Husserl el esclarecimiento de este punto.30 La "reflexión" en el sentido más amplio no se limita a la retención y reproducción, según Husserl. Las protensiones hacia el futuro cons­ tituyen una parte de todo recuerdo, y en el punto de vista natural están mezcladas con retenciones. "Todo proceso primordialmente constitutivo está animado por protensiones, que . . . constituyen e interceptan lo que está viniendo, como tal, para llevarlo a su completamiento" ( Zeit­ bewusstsein, pág. 410 [T.I., pág. 76] ) . De la protensión inmediata debe distinguirse la anticipación ( Vorerinnerung) o expectativa pre-visora. Esta "representa", mientras la protcnsión sólo "presenta". Es de natu­ raleza reproductiva, y constituye la contraparte de la evocación diri­ gida hacia el futuro. En este caso lo intuitivamente esperado, de lo cual -gracias a la reflexión posible "en" la anticipación- estamos conscientes mediante la previsión como de algo que "está por venir", tiene al mismo tiempo el significado de lo que será per­

cibido, tal como lo recordado tiene el significado de lo que ha sido percibido. Así, podemos reflexionar también en la anticipación, y traer a

la conciencia vivencias

nuestras -para cuyo usufructo la anticipación misma no ofrecía el punto de partida adecuado- como si pertenecieran, sin embargo, a lo anticipado como tal: como hacemos cada vez que decimos que veremos lo que está por llegar, cuando al decirlo la mirada reflexiva se ha vuelto hacia la vivencia perceptual "que se aproxima".31

El hecho de que cada acción implique necesariamente la anticipación del futuro, en el sentido de que está "dirigida hacia el futuro", ha sido formulado con gran claridad por Husserl: En cada acción conocemos la meta por anticipado en la forma de una antici­ pación que es "vacía", en el sentido de vaga, y carece de su adecuado "llenado",

.29 Confiamos en haber demostrado con lo dicho hasta ahora que es inadecuada la distinción de Weber entre acción y conducta. 30 Ideen, págs. 145, 149, 164 [T.I., págs. 216, 220, 238); Zeitbewusstsein, págs. 396, 410 [T.1., págs. 58, 76] . 31 Ideen, 1, pág. 145 [T.I., págs. 216-17] . ·

88 que vendrá con el completamiento. Sin embargo, nos esforzamos hacia tal meta y buscamos, mediante nuestra acción, llevarla paso a paso a la realización concreta.32

Parecería por lo que se ha dicho que la acción podría definirse como un tipo de conducta que anticipa el futuro en forma de una pro­ tensión vacía. El futuro sería, en este caso, lo que va a realizarse mediante la acción; en una palabra, el acto ( Handlung) . Pero esta definición sería incompleta. No es sólo en el caso de la acción don­ de encontramos la anticipación del futuro en forma de una proten­ sión vacía. También encontramos protensión vacía en todos los Ac­ tos ( Akten) en que asumimos actitudes. Péro entonces las proten­ siones sólo aparecen como vacías y no cumplidas en el proceso cons­ titutivo de la acción sobre la que no se reflexiona, en el desarrollo gradual de vivencias que nacen de la Actividad espontánea. Mas tan pronto como la mirada intencional ilumina la acción, la situación cam­ bia. Entonces se contempla la acción como si ya hubiera transcurrido y terminado, totalmente constituida. Si sólo se ha fijado de esta ma­ nera una fase de la acción mediante la mirada reflexiva, es esa fase la que aparece como completada. Pero en tal atención reflexiva ( sobre todo, en la rememoración ) , las· protensiones nunca son expectaciones que estén aún vacías, determinables, y que aún haya que llenar. Más bien, llevan la marca del completamiento. En el Ahora primordial a que pertenecían al comienzo estaban, sin duda, vacías. Pero luego, debido a la transformación de este Ahora en un Ha Sido, este Ha Sido se ve ahora retrospectivamente desde un nuevo punto de mira. Así, Ja función peculiar de la protensión sólo se vuelve clara en el recuerdo. Todo acto de memoria contiene intenciones de expectación cuyo cumplimiento lleva al presente. . . . El proceso evocativo no sólo renueva estas protensiones de un modo apropiado a la memoria. Estas protensiones no sólo estaban presentes como interceptadoras, también han interceptado, han sido completadas, y estamos cons­ cientes de ellas en la evocación. El completamiento en la conciencia evocativa es recompletamiento ( precisamente en la modificación de la posición del recuerdo ) , y si la protensión pri:nordial de la percepción del evento era indeterminada, y la cuestión de ser-otro o no-ser quedaba abierta, tenemos en la evocación una expectación pre­ dirigida que no deja todo eso abierto, salvo que sea en la forma de una evocación incompleta cuya estructura es distinta de la que tiene la protensión ptjmordial inde­ terminada. Y sin embargo también ésta está incluida en la evocación.33

