Introduccion A Wallon Vol 1

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Traducción de la edición francesa por

Rosa Calvet

NOTA A LA EDICION ESPAlilOLA Con ocasión del centenario del nacimiento de Henri Wallon (15 de junio de 1879) han sido numerosas las publicaciones que se han editado sobre su persona y su obra. Por este mismo motivo, el Congres Internationale de Psychologie de l'Enfant, celebrado en julio de 1979 en París, se dedicó a su memoria. Siendo una de las personas que más han influido en la psicología contemporánea. su obra no es tan conocida en nuestro país como lo pueda ser la de otros psicólogos; y esto a pesar del auge de la psicomotricidad que se viene produciendo entre nosotros en los últimos años, respecto a la cual Wallon ha sido uno de los puntales teóricos más importantes.

cultura Libre Título original: Les sciences de l'Education pour l'Ere Nouvelle A Henri Wallon 15 juin 1879 - 1." dec. 1962 Numéro Spécial- Hors Série 1979 © Gaston Mialaret Caen (Francia) © Editorial Médica y Técnica, S. A. (para la edición española) Barcelona (España) - 1981 Depósito Legal: B. 5254-1981 ISBN: 84-85298-57-8 Impresión: Gráficas Salvadó Munné, 4 - Barcelona (14) IMPRESO EN ESPAI'lA - PRINTED IN SPAIN

El título del libro (en su edición eepañoía), se deriva un poco de todo esto, puesto que recoge testimonios biogrdficos sobre Wallon y sobre su obra, y, además, en los artículos de fondo se tratan temas fundamentales sobre psicomotricidad. Por otro lado, el hecho de que los artículos hayan sido escritos por personas que fueron alumnos o compañeros de H. Wallon creemos que refuerza la calidad científica de la presente obra. Miguel PUYUELO

SANCLEMENTE

HENRI WALLON (15 de junio de 1879 - 1 de diciembre de 1962)

En 1879 nace Henri Wallon, nieto del parlamentario al cual debemos la República francesa. 1979, es declarado, por las Naciones Unidas, el Año Internacional del niño. En 1979 tiene lugar en París un Congreso Internacional de Psicología Infantil bajo la influencia de Henri Wallon. Han pasado 100 años. La revista internacional La Revue tntemaüonale LES SCIENCES DE L'EDUCATION - Pour I'Ere Nouvelle no podía dejar de destacar de una manera particular este acontecimiento. Henri Wallon, desaparecido en 1962, ha estado, y continúa estando cada vez más, presente en el pensamiento psicológico, científico y político de nuestra época. Como los grandes artistas que están avanzados en la estética de su tiempo -y que son durante largo tiempo incomprendidos-, Henri Wallon ha sido uno de los grandes precursores, y se descubre cada vez mejor la riqueza de su obra. De difícil acceso por su estilo, la profundidad y la riqueza de su pensamiento, la obra de wallon contiene todos los gérmenes de la psicología de los siglos xx y XXI. Cuando más se lee a H. Wallon, más se descubre, expresadas o sugeridas, las grandes corrientes que los psicólogos de las generaciones siguientes han retomado, extendido y profundizado. Esto se debe al hecho de que H. Wallon tenía además de su gran formación, una amplia cultura y que debido a su personalidad e inteligencia sus opiniones científicas eran pertinentes, perspicaces y de una gran fecundidad. Si la obra de H. Wallon aparece como la más importante de la psicología francesa, no toma sus dimensiones verdaderas más que situándola en el contexto científico del siglo xx. Wallon no solamente es uno de los creadores de la psicología científica contemporánea, sino que además lucha al lado de otros ilustres sabios de su época, para establecer los fundamentos sólidos y objetivos de las Ciencias del Hombre. Es decir, la

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HENRI W ALLON

obra de Wallon ocupa un lugar importante en el movimiento epistemológico contemporáneo. La obra de Wallon, la unidad de pensamiento y de acción debe situarse y comprenderse desde la posición filosoficopolítica, ya que no puede ser comprendido sin el marco de estas referencias. Wa110n hombre de la resistencia contra el Nazismo, Wallon hombre político, Wallon presidente después de Paul Langevín de la célebre Comisión de Reforma de la Enseñanza, Wallon educador, éstas no son más que algunas facetas de este hombre cuya riqueza de personalidad, gentileza, simplicidad y generosidad ha maravillado a todo aquel que se le acercaba. El Laboratorio de Psicopedagogía de la Universidad de Caen, que ha encontrado constantemente en la obra de Wallon la inspiración general de sus actividades e investigaciones, ha querido, una vez más, testimoniar a este gran Maestro su afecto, su fidelidad y su admiración. Ha pedido ayuda a algunos de los que lo han conocido, que 10 han amado, aquellos que se han esforzado en seguir su obra a través de diversos caminos, aportando al mismo tiempo su respeto hacia la obra original y la marca de su originalidad personal. Una publicación como ésta es forzosamente incompleta. Pero es testimonio de la fecundidad de la obra de Henri wallon. y si puede ayudar a hacer conocer mejor la obra de este eminente Maestro de la ciencia contemporánea, habrá conseguido su objetivo. G.

MIALARET

Advertencia

Este número especial comprende, en su mayor parte, artículos originales. pero también se han retomado aquellos artículos importantes para la comprensión de Henri Wallon -hombre y obra,....- que son de diffcil acceso en la actualidad. Artículos de Aurelien Pabre y Georges Cognioto desaparecidos hoy día ya los cuales rendimos este homenaje. Las características de la dimensión, independientemente de las intervenciones, nos han conducido a no publicar la biografía de Henri Wallon ni su bibliografía. El lector encontrará en el texto las referencias bibliográficas de las obras de H. Wallon y sobre H. Wallon. Sus obras prín-

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HENRI WALLON

cipales han sido presentadas por A. Pebre-en su articulo (v. págs. 53-73). Nos contentamos Con reseñar las obras más recientes: l.

GRATlOT-ALPHEI'óDERY, Hélene: Lecture d'Henri Wallon, París, gdítíons So-

ciales, 1976. 2. TRAN THONG: La pensée pédagogique de Henri WalIon: París, P.U.F., 1969, 174 p:

IN DICE GENERAL

J. TRAN THONG: Stade el concept de s/ade de développement de rentant dans la psychologie contemporaíne. Parta, Vrin, 1967,4,° edít., 197,2,455 p.

4. Z,uzo, René: Psychologie el Marxisme. La vie el l'reuvre d'Henri Wallon, Paris, Gcnthier-Denoél; 1975. con. Médiatións, n2, 218 p.

Nota a la edición española

5."Les C.E.M.E.A.(Centre8 d'Entrainement aUJI; - Méthodes d'Education Active) que había editado en 1963 un núril.~o especial (Hommage a Henri Wallon, Vers l'l!ducation Nouvelle, numéro hórs séríe, 83 p.) han publicado un libro que interesa a los educadores: J. NADEL ycoll.: Wallon auioUJ'd'hui, Edit. du Scarabée, Coll. Pédagogies Nouvelles, que apareció duraittee1 cuarto trimestre de 1979.

A Henri Wallon

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Gastan MIALARET: VII

Primera parte: Totalidad y unidad de un hombre y de su obra. Testimonios sobre Henrl Wallon Maurice DEBESSE: Recuerdos y re8exlones sobre Henri Wallon

3

René ZAzzo:

Orígenes y actualidad del pensamiento de Henrl WaUon Wallon y su formación . La psicología de Henri Wallon . La biología y lo social. - La emoción. discursiva. La actualidad de Wa110n .

15 16 18

La inteligencia 23

Georges COGNIOT t:

A la memoria de Henrl Wallon

27

Claude FRAN9QIS,UNGER:

Henrl Wallon y la creación de ..Renouveau»

37

Femande SECLET-RIOU:

Henrl Wallon, una pedagogía de progreso.

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XII

íNDICE GENERAL

íNDICE GENERAL

A. FABRE t. El pensamiento pedagógico de Henrl WaIlon . Primera parte: la psicología de Henri Wallon . I. Juicios sobre la obra de Henri Wallon 11. El método de estudio de Henri Wallon con relación a IIl.

la metodología científica en general . Presentación y significación particular de las obras de Henri Wallon . El niño turbulento. - Los orígenes del carácter en el niño. - Del acto al pensamiento. - Los orígenes del pensamiento en el niño. - La Psicología patológica. - Principios de Psicología

Liliane LURCAT:

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aplicada. - La evolución psicológica del niño. Resumen y conclusiones Ideas directrices de la obra de Henri WalIon Conclusiones generales .' . IV.

70 73

Segunda parte: El investigador y la psicología G.

Liliane LURcAT: Wallon, investigador: conferencias sobre el dibujo del niño. Publicaciones sobre el estudio del dibujo en el niño, H. Wallon y L. Lurcat Ilustraciones, comentarios de Henri Wallon .

En homenaje a Henri Wallon: soporte espacial y juego de ficción . . . . . . . . . . . . . .... Introducción Descripción de la experiencia Resultados Comentarios sobre la manipulación Manipulación y verbalización La descripción interpretativa: la separación del soporte material . . . El objeto y la ficción espacial Transformaciones mentales de los objetos y del espacio. Irene LÉzINE: Henri WaUon y los niños pequeños Los métodos . Los campos de aplicación del pensamiento walloniano en la primera infancia . Zéna HUMAN: Henrl Wallon y la corriente psicopatológica

MIALARET:

Henrl Wallon: su método, algunos aspectos psicológicos de su obra. El método de Wallon Método objetivo. - Método comparativo. - El método genético en Psicología. - Conclusión sobre el método de Wallon. La psicología de Wallon Los estudios sobre la psicomotricldad «z Cómo nace la idea?» El niño y los medios sociales Conclusión

XIII

77 77

125 125 126 127 129 129

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139 141 145

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Tercera parte: Psicología y pedagogía de Henri Wallon en la actualidad Ph. MALRIEu:

89 90 96 100

101

103 118 119

La psicología de Henrl Wallon y los problemas pedagógicos de hoy . . . . . . . . . . . . . . . . . . Psicología y educación . . . . En contra de la selección basada en el fracaso . Enseñanza y persona . Psicología y sociología de la orientación. La autonomía TRAN-THONG: La teoría de las actitudes de Henrl Wallon y sus consecuencias educativas . Las actitudes emocionales afectivas .

161 161 164 168 171 173

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ÍNDICE GENERAL

XIV

181 186 191 192 196 199

Las actitudes motriz y perceptiva Las actitudes mentales . . La función de las actitudes , Tono y educación. . Actitudes y educación Conclusión . . . . Mira

STAMBAK:

Una nueva mirada sobre el niño pequeño .

203 PRIMERA PARTE

Cuarta parte: Psicología y orientación escolares

TOTALIDAD Y UNIDAD

lean DREVILLON: Henrí Wallon y la orientación.

215

DE UN HOMBRE Y DE SU OBRA TESTIMONIOS SOBRE HENRI WALLON

Michel GILLY:

Henrl Wallon y la psicología escolar: La actualidad de una doctrina y la necesaria evolución de una práctica .

225

lndice alfabético de materias.

235

. . . . . . . . . .

RECUERDOS Y REFLEXIONES SOBRE HENRI WALLON por Maurice DEBESSE Profesor honorario de la Snrbona (Un. René Descartes).

Este artículo de Maurice Debesse apareció en 1973, en el décimo aniversario de la muerte de Henri Wallon, en el Bul/etin de la Société Al/red Binet el Théodore Símon (n." 535, VI, 1973). Lo reproducimos aqui con la amable autorización del profesor Guy Avanzini,

Director del Bulletin.

Si para rendir homenaje a Henri wallon he escogido evocar al hombre. más que a un aspecto de su obra. es porque después de su muerte, había subrayado ya la importancia fundamental desde mi punto de vista de su estudio de carácter y además la vida y personalidad de Henri Wallon está muy lejos de ser conocida, pero, incluso después de los bellos estudios de R. Zazzo 2, de M. Bergeron 3 y de l'Entretiene, aparecido pocos años antes de su muerte 4. El centenario de su nacimiento se acerca. Deseamos que desde 1979 algún joven investigador, debido a las exigencias de la ciencia histórica y de las ciencias psicológicas, aproveche esta ocasión para tomar como objetivo de su tesis el escribir una biografía intelectualmente profunda sobre Henri Wallon, entonces, él se dará cuenta sin duda que la imagen que nosotros tenemos del hombre y de su psicología, a través de los homenajes sucesivos que se le han rendido, simplificados para unificar, no aclaran suficientemente el juego de influen-

(1)

(2) (3)

Vers l'lducalioll Nouvelle, n." spécíal, 1964. R. ZAZZO, Portrait d'H. Wallon (J. de Psychol., 1963, n," 4). M. BERGIlRON, La vie et I'ceuvre d'H. weüon (Anna/es méd. el psychol.,

1963. n.· 121). (4) La Nouvelle Critique. 1959, n." 108.

