Historia sintética del arte colonial de México (1521-1821)

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.

MANUEL ROMERO DE TERREROS Kiarqués

de San Francisco

HISTORIA SmTETICA DEL ARTE COLOTllAL ^ . ^ DE MÉXICO - - (1521-1821)

PORRÚA HERMAllOS Av. República Arqonlitid ^

MÉXICO

J.

Sierra

fia PROPIEDAD LITERARIA ASEGURADA

CONFORME A LA LEY.

Imp. Manuel León Sánchez, Sucs.— Misericordia, 7.—Méx.

La Facultad de Altos Estudios de Universidad Nacional

me

la

comisionó, con

fecha 28 de septiembre de 1921, para que escribiera

un estudio sobre

el

Arte Colo-

nial de México. Redactar su historia com-

pleta está

más

allá de

mis conocimientos

y de mis fuerzas; pero admirador, como

el

que más, de las bellezas plásticas que nos legaron nuestros antepasados, he desea-

do coadyuvar a su estudio, con este

epí-

tome. ¡Ojalá que, a pesar de sus errores

y omisiones, sirva de estímulo para diar y

amar

el

putarse como

xicano

!

estu-

arte colonial, que debe re-

el

arte verdaderamente me-

Eli

la

imposibilidad

de

ilustrar

este

trabajo con todas las obras de arte que oi se

él

mencionan, he optado por hacerlo

con las menos conocidas. La mayoría de las

demás

se

encuentran en

las obras in-

dicadas en la bibliografía que se pone

al

de cada sección y que recomiendo

al

fin

lector,

para documentación y estudio de

las diversas materias.

México, agosto de Ü922.

Manuel Homero de Terreros Alarqués de San Francisco.

COLONIAL

JIRTE

El ane colonial de México es de innegable

filiación

española, pero con ciertas

y flamencas. La

influenci&s italianas

fluencia italiana,

I

nos

l]eg:ó

in-

en la arquitectura, no

directamente, sino a través del

arte r.^pañol, puesto ([ue ni los conquista-

dores y primeros pobladores, ni los misionaros (que fueron los verdaderos intro-

ductores del arte en México) (fe

r >{uel país,

procedían

sino de las provincias espa-

ñola» en donde había alcanzado su apogeo,

como

Sevilla, Toledo,

madura. En

la

pintura

Salamanca, Extresí

hubo influencia

italiana indirecta y flamenca directa, ejer

cida ésta no sólo por Pereyns 7

y Borgraf,

.

sino también por numerosos cuadros de

Martín de Vos, de ra mexicana

los

que tomó

la

pintu-

ciertos tipos invariables, so-

bre todo los de ángel y arcángel, tan fre-

cuentes

en los cuadros de asunto

reli-

gÍ0«!0

Pero como de que se guió

do

los

le

la

mano de obra

in4ia, des-

fué permitida alguna iiiciativa,

por

el

arte ancestral, interpretan-

modelos hispanos de una manera,

a veces bárbara,

mas

casi

nunca exenta

de gracia primitiva, las artes plásticas en la

Nueva España

delatan, además, esta

y presentan, por lo tantc, numerosos elementos que las diferencian cainfluencia

si

por completo de las de

la

Península.

ARQUITECTURA

I.—ORNAMENTACIÓN

En México no hay arquitectura

que

el

tructiva.

(1) del Estilo

Las modalidades que predomi-

las

la

época colonial, y que

apellida

Ituarte.

Podrían llamarse

ra h

palabra

el

como en

el

la

mente,

Renacimiento,

que se observó en-materia cons-

naron durante Asf

el

no fueron sino otras tantas

modalidades

(1)

de

puesto

dicho,

que se emplearon durante

tectónica,

que fué

propiamente

colonial

formas de ornamentación arqui-

las

virreinato,

I

estilo

el

Arquitecto

estilos

significado

mobiliario,

si

Manuel se die-

de ornamentación solapero para

fusiones conviene emplear otro término.

9

don

coloniales,

in-

evitar

con-

:

fluyeron,

como era

artes del diseño

demás

natural, en las

y de

la talla,

pueden

re-

sumirse como sigue

I.-

CARACTP]R FRANCISCANO PRI-

MITIVO.

—Apelativo

vulgarizado por

el

norteamericano Sylvester Baxter. Casas

y monasterios erigidos a raíz de quista, éstos en su

la con-

mayor parte bajo

la

dirección de frailes franciscanos y agustinos,

con poco carácter arquitectónico,

siendo la utilidad su único desiderátum.

Masas rudas, severas y sombrías, con contrafuertes y almenas morunas, ((ue les im-

parten aspecto de fortalezas mudejares. Efectivamente, muchos conventos fueron construidos en forma de fortaleza, con aspilleras

y hasta con barbacanas, en pre-

vención de posibles sublevaciones de los indígenas recién conquistados.

Cronología:

Época subsiguiente a

conquista, primera mitad del siglo 10

la

XVI.

I

SAN AGUSTÍN ACOLMAN. Fot.

De

Portada plateresca. Inspección de Monumentos Artísticos

la



Ejemplares: Existen aún muchos

edifi-

ios de esta naturaleza en México. Los

principales son las iglesias de

San Fran-

cisco en Tlaxcala, Cholula, Tepeaca, Hue-

y Cuernavaca (hoy Cate-

jotzingo, Tula

dral)

y

;

de Acolman y Yuri-

las agustinas

de Yecapixtla, fundada por Cor-

la

Iia, es. TI.— CARÁCTER xSspaña, te

PLATERESCO.

— En

plateresco vino inmediatamen-

el

después del "Estilo Isabel "(1). Al prin-

cipio fué

autores,

denominado romano, por varios

— entre otros, Diego de Sagrado

quienes creían ajustar sus preceptos a los

cánones de Vitrubio

;

pero a fines del

don Antonio Ponz

glo XV^III,

si-

lo apellidó

'plateresco" por la semejanza que encon-

(1)

M. Emile Bertaux dio

Isabel" a

la

musulmanes de

la

el

nombre de "Estilo

fusión de los elementos góticos con los

en

los

época d» Isabel

tado en México en

el

editícios la

salmantinos

que

datan

Católica. Este estilo fué adop-

moderno 11

edificio

de Correos,

tro que tenía con las obras de los plateros Arfe, Beeerril, Layiiez y demás. El

plateresco

más de

— dice

confiando

éxito de sus obras

el

po más a ;

j

—"tenía

escultural que de arquitectónico,

je fastuoso

'

Pérez Villamil,

que a

más

al tra-

las gallardías del cuer-

la caprichosa

y fantástica com-

binación de bichas, conchas, cestones de flores,

grupos de niños, genios alados, cor-

nucopias, balaustres y candelabros, que a la sencillez y majestad de las formas clásicas."

Cronología: Siglo XVI.

Ejemplares:

En México no

existe edifi-

cio plateresco en su totalidad, pero sí nu-

merosos detalles en portadas y en torres y marcos de ventanas, en iglesias y otros edificios

vo.

de carácter franciscano primiti-

Los ejemplares más notables son

las

portadas de las iglesias de Acolman y Yuriria, las

nalco,

y

ruinas del Convento de Tlalmala

Catedral y la casa de Móntela

IGLESIA DE ACAMBARO (GTO.) Plateresco

interpretado

por

indígenas.

Fot.

Hugo Brelme.

CLAUSTRO DE SAN AGUSTÍN ACOLMAN. Reminiscencias Románicas. Fot. De la Inspección de Monumentos.

ornamentación plate-

jo en Mérida. Esta

resca, en nuestro país, tuvo frecuentemente fortuitas reminiscencias

o en los claustros de

man y

románicas, co-

San Agustín Acol-

de Epazoyucan y en la arquería del

Palacio de Cortés en Cuernavaca; y no pocas góticas,

como en

circulares) de n. nas la

I

e

las

"rosas" (venta-

las iglesias

de Yecapix-

y Atotonilco, en las ojivas del claustro Actopan (Hidalgo), y en numerosas

óvedas con nervaduras.

III.— CARÁCTER

Denominación que

líERRERIANO.

se

dio en

España

— al

greco-romano de Juan de Herrera, arquitecto que llevó a cabo la obra del Palacio-

Monasterio de El Escorial, empezado por

Juan de Toledo. Es de un purismo co, frío

y

clási-

árido, totalmente opuesto a las

fantasías platerescas.

Cronología:

XVI

Segunda mitad

del

y primeros años del XVII. 13

siglo

Ejemplares: Los ejemplares más marcados de este carácter en México, los pro-

porcionan las portadas posteriores de la Catedral Metropolitana,

(la cual,

en con-

junto, puede considerarse de carácter gre-

co-romano la

y

(1),

fachada principal de

la

de Puebla.)

IV.— CARÁCTER BARROCO.— El mino

tér-

se deriva de la voz italiana barocco,

cuya etimología

lo

sacan unos de barruco,

en portugués perla irregular, otros del

si-

logismo, también irregular, llamado por los escolásticos baroco,

y otros aún, hasta

de pamicca, peluca, por de sus bucles.

Como

el

ensortijado

prosecución tradicio-

nal que era del plateresco, e influido por la arquitectura

borrominesca italiana, que

introdujo en España Herrera reció esta (1)

bien

modalidad

licenciosa,

Los segundos cuerpos de barrocos,

corresponden

al

y

las

adiciones

neoclásico.

14

las

mozo,

el

flo-

como pro-

portadas son más

superiores

del

edificio

IGLESIA DE KANTA MONICA DE GUADALAJAEA. Barroco. Fot.

De

la

In.sjjección

de

Monumentos

testa contra la excesiva rigidez y severi-

dad del herreriano. Se caracteriza por

la

exageración decorativa de los elementos arquitectónicos.

Segunda mitad

Cronología:

del

siglo

XVII y primera del XVIII. Ejemplares: Abundan las construcciones

d(;

carácter barroco en México; las

más notables

son:

el

interior de la Capilla

del Rosario en Puebla, la iglesia

i

to de Santo rior de la

Domingo en Oaxaca,

el inte-

Capilla del Santo Cristo de Tla-

Santa Mónica en Gua-

colula, la iglesia de

y en México, las iglesias de SanDomingo, la Profesa, Santa Teresa y

dalajara to

y conven-

;

San Lorenzo,

la Capilla

la

fachada de

de

la

cias

la

Merced (que

de la Concepción,

Enseñanza,

el

claustro

revela, además, influen-

tanto orientales como románicas), la

antigua Inquisición (hoy Escuela de Medicina),

los

Colegios

de San Ildefonso

(Preparatoria) y San Ignacio (las Vizcaí15

ñas),

y

la casa del

Conde de Santiago de

Calimaya,

V.— CARÁCTER CHURRIGUERESCO.