Por lo tanto, lo que era expectación vacía para el actor, es expectación completada o no completada para el que recuerda. Lo que apunta, para el actor, desde el presente hacia el futuro, apunta para el que recuerda del pasado hacia el momento presente, mientras que aún conserva (31 carácter temporal del futuro.84 La mirada intencional sólo 32 Logfk, págs. 149 y sigs.

33 Zeitbewusstsein, pág. 410 [T.I., pág. 76] . 84 [El horizonte de la evocación está "orientado hacia el futuro, es decir, hacia el futuro de lo evocado" ( ibíd. ) .]

89 se interesa, por lo tanto, en el Acto ( Handlung) , no en la acción ( Han­ y los actos son siempre protensiones completadas, nunca vacías. Consideremos ahora la "anticipación", esa mirada-hacia-adelante reflexiva que corresponde a la reproducción, y preguntemos qué sig­ nifica decir que los fines de una acción son siempre conocidos de antemano mediante esta facultad. El análisis de la acción muestra que siempre se la realiza de acuerdo con un plan más o menos implícita­ mente preconcebido. O, para utilizar un término de Heidegger, una acción tiene siempre "la naturaleza de un proyecto" ( Entwurfcharak­ ter ) . 85 Pero el proyecto de una acción se realiza, en principio, inde­ pendientemente de toda acción real. Todo proyecto de acción es más bien una fantasía de la acción,36 es decir, una fantasía de la actividad espontánea, pero no la actividad misma. Es un cuadro previo de carác­ ter intuitivo que puede incluir la creencia o no, y si la incluye, puede tratarse de una creencia positiva o negativa, o dotada de cualquier grado de certeza.37 Estas fantasías difieren de las protensiones por el hecho de que las protensiones ( a menos que intercepten realmente la experiencia futura ) son representaciones vacías, mientras que las fantasías son representaciones intuitivas. Esto no significa que estén llenas o sean muy específicas; en verdad; toda anticipación de una acción futura es muy vaga e indeterminada en comparación con la cosa real cuando ésta finalmente ocurre, y esto es cierto tanto respecto de la acción racional como de cualquier otra.

deln) ;

Hemos hablado� en el párrafo anterior, de una fantasía de la Sin embargo, cabe cuestionar la posibilidad de mantener esta manera de decir, vista nuestra distinción entre la acción y el acto. L,a dificultad es la siguiente. ¿Es la acción o el acto lo que se proyecta y fantasea de esta manera? La respuesta no es difícil de encontrar. Lo que se proyecta es el acto, que constituye la meta de la acción y que cobra vida mediante ésta. En verdad, esto se deduce de la naturaleza del proyecto. La acción misma podría ser difícilmente proyectada, si no se proyectara junto con ella el acto completado. En realidad, sólo el acto completado puede ser representado en la fantasía. En efecto, si el acto es la meta de la acción, y si no se lo proyectara, la representación de la acción resultaría necesariamente abstracta. Sería una protensión vacía sin ningún contenido específico, sin ningún "llenado" intuitivo. Es sin duda adecuado hablar, en· la lengua común, de que yo imagino mi propia acción. Pero ¿qué es lo realmente imaginado en este caso? Suponga-

acción.