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RECUERDOS Y REFLEXIONES SOBRE H ENRI W ALLON

cias recibido, los caminos de su pensamiento y la evolución de la doctrina, el elogio la limita forzadamente un poco al parecer. Serán precisas pacientes investigaciones para que el retrato del gran desaparecido tome plenamente su tercera dimensión. Ciertamente, no me enorgullezco, ni me jacto de tener un gran conocimiento de Henri wallon, no habiendo tenido la ocasión de trabajar en su laboratorio. Pero, siendo un joven estudiante, he descubierto, amado y seguido sus enseñanzas durante dos años, al final de su carrera universitaria, hace de esto ya medio siglo. Él fue más tarde el director de una de mis tesis de doctorado. Otras circunstancias me han permitido después nuevos contactos a medida que su obra me era más conocida, sus imágenes, que me son muy queridas, jalonan mi existencia, las reflexiones y los recuerdos que a ellas se ligan aportarán tal vez algunos matices al retrato que de él se hará la nueva generación y cuestionarán algunas preguntas indiscretas a su futuro biógrafo.

Recuerdo su delgada silueta, su rostro con airé juvenil, los cabellos rubios, su mirada clara, su aspecto un poco tímido, envarado por el cuello duro que le ceñía la garganta. Escucho sobre todo su voz dulce y un poco débil, rápida al principio. Bl estudiaba durante aquellos años el comportamiento emocional del niño, a lo que él llamaba las premisas psicopsicológicas de la vida afectiva. El auditorio que se apretujaba en el Auditorium Michelet hasta el punto de obligarme muy a menudo a permanecer de pie al fondo de la sala, lo escuchaba con fervor, en un silencio que afortunadamente aún no era turbado por los ruidos de la circulación de la calle St.-Jaques, pues en aquel tiempo aún no había «micro» en la sala. Nosotros comprendimos gracias a él, el juego complejo de relaciones interoceptivas, propioceptivas y exteroceptivas del bebé a través de los trabajos de Sherrington y de sus propias investigaciones; él terminaba en esta época su tesis de doctorado, sus cartas aparecieron en 1925 bajo el nombre de: «El niño turbulento». (Véase pág. 62.) Más tarde, me he preguntado por qué caminos y reflexiones él pasó del estudio de ciertos delirios persecutorios, material de su tesis defendida en 1908 y que habría podido hacer de él otro Pierre [enet, al estudio de la ciencia del Yo, al cual encontramos desde 1921 en sus primeras publicaciones psicológicas y que se mantiene como tema de sus investigaciones y que se convirtió en uno de mis puntos de apoyo para las investigaciones que yo emprendí a nivel de la adolescencia. No encontré respuestas verdaderamente satisfactorias y nunca me atreví a preguntarle al respecto, pues si la timidez aparente del Encargado de Curso había desaparecido, el profesor me intimidaba. Hablaba poco sobre sí mismo, su reinado era la infancia, no la adolescencia; sin duda, las circunstancias contribuyeron a ello: la primera guerra mundial, el azar de los encuentros y las lecturas, reacciones «a contrarios en el contacto cotidiano con los enfermos mentales en su servicio del hospital. Hay que admitir, entre los dos temas de sus tesis, una ruptura, una reorientación o, más bien al contrario, unos lazos más íntimos, que deberíamos intentar dilucidar entre el estudiante de medicina, agregado de Filosofia desde 1902, el asistente del profesor Nageotte en Bicetre y el Encargado de Curso de psicología infantil en la Sorbona a partir de 1920. En 1923 yo no me planteaba este tipo de cuestiones, me sumergía buscando el placer de los descubrimientos en un dominio que no era todavía el mío. Era el oyente puro, no tomaba apuntes, no preparaba ningún examen de psicología o de filosofía. El vocabulario que él utilizaba, nuevo para mí y el cual no siempre entendía, me fascinaba. Al escucharle paladeaba un poco el gusto de la fruta prohibida o cuanto menos exó-

• • • Yo he sido auditor de Henri Wallon, antes de ser su estudiante; esto explica muchas cosas sobre nuestra relación. Un auditor venido a escucharle por curiosidad, y que fue inmediatamente conquistado, cuando simple alumno de E.N.S. de Salnt Cloud, preparaba entre 1923 y 1925 el profesorado de historia y geografía. Nuestro profesor de filosofía Camille Melinad, este creador incomparable, me animó vivamente a orientarme hacia la psicología y a seguir mientras tanto algunos cursos en la Sorbona. [Felices tiempos, cuando buscando nuevos conocimientos escuchaba al lado de A. Demangeon, de Martonne, de Eisenmann y de F. Brunot, Henri Wallon y Paul Fauconnet! Wallon me hizo descubrir la psicología del niño, a través de un movimiento de simpatía intelectual que de entrada me acercó a él y que no cesó de crecer a medida que conocía mejor su pensamiento. Yo tenía veinte años, él asemejaba treinta, supe más tarde que por aquel entonces tenía más de cuarenta años. ~1 pertenecía pues a una generación distinta de la mía, y a un medio de alta burguesía intelectual que yo no conocía más que a través de la historia contemporánea de la 111 República. Esta ignorancia de entonces no dejaba de ser un riesgo para mi pleno aprovechamiento de sus enseñanzas. Pero, sin embargo, no lo lamento, ya que este desconocimiento me permitió establecer un contacto más directo con el pensamiento del joven filósofo, convertido en médico y psicólogo.

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TOTALIDAD Y UNIDAD DE UN HOMBRE Y DE SU OBRA

tica. Sherrington y Cannon sustituyeron en mi espíritu a mis lecturas de W. Stern y de Preyer. Esta primera imagen del joven sabio, médico, psicólogo, quedó tan vivamente marcada en mí que los años no han podido debilitarla. H. Wallon ha sido para mí el psicólogo del niño por excelencia y lo es hoy en día. Esta imagen contrasta con la de otro profesor de la Sorbona, Paul Pauconnet, encargado en aquel momento de un curso de pedagogía al cual yo asistía siempre como amateur interesado. me gustaba su ágil inteligencia, su comprensión que me habría encaminado hacia la psicología si no hubiera sido por mis prejuicios juveniles hacia su difunto maestro Durkheim l. Wallon y Fauconnet poseían una amplia formación filosófica, los dos habían sabido liberarse para aportar una visión personal sobre el mundo del hombre. Yo prefería la precisión y el rigor del psicólogo clínico, al de las penetrantes observaciones pedagógicas del sociólogo de la Responsabilité, el cual debía morir prematuramente. Pero los dos me marcaron muy profundamente y fue una gran suerte para mí haber sido el joven oyente de estos dos maestros, antes de abordar cualquier estudio personal de la psicología y la educación.

• • • Fue muchos años más tarde cuando, desde la Escuela Normal de Chálons-sur-Mame donde yo enseñaba, retomé en 1930 cada semana el camino hacia la Sorbona. Ni la inspección, ni la agregeduría de inspección general que se me ofrecía me interesaba. Lo que me gustaba era la investigación, por lo cual, bajo el consejo de Henri Delacroix, tomé el camino de la licenciatura y del D.E.S. con miras hacia el doctorado, en aquellos tiempos no había licenciatura de psicología, el examen oral comprendía entre diversas opciones la de psicología pedagógica, la cual escogí, esta opción me permitió volver a encontrar a Henri wallon, tanto durante el curso, como en el examen oral del certificado de licenciatura. De este contacto personal durante el examen ha conservado un recuerdo muy agradable, ya que tuvimos la ocasión de hablar de numerosas cuestiones. Sabiendo que yo enseñaba geografía e historia, él me dijo simplemente a modo de pregunta: «Hábleme de uno de los problemas que se (1) Tiempo después, esto quedó aclarado en mi prefacio a la reedici6n del libro de Durkheim: Education et Sociologie (PUF).

RECUERDOS Y REFLEXIONES SOBRE HENRI WALLON

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le plantean en su enseñanza». Yo le respondí: Qué es el espacio geogréfico para un adolescente en relación al espacio locomotor del niño y al espacio geométrico. En esta época yo no tenía una idea demasiado clara de estas relaciones. pero él tuvo la amabilidad de encontrar esta cuestión interesante y me animó a seguir mis observaciones con mis alumnos, así como también lo hacía de ese lado el profesor Henri Delacroix con vistas al O.E.S. que yo estaba preparando con él. Fue el primer esbozo de ]0 que llegaría a ser el estudio de la crisis de originalidad juvenil. De esta entrevista que parecía tan poco un examen me había gustado la curiosidad condescendiente de Henri Wallon con respecto a lo que yo deseaba investigar, en lugar de seguir los cursos de psicología que se desarrollaban bajo los auspicios de Henri Pieron. Sin duda la razón que le di era discutible, mi afición por la observación a la cual llamaba pomposamente «observación controlada», en lugar de la afición por la psicometrta experimental tan querida de H. Píeron. Yo me di cuenta leyendo sus Principios de Psicologia aplicada, ricos en fórmulas sorprendentes tales como la primera frase de su libro: «el trabajo es una actividad forzada», donde resume una preocupación sociomoral, que amplía en sus artículos psicopcdagógicos. No tuve el placer de volver a encontrar a H. Wallon en el examen oral del D.E.S., la Facultad me había designado como tema de estudio El Catecismo positivista de A. Compte, para el cual el Pro Abel Rey me recomendó los trabajos de la escuela positivista brasileña: [Cómo apartarme de la sociología dogmática! Pero al aceptar dirigir mi tesis principal, Henri Delacroix me sugirió pedirle a Henri Wallon que fuera el director de mi tesis complementaria y tuve la alegría de que él aceptara. Este trabajo me permitió conocerlo mejor y aprovecharme de sus observaciones. El examen crítico de las confidencias juveniles, en particular de los diarios íntimos que yo acometía bajo el título demasiado largo de «Cómo estudiar a los adolescentes» estaba sin duda muy lejos de la clínica walloniana, pero él se sintió interesado por el tema. La dirección de las tesis era antes de la segunda guerra mundial un trabajo muy pesado para los profesores de psicología, poco numerosos en una Sorbona ya demasiado cargada de estudiantes. Yo tuve la suerte de tener como directores a los dos Henri, ellos me dieron un amplio margen de confianza, una vez acordado el tema y la metodología de la investigación. Sin duda alguna, yo hubiera preferido tener contactos más frecuentes, críticas más exigentes. Pero yo sabía que Delacroix, en aquel tiempo decano de la Facultad de Letras, tenía cargas abrumadoras, que debían -a la larga- acelerar su fin. Y Wallon no me había ocultado que,