— En

el

siglo

XVIII, florecieron en Espa-

ña ciertos arquitectos que en sus construcciones exageraron todavía

\/

quebrando

rroquismo,

y

más

miembros arquitectónicos, trocando lumnas en

pilastras,

el

alterando

extremando

balos

las colos

or-

natos floridos y haciendo de la escultura parte integrante de la composición. Promi-

nentes arquitectos de aquella época eran

don José Churriguera y sus hijos Jerónimo y Nicolás, y por la onomatopeya del apellido, la

hizo fortuna

denominación churrigueresco

y desde entonces ha

sido el

blanco de críticas y censuras; pero "en él

campea

ventiva,

— dice

Caveda,

—una

rara

in-

una variedad inagotable, una ma-

nera caprichosa y sorprendente de enlazar la

ornamentación y acomodarla a

las for-

mas más peregrinas una singular armonía ;

16



que, escapando

ción por sus

llama

el análisis,

mismos

leza que detiene

la aten-

delirios; cierta suti-

y distrae

al

espectador

como fruto de imaginaciones fecundas y lozanas." Pero hay que tener presente que el

churriguera, tal

como

se entiende en

España, es menos aplicable a los propios arquitectos

las obras

de

de dicho apellido,

— en realidad de un suave barroquismo que a sus sucesores, Narciso Tomé y demás, quienes descentraron los elementos

y torturaron

los

ornamentos arquitectó-

nicos,

hasta producir masas verdadera-

mente

caóticas,

como

el

*de la Catedral de Toledo

palacio

del

"transparente" y

la

portada del

Marqués de Dos Aguas en

Valencia. El churriguera mexicano es com-

pletamente distinto. Es verdad que en se

él

encuentran las mismas características

que hemos apuntado, pero, como dice don Jesús Acevedo, al describir un altar churrigueresco,

"por debajo de 17

la

aparente-

mente loca exuberancia,

el

ojo comprue-

ba una sabia estructura integrada con elementos puros desde ta la clave del nicho."

el

basamento has-

Además,

el

gnera español empleaba, no sólo dra,

sino

también

mármoles,

churrila

pie-

jaspes

bronces en profusión, mientras que

el

y me-

xicano sacaba su mayor partido del contraste entre la chiluca labrada, y las superficies planas

de tezontle. Cuando los

muros no eran de

esta piedra, solían or-

namentarse con esgrafiados y otras labores de argamasa.

En

la

Nueva España,

ornamentación churrigueresca, tanto

la di?

fachadas como de altares, tiende a afectar* la

forma piramidal, cosa que, junto con

la profusión rillones, le

de pebeteros, obeliscos y pe-

imparte una silueta especial,

que solamente puede compararse con

el

aspecto que presentan los templos del Indostán.

Cronología: Siglo XVIII. 18

IGLESIA DE TEPOTZOTLAN. La

obra maestra del cburriguera mexicano Fot. De la Inspección de Monumentos

Ejemplares: Las grandes masas de piedra profusamente labrada, que ofrecen tan hermosos contrastes de luz y sombra,

producidos por

el sol

de México, hicieron'

de esta ornamentación la preferida del

XVIII, época de mayor actividad

siglo

arquitectónica en la Colonia. Hay, por lo

de construcciones churri-

cientos

tanto,

guerescas en

el

país.

Las principales, en

orden eclesiástico, son:

el

el

Sagrario de

México, obra de Lorenzo Rodríguez (174968), notable entre otras cosas,

porque sus

fachadas acusan de una manera bil

forma de su planta;

la

muy

la

Santísima (del mismo arquitecto)

de

la

Santa Veracruz;

la

há-

de

la iglesia ;

la

portada lateral

de San Francisco; la "Antigua Enseñan-

za"; la

la

Parroquia de Taxeo (Guerrero);

fachada de

la iglesia del

Colegio de Te-

potzotlán; la de la Valenciana juato)

;

los

(Guana-

Conventos de San Agustín,

Santa Rosa y Santa Clara en Querétaro; 19

de la iglesia de Santa Cruz de

las ruinas

las Flores civiles

cios

(Jalisco)

;

y cien más. Edifi-

también hay muchos, entre

"de

Mascaro-

ellos, la

casa llamada

nes";

de los Condes de lleras;

la

los

la

Marqueses de Jaral (hoy Hotel

los

bide)

;

una casa en

el

de

Itur-

Callejón de Allen-

de; las de las esquinas de Santa Teresa

y

el

Keloj y de

ro; y

el

Uruguay y Cinco de Febre-

antiguo palacio de los Marqueses

Guadalupe

de

en

Aguascalientes,

el

"Pensil" en Taeuba y la casa llamada de Alvarado, en Coyoacán.

VI.— CARÁCTER TALAVERESCO.

—De

la

(1)

misma manera que Ponz llamó

platerescos los edificios que por su profusa ornamentación recordaban las obras de los plateros, nosotros nos el

atrevemos a dar

dictado de talaverescos, a los edificios

coloniales que están revestidos, en todo o (1)

El arquitecto don Federico

da morisco mexicano.

20

Mariscal

lo

apelli-

parte, con azulejos, por ser generalmen-

conocida esta cerámica con

te

el

nombre

de "Talayera de Puebla."

Cronología: Dígase lo que se quiera,

el

uso de azidejos en México no es anterior

^Bla segunda mitad del siglo XVII; y ^Bsten pruebas documentales de que muenos edificios antiguos fueron revestidos con

en

ello!*

el

XVIII.

Ejemplares: Existen numerosos ejemplares de este carácter; los

son

:

iglesia

la

más notables

de San Francisco Aeate-

pec, cerca de Cliolula, la capilla "del po-

cito" en Guadalupe, la torre de Balvanera, la torre y la cúpula de la Encarnación; la Capilla del Rosario en Xochimileo,

y

palacio de los condes del Valle de

el

Orizaba, "la casa

de los azulejos," en

México y en Puebla, numerosas casas con ;

fachadas de iormas,

e

ladrillo,

tejido en distintas

incrustaciones de azulejos, en21

tre ellas, la de la esquina de la calle de

Mercaderes, frente

Ayuntamiento.

al

VII.— CARÁCTER NEOCLÁSICO O RENACIMIENTO PURO.— Así como en el siglo

XVI,

el

greco-romano herreriano

constituyó una reacción contra

de

resco,

XVI II,

ol

la

misma manera, en

el

plate-

el

siglo

neoclásico, importado de Fran-

cia e Italia

por los Borbones, fundadores

de Academias, constituyó una reacción churrigueresco y procuró aca-

contra

el

lar los

códigos de Vignola y Palladio,

Cronología:

Ultimo cuarto del siglo

XVIII y primero Ejemplares:

del

XIX.

En México

fueron princi-

pales exponentes de este carácter de ar-

quitectura don Manuel Tolsá (y no Tolsa,

como generalmente

lenciano,

se le apellida) va-

y Francisco Eduardo Tresgue-

rras, natural de Celaya.

minó

la

El primero

ter-

Catedral de México, construyendo

la esbelta linternilla

y logrando armoni-

22

i

^

i

iav

conjunto por medio de numerosas y Y es digno de no-

el

elegantes balaustradas. tarse

(j[ue

artista

fué tan feliz la intervención del

valenciano en

iglesia metropolitana,

el

exterior

de la

como desastrosa en

algunas de las capillas del interior. Construyó también

el

Colegio de Minería, las

casas de Pinillos (boy Tanacalera Mexica-

na) y del Marqués del Apartado (hoy Mi-

ambas lamentable-

nisterio de Industria),

mente reformadas, y iglesia

las

de Jesús María.

A

portadas de

la

Tresguerras se

deben, la iglesia de las Teresas en Querétaro y numerosos edificios en esa ciudad,

Guanajuato, Celaya y otras. Suele citarse

Carmen en Celaya como su obra maestra, pero, si de menor importancia como construcción, es indudablemente más correcta la fachada del palacio del Conde de Uul, que edificó en la ciudad de

la iglesia del

Guanajuato. Otros arquitectos de cultivaron

el

neo-clásico, 23

la

época

como Ignacio

;

Castera, en la iglesia de Loreto (1), José

Damián de Castro en tedral,

las torres

de

la

Ca-

y Antonio González Velázquez en

la iglesia

de San Pablo y en la antigua ba-

laustrada de la Plaza

Mayor de México.

El Hospicio de Guadalajara tiene también este carácter de arquitectura. (2)

En los

los edificios religiosos de casi todos

caracteres apuntados, la ornamenta-

ción exterior de sus portadas está forma-

—pedestales, coentablamentos—superpuestos

da por órdenes completos

lumnas y

pero en los del churriguera, las columjias

(1) to

Existe

de que

creencia

la

la

iglesia

de Lore-

fué obra de Tolsá, pero no lo fué sino de Castera,

terminada por Agustín Paz. (2)

Ejemplar único en México de arquitectura ne-

tamente francesa del siglo XVIII, es ampliación a

la

la

fachada de

antigua Casa de Moneda en

del Correo Mayor.

24

la

la

calld

'MISTERIO" DE LA CALZADA DE GUADALUPE. Monumento

barroco.

están reemplazadas por soportes de varia esíruetnra. El encuadramiento de los claros

y

el

ornato de las torres son análogos

a las portadas. lias construcciones civiles del siglo

carecen

— por

regla general

XVI

— de elementos

arquitectónicos en la composición de sus fachadas. Las jambas de puertas y venta-

nas en su parte superior, suben encuadran-

do tableros rematados por capelos de casa saliente.

En

los del

es-

barroco y churri-

guera. molduras poco salientes siguen

el

contorno de los huecos y se prolongan hacia arriba verticalnieiite hasta tocar

con

las cornisas.

La ornamentación de fuentes y otros monumentos era semejante a la de las portadas.

Como

den citarse

Agua" y

ejemplares principales puelas

fuentes del

de Chapultepec;

"Salto del

la caja

de agua

que construyó Tresguerras en San Luis Potosí; los "misterios" de la antigua cal-

zada de Guadalupe, y las bases de

las era-

ees del atrio de Catedral (obra de Tolsá.)

II.—DISPOSICIÓN. I.—EDIFICIOS RELIGIOSOS.

A.— CONVENTOS DE FRAILES. Construida la iglesia-fortaleza en to

más

alto para

dominar

traza fué casi siempre la

de oriente a poniente

mente

;

el



pun-

la población, su

misma:

el

templo

a un lado, general-

al sur, las sacristías, el claustro, la

escuela y las habitaciones para los discípulos.