85 Sein und Zeit, pág. 245 [T.1., Being and Time, por Macquarrie y Robin­ son (Nueva York, 1962), pág. 185]. Tomamos aquí prestado el término de Heideg­ ger sin comprometernos con el significado explícito que él le da. La palabra la uti­ liza también Pfánder en su excelente estudio, "Motiv und Motivation'', Festschrift für Lipps ( Leipzig, 1930) . 86 Estamos utilizando, contra el uso de Husserl, el término "fantasía" con in­ .clusión de la anticipación. Cf. más abajo, apartado 11. 37 Zeitbewusstsein, pág. 453 [T.I., pág. 134].

90 mos que me imagino levantándome de mi silla y cruzando la habitaci6n hasta llegar a la ventana. Lo que realmente me represento no es una serie de contracciones y relajaciones musculares, ni una serie de pasos específicos -uno, dos, tres- desde la silla hasta la ventana. No, la representación que tengo en mi mente es la del acto completado de haber cruzado la habitación hasta la ventana. Contra esto podría for­ mularse la objeción de que es una ihisión y que si nosotros nos repre­ sentáramos nuestro recorrido hasta la ventana con un grado de atención adecuado, contaríamos los pasos y los representaríamos. Pero a esta objeción hay una respuesta fácil. Si nos concentramos en cada paso o en cada avance de la pierna, resultará luego que lo que nos estamos representando en cada caso es un acto cumplido : el acto de haber dado el paso uno, el acto de haber dado el paso dos, etcétera. Y lo mismo valdrá respecto de las partes de esos pasos, en el caso de que llevemos nuestras inclinaciones analíticas más allá. Los movimientos separados que constituyen la ejecución de una acción no pueden representarse, por lo tanto, aparte del acto a que se tiende, que es constituido en la acción. Lo que es cierto en el caso de la memoria lo es también en el caso de la anticipación. En ambos casos lo visible para la mente es el acto completado, no el proceso en curso que lo constituye. Es por lo tanto el acto lo proyectado, no la . accmn. ,

Debemos acentuar que la proyección sólo se da al pensamiento reflexivo, no a la experiencia inmediata o a la Actividad espontánea. La experiencia inmediata está rodeada, sin duda, por un aura de expec­ tativas, pero éstas son protensiones vacías. A veces estas protensiones pueden parecer "llenas": por ejemplo, al llevar a cabo un acto podemos experimentar expectaciones inmediatas muy definidas. Pero esas expec­ taciones han sido en realidad influidas por el plan o proyecto que tene­ mos en mente. El proyecto se va realizando de momento a momento y hace que cada expectación momentánea resulte totalmente concreta, aunque la concretez sea derivada y provenga de la "alimentaci.ón" del proyecto, por la cual se lo incorpora a ese momento particular. Ahora estamos en condiciones de formular que lo distintivo entre acción y conducta es que la acción es la ejecución de un acto proyec­ tado. Y podemos proceder de inmediato a nuestro próximo paso : el

significado de cualquier acción es su correspondiente acto proyectado. Al decir esto estamos dando claridad al vago concepto de "orientación. de una acción" de Max Weber. Una acción, podemos decir, está orien­ tada hacia su correspondiente acto' proyectado. Examinemos ahora la acción racional o telética, es decir, la acción ' que tiene un fin de claridad óptima. ¿Cómo procede una persona que actúa racionalmente? El plan o proyección de su acción comienza con la elección de un fin. Luego imagina que para lograr ese fin debe adoptar ciertos medios. Esto constituye tan sólo un reconocimiento por su parte de que existe una cierta regularidad causal entre los he-

91 chos que él llama sus medios y el hecho-fin que él llama su meta. Ahora bien, por supuesto, si él elige Mi, M2, y M3 como medios, los ' está también proyectando como metas intermediás. La acción racional .

puede entonces definirse como una acción con metas intermedias cono­ cidas. Al mismo tiempo, es esencial que la persona que actúa racional­ mente formule un juicio de este tipo : "EL fin F debe alcanzai:se utili­