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RECUERDOS Y REFLEXiONES SOBRE HENRI WALLON

rebasado por su agobiante trabajo de enseñanza en la Súrbana, deseaba entrar en el Colegio de Francia, para consagrarse a la investigación. Sin embargo, él me recibió muchas veces en su casa de la calle De la Tour, de la cual su mujer Germaine Wallon, psicóloga de las ideas morales en el niño, había sabido hacer un lugar elegante y con un ambiente apacible, me gustaba su recibimiento, simple y directo, su humor discreto, su manera liberal de guiarme. el sabía escuchar, se sorprendía de mi entusiasmo por los valores de la filosofía alemana, prefiriendo él a William Stern mejor que a Max Scheler, y también de mi curiosidad, excesiva a sus ojos hacia los predecesores de Stanley Hall, tales como Lancaster y Tracy. Bromeaba sobre algunos de mis puntos de vista, oponiendo la genética clínica a una genética historizante. Me ponía en guardia sobre una idea audaz que yo acariciaba ya por aquel entonces y según la cual las formas de desarrollo durante la adolescencia sucedían a las etapas de desarrollo durante la infancia. Pero en el momento de defender mis tesis que comenzó según la tradición por la tesis complementaria, su benevolencia como ponente me infundió confianza para responder a las críticas amablemente ácidas de otro profesor médico. el doctor Dumas, con relación a mi tesis principal. Llegó poco después la guerra, y para mí el cautiverio. Yo conservaba como precioso el ejemplar de su libro: La evolución psicológica del niño, ~parecido en 1941, y que Henri Wallon me había hecho llegar a el Oflag Junto a una emocionante dedicatoria. Esta tesis rica y densa a la vez se convirtió en uno de mis libros de cabecera en mi barraca de prisionero. A mi regreso me recibió amablemente, antes de mi nombramiento en la Facultad de Estrasburgo, le encontré envejecido, triste y preocupado. La entrevista giró alrededor del trabajo de la Comisión, la cual bajo la presidencia de Langevin más que de él mismo proseguía la elaboración de un plan de reforma de la enseñanza. Me habló del papel que los Insti~utos universitarios de fonnación de educadores debían desempeñar segun él y a los cuales él hubiese querido asociarme. Pero otras ocupaciones me esperaban en Alsacia. Fue en 1948 cuando 10 volví a ver, en Edimburgo, en el Congreso Internacional de Psicología, en el que se encontraban también Henri Pieron acariciando su barba, y lean Piaget y su pipa. Fue el primer gran encuentro internacional de psicólogos después de la terríble crisis mundial era neo cesario que los de antes tomaran contacto entre ellos, reunir lo que la guerra había separado. Como recién llegado que yo era, noté las dificultades que había para que el fuego se avivara a pesar de la cordial acogida escocesa. La importante delegación americana contaba con brillantes

ponentes como Carmichael. Pero la delegación de la U.R.S.S. estaba ausente. La tensión entre Este y Oeste se agrandaba. Los franceses se entristecieron al ver que H. Wallon quedó un poco aislado, su ponencia no fue colocada en primer plano. ¿Era debido a su actividad política, después de su adhesión al partido comunista? Si él se sintió afectado, no lo demostró en el curso de nuestros encuentros. El azar nos había juntado en la misma casa de la Ciudad Universitaria de Edimburgo donde se alojaban los congresistas. Yo llegaba de York, a la cual había hecho una visita turística durante el viaje. Mi desventura le divirtió, yo deseaba comprar un poco de este famoso jamón de York que se vendía en unas cajas tentadoras. Pero Inglaterra permanecía aún bajo un régimen de tiquete de racionamiento muy estricto, yo no poseía ninguno, la vendedora me propuso amablemente, para consolarme de mi desengaño, comprar una caja ... de pies de cerdo que yo había rehusado dignamente. Mi proyecto de volver par la zona de Cumberland, rica en lagos queridos por los poetas románticos, a la búsqueda de los «narcisos danzarines» de Wordsworth y de arrastrar conmigo a mi buen colega de Estrasburgo G. Viaud le hizo sonreír. Los discursos científicos, tenían poco lugar entre las gachas de avena y el té que nos servían por la mañana. Pero se interesó en el proyecto de la creación del Centro Psicopedagógico de Estrasburgo y en el trabajo sobre adolescentes inadaptados que yo deseaba emprender. En esta época sus actividades pedagógicas eran considerables, el estraburgués en que yo me había convertido las conocía en aquella época muy poco. Él continuaba siendo para mí, ante todo, mi maestro de psicología, yo compartía su concepción de un desarrollo ritmado, distinto a la vez de la continuidad tan querida por los anglosajones y de los estadios del desarrollo intelectual definidos por J. Piaget y la escuela ginebrina. Desarrollo de la personalidad jalonada por las crisis, la última era la que yo había estudiado en mi tesis principal y a la cual él llamaba Familiarmente «Crisis de originalidad de Debesse». Yo encontraba en esta crisis solamente una de las formas de movimiento de afirmación de los adolescentes, y no como él una etapa común a todos en el curso del desarrollo. Mucho más tarde, él me pidió que lo discutiéramos con ocasión de la aparición de un número especial de Enfance 1, en el cual yo escribía un artículo: «¿Es la adolescencia una crísís?». Tuve que retomar este tema como ponente en el Congreso Internacional de Psicología que tuvo lugar en Bonn en 1961 en respuesta a la demanda propuesta por los organizadores: (1)

«L'Adolesceace..,

n-

especial d'Enfance, diciembre de 1958,

n,"

4-5.

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RECUERDOS Y REFLEXIONES SOBRE HENRI WALLON

TOTALlIJAD y UNIDAD DE UN HOMBRE Y DE SU OBRA

¿Existe un patrón único de desarrollo durante la adolescencia? Pero Henri Wallon convaleciente de un terrible accidente no estuvo allí. La pluralidad de formas del desarrollo que yo defendía, no estaba en acuerdo con las influencias del medio que una parte, importante sin duda, pero no exclusiva, daba dentro de la explicación genética. Jamás creí en la gran fuerza de la educación, lo que no ha dejarlo de sorprender a los pedagogos como también a D. Lagache, G. Canguilhem y sin duda H. Wallon. Sin duda, este pluralismo psicológico, que mi práctica cotidiana en la clínica del Centro psicopedagógico de Estrasburgo no había hecho más que confirmar, estaba amenazado por el maremoto sociológico, en parte de inspiración marxista por un lado, y por la inundación psícoanalñíca de otra parte. Los acontecimientos de 1968, no arruinaron mi convicción, pero éste no es el momento de discutirlo aquí. H. Wallon había sabido hacer un lugar a la aportación del psicoanálisis en la interpretación de la conducta, sordo a las críticas que los discípulos intransigentes de Freud le dirigían. Entonces yo compartía sus sentimientos. Pero a partir de 1940, la orientación hacia el marxismo, en su pensamiento, cedió un mayor lugar a la sociología. Esta orientación aparecía ya en su libro Del acto al pensamiento aparecido en 1942, y más aún en las publicaciones anteriores concernientes a la educación. Su actividad en la resistencia después de la liberación traducía claramente esta evolución. Ahora bien, tengo la convicción que independientemente de toda cuestión ideológica, la sociología de H. Wallon constituía un problema. La explicación según la cual Wallon, que había crecido en un medio muy favorable a la república y a la democracia, en la época del asunto Dreyíus, debía naturalmente conducirle al socialismo y al comunismo después, es simplista, otros en condiciones análogas han evolucionado de otra forma. Sobre todo esta explicación deja el espíritu completamente insatisfecho con relación a las influencias que ejercieron sobre él durante toda su vida y a las cuales él ha hecho no pocas breves alusiones. Tal como la de Frederic Rauh, el cual fue uno de sus profesores en la escuela normal superior. Es un ejemplo significativo entre otros. Cuando yo leí hacia el año 1930, La experiencia moral de Freder¡c Rauh, libro aparecido en 1901 no supe ver en él más que un ejemplo, realmente curioso, de la corriente de la filosofía pragmática como reacción contra el racionalismo Kantiano y que había inspirado con anterioridad la obra de W. James sobre la experiencia religiosa. Estas experiencias vividas, ya sean morales, estéticas o de otro tipo, las reencontramos en Erlebnis

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de la psicología comprensiva alemana. Pero en Rauh la óptica democrática y socialista daba un timbre particular a su concepción moral, cargada de afectividad por todas partes. ¿Cómo se inspiró H. Wallon más tarde en su doctrina? La pregunta que le cuestioné con relación a este tema, cuando yo preparaba mi doctorado, no provocó más que una breve respuesta. Insistir habría sido indiscreto. Yo sentía, sin embargo, que esta influencia permanecía viva en él y podía suministrar una de las claves de su personalidad intelectual. 10 que él dijo más tarde en el Entretien en 1959 me mantuvo en mis ideas. Fue por esta razón que cuando Tran Thong preparaba conmigo su tesis sobre el pensamiento pedagógico de Wallon, le pedí que estudiara de muy cerca esta influencia, así lo hizo pero los elementos que pudo reunir no pudieron dilucidar desde mi punto de vista la resonancia ulterior del pensamiento de Rauh en la concepción que del hombre tenía Wallon l. Finalmente, una biografía intelectual exige el análisis del juego complejo de las influencias positivas y negativas y de sus resultados. Ahora bien. ¿qué sabemos con precisión de las reacciones de H. Wallon con relación a los trabajos de sus antepasados? Yo había pensado durante un tiempo estudiar su relación con A. Blnet, muerto en 1911, pero los sondeos que hice, en particular al lado de Héléne Gratiot-Alphandery, permanecieron sin resultados. ¿Se encontraron ambos psicólogos? Parece dudoso. Al contrario, Wallon conoció bien a Edouard Cleparede, del cual se ha celebrado este año el centenario de su nacimiento. Sería interesante aproximarlos, ya que siendo tanto el uno como el otro médicos, ambos se interesaron directa y eficazmente en los problemas de la educación. Si creo que la sociología causó problemas, es porque conocí antes de la guerra a un H. Wallon profundamente liberal, el hombre de la conciencia del yo, sensible tanto a la diversidad como a la unicidad del carácter, rebelde a toda interpretación dogmática. Y lo volví a encontrar en 1945 con posturas en lo sucesivo establecidas. ¿Por qué vías, a través de qué agitaciones interiores, y qué reticencias hicieron posible el cambio operado en él? La cuestión merecería ser examinada, si es que existen documentos personales inéditos que permitan hacerlo.

• • • (1)

TRAN THONG: La pensée pédagogique d'H. Wallon, p. 2:>-24 (P.U.F.), 1971.

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RECUERDOS Y REFLEXIONES SOBRE HENRI WALLON

Si yo intentara ante todo decir lo que le debo, a través de los recuerdos que he evocado, respondería, que él me enseñó el valor de los hechos en psicología y la dificultad de su estudio. Pues él pensaba al igual que Paul Guillaume, lo repetimos, que un hecho se construye a través de una investigación exigente, de gran diferencia a la constatación que aporta la observación fortuita, siendo ésta una simple fuente de hipótesis de trabajo a controlar a continuación por medio de la experimentación. Viejo problema, realmente, que preocupaba ya a un naturalista como Reaumur, el entom61ogo del siglo XVIII, apasionado por la observación recomendaba la limitación de contar los hechos tal como se los había visto o creído que se los había visto, sin acompañarlos de demasiados razonamientos y sin querer dar explicaciones fundadas sobre simples conjeturas 1, él mismo practicaba «la observación comparada» que le conducía a verificar estos hechos en su experimentación sobre los insectos. Nosotros somos más exigentes. Para Wallon, tal como lo ha recordado G. Mia1aret, la observación no es un calco exacto y completo de la realidad (véase La evolución psicológica del niño), supone una elección, una relación, una tabla de referencia. La observación conduce a sustituir en el dominio de la explicación, la noción de correlación a la de causalidad, como 10 subraya en Los orígenes del carácter, Esta observación clínica, permanece como fundamental en psicología. Conduce de hecho a la idea. Yo he intentado durante diez años seguir esta lección de mi maestro en la práctica cotidiana del examen clínico de niños y adolescentes inadaptados, en el centro psicopedagógico de Estrasburgo, y todavía 10 años más aún en el laboratorio de Pedagogía de la Sorbona sin pretender hacer fortuna plenamente. Era concederle la razón, en contra de mi otro maestro, Henrí De1acroix, al que yo admiraba, sin embargo muchísimo, pero que sostenía la primacía del espíritu sobre los hechos. Poco tiempo después de mi llegada a la Facultad de París, recibí la visita de un caballero que preparaba pacientemente una obra, recogida de fórmulas que cada persona a la cual consultaba le daba como esenciales. Me mostró, para animarme a la confidencia, algunas de las frases-claves que había coleccionado. Ignoro si su proyecto llegó a su fin, pero creo recordar la frase que Henri Delacroix había trazado con su alta escritura: nada es más importante que los hechos, sino la idea que los conduce. ¿Tenía, entonces, yo razón en preferir a esta psicología intelectuaIista e idealista, la concepción más objetiva de H. Wallon? No estoy muy seguro hoy en día, en la medida que son las ideas las que en el curso de la in-

vestígecíon, permiten construir los hechos, en lugar de explicarlos ingenuamente a la manera de los antiguos naturalistas. Tal vez ésta es una etapa hacia la verdad, llamada científica, que recorre a las Ciencias de la Educación. Esta «observación arruada» que Bates después de Flanders, seguido por De Landsheere, aplican hoy en día al estudio del acto pedagógico, represente un progreso sensible hacia un dominio más resueito del razonamiento experimental. No sé que habría pensado de ello H. wallon, pienso que habría apoyado este gran esfuerzo. Para este gran psicólogo de la totalidad, el progreso de las Ciencias Humanas se burla de las disputas entre escuelas. Es esta libertad de espíritu que investiga, lo que le debo.