El convento propiamente dicho con-

sistía

en refectorio, sala de profundis,

blioteca, dormitorios

y

la

al frente

celdas, comunica-

por medio de galerías y pasihuerta o jardín. La portería tenía

das entre llos,

y

bi-



un

pórtico, en algunos casos de

enormes proporciones, como en Cuerhava20

ca (1). Resultaba de esta disposición, que

cuando

I

nos

el

concurso de los indios a los divi-

oficios era

la iglesia, los

tan grande que no cabía en

que quedaban afuera podían

ver las ceremonias que se celebraban en dicho pórtico, desde

el

atrio, o

enorme

menterio, cercado de fuertes muros, servía, además, allí la

el

ce-

cual

para que los indios oyeran

doctrina, y se refugiara la caballería

en caso de una sublevación de los naturales.

La

de una sola nave, .con

iglesia era

ábside y coro. Las techumbres de las de carácter franciscano primitivo consistían

en bóvedas con nervaduras a gótica en

el

ábside,

la

manera

como en Acolman y

Yuriria, y alfarjes o simples viguerías, en el

cuerpo de

la iglesia,

Mayores aún en Cholula

:

la

las

Capilla

tuvo

Real,

1(1)

como en San Fran-

lo

con

que hacía sus veces su costado

abierto,

(después se'cerró) que, por su multitud de pilares, ha

sido conipariida,

por los amantes de

27

la

hipérbole,

con

:

cisco de Tlaxcala. Estos alfarjes

y vigue-

en la mayor parte de los casos, fueron

rías,

substituidos, durante

el

mismo

siglo

XVI,

por bóvedas de cañón. Algunos claustros,

como

los

de Yuriria y Santo Domingo do

Onxaca, también son de nervaduras Las iglesias la o

con crucero tienen siempre cúpu-

"media naranja." Muchas primitivas

iglesias franciscanas carecían de torres

pendían sus campanas de simples espadaña^ o campanarios pero posteriormente ;

s

construyeron torres adosadas o separadas del cuerpo de la iglesia,

como en Xoehi-

milco y Tlaxcala. Los agustinos erigieron,

en muchas de sus iglesias, torres inmensas

que parecen más bien homenajes de fortalezas: entre los ejemplares

debe mencionarse

la

más notables

de Actopan (Hidal-

go). Los carmelitas preferían casi siem-

pre campanarios, como en su convento de

San Ángel.

En

lugares en donde había tianguis, o 28

"CHAPITEL" DE HUEJOTZINGO. Bománico-plateresco. Siglo XVI. Fot.

Gómez

Orozco.

ermitas

mercado, se erigían chapiteles,

abiertas por todos lados, cu donde se de-

misa, que oían los comerciantes sin

cía

desatender sus puestos. Tales eran los de

Huejotzingo y Cuernavaca.

La traza que fué adoptada en el siglo XVI, para los monasterios en el campo o en pequeños poblados, varió poco en épocas posteriores y en las grandes ciudades.

En

ol

siglo X\^I, los

muros que limitaban

los atrios o cementerios, eran

pero en

el

XVI

1

1

almenados,

solían afectar la

forma de

arcos invertidos, entre pilastras exornadas

con

ma cotones.

B.— CONVENTOS DE MONJAS.— Como

los

conventos de monjas se construye-

ron siempre en las ciudades, su traza fué

más

sencilla

iglesia

mente

es

que

la

de los de

frailes.

La

un largo rectángulo, general-

sin crucero, pero

la cuarta parte los coros, alto

de

la

con cúpula.

Más de

longitud la ocupan

y bajo, cerrados con 29

rejas.

Frente a

na

la

puerta de entrada más cerca-

al presbiterio,

losía.

hay una tribuna con

ce-

Tienen siempre dos puertas de entra-

da en un costado, y en

muy

casos, atrios,

la

mayoría de

angostos pero tan

los lar-

gos como la iglesia, con rejas, como en Jesús María y Balvanera.

La

convento es semejante a les,

la

disposición del

de los de

frai-

pero los patios y claustros, en general,

son más amplios y hermosos.

C.—CATEDRALES.— Son como

las es-

pañolas, de tres o cinco naves, con ábside, crucero, cúpula tipos.

y bóvedas de diversos

Si son de cinco naves, las latera-

les están

cerradas para formar capillas.

nave central, y altar mayor por medio de la

El coro ocupa parte de

uno con

se

el

la

crujía (1). Tienen tres puertas al frente, (1)

Claro

está

que

nos

referimos

a

las

iglesias

que desde un principio fueron construidas para catedrales, no a Ijs

que posteriormente se adaptaron a ese

objeto, ni a las que nes,

como

la

han sufrido lamentables modificacio-

de Guadalajara y la Colegiata de Guadalupe.

30

^aos los

posteriores postei y uno en cada lado. Flan-

quean

la

fachada principal, generalmen-

dos torres.

te,

D.— IGLESIAS.— La sias

planta de las igle-

en general y de las parroquias, es en

forma de cruz latina con cúpula en

el eru-

¡ero.

II.

EDIFICIOS CIVILES

La traza de tales,

palacios, residencias, hospi-

colegios y demás, fué desde

íipio la

un prin-

de piezas, comunicadas por corre-

dores en uno o dos pisos, alrededor de uno o

más

da. di

patios, con

Los

amplio zaguán de entra-

edificios construidos

en una esqui-

tenían doble crugía en los dos frentes, y [en el ángulo, un bastión almenado para su la

t

mejor defensa. Cuando

éste

ya no fué nece-

una

pieza, a

^_ sario, ^Bra de

mirador, que aún existe en muchas

^Bcasas

coloniales,

se convirtió en

como en

la del

mane-

Mayoraz-

go de Guerrero (Ci iservatorio de Música.)

MATERIALES DE CONSTRUCCIÓN

in.

En

cuanto

construcción, en

empleó

se

la

a

de

materiales

los

franciscano primitivo,

el

piedra sin labrar, con toscos

ornatos en argamasa; en

el

plateresco y

herreriano, la piedra de sillería y la labra da,

como en España; en

el

barroco y en

A

churrigueresco, la piedra de cantería en

y en

las partes labradas

medios cos de

el

los lienzos inter-

tezontle o esgraíiados y arabes-

argamasa a

la

manera mudejar en ;

mismo, más azulejos y llamada Talavera de Puebla,

el talaveresco, lo

remates de

y

la

en el neo-clásico, la piedra labrada, con

muy un

parca ornamentación de azulejos, do

solo color o de

"medio pañuelo,"

cúpulas y torres. 32

eji

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de

México,

el

S.

do

ciudad

de

la

Contiene

des-

San Pablo, Catedral

Carmen de San Ángel, San

Agustín, Santo Domingo,

nando,

Mexicanas

S.

Francisco, S. Fer-

Francisco de Guanajuato, Guadalu-

pe, Loreto, la Merced, Santuario de Ocotlán,

33

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35

;

:

ESCULTURA

La escultura en

la

Nueva España pue-

de estudiarse I.

—En

los

elemiéntos ornamentales de

obras arquitectónicas, como estatuas, bajo-relieves II.

— En

y

talla

las

ornamental;

imágenes

destinadas

al

propiamente

di-

culto III.

—En

la estatuaria,

cha.

L—ELEMENTOS ORNAMENTALES. Por regla general, en

las

fachadas de

las iglesias coloniales, dos o cuatro esta-

tuas, en nichos en los intercolumnios o en los entrepaños, flanquean la puerta prin36

eipal en el primer piso,

coro o un

y

la

ventana del

bajo-relieve, en el segundo.

Tam-

bién suelen hallarse estatuas en los coro-

namientos. Todas estas esculturas,

si

de

cerca parecen un tanto toscas y no del to-

do acabadas, vistas a distancia, armoni zan perfectamente, en proporciones y posturas,

con

el

conjunto de tan fastuosas

portadas

En donde más

se deja ver la influencia

indígena, no sólo en la composición, sino

más aún en namental,

la ejecución, es

la cual

en muchos casos es casi

plana, sin contornos. las

en la talla or-

Buena muestra son

portadas del antiguo atrio de Coyoa-

cán.

Como

esta escultura es parte inte-

grante de la arquitectura, su cronología en México es

la

misma que

la

de dicho no-

ble arte.

A.

—Ejemplares

de carácter plateresco.

—Los más notables, en edificios religiosos, son las portadas de las iglesias de Acol37

man y

Yuriria, inspiradas en las porta-

das platerescas españolas de los Egas y

Covarrubias de

la

B.

En

;

la casa

y en construcciones

civiles,

de Montejo, en Mérida. (1)

—Ejemplares

el ba.io-relieve

de carácter barroco.



de la antigua iglesia de

San Agustín de México, hoy Biblioteca Nacional, "la figura principal, dice Revi-

que es colosal respecto de

lla,

figuras de la composición, al

las deniás

modo que

los

Cristos de las pinturas bizantinas, tiene

una expresiva y majestuosa cabeza, y la barba y mitra, así como el báculo que empuña, están finamente trabajados." Los bajo-relieves de la Catedral de México,

esculpidos en

muy de

la

blanco, son también

hermosos, así como los de las iglesias

la Profesa, la

(1)

que

mármol

Encarnación y Santo Do-

Al coutemplar esta fachada,

la

vista

parte escultórica del segundo piso es de

mano

distinta de la del primero.

38

salta

a

DETALLE DE LA IGLESIA DE LA SANTÍSIMA. Escultura ornamental churrigueresca. Fot. de la Inspección de Monumentos

En cuanto

mingo.

a la talla ornamental,

propiamente dicha, abundan ejemplares notables,

como

patio del Convento de

el

San Francisco y

de

el

la

Merced, único en

su género.

—Ejemplares de carácter churrigueresco. — En Churriguera mexicano, C.

el

gó a su colmo

lle-

la

exuberancia de

la talla

ornamental, tanto en las portadas exteriores de las iglesias,

de su interior.

que hay en los

De

los miles

el país,

más suntuosos,

rio de

como en pueden

las

México y de

los retablos

de ejemplares citarse,

como

portadas del Sagra-

las iglesias

de

la

San-

tísima y del Colegio de Tepotzotlán, así

como

la

esquina de

la

Casa de lleras y

las

cariátides de la casa de Mascarones.

D.

—Ejemplares de carácter neo-clásico.