zando los medios Mi , M2 y Ma . Por lo tanto, dados Mi . M2 y M8 , resultará F." Podemos ver, por lo tanto, aun en esta etapa de la acción racional, que el proyecto está dirigido hacia el acto como si éste estu­ viera cumplido en el futuro, pues sólo si se supone o postula de esta manera el cumplimiento del acto futuro, pueden seleccionarse los me­ dios. Para decirlo con otras palabras : el actor proyecta su acción como si ya hubiera ocurrido, estuviera terminada y residiera en el pasado. Es un evento pleno, actualizado, que el acto representa y asigna a su lugar en el orden de las experiencias que se le dan en el momento de la pro­ yección. Resulta bastante extraño, por lo tanto, puesto que se lo repre­ SE;inta como completado, que el acto planeado tenga el carácter temporal de pretericidad. Por supuesto, una vez que la acción comieriza, se desea el fin y se pro-tiende hacia él. Podemos hacernos cargo del hecho que se representa así como si fuera simultáneamente pasado y futuro, diciendo que se lo piensa en el tiempo futuro perfecto ( modo" futuri exacti) . En verdad, no sólo la proyección sino cualquier expectación puede considerarse como representativa de su objeto en el tiempo futu­ ro perfecto, siempre que la representación sea clara y bien defirJda. Para ilustrar la afirmación que acabamos de hacer recordemos que Tiresias en el Edipo Rey fue capaz de ver como ya cumplidas sus horrendas predicciones, con toda la vivacidad de los hechos recorda­ dos. No olvidemos, sin embargo, que también las vio como eventos futuros. Si no hubiera sido capaz de prever los hechos como comple­ tados, habría estado meramente prediciendo el futuro a partir de ten­ d encias conocidas y entonces no hubiera sido un verdadero profeta. Pero si no los hubiera visto como estando aún en el futuro, no habría sido un profeta sino un mero historiador.38 Nuestra definición de la acción como conducta proyectada tiene una ventaja adicional. Resuelve el problema de la unid;ul de una acci6n. Este problema es de fundamental importancia para la sociolo­ gía comprensiva, aunque hasta el presente ha quedado sin resolver. Cuando un sociólogo de la comprensión examina una acción,, supone que ésta tiene unidad y que esa unidad puede definirse. Sin embargo, en la práctica, cuando llega a relacionar la comprensión observacional y la motivacional, define la acción concreta en forma arbitraria, sin referencia al sentido a que apunta el actor. El análisis de la acción racional lleva al mismo resultado. Si se da el fin, siguen los medios, y cada medio se vuelve entonces un fin intermedio que debe cumplirse a su vez por otros medios. El acto total se divide por lo tanto en actos

38 Zeitbewusstsein, pág. 413 [T.I., pág. 79] .

92 componentes, y un observador externo que esté mirando "objetiva­ mente" tal serie de actos "componentes", no está en condi9iones de decir si ya se ha alcanzado el fin o si seguirán otras acciones. Cada etapa componente puede considerarse como una nueva unidad. · Corres­ ponde al observador, sea el copartícipe del actor o un sociólogo, decidir arbitrariamente dónde comienza y termina el acto total. La paradoja es insoluble. ¿De qué sirve hablar acerca del significado a qu� apunta una acción si ignoramos la fase de la acción que es importante para el actor y la sustituimos, a modo · de interpretación, por un segmento arbitrariamente elegido del curso observado, que constituye "los hechos"? Cuando observamos a un leñador, será muy distinto que tratemos de analizar "objetivamente" los golpes individuales del hacha o que pre­ guntemos simplemente al hombre qué está haciendo, y descubramos que trabaja para una compañía maderera. Hemos hecho remontar el análisis de la acción hasta la proyec­ ción del acto en el tiempo futuro perfecto. De esto puede deducirse con completa necesidad el concepto de la unidad de la acción. La unidad de la acción se .aonstituye por el hecho de que el acto ya existe "en proyecto'', que será realizado paso a paso mediante la acción. La uni­

dad del .acto es una funci6n de la envergadura o aliento del proyecto. La unidad de la acción es entonces subjetiva, y el problema de insertar

el significado subjetivo en un fragmento de conducta que tiene ya: supuestamente unidad objetiva resulta ser un pseudoproblema.39 Debe estar ahora en claro que una acción carece de significado como tal si se la separa del proyecto que la define. Esta es solamente la prueba de lo que hemos afirmado en el apartado 6 : un significado no se adjudi­ ca realmente a una acción. Si decimos que eso ocurre, deberíamos com­ prender esa afirmación como una manera metafórica de decir . que diri­ gimos nuestra atención a nuestras vivencias, para constituir� a partir ' de ellas, una acción unificada.