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(])

REAUMUR: Morceaux choísis présentés par

J.

TORW1S (N.R.F. 1939).

ORíGENES Y ACTUALIDAD DEL PENSAMIENTO DE HENRI WALLON' por René ZAZZO Profesor de la Universidad de Nanterre. Director del Laboratorio de Psicobiología del Niño en la Escuela Práctica de Altos Estudios (5,' sección).

Experimento siempre una profunda ansiedad en hablar de Walion, si se trata como hoy de exprimir, de exponer lo esencial de su pensamiento. Mi larga familiaridad con su obra, mi extensa colaboración con él, y el hecho de que él me escogiera hace más de 20 años para sucederle en la dirección de su laboratorio, no me hacen la tarea más sencilla. Bien al contrario. Soy demasiado consciente de 10 que de inhabitual hay en la lógica de Wallon, de desconcertante en su gestión, en su manera de pensar. para no estar seguro que lo traicionaré de alguna manera a pesar de todo ante vosotros. Es uno de los autores, al cual se puede simplificar sin perjudicarle e incluso haciéndole un servicio, porque su pensamiento es un sistema, porque sus complejidades aparentes no son más un ruido de fondo, un encantamiento verbal. En Wallon, la complejidad, las asperezas, las contradicciones son casi siempre esenciales porque corresponden a lo que el autor descubre y quiere respetar fielmente en la naturaleza misma de las cosas. En consecuencia, lo que no hay en Wallon es una doctrina, no hay el sistema que es siempre más o menos para el lector un sistema de seguridad y para el autor una esperanza de gloria. Wallon es una manera de abordar las cosas, una actitud, un método -el más difícil el más incómodo de todos. (1) Extracto de una conferencia pronunciada en la [ournée Intemationale de O.M.E.P., París, 23 de mayo de 1973. Los entitulados son de la redacción.

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De una parte, se da con la finalidad de ver la realidad tal como es (complejidad, contradicción, irracionalidad) evitando la asimilación empobrecedora, deformante de nuestra razón clásica, pero, por otra parte, este método está basado en la convicción de que esta ciencia no es, ni puede ser un calco de la realidad. La actitud consistente en que la psicología se confunda con su sujeto de estudio, wallon la denuncia no solamente como una dimisión científica sino además como una ilusión, la de todo misticismo. !] rechazaba casi con el mismo vigor las pretensiones de un cierto objetivismo. Una ciencia objetiva sin duda alguna, en materia de psicología, como otras pero donde la objetividad se define por una reorganización continua de la razón en contacto con las cosas.

desacuerdo con el psicólogo, y sobre todo cuando este psiquiatra desprecia la somática, se ocupa de la neurología y opone una filosofía de lo vivido a los acercamientos objetivos de la ciencia. En la época de Wallon, se trataba por el contrario de fundar la psicología sobre la base de la ciencia del cuerpo, de romper con la metafísica apoyándose en el conocimiento de la psique. La gran tradición médico-filosófica de la psicología francesa, inaugurada por Plerre [anet. ilustrada por George Dumas, por Charles Blondel, por Henri Wallon, debe a la enseñanza militante de Théodule Ribot su origen y sus principios. Fue Ribot quien aconsejo a sus más brillantes alumnos hacer sus estudios de medicina para edificar la psicología.

Wallon no es simplemente un psicólogo del niño Su proyecto es una ciencia del hombre.

El camino que sus estudios siguieron, Escuela Normal Superior, Facultad de Medicina le fueron más o menos impuestos por una tradlción y por una cierta estructura de la Universidad. En aquel tiempo, la psicología no existía como una materia de enseñanza autónoma. La filosofía y la medicina eran por aquel entonces no sólo los más seguros, sino los únicos, para ir hacia la meta que él se había fijado. Medios que orientaron, que marcaron su obra y que él utilizó con un extraordinario esfuerzo de asimilación y de superación. Formación determinada por la época. Evidentemente. Pero su elección no fue ni la consecuencia de sus estudios, ni de la influencia exterior de un maestro ni de una ideología. La fuente es mucho más profunda: Una actitud frente a la vida, frente a los demás, una disposición anterior a toda formación universitaria, una sensibilidad anterior. El dijo un día: «La psicología ha comenzado a ser para mí, una cuestión de gusto, de curiosidad personal por los motivos, las razones de comportamiento de los que nos rodean. Me ocurre a menudo, incluso ahora, al extraer una palabra de una conversación y registrarla sin saber por qué,» No se trata de un rasgo anecdótico. Hay siempre en Wallon, incluso cuando los largos rodeos del análisis científico y los vuelos de la imaginación alejan necesariamente de lo cotidiano, la preocupación latente del individuo en su totalidad, con sus rasgos particulares que significan sus conductas y sus relaciones con los demás. Es una actitud fundamental que da a la obra de WalIon su unidad y su consistencia. Una actitud que nos explica en gran parte, por que la psicología de Wa110n es la de la diversidad mental y de las contradicciones, porque él no pretende desembocar en un sistema. La ciencia

Si él ha consagrado su obra al estudio del niño, es sin duda porque la infancia le apasionaba. también porque él veía en el análisis del desarrollo, en la observación de una génesis, una realidad a punto de crearse, la mejor manera de acceder a su método. Este método, esta dialéctica entre razón y realidad, la encontramos utilizada. o al menos afirmada, en gran número de autores. Piaget, por ejemplo. Pero Piaget limita su empresa al estudio de la inteligencia, lo cual no es un asunto de poca importancia. Wallon quiere comprender la personalidad total: la razón, pues, deberá aplicarse a una materia que le es, en apariencia al menos, profundamente heterogénea.

Wallon y su formación ... , el primer texto que nos es conocido de WalIon, estamos en el año 1903. Henri Wallon tiene 24 años. Ha cursado en la Escuela Normal Superior y es agregado de filosofía desde hace un año. Pero sus aprendizajes no han concluido. Debemos hablar de su medio familiar: para comprender su obra, es preciso, también, decir algunas palabras sobre su formación intelectual. Los estudios de medicina a los que se dedicó, después de los estudios de filosofía. para convertirse en neuropsiquiatra y psicólogo, constituyeron una opción precisa en circunstancias históricas bien determinadas. Hoy en día, en Francia, el psiquiatra nos parece a menudo estar en

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de la psique así elaborada no puede encerrarse en un sistema ni tampoco en una visión ecléctica o mediocre de las cosas, debe apoyarse en la diversidad y contradicciones de su objeto.

quear por la psicología es el que debe unir lo orgánico y lo psíquico, el alma y el cuerpo». En todo caso, este texto nos explica ya porque Wallon denuncia en ciertos psicólogos la tendencia a encerrar la explicación psicológica en ella misma sin referencia a las condiciones orgánicas, porque él nombró a su laboratorio con el término de Psicobiología, porque fue tachado de bíologista. Olvidar la realidad corporal es caer, sea cual sea la doctrina, en falsas soluciones de espiritualismos o misticismos. Asegurar la especificidad de la psicología a este precio es negar la psicología cortándola en sus raíces. El camino más seguro para intentar resolver el problema es el estudio del hombre y de su génesis. Veamos ahora como puede transformarse esta famosa antítesis individuo/sociedad. No hay armonía preestablecida dice Wallon ... , ni tampoco partiendo de la discontinuidad. Desde su nacimiento, el niño es modelado por su entorno. Ni armonía ni discontinuidad. ¿Cómo comprender? Las nociones de armonía y discontinuidad pertenecen ambas a un pensamiento metafísico, es decir que parte de dos entidades, de dos absolutos ---el individuo y la sociedad, o más bien aun lo orgánico y lo social- de donde se afirma a continuación o bien que ambos armonizan (gracias a no sé qué bondad divina) o bien que se oponen, irreductiblemente. Sin duda, hay un organismo con sus leyes propias de desarrollo, sin duda hay en otro plano una sociedad que preexiste al individuo y que le sobrevivirá. Pero el individuo no es definible en todo su rigor ni por la una ni por la otra. Ni reductible a la una o la otra. Es un centro de actividad donde se efectúa la interacción de ambas. Conocemos bien esta frase de Wallon, citada tan a menudo: «Yo no he podido íamás, disociar lo bio16gico y lo social, no porque los crea reductibles el uno al otro, sino porque me parecen en el hombre tan estrechamente complementarios desde su nacimiento que es imposible enfocar la vida psíquica si no es baio la formación de sus relaciones recíprocas». Pero, ¿cómo pueden ser tan estrechamente complementarias? ¿No volvemos a la explicación facticía de la armonía? Wallon hace aquí intervenir una idea ya formulada por Baldwin, por Pierre Janet; pero que él profundiza como ningún psicólogo había sabido hacer antes que él: «Lo social, o más precisamente la necesidad del otro, está inscrito en lo orgánico». El análisis del movimiento nos muestra que, en los primeros tiempos

La psicología de Henri WaIlon

La palabra contradicción aparece con gran frecuencia en los escritos de Wallon, ya se trate de analizar las contradicciones de las teorías entre ellas mismas, las oposiciones artificiales a las que tienden nuestros hábitos mentales y verbales, los conflictos inherentes a la naturaleza de las cosas y en el intento de esclarecer estas diversas formas de contradicción las unas por las otras. No se trata en Wallon de un juego dialéctico, sino de un modo de pensamiento, de un método. Un método que él ejercita a todos los niveles, tanto en una observación minuciosa y limitada (el análisis de un equilibrio muscular, las ambigüedades del pensamiento sincrético en el niño) Como al abordar los más amplios problemas. La fecundidad del método, es ciertamente en su nivel de observación minuciosa donde se revela mejor, observación y análisis que se encuentra en las dos obras fundamentales de Wallon: Los orígenes del carácter en el niño (1934) y Los orígenes del pensamiento en el niño (1945). Voy a escoger ahora, por ser poco difícil, en una exposición tan rápida, intentar ilustrar a nivel de los problemas más generales. En el nivel de las preguntas donde la psicología científica vuelve a la filosofía para arrebatarle sus dominios reservados. Uno sólo, un mismo problema puede darse bajo formulaciones y aclaraciones diversas: Cómo resolver la pregunta formulada por la antítesis de estos pares de nociones: orgánico y social, individuo y sociedad. Orgánico y psíquico, cuerpo y alma. Todas las respuestas dadas hasta entonces consistieron en mantener la oposición irreductible de los dos términos o en reducir el uno al otro, la pregunta permanece abierta, los metafísicos, divididos entre ellos, no supieron resolverla. La psicología debe responderla para fundarse verdaderamente como ciencia. Pero esto no es fácil. La biología y 10 social

Henri Wallon escribía en 1958; «Uno de los pasos más tensos a íran-

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de la vida, los gestos son ante todo expresiones. dirigidas hacia el otro, que las primeras emociones --consustanciales de la expresión motrizson un lenguaje. Hay en la naturaleza de la emoción, en la naturaleza del organismo humano, el ser social. Esta sociabilidad no se adquiere en el curso de la vida individual, es en si misma un hecho biológico, una contrapartida del desenlace inicial del niño en su nacimiento, una condición soberana de su supervivencia y de .su desarrollo. Es una armonía por la falta, por la complementariedad, hacia la cual la filogénesis, historia de las especies, conduce. Lo cual no significa, que el niño sea maleable a voluntad -la maduración del sistema nervioso, impone a las influencias del medio, los límites y cronología-, lo que no significa que todos los niños que viven en un mismo medio serán modelados según un mismo molde -cada niño tiene su tipología y su estilo- lo que no significa que los conflictos no puedan darse con otros individuos, con otros grupos, con la Sociedad: El Yo se afirmará a través de estos conflictos y estas oposiciones. Esto significa que la oposición individuo-sociedad no es de orden metafísico, que es de orden histórico y perpetuamente modificable, superable. Esto quiere decir más directamente en lo que, a nosotros psicólogos concierne, que la soledad, la separación no está en la naturaleza del hombre. La imagen tradicional de organismo y la noción de individuo conllevan la idea de un aislamiento inicial. Y nuestro destino será entonces ir a la búsqueda de nuestra alma, en errar en pos del otro. De aquí toda una filosofía de la desesperación. Wallon a cambiado esta perspectiva, no hemos nacido separados, no somos solitarios. Hemo"'$\ vivido nuestros primeros tiempos en unión estrecha con el otro, en simbiosis, sin saberlo incluso y por lo tanto más profundamente. Y nuestro Yo se ha formado, se ha tallado en este tejido primitivo, donde se ha dibujado al mismo tiempo una imagen complementaria. «Este fantasma del otro que cada uno lleva en si mismo» para toda la vida y que nos sirve de intermediario, de mediador con los otros reales, con la sociedad tal como es. La antítesis orgánico-psíquica se ilustra con lo que hemos dicho sobre la antítesis individuo-sociedad. Sobre ésta, presenta la ventaja de una argumentación basada en una observación más directa. El término de «transición» que WalIon utiliza puede prestarse a confusión, puede permitir el que persista la ilusión, de dos realidades distintas, de dos entidades.