— Los más hermosos son los ángeles, festones y guirnaldas de la Catedral de México, obra de Nicolás Girón. 39

r.—IMÁGENES DESTINADAS AL CULTO. Desde

A.

el

XVI

siglo

y

prin-

cipalmente en Michoacán, se fabricaban

Santos Cristos y otras imágenes con caua.

seca de maíz.

cos, dice el P.

del maíz,

y

le

Hablando de

los Taras-

La Rea: "Cogen sacan

modo de corazón de

el

la

caña

corazón, que es a

cañaeja, pero

más

de-

y moliéndolo se hace una pasta con un género de engrudo que ellos llaman

licado,

tatsingueni. "

sobresalió dice

En

este género de trabajos

un Luis de

la Cerda,

Mota Padilla que fué

de Matías de la Cerda,

el

de quien

''mestizo, hijo

más famoso

es-

cultor que a estos reinos pasó de la Euro-

América y fué el primer maestro de donde se ha derivado pa cuando

se pobló la

de padres a hijos

el oficio."

Ejemplares notables: El Santo Cristo llamado "El Señor de Santa Teresa," de

México y "Nuestra Señora de de Pátzcuaro. 40

la

Salud,"

SAN JUAN EVANGELISTA.— TEPOTZOTLAN. Típica

escultura

de

madera estofada,

siglo

Fot.

XVIII.

del Autor.

B.

— Las

imágenes de madera

colorí.:,

destinadas al culto, ofrecen los mismos caracteres que las estatuas arquitectóni-

más cuidada madera es

cas de piedra, pero son de

ejecución. Esta estatuaria de

de filiación netamente española,

si

biea

suavizada y dulcificada por los artistas

mexicanos: fueron sus progenitores artís ticos los

Pedros de Mena,

los

que dotaron a

los Zalcillos,

Alonso Cano, la

península

En

con imágenes únicas en el mundo. neral, las de

México son de

talla

ge-

comple-

ta,

(1) la expresión de los rostros es atina-

do,

y de mucho movimiento

las vestiduras

estofadas, es decir, pintadas de colores so-

bre bruñidos fondos dorados o plateados.

Andando hubo

el

tiempo, puede decirse que

tres escuelas

Nueva España;

la

de imagineros en

la

de Puebla, la de Mé-

xico y la de Querétaro. Floreció la pri-

(1)

Tair.bién

.se

labraron

41

"imágenes de

vestir,''

mera en

la

segunda mitad del

segunda en

la

la

siglo

XVIII,

última década del XVIII

y principios del XIX, y la tercera en el primer cuarto del XIX. Los principal--? maestros poblanos fueron don José Antonio Villegas de Cora,

don Zacarías Cora

y don José Villegas Cora

;

los

de México,

don Manuel Tolsá y don Pedro Patiñ» I\loIin(iue; y los de Querétaro, don

Ma-

riano Perusquía, y don Mariano Arce.

José Antonio Villegas de Cora procur

'^

observación del natural y se distinguió

la

por

la belleza

nes que

de los rostros de las Vírge-

labró.

Zacarías Cora tenía buenos conocimien-

y lograba excelentes fisonomías. Ejemplar notable: San Cristótos de la anatomía,

bal,

en

la iglesia

de su nombre en Puebla.

José Villegas, en general manejó bien los paños, pero en tió

algunos casos

les

impar-

exagerado movimiento. Ejemplar nota42

Santa Teresa, en

ble:

la

de su

iglesia

nombre en Puebla.

Manuel

Tolsá, escultor en toda forma,

también labró imágenes coloridas, entre otras

las

servan en

dos el

Purísimas,

que

se

con-

Palacio Arzobispal de Pue-

bla y en la iglesia de la Profesa de Méxi-

Tuvo varios

respectivamente.

co,

pulos,

entre

Patino,

otros

discí-

Perusíjuía

y

Arce.

Pedro Patino Ixtolinque. "Sus obras, dice Revilla, muestran saber,

empeño y

finura de ejecución, pero no gran origina-

lidad."

Mariano Perusquía pureza y

la

anatomía de bles

:

la

lipe, la

las formas.

Purísima, de

Ejemplares nota-

la iglesia

Virgen del Socorro, de

Agustín, y sia

sabía expresar la

ternura, y conocía bien la

el Crucifijo,

de San Fela

de San

del coro de la igle-

de Santa Clara, en Querétaro.

Mariano Arce. Su obra 43

es varonil

y

atre-

vida,

y expresa bien

el

dolor y

el

arroba-

miento. Sus paños son buenos. Ejemplares notables iglesia de

:

grupo de

el

la

Piedad en

la

Santa Clara, la Mater dolorosa,

de 'la de San Felipe y

el

San Francisco de Querétaro. III.— ESTATUARIA

Santiago en (1)

PROPIAMENTE DICHA.

A.— TOLSA Y su ESCUELA.— Don Manuel

Tolsá, el escultor

más notable que

ha habido en México, nació en Enguerra, Valencia, en 1767; estudió en la Real Aca-

demia de San Carlos de Valencia, y en 1791, pasó a México con objeto de encargarse de la clase de escultura en la recién

fundada Academia de San Carlos. También fué notable arquitecto y profesor de ese arte.

(1)

con por

Perusquía

otro el

escultor,

y

Arce

don

cual eran conocidos

mucho

tiempo

Montenegro,

motivo

trabajaron

Mariano

como "los 44

tres

Marianos."

Sus estatuas son de tamaño sá, dice Kevilla,

colosal. Tol-

"es grandioso en

las pro-

porciones, en la concepción de sus tipos,

en las posturas, en los ademanes, en los ropajes." Su obra principal es la estatua ecuestre de Carlos IV, vaciada en bronce,

en una pieza. La caduca realeza está

majestuosamente vestida a

la heroica; ci-

ñe corona de laurel, empuña la diestra

y lleva

la

el

cetro con

brida con la izquier-

da. El caballo está representado en el

mo-

el paso y es "de hermosísimas formas, de movimiento natural, gar-

mento de dar

boso y en extremo animado." (Revilla).

Esta estatua tiene notable semejanza con la

de Luis XIV, de Girardon

(1).

Para su Concepción del tabernáculo de la

Catedral de Puebla, también vaciada en

(1) to

Se hu criticado

el

caballo

como demasiado

cor-

do anca, pero se sabe que Tolsá tomó las propor-

ciones del

cuadrúpedo, de un percherón del Marqués

de Jaral de Berrio.

45

bronce, hizo

el

modelo de

la

Purísima del

Arzobispado, de que hemos hecho mérito. Tanto esta escultura como los cuatro doctores de la Iglesia Latina, (de estuco blanco) del

mismo tabernáculo, son movidas

y según

Revilla, "revelan bastante per-

sonalidad a la vez que sólido estudio de lo

antiguo."

Lo mismo puede

decirse

de las Tres

Virtudes Teologales, de piedra, que coro-

nan

el reloj

de

la

Catedral de México.

Su discípulo Patino Ixtolinque, de raza indígena, hizo las demás estatuas del tabernáculo de Puebla,

y,

Sandoval y Zaca-

rías Cora, las de las torres de la Catedral

de México, que

él

diseñó.

B.— ESCULTURA FUNERARIA.— En Nueva España, careció de importancia. El ejemplar más notable es la estatua orante de don Buenaventura de Medina Picala

zo (principios del siglo XVIII), en la iglesia

de Regina de México. 46

ESTATUA ORANTE DE MEDINA PICAZO Escultura funeraria. Fot. de la Inspección de

Monumentos.

ESCÜIiTUEA EN MAEFIL. Siglo

XVII. Fot.

del

Museo Nacional.

(\— ESCULTURA EN MARFIL.— También se esculpían imágenes pequeñas de marfil,

(^uo,

con mucha frecuencia, dela-

tan influencia china, debido a las grandes

cantidades de marfiles que, procedentes de China y Filipinas, se importaban por la vía

de Acapulco.

D.— ESCULTURA EN CERA.— En México se hacían pequeñas figuras de cera

desde

el

siglo

XVIIL En

lógico de Madrid, existe

el

Museo Arqueo-

una colección de

pequeñas esculturas de cera representando sacerdotes aztecas, hechas por Francisco García en 1777,

glo

y a principios del

XIX, José Francisco Rodríguez

si-

se

distinguió por sus excelentes retratos, en lera, do los personajes

de

la época.

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47

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Agustín F.

—Breves

apuntes sobre la an-

tigua Escuela de Pintura en México, y algo

sobre escultura. León, 1884.

48

PINTURA

Las pinturas de

los

mexicanos, anterio-

res a la Conquista, tienen indudable im-

portancia ar(|ueol(>giea y en algunos casos,

como en clia

(Jliichen Itzá,

gran interés

artís-

pero no hubo unión propiamente

tico,

entre

el

arte preliispánico

y

di-

la pintu-

ra colonial, que fué, en todo, trasunto de la

europea. Sin embargo, dice don José

Fernando Ramírez:

"No hay duda

que

su germen, aunque imperfecto y tosao, es-

taba ya sembrado y en fruto al tiempo de

y que ésta solamente le tracorrección y la mejoría de medios

la conquista,

jo la

para ejecutarla." Fué en

el

cuando empezó a desarrollarse

siglo el

XVI

arte pic-

tórico en México, la única de las colonias 49

españolas que tuvo una verdadera escuela

de pintura con sus características pro-

pias.

Introdujéronla los misioneros,

al en-

señar a los indios a copiar imágenes eu-

ropeas para

El benemérito Fray

el culto.

Pedro de Gante, con

la

probable colabora-

ción de Fray Diego Valadez, estableció, entre 1530 y 3540, un taller anexo ül con-

vento de San Francisco, en donde se en-

señaba

la pintura, entre otros artes

cios; lo

mismo hicieron

y

ofi-

otros frailes fran-

ciscanos en los principales monasterios de

su orden.

"La

España, dice

pintura fué importada de

el

doctor Lucio, en su me-

jor época, ya formada,

aun en sus proce-

dimientos materiales de ejecución.

Puede decirse que

este bello arte

en Mé-

xico se desarrolló bajo los auspicios de la escuela sevillana

y que, en términos gene-

rales,

domina en

ella la influencia italia-

na en

el

colorido y la flamenca en ciertos

detalles.

"La prenda que generalmente 50

caracteriza a la escuela toda, dice Couto,

suavidad y blandura que parece

ps la

pirada por

el

ins-

dulce ambiente que en este

país se respira."

Usaron el

los pintores coloniales el fresco,

temple,

el óleo,

y

el pastel.

Varias

ses de colores oran conocidos en

desdo la

los

cla-

México

tiempos procortosianos, y para

pintura al óleo, los mezclaban los ar-

tistas coloniales

con aceite de chía; esta

pintura la ejecutaban sobre lienzo, tabla,

lámina de cobre y lienzo pegado sobre

ta-

bla.