10. La acci6n consciente y su evidencia . Debemos preguntarnos ahora qué significa . llamar "consciente" a una acción, en contraste con la conducta "inconsciente".40 Nuestra tesis es ésta: una acción es consciente en el sentido de que antes de que la realicemos, tenemos .en nuestra mente una imagen de lo que vamos a hacer. · Este es el "acto proyectado". Luego; a medida que procedemos a la acción, vamos manteniendo continuamente la imagen ante nuestro ojo interno ( retención) , o la vamos evocando de tiempo en tiempo en 39 No podemos entrar aquí en las obvias consecuencias que tiene para la ética y la jurisprudencia, especialmente para el Derecho penal.

40 Remitimos al lector al excelente estudio de Moritz Geiger sobre este tema, "Fragment über das Unbewusste"� Jahrbuch für Phiinomenologfe, IV ( 1921 ) , 1-136. Nuestra terminología difiere, por supuesto; de la de Geiger. [Este primer párrafo del .apartado 10 es una paráfrasis más bien que una traducción del original de Schütz.]

93 nuestra mente ( reproducción ) . La experiencia .total de la acción es de carácter muy complejo, y consiste en experiencias de la actividad a medida que ocurre, varios tipos de atención a esa actividad, retención del acto proyectado, reproducción del acto proyectado, etcétera. Esta "consulta del mapa" es aquello a lo que nos referimos· cuando llama­ mos consciente a la acción. La conducta sin mapa o representación es inconsciente. Para prevenir la confusión, diremos que existen otros sentidos en los cuales las vivencias se distinguen como "conscientes'', oponiendo este término a "inconsciente". Algunos son legítimos y otros no. Por ejemplo, existe la téoría que sostiene la existencia de vivencias totalmente ajenas a la conciencia y que no tienen ningún efecto sobre ella. Nosotros rechazamos este concepto como autocontradictorio, pues­ to que según nuestro punto de vista vivencia implica conciencia. Ade­ más está, por supuesto, el sentido muy diferente en que podríamos llamar "inconscientes" a las experiencias sobre las cuales aún no hemos reflexionado. Dejandg de lado los problemas que implica tal uso,41 la dicotomía que estamos tratando es totalmente diferente. Nuestras acciones son cons.cientes si las hemos diagramado previamente "en el · tiempo futuro perfecto", Nuestra próxima cuestión se refiere al modo de nuestro conoci­ miento de la acción consdente. ¿Cuál es la "evidencia" 42 con la que se presenta a sí misma, es decir, cómo "encontramos" la aceión en nuestra experiencia? La respuesta es que la evidencia o modo de pre­ sentación difiere según si 1 ) el acto está aún en la etapa de "puro proyecto"; 2 ) la acción como tal ha comenzado y el acto está en vías de realización, o 3) .el acto ya ha sido ejecutado y se lo ve retrospec­ tivamente como un fait accompli. Examinemos la primera situación. ¿Qué clase de conocimiento podemos tener de nuestro proyecto? De hecho, puede ser de cualquier grado de claridad, desde la total vaguedad hasta el máximo detalle. Sin embargo, debe recordarse que. nuestro conocimiento es en este caso conocimiento del proyecto del acto, no del acto mismo. Naturaimente, lo primero es lo que su nombre implica, un mero esbozo que incluye muchos lugares vacíos y muchas variables. S e llenan estos lugares vacíos y se asignan valores a las variables a medida que la acción progresa paso a paso. En cualquier momento podemos comparar nues­ tro plano con lo que �tamos realmente haciendo. Ahora bien, conoce­ mos en forma diferente cada Üno de estos dos ítems. Recordamos nuestro plano o proyecto, pero en cambio vivenciamos directamente lo que estamos haciendo. Naturalmente, la evidencia de la memoria es más débil y tiene menos ascendiente· sobre nosotros que la vivencia directa y presente. Y cuanto más cercana está esta última, tanto más 41 Zeitbeµ;usstse;n, pág. 473 [T.I., págs. 161-63]. 42 Utilizamos aquí "evidencia" ( Evidenz) en el sentido de Husserl, como la exper�encia específica de este "estar consciente de". Cf. Logik, p¡Ígs. 437 y sigs., , especialmente pag. 144.