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En realidad, es de ascenso, de construcción, de génesis, de lo que Wallon nos quiere hablar: como el movimiento, en primer lugar agitación pura, coma los gritos y el llanto, puras descargas motrices, se convierten en psíquicas (psíquicas, es decir unión significativa con el entorno) como la representación emerge de la emoción y del gesto, ¿cómo el sentimiento del Yo se libera de la simbiosis inicial? Realmente, para descubrir cómo se constituye la psique, no debemos buscar conjuntos constituidos como lo hacen el análisis ideológico y estadístico. Es preciso comenzar de lo primero en la serie cronológica de transformaciones, debemos estudiar la infancia. La perspectiva genética es la única que nos puede permitir sin duda el comprender como lo orgánico se convierte en psíquico. Se sabe que ha sido la observación del niño, de sus movimientos y de sus emociones 10 que condujo a Wallon a su descubrimiento fundamental. El papel que él asignó a la tonicidad, a la función postural en la emo- , ción y la representación, nos ilustra sin duda por primera vez de la transformación de lo fisiológico en psicológico.

La emoción La emoción es un hecho fisiológico en sus componentes humorales y motrices, es un comportamiento social en sus funciones arcaicas de adaptación. Se nos aparece, a nosotros, adultos, como un desorden, un desconcierto, para el niño es un factor de organización, un medio de comunicación. Nos parece como una obnubilación, para el niño puede ser «una forma primera y pragmática de comprensión». Las paradojas de la emoción tienden al hecho de que la actividad tónica de la organización concierne tanto al conjunto de actitudes visibles (expresión del cuerpo y del rostro) como a las funciones viscerales. De tal manera, que a través de estas actitudes sensibles se establece un lazo entre la sensibilidad más profunda del niño y sus contactos con el otro; de tal manera que, a través de las alternancias de comunión y de oposición, se esbozan la conciencia de sí, la representación. Esta teoría de la emoción ha sido elaborada a través de la observación de los primeros meses de vida, y no puede ser la obra de un biologista. Sabemos bastante menos sobre lo que Wallon ha dicho con relación a la inteligencia discursiva. El libro en el cual Wallon analiza los orígenes del pensamiento es, sin embargo, el más rico, si DO el más elaborado de toda su obra. El interés suplementario que este libro nos

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ofrece, es comparar en un mismo terreno el método de Wallon al de Piaget. Me gustaría decir algunas palabras para incitaros a su relectura o lectura.

sin el aparato de nociones médicas, donde mejor se descubre la vocación primitiva de H. Wallon su arte para suscitar, en escuchar un propósito, su curiosidad y su simpatía en fin, el juego algunas veces impresionante de sus hipótesis, de su imaginación. Wallon dijo un día que los saltos en lo imaginario son indispensables para el psicólogo, como también al matemático y al físico. «El que se prohíbe imaginar no descubre nada», y concluía «Imaginar es el primer deber, el segundo es verificar la legitimidad de estas imaginaciones a través de la comparación rigurosa del objeto en cuestión». Me pregunto si no es aquí, en esta doble exigencia de rigor y de riesgo, de imaginación y verificación, donde se halla una de las razones del aislamiento de Wallon. No puede ser aceptado en la familia de los verificadores, sin imaginación, ni tampoco en la familia de los imaginativos que salvaguardan los beneficios de la imaginación rehusando toda verificación, Deseo que ustedes se den cuenta por estas críticas en qué consiste la actitud walloniana. Espero también que puedan ver, como estas críticas son esquemáticas, empobrecedoras. Para terminar, querría poner de relieve algunos aspectos del pensamiento de Wallon a través de los juicios que él formuló con relación a algunos de sus contemporáneos.

La inteligencia discursiva Ahora, no es más que el médico quien habla. No se trata de analizar las condiciones orgánicas o sociales del comportamiento. Wa110n se coloca en el plano de la descripción psicológica. Los niños que examina tienen entre 5 y 7 años. ¿El pensamiento?, ¿aparece, pues tan tardíamente? No, Wallon nos ha hablado en otras obras de la inteligencia de las situaciones. La que se agota completamente en las circunstancias en que se utiliza y los resultados que produce. En este libro el proyecto de Wallon es estudiar una actividad «que habla», los orígenes del pensamiento discursivo. En la edad de 5-7 años nos encontramos en el período que Piaget denomina como «operaciones concretas». Donde Piaget actúa de lógico, WaIlon actúa de psicólogo. Piaget se interesa en la formación de la razón lógica. WaIlon se interesa con mucha más amplitud por el pensamiento. Decimos esto, sin querer establecer valores relativos entre las dos obras. Son dos abordajes, dos puntos de vista diferentes. Por lo demás, Piaget hace que los niños reflexionen sobre el material, mientras que Wallon mantiene la observación sobre el plano verbal. Multiplicando los diálogos con el niño, retomando sus propuestas bajo distintos ángulos, para conseguir de cada uno, sus múltiples significados, Wallon muestra todos los obstáculos con los que el niño tropieza, todas las contradicciones en que el pensamiento se enreda: contradicciones entre el formalismo del lenguaje y la fluidez de datos sensibles contradictorios, entre lo real y su representación. La observación hecha con el niño se prolonga en una psicología general del pensamiento, pensamiento no como pueda ser formalizado en un tratado lógico, sino tal como se da realmente. Las contradicciones deben superarse, porque a distintos niveles sucesivos de dificultad, el pensamiento admite la realidad, pero sin que jamás desaparezca totalmente una diferencia de alguna manera esencial, dice Wallon: «que debe incitar al pensamiento a nuevos esfuerzos, a nuevas sistematizaciones». Es tal vez en esta búsqueda sobre los orígenes del pensamiento, donde mejor se descubre este modo de gestión sin dispositivos experimentales,

La actualidad de Wallon • No hay ninguna duda de que su influencia se extendió, después de que él nos dejó hace diez años. Más de 10 años... fue exactamente el 1." de diciembre de 1962. Después de 10 años. sus obras. la mayor parte de ellas han sido traducidas al italiano, al español, al húngaro, al polaco y al ruso. En Francia y en el extranjero le han sido consagrados libros y tesis. En Francia, más que en ninguna otra parte sin duda, sus ideas han, hecho camino. Recientemente, en la Societé Prancaiee de Psyc1wlogie tres hombres, que no fueron sus alumnos y que no se llaman walonianos nos decían cómo lo habían descubierto o reencontrado por tres caminos muy diferentes: un psicoanalista D. Wildl6cher, un neuropsiquiatra Berges, y el más eminente de nuestros psícofisíologistas [aoques Paillard. Actualmente, en nuestra Universidad contamos con una docena de alumnos suyos que se han convertido a su vez en maestros.

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Supervivencia bajo otro aspecto: docenas de grupos escolares y de instituciones pedagógicas o médico-psicol6gicas llevan su nombre, especialmente en las municipalidades obreras. Es el homenaje de un pueblo hacia aquel que simboliza, junto a Langevin, los proyectos de una reforma igualitaria. Está también, naturalmente, el «laboratorio» por él creado, donde actualmente trabajan una veintena de personas, de las cuales la mitad no le conocieron. No pretendo que este «Laboratorio» constituya una escuela walloniana, de la misma manera que Ginebra constituye una escuela piagetiana. No hay sistema, no hay escuela. y si nosotros le somos fieles, no es con la fidelidad a la ortodoxia a la cual él tenía horror. Wa110n no pertenece a nadie. Wa110n es, ya lo he remarcado, una manera de abordar las cosas, es también los descubrimientos que él hizo y que ilustran la fecundidad de esta actitud. Y estos descubrimientos pertenecen desde ahora al patrimonio de la psicología. Pero, él tenía conciencia, y nos dijo con una modestia excesiva, que la revisión que él había emprendido no era más que un comienzo. su ambición, era únicamente indicar una dirección. La psicología de hoy en día, ¿se orienta hacia esta dirección? Desde hace algún tiempo existe una rehabilitación del cuerpo. El cuerpo vuelve a estar de moda, señoras y caballeros. Después del inconsciente, después de lo absoluto de la relación con el otro, he aquí el cuerpo, con sus profundas sensibilidades, sus lenguajes frente a la palabra y a la razón. Yo me alegro y me inquieto. Tengo miedo de que este cuerpo que se nos acaba de servir tan calentito, sea un cuerpo místico, un nuevo absoluto en función del cual todo se explique. Esperemos. Hablando más seriamente, me parece que la dirección walloniana se ha reencontrado paradójica y confusamente en los países de lengua inglesa, los cuales han ignorado casi totalmente la obra de Wallon. Hago alusión aquí a la proliferación de trabajos a los que asistimos después de diez años en Inglaterra, en los Estados Unidos, y que desembocan en la Teoría del afecto. Los autores, psicoanalistas en su mayoría, pero desembarazados ya de la metapsicologia freudiana, han puesto en evidencia que el apego del niño a su madre no era el resultado de un aprendizaje, que este apego resulta de una necesidad biológica fundamental. Estos autores se dedican a analizar con un cuidado extremo, todos los determinantes, todos los procesos en juego en esta relación. Ya que sabemos que el hombre que más ha contribuido a desencadenar este movimiento de investigación y de conmoción del psicoanálisis clásico es René Spitzs, y que René Spltzs

se mspiro en la obra de Wallon, en su teoría de la emoción al mismo tiempo que en las teorías freudianas, nos podemos preguntar si no hay aquí un renacimiento inesperado. Iniciador desconocido o precursor, wallon ha sugerido mucho más de lo que la teoría del afecto nos ofrece actualmente. Deseo que los autores anglosajones, sensibilizados por sus propias investigaciones, descubran por fin a Wa110n y se beneficien de las sugerencias que puedan encontrar en su obra. Sobre este punto me aplico yo actualmente. En uno de sus últimos textos, cuando estaba inmovilizado por la enfermedad en su sillón, Wallon habló de la muerte y de la supervivencia. Este texto es como un eco al discurso que pronunció en los principios de su carrera. El había dicho a sus jóvenes alumnos: «Vivir para los demás, es desafiar a la muerte escondida en el corazón del egoísmo.» El mantuvo este compromiso. El desafió y venció a esta muerte; él pagó, y con largeza, 10 que él llamaba la deuda social de los privilegiados. Antes de dejarnos él repitió por última vez: «La sociedad está en la naturaleza del hombre, porque fuera de la sociedad un hombre no puede manifestar sus virtualidades de hombre. Es en la medida en que el individuo intenta liberarse a sí mismo y en que lo consiga 10 que le permite sobrevivir a su muerte física.» Hoy aquí, y en todas partes él está siempre presente. El está más presente que nunca. De la única manera admisible para él. Ha sobrevivido a su muerte física.

A LA MEMORIA DE HENRI WALLON por Georges COGNIOT t Agregado de la Universidad.

Henri Wallon, fue algo más que un sabio eminente. Fue también un patriota ejemplar estando siempre presente en el momento de los más graves peligros, sin rehusar ninguna de sus responsabilidades que el combate le asignó.

Evocar la memoria de Wallon, es hablar de Francia, es hacer presente de repente tres cuartos de siglo de historia vivida por nuestro pueblo, en sus dolores y en sus glorias, en sus luchas de futuro con el pasado. Del caso Dreyfus al Frente Popular, del Frente Popular a la Resístencía, de la Resistencia al gran combate de hoy en día por la paz y el desarme, Wallon ha participado en las batallas de su pueblo.