Poco, casi nada, queda de las pinturas primitivas y

mucho

se

ha perdido de

la

obra de los pintores del siglo XVI. El arte en

la

en

el

Nueva España rayó siglo

a

mayor

altura

XVII, principalmente en

los

grandes centros artísticos de México y Puebla. El siglo XVIII prodi^jo enorme

número de pinturas, pero de mérito rior.

Como

infe-

afirmación general, puede de51

cirse

que en

la

Nueva España

sólo se pin-

taron cuadros de asunto religioso y retratos de personajes, pero

hay que tener pre-

sente que las pinturas coloniales, que se

Academia y otros lugares, procedentes como son de los retablos de exhiben en

las

la

antiguas iglesias, fueron ejecutadas

en su mayor parte, para ser vistas a

dis-

tancia.

PRIMITIVOS.

I.—-PINTORES

Bernal Díaz del Castillo talladores

drés

y pintores

indios

cita a tres en:

Marcos

o

An-

de Aquino, Juan de la Cruz "el

Crespillo;" y don Francisco del Paso y

Troncoso asegura que Oipac por los indios)

mayor de

la

el

primero (llamado

ejecutó

el

retablo

antigua capilla de San José

de los Naturales, por los años de 1554,

ayudado de otros pintores indígenas. De las primitivas pinturas al

52

temple y

al óleo,

SAN AGUSTÍN ACOLMAN. Fot. de la



Frescos en la Iglesia. Inspección de Monumentos,

:

probablemente ninguna queda, pero

sí al-

gunos frescos. Los más notables son Cholula,

(le

los

Cuernavaca,

Tlalnepantla,

Acolman, Iluastepec (Morelos) y Epazo-

yúean (TTidalgo). Ejemplares notables jo

(It'l

do

el

claustro ba-

un fresco (1530) que representa

eolebración de la

En

convento de San Francisco de Cho-

lula, liay la

:

la

Misa, en

momento

el

Elevación, y detrás del altar están

figurados los signos de la Pasión, ejecuta-

do todo de

lo

manera más primitiva y

dentemente por mano indígena. periores en ejecución y

Muy

evi-

su-

más decorativos

son los frescos del antiguo convento de

San Agustín Acolman. Los de ejecutados en gran

representan

estilo,

Doctores

de

a

la Iglesia, la

la

romana, Iglesia,

Profetas, Papas, Cardenales y Sibilas, en

medio de arabescos del más marcado Renacimiento. Pintados sólo en tres colores rojo,

negro y amarillo; 53

el

dibujo es ex-

célente

nente y

y

el

conjunto en alto grado impo-

viril.

Los de

los claustros

son más

bien dibujos en negro sobre fondo blanco,

con ligera coloración y una que otra

aureola dorada la

;

representan escenas de

Pasión y fueron inspirados probable-

mente en tapicería

o grabados. Superiores

son los frescos de los claustros del convento de

Epazoyúcan (Hidalgo), verdaderas

pinturas murales que datan de los años

de 1540, y que, en opinión de don Federico Mariscal, quien los ha dado a conocer, per-

tenecen a la escuela castellana salmantina,

y tienen II.—LOS

cierto sabor "giottesco."

PINTORES DEL SIGLO XVL

Andrés de Concha pinto iglesia de

Oaxaca

el

adorno de

la

Santo Domingo de Yanguitlán,

(fl.

1541)

;

el

retablo de la anti-

gua Catedral de México y dos cuadros alegóricos,

"La Fama" y "La 54

Victoria,"

SAN AGUSTÍN ACOLMAN.— FRESCO EN EL CLAUSTEO. Fot.

(le

la

Inspección de Monuineutos.

para II.

el

Dice

túmulo de el P.

las Iionras

de Felipe

Burgoa que vino del Esco-

y que era "tan científico en su arte que cada imagen suya parecía idea de la

rial

naturaleza."

Francisco de

Zumaya también

pintó pa-

ra la antigua Catedral, pero no se con-

serva obra alguna suya.

Simón Pereyns, natural de Aniberes, vino en 156G con

el

virrey don Gastón de

Peralta y dos años después fué procesado

porque dijo que prefería pintar retratos que

imágenes.

Firmaba Simón Perinés.

Pinturas notables suyas son

:

S. Cristóbal

(1588) en la Catedral de México, pintura

flamenca con tendencias italianas, y la

Virgen con

el

Niño, que está sobre

el

altar

del Perd(5n, en la Catedral de México.

55

in.—APOGEO DE LA PINTURA MÉXICO. (1) Alonso

Vázquez,

sevillano.

pintor Ibarra, "introdujo trina.

' '

Asunción de

EIT

Según

muy buena

la Virgen,

en

el

doc-

Aca-

la

demia.

Juan de Rúa,

diseípulo

del

anterior,

pintó la Vida de la Virgen, del retablo de

San Francisco de Cuautinchán,

Es-

del

tado de Puebla. Baltasar de Echave,

el

viejo

(íl.

1590-

1630), natural de

Zumaya en Guipúzcoa,

vino a México en

el

glo

último cuarto del

si-

XVI

arte,

y aunque desde luego ejerció su su verdadera obra pertenece al siglo

XVII. Se hace eminentemente notable por lo

que pudiera llamarse su enciclopedismo (1)

toria

Solamente se mencionan en esta sintética los

artistas

sobresalientes.

Para una

lista

his-

com-

pleta de pintores coloniales, nos remitimos a las obras

de Lucio, Revilla y Vill&.

56

BALTASAR DE ECHAVE.— "LA POEOIUNCULA. (Academia de Bellas Artes.)

pictórico: abarca tal diversidad de tipos,

maneras y

y su interpretación

coloridos,

de los asuntos es tan variada que, a no estar firmadas de su

mano, nunca

se cree-

rían sus producciones obras todas de un

mismo en

artista.

Couto elogia su habilidad

desnudo y cree ver en alguna de sus

el

obras la filiación del valenciano Vicente Juanes, pero abundan cuadros de este fe-

cundísimo pintor que delatan marcada fluencia

italiana

con reminiscencias

infla-

mencas. La dirección que, en términos generales, dio este pintor a la escuela mexi-

cana nos.

fué la de los cincocentistas

Obras notables suyas son

tóbal,

San

italia-

Cris-

de IGOl, Oración del Huerto, de

1609, el Martirio de

1612 y

:

la

San Aproniano, de

Porciúncula. Es probablemente

obra de este pintor

el

Descendimiento, en

Tzintzuntzan, que viene atribuyéndose al Ticiano.

Luis Juárez,

(fl.

1600-1630) se aparta 57

del

idealismo de Echave y tiende a un

moderado naturalismo. Es marcado

estilo

artista de

muy

y manera, sobre todo en

el

colorido, en la disposición de los paños y

en

la

gracia que comunica a las fisonomías

de sus personajes. dros para

el

En

1021 pintó los cua-

antiguo retablo de la iglesia

de Jesús María. Obra notable suya es su

Oración del Huerto. Sebastián de Arteaga,

pintor

el

más

grande de México, fué hijo de Sebastián

López de Arteaga y de Inés de los Reyes y nació en Sevilla, en IfilO. Pasó a México y el 23 de marzo de 1043 fué nombrado notario del Santo Oficio. Pintó diez y seis retratos

de Inquisidores,

el

del Arzo-

Manzo y Zúñiga y varios cuadros de asunto religioso. La mayor parte de su

bispo

obra se ha perdido, pero acredita

como maestro en

la

que queda

su arte,

y

lo

es de

notarse que de sus pinturas no hay dos

que se parezcan. Sus principales lienzos 58

SEBASTIAN DE ABTEAGA.— SAKTO TOMAS, (Academia de San Carloi.)

LOS DESPOSORIOS.

— (SEBASTIAN

Academia de San

DE ARTEAGA.)

Carlos. México. (Prop. Reg.)

Fot. Arriag

B

O)

3 >o Qo n o o

5- '^ £•

ga

5 ci

son Los Desposorios de San José con Nues-

Tomás tocando las llaambos en la Academia. El

tra Señora y Santo

gas de Cristo,

primero no

se

del pincel de

Echave y

grandemente

diferencia

zante de vivos colores

;

es pintura italiani-

pero

el

segundo

se

aparta por completo de la pintura mexica-

na y

se

engalana con

el

soberbio claroscu-

ro español de Ribera y Zurbarán, tanto

que por muchos años el

Cristo de

en

la

se

reputó como suyo

Emaus, de Zurbarán, que hay

Academia.

José Juárez

(fl.

1642-1698), probable-

mente discípulo de Arteaga, sigue un naturalismo rez.

"Su

más marcado que

el

de Luis Juá-

toque es en lo general fuerte, bien

entendido el dibujo y su color serio y armonioso." (Revilla) Santos Justo y Pastor,

de 1653.

La Visitación de

la

Virgen a

San Francisco. Baltasar de Echave,

el

mozo, hijo del

viejo (n. 1632 m. 1682), discípulo de Ar59

teaga, revela también la influencia de José

Juárez.

A

veces copia cuadros de Rubens.

Obra notable suya de

to,

El entierro de Cris-

es

Academia.

la

IV.— DECADENCIA DEL ARTE.

Cristóbal de Villalpando

Con

e.ste

artista

(fl.

1049-1710).

empieza a decaer

la pintu-

ra en México. Fecundo, como todos los

que

lo sucedieron, pintó

gran número de

lienzos para la Sacristía de la Catedral de

México, la Catedral de Puebla, y gio de Tepotzotlán.

De

serio colorido, revela imaginación

lidad y

el

Cole-

estilo valiente y

y

faci-

soltura de pincel.

Juan Correa, contemporáneo de Villallos mismos defectos y cuali-

pando, tiene

dades. Entre sus obras principales figuran

La la

Gloria, en la Capilla de los

Catedral de Puebla, y tíO

el

Reyes de

Apocalipsis

JUAN CORREA. — LA VIRGEN DEL APOCALIPSIS. (Tepotzotlán.) Fot. Kahlo.

fiel

medio punto del coro de

la

Catedral

(n.

1676 m.

de México.

Juan Rodríguez Juárez, 1728), llamado por sus

contemporáneos

"El Apeles Mexicano," fué "original y variado, dice Revilla, elevado a veces, a

Fué

veces acertado en las agrupaciones." el

primero que siguió

la

manera de pintar

que luego se hizo general en

el

siglo

XVIII, a saber "estilo ligero y poco empastado, claroscuro débil, y colorido

al-

go brillante y poco sólido." (Lucio). Pintó mucho para la Catedral de México, Querétaro y Tepotzotlán. auto-retrato y

el

De mérito son su

del Arzobispo Lancie-

go y su San Juan de Dios. Nicolás Rodrígfuez Juárez, hermano del anterior, fué retratista de mérito.