94

·

fuerte es.43 Los diversos grados de evidencia en que se nos pr�sentan las vivencias en relación con sus posiciones temporales han sido des­ arrollados in extenso por Husserl. Sólo necesitamos ocuparnos aquí d e esta diversidad para notar que existe y que es muy compleja. Para citar un ejemplo frecuente: podemos partir de un plan claro .de acción, caer luego en cierta confusión mientras la estamos ejecutando, y al final no ser capaces de explicar lo que hemos hecho. El número de variaciones posibles es ilimitado. Sin embargo, sólo estamos conscientes de una acción si la contemplamos como ya trans­ currida y acabada, es decir, como un acto. Esto es cierto inclusive en lo que respecta a los proyectos, pues proyectamos la acción que nos proponemos como un acto en el tiempo futuro perfecto. Al considerar anteriormente la tesis de que la conducta consciente es conducta con significado adjudicado a. ella,44 dijimos que "el signi­ ficado 'adjudicado' a la conducta consistiría precisamente en la con­ ciencia de la conducta". Vemos ahora de cuántas maneras diferentes puede interpretarse esa afirmación. Pero sigue en pie el argumento principal: que el significado de una acción es el acto correspondiente. Esto deriva estrictamente de nuestra definición de la acción como conducta orientada hacia un plan o proyecto hecho con anterioridad. - Además de esto, nuestro análisis en función del tiempo ha iluminado la diferencia radical que existe entre la acción antes de su ejecu­ ción, por una parte, y el acto completado, por la otra. De esto se sigue que la cuestión referente a cuál es el significa p a que apunta un acto ya cumplido requiere una respuesta, mientras la cuestión del signifi­ cado de la acción concreta a la que sólo se tiende, requiere otra. ¿Cuál es esa importante diferencia? Consiste en que mientras la acción tiene aún que suceder, se la fantasea como aquello que habrá ocurrido, es decir, en el tiempo futuro perfecto, como algo ya cumplido. Así, lo que ocurre es un Acto reflexivo de atención dirigido a una acción fantaseada como transcurrida y cumplida. Ese Acto de atención precede temporalmente, por supuesto, a la acción misma. Luego, a medida que ocurre la acción y avanza hacia su término, se amplía la experiencia del actor, es decir, éste "se hace más viejo". Lo que estaba adentro. del círculo iluminado de la conciencia durante el momento de la proyección retrocede ahora hacia la oscuridad y es reemplazado por vivencias posteriores que habían sido meramente esperadas o hacia las cuales se había pro-tendido. Imaginemos a una persona que pro­ yecta una acción racional planeada largo tiempo antes y cuyas metas, tanto final como intermedia, habían sido por lo tanto claramente anti­ cipadas. No cabe duda de que la actitud de esa persona hacia su plan diferirá necesariamente de la oue tiene hacia el hecho terminado. Esto seguirá siendo cierto aunque l� acción proceda de acuerdo con el plan. "Las cosas parecen diferentes a la mañana siguiente." Este ha sido un

q

43 Ideen, págs. 293-94 [T.I., págs. 3!:.12-93] . 44 En el apartado 6, págs. 70-71, más arriba.

95 problema de las ciencias sociales. Se ha insistido sobre él eil todas las interpretaciones históricas que señalaron la.s discrepancias existentes entre aquello a lo que se apuntaba y lo que realmente resultó. · Dentro de la sociología comprensiva el problema se presenta al tratar de dis­ tinguir entre verosimilitud o probabilidad subjetiva y objetiv�, entre adecuación comprensiva a nivel causal y adecuación · comprensiva a nivel de significado.45 Nos ocuparemos en detalle de estas cuestiones más adelante.4 6 Estos ejemplos podrían ampliarse considerablemente. Sirven todos para ilustrar la afirmación de que el significado de una acción difiere scgt'm el punto del tiempo desde el cual se la observa. Por lo tanto, no podemos hablar simplemente del significado a que se apunta adjudicado a una acción. El concepto de "significado a que se apunta" es una función incompleta; para que llegue a ser plenamente significativo, requiere un índice cronológico que especifique el mo­ mento de la interpretación del significado. Esta cuestión nunca se le ha ocurrido a Weber. Cuando él habla del significado a que apunta una acción, piensa simultáneamente en la razón-por-qué del proyecto, por una parte, y en los determinantes causales del acto ejecutado, por la otra. También incluye dentro del concepto de "significado a que se apunta" una referencia al actor en el proceso de la acción y una refe­ rencia al actor después del completamiento del acto. Ainbas se con­ funden en su interpretación del proyecto del actor.