En la vasta gestación del futuro, escribía Wal1on, el intelectual revolucionario está seguro de sobrevivir un poco. La expresión era demasiado modesta, como siempre. Wallon está para siempre entre nosotros. Porque su obra y su existencia fueron tanto la una como la otra dirigidas hacia el futuro. Por más lejos que nos remontemos en el curso de su vida, se nos ofrece el espectáculo de un hombre que confiaba en el futuro, Wallon nació en una familia de la burguesía republicana. Fue su abuelo, católico muy liberal, historiador de la línea de Michelet, inducido a la vida política por la lucha en favor de la abolición de la esclaExtractos de Le Plan Langevin-Wallon de Réforme de l'Enseígnement, PaPUF 1964, pp. 256-269 (Hommage a Henri Wallon, Colloque du GFEN).

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vitud, diputado de Guadalupe, más tarde del Norte, adversario de la ley Falloux, dimitido de la Asamblea Nacional por solidaridad con la Montagne a quien se había excluido (fue su abuelo quien adopt6 la famosa «enmienda Wal1on», introduciendo la palabra y la noción de República, en la Constitución de 1875). Wallon respiró, pues, de bien joven los aires del progreso. Siendo un niño de seis años fue conducido por su padre, admirador de Victor Hugo, a la casa mortuoria del poeta. Para su padre, Hugo era el enemigo de los tiranos. Y leía en voz alta después de comer largas páginas de Chátiments. Wallon no debe haber olvidado jamás la imagen de estas veladas. y tampoco esta otra: la palidez de su padre, un día de elecciones, saliendo victorioso frente al general ambicioso, al aspirante al poder personal, Boulanger. En su juventud, Wallon va a la Escuela Normal, a partir de 1899, es alumno del gran moralista Rauh, simpatizante con el socialismo, y con la enseñanza de que no existen valores a priori, sino que el hombre crea sus modelos en la acción. Wallon agregado de filosofía, no tendrá jamás ninguna inclinación hacia la especulación metafísica. Una vez adquirida la ciencia y la práctica del médico, después de haber obtenido en 1908 un doctorado sobre patología nerviosa, él se convertirá en psicólogo. Defenderá la psicología contra dos tentaciones contradictorias: la de un espiritualismo que se contenta con la falsa riqueza de la intuición, la de un mecanicismo también ruinoso que cree poder reducir la actividad consciente a procesos biológicos cuya vida mental no será más que un epifen6meno. También, en las ciencias de la educación, liberará a los espíritus de la trampa de una pedagogía idílica y espontaneista, la cual ve en el niño un perpetuo milagro que se desarrolla sin trabas ni contradicciones, y del viejo yugo de los prejuicios escolásticos, que dispensan al maestro de la reflexión sobre la actividad propia del niño, de reconocer sus necesidades y su dinamismo. Henri Wallon superó al mismo tiempo la concepción espiritualista y la concepción mecánica de la conciencia. Se pronunció en favor de una concepción dialéctica, esta opinión era por aquel entonces extremadamente inusitada en el campo de la ciencia. Era una posición única dentro de la psicología francesa. Mientras, Wallon es soldado en Rouen, durante el tiempo del caso Dreyfus. Cada domingo su padre le recoge en la estación. ¿Qué ocurre con el caso Dreyfus? Henri Wallon se informa con pasión de los últimos episodios. Su causa es la de Zola. Más allá de la lucha

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por la suerte de un inocente, el gran debate concierne a la libertad del pueblo y a su honor en la justicia, los derechos de una nación que se enfrentan a la reacción militarista y clerical. Wal10n pertenece a la generación a la cual el caso Dreyfus marcó con una huella imborrable. La primera guerra mundial se acerca. En el nacimiento de una fase imperialista de la historia florecen los sofismas de un nacionalismo patriotero. Pero Wallon reconoce la luz de la verdad. Ocupa su lugar en el partido socialista, con sus jóvenes cámaras intelectuales -Marcel Cahen, principalmente-, aplaude a Iaures en los grandes mítines populares en los que después tanto le gustará encontrarse. Defiende, con peligro de su vida, a los legendarios soldados del 17.e. Al finalizar la guerra, durante la cual él trabaja como médico de batallón, se pronuncia en favor de la Revolución de Octubre y de la Tercera Internacional. Diría más tarde: Éramos muy favorables y estábamos llenos de curiosidad hacia esta revolución. Seguíamos apasionadamente los acontecimientos. La adhesión a la Tercera Internacional la considerábamos casi como un triunfo personal, sin ser del partido. A Wal1on, lo recuerdo, le gustaba mucho rememorar su primer viaje a Moscú, que hizo en 1931 para tomar parte en un congreso de psicotécnicos. Su más sobresaliente impresión fue la confianza del pueblo soviético en la obra comenzada y en su futuro. El Círculo de la Rusia nueva, que acababa de constituirse con el fin de estudiar objetivamente la Unión Soviética, llamó a Wallon y a sus colegas Piéron y Laugier que habían tomado parte en el viaje. Georges Politzer y Jacques Solomon participaron también en el trabajo, cuyos animadores eran Francis Jourdain y Madame Duchéne. Aquí se desarrolló una iniciativa fecunda entre todos: la de un círculo de estudios científicos, donde especialistas de diversas disciplinas confrontarían sus investigaciones. Mediante coloquios restringidos en conferencias públicas, el Círculo pronto conquistó la audiencia que merecía.

Presidente de la Comisión científica del Círculo, Wallon lanza en junio de 1933 un importe «Cuestionario sobre las relaciones entre la ciencia y la sociedad», el cual provocó una discusión de gran riqueza. La conclusión de la discusión fue que la sociedad francesa no era neutral, sino que sostenía, «ignorándolo y sin estar de acuerdo», todo tipo de coacciones: programas de examen o de concurso, intervenciones económicas o militares, supervivencias ideológicas, tutelas oficiales. El mismo año, nuestro amigo, organiza las primeras conferencias que

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fueron publicadas en dos volúmenes, en 1935 y 1937 con el título: «A la luz del marxismo», A Wallon se le encargó el prefacio a la obra. Estos dos volúmenes, podemos afirmar que tuvieron un papel de gran importancia en la historia de las ideas en Francia. Su publicación fue un gran acontecimiento. La reflexión de Wallon, psicólogo, educador y filósofo, ya no cesó de profundizar en el materialismo dialéctico. Hasta la guerra nuestro camarada continuó su trabajo de elaboración de la tarea. Era asiduo en las reuniones del Grupo de Estudios materialistas, que en la biblioteca de Langevin en la Escuela de Física y Química, reunía a una pléyade de científicos y universitarios, muchos de los cuales, como el Prof. Lahy, han desaparecido. Allí se hacía un trabajo apasionado, animado y profundamente placentero de la asimilación del marxismo.

mayor que éste. Racionalista de cepa y de formación no concebía que la razón pudiera existir fuera de la escuela de las realidades. La razón no puede aclarar la vida si no marcha con la vida y comprende su lenguaje. Wallon pensaba junto a Marx que la ciencia y la vida crecen bajo un solo y mismo árbol. Práctica y teoría deben unirse para ser fecundas, y no fue por una coincidencia fortuita, sino por una coherencia lógica, que durante el año 1942, Wallon se adhirió al partido comunista francés entonces ilegal y publicó el libro que tal vez sea el más bello de todos los suyos, Del acto al pensamiento, tan sutilmente impregnado de inspiración marxista, que el enemigo, de momento, se confundió y 10 exhibió en sus librerías. La adhesión al partido comunista fue el término de una larga evolución. «Si me adhiero al partido comunista», escribió nuestro amigo, «es pbrque es el único cuya política no ha decepcionado jamás mis aspiraciones económicas, porque he reconocido su clarividencia patriótica, en particular durante los años que precedieron a la guerra (no intervención en España, Munich). Porque ha hecho del materialismo dialéctico su método de acción y porque habiendo estudiado el marxismo para comprender mejor la revolución bolchevique, he constatado su fecundidad en el dominio de mis propios estudios. Porque ha sido el primero en llamar a los franceses de Francia a la lucha contra el invasor. Sentí que mi lugar estaba dentro del partido comunista y no a su lado, cuando algunos de sus miembros entre los que yo estaba durante la Resistencia fueron fu-

En los años anteriores al 1939, Henri Wallon hizo su aporte de gran valor al trabajo de las organizaciones que luchaban contra la guerra y el fascismo. Se ocupaba con gran celo de la Universidad Obrera de París, la cual le festejó en abril de 1937. Militaba en el Comité de Vigilancia de los intelectuales antifascistas. [Con qué energía combatía a los muniqueses que desarmaban la conciencia nacional frente al Hitler agresor! España levantada contra Franco era, según los términos de Wal1on, «el escudo de la libertad mundial», el último dique en pie contra «el fascismo retrógrado y bárbaro». En el Comité Ejecutivo de la Internacional de Trabajadores de la Enseñanza, del cual era miembro, desplegó una gran actividad para ayudar a la sección española de la Internacional, a los heroicos enseñantes de la república mártir. El 23 de octubre de 1936 en Radio Madrid y el 1.0 de enero de 1938 en Barcelona hizo una llamada de ayuda, de solidaridad con el pueblo en lucha. Es así cómo asociaba la actividad al estudio teórico. Muy a menudo, le habíamos escuchado decir que, para un investigador como él deseoso de utílízar su pensamiento en base a los hechos, de las realidades en lugar de ofrecerlo a las utopías o a las abstracciones, el movimiento concreto de la Humanidad en marcha hacia nuevos horizontes había tomado la forma de una irresistible verdad científica. Hoy en día, todavía encontramos intelectuales completamente honestos que dividen al hombre en dos partes: la parte del espíritu. que ellos reivindican, y la parte de la acción, que dejan a los demás, convencidos de que ésta genera por principio la búsqueda del verdadero estado, impuro y corruptor. Para Wallon, como para Langevin, no había error

sllados.»

No citamos estas líneas para enaltecer la memoria de un muerto ilustre del partido, sino porque deseamos dibujar un retrato fiel de Wallon; es preciso, para ello, tener en cuenta la dimensión política, el aspecto militante de una vida. Hoy agrupamos en el mismo homenaje respetuoso y fiel al socialista Paul Rivet y al comunista Henri Wallon, al socialista Perrin y al comunista Paul Langevin. Y no nos olvidamos del radical lean Zay.

Pronto, Wallon daría toda su talla, tomando la dirección del Frente Nacional Universitario contra el invasor y contra Vichy. En noviembre de 1940 salió el periódico clandestino L'Université libre, bajo la iniciativa de Georges Politzer, Iacques Saloman y Iacques Decour. Pronto aparecerían L'Ecole küque, órgano de los institutos, y La Pensée libre. Henri Wallon seguía todo este trabajo. Cuando el Frente Nacional Universitario se constituyó, tomando

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como órgano de expresión a L'Université libre, nuestro amigo asumió, alIado de Ioliot y de otros cuatro profesores, la carga de representar a la enseñanza superior en el Comité director de este organismo. El comité se reunía regularmente ya en la Facultad de Ciencias, ya en el Museum, o bien en un apartamento privado. Henri wallon era Hubert en la clandestinidad y [oliot se llamaba Adrien. Ninguna fatiga, ningún peligro asustaba a Henri Wallon; no obstante la vigilancia cercana a que le tenía sometido Vichy, después de haberle suspendido de su trabajo en el Colegio de Francia en 1941, viajaba peligrosamente por la provincia para desarrollar el Frente Nacional.

el glorioso periódico que, de Saloman a Cavailles, de Politzer a Marc Bloch, de André Pican a Decour y a tantos otros, había suscitado los héroes y los mártires de la Universidad, caídos por la causa indivisible de la cultura y de Francia. La simpatía y el entusiasmo del personal enseñante que apoyaba a nuestro amigo le guiaban. El miércoles 30 de agosto en el patio del Ministerio, cerca de 1.500 enseñantes que acudieron de todo París aclamaron a Henri Wallon en el curso de una manifestación inolvidable. A principios de setiembre, nuestro amigo no tuvo más remedio que ceder su puesto al ministro nombrado por De Gaulle, René Capitant. Muchísimas esperanzas se desvanecieron...