Véase

su retrato del niño Santa Cruz, en la Aca-

demia.

Juan de Herrera, dominico, llamado por sus

contemporáneos "el divino," pintó 61

en 1698, los Santos Mártires de la Capilla

de las Keliquias de Catedral, cuadros

muy

bien acabados.

El Padre Manuel, jesuíta, pintaba, con

ambas manos, cuadros de regular mérito que en su mayor parte han perecido. Hay una Purísima suya on la Academia, graciosa y de brillante colorido,

José Ibarra

(n.

1688 m. 1756).

De mu-

cha fama en su tiempo,

este discípulo de

Correa trató de imitar

la

atmósfera de

Murillo, pero sus obras adolecen de los

tonos dulzones y relamidos de la pintura

mexicana

del siglo

Miguel Cabrera

XVIII. (n.

1695 m. 1768) oaxa-

queño, también discípulo de Correa, es

el

más famoso de la Colonia, pero de el de mayor mérito. "Exa-

pintor

ninguna manera

geró los defectos de Ibarra otros

nuevos."

enorme

;

(Revilla).

e incidió

en

Su obra fué

después de pintar numerosos y los conventos

grandes lienzos para todos

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de la Colonia, inundó las principales sias

no todo

que lleva su firma fué obra su-

lo

ya, sino que fué

por

igle-

con cuadros y retratos. Se supone que

sus

ayudado en gran escala

Fué autor de un

discípulos.

opúsculo intitulado "Maravilla America-

na," sobre

la

Virgen de Guadalupe, impre-

so en 1756.

Juan Patricio Morlete lente retratista, otros, el del rillas,

como

lo

Ruiz.

fué exce-

comprueba, entre

Virrey Marqués de las

que está en

el

Ama-

Museo.

Francisco Antonio Vallejo

(fl.

1761-

1774) pintó cuadros de grandes dimensiones,

como

los

de la Sacristía del Colegio

de San Ildefonso, que no carecen de mérito.

José Alcíbar, a pesar de haber sido discípulo de Cabrera, es de ejecución

más

vigorosa que su maestro y contemporáneos. Se distingue por la blandura y suavifi3

dad de sus cuadros. El triunfo de medio punto en

la elavería

La Academia de San

de

la

la Pe,

Catedral.

Caxlos se abrió

el

más Rey Carlos

4 de noviembre de 1781 y dos años

tarde fué confirmada por

el

Su primer Director fué

el

notable

grabador don Jerónimo Antonio

Gil. Fi-

III.

guraron en

ella

los pintores

mexicanos

de más nota y en 1786 llegaron profesores europeos, de entre los cuales descolló don

Eafael Jimeno y Planes por sus pinturas de ornato, entre otras la Asunción de la Virgen, al temple, en la Cúpula de la Catedral de México, pintura de buena compo-

y llena de airosidad. Según Couto, muerte "la de la pintura en México es sición

coetánea del establecimiento de la Acade-

mia."

V.—LA PINTURA EN PUEBLA. Diego de Borgraf

(fl.

1635) flamenco,

fué pintor de mérito, aunque "algo desla64

vazado en sus composiciones," según Revilla.

"Su

dibujo es bueno, pero su colorido,

no," dice Lucio. se

En

el

Colegio del Estado

conserva una Concepción suya y en

Cholula un Cristo atado a la columna.

El V. Pedro García Perrer

(n.

1583 m.

1660) llegó a Puebla en 1640 en compañía del Obispo Palafox, de quien era familiar.

Como

arquitecto,

colaboró

grandemente

en la obra de la Catedral y como pintor, ejecutó las pinturas del altar de los Re-

muy

yes, todas de

experta ejecución.

Fray Diego Becerra Puebla en

el

se

estableció

último tercio del siglo

en

XVII

y fué un buen pintor de la escuela sevillana. Ejecutó varios grandes lienzos para el Convento de San Francisco.

Don Miguel de Mendoza,

indio cacique,

siguió las huellas de Villalpando. la

Vida de

la

Virgen de

Suya

es

de

la

la iglesia

Luz.

Joaquín Magón, cuyo 65

estilo se

asemeja

de Alcíbar, pintó entre otros cuadros,

al

grandes lienzos para

la

Sacristía

de

la

Catedral de Puebla.

Miguel Jerónimo Zendejas 1816),

muy

pintor mediano y fecundo. es el Cristo

(n.

1724 m.

celebrado en su tiempo, fué

Su mejor obra

en oración, del Sagrario de

Puebla.

Luis Rodríguez Alconedo, notable platecultivó también con bastante pericia

ro,

la

pintura al pastel.

XTX que

A

principios del siglo

fué desterrado a España, y se dice allí

fué discípulo de Goya; sea o no

cierta esta tradición, sus tres retratos al

pastel que se conservan en la

Academia

de Puebla revelan algo del genio del gran

maestro aragonés.

VI.—LA ILUMINACIÓN Y LA MINIATURA.

A.—LA ILUMINACIÓN,

en

la

Nueva

España, fué empleada principalmente pa66

ra adornar los libros de coro de catedra-

y conventos.

les

(1)

Los más notables

iluminadores fueron los siguientes: Luis de la Vega Lagarto. Vino al llama-

do del Obispo de Puebla, don Diego de Ossorio

nar

Romano

los libros

(fl.

1578-1607), a alumi-

de coro de aquella catedral.

Firmaba con su nombre entero ciales L. L.

Su

obra, un tanto amanerada,

marcada

revela

o las ini-

Fray Juan de

influencia italiana.

Mora, agustino. Circa

la

1006.

Fray Miguel de Aguilar, agustino, minó

los libros del

en México

(fl.

ilu-

convento de su Orden

1705-1720).

Muy

notable

ejemplar es su "Oficio de Difuntos," de 1713, que se conserva en la Biblioteca

Na-

cional.

Fray José Rubio, franciscano,

circa

1758. (1) el

También hubo excelentes

celebre Gregorio López.

calígrafos, entre ellos

Andrés José Gastón y Valbuena, iluminador de la Catedral de México, circa 1770.

Fray Miguel Joaquín Vieyra y Carreen, carmelita, circa 1787.

B.— Como MINIATURAS pueden

consi-

derarse los "escudos de monja," óvalos

de perg:amino o cobre, sobre los que se

pintaba algún asunto religioso, sujetados hábito sobre

al

Los pintaban

el

pecho de

las religiosas.

los principales pintores

de

la Colonia.

Los retratos en miniatura, sobre marfil,

la

empezaron a pintarse en México en segunda mitad del

siglo

XVIII. Los más

notable miniaturistas mexicanos fueron:

José R. Castro, Gálvez y José Guerrero.

bibliografía. Anónimo.

—Explicación

de la pintura ejecutada

en la media naranja de la santa iglesia Cate«8

dral de esta ciudad, en el "Diario de Méxi-

co," 14 de agosto de 1810.

Apéndice

al

Diccionario "universal de Historia

y Geografía. México, lera,

Cabrera,

Alcíbar,

rrera,

Ibarra,

uedo,

Roilríguez

llcjo,

Lói)oz,

Correa,

Páez,

Echave, He-

Rodríguez Alco-

SAonz,

JuArez,

Agui-

Artículos:

185;1.

Torres,

Va-

Vázquez, Villalpando.

Cabrera, Miguel.

—Maravilla

Americana, y con-

junto de raras maravillas observadas con la dirección de las reglas del Arte de la Pintura

en

la

Prodigiosa Imagen de Nuestra Señora

de Guadalupe de México. México, 1756.

Cosmes, j'

I ;'

francisco

G-.

—Ibarra

y Cabrera. Los

pintores Juárez. Pintores mexicanos del siglo

XVII, en Hombres

Ilustres

Mexicanos.

Mé-

xico, 1872.

Couto, Bernardo. la

— Diálogo

sobre la Historia de

Pintura en México. México, 1872.

Qalindo y Villa, Jesús. viejo,

—Baltasar

de Echave,

el

en El Estudiante. México, septiembre

de 1915. Reseña Histórica de la Academia Nacional de Bellas Artes, antigua de

En Anales

San

Carlos.

de la Academia Nacional de Bellas

Artes de México. 1918. 69.

—La

Oonzáles Obr«gón, Luis.

Miguel

Carlos.

D.

Perdón.

En

Academia de San

Cabrera.

La Virgen

su México viejo. París

del

—México,

1900.

Herrera, Mateo.

—Sebastián

En

de Arteaga.

El

Estudiante, México, 1913.

Bobort

Lanborn, Painters.

A

H.

—Mexican

and

Painting

Brief Sketch of Painting in Méxi-

co.— New York, León, Nicoláa

1891.

—Nota acerca de una pintura exis-

tente en el antiquísimo convento de Francis-

canos en Tzintzuntzan, atribuida

al

Tioiano,

Morelia.

Ludo, Kafael.

—Reseña

histórica

ra mexicana en los siglos

de

la

Pintu-

XVII y XVIII. En

Boletín de la Sociedad Mexicana de Geografía

y Estadística, México, 1863. Mariscal,

Federico.

plástico del siglo

—Joyas XVI

ignoradas

de

arte

en México. En "Revis-

ta de Revistas," México, 1922.

Martínez del Rio, Pablo. ga.

En

el

—Sebastián

de Artea^

Boletín de la Sociedad Mexicana

de Geografía y Estadística, México, 1913. Olivares, Irlarte

Bernardo. 70

—Apuntes

artísticos

aobre la historia de la Pintura en la ciudad de Puebla. México, 1874.

Paso y Troncóse, Francisco d©L Indio Marcos y de

otros

—Noticias

pintores del

XVI. En Información que

el

del

siglo

Arzobispo

de

México Fray Alonso de Montúfar mandó practicar

con motivo de un sermón que predicó

Fray Francisco de Bustamantc, acerca de

la

devoción y culto de Nuestra Señora de Guadalupe, 2a. edición, México, 1891. Revilla, Manuel.

—El

Arte en México en la épo-

antigua y durante

ca

el

gobierno virreinal.

México, 1895; Biografía del Pintor don Pelegrín Clavé, en Biblioteca de Autores Mexica-

México, 1908;

nos,

Los cuadros encontrados

en las bodegas de la Escuela de Bellas Artes, en

el

Semanario Literario Ilustrado (El Tiem-

po), México, 1903.