ll. La acción voluntaria y el problema de la elección Umr vez eliminadas del concepto de voluntad las especulaciones y anti­ nomias metafísicas que lo rodearon históricamente, nos queda la simple experiencia de la Actividad espontánea basada en un proyecto pre­ viamente formulado. Esta experiencia se presta fácilmente a una escue­ ta descripción. En los últimos párrafos hemos aclarado cuál es esa experiencia: qué es en detalle un proyecto y cuál es la "evidencia" con: la cual conocemos el proyecto y la actividad espontánea que en él se basa. Examinaremos cómo se constituye el proyecto mismo cuando nos ocupemos del concepto de motivo. Un análisis �e la vivencia fenoménica de voluntad, el peculiar "fiat", como le llama James, me­ diante el cual se pone en acción el proyecto, no resulta esencial para nuestros propósitos y, por lo tanto, lo pasaremos por alto. Sin embargo, debemos hacer notar al pasar que en cualquier fenomenología de la voluntad 47 es de fundamental importancia la distinción que establece Husserl entre vivencias reflexivas y no reflexivas. Examinemos entonces la segunda clase de temas incluidos bajo el mbro "acción voluntaria": los problemas de elección, decisión y liber45 Weber, Wirtschaft und Gesellschaft (T.I., Henderson y Parsons, pág. 99 ) . 4 6 Cf. más abajo, cap. V, apartado 47 . .47 Cf. las obras antes citadas de Geiger, Ffünder y Reiner.

96

tad. Si se sostiene que la acción voluntaria es el criterio de la conducta significativa, el "significado" de esa conducta sólo consiste en la elec­ ción: en la libertad para comportarse de una, manera y no de otra. Esto significaría no sólo que la acción es "libre" sino que los fines del acto se conPcen en el momento de la decisión; en síntesis, que existe una libre elección entre por lo menos dos fines. Es indiscutible mérito de Bergson el hecho de que en su Essai,48 publicado ya en 1888, lograra aclarar el problema básico del determinismo. Resumiremos brevemente a continuación sus argumentos. ¿Qué significa una elección entre dos actos posibles, X e Y? Tanto los deterministas como los no deterministas tienden a concebir a X y a Y como puntos en el espacio: el yo que decide se encuentra en la . encrucijada O y puede decidir libremente si irá hacia X o hacia Y. Pero esta misma manera de pensar es falaz. El problema no debería concebirse en términos de fines espaciales, o senderos pre-dados, de la coexistencia de los actos X e Y antes de que uno de ellos se cumpla. Estos fines no existen en absoluto antes· de la elección, ni tampoco los caminos que llevan hacia ellos existen hasta que, y a menos que, sean recorridos. Sin embargo, si se ha cumplido el acto -digamos X-, la afirmación de que estando en el punto O se podría haber E1legido igual­ mente Y, carece forzosamente de significado. Igualmente carente de significado es la afirmación de que, puesto que la causa determinante de X ya existía al estar en O, sólo podía haber sido elegida X. Tanto el determinismo como el indeterminismo hacen remontar "el heoho ya realizado" ( l'action accompli) al punto O, tratando de atribuir todas sus características a la acción que se está cumpliendo ( l'action s'accom­ plissante) . Por detrás de estas dos doctrinas acecha el falaz supuesto de que los modos espaciales del pensamiento pueden aplicarse a la duración, que la duración puede explicarse por medio del espacio, y la sucesión mediante la simultaneidad. Pero la manera real en que ocurre la elección es la siguiente: el yo recorre imaginativamente una serie de estados psíquicos en cada uno de los cuales se . expande, se enriquece y cambia ( grossit, s'enrichit et change) , hasta que "el acto libre se desprende por sí mismo de él como un fruto que cae de ma­ duro". Las dos "posibilidades", "direcciones" o "tendencias" que hace­ mos remontar a los sucesivos estados conscientes en realidad no existen en absoluto allí antes de que se haya cumplido el acto; lo que sí exis­ te es sólo un yo que, junto con sus motivos, abarca un devenir ininte­ rrumpido. Tanto el determinismo como el no determinismo tratan esta oscilación como si fuera el movimiento espacial de un columpio. Los argumentos del determinismo se basan todos sobre la fórmula: "Una vez realizado el hecho, está realizado" ( l'acte une fois accompli, est accompli) . Los argumentos del indeterminismo, en cambio, se basan en la fórmula: "El acto no estaba hecho antes de que se lo realizara" 48 Cf. especialmente el cap. III, "The Organization of Conscious States; Free Will". [Nos referimos a la traducción inglesa de F. L. Pogson ( Nueva York, 1912 ) .)