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El Consejo Nacional de la Resistencia había designado a Henri Wallon para que ocupara durante la liberación el puesto de Secretario General del Ministerio de Educación Nacional. Fue en la mañana del 20 de agosto de 1944, en plena batalla de París, y entre los miembros de su gabinete, dirigido por René Maublanc, que hizo su entrada por la calle Grenelle camino de los edificios ocupados por los representantes del Frente Nacional de Enseñantes y Estudiantes, apoyados por la milicia de los agentes de los liceos parisinos. Se izó la bandera tricolor bajo la protección de las F.F.!. Henri Wallon ocupó el lugar del fascista Abel Bonnard, el hombre que les había reprochado a los franceses el tener demasiado espíritu crítico y que había propuesto sacar a Descartes por la ventana. Durante quince días, un trabajo aplastante mantuvo a Henri Wallon, mañana y tarde, en su despacho ministerial. Su infatigable capacidad de trabajo, su simplicidad, la lucidez de sus convicciones democráticas alcanzaban a todos aquellos que se le acercaron en estos días de renovación. Iniciaba contactos con todos los grupos de la Resistencia, limpiaba le Universidad de traidores, devolvía la vida y la confianza a este gran cuerpo del Estado golpeado duramente por el fascismo durante cuatro años. Una de las primeras gestiones de Wallon fue la de ponerse en contacto con los dirigentes del Sindicato Nacional de Maestros que acababa de salir de la clandestinidad. Se encontraban aHí principalmente Seneze, Delanoue, Bonissel. Sin ninguna dificultad, el acuerdo se hizo sobre las grandes medidas de renovación que Wallon había meditado tan largamente. «¡En pie la Universidad!». Bste es el encabezamiento delllamamiento lanzado por estas fechas por Henri Wallon en L'Université libre,

El mismo Henri Wallon ha escrito que el esfuerzo para extender más ampliamente la instrucción ha estado siempre unido al movimiento democrático. En aquella época, participaba más que nunca en este movimiento. Fue diputado de la Cámara Constituyente. Se dedicaba escrupulosamente a su trabajo parlamentario...

No ha sido una casualidad que la Comisión ministerial de reforma de la enseñanza, que estableció el proyecto renovador siempre actual y siempre inaplicado, fuera presidida sucesivamente por dos grandes demócratas, por dos héroes de la lucha contra el fascismo, por dos adeptos de este programa del Consejo Nacional de la Resistencia que había proclamado el derecho de niños y adultos por igual ante la instrucción y la cultura. Recordémoslo, en el programa que se aprobó el 15 de marzo de 1944 por el Consejo Nacional de la Resistencia, se evocaba la posibilidad efectiva, para los niños franceses, de acceder a la cultura más desarrollada y de beneficiarse de la instrucción sea cual fuere la situación financiera de sus padres, a fin de que las funciones más altas sean realmente accesibles a todos aquellos con las capacidades requeridas para ejercerlas y promover asi una élite verdadera, no de nacimiento sino de mérito, y constantemente renovada por las aportaciones populares. Decía Wallon encolerizado: En 1947 le envié el texto al ministro de Educación Nacional. Lo ha metido en un cajón, y no hemos oído hablar de él.

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Cuando la Unión Francesa Universitaria reeditó en 1960 el plan reforma de 1947, Henri Wallon expresó severamente, en el prólogo, las intenciones reaccionarias del gaullismo. Escribía: A algunos les parecerá que la divulgación amplia de la cultura está llena de riesgos sociales y económicos y que a menudo la finalidad asignada a la enseñanza parecería ser la de seleccionar más que la de instruir... La solución que se ha buscado ha sido la de enseñanzas cortas, enseñanzas reducidas a los rudimentos indispensables. ¿Pero la finalidad perseguida hipócrítamente no es precisamente este maltusianismo intelectual propio de aquellos regímenes que se basan en la competición, la competencia, el beneficio y la explotación de los unos por los otros?

cialrnente vivo al utilizar la dialéctica en sus investigaciones concretas, al fundar todo su trabajo sobre el estudio minucioso de los hechos reales, sobre el desprendimiento de la dialéctica inmanente a los hechos objetivos. Acentuar la importancia del medio y de la actividad en el desarrollo del niño era hacer una obra profundamente marxista. El abrir desde 1921 un consultorio médico-pedagógico en un barrio obrero, en BoulogneBillancourt, representaba un cambio significativo. Wallon ha combatido tanto el espiritualismo como el exlstencíalísmo, al que reprochaba por hacer de los fenómenos vividos el absoluto de la existencia. No era menos severo con relación al viejo positivismo, que quiere limitarse al registro de las relaciones de coincidencia o COnsecuencia y rechaza como metafísica los problemas sobre la naturaleza de las cosas. Wallon planteaba y resolvía estos problemas sobre la naturaleza de las cosas a partir del espíritu del materialismo dialéctico. En el marxismo, no separaba jamás el método, es decir la dialéctica, del sistema, es decir de la teoría materialista. Su objetivo fue organizar la resistencia contra las doctrinas de la decadencia, cuyas afinidades con un régimen social que se bambolea sobre su base y que duda del mañana veía claramente. Su convicción fue que el espíritu humano tiene el poder de alcanzar las verdades que responden a la realidad de las cosas. Ha opuesto victoriosamente la razón al agnosticismo. Ya no concebimos la ciencia como un simple espectáculo del universo. Consideramos que la ciencia es antes que cualquier tipo de acción, que se demuestra a sí mísma, que demuestra su efícacía con el poder que tiene para transformar las cosas, para transformar el medio. Con este tipo de ideas, Wallon se ha situado en medio de la lucha del pasado contra el futuro, de lo antiguo contra 10 de las fuerzas ascendentes contra las fuerzas del viejo mundo dejado atrás por la vida. Ha sido un innovador en la ciencia y en la práctica, en toda la extensión de la palabra. Lo que más ha preocupado a Henri Wallon toda la vida, ha sido el humanismo real. El humanismo real era para él, la dominación por el hombre de las fuerzas ciegas y espontáneas, las fuerzas de la naturaleza y las fuerzas de la sociedad. Consistía en el establecimiento de relaciones sociales basadas en el respeto al hombre y en la emancipación del hombre dentro de los Estados, y en el plano internacional, en la paz entre los hombres. Henri Wallon estaba persuadido de que no puede haber libertad para la persona, donde haya millones de hombres expIo-

Henri Wallon invita con un mismo vigor a luchar por la paz, el desarme, la igualdad y la independencia de los pueblos. En su calidad de presidente de la Federación Internacional de Sindicatos de la Enseñanza, ha multiplicado los artículos, las declaraciones, los llamamientos para movilizar a la opinión mundial contra la guerra fría, para pedir la prohibición de las armas atómicas y la detención de las explosiones experimentales, para sostener la lucha emancipadora de los pueblos coloniales. Lo admirable es que una obra científica de tanta amplitud haya sido combinada con una actividad práctica tan intensa. Wallon quedará como un modelo de la unión del saber y la acción, de la ciencia y la conducta moral. Al atardecer de su vida, en el número 100 de La Pensée, él mismo resumía la significación de su obra teórica como una contraofensiva racionalista de cara al denigramiento sistemático de los métodos y resultados de la ciencia a principios de siglo, en la época en que el imperialismo se afirmaba como reacción en todos los frentes, no solamente en el campo politico sino en el campo de las ideas. Bergson fue la expresión más neta de estas tendencias en la filosofía, proclamando la quiebra de la psicología científica, preconizando la vuelta a la psicología espiritualista, servidora de la teología. Al recuperar la psicología la gran tradición materialista del genio nacional, la de los médicos que seguían a Descartes, los Le Roy y los La Mettrie, más cerca de nosotros, la de Ribot, Henri Wallon ha sabido escapar a la estrechez mecanicista de sus predecesores. Si su obra es un renacimiento de la psicología materialista, ha sido porque ha contribuido a la formación de una psicología nueva, inspirada en el materialismo dialéctico. Y Henri Wallon demostraba que este materialismo estaba esen-



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tados, donde haya aplastamiento de su dignidad y de sus derechos, anulación de la individualidad por un régimen, que pretende exaltar Iarisaicamente.

La obra de Wallon recuerda que el humanismo no puede reducirse al elemento espiritual aislado y abstracto. La cuestión del humanismo es una cuestión práctica. una cuestión de la historia de este tiempo. Aquellos, escribía, que llevan en ellos el porvenir del mundo, son los que ponen sus esperanzas en los vastos progresos de las sociedades liberadas finalmente de toda explotaci6n y de toda tiranía. Walion aspiraba apasionadamente a la unión de todos los adversarios de la opresión. de todos aquellos que desean que el mañana sea más feliz para toda la humanidad. Henri WaIlon dijo un día que el que enseña ha de ser un vigía, atento continuamente al porvenir de la juventud. Admiramos el ejemplo que ha dado y honramos su memoria, porque ha sido él mismo, un vigía apasionadamente atento al porvenir de la humanidad. un iluminador del progreso, un creador del porvenir. Fue como el Galileo de Bertolt Brecht que, en medio de su tormentas. pregunta: ¿Podemos rechazar a la muchedumbre y seguir siendo sabios? El verdadero sabio no rechaza a la muchedumbre, es decir al pueblo, ya que es únicamente al servicio del pueblo que su trabajo tiene un sentido.

HENRI WALLON y LA CREACiÓN DE aRENOUVEAU. por Claude FRANCOIS-UNGER ex-directora, Fundadora de Renouveau.

No se puede comprender la historia de Renouveau 1. ni el papel representado por Henri Wallon dentro de la evolución de esta comunidad, a no ser que se la haga comenzar el L" de junio de 1945. que es cuando las deportaciones se hacen masivas e incluyen incluso a los niños. Los resistentes deciden entonces hacerse cargo de estos niños que acaban de perder a sus familias y les buscan escondites y lugares de acogida provisionales. ¿Volverán los padres? No se sabe todavía y no parece que corra prisa. Un centenar de niños y niñas de todas las edades se han podid? salvar de este modo. Termina la ocupación. Francia conmemora la LIberación, después de la victoria, pero para los niños, 1945 es el final de una esperanza: los padres no volverán. Debido a estas condiciones, el grupo de resistentes que inició la operación de salvame~~o. descu~re ~ue su tarea no es solamente humanitaria. Una responsabilidad habla Sido tomada. Había que asumirla. Wallon, un gran resistente también, acepta consagrar una parte de su precioso tiempo -prepara entonces, con Langevin, el plan que lleva sus nombres- a una empresa. de la que ~ali­ bra, sin embargo, las dificultades, igual que hacíamos nosotros. La clientela que se reunió de esta manera, en Montmorency, contra su voluntad. y que estaba allí porque había perdido todo. estaba dispuesta a hacer fracasar cualquier tipo de experiencia pedagógica. Grandes y pequeños, de diferente manera, habían sido marcados profundamente por la guerra y los adultos que lo intentaban no habían trabajado jamás con huérfanos de este tipo. La situación era inédita: los resultados eran la hostilidad. el miedo, la desconfianza, la neurastenia. Para la mayoría de ellos, esta casa, que hubiera tenido que ser acogedora. era un territorio enemigo. Esta fue la primera comprobación que hicimos con Wallon, en nues(1) Institución fundada por Claude Francois-Unger y en la que tuvo una destacada colaboración Henri Wallon, tal como se explica en el presente capitulo.