Romero de la

Terreros, Manuel.

— La

iluminación y

miniatura en México, en "Arte Colonial."

México, 191G.

Riva Palacio, Vicente.

—El

virreinato.

Historia

de la Dominación Española en México, desde

1521 a 1808. T. II de México a Través de los

Siglos.

México y Barcelona. En 71

las

pá-

ginás 533-34 habla de los pintores que

flore-

XVI, y en las páginas 746-49, XVII. En la pág. 892 habla de

cieron en el siglo

de los del siglo

Miguel Cabrera. Sigüenza y Góngora, Carlos

de.

—^Triunpho

Par-

thenico que en glorias de María Santísima in-

maculadamente concebida, celebró ficia,

Ponti-

la

Imperial y Regia Academia Mexicana...

México, por Juan de Ribera IXI, DC,

LXXX,

III.

Toro, Alfonso. to,

— En

el silencio

del viejo conven-

en Revista de Revistas, México, 1919.

Toussaint y Ritter, Manuel.

— El

Arte Pictórico

en México, artículo escrito para la obra "Impresiones de la República Mexicana en glo Veinte." toria de

"Bocetos coloniales,"

e

el

si-

"His-

un cuadro." En Vida Moderna. Mé-

xico, 1915. Villa,

Agustín F.

—^Breves

apuntes sobre la an-

tigua Escuela de Pintura en México, y algo sobre Escultura, con Prólogo y notas de Al-

fonso Toro. 2a. edición ilustrada con reproducción de varias pinturas tomadas en fotografías directas. México,

MCMXIX.

QR ABADO

L—EN

LAMINA, O "EN DULCE."

El grabado en México se introdujo con la imprenta. lo se

En

los

primeros tiempos, só-

imprimían grabados en madera (y

quizá algunos en plomo), con toda aquella

ingenuidad que tiene

primeros grabadores,

—o

minas, como se les decía, nocidos.

lo primitivo.

abridores de

Los lá-

— son casi desco-

Juan Ortiz grabó una Virgen del

Rosario en 1571, y Antonio de Castro y en madera, en el siglo

Miralrío varios

XVII. En esa centuria, algunos extranjeros introdujeron bre,

entre otros

el

uso de láminas de co-

Samuel Estradamus, de

Amberes. Pero siguiéronse grabando en 73

:

madera hasta bien entrado el siglo XVIII. Abundaron los grabadores en México, pero nunca rayaron a gran altura. A fines del siglo

XVIII, mejoró

gada de

artistas tan notables

el

arte con la

como

lle-

Gil,

Fabregat y Suria. Los principales grabadores coloniales fueron

Samuel Estradamus, Francisco Silverio,

l(i04-1622.

1719-1802;

el

más

fecundo de todos. José de Nava, 1743-1807;

el

mejor gra-

bador de Puebla.

Tomás

Suria, 1778-1797.

Jerónimo Antonio Gil, 1778-1798. José Joaquín Fabregat, 1788-1807.

n.—GRABADO EN HUECO. El nombre de grabado en hueco se daba al arte

de grabar medallas.

En

México, a

partir del reinado de Felipe V, se acuñaron 74

miles de medallas para

conmemorar

las

proclamaciones de los reyes y otros festejos.

Fueron notables j^rabadores en hueco: Francisco Casanova, natural de Zaragoza,

muerto en 1778 siendo Director de

la

Casa de Moneda. Grabó varias medallas para

las

proclamaciones de Carlos

III.

Jerónimo Antonio Gil, natural de Zamora, vino a México como grabador de

la

Casa de Moneda y en 1778 fué Director de Academia de Bellas Artes. Fué "autor

la

de una extensa serie de medallas de arte excelente

;

mayoría de de

lo

las

las

de proclamaciones de

la

ciudades mexicanas son

más hermoso que tenemos en Espa-

ña." (Vives). Su buen gusto y notable concepción de dibujo lo acreditan maestro

en

el

arte del bajo-relieve. Sus mejores

trabajos (1) fueron las medallas para la (1)

Hechos en México, puesto que

la

obra que

cutó en España fué también extensa e importante.

75

eje-

Academia de San Carlos, Juras de Carlos IV, y la conmemorativa de la erección de la estatua ecuestre

de dicho monarca.

Tomás Suria fué de Moneda en 1778. F.

Gordillo

tallador de la Casa

grabó medallas para

las

juras de Fernando VII. J.

M. Guerrero

ovaladas

muy

hermosas," dice Vives, pa-

ra los Colegios de xico

hizo varias "medallas

San Ildefonso de Mé-

y Palafoxiano de Puebla y para

la

Universidad de México.

bibliografía Herrera,

Adolfo.

—Medallas

de

Proclamaciones

y Juras de los Reyes de España. Madrid. Medina, José Toribio.

—La

Imprenta en Méxi-

ción III. Los grabadores.

Tomo I. IntrtiducLa imprenta en la

Puebla de

Santiago

co, Santiago de Chile, 1912.

los

Angeles,

de

Chile,

1908, Introducción.

Romero de

Terreros,

Manuel. 76

—Los

grabadores

en México durante la época colonial. México, 1917.

Besa, Alejandro. niaciunes

de

—Estudios

Nuevo Mundo. Buenos Villa,

Agustín T.

tigua

Numismáticos. Acla-

Monarcas Católicos en

los

Aires,

—Breves

el

1895.

apuntes sobre la An-

Kscuela de Pintura en México, y algo

sobre Escultura, con Prólogo y Notas de Al-

fonso Toro.



Vives, Antonio.

2a.

edición.

—Medallas

México, 1919. de la Casa de Bor-

bón, Madrid, 1916.

El doctor don Nicolás León tiene inédita una extensa obra sobre

el

Grabado en México.

n

ARTES INDUSTRIALES

I.— orfebrería.

Los antiguos mexicanos eran excelentes orfebres

de

y lapidarios, y a

los españoles,

adelantó

el

la llegada

arte nota-

blemente, debido a la herramienta y pro-

cedimientos europeos que éstos importaron. Varias veces, durante el siglo

fué prohibido

el

XVI,

arte de la platería, bajo

diversos pretextos, hasta que se levantó

dicha prohibición, pero se exigió que la plata y

el

oro fuesen quintados.

La

ley del

oro era de 22 quilates; la de la plata, 11 dineros, 4 granos. El dinero se

componía

marco equivalía

a 8 onzas,

de 24 granos o sea

;

el

230 gramos y pequeña fracción. Pa78

;

ra pesar

el oro, el

marco

se dividía en 50

castellanos y cada castellano en 8 tomines. El quinto real consistía en íía

una peque-

corona, con o sin "columnas de Hércu-

les," y la marca de la Casa de Moneda,

en un águila y las letras Mo. (México) arabos se estarapal)an en miniatura, así

como

la

marca

del platero que hacía la

pieza, en general su apellido, entero o

abreviado.

En

1563, se ordenó que todos los pla-

teros establecieran sus tiendas en las dos

primeras calles de San Francisco, que de allí

en adelante tomaron

"Plateros." El gremio que

el r.e

nombre de for'.ftó,

mucha importancia. Los

quirió

se dividían

ad-

plateros

en grupos: batihojas y

tira-

dores eran los que hacían láminas de pla-

medio del martillo o de otro imple-

ta por

mento

;

plateros de la plata, o mazoneros,

repujaban y cincelaban, inspirándose en modelos arquitectónicos; y 79

los plateros,

en general, trabajaban también en oro,

montaban piedras y esmaltaban. lia

desaparecido la inmensa mayoría

de la orfebrería colonial

;

quedan, sin em-

bargo, algunas piezas de plata, fabricadas, la

mayor

parte, en

el siglo

XVIII.

n.—EL HIERRO FORJADO. Este arte industrial fué de filiación

legí-

tima española, puesto que los antiguos mexicanos no conocían

mismo

el

hierro. Siguió el

desarrollo que en España,

no llegó

al

si

bien

grado de perfección que en

la

Península.

Existen todavía numerosos ejemplares de rejería colonial. Los más importantes son: la de la capilla del Santo Cristo en la

Parroquia de Tlacolula;

la

de la Cate-

dral de Puebla, obra de los herreros teo de la (fines del

Ma-

Cruz y Juan de Leyva Pavón siglo XVII) los barandales de ;

80

I

la

antigua Universidad de México (hoy en

la

Merced), y la reja del coro de

gua

San Juan de

iglesia de

(hoy en

la Capilla

la

la anti-

Penitencia

del "Sanatorio

Mier

y Pesado," en Coyoacán), obra de Tolsá. En México, como en España, la rejería y dorarse.

solía pintarse

Además de

artefactos domésticos, este

arte industrial produjo hermosas espuelas

y demás arreos para

pialmente en

Amozoc

el

caballo, espe-

(Puebla.)

in.—BRONCES.

A.— CAMPANAS.— Toscas

y mal he-

chas en un principio, fueron perfeccionándose hasta fundirse excelentes campanas a fines del siglo las

XVIII

;

las principales

1792 por Salvador de la Vega potzotlán, en 1763, por

y

son

de la Catedral de México, fundidas en

las de la

del siglo

;

las

de Te-

Mateo Espinosa;

Catedral de Puebla, que datan

XVI. 81



B.—BARANDALES. colonial de bronce

La balconería

(mucha fabricada en

China) aún puede admirarse en algunos antiguos palacios; pero

el

ejemplar más

notable es la crujía y reja del coro de la

Catedral de México, fundidas en 1730, en

Macao, de tumbago y

com-

caláin, metales

puestos, según se dice, de iguales partes

de oro, plata y cobre. rarse, revela, en

marcada

Como

era de espe-

muchos de sus

influencia china.

C—EL

BRONCE DORADO.— El

ce dorado a fuego se introdujo en

a fines del siglo leros

detalles,

bron-

México

XVIII. Además de cande-

y vasos sagrados, Tolsá diseñó

los

sobrepuestos del tabernáculo de la Catedral de Puebla. Los cinceladores tables que

más

entonces hubo, fueron

:

no-

Luis

Rodríguez Alconedo, Antonio Caamaño, Joaquín Inzunza y Jerónimo Antonio

Gil.

IV.—MADERA TAIíIjADA, TARACEA, BÍUEBLES.

A.— TALLA EN MADERA.—La

talla

en madera llegó a su apogeo en los innumerables altares barrocos y churriguerescos,

I

de cedro cubierto con gruesa lámina

de oro, que hubo en la Nueva España. Puede aplicárseles

lo

que

se dijo

de las por-

tadas de piedra.