97 ne fétait pas encore) . Esto en lo que respecta a Bergson. ¿Qué concluimos de todo esto en lo que respecta a nuestra argu­ mentación? Juntemos la tesis de Bergson con las afirmaciones que hemos realizado anteriormente. Vimos que el proyecto anticipa no la acción misma sino el acto, y éste está en el tiempo futuro perfecto. Hemos estudiado además el peculiar vínculo estructural existente entre el proyecto, la acción en curso y el acto que ante la reflexión aparece cumpliendo o no logrando cumplir el proyecto. El proyecto mismo es una fantasía; es sólo la sombra de una acción, una reproducción anticipativa, o, siguiendo la terminología de Husserl, una "represen­ tación neutralizante".49 Por otro lado, la fantasía es una vivencia real que puede reflejarse a su vez en todas sus modificaciones. ¿Cómo ocurre entonces la "elec­ ción"? Aparentemente de esta manera: ante todo, se proyecta un acto X en el tiempo futuro perfecto. A continuación el actor se da cuenta en forma autoconsciente de que está fantaseando el Acto intencional y su conterudo. Luego se proyecta el acto Y; después el proceso de la proyección de Y se transforma en un objeto de la atención reflexiva del actor. Estos actos son retenidos, reproducidos, comparados reflexi­ vamente en innumerables Actos intencionales que ocurren a continua­ ción y se superponen en una trama enormemente complicada de rela­ ciones. Hasta aquí, son todas sombras de acciones, neutralizantes, no comprometidas, no efectivas. Pero no equivalen meramente a los ..esta­ dos psíquicos" de Bergson, pues estos últimos están inmersos en la duración y no son de naturaleza reflexiva.50 En verdad, éste es el punto crítico de la argumentación de Bergson, pues si tales estados psíquicos fueran de carácter reflexivQ, deberían tener que ver con el hecho ya realizado y no con el hecho en curso de realización. Nuestro análisis, con la ayuda de Husserl, sobrepasa en medida considerable la tesis de Bergson. Según nuestro punto de vista, el proceso de elección entre proyectos sucesivamente representados, más la acción misma hasta su cumplimiento, incluye un Acto ( Akt) inten­ cio.nal sintético de orden superior, Acto que se diferencia internamente en otros Actos. A ese tipo de Acto, Husserl le llama politético.5 1 Husserl distingue entre Actos intencionales que constituyen sínte­ sis continuas, y Actos intencionales que forman síntesis discontinuas. Por ejemplo, un Acto de conciencia que constituyera la "cosidad" de una cosa en el espacio, es una síntesis continua. Las síntesis disconti­ nuas, por otra parte, son mnculaciones de otros Actos discretos. La unidad formada es una unidad articulada y de orden superior. Este

(facte aoant áetre accompli,

49 Ideen, págs. 223 y 234. [T.I., págs. 307 y 321. El párrafo precedente fue abreviado en la traducci6n. ) liO Para el yo inmerso en la duración no hay elecci6n, sino sólo Impulso, como demostró Reiner ( op. cit., pág. 22). 111 [Los tres párrafos siguientes son una adaptación, más bien que una tra­ ducci6n directa.]

98

Acto superior ( que él llama Acto politético) es a la vez politétiC