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tras discusiones semanales, en su domicilio del INOP, caIle Gay-Lussac. Los pequeños son pasivos, asustados, los adolescentes rebeldes. Renovación aceptaba, al tomar la responsabilidad de educarlos, al menos momentáneamente, ser el responsable de las desgracias y dificultades del presente. Nada más llegar, nuestros «clientes» se organizaron de forma que no los «engañaran». Formaban grupos, hacían frente. Si alguno hablaba, era el portavoz del grupo. Obraban y reaccionaban como obreros revolucionarios, muy duros ante el patrón explotador. A sus ojos, el administrador era, o uno que les hacía pasar hambre, o un ladrón; se pensaba que los administradores «se llenaban los bolsillos», los educadores tenían vocación de hacer la puñete. Hay que contrariarlos, pensaban los niños, en todos los puntos; todos habían de contrariarlos, porque si no no ganarían. Supongamos que un educador quisiera que se mantuvieran abiertas las ventanas, toda la noche; lo más importante era cerrarlas herméticamente. Cualquier cosa servía de pretexto para cuestionar la autoridad de los adultos, para rechazar su solicitud. Este sistema de vejación deliberada no les impedía quejarse. El provocador pensaba, sin ninguna malicia, que estaba siendo constantemente provocado. Después de algunas semanas, este fracaso continuo movió al equipo educativo a comprobar y revisar incluso los principios orientativos definidos con Wallon. Este, al que mantenemos informado, no solamente de la marcha del centro sino de los incidentes más significativos de la vida cotidiana, vuelve con el coraje intelectual que le caracteriza, a su primera clase. Habíamos pensado, con él, que había que recrear, dentro de lo posible, y a pesar de las dificultades materiales, un cuadro que se pareciera al cuadro familiar, y que había que hacer todo lo posible para que estas personalidades asesinadas se pudieran divertir alegremente. Pero, esta armonía preestablecida no agradó a los niños. Por supuesto, consideraban que después de la desgracia sufrida, se lo merecían todo, pero no aceptaban nada que fuera ofrecido con tanta solicitud. Fue así, como descubrimos, bajo el impulso de Henri Wallon, la reaIidad de situaciones contradictorias y la necesidad de tener en cuenta esas contradicciones. Por supuesto, que el objetivo fundamental seguía siendo, la recreación del sentimiento de seguridad indispensable, pero esta seguridad no se podía dar tan fácilmente como habíamos creído al principio. El choque de la guerra había sido demasiado violento. Entre las chicas predomina el ambiente de desgracia. Se reúnen freo cuentemente entre ellas, para hablar del pasado y llorar juntas. Los chicos son más activos. Rompen los vidrios y las puertas, reivindican sin cesar,

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roban en la reserva o en la cocina. La primera comprobación que se elaboró era, por lo tanto, inquietante: ¿Estos diferentes signos de inseguridad no iban a impedir a los niños dedicarse a una actividad, [uegc-c trabajo? En esta Reconquista, ¿cuál podría ser el papel de Renouveau? Pensamos que, en estas condiciones, no se puede pretender que unos niños, cuyo comportamiento psíquico ha sido modificado irremediablemente, vuelvan a una forma de comportamiento anterior. El medio familiar había desaparecido y la creación artificial de un ambiente de repuesto, no podía provocar el renacimiento del sentimiento de seguridad y de la necesidad de actuar. Se imponía una modificación de los fines y de los medios. Henri wallon subrayaba que no podíamos comportamos con el niño como si no hubiera perdido nunca a su familia. Los adultos, con tal de no tocar su personalidad asesinada, la asesinaban más, retardando el momento en el que estos niños, o estos adolescentes, a los que la desgracia les hacía precozmente ser responsables de ellos mismos, deberían aprender a arreglárselas solos. La inseguridad era un hecho. Había destruido el primer proyecto pedagógico. En revancha, y por su misma presencia, iba a ayudar a crear las compensaciones y sobrecompensaciones necesarias. Podemos resumir así nuestro esfuerzo colectivo de reflexión, sobre la desgracia que atacaba al grupo de niños y sobre las conductas fracasadas nacidas de esta desgracia; hay que reaccionar de prisa, antes de que la personalidad herida encuentre una solución provisional que comprometa su porvenir. Se combatía una determinada adaptación en beneficio de otra. De la misma situación, se podían sacar dos lecciones diferentes. La aportación de Wallon es una concepción de las relaciones del individuo con su medio. El mundo exterior que propone al sujeto una infinidad de acciones posibles, el psiquismo de un ser lastimado por la vida que busca entre ellas, las que podrían hacer desaparecer las causas de la desgracia. Además hay que guiar esta elección, y es la función del medio. La compensación no era otra cosa que la actividad favorable al desarrollo del sentimiento de seguridad. El choque, después de un período inicial de desconcierto, convertía a cada niño en una verdadera fábrica de energía. Era esta energía la que había que orientar hacia objetivos útiles para la colectividad provisional creada, no para los niños, sino por los niños. El trabajo sirvió pues para «tasar» los conflictos y las manifestaciones colectivas o individuales de descontento. No nos asombrábamos, por haber aprendido nuestra lección, al estar en contacto con los niños rebeldes, al ver a estos mismos rebeldes lanzarse sobre la recuperación. La mayoría habían cortado toda relación con la escuela desde hacía años. Es

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decir, que contábamos con la escuela, pero contábamos también con la conciencia que ellos tenían de su retraso, para recuperarlos. Nuestra espera no fue en vano. Casi todos los chavales encontraron en el trabajo el primer plano de entendimiento con sus «explotadores». Fue el pretexto escolar lo que hizo respirable la atmósfera de la casa. Lo único que se pedía a estos niños insoportables, era que los aguantaran en la escuela. Algunos lo hicieron mejor: se recuperaron durante el año escolar; el año siguiente, les parecía normal el haber superado a los alumnos normales. Cuando en Francia se ponía en práctica el eslogan «apretémonos los cinturones y esto irá mucho mejor», este esfuerzo de un pequeño grupo no iba contra corriente. Formaba parte del espíritu de renovación que animaba la escuela. Tradicionalistas o innovadores, los maestros se ponfan de acuerdo para realizar el esfuerzo entusiasta del proyecto escolar. Hay que considerar la influencia del medio exterior sobre el nuestro. El plan Langevin-Wallon implicaba la movilización de la energía de millares de adultos, desde enseñantes a orientadores. La suerte de Renouveau fue encontrar amigos trabajadores y fieles alrededor de la organización en el INOP y en el Liceo experimental de Montmorency, tanto en el Curso complementario local como en los establecimientos lejanos. En esta situación también, Henri Wallon se mostró eficaz, impulsando a sus colaboradores y a todos los partidarios de su plan de recuperación, a que siguieran la experiencia de Renouveau. La organización del tiempo libre jugó el mismo papel en la modificación de la personalidad de todos, en la constitución del espíritu de la casa. También hubiera podido convertirse en el pretexto de una multitud de conflictos. La casa era pobre, tenía poco que ofrecer, y los niños tenían que hacerlo todo. Esto fue lo que les gustó. Fabricaron literalmente, con sus manos, sus diversiones, desde marionetas de guiñol a trajes de teatro. El peligro estribaba en que estas actividades terminaran en ellas mismas. Pero la pobreza del centro salvó el tiempo libre. La casa no estaba, ni acogida, ni subvencionada. Los niños aceptaron ganar el dinero para mantener la casa en vida: realizaban espectáculos, estaban orgullosos de haber hecho algo. Este reconocimiento por parte del mundo exterior de su valor fue, junto con el éxito de la recuperación, su primera victoria. De este modo, los elementos rebeldes a los imperativos más elementales de la vida en sociedad, los niños capaces de hacer una escena porque la carne no estaba demasiado cocida, aparecían de cara al exterior con otro aspecto. Los incidentes no desaparecieron por completo -además por otro lado tenían su utilidad- pero de la necesidad de superarse iba a nacer simbólicamente «La [ílle étrange», ópera concebida y realizada,

desde los trajes a las canciones, por toda la colectividad. La elección del tema y su tratamiento estaban llenos de sentido: en la Edad Media, una chica vagabunda «venida de lejos» muere lapidada por la gente del pueblo, pero este crimen provoca una toma de conciencia colectiva y la ópera termina con un himno a la fraternidad. Demostrándose que podían situar su pasado en el pasado y todavía aprender una lección, estos adolescentes, sin haber llegado al término de sus dificultades, comenzaban a medir el camino recorrido. El éxito fue una gran ayuda no solamente para los niños, sino para los educadores. El riesgo tomado en 1945 había sido inmenso y afortunadamente mal percibido. Este riesgo era doble: el educador tenía enfrente de él a un grupo fuerte, porque era un grupo e individuos fuertes porque eran «casos». Si la resistencia inicial hubiera persistido, hubiera habido que cerrar la casa. Menos mal, que ayudados por el razonamiento seguro de Henrí Wallon, los educadores pudieron llegar a utilizar como auxiliares a sus adversarios. El grupo impidió a los individuos que se convirtieran en «casos». Se habían juntado adolescentes predispuestos a diferentes formas de neurosis, pero todos, en vez de animar a los otros a que cedieran se obligaron a aguantar. Siendo la desgracia igual para todos, el grupo no podía justificar la negativa del individuo a salir de apuros. El grupo, sin renunciar totalmente a la desconfianza y a sus manifestaciones, había aceptado muchas cosas: la administración de la casa con la colaboración de los niños, la recuperación, el tiempo libre -la coral, teatro, danza, deportes- implicaban una movilización permanente. Era un éxito. Sin embargo, esta concesión de cara al medio educativo iba a tener que ser pagada, y lo fue largamente. La personalidad colectiva del grupo, estaba, por así decir, dividida, por una parte, favorable, por otra hostil a los educadores. Llegados al establecimiento con su toxina --el sentimiento de inferioridad de huérfanos cuyos padres han muerto como consecuencia de un acto de sinrazón de la sociedad- la utilizaban, y ya estaba bien. Pero la utilizaban de dos maneras. A los educadores les reservaron durante mucho tiempo la compensación del progreso conseguido en otra parte. Los adultos tenían derecho a las escenas, a los insultos, las huelgas, a manifestaciones que iban desde el hurto a la enuresis. En la medida, también, que se preocupaban de habituarlos a que se comportaran como personas responsables, cada vez que surgía una dificultad, se les provocaba, al pedirles más de lo que se les hubiera pedido en cualquier familia. Los educadores hubieran podido comprar una paz relativa en el establecimiento aceptando las ideas de los niños sobre su futuro o legitimando su comportamiento en el centro, pero entonces no hubieran cum-

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TOTALIDAD Y UNIDAD DE UN HOMBRE Y DE SU OBRA

plldo con su oficio. Puesto al corriente de los acontecimientos de nuestra vida cotidiana, de una forma regular -tanto la vida pública como la vida secreta-, Henri Wallon no confiaba solamente en el tiempo, para vencer las dificultades. Nos animaba para que mantuviéramos firmemente nuestra línea directriz fundamental, es decir la influencia del medio, de un medio que era, al comenzar, la suma de los proyectos de los adultos pero que se iba convirtiendo progresivamente en el dominio de los «Renouveauriens». La transformación de un centro de educación en una comunidad activa tardó unos cuantos años. El tiempo se convirtió en aliado del medio, en la medida que es más fácil aceptar una tradición, que aceptar una innovación. Pero para que la tradición siga funcionando, no basta con celebrarla. Fue bajo el aguijón de la necesidad, como el establecimiento inventó sus mitos más útiles: la religión del trabajo, la importancia de las diversiones con espíritu creador. El impulso inicial solamente se pudo mantener con el precio de un esfuerzo continuo. Y además, este esfuerzo se exigía no solamente a los adultos, sino también a adolescentes en dificultades, cuyos problemas todavía no se habían solucionado. Las exigencias de la escuela y las de la comunidad, estimulaban las voluntades porque había continuamente apuestas que ganar, pero, como es natural, esta tensión no podía complacer a todos, ni dar uniformemente los mismos resultados. Henri Wallon creía en las virtudes del optimismo pedagógico, pero no lo consideraba un remedio milagroso. Nos había acostumbrado a aceptar que hay altos y bajos en las notas de los niños, en su entusiasmo, en la conciencia de su responsabilidad. Responsabilizarse era un asunto difícil. ¿Cuántos adultos lo conseguían? Al decir que nuestros adolescentes estaban maduros, no considerábamos que, por lo tanto, ya no tenían necesidad de apoyo, del medio que los rodeaba. Tenían más necesidad que nunca, y más todavía cuando decían que este medio ambiente no les servía para nada y que no tenían por qué rendirle cuentas. Cogerles la palabra y liberarlos de la presión del medio era la solución más fácil, que los adultos, frecuentemente cansados por las escenas, se podían ver tentados a adoptar. Pero del mismo modo que nosotros aprovechábamos, moral e intelectualmente, de las cuentas que teníamos que rendir a Wal1on, los adolescentes no tenían nada que perder, el vivir en compañía de adultos exigentes. Su voluntad se encontraba apoyada, no solamente por los estímulos, sino también por los conflictos. Muy pocos tenían la fuerza necesaria para apoyarse exclusivamente en ellos mismos. No era por lo tanto inútil el poder controlarse regularmente por medio de los demás. Ha sido precisamente porque

LA CREACIÓN DE ~