Entre de

I

la

de coro, descuellan las

Catedral de México y de la antigua

iglesia la

las sillas

de San Agustín (hoy en la Escue-

Preparatoria),

XVn. De

que

ce combinarse la rica

I

datan

del

siglo

carácter barroco, en ellas paré-

y elegante ornamen-

tación del Renacimiento con las ingenui-

dades de

En

la talla gótica.

el siglo

XVIII,

la talla

en madera

en México, como casi todas las artes menores, sufrió

muy marcada

influencia chi-

na, debido, no sólo a los modelos que ve83

nían del Celeste Imperio, sino probable-

mente también a que había

núme-

cierto

ro de chinos nos.

y filipinos entre los artesaSon notables ejemplares las puertas

del Sagrario

y

la

de la casa del Conde de

Santiago de Calimaya. Existe en México infinidad de pulpicanceles,

órganos,

confesona-

tos,

rejas,

rios

y otros muebles de iglesia, de artísen madera, que sería imposible

tica talla

enumerar.

B.— TARACEA.— El

ejemplar más no-

table de marquetería colonial es la

sille-

ría del coro de la Catedral de Puebla, he-

cha de ocho diferentes maderas con

listo-

nes de marfil y concha, formando intrin-

cadas lacerías, iguales.

de las que no hay dos

Fué obra de Pedro Muñoz

(1719-

1722).

C—MOBILIARIO.—El los

mobiliario

de

primeros pobladores de México fué sen-

cillo,

pero en

el siglo

84

XVII empezó

a ha-

cerse lujoso,

si

bien severo. Tapizábanse

las estancias principales

con damasco,

ter-

ciopelo o tapicería de Flandes. Los techos

eran de vigas de cedro con zapatas, y los pisos, de ladrillo rojo

con incrustaciones

de azulejos. Los muebles eran semejantes a los de España: escabeles, sillones fraileros, el

vargueños, bufetillos y demás.

En

siglo XVIII, se extendió la influencia

francesa; y la riqueza producida por las

bonanzas de el

las

minas

manifestó en

se

uso de marcos de pinturas y espejos,

cornucopias,

como en

la

arañas,

etc.,

de plata, así

suntuosidad de las vajillas y

servicios de mesa.

V.—CERÁMICA.

Los antiguos mexicanos fabricaban vasijas

de barro, pero no sabían vidriarlas.

Durante

el

coloniaje,

además de

la loza

suave de Gua dala jara, se produjo cerá85

mica en Guanajuato, Cuautitlán, México, Oaxaca y Puebla. La de esta ciudad, que eoa la

más

artística

puedr eongidcrarsf

en términos generales, como copia de la

famosa "Talayera de la,

motivo por

la

Reina" españo-

cual se le apellida hoy

el

en día "Talavera de Puebla." Su fabricación comenzó por los años de 1536 y se

elaboraron las piezas de mejor calidad entre 1650 y 1750. Hacíase

el

vidriado con

óxidos metálicos y los colores empleados

con más generalidad, eran

el

blanco, el

azul y el amarillo. Los principales pro-

ductos fueron vasijas y azulejos. A.

—VASIJAS. —La

las vasijas de esta loza

ornamentación de

puede dividirse en

dos escuelas: la hispano-árabe y la de

in-

fluencia china; la primera se subdivide en

dibujos de tatuaje (siglo ta (siglo XVIII)

;

XVII) y de süue-

imitaba la segunda,

la

porcelana china que en grandes cantidades llegaba a México por la vía de Acá-

puleo (siglo XVIII). Al. principio del

XIX, multiplicáronse

glo

empezó B.

I

los

colores

si-

y

la decadencia.

— AJZULEJOS. — Los

azulejos

empe-

zaron a fabricarse en la Nueva España por los años

de 1650, y de

allí

en adelante se

usaron a millares para exornar

edificios.

Su ornamentación fué análoga a la de forma cuadrada, y sus di-

las vasijas, su

I

menciones usuales de

seis

pulgadas por

lado.

VI.— TEJIDOS

Y BORDADOS.

A.— TEJIDOS—La

industria de la seda

en México tuvo principio en los años inmediatos a la Conquista y estuvo floreciente

hasta fines del siglo XVII. Se elaboraron diversas clases de telas de magnífica cali-

dad, pero la introducción de la seda china

y europea acabó por matar por completo la industria mexicana. En la segunda mitad del siglo XVIII empezaron a fabri87

carse artísticos rebozos y sarapes de lana

y algodón, principalmente en Querétaro y en

el Saltillo.

B.— BORDADOS.— El que en

el

primer maestro

arte de bordar tuvieron

turales, fué

un lego

italiano,

Daniel, y como entre

ellos

los na-

llamado fray

había maestros

tan señalados en las labores de pluma,

aprendieron facilidad.

el

nuevo arte con relativa

Los bordados coloniales fueron

muy ma época y

los españoles

semejantes a

para

los

se

de la mis-

emplearon principalmente

ornamentos de

enormes cantidades en

iglesia.

los

Se hacían

conventos de

monjas. Sufrieron también, en algunos casos, la influencia

de los bordados chinos.

bibliografía Barber,

Edwin

Atlee.

—The

Maiolica o£ México.

Philadelphia, 1908; Mexican Maiolica in the Collection of the Ilispanic Society of America,

New

York, 1915. 88

Barrio Lorenzot, Francisco deL la

—Ordenanzas

de

Ciudad de México. México, 1921.

Cabrera, Heraclio.

—Querétaro

colonial.

Don

Ig-

nacio Casas. Querétaro. 1920.

Qarcia Icazbalceta, Joaquín. xicana del siglo XVI.

La

—Bibliografía

me-

Industria de la

se-

da en México. México, 1886. Inventario de los vasos sagrados, alhajas,

etc.

esta Santa Iglesia Metropolitana de

Mé-

de

xico,

Año de

1843.

Ms. en la Biblioteca del

Museo Nacional.

Núñez Ortega, Ángel. el

i

cultivo

(le

la

— Apuntes históricos

seda en México.

sobre

Bruselas,

1883. Palacios, Enrique Juan.

—^Puebla, su

territorio

y

sus habitantes. México, 1917. Peñafíel, Antonio.

—Cerámica

Mexicana y Loza

de Talavera de Puebla. México, 1910.

Romero de

Terreros,

ManueL

—Arte Colonial. Mé-

xico, 1916;

Arte Colonial, Segunda Serie. Mé-

xico, 1918;

Arte Colonial, Tercera Serie. Mé-

xico, 1921.

89



IM

DICE

ARQUITECTURA Págs. I.

— Ornamentación.—Franciscano primitivo.—Pla— Barroco. — Churrigueresco. — Talavercsoo. — Neo-clásico o Renacimiento puro. —Disposición. — Edificios —A. teresco.

—B. Conventos Conventos de —D. — — Materiales de construcción

de monjas.

frailes.

I

C.

Catedrales.

1)

religiosos.

I.

II.

Iglesias.

II.

Edificios

ci-

26

viles

III.

32

BibUografia

33

ESCULTURA I.

—Slementos Barroco. — —Imágenes — — de

—A. Plateresco.—B. —D. destinadas —Escultores principales —A. Escuela Estatuarla, propiamente Escultura — Esculen —D. Figuras de ornamentales.

C.

Churrigueresco.

II.

III.

Tolsá.

tura

B.

marfil.

Bibliografía

al

Neo-clásico..

36

coito.

40

dictas.

funeraria.

cera

C.

44 47

pnrauBA PágJ.

—Pintores primitivos XVI —Los pintores del —Apogeo de pintura en México IV. — Decadencia del arte V.— La pintura en Puebla miniatura VI. — La iluminación y

52

Bibliografía

68

I.

siglo

II.

la

III.

la

54

56 60 64

66

GRABADO

—En lámina n. —Grabado "en o

I.

'

'en

dulce'

'

hueco" o de medallas

73

71

76

Bibliografía

ABTES INDUSTRIALES I.—Orfebrería

78

II.

—Hierro forjado —Bronces IV. — Madera

80

III.

81

tallada, taracea,

V.

—Cer&mica

VI.

—Tejidos

Bibliografía

muebles

83

86

y bordados

87

89

——

DE ILUSTRACIONES

LISTA

de

Iglesia

Yecapiztla.

—Franciscano

Acámbaro.

Iglesia de

primitivo.

Plateresco interpretado por

in-

di'iíenas.

Portada de

San Aguatin Acolman.

la iglesia de



Plate-

resco. Casi idéntica es la de Yuriria.

de Acolman.

Claustro

Reminiscencias románicas.

Iglesia

de

Santa Mónica de Guadalajara.

Iglesia

de

Tepotzotlán.



I.a

— Barroco.

obra maestra

churri-

del

giiera mexicano.

Fachada del palacio del Conde de Bul en Onauajuato.



Neoclásico.

"Misterio" de

antigua Calzada de Guadalupe.

la

— Mo-

numento barroco. Chapitel de Huejotzingo. Detalle

de

portada

la

— de

Siglo

XVI.

Acolman.

— Escultura

orna-

mental i)lateresca. Detalle de la iglesia de la Santísima Trinidad de xico.

— Escultura

Mé-

ornamental churrigueresca.

San Juan Evangelista.

—Típica

escultura

en

madera,

estofada, de la iglesia de Tepotzotlán.

Estatua orante de don Buenaventura de Medina Picazo.

— Escultura

Virgen de Frescos de

funeraria del siglo XVIII.

marfil. la

iglesia de

Acolman. Siglo XVI.

Frescos del claustro de Acolman. Siglo XVI. Baltasar de Echave, Bellas Artes.

"La

Porciúucula." Academia de

Sebastián de Arteaga, tado de Cristo."

"Los

Arteaga,

"Santo Tomás tocando

—Academia

Desposorios."

el

cos-

de Bellas Artes.

—Academia

de

Bellas

Artes.

José Juárez, cisco."

"La

Visitación de la Virgen a San Fran-

—Academia

de Bellas Artes.

Juan Correa, "La Virgen del Apocalipsis." tlán.

Escuela de Cabrera. "Hortus conclusus." sa,

—Tepotzo-

— (Santa

Ro-

Qro.)

Joaquín Fabregat. La Plaza de México.

— Grabado

en

— Obra

de

cobre.

Beja del coro de bronce.

la

Catedral

de

México.

Este libro ae ac abó

imprimir en ta

de

la

do

Impren-

ni a n n el León.

Sánchez. Sucs.. Miseri-

cordia

7. el

dia 25

de

Septiembre de 1923.

k

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1922 c.l

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